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DS. Congreso de los Diputados, Comisiones, núm. 623, de 18/02/1999
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CORTES GENERALES



DIARIO DE SESIONES DEL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS



COMISIONES



Año 1999 VI Legislatura Núm. 623



EDUCACIÓN Y CULTURA



PRESIDENCIA DEL EXCMO. SR. D. PABLO CASTELLANO CARDALLIAGUET



Sesión núm. 35



celebrada el miércoles, 18 de febrero de 1999



ORDEN DEL DÍA:



Comparecencia del ministro de Educación y Cultura (Rajoy Brey), ante
la Comisión de Educación y Cultura, para informar:



- Sobre las líneas generales de la política de su Departamento. A
petición propia. (número de expediente 214/000104) ... (Página 18096)



- De los proyectos y líneas generales a desarrollar en su
Departamento durante su mandato. Apetición del Grupo Parlamentario
Mixto. (número de expediente 213/000932) ... (Página 18096)



- De las inversiones y líneas generales a desarrollar en su
Departamento. A petición del Grupo Socialista del Congreso. (número
de expediente 213/000935) ... (Página 18096)



- Sobre las líneas de política general a llevar a cabo en su
Ministerio. A petición del Grupo Parlamentario Federal de Izquierda
Unida. (número de expediente 213/000942) ... (Página 18096)



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Se abre la sesión a las cuatro de la tarde.




El señor PRESIDENTE: Señorías, abierta la sesión, doy la bienvenida a
nuestro ministro de Educación y Cultura, don Mariano Rajoy,
felicitándole por el nombramiento y ofreciéndole, como es lógico y
natural, la más sincera colaboración por parte de esta Comisión para
el cumplimiento de sus funciones, sin menoscabo lógicamente de la
responsabilidad de cada grupo parlamentario para actuar en el
ejercicio del control que le corresponde, a excepción evidentemente
del que sostiene al Gobierno, que supongo yo que volverá a
obserquiarnos con sus intervenciones de halago, que no otra casa le
mueve a estar en esa sala. (Risas.)
Hecha esta introducción, como saben ustedes, por acuerdo de la Mesa y
portavoces, tras la intervención del señor ministro para informar
sobre las líneas generales de la política de su departamento,
intervendrán por su orden aquellos grupos políticos que han
solicitado su comparecencia y, posteriormente, el resto.

Dicho esto, don Mariano Rajoy tiene la palabra.




El señor MINISTRO DE EDUCACIÓN Y CULTURA( Rajoy Brey): Muy buenas
tardes a todos. Quisiera comenzar mi exposición, sobre la cual luego
haré unas consideraciones previas, agradeciendo al presidente de la
misma, don Pablo Castellano, sus palabras de bienvenida, también las
de felicitación, así como el ofrecimiento de colaboración y el
anuncio de críticas, las merecidas y las inmerecidas, y de los
halagos que el Grupo Popular a buen seguro me hará y que en justa
correspondencia intentaré que sean merecidos lo más posible. También
intentará hacer el mayor esfuerzo de que sea capaz para conseguir
halagos de la oposición, cosa que, como todos ustedes pueden
entender, no tengo ni la más mínima duda que se va a producir a
partir del día de hoy y de forma ininterrumpida hasta que deje de ser
ministro de Educación y Cultura. (Risas.)
Dicho esto, como he anunciado haré dos afirmaciones previas; voy a
empezar cumpliendo mi palabra. La primera es que en esta intervención
voy a hablar fundamentalmente del futuro próximo, entendiendo por
futuro próximo lo que resta de año 1999, lo cual no quiere decir que
no haga algunas inevitables referencias al pasado, pero no es mi
intención resumir el pasado ni la gestión anterior, ni tampoco
exponer un planteamiento de futuro para los próximos años, lo cual no
quiere decir que no deba hacer algún planteamiento de cara a esos
años a los que acabo de hacer referencia. En cualquier caso, la parte
nuclear de mi intervención se va a referir, como por otra parte
parece lógico y natural, a lo que voy a hacer a lo largo de este año
1999. La segunda afirmación aclaratorio con la que quería comenzar mi
intervención es que la materia educación, cultura y deportes es muy
amplia (yo ya sabía, pero lo he comprobado desde que soy ministro de
Educación, Cultura y Deportes), por tanto el temario a tratar es casi
infinito y, por ello, haré una intervención de tipo general
incidiendo en aquello que me parece bien más importante, bien más
urgente, conceptos que a veces pueden coincidir pero no tiene
necesariamente por qué ser así. Luego me preguntarán por lo que
estimen oportuno
y conveniente y yo con mucho gusto les responderé a las preguntas
que tengan a bien formularse. Creo que es mejor plantear las cosas
así que no hacer una intervención de cinco y más horas de duración,
que no tiene ningún sentido. Voy a ver si soy capaz, porque no lo
tengo calculado, de realizar una intervención que dure un tiempo
razonable y que al mismo tiempo me permita decir algunas cosas que
les ilustren de lo que piensa hacer este ministro a lo largo del
presente año 1999.

Con estas aclaraciones previas, que me parecen importantes, voy a
dividir mi exposición en cinco partes. La primera, educación no
universitaria; la segunda, educación universitaria; en tercer lugar
voy a hacer algunos comentarios a la investigación y el desarrollo;
hablaré en cuarto lugar de la cultura y, por último, haré una breve
referencia a las actuaciones que pretendemos llevar a término en la
Secretaría de Estado para el Deporte, en el Consejo Superior de
Deportes.

Comienzo, pues, con la educación no universitaria, donde el primer
objetivo -que no quiere decir que sea el más importante, pero sí un
objetivo importante- será culminar el proceso de traspasos a las seis
comunidades que todavía no gestionan la competencia de educación no
universitaria, todo ello en cumplimiento de los propios estatutos, es
decir, en cumplimiento de la ley y del propio programa del Gobierno
del que formo parte que anunció en su sesión de investidura que era
intención del mismo traspasar a lo largo de la presente legislatura
la gestión de la educación a las comunidades autónomas. Como ustedes
saben, se han producido ya acuerdos de traspasos con cuatro de ellas,
restan seis y es mi intención, con la colaboración que a buen seguro
tendré de las comunidades autónomas, poder terminar estos traspasos
a lo largo del presente año. Hasta entonces, es decir hasta que se
produzcan los traspasos y asuman la competencia otras
administraciones, seguiremos gestionando nuestras competencias de
acuerdo con los siguientes criterios, que pondré en conocimiento de
todos ustedes de forma muy resumida y que luego, si quieren, les
amplío.

En educación infantil y primaria, el objetivo básico será la mejora
de la calidad de la educación, puesto que los aspectos que podemos
calificar de cuantitativos están prácticamente logrados; sin embargo,
sí quiero hacer un comentario en materia de educación infantil.

Nuestro objetivo va a ser lograr la plena escolarización de los
alumnos de tres años. Como saben, se ha alcanzado aproximadamente el
83 por ciento de la demanda potencial de estos alumnos y es intención
del Ministerio llegar a la escolarización total. Lo que más me
preocupa son los aspectos que hacen referencia a la calidad, no a la
cantidad, aspecto en el que, como digo, se ha dado un avance
sustancial, estando todavía pendiente de lo que acabo de señalar. Por
tanto, debemos apostar fundamentalmente por la mejora de la calidad,
tanto de la educación infantil como de la primaria. Las ideas básicas
que quiero poner en conocimiento de todos ustedes son las siguientes.

Primero, vamos a hacer un esfuerzo para implementar las plantillas de
especialistas en la educación primaria. Como saben, este año ya se ha
producido un importante incremento de 186 puestos para maestros
especialistas en inglés, educación física y música, y seguiremos en
esta



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línea en el futuro. El segundo objetivo es mejorar las condiciones de
escolarización, lo cual llevará progresivamente a una disminución del
número de alumnos por aula y del número de alumnos por profesor.

Actualmente la ratio es de 20,17 alumnos por aula y 19,59 alumnos por
profesor. En tercer lugar, potenciaremos la enseñanza de idiomas
extranjeros en educación infantil y primer ciclo de primaria. Se va a
continuar con el aumento progresivo de la implantación de esta
enseñanza. Recuerdo que hemos pasado de un 2,57 por ciento a un 33,25
por ciento en población escolar beneficiaria de la anticipación de
estas enseñanzas. En cuarto lugar, sigue siendo objetivo prioritario
la ampliación y modernización de la red de centros. Vamos a intentar
ofertar plazas lo más cerca posible del domicilio de las familias y
en las pequeñas localidades y donde sea posible continuaremos con el
plan de creación de colegios rurales agrupados. Recuerdo que en esta
legislatura se ha creado un 13 por ciento más de los existentes y en
el próximo curso 1999- 2000 pondremos en funcionamiento 2 colegios de
educación infantil y primaria. Desde otro punto de vista, vamos
a iniciar los conciertos educativos para el segundo ciclo de la
educación infantil. Este año será 500 unidades y la convocatoria ya
está realizada, como conocen, a través de una orden ministerial. El
objetivo de la misma -también es sabido- será atender
prioritariamente alumnos con necesidades educativas especiales o
pertenecientes a minorías étnicas o socioculturales o a familias
desfavorecidas social y económicamente.

En lo que hace referencia a la educación secundaria, se va a
continuar en el curso 1999-2000 con el traslado de alumnos de primer
ciclo de la ESO a los institutos de educación secundaria. Ustedes
saben que hoy el 52 por ciento ya cursa sus estudios en esos centros
y con los nuevos institutos subiremos el porcentaje en alrededor de 8
ó 10 puntos. Naturalmente, respetaremos la situación existente en
aquellas zonas rurales en las cuales los estudiantes estén mejor
atendidos en los centros actuales. Desde otro punto de vista, una vez
implantado el primer curso del segundo ciclo de la ESO, el próximo
año se generalizará la implantación del segundo curso, pero conviene
advertir que ya en este año se ha hecho el esfuerzo de anticipar la
implantación del segundo curso en el 96,4 de los institutos de
educación secundaria y podríamos concluir que la ESO está
generalizada con una año de anticipación sobre el calendario
establecido.

Respecto al bachillerato, como también conocen, el calendario de
aplicación de la Logse prevé que el primer curso de implantación será
el curso 2000-2001, pero este año ya se ha producido un anticipo de
esta implantación hasta llegar al 76,88 de esos institutos, y el
segundo curso en el 52,6 de los centros. En el próximo curso 1999-
2000 pondremos en funcionamiento, en esta línea, 44 nuevos institutos
de educación secundaria.

La formación profesional es objetivo preferente del departamento. A
pesar del notable avance en su implantación, es preciso impulsar y
renovar las líneas de actuación y hacer llegar la información
necesaria a los centros educativos, familias y alumnos para dar a
conocer la ofertas de ciclos formativos, que en este curso superan ya
al anterior en un 10,2 por ciento y el próximo curso
supondrá un aumento del 16 por ciento con respecto al actual; es
nuestra intención. En cualquier caso, con ser esto importante y
habiendo iniciado 220.000 alumnos, con un incremento del 40 por
ciento más que el año anterior, esto es insuficiente y quizá haya que
hacer un esfuerzo -y es una idea que les brindo a todos ustedes para
ir con más facilidad del ciclo de grado medio al superior y del grado
superior a la universidad, con las equivalencias que correspondan.

Esto es una idea que someto a la consideración de esta Cámara,
concretamente de esta Comisión, y sobre la que me gustaría también
conocer sus criterios.

Desde otro punto de vista, quiero referirme al Consejo General de
Formación Profesional. Como saben ustedes, es un órgano de
planificación de la formación profesional donde están empresarios,
sindicatos, Administración y, desde hace un año, las comunidades
autónomas. Este órgano aprobó un plan nacional de formación
profesionalpara ordenar las distintas ofertas de FP que existen -es
decir, las conocidas reglada, ocupacional y la continua- para
estudiar las equivalencias existentes. A estos efectos, es propósito
del Gobierno (que ya ha anunciado y ya ha reiterado -si ustedes
quieren- el ministro de Trabajo hace unos días) el crear con
prontitud un instituto nacional de cualificaciones que hará un
estudio de todos los campos profesionales para adecuar los estudios
que se realicen a las demandas de trabajo, implicando a todos los
sectores. Incentivaremos a los alumnos -también parece un tema
importante- para cursar determinadas familias profesionales para las
que existe demanda en el mercado de trabajo. En esta línea de
adecuación de la formación, que ha de caracterizarse por su calidad,
y de la vinculación con las demandas del mercado de trabajo,
ampliaremos las medidas de orientación con ayudas a los estudiantes
para que elijan ciclos formativos de FP para los que existe en este
momento demanda laboral. Ya hay algunas convocatorias de ayudas en
este sentido, cierto es que pocas y para casos muy concretos y
determinados. Asimismo, consideramos fundamental la implicación de
las empresas en la formación en los centros de trabajo, para lo cual
el Ministerio firmará próximamente la renovación del convenio de
colaboración con el Consejo Superior de Cámaras de Comercio, así como
con la Confederación Española de Organizaciones Empresariales, con el
objeto de estrechar las relaciones escuelaempresa. Esta colaboración
no sólo es imprescindible par ala formación y titulación de los
alumnos de FP, sino también para la cualificación del profesorado en
tecnologías específicas, de forma que vuelva a tener o que tenga más
contacto directo con el mundo productivo y los conocimientos sobre
las tecnologías más avanzadas que actualmente se aplican a la
producción de bienes y servicios. Ya en el curso actual -como también
en conocidos- se están realizando cursos -146, me dicen-, con un
total de 2.230 beneficiarios, en los que colaboran 90 empresas.

Quiero hacer un breve comentario sobre las enseñanzas artísticas.

Como es también de dominio público, el contenido normativo de la
Logse en gran medida está pendiente de desarrollar y es intención del
Gobierno y mía desarrollar reglamentariamente aquellos aspectos



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imprescindibles para la regularización de la oferta de esta enseñanza
y su ordenación académica. A esos efectos, se han iniciado
conversaciones con las comunidades autónomas para regular, mediante
una ley, esta enseñanza.

También quiero hacer un breve comentario -que será breve por la razón
que he dicho al principio- sobre la educación especial. Quisiera
distinguir entre alumnos con necesidades educativas especiales, donde
el Ministerio hará un esfuerzo incrementando el número de
especialistas y el de personal laboral para conseguir la mejor
integración de estos alumnos (avances ya ha habido en los últimos
años -como también se conoce-, mediante el incremento de personal y
la firma de convenios conorganizaciones como la Confederación
Nacional de Sordos de España y la ONCE), y además en los centros
docentes concertados por primera vez van a recibir ayudas este año
para financiar el transporte y desplazamientos, lo cual me parece un
tema importante ya que contribuye a la igualdad del conjunto de los
españoles. También prestaremos alguna atención a un tema al que no se
le ha prestado demasiada y que es complejo, que es el de los alumnos
sobredotados. Si quieren les amplío esta no información, sino esta
mera cita en mi segunda intervención.

Quisiera decir algo más de la educación compensatoria, que es otro
asunto a que daremos especial importancia en los próximos tiempos. Ya
en este curso en el que estamos se ha producido una ampliación en el
número de profesores en un 8,18 por ciento y seguiremos en esa línea
prestando también atención especial a las unidades escolares de apoyo
en instituciones hospitalarias y a las unidades de apoyo itinerantes
para atención de la población escolar que viaja en circos y a los
programas de acogida y apoyo educativo a la población infantil
temporera para promover su escolarización y garantizar la continuidad
de su proceso educativo. En idéntico sentido quiero resaltar (tampoco
voy a entrar en este asunto, que ustedes conocen, pero puedo luego
reiterar los conocimientos que ustedes ya tienen) la importancia del
convenio con Portugal y de las actuaciones en relación con las
minorías étnicas, que en el futuro experimentarán una atención mayor
por parte de la Administración y del Ministerio que en este momento
dirijo.

También quiero hacer un breve comentario sobre la educación de
adultos y a distancia. Este año, y por primera vez para ampliar la
oferta educativa se implantó el bachillerato en régimen nocturno y a
distancia el primer cursos, en el 1999-2000 implantaremos el segundo
y tres titulaciones profesionales de formación profesional.

En cuanto a las becas, quiero señalar que este es uno de los temas
capitales, por razones que todos ustedes entienden, y es clave para
hacer efectivo el principio de igualdad que pregona nuestra
Constitución, en el que todo el mundo estamos de acuerdo y en el que,
precisamente porque estamos de acuerdo y lo dice nuestra
Constitución, debemos actuar en consecuencia. El presupuesto de este
año 1999 (aunque ya sé que los números cada uno los utiliza como
quiere, yo los utilizo ajustándome a la verdad, que es mi obligación
como ministro) recoge un incremento porcentual con respecto al
presupuesto homogéneo del año 1998 del 11,29 por ciento. Este
incremento, sumado a los producidos desde el año 1996, en que nos
hicimos cargo de las responsabilidades de gobierno, arroja una subida
global de la partida de becas de 24 por ciento. Hemos actualizado la
cuantía de la beca con el IPC y hemos disminuido, al mismo tiempo,
los umbrales de renta para las familias numerosas. También se han
flexibilizado los requisitos patrimoniales que antes se exigían a las
familias con ingresos procedentes de trabajo rural. Las becas de
educación infantil se han incrementado desde las 55.000 pesetas hasta
las 75.000 y hemos aumentado en 100.000 el número de ayudas para la
adquisición de libros de texto, pasando de 200.000 ayudas en el curso
1997-98 a 300.000 en el curso 1998- 99. Tengo preparada la réplica
por si alguien no estuviera de acuerdo con estos datos. (Risas.)
Además, hemos presupuestado 7.500 millones de pesetas para compensar
a las universidades por el tercer hijo (como SS.SS. saben, era una
demanda de las universidades que por razones que desconozco no se
pudo atender en su día) y también estamos avanzando en el proceso de
negociación con las comunidades autónomas para alcanzar un acuerdo
sobre la territorialización en la gestión de las becas y ayudas al
estudio. Vamos a ver si somos capaces -estoy convencido de que sí- de
alcanzar ese acuerdo que preocupa -sin duda más que a otros- a
algunos de los grupos parlamentarios aquí presentes. La política del
Ministerio en materia de becas será incrementar -por las razones que
he dicho al principio, que son básicas para la aplicación efectiva
del principio de igualdad- las asignaciones que en este momento
existen en los Presupuestos Generales del Estado.

Como veo que mi intervención ya comienza a ser larga, no voy a hacer
-luego, si ustedes lo quieren, puedo responder- más que la afirmación
de que nos preocupa y que incidiremos en el futuro en el tema de
bibliotecas -enormemente importante, como todos ustedes conocen- y en
el de programas y servicios educativos donde se han producido
avances, sobre todo en las nuevas tecnologías de la información.

Luego, si ustedes quieren, puedo apuntarles algunas ideas. Pero sí
quisiera decir un par de cosas sobre el profesorado y su formación.




La última razón de ser de toda política educativa y en concreto de
este Ministerio, en su área de educación, es garantizar que en los
centros, en cada centro, en cada aula, se desarrolla la acción
educativa con la más alta calidad. Pues bien, la calidad de la
educación y de la enseñanza depende, en una parte enormemente
importante -como no se les oculta a ninguno de ustedes-, de la
calidad de los educadores, de los profesores, así como de la
posibilidad de desarrollar su actividad, día a día, en las debidas
condiciones en los centros. El Ministerio de Educación y Cultura va a
dedicar un importante volumen de recursos y el máximo empeño para
ofrecer a los profesores la más amplia oferta de formación, a través
de las más variadas formas, de manera que todos puedan, en efecto,
tener acceso a las modalidades de formación permanente que mejor se
adecuen a sus circunstancias, posibilidades, necesidades e intereses.

Pero una educación de calidad no sólo depende, por lo que se refiere
al profesorado, de que éste cuente con una alta preparación y con



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una continua formación, pedagógica y científica, sino también de que
pueda desarrollar sus tareas e adecuadas condiciones. Por eso, la
atención que el Ministerio va a prestar al profesorado, de acuerdo
con la extraordinaria importancia que le concede, va a traducirse
también en actuaciones que contribuyan a un mayor reconocimiento
social de la función docente. Y para esto, en primer lugar, va a
estudiar y a adoptar las medidas que permitan recuperar, en donde sea
necesario, y en todo caso consolidar las condiciones precisas para un
desarrollo normal de la vida en los centros y, por lo mismo, para el
desempeño de las tareas docentes. Si el Ministerio se va a empeñar
seriamente en favorecer la más alta formación y el mayor prestigio
del profesorado, está claro que esta tarea no es sólo suya. Es más,
de muy poco servirá sus esfuerzos si no cuenta con la actuación del
propio profesorado -con la que sin duda contamos- y de todos los
sectores de la comunicación educativa, pero particularmente de las
asociaciones, padres y sindicatos. Así pues, quiero hacer un sentido
llamamiento para que podamos hacer realidad entre todos esta idea.

En relación con la formación quiero apuntar otra idea. En un Estado
autonómico como el nuestro, debería potenciarse la formación continua
del profesorado desde una perspectiva de cooperación entre las
distintas administraciones, en la seguridad de que son estos
planteamientos se potenciaría la dedicación y motivación del
profesorado, lo cual redundará en la mejora de la calidad de nuestra
enseñanza. Esto es una obviedad pero hay que hacer un esfuerzo para
que las obviedades se concreten en realidades, porque si no se quedan
en obviedades, esto es, en nada.

