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DS. Congreso de los Diputados, Comisiones, núm. 823, de 16/12/1999
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CORTES GENERALES



DIARIO DE SESIONES DEL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS



COMISIONES



Año 1999 VI Legislatura Núm. 823



ASUNTOS EXTERIORES



PRESIDENCIA DEL EXCMO. SR. D. FRANCISCO JAVIER RUPÉREZ RUBIO



Sesión núm. 63



celebrada el jueves, 16 de diciembre de 1999



ORDEN DEL DÍA:



Comparecencia del señor ministro de Asuntos Exteriores (Matutes
Juan), para informar sobre:



- La cumbre de La Habana. A solicitud del Grupo Socialista del
Congreso. (Número de expediente 213/001330.) ... (Página 24486)



- El desarrollo y resultado de la cumbre iberoamericana de La Habana
(Cuba). A solicitud del Grupo Parlamentario Federal de Izquierda
Unida. (Número de expediente 213/001337.) ... (Página 24486)



- La cumbre iberoamericana celebrada en La Habana. A solicitud del
Grupo Parlamentario Mixto. (Número de expediente 213/001338.)
... (Página 24486)



- Situación actual y real en la que viven los ciudadanos serbios
y albaneses de Kosovo, así como para explicar el despliegue de la
Kfor. A solicitud del Grupo Parlamentario Federal de
Izquierda Unida. (Número de expediente 213/001207.)
... (Página 24495)



Preguntas:



- Del señor Estrella Pedrola (Grupo Socialista del Congreso),
sobre razones por las que el Gobierno no ha remitido aún a las Cortes
Generales el Estatuto de Roma del Tribunal Internacional de Justicia
para su ratificación. (Número de expediente 181/002801.)
... (Página 24500)



Página 24486




- Del señor Navas Amores (Grupo Parlamentario Federal de Izquierda
Unida), sobre medidas y plazos fijados para la ratificación por
España del Tribunal Penal Internacional (TPI). (Número de expediente
181/002817.) ... (Página 24501)



- Del señor Estrella Pedrola (Grupo Socialista del Congreso), sobre
afirmación realizada por el señor Matutes de que el Gobierno no
presentará recurso ante una eventual decisión del señor Straw que
interrumpiera el proceso de extradición a España de Augusto Pinochet.

(Número de expediente 181/002772.) ... (Página 24501)



- Del mismo señor diputado, sobre progresos realizados por el
Gobierno en la resolución de la crisis de Gibraltar. (Número de
expediente 181/002794.) ... (Página 24502)



- Del mismo señor diputado, sobre fecha prevista parala celebración
de la próxima reunión hispano-británica en el marco del proceso de
Bruselas sobre Gibraltar. (Número de expediente 181/002795.) ...

(Página 24502)



- Del señor Burballa y Campabadal (Grupo Parlamentario Catalán de
Convergència i Unió), acerca del informe del Congreso de los
Diputados sobre el cincuentenario de la Declaración Universal de los
Derechos Humanos. ... (Página 24506)



Se abre la sesión a las cuatro y cuarenta y cinco minutos de la
tarde.




El señor PRESIDENTE: Señoras y señores diputados, buenas tardes a
todos.

Reanudamos en este momento la sesión de la Comisión de Asuntos
Exteriores que comenzó ayer por la mañana y que, como saben ustedes,
tenía una continuación esta tarde. Continuación que está centrada
exclusivamente en la presencia del señor ministro de Asuntos
Exteriores para la celebración de las comparecencias previstas en el
orden del día con los números 26, 27 y 28, relativas todas ellas a la
cumbre de La Habana, y 29, relativa a la situación en Kosovo; y para
contestar a las preguntas que figuran con los números 30, 31, 32 y
33, y las que quedaron pendientes de ser contestadas en el día de
ayer.

Doy la bienvenida al señor ministro de Asuntos Exteriores y le
agradezco su presencia entre nosotros esta tarde.




COMPARECENCIA DEL SEÑOR MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (MATUTES
JUAN), PARA INFORMAR SOBRE:



- LA CUMBRE DE LA HABANA. A SOLICITUD DEL GRUPO SOCIALISTA DEL
CONGRESO. (Número de expediente 213/001330.)



- EL DESARROLLO Y RESULTADO DE LA CUMBRE IBEROAMERICANA DE LA HABANA
(CUBA). A SOLICITUD DEL GRUPO PARLAMENTARIO FEDERALDE IZQUIERDA
UNIDA. (Número de expediente 213/001337.)



- LA CUMBRE IBEROAMERICANA CELEBRADA EN LA HABANA. A SOLICITUD DEL
GRUPO PARLAMENTARIO MIXTO. (Número de expediente 213/001338.)
El señor PRESIDENTE: Sin más preámbulos, pasamos a la celebración de
las comparecencias que figuran con los números 26, 27 y 28,
anunciando a SS.SS. que el señor Rodríguez, del Grupo Parlamentario
Mixto, que también tenía pedida una comparecencia para que el señor
ministro informara sobre la cumbre iberoamericana, no podrá estar
entre nosotros esta tarde.

Señor ministro, para informar sobre la cumbre de La Habana, tiene
usted la palabra.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Matutes Juan):Señor
presidente, señorías, como SS.SS. conocen, la cumbre de La Habana
celebrada el 16 del pasado mes de noviembre fue precedida el día 15
por una reunión de los cancilleres y los días 13 y 14 por una reunión
preparatoria de los coordinadores y responsables de cooperación
iberoamericanos.

De acuerdo con el nuevo formato de las cumbres que adoptamos con
éxito en Oporto, la mañana del 16 se consagró a la discusión del tema
central de este año propuesto por las autoridades cubanas:
Iberoamérica, y la situación financiera internacional en una economía
globalizada. El almuerzo y la sesión de la tarde fueron una reunión
sin agenda con la participación de los jefes de Estado y de Gobierno
a puerta cerrada. Este formato acentúa y facilita el carácter de foro
de debate, de concertación política, de familia que es uno de los
aspectos fundamentales de estas cumbres.

Los jefes de Estado firmaron en el acto de clausura la declaración
final, la declaración de La Habana, así como una serie de
declaraciones especiales. Esa declaración final con el título:
Iberoamérica y la situación financiera internacional en una economía
globalizada, consta de dos partes: la primera, centrada en el tema de
la cumbre y, la segunda, relativa a las cuestiones de cooperación.

La primera parte de la declaración reafirma los valores políticos de
la democracia, el respeto a los derechos humanos y libertades
fundamentales y al Estado de derecho. Se



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expresa el rechazo a la aplicación unilateral y extraterritorial de
leyes o medidas nacionales que infrinjan el derecho internacional. Se
incluye una condena expresa a la Ley Helms-Burton. Este párrafo, de
particular interés además para Chile, nos satisface plenamente por lo
que afortunadamente no hubo debate entre Chile y España ni entre los
demás participantes en relación con este apartado tan importante. La
declaración señala que las políticas económicas deben tener como
objetivos básicos la búsqueda de la justicia social, la elevación de
los niveles de bienestar de las sociedades, el fortalecimiento de
políticas de apoyo y de redes de Seguridad Social con el fin de
proteger a los sectores más vulnerables, así como la ampliación de la
cooperación internacional. Debe reducirse la brecha existente, tanto
entre países desarrollados y en vías de desarrollo como entre los
segmentos de población de mayores ingresos respecto de los de menores
ingresos.

En la declaración de la Habana se examina también la situación
financiera internacional considerando las nuevas circunstancias
creadas durante los últimos años por la expansión de los mercados
financieros internacionales, la multiplicación de agentes de
instrumentos, así como las causas y consecuencias de la crisis
financiera que durante los dos últimos años ha afectado a gran parte
del mundo y, en particular, a la región iberoamericana. Se proponen
unas políticas tendentes a reducir o paliar los efectos de las crisis
y sus causas, políticas que serán de aplicación en el ámbito
iberoamericano, pero también propuestas con que la comunidad
iberoamericana contribuirá a los debates que sobre ese mismo tema
están teniendo lugar en todos los foros internacionales.

La cooperación es el segundo de los ámbitos, como les he dicho, junto
al político, propio de estas cumbres. La segunda parte de la
declaración se refiere a la cooperación. Se hace un balance de los
quince programas y proyectos existentes que ya suponen una inversión
superior a los 30 millones de dólares anuales. Son programas tan
conocidos como el de la Televisión Educativa Iberoamericana, las
becas Mutis, Cyted, el Programa de alfabetización y educación básica
de adultos, el Fondo Indígena, Ibertrop, para la formación
profesional, Ibermade, para la modernización de los administradores
de la educación, Ibermedia, para la construcción de un espacio
audiovisual iberoamericano, o el programa Iberpyme para el desarrollo
de la pequeña y mediana empresa, entre otros. Se presentaron nuevas
iniciativas de cooperación que eventualmente podrían convertirse en
nuevos programas iberoamericanos en un futuro próximo.

Por otra parte, la declaración formaliza la constitución de la
Secretaría Permanente de Cooperación Iberoamericana, primer órgano
permanente de las cumbres y sin duda uno de los logros más destacados
de la cumbre de La Habana, idea por la que España ha venido
trabajando en estos años. Tendrá su sede en Madrid, lo que es una
prueba de la confianza que los países iberoamericanos depositan en
nuestro país. Se agradeció el ofrecimiento hecho por La Rábida a la
que se reconoce como lugar oficial de encuentro de la comunidad
iberoamericana de naciones, lo que constituye, además, un motivo de
satisfacción añadida ya que de alguna manera podrá dar un
protagonismo a La Rábida en ese terreno en el futuro.

Además de la declaración final, los jefes de Estado y de Gobierno
suscribieron también ocho declaraciones especiales: son las
declaraciones sobre reconstrucción y transformación de centroamérica;
sobre el canal de Panamá recientemente recuperado; sobre las Islas
Malvinas; sobre el proceso de paz en Colombia; sobre los acuerdos de
paz entre Ecuador y Perú; sobre Guayasamin, pintor iberoamericano;
sobre la consolidación de la amistad e integración entre Chile y Perú
y sobre el seguimiento de la cumbre de la Unión Europea, América
Latina y el Caribe que como saben ustedes tuvo lugar este año en Río.

En esta última declaración la comunidad iberoamericana identificó una
serie de áreas que se consideraron prioritarias para el seguimiento
de la cumbre de Río y en desarrollo de las cuales se presentarán una
serie de iniciativas y actividades concretas en febrero del 2000, en
Portugal, con ocasión del encuentro ministerial Unión Europea-Grupo
de Río, bajo presidencia portuguesa de la Unión. Si la cumbre de
Oporto supuso ya una inflexión cualitativa en el proceso de las
cumbres iberoamericanas, la cumbre de La Habana aparecerá en el
futuro como un momento decisivo de esa evolución y consolidación.

La Habana ha demostrado la voluntad de la comunidad iberoamericana de
mantenerse unida y de actuar con completa autonomía en el orden
internacional. Ha demostrado su capacidad y su decisión de incluir a
todos los países iberoamericanos en torno a unos mismos valores de
respeto a la democracia y de progreso en ese sentido y ha creado unos
mecanismos institucionales que en el futuro tendrán sin duda, un
efecto multiplicador en el refuerzo de la comunidad iberoamericana.

Por todo ello, el Gobierno hace una valoración muy positiva de esa
cumbre de La Habana. España ha jugado una vez más un papel
dinamizador y creo que ello debe ser para todos nosotros motivo de
satisfacción, pero supone al propio tiempo una obligación, la de
mantener y reforzar en el futuro nuestro compromiso con Iberoamérica
y con estas cumbres en particular.




El señor PRESIDENTE: Son dos las peticiones de comparecencia que en
este momento subsisten, ya que la realizada por el señor Rodríguez
del Grupo Mixto no podrá ser puesta de relieve, dada su ausencia.

La primera corresponde al Grupo Socialista del Congreso y para su
presentación tiene la palabra el señor Yáñez.




El señor YÁÑEZ-BARNUEVO GARCÍA: Gracias, señor ministro, por la
información que nos ha dado sobre la cumbre iberoamericana de La
Habana, ya que había sido esperada con mucha expectación, sin duda
por el morbo que suponía su celebración dadas las circunstancias
políticas que rodeaban y rodean al país anfitrión.

No tenemos nada que objetar a la declaración de La Habana ni a las
circunstancias y a las condiciones en que se desarrollaron. En otras
ha habido algunas ausencias de jefes de Estado a la misma, pero
siempre han estado justificadas por razones de calendario o por
razones que no suponían hostilidad o rechazo a la propia realidad de
la cumbre. El que cinco jefes de Estado no asistieran en esta ocasión
había sido explícitamente señalado por sus protagonistas



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como una forma de rechazo, en dos casos, a la actitud de España con
relación a Pinochet -englobando todo, Gobierno, Estado e
instituciones con la iniciativa de un magistrado o de una audiencia-
y tres por discrepancias con el país anfitrión.

De todas maneras ese es un tema, lo sabe el señor ministro, que
siempre nos ha preocupado hondamente, porque la larga experiencia de
organizaciones internacionales hace que uno de los puntos débiles, de
los puntos vulnerables de unas reuniones periódicas de este tipo sea
justamente las reiteradas ausencias. Los conflictos que llevan con
más frecuencia al fracaso a este tipo de instituciones son justamente
que se encuentren precedentes para no asistir a reuniones, hasta
llegar al momento en que hay más ausentes que presentes. En parte ese
aspecto se salvó, fue más un debate previo a la cumbre que en la
cumbre misma.

También nos congratulamos de la creación de la Secretaría Permanente
de Cooperación, por las razones que ha dicho el ministro y por una
razón añadida: la persona elegida, el embajador Jorge Alberto Lozoya,
es una personalidad de un alto nivel intelectual, diplomático y
profesional y creo que ha sido un acierto el que sea escogido.

También que sea Madrid la sede. Nosotros hubiéramos preferido que se
hubiera dicho de manera ambigua España como sede y que el país
anfitrión, en este caso el nuestro, hubiera jugado con la sede en La
Rábida sede en Madrid para algunos reuniones o algunos trabajos
diarios, porque estos últimos podrían realizarse desde la Casa de
América, en Madrid y, sin embargo, convocar reuniones frecuentes en
La Rábida por las razones que tuvimos ocasión de debatir en esta
Comisión que, como sabe el señor ministro, aprobó por unanimidad que
La Rábida fuera la sede de dicha secretaría permanente. Se aprobó por
unanimidad como corresponde a un órgano parlamentario, como posición
del Parlamento, porque la decisión última era de los gobiernos
partícipes en la conferencia de La Habana, pero lamentamos en su
momento que el señor ministro negara tan rotundamente que La Rábida,
incluso antes de ir a La Habana, pudiese ser sede. Hoy lo ha matizado
un poco más -y nos congratulamos- diciendo que se ha reconocido en La
Habana el papel histórico de La Rábida y su papel futuro también,
como lugar de encuentro, de reuniones, de seminarios, congresos y
diversas actividades que deben ir desarrollándose en los lugares
colombinos. Como no ignora el señor ministro en La Rábida, y por
extensión en Huelva, ha habido una enorme frustración por no haber
sido decidido que fuese la sede. Insisto, y termino en ese punto, que
hubiera sido preferible dejarlo como mínimo ambiguo y, si no, tampoco
se ha hecho ningún esfuerzo por el Gobierno y la diplomacia española
para fuese La Rábida, lo que por mi experiencia no creo que hubiera
tenido mucha resistencia por parte de los países iberoamericanos.

Quizá el punto que más nos ha preocupado -y el ministro no lo ignora
tampoco- de la cumbre de La Habana haya sido la proyección pública
que se ha dado, negativa sin duda, la imagen que se ha proyectado de
distintos papeles, incluso papeles enfrentados o no suficientemente
compenetrados entre el jefe de Gobierno y el jefe del Estado. Eso no
había ocurrido prácticamente nunca o yo diría que nunca en los veinte
años de democracia. Es una cosa bastante incómoda y desagradable
incluso para traerlo a un
debate parlamentario, pero comprenderá el ministro que es inevitable,
estamos en un país libre donde la prensa, los medios de comunicación
actúan -faltaría más- con total libertad y muchísimos medios de muy
diversas orientaciones informativas e ideológicas, serios o menos
serios, más divulgativos o más reflexivos se han hecho eco de eso que
titulan como: El Rey y Aznar químicas dispares; otros dicen:
Condenados a entenderse, repitiendo las expresiones; El Rey irá a
Cuba cuando toque, o Es muy difícil ser Rey, puesto en boca del
presidente del Gobierno. Otros dicen: Otro desencuentro en La Habana
y la sucesión de informaciones sobre las relaciones que mantenía el
Rey, el jefe del Estado con el presidente de Cuba que eran diferentes
de las que a su vez mantenía el presidente del Gobierno con el
presidente de Cuba y la interferencia permanente del presidente del
Gobierno hacia las actividades o hacia la presencia pública del Rey
de España, o de los Reyes, en sus comparecencias públicas. Ya sé que
muchas veces estas situaciones son exacerbadas -repito la palabra-
por el morbo que produce la situación de Cuba y por el hecho de que
el Rey no haya visitado nunca Cuba, desde que es Rey, en más de
veinte años, cuando ha ido y a veces en repetidas ocasiones, al resto
de los países iberoamericanos.

En parte se ha perdido una ocasión de poder haber hecho esa visita
oficial previa a la cumbre de La Habana y no en un marco
multilateral. Lo dijo una persona que tiene sin duda una autoridad
por el conocimiento prolongado y el buen hacer durante años, como fue
el antiguo jefe de la Casa de Su Majestad el Rey, don Sabino
Fernández Campos, que dijo literalmente coincidiendo con estas
polémicas que han ocupado tanto los medios de comunicación en los
días de la cumbre de La Habana: Yo hubiera sugerido que se efectuase
el viaje con cinco o seis días de anticipación -se refiere al viaje
de los Reyes, claro-, que los Reyes llegasen solos,
independientemente del Gobierno, del presidente Aznar y de su señora.

