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DS. Congreso de los Diputados, Comisiones, núm. 807, de 25/11/1999
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CORTES GENERALES



DIARIO DE SESIONES DEL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS



COMISIONES



Año 1999 VI Legislatura Núm. 807



EDUCACIÓN Y CULTURA



PRESIDENCIA DEL EXCMO. SR. D. PABLO CASTELLANO CARDALLIAGUET



Sesión núm. 45



celebrada el jueves, 25 de noviembre de 1999



ORDEN DEL DÍA:



- Debate y, en su caso, aprobación del informe elaborado por la
subcomisión para analizar el coste de los libros de texto en la
enseñanza básica y obligatoria y su repercusión en las economías
familiares. (Número de expediente 154/000026) ... (Página 24034)



- Comparecencia del señor secretario de Estado de Cultura (Cortés
Martín) para informar sobre el proyecto definitivo de ampliación del
Museo del Prado. A solicitud del Grupo Parlamentario Mixto. (Número
de expediente 212/002054) ... (Página 24044)



Comparecencia del señor director del Museo Nacional del Prado (Checa
Cremadres) para informar sobre: - Diversos aspectos relacionados con
la gestión del Museo y, en particular, actuaciones en materia de
restauraciones y restricciones impuestas a la investigación y emisión
de opiniones. A solicitud del Grupo Parlamentario Mixto. (Número de
expediente 212/001955) ... (Página 24052)



- Los problemas que han planteado las obras de las cubiertas del
Museo Nacional del Prado. Asolicitud del Grupo Socialista del
Congreso. (Número de expediente 212/002107) ... (Página 24053)



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Se abre la sesión a las cuatro y cinco minutos de la tarde.




El señor PRESIDENTE: Buenas tardes, señoras y señores diputados.

Damos comienzo a la sesión de la Comisión de Educación y Cultura que,
como ustedes saben, tiene por objeto, en primer lugar, debatir sobre
el trabajo de la subcomisión para analizar el coste de los libros de
texto en la enseñanza básica y obligatoria y su repercusión en las
economías familiares. Después se celebrarán las comparecencias que
figuran en el orden del día. Si no hay inconveniente por parte de
ningún grupo parlamentario, se alteraría el orden de las
comparecencias y lo haría, en primer lugar, el secretario de Estado
de Cultura porque está entretenido u ocupado en un jurado y va a
abandonarlo para venir a esta comparecencia e irse. Es evidente que
el tiempo que invierta en venir a esta comparecencia, no estando en
el jurado, causará menos daño, porque todo el que está en un jurado
causa daño, y por lo menos tendrá un paréntesis de comportamiento más
aceptable. (Risas.)



- DEBATE Y, EN SU CASO, APROBACIÓN DEL INFORME ELABORADO POR LA
SUBCOMISIÓN PARA ANALIZAR EL COSTE DE LOS LIBROS DE TEXTO EN LA
ENSEÑANZA BÁSICA Y OBLIGATORIAYSU REPERCUSIÓN EN LAS ECONOMÍAS
FAMILIARES. (Número de expediente 154/000026)



El señor PRESIDENTE: Entramos en el primer punto del orden del día:
Subcomisión para analizar el coste de los libros de texto.

Doña María Jesús Aramburu tiene la palabra.




La señora ARAMBURU DEL RÍO: En aras a colaborar con la Presidencia y
con la Comisión, quería recodarle, por si S.S. no lo sabe, que hoy es
el día internacional contra la violencia doméstica y los que estamos
en el tajo quisiéramos ir a las manifestaciones en nuestras
respectivas circunscripciones. Le agradecería que agilizara al máximo
los debates y que dijese cuál va a ser la hora de la votación para
que pudiéramos cumplirla estrictamente; por tanto, le insto a que
cumpla las funciones en esos términos.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, María Jesús, y suficientemente
motivado e impulsado por sus deseos, que hago míos -aunque alguno no
vaya a ir a la manifestación, es obvio-, creo que con la colaboración
de ustedes se puede señalar que la votación se celabrará alrededor de
las cinco, lo cual significa que en la defensa de cada una de las
posiciones se invertirán diez minutos y en la fijación de posiciones
cinco minutos.

Si cometo alguna involuntaria omisión, pido a los miembros de la
subcomisión que tengan la amabilidad de corregirme. Supongo a todos y
cada uno de los miembros de la Comisión informados del trabajo de la
subcomisión, sobre todo del resultado de la última reunión.

En la última reunión de la subcomisión, y una vez que se disponía del
trabajo realizado por el letrado, que ha recopilado
con carácter de antecedentes el resumen de toda la
documentación que ha sido recabada de las administraciones, tanto
central como autonómicas, así como el resultado de las comparecencias
celebradas con todas y cada una de aquellas personas que tuvieron la
amabilidad de atender nuestro ruego (incluso ha incorporado
referencias a los textos o documentos que se nos aportó en alguna de
estas comparecencias), se constituyó, con todo este conjunto
debidamente relacionado, lo que podemos llamar los antecedentes
o introducción de lo que va a constituir, en su caso, el resultado del
trabajo de esta subcomisión.

Sobre estos antecedentes, que obran lógicamente publicados en el
boletín -está a disposición de ustedes y en él figuran todos los
comparecientes-, se acordó por los representantes de los diferentes
grupos que había, si no unanimidad, sí aceptación in genere de todo
ello y que todos entendían que podía constituir la introducción de lo
que sea la resolución que resulte de la votación. Por tanto, esto no
está sometido a consideración.

A continuación de estos antecedentes, cada uno de los grupos
parlamentarios que forman parte de la subcomisión defendió el
proyecto de resolución o conclusiones que le pareció conveniente
mantener. Ninguno de dichos documentos mereció la aprobación de la
subcomisión, quiere decirse que obtuvieron los votos a favor que les
pareció convenientes a los grupos que les apoyaban, pero obtuvieron
siempre más votos en contra. Resultado, la subcomisión no puede
ofrecer hoy a la Comisión un texto que venga con la anuencia de la
subcomisión. Por lo tanto, hoy y aquí lo que procede es que por su
respectivo orden de menor a mayor (que es siempre el orden que
utilizamos en la Comisión de Educación cuando se trata, por ejemplo,
del estudio de proposiciones no de ley; al fin y al cabo una
proposición no de ley es una propuesta de resolución, es lo que más
se le asemeja y se puede aplicar el reglamento por analogía)
defenderá cada uno sus correspondientes resoluciones. Una vez que
estas resoluciones o propuestas de resolución hayan sido defendidas
(rogando la Presidencia a cada uno, como es habitual en ellos con su
prudente criterio, que defiendan su resolución y si se quieren
manifestar sobre la contraria o sobre alguna -yo no la llamaría
contraria, sino sobre las indistintas- lo hagan de modo tal que no
suscite necesidad de réplica ni de grandes confrontaciones), se
manifestarán los grupos que quieran hacer uso de la palabra para
fijación de posición y se procederá a las votaciones. Parece ser que
algún grupo quiere repartirse el tiempo. (El señor Martinón Cejas
pide la palabra.)
Señor Martinón, ¿a qué efectos me pide la palabra?



El señor MARTINÓN CEJAS: Señor presidente, antes de entrar en el
debate de los votos particulares o de los textos que cada grupo ha
presentado, en la parte inicial común hemos advertido, en la página
10 del boletín, un apartado que se dedica a ayudas específicas de
ayuntamientos y diputaciones, donde figuran varios ayuntamientos, no
veo ninguna diputación pero da igual. Sí nos gustaría añadir a esa
relación algunos ejemplos más, concretamente de mi circunscripción,
que al menos para mí han sido de muchísima utilidad en los debates y
en el conocimiento de este asunto, si a los miembros de la Comisión
les parececorrecto.




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El señor PRESIDENTE: Desde la ignorancia de la Presidencia, ¿señala
usted una omisión porque se trate de documentación que ya hemos
recibido y de experiencia que hemos analizado en común, o se trata de
una omisión porque desde su experiencia personal quiere incorporar
una referencia a ese ayuntamiento, o es una omisión que se ha
sufrido?



El señor MARTINÓN CEJAS: Esta primera parte, como muy bien recuerda,
ha sido elaborada por el señor letrado con mucha eficacia y
eficienca. En las propias comparecencias se ha hecho alusión a más
ejemplos, a más casos, a más corporaciones locales que están
participando en programas de ayudas, de becas para la gratuidad de
los libros de texto.




El señor PRESIDENTE: Es muy sencillo. Señala usted que en alguna
comparecencia se ha hecho alusión a algunas instituciones y que cree
usted que se deben incorporar al texto de los antecedentes. Si es
así, señalando una omisión, no creo que haya ningún inconveniente.

Pase usted una nota a la Mesa en la que diga que quiere que conste
tal ayuntamiento que fue citado en la comparecencia de don fulano, de
doña mengana o de tal institución para que figure en ella, no habrá
el menor inconveniente. No creo que los demás tengan inconveniente
alguno en ello, porque se trata de suplir pura y sencillamente una
omisión en la referencia que se pueda hacer a tal institución o a tal
entidad local. (El señor Guerra Zunzunegui pide la palabra.)
Señor Guerra Zunzunegui pedía la palabra, ¿con qué objeto?



El señor GUERRA ZUNZUNEGUI: Por una cuestión que no es estrictamente
de orden, señor presidente, pero es la siguiente: en la última
reunión de la subcomisión, cuando se trató de si podrían presentar
dos grupos una proposición conjuntamente, se dijo que habría la
posibilidad de una complementariedad, sin variar ni el fondo ni el
texto, salvo una coma. En ese sentido, quiero indicar al señor
presidente y a todos los grupos que el Grupo de Convergència i Unió y
el Grupo Popular presentan a la Mesa una propuesta de complementación
y transacción. Me parece que la palabra exacta del señor presidente
fue complementación, por eso la cito.




El señor PRESIDENTE: Si dije la palabra complementación, tiene que
quedar perfectamente claro que es un auténtico barbarismo y no tengo
ningún inconveniente en reconocer mi barbarie terminológica y de
cualquier otro tipo. Vamos a procurar no repetirla. Tienen ustedes el
suficiente criterio y el suficiente conocimiento para utilizar otros
términos. Es decir, se trata de resoluciones modificadas de uno y
otro grupo que se completan mutuamente hasta constituir una unidad
propositiva a objeto de discusión.




El señor GUERRA ZUNZUNEGUI: En ese sentido, querría entregar a la
Presidencia el texto correspondiente.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Guerra Zunzunegui.

Rápidamente se fotocopiará y se entregará a todos los grupos
parlamentarios.

Señor Bayona.




El señor BAYONA AZNAR: : En la subcomisión creo que quedó
suficientemente claro que no habría textos nuevos para debatirse en
Comisión, sino que el debate se produciría siempre sobre textos ya
conocidos y publicados en el boletín del Congreso. Por tanto,
entiendo que en este momento cualquier grupo es dueño de su texto
para retirarlo o para decir que de su texto solamente queda vivo el
apartado 2 ó el 3 ó el 4. Cuando en la subcomisión se habló de
completar, se entedía que con un texto y otro se completaban, es
decir, se suprimían determinados apartados y uno y otro completaban,
pero en ningún caso que se sometía a la consideración de la Comisión
un texto que se desconoce. En este momento nosotros desconocemos qué
es lo que se está tramitando y no se nos ha dicho que ese texto, al
parecer transaccional, está compuesto por el apartado 2 ó el 3 ó el 4
ó el 5 de un voto particular u otro. Por ello entiendo que siendo un
texto nuevo no debería admitirse a trámite.




El señor PRESIDENTE: Como primera prevención, lo que hay que hacer es
que todo el mundo opine sobre el texto una vez que se conozca. Por lo
tanto, los servicios de la Cámara nos proporcionarán las
correspondientes fotocopias. Es evidente que el criterio de admisión
a trámite de documentos viene regido por un elemental principio de
seguridad jurídica que impone que todos los documentos que se vayan a
tramitar en el Parlamento sean repartidos 48 horas antes, y si se
trata de enmiendas se presenten seis horas antes de la discusión
cuando estamos en el trámite, por ejemplo, del estudio de propuestas
de resolución. Pero también en la subcomisión dejamos clara la
disponibilidad por parte de cada grupo de sus propios textos. Si uno
o dos grupos, decidiendo disponer de su propio texto, redactan un
texto al que no se pueda calificar de nuevo en el sentido de lo que
contiene, sino de nuevo en el formato, porque lo que contiene está
debidamente contenido en cada una de las propuestas de resolución, y
se ha articulado de modo tal que subsuma, que funda, que complete una
posición que quieren mantener en común, el sentido elemental debe
llevar a su admisión porque no conculca la seguridad jurídica (aun
cuando no se debata ya está en los documentos que vamos a ver) y
porque conduce a una de las principales finalidades que tiene la
propia discusión parlamentaria, que es la búsqueda del mayor de los
consensos. Ahora lo veremos cuando tengan a su disposición los textos
que vienen avalados por el Grupo Parlamentario Popular y por el Grupo
Parlamentario de Convergència i Unió, con retirada de los precedentes
porque se ha recogido de ellos, según ustedes exponen, la parte que
ha convenido y en la que estaban de acuerdo cada uno de ellos sin
otra novedad. Con esa afirmación deberíamos analizar ese texto. Si
eso es así, no hay nada que se imponga a que sea objeto de admisión a
trámite, sin perjuicio de que quede constancia en acta, lo que todas
SS.SS. quieran exponer al respecto. En todo caso, van a traer ahora
mismo los textos.

Mientras se traen los textos, como sí hemos acordado que vamos a
pronunciarnos de menor a mayor y no quiero



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seguir incurriendo en el posible enfado, nunca serían las iras, de
doña María Jesús, si a ustedes les parece bien, daríamos la palabra
al Grupo Parlametnario de Izquierda Unida para que con relación a su
propuesta de resolución, que se añadiría a los antecedentes que aquí
hay, se pueda manifestar con la libertad con la que ella quiera.

¿Está en disposición doña María Jesús para ello?



El señor BAYONA AZNAR: : Correspondería intervenir, en primer lugar, al
Grupo de Convergència i Unió.




El señor PRESIDENTE: Ha habido un error de la Presidencia, perdóneme,
doña María Jesús.




La señora ARAMBURU DEL RÍO: Entre mujeres no existe competitividad
alguna, señor presidente.




El señor PRESIDENTE: Disculpen el error de la Presidencia
y procedemos de inmediato en la forma que señala el señor Bayona.

Tiene la palabra doña Carme Laura Gil i Miró.




La señora GIL I MIRÓ: En primer lugar, señor presidente, señoras y
señores diputados, quiero manifestar mi pesar ante la incapacidad de
la subcomisión y la obcecación de algún grupo para alcanzar el
consenso en la redacción de un informe final; un informe en el que
hubiéramos podido encontrarnos, como otras veces, en este espacio tan
valioso de los principios compartidos y en el que hubiéramos podido
manifestar asimismo, sin ningún tipo de oscuridad, las divergencias
existentes en la concreción posible de su aplicación; divergencia por
supuesto, legítimas. Lo siento y lo deploro.

Mi grupo ha elaborado, junto con el Grupo Popular, una redacción
transaccional y unitaria de nuestras correspondientes propuestas, que
fueron en su día presentadas y son conocidas por todos los grupos y
nos parece que el texto resultante tiene suficiente relevancia para
analizarlo de manera breve.

En primer lugar expone, sin ambages, los puntos de coincidencia, la
asunción... (El señor Bayona Aznar: ¿De qué texto habla?)



El señor PRESIDENTE: Un momento, señora Gil.

Habla del texto



El señor BAYONA AZNAR: : Un texto resultante oculto y desconocido.




El señor PRESIDENTE: No es oculto porque hay manifiesta voluntad,
expuesta por la Presidencia, de que llegue a su conocimiento, hasta
el extremo de que las fotocopias pueden estar encima de su mesa, me
atrevo a afirmarlo, en una fracción de segundo. ¿Tiene la amabilidad
de entregar una fotocopia del documento al señor Bayona?



El señor BAYONA AZNAR: : Gracias, señor presidente, es que me gusta,
cuando se habla de un texto, conocerlo previamente.

El señor PRESIDENTE: Continúe, señora Gil.




La señora GIL I MIRÓ: Espero que el señor Bayona, que seguramente se
ha leído con extrema atención el documento que yo entregué en la
última sesión de la subcomisión, reconocerá en mis palabras que estoy
hablando, a su vez, de ese texto y desearía que siguiera, con el
texto de la última sesión, las palabras que ahora estoy pronunciando.

Sigo diciendo y repito que el texto expone sin ambages puntos de
coincidencia, como son la asunción del principio de la gratuidad del
libro de texto de la educación básica obligatoria y su aplicación
gradual de acuerdo con criterios rectores de equidad social. Creemos
que la propuesta unitaria y la propuesta anterior de Convergència i
Unió convierte estos principios en criterios permanentes, que sin
duda cristalizarán en los momentos oportunos, cuando también se haya
profundizado en el análisis serio de la realidad social y económica
del país y del colectivo escolar.

Por otro lado, tras haber escuchado atentamente, durante las sesiones
de la subcomisión, a los distintos comparecientes y sus posiciones,
en hartas ocasiones contrarias, hemos creído de interés para el
análisis instaurar la experimentación de la modalidad de la gratuidad
del libro de texto como propiedad del centro, dado en calidad de
préstamo al alumno durante un curso escolar, entendiéndolo como una
de las acciones de aplicación posible de aquel principio. Mi grupo
opta por la aplicación del principio de la gratuidad por una vía
abierta, de búsqueda, de experimentación de métodos hoy inciertos,
teniendo siempre presente que los recursos públicos son limitados,
que la sostenibilidad del llamado sistema del bienestar es compleja y
de difícil consecución, con espacios distintos y conectados, como la
educación, la sanidad, la lucha contra el desempleo o la
perdurabilidad del sistema de pensiones y la terrible herida de la
pobreza económica, unida, en general, a la soledad de la viudedad.

Con ello queremos significar que el orden económico por naturaleza no
es sólido y que si hoy hay un atisbo de bonanza en este país, éste
podría debilitarse hasta desaparecer por el efecto del soplo de
cualquier país poderoso, por lejano que fuera.

Es peligroso renunciar a la reflexión dentro de la Comisión. La
historia educativa de hoy se resiente del error profundo del ayer de
1990, cuando un gobierno socialista promulgó una ley renovadora de
alto coste sin aplicar los recursos económicos necesarios y hoy, diez
años después, gran número de jóvenes de 12 años no cursan la
educación secundaria en los institutos de enseñanza secundaria. Hoy,
diez años después, los niños y niñas de tres años no están
escolarizados. ¿Qué ha ocurrido? ¿O es que cree alguien que el
Gobierno socialista no tuvo, durante dos legislaturas, interés alguno
en construir institutos? ¿Cree alguien que no tuvo interés en abrir
aulas para los niños y niñas de tres y cuatro años o en contratar
nuevo profesorado? ¿O quizá alguien cree que éste no era el interés
del Grupo Parlamentario Socialista, entonces mayoritario? Si alguien
lo creyera, yo le diría que se equivoca, porque yo los conocía y sé
que tenían interés, pero no tenían los recursos presupuestarios
disponibles o, en todo caso, aplicaron los recursos a otras
necesidades que consideraron, sin duda legítimamente, de mayor
prioridad que la educación propugnada por su ley estrella, la Logse.




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Con esta experiencia, que ha sido colateralmente compartida por mi
grupo, que apoyó lealmente la ley pese a no ser, obviamente, su ley,
hemos crecido, somos ya diez años mayores y nos hemos vuelto más
sabios, más prudentes y, también, más sinceros. De ahí, nuestra
opción en cuanto a la aplicación del principio de la gratuidad y,
hoy, aquí, sólo hay dos opciones explícitas a debate, entre otras
muchas que pudieran existir, pero no se han explicitado: una, el
dinero público, que se sabe limitado, aplicado gradualmente, siempre
sin distinción, a sufragar el coste de los libros de texto a todos
los alumnos y alumnas, sin criterios, a todos y, dos, el dinero
público, hoy limitado, aplicado gradualmente, bajo criterios
objetivos y objetivables, a la atención prioritaria a los colectivos
menos favorecidos socioeconómicamente. Y no se equivoquen, esta
última opción, la opción de principios de equidad social, es la del
Grupo Catalán y en la propuesta conjunta y transaccional es también
la del Grupo Popular; en cambio, la defendida por el Grupo Socialista
es la primera.

Para finalizar, quiero explicitar que, para mi grupo, la adhesión
política y seria a los principios es nuestra tarea primera y
fundamental, y también la asunción de la aplicación gradual con
criterios sociales hoy, sabiendo y entendiendo que aquélla puede ser
variable y, por tanto que puede adoptar formas distintas según las
circunstancias económicas del país, y con ello recalco que deberíamos
acostumbrarnos a distinguir el valor inapreciable del principio y a
conocer las limitaciones de los momentos. Creo sinceramente que la
iniciativa, en su momento popular, ha demostrado su fuerza, en la que
mi grupo siempre ha creído, aunque no compartía en toda su extensión.

Por ello, se comprometió -fue mi grupo- a crear la subcomisión y a
finalizar su informe antes del mes de diciembre. Recuerdo a todos
ustedes que, ayer, el principio de la gratuidad era tan solo un
esbozo, una querencia, un deseo y, además, algo innominado por los
gobiernos socialistas y por los grupos políticos. En cambio, hoy es
una realidad asumida y mañana, sin duda, será un elemento permanente
de la estructura educativa. Por todo ello, quiero felicitar, y que
conste, a los promotores de la iniciativa y también lamentar una vez
más el imposible acuerdo de la Comisión, en lo que sí estamos de
acuerdo. Quizá la letra y música del ambiente responde en demasía a
una larga navidad electoral y lleva a algún grupo político a
transmutar en tinta de imprenta la esencia de la política.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señora Gil.

Una elemental coherencia en el debate lleva a que no podamos romper
la presentación de un documento que se hace conjuntamente por dos
grupos. En consecuencia, es obvio que lo sensato, para seguir una
mínima metodología, es que el Grupo Parlamentario Popular, ya que
presentan el documento conjuntamente, se pronuncie en su turno, y
luego entraremos con los que mantienen otra clase de documentos.




Tiene la palabra el señor Guerra Zunzunegui.




El señor GUERRA ZUNZUNEGUI: Desde el momento de la presentación de
una proposición de ley de iniciativa popular respecto de la gratuidad
de los libros, tuvimos conciencia de que había que trabajar al
respecto.

En ese sentido, cuando el representante de Convergència i Unió
propuso estudiar a fondo este tema y ver las posibilidades en un
sentido y en otro, nuestro grupo apoyó la creación de esta
subcomisión. Hemos tenido que oír a otros grupos decir en algunos
medios que lo que quería el Partido Popular era dejar la cuestión ad
kalendas graecas y que la subcomisión era una salida para retrasar el
tema, a pesar de que la propuesta que presentó Convergència i Unió
daba un plazo taxativo de nueve meses para que la subcomisión
trabajara y presentara a la Cámara sus resoluciones. Creo que se ha
despejado totalmente el criterio de que había algún grupo que quería
entorpecer el trabajo de esta subcomisión, que empezó a trabajar en
los primeros días de septiembre de una manera muy ágil -y yo tengo
que felicitar aquí a la Mesa de la subcomisión y fundamentalmente al
presidente de la misma-, y en pocas sesiones compareció ante la misma
un número muy importante de representantes del mundo de la educación,
sindicatos, asociaciones de padres, personalidades, administración
central y Administraciones autonómicas.

Como consecuencia de la información que nos trajeron los
comparecientes, vio nuestro grupo que era imposible llegar a
conclusiones en las que se fijaran exactamente las necesidades.

También veíamos que la subcomisión tenía que llegar a una filosofía
general, pero no podía entrar en algo que desconocíamos, como era
cuantificar exactamente el costo de los libros, para el que los
comparecientes daban cifras diferentes según la autonomía e incluso
para todo el Estado español. Tras la comparecencia de las
personalidades, nuestro grupo presentó un documento, junto con las
propuestas que tienen desde hace tiempo los grupos parlamentarios, en
el que hacíamos hincapié en dos cuestiones. Primero, que en la Logse,
así como se especificaba la cuestión de los comedores escolares, el
transporte, etcétera, y se reconocía su obligatoriedad, no se hacía
alusión concreta y definitiva a los libros de texto, lo que nos
parece oportuno que no hiciese la Logse puesto que había tiempo para
entrar en este tema.

Pasados desde el año 1990 casi diez años, y estando a punto de
implantarse este año el cuarto curso de la ESO plenamente en todo el
territorio español, nuestro grupo entendió que había que estudiar con
detenimiento la cuestión de los libros. Por otra parte, se distinguía
perfectamente por los comparecientes y en las intervenciones de los
diferentes grupos que una cosa eran los libros de texto y otra el
material complementario, como pueden ser ordenadores, atlas,
diccionarios, etcétera. Nosotros entendimos que la subcomisión no
podía cifrar el costo puesto que ninguno de los comparecientes daba
cifras iguales y sólo hacían una evaluación teórica de lo que podían
costar los libros de texto para todo el territorio nacional. En vista
de ello, nuestro grupo entendió que todo lo que vaya a educación -y
se ha visto en los últimos presupuestos del Gobierno popular- es
escaso siempre, puesto que desearíamos, -y creo que aquí hay
unanimidad- que fuese el máximo posible. En el documento señalamos
que se había iniciado desde hacía tres años una línea de becas y
ayudas, es cierto, pero que alcanzaba en el próximo presupuesto 3.900
millones de pesetas. Por otra parte, unas cuantas autonomías e
incluso ayuntamientos, de diferente signo político, estaban en la
línea de destinar unas partidas para la gratuidad de los



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libros de texto, ya sea la Comunidad de Madrid, la comunidad
andaluza, la Comunidad Valenciana, etcétera, por no hablar de las
comunidades de Navarra y del País Vasco, por sus características
fiscales especiales. Por ello, basados en el principio de equidad,
entendíamos que había que elegir entre varias opciones y que había
que dar prioridad a familias que bien por sus ingresos, bien por ser
familias numerosas o bien por tener entre sus miembros algún alumno
discapacitado psíquico o físico, estaban más necesitadas.

