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DS. Congreso de los Diputados, Comisiones, núm. 594, de 17/12/1998
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CORTES GENERALES



DIARIO DE SESIONES DEL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS



COMISIONES



Año 1998 VI Legislatura Núm. 594



DE ECONOMÍA, COMERCIO Y HACIENDA



PRESIDENCIA DEL EXCMO. SR. D. FERNANDO FERNÁNDEZ DE TROCONIZ DE
MARCOS



Sesión núm. 58



celebrada el jueves, 17 de diciembre de 1998



ORDEN DEL DÍA:



Comparecencia del señor gobernador del Banco de España (Rojo Duque)
para informar de la política monetaria que se desarrolla, así como la
evolución de sus principales magnitudes, previa remisión del informe
correspondiente. Comparecencia cuatrimestral (Número de expediente
121/001777) ... (Página 17338)



Ratificar la Ponencia encargada de informar el proyecto de ley por la
que se regula el régimen jurídico de las transferencias
transfronterizas realizadas dentro de la Unión Europea (Número de
expediente 121/000139) ... (Página 17351)



Aprobación, con competencia legislativa plena, a la vista del informe
elaborado por la Ponencia, del proyecto de ley por la que se regula
el régimen jurídico de las transferencias transfronterizas realizadas
dentro de la Unión Europea (Número de expediente 121/000139)
... (Página 17352)



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Se abre la sesión a las cinco y cinco minutos de la tarde.




El señor PRESIDENTE: Vamos a comenzar la sesión de la Comisión de
Economía, Comercio y Hacienda.

Señores portavoces, ruego tengan a bien informar a esta Presidencia
si la ponencia encargada del informe del proyecto de ley por el que
se regula el régimen jurídico de las transferencias transfronterizas
estaría dispuesta a presentar dicho informe ante esta Comisión.

(Pausa.)
Al parecer, todavía no está listo este informe de la ponencia.




COMPARECENCIA DEL SEÑOR GOBERNADOR DEL BANCO DE ESPAÑA (ROJO DUQUE)
PARA INFORMAR DE LA POLÍTICA MONETARIA QUE SE DESARROLLA, ASÍ COMO LA
EVOLUCIÓN DE SUS PRINCIPALES MAGNITUDES, PREVIA REMISIÓN DEL INFORME
CORRESPONDIENTE. COMPARECENCIA CUATRIMESTRAL. (Número de expediente
121/001777.)



El señor PRESIDENTE: Pasamos al primer asunto del orden del día
consistente en la comparecencia de don Luis Ángel Rojo, Gobernador
del Banco de España, para informar de la política monetaria que se
desarrolla, así como la evolución de sus principales magnitudes,
previa remisión del informé correspondiente.

Como SS.SS. saben, es derivada esta comparecencia de la Ley de
Autonomía del Banco de España y de una proposición no de ley,
aprobada en esta Comisión, relativa a la comparecencia periódica del
Gobernador del Banco de España para informar a esta Comisión de la
política monetaria que se viene adoptando paulatinamente en relación
a la economía española. Comparecencia que, en relación a la política
monetaria que adopta el Banco de España, es la última que se celebra
ante esta Comisión, ante este Congreso de los Diputados, ante el
Parlamento de España, como consecuencia de la asunción de sus
competencias por el Banco Central Europeo, sin perjuicio de lo cual
este artículo de la Ley de Autonomía del Banco de España sigue
vigente, y sigue vigente la proposición no de ley por la cual el
gobernador del Banco de España debe comparecer ante esta Comisión, y
también, y en la medida en que el Banco de España sigue siendo
ejecutor de la política monetaria que dicte el Banco Central Europeo,
lógicamente deberá seguir informando ante esta comisión y ante sus
señorías.

Sin más, y que sirvan estas palabras como de despedida y también de
bienvenida en su nueva función al Banco de España y a su gobernador
ante esta Comisión, tiene la palabra don Luis Ángel Rojo, gobernador
del Banco de España.




El señor GOBERNADOR DEL BANCO DE ESPAÑA (Rojo Duque): Comparezco una
vez más ante esta Comisión de Economía, Comercio y Hacienda de
acuerdo con el calendario cuatrimestral que SS.SS. habían establecido
para seguir la evolución de la política monetaria instrumentada por
el Banco de España en el marco de
las responsabilidades y competencias que le habían sido atribuidas
por la Ley de autonomía de 1994. Según dicho calendario, las dos
primeras comparecencias del año estaban destinadas a analizar el
grado de cumplimiento, en las circunstancias concretas de cada
momento, del mandato estatutario de perseguir la estabilidad de los
precios que el Banco de España había articulado en una estrategia de
seguimiento de objetivos directos de inflación. Estas dos primeras
comparecencias giraban en torno a los informes semestrales sobre la
inflación que el Banco de España se vio obligado a publicar para
hacer comprensibles y transparentes sus actuaciones en relación con
los fines perseguidos. La última comparecencia, a finales de año,
servía para hacer un balance de la política monetaria instrumentada y
anunciar los objetivos de inflación que el Banco se proponía para el
nuevo ejercicio dentro de una perspectiva a medio plazo.

En esta ocasión, el inicio de la unión monetaria dentro de dos
semanas cambia sustancialmente el carácter de mi comparecencia. El
próximo 1 de enero entra en vigor la reforma de la Ley de Autonomía
del Banco de España, recientemente aprobada, que adapta el marco
legislativo y estatutario a los requisitos derivados del ingreso de
España en la unión monetaria y de la incorporación del Banco de
España al sistema europeo de bancos centrales. A partir de ese
momento corresponde a dicho sistema, dirigido por el Consejo de
Gobierno del Banco Central Europeo, definir la estrategia y los
objetivos de la política monetaria para el conjunto del área del
euro.

De acuerdo con ese cambio trascendental, el Banco de España deja de
anunciar objetivos monetarios y, en consecuencia, cesa de publicar
los informes sobre la inflación que, como SS.SS. saben, estaban
diseñados como un instrumento para el seguimiento de dichos
objetivos. El último de estos informes se publicó el pasado mes de
septiembre. No obstante, el Banco de España seguirá participando
activamente en el desempeño de las funciones que le correspondan
dentro del sistema europeo de bancos centrales, contribuyendo a la
formación de la opinión de sus órganos rectores y a la adopción de
las decisiones que habrán de ser forzosamente centralizadas y
encargándose de su instrumentación en los mercados nacionales, en
consonancia con el esquema operativo fuertemente descentralizado que
se ha adoptado.

Bajo estas coordenadas, el Banco de España tendrá la responsabilidad
del seguimiento de la economía española dentro del marco de la
política monetaria única decidido por el Banco Central Europeo y de
su instrumentación en el contexto de nuestros mercados monetarios y
financieros. Sobre estos temas, el Banco de España seguirá
publicando, entre otros, los informes trimestrales de coyuntura y las
notas mensuales sobre la situación económica y monetaria española.

El seguimiento de la economía española y de nuestro sistema
financiero dentro de la unión monetaria podrá seguir siendo objeto de
análisis en mis comparecencias ante esta Comisión en la forma y con
la regularidad que deseen sus señorías. Para mí será una satisfacción
atender a sus requerimientos, respetando, lógicamente, los
compromisos de confidencialidad que la pertenencia al Consejo de
Gobierno del Banco Central Europeo me imponen. Con



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ello se daría continuidad, dentro de las características específicas
del nuevo marco, a una tradición que ha sido muy fructífera para la
comprensión y eficacia de los fines de la política monetaria en
España.

Teniendo en cuenta todas estas circunstancias, mi presentación hoy se
centrará en la revisión de la política monetaria española en 1988,
período en el que concluye la etapa en la que ha estado vigente la
estrategia de seguimiento de objetivos directos de inflación y en la
que se ha completado la convergencia de los tipos de interés con el
nivel que prevalecerá al inicio de la unión monetaria. También
abordaré algunas cuestiones relacionadas con la estrategia de
política monetaria que ha definido el Banco Central Europeo, con el
esquema de instrumentación que se va a seguir y con los preparativos
necesarios en la organización de los mercados y los sistemas de
pagos.

Cuando a finales del pasado año comparecí ante ustedes para presentar
los objetivos de política monetaria para 1988, éstos se concretaron
en mantener la tasa interanual de crecimiento de los precios, medida
por el índice de precios de consumo, cerca del 2 por ciento en el
transcurso del ejercicio. La inflación, desde entonces, ha disminuido
en más de medio punto en relación al 2 por ciento prevaleciente en
diciembre de 1997, cumpliéndose con holgura los objetivos de
inflación establecidos para el presente año. De hecho, ya en la
primavera pasada cumplimos el requisito establecido en esta materia
para el acceso a la unión monetaria, y nuestra tasa de inflación
actual es homologable a la que registran los países del área.

El dato del pasado mes de noviembre que acaba de publicarse ha
situado la tasa de crecimiento interanual del IPC en el 1,4 por
ciento, y no es difícil que se mantenga en torno a ese valor al final
del ejercicio. La evolución de los precios energéticos, con descensos
que se acercan al 6 por ciento, ha contribuido decisivamente a
alcanzar este resultado tan favorable; pero también los alimentos y
los bienes industriales no energéticos registran incrementos
moderados, del orden del 0,5 por ciento y del 1,5 por ciento. Sigue
siendo en los servicios, por tanto, donde se concretan las mayores
tensiones de precios, según refleja el hecho de que la tasa del 3,6
por ciento que se ha alcanzado en el último mes supera ampliamente
los valores que prevalecen en la mayoría de los países del área del
euro y son la expresión de la falta de competencia que sigue
aquejando a numerosas ramas de este sector.