Antes de llegar a la última parte de mi intervención en materia de
educación no universitaria, que es la que hace referencia al futuro
del Ministerio, es decir a la preparación de lo que tiene que ser el
Ministerio cuando se produzca definitivamente el proceso de
traspasos, que es un tema importante y que hay que abordar, quisiera
hacer un comentario más breve de lo razonable pero espero que con la
sustancia suficiente sobre el diagnóstico de INCE y particularmente
sobre el dictamen de la Comisión de Humanidades. El diagnóstico del
INCE que muestra conclusiones positivas, muestra otras preocupantes,
como ustedes conocen, y entre éstas está el insuficiente nivel de los
alumnos en materias básicas como matemáticas y lengua, que son
asignaturas que por su carácter instrumental condicionan el progreso
de los alumnos. En este punto concreto coincide el dictamen de
humanidades, sobre e cual quisiera hacer los siguientes comentarios
que no sólo hacen referencia al famoso dictamen de la comisión, que
ustedes a buen seguro conocen mejor que yo, sino en general a todo lo
que se ha producido para sacar conclusiones de cara al futuro, que es
por lo que creo que tengo que hablar del pasado y sobre todo decir
qué es lo que voy a hacer. Repito voy a ver si soy capaz de resumir
mis ideas en cuatro o cinco pero que tengan la suficiente sustancia
para que sea entendida por todos.

Voy a partir de una fecha, 16 de diciembre de 1997, en la que esta
Cámara, que naturalmente guía mi actuación política, aprobó una
resolución por mayoría en la cual entre otros asuntos que no vienen
al casos, por lo
menos en mi opinión, insta al Gobierno a que efectúe un dictamen
riguroso sobre la situación actual de la enseñanza de las humanidades
comparándola con otros países de nuestro entorno y analizando la
situación en todas las comunidades autónomas, con la participación de
los responsables educativos de las mismas que tengan competencia en
materia educativa. En su apartado 3.o se dice que se insta al
Gobierno a impulsar un amplio debate sobre la enseñanza de las
humanidades para posibilitar la redacción de un documento consensuado
que dentro del ámbito de los objetivos y de los fundamentos
conceptuales educativos y didácticos de la Logse, y con la
participación de las fuerzas políticas del arco parlamentario, de las
comunidades autónomas, de la comunidad educativa, de la científica,
de los sindicatos, etcétera, oriente las concreciones de mejora de
los contenidos educativos incluidos en el área del ámbito de las
humanidades. Eso es lo que ha dicho esa Cámara y yo, por tanto, me
apresto a realizarlo continuando con la primera parte de los
cumplimientos que se han producido pro mi antecesora en el cargo. El
Gobierno, que también tenía el mandato de presentar, si es el caso
-decía la resolución aprobada-, un nuevo proyecto que deberá tener en
cuenta aquellas orientaciones, el 31 de enero de 1998, en una
conferencia sectorial de educación y en cumplimiento de este mandato,
acordó la constitución del grupo de trabajo para llevar el estudio al
que he hecho referencia. El 24 de febrero del año 1998 se constituye
el grupo conocido con el nombre de Comisión de Humanidades, y el 25
de junio de 1998 la Comisión, presidida por el señor Ortega y Díez
Ambrona, entrega un conjunto de conclusiones y recomendaciones
dirigidas a las administraciones educativas para que se adopten
medidas concretas tendentes a garantizar una mejora en la situación
de la enseñanza de las humanidades. Son conclusiones y
recomendaciones dirigidas a todas las administraciones educativas, 12
en este momento, y todas las administraciones manifestaron en aquella
ocasión su conformidad con el dictamen que, por tanto, entiendo, y
así se me ha dicho recientemente en el Senado, que es pacífico. En
conclusión, hay un acuerdo general en favorecer la enseñanza de las
humanidades, lo cual ya es positivo porque siempre que partamos de un
acuerdo partimos de algo interesante. ¿Qué ha hecho el Gobierno desde
entonces? Ustedes conocen y ha circulado la existencia de un borrador
de real decreto para dar respuesta en el ámbito territorial de
gestión del Ministerio a algunas de las recomendaciones de dictamen.

¿En qué situación nos encontramos ahora, existiendo ese borrador? Nos
encontramos en el punto 3 de la moción a la cual antes he hecho
referencia. Estamos instando al Gobierno a que inicie conversaciones
con todas las fuerzas políticas, con la comunidad educativa y con las
comunidades autónomas para ver cómo entre todos damos cumplimiento y
en qué medida lo damos a ese dictamen que a todos nos parece bien y
que por tanto resulta pacífico. Por consiguiente, yo estoy en ese
momento procesal en el punto 3 del dictamen aprobado en su día por el
Congreso de los Diputados. ¿Y qué pretendo hacer en el futuro, que
supongo que es lo que tiene más interés? En primer lugar, reiterar lo
que he dicho, dónde estoy, en el punto 3; para hablar de futuro



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hay que saber de dónde se parte. En segundo lugar, una manifestación
de intención, y es que tengo la firme intención de atender a las
recomendaciones del dictamen, por dos razones, primero porque creo en
ello y, segundo, porque todo el mundo está de acuerdo, por tanto no
voy a ser yo el único que no lo esté. En tercer lugar, cualquier
iniciativa que adoptemos lo haremos con el máximo consenso posible,
es decir, que no lo haremos por mayoría y menos sin mayoría, como
ustedes pueden perfectamente entender (Risas.), y con la voluntad de
las comunidades autónomas. Yo tengo la firme convicción, y no sólo en
el área educativa sino en otras muchas materias, de que dada la
complejidad de un Estado como el nuestro donde las competencias están
divididas entre diferentes administraciones, unas tienen competencia
legislativa, otras desarrollo legislativo, otras simplemente la
ejecución, hay que hacer un esfuerzo para llegar a entendimientos.

Por tanto, es mi intención convocar a la mayor celeridad posible la
conferencia sectorial de educación para que todas las comunidades
autónomas manifiesten sus criterios y para intentar llegar a algún
tipo de acuerdo en la medida en que esto sea posible. Asimismo nos
reuniremos -ya lo hemos hecho con algunas- con las distintas
organizaciones sindicales y en general con las organizaciones más
importantes del ámbito educativo para conocer sus criterios más
concretos que los generales del dictamen sobre este asunto. Como voy
a pedir su criterio sobre este tema, también pido la colaboración que
el presidente me ofrecía en nombre de todos al principio de la
sesión.

Para finalizar estos breves comentarios sobre la enseñanza no
universitaria, quiero añadir unas palabras sobre un tema que es
importante y sobre el que quiero insistir. Todos lo son pero este lo
es especialmente. Una vez que se cierre el proceso de traspasos -por
lo menos se va a intentar hacer-, tenemos que decir qué es lo que va
a ocurrir con el Ministerio de Educación y para qué va a servir,
entre otras cosas porque no vaya a ser que alguien pretenda
suprimirlo. (Risas.) La culminación de todo esto ha de ir acompañada
por ese nuevo diseño, y sobre ello quiero decir lo siguiente. La
política educativa del Estado, a la que ha de adecuarse la
configuración del futuro Ministerio, ha de responder a tres ejes de
exigencias: primero, ejercicio de competencias educativas estatales
exclusivas, y creo que en esto estamos todos de acuerdo; segundo,
fomento de la cooperación de todas las administraciones educativas
autonómicas y presencia dinamizadora en la conferencia de educación,
que creo que es un dato positivo, y tercero, cooperación educativa
internacional.

Ante todo, el futuro Ministerio ha de ser instrumento para el más
eficaz ejercicio de las competencias educativas exclusivas del Estado
en cuanto que corresponden a este departamento. La finalidad y última
razón de ser de las competencias que tiene atribuidas en exclusiva el
Estado está en asegurar la unidad básica la vertebración del sistema
educativo, y esto a su vez es garantía de las condiciones básicas de
igualdad en el ejercicio de los derechos educativos por parte de
todos en España. Entre las competencias educativas exclusivas del
Estado de carácter normativo las de más trascendencia son, como
ustedes saben mejor que yo, la ordenación general del sistema
educativo, la fijación de las enseñanzas mínimas y las demás
condiciones de obtención, expedición y homologación de los títulos
académicos y profesionales, así como la alta inspección. Para poder
ejercer de modo adecuado y eficaz estas competencias educativas, el
Estado debe llevar a cabo asimismo con la colaboración imprescindible
de las comunidades autónomas, programas de investigación,
experimentación y evaluación educativas. En este sentido, el INCE ha
de rendir un inestimable servicio a la educación de toda España.

Junto con el ejercicio de competencias educativas estatales en la
parte que le corresponde, el futuro Ministerio debe contar con una
organización que le permita llevar a cabo, bajo la forma de
servicios, determinadas actuaciones que no están vinculadas al
ejercicio de competencias previas y esto a través, entre otros
cauces, de los convenios que pueden resultar aconsejables -y que
naturalmente quieran hacer- con diversas administraciones
e instituciones. Pues bien, el ejercicio de las competencias exclusivas
del Estado es una de las garantías y ciertamente fundamental de la
vertebración del sistema; pero esa vertebración ha de contar con otro
aglutinante, que en mi modesta opinión también es decisivo, y es el
de la cooperación de todas las administraciones educativas.

Cooperación que ha de discurrir fluida y constante por muchos cauces,
pero que tiene su instrumento institucional máximo en la conferencia
sectorial de educación. En un Estado de autonomías como el que
tenemos de descentralización tan avanzada se hace imprescindible un
órgano como la conferencia de educación, marco institucional de
probada eficacia para el análisis de problemas comunes, búsqueda
conjunta de soluciones y formalización de todo tipo de acuerdos. La
conferencia de educación está llamada pues a ser un órgano decisivo
para la educación en España y el Ministerio tiene el firme propósito
de no escatimar recursos y esfuerzos para asegurar su mejor
funcionamiento en bien de todas y cada una de las administraciones
educativas y en bien, en último término, de la educación y de los
educandos en toda España.

A este asunto de la cooperación le doy una enorme importancia, creo
que es un asunto de importancia capital sobre el cual se podría hacer
una tesis doctoral -no yo, que sin duda no estoy cualificado para
ello-, pero vuelvo a insistir, en un Estado como el nuestro la
cooperación y la lealtad institucional tiene una importancia capital
y eso no es una norma jurídica que se pueda aprobar por mayoría, por
minoría de ninguna otra forma, es un tema el que la voluntad está por
encima de cualesquiera otras consideraciones.

Paso ahora a tratar el tema de la educación universitaria. Las
afirmaciones previas que hacía al principio de mi intervención valen
no sólo para lo que he dicho respecto a la educación no
universitaria, sino también para la universitaria y para el resto de
los temas que voy a abordar. Estos son asuntos de los que podríamos
estar hablando muchas horas, por eso estoy fundamentalmente fijando
criterios, ideas u objetivos generales, pero como he dicho antes con
la intención también de apuntar algunas cosas.




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La primera afirmación que voy a hacer al referirme al tema de
universidades está en íntima relación con lo que acabo de señalar
ahora, al final de la parte de mi intervención referida a la
educación no universitaria, y es la complejidad del marco
competencial en materia de educación universitaria, tal y como
establece nuestro texto constitucional y como desarrolla la
legislación posterior; complejidad derivada del reparto de
competencias entre la Administración General del Estado, las
comunidades autónomas y las propias universidades, que tienen
reconocida constitucionalmente su autonomía. Podría citarles muchos
ejemplos -que sin duda conocen SS.SS.- como son que la competencia
para crear una universidad corresponde a una Administración, la
regulación de la función pública a otra, las propuestas de
implantación de nuevas enseñanzas a otra, y lo mismo ocurre con los
precios públicos, tasas, etc.

Esta complejidad no sólo es consecuencia de nuestra legislación y
particularmente de la constitucional, sino también es consecuencia de
más de 15 años de desarrollo de una ley, la Ley de reforma
universitaria, promulgada en circunstancias muy distintas a las
actuales. Fue aprobada en un momento muy diferente, con un Gobierno
que tenía una mayoría mucho mayor para desgracia nuestra de la que
tiene en este momento el nuestro, y que además gestionaba la práctica
totalidad del sistema universitario, no había prácticamente
competencias de gestión al resto de comunidades autónomas. Hoy las
cosas han cambiado mucho, tanto en la composición del Parlamento como
en la circunstancia de que son 17 los órganos gestores, y como en el
hecho muy importante de que la autonomía universitaria ya está
absolutamente consolidada.




Otra de las razones de esta complejidad ha sido el crecimiento del
propio sistema universitario con la aparición reciente de las nuevas
universidades tanto públicas como privadas. No tengo ahora los datos,
pero existen 10/11 universidades privadas donde antes no existían,
hay muchas más universidades públicas y creo que incluso la Iglesia
católica tiene una universidad más que la que tenía al principio de
la Ley de reforma universitaria. Por tanto, la primera afirmación que
quiero hacer, y me gustaría que ustedes compartiesen, es que tal
reparto competencial obliga de manera inexcusable a la búsqueda del
equilibrio y la organización del consenso entre las administraciones
educativas, la propia universidad y otros sectores sociales.

A estos efectos, la primera decisión que necesariamente hay que tomar
en esta materia es la de potenciar el funcionamiento del Consejo de
Universidades. Es una primera decisión, urgente y clave. Como ustedes
saben es un órgano plural, integrado por todos los miembros que
ustedes ya conocen porque incluso el Senado y el Congreso designan
algunos representantes en el Consejo de Universidades. Pues bien,
esta mañana he oído a la Mesa del Pleno del Consejo de Universidades
y propondré al Consejo de Ministros de mañana el nombramiento del
nuevo secretario general del citado Consejo de Universidades, en la
firme convicción de que el Consejo tiene que convertirse en el foro
idóneo para el debate entre todas las personas e instituciones que lo
conforman
para afrontar los retos que hoy tiene planteados nuestro sistema
universitario. Piensen ustedes que, entre otras atribuciones, el
Consejo emite informes sobre modificaciones de normas legales,
propuestas de establecimiento de nuevas titulaciones, informes sobre
expedientes de creación y reconocimiento de universidades, etc. Por
tanto, el Consejo emite informes casi todo, no es ciertamente
vinculante pero es un marco colosal para buscar entendimientos entre
las partes. Ese -vuelvo a insistir- es el objetivo básico para las
próximas fechas: potenciar el Consejo y convertirlo en punto de
encuentro con la finalidad de abordar los importantes desafíos que
tiene la universidad española.

En relación con la universidad quiero resaltar otro hecho que también
me parece muy importante de cara al futuro y es que estamos en el
comienzo de una nueva etapa -y esto no es ciertamente una broma-, las
prioridades no son las mismas que las del año 1983. En el año 1983
las prioridades eran democratizar la enseñanza universitaria y hacer
frente al crecimiento de estudiante, lo cual llevó a un crecimiento
de universidades y de centros y a un crecimiento de recursos tanto
humanos como materiales. Hoy esta situación ha cambiado y es un hecho
objetivo. A título de ejemplo les puedo señalar que España es el país
de la Unión Europea con la más alta tasa de estudiantes
universitarios por segmentos de población, con la única excepción de
Finlandia. Por tanto, podemos concluir manifestando que el
crecimiento no es una prioridad en los tiempos en que vivimos. Quiero
decirles para ratificar esta idea, que también me parece muy
importante de cara a lo que hagamos en el futuro, que estamos pasando
de una situación dominada por la demanda a una situación que en el
futuro va a estar determinada fundamentalmente por la oferta, con
todo lo que ello implica de cambio de mentalidad que sin duda alguna
es muy importante. Por tanto, como estamos al comienzo de una nueva
etapa y ya no tenemos problemas cuantitativos sustanciales, hay que
decir que la prioridad básica es impulsar y favorecer el crecimiento
de la calidad, de la docente, de la investigadora y la calidad en la
gestión y rendimiento del servicio público de manera que podamos
contar con unas universidades dinámicas y competitivas entre sí y con
las universidades europeas. Un tema que -tenga usted la absoluta
seguridad- es por donde camina el futuro y si no lo pensáramos así
creo que iríamos por mal camino y así lo digo.

Paso ahora a comentarles algunas de las acciones que sobre la base de
las dos ideas a las que acabo de hacer referencia, tenemos que
estudiar y desarrollar. Ya veremos los tiempos, no estoy yo en
condiciones en estos momentos de precisar los tiempos. Amedio plazo
se hace inexcusable abordar la reforma de la Ley de reforma
universitaria. Hay un amplio consenso en la necesidad de abordarla y
no sólo el título V relativo al profesorado, sino otros títulos que
hacen referencia a órganos de gobierno, al propio Consejo de
Universidades, etc. Vamos a empezar ya buscando acuerdos y consensos
en el Consejo de Universidades y con los grupos parlamentarios. Amás
corto plazo, que yo espero sea a lo largo del año 1999, trataremos de
revisar aquellos desarrollos normativos que sean necesarios para la
resolución de algunos



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problemas urgentes. Por tanto, habrán de abordarse algunos problemas
urgentes a lo largo del año 1999.

Temas fundamentales de cara al futuro serán -y éste es básico y
capital- favorecer la movilidad de los estudiantes buscando la
apertura de los distritos universitarios, ampliando la política de
becas y ayudas a estudiantes y estudiando la política de precios
públicos. Todo ello para cumplir el artículo 149.1 de la Constitución
promoviendo el principio de igualdad de oportunidades al tiempo que
se estimula la competitividad de las universidades. Aunque sólo sea
por razones de quien tiene la competencia, requiere acuerdos con
todos en el Consejo de Universidades.

En segundo lugar, trataremos de favorecer también la promoción y
movilidad del profesorado universitario buscando fórmulas de
contratación más estables para el profesorado contratado y revisando
los procedimientos de incentivación de la calidad docente
investigadora y de gestión, con los sistemas de quiquenios y
sexenios, para todos los profesores. Por otro lado, impulsaremos
junto y si quieren con las comunidades autónomas una cosa que es
importante, procedimientos de financiación por objetivos y por
programas especiales tales como programas y proyectos de
investigación, programas de calidad del tercer ciclo, programas
especiales de becas y ayudas, programas de cooperación internacional
y programas de fomento de la teleeducación (utilización de nuevas
tecnologías), formación permanente y fomentar otro asunto importante
que también merecería una monografía: la vinculación del mundo
empresarial con la universidad en su triple aspecto de investigación,
formación y horizontes para el mercado de trabajo.

Otro asunto importante. Si antes dije que era un objetivo básico el
crecimiento de la calidad, es obvio que para que no quedarnos en el
discurso es necesario medir y contrastar dicha calidad, para lo cual
es necesario potenciar también junto con las comunidades autónomas
y las universidades, el plan de evaluación de la calidad del sistema
universitario y el sistema estadístico y de información necesario
para la coordinación, programación y toma de decisiones.

Estos son para mí algunos de los instrumentos que sin ningún género
de dudas pueden contribuir a la mejora de la calidad de la enseñanza
universitaria, y por tanto de la formación de los alumnos y la
posibilidad de contar con titulados más cualificados para el mercado
de trabajo.

Cuando sea preciso aprobar normas para resolver estos asuntos, me
gustaría que fuesen producto -vuelvo a insistir- de un acuerdo
mayoritario. Sin duda, vuelvo a insistir también, será precisa una
reforma profunda de la actual Ley de reforma universitaria. También
lo será que se haga dentro del máximo acuerdo, y es evidente que hay
algunos temas que pueden tener la consideración de urgentes, de ahí
que plantearé al Pleno del Consejo de Universidades y a los grupos
políticos la posibilidad de abordar una reforma parcial de la ley a
los efectos de dar solución a esos problemas e ir avanzando en la
buena dirección. Es un tema importante.

Ya para finalizar quisiera volver a decir lo mismo pero de otra forma
y con el objetivo de que ustedes me entiendan también lo que voy a
decir ahora sobre la
importancia del Consejo de Universidades. Es evidente que el sentido
común lo puede perder uno, pero no normalmente cuatro o cinco a la
vez, es decir, no hay precedentes de eso. Puede perder el sentido
común una Administración, otra Administración, un grupo
parlamentario, o alguien, pero es difícil que lo pierdan todos a la
vez. Por eso, vuelvo a insistir: como quiera que en esta materia hay
importantísimas decisiones que son de uno, decisiones que son de
otro, también importantísimas, y decisiones que son de un tercero,
las universidades, que son también importantísimas, yo creo que ahí
todos debemos hacer un esfuerzo, voy a utilizar una frase
absolutamente incorrecta pero perfectamente entendible, para poner
nuestra soberanía en esta materia todos en común, en aras al
equilibrio y al sentido común. Eso es lo que voy a intentar,
naturalmente, otra cosa es que lo consiga, La tercera parte de mi
intervención va a hacer referencia a la investigación y desarrollo.

Esto ha sido, y tiene que seguir siéndolo, pero también por una razón
de puro sentido común, aunque probablemente todas las políticas
tengan que ser preferentes por razones de puro sentido común, pero la
política de investigación y desarrollo sin duda es clave para la
configuración de un país, para hacer un país próspero y más serio.

En este sentido, nosotros hemos hecho lo que es un gesto político,
pero los gestos son importantes en la vida en general, no sólo en la
política, y es la circunstancias que el presidente del Gobierno haya
asumido la Presidencia de la Comisión interministerial de Ciencia y
Tecnología, que creo le hemos dado un impulso que ha sido reconocido,
de esfuerzo en investigación más desarrollo, y en su adaptación a las
circunstancias que requiere y demanda el momento presente.

Con este impulso político al que acabo de hacer referencia, el
Ministerio de Educación y Cultura representa una instancia
fundamental tanto en la evaluación de la investigación como en la
gestión de los programas de carácter nacional que habilitan los
recursos para I+D y en la ejecución de tareas investigadoras
científicas tecnológicas a través del organismo autónomo Consejo
Superior de Investigaciones Científicas.

