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DS. Congreso de los Diputados, Comisiones, núm. 23, de 31/05/2000
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CORTES GENERALES



DIARIO DE SESIONES DEL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS



COMISIONES



Año 2000 VII Legislatura Núm. 23



CONTROL PARLAMENTARIO DE RTVE



PRESIDENCIA DE LA EXCMA. SRA. D.a CARMEN ALBORCH BATALLER



Sesión núm. 2



celebrada el miércoles, 31 de mayo de 2000



ORDEN DEL DÍA:



Solicitud de comparecencia urgente del director general del Ente
Público Radiotelevisión española (RTVE), para explicar las líneas
generales de su gestión. Formulada por el señor Acosta Cubero, (Grupo
Parlamentario Socialista) y 13 diputados más. (Número de expediente
212/000011.) . . . (Página 238)



Comparecencia, a petición propia, del señor director general de
Radiotelevisión Española (RTVE) (González Ferrari), para informar
sobre temas de su competencia estatutaria sujetos a control
parlamentario. (Número de expediente 212/000015.) . . . (Página 238)



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Se abre la sesión a las diez de la mañana.




- SOLICITUD DE COMPARECENCIA URGENTE DEL DIRECTOR GENERAL DEL ENTE
PÚBLICO RADIOTELEVISIÓN ESPAÑOLA (RTVE), ANTE LA COMISIÓN DE CONTROL
PARLAMENTARIO DE RTVE, PARA EXPLICAR LAS LÍNEAS GENERALES DE SU
GESTIÓN. FORMULADA POR EL SEÑOR ACOSTA CUBERO, JOSÉ (GRUPO SOCIALISTA)
Y 13 DIPUTADOS MÁS. (Número de expediente 212/000011.)



- COMPARECENCIA, A PETICIÓN PROPIA, DEL SEÑOR DIRECTOR GENERAL DE
RADIOTELEVISIÓN ESPAÑOLA (RTVE) (GONZÁLEZ FERRARI), PARA INFORMAR
SOBRE TEMAS DE SU COMPETENCIA ESTATUTARIA SUJETOS A CONTROL
PARLAMENTARIO. (Número de expediente 212/000015.)



La señora PRESIDENTA: Buenos días.




Iniciamos la primera sesión de la legislatura, que tiene como motivo
la comparecencia urgente del director general del Ente Público
Radiotelevisión Española ante la Comisión de Control Parlamentario
para explicar las líneas generales de su gestión. Esta petición de
comparecencia la ha realizado el propio director general y también
representantes del Grupo Socialista.

Queremos dar, en primer lugar, la bienvenida al director general y
desearle lo mejor para esta nueva etapa. También, como asunto previo
al orden del día, se somete a la Comisión el acuerdo de delegación en
su Mesa de las facultades referidas en el punto 4 de la resolución de
la Presidencia de 14 de diciembre de 1983, que voy a leer rápidamente
a continuación.

Número 1. De conformidad con lo establecido en la resolución de la
Presidencia sobre aplicación de las normas reglamentarias en el
funcionamiento de la Comisión de Control Parlamentario sobre
Radiotelevisión Española, se delegan en la Mesa de la Comisión las
facultades a que se refiere el punto 4 de la citada resolución.

Número 2. El rechazo de solicitudes de comparecencia exigirá el
acuerdo unánime de los miembros de la Mesa, quedando avocada por la
Comisión la decisión en caso contrario. Creo que se podría proceder a
aprobar este punto por asentimiento, si les parece bien a SS.SS.

(Asentimiento.) Queda aprobado, por tanto.

Concedemos la palabra al señor director general.




El señor DIRECTOR GENERAL DEL ENTE PÚBLICO RTVE (González Ferrari):
Señora presidenta, señorías, es para mí un gran honor someterme al
control parlamentario de esta Cámara y, en concreto, de esta
Comisión. Estoy seguro de que habrá sesiones más
difíciles y otras menos complicadas, pero no les quepa duda de que el
equipo al que represento ante este Parlamento actuará siempre con
espíritu dialogante y con la mayor transparencia para alcanzar el
objetivo común: una radiotelevisión pública española al mejor
servicio de la sociedad. De igual forma, con diálogo y transparencia,
actuaremos en las relaciones con el consejo de administración de
Radiotelevisión Española, a cuyos miembros, designados por estas
Cortes Generales, brindo desde este momento mi máxima y leal
colaboración.

La Dirección General de Radiotelevisión Española, señorías, no es un
cargo político, sino un cargo público. Naturalmente, tengo la
confianza del Gobierno, pero gestiono una entidad pública que es de
todos, al servicio permanente de todos y sujeta a la crítica de
todos, porque los accionistas de Radiotelevisión Española son todos
los españoles, a los que SS.SS. representan.

Si me permiten, quiero hacer una breve referencia a lo que se ha
conseguido en Radiotelevisión Española durante los últimos cuatro
años. Permítanme que comience por Radio Nacional de España, que ha
iniciado una apuesta decidida por la digitalización, ha visto
incrementar las audiencias y, por tanto, su influencia social,
mejorando, en definitiva, su presencia en la sociedad, así como el
prestigio a todos los niveles. Televisión Española, señorías, ha
aumentado su credibilidad como medio, manteniendo asimismo un
continuado liderazgo en audiencia y aceptación, liderazgo acentuado
en sus informativos. Les recuerdo que en la anterior legislatura se
puso en marcha el canal 24 Horas, todo noticias.

Voy a estructurar esta intervención en diez puntos que a continuación
iré desarrollando, porque alrededor de los mismos va a girar la
gestión del nuevo equipo de Radiotelevisión Española y porque los
considero básicos en relación con la radiotelevisión pública que
nuestra sociedad necesita hoy.

El primer punto gira alrededor del básico principio de que
Radiotelevisión Española es de todos y para todos, no sólo para la
mayoría. Hay que recalcar que el reto hoy para la radiotelevisión
pública no es principalmente económico; nuestra cuenta de resultados
no es solamente económica. El reto de Radiotelevisión Española es el
servicio público que ha de brindar a toda la ciudadanía en la nueva
sociedad de la comunicación y del conocimiento. El reto de un
servicio público que ha de servir de referente de España para España
y de España para el mundo. El verdadero reto es brindar una
información plural, objetiva e independiente para todos. El verdadero
reto está en que como la cultura pertenece a todos, debe, en
consecuencia, estar a disposición de todos. El verdadero reto
consiste, señorías, por ejemplo, en colaborar a que los deportes
sigan siendo entretenimiento audiovisual para el conjunto de la
ciudadanía. El verdadero reto de Radiotelevisión Española se
encuentra también en retratar nuestra sociedad como realmente es hoy.

Y el verdadero reto, asimismo,



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consiste en posibilitar que todos los españoles puedan tener una
activa y real participación en los nuevos servicios y en los cambios
que nos brinda un futuro que ya es presente.

Radiotelevisión Española ha de conseguir con su actuación y sus
contenidos el equilibrio de la diversidad. Hay quien dirá que las
radiotelevisiones generalistas no públicas ya ofrecen esa diversidad.

Hay que contestar que ofrecen programas en cierta medida diversos
pero que tienden a la uniformidad, en función exclusivamente de los
gustos mayoritarios y de aquello que, en definitiva, resulte más
rentable en estrictos términos económicos. Radiotelevisión Española
ha de tener siempre presente esa diversidad. Ha de ofrecer programas
de todas las clases, de todos los géneros, con capacidad de
innovación y persiguiendo siempre la rentabilidad social, la
rentabilidad para toda la sociedad. Y ello ha de lograrlo de forma
equilibrada, es decir, no volcándose de forma exclusiva en
determinados programas, sino persiguiendo un conjunto equilibrado de
información, educación, cultura y entretenimiento, en definitiva, una
programación variada y dirigida a todos. Y cuando se dice dirigida a
todos, no se quiere pretender que Radiotelevisión Española deba
perseguir una programación que en todos sus canales, programas o
tramos horarios contente a todos, pero sí se persigue que en su
globalidad comprenda programas dirigidos a todas las edades, a todos
los niveles sociales, a todos los ámbitos geográficos y de
convivencia y a todas las sensibilidades. Porque la pluralidad,
señorías, que ha de constituir uno de los elementos definitorios de
la radiotelevisión pública estatal, queda íntimamente ligada a su
vocación de universalidad. Universalidad que ha de concretarse en que
haya programas para los que consumen más y para los que consumen
menos, para los mayores, para la gente madura, para los jóvenes y
para los más pequeños, para el mundo rural y para los que vivimos en
las ciudades, para aquellos a quienes les gusta el fútbol u otros
deportes y para los que prefieren los conciertos.

Se ha expresado en otras ocasiones una idea primordial que las
radiotelevisiones públicas siempre han tenido presente como una de
sus principales filosofías de actuación porque constituye una
diferencia esencial entre la radiotelevisión pública y la
radiotelevisión privada. Las radiotelevisiones privadas producen y
emiten programas con el objetivo de obtener las mayores audiencias,
no porque estas audiencias constituyan un fin en sí mismas, sino
porque les permite alcanzar los mayores ingresos publicitarios. Por
el contrario, las radiotelevisiones públicas se dirigen a todo tipo
de audiencias, y las mismas, evidentemente, también posibilitan
obtener publicidad, pero dicha publicidad e ingresos no se obtienen,
como en el caso de las radiotelevisiones privadas, en aras de
alcanzar el mayor beneficio económico. A las radiotelevisiones
públicas la publicidad y los ingresos comerciales les sirven para
producir y emitir un conjunto equilibrado y diverso de programas de
calidad, rentables socialmente para toda la ciudadanía.

Los retos de servicio público a los que me he referido son los que
justifican el segundo punto de mi intervención: la necesidad de una
radiotelevisión pública fuerte. Radiotelevisión Española debe
constituir un elemento esencial en la vertebración nacional. Y este
papel crucial de la radiotelevisión pública estatal adquiere mayor
fuerza en una sociedad en la que la globalización, la convergencia de
medios y la multiplicación de operadores y vías de distribución
propician una fragmentación de ofertas. Un programa audiovisual que,
en cambio, no propicia el real acceso de toda la ciudadanía a una
diversidad de contenidos de alta calidad que únicamente pueden ser
garantizados por la radiotelevisión pública.

La semana pasada, aquí mismo, en el Parlamento, el Gobierno, a través
de su ministro Portavoz ha vuelto a reiterar la necesidad de una
Radiotelevisión Española fuerte. No puede ser de otra forma,
señorías. Todos estamos de acuerdo. Es necesaria, repito una vez más,
una Radiotelevisión Española fuerte. Porque debemos tener unos
informativos con sus propias fuentes de información en todo el
Estado, así como a través de corresponsalías en el extranjero, porque
determinados géneros de programación no deben quedar reservados a
aquellos que puedan pagarlos porque todos los grupos sociales y de
edad tienen derecho a ver satisfechos sus distintos gustos
audiovisuales. Porque España necesita una fuerte presencia
audiovisual en el mundo. Porque, por ejemplo, los Juegos Olímpicos
han de poder verlos todos los españoles. Y porque la tiranía de las
audiencias no puede acabar con la calidad, la diversidad de
contenidos o los intereses de audiencias minoritarias. Por todo esto,
es necesaria una radiotelevisión pública fuerte y eficiente; que
necesita de todos sus centros y medios; que requiere de la
participación activa de todos sus magníficos profesionales y que ha
de estar a la cabeza y ser puntal en las nuevas tecnologías. Para
ello, debe contar con la financiación pública de la que, señorías,
viene careciendo.

Como tercer punto he de señalar que la Radiotelevisión Española para
el siglo XXI debe ser moderna en tecnología y en organización. En el
reto del servicio público es también decisiva la activa participación
de la radiotelevisión pública en las nuevas tecnologías. Por eso me
llenó de satisfacción que uno de los primeros actos en los que he
participado como director general de Radiotelevisión Española haya
sido la inauguración de unas jornadas sobre el impacto de las nuevas
tecnologías en la radio y en la televisión. Un seminario que se ha
organizado y se ha realizado en nuestra casa.

Radiotelevisión Española no sólo tiene que acceder, sino que debe ser
puntal en las nuevas tecnologías. Esto ha de ser referido tanto a la
radio pública, señorías, como a la televisión pública, con la plena
digitalización



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de sus producciones y emisiones; con la puesta a disposición de los
profesionales de las nuevas tecnologías y los nuevos medios técnicos
para fomentar tanto la productividad como la mayor creatividad; con
la participación y la creación de nuevos servicios y canales y, en
fin, con la plena utilización de las distintas vías de distribución y
difusión de contenidos, información y emisiones. Porque en esta nueva
sociedad de la información, la importancia de la función que le
corresponde a la radiotelevisión pública se acrecienta. El nuevo y
trascendental reto para la radiotelevisión pública es conseguir una
sociedad de la información para todos. La radiotelevisión pública no
debe ni puede atrincherarse tan sólo en ofertas generalistas, que
durante mucho tiempo seguirán siendo vitales pero que progresivamente
tendrán menor peso. La radiotelevisión pública no puede llegar a
convertirse en una suerte de salario mínimo audiovisual. Por el
contrario, la radiotelevisión pública debe ir ampliando sus ofertas
sin complejos y sin dudas, con nuevos canales y servicios, con
calidad y diversidad para todos.

Por tanto, es preciso que Radiotelevisión Española utilice al máximo
las nuevas tecnologías y los nuevos servicios. La interactividad, los
canales temáticos, Internet y, en fin, todas las posibilidades que se
van abriendo en esta nueva era digital han de ser aprovechas
plenamente por Radiotelevisión Española. Y ello, para el mejor
servicio a la sociedad, para el mejor cumplimiento de la función
global de servicio público y para que en cumplimiento de los
principios de universalidad e igualdad toda la ciudadanía tenga
posibilidades reales de acceso a los distintos contenidos y
servicios. Además, esa activa participación en las posibilidades que
brindan las nuevas tecnologías de la comunicación propicia la
diversificación de fuentes de financiación. Y en esta radiotelevisión
pública de los nuevos tiempos, señorías, se necesita una organización
más ágil y menos encorsetada. Radiotelevisión Española debe dotarse
de unos procesos organizativos y de trabajo más ágiles, ya que lo
importante -insisto- es lograr una radiotelevisión pública más
eficiente al servicio de los ciudadanos. En definitiva, una
Radiotelevisión Española, si me permiten la expresión, más habitable
para los que ya trabajamos en ella y más apetecible para los que
están fuera.

El cuarto punto viene referido a la necesidad de abrir un gran debate
nacional sobre el papel de Radiotelevisión Española en busca del más
amplio consenso para un nuevo modelo con el acuerdo, señorías, de
todos. En mi criterio, ese debate y esa propuesta de consenso
deberían ser para toda la radiotelevisión pública: para la local, la
autonómica y la estatal; y en este caso, debería plasmarse
formalmente en una reforma estatutaria o en un nuevo estatuto.

Hace más de 20 años, señorías, el 10 de enero de 1980, se aprobó una
ley que se consideró vital en el desarrollo constitucional español.

Por ello, se llegó a un
consenso trabajado y al mismo tiempo relativamente rápido. Pero en
estos 20 años el cambio social y el cambio mediático ha sido total.

Por tanto, 20 años después me permito solicitar a SS.SS. que se
apruebe esa reforma o ese nuevo estatuto con el concurso y el
consenso de todos. Un nuevo estatuto que no solo ha de determinar la
forma de elección del director general, que también, sino que ha de
diseñar y aprobar en su conjunto el nuevo modelo de la
radiotelevisión pública española.

Se han venido presentando propuestas en esta Cámara, señorías. De las
mismas se deduce que es mucho más lo que une que lo que separa. Así
entiendo yo que existe coincidencia en la creciente importancia de
una radiotelevisión pública fuerte que asegure la igualdad, la
calidad, la participación, las necesidades sociales, el pluralismo
democrático y los intereses de mayorías y de minorías. La necesidad
de que quede definida una función global, insisto, de servicio
público que se vea plasmada en todos los géneros de programas, con
criterios de diversidad, equilibrio, calidad, pluralismo,
independencia, creatividad, innovación, universalidad y rentabilidad
social. Existe coincidencia también en que la radiotelevisión estatal
debe tener una dimensión adecuada a la realidad española y similar a
la de las principales radiotelevisiones públicas europeas. Que, como
Radiotelevisión de todos y para todos, ha de incorporarse a las
nuevas tecnologías. Que debe contar con un nuevo sistema de
financiación estable en el que la financiación pública sea primordial
y en el que junto a ella se utilicen la publicidad y otras fuentes
ligadas al mercado. Y, en fin, creo que existe coincidencia en que
debe acordarse la reforma institucional de un estatuto que ha
devenido obsoleto porque, como les decía, el panorama audiovisual
actual no tiene nada que ver con el de hace 20 años.

Conforme a los propios textos de la Unión Europea, queda
absolutamente claro que corresponde al Estado español definir la
función de servicio público que debe ser atribuida a la
radiotelevisión pública estatal, concretar la financiación necesaria
para llevar a cabo adecuadamente dicha función y determinar la
organización institucional más idónea para desarrollar toda su
actuación.

Señorías, este Parlamento, el Gobierno, Radiotelevisión Española,
todos, somos Estado. Todos estamos en el mismo barco y todos
deberíamos compartir la solución. Contamos con propuestas positivas
concurrentes en bastantes puntos. Finalizando la pasada legislatura,
se presentó por el Grupo Parlamentario Popular una detallada pero
abierta propuesta que generó un alto grado de aceptación entre los
grupos parlamentarios, los sindicatos y los profesionales de
Radiotelevisión Española, precisamente porque recogía muchos aspectos
que perseguían la convergencia hacia ese consenso. No dejemos pasar
la ocasión. Aprovechemos este impulso, señorías. Existen otras
propuestas también coincidentes.




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Otros países europeos tienen definido su modelo audiovisual público,
eso sí, sujeto a reformas y a mejoras, pero perfectamente definido.

En España estamos en un estadio previo; no logramos definirlo o
redefinirlo, si ustedes prefieren, y el tiempo pasa. Huye
irremediablemente, se nos escapa y no vuelve. Urge aprobar ese modelo
consensuado. De otra forma, podría darse la paradoja de que hubiera
que definirlo a nivel europeo.

En el punto quinto quiero destacar que el nuevo modelo para
Radiotelevisión Española deberá resolver de forma definitiva su
financiación bajo dos principios: el de suficiencia y el de
estabilidad. Radiotelevisión Española necesita una financiación
pública suficiente, es decir, un nuevo sistema de financiación en el
cual, al igual que en las restantes radiotelevisiones europeas, la
financiación pública tenga un peso principal e indispensable. La
importancia de la función global de servicio público que le
corresponde a Radiotelevisión Española requiere una adecuada y
suficiente financiación pública.

Igualmente, la estabilidad financiera es necesaria para que
Radiotelevisión Española pueda cumplir la función de servicio público
encomendada, planificando correctamente sus actividades a medio y
largo plazo. Por tanto, esa estabilidad financiera debería
concretarse en que la financiación pública quedara determinada para
un período plurianual, si bien dentro de un sistema que permitiera
tener en cuenta factores tales como una eventual disminución de los
ingresos publicitarios, la inflación y sobre todo la evolución del
mercado de derechos audiovisuales. Una financiación pública que
deberá respetar los principios comunitarios de proporcionalidad
y transparencia. Es decir, conforme al derecho comunitario, la
financiación pública no podrá derivarse hacia otras actividades que
en su caso se consideren no integradas en la función de servicio
público que sea definida por el Estado español. Y para mejorar la
transparencia se utilizarán, señorías, técnicas para la valoración de
las distintas actividades, pero, no nos confundamos, esas técnicas de
gestión contable no tienen nada que ver con la definición de la
función de servicio público que al Estado español, como reconoce el
protocolo de Amsterdam, le corresponde atribuir a Radiotelevisión
Española. Una función que, concurrente con la función encomendada a
todas las radiotelevisiones públicas europeas, ha de tener una
consideración global, es decir, no circunscrita a determinados
o concretos programas u obligaciones.

