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DS. Congreso de los Diputados, Comisiones, núm. 697, de 19/05/1999
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CORTES GENERALES



DIARIO DE SESIONES DEL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS



COMISIONES



Año 1999 VI Legislatura Núm. 697



CONJUNTA DE ASUNTOS EXTERIORES Y DEFENSA



PRESIDENCIA DEL EXCMO. SR. D. FRANCISCO JAVIER RUPÉREZ RUBIO



Sesión núm. 53



celebrada el miércoles, 19 de mayo de 1999



ORDEN DEL DÍA:



Proposiciones no de ley:



- Comparecencia urgente de los señores ministros de Asuntos
Exteriores (Matutes Juan) y de Defensa (Serra Rexach), para informar
sobre la situación en Kosovo. Apetición propia (Número de expediente
214/000123) y a solicitud del Grupo Socialista del Congreso (Número
de expediente 213/001121) ... (Página 20067)



Se abre la sesión a las diez de la mañana.




El señor PRESIDENTE DE LA COMISIÓN DE ASUNTOS EXTERIORES (Rupérez
Rubio): Buenos días, señoras y señores.

Da comienzo esta sesión conjunta de las comisiones de Asuntos
Exteriores y de Defensa del Congreso de los Diputados,
sesión en donde se va a producir la comparecencia, que con
carácter urgente ha solicitado el Gobierno, de los señores ministros
de Asuntos Exteriores y de Defensa para informar sobre la situación
en Kosovo. Sobre este mismo tema se había producido también una
solicitud de comparecencia, prácticamente en los mismos términos, del
Grupo Socialista,que será subsumida en esta misma comparecencia.




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No hace falta que les recuerde a ustedes cuál es la práctica habitual
para estas sesiones conjuntas. Escucharemos en primer lugar a los dos
señores ministros, el de Exteriores y el de Defensa, y luego, por su
orden, tendrán la palabra los correspondientes portavoces de una y de
otra Comisión.




Sin más preámbulos y dando la bienvenida a don Abel Matutes, señor
ministro de Asuntos Exteriores, y a don Eduardo Serra, señor ministro
de Defensa, pasamos a la comparecencia.

Tiene la palabra el señor ministro de Asuntos Exteriores.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Matutes Juan): Señores
presidentes, señorías, agradezco la oportunidad que se me brinda para
comparecer, junto al señor ministro de Defensa ante las comisiones de
Asuntos Exteriores y de Defensa, de la Cámara para seguir exponiendo
la evolución del conflicto en Kosovo.

Quisiera comenzar destacando los esfuerzos centrados en la búsqueda
de una solución diplomática al conflicto. De acuerdo con la
estrategia definida desde el comienzo de la intervención militar,
esta búsqueda se complementa, se ve reforzada incluso, por las
acciones aéreas de la OTAN sobre la República Federal de Yugoslavi,a
que serán suspendidas en el mismo momento en que Belgrado cumpla con
las condiciones impuestas por la comunidad internacional. Quiero
destacar que esas condiciones deben ser cumplidas, porque sólo
asegurando el regreso a Kosovo en condiciones de seguridad de los
cientos de miles de deportados por el Gobierno de Belgrado es posible
el cese de las hostilidades de un modo permanente y consolidado.

El pasado día 6 se dio un importante paso adelante en la definición
de una paz negociada y justa cuando los ministros de Asuntos
Exteriores del G-8 adoptaron el conjunto de principios sobre los que
deberá basarse cualquier solución y que son los principios a los que
me he referido antes. El Gobierno acogió muy favorablemente esta
declaración que incluye esas condiciones impuestas y deseo destacar
el hecho de que Rusia se encuentra entre los signatarios de esa
declaración, lo cual supone incorporar a un autor clave de la
sociedad internacional, miembro permanente del Consejo de Seguridad,
y con un papel activo y reconocido en los Balcanes. Por lo demás, la
presencia de Rusia supone un mensaje claro al presidente Milosevic de
la unidad y de la universalidad de la posición de la comunidad
internacional. El día anterior a la aprobación de esta declaración me
desplacé a Moscú, donde tuve ocasión de mantener una larga reunión
con el ministro Ivanov, en la que hicimos una valoración del estado
del proceso negociador a la luz de esos principios. Di cuenta de mis
conversaciones con Ivanov y con Chernomirdin al ministro Fischer al
día siguiente por la mañana, antes de empezar la reunión del G-8 y,
después de esta reunión, me reuní por la noche en París con el
ministro francés, señor Védrine. Tras estos encuentros he mantenido
nuevas conversaciones con colegas de la Unión Europea y la OTAN y,
por otra parte, como SS.SS. conocen, el señor presidente del Gobierno
ha estado también en permanente contacto con los jefes de Gobierno de
la Alianza y de la Unión Europea y ha estado estos días pasados en
Moscú.




A la luz de esos contactos, de una larga conversación que mantuve
ayer por la noche con la secretaria de Estado, señora Albright,
permítanme compartir con SS.SS. mis impresiones sobre el momento en
que nos encontramos. Las principales dificultades son de todos
conocidas. En primer lugar, el grado de retirada de las fuerzas
serbias. Considero poco realista pensar en términos de una vuelta a
la situación de octubre del pasado año y estimar, por tanto, la
presencia serbia en Kosovo, según el acuerdo alcanzado por el
presidente Milosevic con el embajador norteamericano Richard
Holbrooke antes de que se produjera el conflicto. La represión
desencadenada en Kosovo desde entonces hace impracticable la
presencia en la región de 15.000 ó 20.000 soldados y policías
serbios. Difícilmente los refugiados estarían dispuestos a volver en
estas condiciones. Es impensable, por lo que la retirada debe ser
ciertamente mucho más sustancial. Por otra parte, es necesario tener
presente el principio de integridad territorial de la República
Federal de Yugoslavia, lo que hace aconsejable contemplar el
mantenimiento de una pequeña fuerza o incluso el retorno, tras una
retirada inicial, de una cierta presencia de fuerzas serbias,
principalmente como reconocimiento formal de esa soberanía que
estamos obligados todos a reconocer por la propia legalidad
internacional.

En segundo lugar, la composición de la fuerza internacional. El
Gobierno sigue manteniendo la necesidad de una presencia
significativa de la OTAN en esa fuerza internacional, que por
supuesto deberá contar también con una importante contribución de
fuerzas rusas y de otros países no miembros de la Alianza. Esta
posición se deriva de dos consideraciones fundamentales. Por una
parte, la convicción de que una fuerza con considerable componente
atlántico es la mejor garantía, la única garantía para el regreso en
condiciones de seguridad de los refugiados y desplazados
albanokosovares; por otra parte, porque una fuerza militar de este
tipo es la más capacitada para llevar a cabo con el menor riesgo
posible el desarme y neutralización del llamado Ejército de
Liberación de Kosovo. Éste es un objetivo clave también si queremos
asegurar una cierta estabilidad en la región, una vez que se haya
puesto fin al conflicto.

En tercer lugar, las modalidades prácticas de la administración
internacional provisional para Kosovo en el período que siga al fin
del conflicto. Considero necesario definir con claridad qué
necesidades debe atender y cubrir esta administración. Debe, primero,
proporcionar un gobierno razonablemente eficaz a un territorio
devastado y en medio de una complejísima operación como será la
vuelta de cientos, de miles de personas desplazadas. Debe también
reconstruir todo un entramado de instituciones locales y servicios
básicos a la comunidad, como la educación, la sanidad o las fuerzas
de policía; la organización y supervisión de unas elecciones libres
será una de las actuaciones fundamentales de esta administración.

Debe, finalmente, coordinar con eficacia el gigantesco esfuerzo de
reconstrucción material que necesita Kosovo. A la vista de esas
competencias, parece razonable pensar en un modelo en el que,
teniendo presente la necesidad de involucrar desde el principio a los
dirigentes de las diferentes comunidades, la presencia internacional
sea al propio tiempo importante y con amplia capacidad de decisión.




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El Gobierno considera que todas estas cuestiones deben ser objeto de
desarrollo y precisión en una resolución del Consejo de Seguridad,
adoptada en el marco del capítulo VII de la carta de las Naciones
Unidas. Como SS.SS. saben, ésa es una iniciativa por la que España,
por lo que este ministro que les habla se viene batiendo desde hace
muchas semanas, y hemos tenido ocasión de debatirlo en sesiones de
estas comisiones y en el Pleno de la Cámara. La resolución debería
ser adoptada cuanto antes, haciéndose llegar así al Gobierno de
Belgrado un mensaje claro e inequívoco de la unidad internacional.

Señorías, la paralización del Consejo de Seguridad está en el origen
de la necesidad a que se vio abocada la Alianza Atlántica. Sería
grave que esa paralización se prolongase en el tiempo, impidiendo a
las Naciones Unidas asumir el papel que debe corresponderle en la
solución diplomática al conflicto de Kosovo, en el proceso de paz que
esa solución debe iniciar y en general en el futuro de una región tan
compleja como los Balcanes.

En estos últimos días ha habido una serie de signos alentadores que
permiten con cautela abrigar la esperanza de que se está avanzando en
la solución negociada. Rusia, a pesar de sus dificultades internas,
sigue comprometida con su papel mediador, como ha podido comprobar el
presidente del Gobierno. Desde Belgrado se oyen también ecos
relativamente alentadores y la comunidad internacional intensifica
sus esfuerzos, materializados especialmente en las gestiones del
secretario general de las Naciones Unidas, del señor Chernomirdin y
del presidente Ahtisaari, en permanente contacto con los países de la
Alianza.

Señorías, la preocupación por la situación de los refugiados
y desplazados sigue constituyendo uno de los ejes primordiales de
nuestra acción. Han llegado a España hasta hoy unos 700 desplazados
albanokosovares; en estos momentos está prevista la llegada de 1.800.

La Agencia Española de Cooperación ha ejecutado ayudas a los
desplazados por valor de más de 2.000 millones de pesetas y está
prevista la cofinanciación entre la Agencia y ECHO de un campamento
al norte de Durnes, con capacidad para más de 5.000 desplazados,
instalado por militares españoles y administrado por Cáritas Española
y Cruz Roja Española, bajo la coordinación de Acnur. El campamento se
inauguró el pasado día 17, anteayer, con la entrada de 400
desplazados; para el 5 de junio está previsto su funcionamiento
a pleno rendimiento y que esté ya transferido a Acnur. La Comisión
Europea también está gestionando ayudas a los desplazados a través de
ECHO, con un presupuesto de 193 millones de euros del Fondo de
Desarrollo Social, que cofinancia dentro del campamento la
construcción de un hospital de campaña con España y de los programas
FAR y de reconstrucción de Yugoslavia, con un presupuesto de 100
millones de euros para apoyo económico a los gobiernos de los países
limítrofes que recogen a los refugiados.

Señorías, desde mi primera intervención ante esta Comisión, tras el
inicio de las acciones de la OTAN, señalé la necesidad de proceder a
una reflexión que sustituyera el enfoque que desde 1990 hemos venido
manteniendo en la crisis de los Balcanes, caracterizada hasta
entonces por enfoques parciales conflicto a conflicto. Y ello
entiendo que debe sustituirse por un enfoque global que aborde los
tres déficit que se encuentran en el origen y desarrollo de esos tres
conflictos: déficit de seguridad, déficit de desarrollo económico y
déficit democrático y de vertebración de las sociedades civiles
multiétnicas. Durante las últimas semanas hemos llevado a cabo esta
reflexión en el seno de la Unión Europea y fruto de este trabajo es
el denominado proceso o pacto de estabilidad para los Balcanes. Ya
está preparado un borrador inicial, ya lo hemos discutido en el seno
del Consejo de Asuntos Generales anteayer; la versión definitiva será
el resultado de las aportaciones que surjan en la próxima reunión que
se celebrará a nivel de altos funcionarios el próximo día 27 en
Petersburg y Bonn. La conferencia a la que asistiré junto con mis
homólogos de la Unión Europea y demás países e instituciones para
ponerlo en marcha se celebrará probablemente a lo largo del mes de
junio y una vez perfilados los últimos detalles. La consecución de
una solución diplomática seguirá siendo durante los próximos días el
eje principal de nuestra actividad, de nuestra política exterior.

En el marco de esta operación militar se han cometido errores
humanos, probablemente inevitables muchos de ellos y siempre
extremadamente dolorosos porque han supuesto la pérdida de vidas
inocentes. Deseo subrayar, sin embargo, que las decenas de miles de
víctimas en Kosovo y los cientos de miles de personas deportadas no
son fruto de un error, son fruto de una política de limpieza étnica y
supresión por la violencia de una comunidad. Después de los signos
alentadores de la reunión del G-8 se produjo el lamentable incidente,
error también, del bombardeo de la Embajada de Pekín en Belgrado.

Parecía que el proceso de una salida diplomática volvía a detenerse,
si no a paralizarse. Desde entonces, nuevas iniciativas han surgido y
nos permiten mantener la esperanza de esa solución. Quiero destacar
el nombramiento del presidente de Finlandia Ahtisaari como delegado
del secretario general de las Naciones Unidas, que cuenta con el
apoyo íntegro de todos los países de la Unión Europea y de los
Estados Unidos, y así me lo confirmaba ayer noche la secretaria
Albright.

Ustedes saben que ayer tarde tuvo lugar una importante reunión en
Finlandia del presidente Ahtisaari, con el señor Chernomirdin y con
el subsecretario de Estado señor Talbot. Los resultados de esta
reunión permiten abrigar esperanzas, alentadas por respuestas
positivas que llegan de Belgrado. Está previsto que hoy el señor
Chernomirdin se reúna con el presidente Milosevic. Si todo va como
deseamos, es muy posible que se produzca otra reunión posterior del
señor Cehernomirdin, acompañado del presidente Ahtisaari, de nuevo
con el presidente Milosevic. Me confirmaba ayer la señora Albright
que los miembros del G-8, en paralelo, están haciendo progresos
considerables en la redacción del proyecto de resolución del Consejo
de Seguridad.




Todas estas iniciativas de las que hemos hablado no son dispersas,
están coordinadas y buscan el fin que, no tengo duda, todos deseamos.

Por esa solución negociada seguiremos todos esforzándonos en los
próximos días, muy especialmente el Gobierno y quien les habla, y
espero que finalmente obtengan resultado.




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El señor PRESIDENTE DE LA COMISIÓN DE ASUNTOS EXTERIORES: Gracias,
señor ministro.




Tiene ahora la palabra el señor ministro de Defensa.




El señor MINISTRO DE DEFENSA (Serra Rexach): Señorías, ésta es mi
quinta comparecencia en esta Cámara para informarles sobre las
vicisitudes del conflicto de Kosovo. Otra vez se realiza a petición
propia, como ha dicho la Presidencia, y el objeto es ponerles al día
de su evolución desde mi última intervención, que fue el pasado día
12 de este mes.

Hay que comenzar diciendo que los avances, desde el punto de vista
militar y en contraste con el punto de vista político que acaba de
exponer el ministro de Asuntos Exteriores, no han sido
espectaculares. Sin embargo, creo que debo subrayar, en primer lugar,
que la Alianza continúa con la operación Fuerza Aliada, Allied Force,
convencida de que su aplicación está logrando, y logrará, los
objetivos políticos que se plantearon en su día. En segundo lugar,
que permanece sin fisuras la cohesión y solidaridad entre sus
miembros, lo que se traduce en un mensaje cotidiano a Milosevic, un
mensaje claro, de la determinación aliada para acabar con la
represión y la limpieza étnica en el Kosovo. En tercer lugar, que
España continúa prestando su apoyo a la Alianza en los mismo términos
que en su día aprobó el Consejo de Ministros y que sigue comprometida
en lograr una solución política para que se cumplan las condiciones
establecidas para el fin de los bombardeos. Mientras, el presidente
Milosevic sigue, por un lado, con su campaña de limpieza étnica
intentando crear las mejores condiciones para cuando llegue el
momento de la negociación y, por otro lado, utilizando la propaganda
para intentar romper la unidad aliada o el soporte de las opiniones
públicas occidentales.

Por tanto, es necesario que la Alianza continúe con su campaña aérea
para deteriorar en el mayor grado posible la capacidad militar serbia
y obligar a Milosevic a aceptar las condiciones fijadas. Como les he
repetido, señorías, ésta es una acción militar de presión a fin de
obtener una solución política y negociada, por lo cual desde el
primer momento se fijó -y ahora lo explicaré- que la característica
principal para estas operaciones debería ser el incremento progresivo
de doblegar la voluntad de Belgrado. Aeste respecto, es útil recordar
las palabras del Premio Nobel de la Paz de 1986, Riesel, que decía, y
cito literalmente: 'Lo que hiere a las víctimas no es la crueldad del
opresor sino el silencio de quien la contempla.' Creo que es en este
trasfondo en el que hay que interpretar la actuación de la Alianza
y entender que el fin último es que el sufrimiento de la población
kosovar termine y puedan regresar lo antes posible a sus hogares.

Tras la exposición política y diplomática del señor ministro de
Exteriores, yo me voy a referir a la situación militar.

Como acabo de decirles, las fuerzas represivas de Milosevic han
continuado las operaciones de limpieza étnica y de lucha contra el
grupo armado del UCK. Hay evidencias de que los serbios están
utilizando como escudos humanos a los desplazados que permanecen
dentro de Kosovo para proteger objetivos militares. Sigue sin haber
indicios, a
pesar de algunas noticias en sentido contrario, de que se hayan
retirado de Kosovo efectivos del ejército y de la policía yugoslavos
y sí se ha detectado, en cambio, un cierto repliegue de fuerzas a la
capital, a Pristina. En la última semana, la aviación serbia ha
sufrido sensibles bajas; al menos diez aparatos han sido destruidos o
puestos fuera de combate y su red de defensa aérea integrada está
cada vez más degradada, aunque hay que decir que ésta mantiene un
considerable nivel de amenaza para las fuerzas atacantes, por lo que
no se ha modificado la orden primitiva en cuanto a las
características de la altitud de los vuelos de los aviones
occidentales. La marina continúa dispersa en fondeaderos próximos a
la costa montenegrina, cerca de sus defensas costeras, sin intención
aparente de intervenir en el conflicto.

Las fuerzas terrestres serbias no han demostrado una disminución
significativa en su capacidad para mantener el ritmo de las
operaciones. En estos momentos, existen cinco brigadas actuando en
Kosovo y diferentes unidades de las fuerzas de seguridad y de la
policía especial serbia, así como un número muy difícil de determinar
de elementos paramilitares. Por otro lado, la resistencia del UCK es
muy limitada, habiendo quedado reducida a bolsas aisladas que
sobreviven en las zonas más dificultosas del terreno, donde se
mezclan con grupos de personas desplazadas que deambulan por toda la
provincia. La única zona donde la actividad guerrillera es capaz de
producir bajas en las fuerzas serbias se encuentra en la frontera con
Albania, donde disponen de corredores de suminsitro que facilitan sus
operaciones. El comandante supremo de la Alianza en Europa, Saceur,
ha hecho una evaluación global de daños que indica que las tropas
yugoslavas tienen la siguiente situación. En el ejército de tierra,
los daños por el momento son ligeros; en sistemas de mando y control,
sistema integrado de defensa aérea, comunicaciones, vías de
comunicación e instalaciones de producción y suministro de
combustibles, los daños son superiores y se califican de moderados;
en lo referente a instalaciones de producción y almacenamiento de
municiones, producción militar y electricidad, daños severos. En
concreto, 71 aviones de combate destruidos o inoperativos; 3
aeropuertos totalmente inoperativos, uno con daños severos, siete con
daños moderados y dos con daños ligeros, no hay ninguno sin daños;
defensa antiaérea, 17 baterías de misiles destruidas; asimismo, se ha
destruido o dañado el 18 por ciento de los carros de combate, el 43
por ciento de los transportes oruga acorazados y el 62 por ciento de
las piezas de artillería. Respecto a la capacidad industrial
destruida, se evalúa la militar en general en un 60 por ciento y la
industria aérea en un 70 por ciento, los depósitos de munición más
del 50 por ciento, la capacidad de refinamiento de petróleo reducida
a un 20 por ciento, las fábricas de munición destruidas más del 60
por ciento. Por último, más del 50 por ciento de las vías de
comunicación están inutilizadas.

Por su parte, la Alianza ha continuado centrando sus operaciones en
atacar sistemas de defensa aérea, mando y control, vías de
comunicación, instalaciones de producción y almacenamiento de
productos energéticos y fundamentalmente, a pesar de la
extraordinaria dificultad, de las tropas serbias desplegadas en
Kosovo. Digo dificultad porque estas operaciones requieren un mayor
esfuerzo en la obtención



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de información y exigen un mayor riesgo para las tripulaciones de los
aviones, por lo que es necesario que existan condiciones
meteorológicas favorables durante su ejecución. Estas operaciones de
lo que se llama apoyo directo, tienen la especial dificultad no sólo
de las adversas condiciones meteorológicas, sino también la movilidad
por definición de estos blancos que hacen muy difícil la permanencia
en los lugares donde previamente han sido detectados. Las autoridades
militares de la Alianza, asimismo, continúan concentrando parte de
sus operaciones sobre aeropuertos serbios, pues aunque ya fueron
atacados durante el conflicto hay que evitar que puedan ser
nuevamente utilizados tras las reparaciones rápidas que la fuerza
aérea serbia está efectuando.

Ya he hablado, y lo repito, sobre la identificación de objetivos, la
dificultad que entraña este cometido, al no disponer la Alianza de
servicios propios y precisar contar con informaciones provenientes de
las naciones. Antes de decidir un objetivo, se somete a un proceso de
evaluación detallado en el que no se puede descartar une error
humano. La Alianza ha informado a los países aliados de la
posibilidad de que éstos envíen sus informaciones sobre objetivos
susceptibles de ser atacados, así como de aquellos otros que
consideran que no deben ser bombardeados. Con todo, teniendo en
cuenta los errores confirmados sobre el total de bombas lanzadas, la
evaluación es que equivalen al 0,03 por ciento. Asimismo, la OTAN ha
decidido, en la línea que les explicaba al principio de reforzamiento
progresivo de sus acciones, reforzar la campaña aérea, lo que ha
originado la asignación al Saceur de recursos adicionales, entre los
que destacan aviones de reconocimiento, en especial los denominados J
Star, Horizont y aviones no tripulados. Por su parte, los
helicópteros Apache se están entrenando y entrarán en acción una vez
que hayan efectuado maniobras con fuego real. Novedad es que la
Alianza cuenta con la autorización de los gobiernos de Hungría y
Turquía para utilizar bases aéreas en sus territorios como bases de
estacionamiento y de despegue de nuevos aviones asignados. Este hecho
facilitará la intensificación de la campaña aérea y permite disponer
de una mayor flexibilidad operativa a la hora de programar los
ataques. Como les digo, las condiciones meteorológicas no están
siendo favorables, pero hay que esperar que vayan mejorando con la
llegada del verano y también el aumento del número de fuerzas
disponibles permitirá que la campaña aérea pueda alcanzar su punto
álgido dentro de tres o cuatro semanas.