Por otra parte, como el sentir general de la mayoría de los grupos
era que nos definiéramos exactamente si como principio final y
general había que llegar a la gratuidad de los libros de texto,
nosotros llegamos a un acuerdo con el Grupo Parlamentario Catalán
(Convergència i Unió) sobre la base de que en la documentación que
ellos habían presentado y en la que habíamos presentado nosotros
había unas conclusiones comunes fundamentadas en el principio de
equidad. Antes de llegar a esta Comisión se ha intentado con algún
grupo de la Cámara de los que participaron en la subcomisión que
saliera una propuesta conjunta, en el sentido de que se reafirmara la
gratuidad de los libros, pero con una graduación en su implantación.

Por ello, señor presidente, nuestro grupo ha presentado, junto con el
de Convergència i Unió, esta propuesta a la que creíamos ayer por la
noche que se podían adherir todos los grupos de la Cámara, por la que
planteábamos que el principio de gratuidad de los libros de la
educación básica obligatoria se fuera implantando en España de una
manera progresiva y según los principios de equidad que ya he
enumerado anteriormente. Junto a esto, además, en la propuesta que
presentamos con Convergència i Unió también se especifica que se
debería dotar a los centros escolares sostenidos con fondos públicos
de una biblioteca básica de libros, como he dicho antes,
diccionarios, atlas, textos de lectura, etcétera. También queríamos
reafirmar, y reafirmamos, los siguientes principios. Se recomienda
adoptar -y creo que en esto había unanimidad- las medidas para que en
los libros de texto, a partir del segundo ciclo de la educación
primaria, no se incluyan espacios de prácticas. Para que los medios
de comunicación lo conozcan, esto se refiere a los cuadernos que se
adhieren a los libros de texto. Otro principio es que había que
respetar la autonomía de la administración educativa competente y que
por eso había que hacer que en la conferencia sectorial cada una de
las autonomías remitiera no solamente su criterio, sino también el
costo y su opinión sobre esta cuestión. Otro principio que se ha
indicado por todos los grupos en sus textos es la garantía de la
libertad de elección del libro de texto por el centro escolar y
libertad de cátedra y de edición, que, por otra parte, está en
nuestra Constitución. Un último principio es el mantenimiento del
sector librero -nos referimos a las pequeñas librerías- como servicio
cultural.

Nuestro deseo, señor presidente, hubiera sido que esta subcomisión
hubiese llegado a un acuerdo si no unánime, al menos ampliamente
mayoritario, y por eso creo que se ha hecho un esfuerzo, al menos por
los dos grupos que presentan esta propuesta, para llegar al mayor
acuerdo posible. En todo caso, señoras y señores diputados, quiero
reafirmar aquí que el Partido Popular, en todo el tema de educación,
como la LRU en la próxima legislatura, desearía tener el máximo apoyo
posible. Si en algunas ocasiones no ha
sido posible por culpa de este grupo pido disculpas, ya que ésta va a
ser una de las últimas sesiones. De todas maneras, quiero felicitar a
la representante de Convergència i Unió por llegar a acuerdos en
múltiples ocasiones en esta Comisión sobre proposiciones no de ley o
de otro tipo. Yo creo que ha sido la Comisión en la que ha habido más
acuerdos unánimes de todas las comisiones de esta legistura.

Por todo ello, señor presidente, y reitero que puede ser una de mis
últimas intervenciones en esta legislatura, nuestro grupo piensa que
hemos hecho un gran esfuerzo para la conjunción de las propuestas de
todos los grupos. Si no es así, lo sentimos y tendremos que llevar al
Pleno los votos particulares que en su caso defiendan otros grupos.




El señor PRESIDENTE: Doña María Jesús Aramburu tiene la palabra para
la defensa de su propuesta de resolución.




La señora ARAMBURU DELRÍO: Voy a hacer algunas reflexiones, con mucha
brevedad, en torno a las conclusiones que hemos presentado y al texto
suscrito como enmienda transaccional.

Sin ningún tipo de melancolía ni de escepticismo, quisiera constatar
que el ejercicio hecho por la subcomisión no es un ejercicio inútil
de parlamentarismo ilustrado que no adquiere ningún carácter
resolutivo. Esos titulares creo que animan a la sociedad a instalarse
en la impotencia. Iniciativas legislativas populares como la de la
gratuidad de los libros de texto o la de las 35 horas, que vienen tan
respaldas y no prosperan, hacen cundir el desánimo social, y la
abstención no es buena para nadie, puesto que da la impresión de que
estamos en tiempo electoral. Esta portavoz no está en tiempo
electoral y en aras de eso deseo hacer algunos comentarios. Ante
todo, me parecería injusto no felicitar -sería más sospechoso- al
presidente de la Mesa, al señor Bassols, que ha demostrado un
extraordinario grado de profesionalidad, y a los comparecientes. Por
otro lado, en política se plantea la complejidad cuando uno quiere el
consenso, porque los puntos de partida son muy diferentes. El
presidente está muy empeñado en que no nos confrontemos. Yo estoy en
esa línea de trabajo de la no confrontación y de la clarificación. El
punto de encuentro es el de la clarificación sin la confrontación.

Ahí nos podemos encontrar con mucha facilidad el conjunto de los aquí
presentes sin regalarnos absolutamente nada. Creo que es muy
importante partir con un prólogo. Mi prólogo es que no voy a bloquear
ninguna iniciativa para que el Pleno del Congreso de los Diputados
pueda discutir. Voy a trabajar sobre ese principio sagrado de que el
Congreso de los Diputados pueda discutir. Si hay consenso, no habrá
votos particulares. Si no hay consenso, cada uno nos reservamos el
derecho de admisión, como en los bares. Por tanto, vaya por delante
esa posición política, que también indica dónde estamos y cuál es el
talante de cada uno.

Dicho esto, a mí me parece importante que lleguemos a un texto en el
que pactemos los acuerdos y los desacuerdos. Yo quiero un texto en el
que pactemos el consenso y los disensos. Yo, que represento a la
izquierda transformadora, ahí me encuentro con la derecha, con la
izquierda y con el centro. Como decía que no iba a entrar en el
camino de la confrontación, sino de la clarificación, hay algunos



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datos importantes que tienen un carácter programático. Ustedes saben
que yo vengo de un pensamiento político que tiene tres pes: programa,
programa, programa; (Risas.) es decir, que algunas veces nos sube a
la peana y otras nos baja. Dicho esto, la posición política de
Izquierda Unida al respecto es bastante innegociable. El punto de
encuentro está en los términos que he abordado antes. Es importante
el reconocimiento de la universalidad, por un dato: porque no haya
elementos instalados en el agravio comparativo con otros servicios
que presta el Estado del bienestar social. No puede ser que haya
universalidad para el sistema sanitario y no para el de la enseñanza.

Por tanto, ese tema hay que resolverlo bien para que pueda ser
creíble.

Hay otra cuestión profundamente importante que hay que abordar en el
texto. Plantea que nos supeditemos a las disponibilidades
presupuestarias. Sabemos de los excedentes, por ejemplo, de la banca
y de otros sectores. No tengo cifras para describirlos porque no me
muevo en el mundo financiero. Por tanto, hay que incorporar las
disponibilidades y las prioridades presupuestarias. En ese sentido,
estoy trabajando e intentando hacer un discurso que enmiende para
mejorar el texto transaccional que nos han presentado aquí en el día
de hoy.

Pasados los 40 años, vengo de una época en la que recordarán que se
premiaba a las familias numerosas -era otro tiempo político-,
independientemente de la posición que se ha tenido en Cataluña, que
tiene el índice de natalidad más bajo de Europa y posiblemente del
mundo, junto con algunos otros países. Nosotros pensamos que los
subsidios, las subvenciones, son individuales e intransferibles. No
son a las familias. Puede ser en un momento determinado al cabeza de
familia y las mujeres, como siempre, por poner un ejemplo. Por tanto,
hay conceptos que pertenecen al elemento más troncal del pensamiento
político, donde también hay que hacer un esfuerzo por encontrarnos.

Se plantean también cosas que para los que somos del gremio
-mayoritariamente aquí lo somos-, para mí que soy profesora de
filología de lengua y literatura, es un sacrilegio, como que el
diccionario no sea una materia sustancial sino complementaria. El
alumno que no tiene como parte de su quehacer cotidiano el misal del
diccionario no es concebible. Por tanto, hay algunas enmiendas que si
fueran capaces de asumir podríamos perfectamente resolver algunas
cosas.

Hay experiencias europeas solventes, de países no sospechosos de ser
de la izquierda transformadora, ni siquiera del centro ni de la
tercera vía, y que tienen un sistema muy acabado. A veces es un
sistema mixto. Hay sistemas muy prósperos que garantizan la gratuidad
de los libros de texto. De cualquiera de ellos, seleccionados, desde
el sistema de Suecia hasta el que se va a llevar a cabo en Italia,
podríamos ir de la mano. Si se trabaja con elementos de Blair, de
D’Alemay de Jospin para algunos temas, utílicense también para estos
otros. Por tanto, vamos a encontrarnos en esa convergencia europea
también en la gratuidad de los libros de texto y con sus modalidades,
que están muy alejadas de las que se plantean hoy aquí. Yo reconozco
una cosa, que el Ministerio de Hacienda tendrá dificultades para
admitir una transaccional de estas características, porque es el
sector más conservador del Partido Popular. Me parece que el esfuerzo
que se ha hecho es importante, pero desde
el reconocimiento, mi obligación, por lo que represento, es apretar,
porque la síntesis se hace en función de la presión, de la
negociación, etcétera. Esos elementos son importantes y de carácter
casi innegociable, pero todo es posible en los términos que estamos
planteando. He dicho que hay experiencias europeas con altos niveles
de gratuidad. A mi me parece que la industria del libro, como la del
sexo, es muy complicada. (Risas.) Mueve un montante de dinero
tremendo que en muchos casos está oculto, con un mercado cautivo de
dos meses y casi siete millones de alumnos. Convertirse en un poder
fáctico es complicado. Algunos sabemos que no se ha abordado la
reforma educativa de 100.000 alumnos porque a la industria del libro
le pareció que la inversión era de menor cuantía.

Por consiguiente, para ser todos muy honestos en el debate, debíamos
afinar los términos para encontrarnos mejor. Los libros de texto no
deben ser un negocio sino un servicio. Yo comparto una cosa, y en eso
es donde me voy a encontrar con el conjunto de la Cámara, y es que la
Carta Magna tiene carácter imperativo: la educación es obligatoria
y gratuita para primaria y para secundaria. Ese es mi punto de
encuentro. En esos términos acabo diciendo algo que me parece
absolutamente elemental, señor presidente, y es que el indicador más
solvente que tiene un país para medirse es el grado de desarrollo en
el nivel de acceso a la educación.

Yo entiendo que un pueblo que no es culto no es un pueblo libre y
que, por tanto, el principio más sagrado es el de la educación básica
obligatoria y gratuita.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, doña María Jesús. ¿Le autoriza
usted al presidente a que ruegue que no conste en el «Diario de
Sesiones» esa frase de pasados los 40 años y se sustituya por pasada
la primera juventud? (Risas.) Tengan la amabilidad de corregirlo, se
ajusta mucho más a la realidad.

Por el Grupo Parlamentario Socialista, y para la defensa de sus
conclusiones, tiene la palabra don Bernardo Bayona.




El señor BAYONA AZNAR: : Quiero que mis primeras palabras sean de
gratitud sincera a todos los comparecientes que han prestado su
colaboración a esta subcomisión y que nos han aportado, yo creo, una
documentación importante, con la que al menos el Grupo Socialista ha
trabajado para obtener datos que constan en nuestra propuesta, como
podrán ver quienes lean atentamente el voto particular del Grupo
Socialista. Quiero también felicitar al presidente de la Comisión
porque estoy convencido de que sin su decisión y sin su impulso la
subcomisión hubiera visto en muchos momentos varado su camino. Yo
creo que su firme decisión de que la subcomisión pudiera concluir sus
trabajos ha sido un elemento decisivo para llegar a este momento en
que nos encontramos, al que hemos llegado lamentablemente sin un
informe. Pero yo discrepo de palabras que se han dicho anteriormente,
puesto que no ha sido por incapacidad de la subcomisión sino por el
fracaso de la mayoría gubernamental, que no logró ponerse de acuerdo
en aquel momento y lo ha intentado por todos los medios en esta noche
pasada. (Rumores.)
Lamento que el clima de colaboración, de trabajo, de compañerismo que
ha reinado en las sesiones de la subcomisión,



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donde no había medios de comunicación, se haya quebrado al inicio de
esta sesión de la Comisión y hayamos visto un nerviosismo
incomprensible en una portavoz con bastante experiencia y bastante
madurez y un ataque; quizá la intervención más antisocialista que se
ha podido escuchar en esta Comisión. (La señora Gil i Miró: No has
oído nada.-Rumores.) Lo lamento y, a partir de este momento, no
quiero volver a referirme a ello puesto que quizá es fruto de la
necesidad, que todos comprendemos, de tener que tomar determinadas
decisiones para constituir mayorías políticas. La política es así y,
por tanto, yo lo respeto. Pero, a partir de aquí, quiero mantenerme
en el terreno objetivo de los contenidos de una y otra proposición y
no entrar en las descalificaciones. (La señora Solsona i Piñol: Pues
no sé quién ha empezado.-Rumores.)
Antes de pasar a exponer los principios políticos que nosotros
defendemos en nuestro voto particular, a la luz del texto que
acabamos de conocer de carácter transaccional, quiero decir ante la
Comisión que no supone ninguna novedad, que está calcado, con algunas
podas, del texto del voto particular número 4 (La señora Gil i Miró:
No tengo nombre, soy una innominada.-Rumores.), con el que
prácticamente viene a coincidir aunque es menos concreto. Solamente
el punto I, que dice: Principio de la gratuidad... (Continúan los
rumores.)
Señor presidente, si me permite que haya un poco de silencio en la
sala, podré expresarme con mayor tranquilidad. Yo quiero mantener
este clima de moderación que me caracteriza, como bien sabe el señor
presidente.




El señor PRESIDENTE: Tiene cierta razón el señor Bayona. Vamos a ver
si prestamos todos la atención debida a todos y cada uno de los
intervinientes. Si se produce alguna citación que a su vez produce
alguna cierta excitación, tendrá su cauce debido para la contestación
oportuna, de ser requerido el presidente para ello. Mientras tanto,
escuchemos a todos los diputados intervinientes como merecen, con la
atención debida.




El señor BAYONA AZNAR: Gracias, señor presidente.




Decía que el texto transaccional que se nos presenta, y que
efectivamente no aporta ninguna novedad, no solamente no la aporta
respecto a los votos particulares ya publicados en el boletín, sino
que incluso, respecto al punto I, no es que haya un grupo que haya
llevado al Grupo del Partido Popular a una posición de gratuidad,
sino que calca el preámbulo de la Orden Ministerial del 9 de junio de
1999, de convocatoria de becas -es decir, la posición que ya era del
Gobierno en junio de 1999-, donde se señala el objetivo de la
gratuidad de los libros de texto y material didáctico. Por tanto, no
aporta ninguna novedad, ni siquiera esa afirmación del principio de
gratuidad tiene nada de novedad y el resto del voto particular no
persigue sino mantener las ayudas actuales. En cuanto a lo que
podrían suponer avances, recomendaciones, qué nuevo hay que hacer, se
dice, primero, que se cree una comisión en el seno de la conferencia
sectorial para estudiar este problema, segundo, que se tomen medidas
para que a partir del segundo ciclo de la educación primaria no se
incluyan espacios de prácticas en los libros (eso es lo que dice la
actual normativa
publicada en el Boletín Oficial del Estado sobre libros de texto) y,
tercero, que hay que adaptarse a las diferentes situaciones y
adecuaciones. Es decir, nada, puro vacío. Por tanto, este texto
transaccional que se nos ha ofrecido supone simplemente mantener la
situación actual.

Señor presidente, hace justamente un año -concretamente el 10 de
diciembre-, comencé mi intervención ante el Pleno de la Cámara
afirmando que tenía que haber razones de mucho peso para impedir la
tramitación parlamentaria de la iniciativa legislativa popular, pero
se impidió y el rechazo se disfrazó con la propuesta de crear una
subcomisión, que desemboca hoy en esta Comisión. Las razones entonces
esgrimidas se han desvanecido; ahora, después de los trabajos de la
subcomisión ya no se pueden seguir aduciendo -esa es la situación de
la mayoría parlamentaria- porque suenan cada vez más falsas, suenan
cada vez más a excusas de mal pagador. Hoy, los mismos grupos que
vetaron la tramitación de aquella iniciativa legislativa popular para
la gratuidad de los libros de texto vienen con un texto transaccional
en el que hay una proclamación abstracta, como hemos visto, de un
principio de gratuidad, pero ese texto -que presumiblemente va a
salir adelante- no modifica la actual situación de ayudas, no
considera -y creo que esto es lo importante- la gratuidad y derecho y
continúa subordinando las ayudas a las prioridades presupuestarias y
al discurso de una pretendida equidad.Pues bien, el discurso de las
prioridades se quiebra cuando se han venido aplicando fondos públicos
a niveles privados no obligatorios, se quiebra cuando se han firmado
conciertos con centros de elite -por ejemplo, los colegios del Opus
Dei (Rumores.)- y se quiebra cuando el nuevo IRPF rebaja más los
impuestos a quienes más tienen. El discurso de la equidad y de las
prioridades se quiebra, y además produce una especie de escandalosa
reacción en los ciudadanos que se despiertan cada mañana con noticias
de pingües -por no decir pringosas- opciones sobre acciones que
benefician siempre a los amigos puestos por quien detenta el poder
político. (Rumores y protestas.- El señor Martinón Cejas: ¡Muy
bien!). El discurso de la equidad se quiebra, señor presidente,
cuando al mismo tiempo se establece la desgravación fiscal. El texto
que se nos presenta hoy como transaccional nada dice sobre la
desgravación fiscal. Pues bien, la deducción sobre la base imponible
de 25.000 pesetas para quienes tienen hijos entre tres y dieciséis
años es una deducción que tiene una repercusión positiva para el
declarante cuanto mayor sea su renta, pero de la que difícilmente se
benefician -es decir, no se benefician- quienes no van a presentar
declaración de la renta porque no están obligados a hacerlo si no
llegan a los tres millones y medio de base imponible. Además, cuando
esta desgravación fiscal se distribuye por igual, independientemente
de en qué centro estén escolarizados los hijos- es decir, aunque
estén en centros privados no concertados-, estamos ante una ayuda del
Estado, ante una distribución de fondos públicos hacia las capas
sociales más altas, y eso además -y lo dice el texto de la Ley del
impuesto sobre la renta de las personas físicas- para material de
libros de texto. Por tanto, quiebra el discurso de la equidad y
quiebra el discurso de las prioridades presupuestarias. Desde la
derecha, sólo hay dinero



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público para libros de texto para quienes son más ricos por la vía de
la desgravación fiscal.

Terminaba mi intervención en aquel debate del Pleno sobre la
iniciativa legislativa popular diciendo -y esto viene a cuento porque
también hoy se ha recordado- que los derechos son dinámicos y
afortunadamente avanzan conforme avanza el desarrollo económico y
moral de la sociedad, y por eso las exigencias de la prestación del
derecho a la educación van ampliándose. En este caso (por eso la
parte común del informe comienza con una referencia a la institución
del Defensor del Pueblo), el Defensor del Pueblo ha tenido un papel
importante en el avance de la interpretación constitucional del
derecho a la educación obligatoria y gratuita. En su informe del año
1996 se menciona que entre los problemas que limitan el derecho a la
educación obligatoria y gratuita están los libros de texto destinados
a enseñanzas de carácter obligatorio, y el informe del Defensor del
Pueblo dejaba claro que la gratuidad en los niveles básicos está
dirigida a garantizar el acceso de todos a tales estudios. Esta es la
interpretación constitucional que se ha ido haciendo mayoritariamente
en la sociedad aunque, lamentablemente, quizá no sea la que se haga
esta tarde mayoritariamente aquí, en la Comisión. Esta es la práctica
de países europeos que sin tener una expresión constitucional de
gratuidad tan clara como la española, sin embargo, acceden a
facilitar la gratuidad de los libros de texto en los niveles
obligatorios. Ha habido un desarrollo de la interpretación
constitucional del derecho a la educación y nosotros entendemos la
gratuidad ligada a la financiación pública de los centros sostenidos
con fondos públicos, diferencia que en ningún caso aparece en los
textos de la mayoría gubernamental, tanto en un voto particular u
otro como en el texto transaccional. Nosotros distinguimos entre
quienes optan por acceder al servicio de la educación a través de
centros sostenidos por fondos públicos. Entendemos, por tanto, que el
derecho a la gratuidad de los libros de texto debe limitarse a los
niveles básicos como obligación de los poderes públicos hacia
aquellos que solicitan una plaza en un centro sostenido por fondos
públicos. Lo entendemos así porque los libros de texto y los
materiales curriculares son elementos esenciales de la enseñanza. En
la práctica, es necesario adquirirlos para el ejercicio del derecho a
la educación y constituyen, a diferencia de otros elementos, entre
comillas complementarios -como se dice en el voto particular número
uno del Grupo Parlamentario Popular-, algo distinto, un capítulo
imprescindible. No son elementos complementarios. Su compra no
depende de la libre elección del alumno o de su familia, como ocurre
con otros bienes culturales e incluso con otros materiales escolares,
sino que surge directamente de la escolarización y, en los niveles
básicos, de la obligatoriedad de esa escolarización.

Pues bien, los grupos parlamentarios que forman la mayoría que
sostiene al actual Gobierno de derecha se oponen a reconocer este
principio constitucional de la gratuidad de los libros de texto y
hablan de disponibilidades presupuestarias. Es verdad que nada es
gratuito, todo cuesta dinero. Aunque la expresión constitucional sea
la gratuidad de la educación, la educación no es gratuita, la pagamos
los ciudadanos, la pagamos entre todos. La cuestión está en quién la
paga y cómo se paga. Ahí radica la diferencia entre
la derecha y nosotros; ahí radica la diferencia entre las opciones
políticas que esta tarde aquí, en el caso concreto y modesto de los
libros de texto, se van a votar: el diferente concepto que tenemos de
la redistribución de la riqueza y del papel de la política para
lograr la justicia social. La idea de que la concesión de ayudas debe
ir solo a las familias que no cuentan con recursos económicos, que es
típica de la derecha, se sustenta en el argumento, aparentemente más
justo, de que el Estado debe redistribuir la riqueza ayudando sólo a
los más necesitados porque sería injusto -incluso se ha llegado a
decir en la subcomisión que inmoral entre comillas-, que los
contribuyentes paguen por vía de impuestos los libros del hijo del
notario o de los más ricos. (Rumores.)



El señor PRESIDENTE: Señorias, no es obligatorio hablar aquí dentro.

Para quien no desea escuchar al que habla, hay afortunadamente una
extensión hermosa de pasillo para poder mantener tertulias y en un
tono de mayor facilidad.




El señor BAYONA AZNAR: : Gracias, señor presidente. Por lo menos quien
quiera escuchar podrá hacerlo.

Creo que mantener la afirmación de que no es justo o que es incluso
inmoral que los contribuyentes paguen los libros de texto de las
clases sociales más ricas al mismo tiempo que se mantiene la
desgravación fiscal para las rentas más altas es hipócrita, y esa
apelación a la equidad solamente demuestra una ideología en el peor
sentido de la palabra, es decir, un enmascaramiento de las opciones
políticas en favor de intereses de grupos minoritarios. (Rumores.) El
papel redistributivo del Estado se manifiesta fundamentalmente en el
momento de pagar impuestos; es ahí donde los que más tienen pagan
más. Después, a la hora de la prestación del servicio, cuando es un
derecho constitucional, sea la sanidad o la educación, no se
distingue. Es decir, todo el mundo debe tener derecho al acceso en
las mismas condiciones de gratuidad, a un derecho que es básico
y reconocido por la Constitución como obligatorio y gratuito, y la
redistribución se produce en el momento de la recaudación de
impuestos. Parece desproporcionado el rechazo de esta cuantía, que
sería poco más del 1 por ciento del gasto público en educación,
frente a otros gastos como la construcción de los centros, el
equipamiento, el profesorado, etcétera.