En realidad, el general Fernández Campos estaba refiriéndose a un
hábito y costumbre que ha sido habitual durante estos veinte años. Es
muy raro, es excepcionalísimo que los Reyes viajen con el presidente
del Gobierno. Es verdad que sí han coincidido en otras cumbres, pero
para desarrollar al máximo y con las mayores y mejores posibilidades
el papel constitucional y el papel de imagen de España en el mundo
que los reyes ejercen, la experiencia, y el propio buen sentido y la
práctica indican que es mucho mejor que viajen acompañados por el
ministro de Exteriores o por cualquier otro miembro del Gobierno y
con el séquito y delegación correspondientes, y no con el presidente
del Gobierno, porque eso provoca situaciones de difícil tratamiento
protocolario, de difícil tratamiento de imagen, que da lugar a lo que
dio lugar en esta ocasión, que no fuese -y eso también fue motivo de
polémicas continuas- un viaje oficial. No era un viaje oficial, era
un viaje a la cumbre y, sin embargo, como es natural, había algunos
aspectos del programa del Rey que eran visitas a determinados
centros, a La Habana vieja o a determinados lugares, en donde ejercía
como una visita de jefe de Estado. Todo ese juego de palabras de
viaje de Estado, viaje oficial, viaje privado, viaje de trabajo, lo
que ha hecho es enredar la cosa ante la opinión pública y ante los
propios medios de comunicación, que no se han aclarado sobre qué es
lo que se



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estaba jugando. Incluso con filtraciones de la Presidencia del
Gobierno, de La Moncloa, o no sé si de Exteriores -y eso el ministro
nos lo puede aclarar- sobre determinado boicó del Gobierno anfitrión
a una visita del Rey por las calles de La Habana vieja, aunque
inmediatamente fue desmentida por el Gobierno. No le doy la razón, no
sé quién la tenía, porque todo ha sido un embrollo, pero coincidirá
el ministro -aunque naturalmente no desee reconocerlo- en que no ha
facilitado nada la buena imagen de ese viaje y de esa presencia por
primera vez, en el modelo que fuera, de los Reyes a Cuba.

Por otra parte, tampoco contribuyó a un mejor clima el hecho de que
el presidente del Gobierno, creo que fue en Honduras, la víspera de
llegar a La Habana hiciera declaraciones, poco afortunadas, no porque
no fuese cierto lo que el presidente decía, sino que sería en todo
caso discutible que el presidente de un Gobierno las hiciera contra
un país anfitrión la víspera de visitar ese país o contra el jefe de
Estado de ese país anfitrión. Dijo literalmente: No va a haber ningún
cambio en Cuba hasta que no muera Fidel Castro. ¡Hombre!, decir eso
el día antes de llegar a La Habana es una cosa bastante sorprendente
por lo menos. Entre otras cosas, además, porque parece que les está
transmitiendo a los cubanos que abandonen toda esperanza hasta que el
dictador fallezca.

Tampoco eso ayudó a la buena imagen que sin duda hubiera sido
deseable que se transmitiera de dicha cumbre. El ministro en su
intervención se ha referido a sus contenidos concretos y, a lo que es
la cumbre propiamente dicha, por lo menos nosotros no tenemos
objeciones que hacer. Sin embargo, como sabe el señor ministro
vivimos en el mundo de la comunicación y en un mundo afortunadamente
libre, en España y en muchos de los países participantes en la
cumbre, y naturalmente los medios prestan atención a aquello que es
más noticiable.

Y lo fue también por cierto el hecho no baladí, y que tampoco que se
puede tomar a broma, de que el presidente del Gobierno se quitase la
chaqueta en un paseo por La Habana con el Rey presente. Eso ha dejado
perplejo a la inmensa mayoría de los españoles que lo veían por
televisión. Nunca habíamos visto una cosa así, que se deschaquetara
el presidente del Gobierno sin que lo hiciera nadie más del séquito,
incluido Su Majestad el Rey; parecía una cosa sorprendente. Esto
añadía, y el presidente lo sabía, factores de preocupación o de
inquietud. Se puede decir que eso no es grave, que no tiene
importancia, que es una anécdota; pues bien, sumando anécdotas que
pueden suponer, y de hecho suponen, una falta de educación y de
respeto al jefe de Estado, podríamos encontrarnos con situaciones
preocupantes.

Sería conveniente para la buena imagen de España y la buena opinión
de los españoles sobre las instituciones, que La Moncloa y La
Zarzuela, y desde luego el Ministerio de Asuntos Exteriores, que
tiene la responsabilidad más directa sobre los temas exteriores,
tuvieran mayor cuidado y atención en el tratamiento de esos aspectos,
porque la forma y el fondo están muy ligados en la democracia y en
las relaciones exteriores especialmente.

Quería transmitirle al señor ministro esas preocupaciones y me
gustaría que en su respuesta nos dijese qué explicaciones puede dar a
esas situaciones. Adelantándome a su
respuesta, me gustaría que no la despachara con una descalificación
o diciendo que estamos haciendo perder el tiempo precioso del señor
ministro o cualquiera de esas ocurrencias habituales de don Abel
Matutes. Creo que esto ha preocupado a mucha gente y merece una
respuesta seria por parte del señor ministro y no un mero salir del
paso.




El señor PRESIDENTE: En nombre del Grupo Parlamentario Federal de
Izquierda Unida, tiene la palabra el señor Núñez.




El señor NÚÑEZ CASAL: Hay una serie de puntos sobre los que
coincidimos respecto a los aspectos positivos de la cumbre. Un
aspecto de los más positivos es la condena de la Ley Helms-Burton,
una ley que vulnera principios elementales del derecho internacional.

Es favorable la creación de una secretaría permanente y es bueno que
la sede esté en Madrid, eso supone una reafirmación de la utilidad de
estas cumbres. Creemos que es positivo también todo el esfuerzo que
se ha realizado para, una vez más, encontrar soluciones para un
espacio político y económico que sufre toda una serie de
deficiencias, de dificultades, para su desarrollo amplio y para
eliminar las fosas de desigualdad que existen respecto a los países
más avanzados.

Una vez dicho esto, y como quiero hacer una intervención dentro de
los límites de la brevedad, es necesario hablar del otro aspecto de
la cumbre respecto a la actitud del Gobierno español y de la
diplomacia española. Es lógico que estemos en un nivel distinto al
del compañero socialista que ha intervenido anteriormente. De forma
anecdótica se puede decir que yo estoy a favor de que la gente se
quite la chaqueta cuando tiene calor. Yo la uso muy pocas veces,
nunca uso la corbata y me parece que la camisa es tan digna como la
chaqueta. Más allá de esta anécdota y de este rechazo de la defensa
de la chaqueta, que hubiera causado sorpresa unánime en montones de
compañeros socialistas que nunca la usaban y tenían a gala el no
usarla, al igual que tampoco usaban el sombrero, debo decir que no
nos ha gustado nada la actitud del Gobierno español respecto al país
cubano y al Gobierno cubano. Cuba es algo que va mucho más allá que
cualquier contingencia histórica para los españoles. Cuba es algo
profundamente entrañable para todos nosotros y el que más y el que
menos tenemos familia en Cuba y tenemos lazos muy directos, porque
siempre ha sido distinto al resto de los países que fueron colonia
nuestra. Desde un punto de vista lógicamente distinto al del señor
ministro en el aspecto ideológico, porque comprendo que las simpatías
que tengo por la revolución cubana no las va a tener el señor
ministro -parece ser que tampoco las tiene el compañero socialista-,
una cosa es la posición ideológica y otra cosa es llegar a un país
anfitrión y cometer torpeza tras torpeza, diplomáticamente hablando.

Supongo que la diplomacia cubana se ha quedado perpleja cuando,
después de esa nebulosa circunstancia de «no es un viaje, pero
queremos decir que tenemos deseos de que el jefe de Estado esté ahí»,
después del ofrecimiento realizado por la diplomacia cubana, después
de las manifestaciones concretas del ministro de Asuntos Exteriores
de la República de Cuba, ha habido gestos de la diplomacia española,
gestos concretos de representantes diplomáticos españoles que han
roto en determinados momentos



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el clima de acogimiento que quería realizar no solamente el pueblo
cubano sino también el Gobierno y la diplomacia cubana, y eso ha
partido de la diplomacia española.

Se ha creado, ciertamente, una confusión sobre el papel del jefe del
Estado y sobre el papel del presidente del Gobierno, -ya había
ocurrido en cumbres anteriores-, y se ha vuelto a actuar, aparte de
las declaraciones previas del presidente del Gobierno, con ese
desequilibrio que desde el principio, desde que ustedes están en el
Gobierno, se ha producido. El incidente del primer embajador rompió
con la prudencia del anterior embajador en La Habana y después
ustedes no acaban de encontrar la forma correcta de dirigirse a la
República de Cuba para intentar restablecer un ámbito favorable en
las relaciones diplomáticas. Esto es lo que nosotros pensamos y yo
espero, de la intervención del señor ministro en su respuesta, aunque
sea muy pequeño, un cierto factor de corrección de errores que creo
que todos hemos podido percibir.

Se me olvidaba una cosa, y permítame que la diga con toda la cortesía
de la que soy capaz. Yo sé que el señor presidente, y el señor
ministro aman la puntualidad, al fin y al cabo, su vocación
diplomática les lleva a ello. Ya sé que esta será la última sesión de
la Comisión en esta legislatura. No estaría nada mal que el señor
presidente se dirigiera al presidente del Congreso para pedir que la
prensa no interrumpa de tal manera el funcionamiento de la Comisión
que tengamos que estar aquí diez minutos esperando para empezar.




El señor PRESIDENTE: Me pide usted algo que es de difícil
cumplimiento, en los términos en que lo ha planteado, como usted
podrá comprender perfectamente. ¿Grupos que desean hacer uso de la
palabra? (Pausa.)
Por el Grupo de Coalición Canaria, tiene la palabra el señor
Mardones.




El señor MARDONES SEVILLA: En primer lugar, quería agradecer la
información que nos ha facilitado el señor ministro de Asuntos
Exteriores, don Abel Matutes, y quería hacerlo con la máxima
cordialidad y cortesía. Solamente me ceñiré a algunas cuestiones
singulares de la información que nos ha dado sobre la cumbre de La
Habana.

La primera de ellas se refiere a la declaración final y a las
parciales, y mi grupo se congratula de que haya habido una condena
expresa de la Ley Helms-Burton. Creo que es una toma de conciencia de
manera colectiva y de amplia repercusión y valor, tanto político como
de relaciones intergubernamentales, sobre todo para que el Gobierno
norteamericano entienda también este mensaje, dicho desde el punto de
vista de la racionalidad.

En esta línea, me permitiría preguntarle al señor ministro de
Exteriores, lo siguiente: ¿Después de esa declaración formal de
condena expresa de la Ley Helms Burton, condena también del Gobierno
español frente a las amenazas que han recibido determinadas empresas
del sector turístico español, hay un compromiso operativo de cada uno
de los países que mantienen relaciones diplomáticas con los Estados
Unidos de Norteamérica para incidir en una línea de actuación
diplomática ante el Gobierno norteamericano para que sepa cuál es no
solamente la declaración colectiva sino la asunción que tienen que
hacer cada una de las naciones
que han suscrito esa declaración final de La Habana, respecto a
la Ley Helms Burton? Creo que hay que abrir todas las vías de la
diplomacia para que cada uno de los ministros, Jefes de Estado y de
Gobierno y los signatarios de la declaración final, insenten a sus
servicios diplomáticos, a las representaciones que a través de
Washington tiene cada uno de esos países, que es una actuación
correcta y normal, para que se dé traslado de esa incidencia al
Gobierno norteamericano. Esta sería la primera cuestión.

La segunda cuestión es que mi grupo se congratula y hace una
valoración positiva de este cumbre de La Habana, primero, por el
lugar donde se ha celebrado y el tiempo; segundo, porque pueda
permitir que uno de los activos mejores de la imagen exterior de
España, junto a la labor que se puede desarrollar en todos los
ámbitos diplomáticos, gubernamentales, parlamentarios y sociales, que
es la figura de nuestro jefe del Estado, pueda realizar una visita
institucional, de Estado, a la República de Cuba lo antes posible.




Finalmente, quiero mostrarle, señor ministro, la satisfacción de mi
grupo de que se haya conseguido traer a Madrid la Secretaría de
Cooperación Iberoamericana. Creo que es un hito importante y, aparte
de los compromisos relativos al trabajo de coordinación y de gestión
de toda la cooperación iberoamericana, supone no solamente el
reconocimiento a una cuestión cuantitativa, como bien ha señalado el
señor ministro, por los quince programas vivos de cooperación que
tenemos, con más de 30 millones de dólares al año, sino la
rentabilidad, la capitalización legítima y el saldo histórico de que
puede hacer gala el Estado español con este logro importante que nos
puede permitir liderar, valga la expresión, con total naturalidad,
sin ninguna presunción por parte del Estado español. que sería
inadmisible por cualquier de las repúblicas iberoamericanas, esta
Secretaría de Cooperación.

Tiene usted, señor ministro, el compromiso de mi grupo parlamentario
de colaborar modestamente desde Canarias en esta Secretaría.

Sólo me queda, en esta última sesión de la legislatura, mostrarle mi
felicitación muy cordial por el entendimiento que ha habido entre mi
grupo y su departamento en tantas cuantas cuestiones hemos solicitado
el apoyo diplomático, en las relaciones, sobre todo, con la Unión
Europea, en los aspectos relativos a los regímenes específicos de
Canarias ante el acervo comunitario, que han sido muy bien entendidos
por usted y su equipo de colaboradores. Especialmente quiero
significar aquí el entendidmiento y la cooperación del señor don
Ramón de Miguel, secretario de Estado para todos los asuntos de
Europa y de la Unión Europea, en todos los contenciosos que, desde el
Gobierno de Canarias y desde las fuerzas sociales, económicas y
empresariales canarias, se han planteado y se siguen planteando ante
el Consejo de la Unión Europea.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Catalán de Convergència i Unió,
tiene la palabra el señor Guardans.




El señor GUARDANS I CAMBÓ: Muchas gracias, señor ministro, por sus
explicaciones.

Yo distinguiría en la intervención lo que se deriva de lacelebración
de esta cumbre, por el hecho de que haya tenido



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lugar en La Habana, de lo que es propiamente el análisis de la cumbre
y de lo que se deriva de ella como tal.

En cuanto al tema de La Habana nos llevaría a hablar aquí-y no lo voy
a hacer, al menos con detalle- de la situación de las relaciones
entre España y Cuba, en general, y de las manifestaciones concretas
en términos estrictamente bilaterales. No querría detenerme en esto
excesivamente, pero tampoco quiero dar la sensación de que a este
portavoz, a mi grupo, no nos han sorprendido determinadas cosas que
han ocurrido en ese viaje, estríctamente en esos términos. No tanto
-quizá también, pero sobre eso de momento no me pronunció-, en
términos de cómo deben funcionar correctamente, según nuestro modelo
constitucional, las relaciones entre La Moncloa y La Zarzuela que,
por lo menos algún desconcierto, a nivel de opinión pública, si me
permite la expresión, se ha planteado, pero me reservo el análisis
político, pero sí en cuanto a las consecuencias que eso tiene en
términos estrictamente institucionales y en el plano bilateral.

Insisto, quizá con unas culpas diluidas, el portavoz socialista
hablaba de filtraciones, y son probablemente filtraciones de las que
nadie en concreto puede hacerse responsable o, al menos, a nadie se
las podemos imputar, pero es cierto que, de repente, toda la prensa y
no un determinado periódico, por tanto un determinado periodista,
sino toda la prensa -y hay alguien que está en la fuente de eso-, es
intoxicada -entiendo que si eran filtraciones eso era intoxicación-
con la idea de que La Habana había sido vaciada manu militari para el
paseo de Su Majestad y que se había impedido el contacto con la
población. Así apareció en la prensa. No le hago responsable al señor
ministro de esa filtración, sino que describo el escenario en el que
eso ocurrió y, aunque el señor ministro tiene acceso a resúmenes de
prensa, eso le cogió en su viaje de vuelta; los que estábamos aquí
percibimos cómo, de repente, toda la prensa española y, por tanto, de
rebote, toda la prensa europea, tenía esa información. Pues bien,
todo eso no ayudó. ¿De quién es la culpa? No lo sé. Pero, en todo
caso, quien tiene que hacer algo para evitarlo es el Gobierno
español.

Nosotros no compartimos cómo se llevó esa cuestión. Se lo digo sin
mucha más precisión. Los temas protocolarios, en cuyo detalle
anecdótico no me voy a meter, tampoco ayudaron, en general, y eso lo
digo expresa y formalmente en nombre de mi grupo. Nosotros seguimos
creyendo que el Rey podría haber viajado a La Habana y, en todo caso,
esperamos que tenga ocasión de viajar a La Habana cuanto antes. No
creemos que sea necesario una transformación radical del régimen de
Cuba para que sea oportuna esa visita de los reyes a La Habana. Ésa
es la posición de mi grupo, como usted conoce, y creo que es el
momento de volverla a poner sobre la mesa. Respetamos que el Gobierno
y el Ministerio de Asuntos Exteriores opinen lo contrario y en el
ejercicio de sus competencias, no permitan que el Rey realice ese
viaje, pero eso no nos impide a nosotros decir que no es la postura
que nos parece más oportuna. Esto en cuanto a lo que se deriva de que
la reunión tuviera lugar en Cuba.

En cuanto a la propia conferencia, el balance es claramente positivo.

Existía el temor de que, por el hecho de que se hubieran ausentado
algunos gobiernos de la celebración de la cumbre pudiera quedar
desvirtuada o vacía de contenido. Pues bien, el resultado demostró
que no es así y
puso, no sé si en evidencia -tampoco habría que decirlo así-, pero al
menos planteó un problema para los propios ausentes mucho más que
para los presentes el hecho de que por problemas estrictamente
bilaterales decidieran no participar en la cumbre iberoamericana. Por
tanto, el balance global es muy positivo.

Sin duda, queda mucho por hacer y le pediría, porque a veces estamos
tan cerca de la realidad cotidiana que hablamos del papel y de la
declaración concreta, un poco más de valoración política sobre la
situación en la que estamos. Entiendo que en su primera intervención
no lo haya hecho y se haya limitado a explicar exactamente qué es lo
que ocurrió en La Habana, pero en una intervención parlamentaria que,
además, es la última del señor ministro sobre este tema en esta
legislatura, le pediría un poco más de pronunciamiento político sobre
en qué momento está la evolución de la cumbre iberoamericana.

Por un lado está la botella medio llena. Es decir, se establece una
Secretaría Permanente, y todos sabemos, no hace falta ser jurista
para ello, que las cosas en cuanto se institucionalizan cobran vida
propia. Debemos felicitarnos por el hecho de que exista una
institucionalización del Secretariado Permanente de Cooperación y que
además esté en Madrid, pero el hecho de que el 80 por ciento de su
presupuesto corra a cargo de la sede algo habrá tenido que ver con el
hecho de que esté en Madrid. Espero que no se tome como consideración
de mal gusto esta afirmación. Es un pequeño detalle anecdótico que
algo habrá influido en esta elección. En cualquier caso, es un honor
y nos felicitamos porque la sede esté aquí.