El buen comportamiento global de los precios durante el presente año
se ha visto favorecido por las condiciones prevalecientes en el
exterior y en el ámbito doméstico. En el entorno internacional, el
acusado descenso experimentado en los precios de las materias primas
y del petróleo, y la ausencia de tensiones inflacionistas en las
principales economías, y particularmente en las europeas, en un clima
de menores perspectivas de crecimiento como consecuencia de las
turbulencias e incertidumbres originadas por las crisis asiática y
rusa y por su influencia en otras zonas del mundo, han flexionando a
la baja los precios de las importaciones.




En el ámbito doméstico, el mantenimiento durante 1998 de un patrón de
crecimiento equilibrado ha permitido conciliar una notable expansión
de la actividad económica plasmada en un aumento del PIB en torno al
3,8 por ciento
en el promedio del año, con el mantenimiento de tasas de inflación
muy reducidas. A medida que la economía española alcanzaba una
posición más avanzada en el ciclo, la demanda interna ha ido tomando
el relevo del sector exterior como motor del crecimiento, pasando de
la demanda exterior neta a contribuir de forma ligeramente negativa
al crecimiento del producto. Así, mientras que la fortaleza de la
demanda interna ha estado impulsada principalmente por el empuje de
la inversión y por la recuperación del consumo privado, el sector
exterior ha experimentado una creciente debilidad, debido tanto a la
reducción del ritmo de avance de las exportaciones, en un entorno de
desaceleración de la demanda mundial, como a la de mayor pujanza de
las importaciones, ligada a la fortaleza de la demanda nacional.

Los indicadores de confianza confirman las expectativas favorables de
los consumidores sobre la marcha futura de la economía, y sólo las
encuestas referidas al ámbito empresarial muestran alguna
incertidumbre sobre la influencia de la crisis internacional y su
impacto en los mercados exteriores.

La consecución de un crecimiento sólido sin presiones inflacionistas
ha resultado posible gracias al mantenimiento de una política
económica firmemente orientada hacia la estabilidad y a la moderación
de los incrementos salariales. Mención especial merece en este
sentido el progreso realizado en la corrección de los desequilibrios
presupuestarios que ha permitido reducir el déficit público desde el
2,6 por ciento del PIB a finales de 1997, a una cifra que se prevé
del 1,9 por ciento a finales del presente año y que mejora
sustancialmente los objetivos programados.

En el clima favorable para la evolución de los precios y sus
perspectivas que ha prevalecido durante el presente año, el Banco de
España ha continuado reduciendo paulatinamente el tipo de interés de
intervención, en línea con los objetivos de inflación establecidos y
procurando también acercar las condiciones monetarias españolas a las
que podrían prevalecer al inicio del euro.

En el año 1998, el Banco de España procedió a reducir su tipo de
intervención en cinco ocasiones, la última de las cuales, realizada a
comienzos del presente mes, se ha producido de forma concertada con
el resto de bancos centrales de los países que formarán parte
inicialmente del área monetaria europea. De esta forma, el tipo de
intervención del Banco de España y el del resto de esos bancos
centrales, con la excepción transitoria del Banco de Italia, se ha
situado en el 3 por ciento, lo que en nuestro caso representa un
descenso de un punto y tres cuartos porcentuales desde comienzos del
año.

Con esta decisión se ha establecido, de facto, el tipo de interés de
inicio de la unión monetaria, que el Banco Central Europeo pretende
mantener en un futuro previsible. Con ello se han despejado las
incertidumbres que subsistían sobre dicho proceso y se facilita la
compleja transición que habrá que afrontar en los primeros días del
año próximo.

La fijación en el 3 por ciento del tipo de interés de inicio del euro
responde, como es lógico, a consideraciones relativas al conjunto de
la nueva área monetaria, y especialmente a la preocupación de que el
clima de moderada recuperación pudiera verse afectado negativamente
por los



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factores de incertidumbre que prevalecen en el entorno internacional,
que aunque parecen haber remitido en las últimas semanas, siguen
comportando riesgos de debilitamiento del ritmo de actividad dadas la
desaceleración registrada en el crecimiento mundial, la persistencia
de graves problemas económicos en Rusia y Japón e incógnitas
significativas sobre la evolución de la mayoría de las economías
emergentes y en transición.

Afortunadamente, la situación actual de los precios en el conjunto de
países del área del euro, con un crecimiento medio ligeramente por
encima del uno por ciento, y las favorables perspectivas monetarias y
de precios en la futura unión monetaria, hacían posible realizar una
reducción preventiva de tipos de interés que despejase el horizonte y
mitigase los posibles riesgos detectados.

Durante el presente ejercicio, las expectativas sobre la convergencia
de los tipos de interés han ido limitando progresivamente la
capacidad del Banco de España para afectar a la curva de rendimientos
de los mercados financieros a los tramos más cortos. En el clima de
estabilidad nominal y de convergencia prevaleciente, la suavización
de las condiciones monetarias en 1998 se ha extendido, con más o
menos intensidad, a la estructura de tipos negociados en los
distintos mercados financieros a diversos plazos, hasta situar dichos
tipos en unos niveles nominales y reales históricamente muy
reducidos.

A su vez, estas condiciones financieras han ayudado a mejorar las
posiciones patrimoniales y financieras tanto de las administraciones
públicas como de las empresas y familias, con los consiguientes
efectos beneficiosos para el saneamiento de las cuentas públicas, la
actividad económica y el empleo.

Las disminuciones experimentadas en los tipos de interés negociados
en todos los mercados y plazos han hecho posible una aproximación a
los tipos practicados en otros países del área, e incluso en algunos
casos han supuesto unos menores tipos de interés para los
prestatarios españoles en comparación con los de otros países
europeos.

Por otra parte, el diferencial de tipos de interés de la deuda a diez
años en comparación con Alemania se sitúa en la actualidad en un
nivel muy reducido, y la convergencia de tipos de interés se ha visto
acompañada en todo momento de una elevada estabilidad de la peseta en
el sistema monetario europeo, que ha cotizado siempre muy cerca de su
paridad central.

Por lo que respecta a los agregados monetarios, en el presente año ha
seguido observándose una desaceleración en la evolución de los
activos líquidos en manos del público hasta situarse actualmente su
crecimiento en tasas prácticamente nulas, que no puede explicarse por
la evolución conjunta del gasto coronal y de los tipos de interés, ya
que se encuentra estrechamente relacionada con los desplazamientos
que han continuado registrándose en las carteras del público hacia
participaciones en fondos de inversión. Diré que cuando se considera
la evolución global de la liquidez, teniendo en cuenta el aumento de
las participaciones en los fondos de inversión, su crecimiento
interanual es más elevado, en concreto, la magnitud denominada ALPF
está creciendo al 6 por ciento, en consecuencia, con un crecimiento
más coherente con la evolución de los determinantes fundamentales de
la demanda de liquidez.

En contraste con ALPF, los agregados monetarios más estrechos, como
M-1, que sólo incluye el efectivo y los depósitos a la vista, y M-2,
que incluye, además, los depósitos de ahorro, vienen describiendo una
trayectoria más expansiva, del orden del 10 por ciento, lo que
resulta lógico atendiendo a la fase de intenso crecimiento de la
actividad económica.

En cuanto al crédito concedido a las empresas y a las familias, en
1998 su ritmo de crecimiento se ha acelerado al compás de la
expansión de la economía y del descenso del coste de la financiación,
hasta alcanzar un incremento interanual en octubre de casi el 15 por
ciento, que contrasta con el moderado crecimiento de las necesidades
de financiación de las administraciones públicas influido por los
progresos realizados en la consolidación fiscal.

La economía española empieza su andadura, dentro de la zona euro, con
unos niveles de estabilidad adecuados y unas perspectivas de
mantenimiento de ritmos de crecimiento de la producción y del empleo
elevadas, que quizá se vean atemperados conforme sean más visibles
los efectos de la crisis internacional sobre la zona euro y sobre la
confianza de los agentes económicos.

Los bajos tipos de interés y el rápido crecimiento del crédito al
sector privado señalan algunos riesgos de holgura en las condiciones
monetarias iniciales, que me obligan a reiterar lo manifestado en
comparecencias precedentes sobre el papel que les corresponde en la
nueva situación a los componentes de la política económica que se
mantienen bajo soberanía nacional.

La pérdida de autonomía en el manejo del tipo de interés y del tipo
de cambio que se derivan de la pertenencia de nuestro país al área
del euro conlleva unos requisitos de disciplina más estrictos que en
el pasado en el ámbito de las políticas no monetarias como medio para
asegurar la compatibilidad de las condiciones macroeconómicas
españolas con las del resto del área y con la política monetaria
única. Resulta, en consecuencia, imprescindible que la política
presupuestaria continúe la senda enmarcada en los Presupuestos
Generales del Estado para 1999, tendente a seguir reduciendo el
desequilibrio de las cuentas públicas a partir de medidas de
contención y recorte del gasto en aquellas partidas que menos
contribuyen al potencial productivo de la economía o al bienestar
social y de mejoras en la eficacia y capacidad recaudatoria del
sistema impositivo.




No menos necesaria resulta la profundización y ampliación de las
reformas estructurales emprendidas en estos últimos años y que han
ido encaminadas hacia la mejora del funcionamiento de aquellos
mercados de bienes y servicios que hasta el momento han venido
manteniéndose al abrigo de la competencia y hacia la introducción de
una mayor eficacia y flexibilidad en el mercado del trabajo.

Según he mencionado al inicio de mi intervención, corresponde al
sistema europeo de bancos centrales, y en particular al Banco Central
Europeo, formular los objetivos monetarios para el conjunto del área
del euro, que deben ser asumidos plenamente por el Banco de España
como miembro del sistema. Permítanme, por tanto, que pase a comentar
a continuación los elementos o pilares básicos que conforman el
esquema por el que se regirán las decisiones de la política monetaria
en el área del euro.




