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DS. Cortes Generales, Comisiones Mixtas, núm. 51, de 22/05/1997
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DIARIO DE SESIONES DE LAS



CORTES GENERALES



COMISIONES MIXTAS



Año 1997 VI Legislatura Núm. 51



DE INVESTIGACION CIENTIFICA Y DESARROLLO
TECNOLOGICO



PRESIDENTA: DOÑA ELENA GARCIA-ALCAÑIZ CALVO



Sesión núm. 7



celebrada el jueves, 22 de mayo de 1997,
en el Palacio del Congreso de los Diputados



ORDEN DEL DIA:



--Comparecencia del señor Presidente del Consejo Superior de
Investigaciones Científicas (Nombela Cano), para explicar el
funcionamiento del citado Organismo e informar sobre las actividades del
mismo. A petición de la Comisión Mixta (número de expediente Congreso
212/000673 y número de expediente Senado 713/000262), y a petición del
Grupo Parlamentario Popular en el Congreso (número de expediente Congreso
212/000587 y número de expediente Senado 713/000262) (Página 920)



--Comparecencia del señor Director del Instituto Nacional de Técnica
Aeroespacial (Rico Guayta), para explicar el funcionamiento del citado
Organismo. (Número de expediente Congreso 212/000588 y número de
expediente Senado 713/000263.) (Página 945)



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Se abre la sesión a las cuatro y cuarenta minutos de la tarde.




-- COMPARECENCIA DEL SEÑOR PRESIDENTE DEL CONSEJO SUPERIOR DE
INVESTIGACIONES CIENTIFICAS (NOMBELA CANO), PARA EXPLICAR EL
FUNCIONAMIENTO DEL CITADO ORGANISMO E INFORMAR SOBRE LAS ACTIVIDADES DEL
MISMO. A PETICION DE LA COMISION (Número de expediente Congreso
212/000673 y número de expediente Senado 713/000262). Y A PETICION DEL
GRUPO POPULAR (Número de expediente Congreso 212/000587 y número de
expediente Senado 713/000262.)



La señora PRESIDENTA: Buenas tardes, señorías. Se abre la sesión para la
celebración, en la Comisión Mixta de Investigación Científica y
Desarrollo Tecnológico, de las comparecencias que figuran en el orden del
día de hoy. Comenzamos con la del señor Presidente del Consejo Superior
de investigaciones Científicas, don César Nombela. Quiero agradecer al
señor Nombela, en esta su primera visita en esta legislatura a esta
Cámara y darle la bienvenida. Sin más, señor Nombela, tiene la palabra.




El señor PRESIDENTE DEL CONSEJO SUPERIOR DE INVESTIGACIONES CIENTIFICAS
(Nombela Cano): Señora Presidenta, señorías, es para mí un honor
comparecer esta tarde ante esta Comisión parlamentaria para hablar de las
actividades del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. El
Consejo Superior de Investigaciones Científicas es, a mi juicio, y creo
que al de mucha gente, un organismo esencial para la vertebración del
sistema español de ciencia y tecnología. La revisión de algunos datos que
iré comentando en mi exposición refleja claramente esta conclusión.

Yo agradezco la invitación y me van a permitir que comience diciendo que
el conjunto de tareas de investigación que se desarrollan en este
organismo, los avances científicos que se producen día a día gracias al
esfuerzo y al trabajo de los investigadores, los hitos que se vienen
registrando en muchos momentos, por supuesto, unidos a algo que es
esencial en el trabajo de investigación, también los resultados
negativos, y, a veces, los fallos en la propia experimentación, todo ello
compone un conjunto de actividades que se llevan a cabo en el Consejo
Superior de Investigaciones Científicas que, si me permiten una impresión
de carácter personal, pueden provocar el entusiasmo de un científico como
yo que, en un determinado momento, aceptó el dedicarse a la gestión de un
organismo como éste.

Aspectos que se siguen produciendo continuamente, como el desarrollo de
nuevas variedades de diversos tipos de plantas de interés; la obtención
de los materiales cerámicos, porosos y ópticos; la clonación de genes
humanos o la alcaptonuria, implicados en enfermedades; el desarrollo de
vectores para terapias génicas; vacunas frente a determinados agentes
víricos; el desarrollo de agentes bacterianos útiles para la
descontaminación de los más diversos tipos de agentes contaminantes; la
caracterización de fármacos de los más diversos tipos, sistemas de
receptores de fármacos, sistema nervioso central, antiinfecciosos y
cardiovasculares, todo esto se une a otros muchos desarrollos que van
desde los sistemas que ya han sido patentados para la utilización de
ultrasonidos y filtros macrosónicos; nuevas levaduras para la
panificación; o nuevos instrumentos útiles en la astrofísica o sistemas
expertos con aplicaciones en medicina y ganadería; la fabricación o
instalación de módulos multichip; o la construcción de entornos para
desarrollo de visión artificial; la catalogación o análisis de numerosos
recursos naturales, minerales, vegetales, animales, en espacios
terrestres y marinos; el aprovechamiento científico de numerosos espacios
de interés ecológico, y un sinfín de aspectos más que componen la vida
diaria de un organismo que --vuelvo a reiterarme en esta conclusión-- es
esencial para la vertebración de un sistema español de ciencia y
tecnología, del cual estamos muy necesitados.

Una vez comentados esos pequeños aspectos que reflejan unos pocos avances
y datos que se vienen produciendo en el trabajo de la institución, voy a
referirme a los aspectos de la gestión que se lleva a cabo. A lo largo de
los distintos apartados, que abordaré también, trataré de reflejar cuáles
son nuestras ideas acerca de las políticas que se deben llevar a cabo en
el futuro próximo, al objeto de que un organismo investigador, como es el
Consejo Superior de Investigaciones Científicas, que, como digo, es
esencial para el sistema español de ciencia y tecnología, desarrolle su
actividad en las mejores condiciones posibles y, cada vez más, al
servicio de los propios objetivos de la sociedad española.

El Consejo Superior de Investigaciones Científicas lleva a cabo unas
tareas que son el resultado de la aportación de un total de 7.689
personas. Entre ellas, algo más de la mitad, el 56 por ciento, son
personal funcionario; casi 2.000 son científicos de plantilla, el resto
sería personal de apoyo de diversos tipos y administrativo. El personal
laboral fijo supone casi 1.000 personas, 987; el personal laboral
temporal, 1.145; y el personal en formación, personal que resulta
esencial también en sus aportaciones a esta tarea, son 1.214 personas.

Son las cifras más actuales que podemos ofrecer.

La actividad del Consejo Superior de Investigaciones Científicas se
estructura como organismo de investigación multidisciplinar. La
multidisciplinariedad es algo de lo que se habla mucho. Es ciertamente
una connotación de los trabajos de investigación actuales. En todo caso,
para que haya multidisciplinariedad también hace falta que existan
disciplinas, que existan especialistas en cada uno de los campos en donde
la actividad científica se cultiva.

Los científicos que integran el Consejo Superior de Investigaciones
Científicas y el personal de apoyo se estructuran en 8 áreas
científico-técnicas, que son: humanidades y ciencias sociales; biología y
biomedicina; recursos



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naturales; ciencias agrarias; ciencia y tecnologías físicas; ciencia y
tecnologías de materiales; ciencia y tecnologías de alimentos y ciencia y
tecnologías químicas. La distribución en estas áreas no es exactamente
homogénea, pero sí podemos decir que todas ellas están representadas de
una manera significativa en el organismo. El Consejo agrupa actualmente a
103 centros e institutos de investigación, algunos de ellos, mixtos, como
universidades, repartidos en doce comunidades autónomas, en las cuales la
descentralización ha avanzado lo suficiente como para que en Madrid,
actualmente, exista un 42 por ciento, cifra que, por supuesto, es más
elevada que en otras comunidades autónomas pero mucho más baja,
porcentualmente, que la que pudo haber en algunas épocas del pasado. En
la Comunidad andaluza, por ejemplo, está el 20 por ciento de los centros;
en Cataluña, el 12 por ciento; en Aragón, el 4 por ciento; en la
Comunidad valenciana, el 7 por ciento; en la Comunidad gallega, el 4 por
ciento; y en otras comunidades en las cuales hay una presencia, el número
de centros es menor. Estos porcentajes de distribución por centros no son
idénticos a los de la distribución de personal, porque una de las
características que tiene el organismo es que el tamaño de los diversos
institutos es bastante heterogéneo: hay institutos de una envergadura
notablemente grande, mientras que hay otros bastante más pequeños,
resultado de la evolución, en distintas etapas, que ha sufrido este
organismo, al igual que la distribución por comunidades autónomas y
territorios del Estado español es el resultado de los avatares
organizativos de la institución a lo largo del tiempo.

Datos importantes también de carácter general en relación con el Consejo
Superior de Investigaciones Científicas, que se deben tener en cuenta en
esta Comisión, son los presupuestarios. Las cifras exactas han sido
objeto de discusión, por ejemplo, en los debates presupuestarios que hubo
en el otoño pasado. Podemos decir que la financiación del organismo
procede en un 65 por ciento de los presupuestos administrativos del
Estado, y en un 35 por ciento de los recursos externos que el organismo
genera, de carácter competitivo. Esto quiere decir que estos grupos de
investigación han de acudir a diferentes ámbitos de financiación de la
investigación, a distintas agencias financiadores, tanto del sector
público español, Gobierno central, comunidades autónomas, como de la
Unión Europea y de la contratación con empresas. Todo esto compone una
generación de recursos, que yo calificaría de ciertamente notable, y que
se engloban en lo que se llaman operaciones comerciales dentro del
lenguaje administrativos. Los ingresos por operaciones comerciales,
producidos en el ejercicio 1996, ascendieron a 16.259 millones de
pesetas, lo que representaría --como he dicho--, aproximadamente, ese 35
por ciento de generación de recursos de carácter competitivo. Hago
hincapié en esto porque desde que yo accedí a la responsabilidad de
presidir el CSIC pude constatar algo que me parece esencial. El papel
fundamental de la presidencia es favorecer el trabajo de los grupos,
estimular la calidad, en todos los sentidos, de la investigación que
llevan a cabo, y facilitar su acceso a la financiación externa. Esto es,
por otro lado, una estructuración muy moderna de la tarea investigadora,
que no difiere de la que hay en los países más avanzados y que hacen del
CSIC un organismo que ha alcanzado un carácter competitivo notablemente
significativo. La actividad de nuestros investigadores depende de que
haya esas oportunidades externas de financiación.

En la configuración de otros organismos paralelos en países de nuestro
entorno, en algún momento, las decisiones de carácter político que
tomaron organismos de investigación multidisciplinar, como puede ser el
Consejo, llevó aparejado el convertirse en agencias de financiación, no
sólo de la investigación propia sino también de la de otras entidades,
como son las universidades. En España no fue ésa la decisión. El Consejo
es un organismo ejecutor de investigación que tiene que asegurarse, para
su propio trabajo, la capacidad competitiva, de acuerdo con los
parámetros y estándares habituales con los que se mide, de los grupos de
investigación, que tiene que asegurarse los recursos necesarios para el
desarrollo de los diferentes proyectos que estos grupos de investigación
llevan a cabo. Me parece que ésta es una característica esencial y por
eso he querido resaltarla.

Algunos aspectos más merecen ser comentados. Dentro del sistema español
de ciencia y tecnología, el CSIC, según las estadísticas que, como saben
SS. SS. pueden efectuarse a veces de distintas maneras, representa un 6
por ciento de los recursos humanos en investigación; sin embargo, en
producción científica, representan del orden del 20 por ciento. De nuevo,
hay que decir cómo se mide esa producción científica. Se expresa,
fundamentalmente, en publicaciones que tengan la significación suficiente
para ser consideradas publicaciones investigadoras de valor. Esto
conlleva --la persona que les habla tiene su ámbito profesional habitual
en la universidad, no en el Consejo--, conlleva, digo --no me duelen
prendas reconocerlo--, una productividad significativa dentro del sistema
español de ciencia y tecnología. También hay que decir que la dedicación
de los grupos del Consejo es exclusivamente la investigación, mientras
que la de una buena parte del resto del sistema de ciencia y tecnología,
que son las universidades, tienen, además, tareas docentes que, en
principio, justificarían una menor productividad investigadora, teniendo
en cuenta esa dedicación igualmente esencial para los grupos de
profesores universitarios. Es resaltable también la productividad del
Consejo Superior de Investigaciones Científicas, dentro del sistema
español de ciencia y tecnología, en otro aspecto: su capacidad de
participar en los programas de investigación de la Unión Europea. La
evolución en los programas-marco ha tenido unas pautas crecientes de
participación de nuestros investigadores. La obtención de proyectos de
los programas-marco que financia la Comisión Europea requiere no
solamente una capacidad de competir mediante calidad científica
--insisto, ya sea de carácter básico o más tecnológico, porque ambas
facetas son esenciales en la tarea del Consejo--, pero esa capacidad
competitiva manifiesta, por ejemplo, que en el último año, la captación
de recursos de los programas-marco,



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o del programa marco vigente de la Comisión Europea, ha supuesto que el
CSIC haya obtenido, aproximadamente, el 25 por ciento de los fondos que
han venido a España. Es sabido que nuestras aportaciones a la
financiación del programa-marco suponen un 6,2 o 6,3 por ciento y que los
grupos de investigación en España obtienen un retorno igual: 6,2 por
ciento también. Pues bien, una cuarta parte de esos recursos que vienen
de la Unión Europea es obtenido por el Consejo Superior de
Investigaciones Científicas en competencia abierta con otros grupos de
investigación europeos dentro de las redes transnacionales, las cuales
estructuran la mayor parte de los proyectos que se hacen a la Comisión
Europea.

La actividad del Consejo se enmarca, por supuesto, dentro de lo que es la
actividad científica y tecnológica española, actividad en la que todos
los sectores representados en este Parlamento, y, en general, todos los
sectores sociales que tienen una apreciación de lo que significa la
investigación, podemos coincidir en que es necesario que se incremente y
se mejore. Nuestro esfuerzo en I+D sigue siendo bastante más bajo que el
de otros muchos países de nuestro entorno. Las cifras en las que se
sitúa, después de haber alcanzado un máximo, según fuentes del Instituto
Nacional de Estadística, en cuanto a porcentaje del PIB, del 0,9 por
ciento, ha ido descendiendo. En momentos en que ha seguido creciendo el
PIB, la investigación no ha crecido lo suficiente y se sitúa en torno a
ese 0,9 por ciento o, incluso, un poco menos, comparado con el 2,3 por
ciento del Reino Unido; el 2,3 por ciento de Francia; el 2,8 por ciento
del Japón; el 2,3 por ciento de Alemania y el 2,6 por ciento de Estados
Unidos, cifras ante las que la sociedad española debe ser consciente de
la necesidad de incrementar este esfuerzo. Por supuesto, también será
necesario orientar la investigación de acuerdo con las necesidades y las
políticas más convenientes para el mejor aprovechamiento del esfuerzo que
la sociedad española haga en cuanto a recursos para la investigación,
tanto en el sector público como en el sector privado. En eso el debate
puede ser ciertamente mucho más variado, y lo está siendo.

Yo quisiera insistir, en cualquier caso, en que mi intervención hoy como
Presidente de un organismo de investigación tiene que estar muy
influenciada por la consideración del trabajo de los investigadores. Es
frecuente que, en el debate sobre investigación, se hable,
fundamentalmente, de programas, de orientaciones y demás, pero los
investigadores son quienes hacen la investigación. Sin investigadores no
habrá investigación. Desde luego, la preocupación de la presidencia del
CSIC es acercarse, cada vez más, a conocer sus posibilidades; a estimular
sus recursos; a introducir, por supuesto, las exigencias que sean
necesarias para que su trabajo sea cada vez mejor, sea cada vez más el
trabajo de investigación que la sociedad española necesita.

Desde que llegué a la presidencia, me esforcé, en primer lugar, por crear
un equipo fundamentalmente profesional y competente para la gestión del
organismo. El equipo de dirección, para un organismo de casi 8.000
personas, no es excesivamente grande: está integrado por dos
vicepresidentes y un gerente en la segunda línea, y cinco subdirecciones
y dos vocales asesores en la tercera, aparte, por supuesto, de todo un
conjunto adicional de recursos humanos implicados en la gestión. Mi
preocupación ha sido, ciertamente, el incorporar a los mejores
profesionales que estuvieran dispuestos a colaborar conmigo en esta tarea
de la gestión, y debo decir que estoy absolutamente satisfecho de su
aportación, de su rendimiento y de su trabajo.

Voy a referirme ahora a algunos aspectos más concretos de las líneas
generales de trabajo, actuaciones políticas, científicas, de personal,
etcétera. Desde el punto de vista de la actuación científica, podemos
decir que el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, a finales
del pasado año, llevó a cabo 984 proyectos de investigación, que se
distribuían en esas 8 áreas científico-técnicas. Esto representa una idea
significativa acerca de la variedad de temas que se cubren. En todo caso,
son todos proyectos que han obtenido, como decía antes, esa financiación
apropiada por parte de los organismos que pueden financiar investigación,
han pasado los controles y la depuración necesaria que significa
normalmente la evaluación científica y su adecuación a los objetivos y
líneas de los organismos que financian la investigación.

Aparte de todo esto, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas,
con sus recursos, con su experiencia y con su capacidad, gestiona algunas
actividades singulares, como puede ser el Centro de comunicaciones de la
unidad Iris; los buques oceanográficos «Hespérides» y «García del Cid»;
recientemente, se ha incorporado un buque propio para el Instituto de
Investigaciones Marinas de Vigo y un conjunto de acciones especiales que
se financian desde la Dirección General de Enseñanza Superior o desde
otras instancias, como la Secretaría General del Plan de Investigación y
Desarrollo, y, en definitiva, la Secretaría de Estado de Unidades,
Investigación y Desarrollo. A través del departamento de posgrado se ha
tramitado, en 1996, un total de 2.016 becas en diferentes modalidades,
625 de las cuales se están gestionando. El Consejo hace un continuo
esfuerzo por adecuar esta programación científica a los marcos en los que
debe adecuar. Si he dicho antes que el CSIC es un organismo que tiene que
generar sus recursos en las agencias externas que ofrecen esta
financiación para investigación de carácter competitivo, naturalmente
nuestros investigadores tendrán que adaptarse a esa programación. Se
trata de ofrecer a la sociedad española el mejor aprovechamiento de los
recursos del organismo a través de programas interáreas que permitan no
solamente competir por recursos externos, sino ejecutar la investigación
de la manera más apropiada.

Desde el punto de vista institucional, el Consejo, como organismo con
implantación estatal, es un magnífico instrumento para la política del
Gobierno central en investigación, para la interacción con los diversos
agentes del sistema de ciencia y tecnología y, muy en especial, con las
universidades. La implantación existe, en diferentes grados, en bastantes
comunidades autónomas. Hay algunas en las que no existe, si bien estamos
estudiando su posible implantación en diferentes comunidades autónomas.




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En cuanto a actividades fundamentales, hay proyectos en marcha de
carácter reciente tales como, en Andalucía, la puesta en funcionamiento
del Centro de Investigaciones Científicas de la Isla de Cartuja y la
consolidación de nuevas iniciativas en ese entorno. Se plantea también en
Andalucía contribuir a la posible creación de un Museo de Ciencias
Naturales. En Granada nos hemos implicado en el campo de ciencias de la
salud, en colaboración con la Universidad de Granada, con una iniciativa
de la Junta de Andalucía en la cual el CSIC participará de una manera muy
especial, a través del Instituto de Biomedicina y Parasitología López
Neira. En Aragón, se participa en el acondicionamiento de nuevos locales,
para el Instituto de Ciencias de los Materiales, muy ligado a la
Universidad de Zaragoza. En Baleares se inicia la construcción de un
edificio para el Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados. En
Castilla-La Mancha están en estudio iniciativas para la creación de
actividades en investigaciones biológicas aplicadas para el
aprovechamiento de especies de interés cinegético, proyecto cuya
implantación también se estudia en algunas otras comunidades autónomas
interesadas. En Castilla y León se participa en la creación de un Centro
de Investigaciones sobre el Cáncer, ligado a la Universidad de Salamanca.

En Cataluña se acaba de iniciar prácticamente la construcción del Centro
Mediterráneo de Investigaciones Marinas y Ambientales, siendo éste un
proyecto de gran envergadura que afectará, sobre todo, al actual
Instituto de Ciencias del Mar, y quizá a algunos otros grupos. Se están
finalizando las obras de remodelación y equipamiento de la residencia de
investigadores, obras que se han realizado a partes iguales y en
colaboración con el Gobierno de la Generalidad, en las que se proyecta
crear un foco de interés cultural. Asimismo, en Barcelona se está
avanzando notablemente en el acondicionamiento de unos recintos en el
Hospital Clínico, a los que se incorporará el Instituto de
Investigaciones Biomédicas de Barcelona, del CSIC, que colaborará a fondo
con los grupos de investigación de este Hospital Clínico. En Extremadura,
en donde, prácticamente, no hay implantación, se está iniciando la
creación de un instituto en el área de humanidades para aprovechar la
instalación de unas colecciones de valor cultural e histórico, que fueron
objeto de una valoración privada. En Galicia está en marcha una
iniciativa para convertir el Instituto Padre Sarmiento de Estudios
Gallegos en un centro mixto con la Xunta de Galicia, probablemente, con
la Universidad de Santiago de Compostela, y se participa muy activamente
en el Centro gallego de supercomputación. En la Comunidad de Madrid está
en marcha la construcción de la ampliación del Instituto de
Investigaciones Biomédicas, y se trata de acometer cuanto antes las obras
del Centro de Investigaciones Biológicas, en el campus de la Universidad
Complutense. En Murcia, se va a iniciar, en breve, la construcción de una
nueve sede para el Centro de la Zoología y Biología aplicada del Segura,
en el campus de Espinardo, de la Universidad de Murcia. En Navarra se
analizan proyectos de iniciativas en medio ambiente, en cooperación con
la Comunidad foral, con la posible creación de un instituto de carácter
mixto en este área. En el País Vasco hay actualmente dos unidades mixtas
cuya potenciación se trata de plantear y, en su caso, la creación de
centros mixtos. Y en Valencia están próximas a completarse las obras de
acondicionamiento del antiguo Instituto de Agroquímica y Tecnología de
Alimentos, que ha sido instalado en un nuevo edificio, que se está
reconvirtiendo para el Instituto de Biomedicina de Valencia, proyecto que
esperamos poner en marcha en breve.

Como vemos, el conjunto de actuaciones a nivel de las comunidades
autónomas es importante. Se trata, por supuesto, de analizar otras
posibles iniciativas. La Secretaría de Estado de Universidades,
Investigación y Desarrollo, de la que dependemos, tiene un especial
interés en que el Consejo potencie cada vez más la interacción con la
universidad. Ese mismo interés solemos encontrarlo en la mayor parte de
los rectores de universidades españolas, que ven con buenos ojos no sólo
experiencias de centros mixtos, que tienen su propios ámbitos, sino el
planteamiento de nuevas iniciativas. Naturalmente, hay muchas más de las
que podemos atender con los recursos escasos, pero lo que se busca en
cada una de estas iniciativas es encontrar las sinergias apropiadas para
que la actividad de un organismo con implantación estatal, y que merced a
esa implantación mantiene una estructura integrada y vertebradora, sea
también de la mayor utilidad para las comunidades autónomas. Los grupos
de investigación no solamente participan en programas nacionales, sino en
los programas de investigación científica que formulan las diferentes
comunidades autónomas.

Desde el punto de vista institucional, permítanme que diga unas palabras
sobre la coordinación de organismos públicos de investigación y
experimentación. El Gobierno ha promulgado el decreto de coordinación
funcional de organismos de investigación y experimentación, que se
plantea como una estructura que aporta a la Comisión interministerial de
Ciencia y Tecnología un órgano de coordinación funcional de aquellos
organismos dependientes del Gobierno central que llevan a cabo tareas de
investigación y experimentación. Presidido por el Secretario de Estado de
Universidades, Investigación y Desarrollo, este órgano se estructura, en
buena medida, en torno al Consejo Superior de Investigaciones
Científicas, y tiene un reto fundamental, que es rentabilizar y
aprovechar mejor la investigación que emana del sector público en todos
los aspectos que sean posibles. A través de la utilización más eficiente
de los fondos y de los recursos de los más diversos tipos, de la creación
de redes temáticas y de un conjunto de iniciativas, este comité, recién
constituido bajo la Presidencia del Secretario de Estado de Universidad,
Investigación y Desarrollo, como decía, está empezando a desarrollar esa
tarea.

