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DS. Congreso de los Diputados, Pleno y Dip. Perm., núm. 158, de 13/05/1998
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CORTES GENERALES



DIARIO DE SESIONES DEL



CONGRESO DE LOS DIPUTADOS



PLENO Y DIPUTACION PERMANENTE



Año 1998 VI Legislatura Núm. 158



PRESIDENCIA DEL EXCMO. SR. D. FEDERICO TRILLO-FIGUEROA MARTINEZ-CONDE



Sesión Plenaria núm. 153



celebrada el miércoles, 13 de mayo de 1998



ORDEN DEL DIA:



Comunicación del Gobierno:



--Comunicación del Gobierno para el debate de política general en torno
al estado de la Nación (continuación) (número de expediente 200/000004)
(Página 8440)
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SUMARIO



Se reanuda la sesión a las diez y cinco minutos de la mañana.

En representación del Grupo Mixto interviene en primer lugar la señora
Almeida Castro manifestando que el presente debate se produce en un
momento de cierta euforia por la entrada de España en el euro, cuyo
mérito corresponde en buena parte al Gobierno, aunque no exclusivamente,
ya que no se debe olvidar el sacrificio de muchos trabajadores y de los
funcionarios públicos, que han sufrido importantes recortes de salarios
para poder entrar en la moneda única. Por otra parte, la euforia del
Gobierno no es compartida por muchos, entre los que pueden citarse los
afectados por la OCM del aceite y del vino.

Agrega que al escuchar al presidente del Gobierno sacaba la impresión de
que, en el ecuador de la legislatura, su proyecto está agotado, ya que
nada se ha dicho sobre lo que va a pasar a partir de este momento, qué va
a suceder con el desarrollo del Estado de bienestar y los graves
problemas que tenemos en nuestro país, entre los que destaca la elevada
tasa de paro, la más elevada de la Unión Europea, aún reconociendo los
últimos logros.

En relación con la reforma fiscal anunciada, la tacha de injusta e
insolidaria, puesto que con tantos problemas pendientes de solución no es
justificable que el Estado renuncie a ingresos en favor de las rentas más
altas de la sociedad. Se les dice, por otra parte, que no se van a
recortar los servicios sociales y que todos van a pagar menos, sin
informarles de cómo van a cuadrarse las cuentas. Reconoce que se está
invirtiendo en sanidad y en educación, pero tanto en uno como en otro
caso la realidad es que se están desviando los fondos hacia el sector
privado en perjuicio del público.

Termina pidiendo a todos los grupos progresistas, a todos los grupos de
izquierda que se acojan a un proyecto de futuro de ilusión, solidaridad e
igualdad.

El señor Rodríguez Sánchez, también del Grupo Mixto, alude a la euforia
del Gobierno vendiendo el éxito de la participación del Estado español en
la Europa del euro, proceso al que se sirvió con tanto servilismo y
disciplina como falta de información y debate entre la ciudadanía. Se
pregunta sin embargo si esa construcción europea responde a las
necesidades económicas y sociales de los pueblos, es decir a la cohesión
social, la disminución del desempleo y de los grandes desequilibrios
territoriales, pues la realidad demuestra que Galicia, por ejemplo, que
ocupa el lugar veinte por la cola entre las 181 llamadas regiones
europeas, es fuertemente perjudicada por la cuota láctea asignada al
Estado español, muy por debajo de nuestra producción y lejos del propio
consumo interior. Agrega que el desinterés del Gobierno por el sector
lácteo contrasta con la, por lo demás legítima, preocupación por el
olivar.

Alude finalmente a la privatización de las empresas públicas rentables, a
la merma de la capacidad productiva de nuestro sector naval, a la escasez
de las inversiones en infraestructuras para acercar Galicia el resto del
Estado, así como a la falta de protección del Gobierno ante la
conflictiva situación que atraviesa el sector pesquero y al recelo,
cuando no hostilidad, a avanzar en la configuración de un Estado más
democrático acorde con nuestra diversidad cultural, lingüística y
nacional.

La señora Rahola i Martínez continúa el turno de representantes del Grupo
Mixto señalando que es una trágica tradición que este debate esté
precedido por la muerte bárbara de algún ciudadano de bien y, desde su
condición de independentista, tiene que decir a los asesinos que las
ideas no valen si están teñidas de sangre.

Pero en este año en que celebramos el veinte aniversario de la
Constitución, aún eludiendo un tema especialmente sensible para ella como
es el republicano, se ve obligada a plantear el segundo gran déficit
democrático que persiste, cual es el derecho a la autodeterminación de
los pueblos, que no puede ser negado sin que se niegue en parte la
democracia. Por ello considera obligado que este Parlamento realice una
reflexión a fondo sobre el tema.

Pide asimismo que se impida el odio y la demagogia contra Cataluña,
porque en otro caso acabará siendo una bomba de relojería social. En este
sentido debe terminarse con la imagen de la Cataluña pedigüeña,
confundiendo las reivindicaciones históricas con los simples movimientos
de caja, cuando la verdad es que aquella Comunidad es la que más aporta
al Estado y prácticamente la que menos recibe.

Termina aludiendo a otra asignatura pendiente, como es la defensa del
catalán, el gallego y el vasco como patrimonio propio del Estado que éste
debe proteger y defender.

La señora Lagasabaster Olazábal, del Grupo Mixto, expone que se
congratula de cualquier bonanza económica, éxitos y beneficios que de
ella se deriven, como no podía ser de otra manera, pero cree que debe
atemperarse el clima de euforia porque detrás de las cifras
macroeconómicas existen grandes problemas por resolver, como los de los
ciudadanos en paro. Precisamente en relación con el Plan de



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empleo, aún sin estar en contra, piensa que se podían haber tomado
medidas más audaces y estudiar por ejemplo la reducción de jornada.

Desde la perspectiva nacional vasca, se refiere al cumplimiento de las
previsiones estatutarias considerando que se está perdiendo una gran
oportunidad para extraer del marco legal todas las potencialidades que
permitan establecer un periodo de sosiego para todos y especialmente para
el País Vasco.

Respecto al tema de la violencia manifiesta su condolencia a los
familiares de las últimas víctimas y pide la búsqueda de soluciones
pacíficas, que es lo que los ciudadanos esperan de los responsables
políticos.

Completa el turno de representantes del Grupo Mixto el señor Chiquillo
Barber, que comienza calificando de desconcertante la gestión del
Gobierno a lo largo del último año, puesto que junto al acierto en la
adopción de medidas económicas para integrarnos en el grupo de cabeza de
la Unión Europea se han tomado otras decisiones menos afortunadas y hasta
decepcionantes en cuestiones como la agrícola. En este punto expresa la
honda preocupación del sector agrario español, y en concreto de la
agricultura mediterránea, por la amenaza que significa la llamada tercera
PAC contemplada en la Agenda 2000. Pide por tanto al Gobierno que
encabece una minoría de bloqueo en Bruselas junto a los demás países
mediterráneos frente a dicha Agenda 2000 para conseguir que la nueva
política agraria comunitaria se encauce a la modernización de las
estructuras y mejora de las producciones de frutas y hortalizas, entre
otras.

Otra reivindicación de los valencianos es el trasvase de aguas del Ebro a
la Comunidad Valenciana, reivindicación que se remonta al siglo pasado
sin que hasta la fecha ningún Gobierno haya sido capaz de materializarla.

Por último, recuerda al Gobierno que desde hace casi l6 años existe una
deuda histórica, todavía pendiente, en parte, de solución, con los
damnificados por la rotura de la presa de Tous.

Contesta el señor presidente del Gobierno, replicando la señora Almeida
Castro, el señor Rodríguez Sánchez, las señoras Rahola i Martínez y
Lasagabaster Olazábal y el señor Chiquillo Barber, y duplicando el señor
presidente del Gobierno.

En un turno excepcional interviene de nuevo la señora Almeida Castro.

En nombre del Grupo Parlamentario Popular en el Congreso interviene el
señor De Grandes Pascual. Manifiesta su deseo de cerrar el turno de
portavoces dirigiéndose a todos y cada uno de los ciudadanos que pudieran
estar viendo el debate, a todos los miles de personas que han depositado
en ellos su confianza, a todos los compañeros de escaño y a todos los que
les demandan soluciones a sus problemas, sin levantar los pies del suelo
y encarando las situaciones reales con valentía. Anuncia que su discurso
se va a centrar en cuatro puntos que considera suficientes para ilustrar
cómo la política de este Gobierno en este último año ha mejorado el
estado de la nación. Se refiere a cómo la política económica ha creado y
mejorado el empleo, a cómo se ha producido un mayor bienestar, a cómo
están modernizándose las estructuras y a cómo, en su opinión, los
ciudadanos pueden estar hoy más tranquilos con un Gobierno que no produce
sobresaltos, que permite hacer planes para el futuro y garantiza sus
libertades.

Afirma, por otra parte, que el principal y último objetivo del Gobierno
no es ni el euro, ni la convergencia, ni Maastricht o Cardiff, es la
generación de empleo, y se considerarían fracasados si no lo consiguieran
aunque otros indicadores económicos fueran excelentes. A continuación
hace un repaso de lo sucedido en España durante este último año en
relación con el empleo. Es consciente de que éste no es un debate sobre
el empleo, pero opina que hoy en España no hay política alguna, ya sea de
educación, de infraestructuras o hasta de defensa, que lo pueda ignorar,
porque el paro es el termómetro del estado de la nación, y aprovecha la
ocasión para mandar un mensaje de confianza a todas las personas que
buscan trabajo.

Asimismo se refiere a las políticas de vivienda, de educación, de
protección social, ilustrando su discurso con varios ejemplos cotidianos.

Lamentaría que su intervención fuera calificada de triunfalista, porque
tanto en el empleo como en el Estado del bienestar queda mucho por hacer
para acercarnos a los niveles de los países centrales de la Unión
Europea, pero está seguro de que el camino emprendido es el correcto.

Explica qué es lo que entiende su grupo por un país moderno y considera
que se está avanzando muy deprisa en ese sentido, teniendo incluso que
adoptarse por este Gobierno medidas impopulares y dolorosas, pero
necesarias, aunque reconoce que muchas vienen de atrás. Asegura que este
Gobierno no produce sobresaltos y que los casos que puedan darse de
corrupción se irán resolviendo en los tribunales. Por otra parte,
considera que el Estado de los autonomías, que es el marco político en el
que se desarrolla la vida cotidiana, se desarrolla de una forma sosegada
y leal, salvo excepciones, entre administraciones y partidos.




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Termina su intervención felicitando en nombre del Grupo Popular al
Gobierno, y muy especialmente a su presidente, y se congratula de que en
el balance que implica este debate se pueda resaltar la estabilidad
conseguida, la recuperación de la confianza de los españoles y que las
expectativas para el futuro sean razonablemente optimistas, animando al
Gobierno de España a seguir con su política reformista de centro, en la
que el diálogo sea el instrumento para mantener la estabilidad política,
social y económica, y ofreciendo a la Cámara la colaboración de su grupo
parlamentario en los trabajos que puedan contribuir a un mejor futuro
para España.

Se suspende la sesión a las doce y veinte minutos del mediodía.




Se reanuda la sesión a las diez y cinco minutos de la mañana.




COMUNICACION DEL GOBIERNO:



-- COMUNICACION DEL GOBIERNO PARA EL DEBATE DE POLITICA GENERAL EN TORNO
AL ESTADO DE LA NACION. (Continuación.) (Número de expediente 200/000004)



El señor PRESIDENTE: Se reanuda la sesión, con el único punto del orden
del día que estamos desarrollando en esta primera parte del debate sobre
el estado de la Nación, correspondiendo ahora el turno al Grupo
Parlamentario Mixto y, en primer lugar, en su nombre, a doña Cristina
Almeida.




La señora ALMEIDA CASTRO: Muchas gracias, señor presidente.

Señoras y señores diputados, señor presidente del Gobierno, la verdad es
que, como una traía ánimos para intervenir en este debate del estado de
la Nación, pese a la poca gente que ocupa los escaños --aunque estéis
bien representados--, me parece suficiente estímulo para que nuestras
ideas, absolutamente ilusionantes (Risas.), puedan quedar patentes. En
cualquier caso, se agradece la presencia de los tempraneros y
madrugadores diputados y diputadas.

Tomo la palabra en este debate, en nombre del Partido Democrático de la
Nueva Izquierda, de Iniciativa por Cataluña y los Verdes porque la
exposición que nos ha ofrecido el señor presidente del Gobierno en este
segundo debate que le ha tocado hacer estando en el Gobierno --ya nos
dijo ayer que había hecho otros en la oposición-- ha coincidido con una
cierta euforia, euforia que no me extraña que haya querido utilizar en
este debate, por la entrada de España en la moneda única. Es verdad que
ese orgullo en parte le corresponde y nuestro grupo le hace ese
reconocimiento de servicio por lo que a su partido y al Gobierno que
usted representa le toque en esa entrada en la moneda única. Pero la
expresión de esa euforia nos ha parecido cicatera, porque no todo le
corresponde al Grupo Popular. Ha sido acaparador de ese sacrificio, o de
ese esfuerzo, más que sacrificio, de muchos trabajadores y trabajadoras,
de los funcionarios públicos que han sufrido grandes recortes de salarios
precisamente para poder cumplir el requisito en este camino hasta en la
entrada en el euro o en la moneda única. Es verdad que esa euforia
tampoco es compartida por muchas de las personas que estaban expectantes
acerca de lo que está pasando. Mañana sin ir más lejos habrá una
manifestación de la gente que sabe que la entrada en la moneda única
empieza a originar problemas, para lo cual necesitamos una gran fuerza,
un gran consenso y una gran capacidad de negociación. Los problemas con
la OCM del aceite, con el vino, con la cuota láctea, con los objetivos,
con los fondos de cohesión significan que tenemos un camino por delante.

Yo diría que hoy nació la moneda única, pero que también murió la moneda
única, ya que a partir de este momento lo que nace es la posibilidad de
creación de una Europa solidaria, de una Europa con cohesión social, de
una Europa progresista, de una Europa de libertades y de una Europa de
derechos humanos.

Pese a la euforia reinante, que ya sabíamos que la íbamos a sentir, hemos
tenido también un poco de tristeza con el informe presentado por el
presidente del Gobierno. Nos ha dado la impresión de que en el ecuador de
la legislatura su proyecto está agotado. Era como una carrera en la que
todo valía para entrar en la moneda única, pero nos hemos quedado con las
ganas de saber qué va a pasar después, qué va a pasar con ese proyecto de
cohesión política, qué va a pasar con el desarrollo del estado de
bienestar, con la solución de los graves problemas que tenemos en nuestro
país, por ejemplo la tasa de paro, porque, aunque es verdad que mejora,
tenemos la más alta de la Unión Europea. Usted, con su política un tanto
aislada dentro de la Unión Europea, se viene de la cumbre de Luxemburgo
diciendo que no se compromete a nada, que no tiene recursos y hace una
política fiscal en la que se indica que podemos prescindir de estos
ingresos y, sin embargo, no nos comprometemos en políticas más
importantes, como las relativas al desempleo, al paro, que es un problema
clave en nuestro país. ¿Qué van a pensar nuestros socios europeos cuando
digamos que necesitamos fondos de cohesión, mientras estamos haciendo una
política en la que el Estado pierde ingresos a costa de que las rentas
más altas paguen menos? Comprendo que le guste rebajar los impuestos y
que se los rebaje



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a todos, pero si hay que hacer sacrificios los deben hacer aquellas
personas que tienen más posibilidades de ingresos. Por eso es injusta la
reforma fiscal, porque tenemos tantos problemas, con tanto atraso que,
aunque tengamos que sacrificarnos, lo hagan aquellos que pueden
afrontarlo mejor. Esa política fiscal, que quizá la hace por interés es
egoísta e insolidaria y no cabe en el proyecto europeo. Por eso, creemos
que su proyecto está un tanto agotado, y que lo que usted significa en
ese proyecto europeo no está de moda, no nos vale para la próxima etapa,
no les vale a los ciudadanos y ciudadanas españoles para poder llevar
adelante un proyecto solidario de Europa, un proyecto con cohesión, un
proyecto de igualdad, un proyecto de servicios públicos, un proyecto de
educación, un proyecto de financiación de la investigación, en definitiva
un proyecto de futuro. Nosotros le vemos anclado en el pasado, aunque es
reciente. Dos años sólo, pero ese pasado de la Europa económica es
lejano, porque ahora hay otros aires por Europa de solidaridad y de
cohesión social.