A día de ayer, les puedo decir que el número de salidas operativas
desde el inicio de la campaña es superior a las 23.700, de las que
más de 7.000 han sido de ataque. Los EF-18 españoles vienen
realizando diariamente del orden de seis salidas en misiones de
bombardeos; algún día se ha llegado a ocho salidas, lo cual es, como
SS.SS. saben, compatible con que el número que hay es de seis
aviones, pero alguno ha realizado más de una salida diaria en
misiones ya sea de bombardeo, de apoyo a los ataques al suelo y de
patrulla aérea. Por su parte, el avión cisterna, el KC-130,
reabastece diariamente en vuelo a unos cuatro aviones aliados. De
esta forma, los EF-18 han realizado 137 salidas con un total de más
de 500 horas de vuelo y el avión cisterna 37, con 178 horas de vuelo,
habiendo trasvasado casi 700.000 libras de combustible a otros
aviones de la Alianza.

Hasta la fecha, las bajas aliadas antiguas y ya conocidas son: un
avión F-117, un Harrier, dos helicópteros Apache estadounidenses,
éstos no como consecuencia de ataques contrarios y cuatro aviones no
tripulados alemanes que son utilizados regularmente para la obtención
de inteligencia. Hasta el 15 de mayo, hasta el pasado fin de semana,
los gastos de la participación de las Fuerzas Armadas españolas en la
operación Allied Force ascienden a la cantidad de 2.013 millones de
pesetas, distribuidos entre la Armada y el Ejército del Aire,
prácticamente un 55 para la Armada y el resto para el Ejército del
Aire, y se comprenden tanto los gastos de operaciones como los de
munición. La ayuda humanitaria a los desplazados en el interior de
Kosovo continúa siendo una preocupación de la Alianza. Tengan en
cuenta que hay alrededor de medio millón de desplazados en el
interior de la provincia y ha sido objeto de la recomendación del
comité militar llevarla a cabo en colaboración con Acnur, a la que se
le ha ofrecido la posibilidad de coordinar y el programar las
operaciones aéreas en función de sus iniciativas, de modo que éstas
se desarrollen en las mejores condiciones de seguridad posible.

En el aspecto del planeamiento operativo, la Alianza estudia y
desarrolla estos días las siguientes operaciones: En primer lugar, un
plan suplementario al plan de operaciones Allied Force, en el que se
establece un régimen de visita y registro a los buques mercantes que
transiten por el mar Adriático al norte del paralelo 40, con el fin
de evitar la entrada en la República Federal de Yugoslavia de
material de guerra, incluyendo como tal el suministro de carburantes.

El citado plan suplementario, que persigue el estrangulamiento
estratégico del régimen de Belgrado, está encontrando dificultades
para su aprobación en el Consejo Atlántico, al exponer algunas
naciones razones de índole interna para adaptar su legislación y
permitir el registro de sus buques mercantes por parte de otros
países de la Alianza. Este embargo, que cuenta con el respaldo de la
resolución 1.160 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y entra
a su vez dentro del plan de medidas sancionadoras determinadas por la
Unión Europea, es difícil de implementar y su eficacia pasa por la
aceptación voluntaria de los países de bandera de conveniencia. La
revisión del plan de operaciones Joint Guardian, que, como saben SS.

SS., era el previsto para desplegar en Kosovo una fuerza
internacional que implementase los acuerdos de paz de Rambouillet, en
el sentido de actualizarlo, de acuerdo con las condiciones actuales
de que esta fuerza se encontraría sobre el terreno en el caso de
alcanzarse un eventual acuerdo de paz.

Como recordarán SS.SS., el Gobierno acordó, en la sesión del Consejo
de Ministros del pasado 26 de febrero, la aportación de efectivos del
Ejército de Tierra en un contingente máximo de 1.200 soldados, que en
principio quedarían encuadrados en una brigada compuesta por
efectivos de Italia, España y Portugal. Este ofrecimiento, que
continúa en pie, es intención de la Alianza que se lleve a efecto con
la máxima urgencia, una vez consolidado el acuerdo, por lo que se
deberá estar preparado para un rápido despliegue.

Otra iniciativa que se encuentra en estudio, relacionada con el
embargo de material de guerra a la República Federal de Yugoslavia,
es la presencia de la Stanavforlant en elAdriático, actuando bajo las
órdenes del comandante



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supremo de las Fuerzas Aliadas en Europa. De aprobarse esta
iniciativa, supondría que otra fragata de la Armada española,
actualmente destacada en esta fuerza, participaría en la operación,
con lo que sumarían tres los buques asignados por España, si tenemos
en cuenta los dos que actualmente operan en este mar integrados en la
Stanavformed. Para cerrar el capítulo militar y pasar a la situación
humanitaria, les diré que ayer tuvo lugar en Cardiff una conferencia
en la que participan los países que tienen acceso a Eutelsat. España
cursó instrucciones para apoyar la propuesta de prohibir la
utilización de este satélite, de este medio de comunicación, a las
informaciones procedentes de la República Federal de Yugoslavia.

Aunque es muy difícil calcular con exactitud el número de refugiados
y desplazados, en el día de hoy se considera que supera ampliamente
el millón de personas, que puede llegar al 1.300.000, de los cuales,
cerca de 450.000 podrían estar en Albania, 230.000 en la antigua
República yugoslava de Macedonia, 60.000 en Montenegro, entre 18.000
y 20.000 en Bosnia-Herzegovina y aproximadamente 50.000 en otros
países, con lo cual cerca de medio millón se encontraran desplazados
en la provincia de Kosovo.

El ministro de Asuntos Exteriores se ha referido al campo de
refugiados. Como saben ustedes, desde el día 26 de abril el
contingente militar español destacado en Albania lleva a cabo la
tarea de construir un campo de refugiados proyectado para albergar
5.000 personas. Como ha dicho el ministro de Asuntos Exteriores, el
campo se encuentra ubicado en la zona de Hamallaj, al norte de
Durres, a unos 22 kilómetros de distancia de esta localidad, con la
que está comunicado por una carretera que, aunque en su inicio está
asfaltada, en su tercio final es un camino de tierra. Puedo decir a
SS.SS., como dato significativo relevador del estado de las
comunicaciones en Albania, que los transportes pesados de nuestro
ejército pueden tardar más de cinco horas en recorrer esos 22
kilómetros.

La fuerza del Ejército de Tierra ha tenido que trabajar con especial
dureza para vencer los inconvenientes que presenta el terreno
asignado por Acnur, especialmente por la constitución del mismo: es
un terreno fácilmente anegable, que hace prácticamente imposible
instalar letrinas secas; tiene también dificultad para captar y
disponer de agua potable y, como acabo de decirles, una más que
limitada capacidad de carreteras y caminos adyacentes. El terreno es
arcilloso, mezcladas en algunas zonas las arcillas con un porcentaje
variado de áridos debido a su proximidad al mar -está a dos o tres
kilómetros de la costa-; esta circunstancia hace que la capa freática
esté muy próxima a la superficie, no tiene más allá de 60
centímetros. Todo ello hace que el terreno sea poco permeable y
fácilmente anegadizo ante lluvias torrenciales o persistentes. No
obstante, el drenaje de los terrenos y el aporte de áridos, de gravas
que se han llevado de lugares circundantes, permite disminuir
considerablemente la incidencia de estos factores en las condiciones
de vida. Es de resaltar que esta naturaleza del terreno que les
describo terreno elegido por Acnur y asignado al campo de refugiados
españoles similar en toda Albania, embarrándose fácilmente en
estaciones lluviosas.

El rápido empeoramiento de la situación de los refugiados ha
aconsejado, y así se ha transmitido, que se empezase cuanto antes a
admitir a refugiados. Por eso, anteayer,
lunes 17 de mayo, empezaron a entrar a las 17,15 horas los primeros
refugiados, en número de 170, teniendo previsto incrementar su
acogida progresivamente a una media de 240 a 300 personas diarias. Se
estima que el próximo día 5 de junio esté terminado y en condiciones
de ser transferida su gestión y el uso de sus instalaciones a Acnur.

Como nota curiosa, durante la jornada del 17 de mayo se incorporaron
algunas personas que se habían trasladado por su cuenta en un tractor
y varios vehículos, todos ellos sin matrícula, que declararon su
preferencia por ser acogidos en el campo español. El cónsul español,
que es hijo de uno de los llamados niños de la guerra nos ha
explicado que tienen una preferencia notable por lo que allí
denominan españoli y buscan poder entrar en los lugares que estén
desempeñados por españoles. La mayoría de los refugiados que han
entrado son personas de edad avanzada o en edad infantil y pocas
familias han llegado con todos sus miembros. No vienen documentados
y, como se pueden imaginar SS.SS., su agotamiento, tanto físico como
psiquíco, es más que notable. El primer trámite de entrada, que es el
de su identificación, se realiza con los escasos datos que aportan, a
partir de los cuales se les hace un carné con su foto, lo que queda
digitalizado en un sistema informático implantado ad hoc.

Por lo que se refiere a la situación de los diferentes aspectos de la
construcción y el apoyo que se proporciona al campo, es como sigue.

La infraestructura está prácticamente finalizada, el alojamiento de
la unidad, la zona de control y la zona sanitaria. Continúan a buen
ritmo los trabajos de caminos, viales y drenaje; estos últimos
permitirán que los alojados tengan mejores condiciones de vida que en
otros campos situados prácticamente en el mismo lugar. Por lo que se
refiere a los servicios higiénicos, se ha instalado un primer módulo
de letrinas, duchas y lavabos prefabricados, y se está a la espera de
la recepción de elementos adicionales. En cuanto al agua, el servicio
del campamento se va a realizar en camiones-cisterna y se tendrá
capacidad inmediata para abastecer a 2.000 personas. Se está en
contacto con Acnur para estudiar la forma de llevar agua a todos los
campos de la zona y se realizan gestiones para efectuar una captación
a 200 metros de profundidad. Respecto de la alimentación, Acnur ha
comenzado a facilitar menaje para los desplazados, siendo el problema
fundamental la falta de cocinas familiares, cuyas necesidades se
estiman en unas 500. En un vuelo especial llegaron el día 17 las
primeras. La unidad española prestará el apoyo de cocinas necesario
hasta que se disponga de la totalidad de éstas. Se dispone de 20.000
raciones de emergencia -que incluyen desayuno, comida y cena- y
víveres no confeccionados para 5.000 personas durante 15 días. Por lo
que se refire alumbrado, se ha instalado una central de 230 KVA que
permiten alumbrado exterior así como en las zonas de vida en común y
en cada tienda.

Aparte de esto, señorías, y para no dar detalles que serían muy
prolijos, se han construido viales, se han instalado lavabos para
ropa, duchas y zonas comunes; se ha organizado la recogida de
basuras, la seguridad interior del campamento y el servicio
contraincendios. Yo creo que podemos estar orgullosos de que en la
misma zona del campo actual se están construyendo y están próximos a
su apertura otros tres campos. Todos los que visitan la zona coinci
den



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en que el campo español es el que está mejor diseñado y mejor
acondicionado. La moral de nuestra gente es alta y después del
esfuerzo de 23 días sin jornadas de descanso continúan trabajando
para sacar el campo adelante, como les he dicho, en el plazo más
breve posible.

Por otro lado, y también en apoyo del esfuerzo humanitario, desde el
día 4 de abril hasta la fecha se han efectuado 10 vuelos, más otros
dos a Skopje, para trasladar 207 refugiados a España. Se ha
establecido una estafeta semanal a Tirana en apoyo del contingente. A
petición de la Agencia de Cooperación se tiene previsto realizar
cinco vuelos para el traslado de desplazados a España, el primero hoy
y el resto los días 21, 26 y 28 de mayo y 2 de junio, al objeto de
completar el número de refugiados que en un principio España se
comprometió a acoger.

Esto es, señor presidente, señorías, cuanto les puedo informar de lo
más importante que ha acontecido en los últimos días.




El señor PRESIDENTE DE LA COMISIÓN DE ASUNTOS EXTERIORES: Muchas
gracias, señor ministro.

Como les recordaba anteriormente, existe una petición de
comparecencia formulada por el Grupo Socialista. En consecuencia,
serán los portavoces de dicho grupo los que tomen la palabra en
primer lugar.

Señor Estrella, tiene la palabra.




El señor ESTRELLA PEDROLA: No es ocioso reiterar, una vez más, la
posición del Grupo Socialista sobre el conflicto de Kosovo, posición
que parte de una serie de elementos de principio. El primero, la
necesidad de mantener la Europa diseñada y acordada en el Acta final
de Helsinki, que supone la no modificación de fronteras por la fuerza
y también el respeto y la convivencia mutua entre los pueblos con
independencia de cuál sea su origen, su religión o su raza, lo que,
aplicado al proceso de limpieza étnica que venía desarrollando
Milosevic en Kosovo, supone la necesidad de evitar la extensión de
ese conflicto al conjunto de la región de los Balcanes, una región
suficiente convulsa; frenar ese proceso de limpieza étnica y de
deportaciones; garantizar la integridad territorial de Serbia y de
Yugoslavia y devolver al pueblo kosovar la amplia autonomía que
habían gozado en el pasado y de la que habían sido privados y, en
consecuencia, la necesidad de desplegar una fuerza internacional que
garantizase el cumplimiento de esos objetivos, el desarme de las
milicias de la UCK y el desarme o retirada de las fuerzas serbias en
la zona.

El Grupo Socialista, ante la imposibilidad de conseguir un acuerdo en
el Consejo de Seguridad, dio su apoyo a esos objetivos en el mes de
octubre. Consideró inevitable que si Milosevic seguía escondiéndose
detrás del Consejo de Seguridad no podíamos permanecer cruzados de
brazos. Por eso hemos apoyado la decisión de, si era preciso,
recurrir al uso de la fuerza en esta situación absolutamente
excepcional. Por supuesto, también hemos dado de inmediato nuestro
respaldo a un esfuerzo humanitario para atender a los centenares de
miles de desplazados, de deportados, de refugiados y hemos planteado
desde el principio la necesidad de mantener todo esfuerzo diplomático
para que la crisis llegase a su fin lo más pronto posible.

Quizá también es éste el momento de pedir al Gobierno que reconozca
el derecho de la oposición -porque algunos nos lo niegan- a pedir
información al exhaustiva y de calidad; a pedir que defina su
posición, y, en particular, a realizar una crítica constructiva a las
posiciones que tenga el Gobierno, a la falta de posiciones del
Gobierno o a las decisiones en las que el Gobierno participa en
representación de España. Me parece importante decir esto porque, en
las últimas semanas, a veces nos hemos visto demonizados por el
ejercicio de este derecho, que para nosotros es básico en cualquier
democracia.

Hemos denunciado reiteradamente la falta de presencia, la falta de
información del Gobierno. Se lo digo de la manera más simple posible,
no se trata de un problema aritmético. Podrían ustedes computar todas
las apariciones en medios de comunicación o en el formato que acaba
de inventar el señor Piqué de comparecencia telefónica; podrían
ustedes computar todas las preguntas que le haga el Grupo Popular, da
igual, el problema no es ése, el problema es político, de calidad
política de la información, de voluntad de consultar y de conocer la
opinión de los grupos de la oposición y de los grupos que apoyan al
Gobierno, de definir unos objetivos y unas posiciones de España ante
esta crisis, de compartir con los grupos de la oposición las dudas
que pueda tener el Gobierno, porque, como decía André Gide, sólo los
idiotas no tienen dudas. Nosotros comprendemos que el Gobierno pueda
tener sus dudas y queremos que las comparta con nosotros, en este
formato -por utilizar el lenguaje del reciente kremminólogo- o en
otro formato diferente. Eso es lo que estamos pidiendo al Gobierno y
lo que estamos echando de menos. Hoy nos han dado ustedes una
información en la que hay algunos elementos interesantes, pero, en
términos generales, creo que ustedes serían dos magníficos
tertulianos, porque han dado una información que está dispersa en los
distintos medios de comunicación, ha habido alguna valoración
política -pocas-, pero lo harían bastante mejor que muchos de los que
predican desde las tertulias. No es eso lo que queremos en una
situación importante para Europa y, por tanto, también para España.

Nos gustaría conocer el papel de España en esta crisis; nos gustaría
conocer qué piensa el Gobierno, por ejemplo, en el plano político-
diplomático; si la manera de llevar la crisis a lo largo no ya de los
últimos dos meses, sino de los últimos quince o dieciocho meses, ha
sido correcta o no; si esto se podría haber enfocado de otra manera.

Ya sé que el ministro me va a decir que nosotros no estábamos en el
Grupo de Contacto. Tiene razón, pero, aunque no se esté, alguna
posición tendrá. También me gustaría saber si el Gobierno considera
que, tal y como se ha diseñado el acuerdo del G-8, es una base sólida
para un acuerdo. El ministro me va a decir que tampoco estamos en el
G-8. Es verdad; están los japoneses, pero España no está. Sin
embargo, alguna valoración política podrán hacer, aparte de decir que
está bien que en el G-8 se hayan puesto de acuerdo y que eso es
positivo. Nos gustaría tener alguna valoración política del Gobierno,
lo mismo que en lo que se refiere a la manera en que está funcionando
el Consejo de Seguridad. Nos gustaría saber si creen que está
funcionando adecuadamente el Consejo de Seguridad, en el que tampoco
estamos ahora mismo -estuvimos hace pocos



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años-, pero somos el octavo país contribuyente de Naciones Unidas,
algo tendremos que decir sobre lo que piensa España en cuanto al
papel de Naciones Unidas y, en particular, de su Consejo de
Seguridad, sobre todo cuando vemos que un país como Finlandia, que
tampoco está en estos centros de decisión o de formación de voluntad
política, tiene la capacidad de producir iniciativas, foros de
encuentro, de jugar un papel. No se trata de estar siempre en el
centro, en los titulares de la noticia, pero sí de tener unos
objetivos que permitan que se cuente con la opinión de uno, en este
caso con la opinión de España.

Tendríamos que preguntarle al Gobierno -supongo que mi compañero
Pedro Moya lo hará con más extensión- si considera que existe una
estrategia militar coherente, al margen de que los objetivos estén
absolutamente legitimados. ¿La estrategia militar es la coherente?
¿Se están cumpliendo las previsiones del Consejo Atlántico? Me
gustaría que nos explicaran cómo está participando España en el
proceso de toma de decisiones ahí donde sí estamos: en el Consejo
Atlántico y distintos comités militares de la OTAN. Porque ésta no es
una operación del artículo 5, en que los países miembros entregan el
mando y el control de las tropas. No hace mucho, el ministro de
Asuntos Exteriores decía en una entrevista radiofónica que las
autoridades militares de la OTAN, que son las autoridades de la OTAN,
han decidido... No; las autoridades militares, en esta -operación,
que no es artículo 5, sino artículo 4- precisan la consulta, la
autorización de las autoridades del país para las distintas misiones.

Así entiendo yo que funciona la OTAN en el marco del Tratado de
Washington, al margen de que se hayan podido hacer otras
autorizaciones por períodos más amplios o por formatos de operaciones
más amplios. Nos gustaría que nos aclarasen esto, como nos gustaría
que nos aclarasen si cuando el ministro de Asuntos Exteriores dice
que los pilotos debieran arriesgar más, -ésa es una instrucción- que
se ha pasado a nuestro representante permanente en el Consejo
Atlántico para que la plantee allí y a nuestros representantes
militares. Ésas son algunas de las reflexiones que nos gustaría oír.

En el ámbito humanitario a uno le sorprende que en una operación como
fue en su momento la de Ruanda, enormemente compleja, en un país sin
infraestructuras próximas, a gran distancia, hubiese una sensación de
orden, de capacidad de responder a las necesidades de la población,
al margen de que luego hubiera enormes cantidades de gente que se
desplazaba, a veces sin control. A uno le sorprende que en la
operación de Ruanda la sensación de caos fuese aparentemente menor
que la habida en esta operación humanitaria, al menos hasta días muy
recientes, y todavía hoy estamos escuchando las quejas de las
organizaciones humanitarias. No sé a qué se debe eso, quizá ustedes
tengan algún elemento de valoración al respecto. También nos gustaría
saber si existe un esbozo de plan de retorno de los refugiados, si se
está trabajando ya sobre eso, lo mismo que nos gustaría incidir sobre
el papel de España.

El presidente del Gobierno anunció que España iba a contribuir con
8.000 millones a la ayuda humanitaria. Luego, en una comparecencia
del vicepresidente del Gobierno -una vez más, ha sido encargado de
una catástrofe, de un desastre-, supimos que, en realidad, sólo una
mínima parte de esa cantidad iba a ser ayuda humanitaria, que la
mayor parte iba a ser para los gastos las Fuerzas Armadas en
transporte, medios, etcétera en esa operación humanitaria. No se
trata aquí, como ayer intentaba explicar el secretario de Estado de
Cooperación, de que el Gobierno espere que el Comité de Ayuda al
Desarrollo de la OCDE compute ese gasto como ayuda oficial al
desarrollo. Señor ministro, la ayuda humanitaria no tiene nada que
ver con si se trata o no de ayuda oficial al desarrollo según del
Comité de Ayuda al Desarrollo. Por ejemplo, un hospital en Angola no
es ayuda humanitaria, es ayuda oficial al desarrollo; la ayuda
humanitaria puede ser ayuda de emergencia, ayuda alimentaria. Cuando
el presidente dijo que habría 8.000 millones para ayuda humanitaria,
quien sabe algo de este tema entendió que era estrictamente para
ayuda humanitaria, con independencia de lo que cueste llevarla,
porque hay una segunda reflexión: el coste de ese campamento para
5.000 personas, ¿se hubiera podido conseguir con menos recursos
utilizando las capacidades y los medios locales de las ONG? Es una
pregunta a la que quizá algún día encontremos una respuesta.

En esa manera de gestionar de ayuda humanitaria, incluidos algunos
compromisos de créditos que se han anunciado y que aumentarían la
cifra total, nos queda también la duda de si cuando el Gobierno dice
que a través de la Agencia de Cooperación va a canalizar determinados
recursos, en esos recursos está computado el dinero que el
vicepresidente del Gobierno instruye a la CECA -no recomienda, como
decía ayer el secretario de Estado de Cooperación y cuando el
vicepresidente da una instrucción la gente sabe cuál es el mensaje-
en el sentido de que cualquier cantidad recibida por esa caja con
destino a la ayuda de los refugiados o damnificados de Kosovo deberán
transferirla a la cuenta de la Agencia Española de Cooperación
Internacional, en el Banco de España, refugiados de Kosovo; Agencia
de Cooperación que, por otra parte, señor ministro de Asuntos
Exteriores, dirige el señor Espinosa, del que usted decía no hace
mucho en el Pleno que no tenía intención de cesar porque solamente
había sido citado como testigo. La realidad es que el señor Espinosa
está citado como imputado por un delito contra la Hacienda pública.

Simplemente lo dejo sobre la mesa para que lo valore. En cualquier
caso, nos parece poco ético que el Gobierno esté diciendo que la
Agencia va a hacer una contribución y dé una instrucción a la CECA
-las órdenes de la CECA sobre sus cajas de ahorro son de obligado
cumplimiento, porque las cajas de ahorro no tienen capacidad de
actuación internacional- para confiscar la solidaridad individual de
los ciudadanos españoles, y además sin decirlo.