Por consiguiente, es una cuestión de voluntad política, señor
presidente, y algunos grupos ya lo dejaron claro en el debate de hace
un año: los libros de texto -cito textualmente- no pueden ser
gratuitos. Para esos grupos, la subcomisión era una forma de
disimular una posición contradictoria con la demanda social, en
diciembre de 1998. Para el Grupo Parlamentario Socialista, la
cuestión no era cómo dar largas al asunto, sino cómo dar respuesta a
esa demanda social que entendemos justa y que entendemos viable, al
menos hoy. (Rumores.) Nuestro texto es una propuesta seria y
rigurosa, concreta y flexible. Es una propuesta respetuosa con las
competencias de las comunidades autónomas y con los derechos y
libertades que entran en juego: la libertad de cátedra y la libertad
de edición. Nuestro texto, señor presidente, está atento a los
requerimientos de los diferentes sectores que han comparecido ante la
subcomisión



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y es también -me parece importante recalcarlo- consciente de los
defectos que la aplicación de fórmulas en otros países han traído
consigo. Por tanto, intenta resolver los problemas que la gratuidad
ha planteado en otros países de nuestro entorno. Nuestro texto
apuesta por la autonomía del centro escolar, por la limitación del
coste y, sobre todo -y quiero dejar esto muy claro-, por la
erradicación de las desigualdades que están provocando las actuales
ayudas. Me gustaría, si me lo permite el señor presidente, explicar
algunas de estas desigualdades que están produciendo las actuales
ayudas.




El señor PRESIDENTE: En un minuto que le queda, don Bernardo, porque
hay que ser equitativo con todo; le queda un minuto.




El señor BAYONA AZNAR: : Se han reconocido graves deficiencias en la
distribución de las ayudas, desfases porque llegan tarde, etcétera.

Pero yo querría insistir en desigualdades crecientes producto de que
las ayudas son otorgadas por tres niveles distintos de
administración, desconocedor uno de lo que hacen los otros,
incompatibles legal y teóricamente, y que sin embargo están creando
bolsas y comportamientos discriminatorios. Vemos que en la misma aula
hay niños que llevan libros nuevos y niños que llevan libros usados.

Vemos que hay ayuntamientos que tienen la universalización de la
gratuidad de los libros de texto y en el municipio de al lado no.

Vemos que hay comunidades autónomas donde el coste del material
curricular obligatorio y de los libros de texto -no ya el gasto de la
familia solamente- duplica o incluso triplica el que es obligatorio
en otra comunidad autónoma. (Rumores.)



El señor PRESIDENTE: No me hagan caer en la tentación de tener que
tomar alguna medida porque, sinceramente, estamos faltando al respeto
al que está haciendo uso de la palabra.

Disculpe, señor Bayona. Tenga la amabilidad de seguir.




El señor BAYONA AZNAR: : Gracias señor presidente. Que una comunidad
autónoma que tiene el 14,5 por ciento de población escolar consuma el
21 por ciento de la facturación y compre un promedio de nueve libros
por alumno -libros de texto obligatorios, insisto-, mientras que otra
comunidad que tiene el 21 por ciento de esta población solamente
compra el 15 por ciento de la facturación por libros de texto, indica
una creciente y profunda desigualdad en un elemento que hemos
definido sustancial para el ejercicio efectivo del derecho a la
educación. Pues bien, esta es la situación y, frente a esto, se nos
propone un texto que dice que la conferencia sectorial estudie el
problema en la próxima legislatura y, mientras tanto, que sigamos con
las ayudas actuales. En la última hoja de nuestro voto particular
está el procedimiento que nosotros establecemos para garantizar la no
discriminación, el carácter gradual de la extensión de la
universalidad de la gratuidad -porque entendemos los problemas
presupuestarios-, las fórmulas para limitar el coste que suponga para
los poderes públicos, las fórmulas por las que se respete la
autonomía del centro y de las administraciones educativas, como no
podía ser
menos porque con principios generales no se obtienen conclusiones
prácticas.

Concluyo, señor presidente. Entendemos que la propuesta del Grupo
Parlamentario Socialista responde a la demanda social de gratuidad
expresada por la iniciativa legislativa popular que dio origen a esta
subcomisión. Apuesta por la equiparación del gasto en material
curricular en todas las comunidades autónomas para corregir la actual
y creciente desigualdad. Aporta cifras realistas obtenidas del
estudio, porque nosotros sí hemos trabajo en la subcomisión, sí hemos
estudiado la documentación y sí hemos obtenido datos resultantes de
eso. Establece plazos concretos y, por tanto, creemos que es una
fórmula realista; es la fórmula que el Gobierno -no éste, sino el que
saldrá de las próximas elecciones- va a hacer efectiva. Quiero decir
para terminar que los grupos que hoy voten en contra de la única
propuesta que entendemos que está desarrollada y articulada con
cifras, procedimientos y anualidades de gratuidad, está votando en
contra de la gratuidad y en contra de un derecho constitucional.




El señor PRESIDENTE: Para fijación de posiciones, por el Grupo
Parlamentario Mixto, tiene la palabra el señor Alcaraz.




El señor ALCARAZ RAMOS: Ante todo quiero pedir disculpas, no en
nombre de mi partido, sino personales, porque sólo a mí me afecta mi
poca dedicación a la subcomisión debido a problemas de salud. Tenía
un esguince en un pie, que me tenía inmovilizado, y una operación en
el otro pie, pero por lo menos podía leer las comparecencias.

Quiero felicitar y agradecer a los comparecientes el trabajo
realizado, también al señor Bassols, que me parece que ha hecho un
trabajo impecable y muy acelerado. Aunque ahora voy a explicar por
qué discrepo, a diferencia del portavoz que me ha precedido en el uso
de la palabra, a mí me gusta la vehemencia de la señora Gil. En esta
navidad electoral -como se decía- no está mal que defienda las cosas
con vehemencia, aunque discrepo profundamente de su intervención.

Dentro de la política habitual en esta legislatura, y precisamente en
este momento, no están en condiciones de cambiar la política de
Convergència i Unió y aparecer como bomberos a última hora para
tratar de salvar lo que se volvía insalvable por la actitud mucho más
férrea del Partido Popular, pero si quieren que les coloquemos una
nueva medalla se la colocamos.

Yo también lamento la falta de consenso, creo que eso lo lamentamos y
lo vamos a lamentar todos. Ahora bien, o se estaba ocultando -como ha
dicho otro portavoz- un deseo de dar largas al asunto o de hacer
teatro con algo que no lo merece, o era ingenuo pensar que ese
consenso iba a producirse sin unos mínimos evidentes, los mínimos
evidentes que los partidos de izquierdas hemos venido defendiendo
tradicionalmente, invocando -y a esto difícilmente se nos puede
responder- taxativa y explícitamente la Constitución. Por tanto, este
texto que finalmente ha llegado a nuestras manos en esta reunión es
para nosotros claramente insuficiente. Es un texto por lo demás
ambiguo. Cualquiera de SS.SS. se sorprendería de que otra señoría de
otro partido, a estas alturas de legislatura, se dejase engañar por
aquello de la gradualidad y según las disponibilidades



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presupuestarias, porque todos sabemos lo que significa eso. En
realidad es un eufemismo para ocultar o una falta de voluntad
política o que las preferencias políticas del Gobierno, que es el que
elabora el proyecto de presupuestos, son y siguen siendo otras en
lugar de éstas. Si a eso sumamos este final de legislatura, que hace
absolutamente imposible que al menos la actual Cámara pueda hacer un
seguimiento y un control de la acción del Gobierno en el cumplimiento
de esta materia, se nos está pidiendo que votemos algo que en
realidad no significa nada. Se nos pide que votemos un libro en
blanco. Por otro lado es un texto incompleto. Es verdad que el dinero
público es limitado, pero para nosotros la preferencia de la
educación, como factor vital de igualdad y por tanto de cumplimiento
íntegro de los mandatos constitucionales, es irrenunciable. Desde ese
punto de vista, ese es un argumento débil.

Sin más, porque ya me hacen indicaciones de tiempo, apoyamos las
propuestas formuladas por el Grupo Socialista y alguna de Izquierda
Unida que me parece además especialmente interesante, y también
comparto, en aras de la brevedad, los argumentos dados. No estoy muy
seguro de si comparto lo que ha dicho la señora Aramburu cuando ha
comparado la industria del libro con la industria del sexo; no sé si
lo usaba como analogía o como metáfora, me queda la duda. (Risas.)
Salvo ese pequeño matiz que obviamente está dicho en tono de humor,
comparto las intervenciones. (El señor Guerra Zunzunegui pide la
palabra.)



El señor PRESIDENTE: Finalizado el debate, no se va a entrar en
ningún turno de réplica.




El señor GUERRA ZUNZUNEGUI: Señor presidente, como el grupo del
Gobierno ocupa normalmente el último puesto en las intervenciones, no
voy a entrar en réplicas, pero sí le pido un minuto porque ha habido
algunas cosas ...




El señor PRESIDENTE: Perdone, señor Guerra. La Presidencia, como es
habitual en esta Comisión, ha permitido a cada uno que se pronuncie
como le parezca conveniente, todos somos lo suficientemente maduros
para valorar el contexto en el que se producen las intervenciones y
su intencionalidad, y todos sabemos lo que quiere decir cada una de
ellas y que en nada modifican ni atentan al buen nombre de ninguno de
los diputados ni de los grupos parlamentarios. Son expresiones
lógicas y cada uno las administra como quiere. No voy a abrir ningún
turno de réplica ni de contrarréplica.




El señor GUERRA ZUNZUNEGUI: Señor presidente, únicamente medio minuto.




El señor PRESIDENTE: Perdón. No entre usted en el fondo de la
intervención, porque la Presidencia está dispuesta a conceder la
palabra a todo señor diputado que quiera contribuir al desorden que
ella crea, pero no a crear un desorden propio.




El señor GUERRA ZUNZUNEGUI: Sólo quería pedir que votemos en cinco
minutos.

El señor PRESIDENTE: Para pedir tiempo a efectos de reagrupamiento de
efectivos no debería usted haber invocado ni el último turno del
Gobierno ni otras argumentaciones. No tiene usted cinco minutos, hay
un minuto para reagrupamiento de fuerzas a efectos de votación.

(Pausa.)
Con carácter previo a las votaciones, señoras y señores diputados,
ante algunas intervenciones que han quedado incompletas, el
presidente propone que toda felicitación similar a las que se han
vertido hacia el letrado señor Bassols y hacia los que han
comparecido en la Comisión se haga extensiva a todos y cada uno de
los miembros de la subcomisión. El presidente tiene que reconocer
públicamente, sea cual fuere el resultado absolutamente legítimo, que
los miembros de la subcomisión han prestado a la misma, una entrega
total, evidentemente incrementando su trabajo, y que, sinceramente,
no sólo por pertenecer a ella, sino con sus intervenciones con los
comparecientes, las propuestas que han hecho, las comparecencias que
han solicitado y la documentación, han conseguido que esta
subcomisión, repito, fuere cual fuere las conclusiones que adopten,
haya dejado, como ha señalado la señora Aramburu, un bagaje que va a
servir. Es muy posible que los trabajos de la subcomisión, empezando
por la documentación recibida, las actas de la subcomisión, los
documentos incorporados, el resultado de los debates y lógicamente lo
que aquí resulte, y los votos particulares, sean objeto de la
correspondiente publicación para que puedan servir de antecedente de
la preocupación de la Cámara, por lo menos, sobre este particular.

Comienzan las votaciones.

En primer lugar, y por el orden que han sido debatidas, vamos a
someter a votación la propuesta de resolución, que se adicionará a
los antecedentes que vienen publicados, que ha sido introducida por
el Grupo Parlamentario Popular y por el Grupo Parlamentario de
Convergència i Unió.




Efectuada la votación, dio el siguiente resultado: votos a favor, 21;
en contra, 18.




El señor PRESIDENTE: Queda aprobada.

A continuación se van a votar las propuestas de resolución del resto
de los proponentes, para conocer su respaldo y para que, si ellos así
lo manifiestan, vayan como votos reservados a la consideración del
Pleno cuando esta Comisión oferte al mismo sus trabajos.

La siguiente propuesta de resolución por el orden en que han sido
expuestas es la del Grupo Parlamentario de Izquierda Unida.




Efectuada la votación, dio el siguiente resultado: votos a favor, 18;
en contra, 21.




El señor PRESIDENTE: Queda desestimada.

Acontinuación, votamos la propuesta de resolución del Grupo
Parlamentario Socialista.




Efectuada la votación, dio el siguiente resultado: votos a favor, 18;
en contra, 21.




El señor PRESIDENTE: Queda desestimada.

Señor Bayona, tiene la palabra.




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El señor BAYONA AZNAR: : Exclusivamente a efectos reglamentarios,
anuncio la presentación del voto particular, de modo que en el Pleno
pueda debatirse de nuevo.




El señor PRESIDENTE: Señora Aramburu, tiene la palabra.




La señora ARAMBURU DEL RÍO: Me expreso en términos idénticos, con los
matices correspondientes.




El señor PRESIDENTE: Señoras y señores Diputados, continúa la sesión.

(Rumores.) Quienes tengan intención de asistir al resto del trabajo
de la Comisión tengan la amabilidad de tomar asiento y quienes, en la
libertad absoluta de que gozan, tengan intención de no asistir,
aligeren el desalojo de la sala.




El señor LEGUINAHERRÁN: ¿Podemos tener cinco minutos de descanso?



El señor PRESIDENTE: El trabajo parlamentario sabe el señor Leguina
que tiene un cierto tono estajanovista y no puede haber un minuto de
descanso.




COMPARECENCIA DEL SEÑOR SECRETARIO DEL ESTADO DE CULTURA (CORTÉS
MARTÍN) PARA INFORMAR SOBRE EL PROYECTO DEFINITIVO DE AMPLIACIÓN DEL
MUSEO DEL PRADO. A SOLICITUD DEL GRUPO PARLAMENTARIO MIXTO. (Número
de expediente 212/002054.)



El señor PRESIDENTE: Damos la bienvenida al secretario de Estado de
Cultura, don Miguel Ángel Cortés, a fin de tramitar la petición de
comparecencia formulada por el Grupo Parlamentario Mixto, para
informar sobre el proyecto definitivo de ampliación del Museo del
Prado.

En consecuencia, siendo una comparecencia de carácter informativo,
vamos a dar primero la palabra al compareciente y a continuación
intervendrá el solicitante de la comparecencia, quedando
perfectamente claro cuál es el contenido de su convocatoria.

Señor secretario de Estado, tiene usted la palabra.




El señor SECRETARIO DE ESTADO DE CULTURA (Cortés Martín): Señor
presidente, comparecer en esta Comisión para informar sobre la
ampliación del Museo del Prado es algo que se viene realizando a lo
largo de esta legislatura, como no podía ser menos, pues una de las
piedras claves de la ampliación del Museo del Prado es la
transparencia y que el Parlamento esté en todo momento informado de
la situación de esta ampliación, que tiene su base en un acuerdo
parlamentario de la pasada legislatura. El hecho de que hayan sido
tantas las veces que en esta Comisión se ha hablado del asunto, señor
presidente, creo que permite que se haga una introducción histórica
muy breve, muy sucinta, de lo que es el objeto de esta petición de
comparecencia.

La ampliación del Museo del Prado, como bien conocen SS.SS., es una
aspiración muy antigua de nuestra primera pinacoteca que sólo pudo
plantearse de una manera verosímil y efectiva en la pasada
legislatura cuando se
alcanzó el acuerdo parlamentario, que es la piedra clave de todo este
proceso. Ese acuerdo contemplaba la utilización para el Museo del
Prado de cuatro espacios: el edificio histórico de Villanueva, el
central; el Casón del Buen Retiro; y la sede actual del Museo del
Ejército, el ala norte del Palacio del Buen Retiro, cuando se
encontrase una ubicación adecuada al Museo del Ejército; y el solar
del entorno del claustro de Los Jerónimos, cuando se llegase a un
acuerdo con los propietarios del terreno, es decir, con la Iglesia de
Madrid.

Fruto de este acuerdo parlamentario se abre un concurso internacional
de ideas, que concluye con la declaración de desierto, por unanimidad
de un jurado internacional, donde la mayoría de sus miembros,
recuerdo a SS.SS., que eran extranjeros y tenían la condición de
arquitectos. El acuerdo, repito, se adoptó unánimemente. Para
continuar con este proyecto, la decisión que se tomó, y que fue
debatida y confrontada en la Cámara, fue que se aprovechase este
concurso, de tal manera que se invitase a los diez finalistas que
habían quedado elegidos en el concurso internacional de ideas, pero
ahora ya con unas bases mucho más detalladas. En esta fase se produce
la incorporación de un quinto espacio al Museo, que era el edificio
de la sede de la empresa Aldeasa, donde ya están ubicadas las
dependencias administrativas del Museo. La incorporación de este
quinto espacio, que adquirió la Dirección General de Patrimonio del
Estado y que ya está siendo utilizado desde hace más de un año y
medio por el Museo, es lo que ha permitido el plan museográfico del
Museo, otro asunto sobre el que se ha tratado en esta Comisión, del
cual no sólo ha habido información directa en el Museo a todos los
miembros de la Comisión que se han acercado, sino que incluso, como
petición oficial de información parlamentaria, ha sido remitido a la
Cámara, al margen de que se hayan hecho eco del mismo todos los
medios de comunicación.

El plan museográfico contempla cinco espacios, los cuatro a los que
me refería antes, más el antiguo edificio de sede central de Aldeasa.

Esto permite que el edificio de Villanueva se pueda dedicar en el
futuro en exclusiva a albergar la colección permanente, trasladando
las oficinas y los talleres de restauración, que están en la parte
alta del edificio al edificio de Aldeasa, y en el futuro al entorno
del claustro de Los Jerónimos. De hecho, ya están desde hace tiempo
abiertas al público las salas de la planta alta donde están Goya, en
el ala sur, y la pintura europea no española del XVIII, en el ala
norte. Con esto se ha ganado mucho espacio expositivo en el propio
Villanueva. Además del plan museográfico, y antes de que se haya
resuelto el concurso para la ampliación en el entorno del claustro de
Los Jerónimos, que toma como base el concurso internacional de ideas,
ha habido dos acuerdos. Uno, con la iglesia de Madrid, para la cesión
del solar en el entorno del claustro de Los Jerónimos, y cuya
información ha sido remitida a la Cámara, la archidiócesis de Madrid
cede la propiedad de esta parte del solar, y el Ministerio de
Educación y Cultura se comprometen a la construcción de un edificio
nuevo para las dependencias parroquiales y a la restauración completa
del templo de Los Jerónimos. Asimismo, en el convenio se fija cuál
debe ser el procedimiento de selección del proyecto para el conjunto
de este entorno. Hay también -y me refiero al resumen de estos tres
años y medio- un



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convenio entre el Ministerio de Educación y Cultura y el Ministerio
de Defensa, por el que el Museo del Ejército se traslada al Alcázar
de Toledo; cuando se haya concluido el traslado estará disponible el
ala norte del antiguo Palacio del Buen Retiro, lo que se llama el
Salón de Reinos. En el plan museográfico se contempla cuál es el uso
que tendrá como zona expositiva para el Museo del Prado.

Con estos precedentes, el jurado del concurso para la ampliación del
Museo del Prado, en el que está representado el Ministerio de
Educación y Cultura, el patronato del Museo del Prado, la
archidiócesis de Madrid, el Ayuntamiento de Madrid y la Comunidad de
Madrid, adoptó por unanimidad, como bien conoce la Comisión y la
opinión pública, la decisión de encomendar a Rafael Moneo la
ejecución del proyecto de ampliación en esta zona, con las
condiciones que se fijan en el convenio con la Iglesia, que exigen
que el proyecto que se presente -estamos hablando de la selección del
arquitecto y de la idea- tiene que ser aprobado por el mismo jurado
que lo había adjudicado. Por lo tanto, llegado el momento, y a partir
del anteproyecto o del proyecto que está en desarrollo, se tendrá que
hablar con el museo para atender a sus necesidades, respetando las
normas urbanísticas del entorno y las de protección de patrimonio de
la Comunidad de Madrid, puesto que se trata de un conjunto monumental
especialmente protegido.

Hasta aquí la información muy sucinta. Lo que se puede llamar la
ampliación, es decir, que el Museo de El Prado pase de tener los dos
espacios tradicionales, el edificio de Villanueva y el Casón del Buen
Retiro, a los cinco que va a tener en Madrid, supone mayor superficie
expositiva, dato que puede ser relevante por mostrar el esfuerzo que
se está realizando. En el edificio Villanueva, la ampliación bajo
cubierta es de 2.610 metros cuadrados; en el edificio de Los
Jerónimos, sin que esté precisada al detalle cuál es la superficie de
la ampliación, podemos hablar de en torno a los 12.5000 metros
cuadrados, porque el proyecto no está definitivamente aprobado, como
acabo de explicar a SS.SS; En el Casón del Buen Retiro, en torno a
5.000 metros cuadrados de superficie expositiva, que es lo que se
amplia; el edificio Aldeasa, 2.600 metros cuadrados y en la actual
sede del Museo del Ejército, 9.400 metros cuadrados. En total, al
final de todo el proceso serán unos 32.000 metros cuadrados, pero,
-insisto- que pueden ser unas decenas de metros arriba o abajo,
porque en algunos casos los proyectos no están precisados.

En este momento la situación de los distintos edificios, señor
presidente, es que en el de Villanueva han concluido las obras, si
bien todavía no se ha formalizado la recepción de las obras de las
cubiertas. Es necesario hacer una serie de pruebas de resistencia,
etcétera, sobre todo, por los problemas que hubo de filtraciones y de
goteras. Eso está pendiente, pero el andamiaje ya ha sido levantado,
sin perjuicio de que, cuando se construya el edificio del entorno del
claustro de Los Jerónimos, tendrá que hacerse algunas modificaciones
mayores, donde ahora están los talleres de restauración, la zona de
almacenes, la propia cafetería, etcétera. Pero en la estructura ya se
puede decir que está concluido; luego habrá que realizar el
tratamiento exterior y de iluminación, pero básicamente, repito, está
concluido.

En cuanto al Casón del Buen Retiro, que albergará la colección del
siglo XIX del museo, que se expondrá temporalmente
en el edificio del antiguo Museo Español de Arte
Contemporáneo, en la Ciudad Universitaria, está ya resuelto el
concurso de proyecto y obra para la intervención en el mismo. Han
sido dos las intervenciones, una, la que se ha hecho y, otra, la que
se tiene que hacer. Una, para las cubiertas del edificio y, otra,
para la ampliación de la superficie del museo. Son tres sótanos por
debajo de rasante de la calle Alfonso XII, que aumentará, la
superficie construida del edificio. Pasa de 4.684 metros cuadrados a
9.017 y el aumento de su capacidad de exposición será en torno a
1.500 ó 1.560 metros cuadrados. Por tanto, tendrá una superficie
expositiva en torno a 3.700 metros cuadrados para una colección que
sólo en muy pequeña medida podía estar expuesta.

Las obras en el Casón del Buen Retiro están teniendo un retraso sobre
la previsión. Hay algunas causas que lo justifican. Primero, porque a
solicitud del propio museo, se planteó la necesidad de introducir
alguna modificación en lo que era el proyecto, una galería
perimetral. Segundo, porque la bóveda de Lucas Jordán, que está en el
centro de este edificio, es especialmente delicada y ha habido que
contemplar las medidas de conservación durante las obras. Y, tercero,
porque esta zona -como bien conocen SS.SS.- es una zona de corrientes
de agua que vienen de la parte alta del Retiro hacia el Paseo del
Prado, donde antes circulaba un cauce de agua, hay unas escorrentías,
y eso ha requerido también unos estudios de cimentación y
probablemente haya que reforzar el pilotaje. Este es un edifico que,
aunque tenga ese aspecto externo del XIX, era el salón de baile del
Palacio del Buen Retiro, construcción poco sólida, y construyó muy
rápido en tiempos de Felipe IV, y la cimentación, cuando se quieren
excavar tres sótanos nuevos bajo rasante, que fueron de relleno
también en otro momento dado, ha tenido unas complicaciones técnicas.

La adjudicación que se hizo del proyecto y obra hace más de un año se
está retrasando, pero estas son las razones del retraso.

Respecto al tercer edificio, el de Aldeasa, están concluidas las
obras, la adaptación a las necesidades de oficinas y de biblioteca.

El cuarto espacio, que sería el entorno del claustro de Los
Jerónimos, fue también objeto de una comparecencia aquí. El proyecto
-nunca encuentro la palabra precisa- no es el proyecto definitivo,
que se puede sacar a concurso de obra, pero tampoco es una idea, es
un proyecto en elaboración. El propio arquitecto ya en dos ocasiones,
con el real patronato ha ido escuchando las opiniones de los miembros
del mismo y, en reunión con el personal del museo, con el presidente
del patronato, con el director del museo, con personal facultativo
del museo, ha ido adaptando algunas de las cuestiones a los planes de
necesidades que tenía el museo. En cualquier caso, desde que se
adjudica el proyecto hasta que se tenga un proyecto ya de ejecución,
susceptible de que salga a concurso de obras, lo razonable, por la
experiencia que se tiene en otros caso, es pensar que esto venga a
durar entre ocho meses y un año. Quizá la complejidad de este
proyecto pueda llevar a que se tarde un poco más de tiempo, pero
razonablemente, en torno al mes de enero, según declaraciones del
propio Rafael Moneo, podrá haber un proyecto de ejecución que podrá
salir a concurso de obras.




