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DS. Congreso de los Diputados, Comisiones, núm. 595, de 17/12/1998
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CORTES GENERALES



DIARIO DE SESIONES DEL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS



COMISIONES



Año 1998 VI Legislatura Núm. 595



ASUNTOS EXTERIORES



PRESIDENCIA DEL EXCMO. SR. D. FRANCISCO JAVIER RUPÉREZ RUBIO



Sesión núm. 45



celebrada el jueves, 17 de diciembre de 1998



ORDEN DEL DÍA:



Comparecencia del señor ministro de Asuntos Exteriores (Matutes Juan)
para informar sobre:
- Los últimos acontecimientos en Irak. Apetición propia. (Número de
expediente 214/000099) ... (Página 17358)
- Posición del Gobierno ante una eventual acción militar unilateral
contra Irak. A solicitud del Grupo Socialista del Congreso. (Número de
expediente 213/000093) ... (Página 17358)
- Posición del Gobierno en relación con el bombardeo de Irak por
Estados Unidos de Norteamérica y el Reino Unido. Asolicitud del Grupo
Parlamentario Mixto. (Número de expediente 213/000896) ... (Página 17358)
- La actuación del Gobierno y su posición ante el último ataque militar
llevado a cabo por los Estados Unidos contra la República de Irak.

A solicitud del Grupo Parlamentario Federal de Izquierda Unida.

(Número de expediente 213/000897) ... (Página 17358)
- La postura del Gobierno español en relación con los ataques de
Estados Unidos a Irak. Asolicitud del Grupo Parlamentario Mixto.

(Número de expediente 213/000899) ... (Página 17358)



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Se abre la sesión a las siete y cinco minutos de la tarde.




El señor PRESIDENTE: Señoras y señores diputados, se abre esta sesión
de la Comisión de Asuntos, cuyo orden del día, como todos ustedes
saben, está formado en exclusiva por diversas comparecencias para que
el Gobierno informe sobre la situación creada en Irak. A tal efecto,
hay una petición del propio Gobierno para comparecer junto con una
petición realizada por el Grupo Socialista, dos por el Grupo
Parlamentario Mixto y una por el Grupo Federal de Izquierda Unida.

Procederemos de la manera acostumbrada, dando, en primer lugar, la
palabra al señor ministro, luego a los autores de las
correspondientes comparecencias y finalmente al resto de los grupos
parlamentarios.

Señor ministro, en nombre de todos tengo que agradecerle la premura
con la que el Gobierno ha sabido responder tanto a las necesidades
explicativas y objetivas del momento como a las solicitudes de los
grupos parlamentarios. Agradeciéndole de nuevo su presencia aquí, le
concedo el uso de la palabra.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Matutes Juan): Señor
presidente, quiero agradecer a SS.SS. la oportunidad que me brindan
para exponer el punto de vista del Gobierno español sobre los últimos
acontecimientos en Irak. Aunque España no participe en modo alguno en
las operaciones militares contra Irak, lo cierto es que estamos de
nuevo ante una crisis de importancia, que creo que hace no sólo
oportuna sino necesaria la comparecencia del Gobierno ante esta
Comisión.

En primer lugar, quiero subrayar que hoy es un día triste para todos.

Por ello, el Gobierno español lamenta, deplora, que se haya llegado a
esta situación del uso de la fuerza como consecuencia del no
cumplimiento por parte de Irak de las resoluciones aprobadas por el
Consejo de Seguridad sobre la labor de los equipos internacionales de
inspección de armamento de Irak. Esa es una constatación que han
hecho incluso los gobiernos árabes, algunos de los cuales,
naturalmente, han manifestado su total disconformidad con las
acciones bélicas iniciadas por Estados Unidos y el Reino Unido. Hay
que decir que ha sido la continuada ausencia de voluntad del Gobierno
iraquí para hacer posible el desarrollo de esas inspecciones lo que
ha impedido que éstas pudieran llevarse a cabo con un mínimo de
normalidad.




Antes de profundizar sobre esa cuestión, quiero dejar plena
constancia de que nuestra preocupación, nuestros pensamientos y
nuestra simpatía está en estos momentos, sobre todo, con el pueblo
iraquí, que es la principal víctima de la situación a la que se ha
llegado, una víctima que además sufre las consecuencias de unas
decisiones adoptadas en su nombre y en cuya adopción no se le ha
permitido participar. El Gobierno español lamenta especialmente esa
situación porque siempre ha sido partidario, en la misma línea, por
otra parte, que la comunidad internacional, de una solución
diplomática y dialogada a los problemas que han existido entre Irak y
la Organización de Naciones Unidas. Quiero dejar constancia de que no
estamos hablando aquí de una situación sobrevenida de modo repentino,
sino de una secuencia lamentable, de una cadena de acontecimientos
que llevan produciéndose hace ya mucho tiempo y en la que
-repito- el factor fundamental es la falta de voluntad real del
Gobierno de Bagdad de cumplir con las obligaciones que le imponen las
resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y sus
propios acuerdos, pactados en varias ocasiones con el secretario
general de las Naciones Unidas. Conviene recordar que antes de la
actual crisis se han producido otras provocadas todas por la misma
razón. La que se produjo en febrero pasado pudo superarse gracias a
la intervención personal del secretario general de Naciones Unidas,
que se desplazó a Bagdad y logró la firma de un memorándum,
voluntariamente aceptado por ambas partes, por el que las autoridades
iraquíes se comprometieron a cumplir todas las obligaciones hasta
entonces impuestas por el Consejo de Seguridad. Este compromiso
alcanzado por el secretario general fue, no obstante, violado por la
parte iraquí, dando lugar a nuevos episodios de confrontación. Ahí es
donde hay que encontrar el origen próximo de la situación actual,
porque el origen lejano es la guerra del golfo. Tomando como base las
condiciones impuestas en el alto el fuego -eso es importante
destacarlo-, que no armisticio, por los Estados Unidos y por la
comunidad internacional, aceptadas en aquel momento por Irak después
de ese alto el fuego, algunos interpretan que en la medida en que no
se cumplen esas condiciones se está todavía cubierto por las
resoluciones que en su día otorgaron. No entro ahora en esas
interpretaciones, me limito a enumerarlas y a describir la cadena de
acontecimientos. Después vienen las resoluciones del Consejo de
Seguridad, luego los acuerdos voluntariamente pactados entre el
secretario general de las Naciones Unidas y el Gobierno de Bagdad en
febrero pasado. Repito, la presente crisis arranca de la decisión del
Gobierno iraquí del 5 de agosto pasado de suspender, una vez más, su
colaboración con los equipos de inspección Unscom, de la Comisión
especial establecida por la resolución 687 del Consejo de Seguridad.

El pasado 9 de septiembre, en respuesta a la decisión iraquí del 5 de
agosto, el Consejo de Seguridad adoptó por unanimidad la resolución
1194, que condenaba la mencionada decisión de suspender la
cooperación con Unscom y exigía que Irak dejase sin efecto esta
decisión y cooperase plenamente con dichos organismos. Siguieron una
serie de consultas políticas y diplomáticas para conseguir que Irak
cumpliera esta resolución del Consejo de Seguridad, a lo que estaba
ciertamente obligado en el marco de la Carta de las Naciones Unidas.

No obstante, el 31 de octubre, Irak anunció el fin de toda
cooperación con Unscom y exigió la dimisión de su presidente, Richard
Butler, y la recomposición de la delegación.

Bagdad anunció que su decisión se mantendría hasta que el Consejo de
Seguridad examinase el derecho de Irak a obtener un levantamiento del
embargo. Irak impidió, asimismo, que continuase el trabajo de los
grupos de supervisión permanente. Este trabajo consiste en garantizar
que aquellas instalaciones donde se destruyó material o existe equipo
bélico permanente permanezcan bajo control. Tampoco se permitió.

La consecuencia inmediata de todo ello fue la adopción por
unanimidad, el pasado 5 de noviembre, por parte delConsejo de
Seguridad de la resolución 1205, en la que se



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reafirma la disposición a revisar el cumplimiento por Irak de las
obligaciones recogidas en las resoluciones del Consejo de Seguridad.

Esta resolución 1205, novedosa e importante, reflejaba claramente el
deseo de la comunidad internacional de tender una mano al régimen
iraquí. España y yo mismo, en varias ocasiones, he manifestado la
necesidad de revisar las sanciones, y eso es lo que se reconocía en
esa resolución. Se mostraba la voluntad de que Irak pudiera ver la
luz al final del túnel si cumplía con las resoluciones del Consejo.

Asimismo, en la resolución, el Consejo, actuando bajo el capítulo VII
de la Carta, condena la decisión de Irak del 31 de octubre anterior y
exige que vuelva a cooperar con la Unscom y la AIEA de forma
inmediata e incondicional, pero afirmando su apoyo total a las
labores de estos dos organismos, así como a los esfuerzos del
secretario general. Ello condujo a la retirada, por parte de la AIEA
como de Unscom, de su personal de Bagdad, llegándose a una situación
de gran tensión, como SS.SS. recordarán, a mediados del mes de
noviembre, con el riesgo inminente de una acción armada contra Irak.

Esta situación pudo salvarse en el último momento gracias a un nuevo
intercambio de cartas entre Kofi Annan y las autoridades iraquíes. En
dicho intercambio, y concretamente en una carta del viceprimer
ministro Tarek Aziz, del 14 de noviembre pasado, el Gobierno de
Bagdad se comprometía claramente a cooperar plenamente y sin ninguna
restricción con la tareas de la AIEA y la Unscom, y esta salida
diplomática hizo posible que en el último minuto se evitara el uso de
la fuerza contra Irak y fuese saludada con alivio y satisfacción,
desde luego por España y por quien les habla y por el conjunto de la
comunidad internacional. Todos acogimos muy favorablemente los
esfuerzos del secretario general y la disposición de todos los
miembros del Consejo de Seguridad de dar una nueva oportunidad a Irak
para que pudiera constatarse su voluntad real de cumplir con la
legalidad internacional y cooperar sin reservas con el Consejo de
Seguridad.

Por todo ello, resultaba evidente que, desde el punto de vista
político, el factor crucial a partir de ese momento iba a ser el
grado de cumplimiento efectivo del Gobierno iraquí con esas tareas de
inspección. Desgraciadamente, desde el principio se constató, una vez
más, que se estaban incumpliendo las promesas y los acuerdos
realizados. Las noticias sobre decisiones iraquíes que obstaculizaban
las labores de Unscom confirmaban la actitud obstruccionista del
Gobierno de Bagdad. Los casos concretos de falta de colaboración han
quedado recogidos en un informe elaborado por el presidente de dicho
Comité especial enviado al Consejo de Seguridad anteayer, el pasado
día 15. En su informe, el presidente de Unscom señala que la política
iraquí ha incluido el envío de informaciones incompletas, la
destrucción secreta unilateral y masiva de información relevante
sobre sus programas de armas y la ocultación de todo tipo de
materiales, incluido el propio armamento. Específicamente, el informe
señala una serie de casos concretos de incumplimiento iraquí de sus
obligaciones y yo quiero señalarles los más importantes, porque
ciertamente resultan esclarecedores de la situación a la que se ha
llegado.

Primero. Irak ha rehusado facilitar a la Comisión especial documentos
solicitados por esta última y relativos a
armas químicas y misiles. Irak simplemente afirmó que estaba
dispuesta a considerar la posibilidad de mostrar a los expertos de la
Comisión los párrafos relevantes de algunos de esos documentos en
presencia de un representante especial del secretario general. Sobre
los demás documentos solicitados, el Gobierno iraquí se negó a
facilitarlos o afirmó que no existían o no podían ser encontrados.

Segundo. El Gobierno iraquí rechazó la petición de la Comisión de
examinar una serie de componentes de los motores de determinados
misiles, alegando que no había justificación para ella desde el punto
de vista técnico o científico, un incumplimiento patente de otra
obligación claramente asumida.

Tercero. Irak ignoró una petición de la Comisión del 18 de noviembre
para que le facilitara información adicional sobre su programa de
armas biológicas, dificultando además las entrevistas del personal de
Unscom con científicos iraquíes.

Cuarto. Las autoridades iraquíes establecieron condiciones
inaceptables que finalmente impidieron, el 5 de diciembre,
fotografiar una serie de bombas capaces de contener -se supone-
sustancias químicas tóxicas. En el curso de sus inspecciones, los
investigadores de Unscom descubrieron material de doble uso que no
había sido declarado previamente por el Gobierno iraquí.

Quinto. Las autoridades iraquíes impidieron el acceso de los
inspectores de Unscom a una instalación ocupada por la organización
Muyahidines del Pueblo de Irán, así como otra inspección a la sede
central del partido Baaz. En otros lugares donde se produjeron
inspecciones de Unscom, los componentes de los equipos de Naciones
Unidas concluyeron que dichos lugares habían sido previamente
vaciados de todo material que pudiera ser relevante para las tareas
de Unscom, por lo cual decidieron suspender la inspección de otros
lugares donde habían anunciado previamente su visitas.

Sexto. Irak no ha adoptado la legislación y medidas en aplicación de
la misma que facilitaran las tareas de inspección a las que le
obligaban las resoluciones 687 y 707 del Consejo de Seguridad.

La conclusión del informe de Unscom es que, debido a la ausencia de
una plena cooperación por parte de Irak, entrecomillado;
desgraciadamente debe volver a señalarse que la Comisión es incapaz
de llevar a cabo las tareas sustanciales de desarme que le ha
ordenado que realice el Consejo de Seguridad y, en consecuencia, que
es igualmente incapaz de dar al Consejo las garantías que necesita en
relación con los programas de armamentos prohibidos de Irak.

La consecuencia de estos incumplimientos ha sido finalmente -y yo
creo que pocos teníamos dudas de que eso se iba a producir- el
recurso ayer al uso de la fuerza. También ayer tuvo lugar una reunión
del Consejo de Seguridad en la que los países miembros expusieron sus
diferentes puntos de vista.

Una vez abierto el conflicto, España, que fue informada del
acontecimiento, como es lógico y como ha sido norma de conducta del
Gobierno español, se ha solidarizado con sus aliados; de este
Gobierno y de los anteriores. En este momento cabe hacerse eco, sobre
todo, de las palabras pronunciadas ayer por el señor Kofi Annan y,
como él, el Gobierno español, como ya les he dicho, considera que



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estamos ante una situación triste no sólo para las Naciones Unidas
sino para el mundo, pues siempre es triste llegar a la decisión de
recurrir al uso de la fuerza y más cuando es consecuencia de un
reiterado incumplimiento de la voluntad de la comunidad
internacional, tanto de la Asamblea de las Naciones Unidas como del
Consejo de Seguridad. La posición del Gobierno español ha sido
siempre la de apoyar los esfuerzos del secretario general y del
Consejo de Seguridad, en busca de una salida diplomática a estos
problemas. En noviembre fue posible hallar esa salida y nos resulta
deplorable y lamentable que esta vez no haya sido posible.