Nos gustaría que ésta y ulteriores comparecencias sirvieran para que
se acabase ya con las dudas, con la falta de una posición conocida
del Gobierno, con las contradicciones del Gobierno, con que nos
enteremos ayer, por ejemplo, por la prensa de que Rusia cree que
España está en contra de una operación terrestre en Kosovo, con que
en menos de 24 horas los dos ministros digan uno que el Gobierno
descarta y el otro que el Gobierno no descarta una intervención
terrestre; con que a estas alturas no sepamos si el presidente Aznar
piensa o no consultar al Parlamento, en la hipóstesis de un
despliegue terrestre, etcétera, etcétera.




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Esa es la situación y nos da la impresión de que el Gobierno no tiene
la cabeza muy puesta en esta crisis, a pesar de que participa
plenamente en todas y cada una de las tomas de decisiones que se
están produciendo en el marco del Consejo Atlántico.

Ayer, señor presidente, asistimos a un nuevo acto de esta
representación. Con la atención del ministro de Exteriores quería
decirle al Gobierno que el Grupo Socialista lamenta sinceramente la
cancelación de la entrevista entre el presidente Aznar y el
presidente Yeltsin. Lo lamenta, en primer lugar, porque deja bastante
incompleta y vacía de contenido una visita que era enormemente
importante en este momento, -a nosotros nos lo parecía- que podía
haber contribuido a dar un impulso al papel y a la atención a España.


Lo lamenta en segundo lugar, por lo que supone de dar una determinada
imagen de España como un país débil e irrelevante en la política
europea y en la crisis de Kosovo. Por otra parte, a estas alturas,
todavía no sabemos exactamente qué ha pasado. Ayer el portavoz del
Gobierno -y ahora no solamente experto fiscal, sino Kremminólogo-
decía que no se trataba de una suspensión o cancelación, sino de un
cambio de formato, que Yeltsin habló con fluidez, aunque -y cito
literalmente- es verdad que tosía. No sabemos si tosía el señor
Yeltsin (Risas.), el intérprete o el señor Aznar. Eso provocó ayer
una oleada de noticias en Reuters, Associated Press, toda la prensa
internacional comentando las declaraciones del portavoz del Gobierno
-el portavoz del Gobierno español dice que Yeltsin tiene una fuerte
bronquitis y está en cama- y los desmentidos del portavoz de Yeltsin
diciendo que se encontraba perfectamente y que no tenía ningún
problema. Por eso, señor ministro, yo le voy a pedir que en nombre
del Gobierno le diga a esta Comisión qué ha ocurrido exactamente,
cuál ha sido la causa de la cancelación de la entrevista entre el
presidente Yeltsin y el señor Aznar.

Ytermino, señor presidente. También me gustaría saber qué reflexión
tiene el Gobierno sobre el posible envío de fuerzas, sea en la
situación actual, sin un mandato específico del Consejo de Seguridad,
sea en el caso de un acuerdo en torno a una resolución que, como el
ministro decía, sería una resolución relativa al capítulo VII. En las
dos hipótesis estaríamos ante una intervención terrestre, que
conllevaría el uso de la fuerza para cumplir los objetivos, incluida
la del capítulo VII, con lo cual esa intervención tendría
determinados riesgos. Por eso nos parecería irresponsable que el
Gobierno, si tuviese que tomar esa decisión, no buscase el mayor
compromiso visible y tangible de los grupos y de los diputados de
esta Cámara. Por eso hemos planteado la conveniencia de que el
Gobierno, además de modificar el sistema de información actual,
introduciendo un mecanismo de información permanente de calidad a los
grupos parlamentarios, representados por quienes éstos designen, se
comprometa a una consulta al Parlamento, si tiene que tomar esa
decisión tan grave y tan importante, para que el Gobierno pueda
conocer cuál es la posición de los grupos parlamentarios. No se trata
de que el Gobierno abdique de sus competencias y responsabilidades
constitucionales, sino de que pueda conocer cuál es la posición del
Parlamento. Y que la conozca de la manera en que lo están haciendo
otros Parlamentos de Europa, sin menoscabo de
las competencias del Gobierno. Eso nos permitirá también compartir
las dudas y las posiciones del Gobierno.

Señor presidente, esperamos que nuestra iniciativa, que diseña una
posibilidad, aunque evidentemente caben otros mecanismos, sea acogida
con más cariño y respeto del que pudimos recibir el pasado jueves por
parte de algunos desbocados oradores en el pupitre de la Cámara.

No me resta más que reiterar nuestra posición, señor presidente,
igual que nuestra petición de más diálogo para un consenso más sólido
en cuestiones de política de defensa y de seguridad, que son
esenciales para los intereses de España.




El señor PRESIDENTE DE LA COMISIÓN DE ASUNTOS EXTERIORES: También por
el Grupo Socialista tiene la palabra el portavoz en la Comisión de
Defensa, señor Moya.

Yo les quería pedir a todos la máxima brevedad. Es evidente que si la
Presidencia o las Presidencias fueran tan benévolas como lo han sido
con el señor Estrella esta tiempo Comisión ocuparía unposiblemente
excesivo y no necesario. Si todos se restringieran un poco en sus
manifestaciones verbales seguramente podríamos acabar en un tiempo
razonable.

El señor Moya tiene la palabra. (El señor presidente de la Comisión
de Asuntos Exteriores, Rupérez Rubio, se ausenta de la sala.)



El señor MOYA MILANÉS: Yo quisiera agradecer la información que el
señor ministro de Defensa ha compartido esta mañana con la Comisión.

Nos ha proporcionado algunos datos sobre la situación militar sobre
el terreno, sobre la situación de las operaciones bélicas, que yo le
agradezco; ha hecho referencia a la situación de los refugiados y ha
realizado algunas reflexiones sobre el inmediato futuro.

Más que hacer un seguimiento puntual o una intervención de respuesta
concreta a las informaciones que ha proporcionado, me centraría
fundamentalmente en intentar conocer cuál es la opinión que el
gobierno tiene respecto de dos declaraciones que están surgiendo en
los últimos días, que han surgido desde hace ya bastante tiempo, pero
que en los últimos días se recrudecen con una cierta confusión. En
primer lugar, en relación con una eventual operación terrestre, no le
voy a pedir al Gobierno que haga una declaración de principios -ya la
ha hecho en otras ocasiones-, no le voy a pedir tampoco que nos diga
que si para cumplir los objetivos es necesaria una intervención
terrestre llegado el caso y la OTAN lo considera imprescindible para
alcanzar los objetivos propuestos, se haría. Eso es una declaración
de principios y se ha hecho en otras ocasiones, por lo que no le pido
al Gobierno que la reitere. Lo que sí le pido es su opinión sobre si
en este momento estamos más cerca o más lejos de una eventual
operación terrestre. Lo digo porque declaraciones en un sentido y en
otro, en los dos últimos días, no dejan de introducir una cierta
confusión. Por una parte, el primer ministro británico y el ministro
de Asuntos Exteriores también en los dos últimos días consideraban
que había que empezar a hacer preparativos; el Pentágono en estos dos
últimos días considera que sólo una operación terrestre dará
posibilidades



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de terminar con el conflicto. Hay voces que consideran la inminencia
de establecer preparativos para una operación terrestre. Al mismo
tiempo, hay voces en los últimos días en sentido absolutamente
contrario: el primer ministro italiano lo descarta absolutamente; el
señor Schröder, el primer ministro alemán, también dijo ayer que eso
está absolutamente fuera de agenda. No deja de transmitirse una
cierta confusión dentro del campo de los aliados y de una lealtad y
cohesión máxima entre todos en conseguir los objetivos. Hay voces
diferentes en cuanto a si estamos en los umbrales de o en las
antípodas de, y a uno le queda una cierta confusión al respecto, por
lo que nos gustaría saber la opinión del Gobierno sobre este extremo
concreto. Reitero, no la declaración de principios sobre la
conveniencia o no, sino sobre la oportunidad, sobre la cercanía o
lejanía en este momento.

Pido lo mismo sobre un segundo tema respecto del que en estos días
existen confusión y declaraciones dispares. Alemania, Italia
consideran -el propio plan alemán de hace un mes lo apuntaba- que
habrá que introducir en algún momento una cierta pausa en los
bombardeos; se hablaba de suspensión de veinticuatro horas una vez
que se iniciase la retirada de tropas serbias, luego esto ha sido
descartado, posteriormente el primer ministro italiano lo vuelve
a recoger. También en este punto concreto nos gustaría saber si ha
habido una cierta evolución. Da la impresión de que en un primer
momento el cese, aunque sea temporal, de los bombardeos se liga a una
retirada sustancial de las tropas serbias; posteriormente, en estos
últimos tiempos, parece que se conecta más con un inicio de retirada
que con una retirada sustancial. En ese sentido también hay voces que
apuntan la conveniencia o la inconveniencia de ir en esa línea.

Querríamos saber qué opina del tema el Gobierno español y en qué
situación se encuentra.

En tercer lugar, en relación con el despliegue de la fuerza
internacional posterior a un eventual acuerdo político, en el acuerdo
del G-8 se menciona explícitamente el papel de Naciones Unidas a
jugar en ella, la cobertura de Naciones Unidas, la necesidad de una
resolución de Naciones Unidas que le dé respaldo; en definitiva, un
paraguas de Naciones Unidas que conlleve la conveniencia y la
necesidad de abarcar dentro de esa composición la presencia de Rusia
y de otros países. Eso es así y eso está así en el G-8, pero
querríamos conocer la evolución del debate sobre esa fuerza
multinacional y si se ha producido en cuanto al núcleo de la fuerza.

Se ha hablado de núcleo OTAN aunque no se hiciera de manera
explícita; se ha hablado de núcleo OSCE o de dirección; se ha hablado
de distintas fórmulas; incluso se ha hablado en estos últimos días de
la posibilidad de reforzar la presencia de Europa a través de la UEO,
utilizando capacidades militares OTAN para que el peso europeo en ese
despliegue internacional pudiera ser más visible y más asequible,
desde el punto de vista político diplomático. Querríamos saber si hay
en eso alguna evolución en la reflexión más allá de la declaración
explícita que se hace en el contenido del acuerdo del G-8.

En cuarto lugar, le querría preguntar, en relación con el Ejército de
Liberación de Kosovo, el UCK, si se puede hablar de que hay
discrepancias entre los aliados o no. Hay en el G-8 una referencia
explícita a la necesidad de desmantelar de estas fuerzas en su
momento y parece ser que
algunos aliados han expresado dudas sobre la conveniencia -al menos
en los primeros momentos- de ese desmantelamiento. No es un tema
baladí qué hacer, qué papel se jugar, si las fuerzas aliadas o la
propia UCK inician una autodisolución. En cualquier caso, la
reflexión sobre el desmantelamiento, que aparece como tal en el
acuerdo del G8, suscita algunas dudas en cuanto al papel que pudieran
jugar en una primera fase del despliegue, si es que pueden jugar
alguno.

En materia de refugiados quisiera insistir también en algo que el
señor Estrella ha apuntado y que me parece importante. La pregunta de
si se está trabajando ya en un plan de retorno no es puramente
anecdótica, porque uno de los elementos más importantes de crítica
que ha habido en cuanto al diseño de las operaciones es la no
previsión de la avalancha de refugiados y, de alguna forma, ha habido
que montar todo el despliegue de acogida de refugiados porque el
millón de personas desplazadas no se esperaba en las dimensiones en
que se ha producido. Ahora sabemos que antes o después ese millón de
personas debe retornar. Por tanto, ya no nos puede coger de sorpresa
que se producirá ese retorno. Cuando se produzca un acuerdo político
entiendo que deberá haber preparativos, diseños avanzados para que
ese retorno se produzca también ordenadamente. No es fácil hacer
retornar (sobre todo, en las condiciones en las que en este momento
se encuentra Kosovo desde el punto de vista de la destrucción que se
ha producido), organizar ese retorno y estamos en este momento
trabajando a marchas forzadas sobre el asentamiento de los refugiados
fuera de Kosovo, pero, al mismo tiempo, habría que empezar a trabajar
sobre el asentamiento de los refugiados dentro de Kosovo para que no
nos sorprenda esa situación una vez que haya un acuerdo político y
tengamos que empezar también a improvisar.

Finalmente, se había especulado (en algún medio de comunicación se
anunció, no sé si es cierto o no y por eso se lo pregunto) con la
posibilidad de que las Fuerzas Armadas españolas construyeran un
segundo campo de refugiados. No sabemos exactamente si eso responde o
no a una información cierta.

Estas son las preguntas más que reflexiones.




El señor PRESIDENTE DE LA COMISIÓN DE DEFENSA (Muñoz-Alonso y Ledo):
Pasamos ahora a la intervención de los grupos parlamentarios en el
orden habitual, de menor a mayor.

En primer lugar, y por el Grupo Mixto, tiene la palabra el señor
Alcaraz.




El señor ALCARAZ RAMOS: Quisiera agradecer, en nombre de Nueva
Izquierda-Iniciativa per Catalunya, la información aportada, lo cual
no significa, lógicamente, que se coincida con la información ni con
todas las valoraciones hechas.

A nosotros también nos gustaría instalarnos en ese pórtico de la
esperanza, en ese optimismo que la intervención del señor ministro de
Asuntos Exteriores trataba de transmitir. Desde ese intento de
optimismo trataré de enfocar parte de mi intervención, aunque hay
razones de peso que conducen al pesimismo.




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Decía el señor Serra que la propaganda del dictador Milosevic
pretende quebrar la opinión pública occidental. En realidad, el
peligro de inflexión en las opiniones públicas occidentales no la va
a producir tanto el señor Milosevic, que no tiene ningún crédito en
las sociedades occidentales, como los errores de la OTAN o, como
decía Le Monde hace unos días, las tremendas sandeces de la OTAN en
la conducción de la guerra. Es una reflexión que sí nos afecta.

Nuestro grupo apoyará gustoso cualquier adjetivo que se quiera
utilizar para denigrar el señor Milosevic, pero atribuirle el poder
de incidencia en la propaganda occidental haciendo caso omiso de los
errores de la OTAN nos parece que nos aleja de la realidad y que
confunde a la opinión pública. Una cosa es haber coincidido en el
análisis del inicio del conflicto y, otra, tratar de justificar
cualquier actuación. Yno me refiero solamente a los errores con
terribles daños humanos o materiales, sino, insisto, a la conducción
misma del proceso, incluida, por cierto, la presentación, el formato
y el mismo contenido de los acuerdos de Washington en la OTAN en
mitad de este conflicto.

El señor Serra aportaba unos datos sobre destrucción de aviones,
aeropuertos, etcétera. Yo, obviamente, no dispongo de datos para
contrastar. Lo que ya no sé es si el propio ministro de Defensa de
España dispone de verdad de esos datos con absoluta credibilidad,
después de episodios como el de la embajada China o alguna otra cosa.

La chapuza que ha supuesto, en lo que respecta a información
e inteligencia, este conflicto de la OTAN, o es reconocida globalmente
o, insisto, de poco va a servir para cohesionar las sociedades
occidentales que, quizá demasiado arrulladas por los susurros de la
industria cinematográfica, se encuentran con una realidad que no
tiene nada que ver con una omnipotencia que se nos había intentado
vender. Y en ese marco nos parece que el Gobierno español, como ya se
ha dicho por parte de algún otro portavoz, va a remolque, que ha
renunciado a ser un actor en el proceso para limitarse a hacer
seguidismo de posiciones de otros Estados, y siguen sin conocerse del
Gobierno español, a diferencia de otros muchos, iniciativas, incluso,
en muchos momentos, opiniones.

Decía el señor Matutes que la suspensión de los bombardeos deberá
producirse cuando se den las condiciones impuestas por la comunidad
internacional. Algunos grupos ya hemos tenido ocasión de pedir a
varios miembros del Gobierno que no abusen de los eufemismos, que no
es necesario. En este caso, cuando habla de la comunidad
internacional, no insisto en el eufemismo por el gusto del reproche,
sino porque creo que ha llegado el momento de saber exactamente,
cuando se habla de la comunidad internacional en relación con los
bombardeos, de qué se está hablando. Es decir, quién representa a la
comunidad internacional, porque si ésta, a la hora de decidir si se
deja de bombardear o no, es solamente la OTAN, es una cosa; otra cosa
son Naciones Unidas con el Consejo de Seguridad y otra serían las
ideas que va avanzando en su propuesta de resolución el G-8. ¿A qué
comunidad internacional se refiere el Gobierno cuando habla de la
suspensión de los bombardeos? Creo que nos vamos a encontrar en una
hipótesis real, seguramente ya apuntada por el señor D’Alema, y es
que algún cese previo de bombardeos tendrá que darse y ser pedido por
la comunidad internacional para que se cumpla
aquello que la propia OTAN está planteando, porque si no se puede
encontrar, ahora sí, en un callejón sin salida; entre otras cosas,
porque si volvemos a recuperar un sentido lógico de comunidad
internacional en Naciones Unidas, seguramente para conseguir el voto
favorable de China y de Rusia a una resolución que doblegue en el
sentido que pretendía la OTAN a Milosevic, quizá sea necesaria una
suspensión previa de los bombardeos de la OTAN. En caso contrario,
ahí se va a producir la fisura en las opiniones públicas y quizá, no
lo sé, en los gobiernos que hasta ahora lo han planteado.




El señor PRESIDENTE DE LA COMISIÓN DE DEFENSA : Señor Alcaraz, vaya
terminando, por favor.




El señor ALCARAZ RAMOS: Esta sí es una pregunta básica al Gobierno
español: ¿Qué opina de ese posible escenario?
Hay otras preguntas, pero trataré de ser muy breve. La hipótesis
negativa, la hipótesis de no ser optimista. Sobre las tropas
terrestres ya se ha hablado. Sobre el uso de los apache, el que estén
haciendo maniobras indefinidamente y ya se les hayan caído dos es un
tema que preferimos no calificar, pero de nuevo nos encontramos con
un elemento de improvisación más que notable.

Otra pregunta para el Gobierno español. Nosotros podemos estar de
acuerdo con el principio de que en una futura fuerza de pacificación
haya un nivel importante de implicación de la OTAN, pero que eso no
se convierta en un obstáculo insalvable para que se constituya esa
fuerza de pacificación. ¿Dónde pone el Gobierno español el listón que
separaría la presencia suficiente de la OTAN de una presencia
insuficiente porque no daría garantías?
Finalmente, para acabar y dejándome otros temas, vamos a ponernos en
el elemento positivo, optimista. Nosotros ya criticamos en su
momento, aunque asumimos como mal menor los bombardeos, la
indefinición relativa de los objetivos políticos en el inicio de los
bombardeos. ¿Habrá la misma indefinición en la construcción de la
paz? ¿Qué opina el Gobierno español -porque este es un acto de
control del Gobierno español- sobre el futuro de Milosevic, sobre
Montenegro, sobre Albania, sobre Macedonia, sobre la guerrilla
kosovar, sobre una conferencia de paz, sobre, en definitiva, el
futuro de Kosovo, sobre la duración de las medidas de interposición?.

Esto sí que es importante, y si el Gobierno quiere dejar de tener ese
papel pasivo de refugiarse en una mayoría parlamentaria que le
permite un consenso general en la fase que se ha desarrollado hasta
ahora para seguir liderando a la sociedad española en la nueva fase
que esperemos que se abra, va a tener que empezar a contestar a todas
estas preguntas y no repetirnos por enésima vez, lo cual siempre es
de agradecer, los metros cuadrados y la capa freática del campamento
de refugiados.




El señor PRESIDENTE: También por el Grupo Mixto, tiene la palabra el
señor Rodríguez Sánchez.




El señor RODRÍGUEZ SÁNCHEZ: Como representante del Bloque
Nacionalista Galego y sin ningún ánimode conseguir grandes conquistas
en el sentido de valorar de



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forma positiva la actitud del Gobierno, me gustaría empezar por
señalar la diferencia de estado anímico, incluso de actitud, de lo
que va de ayer a hoy, de hace dos meses a hoy en día. Quién los vio a
ustedes y quién los ve. Pero no voy a hacer ningún tipo de sarcasmo
al respecto porque, de todas formas, valoro positivamente esta
evolución, aunque esté provocada por la fuerza de los hechos y por la
fuerza de la realidad que muchas veces es más compleja, más
contradictoria y más problemática de lo que muchos aspirarían y lo
digo que afortunadamente.

Recordarán que les hablé de un diseño imperialista que tenía un
núcleo duro claramente pensante, que era Estados Unidos, y que
concibió todo este proceso con la colaboración de lo que considera
títeres o sátrapas perfectamente jerarquizados, en una visión
ideológica que desgraciadamente comparten muchos dirigentes del mundo
occidental, que es una concepción ideológica claramente eurocéntrica.

Pero veo estos días cómo hace crisis -y digo que afortunadamente-,
y es lo me gustaría comunicarles a ustedes como representantes del
Gobierno, porque estamos ante un caso muy problemático. Primero,
porque estamos en un contexto europeo, no porque yo crea que el
contexto europeo es superior, sino, simplemente, porque no es tan
fácil, incluso desde el punto de partida ideológico que tienen
ustedes. Después, porque, afortunadamente, las contradicciones de la
Unión Europea salieron a la luz en vista de que se trataba de una
guerra totalmente absurda, desde el punto de vista incluso de los
intereses económicos de los agentes sociales que aspiran a vivir del
negocio, aunque sea del negocio capitalista, y no de la guerra. Y
ustedes han provocado, además, que haya una dualidad ideológica en el
caso de la Unión Europea, tensionada entre intereses económicos y
confesionalidad eurocéntrica y seguidismo de Estados Unidos. Hay una
fuerza en la realidad objetiva, realidad objetiva que lleva a los
primeros ministros de Italia o de Grecia a mantener al final una
posición que solamente se puede catalogar de esquizofrénica
o impotente, pero claramente contraria en la práctica política al
diseño imperialista iniciado. Hay una posición de España errática
porque está en el contexto europeo y además daña sensiblemente sus
intereses estratégicos y económicos, y hay torpezas gravísimas que
llevan incluso al enfrentamiento con la mayor parte de la comunidad
internacional, en concreto con China y con Rusia.

A estas alturas, yo estoy satisfecho de que ustedes empiecen a hablar
del problema como un conflicto político y no como un conflicto
exclusivamente humanitario que fueron ustedes a solucionar como Robin
Hood -en este caso Robin Hood en versión europea es Robin Cook, que
es algo así como un agitador de agresiones-. Ustedes se encuentran
con opiniones públicas, incluso la española, que ya no tragan
semejante tipo de barbarie; -hay masacres sobre lo serbios, el pueblo
kosovar está en la diáspora, sin protección de ningún tipo-.

Realmente me resulta patético escuchar al señor ministro de Defensa
hablando sobre cómo palía el ejército español las desgracias de los
kosovares y, felizmente, empieza a surgir ya la figura de Rugova como
una posibilidad de interlocución. En definitiva, -y es mucho más
importante, de lo cual aún estoy más satisfecho-, se empieza a
revitalizar la ONU como el organismo que debió de ser siempre, el
escenario de solución del conflicto por vía diplomática.