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Como bien conocen SS.SS., este proyecto, según las bases del convenio
entre el Arzobispado de Madrid y el Ministerio de Educación y
Cultura, tiene que contemplar no sólo el edificio, que será del
museo, sino el conjunto de edificios en torno al claustro de Los
Jerónimos, también el edificio parroquial -por así decirlo-, de
acuerdo con las necesidades que plantea la propia Archidiócesis de
Madrid, con un proyecto que ha presentado, pero tendrá que tener un
tratamiento armónico integral.

El quinto espacio sería el Museo del Ejército. En el convenio que se
firmó entre el Ministerios de Educación y Cultura y el Ministerio de
Defensa, se dice que las actuaciones en el edificio del actual Museo
del Ejército sólo empezarán cuando se hayan trasladado todos los
fondos al nuevo Museo del Ejército. Es decir, los fondos del Museo
del Ejército irán de museo a museo, no irán de un museo a un almacén
para luego ir al Alcázar. Para las obras del Alcázar ya está
adjudicado el proyecto y se está desarrollando -pido disculpas, señor
presidente, por la falta de precisión-. Está adjudicado el proyecto
arquitectónico pero está en desarrollo el proyecto de ejecución, que
es el que tendrá que salir a concurso de obras. Hay un equipo
nombrado por el Ministerio de Defensa para la elaboración del plan
museológico y museográfico, en el que están colaborando no sólo el
personal facultativo del Ministerio de Defensa, sino también el Museo
del Prado, el Museo Arqueológico Nacional y el Patrimonio Nacional,
para que, en el Alcázar de Toledo, el Museo del Ejército sea museo de
la historia de España, a través de su historia militar. Se ha
empezado ya el proceso de restauración de fondos del Museo del
Ejército, que se expondrán en Toledo, y calculo que podemos hablar de
un plazo de tres o cuatro años para que pueda estar concluido este
proyecto. Insisto en que todavía no está adjudicada la obra.

Hasta aquí, señor presidente, llega la información inicial que puedo
facilitar a la Comisión, a la espera de mayores precisiones que
soliciten SS.SS.

Muchas gracias.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias a usted, señor Cortés. Como
peticionario de la comparecencia, intervendrá, en primer lugar, don
Manuel Alcaraz, del Grupo Parlamentario Mixto, de Nueva Izquierda,
que tiene la palabra.




El señor ALCARAZ RAMOS: Muchas gracias, señor Cortés, por su
información.

Quiero hacer una reflexión previa y muy breve y es que es una pena
que se haya cambiado el orden de las comparecencias, porque me temo
que en la comparecencia posterior, la del director del Museo del
Prado, en algún tema sensible va a aparecer la sospecha de que
alguien del Museo del Prado, o relacionado con él, está engañando a
los diputados o está engañando al Gobierno, con lo cual la fiabilidad
de muchos datos hay que ponerla en entredicho. Esto lo dejo caer. No
sé si el señor Cortés va a asistir a la comparecencia del señor
Checa, pero ya tendremos ocasión de hablar de alguna cosa concreta.

La segunda apreciación es que es verdad que a lo largo de la
legislatura hemos hablado de este tema en numerosas ocasiones, pero
también es verdad que ya era hora de que
hubiera una comparecencia, aunque ha tenido que ser pedida por un
grupo y no a petición del propio Gobierno, para hablar del conjunto
del proyecto de ampliación. Y, señor Cortés, me ha parecido
decepcionante, porque yo conociendo su trayectoria, esperaba que nos
aclarase muchas más cosas. Como digo, ya era hora de que compareciera
ante la Comisión de Cultura del Congreso de los Diputados a explicar
este tema, que ha sido expuesto en muchos otros foros, incluso yo
diría que con más detalle; desde clubes privados, y no acabamos de
entender muy bien qué hacía usted con la primera presentación de
algunos extremos del proyecto de Moneo, a los medios de comunicación,
donde hemos tenido ocasión de ver fotografías de maquetas y proyectos
que hoy no vemos. No es que yo tenga especial interés en ver una
maqueta, pero no estaría de más que se pudiera ampliar la
información. En definitiva, el problema es que, después de su
comparecencia, seguimos sin enterarnos de algunos aspectos integrales
de la ampliación del Museo del Prado. Lo que usted ha hecho hoy ha
sido un repaso de la prehistoria de anteriores legislaturas,
invocando la famosa proposición no de ley aprobada por unanimidad;
y a mí, como diputado, se me ha recordado en otros temas aunque no
tuvieran nada que ver con la ampliación del Museo del Prado, que en
ella hubo unanimidad. Y la sigue habiendo. En su ultima comparecencia
sobre el Museo del Prado, con motivo de la restauración de El
Caballero de la mano en el pecho, incluso se ofreció a hablar con los
grupos parlamentarios por si había que rehacer algún punto. No sé si
es que no lo ha estimado conveniente, pero al menos con nuestro grupo
no ha hablado sobre eso.

El problema es que seguimos sin conocer cuál es el proyecto integral
de ampliación del Museo del Prado. Se nos siguen explicando las
piezas del puzzle -algunas de ellas ya están envejecidas de las veces
que se nos han explicado- pero no acabamos de ver el retrato entero.

Y eso es lo que hoy deberíamos exigirle a usted. En este proceso ha
habido hasta hechos anecdóticos, que me gustaría que contara por pura
curiosidad personal, como qué pasó con el párroco de Los Jerónimos en
esa extraña invitación a La Moncloa. Ya sabemos, en frase que se
repite siempre, que el Prado es el buque insignia de la política
cultural del señor Aznar, pero quisiera saber qué ha pasado en ese
extraño viaje, qué problema surgió cuando había un convenio firmado.

Porque, después de hacer una serie de preguntas por escrito, con lo
que usted dice la confusión aumenta. Yo formulaba el 13 de mayo dos
preguntas al Gobierno: sobre el proyecto arquitectónico y sobre la
aprobación del proyecto de ampliación del Museo del Prado, porque se
está anunciando continuamente por el Gobierno que se está aprobando
la ampliación del Museo del Prado, pero integralmente desconocemos
que eso sea así, como debe ser, un acuerdo serio del Gobierno en una
materia tan importante para la cultura española. En una de las
respuestas se dice con todo detalle lo siguiente: El proyecto
arquitectónico de ampliacion del Museo del Prado se encuentra en fase
de elaboración por parte del arquitecto ganador del concurso, Rafael
Moneo. En la otra, se dice: Actualmente se está elaborando el
proyecto definitivo de ampliación del Museo del Prado. Esto es todo.

Dos respuestas del Gobierno acerca de cuál era la fase de elaboración
y cuál era el momento de la aprobación.




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Pero lo curioso es que miembros del Gobierno, empezando por usted, ya
estaban presentando por ahí proyectos de ampliación. Me parece que
este es un dato preocupante.




Al concluir su intervención, en un punto que me ha parecido acertado,
usted ha hablado de un museo de historia militar -no he tomado el
nombre entero- que va al Alcázar de Toledo, ha hablado del plan
museográfico y del plan museológico. Sin embargo, se nos ha
bombardeado reiteradamente, en diversas intervenciones -y a
peticiones reiteradas al menos de este diputado se me ha remitido-
con que existe un plan museográfico de ubicación de obras. Pero el
plan museológico de ese futuro museo ampliado, que se sepa, no existe
ni nadie lo está elaborando. Si usted, en su intervención, distingue
-usted sabrá más que yo de este tema, que no soy especialista en
museos- entre un plan museográfico y un plan museológico, entre la
colocación de la obra y los usos públicos que se va a dar a cada una
de las partes del museo, alguien tendría que estar haciéndolo, porque
no parece que esto se pueda hacer o improvisar en un mes. ¿Existe el
deseo de hacer ese plan museológico, que es lo primero que hace
cualquier museo importante del mundo que se precie? Porque nunca se
nos ha hablado de ese tema, y si se está hablando de que las piezas
del puzzle, si no encajan, se van acercando, no estaría de más que se
fuera hablando también de esto. Obviamente, tienen que ver con esto
las reuniones del patronato. Si mis noticias no están equivocadas, el
6 de noviembre tenía que haberse renovado el patronato. ¿Se ha
renovado el patronato? En su caso, ¿por qué no se ha renovado el
patronato? Porque es una de las piezas fundamentales en este proceso.

Todas las obras de las que usted habla me pueden parecer bien pero si
no existe la consistencia sobre la que apoyar todo el proyecto, mal
vamos a ir.

En definitiva, las dos preguntas siguen sin contestar y, a estas
alturas, que me parece que es la penúltima Comisión de Cultura de la
legislatura, deberían haberse contestado ya. Es una evaluación y,
como usted decía, metro más, metro menos, del calendario y del coste
de estas obras, y eso, el Gobierno en ningún momento lo ha dicho. En
ningún momento. Puedo citarle otra pregunta de la misma fecha -aquel
día estaría muy amante del arte-, el 13 de mayo, respondida el 12 de
julio, en la que, cuando se habla de los plazos previstos para la
ejecución, se indica: Casón del Buen Retiro, tareas de consolidación
de la bóveda de Lucas Jordán. La obra de ampliación subterránea
comenzará próximamente, no sabemos si ha comenzado. No lo acababa de
entender. No ha comenzado.

Leyendo las actas del patronato y de su permanente se encuentra el
profundo enojo de muchos patronos al ver la de años que se está
hablando de la restauración del Casón, sin que se acabe de saber la
verdad. Porque las razones de que si era una sala de baile y
antiguamente discurrían aguas por ahí, nos parecen muy bien. Yo no
soy ingeniero. Pero lo que es evidente es que el patronato lleva
hablando dos o tres años de esto, con enfado del patronato y me
atrevería a decir de memoria que en alguna ocasión de usted mismo,
como miembro del patronato, por el retraso de estas obras.

Cuando hablamos de Los Jerónimos, dicen: las estimaciones de tiempo
sitúan la finalización de las obras a desarrollar en mayo del 2003.

No sé si esa fecha se sigue manteniendo.

Por último, dice la respuesta: para la ampliación del Prado
en la actual sede del Museo del Ejército se están llevando a cabo
actuaciones preliminares y la redacción del proyecto de
rehabilitación del Alcázar de Toledo para la instalación del Museo
del Ejército, del que está prevista la presentación del proyecto en
el próximo mes de diciembre. ¿Se mantiene esa fecha? ¿El Gobierno se
compromete a mantener la fecha del mes de diciembre para explicar
esto, para presentar ese proyecto de lo que se va a hacer en el
Alcázar de Toledo? Usted ha dado una fecha del traslado de fondos de
cuatro años, una fecha que si la metemos en el conjunto, nos lleva a
un calendario de ampliación del museo que va a requerir muchos
consensos en varias legislaturas, porque sigue sin hablarse de otras
cosas, por ejemplo del engarce de cada una de las partes del museo.

Sobre eso no se ha hablado.

Si todas esas incertidumbres, a todo lo que no dicen, a esos
aplazamientos en plazos de años, siempre se une la vergüenza de lo
que está sucediendo con las cubiertas del edificio Villanueva. La
credibilidad que le queda al Gobierno sigue siendo muy escasa. Porque
el Gobierno anunció -lo tengo en otra respuesta y no quiero castigar
mucho a SS.SS.- que en el mes de julio estaban concluidas las
cubiertas. En el mes de julio, no sé qué día, -era el día de los
museos, lo ví en la televisión y quedaba muy bonito-, los cargos del
Gobierno, con el casco puesto, subieron a las cubiertas a
inaugurarlas. Engañan a la opinión pública. Están sin concluir las
obras, sin recibir, desde el mes de julio a finales del mes de
noviembre, y sin que nadie se atreva a dar todavía la fecha de cuándo
se van a poder recibir esas obras. El discurso de que se están
acabando y se están haciendo ajustes lo llevamos escuchando más de un
año; desde luego cada vez que llueve tenemos que escucharlo.




La conclusión a la que llegamos hoy, lamentablemente, y manteniendo
el consenso y el compromiso de seguir trabajando unidos por la
ampliación del Museo del Prado, es que el buque insignia de la
política cultural del señor Aznar no sabemos si se va a concluir
alguna vez, pero va a dar ocasión a que ustedes se hagan muchas
fotos. Pero me parece que están jugando con el principal elemento de
la política cultural del Estado español y eso es una responsabilidad
muy grande y que requiere mayores explicaciones de las que usted ha
dado hoy aquí.




El señor PRESIDENTE: ¿El Grupo Parlamentario Socialista quiere
intervenir? (Pausa.) Don Joaquín Leguina tiene la palabra a dicho
fin.




El señor LEGUINA HERRÁN: Quiero iniciar mi intervención con una
declaración o una repetición de declaración. Nuestro grupo, y el
Partido Socialista, apoyan la ampliación del Prado y, por lo tanto,
cuentan con nuestro apoyo el señor secretario de Estado y el Gobierno
para llevarla adelante. Y digo esto, que es conocido, porque en los
últimos tiempos en este Madrid lleno de tertulias digamos, por no
hablar de patios de monipodio, algún representante del patronato del
museo no se empacha en decir que el Gobierno no quiere la ampliación,
lo cual yo no me lo creo. Esto se lo digo aquí en público, señor
Cortés, porque leafecta a usted y yo pienso que le afecta
injustamente, pero



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le afecta a usted, afecta al Gobierno y afecta al crédito del Prado y
al crédito de los políticos que apoyamos ese proyecto.




Segunda cuestión que le quiero suscitar, señor secretario de Estado.

El 6 de agosto de 1999 este diputado que les habla presentó una
pregunta por escrito solicitando información sobre las obras del
museo. Desde mediados de octubre el Gobierno está ya fuera de plazo
en la contestación y esos datos hubieran sido muy útiles no sólo al
grupo solicitante, sino a toda la Cámara para debatir aquí con más
conocimiento de causa y no sobre la marcha con los datos que usted
tan gentilmente nos ha dado. ¿Por qué no se ha contestado? ¿Es que el
museo no ha dado respuesta cabal a lo que se le solicitaba? ¿Ha
habido retrasos burocráticos? Creo que sería bueno que aclarara esta
situación aquí en la Comisión.

Las obras de las cubiertas del edificio Villanueva se adjudicaron en
noviembre de 1995, si no estoy mal informado, y en junio de 1996 se
obtuvo la licencia municipal, lo cual da cuenta también de la
lentitud de la Administración española en general; esto no le afecta
a usted. Era un proyecto cerrado, por un valor de 1.400 millones no
modificables y tenía un plazo de 18 meses. Nos acaba de decir usted
que aún no está recibida la obra, es decir, el Ministerio, no ha
recibido la obra por las razones que sean. Esto es un retraso
notable. Entretanto, ya lo ha dicho el señor Alcaraz, hemos tenido
alguna tormenta de granizo o lluvias intempestivas y han reaparecido
las goteras. Yo simplemente le planteo una cosa: ¿dónde hubiera
puesto el grito el Partido Popular, y usted mismo, que ejercía la
oposición, si esto hubiera ocurrido gobernando otro partido?
Nosotros, como bien sabe usted, nos hemos limitado a lamentarlo, pero
no hemos montado ningún escándalo porque no convenía, ni conviene, ni
convendrá nunca al Prado. Sin embargo, esta obra concretamente tiene
retraso, tiene estos problemas; vemos con cierta perplejidad que el
patronato va por un lado y a veces el Ministerio por el otro. Yo
quiero creer que el Gobierno es, si no el más, de los más interesados
en que esto se acabe y se acabe bien.

Para terminar, le voy a hacer dos referencias. Casón del Buen Retiro.

Sé, por experiencia personal, lo difícil que es trabajar, cuando se
está en la política y se quieren acabar unas obras, con los técnicos,
sobre todo si esos técnicos son arquitectos, finos estilistas.

Complicado es, lo sé. Hablo desde esa convicción y no le voy a echar
la culpa a usted de si hay avenidas de agua o si los cimientos están
bien o mal, pero tienen ustedes la obligación de arrear esa mula,
porque el tiempo pasa, la situación de interinidad yo creo que es
mala para todos y, aunque cuenta con nuestro apoyo y a veces con
nuestro silencio, no cómplice pero sí generoso, creo que debiera
usted, quizá, no sé si dar un puñetazo encima de la mesa, pero sí
ejercer una autoridad que tiene.

En cuanto al Museo del Ejército, le voy a dar mi opinión como persona
y como diputado por Madrid. Creo que han cometido ustedes un error al
escoger la futura sede de un moderno -y subrayo lo de moderno- museo
del Ejército, que sin duda es necesario porque el actual, estarán
ustedes conmigo, no es precisamente muy moderno y, para decirlo todo,
tiene tal carga de ideología que cualquier historiador serio se
encontraría con dificultades para asumirlo. Puesto que la voluntad
explícita es hacer un museo del
Ejército, un museo de la historia militar de España moderno, tendrán
que hacerlo todo -no las piezas, pero sí la concepción- ex novo. El
escoger el Alcázar de Toledo, que sin duda tiene una larguísima
tradición dentro de la milicia española, pero también tiene una corta
tradición dentro de los enfrentamientos civiles en España, creo que,
simbólicamente, es un error. También creo que es un error el mezclar,
dentro del Alcázar reconstruido, cosas como la biblioteca regional de
Castilla-La Mancha con el museo. Además, como madrileño, y siendo
Madrid capital de España, tengo que decir que es bastante curioso que
Madrid no vaya a tener el museo de la historia militar de España. En
fin, no me voy a meter en vericuetos autonómicos, pero si uno va a
París, a Londres o a Berlín dentro de poco, se encontrará con museos
de este estilo por ser las capitales de Francia, del Reino Unido o de
Alemania.

Termino, señor Cortés. Me parece que han pecado ustedes de falta de
información a esta Comisión, y no por su falta de presencia en esta
Comisión, que agradecemos, sino por falta de claridad a la hora de
suministrarnos documentación técnicamente solvente sobre lo que se
está haciendo. Y termino por donde empecé: chocará usted de nuevo con
la cutrez madrileña, que existe, cuente con nosotros para vencerla.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Parlamentario Popular, tiene la
palabra la señora Rodríguez-Salmones.




La señora RODRÍGUEZ-SALMONES CABEZA: Espero ser muy breve porque,
como el presidente nos recuerda siempre, el grupo parlamentario que
apoya al Gobierno debe dejar que sean los demás los que consuman los
turnos.

Yo agradezco mucho la información del secretario de Estado, que creo
que ha sido sintética y ajustada; al menos, vemos las piezas del
puzzle y las vemos dispuestas a ensamblarse, cuando hace un año esto
no era así. También agradezco -no sé si es mi papel, pero lo
agradezco- el tono de los otros dos portavoces y cómo han insistido
en defender este acuerdo parlamentario y poner el Prado, y en este
caso la ampliación del Prado, por encima de cualquier interés,
político o del tipo que fuera. Desde luego, es muy importante que
continuemos con este acuerdo, que por supuesto no conlleva silencio
por parte de los grupos parlamentarios ni el no pedir información,
sino al revés; es decir, los grupos parlamentarios que en este caso
no apoyan al Gobierno suscriben este acuerdo, lo apoyan y lo
continúan y, a cambio, el Prado, las administraciones
correspondientes, responden con la máxima transparencia y apertura.

En ese sentido, mi grupo parlamentario a veces no se ha ocupado de
pedir todo lo necesario, pero, desde luego, colaboraremos en ello. La
transparencia, las preguntas, la información, no tienen nada que ver
con el apoyo, sino al contrario: lo refuerzan.

En este sentido, sí me gustaría pedir al secretario de Estado, porque
además creo que es un momento bueno para ello, aunque estamos muy al
final de la legislatura, pero tiempo desde luego creo que tendremos,
que podamos conocer a fondo con el arquitecto don Rafael Moneo la
maqueta de la que hemos hablado y recibir mayores explicaciones.

Porque por las explicaciones del secretario de



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Estado, esto parece una operación muy simple y las objeciones que
ponemos parecen muy elementales, y resulta que ha sido una operación
de una enorme complejidad que lleva decenas de años planteada y que
no ha sido posible ensamblar. Yo creo que es bueno conocer esa
complejidad, porque es muy simple decir que se llegó a un acuerdo con
los Jeronimos, pero hay que ver lo que lleva detrás y la cantidad de
trabajo importante que ha habido detrás de ese acuerdo.

Creo que las preguntas que se han hecho son muy interesantes y que el
señor secretario de Estado las podrá contestar. Y respecto a la
cutrez madrileña que ha señalado el señor Leguina, creo que tal vez
no esté muy bien que los dos diputados madrileños lo digamos, pero no
cabe duda de que tenemos un fondo en el que, sea ese el término o no,
ambos estamos de acuerdo, y esto es lo contrario de lo que está
planteado en este momento en el Prado. Creo que hay un programa muy
ambicioso, muy importante, que choca con esa dimensión castiza de
Madrid, pero eso no nos tiene que hacer olvidar que el término que yo
creo que debe presidir todo es la prudencia. Es decir, frente a
cualquier ambición, del tipo que fuera, frente a cualquier proyecto,
ante todo, más vale ir despacio, que los plazos se alarguen, que son
plazos que se vienen arrastrando desde hace muchísimo tiempo. Me
parece que la palabra prudencia es la adecuada, creo que es la que lo
está presidiendo todo y creo además que es una de las características
del arquitecto que va a llevar el nuevo proyecto de ampliación. Ante
la petición de arrear el carro, yo sugeriría pies de plomo y mucha
prudencia, que estamos hablando nada menos que del Prado.




El señor PRESIDENTE: Yo creo que, como diputados por Madrid -a mí
también me toca la suerte-, podríamos convenir los tres en que la
cutrez la vamos a dejar acotada a los que tienen responsabilidad y
exonerar de toda cutrez a los que la sufren. ¿Les parece a ustedes
bien? (Pausa.) Pues eso no está mal, ya es un avance. Muchas gracias.

Señor Cortés, tiene usted la palabra.




El señor SECRETARIO DE ESTADO DE CULTURA (Cortés Martín): El señor
Alcaraz se ha referido a que hará falta el consenso de varias
legislaturas. Sin duda, hará falta el acuerdo de varias legislaturas.

Digo más y lo reitero: sólo cuando se ha llegado al acuerdo
parlamentario ha sido posible acometer esta ampliación. La necesidad
de ampliar el Museo del Prado es algo de lo que se venía hablando
desde hace mucho tiempo; se contempló el algún momento la
incorporación del Palacio de Villahermosa, y una vez incluso se
presentó un proyecto de ampliación al Patronato que luego no se pudo
realizar. Ahora, la culminación de todo el proceso durará varias
legislaturas, sin ningún género de dudas, de la misma manera que
ayer, sólo ayer, se acordó quién será el arquitecto al que se
encomiende el proyecto de ampliación del Museo Nacional Centro de
Arte Reina Sofía, y será a lo largo de la próxima legislatura cuando
se vaya ejecutando esta obra. Se trata de un año para la redacción
del proyecto, tres o cuatro meses para la adjudicación de las obras y
todo el tiempo que dure la construcción. Esto es precisamente lo que
hace imprescindible y convierte en piedra angular de todo este
proceso al
acuerdo parlamentario. Si en esta legislatura las inversiones en
instituciones culturales españolas se han podido casi triplicar, se
debe en buena medida a que en la legislatura pasada, cuando, señor
Leguina, el Partido Popular estaba en la oposición, se logró este
acuerdo parlamentario.

Es verdad que ahora pasan cosas en el Museo del Prado que a todos nos
gustaría que no pasasen, pero le recuerdo que en anteriores
legislaturas hubo cinco cambios de director y tres cambios de
presidente de Patronato en el Museo del Prado y, sin embargo, se
llegó a un acuerdo parlamentario precisamente para preservar al Museo
del Prado de problemas que podían dañar al mismo, a la institución
cultural sin duda más importante de España.

Por tanto, yo creo que la actuación de los grupos que hoy están en la
oposición es digna de ser reconocida, pero también hay que reconocer
que esa misma actuación la tuvo el Partido Popular cuando estuvo en
la oposición, época en que las dificultades del Museo del Prado no
eran menores que las que tiene hoy. Insisto, cinco cambios de
director en poco más de cuatro años y tres cambios de presidente de
Patronato. Así pues, hace falta el acuerdo de varias legislaturas
para desarrollar todo un proyecto y yo entiendo que además hay muchas
cuestiones que hay que precisar y acerca de las cuales hay que dar
una mayor información, información que no sé si yo seré capaz de
darla en su totalidad.

Señor presidente, también nos encontramos con algunos problemas de
concepto, algo a lo que yo me he referido en mi anterior
intervención. Cuando se habla de ampliación del Museo del Prado, se
hace en distintos sentidos, refiriéndose algunas veces al conjunto
del proyecto. El señor Alcaraz se ha quejado de que no hayamos traído
maquetas o información audiovisual, que sin duda se podría haber
traído. Probablemente haya sido fallo mío el no haber comentado con
la Presidencia la posibilidad de hacerlo, pero también quienes han
solicitado la comparecencia podrían haber pedido que ésta hubiese
venido acompañada de este tipo de información gráfica. No es
corriente comparecer aquí arropado por maquetas o por gráficos, pero
éstos existen, habiendo estado expuestos todos los proyectos en la
sede del Museo Español de Arte Contemporáneo. Eso ha aparecido en
todos los medios de comunicación y eso, y no otra cosa, es lo que se
ha presentado en muchos sitios, incluido ese club privado. No se ha
presentado ninguna cosa que no fuese conocida por la opinión pública
y por el Patronato.