Sin embargo, quiero subrayar que para que se pueda producir una
función diplomática es condición esencial que Irak cumpla plenamente
las obligaciones que le impone el Consejo de Seguridad y que ha
asumido libremente. Recordemos que la resolución 687 es una
resolución que establece un alto el fuego, interrumpiendo la
situación previa en la que el Consejo de Seguridad había autorizado
el uso de la fuerza contra Irak, e impone una serie de condiciones
para ese alto el fuego. El incumplimiento por parte de Irak de dichas
condiciones equivale, en la interpretación de los beligerantes, por
lo tanto, a un incumplimiento de las resoluciones del alto el fuego
establecido por la resolución 687. Por todo ello, el Gobierno español
lamenta que el grave incumplimiento por parte de Irak de esas
obligaciones haya llevado al uso de la fuerza y estima que Irak se ha
hecho responsable fundamental de esa situación al negarse al
cumplimiento de estas resoluciones. Es, como SS.SS. saben, la
posición inmensamente mayoritaria de nuestros socios y aliados.

El Gobierno español ha instado al Gobierno de Irak a que coopere
plenamente con los mecanismos de inspección establecidos por el
Consejo de Seguridad. Puedo asegurarles que ni el Gobierno ni el
pueblo español son indiferentes -lo sabemos todos- a este sufrimiento
que padece un pueblo que, a lo largo de la historia, ha mantenido
vínculos con nosotros. Es la única manera de poner fin a este
sufrimiento, de reintegrar plenamente a Irak a una situación de
relaciones normales con el resto de la comunidad internacional por
las que España ha venido reiteradamente clamando -quiero recordar que
España fue el primer país de la comunidad occidental que reabrió la
embajada de Irak hace aproximadamente dos años-, pero es
imprescindible el cumplimiento de esas obligaciones sobre desarme.

Una vez que el Gobierno de Bagdad cumpla esas condiciones, el Consejo
de Seguridad debe empezar una revisión global del régimen de
sanciones que conduzca a su eliminación. Mientras tanto, España es
partidaria de que Irak pueda realizar las importaciones autorizadas
por el Comité de Sanciones, así como de aprovechar plenamente el
esquema de petróleo por alimentos, aprobado por dicho Comité.

Quiero que quede claro que el objetivo de España -y creemos que el de
la comunidad internacional- es el de identificarse con ese pleno
cumplimiento de las obligaciones. Queremos destacar que ninguna de
ellas establece objetivos o propósitos que puedan interpretarse como
una injerencia en los asuntos internos de Irak o una amenaza a su
unidad e integridad territorial que España apoya firmemente. En todo
caso, y siguiendo la línea de lo declarado ayer por el secretario
general de las Naciones Unidas, está
claro que en los próximos días seguirá haciendo falta una labor
diplomática en la zona y en el marco de las Naciones Unidas para
conseguir una vez más una salida pacífica a esta situación que evite
en el futuro volver a recurrir al uso de la fuerza y que contribuya a
su final arreglo.

Concluyo, pues, reiterando que el Gobierno español apoya
decididamente los esfuerzos del secretario general y del Consejo de
Seguridad, que se están ocupando también activamente de esta crisis,
y confían en el restablecimiento de las condiciones necesarias para
su vuelta a la normalidad.




Muchas gracias.




El señor PRESIDENTE: Gracias, señor ministro.

Voy a proceder a dar la palabra a los grupos parlamentarios según el
orden de presentación de sus respectivas peticiones de comparecencia.

La tendrá, pues, en primer lugar, el portavoz del Grupo Socialista
del Congreso señor Estrella.




El señor ESTRELLA PEDROLA: Muchas gracias, señor ministro, por su
rápida comparecencia.

Cuando ayer por la mañana el Grupo Socialista presentó en el Registro
de la Cámara una solicitud de comparecencia urgente del ministro ante
esta Comisión ante la eventualidad de un ataque militar unilateral
contra Irak, éramos conscientes de que existía un riesgo claro de que
dicho ataque se produjera. Y nos preocupaba, como nos sigue
preocupando en este momento, el que en esa situación los grupos
parlamentarios y el Gobierno se encontraran ante un hecho que nos
llevara a una división, que se quebraran los elementos básicos, al
margen de las posiciones que nos diferencian, de lo que podría ser un
consenso parlamentario sobre los fundamentos del derecho
internacional, sobre los fundamentos de los intereses de la política
exterior española, sobre la percepción española de nuestros intereses
geoestratégicos, sobre nuestros planteamientos éticos aplicados a
nuestra política exterior.

Después de escucharle, señor ministro, tengo que decirle que
apreciamos enormemente la intervención ponderada y moderada que ha
hecho, que lo ha sido mucho más que algunas declaraciones que hemos
escuchado a lo largo del día y ha sido mucho más matizada incluso que
el propio comunicado oficial de la Oficina de Información Diplomática
o de la Presidencia del Gobierno. Querríamos seguir construyendo ese
consenso desde la diferencia. Por eso, me van a permitir que intente
establecer lo que pueden ser elementos de común entendimiento. El
primero, la evidencia de que Sadam Husein no ha respetado los
compromisos que adquirió con el secretario general de Naciones
Unidas; que Sadam Husein no ha favorecido, ha obstaculizado la acción
de los inspectores de Naciones Unidas; que Sadam Husein ha dado
argumentos, a quien ha querido utilizarlos, para una acción
unilateral. En eso podemos estar de acuerdo y podremos encontrar una
formulación que nos satisfaga a todos los grupos parlamentarios.

Segunda formulación, que para nosotros es una evidencia -imagino que
también para el ministro-: se ha producido una acción militar de
carácter unilateral. Ha habido un país que, con la cooperación de
otro país -dos estados- ha actuado de manera unilateral lanzando un
ataque



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que está teniendo fases sucesivas esta misma tarde. Si podemos
acordar esto, estaremos definiendo los elementos del problema, sin
entrar en calificaciones de si unos lo consideran más justificado y
otros menos, estaremos definiendo el problema ante el que nos
encontramos.

Hay una duda que pondría también encima de la mesa, como la ha puesto
el propio embajador español en Naciones Unidas. ¿Esto va a conducir a
una solución del problema, realmente? ¿Esto va a servir para que
Sadam Husein o el Gobierno iraquí permita sin ninguna traba ni
obstáculo la acción de los inspectores para que se cumpla todo el
proceso que permita al final el levantamiento de las sanciones? ¿Cuál
es el objetivo final, en definitiva, de esta acción? Yo no sé si el
ministro puede responderme a estas dudas: cuándo termina esta acción,
hasta qué día va a durar la acción y cuántas oleadas de bombardeo va
a haber. No sé si le han informado los aliados o no le han informado.

Otro elemento-constatación -por lo menos en la información que
nosotros disponemos, quizá el ministro nos lo pueda clarificar- es
que no se ha producido consulta; no ha habido información previa; que
los ministros de Defensa fueron informados por un socio y aliado, el
ministro de Defensa británico, prácticamente en el mismo momento en
que se estaban produciendo los bombardeos. Esto parece ser también
otra evidencia, salvo que el ministro nos diga lo contrario. Esto nos
hace plantearnos una duda: ¿qué clase de aliado o socio es ese amigo
que no nos cuenta lo que va a hacer, que no comparte con nosotros sus
preocupaciones y sus objetivos y que simplemente se lanza y luego
espera que se le siga. Alguna valoración negativa en ese sentido
tendremos que hacer. No ha funcionado la solidaridad entre socios y
aliados europeos y tampoco ha funcionado en el ámbito de la Alianza
Atlántica.

Hay otra constatación. Ha dicho el ministro -lo compartimos
plenamente- que la principal víctima de estas acciones es sin lugar a
dudas la población iraquí, nuestra mayor preocupación, la que está
sufriendo también las consecuencias del embargo. Nos gustaría
compartir, si es que el Gobierno ha hecho una reflexión en este
sentido, las consecuencias que estos acontecimientos pueden tener en
una serie de escenarios. En el de la Unión Europea. Acabo de
referirme a esa falta de solidaridad europea y a la ausencia de
información entre socios de la Unión Europea cuando se está hablando
del desarrollo, por fin, de una política exterior y de seguridad
común. Nos preocupan evidentemente las consecuencias que esto tiene
sobre el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, donde se ha abierto
una crisis evidente, o sobre la merma de autoridad que significa en
la figura del secretario general de Naciones Unidas; nos preocupan
enormemente las consecuencias que pueda tener sobre la estabilidad,
ya frágil, de la región mediterránea o en el proceso de paz en
Oriente Medio. Y nos preocupa, señor ministro, el sinsentido de que
cuando estamos debatiendo sobre la reforma de la Alianza Atlántica,
sobre el futuro concepto estratégico de la OTAN, sobre cómo
garantizar que la labor o la acción de la OTAN tenga una legitimidad
internacional suficiente, haya un socio o dos que realicen acciones
unilaterales. ¿Tiene sentido el debate que se está produciendo en el
seno de la Alianza sobre la legitimidad, sobre acciones fuera de
zona, etcétera, o esto nos sitúa ante una realidad de hechos que
difícilmente se
compadece con el debate, más o menos sereno, que se estaba planteando
en la Alianza? ¿Tiene algún sentido el debate que iban a mantener hoy
los ministros de Defensa de la Alianza?
Me gustaría intentar aproximar nuestra visión con la del Gobierno de
dos nociones que se utilizan en el comunicado de la OID y que el
ministro también ha utilizado, el concepto de comunidad internacional
y el de aliado. Al de aliado ya me he referido. Los aliados son 16,
si hablamos de la Alianza Atlántica, no son uno o dos, y la mejor
manera de ser un buen aliado es ser un aliado respetado, no un aliado
que está a lo que se le diga y para lo que se le diga; un aliado que
sabe decir que sí de la misma manera que sabe decir que no, porque es
la única manera de que se le informe, se le consulte y se tenga en
valor su posición. Nos tememos que aquí el Gobierno no va por esa
vía. Que si esa era la política que mantenía España en su relación
con Estados Unidos hasta que llegó el Gobierno del señor Aznar, el
Gobierno actual ha quebrado esa línea y nos tememos que eso se
traduce en pérdida de respetabilidad en la relación entre España y
Estados Unidos, y nos gustaría que eso no se produjera. Lo mismo
ocurre con el concepto de comunidad internacional. No ha habido una
acción de la comunidad internacional. Ha habido una acción
unilateral. Digámoslo claramente y nos entenderemos más fácilmente,
señor ministro.

También ha hablado el ministro, y lo dice el comunicado de la OID,
de: como en ocasiones anteriores. Yo querría zanjar ya, de una vez,
un debate que parece recurrente y donde se introduce un claro
contrabando político. En ocasiones anteriores, señor ministro, no se
ha actuado de la misma manera. No se han concedido, por ejemplo,
autorizaciones incondicionales por períodos amplios de tres meses,
como ha ocurrido ahora -y luego volveré sobre ello- para la
utilización de nuestras bases. Se han utilizado de una manera muy
delimitada en las cantidades -y me imagino que ahora también-, en los
medios que se pueden utilizar -a lo mejor cisternas sí pero
bombarderos no- y con un espacio de tiempo muy tasado, que se
revisaba semanalmente y al máximo nivel durante la crisis del Golfo,
que fue una crisis que se producía con una intervención internacional
amparada por una resolución internacional -no es lo que ocurre
ahora-, por una clara resolución del Consejo de Seguridad y con una
coalición internacional donde participaba España activamente y donde
participaban buena parte de los países de la zona. No son casos
comparables ni por la proporción de lo que se pretende sancionar con
las sanciones militares; no es comparable la situación de la invasión
de Kuwait por parte de Irak con la situación actual, al margen de las
responsabilidades que pueda tener Irak en haber creado las
condiciones que han permitido a algunos actuar en esta situación. No
son comparables, no las comparen, por favor, porque no lo son en
absoluto. Y no es comparable la actuación de este Gobierno con la de
gobiernos anteriores. Admita, por lo menos, que podría haber una
geometría variable y que en unos casos se le podrá decir que sí y en
otros que no. No pretenda decirme que siempre se ha dicho que sí.

Porque en el caso del ataque contra Libia en el año 1986, donde se
pidió una autorización de sobrevuelo, se le dijo que no, y luego se
le dio una autorización a un avión que volvía averiado



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para que pudiera hacer un aterrizaje prácticamente de emergencia. Si
quiere usted irse más lejos, en tiempos de Franco, en 1973, también
se denegaba; en tiempos de Franco. España se hacía, incluso, respetar
con Franco ante los americanos o planteaba sus intereses
geoestratégicos (El señor Robles Fraga: ¡Qué barbaridad!), se hacía
respetar por lo menos. Nunca se ha dado un cheque en blanco y, desde
luego, en la España de la democracia, señor ministro, nunca se ha
dado un cheque en blanco para la utilización de nuestras bases,
porque eso es lo que nos permite controlar que esa utilización no
afecte, no dañe nuestros propios intereses.

Señor ministro, a la vista de lo que usted nos ha dicho, casi sólo me
queda una pregunta por hacerle que me gustaría que me contestase. ¿Si
a usted le hubieran preguntado sus socios y aliados hubiera
aconsejado la acción militar? ¿Si a usted le pidieran ahora
participar en esa acción, aconsejaría participar? A lo mejor en
función de la respuesta estaremos más cerca o estaremos más lejos.

Ha hablado usted del informe Butler, pongámoslo en interrogantes. Hay
muchas cuestiones sobre el informe Butler, tan sólo recordar lo que
hoy mismo ha dicho su antecesor, el señor Ritter, cuando afirma que
el informe estuvo condicionado políticamente. Yo no sé qué
información tiene el ministro sobre eso. ¿Le da cien por cien de
validez al informe Butler, o no se la da? ¿Considera que no está
influido políticamente? Nos gustaría que lo dijera.

Tenemos que reconocer también que precisamente anteanoche cuando se
estaba presentando el informe Butler se estaba presentando un informe
de la Agencia Internacional de la Energía Atómica que era
absolutamente positivo en el sentido de que dictaminaba que Irak
estaba cumpliendo con los compromisos adquiridos con esa Agencia y
decían que prácticamente habían terminado su labor. Es un factor a
tener en cuenta.