Dicho sistema de financiación, en el que la financiación pública
contemple los principios de suficiencia y estabilidad, es decir, en
que no sea necesario un debate anual sobre la misma, debería ir
complementado con una financiación diversificada y plural,
optimizando al máximo todas las nuevas fuentes ligadas al mercado, a
las nuevas tecnologías y a los nuevos servicios. Así, ventas de
programas y derechos, máxima utilización de los fondos documentales,
merchandising, patrocinios, sublicencias, ofertas de pago, prestación
de servicios
de producción, transmisión o de otro carácter a terceros, o todas las
fuentes de financiación ligadas a Internet y a servicios
interactivos. La progresiva fragmentación publicitaria hará cada vez
más necesaria la búsqueda de fuentes de financiación alternativas que
vengan a complementar la -insisto- imprescindible y primordial
financiación pública.

Por otra parte, la necesaria desaparición del endeudamiento histórico
acumulado, ligado precisamente a esa carencia de financiación
pública, es un objetivo que debería ser alcanzado en un plazo
razonable. En el pasado ejercicio se adoptaron medidas para la
contención e incluso la disminución del endeudamiento acumulado
históricamente, pero fueron derivadas de actuaciones puntuales e
irrepetibles de recuperación patrimonial. La responsabilidad de la
Dirección General de Radiotelevisión Española, señorías, se centra en
la gestión de dicho grupo público. La competencia y responsabilidad
respecto a un nuevo modelo de radiotelevisión pública, así como de la
solución del endeudamiento acumulado, corresponden al Estado español.

En cualquier caso, les aseguro que, como no puede ser de otra manera,
informaré puntualmente a esta Comisión, y con la mayor transparencia,
de todas las gestiones que mi equipo directivo y yo mismo realicemos
en aras de que se solvente dicho endeudamiento, objetivo que entiendo
será también tratado entre los grupos parlamentarios. Esta Dirección
General, como no puede ser de otra manera, asumirá y aplicará la
fórmula que se determine.

El punto seis, en el que se estructura esta intervención, es básico
tanto en la actuación diaria de Radiotelevisión Española como en el
modelo que se apruebe para la misma. Puedo resumirlo en cinco cortos
mensajes: acceso de todos, calidad, información, educación y cultura.

Como decía anteriormente, los principios de universalidad e igualdad,
que resultan esenciales en la actuación de toda radiotelevisión
pública, van íntimamente ligados a la posibilidad que ha de brindar
la misma para que todos accedan a los distintos programas y géneros
radiotelevisivos. La radiotelevisión pública es la única que puede
garantizar el acceso de todos a una información plural, a la
formación audiovisual, a la cultura en sus diversas facetas y al
entretenimiento de calidad para mayorías y minorías.

La independencia y la pluralidad informativa constituyen piezas
básicas en el pluralismo democrático al que ha de contribuir de forma
decisiva la radiotelevisión pública. Hay que resaltar que los
informativos en Radiotelevisión Española siguen siendo líderes, de
forma continuada, en credibilidad, en aceptación y en audiencia, y
ello pese a que otras ofertas informativas legítimamente se están
potenciando. Este liderazgo, señorías, no es casual. Este liderazgo
es fruto de más de 20 años de democracia también en Radiotelevisión
Española, en los que los sucesivos equipos han aportado su trabajo,
su talento y su esfuerzo para que los



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informativos fueran rigurosos, equilibrados y creíbles. Unos
informativos plurales en sus fuentes, en sus medios, en sus
contenidos y en los profesionales que los conforman y los realizan.

Los medios privados dirigen su oferta informativa hacia la mayoría.

Radiotelevisión Española realiza sus informativos pensando en todos y
para todos, sin marginaciones ni sensacionalismos, cubriendo la
información local, nacional e internacional. No pensando en impactos,
sino brindando una información equilibrada, con carácter de
globalidad y sin mezclar la información y la opinión.

Respecto a la cultura y la educación, tanto si éstas las consideramos
en un sentido más amplio como en otro más estricto, se puede observar
que van desapareciendo de las parrillas de los canales generalistas
comerciales. Así sucede con el teatro, con determinado cine, con los
libros, los documentales, la música en sus diferentes facetas o la
divulgación de las distintas culturas, costumbres, artes o ciencias.

En esto, la radiotelevisión pública está jugando un significativo
papel para que todos puedan acceder a la cultura y no sólo aquellos
que puedan pagarla.

Corresponde también a la radiotelevisión pública retransmitir y dar
información de los deportes más populares y que generen grandes
audiencias, así como de aquellos otros más minoritarios y que
concitan un interés no tan generalizado. Si el deporte es en nuestra
sociedad una de las fuentes principales de entretenimiento y en buena
medida de cultura y de formación, la radiotelevisión pública ha de
tratar que todos tengan acceso a eventos deportivos importantes, así
como a una razonable y diversa oferta de muchos otros, si bien de una
forma equilibrada, señorías, dadas las cada día más elevadas cifras
que se mueven en el mercado de los derechos deportivos. Esta
necesaria actuación se acrecienta cuando se trata de las selecciones
españolas, de nuestros representantes, ya que Radiotelevisión
Española ha de facilitar que todos podamos ver las gestas de nuestras
selecciones.

La programación diversa y variada que para todos ha de brindar
Radiotelevisión Española ha de llevarse a cabo con altos criterios de
calidad en todos sus géneros de programación. Es decir, no se trata
sólo de que haya programas de ficción de alta calidad artística o
retransmisiones de alta calidad técnica. Se trata de que la calidad
sea un signo distintivo de toda la programación de Radiotelevisión
Española. Vamos a perseguir la calidad en todos los diversos géneros
de programación. Existe en el sector radiotelevisivo una competencia
enorme que, además, se acrecienta día a día. Se miran los índices de
audiencia con ansiedad y éstos a veces, les aseguro, producen
estupor. Para algunos todo vale en la búsqueda de las mayores
audiencias, ello lleva a programas, formatos y contenidos alejados no
ya de cualquier criterio de calidad, sino de valores y principios
éticos y estéticos. No tengo nada que decir sobre la actuación de
otros agentes. Tienen todo el derecho del
mundo en perseguir la mayor rentabilidad económica, pero nosotros,
no. Radiotelevisión Española no va a entrar en esa dinámica, no va
entrar en ese terreno, aunque sus índices de audiencia se pudieran
ver resentidos. Aquí está la verdadera garantía de la radiotelevisión
pública, garantizando la calidad para todos. Y habrá quien se
pregunte, ¿pero es que esa dirección general no va a mirar los
índices de audiencia? Todas las mañanas, señorías, les aseguro que
los miro todas las mañanas. Pero ello no es incompatible con al
calidad deseada. La radiotelevisión pública debe alcanzar elevadas
audiencias, tiene vocación mayoritaria, pero no al cualquier precio.

Además, considero que la radiotelevisión pública, con esa distintiva
programación de calidad, ha de servir de referente social y de
referente en el sector; es decir, como referente social tiene que
contribuir a la conformación de una sociedad más culta, más preparada
y mejor informada. Y la radiotelevisión pública igualmente, como
referente en el sector, tiene que impulsar una elevación del nivel
del mismo, tanto en calidad como en innovación y en la propia
diversidad de contenidos.

En la importancia del capital humano se centra el punto siete,
señorías. Para el futuro de Radiotelevisión Española nuestra mayor
potencia, nuestro mayor activo se encuentra en los recursos humanos.

Me propongo un diálogo leal y sincero con los trabajadores de la casa
y con sus representantes. Porque hay que modificar procedimientos,
formas de trabajo y agilizar la toma de decisiones para poder
competir en condiciones mejores. Uno se siente orgulloso al saber que
los mejores se han formado en Radiotelevisión Española, pero como
director general me sentiría mucho más orgulloso si no se marcharan
de Radiotelevisión Española.

Hay que concebir el convenio colectivo como un activo del grupo
Radiotelevisión Española. En esa casa existen grandes profesionales
con los que he venido trabajando codo con codo durante estos últimos
cuatro años. Todos deben ser partícipes de un proyecto común,
ilusionante y al servicio de la sociedad. En la era del conocimiento,
señorías, el talento y la creatividad son valores imprescindibles
para cualquier empresa, más aún en un grupo audiovisual como el
nuestro. Deben ponerse los medios para que todos los profesionales de
Radiotelevisión Española se sientan partícipes de este proyecto
común. Por ello requiero la máxima colaboración de todos.

Ligado íntimamente a la importancia del capital humano en
Radiotelevisión Española, así como a la gestión eficaz que debe
llevarse a cabo, está la optimización de los recursos propios de
nuestra casa. Esta gran casa debe ser, ante todo, producción,
producción y producción. Y en esa producción propia de muy distintos
contenidos y servicios hay que aprovechar al máximo todos los medios
técnicos y humanos disponibles. Y, ¿por qué es tan importante la
producción propia? Porque en un sector audiovisual cada vez más
fragmentado,



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faltan y faltarán contenidos, sobre todo contenidos variados y de
calidad. La radiotelevisión pública, Radiotelevisión Española, debe
producirlos.

El punto ocho puede ser resumido en una frase. Radiotelevisión
Española como radiotelevisión pública está al servicio de una España
plural, debe ser expresión de un proyecto de futuro en común y
reflejo precisamente de nuestra pluralidad y diversidad con pleno
respeto a la Constitución y a los estatutos de autonomía. La
pluralidad y la diversidad son conceptos fundamentales para la
radiotelevisión pública. Radiotelevisión Española ha de ser plural y
diversa en cuanto a sus contenidos y sus fuentes, y plural como
reflejo de la tremenda riqueza de nuestra sociedad actual, así como
de sus valores. Y al hablar de la pluralidad y la diversidad quiero
resaltar la importante misión que llevan a cabo nuestros centros de
radio y televisión en todo el territorio: con su producción, que hay
que potenciar, con la actuación diaria de sus profesionales y con su
acercamiento a la diversa realidad que conforma nuestro Estado.

Porque dicha misión se configura en un doble y complementario
sentido. Como fomento y promoción de la riquísima diversidad social,
cultural y lingüística española y como posibilidad de conocimiento
por todos de esas mismas diversidades y realidades, lo cual
constituye elemento básico en la adecuada vertebración del Estado
español.

Conviene detenerse en la necesaria actuación de los centros
territoriales de Televisión Española y de las emisoras territoriales
y provinciales de Radio Nacional de España. Porque no sólo se produce
en Madrid, es más, como he dicho, considero imprescindible fomentar
la producción de nuestros 17 centros de radio y de nuestros 17
centros de televisión en todas las comunidades autónomas. Resulta
también básica la contribución que realizan a la programación
nuestras emisoras de radio en todas las provincias españolas, así
como las unidades informativas de televisión en dichas provincias
y las corresponsalías en el extranjero. Estas últimas les aseguro que
permiten conocer la realidad del mundo sin intermediarios ni filtros.

Por otra parte, hay que recordar que la multiplicación de ofertas no
ha supuesto una mayor diversidad de contenidos, sino que produce
fenómenos de uniformidad en los mismos. La producción europea de
contenidos de calidad y no efímeros ha disminuido. Fenómenos
crecientes de concentración propician la colonización, a través de
productos ya amortizados en otros mercados. El déficit audiovisual
europeo se vuelve a disparar. Por todo ello, también es
imprescindible la producción de Radiotelevisión Española que, como
radiotelevisión pública, ha de contribuir de forma decisiva a la
defensa y promoción de la diversidad cultural y ling¸ística española
y europea. Y ha de contribuir, asimismo, de forma decisiva, en el
fomento y promoción de la producción nacional y de la industria
audiovisual de nuestro país.

Llego al punto nueve de esta especie de decálogo, señorías.

Radiotelevisión Española debe ser concebida también en su proyección
internacional como el mejor vehículo para brindar al mundo entero
nuestra lengua, nuestra información y nuestra cultura. Cada vez va a
ser más esencial la actuación internacional de Radiotelevisión
Española para potenciar la presencia de España en el mundo. La
globalización no ha de significar tan solo que grupos extranjeros o
multinacionales pongan a nuestra disposición sus productos, sus
idiomas y sus formas de vivir y de entender la vida. La globalización
ha de servir para que otros países conozcan nuestras producciones,
puedan acceder a nuestra diversidad cultural y tengan presente la
realidad de España desde España. La globalización ha de servir
también para que el español sea aún más usado y bien usado en todos
los continentes. Y la globalización ha de servir para que, en
definitiva, Radiotelevisión Española sea el principal mensajero y el
principal vendedor de España en esa convergente sociedad mundial, de
forma similar a la actuación internacional de las radiotelevisiones
públicas de países con historia, presencia y lengua no superiores a
las nuestras. Y cuando hablo de la lengua española permítame que
hable de las lenguas del Estado español.

Las emisiones internacionales de Radiotelevisión Española forman
parte indiscutible y primordial de la función global de servicio
público que le debe ser atribuida, puesto que, como acertadamente se
ha dicho en otras ocasiones, constituyen una esencial función de
Estado al trasladar con fuerza la imagen de España y propiciar el
mejor conocimiento de nuestras realidades sociales, económicas,
políticas y culturales. A este respecto hay que incidir en la suma
importancia que tiene la presencia de España en el mundo hispano a
través de Radiotelevisión Española. Nuestra cultura, nuestra lengua
y nuestra forma de pensar y de entender la vida constituyen un
referente para el mismo. Las emisiones internacionales de
Radiotelevisión Española representan, y deben representar con más
fuerza, un papel esencial en esa función de referencia y de presencia
de España y de lo español en la comunidad hispana. No se deben
escatimar los medios para ello, señorías.

Además, la proyección internacional de Radiotelevisión Española, con
sus emisiones de televisión y de radio, debe atender adecuadamente
las demandas de nuestros compatriotas en el exterior. En este sentido
he de señalar que mantendré muy pronto contactos con el Instituto
Cervantes y con el Consejo General de la Emigración.




En definitiva, por todo lo expuesto, tiene carácter prioritario dar
un nuevo y decisivo impulso a los canales internacionales,
revitalizándolos, ampliando sus contenidos y elevando la calidad de
los mismos.

Llego ya al último de estos diez puntos, no por ello el menos
importante. Radiotelevisión Española debe reflejar en su programación
las demandas sociales y no aislarse de la realidad actual. Al ser una
radiotelevisión



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pública, de todos, debe tener en cuenta las distintas inquietudes de
la sociedad. Asimismo, Radiotelevisión Española debe prestar atención
a los problemas más sensibles de nuestra realidad social y a los
colectivos que requieren especial atención y protección.

Radiotelevisión Española deberá prestar especial dedicación al
público infantil y juvenil, que no debe ser tratado como potencial
consumidor o inductor de consumo, ni mucho menos ser inducido al
mismo, sino que debe ser considerado como núcleo primordial del
presente y el futuro de nuestra sociedad. Me propongo, señorías,
crear un departamento que vele por el cumplimiento de los preceptos
constitucionales y legales que se refieren a la protección de la
infancia y de la juventud. Para ello, les anuncio que ya he
establecido un primer contacto, una primera conversación, con el
presidente de Unicef España. Asimismo, con el objetivo de llegar a
acuerdos y emprender los correspondientes proyectos, pienso reunirme
próximamente con los responsables del plan de lucha contra la
violencia doméstica y el Instituto de la Mujer para que
Radiotelevisión Española colabore activamente en el avance de la
igualdad real de los derechos de la mujer. Voy a establecer
igualmente, señorías, los oportunos contactos -ya lo he hecho- con la
Secretaría General de Asuntos Sociales y con la plataforma de Acción
Social, que agrupa, como saben SS. SS., a 17 ONG, para determinar las
cuestiones y los colectivos que requieren una mayor atención por
nuestra parte. Les anuncio que es mi intención también ponerme en
contacto con el Defensor del Pueblo, tras su elección por las Cortes
Generales, con el fin de solicitar que desde esa institución se nos
ayude a velar por las demandas sociales y que éstas sean reflejadas
adecuadamente en la programación de Radiotelevisión Española.

Señorías, quiero finalizar esta intervención expresando un reto
personal. En la etapa de los gobiernos de la Unión de Centro
Democrático, Radiotelevisión Española fue objeto de polémica
permanente a nivel político y de la opinión publicada; en la etapa de
los gobiernos socialistas, también; igual ha sucedido en la anterior
legislatura gobernando el Partido Popular. Pues bien, señorías, mi
reto personal es que, en los próximos años, de lo que se hable sea de
la consolidación de Radiotelevisión Española y de su nuevo modelo.

Ojalá pueda reeditarse el consenso de hace veinte años que nos
permita archivar de nuestra democracia de forma definitiva polémicas
estériles sobre Radiotelevisión Española. Quiero que sepan SS. SS.

que, para llegar a ese consenso y a ese modelo, un modelo compartido,
hoy comprometo aquí todo mi esfuerzo. Muchas gracias. (Aplausos.)



La señora PRESIDENTA: Tiene la palabra la señora Valcarce, del Grupo
Socialista.




La señora VALCARCE GARCÍA: Señor Ferrari, Radiotelevisión Española no
nació hace cuatro años,
usted lo sabe, pero usted ha elegido hablar del pasado y no del
futuro. Nosotros vamos a hablar del presente y también del pasado
porque usted lo ha elegido, pero también porque hay muchas cuestiones
que tenemos que repasar. En primer lugar, señor Ferrari, su propio
nombramiento. Permítame que haga un repaso de la definición que buscó
el señor Aznar, el presidente del Gobierno: un profesional
independiente. Indudablemente, usted, señor Ferrari, no es
independiente (Rumores.) ¿Es un profesional de quien acaso se valora
la gestión? Nosotros, señor Ferrari, queremos evaluar sus méritos. Lo
vamos a hacer aquí porque el Partido Popular ha preferido no dar un
paso adelante pasando su nombramiento por la audiencia previa en esta
Cámara.

Efectivamente, usted no es nuevo, tiene ya una amplia trayectoria en
los últimos cuatro años, a los que usted se ha referido, una
trayectoria como director de Radio Nacional de España y como jefe de
los servicios informativos. Como director de Radio Nacional de
España, usted ostenta el triste récord de haber perdido 500.000
oyentes; como director de los servicios informativos, usted ostenta
el triste récord de perder dos puntos de cuota de pantalla de los
informativos de Televisión Española de media. ¿Hay más méritos? Sí,
señor Ferrari (Varios señores diputados: ¡González Ferrari!), hay más
méritos. Se diría, señor Ferrari, que a usted se le ha nombrado por
su capacidad para confrontar con la oposición y no para buscar el
acuerdo, el consenso, la cooperación, porque usted también ostenta
algunos récords más. Primero, haber unido a la oposición
parlamentaria para solicitar su destitución por la manipulación
informativa de la que era usted directo responsable al frente de los
servicios informativos. Hay más, también ha unido al Consejo de
Administración, que pidió su destitución, y a la Asamblea de
Trabajadores. Además -y seguro que de esto volveremos a hablar-, la
Junta Electoral Central también le recordó que su tarea al frente de
los servicios informativos no era equitativa ni respetaba la
pluralidad.




En consecuencia, si usted no reúne los méritos precisos que avalen
una labor de gestión profesional e independiente, nos preguntamos por
qué el Gobierno le nombra. Le nombra por el pasado, le nombra porque
usted ha servido bien al Partido Popular y al señor Aznar, les ha
servido bien porque ha cultivado la imagen del señor Aznar, ha
cuidado también la imagen del Gobierno del Partido Popular y la
imagen del Partido Popular. Además, se ha aplicado con contundencia
para presentar una labor distorsionada de la oposición, no
importándole incluso caer en el insulto. Eso, señor Ferrari (Un señor
diputado: González Ferrari.), es muy grave -usted lo ha dicho hoy
mismo en su comparecencia- cuando se hace desde una radiotelevisión
pública.