Desde el punto de vista de las nuevas obras y construcciones, creo que
las he revisado casi todas. No merece la pena que entre en detalles de
costes e inversión; sí cabría decir que todas estas obras que se llevan a
cabo en diferentes lugares de España, como consecuencia de las
actividades del Consejo, en buena medida son el resultado de la
financiación, con fondos estructurales de la



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Unión Europea, financiación que, como es sabido, conlleva la necesidad de
confinanciación por parte de las instituciones correspondientes para
poder disponer de esos recursos de fondos estructurales cuya
cofinanciación tiene diferentes porcentajes según el área a que se
refiera. El Consejo trata de aprovechar el máximo esos recursos y, como
ven, se está actuando en la creación de instalaciones nuevas en un buen
número de lugares diferentes.

Quisiera asimismo comentar algunas actuaciones que estamos realizando en
materia de recursos humanos. Hay aspectos que no creo sean anecdóticos,
creo que son importantes, como son, por ejemplo, la relación con el
personal. Se han completado recientemente y se han cerrado los convenios
colectivos de personal que estaban pendientes de los años 1995 y 1996; se
ha cerrado, asimismo, el de 1997. Se han cerrado los convenios colectivos
del personal del buque oceanográfico hasta el fin de 1996 y 1997. Se
llevan a cabo actuaciones de acuerdo y negociadas en las mesas sindicales
para temas de salud y prevención, planes de formación en el CSIC que
están ahora en ejecución, o planes de formación continua del personal.

Quizá debiera hacer también algunos comentarios a dos aspectos que
probablemente son importantes desde el punto de vista de los científicos.

Es sabido que en estos momentos --y yo, desde luego, estoy convencido de
que eso es así--, uno de los principales problemas que tenemos en España
en general, y uno de los retos que tenemos por delante, es avanzar en la
creación de oportunidades para el aprovechamiento del personal
investigador que se ha venido formando. Desde hace algunos años, el
número de oportunidades en la universidad y en el Consejo ha sido
bastante más reducido que el de personas formadas y posibles aspirantes.

Es evidente que nosotros apostamos, en el momento que sea posible, por un
crecimiento de la plantilla del CSIC; otros ámbitos del sistema de
ciencia y tecnología deberán también instrumentar sus propias políticas,
pero hasta tanto eso es posible, se hace necesario incidir en el mejor
aprovechamiento de científicos formados adecuadamente, contratándolos al
menos, con carácter temporal, exigiendo por supuesto el rendimiento
correspondiente para que esta contratación continué, y facilitando los
medios adecuados para esa contratación temporal hasta que estas personas
puedan estar incorporadas de la forma más estable al sistema de ciencia y
tecnología. Las recientes iniciativas de la Secretaría general del Plan
de Investigación y Desarrollo, y de la Comisión interministerial de
Ciencia y Tecnología, de habilitar proyectos de investigación en los
cuales se puedan imputar gastos de personal que permitan contratar
específicamente personal con cargo a los fondos de esos proyectos, deben
facilitar, por supuesto, la incorporación temporal de científicos a las
tareas investigadoras en el Consejo Superior de Investigaciones
Científicas, al igual que en otros ámbitos.

Existe en el Consejo, desde hace años, un plan de contratación temporal
de investigadores que complementa el de la Secretaría de Estado de
Universidades, Investigación y Desarrollo, de reinserción de científicos
procedentes de otros lugares en donde han realizado su formación
posdoctoral. Con el apoyo de la Secretaría de Estado de Universidades,
Investigación y Desarrollo y con los propios recursos del CSIC, estamos
tratando de hacer lo más eficaz posible este plan. Se ha hecho
recientemente una convocatoria que permite, de momento, ampliar los
contratos que terminan después de tres años, los contratos terminados
después de tres años, que era el horizonte de contratación temporal
máximo, y permite incorporarlos a cinco años, en una convocatoria también
competitiva y basada en la evaluación del rendimiento, que ha hecho la
Secretaría de Estado de Universidades, Investigación y que en el Consejo
naturalmente tienen un buen número de candidatos. Asimismo, una parte de
los recursos de inversión del Consejo se vienen empleando en la
contratación temporal de investigadores y es nuestra decisión seguir con
este plan de contratación temporal de jóvenes investigadores,
actualizándolo cada año mediante los permisos correspondientes de
ministerios como el de Administraciones Públicas que tienen competencias
para la autorización de esta contratación.

Son actuaciones que quisiéramos fueran contribuyendo de forma eficaz e
importante a la consolidación, al menos durante períodos temporales, de
los investigadores que están reclamando poder poner al servicio de la
sociedad española el talento y la experiencia que han desarrollado. Como
ustedes seguramente conocen, los investigadores del Consejo reclamaron
reiteradamente que la edad de jubilación se ampliara de 65 a 70 años, al
igual que se hizo para el profesorado universitario en el año 1993. Esto
nunca llegó a hacerse, pero nosotros hemos puesto ya en marcha un plan
que se había aprobado mediante una iniciativa parlamentaria hace casi año
y medio, dando oportunidad a algunos investigadores mayores de 65 años y
ya jubilados, de ser recontratados para el desarrollo de proyectos en los
que estaban implicados y en los que habían demostrado su competencia y su
capacidad. Esta contratación afecta actualmente a 15 investigadores que
trabajaban en el Consejo como investigadores ad honorem, y se espera
poderla ampliar ligeramente para algunos pocos candidatos más que existen
y pueden tener el mismo grado de cualificación.

Hay un buen número de actuaciones adicionales que son de carácter
administrativo y de gestión. Yo resaltaría el intento que estamos
haciendo de que los complementos de productividad llamados quinquenios,
que los investigadores tienen reconocidos pero que hasta ahora no estaban
consolidados como complementos de productividad dentro del complemento
específico, se puedan realmente tramitar y convertirlos dentro de un
componente del propio complemento específico para agilizar el abono de
estos complementos cuando los investigadores obtienen la evaluación
favorable de los correspondientes quinquenios.

Desde el punto de vista de las relaciones internacionales ya he hecho
referencia a algunos aspectos, pero quisiera insistir con algunas cifras
en la envergadura de la actividad del Consejo Superior de Investigaciones
Científicas dentro de los programas-marco de la Unión Europea.




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El CSIC tiene vigentes en la actualidad, dentro de las actividades I+D de
la Unión Europea, 516 proyectos de investigación con un promedio de
duración de tres años financiados por la Comisión Europea y por un valor
total de unos 11.900 millones de pesetas. Los ingresos obtenidos de la
Comisión Europea en el año 1996 fueron de 4.174 millones de pesetas, que
representan --como antes decía-- el 25 por ciento de todos los ingresos
obtenidos por el sistema español de ciencia y tecnología, lo cual
teniendo en cuenta que son solamente el 6 por ciento de los recursos
humanos, creo que es una cifra importante. La participación de los grupos
de investigación del CSIC en estos programas-marco de la Unión Europea es
particularmente relevante en los temas de biotecnología, de investigación
agroalimentaria y de investigación medioambiental. Asimismo, el CSIC ha
conseguido el reconocimiento y la financiación de la estación biológica
del coto de Doñana, estación biológica dependiente del instituto
correspondiente del CSIC, como una de las grandes instalaciones de la
Comisión Europea; ciertamente sería la única gran instalación que existe
en España.

Dentro de lo que representa la actividad del CSIC exterior, está también
la cooperación bilateral con instituciones extranjeras. Existen --hay que
reconocer-- convenios vigentes con un grado diferente de aprovechamiento,
hasta con 24 países de Europa, Asia, Africa e Iberoamérica. Especialmente
relevante es la colaboración con el CNRS francés, organismo similar --no
idéntico, pero similar de Francia--, con el que se han establecido un
buen número de intercambio de investigadores, y lo que se llaman cuatro
laboratorios europeos asociados en ciencias del mar, ciencias de los
materiales y en biología. El CSIC participa activamente en los trabajos
de laboratorio para la utilización de rayos electromagnéticos, el LURE,
dependiente del CNRS, y científicos del CSIC están a cargo de la
construcción de la línea de luz con ondulador, dedicada a la foto de
infracción y fotoemisión en el anillo super ACO, para utilización de la
radiación sincontrón, una actuación que está financiada por la Comisión
interministerial de Ciencia y Tecnología.

En colaboración con la Agencia Española de Cooperación Internacional,
existen proyectos e intercambios con China, hasta 20 proyectos de
cooperación científica en diversas áreas, con Filipinas y con Namibia. Se
trata de potenciar bastante más la presencia de los investigadores del
CSIC y la colaboración con los grupos de investigación de Iberoamérica y,
por supuesto, potenciar la cooperación con otros países desarrollados y
no desarrollados. El CSIC está también representando a la comunidad
científica española en algunos organismos, no de gestión de la Unión
Europea pero sí claves en lo que son --digamos-- los ambientes de
colaboración científica de carácter europeo, destacando entre ellos la
del Science Foundation y la Asociación de Consejos de Investigación de
Europea, el grupo denominado Eurohorc. Son instituciones científicas de
notable prestigio, en las cuales el CSIC tiene un papel relevante. En
concreto en Eurohorse, el Presidente del CSIC habitualmente forma parte
del comité promotor de este organismo, aparte del plenario.

Voy a referirme finalmente a actuaciones que tienen que ver con la
llamada investigación aplicada tecnológica, a lo que podríamos llamar con
mucha más propiedad explotación de la investigación. En el debate sobre
ciencia y tecnología, en España y en cualquier otro lugar, esta discusión
es muy viva y lo seguirá siendo. Hace poco recogía algunas reflexiones en
un artículo periodístico, en las cuales trataba de analizar lo que puede
ser, por un lado la visión de los científicos de la investigación, que
indudablemente tiene que ser muy tenida en cuenta, y lo que son la visión
y las decisiones de los responsables políticos, que tienen la
responsabilidad --valga la redundancia-- de decidir sobre programas,
sobre actuaciones y demás. Conjugar ambas cosas es importante y los
científicos perciben con frecuencia que cada vez más se les exige que
demuestren la utilidad de su trabajo: la utilidad para la sociedad, la
utilidad económica, social y de los más diversos tipos. Por otro lado, no
es de ocultar que en muchas ocasiones los científicos podían quizá sentir
que los responsables de decidir sobre programas y políticas, a lo mejor
se están planteando exigencias no que sean pertinentes o no, sino que se
adecuen a lo que es posible llevar a cabo en el mundo de la
investigación. Este debate es importante, y es importante tenerlo en
cuenta en cada ocasión que se insiste en la necesidad de rentabilizar la
investigación, cada vez que se insiste en esa dicotomía entre
investigación básica y aplicada que, a mi juicio, tiene cada vez menos
sentido por muchísimas razones y entre otras porque la investigación es
sobre todo investigación valorable en cuanto a su calidad y de ámbitos
que se podían llamar investigación aparentemente muy básica, en muchas
ocasiones se derivan aplicaciones inmediatas, y en la llamada
investigación decididamente aplicada y demás, a veces no hay los
resultados que pudieran esperarse y a lo mejor es predecible que no los
hubiera de acuerdo con la forma en que está formulada. En todo caso,
tendremos que seguir viviendo con ese debate y buscando entre todos, por
supuesto, las mejores fórmulas para rentabilizar la investigación. Es
indudable que si decíamos que el esfuerzo de la sociedad española debe
incrementarse tanto en el sector público como en el sector privado, habrá
que buscar los medios y las formas, y habrá que demostrar que eso es
positivo e importante, de lo cual el científico que les habla
naturalmente está absolutamente convencido.

Pero un organismo como es el CSIC puede y debe tener una actividad de la
mayor intensidad posible a la hora de rentabilizar sus investigaciones.

Rentabilizarlas puede significar muchas cosas, desde contribuir a la
aportación a la sociedad de soluciones a problemas concretos, hasta por
supuesto contribuir con desarrollos que puedan ser explotables por el
sector industrial y que puedan contribuir a su competitividad, etcétera.

Dentro de esta preocupación, nos hemos propuesto potenciar al máximo la
Oficina de transferencia de tecnología, y cuando los resultados se
plantean no en forma de presión sobre los científicos para que hagan
cosas que a lo mejor piensan que no pueden hacer, sino en forma de
diseminación de los resultados, de diseminación de formas, deben quedar



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claras las potencialidades del organismo y de sus grupos de investigación
para fomentar al máximo la interacción con las empresas, interacción que
siempre tenga el sentido científico apropiado; cuando todo eso se
plantea, los resultados es muy posible que se vean pronto.

A lo largo de los primeros cuatro meses de este año, comparados con los
primeros cuatro meses del ejercicio 1996, hay dos aspectos de la
captación de recursos que han crecido especialmente: uno de ellos es el
de los recursos de la Unión Europea, que en esos primeros cuatro meses ha
crecido el 50 por ciento respecto al año pasado; el otro es la captación
de contratos con empresas, que ha crecido un 30 por ciento en los
primeros cuatro meses de este año, respecto a los primeros cuatro meses
del año pasado. Por supuesto, no pretendo reflejar que cuatro meses sean
absolutamente significados dentro de las estadísticas; es mucho más obvio
considerar períodos anuales enteros, pero en todo caso la tendencia está
ahí. Durante el año 1996 se han realizado 513 contratos y convenios, de
los que 355 han sido con empresas nacionales, 25 con empresas extranjeras
y 89 convenios con distintos órganos de la Administración general del
Estado. Los 429 contratos en el año pasado han representado un importe de
2.208 millones de pesetas. En lo que respecta a patentes, se han
solicitado 48 patentes en España, dos patentes europeas, 14 extensiones
internacionales y 14 patentes en otros países; y se han recibido
concesiones de 19 patentes españolas a solicitudes anteriores, y hecho
concesiones de patentes extranjeras, de las que dos son en Estados
Unidos; una actividad que a juicio de mucha gente podría ser mayor.

El CSIC, lo que viene siendo el CSIC a lo largo de los años --y no es
decisión de este equipo--, no debe ser visto como un organismo de
investigación exclusivamente científica básica, entre comillas según
decíamos antes; la investigación tecnológica es significativa en el CSIC.

Hay institutos cien por cien tecnológicos que desarrollan desde robots
hasta trabajos en relación con la construcción, con la metalurgia o con
la mejora de plantas, para poner algunos ejemplos. En este terreno,
probablemente se puede seguir creciendo y se puede seguir avanzando, pero
los resultados creo que son importantes. En lo que llevamos de año se han
solicitado 23 patentes españolas, cuatro solicitudes internacionales, una
patente europea y otras dos solicitudes en otros países, lo que totaliza
un conjunto también significativo; y en lo que va de año, el conjunto de
contratos y convenios realizados asciende a 1.288 millones de pesetas.

Como actividades más destacadas en este terreno, merece la pena reseñar
la defensa, con éxito de una patente ante la Oficina de Patentes de
Munich, la licencia de tres patentes de industrias agroalimentarias,
estando en negociación al menos otras cuatro patentes con empresas
alimentarias, farmacéuticas y de materiales. Hay que decir que el equipo
directivo del CSIC no ve como un objetivo en sí y de carácter exclusivo,
patentar por patentar. Las patentes deben solicitarse cuando tienen
sentido y esa solicitud, si tiene sentido, debe cuanto antes tratar de
transferirse a una empresa que defienda los derechos de explotación, que
proceda a la explotación y que, en todo caso, contribuya con la
rentabilidad correspondiente que podemos esperar.

Otros logros conseguidos que se pueden citar como muestra son la
colaboración de dos centros del CSIC, en concreto el Instituto de
Automática Industrial y el Instituto de Acústica, que han desarrollado un
sistema de inspección por ultrasonidos para materiales compuestos en
piezas aeronáuticas. Con la colaboración de Construcciones Aeronáuticas,
Sociedad Anónima, se ha desarrollado con esa tecnología una máquina real,
que ha sido certificada en Estados Unidos, para la inspección de piezas
del avión F-18, y la empresa con esa tecnología se ha presentado y
ganado, frente a otras empresas mundiales importantes, los concursos de
equipamiento para la inspección de piezas del Eurocopter, fabricante
europeo de helicópteros. El equipo estará en operación en Francia el
próximo mes.

En resumen, señorías, quisiera resaltar que la actividad del CSIC
representa --como digo-- una actividad en la que aproximadamente 2.000
científicos de plantilla, un buen número de científicos en formación y
hasta un total de casi 8.000 de personal de apoyo y administrativo,
aportan a la sociedad española una tarea investigadora que se reparte de
forma significativa en todo el territorio estatal, que constituye una
importante interacción e integración entre unos grupos y otros en la
gestión del CSIC, que a través de comisiones de áreas, de coordinadores
de áreas y demás equipos, hemos tratado de crear una estructura
verdaderamente integrada y vertebradora. Representa, por tanto, un activo
significativo en el sistema español de ciencia y tecnología, capaz de
asumir nuevos retos, capaz de incrementarse en sus posibilidades de
crecimiento y capaz de generar recursos externos de forma competitiva en
niveles que son bastante mayores que los detectados en organismos
similares. Nosotros conocemos cifras, por ejemplo de CNRS en Francia y
otros organismos similares, y ese 35 por ciento de generación competitiva
de recursos, por supuesto sólo será posible si existen las
correspondientes agencias de financiación en las cuales la capacidad de
adaptación y de búsqueda de esos recursos de nuestros grupos de
investigación es importante. Todo ello compone un organismo y es un
importante activo de la sociedad española, que debe colaborar más con
otros agentes que debe implicarse. El Gobierno aspira a que se haga la
reestructuración necesaria para que la coordinación dependiente del
sector público sea la más adecuada y en ello juegue un papel
significativo el CSIC, por lo que debe también coordinarse con las
universidades, debe interactuar con las empresas y con el sector privado,
y debe poner el conjunto de recursos, las infraestructuras, especialmente
bibliotecas y otras infraestructuras científicas de que el organismo
dispone, al servicio de la sociedad española. Hay que acometer, por
supuesto, un buen número de reformas y yo diría que a este Presidente del
CSIC, dentro de otras muchas cosas que ya he señalado y preocupaciones
importantes como es la incorporación de personal y la renovación de las
escalas de científicos, en especial me preocupa --como digo-- conseguir
una distribución más homogénea, por



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ejemplo, de los recursos humanos, que es notablemente heterogénea en su
estructura actual. Quiero decir que hay institutos con una cantidad
significativa de personal de apoyo, cuando hay otros que prácticamente no
los tienen. En todo caso, esta capacidad competitiva y adaptativa de los
grupos de investigación está permitiendo que la generación de recursos
externos se pueda ir aplicando al mantenimiento de los proyectos en curso
y la puesta en marcha de nuevas iniciativas. Una buena parte de los
becarios que el CSIC tiene son con cargo al proyecto de la Unión Europea
o de cooperación con empresas que aporta los recursos suficientes para la
beca correspondiente. Asimismo, una buena parte de los contratados
temporales son también específicamente con cargo a proyectos en los
cuales los grupos de investigación han demostrado su capacidad, han
demostrado sus posibilidades de llevar a cabo la fundamentación adecuada
de sus propuestas y han obtenido esos recursos correspondientes.

Señora Presidenta he terminado mi exposición.




La señora PRESIDENTA: ¿Grupos parlamentarios que deseen intervenir)?
(Pausa.)
Por el Grupo Mixto, la señora Boneta, tiene la palabra.




La señora DE BONETA Y PIEDRA: En primer lugar, agradecer la información y
las explicaciones, un tanto exhaustivas en algunos casos, que el señor
Presidente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas nos ha
proporcionado y, a la vez, plantearle la impresión o la opinión que en
este caso, y teniendo en cuenta las características del grupo, mejor
dicho de los grupos mixtos que represento del Congreso y Senado, en única
representación, deberá tomarlas usted como la representación de mi propia
persona y del partido Eusko Alkartasuna al que represento y en este caso
algo más también, de la comunidad a la que represento, la Comunidad
Autónoma vasca.

Coincido con algunas cuestiones que ha planteado en cuanto a nuevas
orientaciones del centro y a la política de investigación que se está
planteando en este momento, sobre todo en lo que se refiere (perdóneme
usted el desorden, porque le he ido tomando notas a vuela pluma) a esta
política de recursos humanos a que ha hecho referencia, a la posibilidad
de aumento cuantitativo y cualitativo de las contrataciones temporales de
investigadores que pueden dar acceso no a todos los investigadores
formados, evidentemente, pero sí a nuevos investigadores; el tema
relacionado con los becarios, y también a esa política del centro en
materia de recursos humanos de recuperación de investigadores.

No estaría tan segura, aunque entiendo que de forma selectiva y en
función de sus proyectos y de la evaluación de los proyectos de su
actividad, en cuanto se refiere a la prolongación de la vida
investigadora --por decirlo de alguna manera-- de los científicos e
investigadores. Aunque sé que es una aspiración de muchos investigadores,
creo que este tema se debe de hacer con mucho cuidado y teniendo en
cuenta que hay personas muy valiosas que pueden prolongar sus
investigaciones después de cumplir la edad de 65 años, pero también hay
que tener en cuenta que, de alguna manera, estos proyectos han de ser
evaluados de forma muy exhaustiva, toda vez que los recursos dedicados a
investigación son limitados o más limitados de lo que deberían ser en
opinión de esta Senadora que le habla, y lo que se dedique a estos
proyectos impedirá también su dedicación a proyectos que den acceso a la
formación, y sobre todo al trabajo y a la recuperación de nuevos
investigadores y de investigadores ya reconocidos y formados que pueden
tener un mejor resultado. En todo caso, debo decirle que con carácter
general me manifiesto absolutamente de acuerdo con lo que ha indicado.

Ha manifestado también la caída que hemos detectado en relación al
presupuesto dedicado a investigación, a I+D en general, en relación con
el PIB. Efectivamente, su mejor momento parece que estaba en el 0,92 tal
como ha señalado, y los datos que nosotros tenemos en este momento
indican que debe andar por el 0,76 del PIB. Yo no sé si esto es correcto
o no, le pido también que me aclare esta cuestión teniendo en cuenta la
media de nuestro entorno, que supera siempre al 2 2,3 o 2,5 por ciento,
tal como usted mismo ha indicado. A mí me parece que debería hacerse un
nuevo esfuerzo. Reconozco que no depende del señor Presidente del
Consejo, que estará encantado de que se dediquen más recursos, aunque
también debe incidirse --y en este caso, estamos de acuerdo-- con lo que
en su día manifestó aquí el Secretario de Estado de Universidades,
Investigación y Tecnología en relación con ese mayor incremento de la
participación del sector privado en estas investigaciones, pues creemos
que el 65/35 en estos presupuestos es muy pequeño.

Tengo que resaltar en este caso --y con esto, terminaría esta
intervención, porque se me ocurren muchas más cosas, pero el tiempo es
limitado-- que los recursos que la Comunidad Autónoma vasca dedica a
investigación son el 1,2 por ciento del PIB si no estoy equivocada, y
también tengo que resaltar --como ha señalado el señor Presidente-- que
no existen centros del Consejo Superior en la Comunidad Autónoma vasca;
hay dos unidades mixtas y nuevos proyectos de colaboración. Conoce el
señor Presidente el interés y la dedicación de fondos de la Comunidad,
tanto públicos como también del sector privado, porque creo que la
relación en este caso se acerca más a lo que sería favorable, es decir,
la participación en las empresas en los proyectos de investigación es
mayor que en el resto del Estado. Querría preguntarle sobre estos nuevos
proyectos de colaboración con la Comunidad Autónoma vasca a que ha hecho
referencia, qué presupuestos supondrían y qué aportación, en este caso
sería por ambas partes, puesto que se tratarían de proyectos en
colaboración.

No se me ocurre en este momento ninguna otra cuestión que plantearle,
sino éstas que son de mucho interés para la Senadora que le habla.




La señora PRESIDENTA: Señor Nombela, tiene usted la palabra. En todo
caso, si no dispone de alguno de



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los datos que le formulen en las intervenciones, puede enviarlos
oportunamente, si así lo tiene a bien.