Esa institucionalización ha de contribuir a una evolución positiva de
los trabajos y de la conferencia iberoamericana como tal, pero
querría saber exactamente hacia dónde vamos. Porque, al mismo tiempo,
me parece muy sorprendente -y en este caso la botella está medio
vacía en lugar de medio llena- que en la declaración de La Habana,
documento solemne firmado por jefes de Estado y de Gobierno, que ha
de tener un peso difícil de comparar con otros documentos de este
estilo -las cumbres europeas tienen otro contenido, pero no dejan de
producir documentos- en ese documento que tiene el máximo nivel
político que puede tener un documento en las relaciones
internacionales entre los Estados miembros de la conferencia, se
termine diciendo: Los firmantes -que, insisto, son jefes de Estado y
de Gobierno- nos congratulamos por la realización de varios
seminarios, foros y otras iniciativas realizadas en el ámbito de la
novena cumbre... Y entonces se da una lista de siete u ocho
seminarios y congresos, que provocan una enorme felicitación, algunos
con sede en La Habana, otros en Madrid: una conferencia de directores
de centros de estudio de Defensa, otra de historia aeronáutica
y espacial, otra de la federación latinoamericana de periodistas. Me
parece muy bien, pero cuando las cosas se pueden inventariar es que
son escasas por definición. A nadie se le ocurriría realizar un
inventario de las veces que hay encuentros hispano-franceses, que,
evidentemente, están a años luz unos de otros. Hay que llegar al
momento en que sea absolutamente imposible, bajo ningún concepto, y
menos en un documento de estas características, hacer un inventario
de los encuentros que ha habido, porque sería la señal de que las
cosas están a un nivel de cooperación, de



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comunicación, de relación mutua que estaría muy lejos de la situación
en la que estamos.

Por tanto, botella medio llena absolutamente. Las cosas están mucho
mejor que lo que nadie hubiera supuesto cuando empezó todo este
proceso a partir de Bariloche, pero es evidente que queda mucho por
hacer y querría un cierto pronunciamiento por parte del ministro.

Específicamente, la pregunta sería ¿Qué espera de esa Secretaría, más
allá de la literalidad de los estatutos y de lo que dice el protocolo
de creación? ¿Qué espera políticamente el Ministerio de Asuntos
Exteriores de España, qué impulso para la cooperación espera de la
constitución de esa Secretaría?
En cuanto a la declaración final, todo el mundo ha comentado la
satisfacción por el hecho de que se condene expresamente la Ley
Helms-Burton y me sumo a ello. Querría felicitar muy particularmente
al ministro y a su equipo porque me consta la dificultad que existió,
que fue felizmente resuelta, para evitar que en esa declaración se
confundieran cosas que no debían ser confundidas, como era la condena
de la Ley Helms Burton y la aplicación, no ya extraterritorial, sino
universal de determinados convenios que, por su propio ámbito de
aplicación, tienen carácter universal y no tienen nada que ver con
leyes internas de carácter extraterritorial. Esta confusión jurídica,
que por lo visto existía en la mente de algunos negociadores, si
hubiera quedado plasmada en el documento, hubiera tenido
consecuencias políticas. Sé que resolverlo dependió fundamentalmente
de la delegación española al aclarar, para satisfacción de Chile y de
España, que lo que se estaba condenando era la Ley Helms Burton como
una ley extraterritorial y no otro tipo de asuntos que nada tenían
que ver con eso. Por tanto, mi felicitación más sincera.

Parece -y la idea me la ha dado el señor Mardones- que estamos de
despedida. Tiene otra comparecencia a continuación, y yo voy a
permanecer aquí, pero si lo hace uno y los demás no, parece que hay
un silencio. Por tanto, me uno en esta penúltima comparecencia del
ministro de Asuntos Exteriores en esta legislatura al agradecimiento
global por lo que ha sido su tarea durante estos últimos cuatro años.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Parlamentario Popular , tiene la
palabra el señor Robles.




El señor ROBLES FRAGA: Gracias, señor ministro, por su presencia en
esta Comisión. Empezaré deseando que el espíritu navideño reine en
esta reunión y que el tema de Cuba no salte con la pasión con la que
empezamos esta legislatura. Recuerdo que la primera vez que entró de
un asunto de política exterior en el Pleno del Congreso de los
Diputados fue a propósito de Cuba. Entonces los ánimos estaban mucho
más exaltados que ahora a este respecto.

Quiero felicitar al ministro y al Gobierno, en su nombre, por el
éxito de la cumbre, cuyo principal mérito es haber sobrevivido a su
celebración en La Habana. Cuando el diputado Luis Yáñez se ocupaba de
estos asuntos en 1991, que es cuando se empieza a trabajar con mucha
visión de futuro, hay que reconocerlo, y con la aportación de todos
en la idea de la comunidad iberoamericana de naciones y se establece
el calendario de cumbres, pocos pensaban que sería Castro todavía el
que recibiera a los jefes de Estado y de Gobierno
en La Habana. Quizá por eso se puso en uno de los últimos lugares de
la lista, esperando que el tiempo pasara para todos y también para el
señor Castro. Esta cumbre era difícil, porque en cumbres que como
ésta se reitera el firme compromiso de cada uno de los gobiernos de
fortalecer y hacer efectivo el funcionamiento de las instituciones
democráticas, el pluralismo político, el estado de derecho y el
respeto de los derechos humanos y libertades fundamentales, incluido
el derecho al desarrollo; que esto se diga en La Habana y que lo
firme el señor Castro, no deja de ser curioso y de tener una cierta
complejidad.

Creo que ésta ha sido una gran cumbre porque es probablemente la
cumbre en la que Castro ha sido menos protagonista que nunca. Ha
habido otros protagonistas, no sólo los jefes de Estado, entre los
cuales sin duda destaca Su Majestad el Rey, el presidente del
Gobierno de España , el ministro de Asuntos Exteriores, es decir,
todos los que han trabajado allí; no sólo ha sido la cumbre de los
demás participantes, sino la cumbre de los demás cubanos y muy
especialmente la cumbre de los que disienten del régimen de Castro.

Tengo aquí una pequeña selección de artículos de prensa no española
que quizá sirva para ilustrar el eco internacional que ha tenido esta
cumbre para poner en evidencia su principal virtud, esto es, que no
ha sido un acto de celebración del castrismo, sino un acto de
celebración de la comunidad iberoamericana, de una comunidad
iberoamericana basada en el pluralismo político, en la libertad y en
los derechos humanos. Le Monde: En La Habana el rey Juan Carlos hace
un llamamiento a la democracia total. El New York Times: Un mayor
perfil para los disidentes en Cuba. Los invitados a la cumbre de
Castro, -en el Herald Tribune-, reciben en audiencia a los
disidentes. The Economist: La cumbre iberoamericana, disidencia y
diplomacia. Tenemos ejemplos de todo tipo. El diario Libération de
Francia: En La Habana el rey de España celebra la democracia. En otro
medio de comunicación: Los disidentes roban a Castro alguna de la
atención de los medios. Es una gran cosa y tenemos que felicitarnos
por ello. Era la primera vez que jefes de Estado, jefes de Gobierno,
ministros de Asuntos Exteriores se reunían en Cuba y, por tanto,
amparaban a los que componen el pluralismo político y social de Cuba.

Las conclusiones de la cumbre son dignas de estudio y de mejor
lectura, aunque muy pocos portavoces se han referido a ellas. El
éxito es la continuidad en las cumbres, el trabajo en conjunto
empezado en 1991. Sin duda, un paso importante es el de la Secretaría
de Cooperación Iberoamericana, cuya sede estará en Madrid. Y como
autor de la enmienda que consagraba el término de La Rábida como
lugar de encuentro iberoamericano, tengo que felicitarme también
porque ese término haya sido adoptado y que exista un compromiso de
la comunidad iberoamericana de celebrar en La Rábida las reuniones y
encuentros iberoamericanos correspondientes y que las actividades de
la Secretaría de Cooperación tengan en cuenta a La Rábida como lugar
idóneo para ese tipo de encuentros, reuniones y seminarios. En
cualquier caso, quien, con algo de mala fe, dijo en Huelva que La
Rábida era candidata a ser algo así como la Bruselas iberoamericana
complicó un poco una cosa que sin duda ha sido bien resuelta en la
cumbre de La Habana.

Pasando de lo importante a la anécdota, creo que fijarse en la
vestimenta del presidente del Gobierno, cumbre tras



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cumbre (en una se habla de la corbata, en otra de la chaqueta; no sé
en qué parte de su vestimenta nos fijaremos la próxima vez), es
realmente alicorto y en algunos casos hasta ridículo. Al final, si
hubiera más reuniones de la Comisión de Asuntos Exteriores en esta
legislatura, el Grupo Socialista acabaría pidiendo la comparecencia,
no del ministro de Asuntos Exteriores, sino del sastre del señor
Aznar para ver de qué forma va o deja de ir vestido en una de estas
cumbres. Entiendo que el Grupo Socialista practique la elegancia
social del regalo y busque el mejor modo de criticar al Gobierno;
pero hacerlo criticando la forma en que se viste o deja de vestir el
presidente del Gobierno no deja de denotar una falta de análisis o un
exceso de precipitación y de ligereza en sus análisis.

Creo que la cumbre ha sido un éxito, y eso nada tiene que ver con
algunas de las observaciones que aquí se han hecho. Si, sensu
contrario, ponemos lo que algunos han dicho, si Aznar no se quita la
chaqueta, si Aznar en vez de hablar antes habla después o durante o
si Aznar no va o si no va nadie, probablemente la cumbre hubiera sido
un gran éxito para la diplomacia española, lo cual no deja de ser
realmente divertido, curioso y, en cualquier caso, sorprendente. La
cumbre hay que analizarla como ha dicho el señor Guardans; o al menos
buscar el análisis político de la cumbre. La cumbre tiene dos hechos
fundamentales: uno, que se ha celebrado y que ha sido una cumbre
iberoamericana y no una cumbre del señor Castro, y dos, que ha sido
una cumbre en la que se ha hablado con claridad y se ha llamado a la
democracia y al respeto más absoluto de los derechos humanos en Cuba
y en toda Iberoamérica. Creo que esa es la base, más allá de los
comentarios sobre las vestimentas de unos y de otros, sobre la que
están garantizados la continuidad, el éxito y el futuro de las
cumbres iberoamericanas. En eso coinciden nuestro interés nacional
y nuestro proyecto nacional democrático. Si nosotros hemos hecho de la
proyección iberoamericana uno de los ejes más importantes de nuestra
acción exterior, y también una de las garantías más importantes de
nuestra pervivencia como nación democrática europea, es evidente que
tendremos que fijarnos cada vez más en lo importante y no en lo
accesorio. La verdad es que empezamos la legislatura hablando de Cuba
y la terminamos hablando de Cuba; pero empezamos hablando de la
política del Gobierno hacia Cuba y terminamos hablando de la chaqueta
del presidente Aznar, lo cual no deja de ser curioso y demostrar que,
de entonces a aquí, el Partido Socialista, como aquellos personajes
de la historia, ni ha aprendido nada ni ha olvidado nada. En
cualquier caso, todavía les quedarán unos cuantos años más para
aprender y para olvidar.




El señor PRESIDENTE: Señor ministro.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Matutes Juan): Señor
presidente, señorías, en primer lugar quiero agradecerles a todos sin
excepción sus intervenciones y el tono cordial y constructivo de las
mismas. En esta última intervención en esta legislatura quiero
agradecerles a todos su colaboración, manifestarles la satisfacción
por el trabajo concluido entre todos y congratularme una vez más de
que en la política exterior, que por encima de todo tiene que ser una
política de Estado con todas las dificultades
que ello comporta por cuanto en la ejecución de lo que son las
grandes líneas generales no siempre tiene que haber acuerdo en lo
accesorio, a pesar de todo podemos decir que no tenemos discrepancias
en lo fundamental y que España sigue haciendo su camino en la escena
internacional con acierto y con un peso cada vez mayor, sin duda
alguna, como hoy prácticamente todos los medios en todo el mundo nos
reconocen.

Entrando en el tema objeto de la comparecencia, tiene mucha razón el
señor Yáñez cuando afirma que se produjeron ausencias no
justificadas. Porque, ciertamente, no lo estaban. Primero, porque el
ausente nunca tiene razón, y ese es un adagio muy cierto en toda
reunión y especialmente en las internacionales. Y, en segundo lugar,
porque los motivos que se adujeron por unos y por otros nada tenían
que ver, y en ese sentido no estaban justificados en unas cumbres que
cada vez se están consolidando más como un gran instrumento de
presencia y de reafirmación de la comunidad iberoamericana en el
mundo.

Abordando los temas concretos, el hecho de que finalmente la sede
elegida fuera Madrid creo que tiene que ser en todo caso un motivo de
satisfacción. Sin sombras. No olviden SS.SS. que el acuerdo previo,
formalizado en Oporto, si mal no recuerdo y por lo tanto mucho antes
del acuerdo adoptado por unanimidad por esa Comisión, ya establecía
claramente la necesidad de que para la capitalidad se eligiera la
capital de cualquiera de los Estados miembros. Al plantear la
posibilidad de un cambio, lo cierto es que se argumentó -no sólo en
términos formales sino tambien en términos razonables- que, puesto
que todos ellos aceptaban tener que cruzar el Atlántico para venir a
España para ventilar o tramitar cualquier tema en relacion con la
cumbre era muy duro exigirles un segundo viaje, por lo que,
finalmente y a instancia del Gobierno español se acordó conferir la
condición de lugar de encuentro para seminarios, todo tipo de
encuentros ministeriales, culturales y de cualquier tipo relacionados
con la cumbre a la sede de La Rábida. Pero eso, que en sí mismo ya es
un logro para La Rábida, no debe velar ni disminuir la lógica
satisfacción que todos hemos de tener por el hecho de que Madrid haya
sido reconocida como capital moral de las cumbres iberoamericanas.

Los papeles del jefe del Estado y del jefe del Gobierno, al margen de
cualesquiera interpretaciones, estuvieron perfectamente
compenetrados. Lo digo para que no haya confusiones porque de alguna
intervención podría deducirse que quizás no haya sido siempre así, lo
que es falso. Tengo que decir que el Rey y el presidente han asistido
juntos a todas las cumbres anteriores, sin excepción. Por otra parte,
repito, esa compenetración fue total y yo la viví en todos los actos
de la cumbre y fuera de ella. Con toda la cordialidad y el buen humor
propios de esas fechas, yo les aseguro que el tema de la chaqueta no
fue debatido en la cumbre, ni en los pasillos ni en los aledaños.

Ciertamente, cuando en una cumbre tan cargada de negros presagios, al
decir también de muchos medios informativos, por el lugar donde se
celebraba, que era polémico en sí y por distintas razones en las que
no vamos a entrar, así como por las ausencias, algunas de las cuales
se presentaban polémicas por cuanto los representantes de los jefes
ausentes, en este caso los cancilleres, podían abrir debates que
pudieran desvirtuar los



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logros de la cumbre, pero esos temas fueron superados neta
y claramente y no obstaculizaron los buenos resultados de la cumbre,
cuando de una cumbre, repito, tan cargada de negros presagios, el
tema preocupante es la cuestión de la chaqueta, creo que todos
podemos felicitarnos de la misma.

Desde luego, tanto para aclarar las dudas del señor Yáñez como las
del señor Núñez, participo plenamente de su opinión respecto de los
buenos resultados de la cumbre. Además, tengo que decirles que la
valoración que ha hecho el Gobierno cubano, privada y públicamente,
de esa cumbre es plenamente positiva. Cuando la cumbre acababa de
clausurarse subí al escenario para despedirme del jefe del Estado,
Fidel Castro, que me dio las gracias por el trabajo que había
realizado la Cancillería, por el trabajo que había realizado el
Gobierno español, me mostró su satisfacción por la cumbre y me dijo
que transmitiera su agradecimiento a Su Majestad. Después hizo unas
declaraciones muy claras reiterando esos extremos. Tengo que decir
que antes de la cumbre tuve por lo menos 7, 8 ó 10 conversaciones
telefónicas -otras personales- con el canciller Felipe Pérez Roque y
en todo momento me transmitió el agradecimiento de Cuba al presidente
Aznar por el gran interés y los esfuerzos que había desempeñado por
hacer de la cumbre un éxito con plena participación. Lo mismo me
repitió en varias ocasiones a lo largo del desarrollo de la cumbre.

Ydespués de ella, en tres conversaciones telefónicas que tuvimos, me
autorizó a que dijera en su nombre que Cuba hacía una valoración muy
positiva de la cumbre, que el Gobierno de Cuba hacía una valoración
muy positiva del papel de Su Majestad el Rey, de la actitud del
Gobierno español, y una vez más hizo una mención especial a la
Cancillería.

En este sentido, señor Núñez, creo que se ha producido alguna
confusión en relación con la posición del Gobierno. Con Cuba ha
habido momentos de tensión en el pasado, hay discrepancias todavía
hoy que son públicas y notorias, pero en todo caso hay un diálogo
fructífero y franco que no se ha roto en ningún momento. Yo mismo
estoy conversando en estos momentos muy a fondo con el canciller
Pérez Roque sobre las posibilidades, el interés eventual de Cuba para
entrar a formar parte de los países beneficiarios del Convenio de
Lomé. Todo ello se hace, repito, con un protagonismo y una actividad
principal en la Unión Europea del Gobierno español, que participa en
todas esas negociaciones como un valedor de Cuba para su entrada en
Lomé, con todo lo que ello comporta.

Me tranquiliza en todo caso ver que una parte de la opinión pública
al menos no se sentía preocupada por la cuestión de la chaqueta, y su
testimonio al respecto me parece especialmente significativo y
sincero.

Quiero dar las gracias al señor Mardones por sus consideraciones. En
relación con las preguntas y sugerencias que ha formulado, quiero
ratificarle que todos y cada uno de los países de la Unión Europea
están haciendo gestiones, peticiones constantes cerca del
Departamento de Estado de los Estados Unidos respecto a lo
inadmisible que resulta para nosotros la Ley Helms-Burton, no sólo
los gobiernos, sino la Comisión como firmante del famoso acuerdo por
el cual esa ley no se aplicará en ningún caso a empresas de la Unión
Europea, porque en todo caso -y la Administración americana está al
corriente- ello supondría automáticamente la ruptura de ese acuerdo y
la denuncia
por parte de la Unión Europea de la Administración americana ante
la Organización Mundial de Comercio, con la formación del panel
consiguiente, por esas actividades legislativas que contravienen la
legalidad internacional.

En cuanto a la vista del Rey, es un tema que está abierto, señorías.

Tienen que entender -y estoy seguro de que lo saben también como yo-
que las visitas del Jefe del Estado tienen un gran alcance y por lo
tanto hay que cuidarlas mucho. Tengo que decir que en las
conversaciones que hemos mantenido al respecto el Gobierno cubano y
el Gobierno español, el Gobierno cubano, que siempre mantiene una
invitación abierta, ha entendido perfectamente estas razones. Este es
un tema del que seguiremos hablando en el futuro, pero hay que evitar
en ese aspecto cualquier polémica que pudiera producirse. No es que
no pudiera ser buena en principio, sino que hay que conjurar y evitar
cualquier riesgo de manipulación o de mala interpretación. En todo
caso, es un tema abierto y, como decía el señor Guardans, creo que lo
esencial es que nos centremos en lo positivo del balance global.