Señor ministro, ¿cómo se sale de ésta? ¿En qué termina esto? ¿Cuando
se lance la última bomba se habrá resuelto el problema? ¿Dónde piensa
el Gobierno, en su posición política -si la tiene- que acaba este
proceso? Ese posicionamiento que el Gobierno nos afirma tiene con sus
aliados, no sé si incondicional o condicionalmente, y querría
saberlo, ¿llega incluso a que su aliado, o nuestro aliado, que lo es
de todos nosotros, quiere no sólo bombardear Irak en una acción
unilateral, sino derrocar al presidente de Irak, como ayer escuchamos
al presidente de Estados Unidos, como hemos escuchado ya
anteriormente y como hay unas partidas presupuestarias, el Gobierno
español apoya también esa decisión, apoya también ese objetivo? Nos
gustaría que nos lo dijera.

Señor ministro, al igual que nos dijo usted qué había hecho en el
caso de los bombardeos sobre Sudán y Afganistán, que afirmó había
pedido a la señora Albright que le remitiera las pruebas
correspondientes, le pediría que en este caso también solicite las
pruebas correspondientes a los objetivos de los bombardeos actuales y
nos las hiciese llegar.

En cualquier caso, mantener lo que decía al comienzo de mi
intervención. Ayer pedimos su comparecencia para intentar alcanzar
una visión común lo mayor posible de todos los grupos parlamentarios
y del Gobierno sobre la crisis de Irak con Naciones Unidas. Ese sigue
siendo nuestro
objetivo y nuestro deseo, y ahora, en este caso ya desde una
profunda preocupación.




El señor PRESIDENTE: Como les decía anteriormente existen dos
peticiones de comparecencia del Grupo Mixto, no les voy a decir a los
señores representantes de dicho grupo que se repartan los tiempos, la
Presidencia es flexible al respecto, simplemente les rogaría que lo
tuvieran en cuenta.

En primer lugar tiene la palabra el señor Peralta.




El señor PERALTA ORTEGA: Procuraré atender esa moderación en el
tiempo que solicita el señor presidente.

Señor ministro, gracias por su presencia. Señorías, hoy está reunida
aquí esta Comisión porque tanto el Gobierno como los grupos
parlamentarios comparten la preocupación fundada ante los últimos
acontecimientos que se están produciendo en relación con la crisis de
Irak, acontecimientos de carácter bélico, a partir del bombardeo que
se inició ayer, y que en estos momentos parece que se está
reproduciendo sobre determinados objetivos situados en territorio
iraquí.

Es difícil pensar si es compatible esta violencia bélica con lo que
es una concepción moderna del derecho, pero parece claro que para que
se pueda producir esa conciliación la acción bélica debe ser
estrictamente respetuosa con lo que son las exigencias mínimas de una
acción de carácter sancionador. Esas exigencias mínimas son las
siguientes. En primer lugar, la proporcionalidad. Tiene que existir
una clara adecuación entre la entidad de la sanción y los hechos que
justifican la misma. Desde ese punto de vista, señor ministro, tengo
que decirle, y en aras a la brevedad doy por reproducidas algunas
afirmaciones que ha hecho el anterior interviniente, el representante
del Grupo Socialista, es verdad que se han producido determinados
incumplimientos de compromisos por parte del régimen iraquí
voluntariamente contraídos, o en todo caso de resoluciones
establecidas y dictadas por el Consejo de Seguridad de Naciones
Unidas, pero no es menos cierto que simultáneamente se ha producido
un grado de cumplimiento de esas resoluciones que incluso
determinados organismos internacionales -se hacía referencia a la
Agencia de la Energía Atómica- constataban que era un grado de
cumplimiento cercano a la satisfacción. En esa situación, señor
ministro, entendemos que ese requisito de proporcionalidad,
especialmente exigible cuando la sanción es la máxima que se puede
imponer, el recurso a la acción bélica, nos parece que en este caso
concreto no concurre en la decisión adoptada por los gobiernos de
Estados Unidos y del Reino Unido, y que el día de ayer se
desencadenaba mediante una acción militar del primero de ellos.

El segundo requisito que debe adoptar una acción sancionadora es el
respeto al procedimiento y en particular que su adopción corresponda
al órgano competente. Entendemos, señor ministro, que ésta es una
decisión que ha sido adoptada unilateralmente por esos gobiernos, que
no pueden ellos por sí mismos interpretar anteriores resoluciones del
Consejo de Seguridad prescindiendo absolutamente de la voluntad, del
conocimiento, de la deliberación y de la decisión del propio Consejo
de Seguridad a espaldas delcual se ha actuado, al que voluntariamente
se ha marginado



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y a cuyo máximo representante, el secretario general, claramente se
le ha impedido llevar a cabo cualquier actuación, a pesar de que en
ocasiones anteriores su actuación ha evitado situaciones como ésta
que hoy nos preocupa.

En tercer lugar, señor ministro, la acción sancionadora tiene que ser
adecuada y que promueva una finalidad razonable. La acción que ha
sido decidida por los gobiernos de Estados Unidos y del Reino Unido,
difícilmente cabe pensar que vaya a promover esa finalidad razonable
que tanto desde el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas en las
distintas resoluciones que ha adoptado, como desde el propio Gobierno
estadounidense, según manifestaba recientemente que apostaba por el
derrocamiento del régimen de Sadam Husein, quepa entender que van a
ser favorecidas con este tipo de intervenciones.

Por todo ello, señor ministro, desde Nueva IzquierdaIniciativa per
Catalunya, entendemos que esta actuación adoptada por los gobiernos
de Estados Unidos y del Reino Unido (y éste es el motivo concreto que
justifica la reunión de hoy, su comparecencia, la petición que hemos
formulado otros grupos parlamentarios) es necesario decir que la
preocupación que embarga a la opinión pública internacional en este
motivo concreto no podemos compartirla. Permítame que le diga, señor
ministro, que en este caso concreto los árboles, esta actuación
inmediata, nos está impidiendo ver el bosque. La verdadera razón que
asiste a la comunidad internacional, a los valores de paz, de
libertad, de independencia que en su día flagrantemente violó Irak al
invadir Kuwait, no puede ser percibida hoy por la opinión pública
porque esta decisión de los gobiernos de Estados Unidos y del Reino
Unido no puede admitirse.

Habla usted, señor ministro, de nuestros aliados. Precisamente porque
son nuestros aliados tenemos necesidad de impedir que un error de los
mismos nos arrastre a todos en esa decisión tan errónea. Tenemos que
ser capaces de decirles que es necesario terminar urgentemente esa
decisión, que es necesario cerrar filas en torno al Consejo de
Seguridad de Naciones Unidas y pedir y exigir el cumplimiento íntegro
de sus resoluciones, que es necesario impedir que un Gobierno como el
que hay hoy en Irak, que sin lugar a dudas no es un Gobierno
democrático, no es un Gobierno que cuente con la voluntad libre del
pueblo iraquí, pueda encontrar aliados, no digo ya dentro del propio
pueblo iraquí sino más allá del pueblo iraquí. No hacerlo sería un
gravísimo error de la comunidad internacional y especialmente de los
países democráticos.

Creo, señor ministro y se lo digo en nombre de Nueva Izquierda-
Iniciativa per Catalunya, que es necesario que el Gobierno adopte una
posición activa, precisamente por considerarnos aliados de quienes
con sus actuaciones no pueden arrastrarnos en su error. Urge que por
parte del Gobierno español, en el ámbito de la Unión Europea y a
través de Naciones Unidas, se inste una actuación urgente del Consejo
de Seguridad en la línea expuesta anteriormente. No basta con hacer
declaraciones de que nuestra simpatía y nuestra solidaridad están hoy
en primer lugar con el pueblo iraquí y permitir que sigan llevándose
a cabo actuaciones bélicas que sufre fundamentalmente ese pueblo
iraquí. No podemos permitir que el crédito de los países democráticos
quede arruinado por decisiones de carácter bélico que por carecer de
esas condiciones que antes decía
puedan dar lugar a interpretaciones que buscan otro tipo de
motivación que nosotros como demócratas no podemos compartir y no
podemos permitir que circulen, porque en democracia -y el régimen de
Sadam Husein de eso no sabe nada- hay controles y poderes que impiden
se adopten decisiones como las que algunas interpretaciones han hecho
circular.

Nosotros creemos que el régimen de Sadam Husein, en el largo
conflicto de Irak, que se desató -conviene recordarlo- por su
invasión de otro pueblo, no tiene ninguna razón, pero no podemos
permitir ni debemos consentir que esa razón que no tiene la pierda el
resto de la comunidad internacional por una decisión precipitada,
desproporcionada y que no va a fomentar ningún resultado positivo.

Le pedimos explícitamente, señor ministro, que en nombre del Gobierno
de España, de todo el pueblo español y en nombre de esos valores de
paz, de libertad y de democracia que deseamos ver presentes realmente
en Irak, urja una actuación activa en el ámbito de la Unión Europea y
en el ámbito de las propias Naciones Unidas.




El señor PRESIDENTE: También por el Grupo Mixto, tiene la palabra el
señor Rodríguez.




El señor RODRÍGUEZ SÁNCHEZ: El Bloque Nacionalista Galego, después de
escuchar al señor ministro de Asuntos Exteriores, tiene que reconocer
que en su discurso se da cobertura política, y lo que es aún peor
moral, a la posición de un Estado que nos tiene ya muy habituados a
agredir, a torturar a pueblos indefensos en función de su propia
miseria moral, a la cual no me voy a referir porque es de dominio
público, y a su propia miseria institucional interna; en segundo
lugar, porque está siempre interesado en aprovechar cualquier ocasión
para dejar claro su hegemonismo militar; una prepotencia de
marionetas que si no fuera por las consecuencias graves que tiene
sería realmente esperpéntica y ridícula, pero no por ello gravemente
trágica como lo es.

Además, el discurso del señor ministro avala también la posición de
un Estado que siente visceral desprecio por los organismos
internacionales cuando no encubren sus despropósitos. No tengo
noticia de que el Consejo de Seguridad se haya reunido para sancionar
tamaño despropósito en esta ocasión. El señor secretario general Kofi
Annan; por cierto, secretarios generales que siempre llegan a serlo
con el beneplácito de Estados Unidos y que nunca le acaban valiendo,
cosa curiosa que prueba hasta qué extremo hay una distorsión entre la
actitud prepotente de Estados Unidos y las buenas maneras de
políticos diplomáticos del Tercer Mundo abiertamente prooccidentales,
que no llegan como negros o como árabes a esos puestos de
representatividad en función de sus pueblos, sino en función del
contexto internacional, y acaban dejando de ser útiles. La propia
Asamblea General, que me imagino algo contará, a pesar de que el 90
por ciento no merezcan ni ser citados porque son pequeñitos y no
tienen poder. Esta actitud es muy peligrosa socialmente porque va
acompañada de una cantinela tal de derecho internacional, de Tribunal
Penal Internacional y de derechos humanos que al final nos tendremos
que hacer todos cínicos si tragamos semejante contradicción
esquizofrénica.




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Hay un tercer elemento que el discurso del señor ministro encubre
para justificar la actuación de Estados Unidos: hay una manipulación
evidente en el nombramiento para tareas sensibles y de gran
responsabilidad cuando se nombra a funcionarios que en su brutalidad
racista son incluso reconocidos así en las esferas diplomáticas, como
el señor Richard Butler, jefe de inspectores de la ONU en Irak. No es
que sea prooccidental, es que confunde prooccidentalismo con pro USA,
y pro USA con un racismo a prueba de evidencias contrastables.

Nunca he visto que un tribunal se atreva a sentenciar teniendo en
cuenta solamente los informes de la policía, imagino que habrá que
tener en cuenta otros informes; en definitiva quien sentencia es la
justicia, no la policía. En este caso sentencian unos funcionarios
policiales, y por supuesto, un terrorista internacional que actúa
policialmente: Estados Unidos. No ha sido el Consejo de Seguridad.

Todos los informes habría que pasarlos a discusión por lo menos del
Consejo, que ya es de privilegiados, sacar conclusiones y después
autorizar o no el uso de la fuerza, palabra de bien curiosa
justificación a las puertas del año 2000.

En último lugar, creo señor ministro que ustedes -y acredito que
usted pueda estar triste- están haciendo de comparsas con seguidismo
de Gran Bretaña -que es otra comparsa de carácter superior-, lo que
indica falta de independencia de criterio, servilismo y desde luego
una identificación de la comunidad internacional con Estados Unidos
que el Estado español no merece. Están dejando en evidencia el
carácter exclusivamente mercantil de la Unión Europea. En todo caso
usted podría mirar si no es mejor estar con socios como Francia o
Suecia y no con un socio extraterritorial -como se diría en este
leguaje cadavérico que empleamos- como son los Estados Unidos.

Señor ministro, usted -y cuando digo usted me refiero al Gobierno del
Estado español, no a usted personalmente- nos hace políticamente
cómplices de un genocidio; de una agresión televisada por una clase
dirigente decadente, inmoral y ciega en sus despropósitos. Quiero
recordar aquí que hoy las clases dirigentes son cada vez menos
étnicas, son globales; pero es curioso cómo la clase dirigente
norteamericana mantiene todos los prejuicios, todas las estupideces
de lo peor del mundo anglosajón. El problema es que nos los quiere
hacer tragar a todos; esto conduce a intentar embrutecer a los
pueblos -como hacen ellos con el suyo, sin conseguirlo totalmente,
afortunadamente- o a un cinismo social, el principal peligro que
corremos en el Estado español en este momento.

Acabo ya, señor ministro. Desde aquí, como diputado y como
representante de un sector importante del pueblo gallego, ya que no
puedo hacer otra cosa quiero expresar mi identificación y la
identificación seguramente de la mayor parte del pueblo de Galicia
con el pueblo de Irak. Puesto que hay una representación diplomática
legal en Madrid, también quiero expresarle al señor embajador de Irak
la condena total del BNG de una postura que yo califico de tartufa.

Estamos todos muy preocupados, sufrimos mucho, rezamos el rosario,
pero ¡caña al mono! Yo creo que es una posición tartufa, que recuerda
aquella cosa que representó me parece que era Marsillach en los años
setenta y tantos de El Tartufo de Molière donde cantaba aquella
canción de
qué ricos son los ejecutivos, que vienen y van en avión. Exactamente
es esto, el avión tira bombas y todos a aplaudir. Yo no lo voy a
aplaudir. No niego que usted lo pase mal, pero lo pasa mal por el
papel de comparsa que estamos haciendo y porque si a uno le queda un
poquito de corazón francamente esto es infumable, señor ministro, y
no me vengan con la ilegitimidad del régimen de Sadam Husein, porque
los hay así y si nos metemos a medir ilegitimidades creo que aún hoy
el régimen de Sadam cuenta con más legitimidad interna que muchos
Estados que presumen de democráticos, tiene un apoyo social interno,
por suerte o por desgracia es así, pero no me voy a meter a juzgar
eso porque para mí en este momento es la actitud prepotente,
chulesca, impresentable y que nos conduce a todos a un suicidio moral
de los Estados Unidos, ni más ni menos que esto y lo quiero dejar
aquí bien claro ya que no se puede hacer otra cosa. Desde luego si
fuera prepotente y tuviera fuerza impediría a los Estados Unidos la
realización de estas macarradas hablando en lenguaje castizo.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Parlamentario Federal de Izquierda
Unida tiene la palabra el señor Navas.