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Según lo decidido por el Consejo de Gobierno del Banco Central
Europeo, los elementos básicos del esquema de la política monetaria
única son los siguientes: en primer lugar, la estabilidad de precios,
que se perseguirá en un horizonte a medio plazo, se ha cuantificado
como un incremento anual del índice armonizado de precios al consumo
para el área del euro inferior al 2 por ciento, de manera que puede
considerarse que la evolución actual de la inflación en la zona está
en línea con dicha definición; en segundo lugar, se otorga a la
cantidad de dinero un papel destacado en la toma de decisiones de
política monetaria, estableciéndose un valor de referencia para el
crecimiento del agregado monetario relevante. Este rasgo del nuevo
esquema persigue garantizar una cierta continuidad con las prácticas
seguidas con éxito por algunos de los bancos centrales que pasarán a
integrarse próximamente en la unión monetaria. No obstante, también
se señala que, con el objeto de evitar una reacción mecanicista
frente a desviaciones a corto plazo respecto del valor de referencia,
se valorará la evolución de los precios y sus perspectivas en el área
del euro a partir de la información proporcionada por un conjunto
amplio de indicadores económicos y financieros. Por tanto, las
decisiones de política monetaria única no vendrán vinculadas de modo
más o menos automático a la evolución de variable monetaria alguna,
sino que descansarán en un análisis global de la situación económica
y las perspectivas de inflación en el conjunto del área del euro.

En el marco de estas coordenadas, el Consejo de Gobierno del Banco
Central Europeo acordó establecer un primer valor de referencia del
4,5 por ciento de crecimiento anual para el agregado monetario M-3,
reservándose la posibilidad de revisar dicho valor en diciembre de
1999; M-3 se define como la suma de las tenencias de los residentes
de la zona euro de efectivo, depósitos y otros pasivos bancarios a un
plazo inferior a dos años y participaciones en los fondos del mercado
monetario.

El valor de referencia, por su parte, se ha derivado de manera
consistente con la definición de la estabilidad de precios, tasa de
crecimiento de precios inferior al 2 por ciento, y su horizonte de
medio plazo, teniendo en cuenta la evolución tendencial del producto
interior bruto y la velocidad de circulación del dinero en el
conjunto del área del euro.

Permítanme SS. SS. que pase a referirme, a continuación, a algunas
cuestiones ligadas a la instrumentación de la política monetaria
única y a la introducción del euro a partir del uno de enero del año
próximo. En este ámbito, la decisión más importante que se ha
adoptado ha sido, probablemente, el establecimiento de un coeficiente
de caja que deberán cumplir las entidades de crédito del área del
euro. Estas entidades, además, actuarán como contrapartidas del
sistema europeo de bancos centrales en sus operaciones de política
monetaria. El hecho de que los activos de caja requeridos vayan a
estar remunerados a tipos de interés de mercado, hará que el coste
para las mismas, derivado del cumplimiento de este coeficiente, sea
muy reducido, y para las entidades españolas considerablemente menor
que en la actualidad.

Recientemente, el sistema europeo de bancos centrales ha hecho
pública también la lista de las instituciones financieras
y monetarias que conforman el sector creador de dinero del
área del euro, y se ha concretado en la información estadística que
dichas instituciones deberán suministrar a los bancos centrales de
sus respectivos países. Asimismo, durante la segunda mitad del año,
los bancos centrales de los países participantes han realizado una
serie de pruebas de funcionamiento de los procedimientos de ejecución
descentralizada de la política monetaria única, cuyos resultados han
mostrado la eficacia de los mismos para una adecuada conducción de
dicha política.

En este marco, durante el presente año el Banco de España ha
continuado el proceso de adaptación de sus instrumentos y sus
procedimientos de política monetaria, con objeto de aproximarlos
progresivamente a los que van a estar en vigor a partir de enero de
1999. La transición hacia un sistema de liquidación de pagos bruto en
tiempo real, la ampliación de los activos que se aceptan como
garantía en los préstamos de política monetaria y la introducción de
nuevos instrumentos de regulación de la liquidez son algunos de los
cambios que comenzaron a introducirse ya en 1997. Durante el año que
ahora termina, este proceso se ha ido completando y perfeccionando
con la armonización de las medidas de control de riesgos en la toma
de garantías, con la introducción de una facilidad de depósito
similar a la que estará vigente desde comienzos de 1999 y con la
modificación reciente de la frecuencia con la que se celebran las
subastas regulares de inyección de liquidez, que ha pasado de ser
decenal a ser semanal. Además, durante los meses de noviembre y
diciembre se ha modificado el sistema de cumplimiento del coeficiente
de caja sobre la base de un nuevo esquema de información contable
armonizado, y se ha ampliado su período de mantenimiento hasta un
mes.

La introducción del euro requerirá un importante esfuerzo de
aprendizaje y de adaptación por parte de los agentes que participan
en los mercados financieros. Apartir del primer día hábil del año
próximo, se producirá la conversión masiva a euros, tanto en el
ámbito de la cotización y la negociación mayorista de valores como en
el ámbito de la compensación y la liquidación de los mismos. En
consecuencia, dado que los billetes y las monedas en euros no se
pondrán en circulación hasta enero del año 2002, los efectos de esta
conversión pasiva incidirán, primera y principalmente, sobre los
intermediarios financieros.

La estrategia de conversión masiva al euro que realizarán los
mercados organizados, y los sistemas de liquidación y compensación
durante el largo fin de semana que precede al lanzamiento del euro,
permitirá a los mercados españoles afrontar, en una mejor
disposición, los retos que derivarán, tanto del previsible incremento
de la demanda de valores denominados en euros como de la mayor
competencia que tendrá lugar entre los distintos centros financieros.




No querría finalizar esta parte de mi intervención sin señalar que la
adaptación de los mecanismos financieros españoles a los
requerimientos de la moneda única se verá facilitado por la entrada
en vigor de la ley de introducción del euro, también denominada ley
paraguas, recientemente aprobada por sus señorías. Esta ley, que
proporciona el marco jurídico en el que habrá de desarrollarse la
transición, establece una serie de procedimientos operativos, claros
y precisos para la conversión a la nueva divisa así como



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los métodos sencillos y ordenados que regirán para la denominación en
euros de cuentas y valores. Estos métodos y procedimientos han sido
diseñados para evitar que la conversión en euros pueda obstaculizar
el buen funcionamiento de los mercados, para minimizar los costes
asociados a la misma y para garantizar, en última instancia, su
rápida aceptación por parte de la sociedad. El Banco de España velará
para que la oferta de nuevos productos y servicios financieros en
euros, en el ámbito de las entidades de crédito, se haga con la
debida transparencia y se eviten situaciones de contusión que podrían
erosionar la confianza del público en la nueva moneda.

Para concluir, me gustaría subrayar, como ya he hecho otras veces,
que nuestra pertenencia a la futura unión monetaria, más que una meta
definitiva, supone el acceso a nuevas oportunidades para mejorar los
niveles de vida y de bienestar del conjunto de la sociedad española.

Ahora bien, estas oportunidades sólo podrán ser plenamente
aprovechadas si el esfuerzo de consolidación fiscal se ciñe a las
normas de equilibrio presupuestario establecidas por el pacto de
estabilidad y crecimiento, si los mercados de bienes y servicios y el
mercado de trabajo funcionan con mayor agilidad y eficiencia y si los
agentes económicos y sociales adoptan pautas de comportamiento
coherentes con la participación de la economía española en el área
común de estabilidad monetaria.




El señor PRESIDENTE: A continuación, para fijar posiciones en nombre
de los diferentes grupos parlamentarios, con brevedad absoluta, tiene
la palabra el señor Eguiagaray, por parte del Grupo Socialista.




El señor EGUIAGARAY UCELAY: Señor gobernador, no porque sea la última
vez en este año va a ser la menos importante, y no porque sea ésta
una ocasión especialmente singular debiéramos dejar de tomar en
consideración el análisis que usted ha hecho sobre la marcha de los
acontecimientos en el marco de la construcción del euro, la marcha de
la economía española, incluso los problemas que están planteados de
futuro, tal y como hace un momento nos los relataba y están plasmados
en su informe.

Me va a permitir, señor gobernador, que en mi intervención me salga
de lo que ha sido habitualmente el guión de las intervenciones en
representación del Grupo Socialista, teniendo en cuenta la
singularidad de la ocasión, no sólo porque el presidente de la
Comisión amablemente nos requería a ello en el almuerzo que
celebrábamos hace un momento, sino porque desde la sinceridad de la
reflexión esto es lo que me parece que conviene en este momento.

Creo que los medios de comunicación y la sociedad en general, tienen,
tras su comparecencia y su análisis, elementos importantes de
reflexión sobre dónde estamos y sobre cuáles son los retos que
todavía tenemos por delante en esta complicada andadura que es la
inauguración del euro, la puesta en marcha de todos sus mecanismos y,
sin duda alguna, los problemas que también están planteados para la
economía española y para el conjunto de la economía europea. Pero es
verdad que diciembre, no sólo porque es época de añoranzas, sino
porque de verdad estamos en un momento de inflexión en lo que
significa el papel del Banco de España en la política monetaria, y
porque el tránsito
hacia el euro efectivo desde el uno de enero de 1999 enmarca un
hito singular, me parece que es un momento especial para reseñar,
constatar y subrayar algunas cosas que yo creo que hoy se dan cita en
esta comparecencia.