En relación con la Helms-Burton, ha hecho una reflexión que me parece
muy pertinente en relación con la cumbre. En la frase que yo mismo
les he referido de condena a las actuaciones extraterritoriales, con
mención especial de la Helms-Burton, lo que se condena es toda
aplicación extraterritorial de las leyes que no sea conforme al
derecho internacional, con lo cual implícitamente estamos legalizando
todas aquellas actuaciones extraterritoriales que sean conformes al
derecho internacional, como el caso de las actuaciones, por ejemplo,
hechas al amparo de la convención sobre la tortura, prescindiendo de
que pueda haber o no, en un momento dado, una aplicación equivocada.

En todo caso, el título al que se acude para esa actuación, repito,
no es una aplicación extraterritorial ilegal, sino una aplicación
extraterritorial de las leyes basadas en el derecho internacional.

Repito, que esté bien o mal aplicado es una cuestión que en su
momento dirimirá quizá el Tribunal Internacional de La Haya, pero es
lo que hasta el momento han dirimido los tribunales españoles, el
pleno de lo Penal de la Audiencia Nacional, en el sentido que todos
ustedes conocen.

En cuanto a la valoración política que se me pide, que me parece
también muy pertinente, es doble. Por un lado, es un foro de
cooperación y desarrollo de proyectos cada vez más importantes. Hay
15 proyectos importantes y otros de una entidad menor, pero 15
realmente importantes, que ya suponen una inversión anual superior a
los 30 millones de dólares, como les he dicho. Muchos de ellos están
centrados en aspectos realmente dinamizadores de la sociedad: los
temas de educación, de la televisión, del fomento y desarrollo de
pequeñas y medianas empresas, proyectos de cooperación que cada vez
son más y cada vez mejor alimentados y desarrollados, pero desde
luego al margen de ese aspecto concreto de cooperación. Eso justifica
el que, en un comunicado que es extenso, haya una relación de
aquellos que son más importantes, y me parece positivo que así se
haga. Al propio tiempo, lo que hay es una presencia cada vez más
relevante de la comunidad iberoamericana en la escena internacional.

La cobertura de las cumbres, no de ésa, que quizá puedeconsiderarse
excepcional, de las anteriores, ha superado



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ampliamente la cobertura de que son objeto, por ejemplo, las cumbres
de la Commonwealth, sin ninguna duda, lo que demuestra que la
presencia de la comunidad iberoamericana en la escena internacional
es cada vez más importante. Yo la quiero destacar, sobre todo, en
tanto que foro de concertación política, en los grandes temas
internacionales, donde es bueno que países pertenecientes a una misma
comunidad intenten adoptar posiciones comunes, en este caso, frente a
los grandes movimientos especulativos de capital, que ha sido el
objeto de ésa, y otros temas de gran relevancia en cumbres
anteriores. Pero no sólo como foro de concertación política en los
grandes temas internacionales, sino como foro de concertación
política en las grandes organizaciones internacionales, tema
particularmente importante por la gran dimensión que tiene la
comunidad iberoamericana, la comunidad hispana en el mundo. Además,
no es sólo un tema importante por su dimensión, sino por la falta de
cohesión que sufre, en general, la comunidad hispana.

Por ejemplo, está claro que hoy la comunidad hispana en Estados
Unidos no está mínimamente estructurada en relación con la comunidad
judía, por poner un caso claro de perfecta cohesión, y tampoco
respecto de la comunidad italiana y de la propia comunidad griega,
cuando la presencia hispana, sólo en Estados Unidos, es diez veces
superior a la de esas tres comunidades a las que me he referido, y
quizá en estos momentos, por lo menos algunas de ellas, tienen mucha
más fuerza y mucha más relevancia en la política interior de Estados
Unidos que la propia comunidad hispana. Creo que ésa es también una
de las grandes misiones de esas cumbres, la de ir dando una identidad
progresiva a los miembros de esa comunidad, que de un modo u otro,
aunque sea exclusivamente en el tema idiomático o en el cultural,
tienen que sentirse más o menos identificados, más o menos
representados por esas cumbres.

En cuanto a lo que se espera de la Secretaría, también es obvio: dar
continuidad a las decisiones de las cumbres, que hoy por hoy es un
tema que desarrolla cada una de las presidencias pro tempore. Y,
además de dar continuidad, preparar el tránsito de una presidencia a
otra de un modo menos sincopado que el que viene siendo obligado a la
hora de efectuar dicha transferencia. Por tanto, creo que el camino
que se ha emprendido y las realizaciones que hemos ido
progresivamente consiguiendo y plasmando justifican que se haga una
valoración política de la mayor importancia respecto de esas cumbres.

También quiero agradecer al señor Robles su apoyo. Como él ha dicho,
creo que esas conclusiones son dignas de un estudio más profundo y
desde luego al margen de anécdotas, y que lo importante de esas
cumbres son sus contenidos y la proyección de las mismas en la
opinión pública internacional y muy especialmente en la opinión
iberoamericana. (El señor Yáñez-Barnuevo García pide la palabra.)



El señor PRESIDENTE: Con brevedad, espero, señor Yáñez.




El señor YÁÑEZ-BARNUEVO GARCÍA: Muchas gracias, señor ministro,
aunque confieso que me he equivocado en el pronóstico. Cuando oí a
dos portavoces caer en la trampa de la chaqueta pensé en mi fuero
interno: el
ministro no caerá en esa trampa. El ministro no es un hombre
brillante ni ha hecho una gestión muy lucida, pero tonto no es, sin
embargo, le veo entrar también en el anecdotario de la chaqueta. El
tema viene de muy lejos: la corbata, la gabardina, la chaqueta. La
próxima vez serán los calcetines. Si a ustedes no les preocupa que el
presidente haga el ridículo, nosotros no vamos a ser más papistas que
el Papa; hagan ustedes lo que les parezca, pero yo creo que a
cualquier persona sensata le gusta que el presidente de Gobierno de
su país tenga una posición digna, sobre todo en el mundo, en las
relaciones exteriores, y mucho más en relación con el jefe de Estado,
con el Rey de España.

Con ocasión de un debate ya pronuncie la palabra ridículo con
relación al presidente del Gobierno y usted se enfadó muchísimo, y me
insultó diciendo que yo no tenía autoridad sobre tres cosas; ahora
dirá que no tengo autoridad sobre seis. Pues bien, usted tendrá la
autoridad que le parezca, pero a mí y a mi grupo no nos parece bien
que el presidente haga mofa del papel de la propia Presidencia y de
su relación con la Jefatura del Estado. Ahora bien, insisto, si a la
puerta de unas elecciones ustedes quieren convertir la Presidencia
del Gobierno en un circo, mejor para los socialistas. (El señor
Robles Fraga pide la palabra.)



El señor PRESIDENTE: Señor Robles.




El señor ROBLES FRAGA: En cualquier caso, prefiero que se hable del
circo de La Habana que del cabaret de La Habana, que es en lo que se
convertía aquello cuando iba Felipe González a Tropicana a tomarse
cubatas con el comandante.




El señor PRESIDENTE: Señor Ministro.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Matutes Juan): Creo que esto
se ha desarrollado hasta ahora en un tono muy cordial y constructivo,
aunque crítico en algunos aspectos, pero yo siempre me he
caracterizado por afrontar la crítica con buen humor y con
argumentos. Como ve S.S., no me enfado, y espero no haberle
decepcionado en ese aspecto.

En cuanto a mi gestión, S.S. puede valorarla como juzgue oportuno, ya
hay otros muchos encargados de valorarla en términos mucho más
positivos. En todo caso, creo que hay que ser un poco prudentes y un
poco modestos a la hora de pronosticar catástrofes a otros, teniendo
en cuenta algunas experiencias pasadas, a las que no me voy a
referir.




- SITUACIÓN ACTUAL Y REAL EN LA QUE VIVEN LOS CIUDADANOS SERBIOS
YALBANESES DE KOSOVO, ASÍ COMO PARA EXPLICAR EL DESPLIEGUE DE LA
KFOR. ASOLICITUD DEL GRUPO PARLAMENTARIO FEDERAL DE IZQUIERDA UNIDA
(Número de expediente 213/001207.)



El señor PRESIDENTE: Punto número 29 del orden del día: Comparecencia
del señor ministro de Asuntos Exteriores, solicitada por el Grupo
Federal de Izquierda Unida, para informar de la situación actual y
real en la que



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viven los ciudadanos serbios y albaneses de Kosovo, así como para
explicar el despliegue de la Kfor.

El señor ministro tiene la palabra.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Matutes Juan): Señor
presidente, señorías, transcurridos seis meses desde la aprobación
por el Consejo de Seguridad de la resolución 1244, puede afirmarse
que la situación general en Kosovo ha mejorado perceptiblemente,
aunque quedan muchos y graves problemas por resolver.

Como puntos más destacables de los logros conseguidos, querría
subrayar los siguientes: Primero, alrededor de 810.000 refugiados y
desplazados han vuelto a sus hogares. Por otra parte, se estima en
unas 500.000 personas las que todavía permanecen desplazadas en el
interior de Kosovo, como consecuencia, principalmente, de la
destrucción de sus viviendas. Casi el 80 por ciento de esos
desplazados está ya acogido en albergues provisionales, preparados
para afrontar el invierno, mientras que el resto ha encontrado cobijo
en viviendas de familiares o amigos. El programa mundial de alimentos
proporciona ayuda a cerca de 650.000 kosovares. Sin embargo, es
necesario hacer referencia a un hecho que el Gobierno valora muy
negativamente. Se trata de los 150.000 ciudadanos, en su mayoría
kosovares de origen serbio, aunque también de etnia gitana y
montenegrina, que se han visto obligados a abandonar Kosovo,
hostigados por grupos armados albanokosovares. Segundo, se han
restablecido los servicios públicos esenciales y los abastecimientos
de agua potable y energía eléctrica. Tercero, el 1 de octubre
abrieron sus puertas algo más de 1.000 escuelas y 300.000 niños y
jóvenes kosovares han vuelto a las aulas. Cuarto, se están sentando
las bases institucionales para un desarrollo político y económico de
Kosovo, elemento esencial para la estabilidad de la región. En esa
materia trabaja con intensidad y eficacia la misión de las Naciones
Unidas en Kosovo, bajo la dirección del representante especial del
secretario general, Bernard Kouchner. La misión ha creado un Consejo
de transición de Kosovo, que se reúne semanalmente, bajo la dirección
del señor Kouchner, y agrupa los principales partidos y
organizaciones políticas y grupos étnicos. Debo señalar que el
Gobierno lamenta la decisión tomada por los representantes serbios en
ese Consejo de interrumpir su participación en él. Esa decisión,
presentada como una señal de protesta ante la forma en que se creó el
cuerpo de protección de Kosovo, no hace más que obstaculizar la
necesaria normalización de la comunidad serbia en Kosovo.

Ayer, miércoles, día 15, la misión de las Naciones Unidas llegó a un
acuerdo con los dirigentes kosovares para transformar ese Consejo,
dotándolo de mayores poderes, con el objetivo de implicar de una
forma más directa a los representantes kosovares en la toma de
decisiones sobre la gestión de sus asuntos. La misión de Naciones
Unidas está ya presente y es operativa en la totalidad de las 29
municipalidades de Kosovo. Se ha procedido al nombramiento de jueces,
sobre una base multiétnica, para dotar a Kosovo de un sistema
judicial operativo, y se han empezado a sentar las bases para
desarrollar una economía de mercado en Kosovo. En la conferencia de
donantes del pasado 27 de noviembre, la comunidad internacional
comprometió algo
más de 160.000 millones de pesetas en ayuda financiera y apoyo a un
programa de reconstrucción para Kosovo. En esta reunión España
anunció contribuciones por casi 2.000 millones de pesetas, tanto en
donaciones como en créditos FAD; sin embargo, quedan todavía desafíos
importantes y cuestiones por resolver. El más urgente es afrontar el
problema de la seguridad interna de Kosovo, y esa cuestión tiene dos
aspectos: la violencia de origen étnico y las cuestiones relativas al
crimen organizado.

La magnitud de la violencia de origen étnico ha quedado patente en el
excelente informe publicado por la OSCE el pasado día 6, y sobre este
asunto quiero hacer dos reflexiones. En primer lugar, es necesario
recordar que la OTAN no llevó a cabo una campaña de bombardeos contra
objetivos en la República Federal Yugoslava para favorecer a un grupo
étnico determinado en detrimento de otros. El objetivo era,
precisamente, poner fin a una campaña criminal de limpieza étnica,
sentando las bases para un Kosovo en el que todas las comunidades
pudiesen convivir de forma pacífica. Ese fue, desde luego, el sentido
de la participación española en aquella operación. En segundo lugar,
los dirigentes albanokosovares deben ser conscientes de que por ese
camino no tardarán en perder el apoyo internacional. Por ello, deben
pasar a acciones prácticas que fomenten la tolerancia y favorezcan la
vuelta de los serbios desplazados. La fiscal del Tribunal de crímenes
de guerra de La Haya ha mostrado ya su disposición a investigar los
crímenes cometidos contra ciudadanos serbiokosovares. El Gobierno
español desea animarla para que prosiga en esa línea.

Junto a actuaciones de la fuerza militar internacional y de la
policía internacional, la medida de más largo alcance tomada para
resolver esta situación ha sido la desmilitarización del ejército de
liberación de Kosovo. La desaparición de esta organización como
estructura militar y la reintegración de sus miembros a la sociedad
civil es uno de los test fundamentales para que el proceso de paz en
Kosovo tenga éxito. En caso contrario, los riesgos serían muchos:
mantenimiento en el corazón de la comunidad albanokosovar de un
permanente factor de inestabilidad, permanente amenaza para la
seguridad de las fuerzas internacionales, percepción negativa por
parte del resto de los grupos étnicos y, finalmente, riesgo cierto de
que algunos miembros de la organización, en ausencia de perspectivas
de integración en la vida económica, pusieran sus armas al servicio
de grupos criminales organizados.

Conscientes de estos riesgos, tanto las Naciones Unidas como la Kfor
iniciaron ya el pasado mes de junio un proceso de integración de
algunos miembros del ELK en el nuevo cuerpo de policía, y la búsqueda
de oportunidades de empleo a través de la organización internacional
para las migraciones. El elemento decisivo de esta labor tomó forma
el pasado 21 de septiembre con la creación del cuerpo de protección
de Kosovo, cuyas funciones serán las habituales en un cuerpo de
protección civil. La Unión Europea ha dado la bienvenida a la
creación de este cuerpo como una forma eficaz de reintegración en la
vida civil de los militantes del ELK. Será necesario, sin embargo,
mantener una estrecha vigilancia sobre el cumplimiento real de este
acuerdo, y en particular de sus tres elementos clave: la composición
multiétnica (el acuerdo reserva un 10 por



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ciento a ciudadanos no albaneses), el control político de Naciones
Unidas y la supervisión operativa diaria por parte de la Kfor.

En lo que respecta al crimen organizado, se trata también de un
fenómeno esencialmente nuevo en Kosovo, que de momento se cifra en
evidencias de que grupos criminales con base en Albania están
asentándose en Kosovo y extendiendo su influencia y actividades al
territorio. El representante del secretario general, cada vez más
preocupado por ese problema, ha solicitado la ayuda de la Unión
Europea para una serie de actuaciones en esa materia. El pasado día 6
de diciembre, en el Consejo de asuntos generales decidimos dar una
respuesta positiva a esta petición, y en estos momentos se están
estudiando las formas de apoyar a la misión de Naciones Unidas. Pieza
esencial de esa estrategia es el despliegue de la policía
internacional y la formación de una policía local. En estos momentos
unos 1.900 policías internacionales velan por la seguridad en todo el
territorio de Kosovo, incluyendo la vigilancia de las fronteras. Se
trata de una cifra insuficiente, por lo que el secretario general de
la ONU ha solicitado incrementar el objetivo inicial de 3.100
policías a 4.700. España está estudiando cómo dar respuesta a esa
petición, tras haber contribuido ya con 80 policías y guardias
civiles y tener comprometido un grupo especial de 112 guardias
civiles.

Señorías, el despliegue de la Kfor sigue constituyendo la primera
garantía de seguridad y estabilidad sobre el terreno y, tras haber
realizado en el verano y en el otoño pasados una gran labor de
pacificación, va a centrarse en el futuro en las siguientes misiones.

Primero, la protección de las minorías. Ya dedica de hecho la mayor
parte de su actividad, y casi la mitad de sus tropas, a ese fin. La
OSCE, sin embargo, subraya con buen criterio que la Kfor ni está
preparada ni puede atender por sí sola esa situación de violencia
y enfrentamientos étnicos. Por ello, hay que aumentar el contingente
policial. En segundo lugar, la Kfor debe seguir promoviendo la
integración del ELK en la sociedad. En tercer lugar, la Kfor debe
apoyar a la misión de Naciones Unidas en su lucha contra la
criminalidad existente en Kosovo. Finalmente, la Kfor tendrá
importantes misiones que cumplir para luchar contra el tráfico de
armas, garantizar la seguridad de las fronteras y, en su día, ayudar
a la OSCE a preparar las elecciones.

Para terminar, quisiera referirme brevemente al esfuerzo español en
ese despliegue. España participa con un contingente de 1.208 miembros
de nuestras Fuerzas Armadas, el sector multinacional oeste, en el que
también participan un batallón portugués y fuerzas italianas. Nuestro
país también contribuye a la policía civil de Unmik con miembros de
la Policía y de la Guardia Civil. Desde su despliegue, nuestros
efectivos se han visto envueltos en escaramuzas, sin que
afortunadamente se hayan producido bajas por este concepto. (Ya se
sabe que se produjeron tres muertos, dos miembros del cuerpo de
Policía y uno de la Guardia Civil en accidente aéreo el pasado mes de
noviembre.) Debemos ser conscientes de que los soldados españoles
están cooperando en esta misión de pacificación, no exenta de
riesgos, de modo muy efectivo y digno de nuestro mayor reconocimiento
y homenaje.

Nuestro país está firmemente comprometido con esos esfuerzos de la
comunidad internacional, reflejados en la
Resolución 1244 del Consejo de Seguridad, para llevar la paz y la
estabilidad a Kosovo sobre la base del respeto a los derechos
humanos, los principios democráticos y el mantenimiento del carácter
multiétnico de ese territorio. Es una tarea difícil, pero debemos
seguir trabajando por la reconstrucción y por la reconciliación, que
permitan a serbios y albaneses construir una paz justa y duradera
para el futuro.

Muchas gracias.




El señor PRESIDENTE: Gracias, señor ministro.

En nombre del grupo que ha solicitado la comparecencia, el Grupo
Parlamentario Federal de Izquierda Unida, tiene la palabra el señor
Núñez.