El señor PRESIDENTE DEL CONSEJO SUPERIOR DE INVESTIGACIONES CIENTIFICAS
(Nombela Cano): En relación con su intervención, se ha referido en primer
lugar a un hecho que es la prolongación de la contratación de algunos
investigadores jubilados. Esto tiene su origen en una iniciativa que se
aprobó en el Parlamento en su momento, y que se ha limitado a personas de
contrastada experiencia que tenían proyectos vivos y en marcha, proyectos
que habían generado recursos y que, a lo largo de su carrera científica,
habían desarrollado un trabajo suficiente para obtener al menos tres
sexenios de evaluación positiva en su actividad investigadora. En todo
caso, se ha instrumentado como una medida ya finalizada, puesto que a
partir del 1.º de enero de este año, y con carácter general, todos los
funcionarios se pueden jubilar a los 70 años; de manera que el asunto
está cerrado.

En consideración a las personas que han sido contratadas, era de justicia
permitirles que sigan desarrollando su trabajo y que lo pudieran
desarrollar en las condiciones que les permite su contratación.

Naturalmente, la discusión clásica de en qué edad debe estar la
jubilación y en qué sentido retrasarla disminuye nuevas oportunidades
para la gente más joven que tiene que acceder a los puestos, en una
discusión eterna, pero esto ha sido una actuación concreta que, además,
creo que tiene un efecto positivo dentro de la institución y ha supuesto
un reconocimiento de la tarea de estas personas.

El aumento de la contratación temporal, responde en general a algo que
también puede estar en la línea de lo que es el desarrollo de la carrera
científica en muchos lugares donde el acceso a un puesto absolutamente
estable no es instantáneo, no es desde nada más terminar el doctorado o
el posdoctorado, ni tampoco después de un período totalmente no
controlable. Quiero decir que es esencial que los científicos puedan
demostrar, tras su formación doctoral y posdoctoral, su capacidad de
llevar a cabo investigación, y en su caso, tomar iniciativas, formular
proyectos y demás. No es que en España hayamos terminado en esto, ni
mucho menos, porque de momento los científicos del Consejo en
contratación temporal, están adscritos a proyectos de los que son
responsables otros científicos más senior pero, en todo caso, es un
avance para pasar de los primeros tres a los primeros cinco años.

Por lo que respecta a la inversión en investigación en el Estado español,
las cifras actuales que recogemos vendrían a ser las siguientes, y
evidentemente, no es responsabilidad del ámbito que yo dirijo, pero
ciertamente nos afectan. En el año 1997 la función 54 en los Presupuestos
Generales del Estado, recogía crecer de manera importante respecto al año
1996, pero la inversión prevista por parte del sector privado parece ser
menor y entonces las cifras del Instituto Nacional de Estadística --y
usted las cita con razón-- hacen una previsión para el 1996 y teniendo en
cuenta el crecimiento previsible del producto interior bruto, llegaremos
a una inversión de 0,77 por ciento del PIB. Naturalmente, incrementar
este esfuerzo es algo que corresponde a otros ámbitos de decisión, no al
Consejo, pero nosotros lo veremos con muy buenos ojos.

Finalmente, comenta usted nuestros proyectos en la Comunidad Autónoma
vasca. Cuando se creó el Consejo y en los datos que uno puede detectar
con carácter histórico, se hizo desde el principio --parece ser la
apuesta-- de que el Consejo fuera un organismo implantado en diferentes
lugares de España y no sólo en Madrid. Digo esto porque el antecedente
más inmediato era la Junta de Ampliación de Estudios, fundada por
pioneros como Cajal, y en aquel momento fue una actividad limitada a
Madrid. Es cierto que los avatares del Consejo demuestran que la
presencia en Madrid en muchas etapas ha sido mayoritaria, pero también es
cierto que la descentralización ha sido gradual. No ha habido creación de
centros en la Comunidad Autónoma vasca, y sí se han hecho recientemente
acuerdos para la creación de dos unidades mixtas en temas de física con
el doctor Echenique, y de bioquímica y de biofísica, con el doctor Goñi.

Nosotros estamos estudiando con muchísimo interés continuar con estas
unidades mixtas, financiar lo más posible con este carácter, y cuanto
antes convertirlas en dos o, al menos, en un centro mixto
multidisciplinar. Es evidente que cuando los recursos son escasos se
presentan mayores dificultades y hay que buscar soluciones imaginativas.

En algunos lugares, se ha puesto en marcha la creación de centros mixtos
a través de la incorporación de personal de plantilla del Consejo que
existiera en otros institutos y que estuviera interesado en trasladarse
de lugar para iniciar la creación de unidades que, en su momento, sean
centros mixtos. Estamos interesados en esa búsqueda de personas que
pudieran, siendo de plantilla, incorporarse y, si encajan dentro de ese
proyecto científico, daríamos al máximo de facilidades. Vamos a iniciar
conversaciones intensas con la universidad, se han mantenido ya con la
Dirección General, a través de la vicepresidencia de relaciones
institucionales. Ciertamente, no puedo dar cifras, pero en lo que sí
insisto es que en vamos a buscar todos los medios posibles para que esta
actividad se incremente en la Comunidad Autónoma vasca y se produzca de
una manera intensa. Las cifras que daba usted de inversión me parecen muy
bien si ésta es mayor en investigación. La puesta en marcha de grupos de
investigación por parte del Consejo podrá contribuir también a ejecutar
esa investigación y a aprovechar de la mejor manera posible los recursos
disponibles.




La señora PRESIDENTA: Por el Grupo de Izquierda Unidad, tiene la palabra
el señor Santiso del Valle.




El señor SANTISO DEL VALLE: Señor Presidente, nuestro grupo sigue con
gran interés la evolución de los acontecimientos --por llamarlos de
alguna forma-- que están ocurriendo en la investigación y piensa que
existe una gran confusión en este momento en cuanto a la coordinación de
todos los instrumentos de política científica



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en nuestro país. Más allá de la creación de este comité de coordinación,
de reciente creación, creemos que siguen existiendo grandes dudas en
cuanto a la coordinación de los distintos organismos. Entre otras
cuestiones, le queríamos plantear lo siguiente.

Usted ha empezado exponiendo las fuentes de financiación que tiene en
este momento el CSIC. Ha hablado del 65 por ciento de recursos procedente
de los Presupuestos Generales del Estado y del 35 por ciento de
procedencia competitiva. Le formularé una pregunta más sencilla: ¿Qué
porcentaje procede --aunque usted ha dado algunos datos ahora-- de la
Unión Europea, del Gobierno central, de los Presupuestos del Estado, de
las comunidades autónomas, y, por último, de entidades privadas? Para
evitar confusiones entre distintas cifras, nos gustaría saber si son o no
competitivas, si proceden de programas europeos. Otra pregunta muy
sencilla. En esos 4 apartados, ¿cuál sería la distribución porcentual en
el año 1996? Si no tuviera aquí los datos, nos conformaríamos con una
respuesta escrita, en este tema como en otros, en el plazo que usted
necesite.

En cuanto a personal, le escuchamos con gran preocupación. La situación
actual es la siguiente. En nuestra opinión, ha habido un descenso
continuo del personal neto de plantilla del organismo, acompañado
simultáneamente de un incremento sustancial, de más de 2.000 personas, de
personal que presta servicios en régimen de precariedad, es decir, con
contratos temporales de múltiples tipos, algunos, en nuestra opinión, de
dudosa legalidad, ya sea por interinidad atípica o por becas-contrato.

¿Qué proyectos tiene el CSIC, más allá de su anuncio, de pasarlos ahora a
posibles contratos de 5 años para combatir esta situación de precariedad?
Dada la función desempeñada por la mayoría de esos contratados
inestables, la anterior dirección del CSIC tenía un plan de empleo
acordado con los sindicatos, que resolvía parcialmente este problema.

¿Tienen pensado ustedes seguirlo? ¿Lo han abandonado? ¿La presidencia del
CSIC tiene planes concretos para incorporar personal técnico de
investigación? El CIEMAT y la propia universidad están generando
mecanismos para absorber masivamente a este personal. ¿Piensa el CSIC
establecer mecanismos similares a los del CIEMAT o las universidades?
En relación con otro tema muy importante, la adaptación del organismo a
lo establecido en la Lofage, coincidimos en la opción que parece
razonable (digo parece porque habrá que ver cómo termina todo este
proceso) de la figura de organismo autónomo, pero tenemos dudas sobre el
régimen presupuestario que deba mantener. Dando por cierto que para
realizar investigación se precisa un régimen más flexible que el
establecido con el presupuesto administrativo, ¿qué modelo va adoptar el
CSIC: el sistema de presupuestación y control del gasto establecido por
la Ley General Presupuestaria para sociedades estatales, en base a un
programa de actuación, inversión y financiación, o mantendrá un doble
régimen presupuestario administrativo para la financiación ordinaria
estatal y comercial para la gestión de recursos propios?
Respecto al procedimiento a emplear para adaptar los organismos públicos
de investigación --OPI y el CSIC en particular-- a lo establecido por la
Lofage, parece que la presidencia se inclina por utilizar la Ley de
acompañamiento de los Presupuestos Generales del Estado. A nosotros esto
nos crea algunas preocupaciones, puesto que supone someternos anualmente
a cambios y a una posible dificultad para discutir cuál va a ser la
estructura de la OPI, sus sistemas de coordinación centrales, las
especialidades de régimen de personal y resolverlas por vía de decreto en
esta ley de acompañamiento. Nosotros preferimos una ley específica, tal
como ya se hizo en 1986, con la Ley de ciencia, que defina con mayor
rango la independencia funcional y la autonomía de gestión que la
investigación científica requiere y la propia Lofage admite, tal como se
hizo, en su día, para las universidades con LRU. ¿Qué obstáculos, en su
opinión, han impedido que se adoptase esta vía, considerada por todos los
expertos como la que proporciona mayor rango y seguridad jurídica?
Usted ha hablado también de acercamiento a la universidad, en una línea
de continuación con políticas anteriores, para mejorar esa relación a
través de la creación de centros mixtos, de unidades asociadas y de
ubicación de centros del CSIC en distintos campos. ¿Cómo se van a
articular estas relaciones con el recientemente creado comité de
coordinación de las OPI? Una vez más, expresamos nuestra preocupación por
cómo ese tipo de actuaciones, que en principio pueden ser positivas, se
van a coordinar para evitar, en muchos casos, la duplicación de esfuerzos
y de proyectos que pueden estar actuando en los mismos campos sin que
exista alguien que coordine e intente optimizar los recursos.

Respecto a las comunidades autónomas, una falta de política clara
respecto a las autonomías en los últimos años, lo que está originando
problemas que aparecen reiteradamente en distintos centros. A esto se
suma la petición recurrente de algunas autonomías respecto a la
transferencia de centros ubicados en las mismas. ¿Cuál será la política
del CSIC en su relación con las comunidades autónomas y la coordinación
con este comité de coordinación? En cuanto al personal, el CSIC tiene
pendiente, desde 1986, la elaboración de su reglamento de personal. En la
actualidad, la Administración y los sindicatos están negociando un
estatuto de la Función pública, como usted muy bien sabe, que incluye un
estatuto de personal de investigación y, al mismo tiempo, parece que se
va a modificar la LRU. ¿Bajo qué esquema y en qué plazo se plantea el
CSIC la elaboración del citado reglamento, si es que mantiene todavía
esta necesidad? Nosotros somos partidarios a pesar de los distintos
modelos de OPI, y de que desarrollen actividades de distinto nivel
científico, de ir a un modelo común --enlazo esto con la modificación
obligada por la reforma que propicia la Lofage--, y por eso nos
inclinamos por la figura de organismo autónomo en casi todos los ámbitos,
que conlleve una futura elaboración de un estatuto de personal de la
investigación que posibilite la necesaria movilidad, el diseño armónico
de la carrera profesional y la homogeneización del sistema retributivo
entre el personal de investigación.




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Por último, una cuestión particular que nos parece también importante. En
los últimos 10 años se han dado nueve suicidios en el Centro de Biología
Molecular del CSIC. En nuestra opinión, las características de estos
sucesos responden, entre otras causas, al altísimo nivel de presión
generado por la competitividad y la precariedad de las condiciones de
trabajo. ¿Ha abierto el organismo una investigación sobre las posibles
causas de los sucesos? ¿Qué medidas se están tomando en este sentido?



La señora PRESIDENTA: Me van a permitir que, aunque esta Presidencia
suele hacer siempre gala de gran flexibilidad, les ruegue a los
portavoces de los grupos parlamentarios, como también al compareciente,
señor Nombela, cierta brevedad en sus intervenciones, porque el próximo
compareciente está esperando y por cortesía parlamentaria no debe esperar
de modo excesivo.

Tiene la palabra, señor Nombela.




El señor PRESIDENTE DEL CONSEJO SUPERIOR DE INVESTIGACIONES CIENTIFICAS
(Nombela Cano): Voy a tratar de contestar, aunque si me quedara algún
detalle lo remitiría por escrito. Preguntaba usted, en primer lugar,
acerca de la coordinación y las dudas que le suscita. En mi experiencia
de once meses como Presidente del CSIC he podido constatar que organismos
dependientes de la Administración central, como pueden ser el Consejo
Superior de Investigaciones Científicas, el CIEMAT, el INIA, el INTA y el
Instituto Oceanográfico tienen, por la propia naturaleza de la
investigación, en muchas ocasiones, un grado de relación importante.

Investigadores del CSIC trabajan en el INTA, investigadores del INIA
trabajan en el CSIC, en institutos, con los permisos que se han ido
concediendo a lo largo de bastantes años. Podría ponerle muchos más
ejemplos. Plantear una coordinación seria que puede llevar a las
reestructuraciones que hagan falta, pero, como mínimo, a ese estudio, es
algo que no debe ofrecer dudas a nadie sino, más bien, al contrario: son
investigadores y recursos de investigación pagados por el sector público,
que deben estar al servicio de su más eficaz y mejor aprovechamiento.

Desde otro punto de vista, la Comisión interministerial de Ciencia y
Tecnología está presidida por el señor Presidente del Gobierno, lo cual
garantiza el nivel más alto de coordinación de todos los agentes del
sistema de ciencia y tecnología. Eso debe aportar, como mínimo, los
instrumentos necesarios para cuando sea oportuno y apropiado tomar
decisiones o arbitrar determinados conflictos que, en algún momento,
entre las distintas instancias de la investigación puedan surgir. En el
papel que nos corresponda en esta coordinación no nos vamos a aplicar a
otra cosa que al mejor y más eficaz aprovechamiento de los recursos de
investigación para la sociedad española. Eso hay que abordarlo con toda
seriedad y rigor en el momento en que sea posible.

Por lo que respecta a la financiación, tengo aquí los datos de ingresos
comerciales en el 1996: fueron 16.259 millones de pesetas, lo que
representaba, aproximadamente, un 35 por ciento. El presupuesto comercial
puede variar con los años, puede descender en algunos capítulos e
incrementarse en otros. En todo caso, de esos 16.000 y pico millones, los
ingresos procedentes de la Unión Europea representaron el 18 por ciento;
los ingresos procedentes de contratación con empresas, el 10 por ciento;
los ingresos procedentes del plan nacional, el 32 por ciento; y los
ingresos procedentes de investigación, a través de programas de las
comunidades autónomas, representaron, prácticamente, el 5 por ciento.

Otros capítulos fueron de menor entidad. Esto da una idea aproximada de
cuáles son las posibilidades para este año, que muy bien podrían verse
alteradas en algunas de estas cifras. Creo que refleja una tendencia y,
probablemente, en cuanto a los ingresos de carácter competitivo que el
CSIC obtenga, seguirá siendo así. Tengo que decir que nosotros estamos
planteando que el presupuesto administrativo del Estado se pueda
racionalizar cuanto antes y, quizá, reajustar porque estos ingresos de
carácter competitivo que van destinados a proyectos concretos, deberían
financiar fundamentalmente esos proyectos, y si hay aportaciones a la
financiación general, que se destinara a eso precisamente. Si el CSIC
incrementa sus grupos de investigación, su estructura y sus centros, en
términos absolutos, es seguro que se podrán generar más ingresos; ahora
bien, en términos relativos, probablemente, no podamos.

Por lo que respecta a la situación del personal y demás, a nosotros
también nos preocupa la precariedad, la distribución de recursos humanos
y hacer la política más conveniente. Debo decirle que si comparamos
nuestra situación con la de organismos similares en otro países,
observamos que el porcentaje de científicos de plantilla, con grado de
doctor y con capacidad de desarrollo de proyectos independientes, es
menor. Creemos que debe crecer, fundamentalmente, el personal científico.

La comparación con Alemania o con el CNR italiano, refleja esa situación.

Damos gran importancia también al personal técnico. Nos preocupa que
tanto unos como otros, cuando su contrato es temporal, pueda cuanto antes
tener el carácter que daban tener, que, en muchos casos, puede ser la
contratación laboral fija, aunque no necesariamente con carácter
funcionarial.

Menciona usted el CIEMAT y las universidades en cuanto a planes que
llevan a cabo. Confieso que no los conozco con exactitud. Sí conozco el
ámbito de mi propia universidad, a la que pertenezco, la Universidad
Complutense. En cuanto a la situación del personal técnico,
disponibilidades, grado de preparación etcétera, debo decir que el CSIC
está en una situación infinitamente mejor que la mayor parte de las
universidades, donde este personal, en muchas épocas prácticamente no ha
existido, y ahora se están implementando algunos programas que suponen
unas dotaciones muchísimo más escasas que las que tiene el Consejo.

Hace, S. S. un conjunto muy grande de preguntas sobre la Lofage. Le diría
que hay decisiones que corresponden al Gobierno y al Parlamento. Nosotros
hemos esgrimido lo que queremos que debe ser y lo que está siendo
asumido. Los OPI son organismos que deben tener como mínimo --y
entendemos que no hay nada en la Lofage



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que se oponga a ello-- las cotas y niveles de autonomía de gestión
necesaria para su administración que estableció la Ley de la ciencia. Y
entendemos que no hay nada en la Lofage que se oponga a ello. Los
instrumentos legales y administrativos no son competencia nuestra, serán
tramitados y espero que respondan a lo que debe ser el CSIC, un organismo
--lo he dicho muchas veces-- esencial en la vertebración de la
investigación en España. La participación en la actividad científica y
tecnológica de las comunidades autónomas es importante, aunque puede y
debe seguir siéndolo en un grado mayor.

Nuestra interacción con todas las comunidades autónomas con las que
tenemos un trato intenso, porque hay centros establecidos en las
comunidades autónomas, creo que es excelente y de continuo diálogo. Es,
por supuesto, de coordinación pero también de acuerdo y de búsqueda de
sinergias más que de duplicaciones de esfuerzo. Apostamos por esa vía.

Relaciones con la universidad. Evidentemente, las universidades están
transferidas a las comunidades autónomas, y el consejo tiene una notable
experiencia en cuanto a centros mixtos. Las experiencias del Consejo
pueden remontarse a todas las etapas que usted quiera y valorarse esas
experiencias en sus aspectos positivos y negativos o no deseables. La
valoración para mí, que sirvo y he servido en la universidad
--actualmente lo hago en el Consejo, pero mi destino permanente está
allí--, es que esta colaboración y esta interacción deben ser en pie de
igualdad, puesto que en el sistema español de ciencia y tecnología no nos
sobran recursos sino que nos faltan; no sólo nadie sobra, sino que es más
necesario el aunar esfuerzos. Todo lo que proyectemos en cuanto a centros
mixtos o acuerdos con las universidades debe estar inspirado precisamente
por esta actitud. Nuestros grupos de investigación deben ir allí y deben
implicarse, en la medida en que la universidad lo considere necesario y
ellos lo estimen oportuno, en algunas tareas docentes que sean útiles.

Asimismo deben tener el reconocimiento de su aportación, porque en
algunos casos han podido tener una consideración más bien secundaria, o
ciertos ámbitos de la universidad han considerado al Consejo como algo
que se puede aprovechar, explotar, tener recursos, pero no ofrecer el
reconocimiento que esas personas merecen. He insistido en repetidos foros
que el sistema de selección de personal del Consejo es más abierto, más
competitivo y más fiable que el de la universidad. Y si a través de esta
interacción avanzamos en la mejora de estos sistemas de selección
habremos prestado un excelente servicio al país. Yo no creo que la
coordinación con los OTI vaya estorbar la coordinación con la
universidad; más bien sucederá lo contrario. Los OPI, en algún caso,
pueden tener sus propias experiencias de colaboración con la universidad,
pero la experiencia del Consejo es más amplia, más grande y más rica, y
por tanto, el Consejo puede aportar también un elemento fundamental para
esa coordinación.

En cuanto a las cuestiones relacionadas con el personal, estatuto de la
Función pública y demás, nosotros esperamos con mucha expectación poder
aportar nuestras ideas y nuestras propuestas a la configuración de un
estatuto de la Función pública. Nos complace que, en los primeros
borradores que han aparecido, aparezca un estatuto propio del personal
investigador, al igual que lo hay del personal docente universitario, del
personal docente no universitario y de otro tipo. Esperamos seguir con
muchísimo interés el desarrollo de ese estatuto y que configure el modelo
que la investigación moderna necesita.

Finalmente, se refiere usted a un tema muy específico, que es el de
algunos incidentes que han ocurrido en este centro. Sinceramente debo
decir que las razones que mueven a determinadas personas a quitarse la
vida pueden ser objeto de estudio y de investigación por los expertos, y
también hacerse objeto de análisis estadísticos. Me pide S. S. una
valoración sobre esta cuestión concreta. Según mis cifras, no eran nueve,
sino ocho las personas. Puedo transmitir, incluso, una impresión
personal: una de las primeras personas que cometió suicidio fue, en su
día, compañero mío de trabajo doctoral en la Universidad de Salamanca.

¿Por qué se ha llegado a esta situación? ¿La competitividad? Hay otros
centros en el Consejo y en la universidad igualmente competitivos. La
investigación es competitiva --y podría uno transmitir su propia
experiencia--, al ser humano le puede reflejar mucho más su propia
limitación por la imposibilidad de abarcar tantas cosas como desearía y
compararlo con la inmensidad del conocimiento y la limitación propia de
todos y cada uno de nosotros. La tarea investigadora es una tarea de
dedicación constante, de trabajos de fines de semana. Ahora bien, esto no
justifica el que, en un centro concreto, haya habido un número de
suicidios. También hay que decir que, al menos, el último de los
ocurrido, la persona había estado ligada al CBM, pero ahora no lo estaba.

Yo no haría de esta anécdota una categoría. Sí le digo que he pedido al
Insalud laboral que elabore el informe correspondiente sobre cuál es su
valoración concreta de esta cuestión, pero --insistiría-- centros de
investigación competitivos, en España y fuera de España, hay otros
muchos.




La señora PRESIDENTA: Por el Grupo Socialista, tiene la palabra su
portavoz, el señor Pérez Rubalcaba.




El señor PEREZ RUBALCABA: Trataré de ser breve, pero después de las
polémicas que hemos tenido en las últimas reuniones de la Mesa y los
portavoces sobre las salas, me va a permitir que ocupe el tiempo que
necesite, y que le pida, ya de entrada, disculpas al Director del INTA,
porque va a tener que esperar.




La señora PRESIDENTA: Sin duda alguna, señor Rubalcaba, tendrá usted el
tiempo que necesite, pero yo sé de su habilidad y de su inteligencia para
la concreción, de manera que sé que las utilizará también.




El señor PEREZ RUBALCABA: Estos elogios me abruman y no sé si me van a
hacer ser más conciso o más extenso. (Un señor Diputado: ¡Devuélvele
uno!) Ahora



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voy, pero cuando se vayan los portavoces del Partido Popular, para que no
crean que hay tongo.

Señor Presidente del Consejo, le agradezco su presencia en esta Comisión,
la segunda que tiene en este Parlamento, para hablar del Consejo Superior
de Investigaciones Científicas, de su problemática, en un momento --debo
decirlo-- delicado para la institución, como usted conoce mejor que
nadie. Nos hubiera gustado que la comparecencia se hubiera producido en
otro momento distinto para poder hablar de cosas en profundidad, porque
con el tiempo que me da la Presidenta y la importancia que algunos temas
tienen para el Consejo y que voy a tratar extensamente, no voy a poder
hacerlo.

A final de año --ya lo anuncio-- pediremos su comparecencia para repasar
lo que ha sido la ejecución presupuestaria de 1997, no sé si coincidiendo
con la elaboración de los presupuestos o en otro momento. En todo caso,
vaya por delante mi agradecimiento. Nos ha dado una explicación
interesantísima de la actividad del Consejo, de sus planes. De ella, me
quedo con el futuro. Creo que es lo más interesante de lo que se ha
esbozado hoy aquí, al menos para mi grupo parlamentario, que conoce bien
la importancia que el Consejo tiene en el mundo científico español, y que
valora extraordinariamente su tarea, como hemos oído por boca de su
Presidente aquí, aunque parece que el Gobierno actual lo valora así
también.