Los cinco espacios que forman el Museo del Prado se puede decir que
es la ampliación. Muchas veces cuando se habla de ampliación se habla
sólo de una parte del museo, se habla del proyecto de ampliación y es
el proyecto de Moneo, por lo que estamos en una ambivalencia, de la
misma manera que hay un problema de concepto -lo he dicho antes-
cuando se habla de proyecto. Lo que ayer premió el jurado del Reina
Sofía es un proyecto, pero las ideas tienen que ser desarrolladas
hasta llegar a un proyecto que me parece que se llama de ejecución,
es decir, ejecutable, que puede salir a concurso de obras. Yde lo que
ayer se aprobó a lo que vaya a ir al concurso de obras seguro que va
a haber cambios. Ya el propio jurado acordó hacer unas
recomendaciones, tanto al real patronato del Reina Sofía como al
personal facultativo del museo, en relación



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con cuestiones de comunicación, circulación de obras, almacenamiento,
integración urbana, adaptación, etcétera que se tienen que corregir.

Igual que en el caso del proyecto de ampliación del entorno del
claustro de los Jerónimos, en el que de lo que se premió a lo que en
estos momentos se está haciendo ha habido modificaciones, como por
ejemplo en el salón de actos o en los almacenes, que se ha dicho que
sean visitables, y también hay dudas sobre cómo se debe hacer la
conexión, si con una cubierta transparente o con una plaza entre las
dos zonas. Estas cuestiones se están hablando con el arquitecto
responsable del proyecto y lo está haciendo quien tiene que hacerlo,
es decir, el patronato del Museo del Prado con los órganos del museo,
el personal de dirección y facultativo, así como las otras partes que
están en el jurado del concurso, que son la Comunidad de Madrid, el
Ayuntamiento de Madrid y el Arzobispado de Madrid, porque se tiene
que decidir sobre el conjunto. Evidentemente, estas cosas llevan su
tiempo.

Lo que todavía tiene más consecuencias -lo decía el señor Alcaraz-
son dos preguntas que quedan sin contestar, sobre el calendario y
sobre el coste. Es verdad, reconozco que en esta comparecencia no
puedo darle una respuesta sobre el conjunto del calendario ni sobre
el coste; es absolutamente imposible sobre el conjunto total porque
acabo de decir que, en el caso del ala norte del antiguo palacio del
Buen Retiro, ni siquiera se sabe qué proyecto se va a hacer, pues
hasta que no terminen las obras en el Alcázar de Toledo no se va a
empezar. Antes he hablado del año 2004; creo que no digo ninguna
temeridad si hablo de concluir todo este proyecto, como mínimo, en el
horizonte del 2007 ó 2008. Puede suceder perfectamente si hablamos de
la ampliación como de todo el conjunto. ¿Cómo voy a aventurarme a dar
un plazo de terminación de la instalación de las obras del Prado en
lo que hoy es la sede del Museo del Ejército y mucho menos un coste?
Es evidente que no se puede decir. No sabemos cuál es el presupuesto
del edificio en torno al claustro de Los Jerónimos, entre otras cosas
porque todavía no tenemos definido el proyecto. En la última reunión
con el patronato se insistió al arquitecto que debía modificar la
fachada, que había una parte del claustro que debería verse, que se
debía - creo que se usó esta expresión- ennoblecer los materiales de
fachada. Estas cosas suponen modificaciones en la valoración. En
cualquier caso, no se sabrá lo que va a costar ese proyecto hasta que
haya salido a concurso la obra y se sepa a cuál de las ofertas se ha
adjudicado, porque sobre un mismo proyecto de ejecución concursan
distintas empresas y cada una ofrece realizarlo con un presupuesto
distinto; por eso, se adjudica a unas empresas y se desestiman otras
ofertas. No entiendo, señor Alcaraz, que no tener esta información
precisa sobre plazos o sobre presupuestos pueda producir
insatisfacción. En algunos casos es imposible, desde luego lo es en
todo este conjunto; sí es posible sobre alguna de las partes de todo
este proyecto más amplio.

Dice el señor Alcaraz que aquí no se hace una presentación integral
de la ampliación. Probablemente con poca fortuna, he dicho que son
cinco los espacios y he hablado muy resumidamente en aras de la
brevedad y porque creo que era preferible escuchar las precisiones
que quería hacer. Tengo documentación para poder estar aquí simplemente
leyéndola toda la tarde; sería llamado al orden, con razón, por
la Presidencia de la Comisión.




El señor PRESIDENTE: Pondríamos en peligro usted y yo nuestra propia
integridad.




El señor SECRETARIO DE ESTADO DE CULTURA (Cortés Martín): Por tanto,
he hecho un resumen sucinto de cuál es la evolución, pero quería
conocer sobre qué puntos quería mayores precisiones S.S.

Sí quiero decirle que el Plan museográfico, que se llama así -y
volvemos a entrar en una cuestión de conceptos-, detalla con
precisión cuál va a ser el uso de cada uno de los espacios. Alude S.

S. a que no conoce con precisión las diferencias entre museográfico y
museológico. Comparto las dudas de S. S., pero tengo la impresión,
porque lo he preguntado, que una parte se refiere más a los espacios
y otra a la ordenación de las colecciones, al criterio que aquí
tiene. Este documento, que creo que es de los mejores que se han
producido en toda la historia del museo -y no es sólo mi opinión,
sino la del patronato, de cuyo desarrollo tiene información S.S.

porque la ha pedido y plantea en algunos momentos opiniones
divergentes sobre determinadas cuestiones-, no sólo se aprobó por
unanimidad del patronato sino que fue elogiado como el mejor
documento que a estos efectos se ha tenido en la historia del museo,
no en esta legislatura ni en las legislaturas protegidas por el
acuerdo parlamentario sino en la historia del museo.

Si usted acude a la página 15 de este documento, puede ver las áreas
de servicio, la biblioteca, la librería, la recepción de embalajes,
es decir, lo que podía ser la parte de distribuciones. Pero si usted
acude a las páginas 56, 57 ó 58 -y lo tomo al azar-, podrá ver que se
refieren específicamente a lo que debe ir en cada sala y la pintura
flamenca, con las obras de Michel de Coxíe, de Antonio Moro o el
retrato de Caballero con seis hijos, de Thomas Key. Es decir, está
precisado con un gran detalle no sólo cómo deben distribuirse los
espacios, sino cómo se deben ordenar las colecciones en estos
espacios. Esto nos devuelve al problema de la precisión conceptual; a
lo mejor resulta que este plan debería haberse llamado museológico y
museográfico, probablemente.

Con posterioridad a este plan, fue presentado y también aprobado por
el patronato, con el mismo detalle, incluso con reproducción gráfica
de sala por sala, la reconstrucción de lo que fue el salón de Reinos
y salas anejas (en la medida que se puede recuperar con las obras que
sobreviven, que son casi todas salvo una de las doce grandes), y las
colecciones del museo en torno a las series que estaban en
residencias reales. Eso también está publicado.Su señoría preguntaba
que para cuándo el plan museológico. Le puedo decir que se está
avanzando, se ha publicado y se está presentando aquí, en seminarios
académicos, en Alemania a la opinión pública internacional, se ha
difundido a los medios de comunicación y se le facilita a todo el que
pide información sobre estas cuestiones, desde luego, sin excluir a
los clubes privados. Estoy seguro de que también S.S. lo hace con
mucho gusto cuando le invitan a cualquier asociación de tipo privado
o a un foro público para informar sobre lacuestión para la que se le
requiera.




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Ha planteado S.S. una cuestión concreta -se podría decir que incluso
un tanto pintoresca-, que fueron las declaraciones del párroco de los
Jerónimos. El párroco de los Jerónimos en ningún momento ha sido
sujeto de estas negociaciones. Las conversaciones se han llevado
única y exclusivamente con el Arzobispado de Madrid porque, según el
derecho civil español y el derecho canónico, es quien tiene las
competencias y la responsabilidad, y a este acuerdo no se ha llegado
sólo con el Arzobispado de Madrid sino que, de acuerdo con el
procedimiento canónico, ha contado con la ratificación necesaria de
la Santa Sede y de dos comisiones diocesanas en Madrid. Es decir, ha
pasado por todos los trámites que exige la normativa del derecho
canónico, que no es más sencilla que la administrativa civil, que
(tiene razón el señor Leguina; él, que tiene experiencia de gobierno)
es lenta, procelosa y muchas veces surgen dificultades. En todo caso,
el único interlocutor del Gobierno ha sido el Arzobispado de Madrid.

Es verdad que ha habido una conversación del presidente del Gobierno
con el párroco de los Jerónimos. El párroco de los Jerónimos le
planteó al cardenal de Madrid la inquietud de su feligresía respecto
a que durante el tiempo de realización de las obras se pudiesen
utilizar las dependencias parroquiales para el culto. El cardenal de
Madrid se lo trasladó al presidente del Gobierno y éste le contestó
que estaba dispuesto a ayudar a tranquilizar al párroco de los
Jerónimos, y se produjo esta conversación. En ella se le dieron
garantías, porque viene así en el convenio, de que durante todo el
tiempo que se desarrollen las obras, en ningún momento los feligreses
de la parroquia de los Jerónimos van a verse afectados en lo que son
sus necesidades pastorales. Ésa fue toda la intervención del
presidente del Gobierno. El sujeto de las negociaciones y de los
acuerdos ha sido el Arzobispado de Madrid, en todo momento.

El señor Leguina ha planteado algunas cuestiones y yo quiero decir,
en primer lugar, que no es sólo una declaración genérica que hago en
favor de todos los miembros de esta Comisión, como se había hecho
antes, sino muy personalmente por la sensibilidad del señor Leguina
por lo que es la primera institución cultural de la nación y por la
importancia del patrimonio en España, por lo que debe ser posible que
se planteen sobre él actuaciones a largo plazo que no se vean
afectadas por los cambios normales que en una democracia se producen,
tanto a nivel administrativo como a nivel político, y quiero que
quede pública constancia y reconocimiento de ello.

Por lo que se refiere a las cubiertas, es verdad que estas obras se
adjudicaron en noviembre de 1995. Lo que ha ocurrido en las
cubiertas, entre otras cosas, es la incorporación del edificio de la
antigua sede de Aldeasa al museo, y esto obligó, felizmente, a tener
que cambiar el proyecto de las cubiertas. Antes iba a ser
estrictamente una solución de tejados, por así decirlo, y debajo de
los tejados iban las oficinas en el ala sur, lo que da hacia el
Botánico, y talleres de restauración y alguna sala de exposición en
el ala norte, lo que da hacia el Ritz. El hecho de que se incorpore
el edificio de Aldeasa es lo que permite que esos espacios, que iban
a ser para oficinas o para talleres de restauración, se dediquen a
las espléndidas salas de exposición de que hoy dispone el museo, que
están ya visitables desde hace más
de un año; es decir, tanto las de Goya, en la parte alta, como las de
la pintura europea no española del siglo XVIII. Esto llevó a
modificar el proyecto. Se podía haber parado ese proyecto, haber
sacado un proyecto nuevo, pero se consideró que era preferible
hacerlo por la vía del reformado, con los mismos arquitectos y con la
misma empresa, porque se pensó que con eso se ganaba tiempo. Créame
que es también una preocupación del patronato del Museo del Prado y
del Gobierno el ganar tiempo. Me dirán que, a pesar de todo esto,
está tardando demasiado. Pues imagínense si encima se hubiese sacado
un concurso nuevo. Ésta es la razón de la modificación que se ha
tenido que hacer.

Por otro lado, es verdad que he dicho que las cubiertas no están
recibidas, pero tanto el señor Leguina como todos los miembros de la
Comisión conocen lo que, administrativamente, esto significa. No
significa que no hayan terminado las obras, las obras han terminado.

Lo que ocurrió es que se produjeron varios episodios de filtraciones
de agua. Nunca ha ocurrido que las goteras del Prado provocaran que
hubiese calderos en los encamonados y que llegasen a caer en la sala,
gracias a Dios, pero sí se han producido episodios de filtraciones de
agua que en algún caso -y desde luego en los dos últimos- el propio
personal facultativo, es decir, la dirección de la obra y la empresa,
dijeron que no localizaban cómo se podía haber filtrado. Y en ese
momento se dijo: vamos a hacer unas pruebas de estanqueidad, vamos a
ver por dónde se filtra, porque el hecho cierto es que habían caído
unas gotas en una sala, eso es incontestable, pero no se sabía por
dónde filtraba. La propia empresa, con la dirección facultativa,
acordó que en la cubierta, a una zona que era plana se le diese una
inclinación, y eso, sin duda, supuso también un retraso para poder
recibir las obras. Pero desde mucho más de un año todas las salas por
debajo de las cubiertas están llenas de visitantes, están los cuadros
colgados y, además, tanto el Ministerio como el patronato y la
dirección del museo tuvimos el buen cuidado de pedir a los que deben
saber de esto, que son los arquitectos responsables de la dirección
de obras y la propia empresa, que nos diesen garantías de que no iba
a haber peligros. Las dieron y resulta que después de darlas, volvió
a producirse otra filtración.

Creo que no se le puede exigir a un responsable político que sea un
experto en Tiziano, sí se le podrá exigir al director del museo;
tampoco se le puede exigir al director del museo que sea un experto
en impermeabilización o en uso de materiales, para eso hay unos
arquitectos o una empresa de construcción que dicen que los
materiales que han usado son adecuados para impedir eso que se quiere
evitar arreglando las cubiertas: que pase agua cuando llueve.

Afortunadamente, no ha vuelto a ocurrir, y tampoco conviene que
creamos que cada vez que llueve suenan las alarmas, pero ha ocurrido
muchas más veces de lo que sería deseable. Espero que se entienda que
la responsabilidad será de quienes construyen o de quienes dicen cómo
se debe construir porque ni el personal facultativo ni el personal
del museo ni el Ministerio tienen capacidad técnica suficiente para
decir si el grosor o el material que se utiliza o las inclinaciones
son adecuadas. Precisamente porque existe esta realidad, que ha
habido filtraciones, no se han recibido las obras.




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En cuanto a los retrasos que se han producido en las obras del Casón,
se debe a dos obras distintas. Es verdad que se viene hablando desde
hace mucho tiempo de las obras del Casón: una primera es la de las
cubiertas y la otra procede de la decisión de ampliar la superficie
expositiva, que es un proyecto distinto. Claro, el andamiaje en torno
al Casón es el mismo y también la sensación de obras, pero se trata
de dos obras distintas.

La segunda, la ampliación de la superficie expositiva en el Casón,
está teniendo retrasos, y lo he reconocido paladinamente. Primero,
porque hubo alguna modificación en el proyecto sobre la cercha
perimetral y una galería en la parte alta, que se consideró que
mejoraba el proyecto. Segundo y principal, porque el patronato ha
querido extremar las cautelas para que las vibraciones de unas obras
de envergadura, la intervención en la estructura del edificio, no
fuesen a afectar a algo tal delicado como es la bóveda de Lucas
Jordán. La bóveda está sujeta por unas estructuras de madera muy
antiguas y una escayola y podría agrietarse; esto ha llevado a
extremar las cautelas, a pedir informes y a hablar con el Instituto
del Patrimonio Histórico Español. Además, se han tenido que hacer
estos estudios geológicos en la zona de cimentación porque se ha
visto que había un problema de correntías de agua. La ampliación
llevaba a excavar tres niveles, y no se habían echo estos estudios
geológicos porque no se tenía pensado profundizar en tres niveles
a la altura de la zona de Alfonso XII.

Respecto al traslado a Toledo del Museo del Ejército, es una decisión
que no está entre los acuerdos parlamentarios; el acuerdo
parlamentario dice que se busque una ubicación alternativa al actual
edificio del Alcázar de Toledo. Es verdad que hubo un tiempo en que
el Alcázar de Toledo estuvo asediado y que dentro estaba el general
Moscardó, pero es verdad también -como bien conoce una persona culta
como el señor Leguina- que antes estuvieron Carlos V y todos los
reyes de España y que, probablemente, mucho antes, ese solar fuera
sede de la monarquía visigoda. Por tanto, es uno de los edificios
emblemáticos de la historia de España, es un edificio singular y de
gran importancia. Hay un acuerdo de cesión de la última planta, pero
en ningún momento se producen interferencias entre las dos
instituciones, una de las cuales es la Biblioteca Pública del Estado
en Toledo, la Biblioteca Borbón-Lorenzana; no es la Biblioteca
Regional de Castilla-La Mancha, sino la Biblioteca Pública del Estado
en Toledo.

Está en la tradición española, junto con algunos ejemplos que ha
planteado S.S., que haya instituciones nacionales que no estén en la
capital. Es verdad que eso no ocurre en Francia, pero en España, el
Archivo de Indias está en Sevilla, donde lo llevó Carlos III; el
Archivo de Simancas está en Simancas, cerca de Valladolid; el Archivo
de la Corona de Aragón está en Barcelona; el Museo Nacional de
Escultura está en Valladolid; el Museo Nacional de Cerámica y Artes
Suntuarias está en Valencia y cuando se decide hacer el Museo
Nacional de Arqueología Subacuática se lleva a Cartagena. Sólo ha
habido unos años de nuestra historia que nos han llevado a un
centralismo grande. Recuperemos el que pueda haber instituciones
nacionales que no estén necesariamente en el Paseo de la Castellana.

Desde luego, el Alcázar de Toledo reúne las condiciones idóneas y más
que triplica la superficie expositiva con respecto
al actual museo. En cualquier caso, como bien conoce el señor
Leguina, este museo es titularidad y responsabilidad del Ministerio
de Defensa, y la única obligación que adquiere el Ministerio de
Educación y Cultura en virtud de este convenio es financiar estas
obras con cargo a su presupuesto. Es un acuerdo que tomó el Gobierno
en el seno de la Comisión delegada del Gobierno para asuntos
culturales.

Señor presidente, seguro que me dejo alguna cuestión. No querría
terminar sin agradecer a la diputada señora Rodríguez-Salmones sus
palabras. El Museo del Prado y todos los museos nacionales están
abiertos en todo momento a todos los españoles, pero singularmente,
para tener una información más precisa o más detallada, a los
miembros de esta Comisión, individualmente o en conjunto. Me ofrezco,
a través de la Presidencia, a instrumentar cualquier visita o
cualquier explicación en mayor detalle, porque el acuerdo
parlamentario, el acuerdo entre todas las fuerzas políticas, el que
se puedan acometer proyectos a largo plazo que tendrá que ir
ejecutando quien tenga en cada momento las responsabilidades
políticas o administrativas, es la pieza clave de este proyecto y,
diría más, del patrimonio histórico español. Es evidente que un
acuerdo parlamentario no puede suponer que no haya transparencia o no
haya información a la opinión pública y, por supuesto, a quienes son
los responsables últimos del patrimonio histórico español, es decir,
los representantes de la nación española.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Cortés. (el señor Alcaraz
Ramos pide la palabra.)
Vamos a pasar a la tramitación de las siguientes comparecencias.

Señor Alcaraz, siento que ni el tiempo ni el Reglamento permitan más
intervenciones. El artículo 202 es categórico: Tras la exposición por
parte de los miembros del Gobierno y la intervención de los grupos
parlamentarios, contesta el Gobierno y acaba la comparecencia. Se
trata de una comparecencia informativa en la que los elementos que se
proporcionan sirven a los diputados para elaborar las
correspondientes iniciativas. No es un trámite de debate.

Reitero nuestro agradecimiento al señor Cortés por su amable
colaboración con esta Comisión, como es habitual, y también a los
señores diputados que han solicitado dicha comparecencia para que
podamos tener una mejor información.




Vamos a pasar a tramitar las siguientes comparecencias conjuntamente.




COMPARENCIA DEL SEÑOR DIRECTOR DEL MUSEO DEL PRADO (CHECA CREMADES)
PARA INFORMAR SOBRE:



- DIVERSOS ASPECTOS RELACIONADOS CON LAGESTIÓN DELMUSEO Y, EN
PARTICULAR, ACTUACIONES EN MATERIA DE RESTAURACIONES Y RESTRICCIONES
IMPUESTAS A LA INVESTIGACIÓN Y EMISIÓN DE OPINIONES.

ASOLICITUD DEL GRUPO PARLAMENTARIOMIXTO. (Número de expediente 212/
001955)



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- LOS PROBLEMAS QUE HAN PLANTEADO LAS OBRAS DE LAS CUBIERTAS DEL
MUSEO NACIONAL DEL PRADO. A SOLICITUD DEL GRUPO
SOCIALISTADELCONGRESO. (Número de expediente 212/002107)



El señor PRESIDENTE: Pasamos a tramitar las comparecencias números 2
y 3 conjuntamente, tal como estaba previsto en el orden del día.

Damos la bienvenida al director del Museo del Prado, don Fernando
Checa, que por fin ha venido a la Comisión de Cultura -nunca es tarde
si la dicha es buena-, a quien agradecemos enormemente su
colaboración. La primera comparecencia, solicitada por el Grupo
Parlamentario Mixto, se relaciona con la gestión del museo,
actuaciones en materia de restauraciones y restricciones impuestas a
la investigación y emisión de opiniones, y la segunda, solicitada por
el Grupo Parlamentario Socialista, sobre las obras de las cubiertas.

Creo que vendrá usted dispuesto a poder informar sobre ambos
extremos, en el orden que tenga usted por conveniente y, a
continuación, intervendrán los grupos solicitantes.

A dicho fin, don Fernando Checa, director del Museo Nacional del
Prado, tiene la palabra.




El señor DIRECTOR DEL MUSEO NACIONAL DELPRADO (Checa Cremades):
Efectivamente, es la primera vez que vengo a esta Comisión. Para mí,
es nuevo e interesante poder explicar de una manera directa, tanto al
presidente como a SS.SS., estos problemas que han estado comentándose
y discutiéndose en la opinión pública. A veces, el Museo ha
respondido a estos problemas, pero, otras, quizás no haya dado una
respuesta lo suficientemente clara. Me gustaría aprovechar esta
comparecencia para que SS.SS., la opinión pública y el pueblo español
aquí representado tengan una imagen de algunos acontecimientos más
ajustada a lo que realmente sucede en el museo.

Quiero comenzar con el tema de la restauración de obras en el Museo
del Prado. Aunque no se especifica en la convocatoria, me centraré en
el caso de El caballero de la mano en el pecho. Había traído unas
diapositivas que no sé si podremos exponer, pero trataré de explicar
el proceso de esta restauración.

Quiero centrarme en El caballero, del Greco, pero antes quiero decir
que la restauración de El caballero de la mano en el pecho es una más
-aunque de una de las obras más importantes y conocidas de la
historia del arte español y del Museo del Prado- dentro de los
programas de restauración del museo. Concretamente, en el momento de
mi entrada en el museo había un programa de restauración de retratos
del Greco, que se había iniciado hacía unos años y que culminó, a los
pocos meses de mi entrada, con la restauración de El caballero y
algunas piezas más de este mismo artista de la importantísima
colección de retratos del Greco que tiene el Museo del Prado.

La persona que hizo esta restauración, miembro del taller, don Rafael
Alonso, había sido encargado de la restauración del resto de los
cuadros de retratos del Greco y aun del resto de las obras del Greco
del Museo, pero en alguna ocasión, de otras muy importantes fuera de
las
colecciones del museo. Se trata de un restaurador de máxima categoría
mundial. En realidad, es la persona a la cual se recurre
habitualmente por cualquier coleccionista o museo que tenga una obra
del Greco, si no para que le restaure la obra, para tener, por lo
menos un informe primero.

Para la restauración de este cuadro -lo cojo como ejemplo por ser el
que ha suscitado la mayor discusión, pero es el procedimiento
habitual en la práctica del taller de restauración del Prado- se
contó con un estudio radiográfico y técnico previo, e incluso un
estudio histórico, no tanto de la obra en el momento en fue pintada
por el Greco -y luego hablaré de este tema- sino qué ha pasado y qué
noticias se tienen desde que esta obra entró en el Museo del Prado.

Por los archivos del Museo del Prado sabemos que hay constancia de
una restauración (dato importantísimo) de este cuadro en el año 1858.

Concretamente hay un acta de una reunión, del día 8 de junio de ese
año en el Museo del Prado entre el director y dos miembros más del
staff de dirección en aquel momento del museo, y una de las obras que
se acuerda restaurar y forrar es precisamente El caballero de la mano
en el pecho. ¿Qué se hizo en esta restauración del siglo XIX? En
primer lugar, siguiendo unos criterios que no son los del siglo XX y
menos aun los de la segunda mitad del siglo XX, se llegó a ampliar
las medidas originales del cuadro. De 74 por 56, se pasó a 81,8 por
65,8, que es lo que mide en la actualidad. Esto se ha podido ver con
claridad a través de los estudios radiográficos y, sobre todo, una
vez que se levantaron los repintes. Estas bandas se pintaron de un
negro muy intenso y fue repintando el fondo del cuadro, originalmente
gris de una manera cada vez menos progresiva, es decir, que al llegar
al rostro del caballero casi no se efectúa ese repinte y
concretamente hay una zona encima del hombro derecho que apenas tenía
repinte, que sirvió al restaurador de punto de referencia para saber
hasta dónde tenía que ir levantando este repinte de la segunda mitad
del siglo pasado.