El señor NAVAS AMORES: Señor presidente, disculpen la situación de mi
garganta, voy a esforzarme al máximo para que se pueda entender.

Usted señor ministro nos ha contado en su intervención el guión de
una película que yo ya he visto y que por cierto le recomendé a usted
en la anterior crisis entre Estados Unidos e Irak. Paso por paso ha
ido contando las distintas escenas importantes de la película y lo
peor de la situación es que la película es ficción, pero estamos
hablando de una realidad y de una realidad muy dura, una realidad que
tiene víctimas concretas y una realidad que desgraciadamente a
nuestro país le está situando en un lugar altamente incómodo para
nuestro grupo parlamentario.

Ha estado analizando lo malo que es el malo de la película y lo bueno
que es el bueno de la película. Vamos a analizar un poquito el malo
de la película que perdió una guerra contra prácticamente la
comunidad internacional, una guerra devastadora, una guerra que tiene
consecuencias de muy diversa índole, pero si estamos analizando
exclusivamente el potencial militar y destructor del malo malo
evidentemente le causa una importante merma en su capacidad militar.

Estamos hablando de un malo malo que a la vez viene siendo sometido a
un control en su armamento estratégico y a un desmantelamiento de ese
armamento estratégico de destrucción masiva durante ocho años y
medio. El control se hace por la comunidad internacional también, una
comunidad internacional que no hace falta recordar tiene
evidentemente los mayores, los mejores medios tecnológicos para
realizar estas funciones sobre el terreno y sobre el espacio. Todos
hemos oído hablar de esas capacidades maravillosas de los aviones
invisibles, de los satélites secretos y nos ha contado una película
de movimientos, de armas estratégicas, de gigantescos proyectiles
llenos de toda la maldad del mundo, todo el ántrax debe estar allí y
nadie se entera; durante ocho años y medio jugando al gato y al ratón
y nos las están dando todas. ¡Qué tontos debemos ser! El malo malo
resulta que es listo.




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La verdad es que ni usted mismo ha podido concretar una sola razón
objetiva y tangible para razonar los informes de la Unscom sobre el
potencial militar iraquí. Intuiciones, estimaciones, dudas
permanentes, ocho años y medio aplicando toda la tecnología más
avanzada de este planeta con personajes tan peculiares como Butler.

Si ese señor firma un informe que sirve para justificar un ataque
contra un país, en este caso Irak, atacado por Estados Unidos y el
Reino Unido, lo mínimo que debemos hacer es aplicar una terapia de
análisis de cuáles son las características, la personalidad, las
intenciones de quien firma algo que es tan importante para la
seguridad en el mundo, sobre todo para los que más les va a afectar
el resultado de ese informe. Este señor ha demostrado a lo largo de
todo este tiempo que es más que dudosa su actuación en cuanto al
control que las Naciones Unidas le han encomendado; pero Estados
Unidos tiene no sólo poderío sino que tiene un orgullo que no le cabe
en su territorio y lo tiene que exportar y su orgullo no le permite
modificar una de sus apuestas, ha apostado por Butler y ha apostado
por la composición de ese equipo inspector. Ese equipo inspector ha
realizado constante y permanentemente los trajes a la medida del
cliente al que están sirviendo: Estados Unidos.

La razón para un ataque es el informe que dice que en el último mes
se han hecho 130 inspecciones -en el último mes 130 inspecciones- y
parece que ha habido problemas en seis de ellas. Usted nos ha dicho
que los malos malos son listos, que limpian los lugares que va a
inspeccionar la Unscom, que los anuncia con antelación. Por favor, el
guión de esta película tenía más calidad. No quiera convencernos de
que la Unscom no ha hecho visitas e inspecciones sin previo aviso;
los informes que ha podido hacer Unscom dudan permanentemente de la
existencia de armamento de destrucción masiva. Lo sorprendente es que
si el papel de la ONU va a quedar relegado a lo que Estados Unidos
quiera, quizá la OTAN podría ser el elemento sustitutivo de la ONU
para la resolución de los conflictos internacionales, siempre por la
fuerza evidentemente, porque en la OTAN hay pocos diplomáticos y hay
muchos más generales, más militares, mucho más presupuesto de armas
que para la negociación y para la diplomacia. En este caso la OTAN
tampoco ha tenido a bien participar en la decisión para el ataque a
Irak. Los ministros de Defensa estaban cenando cuando les avisaron de
que estaban cayendo bombas norteamericanas sobre Irak. ¿Qué papel
jugamos nosotros en la OTAN? En cuanto al resto de los socios, ellos
verán lo que están pintando en la OTAN, pero ¿qué tipo de comparsas
somos nosotros? Evidentemente no somos aliados de primera; estamos en
una regional, pero en una regional remota.

Hemos escuchado de su boca que ustedes están perfecta
y permanentemente informados de todas aquellas crisis internacionales
en que participa Estados Unidos. O nos ha engañado antes o
evidentemente ahora Estados Unidos ha cambiado de estrategia y sobre
los asuntos que ellos consideran de política exterior norteamericana
no tienen por qué consultar con nadie. Como ellos mismos han
reconocido, no necesitan la luz verde de la ONU para atacar Irak.

¿Cuál es la consecuencia de este ataque? Si las razones tienen que
ser el informe de la Unscom, ya vale. ¿Para qué sirve este ataque?
¿Cuál va a ser el alcance? ¿Se pretende
acabar físicamente con Sadam? ¿Acaso sólo se pretende acabar con la
vida de unos cuantos miles de iraquíes, según el cálculo técnico que
han realizado las altas instancias del Pentágono, donde lógicamente
ven imposible evitar la pérdida de vidas, de miles de iraquíes en
este ataque?
Respecto a la posición de la Unión Europea -ayer mismo discutíamos
los resultados de la cumbre de Viena-, de nuevo ridículo espantoso.

Nos tendríamos que preguntar si nuestra crítica, la crítica del Grupo
Parlamentario de Izquierda Unida al modelo de construcción europea,
también va a tener que abarcar mucho más seriamente la crítica a la
falta de una política exterior europea común. Pero es que ahora
todavía nos tenemos que situar en un escalón superior, es que la
Unión Europea todavía puede sonrojarse más en la acción exterior
común. Uno de sus miembros se alía rápidamente con Estados Unidos y
ataca; otro, como nosotros, sin tener información, sin tener datos
-con nosotros no han consultado absolutamente nada-, muestra su
apoyo, eso sí con una mano damos y con otra quitamos. Eso no sirve;
no me sirve el sentimiento de tristeza en este día que expresa el
Gobierno: nuestro recuerdo y solidaridad con el pueblo iraquí -así lo
ha expresado usted-, cuando a la vez está dando ánimos, está dando su
plácet, el suyo y el de su Gobierno -porque usted no se ha
desvinculado de la decisión del Gobierno- para que Estados Unidos
siga aplicando su terapia para la solución del conflicto iraquí y de
otros muchos conflictos. ¿Cuál es la posición común de la Unión
Europea como consecuencia del desarrollo, de la necesidad en todo
caso de una política exterior común alrededor de esta nueva crisis de
Irak? ¿Cuál va a ser el alcance, las consecuencias que va a tener
para España este ataque de Estados Unidos con el apoyo de España?
¿Qué consecuencias va a tener para nuestra política exterior, para
nuestra relación de amistad histórica con el mundo árabe, para
nuestra propia presencia en Irak, para nuestros proyectos de relación
comercial? ¿Tiene consecuencias para España nuestro posicionamiento
al lado de los intereses de otro país, como Estados Unidos? ¿Tiene
alguna consecuencia? ¿Nosotros no nos hemos jugado absolutamente nada
más que la vergüenza con el apoyo a este ataque?
Hay otra cuestión que también es sorprendente en el Partido Popular.

Hay que incluir un nuevo criterio a la hora de analizar qué debemos
hacer con los países que no cumplan la legalidad internacional y que
a la vez estén en posesión de armamento de destrucción masiva, de
armas bacteriológicas. Hay que hacer un análisis psicológico del
mandatario, porque según el Partido Popular hay países que no cumplen
la legalidad internacional y tienen todo ese poder militar y de
destrucción, pero no tienen esa clara voluntad de utilización que ha
demostrado el señor Sadam Husein. Por tanto, líderes del mundo
preparaos para pasar la terapia psicológica a que os va a someter el
Partido Popular.

Hay otros países que tienen las mismas características en cuanto a
violaciones y riesgos de destrucción masiva que Irak, y mucho más que
Irak. ¡Pero si Irak está situado por debajo de España en los estudios
que hacen los especialistas militares de Estados Unidos y del Reino
Unido, si tiene un poderío militar calculado inferior al español!
Israel ¿es aliado de España? ¿Tiene la consideración de mayúsculas,
de aliado de primera, de los de verdad? Si no es aliado,



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le pasaría como a Irak, puede ser sometido a la misma terapia. ¿Hay
algún país de Oriente Medio aliado de España, también con ese mismo
criterio o consideración de aliado, de amistad?
AFrancia siempre hay que ponerla como un ejemplo; a nosotros nos
gustaría que España pudiera parecérsele. Sí dice, evidentemente, que
Irak debe cumplir -también lo decimos nosotros- las resoluciones de
Naciones Unidas, pero se posiciona claramente contra la intervención
unilateral de Estados Unidos. Se posiciona claramente en que esta
crisis tiene una solución que no es la militar, sino una solución
política, y a la vez dice que sí, que hoy es un día triste y que se
acuerda mucho de las víctimas civiles iraquíes, pero no quita lo que
da con esa mano, como el Gobierno del Partido Popular. ¿Cómo
catalogaría el Gobierno este ataque? ¿Ha sido un éxito? Éste que
conocemos y lo que puede quedar. Vamos a hablar en términos concretos
y no vamos a decir sólo que ellos se lo han buscado. Vamos a analizar
las consecuencias de esta acción. ¿Es un éxito el ataque? ¿Cómo
podemos medir el grado de éxito o penosidad de este ataque? ¿Nos
puede dar alguna regla para medir la valoración positiva de un ataque
de estas características?
Sobre la utilización de las bases, recuerdo que nosotros nos hemos
posicionado en contra de su existencia, pero están, y tenemos que
discutir con el Gobierno sobre su utilización, y en esa dinámica
queremos denunciar el ofrecimiento que el Gobierno hace
permanentemente del suelo español al margen de la legalidad
internacional, para actuaciones militares agresivas, promovidas por
Estados Unidos. Nos estamos situando en un lugar en el mundo en el
que jamás hubiésemos soñado que se podría encontrar España.

Debo ir finalizando, pero quiero dejar muy claro que este ataque no
ha obedecido a los intereses de la comunidad internacional. Este
ataque sólo ha obedecido al interés de Estados Unidos y de su
presidente. Ylo separo: de Estados Unidos, por su actitud totalmente
intervencionista a lo largo y ancho del planeta, y de su presidente
por cuestiones que a todos nos vienen a la mente. Yno es sólo una
valoración del Grupo Parlamentario de Izquierda Unida, sino también
de ilustres parlamentarios norteamericanos e incluso de ilustres
militares norteamericanos que participaron en la guerra del Golfo y
no entienden por qué la fecha tenía que coincidir con la sesión en la
que el presidente de Estados Unidos se iba a ver sometido a lo que
aquí podíamos llamar una moción de censura.

Las consecuencias de este ataque, por tanto, no van a dar estabilidad
internacional ni en la zona. En este momento se han exacerbado todos
los sentimientos radicales del mundo árabe y siguen levantando la
bandera ante el enemigo común, que en este caso se sigue representado
por Estados Unidos. Usted no ha hecho la más mínima mención de los
posicionamientos de grandes potencias mundiales miembros del Consejo
de Seguridad, que dejaron bien claro que no se podían prever las
consecuencias de un ataque de estas características; que las
consecuencias iban a ser muy graves y que por tanto Estados Unidos
recordase este posicionamiento de Rusia y China antes de cometer una
acción de este tipo, y hacían también responsable a Estados Unidos
por situar a la comunidad internacional ante una tensión totalmente
evitable.

Es más necesario que nunca que se ponga en marcha de una vez por
todas el tribunal penal internacional. Todos los miembros de la
Comisión de Exteriores del Congreso sabemos que Estados Unidos no lo
quiso firmar ni apoyar. Estados Unidos conoce perfectamente las
consecuencias que le puede ocasionar el funcionamiento de un tribunal
de estas características, ante el que en muy escasas fechas el
presidente Clinton podría verse sentado acusado de genocidio.

Nos preocupa seriamente la actitud intervencionista y agresiva de
nuestro Gobierno, además de que hemos pasado ya a un papel no de
sumisión sino de auténticos bufones del presidente de Estados Unidos.

Por tanto, queremos recuperar la dignidad y el consenso en la
política exterior española. Usted no tiene el consenso de esta Cámara
-no lo ha buscado ni ha consultado con nadie- ni de la sociedad
española, cuyos agentes sociales le están reclamando lo que este
grupo le está denunciando: España tiene que salirse del campo de
atracción de los intereses de la política exterior norteamericana,
que sólo está ocasionando la vergüenza y la bajada de los niveles de
credibilidad de la política exterior española. Antes, hace siglos,
veíamos surcar barcos por los mares que asaltaban cualquier
territorio para conseguir sus propios beneficios. Lamentablemente,
tenemos que seguir viendo barcos cargados de armas que invaden países
al margen de la legalidad internacional, llámeseles piratas o
llámeseles corsarios, eso es lo que son.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Parlamentario de Coalición Canaria,
tiene la palabra el señor Mardones.




El señor MARDONES SEVILLA: Escuchándole, señor Matutes, ministro de
Asuntos Exteriores, analizaba entre líneas su intervención, y como
nos conocemos desde hace muchos años, noto la incomodidad por tener
que actuar de abogado defensor de esas causas que, como ocurre en el
turno de oficio en los colegios de abogados, no desearía uno tener en
la cartera.

