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DS. Congreso de los Diputados, Pleno y Dip. Perm., núm. 3, de 04/05/1996
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CORTES GENERALES
DIARIO DE SESIONES DEL
CONGRESO DE LOS DIPUTADOS



PLENO Y DIPUTACION PERMANENTE



Año 1996 VI Legislatura Núm. 3



PRESIDENCIA DEL EXCMO. SR. D. FEDERICO TRILLO-FIGUEROA MARTINEZ-CONDE



Sesión Plenaria núm. 3



celebrada el sábado, 4 de mayo de 1996



ORDEN DEL DIA:



Debate sobre la investidura del candidato a la Presidencia del Gobierno
(final) (número de expediente 080/000001) (Página 87)



Página 84




SUMARIO



Se abre la sesión a las diez y cinco minutos de la mañana.




Debate sobre la investidura del candidato a la Presidencia del Gobierno
(continuación) (Página 87)



En nombre del Grupo de Coalición Canaria, el señor Mauricio Rodríguez
expone las razones del apoyo por parte de su Grupo a la investidura del
señor Aznar, aclarando previamente que asisten al final de un largo ciclo
político de gobierno socialista, al que atribuye un balance altamente
positivo, ya que ha permitido la modernización de España, la apertura
hacia el exterior y los avances sociales del Estado de bienestar. Sin
embargo, como todos los ciclos, también éste ha tenido un período de
declive, con momentos difíciles de deterioro político y del sistema
democrático en los dos últimos años que cree que debe ser superado.

Alude a continuación a los necesarios equilibrios políticos, a los que
con sabiduría ha obligado el pueblo español en virtud de los resultados
electorales, debiendo marcar entre todos unas líneas de gobierno que se
conecten con las mejores tradiciones del centro reformista español.

Menciona, por otra parte, los cinco grandes retos que España tiene en
este momento, y que son: el reto europeo, la modernización económica, la
defensa y mejora del Estado de bienestar, el desarrollo y el impulso
autonómico y el fortalecimiento de la democracia. Reconoce que no son
retos fáciles de conseguir en el momento y marco político europeo de hoy,
pero son retos posibles y justamente el arte de la política es hacer
posible lo que se juzga necesario para España. Cumplir esos cinco grandes
retos en este final de siglo es la gran tarea del Gobierno de Aznar. Para
dicho fin anuncia todo el apoyo de su Grupo parlamentario a cada uno de
los planteamientos expuestos en el discurso de investidura por el
candidato a la Presidencia del Gobierno, pero reconociendo que no será
fácil la consecución de tales objetivos.

Respecto al reto europeo, cree que el primer problema que se plantea es
si los ciudadanos españoles están decididos de verdad a abandonar
nuestros viejos hábitos provincianos y a participar en el proyecto de
construcción europeo. Paralelamente, en un momento de crisis económica y
de ajuste duro, España tendrá que ser uno de los líderes en la defensa
del proyecto de cohesión social y territorial europeo, defendiendo los
fondos estructurales y la política agraria común frente a los ataques de
que son objeto. Al mismo tiempo hay que avanzar en el desarrollo político
de Europa, en el fortalecimiento de las instituciones europeas y en
superar su déficit democrático, y también en una política de seguridad y
defensa común, saludando en este punto, como gran acierto político, la
defensa de un ejército europeo en el que participe un ejército español
más moderno, reducido, operativo y eficaz.

En cuanto al segundo gran reto a afrontar --la modernización de nuestra
economía--, el mismo debe acomodarse no en interés de los grupos
financieros ni de grupos determinados, sino en beneficio de los intereses
generales del país. Reconoce la necesidad de reformas estructurales,
permitiendo que los mercados funcionen con mayor libertad y eliminando
algunas de las grandes empresas públicas españolas, pero al mismo tiempo
deben defenderse los grandes intereses estratégicos del Estado dentro de
la empresa pública y de sectores que son clave en el futuro desarrollo de
este país. Coincide también con el señor Aznar en la necesidad de una
reforma fiscal, pero precisando que la misma debe estar subordinada a la
reducción del déficit público y al cumplimiento de los criterios de
convergencia, ya que poner en marcha al mismo tiempo todos los objetivos,
en principio correctos, podría poner en peligro el que los mismos se
pudieran cumplir.

En cuanto a la defensa del Estado de bienestar, piensa que el ajuste
económico que se va a hacer debe realizarse sin que paguen los de
siempre, los más débiles.

Respecto al impulso autonómico, alude a los graves conflictos habidos a
lo largo del siglo XX, agradeciendo al señor Aznar que por primera vez
hable con claridad del hecho diferencial canario, cuyo pueblo pide las
máximas cuotas de autogobierno. Afirma que España es diversa y, por
consiguiente, necesita avanzar con audacia y energía en el Estado de las
autonomías, a la vez que tiene que ser un Estado solidario con un
protagonismo de todas las comunidades españolas en un proyecto común, ya
que este país no puede permitirse una nueva demagogia de enfrentamientos
territoriales.

Menciona el último gran reto, de la democratización y fortalecimiento del
sistema político español, superando el deterioro de las instituciones
habido en los últimos años, afirmando sobre el particular que la primera
condición pasa por la división de poderes, respetando la independencia de
cada poder, con fortalecimiento en primer lugar del Parlamento y el logro
de un auténtico y rápido consenso en relación con el Consejo General del
Poder Judicial.

Termina deseando suerte al señor Aznar, al que en nombre de Coalición
Canaria le expresa el apoyo y



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lealtad para un gobierno estable sin incertidumbre, si bien se trata de
una lealtad en los principios y objetivos y no una lealtad incondicional.

En representación del Grupo Mixto, comienza el turno de intervenciones
del señor Rodríguez Sánchez, manifestando que pertenece a un país,
Galicia, que constituye dentro del Estado español una realidad bien
diferenciada, país que padeció y padece la distancia entre sus
aspiraciones y el reconocimiento de las mismas por el Estado español.

Considera que Galicia soporta un gobierno del Partido Popular empeñado en
privarla de su categoría constitucional de nacionalidad histórica.

Continúa diciendo que Galicia es, de todas las naciones del Estado, la
que atraviesa la mayor crisis estructural de sus sectores productivos
básicos, como nos lo demuestran las cuotas lácteas, la industria
conservera y la naval. Hace especial mención del sector pesquero en sus
relaciones con la CEE y ahora con la UE, donde se juega con él como
moneda de cambio, cuando en realidad la flota galalega tiene mayor
potencial que la de cualquier país de La Unión. Estima que todas estas
problemáticas están ausentes del discurso de investidura porque Galicia
estuvo ausente de la negociación. No niega la legitimidad de otros
nacionalismos para entablar negociaciones, en contra de los que acarician
la idea manipuladora de una entente de comunidades pobres. Desde la
perspectiva del Bloque Nacionalista Galego está de acuerdo en la
corresponsabilidad fiscal y en la autonomía financiera, pero no considera
de recibo hablar exclusivamente en términos de cuánto se recauda y cuánto
se recibe, porque Galicia paga mucho en forma de expoliación de sus
recursos energéticos y financieros y no ocupa un lugar privilegiado como
receptora de fondos de cohesión provenientes de la Unión Europea ni por
la fijación de servicios transferidos ni por inversiones en
infraestructura, como ocurre con la autovía desde Madrid hasta Coruña y
Vigo, que también pasa por Castilla y León, o con las infraestructuras
ferroviarias del PDI.

Echa en falta en el programa del señor Aznar referencias a la
planificación general de la economía contando con las comunidades
autónomas y a la presencia de la administración autonómica en los
consejos de administración de grandes empresas públicas. Agrega que nadie
más interesado que los gallegos en un cambio estructural del Estado
español, en asumir su realidad plurinacional y en establecer una relación
entre iguales, pero no cree que el modelo de la Unión Europea vaya por
este camino. Basta con ver las consecuencias calamitosas después de más
de diez años de integración en la Europa comunitaria. Manifiesta que es
necesario un análisis propio de las perspectivas del Estado español que
no se limite a contentarse con la tesis de que fuera de la Unión Europea
las cosas son peores.

A continuación asegura que la moneda única no garantiza nada y la
política de convergencia a toda costa no parece ser la mejor para la
defensa de los servicios sociales y sus prestaciones, como el subsidio de
desempleo y tantas otras cuestiones que hacen relación al mercado de
trabajo. Anuncia su voto negativo a la investidura del candidato a la
Presidencia del Gobierno por tres motivos básicos: porque significa la
continuidad en la política de negación de Galicia; porque significa
seguir una política económica y social de acuerdo con el capital
financiero, empeñado en acelerar las privatizaciones del sector público y
en llevar a cabo ajustes antisociales y porque significa someterse al
imperialismo que guía el derecho internacional.

Termina su intervención haciendo una alusión a las palabras del señor
Aznar en su viaje electoral por Galicia: «Castelao me dice mucho a mí y
se lo dice a mi partido». Considera esta propuesta premonitoria, que ha
llevado a su partido a ahogar sus sentimientos centralistas y unitarios
para bien del régimen democrático español.

En representación del Grupo Mixto interviene la señora Rahola i Martínez,
manifestando que hoy no es un día apropiado para tonos agríos, por ser
una investidura un ritual iniciático que merece prudencia y expectación,
pero considera, al mismo tiempo, que el Partido Popular está en las
antípodas de la tradición republicana catalanista y progresista de
Esquerra Republicana. Su voto contrario a la investidura surge de la
memoria colectiva y, sobre todo, de las actitudes del Grupo Popular
contra el alma catalana, que es su lengua. Ante la pluralidad de la que
hace gala el señor Aznar, se pregunta sobre si dejarán de practicar la
agresión lingüística en Valencia, reformarán la Constitución para que el
derecho a la autodeterminación no sea criminalizado, impulsarán una
política de equidad lingüística en los entes comunicativos, permitirán el
uso de las lenguas en el Senado, reformarán el artículo constitucional
que impide la interrelación política entre autonomías o si se avanzará en
la bilateralidad entre naciones.

Considera que a pesar de la retórica y de la gestualidad de los pactos
con Convergència i Unió, los vascos han conseguido el triple en materia
económica. Pide que se acabe con la injusta imagen de la Cataluña no
solidaria, puesto que Cataluña, a menudo, no puede ni ejercer su propia
solidaridad interna, y añade que el pacto está lejos de equilibrar la
balanza fiscal, mostrando satisfacción sólo por la desaparición de los
gobernadores civiles.




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Por último, anuncia su voto contrario por coherencia con lo que votó
mayoritariamente Cataluña.

La señora Lasagabaster Olazábal, del Grupo Mixto, manifiesta que siente
mucho no poder respaldar la investidura porque no ha encontrado en el
discurso del candidato a la Presidencia del Gobierno un compromiso claro
del mantenimiento del Estado de bienestar. Apuesta por la integración
europea, pero también apuesta por la unión política de la Europa de los
pueblos, donde Europa respete su identidad histórica y política, su
lengua o su cultura. Manifiesta estar de acuerdo con la eliminación del
servicio militar, pero se pregunta sobre la derogación de los artículos
del Código Penal que exigen la muerte civil de cualquier insumiso.

Como partido nacional vasco no renuncia al reconocimiento del derecho a
la libre autodeterminación y se manifiesta contraria a la violencia,
exigiendo el cumplimiento del Estatuto de Guernica. Se pregunta asimismo
sobre lo que va a significar el cumplimiento del Pacto de Ajuria Enea.

Considera grave el problema de la pacificación y está convencida de que
sólo se logrará la paz con un esfuerzo de diálogo por parte de todos.

Refiriéndose a la política de transparencia auspiciada por el señor
Aznar, le pide que mire al futuro y que aclare el presente y el pasado en
relación con Intxaurrondo, entre otros.

Concluye anunciando al señor Aznar su voto negativo, debido a las
diferencias y discrepancias que, hoy por hoy, mantienen sus grupos.

El señor Chiquillo Barber se muestra desilusionado y anuncia su
abstención como consecuencia lógica de la negociación mantenida entre el
Partido Popular y Unión Valenciana. Se queja de que no han sido
contestados los seis puntos básicos de su propuesta, entregada al señor
Rato el pasado 29 de marzo. Achaca este fallo a los negociadores del
Partido Popular en Valencia. Coincide con el candidato en la necesidad de
diálogo y se muestra dispuesto a él. Considera aceptable en algunos
puntos concretos la propuesta del señor Aznar, pero piensa que el Partido
Popular no ha querido asumir de manera explícita cuestiones
importantísimas para la Comunidad Valenciana, como la reforma del
Estatuto, el gravísimo estado de las infraestructuras, la falta de
compromiso en cuanto al Plan Director de Infraestructuras, el Plan
Hidrológico Nacional y las OCM, entre otras.

Plantea como cuestión esencial para los valencianos la defensa clara y
rotunda de su hecho diferencial. Alude a la intervención del señor Molins
diciendo que el ámbito cultural de Cataluña no llega hasta Orihuela, sino
que acaba en el río Senia. Le preocupa el silencio a este respecto del
señor Aznar y de la Generalitat Valenciana.

Deseando al señor Aznar el mayor éxito en su gestión, le ofrece su
sincera colaboración y esperanza en un cambio de actitud hacia las
reivindicaciones valencianas.

Contesta sucesivamente a las intervenciones de los representantes del
Grupo Mixto el señor candidato a la Presidencia del Gobierno, Aznar
López, produciéndose los correspondientes turnos de réplica y dúplica.

En representación del Grupo Popular interviene el señor De Grandes
Pascual, que expresa la satisfacción y orgullo por representar al Grupo
Popular en el debate de investidura del señor Aznar como candidato a la
Presidencia del Gobierno. Asimismo muestra su satisfacción porque
considera que el programa del señor Aznar concita apoyos sólidos, aunque
también alude a las discrepancias de los grupos de la oposición;
oposición que espera que será tan leal como firme. Considera que es el
momento histórico de retomar el aliento que inspiró a los españoles
durante la transición. Alude asimismo el portavoz del Grupo Popular a la
realidad plural de España, en la que debe existir igualdad de
oportunidades. Estima que el candidato ha expuesto ante la Cámara el
programa del Partido Popular sin desmentir compromisos electorales, sino,
coherentemente con ellos, incorporando otros elementos que traen causa de
la conformación de la nueva mayoría, y hace suyas y del Grupo Popular
todas y cada una de las palabras de su Presidente.

Ante las preguntas que se hace la sociedad sobre la realidad de la nueva
España de las autonomías, contesta, en términos constitucionales, que
España es patria común de todos los españoles y que la idea de la
pluralidad debe estar presidida por la tolerancia, la solidaridad y la
comunidad de intereses. Destaca en este sentido que el Gobierno de España
que presidirá don José María Aznar será un gabinete decididamente
reformista.

Se refiere a los acuerdos parlamentarios y al programa de investidura
donde figura el compromiso de la creación de empleo estable y del diálogo
social como instrumento al servicio de este objetivo. Ve con enorme
esperanza el mensaje enviado por el candidato a la pequeña y mediana
empresa y considera el progreso de la sociedad del bienestar
absolutamente irrenunciable. Cree que los propósitos del Partido Popular
en este campo han sido objeto de una interesada desfiguración, pero en
realidad responden a una preocupación: el articular los medios y las
medidas indispensables no sólo para consolidar el bienestar en el
presente y en el futuro, sino, además, para hacerlo de modo que la mera
invocación del bienestar no se convierta en un doloroso sarcasmo. Ofrece
la colaboración de su grupo en la empresa de la lucha contra el paro, sin
reivindicar



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ningún protagonismo. Recoge asimismo el ofrecimiento del candidato de
actuar con vistas a la reforma sanitaria, buscando un modelo conveniente
a las necesidades de todos. A nadie interesa promover desarrollos
descompensados, que acabarían por dañar el equilibrio del conjunto.

Muestra su confianza en que en este camino se encontrarán con otras
fuerzas políticas de la mayoría parlamentaria.

En relación con Europa, considera que, aunque la Unión Europea no suple
las carencias nacionales, aportará su papel en la medida en que los
pueblos que la integran hayan sido capaces de poner orden y concierto en
sus respectivos ámbitos y actuaciones. Añade que España no puede eludir
el cumplimiento de los criterios de convergencia. Todos los ciudadanos
españoles comparten la esperanza de la recuperación económica tras el
cambio de gobierno, y la convergencia real no es otra cosa que llegar a
niveles de vida similares a los del resto de Europa. Considera
especialmente claro el discurso del candidato en cuanto a que hay que
conseguir la convergencia nominal y la convergencia real. Actualmente no
cumplimos los criterios establecidos por Maastricht para acceder a la
tercera fase de la Unión Económica y Monetaria, por lo tanto, considera
una osadía que se hable de lo bien que se deja España.

A continuación presta el apoyo del Grupo Popular para afrontar las
reformas estructurales que necesita nuestra economía para situarse en la
primera división de los países europeos. Considera irrenunciable
registrar un crecimiento económico vigoroso y estable para solucionar el
problema principal que es el paro.

Pasa a continuación a referirse a uno de los puntos más sobresalientes
del programa del candidato, que es el relativo a los compromisos asumidos
en materia de política autonómica. Piensa que en esta legislatura se va a
dar un paso decisivo para la configuración del Estado autonómico que
afronte los grandes retos del siglo XXI y responda a los intereses de los
españoles, proclamando su convicción de que el modelo constitucional es
el mejor para lograrlo. Considera una obligación constitucional de todos
el desarrollo en su integridad de los estatutos vigentes. El nuevo
sistema de financiación autonómica, basado en el principio de la
corresponsabilidad fiscal, no olvida el principio de solidaridad, que
necesitará del máximo consenso con todas las comunidades autónomas y
grupos parlamentarios. Estima que no tienen razón de ser las críticas que
se han formulado a este respecto, puesto que se olvida que el Estado
autonómico requiere la atribución a las comunidades autónomas de
responsabilidad propia, no sólo en el gasto público sino también en el
ingreso. La capacidad normativa en materia tributaria no es monopolio del
Estado y siempre ha existido en el ámbito de la administración local y en
las comunidades de régimen foral. No considera fruto de un análisis
riguroso de los pactos el decir que la atribución a las comunidades
autónomas no forales de una cierta capacidad normativa en algunos
tributos puede llevar consigo la aparición de paraísos fiscales.

Resalta a continuación que la investidura del señor Aznar será posible
porque grupos parlamentarios que forman hoy mayoría han sido capaces de
poner en común sus coincidencias y negociar sus divergencias. Cuenta
también en el futuro no sólo con el voto de los que hoy compondrán la
mayoría, sino también con el de aquellos que a lo largo del debate se han
expresado de manera diferente.

El señor Presidente anuncia que, concluido el debate, se va a proceder a
la votación, a los efectos del otorgamiento de la confianza por parte de
la Cámara al candidato propuesto para la Presidencia del Gobierno. La
confianza se entenderá otorgada si el candidato obtiene el voto favorable
de la mayoría absoluta de la Cámara. Añade que la votación, en virtud de
lo dispuesto en el artículo 85 del Reglamento, será pública por
llamamiento.

Realizada la votación, el señor Presidente informa del resultado de la
misma, que es de 348 emitidos, 181 a favor, 166 en contra y una
abstención. Señala que, habiendo obtenido la mayoría absoluta de los
miembros de la Cámara, se entiende otorgada la confianza del Congreso de
los Diputados al candidato a la Presidencia del Gobierno, don José María
Aznar López.

El resultado de la votación se comunicará a S. M. el Rey, a los efectos
del nombramiento del señor Aznar López como Presidente del Gobierno.

Se levanta la sesión a la una y treinta minutos de la tarde.




Se reanuda la sesión a las diez y cinco minutos de la mañana.




DEBATE SOBRE LA INVESTIDURA DEL CANDIDATO A LA PRESIDENCIA DEL GOBIERNO
(Continuación) (Número de expediente 080/000001)



El señor PRESIDENTE: Se reanuda la sesión.

Saben SS. SS. que el artículo 171 del Reglamento del Congreso prevé que
la votación de investidura se llevará a cabo en el momento y hora fijado
por la Presidencia. A tal efecto, pongo en conocimiento de SS. SS. que,
producidas las intervenciones que en el transcurso



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de la mañana están previstas, creo que la votación puede producirse a las
doce horas o en un momento inmediatamente posterior que resulte del
desarrollo del debate.

Continuando con el mismo, tiene la palabra el portavoz del Grupo
Parlamentario de Coalición Canaria, señor Mauricio.




El señor MAURICIO RODRIGUEZ: Señor Presidente, señoras y señores
Diputados, en mi turno en nombre del Grupo Parlamentario de Coalición
Canaria es nuestra intención expresar y explicar las razones de nuestro
apoyo a la investidura del candidato señor Aznar y algunas reflexiones al
hilo del debate que tuvimos ayer.

Creo, al margen de algunos discursos, que estamos asistiendo al final de
un ciclo político y al nacimiento de otro, un largo ciclo político que,
como todos, tiene sus períodos de nacimiento, de auge y de decadencia.

Sin duda alguna, hay que reflexionar sobre lo que ha sido el largo ciclo
del Gobierno socialista y decir con claridad, porque esto es patrimonio
de todos los españoles, que tiene un balance altamente positivo. Ese
ciclo ha permitido la modernización de España, la apertura hacia el
exterior, los avances sociales del Estado de bienestar. Pero, como decía,
todos los ciclos tienen también un período de declive, y hemos vivido,
sufrido, en los últimos dos años, momentos difíciles de deterioro
político, de déficit y de deterioro del sistema democrático. Yo creo que
ese período produjo, y es hora de superarlo --y el debate de ayer crea
las bases para esa superación--, momentos de radicalización de la vida
política española.