Por tanto, usted debe su nombramiento al pasado, a lo que usted ha
hecho a favor del Gobierno en el pasado,



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pero además está comprometido con el Gobierno, está comprometido con
el señor Aznar para llevar a cabo una labor mercenaria, señor
Ferrari. (Rumores y protestas.-El señor Isasi Gómez: ¿Dónde está la
cortesía parlamentaria, señora presidenta?)



La señora PRESIDENTA: ¡Silencio, señor Isasi!



La señora Valcarcel García: En su primera comparecencia ante la
opinión pública ha preferido lanzar una cortina de humo sobre esta
cuestión, sobre la labor mercenaria. Por eso, en su primera
comparecencia, usted apeló a la deuda del ente público, cuestión que
hoy, en su decálogo, sólo le ha merecido algo menos de un minuto.

Sobre el endeudamiento, sólo ha dicho que tiene la voluntad de que se
resuelva en un plazo razonable, que en el pasado hubo alguna mejora
en esta cuestión, puntual e irrepetible -estamos completamente de
acuerdo- y que apelará a las mejores gestiones ante los órganos
competentes del Estado. No se equivoque, señor Ferrari, usted se
comprometió en su toma de posesión a acabar con la deuda; esto, que
es un problema de Estado, le corresponde afrontarlo al Gobierno, que
se ha negado por dos veces -ayer en el Congreso de los Diputados y el
pasado miércoles- a hablar de esta cuestión, lo mismo que hace usted
hoy aquí. Por tanto, vamos a dejar lo que es una cortina de humo,
porque evidentemente usted no tiene ningún plan sobre la deuda,
ningún plan sobre la financiación estable, y sólo ha dicho un
conjunto de generalidades sobre el modelo de televisión pública; para
lo que usted viene, señor Ferrari, es para continuar una labor y esa
labor es, pura y simplemente, el control de los informativos.

A nosotros nos preocupa si usted es capaz de garantizar la libertad de
expresión en Radiotelevisión Española. Le voy a hacer un ruego muy
claro: Usted debe terminar con el cainismo en Radiotelevisión
Española (Un señor diputado: De eso sabes mucho.) Hay un conjunto de
excelentes profesionales en el ente público. Estos profesionales
representan toda una pluralidad ideológica, sin duda como la que hay
en la sociedad española; tienen plenos derechos, incluido el de
expresar libremente sus opciones políticas, y usted sabe que aquellos
profesionales que apoyaron antes del 12 de marzo a la izquierda han
sido perseguidos dentro de la casa (Varios señores diputados: ¡Qué
barbaridad! .- Rumores.) Nosotros le exigimos que ponga fin a ese
cainismo.

Usted ha hecho una elección como director, y ha nombrado como jefe de
los servicios informativos al señor Urdaci. Mire usted, el señor
Urdaci ha declarado a una agencia que usted conoce bien -France Pres
Presse- que no le importa que los telediarios sean comparados con el
parte, que además tiene una consideración de los políticos muy baja y
que además está dispuesto a acudir al Defensor del Pueblo si
continúan las críticas de los políticos a su labor (Rumores.)
¿Cree usted que con estos mimbres se pueden garantizar en
Radiotelevisión Española, en sus servicios informativos, unos
telediarios, unos informativos diarios de Radio Nacional de España en
los que esté presente el principio de veracidad, el principio de
rigor informativo y de respeto al pluralismo político? ¿Cree usted
que así se puede? No es posible. Le puedo poner una lista de ejemplos
muy larga. Uno de los primeros, desde que usted ha tomado posesión,
ha sido el seguimiento que se ha hecho de una visita del señor Rato
al centro universitario en el que se formó, en Estados Unidos, con
amplísimo despliegue en la radio y la televisión pública.

Radiotelevisión, por ejemplo, no dedicó ni un minuto al Informe
Universidad 2000, conocido como el Informe Bricall, sobre la
situación y futuro de las universidades españolas, pero la visita al
antiguo centro de estudios del señor Rato (Un señor diputado:
Harvard) ha merecido honores de primera (Rumores.)
Mire usted, en Radiotelevisión Española, las listas de espera parece
que son un problema de Barcelona, el resto del territorio Insalud es
el mejor de los mundos posibles. En cualquier caso, se diría que el
único problema sanitario que tiene el resto del territorio, lo que
llamamos el territorio Insalud, es el problema que tiene la señora
ministra en los pies. ¿Usted cree que esto es fruto de una
información veraz, objetiva y respetuosa? Es escandaloso que el papel
internacional de España se esté cuestionando por la debilidad del
presidente del Gobierno a la hora de la defensa de los principios
democráticos. (Varios señores diputados: ¡Qué barbaridad!.- Para eso
está Felipe González.-Rumores.)



La señora PRESIDENTA: Silencio, señorías.




La señora VALCARCE GARCÍA: Después hablaremos de ello.

No voy a seguir desgranando ejemplos, pero, como usted comprenderá,
el escándalo que han supuesto las declaraciones complacientes para
Fujimori, en Perú, que han tenido eco en toda América y que
naturalmente también lo han tenido en Europa, son algo que avergüenza
a los españoles (Un señor diputado: Vosotros nos avergonzáis.) ¿Cree
usted que para evitarnos esa vergüenza usted ha considerado oportuno
no sacarlo en Radio Nacional de España ni en los informativos de
Televisión Española? ¿Cree usted que está haciendo así la labor que
le está pidiendo el Gobierno?
Vamos a hablar de Felipe González, del presidente Felipe González
(Varios señores diputados: ¡Hombre! Ya era hora.-Rumores.)



La señora PRESIDENTA: Silencio, señorías.




La señora VALCARCE GARCÍA: Porque no es necesario retrotraernos ni
cuatro años, ni siquiera catorce días, señor Ferrari; vamos a hablar
del telediario de



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ayer y de la tertulia de Radio Nacional de España de hoy por la
mañana, que seguramente usted habrá escuchado como yo. Lo primero,
algo muy importante: el respeto a la verdad (Un señor diputado: ¡Toma
ya!). En la tertulia de Radio Nacional de España no se respetó la
verdad de las declaraciones del presidente Felipe González sobre la
transición española, sobre el proceso constitucional y sobre el papel
que en el mismo jugó el presidente Adolfo Suárez. (Varios señores
diputados: ¡Qué barbaridad!.-Que esto no son primarias.- Rumores.) Se
han hecho juicios de valor terribles, que no corresponden de ninguna
manera a la información veraz, pero tampoco se pueden inscribir en la
lógica libertad de opinión que tienen los tertulianos, porque la
libertad de opinión tiene que ir unida a la garantía de pluralismo, y
en esa tertulia no ha habido pluralismo Señor Ferrari, ayer a las
ocho de la tarde se hizo público un comunicado firmado por cuarenta
ministros de la UCD. A las nueve de la noche lo recoge Televisión
Española. Pero, señor Ferrari, hay que contarlo todo. Hay que contar
cuáles fueron las declaraciones del presidente González; hay que
contar también las diferentes reacciones a estas declaraciones y,
desde luego, como no, hacerse eco del comunicado de los cuarenta
ministros de UCD. Lo de los cuarenta tiene un significado simbólico
para ustedes, tiene, sin duda, significado simbólico, pero el
objetivo que se perseguía ayer en ese telediario y hoy por la mañana
en la tertulia de Radio Nacional de España… (Rumores.)



La señora PRESIDENTA: Silencio, señorías. Resulta muy complicado
escuchar la intervención de la señora Valcarce.

Continúe, señora Valcarce.




La señora VALCARCE GARCÍA: El objetivo sólo era uno: anular la
oposición, destruir la historia de catorce años de Gobierno
socialista, destruir la imagen del presidente Felipe González y,
desde luego, hurtar el protagonismo de la transición a la izquierda
de este país. Y, desde luego, le tengo que decir, señor Ferrari, que
eso, en la televisión pública, es algo que no se puede tolerar. Por
eso le hago una propuesta: Señor Ferrari, si usted quiere que mi
partido, que el Grupo Parlamentario Socialista se siente a hablar de
lo que importa al Ente Público Radiotelevisión Española, le exigimos
una cosa: tiene que rectificar. (Un señor diputado: Háganme
presentadora) Si el objetivo del señor Aznar no es sólo ganar
elecciones -lo cual es lícito, legítimo y legal-, lo que no es lícito
ni legítimo ni legal es destruir a la oposición (Varios señores
diputados: ¡Otra vez!.-¡Por favor!) Porque se diría que el señor
Aznar, y usted en su labor mercenaria, están pretendiendo algo así
como aquel parte al que se estaba refiriendo el señor Urdaci ¿Se
acuerda de aquel parte? Desarmado y cautivo (Un señor diputado: ¡Por
Dios!) Eso es lo que usted pretende de la oposición, y
para eso, señor Ferrari, es para lo que usted ha sido nombrado por el
señor Aznar (Rumores.) Por eso nosotros repetimos una propuesta, pero
también una exigencia. La propuesta la hemos formulado ya, señor
Ferrari, aquí, en esta Cámara, y se la reitero: nuestra voluntad de
cooperar -si se cumple esa exigencia- en la reforma institucional
necesaria en el Ente Público Radiotelevisión Española; nuestra
voluntad de cooperar en todo cuanto sea preciso para definir el
modelo de financiación del grupo Radiotelevisión Española y también
de cooperar para buscar soluciones a la deuda. Pero, señor director
general, todo ello tiene que ir unido a una clarísima rectificación
en lo que se refiere a los servicios informativos de Radiotelevisión
Española.

Yo lamento que usted haya desperdiciado esta comparecencia, porque
usted no ha hablado del presente, ha hablado sobre todo del pasado, y
hoy no ha presentado ningún plan de futuro creíble para el ente
público, absolutamente ninguno.




La señora PRESIDENTA: Señora Valcarce, tiene que ir concluyendo.




La señora VALCARCE GARCÍA: Yo lamento que sus apelaciones
absolutamente genéricas a las nuevas tecnologías, a su presencia
mediante la producción en el mercado que puedan facilitar una gestión
más brillante de la Radiotelevisión pública, no vayan unidas a la
fijación de unos objetivos claramente empresariales, a un plan de
negocio claro para Radiotelevisión Española, al papel que tiene que
cumplir Radiotelevisión Española en la era digital, y, sobre todo,
que usted no haya dedicado alguna mención a la posible puesta en
marcha de un portal público de Radiotelevisión Española en Internet.

Por eso, me voy a permitir concluir diciendo que los diez
mandamientos que usted hoy ha desgranado aquí, para nosotros se
reducen a dos: manipulación informativa y quiebra financiera.

(Aplausos.)



La señora PRESIDENTA: El señor director general prefiere contestar a
todos los intervinientes al final. En consecuencia, tiene la palabra
el señor Labordeta, del Grupo Mixto.




El señor LABORDETA SUBÍAS: He seguido con muchísima atención los diez
puntos de este decálogo que el señor González Ferrari nos ha
presentado aquí porque yo, poco a poco, he ido abandonando mi
condición de telespectador de Radiotelevisión Española, quizá porque
no he ido encontrando los programas que deseaba. Cuando he oído los
diez puntos, me he puesto muy contento porque, a pesar de lo que ha
dicho la diputada del PSOE, usted plantea un modelo de futuro
maravilloso, y yo estoy encantado con estas cosas. Lo que sucede es
que luego uno empieza a analizar los diez puntos y se encuentra, por
ejemplo, con el liderazgo de Televisión Española. Parece ser que en
este último mes el liderazgo se lo está llevando Tele-5, y a mí



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me da mucho miedo porque de pronto puede pasar que, ante el share,
con estas cosas tan tremendas que tiene la televisión, decida también
Televisión Española hacer un programa para competir con Tele-5, y
acabemos todos viendo el Gran Padre o cómo se llame. ¿El gran que?
(Varios señores diputados: Gran Hermano.) El Gran Hermano, que lo
veamos también en Televisión Española, lo que sería el colmo.

Usted analiza diez puntos con los que yo estoy encantado. Lo que pasa
es que dice que Radiotelevisión Española es de todos y para todos.

Muy bien, lo que pasa es que el día que ganó el Real Madrid a muchos
españoles nos importaba un pito que ganara el Real Madrid, y tuvimos
que soportar en la Primera y en la 2 todo un gran festival de
Radiotelevisión Española enseñándonos a Raúl dando gritos, al otro
dando saltos, todo el mundo llorando en Madrid, y, de paso, se nos
cargaban el informativo de Radiotelevisión Española en el centro
territorial de Aragón. Con estas cosas, uno se pregunta: ¿esto es de
todos para todos, o solamente es de todos para los que están en
Madrid y son del Madrid? y uno empieza a ver que los programas
culturales son bastante minoritarios.

Hay un punto que me ha alegrado, en el que supongo que estamos de
acuerdo todos. (Rumores.) Yo rogaría que no hablaran al mismo tiempo
que hablo yo, primero, porque soy sordo del oído izquierdo y no oigo
muy bien; además, yo he sido muy respetuoso con el señor González
Ferrari y siempre he sido muy respetuoso con la opinión de los demás.

Amí, estas actitudes de violentar la opinión de los demás me han
parecido siempre absolutamente fascistas, y yo creo que en estos
momentos no estamos dentro del fascismo sino dentro de una Comisión
democrática. Entonces, vamos a respetar las opiniones como yo respeto
las del señor Ferrari. Digo que estoy encantado con el segundo punto,
en el que usted dice que va a hacer un reto fuerte a los servicios
públicos de Televisión Española. A mí me parece muy bien porque usted
sabe, como todos, que ha habido un enorme rumor sobre la venta de la
segunda cadena; es importante saber que el Gobierno piensa seguir
manifestandose con estas dos cadenas, y yo estoy encantado. Ahí
resaltaría un aspecto importante. Ha dicho usted que va a intentar
poner los centros territoriales en marcha. Nosotros tenemos -hablo
siempre un poco de mi tierra- en el centro territorial aragonés un
centro territorial muy pequeño, que está alquilado a la Diputación
Provincial de Zaragoza por una peseta, pero usted también ha dicho
que Televisión ha cambiado mucho, que se ha modernizado, y aquello
que en principio era un sitio pequeñito, donde se podía hacer un
programa de media hora diaria, de pronto, ha ido cobrando más
personalidad, más presencia, y hoy día los profesionales se
encuentran absolutamente agotados en aquel sitio tan pequeño. Sé que
hay una proposición de hacer nuevos centros territoriales, que esto
funcionaba ya para el
centro territorial de Aragón, y mi pregunta es si realmente ese
proyecto sigue adelante o se ha detenido.

El tercer punto, sobre moderna tecnología y organización, me parece
que está muy bien. Creo que nadie va a estar en contra de que se
modernice la tecnología y la organización, estamos hablando del nuevo
portal que podría abrirse en Internet, etcétera.

El papel de Radiotelevisión Española en la reforma estatutaria creo
que es un problema que viene ya desde hace muchísimo tiempo
discutiéndose. El señor Alcaraz, en sus comparecencias, me parece que
fue ayer, habló de que hay una serie de propuestas para la reforma
estatutaria y que eso está encima de la mesa, es decir, que no hay
más que sentarse con buena voluntad y empezar a hacerlo, y el nuevo
sistema de financiación pública con más publicidad me parece que
sería el modelo perfecto. Ya digo que los diez puntos están muy bien,
luego ya veremos si eso es o no es así.

En el nuevo modelo de financiación usted hablaba de suficiencia y
estabilidad, pero, uno pregunta: ¿cómo? Este es otro problema que
Televisión Española debería empezar a plantearse, ¿esa financiación
pública va a servir para subvencionar la mayoría de los programas
realizados por productoras privadas? Desgraciadamente, usted lo sabe,
como yo lo sé, que hay una mayoría de productoras privadas que están
haciendo trabajos con el material humano y con el material físico que
hay dentro de Televisión Española, dejando a los profesionales de la
casa marginados en favor de estas productoras privadas que lo que van
a hacer, como usted decía, no son programas fundamentalmente
culturales, sino rentables económicamente.

Con el sexto punto, acceso de todos, calidad, información, educación
y cultura, también estoy totalmente de acuerdo; lo que pasa es que yo
creo que el acceso de todos hasta ahora no ha sido así. Siempre ha
sido un acceso de quien ha tenido la llave de Televisión Española.

Sobre la calidad, no se puede dudar de que hay calidad técnica en
Televisión Española. Sobre la información, yo estoy bastante de
acuerdo con lo que ha dicho la diputada del PSOE, ya que los
informativos han servido fundamentalmente para manipular la opinión
pública. Con respecto a educación y cultura, hay telespectadores
españoles que siempre están planteando el problema de la falta de
educación y cultura en Televisión Española, su propuesta es siempre
la misma: cada vez que participan en un coloquio hablan de cómo en
Televisión Española -y también en las otras televisiones, pero
estamos hablando aquí de Televisión Española- faltan programas de
educación y cultura. Usted dice que los va a poner en marcha, pero la
verdad es que los programas de educación y cultura los pasan a partir
de las doce de la noche, es decir, cuando todo el mundo está dormido,
a veces, los buenos programas de cine los echan a las dos de la
madrugada, los buenos programas culturales aparecen a la una de la
madrugada. Por ejemplo, algún programa de



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crítica social o de análisis de problemas que pueden pasar en América
Latina o en España aparecen en horas raras, y lo que sí tenemos a
todas horas es fútbol, fútbol, y más fútbol. Yo estoy de acuerdo en
que tiene que haber unos programas de deportes, y usted me va a decir
que en la segunda cadena salen todos los deportes. Efectivamente, en
la segunda cadena tenemos todos los deportes, pero los telediarios
acaban ahora a las cuatro de la tarde en vez de las tres y media,
porque durante veinticinco minutos hablamos de fútbol, fútbol,
fútbol, y todos nos sabemos la vida Raúl, de Anelka, etcétera, los
amores, los distintos vicios, si duermen o no duermen, etcétera.

(Risas.)
Hay un aspecto en el séptimo punto, con el que estoy absolutamente de
acuerdo. Creo que Televisión Española tiene una cosa importantísima,
yo lo he gozado y lo he sufrido, que es el potencial humano.

Yo creo que muchas veces Televisión Española sale al aire gracias a
que hay un potencial humano sorprendente, y yo le sugeriría a usted
que los animara, porque los encuentro bastante deprimidos. Es un poco
triste, cuando estás trabajando con gente de Televisión Española, que
muchas de las conversaciones sean sobre jubilación anticipada de
gente de cincuenta y tantos años, que son los que realmente deberían
enseñar el oficio a las generaciones jóvenes y, desgraciadamente, si
se marchan, ese oficio cada vez se va perdiendo más; hablo del oficio
de sonido, de iluminación, etcétera.

Por lo que se refiere a la optimización de los recursos de producción
propia, estoy absolutamente de acuerdo. Ya he dicho que hay un
problema con los centros territoriales. Es una pena que un centro
territorial como el de Aragón, con 30 o treinta y tantas personas,
tenga media hora de programación diaria, y ellos mismos lo dicen. Es
decir, estos centros territoriales están produciendo programas fuera
de su propio territorio.

En cuanto a la proyección internacional, la verdad es que el canal
internacional a veces es un poco vergonzante y vergonzoso. Yo estoy
encantado con eso que usted dice de la cultura española, pero creo
que la cultura española en muchos de estos programas de proyección
internacional se reduce a un paisano mío muy ilustre, con el cual yo
estoy encantado, que es Paco Martínez Soria, porque a todas las horas
que uno vaya a cualquier hotel europeo y abra el canal internacional
sale Paco Martínez Soria. Yo supongo que los alemanes están
convencidos de que todos los españoles hablamos como Paco Martínez
Soria, con lo cual yo estoy encantado, porque como yo hablo un poco
como Paco Martínez Soria, todo el mundo piensa que somos del mismo
territorio. Por tanto, lo que le exigiría, por favor, es que nos
dejemos de esa España cutre, esa España tristísima, porque al mismo
tiempo que estamos viendo Cine de barrio en la primera cadena, por la
tarde, esa misma película desfasada está saliendo en el canal
internacional, y a veces son películas que nos dan una visión de
España tristísima. Algunas películas tienen
gracia, pero otras ya no. Ahora, yo estoy encantado con Paco
Martínez Soria.