Las reflexiones que le voy a hacer -quiero que sean reflexiones-, que
interpretan pensamientos internos suyos o del Gobierno que el
imperativo diplomático impide evidenciar para un «Diario de
Sesiones», sí las puede hacer un socio del Gobierno trayendo lo que
opina en la calle en este momento una gran mayoría de ciudadanos del
pueblo español, y dicho desde Coalición Canaria, donde siempre nos
hemos definido a la hora de pedir para nuestro archipiélago la
condición de una plataforma de paz, y el mal que no queremos para
nosotros no lo queremos para nadie. Comprendo que se sienta incómodo
porque incómoda es esta situación. El hecho que nos reúne aquí es, a
nuestro juicio, muy grave, por dos motivos: uno por la acción bélica
en sí misma y otro por la forma.

Por la acción bélica en sí misma porque se encuadra en una actuación
más propia de un matonismo activo, cuando el poder de una
superpotencia no tiene ya otra enfrente que produzca un equilibrio en
esa relación de la fuerza por la fuerza en las relaciones
internacionales. Esa es nuestra opinión y quisiera que esta reflexión
le sirviera a usted en el ámbito de los ministros de Asuntos
Exteriores de la Alianza Atlántica -por poner el ejemplo inmediato,
ya que es organización para este tipo de materias-, pues, como bien
ha señalado en su intervención -que comparto- el portavoz



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del Grupo Socialista, señor Estrella, ¿qué pasa con la nueva
estrategia OTAN de las operaciones fuera de área, van a ser
conducidas como el ataque sobre Irak que nos reúne esta tarde?, para
que se les haga llegar al presidente Clinton o a la señora Albright,
secretaria de Estado norteamericana que nosotros, en lealtades,
todas, pero en complicidades de este tipo, ni una, de la misma manera
que Coalición Canaria se lo ha dicho al Gobierno del señor Aznar:
lealtades de Gobierno, todas; complicidades en aventuras de este
tipo, por un mínimo de autoestima ética, ni una. Esto se debe
trasladar por nuestro Gobierno al Gobierno norteamericano en la
expresión que he dicho: socios leales, hasta el final; cómplices de
una fórmula de este tipo, nunca.

Voy a la complicidad del hecho en sí mismo, entrando ya en la
gravedad de la forma, que nos hace situarnos preocupados por el hecho
y, ante la forma, contrariados y enojados. Si ha habido un desaire,
si ha habido una actuación unilateral, si nos obligan a ser
cómplices, por lo menos avisen antes, porque la complicidad sin
consentimiento previo es muy grave en relaciones de socios
internacionales. Se puede ser cómplice por omisión, pero no cómplices
con silencio, por no haber sido ni informados ni conocer ni haber
pedido un consentimiento previo como se pidió en la Guerra del Golfo,
donde había un concepto de los países aliados. Esto me lleva a la
primera pregunta fruto de la reflexión: ¿conocía el Gobierno español
o sus ministros de Asuntos Exteriores o de Defensa una información
previa del hecho que se iba a producir? Había una especie de
prolegómenos, como que hace unas semanas, para justificar un
principio de seguridad de la visita del presidente Clinton a los
territorios palestinos y a Israel, salió una noticia de prensa que
decía que los americanos habían desplazado allí una batería de
misiles Patriot. Parece que era demasiado riguroso proteger la
integridad física del presidente Clinton con misiles Patriot -esto
podía ser un preaviso de que algo se estaba cocinando ya en la
decisión del presidente y, si no, que lo explique.

Cuando yo le pregunto sobre si se ha informado a España, lo hago por
el hecho ya muy grave de que la primera noticia que nos llega hace 48
horas es que los inspectores de armamentos de la ONU salen de
estampida de allí. ¿Por qué? Pues sería para salvar sus vidas. La
gravedad por parte de los norteamericanos en no avisar a sus socios
viene dada porque no nos ha dado tiempo a advertir a nuestros
diplomáticos ni a los ciudadanos españoles residentes en Irak de que
hicieran lo propio. ¿O es que tenemos menos derecho los españoles,
diplomáticos o ciudadanos residentes en Irak, a la protección de
nuestras vidas ante un ataque militar? Por primera vez hemos estado
indefensos, porque no hubo ningún aviso. Yo no tengo conocimiento de
que se evacuara ni a nuestro personal de la embajada en Bagdad ni a
los ciudadanos españoles que allí residen. Señor ministro, este es un
hecho que los países aliados de la Unión Europea y de la OTAN deben
poner encima de la mesa a las autoridades gubernamentales
norteamericanas. Es muy grave el hecho de haber avisado a los suyos
para que escaparan del bombardeo y dejar a los demás allí dentro a
sufrir la falta de puntería, porque ya veremos los resultados de
dónde caen los misiles y las bombas, no vaya a pasar después que nos
encontremos con una justificación a posteriori, tal y como ocurrió
con el bombardeo en Sudán de una
fábrica de productos farmacéuticos por error. Son errores que cuestan
vidas humanas.

Yo pregunto, si no se ha hecho uso de una serie de informes que había
de las otras partes, ¿por qué se nos tiene que obligar a nosotros a
creer en el informe del señor Butler y no vamos a creer el informe
que ante la Mesa y portavoces de esta Comisión nos rindió el 24 de
junio pasado el señor Tarek Aziz? Tuvo el detalle de que vino el 24
de junio, a las cuatro y media de la tarde nos sentábamos en una sala
de este edificio con el viceprimer ministro iraquí, el cual contó su
versión a la Mesa y portavoces de esta Comisión de Asuntos
Exteriores, presidida por don Javier Rupérez. Contrástense las
versiones. ¿Por qué tengo yo que comulgar con ruedas de molino, creer
una versión y otra no? ¿Es que en ese momento no estaba lo
suficientemente castigado, si había que tomar otras medidas para
presionar al régimen de Sadam Husein, al que yo, por supuesto, lejos
de su identidad ideológica, no estoy defendiendo, sino que lo que
estoy defendiendo son otras cuestiones que afectan a nuestro lado
ético y a principios jurídicos? Pues bien, si el señor Tarek Aziz,
igual que hizo el presidente de la Autoridad Palestina, el señor
Yaser Arafat, ha tenido una consideración con esta Cámara y ha venido
a explicar sus razones, si había que tomar otras medidas, ¿es que
había en este momento una medida más grave para un país que, junto a
la sección de inspección de los llamados inspectores de armamento de
Naciones Unidas, tiene un embargo de alimentos y de medicinas que
sólo puede canjear por un cupo de petróleo, cuando en este momento el
petróleo está a nueve dólares el barril y está produciendo
convulsiones en los gobiernos y en la economía de los países de la
OPEP y de exportadores de petróleo porque entran en bancarrota? ¿Qué
más negación de oxígeno se le puede pedir a la autoestima y a la
dignidad, que al menos habrá que reconocérsela al Estado soberano del
Irak, con independencia en este momento del color político de su
régimen?
Estas son mis reflexiones, señor presidente. Si la situación es como
la tratan de describir las ruedas de prensa sin preguntas, de los
portavoces del Pentágono, les quiero recordar una cosa. Cuando en la
guerra de Secesión norteamericana el presidente Lincoln decide
aplicar una legislación militar penal en el campo de batalla y
suprime el derecho de habeas corpus, uno de sus ministros le dice:
señor presidente, está usted conculcando uno de los principios
esenciales de la Constitución norteamericana, el derecho de habeas
corpus. Y Lincoln le contesta: en guerra, el primer derecho es la
supervivencia. Esto se puede aplicar ahora y lo puede aplicar la
autoridad iraquí, porque está obligada a una supervivencia frente a
una agresión de esa envergadura, porque, como bien han señalado otros
intervinientes, aquí todavía no se ha demostrado que tenga una
capacidad operativa determinada para realizar esas agresiones de
guerra masiva en esos campos teóricos. Ya lo dije una vez delante de
usted, señor ministro, aquí también estamos ante la escenificación de
una actuación mediática, de una auténtica mascarada, y digo mascarada
en el mejor sentido porque cada vez que hay una acción de estas
características aparece una fotografía de los israelíes sacando
máscaras antigás a mansalva, con lo cual se produce una especie de
aprensión de que viene una gasificación genérica de la población. De
eso nadie ha demostrado absolutamente nada.




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Voy terminando, señor presidente. Hay muchos porqués. Los americanos
no nos pueden decir irónicamente que para estar informados tenemos
que tener abiertos las 24 horas los canales de televisión de la CNN.

No. Unos socios y unos aliados deben enterarse por unos conductos
claros y transparentes, y si tienen que ser objeto de secreto,
utilícense los servicios correspondientes; incluso este Parlamento
tiene una Comisión de Secretos Oficiales, si se quiere hacer uso de
ella, para explicar, a nivel parlamentario, una serie de hechos de
tipo diplomático o de tipo militar que tienen que contar con la
garantía de la mayor discreción.




Por estas razones, señor presidente, señor ministro, desde Coalición
Canaria decimos que el ataque y la medida no eran necesarios. Si no,
que alguien explique por qué lo eran. Usted, afortunadamente, en su
intervención, ha huido de entrar a justificar la expresión
desafortunada de quien haya dicho, como portavoz oficial u oficioso
del Gobierno, que era necesario. Si se cae en este juicio, hay que
amarrarse muy estrechamente para justificar por qué es necesario.

Creo que la diplomacia internacional es una de las medidas
necesarias. La medida de la fuerza, sin esa justificación, no
solamente es innecesaria; es lo que decía Talleyrand del fusilamiento
del duque de Enghien por Napoleón: eso, más que un crimen, es un
error. Estos son errores tremendamente graves y lesivos para una
credibilidad de los socios.

Nosotros, junto a manifestar que deploramos esta situación y que la
rechazamos, no tenemos más que decir que abogamos por la suspensión
inmediata de los bombardeos. Seguir ocultando eso no añade ni un
ápice más a nuestro sentido de la responsabilidad y al menos nos
tiene que colocar frente al señor Clinton en que si él quiere poner
en juego su ética y comprometer la de los Estados Unidos, es su
responsabilidad grave, pero ésa que se la exijan en el Congreso
norteamericano; si quiere poner en almoneda los valores éticos de una
democracia que en su Constitución, desde George Washington, admiramos
los demócratas, se le debe pedir que la practique también
fundamentalmente hacia fuera. No se puede tolerar la situación, por
las razones que hayan sido, internas o externas, porque tan malas y
tan faltas de ética y de justificación son unas como otras. Al menos,
porque ellos siempre tratan de buscar justificaciones, que no
tengamos que recordarles los españoles que hace cien años nos
obligaron bajo el imperativo del cañonazo a firmar el Tratado de
París y se inventaron el asunto del Maine, como aquí parece que se
están inventando en Irak unas bacterias o unos productos químicos que
pueden ser objeto de una destrucción masiva, que nadie todavía ha
encontrado ni detectado, ni las lupas de la Comisión investigadora
del señor Butler después de ocho años.

Va, señor ministro, nuestra compresión, va nuestro deseo de colaborar
en una solución digna y de prestigio para esta situación, pero
actuaciones de este tipo, ninguna más, señor ministro. (Aplausos.)



El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Catalán (Convergència i Unió),
tiene la palabra el señor Guardans.




El señor GUARDANS I CAMBÓ: Señor ministro, ante todo queremos
agradecerle su pronta comparecencia aquí esta tarde.




No querría, es más, rechazo frontalmente que se nos pueda conducir,
no digo aquí en esta sala sino en general en la opinión pública, a un
debate que nos obliga a escoger entre Estados Unidos y Sadam Husein.

Es un debate falso en el que nos negamos absolutamente a entrar. No
estableceremos equilibrios entre el ángel y el demonio, entre quién
es mejor, entre si hay que estar conmigo o contra mí, por utilizar
frases bíblicas. No será esa nuestra posición. En política exterior,
en la española como en cualquier otra caben matices, caben actitudes
que están mucho más allá y que son mucho más complejas que el simple
tomar partido por uno o por otro. No aceptamos que no se nos deje más
opción que o estar con un aliado, que es aliado, o estar con el
enemigo y el autor de la madre de todas las batallas.

Sadam Husein es un criminal de guerra y lo diremos así con todas las
letras. Es un genocida, ha actuado como genocida contra su propio
pueblo. Ha violado prácticamente todas las convenciones sobre derecho
humanitario que se han establecido en este siglo, y en esta Comisión,
que se ha pronunciado recientemente sobre temas próximos a éste en
relación con la detención de un general, conviene que lo digamos bien
claro. Por tanto, no sólo es un dictador, no sólo es un personaje que
haya torturado, alguien que no respete los derechos y las libertades
de su pueblo; es un genocida, es un criminal de guerra y desde mi
grupo no escuchará la manifestación de un doble baremo, ni
comprensión hacia el personaje ni hacia su régimen, en absoluto. Por
tanto, si de nosotros dependiera y tuviéramos alguna posibilidad para
apoyar alguna medida de detención, enjuiciamiento, procesamiento y
sentencia a través de un tribunal penal internacional o el medio que
fuera posible para dar un castigo internacional a la figura de Sadam
Husein, la tendría bien clara. ¿Justifica eso todo, señor ministro?
No, ni siquiera así eso lo justifica todo, en primer lugar, porque el
pueblo de Irak ni es Sadam Husein, es un pueblo que sufre, es un
pueblo que nos merece el respeto mas profundo. No sólo pretendemos
expresar nuestro respeto por el pueblo de Irak cuando el Telediario
de las tres nos enseña una niña sonriente que entra en un hospital
madrileño para que le hagan un trasplante de médula, porque la niña
en la que hemos invertido para traerla en un avión sanitario al
objeto de que le hagan un trasplante de médula en un hospital de
Madrid vale tanto como la niña que puede estar muriendo esta noche -y
esto no es demagogia-, vale tanto como la víctima civil que ha muerto
tirada al lado; lo único que ocurre es que no estaba el Telediario de
las tres para enseñárnoslo. Las dos son pueblo de Irak. Nosotros,
modestamente desde mi grupo, con la fuerza relativa que podamos tener
aquí, querríamos dejar clara esa idea en primer lugar, como lo ha
hecho también el señor ministro: nuestro apoyo y nuestra solidaridad
en este momento va, en primer lugar, hacia el pueblo de Irak. (Una
señora diputada: Y nuestras bombas.) No ha ocurrido que desde el
Gobierno español se haya llegado a confundir una cosa con otra, pero
sí desde quien hoy es el principal agresor en este caso. Desde los
Estados Unidos, desde los medios de comunicación norteamericanos y,
por tanto, con una imagen que se transmite a la opinión
norteamericana, sí llega esa idea, sí se transmite esa idea de estar
mezclando e identificando a Irak con Sadam Husein y, por tanto, todo
Irak es la máxima expresión del mal, que debe ser eliminado.