Quizá uno de los peligros graves que podíamos haber tenido en este debate
de investidura es que esa radicalización política de estos dos últimos
años nos hubiese llevado a actitudes, a un Gobierno que hubiese fijado
objetivos de los que nadie podría extrañarse, como serían el del ajuste
duro de la economía, el de recortes profundos del Estado de bienestar, el
de actitudes antieuropeas --por cierto, que se extienden hoy por todo el
continente y muy en línea con las tradiciones españolas-- y actitudes de
centralización política y frenazo al Estado de las autonomías y hasta un
ejercicio autoritario del poder. Por tanto, hay que celebrar que el
discurso del señor Aznar de ayer coloque a este país, como él ha dicho
muy bien, con una perspectiva de futuro y desde una posición de Gobierno
de centro reformista.

Yo creo que eso garantiza que esos peligros que nos acechaban, que
estaban vivos, que hemos vivido en otros países --por ejemplo, Francia,
al final del ciclo socialista-- no nos llevarán a enfrentamientos
sociales territoriales, a conflictos de todo tipo que degradaran el
sistema político e impidieran que España afrontara los grandes retos de
este momento histórico. Sin embargo, en primer lugar, la lucidez de los
dirigentes políticos, su capacidad de negociación y de diálogo y sin duda
alguna los equilibrios políticos que con sabiduría creó el pueblo español
con los resultados electorales han obligado, entre todos, a marcar unas
líneas de gobierno que, repito, se engarzan, se conectan con las mejores
tradiciones del centro reformista español.

España tiene en este momento, como ha señalado en su discurso el señor
Aznar, cinco grandes retos: el reto europeo, la modernización económica,
la mejora y defensa del Estado de bienestar, el desarrollo y el impulso
autonómico y el fortalecimiento de la democracia. Son retos no fáciles en
el momento político de hoy en el marco político europeo, pero son
posibles, y justamente el arte de la política es hacer posible lo que
creo que es necesario para España. Cumplir esos cinco objetivos a final
de este siglo, de 1996 al 2000, es el gran reto que tiene el Gobierno que
va a presidir a partir de hoy el señor Aznar. Por eso me referiré
brevemente a que, teniendo todo nuestro apoyo a cada uno de los
planteamientos hechos en el discurso de investidura del candidato señor
Aznar, sin embargo, del dicho al hecho hay un trecho y ese trecho lo
ocupan fuerzas económicas, fuerzas sociales, intereses de todo tipo,
intereses corporativos en la sociedad española, que no harán fácil el
cumplimiento de esos retos y de esos objetivos, aunque para empezar haya
una declaración de buenas intenciones, que sin duda es el cimiento y la
base de una buena forma de gobernar y de hacer política.

El reto europeo. El primer problema que se le plantea a España es si los
ciudadanos españoles, de verdad, estamos decididos a abandonar nuestros
viejos hábitos provincianos y a plantearnos que somos ciudadanos
europeos, necesitados de participar en el proyecto de construcción
europea. La tercera fase de la convergencia económica, el desarrollo
político, el desarrollo de los pilares de seguridad y defensa, de
interior y de justicia, la posible ampliación de la Unión Europea,
etcétera, no son el producto de ninguna actitud voluntarista o utópica,
como alguien ha señalado. Es la respuesta de Europa, la respuesta
necesaria de Europa al reto mundial.

Estamos, señoras y señores Diputados, en un momento final de la guerra
fría, en el que la globalización de la economía, la formación de los
grandes bloques continentales o grandes zonas económicas en el mundo
plantean desafíos, retos, en un marco abierto de competencia
internacional. Y el gran debate es si Europa, la civilización europea,
con sus tradiciones, con sus mejores tradiciones democráticas y
progresistas, está en condiciones de responder a esos desafíos. Y Europa
tiene que responder a esos desafíos a partir de los ejes siguientes:
Primero, saneamiento de sus economías, desde las políticas de austeridad
y rigor, que es lo que se ha llamado los criterios de convergencia
europea. No son los gnomos de Zurich o de Frankfurt los que marcan, desde
el Fondo Monetario Internacional, las exigencias de una economía sana y
equilibrada para crecer y crear empleo. Son necesidades objetivas,



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necesidades imprescindibles del proyecto de construcción europea, de la
economía europea y para afrontar el reto mundial. Europa, al mismo tiempo
que sanear sus economías, integrarlas e ir a la moneda única, a la
tercera fase de la convergencia, necesita inevitablemente --yo lo creo
así-- defender su competencia en el mercado mundial, defendiendo sus
mejores tradiciones de cohesión social y territorial, es decir, defender
y modernizar el Estado de bienestar.

Observen que sigo los mismos ejes en el proyecto europeo que los que
defendemos para el proyecto español, para el proyecto de la España
europea, al cual estamos irremediablemente condenados, en el buen sentido
del término.

Europa entra, en ese proceso, en una conferencia intergubernamental que
ya se ha iniciado, señor Aznar, que va a durar un año o año y medio, y
una de las exigencias de su próximo gobierno es rapidísimamente, no tiene
casi tiempo, entrar en esa conferencia intergubernamental y hacer todo lo
posible desde un liderazgo europeo, que prácticamente hoy no existe,
desde el eje Alemania-Francia-España, con elementos tan positivos como el
avance de las fuerzas progresistas en Italia y, sin duda, el avance de
las fuerzas progresistas en Inglaterra, desde esos ejes, plantearse el
liderazgo que ha llevado el señor González en el proyecto europeo y que
ahora tiene que llevar el señor Aznar, porque España tiene que estar en
la cabeza, en el liderazgo del proyecto europeo. Y lo estará si esa
conferencia intergubernamental, que está llena de peligros, no produce un
retroceso o un estancamiento del proyecto europeo, porque ese peligro
real existe.

En un momento de crisis económica o de dificultades económicas de ajuste
duro, los mejores elementos de la cohesión europea, del acervo
comunitario, como son los fondos estructurales, la política agrícola
común, etcétera, están siendo atacados.

El proyecto de ampliación de Europa hacia el este plantea los peligros de
que en el futuro no haya medidas, fondos instrumentales, fondos de
cohesión, la cohesión social y territorial de Europa. Y España tiene que
ser el líder, uno de los líderes, en la defensa de ese proyecto de la
cohesión social y territorial europea. Y tenemos que conseguir que la
conferencia intergubernamental permita que el esfuerzo que España hace
por su propio interés en sanear su economía sea compensado con todo tipo
de ayudas de los fondos estructurales, de las políticas comunes, que nos
permitan afrontar esos esfuerzos y esos sacrificios en las mejores
condiciones para España.

Al mismo tiempo, tenemos que avanzar en el desarrollo político de Europa,
en el fortalecimiento de las instituciones europeas y en superar su
déficit democrático; tenemos que avanzar en una política de seguridad y
defensa común, porque en un mundo, señor candidato a Presidente, donde en
junio hay elecciones en Rusia, en noviembre en los Estados Unidos, donde
habría un cierto peligro de tentación militarista, es de saludar como un
gran acierto político en su intervención de ayer su defensa de un
ejército europeo, en el cual el ejército español, moderno, reducido,
mucho más operativo y eficaz, proceda a una tarea, que era una tarea
impostergable dentro de la modernización de España, que es la
modernización de las Fuerzas Armadas, una de las asignaturas pendientes
del proyecto socialista, que, curiosamente, proyecto progresista , la
alternativa socialista no fue capaz de resolver. Hoy, el centro derecha
español se plantea problemas, desafíos que, a lo mejor, sólo porque es el
centro derecha puede afrontar; sin embargo, la izquierda española no fue
capaz de afrontar las políticas de defensa y seguridad con la
modernización del ejército español.

Nosotros defendemos un ejército europeo de paz, un ejército para acciones
de tipo humanitario, de políticas de paz, como se ha hecho en Yugoslavia;
y defendemos muy bien que en el año 2001 haya un ejército íntegramente
profesional. Queremos una Europa de paz y de solidaridad, y hoy, saliendo
de actitudes provincianas, hay que hacer un llamamiento a la solidaridad
con el Tercer Mundo. Nosotros, los canarios, a 100 kilómetros de Africa y
a 1.000 kilómetros del continente europeo y de España, pensamos que hay
una deuda histórica --ésta si que es una auténtica deuda histórica-- de
la colonización europea con Africa, de la solidaridad con el Tercer
Mundo, de aportar fondos para la ayuda al desarrollo, para reducir
ampliamente, como ha aconsejado el Fondo Monetario Internacional, la
deuda externa de esos países, que es la única manera de desarrollar y
hacer progresar a todo el mundo en paz. Y en esa línea le advierto, señor
Aznar, le sugiero que piense en un conflicto en Africa, porque Africa
muchas veces, para España, parece que es sólo la política mediterránea,
pero Africa tiene también para España un flanco atlántico. El Atlántico
es el mar de unión con los pueblos de Latinoamérica, pero es también el
mar de Canarias, el mar de las Canarias españolas, el mar donde Europa y
España se ligan al Africa del Magreb pero también al Africa negra.

Canarias tiene que jugar un papel internacional en la solidaridad de los
pueblos, tiene que ser un puente de comunicación y no olvidar a esos
territorios en la política exterior de España. Y quiero decirle que el
conflicto del Sahara está en un momento difícil y que necesita la
participación de España para, haciendo cumplir las resoluciones de la
ONU, ayudar y cooperar a la negociación pacífica de ese conflicto y a una
salida pacífica; sería una gran contribución a las relaciones de Canarias
y de España con esos países.

En ese orden, el segundo punto del reto de España en este fin de siglo
--y lo ha señalado muy bien el señor Aznar-- es la modernización de
nuestra economía. Quisiera hacer algunas referencias a ello.

Primer tema: tenemos que sanear la economía española. Y el saneamiento no
es el interés ni de los grupos financieros ni de ningún tipo contra los
intereses generales del país. El saneamiento es para intentar que el



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déficit público, la deuda, no nos obligue a malgastar nuestros recursos
simplemente pagando intereses de dicha deuda; para que podamos reducir la
inflación, para que la inflación pueda reducir los tipos de interés, para
crear una economía saneada y que el ahorro la inversión creen empleo.

Hacen falta reformas estructurales, de acuerdo. Pero las reformas
estructurales, sin duda, se refieren a romper los intervencionismos en
los mercados económicos; dejar que los mercados funcionen con más
libertad y no con oligopolios, ciertamente; eliminar o reducir algunos
grandes dinosaurios de las empresas públicas españolas, que son elementos
de déficit y de rigidez en los mercados competitivos, pero también
defender los grandes intereses estratégicos del Estado dentro de la
empresa pública y dentro de sectores que son claves en el futuro
desarrollo de este país.

El señor Aznar ha hablado del límite de su plan de privatización en los
intereses generales y en la intervención del Estado en los sectores
estratégicos; defiendo esa idea.

Ha hablado de la reforma fiscal. Hay que avanzar en una reforma fiscal,
en la lucha esencialmente contra el fraude fiscal; pero, sin duda alguna,
la reforma fiscal tiene que estar subordinada a los problemas del déficit
público, a los cumplimientos de los criterios de convergencia, porque, si
no, no es posible cuadrar la cifra.

Aventurarse hoy a poner en marcha al mismo tiempo todos los objetivos,
que son en principio, en sí mismos, todos correctos, pondría en peligro
ciertamente que se pudieran cumplir. Siempre hay prioridades y
estrategias. Y las estrategias de las reformas estructurales, de la
reforma fiscal, del saneamiento económico, no pueden poner en peligro,
primero, una reducción de la inversión.

Por eso, ciertamente, como decía el señor González ayer, nosotros hemos
hablado del plan director de infraestructuras, de la necesidad de
mantener la inversión, de, al mismo tiempo, la inversión en equipamiento,
en infraestructuras, en vivienda, problema básico y clave para el
bienestar ciudadano y también para la generación de empleo, defendiendo
el Estado del bienestar. La garantía que en su discurso el señor Aznar ha
ofrecido a los ciudadanos españoles, del no recorte de las pensiones, de
que el ajuste económico, en definitiva, señoras y señores Diputados se va
a hacer, se debe hacer sin que paguen los más débiles, sin que paguen los
de siempre; debe hacerse pensando que, efectivamente, la Constitución
Española define a España como un Estado democrático y social de Derecho,
que el Estado de bienestar es un elemento constitucional y, por tanto, el
sistema público de pensiones, la enseñanza y la sanidad pública, en
concierto con los sectores privados, en la mejora de todos esos sectores
para la mejor calidad de vida de los ciudadanos españoles, la defensa de
una política sanitaria, cuyos costes han crecido en cinco años en un 44
por ciento; sin duda alguna deben mantenerse esos gastos, pero
controlándolos con una mejor gestión. Pero tenemos un problema y un
desafío, y es la mala calidad de nuestro sistema educativo. Hay que
afrontar problemas como el de la LOGSE, el de la Ley de Organización
General del Sistema Educativo y su financiación, y el de la financiación
universitaria.

España entrará en el proyecto europeo en cabeza y como líder no sólo con
los criterios de saneamiento económico sino con la prioridad estratégica
fundamental en la inversión en recursos humanos, la inversión en
formación, la inversión en enseñanza, en educación y en formación
profesional. Son los ejes básicos y donde España tiene asignaturas
pendientes importantes.

Nosotros creemos que todos esos objetivos son posibles. Se tienen que
cumplir en una legislatura. Pero hay prioridades y órdenes. Y la acción
de un buen gobierno, de un gobierno prudente y responsable que nos
anuncia el señor Aznar, debe pasar por aquella oración en la que el señor
Aznar debe dirigirse al cielo para pedir resignación para los problemas
que no va a poder afrontar, coraje para afrontar los problemas que sí
puede resolver pero, como dice aquella bella oración, sobre todo
sabiduría para distinguir lo que se puede de lo que no se puede resolver.

Este es el arte del buen gobierno. Es lo que va a permitir que los
objetivos fijados en el discurso de investidura se puedan cumplir si se
saben equilibrar con una estrategia correcta. Para eso tendrá el apoyo de
los grupos parlamentarios que apuestan por un Gobierno estable y sin
incertidumbres. Pero tiene que afrontar, al mismo tiempo, el cuarto reto,
que es el impulso autonómico.

En este país, señorías, este Estado español ha vivido un siglo de
conflictos autonomistas o nacionalistas graves. El primer tercio del
siglo lo cubrió el conflicto nacional catalán. En los últimos veinticinco
años es el conflicto nacional vasco y otros conflictos de ese tipo.

España no ha terminado de resolver en el siglo XX un problema que se
genera con el Estado centralista y decadente que nace en España al final
del imperio, con la crisis del imperio español, un Estado anacrónico que
impide y ahoga el desarrollo de las zonas y territorios españoles que
afrontan con mejores condiciones las circunstancias del progreso
económico y social y de su apertura al exterior. De ahí nace
esencialmente el problema nacional catalán y vasco, desde nuestro punto
de vista.

Hoy, al final del siglo XX, España, ante el problema autonómico, no va a
entrar en un período de decadencia, en un nuevo 98, que anunciaba hace
muy poco tiempo el señor González. Ya tenemos bastante con el 98 del
siglo XIX. No va a haber 98 del siglo XX. Podía haberlo habido si nos
hubiésemos equivocado en una política de radicalización política y
económica. Pero no la habrá. Justamente no la habrá si afrontamos los
problemas económicos del Estado del bienestar, de la



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integración europea, junto a la solución valiente y audaz del problema
autonómico de España.

En cuanto a los canarios, agradezco al señor Aznar que por primera vez
hable con claridad de nuestro hecho diferencial, que se olvida tanto
porque es tan claro y tan distante, señor Aznar, que casi todo el mundo
lo olvida. Estamos tan lejos que, como el olvido es la distancia, como
dice el bolero, se nos olvida con mucha frecuencia. Sin embargo, usted ha
reconocido que en Canarias vive un pueblo que ha madurado, que mira a
España como su proyecto de integración europea, que apuesta por la unidad
de los pueblos de España. Pero exige, desde su madurez democrática como
pueblo, las máximas cuotas de autogobierno.

¿Quién tiene miedo en este momento a descentralizar el Estado, a que el
Estado español --que no se fracture de ninguna manera--, un Estado unido,
sea al mismo tiempo un Estado descentralizado? Los grupos de poder
centralista del Estado, los funcionarios del Estado.

El centro derecha español asume el reto, pero lo asume todavía --le
quedan minutos-- desde la oposición. Dentro de muy pocos minutos usted
será Presidente del Gobierno, y en su Gobierno le rodeará todo ese
conjunto de funcionarios enterados, de funcionarios centralistas que
hablarán de los intereses del Estado, de los intereses de España, y
estarán hablando de sus intereses de poder, de sus intereses
funcionariales, de sus intereses burocráticos, de los mandarines
centralistas del Estado español. Llenarán de informes a sus Ministros
diciendo que ceder los puertos, las costas, las policías autonómicas, es
un problema de desintegración del Estado, que es preferible la España
roja a la España rota, como decían hace no muchos años en un momento
trágico y desgraciado para este país. No es verdad.

Hay que afrontar ese problema con energía y con convicción, porque desde
mil kilómetros de distancia, donde estamos los canarios, ¿quién nos puede
decir que gobernarán mejor nuestros aeropuertos o nuestros puertos, o la
política de empleo, unos señores sentados a 1.717 kilómetros de donde
está Madrid? ¿Cómo es posible que nos sigan diciendo que se gobierna
mejor España desde una visión centralista del Estado que desde un
acercamiento y una descentralización del Estado en donde están más
próximos a los ciudadanos, a la diversidad de España?
España, señorías, es una España diversa, y por eso necesita avanzar con
audacia y energía en el Estado autonómico. Pero tiene que ser al mismo
tiempo un Estado solidario.

Los canarios hoy aquí decimos que somos un nacionalismo progresista y
solidario con todos los pueblos de España. España es un proyecto común
que tiene que reconocer sus hechos diferenciales, el canario, el más
alejado, pero, al mismo tiempo, apostar por un proyecto común. En este
proyecto común hay comunidades con una gran experiencia, con un gran
nivel de progreso, como son la catalana y la vasca, que tienen un
extraordinario papel para ser motores, para ser instrumentos clave para
llevar a España hacia el progreso y hacia la construcción europea, pero
que nadie sustituya la arrogancia centralista por ninguna arrogancia
nacionalista. ¡Cuidado! Que los que se sienten heridos en sus
sentimientos no hieran el sentimiento de los demás. Que nadie se crea que
con 16 Diputados se pueden marcar sólo los destinos de gobernabilidad de
España. Hasta hoy 16 Diputados eran decisivos para investir al señor
Aznar. A partir de mañana, 16 Diputados valen igual que nueve más para
tener la mayoría de la gobernabilidad de España, los nueve que forman los
vascos y los canarios.

No lo decimos con ningún ánimo de sustituir el protagonismo de nadie. El
protagonismo debe ser de todos, de todas las comunidades españolas, de un
proyecto común. Los canarios apostamos por un nacionalismo solidario y
progresista, y vigilaremos los instrumentos de financiación autonómica,
pero dichos instrumentos tienen que estar basados efectivamente en la
corresponsabilidad fiscal y en la solidaridad.

El Estado español se construye en la solidaridad, no sólo con la
financiación autonómica, sino también con los Fondos de Compensación
Interterritorial, con los fondos FEDER, con la Caja única de la Seguridad
Social. ¿Saben ustedes, señorías,que hay comunidades españolas que tienen
un superávit en la Seguridad Social de 200.000 millones entre ingresos y
gastos, entre lo que reciben y lo que aportan, y otras 100.000 millones?
Los canarios aportamos teniendo índices de paro y pobreza enormes y no
nos quejamos. No hagamos del debate de la solidaridad un tejido, ni
hagamos caso --y yo celebro la intervención del señor González de ayer,
responsable y constructiva-- a los hinchas ultrasur.

Este país no puede permitirse una nueva demagogia de enfrentamientos
territoriales. Hace falta un esfuerzo de responsabilidad común, por
tanto, un pacto de Estado para el proceso autonómico en el que participen
no sólo las fuerzas de centro derecha, sino también las fuerzas de la
izquierda progresista española, en este caso en particular el Partido
Socialista. Es necesario un pacto entre todos en la conferencia de
política fiscal y financiera; un pacto en este Parlamento para que todos
los pueblos de España realicen un proyecto común.

España ciertamente tiene hoy un peligro: de nuevo las dos Españas. Ya no
la España de las clases, pero sí las dos Españas de los territorios: la
España productiva y la España asistida. En Europa no van a durar muchos
años los proyectos de cohesión; los presupuestos europeos, sobre todo si
se abren hacia el Este de Europa, no pueden soportar muchos años, durante
más de una década, procesos de fondos de cooperación tan importantes como
los que tenemos hoy. Esos fondos no se pueden utilizar para consolidar la
marginación y el subdesarrollo; se tienen que consolidar con políticas



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activas de empleo, con políticas de desarrollo sostenido, con políticas
equilibradas. Las comunidades españolas deben saber que si apuestan por
Europa, cada una de ellas tiene que apostar por un proyecto de desarrollo
sostenido.