Es el fin de una etapa, el fin del papel y de las funciones del
gobernador del Banco de España en su versión tradicional. Sin duda
alguna, a partir del año próximo el sentido de sus comparecencias
será algo diferente del que ha sido hasta ahora. No será el supremo
responsable de la política monetaria en este país, será, sin embargo,
alguien que participe en la decisión de la política monetaria, en la
implementación en nuestro país de la política monetaria, decidida
a nivel europeo a través del Banco Central y del sistema europeo de
bancos centrales. No celebramos, desde luego, la pérdida de la
soberanía en una cuestión que ha sido tan singular y tan comentada
permanentemente como es esa función del Estado de fijar el valor del
dinero. Celebramos, sobre todo, el hecho de que hayamos puesto la
soberanía, expresada por los estados tradicionalmente en torno a la
política monetaria, de una manera compartida con otros países para
lanzar un proyecto de una extraordinaria magnitud y de un
extraordinario alcance que es el del euro.

Es verdad que el euro marca una nueva frontera en la que hay los
mismos problemas, incluso algunos acrecentados, las mismas
inquietudes, sólo que en un contexto institucional y politice
extraordinariamente diferente. Vamos a seguir teniendo crisis
financiera internacional, vamos a seguir teniendo preocupaciones por
la marcha del crecimiento económico, vamos a seguir teniendo
preocupaciones por la inflación, vamos a seguir teniendo
preocupaciones por la marcha de las propias instituciones
financieras, nacionales e internacionales y vamos a seguir
necesitando trazarnos objetivos nacionales en tonto a ese reto
permanente que es el de alcanzar niveles de equiparación con la renta
y con los niveles de bienestar de los países europeos que todavía nos
anteceden en el camino hacia mayores niveles de vida.

Va a ser un momento de trazarnos nuevas ambiciones pero también para
plantearnos nuevas maneras de alcanzar esos objetivos desde nuevos
mecanismos y desde nuevas instituciones.

Dicho todo esto, señor gobernador, me gustaría hacer un pequeño
homenaje, de una manera sencilla pero también de una manera sentida,
a todos los que, en el pasado, en el presente y seguramente en el
futuro, han contribuido en nuestro país, cada uno desde su
responsabilidad, a que el proyecto del euro, que es un proyecto
español y europeo, un proyecto que ha unido a muchísimos demócratas
de diferentes partidos en toda Europa y también en España, a personas
que han pasado por responsabilidades institucionales muy diferentes,
hoy sea una realidad.

Señor gobernador, creo poder decirle, no solamente en nombre del
Grupo Socialista, es obvio -me parece que en ese reconocimiento va a
encontrar usted el de todos los grupos parlamentarios-, que a veces
se ha destacado poco el papel del Banco de España, al que usted
representa, y el de usted mismo como gobernador. Es legítimo que los
gobiernos aparezcan más en primera fila, forma parte de las reglas
del juego, pero creo que es bueno que, con sencillez, recordemos el
enorme papel que el Banco de España y su gobernadoral frente han
tenido para que se fueran alcanzando



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algunos de los objetivos que después han hecho posible que nuestro
país fuera, primero, candidato a formar parte de la primera etapa del
euro y, posteriormente, efectivo miembro de la unión económica y
monetaria. Se inició esto especialmente a partir del año 1994, con la
Ley de autonomía del Banco de España, se inició con una denodada
lucha contra la inflación, en un país sin tradición de estabilidad de
precios, se inició, sin duda alguna, en gobiernos anteriores, pero se
continuó en el Gobierno actual y usted ha tenido un papel
extraordinariamente relevante en esa dirección. Yo quiero felicitarle
sentidamente por eso.

Querría añadir a este pequeño homenaje dos consideraciones
adicionales, señor gobernador. Aunque en nuestro país ha habido
alguna discusión, felizmente superada, creo que hemos tenido escasas
dificultades para generar un consenso básico en torno a la necesidad
de que la política monetaria estuviera en una institución dotada de
alto nivel de autonomía. Es verdad que en otros países ésa fue en una
discusión muy ardua. También en nuestro país se plantearon
discusiones de esa naturaleza en torno a lo que significaba un papel
más autónomo del Banco de España en relación con los gobiernos. Esto
rompía viejas tradiciones, rompía viejas ambiciones, probablemente
legítimas desde el punto de vista político, de que las decisiones
básicas de política monetaria fueran también decisiones con alto
grado de inspiración política. Sin duda alguna, en el mundo económico
había ya una amplia conciencia de que la política monetaria era una
tarea muy seria, una tarea que, sin convertirse en algo al margen de
las tensiones e incluso de la vida política, debiera estar depositada
en una institución que pudiera sacar a la estabilidad de precios de
los afanes inmediatos de la política diaria.

Creo que estas cosas, que académicamente pueden incluso ser
convenidas cuando se analizan largas series históricas de estabilidad
de precios de unos países y de otros y la correlación que eso tiene
con el grado de autonomía de sus propias instituciones de política
monetaria, sin embargo, más allá de la evidencia o de la convicción
que esto pueda suscitar, necesitan la praxis, y sobre todo necesitan
especialmente la constatación de que es posible alcanzar objetivos
compartidos por todos incluso cuando se convierte a una institución
como el Banco de España en una institución de mayor nivel de
autonomía frente a la vieja tradición de nuestro país.

En ese terreno, señor gobernador, quiero felicitarle modestamente
porque ha ayudado, me parece que de una manera real, a que la
autonomía del Banco de España no sea un problema político, no sea un
problema de conflicto, no sea un problema que suscite permanentemente
el hecho de que el comportamiento del Banco de España en la búsqueda
de estabilidad de precios es algo que está en contradicción con las
legítimas aspiraciones compartidas por la inmensa mayoría de los
ciudadanos y de los partidos políticos o de los gobiernos que los
representan.

También quería señalar, señor gobernador, algo que me parece
importante. Creo que el que hoy, en nuestro país, la política
monetaria haya sido ejercida por el Banco de España, por una
institución autónoma, en un período en el que a usted le ha tocado
estar al frente de esta institución, ha servido para acreditar que la
política monetaria, incluso con las contradicciones que en relación
con las aspiraciones
inmediatas que a veces sentimos unos y otros, ciudadanos o politices,
puede ser una tarea perfectamente compatible. Hemos tenido tensiones
y discusiones en torno a cuándo el Banco de España debía bajar o
dejar de bajar los tipos de interés; finalmente, nos hemos encontrado
con rebajas de los tipos de interés que han hecho posible la entrada
de España en el euro en tiempo oportuno y de una manera compatible,
además, con la reducción de las tasas de inflación que nuestro país
venía registrando históricamente.

Por eso, no solamente desde el respeto académico que muchos le hemos
tenido desde antiguo, sino desde el respeto institucional que desde
luego le merece al Grupo Socialista, pero creo que también a todos
los grupos de la Cámara, quiero recordar algo que, en un almuerzo que
hemos tenido la Mesa y la junta de portavoces, decía el presidente de
esta Comisión, quien me va a permitir que lo recoja sin pagar
derechos de autor. Es verdad que en la política económica hay tres o
cuatro vertientes, la política fiscal, la política presupuestaria, la
política monetaria. Estas cosas van cambiando, la política monetaria
va a ser decidida desde niveles centrales, en los que sin duda alguna
el papel del Banco de España ha cambiado, pero es verdad que hay
siempre un papel muy importante en todos los países y creo que cada
vez es un papel más prestigiado, más digno de ser tomado en
consideración, el papel de la autoridad, aquella que deriva, por un
lado, del conocimiento, de los argumentos que se exponen al defender
las distintas posiciones, de la independencia de criterio y de la
decisión con la que se adoptan las medidas que conducen a poner en
marcha los objetivos que se desean, a veces con algunas
contradicciones con los gobiernos, con algunas contradicciones con
los partidos, pero en todo caso como parte de un proceso que
socialmente es deseable.

Señor gobernador, yo quería expresarle muy sentidamente lo que creo.

Sin olvidar que a partir del mes de enero tendremos de nuevo que
volver a los debates sobre qué es lo que tenemos que hacer y cómo lo
estamos haciendo, me parece que, en estas fechas y ante la puesta en
marcha del euro, valía más la pena que desde el Grupo Parlamentario
Socialista expresáramos el reconocimiento a un período.




El señor PRESIDENTE: Señor Eguiagaray, quiero decirle que por
supuesto los derechos de autor no tienen por qué tener, en absoluto,
una contraprestación económica, sino fundamentalmente dos
reconocimientos, el reconocimiento en sí mismo y la amistad. Muchas
gracias.

Por parte del Grupo de Izquierda Unida, tiene la palabra el señor
Alcaraz.




El señor ALCARAZ MASATS: Muchas gracias por su comparecencia, señor
gobernador del Banco de España.

Desde otra galaxia (Risas.), quiero también saludar sus
intervenciones sucesivas en este Congreso de los Diputados. Desde
luego, en su honor si hay que decir una cosa, que usted no tiene
alergia por los parlamentos. Ha comparecido con total tranquilidad y
no sólo nosotros le hemos tratado bien a usted sino que también usted
nos ha tratado bien a nosotros, lo que quiere decir que se puede
hablar tranquilamente. En este sentido, ésa es una especificidad que
le honra. Digo esto no a humo de pajas, porque en Europa, cada vez
más, las autoridades del sistema financiero,



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muy singularmente las del sistema europeo de bancos centrales, son
más reacias a comparecer, quizá por lo que dijo Tietmeyer en Davos y
quizá porque, hasta cierto punto, el sistema financiero en el seno de
la política neoliberal está queriendo funcionar como un cuarto poder
en función de una autonomía que intentan conquistar día a día. Se
designaba como cuarto poder a la prensa, pero creo que por esa
autonomía la prensa se está desplazando al quinto poder; el cuarto
poder, en el seno de la dialéctica de Maastricht y Amsterdam sin duda
corresponde al sistema europeo de bancos centrales, al sistema
financiero en general. No en vano ya dijo el ministro Kenneth Clarke,
liberal por cierto, que para qué sirven a partir de ahora los
parlamentos nacionales.