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Es uno de los puntos que, ante todo, y lo ha dicho el señor ministro
-no le estoy recriminando nada; más bien le felicito porque haya sido
en la primera parte de su intervención-, desde Europa y desde España
en particular, tenemos que dejar claro. Nosotros sí sabemos
distinguir.

Si vamos en concreto a lo que nos trae aquí ahora, el bombardeo y el
papel de los Estados Unidos en esta acción, ¿qué tenemos? Teníamos un
mandato claro de las Naciones Unidas que deriva directamente del
acuerdo de alto el fuego con el que termina la Guerra del Golfo.

Tenemos unos inspectores que han sido calificados de policías, en una
expresión que no es desacertada. Tenemos unos funcionarios
administrativos que tienen una delegación administrativa del máximo
organismo internacional, las Naciones Unidas y, en concreto, de su
Consejo de Seguridad, y tenemos, con una cierta verificación, una
desobediencia repetida a lo que son esos compromisos asumidos por el
propio Irak. A partir de ahí, lo único que nos encontramos es con una
decisión unilateral por parte de los Estados Unidos y del Reino
Unido, asumiendo el monopolio del uso de la fuerza y tomando la
decisión de que son ellos quienes van a interpretar si y cómo esas
decisiones del Consejo de Seguridad han sido violentadas y si y cómo
debe ser sancionado ese presunto incumplimiento de la decisión de la
comunidad internacional.

Yo no sé si hay armas químicas en Irak. Leía con enorme sorpresa,
sobre todo por el hecho de que eso salga hoy, un despacho de la
Agencia Efe de las 12 de este mediodía, en el que se habla de dos
informes de fechas 10 y 19 de febrero, elaborados por expertos
militares españoles, que, según informa dicha Agencia, han sido
remitidos hoy al Ministerio de Defensa -dice que han sido remitidos
hoy, en presente, como si hubiese sido ayer o anteayer- para que el
Gobierno los considere. Esta no es la Comisión de Defensa, aquí hay
algo que no se entiende muy bien: si son de febrero, ¿por qué se
remiten ahora al Gobierno? Pero esto lo dejo aparte. En todo caso, el
contenido de este teletipo de dos páginas de la Agencia Efe, en
calidad de informe militar español, sí parece acreditar que existe un
armamento, cuya eficacia destructora se detalla, en manos iraquíes o
que, por lo menos, lo ha habido. Por tanto, no lo sé; no tenemos
información para saber si efectivamente lo ha habido en el pasado o
no, pero ni siquiera esa situación justificaría el bombardeo en el
que estamos, porque realmente ese bombardeo ha sido provocado
exclusivamente por una teórica negativa final a asistir a la Unscom.

Por ello, en el fondo, el detonante -me atrevería a decir más
gráficamente el detonador- del bombardeo de esta noche ha sido la
afirmación de un funcionario llamado Richard Butler en su informe;
informe que no ha sido contrastado ni verificado, por lo que ni el
propio Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas ha asumido
formalmente el incumplimiento. Que una vez asumido el incumplimiento
por el Consejo de Seguridad; que una vez el Consejo de Seguridad
hubiera constatado realmente que se está obstaculizando la actividad
de las Naciones Unidas, y no sólo con la opinión libre del señor
Butler, que no cuadra con parte de la investigación, como es la de la
Agencia de Energía Atómica, que una vez se hubiera constatado eso, el
uso de la fuerza no pueda quedar suspendido por el derecho de veto de
una u otra potencia sería objeto de un debate más sutil
en el que podríamos entrar, pero que sobre la simple decisión
unilateral de unos funcionarios administrativos - insisto en la
comparación de unos inspectores de policía-, con un mandato claro
para informar y volver, que sobre eso y unilateralmente dos socios
aliados decidan el uso de la fuerza y a continuación vengan a pedir
nuestro apoyo nos parece absolutamente impropio, nos parece que no es
correcto y, desde nuestro punto de vista particular, no puede contar
con nuestro apoyo.

Además, es una decisión no sólo tremendamente arriesgada en la medida
en que, insisto, se basa en una información que no tiene
contrastación ninguna, sino que es de una eficacia tremendamente
discutible. Prácticamente todos los portavoces, y yo me uno a ellos,
le han preguntado -no porque lo vaya a saber el señor ministro, sino
que lo han puesto sencillamente sobre la mesa-: ¿y después, qué?
Tendremos dos, tres, cuatro días de bombardeos sucesivos. ¿Y después
qué? ¿Vuelta de los funcionarios de la Unscom con el mismo señor
Butler al frente? ¿Qué tipo de eficacia se espera de esta operación?
Este ataque es, por tanto, desde nuestro punto de vista, un doble
fracaso, en primer lugar, un fracaso de Naciones Unidas, lo ha dicho
expresamente su embajador ante las Naciones Unidas, que es el
nuestro. Es un fracaso de la ONU como institución concebida para
preservar la paz. Pero es, señor ministro -y lo querría destacar en
nombre de mi grupo muy especialmente, no porque no lo haya dicho
alguno más, sino porque nosotros le damos a esto una importancia muy
seria-, un fracaso estrepitoso de la política exterior y de seguridad
común de la Unión Europea. Mientras el Reino Unido está esta noche
-porque por lo visto, según la información pública, es esta noche
cuando físicamente entran en acción sus propios aviones- bombardeando
Irak, está bombardeando simultáneamente la política exterior y de
seguridad común. ¿Qué hubiera hecho hoy mister Pesc? En Viena se
decidió nombrar un mister Pesc y que éste no fuera un coordinador de
embajadas, sino que fuera un auténtico alto representante de la Unión
Europea con carácter político, y así aparece mencionado en las
conclusiones del Consejo Europeo. ¿Qué tendría que decir hoy mister
Pesc en una rueda de prensa? Si hubiera sido italiano, hubiera
dimitido al día siguiente. Si hubiera sido inglés, hubiera
manifestado un enorme entusiasmo por la situación actual. Si hubiera
sido español, no lo sé, quizá hubiera sido diplomático. En todo caso,
¿dónde estamos a nivel europeo? Desde nuestro punto de vista ese es
un reproche que, con la solemnidad que pueda permitir una
comparecencia de este estilo en el Parlamento español y dentro de la
interrelación que entre socios tenemos, desde mi grupo nos atrevemos
a hacer formalmente al Gobierno del Reino Unido. El Gobierno del
Reino Unido nos ha hecho daño hoy a España y al conjunto de la Unión
Europea, independientemente del resultado que pueda tener la
operación sobre Irak. El Gobierno del Reino Unido debe saber que
Convergència i Unió -y entiendo por las intervenciones que algún otro
partido también- interpreta que hoy ha hecho daño a Europa y, por
tanto, a España en nuestras aspiraciones de llegar a lograr una
política exterior común.

En todo esto, y termino, la posición del Gobierno nos merece respeto
y la valoramos positivamente, señor ministro.




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Su propia intervención de hoy ha sido prudente y así ha sido valorada
por parte de los demás. Valoramos muy positivamente que desde el
punto de vista del Gobierno no haya una implicación en esta situación
(La señora Martínez González: Las bases.) Hay, lógicamente, una
solidaridad global que comprendemos y que aceptamos con los aliados,
que no debe ser incompatible con la firmeza en la afirmación de
algunas de las cosas que ha escuchado usted aquí esta tarde y que
creo que reflejan bastante fielmente -siempre es así en esta Cámara,
pero diría que hoy de una forma muy particular- la opinión de
millones y millones de españoles. Hoy, como pocas veces, creo que
aquí no ha quedado ninguna parte de la opinión pública española fuera
de estas paredes.

Por tanto, la posición del Gobierno español nos parece prudente y lo
único que podemos esperar es que lo siga siendo, que no asuma ni un
solo compromiso más -sabe bien que me refiero al compromiso militar-,
que no vaya ni un paso más allá de donde está y que siga dando
plenamente todo su apoyo a las iniciativas -quiera Dios que todavía
sean posibles- en el terreno diplomático.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Popular, tiene la palabra el señor
Robles.




El señor ROBLES FRAGA: Trataré de ser breve porque a estas horas
hemos hablado ya mucho con libertad y profundidad sobre esta nueva
crisis. Sin embargo, tengo que manifestar mi sorpresa por la apología
de la política exterior del franquismo que ha hecho el señor
Estrella. Yo había escuchado argumentos curiosos en esta Comisión,
pero esa referencia histórica no deja de ser sorprendente.

Naturalmente, nosotros no participamos de esa valoración. Entendemos
que España ha sido y es un país importante en el mundo, pero nunca ha
sido más fuerte que cuando ha tenido, entre otras cosas, un
Parlamento libre, diputados que opinan sobre la política exterior y
los intereses generales más permanentes del país. (Rumores.) En fin,
ya lo explicará algún día el señor Estrella.

En cualquier caso, estamos ante una nueva crisis entre la comunidad
internacional e Irak, que es una etapa más de la que se inició en el
año 1990 con la invasión, el ataque armado y la ocupación por las
tropas iraquíes de Kuwait. Esa misma crisis es la que venimos
arrastrando hasta hoy y no se puede establecer una división temporal
histórica, porque la lógica de guerra que se nos ha impuesto es una
lógica de expansión, de dominación, de agresión, también de violación
de derechos humanos. Recordaré a algún que otro apologeta del régimen
iraquí aquí presente que Irak es uno de los países que más gravemente
viola los derechos humanos en el mundo. Según el último informe de la
Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas hay 16.000
desaparecidos en Irak y, por lo tanto, su fortaleza interna es
discutible; en cualquier caso es discutible desde los puntos de vista
moral y ético, por lo menos a juicio de este portavoz del Grupo
Parlamentario Popular.

Esa lógica de guerra solamente tiene dos posibles salidas, que son
las únicas que ha ofrecido el régimen de Sadam Husein: o la
aceptación de su chantaje o la puesta en marcha de mecanismos
efectivos, fiables y sólidos, esto es, mediante el uso o la amenaza
de la fuerza para hacer
que Irak cumpla con las resoluciones del Consejo de Seguridad de
Naciones Unidas. En este momento la situación de Irak no es una
situación que nazca del informe Butler. Es muy fácil matar al
mensajero, es muy fácil decir que es un simple funcionario, un
policía, que es una persona sin relevancia ni condición, un
chirlomirlo cualquiera que apareciera por allí escribiendo papelitos
que luego justifican bombardeos. No es así. El trabajo de la Unscom,
que es una Comisión especial de Naciones Unidas creada por una
resolución, la 687, del Consejo de Seguridad, es muy preciso y ha
aportado toneladas de información que están a disposición de SS.SS.

porque han sido publicadas. Quizás SS.SS. no han tenido tiempo de
leerlas. En los debates de esta Comisión de Asuntos Exteriores creo
que he sido uno de los pocos portavoces que ha citado, previa lectura
naturalmente, los informes de la Unscom. Hay que decir que la Unscom
ha conseguido destruir numerosas armas químicas, componentes químicos
y misiles y que en uno de sus últimos informes señala que quedan por
detectar y neutralizar 16 toneladas de agentes bacteriológicos y
elementos claves para la producción de armas químicas; 4.000
toneladas de precursores para varios centenares de toneladas de
agentes destinados a esta clase de armas; 31.000 piezas de munición
de armas químicas, así como cabezas de misiles para armas químicas y
biológicas, y otros elementos esenciales en el funcionamiento de
estos artefactos. Además, como demostró la fuga y posterior asesinato
de un pariente del señor Sadam Husein, el general Husein Kamel al
Majid, desde 1995 se tienen pruebas ciertas sobre la existencia de un
programa de armas biológicas. Todo eso no es algo que haya aparecido
en el último informe Butler, sino que viene de 1991, que ha sido
establecido, probado, demostrado y comprobado no solamente por los
informes de los funcionarios de la Unscom, que repito que es una
Comisión especial creada por una resolución del Consejo de Seguridad
de Naciones Unidas, sino por los informes de todos los países
miembros del Consejo de Seguridad y por cualquier otro informe que
haya sido elaborado con un cierto rigor y una cierta capacidad de
trabajo.

En cualquier caso, existe una continuidad radical en la situación. Es
la misma crisis, es el mismo chantaje, al que tenemos que responder
de una forma parecida, porque, si no, faltaría en nuestra política
exterior la mínima coherencia y credibilidad que demostramos en 1991.

Me permitiré citar a un ilustre miembro de esta Comisión, hoy
ausente, que en el debate del 5 de marzo de 1991 en el Pleno
señalaba: En cada una de las ocasiones en que se ha planteado un
esfuerzo creíble y solvente para concluir la crisis sin mayor recurso
a la fuerza, las iniciativas diplomáticas han contado con nuestro
apoyo -con el de España-. También es preciso recordar en este momento
que una y otra vez han sido la intransigencia y el engaño de Sadam
Husein los que han hecho fracasar todos estos esfuerzos.

Y ese ilustre diputado hoy ausente terminaba su discurso, que fue
acogido con aplausos y gritos de ¡muy bien, muy bien!, diciendo: Es
hoy una evidencia para la opinión pública de todo el mundo que nunca
habríamos podido conseguir que Irak abandonara Kuwait con buenos
consejos. Ese ilustre diputado se llama Felipe González Márquez y era
a la sazón presidente del Gobierno. Podría utilizar muchas más citas
que serían sin duda curiosas de oír a la



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luz de lo que hemos escuchado en la boca del portavoz del Grupo
Socialista. (Los señores García-Santesmases Martín-Tesorero y
Estrella Pedrola: De todos.) Lo que es cierto es que España es y ha
sido coherente... (El señor García-Santesmases Martín-Tesorero: El
Catalán, el Canario, todos los grupos.) Bueno, si el Partido
Socialista quiere utilizar como gran autoridad en las relaciones
entre la comunidad internacional a Izquierda Unida puede hacerlo. (El
señor García-Santesmases Martín-Tesorero: Son los aliados
parlamentarios.)



El señor PRESIDENTE: Señor Santesmases.




El señor ROBLES FRAGA: No creo que sea un buen socio en esta batalla,
señor Estrella, porque, entre otras cosas, Izquierda Unida -y es una
cita de autoridad- se opuso también...




El señor PRESIDENTE: Señor Robles, por favor.




El señor ROBLES FRAGA: Sí, señor presidente, tiene usted razón.




El señor PRESIDENTE: Le iba a decir al señor Santesmeses que le
obsequiara al señor Robles con la misma atención con que él les ha
obsequiado a ustedes cuando el señor Estrella hablaba.

Señor Robles, prosiga.




El señor ROBLES FRAGA: Gracias, señor presidente, tiene usted razón.