Nosotros los canarios pedimos, y por eso ofrecemos nuestro apoyo al señor
Aznar, nuestro propio proyecto. Hemos vivido años de marginación, de
abandono, de olvido; pero no venimos a quejarnos, porque hemos elaborado
nosotros solos nuestro proyecto de integración en España y en Europa: un
marco económico-fiscal propio, producto de nuestras tradiciones
históricas; un estatuto permanente en Europa que reconozca nuestra
lejanía e insularidad de región ultraperiférica, un Estatuto de autonomía
de máximo nivel que reconozca nuestra insularidad alejada. Son los
instrumentos, con un plan integral de empleo, basado en políticas activas
de formación, que van a permitir que la Comunidad Autónoma canaria se
integre en un proceso común de beneficio y bienestar para todas las
comunidades españolas. Cada zona de España, no sólo cada comunidad
española, la zona del Cantábrico, la zona de las dos Castillas, la zona
del Mediterráneo, la zona del sur de España, tienen que elaborar su
proyecto de integración española y de integración europea. Ese es el
principio de la solidaridad, y ayudarnos mutua y colectivamente, porque
sólo una España cohesionada social y territorialmente puede avanzar.

Hay que afrontar también decididamente el tema del empleo. Celebro que
usted invite a los agentes sociales a un pacto por el empleo. Nosotros en
Canarias ya tenemos nuestro pacto por el empleo, firmado por el Gobierno
de Canarias, los empresarios y los sindicatos, basado no en políticas
asistenciales solamente, basado en políticas activas de formación y
empleo, llevando recursos, desde el seguro de desempleo, creando empleo,
a las políticas activas de formación y empleo. Es así como hay que
invitar a todos los ciudadanos españoles, a los agentes sociales a un
gran pacto por el empleo que ofreció ayer el candidato en su investidura.

Por último, la democratización del sistema político español, su
fortalecimiento. Los últimos años han creado un deterioro en las
instituciones democráticas de España. Es necesario, señor Aznar,
fortalecer nuestro sistema democrático. Primera condición: la defensa del
sistema democrático pasa por la división de poderes; respetar la
independencia de cada poder; fortalecer el Parlamento, ya que años de
mayoría absoluta han creado una posición subalterna y subordinada del
Parlamento español en la vida política española. Por suerte, no hay
mayorías absolutas de nuevo y este Parlamento va a jugar un papel
decisivo con pactos que deben ser pactos de Estado entre las fuerzas de
Gobierno y oposición para resolver los grandes retos de España.

El Poder Judicial. Usted ha hablado de una Administración de Justicia
eficaz e independiente. Hace falta que el Consejo General del Poder
Judicial sea fruto de un auténtico consenso, pero, además, de un rápido
consenso. No politizar, buscar perfiles institucionales; pactemos ya, en
quince días, una renovación del Consejo General del Poder Judicial.

Es necesario que mantengamos el principio de la austeridad, del rigor que
ha planteado el Gobierno del señor Aznar, y la lucha contra la
corrupción. El señor González decía hace unos días que en España es muy
importante mantener un poder político autónomo de los negocios, separar
negocios y política, impedir que los negocios condicionen la política;
pero también impedir, señor González, que la política intervenga en los
negocios. Eso produce inevitables fenómenos de degeneración política y de
corrupción. Ese es el problema de mantener el principio de la
responsabilidad política. La oposición, el Partido Popular, ha defendido
muy fuertemente en este Parlamento el principio de responsabilidad
política. No podemos decir que los tribunales tienen siempre la última
palabra, la tienen en las responsabilidades penales; la responsabilidad
política es de los políticos y del Parlamento. Ni todo es un problema de
que nos traicionen los amigos. Los amigos los nombra usted y su gobierno,
no son amigos; los nombra el señor González y su gobierno. Cuando
traicionan hay una responsabilidad política, no hay una traición. La
responsabilidad del que nombra le afecta en los actos del personaje
nombrado y éste debe ser un principio que permita que la vida política
española combata con energía los fenómenos de degeneración del poder
político y de la corrupción.

Nosotros creemos que España tiene que intervenir seriamente en sus
servicios secretos y en los servicios de seguridad del Estado, porque la
política antiterrorista de colaboración con los nacionalistas vascos, que
es básica para la defensa del Estado democrático, necesita una reforma
profunda de los servicios secretos y de seguridad del Estado.

Es un reto que usted tiene, señor Aznar, y que debe cumplir con energía y
con firmeza, gobernando con la autoridad que le da una amplia mayoría en
este Parlamento, con la autoridad que le da el ser el primer partido que
han votado los españoles en las recientes elecciones.

Termino --y perdonen mi extensa intervención-- diciendo, señorías, que
estamos en un nuevo ciclo político que es una nueva transición española.

En este siglo España intentó su primera transición entre 1931 y 1934 y
produjo un terrible fracaso que acabó en tragedia y en cuarenta años de
un gobierno autoritario. El reformismo centrista de Azaña fracasó en una
España atrasada dentro de un Estado centralista.

El Presidente Suárez inició la primera transición con éxito. El
Presidente Suárez gobernó desde el centro, desde el consenso y la
moderación con valores no sólo reformistas, sino progresistas como el del
fortalecimiento de la democracia, del desarrollo autonómico, de la
modernización de la economía española.

Entre 1977 y 1980 el Presidente Suárez tuvo un extraordinario éxito en la
UCD. El Presidente González



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--que en este momento nos ha abandonado-- reconoce que la oposición que
hicieron él y el señor Guerra --que sí está aquí-- en aquel tiempo fue un
grave error y que se arrepiente ahora de haberlo hecho.

De 1980 a 1982, el período reformista del Presidente Suárez erró, se
deformó, produjo problemas graves, entró en la parte del ciclo de la
decadencia. Luego vino el Grupo Socialista que ha hecho en trece años una
acción de gobierno que tiene luces y sombras, pero que tiene, sin duda
alguna, un balance positivo, que, repito, es patrimonio de todos los
españoles, aunque ahora les corresponde desde la oposición el papel de
hacer una política de Estado, de defensa de los intereses del Estado
español a final de este siglo y construir una alternativa progresista.

Para construir una alternativa progresista hay que hacer el pacto de
Estado con las fuerzas que hoy van a gobernar España.

Estamos en la tercera transición, el reto europeo, el reto autonómico, la
modernización económica, la defensa del Estado de bienestar, la defensa
de la democracia.

Señor Aznar, la suerte que no tuvo Azaña, que sí tuvo Suárez, nosotros se
la deseamos. Nosotros le expresamos, en nombre de Coalición Canaria,
nuestro apoyo y lealtad, pero nuestro apoyo y lealtad para un gobierno
estable, sin incertidumbre, basado en la lealtad de los principios y en
la lealtad de los objetivos, no en las lealtades incondicionales.

Si usted cumple el programa que presentó ayer, que tiene un contenido
altamente progresista, si usted defiende el Estado del bienestar, lucha
por el empleo y busca un pacto de empleo con los agentes sociales,
desarrolla el Estado autonómico, hace y defiende la España europea y
acaba con los aislamientos tradicionales de este país; si usted moderniza
la economía y la sanea y al mismo tiempo mantiene un pacto de
gobernabilidad, España entrará en el siglo XXI en las mejores
condiciones, usted habrá cumplido un reto histórico y será, sin duda
alguna, un acontencimiento histórico para este país.

Desde la lealtad de los principios y de los objetivos, le deseo, señor
Aznar, la mejor suerte y la convicción de que si tiene firmeza en
afrontar esos retos desde un espíritu democrático y progresista, sin duda
alguna el gobierno del Partido Popular tendrá el éxito que España
necesita y se merece.

Muchas gracias. (Aplausos.)



El señor PRESIDENTE: Gracias, señor Mauricio.

Tiene la palabra el señor Aznar.




El señor AZNAR LOPEZ (Candidato a la Presidencia del Gobierno): Señor
Presidente, señorías, quiero agradecer también al señor Mauricio, en
representación de Coalición Canaria, sus palabras generosas y su apoyo
planteado no solamente en términos de la votación de investidura, que se
celebrará dentro de algunos minutos, sino también de apoyo a lo que
significa una tarea de gobierno, un apoyo estable, traducido en unos
acuerdos de estabilidad institucional suscritos entre el Partido Popular
y la Coalición Canaria.

Quiero mostrar mi satisfacción por ese acuerdo. Conviene recordar que, en
un buen ejercicio de responsabilidad política, fue el primer acuerdo que
se produjo en el tiempo de los tres que, al final, ha producido el
proceso de negociaciones políticas a que dio lugar las elecciones del
pasado 3 de marzo. El señor Mardones me indica que recuerde que el
acuerdo se celebró y firmó en este mismo Palacio del Congreso de los
Diputados. Quiero decir que expresar mi satisfacción por ello supone
expresar la satisfacción por contar, también en el caso de Coalición
Canaria, con un marco apropiado, con un marco lógico que atiende a lo que
es el interés general, al interés europeo en los cinco puntos que ha
expuesto el señor Mauricio, correctamente en mi opinión, y que además
atiende a lo que es la singularidad canaria, que debe ser tenida en
cuenta en los términos que hemos convenido y que han sido recordados aquí
esta mañana.

Por tanto, este acuerdo por el cual yo muestro mi satisfacción, que tiene
como los demás un carácter público, que ha podido ser conocido y
criticado por la opinión pública y que tiene esa vocación de estabilidad
y de legislatura, estoy convencido de que va a ser útil para los
intereses generales de España y para los intereses específicos de
Canarias.

Le agradezco la definición que ha hecho --yo no he realizado ninguna--
del programa de Gobierno que ayer expuse a la Cámara. Parece lógico que
un partido como el Partido Popular --así al menos lo he entendido y lo
defino yo--, que es un gran partido de centro que recoge las tendencias y
las herencias de las políticas centristas en la vida política española,
plantee, de acuerdo con las fuerzas políticas que se han sumado a este
esfuerzo de gobernabilidad y estabilidad en España, un programa que usted
ha definido de centro reformista. Creo que tiene usted razón, que es un
programa de centro reformista.

Creo también que es el programa más útil en este momento para la sociedad
española. Es, en todo caso, el programa lógico resultante de las últimas
elecciones y, por consiguiente, el que han deseado mayoritariamente tanto
los ciudadanos canarios que han dado una mayoría allí al Partido Popular
--como lo hizo el Partido Popular en las elecciones autonómicas apoyando
a Coalición Canaria--, como los ciudadanos del conjunto de España que han
provocado y promovido la alternancia política. Ese mismo sentido de
centro reformista es el que tiene también la extensión y la profundidad
de un programa de renovación de la vida política española.

Ha mencionado usted la palabra alternancia, con toda certeza también. La
alternancia provoca la renovación dentro de la continuidad histórica
--probablemente hay quien hace discursos más complicados--, pero lo
lógico en las democracias, cuando se produce, es mantener



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la continuidad histórica, renovar la situación y eso es exactamente lo
que se produce en el término y en la consideración de la alternancia
política.

Si usted me permite, señor Mauricio, quiero reconocer en esta
introducción especialmente su aportación personal --la de sus compañeros
también, por supuesto-- y su trabajo para la consecución de esos
acuerdos, ya que es una aportación que desde el punto de vista político
me complace resaltar. Estoy convencido de que la seriedad de su grupo
parlamentario será extraordinariamente útil en la tarea de gobierno, como
espero ustedes están convencidos de la lealtad con la que el Grupo
Parlamentario Popular y el Gobierno --si la Cámara me da su confianza--
va a comportar y va a hacer honor a los acuerdos que hemos firmado.

Comparto plenamente con usted, como es lógico, los esquemas generales en
torno a los cinco puntos que ha tratado en su discurso. Ha hablado usted
de la construcción europea y de que es una respuesta válida para España;
lo comparto plenamente. Es verdad que nosotros tenemos que avanzar en
este momento en un escenario extraordinariamente rápido en su cambio, no
solamente en las circunstancias generales a que usted ha hecho
referencia, sino en cuanto al calendario que tenemos que afrontar. Hay
una conferencia intergubernamental en marcha; hay que afrontar las
reformas institucionales; hay que afrontar las decisiones de la
ampliación europea, con lo que afecta a las instituciones y a las
consecuencias económicas y sociales para todos los países; hay que
preparar el país y tomar las decisiones de la tercera fase relativas a la
Unión Económica y Monetaria y, por lo tanto, de la entrada en vigor y de
la participación en la moneda única; vamos a tener que discutir dentro de
poco tiempo el sistema de recursos propios, el sistema de financiación,
por decirlo de alguna manera, los presupuestos de la Unión Europea para
los próximos años; va a haber que salvaguardar lo que significan las
grandes políticas de cohesión social y territorial en una Unión más
ampliada; va a haber que establecer períodos transitorios y también vamos
a tener que afrontar lo que significan los procesos de adaptación del
mundo respecto de la política de seguridad y defensa a las nuevas
realidades europeas.

Respecto a la Alianza Atlántica --a la que ayer hice referencia-- y a lo
que debe ser el proceso de participación de España en esa modernización
de la Alianza Atlántica, así como por lo que se refiere a la construcción
de la identidad europea de seguridad y defensa --llámese como quiera--,
el pilar europeo, España debe participar y debe formar parte del gran
ámbito de la seguridad europea y, por supuesto, del ámbito de la Alianza
Atlántica como elemento básico de lo que significa la seguridad global
planteada a nivel europeo y, sobre todo, utilizar los mecanismos de
seguridad que a España le interesen.

En este marco, como ayer advertía, es donde nosotros propugnamos el
proceso progresivo de profesionalización de nuestras Fuerzas Armadas para
cumplir mejor nuestros objetivos, incluidos los constitucionales que
nuestra Carta Magna asigna a las Fuerzas Armadas. En ese mismo sentido,
se llevará a cabo una política de reforma y de profesionalización de los
servicios de inteligencia, para que cumplan estrictamente aquellas
misiones que competen a los intereses de España, y nada más que eso. Por
lo tanto, se abordará la reestructuración y la reforma de esos servicios
en ese marco al que yo me he referido en este momento. Deseo y espero
que, entre todos, podamos impulsar esta tarea.

Como ayer dije --y quiero repetirlo esta mañana--, creo que los trabajos
realizados concordadamente en las Cámaras en la legislatura pasada y en
las anteriores han sido positivos. No es una casualidad que en España se
haya producido un debate europeo con un mayor grado de consenso que en
cualquier otro país. Todos hemos hecho un esfuerzo porque todos estábamos
prácticamente de acuerdo en muchos de los puntos que eran horizontes
comunes europeos y de España para nuestro futuro. Yo creo que el buen
trabajo realizado por la Comisión Mixta en la legislatura anterior debe
continuarse en esta legislatura y proporcionar, no sólo al Gobierno sino
a la posición española como reflejo de lo que es el interés nacional de
nuestro país, el soporte, el aliento y el apoyo suficiente para defender
correctamente nuestros intereses en el marco europeo y también, por
supuesto, en lo que se refleje en cada una de las comunidades autónomas
que también tienen su marco propio.

A este respecto, usted ha citado en este marco la necesidad de conseguir
algo que figura en los acuerdos y a lo que vamos a dedicar el máximo
esfuerzo, como es el estatuto permanente de región ultraperiférica para
Canarias que, naturalmente, formando parte, si es posible, del Derecho
originario de la Unión y de las Comunidades, module las políticas
comunes, atienda disposiciones específicas, es decir, forme parte de ese
espacio jurídico, político e institucional que usted completaba en el
escenario propio de Canarias con el Estatuto de Autonomía de Canarias,
lógicamente bajo el amparo de la Constitución Española. Trabajaremos
intensamente en este tema; trabajaremos, como es lógico, en la defensa de
la sigularidad propia de Canarias dentro del marco europeo, porque es
algo que conviene a Canarias y conviene, por lo tanto, al interés
nacional español. Espero que los trabajos de esta Comisión puedan ponerse
en marcha y empecemos a trabajar rápidamente al respecto. (El señor
Vicepresidente, Fernández-Miranda y Lozana, ocupa la Presidencia.) Ha
mencionado también S. S. tres cuestiones que se refieren a la política
económica en líneas generales. Ha dicho que es necesario sanear nuestra
economía. Estoy absolutamente de acuerdo.

Ahí entra el problema del déficit, y no es una casualidad --yo agradezco
el apoyo de su señoría-- que ése



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sea el elemento básico esencial del discurso y de la propuesta que yo
formulé ayer. Tenemos que hacer ese gran esfuerzo que yo reclamaba por
una política clara de rigor y de austeridad. Quiero decir que quien
espere otra cosa de la tarea del Gobierno se equivoca, y se equivoca en
lo que significa la voluntad del Gobierno y se equivoca en lo que debe
ser su propio planteamiento hacia la sociedad. No creo que la sociedad
española, los españoles, que saben que se juegan mucho en ese proyecto en
términos personales y colectivos, sean capaces de comprender políticas o
actitudes políticas que puedan poner en riesgo el cumplimiento de esos
objetivos europeos que tiene España. Por tanto, agradezco y comparto
plenamente su apoyo en esta tarea, que no va a ser fácil, porque, como
ayer decía, es mucho más fácil dedicarse a endeudarse, dedicarse a
gastar, que decir: hay que ser rigurosos, hay que controlar el déficit y,
naturalmente, hay que establecer unos presupuestos austeros para el
futuro y durante varios años.

Estoy totalmente de acuerdo con usted en que una de las tareas que
corresponde al Gobierno, y que ya se inició de una manera intensa, sobre
todo a partir del ingreso de España en la Comunidad Europea en 1986, es
la de completar el proceso de internacionalización de la economía
española. Todos sabemos que, hoy, es una economía global, mundializada y
que nosotros todavía tenemos sectores al margen de la competencia.

Liberalizar, abrir esos sectores a la competencia forma parte del
conjunto de reformas estructurales que tenemos que hacer, y completar la
internacionalización de la economía española es uno de los elementos
básicos de la acción de Gobierno. Eso ha dado una dinámica de
modernización a la vida española que no debe producir en este punto, como
en ninguno de los otros a los que me voy a referir, temor alguno, porque
cuando la economía española se ha abierto hacia fuera es cuando España ha
prosperado, y, por el contrario, cuando se han practicado políticas
cerradas, políticas aisladas, es cuando España no ha prosperado. Quien
tenga la curiosidad de analizar en términos históricos los elementos de
salto profundo y de crecimiento de la economía española verá que,
efectivamente, coinciden con los procesos más altos de
internacionalización, de globalización y de apertura al exterior de
nuestra economía.

Su señoría ha elogiado, y se lo agradezco, la prudencia en torno a la
reforma fiscal. Como he dicho en alguna ocasión, yo considero que la
reforma fiscal es uno de los elementos de modernización de nuestro país.

Soy muy consciente de que la reforma fiscal fue uno de los elementos de
modernización democrática de nuestro país en el momento de hacer nuestra
transición, como lo fue la bandera europea. La transición democrática en
España tiene varias banderas, varios símbolos, por decirlo de esa manera.

Uno es la idea europea, y por eso hay una agrupación de esfuerzos en
torno al consenso europeo, cosa que no ocurre en otros países. Otro,
desde el punto de vista de la economía interna, es precisamente la
modernización fiscal, la reforma del sistema fiscal. Pues bien, ese
sistema, con extraordinarios cambios y retoques --hay que decir que
durante los últimos años más de 2.500 normas tributarias han caído
literalmente en plancha sobre los contribuyentes, lo que significa más de
una norma tributaria diaria--, es un sistema que se ha quedado viejo, que
se ha quedado obsoleto, y hay que cambiarlo, pero hay que cambiarlo con
prudencia, y hoy los sistemas fiscales, además de tener el cuidado de la
suficiencia de recursos para financiar, tienen que alentar algo que usted
ha mencionado en su intervención y que me parece correcto desde el punto
de vista del crecimiento: el ahorro, la inversión y la exportación como
elementos básicos de una economía sana. Y al servicio de eso tiene que
estar la fiscalidad. Por tanto, cuanto más se pueda profundizar en una
reforma que alivie la situación de competencia de las empresas o de las
personas fisicas en cuanto al ahorro y en cuanto a la inversión, tanto
mejor, tanto mejor como elemento de modernización y tanto mejor desde el
punto de vista de la lucha contra el fraude fiscal, que, insisto, en este
momento es incompatible con la racionalidad de un sistema fiscal moderno
en nuestro país.

He dicho antes que no tenemos que tener ningún miedo a afrontar el
mantenimiento y el perfeccionamiento por la vía de la reforma, en los
términos que yo anunciaba ayer y que S. S. comparte, del pacto de
solidaridad que se traduce en el Estado social y democrático de Derecho
de nuestra Constitución. No hay que tener ningún miedo; vamos a
desarrollar el Pacto de Toledo con rapidez e intensidad y vamos a formar
el grupo de trabajo y a extraer las consecuencias de la política
sanitaria con la misma rapidez e intensidad, porque todos estamos
trabajando por el mantenimiento de los niveles de prestaciones sociales
alcanzados hasta este momento.

Quiero decirle, señor Mauricio, que el balance del Estado de las
autonomías --y voy abreviando--, después de dieciocho años de
funcionamiento constitucional, es básicamente positivo. No quisiera hacer
una incursión histórica larga, pero sí decir que no encuentro en nuestra
historia moderna, para no remontarme más allá, un momento en el que se
hayan resuelto mejor los problemas de integración del país, mejor y que
haya producido más rendimientos para todos y con más estabilidad en el
tiempo que el modelo derivado de la Constitución de 1978. Sin duda, como
afirmaba yo ayer, tiene sus momentos de aceleración, sus momentos de
retroceso, sus pausas y sus errores también, pero desde el punto de vista
del marco, creo que es perfectamente válido. Es ahí donde yo establezco
el consenso, no como un elemento coyuntural, sino como un requisito que
debe hacernos continuar perfeccionando esa tarea de desarrollo
constitucional y del estatuto de autonomía. Todo ello también incluye el
desarrollo del estatuto de autonomía en relación con



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Canarias, contemplado en gran medida en nuestros acuerdos, el respeto del
Régimen Económico y Fiscal que usted conoce, lo que significan los planes
en relación con el empleo o con las infraestructuras que usted conoce
también, es decir, aquello que nace de la singularidad propia canaria,
que usted reconocía y que, con razón, afirmaba que yo reconozco, dentro
de lo que significa el marco de la cohesión general del país.