El señor NÚÑEZ CASAL: Muchas gracias, señor ministro. Comienzo mi
intervención con la tranquilidad de que, no siendo aficionado a la
caza, yo no pongo trampas a nadie y mucho menos clasifico la
inteligencia de la gente para caer o no caer en las trampas. Lamento
que eso se haya producido y mi respuesta de silencio en el último
turno era, simplemente, para que sea el propio «Diario de Sesiones»
el que autodefina la actitud de algunas personas que realizan esa
descalificación.

Señor ministro, yo creo que en su intervención ha dicho cosas que
usted no hubiera dicho antes de la intervención en Kosovo y ha
admitido hechos que tampoco hubiera admitido hace unos meses. Como
todos sabemos, ésa es una región muy complicada y muy difícil de
poder analizar con esquemas simples y, mucho menos, con definiciones
rotundas. Que ahora se diga, cuando antes se ha negado, que la UCK
era un gobierno mercenario dirigido desde Albania es un paso hacia
adelante para comprender las cosas. Albania es un país que ha sufrido
mucho y que ha tenido una transición dura, en la que precisamente
Occidente ha apoyado a uno de los presidentes más próximos a todo
tipo de iniciativas, como las pirámides de dinero, que están lejos de
la democracia y lejos del respeto a las normas habituales de
convivencia en Occidente. Yo creo sinceramente que no ha habido una
reestructuración ni económica ni social correcta en Kosovo.

Hay una pregunta clave: En estos momentos, ¿un serbio puede vivir
tranquilamente en Kosovo? Lamentablemente, la respuesta es no. En
estos momentos, ¿se ha mejorado la crisis de enfrentamiento entre
albaneses y serbios? La respuesta también es negativa. Todo tiene su
explicación. La Unión Europea, la OTAN y Estados Unidos han cometido
un error tras otro. Y conste que no quiero ahora introducir un debate
sobre la intervención porque no es el momento, estaría completamente
fuera del momento procesal que nos ocupa. Quiero referirme
exclusivamente a partir del momento en que se realiza esa especie
extraña de protectorado. Sigue habiendo muertes de serbios, sigue
habiendo enfrentamientos y no hay una fuerza policial capaz de
controlar estos enfrentamientos ni hay un aparato judicial que pueda
establecer la correspondiente corrección a partir de la utilización
de los instrumentos habituales en el mundo de la justicia.

Ha dicho el señor ministro algo que no es exacto a mi entender: el
cuerpo de protección es la traslación, la traducción de la UCK y el
reconocimiento por parte de Occidente, de la OTAN, de que el
instrumento policial queda en



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manos de la etnia albanesa. Ese es el problema que plantea el cuerpo
de protección. Es más, las ayudas económicas no se pueden contemplar
exclusivamente en el ámbito de Kosovo. La Unión Europea y los Estados
Unidos de América están seleccionando aquellas zonas y espacios que
según les parece oportuno políticamente reciben o no ayuda, y
prosiguen con un sistema desestabilizador en el apoyo a zonas como
Montenegro para, una vez más, dividir el mapa de los Balcanes y
fomentar nacionalismos excluyentes. Digo nacionalismos excluyentes
porque el resultado de la intervención de Kosovo es una consecuencia
más de cómo se ha desmembrado todo un espacio político que había
permanecido durante mucho tiempo en una convivencia pacífica. Ustedes
hablan de dificultad, nosotros decimos que si siguen por ese camino
habrá imposibilidad y, además, afectarán a más países y en el fondo
se encontrarán con excesiva proximidad en el tiempo con problemas en
Macedonia, con problemas en la frontera de Grecia, con problemas, por
resumir, en el equilibrio de una zona que está esperando desde hace
tiempo la convivencia en paz, mas allá de las aspiraciones o de la
soberbia o del afán de poder de unos y otros y de injerencias que,
ocultándose bajo el blasón del humanitarismo, al final producen
resultados que generan el sufrimiento y el ataque a otros sectores
que estaban acusados antes de ser ellos los que desequilibraban. Por
ese camino, señor ministro, no se va a conseguir lo que todos
deseamos: la paz, la democracia y el respeto de los derechos humanos
en Kosovo.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Parlamentario Catalán (Convergència
i Unió), tiene la palabra el señor Guardans.




El señor GUARDANS I CAMBÓ: Felicito a Izquierda Unida en este caso
por haber planteado esta comparecencia, no podía ser más oportuna
para que tuviéramos una información directamente por el señor
ministro sobre lo que está ocurriendo ahí, aparte de la que tengamos
por vía periodística. Poco voy a añadir, pocas preguntas concretas.

Tenía mucho interés en escuchar esa intervención, que no es que sea
muy distinta de la información periodística, pero sí tiene otro tono
al venir de quien viene y de fuentes que no son las mismas o no
siempre son las mismas que las periodísticas.

Quiero manifestar la inquietud de mi grupo de que esta situación se
descontrole, se enquiste y finalmente se pudra. Todos compartimos
aquí en su momento la actuación de la OTAN en el caso de Kosovo y
compartimos lo que nadie se atrevía a llamar así, pero todos sabíamos
lo que era, la creación de un protectorado sobre Kosovo. Esa es la
situación en la que estamos y todas las informaciones, incluidas las
que nos da hoy el señor ministro, son en parte positivas, pero no son
del todo positivas acerca de cómo están evolucionando esas cosas. Por
tanto, aunque ahí el papel que puede desempeñar España es menor (el
de la Unión Europea como tal es bastante superior), es importante que
al menos se sepa que a algunos esto nos sigue preocupando, aunque a
veces tomemos menos iniciativas parlamentarias y aunque no estemos
aquí debatiendo en una comparecencia semanal, sino una vez cada seis
meses.

El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Socialista, tiene la palabra el
señor García-Santesmases.




El señor GARCÍA-SANTESMASES MARTÍNTESORERO: Tengo que decirle al
señor Guardans que no todos lo compartimos. Yo personalmente no lo
compartí. La única vez que se ha podido votar en esta Cámara sobre
ese asunto, gracias a una proposición de Izquierda Unida, no voté a
favor de la intervención. Uno de los problemas que tenemos en este
Parlamento es que el Reglamento vincula la voz de los portavoces con
la opinión de los demás, hay una disciplina de voto imperativo y uno
tiene que romper la disciplina aunque sea en este momento para decir
que no lo comparte. No hay ni siquiera la posibilidad de consumir uno
turno para explicar por qué no se comparte una cosa, y yo tuve que
hacerlo en un medio de comunicación. No lo compartí porque muchas de
las preguntas que ha hecho el señor ministro eran las preguntas que
se hacían hace seis meses, sobre todo por su colega de Gobierno el
señor Serra, y ni siquiera se podían hacer porque se contestaba de
una manera tan abrupta, tan maniquea, de buenos y malos, que parecía
que el que hacía la pregunta ya estaba puesto en el otro lado.

La gran pregunta, señor ministro, es la que ha hecho usted aquí, lo
que usted se pregunta seis meses después cuando dice: ¿los bombardeos
de la OTAN trataban de favorecer a un grupo étnico? Usted dice con
toda la razón: no trataban de favorecer a un grupo étnico, trataban
de que todos pudiesen convivir, trataban de que hubiese tolerancia.

Sin embargo, tenemos que hacer otra pregunta: trataran o no trataran,
¿han logrado que aumente la tolerancia, han logrado un Kosovo
multiétnico o han favorecido a un determinado grupo étnico? Porque
ésta es la responsabilidad de la comunidad internacional.

Cuando usted hablaba, señor ministro, he ido poniendo en negro lo que
dice el informe y en rojo lo que usted ha dicho, y con voz callada
usted ha dicho: y miramos también con preocupación el abandono de una
cierta parte de la población serbia de Kosovo. No con preocupación,
es la preocupación básica desde el objetivo que había, que era un
Kosovo multiétnico. Tenemos que recordar una y otra vez que dijimos
que estábamos por un Kosovo multiétnico y que a todo el que decía que
había un peligro de que volviera a haber nacionalismo étnico y
excluyente se le tildaba de apoyar a Milosevic. Ahora tenemos que
decir: hubo nacionalismo étnico y excluyente con Milosevic, con el
señor Tudjman, que acaba de morir, en Bosnia y lo está habiendo en
Kosovo. Hubo peligro de la gran Serbia y hubo peligro de gran
Albania. O la comunidad internacional se toma con seriedad el
problema de los derechos humanos y el respeto a las minorías, o
simple y llanamente cuando tocan los tambores de guerra se opera con
el maniqueísmo y seis meses después se hace un informe donde sólo se
dice: en un momento determinado seguimos teniendo esta preocupación.

No es que sigamos teniendo esta preocupación, es que ayer ha venido
aquí el secretario de Estado para hablarnos de la democratización de
Serbia y tampoco nos ha podido hablar de ello. Es que ni
democratización de Serbia ni Kosovo multiétnico. Esta es la
responsabilidad de la comunidad internacional.




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Nosotros podemos decir que estamos ocupados en otras cosas y lo
comprendo, señor ministro, porque si estuviera en su lugar a lo mejor
nos preocuparía más, en un país como España, lo de Cuba o lo de
Pinochet. El señor Milián y yo hemos estado hace quince días en París
y vemos cómo en la Asamblea Nacional están debatiendo continuamente
en relación con Albania o con lo que ha ocurrido en los países del
Este o con lo que está pasando en Kosovo, e intentan reconstruir.

Nosotros probablemente no tenemos esa fuerza ni esa potencia, pero de
ahí a hacer las llamadas maniqueas que se hicieron en este Parlamento
y no sólo por el señor Serra, sino por portavoces de grupos y altos
dirigentes internacionales, hay una diferencia. No se podían hacer
preguntas porque toda pregunta era vincularse a uno de los sectores
en litigio. Reconozcamos por lo menos con una mínima modestia que no
siempre tenemos seguridad de cómo se avanza hacia la tolerancia. Lo
digo porque en el nivel de disparate al que hemos llegado
últimamente, incluso para plantearnos problemas recientes que tenemos
y bien graves en el País Vasco, se hacen comparaciones sobre el euro
y sobre Kosovo muy poco afortunadas, porque lo de Kosovo es mucho más
grave que cualquier cosa que podamos vivir. O le recordamos a la
gente por qué es mucho más grave lo de Kosovo y no sólo por
Milosevic, por Tudjman, y no sólo por Tudjman, sino por lo que ha
ocurrido en Bosnia, y no sólo por lo que ha ocurrido en Bosnia, sino
por lo que está ocurriendo con la gran Albania, o llevamos a la
comunidad internacional a la situación que la estamos llevando, a una
forma de hablar de los derechos humanos retórica que olvida en los
momentos graves cuáles son las contradicciones y cuáles son las
consecuencias perversas de las acciones. Por tanto, lo que usted nos
viene a decir de la lucha contra el crimen organizado, de la
reintegración en la vida civil y del ELK, de la protección de las
minorías, bienvenido sea, pero, hombre, que se recuerde un poco más,
porque estuvimos en una circunstancia -y este Parlamento tiene mucha
responsabilidad- donde el maniqueísmo fue completo y absoluto. Que se
diga porque esta es una gran seriedad que tenemos nosotros como
parlamentarios.

Dicho esto, como efectivamente esta es mi última intervención en esta
Comisión, no sé si en este Parlamento, porque eso depende de otros
avatares partidarios, quiero simple y llanamente despedirme del señor
presidente, del señor vicepresidente, en este momento presente, señor
Milián, de los señores portavoces, porque ha sido de gran interés
para mí la experiencia y eso sí, recomendarle brevemente al señor
Robles que es muy conveniente en la vida pensar que la culpa no es
hereditaria ni que dura siempre, sino que uno también puede haber
cometido algún error. No basta simplemente con deslegitimar al otro
diciendo: es que usted en aquel momento hizo... Se lo recomiendo.

Desde la idea de un modesto profesor le digo que algún error también
puede cometer uno, aunque uno no tenga tantos aplausos. Y le vendría
bien, si va a seguir ejerciendo usted con tal potencia en un futuro
esta misión de portavoz, decir: algún error podemos haber cometido,
no todo han sido aciertos ni errores de los demás, que hace que
cuando vayan a hablar el único argumento posible es deslegitimarles
diciendo: pero como usted ya hizo; como ya se acordará que aquel día
le pasó; como el señor no sé quién hace; como el señor no sé
cuántos cuenta...Algún error pueden haber cometido, se lo recomiendo
al señor Robles.

Al señor ministro le recomiendo que se lea el informe que ha hecho y
que vea lo que le he apuntado en rojo para que vea la gravedad de lo
que él mismo ha dicho, que no sé si se ha llegado a dar cuenta por no
cambiar el tono entre unos puntos y otros.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Popular tiene la palabra el señor
Robles.




El señor ROBLES FRAGA: Yo le agradezco mucho sus consejos al señor
García-Santesmases. Le deseo lo mejor en su lucha contra la exclusión
y la purificación en las filas de su propio partido y espero que el
principio de la pluralidad y de la multietnicidad de las listas
socialistas se pueda seguir manteniendo. Desde luego la presencia del
señor García-Santesmases en esta Comisión le ha dado mucha altura a
los debates siempre y ha sido un rival digno y esforzado, normalmente
derrotado, pero esforzado en cualquier caso.

Es cierto que los problemas que señala el señor ministro ya fueron
planteados en los debates políticos e ideológicos de aquella época.

Hay una pequeña matización y perdóneme por introducirla pero todos
efectivamente cometemos errores y nos podemos equivocar. Es cierto
que había otro objetivo más urgente en la intervención contra Serbia,
que era detener la limpieza étnica, la expulsión y las masacres que
se estaban realmente produciendo de forma sistemática y organizada
contra los albanokosovares. Ya sabíamos que todo eso tendría
consecuencias y que la minoría serbia y la minoría gitana o macedonia
serían vistas, sin es que no lo eran, como colaboradoras de esa
política de limpieza étnica y que las acciones militares provocarían
naturalmente una llegada en tromba de los miembros del ELK, que
habría que desarmar esa organización y que habría que procurar
reintegrarles y asumir el protectorado de Kosovo. Esa es nuestra
responsabilidad ahora, pero la primera era detener la maquinaria
serbia, expulsar esa maquinaria del territorio kosovar, y la
consecuencia primera y evidente de asumir por parte de la comunidad
internacional, por parte de la OTAN y de los países que participan en
esa misión, la administración del territorio kosovar es naturalmente,
cumplir los principios y los objetivos políticos morales y éticos que
nos mueven a actuar con la fuerza armada para detener la violación
masiva de los derechos humanos. Eso, naturalmente es muy complicado y
eso no lo niega, estoy seguro, ni el ministro ni Agamenón ni su
porquero, es decir, no hay nada más evidente que eso. (El señor
vicepresidente, Milián Mestre, ocupa la Presidencia.) En cualquier
caso, es cierto que la ausencia del interés de los medios de
comunicación una vez pasada la fascinación por el enfrentamiento
armado hace que este debate asuma unas características distintas, sin
duda mucho más abiertas y más complejas, pero es nuestra última
reunión, estamos hablando de Kosovo y hemos hablado de Cuba que han
sido temas que resumen un poco quizá la acción internacional de
España.

Yo le agradezco mucho al señor García-Santesmases que no haya
repetido una constante en la que el diputado Estrella, hoy silente,
ha abundado y desarrollado mucho de



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que España cada vez pesa menos y tiene menos importancia en el mundo
(El señor Estrella Pedrola: Ya llegará el momento.), porque eso
demuestra que al fin y al cabo en los debates políticos lo que dura y
lo que perdura es lo que vale y todo lo demás desaparece en el
fárrago del «Diario de Sesiones» y se pierde en el barullo de los
debates de teletipo a teletipo que solemos mantener los portavoces.

Me voy a permitir leer un artículo que ha salido hace muy pocos días
en el The Times para terminar esta última intervención como portavoz
en esta Comisión y es un artículo en el que, como mensaje envenenado
al primer ministro Blair y a la diplomacia británica, se pone como
ejemplo la diplomacia española y la política exterior española. En
este artículo hay algunos párrafos que no tienen desperdicio, pero
hay uno que realmente tiene todavía menos que los demás, y dice que
España es reconocida entre los europeos diplomáticos como el único
país que es todavía más testarudo que Francia a la hora de defender
sus intereses nacionales. Ycontinúa señalando que una vez que España
identifica un asunto como de interés vital nacional, siempre gana la
batalla. Y estoy seguro de que en los debates que hemos tenido en
esta legislatura, y más allá de los comentarios más o menos mordaces
sobre las vestimentas de los presidentes de Gobierno y sobre las
corbatas del ministro de Asuntos Exteriores o los calcetines del
portavoz de la Comisión de Asuntos Exteriores, España ha salido
victoriosa de todas las batallas en las que ha identificado su
interés nacional. (El señor García-Santesmases Martín- Tesorero:
Estamos en Kosovo.)



El señor VICEPRESIDENTE (Milián Mestre): Tiene la palabra el señor
ministro.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Matutes Juan): Muy
brevemente, deseo agradecer las intervenciones una vez más.

Simplemente debo aclarar, creo que es pertinente, que lo que he
intentado es un ejercicio exento de maniqueísmo, un ejercicio franco.

No sería noble utilizar la franqueza y el rigor de la exposición para
acusarnos precisamente de maniqueos o de maniqueístas. Lo cierto es
que la inquietud la compartimos y el señor García-Santesmases sabe
que algunos aspectos de lo que está pasando los preveíamos;
preveíamos la posibilidad de que eso ocurriera, pero estábamos
afrontando una limpieza étnica, como decía el señor Robles,
organizada y sistemática, perfectamente localizada y, por tanto, más
fácil de combatir desde el punto de vista de buscar unos objetivos
perfectamente detectables que la situación mucho más desorganizada y
mucho menos estructurada que se está afrontando. (El señor presidente
ocupa la Presidencia.)
Ciertamente la situación es grave y no he querido ocultarlo en modo
alguno, pero quiero decir también que ha mejorado y que sigue
mejorando, que hoy estamos mejor que hace una semana, y probablemente
dentro de un mes estaremos mejor que hoy, y desde luego no hay más
remedio que seguir trabajando para que continúe mejorando teniendo
muy presente que el objetivo -no sé si lo he mencionado con el
necesario énfasis- es el que era antes, el que sigue siendo hoy:
evitar la limpieza étnica por todos los medios.

El señor PRESIDENTE: Señor García-Santesmases.




El señor GARCÍA-SANTESMASES MARTÍNTESORERO: Fíjese usted, señor
ministro, el problema es el siguiente. Cuando nosotros discutimos en
España con estas metáforas poco afortunadas en relación al problema
del País Vasco continuamente decimos, y creo que con razón, que no se
puede elegir y decir que la paz es simplemente la ausencia de guerra.

No podemos plantear la paz como un valor supremo porque tiene que ser
paz con libertad y con democracia; es decir, no nos puede usted hacer
elegir entre vivir en una situación de terrorismo de baja intensidad
o directamente de lucha o de batalla armada o de batalla terrorista.