En un momento de bonanza económica no se apunte todos los tantos porque
todos los países de la Unión Europea han entrado en la moneda única, a
excepción de Grecia, y los que no han entrado ha sido por voluntad
propia. No debía ser una hazaña tan heróica, aunque estamos contentos de
haber entrado y nos alegramos. Sin embargo, queremos entrar para
converger de verdad con Europa, no sólo para hacernos la foto tardía que
usted se hizo. Queremos entrar en Europa para ser protagonistas de esa
cohesión social y de ese tipo de desarrollo.

Nos ha dado muchos números, pero en un discurso plano, sin emoción. Lo
del euro me ha provocado mucho, no porque tenga un deseo economicista,
pero sí porque nos plantea una especie de desafío hacia la nueva
diversidad europea, a sentirnos metidos en otro mundo más amplio, capaz
de despertar solidaridad. Por eso tengo emoción. Pero ayer no le noté
ningún sentimiento de emoción. Nos leía los números, pero no me cuadran.

Decía: van a pagar todos menos, van a cobrar todos lo mismo, no se van a
recortar los servicios sociales, no se va a recortar nada, pero no nos ha
dicho cómo lo va a hacer, porque no salen las cuentas. Tendrá que coger
una calculadora.

Cuando usted dice esto, vemos después que no es lo que su política nos
está demostrando, porque está haciendo lo contrario. Está entrando de
lleno en los recortes. Es verdad que se invierte en sanidad y la ministra
de Educación dirá que se invierte en su departamento. Claro que se
invierte, pero se están desviando los fondos de sanidad y los de
educación hacia negocios privados, hacia escuelas, incluso sin ideario,
como ocurre en muchos colegios del Opus donde están separando de nuevo a
las niñas y a los niños, cuando estamos luchando por una coeducación de
iguales, de libres, de independientes y de personas con futuro. Por lo
tanto, aunque ustedes inviertan, si desvían, están perjudicando
notablemente a la enseñanza pública.

Ayer hablaba de la enseñanza y de su importancia, pero nunca de la
enseñanza pública. Para nosotros ésa es la obligación del Gobierno. En
sanidad ocurre lo mismo; se invierte, pero se desvía. No me voy a poner
catastrofista, aunque, si malo es serlo, es peor ser optimista
irresponsable. La sanidad pública se está desviando a clínicas privadas.

Tenemos el ejemplo de la hepatitis C en Valencia, en donde el negocio
privado se impone sobre el bien supremo de la salud. Por lo tanto, cuanto
más desviemos, más descapitalizamos la sanidad pública, y en ese sentido
estamos perjudicando el desarrollo del bienestar.

Uno de los problemas que tenemos, y gravísimos, es el paro, que no es
sólo falta de trabajo, sino falta de autoestima, de pérdida de energía,
de crisis familiar, de problemas psicológicos, como hemos podido ver el
otro día. Es la gente la que no se siente protagonista del futuro de su
país. Todas las fuerzas políticas y sociales tenemos que empezar a hacer
un esfuerzo. No ha empezado bien, ha empezado muy mal, ha empezado con un
plan de empleo sin negociar y sin consensuar ni con las fuerzas
sindicales ni con las fuerzas políticas. Sabemos que ha habido diálogo.

Estamos contentos del diálogo con las fuerzas sociales, que es lo que ha
impedido que se les quite hoy las pensiones, y con las fuerzas políticas
a través del Pacto de Toledo. Pero también teníamos que haberlo hecho en
el empleo, que es el tema más grave que tenemos, y no le digo ya si
hablamos del empleo femenino. Creemos que, efectivamente, en algún
momento, de esos tres millones de parados y paradas, solamente un millón
aproximadamente --según la EPA, y no quiero mencionar cifras para no
entrar en discusión-- tienen subsidio. ¿Usted cree que van a permitir que
diga que no necesitamos esos fondos de los impuestos, cuando ellos
podrían tener con eso unas prestaciones?
La educación también tiene que tener otro tipo de consideración. Ayer
reprochó usted a alguno que no hubiera apoyado el Plan de humanidades. Yo
le quiero decir que las humanidades no son sus humanidades, son las de
una sociedad laica, civil, libre y que se tienen que consensuar entre
todos. Creemos que por ahí vamos bien. Hablaba también de la
investigación y daba cifras. No nos engañe con las cifras, son cifras de
investigación militar, que nos gusta mucho, como el F-2000, pero nuestros
investigadores están...




El señor PRESIDENTE: Señora Almeida, vaya concluyendo, por favor.




La señora ALMEIDA CASTRO: Sí, señor presidente.

Hemos visto el otro día la foto de nuestros investigadores a lo Full
Monty, porque se tienen que ir a otros países para poder ejercer algo que
es el futuro de nuestro



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país. Y ya no le quiero decir lo poco que se ha hablado en esta Cámara
precisamente de la mitad de la nación, de las mujeres. Cuando usted se ha
referido a ellas, mejor que no lo hubiera hecho, porque ha hablado de dos
cosas; nos ha ofrecido el gran descubrimiento que ha hecho usted por
Europa: el contrato a tiempo parcial.




El señor PRESIDENTE: Señora Almeida, concluya, por favor.




La señora ALMEIDA CASTRO: El contrato a tiempo parcial es la incapacidad
de hacernos trabajadores y trabajadoras con los mismos derechos para
seguir compartiendo las tareas familiares. Y tampoco se ha acordado de
las mujeres cuando se hacía la foto. Concretamente en Málaga en estos
momentos hay 30 personas esperando una sentencia que puede ser
condenatoria o absolutoria por aborto, cuando precisamente es la
inseguridad de la ley lo que esa convergencia con Europa le ha
reprochado.

Creemos que los vientos europeos son de ilusión y su modelo no lo es. El
bastión de la derecha no existe casi por Europa, y no queremos ser el
bastión de la derecha en España; por eso, nosotros vamos a trabajar
democráticamente para intentar que esos nuevos vientos europeos, de
solidaridad, de cohesión, de trabajo y de igualdad, sean una realidad en
nuestro país. Aquí se ha hablado mucho también de la alternativa de la
izquierda. Yo pido a todos los grupos progresistas, a todos los grupos de
izquierda, a todas las fuerzas sociales, a las organizaciones no
gubernamentales que cojamos el futuro de progreso, el futuro de ilusión,
el futuro de cohesión e igualdad, para que no nos lo dejemos arrebatar
cuando está en nuestras manos. Porque no nos vale ni su política de
inmigración, ni su política exterior de abandono del Sahara, al abandono
de los esfuerzos mediadores que usted podía hacer en Cuba, en Irak, en
Palestina, y sin embargo hemos perdido todo ese peso.




El señor PRESIDENTE: Señora Almeida, ha de concluir.




La señora ALMEIDA CASTRO: Como tenemos poco tiempo y hemos de repartirlo,
intentaremos que, por lo menos con estas ideas, sepa que nosotros sí que
queremos un proyecto de futuro, un proyecto de futuro solidario,
democrático, plural, diverso, compartido con la gente progresista.

Muchas gracias. (Aplausos.) El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señora
Almeida.

El señor Rodríguez tiene la palabra.




El señor RODRIGUEZ SANCHEZ: Señor presidente, señor presidente del
Gobierno, señoras y señores diputados, viene el Gobierno muy eufórico
vendiendo el éxito de la participación del Estado español en la Europa
del euro. Siguió el proceso con tanto servilismo y disciplina como
desinformación y falta de debate entre la ciudadanía, arrastrada siempre
a la resignación de que no existía otra política posible ni, lo que es
peor, deseable que el cumplimiento de los criterios de convergencia
nominal para la entrada en funcionamiento de la moneda única a partir de
enero de 1999.

¿Debemos aplaudir y reverenciar todos este nuevo edicto en la
construcción de un gran mercado europeo al servicio de los intereses del
gran capital transnacionalizado? ¿Es nuestra aspiración caminar por la
senda de que algunos acrecienten sus ganancias insaciables, mientras
otros ven cómo se ahondan las diferencias sociales y territoriales? ¿Es
esta construcción europea la que responde a las necesidades económicas y
sociales de los pueblos, esto es, la cohesión social, la disminución del
desempleo y la progresiva de los grandes desequilibrios territoriales?
¿Existe una participación de los pueblos democrática y en pie de
igualdad? Todo parece encaminado a desconsiderar una convergencia
positiva: la creación de riqueza, de empleo, de bienestar, la relación
igualitaria y digna entre Estados y naciones. No hablamos de hipótesis
visionarias; esto lo sabe el charlatán bajo los árboles de las plazas y
su barba argentina, su cascabel sonoro, silbando entre las hojas, encanta
al pueblo robusto y engañado con maligna elocuencia. (Un señor diputado:
¡Muy bien!) Por emplear palabras expresivas de su poeta preferido, Luis
Cernuda.

Vayamos a la constatación palpable de la realidad. Del total de las
ciento ochenta y una llamadas regiones europeas, Galicia ocupa el lugar
veinte por la cola. No contentos con esta desigualdad, usan el arma de la
regulación político-burocrática para eliminarla como productora
competitiva. Nuestros campesinos se empeñaron en producir cada vez más y
mejor; vencieron dificultades burocráticas, deficiencias en
infraestructuras --todavía hoy no cuentan con electrificación adecuada--;
cumplieron exigencias sanitarias; soportaron y soportan discriminación en
las ayudas, falta de amparo por las administraciones. La cuota láctea
asignada al Estado español está muy por debajo de su producción,
alarmantemente lejos de su consumo interior. Hay que multar por
supertasa, destruir riqueza, intimidar, descalificar y reprimir cuando el
sector se manifiesta por su derecho a vivir de su trabajo. La venta anual
de leche gallega para la industria ronda los 100.000 millones de pesetas,
ocupa a más de 70.000 personas de forma directa y con dedicación
exclusiva, sin hablar de las muchas ocupadas en la industria
transformadora y en los comercios que viven gracias al sector. El precio
medio de nuestra leche es el más bajo de la Unión Europea, el más
competitivo. Ustedes promueven la paralización de nuestro derecho a
producir



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y la reducción de nuestra presencia en los mercados; sintomático de lo
que entienden por España.

El desinterés de su Gobierno por el sector lácteo contrasta con la, por
lo demás legítima, preocupación por el olivar. Es criminal una política
agropecuaria que desprecie y conculque el derecho a producir de cada
nación a partir de sus recursos naturales y humanos. Mucho más si se
trata de sectores estratégicos básicos de su economía global y del
sostenimiento demográfico de gran parte de su territorio. Resulta cínico
hacerlo, además, en nombre del catecismo de la competitividad y del
mercado libre, que en este caso se viola tan descaradamente.

Ajena voluntad su imperio ejerce en lo que es nuestro, dijo Rosalía de
Castro. Son ajenas, extrañas y distanciadas de Galicia las estrategias de
la nueva división internacional del trabajo. La privatización de empresas
públicas rentables las aleja aún más del control democrático, cuando
fueron levantadas con el esfuerzo de la sociedad, especialmente de los
trabajadores, y, en ocasiones, expoliando los recursos naturales locales
sin compensación inversora en el propio territorio. Por ejemplo, Endesa,
joya multimillonaria, levantada sobre la explotación de los lignitos
pardos de Galicia, embarcada en un proceso expansivo de inversiones y
transnacionalización que olvida los más elementales deberes sociales y
territoriales. Su plan de centrales de ciclo combinado, con más de
300.000 millones de pesetas de inversión, no contempla la central de As
Pontes, cuyo futuro se ve amenazado por el agotamiento de la mina entre
los años 2007 y 2010. Tampoco se compensa la reducción laboral progresiva
con la aplicación de la norma general a toda la minería española de
creación de cuatro nuevos puestos de trabajo para once
prejubilaciones.Naturalmente, el señor presidente de la empresa ya no
tiene ni que comparecer ante este Parlamento para explicar y justificar
sus planes, como no tiene que comparecer el de Telefónica, el de Gas
Natural, el de Tabacalera, el de Argentaria, el de Alúmina, por obra y
gracia, irónicamente, de lo que se considera capitalismo popular, que
viene resultando la versión más opaca, manipulada, antisocial y
antidemocrática de los intereses colectivos y sociales y la puesta al
servicio de oligopolios privados de grandes sectores económicos
estratégicos.

Nuestro sector naval mermado en su capacidad productiva en aplicación de
directivas comunitarias pactadas se mueve entre una privatización
problemática (Barreras), la eliminación como gran competidor
internacional (Astano) o la negativa a su diversificación productiva y a
su apertura a todo tipo de construcciones navales con la continua
reducción de plantillas (Bazán).

Su Gobierno expresa síntomas de indisposición y frialdad con pequeñas
concesiones conquistadas por insistencia reivindicativa, cuando se ve
urgido, felizmente más que nunca, por la demanda de dar fin a la
construcción de las autovías radiales a Galicia, las últimas de toda la
red estatal; cuando tiene que justificar la falta de inversiones en
ferrocarriles en Galicia con el argumento peregrino y revelador de que ya
gastan mucho en las autovías. No pedimos aves, sino contar con una red
interna de mínimos aceptable para el transporte de viajeros y mercancías,
vital para nuestros pequeños y medianos empresarios sometidos a una
competencia desleal en este aspecto, como lo están nuestros puertos por
la falta de una adecuada relación intermodal. Después de mucho batallar
nos prometen 27.000 millones de pesetas de inversión en cinco años que
seguirá manteniendo al ferrocarril gallego sin electrificación ni doble
vía, y, por supuesto, sin una conexión adecuada con Portugal y el resto
del Estado.

El distanciamiento e indiferencia de su Gobierno, no siempre gracias a la
perseverancia de importantes sectores sociales de Galicia, pueden pasar
de largo sin contemplar situaciones clamorosas en estas materias como las
evidenciadas después del desastre del día 13 de febrero en la ría de
Ferrol.

Falta protección de su Gobierno en la conflictiva situación del sector
pesquero. Este sector sabe de su papel de moneda de cambio en esta kermés
internacional: guerras de las volantas, Merchant Shipping Act, continuas
multas y apresamientos, falta de cumplimiento de las normas vigentes de
control de calidad del pescado importado, carencia de información anual
sobre la producción pesquera, poco o nada se hace por un marco armónico,
en beneficio plural, con reglas de juego respetadas en función del
ecosistema de una explotación económica equilibrada y de un reparto justo
de este trabajo entre países.

Armadores y trabajadores están habituados a complicadas reglamentaciones
burocráticas de Bruselas, pero con poca claridad y afán de estructurar el
sector con perspectivas de futuro, como no sea el de modernizar
desmantelando. El desinterés del Gobierno por nuestras aguas
territoriales en esta actividad económica completa el panorama.

¿Es ésta la convergencia? ¿Es la convergencia intentar reducir el déficit
público atacando un ya de por sí raquítico Estado de bienestar en
relación con otros Estados europeos? Con su medicamentazo, con la miseria
de muchas pensiones y la promoción de fondos privados, con su continua
obsesión por desregular aún más el mercado laboral, con su política de
contención salarial, especialmente incisiva en los trabajadores con menos
poder adquisitivo y en situación más precaria, con el tratamiento de las
plusvalías, con su electoralista reforma del IRPF, con su impulso
privatizador de la enseñanza y de la sanidad quieren imponer una
estabilidad económica...




El señor PRESIDENTE: Señor Rodríguez, ha de concluir.




El señor RODRIGUEZ SANCHEZ: Voy concluyendo, señor Presidente.




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...que lleva en sí misma el germen y es síntoma de destrucción.

Otros Estados aplican con más matices el recetario neoliberal y
monetarista. En su caso contrasta el entreguismo a la Unión Europea con
un mal disimulado recelo e incluso hostilidad a avanzar en la
configuración de un Estado más democrático acorde con su diversidad
cultural, lingüística y nacional.