Ha hecho un comentario sobre el sistema de financiación que, al margen de
lo que es el Régimen Económico y Fiscal, quiero resaltar. Señor Mauricio,
una de las virtudes del nuevo sistema de financiación que con el consenso
general creo que puede ponerse en marcha es que estimula el crecimiento
de las comunidades autónomas, es decir, utilizando un lenguaje si quiere
un poco técnico, estimula los factores endógenos propios del desarrollo
de las comunidades, que en algunas ocasiones no son tenidos en cuenta.

Por lo tanto, va a ser un factor muy importante de dinamización para las
comunidades autónomas al responder ante los ciudadanos de su capacidad de
ingresos y al tener que establecer unas políticas de gasto que favorezcan
su crecimiento económico y complementen coordinadamente las acciones de
crecimiento de las políticas globales que se establezcan desde el
Gobierno de la nación.

Por último, señor Mauricio, comparto plenamente su visión sobre la
necesidad del fortalecimiento de nuestra democracia. Así lo haremos.

Pleno respeto a la división de poderes. Espero que no se vuelvan a hacer
en nuestro país políticas que intenten el entierro de lo que significa
una de las bases esenciales de nuestra democracia o de cualquier
democracia, como es la división de poderes. Espero poder trabajar en lo
que significan esas políticas de fortalecimiento e independencia
institucional, de mejora de un elemento básico como pilar esencial del
Estado, que es la justicia, y de una política que, como afirmaba ayer,
respete lo que es la autonomía social y no quiera invadir, desde el
Gobierno o desde el poder, ningún ambito social que pertenezca al
ejercicio de la sociedad civil o a la autonomía institucional enmarcado
en ese Estado de Derecho que determina la división de poderes. (El señor
Presidente ocupa la Presidencia.)
Por último, no voy a hacer, señor Mauricio, ninguna oración al respecto;
tomo los elementos esenciales que usted ha dicho en la suya. Resignación,
coraje y sabiduría. Le agradezco sus deseos de suerte y espero cumplirlos
para el bien de todos. Muchas gracias, señor Mauricio. (Aplausos en los
bancos del Grupo Popular.)



El señor PRESIDENTE: Gracias, señor Aznar.

Tiene la palabra el señor Mauricio.




El señor MAURICIO RODRIGUEZ: Señorías, muy brevemente, primero para
agradecer al señor Aznar su larga réplica y también la clarificación de
algunos de sus objetivos políticos que, sin duda, tengo que reconocer,
coinciden exactamente con los que yo he planteado.

Mientras le oía, señor Aznar, me estaba haciendo la siguiente reflexión:
la política no es una lucha simplemente por el poder, no es un
instrumento simplemente para conseguir el poder y ejercerlo. La política
y el poder tienen que ser un medio para conseguir el fin de unos
objetivos de programa que beneficien a la sociedad. Con eso lo que quiero
explicarle es por qué el Grupo de Coalición Canaria fue el primer
firmante con el Partido Popular. Incluso nos sobró una semana, podíamos
haberlo hecho una semana antes, y lo teníamos claro tres días después de
las elecciones, y así lo dijimos. Nosotros no teníamos necesidad ni de
marear la perdiz ni de explicar a nuestro electorado qué es lo que
teníamos que pactar, porque presentamos un programa electoral --que si
usted me lo permite se lo mando el lunes-- que es exactamente su discurso
y el mío. Es decir, en el pacto que usted hizo con nosotros recogíamos
estrictamente los cinco puntos para España, los siete puntos para
Canarias, desde un nacionalismo que entiende que el desarrollo de
Canarias y de su autogobierno sólo es posible desde una política de
solidaridad y de responsabilidad de Estado y de integración en el
proyecto europeo. Eso es lo que los nacionalismos españoles no tenían
hasta final de este siglo, y por eso ha sido posible el encaje en el
Estado español al final de este siglo y no al final del pasado. Por
tanto, nosotros hicimos un programa electoral pensando, con errores y con
aciertos, en lo mejor para la sociedad española y para la sociedad
canaria. Se lo presentamos al Partido Popular, y había una coincidencia,
porque ninguno de los dos estábamos en lo que usted llamó ayer con mucho
tino, con mucha reflexión, la posición del prejuicio, porque ésta no es
la vieja derecha, éste no es el nacionalismo insolidario, éstos no ponen
en peligro la unidad de España, éstos no están potenciando un movimiento
independentista en Canarias, todas esas tonterías que se han dicho en
algún momento. A ambas fuerzas políticas esta posición sin prejuicios,
pensando en el interés del país y en que la política para Canarias es una
política de Estado, nos permitió encontrarnos rápidamente en el interés
de la sociedad, en el interés del Estado, en el interés de España. Por
eso pactamos tan fácilmente. Yo no tengo ningún mérito, como usted me lo
atribuye personalmente. El único mérito es el de Coalición Canaria, que
es coherente con su proyecto político, y por suerte para Canarias y por
suerte para España, en este momento nuestro proyecto político coincide
con el suyo. Por eso, nuestra lealtad no implica ningún esfuerzo, no
implica ningún sacrificio, no hay una renuncia de nada. Podríamos haber
renunciado a algo, porque sabemos que para conseguir determinadas cosas a
veces hay que renunciar a otras, pero no hemos tenido que renunciar a
nada. Simplemente creemos que el bien del pueblo español, de los más
débiles, de las personas



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más necesitadas, es la defensa del Estado del bienestar. La mejora del
empleo en España es el saneamiento económico. Un mejor funcionamiento de
las comunidades españolas está en un Estado amplio, descentralizado, con
España en Europa, porque si fracasa el proyecto europeo, España no
logrará ni los niveles de renta ni los niveles de salarios ni los niveles
de bienestar que merece nuestro pueblo y que sólo son posibles en Europa.

Por eso coincidimos.

Sólo falta en su discurso, señor Aznar, algo que espero --y, permítame,
yo ni siquiera le contestaré a una réplica que usted me va a ofrecer en
un minuto-- que exprese al menos, y es que la España democrática y
progresista tiene una voluntad de solidaridad con los pueblos del Tercer
Mundo. Eso está en su programa. No se ha dicho aquí. Yo he hablado de que
a España a veces sus problemas internos no sólo no le permiten ver el
proyecto europeo. Europa es un proyecto entre un mundo, porque somos
ciudadanos españoles --yo soy ciudadano canario al mismo tiempo que
ciudadano europeo--, pero sobre todo somos ya, a finales del siglo XX y a
principios del siglo XXI, ciudadanos del planeta, y desde este discurso
de investidura de la Esspaña reformista y progresista que creo que usted
va a defender, nos hace falta un mensaje de solidaridad con los pueblos
del mundo que nos necesitan, porque la sociedad española es la más
solidaria de Europa, y lo ha demostrado, y los partidos políticos tienen
que ser sensibles a ese sentimiento, a esa expresión que indica lo mejor
del pueblo español y lo mejor de la ciudadanía española.

Muchas gracias.




El señor PRESIDENTE: Gracias, señor Mauricio.

Señor Aznar.




El señor AZNAR LOPEZ (Candidato a la Presidencia del Gobierno):
Brevemente, señor Presidente.

Tiene toda la razón el señor Mauricio en recordarme la omisión en
relación con la solidaridad con el Tercer Mundo y lo que significa la
política de cooperación. Tiene toda la razón porque la he omitido en mi
intervención; en cambio, no la omití ayer, como S. S. sabe muy bien, en
el discurso que hice ante la Cámara.

Creo que la política de solidaridad, la política de cooperación, necesita
un impulso, en colaboración a su vez con las organizaciones no
gubernamentales, necesita impulsar además la credibilidad de esas
organizaciones, confiar en las organizaciones, bien administradas, bien
respaldadas, en aquellas que prestan unos servicios de cooperación y de
ayuda en las zonas más necesitadas, y nuestro compromiso electoral que
hoy me recuerda el señor Mauricio y que cumpliré es caminar claramente en
ese proceso de asignación de recursos en la solidaridad hacia esas zonas
más necesitadas, que nosotros concentramos en dos áreas específicas
--como dije ayer--, que son Iberoamérica y el norte de Africa,
especialmente las zonas cercanas del Magreb, que son las más necesitadas.

En esa tarea con las organizaciones no gubernamentales, con las
organizaciones sociales, cooperaremos ante el futuro, poniendo por
supuesto los recursos de los Presupuestos Generales del Estado en
cooperación con los de las comunidades autónomas y con los de las
entidades locales.

Señor Mauricio, quiero decirle que comparto plenamente su elogio al
esfuerzo que hacen los españoles por la solidaridad, como no lo hace
nadie, y desde luego la tarea ejemplar que tantos miles de españoles,
especialmente los jóvenes, hacen en su compromiso en estas organizaciones
con los más necesitados.




El señor PRESIDENTE: Gracias, señor Aznar.

Corresponde ahora el turno de intervenciones al Grupo Mixto de la Cámara,
que distribuirá su tiempo entre el representante de los dos Diputados del
Bloque Nacionalista Galego, la señora Rahola, la señora Lasagabaster y el
señor Chiquillo.

Para consumir el primer turno, tiene la palabra el señor Rodríguez.




El señor RODRIGUEZ SANCHEZ: Señor Presidente, señoras Diputadas, señores
Diputados, pertenezco a un país, Galicia, que constituye dentro del
Estado español una realidad bien diferenciada; un país que padeció y
padece todavía la distancia entre sus aspiraciones y necesidades
colectivas y el reconocimiento y asunción de las mismas, especialmente
por parte de los poderes públicos del Estado español. No hay más que ver
lo muy poco que preocuparon los problemas e intereses de Galicia en esta
Cámara hasta ahora.

Galicia soporta un Gobierno del Partido Popular desde hace años, empeñado
en disminuir, opacar y negar su especificidad, su carácter de nación,
privarla de su categoría constitucional de nacionalidad histórica.

También estos días, en esta coyuntura política, el Partido Popular sirve
de velo, de impedimento para que no aparezca el rostro real de nuestro
país en el conjunto plurinacional que conforma el Estado español.

La Xunta de Galicia, clamorosamente ausente en todo el proceso de
negociaciones, se limitó a hablar de solidaridad y del bien de España, no
pronunció, positiva y reivindicativamente, el nombre de Galicia, como era
su deber, para exponer demandas, todas ellas no sólo legítimas sino
vitales para nuestra existencia como pueblo que quiere vivir de su
esfuerzo, de su trabajo, de su producción.

Galicia es un país rico pero empobrecido. De todas las naciones del
Estado es la que atraviesa la mayor crisis estructural de sus sectores
productivos básicos, especialmente por causas políticas exógenas. Se ve
forzada a un desmantelamiento y a una restricción productiva en sectores
en los que es claramente competitiva. Ahí tenemos el paradigmático caso
de las cuotas lácteas en el sector agropecuario o el progresivo
desmantelamiento de la pesca, la industria conservera y la



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naval, en nombre, irónicamente, de los principios de libre mercado y
competitividad, aquí tan continuamente mentados.

¿Puede considerarse tratada con equidad y ponderación una sociedad que es
siempre ignorada, preterida o perjudicada en sus intereses y derechos con
las reestructuraciones productivas impuestas por una división
internacional del trabajo, que el Estado español acepta y aplica después
internamente con criterios territoriales que la convierten en pagana
repetidamente? Saben muchos de los aquí presentes cómo se reparte la
carga de trabajo entre los astilleros públicos. Galicia cuenta con el
único que tiene prohibido construir barcos, en nombre de la
competitividad y del libre mercado.

Dicen que España es la gran potencia europea en pesca, pero el capítulo
pesquero fue, en las negociaciones con la CEE y ahora en las relaciones
con la Unión Europea, el más descuidado. Se mezcló la insensibilidad de
los políticos de secano por un sector económico, distante y exótico para
ellos, que Galicia construyó con el esfuerzo secular de sus gentes, sin
ayuda de nadie, con la codicia de grandes Estados europeos por un tesoro
que hasta entonces les era desconocido. Ahora, pueden jugar con él como
moneda de cambio y soflama pseudoecologista en agravio de una flota
pesquera sin influencia política.

La flota gallega tiene mayor potencial que la de cualquier país de la
Unión. Galicia es la primera potencia pesquera de España. Curiosamente, a
España le pertenece menos del 9 por ciento de las licencias para capturar
peces comunitarios disponiendo, sin embargo, del 30 por ciento de la
flota pesquera de la Unión Europea. Naturalmente, España es, en esta
temática, metonimia de Galicia, pero no existe correspondencia política.

Señor Aznar, todas estas problemáticas están ausentes de su discurso de
investidura, porque Galicia estuvo ausente de la negociación y es negada
por su partido, continuando una política tradicional en el Estado
español. No negaremos la legitimidad de otros nacionalismos para entablar
las negociaciones que estimen oportunas, ya que los necesitan. Sería
fácil el recurso demagógico a la insolidaridad y a los peligros de
desigualdad territorial como forma de atacar unos pactos que lo llevarán
a la Presidencia del Gobierno del Estado español.

Algunos acarician la idea manipuladora de una entente de comunidades
pobres, agraviadas por un plan de financiamiento autonómico que
beneficiará a las consideradas ricas. Desde la perspectiva del Bloque
Nacionalista Galego, estamos de acuerdo en la corresponsabilidad fiscal y
en la autonomía financiera. Sería ridículo, por tanto, ser beligerantes
con medidas que vayan en esta dirección, pero sí diremos que no es de
recibo hablar exclusivamente en términos de cuánto se recauda y cuánto se
recibe. Galicia, desde luego, paga mucho en forma de expoliación de sus
recursos energéticos y financieros; paga mucho con la exportación de
materias primas que no son utilizadas para completar un proceso
productivo industrial en su interior: celulosas, alumina, caolín,
pizarra, granito; paga mucho no dejándola producir en sectores en los que
cuentan con evidentes ventajas comparativas. Tampoco ocupa un lugar
privilegiado como receptora de fondos de cohesión provenientes de la
Unión Europea ni por la fijación de servicios transferidos, sanidad y
enseñanza por ejemplo; tampoco por las inversiones en infraestructuras en
relación con las consideradas comunidades pobres
¿Y qué decir cuando se contabiliza en el debe de Galicia, en la mejor
tradición histórica de tomadura de pelo, una autovía desde Madrid hasta A
Coruña y Vigo, como si parte importante de su trayecto no fuese Castilla
y León? ¿O cuando se intenta convencernos de que no tenemos derecho al
tren porque en breve contaremos con las ultimas autovías del Estado?
Galicia no se contempla en las infraestructuras ferroviarias del PDI, y
no es que exijamos tren de alta velocidad, sólo contar con una red
ferroviaria en estado aceptable, entre 100 y 150 kilómetros/hora, en
nuestro territorio para el año 2007, como demanda el plan ferroviario
para Galicia, aprobado hace poco por el Parlamento gallego.

Llamativas ausencias, como es llamativa la falta en su programa de
Gobierno, señor Aznar, de referencias a la planificación general de la
economía, contando para ello con las comunidades autónomas. Tampoco alude
a la presencia de la Administración autonómica en los consejos de
administración de grandes empresas públicas. Algunas de ellas obtienen
suculentas ganancias que no repercuten mínimamente en impulsar tejido
productivo a su alrededor. Endesa es un caso ejemplar en Galicia.

Nosotros quedamos con el ecosistema gravemente alterado. Puertos como el
de Ferrol, hipotecados a la importación del carbón con actuaciones de la
Autoridad portuaria que son un modelo de desprecio por el medio ambiente
y por la riqueza marisquera. Paradójicamente, nuestros productos de
exportación a América Latina hay que embarcarlos en Barcelona, pero eso
sí, A Coruña y Ferrol-San Cibrao son los que mayores ganancias relativas
proporcionan al Ente Puertos del Estado. Esperamos que la transferencia
de la gestión de los puertos de interés general sirva para acabar con la
política de auténticos virreyes coloniales que en muchos casos
mantuvieron las autoridades portuarias en nuestro país, y, como tal, la
valoramos positivamente.

Nadie más interesado que los gallegos en un cambio estructural del Estado
español, en asumir política e institucionalmente su realidad
plurinacional, establecer una relación entre iguales, esto es, entre
pueblos que mantienen una base de decisión propia para interrelacionarse
y dialogar en mutuo beneficio. No creemos que el modelo de la Unión
Europea que ustedes defienden vaya precisamente por este camino. El
brutal economicismo de los grandes Estados que dirigen



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la Unión Europea, empeñados en conseguir convergencias formales mientras
se agudizan las diferencias reales entre unas zonas y otras y entre
clases sociales, sólo se puede explicar por una opción...




El señor PRESIDENTE: Señor Rodríguez, le ruego que vaya concluyendo.




El señor RODRIGUEZ SANCHEZ: Sólo se puede explicar por una opción tan
irresponsable humanamente hablando como típica del capital transnacional:
superar toda crisis por procesos de expansión y de concentración, la mal
llamada internacionalización de la economía, destrucción de capacidad
productiva de unos para aumentar la de otros, especialización
reduccionista, desigual y jerarquizada; intercambio desigual, subsidio
para hoy y hambre para mañana; paternalismo propagandista de ayuda al
Tercer Mundo y brutal injerencia en sus asuntos a través del militarismo,
del comercio y del capital. Después de más de diez años de integración en
la Europa comunitaria, no ver las consecuencias calamitosas que para el
tejido productivo de ciertas zonas del Estado tuvo y está teniendo es
vivir triunfalmente inconsciente con la idea de que España quiere y puede
estar a cualquier precio también ahora en la convergencia de Maastricht.

Forzar la máquina para que a toda costa cuadren los números es acreditar
que reducir el déficit público y la inflación a los mínimos del catecismo
neoliberal conlleva una economía y sociedad equilibradas y armónicas. La
Argentina de Menem cumple todos los requisitos de la convergencia. Con
todos los respetos esperamos que no sea el modelo. Piensen que no es
creíble un estado tan optimista y de fe europeísta tan acrítica mientras
observamos las reticencias y los comedidos entusiasmos de otros más
artífices y decisivos en la Europa de Maastricht, a no ser que la
burocracia del Estado español vea en los fondos de cohesión un maná que
llega a cambio de nada, o se amilane ante la tesis de que efectivamente
el que más contribuye de los socios es Alemania, sin ponderar todo el
mercado y la producción que felizmente detenta. Sería bueno que recordase
aquello de que nadie regala nada...




El señor PRESIDENTE: Señor Rodríguez, le ruego que concluya.




El señor RODRIGUEZ SANCHEZ: Sí, señor Presidente, voy acabando dentro de
los límites establecidos.

Nadie regala nada y mucho menos reiterada e indefinidamente. Echamos en
falta un proyecto, un análisis propio desde las perspectivas del Estado
español que no se limite a contentarse con la tesis de que fuera de la
Unión Europea las cosas son peores, porque esta táctica conduce a ser lo
peor de la Unión Europea.

La moneda única tampoco garantiza nada. Estaremos de acuerdo en que hoy
la peseta es igual en todo el Estado español, pero el salario medio en
Cataluña, en Euskadi, en Madrid y en Galicia sigue siendo totalmente
diferente. La política de convergencia a toda costa no parece ser la
mejor para la defensa del carácter público y universal de los servicios
sociales y sus prestaciones ni para la garantía de un subsidio digno de
desempleo ni, en fin, para tantas cuestiones que hacen relación al
mercado de trabajo, hoy precarizado hasta límites intolerables, y
precarizarlo más sólo puede acumular más miseria y más dificultades para
un verdadero desarrollo económico-social.




El señor PRESIDENTE: Señor Rodríguez, sabe que la generosidad de la
Presidencia ha permitido que exceda con creces el tiempo disponible para
su intervención. Le ruego que concluya en treinta segundos.




El señor RODRIGUEZ SANCHEZ: Yo espero de esta Presidencia que sea tan
generosa como lo fue en todos los casos anteriores, y yo estoy dentro de
los límites de los doce minutos. Considero que tenemos derecho a ser
respetados todos los grupos parlamentarios que aquí estamos actuando, y
estoy haciendo ejercicio de mis derechos. Gracias.




El señor PRESIDENTE: Señor Rodríguez, sabe S. S. que el tiempo consumido
por el Grupo Mixto era de doce minutos.




El señor RODRIGUEZ SANCHEZ: Era de doce minutos y no los he consumido.




El señor PRESIDENTE: Señor Rodríguez, ese tiempo se aplicará con la misma
generosidad para sus compañeros de grupo, pero tendrá que reducirse si
usted abusa del tiempo disponible. Le ruego concluya en treinta segundos.

Gracias, señor Rodríguez.




El señor RODRIGUEZ SANCHEZ: No voy a abusar. Voy a acabar dentro del
respeto a lo establecido.

El Bloque Nacionalista Galego votará que no a su investidura por tres
motivos básicos, señor Aznar: significa la continuidad de una política de
negación y ocultamiento de Galicia y sus derechos; significa seguir una
política económica y social escorada hacia los intereses del gran capital
financiero trasnacionalizado empeñado en acelerar las privatizaciones del
sector público de la economía y los ajustes antisociales, y ser favorable
a una política de alineación internacional en el terreno militar
incompatible con el pacifismo y el antiimperialismo que deben guiar el
Derecho internacional.