En cuanto a la primera instancia a la que acabo de hacer referencia,
la evaluación de la investigación, la ANEP, Agencia Nacional de
Evaluación y Prospectiva, sigue jugando un papel fundamental. Yo creo
que su acreditada capacidad para efectuar el seguimiento de los
diferentes proyectos y la realización de topo tipo de trabajos en los
que se basa la adjudicación de recursos materiales de investigación,
constituye una pieza básica fundamental en nuestro sistema de ciencia
y tecnología, y debemos potenciarla de forma adecuada. Ya saben SS.

SS. que la ANEP no realiza sus trabajos solamente para la
Administración sino para aquellas instancias de carácter autonómico,
universitario, etcétera, que soliciten su colaboración. Tengo aquí
una estadística que es ciertamente espectacular -aunque no la voy a
leer-, que es el número enorme de instituciones de todo tipo que
solicitan la colaboración de la ANEP; por tanto, como se trata de
peticiones de tipo voluntario, quiere decir que no serán malas, por
tanto no será muy mala la



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ANEP, y haremos el mayor esfuerzo que seamos capaces para potenciar
este organismo.

En relación a la segunda vía de actuación del Ministerio, la gestión
de programas de carácter nacional, es responsabilidad del Ministerio
de Educación gestionar los fondos destinados al llamado Programa de
promoción general del conocimiento, así como los fondos habilitados
para el Plan nacional de investigación científica y desarrollo
tecnológico.

A través del Programa de promoción general del conocimiento, debemos
seguir fomentando la investigación básica de calidad en entidades
públicas y privadas, en todas las ramas del saber, para mejorar el
entramado científico de nuestro país y el mantenimiento de la
investigación científica de calidad. En este momento tampoco quiero
darles muchos datos, pero están siendo financiados más de 2.600
proyectos, de los cuales se han concedido 1.158 en la última
convocatoria, con una financiación de más de 6.000 millones de
pesetas. En esta línea, también debo destacar el Fondo nacional para
el desarrollo de la investigación científica y técnica que financia
los proyectos correspondientes a los 19 programas nacionales del III
Plan nacional de I+D. Los proyectos financiados por este Fondo en el
último año son 800, con un importe total de 6.000 millones largos, y
además este año seguiremos financiando proyectos de I+D e innovación
que contribuyan al desarrollo económico y social de las regiones de
objetivo 1 y 2, que están cofinanciados, como saben, con fondos
Feder.

La tercera línea de actuación es la ejecución de las tareas
investigadoras científicas y tecnológicas a través del CSIC, Consejo
Superior de Investigaciones Científicas, que es el único organismo
público de investigación de carácter multidisciplinar y de
implantación nacional.

Las líneas de actuación van a ser las siguientes: Primero, debemos
consolidar el relevante papel que desempeña el CSIC en el sistema de
I+D, favoreciendo el desarrollo de su programación científica basada
en una investigación de calidad, con fuerte proyección no sólo en los
sectores industrial y empresarial, sino en el ámbito de toda la
sociedad.

Dado el papel vertebrador del CSIC, así como su actual implantación
en doce comunidades autónomas, debemos plantearnos iniciativas para
potenciar esa implantación y alcanzar a las comunidades autónomas
donde todavía no se ha implantado; esta implantación la haremos
fundamentalmente a través de convenios con universidades o
comunidades autónomas, o con ambas a la vez.

Debemos asimismo fomentar los mecanismos de coordinación con el resto
de organismos públicos de investigación en el marco de lo previsto en
el Real Decreto de abril de 1997, de coordinación funcional de los
OPI, y cooperaremos especialmente con la oficina de ciencia y
tecnología, que ustedes ya conocen, participando con ella en el marco
de la Comisión nacional a la redacción del próximo Plan Nacional de
investigación científica.

Quiero decir que la proyección internacional del CSIC y el
crecimiento exponencial de su capacidad de captación de recursos
competitivos en los programasmarco
de investigación de la Unión Europea, deberán ser aprovechados
al máximo con el fin de adaptar nuestra estructura científica a los
retos que se establezcan para la investigación en el marco
internacional y de la Unión Europea. Por cierto, somos el tercer
organismos de Europea en financiación en materia de investigación, de
lo cual creo que podemos enorgullecernos; por lo visto no podemos
enorgullecernos de muchas cosas, pero de ésta sí.

El logro de estos objetivos exige la dotación de estructura y medios
adecuados, prosiguiendo en la medida de lo posible intensificando las
políticas que este Gobierno ha impulsado en el sentido de: primero,
dotar de un esquema jurídico de funcionamiento al CSIC a través del
estatuto que habrá de elaborarse en este mismo año, de acuerdo con la
norma de adaptación a la Lofage. Segundo, proseguir la línea
emprendida de la suficiencia y adecuación presupuestaria del CSIC a
los objetivos de la política de incrementar del I+D hacia el 2 por
ciento del PIB; este objetivo tiene que ser irrenunciable. Tercero,
continuar con la política de recursos humanos emprendida en el año
anterior, tendente a ofrecer el máximo de oportunidades de
incorporación a los científicos jóvenes suficientemente formados
siempre mediante un sistema de selección riguroso y competitivo. Se
trata de romper el período de estancamiento de las incorporaciones
favorecido por políticas anteriores y fomentando la mayor estabilidad
y dinamismo en el sistema, lo cual se inició con eficacia en el
pasado ejercicio.

Por último, una declaración general, la investigación en ciencia y
tecnología es un objetivo estratégico nacional en el que es necesaria
la colaboración de todos por lo que dije al principio. Yo creo que el
Gobierno ha movilizado en estos presupuestos, y esto no se le puede
negar al Gobierno, una fuerte apuesta por la formación, la
investigación, el desarrollo tecnológico y la innovación, al
consolidar la tendencia al crecimiento en las partidas destinadas
a estas actividades. Este año crece el 2,5 por ciento, los recursos que
Educación y Cultura dedica a estos fines ascienden a más de 83.000
millones, y ha crecido el 7,4 por ciento más que el presupuesto del
pasado año, en un presupuesto que ustedes saben crece en este año
1999 el 3,7, que es la subida del presupuesto de gastos planteada por
el Gobierno y aprobada por el Parlamento en su día.

Paso a referirme ahora, y entro con ello en la cuarta parte de mi
exposición, a la cultura. Voy a comenzar con una obviedad. Lo primero
que voy a hacer es ejecutar lógicamente lo que ha propuesto el
Gobierno y ha respaldado el Parlamento, pero aquí en esto de la
cultura creo que hay que decir algunas cosas importantes. No quiero
abrumarles a todos ustedes con los derechos y órdenes ministeriales
que ya conocen; puedo hacerlo, tengo aquí un tocho, pero no hace al
caso. Voy a dar las líneas generales y a hacer un planteamiento sobre
un tema que es importante.




Vamos a dar un nuevo impulso a políticas ya en marcha y acometer
nuevos objetivos, teniendo en cuenta que algunos, o bastantes de los
que planteó el Gobierno-esto lo dejo al criterio de cada quien-, ya
se han cumplido.




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La primera idea que quiero afirmar es que la cultura en nuestro
principal activo. Creo que la historia de la cultura y la lengua es
nuestro principal activo como país; lo creo y así lo digo. Por tanto,
el Gobierno se marcó, y en este sentido sigo esa línea, hacer de la
atención a la cultura un proyecto nacional. Sobre eso quiero decir lo
siguiente: la cultura no puede ser algo de un Gobierno, sino que
tiene que ser algo que concierna a todos. Las líneas son las
siguientes. Primero, yo creo que la Comisión Delegada del Gobierno
para asuntos culturales ha sido muy importante a la hora de impulsar
la acción coordinada de todo el Gobierno, porque el servicio a la
cultura, en esa afirmación de que es un proyecto de todos, no es
responsabilidad del Ministerio de Educación y Cultura, sino de todo
el Gabinete.

En segundo lugar, es muy importante, y yo quiero resaltarlo aquí, que
el acuerdo parlamentario que se logró la pasada legislatura no sólo
debe mantenerse sino potenciarse. Este acuerdo ha preservado de la
pendencia política nuestras grandes instituciones culturales, porque
su necesaria continuidad no debe verse afectada por los naturales
vaivenes de la vida política y administrativa; por tanto, en mi
primera comparecencia como ministro de Educación y Cultura quiero
hacer incidencia en este asunto.

En tercer lugar y también en relación con esta idea, hay que dar un
paso adelante a la hora de comprometerse en esta gran tarea nacional
de fomentar, potenciar y facilitar el acceso a los bienes culturales.

A mí la fórmula de los patronatos me parece que es un buen
instrumento para la integración tanto de las administraciones como de
la sociedad civil en esta tarea nacional. Me propongo favorecer en el
ámbito de las grandes instituciones culturales nacionales la
existencia de patronatos, donde no existían. Pero apunto una idea que
someto a su consideración. Creo que sería bueno hacerlo también en
aquellos museos de cuya gestión son responsables las comunidades
autónomas o las administraciones locales. Creo que los patronatos
deben ser un elemento de comunicación y cooperación cultural entre
administraciones y favorecen la participación de la sociedad en
instituciones en las que, como acabo de decir, hay una
responsabilidad política de la que hay que dar cuenta al Parlamento,
pero deben tener una continuidad y estar al margen de los cambios
normales de la vida política.

Por tanto, éste es un asunto que considero muy importante. El Estado
autonómico, vuelvo a insistir en lo ya señalado antes, es complejo y
en toda la geografía nacional hay instituciones de titularidad y
gestión estatal, otras de titularidad estatal y gestión autonómica,
otras de titularidad y gestión autonómica, otras de titularidad de
los municipios y otras que no se sabe exactamente de quién son. Creo
que habría que hacer un esfuerzo para involucrar ahí a todas las
instituciones, a eso que llamamos la sociedad civil, las
universidades, las empresas, etcétera. Yo me propongo aplicar esto en
el futuro y me gustaría tener la colaboración del resto de las
administraciones. Creo que esto es positivo y no puede molestar a
nadie, ni al titular de un museo municipal, provincial, ni de otro
tipo.




En cuarto lugar, en la misma idea de considerar la cultura como un
objetivo nacional y que es de todos hay que seguir integrando
esfuerzos y llamar a la participación de la sociedad en este tema.

Por eso yo creo que hay que fortalecer el voluntariado cultural. Voy
a tener una reunión a principio del próximo mes de marzo con
distintos representantes del sector, voy a prestar especial atención
a las fundaciones, y me gustaría poder proceder por vía reglamentaria
a modificar la legislación actual que tiene un número de trabas
absolutamente insuperables. Por tanto, esto me parece también algo
muy importante. Es la primera idea que quería transmitir.

Desde otro punto de vista, creo que el fin de siglo y el cambio de
milenio es una oportunidad fantástica para pasar revista a lo que se
ha hecho en el siglo XX y hacer una prospectiva sobre lo que va a
venir en las artes plásticas, el cine, el teatro o la literatura. El
bienio 2000-2001 deben aprovecharse para la celebración de
exposiciones, ciclos de proyección, debates, publicaciones sobre
estos ámbitos de la creación cultural en España e internacionalmente
con especial atención al mundo iberoamericano.




La proyección exterior de la cultura española -otro asunto al que doy
importancia- va a ser objeto de una atención muy especial. Si en algo
España es una potencia es en cultura. No somos una potencia
económica, qué le vamos a hacer; somos una potencia económica
razonable, pero no somos los campeones del mundo en posición
económica. Por tanto, la proyección exterior es muy importante.

España ocupa una posición cada vez más activa en el mundo y el
prestigio de la cultura española es la mejor tarjeta de visita para
cualquiera y una gran oportunidad para los artistas y las industrias
culturales.

En esta línea el fin de siglo nos proporciona la ocasión de
conmemorar a grandes nombres de la historia y de la cultura española,
y si en 1999 se cumplen 400 años del nacimiento de Velázquez, en el
año 2000 los españoles y todos los europeos celebraremos el
quinientos aniversario del nacimiento de Carlos V, en Gante. Sobre
esto quiero exponer tres ideas, y con ello termino el apartado de
cultura.

El año 1999 es el año Velázquez, que aunque nació en Sevilla es un
pintor español (Risas), creo que todos lo vemos así. Es sin duda el
mejor de nuestros pintores del siglo de oro y el Ministerio le va a
dedicar una atención preferente.

En esta línea la Comisión nacional, ya en pleno funcionamiento,
coordina esfuerzos par dar al centenario al dimensión nacional que
merece: el eje ha de ser lógicamente el Museo del Prado, que además
de notables exposiciones ofrecerá antes del verano la apertura de las
salas dedicadas a Velázquez, de acuerdo con el plan museográfico en
pleno desarrollo. También la citada comisión va a servir como órgano
de coordinación con otras iniciativas. En este caso quiero destacar
el pleno apoyo del Gobierno, a través sobre todo del Museo del Prado,
a la exposición que organiza la Junta de Andalucía sobre los años
juveniles del maestro sevillano.

El año 2000 es también un año importante para recordar al emperador
Carlos V, gran figura española y europea, sobre la cual varios países
han puesto en común



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el proyecto Carolus, como reflejo de la magnitud histórica de un
personaje decisivo en el mundo del Renacimiento, y será uno de los
asuntos más importantes de cara al próximo año. Vamos a hacer una
notable inversión en buena medida con cargo a fondos Interreg, así
como una exposición de máximo rango en el Museo Santa Cruz, de
Toledo; dos acontecimientos nucleares en el recuerdo de la época.

Además quiero referirme a otra idea a la que yo también le doy
importancia y es que el año 2000 ofrece, como he apuntado antes, la
mejor oportunidad para hacer balance del pasado y tratar de adivinar
las tendencias del futuro. Termina el siglo y la plástica española
sigue en primera línea internacional, como ya lo estuvieron nuestros
mejores artistas en el tiempo de las vanguardias; las letras ofrecen
un panorama alentador y lo mismo cabe decir de la música, el cine o
el teatro. Las cosas van a mejor y hay que decirlo. El Ministerio va
a promover en este orden de cosas exposiciones, congresos,
representaciones y cualquier otro género de acontecimientos que
permitan reconocer la aportación española a la cultura de finales de
siglo y, cómo no, a indagar sobre las nuevas tendencias, a otear el
horizonte del siglo que comienza y adquirir así el impulso necesario
para que nuestros creadores sigan contando en los próximos decenios,
entre los mejores del mundo.

Son una serie de reflexiones sobre el mundo de la cultura que,
repito, no voy a acompañar del relato de los datos que ustedes ya
conocen o de algunas acciones más puntuales porque no acabaría nunca,
ya llevo casi una hora, señor presidente.




El señor PRESIDENTE: Menos cinco minutos.




El señor MINISTRO DE EDUCACIÓN Y CULTURA (Rajoy Brey): Voy a
referirme ahora a los deportes.

Tal y como anuncié al principio el quinto punto de mi intervención se
refiere al deporte, sobre el cual quiero señalar que el deporte no es
sólo fundamental como complemento de formación para los estudiantes,
sino que también es la ilusionante alternativa profesional para miles
de españoles que tanta satisfacción nos ha proporcionado a lo largo
de los últimos años.

Como todos ustedes conocen, la actuación de la Administración del
Estado en el ámbito del deporte es ejercida directamente por el
Consejo Superior de Deportes. Es mi intención que todas las líneas de
actuación del Consejo se fundamenten en el diálogo permanente con
todas las instituciones y entidades relacionadas con el deporte.

Además -y esta idea creo que es básica y ya se ha trabajado mucho en
ella, pero creo que hay que hacerlo todavía más en el futuro- debemos
estimular la iniciativa privada en este ámbito, al igual que en la
cultura, como fuente de revitalización de las estructuras deportivas
y, a la vez, debemos promover y fomentar activamente las actuaciones
deportivas allí donde la iniciativa privada no llegue o sea
insuficiente.

Se debe continuar con el impulso al deporte de alto nivel y el
reequilibrio territorial, con el fin de que los ciudadanos puedan
desarrollar todas sus capacidades en esta
materia, dentro de las posibilidades y la racionalidad, en la que
estoy seguro todos coincidimos, y con la coordinación de política
deportiva en el marco competencial configurado por la Constitución.

Vamos a seguir apoyando decididamente a las federaciones deportivas
españolas y al deporte español en el ámbito internacional.

Para alcanzar los fines que les acabo de señalar es necesario
realizar algunos ajustes en la organización interna del Consejo
Superior de Deportes. La idea es ajustar su estructura a la creciente
importancia del deporte profesional en nuestro país y a las
modificaciones legales que se están operando en este ámbito.

Sin embargo, las actuaciones del Consejo Superior de Deportes también
deben dirigirse hacia otros fines. No podemos olvidar las destinadas
al control de dopaje que, como SS. SS. conocen, es un tema de gran
actualidad. Vamos a mantener el régimen administrativo con imposición
de sanciones sólo aplicables en el ámbito deportivo y vamos a
incrementar el número de controles antidopaje a otros deportes a los
que hasta ahora no se les practicaba. Otro de los objetivos
fundamentales en la lucha para erradicar el dopaje es el de la
armonización del régimen sancionador establecido por las diferentes
federaciones, así como el impulso de la lucha contra el tráfico y la
utilización indebida de anabolizantes.

Asimismo, vamos a continuar con nuestro programa de incentivos al
deporte de alto nivel. Ya saben ustedes que el recientemente probado
-hace dos o tres Consejos de Ministros, ya era yo ministro de
Educación- Reglamento del Impuesto sobre la Renta de las Personas
Físicas supone que las ayudas económicas que reciban los deportistas
de alto nivel para la formación y tecnificación estarán exentas del
pago de este impuesto hasta el límite de los primeros cinco millones.

Desde otro punto de vista, los municipios constituyen el lugar
adecuado, esencial e indiscutible para aplicar una política destinada
a difundir el conocimiento y la práctica de las actividades
deportivas. Por ello, seguiremos reforzando los cauces de
colaboración con los mismos a través de acuerdos y convenios con la
Federación Española de Municipios y Provincias y las autonomías.

Insisto, una vez más, en que el deporte en las edades tempranas -lo
dije al principio de mi intervención- es fundamental no sólo para el
desarrollo físico del individuo sino para su desarrollo como persona.

Debemos, pues, fomentar y promocionar el deporte en la infancia y la
juventud, a través de tres ejes básicos. El primero el del denominado
programa de detección de talentos, cuyo objetivo final es el de
descubrir aquellos deportistas que puedan llegar a destacar en sus
respectivas modalidades y dotarles de los medios necesarios para
desarrollar todas sus capacidades.

El segundo, la promoción del deporte escolar, con la organización del
Campeonato de España Escolar y del Campeonato de España Juvenil como
culminación natural de los procesos deportivos iniciados en las
distintas comunidades autónomas y que constituye el cauce óptimo para
fomentar la práctica deportiva en sus respectivos ámbitos
territoriales.




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El tercero y último es coordinar las actividades deportivas
universitarias, en colaboración con las universidades españolas. Es
en este marco donde se realizan los campeonatos de España
universitarios y los diferentes torneos universitarios. Debo
mencionar aquí, porque es importante y tendrá lugar este año, la gran
fiesta del deporte universitario mundial que, como ustedes conocen,
tendrá lugar en Palma. Se trata de la Universiada’99 y será otro de
los grandes acontecimientos deportivos que se van a celebrar en
España y en los que el Gobierno ha estado y estará presente
presentando su ayuda financiera y su colaboración institucional.

Desde otro punto de vista, haré una breve referencia a otra obviedad,
que para poder practicar el deporte de forma digna es necesario
contar con infraestructuras adecuadas y por eso existe el Plan
general de infraestructuras deportivas que, a lo largo de los últimos
años, ha dotado de infraestructuras deportivas a los centros
escolares y universitarios.

Voy a finalizar ya haciendo una breve mención al apoyo institucional
del Gobierno a todas aquellas ciudades en cuyo ámbito pueda
celebrarse alguno de los grandes eventos deportivos internacionales
y, cómo no, al Comité Paralímpico Español que, como es sabido,
desarrolla su labor con deportistas que tienen discapacidades y que,
gracias a la reciente modificación de la Ley del Deporte, ha
adquirido la misma naturaleza y funciones que el COI, el Comité
Olímpico Español. Ello redundará sin duda en los grandes éxitos y en
el gran futuro que se avecina para los deportistas de alto nivel
discapacitados.

Con ello, señoras y señores diputados -señor presidente, ya termino-
permítame que exponga un breve apartado final sobre el sentido que he
querido dar a mi intervención, aunque supongo que ustedes ya lo
habrían percibido. He intentado fijar las grandes líneas diciendo
ciertas cosas. No he andado recreándome en el pasado ni contando lo
hecho, porque ya es conocido. Tampoco me he remitido a los siglos de
los siglos porque creo que no es procedente hacerlo ahora. Y, sobre
todo, he querido apuntar tres o cuatro ideas, que quizá hayan sido
más desarrolladas, en el tema de universidades y en el tema de la
cultura.

Ahora, con mucho gusto quedo a su disposición para responder a lo que
sobre estos temas estimen oportuno y conveniente, hoy y cualquier
otro día, como lo está también el resto de altos cargos del
departamento que dirijo.

Muchas gracias, señor presidente.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor ministro.

Doy la palabra al Grupo Parlamentario Mixto, primer peticionario de
la comparecencia del señor ministro de Educación y Cultura. Va a
intervenir un solo portavoz, no se va a dividir la intervención. Es
un acuerdo de la Junta de Portavoces y Mesa de esta mañana. Por
tanto, digan ustedes quién va a intervenir.




El señor ALCARAZ RAMOS: Señor presidente, es cierto que el acuerdo se
refería a que no hubiera distinción dentro de los grupos, en el
sentido de especialistas -por así decirlo- de educación, cultura y
deporte, pero
la tradición ha venido permitiendo que dentro del Grupo Mixto más de
una fuerza política pudiera expresarse.