En cuanto al décimo punto, habla usted de colectivos más débiles. Se
lo recordaremos. Efectivamente, le recordaremos que hay una serie de
colectivos muy débiles que no tienen, en absoluto, cabida dentro de
Televisión Española, pero le rogaría que no los sacara a las dos de
la madrugada, sino que salieran a horas en que el impacto fuera
importante, y ahí tiene usted un reto personal. Usted ha dicho que un
reto personal ha sido la consolidación de Radiotelevisión Española, y
nuestro grupo, que es partidario de una televisión pública, va a
seguir defendiendo la televisión pública y, desde luego, analizaremos
su trayectoria como director general críticamente. Haremos un
análisis y un seguimiento crítico de esa Radiotelevisión Española
que, efectivamente, ha empezado ya con mal pie. Ayer un compañero del
Grupo Mixto planteó su recusación porque la manipulación de lo que
había pasado en Barcelona fue verdaderamente vergonzosa. Yo vuelvo a
insistir en que no se pueden sacar dos imágenes de lo de Barcelona y
dejar una imagen más importante o tan importante como las otras, que
era el Festival de la Paz, con 40.000 asistentes, con intérpretes
como María del Mar Bonet o Luis Llach participando en este compromiso
ideológico, político y cultural. Se puede sacar a 40 o 50 chavales
que andaban por las calles intentando alborotar y armar follón, que
también es una realidad, pero también la otra era una realidad. Por
tanto, ahí sí que va a estar nuestro grupo haciendo un análisis
crítico de su actuación. Pero también felicitándole cuando todos
estos puntos sigan adelante.




La señora PRESIDENTA: Tiene la palabra el señor Mauricio, en
representación de Coalición Canaria.




El señor MAURICIO RODRÍGUEZ: Quiero agradecerle al señor González
Ferrari su presencia.

En primer lugar, su propuesta de diez puntos me parece llena de buena
voluntad y de objetivos que, sin duda, todos compartimos, pero
sabemos que eso de la televisión, su función pública y al mismo
tiempo política introduce un montón de dificultades a la hora de
alcanzar los objetivos que el señor González Ferrari nos propone. No
quisiera hacer una reflexión del pasado, pero en su intervención ha
hablado de la crítica a la UCD, al Partido Socialista, al Partido
Popular en estos últimos cuatro años y de que todos estábamos
insatisfechos. Hay que partir de una reflexión crítica del pasado en
el sentido de que la televisión no cumple hoy todavía esa función
educativa, cultural, informativa y de entretenimiento necesaria para
una sociedad madura, y esto es debido en gran parte a que la
televisión sigue siendo un instrumento de poder político y no un
instrumento al servicio de la sociedad. Se pretenden las dos cosas, y
el resultado final es que está desnivelado alservicio del poder
público en cada momento existente,



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que utiliza la televisión como un instrumento de propaganda política.

Es muy difícil separar información de propaganda, lo es en casi
cualquier sociedad avanzada de carácter democrático, lo es también en
sociedades donde la democracia tiene todavía dificultades de
desarrollo. Yo creo que la primera condición que deberíamos
establecer en esta Comisión, si queremos alcanzar los objetivos que
nos propone el señor Ferrari, es sacar el debate sobre la televisión
de un debate partidista, sectario, de unos contra otros, porque en
último término contribuimos decisivamente a que las cosas continúen
como están, y las cosas como están no son nada satisfactorias. El
problema es hacer un control de todos, si es verdad que este Gobierno
respalda el discurso que acaba de hacer el señor Ferrari, ya que lo
ha nombrado y tiene la confianza como cargo público de este Gobierno,
y esos diez puntos se quieren de verdad aplicar. Entonces, el debate,
para ser breve, se centra en tres grandes cuestiones.

Primero, esto va a seguir siendo el Ente Público Radiotelevisión de
servicio público y el señor González Ferrari ha dicho que
fundamentalmente al servicio de la sociedad y no del poder público.

Esto introduce elementos sobre los que todos debemos reflexionar. Yo
creo que el señor González Ferrari sabe mejor que nadie que el poder
público ejerce una presión enorme sobre la televisión y que las
llamadas al director de Televisión son frecuentes y que no tenemos
una clase política suficientemente madura en ese sentido. A lo mejor,
en relación con eso que ha dicho el señor Urdaci de que no le gustan
los políticos en España, los políticos tenemos que hacer una
reflexión crítica, porque en gran parte instrumentos como la justicia
o la televisión, el cuarto poder, por decirlo de alguna manera, son
un poco reflejo de lo que somos nosotros: cuando tenemos el poder lo
usamos y cuando no tenemos el poder lo criticamos agriamente y no
somos coherentes. Hagamos todos una reflexión de futuro y digamos que
las fuerzas políticas deberían intervenir menos con llamadas
a televisión y darle más autonomía al director y al consejo de
Radiotelevisión. ¿Esto sería posible? Pues no lo sé, porque mi
experiencia muy reciente me demuestra que eso no es así, porque
ocurre que igual que el director de Televisión todas las mañanas ve
los share, los índices de audiencia, los políticos ven con frecuencia
las encuestas del CIS u otras, y como en esto funciona un poco lo del
espejito de la madrastra de Blancanieves, pues todo el mundo llama
diciendo: hay que atacar al PSOE, que está subiendo, o hay que atacar
al PP, que está bajando, o cosas por el estilo. Ante esa presión lo
que hay que conseguir es que haya un ente con capacidad relativamente
independiente -la absoluta independencia en este caso es imposible-,
que sea capaz de resistirse a determinadas presiones, sobre todo
explicando que una televisión independiente, plural, de contraste
político, seria y democrática, contribuye decisivamente al prestigio
de los partidos
políticos que actúan correctamente y que son serios a la hora de la
gestión pública. Y eso es mucho más eficaz a largo plazo que la
utilización y manipulación inmediata y confundir la información con
manipulación. Por tanto, con relación a esa primera cuestión, que el
señor González Ferrari ha llamado una televisión de todos y para
todos, no sólo para la mayoría, yo sólo quisiera decirle que algunas
minorías nos sentimos grupos proscritos en televisión, y me gustaría
que, en el marco de la dimensión exacta de esas minorías, se les
mantenga el principio de pluralidad, pues no siempre ocurre así. Me
preocupa esa frase que ha dicho el señor Ferrari, que en su sentido
directo yo comparto, de que la televisión tiene que ayudar a la
vertebración nacional. No entienda que la vertebración nacional es no
reconocer la España de las nacionalidades y regiones, de las
autonomías y de la pluralidad. En televisión ocurre que hay una serie
de guerrilleros, que no son precisamente periodistas ni informadores,
en determinadas tertulias que se dedican no a emitir una opinión, por
ejemplo, contra los grupos nacionalistas, que a mí me parece muy
bien, siempre que sea una opinión crítica y seria, me parece muy
bien, porque ese es el principio de pluralidad, y aunque sólo hagan
eso y nunca hablen bien de los grupos nacionalistas, hasta también me
parece bien; lo que no me parece bien es la descalificación y el
insulto personal utilizado sistemáticamente, porque eso parece ser
que es el principio de la vertebración nacional que pretende sobre
todo Radio Nacional de España. Si eso es así, deberíamos reflexionar,
porque eso no ayuda a vertebrar el Estado español en su pluralidad y
en sus hechos diferenciales, sino todo lo contrario, ayuda a crear un
elemento de agresión, de descalificación y de permanente crítica
entre unos y otros. ¿Cómo se puede resolver eso? Sobre la voluntad
que ha manifestado el señor González Ferrari, todo el mundo tenemos
que aceptar esos diez puntos que ha expresado y su deseo de ser la
persona que se salga del debate interpartidista para garantizar la
consolidación de Radiotelevisión Española, que es lo que ha dicho en
su frase final. Yo estaría encantado, pero no basta con la buena
voluntad; hay que crear instrumentos para ello. Todos los poderes
públicos, y la televisión lo es en parte, por lo menos influye como
cuarto poder -no voy a entrar en el debate si es un poder de un tipo
o de otro-, cada poder importante, por lo menos de influencia y de
creación de opinión pública, que en una democracia es fundamental,
necesita contrapesos y los contrapesos son, por ejemplo, los libros
de estilo. ¿Tiene Televisión un libro que diga que cuando alguien es
agredido tiene derecho a hacer réplica? No que se diga que se puede
hacer cuando se llama, porque no ocurre. He oído muchos casos en los
que ha pasado y no han tenido posibilidad de corregir una información
absolutamente tendenciosa, falsa y descalificatoria con carácter
personal que afecte a una persona. ¿Por qué el señor González
Ferrari, que se va a entrevistar con el Defensor del



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Pueblo, no crea un ombudsman dentro de Televisión, con poderes
reales, no para que al director de Televisión, que es lo que
discutimos aquí permanentemente, lo nombre el Parlamento, que me
parece bien que lo nombre el Gobierno hasta que cambiemos el modelo?
¿Por qué no crea un defensor del oyente o del televidente, con
poderes reales, dependiendo del consejo de Radiotelevisión, que
permita el control de los excesos tendenciosos que pueda tener? Esto
ayudaría al propio informador, porque hay informadores que creen que
ascienden en televisión y que se les dan programas en la medida en
que sonríen al poder. Otas veces, en la medida en que no sirven a la
sociedad, que es el problema de fondo, debe ser un elemento que va
contra su propio currículum, y no se debe dar una actitud de
sometimiento al poder, porque aquí acaban colocándose como
informadores de un partido o de otro, y creo que tienen más culpa los
partidos que los informadores, pero ese es un elemento de reflexión
que deberíamos de buscar. Como los jueces, los periodistas son
independientes; lo digo porque yo soy profesional de la información y
me enseñaron en la escuela la deontología profesional.

Ha hablado el señor González Ferrari de la financiación de la
televisión. Creo que hay que asumir la deuda y hacer un pacto para
ello. Debemos hacer un pacto para mantener una financiación pública
para que quede claro qué parte de financiación pública, en la medida
en que se tienen dos ingresos, financiación pública y publicidad
o los merchandising, es decir, los servicios comerciales; qué parte es
financiación pública, que garantiza el esfuerzo que tiene que hacer
una televisión pública en lo educativo, en lo cultural, etcétera,
aunque no sea rentable pero sí lo sea social y culturalmente -tema al
que se ha referido el señor González Ferrari-, y qué parte es
competencia. Si todo está dentro de que es un servicio público, la
organización y la eficiencia de Radiotelevisión es escasa. El señor
González Ferrari sólo lo ha apuntado débilmente, pero hay que decirlo
claramente. Tenemos un mastodonte que funciona muy mal, cuya
productividad y producción propia es escasa y sólo se ha mantenido
ahí a través de intereses públicos o políticos. Hay que afrontarlo y
mantener el diálogo con los sindicatos de Televisión que ha ofrecido
el señor González Ferrari. Hay que decirles que si nos financian
públicamente, una parte va para producir determinados programas,
aunque sólo sean rentables socialmente, y otra parte es para que
gestionemos esos recursos correctamente. Si en un centro territorial
hay 300 trabajadores y la producción se puede hacer con cien, hay que
plantearse por qué se hace con 300. Pero si hay que mantener los 300,
habrá que justificarlo con producción competitiva y rentable, porque
al final los gestores públicos tienen que responder a partir de sus
cuentas de resultados, aunque las financiaciones sean plurianuales.

Si una vez obtenido un pacto de financiación pública sigue perdiendo
la Televisión, habrá que
echar a sus directivos, aunque sean muy amigos del poder, porque
gestionan mal los recursos públicos. Igual que hay estatuto del
contribuyente, debería haber un estatuto de los televidentes o de los
oyentes que controle los recursos públicos y la manipulación o no de
Radiotelevisión.

En definitiva, nos ha ofrecido una propuesta de pacto, la misma que
nos hizo el señor Rajoy, como no podía ser menos. pero ese pacto de
Estado debería ir complementado con las televisiones autonómicas y
locales. La gran pregunta es: ¿lo vamos a hacer o no? O lo hacemos en
un año o no lo hacemos, porque si no entramos en otra dinámica. Le
diría, señor González Ferrari, que la fecha máxima es junio o julio
del año que viene para hacer esa propuesta. No hacen falta muchos más
estudios, hace falta voluntad de consenso y colocar a Radiotelevisión
como un poder independiente y, repito, lo de poder sea dicho con
todas las limitaciones, es decir, simplemente como instrumento de
influencia en la opinión pública. Esto tiene un plazo de tiempo, y si
lo logramos articular rápidamente en cuanto a financiación y a
garantía de control suficiente para que todos veamos en los medios
informativos un árbitro que provoque contrastes, un debate
inteligente y serio y no manipulación, habremos tenido un avance muy
importante, de una democracia que tiene todavía elementos arcaicos.

-usted ha hablado de que el Estatuto de Radiotelevisión lleva 20
años-, a una democracia avanzada del siglo XXI. Coalición Canaria
está dispuesta, a pesar de que su experiencia con la Radiotelevisión
en los últimos años ha sido deplorable, en el sentido no de esperar
que nosotros tengamos ni cuota de pantalla ni una información no
crítica. Me parece bien la crítica en el sentido político o social y
que sea constructiva, pero no me lo parece la descalificación, el
insulto, etcétera.

Por último, ese último punto en el que ha hablado de mujeres
maltratadas me parece muy interesante y lo apoyo, pero la sociedad
española donde se está consolidando la democracia necesita un poco
más de sociedad y un poco menos de política. Estamos demasiado en la
política y esta se convierte muchas veces desgraciadamente en un
circo. Sería bueno que la sociedad española viera la política como lo
que es, como una función pública muy digna, importante y necesaria,
pero no todo es política. La sociedad tiene hoy una vitalidad, una
fuerza, un interés informativo y cultural enorme y hay que prestarle
atención, y no todo es la cuota de partidos políticos que tengamos en
televisión.




La señora PRESIDENTA: Tiene la palabra el señor González de Txabarri,
del Partido Nacionalista Vasco.




El señor GONZÁLEZ DE TXABARRI MIRANDA: Quería comenzar mi
intervención agradeciendo al señor González Ferrari su comparecencia
en nombre del Grupo Parlamentario Vasco.




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Convendrá conmigo que el señor Aznar nos ha hecho un gran favor con
su nombramiento. Ansiábamos esta Comisión, solicitábamos su
comparecencia una y otra vez todos los grupos políticos y no lo
conseguíamos. El señor Aznar ha posibilitado que al fin usted pueda
comparecer ante esta Comisión de Control de Radiotelevisión Española.

Comparto el criterio de aquellos portavoces que han indicado que
estarían dispuestos a firmar todas y cada una de las palabras que
usted ha manifestado en esta Comisión. ¿Sabe cuál es el problema,
señor González Ferrari? Que los que somos ya más veteranos en esta
Comisión, en los últimos cuatro años, hemos oído discursos similares
en boca de Mónica Ridruejo, de Fernando López-Amor o de don Pío
Cabanillas. Parece el guión del programa de inicio de una nueva
dirección general en Radiotelevisión Española. Son buenas
intenciones, un repaso exhaustivo a todos y cada uno de los temas
pendientes en el Ente Público Radiotelevisión Española, pero que
después no se corresponden con la realidad de los hechos. Ese es el
problema, la distancia infinita que hay entre lo que se predica y lo
que se hace después.

En consecuencia, somos escépticos. En lo que respecta al Gobierno del
Partido Popular, hoy hemos oído ese discurso por cuarta vez, pero,
con la misma sinceridad, le decimos que nosotros le ponemos el
contador a cero. Es verdad que su pasado no le hace ningún favor.

Basta leer el «Diario de Sesiones» de esta propia Comisión para
desmentir gran parte de las cosas que usted ha manifestado hoy
solemnemente. Ahí quedarán escritas, pero nosotros le ponemos el
contador a cero porque creemos que es lo razonable. A usted se le ha
echado la culpa de muchas situaciones en los servicios informativos
de Televisión Española o antes, en la dirección de Radio Nacional de
España, pero no había una posibilidad de contraste real entre los
rumores y las asignaciones de responsabilidades. Ya no es el caso,
señor González Ferrari, usted es el director general y deberá
comparecer ante esta Cámara. Tal y como le decimos, estamos
dispuestos a firmar lo que usted ha manifestado ante esta Comisión;
en el día de hoy le manifestamos nuestra posición escéptica ante
dicho discurso porque cualquier parecido con los hechos que se
observan en Radio Nacional de España y en Televisión Española dista
mucho de la realidad. Por tanto, creo que se trata de acercar las
posiciones entre el discurso teórico que se predica y la praxis real
en los programas que se emiten todos los días, tanto desde la radio
como desde la televisión. Le han puesto el ejemplo de la televisión
internacional y es que basta con conectar cualquier día que se esté
en el extranjero con el canal internacional de Televisión Española
para desmentir tajantemente su propio discurso en el día de hoy.

Después de terminar una asamblea parlamentaria de la OTAN, uno va al
hotel y se puede enterar uno de los crímenes más horrendos que
suceden en este Estado -
homicidios, parricidios, todo lo que se le pueda ocurrir-, todo en
media hora. En la siguiente media hora le pueden contar los amoríos
del último torero y del último futbolista. Se puede enterar de las
cosas más absurdas, elevadas, eso sí, a una categoría informativa
importante. De seguido, puede haber un servicio informativo en el que
existen el Gobierno y el Partido Popular, eso sí, metiéndose con todo
el mundo, y todo lo demás políticamente no existe. Y si es usted tan
constante que todavía aguanta ante el televisor y no ha recurrido al
socorrido libro, le pondrán una película de esas de Martínez Soria.

Ya no aguanta más.

Esa es la realidad, que usted tiene que ver, señor González Ferrari,
porque es la realidad que vemos los telespectadores. ¿A que le
resulta muy duro, don Javier, que un diputado le diga a la cara que
es usted un mercenario? ¿A que es duro? Es duro y su propia expresión
facial así lo ha demostrado. ¿Sabe qué pasa, señor González Ferrari?
Que nosotros lo escuchamos en la radio todos los días y no hay
posibilidad de contestar. Hoy usted va a tener posibilidad de réplica
en esta Cámara. Va a poder poner, desde su punto de vista, las cosas
en su sitio. Y eso es una democracia; eso es lo que nosotros no
podemos hacer, sobre todo en la radio pública. Nosotros podemos oír
auténticas barbaridades con nombre y apellidos y no podemos
responder. El problema es que las oímos nosotros del receptor y las
oyen nuestros votantes, las oyen los ciudadanos y nos preguntan:
¿cómo es posible esto en un país normal y racional? Pues esa es su
responsabilidad, señor González Ferrari. Yo comparto lo que decía el
señor Mauricio, que cada uno diga lo que quiera, que cada uno
sostenga sus propias posiciones políticas, pero cuando uno es atacado
y vituperado, ¿qué recurso le queda? Y cuando esto ocurre todos los
días, ¿qué es lo que hay que hacer, señor González Ferrari?
Tengo que decirle una cosa. Gran parte de la responsabilidad de estos
cambios, primero en Radio Nacional y después en Televisión Española,
la tiene usted, porque fue usted el que hizo estos cambios, lo sabe
muy bien, y esa es la responsabilidad que debe asumir. Ha hecho el
diseño de unos servicios informativos en los cuales la clase
política, el político con nombres y apellidos está ciertamente
desvalido. Usted puede comprobar qué duro es que le llamen mercenario
a la cara. Pues eso es lo que nos pasa a nosotros todos los días,
señor González Ferrari; todos los días y sin posibilidad de recurrir
a ninguna instancia. Usted puede oír esas tertulias, puede seguir
esos servicios informativos y observará, como nosotros, que esa es
una praxis habitual y consolidada que ya lleva cuatro años. Nosotros
le solicitamos con vehemencia, señor González Ferrari, que ponga fin
al diseño de esos servicios informativos donde gratuitamente, sin
ningún rubor y sin ninguna reserva, se insulta, se descalifica, se
veja al personal sin consideración. Creo que esa es la asignatura
clave y básica que usted tiene ante esta dirección general. Ha



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expuesto diez puntos, cuya teoría el Grupo Parlamentario Vasco
comparte y estaría dispuesto a firmar, pero tiene una gran piedra
ante la que tropieza: tiene unos servicios informativos y unas
tertulias propios de repúblicas bananeras, señor González Ferrari,
donde no es posible el contraste, donde no es posible la pluralidad,
porque no vale con que en esas tertulias estén representadas todas
las ramas de la extrema derecha. Eso no es pluralidad. ¿Pluralidad es
estar todas las ramas de la derecha? ¡Por favor, señor González
Ferrari! Pues eso lo ha hecho usted.