Y ya acabo, señor Presidente. En su viaje electoral por Galicia, señor
Aznar, contestó a la pregunta de un periodista: Castelao me dice mucho a
mí y se lo dice a mi partido. Desde los tiempos de la República en que
nuestro gran político hablaba en este Congreso de los problemas de
Galicia, con incomprensión de los exaltados



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políticos centralistas de aquellos tiempos, ha cambiado mucho el mundo.

Hoy, bajo la mirada atenta de los Reyes Católicos, ya con mirada velada y
sin duda muerta, yo quiero decirle lo siguiente para terminar. No es
cambio menor de los producidos el verlo a usted como futuro Presidente
del Gobierno gracias al voto de fuerzas nacionalistas. Su respuesta, sin
duda oportunista en Galicia, fue premonitoria. Aconteció algo que ni
usted podía sospechar: ahogar los sentimientos centralistas y unitarios
de su partido para bien del régimen democrático español, de donde
derivan, sin duda, los mejores aciertos de su programa.

Prudentemente, pero con energía, quiero advertirle que no debe
desvalorizar las demandas del pueblo gallego por pensar que lo
representan aquellos que no se caracterizan por impulsarlo a tomar
conciencia de sus derechos. También en nuestro país las cosas están
cambiando, porque, como decía Castelao: «Os galegos estamos fartos de
imperialismos e os demócratas non podemos aceptar máis que unha igualdade
de dereitos para os cidadans e para os povos». En esta línea queda mucho
por andar, y es de este quehacer del que Galicia piensa y quiere salir
beneficiada.

Muchas gracias, señor Presidente.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Rodríguez. La señora Rahola
tiene la palabra.




La señora RAHOLA I MARTINEZ: Señor Presidente, señorías, parece que hoy
no es día para tonos agrios. Una investidura es un ritual iniciático y,
por tanto, un enigma que merece prudencia y expectación. Pero como es
evidente que no hemos llegado hasta aquí vírgenes de historia, lo es
también que su partido, señor Aznar, está en las antípodas de la
tradición republicana catalanista y progresista que representa el mío.

Somos nítidos adversarios políticos y hemos sido, en la historia,
enemigos. Nuestro no, pues, surge primero de la memoria colectiva, del
recuerdo de lo que ustedes representaron, pero surge sobre todo del
presente, de las cercanas actitudes agresivas contra Cataluña --con la
inestimable ayuda, por cierto, de algún notable socialista--, contra el
alma catalana que es su lengua; surge del discurso de la intolerancia que
se ha practicado y surge del difícil crédito que damos a su súbita
conversión montserratina.

Dice, señor Aznar, que habla catalán en la intimidad. Le felicito. ¿Qué
catalán? ¿El que han criticado los suyos en Cataluña? ¿El que agreden,
día a día, en Valencia? ¿Hasta cuándo, señor Aznar, abusarán ustedes de
la razón y de la ciencia y dejarán de practicar esa política lingüística
destructiva que el señor Zaplana ha elevado a la categoría de ridículo?
Ausiás March, Josep Pla, Costa i Llober, María del Mar Bonet, Lluís
Llach, Raimon, somos la misma alma lingüística y ustedes la fragmentan y
la erosionan. Y esto no es pasado, esto es presente. Pero se ha
reconvertido y abraza la fe de la pluralidad. Bien. Pues ahí le dejo las
preguntas claves de la pluralidad. ¿Dejarán de practicar la agresión
lingüística en Valencia? ¿Reformarán la Constitución para que el derecho
a la autodeterminación no sea criminalizado? ¿Impulsarán una política de
equidad lingüística en los entes comunicativos, radio y televisión
públicas, Radio Exterior e Instituto Cervantes? ¿Permitirán el uso
natural de las lenguas en el Senado? ¿Reformarán el artículo
constitucional que impide la interrelación política entre autonomías,
pensado sólo para fragmentar la nación catalana y vasca? ¿Avanzaremos en
la bilateralidad entre naciones? Porque si todo ello no está en la agenda
oculta de la pluralidad, no sé de qué pluralidad se habla.

Claro que existe un pacto con acento catalán, que todo lo bendice, pero
recuerde que usted no ha pactado con Cataluña, sino con un partido,
Convergència i Unió, que a pesar de la mucha retórica, le sale
francamente barato, señor Aznar. ¿Hablamos claro? Los vascos, sin tanta
cena en el Majestic ni tanta gestualidad, han conseguido el triple en
materia económica y avanzan en la negociación bilateral. Concierto sobre
impuestos especiales, impuesto sobre los no residentes, patrimonio
histórico, son algunos de los envidiables ejes del acuerdo político que
los vascos han sabido pactar y Convergència no ha sido ni capaz de
tantear. Este es, en cierta medida, uno de los problemas de Cataluña, tal
como lo vemos, que un partido se aboga unilateralmente la representación,
al margen del Parlamento, se envuelve en la bandera y con la bandera
negocia muy a menudo privilegios de clase. Encima, tenemos que sufrir
ataques, la incomprensión y la incapacidad atávica de entendernos como
pueblo. Pujol hace y hace ruido catalán, pero muy a menudo negocia
reformas del mercado laboral, precarización. Arzallus y Garaicoetxea no
hacen tanto ruido, pero negocian muy a menudo el sentido histórico vasco.

Aquest és el nostre drama, senyors de Convergència i Unió, que mentre els
bascos negocien drets, vostès negocien privilegis; mentre ells ho avalen
i ho consensuen al Parlament basc, vostès el menyspreen ignorant-lo;
mentre ells aspiren a ser els negociadors d'una nació, vostes nomes són
un lobby de pressió econòmica. No fan de partit nacional, fan de líders
de la patronal. I això damunt de l'enorme frau electoral d'haver pactat
amb el partit que van dir que frenarien.

Pacto histórico han dicho. Para Cataluña sólo significa tres de las
sesenta competencias ya prometidas --y permanentemente estafadas, tengo
que decir-- por las anteriores legislaturas; el 5 por ciento de las
competencias estatutarias que quedan por resolver. Y de los casi 800.000
millones anuales que no vuelven a Cataluña, y que representan una
espectacular balanza fiscal negativa, el pacto sólo significa otro 5 por
ciento. Que se acabe, pues, de una vez, con la injusta imagen de la
Cataluña no solidaria. Cataluña es tan solidaria que muy a menudo no
puede ni ejercer su propia solidaridad interna. Basta ya, pues, de esa
irresponsabilidad



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que azuza el enfrentamiento entre colectivos y que utiliza la demagogia
como munición.

Su pacto, pues, desde nuestro punto de vista, está lejos de equilibrar la
balanza fiscal, lejos de evitar que Cataluña sea el último receptor de
inversiones públicas, lejos de resolver las grandes competencias
políticas que necesitamos y lejos de la resolución de la pluralidad. Su
pacto autonómico nos parece más la brillantina exterior de un pacto
social más opaco y no publicitado que inicio de un cambio histórico. Sólo
la desaparición de los gobernadores civiles es un avance tangible, que,
por cierto, ya era hora.

Y digo todo esto e inicio el blindaje, porque ya sé que, a partir de
ahora, la poderosa maquinaria convergente se pondrá en marcha para
ridiculizar nuestra posición y para hacer creer que son los únicos
interpretadores del bien y del mal autonómico. Para Esquerra habrá, sin
duda, esa campana típica de desprestigio en la medida en que lucharemos
por explicar que este pacto es incoherente.

Por supuesto que el nuestro es también un no social, un no desde la
izquierda a las políticas de recortes sociales y laborales que estamos
seguros que practicarán y que ya han pactado en la agenda oculta.




El señor PRESIDENTE: Señora Rahola, le ruego que vaya concluyendo.




La señora RAHOLA I MARTINEZ: Acabo, señor Presidente.

En privatizaciones, flexibilidad laboral, contrarreformas, ahí sí que
entienden patronal española y patronal catalana.

Señor Aznar, por lógica propia, por coherencia, le vamos a votar que no,
y porque así votó mayoritariamente Cataluña. No lo olvide. No será
Presidente gracias a los catalanes, sino gracias a un partido que ha
alterado el sentido del voto que se dio en Cataluña. (Rumores.) Esa es la
precariedad en que se asienta su inicio de mandato.




El señor PRESIDENTE: Gracias, señora Rahola.

Ruego a S. S. y al señor Rodríguez Sánchez que entreguen a los
taquígrafos el texto de los párrafos que han introducido en sus discursos
en sus respectivas lenguas, para que consten en el «Diario de Sesiones».

Gracias.

Tiene la palabra la señora Lasagabaster.




La señora LASAGABASTER OLAZABAL: Señor Presidente, señor Candidato,
señorías, escuché con gran atención su discurso en el día de ayer
esperando encontrar en el mismo algún elemento de nuestro propio programa
para concertar algún acuerdo. Sin embargo, confirmé que nuestras
reuniones preliminares eran acertadas: teníamos divergencias y
diferencias de conceptos. Ello nos obliga a no poder respaldar realmente
la investidura. Y créame que lo siento, porque hubiera sido mucho más
grato anunciar aquí un acuerdo.

Habló usted sobre determinadas declaraciones de intenciones: habló del
cumplimiento de los criterios de convergencia de Maastricht, del Estado
de bienestar; habló sobre el cambio del sistema de financiación. Muy
buenas intenciones. Pero, ¿qué va a ocurrir cuando --nada descartable--
no existan fondos para todo? ¿A qué va a dar prioridad? ¿Dará prioridad
al Estado del bienestar? ¿A la reducción del déficit público? A nosotros
nos hubiera gustado que hubiera habido en su discurso un gran compromiso,
muy clarito, de que la prioridad fuera el mantenimiento del Estado del
bienestar. Pero no lo ha habido.

Apuesta usted por la integración europea. También nosotros. Pero creemos
que apostamos por una Europa diferente. Nosotros apostamos por la unión
política de la Europa de los pueblos para que esos pueblos y sus
ciudadanos se sientan identificados con esa Europa; para que esa Europa
respete su identidad histórica y política, su lengua o su cultura, y por
eso nos ha parecido tímido su proyecto de participación de las
comunidades autónomas en Europa. ¿Por qué no una cosa tan simple como la
habilitación autonómica para que esas mismas comunidades defiendan sus
intereses ante el Tribunal de Justicia? ¿Por qué no modificar el Comité
de Regiones? Y así, sucesivamente.

Habla usted de la eliminación del servicio militar obligatorio.

Totalmente de acuerdo. Pero convendrá también usted en que es necesario
abordar algo que hemos pedido siempre: que se deroguen esos artículos del
Código Penal que exigen la muerte civil de cualquier insumiso.

En esta breve, brevísima intervención y en tanto que Partido Nacionalista
Vasco... (Rumores.) perdón, Partido Nacional Vasco, no puedo dejar de
recalcar una cuestión que realmente nos importa, como es la defensa de la
voluntad popular del pueblo vasco; una voluntad que realmente, decida lo
que decida, usted la asuma, y que en último término y en última instancia
puede ser el reconocimiento al derecho de la libre determinación. ¿Por
qué decimos esto? Porque tenemos una concepción ética y democrática;
porque exigimos el respeto a la voluntad, el respeto a la ley, la no
utilización de la violencia; porque nos enfrentamos a la violencia y
también decimos claramente, aquí, allá y en donde sea, que no nos vale
ese sector rupturista que utiliza la violencia y por eso les exigimos que
abandonen la misma. Pero también exigimos el cumplimiento de la voluntad,
el cumplimiento de la ley. ¿Y qué mejor cumplimiento de la ley que
cumplir el Estatuto de Guernica? No podemos admitir interpretaciones
restrictivas de ese estatuto; no podemos admitir que con leyes básicas se
cercene ese espíritu, y tampoco podemos admitir que determinadas
especificidades claves de ese estatuto, bajo la premisa de no sé qué
argumentos de solidaridad, no se cumplan.

En cuanto al sistema convenido de gestión autónoma del régimen de
Seguridad Social, se podría arreglar a



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través de mecanismos de solidaridad, pero es una especificidad clave de
nuestro estatuto. ¿Y por qué no toda esa serie de competencias en materia
sociolaboral o económica que configurarían un espacio económico vasco?
Sólo por citar alguna de las 43 transferencias. Dígame, ¿por qué hay que
pactar el cumplimiento de una ley? No lo entendemos, realmente no lo
entendemos.

No quiero dejar de abordar aquí una cuestión que para nosotros es clave,
la de la normalización y pacificación de nuestro país. Ha hablado usted
del cumplimiento de los pactos y del Pacto de Ajuria Enea. ¿De qué Pacto
de Ajuria Enea? ¿Qué postura va a tener usted respecto de las que hemos
visto discrepantes --públicamente discrepantes-- de otra serie de
partidos políticos que conforman ese Pacto de Ajuria Enea? ¿Va a respetar
todos los puntos del Pacto de Ajuria Enea? Realmente, señor Aznar, tiene
ante sí un gran reto. El problema de la pacificación es un gran problema.

No hay soluciones mágicas, no las hay. Tendríamos que mirar un poco al
mundo a ver lo que ellos hacen, pero de lo que estamos convencidos es de
que sólo un esfuerzo de diálogo por parte de todos conseguirá que
obtengamos esa tan ansiada paz.

Por último, no quiero dejar de mencionar una cuestión que también es
clave para nosotros. Ha hablado de política de transparencia; ha hablado
de cambiar la manera de hacer gobierno, de gobernar, y nos parece muy
bien, pero entendemos que para mirar al futuro hay que aclarar el
presente y el pasado. Por favor, permita, señor Aznar, que todos los
ciudadanos sepamos qué pasa en Intxaurrondo y en otra serie de sitios. No
impida una comisión de investigación.

Concluyo, señor Aznar. Siento mucho no poder apoyarle; créame que lo
siento aunque usted, hoy por hoy, no necesite mi voto. Sólo espero --y
confío-- que su actuación como Presidente del Gobierno, caso de que esta
Cámara le otorgare la confianza, y la actuación de su Gobierno, si no en
su discurso sí de facto, permita acortar las diferencias y las
discrepancias que, hoy por hoy, nos hacen imposible darle nuestro apoyo.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señora Lasagabaster. Señor
Chiquillo, tiene la palabra.




El señor CHIQUILLO BARBER: Señor Presidente, señorías, señor candidato,
casi vencido el tiempo de este debate, intervengo en nombre de Unió
Valenciana para manifestarle nuestra preocupación, nuestra desilusión y,
a la postre, nuestra intención de voto, ya manifestada a los medios de
comunicación, que no es otra que la abstención en esta sesión de
Investidura. Abstención, señor Aznar, que tal vez le pueda sorprender,
pero que es consecuencia lógica de su discurso y de la negociación
mantenida --negociación corta y precipitada-- entre el Partido Popular y
Unió Valenciana.

Prueba de nuestra firme y clara voluntad de diálogo y de colaboración, de
llegar a acuerdos, fue la entrega al señor Rato de nuestras propuestas,
el pasado 29 de marzo, aquí, en Madrid. Estas propuestas, que supongo
usted conoce y habrá estudiado --si no, luego se las entrego--, contenían
y aún contienen seis puntos básicos; puntos que en defensa de los
intereses valencianos considerábamos, y aún consideramos con mayor
firmeza, fundamentales y necesarios para el desarrollo económico,
político, social y cultural de la Comunidad Valenciana. Pues bien, hasta
el día 30 de abril no recibimos contestación alguna; contestación que,
igualmente, supongo que usted conoce y habrá autorizado; contestación,
repito, que vino de la mano del Presidente de la Generalitat Valenciana,
don Eduardo Zaplana. Excesivo tiempo el transcurrido y excesiva confianza
en obtener un plácet de nosotros, que somos socios de gobierno de su
Partido en el Gobierno valenciano, cuando habíamos advertido con claridad
que sólo la asunción de esos seis puntos solicitados podrían decantarnos
hacia una posición afirmativa en su investidura. No ha tenido S. S.

buenos negociadores en Valencia. Algo ha fallado. No ha tenido S. S. con
su socio de gobierno en la Comunidad Valenciana ni la tenacidad ni la
habilidad demostrada con otras formaciones políticas nacionalistas, a las
que ha tratado con más cuidado y mayor sensibilidad, incluso allanándose
en gran parte de sus pretensiones, mucho más elevadas que las nuestras.

Ayer le escuché con mucha atención. Coincido con usted en que en esta VI
legislatura se van a edificar los cimientos del Estado español para
afrontar el siglo XXI con garantías de éxito, y para conseguirlo es
necesario el diálogo, el consenso y el acuerdo. Nosotros quedamos
abiertos a ese diálogo en nuestro empeño de aportar para construir. Lo
hemos demostrado hasta el último minuto.

Aclaradas estas cuestiones previas, que reconozco que algunas son
formales, aunque importantes y, sobre todo, de sincera declaración
política de colaboración, me permito llamar su atención sobre las
cuestiones de fondo, que son las que van a definir nuestro voto de hoy.

Desde la óptica de la defensa de los intereses valencianos, su propuesta
es aceptable en algunos puntos concretos, pero poco atractiva e
indeterminada en otros. Señor Aznar, son varias las cuestiones
importantísimas para la Comunidad Valenciana que el Partido Popular, que
usted, no han querido asumir de manera explícita y concreta. Digamos que
ha habido una falta de voluntad por su parte. En primer lugar, la reforma
del Estatuto de la Comunidad Valenciana, bloqueada en su día por un
acuerdo de las Cortes valencianas. Este bloqueo y esta indefinición de
ahora impiden que la nacionalidad valenciana alcance las competencias de
una autonomía desarrollada verdaderamente, impidiendo su rango de
nacionalidad histórica. En la financiación hemos avanzado, pero no nos
conformamos.

En segundo lugar, no hay en su discurso ni en la contestación vacía
recibida ningún compromiso respecto al gravísimo estado de nuestras
infraestructuras,



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que usted conoce: la Nacional-III, el eje Valencia-Aragón-Francia, el
peso del peaje de la A-VII, que carga en exceso nuestra actividad
exportadora.

En materia ferroviaria, seguimos al margen de los grandes proyectos de
inversión. Déficit que impiden que la Comunidad Valenciana sea pieza
básica del arco mediterráneo. Por ello, solicitábamos que nuestra
Comunidad fuera objetivo del Plan Director de Infraestructuras. No hay
respuesta. Sin compromisos se hace difícil nuestro voto positivo a su
candidatura. No podemos creer a ciegas en sus propuestas, y hemos tenido
voluntad. Nuestras infraestructuras están bajo mínimos y también están
bajo mínimos sus compromisos.

Qué decir del Plan Hidrológico Nacional, esencial para nuestra capacidad
agrícola y turística. Su señoría no ha dado respuesta clara a esta básica
necesidad. Los trasvases del Ebro y del Tajo deben ser una realidad,
porque con ello nos va la supervivencia, no sólo a los valencianos sino a
una parte muy esencial del Estado español. Sobre el caso Tous, que usted
se comprometió en Alcira el 28 de diciembre de 1995 a resolver, no ha
hecho mención, y es una asignatura pendiente de nuestra democracia. Las
OCM de frutas y hortalizas, y un largo etcétera.

Señor Aznar, queda otra cuestión, que puede no significar mucho para
usted, lo respeto, pero es esencial para los valencianos y para Unió
Valenciana. Me refiero a la defensa clara, rotunda, sin vacilaciones y
sin reservas de la personalidad valenciana.




El señor PRESIDENTE: Señor Chiquillo, le ruego vaya concluyendo.




El señor CHIQUILLO BARBER: Su hecho diferencial, su cultura, sus
tradiciones, el hecho integral valenciano, el fet integral valençià.

Ayer, un portavoz parlamentario, socio de gobierno suyo, pidió respeto a
las diferencias, respeto a los valores culturales de las nacionalidades y
regiones, señalando que su ámbito cultural abarcaba hasta Orihuela y
Guardamar, en Alicante. ¡Vaya respeto! He de decir con firmeza al señor
Molins, y a toda la Cámara, que ni su ámbito territorial ni su ámbito
cultural llegan hasta Orihuela, sino que se acaban en el ríu Senia. Desde
Vinaroz hasta Orihuela somos la nacionalidad valenciana, y nuestra lengua
estatutariamente reconocida es el valenciano. Sea respetuoso, sean
respetuosos y nosotros seremos respetuosos con todas las lenguas y todas
las culturas del Estado español. Señor Aznar, su silencio nos preocupa.

¿Es despiste o silencio cómplice?
Esa ausencia de respuestas de usted y de nuestros socios de Gobierno en
la Generalitat Valenciana son reveladoras y nos inquietan, nos preocupan
muchísimo, como a tantos valencianos que han votado su opción política
confiando en su acción clarificadora en esta cuestión, y ustedes los
están defraudando.

Señor Aznar, debe usted comprender nuestra decepción. Nuestra abstención,
nuestra crítica, nuestro voto de hoy no decide una investidura, y sería
ridículo que votáramos que no contra el hecho cierto de que dentro de
unos momentos, si Dios no lo remedia, usted será Presidente. (Rumores.)



El señor PRESIDENTE: Silencio, señorías.

Le ruego concluya, señor Chiquillo.




El señor CHIQUILLO BARBER: Nuestra abstención es por nuestra
insatisfacción por las negociaciones que el PP ha mantenido con Unió
Valenciana, por la irregular forma de su desarrollo y por la inconcreción
de su oferta y falta de compromisos concretos para con la Comunidad
Valenciana. Nuestra abstención también la puede usted interpretar con
esperanza; cuente con nuestra predisposición a alcanzar acuerdos cuando
estén en juego cuestiones de Estado en las que podemos aportar nuestro
esfuerzo y nuestro apoyo.