Curiosamente, la cabeza y la mano de El caballero en el momento de
iniciarse la restauración actual tenían poco barniz en relación con
el resto de la pintura, y eran los únicos lugares (cabeza, manos y
pomo de la espada) en los cuales se había hecho una limpieza. En el
resto del cuadro lo que se ha hecho a lo largo del siglo XX ha sido
barnizarlo para que el negro tuviera ese brillo, y ligeras limpiezas
del rostro, mano y espada cuando se juzgaba necesario. Aparte de eso,
se vio también que debajo de esta capa negra aparecían muchos estucos
-los estucos son los elementos de soporte que se colocan en las
restauraciones-, indicando que había habido un cuadro bastante
destrozado por el paso del tiempo y que se habían hecho, incluso
antes del siglo XIX, restauraciones que, al irse levantando poco a
poco, dejaban aparecer esos estucos que eran la preparación habitual
de cualquier proceso de restauración. Había estucos blancos, que son
relativamente modernos, pero también estucos más rojizos, que son una
mezcla de cera que indica que son restauraciones del siglo XVIII, o
incluso anteriores, y estucos grises; es decir, siempre
restauraciones antiguas que nos estaban indicando que este cuadro
había sufrido mucho a lo largo de los siglos.

Voy a resumir qué se hizo para no alargarme en exceso. En primer
lugar, se levantó la gruesa capa de barniz del



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fondo; al levantarse esta capa que siempre se coloca al cuadro para
protección, aparecieron ya los primeros estucos blancos que, como
digo, son de las restauraciones más modernas, y apareció claramente
encima del hombro derecho -se ve muy bien en la radiografía- una
falta de pintura. Lo que había era directamente un repinte y la
pintura original en ese caso había desaparecido por completo. En la
restauración se descubrieron, como he dicho, los límites originales
de la pintura.

La restauración no se hizo siguiendo unas técnicas que estaban de
moda hace 30 ó 40 años, que hemos visto muchas veces en fotografías,
que es levantar un recuadrito. Ahora ya no se hace levantando un
recuadrito y dejarlo todo sin limpiar e ir poco a poco ampliando ese
recuadro, coger otro recuadro y limpiar en otra zona del cuadro, sino
que, de una manera más equilibrada, se va haciendo poco a poco para
que el resultado final sea lo que los restauradores llaman un
resultado equilibrado; es una técnica más difícil, más sutil, pero el
resultado final es más armónico en su conjunto. De manera que, una
vez quitada esta capa de barniz, descubiertas, como digo, las
dimensiones originales del cuadro, se avanzó restaurando, limpiando,
quitando estos barnices hacia el rostro y la mano, que estaban muy
retocados. Sin embargo, los retoques del rostro y de la mano, como
habían sido limpiados tantas veces, apenas se levantaron, como se
hizo con los retoques del fondo, porque levantar retoques de rostro y
mano hubiera corrido el peligro de llevarse pintura original, cosa
que no se hizo en ningún momento, es decir, se intervino más en
profundidad en el fondo y, de una manera más superficial, en rostro y
manos precisamente por ese estado de mayor delicadeza que tiene
históricamente el cuadro.

Al retirar los barnices del fondo y del traje negro se vio que
aparecían cubiertos por una masa opaca de color sucio, negro, un
negro tirando a pardo, un negro más bien cálido que no es el habitual
de los negros y grises del Greco que, siguiendo la tradición
veneciana de la cual él procede, son siempre de un negro mucho más
frío, indicándonos también otro indicio más de que se trataba de un
repinte. Al levantar estos repintes encima del traje, éste apareció
con un negro más cálido, recuperando calidad, brillo y volumen,
perdiendo esa cualidad plana -tema importantísimo del cual ahora
hablaré- y recuperando un verdadero cuadro del Renacimiento, del
siglo XVI.

En la radiografía se vio también, que el perfil del brazo derecho
estaba dañado y perdido, precisamente por esa pérdida que tenía
encima del hombro derecho, lo que llevó a recortar la figura de dicho
hombro. En la citada radiografía que les voy a enseñar, porque de
esto no tengo diapositiva, se ve esta pérdida -lo negro siempre es
una pérdida de pintura- que se intervino en el hombro repintándose de
manera distinta, así como uno de los hechos fundamentales que ha sido
discutido: que están El caballero y el fondo del cuadro. Esa
uniformidad que tenía el cuerpo de El caballero con el fondo,
destacando cabeza, rostro y empuñadura de la espada, era una
recreación de la restauración del siglo XIX, cuyas razones trataré de
comentar ahora.

Existió también el problema de la firma. En un principio, aparecía
una firma intacta, en relieve, sin la mínima falta, cosa bastante
extraña en un cuadro tan tocado y, sobre todo, existían cosas,
cuestiones. Por un lado, la firma está
encima de los repintes, lo cual quiere decir que está hecha con
posterioridad a los repintes. Por otro lado, la firma está centrada
con respecto la ampliación posterior del cuadro, es ampliación en el
reborde, lo cual nos indica que se debió colocar y centrarse con
respecto al nuevo formato de la obra en cuestión. Pero en el momento
de limpiar todos los perfiles negros del fondo, al llegar a ella, si
se levantaban esos perfiles negros, había que levantar también la
firma. Se trató de evitar el levantamiento de la firma, aunque se
tiene la seguridad de que remacha posteriormente una posible firma
antigua y perdida del Greco. Ante esa posibilidad, se optó por no
intervenir sobre el fondo negro, pero sí colocar una veladura gris
encima de la firma, de manera que no sea un elemento tan protagonista
en el cuadro. Cualquiera que pueda ir ahora al Museo del Prado puede
comprobar perfectamente que la firma continúa en el cuadro porque esa
veladura es transparente. Ese ha sido el proceso de restauración de
El caballero de la mano en el pecho. Vamos a verlo muy rápidamente.

(Se proyectan unas diapositivas del cuadro El caballero de la mano en
el pecho.)
Señorías, este es el cuadro en su estado antes de la restauración,
todavía tiene esa ampliación. Aquí simplemente con un poco de luz
rasante que se le da, ya aparece esta hendidura que indica que pasa
algo. La radiografía demuestra clarísimamente que es un añadido
posterior, del cual además tenemos hasta la fecha. Aparece esa casi
total confusión entre la figura de El caballero y el fondo, solamente
este halo que es justamente esa zona en la cual la intervención del
ennegrecimiento fue menor y aparece también con esa calidad
típicamente amarilla que tienen los cuadros producto de la oxidación
del barniz, que es lo primero que se trató de eliminar.

Vamos a ver la siguiente diapositiva. Aquí tenemos el cuadro en
proceso de restauración. Ya se ha eliminado el barniz de todo el
fondo, parte de la mano, y esta parte no, precisamente porque es
donde se encuentra la firma. Aparece esta pérdida tan importante, a
la que me he referido antes, que se ve también en la radiografía, y
se observa toda la manipulación en esta zona que debía estar en el
origen de la restauración muy perdida con el añadido de esos
centímetros, a los cuales me he referido.

Lo que los restauradores llaman reintegración, es decir, todos estos
elementos que se levantan, que son siempre repintes, se reintegran
con acuarelas o con elementos que son siempre reversibles. En el
taller de restauración del Museo del Prado, cuando se reintegran
estas pérdidas -es la palabra que ellos prefieren emplear más que
restauración-, se hace con elementos que en cualquier momento, ante
un cambio de criterio, un cambio de gusto o una técnica mejor que se
pueda descubrir dentro de 10, 20 ó 100 años, sea reversible y se
pueda intervenir. Nunca se repinta, como se pudo hacer en el siglo
pasado e incluso hasta los años cincuenta del siglo XX, repintes que
muchas veces cubrían no solamente las pérdidas, sino muchas zonas de
alrededor. Son repintes que se pueden documentar perfectamente tanto
por las radiografías, como por los análisis químicos,
estratigráficos, etcétera. Se levantan y lo que se hace es
precisamente reintegrar aquello con estos materiales reversibles.

Digo esto porque para un profano esta imagen resulta bastante
espectacular. Incluso resulta inquietante



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ver lo que han hecho con El caballero. El caballero, como el resto de
las restauraciones que se hacen ahora mismo en todo el mundo, hay un
momento en que se ve de esta manera.

Pasamos a la siguiente diapositiva. Aquí está ya El caballero limpio,
se le han quitado todos los repintes, y vemos que es un cuadro en muy
mal estado. Vemos una gran pérdida y toda una zona con pérdidas con
estucos blancos. Estos estucos de color rojizo son de pérdidas
anteriores, con un sistema de estucado que no es el actual, que nos
indican cómo el cuadro ha sido restaurado y repintado a lo largo de
muchísimos años.

En la siguiente diapositiva aparece ya El caballero tal como está en
la actualidad. Esta zona de los añadidos se cubre ahora con el
antiguo pero ampliado marco, en espera de colocarle definitivamente
un marco digno, y aparece El caballero con las reintegraciones en el
estado en que lo vemos ahora. El resto de las imágenes sigue el mismo
proceso y las podemos ver más rápidamente.

En detalle, vemos la cabeza antes de la limpieza, con el barniz. En
esta otra vemos muy bien la cabeza con todos los estucados antiguos,
y en ésta otra vemos la cabeza ya terminada. Vamos a ver ahora la
espada, que es muy interesante. Aquí vemos la espada antes, y en esta
otra en el momento de levantar los repintes. Digo que la espada es
muy interesante porque si la comparamos con la que se veía antes,
sobre todo con el barniz, antes aparecía la misma calidad en las
distintas partes de la empuñadura de la espada y ahora podemos
apreciar cómo el pomo y la zona propiamente de la empuñadura tienen
una pintura y una calidad distintas, están diciéndonos que se trata
de un material labrado de manera distinta, que corresponde a cómo
eran las espadas en el siglo XVI. El Greco tuvo buen cuidado de no
hacer una cosa sumaria sino de reflejar unas calidades. Ahora la
podemos observar sin esa veladura, sin esa opacidad que da el barniz
en la luminosidad.

Como saben SS.SS., el Greco había sido un pintor que durante los
siglos XVII, XVIII y prácticamente todo el XIX no había tenido el
aprecio máximo de que ha gozado a lo largo del siglo XX. Se
redescubre como genio de la pintura a finales del siglo XIX, de la
época romántica, y tiene su eclosión a principios del siglo XX, sobre
todo, en dos ambientes culturales determinados: uno es la España de
finales del XIX y principios del XX, es decir, la España de la
generación del 98 (o como la queramos llamar; con eso nos entendemos)
y, otro, la Alemania expresionista de los años veinte.

No voy a hablar de Alemania de los años veinte porque no viene ahora
a cuento, pero en 1908 Manuel Bartolomé Cossío publica la monografía
básica sobre el Greco. Manuel Bartolomé Cossío, miembro de la
institución, amigo de los literatos importantes en la España del
momento -Azorín, Baroja, etcétera- participa de ese mismo sentido de
redescubrimiento, de una cierta idea de España, que es la de la
generación del 98, para la cual el Greco se convierte en un mito. No
hay más que recordar las primeras páginas de una novela tan
importante para esta mentalidad como es Camino de perfección, de
Baroja: es el representante del alma española, del misticismo
español. Toda una serie de cosas que la propia revisión
historiográfica del Greco estudia en este contexto de la historia de
España de
principios del veinte, muy distinta, por supuesto, de la actual;
ahora lo sabemos muy bien.

Uno de los mitos de esa generación y de esa idea de España es el mito
del caballero español. Los retratos del Greco venían muy bien a esa
mentalidad como el prototipo del caballero español. Un retrato
especialmente peculiar como es éste, por la postura de la mano y
demás, venía todavía mejor a la hora de crear ese mito. Através de la
restauración del siglo XIX -aprovechando, como he dicho, el mal
estado de la pintura- se enfatizó ese aspecto de caballero distante,
de caballero místico, de caballero que surge de las profundidades,
etcétera, que es El caballero de la mano en el pecho, que podríamos
decir que se inventó la generación del 98. Sin embargo, este no es El
caballero de la mano en el pecho del Greco, un pintor que pinta esta
obra al poco tiempo de venir a España e impregnado aún de la pintura
y de la manera de hacer de Venecia, de los retratos de Tintoretto y
de Tiziano. El Greco es un pintor veneciano en España y este es un
retrato a la veneciana pintado por el Greco, como digo, al poco
tiempo de venir de Italia y de su paso por Venecia. Si vemos el resto
de los retratos de caballeros del Greco -muchos de ellos, como el
Jerónimo de Ceballos y otros en el propio museo del Prado-, vemos que
esa idea de fondo y primer plano, de dotar de volumen a la figura de
El caballero, de no concebir un cuadro plano, a la medieval, es algo
completamente ajeno a lo que puede ser una pintura del Renacimiento,
la época en la que se ha descubierto la perspectiva y tantas otras
cosas a la hora de concebir la pintura.

Lo que realmente se ha hecho en el taller de restauración del Museo
del Prado con este cuadro de El caballero de la mano en el pecho y
con el resto de los retratos restaurados del Greco es recuperar una
pintura de la época renacentista del Greco, un caballero
renacentista, no un más o menos utópico caballero español de
principios del siglo XX. Es decir, se ha respetado de la manera más
fiel posible, porque, como digo, es un cuadro muy dañado, aquella
idea originaria del Greco, esa pintura renacentista que es el fin
para el cual trabaja habitualmente -esa recuperación posible de los
orígenes- cualquier taller de restauración en el mundo.

Quiero terminar esta parte de mi intervención señalando, como ha
dicho el secretario de Estado refiriéndose a otros temas, que
cualquiera de SS.SS., o persona que tenga intereses profesionales,
que quiera entrar a diario en el taller de restauración del Prado a
hablar con los excelentes profesionales que allí trabajan, lo puede
hacer sin el mínimo problema. En otras ocasiones hemos hecho
simposios internacionales, como el relativo al caso de Tiziano,
previo a la restauración próxima de algunas de sus obras capitales
y que será publicado la próxima semana (tendré el gusto de enviar un
ejemplar tanto al presidente de esta Comisión como a todos los
miembros de la misma), así como el próximo que vamos a hacer sobre
Goya. No hay ningún ánimo de realizar estos procesos con obras tan
importantes para el patrimonio español y mundial fuera de los ojos de
especialistas y de personas interesadas en estas obras de arte.

Con respecto al siguiente punto del orfen del día, seré un poco más
breve. De la lectura de la instrucción que en un determinado momento
emitió la dirección del Museo del Prado sobre las opiniones acerca de
aspectos concretos



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del museo, se deduce, en primer lugar, que, en contra de lo que a
veces se ha dicho por parte de algunos miembros de la opinión
pública, no existe prohibición alguna a la hora de emitir opiniones
de carácter científico o de cualquier otro tipo sobre la vida del
museo. De lo que se trata es de establecer simplemente un canal para
que la información que salga del museo sobre asuntos particulares sea
la propia de cualquier organismo administrativo, de manera que en
todo momento quede salvaguardado el derecho a la información veraz
que tienen todos los ciudadanos. Esta instrucción -y, desde luego, el
espíritu que anima a la dirección en este punto- no persigue censurar
el contenido de la información sino, como digo, establecer un
procedimiento que facilite la libertad y el derecho de información
que tiene el público; un procedimiento para establecer de manera
práctica esta libertad.

El servicio de prensa del museo no es, en absoluto, un servicio de
control o de censura pues está para canalizar esta información.

Existe el derecho de los ciudadanos a recibir una información veraz,
que es un derecho de tipo colectivo, que ha de ser ejercido en todo
momento. Existe también el derecho de la libertad de expresión como
derecho individual. Lo que se trata de hacer, y tratamos de hacer en
el museo en todo momento, es combinarlos y equilibrarlos en cada caso
con un espíritu que es profundamente democrático y es el que, además,
inspira esta instrucción a la cual me estoy refiriendo. La ley de
funcionarios -como SS.SS. saben perfectamente- habla de una conducta
de máximo decoro y guardar sigilo riguroso de los asuntos que
conozcan por razón de su cargo. Es una afirmación de la propia ley,
por otra parte, perfectamente razonable, pero quiero decir que nunca
ha habido ocasión -y espero que no la haya en el futuro- de aplicar
este aspecto de la ley de funcionarios, ni muchísimo menos la
correspondiente sanción, algo que nunca se ha llegado ni siquiera a
pensar, caso de que esta obligación del debido sigilo de los
funcionarios sea conculcado.

Un problema distinto, que también plantea esta pregunta, es el tema
de la libertad de investigación. En el Museo del Prado, como en
cualquier museo, la investigación es un aspecto fundamental desde mi
punto de vista. Ahora no hablo como director del Museo del Prado,
sino que me voy a referir a mi propia actividad, que no he abandonado
aunque no practico ahora con la asiduidad que me gustaría, mi época
de profesor de la universidad, que es la investigación. Que un
investigador se pueda plantear en algún momento restringir la
libertad de investigación me parece una aberración tan enorme que en
la vida se me ha pasado por la cabeza, sino justamente todo lo
contrario. Muchos otros trabajos, míos y de otras personas -producto
de la ampliación y de tantos temas que surgen a diario-, son para
poder realizar y fomentar una investigación mucho mayor. Lo poco o lo
mucho que se haga en el campo de la investigación no ha sido
restringido en el Museo del Prado ni antes de mi llegada, por las
noticias que he podido tener, ni por supuesto en los años en los
cuales estoy realizando esta labor de dirección. Hay puestos en el
museo que el estímulo que reciben de mí es para investigar más,
conocer más y mejor (desde el punto de vista técnico, como hemos
visto ahora en el caso de El caballero de la mano en el pecho, o
desde el punto de vista histórico o museográfico o
desde el que se quiera) las obras de arte cuya custodia, salvaguardia
y estudio nos encomienda la ley y la lógica de las cosas. Por
supuesto, la única restricción que puede tener este derecho y
obligación de investigar es, a la hora de hacerse público, no
conculcar la Ley de Propiedad Intelectual, tener en cuenta la
diferencia que hay entre lo que es una obra individual y una obra
colectiva, según dicha Ley. Pero también puedo decir que cuando se ha
planteado el tema en el museo a la hora de publicar guías y demás no
se ha hecho como un problema, sino para ver cómo se soluciona. O sea,
que sobre este aspecto quiero tranquilizar a SS.SS. si en algún
momento han sentido que se restringía en el museo esta libertad de
investigación, porque no ha sido así en absoluto.




El señor PRESIDENTE: Vamos a tramitar las comparecencias
conjuntamente. El señor director va a informar en relación con la
segunda comparecencia, relativa a las cubiertas, y a continuación
intervendrán los peticionarios, con su correspondiente turno. Con la
información precedente acerca de las horas, será mucho más breve.




El señor DIRECTOR DEL MUSEO DEL PRADO (Checa Cremades): Pues pensaba
que fuera un poco más larga, pero trataré de ser breve.




El señor PRESIDENTE: Usted conoce mejor que yo la dimensión de las
cubiertas y no voy a polemizar con usted. (Risas.)



El señor DIRECTOR DEL MUSEO DEL PRADO (Checa Cremades): En cierta
manera, el asunto de las cubiertas ya ha sido tratado en la
intervención del secretario de Estado y procuraré ser lo más breve
posible.

Quiero recordar que en el año 1994 el presidente del Real Patronato,
José Antonio Fernández Ordóñez, planteó en esta misma Comisión un
tema de absoluta perentoriedad, de absoluta urgencia, como era la
reforma integral de las cubiertas, que, según consta en la actas de
esta Comisión, estaban compuestas de 21 materiales diferentes y
habían sufrido varios incendios a lo largo de los 175 años del museo.

El consulting a que se acudió en aquel tiempo dio una serie de
recomendaciones -las tengo aquí resumidas, pero no las voy a leer-
que, en el proyecto que se adjudicó a los arquitectos Hernández Gil y
Rafael Olalquiaga en la anterior legislatura, han sido cumplidas en
su integridad. Incluso, en esas recomendaciones no se hablaba de la
preocupación por la iluminación natural y demás, que ha sido otra de
las grandes aportaciones; no solamente se ha tratado el tema de la
seguridad ante humedades, aguas, etcétera, sino el de la iluminación,
se ha conseguido una iluminación cenital, con luz natural en todas
las plantas altas del museo. De esta manera, en distintas fases
-hasta ocho fases-, desde octubre de 1997 a mayo de 1999, se han ido
terminando estas obras de las cubiertas, con retrasos sobre lo
previsto producidos fundamentalmente por esa ampliación del proyecto
con las nuevas salas, a las que también se ha referido el secretario
de Estado en la anterior intervención. Las obras no han sido
entregadas, no han sido terminadas al cien por cien, aunque aquí
quiero recordar lo que ha dicho la señora Rodríguez-Salmones, que más
vale



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hacer las cosas con una cierta lentitud y, antes de dar por terminada
una obra, hacer todas las revisiones necesarias, máxime cuando se han
producido incidentes y se trata de una obra relativa a una parte tan
fundamental del patrimonio histórico mundial como es el Museo del
Prado. Esas revisiones, esas pequeñas modificaciones, como hacer unas
suaves pendientes para que el agua pueda resbalar, son las que están
produciendo este último retraso. Pero el que haya habido un retraso
no quiere decir que el Museo del Prado, ahora mismo, en su
superficie, que corresponde al edificio Villanueva, no esté abierto
en su integridad, con la excepción de las salas que se dedican
provisionalmente a taller de restauración y a gabinete de estudios
técnicos, partes imprescindibles de la vida del museo, que irán a la
ampliación. Todo lo demás está ya abierto al público, como digo, en
su integridad desde antes del verano.

Lo que sí se ha hecho, resumiéndolo también al máximo, con un rigor
mucho mayor después de los últimos incidentes - levísimos, por otra
parte, afortunadamente-, en la primavera pasada ha sido ampliar el
número de bajantes en las cubiertas no sólo en número, sino también
en capacidad, y dejar incluso algunas zonas con vertido libre de agua
hacia el exterior para que pueda correr de una manera mucho más
rápida. Además, se ha reforzado la inspección y la vigilancia de las
cubiertas, algo que se comenzó a realizar cuando las cubiertas
adquirían una superficie importante a partir de enero de 1998, pero
que se ha ido aumentado progresivamente ante el riesgo de entrada de
aguas. Esa vigilancia no sólo se realiza en la superficie de las
cubiertas, sino también en la zona de los encamonados, donde se han
realizado, como digo, mejoras en el sistema de canales, canalones,
canaletas, etcétera, para que el agua pueda evacuarse del edificio
sin que en ningún momento entre en las zonas de exposición de obras.

Quiero decir, para terminar, que de los dos incidentes de junio de
este año, el primero de ellos fue producido por una fisura ínfima,
que era imposible de fotografiar con una máquina normal y que fue
localizada después de las pruebas de estanqueidad y demás. Fue uno de
los imponderables que suceden en una obra de una envergadura enorme.

Aunque sea extenderme un poco, señor presidente, voy a decir que como
son 11.000 metros cuadrados de superficie, lo que equivale a un campo
de fútbol y medio, por dar a la opinión pública un dato muy gráfico,
es inevitable que se produzcan esos incidentes, que han sido mínimos
y que con la vigilancia se hayan detectado inmediatamente.

El segundo incidente no sabemos si se produjo al colocar un operario
la tubería de un aparato de refrigeración, en vez de hacia abajo,
hacia arriba, con lo que el agua rebosó. Pero nuevamente la
vigilancia continua de estos incidentes impidió que las consecuencias
fueran mayores.

Yo quiero tranquilizar a SS.SS. y decirles que cuando yo me incorporé
al museo estas obras no habían empezado todavía. Estaban a punto de
empezar, y como el presidente y otros miembros de esta Comisión
pudieron ver, los encamonados de la sala de Velázquez eran hasta hace
pocos meses dantescos. Sin embargo, la claridad y la accesibilidad
conseguidas después de haber realizado estas obras de remodelación
integral hace que los cuadros del Museo del Prado estén infinitamente
más seguros ahora que hace tres años y que, además, los cuadros que
se encuentran en las
plantas principal y segunda del edificio puedan verse con una
iluminación muchísimo mejor, producto de dichas obras, acerca de las
cuales puede decirse que en el momento en que se terminen las
revisiones se darán por finalizadas.




El señor PRESIDENTE: Por orden de petición, le corresponde intervenir
a don Manuel Alcaraz, del Grupo Parlamentario Mixto. Apelo a su más
que conocido sentido de la economía, que usted se va a administrar,
con los riesgos que ello comporta.

Tiene usted la palabra.




El señor ALCARAZ RAMOS: Como portavoz de Nueva Izquierda voy a tratar
de administrar la economía, pero, después de la exhaustiva
información que nos ha suministrado el señor Checa, lo cual hay que
agradecerle, evidentemente tendré que administrarla un tanto
generosamente.




Ante todo insisto en el agradecimiento por la información que se nos
ha facilitado y también quiero dar la bienvenida a esta casa en
nombre de Nueva Izquierda a alguien que ocupa un cargo que al menos
para mí es uno de los más envidiables que puede haber en el mundo,
que es el de director del Museo del Prado. Por eso espero que
entienda que, cuando en mi intervención vierta algunas opiniones que
quizás no sean de su agrado, no lo sé, en lo que se está pensando es
en el Museo del Prado. Como estoy convencido de que compartimos esa
pasión, espero que sabrá disculpar algunas de las cosas que va a
tener que escuchar de mi boca.