El futuro se ha esbozado insuficientemente, por lo que me gustaría
conocer más. Sé que el Consejo y la Secretaría de Estado, el propio
Ministerio anda trabajando en un plan de futuro del Consejo, que estoy
seguro podremos conocer en esta Cámara y discutir, pero cuyas líneas
generales creo acertadas, tal como las ha planteado el Presidente del
Consejo. Me apresuro a decir que comparto con S. S. esa voluntad del
Consejo por expandirse para tratar de cubrir una heterogeneidad
territorial que, sin duda, no va en favor de su futuro, sino más bien al
contrario, y que le hace sujeto de todo tipo de riesgos, algunos
políticos --se lo digo con franqueza--, como las transferencias. Creo que
la forma de corregir esto es profundizar en el trabajo conjunto entre el
Consejo y las comunidades autónomas, lo cual implica necesariamente un
crecimiento que venga a cubrir una heterogeneidad que, a mi juicio,
permite alentar algunas posiciones políticas con las que mi grupo
parlamentario no está de acuerdo y que hablarían de transferencias más o
menos sofisticadas o complejas de los organismos del Consejo a las
diferentes comunidades autónomas, rompiendo lo que es un esquema central
que el Presidente ha defendido aquí y que yo comparto plenamente.

Debo decir que me ha producido una sensación muy positiva la intervención
de la Senadora de Eusko Alkartasuna y que la línea de trabajo que
apuntaba el Presidente, y que la propia Senadora ha recogido, es
enormemente prometedora. Yo alentaría al Presidente del Consejo a avanzar
rápidamente en esa colaboración con la Comunidad Autónoma del País Vasco,
aprovechando, además, la calidad científica de los dos grupos de
investigación con los que el Consejo está pensando establecer en este
momento unidades mixtas. Es una línea de trabajo prometedora en la que no
habría que escatimar esfuerzos presupuestarios ni políticos, y me parece
que todos sabemos de lo que estamos hablando.

Un crecimiento que venga a salvar esta heterogeneidad, un crecimiento (y
en esto sí me gustaría, no sé si en este momento probablemente en el
futuro, que el Presidente nos pudiera avanzar más) que tenga en cuenta
también los planes de investigación, tanto de la Administración del
Estado como de las comunidades autónomas. Me explico. He oído con interés
la relación de centros que el Consejo está poniendo en marcha en las
diferentes comunidades autónomas, en algunas universidades. Algunos de
ellos vienen de lejos, otros los he escuchado por primera vez. Debo decir
que el conjunto suena bien, pero que, en algunos casos, cuando uno remite
toda esa planificación --porque, finalmente, es lo que el Presidente nos
ha contado hoy aquí-- a un esquema de áreas científicas, observa
crecimientos peculiares: mucha biomedicina y pocos materiales, si lo pone
uno en relación, por ejemplo, con el Plan Nacional de Investigación. Me
gustaría que se esbozaran estos criterios. Adelanto que, a mi juicio, el
Consejo debería crecer teniendo en cuenta su planificación, la del Estado
y la de las comunidades autónomas, al margen de los intereses siempre
legítimos, incluso de las calidades individuales de investigadores o de
centros concretos que hay que tener en cuenta. No se puede crecer sobre
lo que no es bueno --vamos a decirlo así--, no se puede crecer sólo a
impulsos de centros determinados o de universidades concretas, por buenos
que éstos sean. Me gustaría ver si hay un esquema de planificación
global, y si no, animaría al Presidente a hacerlo. Creo que de esa manera
enraizaremos territorialmente el Consejo y saldremos al paso, desde la
más rotunda de las razones científicas, que es la eficacia de la
institución, de algunos elementos que, políticamente, se han venido
planteando en relación con el futuro de la institución como una unidad de
investigación dependiente de la Administración del Estado.

Me gustaría también que ese mismo esquema de planificación se siguiera
con las universidades. El Presidente probablemente me ha oído defender en
alguna ocasión --desde luego la Ministra seguro--, que el Consejo tiene
la suerte --vamos a decirlo así-- de poder planificar más fácilmente su
futuro que algunas universidades que, por razones constitucionales,
incluso tienen corsés planificadores mucho más estrechos y tienen una
demanda estudiantil que atender en primera instancia. Eso permite que el
Consejo se convierta en un eficaz instrumento de planificación de la
investigación del Estado por la vía de señalar algunas áreas determinadas
de algunas universidades que desde la Administración del Estado se decida
potenciar. No deberíamos perder esto de vista, creo que el Consejo
--diría yo-- es un instrumento fantástico para ejecutar una investigación
planificada desde el Estado y hacerlo con la colaboración de
universidades que ya no dependen de la Administración del Estado, que
dependen de las comunidades autónomas, pero que desde luego tienen
capacidad para trabajar en algunas líneas señaladas



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por la planificación general o por la planificación europea que, como
bien sabe el Presidente, con gran frecuencia influye decisivamente sobre
nuestra propia planificación científica. Me parece que hay ahí una línea
de extraordinaria utilidad que convierte al Consejo más que en un centro
de ejecución de investigación, en un colaborador eficacísimo para la
planificación de la investigación a escala española o a escala europea,
que en muchos casos viene a ser lo mismo. Sobre eso me gustaría hablar, y
creo que el Parlamento --se lo planteo como una oferta-- podía colaborar
a dar apoyo, impulso político a un esquema de planificación a medio plazo
que el Consejo creo necesita, y en el que me parece que está trabajando
usted como Presidente y las autoridades ministeriales. Le avanzo nuestra
posición positiva en este sentido; si esa planificación viene al
Parlamento la estudiaremos, si estamos de acuerdo seguramente podremos
alcanzar un consenso y creo que esta Comisión podría dar un espaldarazo a
lo que es un esquema de planificación a medio plazo del Consejo, que
tenga en cuenta su crecimiento territorial, que tenga en cuenta la
necesidad de crecimiento de personal que el Presidente ha planteado y que
este grupo parlamentario, desde luego, comparte plenamente con él. Es una
oferta, la dejo encima de la mesa, lo que no quita --también le anuncio--
que el grupo parlamentario pueda tomar iniciativas en este sentido; como
en todo caso sé que hay un trabajo avanzado, lo dejo encima de la mesa.

Me gustaría que el trabajo viniera aquí, es una oferta sincera de
colaboración que le hace un grupo parlamentario pues creo profundamente
que el Consejo es una unidad de investigación muy buena, que conviene
potenciar y para la cual no cabe escatimar esfuerzos en lo que se refiere
al consenso político.

Voy más al objeto --al menos, para mi grupo parlamentario-- de esta
comparecencia. Decía al principio que no es seguramente el momento de
mayor tranquilidad en el Consejo, y probablemente es debido a la
aprobación de una ley, la Lofage, que como el Presidente sabe ha dado
mucha lata en los laboratorios, no sólo en el Consejo sino en todos los
organismos públicos de investigación.

El representante de Izquierda Unidad, a mi juicio acertadamente, ha
planteado lo que son los elementos de incertidumbre que la Lofage ha
planteado o ha podido plantear para los centros públicos de investigación
dependientes de la Administración del Estado. El Presidente, con una
habilidad más propia de un político que de un científico (él se ha
reclamado científico aquí en varias ocasiones; yo también lo he sido
modestamente, y todavía lo soy un poco), ha dado una larga cambiada. Yo
pediría al Presidente que nos contara qué piensa de la Lofage, y que lo
hiciera al menos con tanta rotundidad como lo ha hecho, por ejemplo, con
la Asociación de personal investigador con la que ha estado reunido hace
poco, con los directores de los centros de la investigación del Consejo
con los que ha estado hace poco, o con la misma rotundidad con que se
expresa en algunos papeles oficiales que figuran en el Consejo y que se
han elaborado por parte de la presidencia. El Gobierno luego hará con eso
una cosa u otra --ya entiendo que no es un tema que podamos decidir
aquí--, pero sí me gustaría conocer la posición del Presidente, la
actual; de la pasada ya sé algo y me gustaría saber la de hoy, sí es
posible, y me gustaría que nos la dijera con la misma claridad con que la
ha expresado en algún otro foro seguramente tan respetable al menos como
esta Comisión Mixta de Investigación. La mía está expuesta en una
proposición no de ley que me hubiera gustado discutir hoy aquí; no he
podido, la discutiremos pronto. Le avanzo la mía. usted la conoce porque
le envíe la proposición no de ley, una proposición no de ley que se ha
planteado siempre desde el mismo objetivo, desde el mismo espíritu con
que vengo haciendo esta intervención: desde la colaboración. Conocimos el
problema suscitado por la Lofage en los OPI. No voy a hablar del pasado,
quizá luego tenga ocasión de hacerlo, pero nos pareció oportuno que este
Parlamento colaborara a disipar dudas, y lo hiciera desde la perspectiva
que el Grupo Parlamentario Socialista entiende debería informar la
solución al problema que vengo planteando, y no es otra que la adaptación
de los OPI a la Lofage. Ya anuncio que nuestra posición en relación con
el Consejo es clara: el Consejo debe tener una regulación jurídica
suficientemente explícita como para que todo el mundo sepa que es un
organismo público de investigación, que por tanto va a tener financiación
estatal siempre para financiar la investigación pluridisciplinar que
tiene que hacer el Consejo, desde la más básica hasta la más aplicada,
porque --como bien señalaba el Presidente-- el Consejo es eso y debe
seguir siendo eso: un centro pluridisciplinar que trabaja desde lo más
básico y, por tanto, difícilmente financiable por las empresas, hasta lo
más aplicado, en donde sin duda cabe la colaboración. Un estatuto
jurídico que mantenga la doble cualidad del personal del Consejo: laboral
y funcionario, lo que no impide que se puedan hacer los cambios
reglamentarios que quieran hacer para mejorar el acceso a la carrera
investigadora o cualquier otra. Un status jurídico que sea razonablemente
homogéneo con el resto de OPI; no tiene por qué ser todo igual pero tiene
que haber homogeneidad suficiente para garantizar esa coordinación
funcional de la que hablaba el Presidente, con la que nosotros estamos de
acuerdo y que, eventualmente, podría facilitar, debería facilitar desde
luego, el intercambio de personal como ya se produce y ojalá se produjera
mucho más. Un status jurídico, finalmente, que permita que el Consejo
siga trabajando (como indicaba al principio de mi intervención y como
creo que el Presidente comparte conmigo) directa y estrechamente con las
universidades, que no los separe de las universidades sino lo contrario,
que le una a las universidades; en definitiva y finalmente, un estatuto
jurídico que reconozca que la investigación no es una actividad
administrativa más: es una actividad específica que requiere un marco de
autonomía, de organización y presupuestaria. En última instancia,
queremos que el Consejo debe definirse como un organismo autónomo con un
régimen presupuestario lo más flexible posible dentro de los que en este
momento existen en el marco de la Administración del Estado.




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Pensamos que la Lofage permite una adaptación relativamente sencilla que
cumpla estas condiciones que acabo de mencionar, que disipe la
incertidumbre y que coloque al Consejo en un status jurídico que le
permita avanzar sobre el que ya consiguió en la Ley de la Ciencia; por
tanto, que permita mantener lo que de la Ley de la Ciencia fue bueno para
el Consejo, que es mucho, pero al mismo tiempo conseguir más autonomía
presupuestaria, porque en algunos temas la necesita teniendo en cuenta el
carácter plurianual inevitable de los programas de investigación, la
relación con el exterior creciente, etcétera, problemas que el presidente
del Consejo conoce de sobra y que yo no voy a extenderme aquí en
mencionar. Por todo ello, creemos que debe haber una adaptación con rango
legal. ¿Qué se coloca en la ley de acompañamiento o en una ley
específica? Yo entiendo los argumentos de Izquierda Unida, sin duda son
razonables, aunque bien sabe Izquierda Unida que la última ley de
acompañamiento que el Gobierno actual nos mandó modificó algo así como 72
leyes, y por tanto ¡vano esfuerzo! No creo que colocar una ley específica
evite que el ansia modificadora del Gobierno actual nos lleve a que en la
próxima lo modifiquen. Por tanto, lo entiendo pero no hago cuestión de
ello. Debe haber un marco legal, sin duda, porque la Lofage a mi juicio
lo exige y me estoy extendiendo sobre ello pues ese marco legal debe
garantizar la especificidad y homogeneidad de los organismos
públicos de investigación que acabo de definir someramente.

No creemos que deba ser una entidad pública empresarial por razones que
se expresan con claridad en nuestra proposición no de ley, por razones
que el propio Grupo Popular en el pasado compartió con el Grupo
Socialista, que espero sigan compartiendo en un ejercicio de coherencia
en el tiempo y, sobre todo, por razones que tienen que ver con el propio
sentimiento de los investigadores que hay que tener muy presente porque
usted como investigador que es sabe que los investigadores deben tener un
marco jurídico en el que estén tranquilos, y ciertamente la aparición de
algunas palabras, de algunos términos, la experiencia comparada de lo que
pasó en la Inglaterra de Margaret Thatcher, o de lo que puede pasar en el
CNR italiano, hace que haya --digamos-- cuestiones que no son meramente
semánticas, y creo que no es adecuado por muchas razones, también por
éstas que acabo de mencionar, definir el Consejo como una entidad pública
empresarial. Creo que en el nuevo concepto de la Lofage el organismo
autónomo funciona y que, en todo caso, tenemos un marco legal para
conseguir cuanta autonomía el Gobierno y este Parlamento estimen
oportuna, que ya le adelanto mi grupo parlamentario cree que debe ser
máxima para que el Consejo se gestione lo mejor posible y para que usted
como Presidente y su gerente tengan margen de maniobra suficiente para
garantizar la eficacia que debe acompañar a una tarea tan importante como
es la investigación y el desarrollo tecnológico.

Hasta aquí nuestra posición. Repito que me gustaría conocer la suya.

Estoy seguro de que me la va a decir en este Parlamento, y que esto nos
va a permitir tener un debate interesante en la próxima sesión, cuando
veamos nuestra proposición no de ley. Déjeme que le haga algunas
preguntas rápidamente, y ya termino, señora Presidenta. Algunas
cuestiones menores, si me apura, si las comparamos con las cosas que
acabo de plantear.

Sabe usted señor Presidente, lo sabe su Ministro, lo sabe su secretario
de Estado, que no estoy de acuerdo con el decreto que se publicó al día
siguiente de tomar posesión al nuevo Gobierno, creo que han hecho ustedes
de necesidad virtud; que quien escribió ese decreto no sabía de lo que
estaba hablando, lo digo con franqueza. Me lo ha oído usted decir en
alguna ocasión, ya sé que usted dirá que no y no pretendo entrar en ello.

Creo que el objetivo de este decreto era eliminar seis direcciones
generales y, al final, ustedes han tenido que hacer un remedo de
refundición porque, señor Presidente, coincidirá usted conmigo que el
decreto que ha salido es todo menos una refundición. No apunto que lo
vayamos a recurrir, no somos nada partidarios de judicializar la vida
política tampoco en este campo; pero, desde luego, reconozca usted
conmigo que eso no es una refundición, eso es un organismo de
coordinación que se podía haber creado por una orden ministerial
comunicada del Presidente del Gobierno, del Ministro o del Vicepresidente
Primero del Gobierno, por tanto, no hacía falta un decreto. Ustedes han
tenido que hacer un decreto, por cierto seis meses después de lo que
marcaba el propio decreto al que me refiero e incumpliendo la ley, porque
no les ha quedado más remedio, y mire por dónde ahora les viene bien para
estudiar conjuntamente el tema de la adaptación de la Lofage. Me dirá
usted que por ahí hay una salida, pero es sólo una salida.

Como decía el representante de Izquierda Unida, yo creo que esa comisión
no va a mejorar la coordinación. Parecía usted sorprendido cuando decía:
He descubierto que hay investigadores del CSIC en el INIA, y del INIA al
CSIC. Claro que sí, señor Presidente, y desde hace muchísimo tiempo,
porque hay programas, porque hay una estructura de programas en el marco
del plan de la ciencia que permite que haya centros en sitios distintos
trabajando en lo mismo. Esa estructura usted sabe que la utilizan todos
los países del mundo para coordinarse. Los programas están en los
laboratorios con independencia de su dependencia funcional, trabajando
conjuntamente, y en el extremo permiten o deben permitir la movilidad
funcional de la gente, que pasen de un sitio a otro. Eso es flexibilidad
y eso es programación científica, palabras que a mi juicio van
indisolublemente unidas.

No creo que una reunión más de presidentes de OPI vaya a mejorar la
coordinación, porque esa coordinación debería garantizarse por la
comisión interministerial. Es más, le digo que en la medida que algunos
que se sientan ahí, en la comisión interministerial, en la medida que hay
quien no está y tiene que estar porque tiene jerarquía sobre quienes se
sientan ahí, se va a crear cierto lío. Creo que es lo contrario de lo que
dice el preámbulo; no simplifica nada administrativamente, lo complica
todo bastante más. Yo que ustedes, sinceramente, hubiera derogado el
decreto aprovechando cualquier norma (y de eso el Grupo Popular tiene
gran experiencia porque nos lo demuestra



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todos los días) y si hubieran querido reunirse para hablar de la Lofage
lo hubieran podido hacer simplemente con una llamada telefónica al
secretario de Estado. Creo que ustedes han creado una comisión que ¿sabe
lo que va a hacer? Va a quitar competencias a la Comisión
interministerial, y entre las competencias que le quite esta comisión y
las competencias que le debería quitar el Pleno si se reúne un poco
más... Decía usted que el Presidente del Gobierno lo preside y no tengo
nada que decir; pero que lo presida un poco más, porque la primera y
única reunión que ha habido duró hora y diez minutos; en fin, no me
parece que ese sea un ejercicio de coordinación fantástico.

Entre lo que quitan por arriba y lo que quitan por abajo, yo creo que al
final lo que están haciendo ustedes es eliminar competencias de la unidad
planificadora y coordinadora que era la secretaría general del plan. A mí
me parece que eso es un error; se lo digo sinceramente, creo que es un
error, pero en fin, si a usted le parece que eso aumenta la coordinación,
ojalá sea así, ojalá les salga bien, aunque yo creo que aumenta la
complejidad administrativa. Ya tenemos una comisión más, probablemente
dentro de un muy poco tendremos otra más porque ésta no valdrá del todo y
habrá que crear alguna más, pues, como le digo, hay quien no está y
debería estar si nos atenemos a la lógica funcional que ustedes pretenden
incorporar con ese real decreto. Tiempo habrá de discutirlo, porque la
Ministra espero que en algún momento lo explique en esta Cámara con más
detalle. Ya sé que no es su competencia, y si me refiero a ello es porque
lo ha hecho usted en su intervención.

Sí me gustaría conocer cómo van a repartir ustedes las 44 plazas que
tienen este año. Le avanzo que esa convocatoria, a mi juicio, no está
amparada por la Ley de Presupuestos, es más va contra la Ley de
Presupuestos. Si ustedes hubieran aceptado una enmienda muy sencillita
que planteamos en la Ley de Presupuestos, hubieran podido convocar sin
problemas plazas en los organismos públicos de investigación. Yo creo que
como está redactada la Ley de presupuestos no cabe una convocatoria de
plazas porque la ley lo prohíbe salvo para sectores de interés general, y
por mucho que usted y yo nos empeñemos --yo lo hago mucho--, la
investigación no es o no tiene ese carácter. En fin, al margen de esa
cuestión legal, me interesaría conocer cómo se van a repartir o, dicho de
otra manera, quién las va a repartir; por ser más concreto y más conciso,
cuántas se van a repartir en la Junta de gobierno por los coordinadores
de área y cuántas se van a repartir desde la Presidencia del CSIC. Me
parece que sería bueno ese dato.

Usted, señor Presidente, ha hecho un notable cambio en la cúpula del
Consejo; a mi juicio, y se lo digo ya de antemano, excesivo. Usted ha
cambiado a los vicepresidentes, a los subdirectores, al gerente
--probablemente, esto es razonable--; a los vocales asesores, a los
vicesecretarios, a los delegados del CSIC en las comunidades autónomas, a
los coordinadores de área, a los representantes del CSIC en el
extranjero, al Director de la revista «Arbor» a los miembros del Consejo
rector desatinados en el Comité científico asesor y en la Junta de
gobierno. De 41 cargos de libre disposición, usted ha cambiado 40. Tengo
que decirle que no estoy de acuerdo con esa política, no estoy de
acuerdo; que eso no va a favor de la profesionalización de la dirección
del Consejo, que creo que es voluntad de su grupo parlamentario y del
mío. Le repito que arriba, en la secretaría, en la gerencia, en las
subdirecciones entiendo que los cambios son absolutamente razonables,
pero llevar los cambios hasta el director de la revista «Arbor», señor
Presidente, me parece un exceso de celo y me gustaría que lo explicara
aquí.

También me gustaría que explicara la última convocatoria de becas que
sinceramente no acabo de entender. Ustedes han hecho una convocatoria de
70 becas pre y posdoctorales en el CSIC, por una cantidad con cargo a un
programa presupuestario, me parece al 504.1.A, y en ellas, se exige que
haya la participación de una empresa, lo que llaman ustedes empresa
promotora observadora. Tengo algunas dudas de que sea bueno que el
Consejo recupere una iniciativa que por mor de la coordinación había
perdido, pero en fin, sobre eso hay discusión y entiendo que el Consejo
lo pueda hacer. Me produce algunas dudas que para tener esa beca se
obligue a que haya una empresa colaboradora a la que, además, se dan
algunas facilidades notables porque puede dar desde el uno hasta el 50
por ciento del precio de la beca, tengo entendido. Estoy pidiendo
explicaciones porque reconozco que sobre esto no tengo una información
exhaustiva y me gustaría que me la diera. Si las cosas son como me parece
haber entendido, es verdad que estamos dejando fuera de esa convocatoria
un conjunto importante de institutos, por ejemplo los de humanidades, que
no van a encontrar nunca una EPO, una empresa promotora observadora con
la que pedir una beca, y me parece, sinceramente, y en esto coincido con
la Ministra, que al menos en el Consejo deberíamos hacer un esfuerzo por
potenciar las humanidades. Por cierto, en esa dirección no camina usted
cuando cesa al Director de la Escuela de Arqueología de Roma y para
sustituirle, en lugar de nombrar a un arqueólogo nombra a un historiador
de la época de Alfonso XII. No creo que esto sea una cosa muy correcta,
lo digo con franqueza; se me había olvidado comentárselo antes en el
capítulo de sucesos luctuosos.

Termino ya pidiéndole una última aclaración sobre los fondos de los
programas o de los proyectos de investigación en los laboratorios del
Consejo. Ya sé que no dependen de usted, que la gestión depende de la
dirección general o del plan en su caso, pero tengo entendido que no han
llegado todavía a los centros del Consejo, me refiero a la convocatoria
en el año 1997 a los libramientos de 1997, y creo que eso está creando
cierta incomodidad sobre todo en algunos departamentos que tienen
actividades tasadas, bien sea en congresos bien sea, por ejemplo,
actividades de campo que, como usted sabe, se realizan en determinados
momentos del año y que, por tanto, tienen que tener disponibilidad de
esos fondos en determinados momentos del año. Creo que no han llegado,
tampoco tengo seguridad ni certeza, pero ya que está usted aquí, ahora o
en cualquier otro momento me gustaría que nos



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contestara si no ha llegado, y si es así, que urja de las autoridades
correspondientes. Sé que no es problema del Consejo que se libren cuanto
antes los fondos, pero están creando disfunciones en algunos
laboratorios.

Gracias señora Presidenta por su benevolencia y gracias al señor
Presidente del CSIC por su presencia en esta Comisión.




La señora PRESIDENTA: Señor Nombela tiene la palabra.




El señor PRESIDENTE DEL CONSEJO SUPERIOR DE INVESTIGACIONES CIENTIFICAS
(Nombela Cano): Voy a tratar de contestar a todos los comentarios de S.