Le deseamos el mayor acierto y éxito en la gestión y le ofrecemos nuestra
sincera colaboración, pero hoy nuestro voto, no. Con una mayor atención
hacia las reivindicaciones valencianas tendrá seguro un cambio de actitud
por nuestra parte. Así lo esperan los votantes de Unió Valenciana, sus
votantes de la Comunidad Valenciana. Mientras tanto, trabajaremos también
desde el Parlamento valenciano para que algunas peticiones maduren y sean
una realidad.

Quedamos expectantes y le deseamos mucha suerte, que falta le va a hacer
no sólo en Madrid sino también en Valencia.

Muchas gracias.




El señor PRESIDENTE: Gracias, señor Chiquillo.

El señor Aznar tiene la palabra.




El señor AZNAR LOPEZ (Candidato a la Presidencia del Gobierno): Señor
Presidente, señorías, voy a intervenir con brevedad, una brevedad en
absoluto incompatible con la continuidad del tono general que ha
presidido el debate, y que desde luego he querido dar a mis
intervenciones, para hacer algunos comentarios sobre lo que han dicho los
distintos portavoces de los grupos parlamentarios que componen el Grupo
Mixto.

Quiero decirle al señor Rodríguez, que ha hablado en representación del
Bloque Nacionalista Gallego, que después de oír su intervención
evidentemente hay pocos puntos de coincidencia. No quiero desdeñar la
posibilidad de que en el futuro podamos encontrar alguno, pero después de
escuchar su discurso creo que podemos coincidir en algo, que puede
parecer una obviedad, pero que en el contexto de su discurso creo que hay
que explicar también.

En Galicia hay gallegos, y en eso usted y yo podemos estar de acuerdo
(Risas.); es prácticamente en lo único en que podemos estar de acuerdo,
porque en lo demás no parece que los gallegos tengan el sentido político
ni tengan el respaldo mayoritario a las cosas que S. S. ha dicho aquí
esta mañana; no lo parece, salvo



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que estemos muy equivocados los demás, pero realmente creo que existen,
efectivamente, muchas diferencias, existen muy pocos puntos de
coincidencia, pero creo que la voluntad mayoritaria del pueblo gallego se
corresponde más con otras opciones políticas que con la que S. S.

representa. Lo digo con todo respeto, insisto. Venir a esta tribuna a
hablar en nombre de un pueblo, de un país, como usted ha dicho --como
usted quiera--, cuando se tiene una representación limitada por la
voluntad de los ciudadanos de ese país, naturalmente creo que es un poco
excesivo.

Quiero decir a S. S. que me da la sensación de que en su intervención ha
equivocado usted el lugar. Creo que se ha equivocado usted de parlamento,
de día, de Gobierno y de candidato. Pero creo que estas cosas también son
superables y estoy absolutamente convencido de que con buena voluntad y
con buen fundamento pueden trabarse puntos de encuentro de los que nadie
en esta Cámara ha querido alejarse y de los que le quiero decir que le
invitaría a no alejarse en algunos aspectos que son positivos para el
desarrollo español y, por tanto, son positivos para el desarrollo de
Galicia, porque no creo que usted pueda defender la idea de que aquello
que es bueno, que considera mayoritariamente bueno la Cámara para el
desarrollo de España no es y no tiene reflejo positivo para el desarrollo
de Galicia, desde todos los puntos de vista, desde el punto de vista de
lo que significa el mantenimiento del Estado de bienestar; desde el punto
de vista de lo que significa el crecimiento económico o también desde el
punto de vista de lo que significa la reforma de la financiación
autonómica, que le puede aportar también un dimanismo muy importante a la
economía gallega de cara al futuro. Por cierto, en este punto quiero
agradecer expresamente la actitud de la Junta de Galicia en el
tratamiento de estas cuestiones y en su colaboración para facilitar la
buena marcha de las cosas.

No quisiera, por tanto, cambiar el ámbito de actuación y decirle que
naturalmente los problemas de Galicia son muy importantes desde el punto
de vista económico, desde el punto de vista de infraestructuras, desde el
punto de vista de pesca, de reconversión, lo sabemos muy bien. No se le
oculta a usted --y lo diré, insisto, con respeto y con modestia-- que la
representación histórica y actual del Partido Popular en Galicia tiene
algún respaldo, que la presencia de Diputados gallegos tiene algún
respaldo también en la Cámara y que el entendimiento con respaldo de los
ciudadanos gallegos de lo que significan las políticas de nuestro partido
parece ser que es mayoritariamente apreciado por los ciudadanos gallegos
y creo que, además, de una manera positiva por todos.

Le digo, por tanto, al concluir el comentario a su intervención, señor
Rodríguez, que planteadas estas, digamos, aclaraciones, sigo reiterando
una voluntad que el propio señor Rato les ofreció en su momento y ustedes
contestaron diciendo: no nos ofrezca nada porque vamos a decir que no en
todo caso. Por tanto, si se trata de decir no en todo caso, ya está dicho
que no en todo caso, lo que pido es que se trabaje en el camino de la
mayor racionalidad posible para el futuro.

A la señora Rahola, en representación de Esquerra Republicana de
Cataluña, le agradezco mucho que citando algún célebre discurso no me
haya llamado Catilina; se lo agradezco mucho. En todo caso creo que
también puede formar parte de los intentos, digamos, de tener, en la
medida de lo posible, diálogos constructivos que pueden ser de interés
para la Cámara y de interés para el desarrollo de las cosas.

Con el mismo respeto le quiero decir, señor Rahola, que es verdad que
entre su formación política y la mía hay diferencias, no las vamos a
ocultar, no las podríamos ocultar, además. Hay diferencias históricas, de
pensamiento, hay diferencias ideológicas; hay diferencias en cuanto a la
composición numérica, que son muy importantes; hay diferencias en cuanto
a la percepción de algunas cosas; pero le pido que el mismo respeto que
yo manifiesto ante S. S. lo manifieste usted en su planteamiento, por
ejemplo, ante los Diputados que de circunscripciones catalanas forman
parte del Grupo Parlamentario Popular o de otros grupos parlamentarios,
ante el entendimiento que pueden tener de lo que puede ser la realidad
catalana o que pueden tener de la realidad española y, en todo caso, de
los votantes que les sustentan, y que, naturalmente, no se desprecie la
mayor o menor representación que se puede tener en una parte del
territorio. El Partido Popular ha tenido más de 700.000 votos en
Cataluña, que a mí, se lo digo con toda seguridad, me gustaría que
hubiesen sido muchos más, pero son tan respetables como los votos que se
han emitido a cualquier otra formación política.

A partir de ese momento quiero decir a S. S. que es verdad que hablamos
de cosas distintas. Yo hablo de la Constitución, y usted no habla de la
Constitución; yo hablo del estatuto de autonomía, y usted no habla del
estatuto de autonomía; yo hablo de España, usted no habla de España; y yo
hablo del entendimiento de Cataluña, un entendimiento que nos permite
acordar políticas, además de tener una representación con grupos
políticos como Convergència i Unió. Lo hago en el marco de la
Constitución y del estatuto de autonomía, que es el propio, que
naturalmente nos debe servir como punto de referencia y como punto de
unión por decisión expresa de los ciudadanos de nuestro país. Si alguna
vez esos ciudadanos quieren cambiar ese marco, estarán en su derecho, y
se establecen los mecanismos de reforma. No creo que sea criticable;
puede ser criticable, pero yo no comparto, como usted comprenderá, que se
critique una política de desarrollo estatutario en el marco que los
ciudadanos catalanes y los ciudadanos españoles libremente se han dado
porque quieren que sea su marco de convivencia. Es ese marco el que nos
sirve de punto de referencia y en el cual nosotros trabajaremos.

Quiero decir que eso, a lo mejor, implica diversidades en los
entendimientos, pero no creo que nadie pueda



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arrogarse el derecho de saber en exclusiva una interpretación de lo que
es Cataluña, la cultura catalana o la lengua catalana, de Cataluña ni de
ninguna otra parte de España, practicando la exclusión de los demás. Me
parece un error, me parece que, efectivamente, tender puentes de
entendimiento es algo mucho más positivo, no solamente para la
convivencia, sino para servir a los intereses de nuestro país.

Por cierto, como último comentario, señora Rahola, le diré que ayer se
dijo que se garantizaba el mantenimiento de las políticas del pacto de
solidaridad, entendido en términos de bienestar social, y se estableció
un compromiso específico con las pensiones. Lo digo, porque usted ha
comentado que va a haber un recorte en políticas sociales y ha mencionado
las pensiones. Yo he dicho exactamente que se mantenía la capacidad
adquisitiva de los pensionistas; por tanto, ése es el compromiso. Quiero
dejarlo claro porque puede inducir luego a alguna confusión.

En relación con la intervención de la señora Lasagabaster, en
representación de Eusko Alkartasuna, créame que yo también siento no
contar con su voto; lo siento de verdad, me hubiese gustado contar
también con él. Lo respeto, comprendo que es su posición, como decía
ayer, comprendo que también puede estar en su papel, podía haber sido
otro, pero sin duda comprendo y respeto su voto negativo, e interpreto de
su posición, interpreto de su actitud que, en todo caso, puede abrir vías
de diálogo, vías de colaboración, vías de entendimiento que,
naturalmente, podrán dar lugar a acuerdos, o que podrán dar lugar al
mantenimiento de posiciones, al mantenimiento de esas posiciones de
desacuerdo.

Creemos haber planteado un marco razonable de desarrollo del Estatuto de
Guernica y un marco razonable también de desarrollo de los instrumentos
propios de la Comunidad del País Vasco, como son los conciertos
económicos y la renovación de la Ley del Cupo. Entiendo que desde la
posición política de V. S. a lo mejor no le parece suficiente. A nosotros
nos ha parecido suficiente y al Partido Nacionalista Vasco también le ha
parecido una política posible para manifestar su colaboración. Entiendo
que se puede o se debe intentar marcar diferencias; por eso digo que
respeto y comprendo su voto negativo, aunque siento no tenerlo a favor.

Desde luego, reitero esa oferta de diálogo y esa oferta de participación
activa de S. S. en los consensos y en los trabajos que puede hacer la
Cámara.

En relación con la pregunta que me hacía de los puntos del Pacto de
Ajuria Enea, le diré, señora Lasagabaster, que todos, todos los puntos
del Pacto de Ajuria Enea. He puesto el Pacto de Ajuria Enea como punto de
referencia de una política; y no he establecido ninguna exclusión. Todos.

Ojalá todos se puedan poner en marcha, señora Lasagabaster, pero eso ya
no depende solamente de la voluntad de uno; de la mía depende que el
Pacto de Ajuria Enea sea el elemento básico, y ahora ya veremos qué hacen
los demás. Desde luego, como he dicho, son todos los puntos del Pacto de
Ajuria Enea.

Y en relación con la última intervención, con la del señor Chiquillo, no
me sorprende. Usted dice si su abstención me sorprende, y yo le digo que
no me sorprende. No me sorprende entiéndalo usted bien, porque tal vez
hay algunas sorpresas que ya no me sorprenden, ni siquiera lo que S. S.

ha dicho --me decían al subir a la tribuna: procura tocar madera-- sobre
que seré Presidente si Dios no lo remedia.

Supongo que no ha querido decir eso, lo digo con buena voluntad y buen
humor porque nunca hay que perder el buen humor, ni en esos momentos y
con esos deseos. Estoy seguro de que ha sido un desliz de S. S. dentro de
la explicación de la política de abstención de su grupo parlamentario.

Le quiero decir lo mismo que he dicho antes al señor Rodríguez o a la
señora Rahola. Me parece bien que S. S. venga aquí a defender o a
manifestarse como representante de los intereses de la Comunidad
Valenciana, siempre que no olvide usted, señor Chiquillo (y lo digo con
todo respecto y cordialidad y muy consciente de que hay un trabajo común
de colaboración en la Comunidad Valenciana que espero y deseo que siga y
fructifique), que en estas filas hay quince diputados que vienen de la
Comunidad Valenciana, que se supone también defienden los intereses
valencianos y se supone que van a votar a favor de la investidura. Puede
haber otros que no son quince, menos de quince pero más de uno, que van a
votar en contra de la investidura y que también tendrán algún
entendimiento sobre los intereses de la Comunidad Valenciana. La Ministra
de Cultura en funciones me mira y se sonríe porque seguro que le
corresponde a ella una parte en el conocimiento de los intereses de la
Comunidad Valenciana y también en el voto negativo que va a emitir con
posterioridad.

Quiero decirle que no me sorprende, pero no lo puedo entender. Lo digo
con toda franqueza, señor Chiquillo, y estoy convencido de que habrá
tiempo a lo largo de estos meses y de esta legislatura para superar estas
cosas.

De los puntos generales de los acuerdos a los que hemos llegado, el
sistema de financiación autonómica ¿es criticable o inasumible desde el
punto de vista de la Comunidad Valenciana? ¿Las transferencias en puertos
o en costas también? Que me digan eso desde Castilla lo puedo entender,
pero desde Valencia me resulta un poco más difícil entenderlo. ¿Y las
infraestructuras que vienen en nuestros compromisos, terminar lo que
debería haberse terminado hace bastante tiempo, la política de la
agricultura mediterránea y en especial las frutas y hortalizas citadas
ayer expresamente en el discurso, el respeto al marco institucional
propio de la comunidad Valenciana como es su Estatuto? No creo que eso
pueda sorprender.

No estoy aquí, señor Chiquillo, para decir a nadie lo que debe pensar, ni
siquiera lo que debe defender, sino



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para afirmar y garantizar el respeto al marco jurídico y político que nos
hemos dado todos y que en Valencia es el Estatuto Valenciano. No se que
más se quiere. Si usted quiere una manifestación de respeto al estatuto,
la tiene, a ese y a todos los demás, porque forman parte de ese marco
jurídico.

En fin, creo que es fácil de entender lo que acabo de decir; no obstante,
estoy convencido de su posición de abstención, de su buena voluntad y la
identidad de criterios que se plantean hacia el futuro puede hacer que
encontremos muchos puntos en común.

Señor Presidente, señorías, esta es mi última intervención prevista desde
la tribuna en este debate. Si hay alguna otra contestación será desde el
escaño. Antes de dejar esta tribuna quiero decir que a lo largo de este
debate que considero positivo, que considero constructivo, se han
manifestado diferencias propias de lo que es el pluralismo político
representado en esta Cámara. Diferencias propias de ese pluralismo que se
han acompañado, afortunadamente quiero decir, para la estabilidad, para
el futuro de nuestro país con unas amplias zonas de acuerdo y con una
disposición general o casi general al dialogo por parte de los
representantes de casi todos los grupos parlamentarios.

Si la Cámara me otorga su confianza, quiero decir que el mantenimiento de
ese diálogo, la oferta de colaboración y el respeto institucional
marcarán las pautas de comportamiento del Gobierno y esas pautas de
comportamiento, como es obligación del Gobierno, vocación de los grupos
que le apoyan y creo que comparte mayoritariamente la Cámara, estarán
permanentemente puestas al servicio del interés de los ciudadanos y del
interés general de España.

Muchas gracias, señor Presidente (Aplausos.)



El señor PRESIDENTE: Gracias, señor Aznar.

Para ejercitar el turno de replica del Grupo Mixto, en primer lugar,
tiene la palabra el señor Rodríguez, por el tiempo establecido.




El señor RODRIGUEZ SANCHEZ: Muchas gracias, señor Presidente.

Señor Aznar, recordará que dije en mi intervención que no echase en falta
las demandas del pueblo gallego. Es gravísimo que usted tenga solamente
en cuenta los hechos diferenciales cuando son hechos contundentes desde
el punto de vista de necesidad de la dinámica electoral, en función de la
conformación de un Gobierno.

Quiero decir aquí, señor Aznar, que yo nunca hablé en nombre del pueblo
gallego, sino que enumeré problemas del pueblo gallego que son
mayoritariamente sentidos por toda la población. He de decirle que todos
los puntos de mi discurso hacían referencia a alternativas programáticas
aprobadas por unanimidad en el Parlamento de Galicia por el Partido
Popular, el Partido Socialista Obrero Español y el Bloque Nacionalista
Galego. Por tanto, es bueno que usted sepa que el plan estratégico de
competitividad allí tiene un consumo que, por lo que se ve, aquí no
tiene; que el PDI allí es ampliamente criticado y, por lo que se ve, aquí
no es criticado por sus filas; que la presencia en el consejo de
administración de las empresas estatales, allí tiene unanimidad y aquí,
por lo que se ve en sus filas, no la tiene. Podría enumerar muchas cosas
más, hasta llegar a una cuestión tan grave como que pedimos todos
unanimemente --fíjese usted que pasada-- la renegociación del Tratado de
Adhesión a la Comunidad Económica Europea.

Es interesante, señor Aznar --y lo repito-, es interesante distinga entre
resultados electorales y problemas reales de un país. La presencia quí
del Bloque Nacionalista Galego no es ajena a que este país está
cambiando. Usted mismo, respecto al hecho de que solamente estábamos de
acuerdo en que en Galicia hay gallegos, parece que tiene muy claro que
los gallegos somos muy diferentes.

Desgraciadamente hasta ahora lo tiene usted claro para mal. Yo espero que
con el tiempo, con el trabajo de todos, con el diálogo, usted acabará
teniendo una opinión necesariamente buena. Nada más, señor Presidente.

Muchas gracias por su consideración con nosotros.

Para terminar quiero decirle solamente que no eche en saco roto lo que le
estamos diciendo. Por lo demás, pienso que es usted muy condescendiente
con fuerzas políticas que tienen prácticamente el mismo voto que
nosotros. El pueblo gallego va a tomar nota muy clara de que seguramente
es necesario cambiar, aun más aceleradamente, el voto a favor de otras
opciones. Esperemos que así sea por el bien de Galicia. Esta no es una
interpretación ideológica, es el sentir de la población lo que yo le
enumeré.

Muchas gracias.




El señor PRESIDENTE: Gracias, señor Rodríguez.

Señora Rahola.




La señora RAHOLA I MARTINEZ: Ciertamente, señor Aznar, el espíritu de la
frase era Cicerón, pero precisamente porque no me gustaba la comparación
no he nombrado a Catilina. Sin embargo, el espíritu de la idea es el
mismo: ¿hasta cuándo abusar? Le vuelvo a repetir la pregunta. Usted que
se ha declarado ferviente amante de la Constitución, sabe que hay un
artículo de esa Constitución que hace referencia a defender y preservar
las lenguas del Estado. Bien. La política lingüística que se aplica en el
País Valenciano --desde mi punto de vista-- va en contra de ese artículo.

Fractura y va en contra de la unidad lingüística del catalán; es
irracional, es acientífico. No es un debate político; tenemos que
situarlo fuera del debate política. Dejen de hacer esa política
lingüística, porque no solamente creo que no sirve para nada mas que para
la desrazón o para ir en contra de la pura ciencia, sino que, además,
crea una auténtica crispación en un ámbito que



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racionalmente ya está resuelto. Por tanto, ¿hasta cuándo abusarán en este
terreno, como mínimo, de la paciencia de los universitarios y de los
científicos?
Segundo. Interpretación del resultado de las elecciones en Cataluña. Mire
usted, yo recuerdo perfectamente que ustedes sacaron 700.000 votos en
Cataluña y son votos catalanes; repito, son votos catalanes. Nunca pondré
en duda la legitimidad democrática de cada ciudadano de cualquier
territorio votando libremente aquello que quiere, lo que le digo, y me
parece que no lo ignora, es que el sentido del voto mayoritario del resto
de votantes, repartidos entre todas las formaciones políticas, fue
explícitamente antiPartido Popular. Hubo votos que fueron al Partido
Socialista de votantes anti-PP. (Rumores y protestas en los bancos del
Grupo Popular.)
Miren ustedes, sólo hace falta leer en las hemerotecas los análisis que
Diputados de su propia formación hacen sobre sus resultados políticos.

¿Por qué el señor Molins, primer candidato de Convergència i Unió,
incluso llegó a prometer en plena campaña electoral que nunca votaria su
investidura, señor Aznar, si no es porque había ese clima? Por cierto,
ahora comete fraude electoral precisamente votando su investidura, puesto
que prometió lo contrario. (Rumores.)
Tercero. Marco constitucional, marco estatutario. (Continúan los
rumores.) Tranquilidad, que se acaba.




El señor PRESIDENTE: Señorías, les ruego guarden silencio y respeten el
uso de la palabra.




La señora RAHOLA I MARTINEZ: Marco constitucional, marco estatutario.

¡Ahí estamos, señor Aznar, en el marco estatutario, si no hace falta
hinchar más! Dentro del marco estatutario hay sesenta competencias
permanentemente prometidas a Cataluña y no resueltas. No me diga usted
que me estoy moviendo fuera del marco estatutario ni de otro marco legal
porque nunca ha sido así. Con el marco legal actual se pueden hacer más
maravillas que este pacto que han firmado ustedes. Repito, hay sesenta
competencias que Cataluña ya tiene prometidas, teóricamente negociadas y
que no han ido a Cataluña. Trabajemos por esa vía.

Constitución. Artículo 8. ¿Hasta cuándo un derecho democrático, como es
el derecho a la autodeterminación, estará criminalizado en la propia
Constitución? Ahí hay una fuga democrática, sea usted independentista o
no lo sea, es igual, se lo digo como demócrata.




El señor PRESIDENTE: Señora Rahola, vaya concluyendo.