La parálisis, cuando no la involución, caracteriza la situación. Se
posterga indefinidamente una auténtica reforma del Senado, se huye de
aplicar el artículo 150.2 de la Constitución española para posibilitar
competencias del Estado de las nacionalidades y se intenta reforzar una
visión centralista del estudio de las humanidades, contra toda
información y explicación materialmente científica y no mítica. Se es
indolente y pasota en la aplicación de la legislación constitucional de
mínimos vigente en materia de uso de las lenguas cooficiales que no son
el español, en concreto el gallego, convirtiendo así esta legislación en
proposición meramente indicativa. No se quiere ni entender el derecho al
uso de la propia lengua en el territorio propio, cuando es un derecho
humano elemental. Esta forma tan discrecional de entender la diversidad
se practica concretamente en los medios de la compañía pública
Radiotelevisión Española, en una eliminación absoluta, no en una
representación proporcional de algunas de las opciones políticas, en
especial el nacionalismo gallego y, por supuesto, en la configuración de
una imagen informativa en el terreno sociopolítico y cultural del Estado
español, no ya sesgada, sino absolutamente falta del mínimo rigor
democrático y del mínimo respeto por el contraste, la diferencia y la
diversidad de opciones y realidades. Mínimo respeto y rigor que aparece
con frecuencia en la manera de concebir los derechos y libertades
democráticas por parte del aparato del Estado.

Los pueblos del Estado español, señor presidente, deben basar su
convivencia en el respeto mutuo, en la relación en pie de igualdad, no en
el sometimiento a una idea abstracta que no funciona precisamente para el
amparo de todos dentro, y la presencia plural digna y en defensa de
nuestros intereses legítimos en el exterior.

En todo caso, el Bloque Nacionalista Galego considera que la política de
su Gobierno no nos habitúa, ni identifica, ni responde a aquella proclama
lorquiana de poeta en Nueva York. Porque queremos el pan nuestro de cada
día, porque queremos que se cumpla la voluntad de la tierra que da sus
frutos para todos. Esta es la voluntad del Bloque Nacionalista Galego.

Gracias, señor presidente.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Rodríguez.

Tiene ahora la palabra la señora Rahola.




La señora RAHOLA I MARTINEZ: Señor presidente, empieza a ser una trágica
tradición que cada debate esté precedido por la muerte bárbara de algún
ciudadano de bien. En la denuncia del terror y en la indignación
compartida siempre nos encontrará a los nacionalistas demócratas. Y, si
sirve de algo, permítame que diga a los asesinos, desde mi condición de
independentista, que las ideas no valen nada si están teñidas de sangre.

Este año celebraremos el 20 aniversario de la Constitución, el pacto
político que permitió un escenario común de diálogo, dentro del cual
todas las ideas son defendibles. Hay que decir a estos que matan que,
fuera de ese pacto democrático, no tienen ni aliados ni posibilidades.

Pero también hay que reflexionar veinte años después sobre los déficit
democráticos que esta Constitución padece. Por brevedad, no plantearé uno
de ellos que para mí es especialmente sensible: el tema republicano. Sí
plantearé el segundo gran déficit democrático, quizá el más urgente,
veinte años después, que es el derecho a la autodeterminación, derecho
que está en la base misma de una democracia sólida y que no puede ser
negado sin que se niegue, en parte, la democracia.

Señor presidente, un día este Parlamento tendrá que hacer una reflexión
de fondo sobre este tema. Y, como ha ocurrido con el señor Blair, usted,
ahora, o quien gobierne el Estado en su momento, tendrá que hacer un
gesto de generosidad y valentía y entender que la unidad del Estado no
puede ser garantizada en democracia por el ejército o el Rey, sino por la
voluntad de las urnas. Que tengamos los independentistas el derecho a la
expresión, el derecho a defender nuestras ideas, pero que nuestros
pueblos no tengan el derecho constitucional de ejercerlos, resulta,
indiscutiblemente, una estafa histórica y, por supuesto, frente a los
violentos, nos resta crédito y capacidad de convicción. Regular la
autodeterminación, señor presidente, porque está en la base del hecho
democrático; regularla porque Euskadi necesita ese balón de oxigeno, como
lo necesitaba también Irlanda del Norte. Después, son las urnas quienes
deciden sí o no a la unidad --y ahí está Quebec, por ejemplo--, pero el
derecho de los pueblos a decidir su destino tiene que estar garantizado.

Y regular la autodeterminación porque ustedes, los demócratas que
defienden la unidad de España, no necesitan el blindaje del ejército ni
la garantía del Rey para mantenerla, ni es lícito que lo necesiten.

Eso es lo que reclamo, señor presidente, que, como demócrata, esté a
favor de garantizar el derecho a la autodeterminación, tenga la grandeza
de un estadista, como la ha tenido Tony Blair, y resuelva un déficit
democrático histórico. Después, cada uno ya defenderá democráticamente
sus opciones, pero no tengan al ejército en la retaguardia para defender
la unidad del Estado.

En un segundo plano, otra asignatura pendiente: la responsabilidad que
tienen, como gobernantes, de impedir el odio y la demagogia contra
Cataluña, odio que



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acabará siendo una bomba de relojería social. Lo saben perfectamente,
señorías. A la mayoría de ustedes ya les va bien el discurso
anti-Cataluña, a través del cual camuflan problemas de mucha índole, ya
les va bien esa imagen pedigüeña y vampírica de Cataluña que confunde las
reivindicaciones históricas en simples movimientos de caja, pero usted
tiene la responsabilidad y la obligación, como presidente, de que se sepa
la verdad. Que se sepa que Cataluña es la comunidad que más aporta al
Estado, en unos índices que incluso doblan y triplican la aportación que
las regiones ricas alemanas aportan al suyo. Dice su propio secretario de
Estado que la mayoría de autonomías reciben de media el doble de
inversiones que Cataluña. El año pasado --y son cifras suyas-- gastaron
ustedes en cada catalán 6.000 pesetas y 12.000 pesetas en el resto de
comunidades. Somos los que más pagamos y prácticamente los que menos
recibimos. Y encima padecemos el discurso de la insolidaridad. Se lo dijo
ayer el señor Molins, aunque alguna corresponsabilidad tiene en los
presupuestos aprobados que discriminan a Cataluña, pero se lo dijo. Y se
lo dirá todo catalán.

Basta de agravios comparativos en materia de inversiones, basta de
dejarnos a la cola de las inversiones, porque están atentando gravemente
a los intereses económicos de Cataluña. El tren de gran velocidad, la
zona logística del puerto, el plan Delta, el aeropuerto. ¿Necesitará
Barcelona, Cataluña, otros juegos olímpicos para pagarse las inversiones
que el Estado le niega y le debe? Cataluña no puede continuar siendo, a
costa de sus intereses más vitales, la gran suministradora económica del
Estado, casi la única que paga peajes, que tiene una balanza fiscal
negativa astronómica, que sólo recibe nueve pesetas de cada cien del
Ministerio de Fomento, cuando es el 15 por ciento de la población, y que
ve cómo sus infraestructuras más urgentes son permanentemente relegadas.

Status especial el de Cataluña, si me permite, señoría, casi como el de
aquel marido que, además, era apaleado.

Un último apunte, puesto que tengo muy poco tiempo: la lengua. ¿Cuándo
considerará usted el catalán, el gallego, el vasco como patrimonio propio
y activará la maquinaria del Estado para defenderlos? También es una
asignatura pendiente del nacionalismo español, la superación del
imperialismo lingüístico. Y no me diga que ya lo hacen, cuando el catalán
no existe en la proyección exterior de los medios públicos, cuando hay
múltiples disposiciones generales que imponen el castellano por encima de
las demás lenguas...




El señor PRESIDENTE: Señora Rahola, concluya, por favor.

La señora RAHOLA I MARTINEZ: Acabo ya.

Cuando ni el Senado refleja la realidad lingüística y cuando ustedes, aún
hoy, atentan contra la unidad lingüística del catalán en el País
Valenciano.

En fin, señor presidente, tres puntales democráticos no resueltos: baja
intensidad democrática, si mantenemos el agravio comparativo con
Cataluña, el agravio económico; baja intensidad, si mantenemos el
discurso contra Cataluña, baja intensidad, si no consolidamos el Estado
de la diversidad lingüística, y baja intensidad, y usted lo sabe, si no
permitimos que los pueblos decidan soberanamente su propio destino a
través de las urnas.

Muchas gracias.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señora Rahola.

Tiene la palabra la señora Lasagabaster.




La señora LASAGABASTER OLAZABAL: Señor presidente, señor presidente del
Gobierno, señoras y señores diputados, escuchamos ayer la exposición que
hacía el presidente del Gobierno sobre la situación general del Estado.

Nos congratulamos de cualquier bonanza económica, éxitos y beneficios que
de ella se deriven, como no podía ser menos, pero creemos que hay que
atemperar ese tono de euforia, porque detrás de esas cifras
macroeconómicas no hay solamente tareas que cumplir, sino graves
problemas que resolver. Porque los ciudadanos que no tienen un empleo,
que están en situación de paro, no pueden ejercer en muchos casos los
derechos que les asisten ni pueden ser beneficiarios de esos elementos de
prosperidad que se pueden haber generado. Por eso creemos que este es un
tema que tiene que ser clave e importante.

Ha centrado sus medidas --creo que así se podría resumir-- en el Plan de
empleo. No es que estemos en contra --aunque alguien, sí, pero ya ha sido
objeto de otro debate--, sino que creemos que podían haberse tomado unas
medidas más audaces, medidas que están siendo adoptadas, si no
estudiadas, en otros Estados de nuestro entorno y en la órbita de lo que
se denomina reparto del empleo, a saber, la reducción de jornada. Creemos
que al menos estudiarlas no hubiera estado de más. Y, por supuesto,
seguimos proponiendo, como siempre lo hemos hecho en otros debates,
inversiones en I+D, en ciencia y tecnología, en infraestructuras, en
formación y en políticas activas.

Se habló de la construcción europea, primeros valedores, cómo no, pero
esa construcción europea tiene una serie de deficiencias que tenemos que
exigir sin descanso que se subsanen. Un poder político que atenúe, que
amortigüe las aberraciones de la exclusividad de aplicación de las leyes
del mercado, una potenciación de la dimensión social y vencer la
resistencia de ciertos Estados, entre los que desgraciadamente creo que
se incluye el Estado español, para que nuestras comunidades nacionales,
naciones históricas --Cataluña, Galicia, Euskadi--, puedan estar
presentes en esa construcción europea. En ese sentido, lamentamos, y ya
lo dijimos en el pasado, que no se firmara la declaración



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de subsidiariedad en el Tratado de Amsterdam, pero en el futuro y con
confianza esperaremos la consecución de una vía para que esas comunidades
puedan estar presentes en el Consejo de Ministros.

Nos parece también que es un momento clave para hablar de derechos
humanos, el 50 aniversario de la Declaración de Derechos Humanos, eje
prioritario en cualquier política de Estado, en su dimensión exterior o
en su dimensión interior. Y, hablando de derechos, de nuestro
ordenamiento jurídico, de derechos humanos, de cumplir las leyes, creemos
que recientes episodios nos debieran enseñar que el cumplimiento de la
ley hay que hacerlo en cualquier circunstancia, que no valen las
apariencias de legalidad o ilegalidad, que no valen las palabras, que el
fin no justifica los medios y que sólo los hechos dirán quién cumple las
leyes y quién no.

Centraré la exposición con una referencia elemental al discurso clave
desde una perspectiva nacional vasca, que no puede ser otra que el
cumplimiento de las previsiones estatutarias. Se ha comprometido, señor
Aznar, lo hizo en el discurso de investidura valientemente, lo viene
haciendo a lo largo de dos años, pero nos preocupa terriblemente que no
se realice. Y nos preocupa, en especial en una legislatura de entente con
partidos nacionalistas, que no entiendan que ese fue un compromiso clave,
que los nacionalistas vascos hicimos concesiones importantes y que
creímos que era un marco de prosperidad, de solera democrática y de
respeto mutuo, pero vemos que no se cumple. Habría que hablar de por qué
no se cumplen cuestiones, y además se anuncia, en materias
sociolaborales, como el empleo, la investigación, el marco de relaciones
autónomas o la Seguridad Social. ¿O es que acaso conmueve los cimientos
del Estado la mera transferencia de una autopista? Si realmente piensan
que eso es así, no entendieron --perdónenme que se lo diga-- el espíritu
con el cual los nacionalistas vascos pactamos aquel estatuto. Y viene
siendo grave.

Usted dijo que éramos tozudos, yo diría que somos tenaces. La definición
de vasco habla de una persona tenaz y persistente. Y, en ese aspecto,
perseveraremos en nuestra intención, lo haremos así. Pero no se olviden
de que nos están poniendo en una situación, en un reto de tener que
buscar un marco propio de autogobierno, donde no haya leyes básicas que
encorseten nuestras políticas, donde no haya jurisprudencia que las
respalde inexorablemente o una política restrictiva que impida exigir y
cumplir lo poco que nos queda.

Creemos, señor Aznar, que este era un tema muy importante en la
transición y en la época democrática, creemos que se está perdiendo --y
lo decimos además con mucha pesadumbre-- una oportunidad impresionante de
haber extraído de ese marco legal todas las potencialidades que habrían
permitido establecer un período de sosiego político muy importante para
todos, y especialmente para el País Vasco. No coincidimos en nuestras
concepciones, ya lo sé, y no voy a intentar convencerle a usted, ni usted
a mí, pero ciertamente creemos que aquel compromiso de 1979 podría haber
servido para un período histórico relevante y todos habríamos podido
profundizar en el respeto y en el desarrollo de nuestros respectivos
pueblos.

Señor Aznar, empecé por un problema grave y quiero terminar con un
problema no menos grave, el tema de la violencia, el tema de conseguir la
pacificación. Ciertamente es un cáncer para la sociedad, especialmente
para la sociedad vasca, y se convierte en el gran drama y en el gran
dolor para los que lo sufren directamente. Y, en ese sentido, manifiesto
mi condolencia a los familiares de las últimas dos víctimas, señor
Caballero y señor Parada, y mi solidaridad y la de Eusko Alkartasuna con
todas sus familias, sus amigos y sus familias políticas. Sabe usted que
la sociedad vasca, y desde luego todos los votantes, representantes,
simpatizantes o afiliados de Eusko Alkartasuna tenemos muy claro que sólo
nos podremos respetar a nosotros mismos si respetamos a nuestros
convecinos y conciudadanos y que abominamos de cualquier aberración que
suponga violar un derecho y una libertad fundamental. Que la violencia
genera violencia, que no se pueden conseguir ideas a través de la
violencia y que no es camino de ninguna índole. Y hemos acudido, como
decía usted, a manifestaciones con ustedes, ¡claro que sí! y seguiremos
estando en todos los lados. Eso era el Pacto de Ajuria Enea. El Pacto de
Ajuria Enea es eso, pero también es búsqueda de soluciones políticas,
porque los ciudadanos pretenden que los responsables políticos busquemos
soluciones políticas. Desde la comprensión mutua, desde el respeto mutuo
y desde la mayor serenidad, creo que es ahí donde tenemos matices.

Simplemente ahí.




El señor PRESIDENTE: Vaya concluyendo, señora Lasagabaster.




La señora LASAGABASTER OLAZABAL: Voy concluyendo, señor presidente.

Simplemente ahí, no en otro lugar. Y yo creo que es importante que nos
entendamos, al menos que nos entendamos. Cuando nosotros hablamos de
hablar --ya sé que esto no gusta y a alguno le puede escandalizar--, no
lo hacemos como admitir lo que hacen; no les exime de ninguna
responsabilidad, ni les atenúa ni un gramo de responsabilidad, ni
hablamos por hablar. Nunca lo hemos hecho ni lo haremos. Ni lo haremos,
ni les pedimos que lo hagan. Cuando hablamos es para encauzar el tema.

Siguen sin tener razón, pero cambiar las armas por el diálogo y la
palabra creo que al menos merece la pena. No les pedimos que hablen por
hablar, nunca lo hemos hecho ni lo haremos; que lo hagan en el marco y
con las garantías que ustedes consideren adecuadas, en el momento en que
lo consideren adecuado, con la intermediación que consideren



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adecuada, con la discreción que ustedes consideren importante o
conveniente. Pero creemos que esa es una fórmula. Nada más que eso. En el
peor de los casos, la realidad será cruel y estaremos donde estamos; en
el mejor, esperemos que ya no haya más víctimas.

Sé que se ha hablado de Irlanda y no me voy a extender...




El señor PRESIDENTE: No puede, señora Lasagabaster.




La señora LASAGABASTER OLAZABAL: No, señor presidente.

Ningún conflicto es análogo, comparable ni asimilable, pero hay
metodologías que pueden --digo que pueden-- ser utilizables. Creo que ese
es nuestro matiz y creo que, al menos --yo se lo transmito, respetando
sus decisiones y sus pensamientos, como no podía ser de otra manera--, es
importante que se piense.