Y como le digo esto, le digo que ponemos el contador a cero, porque
creemos que lo razonable es lo que usted ha suscrito en su primera
intervención, y, por tanto, queremos preguntarle qué cambios va a
producir, qué cambios intenta proyectar para que lo que nosotros
vemos como telespectadores u oímos como radioyentes coincida en algo
con el discurso teórico que usted ha manifestado. Por matizar alguna
de las consideraciones que ha hecho en relación a los diez puntos, le
diré que hay que hablar más con los responsables de los grupos
políticos y de los grupos parlamentarios. Ha hecho usted una
manifestación de relación con casi todo el mundo; creo que le han
faltado dos consideraciones, una de ellas relativa a esta propia
Comisión. Usted bien sabe que ha habido una subcomisión durante la
anterior legislatura, en la que algunos diputados hemos estado unas
cuantas horas y nos sentimos claramente decepcionados por la
consideración que tanto Televisión Española como el Gobierno han
tenido para con los trabajos de la misma y creemos que hay que hacer
el esfuerzo de fijar un plazo razonable para culminar dichos
trabajos. Tampoco he creído oír al director general, en ese empeño de
relación y empatía que ha manifestado, hablar de la importancia de
reunirse con los directores de los distintos medios autonómicos para
ese cambio de modelo de las radios y televisiones públicas. Ahí hay
otra veta importante en la que trabajar. Habría que subrayar estas
dos consideraciones.

Por tanto, señor González Ferrari, el Grupo Parlamentario Vasco
quiere manifestarle estas posiciones básicas e instarle, sobre todo
en lo que se refiere a los servicios informativos, en relación con la
necesidad de objetividad en los mismos, de reflejar las realidades
desde la propia visión de dentro de Radiotelevisión Española, no
puede ser de otra manera, pero teniendo en cuenta la realidad de este
país. No puede ser que la radio y la televisión públicas tengan unos
servicios informativos beligerantes hirientes con algunos ciudadanos
y sus representantes políticos. Entendemos que hay que reorientar esa
política informativa y encontrar los cauces profesionales para que la
interrelación entre el componente periodístico de la información y
los políticos, que muchas veces la nutren y surten, sea más
razonable. Si usted entiende que esas tertulias, sus tonos y sus
consideraciones son normales y razonables, olvídese de la propia
relación con el Grupo Parlamentario
Vasco, porque nosotros no estamos dispuestos a realizar
consideraciones de ningún tipo sobre un ente informativo y generador
de opinión que está basado en dichas premisas y que genera
información a partir de las mismas. Si no es así y usted entiende que
esa reorientación es razonable y se va a dar, insisto en que el Grupo
Parlamentario Vasco pone el contador a cero. Serán ustedes los que
excluyan al Grupo Parlamentario Vasco del propio consejo de
Radiotelevisión vasca, serán ustedes los que excluyan al Partido
Nacionalista Vasco de los propios servicios informativos, serán
ustedes los que sigan vejando al Partido Nacionalista Vasco y a sus
responsables en sus propios servicios informativos, serán ustedes,
señor González Ferrari, los que tendrán que asumir sus propias
responsabilidades. Usted ha ofrecido hoy la mano tendida y nosotros,
en nombre del Grupo Parlamentario Vasco, se la cogemos, ponemos el
contador a cero y a partir de las próximas comparecencias,
concediéndole los cien días de gracia que son habituales en estas
circunstancias, podremos realizar nuestra labor crítica. Lo que no es
de recibo, señor González Ferrari, es el modelo en que usted y los
suyos digan lo que quieran todos los días a todas horas en la radio y
la televisión, y nosotros, una vez al mes, nos dediquemos aquí a
protestar y a decir que esto no es razonable. Ese es el modelo que no
puede ser, señor González Ferrari; ese es el modelo de los últimos
años y ese es el modelo que nosotros entendemos que hay que superar.




La señora PRESIDENTA: Tiene la palabra el señor Alcaraz, del Grupo de
Izquierda Unida.




El señor ALCARAZ MASATS: Voy a intentar no repetir argumentos que
aquí se han reiterado, fundamentalmente con respecto al tema del
contenido de los informativos. No voy a hurtar el bulto, porque parto
de la coincidencia con las palabras que acaba de emitir el señor
González de Txabarri; por tanto, desde ese punto de vista, mi
posición está clara. Además, tanto el representante del PNV como
ahora el representante de Izquierda Unida somos en este caso los más
autorizados a hablar de la necesidad de pluralidad, porque,
posiblemente, seamos los dos grupos que nos quedemos fuera del
consejo de administración de Radiotelevisión Española por una falta
de sensibilidad de los grupos mayoritarios, que nos van a quitar de
en medio, señor González Ferrari. Desde esa autoridad, podemos hablar
con mayor contundencia tanto el representante del PNV como el de
Izquierda Unida. Lo digo con serenidad y con tristeza, porque esto
puede suceder entre hoy y mañana, y desde luego no lo voy a decir por
última vez durante esta legislatura, sino que vamos a protestar por
todos los medios, posibles si sucede al final esto que acabo de
anunciar.

Cuando usted sea portavoz del Gobierno, señor GonzálezFerrari -lo
digo en el sentido de que se está utilizando



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últimamente la televisión pública como trampolín político-, vendrá
aquí el señor Urdaci, como director general de Radiotelevisión
Española, y nos dirá con tono idílico, en un discurso kennedyano, la
voluntad que tiene, sin concretar absolutamente nada, sin bajar en
ningún momento a disputar el balón de lo concreto. Nos dirá eso,
después de un debate en el Pleno de ayer en que el señor Ballestero,
con su discurso escrito a máquina, (El señor Ballesteros de Diego:
Precisamente.), nos vino a decir que él ayer no podía concretar nada
porque usted hoy nos lo iba a solucionar aquí todo y que teníamos que
haber esperado a que usted hablara. Bueno, ya ha hablado usted, señor
González Ferrari, y, aparte de su buena voluntad, no ha aclarado
absolutamente nada de los temas fundamentales que afectan a nuestra
televisión pública.

Nosotros, desde Izquierda Unida, señor González Ferrari, siempre
hablamos de la televisión pública teniendo en cuenta que nadie nos
puede utilizar de ariete en el sentido de que se pueda utilizar
nuestra crítica para que intereses privados o de otro tipo hagan que
nuestra posición sea de ariete contra la televisión pública. Por eso,
a veces, estamos entre el arrebato y la contención, siempre
defendiendo la televisión pública,pero siempre teniendo en cuenta que
uno de los principales enemigos que está teniendo la televisión
pública es el director general. A usted le damos 50 telediarios, pero
ni uno más. Vamos a esperar a ver cómo funcionan las cosas.

Usted ha empezado con un tema del que ya ayer se habló en el Pleno y
que no hay por dónde cogerlo porque no tiene aterrizaje posible: hay
que ir a un gran pacto de Estado, hay que ir a una mesa, hay que ir a
un encuentro. ¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Con qué formato parlamentario? ¿O lo
van a definir ustedes como están definiendo las mesas del Congreso,
los consejos de administración u otros organismos de representación
política? ¿Cuándo y dónde, señor González Ferrari? Salgamos de aquí
por lo menos con un plazo, con una cita, porque eso queda muy bien,
ustedes quedan como muy dialogantes, pero cuando llega la hora del
diálogo, al final, todo se puede concretar sacando la impresión de
que vamos a salir unos segundos más en los telediarios. Izquierda
Unida no lucha por eso; eso es una consecuencia más de la
estabilidad, de la credibilidad, de la solvencia, de la utilización
democrática de un medio, pero no puede convertirse en el único
problema, en la única bandera o en el único debate.

Usted ha adelantado cuestiones, muchas de ellas simplemente a
vuelapluma, de enorme importancia, pero sin aterrizar, como he dicho
anteriormente. Sobre el sistema de financiación, usted nos ha dicho
que con respecto a la deuda acumulada van a hacer gestiones
transparentes y enseguida van a informar. Luego no tiene usted
estrategia para enjugar la deuda acumulada. ¿Cuál es la estrategia?
¿Cuál es el plazo? ¿Cuál es su combatividad en este terreno, señor
González Ferrari?
Por ejemplo, ¿se puede pensar en la posibilidad de una sociedad
instrumental a la que se traslade la deuda que tiene el Estado con
Televisión Española y con la radio pública para que en esa sociedad
instrumental se vayan pagando los intereses y se haga una estrategia
de asunción de la deuda a través del dinero público? ¿Se puede pensar
en eso o en qué se puede pensar? Se puede pensar, si no, que vamos a
seguir como hasta ahora. ¿Sabe usted cómo estamos? Incluso muchos
miembros de la oposición caemos a veces en ese error, no Izquierda
Unida. No estamos en una quiebra financiera. Televisión Española no
puede quebrar, como no puede quebrar un cuartel de la Guardia Civil.

La deuda que tiene Televisión Española -ese es el error que se
comete- no es de Televisión Española, es del Estado con Televisión
Española, que tiene la consideración de la triple A, una deuda del
Reino de España, y por tanto no se puede hablar en ese tono en que se
está hablando como si fuese un agujero procedente de la gestión o de
la mala gestión, como ha dicho otro portavoz. Usted ha hablado de
viabilidad, de eficiencia y, desde ese punto de vista, no estamos
claros de ideas. Cuando el señor Aznar nos dice en el Pleno de la
Cámara que hay que conseguir una televisión viable en el equilibrio
ingresos- gastos, ¿qué se nos está diciendo, señor González Ferrari?
Usted, aquí, ha dicho, por ejemplo, que hay que definir el servicio
público por el Estado español y que no se podrán integrar actividades
que no estén en la definición de servicio público. Esto lo ha
conectado aclarando que la contabilidad analítica es un instrumento,
no un fin y, al mismo tiempo, aparece en la secuencia la idea de que
no importa la audiencia. Algunos podemos deducir que van ustedes a
una reducción de la casa y esto conecta con informaciones que
nosotros tenemos, ya verificadas, en el sentido siguiente. Van
ustedes a un modelo viable de Radiotelevisión Española, es decir un
modelo que no entre en lo que ustedes llaman competencia desleal con
las privadas, pasando, por tanto, de la consideración de lo que es un
servicio público, que usted ha repetido, a la idea de interés general
-ya no habría el servicio público esencial que tienen que cumplir las
privadas, que sólo tienen régimen especial, en cuanto a la propiedad,
no en cuanto a la emisión; la emisión siempre tiene que ser de
servicio público-, y a partir de ahí empezaría a funcionar ese
estudio previo que hizo la SEPI en su momento. No pasaría
Radiotelevisión Española a la SEPI, sino que la SEPI sería parte
importante del accionariado de Radiotelevisión Española. Si ustedes a
ese modelo le introducen la bifurcación de programa de interés
público y programa de interés comercial y si, por ejemplo, los
programas de interés comercial los emiten fundamentalmente en La
Primera la meten en el mercado, incluso con posibilidades de
privatización, y sólo en La Segunda ponen lo que ustedes definirían
como programas de servicio público, en función de esa lectura que
ustedes hacen del protocolo anexo de Amsterdam,



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nos encontraríamos con una reconversión profunda de la radio y la
televisión pública. Si es eso lo que están diciendo, si la
información que tenemos procedente de altos cargos de la SEPI es
esta, desde luego nos van a tener enfrente no sólo a nosotros, sino a
mucha gente de este país, que en función de esta batalla cultural que
se avecina va a dar esa batalla a favor de la televisión pública, de
dimensión, pagada por el Estado en la parte que corresponda y la otra
por publicidad, pero que no enfoque a través de unos recursos o de
unas consecuencias específicas de lo que es la contabilidad analítica
el camino de una televisión bonsai, marginal, modelo norteamericano.

Desde ese punto de vista, ustedes no es que estén despistados en este
momento, no es que estén pensando en las cosas, no es que estén
programando el futuro, sino que no quieren decir en este momento cuál
es su auténtico proyecto. Ustedes ya lo saben, lo están dando a
pequeñas dosis, usted hoy aquí menos, el señor Cabanillas también
menos, pero cuando comparecieron ciertas autoridades o el señor Aznar
en el Pleno de la Cámara, dejaron entrever que por ahí pueden ir las
cosas. Eso implica indudablemente sacar el instituto de
Radiotelevisión Española en cuanto ente, desagregar el ente, acabar
con la figura del ente, llevar el instituto a donde corresponda,
posiblemente a Educación o a Cultura, llevar la orquesta y coro a
Cultura y entrar en una especial negociación de los centros
territoriales.

Señor González Ferrari, querríamos que esto se aclarara, si este es
el pacto que nos plantean, si esto va en esta dirección, y si va en
otra cuándo y dónde nos podemos ver, porque es lo último que se
repite en esta Cámara: pacto, mesa, encuentro, diálogo. ¿Cuándo y
dónde? Estamos dispuestos, señor González Ferrari. Le ruego que me
conteste porque ahora me tengo que ir a la Comisión del Defensor del
Pueblo. (Risas.) Tengo pluriempleo. Leeré escrupulosamente el «Diario
de Sesiones».

Le voy a aportar una serie de conclusiones concretas con respecto a
las cuales…



La señora PRESIDENTA: Brevemente, señor Alcaraz.




El señor ALCARAZ MASATS: Brevísimamente, señora presidenta.

Yo querría conseguir alguna matización de usted. Anoche fueron
votadas negativamente en el Pleno de la Cámara. Son aterrizajes
concretos de cuestiones que usted ha planteado en su discurso
kennedyano de nueva frontera, hasta que sea usted portavoz del
Gobierno. Por ejemplo, ¿cómo y en qué plazo liquidamos la deuda
acumulada? No me diga que va a hacer gestiones con Rato y que éste lo
va a mandar allá donde da la vuelta el aire. ¿Cómo y cuándo? En
segundo lugar, para el presupuesto del año 2001, que van a empezar a
elaborar dentro de 15 días, ¿va a pasar ya la partida correspondiente
de 140.000 ó 150.000 millones a Radiotelevisión Española?
Consecuentemente, ¿ya no tendrá que ir Radiotelevisión Española a
endeudarse con el banco de turno? ¿Va usted a solicitar esa partida
en los Presupuestos Generales del Estado para evitar que se paguen,
como se están pagando, aproximadamente, 30.000 millones de gastos
financieros? Yo le pregunto y usted me contestará si quiere. ¿Van
ustedes a aprobar, de cara a la neutralidad, pluralidad y del proceso
de desgubernamentalización, absolutamente necesario, un estatuto de
los trabajadores de los consejos de redacción concretamente para
funcionar de manera adecuada? Sería la garantía de eso que usted
dice, porque si no todo se quedará en manos de personas concretas que
tienen programas concretos, que pueden cumplir o no y que no generan
la estructura democrática que podrían obligar a estos cumplimientos.

Todo queda en manos de usted y de su discurso de investidura en esta
mañana aquí. No hay forma de controlar porque no se genera la
estructura democrática adecuada.

En otro orden de cosas, ¿se va a aprobar -creo que viene en el
apartado 3 del artículo 20 de la Constitución- el reglamento o la ley
correspondiente para el derecho de acceso de sindicatos, de ONG, de
asociaciones de otro tipo? Hay que aprobarlo, hay que regularlo, hay
que poner negro sobre blanco, señor González Ferrari. Todo lo demás
son espumas, brindis al sol, promesas, consideraciones más o menos
poéticas, más o menos bien estructuradas.

Por ejemplo, mientras llegamos al consenso respecto a la ley del
estatuto, que es un consenso complicadísimo -habrá que ver cuál es el
concepto que se ha emitido por aquí de modernizar las cosas de cara
al siglo



XXI; no sé si eso querrá decir privatizar-, ¿por qué mientras no se
llega a ese consenso, en el que vamos a tardar mucho, y usted lo
sabe, no aprobamos ya el artículo -no llevaría más de tres líneas- de
elección parlamentaria del director general? Eso se puede hacer en
dos meses. Incluso que el director general esté más de cuatro años
que puede durar una legislatura, cinco, seis años, para que pueda
escapar a presiones de todo tipo, que usted y yo conocemos.




La señora PRESIDENTA: Señor Alcaraz, tiene que ir concluyendo.




El señor ALCARAZ MASATS: Termino, señora presidenta. Muchas gracias
por su amabilidad.

En todo caso, usted ha dicho aquí que Televisión Española, sin ningún
tipo de complejos, se va a incorporar a las nuevas tecnologías. ¿Por
qué no presionan ustedes para que se apruebe ya lo de Internet
Radiotelevisión Española, Sociedad Anónima, por el Consejo de
Ministros?, efectivamente, adecuando el gasto de lanzamiento, para
que no haya ningún tipo de sobreprecio o de despilfarro. ¿Por qué no
se aprueba ya?Usted habla de cosas abstractas, el señor Ballestero de



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cosas prescritas y yo de cosas concretas. Mientras las cosas
concretas no se materialicen, señor González Ferrari, no crea que
nosotros, aunque sea desde el cansancio, nos vamos a creer los
discursos idílicos, que muestran simplemente una voluntad. No nos los
podemos creer. Aterricemos, concretemos.




La señora PRESIDENTA: Tiene la palabra, por parte del Grupo Catalán
(Convergència i Uniò), el señor Grau Buldú.




El señor GRAU BULDÚ: Como Grupo Parlamentario Catalán queremos
agradecer ante todo al señor director general su comparecencia por el
carácter de normalidad institucional que supone el hecho de que haya
querido reservar sus primeras declaraciones y manifestaciones
públicas en esta comparecencia ante esta Comisión de control
parlamentario. Así creemos que debe ser y no está de más que lo
pongamos de manifiesto.

Al hilo de su intervención, debe saber que contará con el apoyo del
grupo en todo lo que haga referencia a conseguir una radio y una
televisión públicas que atiendan a las necesidades de la sociedad
desde la perspectiva de sus contenidos y que empresarialmente consiga
su viabilidad mediante una dimensión adecuada, una financiación
suficiente y una gestión eficaz. Su trayectoria personal como
profesional destacado en los medios de comunicación y como gestor de
los mismos al frente de Radio Nacional de España y de los servicios
informativos de Radiotelevisión Española avalan su capacidad y tendrá
nuestro apoyo. También le mostraremos nuestras discrepancias cuando
se produzcan. En todo caso, hoy es un punto de partida, es un
contador a cero, como se ha dicho aquí, y nos interesa a todos lo que
es el presente y las perspectivas de futuro que se nos abren a partir
de hoy.

De las palabras del presidente del Gobierno en la sesión de
investidura se desprende la voluntad del ejecutivo para abordar,
durante la legislatura, la reforma del marco legal del sector
audiovisual y hacerlo desde el consenso. Durante la anterior
legislatura, una subcomisión para la reforma del estatuto dejó
elaborados una serie de trabajos que definen la línea por la que debe
seguir, el vigente estatuto, que data de 1980 y se elabora en un
paisaje audiovisual de monopolio en el caso de la televisión y
radicalmente distinto en el caso de la radio. También las necesidades
de la sociedad y la propia sociedad eran entonces muy distintas a las
de ahora. Es cierto que si el estatuto se hubiera cumplido en su
integridad, como en referencia a la recepción de subvenciones
procedentes de los presupuestos, la situación económica hoy sería muy
distinta y posiblemente más liviana. En todo caso, el estatuto exige
una profunda revisión de algunos aspectos, como es la adecuación del
sistema televisivo público al Estado de las autonomías. Si estamos
avanzando hacia un principio de
máxima unidad administrativa, es lógico que tenga su traducción en un
sistema audiovisual público, mediante la cooperación entre las
televisiones públicas, la existencia de vínculos institucionales con
las comunidades autónomas por lo que se refiere a la actividad
territorial e incluso unas fuentes de financiación que puedan
compartirse, puesto que en definitiva entre todas se realiza una
labor de Estado. En otros términos, quizás los cambios deban ser
menores o de matiz, como la designación del director general, cuya
potestad debe residir en el Gobierno, sin perjuicio de que en aras al
consenso se pueda buscar un mecanismo de refrendo. Estamos hablando
de una alta función que tiene carácter público y político, porque
tiene una responsabilidad que asumir, y hay inversiones muy
importantes y al mismo tiempo hay una gestión, un flujo de dinero
público, todo lo cual justifica nuestra posición, de la que por
supuesto tendremos muchas ocasiones de hablar durante esta
legislatura.