El señor PRESIDENTE: Es cierto ese principio, salvo cuando la propia
Junta de Portavoces y la Mesa acuerdan, para el orden de esta tarde,
que intervenga un portavoz por cada grupo.




El señor ALCARAZ RAMOS: Pero se interpretaba en otro sentido.




El señor PRESIDENTE: Quizá, desde luego yo no lo he interpretado así,
pero puede que yo esté equivocado.




El señor ALCARAZ RAMOS: En cualquier caso, mi compañero de grupo ha
abandonado la sala.




El señor PRESIDENTE: Señor Alcaraz, tiene la palabra para su
intervención, por el Grupo Parlamentario Mixto.




El señor ALCARAZ RAMOS: Señor ministro, desde luego deben ser mis
primeras palabras como portavoz de Nueva Izquierda-Iniciativa per
Catalunya, para agradecer la deferencia que ha tenido al solicitar
rápidamente una primera comparecencia, de las que estoy seguro se
reiterarán en los próximos meses.

No se le oculta a usted, como creo que a nadie, que por razones
ajenas a su voluntad, seguramente, llega a ministro de Educación y
Cultura con el estigma de la provisionalidad, de un período breve de
legislatura en el que va tener que, en principio, intentar sacar a
adelante, por lo que le doy ya el beneficio de la duda, proyectos que
su antecesora, y en definitiva el Gobierno, del cual usted también
formaba parte, no han sido capaces de sacar en años anteriores. Por
tanto, no tome esta crítica como una alusión personal sino en aquello
que tiene de colectivo.

Quizá por ello, he de decirle que la música de su intervención ha
resultado agradable. No quiero hacer comparaciones odiosas, pero
desde luego la música ha sido más agradable que la interpretada en
anteriores ocasiones, aunque la letra sigue sin gustarnos en muchos
de los aspectos que usted ha planteado.

De alguna forma, si me permite decírselo, usted se ha escrito la
carta a los Reyes Magos. Usted mismo se ha sentido rey mago y ha
escrito una carta de buenos deseos, de cosas que quiere hacer en su
Ministerio. Es loable que empiece con ímpetu su dedicación, pero,
francamente, o bien los niveles de indefinición permiten que esa
carta sea muy amplia o nos tememos -y aquí sí debo expresar esta
opinión política- que muchas de las cosas que ha anunciado no se van
a ejecutar, sobre todo, por que muchas de las cosas a que usted ha
aludido contrastan con aspectos de lo desarrollado hasta ahora. En
parte, porque usted, en un gesto que políticamente es comprensible
y que incluso personalmente le honra, no ha rechazado cosas hechas por
su antecesora en el cargo y, en parte, porque está constreñido por
los Presupuestos Generales del Estado que han sido aprobados, con los



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cuales muchas de las cosas que usted ha indicado es imposible que se
vayan a desarrollar en todo este año.

Esto es importante decirlo, porque si nos quedamos en las buenas
intenciones, yo puedo suscribir prácticamente todo lo que ha dicho
-prácticamente todo-, el problema es cómo se va a poder ejecutar y
cómo se va a poder ejecutar en el tiempo de legislatura que queda y
con el tiempo de legislatura que se ha perdido.

Entrando en algunos aspectos de la reforma de la ESO, a la que usted
se ha referido, en unas declaraciones a poco de tomar posesión usted
pedía tranquilidad, no había nada decidido, pero sería bueno que
hubiera ya algunas decisiones. Circuló el borrador de real decreto
donde aparecía el nuevo currículo de la ESO que, como usted mismo
decía ahora, trae su origen en el famoso plan de mejora de las
humanidades, a partir de unos determinados consensos, por los cuales
se puede reconocer en ese borrador de real decreto algunas mejoras;
pero no niega tampoco usted que a costa de muchos problemas y de
insuficiencias que aparecen en algunas áreas determinadas de
conocimiento. Por lo tanto, es inevitable preguntarle qué va a pasar
con ese borrador y cuál es la posición final que usted mantiene. Hay
que recordar que ese borrador incluye una opción técnica en cuarto
curso de la ESO, destinada directamente a la formación profesional,
lo que, de alguna manera, puede contradecir el hecho de que, como
dispone la ley, todo estudiante que obtenga el graduado en educación
secundaria tendrá la posibilidad de cursar bachillerato. Pero es que,
además, ese borrador incorpora una reforma curricular que se ha
realizado hasta la fecha sin tener en cuenta colectivos implicados, y
nos tememos que se van a ir acumulando los problemas sectoriales, en
algunos casos quizás corporativos, pero en otros justificados, y van
a encontrarse una fuente de problemas. En definitiva, la pregunta
sigue siendo la misma: ¿qué va a pasar con este borrador?
Alude a usted a que han conversaciones. Nos parece oportuno. Nosotros
vamos a estar siempre a favor de que en los grandes temas de
educación y cultura se trabaje por consenso, pero nos gustaría que
aclara si han empezado ya esas conversaciones, con quién y qué plazos
se han marcado. Porque en la tradición de este Ministerio, se nos ha
acostumbrado en algunas materias a que la reivindicación del consenso
como método de trabajo se convertía en la práctica en una fórmula
para aplazar sine die la resolución de los problemas y que después
los consensos con la comunidad educativa o con el conjunto de fuerzas
políticas se reinterpretaban sólo en clave de llegar a acuerdos con
aliados parlamentarios, de los que excluían a las demás fuerzas
políticas y a buena parte de la rica comunidad universitaria. Por lo
tanto, al menos para Nueva Izquierda-Iniciativa per Catalunya, está
muy bien el consenso, pero siempre y cuando no pueda interpretarse
como una excusa para el aplazamiento indefinido de problemas e,
insisto una vez más, en un período de la legislatura en el que ya
vamos muy mal de tiempo.

En cuanto al desarrollo de la Logse, que acumula una serie de
cuestiones como la incorporación del primer ciclo de la ESO a
institutos, implantación de formación profesional específica, los
centros de secundaria, cumplimiento de requisitos mínimos en centros
públicos, realización
de una política que compense profundas desigualdades,
etcétera, continúa permanente el problema de la fijación de una
relación entre causa y efecto en cuanto a la financiación que pueda
existir, para que todo aquello que son bellas palabras se convierta
en realidad. Hay que recordar, y no podemos dejar de hacerlo, que
esta cámara con los votos del Grupo Parlamentario Popular, y se
supone que con la aquiescencia del Gobierno, ha rechazado iniciativas
parlamentarias de diverso tipo que trataban de establecer unos medios
que dieran satisfacción a esto. Por lo tanto, la pregunta de nuevo es
evidente: ¿qué va a hacerse en esta materia?
Una alusión brevísima a algo a lo que creo que no se ha referido, o
quizás se me ha podido pasar. Su antecesora en el cargo en algún
momento, y seguramente buscando en programas electorales de su
partido encontraríamos alguna cita, se refirió a la necesidad de
cambiar la selectividad. ¿Qué proyecto tiene usted sobre esta
materia, que también va a requerir esfuerzos de consenso?
Pasando a cuestiones de universidad, me alegro que se haya reunido
con el Consejo de Universidades, que es una pieza clave, formal y
materialmente, del sistema universitario español. Espero que sus
relaciones con los rectores sean sustancialmente mejores que las que
mantuvo su antecesora y el último secretario de Estado de
Universidades. Espero que no someta usted a este país al bochorno de
que, por tercer año consecutivo, en las aperturas de curso los
rectores de universidad tengan que recordarle al Gobierno las cosas
que hace mal o que simplemente no hace en materia universitaria. Si
en otras materias ha habido conflicto y debate en profundidad sobre
algunas decisiones adoptadas por el Ministerio, la verdad es que en
materia universitaria no ha habido debate porque no ha habido
actuaciones, salvo los famosos decretos de tercer ciclo y reforma de
planes de estudio, que además llegaron tarde y que a veces no se
están aplicando porque materialmente es muy difícil aplicarlos. Pero
sí que ha habido una cosa en su intervención que me ha preocupado
profundamente.

Ha aludido a la necesidad de la reforma de la LRU y, además, con unos
argumentos que yo comparto. En esta cámara y en un caso en el que
usted fue involuntario protagonista del debate de la interpelación
porque su antecesora estaba en una final de la copa... (Rumores.)
Como ministra de Deportes, pero le ruego que, en la medida de lo
posible, cuando se debata el tema de universidades no vaya al fútbol.

(El señor Guerra Zunzunegui: Mens sana, in corpore sano) Daré por no
oída la alusión del compañero del Grupo Popular porque daría lugar a
algunos chistes indeseables. Ya se anunció, incluso lo anunció usted
en aquella intervención hecha al galope, leyendo los papeles que le
habían preparado, que había un compromiso del Gobierno de presentar
urgentemente el proyecto de reforma de la LRU. Posteriormente,
algunos grupos de esta Cámara hemos traído proposiciones de ley de
reforma. Fueron rechazados por el Grupo Parlamentario Popular, con el
argumento de que el Gobierno, de manera inminente, lo presentaba. Se
produjo por parte de Nueva Izquierda y del Grupo Socialista otra
interpelación con una moción donde se pedía. Se prometió paraantes de
que finalizara el período de sesiones. La verdad



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es que en este campo el incumplimiento del Gobierno con la
universidad española es ya clamoroso. Es verdad que se produce un
cambio ministerial cuando parece que el proyecto, como decía un
periódico, estaba en la antesala del Consejo de Ministros. Si
hubiéramos de creer en las promesas hechas, en la antesala y cubierto
de polvo y telarañas, por las veces que se ha prometido que iba a
llegar. Sin embargo, usted no ha dicho que lo vaya a plantear de
manera inminente, y esto sí que es preocupante, porque volver a dar
una solución vía decreto para aquellos profesores en situación
precaria etcétera, no dejará de ser un parche. Usted no ha anunciado
hoy una fecha mínima (le alabo la prudencia, antes lo hacían) para
presentar el proyecto de reforma de la LRU, y esto sí que es muy
importante porque determina toda la política universitaria. Lo demás,
buenas intenciones, porque lo de la autonomía universitaria está muy
bien, pero veremos cómo lo interpretan. En estos casos siempre me
sale del alma recordar que soy profesor de derecho constitucional de
la Universidad de Alicante y que en aquella Universidad estas cosas
de la autonomía universitaria no están muy claras para algunas
personas de su partido. En fin, dejémoslo correr. Para la reforma del
profesorado y la reforma del Consejo de Universidades, está muy bien
que usted nombra mañana a un nuevo secretario, pero aunque usted
tenga buena relación con el Consejo de Universidades, es un órgano
que necesita otra estructura. Lo que hace falta son otros elementos
que refuercen la autonomía universitaria y elementos de financiación,
y eso es lo que usted hoy no ha anunciado.

Ha hecho una intervención en materia de financiación que es un
notable avance respecto de lo que había dicho su antecesora hasta
ahora, ese deseo de colaborar con comunidades autónomas y
universidades en financiación, pero, pese a todo, reconocerá que el
proyecto es absolutamente evanescente. Citaba usted esa cifra que nos
deja muy bien, porque sólo Finlandia queda por delante, pero sabe
también que en financiación, desgraciadamente, no somos los segundos
por delante, sino los segundos por la cola, sólo por delante de
Grecia, y también en los últimos lugares en la Unión Europea y de los
últimos en financiación universitaria en todos los Estados de la
OCDE. Esa es la cuestión. Romper el círculo vicioso de decir: son
competencias de comunidades autónomas, desoyendo la función general
que la universidad tiene que cumplir en el futuro, es un error
garrafal. Y seguir simplemente hablando de la endogamia y de que la
universidad debe formar buenos profesionales y todo ese tipo de
tópicos, está muy bien. No lo ha dicho usted, y me alegro de que no
haya dicho la palabra endogamia, pero me curo en salud porque ha sido
el discurso habitual de su partido. En cualquier caso, me gustaría
que concretara más lo de los proyectos de financiación con las
comunidades autónomas.

Supongo que empezaré a estar fuera de tiempo, pero quiero referirme a
investigación.




El señor PRESIDENTE: Acierta usted, señor Alcaraz. (Risas.)
El señor ALCARAZ RAMOS: Muchas gracias, señor presidente.

Permítame que le diga que no soy tan optimista como usted en cuanto a
la investigación. Se está muy lejos del 2 por ciento del PIB. Y en
cuanto al CSIC, la situación de estancamiento en nuevos
investigadores, las situaciones de precariedad permanente, etcétera,
son elementos que claman al cielo, impropios de un sistema como el
que usted ha glosado, del que ha dicho la importancia que tiene como
principal centro de investigación del Estado, y a eso no ha dado
respuesta.

Por lo que se refiere a cultura, la verdad es que usted ha dicho
cosas de cultura general. Nos ha definido esta bella política de
cumpleaños felices que vamos a celebrar entre españoles nacidos en
Sevilla y nacidos en Gante, pero la verdad es que en cultura me
parece que usted debería haber insistido un poco más en algunos temas
fundamentales. Me parece bien el diálogo con comunidades autónomas,
pero el problema sigue siendo hasta cuándo se va a poder mantener el
sistema -y la solución no son los patronatos, podrán en algunos
casos, pero no como línea general- de qué hacer con las competencias
compartidas que están sirviendo para eludir responsabilidades de
diversas administraciones públicas. No puede ser que la red de
bibliotecas públicas del Estado esté en un 90 ó 95 por ciento por
debajo de cualquier índice europeo o mundial de fondos
bibliográficos. No puede ser que haya bibliotecas de la red estatal
en las que los fondos no estén ni catalogados; o no puede ser que
haya museos con graves problemas de mantenimiento porque no está
definida la competencia. Éste sí que es el problema a abordar
lógicamente con las comunidades autónomas, en su caso con
ayuntamientos y, lógicamente, con la iniciativa privada, fundaciones,
etcétera.

Tampoco ha habido ninguna alusión a la realidad plurilingüe del
Estado español -voy concluyendo, señor presidente-; ni tampoco -y
todo esto entiéndalo como preguntas- se ha referido a las políticas
sobre cite y audiovisual, porque no se puede hablar del siglo próximo
sin hacer una alusión a esto más allá de que qué bien están y que
nuestros creadores son muy conocidos; o la política del libro; o la
difusión social de nuevas tecnologías y la cultura científica; o un
tema de pasada pero que está enquistado, como el del Archivo de la
Corona de Aragón.

En cuanto a deporte, abreviaré. No sé si lo de elogiar talentos
tendrá algo que ver con alguna visita a las pistas de esquí nórdico
de Baqueira Beret.

Finalmente, como conclusión he de decirle que en su intervención ha
habido pocas novedades sustantivas, más allá de las buenas
intenciones que, como el valor, se le reconocen. Por tanto, para que
la conclusión de esta primera comparecencia no sea la de qué rico en
palabras pero pobre en ideas, sería muy e agradecer que fuera
contestando a todas las preguntas que le vamos formulando.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Parlamentario Socialista, para su
intervención como peticionaria también de esta comparecencia, doña
Clementina Díez de Baldeón tiene la palabra.




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La señora DÍEZ DE BALDEÓN GARCÍA: Señor ministro, quisiera aprovechar
su primera comparecencia pública en esta Comisión para darle la
enhorabuena -ya tuve ocasión de hacerlo en privado- y desearle, por
el bien de toda la comunidad educativa, que tenga usted muchos éxitos
en su gestión, porque será para el bien de todos.

Señor ministro, voy a centrar mi intervención sobre todo en temas de
educación, por falta de tiempo y porque hemos pedido también la
comparecencia en la Comisión Mixta de Investigación y Desarrollo y
también otra para los temas de cultura y deportes.

Se hace usted cargo, señor ministro, caso al final de esta
legislatura, de un Ministerio que es apasionante y complejo. Un
Ministerio que, sin embargo, ha sido desgraciadamente muy mal
administrado por su antecesora y que se ha caracterizado por la
gestión errática y la falta de liderazgo. Aparece usted ahora con un
tarro de bálsamo para curar heridas abiertas a lo largo de toda la
legislatura, pero sin embargo, pese a sus buenas intenciones, pese a
ese alarde de sentido común y de buenos deseos de diálogo, de
consenso, tiene usted dos problemas objetivos importantísimos, que
son: por un lado, la falta de tiempo, tiene usted muy poco tiempo, y,
por otro, tiene usted falta de dinero, porque en este presupuesto con
el que tiene que gestionar todos sus deseos no ha intervenido usted
y, desde luego, por lo que este Gobierno se ha caracterizado hasta
ahora, a pesar de la publicidad, es porque no ha priorizado
suficientemente la educación en el momento en el que estamos.

Quisiera centrar mi intervención en tres cuestiones que me parecen
importantes en este momento. En primer lugar, las transferencias
educativas; en segundo lugar, la situación universitaria, y, en
tercer lugar, el famoso borrador de reforma del currículum de la ESO.

En cuanto a las transferencias educativas, señor Rajoy, usted no ha
dicho nada o muy poco sobre las transferencias, y hay una cuestión
importantísima, de la que están pendientes ahora mismo las seis
comunidades con las que tiene usted que negociar, y es si realmente
se van a cerrar únicamente a coste efectivo o va a haber además
alguna inclusión de una financiación adicional. Éste es un problema
de fondo y usted sabe que es así. Seguramente usted me va a contestar
que se van a cerrar a coste efectivo, que ésas son las reglas del
juego, aunque usted no las haya hecho, que estaban así, y que
realmente tiene que hacerlo así porque es como funciona. Sin embargo,
haya una situación específica para cerrar cuanto estas transferencias
a las que quisiera referirme. Hay al menos tres razones que hacen que
en este momento las transferencias educativas tengan una situación
especial y sean algo distintas a cómo fue el proceso anterior.

En primer lugar, existe ahora una falta de homologación en el
sistema. Hay una falta de homogeneización del coste efectivo de las
transferencias, que es consecuencia de la defectuosa
territorialización del gasto. Por eso ahora es más necesario que
nunca considerar la situación actual del mapa educativo. No todas las
comunidades tienen los mismos recursos en la actualidad en relación
a su población. Se parte, por tanto, de una situación asimétrica. Pero
es que además -y usted lo sabe bien-
ahora la situación se complica con el nuevo modelo de financiación
autonómica que ustedes han hecho y que los socialistas hemos
rechazado. Ahora el nuevo modelo de financiación implica que no pueda
revisarse cada cinco años la evolución producida en la comunidad
autónoma en variables tan significativas como el censo de la
población, la dispersión o la insularidad, como venía sucediendo
hasta ahora. Eso implica que las transferencias que se vayan a cerrar
a partir de ahora se realizarán según una foto fija, una foto que va
a corresponder al coste efectivo en la actualidad más la evolución
del PIB nominal, pero no se va a tener en cuenta como revisión
ninguna otra consideración en el futuro. Esto es un error, porque la
realidad no es estática, es dinámica y mucho más la realidad
educativa en este momento. El actual modelo de financiación implica
de hecho que la horquilla de las diferencias territoriales en
educación, en lugar de irse cerrando como debiera si el sistema
introdujera mecanismos de compensación, se vaya abriendo
progresivamente. En el futuro, si no lo remediamos, los niños y las
niñas, los jóvenes tendrán recursos educativos mejores o peores según
sea la comunidad autónoma donde hayan nacido y, lo que es más grave,
esta desigualdad puede ser creciente. Por eso, señor ministro, no es
un destino que no pueda evitarse. No podemos admitir una fatalidad
inexorable que ocasione el que un niño o una niña por el hecho de
haber nacido en Galicia, en Madrid, en el País Vasco, en Extremadura
o en Andalucía, tenga una educación pública de mejor o peor calidad.

El Estado, en este caso usted, tiene la obligación de garantizar los
derechos consagrados en nuestra Constitución, y el derecho a la
educación es uno de ellos. Otro derecho fundamental es la igualdad de
oportunidades y la no discriminación. Por eso la educación, de la que
como digo ahora es usted su máximo responsable, constituye un bien
colectivo que no puede regularse mediante el simple funcionamiento
del mercado o de las posibilidades de cada territorio. Sólo desde una
planificación global que permita ir superando las diferencias, se
podrán arbitrar las medidas necesarias que permitan la equidad y la
cohesión entre personas y territorios.

En segundo lugar, señor ministro, hay también otra característica
específica, y es que estas transferencias educativas se van a
producir en pleno proceso de implantación de la reforma educativa. La
ampliación de la escolarización obligatoria de los 14 a los 16 años,
la nueva formación profesional, la ampliación de la educación
infantil, los programas de garantía social, necesitan muchísimos más
recursos de los que ustedes han destinado hasta ahora. A pesar de que
el mapa idílico y de estas intenciones que nos ha presentado, la
realidad, señor ministro, es que las inversiones nuevas apenas han
crecido. El número de profesores tampoco ha experimentado el
necesario incremento. El número de becarios universitarios ha
disminuido. Dice usted que tiene aquí datos para poder rebatirme y yo
lamento no poder rebatirle a usted, pero la verdad es que hay 23.000
becarios universitarios menos en España este año. No se comprende,
teniendo en cuenta que somos el país de la Unión Europea que menos
becas destina a ayudas directas a estudiantes. Además, señor
ministro, también se han reducido



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los programas de educación compensatoria en partidas que ya eran de
por sí insignificantes, por no hablar de la formación profesional,
que ustedes en su día calificaron de dimensión estratégica para el
empleo, y por lo menos ahora, en un ataque de realismo, usted dicho
que ha sido claramente insuficiente lo que han hecho.