Siguiendo su mismo orden, voy a empezar por la restauración, acerca
de la cual quiero dejar una cosa muy clara. No es misión mía ni de
esta Comisión enjuiciar técnicamente las restauraciones en general ni
mucho menos a ningún profesional, algo de lo que a mí alguna persona
me ha acusado en la prensa. No es ésa nuestra misión, pero sí velar
por el patrimonio histórico y cultural de España, porque el sistema
de funcionamiento en algo tan sensible como las restauraciones se
desarrolle correctamente. Las normas vigentes exigen planes anuales
de restauración. Yo formulé una pregunta en junio de este año, a la
que se me respondió el 15 de julio, la cual, pese a todos los
circunloquios que el Gobierno da, supongo que con datos aportados por
usted, viene a decir algo muy sencillo: desde que usted es director y
desde el que Partido Popular gobierna no se ha elaborado ningún plan
anual de restauración. Este es un primer dato a tener en cuenta.

En segundo lugar, es cierto que elegimos El caballero como símbolo,
usted por una razones y nosotros por otras, y su firma como seña
incluso de identidad. Usted se atrevió a decir en un periódico de
Alicante que esta polémica era cosa de políticos en época electoral,
y yo le agradezco que hoy aquí no nos haya dicho eso, porque no sé si
usted sabrá que yo, que fui quien inició esta polémica, soy diputado
por Alicante y que desgraciadamente leí el titular, sintiéndome
francamente indignado, puesto que me parece una inmensa falta de
respeto no a mí, desde luego, sino a esta Cámara y a esta Comisión.

Efectivamente, yo soy de Alicante y un diputado profano en temas de
arte, aunque siempre he sentido una gran curiosidad por el Greco. Es
una suerte o una desgracia,



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según se mire, para mi actividad parlamentaria desde que mi padre,
aparte de regalarme algún precioso y deslumbrante viaje a Toledo y
alguna visita al Museo del Prado, me regaló el cossío cuando tenía 14
ó 15 años. Esto no lo digo sólo por homenajear a mi padre, que
también se lo merece, sino para recordar que, siendo ciertas las
afirmaciones que usted ha hecho sobre Cossío, son irrelevantes
respecto de otros aspectos de la restauración, de la que luego
hablaremos, en la historiografía más moderna y más contemporánea.

Pero eso lo digo del que es profano en arte y sabe que habla con un
gran profesional del arte.

Refresquemos la memoria. Se restaura el cuadro para la exposición El
Greco, su revalorización por el modernismo catalán, que se expone en
Barcelona a partir del 20 de diciembre de 1996 hasta el 2 de marzo de
1997. Ignoramos si existió recomendación del conservador jefe sobre
la restauración, como debería ser preceptivo y como recomiendan todos
los organismos internacionales en materia de museos. Lo que es cierto
es que todos los autores consultados, absolutamente todos -y si no le
pediría que usted me citara ahora alguno- habían dado como autógrafa,
como original, la firma que aparecía en El caballero.

El hecho es que cuando empezamos a hablar del problema, cuando nos
enteramos (y no porque fuera época electoral, se lo aseguro, sino que
al día siguiente de enterarme del problema ya vi iniciativas
parlamentarias), lo primero que hace -y se lo transmite así al
Gobierno- es decirnos que usted avala la restauración.

En el catálogo de la exposición para la cual se había restaurado
aparece un ficha técnica de la obra, como no podía ser menos, igual
que la portada -por cierto, todavía sin restaurar-, diciendo: Firmado
-con caracteres griegos en el lado derecho- Doménikos Theotokopoulos
E’Poeiei. Esa ficha está firmada por usted. ¿Es que usted no había
visto la restauración antes? ¿Cómo puede avalar la restauración
y hacer la misma ficha técnica de la exposición la misma persona,
contradiciéndose de manera tan flagrante?
No quiero referirme a otros autores posteriores, como Pita Andrade,
que en la última exposición del museo Thyssen ha vuelto a dar por
autógrafa la obra y que además es miembro del patronato y un
especialista. Me gustaría que esto lo explicara, porque este es el
corazón del problema. ¿De verdad había visto la restauración? ¿Tenía
todos los informes necesarios?
El debate sobre borrada o velada es insignificante por los hechos
posteriores. Si se va al Prado se ve la firma; si te acercas mucho,
si te fijas mucho, si sabes dónde tienes que mirar, algo se ve, pero
es un juego de palabras que en este momento me parece insignificante,
y trataré de decirle por qué.

El 25 de marzo de 1999 recibo una respuesta del Gobierno -y siempre
debo suponer que el Gobierno me contesta aquello que usted le dice-
en que se afirma taxativamente: la firma-inscripción Domenikos
Theotokopoulos E’Poeiei que aparecía en dicho cuadro no es autógrafa
del Greco. Hoy lo ha matizado de alguna manera, pero la contestación
oficial del Gobierno es que niegan la autenticidad de la firma del
Greco.

Ante todo este cúmulo de circunstancias, yo solicité, al menos en dos
ocasiones, el expediente entero que obre en el Museo del Prado sobre
la historia, circunstancias y, sobre
todo, restauración de la obra de El caballero de la mano en el pecho.

Lo tuve que solicitar en más de una ocasión porque se me facilitaban
fotocopias que no me permitían disponer de los elementos técnicos
adecuados para examinarlo con asesores expertos, etcétera.

Al final, lo que se me entrega básicamente es el informe que hace el
restaurador de la obra, que es prácticamente lo que usted ha dicho
aquí. Seguramente -lo podía haber estado comparando palabra por
palabra- la intervención que ha tenido sobre la obra es lo que el
informe del restaurador dice.

Es verdad que entre los dos informes -ya que el expediente nunca me
lo han remitido- hay alguna diferencia. Es un informe -lo tengo a
disposición de quien lo quiera ver- firmado por el restaurador.

Quiero destacar tres cosas: primero, se vuelve a afirmar la falsedad
de la firma. Se dice que no es autógrafa. Segundo, se dice: El cuadro
fue a Barcelona -cito textualmente, entre comillas- a falta del
barnizado final. Lo cual indica, al menos, que se hizo con una
urgencia impropia de una obra de estas características. Por cierto,
no sabemos si se ha hecho ese barnizado final. Y lo principal: la
fecha del informe. ¿Desde cuándo existe un informe del restaurador
que obre en manos de la dirección del Museo del Prado, que es quien
se lo tiene que remitir al Gobierno? ¿Saben la fecha? ¿Recuerdan la
fecha de la exposición? Diciembre de 1996. El informe está firmado,
Madrid 4 de marzo de 1999, cuando se habían empezado a adoptar
iniciativas parlamentarias sobre este tema. Antes hay que deducir
legítimanete que no existía ni un papel sobre la restauración en los
archivos del museo, o al menos no se entiende por qué no se ha
aportado. El informe histórico al que usted hace referencia no lo han
aportado, y no entiendo por qué, desobedeciendo la legislación básica
que da a los diputados el derecho a conocer. Pido a la Presidencia
que recuerde, dentro de las potestades reglamentarias, que se me haga
llegar por escrito.

El problema es que, al parecer, no había más documentos, no existía
ningún documento previo a la restauración más que esos informes de
radiografías, etcétera, algunos más antiguos, y una emisión en
colaboración con Estados Unidos. ¿Sabe cuál es el pequeño problema?
Que sí que había otro informe -ese informe está aquí- que usted no lo
ha aportado nunca.

Este informe, que es muy breve, dice: Autor, Greco; tema, El
caballero de la mano en el pecho; número de catálogo, 809. Examinada
la firma del cuadro por los problemas que presentaba en la
restauración, hemos observado lo siguiente: que la firma es original,
el examen microscópico de la superficie revela que la pintura negra
del repinte superpuesto se encuentra sobre la misma; que el desgaste
que presenta la firma es similar al del resto de la pintura,
habiéndose perdido en buena parte muchos de los caracteres griegos;
que los análisis de los materiales en la zona de la firma no denotan
ningún elemento extraño; el repinte negro superficial es antiguo,
integrándose en profundidad con la pintura original, muy deteriorada
en anteriores restauraciones, por lo que su eliminación en esta zona
es sumamente delicada. Debe hacerse de una forma puntual. Firmado:
Carmen Garrido, conservadora jefe del gabinete técnico del Museo del
Prado. Fecha, 13 de noviembre de 1996, cuando se estaba restaurando
la obra. Por tanto, hay



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que deducir que esta persona, que es responsable del departamento
técnico, algo tendría que decir, y esto no se nos ha remitido. He de
manifestar, y quiero que conste especialmente en acta, que este
informe no me ha sido entregado por la doña Carmen Garrido, persona a
la que no tengo el gusto de conocer, dadas las apocalípticas
alusiones al deber de sigilo al que el señor Checa se ha remitido. De
todas formas, me parece que la persona que me ha hecho llegar ese
documento se ha comportado lealmente en la defensa de los bienes
culturales de España.

El problema es que usted ha ocultado un documento fundamental. Mintió
usted o mintió el Gobierno cuando otros parlamentarios han pedido
también esos informes y no les han sido remitidos. Este es un
documento fundamental para entender todo, y mintió usted o mintió el
Gobierno. Al señor Cortés le he preguntado a la salida si él lo
conocía y me ha dicho que no. Yo no voy a decir a quién creo más. Si
al Gobierno no le importa que usted le engañe, a mí también me da lo
mismo, pero le aseguro que en esta casa y en esta Comisión nos gusta
muy poco, porque somos los representantes de la soberanía del pueblo
español, ser engañados y manipulados. Si el Gobierno quiere ser
engañado mientras le aseguren una foto del señor Aznar inaugurando
cualquier sala cada dos meses, allá el Gobierno. Lo peor no es eso,
lo peor es que ha puesto en entredicho con esta actuación la
credibilidad del Museo del Prado.

Esto afecta al fondo del problema. Usted ha dado unas explicaciones.

Yo soy un profano y usted es un experto, pero no me referiré a
informes contradictorios que se han hecho sobre el ropaje, sobre el
armamento de la época o sobre los listones de madera -insólitos- que
rodean el cuadro y sobre los que usted hoy ha vuelto a decir que
todavía permanecen. En la respuesta del 17 de mayo de 1999, dicen que
están de manera provisional desde que volvió de una exposición en
Barcelona. Me parece que es el único caso del Museo del Prado. La
última vez que estuve visitándolo fue hace tres semanas; allí seguían
cubriendo ese reborde. No entendemos por qué. ¿Era autógrafa la
firma? Ésta es la pregunta que también queda por hacer. ¿Tenía faltas
de ortografía? Es algo que también se ha afirmado en la prensa por
los responsables de la restauración.

Le voy a leer otro documento, un extracto de otro documento. Se
titula la firma de El caballero de la mano en el pecho. «En la
actualidad sólo se pueden apreciar algunos trazos de la firma,
demasiado integrados con el resto de los pigmentos para ser
eliminados, como se aprecia en un barrido de superficie.»
(Lógicamente, se ha hecho después la restauración.) «La firma estaba
escrita en griego, letras mayúsculas de color blanco. Rezaba así:»
(Voy a tratar de no castigarles con mi pésimo griego.)
Sigue diciendo: «Las letras deterioradas con el tiempo, y no
perceptibles a primera vista, habían dejado sin embargo algunas
sombras en el cuadro y su reproducción contrastada las hace
apreciables...» Y sigue diciendo: «Con el mismo tipo de letra
(utilizando las mismas formas de letras, ligaduras y superposiciones
y en el mismo ductus) y alguna variante en la formulación, el Greco
firmó los siguientes cuadros que nosotros hayamos podido estudiar...:
La Dormición de la Virgen, en Siros; la Expulsión de los mercaderes
del Templo, en Washington; San Francisco recibiendo
los estigmas, en Ginebra; la Expulsión de los mercaderes del Templo,
en Minneapolis; el Retrato de Giulio Clovio, en Nápoles; la Curación
de un ciego, en Parma; el Retrato de Vicente Anastagi, en Nueva York;
San Francisco meditando con los brazos cruzados sobre el pecho, en
Nueva York; Alegoría de la Santa Liga de Londres; San Sebastián, en
Palencia.» Continúa diciendo: «Con la excepción del Retrato de Giulio
Clovio, las nueve firmas restantes presentan una total simetría en su
formulación y en su ductus con la de El caballero de la mano en el
pecho; son obra de una única mano y representan una base suficiente
para concluir que la firma de este último era auténtica.» Y concluye:
«Las razones expuestas por el restaurador para proceder a su borrado
resultan, pues, infundadas. la firma, por supuesto, no tiene faltas
de ortografía.» Firmado por doña Inmaculada Pérez Martín, científico
titular del Departamento de filología greco-latina del Instituto de
filología del CSIC y, según me cuentan personas que saben más que yo,
una de las principales especialistas en epigrafía griega y
fundamentalmente de la época de el Greco.

Esos informes que el museo debería haber pedido antes de decir que
era falsa, igual que yo los he podido conseguir, creo que el Museo
del Prado tenía bastante facilidad para conseguirlos. Después de oír
todo esto, ¿sigue pensando que es un problema electoralista, que lo
que queremos es ganar votos en las elecciones? Yo no voy a
presentarme a las próximas elecciones, a mí me da lo mismo
personalmente. ¿Cuál ha sido su respuesta? Su respuesta han sido esas
circulares. Pero antes de hablar de esas circulares hay que
manifestar que lo más lamentable es que todos estos informes, todo
esto que ahora se está sabiendo se hace a toro pasado, y yo le
pediría -en la Comisión no tenemos tiempo para instrumentar una
proposición no de ley- que convocara una comisión internacional que
examine la obra y la restauración. Me parece que es lo que la
dignidad del museo se merece.

Ahora me va a permitir usted un pequeño matiz. Yo soy profano en
todos los temas que hemos tratado hasta ahora y seguramente habré
cometido algún error, pero soy profesor de derecho constitucional y
mi tesis doctoral trata sobre la libertad de expresión. Las
respuestas que usted ha dado me pueden servir incluso como prácticas
para mis alumnos cuando vuelva a la universidad próximamente. Si la
respuesta a todo el problema consiste en emitir unas circulares en
las que se trata de coartar la libertad, pese a lo que usted haya
dicho ahora, mal camino es el que llevamos, porque es la política del
avestruz. Usted aquí ha hecho una mención pasajera, pero yo le voy a
leer, porque son muy breves, las dos instrucciones. La del 10 de
febrero: Por la presente pongo en tu conocimiento (va dirigida a los
técnicos) que las visitas de especialistas para consultar obras de
arte del museo tienen que ser autorizadas previamente por el
director.

Yo no sé si esto es práctica habitual en ningún museo, pero que esto
es una cortapisa a la investigación es evidente. Por otro lado, no sé
cómo los que estén en la puerta controlando la entrada pueden ver en
la cara si alguien es especialista o no es especialista. Luego debe
estar refiriéndose a otra cosa.




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Segunda, de 23 de marzo: Por razones de operatividad, a partir de la
recepción de esta instrucción, todo comentario, artículo o entrevista
que se les solicite por cualquier medio de comunicación social sobre
actividades o actuaciones de su labor competencial en el propio museo
se canalizará siempre a través del servicio de prensa; órgano que, a
su vez, lo pondrá en conocimiento de la dirección previa su difusión.

No acaba en el gabinete de prensa, como usted ha dicho, luego va a
usted. Ese pequeño detalle se le ha olvidado. Y no es invocable la
ley a que usted ha hecho referencia, porque incluso por encima
estaría directamente lo que usted sí que ha invocado correctamente,
el artículo 20 de la Constitución, el derecho a recibir información
veraz. Por tanto, no es un problema del sigilo y del decoro de los
funcionarios.

Por otro lado, no me haga esas alusiones a la investigación, porque
lo que aquí se dice, incluyendo artículos -me parece que en esto sí
podremos coincidir usted y yo, que somos colegas universitarios-, es
que precisamente desde la época de este señor, desde el Renacimiento,
la publicación se entiende como un elemento básico y fundamental de
cualquier proceso investigador; y ahí se habla de artículos sin poner
ningún freno.

No quiero dudar de sus palabras, no me gustaría porque sería muy
grave, pero le pediría que prestigie su cargo retirando esas
instrucciones. Y si hay que hacer alguna aclaración, hágala con una
redacción que sea mucho más feliz. No sé si esto vino de su pluma, si
no que lo haga el jefe de prensa, pero si el jefe de prensa lo
redactó, impóngale algún correctivo también, porque acaba siendo
incomprensible lo que usted dice con esto, con una respuesta del
Gobierno que tiene que justificar lo injustificable después de que el
señor Cortés en la anterior comparecencia dijera que no era a título
personal sino como funcionario del propio museo. Aquí entramos en el
terreno de la pura teología, porque el discernir dónde acaba cuando
uno escribe a título personal o como funcionario de un museo es a
veces bastante difícil para los principales técnicos de un museo de
la categoría de el Prado.

Para acabar, quisiera hacer alusión a algunos temas generales de
gestión. El primero se refiere a la política de préstamos del museo.

La comisión permanente del Real Patronato, en su reunión del 13 de
febrero de 1998, aprobó que se realizara un documento que regulara
toda la política de préstamos. No se ha hecho. Se ha preguntado por
qué y se contesta que se está elaborando porque es muy complicado. No
existe ningún documento que regule la política de préstamos. De las
investigaciones llevadas a cabo a través de preguntas al Gobierno por
este diputado se deduce que el Prado presta mucho más de lo que
recibe. Ya sé que esto no es una cuestión cuantitativa y que haber
recibido alguno de los caravaggios de la última exposición merece la
pena. No es ésa la cuestión, pero sí es una realidad. Lo cierto es
que el movimiento incesante de obras de el Prado empieza a ser
preocupante. ¿Saben SS.SS. cuántas obras se han movido en los años
1997 y 1998 sólo dentro del Museo del Prado? Me refiero para
exposiciones, porque se haga una exposición y se vacíe una sala. No
hablo de préstamos fuera, no hablo de obras que se retiren para
restaurar; hablo de las que se mueven solamente para hacer una
exposición.

Pues son 612 obras, de las cuales 247 son tablas, y no se le oculta a
nadie que son mucho más sensibles. Nos parece una cifra excesiva y
que requiere una reflexión.

También me gustaría que nos informara sobre el patrocinio, con los
datos totales y de verdad, porque algunos de los datos que de nuevo
aporta el Gobierno son absolutamente indescifrables. Porque es verdad
que es patrocinio, pero como es patrocinio de sociedades estatales,
al final significa que el Prado lo seguimos patrocinando con los
presupuestos de todos. En los últimos años, salvo el convenio con la
Fundación Winterthur, las aportaciones son muy escasas. Me gustaría
también que explicara esta política.

Por lo que se refiere al oganigrama, curiosamente, en alguna
respuesta usted me ha remitido algún organigrama, sin embargo, hace
dos años se aprobó su realización, pero no ha sido aprobado. No
existe un organigrama de los puestos directivos fundamentales del
Prado. Se dice: el organigrama del Museo del Prado no ha sido todavía
aprobado por el pleno del Real Patronato, órgano competente para el
asunto; 23 de julio. Quizás se haya aprobado posteriormente y yo lo
ignore. Hace dos años se aprobó y se decidió su realización.

En cuanto a los vigilantes, como usted recordará, en la sesión de la
comisión permanente del 23 de marzo de 1999 hubo un debate muy
intenso sobre la necesidad de abordar conjuntamente la cuestión de
los vigilantes. Aquí hay una cuestión de la que no le voy a echar a
usted la culpa, solamente hay un dato que dejo sobre la mesa, porque
afecta especialmente al Museo del Prado, y no le voy a aburrir con
más datos sobre vigilantes, bajas, nocturnos, etcétera. Desde que el
Partido Popular gobierna, no se ha creado ninguna plaza de vigilante
en ningún museo del Estado.

En el tema de las cubiertas no quiero entrar, creo que ya se ha dicho
lo suficiente.

Sobre las reformas. Esto es una opinión personal, pero me gustaría
que constara en acta, y vuelvo a decir que no soy un experto, sino un
mero aficionado: difícilmente se puede encontrar un museo moderno en
este momento en el mundo que esté entelando sus salas, como lo está
haciendo el Museo del Prado con las nuevas salas. No es problema de
gusto estético simplemente, va desde la higiene a que el brillo que
se está aplicando mata o provoca un contraste negativo con las obras,
sobre todo con las de determinadas escuelas.

El Gobierno o usted me dieron una respuesta muy curiosa sobre los
ascensores insuficientes para las salas de Goya. Son ascensores en
los que una silla de ruedas no cabe y a duras penas caben dos
personas; pero son temas menores teniendo en cuenta lo que hemos
hablado.

Quisiera que me aclarara los contratos de asistencia técnica.

¿Cuántos se han realizado en estos años de gestión? ¿Por qué? ¿En qué
se sustituye a los técnicos de la casa? Un rumor que no he podido
confirmar: ¿por qué encuentran problemas algunos técnicos para
acceder a la planta sexta, donde, si no me equivoco, está su
despacho?
Una última pregunta: las musas, tres obras, Musas inspiradoras de las
artes, autor anónimo. ¿Puede usted explicar para quién se han hecho
moldes de estas importantes obras? ¿Puede explicar para qué se está
haciendo un molde para reproducir la obra? ¿Es verdad que cuando se
retiró el segundo molde hubo veintisiete pérdidas de fragmentos?



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Insisto, ¿para quién se está haciendo? No le voy a sugerir un nombre,
le voy a sugerir solamente que aclare si es para alguien relacionado
con el patronato o con la Fundación de Amigos del Museo del Prado. La
última pregunta, lógicamente, es: ¿quién está pagando eso?
Con el prestigio del Prado no puede acabar nadie; ni usted, ni
nosotros, ni más o menos críticas. El Museo del Prado es la historia
y es el prestigio acumulado, eso no se puede acabar. Pero nos tememos
que, o hay un cambio de rumbo muy radical, o el prestigio del museo
se resquebrajará en muchos ámbitos. No seremos los responsables
aquellos que lo denunciemos, sino aquellos que, en muchos temas,
dicen medias verdades, ocultan documentos o utilizan prácticas de
gestión que son, al menos, manifiestamente mejorables.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Socialista, doña Amparo Valcarce
García tiene la palabra.




La señora VALCARCE GARCÍA: En nombre del Grupo Socialista, señor
Checa, quiero darle la bienvenida a esta Comisión de Educación y
Cultura.

A continuación, quiero expresarle mi reconocimiento porque a usted le
corresponde la responsabilidad de dirigir la pinacoteca más
importante del mundo. Ahora bien, nos preocupa enormemente que la
proyección social que tiene el Museo del Prado no esté relacionada
con este hecho, sino con otros que para nosotros son
desgraciadísimos. Nos referimos a problemas de mala gestión, a
problemas relacionados con un funcionamiento interno inadecuado y
relacionados, sobre todo, con escándalos que están en la opinión
pública y en los medios de comunicación nacionales e internacionales.

Porque nos preocupa esta cuestión es por lo que hemos solicitado hoy
su comparecencia. Le agradecemos sus explicaciones, pero son
claramente insuficientes.




Voy a empezar por el tema de las cubiertas, porque ha sido piedra de
escándalo, y usted lo sabe, porque las humedades habían afectado a la
sala en la que se encuentra Las Meninas, y esto, señor Checa, es muy,
muy relevante. Usted sabe, lo ha explicado aquí, que la solución de
la cuestión de las cubiertas ya se afrontó en el año 1995, y que las
primeras obras se realizaron a partir de junio de 1996. Era una obra
proyectada para ser realizada en dieciocho meses, que ha ocupado toda
la legislatura y que no se ha concluido; una obra que había sido
presupuestada en 1.400 millones y que está ya en 3.000 millones de
pesetas. Aquí hay una clara mala gestión y, además, los costes se han
disparado. Esto sería lo de menos si no fuera porque hoy va a
concluir esta comparecencia y todavía no se habrá resuelto la
cuestión.

Señor Checa, sobre este asunto quiero hacerle una pregunta. El pasado
5 de agosto, el diputado Joaquín Leguina Herrán hace una solicitud de
datos, informes y documentos al Gobierno. El 19 de octubre se cumplía
el plazo para que el Gobierno respondiese. Mi grupo parlamentario
quiere saber si usted, como director del Museo del Prado, ha dado
estos datos, informes y documentos para que sean tramitados en el
Parlamento. Estos datos se refieren a la relación de la totalidad de
las obras y contratos de asistencia técnica, así como los créditos
reformados, las modificaciones,
los créditos complementarios, las liquidaciones, si las hubo, y,
desde luego, el presupuesto de licitación, el presupuesto de
adjudicación, la empresa adjudicataria, etcétera. Esta es una
cuestión relevante.

No menos relevante es la segunda cuestión que queremos plantearle y
que también es objeto de su comparecencia, que se refiere a la
política de restauraciones llevada a cabo por el Museo del Prado bajo
su dirección. A nosotros nos preocupa lo siguiente: desde que usted
accede a la dirección del Museo del Prado no hay planes generales de
actuación ni planes de restauración. Usted ha expresado que en el
caso concreto de restauración que aquí nos ocupa, la del cuadro del
Greco El caballero de la mano en el pecho, usted asumía toda la
responsabilidad de la restauración. Esto es algo insólito, porque no
está usted al frente de una colección privada ni es usted el dueño de
este cuadro. Entonces, ¿cómo puede usted asumir toda la
responsabilidad sobre la restauración de este cuadro? Usted está al
frente de la pinacoteca nacional y es obligado que usted y todo el
museo cumplan una serie de protocolos. A nosotros nos preocupa que
ustedes no cumplan los protocolos internacionales asumidos por todos
los museos, cuanto más uno de la relevancia del Prado. Usted está
incumpliendo los protocolos de ICOM, pero además incumple la
normativa del propio museo, porque al asumir toda la responsabilidad
no está permitiendo ni la reunión colegiada de restauración, ni el
examen previo de la obra, ni la reunión obligada de químico,
restaurador, historiador y conservador, ni los informes pertinentes
de conservadores y especialistas, que son los que dan las órdenes al
restaurador.