Respecto a la continuidad de Radiotelevisión Española, hay que
establecer unas reformas necesarias como la definición de los
objetivos de programación, la financiación estable y transparente que
respete la normativa de la Unión Europea, que tenga una organización
más racional y moderna y que tenga una apuesta clarísima por las
nuevas tecnologías, y nos posicionamos por la continuidad de un
modelo de radiotelevisión pública, como en el resto de los países
europeos de nuestro entorno. En pocos años la situación se ha
transformado; los operadores se han multiplicado y seguirán
haciéndolo, y en nuestro país de manera inmediata. Por otro lado,
muchos contenidos programáticos de especial interés para el
espectador han pasado a ser ostentados y emitidos por la televisión
de pago. La presencia de un operador público -como usted bien ha
dicho- parece hoy más necesaria que hace unos años para preservar los
derechos de los ciudadanos respecto a ciertas informaciones y a
ciertos actos públicos.

Respecto a la deuda generada por el Estado frente a Radiotelevisión
Española, que se ha generado precisamente a partir de la finalización
del monopolio televisivo, es una losa que dificulta enormemente las
perspectivas de futuro y esperábamos de alguna forma, de acuerdo con
sus manifestaciones en el día de la toma de posesión, una concreción
superior al programa de amortización de la misma. Para este tema debe
exigirse un control financiero riguroso -como ha explicado en su
intervención- de las cuentas de explotación y los presupuestos, a
partir de ahora, tienen que incluir para el próximo año una parte
para amortizar la deuda en un plazo programado. En todo caso,
quisiera avanzarle nuestra posición en el sentido de que no
aceptaremos que los ingresos extraordinarios que se puedan conseguir
por operaciones similares a los de la venta de Retevisión a Vía
Digital se dediquen a alterar o maquillar los resultados del
ejercicio y no a sanear el principal de la deuda. Ya en los
presupuestos de 1992, el Grupo



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Catalán pidió a través de una enmienda que las autorizaciones de
endeudamiento a favor del Ente Público Radiotelevisión Española
fueran sustituidas por subvenciones directas a la explotación. No se
aceptó nuestra tesis ni en aquel ejercicio ni en los siguientes.

Hasta este punto hemos llegado hoy. En opinión de Convergència
i Unió, jamás el endeudamiento fue una solución aceptable. Su
preocupación por esta deuda es también nuestra preocupación.

Respecto a los asuntos comentados de programación de Radio Nacional y
Televisión Española, no se nos puede olvidar que al final lo que
hacen Televisión Española y Radio Nacional es ofrecer una o varias
programaciones las 24 horas del día. Le pedimos una programación que
sepa conjugar los intereses diversos de una audiencia diversa, con
presencia de todo tipo de programación, y que todo ello se haga con
rigor, con talento y con calidad. Debe satisfacerse al mayor número
posible de espectadores con información, con entretenimientos, con
una apuesta indiscutible por la divulgación y la cultura y, por
supuesto, abordando los grandes acontecimientos deportivos o el cine,
que no pueden quedar sólo en manos de la televisión de pago. También
le pedimos, señor director general, que cuente con los recursos de la
casa y los optimice, pero que sobre todo siga dando juego a todos los
profesionales y sepa encontrar el justo equilibrio abriendo líneas de
colaboración con el sector privado, que está tomando importancia en
el mercado de lo audiovisual en la situación actual.

Respecto al pluralismo le pedimos, señor González Ferrari, la máxima
atención hacia uno de los principios básicos del Estatuto de
Radiotelevisión Española: la exigencia de pluralismo; pluralismo por
un lado en la información, junto al rigor y a la veracidad, sin
discriminación hacia las diversas opciones ideológicas presentes en
la Cámara y en el conjunto de la sociedad. Le pedimos que ponga todos
los medios para lo que es no sólo una exigencia jurídica de
Radiotelevisión Española, sino un valor propio del sistema
democrático. Por su acreditada trayectoria como profesional del
periodismo le pedimos la máxima sensibilidad, que entendemos que hoy
nos la ha ofrecido. En este punto desearía recordarle el telediario
del mediodía del 27 de mayo referente al desfile de las Fuerzas
Armadas en Barcelona, como ya se ha dicho anteriormente, del que se
ofreció una información sesgada, incompleta y absolutamente
subjetiva. Se obviaron en aquel telediario todos los actos pacifistas
del parque de La Ciudadela y sólo se mostraron, con especial
profusión, los actos de la carretera de Sants. En aras del pluralismo
que ofrece, deseamos que este pluralismo sea también lingüístico y
cultural.

Centrándonos en Cataluña, queremos hacer algunas consideraciones
acerca de la actividad específica de Radiotelevisión Española allí.

En los últimos años, la actividad de Radio Nacional de España y la de
Televisión Española en Cataluña como uno de los centros de producción
de programación para toda España ha
entrado en un proceso de disminución de su papel tradicional. Es
cierto que ha habido momentos de más encargos que otros, pero en
líneas generales la tendencia ha sido decreciente. Señor González
Ferrari, su responsabilidad empieza hoy y le pedimos el máximo
interés para aprovechar a fondo las posibilidades de Sant Cugat y de
Radio Nacional de España en Cataluña. Esos dos centros han estado
ligados a una actividad que les ha hecho ganar la estima y el respeto
de la sociedad catalana, como es su contribución histórica a la
normalización del uso de la lengua catalana en los medios de
comunicación; un esfuerzo que exige también la contribución de
Radiotelevisión Española a través de sus actividades en Cataluña. Es
cierto que Radio 4 (y usted que fue hasta hace algún tiempo director
de Radio Nacional de España lo sabe), han vivido un período de mayor
apoyo después de unos años de abandono, pero este esfuerzo debe
continuar. En el caso de Sant Cugat, la dispersión de la
programación, la ausencia de franjas estables y de programación
competitiva han sido hechos constatables. Señor González Ferrari, le
pedimos la máxima sensibilidad, y ocasiones tendremos para seguir la
evolución de su política en estos centros. La cooperación con TV 3 y
en general con la FORTA es esencial. Es cierto que son competidores
en el mercado. Es también cierto que algunas relaciones ya existen,
pero en todo caso el mero hecho de que todos actúen mediante el
respaldo financiero público exige la máxima cooperación en todo
aquello que operativamente sea posible desde la independencia de cada
uno y sobre todo, de acuerdo con lo que antes exponía, cuando
hablamos de la reforma del Estatuto, porque estamos avanzando hacia
un principio de unidad administrativa que exige una cooperación lo
más profunda posible en todo el sector público y, por supuesto,
también en el audiovisual.




La señora PRESIDENTA: Tiene la palabra el señor Ballestero, del Grupo
Popular.




El señor BALLESTERO DE DIEGO: Señora presidenta, señorías, señor
director general, no es difícil establecer en esta primera
comparecencia palamentaria del nuevo director general de
Radiotelevisión Española, al que expresamos nuestra más sincera
bienvenida y nuestra felicitación por su nombramiento, el catálogo de
asuntos que están en este momento en el frontispicio de la
preocupación de nuestro grupo parlamentario respecto
a Radiotelevisión Española. Tampoco había que ser ningún zahorí para
imaginar ese cálido recibimiento que algunos se han apresurado a
tributarle; por otro lado, ni más ni menos que como en ocasiones
precedentes, en este sentido, nada nuevo bajo el sol. Tan sólo, si me
permiten una pequeña intromisión, deberían rectificar aquellos que
repiten una y otra vez que nunca antes se concitó una oposición más
amplia en contra de Radiotelevisión Española, porque ese latiguillo
sencillamente



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no es cierto; se debería decir más bien que nunca antes se reunieron
aquellos que eran menos para decir que son más, porque esto es lo que
sucede realmente al criticar a Radiotelevisión Española.

Le agradecemos, señor director general, su deferencia con esta
Comisión de Control Parlamentario de RTVE a la hora de ofrecer
públicamente y en el plazo más inmediato la primicia de sus ideas y
de sus proyectos. Para nosotros, señor director general, y en
cualquier análisis objetivo de la realidad que no esté al servicio de
otros intereses inconfesables o raye, como ha aparecido esta mañana,
en la mezquindad, su solvencia personal y profesional y todos sus
antecedentes, sin excepción, abundan en la idoneidad y en el acierto
de su nombramiento y son una garantía para ocupar con éxito el puesto
de director general de Radiotelevisión Española en una etapa tan
apasionante como la que atisbamos. Señor González Ferrari -nosotros
sí nos atrevemos a pronunciar la palabra González-, es cierto que
usted es un mercenario en el sentido estricto de la palabra porque
hace su trabajo y ejerce su profesión perfectamente a cambio de un
sueldo. Hay otros directores generales que tienen que llevar la
cabeza bien agachada porque ellos estaban al servicio de determinados
intereses políticos. En ese sentido, es cierto que usted es un
mercenario.

Es ya un terreno común de todos los que tienen alguna relación con
Radiotelevisión Española la imperiosa necesidad de acometer una
profunda reforma del ente público. El presidente del Gobierno hizo
alusión a ello en su intervención ante el Pleno de esta Cámara con
motivo del debate de investidura, ofreciendo un pacto a las fuerzas
políticas para definir el nuevo modelo público audiovisual en España.

Además, el nuevo director general ya se ha manifestado con una
claridad meridiana en esa misma dirección. En sus breves palabras
durante el acto de toma de posesión hizo referencia a ello y con la
previsible amplitud lo ha vuelto a reiterar en este acto. Una y otra
referencia hacen que la sencillez del planteamiento a la hora de
afrontar esta comparecencia sea aún mayor para el Grupo Parlamentario
Popular porque la coincidencia en ese sentido es total. Desde nuestro
punto de vista, en el Parlamento y en el debate público sobre la
materia ya se dispone de documentos, opiniones y textos suficientes
como para no tener que consumir más tiempo en la evacuación de
comparecencias, en la recepción de estudios o en la redacción teórica
de la reforma, y sí, en cambio, es el momento de avanzar
decididamente para pasar de las musas al teatro, para pasar, en
definitiva, a una acción política y legislativa que desemboque, en un
plazo razonable de tiempo, en la consecución de un objetivo
mayoritariamente compartido y beneficioso para los ciudadanos.

Queremos reiterar hoy la disposición formal del Grupo Parlamentario
Popular para establecer la premisa básica de un acuerdo político y
social para reformar Radiotelevisión Española. No es posible, a
nuestro juicio, abordar la reforma de espaldas a la
sociedad, y no es concebible tampoco inhibirse de ese trabajo por
atender a estrategias de partido distintas y ajenas, cuando no
arbitrariamente contrarias, al fin que perseguimos. Nosotros queremos
apelar, a pesar de lo que se ha escuchado esta mañana, a la
responsabilidad de todos para realizar entre todos y con la
colaboración y las aportaciones de todos, sin excepción, la reforma
imprescindible de Radiotelevisión Española. El propio presidente del
Gobierno -como dije antes-, en su debate de investidura en esta
Cámara, anunció el deseo del Gobierno de alcanzar, entre otros, un
acuerdo satisfactorio en la revisión del sistema público audiovisual.

Debo decir que este ofrecimiento, ambicioso sin duda, no obtuvo una
respuesta parlamentaria de gran altura de miras o, dicho de otro
modo, no obtuvo una respuesta muy generosa ni una acogida muy
entusiasta por parte del principal partido de la oposición. No nos
ayudará mucho en este asunto tan complejo y tan amplio reducir todos
los problemas al procedimiento de elección del director general, por
ejemplo. Puede ser esa una cuestión relevante en el marco de la
reforma institucional, pero no es ni el primero ni el más importante
de los problemas que tenemos afrontar.

Lamentablemente, hoy se han puesto de relieve de nuevo en esta
comparecencia posiciones preestablecidas y anticipadas y se han
repetido viejas cantinelas sobre sumisiones gubernativas, pérdida de
libertades democráticas y otra sarta de injustificados y alarmantes
mensajes y descalificaciones. Incluso se vuelve a faltar a la verdad
de una manera reiterada en temas puntuales, como cuando se hablaba de
las declaraciones de Radio Nacional de ayer, mientras que en la noche
de ayer Manuel Antonio Rico leía un comunicado del portavoz del
Partido Socialista o esta mañana -y de eso se podía quejar este grupo
parlamentario- en Radio Nacional se hacía, en primer lugar una
entrevista al diputado señor Benegas y posteriormente otra al señor
Bono. Otra cuestión es que determinadas portavoces prefiriesen a lo
mejor que se la hiciesen al señor Rodríguez Zapatero o a otros
diputados. Se trata, en definitiva, de posiciones políticas a las que
parece no importar nada la solución de los problemas y sí convertir
permanentemente a Radiotelevisión Española en un arma arrojadiza, en
un estrambote, en una cómoda excusa a la que recurrir para
reprocharle en cada ocasión sus propios fracasos, errores y
frustraciones. Sucede que, en el fondo, el Partido Socialista no es
capaz de entender el varapalo que ha recibido de los ciudadanos el
pasado día 12 de marzo si no es en clave de responsabilidad mediática
de Radiotelevisión Española. El Partido Socialista no ha sido capaz
de obtener alguna estimación en la treintena de recursos presentados
ante la Junta Electoral Central. El Partido Socialista persiste en su
actitud de amedrentar y coaccionar permanentemente a los
profesionales de Radiotelevisión Española y a su dirección, para
obtener un trato informativo de favor con el que disfrutaron durante
tantos y tantos



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años. Y es que el Partido Socialista tampoco demuestra en estos
momentos estar en condiciones saludables para aceptar con el deseado
alborozo, o al menos con resignación democrática, que la situación ha
cambiado en Radiotelevisión Española, que hace años que ya no se
persigue a los profesionales por su pensamiento o por sus ideas, y
que el insulto y la descalificación no estimulan un trabajo hecho hoy
en libertad. El Partido Socialista parece estar satisfecho haciendo
su papel - por cierto, en mi opinión, hoy de una manera bastante
pobre- respecto a Radiotelevisión entre la hilaridad, la amnesia, la
falta de decoro y, a veces, yo diría incluso que con una falta
elemental del sentido de la vergüenza. (La señora Conde Gutiérrez del
Álamo: Ballestero, ¡ya está bien!) Hay otras críticas y comentarios
de otros portavoces que no merece la pena amplificar porque su origen
e intencionalidad son ajenos a Radiotelevisión Española. Aunque aquí
es muy sencillo mezclarlo todo, desde luego ha llamado la atención la
postura de un portavoz que está ausente -supongo que por sus
múltiples obligaciones parlamentarias- debido a que no se han
obtenido los resultados deseados. No me sorprende que el portavoz del
PNV prefiera ver el canal internacional de Radiotelevisión Española;
si tuviese la oportunidad de ver el canal ETB internacional, si es
que lo hubiese, o si los españoles tuviesen la oportunidad de ver los
informativos de ETB verían que críticas se realizan no sólo al
Gobierno, sino al principal partido de este país, acercándonos al
fascismo, mientras que los protagonistas de los informativos son los
mismos protagonistas de la kale borroka, eso sí, sin caretas,
directamente, presentándolos en persona y como son.

Ha habido también intervenciones que se sitúan, con todos los matices
que se quieran, en la senda de la aproximación, de la conjunción de
esfuerzos, del diálogo constructivo, de un positivo acercamiento a la
meta planteada y con las que queremos, naturalmente, avanzar en el
debate y encontrar puntos de coincidencia. Por nuestra parte, y en el
tenor constructivo que hemos acreditado siempre al hablar de
Radiotelevisión Española, creemos que la propuesta presentada en el
Congreso de los Diputados al final del año pasado -y que recordaré
ahora que gozó de una infrecuente unanimidad en su valoración
positiva por parte de los sindicatos- es plenamente útil y está
vigente, describe certeramente la situación, analiza adecuadamente
los principales problemas de la empresa y, como el documento abierto
de trabajo que siempre tuvo vocación de ser, permite optar por
soluciones distintas que muy pronto deberíamos concretar. Nuestro
único afán, como el suyo, señor director general, es el futuro de
Radiotelevisión Española. El análisis riguroso de la gestión de los
últimos años nos avala, con un peso argumental de mayor credibilidad
que la crítica de oficio y el insulto habitual que practican algunos,
para plantear un compromiso serio y sincero con la viabilidad, la
utilidad
social y un horizonte optimista para Radiotelevisión Española.

Propugnamos, en la misma línea de sus palabras, un nuevo modelo de
radiotelevisión pública para España que parta del análisis global del
sector, de su cercanía a los grandes operadores públicos europeos y
de la definición del servicio público de radiotelevisión como una
prestación social amplia, de calidad y diversa. Apostamos también
nosotros por un sistema de financiación plural y diversificado,
estable y suficiente, y por solucionar el asunto de la deuda
acumulada. Necesitamos un nuevo estatuto para el siglo XXI que aborde
una completa reforma institucional y actualice y refuerce los
mecanismos de control, administración y gestión de Radiotelevisión
Española. Apoyamos para Radiotelevisión Española la asignación de una
función global de servicio público que defina soberanamente nuestro
Estado en el marco de la Unión Europea.

El nuevo modelo de Radiotelevisión Española debe participar muy
activamente en la revolución tecnológica que se está produciendo en
el mundo de las comunicaciones y de lo audiovisual. Resulta vital
para los intereses nacionales una fuerte e influyente presencia
internacional de Radiotelevisión Española. Las lenguas y culturas
españolas deben proyectar al Estado en todo el mundo. Los servicios
informativos son, pese a quien pese, y deben seguir siendo un
elemento básico estructural en Radiotelevisión Española que vertebre
toda su programación y sea sinónimo de credibilidad y aceptación. La
calidad y diversidad de la oferta de radio deben seguir escalando
peldaños en la aceptación ciudadana, como las han venido aceptando en
los últimos años, incluso bajo su dirección, a pesar de que haya
portavoces con el señor De Txabarri, que por motivos más bien
personales, que a lo mejor han dejado de ser tertulianos, pero no
desde luego por planteamientos parlamentarios coherentes, critiquen a
unos profesionales como los tertulianos de Radio Nacional de España,
que han contribuido mucho a que esta radio sea cada vez mayor. Ha de
potenciarse la actividad de los centros territoriales, que son uno de
los activos más importantes y útiles para la función de servicio
público asignada a Radiotelevisión Española. Son muchos, en fin, los
aspectos que quisiéramos abordar en esta intervención y que ha tocado
el señor director general, pero no hay tiempo para mucho más.

Señor director general han fracasado estrepitosamente todas las
estrategias lanzadas los últimos cuatro años para atacar al Gobierno
desprestigiando a Radiotelevisión Española. Ni el desleal
comportamiento de algunos consejeros, ni la irresponsable dejadez
parlamentaria en los trabajos de la subcomisión, ni la feroz
colaboración mediática han podido nada contra un coloso que sólo
atendía a su libertad e independencia restauradas.




La señora Presidenta: Tiene que ir concluyendo, señor Ballestero.




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El señor Ballestero de Diego: Voy terminando.