Señor ministro, la formación profesional ha sido la gran olvidada por
el Gobierno. En dos años han desaparecido 25.000 plazas escolares de
formación profesional en segundo grado y no se han creado 6.000
puestos escolares previstos de grado medio y superior. Todo eso ha
sido como consecuencia de un retraso en la implantación de la
formación profesional de la Logse y tampoco se han puesto en marcha
los nuevos ciclos formativos. Por eso, señor ministro, resultaron muy
sorprendentes -al menos, a mí me lo parecieron- sus primeras
declaraciones diciendo que estaba considerando la posibilidad de
hacer escuelas universitarias de formación profesional a fin de
dignificar estos estudios. La formación profesional de grado superior
es eso, una enseñanza superior no universitaria, y la mejor manera de
dignificarla es dotarla de calidad y prestigio académico y vincularla
al mundo empresarial, algo que no se ha hecho hasta ahora. Un mero
cambio en el título no significaría nada e incluirla en el ámbito
académico universitario no tendría demasiado sentido teniendo en
cuenta que tiene una dinámica específica. Si de verdad quiere
dignificar estos estudios, señor ministro, empiece haciendo centros
para impartir esta enseñanza, centros específicos de formación
profesional superior, y saque a estos estudiantes de los centros de
secundaria.

He hecho este pequeño inciso porque me sorprendió lo que usted dijo,
pero quisiera volver al tema. Señor ministro, la realidad es que
ustedes han hecho muy poco por la educación, no han hecho lo
suficiente por la educación en un momento en el que hay dinero y,
sobre todo, en un momento de reforma tan importante como éste. En
realidad, ustedes nunca creyeron en la Logse, pero, señor ministro,
aquí no tiene más posibilidad que aplicarla o llevar a cabo un cambio
de la misma. Si no va a hacer este cambio, tienen que apoyarla,
porque no es posible hacer como hasta ahora todo tipo de intentonas
raras y no consolidar todo lo que estaba previsto.

El desarrollo de la Logse, señor ministro -y ahora se van a cerrar
las transferencias-, no puede recaer de forma financiera única y
exclusivamente en las comunidades autónomas con competencias. Muchas
de ellas no tienen recursos suficientes para ello y, en el caso de
que los tuvieran, tendrían que endeudarse o detraer fondos de otras
partidas igualmente importantes. Por eso, señor ministro, toda la
comunidad educativa firmó el pasado año la declaración conjunta en
favor de la educación, en la que se solicitó un pacto de financiación
plurianual para situar el gasto educativo en la media de los países
desarrollados. Los socialistas recogimos esta demanda y presentamos
una ley de calidad e igualdad y de financiación, en la que
solicitábamos 600.000 millones en cuatro años para el conjunto de las
comunidades autónomas a fin de aplicar la reforma educativa con
criterios de calidad para todos. El Gobierno y el Partido Popular
votaron en contra y esta proposición de ley fue rechazada, pero no
descartamos
volver a presentarla porque la consideramos necesaria.

En segundo lugar, me va a permitir que hable de la situación
universitaria. Tiene aquí también, señor ministro, un importante
desafío y deberá actuar de forma muy diligente si quiere reparar la
falta de liderazgo y la despreocupación absoluta de su antecesora en
este terreno. Tendrá que tratar no sólo de reparar las relaciones con
los rectores, sino que resulta urgente dinamizar el Consejo de
Universidades como órgano de coordinación, planificación
y orientación del sistema universitario. Dice usted que mañana va a
nombrar a un nuevo secretario del Consejo de Universidades, el cuarto
en esta legislatura. A ver si a la cuarta va la vencida y este nuevo
secretario de Estado puede dinamizar de verdad el Consejo. Por tanto,
tienen ante sí un reto importante, despertar al Consejo de
Universidades de su letargo y conseguir que no vuelvan a ocurrir las
tensiones políticas existentes entre la comisión académica y de
planificación, al tiempo que se agiliza la coordinación del sistema.

Resulta prioritario este asunto si queremos que ahora mismo la
universidad española no quede reducida en 17 subsistemas, encerrados
a su vez en sus correspondientes cajones estanco; es lo que está
ocurriendo ahora. La movilidad estudiantil, que usted consideraba tan
importante, y del profesorado depende de ello, pero no se ha hecho.

Hay que dinamizar el Consejo o dotarle de una nueva estructura porque
no responde.

Con todo, señor ministro, me va a permitir que le diga que el
principal reto de nuestras universidades es hacer compatible la
exigencia de calidad con una universidad abierta al conjunto de la
sociedad y que garantice la equidad social y territorial. Para
afrontar este reto el principal problema es la falta de financiación;
aquí ha dicho muy poco sobre esto. Es cierto que no todos los
problemas universitarios son económicos, pero la mayoría de ellos no
podrán resolverse mientras no se incremente de manera significativa
la financiación a las universidades. No debemos interpretar la falta
de financiación como la sempiterna cantinela de los rectores. Es en
este momento un mal estructural basado en datos objetivos. Le daré
sólo dos. En España, el gasto total, público y privado, es del 1,1
por ciento del PIB, mientras los países de la OCDE destinan el 1,5
por ciento. Hay, pues, un notable desfase de 0,4 puntos del PIB.

Además, si este déficit se combina con la alta tasa de escolarización
universitaria, el resultado es que el gasto por alumno es uno de los
más bajos de los países de la OCDE. En la actualidad, este gasto es
en España de 4.944 dólares por estudiante y año, frente a los 10.444
dólares que destinan los países de la OCDE. ¿Hay que reducir el
número de estudiantes universitarios? ¿Hay demasiados? Me preguntaba
usted eso en una conversación privada. Le contesté entonces y le
reitero ahora lo mismo. No parece, señor ministro, que eso sea
deseable, ni mucho menos posible. Aquí, disiento de su diagnóstico.

Decía que, en el futuro, la situación no estará controlada por la
demanda sino por la oferta. La demanda universitaria, señor ministro,
será creciente, por tres cuestiones fundamentales. En primer lugar,
por el incremento demográfico. Al menos durante los próximosaños,
todavía llegará a las aulas universitarias un número



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significativo de jóvenes. En segundo lugar, por la escolarización
obligatoria hasta los dieciséis años, que lógicamente incrementará
las expectativas de estudios superiores. Finalmente, habrá, como ya
hay en otros países de nuestro entorno, un notable incremento de la
demanda de estudios universitarios por parte de la población adulta.

Estamos inmersos en la sociedad del conocimiento, que demanda una
formación permanente. Por tanto, no es aventurado pensar que, en el
futuro, las aulas universitarias deberán atender una demanda
creciente no sólo de diplomaturas y licenciaturas como las ya
existentes, sino que se incrementará también la demanda de estudios
universitarios complementarios y los estudios de posgrado y de tercer
ciclo. Para abordar este reto, la respuesta no puede ser que las
comunidades autónomas sean las que pongan toda la financiación
necesaria. Usted sabe bien que la mayoría de los territorios no
dispone de recursos económicos para ello. Al margen de estas
consideraciones, me gustaría preguntarle directamente, porque no lo
sabemos muy bien, si ve posible alguna financiación adicional para
solucionar el problema y si el Gobierno ha considerado la posibilidad
de establecer una financiación específica para solucionar el grave
problema de los profesores universitarios que se encuentran en una
situación de precaridad laboral, trabajando a tiempo completo con
salarios ridículos. Señor Ministro, no sabemos qué va a hacer con el
borrador de reforma de la LRU. ¿Va a partir de cero? ¿Va a seguir en
marcha el mismo? ¿Habrá cambios en las figuras previstas en el título
V? Nos gustaría saber en qué sentido.

Por último -y acabo ya-, quisiera preguntarle por el borrador de
decreto de reforma de la educación secundaria obligatoria en relación
con algunas cuestiones que usted no ha mencionado. Respecto a este
borrador de decreto, dice que, en la situación actual, usted está en
el punto tercero de la moción -es lo que os ha dicho- y, en segundo
lugar, que lo que usted quiere con este borrador es atender a las
recomendaciones del dictamen de la Comisión de Humanidades. Señor
ministro, no dispongo de tiempo suficiente para entrar en el fondo de
la cuestión y analizar bien lo que supone este borrador de decreto,
pero fíjese qué contradicción tan manifiesta tiene el propio borrador
con las recomendaciones del dictamen de la Comisión de Humanidades,
lo que no puede hacer es mantener al mismo tiempo este borrador,
porque son cosas completamente diferentes, y le pongo ejemplos. ¿Cómo
es posible que si lo que se pretende es incrementar los conocimientos
de humanidades, se recorte la música y la formación plástica y
visual? ¿Cómo es posible que para incrementar el conocimiento
humanístico, nuestros estudiantes sean analfabetos absolutos en
biología o geología? ¿Cree usted posible que, a fines del siglo XX,
el conocimiento de las humanidades haga que nuestros estudiantes no
sepan nada sobre el funcionamiento de su cuerpo o de los otros seres
vivos, o sobre cómo se generó este planeta? ¿Le parece sensato?
Además, ¿cómo va a defender usted este borrador si nos está diciendo
que el deporte es fundamental y que hay que hacer una apuesta para
que nuestros jóvenes hagan deporte y, al mismo tiempo, este borrador
de decreto suprime también horas de deporte? En fin, está plagado
de contradicciones con el propio dictamen. Pero es que también en la
forma, señor Rajoy, tal como se presentó, no buscaba el consenso, que
era lo que impulsaba precisamente aquella recomendación que se aprobó
en esta Cámara, porque los responsables educativos se enteraron por
la prensa de este borrador de decreto.

Acabo ya, señor presidente, con tres preguntas concretas sobre el
citado borrador. Me gustaría que usted, aparte de decir que está
buscando el consenso -cosa que está muy bien y nosotros lo alabamos-,
nos dijera qué piensan hacer con este decreto. Es decir, ¿este
decreto se va a terminar transformando en una norma básica para el
conjunto de todas las comunidades autónomas, para el conjunto del
Estado, lo va a ser de aplicación en las comunidades autónomas
todavía dependientes del MEC (lo cual sería un contrasentido porque
cuando tengan que aplicarlo ya tendrán las transferencias) o
únicamente lo van a dejar en el terreno de la mera recomendación? Me
gustaría que, por favor, me contestara.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Parlamentario Federal de Izquierda
Unidad, tercera fuerza peticionaria de esta comparecencia, doña María
Jesús Aramburu tiene la palabra.




La señora ARAMBURU DEL RÍO: Buenas tardes, señor ministro, don
Mariano. Hoy todavía puedo decirle que es un placer recibirle, porque
es usted en política educativa un melón por calar (Risas), aunque he
oído que, como bien gallego, nunca se sabe si sube o baja, pero
permítame que le aconseje humildemente que aprenda de los errores de
doña Esperanza, fundamentalmente a no gobernar por decreto. La
comunidad educativa, por su idiosincrasia, sólo entiende de
consensos, y así he entendido que ha manifestado será su voluntad.

Efectivamente, parece que su talante lo avala, su programa lo ata y
los presupuestos le secuestran. Yo le adelanto, como portavoz de
Educación por el Grupo de Izquierda Unida, que para buscar soluciones
a la encrucijada educativa me tendrá siempre a su lado; de lo
contrario, como siempre, me tendrá de leal oposición en defensa de
los míos, que también deberían serlos suyos.

Efectivamente, las informaciones -no novedosas- que acaba de
suministrarnos sobre su departamento, fundamentalmente en clave
continuista, aunque con algunos retoques, mediatizan las grandes
dosis de esperanzas albergadas en algunas franjas de la comunidad
educativa. De todas maneras, yo tengo una paciencia china - maoizante
casi- y he aprendido a esperar casi indefinidamente, pero en política
-usted lo sabe- el tiempo define las necesidades sociales y los
calendarios electorales, además de las contabilidades creativas
correspondientes, y tengo la impresión, don Mariano, de que estamos
en el último tramo donde sólo con las reformas pendientes que la
temporalidad admita podríamos despejar el sendero de la educación de
este país.

Me consta, don Mariano, que se ha leído los diarios de sesiones y
conoce bien el pensamiento político de cada grupo parlamentario y
sabe que para esta portavoz la enseñanza pública y de calidad es
innegociable. Sobre esa base me centraré, por razones de prioridad en
tiempos



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adjudicados, sólo en algunas cuestiones, reservándome el resto para
siguientes sesiones. Permítame que dada la coyuntura de esta
comparecencia, que se basa en la información y donde el aval de la
práctica no ha podido hacerle a usted todavía la prueba del nueve, mi
actitud sea de una gran cautela, pero sin renunciar a reflexionar en
voz alta sobre el estado del sistema en el que sí ha coparticipado
como miembro del Gobierno que constituyó su partido en el año 1996.

Sabe usted, don Mariano, que su predecesora en el cargo consiguió
algo que parecía inalcanzable: la confrontación con la mayor parte de
la comunidad educativa, rectores, directores de centros, estudiantes
de todos los niveles educativos, personal del sistema, sindicatos del
sector y fuerzas políticas, con las que no supo encontrar fórmulas de
negociación y acuerdo. Incumplió la comparecencia sobre la Logse en
años precedentes y produjo un retraso en el proceso de transferencias
educativas a las comunidades autónomas; aún quedan seis de las diez
comunidades. Yo, por ejemplo, tengo un especial interés en conocer
qué pasa en Asturias. No tiene justificación. Yo espero, don Mariano,
que no se deba a la crisis Marqués, ya que se tiene paralizada, como
usted bien sabe, gran parte de la Administración. Ella, doña
Esperanza, resultó opaca en la cuantificación de las transferencias
realizadas y se mostró insensible a los desequilibrios
y desigualdades interterritoriales del conjunto del sistema educativo.

Careció de una política impulsora de los ciclos de formación
profesional en un momento complejo por la coexistencia de las vías
entonces planteadas. Acentuó el proceso de privatización de la
educación infantil omitiendo fórmulas que permitiesen la promoción de
una red pública de educación. Asumió, sin darle la correspondiente
trascendencia, el desplazamiento de la financiación de la
investigación a programas lejanos y al desarrollo. Dejó que se
acentuase el problema universitario, manteniendo un enquistamiento de
la masiva eventualidad del profesorado y cerrando los ojos al
establecimiento de fórmulas de promoción. Se mostró ajena al mundo
universitario, tanto en temas estudiantiles -como la selectividad,
los planes de estudio o las becas- como en los referidos al personal
de las universidades y dio la callada por respuesta a actuaciones
entrometidas de las Fuerzas de Seguridad en la Universidad Autónoma
de Barcelona. Se obsesionó con la reforma de las humanidades, sin
observar las contradicciones que generaba. Por último -pero
probablemente lo más relevante-, continuó considerando secundaria la
financiación de la totalidad del sistema educativo, hoy por hoy
reconocida como insufiente en todos los ámbitos -el 6 por ciento del
PIB en enseñanza obligatoria, el 1,5 del PIB para la enseñanza
superior, el 2,2 para la investigación y el desarrollo-. Pero
seríamos injustos si todo el balance fuese negativo, pues quien sí ha
mostrado -y usted lo sabe- su apoyo y satisfacción al balance de doña
Esperanza ha sido la patronal educativa, por el ascenso que han
experimentado los conciertos educativos, que, curiosamente, han
repercutido en contra de la enseñanza pública.

Efectivamente, demos verosimilitud a la nueva fase que se abre de
pretendido viaje al centro introduciendo
un nuevo comportamiento hacia el arco parlamentario, los movimientos
sociales y la comunidad educativa en su conjunto. En este sentido,
don Mariano -escúcheme atentamente-, yo lo voy a proponer
solemnemente que abra dos mesas de diálogo. Esta es la prueba del
nueve a la que yo le someto. Se establecería una primera mesa de
diálogo, que se crearía antes de finalizar el mes de marzo, con las
fuerzas políticas, los representantes sociales y las instituciones en
su conjunto, que abordaría cuatro temas. En primer lugar, la
articulación de una ley de financiación para el sistema educativo que
corrija, mediante un fondo de cohesión consolidable, los
desequilibrios y las desigualdades interterritoriales y garantice la
calidad para la igualdad del sistema, que además permitiría
introducir una claridad diáfana en el proceso de transferencias
pendientes y daría luz a las que se han realizado. En segundo lugar,
abordaríamos -si así lo consideraran- la propuesta de una red pública
de educación infantil que garantizase la oferta de plazas educativas
y permitiera la simultánea integración igualitaria de hombres y
mujeres en el mercado laboral. El tercer tema sería el diseño de un
plan nacional público de implantación y extensión de los ciclos de
formación profesional que promoviera la cualificación social de las
personas que no eligen o no pueden optar por el camino clásico del
acceso a la universidad. En cuarto lugar, la búsqueda y captura de un
consenso para acometer la modificación de la Ley de Reforma
Universitaria que resolviera de forma urgente el problema del
profesorado contratado y la promoción de los numerarios y que
igualmente acometiera la necesaria reforma global de la ley que la
adaptase, por ser, como ya le he comentado, del año 1983, no pudiendo
tener en cuenta selectividad, planes de estudio, gobierno de la
universidad, estudio en general, libertad de cátedra ni personal de
las universidades públicas y privadas.

Una segunda mesa de diálogo, en el sentido que usted hacía
declarativo a lo largo del tronco de su discurso, se constituiría
para que la reforma de las humanidades se abordara antes de que
terminase mayo con el material acumulado como bagaje e incorporando a
los ausentes. Ya sabe que los sindicatos, algunas fuerzas políticas,
los estudiantes y algunas sociedades de padres no han estado en el
conjunto de las comisiones ni de la conferencia sectorial para
abordar el tema de la reforma de las universidades. Por tanto,
plantearíamos que con ese bagaje acumulado pusiera el reloj a cero a
partir del punto 3 de la moción.

Estas primeras propuestas de aterrizaje, exploratorio quizás, en dos
mesas de diálogo, con cuatro temas acotados, más uno, y con un tiempo
tasado en su inicio permitirían dar solvencia a sus declaraciones de
principios. Nos iremos conociendo, pero sepa que esta portavoz de
verbo duro es una apasionada de viajar al punto de encuentro, pero
siempre sobre la base de los ejes vertebradores de un modelo laico,
democrático e igualitario. Considero la educación, don Mariano, como
un derecho fundamental reconocido en la Constitución y en las leyes
orgánicas correspondientes y eso implica que los poderes públicos
tienen la obligación de garantizarla a todos y todas mediante una
alternativa financiada suficientemente y con la participación de
todos los sectores afectados. Nuestra apuestas es por una enseñanza
plural, pública,



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respetuosa con la diversidad y gestionada para compensar las
desigualdades sociales. Estos son nuestros indicadores de calidad y
las señas de identidad de una educación pública con las competencias
plenas transferidas a las comunidades autónomas y un mayor peso de
los ayuntamientos, siendo indispensable el fortalecimiento de los
diferentes consejos.

Señor ministro, la situación es tan compleja y está tan
irregularmente resuelta que me gustaría muy brevemente señalarle 15
elementos a considerar, del siguiente tenor. Primero, de las
inversiones previstas en la memoria económica de la Logse se están
realizando un 75 por ciento menos. Segundo, el gasto para estudiantes
universitarios en relación con el PIB per capita es en España casi 3/
5 de la tasa media de la OCDE. Tercero, no hay una puesta en
funcionamiento solvente del Fondo de Compensación Interterritorial
para la educación como condición para una justa culminación del
proceso de transferencias y reequilibrio de las realizadas. Cuarto,
hay una ausencia absoluta, por negativa de ustedes, de una ley de
calidad y para la igualdad de la educación como instrumento que haga
efectivos los derechos constitucionales. Quinto, existencia efectiva
de un plan de atención a la diversidad para que las adaptaciones
curriculares pudieran realizarse. Sexto, hay un mantenimiento
sistemático e irracional de la selectividad de acceso a la
universidad. Séptimo, hay un sistema aleatorio y restringido de la
concesión de becas, fundamentalmente en sus cuantías. Octavo, un
sistema de tasas formales y desiguales sin las consideraciones
oportunas de cuantías directamente proporcionales a las rentas, entre
otros. Noveno, inexistencia aplicada de planes de observación
ocupacional y continua de evaluación y control de los sistemas de
formación, orientándose a la inserción profesional. Décimo, hay un
abandono de la EPA en lo que significa la concepción integral del
sistema. Como punto once, un caos en la atención al transporte
escolar, limitando las posibilidades de esa franja del alumnado.

Doce, la precariedad en el empleo, no considerando en el gremio de
interinos la cualificación obtenida en la antigüedad por acumulación
reconocida en la impartición del conocimiento, Como apartado trece,
le plantearía el desorden manifiesto en las enseñanzas artísticas,
que ya señalaba, como catorce, una desatención absoluta de la
formación inicial y permanente del profesorado. Y en el número
quince, la ausencia del reconocimiento sobre la existencia de una
nueva carta de los derechos y los deberes de los alumnos. Estos son,
entre otros muchos que me quedan por plantear, algunos de los déficit
a acometer en su departamento.

Permítame, don Mariano, que le traslade por último algunas pequeñas
reflexiones sobre la materia que debería acompañarnos en la
intervención política y que serían las siguientes. Considero que el
sistema de enseñanza -quizás usted lo comparta, pero habrá que
demostrarlo- es un campo social en el que conviven y se enfrentan
tendencias contradictorias. Unas contribuyen a la reproducción y
legitimación del orden social existentes; otras a la superación de
las desigualdades sociales y al desarrollo de las capacidades y
actitudes críticas. Impulsando determinadas políticas educativas y
fomentando las prácticas pedagógicas y escolares democráticas
se puede contribuir a que la educación, en conexión con otros
procesos sociales, sea una palanca para el cambio social. La
necesidad de adecuar los sistemas educativos a los cambios económicos
y culturales sigue planteándose imperiosamente ante la persistente
aceleración de un desarrollo científico y tecnológico profundo, lo
cual está incidiendo especialmente sobre las causas derivadas de los
avances en los campos del tratamiento de la información y de las
comunicaciones.