Muchas gracias.




El señor PRESIDENTE: Gracias, señora Lasagabaster.

Señor Chiquillo.




El señor CHIQUILLO BARBER: Gracias, señor presidente.

Señor presidente del Gobierno, señorías, intervengo, en nombre y
representación de Unió Valenciana, en el debate de política general de
1998 valorando, desde una crítica constructiva, como se plasmará en las
propuestas de resolución que vamos a presentar, la gestión del último
año, su gestión, como simplemente desconcertante.

Al acierto en la adopción de medidas para acceder, en materia económica,
junto al grupo de cabeza de la Unión Europea, que ha culminado con el
inicio de la etapa euro, se han alternado otras decisiones menos
afortunadas, otras decepcionantes y, en cuestiones como la agrícola,
dubitativas y débiles.

Iniciaré mi intervención con las cuestiones agrarias. Quiero
transmitirle, en primer lugar, nuestra honda preocupación, que es la del
sector agrario español, la de la agricultura mediterránea, la de los
agricultores, hombres y mujeres del campo valenciano, por la amenaza que
significa para la agricultura mediterránea el capítulo agrario, la
llamada tercera PAC del documento de la Comisión Europea, conocido con el
nombre de Agenda 2000, al que usted dedicó ayer poco más de un minuto.

Las previsibles amenazas de la Unión Europea contra nuestra agricultura
se van concretando. Y en este documento más claramente que nunca. La
Comisión pretende congelar o reducir el presupuesto de las distintas
organizaciones comunes de mercado en el período 2000-2006, que es el
período de vigencia de este documento Agenda 2000. En concreto, propone
congelarlo para el aceite de oliva y el vino y, lo que es más grave,
reducirlo para un sector básico para la economía exportadora de España y
de la Comunidad Valenciana: frutas y hortalizas.

Desde Unió Valenciana entendemos que se debe cambiar el mensaje del
Gobierno español y hacer de la defensa del sector agrario mediterráneo,
español y valenciano, una cuestión de Estado. Un informe muy reciente de
la Universidad Politécnica de Valencia revela que la PAC vigente ya
perjudicaba claramente a los productos mediterráneos y advierte que las
propuestas del capítulo agrícola de la Agenda 2000 discriminan claramente
a la agricultura mediterránea, en beneficio de los productos agrarios
continentales de los países ricos del norte.

Su Gobierno, y esa es la petición constructiva que le hacemos en el día
de hoy, debe encabezar una minoría de bloqueo en Bruselas, junto a todos
los países del Mediterráneo, frente al capítulo agrícola de la Agenda
2000 y conseguir que la nueva política agraria comunitaria, la nueva
política europea en agricultura se encauce hacia la modernización de
estructuras, hacia la calidad de nuestras producciones y que las ayudas
se dirijan a sectores que presenten proyectos en los que se demuestre su
competitividad, su calidad, como es el caso de las frutas y hortalizas,
que han visto reducidas sus ayudas en los últimos años y las va a ver aún
más a partir del año 2000.

Asimismo, entendemos que la nueva PAC debe garantizar un nivel de renta a
los agricultores, deben revisarse en profundidad los acuerdos
preferenciales con terceros países en materia agrícola, que producen en
condiciones de dumping social, y el papel medioambiental de la
agricultura. Pero en Europa no es sólo el capítulo agrícola, quedan
muchas batallas que dirimir, además de la agrícola. Los fondos europeos,
de los que usted sabe que la Comunidad Valenciana depende para corregir
sus desequilibrios entre diversas comarcas de la propia Comunidad, que
necesitan, que requieren que continúen esos fondos estructurales más allá
del año 2000.

Si la primera cuestión que le planteaba era la preocupación del sector
agrario, la segunda se refiere a una antigua reivindicación de los
valencianos: el trasvase de aguas del Ebro a la Comunidad Valenciana. No
hablamos de una propuesta novedosa, ni mucho menos de un capricho de unos
cuantos agricultores o del sector turístico de la Comunidad Valenciana,
que necesitan ese bien tan escaso como es el agua. Esta reivindicación se
remonta al siglo pasado, a 1869, sin que más de una docena de gobiernos
hayan sido capaces de materializarlo. Entre 1972 y 1976, se ejecutaron
los actuales 36 kilómetros del canal Cherta-Calig, en el margen derecho
del canal del bajo Ebro. En su proyecto original, se diseñaron más de 150
kilómetros más, hasta alcanzar la cuenca del Millares. Hoy, 25 años
después del anuncio en el BOE de ese concurso-subasta de las obras, la
petición recobra actualidad, lamentablemente,



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dado el déficit hídrico que sufren las comarcas de Castellón y de
Valencia.

Demostrados como están y cuantificados los excedentes del Ebro, avalada
la viabilidad económica, social y medioambiental del trasvase del Ebro a
la Comunidad Valenciana, procede declarar de interés general esa obra
hidráulica e incluir en el Plan hidrológico nacional el trasvase,
necesario para el desarrollo socioeconómico de la Comunidad Valenciana y
vital para la consolidación del regadío histórico ya existente en ella,
así como el relanzamiento turístico de Castellón, cuyos municipios en el
interior carecen de suministro de agua potable, por la escasez de agua en
condiciones para el consumo humano, agrícola e industrial. Si hay agua,
como dice el Plan nacional de regadíos, para más de 150.000 hectáreas en
todo el Estado, en concreto 65.000 hectáreas nuevas de regadío en Aragón,
debe haber 150 hectómetros cúbicos anuales para trasvasar a Castellón y
Valencia y cubrir sus necesidades hídricas. Si no es así, retire el Plan
de regadíos por improcedente y por improvisado.

Y nuestro tercer frente de hoy quiere recordarle que el Gobierno central
tiene desde hace casi dieciséis años una deuda histórica con los
damnificados por la rotura de la presa de Tous. No está aún solucionado,
aunque algunas de sus señorías puedan pensar que sí. Tras los decretos 4,
de 1993, y 10, de 1995, no se resolvieron ni se atendieron las justas
demandas de los damnificados, no se satisficieron esas reivindicaciones y
fue una sentencia, la del 27 de febrero de 1998, un auto que dictó la
Audiencia Provincial de Valencia, la que sí reconocía todas y cada una de
las peticiones de los damnificados, a saber: cobro del lucro cesante
desde 1982 hasta 1997, los daños morales sufridos por los damnificados y
la actualización, vía índice de precios al consumo, desde 1982 a 1997,
equivalente a un 147 por ciento, por los daños ocasionados hace más de 15
años. Estas cuestiones no fueron recogidas en los dos decretos anteriores
que he citado y, por lo tanto, quienes de buena fe firmaron esos decretos
no vieron satisfechas las cuantías que ahora una sentencia ha reconocido
a un grupo muy limitado de damnificados. Por consiguiente, se ha creado
una clara e injusta discriminación entre damnificados, entre los que
firmaron el primer decreto, los que firmaron el segundo y los poco más de
5.000 que se van a acoger a la sentencia, porque habían renunciado
firmando los decretos anteriores. Un mismo damnificado...




El señor PRESIDENTE: Señor Chiquillo, ha de concluir.

El señor CHIQUILLO BARBER: Concluyo rápidamente.

Es una discriminación que afecta a una amplia mayoría de afectados, es
una injusticia y una deuda que hay que corregir y abonar. Le recuerdo en
estos momentos sus palabras en el gran teatro de Alcira, en la precampaña
de 1996. Dijo que iba a dictar un tercer decreto para corregir todas las
desigualdades y que todos los damnificados cobraran igual hasta la última
peseta.

Reflexione y atienda nuestras demandas, la agricultura mediterránea, el
trasvase de aguas a la Comunidad Valenciana y el abono de una deuda
histórica a los damnificados de la ribera. Defienda, cumpla y pague
deudas, que con Valencia tiene muchas. Se lo reconoceremos si las cumple,
se lo reconoceremos si cumple su palabra y así Valencia también podrá ir
bien.

Sobre infraestructuras necesitaremos más debates, porque sigue siendo la
asignatura pendiente.

Muchas gracias, señor presidente.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Chiquillo.

Señor presidente del Gobierno.




El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Aznar López): Señor presidente,
señorías, procuraré contestar en la medida de mis posibilidades lo más
concretamente que pueda a las intervenciones de los señores y señoras
portavoces del Grupo Mixto, empezando por una consideración de carácter
general que han hecho todos los portavoces y que es la valoración, sin
duda positiva, de la entrada de España en el euro.

Yo, ya lo saben SS. SS., por no alargarme mucho, la comparto plenamente,
y, además de compartirla, hemos procurado impulsarla con el esfuerzo de
toda la sociedad española. Yo creo que el éxito que se ha conseguido es
un éxito de todos, sin duda, que todos debemos compartir, que todos
compartimos y que nos debe alegrar. Sinceramente, no participo de alguno
de los elementos negativos que se han presentado sobre la entrada de
España en el euro, en cuanto a su visión global. No pienso que estemos en
una operación precisamente para favorecer, como se ha dicho, al gran
capital ni a ningún otro tipo de operación criminal que pueda ser un
grave peligro y un grave riesgo para ningún país europeo, ni siquiera
para Europa en su conjunto, ni tampoco, por supuesto, para la humanidad,
que puede estar tranquila, bastante segura y bastante esperanzada de la
puesta en marcha de la moneda única europea. (El señor vicepresidente,
Fernández-Miranda y Lozana, ocupa la Presidencia.) Yo creo que es una
respuesta muy importante, muy inteligente, a la globalización del mundo
de hoy. La respuesta europea tenía que ser una respuesta de integración.

Se había avanzado en la integración política, se había avanzado en la
coordinación económica, pero un mundo globalizado, con una revolución
tecnológica como la que tiene en este momento, con las necesidades de
competencia y, por otra parte, las necesidades de satisfacer las
prestaciones de cohesión social en los países europeos, exige una
respuesta adecuada, como es la de la creación de una moneda única para
todos.




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Sin duda, es un reto, pero, como yo decía ayer, es una oportunidad
trascendental, trascendental para Europa, porque, a través de la moneda
única, va a producirse la refundación política europea. Y España va a
estar allí. También desde el punto de vista económico y social, porque,
evidentemente, vamos a hacer una mayor coordinación e integración de
contenido económico y social y una mayor convergencia en todos los
niveles. Cuando hemos hecho la convergencia en términos nominales para
ingresar en la moneda única, tenemos que seguir haciendo convergencia en
todos los términos, en términos reales, en términos de renta, en términos
salariales, etcétera. Esa es la convergencia española y esos son los
pasos que se han dado. Para eso, en mi opinión, será una ayuda en
términos de oportunidad inestimable la presencia de España en la moneda
única europea.

Ha habido que hacer muchos esfuerzos para ello. No quiero ahora volver a
reiterar una historia, pero sí quiero decir que los primeros intentos que
hizo España de ajustar sus parámetros económicos y macroeconómicos a un
patrón único como fue el Sistema Monetario Europeo en 1989 no
funcionaron, no salió bien. Por tanto, hemos tenido que hacer un esfuerzo
adicional.

Señorías, basta repasar las cifras de cumplimiento macroeconómico hace
dos años de los distintos países de la Unión Europea para darse cuenta de
que en España, tengo que decirlo, desgraciadamente, por ejemplo, la
inflación era, en el año 1994, el 4,7, y en el año 1995, el 4,7. Y esto
no era común en la Unión Europea. En los países de la Unión Europea
estaba bajando la inflación; en España, no. Y es que el déficit era del
6,3 y pasó al 7,3. Y es que la deuda en los últimos años creció 20
puntos; pasó del 48 al 68 por ciento de nuestro producto bruto. Por eso,
el esfuerzo adicional que ha habido que hacer ha sido muy importante. Por
tanto, no es cuestión de no reconocer una cosa, sino de poner las cuentas
en su justo punto, sabiendo que, al final, uno gestiona, administra,
impulsa y también es heredero de una tradición europeísta, de una
corriente europeísta española modernizadora, abierta a las nuevas
tendencias europeas, que, sinceramente, a mí me parecen muy positivas.

¿Ha merecido la pena el esfuerzo? Sinceramente, yo creo que sí. Alguna de
SS. SS. mencionaba el tema de los funcionarios públicos. Creo que el
esfuerzo ha merecido la pena y se lo quiero agradecer; sé que el año
pasado he pedido a los funcionarios públicos el esfuerzo que supone la
congelación salarial y se lo quiero agradecer y decirles que ese esfuerzo
ha permitido que obtengamos estos resultados. Por tanto, han prestado un
muy buen servicio al país. Nosotros hemos procurado poner nuestra parte:
adoptar medidas que nos permitieran reducir la inflación por debajo del 2
por ciento, porque no es exactamente lo mismo tomar la decisión de
congelar un salario con una inflación del 7 por ciento que con una
inflación del 1,8 por ciento. En términos de poder adquisitivo, la
diferencia es como de la noche al día y, si eso se conjuga con un
descenso de tipos de interés, aún más. En consecuencia, quiero decir que
la respuesta de los funcionarios públicos me parece muy positiva y lo
quiero agradecer.

Les ruego a SS. SS. que no confundamos las cosas al hablar de las
cuestiones europeas; no mezclemos el euro, la moneda única, cuyos efectos
beneficiosos ya notamos y cuya aplicación práctica empezará realmente el
1 de enero de 1999, con otras cuestiones que forman parte del ámbito
europeo, pero no tienen nada que ver; no lo mezclemos con la OCM del
aceite de oliva o con los debates sobre las perspectivas financieras de
la Agenda 2000, que son otros debates diferentes. Ya he dicho ayer que la
OCM del aceite de oliva se estaba negociando, que se sigue negociando y
que espero que España y nuestro sector olivarero puedan ver cómo son
modificadas las propuestas primitivas de la Comisión en orden a lo que
significa una producción global, total, para toda la producción europea
y, en consecuencia, una asignación de cuota nacional; espero que podamos
superar la cuota que nos ha sido asignada, estableciendo una media
razonable --que tampoco es pedir mucho; es difícil, pero no es pedir
mucho-- entre años húmedos y años secos, que es cómo se debieron hacer
las cosas desde el primer momento y en lo que estamos trabajando.

He pedido un consenso y una acción específica de la Cámara para la Agenda
2000, especialmente para todo lo que son negociaciones de política
agraria y perspectivas financieras. Pero quiero decir que cuando se pone
el ejemplo de lo que puede significar un cambio de Gobierno, cuando se
pide un cambio de mensaje en relación con la política mediterránea, como
ha hecho el señor Chiquillo, hay que poner los datos encima de la mesa,
porque es difícil que un gobierno, que cualquier gobierno español
defienda más que éste los intereses de la agricultura mediterránea
española. El año 1997 ha sido un año récord en la exportación de frutas y
hortalizas españolas: 900.000 millones de pesetas; año histórico récord.

Y ha sido también año histórico récord en la recepción de ayudas: más de
8.000 millones de pesetas por la nueva OCM, que, además, es el 25 por
ciento de lo que significa la OCM en términos de ayudas en la Unión
Europea.

¿Se puede pedir más? Se puede pedir lo que se quiera, pero, realmente, se
trata de un sector productivo que, como todos los sectores, hay que
cuidar, hay que incentivar, hay que favorecer en todo caso, pero que me
parece que goza de una salud razonable. ¿Queremos cambiar el mensaje?
Sinceramente, yo creo que podemos fortalecer el mensaje, pero en cuanto a
cambiar, habrá que decir en qué orientación y con qué posibilidades,
porque, naturalmente, yo comparto, y S. S. lo sabe, el interés que tiene
en relación con el sector agrario.




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La señora Almeida ha mencionado algunas cuestiones relativas a planes de
empleo, Impuesto sobre la Renta y planes de futuro. Creo que habría que
tener en cuenta el horizonte próximo, como decía ayer, Yo no sé si se
puede determinar que un nuevo Impuesto sobre la Renta, la supresión del
servicio militar obligatorio, reformas importantes en el ámbito de la
justicia o hacer del empleo nuestro objetivo constituyen un proyecto o un
impulso agotado. En el ámbito de lo que significa la política europea
actual y lo que pueden ser iniciativas del Gobierno, me parecen de la
mayor trascendencia y, como se decía ayer, solamente una de ellas podría
justificar el empeño de una legislatura, solamente una de ellas. Aquí
estamos haciendo una acumulación de empeños en una legislatura porque
creemos que es bueno para nuestro país. Lo estamos haciendo de esa
manera, en un gran impulso, para que España aproveche esa oportunidad que
tiene en este momento.