O también, desde el punto de vista de la rivera política, aludiendo a
las ventajas que tiene esta autonomía y esta nueva gran autoridad
política y financiera del sistema europeo de bancos centrales, la
diputada señora Randiz-Plath dijo que una de las virtudes de la
existencia del Bando Central Europeo es que evita a los diferentes
gobiernos el coste electoral de las políticas estabilizadoras; con lo
cual quiere decir también que ocupa el sitio de la iniciativa
política en alto grado. Sólo resta saludar su facilidad a la hora de
consonar, de mezclarse, con este poder legislativo que cada vez tiene
menos fuerza en el sistema que se está montando a partir de
Maastrich-Amsterdam.

A nuestro juicio, desde un punto de vista abstracto y considerándolo
como un hecho aislado, la creación de la moneda única y de una única
política monetaria puede aparecer como un hecho histórico, dispuesto
a marcar - se nos dice- la vida de futuras generaciones. Sin embargo,
como usted bien sabe, nosotros siempre hemos cedido a la tentación de
descender al terreno de las variadas realidades sociales y a la
necesidad de confrontar las grandes declaraciones y las grandes
decisiones con el impacto de esta construcción en cuestiones tan
prosaicas -aunque vitales para la mayoría de los ciudadanos y
ciudadanas- como el bienestar social, el paro, la igualdad, la
marginación y la justicia.

Nosotros pensamos que hay mucha gente en Europa, sobre todo los menos
afortunados en el reparto, que piensa que sus condiciones de vida no
deben decidirse a través de polémicas dilucidadas exclusivamente en
instancias alejadas de la representación popular; de ahí quizá el
giro a la izquierda que se está operando en Europa de un tiempo a
esta parte. Este es un fenómeno que hay que seguir detectando, que
está ahí y que implica, sin duda, una reinvención del espacio
político en el marco de la Unión Europea.

Anuestro juicio, el proceso de convergencia que se inició en
Maastrich ha tenido un claro sesgo monetarista; se ha volcado en la
estabilidad de las variables monetarias y financieras y ha caminado
-pensamos nosotros- de espaldas a la economía real y a sus objetivos,
incorporando un peligroso componente deflacionista al que después me
referiré, también con brevedad, pero más concretamente. De esta forma
los países han tenido que ajustar con tenacidad sus presupuestos
públicos y han aplicado un elevado rigor monetario. En consecuencia,
se han liquidado sectores públicos empresariales, reduciendo partidas
públicas sociales de inversión, han flexibilizado el mercado laboral
y, sobre todo -hay que decirlo-, han desarrollado ingeniosas
prácticas para camuflar los datos que no cuadraban en sus
cuentas. Aun así, como sabemos, la mayoría de ellos han sido
incapaces de alcanzar el objetivo de la deuda pública sobre el
producto interior bruto, algo que de entrada, por cierto, se sabía
que era imposible de lograr.

En función de esto, los que hipotéticamente van a perder renta
-territorios como el español- están demandando que las políticas
compensadoras tengan cada vez más protagonismo; deberían tenerlo.

Nosotros pensamos que estos instrumentos compensadores sólo pueden
surgir del presupuesto comunitario y, claro está, de las aportaciones
de los más ricos. Sin embargo, después de los paquetes Delors I y
Delors II que incrementaron los fondos comunitarios en los años 1986
y 1992, coincidiendo con la adopción de un gran mercado interior y el
proceso de convergencia, respectivamente, la Unión parece obstinarse
-y esto está muy claro de cara a marzo-en paralizar la dotación de
nuevos fondos, si no en reducirlos, justo cuando son más necesarios.

La debilidad del presupuesto comunitario, y esta es una especificidad
que se va dando cada vez con más claridad, contrasta con la fortaleza
de la autoridad monetaria europea. Los empujes, aunque insuficientes,
que se dieron con motivo de la puesta en marcha del Acta única y la
transición al euro, remiten incomprensiblemente en el momento más
necesario. En este momento en que los Estados están desposeídos del
instrumento del tipo de cambio, sin política monetaria y constreñidos
en sus gastos presupuestarios, deberla una responsabilidad creciente
de la Unión Europea en los problemas particulares que, sin duda,
florecerán en un futuro inmediato. En función de esto, nosotros
pensamos que las previsiones presupuestarias contenidas en la Agenda
2000 de cara al período 2000-2006 congelan el techo presupuestario en
el 1,97 del producto comunitario, cuestionan la existencia del fondo
de cohesión, tal como existe en la actualidad, y reorientan
importantísimas sumas hacia reformas agrícolas dirigidas a las
producciones continentales y para apoyar la ampliación hacia el este.

Es un problema que está ahí, que nos va a impactar de lleno en el mes
de marzo próximo en Bruselas y va a terminar de impactarnos en
Colonia en el mes de junio. ¿Cómo vamos a aprontar eso, señor Rojo?
Me voy a permitir citarle a usted -ya le he advertido que lo iba a
hacer con cierta maldad-. En 1989, en un libro que recogía diversas
conferencias dictadas en el Instituto de España, reflexionaba usted
sobre estos temas. Ante la posibilidad de que algunos países de la
Comunidad conformasen una zona monetaria con una moneda única,
perdiendo, por tanto, posibilidades de actuación independiente a
través de la política monetaria y cambiarla, usted afirmaba: «Cada
país verá desaparecer los problemas de balanza de pagos, pero éstos
pasarán a convertirse en problemas regionales sin que ello disimule
su posible gravedad». Concluía usted que, si no se disponía de un
verdadero presupuesto comunitario con capacidad redistributiva: «si
uno de esos países sufre una perturbación -shocks asimétricos-,
consecuencia de factores externos o internos, al no disponer de los
instrumentos anteriores, ajustará su economía a la nueva situación en
términos de empleo y renta». Coincidimos usted y yo, señor Rojo,
siento decírselo, en sus escritosde 1989.




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Apartir de marzo o de junio estaremos en esa situación, aunque ya la
venimos sufriendo, porque, aunque la macroeconomía vaya bien o España
vaya bien eso no significará que la gente vaya bien, que las
economías familiares vayan bien; por lo menos, para una inmensa
mayoría de gente que no figura en los parámetros del bienestar
social, tal como lo concebirnos desde hace seis o siete años. Por eso
Izquierda Unida cuestionaba el proceso de construcción monetaria,
señor Rojo: falta de elementos compensadores, falta de un presupuesto
comunitario suficiente, falta de una política de cara a la
armonización fiscal, de cara a elementos sociales y laborales de
compensación y promoción.

La cohesión, que siempre ha sido un elemento principal, si es que la
Unión Europea quiere ser algo más que un espacio monetario, es en
estos momentos fundamental con el euro. Nosotros hemos criticado la
construcción del euro, pero seguimos preguntándonos: a partir de
enero de 1999, con el euro en marcha, ¿qué? Hay un factor
imprescindible, una condición necesaria, aunque no suficiente, que
sería contar con actuaciones de política regional instrumentada a
través del presupuesto comunitario de la Unión Europea.

Desde este punto de vista, señor Rojo, lanzo unas preguntas, quizá
retóricas pero que sintetizan la intervención brevísima que he
tenido, en honor a la situación y en función de las miradas aviesas
que me dirige el señor presidente (Risas.) Las preguntas repiten
parte de la intervención y quisiera que las contentase. ¿Continúa
pensando en la necesidad de potenciar el presupuesto comanditario
para evitar que la moneda única genere pérdidas de bienestar en el
espacio comanditario? Creemos que la solución neoliberal para hacer
frente a los shocks asimétricos y paliar las repercusiones negativas
del mayor desempleo en una mayor desregulación laboral y una
insistente moderación salarial, no es una solución real; no son
políticas útiles para crear empleo de calidad y, a nuestro juicio,
generan elevados costes sociales y fijan distribuciones regresivas
del producto social. En esto ya no coincidimos con las últimas
declaraciones que ha hecho usted, intentando que el rigor monetarista
se convierta en el santo y seña de la posibilidad de la construcción
de un empleo digno y estable y de cara a la promoción del bienestar
social.

Ahí ya no coincidimos en absoluto y pensamos que España, aunque ahora
está viviendo una etapa alcista de la economía, que el Gobierno
actual a veces prorroga durante diez años -nosotros pensamos que eso
no va a ser así, pensamos que la crisis internacional no está
superada y que habrá rebrotes muy específicos-, va a sufrir una
convulsión de cara al futuro y no se están haciendo previsiones
adecuadas, a nuestro juicio.

Porque habría que hablar también de la falta de Una armonización
fiscal en una zona monetaria con una divisa común y libertad de
movimiento de capitales. ¿Por qué no se va a esta armonización
fiscal? ¿Por qué se nos habló el otro día en el Pleno de Un dumping
sano del movimiento de capitales en Europa? No lo entendemos,
pensamos que es una situación muy dificultosa y que no se está
afrontando de manera decidida, de manera adecuada. Desde ese punto de
vista, ¿el Banco Central Europeo va a sacrificar el crecimiento en
cierto grado al empleo y a la promoción social? Nosotros pensamos que
no y que eso es un error de cara al próximo futuro.