Permítame, don Mariano, que le diga lo siguiente. En estas ocasiones
y en algunas otras he detectado planteamientos poco críticos por la
ciega aceptación de una nueva religión de la modernización y el
cambio tecnológico que no analiza ni cuestiona la sociedad ni sus
procesos y sus valores. En una época como la que vivimos, de grandes
incertidumbres, el principal objetivo del sistema educativo tal vez
sea el de educar a todas las personas para que puedan participar en
la dirección y gestión de los procesos sociales huyendo de
considerarlos como fenómenos determinados por fuerza no controlables
democráticamente. Por tanto, orientar la política educativa en esta
dirección requiere revitalizar las ideas clásicas sobre la educación
y renovar y concretar los contenidos según los siguientes breves
cinco ejes: primero, la educación como instrumento para la igualdad;
segundo, educar para la democracia y en democracia; tercero, la
educación como factor para el bienestar social y el desarrollo
ecológicamente sostenible; cuarto, la educación como proceso
permanente, y quinto...




El señor PRESIDENTE: Y último.




La señora ARAMBURU DEL RÍO: Quinto, la enseñanza pública y de calidad
sin reservas.

Concluyo, señor presidente, con la venia que usted acostumbra a tener
con algunos y algunas.

En resumen, don Mariano, no es exagerado decir que la enseñanza en
España vive un momento crítico, embarcado su sistema educativo en
importantes reformas, las derivadas de la Logse, en la educación
infantil, primaria y secundaria, y de los planes de estudios
universitarios en la educación superior. Se corre el serio peligro,
don Mariano, de que fracasen por el estrangulamiento financiero al
que se han visto sometidas por un Gobierno que en los últimos años ha
dejado de considerar la educación como una de sus prioridades
presupuestarias en el marco de lo público. Es más, algunos de los
proyectos más progresistas, como el modelo comprensivo o el tronco
común de la enseñanza obligatoria hasta los dieciséis años está
levantando serias reticencias en sectores educativos y sociales que
hasta el momento lo habían apoyado, por el modo en que está siendo
implantado.

En la universidad ha coincidido el notable aumento del alumnado con
la política gubernamental de que los nuevos planes de estudio, que
suponen un incremento importante en el terreno de las titulaciones,
se estableciesen sin recursos adicionales -gasto cero-, lo cual ha
creado situaciones de masificación no resueltas. La mala
planificación de la oferta exclusiva y de la aplicación de las
reformas ha sido común a todos los niveles educativos.




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En el tema del deporte un par de consideraciones muy elementales que
le señalo en el día de hoy. Desde la primera comparecencia de doña
Esperanza se comprometió con la modificación de la Ley del Deporte y
con la necesidad de trabajar desde la información y el consenso con
los grupos parlamentarios. Desde esa fecha y hasta hoy, todas las
modificaciones se han hecho por decreto -incremento en el porcentaje
de quinielas, formación de técnicos deportivos, etcétera-y a través
de la Ley de acompañamiento de los presupuestos, como de los derechos
de imagen, la modificación del régimen de las sociedades deportivas,
etcétera, por lo que la conclusión, si usted no lo remedia, don
Mariano, es que esta es una legislatura perdida.

Termino, ahora sí, señor presidente, aparcando hoy el tema de la
cultura para una sesión monográfica, dada la magnitud del temario a
abordar y que no me resisto a resumir, a pesar de que hay cuestiones,
como la protección social al desempleo de los artistas, que son
inaplazables, por lo que apelo a su responsabilidad para inminentes
comparecencias de los secretarios de Estado correspondientes.




Concluyo, señor ministro, parafraseando a Savater, cuando nos
recordaba que uno de los ingredientes más perversos de la miseria se
llama ignorancia.




El señor PRESIDENTE: Grupos Parlamentarios que no han solicitado
comparecencia. En primer lugar, si quiere hacer uso de la palabra,
don José Juan González de Txabarri, por el Grupo Parlamentario PNV-
EAJ o EAJ-PNV (Risas.)



El señor GONZÁLEZ DE TXABARRI MIRANDA: Gracias señor presidente, en
bilingüe, por supuesto. No ha reparado S.S. en que si los archivos
del PNV están correctamente establecidos, gozamos del primer ministro
bilingüe de Educación y Cultura desde hace muchos años en este país.

Esperamos, señor ministro, al mismo tiempo que le damos la bienvenida
a esta Comisión en nombre del Grupo Parlamentario Vasco, que haga uso
de esa condición suya de bilingüe, aunque también dicen los archivos
que no es muy partidario del uso de esa condición. De todas formas,
centrémonos en el dato objetivo, que siempre es más indiscutible, y
en el convencimiento de que los archivos de la casa estén
correctamente establecidos. Es EAJ-PNV, señor presidente.

Le he dado la bienvenida a esta Comisión, señor ministro, y quisiera
comenzar con una anotación que no ha realizado en su intervención y
que al Grupo Parlamentario Vasco le parece muy importante. Usted ha
alterado el organigrama del Ministerio y quisiéramos felicitarle
porque ha reorganizado las secretarías de Estado en el ámbito
educativo. Nosotros no entendíamos cómo en el organigrama anterior no
existía una Secretaría de Estado de Educación, pues era una
Secretaría General. Nos parece mucho más razonable y mucho más
ajustado a los ámbitos competenciales y a la primacía que la
educación debe tener en un Estado moderno el organigrama que usted ha
presentado. No ha realizado ninguna valoración en relación a ese
tema, pero sí quisiera significarle que al
Grupo Parlamentario Vasco le parece positivo. Ha dejado tal cual la
Secretaría de Estado de Cultura. A nosotros nos gustaría, siguiendo
con el inicio de mi intervención, que fuese la Secretaria de Estado
de Culturas, que de una vez dejásemos de hablar en este país de
cultura en singular porque nos estamos equivocando radicalmente,
señor ministro.

Ha hecho usted una referencia jocosa a que algunos grupos
parlamentarios, como el que este diputado representa, han planteado
la desaparición del Ministerio de Cultura. Le recuerdo que este
diputado, con otros del BNG y de Convergència i Unió, le esperábamos
en Barcelona hace pocos días para discutir este tema. Ese dato no ha
salido en la prensa. Usted había confirmado la asistencia a ese
debate; quizá, de haber asistido, el debate hubiera ido por otros
derroteros. Al asistir exclusivamente determinados ponentes, la
noticia derivó por esos cauces. El Grupo Parlamentario Vasco cree que
esa Secretaría de Estado debe llamarse de las Culturas, que debe
ajustarse a lo que es la realidad del país y que en el mismo
Ministerio deben ajustarse los discursos en esa dirección, aceptando
de una vez la dimensión y la concepción pluricultural y plurilingüe
del Ministerio.

En su intervención -por citar las líneas más generales- he notado un
salto cualitativo fundamental. Cuando ha pasado al tema de cultura no
se ha dado cuenta, señor ministro, de que se ha españolizado
completamente, ha estado hablando en plural de administraciones
educativas, de las competencias de una u otra comunidad, pero en el
momento en que ha pasado al tema cultural ha aparecido el secretario
de estado de Castilla y León, Madrid incluido, por supuesto. El
secretario de Estado titular de esa Secretaría estudió como yo según
los planes de 1956 y no los ha actualizado; es una Secretaría de
Estado de Castilla y León. Ahí hay un salto cualitativo que a
nosotros nos gustaría subrayar como criterio general de su
intervención.

Participamos de algunos de los comentarios que ha hecho y que nos
parecen importantes. Creemos que ya es hora de abordar el mayor
reconocimiento social de la función docente, de que el Instituto
Nacional de Calidad realice sus funciones y vaya abordando unas
políticas de calidad que nos alejen un tanto de un planteamiento muy
economicista. En esta Comisión muchas veces, señor ministro, cuando
se dice que se habla de educación se viene a hablar de economía y de
presupuestos, pero hemos de hablar más de calidad. En su discurso ha
subrayado estos aspectos suficientemente y le quiero participar que
este grupo parlamentario coincide con esas apreciaciones y que debe
de trabajarse más en esa línea.

Aunque gran parte de su intervención en relación con el tema
educativo ha estado centrada exclusivamente en lo que se denomina en
educación el territorio MEC, creemos que entre las funciones del
Ministerio deben contemplarse algunas otras que le corresponden como
tal Ministerio de Estado, por utilizar una terminología más europea
en relación a estos temas; ha de ser un Ministerio de Estado que
asuma por lo menos las reformas legislativas. En cuestiones de
educación no universitaria no se ha referido a ningún tema de reforma
legislativa.




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Es de todos los miembros de esta Comisión bien conocido que en los
últimos 15 años ha habido una evolución legislativa muy importante.

El avance que supuso el paso de la Lode a la Logse y de la Logse a la
Lopeg es un proceso interrumpido por el Partido Popular cuando accede
al Gobierno. Ese proceso que se estaba desarrollando debe ser
continuado o, en todo caso, debe ser abordada la reforma de la Lode
para que los centros educativos gocen de más autonomía al igual que
el profesorado en su actuación, precisamente para que esos procesos
de calidad puedan fomentarse. Con legislaciones tan restrictivas como
las que en este momento están en vigor en el Estado español
difícilmente se pueden abordar esas políticas de calidad sin realizar
reformas legislativas.

Observamos -y lo he dicho alguna vez en esta Comisión- que el
Gobierno del Partido Popular tiene un miedo escénico en materia
educativa. Si un observador extranjero viniera a este país y leyera
el «Diario de Sesiones» en materia de educación o en materia cultural
(y recuerdo una diputada con la que me enfadé un día, el señor Guerra
Zunzunegui también lo recordará, en las que nos decía que estábamos
como en Albania en materia educativa cuando el Gobierno era sostenido
por el Grupo Socialista) desde esa época hasta la actual situación,
en la que parece que no deben realizarse cambios en estos aspectos,
se llevaría una seria sorpresa. Le reconozco, señor ministro, que
cuando la depresión me ronda, una de las cosas a que suelo recurrir
en esta casa es al ordenador; leer las intervenciones de Miguel Ángel
Cortés en la Comisión de Cultura es maravilloso, es un espectáculo
que hace superar cualquier depresión. Las cosas que el señor Cortés
le decía a la ministra Alborch nos trasladan de alguna forma a otro
mundo. Existe un miedo escénico por parte del Gobierno y del Grupo
Popular en materia de educación y de cultura. Un miedo escénico que
hace que esto no funcione. Hágase la valoración de lo realizado en
estos tres años en estas materias y obsérvese el continuismo tanto en
materias legislativas como en materias presupuestarias.

En materia de educación universitaria ha anunciado la reforma de la
LRU sin poner fechas. Los que llevamos ya varias legislaturas en esta
Comisión decimos con sorna que basta con que llegue el proyecto de
ley de reforma de la Ley de Reforma Universitaria para que las Cortes
se disuelvan. No nos ponga en ese trance, si no tiene ciertamente
voluntad de que la ley salga adelante.

En materia de investigación, no se le oculta que hay que transferir
estas competencias de investigación a la Comunidad Autónoma del País
Vasco, que singularmente tiene este título reconocido como en ningún
otro estatuto de autonomía. Está recogido este apartado y aprobado
por unanimidad en el Parlamento vasco en relación a los módulos,
funciones, personal, a todos aquellos aspectos que se relacionan con
la competencia. Nos gustaría conocer la actitud del Ministerio en
relación a este tema que consideramos fundamental.

En cuanto a la Secretaría de Estado de Universidades, no ha
mencionado un programa que para nosotros es importante a la hora de
subrayar la dimensión pluricultural y plurilingüe del Ministerio, el
programa de reales academias que, en nuestra opinión, funciona
excelentemente;
es uno de los programas donde el Ministerio aborda con
suficiencia y con claridad una actuación política plural y esperemos
que aquí sí exista una política continuista.




En lo que a la cultura se refiere, además de las observaciones
generales que le he hecho hay un tema pendiente en esta legislatura,
que es el de la exhibición del Guernica de Picasso en Bilbao. Hay una
proposición no de ley aprobada en esta misma Comisión que está siendo
sistemáticamente bloqueada por órganos del Patronato -como usted ha
mencionado- nombrados directamente por el propio Ministerio. Nosotros
esperamos que este tema pueda ser desbloqueado, porque en manos del
Gobierno hay otro tipo de informes técnicos que abordan con
suficiencia la forma de traslado de este cuadro a Bilbao. Aprovecho
la oportunidad, señor presidente, para recordarle que tenemos una
visita pendiente al Guggenheim.

En materia deportiva, nos preocupa sobre todo el tema de las
quinielas en relación a los planes de saneamiento. Este grupo
parlamentario entiende que este tema está completamente desbocado,
que los gastos que están abordando los clubes como sociedades
anónimas, están fuera de los parámetros en los que el país vive, lo
que se debe al tema de las quinielas, y quisiéramos saber si el nuevo
titular del Ministerio está en condiciones de abordarlo.

No ha hablado tampoco de los centros de alto rendimiento. En los
últimos años el deporte de élite se ha planteado correctamente y
quisiéramos saber si los programas van a funcionar en la misma línea
o si prevén algún cambio en relación a los mismos.

Finalmente, señor presidente, con relación a la Ley del deporte
recientemente aprobada en el Parlamento vasco, que fue recurrida por
el Gobierno porque plantea la posibilidad de crear las selecciones
deportivas nacionales vascas, quisiéramos saber cuál es la actitud
del nuevo titular del Ministerio.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Parlamentario Catalán (Convergència
i Unió), la señora Gil i Miró tiene la palabra.




La señora GIL I MIRÓ: Ben vingut, ministro. Sea usted bienvenido,
señor ministro.




Primero, las buenas noticias. El programa de actuación en materia de
enseñanza en su ámbito de gestión, los aspectos de ordenación general
que usted nos ha expuesto y también el tono de su discurso nos han
parecido, sin gran sorpresa por nuestra parte, también debo decirlo,
acertados y fundamentados en realidades y no en imágenes visionarias,
y también me han parecido oportunamente ambiciosos. Ello es así
aunque no coincidamos, como puede usted suponer, en toda su extensión
en su tratamiento.

No puedo decir lo mismo respecto a su programa en materia de deportes
o a su programa de cultura, sobre todo en su concepto de cultura y de
proyecto nacional. Esto usted, por otra parte, lo conocía de
antemano, y quizás ha considerado oportuno reservarlo para su segunda
intervención. Yo no sé si quizá lo ha dicho porque hoy



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está muy emocionado y siente una cierta confusión, pero me parece que
usted ha confundido ciudadanía con cultura o identidad, y yo quiero
recordarle que la nación española, señor ministro, es una nación
jurídica y no una identidad, y que Cataluña es una colectividad
nacional que tiene su propia identidad y que no necesita un Estado
para existir.

Pero hoy no voy a hablar ni de educación ni de cultura, tiempo tendré
porque habrá grandes espacios vacíos que llenar de diálogo, sin duda,
y habrá que tender muchos puentes; deberá usted disipar la duda que
existe en el profesorado y también asentar la confianza en el sistema
educativo de la sociedad de este país. Yo no le voy a hacer preguntas
y, por ello, tampoco hoy voy a esperar ninguna respuesta porque, como
digo, días y ocasión habrá. Usted sabe que tenemos temas pendientes,
algunos son de índole general y nos atañen a todos y otros son
particulares de mi país.

Yo estoy segura, señor ministro, de que usted y su equipo van a
llevar a cabo y van a finalizar -con consenso, estoy segura, y con
eficacia- el proceso de transferencias de competencias y servicios en
materia educativa no universitaria a las comunidades autónomas que
todavía no las han asumido. Tengo absoluta certeza al respecto,
señoras y señores diputados, y creo también que usted y su equipo
pueden dar solución a temas pendientes en enseñanza de gran
importancia, temas pendientes y urgentes, pero hoy no voy a hablar de
ellos sino de un punto al que usted ha dado una cierta importancia
y que para nosotros es un tema interesante, dado que en algún momento
se debía hacer esta reflexión que vamos a hacer ahora mismo.

Nosotros creemos que tiene una tarea política y administrativa muy
importante: la de transformar el Ministerio de Educación en algo muy
distinto; quizás, no lo sé, en un gabinete moderno, con objetivos
discretos e inteligentes, o quizás piensan ustedes convertirlo en un
remedo de lo que es el Ministerio de Cultura hoy. Desde el año 1979,
durante veinte años, señor ministro, el Ministerio de Educación ha
sufrido el mal de la esquizofrenia y el ejercicio de su gestión
territorial le ha impedido asimilar el cambio producido en el Estado.

Durante años los gestores del Ministerio han ignorado que iba a
llegar este momento que va a llegar a finales de 1999 y han actuado
como si jamás hubiera de llegar. Han considerado que su gestión
territorial era el epicentro de este país, y de esta manera sus
carencias, sus vicisitudes, sus contradicciones y también sus logros,
que los ha habido, se elevaron a categorías universales jerarquizadas
sobre la gestión y los proyectos educativo-políticos del resto de
administraciones educativas. Pero ahora -usted lo sabe-, en unos
meses, las memorias de los ordenadores ministeriales, ordenadores
mecánicos y también los humanos, se van a encontrar ante el vacío,
porque la naturaleza del objeto y finalidad del Ministerio habrá
desaparecido. La transformación deberá ser radical, y ello conlleva
un proceso de crítica complejidad que va a requerir no sólo autoridad
e inteligencia sino mucha decisión. Sin duda, la megamáquina
burocrática y sus múltiples centros de poder, que no dudo existen,
ofrecerán enormes resistencias al cambio, un cambio que consiste en
algo tan simple y difícil
como arrasar la dimensión mítica e histórica del Ministerio de
Educación y construir ex novo algo distinto, acorde con las
competencias estrictas que la Constitución les atribuyó.

Usted, o su Gobierno, podrían caer en la tentación de sustituir la
nueva realidad por un artificio, como se hizo con el Ministerio de
Cultura; algo así -me permito hacerle una imagen para la reflexión
que mejor se entienda- como una granja avícola. Si usted tuviera una
granja avícola -podría ser el Ministerio- pero ya no hubiera demanda
alguna de sus gallinas, usted podría producir para mantener la granja
gallinas de patas más cortas o huevos sin cáscara, y en educación
podría usted pensar y publicar normas sin aplicación posible o
incluso institutos virtuales que inaugurar. En la próxima
legislatura, esta Comisión, esta Cámara, va a dejar de actuar como
asamblea legislativa y de control en materia educativa de una parte
del territorio del Estado, porque ya no va a ser posible hacer lo que
hacemos. El Congreso va a cambiar, y yo me pregunto si lo va a hacer
su Ministerio, porque tengo ciertas dudas. Señor ministro, tengo
ciertas dudas porque usted es ministro de Educación y se dice que de
Cultura y tiene un Ministerio casi virtual, por lo menos en lo que
respecta a cultura y pronto en cuanto a educación. Cultura se ha
mantenido como una encarnación hipostática de Estado, nación y
cultura, como ha dicho usted; es decir, de Estado español, de nación
española y de cultura española. ¿Usted -supongo que sí, usted es
inteligente, no tengo ninguna duda- ha reflexionado sobre los
objetivos, competencias y actuaciones del Ministerio de Cultura, le
ha dado un repaso? ¿Usted ha visto más allá de las inauguraciones
oficiales cinematográficas, los congresos, las exposiciones, las
primeras y últimas piedras? No lo sé. Yo le recomiendo la lectura de
las proposiciones y de las instancias al Gobierno que hace esta
Comisión de Cultura, de la cual yo soy una humilde miembro. Le
pedimos fomento, declaraciones de patrimonio de la Unesco, alguna
conmemoración y algún sello, subvenciones, asunción de la
plurinacionalidad del Estado en algún momento, petición mal escuchada
y mal atendida, incluso también la defensa de la unidad de la lengua
catalana, mal atendida también.

Usted es ministro de un gobierno de un Estado plurinacional, usted lo
sabe, y sabe que es plurinacional, que es plurilingüe, claro está, y
por lo tanto es pluricultural, y es plurinacional porque el título
VIII de la Constitución lo recoge. Cataluña, Galicia, y el País Vasco
son naciones sin Estado que conviven con el Estado español. Somos el
Estado español. Fíjese usted ¡Oh, cielos! Incluso yo también soy
española, no lo dude. En cambio, mi nacionalidad, y la Constitución
lo dice, es la catalana. Entonces, usted es ministro de Cultura pero
yo me pregunto de qué cultura. Probablemente, de cultura española.

Yo le recuerdo lo que es la cultura, aunque no sé si debe
recordárselo porque usted lo sabe muy bien: la cultura es una
abstracción, el producto de un colectivo, pero en realidad es algo
tan simple y complejo como la expresión de una identidad colectiva
que permite a ese colectivo ser reconocido como un pueblo
diferenciado y no reducible a otras identidades.




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Usted es ministro de un Gobierno de un Estado plurinacional que tiene
una riqueza insólita que no tienen otros Estados: la riqueza insólita
de cuatro lenguas vivas y oficiales; de cuatro culturales
internacionales, aunque su Gobierno y su Ministerio quizá no lo
asuman, no quieran asumirlo o lo hagan de manera subsidiaria y
vergonzante. Usted es ministro de este Gobierno y por ello no puede
ser ministro de la cultura catalana, gallega o vasca. Por esto usted
debería impulsar caminos nuevos en ambos ministerios, y usted podría
hacerlo.