La señora RAHOLA I MARTINEZ: Nunca la voluntad de las urnas puede tener
por encima la voluntad del Ejército. En ese terreno hay una fuga
democrática y un debate por hacer.

Finalmente, el Estado de bienestar. Usted hablo de reformas estructurales
del mercado para conseguir una economía más eficaz, pero no las explicó
suficientemente. Ahí me acojo para, como mínimo, como persona de
izquierdas, preocuparme.




El señor PRESIDENTE: Gracias, señora Rahola. Señora Lasagabaster.




La señora LASAGABASTER OLAZABAL: Señor Aznar, ciertamente todas las
opiniones y posiciones políticas son legítimas, pero no me negará que
exigir el cumplimiento de una ley después de 17 años de incumplimiento no
es algo, además de obvio, lógico. Nos parece muy bien el acuerdo siempre
y cuando se cumpla y, por tanto, estaremos vigilantes de la letra
pequeña.

También nos inquieta, por qué no decirlo, que a alguno de esos partidos
con los que ha firmado el acuerdo --acuerdo que nos compete-- ese pacto
les suponga un compromiso de aquietamiento y, por ello, no exigir el
total cumplimiento, el cumplimiento integro del Estatuto de Guernica y de
admitir tácitamente una interpretación restrictiva.

Señor Aznar, tenía la oportunidad histórica --creo que todavía la
tiene--, de enmendar unas incongruencias que se han desarrollado en las
últimas legislaturas respecto del Estatuto de Guernica. Le ruego que lo
haga.

Alude al Pacto de Ajuria Enea. Me alegro que diga explícitamente que va a
respetar todos los puntos. Espero que, en su momento, respete aquel que
dice: se respetará --valga la redundancia-- la voluntad del pueblo vasco
en su futuro, sea cual sea, incluso aquella que pudiera decidir el
reconocimiento a la libre determinación de una manera pacífica y
democrática. Me alegro; que así sea.




El señor PRESIDENTE: Gracias, señora Lasagabaster.

Señor Chiquillo.




El señor CHIQUILLO BARBER: Señor Presidente, valga la expresión que ha
sido mal interpretada, pero malintencionada desde luego no ha sido. Las
disculpas a quien se haya sentido ofendido por la expresión valenciana si
Déu no ho remedia (si Dios no lo remedia). Ahora voy a decir que de aquí
a unos momentos usted será Presidente Dios mediante, o por lo gracia de
Dios. ¿Que quiere que le diga? Es una expresión y no hay que buscarle
ninguna mala intencionalidad. Por lo menos no la tenía.

Coincido con usted en algo de su razonamiento. Lo que hemos conseguido
los valencianos, el tema de los puertos, Castilla no lo puede conseguir
porque no tiene puertos. El tema de los puertos, el tema de la
financiación, algunas transferencias que se pueden completar, son
avances. Ese es nuestro avance desde el no a la abstención. Nuestro
avance de la abstención al sí hubiera sido si hubiera asumido más
compromisos con la Comunidad Valenciana. Ese hubiera sido el avance
natural del no a la abstención y de la abstención al sí.




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Ese trance se podía haber producido, pero, le repito, que no ha asumido,
ni ha hecho referencia a esos puntos básicos de la reforma del Estatuto
de la Comunidad Valenciana para equipararlo al rango de nacionalidad
histórica. Que el Presidente de la Generalitat Valenciana tenga capacidad
de disolución del parlamento regional, entre otras consideraciones, hecho
que en su día se bloqueó por parte del Partido Socialista y del Partido
Popular.

Tampoco ha hecho referencia a la política de trasvases. Es muy bonito
decir que vamos a impulsar el Plan Hidrológico Nacional, pero en la
Comunidad Valenciana necesitamos la plasmación de los trasvases del Ebro
y del Tajo, sin los cuales no podremos apoyar la agricultura. No habrá
agricultura mediterránea sin ese bien escaso y necesario como es el agua
para el regadío tradicional de la Comunidad Valenciana. Y, sobre todo, el
hecho diferencial. Sí le he oído en la contestación a otros grupos
parlamentarios la diferencia, la peculiaridad, los valores de la lengua
catalana. Incluso dijo que era capaz de hablarla en ámbitos reducidos,
cosa que me parece perfecta, pero no le he oído hablar de su compromiso
de respeto y reconocimiento a la lengua valenciana. Usted ha dicho que
respeta la legalidad vigente del estatuto, y en su artículo 7, habla de
lengua y cultura valenciana. Nosotros requerimos una expresión clara,
manifiesta e inequívoca de que ese artículo 7, lo conoce, lo respeta
usted y toda la Cámara. Parece que usted lo respeta, pero hay muchos
miembros de esta Cámara que no respetan el hecho diferencial valenciano
entre el que se incluye indiscutible e irrenunciablemente el idioma
valenciano. Por tanto, el tránsito ha sido del no a la abstención.




El señor PRESIDENTE: Señor Chiquillo, le ruego concluya.




El señor CHIQUILLO BARBER: Termino, señor Presidente.

Queremos colaborar, pero tiene que haber cambio de actitudes. Tiene que
haber compromisos, tiene que haber más voluntad, porque si uno tiene
voluntad pero si el otro no tiene tanta, no se llega a puntos de acuerdo
o de entendimiento.

Hay un pacto de gobernabilidad. Usted lo ha dicho, esta ahí y se va a ver
en el momento de la votación. En ese pacto de gobernabilidad que no es
más que un contrato ¿hay letra pequeña? ¿hay letra minúscula? ¿hay letra
oscura? ¿hay cuestiones de tapadillo? Señor Aznar, en Valencia creemos
que sí.

Muchas gracias.




El señor PRESIDENTE: Gracias señor Chiquillo.

Señor Aznar.




El señor AZNAR LOPEZ (Candidato a la Presidencia del Gobierno): Señor
Presidente, con toda brevedad porque aunque no haya argumentos nuevos que
aportar al debate, no quiero que se pueda tomar como descortesia el que
no intervenga desde el escaño.

Sólo para reafirmar que la Constitución y los estatutos de autonomía son
para nosotros el marco de referencia de las políticas posibles a
desarrollar en nuestro país y, por tanto, afecta al marco general, afecta
al interés general y afecta a todas y a cada una de las comunidades
españolas.

Después de escuchar los comentarios de VV. SS., quiero decir que el
diálogo esta abierto a todos, que las diferencias son legítimas, que la
colaboración ha sido ofrecida claramente y reiterada a sus grupos
parlamentarios y que eso incluye el entendimiento de que nadie tiene el
monopolio. De otra manera no sería necesario el diálogo, la colaboración,
ni la cooperación y el entendimiento de cuáles son los intereses de unos
y otros. La obligación que expreso es manifestar el más estricto respeto
al marco jurídico institucional vigente.

Gracias, señor Presidente. (Aplausos.)



El señor PRESIDENTE: Gracias señor Aznar.

Por el Grupo Parlamentario Popular, tiene la palabra el señor De Grandes.




El Señor DE GRANDES PASCUAL: Señor Presidente, señorías, corresponde
cerrar este debate al Grupo Parlamentario Popular, y para mi constituye
un honor representarle en este debate de la investidura de, don José
María Aznar, como candidato a la Presidencia del Gobierno.

Hemos escuchado al candidato; conocido su programa; hemos sabido que este
programa concita apoyos, no sólo suficientes, sino ciertamente sólidos, y
hemos podido, finalmente, oír las legítimas discrepancias de quienes, a
partir de la votación que ha de producirse dentro de unos minutos,
pasarán a ejercer la oposición. Oposición que yo no dudo será tan leal
como firme en el mantenimiento de sus respectivas posiciones. Dicho esto,
parece lógico y SS. SS. entenderán, y agradecerán, que mi discurso sea
breve.

No obstante, permítanme SS. SS. que exprese en nombre de mi Grupo
Parlamentario el justificado orgullo del conjunto de mis compañeros de
ser protagonistas de un día histórico en el que la alternancia será un
hecho y en el que el centro político vuelve a asumir responsabilidades de
Gobierno, después de una larga etapa de mandatos socialistas.

Sea, por tanto, mi primer recuerdo y agradecimiento a los más de nueve
millones y medio de españoles que prestaron su apoyo al Partido Popular
en las pasadas elecciones de marzo. Hoy, señorías, se va a hacer realidad
el cambio tranquilo que fortalece nuestra democracia. Durante la
transición, los españoles sentimos el deseo común de ganar un futuro
próspero, nos conjuramos para superar viejos odios y antiguos complejos.

Un proyecto nacional nos comprometió a todos y ahora --con el
reconocimiento explícito y el homenaje



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a aquél momento histórico-- debemos retormar aquel aliento.

Señorías, los españoles debemos proponernos una nueva forma de hacer
política que parta, sin nostalgia, pero desde el referente claro de
aquella actitud. Una actitud moderada que anime permanentemente al
diálogo; que disipe cualquier intención de hacer del discurso político un
arma arrojadiza, y que no descalifique la voluntad de pactar, como
expresión de debilidad. Porque no hay aliciente que más profundamente
estimule a los pueblos que la voluntad de diálogo.

Hay muchas formas de concebir España y demasiadas veces la negativa a
aceptar estas legítimas concepciones ha servido de pretexto para la
imposición o la separación. España es una realidad plural con sus
nacionalidades y regiones que deben mirarse y edificarse desde cualquiera
de sus ámbitos geográficos y culturales. La uniformidad es la más pobre y
reduccionista de las interpretaciones de la igualdad. Y así como queremos
que España se construya desde cada uno de sus ámbitos culturales, también
queremos que se garantice una sociedad en la que quepamos todos, en la
que exista igualdad de oportunidades reales para aprender, para vivir,
para trabajar, para creer o para proponer.

Nuestro discurso, señorías, no puede ser --y lo asumo con convicción--
sino de adhesión razonada a las propuestas del candidato. El candidato a
la Presidencia del Gobierno, don José María Aznar, que, como se ha podido
constatar a estas alturas del debate, no va a gozar sólo de nuestro obvio
apoyo sino del de los grupos parlamentarios de Convergència i Unió,
Partido Nacionalista Vasco y Coalición Canaria. El candidato ha expuesto
ante la Cámara un programa que, sin desmentir nuestros compromisos
electorales, sino partiendo coherentemente de ellos, incorpora otros
elementos que traen causa de la conformación de la nueva mayoría que se
producirá en torno a la investidura del candidato. El candidato ha
expuesto los ejes de su propuesta y ésta ha sido debatida ampliamente,
por lo que no he de redundar en la misma, pues hago mía y del Grupo
Parlamentario Popular todas y cada una de las palabras de quien hoy es
nuestro Presidente, y que lo será, dentro de poco, de todos los
españoles. Permítanme, por tanto, señorías que tan solo glose o abunde en
algunos temas sin que ello signifique olvido de los demás.

Los acuerdos alcanzados van más allá de la investidura, pretendiendo la
estabilidad institucional y la gobernabilidad, con vocación de que sirvan
para agotar la legislatura. Acuerdos que vienen caracterizados por su
publicidad, previa a este debate, lo que ha permitido que sean objeto de
contraste democrático y que constituyan una prueba contundente del
compromiso del candidato en convertir al Parlamento en el centro de la
vida política nacional.

En este trance, señorías, bastantes ciudadanos se preguntan y nos
preguntan por la realidad de la nueva España de las autonomías, por su
significado y por su futuro. Nuestra respuesta y nuestra creencia sigue
estando en los términos constitucionales --«España patria común de todos
los españoles»--, a los que prestamos adhesión con el convencimiento de
que surgen como precipitado de una historia, una cultura y una vivencia
comunes que, en lo positivo y en lo negativo, han configurado la realidad
de nuestro país. Una idea hecha de la pluralidad, de su riqueza y de su
respeto; una idea que debe estar presidida por la tolerancia, la
solidaridad y la comunidad de intereses. Una idea, en definitiva,
recreada en la posibilidad del entendimiento entre las diversidades. No
podía ser de otra manera.

Presente como está nuestro partido en todos los rincones de la geografía
española, difícil sería que la respuesta a nuestra oferta hubiera
concitado una mayoría si no hubiéramos sido previamente capaces de
conectar con las aspiraciones particulares y comunes de aquello que en su
momento fue también llamado «las Españas». Ha sido esta íntima convicción
sobre la idea y la realidad de España, anterior y posterior a los
resultados electorales del 3 de Marzo, la que ha hecho posible la
definición de un lugar de encuentro entre todos los grupos
parlamentarios.

Haremos por nuestra parte todo lo posible para que ese lugar de encuentro
siga significando en el curso de los próximos años la realidad actuante
de un entendimiento continuo en beneficio de nuestros conciudadanos.

Lugar de encuentro que en tantos aspectos me atrevería a llamar
regeneracionista y en el que también debería haber espacio para toda la
anchura de esta Cámara, sin excluir a aquellos que, por razones tan
legítimas como las de quienes votamos sí, votarán hoy negativamente a la
investidura de José María Aznar.

Señorías, los acuerdos alcanzados por la nueva mayoría pretenden
objetivos para todos los españoles y tienen como referencia la
modernización en profundidad del Estado y de sus instituciones políticas
y administrativas. En este sentido, resulta importante reseñar que el
Gobierno de España que presidirá don José María Aznar será un gabinete
decididamente reformista.

Nuestro grupo parlamentario ha visto con enorme satisfacción como tanto
en el texto de los acuerdos parlamentarios suscritos, como
inequívocamente en el programa de investidura del candidato, figura el
gran compromiso adquirido por el Partido Popular con los electores y que
no fue otro que el fijar como objetivo prioritario la creación de empleo
estable. A la par, el candidato ha renovado su promesa de que el diálogo
social sea el instrumento al servicio de ese objetivo.

En España contamos con el mayor número de recursos humanos ociosos de
toda Europa. Nuestra juventud, con un nivel de preparación de los más
altos, se encuentra con unas posibilidades de conseguir empleo de las más
bajas. Por ello, las medidas propuestas por el tendentes a liberalizar la
economía, eliminar rigideces estructurales, fomentar el crecimiento de
los sectores productivos y conseguir, por tanto, niveles de



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crecimiento sólidos y estables, es el único camino para generar el empleo
que esta sociedad necesita. En este sentido, mi grupo parlamentario ve
con enorme esperanza el mensaje enviado por el candidato a la pequeña y
mediana empresa que debe convertirse en el motor del crecimiento y en la
fuente más importante de generación de empleo. Para ellas se creará un
entorno fiscal razonable que no penalice la actividad económica, unas
condiciones financieras que las hagan viables y una simplificación
administrativa que elimine trabas burocráticas. El progreso en la
sociedad del bienestar ha constituido otro pilar en el discurso del
candidato. Son absolutamente irrenunciables los logros sociales
conseguidos hasta ahora porque han costado muchos años de esfuerzo y
sacrificio y su fortalecimiento es un objetivo al que ninguna
administración moderna puede renunciar.

Los grandes avances de las sociedades occidentales en los últimos
decenios no han sido tanto en el terreno de las libertades,
afortunadamente ya conseguidas y consolidadas por su cotidiano ejercicio,
sino sobre todo en el terreno de la justicia, la igualdad de
oportunidades y la protección de los más desfavorecidos. La
generalización de las coberturas sociales en terrenos básicos para el
bienestar individual y colectivo como pueden ser la educación. La sanidad
o las pensiones, son logros indudables de la parte de la historia de la
humanidad que nos ha tocado vivir. Logros en los que han colaborado con
el mismo tesón fuerzas políticas de signo y orientación diferente; logros
que contribuyen también a definir la calidad en el funcionamiento de una
determinada comunidad humana; logros que siempre hemos entendido como
indispensables para nuestra ciudadanía y por cuya mejora y profundización
seguiremos trabajando incansablemente.

Los propósitos del Partido Popular en este campo han sido objeto de una
interesada y sistemática desfiguración. Mucha y dañina demagogia se ha
hecho sobre nuestras intenciones en este terreno. Nuestra promesa,
nuestro compromiso, nuestra disposición --ajenas por completo a las
descalificaciones de que han sido objeto, que inquietaron
injustificadamente a muchos españoles y afectaron a la misma credibilidad
del discurso político-- responden a una radical preocupación: articular
los medios y las medidas indispensables, no sólo para consolidar el
bienestar en el presente y en el futuro, sino además hacerlo de modo que
la mera invocación del bienestar por parte de quienes han hecho de ella
un arma arrojadiza, no se convierta en un doloroso sarcasmo. Los
ciudadanos españoles tienen derecho a preguntarse de qué bienestar hablan
aquellos que han conseguido el dudoso récord de situar a España en la
cabeza de los países occidentales con más índice de paro.

Que el recordatorio sea un acicate para resolver la mayor de las lacras
que hoy pesan sobre nuestra sociedad. En apoyo del Gobierno, este Grupo
Parlamentario Popular será el primero en respaldar su oferta y en invitar
a todos --partidos políticos, agentes económicos y sociales, ciudadanos y
ciudadanas en general-- a prestar su colaboración imaginativa en la
empresa de luchar contra el paro. Y seremos los últimos en reclamar
protagonismo o reivindicar éxito.

Nos guía un propósito: dotar a la estructura social y económica con los
elementos imprescindibles de solidaridad y justicia sin los que
difícilmente se podrá profundizar en el beneficio de la libertad.

El candidato ha mostrado su convicción de que el consenso alcanzado en el
llamado Pacto de Toledo será bueno para todos, y ha asumido el compromiso
de llevar a término todas sus recomendaciones.

Señorías, mi grupo parlamentario recoge el ofrecimiento del candidato de
actuar con vistas a la reforma sanitaria, con un método similar, e
impulsará la iniciativa de constituir una ponencia en esta Cámara que
busque un acuerdo sobre el modelo de sanidad conveniente a las
necesidades de todos.

Y esa actitud nos motiva no sólo para imaginar la situación de los
ciudadanos en su bienestar individual y en sus relaciones
interpersonales, sino también para diseñar los progresos y las
solidaridades de las entidades territoriales en las que se agrupa la
población española. Diversos como somos, flaco servicio haríamos a los
principios y a los intereses que profesamos servir si tradujéramos las
diferencias por privilegios o por agravios.

Esta investidura es posible porque aquellos que han decidido facilitarla
con su voto comprenden que el espacio constitucional español es común a
todos. A nadie interesa promover desarrollos descompensados que acabarían
por dañar el equilibrio del conjunto, e incluso el adecuado
desenvolvimiento de cada una de las partes.

Creemos también que, en ese convencimiento, nos encontraremos en el
camino con otras fuerzas políticas de signo diverso que no concurren hoy
en la formación de la mayoría parlamentaria, pero de las que con razón
presumimos una voluntad de progreso acompasada y solidaria para nuestra
articulación territorial.

Estos propósitos, refrendados por la realidad de los hechos en las
comunidades y las ciudades en las que el Partido Popular ejerce
responsabilidades ejecutivas, pretenden sobre todo fortalecer las
capacidades de España y la libertad y bienestar de los españoles. Y
hacerlo también pensando en Europa. La Unión Europea será sólida en la
fuerza de los estados nacionales que la componen. La Unión Europea, que
no suple las carencias nacionales, aportará su papel en la medida en que
los pueblos que la integran hayan sido primero capaces de poner orden y
concierto en sus respectivos ámbitos y actuaciones. Es este el momento en
que España puede ser capaz de mostrarse a la altura de las circunstancias
y hacer coincidir la realidad con las ideas que de nosotros mismos
históricamente hemos venido haciendo. Europa es, en esa perspectiva, el
reto, la empresa, la reclamación, el momento de la verdad. España



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no puede eludir el cumplimiento de los criterios de convergencia, espacio
tanto de una voluntad de construcción unitaria como de una capacidad
individual para poner nuestra economía al aire de la productividad y la
competitividad que la razón y el buen funcionamiento del sistema exigen.

Todos los ciudadanos españoles comparten la esperanza de la consolidación
del proceso de recuperación económica, tras el cambio de gobierno. Y,
sobre todo, cuando los efectos de la recuperación lleguen a ser
percibidos por los ciudadanos españoles en forma de mayor empleo, mayor
bienestar, mejores prestaciones sociales; en definitiva, en mayor
convergencia real con el resto de países europeos.

No es otra cosa la convergencia real que llegar a niveles de vida
similares al del resto de europeos, medidos en renta per cápita, tasas de
empleo y actividad y calidad de los servicios públicos.

En economías muy abiertas e integradas en su funcionamiento, como ya son
las europeas --y la economía española está absolutamente integrada en ese
modelo--, hay que conseguir la convergencia nominal (reduciendo inflación
y déficit público) si se quiere llegar a tener una convergencia real
(aproximación de los niveles de bienestar) y, en ese sentido, el discurso
del candidato ha sido especialmente claro.

Actualmente no cumplimos ninguno de los criterios establecidos por
Maastricht para acceder a la tercera fase de la Unión Económica y
Monetaria. Ni las finanzas públicas están saneadas, ni hay control sobre
la inflación que permita reducir lo verdaderamente importante, que es el
diferencial de precios con el resto de las economías de nuestro entorno.

Por tanto, se incurre en una cierta osadía cuando se habla de lo bien que
deja a España el Gobierno saliente y será necesario recordar que el
caudal relicto de la herencia política socialista incluye el
incumplimiento de todos y cada uno de los criterios de convergencia.