Y termino, señor presidente. Con respecto a esta última cuestión, a
nuestro juicio, sería interesante saber qué se entiende exactamente
por estabilidad de precios. Posiblemente sea la última vez en que yo
pueda preguntarle esto. Usted volverá a comparecer aquí, pero
posiblemente hablando ya de otras cosas. Nadie discute que mantener
la inflación en tasas razonables es adecuado, pero en los momentos
actuales la obsesión por registrar la tasa más reducida posible
-cuanto menor mejor, se nos viene a decir- puede conducir a una
especie de desinflación competitiva en la Unión Europea limitando,
consecuentemente...




El señor PRESIDENTE: Señor Alcaraz, discúlpeme. Le ruego que vaya
acabando porque sabe usted perfectamente que lo bueno si breve es dos
veces bueno y si es brevísimo es inmejorable.




El señor ALCARAZ MASATS: ¿Le gustaba la intervención hasta ahora,
señor presidente. (Risas.)
Limitando, por tanto, a nuestro juicio, el potencial de crecimiento
de la economía europea y su capacidad de crear puestos de trabajo. En
este contexto, señor Rojo, ¿qué consecuencias, a su juicio, puede
acarrear a la Unión Europea la crisis financiera internacional y las
modalidades que puede sufrir a partir de ahora?, ¿qué piensa sobre la
implantación de un impuesto a los movimientos especulativos de
capital? En este ámbito doméstico -termino- la inflación interanual
en noviembre se ha situado en el 1,4 por ciento, pero en el sector
servicios las tensiones inflacionistas son mayores. Curiosamente,
quizá no tanto, los salarios en el sector servicios, según la
encuesta del INE del tercer trimestre, están disminuyendo en términos
reales en media anual. ¿Cómo se puede mantener que son los salarios
los responsables de la moderación de la inflación? ¿Cómo se puede
mantener constantemente esa política dirigida obsesivamente hacia los
salarios? ¿Es sostenible un modelo de crecimiento que redistribuye la
renta en contra de los asalariados sin hablar nunca, por cierto, de
los beneficios?
Estas son nuestras preocupaciones, señor Rojo, que no se sustancien
con la etapa histórica que se inicia el 1 de enero de 1999.

Intentamos encajar el futuro de manera adecuada, intentarnos
descender desde la política macroeconómica y de las grandes
dilucidaciones de tipo cronométrico y monetario a los problemas
sociales concretos. Esta es nuestra preocupación y queríamos
trasladársela en estos momentos con unas preguntas que posiblemente a
partir de ahora ya no podremos hacerle al menos en sede
parlamentaria.




El señor PRESIDENTE: Desde luego le puedo asegurar que usted lo podrá
seguir haciendo siempre en sede parlamentaria, independientemente de
la capacidad de hacer o no del Banco de España y de su gobernador.

A continuación, por parte del Grupo de Convergència i Unió tiene la
palabra el señor Homs.




El señor HOMS I FERRET: Si me lo permite, señor presidente,
regresando al sistema solar y al planeta Tierra y desde el planeta
Tierra a nuestra Europa, quisiera fijar la posición de mi grupo
parlamentario en esta histórica sesión de esta tarde al término de
este período de sesiones en el



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que finaliza una etapa económica y da comienzo a una que va a ser sin
duda muy importante para el futuro de nuestra sociedad.

Señor gobernador, esta comparecencia entiendo que tiene un cierto
carácter histórico, porque es la última en la que usted todavía
ejerce y tiene la responsabilidad de unas competencias y unas
funciones que pronto va a tener que ceder a otra institución europea,
en la que vamos a participar, sin duda, y ello trae a nuestro grupo
la satisfacción de que ese paso se hace con nuestra conformidad y a
sabiendas de que lo estarnos haciendo bien y que el futuro que se va
a construir a partir de ahora va a ser esperanzador para la sociedad
española. En ese sentido quisiera decirle, señor Gobernador, que la
trayectoria que ha ejercido el Banco de España durante los últimos
años ha sido realmente crucial y clave. Desde los últimos cuatro,
cinco, seis años -y quiero remitirme a estos últimos períodos, sin
duda viene de mucho antes-, que es donde se ha hecho el mayor
esfuerzo de transformación y adaptación de la política económica, el
Banco de España ha tenido un papel clave y, si me lo permite, usted
al frente de la institución ha desarrollado una función y un papel
realmente importante, estabilizador, que ha permitido conducir, desde
el estilo que le caracteriza, desde la moderación, desde el acierto,
desde esta posición cautelar y a la vez firme y rigurosa que ha
estado ejerciendo en el Banco de España, se ha podido llegar donde
hemos llegado.

La verdad, señorías, si ustedes han podido leer el informe que el
Banco de España hoy nos ha entregado, habrán visto que realmente es
un informe, señor gobernador, casi histórico. He tenido oportunidad
de darle una lectura rápida y jamás había leído un panorama económico
como el que se describe en este informe. Qué suerte tenemos de poder
hacer este balance hoy a la sociedad. ¿Cómo estaríamos si no
pudiéramos hoy estar haciendo este balance o si no se pudiera estar
leyendo este balance que hoy se presenta del momento en que nos
encontramos económicamente?
Creo, señor gobernador, que la sesión de esta tarde es una sesión de
reconocimiento, no es una sesión para transmitirle a usted ni
requerimientos ni exigencias, es una sesión para felicitarle
sinceramente en nombre de mi grupo. Quiero decirle, no obstante, que
creo que les queda todavía mucho por hacer, que no sea este paso de
transmisión de soberanía en materia de política monetaria a las
instituciones europeas y al Banco Central Europeo un paso que
desmotive el papel clave que ha desarrollado el Banco de España en la
política económica. Todo lo contrario, sepan ustedes que les queda
mucho por hacer, no solamente en el contexto del sistema europeo de
bancos centrales y en el propio Banco Central Europeo, y tampoco en
las funciones más concretas de todo lo que podía ser índice
armonizado de precios al consumo, la participación de todos los
mecanismos en los que ahora habrá de participar el Banco de España al
estar en todas las nuevas funciones y competencias que el Banco
Central Europeo va a administrar.

Yo creo que tienen otras funciones que son muy importantes, que están
aquí, que las tenemos justo al lado, y creo que el Banco de España
tiene un papel clave. Por ejemplo, en la aplicación interna del euro,
o bien en la aplicación del nuevo tipo de interés del dinero, el
mibor y su proceso de sustitución. Creo que también ésta es una línea
realmente
clave en que el seguimiento del Banco de España va a ser muy
importante; o el proceso de ajuste del sector financiero español, que
va a ser un tema realmente importante también y apasionante; o, por
ejemplo, todo lo relativo a este frente, no bien resuelto todavía,
que es la aplicación de los tipos de interés a comisiones aplicables,
a descuentos por consumo, o a utilización de productos de pago
automatizado o mecanismos de tarjetas de crédito, etcétera, que es un
tema en que la sociedad nos pide a nosotros que intervengamos y que
actuemos para intentar forzar unos ajustes de estos criterios de
aplicación de comisiones y de tipos de interés.

O, por ejemplo, en los instrumentos de pago automatizados, los
factoring, o todos los procedimientos automatizados de pago que están
proliferando en nuestra sociedad, o sin más, en el mercado de deuda
pública; o en la reforma que va a haber en los mercados oficiales de
renta variable y de renta fija; o, por ejemplo, señor gobernador, en
la política presupuestaria europea, en el debate que ahora medio
intuía o iniciaba el portavoz de Izquierda Unida, al apuntar algunas
cuestiones sobre la política presupuestaria europea, que esto también
está sobre la mesa, y que quizá en lugar de plantearnos
transferencias de soberanía de política presupuestaria a la
institución correspondiente europea, que podía ser la Comisión, el
Parlamento, el Consejo (que todavía esto está por determinar) lo más
sensato sería integrar los presupuestos y las políticas
presupuestarias y someternos a unos procesos de armonización mucho
más intensos de las políticas presupuestarias, sin ceder soberanías
presupuestarias a las instituciones europeas.

Ahí hay que dar un gran paso de armonización, de coordinación y creo
que esto va a ser lo más inmediato y el Banco de España puede ser una
institución de reflexión, de apoyo y de consideración importante.

Termino, señor presidente, porque creo que esta es una tarde de pocas
palabras y de felicitaciones sinceras. Creo que el Banco de España lo
ha hecho bien, usted ha ejercido bien su mandato, mi grupo lo ha
expresado en todas las sesiones en las que hemos podido dar nuestra
opinión. Hoy reconocernos en este informe el resultado de este
balance positivo y de una trayectoria muy bien conducida y que
entendemos nosotros muy importante para la sociedad española.




El señor PRESIDENTE: Por parte del Grupo de Coalición Canaria, tiene
la palabra el señor Gómez.




El señor GÓMEZ RODRÍGUEZ: Este portavoz que les habla, por haber
estado treinta y cinco años en el sector bancario, diez en la
dirección general de un banco local y veinticinco en la subdirección
general de un banco nacional, se puede jactar de conocer su gran
bagaje profesional, su gran honestidad profesional -que es
importantísimo también, es fundamental- y sobre todo su gran creencia
en la idea de Europa y del papel que España tiene que realizar como
país integrado en el viejo continente. Todo lo anterior hace que
sintamos una gran tranquilidad ante el papel que va a desarrollar en
el consejo de gobierno del Banco Central Europeo. Ya sentimos un
especial orgullo cuando fue nominado o cuando su nombre circuló en la
mediática para formar parte de los altos cargos del nuevo sistema de
bancos centrales europeos.




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Esta Comisión celebra hoy su última reunión de 1998 y; coincide con
los pocos días de vida que le quedan a nuestro signo monetario y al
papel del Banco de España como banco central. Como usted ha dicho se
acerca una dura semana de fin de año, porque el día 31 de diciembre
se señalará el tipo de conversión de la nueva moneda nacional, el
euro, que precisamente fue bautizada aquí en Madrid, para que a lo
largo de los tres años sucesivos en sus etapas A, B y C llegue a la
plenitud de su capacidad cuino inedia de pago.