Quiero decir a los señores representantes del Gobierno, para que se
tranquilicen, que, incluso entre las fuerzas políticas que estamos
aquí, fuimos capaces de llegar a un acuerdo unánime, sin hacer
juicios de valor sobre la OTAN, que los había, y muy duros, ni
juicios de valor sobre el régimen de Milosevic, para defender una vía
y era que el Gobierno español impulsase la diplomacia para que el
diseño de acuerdos del Grupo de los 8 fuera adelante. En todo caso,
nos gustaría que ustedes defendiesen que no hay que continuar la
guerra. Porque hay un detalle elemental y es que, para que puedan
volver los refugiados, previamente hay que parar los bombardeos. Con
la voluntad de Milosevic o sin la voluntad de Milosevic, es innegable
que el proceso tiene que ser así y yo creo que ahora hay suficientes
datos como para que ustedes puedan estar tranquilos, para salvar la
situación política y para que la vuelta de los refugiados sea
perfectamente factible. Ahora bien, en la dualidad que existe en el
mundo actual, que voy a simplificar - y acabo ya, señor presidente-,
entre los que mandan o dicen mandar políticamente y los que mandan
realmente, yo creo que debería de ser una preocupación para las
instituciones democráticas y para los gobiernos legítimos como
ustedes. Yo creo que en este proceso hay cuestiones que chirrían. Una
cosa es la economía, la sociedad, incluso parte de los gobiernos, los
Estados, y otra cosa son organismos transnacionalizados como la
Organización del Tratado del Atlántico Norte, que francamente son muy
peligrosos en el grado de autonomía que tienen. En definitiva, yo
solamente deseo que el Gobierno español opte definidamente por una
línea que incluso tenga más relevancia internacional y que, además,
va a repercutir positivamente. Se lo venimos diciendo desde un
principio. Pero no es por ser protagonistas, es porque el Estado
español necesita, como Estado medio que es, tener una posición
política ecuánime en todos aquellos conflictos que repercutan en la
personalidad del Estado español, incluso como Estado democrático, en
sus intereses económicos y como defensor real de los derechos de
todos los pueblos y de los derechos democráticos de todo el mundo.

Además celebro que incluso el señor Aznar empiece a estar preocupado
por la vía diplomática y que reincida en la unidad territorial de
Yugoslavia, pero hay que decirle que eso lleva consigo algo que dijo
el señor Matutes, de lo cual yo me alegro, que Serbia es un Estado
soberano y tiene unos representantes legítimos y hay que contar con
ellos también.




El señor PRESIDENTE DE LA COMISIÓN DE DEFENSA: Por el Grupo de
Coalición Canaria, tiene la palabra el señor Mardones.




El señor MARDONES SEVILLA: Dentro de la cortesía parlamentaria,
quiero agradecer aquí la presencia y la información que nos han dado
los señores ministros de Asuntos Exteriores y de Defensa.

En nombre de mi grupo, Coalición Canaria, paso a hacer las siguientes
reflexiones sobre este problema que cada día nos quema y nos incomoda
más a todos, cualquiera que sea el punto ideológico del que se parta.

Mi grupo viene apoyando al Gobierno -apoyo que tanto este portavoz
como mi compañero, el señor Mauricio, venimos expresando en las
distintas comparecencias que se han producido-



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en la línea de buscar la solución diplomática, que me ha agradado
escuchar del señor ministro de Asuntos Exteriores. El asunto está en
estos momentos en tal paradoja que parece que con las noticias que
nos llegan del G-7, de las reuniones bilaterales, de unos y de otros,
solamente nos falta por convocar un concurso de ideas como se hace en
las obras arquitectónicas, a ver quién tiene una buena para salir de
este atolladero. Porque el G-7 es el grupo de los siete países más
ricos del mundo, no es un club filantrópico. Desplazar a un foro que
siempre se ha pronunciado sobre la paridad del dólar, el precio del
petróleo, las grandes transacciones económicas universales la
solución de un conflicto armado ya es de por sí paradójico, cuando
tenemos un foro ideal como son las Naciones Unidas.

Me ha congratulado ver que se va abriendo paso la necesidad de que la
solución diplomática se dé por la vía de que alguien oferte al
Consejo de Seguridad de la ONU una resolución, como se ha dicho aquí.

Pero ha de hacerse cuanto antes, porque las informaciones, que
después comentaré, que nos ha traído aquí el señor ministro de
Defensa, don Eduardo Serra, y las noticias contradictorias que vienen
apareciendo de distintos mandos, incluso militares, de países
miembros de la Alianza Atlántica están evidenciando que hay una
crisis de ideas sobre cómo se soluciona esta situación.

Voy a hacer las siguientes reflexiones y preguntas. Resulta que ya se
dice en los últimos días que las cinco condiciones de Rambouillet
pueden ser reducidas a dos, y estas últimas pasan por una retirada de
la fuerza serbia. Me alegra la matización que hace el señor Matutes
relativa a que se podrá retirar el grueso del ejército, pero tiene
que quedar allí la representación de una soberanía nacional, que está
representada por una bandera y unas fuerzas armadas, y esas fuerzas
armadas, en los límites que se puedan admitir, seguirán siendo
serbias en el territorio de Kosovo, provincia de soberanía de Serbia,
perfectamente reconocida en todos los foros internacionales. Por
tanto, una retirada del grueso del ejército pero dejando la custodia
que garantice la soberanía.

Yo les hago la siguiente pregunta. Como la otra cuestión es el
regreso de los kosovares, con las cifras de demolición que ha dado el
ministro de Defensa de refinerías y fuentes energéticas que ahora
están restringidas para las fuerzas móviles yugoslavas, yo me
pregunto: ¿de qué van a vivir si mañana empiezan a regresar los
deportados o albanokosovares a Kosovo? Porque se les han esquilmado
todos los medios; ahí no hay quien ponga en marcha un tractor para
actividades agrícolas, no se puede encender una bombilla para ver por
la noche por falta de energía ¿Se está calculando ya, en una
operación de salida, que se van a encontrar los Kosovares cuando
regresen? Porque se van a encontrar con que tendrán que vadear los
ríos, porque no hay puentes, y tendrán que hacer las marchas a pie. Y
si vuelven a sus predios, fundamentalmente de actividad agrícola,
¿cómo van a vivir? Alguien tendrá que pagar ese coste y darles el
suministro de combustible para sus aperos y maquinarias agrícolas,
alimentación para el ganado, etcétera, porque allí no debe de quedar
ni el archivo parroquial. Entonces, hágase fundamentalmente un
esfuerzo para saber cuánto nos va a costar esta salida, no nos
encontremos con desagradables sorpresas de cara a los planes de
estabilización y de convergencia de los países de la Unión Europea.

Se nos va a meter aquí un endoso de déficit público de verdadera
categoría, porque veo que en guerra pagaremos los costes de guerra y
en paz tendremos que pagar la solución a ese tema. Vamos, por tanto,
a poner las cosas negro sobre blanco para saber qué tenemos que sumar
y qué tenemos que restar, porque si ahora el Gobierno español, para
controlar la inflación, reduce en 169.000 millones de pesetas los
presupuestos del Estado, imaginémonos lo que puede suponer atender un
coste de participación en estas actuaciones.

Paso a las siguientes reflexiones. Estamos, señores ministros, a 60
días del inicio de los bombardeos. ¿Cuál es el balance que mi grupo
hace de esta situación? En primer lugar, nos encontramos que hay una
crisis de fiabilidad informativa de la OTAN. Se está produciendo una
batalla en los medios informativos en la que se juntan informaciones
contradictorias e informaciones certeras, como lo que le ha ocurrido
al presidente Clinton en el Senado y en la Cámara de Representantes,
que le han restringido una serie de poderes y de decisiones y le han
dejado las manos libres. Esto se traslada a la información.

Lo grave, señor ministro de Defensa, es que la OTAN esté perdiendo la
batalla informativa y, si siguen los bombardeos en las próximas
semanas, como usted ha dicho, y llegan a alcanzarse índices altísimos
en la noria de bombardeos de la aviación atlantista, puede ocurrir
algo paradójico: que ante la opinión pública las víctimas de la
represión de un genocida, de un dictador y de un sátrapa como
Milosevic, que al principio eran los albano kosovares, ahora resulta
que por efectos de la información empieza a ser el propio Milosevic.

Es muy peligrosa una guerra informativa, sobre todo cuando se sigue
hablando por mandos OTAN de la amenaza de un desembarco de fuerzas de
infantería para un ataque por tierra. Por esa razón, señor Serra, el
jefe del Estado Mayor conjunto del Pentágono, el general Shelton, ha
dicho una frase que solamente se puede entender en el lenguaje
militar; ha dicho que el enemigo de la OTAN no es Milosovic, es el
ejército serbio, porque él sabe que si hace operaciones de tierra
tiene que motivar a las tropas de infantería que entren allí, tiene
que hacerles comprender que el enemigo con el que se van a batir es
el soldado serbio que tiene delante, porque a Milosevic no lo van a
ver en las trincheras; es decir, que tiene que prepararlos
mentalmente. Ese es nuestro problema. Yle hago la primera pregunta al
señor ministro de Defensa. Ante la posibilidad de embarcarse en una
aventura (ojalá no se haga, pero la previsión de todo efectivo
militar es estar preparado para la eventualidad máxima) y dado que el
Consejo de Ministros español del día 26 de febrero de este año toma
el acuerdo de participar en la operación Joint Guardian con el envío
de un contingente de 1.200 militares españoles, que incluye tropas de
combate y apoyo logístico -entiendo que ahí hay tropas de combate; el
apoyo logístico puede ser un hospital de campaña, etcétera, que
acompañará a tropas en combate-, ¿esas tropas de combate que se
incluyen en el acuerdo que ustedes tomaron el 26 de febrero se están
preparando militarmente para una acción que permita un grado de
eficacia, asumiendo los códigos militares de motivación en combate y
sabiendo lo que tienen que hacer? Digo esto porque, según la nota de
la Secretaría de Estado de Comunicación,



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la autorización que ustedes concedieron de participación de la fuerza
terrestre española tiene una duración de 12 meses.

Segundo tema. ¿Creen ustedes que estamos entrando en una situación
tan delicada en la que empiece a tomar prevalencia salvar la cara a
la OTAN frente al deseo de paz? Porque si la OTAN está fracasando, si
tenemos en cuenta las contradicciones de lo que dice el portavoz
civil por la mañana y lo que dice el portavoz militar por la tarde,
de si el error o no el error, de que si el plano o no el plano, que
si les dieron una información falsa o no les dieron una información
falsa, puede ocurrir que se dé prioridad a salvarle la cara a la
OTAN.




El señor PRESIDENTE DE LA COMISIÓN DE DEFENSA: Señor Mardones, vaya
terminando, por favor.




El señor MARDONES SEVILLA: Termino rápidamente.




Por tanto, no pongamos el prestigio de la OTAN, en una situación tan
grave como ésta, por delante de arreglar la situación de fondo,
porque me estoy temiendo que entremos en este planteamiento.

No critico al señor ministro de Defensa, porque está ahí con una
obligación más técnica que otra cosa, pero por lo menos hay que
evitar que los pilotos españoles se vean obligados a utilizar una
munición para la que los mandos del Pentágono no tienen ninguna
restricción porque no han firmado ni acuerdos de minas antipersonas,
ni de bombas de fragmentación, ni nada de nada; no sé si hay una
reserva de los pilotos españoles a no utilizar, por ejemplo, bombas
de fragmentación, que no tienen ningún efecto destructivo en
instalaciones pero que sí matan personas. En este momento, lo que
nosotros deseamos es que todo se encauce en la línea de prudencia y
moderación que ha señalado el señor ministro de Asuntos Exteriores,
don Abel Matutes, que nos parece la línea del sentido común y de la
sensatez y que el pequeño papel que puede hacer España no se
minusvalore; sobre todo si tiene sentido común, si tiene lógica, si
tiene cautela y prudencia, como lo han tenido el tono y el contenido
de la exposición del señor Matutes, que coinciden con la postura del
Gobierno. Nosotros nos congratulamos y apoyamos esa postura porque es
la solución diplomática la única que puede reconducir este conflicto
y ennoblecer las mentalidades occidentales, El señor Milosevic será
todo lo que tenga que ser negativamente, pero no es un retrasado
mental; no hagamos el papel de retrasado mental nosotros, que somos
los obligados a dar soluciones de inteligencia.




El señor PRESIDENTE DE LA COMISIÓN DE DEFENSA: Por el Grupo Catalán
(Convergència i Unió), tiene la palabra el señor Guardans.




El señor GUARDANS I CAMBÓ: Yo quisiera empezar esta intervención
dejando claro que es bien conocida la posición de Convergència i Unió
respecto de este conflicto; la hemos puesto de relieve en el Pleno y
en las comparecencias anteriores, mixtas o no, que ha habido en esta
Comisión. Es de absoluto apoyo a la actual acción militar y de
frontal condena a las causas de ese apoyo. Creo que eso
es obvio, pero quería empezar con ello porque lo que queremos es o
reservarnos nuestro derecho a la reflexión, a pensar y por tanto a
opinar en este Parlamento. No querríamos que cualquier comentario que
se haga en voz alta, como los que yo pueda formular a continuación o
como otros que han hecho otros grupos políticos, fueran acallados al
grito de Milosevic genocida, OTAN venceremos, porque eso no es serio.

No es serio en este Parlamento ni en ninguno otro. Podemos estar
todos absolutamente convencidos de que Milosevic es genocida y
podemos desear todos que venceremos, pero ésa no podría ser, y me
adelanto, la simple respuesta a dudas, interrogantes y en algún caso
incluso críticas que los grupos políticos que comparten el fondo de
lo que está ocurriendo y de las decisiones que se están tomando
puedan poner sobre la mesa en voz alta. No basta con envolvernos
todos en la manta de la crítica a Milosevic o al grito de los buenos
ganaremos.

Dicho lo cual, querría distinguir entre lo militar y lo político
invirtiendo las intervenciones, porque la realidad, mal que nos pese,
es que el presente es militar y quizá el futuro será político, pero
el presente es absolutamente militar. Hay algo de presente político
que intenta preparar un futuro político y diplomático sobre el cual
nos podemos manifestar desde ya bastante escépticos en algunos de los
extremos que se están desarrollando, pero empecemos básicamente por
la situación militar.

Lo primero que tendríamos que hacer es lamentar entre todos -ya lo
han hecho otros portavoces, lo ha hecho más el ministro de Asuntos
Exteriores que el ministro de Defensa, también lo quiero decir-
algunas deficiencias graves que ha tenido la OTAN Creo que debería
poder hacerse ahora; no hay que esperar a que termine el conflicto
para reconocer que la OTAN ha tenido graves errores, gravísimos
errores que se han cobrado víctimas humanas, que la opinión pública
no entiende y que no se pueden simplemente cubrir o justificar con
decir que en la guerra siempre hay muertos. Es cierto que en la
guerra siempre hay muertos, pero no es cierto que todos los errores
que ha habido no se hubieran podido evitar. El propio ministro de
Asuntos Exteriores afirmó, en un alarde de sinceridad del que quizá
después se ha arrepentido, (y no quisiera hacerle prisionero de sus
propias palabras sino simplemente subrayar que las comparto
totalmente), que con unas mayores dosis de riesgo por parte de los
pilotos de la OTAN muchos de esos errores se hubieran evitado. Esas
fueron palabras del propio ministro de Asuntos Exteriores, e
independientemente de que lo fueran o no, en todo caso, son palabras
que yo sí hago propias en este momento. Con mayor riesgo aliado
algunos de esos errores se hubieran evitado.

Es esta una guerra, según unas palabras impresionantes de un militar
norteamericano, por la que se está dispuesto a matar pero por la que
no se está dispuesto a morir. Esa es una afirmación tremenda que
compartimos en la descripción y que no llegamos a entender. ¿Qué
guerra es ésta en la que estamos dispuestos a matar pero no estamos
dispuestos a morir?
Por tanto, un punto de autocrítica. Yo creo que la opinión pública,
no sólo la española pero en este caso la española porque es la que
nosotros representamos, tiene derecho a recibirla y no ha de tener
miedo el ministro de Defensa en creer que se debilita la posición de
la OTAN al



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reconocer que no son simplemente errores o efectos colaterales. Son
gravísimos defectos del propio funcionamiento de la OTAN, como la
utilización de planos antiguos, en el caso del ataque a la embajada
china, o en el caso de determinados vehículos que circulaban por
puentes. Sin ser un experto militar, si a mí me pueda llegar esa
duda, entiendo que les ha llegado a muchos otros pues se dice que lo
que se pretendía era bombardear el puente y no el vehículo, cuando el
tipo de artillería que se utiliza es para vehículos y no para
puentes. Esa es la información que me ha llegado por varios sitios y
que acreditaban los propios periodistas que estaban ahí. Me siento
absolutamente incapaz de seguir ese debate, por lo que no voy a
entrar en ese detalle técnico.

Querría que el ministro de Defensa, si puede, contestara con un poco
más de precisión que efectivamente hay una cierta unidad entre todos
los aliados en términos estrictamente militares; luego, iremos a los
grandes objetivos políticos, a los cinco requisitos que se tienen que
cumplir. En términos militares, en términos de estrategia ¿qué está
buscando la OTAN? ¿Se está intentando crear una presión sobre la
población para que, a su vez, presione sobre sus líderes, y de ahí
los apagones nocturnos? ¿Se está intentando bloquear sus fuentes de
energía, sus recursos, para paralizar la economía del país? ¿Se
intenta bloquear la movilidad de las Fuerzas Armadas? ¿Se intenta
preparar una operación terrestre, por tanto impedir que esa operación
terrestre pueda ser respondida eficazmente en términos militares? No
pretendo que revele secretos militares aquí, pero sí que nos informe
sobre un cierto planteamiento militar de dónde está yendo la OTAN en
este momento, porque los objetivos son muy dispares. Estados que
contemplan esto con una cierta neutralidad no entienden en absoluto
lo que está haciendo la OTAN en Yugoslavia en términos militares.

Pienso en comunicados de países muy próximos a nosotros, en América
Latina, que observan esto compartiendo el dolor del pueblo kosovar y
los grandes objetivos de las democracias occidentales, por tanto de
la OTAN. Me merecen profundo respeto los comentarios y declaraciones
que proceden de algunos de esos gobiernos, por ejemplo los de América
Latina. Creo que podríamos explicar algo de eso en términos
militares, qué objetivos militares hay, no los políticos, que vendrán
detrás.

En segundo lugar, qué papel está desempeñando el UCK en relación con
la OTAN. Supongo que nos dirá que ninguno y me tendré que atener a
esa respuesta, pero le agradecería que pudiera precisar hasta qué
punto hay un complejo de guerrilla afgana en este caso, de no apoyar
a quienes después será muy difícil desactivar, sabiendo al mismo
tiempo que son la única fuerza que hay sobre el terreno y que, si
finalmente se hiciera preciso algún tipo de intervención terrestre
hostil, e incluso la no hostil, será necesario contar con ellos. ¿De
qué forma se articula, cuál es el papel real del UCK en relación con
la OTAN en este momento?
El ministro de Asuntos Exteriores se ha referido literalmente -y me
permito dirigirle la pregunta al ministro de Defensa aunque sean
palabras suyas-, entre los objetivos que se plantean en el marco de
los acuerdos o negociaciones que están en este momento sobre la mesa,
al desarme y neutralización del UCK. El desarme y la neutralización
del
UCK a largo plazo, en una democracia consolidada, que supuestamente
puede llegar a desarrollarse en Serbia, tiene toda su lógica y es
evidente. ¿Realmente estamos pensando en el desarme y neutralización
del UCK a corto y medio plazo? ¿Con qué medios? Porque esa sí será en
su momento una decisión militar, se tendrá que llevar a la práctica
militarmente. ¿Se convertirá el UCK en el enemigo al día siguiente de
cualquier acuerdo que se pueda llegar a firmar, aunque sea mínimo?
¿De qué manera se está implicando al UCK?



El señor PRESIDENTE DE LA COMISIÓN DE DEFENSA: Señor Guardans, vaya
terminando, por favor.




El señor GUARDANS I CAMBÓ: Sólo voy a hablar yo.




El señor PRESIDENTE DE LA COMISIÓN DE DEFENSA: Estoy en ello,
simplemente le estoy aplicando el reglamento, señor Guardans, igual
que a sus colegas.




El señor GUARDANS I CAMBÓ: Los demás han utilizado dos portavoces en
algunos casos y yo acumulo los turnos de Defensa y de Exteriores,
señor presidente.

Esas son algunas de las preguntas. Y reitero alguna de las preguntas
que ha formulado el portavoz socialista, la perspectiva que tiene
sobre la intervención terrestre en su caso. Simplemente quiero saber
la valoración, si estamos más cerca o más lejos. Me parece una
formulación de la pregunta perfectamente clara.

Si vamos al tema político, no podemos más que dar la bienvenida a
cualquier actuación que se esté haciendo en el frente diplomático en
este momento; la hemos exigido desde que empezó este conflicto y la
valoramos positivamente, pero nos gusta ser muy realistas. En primer
lugar, criticando el papel del G-8 en cuanto tal, porque no acabamos
de ver qué legitimidad tiene el G-8 para proponer nada. Si lo único
que acredita esto es que la ONU, como hemos dicho varias veces, tiene
un problema existencial por su propia forma de decidir y que eso se
acabe sustituyendo por el G-8, a quien nadie ha puesto ahí más que su
propio crecimiento del PIB estrictamente -su propio producto interior
bruto es el que les acaba dando la legitimidad para decidir y
proponer lo que se hace y lo que se deja de hacer-, conceptualmente
no nos parece una buena fórmula, al margen de que sus ideas sean más
o menos brillantes, y creemos que es un mal precedente para el
futuro.

Dicho eso, el plan concreto que propone el G-8 puede que sea
efectivamente legítimo, pero ¿qué verosimilitud tiene ese tipo de
propuesta? ¿Se cree realmente, señor ministro de Exteriores, en un
acuerdo político sin una victoria militar? ¿Se cree realmente que
vamos a ir a una pura rendición unilateral, puesto que, se llame como
se llame, se utilice el eufemismo que se quiera utilizar, eso sería
una rendición militar por parte de Milosevic en la que aceptaría
cosas tan generosas como un Gobierno, unos servicios básicos, unas
elecciones libres en Kosovo, un aterrizaje de una fuerza
internacional pacificadora, con rusos pero también con la OTAN, una
retirada de las fuerzas serbias, un desarrollo democrático en ese
territorio? ¿Se percibe eso sin una auténtica rendición que no haya
sido conseguida



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militarmente? Si es así ¿cuál va a ser el papel de Milosevic? Yo sé
que ésa es la pregunta tabú, la pregunta que a muchos les molesta en
este momento. No pretendo hacer política sólo a base de principios,
pero ¿dónde va a quedar el Tribunal de La Haya si el criminal de
guerra principal de todo este tema sigue ahí al frente? ¿Estamos
reconociendo, una vez más, la inmunidad de los jefes de Estado,
incluso en crímenes de guerra perfectamente preparados? ¿Cómo podrá
actuar el Tribunal de La Haya respecto de todos los demás criminales
y crímenes de guerra que se están probando y acreditando en Kosovo en
este momento si el principal instigador de todo eso sigue al frente?
Ya sé que se dirá que con alguien hay que negociar, es cierto, y que
algún interlocutor hace falta, pero en la práctica ¿cómo se va a
poder llevar a cabo en el futuro? Aunque la experiencia de Irak tiene
muchísimas diferencias con esta situación -y no estoy diciendo que lo
bueno hubiera sido llegar a invadir Irak después de la guerra de
Kuwait, no es eso lo que pretendo decir-, tenemos el ejemplo de lo
que ocurrió con la Unscom. ¿Hasta qué punto un Gobierno dirigido por
un dictador puede estar hostigando, por tanto provocando una
situación de tensión permanente ¿Cómo se podría evitar eso con un
Gobierno que siguiera con Milosevic y con el equipo de Milosevic?
Por tanto, bienvenida la negociación, bienvenido el lanzamiento de
propuestas, pero permítasenos no confundir el optimismo con la
ingenuidad y el escepticismo con el pesimismo. Nosotros, en este
caso, somos cuando menos escépticos sobre que todo esto se pueda
lograr sin una auténtica victoria militar concreta sobre el terreno
y, en su caso, probablemente con una entrada por tierra.