Señorías, el Gobierno encontrará en nuestro grupo todo el esfuerzo y
apoyo necesarios para afrontar las reformas estructurales que exige
nuestra economía a la hora de situarse en la primera división de los
países europeos. Resulta difícil, por no decir imposible, cumplir los
requisitos de Maastricht, que no son más que el barómetro del buen
funcionamiento de una economía, con un sector público que mantiene un
nivel de gasto excesivo e ineficiente y un sector productivo lleno de
rigideces. Para España, cuyo problema social y económico principal es la
elevada tasa de paro, la necesidad de registrar un crecimiento económico
vigoroso y estable es irrenunciable, y ello debe conseguirse dentro de la
estrategia de acceso a la tercera fase de la Unión Económica y Monetaria.

Actualmente estamos viviendo momentos de una tenue recuperación
internacional que debe servir de marco para afrontar las reformas que el
candidato ha expuesto hoy en su programa y que seguro conseguirán
mantener un nivel de crecimiento sólido y estable que permita avanzar en
el proceso de convergencia real y nominal con Europa.

Permítanme, Señorías, hacer referencia a uno de los puntos más
sobresalientes del programa de nuestro candidato a la Presidencia del
Gobierno, que es el relativo a los compromisos asumidos en materia de
política autonómica.

No es ninguna presunción, por mi parte, afirmar que en esta legislatura
vamos a dar un paso decisivo para la configuración de nuestro Estado
autonómico y convertirlo, al mismo tiempo, en una estructura que sirva
para afrontar los grandes retos del siglo XXI y responda a los intereses
generales de todos los españoles.

Proclamamos nuestra profunda convicción de que el modelo constitucional
es el mejor que se corresponde con la verdadera esencia de España.

Precisamente al asumir sin reserva alguna esta convicción profunda, el
programa electoral del Partido Popular contenía la oferta de un gran
pacto para consolidar el funcionamiento del Estado autonómico.

Pues bien, los acuerdos alcanzados por el Partido Popular con las fuerzas
políticas nacionalistas, comprometidas a apoyar a nuestro candidato a la
Presidencia del Gobierno, es una consecuencia de la puesta en práctica de
los principios contenidos en nuestro programa electoral.

Desarrollar en su integridad lo dispuesto en los estatutos vigentes
representa una obligación constitucional de todos. El nuevo sistema de
financiación autonómica, basado en el principio de la corresponsabilidad
fiscal, será de aplicación a todas las comunidades autónomas, salvo las
que por poseer un régimen especial en virtud de los derechos históricos
que ampara y respeta la Constitución en virtud de su disposición
adicional primera, no lo necesiten. Sin olvidar el principio de la
solidaridad, consecuencia de la igualdad básica de todos, que estará
presente en todo el proceso, cuya puesta en marcha requerirá a su vez la
búsqueda del máximo consenso con todas las comunidades autónomas y grupos
parlamentarios, manteniendo vivo el espíritu que presidió la elaboración
de la Constitución.

Algunas de las críticas que ya se han formulado a los acuerdos relativos
a la corresponsabilidad fiscal, antes incluso de que se hubieran hecho
públicos, carecen de fundamento. Se olvida que el Estado autonómico
requiere la atribución a las comunidades autónomas de responsabilidades
propias, no sólo en la vertiente del gasto público, sino también en la
del ingreso. La capacidad normativa en materia tributaria no es hoy
monopolio del Estado. Siempre ha existido en el ámbito de la
Administración local. Y también ha existido siempre en las comunidades de
régimen foral, fruto de derechos históricos, que la Constitución ampara y
respeta. El concierto económico con el País Vasco de 1980 y el convenio
económico con Navarra de 1990 fueron unánimemente aprobados por las
Cortes Generales. ¿Puede alguien sostener que por el hecho de que el País
Vasco



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y Navarra posean un sistema de financiación singular, con una amplia
capacidad normativa, se quiebra la unidad de la estructura del Estado
español? Es evidente que no. La atribución a comunidades autónomas no
forales de una cierta capacidad normativa en algunos tributos, viene
exigida por la propia naturaleza del proceso autonómico. Afirmar que ello
puede llevar consigo la aparición de paraísos fiscales no puede ser fruto
de un análisis riguroso de los pactos.

Señorías, mi grupo parlamentario reitera el apoyo a cuantos proyectos ha
desgranado en su discurso el candidato y que no desarrollamos, pero que
hacemos nuestros.

Pero mi grupo no puede olvidar que mientras esta Cámara, en el ejercicio
de la soberanía que representa, debate en libertad, hay ciudadanos que se
ven privados de ese derecho por la voluntad de los terroristas.

Resulta inexcusable en este debate reclamar su libertad a la par que
reafirmar nuestra posición inequívoca de defensa de la unidad de los
demócratas para erradicar tal lacra.

Señor Presidente, señoras y señores Diputados; la investidura de José
María Aznar será posible porque grupos parlamentarios que forman hoy
mayoría han sido capaces, como nunca antes en la moderna historia
constitucional y política española, de poner en común sus coincidencias y
negociar sus divergencias para dotar a España de estabilidad
gubernamental. Quisiéramos que el ejemplo que hoy ofrecemos desde esta
Cámara a la soberanía nacional, sirva de recordatorio y premonición.

Haremos de la concertación y del consenso no sólo virtud de la necesidad
sino también, y sobre todo, pauta permanente de comportamiento para los
años que vengan en esta legislatura. Contamos para ello con los que hoy
compondrán con su voto la mayoría, pero también con aquellos que, a lo
largo del debate, se han expresado de manera diferente.

Buscaremos también con ellos los acuerdos que sean posibles para dotar a
la vida de los españoles de la calidad y el nivel que sus esfuerzos y
sacrificios merecen. Y de los cuales, antes en la oposición y ahora en la
mayoría, no hemos deseado ser otra cosa que fieles servidores y dignos
representantes.

Muchas gracias. (Aplausos en los bancos del Grupo Popular.)



El señor PRESIDENTE: Gracias, señor De Grandes. Señorías, concluido el
debate vamos a proceder a la votación sobre el otorgamiento de la
confianza al candidato propuesto para la Presidencia del Gobierno.

La confianza, como saben SS. SS., se entenderá otorgada si el candidato
obtiene el voto favorable de la mayoría absoluta de la Cámara.

La votación, en virtud de lo establecido en el artículo 85 del Reglamento
del Congreso, será pública por llamamiento. En consecuencia, los señores
Secretarios irán nombrando a los señores Diputados y a las señoras
Diputadas y éstos responderán, obviamente, «sí», que significa
afirmativo, en favor del otorgamiento de la confianza; «no», en contra;
y, subrayo la evidencia, la abstención con su propio contenido.

El orden en el que vamos a proceder a la votación, también de acuerdo con
las prescripciones reglamentarias, se decide por sorteo, de forma que
será el primero en otorgar su voto el Diputado o Diputada cuyo nombre se
obtenga del sorteo que ahora vamos a efectuar. Como es habitual, votarán
al final los miembros del Gobierno en funciones, que sean miembros de la
Cámara, y la Mesa.

Se va a proceder al cierre de las puertas del hemiciclo. Rogaría a los
Senadores y Senadoras que se encuentran en el hemiciclo que, si quieren
permanecer en el mismo, se retiren hacia las filas de atrás, y a todos y
a todas SS. SS. que guarden silencio durante la realización de la
votación, para poder agilizar y facilitar el escrutinio. Rogaría también
que emitieran su voto con voz alta y clara, aunque los Secretarios de la
Mesa reproducirán el sentido del voto para, insisto, agilizar y
clarificar el resultado de la votación. Les rogaría a los Senadores que
están ocupando escaños, insisto, que tengan la amabilidad de cederlos a
los Diputados o Diputadas. Si desean permanecer en el hemiciclo, antes
del cierre de las puertas, quiero decirles que deben permanecer en las
filas de atrás. (Pausa.)
Efectuado el sorteo, el número es el 117, que corresponde a doña Blanca
García Manzanares. Comienza la votación.




Señores Diputados que dijeron «sí»:



García-Alcañiz Calvo, Elena
Gil i Miró, Carme Laura
Gil Lázaro, Ignacio
Gil Melgarejo, Juan Antonio
Gómez Darmendrail, Javier
Gómez Rodríguez, Jesús José
González Pérez, Francisco Antonio
Gortazar Echeverría, Guillermo
Grandes Pascual, Luis de
Guardans i Cambó, Ignasi
Guerra Zunzunegui, Juan Carlos
Gutiérrez Molina, Antonio
Hernández Cochón, José María
Hernández-Sito García-Blanco, Isidoro
Hernando Fraile, Rafael Antonio
Homs i Ferret, Francesc
Ibáñez Haro, Juan Francisco
Isasi Gómez, Neftalí
Izquierdo Juárez, Pablo Marcial
Jiménez Suárez, José
Jordano Salinas, Diego
Juana López, Jesús de
Landeta Alvarez-Valdés, Antonio
Lapuerta Quintero, Alvaro de
Llorens Torres, José Ignacio



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López Valdivielso, Santiago
López-Amor García, Fernando
López-Medel Bascones, Jesús
Luis Rodríguez, Teófilo de
Madero Jarabo, José
Mantilla Rodríguez, Carlos
Mardones Sevilla, Luis
Martín Izquierdo, José Ignacio
Marquínez Marquínez, Luis
Martín Villa, Rodolfo
Martínez Casañ, Guillermo
Martínez Izquierdo, Efrén Luciano
Martínez Saiz, María Teófila
Martínez-Pujalte López, Vicente
Martínez-Villaseñor García, Gervasio
Mato Adrover, Ana
Mauricio Rodríguez, José Carlos
Mayor Oreja, Jaime
Medina Toledo, Antonio Luis
Merino Santamaría, Antonio
Michavila Núñez, José María
Milian Mestre, Manuel
Molins i Amat, Joaquín
Montoro Romero, Cristóbal Ricardo
Montseny Masip, María Reyes
Morano Masa, Juan
Moreno Bustos, Ramón Antonio
Muñoz-Alonso y Ledo, Alejandro
Murcia Barceló, Francisco Vicente
Nadal i Male, Joan Miquel
Navarro Elola, Luis Gonzaga
Núñez Pérez, Manuel
Olabarría Muñoz, Emilio
Ollero Tassara, Andrés
Ortiz González, Luis
Ortiz Pérez, Juan José
Padilla Carballada, Julio
Palacio Valle-Lersundi, Loyola de
Pardo Raga, María del Carmen
Pascual Monzo, José Ramón
Peñalosa Ruiz, José Manuel
Peñarrubia Agius, José Joaquín
Peón Torre, Francisco Javier
Pérez Corgos, Jesús Manuel
Pérez Lapazaran, José Cruz
Pérez Vega, María Visitación
Pillado Montero, Antonio
Pintado Barbanoj, Angel
Pons Franco, Cristóbal Juan
Posada Moreno, Jesús María
Puche Rodríguez-Acosta, Gabino
Pulgar Fraile, María del Pilar
Rajoy Brey, Mariano
Ramallo García, Luis
Ramírez González, Miguel
Rato Figaredo, Rodrigo de
Recoder i Miralles, Lluís Miquel
Rego Cobo, Benito Jesús
Ricoma de Castellarnau, Francisco
Riera i Ben, María Zoila
Rivas Fontán, José
Rivero Baute, Paulino
Robles Fraga, José María
Robles Orozco, Gonzalo
Rodríguez Bajón, Miguel Angel
Rodríguez Espinosa, Eduardo
Rodríguez-Arana Muñoz, Jaime
Ruiz López, Juan Carlos
Rupérez Rubio, Francisco Javier
Sainz García, María Jesús
Sánchez García, María Jesús Celinda
Sánchez i Llibre, Josep
Sánchez Ramos, Aurelio
Seco Gordillo, Manuel
Sedó i Marsal, Salvador
Seller Roca de Togores, María Enriqueta
Serrano Vinue, Antonio Jesús
Silva i Sánchez, Manuel José
Solsona i Piñol, María Carme
Soriano Benítez de Lugo, Alfonso
Soto García, Pedro
Souvirón García, Federico Javier
Tocino Biscarolasaga, Isabel
Torres Gómez, Luis
Trías de Bes i Serra, Josep María
Trías Sagnier, Jorge
Uría Echevarría, Margarita
Varela Pérez, Mauro
Vera Pro, Juan Carlos
Villalobos Talero, Celia
Villalón Rico, César
Zabalía Lezámiz, Jon
Zambrano Vázquez, Francisco
Acebes Paniagua, Angel Jesús
Aguirre Rodríguez, Ramón
Albendea Pabon, Juan Manuel
Alcalde Sánchez, Gustavo Adolfo
Alvarez Alvarez, Amador
Alvarez-Cascos Fernández, Francisco
Amador Guillén, Eva María
Amorós i Sans, María Mercè
Anasagasti Olabeaga, Iñaki Mirena
Aparicio Pérez, Juan Carlos
Aragonés Lloret, Antonio María
Aragonés Mendiguchia, Carlos
Arias-Salgado Montalvo, Rafael
Arquero Orozco, Manuel
Aznar López, José María
Azpiroz Villar, José Eugenio
Azuara Carod, José Angel
Ballesteros de Diego, Alejandro Francisco
Ballesteros Morcillo, Atanasio
Baón Ramírez, Rogelio
Bermúdez Alonso, José Antonio



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Bermúdez de Castro Fernández, José Antonio
Blázquez Sánchez, Feliciano
Bueso Zaera, Leocadio
Burballa i Campabadal, Ricard
Burgo Tajadura, Jaime Ignacio del
Burgo Gallego, Tomás
Cabretra Pérez-Camacho, Miguel
Cáceres Blanco, Francisco Ignacio de
Calderón Pérez, María Dolores
Cámara Rodríguez, Rafael
Camilleri Hernández, María José
Camps Devesa, Gerardo
Camps Ortiz, Francisco Enrique
Campuzano y Canades, Carles
Caneda Morales, Damián
Cantarero Verger, Pedro
Cárceles Nieto, Antonio Luis
Carreño Rodríguez-Maribona, Angel Mario
Castillo Jaén, Eugenio Enrique
Castro Masaveu, Alicia
Cava de Llano y Carrio, María Luisa
Cisneros Laborda, Gabriel
Companys Sanfeliu, Ramón
Cortés Martín, Miguel Angel
Costa Climent, Juan
Díez de la Lastra Barbadillo, María Isabel
Escuredo Franco, Angel
Fernández de Mesa Díaz del Río, Arsenio
Fernández de Troconiz Marcos, Fernando
Fernández Díaz, Jorge
Fernández González, María Mercedes
Fernández Norniella, José Manuel
Fernández Rodríguez, Luis Angel
Fernández-Capel Baños, Blanca
Gamero Mir, Eduardo
Gamir Casares, Luis
García Gómez, Javier Ignacio



Señores Miembros de la Mesa que dijeron «sí»:



González de Txabarri Miranda, José Juan
Barrios Curbelo, María Bernarda
López de Lerma i López, Josep
Fernández-Miranda y Lozana, Enrique
Trillo-Figueroa Martínez-Conde, Federico



Señores Diputados que dijeron «no»:



García Manzanares, Blanca
García-Arreciado Batanero, Jenaro
García-Hierro Caraballo, Dolores
García-Santesmases Martín-Tesorero, Antonio Juan
Gimeno Marín, Fernando
González Revenga, Adolfo
Guerra González, Alfonso
Heras Pablo, María del Carmen
Heredia Díaz, Miguel Angel
Hernández Moltó, Juan Pedro
Iceta i Llorens, Miguel
Iñíguez Molina, Joaquín
Jover Presa, Pedro
Lasagabaster Olazábal, Begoña
Leguina Herrán, Joaquín
Leiva Díez, Ana Isabel
López i Chamosa, Isabel
Madrid López, Demetrio
Maestro Martín, María Angeles
Marón Beltrán, Carmen
Marsal Muntala, Jordi
Martínez González, Belarmina
Martínez Laseca, José María
Martínez Martínez, Miguel Angel
Martínez Noval, Luis
Martínez Sanjuán, Angel
Martinón Cejas, Antonio
Meyer Pleite, Willy Enrique
Montes Contreras, María del Carmen
Moragues Gomila, Alberto
Moratalla Molina, José Enrique
Moreno Franco, Francisco
Moreno Monrove, Sergio
Morlán Gracia, Víctor
Moya Milanés, Pedro
Múgica Herzog, Enrique
Mulet Torres, Olga
Narbona Ruiz, María Cristina
Navarrete Merino, Carlos
Navas Amores, José
Nieto González, Jerónimo
Novoa Carcacia, María del Pilar
Ortiz Molina, Ramón
Palma i Muñoz, Montserrat
Paniagua Fuentes, Javier
Pedret i Grenzner, Jordi
Perales Pizarro, Alfonso
Peralta Ortega, Ricardo Fernando
Pérez de Tudela Molina, Alfredo
Pérez Ferre, Alberto
Pérez Segura, Lluís Miquel
Pérez Solano, Antonio
Pérez Touriño, Emilio
Pin Arboledas, Margarita
Pliego Cubero, José
Pozuelo Meño, María Isabel
Puig i Olive, Lluís María de
Rahola i Martínez, Pilar
Redondo Terreros, Nicolás
Riera Madurell, María Teresa
Rivadulla Gracia, Mercé
Rodríguez Bolaños, Tomás
Rodríguez Rodríguez, Juan Miguel
Rodríguez Sánchez, Francisco
Rodríguez Zapatero, José Luis



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Romero González, Joan
Romero López, Carmen
Ros Maorad, José Luis
Rubiales Torrejón, María Amparo
Rueda Espinar, Ramón
Sabanes Nadal, Inés
Sabate Ibarz, Francesc Xavier
Sáenz Cosculluela, Javier Luis
Salinas García, María Isabel
Sánchez López, María Dolores
Sanjuán de la Rocha, Carlos
Santiso del Valle, Mariano César
Sanus Tormo, Josep
Saura Laporta, Joan
Segura Clavell, José
Serra i Serra, Narcís
Simón de la Torre, Julián
Solé Tura, Jordi
Torres Sahuquillo, Gerardo
Trujillo Oramas, Blas Gabriel
Urán González, Presentación
Valcárcel García, María Amparo
Vaquero del Pozo, Pedro
Varela Vázquez, María Jesús Arrate
Vázquez Vázquez, Francisco José
Vázquez Vázquez, Guillerme
Villarrubia Mediavilla, Julio
Yáñez-Barnuevo García, Luis
Acosta Cubero, José
Aguilar Rivero, Rosa
Aguiriano Forniés, Luis Alberto
Alcaraz Masats, Luis Felipe
Alcaraz Ramos, Manuel Francisco
Almeida Castro, María Cristina
Almunia Amann, José Joaquín
Alvarez Gayol, María Enedina
Alvarez Gómez, Julio
Amarillo Doblado, Francisco
Amate Rodríguez, José Antonio
Anguita González, Julio
Aramburu del Río, María Jesús
Arnau Navarro, Francisco
Aroz Ibáñez, Mercedes
Balletbó Puig, Anna
Barrero López, Jaime Javier
Barrionuevo Peña, José
Bartolomé Núñez, María Luisa
Bayona Aznar, Bernardo
Benegas Haddad, José María
Blanco García, Jaime
Blanco López, Ana
Boix Pastor, Alfred
Caballero Alvarez, Abel Ramón
Caballero Serrano, José Manuel
Caldera Sánchez-Capitán, Jesús
Calleja de Pablo, María del Carmen
Cánovas Montalbán, María Sacramento
Castellano Cardalliaguet, Pablo
Centella Gómez, José Luis
Cercas Alonso, Alejandro
Chivite Cornago, Carlos
Ciscar Casaban, Cipriá
Clotas Cierco, Salvador
Conde Gutiérrez del Alamo, Rosa
Corominas i Busqueta, Josep
Cortajerena Iturrioz, Elvira
Costa Costa, Antonio
Cuesta Martínez, Alvaro
Cuevas Delgado, Antonio
Cunillera i Mestres, Teresa
Díaz Sol, Angel
Díaz-Cano del Rey, Máximo Ramón
Díez de Baldeón García, Clementina
Encina Ortega, Salvador Antonio de la
Estrella Pedrola, Rafael
Fernández de la Vega Sanz, María Teresa
Fernández Fernández, Javier
Fernández Marugán, Francisco Miguel
Fernández Ramiro, María Inmaculada
Fernández Sánchez, Julián
Fernández Sanz, Matilde
Frutos Gras, Francisco
Fuentes Gallardo, Francisco
Gago López, Joaquín Javier
García Linares, Rosario



Señores Miembros del Gobierno que dijeron «no»:



González Márquez, Felipe
Belloch Julbe, Juan Alberto
Suárez Pertierra, Gustavo
Solbes Mira, Pedro
Borrell Fontelles, Josep
Saavedra Acevedo, Jerónimo
Griñán Martínez, José Antonio
Eguiagaray Ucelay, Juan Manuel
Pérez Rubalcaba, Alfredo
Alborch Bataller, Carmen
Amador Millán, María Angeles
Alberdi Alonso, Cristina



Señores Miembros de la Mesa que dijeron «no»:



Del Campo Casasús, Carmen
Ríos Martínez, Pedro Antonio
Beviá Pastor, José Vicente
Marcet i Morera, Joan



Señores Diputados que se abstuvieron:



Chiquillo Barber, José María



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El señor PRESIDENTE: Señorías, el resultado de la votación es el
siguiente: votos emitidos, 348; a favor, 181; en contra, 166;
abstenciones, una.

Al haber obtenido la mayoría absoluta de los miembros de la Cámara,
declaro otorgada la confianza del Congreso de los Diputados al candidato
don José María Aznar López, lo que comunicaré a Su Majestad el Rey a los
efectos de su nombramiento como Presidente del Gobierno.

Se levanta la sesión. (Fuertes y prolongados aplausos.)



Era la una y treinta minutos de la tarde.