Para llegar a ello, usted ha desarrollado un papel importantísimo,
pero no solamente usted; hay que reconocer también la actuación de
administraciones anteriores, de otro Ministerio, al frente del cual
estuvo don Pedro Solbes, para quien hoy también ha de ser un día
emocionante por la participación que tuvo en la creación del signo
monetario europeo, y también la del actual ministro, señor Rato,
porque no han puesto un granito de arena, han puesto verdaderos
adoquines en la formación e integración de la unión monetaria
europea. Nosotros confiamos en esa labor, esperarnos que se mantenga
y se defienda la estabilidad del nuevo signo para que siga esa
corriente de formación de unidades monetarias en las grandes zonas
del mundo y conseguir -no sé en qué año será- esa única moneda del
mundo, porque no cabe la menor duda de que por todas sus ventajas
comerciales, económicas, financieras, turísticas, de transparencia,
etcétera, la gran beneficiada va a ser la humanidad.

Ha realizado usted un papel histórico en la vida financiera española
y aún le queda mucho por hacer.




El señor PRESIDENTE: Por parte del Grupo Parlamentario Popular, tiene
la palabra el señor Aguirre.




El señor AGUIRRE RODRÍGUEZ: Muchas gracias, señor gobernador, por el
informe que hoy nos ha podido desgranar aquí punto por punto. Me
sumo, lógicamente, a una de las partes de la intervención de mi
compañero de esta Comisión, Francesc Homs, por Convergència i Unió,
cuando se ha felicitado del contenido de este informe. Alos miembros
de la Comisión y a las personas a las que les guste mantener un
seguimiento de estas puntuales comparecencias, son todo un
certificado de la situación económica del país, les recomendaría que
hicieran un ejercicio que yo he hecho antes de entrar en esta
Comisión, que ha sido ver la evolución en los últimos años de los
contenidos de los sucesivos informes del gobernador del Banco de
España. En esa fotografía fija, pero móvil al mismo tiempo, que son
sus informes en serie histórica se puede ver cómo la economía
española se ha ido situando, de una manera absolutamente acomodada a
las realidades europeas, desde posiciones bastante deficitarias a
posiciones bastante ventajosas como la que hoy hemos podido leer.

Haciendo un repaso de los apartados de su intervención, en la parte
económica, cuando ha hablado sobre los objetivos de inflación, quién
nos iba a decir que nos íbamos a colocar con la holgura con que lo
vamos a hacer a fin de año; cuando nos ha hablado de una de las
cuestiones más importantes, que son los índices de confianza, en qué
nivel se encuentran respecto a nuestra economía; cuando nos ha
hablado de cómo es el nuevo cuadro de los tipos de interés. Es cierto
que los que hemos tenido la satisfacción de entrevistarnos
periódicamente con usted teníamos perfectamente claro cuál iba a ser
el cuadro de convergencia en tipos de interés si España seguía
cumpliendo una serie de indicadores que ha ido cumpliendo poco a
poco.

Es verdad que he podido anotar en ese balance algunos riesgos y
probablemente alguno no mencionado que está hoy excesivamente en las
primeras páginas de los periódicos; es cierto que existen todavía
algunos núcleos de tensión en la muy recientemente superada crisis
internacional y financiera, pero es lógico que todavía esos focos de
tensión como puede ser el japonés, el ruso o el de los países
emergentes, pudieran verse alterados por algunas tensiones que en las
últimas horas, de manera nada adecuada, están interrumpiendo el
equilibrio que se había conseguido internacionalmente en los últimos
meses de octubre y noviembre en todo lo financiero y en lo económico.

Es cierto también que ha vuelto a hacernos una recomendación que
nosotros recogemos y que entendemos que es importante que se siga
preservando, insistiendo en esas advertencias que nos ha formulado
hoy, como siempre de manera tan prudente, de no relajar las
disciplinas en materia presupuestaria, fiscal y de reformas
estructurales. Tomamos buena nota para poder comprobar que en esa
línea se mueven las acciones del Gobierno y del mandato Aznar.

Tengo que reconocer, señor gobernador, que en el mes de marzo de
1998, cuando estábamos hablando entre todos los grupos parlamentarios
de esta Cámara, y seguramente con el Gobierno y con la propia
autoridad monetaria, del contenido y de la dirección de la reforma de
la autonomía del Banco de España, aquella mañana recordaba también la
mañana del mes de marzo de 1994 -la de 1994, cuando se aprobó la Ley
de autonomía y la de 1998, cuando se aprobó la reforma-. En aquellas
intervenciones por primera vez sentí exactamente que España comenzaba
a perder una parte importante y trasladaba una parte muy importante
de sus mecanismos económicos a instituciones supranacionales a las
que habíamos aspirado y por las que habíamos luchado desde muchísimos
frentes. En aquella reforma de la autonomía del Banco de España, de
marzo de 1998, comprendí claramente que España estaba pasando una
frontera de los viejos aislamientos a las nuevas integraciones;
viejos aislamientos y nuevas integraciones por las que han luchado
todos los europeístas de esta Cámara y yo quiero aquí reconocer las
grandes contribuciones que se han hecho en este último período de
restauración democrática por todos los gobiernos para que en la
primavera de 1998 España haya hecho realidad esa aspiración. En ese
papel, en ese momento, permítame reconocer la gran contribución que
el Banco de España, y usted mismo como gobernador, han hecho a todo
este proceso. Me parece que sumarse a las palabras que se han
formulado aquí por otros grupos parlamentarios es de justicia, no es
protocolario ni de cortesía, sino sencillamente reconocer un
importante, histórico y yo creo que definitorio papel jugado por
usted y el Banco de España. Ylo que es más importante, y que también
quisiera subrayar aquí, es que bajo su mandato, señor gobernador, el
Banco de España ha sufrido una reforma interna silenciosa, que
probablemente no conocen muchos medios de comunicación, que
probablemente no conocen muchos funcionarios de la Administración,
que probablemente



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no conocen muchos de los que están en esta Cámara, pero que sí conoce
muy bien la gente que trabaja con usted y la gente que está empleada
en el Banco de España. Ustedes han hecho una inmensa labor de
transición entre el papel que tuvo que tener el Banco de España y el
papel que ha de tener en el futuro de la zona euro. Por esa
silenciosa reforma, que probablemente poca gente conoce, mi grupo
quiere felicitarle y que haga extensiva esta felicitación a todos
aquellos silenciosos y anónimos miembros de su comité, de su equipo,
que han contribuido a que hoy tengamos un Banco de España
absolutamente prestigiado, un Banco de España que es una de las
mayores autoridades monetarias en la zona euro.

En esta zona de mi intervención en la que me encuentro tengo que
recordarle que esta Cámara también ha contribuido de alguna manera a
que la autoridad monetaria, el Banco de España y el gobernador, hayan
superado algunos momentos delicados por los que ha atravesado el
sistema financiero español. Yo me siento orgulloso de que todos los
grupos parlamentarios y este Parlamento hayan contribuido a que en
aquellos momentos delicados la autoridad monetaria estuviera
absolutamente respaldada en todas las decisiones que tomó con
acierto, como el tiempo ha demostrado que así fue. Por tanto, señor
gobernador, el Grupo Parlamentario Popular quiere agradecerle el
trato que ha tenido siempre con este Parlamento, con este grupo
parlamentario; quiere reconocerle la prudencia con la que ha pilotado
su misión e, igualmente, subrayar la moderación de las advertencias
que ha tenido que producir en momentos muy concretos de la economía,
del sistema financiero y del proceso de integración europea. Todos
estos reconocimientos, insisto, no son palabras, no se trata de echar
incienso, son sencilla y llanamente puestas en realidad de lo que ha
sido su mandato hasta esta fecha, son precisamente el aval y la
confianza para lo que también le vamos a requerir un esfuerzo
especial, ya que todavía está por delante todo el período de
transición, con incertidumbres, con precisiones pero, en cualquier
caso, con experiencias que seguramente no sabemos cómo van a ir
sucediendo, porque, aunque se ha hecho un gran trabajo de cálculo de
futuro, pueden verse interrumpidos por episodios que en este momento
no están en la mente de nadie. Y, por qué no decirlo también,
agradeceremos su tutela, sus recomendaciones y su vigilancia para el
período de canje, que creo que también es un período muy importante
que queda por delante. Por tanto, tiene todavía, señor gobernador,
muchísima tarea por delante en la que nosotros vamos a estar a su
lado y confío en que usted esté igualmente, como lo ha estado, al
nuestro. Muchísimas gracias por su contribución al proceso europeo;
muchísimas gracias por sus comparecencias.




El señor PRESIDENTE: Acontinuación, tiene la palabra el excelentísimo
señor gobernador del Banco de España para responder a las preguntas y
graves interpelaciones que le han formulado los diferentes grupos
parlamentarios. (Risas.)



El señor GOBERNADOR DEL BANCO DE ESPAÑA (Rojo Duque): No sé qué puedo
responder a tal caudal de amabilidad y simpatía. (Pausa.)
Perdónenme ustedes, pero han conseguido emocionarme, qué quieren que
les diga.




El señor PRESIDENTE: ¡Se trataba de eso! (Risas.)



El señor GOBERNADOR DEL BANCO DE ESPAÑA( Rojo Duque): Realmente,
recibo todas estas muestras de afecto, de simpatía, de reconocimiento
no a título personal sino en nombre de la institución, en nombre del
Banco de España. En una época en la que a veces se acusa a los
funcionarios públicos de dejadez, de falta de entendimiento de los
problemas, de falta de trabajo, etcétera, yo querría subrayar hasta
qué punto el comportamiento de los empleados del Banco de España ha
sido absolutamente ejemplar en todo lo referente a la unión
monetaria; ha sido ejemplar por el trabajo, el interés y el esfuerzo
que han puesto y por el nivel intelectual y técnico que han aplicado.