S., el portavoz del Partido Socialista no sin antes agradecer que me haya
atribuido también habilidades políticas. Yo me he reclamado científico
porque esa ha sido mi dedicación más intensa, supongo que lo de
habilidades políticas lo dirá también en el buen sentido, y si me permite
un incursión en ese terreno cuando habla de contradicciones y demás, a lo
mejor podríamos hablar de otras muchas. La verdad es que, efectivamente,
menciona usted el decreto de coordinación como si fuera una escapatoria
de no sé qué territorios en los cuales uno tendría que reconocer que se
ha equivocado tremendamente. Yo creo que es una formulación de lo que en
principio fue una intención de refundir no sé si para suprimir
direcciones generales o para hacer un conjunto de organismos más
operativos y que, de momento, se han planteado como coordinación
funcional. No creo que eso sea una rectificación grave ni algo de lo cual
haya que esconderse. Voy a tratar de comentar --como digo-- casi todos
los aspectos lo mejor que pueda.

Menciona usted un momento delicado del Consejo. Creo que conozco mucho
del Consejo desde que estudiaba en el Instituto Ramiro de Maeztu, que
está justo al lado, y el Consejo ha sido siempre una institución que ha
atravesado por momentos en los que aparentemente se hablaba de
incertidumbres, de qué se iba a hacer con esta estructura, si se iba a
integrar en la universidad como organismo con una estructura
funcionarial; creo que data del año 1970 o 1971, pues anteriormente el
personal no era funcionario. La Lofage plantea un nuevo marco, creo que
además configurado por la legislatura anterior cuando gobernaba el
Partido Socialista, y como consecuencia de ese nuevo marco puede haber
algunas nuevas situaciones, pero yo no lo llamaría o no lo comentaría
como momento especialmente delicado. Sí creo que la investigación en
general y en todos los países está sometida a nuevos retos, a nuevas
exigencias, a unas planificaciones que --ya me he referido-- a veces,
pueden provocar hasta importantes desajustes en los responsables
políticos con capacidad para decidir y los científicos, que lógicamente
creen que tienen mucho que decir en lo que es la investigación. Dentro de
eso marcaría el momento actual. No creo que haya una especial situación
delicada o mayor de la que pudiera ser hace dos años; naturalmente, en
cada momento ha tenido diferentes características.

Estoy de acuerdo con S. S. en que el futuro es importante, es lo que nos
preocupa y es lo que tenemos que hacer frente. A mí me parece excelente
que se aborde el máximo consenso a la hora de buscar ese futuro, porque
yo creo que la investigación es tarea fundamental para la sociedad
española, lo es para sus comunidades autónomas y lo es para el Gobierno
central, y hacerlo todos lo mejor posible, articular y vertebrar --repito
esa palabra con absoluta convicción-- es realmente importante. Nuestra
implicación con las comunidades autónomas trata de ser máxima, por
supuesto la que ellos quieran, y en muchos casos encontramos una
excelente respuesta. También planteamos que el Gobierno nos habilite
medios, dentro de sus posibilidades, para crecer lo suficiente y atender,
efectivamente a actividades en comunidades autónomas y, al mismo tiempo,
que eso no deje en precario actividades que ya están en marcha. El
problema a la hora de planificar la investigación es muy complejo, se
habla además de masas críticas, se habla de tamaños suficientes, se habla
de interacción con otros agentes, y se habla de transferencia de
tecnología. Articular todo eso en cada caso tiene sus dificultades.

Sí queremos buscar sobre todo actividades nuevas que merezcan la pena y
que, de alguna forma, se deriven de tareas que ya estaban en marcha. Por
eso, estamos estudiando con mucho detenimiento proyectos sobre el
aprovechamiento científico de especies de interés cinegético, regulación
científica de esa cuestión, que puede tener una importancia enorme y
desde luego, la tiene en Castilla La Mancha (que, por otro lado, tengo
que reconocer que es la región de la que yo procedo), pero también lo
estamos estudiando con comunidades como Castilla y León o Navarra. Es un
ejemplo de actividades nuevas que el Consejo no ha tenido, que tiene
potencial para abordarlas y, desde luego, querríamos implicarnos como
parte de los planes con las comunidades autónomas, porque en todo esto
poner orden, racionalidad y coordinación suficientes resulta esencial.

Mencionaba la proporción de áreas, el equilibrio entre ellas y demás.

Algunas cifras que yo tengo aquí, efectivamente, revelan que el área de
biología es la que más ha crecido en el Consejo. Desde luego en
presupuestos para proyectos en 1996 tuvo 1.403 millones de pesetas y
frente a cualquiera otra es un porcentaje notablemente más alto. ¿Por qué
en España se incrementó la actividad especialmente en biología y
biomedicina? Yo creo que tiene que ver mucho con mi maestro, el profesor
Severo Ochoa, que generó ejemplo e interés y en muchos casos con su
autoridad impulsó ese crecimiento. A este Presidente, que da la
casualidad que pertenece a ese área, le preocupan por igual todas y,
además, tiende a ser casi más duro con los que tiene confianza; por tanto
no aplicar una proporcionalidad de los nuevos recursos que se asignen, no
aplicar la proporcionalidad a lo que ahora existe, sino quizá tratar de
corregir otros elementos. En todo caso, si un área en el Consejo crece
tiene que ser a expensas del menor crecimiento relativo de otras, y
cuando podamos alcanzar crecimientos importantes en términos absolutos
trataremos de diseñar esas prioridades.




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Estamos elaborando, por supuesto, una planificación científica por
encargo de nuestro superior, de la Secretaría de Estado, y a medida que
avancemos y esa planificación sea asumida, no habrá ningún inconveniente
en transmitirla, en debatirla y, desde luego, encajarla en lo que
consideramos que debe ser la investigación en España. También la estamos
encajando en un hipotético crecimiento del esfuerzo inversor en I+D y en
una simulación de asignación de recursos. Estamos en ello, creo que es
nuestra obligación, y en su momento no habrá inconveniente en que esos
estudios se conozcan.

Apostamos, por supuesto, por la colaboración con las universidades, y
--vuelvo a decir lo mismo-- como en el equipo que dirijo hay tres
personas que somos catedráticos, podemos valorar mucho mejor quizá que en
otros momentos la importancia que debe prestarse a aquellos grupos de
investigación del Consejo que trabaja en las universidades y que, en
muchos casos, quizá por decisiones de los propios órganos de la
universidad, decisiones probablemente favorecedoras de intereses no
precisamente universitarios sino de grupos que tienen su presencia en los
órganos de decisión, pues a lo mejor no han tenido esa consideración.

Nosotros queremos apostar por ello, queremos apostar como un elemento
también de dinamización de la vida de la universidad, y buscar aquellos
acuerdos que realmente consagren la presencia de grupos del Consejo en
régimen de igualdad, en pie de igualdad, lo mismo que queremos apostar
porque haya un sistema --y hemos presentado una iniciativa a la
Secretaría de Estado-- que facilite el intercambio entre grupos del
Consejo y grupos de la universidad, que lo facilite cada vez más. No
estaría de más reformar cuanto antes la LRU, pero no solamente en los
niveles de profesorado, sino en cosas que para mal de la universidad creo
que dificultan precisamente muchas veces esta integración.

La Lofage ha sido objeto de sus comentarios. Yo insistiría primero en una
cuestión que creo es inequívoca. La Lofage fue presentada en la
legislatura anterior. No soy experto en análisis retrospectivos, pero
creo que la aprobación del texto al final aprobado, tiene mucho que ver
con el texto que en su día, se presentó, por ello, si alguien en el
Consejo ha sembrado inquietud pensando que había una intención oculta de
privatizar en alguien que, obviamente, pudiera ser el gobierno en estos
momentos o cosas por el estilo, hemos transmitido en todo momento que eso
era infundado.

Me va a permitir que no me pronuncie de forma absoluta sobre aspectos
técnico-administrativos, y sí me pronuncie sobre los principios. Los
principios los he dejado claros en mi intervención y los reitero de
nuevo. El Consejo y los otros OPI --en todo caso, ellos deberán opinar--
son organismo públicos, ¡qué duda cabe!, no pueden existir sin un
presupuesto administrativo del Estado y, desde luego, nadie tiene interés
en que desaparezcan ni plantea su desaparición, sino al revés. Por tanto,
un principio es exactamente ese. Otro principio es que el personal del
Consejo debe ser funcionario y laboral en las condiciones que se
establezca y, desde luego, la presidencia consideraría que algunos
aspectos de lo que es la contratación laboral, con sus características
incluso de contratación laboral fija, podrían ayudar mucho en la gestión,
en el diseño de las carreras científicas y, además, en el arranque de lo
que es la situación actual. El Consejo está ciertamente estancado en su
crecimiento y a nivel de plazas desde hace aproximadamente seis o siete
años, tal vez ocho. Realmente la oferta de este año supone algún
crecimiento porque ya este año no hay jubilaciones, pero esa es la
estructura y, desde luego, una formulación decidida en el sentido de que
los recursos humanos, de acuerdo con las necesidades de las carreras
científicas y de la investigación, que es a lo que se debe la tarea del
Consejo, creo que ayudaría extraordinariamente en lo que es la gestión o
la gestiones que desearía este Presidente.

Permítame, de todas formas, que incida en esta cuestión, porque a veces
se sacralizan las palabras organismo autónomo o ente público empresarial.

Creo que hay que hacer una primera distinción. El Consejo y los demás OPI
son organismos autónomos de acuerdo con la Ley de la ciencia, y la
interpretación que yo recibo de los sectores de la Administración es que
la Lofage debe permitir --está para eso y puede facilitarlo-- el que
estos organismos sean lo que eran en la Ley de la ciencia pero en mejor
situación. Por tanto, no hay ningún problema en que sigan siendo
organismos autónomos. Estamos de acuerdo si eso es lo que mejor atiende a
esos principios: organismos que hacen investigación, que se preocupan de
su calidad, que tienen un presupuesto del Estado y que generan ingresos
competitivos, porque esa es la tarea de la investigación con la que se
configuró el Consejo, que cuenta con personal funcionario y laboral,
respetando, por supuesto, todos los derechos y utilizando las estrategias
más adecuadas para el mejor manejo posible de los recursos humanos. En la
ley de acompañamiento o en la norma que sea asegúrese eso no sólo para
mantener sino también para aumentar la cantidad y calidad de la
investigación que tenemos en España. Ese es exactamente el punto de
acuerdo. No sé si he creído entender opiniones distintas a las que he
podido tener en otro momento.

He tratado de analizar la Lofage. Debo reconocer en primer lugar, que uno
trata de leer los textos legales con mentalidad científica, lo cual a
veces no es cien por cien racional. A la hora de leerlos uno trata de ver
cómo pueden reflejarse mejor nuestras ideas de gestión de la
investigación en las normas que hay que hacer, consultando con todos los
asesores y tratando de atajar interpretaciones que no se corresponden con
la realidad o proposiciones de ley precipitadas que, a lo mejor, no son
las que más ayudan a un proceso de reflexión al cual el Consejo debe
adaptarse tras el análisis político-administrativo. Yo creo que la
decisión política es inequívoca. El Consejo debe tener presupuesto del
Estado, personal funcionario y laboral, y una gestión adecuada, flexible
y responsable, dando cuentas, pelos y señales de cómo se administra el
dinero público para el desarrollo de los proyectos de investigación que
se generan anualmente, en muchos casos de forma casi instantánea, para
aprovechar determinados recursos u oportunidades. En eso estamos de
acuerdo, y no creo que sea muy productivo decir que si los EPE son



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o no el modelo Thatcher. Lo que sí digo es que, en tiempos del gobierno
Thatcher, el esfuerzo público en el Reino Unido era bastante mayor en
investigación que el que se hacía en España. Evidentemente, tenemos lo
que tenemos, y hay que tener en cuenta las evoluciones y demás, pero no
se trata de importar modelo externos.

Ayer tuve una reunión con el presidente de la Fundación Max Planck quien
me contaba que la forma más adecuada de operar en Alemania, para un
organismo de investigación básica, es un sociedad privada y los
mecanismos de financiación que aporta el Gobierno y la sociedad, en
general, significan precisamente la mejor forma de hacer la investigación
que necesitan, la investigación de calidad, en la cual están superando a
las propias universidades, incluso ahora mismo a políticas de expansión
del organismo, por ejemplo, en la antigua Alemania oriental, en donde
están necesitados, porque lo justifican razones de las que hablábamos
antes, de vertebración de la investigación en el país. Estamos de acuerdo
en eso; colaboremos, pues, para encontrar la mejor manera de que estos
organismos públicos puedan hacer la mejor investigación dentro de la
mejor situación de autonomía. Esa es mi posición, posición que he
transmitido y de la que soy responsable. Estoy seguro de que esas
posturas se articularán de esa manera y de que avanzaremos en la
utilización positiva de la Lofage para que los organismos que desde la
Ley de la ciencia tienen un status, puedan realmente mejorarlo a la hora
de utilizar sus recursos para hacer la mejor investigación posible.

Se ha hablado de haber llevado a fondo el decreto, la refundición y
demás. Decir que esto complica más o menos a la CICYT que yo estaba
absolutamente sorprendido o que descubrí el Mediterráneo... a lo mejor me
expresé mal. Yo no hablaba de descubrir el Mediterráneo, no me
sorprendió. Lo que quiero decir es que el que un investigador del INIA
trabaje en el CSIC es algo normal, y por tanto, puede ser normal el
establecer una red de coordinación y programas comunes. Pero yo debo
decir que esa incorporación de investigadores de unos organismos a otros
no siempre es fruto de un proyecto concreto, a lo mejor sucede que esos
investigadores han encontrado mejores condiciones para trabajar en otro
organismo. Ahí es donde yo veo cierto intercambio que puede justificar un
mejor estudio o coordinación. Este Comité no tiene que hurtar
competencias a la CICYT. Lo que sucede es que los organismos que suponen
infraestructuras, equipos y todo un conjunto de recurso, pueden
coordinarse, incluso antes, a la hora de elaborar sus propios proyectos
dentro del plan nacional y dentro de los planes de la Unión Europea. Como
he dicho, como investigador entiendo también que, a lo mejor, los
investigadores no vemos adecuadamente ciertos corsés, pero el que las
autoridades administrativas, que tienen la responsabilidad, impongan el
esfuerzo de trabajar mejor, de no duplicar ciertos programas o, si se
duplican, hacerlos perfectamente sinérgicos, es algo a lo cual este
Comité puede ayudar aparte de analizar en conjunto las consecuencias de
la Lofage.

En la discusión que se planteó, hubiéramos deseado que todo el proceso
administrativo que usted conoce mejor que nadie a veces lleva tiempo en
una Comisión de subsecretarios, de Secretarios de Estado, perfilar un
decreto hubiera estado terminado antes. Ya lo está y representa
precisamente ese ámbito de coordinación. Había habido experiencias
anteriores. Nosotros tenemos actas en el Consejo de reuniones de los OPI,
de la CICYT en las cuales, como no están obligados por ningún mandato, se
reunían para hablar e intercambiar impresiones, pero ahí quedó todo sin
que hubiera operatividad alguna. Creo, además, que refuerza las
competencias de la Secretaría de Estado de Universidades, Investigación y
Desarrollo en materia de planificación de la investigación en general, lo
cual me parece algo positivo y un avance dentro del sistema español de
ciencia y tecnología.

¿Cómo se reparten las 44 plazas? Usted afirma que va contra la Ley de
presupuestos. En realidad, son 50 plazas, porque hay 6 más de técnicos
titulados especialistas de grado medio. La investigación es una tarea
fundamental, y más en España. En ese sentido, realizamos una oferta
pública de empleo y, naturalmente, estamos decididos a aprovechar al
máximo esa oferta en varios aspectos. En primer lugar de la forma más
objetiva posible, sin favoritismo, dirigida a dar a estas plazas el
perfil que mejor sirva a la institución, de manera que los investigadores
más preparados puedan competir y puedan obtenerlas quienes, dentro de ese
perfil, lo merezcan.

Usted sabe que la asignación de plazas, el nombramiento de tribunales y
demás ha sido absolutamente polémico. Yo me he encontrado con todo tipo
de demandas, y por supuesto de quejas, ante presidencias anteriores, de
sectarismo, de dotación de plazas para personas concretas, etcétera. Con
todo eso me he encontrado, pero le aseguro que no vamos a caer en nada de
eso. Estamos tratando de diseñar estas plazas --y conste que he recibido
quejas-- con los instrumentos legales del Consejo, de la forma más
objetiva y dando oportunidades a quienes no han estado previamente en el
Tribunal. Hay estadísticas de personas que estuvieron todos los años y
hay personas que no estuvieron nunca. Esa separación entre plazas que se
asignan de un lado y de otro es una formulación errónea, absolutamente
equivocada, y yo creo que difundida con mala intención; por tanto, debo
desmentirla cuanto antes. El procedimiento que establecen los reglamentos
vigentes en el organismo --no hechos por nosotros-- es que en las plazas
hay unos informes del comité científico-asesor, hay una presentación en
junta de gobierno y vamos a cumplir con absoluta escrupulosidad esos
informes. Hemos hecho ya bastantes debates en el seno del comité
científico-asesor, en el cual muchos de los que estaban nos han dicho que
esa no era la costumbre, que se planteaban las cosas bastante cerradas.

Hemos hecho debates y hemos pedido ideas. Naturalmente, no todas las
ideas son coincidentes: hay personas que opinan de una manera y personas
que opinan de otra. Lo que se les dijo a los coordinadores de áreas es
que, en principio, dentro de las 30 plazas de colaboradores, las áreas
escogieran dos con absoluta prioridad, y luego otras muchas en orden de
prioridad para, a la hora de presentarlo en Junta de Gobierno y en el
comité científico-asesor, hacer una



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síntesis lo más completa posible. Pueden SS. SS. tener la seguridad de
que en este proceso el Presidente no tiene otro interés que el de atender
a las necesidades de la institución. Vamos a ejercer nuestra
responsabilidad de acuerdo con las normas existentes, tal como estamos
dando cuenta en el comité científico-asesor. Y, por supuesto, aquellas
cosas a las que se opusiera la junta de gobierno no tendrían validez.

Vamos a agotar todos esos trámites con absoluta transparencia.

Precisamente por esa transparencia, a lo mejor alguien se ha adelantado a
decir que la presidencia atribuía 16 plazas de colaborador a las áreas y
se iba a reservar 12. Nada más lejos de la realidad. Lo que sí es cierto
es que dentro de la normativa hay decisiones que nos corresponden y las
vamos a tomar, dando todas las explicaciones; decisiones que a algunos
les gustarán y a otros no. Se está repartiendo un número muy escaso de
plazas, que por cierto, es el 10 por ciento de toda la oferta de empleo
público dentro del conjunto de las administraciones. En términos
absolutos, nos gustaría que fueran muchas más, en términos relativos,
refleja que el Gobierno ha atendido, en una situación de notables
restricciones, nuestras demandas en un sentido favorable para el Consejo,
porque representa, dentro del grupo A, casi el 10 por ciento de toda la
oferta del conjunto de la Administración central, incluidos los
ministerios, para este organismo del Ministerio de Educación y Cultura.

Me gustaría reiterar que la presidencia no tiene intención de ningún
tipo. Los tribunales quieren dar una oportunidad a personas que tengan
una calidad científica acreditada que no hayan estado en tribunales, para
que participen. Queremos sacar unos perfiles que sean una apuesta por
algunas temáticas, suficientemente abiertas a una competencia entre los
muchos y muy buenos candidatos que hay. Sabemos --no ahora, sino ya desde
hace años-- que en el Consejo se quedan fuera en los concursos personas
que tendrían currícula para importantes universidades de todo el mundo, y
queremos administrar todo esto de la forma más racional, equilibrada,
justa y adecuada para la institución. Esto es lo que nos mueve.

Merece la pena realizar algunos comentarios sobre los cambios en la
cúpula del Consejo, porque si de algo estoy satisfecho es de haber
buscado y encontrado colaboradores con el equipo de dirección, de acuerdo
con normas que yo no he hecho y que estaban ahí, en el cual el perfil que
predomina es la profesionalidad, la calidad científica y, por supuesto,
la disponibilidad para colaborar con este Presidente. Permítanme haga
alguna pequeña enumeración. En la segunda línea, los dos vicepresidentes
que había, que colaboraron conmigo durante cerca de dos meses, me
solicitaron ser sustituidos tan pronto como fuera posible. No sólo les
sustituí siguiendo su petición y sus deseos, sino que, además, les
consulté acerca de personas que tuvieran el perfil adecuado para
reemplazarlos, y encontré dos que actualmente son catedráticos de
universidad, que están notablemente vinculados al Consejo, que iniciaron
ahí su carrera, que seguían totalmente vinculados y que, aunque viven
fuera de Madrid --uno en Barcelona y otra en Sevilla--, están colaborando
con un talante de absoluta imparcialidad y, desde luego, a plena
satisfacción de este Presidente.

Para la gerencia y dos de las subdirecciones de carácter administrativo
he incorporado a tres técnicos del Cuerpo Técnico Superior de la
Administración civil. Se ha dicho que en el reciente cambio de Gobierno
había habido una barrida de cargos. Entonces me pregunté qué es lo que
había hecho. Lo que realmente hice fue encontrar personas que estaban en
subdirecciones y en cargos similares, y nombrarlas por su competencia y
por su perfil para las tareas del Consejo. De las dos subdirecciones, una
estaba vacante, como es sabido, y, en cuanto a la otra, produje la
sustitución también a petición del interesado. Respecto a la gerencia, me
pareció que había que darle un nuevo sesgo. Lo que sí digo es que todas
estas personas aparecen, por un lado, entre los cesados y, por otro,
entre los nombrados; son los mismos, pero esto no responde a un criterio
sectario, ni he recibido la menor indicación de ninguno de mis superiores
para la selección de este equipo. Los he seleccionado yo en bien de la
institución. He informado a mis superiores antes de nombrarlos, porque me
parecía mi obligación y estoy plenamente satisfecho. En otra de las
subdirecciones administrativas permanece la persona que estaba. En cuanto
a las dos subdirecciones ligadas a vicepresidencias --relaciones
internacionales y programación científica--, las personas que las
ocupaban también han sido reemplazadas a petición propia.

¿Qué pasa con las áreas comité científico-asesor, miembros de la junta de
gobierno, y nombramiento de la presidencia? Quienes nombran a la
presidencia, lo mismo que los miembros del consejo rector, deben ser
responsabilidades rotatorias, es decir, al cabo de tres o cuatro años
deben renovarse para ir dando juego a otras personas. No tiene sentido
que las personas se eternicen. En todo caso, como eran nombramientos de
libre designación en general, casi todos los que anteriormente estaban
pusieron su cargo a disposición de la presidencia y ésta procedió a su
sustitución después de un período, sustitución que a veces significó que
a una persona que era coordinador de área se le nombró miembro del comité
científico-asesor.

Yo reto a que alguien me dé un solo caso de sustitución de estos cargos
que pueda estar inspirado en algún prejuicio --digámoslo así--, del tipo
que sea. Usted destaca el caso de Roma, y debo comentarlo. La persona que
ocupaba el puesto de coordinador institucional en Roma llevaba siete
años. Naturalmente, mi cargo está a disposición de mis superiores y no
estaría en esta presidencia sin su confianza ni un solo minuto. Pero,
mientras esté, voy a ejercer la responsabilidad y, desde luego, los
cargos en el extranjero, en Bruselas y en Roma, deben ser de dos o tres
años; son cargos que deben rotar, deben significar una cierta renovación.

El caso de Roma tenía unas connotaciones especiales. Esta presidencia ni
siquiera había sido informada por la persona que tenía esa
responsabilidad de ciertas decisiones que se habían tomado, que se daban
como irreversibles. Desde luego, la Escuela de Roma se llama Escuela
Española de Historia y Arqueología, fue creada por don Ramón Menéndez
Pidal y su objetivo



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es cultivar tanto la historia como la arqueología. Por tanto, no creo que
la persona nombrada sea necesariamente incompatible con el desarrollo de
este trabajo. La persona anterior lo había desempeñado como digo, durante
siete años. Creo que cualquier presidente que hubiera estado en mi lugar
habría hecho lo mismo.

Respecto a la revistar «Arbor», su director puso también su cargo a mi
disposición y entendí que era el momento de su relevo. Estimé que, en
buena medida, la revista estaba mejor llevada por el subdirector, y la
persona que he nombrado tiene un magnífico perfil para atender a esa
responsabilidad. Por tanto, respondo de que todos los cambios que hemos
hecho están orientados por la competencia, la profesionalización, el
mérito y el deseo de colaborar con esta presidencia. Se han cumplido las
normas existentes en el CSIC y no introducidas por este Presidente, como
se le atribuye. Estimo que las personas que colaboran con la presidencia
en la junta de gobierno deben estar nombradas por esta presidencia.