Finalmente -y termino, señor presidente-, los refugiados. Agradezco
la información. Ese tema nos daría para comentar con mucha más calma,
pero pediría de nuevo lo que mi grupo lleva pidiendo desde el inicio
de este conflicto, una mayor actuación pedagógica y de propaganda,
valga la expresión, a todos los efectos por parte del Gobierno
respecto de la opinión pública española. Todas las ONG están
detectando lo que llaman, con una expresión técnica, la fatiga del
donante. Hay fatiga del donante en este caso, no hay una auténtica
concienciación por parte de la opinión pública española de la
situación dramática en que se encuentran todos estos refugiados. Creo
que esa sería una de las primeras actitudes que tendría que
perfeccionar el Gobierno.

En segundo lugar, querría reiterar, aparte de otras cosas que ya
hemos puesto sobre la mesa en su momento, que los refugiados no son
un paquete conjunto, no son un colectivo aunque políticamente puedan
afrontarse colectivamente; cada uno de ellos, cada una de esas miles
y cientos de miles de personas tienen derechos individuales, entre
los cuales se cuenta el derecho individual al asilo y al refugio.

Queríamos reiterar eso porque da la impresión de que, en algunos de
los planteamientos que se están haciendo respecto de esos deportados,
después no se cuenta con la posibilidad real de que soliciten
individualmente el asilo y el refugio, libre derecho reconocido,
derecho a no volver cuando alguien considere que están en condiciones
de volver y ellos mismos consideren que su vida peligra si lo
hicieran.

El señor PRESIDENTE DE LA COMISIÓN DE DEFENSA: Señor Guardans,
temine, por favor.




El señor GUARDANS I CAMBÓ: Termino ya, señor presidente.

Bienvenida la negociación, pero lo que no se puede hacer para apoyar
una acción armada es llevar a toda la opinión pública europea a
comparar a Hitler con Milosevic, a convencernos a todos de que
estábamos presenciando inactivamente campos de concentración y
Auschwitz bajo nuestros propios ojos y, a continuación, porque da la
impresión de que esa opinión pública no apoya a los gobierno, por el
propio coste de la operación o por un cansancio, decir que vamos a
olvidar Auschwitz y vamos a seguir negociando con Hitler; mantengamos
a la oposición porque lo contrario sería peor. Si Milosevic es
Hitler, no se puede negociar con Hitler.




PRESIDENTE DE LA El señor COMISIÓN DE DEFENSA: Por el Grupo
Parlamentario Federal de Izquierda Unida, en primer lugar, tiene la
palabra el señor Navas.




El señor NAVAS AMORES: Como hemos podido comprobar, señor Matutes, es
mucho más lo que tiene que decirnos respecto a esta guerra el
ministro de Defensa que usted. Quiero subrayar con esto una de las
características más importantes que está teniendo la actuación del
Gobierno en este conflicto, que es la participación de la parte caqui
y la exclusión de la parte diplomática, que es la que usted puede
representar. Por tanto, cuestiono totalmente las esperanzas, los
deseos que usted nos ha expresado de una pronta solución de este
conflicto, porque lo que el Gobierno nos puede ofrecer hasta ahora es
única y exclusivamente una serie de datos, una serie de acciones que
en su inmensa mayoría tienen de protagonistas las Fuerzas Armadas
españolas o los posicionamientos de nuestro Gobierno al lado del
resto de las Fuerzas Armadas de la OTAN.

Haciendo un análisis -permítame que lo diga- lo más objetivo posible
dentro de las distintas valoraciones que tenemos, después de 55 días
de guerra y no habiendo alcanzado ninguno de los objetivos previstos
para el inicio de esa guerra, le insto a que defienda la paralización
de esta guerra. Lo digo desde el punto de vista de que incluso
ustedes que han estado justificando las razones de este ataque deben
entender que no sólo no se han alcanzado los objetivos, sino que
todas aquellas cuestiones que ustedes pretendían conseguir se han
visto aún más perjudicadas, aún más acrecentadas con motivo de la
torpeza en la estrategia de la OTAN para lo que parecía ser un
intento de solución de estos mismos problemas. Ala vez, cada día de
guerra estamos padeciendo lo que son las consecuencias de cualquier
conflicto. Ustedes no han podido, es imposible que puedan evitar que
los ciudadanos, que el control parlamentario pueda analizar las
consecuencias de cada día de guerra, y desde luego no las
consecuencias meramente económicas, los gastos de la guerra, que son
las menos importantes desde nuestro punto de vista, sino el perjuicio
que se está ocasionando en múltiples factores: para el futuro de la
región, para la estabilidad internacional y para lo que debería



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de ser la intermediación de un órgano multilateral como Naciones
Unidas en la solución de estos conflictos. También le quiero recordar
que a pesar de haber transcurrido esos 55 días España no ha
restablecido la legalidad en su intervención, ni la legalidad en el
marco internacional ni la legalidad en el marco nacional, y creo que
después de todos esos días ustedes podrían presentarse ante la Cámara
con la cara algo más limpia respecto a lo que podría ser esa
justificación legal -entre comillas- de que habían cumplido los
requisitos que nuestra Constitución y nuestro Parlamento tienen
definidos para la participación de España en cualquier conflicto
armado. ¡Qué fácil es activar una guerra, pero si seguimos con la
estrategia actual qué difícil es paralizarla! La Unión Europea está
pidiendo urgentemente una resolución de Naciones Unidas para la
paralización de los ataques. ¿Qué quiere decir esto, señor ministro?
¿Estamos intentando volver al marco de legalidad internacional que
define Naciones Unidas? ¿Estamos quizá entendiendo que Naciones
Unidas es un mero bombero de la OTAN y que sólo se va a recurrir a
Naciones Unidas cada vez que la OTAN no sea capaz de solucionar los
incendios que ella misma ha provocado? ¿Qué queremos que sea Naciones
Unidas, qué queremos que sea la legalidad internacional, cómo
queremos que se solucionen los conflictos en el futuro, ya que en el
presente estamos viendo tan claramente que se está estableciendo un
orden unipolar? No es un orden que se apoya en cada uno de los países
miembros de la OTAN, no; es un orden que se apoya exclusivamente
sobre los hombros del presidente de los Estados Unidos y a su vez,
tiene, sus propias influencias internas a la hora de definir cuáles
deben ser los posicionamientos OTAN, los posicionamientos ONU, los
posicionamientos G-8, etcétera.

Me parece realmente grave que en ninguna de las dos intervenciones de
los miembros del Gobierno haya habido la más mínima autocrítica del
papel que están jugando la OTAN y el Gobierno en este conflicto, como
dando a entender que todos y cada uno de sus pasos han estado
coronados por el éxito y que en la Administración -como se suele
decir- se han ahorrado recursos para obtener los fines perseguidos.

Con esas tesis me parece que difícilmente vamos a poder cambiar lo
que es la estrategia del Gobierno para la solución de este conflicto,
porque como muy bien dice el ministro de Defensa estamos preparados
para cualquier eventualidad.

Decir que los misiles y las bombas que la OTAN está dejando caer
sobre los civiles no son errores porque son objetivos militares,
parece demostrar que estamos llegando ya a un grado de
insensibilidad, de deshumanización que me hace ver con preocupación
no sólo este conflicto, sino también el futuro de la comunidad
internacional.

Quiero que ustedes se posicionen sobre si la OTAN va a aplicar una
nueva terapia en los ataques contra Yugoslavia. El general Clark ha
dicho claramente que ya no va a haber una reserva para que los
pilotos no ataquen cuando tengan la duda razonable de que pueda haber
víctimas civiles. El general Clark ha retirado esa reserva y ustedes
no han dicho absolutamente nada. ¿Quiere decir que todos los
incidentes colaterales, llenos de sangre y destrozos, van a ser ahora
especialmente acentuados después de esta nueva estrategia de la OTAN?
Desde luego, me gustaría que ustedes
quitasen la preocupación que han mostrado algunos portavoces
porque España está participando en una guerra en la que se están
utilizando armamentos con relación a los cuales España ya ha
ratificado convenios internacionales para la no utilización el
rechazo de este tipo de armas. Ver los incidentes colaterales que
están provocando algunas de estas bombas y cómo están quedando los
cuerpos, hace sospechar muy mucho que la OTAN esté utilizando un
armamento para el que España ha asumido un compromiso internacional
de no utilización. Por tanto, si ya los pilotos van a poder disparar
sobre cualquier blanco, ¿cuántas víctimas civiles yugoslavas, serbias
o kosovares, vale el riesgo de una baja OTAN? ¿Quieren ustedes
explicarme a cuánto se cotiza una baja OTAN? ¿Estamos hablando de que
jamás vamos a realizar una estrategia que pueda ocasionar un mínimo
riesgo para un soldado OTAN, y que en cambio la vida de las personas
que están bajo esos aviones tiene mucha menos consideración para la
OTAN?
Quisiera comentar el bombardeo de la embajada de China como una de
las grandes violaciones del derecho internacional en este conflicto.




El señor PRESIDENTE DE LA COMISIÓN DE ASUNTOS EXTERIORES: Señor
Navas, ¿podría ir acabando, por favor, para dar lugar a la
intervención del señor Meyer?



El señor NAVAS AMORES: Un minuto, por favor, y ya termino. Gracias,
presidente.

Es muy esclarecedor cuál fue el debate en el Consejo de Seguridad de
la ONU sobre el bombardeo de la embajada de China. China pedía que se
admitiera el error y se condenase el ataque -algo que parece
evidente-, pero la resolución resultante hablaba de la consternación
y preocupación del Consejo de Seguridad por este ataque. O sea, ajo y
agua, en román paladino. Si a nosotros que fuimos víctimas también de
un ataque a nuestra embajada en un país centroamericano se nos
hubiese contestado con este tipo de argumento desde Naciones Unidas,
¿qué hubiésemos dicho?
El último elemento rocambolesco que tiene este conflicto es que el
señor Aznar, en su viaje aparentemente diplomático para conseguir que
Rusia se implicase aún más en todo el proceso de intermediación, no
ha sido recibido por el presidentes Yeltsin. Yo creo que no es una
humillación al presidente, y lo dije ayer. El señor Aznar es el
presidente de España y me parece triste que a España se la considere
de la forma que se está haciendo en la comunidad internacional. El
presidente español, señor Aznar, está llevando a España a las peores
cotas de respeto en la comunidad internacional, y no sólo de los que
no son aliados, sino de nuestros propios aliados, empezando por
Estados Unidos que no tienen la más mínima consideración a la hora de
completar una serie de estrategias de cara a la pacificación, ni del
resto de los aliados OTAN que participan en el G-8 y tampoco de todos
los países europeos que encabezan el grupo que analiza el conflicto
yugoslavo más de cerca.

Quiero pedirle que el fuego amigo y el misil operativo no sean los
argumentos que den solución a este conflicto,que la diplomacia y la
negociación que usted está arrogando



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para este Gobierno no se pueden colocar en la cabeza de los misiles.

Quiero acabar con una cita, como ha comenzado también el señor
ministro de Defensa: intimidando y dominando es como el apache
mantiene la paz ¿Le suena? Lo firma la madre de la criatura que es la
Boeing y lo promociona la Revista Española de Defensa. Con esos
criterios, señor ministro de Exteriores, la diplomacia española
dificilmente va a poder estar presente y tener un papel prioritario a
la solución de este conflicto.




El señor PRESIDENTE DE LA COMISIÓN DE ASUNTOS EXTERIORES: El señor
Meyer tiene la palabra.




El señor MEYER PLEITE: He escuchado muy atentamente este parte de
guerra que nos han dado al alimón entre el ministro de Asuntos
Exteriores y el ministro de la guerra. Hoy, y vamos a hablar con
claridad, lo que manda es la rabiosa actualidad, y mientras estamos
celebrando esta comparecencia en Bonn se reúnen los directores del G-
7 más Rusia, Chernomirdin se va a entrevistar en Belgrado, hay una
propuesta de cese y alto el fuego de algunos Estados miembros de la
OTAN como es el caso de Italia y Alemania, países que tienen que
intervenir en la solución política de abrir paso a esa propuesta de
paz del G-7 más Rusia. Rusia y China también piden el cese de los
bombardeos, y ustedes han venido hoy a decirnos que tras 56 días de
bombardeos hay 1.200 muertos a costa de los bombardeos de la OTAN y
un país devastado que ha retrocedido 30 años. Sí señor ministro,
ríase de los 1.200 muertos, yo lo comprendo, ésa es su dinámica, no
le animo a comerse un bollo como ha hecho el ministro de Asuntos
Exteriores.

En este saldo han situado ustedes este debate concreto que ya no es
el debate que plantea Izquierda Unida desde el principio, que es un
ataque ilegal, ilegítimo, un verdadero ataque de golpe de Estado a la
comunidad internacional. Hoy situamos la novedad, señores ministros y
la novedad es que hay una propuesta de paz encima de la mesa y da la
sensación de que con su discurso, -igual que ha hecho el señor Aznar
en Moscú-, y simplemente decir que hay que continuar bombardeando, lo
que quieren es cargarse esa propuesta de paz. Ésa es la impresión que
da.

Se traza una raya que separa claramente a los halcones de la guerra,
que los hay -Clinton, Solana y ustedes-, de otros que han participado
en el ataque, se han dado cuenta de que hay que buscar una solución
política y para dar una oportunidad a esa propuesta de paz del G-7
más Rusia solamente se puede hacer si hay un alto el fuego. En todas
las guerras se producen algún alto el fuego para la negociación,
incluso aplicando el Tratado de La Haya que plantea la posibilidad de
examen de las soluciones políticas y diplomáticas a los conflictos y
a la guerra, pero ustedes esto lo echan por tierra y dicen que hay
que seguir bombardeando.

El señor ministro de Asuntos Exteriores en su primera intervención lo
decía con claridad: la intencionalidad es conseguir el regreso de los
kosovares ¿Ustedes me pueden decir qué formula mágica tienen para
conseguir que los desplazados kosovares vuelvan a sus hogares si
siguen los bombardeos?, ¿cómo se puede conseguir el regreso a sus
hogares bombardeando, señor ministro de la guerra? Es imposible. Por
tanto, la novedad de esta comparecencia es que ustedes se sitúan
claramente con los halcones de la guerra, el señor Clinton, el señor
Solana y el señor Shea, ese patético portavoz británico que informa
con media sonrisa periódicamente de los daños colaterales. Ésa es la
lógica en la que están ustedes implicados y que Izquierda Unida
rechaza claramente.

Creemos que es el momento de un cese unilateral de los bombardeos
para dar oportunidad a la paz, para que se examine la posibilidad de
que esa propuesta de G-7 más Rusia se abra camino. Da la sensación de
que a su Gobierno, al Gobierno del Partido Popular, no le ha sentado
bien dicha propuesta. Lo comprendo porque tiene aspectos que les va
a costar digerir. En primer lugar la restitución del papel de Naciones
Unidas robado por este golpe militar a la comunidad internacional. En
segundo lugar, el reconocimiento a la soberanía e integridad
territorial de Yugoslavia. En tercer lugar, la necesidad del desarme
del ELK. Tragarse estas tres cuestiones de los ocho puntos que
plantea el G-7 más Rusia, es un problema para su estrategia, la
estrategia de bombardeos. Por tanto, se trata de dar esa oportunidad
a la paz. Les exigimos el cese de los bombardeos, les exigimos la
retirada de nuestros F-18, que interrumpan todas sus misiones de
guerra porque es tiempo de parlamentar. Se han dado pasos muy
importantes, la propia Administración yugoslava lo ha valorado como
positivo para empezar a discutir el plan de G-7 más Rusia. Ese gesto
que quiere anunciar una retirada de las tropas en Kosovo es
importante, han considerado la idea interesante de que en el fin de
la guerra no puede haber ganadores ni perdedores en la línea que está
planteando el Vaticano, una paz honrosa. Merece la pena que se
exploren esos gestos, que se dé una oportunidad y que en la mesa de
negociación se vea hasta qué punto y hasta qué límites se está
dispuesto a resolver el problema político, porque el problema de
Kosovo es político.

Me preocupa mucho en esta intervención que no solamente no se sitúan
ahí claramente en las propuestas de paz, sino que tampoco dejan clara
la intervención por tierra. Da la impresión, señorías, de que todo lo
que quieren los señores de la guerra y los señores halcones de la
guerra es recuperar lo que se firmó en Rambouillet, pero lo que de
verdad se firmó no es lo que ustedes vendieron a la opinión pública .

Lo que se firmó en Rambouillet y parece que es la lógica que impera
en los Estados miembros de la OTAN que siguen planteando los
bombardeos, era la necesidad de ocupar el territorio completo de la
República Federal de Yugoslavia por la propia OTAN. Esto es lo que se
planteó en las conversaciones de Rambouillet, En el artículo 8 se
dice que el personal de la OTAN, sus vehículos, buques, aviones y
equipamientos se beneficiarán de un paso libre y sin restricciones a
través de la República Federal de Yugoslavia y de un acceso sin
trabas en su espacio aéreo y fluvial. Esto incluye sin limitarse a
ello, el derecho a vivaquear de maniobra, de acantonamiento y de
utilización de las áreas o de las facilidades necesarias para el
sostén, el entrenamiento y las operaciones. En el articulo 6 puntos,
a), b), c) y los artículos 7 y 10 vienen a plantear las
características de una fuerza de ocupación y que sobre ella no
tendrían ninguna capacidad legal de intervención ni jurisdicción las



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autoridades de la República de Yugoslavia. Esto es lo que se firmó en
Rambouillet, no una intervención de verificación en Kosovo, sino una
ocupación de todo el territorio de la República Federal de
Yugoslavia. Esa condición no la aceptaría ningún Estado miembro,
ningún Estado de la comunidad internacional, me refiero a Naciones
Unidas obviamente, y es lo que desencadenó este conflicto. Por tanto,
da la sensación de que ustedes de forma rabiosa, porque se ven
impotentes, porque están perdiendo la batalla de la opinión pública,
porque están perdiendo la batalla militar, se dan cuenta de que ese
objetivo es inalcanzable porque la propuesta del G-7 más Rusia ni
siquiera lo menciona de pasada. Se habla de una fuerza de
verificación en Kosovo y no para desplegar en el conjunto de la
República Federal de Yugoslavia. Esto es lo que se ha desmoronado,
esa estrategia de intervención que no tenía nada que ver con el
humanitarismo.

Usted citaba, señor ministro, a un premio Nobel de la Paz. Yo le voy
a citar a otro, Rigoberta Menchú, víctima de la represión racial.

Rigoberta Menchú decía ayer en unos encuentros en Latinoamérica:
tienen que cesar los bombardeos, la ONU está actuando de forma
ilegítima e ilegal. Se preguntaba en público si también la OTAN
defendería un bombardeo sobre Méjico para resolver el problema de
Chiapas. Usted cito a un premio Nobel de la Paz y yo cito otro en
todo caso, este premio Nobel de la Paz se sitúa fuera de la dinámica
de los halcones de guerra que ustedes representan.




Mi portavoz de Exteriores, Pepe Navas, ha hecho mención especial a
este anuncio publicitario que en sí mismo no debía estar permitido
por parte del Ministerio de Defensa ¿Cómo es posible que haya un
código de conducta para limitar anuncios agresivos en los medios de
comunicación y se permita en una revista del Ministerio de Defensa el
anuncio: Intimidando y dominando, es como el apache mantiene la paz?
Ésta es su lógica, señor ministro. Comprendo que usted permita este
tipo de anuncios, es su lógica: se trata de intimidar y dominar. Esa
lógica nada tiene que ver con la necesaria solución política que se
tiene que alcanzar en la comunidad internacional, la de verdad, es
decir Naciones Unidas para resolver el conflicto.

Por tanto, señores ministros, me parece sinceramente, que están
ustedes en la dinámica de los halcones de la guerra, que no han
variado ni un milímetro su posición respecto a los bombardeos, ni un
milímetro, hay que seguir bombardeando, en un momento donde hasta el
propio Solana, secretario general ha dicho que los cinco puntos se
pueden convertir en dos. Ni siquiera eso ustedes lo han mencionado,
por tanto ustedes aprietan el acelerador porque realmente su máximo
responsable, que es el señor Clinton, así lo ha ordenado y así lo ha
mandatado.




El señor PRESIDENTE DE LA COMISIÓN DE ASUNTOS EXTERIORES: Señor
Meyer, vaya terminando.




El señor MEYER PLEITE: Voy terminando, señor presidente.

Creo que esto merecería una reflexión muy importante. Nos
distanciamos de los grupos políticos que plantean una
crítica en el sentido de que hay que informar más para que se sea más
eficaz en los bombardeos. Nosotros nos distanciamos. No se trata de
que el Gobierno informe más para bombardear mejor; se trata de
cambiar la dinámica de esta guerra por la dinámica de la paz, de una
guerra que nunca se debió de haber producido, que está causando mucho
más dolor, mucha más devastación de lo que se quería evitar.




El señor PRESIDENTE DE LA COMISIÓN DE ASUNTOS EXTERIORES: Por el
Grupo Popular, tiene la palabra el señor Robles.




El señor ROBLES FRAGA: Naturalmente, a estas alturas no me alargaré.

Creo que el señor Meyer podía haber elegido otra ave de presa. En el
fondo su comportamiento recuerda a otras aves, más a los buitres que
a los halcones. En cualquier caso, aquí se han dicho muchas cosas.

Desde luego, hay que partir de los hechos y no de las afirmaciones
gratuitas.