Si me habla del Plan de empleo --evidentemente, no estoy de acuerdo con
algunas de las cuestiones que ha planteado S. S--, si se valora el Plan
de empleo español, le quiero decir dos cosas. La primera, que a este
Gobierno se le podrán hacer las críticas que cada uno estime conveniente,
en el ejercicio de sus derechos y de su libertad, faltaría más, pero no
se le podrá decir, sin ser un poco injusto, que es un Gobierno que no ha
hecho un esfuerzo de diálogo, también en el Plan de empleo. Sin ser un
poco injusto, sin leer papeles equivocados, no se le podrán hacer
críticas respecto a la valoración europea del Plan de empleo, porque la
Comisión Europea acaba de situar el Plan de empleo de España --lo dije
ayer y hoy lo vuelvo a reiterar-- en la cabeza de todas las orientaciones
de referencia establecidas por la Comisión Europea. Se puede decir lo que
se quiera, se pueden dar opiniones o leer papeles falsos, pero ésta es la
realidad de las cosas, ésta es la opinión de la Comisión Europea. Si me
dicen que en el futuro podremos mejorar ese Plan de empleo, lo podremos
mejorar, pero la Comisión dice simplemente que España está en la cabeza
en los principales objetivos y calendarios para afrontar el paro de
jóvenes, la prevención del empleo y la regulación y el compromiso de
ofertar formación profesional al menos al 20 por ciento de los
desempleados. Ese es nuestro Plan de empleo, señorías, y esto es lo que
dice la Comisión. A partir de ese momento, las cifras del Plan de empleo
a mí me parecen importantes y también me parece importante el crecimiento
del empleo. Su señoría me dice: Usted se quedó un poco solo en la cumbre
europea de Luxemburgo. Sí, y probablemente me tenga que quedar solo en
otras; el problema no es quedarse solo o acompañado, el problema es tener
o no razón y defender correctamente los intereses del país. Yo prefiero
quedarme solo y que España cree el 52 ó el 53 por ciento del empleo de la
Unión Europea que no al revés, estar muy acompañado y que el paro crezca
en nuestro país. No tiene nada que ver una cosa con otra. (Fuertes
aplausos.) Por tanto, vuelvo a decir que es una cuestión de realidades.

Uno tiene que plantear sus recursos presupuestarios sobre la realidad de
desempleo que tiene uno, no sobre la que tienen los demás, como es
natural y lógico y como SS. SS. comprenderán perfectamente.

Ha hablado S. S. de un proyecto fiscal egoísta e insolidario. Le quiero
plantear, señora Almeida, alguna cuestión. Es un proyecto que hace que
las rentas inferiores a dos millones de pesetas paguen un 30 por ciento
menos y las superiores a cinco millones de pesetas paguen un 6 por ciento
menos. ¿A usted le parece un proyecto e injusto e insolidario pasar del
30 al 6 por ciento? ¿Qué le parecería si fuese al revés, señoría, más
insolidario todavía? ¿Cómo tendría que ser de solidario? Explíquemelo.

Pasamos del 30 al 6 por ciento. ¿Cómo tiene que ser de solidario? Díganse
las cosas.

Cuando hay un millón y medio de ciudadanos que van a dejar de pagar el
impuesto; cuando cinco millones van a dejar de tener que presentar
declaración; cuando una familia media, con dos hijos, en la que trabajen
los dos, que gane 2.400.000 pesetas al año va a dejar de pagar el
impuesto; cuando la renta presunta por vivienda va a dejar de tributar y
cuando el coste de esas reformas son 350.000 millones en un marco
estático, no en un marco dinámico de crecimiento económico y, por tanto,
generador de empleo --y ya les digo que en el Programa de Convergencia la
cifra prevista de crecimiento de la economía española como consecuencia
de la reforma fiscal es el 0,5 por ciento y que en ese camino van todos
los países europeos--, ¿cómo se puede calificar eso de insolidario,
señoría? Se puede calificar de muchas maneras, pero de insolidario no es
posible. Sinceramente, calificarlo así es, en mi opinión, cometer un
exceso.

Ha mencionado el señor representante del Bloque Nacionalista Galego
algunas cuestiones en relación con Galicia que intentaré contestar lo más
concretamente posible. Señoría, el número de contratos indefinidos
realizados en Galicia desde la aprobación de la reforma laboral ha pasado
de 16.900 a 40.340, es decir, ha pasado del 3,80 al 7,68 por cien; sin
duda tenemos que seguir mejorando la tasa de contratos indefinidos, pero
no se puede decir que no se ha mejorado esa tasa. Ha acusado S. S. al
Gobierno de insensibilidad para todas las cuestiones que se refieren a
Galicia, que ya es acusar a este Gobierno; pero le ha acusado, además, de
falta de diligencia, por ejemplo, en algunos accidentes --que imagino que
no me achacará a mí personalmente--, como el ocurrido en el puente de As
Pías, en Ferrol; yo tengo la culpa de casi todo y, si quiere usted,
también de eso. El accidente ocurrió el 13 de enero, el Consejo de
Ministros tomó las medidas correspondientes el 16 de enero y el puente
está en servicio desde el 10 de marzo, 51 días antes de lo previsto. Me
habla usted de la autopista de Fene a Ferrol. Ya hay un proyecto



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aprobado y hay un convenio con Enausa para su construcción. Esta es la
realidad y éstos son los datos. ¿Que a usted no le gustan? Pues dígame
que no le gustan los datos.

En el sector lácteo hemos obtenido por el momento y se ha reconocido un
aumento de la cuota establecida para España de 221.000 toneladas. Y en
relación con lo que significan los intereses pesqueros esenciales
españoles en el marco de la Unión Europea, creo que es bastante correcta
la actuación del Gobierno desde el punto de vista de lo que está siendo
modernización de flota, apoyo a nuestros caladeros, defensa en Bruselas
de nuestros intereses y, naturalmente, búsqueda de nuevas posibilidades y
de nuevos caladeros para nuestra flota pesquera.

Ha hablado S. S. de la industria naval. Señoría, en la industria naval la
carga de trabajo de la empresa Bazán está garantizada hasta el año 2006,
entre otras cosas, por la construcción de algo probablemente tan
abominable desde otros puntos de vista como puede ser una fragata. Bueno,
pero está garantizada la carga. Si usted tiene un método de garantizar
carga de trabajo en un astillero como Bazán que no sea la construcción de
buques, dígamelo, por favor. Dígamelo porque yo con mucho gusto le
escucharé y con mucho gusto intentaré ver si es posible que realmente nos
dediquemos en los astilleros a otra cosa que no sea la construcción de
buques, la construcción naval. Si se refiere su señoría a Astano, en este
momento acaba de contratar dos plataformas, por un importe de 48.000
millones de pesetas, que garantizan una carga de futuro para dicha
empresa. Me dice usted: pues todavía hacen falta más; hacen falta seis
plataformas. Señoría, de momento tenemos dos plataformas. Evidentemente,
habrá que hacer más cosas, pero si usted me pone el ejemplo de una
industria en el mundo, en la parte del mundo que usted quiera, que tenga
garantizada permanentemente y para la eternidad --por tomar una dimensión
económica inabarcable: la eternidad-- una carga de trabajo, preséntemela,
porque estoy deseando conocerla, señoría.

Si me habla usted de lo que significa en Galicia el incremento de las
competencias o el incremento del nivel autonómico, creo sinceramente que
Galicia tiene en este momento un nivel de financiación y de
corresponsabilidad en la financiación autonómica como no ha tenido nunca.

Usted podrá decir que quiere más, pero tiene un nivel de financiación y
de corresponsabilidad como no ha tenido nunca.

Y si me habla de lo que significan las competencias, yo tengo aquí la
relación de competencias transferidas por este Gobierno en el desarrollo
del Estatuto de Autonomía de Galicia y la verdad es que estamos en el
momento más alto de su desarrollo. Se han transferido competencias muy
importantes, desde medios personales y materiales en el ámbito de la
justicia hasta la competencia del INEM. Yo creo que hay hechos que los
ciudadanos ven todos los días en relación con Galicia, como es el avance
en sus autovías y en sus infraestructuras. No le costará a usted creerme
si le digo que me gustaría mucho que las autovías que van a Galicia
hubieran estado terminadas hace tiempo, pero es que no estaban
terminadas. El esfuerzo presupuestario que se está haciendo para
terminarlas en los plazos más breves posibles es muy importante. A mí
también me gustaría que hubiesen estado terminadas hace mucho tiempo,
pero es que no ha sido así.

Tampoco es fácil discutirle mucho a este Gobierno el esfuerzo que está
haciendo de conexión de todo el cuadrante noroeste de la península,
especialmente en lo que son las comunicaciones y las conexiones con
Galicia. En consecuencia, señorías, yo creo que estas cuestiones conviene
tenerlas claras. Lo más preciso de su discurso, lo que a mí más me ha
gustado han sido los versos de Luis Cernuda, de García Lorca y también,
por supuesto, la cita de Rosalía de Castro; me ha parecido lo mejor y,
sin duda, lo más preciso de todo su discurso. En lo otro, procuro
complementar su ambigüedad con alguna precisión en los datos que, sin
duda, los gallegos nos agradecerán.

Por lo que se refiere a la intervención de la señora Rahola, quisiera
hacer dos comentarios. El primero es que considero absolutamente
injustificado decir que son más o menos demócratas los que defienden un
derecho determinado. Mire usted, pueden ser igual de demócratas. Creo que
la vigencia de la Constitución española, los sentimientos básicos de la
nación española, el claro establecimiento del pacto constitucional nos
ahorran muchos problemas a los españoles y, sin duda, ése es el camino y
ésa es mi actitud y la del Gobierno.

Le voy a hacer un ruego a la señora Almeida, y es que no se utilice la
expresión: odio contra nadie. No es verdad que en alguna parte de España
exista odio contra Cataluña; sinceramente, no es verdad. Créame, no se
debe hacer ese tipo de política, que a la primera que daña es a Cataluña,
para intentar ganar rentabilidades o réditos políticos en Cataluña. No es
verdad. Y entre todos --como hablábamos ayer--, tenemos que hacer un
esfuerzo de integración, de comprensión, como venimos haciendo desde hace
mucho tiempo. Los españoles tampoco nos hemos llevado tan mal, desde el
punto de vista territorial, a lo largo de muchas épocas de nuestra
historia, a lo largo de toda nuestra historia, si quiere, pero hagamos
ese esfuerzo de comprensión y no utilicemos palabras que puedan
plantearse como elementos de ventaja en una comunidad, que no tienen
ningún sentido. No hay ningún odio a nadie, a ningún territorio ni a
Cataluña ni a ninguna comunidad, que pueda provenir de otra parte de
España. Creo que debemos fortalecer entre todos esa sensación y ese
sentimiento de integración.

A la señora Lasagabaster le daré algunos datos en relación con el empleo.

Ha dicho S. S. que se pueden



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completar, que se pueden tomar algunas medidas; yo no voy a hablar de lo
que ha sido el elemento por ley de la reducción de jornada, me referí
ayer a ese aspecto y creo que no produce ningún efecto positivo. Quiero
decirle que el aumento de ocupados en el País Vasco en los dos últimos
años ha sido importante, más de 53.000 personas, que ha descendido el
número de parados en más de 21.000 personas y que el número de contratos
indefinidos se ha duplicado en el País Vasco a partir de la reforma
laboral. Son cuestiones que merece la pena tener en cuenta, porque creo
que el País Vasco ha demostrado un extraordinario dinamismo económico, un
extraordinario dinamismo social en unas circunstancias también difíciles.

Yo siempre hago una pregunta en este punto: ¿Adónde podría llegar el
dinamismo de una región, de una comunidad con la tradición industrial que
tiene el País Vasco, si no existiese el fenómeno de la violencia? Y no
hablo ya del fenómeno de la violencia terrorista, sino del de la
violencia callejera. ¿Adónde podría llegar?
Si S. S. repasa los datos industriales de la pequeña y mediana empresa en
provincias o en territorios históricos, como usted los quiera llamar,
como Alava o Guipúzcoa, verá que en este momento son espectaculares y que
la recuperación económica de Vizcaya es espectacular, motivada,
evidentemente, por la mejora de la economía de nuestro país, por la
rebaja de los tipos de interés y por los planes de liberalización; se han
hecho operaciones industriales muy importantes y en muchas ocasiones se
han complementado de una manera adecuada el Gobierno de la nación y el
Gobierno de la comunidad autónoma. Eso es muy importante y hay que
aprovecharlo. Y si eso se puede traducir en términos de empleo en el País
Vasco, especialmente para la gente joven, a mí me parece verdaderamente
trascendental.

Por eso, no solamente por razones políticas o morales, sino también por
razones de oportunidad, me parece absolutamente inaceptable que se pueda
ver el fenómeno de la violencia callejera como algo imposible de
solucionar y de resolver. No creo en eso sinceramente, y pediría el mayor
esfuerzo por parte de todos para resolver ese problema que, sin duda, es
importante.

Respecto al desarrollo del Estatuto, ya hablé ayer de lo que ha sido una
política activa de desarrollo del mismo en la cual estamos comprometidos,
lo que no quiere decir que siempre haya que dar la razón a una comunidad
autónoma, sobre todo cuando se piensa que no la tiene.

Respecto a las cuestiones relativas a la violencia, agradezco sus
palabras y su buena voluntad, pero yo me ratifico exactamente en lo que
dije ayer. Aquí, señora Lasagabaster, solamente hay una decisión que
tomar, solamente una, y no la tenemos que tomar nosotros, que es dejar la
violencia; es la única decisión que hay que tomar. Desde luego, los
hechos demuestran que no se está por la labor de tomar esa decisión, por
muchos intentos de diálogo o de negociación, que desde luego nosotros no
vamos a hacer, y que me parecen un grave error cuando existe esa clara
voluntad de seguir matando.

Al señor Chiquillo ya le he hecho un comentario en relación con la Agenda
2000, en lo que respecta al sector agrario. Repasaré los datos, que en
este momento no tengo, en relación con los afectados en la presa de Tous.

Recuerdo muy bien la visita que S. S. me comentaba anteriormente.

Le quiero decir también que los datos de empleo en la Comunidad
Valenciana son muy importantes: el número de contratos indefinidos se ha
triplicado en esa comunidad y el número de ocupados ha crecido en más de
65.000 personas, lo cual demuestra un dinamismo económico muy importante.

En relación con determinadas políticas hidrológicas, en este momento lo
que ha hecho el Gobierno --y lo sabe muy bien, porque se ha hecho el Plan
del Júcar, que afecta a la Comunidad Valenciana, y el Plan del Tajo, que
también afecta a dicha comunidad-- es terminar los planes de cuenca, que
era nuestro propósito, para poder abordar el Plan Hidrológico Nacional.

¿Podemos abordar el Plan Hidrológico Nacional? A mí me parece un empeño
que requiere la máxima cooperación y colaboración de todas las
administraciones públicas. Yo lo desearía, pero ya que saca usted el tema
--y le agradezco mucho que lo saque--, le pido su colaboración, señor
Chiquillo, y le pido también que desde la formación política que usted
representa colaboren para que exista el mayor grado de racionalidad
posible en la utilización de unos recursos hidrológicos tan importantes
para todos y para el desarrollo de nuestro país y el de todas y cada una
de nuestras comunidades autónomas. Le pido su colaboración, porque yo
creo que ese empeño del Plan Hidrológico Nacional es uno de los empeños
de una legislatura de futuro que bien merece la pena por estar pendiente
desde hace tantos años.

Gracias, señor presidente. (Aplausos.) El señor VICEPRESIDENTE
(Fernández-Miranda y Lozana): Muchas gracias, señor presidente.

Señora Almeida.




La señora ALMEIDA CASTRO: Muchas gracias, señor presidente.