Recordaré que Izquierda Unida se opuso no ya a las últimas medidas
del Consejo de Seguridad, se opuso a la resolución 678, que aprobaba
el uso de la fuerza, porque buscaba soluciones políticas y
diplomáticas que naturalmente nunca llegaron, no por la obstinación
de la comunidad internacional, sino por la negativa del régimen de
Sadam Husein a cumplir sus propios compromisos. Esa es la cuestión.

Estamos una vez más -y es triste decirlo- ante la obligación de
asistir a la violación reiterada del derecho internacional, al
incumplimiento obstinado de las resoluciones del Consejo de Seguridad
de Naciones Unidas y al sufrimiento del pueblo iraquí, y eso no es
incompatible. No es posible afirmar que puede triunfar el chantaje
del dictador iraquí, único dictador que ha bombardeado en tiempos
recientes a su propia población con armas químicas; no se puede
aceptar ese chantaje y, por lo tanto, permanecer sin ejercer la
mínima prudencia y solidaridad que requiere el mantenimiento de un
orden internacional viable. Desde luego, en el apoyo a la política de
prudencia y de compromiso con el orden internacional, a las
resoluciones de Naciones Unidas y al desarrollo y búsqueda de salidas
que mantengan en pie el orden internacional y no lo destruyan en esta
crisis, está el Grupo Popular, naturalmente apoyando las gestiones
del ministro de Asuntos Exteriores, de su presidente del Gobierno y
de todo el Gobierno.




El señor PRESIDENTE: Señor ministro.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Matutes Juan): Yo, a mi vez,
procuraré ser breve en atención a sus señorías.

Repito que estamos en una situación que todos lamentamos y es quizá
el único punto de acuerdo de todos los grupos. Al respecto quiero
decir que todas las posturas expuestas son respetables, aunque
algunas no las comparta. En todo caso, quiero dejar muy claro que
España no está implicada y, respondiendo a una pregunta muy
pertinente del señor Estrella, no lo va a estar en este conflicto.

Quiero además agradecer sus palabras y su ánimo constructivo. No sé
si será posible construir un consenso, pero creo que hay buenas bases
en algunas de las intervenciones que se han producido, por parte del
señor Estrella, del señor Guardans, del señor Robles y de otros, y
hasta casi podría incluir algún otro buen amigo. El problema,
tengámoslo claro, no obstante, sigue siendo, con todas las
matizaciones que se quieran, que Irak no ha respetado no sólo las
resoluciones de las Naciones Unidas, no sólo las condiciones que en
su momento aceptó cuando se firmó el alto el fuego, sino ni siquiera
sus propios compromisos.

Yo creo que no se puede decir en puridad que son unos simples
funcionarios, por cuanto la misión de la Unscom está revestida de
toda la autoridad del propio Consejo de Seguridad y de las propias
Naciones Unidas. En todo caso es menos relevante cuál pudiera ser la
intencionalidad de tal o cual presidente, al igual que sus actitudes
racistas, que desde luego a mí no me constan, que los hechos a los
que se refiere, algunos ciertamente -y convengo en ello con algunas
de las señorías que le dan poco crédito al señor Butler- difíciles de
comprobar, otros facilísimamente comprobables. Yo tampoco sé si Irak
en esos momentos dispone o no de arsenales químicos o de armas
biológicas, lo que sí sabemos todos es que este armamento se utilizó
en la guerra con Irán hace unos años y, más recientemente porque aquí
se ha hablado de genocidio, frente a los propios iraquíes kurdos,
como también es público y notorio. Quiero reiterar, precisamente
porque en ningún momento los árboles nos deben impedir ver el bosque,
que incluso quienes han estado críticos con las acciones armadas que
se han producido han partido de ese hecho fundamental.

El que no hayan estado en el Congreso de Diputados es también poco
relevante, como estuvo el señor Tarek Aziz, por el que yo tengo un
respeto y una cierta amistad. Él es testimonio de cuánto ha hecho
España desde el primer día con las autoridades iraquíes recomendando
el pleno cumplimiento, y frente a los aliados pidiendo mayor
comprensión y que se generara una dinámica positiva que evitara
enfrentamientos que finalmente se han producido.

La opinión de la comunidad internacional y de sus instituciones es
clara y rotunda. Hoy mismo el señor Solana, secretario general de la
OTAN -después tendremos ocasión de hablar de ello-, que no está
implicado en el conflicto, decía: Sadam ha roto sus compromisos con
la Unscom, y ha continuado violando las resoluciones del Consejo de
Seguridad; es el único responsable de la grave situación y de las
consecuencias que su desafío a la voluntad de la comunidad
internacional ha provocado.

Algunos han puesto como modelo a Francia. Su primer ministro, señor
Jospin (no me consta lo que ha dicho, si es que ha dicho algo, el
presidente; yo tengo las declaraciones del primer ministro, señor
Jospin, y del ministro de Exteriores, señor Vedrine), deplora el
engranaje que ha llevado a la intervención militar y las graves
consecuencias humanas



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que pueden derivar para la población iraquí. En definitiva, se
refiere al engranaje que ha llevado… Habla de que ha llevado como una
situación difícilmente evitable, según entiendo yo. Además, el señor
Vedrine ha empezado una conferencia de prensa esta tarde diciendo:
Como ustedes saben, las autoridades francesas deploran el engranaje
que ha conducido a los golpes militares americanos que tienen lugar
en estos momentos contra Irak y deploran las graves consecuencias
humanas que podrían llevar a la población iraquí… Continúa el señor
Vedrine: El presidente Sadam Husein lleva, sin ninguna duda, la
primera responsabilidad de esta situación. Es por lo que nosotros,
que hemos lamentado que los dirigentes iraquíes no hayan sabido dar
prueba de espíritu de completa cooperación, etcétera. Eso lo dicen
precisamente los dirigentes del país que se ha puesto como ejemplo.

Alguien ha hablado también de Alemania. El señor Schröder ha hecho
una declaración absolutamente rotunda. Él sí la ha empleado -yo no,
tiene razón el señor Guardans-, y lamenta que haya sido necesaria la
acción armada. Palabras del canciller alemán, señor Schröder.

Japón respaldó enérgicamente la acción militar norteamericano-
británica. El presidente de la Unión Europea, a través del ministro
austríaco, su presidente, señor Schüsel, justificó como necesario el
ataque militar llevado a cabo contra Irak. Bélgica lo calificó de
inevitable. En parecidos términos se ha pronunciado Holanda. En
cuanto a Italia, que también se ha puesto como ejemplo de lo
contrario, el señor D’Alema, ha hecho público el mensaje que ha
enviado al presidente Clinton. Yo le he oído al propio señor D’Alema
decir: «La intervención es legítima, no obstante lo cual dudo de su
eficacia.» Pero esa es otra cuestión. Y ahí también hay una pregunta
muy pertinente del señor Estrella.

Sin pretender hablar de películas, de buenos o de malos, yo no he
hablado ni hablaré nunca de armas estupendas, hay un responsable. Por
más que lamentemos la situación que se ha creado, con independencia
de las actitudes que adopten unos u otros, el hecho cierto e
inconstestable, admitido por toda la comunidad internacional, es que
hay un único responsable; en casos más matizados, un principal
responsable y la víctima -en ello también hay acuerdo- es el pueblo
iraquí.

Respecto de la acción unilateral, es cierto que se trata de una
acción unilateral que sí ha sido comunicada con anterioridad. Se
habló con suficiente antelación de la posibilidad de una inminente
intervención, lo que nos permitió hacer gestiones frente a los trece
españoles registrados en Bagdad que no quisieron salir. De ellos,
cinco españolas casadas con iraquíes han decidido quedarse en Bagdad.

En la Embajada se dieron instrucciones en su momento de que
permanecieran hasta nueva orden el encargado de negocios don Ignacio
Rupérez y el oficial de comunicaciones, y se aconsejó a los demás que
salieran, y el resto del personal de la Embajada que en su momento no
salió y sus familiares, en total seis -para completar los trece-, han
salido esta mañana por carretera hacia Amann. No ha habido esa
indefensión de la población española, porque el propio Gobierno ya
había tomado precauciones y había sido informado de la posibilidad de
un inminente ataque con tiempo suficiente. También hay que decirlo en
honor a la verdad.

Sigue siendo una acción unilateral y por ello mismo no
podemos, al tiempo que se destaca y en algún aspecto se critica dicha
acción, mezclarlo con otras consideraciones no pertinentes de la
Alianza. Empezando por la segunda cuestión, tengo que decir que es
una acción claramente fuera del ámbito de la Alianza. Frente a la
pregunta, también muy pertinente, del nuevo concepto estratégico que
se está discutiendo en la Alianza y de lo que esto puede representar,
la postura del Gobierno español es terminante. Yo mismo tuve ocasión,
la primera vez que se debatió este tema en el seno del Consejo, de
afirmar con claridad, el martes de la pasada semana, que es cuando
tuvo lugar este Consejo Atlántico, que era partidario de que la
Alianza no pudiera participar en operaciones que claramente no
supusieran una amenaza directa y clara para la Unión Europea, al
amparo del artículo 5 de la Carta. Añadí entonces que temas como el
de la guerra del Golfo o la situación de Corea estaban claramente
fuera del ámbito de la Alianza. Disponen ustedes de la posición del
Gobierno español al respecto, aunque luego algún conflicto, en un
momento determinado, por razones humanitarias o por las que se creen
según la tipología del conflicto, puede llevar a laAlianza a sus
fronteras inmediatas pero, en ningún caso, a intervenciones en este
tipo de conflictos. El hecho de que sea una acción militar unilateral
en este caso nos debe llevar a determinar si está o no revestida de
la suficiente legalidad.




Esa es la gran cuestión. Desde luego, en mi anterior intervención, en
honor a la realidad, a la observación y a nuestros propios análisis,
he dicho que es un tema abierto y que son muchos los países (les he
leído una serie de declaraciones de países importantes que se
caracterizan por su escrupuloso respeto a la legalidad internacional)
que entienden que, al no haberse producido armisticio, acuerdo de
paz, sino simplemente el alto el fuego, en la medida en que se
cumplieran unas condiciones y la resolución 1205, del 5 de noviembre
de este año, que condena la falta de colaboración de Irak como
flagrante violación -entre comillas- de la resolución 687 que cubre
la acción armada; decía que hay un buen número de países que se
caracterizan por su respeto a la legalidad, que interpretan que esa
legalidad está cubierta en función de esa resolución y de la
constatación de las propias Naciones Unidas de que las condiciones
que exigían el mantenimiento del alto el fuego no se estaban
cumpliendo. Apesar de todo, yo no he querido determinar con absoluta
firmeza la posibilidad del Gobierno español que está siempre en favor
del respeto máximo de la legalidad internacional y del cumplimiento
de las resoluciones de las Naciones Unidas.

Tampoco ha habido autorizaciones amplias distintas de las que se han
venido produciendo en el pasado -aquí tengo que puntualizar al señor
Estrella-, no me refiero a las que se realizaron durante la guerra
del Golfo, donde es evidente que desde España se autorizaron bases de
operaciones de bombarderos, como es público y notorio, y a ellas tuve
ocasión de referirme. Me refiero exclusivamente -y voy a dar unos
cuantos ejemplos- a las autorizaciones que se han dado con carácter
genérico por más de una semana, de un mes y de dos meses desde que
terminó la guerra del Golfo hasta el día de la fecha: la Southern
Watch, vigilancia al sur del Paralelo 33, para actuar en Irak, se
inició en 1990 y está en vigor, no se ha llegado a cancelar, fíjese
si es



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una autorización amplia, no de dos o tres meses; ¿la quiere más
amplia? La Northern Watch, apoyo a los kurdos, antigua Provide
comfort, desde 1990 continúa en vigor. Hay otras que ya se
cancelaron. Con motivo de la operación Denfed flight provide promise,
control de vuelos sobre Yugoslavia, se dio en julio de 1993 hasta
diciembre de 1995; y hubo 144 tomas; la Phoenix Jackal Vigilance
Warrior, apoyo a Kuwait, desde octubre de 1994 a diciembre de 1994;
la Phoenix Shark, autorización tropas Nepal, actuando bajo ONU,
escala Rota, tránsito Haití, del 27 de enero de 1985 hasta 1995… Hay
toda una lista. Por tanto, sí se han dado esas autorizaciones. Lo que
quiero decir es que en ningún momento el Gobierno español ha tenido
en este campo ningún quiebro ni actuación distinta de la que han
tenido hasta ahora sus predecesores en aplicación de los acuerdos con
los Estados Unidos. Con motivo de esta operación hasta ahora no se ha
solicitado ninguna autorización y espera el Gobierno -y así lo ha
hecho saber- que no haya ninguna demanda de nuevas autorizaciones.

Con relación a otras dos importantes cuestiones ya me había
pronunciado, pero quiero volver a insistir. ¿Derrocar el Gobierno de
Irak o el desmembramiento de Irak constituyen una finalidad que apoya
el Gobierno español? Rotundamente, no. Ya lo he dicho, y no porque yo
tenga muchas dudas respecto de algunas actuaciones, sino por el deseo
de respeto a la legalidad del Gobierno español. Por parte de Naciones
Unidas no hay cobertura en ninguna de sus resoluciones de estos
objetivos que son de política interior iraquí, por más que haya
quienes puedan pensar que sería conveniente.




¿Objetivos de esa operación en esos momentos? La posición del
Gobierno español es la de actuar con todos sus medios para que
contribuyan a restaurar la legalidad internacional, es decir, el pase
lo más rápidamente posible de la acción armada a la vía diplomática.

Esperamos y deseamos que ello sea posible y a ello irán dirigidas
todas las actuaciones del Gobierno español. Del mismo modo que no he
hablado de películas, tampoco he hablado de buenos y malos. Ahora he
hecho alguna valoración, no antes, respondiendo al señor Navas. Más
bien ha sido al contrario, el señor Navas nos ha dado cierto
argumento de buenos y malos.

Respecto del ejemplo de Francia, al que se ha referido, ya le he dado
detalles de su posición. En cuanto a las armas químicas, del mismo
modo que no hay pruebas de que existan, tampoco las hay de que no
existan. Lo que sí hay son pruebas de que se han utilizado, y es a lo
que me he referido. También quiero agradecer las amables palabras del
señor Mardones, aunque no coincida con algunas de sus afirmaciones.

Al definir los límites que entendemos por nuevo concepto estratégico,
con la respuesta al señor Estrella queda también satisfecha su
pregunta, así como su preocupación sobre la situación de los
españoles en Irak.

Quiero agradecer las palabras del señor Guardans respecto de la
posición del Gobierno y le doy la razón, al igual que a otros
intervinientes. Está claro que esta situación no es un éxito de la
PESC. Al margen de algunas matizaciones y de actitudes reticentes,
sobre el fondo ha habido un acuerdo básico de la inmensa mayoría, más
de diez países de la Unión Europea.