Pasar de señalar que no se produce genocidio en Kosovo ni limpieza
étnica; de negar la existencia de desplazados; de acusar como
criminales de guerra no solamente a los miembros del Gobierno de
España sino a toda la Alianza Atlántica, a la Unión Europea y por
supuesto a la propia OTAN, empezando por su secretario general, y
llamar a la deserción de nuestros aviadores en Aviano, a lo que ha
dicho ahora el señor Meyer, hay un salto lógico que yo aplaudo pero
que sigue siendo estrictamente gratuito y que no se corresponde con
la realidad de los hechos, no se corresponde con lo que dice en el
Acuerdo de Rambouillet, del que el señor Meyer y sus compañeros de
grupo sólo han leído un artículo, y tampoco se corresponde con lo que
ha dicho este grupo y otros, y este Gobierno y otros gobiernos, sobre
los esfuerzos políticos y diplomáticos, y las propuestas de los
grupos de los Siete más Rusia, que aplaudimos, que alentamos y que
naturalmente estamos tratando de llevar hacia adelante. Eso es lo que
hace nuestro ministro de Asuntos Exteriores cuando va a Moscú,
nuestro presidente cuando va a Moscú, o cuando viajan a otros países
y hablan con los líderes de otros países.

A mí me parece que estamos haciendo lo que venimos haciendo en los
últimos meses, no solamente en los dos últimos meses, en los que
algunos grupos se han interesado por el tema de Kosovo, sino desde
hace año y medio que es cuando se empieza a plantear esta crisis.

Desde luego, este esfuerzo es coherente con una posición antigua de
España, de considerar que solamente una presencia, una intervención
una responsabilidad, un compromiso de los europeos y de nuestros
aliados americanos en los Balcanes puede contribuir a generar las
condiciones para una paz duradera, estable, perdurable y posible en
la región. Eso fue Dayton, eso fue Bosnia, y eso es, ahora, Kosovo.

Quien no lo entienda así, quien no lo vea desde un punto de vista
global, general, regional, no habrá entendido nada, y la tendencia
a no entender nada veo que es poderosa en algunos grupos, pero no en el
Grupo Popular.

Obviaré algunas alusiones a la cancelación de la entrevista entre el
presidente Aznar y el presidente Yeltsin. Por desgracia no es la
primera vez; todos estamos muy preocupados desde hace tiempo en esta
comisión por la salud del presidente Yeltsin. Ya Kohl, importante
líder europeo, creo



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que sufrió una cancelación parecida; líderes irlandeses esperaron
vanamente a que el señor Yeltsin saliera de un avión en el aeropuerto
de Shannon, para mantener una entrevista con él. En fin, no es la
primera vez que se producen, estas cancelaciones por razones de
salud.

Desde luego, hoy no se ha hecho en esta Comisión, pero ayer hubo
quien afirmaba que esto era una prueba más de la pérdida de peso e
influencia de España en el mundo desde que empezó la que para ellos
es una era ominosa de Gobierno popular. Es un poco patético, pero eso
se ha dicho y conviene recordarlo y desmentirlo. No hubo ese tiempo
dorado de España en el mundo en que un gran líder -por cierto miembro
de esta Comisión y como siempre ausente-, nos llevaba al paraíso
europeo y al paraíso atlántico. Recordaré que ese mismo líder,
nombrado representante de la Unión Europea y de la OSCE, por tanto
con una gran legitimidad mundial e internacional para el asunto de
Kosovo, no fue recibido en Belgrado ni en ningún otro sitio por parte
de las autoridades serbias para discutir el tema de Kosovo, o sea que
hay algunos comentarios que -repito- son patéticos.

Por lo que se refiere al momento en que estamos, es evidentemente un
momento de esperanza y de optimismo. Se empiezan a dar las
condiciones para que se produzca el consenso necesario en el Consejo
de Seguridad y permita una resolución que recoja no solamente las
condiciones de la Alianza sino las propuestas del grupo de los Siete
más Rusia. Desde luego esas condiciones pueden ser explicadas
largamente o de forma más breve: son básicamente la retirada de
Serbia, el retorno de los desplazados y el despliegue de una fuerza
internacional eficaz y creíble, y desde luego creo que sería mejor
tomar las lecciones de Dayton que no las lecciones de Unprofor y de
Srebrenica.

Eso nos obliga a muchas otras cosas más, a muchos detalles técnicos.

Efectivamente, uno de los detalles técnicos es la capacidad que esa
fuerza internacional pueda moverse por toda la zona sin impedimento
ni obstáculos técnicos o políticos. También nos obligará a la puesta
en marcha de una Administración civil, que tendrá que hacerse cargo
de la administración del territorio, y a la puesta en práctica
finalmente de un sistema político, provisional, que luego tendra que
evolucionar haciéndolo definitivo, que permita el respeto a los
derechos humanos, la celebración de elecciones libres y la garantía
mínima de seguridad para la población albanokosovar. Esa garantía no
se produce con un amplio despliegue y una amplia presencia de fuerza
militares o paramilitares serbias responsables de la expulsión, de la
masacre o de la limpieza étnica que han sufrido nuestros hermanos
europeos albanokosovares.

En cualquier caso creo que el Gobierno, que comparece con
regularidad, está haciendo un importante esfuerzo en favor de la paz
y de la búsqueda de una solución políticodiplomática; pero ese
esfuerzo no sería posible, sin que la Alianza Atlántica hubiera
ejercido su poder, hubiera puesto en marcha su campaña de acciones
aéreas contra Serbia y contra las fuerzas serbias. No sería posible
hablar de una solución político-diplomática por la sencilla razón de
que el Gobierno serbio no la quiere, la considera una imposición,
y hay quien defiende en esta Cámara la soberanía del Gobierno serbio y
la plenitud de esa soberanía, incluso para maltratar a sus
albanokosovares. Por mucho que se diga lo
contrario es así; el soberanismo aplicado a Serbia y la negativa
a aceptar que los derechos humanos y los derechos de las minorías están
por encima de la soberanía de los Estados y que exigen un compromiso
y un control por parte de los europeos, es lo que lleva naturalmente
en un primer lugar a negar el exterminio étnico, la limpieza étnica,
y luego a atrincherarse desde el punto de vista teórico y político,
en una debil defensa de la soberanía de Serbia mancillada por los
acuerdos de Rambouillet.

Insisto, los acuerdos político-diplomáticos no serán Rambouillet,
pero no irán muy lejos de Rambouillet. De Rambouillet sólo se ha
citado un artículo pero eran 81 páginas de acuerdos técnicos muy
precisos y de prueba de que es posible llegar a aplicar un proceso
político y una solución política para Kosovo; precisamente lo que no
quería el señor Milosevic eran los detalles técnicos, porque los
detalles técnicos hacen posible que se aplique una solución político-
diplomática, una solución político-diplomática sin detalles técnicos,
sin fuerza de seguridad internacional, sin compromiso internacional,
sin Administración civil, no valen absolutamente para nada. La gran
especialidad del señor Milosevic, además de la limpieza étnica, es
romper los compromisos que firma con los enviados de occidente, con
el señor González no, porque no se ha reunido nunca con él como
aliado de la Unión Europea, pero con el señor Holbrooke desde luego
ya los ha roto más de una vez, desde luego el de octubre los rompió y
los posteriores verbales también los rompió.

En fin, termino recordando exclusivamente al señor Estrella una cosa
que yo creo útil. Ya sé que el señor Estrella nunca es esclavo de sus
palabras y no le voy a hacer pasar por la tortura de leer sus propias
intervenciones parlamentarias, bastante tenemos los demás con
hacerlo, pero la idea de que los gastos y los recursos de las Fuerzas
Armadas cuando actúan en operaciones humanitarias son ayuda
humanitaria y deben ser contabilizados como tal no es del Gobierno
del Partido Popular, sino de su compañero, que ahora no está pero que
estaba hace poco presente, ex ministro de Defensa, diputado y miembro
de la Comisión de Defensa, señor Suárez Pertierra; así que cite a sus
clásicos, pero no diga lo contrario de lo que dijeron en su momento,
en un momento que también tenía que ver con una crisis en los
Balcanes. Y la idea de canalizar los recursos, naturalmente los no
dirigidos a una ONG determinada, que tanta alarma social produce en
el Grupo Parlamentario Socialista, ni siquiera podemos decir que sea
de este Gobierno; es del Partido Socialista Obrero Español que en su
manifiesto en la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE sobre la crisis
de Kosovo, del 6 de abril -yo también uso Internet, señor Estrella-,
en su último punto, número 5, llama a los ciudadanos a manifestar su
solidaridad activa con quienes están padeciendo la agresión de
Milosevic y dice que la catástrofe humanitaria requiere naturalmente
que el pueblo español una vez más, dé lo mejor de sí. Habla de dar lo
mejor de sí, de dar recursos. Y termina diciendo: un enorme potencial
de solidaridad que el Gobierno debe coordinar y canalizar. Ahora al
señor Estrella le escandaliza que el Gobierno canalice, yo le digo
que el Gobierno canaliza entre otras cosas porque el Partido
Socialista pidió al Gobierno que canalizara, estamos canalizando y
naturalmente



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lo haremos en las debidas condiciones de transparencia y de control.

Termino diciendo que creo es un compromiso claro, que se está dando
información y que hay debate en este Parlamento, y ese debate y esa
información es de calidad, señor Estrella, salvo que usted considere
que solamente la que se le da a usted reservada y privadamente es
información de calidad. Estamos hablando de que hay información de
calidad; usted la ha pedido y se le está dando,es información de
calidad, y desde luego si usted quiere dar el salto, como lo hizo su
grupo el otro día, al pedir que haya una votación previa a cualquier
formalización de un compromiso de participación de fuerzas españolas
en gestión o resolución de crisis, por ese camino no le seguiremos y
estoy seguro de que no le seguirá la mayoría de esta Cámara, porque
eso no es lo que dicen nuestras normas constitucionales, nuestras
leyes, ni desde luego lo que es razonable ni lo que hacen todos los
demás países de Europa, a excepción de dos: Alemania, por razones que
usted conoce, y Dinamarca, por otras razones que sin duda tienen que
ver con el sistema, orden o equilibrio político danés, pero tampoco
creo que sea un punto de referencia.




El señor PRESIDENTE DE LA COMISIÓN DE ASUNTOS EXTERIOES: El señor
Fernández de Mesa tiene la palabra.




El señor FERNÁNDEZ DE MESA DÍAZ DEL RÍO: Agradeciendo a los señores
ministros de Asuntos Exteriores y de Defensa su comparecencia aquí
esta mañana, voy a empezar con toda brevedad por hacerme una pregunta
y una reflexión en alto para aquellos que siguen insistiendo en negar
cualquier resultado a las acciones adoptadas por la comunidad
internacional desde hace algún tiempo, y es si de verdad creían que
la solución a que ahora nos estamos refiriendo y a la que está a
punto de llegarse, si llega a cristalizar, hubiera sido posible ante
la pasividad de la comunidad internacional desde el mes de octubre
pasado o desde el mes de marzo de este año. No sé si habría alguna
intermediación diplomática de algún miembro de Izquierda Unida que
hubiera sido capaz de paralizar las atrocidades que todos estamos
viendo a diario en los medios de comunicación, o si realmente podemos
hablar en este momento de alguna solución después de las desgraciadas
determinaciones que ha tenido que adoptar la comunidad internacional
en la Alianza Atlántica para poner fin a un genocidio del que yo creo
que nadie duda en estos momentos: más de 225.000 kosovares -decían
ayer- desaparecidos, de los que nadie hace relación, en edad de
cumplir el servicio militar; más de 1.000.000 de personas expulsadas;
campos de refugiados; personas que ante las cámaras de televisión
pueden ver a diario cómo cuentan que han sido expulsados,
abofeteados, incluso vejados por las fuerzas serbias. Yo creo que
estamos ante el principio del fin de una situación que no ha creado
la comunidad internacional, que no ha creado la Alianza Atlántica,
sino a la que lamentablemente ha habido que dar respuesta para tratar
de reconducir el orden en los Balcanes, algo que venía sin ninguna
duda reclamando la comunidad internacional.

El Grupo Parlamentario Popular cree que el Gobierno no quiere
cargarse ninguna propuesta de paz del G-7 ni del
G-8 y saluda los principios nuevos del G-7, o del G-8 incorporada
Rusia, que incluyen las cinco condiciones que ya se habían anunciado
a Belgrado y que puedan reducirse a dos: la retirada de las fuerzas
serbias y al retorno vigilado de la fuerza internacional. Ambas
implican dificultades porque aquí no estamos hablando de hermanitas
de la caridad que acepten todo aquello que se plantea desde la
Alianza Atlántica, como el grado de retirada de las fuerzas serbias
y no una simple apariencia de que con 200 ó 300 soldados que
desaparezcan de la zona porque dicen que ya han cumplido su misión
pueda estar solucionado el conflicto, o la composición militar
internacional que debe garantizar el regreso de los albanokosovares,
o la Administración internacional y la responsabilidad en la
recuperación total de la zona, y no sólo la vuelta de los
albanokosovares, sino también la reconstrucción de un pueblo
arrasado, o incluso la interlocución del señor Rugova. Yo creo que
todas estas cuestiones, junto con las denuncias que se han hecho aquí
esta mañana sobre el déficit de seguridad, de desarrollo económico o
sobre el déficit democrático que existe en aquella zona y la
necesidad de vertebración de la sociedad dividida, asustada, del
pueblo albanokosovar, se suman al pacto de estabilidad al que
previsiblemente no lleguen solamente los 15 países de la Unión
Europea miembros de la Alianza Atlántica, sino también las cinco
repúblicas exyugoslavas o los países vecinos de Albania, Bulgaria,
Hungría y Rumanía. Creo que estamos en el buen camino, y lo estamos
en ese buen camino porque la comunidad internacional ha tomado las
riendas de una situación que desgraciadamente nos abocaba a una
situación que nadie absolutamente nadie, podría permitir en un mundo
democrático a finales del siglo XX.

El Grupo Parlamentario Popular está de acuerdo con la exposición que
ha realizado el Grupo Parlamentario Socialista en cuanto a la
necesidad de mantener una Europa que se ajuste al acta final de
Helsinki, con el rechazo a la limpieza étnica, la aceptación de la
autonomía del pueblo de Kosovo, el despliegue de la fuerza
internacional, el desarme desde la zona, la retirada de los serbios y
el largo etcétera de cuestiones que se han planteado aquí esta mañana
por el portavoz de Exteriores del Grupo Socialista. Nosotros creemos
que lo fundamental es estar de acuerdo en aquello que nos une y en
aquello que todos coincidimos para tratar de que la postura española,
en la parte alícuota que le corresponde de la Alianza Atlántica,
mantenga unos planteamientos comunes que sean fiel reflejo de lo que
la sociedad española piensa ante este conflicto. Saludamos el rigor y
la seriedad que ha manifestado el portavoz de Defensa del Grupo
Parlamentario Socialista en una intervención rigurosa encaminada al
esclarecimiento de determinadas cuestiones, al margen de cualquier
frivolidad o política de chascarrillo que se pretende hacer con otras
cuestiones desde el punto de vista de la portavocía de Asuntos
Exteriores. El señor Moya ha planteado esta mañana algo que es
realmente importante y que probablemente tanto el ministro de Asuntos
Exteriores como el de Defensa no tengan inconveniente en responder:
que se manifiestan públicamente posturas dispares de los diferentes
líderes internacionales y primeros ministros en relación con sus
posturas sobre la conveniencia o no de una intervención terrestre,
dentro de sus responsabilidades en cada una de sus naciones, pero que



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después, cuando participan como miembros de la Alianza Atlántica,
responden al principio de que nada está acordado hasta que todo está
acordado. Es decir lo importante de todo esto es que,
independientemente de las lógicas explicaciones que cada Gobierno
tiene que dar en su país y de sus puntos de vista diferentes, al
final, el acuerdo que se decida en la Alianza Atlántica o las
decisiones que se adopten estén totalmente respaldadas por la
totalidad -valga la redundancia- de los países de la Alianza
Atlántica.

Voy a terminar, señor presidente, haciendo referencia a que un país
con la historia del nuestro, un país con la sobriedad del español, un
país como España, con la sobriedad que ha tenido durante estos
últimos años sobre todo y que ha hecho un proceso impecable, de
transición a la democracia, que hace posible que hoy estemos hablando
de 20 años de Constitución española, la sobriedad del presidente del
Gobierno español probablemente nada tengan que ver, ni se parezcan a
la sobriedad de otros líderes internacionales, en este caso concreto,
de Rusia, ni del líder ruso ni del presidente ruso. En cuanto a la
sobriedad de un presidente y de otro, creo que no hay absolutamente
ningún parangón y ninguna posibilidad de equiparación. De lo que
estoy convencido es de que no ofende quien quiere, sino quien puede.

Y en estos momentos yo creo que a España, señor Estrella, pocos
países, con su determinación, y su apertura internacional y su
participación en todos los foros internacionales, podrían pretender
darle una bofetada.

Señorías, el Grupo Parlamentario Popular respalda la acción del
Gobierno sin ninguna duda y está deseando que de una vez termine esta
situación no provocada por la comunidad internacional, para que
podamos sumar todos nuestros esfuerzos y empezar a recomponer y
recuperar el futuro del pueblo albanokosovar. Entendemos que en esa
dirección trabaja el Gobierno español dentro de la Alianza Atlántica
y deseamos que cuanto antes se alcanzen esos objetivos, con los que
realmente nadie puede estar en desacuerdo. El Grupo Parlamentario
Popular respalda al Gobierno, agradece su comparecencia, que en estos
momentos ya no es una cuestión de números, como hemos oído, sino una
cuestión de calidad, y está satisfecho por las explicaciones que el
Gobierno nos ha dado aquí esta mañana, independientemente de las
aclaraciones y ampliaciones que pueda hacer en el siguiente turno.




El señor PRESIDENTE DE LA COMISIÓN DE ASUNTOS EXTERIORES: Tiene la
palabra el señor ministro de Asuntos Exteriores.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Matutes Juan): Señor
presidente, señorías, en primer lugar quisiera dar las gracias por
todas las intervenciones, incluso por aquellas críticas, algunas de
las cuales, justamente por su desmesura, contribuyen a arrojar luz
sobre el problema y las posibles vías de solución.

Hay una cuestión previa que ha sido formulada por algunos portavoces
y que, aunque no es un tema fundamental en la comparecencia, deseo
aclarar, ya que, por la forma en que se ha tratado, he visto que ha
sido objeto de confusión en algún medio. Me refiero a la visita del
presidente Aznar a Moscú. Con motivo de la presentación de una moción
de censura contra el presidente Yeltsin y el
cambio de Gobierno, yo mismo, en una de mis constantes conversaciones
con mi colega ruso, formulé la pregunta de la procedencia y
oportunidad de la visita. Yo creo que hay dos cuestiones que aclarar:
Primero, la oportunidad de la visita, es decir, si se produce en el
momento adecuado, y, segundo, si se han tomado todas las precauciones
para la preparación de la misma. En relación con la oportunidad,
formulada la pregunta en una de mis frecuentes conversaciones con el
ministro Ivanov y ante la insistencia del propio ministro, consideré
oportuno, justamente para preparar mejor la visita, enviar al
secretario de Estado de Política Exterior, señor De Miguel, a atar y
preparar bien el programa, para evitar confusiones o malos
entendidos.




El señor PRESIDENTE DE LA COMISIÓN DE ASUNTOS EXTERIORES: Un momento,
señor ministro Señoras y señores, esta Cámara tiene una norma muy
clara, y es tanto una norma práctica como de buena educación, que es
que los teléfonos móviles o no se tienen o están desconectados. De
manera que aquellos que tengan teléfonos móviles, por favor,
desconéctenlos.Y me dirijo en este momento a los miembros de la
Cámara como a los que no lo son. Si alguien tiene que mantener una
conversación a través de los teléfonos móviles, miembros de la Cámara
o que no lo sean, que por favor salga fuera. Me parece que es una
norma elemental de respeto a lo que en este momento estamos haciendo
aquí.

Perdón, señor ministro. Puede proseguir.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Matutes Juan): Gracias,
señor presidente. Lo cierto es que en esta visita el programa quedó
bien atado en sus más mínimos detalles, no obstante lo cual la semana
siguiente consideré pertinente efectuar una nueva visita para acabar
de aclarar distintos puntos, así como para continuar las
conversaciones sobre las posibilidades de una salida diplomática. En
esa visita mía se hizo oficial la visita del presidente, se hizo
oficial el anuncio, y además se incorporó al programa el encuentro
con el señor Chernomirdin, no prevista hasta entonces, habida cuenta
de que no había tenido un protagonismo especial en todo el proceso de
paz; puesto que ya lo tenía, se incluyó la entrevista con el señor
Chernomirdin. Todos los demás encuentros estaban programados desde la
anterior visita del secretario de Estado y muy especialmente, como es
lógico en estos casos, la entrevista con el presidente Yeltsin.

Con ello entramos en la oportunidad y la preparación. Finalmente se
produce la visita, que discurre con toda normalidad. Para destacar la
importancia que se daba a la misma, la entrevista con el señor
Chernomirdin, que estaba prevista para hoy por la mañana, puesto que
el señor Chernomirdin se trasladaba el martes por la tarde a
Finlandia, se consideró oportuno por las dos partes adelantarla al
lunes, día en el que ya tenía un programa muy apretado, justamente
para que esa visita, como consecuencia de una posible posposición de
la vuelta del señor Chernomirdin, no pudiera perderse. Lo cierto es
que ayer, poco antes de la entrevista prevista con el presidente
Yeltsin, se informó de la indisponibilidad del mismo y tuvo lugar el
intercambio de puntos de vista del modo que ustedes conocen. Tengo
que decir al respecto que no sería la primera vez que el presidente



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Yeltsin suspende una entrevista por motivos de salud. Han sido muchos
y muy conocidos los casos en que esa situación se ha producido. Si
finalmente, como han apuntado algunas especulaciones, las razones
fueran otras, como el eventual disgusto del presidente Yeltsin por la
actuación de la OTAN, debo decir que esas razones han sido
formalmente desmentidas por el propio ministro de Asuntos Exteriores
ruso, el señor Ivanov, que, de nuevo ayer mismo y una vez cambiada la
fórmula de la conversación, ratificó oficialmente que la visita
estaba en el programa, que la habían acordado los dos Ministerios de
Asuntos Exteriores y que el propio Kremlin se la había confirmado
a él dos días antes.

Cualesquiera que fueran las razones de ese cambio de circunstancias
en la conversación, desde luego está claro que no son imputables ni
al presidente Aznar ni al Gobierno de España, sino a otros,
justamente a quienes habían formulado la invitación, a los
anfitriones. Dicho esto, quiero decir también que yo no creo que ése
sea un incidente cuya importancia tengamos que desbordar. Repito que,
en todo caso, es cuando hay problemas cuando hay que hablar; de ahí
la importancia de no posponer de nuevo una visita que ya había sido
suspendida en anteriores ocasiones. Y, segundo, la preparación de la
misma se había hecho con especial cuidado y atendiendo a los usos
diplomáticos más estrictos.

Entrando en el fondo de la cuestión, quiero agradecer la postura de
principio del Grupo Socialista, y voy a procurar responder a las
distintas cuestiones que ha formulado, al igual que otros grupos.

¿Qué piensa el Gobierno de la forma de llevar la crisis en los
últimos 18 meses? Creo que no es el momento de pasar cuentas ni de
pedir explicaciones. La posición del Gobierno español ha sido siempre
la de decir: señores, seamos prudentes; no es lo mismo bombardear
Yugoslavia que la República Sprska. Pero una vez habidas las
negociaciones, una vez tomadas las decisiones que se tomaron en los
círculos que en cada momento estaban llevando a cabo las
negociaciones y de las que estábamos informados, creo que el Gobierno
español ha hecho lo que tenía que hacer. Se trataba de una causa
justa y ha querido, una vez más, ser solidario con sus aliados,
independientemente de que se hayan producido errores, que, como en
toda obra humana, son lamentables, pero usuales.