Señor Checa, en la comparecencia que sobre esta cuestión tuvo lugar
en esta misma Comisión del secretario de Estado de Cultura, nosotros
ya dijimos que nos parecía que era algo incuestionable que esta
restauración le fuese encargada a don Rafael Alonso, dados su
prestigio y su experiencia nacional e internacional; nada que
cuestionar. También es obvio que cualquier restauración -y ésta lo ha
sido- puede ser polémica. La polémica en sí misma no es mala, el
problema es cómo se ha afrontado esta restauración y la enorme
responsabilidad que usted ha asumido por omisión de comportamiento
con el rigor profesional y científico que se le exige. Esto es lo que
nos preocupa. ¿Por qué en este caso, cuando usted hoy ha reconocido
que esta obra es de primerísimo orden, el comportamiento del museo no
fue el mismo que en el caso de Las meninas, en el caso de Las
hilanderas o, como usted ha recordado, lo que han puesto ya en marcha
para el caso de la restauración de los tizianos? ¿Por qué no, señor
Checa? Usted aquí no lo ha explicado, pero desgraciadamente se debe,
mucho nos tememos, a razones que no tienen nada que ver con la
restauración en sí misma o la forma de proceder rigurosa que debe
observar el museo; se debe a las urgencias políticas del Gobierno,
que quiere que el Museo del Prado sea el buque insignia de la
política cultural del señor Aznar, unas urgencias políticas que sólo
tienen una misión: las inauguraciones oficiales, y mucho me temo
también que a prisas inconfesadas por su parte, señor Checa.

La restauración de este cuadro se inicia en octubre y está expuesto
en diciembre de 1996 en el Museo Nacional de Arte de Cataluña. Nos
parece adecuado que esta obra esté allí presente, pero no entendemos
que se haya hecho



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con esas prisas. Como aquí muy bien se ha dicho, el propio
restaurador recuerda que esta obra va a viajar sin haberse concluido
propiamente la restauración. Dice: que a falta del barnizado final.

Usted (también es un hecho insólito) es el que hace la ficha del
cuadro para esta exposición; más parece que es un afán de mejorar su
currículum que obrar con la serenidad, con la sensatez que es
obligada cuando nos estamos refiriendo a una obra deestas
características.

Usted hoy, al menos, ha cambiado de opinión dos veces. Primero,
porque en la ficha técnica hace referencia a una firma que no está.

Cuando al Gobierno se le pregunta por esta cuestión, basándose en un
informe suyo, señor Checa, el Gobierno dice que la firma no está
porque es falsa. Usted hoy, después de tantos y tantos días diciendo
que esa firma era falsa, ha tenido al menos el detalle de no
afirmarlo. Usted hoy no lo ha dicho. Usted hoy ha dicho que
probablemente era una firma sobre otra firma, etcétera. Fíjese qué
cambios. Esto es una cuestión muy relevante y usted, faltando al
mínimo rigor, ha obligado al Gobierno a mentir al Parlamento diciendo
algo que no se ajusta a la verdad, porque hoy usted así lo ha
reconocido; usted hoy no lo ha afirmado, y además ha hecho que el
Gobierno diga una cosa que no se sostiene desde un punto de vista
científico, como usted muy bien sabe, y que no le voy a recordar.

Aestos escándalos hay que sumar otra cuestión que nos preocupa
enormemente, señor Checa, y es que usted intenta levantar un muro de
silencio en torno al Museo del Prado. Yo he escuchado con enorme
interés el inicio de la intervención del secretario de Estado de
Cultura, en la que hacía un llamamiento a la trasparencia sobre el
Museo del Prado. Usted, por el contrario, parece que quiere levantar
un auténtico muro de silencio. Usted se refería a la instrucción
número 3/99, que firma y sobre la que hace comparecencias en prensa,
mientras que impide que cualquier persona, cualquier trabajador
funcionario del Museo del Prado pueda hacer un comentario, artículo o
entrevista ante cualquier medio de comunicación social sobre
actividades del propio museo.

Esto no tiene absolutamente nada que ver con la Ley de propiedad
intelectual, ni tampoco puede usted traer aquí a colación el
reglamento disciplinario de funcionarios, porque no tiene nada que
ver ni con el decoro ni con el sigilo que les es exigible a todos los
funcionarios.

Señor director, cuando usted comunica al personal del Museo del Prado
que las visitas de especialistas para consultar obras del museo sólo
pueden ser autorizadas por usted, lo que usted está haciendo, no le
quepa la menor duda, es conculcar un derecho, y parece inconcebible
en alguien que procede el mundo universitario; es algo que tiene que
abochornar a la comunidad científica, a todo el mundo interesado en
el Museo del Prado. Nosotros queremos decirle que esta política
inquisitorial no es de recibo en la pinacoteca nacional. No puede ser
la manera de conducirse en el Museo del Prado. Si usted no retira
estas instrucciones, está conculcando libertades constitucionales,
derechos como son la libertad de expresión y la libertad de opinión,
y el derecho de todos los ciudadanos, incluidos los funcionarios y
trabajadores del Museo del Prado, a difundir las ideas que estimen
oportunas. Señor Checa, usted ha
incurrido con este comportamiento en una gravísima responsabilidad.

Retire estas instrucciones, porque, de lo contrario, será usted
acreedor de un cese fulminante por parte del Gobierno, Si no lo hace,
el envilecimiento no sólo recaerá sobre usted, sino también sobre
quien le ha nombrado.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Parlamentario del Partido Popular,
tiene la palabra doña Beatriz Rodríguez- Salmones.




La señora RODRÍGUEZ-SALMONES CABEZA: Gracias, señor Checa, por su
explicación.

Voy a hacer una toma de posición previa. Esta Cámara es mucho más que
soberana, creo que representamos la soberanía nacional y tenemos
derecho a decir todo lo que nos dé la gana y, además, tenemos
inmunidad parlamentaria. Dicho todo eso, y con mi máximo respeto para
el señor Alcaraz, al que tengo un enorme aprecio personal, tengo que
decir que me he sentido abochornada con su larga exposición
inquisitorial (y esta es una palabra que ha empleado la señora
Valcarce no con este motivo, aunque su intervención me ha parecido
muy correcta), y policial, en la que se ha definido como un
aficionado. Nos hemos colocado aquí en un nivel de discusión de
experto a experto. Yo creo en los límites de uno mismo, incluso como
parlamentario. ¿Cómo es posible haber asistido a este interrogatorio,
colocándonos al nivel que nos hemos colocado, de experto a experto.

Tengo que decir en esta Cámara que he sentido bochorno por la osadía.

Si criticamos a tantas gentes osadas, nosotros tenemos que tener
sentido de nuestros límites, con todos los derechos y toda la
legitimidad para sobrepasarlos siempre que nos dé la gana.

Dicho esto, estoy convencida de que el señor Checa nos ilustrará y
solucionará las grandes dudas que se tienen. Efectivamente, me parece
que hay muchos problemas, pero creo que la vida está llena de
problemas y hay que tratar de solucionarlos (no sé la vida de los
demás, pero desde luego la mía, la de mi grupo o la de mi Gobierno);
para eso estamos, sobre todo, los gestores públicos.

Intentaré, aunque sea muy tarde, estimular nuestro celo en la
transparencia con relación al Museo del Prado. Lo que nosotros
debemos exigir es que la cadena de responsables sea de la máxima
solvencia, lo mismo que la dirección, que nadie cuestiona, los
órganos rectores, que nadie cuestiona, y los restauradores, a quienes
nadie cuestiona. Nos hartamos de decir cómo apreciamos toda esa
cadena para acabar entrando en terrenos que sencillamente
desconocemos, no es que no sean los nuestros, es que me quedo atónita
de ver cómo se entra en los matices, los barnices y los pigmentos. No
salgo de mi asombro. Yo creo que si la cadena de responsables
(dirección, órganos rectores y diferentes departamentos), con la
solvencia que tienen en el Prado, ellos mismos no denuncian
injerencias de tipo político sino que actúan con una cierta
autonomía, pues estudiemos los problemas e intentemos solucionarlos.

Un pequeño colofón. No sé si hay una verdadera intención de levantar
un muro de silencio. En ese caso hay un fracaso total en esas
intenciones, porque yo no he visto mayor cantidad de información que
la del Museo del Prado; luego en el muro de silencio ha habido un
fracaso total.




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El señor PRESIDENTE: Señor director, la libertad de expresión de la
que gozan los miembros de la Comisión también le alcanza a usted.

Está usted bajo la protección del Parlamento y, por tanto, puede
usted expresarse en la forma que le parezca más conveniente. Aquellas
preguntas que esté usted en condiciones de responder, respóndalas;
las que crea conveniente no responderlas ahora porque le falten datos
y para cumplir con cierto rigor remitir documentación, hágalo. En
todo caso, la hospitalidad de esta Comisión le protege para poder
pronunciarse con la más absoluta libertad, como aquí se pronuncian
todos los diputados.




El señor DIRECTOR DEL MUSEO DEL PRADO (Checa Cremades): Muchas
gracias por este recuerdo, cosa que ya sabía pero que le agradezco
muchísimo que se mencione.




Quiero mostrar, con todos mis respetos a SS.SS., mi profunda
extrañeza ante algunas afirmaciones y sobre todo algunas
calificaciones. No voy a entrar en calificaciones como política
inquisitorial, porque sé perfectamente lo que era la Inquisición y no
puedo admitir esa calificación, ni siquiera por la más mínima
analogía.

Efectivamente, el Museo del Prado no tiene formalmente escritos, como
no los ha tenido nunca desde que se ha creado el taller de
restauración, los planes anuales de restauración, que son deseables
pero utópicos, y son utópicos porque el taller de restauración del
Museo del Prado cuando elabora algún plan, como por ejemplo el que me
he referido de restauración de los retratos del Greco, tiene
imprevistos; por ejemplo, exposiciones que se le piden de fuera, una
obra en concreto, para poderla prestar se necesita una restauración;
ese es un imprevisto que aborta cualquier plan. Una restauración es
un asunto técnico científico, pero nunca podemos saber hasta el
momento en que se emprende si la intervención va a durar unas
semanas, unos meses o quizás años, lo cual también impide la creación
de estos planes estrictos de restauración, y otros imponderables en
los que ahora no voy a entrar.

El procedimiento a la hora de restaurar un cuadro en el Museo del
Prado hace intervenir no solamente al restaurador que realiza
materialmente la obra, sino toda una serie de estudios previos
necesarios que se hacen siempre en nuestro taller con el máximo
rigor. Esos estudios previos son los estudios técnicos,
radiográficos, químicos, que cuando son necesarios se realizan. El
proceso de restauración se encuentra siempre bajo la supervisión del
jefe del departamento correspondiente, como sucedió en el caso de la
pintura más debatida a este respecto que, es El caballero de la mano
en el pecho. La jefa de ese departamento, una persona que actualmente
ya no trabaja en el Museo del Prado pero que en aquel momento estaba
en plenitud de funciones, siguió, día a día, el proceso de la
restauración de El caballero de la mano en el pecho, así como el del
resto de los cuadros y retratos del Greco que tenía a su cargo.

Se ha preguntado de una manera un tanto dramática y quizá teatral por
qué en el caso de una obra tan importante como El caballero de la
mano en el pecho se ha hecho de esta manera y no se ha consultado.

Para mí la mejor consulta en el caso de El caballero de la mano en el
pecho, que estaba dentro de ese plan de restauración de retratos del
Greco, ha sido realizada por la persona a la cual ya nos hemos
referido varias veces a lo largo de esta sesión, que había restaurado
todas las obras del Greco de la colección del Prado restauradas hasta
el momento y, aparte de otras obras maestras del Prado, gran parte de
colecciones particulares españolas importantísimas del Greco y otros
pintores, una persona de prestigio internacional a ese respecto. No
se juzgó necesario llamar a otros especialistas porque lo único que
hubieran hecho hubiera sido oírle a él cómo se restaura un cuadro del
Greco. Ha resultado una situación surrealista convocar a
especialistas extranjeros para que opinaran sobre la restauración de
un cuadro y acabaran oyendo una lección magistral de aquel que tienen
por maestro absoluto a la hora de restaurar; aunque,
desgraciadamente, en el Prado se ven situaciones surrealistas muy a
menudo, y no sólo los cuadros del Bosco, ésa preferimos obviarla.

La entrada al taller de restauración bajo mi dirección, como todas
las direcciones anteriores y como en el resto de los museos del
mundo, está siempre bajo la autorización de una persona responsable
que puede ser el director o el jefe de ese departamento de
restauración, que desgraciadamente el museo no tiene. Aquí se sigue
la tradición de que es el director. Voy a repetir que no he
desautorizado a nadie su entrada en el taller de restauración. Pero
comprenda que el taller de restauración es un lugar no muy grande,
que ahora mismo está en estado provisional; es un centro donde se
trabaja con muchísima precisión, porque se necesita ese orden a la
hora de tocar obras tan importantes. En ningún momento -y permítaseme
la expresión- puede convertirse en una romería de personas que entran
y salen sin un control. Simplemente es un control para el buen orden
del trabajo. Nada más. Ni política inquisitorial ni muro de silencio.

Como bien ha dicho la señora Rodríguez-Salmones, si yo pretendiera
hacer un muro de silencio, el Gobierno debería cesarme inmediatamente
por no haber sabido mantener ese muro de silencio. Y si el Gobierno
me cesa por eso, no tendría más remedio que irme inmediatamente
porque no lo he podido conseguir, porque estas órdenes que he dado no
ha sido necesario ponerlas en práctica y menos ese procedimiento
sancionador.

No voy a repetir, porque ya lo he dicho, el tema de los artículos y
de las publicaciones, porque me parece completamente absurdo hablar
de algo que nunca he prohibido ni tengo la más mínima intención de
prohibir los artículos de carácter científico. Vuelvo a repetir que
soy historiador de arte y no especialista en derecho, y mucho menos
en derecho constitucional, como S.S. lo es. A lo mejor me sigo
equivocando pero no quiero conculcar ningún tipo de derecho, y mucho
menos un derecho constitucional, pero cuando se habla del sigilo por
razón de su cargo me estoy refiriendo simplemente a lo que dice la
Ley de funcionarios. Tal vez la sigo interpretando mal, pero seguiré
meditando sobre el asunto para ver si ese artículo de la Ley de
funcionarios no es de aplicación como yo pienso.

Respecto a lo de asumir la responsabilidad quizás no fue una
expresión absolutamente afortunada, pero en definitiva el responsable
del taller de restauración, teniendo en cuenta que desgraciadamente
no existe ese jefe no de taller, sino de un verdadero departamento de
restauración del Prado, entiendo que sigue siendo el director del
museo



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del Prado, contando por supuesto con la asesoría de todos estos
gabinetes técnicos, científicos del propio restaurador y del jefe de
departamento afectado.

No hubo prisas a la hora de restaurar El caballero de la mano en el
pecho salvo en lo del barniz, que es irrelevante para su inmediata
conservación, cosa que se hizo inmediatamente a la vuelta y el cuadro
salió perfectamente. Quiero recordar que el cuadro fue presentado a
la opinión pública con prensa, por tanto nada de muro de silencio -y
ahí están las hemerotecas para comprobarlo-, en presencia del
restaurador, del director del museo y del propio director general de
Bellas Artes de este Gobierno en el museo del Prado, un día o dos
días antes de su salida para Barcelona. El muro de silencio en torno
a este cuadro continuó demostrándose al ser exhibido en el Museo
Nacional de Arte de Cataluña, cuyo único muro de silencio es el
difícil acceso que tiene la montaña de Montjuic. La exposición,
gracias precisamente a los cuadros del Greco, fue un éxito,
afortunadamente, la visitó mucha gente y nadie dijo absolutamente
nada acerca de esa restauración. Más de un año después surge la
polémica, de ahí la opinión, que reconozco que no fue afortunada, de
la prensa en Alicante, pero si dije aquello que ahora mismo no
recuerdo, estoy dispuesto a retractarme absolutamente, pero no de las
palabras que estoy diciendo ahora. Me sorprende que toda la polémica
sobre El caballero de la mano en el pecho surgiera meses después de
que, primero, se hubiera presentado a la prensa, segundo, estuviera
en una exposición de éxito en el Museo Nacional de Arte de Cataluña
en Barcelona y, tercero, se exhibiese en las salas habituales del
Museo del Prado.

En torno a la firma no voy a entrar más en ello porque esa firma está
en el cuadro. La firma es verdadera o es falsa, es un tema de
discusión. Yo sigo pensando que esa firma es falsa, con ese matiz que
he dicho, que es posible que sea así, pero es un tema absolutamente
de opinión. Al ser un tema de opinión y al haber un contraste entre
distintos especialistas se decidió que no se eliminara de ninguna
manera esa firma del cuadro, con lo cual se obró de una manera
correcta y conforme a lo que en casos parecidos recomienda la
práctica actual de restauraciones. En la ficha que yo escribí no digo
que esa firma sea del Greco ni deje de serlo, sólo digo que tiene una
inscripción. Cualquiera que sepa cómo se hacen los encabezamientos de
fichas en catálogos sabe que se ponen las inscripciones, sean
antiguas o sean modernas, pero no se dice nada más. En el texto de la
ficha, que yo hace tiempo que no he leído, no recuerdo que yo
afirmara que esa firma fuera o no del Greco. Yo hacía un
razonamiento, eso sí lo recuerdo bien. (La señora Valcarce García
muestra unos folios.). Lo conozco, lo he escrito yo. Entre paréntesis
quiero decir que después de haber publicado unos 30 libros y más de
100 artículo dos folios no añaden absolutamente nada relevante a mi
curriculum, como aquí se ha dicho.

Esto es lo que yo puedo decir acerca de la restauración del cuadro
del Greco. Repito que creo que ha sido una restauración correcta y,
por supuesto, una restauración polémica, pero todas las
restauraciones sobre obras importantes, en España y fuera de España,
son polémicas. Eso no molesta a nadie; a mí no me molesta, no molesta
en el museo del Prado, no debe molestar a nadie y está bien que se
produzcan esos intercambios de opiniones y esas polémicas.

Aeso no tengo absolutamente nada que decir. Ya he dicho lo que
quiero seguir afirmando acerca de las restricciones a las opiniones
en el museo del Prado.

Algunos aspectos preferiría responderlos de otra manera, porque son
muy complicados para hacerlo a las horas en que nos encontramos y no
figuran en las preguntas y sugerencias de esta comparecencia, como
pueden los temas de la política de préstamos, patrocinio,
organigrama, vigilancia, asistencias técnicas, problemas en torno a
obras de arte como Las Musas y demás, y las telas. Puedo recordar que
recientemente en Viena, en Londres, en el Metropolitan, en Berlín, en
Munich y en otros muchos se han puesto telas en estos últimos años,
algunas incluso el año pasado. No quiero entrar en estos temas que no
eran objeto de esta comparecencia.

Sí quiero señalar y entrar, porque eso para mí no es un motivo de
crítica sino realmente de orgullo, en el tema de los movimientos. Los
movimientos dentro del Museo del Prado han sido 612, posiblemente
más, pero no han obedecido a capricho alguno, ni siquiera la mayor
parte a exposiciones temporales. Se han debido a que las obras de las
cubiertas, de las cuales tantas veces se ha hablado esta tarde, se
han hecho con el museo abierto, se han hecho con la inmensa mayoría
de las obras importantes viéndose, y eso ha exigido unos traslados
masivos de obras de arte en el Museo del Prado, con un gran esfuerzo
por parte de todo el personal del museo. Esos movimientos se han
hecho casi siempre a horas en las cuales el público no estaba en el
Museo del Prado para no molestarle, lo que quiere decir que se han
hecho de siete a nueve de la mañana, de siete de la tarde en
adelante, los sábados, los domingos, los lunes que está el museo
cerrado, con un esfuerzo de organización, de gestión y de realización
material por parte de la inmensa mayoría de los trabajadores del
Museo del Prado. Eso no lo ha hecho... Bueno, no voy a hacer una
afirmación tan tajante, pero no es práctica habitual en los museos
del mundo, que suelen cerrar con ocasión de estas grandes obras, pero
la concepción que el Museo del Prado ha tenido, tanto con el anterior
Gobierno como con éste, de ser un servicio público a la sociedad,
hemos querido seguir manteniéndola con gran esfuerzo. Ese tema sí
quiero dejarlo claro.

Muchas gracias al presidente y a la Comisión por oírme y por todas
las críticas que aquí se han realizado, que por supuesto serán
absolutamente tenidas en cuenta.




El señor PRESIDENTE: La Presidencia le hará llegar el «Diario de
Sesiones» para que tenga usted la amabilidad de repasarlo, porque hay
un conjunto de preguntas que si bien no venían especificadas de forma
detallada efectivamente se refieren a la gestión. Tal como le ha
dicho la Presidencia no tenía usted por qué contestarlas en este
momento, pero sí es conveniente, lógicamente en colaboración con la
Cámara, que una vez que repase el «Diario de Sesiones» conteste a
esas preguntas que se refieren a la política de intercambios o de
préstamos, política de personal, etcétera, que los señores diputados
tienen derecho a conocer. La Presidencia agradecerá que cuando reciba
usted el «Diario de Sesiones» vea en qué extremos no ha quedado
completada la información, tenga usted la amabilidad de remitírnesla
para que inmediatamente sea conocida por la Comisión,



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entendiendo la Presidencia que por la hora y por no venir
específicamente señalados los temas merece que pueda dar usted una
información lo más rigurosa posible, porque no se trata de
sorprenderle en ninguna situación de ausencia de datos, sino, bien al
contrario, de obtener una información veraz, objetiva y rigurosa que
permita a los señores diputados fundamentar sus críticas y sus
iniciativas posteriores. Por eso quedamos a la espera de esa
documentación.




El señor ALCARAZ RAMOS: Señor presidente, quisiera intervenir.




El señor PRESIDENTE: No. No hay intervención ninguna; absolutamente
ninguna. El artículo correspondiente del Reglamento dice
clarísimamente que después de acabada la información por parte del
compareciente no hay ningún turno de réplica.




El señor ALCARAZ RAMOS: No, si no pensaba replicar al compareciente.




El señor PRESIDENTE: ¿A qué efectos, entonces?



El señor ALCARAZ RAMOS: Al efecto de que se incluya entre las
preguntas a contestar por escrito -no son las de gestión final que él
ha realizado- por qué se ocultó el documento al que he hecho mención
del 13 de noviembre de 1996.




El señor PRESIDENTE: Queda constancia en el «Diario de Sesiones».




El señor ALCARAZ RAMOS: Y quisiera ejercer un turno de réplica a la
portavoz del Grupo Parlamentario Popular porque ha habido una alusión
directísima.




El señor PRESIDENTE: No hay turno de réplica. Las alusiones que pueda
hacer la portavoz del Grupo Parlamentario
Popular, que le cite o no le cite, son las normales en
cualquier fijación de posiciones y aquí no hay debate entre los
grupos parlamentarios. Se pide la comparecencia de un miembro del
Gobierno o de un alto funcionario, y éste da la información que debe.

Y respecto de lo que quieran decir todos ustedes, no le permito a
nadie, nunca -por tanto no se sienta usted dolido- que entre en
confrontación por lo que diga cualquier grupo político, porque
ocasiones tienen de sobra para decir ustedes lo que les parezca
conveniente.




La señora VALCARCE GARCÍA: Señor presidente, pido que conste en el
«Diario de Sesiones» que mi grupo parlamentario ha preguntado
expresamente por los datos, informes y documentos sobre las cubiertas
del Prado y solicita respuesta por escrito.




El señor PRESIDENTE: Así constará. Señor Checa, cuando se le remita
el «Diario de Sesiones» tenga la amabilidad de repasarlo y aquellas
lagunas que han quedado en la información solicitada remítanoslas, a
ser posible con bastante brevedad, dadas las fechas en que estamos y
la finalización de la legislatura, para que no pueda decir ningún
señor diputado que ha sido desposeído de su elemental derecho a la
información para el ejerccicio de su función. Repito, señor Checa,
director del Museo Nacional del Prado, que la Comisión le agradece su
presencia, su información y su colaboración, y lamentamos que sea al
final del trabajo de la misma cuando hemos tenido ocasión de gozar de
su contacto y de que usted oiga a su vez a los grupos parlamentarios
lo que opinan, en el cumplimiento de sus obligaciones, de la gestión
que usted realice o de lo que les parezca conveniente evaluar.

Dicho esto, agradeciendo a los servicios técnicos de la Cámara su
asistencia, así como a los medios de comunicación, y devolviéndole a
usted, pues no nos vamos a quedar con ellas, lógicamente, las
correspondientes fotografías que nos ha exhibido, se levanta la
sesión.




Eran las ocho y cuarenta y cinco minutos de la tarde.