Personas que estaban en la junta de gobierno, a lo mejor se les ha
nombrado para el consejo rector; es decir, no ha habido un intento de
barrer a nadie sino de renovar ciertas responsabilidades, cosa que, por
otro lado, muchos de los interesados han agradecido. Debo abreviar, pero
diré que las becas pre y posdoctorales son un programa limitado del
Consejo. Hace muchos años que el Consejo perdió un programa propio de
becas y tiene que acudir de forma competitiva, con sus becarios a otras
fuentes de becas u obtener becarios a través de los propios contratos de
investigación.

Lo único que se ha hecho es decir que puede haber una cierta prioridad si
hay lo que se llama un EPO --término inventado hace 4 o 5 años en la
CICYT--, entre promotor observador, que puede ser una empresa (la E no es
de empresa sino de ente) o un organismo público. Los investigadores de
humanidades pueden acudir a esto, igual que otros muchos. No se exige
aportación económica. Si la hay, con ese compromiso, tanto mejor, pero
debe plantearse esa expresión de interés. ¿Esto a qué nos ayuda? A seguir
fomentando algunas de las políticas que están en el propio Plan Nacional
de Investigación y Desarrollo, que estaban ya siendo implementadas por la
CICYT desde hace varios años y en un pequeño programa, en el cual se hace
alguna apuesta, queremos fomentar este tipo de acciones.

Finalmente, en cuanto a los libramientos del año 1997, debo señalar que
ha habido recientemente una carta en el periódico «El País», en la que se
hablaba de que no se estaba librando el presupuesto ordinario de los
institutos. Es totalmente falso. El presupuesto ordinario se está
librando con absoluta normalidad, por el sistema de caja fija, que
asegura la administración más apropiada. Los libramientos de las
anualidades están siguiendo un ritmo que no depende de nosotros. Me
ofrezco a comentarle por escrito esa situación. Probablemente, algunos sí
se han librado, aunque no suceda lo mismo con otros. Tengo entendido que
ha habido una buena entrada de algunos libramientos en el mes de mayo,
que no se habían producido en abril, pero tengo que confirmar ese dato.

La señora PRESIDENTA: Señor Rubalcaba.




El señor PEREZ RUBALCABA: Voy a hacer un par de comentarios muy breves,
señora Presidenta, tal y como acostumbramos, en esta Comisión.




La señora PRESIDENTA: Yo voy a utilizar la flexibilidad de siempre, con
el ruego de que no exceda más de 5 minutos.




El señor PEREZ RUBALCABA: Empiezo por el final, señor Presidente. Me
refería a los proyectos. Ya sé que el Consejo funciona bien, y lo he
ponderado en varias ocasiones. Le rogaría que hiciera la gestión, si es
posible. Me agrada saber que no hay obligación de aportación económica en
las becas nuevas. Tengo alguna duda sobre el programa, se lo digo
sinceramente. Si no hay aportación económica efectivamente no habrá
discriminación entre centros, aunque no sé muy bien quién va a colaborar,
qué EPO puede tener un centro de investigación básica. Mi preocupación
--le he dicho que no había conocido a fondo la convocatoria-- de la
naturaleza que le había expresado.

Muy brevemente, iré de atrás adelante en cuanto a su exposición. Sobre la
Escuela de Arqueología, usted sabe que la investigación que realiza tiene
poco que ver con la historia. Sigo pensando que el perfil de quien ha
nombrado no tiene nada que ver con lo que se hace en ese centro. Me
parece un nombramiento que no es razonable. Se lo he dicho antes y lo
reitero ahora. En cuanto al conjunto de los nombramientos, me he
apresurado a ser muy matizado. Entiendo perfectamente que usted cambie su
equipo. ¡Cómo no! Está en la lógica de las cosas y no seré yo quien le
niegue esa posibilidad. Está en las leyes; más que en las leyes, en la
lógica. No hablo del gerente ni de los vicepresidentes ni de los
subdirectores generales, si me apura. No he dicho nada de la idoneidad de
quien ha nombrado; es más, me apresuro a decir que comparto con usted que
es gente competente y profesional. No he dicho nada de eso. He dicho
simplemente que la estadística es muy terca, y que de 41 usted ha
cambiado a 40. Me suscita mucha más dudas el consejo rector, el consejo
asesor y las áreas. Usted dice que pusieron su cargo a su disposición.

¡Hombre, claro! Así es y así debe ser. Usted aprovechó el viaje y los
quitó. Yo creo que algunos de ellos estaban perfectamente nombrados,
llevaban muy poco tiempo y eran científicos de muchísima calidad. A eso
me refería. A esos niveles, no a los otros. Por supuesto, que doy por
buena la explicación que usted me da.

Como doy por buena la explicación de las plazas. Le voy a decir algo más:
yo no he formulado ninguna acusación, porque no tengo motivo alguno para
hacerlo. Me he limitado a decirle cómo lo va a hacer usted, porque había
un rumor. Usted me lo ha aclarado: punto y final. ¡Encantado! No tiene
por qué darme explicaciones, porque yo confío en que usted lo haga bien.

No soy de los que piense que hay que cambiar el sistema de selección de
los tribunales; me parece que lo debe nombrar el Presidente.




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Usted decía en su primera intervención una cosa muy interesante. Decía:
Creo que el sistema de selección de investigadores es mejor que el de
profesores universitarios. Yo comparto con usted esa idea en parte porque
usted tiene la capacidad de decidir algunas cosas. No seré yo quien le
quite esa capacidad. Me he limitado a preguntarle. Nada más.

No creo que sea de recibo que diga usted que ha oído rumores y que a
usted no le va a pasar eso. Le pasará. Usted tendrá problemas porque,
como usted dice, las míes es muy muy poca y los obreros muchos. Usted
tendrá problemas. Este grupo parlamentario le apoyará, no hará nunca
juicios de valor, y creerá que usted lo hace con honestidad y sin
sectarismo. Por tanto, no me dé explicaciones que no le he pedido, porque
yo confío plenamente en que usted lo va a hacer así. Lo único que quería
saber es si el rumor era cierto. Me dice usted que no lo es. ¡Magnífico,
me alegro! Siempre dudé de que fuera cierto, algunas manifestaciones que
ha hecho usted sobraban.

Voy a la parte relativa a la EPE. Déjeme que le diga dos cosas. Le
pediría la misma claridad que usted ha tenido con los investigadores. Yo
tengo aquí la información de la reunión que usted tuvo con la API (?), y
parece que usted fue con la API mucho más concreto que aquí. Tengo aquí
el documento que usted repartió a los directores de los centros, y tengo
que decirle que fue muchísimo más concreto. Desde luego, lo fue mucho más
en la crítica a la proposición no de ley del Grupo Socialista. Por
cierto, no sé si usted debe repartir esa iniciativa a los directores de
los centros. ¡Que lo haga el Grupo Popular! No sé si la presidencia debe
repartir un documento a los directores de los centros, por mucho que el
Grupo Socialista se la haya mandado. La dirección del Consejo es del
Grupo Popular y del Grupo Socialista, de los dos grupos, de ambos; es la
dirección de un centro público y, por tanto, si alguien quiere tomar la
iniciativa desde un partido político, naturalmente lo puede hacer. Que el
Presidente del CSIC se reúna con los directores de los centros para
criticar una proposición no de ley de un grupo, me sorprende. Desde
luego, que haga la crítica que ha hecho, me sorprende mucho más. Dígale a
quien le ha redactado el papel que se lo lea bien, que no aproveche un
error de ordenador para hacer una crítica de fondo, porque no viene al
caso. Sé muy bien --yo redacté la proposición no de ley-- la diferencia
que existe entre un ente público, una empresa pública y una entidad
pública empresarial, lo conozco muy bien. Le rogaría que sus
colaboradores no se agarrasen a los fallos de un ordenador y discutan el
fondo de la cuestión. Algunos adjetivos como el de precipitado entran
dentro de la crítica política. No sé si debe usted hacerla delante de los
directores de los centros, pero, en todo caso, ahí está. Me gustaría que
fuera usted tan claro como con ellos. Si me apura, le pediría que lo
fuera, porque, como grupo parlamentario, tenemos el derecho a conocer su
opinión tanto como los directores de los OPI.

Me alegro de que haya rectificado, porque yo tengo los primeros papeles
que salieron de la presidencia y que fueron a los centros, que son en
buena medida, el origen del problema. No sé si alguien habló de
privatización, pero mi grupo nunca, jamás, dijo semejante cosa. Sí sé que
ustedes se apresuraron a mandar una carta a los centros y que crearon un
lío donde no lo había, porque la primera noticia que el Consejo recibió
de que había una Lofage y de que había que adaptarla no nace del Grupo
Socialista, nace del propio Presidente del CSIC. No sé si alertado por
alguien, desde luego, nunca por los socialistas, que no enredamos en este
tipo de cosas, y que, como he dicho, hicimos una proposición no de ley
más bien para... (Rumores.) ¡Bienvenidas sean las risas!
Por tanto, no sé de dónde saca eso. Sí le digo que usted mandó una carta
que creó conflicto, creó problemas y entonces es cuando actuamos
nosotros. Usted repartió un primer papel donde hablaba de que el Consejo
debía ser una EPE, y lo tengo aquí, era de 14 de febrero de 1997, un
papel hecho probablemente por la gerencia --por cierto, bien hecho, a mi
juicio, técnicamente muy correcto--, y aquí se dice claramente que la
entidad, el organismo público empresarial o entidad pública empresarial
es la fórmula adecuada para el CSIC. Es verdad que usted luego, en el
papel posterior de 25 de abril, habla de organismo autónomo. Como ya he
dicho, a la API que debe ser un organismo autónomo, los sindicatos,
bueno, no importa, yo creo que debe ser un organismo autónomo. Es verdad
que entre el 14 de febrero y abril hay la proposición no de ley del Grupo
Socialista, pero créame que no es la paternidad lo que pretendo en estas
cuestiones; más bien pretendo que se discuta aquí, que nos pongamos de
acuerdo como he dicho antes, pero sí le pediría que clarificara aquí un
poco más su posición.

No coja el rábano por las hojas. Yo no he hablado de Thatcher en el
sentido que usted me ha contestado. He dicho que los investigadores
tienen algunas prevenciones a los nombres, pues, como usted sabe, los
nombres no son algo neutral. Estar en un sitio o estar en otro, el que tu
organismo genere de una manera o de otra, usted sabe que a veces provoca
conflictos de identidad, y los investigadores tienen determinados
prejuicios. No sé si Margaret Thatcher gastó mucho o poco en
investigación, sé que fue un desastre para la investigación básica en
Inglaterra, y que su transformación de organismos autónomos en empresas
públicas en el modelo correspondiente al ministerio inglés, acabó con la
privatización de una buena parte y, por cierto, en aquel caso con el cese
de una buena parte de los investigadores del sistema público de
investigación inglés. Eso se sabe en el CSIC, como se sabe el plan que ha
hecho el ministro actual italiano de educación, para convertir el CNR en
un organismo tipo empresarial y la voluntad que hay de dejar de
financiarlo. Yo no digo que esa sea la voluntad del Gobierno español,
digo lo que piensan los investigadores, que por eso hay que tener cuidado
con los nombres, tratar de adecuar lo más posible el nombre a la función
que se
realiza, y por eso creo que nuestra propuesta es, esencialmente,
correcta.

Nada más, agradezco la benevolencia de la Presidencia.




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La señora PRESIDENTA: En todo caso, aunque vamos escasos de tiempo, no
creemos que la señora Thatcher pida la palabra por alusiones. (El señor
Ollero Tassara pide la palabra.) Señor Ollero, ¿me pide usted la palabra?



El señor OLLERO TASSARA: Estoy pidiendo la palabra ya hace tiempo.




La señora PRESIDENTA: Sí, le he visto, creo que me ha parecido prudente
que terminase el orden del debate.

Dígame, señor Ollero.




El señor OLLERO TASSARA: Como hay también una previsión reglamentaria y
la posibilidad de que los miembros de la Comisión que no sean portavoces
en el momento oportuno puedan formular alguna pregunta, quisiera acogerme
a ese turno de gracia, y quizá mi pregunta podía ir a continuación de la
intervención del portavoz, cuando la haya hecho, si S. S. no tiene
inconveniente en que la formule.




La señora PRESIDENTA: De acuerdo, señor Ollero. Le daré la palabra
después de que intervenga la portavoz del Grupo Popular.

El señor Nombela tiene la palabra para contestar y, en todo caso, no
tenemos sustitución de la señora Thatcher ni del señor Blair.




El señor PRESIDENTE DEL CONSEJO SUPERIOR DE INVESTIGACIONES CIENTIFICAS
(Nombela Cano): No pretendo sustituir a nadie, yo me represento a mí
mismo.

El profesor nombrado para la Escuela de Roma es un prestigioso
historiador, conocido en Roma, y una persona de muchos años en el
Consejo; la persona a que ha reemplazado es un prestigioso arqueólogo, y
punto. Llevaba siete años, y me parece que era el momento de efectuar la
renovación.

Agradezco muchísimo su confianza y que no haya suscitado reservas sobre
mi actuación. Sin embargo, cuando se habla de rumores yo me veía obligado
a matizar. Lo dejamos ahí --insisto-- y agradezco muchísimo que confíe en
que mi actuación va a ser ecuánime, equilibrada, por supuesto sometida a
todas las críticas y, a lo mejor, con la dosis de error que todos los
humanos debemos tener a la hora de elegir algo que es elegir unas pocas
plazas entre un montón de posibilidades, todas ellas igualmente
razonables.

Me sorprendo de que mi carta fuera lo primero que llegó de la Lofage
porque la Lofage estaba en avanzado estado de tramitación en el año 1995,
según mis noticias, yo he procurado transmitir información a los centros.

No hemos hecho una reunión de directores de instituto para criticar una
proposición no de ley socialista, hemos hecho una reunión para
informarles. Los institutos, los sindicatos mandan todos los papeles que
se puedan transmitir, y nosotros hemos transmitido los documentos que
hemos ido elaborando, que han supuesto un análisis, una maduración de
nuestra postura, una experiencia y unas consultas con los
correspondientes ámbitos que están autorizados. Creo que estos organismos
deben ser organismos autónomos, y en la proposición que yo he formulado
no viene esa palabra, porque me importa mucho más el fondo, y el fondo
está clarísimo. Desde luego, no tengo el papel que usted tiene, pero no
me importaría leerlo, lo digo con absoluta claridad. Son organismos
públicos que deben tener presupuestos del Estado junto con ingresos
competitivos, que deben tener personal laboral y funcionario en los
términos que se establezca, y que han de estar sometidos a un control
financiero. El término administrativo ni siquiera lo recuerdo; tengo un
excelente gerente que maneja muy bien esa terminología. En todo caso, ahí
se recoge esa postura, que es nuestra postura y el resto del proceso
tendrá que seguir los trámites. Entiendo que el abordaje de la Lofage
--insisto-- debe ser positivo y, partiendo de los niveles que se tenían
de la Ley de la Ciencia, mejorar en lo posible la gestión y la ejecución
de la investigación.

Mandé una carta por sentido de la responsabilidad, y me sorprendió
sinceramente que esa carta no hubiera llegado en el año 1995 porque la
Lofage tenía su importancia. Por supuesto que la mandé porque ya había
recibido suficientes llamadas de muchos centros en que me decían: Hay una
ley según la cual se nos privatiza. Entonces, yo mandé una carta diciendo
que eso no era cierto, y puesto que esa respuesta se la había dado
telefónicamente a muchos directores consideré obligado mandárselo por
escrito a todos los demás.




La señora PRESIDENTA: Los grupos parlamentarios tienen la potestad y la
facultad de designar sus portavoces. Voy a conceder al Grupo Popular el
mismo tiempo que ha utilizado el Grupo Socialista, de manera que la
señora Diputada Fernández de Capel y el señor Ollero, usarán su tiempo.

Señora Fernández de Capel.




El señor OLLERO TASSARA: Perdón, señora Presidenta, no. Según el
reglamento, hay un turno de gracia que S. S. puede o no conceder, pero en
modo alguno restaré ni un segundo a la intervención de mi portavoz.




La señora PRESIDENTA: Permita señor Ollero que esta presidencia ordene el
debate, y esta presidencia va a otorgar el tiempo que antes ha utilizado
el Grupo Socialista para los portavoces del Grupo Popular. La señora
Fernández de Capel va a intervenir como portavoz. Si ella no consume todo
el tiempo, le doy la palabra; si no, se la negaré... (Rumores.)
Perdónenme ustedes, pero es por lo avanzado de la hora. Esta presidencia
es flexible siempre, pero el siguiente compareciente lleva esperando casi
dos horas, de manera que si la señora Fernández de Capel no agota su
tiempo, usted tendrá la palabra; si ella agota su tiempo, usted no tendrá
la palabra, señor Ollero.




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La señora FERNANDEZ DE CAPEL BAÑOS: Creo que no voy a agotar el tiempo
que ha utilizado el Grupo Socialista.




La señora PRESIDENTA: Señora Fernández de Capel empiece su intervención.




La señora FERNANDEZ DE CAPEL BAÑOS: Señora Presidenta, con la venia.

Señora Presidenta, señorías, bienvenido señor Presidente del Consejo
Superior de Investigaciones Científicas.

Voy a ser muy breve, empezando por algo que ha dicho aquí el señor
Santiso, recordando unos tristes acontecimientos en torno al Consejo y en
los que, como deformación profesional, yo pienso que influye más. Hoy día
la ciencia sabe que en la depresión y en el suicidio influyen más los
factores genéticos que los medioambientales, porque se conoce muy bien el
mecanismo de los neurotransmisores. Aunque yo no sea seguidora de
Lamarck, pienso que si seguimos en comisiones como éstas, vamos a
desarrollar una tendencia al suicidio los Senadores, los Diputados, los
comparecientes, los taquígrafos, el personal de la Cámara y cualquier
persona que se acerque por esta Comisión. Intentando distender el
ambiente, después de escuchar la intervención del señor Presidente del
Consejo y de todos los intervinientes, creo que ha quedado clarísimo por
sus palabras y sus respuestas tan prolijas, todos los aspectos de interés
general en cuanto al funcionamiento y actividades del Consejo, y no
solamente los de interés general, sino algunos ya casi con detalle.

Los interesados en el mundo científico y tecnológico consideramos y
ponderamos una vez más que este organismo es una pieza fundamental para
armonizar el sistema de ciencia y tecnología que todo país moderno
necesita. Evidentemente, no es un organismo solamente de investigación
básica; no es un organismo solamente de investigación básica, pero los
investigadores sabemos que sin la investigación básica no se pueden
absorber conocimientos que nos llegan y ningún país es autosuficiente en
estas materias científicas.

La gestión del Consejo y sus objetivos, evidentemente, aportan
iniciativas en diferentes aspectos que nosotros de su intervención
deducimos como tendentes y favorables para potenciar la eficacia de las
actuaciones. Los investigadores sabemos lo que supone la rentabilidad del
trabajo en cuanto a resultados, que es básica en la organización de
cualquier actividad. De entre estas actuaciones, por no hacer una
exposición prolija estoy tratando de pasar porque casi todo sea
contestado, yo quisiera destacar la descentralización con nuevos
instrumentos de gestión económica que agilicen la capacidad
administrativa de los centros, en aras del ahorro y de la eficacia. Aquí
cabría también destacar esas actuaciones a que se han hecho referencia
sobre construcciones y previsiones de cara al futuro, con la utilización
de fondos estructurales.

En segundo lugar, pero no el segundo que yo diría en importancia, sino
porque hay que poner un orden, es loable la iniciativa que ya se
perfilaba desde hace tiempo para mejorar las actuaciones en materia de
recursos humanos, imprescindible en un organismo como éste. La oferta
pública de empleo, la contratación de investigadores como medida temporal
para alcanzar unas nuevas etapas en las plantillas y solucionar asuntos
que están pendientes desde hace mucho tiempo, y también asuntos actuales.

Destacar la mejora que supone la ampliación de contratos en aras de una
consolidación de la situación de los investigadores. Destacar también
como punto importante de su intervención y de todas las respuestas que
usted ha dado, las relaciones del Consejo con otros sectores, con sujetos
agentes del sistema español de ciencia y tecnología tales como los
organismos investigadores del sector público y de nuestras universidades
(todos nos sentimos muy partícipes sobre un papel importante e ineludible
del Consejo), así como su actuación en el Comité coordinador de
organismos de experimentación e investigación.

También quiero destacar que recibo con gran satisfacción su iniciativa de
colaboración a través del Instituto López Neira, en el tan deseado futuro
campo de la salud de Granada, tan hartamente deseado y anunciado que
llevamos esperando desde hace muchísimos años. Como andaluza, también me
congratulo de las actuaciones que el Consejo está haciendo en relación
con el coto de Doñana a través de distintos medios y con la colaboración
de la Unión Europea.

Aquí nos hemos puesto a hablar de algo de lo que tendríamos que hablar en
otro momento, pero hemos recordado lo que nos supone en España la llamada
paradoja europea. La importancia que el Consejo concede a la cooperación
científica internacional es fundamental, en especial esa participación
para poder con los magníficos investigadores que en este momento tenemos,
lograr más transferencia tecnológica para dejar de ser paradójico y
fomentar nuestro potencial investigador con esas transferencias
tecnológicas y científicas que tanto necesitamos. Por ello, es loable la
labor de organización y potenciación de la oficina de transferencia
tecnológica.

Como colofón, quisiera destacar entre estos aspectos los personales y
humanos del Consejo, donde España destaca por su actividad en ciencia y
tecnología, aunque desde luego necesita incrementar algún área, como ha
quedado patente por parte de todos; incrementar su esfuerzo para ir
nivelando algunas de las áreas y también acentuar su calidad y
rentabilizar el trabajo de nuestros investigadores, magníficos
investigadores, en beneficio de nuestra sociedad. Me contratulo también
de ver que los centros del Consejo, la distribución territorial en
Andalucía, supone el 20 por ciento de los centros que hay en España,
aunque --como todos sabemos-- no son centros homogéneos. Como andaluza,
la paradoja allí se nos acentúa una vez más.

El Consejo cuenta en su haber, indudablemente, con grandes logros en
materia científica, que es una tradición que no se corta, viene a lo
largo de los años, sigue sin solución de continuidad y se proyecta día a
día con importantes logros científicos que no hace falta haga hoy mención
aquí porque están en el ánimo de todos y todos los



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conocemos. Algunos como los grandes avances en agricultura o en
alimentación, deben inducirnos a contemplar un desarrollo futuro en este
campo sin esa ambivalencia ecológica que a veces suele plantearse, por no
profundizar debidamente en las materias.

Materiales innovadores de aprovechamiento científico y medioambiental, y
por ejemplo, grandes avances en el área médico-sanitaria de que tan
orgullosos nos encontramos los que pertenecemos a ella, aunque no seamos
sus protagonistas directos. Otras son diferentes, como los avances en
soldadura o la utilización de bacterias para descontaminación. Este
organismo que es básico para la participación y la competitividad
española en programas internacionales, como los programas-marco de la
Unión Europea, nos enorgullece.

De las palabras del señor Rubalcaba no voy a hacer comentarios, pues
desde luego han sido todas debidamente comentadas, pero siempre a mí me
recuerda su intervención, señor Rubalcaba, al libro II de Virgilio de la
Eneida; siempre me recuerdan sus palabras al libro II de la «Eneida», que
hay que recibirla un poco como lo recibió Laoconte.

Para concluir, solamente decir que en este barco estamos todos, la
ciencia no tiene matiz político ni se puede utilizar como bandera; es una
nave de progreso y desarrollo de los países civilizados, que todos los
que nos interesamos por ella debemos hacer andar con viento favorable. De
aquí que la gestión presupuestaria, la financiación externa del Consejo
así como su distribución en todos los centros españoles sea importante en
aras de ese viento favorable, ese viento marero, que diría el poeta, un
viento que ayuda a la navegación, para complementar ese impulso con
nuestras gloriosas humanidades.

Quiero terminar con unas palabras de un filósofo, don Fernando Savater.

Sería deseable, sería deseo de todos que esta Comisión, sus actuaciones,
sus consejos, sus participaciones --yo pienso que el Consejo así lo hace
desde todas las áreas--, sirvan para fomentar las pasiones intelectuales,
porque son lo contrario a la apatía esterilizadora que se refugia en la
rutina y es lo más opuesto a la cultura, a esa cultura que Savater no
distingue entre científica y literaria, o científica y humanística,
porque la ciencia es una.