Otros temas. Los pilotos debieran arriesgar más. Yo creo que no está
correctamente expresado en esos términos. Lo que yo he dicho y he
querido decir siempre es, primero, los pilotos cumplen fiel y
estrictamente las instrucciones que reciben. Dicho esto, no es menos
cierto que, habida cuenta de la proliferación de víctimas civiles, en
algún momento cabía plantearse la posibilidad de que las órdenes que
recibieran de los responsables pusieran especial hincapié en la
necesidad de ser cuidadosos y, si falta hiciera y ello servía al fin
de evitar víctimas civiles, incluso arriesgar más. Hay que decir al
propio tiempo que esos objetivos son siempre más fáciles de solicitar
que después de cumplir y que, aunque pueda parecer un eufemismo, la
guerra siempre produce víctimas, pero hay que extremar el cuidado
para evitar esas víctimas. Yen ese sentido, respondiendo a otra
cuestión, yo efectivamente pasé instrucciones a nuestro representante
permanente en la OTAN, señor
Conde, para que hiciera especial hincapié en esa línea en las
reuniones del Consejo.

Respecto de las cuestiones que se han planteado sobre la ayuda
humanitaria, se califique como se califique, está claro que la
construcción de un campamento para 5.000 refugiados, aunque no se
puede conceptuar técnica y estrictamente como ayuda humanitaria, es
un gasto efectuado justamente para aliviar las necesidades de los
refugiados. Y, naturalmente, de lo que no se puede calificar ese
gasto es de estrictamente militar. Tengo que decirles, además, que no
tengo duda de que se superarán sobradamente los 8.000 millones de
ayuda humanitaria estricta anunciada en su día. Contando esas otras
ayudas, aunque no sean calificables estrictamente como de ayuda
humanitaria, ciertamente se multiplicarán esos 8.000 millones.

Sobre las supuestas instrucciones a la Confederación Española de
Cajas de Ahorro, no ha habido tales instrucciones, como ha dejado
claramente patente el vicepresidente primero del Gobierno. Para las
ayudas recibidas de particulares que no lleven destinatario estricto,
en cuyo caso siempre hay que respetar la voluntad del donante, se ha
recordado que existe la cuenta de la Agencia para que el Gobierno, en
este caso, pudiera canalizar esas ayudas individuales, en el supuesto
de que no hubiera otros destinos precisos. Y, al respecto, comparto
las observaciones efectuadas por el portavoz del Grupo Parlamentario
Popular, señor Robles Fraga.

En todo caso, creo que no son estos los temas relevantes, ya que
estamos hablando de información de calidad en el conflicto que nos
ocupa. Sinceramente, no me imagino a nadie de nosotros, sentado en la
mesa del Consejo de Ministros de la OTAN, de la Unión Europea, o de
cualquiera de las organizaciones que en estos momentos están
aportando su esfuerzo y reflexionando sobre esa grave crisis,
hablando de la circular de la CECA ni de lo que debe entenderse en
términos técnicos por ayuda humanitaria, cuando tenemos más de un
millón de deportados haciendo frente a todo tipo de riesgos y
catástrofes. De todas formas, señor Estrella, cuente con nuestra
disposición al diálogo y con la información que ha solicitado del
Grupo Popular, en una intervención que, por lo demás, agradezco de
nuevo.

Los señores Alcaraz y Rodríguez Sánchez preguntaban las condiciones
de la comunidad internacional. ¿A qué comunidad internacional se
refiere? Señorías, está muy claro, a la inmensa mayoría de los
países. Tuvimos ocasión de comprobarlo de un modo claro y explícito
con motivo de la cumbre de la OTAN, en Washington, cuando 40 países,
ex socios, ex aliados de la antigua Unión Soviética, apoyaban
unánimemente las actuaciones de la OTAN, la aplicación y la exigencia
de esas cinco condiciones. El propio secretario general de las
Naciones Unidas, en una conferencia de prensa que dio conmigo en
Madrid, dijo que suscribía íntegramente las condiciones exigidas por
la OTAN. En esas condiciones se puede hablar lato sensu de comunidad
internacional. Es más, en esos momentos hasta Rusia acepta esos
principios y donde se plantea el problema es en el desarrollo
pormenorizado y concreto de esos principios, que espero que veamos
pronto reflejado en una resolución del Consejo de Seguridad.

Respecto de esas discrepancias sobre una posible intervención de las
fuerzas de tierra entre los dos ministros, no



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hay tal. Siempre hemos dicho lo mismo. Primero, no tenemos por qué
dar ventajas a Milosevic ni a nadie respecto de cuál es nuestra
estratégica. Segundo, la intervención terrestre en estos momentos no
está acordada ni descartada. ¿Cuál será la posición del Gobierno
español? Se decidirá en su momento, desde un principio de solidaridad
con los aliados. Finalmente, ¿estamos más cerca o más lejos de esa
supuesta intervención de fuerzas de tierra? Otra cuestión planteada.

Creo que está claro que, en la medida en que se avanza en la solución
diplomática, no estamos más cerca de esta intervención, sino más
lejos. Y también está claro que todos deseamos poder evitarlo.

Quiero dar las gracias al señor Mardones por su apoyo. Las
consideraciones que ha hecho sobre mí persona son ciertas y quiero
asegurarle que, al igual que las de mi colega de Defensa, reflejan
las posiciones del Gobierno. Doy dar las gracias también al señor
Guardans. ¿Cuál es el papel de la OTAN en relación con la UCK? No hay
otra relación que el diálogo, al igual que existe el diálogo con
otros líderes kosovares, por ejemplo, el señor Rugova, con el que
mantuvimos una reunión el pasado lunes los ministros de Asuntos
Exteriores de la Unión Europea. Lo importante -y de ahí la necesidad
de ese diálogo en todo momento, que no apoyos militares- es que, a la
hora del desarme de la UCK, también el papel de la OTAN será
fundamental. Y así lo reconoce hasta la propia Rusia.

Posible acuerdo político sin victoria militar. Claro que es posible
dicho acuerdo político y en ello estamos trabajando, pero por ello
mismo somos exigentes en el cumplimiento de las cinco condiciones a
las que nos hemos referido, porque sólo desde el cumplimiento de esas
condiciones la solución pacífica que todos queremos es la que da
garantías de que en el futuro el conflicto de los Balcanes -que
resurge como un ave Fénix cada dos o tres años, y llevamos once años-
ofrece garantías de un futuro estable y finalmente sin nuevas
acciones de limpieza étnica o de enfrentamientos.

El papel del presidente Milosevic. ¿Es que se le va a aceptar como
interlocutor? Señorías, si la prioridad es la salida diplomática, hay
que ser consecuentes con la prioridad. Se ha formulado la exigencia
de unos principios. ¿Quién tiene que aceptar esos principios? El
presidente de la República Federal de Yugoslava, el señor Milosevic.

Y, en definitiva, si el presidente Ahtisaari va a acompañar, como
está previsto, en la próxima visita, no en la que va a realizar hoy
el señor Chernomirdin a Belgrado, sino en una próxima visita que se
espera, justamente será para negociar o para exigir al presidente
Milosevic la aceptación de esos principios. Quiero destacar que en
ese sentido, si realmente hacemos de la salida diplomática la
prioridad, no es prudente ni coherente siquiera exigir nuevas
condiciones. No es menos cierto, por otra parte, que las actuaciones
del Tribunal Penal Internacional para los crímenes de guerra en la ex
Yugoslavia es una actuación autonóma e independiente de criterios
políticos o presiones gubernamentales.

Ciertamente que el señor Navas es libre de cuestionar las
posibilidades de una solución diplomática de la crisis, pero la
verdad es que hasta ahora no he tenido ocasión, diría incluso el
placer, no he podido disfrutar de una sola actitud constructiva en
todas las intervenciones que ha tenido respecto del conflicto. Su
señoría propugna un alto el
fuego incondicional y definitivo y al propio tiempo el retorno
inmediato de todos los refugiados, de todos los deportados. Yo
quisiera preguntarle a qué deportados se refiere su señoría, ¿a los
que han expulsado las fuerzas serbias? Y no ha sido objeto de la más
leve crítica ni la actuación de los militares ni la de las fuerzas
paramilitares, lo que, por cierto, es nuevo también en sus
intervenciones. Y en este caso, señorías, ¿quién va a convencer a
esos deportados de la conveniencia de su regreso? Señoría, sería
bueno que, ya que hablaba de hacer una visita a Belgrado, ciertamente
se diera una vuelta por los campamentos de los deportados, como yo
mismo he hecho, tendrá ocasión de comprobar que ni atados con camisas
de fuerza sería capaz S.S. ni nadie de hacerles regresar.

Está practicando S.S. un ejercicio de hipocresía infinita. Su señoría
pretende una supuesta paz a costa de los derechos de los refugiados y
a costa de la propia dignidad de los aliados. El resultado de la
aplicación de esa doctrina sería que al final no habría ni dignidad
ni paz, sólo más indignidad, más horror, más limpieza étnica. De la
panoplia de descalificaciones que S.S. ha vertido no he sido capaz de
encontrar ni una sola idea válida de verdad para la paz, para una
salida pacífica del conflicto. Mucho tiene que aprender, desde luego,
de la posición constructiva de Rusia al respecto.

El señor Estrella pregunta si considero que los acuerdos adoptados en
el seno del G-8 son válidos para enmarcar una solución de paz. Por
descontado, mi respuesta es afirmativa. Quiero además insistir en que
reflejan la posición compartida -por lo que hemos venido diciendo-
por la comunidad internacional y son, desde luego, una base sólida
para un acuerdo viable y estable.

Dos temas verdaderamente importantes quedan pendientes. Uno es qué se
entiende por retirada de las fuerzas serbias. Quiero precisar un poco
más mis afirmaciones anteriores. Esa retirada debe producirse
necesariamente para que sea posible el regreso de los deportados. Por
ello mismo no es realista hablar de 12.000, de 15.000 o de 20.000
militares, fuerzas serbias en Kosovo. En cambio, sí creo que es
razonable que, después de esa retirada, se produzca un regreso
prácticamente inmediato de unas fuerzas, aunque sean simbólicas, en
tareas tan características del ejercicio de la soberanía, como pueden
ser, por ejemplo, el control de fronteras, a los efectos de seguir
respetando los símbolos y la soberanía nacional serbia. El otro
aspecto fundamental es el de modalidades, estructura, mando de la
fuerza de pacificación. Todavía subsisten algunos desacuerdos entre
los países que quieren una posición de las fuerzas rusas en el norte
y una repartición del territorio. Creemos que es un mal precedente
que puede llevar a medio o largo plazo a una partición de Kosovo que
habría que evitar. En todo caso, se están haciendo progresos en la
eliminación de esas diferencias de detalle a las que me he referido.

Todavía quedan otros aspectos dentro de la negociación, aspectos
relativos a la composición y estructura de la administración
internacional. Creo yo que sería razonable también que haí haya una
representación, todo lo simbólica que se quiera, en esa
administración internacional, del propio Gobierno de las
instituciones de la República Federal de Yugoslava, por las mismas
razones de respeto a la soberanía nacional.




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En cuanto al cese del fuego, sigue habiendo discrepancias respecto
del momento en que se va a producir. Quién da el primer paso. Unos
exigen una pausa, un cese el fuego previo; otros exigimos una
retirada previa. Con toda sinceridad, creo que son diferencias
menores, una vez salvadas las que todavía subsisten en los dos temas
prioritarios a que me he referido antes: la retirada y la fuerza de
pacificación. Por tanto, frente a los augurios de que no hay ni habrá
salida diplomática, pienso, señorías, que estamos en vísperas de
nuevos avances en esa vía. Yo que he venido apostando -y SS.SS. son
buenos testigos de ello- por la misma desde el principio, renuevo una
vez más mi apuesta.




El señor PRESIDENTE: Gracias, señor ministro.

El señor ministro de Defensa tiene la palabra.




El señor MINISTRO DE DEFENSA (Serra Rexach): Con el permiso de la
Presidencia, antes de entrar a contestar a cada una de las
intervenciones -lo que procuraré hacer de modo concreto- me gustaría
hacer una reflexión genérica, porque me da la impresión de que en la
Cámara, al menos en alguna de las intervenciones, sobrevuela una
visión ya no maniquea, una visión esquizofrénica de la situación que
estamos pasando. Una situación esquizofrénica que hace que parezca
que es distinta la ración de alimentación que se da a un niño
hambriento si es llevada por un civil o por un militar. ¿Dónde
estamos? Hay gente que está perdiendo la vida; hay gente que está
perdiendo las propiedades; hay gente que está perdiendo la libertad;
hay gente que está pasando hambre, pero si va metido en una ración de
rancho, eso no es ayuda humanitaria. ¿Qué nos está pasando que
llegamos a pensar eso? Pero, sobre todo, señorías, señor presidente,
estamos hablando como si fueran extremos opuestos, una solución
militar o una solución política, y estamos haciendo una distinción
maniquea entre lo político y lo militar. Desde el principio, por lo
cual asombra que alguna de SS.SS. diga que ahora cambia el Gobierno,
se dijo que se trataba de obtener un acuerdo político y que toda la
razón, todos los objetivos militares perseguían hacer posible un
objetivo político. ¿Dónde está la distinción? ¿Queremos satanizar a
los militares, que son los malos, y a los civiles, que son los
buenos? ¿Queremos hacer eso con una gente que, obedeciendo nuestras
órdenes, está allí arriesgando sus vidas? ¿Queremos eso, cuando uno
vuelve de Albania y ve que la única esperanza nacional para los
paupérrimos habitantes de Albania, para los paupérrimos refugiados,
es la OTAN? Y aquí vamos a fijarnos, a concretar, a concentrarnos y a
focalizarnos en los seis u ocho errores que sobre más de 20.000
bombas se han producido: 0,03 por ciento; es de lamentar por todos, y
por el ministro de Defensa el primero, pero tengamos en cuenta y
volvamos, como ha hecho el portavoz del Partido Popular, a los
orígenes de este conflicto. De lo que se trata es de alcanzar una
solución política. Y digo que sorprende, señorías, después de estar
en Albania y ver que la única esperanza de esa pobre gente es oír
básicamente críticas a la Alianza cuando son los enviados del
conjunto de sociedades opulentas, que son los países occidentales, y
que en parte están representadas en esta Cámara; sorprende
grandemente.




Voy a comenzar con las contestaciones concretas. Se agradece el apoyo
del Grupo Socialista y se ha comentado sobre la falta de información.

Señorías, ya no es aritmética, empezamos con la cronología. Estamos
dando toda la información de la que se dispone. He dicho que es mi
quinta comparecencia y no hace más de cinco semanas del conflicto.

Estamos contestando a cada pregunta y, más que eso, viniendo a
iniciativa propia a dar información. A veces, se han quejado SS.SS.

de que dábamos información reiterativa, pero no había más.

Se plantea la estrategia militar, y luego ha habido alguna
intervención posterior que lo ha avalado. Naturalmente en toda
intervención humana, y también en las militares, hay errores, fallos
de previsión y fallos de estrategia. Lo que sería importante es ver
hasta qué punto se va consiguiendo los objetivos previstos y,
fijándonos en las palabras del ministro de Asuntos Exteriores, parece
que nos estamos acercando a una solución final del conflicto. En esa
medida, señorías, se están cumpliendo los objetivos, en la medida en
que nos vamos acercando a una solución política porque, repito,
extraña que algunos portavoces digan que ahora queremos la solución
política. En el 'Diario de Sesiones' del día 6 de octubre de 1998, el
ministro de Defensa dijo: Los objetivos de una posible intervención
militar son claros y, por otro lado, han sido explicitados por las
Naciones Unidas en la citada Resolución 1.199. Básicamente son:
Objetivos militares: Cese de hostilidades por las partes implicadas;
cese de toda actividad de represión contra la población civil por
parte de las fuerzas de seguridad yugoslavas; retirada de las tropas
asociadas a dicha actividad represora; desarrollo de medidas
destinadas a mejorar la situación humana de los desplazados y
refugiados; regreso de los desplazados a sus hogares y, por último,
apertura de un diálogo entre las autoridades yugoslavas y los líderes
kosovares, con un calendario ajustado, con el propósito de resolver
el conflicto de una manera no momentánea sino duradera. En
definitiva, se decía, la adopción de medidas de confianza que
conduzcan a un diálogo político sobre la posible y suprimida extinta
autonomía de Kosovo. Estos son los objetivos militares y en la medida
en que se consiga, habrá sido un éxito la intervención militar.
Y lamentaremos -y el ministro de Defensa será el primero en lamentar-
todos y cada uno de los errores que se hayan producido. Pero estos,
señorías, son los objetivos que se están pretendiendo. ¿Cuál es la
participación española? La que se puede, señorías, toda la que se ha
podido -y lo ha explicado con detalle el ministro de Asuntos
Exteriores- para obtener una solución política en los foros donde
estamos y, como he explicado,en los que no estamos, procurando que
también ahí se avance. Quiero recordarles que no sólo en la
intervención en el Congreso, sino que en el acuerdo del Consejo de
Ministros se ponía como condición para poder intervenir el continuado
incumplimiento por las partes en el conflicto de las resoluciones del
Consejo de Seguridad; bloqueo del Consejo de Seguridad y agotamiento
de las vías diplomáticas; catástrofe humana de grandes proporciones
o inminencia de la misma y acuerdo del Consejo del Atlántico Norte.

Estas, señorías, eran las condiciones del Gobierno para quedar
legitimada una acción militar. Todas ellas se cumplieron, como es
obvio, como es constatable, y



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entonces tuvo lugar esa intervención militar, que con esos objetivos
pretendía llegar a la situación a la que parece que nos estamos
acercando.

Creo que ha explicado sobrada y cumplidamente el ministro de Asuntos
Exteriores el cómo y el porqué de la frustrada entrevista personal
del presidente del Gobierno, señor Aznar, con el presidente Yeltsin.

Pero a mí no me suscita una explicación adicional, que sería
impertinente, sino una reflexión. Cuando el señor Primakov da la
vuelta en el Atlántico y no tiene su entrevista con el vicepresidente
Gore nadie dice que es un desaire. Parece que lo que queremos sub, in
o conscientemente es que alguien humille al presidente del Gobierno
español. Si es como parece, porque ha habido una enfermedad y una
causa de fuerza mayor, así lo tomaremos; si es por otras razones,
señoría, habrá que tomar medidas y ningún español puede congratularse
o felicitarse de los feos que le hacen al presidente de nuestro
Gobierno democrático y elegido.

Agradezco muchísimo, extraordinariamente, las palabras del señor
Estrella, que pide al Gobierno que no abdique de sus competencias en
cuanto a los trámites y formalidades para llegar a la declaración de
conflicto militar.

El señor Moya hace una intervención muy ajustada, que agradezco, y
plantea dos reflexiones, que luego se han completado con algún otro
punto. La primera es la operación terrestre y hay que recordar,
porque algún portavoz no se ha enterado, que cuando se habla de
operación terrestre se habla de dos posibles operaciones terrestres y
una operación terrestre es en el caso de que se alcance un acuerdo
para garantizar un acuerdo, única intervención terrestre para la que
el Gobierno español ha comprometido fuerzas propias. Y la otra
posible intervención terrestre para la que el Gobierno español no ha
tomado ninguna decisión, y así ha sido reiteradísimamente explicado
en esta Cámara, es en el caso de que fuera insuficiente la actuación
aérea. Lo ha explicado el ministro de Exteriores y lo reitero, en la
medida en que se van acercando los objetivos militares, parece que no
va siendo necesaria esa intervención terrestre. Preguntaba el señor
Moya si estábamos cerca o lejos, si estábamos en el umbral o en las
antípodas. Parece que nos vamos alejando de esa necesidad, señor
Moya.

Retirada total o sustancial. Estamos otra vez, y parece que hay que
recordarlo, ante una tragedia humana. Lo que se quiere es una fuerza
militar internacional que garantice el cumplimiento de un acuerdo.

Esa fuerza -y luego diré hasta qué punto tiene que estar compuesta y
por quien tiene que estar compuesta- tiene que tener la suficiente
libertad de actuación como para que no vuelva a renacer, no se
vuelvan a producir las causas que dieron origen al conflicto. Como ha
dicho el ministro de Exteriores, si eso permite una presencia
simbólica, pues la permitirá. Pretendemos una fuerza de garantía -y
así ha sido explicado- que esté respaldada por una resolución del
Consejo de Seguridad. Entendemos que es muy deseable, igual que lo es
que esté en la negociación política, que en la fuerza internacional
hubiera una presencia de tropas rusas. ¿Por qué, hasta qué punto y
con qué límite OTAN? Señorías, porque, con errores o sin errores, la
OTAN, es la única fuerza internacional que merece garantías de
llamarse tal y que en el caso de que hubiera un ataque imprevisto
sería capaz de repelerlo. En esa medida estamos hablando de que debe
tener un
componente, un núcleo duro, una dirección OTAN y nunca hemos excluido
que no pueda haber presencia de otras tropas. Ojalá, señoría, pudiera
haber unas fuerzas europeas, bajo un paragüas europeo, de la UEO o de
lo que fuere.

La posición respecto a la UCK ya ha sido explicitada y así ha
contestado el Gobierno. Al final, el Gobierno no respalda ninguna
actuación de un grupo armado con el que lo único que se tiene, como
ha dicho el ministro de Asuntos Exteriores, son diálogos y
conversaciones para llegar a una paz, pero no hay ningún respaldo. El
Gobierno no respalda ninguna militarización de esos grupos.

Se dice que ya estará pensándose en un plan para el retorno de los
refugiados. Se procura pensar en todo, señorías, pero hay que repetir
que ésta es una situación real y, además, que evoluciona muy
rápidamente, tan rápidamente como que había 250.000 desplazados; la
comisaria Bonino hablaba en septiembre de 400.000 y hablamos ahora de
que se supera el millón. En esta situación humana, trágica y muy
fluida es muy difícil aplicar soluciones de laboratorio. ¿Alguien
sabe cuál es el porcentaje de domicilios arrasados por el fuego?
¿Alguien sabe cuál es el estado real para que puedan volver? ¿No se
preguntan SS.SS. si será conveniente que, primero, haya un
conocimiento de la situación del terreno al que van a volver los
refugiados? A mí me parece extremadamente lógico, sin perjuicio de
que se vayan adelantando previsiones, confirmar eso para poder hacer
mínimamente algo que merezca el nombre de plan.

El señor Alcaraz ha reiterado los errores de la Alianza -ya he
explicado cuáles son los porcentajes- y ha hecho referencia al listón
en cuanto a la composición de las fuerzas de seguridad. Creo que está
claro. En la medida en que se garantice la eficacia de esa fuerza
internacional se satisfará a los países occidentales.