En la época de la globalización el Estado español puede identificarse
culturalmente -usted lo ha dicho, no tenemos multinacionales, no
somos ricos, no tenemos una economía fuerte, no somos un gran país-
no con este proyecto nacional que usted quiere proyectar -Carlos V es
ciertamente muy importante-, sino con esta nueva riqueza que ustedes
todavía no han descubierto, explotado, ni proyectado, que es la
riqueza pluricultural real y plurilingüe. Mi grupo no le demanda, por
lo menos hoy -usted acaba de se nombrado ministro, tampoco se lo
vamos a demandar hoy-, que desaparezca su Ministerio de Cultura,
aunque no es necesario porque en realidad existe poco o no existe.

¿Qué ha hecho el Ministerio de Cultura? El Ministerio de Cultura
quizá sí ha hecho cultura. No lo sé, me cuesta saber cómo se hace
esto de la cultura. Pero lo que es cierto es que este país no es más
culto porque exista un Ministerio de Cultura. No lo es. Porque,
fíjese, es una país que no sabe de su riqueza plurianual ni
plurilingüe. Entonces, no sé qué tipo de cultura se ha practicado
desde el Ministerio o se practica. Además, tiene usted un colaborador
muy cercano que habla yo diría que sin entender. No lo sé. Le puedo
recomendar algún día -si él quisiera- alguna lectura. Ha descubierto
en materia cultural y simbólica algo tan insólito en estos últimos
días como una cultura ampurdanesa cohabitando con una cultura
catalana que, para él, es la cultura española. Ha sido realmente algo
insólito, algo nuevo. Los sociólogos lo podrán estudiar.

Pero, en fin, ya no sé qué decirle sobre la cultura española, usted
lo sabe muy bien, aunque usted es muy joven (Risas.) Estoy segura de
que usted sabe que el concepto de cultura española se acuñó a lo
largo del franquismo, que no existía, que se acuñó en sustitución del
de cultura castellana con la finalidad simple y clara de dar
consistencia al esfuerzo militar, político y jurídico por
nacionalizar España. Por tanto, lo que se entiende por cultura
española o por la lengua de la cultura española es hasta hoy la
lengua castellana. Esta es una realidad incontestable. Lo que se
entiende por cultura española es una cultura monolingüe y monocroma,
usted coincidirá conmigo en que no es precisamente el arco iris.

Usted sabe, ministro, que la bienvenida de mi grupo es sincera. Usted
lo sabe y su equipo también. También es sincera la disponibilidad de
mi grupo a colaborar con ustedes y con todos los grupos políticos
para que este país sea más educado, más culto y plurinacional, buscan
continuamente que es la armonía discordante, que en nuestro caso va a
ser así; armonía discordante.

Usted ha hablado del siglo XXI, y es cierto, hoy ya es el siglo XXI.

Creo que su Ministerio todavía pertenece al siglo anterior, debe ser
simplemente el de ayer. Usted es,
y espero que será, un ministro no convencional y, ya que su
Ministerio es algo así como un próxima entelequia, espero que el
Ministerio de Educación y Cultura dé un salto hacia el siglo XXI con
rapidez.

A mí me gusta siempre decir lo siguiente, y con esto acabo, señor
presidente y queridos colegas. Si los niños y niñas, que son personas
enormemente sabias, saben que una rana se puede convertir en príncipe
y que un príncipe se puede convertir en cisne, ¿por qué no vamos
a creer las personas adultas que el Ministerio de Educación y Cultura
puede cambiar y ser algo distinto y moderno?



El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Parlamentario Popular, tiene la
palabra don Juan Carlos Guerra Zunzunegui.




El señor GUERRA ZUNZUNEGUI: La última intervención ha sido distendida
y ha estado en la línea en que se mueve siempre esta Comisión, en la
que llegamos siempre a acuerdos.

Alguien ha dicho que el ministro era un melón sin catar. Yo agradezco
enormemente que la última diputada que ha intervenido haya dicho que
el ministro es inteligente y joven y que estaba segura de su éxito.




El señor PRESIDENTE: Sabe S.S. que la expresión a la que ha acudido
doña María Jesús Aramburu no tenía la menor intención peyorativa,
porque no hay más que conocer la bondad de la que ella hace gala para
entender que así fuera. Por tanto, no insista usted en ese tema.




El señor GUERRA ZUNZUNEGUI: Sabe el señor presidente que las
relaciones entre la señora Aramburu y yo son magníficas, a veces
discrepamos, pero, en general, estamos muy de acuerdo, incluso cuando
dice, y tiene razón, que la educación es un derecho fundamental de
todos los españoles y que a través de ella se puede conseguir la meta
fundamental de la igualdad de oportunidades.




Hecho este pequeño preámbulo, quería indicar lo siguiente. Señor
ministro, el Grupo Popular hoy, por el escaso tiempo de que dispone,
no puede ir tocando cada uno de los puntos a los que se ha referido
ampliamente. Las líneas generales que ha expuesto son para lo que
queda de legislatura y para la próxima, ya que estamos seguros que
volverá a estar en el Ministerio un ministro del Partido Popular,
pero incluso aunque hubiese un cambio de Gobierno, prácticamente el
80 por ciento de las líneas que ha indicado el ministro son las
mismas que cualquier ministro de Educación y Cultura del futuro
seguiría.

En la educación no universitaria, como decía el ministro, se han dado
pasos importantes. Para el curso que viene se propone conseguir la
plena escolarización de los niños de tres años. Esto supone un avance
importante y es un objetivo que figuraba en el programa del Partido
Popular. Junto a esto nos ha dado las cifras del número de profesores
etcétera. Quiero volver a reiterar una cosa. Quiero dejar una vez más
el dato, para que conste en el «Diario de Sesiones», de que los
presupuestos



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de este Gobierno en 1998 y 1999 han sido los más importantes que se
han hecho en este país desde el año 1990. Todos queríamos más, por
supuesto, pero el paso ha sido muy importante y estamos seguros que
el señor ministro seguirá en la línea e incluso aumentará el
presupuesto. En la educación primaria también se han dado unos pasos
importantes y el ministro ya nos ha anunciado sus propósitos.

Por lo que respecta a la ESO, todos estamos de acuerdo en la
necesidad de modificar algunos de los currículos. En este momento
estamos cumpliendo el tercer punto de la proposición que aprobó este
Congreso de los Diputados. El ministro ha anunciado el mayor acuerdo
posible tanto con las fuerzas políticas como con los sindicatos,
asociaciones de padres y profesorado. Alentamos al señor ministro
para que siga en esa línea y podamos llegar a conclusiones en lo que
respecta a los currículos de la ESO, que no pueden ser bandería
políticas sino lo que necesitan nuestros chicos y chicas, es decir,
más matemáticas, más humanidades y especialmente más lectura.

En cuanto a formación profesional, este grupo se ha sentido muy
satisfecho con las nuevas directrices. Ha tocado algunos problemas
que tiene la formación profesional independientemente de dar la cifra
de que este año ya hay 220.000 alumnos, pero es un número escaso para
nuestro país si hacemos la comparación con otros países de nuestro
entorno, de la Unión Europea. Sin embargo, el paso de la formación de
grado medio, después de tener que cursar los dos años de bachillerato
a la formación profesional superior y a las ingenierías técnicas o a
la universidad, es un tema que hay que solucionar. Esto es algo que
muchos de los profesores de formación profesional piensan, y a ello
he llegado hablando y teniendo cambio de impresiones con otras
fuerzas políticas. Nos satisface enormemente que haya indicado la más
estrecha y amplia colaboración de los centros educativos con las
empresas para mejorar la formación en centros de trabajo. Esta es una
medida absolutamente necesaria puesto que, además, hay familias cuyos
hijos e hijas siguen dicha formación, pero no tienen las salidas que
en estos momentos pide la empresa, pide la sociedad y pide, en
definitiva, el gran objetivo final que todos tenemos, que es el mayor
empleo.

En lo que respecta a educación universitaria, el señor ministro ha
dado unos datos que creo que nos puede satisfacer a todos. Nos
alegramos enormemente de que en los años anteriores -lo ha dicho el
señor ministro- se haya producido la mayor democratización de la
universidad y se haya ampliado el número de universitarios. Ahora
bien, sabemos todos que en los próximos diez años el número de
universitarios será menor -ya este año ha empezado a bajar- porque
las cohortes que están llegando coinciden con la baja de la
natalidad. Por tanto, de 1.560.000 universitarios se va a ir bajando
hasta que dentro de diez años estemos en alrededor de un millón ó
1.100.000 universitarios.

Ha dado algunos datos y ha expuesto algunas líneas generales en las
cuales estamos absolutamente de acuerdo. Ahora es el momento, el de
la calidad; ahora es el momento de la movilidad de estudiantes y
profesores. En
ese sentido, nosotros alabamos -y se ha hecho por comunidades
autónomas de diferente signo político- los acuerdos que se han
adoptado entre Castilla y León, Castilla-La Mancha y Madrid, así como
que la universidad de Lleida esté aceptando estudiantes de Aragón
porque está bajando el número de estudiantes en la citada
universidad. Por tanto para elevar la calidad es fundamental la
movilidad de los universitarios y la movilidad de los profesores. Sin
embargo, todos sabemos que la movilidad de los profesores es más
difícil que simplemente los acuerdos entre algunas comunidades.

La Ley de reforma universitaria, vigente desde el año 1983, hay que
modificarla y, aunque conocemos perfectamente la dificultad de
modificarla íntegramente en lo que queda de legislatura, creo que
todas las fuerzas políticas tienen el propósito de reformar la LRU.

Ahora se pueden dar los primeros pasos, pero todos teniendo como
objetivo que hay que modificarla, no porque haya sido mala o buena,
sino porque desde 1983 a 1999 ó al año 2000 han pasado 17 años y hay
muchas cosas que modificar en dicha ley. Sabemos también que en lo
que respecta a los asociados el espíritu de la LRU era el trabajo
a tiempo parcial, pero la propia LRU habla de tiempo parcial o
completo. Ahí hay un problema con el que habrá que enfrentarse. El
señor ministro ha dicho que quiere apoyar al Consejo de Universidades
y que a través del mismo quiere diálogo. Yo he leído en los medios de
comunicación que está ya en diálogo con los rectores y, en
definitiva, con el mundo universitario. Estamos absolutamente de
acuerdo en que esa es la línea que hay que seguir y esperamos que el
señor ministro, en próximas comparecencias, nos diga cuáles van a ser
los pasos después de todas estas conversaciones. También nos ha
alegrado enormemente oír que hay que potenciar el Consejo de
Universidades.

Señor ministro, estoy seguro de que en la réplica dirá que en el
sistema universitario en España tenemos que potenciar el tercer
grado, es decir el doctorado. En estos momentos al doctorado van
únicamente los universitarios con vocación docente, pero si lo
comparamos con otros países de nuestro entorno, y no digamos de
Estados Unidos, al doctorado van, como formación que complementa la
universitaria, muchos chicos y chicas que no se van a dedicar a la
docencia pero sí al mundo de la investigación y a otros mundos de la
empresa, para los que es conveniente y puede ser necesario.

En lo que respecta a becas, señor ministro, siga usted en esa línea y
estoy seguro de que el próximo presupuesto apoyará su aumento. Ha
dado cifras importantes. Ya hemos aumentado el 24 por ciento en
becas. Es verdad que en las becas antes estaban incluidos los dos
años que ahora son obligatorios, 15 y 16 años, y ahora no están
incluido; que ha disminuido el número de universitarios del año
pasado a éste, y también que había algunas cosas que no estaban
correctamente hechas en las becas, no por parte del ministerio sino
en las declaraciones de renta y luego en las complementarias. No es
el momento de tratar esta cuestión pero la conocen SS.SS.

Señor ministro, lo relativo a cultura es tan amplio que yo espero que
tengamos una sesión nada más que para este tema, pero hay algo que a
nuestro grupo le ha llenado



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de satisfacción. Si en este país existen las culturas catalana,
vasca, gallega, murciana y andaluza, eso se llama en conjunto cultura
española, y es algo tan importante que no sólo discute nadie sino que
tenemos que enorgullecernos. En la cultura vasca yo tengo familiares
que han sido unos grandes literatos, de los cuales me enorgullezco no
como parientes sino por lo que han aportado como cultura vasca a la
cultura española.

En lo que respecta a I+D, como creo que el señor ministro o el
responsable correspondiente va a comparecer ante la Comisión de
Investigación y Desarrollo, sólo quiero decir que es muy importante
el paso que ha dado el Gobierno y el interés que tiene el presidente
del Gobierno. ¿Que nuestro objetivo es llegar al 2 por ciento del
PIB? Claro que sí, pero lo que pasa es que no podemos hacer en cuatro
años lo que sufría retrasos de muchos años, de decenas de años.

Finalmente, señor ministro, me alegro enormemente de su bilingüismo.

Estoy seguro, dada su inteligencia que el Grupo Popular ya conocía
pero que en estos momentos otros grupos han indicado, de que es muy
posible que algún día nos sorprenda también hablando la tercera
lengua de las oficiales del Estado español. Sepa, señor ministro, que
cuenta con el apoyo del Grupo Popular, al que le interesa enormemente
el tema de la educación, y ahí están los presupuestos de estos dos
años y los avances que se han hecho y los que estamos seguros de que
en lo que queda de legislatura va a hacer el señor ministro. De la
organización del Ministerio también se ha hablado anteriormente. Creo
que ha sido una buena medida que la Secretaría de Estado lo sea de
Universidades y también de Educación, porque se trata de un conjunto
y no se entiende una cosa sin otra.

Muchas gracias, señor presidente.




El señor PRESIDENTE: Don Mariano, ya le ha tomado usted el pulso a la
Comisión y ahora le toca responder (Risas.) Le agradecería que se
dejara usted lo más que pueda en el coleto porque como responda a
todo le cierran el Ministerio, y también cierran la Comisión, con lo
que se plantearía un problema para todos (Risas.) Por tanto, suya es
la palabra y en la medida en que pueda guárdese algo para otras
ocasiones.




El señor MINISTRO DE EDUCACIÓN Y CULTURA (Rajoy Brey): Quisiera
comenzar esta intervención como suelo hacerlo habitualmente, con una
serie de consideraciones previas. La primera es manifestar mi plena
solidaridad con el Presidente de la Comisión y, por tanto, con la
afirmación de que no sería buena la supresión del Ministerio ni, en
consecuencia, de la Comisión, pero en este caso no por razones de
fondo, a algunas de las cuales me referiré luego, sino por una razón
de solidaridad que ustedes a buen seguro entenderán y pienso que
hasta es posible aplaudan.

Dicho esto, dentro del capítulo de consideraciones previas, la
primera es de agradecimiento por sus palabras a todos aquellos que
han intervenido, que soy consciente de que son las que son porque es
la primera vez que comparezco en mi condición de ministro de
Educación y Cultura, aunque también ha habido algunos viajes -y perdón
por la expresión-, cosa que entiendo que perfectamente
corresponde a los partidos y grupos parlamentarios de la oposición
¿Qué voy a hacer en esta intervención? Voy a hacer una reflexión,
como he querido hacer en mi intervención inicial, no exenta de la
aportación de datos, y lo que no voy a dar es una respuesta concreta
a cada uno de los intervinientes, aunque sí voy a intentar referirme
al mayor número posible de asuntos que han tocado a lo largo de su
exposición. No voy a hacer, por tanto, ni alusiones personales ni
suerte alguna de críticas, sino reflexiones que creo que pueden ser
interesantes de cara al futuro; no voy a hacer críticas porque hablo
el último y no es cuestión de que aproveche este turno. El hecho de
que alguno de los temas a los que han hecho referencia no los trate
en mi intervención se debe única y exclusivamente a que es
prácticamente imposible tomar nota de todas y cada una de las cosas
que me han dicho, aunque bien es cierto que en el futuro habrá tiempo
para hacerlo. También quiero decir porque es importante, aunque
a buen seguro ya se lo pueden suponer, que la circunstancia de que no
haga alusión ni comentario a alguna de las afirmaciones que aquí se
han hecho, algunas de las cuales, dicho sea con todos los respetos, y
porque yo también las hago no dejan de ser eslóganes (en política
estamos bastante acostumbrados todos a hacerlo) no significa que no
esté de acuerdo con lo dicho, tampoco significa que esté en
desacuerdo o, dicho de otra forma, no significa absolutamente nada.

(Risas). Sin duda tendremos que tratar estos temas en el futuro.

Dentro del capítulo de consideraciones previas, aunque entrando ya en
temas de fondo, algunos intervinientes han dicho que tengo poco
tiempo y poco dinero, con lo cual -no han utilizado la expresión pero
creo que podemos usarla en términos coloquiales- lo tengo crudo. Pero
a renglón seguido de decirme que no tengo ni tiempo ni dinero me
exigen una serie de compromisos que si es cierto que no tengo tiempo
ni dinero no se me debían exigir. Una de dos: O tengo dinero y se me
pueden exigir, o si no tengo dinero no se me pueden exigir. Por
tanto, podemos hacer algo razonable a lo largo de ese año. En
cualquier caso, la obligación y la responsabilidad más importante la
tengo yo que para eso soy el ministro. Por tanto, aunque no tenga ni
tiempo ni dinero, como tengo colaboración y buenos deseos por parte
de todos ustedes, que aquí lo han manifestado y naturalmente me
consta que son sinceros, tengo la firme convicción de que vamos a
hacer cosas importantes a lo largo de este año y tengo también la
absoluta seguridad de que ustedes coincidirán conmigo. Es verdad que
aquí se ha hablado de si se hacen o se dejan de hacer consensos, y
está muy bien hablar del consenso. No quiero recordar tiempos
pasados, ni siquiera hacer afirmaciones que puedan resultar
presuntuosas, pero a lo largo de estos dos años y pico en el
Ministerio de Administraciones Públicas hemos conseguido algunos
consensos en temas ciertamente importantes sobre los cuales parecía
que las dificultades eran insuperables; me refiero a la reforma de
once estatutos de autonomía o a la reforma de la Ley 30, incluso al
pacto local. La máxima responsabilidad a la hora de conseguir los
consensos me consta que es mía,pero en este asunto también hay
responsabilidad por



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parte de los demás porque, como es evidente, si uno no quiere, el
otro, aunque tenga la mayor responsabilidad y el mayor deseo aunque
utilice los mejores argumentos y haga los planeamientos más
persuasivos del mundo, ciertamente no lo tiene fácil.

De los múltiples asuntos que he tocado en mi intervención a algunos
ha habido referencias y a otros no; luego se ha hecho alusión,
incluso detalle, de algunos temas a los cuales obligatoriamente voy a
referirme. Siguiendo más o menos el orden de mi intervención inicial,
comienzo por la educación no universitaria. La primera afirmación que
hice fue la de que el primer objetivo -que no era el más importante-
era realizar los traspasos a las distintas comunidades autónomas.

Expuse las razones, dije que eran seis, en fin, datos conocidos, y
sobre este asunto ya se ha producido alguna intervención. Luego
dedicaré unas reflexiones, importantes para mí (no sé si para ustedes
también lo serán), que no califico de apartado sobre la financiación.

Respecto a los traspasos la pregunta que se me ha hecho es si se va a
utilizar el sistema de coste efectivo, sabiendo ya que la respuesta
no podía ser otra distinta de que sí se va a utilizar el sistema del
coste efectivo. Si no lo utilizáramos estaríamos vulnerando la ley y
sería el primer ministro en la historia de España no que vulnerara la
ley, sino que anunciara anticipadamente que iba a vulnerar la ley.

(Risas). Comprenderán ustedes que no estoy dispuesto a pasar a la
historia por esa razón. Hay otro dato que es ciertamente importantes,
y es que nosotros siempre hemos hecho el traspaso de educación con el
sistema de coste efectivo. ¿Qué dirán, si vulneramos esta norma, los
presidentes de las comunidades autónomas que no hace mucho tiempo
comenzaron a ejercer la competencia de educación, entre otros el de
Baleares, el de La Rioja y otros dos presidentes autonómicos? Por
tanto, vamos a aplicar el sistema del coste efectivo. Les pido a las
comunidades autónomas, aunque aquí no hay ningún representante de las
mismas, que actúen con la responsabilidad con la que actuaron el
resto de los negociadores, porque desde 1980 no ha habido otro
sistema distinto del coste efectivo. Si nosotros ahora transferimos a
una comunidad mediante un sistema distinto, como quiera que las
comunidades restantes no son de peor condición, y aquí todo el mundo
ha apelado al principio de igualdad, dirán: A mí aplíqueme ese
sistema que es mejor que el del coste efectivo.