Señor presidente del Gobierno, de verdad que sigo ratificando que el
proyecto fiscal que usted nos ha presentado es un proyecto absolutamente
insolidario. Al mismo tiempo que pedía y agradecía a los funcionarios
sacrificios, hacía regalos a otros rebajando las plusvalías y el Impuesto
sobre Sociedades; el Impuesto sobre el Patrimonio se ha convertido en
algo simbólico y en el Impuesto sobre la Renta, del que usted ha hablado
de cantidades, vemos que a unos le rebaja seis puntos y a otros



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dos. (El señor presidente ocupa la Presidencia.) El problema no es que
usted no tenga derecho a rebajar los impuestos, sino que este país no se
lo puede permitir todavía. Y no se lo puede permitir porque estamos en
peor situación que el resto de Europa, ya que tenemos la tasa más baja de
actividad femenina y la tasa más alta de paro. Por eso es insolidario. A
lo mejor está bien que lo haga para su clientelismo, pero para este país
no. Usted vino de Luxemburgo diciendo que no tenía recursos para afrontar
el paro. Sin embargo, ahora dice que puede prescindir de esto. Por eso es
insolidario.

Es verdad que usted ha hablado del Plan de empleo. Yo le he reconocido ya
los efectos del diálogo sindical --he sido muy crítica cuando otros
Gobiernos no lo han hecho--, pero un plan de empleo requiere el esfuerzo
de toda la sociedad, el diálogo con las fuerzas sociales, con las fuerzas
sindicales y no aprobarlo sólo con el apoyo de sus socios. Por cierto, no
quiero criticar al señor Molins, que le vi muy lloroso ayer. No creo que,
por el hecho de ser nacionalista, sea la bestia negra; en absoluto.

Nosotros respetamos el pacto político con los nacionalistas y sobre todo
con Convergència i Unión; lo que criticamos es la política de derechas y
de complicidad que ha tenido en todo este proceso económico. Eso es lo
que hemos denunciado. Por lo demás, tenemos nuestro respeto a la
estabilidad y a lo que quiera, pero que quede constancia de su
complicidad con estas políticas.

Ha dicho que el proyecto no estaba agotado. Lo que me promete es la
derogación del servicio militar obligatorio y lo único que nos falta es
--a ver si lo conseguimos-- dejar de crear delincuentes artificiales en
nuestros jóvenes, sacarlos de las prisiones y no inhabilitarlos para
servir al Estado. Lo único que han hecho en su vida ha sido intentar
luchar contra un servicio militar que consideraban injusto, pero eso no
justifica su proyecto, aunque nos quiera meter la formación del espíritu
militar dentro de su plan de humanidades.

En cuanto a las ideas de justicia , mejor que no las toque. Mire que yo
le tento respeto a su ministra, pero cuando ha traído leyes orgánicas se
las ha tenido que llevar otra vez. Ahora nos dice que va a tocar el
jurado, que es en lo único que tiene confianza la ciudadanía. (Rumores.)
Esto venía en el núcleo de opinión que hemos visto el otro día.

Efectivamente, la justicia requiere muchas más cosas que leyes; requiere
que no se suba el 60 por ciento el salario de los magistrados y fiscales
del Tribunal Supremo. Usted se refería ayer a cuánto juez y magistrado
anónimo cumple con su deber. ¿Y por qué a ellos no les sube esa cantidad
exagerada, sin escalonamiento y sin clandestinidad? ¿No habrá que pagar
algunos servicios? Todo ese tipo de cosas entra dentro de la sospecha. A
nosotros no nos gusta, no nos ha gustado que lo haga así y no nos parece
que sea acertado.

Respecto a que le cuadran las cuentas, yo le quiero recordar que le han
cuadrado las cuentas porque nos ha despropiado a todos los españoles y
españolas del patrimonio público, puesto que lo ha vendido. Es verdad que
es una oferta política que ustedes hacían, pero de ahí se han sacado
muchos millones de pesetas que difícilmente los va a tener usted en otro
momento.

De todas formas, las cuentas no cuadran sólo con la moneda. Tiene que
venir la democracia cotidiana, la que nos llega a los hombres y a las
mujeres, la que nos hace sentirnos más libres, la que nos hace sentirnos
amparados en los derechos humanos y no como usted dijo ayer.

Permítame que le haga un gran reproche respecto a su intención de revisar
la ley de asilo para que no puedan venir delincuentes y mafiosos. Está el
«Diario de Sesiones», si no no me atrevería a decirlo, pero lo dijo
exactamente así. Son derechos políticos. Estamos celebrando el 50
aniversario de la Declaración de Derechos Humanos y tiene un compromiso
con Naciones Unidas para hacer un plan de acción global sobre los
derechos humanos. Hay que empezar a proteger aquí esos derechos.

No me ha contestado a nada de lo que le he dicho respecto a las mujeres.

No me ha dicho nada del aborto, no me ha dicho nada de cómo se converge
vitalmente y no solamente con monedas. No sólo de pan vive el hombre ni
mucho menos las mujeres. Nosotros queremos vivir de democracia, de
libertad, de respeto, de poder ejercer nuestros derechos sin miedo a la
cárcel, sin miedo a la revisión y sin miedo a muchas cosas. Esa es la
convergencia para la que su proyecto sí está agotado, para la que su
proyecto no tiene que ver con Europa, para una Europa que tiene que ser
cada vez más libre y más solidaria. Le sonará a mitin, le sonará a lo que
quiera, pero a mí me suena a entusiasmo. Iniciativa por Catalunya, los
Verdes y Nueva Izquierda queremos compartir ese entusiasmo con el
conjunto de las fuerzas culturalmente avanzadas, con los jóvenes a
quienes, ocupando un lugar, declaramos delincuentes, okupas, con los
jóvenes a los que esa reforma fiscal a la que S. S. se ha referido ha
quitado la deducción que había por alquileres de vivienda, lo cual supone
que 660.000 personas no van a tener esa deducción. Nos parece que eso es
insolidaridad. Se lo decimos con convencimiento y con sentimiento. Muchas
gracias.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señora Almeida.

Tiene la palabra el señor Rodríguez.




El señor RODRIGUEZ SANCHEZ: Gracias, señor presidente.

Señor presidente del Gobierno, no puede incluir al Bloque Nacionalista
Galego en la troupe de eufóricos por la moneda única. Espero que no lo
haya entendido así. Nosotros consideramos que la moneda es un instrumento
económico y no un fin en sí mismo. Hemos



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hecho un análisis donde se veía que para llegar hasta este hito hubo un
proceso de reestructuración del mercado, de reestructuración del tejido
productivo que afectó gravísimamente a Galicia, y que va por el camino de
seguir afectando. Ustedes no hablan de que a partir de este momento el
Estado español, del que usted es uno de los máximos responsables, va a
quedar sólo con una política fiscal limitada para hacer frente a toda la
situación económica del Estado. Eso preocupa a una fuerza política que no
está de acuerdo con el marco europeo tal como está montado, no con otro
alternativo, democrático, participativo e igualitario en el sentido de la
producción armónica entre todos, por lo que comprenderá S. S. que no
podemos estar satisfechos.

En relación con nuestra intervención, usted habla de contratos
indefinidos. Le voy a dar un dato que procede del número 16 de Papeles de
Economía Española. Respecto a Galicia la realidad palpable es la
siguiente: en 1987 teníamos 1.035.000 ocupados; en 1997 --cogemos un
ciclo suficientemente grande-- tenemos 905.000. No le voy a dar más datos
alarmantes porque serían elocuentes. Pero vamos a los sectores
industriales.

Es positivo que tenga que empezar a hablar ya de los temas de Galicia,
porque hasta ahora le resultaban profundamente extraños. Sigue cometiendo
errores garrafales o, cuando menos, le falta de información, hecho que no
le pasa con el olivar, de lo que me alegro mucho. En el sector lácteo
usted no dice que las 221.000 toneladas que conceden al Estado español
son consecuencia del aumento del 2 por ciento a todos los Estados, lo
cual beneficia más a los que más producen. Tampoco dice que eso repartido
internamente da como mucho 30.000 toneladas para Galicia, que necesita
400.000. Y, sobre todo, no entra a discutir el problema político de
fondo, que sería lo interesante, y es si hay derecho o no a hacer eso con
un sector productivo que es competitivo y capaz de enfrentarse al reto de
la Unión Europea con el libre mercado. Eso es lo que hay que responder.

La cuestión industrial. El hecho de obviar el tema de Endesa es
significativo, porque ahí le duele. Usted nos puede acusar de lo que
quiera, pero si no conoce la realidad tiene que tener más cuidado. Dijo
una cosa interesante. ¿Qué a hacer con Bazán sino barcos? Tenemos un
astillero que puede hacer de todo menos barcos, es decir, nada. El de
Astano, que usted acaba de citar, tiene trabajo hasta dentro de dos años,
pero con un tipo de instrumentos o barcos no considerados técnicamente
como tales, es decir, con una especie de plataformas que tienen un
mercado limitadísimo. Le puede informar el señor Piqué. Tenemos el único
astillero del mundo expulsado de la construcción de barcos
convencionales. ¿Qué puede hacer Bazán? No es qué puede hacer, sino qué
hizo muchas veces. Lo que pasa es que no se desarrolla esa línea: bienes
de equipo, turbinas, aerogeneradores. Por supuesto hay intención de
privatizar alguno de estos departamentos de carácter tecnológico.

Dice usted que yo hablé de falta de diligencia, pero yo no dije eso. Yo
dije que era sintomático respecto a la forma de tratar los temas en
Galicia, porque no sé si usted sabe que habría que reconstruir el puente,
que no le costó a usted nada pues los 900 millones de pesetas los pagaron
los seguros. Pueden ustedes comprobar cómo ese puente no tiene salida con
cuatro carriles, sino que va a dar al centro de una villa de 15.000
habitantes, esa es la comunicación de Ferrol con el resto de Galicia y
del Estado. Y no contentos con eso ni siquiera tuvieron la voluntad
política de decir: Vamos a ver cómo dejamos por lo menos unas
comunicaciones por ferrocarril. ¿Sabe S. S. por qué va a haber unas
comunicaciones por ferrocarril de 19 kilómetros a 48 kilómetros por hora
de media? Por una combinación de la buena predisposición de Renfe, de los
alcaldes de la zona y del diputado que suscribe, es decir, del Bloque
Nacionalista Galego. ¿Usted piensa que un país puede estar gobernado así?
Contésteme a eso. El día 24 empezará este tren: 19 kilómetros y con una
movida social de unos agentes que no son precisamente el Gobierno ni el
Partido Popular.

Por último, quiero decirle algo interesante respecto de las
transferencias. Intentábamos que usted hiciese un debate político. Yo le
hablé del artículo 150.2 de la Constitución. Señor Aznar, la
transferencia de Correos no se hace teniendo en cuenta determinadas
peculiaridades en nuestro país, es decir, no hay transferencia de Correos
posible aunque sea en un marco general. Con la Ley del Suelo y la Ley de
Hidrocarburos ocurre exactamente igual, y así sucesivamente.

En Galicia hay tres temas que son muy graves, en primer lugar, la
plataforma pesquera, las doce millas de aguas territoriales. A gran parte
de las cofradías, muchas de las cuales están gobernadas por miembros del
Partido Popular, no es un problema de exacerbados nacionalistas, le
gustaría ver esa plataforma territorial...




El señor PRESIDENTE: Concluya, señor Rodríguez, por favor.




El señor RODRIGUEZ SANCHEZ: Sí, señor presidente, ya acabo.

Decía que le gustaría ver esa plataforma gestionada en cuanto a
competencia de pesca por la Xunta de Galicia. Es un tema crucial, como es
un tema crucial también el de la Administración de justicia. Si
transferir es transferir bancos, sillas y personal para pagarlo, esa no
es una transferencia política.

Hay una cuestión muy sintomática. Usted obvia un tema que parece tabú,
como es el de la lengua. Yo le agradecería que empezase a perder el miedo
a hablar del pluralismo lingüístico del Estado español.




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Por último, me agrada que le gustase el verso de Luis Cernuda, pero no lo
debió de entender, porque precisamente era un ataque furibundo al
economicismo y al monetarismo. Decía nada menos que la barba argentina,
silbando entre las hojas, encanta al pueblo robusto y engañado con
maligna elocuencia. Yo a usted lo entiendo, pero me parece que usted a
mí, no.

Gracias.




El señor PRESIDENTE: Gracias, señor Rodríguez.

La señora Rahola tiene la palabra.




La señora RAHOLA I MARTINEZ: Gracias, señor presidente.

Voy a referirme a los tres aspectos que he expuesto y a los que muy
levemente me ha contestado.

El primero y fundamental, señor presidente, es que en mi discurso y en
las referencias que he hecho en ningún momento he hablado de demócratas
de primer nivel y demócratas de segundo nivel, o de diferencias entre
demócratas. Me parece indiscutible que el escenario es común, la
complicidad en la democracia es común y el paisaje en el cual nos movemos
unos y otros defendiendo ideas distintas es común. En consecuencia, no es
un tema entre demócratas, sino de consolidación de la democracia. La
Carta Constitucional, la Carta Magna ciertamente es el escenario de
diálogo de todos nosotros, pero no es un tema tabú, es reformable, es
dialogable, es replanteable y, además, la democracia es perfectible, la
podemos mejorar.

Pongo sobre la mesa --algún día este será un tema que abrirá un debate
necesariamente en Euskadi y también en este Congreso-- que la democracia
estará más consolidada y será más perfecta si algún día se regula el
derecho a la autodeterminación. No sólo se puede defender una idea, hay
que poder ejercerla. La unidad de España no puede estar defendida por el
Ejército o por el Rey, sino por la voluntad de las urnas. En
consecuencia, este no es un tema baladí. Evidentemente, no considero a
quien esté en contra de este planteamiento más o menos demócrata, pero sí
que considero la democracia más perfecta y más consolidada si regula un
derecho que es fundamental. No es un debate tan pequeño, baladí o extraño
pues acaba de producirse en el Ulster, en la Gran Bretaña.

En segundo lugar, no utilizaré el término odio. Señor presidente, estoy
de acuerdo en que es un término duro, pero me va a reconocer como mínimo
que antipatía a Cataluña un poco sí que hay. (Rumores.) Las hemerotecas
están llenas. Sólo pido que ningún partido político, ningún diputado
utilice la rentabilidad electoral que hay cuando se pronuncian discursos
contra Cataluña. Por respeto, no les voy a recordar el Pujol enano, pero
les puedo recordar montones de declaraciones de algunos diputados de
partidos que están en esta Cámara respecto a Cataluña, utilizando
directamente el discurso anticatalán. (Rumores.) No lo ha hecho el
presidente del Gobierno, pero lo han hecho más de una vez compañeros
suyos de escaño. Les pido, porque es un tema realmente importante para
nosotros, que no se caiga en el discurso anticatalán porque saben ustedes
perfectamente que se ha hecho.

Los catalanes estamos mal situados para hacer pedagogía de Cataluña a
España. Son ustedes los que están bien situados para defendernos. Son
ustedes quienes están bien situados para explicar que hay un agravio
económico importante, que Cataluña da más de lo que recibe, que no es
cierto que seamos insolidarios; no es cierto y tienen ustedes los datos
económicos. Podemos decirlo nosotros, el señor Molins, yo misma, la
señora Carme Laura Gil, cualquier diputado catalán. Es difícil porque no
nos creen. Díganlo ustedes, que a ustedes sí que les creen, porque es
cierto. Cataluña no sólo no es insolidaria, sino que recibe muchísimo
menos de lo que da. Al secretario de Estado, señor Jordi Fernández Díaz,
me remito.




El señor PRESIDENTE: Concluya, señora Rahola.




La señora RAHOLA I MARTINEZ: Cataluña recibe la mitad de las inversiones
respecto a otras autonomías. Este es sólo uno de los muchos datos del
agravio comparativo que podemos esgrimir. Precisamente por cohesión
social, precisamente porque es dinamita pura, les pido que nos ayuden con
la pedagogía sobre Cataluña. Cataluña no sólo no es insolidaria, sino que
es, de lejos, la más solidaria. (Rumores.) El señor PRESIDENTE: Gracias,
señora Rahola.

Señora Lasagabaster.




La señora LASAGABASTER OLAZABAL: Señor presidente del Gobierno, cómo no
me voy a alegrar de que crezca el empleo y de que haya menos
desempleados. Nuestra matización hace referencia a que la lucha contra el
paro estructural requiere quizás medidas audaces, yo diría que muy
audaces. Hubo algún portavoz ayer que señalaba que, aun a riesgo de
equivocarse, hay que tomarlas. Por ahí van nuestras ideas. Mientras nos
alegramos de que vaya un poco mejor, haríamos una petición para que se
inviertan en la margen izquierda más fondos en formación y en otra serie
de cuestiones que hay que revitalizar.