Me alegro de que el señor Rodríguez Sánchez empiece a valorar
positivamente, a pesar de su estado de ánimo, que explicitaba, la
situación actual, pero ha hecho un par de comentarios S.S. que no
acabo de entender: uno, si es favorable a los intereses económicos
españoles la intervención en Kosovo. Señoría, nos va a costar dinero,
estamos gastando dinero en las acciones militares, estamos gastando
más dinero en la ayuda a los refugiados, gastaremos más dinero en la
reconstrucción, pero no creo que sea, si yo le he entendido bien, el
espíritu de S.S. decir que no gastemos cantidades económicas para
paliar esa situación de los refugiados. Si le he entendido
correctamente, estamos en Kosovo por mil razones y aunque a alguno
parezca dolerle, básicamente por razones humanitarias, no por razones
económicas. Creo que es de aplicación lo que he dicho en cuanto a la
disyuntiva esquizofrénica conflicto político o conflicto militar.

Aquí estamos en una situación en la que intentamos por medios
militares alcanzar una solución política, estable y definitiva.

Agradezco las palabras del portavoz de Coalición Canaria en cuanto a
la presencia y a la información, sobre todo el apoyo constante que su
grupo nos está dando. Reitero, aunque no hace falta más que pasar de
puntillas, que la preferencia inequívoca por la situación política no
es de ahora. He leído la intervención del 6 de octubre y decíamos
exactamente lo que estamos diciendo ahora. La posición del Gobierno
que alguien ha calificado de errática, creo que no



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puede ser no sólo más coherente, sino más estable. Estamos diciendo
exactamente lo mismo que dijimos y aplicando la receta que
pretendimos aplicar y que definimos el 6 de octubre.

Habrá que hacer la reconstrucción. Sin duda, habrá que hacerla. Se
está hablando ya en los ámbitos internacionales de hacer una
conferencia de paz; habrá que hacer un extraordinario esfuerzo, por
parte de los países occidentales, para solventar esa situación. Pero
a lo mejor es conveniente volver a la iniciación, como ha dicho el
portavoz del Partido Popular. Había una situación humana trágica
antes del 7 de octubre, que es cuando se dio la orden de activación
por parte de los países aliados, una situación trágica. La disyuntiva
era o intervenir o mirar para otro lado. La Alianza pensó que sólo
con la amenaza del uso de la fuerza habría una posibilidad de que se
llegara a la solución definitiva y que, si no, con las con las
condiciones que antes he explicitado del Gobierno español, en nuestro
caso, sería necesaria una actuación militar. Esa era la primera
alternativa, señoría: intervenir o no ante la masacre que ya estaba
sucediendo. Y muchas voces en occidente clamaban por una intervención
de la Alianza, porque no era humanamente admisible permanecer ajenos
a esa situación. Después de eso hay que pensar, si llega la necesidad
-el 30 de enero con la delegación y el 24 de marzo con la acción-,
qué tipo de acción militar se va a efectuar. Estoy seguro que S.S. no
proponía el uso de la bomba de neutrones, que no hace daños
materiales y sólo causa víctimas humanas. Sabíamos que una actividad
militar, señoría, causa daños materiales muy cuantiosos. Y habíamos
dicho, y estamos diciendo, que el enemigo no es el pueblo serbio, que
el enemigo es Milosevik y había que menoscabar -y era una de las
directrices de la actuación militar- la capacidad de las fuerzas
armadas serbias. Ypara eso hay que infringir daños enormes, como los
que he relatado con más o menos detalle. Una vez que como
consecuencia de la actuación militar se producen cuantiosísimos daños
materiales, es evidente que habrá que proceder -una vez solventada la
situación actual- a la reconstrucción. Pero creo, señoría, que en
ninguna de las tres disyuntivas el Gobierno español y la Alianza
Atlántica han tomado otra decisión distinta de la que podían tomar.

Por todo ello, en virtud de las dos posibles clases de intervención
terrestre, el contingente español, que está preparado para ser parte
de la fuerza internacional que se desplegaría sobre el terreno en el
caso de un acuerdo político entre las partes, lo que se denomina en
ambiente permisivo, no tiene que entrenarse, como se puede deducir de
las palabras del general Shelton, para ir contra nadie en concreto.

Tiene que ir a proteger una situación difícil. Creo que ya se ha
dicho por el ministro de Asuntos Exteriores, pero con el mayor
énfasis el ministro de Defensa les da garantía de que las fuerzas
españolas -y ello no quiere decir que la haya por ninguna de las
fuerzas aliadas- no utilizan ningún armamento que no esté permitido
por todos los acuerdos, leyes, convenciones internacionales,
etcétera, que haya suscrito España. Más claro, el agua, señorías.

Creo que ocurre igual con todos los países de la Alianza, pero por lo
que respecta a nosotros, por España, se están cumpliendo
absolutamente todos esos compromisos.

En el caso del señor Guardans -disfruto con sus intervenciones
parlamentarias-, le agradezco su reiterado apoyo y la condena a
Milosevic. Le agradezco la finura intelectual, aunque no puedo decir
lo mismo de la finura de la sensibilidad, señoría, pero sí respecto
de la finura intelectual.




En contraste con otros países europeos, donde es perfectamente
compatible el apoyo decidido a la acción de la Alianza con las
críticas, su señoría ha hecho un esfuerzo, que a mi juicio ha
logrado, para que ese apoyo inequívoco a la Alianza sea compatible
con dudas y en su caso con críticas. Creo que ahí mejoraremos todos,
en esa medida de poder permitirnos una mayor sofisticación en
nuestros discursos.

Creo, lo decía antes, que toda actividad humana, incluida la militar,
naturalmente tiene errores; a mi juicio, errores más de la propia
naturaleza de la Alianza, una Alianza político- militar que cuenta
con una cadena de mandos militares y unas autoridades políticas,
donde, dentro de las autoridades políticas, hay 19 miembros difíciles
de conectar con la unidad de acción que requiere toda actividad
militar, y de ahí pueden surgir, como pueden surgir en el
planeamiento, algunos errores, sin duda. Creo que más ahí, en ese
ámbito, que en el ámbito de la pura actuación concreta de las tropas,
donde, repito, ha habido errores, pocos, y nadie desea más, ojalá se
terminen; todos los que se han cometido han sido reconocidos, hay
entre seis y ocho y, como ya he dicho, sobre una cantidad aproximada
de 20.000 proyectiles. Se lamentan todos y cada uno de ellos; se
lamentan igual los de la población serbia, que sin ninguna culpa ha
sufrido esos errores, como los de los escudos humanos...




El señor PRESIDENTE DE LA COMISIÓN DE ASUNTOS EXTERIORES: Perdón,
señor ministro. ¿De quién es el teléfono que acaba de sonar?



El señor ROBLES FRAGA: De un miembro de la prensa.




El señor PRESIDENTE: ¿Podría pedir a la persona propietaria del
teléfono que abandone la sala, por favor? (Pausa.) Repito, ¿podría
pedir a la persona propietaria del teléfono que abandone la sala?
(Pausa.)
Prosiga, señor ministro.




El señor MINISTRO DE DEFENSA (Serra Rexach): Lamentamos, señoría, los
errores cometidos sobre la población kosovar, en algunos casos
puestos como escudos humanos, como lamentamos los errores que han
recaído directamente sobre la población serbia. Pero, permítame S.S.,
el ministro de Defensa también lamenta el error de ese joven
norteamericano que, siguiendo instrucciones de las democracias
occidentales, está allí y en instrucción dura pierde la vida, o de
ese piloto joven inglés que, al caer su Harrier, pierde la vida.

También esos errores son de lamentar. Los otros y los nuestros.

A nuestros pilotos, ya lo ha explicado el ministro de Asuntos
Exteriores, se les fijan unas condiciones en las que, en principio y
en tanto no se alcance la supremacía aérea en Kosovo, no deben volar
por debajo de 15.000 ó 16.000 pies, que es el alcance que tienen las
defensas antiaéreas serbias. Igual que se les da esa orden, si se les
da una más arriesgada



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la van a cumplir; allí tenemos gente, señoría, dispuestos a dar su
vida. Pero hay una frase de S.S. que me parece extraordinariamente
importante -la de un general americano-: si estamos dispuestos a
matar o estamos dispuestos a morir. Es verdad, pero no satanicemos ni
a los pilotos ni a los militares en general. Cuando la Alianza toma
la decisión de la opción aérea, a sabiendas de que es una acción
lenta que tardará muchas semanas en producir frutos, y no toma una
acción más rápida como es la terrestre es porque también en los
manuales está que la acción terrestre genera muchas más víctimas
propias. Y podemos criticar que las sociedades occidentales no están
dispuestas a morir por una causa como la que nos ocupa, pero podemos
poner de sujeto de nuestras críticas a las sociedades occidentales, a
la sociedad española o a lo mejor, señorías, a nosotros mismos y
preguntarnos si estaríamos dispuestos, tan humanitaria que nos parece
la causa, a mandar a nuestros propios hijos a que defiendan una idea
por la que creemos que merece la pena luchar. Creo que esto es una
crítica genérica y no para focalizar en nadie.

He tratado de explicar los objetivos militares, que no son otros que
los objetivos políticos, la posición de España en relación con la UCK
y también la progresiva lejanía que parece tener la necesidad de una
intervención terrestre, y no en un ambiente permisivo.

El señor Navas ha dicho una cosa que a mí me parece que no se ajusta
a la realidad, y es que estamos focalizando en lo militar. Coja S.S.

cualquier parámetro de participación española en el conjunto de
Europa, en el conjunto de la Alianza, y sobre cerca de 1.000 aviones
tener 7 no se acerca, ni de lejos, a los parámetros. Donde España
está queriendo hacer un esfuerzo más notorio, aparte de en las
negociaciones diplomáticas, es en el aspecto humanitario. Estamos por
la solidaridad con la Alianza, pero compare el número de nuestros
aviones con el que tienen países tan diferentes a nosotros como
Bélgica o Portugal.

Yo querría eludir la tentación de llamar diputado desunido al que me
llama ministro de la guerra, como querría eludir la tentación de
llamar pichón al que me llama halcón, querría eludirla. Sólo la
insólita ingenuidad, sólo la lealtad patética al prejuicio, puede
explicar tal constancia en reiterar los mismos argumentos desde hace
seis meses pero, eso sí, con un cuidado exquisito de adaptarlos a la
circunstancia miloseviana, si se permite la expresión del momento.

Habíamos perdido la guerra, dijo S.S. Luego, una tarde y en esta
sala, dijo que había unos indicio de paz por parte de Milosevic. S.S.

no repara en que Milosevic lleva engañando años -años-, no sólo en
Kosovo, pero también en Kosovo. Dijo que retiraría sus tropas y el 25
de octubre firmó un acuerdo que no cumplió. Por la comunidad
internacional occidental, para mayor concreción, se le dijo que
asegurara el cumplimiento de las condiciones. Ha incumplido todos sus
compromisos, pero en la Cámara, señorías, sigue habiendo un diputado
que cree que el único al que se le debe dar credibilidad, fiabilidad
y confianza es al señor Milosevic, enhorabuena. Sólo extraña una cosa
y es que de ese prejuicio, de ese poner la conclusión antes que las
premisas, siempre sale bien parado el señor Milosevic. Lo ha dicho el
ministro de Asuntos Exteriores, y también lo ha dicho el ministro de
Defensa más veces, pero
hay que reiterarlo: ni una sola voz de crítica a alguien que lleva un
millón de víctimas, de nadie. Sorprendente.

Incumplimos toda la legalidad, no utilizamos la ONU, pero si se reúne
el grupo G-8, que no es la ONU, hay que preguntar por qué no estamos
allí. El caso, señorías, es criticar, por fas o por nefas, pero
criticar. El único inconveniente de la crítica reiterada, continua y
monocorde es que, al final, el que pierde credibilidad es el crítico.

Pregunta cómo se va a permitir el regreso de los refugiados. Pues sí,
señoría, bombardeando, disminuyendo la capacidad militar de las
fuerzas represoras de Milosevic, podrá conseguirse un ambiente
adecuado y permisible para que puedan volver los refugiados. Otra
cosa creo que no se puede calificar ni siquiera de ingenuidad.

Quiero finalizar, señor presidente, dando las gracias a los
portavoces del Grupo Popular, en primer lugar porque creo que han
sido unos discursos de coherencia en el lenguaje y después por cómo
ha finalizado el señor Robles, que creo que es lo que hay que
subrayar: en el día de hoy parece que se va viendo el final del
túnel. Esa afirmación suya de esperanza y de optimismo creo que puede
y debe ser aprovechada. Quiero dar las gracias al señor Fernández de
Mesa por recordarnos las razones de la iniciación del conflicto, las
características de la asunción política y, sobre todo, porque ha
dicho algo que en una Comisión conjunta de Exteriores y Defensa,
siempre debe destacarse. Vamos a subrayar lo que nos une y minimizar
lo que nos separa. Tampoco vamos a evitar las dudas y las críticas,
pero vamos a incardinarlas en su justo puesto. De esa manera podremos
avanzar más, sin utilizar como arma arrojadiza, en beneficio
político, una situación que, desde el punto de vista humano, se puede
calificar sin exageración de ningún tipo de tragedia. Creo que eso
repercutirá en el buen concepto que la Cámara pueda tener de sí
misma.

Quiero terminar agradeciendo a casi todos sus intervenciones, muy
especialmente a los portavoces. (Varios señores diputados piden la
palabra.)



El señor PRESIDENTE DE LA COMISIÓN DE ASUNTOS EXTERIORES: Llevamos
tres horas y tres cuartos de debate, tenemos esta tarde una
interpelación urgente del Grupo de Izquierda Unida para hablar del
mismo tema, de manera que está suficientemente agotado. Me van a
decir que piden la palabra por alusiones o por cosas de éstas. Tienen
exactamente un minuto. (Protestas.) Si no quieren un minuto, en este
momento se ha acabado la sesión. ¿Quieren un minuto? (Asentimiento.)
Tienen un minuto.

Señor Meyer, estrictamente un minuto.




El señor MEYER PLEITE: Señor presidente, de sobra.

Mire, señor ministro de la guerra, yo soy leal a la paz.




El señor PRESIDENTE DE LA COMISIÓN DE ASUNTOS EXTERIORES: Señor
Meyer.




El señor MEYER PLEITE: Señor presidente, me ha dado la palabra,
espero que me permita utilizarla durante ese minuto como yo mejor
considere oportuno.




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El señor PRESIDENTE DE LA COMISIÓN DE ASUNTOS EXTERIORES: Aténgase a
las descripciones legales. El ministro de la guerra no existe.




El señor MEYER PLEITE: No creo que me tenga que censurar.




El señor PRESIDENTE DE LA COMISIÓN DE ASUNTOS EXTERIORES: Señor
Meyer, a la cuestión. Díganos.




El señor MEYER PLEITE: Permítame que no sea censurado en mi
intervención, que no llegue la censura de la guerra hasta esta
Cámara.




El señor PRESIDENTE DE LA COMISIÓN DE ASUNTOS EXTERIORES: Señor
Meyer, díganos.




El señor MEYER PLEITE: Con mucha rapidez. No me dirijo a usted, señor
presidente, sino al ministro.

Quiero decirle, señor ministro, que yo soy leal a los principios de
la paz; usted es leal fundamentalmente a los principios de la guerra
y a la industria de la guerra. No insista por el camino de que
nosotros justificamos los crímenes. No es verdad, es mentira, es una
falsedad, una verdadera y rotunda falsedad. Este grupo político
presentó una moción con once puntos, en uno de los cuales
planteábamos dirigirnos a los tribunales internacionales para que
depuraran todos los crímenes de guerra. Su grupo político votó en
contra. No nos restrieguen más esas imputaciones porque, como
Gobierno, no han emprendido ninguna iniciativa internacional en
contra de lo que creen que significa el mayor genocidio que se ha
cometido desde la II Guerra Mundial. Tamaño disparate que es el señor
Milosevic. ¿Se han dirigido ustedes al señor Milosevic? ¿Le han
puesto en los tribunales?



El señor PRESIDENTE DE LA COMISIÓN DE ASUNTOS EXTERIORES: Tiene la
palabra el señor Navas Amores.




El señor NAVAS AMORES: Señor presidente, simplemente para salir al
paso del insulto personal que ha emitido el ministro de Asuntos
Exteriores contra mi persona llamándome hipócrita. Me gustaría más
hablar con el asesor que le ha escrito la nota para que me contestase
que con usted, pero ya que la ha leído en voz alta ante la Cámara, le
voy a contestar. No voy a ser tan duro con usted. Parece que quiere
que, cuando acabe esta reunión, le digan: ¡Cómo te has portado,
machote! Sin embargo, creo que lo único que ha quedado aquí en el
aire es la penosa estela de su presencia por esta Comisión.




El señor PRESIDENTE DE LA COMISIÓN DE ASUNTOS EXTERIORES: Señor
Estrella.




El señor ESTRELLA PEDROLA: Señor presidente, el señor Yeltsin está ya
de vuelta en su despacho. Si la versión que dio ayer el portavoz del
Gobierno, con todo lujo de detalles, no responde a la realidad, como
parece desprenderse de las hipótesis barajadas por el ministro, creo,
señor ministro, que, si pudiera o quisiera ejercer el peso que le
corresponde en el Gobierno, estaría pidiendo ya la cabeza del
portavoz del Gobierno al señor presidente.

Además, quiero aclarar que el señor Espinosa no va a poder computar
como ayuda humanitaria los gastos militares, lo cual no quiere decir
que no sean gastos computables como ayuda oficial al desarrollo.

Personalmente, creo que algunos de ellos sí deben ser computables.

Finalmente, hemos presentado una iniciativa que coincide exactamente
con la que el presidente del Gobierno ofreció a la Cámara el día 30
de marzo. El presidente decía: Comunicación, debate y resolución, con
carácter previo a la cumbre de la OTAN sobre el concepto estratégico.

Nosotros lo hemos planteado exactamente igual para que, mediante una
consulta previa, el Gobierno conozca la posición del Parlamento antes
de tomar una decisión sobre envío de fuerzas.

A los casos que ha citado el portavoz del Grupo Parlamentario
Popular...




El señor PRESIDENTE DE LA COMISIÓN DE ASUNTOS EXTERIORES: Señor
Estrella, no entremos por ahí.




El señor ESTRELLAPEDROLA: Doblo y añado uno más: Portugal, Holanda,
Noruega, además de Dinamarca y Alemania, y algún otro hay, reales.

(El señor Robles Fraga: ¡Eso es falso!)



El señor PRESIDENTE DE LA COMISIÓN DE ASUNTOS EXTERIORES: Señor
Guardans.




El señor GUARDANS I CAMBÓ: Telegráficamente también. En esos 60
segundos, sólo tres ideas. Una, respecto del comentario del ministro
de Asuntos Exteriores. Amí me cuesta mucho imaginar una conferencia
de paz en los Balcanes sin Serbia o con Milosevic. Ninguno de los dos
escenarios me parece verosímil.

En segundo lugar, dos reflexiones brevísimas a las palabras del
ministro de Defensa. Ninguna de mis afirmaciones respecto de la
necesidad de arriesgar más de los pilotos debe interpretarse sobre
las personas concretas, a quienes (no lo hemos hecho hasta ahora y
aprovecho esta ocasión para hacerlo) hay que manifestar el más
absoluto respeto y apoyo, sino sobre el planteamiento global. Los
pilotos están allí, como es obvio, poniendo en riesgo su vida.

Creo, señor ministro (es una crítica que no le hago a usted en este
momento, sino a todos los gobiernos occidentales), que se infravalora
a la sociedad europea en su capacidad de sacrificio y que detrás de
eso están muchas de las decisiones cobardes y erróneas que se han
tomado, infravalorando lo que Europa y el pueblo europeo está
dispuesto a arriesgar.




El señor PRESIDENTE DE LA COMISIÓN DE ASUNTOS EXTERIORES: Señor
Rodríguez, sabe que tiene un minuto.




El señor RODRÍGUEZ SÁNCHEZ: Señor presidente, tres cuestiones,
brevísimamente.




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La primera es que a nosotros nos gusta valorar las modificaciones que
pueda haber en la posición de cualquiera, a pesar de que estén
forzadas, y hoy se ha hecho alusión al cambio que va de ayer a hoy.

Por lo tanto, que se interprete como se quiera, sea forzada, sea por
propia voluntad. En todo caso, abogamos claramente por la vía
diplomática.

En segundo lugar, quiero decirle al señor ministro de Defensa que
hice alusión a que esta guerra era negativa para el Estado español
-como toda guerra, pero ésta en concreto- porque nos alinea de una
manera contradictoria con el espacio europeo en su conjunto, no con
el de la Unión Europea solamente; económicamente -no para la economía
de guerra, para la economía productiva-, para el Estado español es
negativa y, desde el punto de vista geoestratégico, exactamente
igual.

En tercer lugar, acabo diciendo que nosotros hemos considerado
siempre que éste era un conflicto político y nos agrada que, por lo
menos en las palabras del señor ministro de Asuntos Exteriores,
empiece a aparecer como un conflicto político. Así lo he creído
entender subjetivamente y me agarro a un clavo ardiendo, porque yo
soy de los que está deseando que esto acabe urgentemente. Así lo
defendimos desde el principio y nunca defendimos esta guerra, porque
consideramos -y lo seguimos manteniendo- que el diseño es
imperialista. Como todos somos políticos, entendemos lo que queremos
decir.




El señor PRESIDENTE: Señor Robles.




El señor ROBLES FRAGA: Señor presidente, sólo quiero aclarar algunas
ideas constitucionales al señor Estrella, porque ha hecho alusión al
derecho comparado. Me remito a la ponencia del año 1995 sobre reforma
de Naciones Unidas y al cuadro que en ella figura, en el que se
indican las competencias de Gobierno y Parlamento de los distintos
países del entorno europeo (El señor Estrella
Pedrola: Estamos en 1999.), y queda muy claro que el Gobierno decide
e informa al Parlamento. El Parlamento controla y no al revés, que es
lo que propone el señor Estrella. (El señor Estrella Pedrola: Eso no
es así, después de la reforma constitucional de Portugal.)



El señor PRESIDENTE DE LA COMISIÓN DE ASUNTOS EXTERIORES : Señor
ministro de Asuntos Exteriores.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Matutes Juan): Señor
presidente, intervengo muy brevemente para aclarar al señor Estrella
que acabo de recibir -por eso me he ausentado un momento de la
Comisión- una llamada personal del ministro de Exteriores ruso, señor
Ivanov, por la que, además de informe de la continuidad de las
negociaciones, que prosiguen, ha querido ratificar -una vez más y
decírmelo personalmente- cuantos extremos yo he trasladado a la
Cámara respecto del acuerdo entre los dos Ministerios sobre la
entrevista entre el presidente Yeltsin y el presidente Aznar, incluso
ha manifestado su interés en hacer nuevas declaraciones.

En cuanto a las imputaciones del señor Navas, y constatada una vez
más su pobreza de argumentos, hay veces en que la más expresiva de
las respuestas es, simplemente, el silencio.




El señor PRESIDENTE DE LA COMISIÓN DE ASUNTOS EXTERIORES : Señor
ministro de Defensa. (Pausa.)
Señoras y señores, hasta aquí hemos llegado. Muchísimas gracias por
su atención.




Se levanta la sesión.