Déjenos usted elegir; es decir, queremos no el mal menor, queremos no
el bien mayor pero por lo menos una situación donde no haya
violencia, ni de baja ni de alta intensidad, y a la vez haya paz y
haya tolerancia. En Kosovo se ha detenido la limpieza étnica en el
sentido de Milosevic, pero sigue habiendo limpieza étnica sobre los
serbios. Se ha detenido el elemento bélico que nos ponían las
pantallas de televisión, ¿pero se ha avanzado en el campo de la
tolerancia? Esa es la pregunta que yo creo que nos debe quedar a
todos. No es sólo la de si el interés nacional español ha avanzado
más o menos porque en el tema de Kosovo no hemos jugado un papel
protagonista, y es verdad que el señor ministro aquella tarde cuando
nosconvocó, que acababa de terminar el conflicto, era más realista
que otros al ver las dificultades cuando tuvimos aquella
conversación. Pero es evidente también que nosotros, como
pertenecientes a una comunidad internacional, tenemos que seguir
diciendo que lo que queremos para nuestro país, que es no elegir
entre el mal menor y el mal mayor, lo tenemos que querer también para
otros. Y en el sentido de un mundo donde convivan, como ha dicho
usted, las distintas comunidades en tolerancia, desgraciadamente no
podemos decir hoy que se ha avanzado. Creemos que sigue habiendo
resentimiento, que sigue habiendo venganza, que sigue habiendo gente
que piensa que ya que ellos tuvieron que sufrir antes el etnicismo de
los serbios, por qué no les toca ahora a los serbios sufrir el
etnicismo de los kosovares o de los albanes o de la gran Albania.

Esta es la preocupación que quería manifestar.




PREGUNTAS



- DEL SEÑOR ESTRELLA PEDROLA (GRUPO SOCIALISTA DEL CONGRESO) SOBRE
RAZONES POR LAS QUE EL GOBIERNO NO HA REMITIDO AÚN A LAS CORTES
GENERALES EL ESTATUTO DE ROMA DEL TRIBUNAL INTERNACIONALDE JUSTICIA
PARASU RATIFICACIÓN. (Número de expediente 181/002801.)



El señor PRESIDENTE: Procedemos al planteamiento y a la contestación
de las preguntas, en primer lugar, la que figura con el número 10, de
la que es autor el señor Estrella y que se refiere al Estatuto de
Roma del Tribunal Internacional de Justicia.

Señor Estrella.




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El señor ESTRELLA PEDROLA: Señor presidente, aunque esta pregunta se
presentó ante el retraso del Gobierno en remitir ese instrumento
internacional, habiéndose producido esta mañana una reunión del
presidente del Congreso con los portavoces de los grupos
parlamentarios para analizar las implicaciones de ese estatuto y
porque el dictamen del Consejo de Estado es ya de hace seis meses, la
pregunta queda retirada.




- DELSEÑOR NAVAS AMORES (GRUPO PARLAMENTARIO FEDERAL DE IZQUIERDA
UNIDA) SOBRE MEDIDAS Y PLAZOS FIJADOS PARA LA RATIFICACIÓN POR ESPAÑA
DEL TRIBUNAL PENAL INTERNACIONAL (TPI). (Número de expediente 181/
002817.)



El señor PRESIDENTE: Queda asimismo retirada la pregunta número 15,
dada la ausencia del señor Navas, que se refería incidentalmente al
mismo tema.




- DEL SEÑOR ESTRELLA PEDROLA (GRUPO SOCIALISTA DEL CONGRESO) SOBRE
AFIRMACIÓN REALIZADA POR EL SEÑOR MATUTES DE QUE EL GOBIERNO NO
PRESENTARÁ RECURSO ANTE UNA EVENTUAL DECISIÓN DEL SEÑOR STRAW QUE
INTERRUMPIERA EL PROCESO DE EXTRADICIÓN A ESPAÑA DE AUGUSTO PINOCHET.

(Número de expediente 181/002772.)



El señor PRESIDENTE: Pasamos a la pregunta número 30, del señor
Estrella.




El señor ESTRELLA PEDROLA: Inevitablemente en esta última sesión
tiene que haber elementos de balance de una legislatura y algo de
ello haré al hilo de mis distintas intervenciones. En ese balance
parece evidente que ha habido encuentros entre el Gobierno y la
oposición y que ha habido también desencuentros. La propia presencia
del ministro en esa Comisión, y estoy seguro de que el Gobierno y su
grupo lo considera suficiente, a nosotros nos parece insuficiente.

Ese es un desencuentro más o menos normal en la dialéctica Gobierno-
oposición. Hay otras cuestiones que son más de fondo como por ejemplo
una a la que hemos asistido hace un momento. Desde las filas del
Gobierno se considera que la principal expresión de tener una
política exterior es la testarudez; para nosotros tener una política
exterior es algo mucho más de fondo, supone la definición de unos
objetivos conocidos y supone tener un proyecto para España en su
política exterior, tanto a nivel europeo como mundial. En esos
desencuentros quiero señalar que no nos ha faltado en ningún momento
la atención y la respuesta por parte de los colaboradores del
ministro. Hubiéramos querido más relación con el propio ministro. La
ha habido en el pasado entre los ministros socialistas y el portavoz
del Grupo Popular. No ha existido en esta legislatura y lo
lamentamos.

Me voy a referir a la pregunta en cuestión. En su anterior
comparecencia, hace dos meses, estuvimos durante tres horas hablando
sobre el caso Pinochet. La formulación de esta pregunta, en el
sentido de si tiene intención el señor
ministro de Asuntos Exteriores de desautorizar las palabras del señor
Matutes, no hace referencia a que el ministro tenga problemas de
identidad con el señor Matutes, evidentemente no se trata de eso,
como tampoco a una alusión de mezcla de público y privado, que no lo
vea nadie así. Se trataba, simplemente, de que, después de tres horas
de debate sobre el caso Pinochet, donde poca información sustancial
dio el ministro y, por tanto, poco de sustancial hubo en el debate,
en la puerta de esta Comisión el ministro hacía unas declaraciones a
los medios de comunicación en las que aportaba la información más
sustancial de la jornada, un posicionamiento político según el cual
el Gobierno tenía intención o no de recurrir si el ministro Straw
decidía -no sé si era una invitación para que lo hiciera- liberar al
señor Pinochet.

Señor presidente, señor ministro, creo que no es esa la manera en que
debe relacionarse un Gobierno con su Parlamento. Es normal que los
ministros hagan declaraciones a la salida o a la entrada de las
comisiones, pero la información sustancial sobre los temas objeto de
una comisión deben aportarse a la comisión, no tener a la comisión -
permítaseme la expresión- cazando moscas para luego aportar lo que es
sustancial en la puerta, porque entonces sí que entramos en una
guerra de teletipos, a la que se refería hace un momento el portavoz
popular.

Eso me lleva a hablar de algo que debe cambiar en el Ministerio de
Asuntos Exteriores, quien quiera que sea su titular. La Oficina de
Información Diplomática no puede ser un simple instrumento, una
máquina de reproducir los comunicados...




El señor PRESIDENTE: Señor Estrella.




El señor ESTRELLA PEDROLA: Voy terminando, señor presidente. Es que
ese es el sentido de la pregunta.




El señor PRESIDENTE: Es que la pregunta dice: ...ante una eventual
decisión del señor Straw que interrumpiera el proceso de extradición
a España de Augusto Pinochet.




El señor ESTRELLA PEDROLA: Es que esto tiene que ver con eso también.




El señor PRESIDENTE: Es que todo tiene que ver con todo. (Risas.)



El señor ESTRELLA PEDROLA: Le pediría cierta tolerancia al presidente
no en cuanto al tiempo, porque el tiempo va a ser escaso, sino en
cuanto a los contenidos, puesto que es mi última intervención en esta
legislatura.




El señor PRESIDENTE: No, la penúltima, porque luego tiene otras dos
preguntas.




El señor ESTRELLA PEDROLA: Voy a acumular las dos. En cualquier caso,
termino rápidamente.

La Oficina de Información Diplomática no puede ser una máquina de
reproducir comunicados de la cooperación política europea, ni tampoco
puede parecer una oficina de imagen corporativa. No se conocen apenas
comunicados



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de la OID sobre la política exterior española. Cualquier ministerio
de otro país sí los hace o su portavoz hace declaraciones. Otras
veces estas oficinas se ocupan, evidentemente, de aportar información
de fondo, de cara a reuniones, etcétera. Nos parece, señor ministro,
que esto no es normal; que no es normal que a declaraciones que
hacemos -con nombres y apellidos- los diputados, los portavoces, se
nos responda sin nombres ni apellidos, con una referencia a un
portavoz de la OID, a fuentes del Ministerio, etcétera.

En consecuencia, señor ministro, no voy a hacer referencia a la
situación del señor Pinochet. Se encuentra en una fase procesal en la
que creo que no sería oportuno que profundizáramos más. Habrá que
esperar acontecimientos y, sobre todo, en esta y en otras cuestiones,
habrá que hacer realidad lo que tanto decimos de la búsqueda del
consenso, y eso solamente se logra, en primer lugar, a partir del
respeto al Parlamento.




El señor PRESIDENTE: Señor ministro.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Matutes Juan): Gracias,
señor presidente. (El señor Robles Fraga: ¿Cuál es la pregunta?) Eso
es lo que quería yo preguntarle, porque el texto que yo he recibido
es si tiene previsto el ministro de Asuntos Exteriores desautorizar
la afirmación del señor Matutes, según la cual el Gobierno español no
presentará recurso ante una eventual decisión del señor Straw que
interrumpiera el proceso de extradición a España de Augusto Pinochet.

Con toda la cordialidad del mundo tengo que decirle a S.S. que desde
que este Gobierno ha entrado en funciones precisamente la opinión del
ministro de Asuntos Exteriores coincide siempre exactamente con lo
que declara el señor Matutes, por obvias razones. Ya ha aclarado el
señor Estrella que también lo interpretaba así y por tanto no vamos a
sacarle más jugo a esta tautología, pero sí me veo obligado a salir
al paso, precisamente porque el director general de la OID no puede
defenderse, en relación con el ataque, a mi juicio injusto, de que ha
sido objeto la OID, que tiene un prestigio bien ganado por su trabajo
objetivo, serio y nunca contestado en cuanto a sus afirmaciones a lo
largo de muchos años y muy especialmente a lo largo de estos últimos.




En relación con su queja respecto de unas declaraciones mías
efectuadas a la salida de una sesión de esta Comisión, creo que se ha
producido un malentendido o mejor dicho, que el señor Estrella no
entendió ese día mis declaraciones.

Yo ese día procuré justamente hacer las declaraciones después, porque
había recibido una petición, no sé si de S.S., en el sentido de que
no hiciera esperar, y hoy mismo les he pedido a los señores de los
medios que tuvieran la bondad de esperar a que terminara la sesión.

Quiero recordar que esa afirmación que hice a la salida fue
contestando a una pregunta de un periodista que aquí en la Comisión
me había oído repetir una vez más, porque no era la primera vez que
formulaba esa afirmación, que el Gobierno español en todo caso sería
respetuoso con las decisiones que adoptara el Gobierno británico en
uso de sus atribuciones. Fue más allá y preguntó: ¿eso quiere decir
que efectivamente ustedes no recurrirían en el caso de que se
produjera
tal decisión? Ydije: en efecto, no habría recurso, entre otras
razones porque dicho recurso no cabe. Cabe lo que se llama una
revisión a posteriori que en ningún caso detiene ni retrasa los
efectos de la decisión. Por lo tanto, creo que se produjo pura y
simplemente un malentendido o una insuficiente comprensión de las
implicaciones de mi afirmación, efectuada -repito- en el interior de
la sala, en sesión de Exteriores, y que por esa misma razón fue
retomada por un periodista fuera.

Dicho esto, creo que el tema sobre el fondo está más que debatido y
aclarado y por lo tanto entiendo que la contestación a la pregunta no
debe ser profundizada. En todo caso, estoy a su completa disposición
si considera pertinente o necesario que lo haga.




El señor PRESIDENTE: Señor Estrella.




El señor ESTRELLA PEDROLA: Señor ministro, presentar un recurso no es
una falta de respeto. Si lo que se dice aquí es que se respetaría una
decisión del Gobierno británico, eso nadie en su sano juicio puede
entender que lo que se está diciendo en esta Comisión es que no se
presentaría un recurso que está previsto en el procedimiento y que da
lugar a una revisión judicial. Esa es la única consideración que
quería hacerle sobre ese punto. En cuanto a lo otro no ha habido por
mi parte ningún ataque ni a la Oficina de Información Diplomática ni
a su director, a quien respeto y estimo porque es un excelente
profesional. Lo que ha habido es una reflexión sobre el concepto de
Oficina de Información Diplomática que ha venido funcionando y una
reflexión en el sentido de que debe cambiar y de que debe de tener
visibilidad, no opacidad.




El señor PRESIDENTE: Señor ministro.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Matutes Juan): Señor
presidente, yo creo que en múltiples ocasiones he hablado de respetar
y acatar la decisión eventual del Gobierno británico, y si por ello
no entendía S.S. que eso implicaba la no presentación de ese mal
llamado recurso, por cuanto que es una revisión a posteriori, en todo
caso esa discusión, que es inútil e irrelevante a todos los efectos
no merece que sea objeto de una prolongación.




- DEL SEÑOR ESTRELLA PEDROLA (GRUPO SOCIALISTA DEL CONGRESO) SOBRE
PROGRESOS REALIZADOS POR EL GOBIERNO EN LA RESOLUCIÓN DE LA CRISIS DE
GIBRALTAR. (Número de expediente 181/002794.)



- DEL SEÑOR ESTRELLA PEDROLA (GRUPO SOCIALISTA DEL CONGRESO) SOBRE
FECHA PREVISTA PARA LA CELEBRACIÓN DE LA PRÓXIMA REUNIÓN
HISPANOBRITÁNICAEN EL MARCO DELPROCESO DE BRUSELAS SOBRE GIBRALTAR.

(Número de expediente 181/002795.)



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El señor PRESIDENTE: Preguntas números 31 y 32, ambas sobre
Gibraltar, formuladas por el señor Estrella Pedrola, que tiene la
palabra.




El señor ESTRELLA PEDROLA: Sí, señor presidente.




Es inevitable hacer una reflexión al hilo de la inicial que hacía en
mi intervención anterior sobre la necesidad de que España tenga una
política exterior conocida y sobre que eso no ha existido realmente a
lo largo de estos cuatro años de España va bien. Ayer, el portavoz
del Grupo Socialista, Joaquín Almunia, recordaba cómo hace dos años
había pedido al presidente del Gobierno una iniciativa para que
hiciéramos colectivamente una revisión de lo que habían sido hasta
1996 los parámetros de la política exterior y de seguridad de España,
porque muchos de ellos habían logrado, la inmensa mayoría, por lo
menos...




El señor PRESIDENTE: Señor Estrella, aténgase a las preguntas, por
favor.




El señor ESTRELLA PEDROLA: Me estoy ateniendo, señor presidente.




El señor PRESIDENTE: Hasta ahora no.




El señor ESTRELLA PEDROLA: Uno de ellos era precisamente la cuestión
de Gibraltar, que es uno de los objetivos concretos que no se ha
alcanzando. Yo le pediría, señor presidente, un poco de tolerancia
con las digresiones en este momento. En las comparecencias sin duda
hay esa tolerancia y no voy a alargar por ello mucho más mi
intervención. No ha habido esa voluntad o esa capacidad por parte del
Gobierno ni un gran ejercicio de iniciativa por parte del Gobierno,
pero en el caso de Gibraltar el Gobierno sí fue capaz, en primer
lugar, de hacer suyo lo que es de todos, el objetivo de la
recuperación de la soberanía de Gibraltar, y de definir una
estrategia. En el objetivo estamos todos de acuerdo; en la
estrategia, en la medida que sea conocida se puede discrepar en
algunos aspectos o en otros. Al ministro hay que reconocerle un
mérito. El 10 de noviembre presentabe en Londres una declaración que
contenía una serie de propuestas de cosoberanía. Esas propuestas
fueron, lo recordará el ministro, publicadas y transmitidas a esta
Comisión de manera incompleta, por no hablar de las cuestiones de
gramática y de sintaxis. ¿En qué situación nos encontramos dos años
después? Hemos asistido a un proceso en el que la autoridad de la
colonia de Gibraltar se ha permitido desautorizar un acuerdo entre
los dos ministros de Asuntos Exteriores y también el refrendo de ese
acuerdo por parte de los dos primeros ministros. Hemos asisitido a
una situación en la que pescadores españoles han sido autorizados a
pescar en aguas cuya soberanía no reconoce España por la autoridad a
la que no se le reconoce la soberanía. El Gobierno británico no ha
respondido, como se pedía y se había comprometido estudiar, a las
propuestas del Gobierno español. El Gobierno decidió introducir
controles en la verja que se han ido modulando; esos controles han
tenido incidencia sin duda sobre el contrabando local, se habrá
reducido el tráfico de las llamadas matuteras -y esto no es en
absoluto una alusión
al ministro, como él bien sabe-; se habrán requisado algunos
cartones de tabaco, algunas botellas de whisky, pero la realidad es
que ha habido un daño considerable a la economía de la zona y, sin
duda también, a la población gibraltareña que probablemente nada
tienen que ver con aquellos que se dedican a los tráficos ilícitos.

El Gobierno designó al vicepresidente, señor Álvarez Cascos, como
presidente de una comisión sobre el Campo de Gibraltar. Esa comisión,
después de casi un año, no ha producido ni un solo acuerdo conocido,
no ha sido capaz de acordar ni una sola inversión, ni remesa de
dinero para atender a los perjuicios ocasionados por esa decisión de
la verja. El ministro Cook y el ministro Matutes no hablan sobre
Gibraltar, al menos que sepamos los ciudadanos. El ministro Matutes
dijo en su día que no volvería a hablar con Cook a menos que le
devolviera la soberanía sobre Gibraltar. El presidente Aznar, que
sepamos los ciudadanos, no habla con el primer ministro Blair sobre
Gibraltar; hablan de todo menos de Gibraltar, y eso que el señor
Aznar cuando estaba en la oposición sí hablaba con el primer ministro
Major sobre Gibraltar. De hecho, le dijo aquello de que Gibraltar era
como un dolor de muelas, cosa que le hizo mucha gracia, según las
crónicas de la época, al señor Major. Hoy yo no sé si es un dolor de
muelas o es un dolor de muelas que está anestesiado, pero la realidad
es que el proceso de Bruselas, y esta era otra de las preguntas, está
bloqueado. Pese a eso, señor ministro, le quiero decir que cuenta
usted con nuestra voluntad de consenso, pero para eso le pedimos
transparencia. Tranparencia para contarnos, y esta Comisión sería una
buena ocasión, no sólo los éxitos sino también los fracasos o los no
éxitos del Gobierno, algunos imputables a él, otros no. Por ejemplo,
¿por qué no ha sido posible alcanzar en el curso de la reunión de
Helsinki un acuerdo sobre Schengen que se hubiera extendido a todo el
marco de relaciones relativas a Gribraltar? ¿Podría explicarnos cuál
eran los términos de esa propuesta de acuerdo que se estaba avanzando
y qué es lo que la ha hecho imposible?