La aceptación de sus emisiones, su reconocimiento social y el crédito
público recuperado se lo han ganado los trabajadores de
Radiotelevisión Española para sus programas, con un esfuerzo loable y
una cualificación profesional que igualmente es de justicia reconocer
y que nosotros estamos empeñados en preservar para el futuro. Señor
director general, frente a intervenciones ya repetidas y cambios de
actitud que no ha habido aquí esta mañana, tendrá desde luego al
Grupo Parlamentario Popular a su disposición y apoyándole para que
inicie esa reforma y para que continúe en la buena gestión que se ha
venido realizando al frente de Radiotelevisión Española durante los
últimos cuatro años. (Aplausos.)



La señora Presidenta: Tiene la palabra el señor director general.




El señor DIRECTOR GENERAL DEL ENTE PÚBLICO RTVE (González Ferrari):
Señorías, les aseguro que quiero agradecer el tono de todas las
intervenciones. Yo llevo en la profesión periodística más de
veinticinco años y he aprendido a encajar críticas. Creo además que
de la crítica pueden salir nuevas ideas, incluso se puede rectificar
¡por qué no! comportamientos. Pero perdóneme, señora Valcarce, si yo
le niego la mayor. No he sido, no soy ni nunca seré un mercenario en
el sentido en el que usted ha utilizado la palabra. ¡Jamás! La
independencia nadie la regala: se lleva o no se lleva, yo la llevo
dentro desde que empecé a trabajar en el periodismo.

Ha hablado usted de un récord, el récord de unir a la oposición.

Bien. Ahí esta lo que ocurrió con los recursos. No voy a entrar en
más. Pero ha hablado usted de una cosa que sí me preocupa, del
cainismo en Radiotelevisión Española. Yo le aseguro que ese cainismo
en estos cuatro años no lo he visto. Ha hablado usted de una censura
de una asamblea de trabajadores. En unas hojas que no llevaban firma,
señora Valcarce; no se identificaba esa asamblea de trabajadores.

Luego hay otras hojas con nombres, apellidos y con siglas, por lo que
también se han recibido críticas, y yo las he aceptado, señora
Valcarce. Ha hablado usted de cainismo y persecución a aquellos que
firmaron aquel manifiesto que apareció publicado en algunos medios de
comunicación el día anterior a las elecciones generales. Dígame usted
un caso. Todas esas personas que firmaron ese manifiesto siguen en su
puesto en Radiotelevisión Española. Y le recuerdo que ese manifiesto
(permitame que lo analice como analista que he sido durante mucho
tiempo) no solamente era un manifiesto de apoyo a la izquierda; era
otra cosa también. Se negaba la legitimidad del Partido Popular para
gobernar en España y se decía que la democracia peligraba con un
gobierno del Partido Popular. Luego no era solamente de apoyo a la
izquierda; era algo más ese manifiesto.




Me ha expuesto aquí algunos casos recientes en los telediarios, en la
radio, y me ha hablado de unas declaraciones no recientes del señor
Urdaci; no recientes. Creo recordar que esas declaraciones del señor
Urdaci a France Presse son anteriores a las elecciones, muy
anteriores a las elecciones. Y usted sabe mejor que nadie lo que
ocurre cuando a uno le sacan del contexto sus declaraciones; ustedes
lo saben por dos datos que ha dado usted. El viaje del vicepresidente
segundo del Gobierno y ministro de Economía fue un viaje oficial que
continuó después en Washington. Y se dio información de todo en los
telediarios, claro que se dio información. Había declaraciones del
vicepresidente del Gobierno sobre cuestiones de interés general para
la ciudadanía, relativas a los datos socioeconómicos de interés
general.

Ha hablado usted de las listas de espera y ha dicho que en esta
cuestión sólo existe para Radiotelevisión Española lo que ocurre en
Cataluña. No, señora Valcarce. Ha habido en los telediarios de
Televisión Española y en los informativos de Radio Nacional de España
declaraciones de afectados por ese problema (y no solamente de
Cataluña) que han hablado con plena libertad y que han señalado dónde
estaba el problema, qué les había sucedido, y han dicho quiénes eran
para ellos los culpables. Eso ha aparecido en los telediarios de
Televisión Española y en Radio Nacional de España.

Creo recordar que ayer en el telediario del mediodía don Felipe
González apareció y habló; también don Alfonso Guerra, que
previamente había estado en Los desayunos de Radiotelevisión
Española. Ha dicho que los informativos de Radio Nacional de España y
de Televisión Española han querido hurtar el protagonismo de la
izquierda en la transición. Perdóneme, yo creo que no es así. Lo que
no quiere es hurtarle a nadie el protagonismo de la transición, ni a
la izquierda, ni a Unión de Centro Democrático, ni a ninguno de los
partidos, y no solamente de partidos sino de muchos ciudadanos,
muchos colectivos como los sindicatos, todos los que participaron
-permítanme decir participamos- en aquella época.

Le agradezco profundamente sus palabras de voluntad de cooperar en la
reforma y en las soluciones de la deuda. Son estas mis primeras
declaraciones (no son declaraciones, naturalmente, porque estoy como
compareciente) y no he querido hacer ninguna declaración pública como
director general de Radiotelevisión Española antes de venir a esta
Comisión. Sí he leído unas suyas, señora Valcarce, en las que decía
que era una frivolidad lo que yo dije sobre la deuda en mi toma de
posesión. Yo creo que no dije nada que no haya escuchado esta mañana
aquí a todos los portavoces parlamentarios. Mi voluntad y mi objetivo
no es disminuir la deuda, sino que esa deuda desaparezca, porque,
como se ha dicho aquí, es una deuda del Estado, del Reino de España,
no es una deuda de Televisión Española, sin embargo pesa como una
losa sobre Televisión



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Española, sobre los trabajadores de Televisión Española, sobre su
horizonte de futuro. Cuando alguno de los portavoces hablaba de que
notaba una cierta depresión en los trabajadores, esa depresión, si
existiera, vendría fundamentalmente por esto. Le aseguro, señora
Valcarce, que como director general voy a hacer todo lo posible para
que cuanto antes (se puede utilizar la frase de en el plazo
razonable) la deuda de Radiotelevisión Española deje de ser la deuda
de Radiotelevisión Española, porque no lo es.

Usted ha dicho que los diez mandamientos se encerraban en dos:
manipulación y quiebra. Yo creo en la labor de los profesionales de
Radiotelevisión Española. Ya sé que usted me va a decir: Como sus
antecesores se escuda en los profesionales. No. Es que yo también soy
profesional de Radiotelevisión Española, y es profesional de
Radiotelevisión Española todo aquel que está trabajando allí en este
momento, porque Radiotelevisión Española no es algo que de pronto se
creó, entró una gente, se encapsuló y esos son los trabajadores de
Radiotelevisión Española, y los que vienen después ya no son
trabajadores de Radiotelevisión Española y, son mercenarios. No,
señora Valcarce. Todos son trabajadores de Radiotelevisión Española,
los de hace 35 años y los de hace 15 días también, todos son
trabajadores de Radiotelevisión Española. La manipulación yo creo que
no ha existido, desde luego en los términos que usted ha expresado,
ni muchísimo menos. Y ha hablado también de quiebra. No es posible la
quiebra de Radiotelevisión Española, afortunadamente. Desde luego,
como director general le aseguro que haré todo lo posible para que se
despeje el horizonte financiero de Radiotelevisión Española en el
menor tiempo posible.

Señor Labordeta, antes de cualquier otra consideración, permítame
expresarle mi admiración de siempre. Pensará la gente que eso ya se
ha dicho aquí. Es que es verdad, señor Labordeta, mi admiración de
siempre. Le agradezco mucho su tono. Ha empezado hablando de una
posible tentación que puede tener este nuevo equipo de
Radiotelevisión Española con respecto a la programación. Esté
tranquilo a ese respecto. No vamos a hacer una programación distinta
a la que yo he diseñado en estos diez puntos de mi intervención, y si
eso nos cuesta algún punto del share, pues qué le vamos a hacer.

Por cierto (perdóneme señor Labordeta, como es mi primera
comparecencia parlamentaria se me pueden olvidar algunas cosas), hay
un dato que ha dado la señora Valcarce sobre la pérdida de share y la
pérdida de audiencia. Es verdad que en un primer momento se perdió
audiencia en Radio Nacional de España, señora Valcarce, y no es menos
cierto que con la programación que quedó hecha en la temporada 1997-
1998, en todos los estudios generales de medios, en todas las
oleadas, Radio Nacional de España no ha hecho otra cosa que subir, y
por primera vez desde hace muchos años Radio Nacional de España no es
el farolillo rojo de las grandes cadenas nacionales, no lo es; es la
tercera, muy cerca de
la segunda y con la cuarta a mucha distancia. Respecto a lo que usted
me ha dicho de los dos puntos de share de Televisión Española, le
aseguro que tenía los datos pero ahora mismo no los encuentro, pero
tengo la impresión de que ha sido exactamente al contrario, por lo
menos desde el año 1999 al año 2000. Seguro que encuentro los datos
en un próximo momento.

Señor Labordeta, decía usted que no le importaba a nadie, nada más
que a los de Madrid, un partido que era la final de la Copa de
Europa, que ahora se llama Liga de Campeones; una final de la Copa de
Europa con dos equipos españoles: el Real Madrid y el Valencia. La
verdad es que la audiencia fue tremenda. (El señor Labordeta Subías:
Yo hablaba de la fiesta). Yo no sé qué pegas le pone usted a la
fiesta, señor Labordeta, pero yo creo que la gente estaba esperando
eso, y si ve uno la curva de la audiencia, de lo que llamamos el
pospartido, esa curva se mantuvo y hubo momentos en que subió. Yo
creo que era una fiesta, un momento de alegría. ¡Qué quiere usted que
le diga si yo soy del Atlético de Madrid, señor Labordeta! (Risas.)
Fíjese usted que luego el pospartido de la Copa del Rey fue mucho más
corto. Ha hablado usted de rumores de venta de La 2. Rumores. Mi
oficio me ha enseñado a distinguir muy bien entre los rumores y la
realidad, sobre este asunto yo le aseguro que no hay nada de
realidad, absolutamente nada de realidad.

He expresado en mi intervención mi voluntad, y por tanto mi
determinación, de impulsar el trabajo de los centros territoriales y
también del centro territorial de Aragón. Estamos pendientes que se
va a aumentar la producción en Aragón y hay una importante inversión
prevista para este año, para este ejercicio, en este centro
territorial. Si quiere su señoría le remitiré los datos exactos
próximamente. Se preguntaba usted sobre le dinero público para las
productoras privada. Ese es un tema que ha aparecido también en otra
intervención de un portavoz parlamentario. Yo quiero dinero público
para buenas producciones de Radiotelevisión Española, y eso se puede
hacer directamente, en asociación, con ayuda externa. No neguemos en
un primer momento las cosas. El mercado audiovisual ahora mismo es
tan complejo que hay que intentar que entre todos se puedan hacer las
cosas. La producción propia en Radiotelevisión Española hubo un
momento en que empezó a decaer porque surgieron las televisiones
privadas, hubo una eclosión en el mercado. Quizá había que haber
reaccionado. Yo no soy quién para juzgarlo porque no sé cómo voy a
reaccionar ante determinados acontecimientos que puedan llegar
mientras yo sea director general. No quiero hacer ninguna crítica
sobre el pasado, ni mucho menos. Cuando yo me he referido al pasado
lo he hecho a los 22 años de democracia que han hecho posibles los
informativos de Radiotelevisión Española y al trabajo y al talento de
todos los que han trabajado en esos 22 años, no solamente he hablado
de los cuatro últimos años.




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El acceso de todos a al cultura vamos a intentarlo, señor Labordeta,
pero hay programas educativos y culturales en Televisión Española.

Diariamente, de lunes a viernes, de 10 a 11 de la mañana está la
televisión española educativa en La 2 con programas como La aventura
del saber, documentales como Mundo rural, Retratos de danza, un
espacio de informática y series de ciudades. Hay muchas cosas. Me va
a decir usted: ¿De 10 a 11 de la mañana? Estudiaremos la posibilidad
y a lo mejor hay que arriesgarse en algún momento a colocar programas
que en principio no sean mayoritarios en franjas mayoritarias, pero
no me pidan una cosa y la contraria. No me pidan que no baje la
audiencia y que ponga en el prime time programas educativos porque
eso es sencillamente imposible de momento; las dos cosas son
imposibles.

No voy a decir nada más del capital humano; lo he dicho todo. Me
siento orgulloso de trabajar con toda la gente que trabajo en
Radiotelevisión Española. Llevo cuatro años en la casa como
directivo, estuve hace ya bastantes años dirigiendo uno de los
principales informativos de Radio Nacional de España, y han sido mis
compañeros de trabajo estando o no estando en la casa.

El Canal Internacional. En un muy buen tono ha hablado usted de su
paisano Paco Martínez Soria. Afortunadamente se están poniendo las
bases -se han puesto ya con la Dirección General anterior- para tener
derechos que nos permitan emitir en el canal internacional, porque
estamos en el mundo de los derechos y no se puede coger una película
que se ha emitido en la primera y sin más trasladarla al canal
internacional, como no se puede coger un partido de fútbol cuyos
derechos pertenecen a otro y emitirlo de pronto en el canal
internacional. Hay que luchar mucho, mucho, para conseguir esos
derechos y poder hacer la programación que yo me propongo hacer o
impulsar (perdonen porque la harán otros, lo hará el equipo) en
Radiotelevisión Española y también en sus canales internacionales. Si
se fija usted dentro de unos días, a lo mejor le sorprende que hay
una película de Bigas Luna en lugar de una de Paco Martínez Soria,
porque gracias al acuerdo que mi antecesor firmó con la Fapae esas
cosas van a empezar a aparecer ya en el canal internacional.

Ha habido varias preguntas sobre el desfile del día de las Fuerzas
Armadas en Barcelona el pasado sábado. Es cierto que en el telediario
primera edición, el de las tres de la tarde, no hubo información, no
se dieron imágenes del festival. En el telediario segunda edición,
sí. Me pueden creer algunos de ustedes o no creer, pero no teníamos
las imágenes, no llegaban las imágenes para las tres de la tarde. Fue
una transmisión muy compleja, donde había que tener unidades móviles
y muchos equipos en muchas partes de la ciudad de Barcelona. Y eso se
subsanó a las nueve de la noche, en el telediario de las nueve de la
noche.

Sobre la transmisión o no en directo del desfile, yo les tengo que
decir que desde 1987, cuando se establece
que el día 12 de octubre es la fiesta nacional, en Radiotelevisión
Española se decide que sólo se retransmite en directo el desfile y la
parada militar del día 12 de octubre, y no el del día de las Fuerzas
Armadas, que es en la primavera. Sólo hubo dos excepciones: el año
1992 (porque era el año 1992, y no hace falta que yo recuerde aquí lo
que fue el año 1992 y lo que representaba para nuestra historia, para
nuestra cultura) y el año 1994, también por un hecho excepcional,
porque la parada militar se realizaba en el patio de armas del
Palacio Real. Desde entonces, año 1994, hasta hoy, año 2000, no se ha
retransmitido en directo la parada militar del día de las.Fuerzas
Armadas, sino que se le ha dado una cobertura suficiente en los
distintos servicios informativos.

No está el señor Mauricio pero le voy a responder, naturalmente. Ha
hablado de algo que ya se ha comentado aquí. Al final, señor
Mauricio, como pienso que casi todos los portavoces, se llega a una
conclusión: es necesario cambiar el modelo, señorías. Y no se trata
de buena voluntad, de buenas palabras, ni mucho menos de un discurso
kennediano, porque yo creo que ya casi se me ha pasado la edad. No,
se trata de una realidad. Una realidad que está en manos del Estado
español, que está en manos de la voluntad política, del Gobierno y de
este Parlamento.

Pregunta el señor Alcaraz dónde y cuándo nos sentamos. Yo me sentaré
donde ustedes me digan, cuando ustedes me digan. Yo estuve en la
subcomisión anterior, como director de Radio Nacional de España,
ofrecí el que me parecía el mejor modelo para Radio Nacional de
España del siglo XXI. Estoy dispuesto a ir a donde ustedes me digan,
cuando ustedes me digan, porque lo que quiero es que el modelo,
cuanto antes mejor, esté en marcha. Así nos evitaremos muchas de las
cosas que ahora se están produciendo o que algunos creen que se están
produciendo.

Decía el señor Mauricio que el poder ejerce presión; hablaba de las
famosas llamadas a Televisión Española. Sí, pero las llamadas son de
todo tipo, señorías. Las llamadas llegan de muchos sitios, y los
tonos también son distintos a veces. Llegan llamadas, llegan cartas,
llega de todo. Yo lo dije antes: la independencia es algo que se
lleva. Claro que hay que darle más autonomía al director general,
claro que hay que darle más autonomía al Consejo de Administración,
pero habrá que cambiar el modelo. Con este modelo las cosas son como
eran, es decir, estamos igual que estábamos.

Se ha hablado mucho de las tertulias de Radio Nacional de España. El
señor González de Txabarri ha hablado de las tertulias de Radio
Nacional de España y ha dicho una cosa que a mi me ha preocupado
porque he querido hacer un poco de memoria y, francamente, no
concuerdan sus datos con los míos. Dice el señor González de Txabarri
que se puede ofender, insultar, vejar desde una tertulia de Radio
Nacional de Españasin posibilidad de réplica. Yo he oído muchas veces
al



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señor González de Txabarri en Radio Nacional de España, y he
escuchado muchísimas más veces al portavoz parlamentario del Grupo
Vasco, del PNV, al señor Anasagasti. He escuchado cómo él llamaba a
la radio por la noche y, por ejemplo, Manuel Antonio Rico le daba
inmediatamente paso.

Claro que puede haber excesos en las tertulias. Y de hecho, los ha
habido. Y cuando los ha habido se ha pedido perdón y se han pedido
disculpas. Yo puedo permitir la crítica, pero les aseguro que no voy
a permitir ni el insulto ni la burla, porque no ha sido mi estilo
profesional, y no es el estilo que yo voy a permitir en
Radiotelevisión Española. Pero permítanme que les diga una cosa: el
pluralismo de las tertulias de Radio Nacional de España no tiene
nada, absolutamente nada que envidiar al de cualquier otra emisora.

Decía el señor González de Txabarri que estaba ansioso por que yo
compareciera. Es verdad que se pidió mi comparecencia cuando era
director de informativos de Televisión Española, y en parte es como
si siguiera siéndolo. Pero, en fin, voy a comparecer cuantas veces se
me solicite, naturalmente para explicar todo aquello que quieran
saber.

Reuniones con la Forta. Hay acuerdos con la Forta, ahora mismo quizás
menos de los deseables. Pero me propongo tener una relación con la
Forta, con las televisiones autonómicas, lo más fluida posible,
porque además nos necesitamos y, de hecho, compartimos muchas veces
trabajos y gastos, Eso se hace sin ningún tipo de acuerdo,
simplemente hablando entre nosotros. Eso se ha hecho en montones de
ocasiones y sería bueno que eso se pudiera hacer ahora, quizás de
forma más reglada.

Don Felipe Alcaraz ha hablado del tema del consejo de administración,
de la responsabilidad de los grupos. Yo, señorías, no voy a entrar en
absoluto en este asunto. Me ha dicho: cuando usted sea portavoz del
Gobierno... Pero el señor Alcaraz me ha preguntado como si yo fuera
el portavoz del Gobierno. Me ha hecho las preguntas que podría
contestar el portavoz del Gobierno, pero que no puede contestar el
director general de Radiotelevisión Española. Me ha preguntado por mi
definición de servicio público global. Corresponde al Estado español
esa definición. Pongámonos de acuerdo para definirlo cuanto antes,
que no es tan difícil.

El portavoz del Gobierno hace unos días en este Parlamento, y hoy yo,
hemos dicho que es necesaria una radiotelevisión pública fuerte. Eso
no tiene nada que ver con una radiotelevisión pública bonsai. Una
radiotelevisión pública fuerte tiene una dimensión, y yo he dicho que
creo que la mejor dimensión es la similar a la dimensión que tienen
las radiotelevisiones públicas europeas.