Preguntaba usted dónde podría llegar el País Vasco si no hubiera el
fenómeno de la violencia, le aseguro que es lo que nos preguntamos todos.

Estoy convencida, conociendo nuestro carácter, con sus virtudes y con sus
defectos, de que, como dicen en mi pueblo, saldríamos como una flecha. Es
una pena. Realmente es tanta la pena, aparte de todas las cuestiones
humanas y sociales, que estamos muy empeñados en que se solucione. No le
cabrá duda alguna de que la dirección es absolutamente la misma.




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Dice usted que siempre no se le va a dar la razón al Gobierno vasco. Yo
diría que siempre no, pero alguna vez podría ser. No se trata solamente
de una posición del Gobierno vasco, ha habido un esfuerzo muy importante
de unanimidad de todos los grupos del Parlamento vasco --en el cual
también están ustedes representados-- para interpretar, para priorizar,
para desarrollar cuáles eran las interpretaciones de lo establecido en el
Estatuto de Gernika. No es una interpretación unilateral, sino de todo el
Parlamento vasco. Algún mérito tiene que tener. Si le diera la razón al
Gobierno vasco sólo alguna vez, estaríamos encantados.

Dice usted que tengo buena voluntad y de verdad se lo agradezco. Hay
algunos que, no se si por desconocimiento o por mala fe, ni tan siquiera
lo admiten. Voy a hacer referencia a un personaje más ilustre que esta
diputada que les habla, a un padre de la Constitución, Miguel Herrero de
Miñón, que publicó un artículo titulado: Método de Stormont. Es
absolutamente legítimo, verdadero, no me invento nada, está aquí; todo él
tiene el mismo estilo, pero quiero limitarme a un párrafo --porque el
señor presidente me va a llamar la atención-- que resume muy bien lo que
estamos diciendo: Si en el Ulster se consigue la paz, algo tan deseable y
posible como todavía difícil, no es porque antes se haya renunciado
previamente a la guerra y entregado las armas, sino porque se ha forzado
el diálogo por encima de la voluntad y aun de los crímenes de quienes
seguían empeñados en no hablar, sino en luchar. El diálogo fue no cuando
las armas se callaron, sino a pesar de ellas.

Muchas gracias, señor presidente.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señora Lasagabaster.

Finalmente, tiene la palabra el señor Chiquillo.




El señor CHIQUILLO BARBER: Gracias, señor presidente.

Señor presidente del Gobierno muy brevemente quiero comentar un asunto
que usted ha tratado en primer término, las batallas que quedan por
librar en la Unión Europea en materia agrícola, en concreto, el capítulo
agrícola de la Agenda 2000. Sigo reafirmándome --a pesar de que las
exportaciones han ido a buen nivel, hecho que tengo que admitir-- en que
en el campo valenciano hay cierto malestar por la campaña citrícola, por
los precios y los problemas añadidos que ha habido por los acuerdos
preferenciales que han limitado mucho nuestro potencial de exportar a
mayor número de mercados. Ya he denunciado aquí que son unos acuerdos
preferenciales con terceros países que juegan en situaciones de ventaja
respecto a productos agrícolas de países socios de la Unión Europea. El
agricultor de a pie no entiende cómo se le ponen tantas pegas a muchos
productos principalmente la agricultura mediterránea.Hasta el día de hoy
esto es así. De la reunión del pasado 18 de marzo en la Unión Europea y
por lo que se ve venir en la Agenda 2000 --y eso ya está ahí-- se deduce
que las ayudas de la Unión Europea a las frutas y hortalizas son un 50
por ciento menor que las que reciben los productos agrícolas
continentales, porque en esos países donde ha habido OCM, en esos países
con productos de agricultura continental donde ha habido un respeto
escrupuloso al principio de solidaridad financiera, la Unión Europea ha
abonado el cien por cien de todos los trámites que han afectado a esos
productos agrarios de los países del norte, de la agricultura atlántica,
de la agricultura continental, pero en los productos agrícolas
eminentemente mediterráneos en los que se empezó a aplicar la OCM de
frutas y hortalizas se quiebra ese principio de solidaridad financiera y
la Unión Europea abona sólo el 50 por ciento. Por tanto, ayudas llegan,
pero no todas las que se necesitan. El sector agrario español, la
agricultura mediterránea, las frutas y hortalizas, el vino, el aceite, el
tabaco y otros productos están recibiendo, por la quiebra de ese
principio de solidaridad financiera, un 50 por ciento menos que los
productos que sufrieron en su día la reforma. Las OCM son más ventajosas
económica y presupuestariamente con ese cien por cien a cargo de los
presupuestos comunitarios.

¿Cuál es el planteamiento que hace Unió Valenciana? El cambio de
estrategia, se lo he dicho bien claro: su Gobierno debe encabezar una
minoría de bloqueo en Bruselas junto a los países mediterráneos, frente a
la Agenda 2000. La ha criticado Francia y la ha criticado con la voz más
bien baja el Gobierno español. Ya es hora de que España, Francia, Italia,
los países del Mediterráneo plantemos cara a una Agenda 2000, a una
política agrícola comunitaria que lo que prevé es un golpe muy duro a los
productos eminentemente mediterráneos, a esos productos agrarios que dan
cobertura, que dan trabajo, que dan riqueza a más de tres millones de
ciudadanos directamente y a muchos más indirectamente en muchas
comunidades como la Valenciana y que son un elemento motor de la
economía, como usted ha dicho, por la exportación.

Pero hay algo más. Respecto a Tous agradezco que lo vaya a estudiar, son
casi dieciséis años los que han transcurrido y aún no ha llegado la
solución definitiva. Espero que de ese estudio llegue el tercer decreto
que dé por cerrado el caso Tous y se haga justicia con los damnificados,
repito, casi dieciséis años después.

En cuanto al agua hay una incoherencia: no tiene mucho sentido que se
apruebe en el Consejo Nacional del Agua primero el Plan nacional de
regadíos sin estar aprobado el Plan hidrológico nacional, porque si el
Ministerio de Medio Ambiente dice que hay un millón de hectáreas nuevas
de regadío y el Ministerio de Agricultura aprueba en ese Plan de regadíos
180.000 hectáreas, significa que hay agua, pero hay una discrepancia.




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Si hay agua y se van a hacer nuevos regadíos, en concreto en Aragón, hay
excedentes del Ebro. La Comunidad Valenciana le pide que ese Plan
hidrológico nacional contemple el trasvase de aguas del Ebro a Castellón
y Valencia por necesidad socioeconómica de nuestra agricultura, de
nuestro turismo, de nuestra industria, porque está en juego el desarrollo
socioeconómico y la modernización de nuestra comunidad. Le pedimos que
haga lo posible para que ese Plan nacional de regadíos no entre en esta
Cámara como está previsto hasta hoy, tal como lo aprobó el Consejo
Nacional del Agua, porque es inadmisible. Que se presente el Plan
hidrológico nacional, se vean los excedentes de agua de la España húmeda
a la España seca y se contemple la única solución que hay para que las
comunidades que tienen un déficit histórico en agua, como la Valenciana,
reciban ese trasvase porque es necesario para su futuro. Le pido
sensibilidad. Si va a estudiar el tema de Tous, estudie la cuestión
agrícola y defiéndala con firmeza.

Respecto al agua, usted conoce la provincia de Castellón y sabe los
problemas de agua que tiene esta provincia, tanto a nivel de consumo
agrario como de consumo humano; usted conoce los graves déficit de agua
que hay, la salinización de los acuíferos y los graves problemas de
suministro de agua potable. Tenga esa sensibilidad porque la Comunidad
Valenciana se lo agradecerá.

Muchas gracias.




El señor PRESIDENTE: Gracias, señor Chiquillo.

Tiene la palabra el señor presidente del Gobierno.




El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Aznar López): Con brevedad, señor
presidente, señorías.

En primer lugar, quiero hacer una precisión a la señora Almeida. No sé si
después de nueve horas y pico de debate de ayer, de una hora y pico de
discurso por la mañana y de las horas que ya llevo aquí esta mañana tengo
algún derecho a pedir algo, ya que S. S. ha hablado mucho de derechos. Si
tengo derecho a pedir algo, le pido a S. S. que rectifique. Porque en
este tiempo y en todas esas horas que he mencionado en ningún momento he
hablado de la Ley de Asilo, en ningún momento he hablado de inmigración;
en ninguno. Le pido que rectifique, le pido que nos diga dónde está el
«Diario de Sesiones» que dice eso, por favor, porque en ningún momento lo
he dicho, señoría. A lo mejor me puede usted criticar por no haber
hablado de ese asunto. No diga eso y, si lo dice, tenga la amabilidad de
rectificar.

Respecto al Impuesto sobre la Renta, el IRPF, todo el mundo queda en su
posición. Ya sabrán todos los asalariados españoles, cuando el día 1 de
enero de 1999 reciban sus nóminas y tengan menos retenciones, que S. S.

está en contra. Es una posición. Nosotros estamos a favor de bajar los
impuestos, a favor de bajar las retenciones. Su señoría está en contra de
que se bajen. Bien está.

Cuando se habla del patrimonio, le quiero decir una cosa muy claramente.

La única modificación que ha hecho este Gobierno en el Impuesto sobre el
Patrimonio consiste en permitir, en relación con el Impuesto de
Sucesiones, que se transmita el patrimonio que tiene la mayoría de los
españoles, que es su vivienda, de padres a hijos con una exención del 95
por ciento. Usted sabe, hablando de muchos patrimonios que hay en nuestro
país, donde curiosamente hay sólo 886.000 personas que declaran más de
cinco millones de pesetas, que el mayor patrimonio de los españoles es el
ahorro que dedican a vivienda, en eso consiste la operación de ahorro de
toda la vida de las familias españolas. Pues bien, que se pueda
transmitir es la clamorosa injusticia que ha hecho el Gobierno. Nosotros
pensamos seguir en esa política de solidaridad, que favorece la cohesión,
que también favorece el ahorro, que favorece a la familia y si además
podemos conseguirlo no perdiendo nada, señoría, sino ganando más de medio
punto en crecimiento económico en cuanto a perspectiva de la reforma y
bajada de impuesto, me parece muy positivo.

No me equivocado, señor Rodríguez, a la hora de enjuiciar su posición
contraria en relación con la moneda única. No me he equivocado. Me
hubiese sorprendido lo contrario y no me ha sorprendido. Usted ha
defendido una posición en la moneda única que sabe que no comparto.

Comentaré sólo algunos datos que usted ha citado anteriormente. En primer
lugar, en relación con la cuota láctea, 221.000 toneladas no equivalen al
2 por ciento, como usted ha dicho, sino al 4 por ciento. En segundo
lugar, a España no se le asigna la cifra que usted ha comentado sino un
10 por ciento del aumento global de la Unión Europea y, en su momento,
ese 10 por ciento tendrá que ser naturalmente repartido.

En cuanto a Astano, las llamadas plataformas off shore son productos de
alta tecnología que cada vez tienen una demanda más creciente en el
mercado mundial. Además, en el último Consejo Europeo de la semana pasada
--esta es otra información que le doy a S. S.-- se garantizó la igualdad
de condiciones de ayudas de Astano con todos su competidores. Por lo que
se refiere a la empresa Bazán, parece bastante lógico que su trabajo
prioritario sea la construcción de buques, se puede dedicar también
complementariamente a otras cosas, como lo hace también en este momento
en relación con las turbinas. Me ratifico en que lo mejor de su discurso,
del primero y del segundo, ha sido la reiteración de los versos de Luis
Cernuda. Ya sabe usted que para mí los poetas no tienen ideología,
sencillamente los hay buenos o malos, los que me gustan y los que no me
gustan y ése, en todos sus versos, unos más y otros menos, me gusta con
independencia de su intencionalidad. No le voy a poner ningún límite a
que



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usted siga citando aquí a Luis Cernuda o a Rosalía de Castro que, sin
duda, es digna de ser leída y que sabe usted que trató de una manera muy
inteligente y muy interesante, desde todos los puntos de vista, lo que
significa en muchos casos las aspiraciones y las necesidades de Galicia.

A la señora Rahola quería decirle que no estoy de acuerdo; no he estado
de acuerdo con usted antes ni lo estoy ahora. Su señoría no tiene por qué
juzgar las intencionalidades o los sentimientos de la gente, como no
hacemos los demás con los suyos. Afortunadamente, en términos de
expresión política, hacer un discurso catalán no es estar de acuerdo con
usted; si a usted no le importa. Quiero decirle que la inmensa mayoría de
los ciudadanos catalanes no están de acuerdo con usted y me alegro porque
hay discursos catalanes que no azuzan, ni mucho menos, un sentimiento de
odio ni de antipatía, que son mucho más coherentes, mucho más lógicos en
mi opinión, y que sin duda prestan un servicio mucho más inteligente a
Cataluña y al conjunto de España.

Quiero volver a reiterar a la señora Lasagabaster, sin novedad en las
consideraciones que he hecho anteriormente, el tono de su intervención y
el esfuerzo que ha hecho. Evidentemente, hay una clara diferencia en
cuanto a la actitud de ver algunos problemas y las decisiones o las
acciones que se puedan tomar. Yo le pido especialmente, como decía ayer,
que para no introducir elementos de confusión reflexione seriamente al
respecto.

En relación con el señor Chiquillo, en representación de Unió Valenciana,
lo que me pide es lo que estamos haciendo. España no ha apoyado la
directriz agraria justamente por la diferencia que hay entre los
productos continentales y los productos mediterráneos, entre otras cosas;
es por eso por lo que no la hemos aprobado. La Comunidad Valenciana puede
tener algunos problemas en una determinada campaña, no conozco ninguna
campaña agraria que no tenga problemas, cuando no es un problema es otro,
siempre hay algún problema, pero el sentido general de la marcha de un
sector con la nueva OCM de frutas y hortalizas es bastante positivo. Yo
no estoy satisfecho del desequilibrio que existe entre productos
continentales y productos mediterráneos.

Por lo que se refiere a la elaboración del Plan hidrológico nacional,
vuelvo a decir que me parece muy importante y espero contar con la
colaboración y cooperación de S. S. para hacer compatible la extensión de
una política agraria de nuevos regadíos con las disponibilidades
hidrológicas de nuestro país. No podemos hacer todo al tiempo ni podemos
hacer todo desordenadamente.

En cuanto a su entusiasmo por la provincia de Castellón, permítame que le
diga, señor Chiquillo, que en muchas otras cosas S. S. me puede ganar
pero en ese entusiasmo, no.

Gracias. (Aplausos.)
El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor presidente del Gobierno. (La
señora Almeida Castro pide la palabra.)
Señora Almeida, ¿a qué efectos pide la palabra?



La señora ALMEIDA CASTRO: Aparte de que creo que ha sido el tratamiento
que ha tenido con todos los grupos anteriormente, quiero contestar al
señor presidente porque me ha pedido que rectifique.




El señor PRESIDENTE: Tiene un minuto, señora Almeida.




La señora ALMEIDA CASTRO: Quiero afirmar que jamás he tenido intención de
decir ninguna falsedad. Yo lo he oído --creo otros diputados también lo
han oído--, por tanto no puedo rectificar algo de lo que estoy
convencida. Desde ahora le pido perdón si acaso no es verdad, pero
también le digo que, si lo es, rectifique S. S. porque constará en el
«Diario de Sesiones». Antes de que termine esta sesión traeré el «Diario
de Sesiones» para que vea usted sus palabras.




El señor PRESIDENTE: Gracias, señora Almeida.

Por el Grupo Parlamentario Popular, tiene la palabra su portavoz, don
Luis de Grandes Pascual.




El señor DE GRANDES PASCUAL: Señor presidente, señorías, al cerrar el
turno de portavoces me gustaría hacerlo dirigiéndome a cada uno de los
ciudadanos. Querría hacerme eco de los que hoy pueden estar siguiendo
este debate, de los que mañana preguntarán, de todos los que han
depositado en nosotros la confianza no sólo de representarles, sino de
resolver sus problemas, que no es otra cosa nuestra función. Querría ser
portavoz de miles y miles de ciudadanos, o más sencillamente, portavoz de
mis 156 compañeros, algunos de ellos en el Gobierno; portavoz de los
diputados que mañana van a volver a sus provincias y también de quienes
todos los días nos presionan a nosotros, al Gobierno, a quienes pueden,
para ponernos de cara a los problemas reales y para reclamarnos, casi
diría que arrancarnos, soluciones; de aquellos que semana a semana nos
devuelven a una realidad que nunca debe parecer alejada de la inquietud
de esta Cámara, con la voluntad de no despegarme mucho del suelo, de ese
suelo que pisamos cada día, en el que tenemos nuestra habitación, en el
que nuestros hijos tienen sus pupitres, los trabajadores sus herramientas
y sus mesas de trabajo, o sobre el que lamentablemente algunos caen
asesinados, como hace pocos días Tomás Caballero, enfrente de su casa en
Pamplona, y Alfonso Parada en Vitoria, velando por la vida de los demás y
perdiendo la suya. Nuestro recuerdo agradecido.