Mi experiencia en este tema de traspaso (que la tengo desde dos
administraciones: Yo fui en su día secretario y luego presidente de
la parte gallega de la comisión de transferencias y luego he sido
presidente de las comisiones mixtas aquí) es que en las comunidades
autónomas, yo el primero cuando era secretario y presidente, hay una
cierta inquina al coste efectivo. Cuando se produjo el traspaso de
carreteras a la Comunidad Autónoma de Galicia, yo dije que era
intolerable que se nos diese el coste efectivo por la sencilla razón
de que en Galicia había que hacer era verdad y era una necesidad que
nadie ponía en tela de juicio muchísimas más carreteras de las que
había en aquel momento. Por parte de la Administración central del
Estado se me daba un razonamiento que era el que todos ustedes
conocen. Tengo la impresión, y
la he vivido a lo largo de estos últimos meses, que hay gente que
quiere pescar en río revuelto; hay gente que quiere ver si puede
obtener alguna financiación adicional porque es necesaria. Pero es
que necesidades a la hora de hacer traspasos existen todas. Cuando
cualquier Gobierno traspasa las competencias en materia de obras
hidráulicas, hay muchísimas más necesidades que las que en ese
momento figuran en el traspaso; lo mismo ocurre con las carreteras,
lo mismo ocurrió en su día con la sanidad y lo mismo puede ocurrir
con los servicios sociales. El país va evolucionando y la
Administración central del Estado da lo que tiene porque no puede dar
otra cosa distinta. Esto se lo he hecho saber a algunos Presidentes
de las Comunidades Autónomas, ellos lo saben, tienen perfecto
conocimiento de que es cierto y justo lo que se les dice, pero luego
siempre van a ver si a última hora es posible hacer alguna
interpretación. Por lo tanto, sí vamos a aplicar el concepto del
coste efectivo. Sería muy negativo que yo hiciera una afirmación
contraria porque generaría expectativas ridículas. Como ustedes han
dicho muy bien, yo tengo un presupuesto, con ese presupuesto tengo
que gestionar la educación y con ese presupuesto seguirán gestionando
la educación en el futuro las comunidades autónomas. Tengo que decir
una cosa que también es importante. En los últimos años, las
comunidades autónomas que han aceptado el traspaso de educación y las
que lo acepten ahora están en muy buena posición por una razón que es
perfectamente entendible. El capítulo 1 del presupuesto, que es el
grueso del presupuesto de educación, tradicionalmente subía un 4 ó un
5 por ciento. Ha habido años de congelación salarial: el año pasado
el 2,1 y este año el 1,8. Por tanto, es un excelente momento para
asumir la competencia de educación. Recuerdo que el capítulo 1 es el
fundamental. Además, hay un modelo de financiación que garantiza al
menos el PIB nominal; es una subida del 6 por ciento. No olvidemos
que el presupuesto general del Estado en su conjunto está en una
subida del 3,8 por ciento, aunque en educación, reiterando las
palabras del señor Guerra Zunzunegui, ha subido más que el resto del
presupuesto. Por tanto, primera idea sobre el tema de traspasos.

Un segundo asunto al cual han hecho referencia algunos de los
intervinientes es el de las humanidades. Se han hecho consideraciones
de todo tipo para las cuales valen las mías iniciales. No las voy a
comentar porque no hace al caso, ni tampoco voy a hacer análisis de
gestiones pasadas. El hecho de que no diga nada en este momento no
significa que esté de acuerdo con algunas de las afirmaciones
realizadas. He sido meridianamente claro, también hace unos días en
el Senado, sobre el cual va a ser nuestro planteamiento con la ESO.

Hay que respetar lo que ha dicho el Parlamento, que ha instado al
Gobierno a que se cree una comisión con una participación plural que
debía elaborar un dictamen. Ese dictamen, también por mandato del
Parlamento, insta al Gobierno a que hable con las administraciones
educativas y con todo el mundo para ver qué es lo que se puede hacer.

Quiero decir una cosa, el dictamen se dirige a las administraciones
educativas, y ninguna administración educativa de las once que hay en
España, al menos que yo conozca, ha puesto en marcha las conclusiones
del dictamen. Ese es



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un dato muy importante. Es decir, cuando se dice que es que el
Gobierno -nadie lo ha dicho pero esa es la idea- va con un retraso
colosal, yo tengo que apuntar ese dato. Es posible que haya alguna
que haya puesto en marcha algunas conclusiones del dictamen, no lo
pongo en duda, pero precisamente lo que yo he dicho es que la
conferencia sectorial es un excelente instrumento para que todos nos
pongamos de acuerdo, en la medida en que sea posible, para poner en
marcha ese dictamen. Hay concretamente una comunidad autónoma
importante -no quiero hacer alusiones. Dios me libre, ni mucho menos
que se pueda interpretar como crítica-, donde ustedes gobiernan, que
tiene ese problema y que incluso ha redactado un borrado y que no
tiene claro -creyendo que es bueno aplicar el tema de humanidades-
como va hacerlo, precisamente porque si subimos las horas lectivas de
una determinada asignatura habrá que bajarlas en otras. Sin duda,
este es un problema del Ministerio pero es también un problema de
todas las administraciones educativas. El Ministerio tiene vocación
de liderazgo, vocación que seguramente algunos no aceptarán, pero
creo que es bueno y positivo que hagamos eso. Hay otro factor a
considerar que es muy importante. El próximo curso académico comienza
en septiembre-octubre, como todos ustedes conocen, y el otro día en
el Senado se me dijo -no voy a dar por absolutamente cierto ese
criterio que se me ha apuntado- que sería muy difícil que una reforma
de estas características pudiese entrar en vigor el próximo curso.

Probablemente sea cierto o probablemente no, probablemente sea más
cierto que no, pero ese es otro factor que debemos considerar. En
cualquier caso, la posición del Gobierno está clara. Vamos a intentar
hacer un planteamiento serio, tenemos un buen documento de trabajo,
creo que hay una voluntad bastante generalizada, porque he hablado
con bastantes personas, y vamos a intentar llevarlo adelante. Eso es
lo que puede apuntar sobre ese asunto.

Otro tema muy importante es la Ley de reforma universitaria. Me han
deseado que tenga buena relación con los rectores y me parece
estupendo. Procuraré tenerla muy buena, entre otras cosas porque creo
que es mi obligación. Respecto a la Ley de reforma universitaria era
mi intención haber hecho un planteamiento en serio de la situación.

Yo he dicho y reafirmo ahora que ha no hay problemas cuantitativos.

Estoy de acuerdo con lo que ha dicho el señor Guerra Zunzunegui de
que no va a haber más estudiantes, no porque no queramos nadie sino
porque hay circunstancias vitales e insuperables por las cuales no va
a haber más estudiantes sino menos, a mí me parece que va a ser muy
difícil de discutir que en lugar de tener un problema de demanda
vamos a tener un problema de oferta. Cada uno puede decir lo que
estime oportuno y conveniente, pero no creo que sea una prioridad en
España en este momento crear treinta universidades. Yo así lo creo y,
como todos ustedes saben, no hay una expectativa excesivamente
generalizada de que en futuro se incrementen de forma espectacular
-por utilizar una expresión suave- las plazas de profesores
universitarios. Yo entiendo que eso es así y que hay que apostar por
lo que yo he llamado la calidad. He apuntado algunos criterios que a
mí me parecen importantes y he
dicho que tenemos que intentar tratarlos en el Consejo de
Universidades porque no son competencias mías, como no son
competencias de las comunidades autónomas, como no son competencias
tampoco de las propias universidades en el ejercicio de su autonomía.

He apuntado la necesidad de la movilización de los estudiantes,
buscando la apertura de los distritos universitarios. Yo creo que
esto es bueno y positivo. Por el contrario, es enormemente negativo
que un señor nazca en su pueblo, estudie la primaria en su pueblo, la
secundaria a cinco kilómetros y la universidad a diez. Eso no es
bueno. Y si podemos abrir los distritos universitarios y establecer
un sistema de movilización estudiantil, estaremos haciendo un gran
servicio a nuestra sociedad cara a futuro. Lo mismo he dicho de la
movilidad del profesorado universitario, de la evaluación y de
algunos otros temas.

Ahora voy a dedicar un capítulo especial al famoso asunto de la
financiación. He dicho que voy a hacer reflexiones y las voy a hacer.

Yo no sé si ustedes se han dado cuenta pero a lo largo de esta
intervención se me ha dicho que se necesita más dinero para la
educación secundaria, que se necesita más dinero para las
universidades, que se necesita más dinero para la investigación y
desarrollo, que se necesita más dinero para bibliotecas, hasta se ha
pedido -no hasta, suprimo la expresión- un subsidio por desempleo
para los artistas, y sin duda alguna cualquiera de los que estamos
aquí podríamos pedir más dinero para todas y cada una de las materias
relacionadas con el Ministerio de Educación y para cualesquiera
otras. Yo he sido ministro de Administraciones Públicas. Tenía la
ventaja de que era un ministerio que no tenía un duro, pero había una
partida que era la de planes provinciales de obras y servicios y en
el presupuesto se me demandó y fui duramente criticado aludiendo a mi
nulo peso político ante el Ministerio de Hacienda porque no se
incrementaba la partida de planes provinciales de obras y servicios.

No quiero ni decirles a ustedes lo que se dijo de la subida de sueldo
de los funcionarios: el 1,8, ¡Es intolerable! ¡Hay que subir como
mínimo el 3! ¡La culpa la tiene usted que no tiene peso político! Si
todo esto lo acompañamos con las obligaciones que creo que casi
compartimos de reducir el déficit público y de hacer una política
económica como la que se hace, creo yo que es razonable, pues ya me
dirán ustedes cómo casan las cuentas. Por tanto, esto es una simple
reflexión que someto a su consideración y, si quieren ustedes, a su
reflexión.

En cuanto al gran debate sobre si el Gobierno se ha gastado en
educación más o menos dinero que el justo, lógico y razonable,
podemos entrar en una guerra de cifras pero al final es igual. Vamos
a salir de aquí y alguno de ustedes dirá que este Gobierno de Aznar
no da un duro para la educación y nosotros vamos a decir que hemos
pulverizado todos los récords de asignaciones presupuestarias en
materia de educación a lo largo de los últimos años. Yo tengo aquí
datos que lo demuestran, pero me parece absurdo porque los datos van
a ser discutidos y además tampoco creo que sea de enorme utilidad. Sí
puedo decir que el presupuesto de gastos de este año ha subido el 3,4
y que, desde luego, después de sanidad lo que más ha subido ha sido
la educación e I+D. Es verdad que yo en su día, cuando era ministro
de Administraciones



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Públicas, dije que quería el mismo tratamiento que el de los
ministerios de Sanidad y Educación. Esta es la segunda reflexión que
quiero hacer sobre la financiación.




Otra que me parece enormemente importante y que también someto a su
consideración es la financiación de la enseñanza obligatoria, sobre
todo en relación con la igualdad de oportunidades, el que haya una
educación parecida en todas y cada una de las comunidades autónomas
y la obligación del Estado. En su día, como todos ustedes conocen, se
produjo el traspaso a las distintas comunidades autónomas, y a partir
de ahí la educación entró en eso que se llama la financiación
incondicionada. Es decir, en un primer momento los sistemas de
traspaso se hacían de la siguiente forma. Yo le traspaso a usted la
educación, le doy 1.000 pesetas y usted se las tiene que gastar en
educación; el año que viene se sube el 6 por ciento y por tanto se
gasta el 6 por ciento más. Para conservación de carreteras le doy 500
pesetas y se tiene que gastar las 500. Ese sistema desapareció y
llegó un momento en que en lugar de darse una competencia y el dinero
se dijo: Usted con su dinero, con el que yo le he dado, haga lo que
quiera. Es decir, si yo le he dado 1.000 pesetas para educación puede
usted destinar 1.500 ó 500; si le he dado para carreteras 300 puede
usted destinar 800 ó 150. Y entramos en lo que se llama la
financiación incondicionada, que ya data de hace bastantes años. Hay
algunas comunidades que dicen que no tienen dinero suficiente para la
Logse. Yo voy a dar unos datos sin señalar al malo de la película
porque no hace al caso. Desde el año 1992, que fue el presupuesto de
la Logse, la comunidad autónoma que más subió su presupuesto de
educación fue en un 43 por ciento, otra lo subió en un 40 por ciento,
otra en un 37, otra en un 36, otra en un 35 y hubo una que lo subió
el 21 por ciento. Entonces unos parlamentarios autonómicos dijeron:
Hay que apostar por la educación. Y uno subió el 43 por ciento. Eso
ocurrió entre 1992 y 1998, tengo aquí los datos. Y otro dijo: En
lugar de subir el 43 subo el 21. Esa es una decisión perfectamente
legítima en el ejercicio del derecho a la autonomía que establece la
Constitución. Entonces tenemos todos que acostumbrarnos al sistema
autonómico. El sistema autonómico es que usted tiene una financiación
y hace con ella lo que estime oportuno y conveniente. Si ahora
nosotros decimos -y es una reflexión- que a las comunidades autónomas
que están peor en educación, porque voluntariamente han decidido
gastarse menos dinero, tenemos que darle dinero de educación, ustedes
dirán: Y yo que me he gastado un 20 por ciento más en estos siete
años, ¿a mí no me lo van a dar? O pueden hacer la pregunta de otra
forma: Si yo me he gastado en educación, pero no me he gastado un
duro en obras hidráulicas, y sin embargo ese que no ha gastado en
educación se lo gastó en obras hidráulicas, ¿me va a dar a mí ahora
el dinero para obras hidráulicas? O por hacer un comentario
moderadamente malévolo: si alguien decide aumentar las pensiones
contributivas y dedicar 9.000 millones o financiar medicamentos, ahí
van 14.000 ó 15.000 millones. Entonces esos 14.000 ó 15.000 podrían
ir a la educación, pero los demás podrían decir: Deme a
mí para las pensiones no contributivas porque así no me lo tengo que
gastar en educación.

Por tanto y sin ánimo de criticar, éste es un tema sobre el que pido
a todos una reflexión porque no es ninguna broma, es un tema
suficientemente serio y se aplica igual a las universidades, porque
en el ejercicio de su autonomía cada uno ha hecho lo que ha estimado
oportuno y conveniente. Hay comunidades autónomas que tienen mejores
servicios públicos y otras peores; unas lo tienen mejores en
educación, otras los tienen mejores en servicios sociales, otras los
tienen mejores en pensiones contributivas y otros en materia de
cultura. Por tanto, pido que no se olvide este dato.

Ocurre exactamente lo mismo en materia universitaria. Sobre materia
universitaria sí he dicho, e insisto, en que por la vía del Consejo
de Universidades y con la colaboración se pueden conseguir
procedimientos de financiación. He mencionado antes una serie de
sistemas, sobre todo las becas. Creo que las becas son enormemente
importantes porque no van a los territorios sino a señores concretos
y determinados, y las becas sí garantizan la igualdad de todos los
ciudadanos sean de donde sean y vivan donde vivan. Ahí sí tiene que
poner dinero el Estado, y bastante más de lo que pone en este
momento, como he dicho, y también para la financiación de programas,
proyectos de investigación, programas de calidad del tercer ciclo, al
que se refería el señor Guerra Zunzunegui, etcétera. Ése es otro tema
enormemente importante sobre el que quiero dejar aquí esta reflexión.

Hay otros dos temas de los de mayor trascendencia sobre los que
quiero hacer algún comentario. Me alegro que alguno de los
intervinientes se haya referido a mi intervención sobre el diseño del
Ministerio. Ya he dicho antes que todo es importante, pero hay
algunas cosas que si priorizamos son más trascendentes, y el diseño
del nuevo Ministerio de Educación es importante, por eso me alegro
que se haya producido un debate sobre ello. Ciertamente el símil que
se ha utilizado no es el mejor para defender la posición que se ha
mantenido, porque los pollos son unos productos con futuro. En España
siempre se ha comido pollo, se sigue comiendo pollo y se seguirá
comiendo pollo; por tanto las granjas avícolas siempre serán negocio,
yo pondré una granja avícola y defenderé la existencia del Ministerio
de Educación, como lo defiendo para universidades, donde no tenemos
ninguna competencia de gestión. Fíjense que no teniendo ninguna
competencia de gestión, una buena parte de todos ustedes han pedido
al Gobierno responsabilidades en materia de educación; me parece muy
bien y el Gobierno está dispuesto a asumirlas. Pero es que también
tenemos competencias en materia de educación no universitaria, que
son las que nos confiere la Constitución española y a las que también
nos obliga. Es decir, la Lode, la Logse y sus reformas, en el
supuesto de que haya que hacerlas, las propias enseñanzas mínimas, de
las que tanto se ha hablado, y otras muchas son competencias del
Estado.

Sí creo que efectivamente hay que hacer un nuevo diseño del
Ministerio de Educación, pero no considero que eso deba llevar a su
extinción o vaporización. Lo mismo pienso en relación con el
Ministerio de Cultura,



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sobre el cual también se produjo una intervención importante. Hace
poco, estuve en el entierro de don Gonzalo Torrente Ballester, que es
ferrolano; se pueden apropiar de él los de Ferrol, pero como yo soy
de Santiago puedo colocarme en una buena posición, aunque a mí nunca
se me ocurriría expropiar al conjunto de los ciudadanos españoles al
señor Torrente Ballester, con el argumento de que es un representante
de la cultura gallega.

Sobre esto yo creo una cosa. España, los españoles y los que vivimos
en este marco geográfico hemos tenido unas influencias similares a lo
largo de la historia. Los romanos han estado en toda España y, luego
los griegos, y los visigodos y los musulmanes. Yo creo que hay una
cultura española que es anterior incluso a nuestra propia unidad
política. Yo así lo veo. Comprendo que todo esto es muy discutible y
por eso se discute, pero yo creo que la cultura española es anterior
a su propia unidad política. Dicho sea con todos los respetos, antes
hice una broma sobre el señor Velázquez. Siento como propio al señor
Velázquez, aunque el señor Chaves se lo apropiara, igual que siento
como propio al señor Goya que nació en Aragón, pero también al señor
Dalí, sobre el cual no voy a decir nada más, y también al señor
Picasso, que tiene su mejor museo en Barcelona, aunque vivió una
temporada en La Coruña, nació en Málaga y luego estuvo en París
dedicándose a pintar o a otras cosas; o al señor Maragall o al señor
VicenÁ Vives. Yo comprendo que cada uno puede hacer el discurso que
crea conveniente, pero me parece que hay una cultura española, igual
que hay una francesa compatible con una cultura catalana o con una
cultura gallega. Yo lo veo así y creo que es absolutamente
compatible. Repito y vuelvo a insistir, hay una cultura española.

¿Qué es España? Es su historia, es su lengua, es su cultura, es una
cultura que ha recibido múltiples influencias -el otro día estuvimos
en Roscenvalles, en el Camino de Santiago- y se ha proyectado hacia
el exterior. Mire usted, yo no sé si éste será un discurso arcaico,
pero una cultura española es compatible con otras culturas. Comprendo
que aquí cada uno piense lo que quiera, pero yo no estoy por la
desaparición del Ministerio de Cultura y no por razones personales,
que también. (Risas.)
Sin duda, hay otros asuntos que no es que sean menores, pero ya son
mucho más puntuales, por ejemplo los traspasos de investigación.

Sobre los traspasos de investigación, tengo el mismo criterio que con
el servicio de meteorológico. Voy a intentar explicarme. Estando en
el Ministerio de Administraciones Públicas, llegó un presidente de
Comisión mixta de transferencias, trajo el estatuto y decía: Tenemos
competencia exclusiva en materia de servicio de meteorológico, por
tanto que se nos haga el traspaso del servicio meteorológico. Yo
dije, no con el ánimo de confrontar: esto lo tienen todos los
estatutos; no sé por qué, pero lo tienen, aunque la Constitución y el
sentido común dicen que ha un servicio meteorológico que es del
Estado. Si les traspasamos el servicio meteorológico, aparte de que
es muy difícil de traspasar y sería un disparate, no sé cómo se
podría hacer, llegaríamos a una solución ridícula. Respecto a la
investigación, es verdad que varios estatutos dicen que las
comunidades tienen competencia exclusiva, pero es que también las
Constitución atribuye al Estado competencia en investigación. Creo
que lo más sensato es establecer unos convenios. Bastantes problemas
tenemos en materia de investigación, y desde mi planteamiento
político como señor que milita en un partido nacional no podemos
partir esto en diecisiete proyectos de investigación distintos;
hagamos uno con la mayor colaboración posible. No hace muchos días,
se ha firmado por el CSIC un convenio, creo recordar que con la
universidad vasca, en el que no entró el Gobierno vasco por ninguna
razón especial. Creo que la vía de sumar esfuerzos es una buena vía.

Tampoco uno es más nacional de un sitio porque tenga la investigación
y no se toque con la de otro. Creo que todos debemos hacer un
esfuerzo para hacer una cosa sensata.

Sobre el famoso asunto del, Guernica, como ministro no tengo ningún
inconveniente. Sigue habiendo informes técnicos que desaconsejan su
traslado. Le voy a contar una experiencia similar. Cuando llegué al
Ministerio, el primer problema, aparte de la retransmisión del
partido de fútbol Real Madrid-Barcelona, fue si se compraba o no el
cuadro famoso Santa Rufina, de Velázquez. Vinieron unos señores a
preguntarme si comprábamos el cuadro de Santa Rufina. Yo dije que no
sabía si era de Velázquez o no, que me lo dijeran ellos. Allí, una
serie de señores decía que era de Velázquez y otros decía que no. Al
final les dije que se reunieran y que por mayoría dijeran lo que
pareciera más sensato y razonable. Respecto al tema del Guernica, yo
no tengo ningún inconveniente, pero hay una serie de señores que
dicen que no es posible en este momento por razones técnicas; si
ocurre algún problema, sería yo el responsable por no atender a los
criterios técnicos y no puedo asumir ese compromiso. Comprendo que es
un asunto discutible, como otros muchos en esta materia, pero
entienda también mi posición.




Sobre los deportistas, creo que el Plan ADO lo vamos a mantener; es
importante y hay que seguir con él en el futuro.

Seguro que hay muchos más temas, pero, señor presidente, dejaría mi
intervención parque ya la he alargado en exceso y con mucho gusto
compareceré a tratar con más detalles éstos y otros asuntos cuando
ustedes lo estimen oportuno y conveniente.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor ministro.

Creo que estamos todos conformes en que por el día de hoy y de
aproximación al nuevo titular del Ministerio hay bastante, y que
existen suficientes sugerencias para sus iniciativas parlamentarias.

En consecuencia, no nos queda más que agradecer al señor ministro su
presencia en esta Comisión y reiterarle nuestra colaboración sincera.

Lógicamente agradecer sus intervenciones a todos los grupos
parlamentarios, agradecer también su presencia a las señoras y
señores diputados, a los medios de comunicación y a los servicios de
la Cámara, con lo que levantamos la sesión. Muchas gracias.




Eran las siete y quince minutos de la tarde.