Sólo me queda, señor presidente, agradecerle esta laboriosa
comparecencia, por lo extensa, amena e interesante; así como felicitarle
por su gestión.




La señora PRESIDENTA: Evidentemente, el Grupo Popular no ha consumido el
tiempo del que disponía y por tanto y por ese motivo, señor Ollero, tiene
usted la palabra. (El señor Lissavetzky Díez pide la palabra.)
Me ha dicho la señora Vicepresidenta, señor Lissavetzky, pues yo no me he
dado cuenta que S. S. ha pedido la palabra. En todo caso, no ha lugar a
su intervención. (Rumores.)
Perdón, he pedido al Grupo Popular, y al Grupo Socialista también, que
dejen a esta Presidenta que ordene el debate. Vamos a terminar las
intervenciones. ¿Es tan urgente, señor Lissavetzky?
El señor PEREZ RUBALCABA: No, sólo quiero saber si el señor Ollero
interviene en el turno de portavoces o como Diputado de la Comisión.




La señora PRESIDENTA: ¡Señor Rubalcaba! Estoy en el uso de la palabra. He
aclarado que si la intervención de la señora Fernández de Capel no
consumía el tiempo correspondiente que ha utilizado el Grupo Socialista,
esta presidencia le daría la palabra. El señor Ollero ha expresado
claramente que no quería restar un minuto de la intervención de la señora
Fernández de Capel, y yo le he dicho que si la Diputada portavoz del
Grupo Popular no consume todo su tiempo, tendrá usted la palabra; si no,
señor Ollero, no tendrá usted la palabra. (La señora Vicepresidenta,
Virgili i Rodón pronuncia palabras que no se perciben.--Rumores.)
Permítame señora Vicepresidenta, pero no está usted ejerciendo la
presidencia en este momento.




El señor OLLLERO TASSARA: Gracias, señora Presidenta.

Muy brevemente, porque no quiero desaprovechar la oportunidad de hacer
algunas preguntas muy concretas al señor Nombela, sobre todo cuando ha
suscitado aquí la cuestión de la profesionalidad en los nombramientos que
él ha producido, porque se está insistiendo mucho en la idea y da la
sensación de que aquí, con el cambio de Gobierno, ahora llegan unos
señores y colocan a los suyos. Indudablemente --si yo no estoy mal
informado, y por eso quisiera que el señor Presidente me lo confirmara--,
hay unos cargos de libre designación que se entiende serán aquellos en
los que la profesionalidad no sufre, sino al contrario, por el hecho de
que no se dé estabilidad indefinida. Yo quería preguntarle si alguno de
los nombramientos que ha hecho han sido convertidos en puestos de libre
designación por usted o ya lo eran antes.

Sobre todo, quisiera preguntarle también si en su política de
nombramientos y de renovación del Consejo figura la posibilidad de
realizar lo que se ha hecho en la época anterior, como por ejemplo
desmantelar un instituto entero, dispersar a sus integrantes y crear un
instituto con la misma finalidad pero con gente nueva y distinta. ¿Piensa
hacerlo usted, señor Nombela, como se ha hecho en Córdoba, por ejemplo,
en el ámbito agrario; o como se ha hecho en el Instituto de Filosofía, en
Madrid? ¿Piensa usted, señor Nombela, por ejemplo, desmantelar un
instituto como el de Investigaciones jurídicas de Madrid y luego hacer un
acuerdo con alguna universidad para darle su biblioteca, como se ha hecho
aquí, con una universidad curiosa, precisamente la Carlos III, de la que
es rector mi buen amigo Gregorio Peces Barba? Si es así, qué instituto
será ése, a qué universidad piensa darle la biblioteca y quién es su
rector.

Por último, entre los nombramientos de delegados en las comunidades
autónomas, que al parecer están incluidas en esta lista negra que acaba
aquí de ser exhibida, yo quería que me confirmara --porque a lo mejor no
estoy bien informado-- si la persona que ha sido nombrada era la misma
que inmediatamente antes era Presidente del



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Consejo Social de la Universidad de Granada y de la que han sido
rectores, sucesivamente, el señor Vida Soria, Senador socialista que fue,
el señor Pascual Rivas, que se enorgullece con toda razón de ser miembro
del Partido Socialista; actualmente, el señor Morillas, que desde luego
no tienen ninguna vinculación con el PP. Curiosamente, el cargo de
Presidente del Consejo Social de esa universidad lo ha ocupado
previamente al que usted acaba de nombrar --si yo no me equivoco--, por
un lado, el señor López Martos, Consejero que fue de la Junta de
Andalucía gobernada por los socialistas, y ahora lo ha sustituido el
señor Julio Rodríguez, Consejero que fue de la Junta Socialista de
Andalucía y Presidente del Banco Hipotecario, gobernando el Partido
Socialista. ¿Es o no don José María Quintana el delegado del Consejo en
Andalucía?



La señora PRESIDENTA: Señor Nombela, tiene usted la palabra.




El señor PRESIDENTE DEL CONSEJO SUPERIOR DE INVESTIGACIONES CIENTIFICAS
(Nombela Cano): Ciertamente, si me ha preocupado algo es la
profesionalidad de los nombramientos. Por eso insisto cuando han salido
noticias acerca de una especie de barrida de cargos y eliminación de
personas de sus puestos, yo pensé en mi propia actuación y tanto personas
que han cesado como subdirectores en la anterior administración y que han
sido nombrados subdirectores o gerentes por mi parte, pensé que
efectivamente engordaban esa supuesta lista revanchista, la engordaban
tanto por un lado como por otro. A las pruebas me remito, en absoluto ha
ocurrido así.

Los puestos que he nombrado de libre designación son, por supuesto, todos
los que estaban como libre designación; en absoluto he modificado
ninguno. Es más, a personas que se pudieron incorporar antes de llegar yo
a la presidencia por reingresar en el Consejo, se les ha respetado el
puesto que se les había asignado y las tareas que se les habían asignado
por la anterior presidencia. Sí he creído conveniente ejercer la
presidencia con toda responsabilidad. Los cargos que yo he nombrado, ha
salido el caso de Roma y demás, los he nombrado con absoluta convicción
de que era necesaria su sustitución, en algunos casos por exceso de
tiempo, en otros por una petición intensa por parte de los interesados o
interesadas de ser sustituidos. He respetado también personas que
llevaban poco tiempo en el Consejo rector en los nombramientos que hay de
presidencia. Una persona se había incorporado seis meses antes, esa
persona permanece y los demás han sido renovados, de manera que en eso
realmente no tengo nada que ocultar y suscribo absolutamente todo lo que
he hecho.

No planteamos desmantelar ningún instituto de ciencias jurídicas, de
filosofía ni de nada, para crear otro con distinto nombre. En ejercicio
de nuestras responsabilidades, si consideramos que hay que cometer
reestructuraciones lo haremos, pero no para dispersar a un personal y
poner a otro que, además, pueda tener determinadas connotaciones. En
absoluto lo pensamos hacer.

Finalmente, el delegado nombrado por esta presidencia en Andalucía es don
José María Quintana, efectivamente Presidente del Consejo Social de la
Universidad de Granada hasta hace poco. Las personas que han ocupado esa
presidencia, no las sé, no las conozco. Sí respondo del nombramiento de
José María Quintana, de su profesionalidad, de su entrega al trabajo, de
su competencia y de su lealtad con la presidencia.




La señora PRESIDENTA: Interrumpimos la sesión unos segundos para llamar
al próximo compareciente. (Pausa.)



-- COMPARECENCIA DEL SEÑOR DIRECTOR DEL INSTITUTO NACIONAL DE TECNICA
AEROESPACIAL (RICO GUAYTA), PARA EXPLICAR EL FUNCIONAMIENTO DEL CITADO
ORGANISMO, A SOLICITUD DEL GRUPO POPULAR (Número de expediente Congreso
212/000588 y número de expediente Senado 713/000263)



La señora PRESIDENTA: Comparece don José Rico Guayta, como Director del
Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial, para explicar el
funcionamiento del citado organismo. Esta Presidencia y la Mesa de la
Comisión le dan la bienvenida a esta Cámara, y tiene usted la palabra.




El señor DIRECTOR DEL INSTITUTO NACIONAL DE TECNICA AEROESPACIAL (Rico
Guayta): Voy a empezar brevemente con los antecedentes del INTA, es
decir, su creación, hasta llegar a la situación actual.

El INTA, Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial, se crea en el año
1942 como organismo autónomo adscrito al entonces Ministerio del Aire.

Más adelante, en los años sesenta, con el impulso de la era espacial,
cambia su nombre y se denomina Instituto Nacional de Técnica
Aeroespacial, porque en principio era Aeronáutica.

La ley 86 de la Ciencia lo considera organismo público de investigación,
con la función de ejecutar el plan nacional de I+D, lo que se corresponde
con la aeronáutica y el espacio. En el año 1987 se adscribe al Ministerio
de Defensa a través de la Secretaría de Estado. Y por fin, con las nuevas
dependencias e impulso que toma el Instituto, hay un Real Decreto de
1989, por el que se reorganiza y se establece el reglamento de
funcionamiento del INTA. En estos momentos, ese reglamento está sufriendo
--desde el día 25 de abril y con publicación en el «BoletIn Oficial del
Estado», el día 14 de mayo-- una reorganización, una reestructuración
interna. Sin cambiar los objetivos se ha considerado conveniente, por
razones de optimización y racionalización de la gestión, reestructurar
internamente el INTA, de tal manera que desaparece un órgano de gestión y
se potencia la unidad, se potencia la unión entre la investigación y
desarrollo y los programas correspondientes, por una parte,
diferenciándolos claramente de los servicios al exterior; servicios al



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exterior de carácter claramente comercial, puesto que, de acuerdo con la
ley presupuestaria del año 1988, el INTA es un organismo autónomo de
carácter comercial, industrial y financiero.

En estos momentos, según el reglamento de 1989 en vigor --como digo--,
los objetivos no han cambiado. Es un organismo público de investigación,
especializado en la investigación y desarrollo en el campo aeronáutico
aeroespacial. ¿Cuáles son los objetivos? Como digo, el Real Decreto no
los ha variado. Con el Real Decreto de mayo de 1997, los grandes
objetivos del INTA son contribuir, con la capacidad científica y
tecnológica del Instituto, a las necesidades del Ministerio de Defensa en
el campo aeroespacial y rentabilizar, al máximo, las fuertes inversiones
realizadas en los últimos años. ¿Cuáles son las principales actividades
del INTA en el campo aeroespacial? Por una parte, el desarrollo
tecnológico; la homologación, certificación y experimentación
aeroespacial; la asistencia técnica en este campo; y por fin, la
investigación aplicada.

Como decía al principio, para cumplir estos objetivos fundamentales
respecto a estas 4 áreas de actividad, se ha suprimido un órgano de
gestión, dejando 3 unidades: una, que coordina a las 2
técnico-operativas, en el sentido de que una de ellas será la que efectúe
los programas de investigación y desarrollo, y la otra, la que atiende al
exterior, los servicios para las operaciones comerciales, y ambas
coordinadas por la nueva subdirección que sustituye a la anterior, de
Planificación para la Coordinación y Organización.

Dentro de los programas de I+D, de investigación y desarrollo
tecnológico, podemos distinguir 4 fundamentales: uno, el de pequeños
satélites. Como saben, el día 21 de abril, hace exactamente un mes y un
día, se lanzó con éxito desde Canarias, desde un avión Lockheed modelo
1011 el minisatélite del INTA. Sigue en el espacio, afortunadamente.

Lleva, en estos momentos, unas 400 vueltas a la tierra, 410, y está
empezando a emitir los programas científicos que van embarcados en la
plataforma. Tenemos el programa SIVA, que es un sistema integrado de
vigilancia aérea, un RPV, que tiene mucho interés para las Fuerzas
Armadas, sobre todo, para el Ejército de Tierra. Los tres ejércitos han
establecidos sus requisitos. El lanzador de pequeños microsatélites y
nanosatélites se llama Capricornio. Estamos en una fase muy avanzada, de
tal manera que el demostrador del Capricornio, que es el Argo, será
lanzado desde el Arenosillo a finales de este año. Como ustedes saben
tenemos problemas de lanzamiento con esas manifestaciones que ha habido
en las islas Canarias. La idea es tener un centro de lanzamiento en la
isla del Hierro. Y en cualquier caso, sigue adelante el problema. Estamos
cubriendo un hueco, un nicho internacional. No existen pequeños
lanzadores, nada más que en Estados Unidos, y esperemos que se resuelva
este tema de aquí a principios de 1999, que está previsto el lanzamiento
del Capricornio. Y por fin, otro cuarto programa fundamental del INTA es
el programa SAR o radar de apertura sintética, de fabricación nacional,
que está previsto que vuele sobre avión a principios del primer trimestre
del próximo año, será embarcado cuando dispongamos de satélites de
observación, porque realmente es un radar de observación.

Estos son los programas competitivos. Luego hay otros programas de
robótica, aerodinámica, combustión y cargas útiles. Esto, en cuanto a
programas de I+D. En cuanto a programas de homologación, certificación y
ensayos, hemos ensayado y certificado todos los aviones nacionales. Es el
órgano homologador; es decir, certifica que los productos aeronáuticos,
aeroespaciales, no sólo cumplen los requisitos para los cuales se
fabrican, sino que son seguros para el vuelo. Como organismo oficial del
campo espacial de certificación y homologación, hemos certificado todos
los aviones nacionales, el Aviocar 212, el Casa 235 y el Eco 26. Y ahora
estamos prestando no sólo asistencia técnica, sino la certificación y
homologación del Eurofighter 2000. Eso, como principales actividades,
dentro de los ensayos y homologaciones.

Por supuesto, tenemos una instalación muy importante con el Ministerio de
Industria. En su momento se firmó un convenio para experimentación de
vehículos terrestres. Y por fin, la asistencia técnica la estamos
haciendo de todo tipo: de calibraciones, ensayos y análisis normalizados,
e insisto en que el programa EFA es uno de los que requieren del orden de
80 o 100 personas del INTA, al cien por cien de su disponibilidad de
trabajo.

Hablando de personal podría decirles que somos unos 1.340 hombres, de los
cuales 500 o 600 son funcionarios, de esos funcionarios hay 150 titulados
superiores. En cuanto a personal laboral, hay fijos 549, interinos son
160 y por obra o servicio, 128. Están repartidos, fundamentalmente, en
Torrejón. También hay 80 personas en un centro de experimentación que
tenemos en el Arenosillo, como he dicho antes, en Huelva. Tenemos ciertos
problemas con un campo que está dentro del Parque de Doñana y que es
utilizado por el Ejército de Tierra, por lo que posiblemente tengamos que
marcharnos alguna vez, no lo sé.




La señora PRESIDENTA: Agradezco la brevedad de su intervención. Le pido
de nuevo disculpas por el retraso de la intervención anterior, pero así
son las cosas en esta Casa. ¿Grupos parlamentarios que deseen intervenir?
Por Izquierda Unida, tiene la palabra el señor Santiso.




El señor SANTISO DEL VALLE: Muchas gracias por su comparecencia. La
verdad es que nos hubiera gustado conocer más en profundidad su opinión
sobre un tema que en este momento está creando importante inquietud
dentro del propio INTA, en dos aspectos. Uno, en cuanto a un tema que
hemos comentado también en la comparecencia anterior, que es la
adaptación de la Lofage y sus repercusiones en los distintos OPI. Parece
que en la última reunión de los OPI, de 12 de mayo de 1997, el INTA se
pronunciaba sobre cómo apostar por una entidad pública empresarial. Es
una cuestión que nos preocupa porque no compartimos esta tendencia.

Entendemos que su estatus actual permite mantener sus actividades como
organismo autónomo, de una manera más eficaz



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para las funciones del INTA. Aunque creemos que quizá no nos pueda
contestar a esta pregunta por razones obvias, nos tememos que más bien
esta posición, aparentemente oficial, del INTA en la reunión del 12 de
mayo era una opinión inducida por el propio Secretario de Estado. Sé que
es una pregunta relativamente dura de contestar, pero sí nos gustaría
saber la opinión del INTA en este tema y si verdaderamente tiene claro
cuál es su apuesta en esta reforma necesaria por el tema de la Lofage.

Entre otras cosas sabemos también --y no queremos profundizar hoy en este
tema para evitar el incremento de la tensión en el propio organismo-- que
la aparición de un reglamento del INTA ha producido una enorme
preocupación en todos los estamentos, incluso directivos, del propio
Instituto.

Entendemos que no se han tenido en cuenta los factores internos y
externos del funcionamiento del propio INTA y que la reforma que se
pretende puede ser perjudicial para los propios cometidos y objetivos del
Instituto. Al mismo tiempo, nuestra opinión también es que en los tres
grandes campos en los que se mueve el INTA el aeronáutico, el espacial y
la defensa, existen hoy por hoy todavía graves problemas de coordinación,
así como un gran desequilibrio en las propias actividades. Por poner
algunas debilidades, en nuestra opinión el sector aeronáutico,
entendiendo que tiene mucho futuro, debería de orientarse en el futuro a
las inversiones para el desarrollo tecnológico en este campo, siendo
mayor su presencia en este sector.

En el sector espacial, la contribución al programa ESA es inferior a lo
que, en nuestra opinión, corresponde por nuestro producto interior bruto:
está en el 4 y medio frente al 7 y medio. Y el programa nacional del
espacio es, prácticamente, insignificante, cuando en otros países suele
ser equivalente a la aportación que tiene el programa ESA. Creemos que es
un éxito, por supuesto, el programa Minisat, pero también vemos serios
riesgos o algunos riesgos de futuro si hay una excesiva tendencia a la
comercialización. Incluso algunas informaciones apuntan a que este
programa, que es atractivo comercialmente, puede escapar del control del
propio INTA.

En el tema de personal, del que usted nos ha dado algunos datos, nos
preocupa, sobre todo, que la plantilla es insuficiente. Además, hay una
falta de perspectiva de progreso profesional por la situación, también en
precario, de una parte importante de personal. Por poner algunos datos,
de unos 400 titulados, 450 aproximadamente, unos 300 son persona laboral
o personal contratado por obra y servicio, de los cuales 124 terminan
contrato en los próximos 2 años y, por tanto, creemos que esta falta de
perspectivas profesionales y de promoción puede producir también un
aumento de la «huida» --entre comillas-- del personal que está en el
INTA.

Por último, le haría algunas preguntas concretas. ¿En qué criterios se
basa la dirección del INTA para definirse como entidad pública
empresarial en vez de organismo autónomo? En segundo lugar, si usted cree
que por esta vía dejaría el INTA de ser gestor en las competencias
espaciales o pasarían al Cedeti. ¿Qué grado de financiación tiene
actualmente el INTA, al menos a grandes rasgos? ¿Qué porcentajes,
especialmente en operaciones comerciales?
Una pregunta muy concreta: ¿Qué grado de funcionamiento tiene el banco de
motores, que fue inaugurado por Su Majestad el Rey en 1995; qué
repercusión han tenido precisamente las actividades de Zamudio y, por
tanto, qué ha sucedido con esta inversión en torno a 6.000 millones que
en este momento, en nuestra opinión, están absolutamente inoperantes en
las instalaciones del INTA en Madrid?
Las actividades de la sociedad estatal INSA, con capital cien por cien
INTA, en principio estaban relacionadas con el seguimiento espacial. Como
ustedes saben, facturó en 1996 unos 2.400 millones de pesetas con unos
beneficios al parecer de 250 millones. A nosotros nos preocupan dos
aspectos: uno, con carácter general --no sólo para esta empresa--, que es
la opacidad, en el sentido de que este tipo de empresas derivadas de
entes públicos no tengan una debida fiscalización y seguimiento. Es un
problema no sólo de esta entidad, sino de otras filiales, de empresas
públicas o de entes públicos, etc. Nos preocupa también que se estén
desviando o se puedan desviar programas del INTA a INSA.

Y otra pregunta, ¿por qué no es el INTA el organismo impulsor de una
comisión de coordinación de I+D en el ámbito del Ministerio de Defensa?
Creemos que es una de las competencias que tiene el INTA. Es otra de sus
grandes debilidades. Anteriormente existían, por ejemplo, organismos como
el Canal de Experiencias de El Pardo, el Cehipar de la Armada, el Tpcea
de Artillería que coordinaba el Departamento General de Armamento y
Material. Eso, poco a poco ha ido perdiendo fuerza y hoy no hay nadie, en
nuestra opinión, que coordine todas las actividades de I+D del Ministerio
de Defensa. En resumen, nos preocupa enormemente tanto el reglamento que
parece que va a entrar en vigor, como sus repercusiones dentro del propio
organismo, y también esta apuesta, que nos parece precipitada como
entidad pública empresarial, para definir el campo de actuación del INTA
en el futuro.




La señora PRESIDENTA: Señor Rico, esta Presidencia le comunica que si no
dispone de elementos o datos suficientes para contestar en este momento a
algunas preguntas, puede enviar la contestación por escrito para que sea
remitida a los Diputados que la han solicitado.

Tiene la palabra el señor Rico.




El señor DIRECTOR DEL INSTITUTO NACIONAL DE TECNICA AEROESPACIAL (Rico
Guayta): Espero poder contestar a todo. No es una atenuante, ni mucho
menos, lo que quiero expresar. Llevo un mes y 20 días en la dirección del
INTA, pero espero contestar con suficiente fluidez.

Los criterios de la dirección en cuanto a la Lofage. Naturalmente, a mí
se me pregunta, en un momento determinado, en una reunión del recién
creado comité de coordinación funcional de los OPI, cuál es nuestra
posición.




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Es una pregunta que no viene a cuento. Quiero decir que entre las
funciones de ese comité no está elaborar la Lofage, sino coordinar los
programas de I+D. Como he dicho antes, el órgano de gobierno del INTA es
un consejo rector, cuya función es la de dirigir, orientar, fomentar y
facilitar las actividades del INTA. Al Presidente del INTA, que es el
Secretario de Estado de Defensa, le planteo que nos tenemos que
pronunciar. Yo antes ya conocía cómo respiraban los sindicatos en el
INTA, excepto el Cesif que no se había pronunciado. El Comité de
Dirección, no sólo el director en funciones --por cierto estoy en
funciones-- pensó que a muy largo plazo ese 18 o 20 por ciento que aporta
el INTA en operaciones comerciales para completar el presupuesto anual
podía transformarse en un 70 u 80 por ciento. Porque hay que reconocer y
significar que el INTA ha hecho unas inversiones muy fuertes en los
últimos 5 años, no sólo para desarrollar, para investigar a nivel
nacional. Trabajamos para la Cifit, la Unión Europea, Miner y la
Comunidad de Madrid, que subvencionan estas investigaciones.

Estábamos de acuerdo con los sindicatos en que ni a medio ni a corto
plazo podíamos recibir subvenciones del Estado de forma excepcional, como
dice la ley. Y así se lo planteé al Secretario de Estado. El Secretario
de Estado me dijo que oficialmente era una postura absolutamente realista
pero que el futuro tenía que depararnos el despegue definitivo del INTA.

Yo soy un hombre muy disciplinado. Cuando intento convencer al jefe de
una cosa y no es así, o dimito o la idea del jefe es mía. Y así fue. La
hice mía porque dimitir a los 15 días parecía muy duro, sobre todo
estando en funciones. Y en esa reunión de los OPI, que era por la tarde,
precisamente el día 12, fui el que desafina. Los OPI, excepto el Carlos
III, creo que no lo tienen muy claro todavía. Se quedaron muy
sorprendidos, pero siguen las reuniones con el Ministerio de Defensa y se
recibe a los representantes de los trabajadores. Yo creo que no hay nada
cerrado. Hay dos años para estudiar este tema, para una adecuación, con
las peculiaridades correspondientes, a uno de los organismos públicos que
establece la ley. Hay una inquietud, pero a lo mejor nos estamos poniendo
la venda antes de tiempo. No hay nada definitivo, por supuesto. Hay una
primera aproximación, una primera declaración que a lo mejor ha sido
prematura, no lo sé.