Voy a ceñirme a cuatro puntos que pueden ser suficientes para ilustrar
cómo ha mejorado la política de este Gobierno en este último año, el año
del que estamos



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haciendo balance; cómo ha mejorado el estado de la nación y como ha
mejorado el estado de cada uno de los españoles. Me referiré, en primer
lugar, a cómo la política económica ha creado y mejorado el empleo, a
cómo también esta política económica y la voluntad política del Gobierno
ha producido un mayor bienestar, a cómo el país está modernizando las
estructuras en las que reposa y, por último, a cómo, en nuestra opinión,
los ciudadanos pueden estar hoy más tranquilos con un Gobierno que no
produce sobresaltos, permite hacer planes para el futuro y garantiza sus
libertades.

El señor ministro de Trabajo decía en esta tribuna hace menos de quince
días que si el Gobierno estuviera convencido de que su política no
generaba empleo, la cambiaría. Señorías, no es Maastricht, no es Cardiff,
no es el euro, no es la convergencia, no es Duisenberg, es el empleo;
éste es el objetivo último de la política económica del Gobierno. Si no
lo consiguiéramos, habríamos fracasado, así, sin ambages; por mucho que
los indicadores económicos fueran excelentes, habríamos fracasado,
hipótesis, por cierto, que no contemplamos, porque, igual que la premisa
para que un paciente mejore es que mantenga en orden sus constantes
vitales, la salud de los criterios de convergencia es el requisito previo
para el empleo.

Pues bien, hagamos un repaso de lo que ha sucedido en España en este
último año en materia de empleo. Vuelvo a citar al ministro de Trabajo.

¿Recuerdan ustedes un año, de los últimos veinte, en que la economía haya
crecido al 3,4 y el empleo al 3,3 por ciento? No pueden recordarlo, decía
el señor Arenas; no ha existido, porque en España ha habido años en los
que la economía ha crecido en torno al 2 oel 3 por ciento y se ha
destruido empleo.

Este recuerdo nos hace ver que no sólo vale el crecimiento. Frente a
quienes nos imputaban un frío economicismo, los datos demuestran que sin
muchas otras medidas, sin reformas, sin ajustes y, sobre todo, sin
voluntad política clara el simple crecimiento no hubiera producido
empleo. Ni una sola medida de este Gobierno, ni una sola, ha dejado de
tener en cuenta la creación de empleo. Por ello, hoy nos encontramos con
415.000 empleos creados y con un millón de nuevas afiliaciones a la
Seguridad Social. Y es que, además, la calidad de empleo ha cambiado su
tendencia; ya no hay lugar para lo que llamábamos el empleo de
chiringuito; en este primer trimestre de 1998 se han triplicado los
empleos indefinidos en relación con el primer trimestre de 1997. Sabemos
que el 10 por ciento de crecimiento de este tipo de empleo es una tasa
baja, pero era el 3 por ciento, señorías, cuando llegamos al Gobierno.

Claramente se ha invertido la tendencia, se ha creado empleo industrial a
tasas del 7 por ciento, y los contratos formativos y los contratos a
tiempo parcial reciben cobertura por desempleo y los parados están
recibiendo formación.

Ningún país de Europa ha crecido tanto en sus políticas activas. Se está
trabajando, señorías, de modo muy serio, para formar personas empleables;
perdonen el término, pero es muy expresivo y, además, indispensable en un
país donde desgraciadamente hay 1.200.000 personas que llevan más de dos
años en el paro. Ni contratos basura ni empleo de chiringuito, estos
términos serán malos recuerdos del pasado dentro de poco.

Sé que éste no es un debate sobre el empleo, pero creo que hoy en España
todo debe ser un debate sobre el empleo, que no hay política alguna, sea
de educación, de infraestructuras, hasta de defensa, que lo pueda
ignorar. Creo que el termómetro del paro es el del estado de la Nación y
creo que debemos mandar un mensaje de confianza a todas las familias, a
todas las personas que buscan trabajo. Porque hoy, señorías, hay
esperanza. Hace no mucho hablábamos de 20 años para que nuestros índices
de empleo y paro fuesen análogos a los europeos, hoy podemos afirmar que
lo conseguiremos si tenemos pocos años como 1997. El signo ha cambiado,
ha empezado a cambiar un poco y algo habrá tenido que ver la acción del
Gobierno de José María Aznar.

Señorías, en cuanto a lo dicho ayer acerca del plan de empleo del
Gobierno, al que alguien ayer atribuyó descalificaciones provenientes de
la Unión Europea, hoy todos los medios de comunicación, siendo notarios
de al verdad, vienen a contestar a tal falacia, a tal documento apócrifo.

Todos los periódicos, sean del signo que fueren, reflejan lo que dice la
Comisión Europea del Plan de empleo del Gobierno. Por leer dos ejemplos
de diferente signo, citaré dos grandes periódicos. ABC titula: La
Comisión Europea da un sobresaliente a los planes de empleo del Gobierno.

Pone a España en el grupo de países más comprometidos contra el paro. El
País: Bruselas destaca el nuevo Plan de empleo español entre los mejores.

España ha pasado de ser el farolillo rojo de aquel Consejo Europeo a
figurar, junto con Francia, entre los que han presentado uno de los
mejores y más detallados de los quince planes. Sitúa a España en el grupo
de cabeza en casi todas las diecinueve orientaciones de referencia. Estos
son hechos, lo de ayer eran palabras vacías, para justificar también un
discurso muy vacío. (Aplausos.) Quiero pasar del deseado y ahora posible
lugar de trabajo a la parcela de la vida que se desarrolla a su lado, al
bienestar que podemos medir en nuestra vivienda, en la educación de
nuestros hijos, en las pensiones de nuestros padres o en la salud de
todos. Intentaré buscar unos ejemplos normales cotidianos que ilustran
mejor que cualquier discurso. Hoy, en 1998, una familia debe dedicar el
28 por ciento de sus ingresos a adquirir una vivienda, un esfuerzo
probablemente excesivo. Pero en 1991, en años de vacas gordas, tenía que
dedicarle nada menos que un 50 por ciento, más de un sueldo íntegro de
una pareja. La vivienda en



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1997 ha crecido por debajo del IPC general. Recordemos cuánto creció su
precio entre 1987 y 1995: creció más de un cien por cien; hoy, repito, el
1,6 por ciento. Pero el coste de financiación está en torno al 6 por
ciento y estaba en el 15 por ciento; se previeron 277.000 viviendas de
protección oficial para el bienio 1996-1997 y se han hecho 318.000,
40.000 actuaciones más de las previstas, casi 300.000 millones más de
pesetas movilizadas.

Señorías, sabemos que el precio de la vivienda en España es todavía muy
caro. Esperamos que las medidas de fomento de alquileres y las políticas
que desarrollen autonomías y corporaciones locales en aplicación de la
nueva ley del suelo lo abaraten, pero qué duda cabe de que las políticas
de convergencia, como vimos con el empleo, influyen, y mucho, en nuestra
vida de cada día.

Es una vida, señorías, cuya calidad también está determinada por la
puesta a punto de nuestro sistema sanitario público. El Insalud ha
aumentado con el nuevo modelo de financiación sanitaria un 40 por ciento
sus inversiones y ha reducido nada menos que en un 58 por ciento, repito
un 58 por ciento, las listas de espera. Que en un momento de lucha
denodada contra el déficit las inversiones aumenten en un 40 por ciento,
sobre todo en Castilla-La Mancha y en Extremadura y que se aumente la
financiación en 386.000 millones significa, señorías, una decidida
apuesta gubernamental por la sanidad pública. Ustedes recordarán cómo se
quería asustar a los ciudadanos amenazando con su fin si ganaba el
Partido Popular. Deberíamos preguntarles ahora; podríamos preguntar
también a los pensionistas, a aquellos pensionistas a los que en 1996 se
atemorizaba con nuestra llegada y que han visto sus pensiones
revalorizadas por encima del IPC y garantizadas no por el Gobierno, sino
por la ley. Pocas cosas fueron tan sangrantes como aquel miedo que se
quiso meter a las personas mayores y pocas cosas tan justas se han hecho
como que sea una ley, toda una ley aprobada por este Parlamento, la que
les permita dormir tranquilos. (Aplausos.) Y sigan tranquilos los
pensionistas, sigan tranquilos pese a las falacias vertidas ayer de forma
temeraria e irresponsable y de cuyos actos tendrá que dar cuentas a la
opinión pública, porque eso es lo que hay que hacer en democracia; y
pronto tendrá cumplida respuesta. (Aplausos.) Y cierro mis referencias al
Estado del bienestar de cada día con el capítulo quizá más importante por
su enorme trascendencia individual, social y de futuro, la educación.

¿Qué ha sucedido este año en materia de educación? Ha sucedido que se ha
abierto un nuevo centro público cada seis días, abierto y en
funcionamiento, que hay 31.000 puestos escolares más. Recordarán también
lo que se dijo que este Gobierno haría con la enseñanza pública. Ahora sí
me van a permitir, por una sola vez, que recuerde yo también las cifras
del anterior Gobierno.

La memoria económica de la Logse obligaba a invertir 55.000 millones en
1990, se invirtieron 18.000 millones; obligaba a invertir 85.000 millones
en 1991, se invirtieron 27.000 y en 1992, en plenos fastos, ¿cuántos se
invirtieron? Se tenía que invertir 98.000 millones. ¿Saben cuántos
invirtieron? Unicamente 11.000 millones. Perdónenme esta excursión por el
pasado, pero son cifras demasiado tentadoras para quienes hemos recibido
tantas falsas acusaciones y hoy podemos mostrar un balance muy
satisfactorio de las inversiones en el área de la educación, orientadas
fundamentalmente a mejorar la calidad de la enseñanza, a atender a los
alumnos con necesidades especiales, a financiar programas de garantía
social y a lograr que la formación profesional específica facilite el
empleo. Queda mucho trabajo pendiente, desde luego (contenidos,
transferencias, mejor calidad, más inversiones), pero se avanza sin pausa
en todos los terrenos. Quiero recordar aquí que los universitarios no
tendrán más de seis asignaturas por curso el próximo año y que los padres
podrán desgravar 25.000 pesetas por hijo en concepto de libros de texto.

Lamentaría que mi intervención pareciera triunfalista. No lo quiero ser,
se lo aseguro. Creo que tanto en el empleo como en el bienestar tenemos
mucho camino que recorrer para acercarnos a los niveles de los países
centrales de la Unión Europea. Nos quedan trechos muy duros por andar,
pero creo también --y las cifras que he dado son reveladoras-- que el
camino emprendido es el correcto, marcado sin duda por la Unión Europea
hace ya unos años. No es cuestión de discusiones banales sobre los
diferentes autores o actores del reparto, pero se producido a un ritmo
notablemente más acelerado en estos dos últimos años.

Resumiré, por último, los dos restantes puntos que indiqué en un
principio. España es hoy un país más moderno. Si este adjetivo cuadra con
nuestros socios europeos y el Gobierno produce confianza, no sobresaltos,
posiblemente ninguna de estas características incida directamente en la
vida cotidiana de cada español como sí lo hace en los puntos que he ido
mostrando antes, pero no cabe duda de que señalan un marco fuera del que
no es posible el desarrollo en un país democrático.

¿Qué entendemos por un país moderno? Entiendo, sin duda, un país que
lucha contra el fraude, y quiero señalar, por ejemplo, que en esta lucha
la Seguridad Social y el INEM se han ahorrado más de 400.000 millones de
pesetas; un país donde va aflorando la economía sumergida, como lo
demuestra la afiliación a la Seguridad Social que crece muy por encima
del empleo; un país con diálogo social permanente que aborda de ese modo
la posible reducción del tiempo de trabajo; un país donde el ahorro está
pasando de la histórica cartilla a los fondos de inversión; un país que
hoy tiene unos medios de comunicación verdaderamente libres, donde el
Gobierno simplemente ha restablecido



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las bases de la competencia y del pluralismo; un país en el que estamos
dotando a la justicia de mejores leyes y de medios adecuados para que
puede funcionar con independencia y eficacia; un país con una
Administración pública más racional, avanzando hacia la administración
común y hacia el pleno sometimiento al imperio de la ley y al control
jurisdiccional; un país con sus grandes pilares estructurales
--fiscalidad, telecomunicaciones, suelo, energía-- reformados y
liberalizados de modo que pesen menos sobre el contribuyente; un país con
un ejército profesional en el horizonte ya muy cercano. Todo esto,
señorías, no lo trae el viento europeo, la suerte o el panorama
internacional; sin duda, mucho estaba en marcha. Todo el país estaba en
marcha, pero ha avanzado y deprisa en este año por una infinidad de
medidas tomadas por este Gobierno o acordadas en esta Cámara, a veces a
costa de acciones muy dolorosas, quizá costosas electoralmente, e
injustamente criticadas, y quiero recordar la lucha contra el fraude.

Termino, señorías, muy brevemente, señalando una cuestión que no me
parece menor. Este Gobierno no produce sobresaltos, seamos modestos; al
menos produce muy pocos sobresaltos. ¿Es necesario decir esto en una
democracia moderna? Desgraciadamente sí porque el Partido Popular ganó
las elecciones en un momento especialmente sobresaltado. Por ello, los
sobresaltados, que fuimos nosotros desde el patio de butacas, no
toleraremos hoy que se nos quiera hacer subir a ese escenario.

(Aplausos.) El escenario, señorías, se ha trasladado a los tribunales y
allí, con la máxima libertad e independencia, se irán resolviendo los
casos.

Me parece importante concluir haciendo una mención a algo que los
ciudadanos aprecian ya como parte esencial del marco político en el que
su vida cotidiana se desarrolla; me refiero a la forma de nuestro Estado,
al Estado de las autonomías.

En estos dos años todos los españoles han podido constatar que lo que
siempre se percibía como foco de conflicto o de tensiones se ha
convertido --naturalmente, con excepciones-- en una colaboración sosegada
y leal entre administraciones y partidos. Emblema de esa participación de
todos en una administración compartida y eficaz será modestamente la
nueva casilla autonómica que todos los contribuyentes cumplimentarán
dentro de unos días en su IRPF. Esta pequeña casilla, fruto de pactos
laboriosos, será un gran símbolo de responsabilidad compartida por el
buen gobierno de todos.

Termino, señor presidente, señorías. El Grupo Parlamentario Popular, y yo
en su nombre, felicita al Gobierno, y muy especialmente a su presidente,
don José María Aznar, y se congratula de que en el balance que implica
este debate se pueda resaltar la estabilidad conseguida, que los
españoles hayan recuperado la confianza y que las expectativas para el
futuro sean razonablemente optimistas. Animamos al Gobierno de España a
que persista en su política reformista y de centro, en la que el diálogo
sea el instrumento para mantener la estabilidad política, social y
económica y ofrecemos el trabajo de nuestras diputadas y diputados en la
Cámara para contribuir con todas nuestras fuerzas a un mejor futuro para
España.

Muchas gracias. (Grandes aplausos.) El señor PRESIDENTE: Señorías,
concluida la primera parte del debate, los grupos parlamentarios
procederán a la redacción y presentación de las resoluciones que estimen
oportunas y coherentes con lo que se ha debatido.

Por tanto, suspendemos aquí la sesión, para reanudarla mañana a las nueve
de la mañana. Buenos días.




Eran las doce y veinte minutos del mediodía.




CORRECCION DE ERROR



En el «Diario de Sesiones» nº 157, de 12 de mayo de 1998, en segunda
intervención del señor presidente de la Cámara recogida en la primera
columna de la página 8361 existe una repetición de la frase «desde
distintos puntos de vista», por lo que la parte inicial de la
intervención quedaría de la siguiente manera: La Presidencia se considera
en el deber de recordar a SS. SS. que nada más inadecuado para lo que,
desde distintos puntos de vista, desean todos escuchar a quien está en el
uso de la palabra, que la continua algarada.