El señor PRESIDENTE: Señor ministro.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Matutes Juan): Señor
presidente, con mucho gusto voy a contestar a la pregunta que formula
el señor Estrella y naturalmente a alguna de las consideraciones
previas, precisamente para que no pueda quejarse en esta última
sesión de esta legislatura de insuficiente contestación o diálogo por
parte del Gobierno. Tengo que decirle con toda franqueza que a mí
nunca se me ha propuesto ese estudio de los grandes parámetros de la
política exterior a la que el señor Estrella, se ha referido. Desde
luego yo estaría encantado de haber podido discutirlos, sobre todo
para preguntarle al señor Estrella como portavoz del Grupo Socialista
en esta materia, cuáles son, a su juicio, los parámetros de la actual
política exterior que representan una novedad o una desviación
respecto de los que se han venido consolidando a lo largo de muchos
años, como corresponde, por otra parte, a una política de Estado, y
esa es una afirmación que he hecho en reiteradas ocasiones. Lo cierto
es que he oído críticas, pero no he podido nunca aclarar cuál era el
parámetroen el que nos habíamos desviado de lo que era la tendencia



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consolidada por nuestra política exterior. Yo creo que el señor
Estrella viene a confirmar mis afirmaciones al decir que ha habido
unas iniciativas que sí suponen una novedad, no sé si un quiebro, al
referirse a las también llamadas propuestas Matutes, para
entendernos, sobre Gibraltar. Le agradezco la valoración positiva que
ha hecho de las mismas, así como su oferta de consenso, lo que me
permite suponer que el señor Caruana, autoridad local de Gibraltar,
no volverá a repetir su reciente frase de que con quien se entendía
perfectamente era con el señor Estrella porque estaba dispuesto a
apartar indefinidamente las cuestiones de soberanía y hablar sólo de
cómo mejorar la cooperación, que es justamente lo que les interesa a
los gibraltareños en exclusiva.

En todo caso, le agradezco su oferta de consenso y le aclaro que
desde luego los señores Blair y Aznar hablan muy a menudo de
Gibraltar y el señor Cook y este ministro que le habla también hablan
muy a menudo de Gibraltar, pero me parece que eso lo debe conocer el
propio señor Estrella, porque acto seguido me hace la pregunta de por
qué no hemos llegado a un acuerdo después de múltiples negociaciones
con los británicos, tanto a nivel de primeros ministros como a nivel
de ministros de Exteriores, en relación con los temas Schengen, y es
precisamente por Gibraltar, como el propio señor Estrella afirma, con
lo cual está claro que hablamos continuamente y también están claras
las razones de por qué no hemos llegado a un acuerdo: porque España
en su día ya dejó bien claro que para la pertenencia al acuerdo de
Schengen, incluso desde el supuesto de la comunitarización de ese
pilar, que hasta entonces era intergubernamental, seguiría siendo
obligatoria la unanimidad de todos los miembros, y ante la pregunta
británica ya dijimos que por descontado, porque el caso de Gibraltar
era muy especial que tenía que ser contemplado en sus justos
términos. Naturalmente, como S.S. comprenderá perfectamente, ante
unas autoridades que no prestan ningún tipo de colaboración para la
persecución de los ilícitos, que mantienen, cuando no promueven, todo
tipo de actuaciones no transparentes de sociedades que se benefician
de la evasión fiscal, de dinero negro procedente en una gran parte
del narcotráfico, que se niegan a dar los nombres de los propietarios
de tales sociedades, que no cumplen las directivas comunitarias sobre
transparencia, de sociedades que no cumplen las directivas
comunitarias sobre actuaciones y legislación bancaria, España tiene
que defender sus derechos y tiene que exigir de la lealtad de un
socio de Schengen la necesaria colaboración en la persecución de todo
este tipo de actividades ilícitas e irregulares. Entiendo que es una
de las actuaciones más claras, limpias y más favorecedoras del
interés nacional la que el Gobierno español ha llevado a cabo en
relación con este tema.

Tengo que decirle además que desde el apresamiento del pesquero
Piraña el día 27 del pasado mes de enero y el consiguiente conflicto
hispano-británico, al que ya se ha referido S.S. y del que el
Parlamento recibió amplia información en su día, no se ha producido
ninguna situación o incidente que pueda calificarse de crisis, salvo
que por crisis de Gibraltar haya que entender la persistencia de una
colonia británica sobre nuestro territorio y sus consecuencias
negativas a las que me he referido. Al respecto, se ha seguido
actuando en la línea que ustedes ya conocen y creo
que con buenos resultados. En el seno de la Unión Europea hemos
exigido el respeto por parte de Gibraltar de la normativa
comunitaria. Al mismo tiempo, continuamos oponiéndonos a que las
autoridades locales gibraltareñas puedan relacionarse directamente
con las autoridades nacionales de otros Estados miembros,
convirtiéndose de facto en el miembro número 16 de la Unión. Ese es
el deslizamiento que se estaba produciendo en los últimos años, muy
perjudicial para los intereses de España, para la recuperación en su
día de esta colonia, deslizamiento al que este Gobierno ha puesto
término de un modo claro y terminante. Conforme al propio tratado,
como S.S. sabe, es el Reino Unido quien debe asumir las relaciones
exteriores del territorio y, consiguientemente, el único
internacionalmente responsable. Repito que en este sentido hemos
puesto fin a un a deriva muy peligrosa. Hemos extremado nuestra lucha
contra las actividades ilícitas fraudulentas con sede en Gibraltar.

En ese contexto se inscriben los controles, sobre cuyo rigor no
conviene que se exagere, que se realizan en la verja y a los que nos
obliga además nuestra pertenencia al espacio Schengen, por una parte,
y también a la unión aduanera de los que Gibraltar no forma parte.

Conviene destacar las conclusiones del reciente Consejo Europeo
celebrado en Tampere, que realiza un llamamiento a la cooperación
entre los Estados miembros en la investigación de la delincuencia
transfronteriza e insta a los Estados a que apliquen plenamente,
también en todos los territorios que dependen de ellos, lo que
incluye en todo caso a Gibraltar, la normativa internacional y
comunitaria relativa al blanqueo de capital. Por último, se está
llevando a cabo un esfuerzo considerable por parte del Gobierno en el
desarrollo sostenible y equilibrado de toda la comarca del Campo de
Gibraltar y por igualar en la medida de lo posible los niveles
económicos, ahora muy dispares por obvias razones, de que disfruta
Gibraltar y el territorio circundante. En este sentido, ya se están
empezando a notar los primeros resultados de las medidas adoptadas
por la comisión interministerial.

En relación con ese acuerdo arrancado a la fuerza por el Gobierno de
Gibraltar a nuestros pescadores para autorizarles a pescar en
aquellas aguas, el Gobierno español no lo ha reconocido en ningún
momento, como es público y notorio. Teníamos un acuerdo con el
Gobierno británico y a ese acuerdo nos hemos atenido en todo momento.

Si usted me pregunta: ¿es que no está en contra el Gobierno de que
los pescadores españoles mientras tanto puedan faenar en Gibraltar?
¡Cómo voy a estar en contra! Ese acuerdo no produce ningún efecto
jurídico internacional, no es reconocido por España, pero ¡cómo nos
vamos a oponer a que pesquen! Como consecuencia de esa crisis, de
esas actuaciones ilegales y desproporcionadas de las autoridades
locales de Gibraltar, hemos cambiado una situación por la que
prácticamente no había controles en la verja, incumpliendo la
normativa comunitaria y encima nuestros pescadores estaban siendo
permenentemente hostigados, y hemos pasado a otra situación en la
que, sin haber cambiado nada jurídicamente, nuestros pescadores están
pescando y España aplica unos controles a los que no sólo tiene
derecho, sino que está obligado a practicar, como consecuencia de la
no pertenencia de Gibraltar a Schengen y a la unión aduanera, tal
como le he dicho. Por lo tanto, se ha puesto



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fin a una deriva y a un deslizamiento muy peligroso para el futuro de
esa colonia. La situación de nuestros pescadores ha mejorado y,
además, en estos momentos la verja de Gibraltar tiene que hacer
frente a unos controles a los que, naturalmente, tenemos no sólo
derecho, sino que son obligados.




Le agradezco mucho la oferta de consenso y apoyo que ha ofrecido,
cambiando, -repito-, lo que ha sido una política no siempre del todo
clara de S.S. al respecto. No obstante, le voy a hacer un pronóstico:
si esa política se mantiene por este Gobierno y por todos los demás
que continúen, sea cual sea su color, yo le aseguro a usted que
Gibraltar pronto dejará de ser un problema. Por primera vez en la
historia, desde que Gibraltar es colonia, España ha dejado de ser
demandante en un tema concreto, el de Schengen, para ser demandada.

Son los británicos los que piden a España el acuerdo para formar
parte de Schengen, para que Gibraltar forme parte de Schengen. Esa
situación, que cambia sustancialmente en la relación de poderes, y la
persistencia y continuidad de las políticas que se están aplicando,
acabarán dando resultado, y en estos momentos tenemos las propuestas
Matutes sobre la mesa, que yo espero que en su día serán objeto de
una mayor atención y de una negociación con los titulares de la
soberanía, que no son otros que el Gobierno británico.




El señor PRESIDENTE: Señor Estrella.




El señor ESTRELLA PEDROLA: Señor presidente, yo creo que el ministro
debiera terminar su presencia en esta Comisión con un gesto que le
honraría, que sería reconocer que él conoce perfectamente lo que
piensa, lo que ha dicho y lo que ha escrito este diputado con
relación a Gibraltar. Porque además lo he dicho solemnemente en
respuesta a otra manipulación anterior en una Comisión que tuvimos
hace unos meses. Yo le pediría que lo hiciera y que diga que este
diputado ha mantenido en todo momento la idea, no una propuesta, de
que se podrían explorar las posibilidades para que dejáramos en
suspenso, por un período de tiempo establecido y determinado, el
debate sobre cuestiones de soberanía. Se podrá estar de acuerdo o no,
pero eso es estrictamente lo que ha dicho este diputado. Cualquier
cosa que se diga más allá de eso es una absoluta manipulación y una
manipulación miserable y poco digna.

Al Partido Socialista le gustaría conocer (a lo mejor el ministro no
está en condiciones de hacerlo o no es oportuno por razones de
discreción, y entonces lo respetaré) cuál es la situación y qué
problemas ha habido realmente con esa propuesta, que estaba ya
bastante avanzada, de creación de un mecanismo para resolver el
problema de las autoridades responsables, esa oficina de correos, esa
postbox. Yo creo que eso es un problema importante y que forma parte
de los elementos sobre los que se asienta el consenso en política
exterior. El único efecto visible hasta ahora de las actuaciones del
Gobierno en relación a Gibraltar podríamos decir que ha sido,
lamentablemente, la victoria del GIL en las elecciones. No sé si el
mpresidente del Gobierno habrá comentado al ministro que ha habido
una propuesta del jefe de la oposición en el Pleno del Congreso de
hace dos años, de diciembre, en la que se plantea la necesidad y la
voluntad de consenso para revisar el llamado
decálogo de política exterior, no sólo los parámetros, sino los
objetivos de nuestra política exterior, el proyecto de política
exterior de España y de España en Europa. De eso se trata y eso era
lo que planteaba el Partido Socialista y lo que el Gobierno ha sido
incapaz de resolver.

En consecuencia, y con esto termino, señor presidente, es cierto que
no ha habido una acción catastrófica en la política exterior
española. No se puede comparar, en absoluto, con el Ministerio del
señor Arias-Salgado. Por tanto, me negaría a calificar la política
exterior de negra (no la gestión del ministro, que yo creo que
también él es víctima del presidente del Gobierno en este sentido,
que mucho juega en política exterior) sino que honestamente podemos
hablar de que ha sido una política exterior gris.

Por último, quería desearle lo mejor al señor ministro, agradecerle
la colaboración que ha tenido con esta Comisión y con este portavoz,
así como al resto de los portavoces y, por supuesto, a los
colaboradores del ministro.




El señor PRESIDENTE: Señor ministro.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Matutes Juan): Le agradezco
a S.S. su calificación y su buena disposición. Le deseo lo mejor, al
igual que a todos los miembros de la Comisión, y simplemente le
quiero hacer una reflexión amistosa y todo lo constructiva de que soy
capaz. Tenga la seguridad S.S. de que la debilidad de la posición
española en ese ya demasiado largo conflicto para la recuperación de
ese trozo de territorio ha sido justamente la no continuidad de una
misma política. Desgraciadamente, el tema de Gibraltar se ha
introducido en demasiadas ocasiones en el debate político partidista
y ha dado ocasión a que forzando, manipulando declaraciones, hechas
con toda seguridad de buena fe por S.S. y por otros muchos, la
posición británica haya sido siempre la de decir: con ese Gobierno
ahora está lloviendo, vamos a esperar a que venga otro Gobierno y ya
escampará.

Si después de tantos años, en los que ha quedado demostrado que los
intereses de las autoridades locales, y de una parte de la población
de Gibraltar, era decir: vamos a hablar de cooperación, vamos a
hablar de que se nos den facilidades para continuar con nuestras
actividades y no hablemos de soberanía, el día en que se plantea de
nuevo el tener que hablar de soberanía, dicen ¿para qué vamos a
hablar de soberanía si así como estamos estamos muy bien?
Naturalmente, cualquier posposición que se haga a esa política de
firmeza, que requiere continuidad, hablando por un tiempo indefinido
o por un tiempo limitado de aparcar la cuestión de soberanía no es
más que darles ese balón de oxígeno que quita firmeza y credibilidad
a nuestra política y les permite seguir con ese juego tan beneficioso
para sus intereses, al menos en el corto plazo, tan perjudicial para
los intereses de España. Yo no tengo dudas, si lo dice S.S., de que
lo han manipulado. (El señor Estrella Pedrola: Sabe S.S. que está
rememorando a los Comunes.) Y, desde luego, retiraré cualquier
afirmación que, en ese sentido, no sea del agrado de S.S. siempre y
cuando tengamos claro que la política respecto de Gibraltar no puede
ser más que esta y que no podemos en ningún momento aparcar la
cuestión de soberanía. Esa es la cuestión. Entiendo que nohabía
ninguna mala fe ni ningún deseo de obstaculizar la



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acción del Gobierno al hablar de la posibilidad de aparcarla por un
cierto tiempo. Por lo tanto, estaría encantado -ya la doy por
retirada- si la posición de S.S. también queda clarificada en ese
sentido.

Finalmente, respecto de la gestión en política exterior del
Ministerio y del ministro que le habla, así como del Gobierno,
sinceramente estoy satisfecho. Yno es un mérito de este Gobierno, es
un mérito de los gobiernos anteriores. A ello ha contribuido el
Parlamento y muy particularmente esta Comisión. Pero sí tengo que
decirle, porque he tenido ocasión de leer ese artículo del Times
publicado en vísperas del Consejo Europeo de Helsinki en el que un
periodista de reconocido prestigio da unos consejos al señor Blair y
le recomienda seguir la actitud de la diplomacia y del servicio
exterior de España en todos los grandes temas de Europa, que al final
se consigue lo que se quiere gracias no sólo a la testarudez sino
también gracias a la flexibilidad, lo que permite -y así lo dice ese
artículo- que todos los demás miembros de la Unión reconozcan que la
diplomacia española es eficaz, flexible, que suscita admiración entre
todos sus socios y no rechazo. Al final, ese británico acaba
recomendando al señor Blair -me limito a transcribir ese artículo-
que incorpore diplomáticos españoles al Foreign Office. Ni quito ni
pongo rey, pero sí quiero constatar esos hechos porque, al igual que
otros muchos artículos de los que le puedo dar detalles (en Italia,
en Francia; el presidente Chirac en su reciente discurso ante el
Congreso de los Diputados) y la propia opinión pública española, que
en todos los sondeos, y muy en particular en el más reciente, valoran
la política exterior como la mejor de las que sigue este Gobierno,
entre otras muchas muy buenas, (El señor Estrella Pedrola pronuncia
palabras que no se perciben.), lo que hace que me sienta ciertamente
muy satisfecho. Y, aunque a S.S. le parezca gris, yo le agradezco que
no le parezca negro. En todo caso, feliz Navidad y paz para todos.




- DEL SEÑOR BURBALLA I CAMPABADAL, GRUPO PARLAMENTARIO CATALÁN,
(CONVERGÈNCIAI UNIÓ), ACERCADELINFORME DEL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS
SOBRE ELCINCUENTENARIO DE LADECLARACIÓN UNIVERSAL DE LOS DERECHOS
HUMANOS.




El señor PRESIDENTE: Quedan dos últimas preguntas, de las que es
autor el señor Burballa, relativas al informe del Congreso de los
Diputados sobre el cincuentenario de la Declaración Universal de los
Derechos Humanos, preguntas que estoy convencido que el señor
Burballa presentará conjuntamente para que asimismo podamos
debatirlas de forma conjunta.

Señor Burballa, tiene la palabra.




El señor BURBALLA I CAMPABADAL: Señor presidente, acepto encantado su
sugerencia.

Señor ministro, le agradezco su comparecencia para hablar de una
cuestión que, por los azares del destino, va a consumir los últimos
minutos de la última Comisión de Asuntos Exteriores de esta
legislatura. Se trata de un tema, el de los derechos humanos, que sin
duda es referencia para la política exterior del Gobierno.

Usted sabe que en el seno de esta Comisión de Asuntos Exteriores se
creó una subcomisión sobre el 50º aniversario de la Declaración
Universal de los Derechos Humanos, subcomisión que realizó unos
trabajos que se plasmaron en un informe que fue elevado al Pleno del
Congreso para su aprobación el día 1 de julio de 1999. Y usted sabe
también que el trámite normativo de los trabajos de una subcomisión
no acaba necesaria ni normalmente, diría yo, sino excepcionalmente,
con un documento que se presenta y que aprueba el Pleno, siendo
voluntad de todos los grupos y de la Presidencia de la Comisión dar a
los trabajos de esa subcomisión, señor ministro, el máximo de los
realces. El propio presidente de esta Comisión de Asuntos Exteriores
manifiesta en la presentación que ha hecho del volumen que los
servicios de documentación de la Cámara han editado (un excelente
volumen que recoge los trabajos y las declaraciones relativas al
tema,) que con estas decisiones, dice don Javier Rupérez, las
contenidas en el documento aprobado por el Pleno, el Congreso de los
Diputados sitúa el horizonte del respeto de los derechos humanos en
España y fuera de ella en los terrenos en que la máxima audacia se
corresponde con el mejor de los realismos.