En cuanto al reglamento, está clarísimo que nadie hace nada que no piense
que vaya a mejorar la situación. Llevo un año y cuatro meses en el INTA y
soy general de Ejército del Aire. Se llegó a un acuerdo para que un
general del Ejército del Aire fuera nombrado subdirector de programas y
sistemas aeronáuticos, que me parecía muy adecuada para esa unión con el
Ejército del Aire, que se había perdido; había un poquito de desencuentro
y de desamor, como se dice ahora. Y en esas estábamos cuando al año y
pico se me nombra director en funciones. Quiero decir con esto que en
este año y pico he visto lo suficiente como para darme cuenta de que
faltaba unidad de mando, aunque suene a panfleto militarote. La
estructura matriz no funcionaba y se ha pretendido agilizar, optimizar,
racionalizar los recursos. Esto es lo que se pretende. No se pretende que
vaya a peor; si no, no se hubiera hecho, supongo, porque yo no tengo nada
que ver con ese reglamento nuevo. Solamente he hablado de la unidad de
mando, que suena, tiene reminiscencias de Fuerzas Armadas.

Vamos a echar a andar. Estamos haciendo la estructura, interpretando lo
más fielmente posible ese nuevo reglamento, ese nuevo real decreto.

Estamos haciendo la estructura interna, que presentaré, en un Consejo
rector extraordinario, el día 10 de junio.

Porcentajes y operaciones comerciales. Ya le he dicho que el 18 o 20 por
ciento. La subvención del Estado para 1998 es de 11.500 millones de
pesetas y unos 2.500 en operaciones comerciales. En total 14.000 millones
para 1998 aproximadamente.

Ha hecho usted una alusión al banco de motores. Efectivamente, se
construyó con una sanísima intención en coordinación con los centros
industriales. No queremos hacer competencia desleal. Naturalmente, el
INTA no es una industria. No sé exactamente por qué se creó ese banco de
motores. Seguramente para desarrollar nuestros propios motores. Mucho
antes de eso, como usted sabe, viene el EFA, el Eurofighter 2000. El año
1988 se firma el Mou, el mando de entendimiento. Y hace faltar un sitio
donde probar motores. Quizá ITP se adelanta, o Sener no sé, no me acuerdo
qué empresa, pero el INTA como futuro organismo de desarrollo
tecnológico, de investigación, etcétera tiene la necesidad de un banco de
motores. Ahora mismo, por ejemplo, tenemos un contrato con Rolls Royce,
que va a empezar el 15 de enero. Los motores son distintos. Se pueden
probar hasta motores de más de 100.000 libras de empuje en ese banco. Hay
un tren para motores de 800, 700. Quizá algunos requieren unos
adaptadores, un cableado. Estamos preparándolo, adaptándolo para que el
15 de enero empiecen las pruebas de motores de Rolls y esperemos que, a
partir de ese momento, sea rentable.

INSA no es exclusivamente un mirador de estrellas, un trabajo espacial o
astronómico. En el Consejo de Ministros de 1992 se habla del INTA, de
INSA. Tiene el carácter de sociedad mercantil anónima con un capital
inicial de cien millones, cuyo objeto social será proporcionar servicios
técnicos --especializarse en el campo de la tecnología punta--, tales
como estaciones, datos espaciales, campo de lanzamiento y aterrizaje,
instalaciones de calibración, pruebas y certificación de equipos para
proyectos aeroespaciales específicos del segmento terreno, instalaciones
de experimentación de nuevos proyectos, actividades de información y
documentación aeroespacial y de tratamiento, análisis, procesado y
distribución de información, así como otras actividades relacionadas con
ingeniería aeronáutica y espacial. Este es el acuerdo del Consejo de
Ministros y el INTA no ha desviado nada que no pueda hacer por sí mismo a
INSA.

El capital inicial de INSA es de cien millones en 1992. En el año 1996,
ha habido --se lo puedo desglosar-- una facturación de 3.480 millones de
pesetas. El beneficio neto en el año 1996, sin descontar el 35 por



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ciento de Hacienda, ha sido de 136 millones. En total, en este momento,
desde su creación hasta finales de 1996, las reservas de la sociedad
ascienden a 409,2 millones de pesetas.

Posiblemente el INTA debía ser coordinador de programas de I+D. Lo que
intentamos con este nuevo reglamento es coordinar esos programas. Lo que
pasa es que nosotros estamos adscritos --como sabe-- al Ministerio de
Defensa y hay una dirección general de Armamento y Material que es quien
tiene que establecer el plan de I+D de Defensa. De acuerdo con el Real
Decreto de 1985 --no me acuerdo del número, me parece que es el
45/1985--, nosotros participamos y colaboramos en esos planes que tienen
los ejércitos. La coordinación no es nuestra, puesto que no conocemos
todo lo que pasa, pero tenemos que estar informados y decir qué podemos
hacer. Esa orden ministerial de 1985 no ha entrado nunca en vigor. Quizá
porque los acontecimientos van por delante muchas veces en el campo
aeroespacial. Los planes directores de I+D pueden quedar superados por
los acontecimientos.

No sé si he contestado a todas las preguntas.




La señora PRESIDENTA: Rogaría al señor Santiso que sea muy breve.




El señor SANTISO DEL VALLE: En todo caso, si hay alguna cuestión
complementaria haría la pregunta por escrito y así nos ahorramos tiempo.

Nos parece que es una actividad interesante y que el INTA podría efectuar
la coordinación de los programas de I+D, sabiendo cuál es el marco legal
actual, porque entendemos que no hay hoy esa coordinación necesaria ni en
el campo aeroespacial ni en el aeronáutico, por ejemplo.




La señora PRESIDENTA: Por el Grupo Socialista, tiene la palabra el señor
Pérez Rubalcaba. También me va a permitir que le ruegue, si es posible,
brevedad.




El señor PEREZ RUBALCABA: Esta vez le aseguro que voy a ser breve.

Quiero agradecer al director del INTA su presencia en esta Comisión y le
pido disculpas, como ha hecho la Presidencia, por el tiempo que ha estado
esperando.

El director del INTA es la primera vez que comparece en esta Comisión. No
será la última porque ciertamente el INTA desarrolla una tarea
crecientemente significativa en el mundo del I+D, con éxitos recientes
reconocidos. Ha costado, pero al fin yo creo que los españoles se han
enterado de que existe un Instituto de Técnica Aeroespacial que tiene
capacidad para hacer cosas que uno hasta hace muy poco pensaba que sólo
se hacían fuera. Por tanto, junto a mi petición de disculpa, quiero
felicitarle porque creo que, efectivamente, han tenido ustedes un éxito y
me parece que han puesto nuestra investigación aeroespacial en un lugar
en el que, desde luego, no estaba hace muy poco tiempo.

Algunas de las inquietudes que tenía y que hubieran sido objeto de
preguntas han sido formuladas por el representante de Izquierda Unida, y
por lo que no voy a insistir en ellas. Le manifestaré únicamente tres,
más que como preguntas, como inquietudes. No sé si ha estado usted en la
comparecencia del Presidente del Consejo anteriormente. Hemos fijado
nuestra posición en relación con la Lofage. Yo me inclino por su posición
más que por la de su Secretario de Estado. Le agradezco la franqueza con
la que ha contado su posición y la del Secretario de Estado, creo que le
ayudará muchísimo a esta Comisión cuando tenga que discutir algunas
proposiciones no de ley, porque es verdad que, en términos de futuro, hay
que pensar en un INTA con más capacidad de autofinanciación, pero no es
menos cierto que el INTA es hoy lo que es. Seguramente tendríamos que ser
cautelosos con su regulación.

Señor Director, creemos que debemos aprovechar la Lofage para convertir
al INTA en un organismo autónomo, pero al mismo tiempo, debemos dotarle
de singularidades. No hay por qué pensar que todos los OPI sean
exactamente iguales. No lo son; de hecho, hacen cosas distintas, tienen
relaciones con mundos industriales diferentes, y por tanto, hay que
permitir, en una regulación razonablemente homogénea, sus
especificidades. En el caso del INTA hay que dotarle, además, de la
máxima agilidad presupuestaria. No en vano el INTA compite en proyectos
internacionales cuya gestión se compadece muy mal con una estructura
presupuestaria rígida. Creo que es el organismo público de investigación
que más presente está en un mundo tan competitivo internacionalmente como
es el de la investigación aeronáutica. Mal podría desarrollar su tarea si
no tuviera un marco presupuestario de enorme agilidad y flexibilidad.

Creemos que su definición como organismo autónomo permitiría tranquilizar
seguramente al personal en cuanto a su futuro presupuestario, a su propio
futuro laboral. Como digo, no deberíamos dejar pasar la ocasión para
darle un marco presupuestario lo más ágil y flexible posible, dadas las
características de las tareas que realiza el INTA.

Quiero transmitirle también, señor Director, la preocupación que, nos ha
llegado a través de algunos sindicatos, en relación con el nuevo
reglamento. Entiendo por sus palabras que están en este momento tratando
de aplicarlo y de organizar el INTA de acuerdo con el nuevo reglamento.

Confío en que el diálogo que están desarrollando con el personal la
dirección general y la del INTA permita acallar algunas voces críticas
que existen hoy y que, dada la hora, me va a permitir que, en este
momento, no recoja. Confío en que el reglamento pueda realmente adaptarse
a la situación del INTA y que acallemos esa situación que ha hecho que
haya escritos firmados por jefes de unidades operativas representativas
que merecería la pena considerar.

Finalmente, quiero hacer otra consideración, aunque no pretendo una
respuesta. Cuando discutimos el presupuesto de este año notamos que el
presupuesto del INTA bajaba desde 15.200 hasta 13.990, casi 14.000
millones. En aquel momento hicimos alguna consideración . Aprovecho que
está usted hoy aquí para preguntarle: ¿Va a crear dificultades este
descenso del presupuesto del INTA? ¿Se compadece este presupuesto con las
actividades



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que está realizando el INTA en este momento? Si es así, simplemente
tomaríamos nota para formularle al Gobierno las oportunas peticiones y
para, en el presupuesto de 1998, presentar las enmiendas pertinentes.




La señora PRESIDENTA: Señor Rico, tiene usted la palabra.




El señor DIRECTOR DEL INSTITUTO NACIONAL DE TECNICA AEROESPACIAL (Rico
Guayta): Voy a contestarle a S. S., en cuanto al primer punto que,
efectivamente, ha ido descendiendo ligeramente el presupuesto del INTA.

Hay programas, por ejemplo, el minisatélite con los que conviene empezar.

La preocupación presupuestaria es algo menor que en años anteriores.

Confiamos con rigor en que las operaciones comerciales del INTA pueden
mejorar, lo cual compensaría, en cierto modo, esa ligera diferencia.




La señora PRESIDENTA: Por el Grupo Popular, tiene la palabra el señor
Medina.




El señor MEDINA TOLEDO: Muchas gracias, señor Rico, por su presencia y
exposición que, no breve, ha sido menos sustanciosa y detallada. Yo me
voy a sumar el coro de las disculpas. No voy a reiterar las disculpas por
el retraso que ya han manifestado la Presidenta y otros portavoces, pero
sí le voy a pedir disculpas por otra cosa. Usted es militar, yo no lo
soy. Sin embargo, yo he tenido complejo, desde 1898, de los últimos de
Filipinas. Parece que aquí debíamos tener un parte de bajas respecto a
los participantes en esta Comisión, porque hay cuatro grupos
parlamentarios que, en este momento, no están presentes. Todos los que
estamos aquí --el señor Rubalcaba está desde el principio, como los demás
compañeros-- hemos estado en la comparecencia anterior. Voy a enlazar
esto con algo que le quiero decir. A final, los denostados grupos --por
algunos llamados españolistas, yo digo las fuerzas políticas de
implantación nacional-- demuestran que son las que se preocupan por la
técnica aeroespacial y, muy en concreto, por el espacio, porque los
demás, no están aquí. Quiero que conste esto en acta, porque no es
trivial, a pesar de que pueda --por lo avanzado de la hora-- provocar la
risa de mis compañeros.

Como grupo parlamentario nos asalta la duda de si la sociedad en su
conjunto, incluidos nosotros, los políticos, que formamos parte de la
sociedad, somos verdaderamente conscientes de lo que aquí nos estamos
jugando y de la importancia que un organismo como el INTA tiene en un
sector estratégico y de gran futuro como es el campo aeroespacial. Usted
comentó que el satélite Minisat 01 está vivo, que está realizando unos
experimentos científicos, y que en este momento está emitiendo estos
datos, después de un período de ajuste, lo cual tiene una gran
importancia. Parece absurdo recordarlo, pero la microelectrónica, el
ordenador que hoy tenemos en casa, se debe gracias al esfuerzo espacial
de conseguir grandes potencias de cálculo con poco peso. Eso como las
aleaciones no férreas, como determinados materiales especiales, vienen de
esa técnica. Por tanto, lo que ocurre en el cielo nos afecta en la tierra
más de lo que la gente piensa. Y somos muy poco sensibles, la prueba es
que somos muy pocos aquí; somos --como decía-- políticamente los últimos
de Filipinas del campo espacial.

Aún está resonando --lo decían claramente y muy bien mis otros dos
compañeros que intervinieron anteriormente por el Grupo Socialista y por
Izquierda Unida-- el lanzamiento del Minisat 01, con tecnología española,
con una gestión cien por cien INTA, a pesar de que otras empresas
españolas han colaborado, y lo que es más importante y preocupante, con
un gran equipo de técnicos y becarios del instituto, que han sacado
adelante este proyecto que, por decirlo de alguna manera, forman el
núcleo duro de la experiencia de este satélite, que debe ser mantenido
para proyectos futuros cuando el futuro no es todo lo claro que debiera.

Nosotros formamos parte de un grupo parlamentario que apoya al Gobierno.

Nosotros no hablamos contra el INTA ni contra el Gobierno, pero pensamos
que toda labor es mejorable y que el INTA es un gran desconocido para el
ciudadano normal, para el Parlamento y para los políticos, y que es
necesario acercar más esa labor del INTA al Parlamento para que éste
colabore con nosotros. Repito que hay cosas que son mejorables, y que esa
preocupación futura que tenemos cae un poco en esa insensibilidad, quiero
decir que quizá no ha habido la fluidez de contacto e información entre
el Parlamento y el INTA para mejorar ciertas cosas.

Voy a poner un ejemplo. El campo aeroespacial que se abre ante nosotros
tiene muchísimas aplicaciones, concretamente, en las comunicaciones, la
teledetección, así como la observación de la tierra desde el espacio,
tanto con fines civiles como en la defensa nacional. Claramente demuestra
esto que el INTA necesita para el futuro una organización ágil y
adecuada, y una carga de trabajo adecuada a esa organización. Y aquí
viene mi discrepancia. Yo soy de la opinión de su jefe --como decía el
Secretario de Estado, don Pedro Morenés--, porque creo que se debe tratar
desigualmente lo que es desigual. Puede que haya OPI que, por su
actividad y por su manera de hacer, tengan una estructura adecuada dentro
de la Lofage, pero soy de los firmemente convencidos de que la EPA es la
forma más adecuada de que el INTA pueda desarrollar sus actividades.

Después le formularé unas preguntas que demuestran ese tema. Yo siempre
he sido un apasionado del espacio, tema al que he dedicado tiempo,
estudio, información que he tenido la suerte de alcanzar ahora como
parlamentario, y creo que el INTA debe ser potenciado y ayudado, tanto en
organización como en medios, para conseguir sus objetivos estratégicos,
que son de primera magnitud y de interés estratégico para España.

Señora Presidenta, señor Rico, señorías, con ese espíritu constructivo y
en nombre de nuestro grupo parlamentario, le formularé unas preguntas
complementarias que no debe esforzarse en escribir porque le pasaré la
nota para que la pueda contestar y quedará en su poder. Soy consciente de
que por ese interés mío, por ese detalle por el que le voy a preguntar y
por el tiempo que lleva en la



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dirección del INTA, lógicamente no podrá estar al tanto. Si S. S.

considera que no puede contestar con suficiente rigor alguna pregunta,
nos remite la contestación por escrito y es suficiente.

Empezaré directamente con la reorganización. Se habla de la eliminación
de algunos centros directivos, lo cual da a entender que hay un ahorro
económico y de personal, como consecuencia de la reciente modificación.

Aparte de ese intento de conseguir una mayor funcionalidad, quisiéramos
tener alguna precisión al respecto. Después, vemos algo que a nosotros
nos parece una cierta contradicción, y es que el INTA es un organismo de
carácter eminentemente científico y técnico y, sin embargo, en la
reestructuración aparecen tres unidades administrativas y dos unidades
propiamente científicas o técnicas. Y no sólo eso, sino que en esas dos
unidades --científico y técnicas-- hay asignadas funciones que son,
teóricamente, de naturaleza administrativa. Empezaré por decir que estoy
de acuerdo, porque la gestión de un programa espacial debe ser una
gestión integral, pero parece que esa organización no encaja con la
fórmula concreta en la que se ha plasmado.

Hay otra consideración aquí, tema muy de detalle, en la que no entro,
pero hay unos aspectos importantísimos a destacar.

Por lo que le he oído explicar hoy y por la información que yo tenía
anteriormente echo en falta ciertos programas de I+D específicamente
destinados a la defensa nacional, encargados al INTA por el Ministerio de
Defensa. Hablamos de fuentes de financiación. ¿Le parece razonable
aprovechar el éxito y la experiencia adquirida por el INTA con el
satélite Minisat 01 para hacer un satélite de comunicaciones dedicado
exclusivamente a las comunicaciones gubernamentales, toda vez que a
través de la privatización de Hispasat van a poder entrar empresas
extranjeras en ese Consejo? En la actualidad, Defensa aporta 3.400
millones de pesetas al año por el uso de la carga gubernamental en el
Hispasat. Primero, desde el punto de vista de la reserva de lo que son
las comunicaciones gubernamentales y, segundo, por la cantidad de dinero,
es posible que reordenando las cosas de distinta manera en esa
coordinación pueda encontrar el INTA fuentes de financiación no
previstas. Y no estamos hablando de ciencia-ficción. Estamos hablando del
éxito de un satélite, el Minisat, y el señor Rico sabe mejor que yo que
hay otros países interesados en colaborar con nosotros en este tema. Por
tanto, hemos abierto un camino importante, y parecería paradójico que
nuestro Ministerio de Defensa no pivotara sus programas específicamente
militares o gubernamentales cuando otros países se interesan por nuestra
tecnología. Le voy a hacer una pregunta directa a usted que es militar.

¿Qué le parece a usted más útil para España: construir un satélite de
observación militar propio, totalmente español y basado en la tecnología
Minisat, o adherirse al Helios 2? Es un tema que está abierto. No me lo
conteste ahora.

Antes comentaba (no sé si fue el señor Santiso o el señor Rubalcaba) algo
muy cierto. Usted sabe como yo que la contribución este año a la Agencia
Europea del Espacio, la ESA, ha sido de 4.000 millones de pesetas porque
tenemos la obligación de contribuir a los programas científicos que son
obligatorios. Sin embargo, teóricamente tenemos derecho a retornos. Lo
lógico sería que si contribuimos a la Agencia Espacial esos retornos
vinieran a nuestra investigación aeroespacial. Ya tenemos otra fuente
posible de cuyos fondos se puede nutrir el INTA. No tengo ese dato, por
eso le pregunto qué grado de retorno tenemos.

Yo tenía una pregunta sobre el famoso banco de motores (porque creo que
el banco de motores es famoso), que inauguró su Majestad el Rey. Querría
saber si se piensa ponerlo en funcionamiento y qué inversiones
adicionales iba a tener, si iba a ser operado por profesionales de INTA y
cuándo se preveía su puesta en marcha.

Finalmente, hay algo que, por mi acento, el señor Rico sabe que yo no
puedo obviar que es la quinta y última pregunta. Ante la oposición de la
población de la isla de Hierro del establecimiento de una base para el
lanzamiento de satélites, mal llamada lanzadera, en su territorio,
¿contempla el INTA alguna solución alternativa para establecerla en otra
isla del archipiélago, y manifiesto el indudable interés científico y
técnico para que esa instalación esté en Canarias?



La señora PRESIDENTA: El señor Rico, tiene el uso de la palabra.




El señor DIRECTOR DEL INSTITUTO NACIONAL DE TECNICA AEROESPACIAL (Rico
Guayta): Empezaré por lo último de lo que me acuerdo.




La señora PRESIDENTA: Un momento, señor Rico. Tenemos todo el tiempo
disponible, pero quizá sería conveniente, si S. S. no tiene determinados
datos, que, tal como se ha dicho, los enviara por escrito.




El señor DIRECTOR DEL INSTITUTO NACIONAL DE TECNICA AEROESPACIAL (Rico
Guayta): ¡No faltaba más!
En cuanto a la isla de Hierro, precisamente el lunes día 26 tengo una
comparecencia ante un comité de estudios del Parlamento canario, que se
ha creado al efecto, porque quieren que comparezca gente relacionada con
el tema. Lleva a dos ingenieros: uno, el jefe del programa Capricornio,
que sería el usuario del futuro centro de lanzamiento espacial y al jefe
del programa del centro de lanzamiento. Nosotros acataremos
disciplinadamente lo que la sociedad canaria determine al respecto, si
bien es cierto que seguimos pensando que las islas Canarias, por su
situación geográfica, son un centro ideal; y no sólo por su situación
geográfica, sino porque tienen ya un complejo de conocimientos y de
medios vigentes. Pero, como digo, acataremos lo que el Gobierno y la
sociedad canaria determinen. Esa comisión va a elaborar un informe para
el Parlamento, para finales de junio, por lo que está pidiendo
información. Nosotros sabemos que la isla de Hierro está muy mal. Las
últimas manifestaciones han sido tremendas en Tenerife, pero nosotros
somos técnicos y no debemos entrar en el juego.




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El señor MEDINA TOLEDO: ¿Y esa alternativa posible?



El señor DIRECTOR DEL INSTITUTO NACIONAL DE TECNICA AEROESPACIAL (Rico
Guayta): Siempre que para las islas Canarias sea lo mejor. Si no, nos
iremos a Kurú.




El señor MEDINA TOLEDO: ¿En las propias Canarias habría una alternativa?



El señor DIRECTOR DEL INSTITUTO NACIONAL DE TECNICA AEROESPACIAL (Rico
Guayta): Si nos dejan, seguramente sí. Será más difícil que en la isla de
Hierro, porque es la isla ideal: por la posición, por la órbita polar,
por corredores, tráficos aéreos, marítimos, por la población, etcétera,
pero puede haber otro.

En cuanto al banco de motores, ha habido dificultades. Ya he contado que
salió la competencia por la aceleración, porque los acontecimientos se
precipitaron y nos hemos quedado rezagados, pero está ya funcionando para
Rolls Royce desde el 15 de enero.

De la Agencia Europea ahora mismo estoy fatal. No le puedo contestar. No
sé exactamente qué retornos hay. Lo que sí que sé es que es la Unión
Europea, no la Agencia Espacial, nos da programas, tenemos contratos para
programas de investigación y desarrollo. Este año creo que han sido 200
millones para iniciar programas en colaboración con centros europeos.

Por encargo del Ministerio de Defensa, en este momento estamos trabajando
en las partes mecánicas del radar de Eurofighter, estamos haciendo el
radar sintético y, por supuesto, el minisatélite. A veces pasa que tiene
uno que impulsar las cosas de abajo arriba, en lugar de arriba abajo; se
plantean programas de interés que aprueba el consejo rector y se
presentan a Defensa. No necesariamente vienen siempre de arriba abajo,
sino que incluso hay ideas felices, importantes e interesantes que se
ofrecen al Ministerio de Defensa. y por eso estamos trabajando en el Siva
y en el Capricornio.

En cuanto a los minisatélites, no pretenden sustituir a los satélites
tradicionales, sino completarlos. Por supuesto, en lugar de un Helios,
sería mucho mejor una constelación de minisatélites españoles. No uno
solo, sino una constelación de cuatro o cinco. Evidentemente, siempre que
fuera español tendríamos autonomía absoluta en exceso de observación de
la tierra. Autonomía absoluta H 24.

En cuanto al ahorro económico y de personal, no. Del reglamento, no.

Solamente, se intenta agilizar la gestión y cumplir los objetivos con
mayor fluidez y flexibilidad.




La señora PRESIDENTA: ¿Alguna de S. S. quiere volver a intervenir?
Agradecemos a los servicios de la Cámara por la alta hora de la tarde, a
S. S. y ¡cómo no!, al señor Rico su asistencia.

Se levanta la sesión.




Eran las ocho y cuarenta y cinco minutos de la noche.