No me resta sino agradecerles, una vez más, su atención y la ocasión
que me han brindado de comparecer para explicarles la posición del
Gobierno español y darles la información de que disponemos. (El señor
Estrella Pedrola pide la palabra).




El señor PRESIDENTE: Señor Estrella, ¿siente usted realmente la
necesidad de continuar el debate? (Pausa.) Un minuto.




El señor ESTRELLA PEDROLA: Señor presidente, con la máxima brevedad,
voy a empezar diciendo que había apostado con mis compañeros diez a
uno a que el portavoz del Grupo Popular iba a hacer referencia a lo
que yo he dicho que se hacía en tiempos de Franco...




El señor PRESIDENTE: Señor Estrella, son las nueve y veinticinco de
la noche. Vayamos al grano, si no le parece mal.




El señor ESTRELLA PEDROLA: Sin duda, por el indudable conocimiento
que tiene de esa política y por su atracción por las pequeñas cosas.

Sabía también que iba a hacer referencia al señor González, porque
cuando no se tiene una política propia hay que hablar de esas cosas.

Señor ministro, ha quedado algo evidente en este clima en que hemos
discutido y es que todos los grupos parlamentarios, menos el grupo
que apoya al Gobierno, afirman que ha sido una acción unilateral.

Ahora el ministro también ha aceptado esa definición, que era una
obviedad, pero no la habíamos oído hasta ahora. También hemos
considerado todos los grupos parlamentarios, menos el Grupo Popular,
que esa acción que el Gobierno español ha apoyado, nosotros no la
apoyamos por una serie de razones -cada uno ha expuesto las suyas-,
entre otras, porque dudamos muchísimo de que esto vaya a servir para
algo.

Señor ministro, dice usted que han sido informados. Yo creo que lo
han sido como todos los que estamos aquí, hemos leído los periódicos.

Mi grupo ayer lo supo y presentó una petición de comparecencia. La
información que ustedes tenían no les llevó ayer a pedir la
comparecencia, la han pedido hoy cuando se ha producido ya el ataque.

Yo me mantengo en que el Gobierno español no ha sido consultado. Si
lo hubiera sido, no sé si habría desaconsejado o aconsejado esta
acción; los grupos que hemos intervenido, a excepción del grupo que
apoya al Gobierno, la habríamos desaconsejado, evidentemente.

Ha hecho referencia el ministro a una serie de declaraciones. Yo no
he querido entrar en eso, tengo aquí un montón de ellas en todos los
sentidos, desde las once de la noche de anoche, con muchas
matizaciones; sí hay una a la que usted ha citado, pero no del todo,
la del primer ministro francés. Me voy a referir a una declaración
del primer ministro francés, que todos los portavoces menos el del
Grupo Popular hemos hecho nuestra: que seguimos siendo partidarios,
como lo éramos antes, de la acción diplomática, que sigue siendo
nuestra preferencia para resolver la crisis de Irak. Eso no lo hemos
oído al Grupo Popular, que se ha situado mucho más allá que el propio
ministro.

Sobre las autorizaciones, señor ministro, me he referido a las que se
produjeron durante la guerra del Golfo, que se



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revisaban semanalmente al máximo nivel. Lo afirmo y lo reafirmo.

Otras operaciones que no han implicado ataques sino que eran de
protección, no sé cómo se han producido. No mezclemos los
acontecimientos.

Finalmente, señor ministro, aquí hay una cuestión de fondo que no
vamos a resolver esta noche, pero es el problema real de la política
exterior de este país y de este Gobierno. España es un país
atlántico, continental y mediterráneo y debe tener una política
propia, definida y conocida que sea capaz de combinar las tres
dimensiones. Desgraciadamente, hoy no la tiene. Hace falta una
política que sea capaz de combinar los compromisos éticos -a los que
se refería el señor Mardones-, políticos -a los que nos hemos
referido distintos portavoces- con la defensa de los intereses
españoles. Esa es la gran carencia de este Gobierno.




El señor PRESIDENTE: Vamos a seguir el círculo.

Señor Navas, tiene un minuto.




El señor NAVAS AMORES: Seré más escueto todavía.

En esta segunda intervención he entendido una serie de dudas que no
he percibido en la primera intervención con tanta claridad. Me llevo
el mensaje de que usted tiene serias dudas sobre la eficacia de este
ataque, desconoce sus objetivos -en este momento se ha iniciado un
nuevo bombardeo sobre Irak- y tiene serias dudas sobre el marco legal
para justificar un ataque de Estados Unidos como el que se ha
producido. Por supuesto, le falta la información para podernos
contestar las interrogantes claves que le hemos formulado. Tiene
serias dudas sobre la exactitud y la objetividad de los informes de
la Unscom. Por tanto, no entiendo cómo el Gobierno y usted mismo se
han parapetado en un discurso a la defensiva, en un discurso sobre
quién tiene la responsabilidad del ataque, que es Husein; sobre la
libertad que tiene Estados Unidos en base al acuerdo que hemos
firmado para que utilice nuestras bases, por lo cual no es extraño
que todos los titulares y que mi grupo le digan en este momento que
el Gobierno ha apoyado este ataque a Irak. Francia, que es el
ejemplo, habría votado que no en el Consejo de Seguridad y España
habría votado que sí.




El señor PRESIDENTE: Señor Rodríguez, no se sienta obligado a
intervenir si no quiere. (Risas.)



El señor RODRÍGUEZ SÁNCHEZ: Gracias por sus consejos, señor
presidente. Aunque no me aludan, debo contestar porque sí fui aludido
de forma implícita en alguna intervención. Quiero aclarar mi posición
para que conste en el «Diario de Sesiones», que es interesante y
también porque, a pesar de todo, respeto a los ministros del Gobierno
español e intento que por lo menos sepan cuál es la actitud política
de una parte de la población, aunque le parezca insignificante o no
digna de ser tenida en cuenta, respecto de problemas de política
internacional y no solamente los del interior del Estado.

Empezaré por decir que toda mi intervención, para su clarificación,
está montada sobre el criterio de que muchas personas del Estado
español no podemos asumir que se acepte una legalidad internacional
basada en la violencia y en actuaciones prepotentes de carácter
unilateral. Así no se
puede montar un orden internacional. Se pueden hacer todas las
disquisiciones que se quiera sobre maldades, responsabilidades,
actuaciones incorrectas, pero eso no obvia el problema: la agresión
convierte objetivamente en agredidas a unas víctimas que están ahí.

Ante eso, hay dos posiciones: o se coloca uno a favor o en contra de
los agredidos; esta es la única dialéctica real que existe. Los otros
-vuelvo a repetir- no lanzaron ningún ataque contra nadie.

Segunda cuestión que quiero clarificar, sobre todo por el señor
Robles. Si algo está claro en el sustrato de la intervención del
señor ministro -si vamos a hacer psicología y no a tratar hechos
objetivos- es que para un diplomático, si tiene una mínima
corrección, es tremendamente violento tener que aceptar un orden
internacional donde hay que dar la razón confesional a una parte
cuando se sabe íntimamente que hay razones muy profundas que avalan
las posiciones de la otra; sobre todo, cuando se conocen directamente
por boca de señores ministros de Asuntos Exteriores con lo que, por
cierto, yo no trato. Si hay un régimen político como ése, estoy por
asegurar que el señor ministro Matutes sabe mejor que yo que tiene
una legitimidad social detrás.

El Bloque Nacionalista Galego no es partidario de enfrentar los
acosos y derribos de los regímenes políticos, sobre todo cuando
tienen una cierta base social, por la vía violenta, por eso hice esa
valoración sobre el régimen de Sadam Husein, que vuelvo a repetir. No
me duelen prendas en reconocerlo, y eso que soy favorable a los
kurdos. Ahora bien, si hay aquí una resolución a favor del Kurdistán,
me apunto el primero a desmembrar. ¡Eso sí!, Turquía, también; que
quede claro.

Por último, señor presidente, creo que el alto el fuego no se puede
activar unilateralmente. Si eso estaba legalizado y legitimado -yo
diría legalizado nada más- por el Consejo de Seguridad, para volver a
reactivarlo hay que legalizarlo de nuevo. Aun así, yo estaría
furibundamente en contra del uso de la fuerza. Esto nos lleva a un
problema: en la actual situación los políticos tienen que dar la
razón siempre a los poderosos. Hay un encaje de bolillos diplomático
por el que se encubre con un lenguaje eufemístico la oposición. No me
diga usted que no. Usted cortó una parte del discurso de las
autoridades francesas. Como estamos en un mundo de necesidades y no
de virtudes, cada uno brujulea como puede. Igual que Rusia. ¡Pobre
Rusia! Cómo se va a oponer, si le pusieron hecha literalmente una
piltrafa para que no pudiera oponerse a nada.




El señor PRESIDENTE: Señor Mardones.




El señor MARDONES SEVILLA: Gracias por este turno extraordinario,
señor presidente.

Le agradezco, señor ministro, el tono con que me ha contestado en lo
posible a los planteamientos y reflexiones que le había hecho. Quiero
hacer solamente dos referencias: primera, deduzco que usted tuvo
información previa para poder avisar a los españoles residentes o a
los diplomáticos. Parece ser que el ministro de Defensa español,
cenando en Bruselas, no la tenía; él responderá a cualquier cuestión
que se le plantee. Celebro el hecho y lo que de él se deduce: el
señor Sadam Husein no los ha utilizado como escudos, pudiendo haber
impedido su salida de Bagdad. Valórese este hecho.




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Segundo, celebro su declaración de que no hay ninguna
intencionalidad, al menos por parte del Gobierno español, de derrocar
al régimen iraquí. Sería una cuestión muy delicada, por muy malvado
que sea. Al demonizar al régimen iraquí a través de los medios de
comunicación y transformarlo en el infierno -que, de acuerdo con el
antiguo catecismo de Ripalda, es el conjunto de todos los males sin
mezcla de bien alguno-, parece que hay dos bienes que reconocen los
americanos: uno, el que ya se ha aludido aquí de tener a los kurdos
iraquíes bajo cuerda; dos, si no se le quiere derribar y se le
bombardea cada seis meses es que los norteamericanos usan la técnica
del esparrin de boxeo; es decir, todo boxeador necesita, aparte de
entrenarse, tener un esparrin al que sacudir para ver cómo funcionan
sus técnicas boxísticas. Si esto es así, estamos ante una deplorable
carencia ética en las relaciones internacionales.




Yo le pediría que, al menos por autoestima, dijera usted en los foros
diplomáticos internacionales, utilizándolo como argumento al hablar
con sus colegas: en mi Parlamento también hay parlamentarios que, en
uso de derechos democráticos, hacen unas valoraciones éticas para su
traslado a la opinión pública que me resultan incómodas. Yo le
reconozco al señor ministro de Asuntos Exteriores ese principio éico.

Me veo en la obligación diplomática de responder por el método
Ollendorf, pero a la hora de compartir estos principios yo soy uno
más, como demócrata y como persona de bien, para hacer estas
actuaciones. Esa era la intencionalidad del principio de autoestima,
de respeto a valores españoles. Como ya nos conocemos la técnica, he
invocado el caso del Maine de hace cien años para que no se siga
aplicando por ahí.




El señor PRESIDENTE: Señor Robles.




El señor ROBLES FRAGA: Se ha dicho que me intereso por las pequeñas
cosas. Por eso sigo con atención los discursos del señor Estrella. La
política exterior no se hace con pequeñas cosas, señor Estrella, sino
con un poco más de lectura y de dedicación. Repasando lo que dijimos
en 1991 y lo que hemos venido diciendo desde entonces hay una
continuidad esencial en lo que ha defendido el Grupo Popular. Por eso
creo que podemos mantener con coherencia las posiciones que
mantenemos ahora y respaldar con orgullo la política del Gobierno.

Amí me parece más triste que quien abandona el Gobierno y pasa a la
oposición se olvide de lo que decía entonces y repita ahora lo que
dice Izquierda Unida.




El señor PRESIDENTE: Señor ministro.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Matutes Juan): Señor
presidente, muy brevemente, pero
me siento en la necesidad de puntualizar algunas de las afirmaciones.




El señor Estrella nos habla de la falta de conciliación de nuestra
condición de país atlántico y mediterráneo a la vez. Ese es un tema
que no es sino una simple generalización, que puede dar lugar no a un
breve debate sino a una conferencia, a un seminario y hasta toda una
tesis doctoral, pero no deja de ser más que una afirmación para mí
totalmente carente de sentido. Ahora bien, cuando se habla de
compromisos éticos hay que ser un poco más cuidadoso, señor Estrella.

Sin entrar en más profundidades, le tengo que decir que todavía este
Gobierno no ha autorizado la utilización de una base española como
base de bombardeos a un tercer país. Si alguna vez lo hiciera, que yo
lo dudo mucho, no sería de espaldas a la opinión pública y
ocultándolo, como el escándalo que se produjo hace tiempo cuando
mucho más tarde se conoció la realidad. Por tanto, hay que ser un
poco más modesto y realista a la hora de hablar de compromisos
éticos.

No tengo inconveniente, como no lo tengo nunca, en reconocer lo que
son hechos. Ha habido una acción unilateral que, como he explicado
muy bien y usted parece ignorar, ha sido respaldada inmediatamente
por la inmensa mayoría de la comunidad internacional, por los países
que se caracterizan justamente por un mayor respeto a la legalidad,
incluyendo el señor Solana. Los socialistas están en su derecho de
desmarcarse en España en estos momentos, pero quiero decir que son la
excepción, incluso dentro de los socialistas europeos, y no es la
mejor manera de construir la PESC a la que S.S. se ha referido
también. Reitero que el Gobierno ha sido informado.

En relación al señor Navas me interesa destacar que los objetivos son
los de restaurar la legalidad internacional y a ello España va a
dedicar sus mejores esfuerzos. Niego tener las dudas a las que usted
se ha referido y desde luego -y ello no debe extrañarle- no llego a
las mismas conclusiones que su señoría.

Señor Mardones, tengo que reiterarle que el Gobierno recibió
informaciones sobre la posibilidad de que se produjera un ataque en
los próximos días y adoptó las medidas de precaución que consideró
necesarias y luego fue informado cuando el ataque se iba a producir.

Finalmente, me interesa destacar como conclusión, como decían los
señores Guardans y Robles, que el Gobierno español en todo este
asunto, que lamentamos todos, ha actuado correctamente.




El señor PRESIDENTE: Gracias, señor ministro.

Señoras y señores diputados, suficientemente agotado el tema y su
discusión, les agradezco a todos, en particular al señor ministro, su
presencia. Se levanta la sesión.




Eran las nueve y treinta y cinco minutos de la noche.