Ha hablado de desagregar el ente, ha hablado de la SEPI ha hablado de
que tienen informaciones contrastadas. Esas informaciones a este
director general no le
constan y, por lo tanto, habrá que colocarlas en el capítulo de los
rumores.

Me ha hecho preguntas como si fuera el portavoz del Gobierno: ¿cómo y
cuándo la deuda? Pues lo antes posible, señorías. ¿Cuándo es ese
momento? Lo veremos, pero lo antes posible. Desde luego, esta
Dirección general, este director general se va a poner muy pesado con
ese asunto, no solamente con el Gobierno, sino con todos ustedes, ya
lo verán. Me voy a poner muy pesado con ese asunto. Con ése y con la
financiación estable, con el nuevo modelo. En definitiva: con el
nuevo marco jurídico que necesita la radiotelevisión pública
española.

Respecto a la modificación de leyes, no tengo nada que decir. Eso es
algo que este Parlamento tiene que decidir.

Al señor Grau, portavoz de Convergència i Unió, también le quiero
agradecer el tono y el apoyo que le ha brindado a esta Dirección
General para llevar adelante algunas de las propuestas. También le
agradezco que me diga que me va a criticar cuando crea que tiene que
criticarme. Me parece perfecto.

Ha hablado del centro de producción de Sant Cugat. Hay grandes
inversiones en Sant Cugat, hay grandes proyectos para Sant Cugat.

Hubo un momento en que en Sant Cugat empezó a bajar la producción,
pero se ha vuelto a remontar, y se están haciendo muchos y muy buenos
programas desde Sant Cugat. La programación infantil prácticamente
está residenciada ahora mismo en Sant Cugat.

En cuanto a la cooperación con TB3, me remito a lo que he dicho sobre
la cooperación con la Forta. Yo creo que Radio 4, que estuvo,
señorías, abandonada mucho tiempo, no nos engañemos, ahora es muy
complicado que remonte en audiencia, muy difícil, pero se están
poniendo las bases y se le ha dotado de mecanismos para que vaya poco
a poco recuperando esa audiencia.

Y por último, quiero agradecer al señor Ballesteros el tono que ha
empleado y el apoyo que le ha prestado a esta Dirección General.

Naturalmente, lo que hay que hacer es trabajar, señorías, y yo en eso
creo que sí tengo acreditado algún valor.




La señora PRESIDENTA: En la reunión de Mesa y Portavoces, celebrada
para organizar precisamente esta comparecencia, acordamos el que
hubiera, tal y como lo permite el Reglamento, un turno excepcional
por parte de 1as señoras y señores diputados que quieran intervenir.

Dado este carácter excepcional, rogaría que los diputados y diputadas
que deseen intervenir lo hagan constar y que se atengan al tiempo
fijado y acordado, que es de cinco minutos.

Señora Valcarce.




La señora VALCARCE GARCÍA: Tengo que expresar mi preocupación por que
el Grupo Parlamentario Popular haya renunciado a tener portavoz y,
por el



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contrario, lo haya sustituido por un mediocre lector panfletario. De
un panfleto en el cual sólo he encontrado indignidad ética, pobreza
intelectual y, desde luego, algo que me parece políticamente
inaceptable, porque la labor del grupo que apoya al Gobierno es
apoyar al Gobierno. Sin embargo, aquí, como en la pasada legislatura,
lo que hemos venido observando es que la tarea que se han fijado es
hacer oposición a la oposición. Váyase acostumbrando, señor Ferrari.

Nosotros ya lo sabemos de la legislatura pasada.

Tengo que recordarle, al hilo de su respuesta, que seguimos
preocupados por su pésima gestión al frente de Radio Nacional. Usted
tiene el EGM, como lo tengo yo, lo encontrará entre sus papeles. Son
498.000 oyentes los que se perdieron en la etapa comprendida entre el
15 de mayo de 1996 y el 5 de mayo de 1998, período de su dirección.

No es cierto que Radio Nacional fuese ganando oyentes. Por ponerle un
ejemplo: en 1997, período central de su etapa de dirección, se pasó
de 1.840.000 a 1.510.000. Usted cogió Radio Nacional con 2.247.000
oyentes y lo dejó en 1.749.000. Lo mismo digo sobre los informativos
de Televisión Española, el que usted quiera. Se han ido perdiendo en
unos cuatro puntos, en otros cinco puntos, en otros dos puntos; al
menos dos puntos. Ésta es la realidad, la mire usted por donde la
mire.

Respecto a las listas de espera, señor director general, los
ciudadanos españoles no conocen todavía cuál es la posición del
Partido Socialista en esta cuestión, porque Radio Nacional y
Televisión Española en sus telediarios no han considerado oportuno
sacar la opinión del primer partido de la oposición.

Ya sabemos que el señor Rato tiene una reunión en Atlanta, pero se
traslada a Los Ángeles; tiene una reunión en Washington y va a
visitar no sé qué en San Francisco. Usted sabe que es así, que hay
una larga distancia de vuelo desde Washington a San Francisco y que
le sigue Televisión Española. Yo no creo que sea el interés general.

Pero después de lo que hemos oído aquí sobre el interés general, en
fin, ustedes juzgarán.

Hay algunas cuestiones más. Hay algo que nos ha preocupado y que,
como ciudadanos, como demócratas, hemos lamentado profundamente.

¿Cómo es posible que en la radiotelevisión pública hayan aparecido
listas de trabajadores subrayadas con adjetivos irrepetibles por la
dignidad de esta Cámara? Señor Ferrari, le pido que no permita el
cainismo. Si eso se reproduce, usted es el primero que está
comprometido, que tiene que estar comprometido ante este Congreso
para que esas cosas no pasen, no pueden pasar. Usted sabe que hay
profesionales que se han ido de la casa, que hay otros que están
seriamente preocupados por su presente y su futuro, y otros,
sencillamente, haciendo pasillo porque no tienen un cometido acorde
con lo que es su labor profesional. Y esto lo sabe usted, es
innegable, señor Ferrari. (Rumores.)
La señora PRESIDENTA: Silencio, señorías.




La señora VALCARCE GARCÍA: Lo que le decimos es que esto, por la
dignidad de todos, no puede suceder. No puede ser, señor Ferrari.

Hay algunas cosas que me preocupan de sus afirmaciones rotundas. El
señor Urdaci debe hablar con la agencia que haga recogió hace un año
las manifestaciones a las que yo me he referido. Y usted, si éstas no
le gustan, también debe ir a la agencia que las ha recogido. Yo las
tengo aquí, usted seguro que también.

Usted dice cosas como, por ejemplo: No se puede ser objetivo . Y esto
se lo dice a la agencia Efe. Usted dice: Radio Nacional de España no
puede dejar de ser gubernamental. También dice: Todos recibimos
presiones. La libertad no es un problema. Esto lo dice usted. Relea
el primer folio y vera como usted habla de cuatro años, de que se va
a referir a los últimos cuatro años. Es que usted padece el síndrome
de adanismo que afecta al Partido Popular y al Gobierno del Partido
Popular. Esto es lo que le quería decir. Cuando hablamos de algo tan
importante como la deuda y se dice: voy a terminar con la deuda, se
comete una ligereza o una frivolidad, porque estamos hablando de
660.000 millones de pesetas. Hoy, aquí, no ha dicho nada sobre los
planes que tiene para afrontar la deuda del ente público. No ha dicho
absolutamente nada, solo que va a dar mucha guerra al Gobierno, e
incluso nos ha amenazado a nosotros con dárnosla también (tranquilo,
es en sentido coloquial, no se preocupe).




La señora PRESIDENTA: Señora Valcarce, vaya concluyendo.




La señora VALCARCE GARCÍA: Perdone, señora presidenta, dos cuestiones
y concluyo.

Hay dos cuestiones muy importantes. En el tema de la deuda, si no
quiere cometer una ligereza debe fijarse un plazo para resolverlo,
para que el Gobierno le ayude a resolverlo y, si no, señor Ferrari,
tiene que dimitir. (Rumores.)



La señora PRESIDENTA: Silencio, señorías.




La señora VALCARCE GARCÍA: Segunda cuestión importante: yo no pienso,
-y lamento que usted y el Partido Popular hayan coincido en esto- ni
he pensado nunca que una persona que cobra un salario por realizar un
trabajo sea un mercenario; es un trabajador, y, como socialista, me
merece el mayor de los respetos.

Usted hoy, aquí no ha hecho ninguna referencia al convenio colectivo.

Sabe muy bien que ese convenio colectivo está pendiente de una
certificación de la Comisión interministerial del Gobierno. Y esa
comisión todavía no ha dado el certificado porque hay pendientes unas
cuestiones referidas a las retribuciones complementarias de los
trabajadores del ente público. Una pregunta, señor Ferrari: ¿está
parada esa certificación



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porque ahí está metido también el complemento que va usted a
percibir?



La señora PRESIDENTA: Señor Labordeta, ¿quiere intervenir?



El señor LABORDETA SUBÍAS: Sí, para aclarar algunos puntos.

Yo no hablaba del partido de fútbol; hablaba del espectáculo. La
primera y la 2 transmitieron todo el festival del Real Madrid en la
Cibeles, la llegada por la Castellana, etcétera. Nos la chupamos
todos los españoles, aunque no teníamos nada que ver con la alegría
del Real Madrid; al revés, nosotros estábamos muy tristes porque
hubiera ganado la Copa el Real Madrid porque nos echaron de la Copa a
nosotros, del Zaragoza. Con esto quiero poner un ejemplo de ese abuso
de espectáculos que no tienen nada que ver con la realidad social,
económica, histórica y momentánea de España.

Me parece muy bien lo que ha dicho sobre los centros territoriales, y
se lo recordaré. Espero que me mande la documentación, porque
preocupa mucho a los trabajadores de Televisión Española en Aragón,
puesto que están allí como sardinas en lata, un poco agobiados
haciendo su trabajo.

Ha dicho que iba a intentar pasar a horas punta algún programa de
educación y cultura. Sería un reto; yo creo que sería un reto poner
calidad en un momento determinado y ver qué pasa. Pienso que este
país no es tan tonto como para que no asuma programas de calidad,
porque yo creo que la cultura no tiene por qué ser aburrida; se
pueden hacer programas culturales y de educación de calidad, y que
todos los españoles los veamos a una hora muy determinada. Sería
bueno para la salud mental de los españoles, frente a esos otros
programas donde sale todo el mundo dando gritos, jóvenes maravillosas
y espectáculos que uno no acaba de entender. Yo cada vez estoy más
fuera, supongo que debe ser problema de la edad.

Considero que no solamente habría que hacer películas. Efectivamente,
hay partidos de fútbol que han sido comprados, pero veo que hay
muchos productos, muchos programas de producción propia, de
Televisión Española, que, desgraciadamente., no se emiten por el
canal internacional, o se emiten a veces en horas muy extrañas, en
horas que los ciudadanos de los países latinoamericanos, o de Europa
no pueden ver. Yo creo que habría que dar esos programas, que
realmente son de una enorme calidad, y quitarnos toda esta especie de
cine un poco casposo, del cual Televisión Española abusa bastante.

Hay programas, por ejemplo, de hombres muy cercanos al Partido
Popular, como el programa Negro sobre blanco, que también sale a una
hora rarísima hablando de libros. Hay una marginación continua de la
cultura y la educación. Entonces, el pueblo español cuando le hablan
de educación y cultura piensa que es muy aburrido, lo dan a una hora
que no lo ven
nunca y entonces no saben de qué va. Yo creo que había que empezar a
acercar todas estas cuestiones de una manera educativa. Hay un
programa en Radio Nacional que es ejemplar, que es el programa de
Clásicos populares. Tiene una audiencia enorme. La gente oye a
Vivaldi, a Schubert o a Mozart mientras está en el tractor, labrando
en su campo. Es decir, cuando las cosas se hacen con interés, con
cariño y con verdadera inteligencia, se puede poner cualquier
programa a cualquier hora. Hay un miedo tremendo a poner programas de
educación y de cultura.

Se ha comprometido a algo en lo que ha insistido el señor Alcaraz. El
artículo 20 de la Constitución dice que todos tenemos derecho a
hablar, es decir, a participar nuestras opiniones. Esto que usted ha
planteado, ha llegado a los colectivos más débiles y, vuelvo a
insistir, esos colectivos débiles deben tener la palabra
fundamentalmente en un medio tan importante como Radio Nacional o
Televisión Española.




La señora PRESIDENTA: Señor Ballestero.




El señor BALLESTERO DE DIEGO: Esta mañana hemos escuchado a dos tipos
de profesionales bien diferentes: a un profesional, como es el
director general, que ha hablado sobre sus proyectos de futuro y sus
intenciones, que ciertamente nos cargan de esperanzas en los próximos
años, y a otros profesionales, que son los profesionales del insulto,
los profesionales de la falta de respeto, como es la portavoz del
Grupo Socialista. Evidentemente no falta quien quiere, sino quien
puede, pero nosotros lamentamos que en una nueva etapa, donde el
principal partido de la oposición podía a lo mejor recuperar una
cierta credibilidad de cara a sus propuestas en Radiotelevisión
Española, se continúe con la vieja escuela del insulto. Y es una
pena, porque esta mañana, en vez de intentar adquirir protagonismo a
base de insultar al Partido Popular, podía uno formar una candidatura
y presentarse en los próximos meses a la Secretaría General del
Partido Socialista. Pero, en vez de hablar del futuro de
Radiotelevisión Española, que nos tiene que preocupar a todos los
españoles, y desde luego a todos los parlamentarios, se busca el
insulto fácil, ya digo, se busca un camino claramente equivocado.

Hay una cosa bien cierta: es imposible en estos momentos destruir al
Partido Socialista, es realmente imposible, o por lo menos muy
difícil, porque sinceramente con intervenciones como ésta, lo que se
ve son sus cenizas esparcidas por esta sala esta mañana.

Ahora bien, hay una cosa con la que estoy de acuerdo. Pretendo que
para nada haya cainismo en los próximos años de Radiotelevisión
Española. Por favor, que no se copien actitudes reiteradas durante
los años de gobierno del Partido Socialista, que no se copie ese
cainismo en Radiotelevisión Española. Estoy seguro de que no se va
a hacer, después de escuchar esta mañana a un profesional que ha
hablado de independencia en el sentido que el



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Partido Popular viene hablando siempre, porque, independientemente de
cómo se elijan los directores, de dónde provenga la elección de los
directores de Radiotelevisión Española, la independencia la da la
trayectoria y la formación personal. En ese argumento nosotros
estamos de acuerdo. Y nosotros creemos que los profesionales de
Radiotelevisión Española en los últimos años vienen avalados más que
sobradamente. Otra cosa es que haya quien no pueda evitar pretender
que la situación siga como hace años, donde, al igual que en el
Kremlim, había el teléfono rojo por si te llamaba el presidente. En
Radiotelevisión Española, en el despacho del director general, estaba
el teléfono para que te llamaran desde el comando Rubalcaba. Eso,
desde luego, ya no es así, a pesar de que haya quien esté muy de
acuerdo cuando momentos antes de las elecciones se hacen determinados
panfletos que van en contra de los profesionales de Radiotelevisión
Española. Nosotros, desde luego, defendemos la libertad de expresión
y nos parece muy bien que esos profesionales lo hayan hecho. Pero,
como comprenderán, apoyamos a todos y cada uno de los profesionales
de radiotelevisión, a su independencia y a la independencia en la
realización de su trabajo.

Por otra parte, lamentamos que haya quien no quiera hablar de los
temas importantes del futuro de Radiotelevisión Española, pero a
nosotros nos parece bien y estamos de acuerdo con la intervención de
esta mañana, en el sentido de apostar claramente por la rentabilidad
social. Creo que hoy hay en la sociedad española un debate que,
aunque otros lo quieren llevar a otros puntos, es ciertamente
preocupante, como es cuál es la rentabilidad que hay buscar en
Radiotelevisión Española. Y ésa debe ser la social. A mí por eso me
parece muy bien que se hablé de la preocupación por la formación de
la infancia, por la formación de la juventud. Probablemente otras
cadenas, probablemente otros programas nos estén poniendo en un
espejo a toda la sociedad española de lo que debemos hacer, de qué
actitudes hay que tomar en Radiotelevisión Española, y a mí, desde
luego, a este grupo parlamentario le congratula que Radiotelevisión
siga siendo como es y ha sido siempre:la pionera en la defensa de los
intereses de estos colectivos. En éstos y otros problemas de verdad
importantes, sobre todo cuáles van a ser sus labores y cómo se van a
realizar en los próximos años, estamos permanentemente de acuerdo, e
invitamos a otros grupos parlamentarios a que tiren a la basura
viejas coletillas de épocas anteriores, a que se deshagan de locuras
transitorias que parece que les están contagiando determinados
líderes, y que se avengan a intentar buscar y aportar alguna solución
a problemas reales que existen en estos momentos. (Aplausos.)



La señora PRESIDENTA: Señor director general.




El señor DIRECTOR GENERAL DEL ENTE PÚBLICO RTVE (González Ferrari):
Muy brevemente.

Señora Valcarce, cuando yo llegué, hace catorce días, a la dirección
general de Radiotelevisión Española, el gerente del grupo me informó
de la situación del convenio colectivo y me dijo que estaba donde
estaba. En ese momento. Yo cogí el teléfono, le llamé y creo estar en
condiciones de decir que está desbloqueado, y que, en los próximos
días, ese convenio colectivo y esos complementos que van a cobrar
otros, no yo, estarán desbloqueados. Porque mi sueldo está en los
Presupuestos Generales del Estado, señora Valcarce, y no va a haber
ni una peseta más que lo que dicen los Presupuestos Generales del
Estado. Ni una peseta más, se lo aseguro, como he hecho siempre en
todos mis trabajos. Ni una peseta más de mi sueldo, del que me ganaba
trabajando.

Habla usted otra vez del cainismo y los pasillos. ¿Usted cree que a
mí me gustó ver (no se vieron, por cierto, en Torrespaña, se vieron
en Prado del Rey) aquellos panfletos, con insultos graves a
trabajadores? En absoluto. En absoluto, señora Valcarce. Ni eso, ni
el insulto grave que representa para otros trabajadores que piensan
de otra manera que se les diga que, si la opción política en que
ellos creen gobierna, no hay democracia en España. No se puede
insultar ni de ida ni de vuelta. No se debe insultar ni de ida ni de
vuelta, señora Valcarce. Y desde luego yo no voy a tolerar que haya
panfletos. Lo que no puedo evitar es que alguien pegue un papel en
una pared; no lo puedo evitar. Pero sí ordenaré que se quite un papel
que sea ofensivo para cualquier trabajador. Se lo aseguro, señora
Valcarce.

Un plazo para la deuda. Yo no le puedo dar un plazo para la deuda. Lo
que le digo, señora Valcarce, es que yo voy a trabajar para que la
deuda desaparezca, desaparezca de Radiotelevisión Española. La deuda
no puede desaparecer por arte de magia. Los seiscientos mil y pico
millones ahí están, pero habrá que ponerlos donde haya que ponerlos,
y eso habrá que hablarlo.

Señor Labordeta, solamente una cosa: cuando ganó el Zaragoza la
recopa todos los españoles vimos el paseíllo del Zaragoza, todos los
españoles vimos el ofrecimiento de la copa a la virgen del Pilar, y
todos los españoles vimos cómo se levantaba la copa desde el balcón
del Ayuntamiento de Zaragoza. Y me pareció igual de bien que en esta
ocasión.

Yun dato más, señora Valcarce, porque los datos que usted tiene del
estudio general de medios son erróneos. En la tercera oleada del año
1997, Radio Nacional de España tenía 1.741.000 oyentes; en la primera
oleada del año 1998, abril de 1998, Radio Nacional de España tenga
1.967.000 oyentes, es decir doscientos y pico mil oyentes más.




La señora PRESIDENTA: Gracias, señor director general. Muchas gracias
a todos.

Se levanta la sesión.




Era la una y veinte minutos de la tarde.