Por eso, señor ministro, hemos querido aprovechar ésta que con toda
seguridad es la última sesión de esta Comisión para volver a hablar
de derechos humanos. Ayer estuvimos hablando de derechos humanos en
distintas áreas geográficas y bajo distintos regímenes políticos, en
Perú, en Colombia, en el Tíbet, en Bielorrusia. En esta Comisión y en
la subcomisión, señor ministro, afortunadamente hemos hablado mucho
de derechos humanos en nuestra opinión y hoy queremos hablar de esos
derechos humanos desde la efectividad de la política exterior del
Gobierno en el cumplimiento de esas resoluciones aprobadas por este
Congreso de los Diputados.

Nuestro grupo no va a dejar que ese documento duerma el sueño de los
justos. Pretendemos, junto con los demás grupos, que este documento
sea un instrumento eficaz en la defensa de los derechos humanos allí
donde sean vulnerados, ya sea en el interior o en el exterior. De
hecho, le he planteado dos preguntas que se refieren a lo que el
Gobierno ha hecho en los prácticamente seis meses que han
transcurrido desde que se aprobó el documento y a lo que tiene
previsto hacer. Me gustaría que nos centráramos en lo que se ha hecho
con respecto a las iniciativas del Gobierno en cuanto al tema de la
abolición de la pena de muerte. También era mi intención plantearle
la situación de la ratificación del estatuto de la corte
internacional penal, pero ya se ha hecho referencia antes a la
reunión que ha tenido lugar esta mañana el presidente de la Cámara
con los portavoces de los grupos parlamentarios y, por lo tanto, a no
ser que usted, señor ministro, quiera hacer un comentario sobre ello,
me doy por satisfecho. Insisto en que, aunque tarde, creo que podemos
estar en condiciones de ver al menos una iniciativa que ansiábamos en
este sentido. También quisiera que habláramos de las iniciativas de
adhesión que se han tenido por parte del Gobierno, de ratificación de
aquellos documentos, convenios o tratados que quedaban pendientes y
que figuran en el documento aprobado por el Pleno. Me gustaría que
pudiésemos hablar de otras muchas cosas, pero prefiero que nos
centremos en esos temas, señor ministro. Quisiera poder hablar
también de cómo ha



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condicionado su política exterior de gobierno respecto a áreas
geográficas y situaciones concretas, pero los temas que le he
expuesto son sobre los que quisiera centrar lo que ha hecho el
Gobierno.

En lo que tiene previsto hacer, señor ministro, quisiera que me
respondiera, y de alguna forma se comprometiera ante esta Comisión y
ante este portavoz, sobre lo que en su apartado expositivo dice el
documento respecto al estado actual del informe anual de la Unión
Europea sobre la fijación de la posición del Gobierno español en ese
informe. Asimismo, de la previsión de comparecencia, que
lamentablemente tendremos que postergar para la próxima legislatura,
ante esta Comisión y el debate de esa posición, que tiene que servir
para configurar la posición del Gobierno español en ese informe anual
de la Unión Europea. También sobre los temas que va a plantear el
Gobierno español en la 55.a sesión ordinaria de la Comisión de
Derechos Humanos de Naciones Unidas, que empezará sus trabajos cuando
estemos en plena campaña electoral. Igualmente, nos gustaría saber,
ya que España va a formar parte de esa Comisión de Derechos Humanos
desde el 1 de enero del año 2000 hasta el 31 de diciembre del 2001,
cuáles son los temas que el Gobierno español va a plantear y, en todo
caso, los instrumentos de evaluación de derechos humanos, en el
sentido que expresaba el documento.

Esas son, señor ministro, las cuestiones que nos interesaría conocer
con las preguntas que doy por formuladas con la redacción que tienen.




El señor PRESIDENTE: Señor ministro.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Matutes Juan): Su señoría
pregunta por las actuaciones llevadas a cabo y las previstas para dar
seguimiento a las diferentes resoluciones incluidas en el informe de
la subcomisión. Aun cuando, como demuestra su propia formulación, ese
es un tema muy amplio, quisiera dar una respuesta consolidada a las
diferentes preguntas y que permita una visión de conjunto, sin
extendernos más allá de lo que en estos momentos el tiempo disponible
nos permite.

El primer tema fundamental es el derecho internacional y los derechos
humanos en el mundo actual. Tengo que decirle que el Gobierno
comparte la premisa de la universalidad de los derechos humanos y el
derecho de intervención, que es la gran discusión de estos momentos,
como S.S. sabe, en la comunidad internacional y en el seno de la ONU
y, en particular, el derecho de intervención que incumbe a la
comunidad internacional para impedir las violaciones graves del
derecho internacional humanitario y de derechos humanos.

Respecto al carácter central de los derechos humanos, en la política
exterior del Gobierno español, tanto la Ley de Cooperación, como el
Tratado de la Unión Europea, al que S.S. se ha referido, establecen
que los derechos humanos constituyen la base de la política de
asistencia al desarrollo, al orientarla hacia la mejora de la
situación en este ámbito y al condicionar la concesión de dicha ayuda
al respeto propio de los derechos humanos.

El segundo gran tema es la ratificación de convenios y tratados
internacionales. Está en trámite de ratificación el estatuto del
Tribunal Penal Internacional. España, junto
con sus socios de la Unión, continúa realizando gestiones encaminadas
a una amplia ratificación de dicho estatuto. Asimismo, contribuye a
la financiación de las actividades de los tribunales ad hoc creados
tanto para Ruanda como para la antigua Yugoslavia. España continúa
estudiando los protocolos 4 y 7 del Convenio europeo pra la
prevención de los derechos humanos y las libertades fundamentales.

Tengo que decirle, respecto a la convención sobre la
imprescriptibilidad de los crímenes de guerra, que en la práctica sus
disposiciones pierden virtualidad material, una vez que el estatuto
del Tribunal Penal Internacional entre en vigor. Todavía ningún país
occidental ha ratificado dicha convención, por lo que será más
práctico ir por la vía del Tribunal Penal Internacional, que ya está
en marcha, aunque también será un proceso de varios años.

El tercer gran tema es la abolición de la pena de muerte. En cuanto a
la ratificación del protocolo sexto de la convención europea, España
y la Unión Europea continúan emplazando a todos los Estados del
Consejo de Europa a ratificar dicha convención.

Aunque no está explícitamente reflejado en las condiciones de
Copenhague, está clarísimo para todos que la abolición de la pena de
muerte será uno de los elementos imprescindibles a la hora de evaluar
el cumplimiento de los países candidatos del acervo comunitario. De
hecho, los países miembros del Consejo de Europa, incluso los que no
la tienen abolida, están aplicando, desde hace muchos años, la
moratoria. Por otra parte, la Unión Europea continúa promocionando la
moratoria en todos los foros internacionales, no sólo en el Consejo
de Europa y en cuanto tiene ocasión, sino que la 55.a Comisión de
Derechos humanos aprobó un proyecto de resolución europeo con este
fin en abril de este mismo año.

En cuanto a los mecanismos institucionales en relación con los
derechos humanos este año, en cumplimiento de la decisión del Consejo
Europeo de Viena, la Unión ha elaborado su primer informe anual sobre
derechos humanos. España ha sido elegida por primera vez en diez años
miembro de la Comisión de Derechos humanos de Naciones Unidas para el
período que empieza en el año 2000 hasta el 2002 y tendrá una
participación muy activa en este sentido. Como socio de la Unión,
además España copatrocina todos los proyectos de resolución sobre
tortura, desapariciones forzadas, ejecuciones extrajudiciales,
detenciones arbitrarias, abolición de la pena de muerte, así como
otras resoluciones sobre violaciones sistemáticas de derechos humanos
en países concretos, todos los que inciden en este y otros aspectos
señalados por la subcomisión.

El Gobierno también contribuye al funcionamiento de la oficina de la
alta comisionada de Naciones Unidas para los derechos humanos y, en
particular, a la oficina de Colombia y al fondo de asistencia a las
víctimas de la tortura. Uno de los asuntos que se tratarán con la
alta comisionada, que visitará España el próximo mes de enero, será
la asistencia española a las actividades de protección de los
derechos humanos en los países iberoamericanos en general.

En cuando a la profundización, el otro gran capítulo en el desarrollo
de estos derechos humanos, me he referido antes a la Ley de
Cooperación al Desarrollo. El Gobierno en su ejecución es
especialmente sensible a esa interacción que hay entre desarrollo
económico y social y promoción y



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protección de derechos humanos. Respecto de los derechos de la mujer,
hemos tenido ocasión de participar de un modo destacado en la
negociación del protocolo facultativo a la Convención sobre derechos
de la mujer, que permitirá la presentación de comunicaciones de
ciudadanos y grupos sociales al comité establecido por esa convención
sobre el no cumplimiento de esas disposiciones. El Gobierno se
encuentra efectuando los trámites también para proceder a la firma de
dicho protocolo.

Eso es cuanto puede decirle en esa visión, forzosamente amplia, que
abarca todos los temas, pero que no nos permite entrar país por país
por cuanto con todos ellos esas normas se aplican estrictamente.




El señor PRESIDENTE: Señor Burballa.




El señor BURBALLA I CAMPABADAL: Muchas gracias, señor ministro por su
información. Usted ha ligado dos temas que a nuestro grupo le han
interesado mucho en esta legislatura, la cooperación internacional
para el desarrollo y los derechos humanos. En nuestra opinión hay una
fortísima interacción entre ambos conceptos, el desarrollo social y
el respeto a las libertades fundamentales de las personas y a todo lo
que significa la declaración universal.

Tenemos que pedirle, señor ministro, que haga una valoración de la
situación a la que hemos llegado al final de la legislatura, al día
de hoy. Hace pocos minutos, mi compañero y portavoz en la Comisión de
Cooperación Internacional para el Desarrollo lamentaba que vamos a
acabar la legislatura sin el plan director de cooperación, uno de los
elementos fundamentales, el instrumento fundamental de la cooperación
española para el desarrollo. Lo lamentaba en un doble sentido: por la
frustración que generaba en las organizaciones que están trabajando
en cooperación y en todos los sectores sociales y por el coste que
puede tener para su departamento, incluso para usted mismo, que no
tiene ninguna culpa y que desde mi opinión, compartida con la del
portavoz de la Comisión de Cooperación, está totalmente exonerado de
responsabilidad. La responsabilidad de que hoy no tengamos un plan
director de cooperación y que de alguna manera no lo pongamos al
servicio de la defensa de los derechos humanos no es del ministro
Matutes, ni de la Secretaría de Estado, como es conocido
públicamente, sino por las dificultades que encuentra este
instrumento con el Ministerio de Economía. Nosotros, señor ministro,
ya conocíamos esas dificultades. Yo creo que todos los grupos de esta
Cámara sabíamos que al aprobar la Ley de Cooperación, ese gran
instrumento, corríamos ese riesgo, pero de alguna forma esperábamos
esa valentía, esa iniciativa, aunque fuera en el último instante,
aunque fuera en el descuento. En esta legislatura vamos a aprobar
algunas cosas en tiempo casi de descuento y esta la esperábamos y la
esperaba todo el mundo de la cooperación y también de los derechos
humanos. Señor ministro, esa pata del banco, esa pata fundamental de
la política exterior del Gobierno en materia de defensa de derechos
humanos no la vamos a tener y el Gobierno debería implicarse más en
estas cuestiones.

Usted sabe perfectamente que nuestro grupo, tanto en su posición como
en su actuación, siempre ha tenido como objetivo reforzar la posición
y el peso político de su ministerio,
y el suyo propio, para que pudiese superar las dificultades
que iban con toda seguridad a surgir y para que pudiese defender
estos temas ante los intereses evidentemente importantes del Estado
español en materia económica, del Ministerio de Economía. Lo hemos
hecho porque entendemos que siempre hay que encontrar esa justa
posición de equilibrio que necesitamos para progresar y para que las
iniciativas que aprobamos en esta Cámara se conviertan en algo útil y
no en un elemento de frustración.

Para terminar, quiero citar unas palabras de la señora Robinson, a la
que el señor ministro acaba de citar, en relación con su próxima
visita a España. Con motivo del 50.o



aniversario de la Declaración Universal, el pasado 10 de diciembre,
decía la señora Robinson: Debemos tener la honestidad de reconocer
que lo que se ha conseguido en los últimos 50 años está lejos del
objetivo marcado, que nos hemos marcado todos, en cuanto a la defensa
de los derechos humanos.

Creo, señor ministro, que en este final de legislatura nos vamos a
quedar demasiado lejos de lo que hubiéramos querido y seguramente de
lo que usted y nosotros, los que estamos en esta Comisión, nos
merecíamos. De todas formas, quiero también unirme a todos los que
han expresado su agradecimiento por su colaboración, por su
disposición, en reciprocidad a la que hemos tenido nosotros, así como
la disposición de su ministerio y de sus colaboradores en todas
aquellas cuestiones en que la hemos precisado. Ha sido un honor para
este portavoz compartir mesa con el presidente, con los miembros de
la Mesa y con el letrado, y ha sido también una gran experiencia el
ejercer en algunas cuestiones de portavoz del Grupo Parlamentario de
Convergència i Unió y compartirlo con los demás portavoces de esta
Comisión, que siempre ha conseguido, en nuestra opinión, mantener el
nivel y el prestigio que la Comisión de Asuntos Exteriores ha tenido
siempre en esta Cámara, respecto a lo cual no quiero quitarle mérito
alguno, sino que, al contrario, se debe en gran parte a su
presidente.




El señor PRESIDENTE: Señor ministro.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Matutes Juan): Muy
brevemente, señor presidente, para agradecer una vez más las
consideraciones efectuadas por el señor Burballa, así como su
colaboración y la de su grupo en todas las cuestiones, no sólo de
cooperación sino de política exterior.

En relación con el plan de cooperación, tengo que señalar que no es
un problema urgente. No olvidemos que el plan es una proyección para
los próximos años y que lo importante es que ya los ejes del propio
plan se están aplicando de acuerdo con lo establecido por la Ley de
Cooperación, en la que precisamente el señor Burballa y su grupo han
tenido un gran protagonismo.

Al respecto, incluso para tranquilizarle, quiero destacar el reciente
informe de la OCDE, que pone la cooperación española y la nueva Ley
de Cooperación como un ejemplo de cooperación eficaz y conforme a los
criterios establecidos por las Naciones Unidas en los últimos años, y
creo que ese es un motivo de satisfacción para todos. Espero que el
plan de cooperación se apruebe en las próximassemanas y, repito,
constituye una referencia cuya ausencia



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no nos impide seguir trabajando con la misma perspectiva y con los
criterios establecidos por la Ley de Cooperación.

Para despedirme quiero, una vez más y sin restricción alguna,
agradecer, señor presidente toda la colaboración recibida de su
persona, la de los portavoces y la de todos los miembros de la
Comisión. Creo que las críticas, finalmente, también resultan
positivas para una buena labor y en la última comparecencia de esta
legislatura les doy las gracias a todos y les pido disculpas en la
medida en que algunas de mis expresiones hayan podido molestar a
alguien. En todo caso, no era ésa mi intención sino la de trabajar
por el bien de España, que es el bien de todos nosotros.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor ministro.




Llegamos al final de esta sesión, llegamos al final de esta
legislatura, en lo que se refiere a la vida de la Comisión de Asuntos
Exteriores, y quisiera decirles unas brevísimas palabras, casi
obligadas, pero que, por otra parte, pronuncio con gran satisfacción.

Para mí ha sido un honor profundo el haber podido presidir esta
Comisión de Asuntos Exteriores que, como bien dice el señor Burballa,
ha sido una de las que a lo largo de las legislaturas democráticas ha
sabido mantener un prestigio y un buen hacer, debido sobre todo, a la
calidad de sus miembros, a la que modestamente he querido sumarme. Si
lo hemos podido hacer, ha sido gracias a la tarea de todos ustedes,
miembros de la Comisión, a los miembros de la Mesa, que han tenido la
bondad y la paciencia de participar conmigo en las labores propias de
la dirección de la Comisión, al letrado Jose Manuel Serrano Alberca
que ha sido un colaborador realmente indispensable y magnífico en
todas nuestras tareas y por supuesto al señor ministro personalmente
y a todos los colaboradores del Ministerio de Asuntos Exteriores que
nos han prestado permanentemente toda aquella cooperación que hemos
querido y necesitado.

Creo que hemos continuado una línea que me parece absolutamente
indispensable, precisamente trabajando al servicio de esos intereses
de España, que a todos nos unen, que es mantener un alto nivel de
consenso en dos niveles. Uno, el de la política exterior, pues al fin
y al cabo lo que habíamos recibido se ha mantenido y, en la medida de
lo
posible, reforzado, en la concepción básicamente unánime, con las
críticas inevitables pero básicamente unánime, de lo que es una
concepción unívoca de nuestros intereses. Lo hemos conseguido también
en una concepción asimismo básicamente consensuada y unánime de la
política internacional, es decir, de aquellos extremos que no tocan
directamente a los intereses españoles en su política exterior sino
a la concepción que nos hacemos del mundo exterior. La verdad es que, a
lo largo de las proposiciones no de ley abundantes que hemos venido
aprobando a lo largo de esta legislatura, apenas recuerdo alguna que
no haya sido aprobada con el consenso, es decir con la unanimidad, de
todos los miembros de la Comisión. Eso revela una voluntad de
trabajo, una voluntad de servicio y una voluntad de búsqueda de
consenso realmente admirable, y para mí ha sido enormemente
satisfactorio poder presidir y, en la medida de mis modestas fuerzas,
alentar a que eso fuera así.

Creo que el señor Burballa hace bien en cerrar la vida de esta
legislatura en la Comisión con la mención a un texto que en muchos
sentidos resume perfectamente y nos anima a seguir trabajando en esa
misma dirección, que son las resoluciones que aprobamos en esta
Comisión, y que luego hizo suyas el Pleno de la Cámara, sobre la
conmemoración de los cincuenta años de la Declaración Universal de
los Derechos Humanos y sobre cómo el Congreso de los Diputados,
a instancias de esta Comisión, ve el futuro de esos derechos humanos,
que al fin y al cabo es tanto como pensar en una política de paz, de
prosperidad y de libertad para nosotros y para todo el mundo. Creo
que ése es un buen resumen de todo lo que en la Comisión hemos hecho.

Muy sinceramente, con el corazón en la mano, quería agradecerles a
todos su participación, su presencia, su trabajo, su dedicación. Sin
todos esos datos, habría sido imposible que hubiéramos realizado el
trabajo -creo honestamente que bueno al servicio de esos intereses
superiores de la patria- durate estos años de la legislatura. A
todos, muchísimas gracias; a todos, feliz Navidad; a todos, feliz
año, feliz siglo, feliz milenio, y a todos naturalmente felices
elecciones.

Se levanta la sesión.




Eran las siete y cuarenta y cinco minutos de la tarde.