La participación de los empleados del Banco de España en los 18
comités que han estado funcionando a lo largo de estos últimos cuatro
años en Frankfurt, primero en el Instituto Monetario Europeo y
después en el Banco Central Europeo, ha sido destacado y
absolutamente ejemplar y, por consiguiente, puedo decir que yo he
dirigido el Banco de España en la misma medida en que ellos me han
dirigido a mí. Ha sido una tarea enorme; hemos tenido muchísimas
dificultades, porque, naturalmente, una economía que tiene una
historia muy larga de intervenciones siempre tiene problemas para
adaptarse a un proyecto como el de la unión monetaria. Hemos tratado
siempre de defender los intereses nacionales con la restricción que
imponía el deseo del país y, al mismo tiempo, aceptar las
limitaciones necesarias para incorporarse y reforzar el proceso de
unión europea. Creo que hemos defendido bien esos intereses; creo que
ciertamente hemos hecho un gran esfuerzo para adaptar todos los
mecanismos de pagos, todos los sistemas de pagos, todos los sistemas
de intervención a lo que requería la unión monetaria y, en conjunto,
yo estoy extraordinariamente satisfecho de cómo se han hecho las
cosas, pero, insisto, no es la obra de una persona ni de un consejo
ejecutivo, ni de un consejo de gobierno, sino la tarea de muchos
cientos de personas que han trabajado de un modo absolutamente
ejemplar, con una calidad de trabajo extraordinaria.

Por otra parte, a mí me gusta el Parlamento y, por consiguiente, me
siento muy a gusto cuando vengo; por mi parte, esto no tiene el menor
mérito. Además, ustedes siempre han sido muy amables conmigo, me han
ayudado mucho. Me han ayudado, como se ha señalado, en el difícil
problema de la quiebra de uno de los bancos más importantes del país;
seguramente no hubiera podido ser solucionado el problema
razonablemente si no hubiera sido por el apoyo total que recibió el
Banco de España del Parlamento. He recibido el apoyo del Parlamento
en momentos muy difíciles, incluso antes de la autonomía; por
ejemplo, cuando la crisis del sistema monetario europeo. Finalmente,
en todo el período de política monetaria autónoma esta Comisión ha
sido siempre un soporte y un apoyo fundamental para la política
económica que estábamos realizando, una política que ha procurado ser
efectivamente una política autónoma, independiente. También es verdad
que he tenido un gran privilegio, que los ministros



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con los que he tenido que trabajar, tanto el señor Solbes como el
señor Rato, han sido personas con las cuales he discutido porque a
veces no estábamos de acuerdo, pero que siempre han sido
absolutamente respetuosas con la independencia del Banco y, por
consiguiente, el trabajo con ellos ha sido extraordinariamente
satisfactorio y ha facilitado muchísimo las cosas.

No voy a detenerme más en todo esto, excepto para darles las gracias
muy sinceramente por todas las cosas que han dicho ustedes;
simplemente haré algunos comentarios de tipo general.

En primer lugar, es claro que yo vendré aquí al Parlamento cuántas
veces ustedes me lo requieran. Vendré encantado y tendré cosas que
decir, porque naturalmente hay unos límites que vienen impuestos por
el deber de secreto respecto de las reuniones del Parlamento Europeo,
pero ese deber de secreto es compatible con un deber de información
también al Parlamento de cada país. Por consiguiente, puedo seguir
informándoles a ustedes y puedo seguir comentando cómo es, en nuestra
opinión, la situación, cómo se están desarrollando los
acontecimientos y qué parece prometer el futuro en cada momento,
aparte de las otras funciones del Banco de España, sobre las cuales
seguiremos actuando, naturalmente, como hasta este momento.

Es cierto que, como se ha señalado, existen todavía muchos problemas.

El proceso de ajuste al euro va a ser largo desde el punto de vista
operativo, pero también desde el punto de vista de los desarrollos en
buena medida imprevisibles que se van a producir en los sistema
financieros europeos, y concretamente en el sistema financiero
español. De modo que hay todavía mucho trabajo que realizar hasta que
se completen todos los ajustes, y mientras yo esté al frente del
Banco de España, estaré siguiendo los procesos de ajuste y tratando
de ayudar a resolverlos.

En el ámbito del Banco Central Europeo creo que se está empezando a
funcionar con buen pie y que no hay que preocuparse demasiado por las
cosas. Se han producido varias oleadas de críticas que yo en general
no comparto. No comparto las críticas que se han hecho respecto de su
posible falta de independencia o sesgo inflacionista como
consecuencia de la composición de sus órganos de gobierno. No
comparto tampoco que la falta de transparencia vaya a ser una
característica del Banco Central Europeo. Verán ustedes cómo, cuando
las cosas empiecen a funcionar -y todavía de verdad no han empezado a
funcionar-, de un modo inevitable, el Banca Central Europeo, si
quiere subsistir como una entidad autónoma independiente, tendrá que
ser transparente y estará deseando serlo porque, como me ha sucedido
a mí, encontrará seguramente en el Parlamento Europeo un apoyo
importante. Pienso, por otra parte, que el Banco Central Europeo
deberá, sin embargo, mantener unos criterios básicos de independencia
y de estabilidad de los precios por lo que se refiere a los objetivos
de política monetaria, y no hay que pensar, creo yo, que el Banco
Central Europeo vaya a ser inflexible o rígido en cuanto a la
política monetaria.

Hay una idea básica en el Banco Central Europeo, porque lo ha sido en
todo su proceso de creación, y es que la política monetaria, en el
fondo, a medio plazo, no es importante a efectos de la generación de
empleo o de mayores
ritmos de crecimiento. Una política monetaria laxa no lleva de modo
permanente a aumentos del empleo; no lleva de modo permanente a
aumentos de las tasas de crecimiento económico; por el contrario,
lleva malas asignaciones de recursos y, finalmente, a situaciones de
crisis que hacen inevitables los ajustes y que impiden que se
mantengan tasas de crecimiento estables, que son la base del
crecimiento del empleo y del bienestar. Yo creo que esta es la idea
que va a regir la política monetaria del Banco Central Europeo, y es
desde luego lo que yo quiero decir cuando no me expreso con rigor
monetarista, como ha comentado aquí el señor Alcaraz, sino cuando
digo que me parece bastante inconveniente que en estos momentos se
trate de echar un peso excesivo sobre la política monetaria del Banco
Central Europeo en relación con el tema del empleo. Porque en el
fondo echar más peso sobre la política monetaria para luchar contra
el desempleo puede ser simplemente una forma en la que determinados
políticos escabullan el bulto respecto de los problemas que más les
competen para luchar contra el desempleo, que son problemas en el
ámbito fiscal y en el ámbito de la mejora en el grado de
competitividad de los mercados, en lo que suele denominarse reformas
estructurales, con una expresión que lo que oculta realmente es la
necesidad de hacer más flexibles y más competitivos los mercados.

Creo, por otra parte, que el Banco Central Europeo va a insistir de
modo firme en que la política fiscal sea también rigurosa. Si Europa
hubiera mantenido la situación de sus políticas fiscales de los
últimos años ochenta y primeros noventa, seguramente se hubiera visto
impedida para mantener unas tasas de crecimiento estables en el
futuro. Ha hecho un gran esfuerzo a lo largo de los años noventa, y,
por consiguiente, este ajuste fiscal que se ha producido debe ser
defendido y mantenido. Creo que el Banco Central Europeo insistirá en
ese ámbito, como insistirá en el tema de las reformas estructurales.

Hay ámbitos que no pertenecen al Banco Central Europeo y en los que,
por lo tanto, no va a poder decir gran cosa. No hay que esperar
contribuciones importantes, por ejemplo, sobre temas como el de la
armonización fiscal, que es extraordinariamente complejo, porque la
armonización fiscal no acaba en las fronteras de la unión monetaria,
sino que para que funcione efectivamente tiene que extenderse
a ámbitos mucho más amplios. De nada serviría, pues, tratar de
establecer un mayor equilibrio entre el gravamen de las rentas del
trabajo y el de las rentas de capital sólo en Europa si realmente la
libertad de movimiento de capitales permite perfectamente eludir los
resultados de ese intento de armonización. De modo que son problemas
muy difíciles, pero que en todo caso no queda dentro del ámbito de
competencia del Banco Central Europeo.

Yo creo que el Banco Central Europeo no tiene una concepción
deflacionista de su misión; cuando habla de estabilidad de los
precios no trata de que sea la más baja posible y no piensa que el
0,6 de inflación sea mejor que el 1 o que el 0,4 sea mejor que el
0,6. Las tasas tan bajas que se están produciendo actualmente en el
crecimiento de los precios en el área son en buena medida resultado
del hundimiento de precios de la energía y de las materias primas en
el ámbito internacional, y esto ciertamente no es nada atribuible al
Banco Central Europeo ni a las políticas que le han precedido



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en Europa en estos últimos años, sino que es más bien el resultado de
un serie de crisis en cadena, de características muy distintas, que
se han producido especialmente en el Extremo Oriente y también en
Rusia. De modo que el Banco Central Europeo estaría dispuesto a ver
tasas de crecimiento ciertamente más altas que el 0,4 o el 0,6 por
ciento que registran Francia o Alemania en estos momentos, sin que
por ello se inmutara o considerase que se está rompiendo ningún
criterio de estabilidad de los precios.

El mundo vive un momento muy complicado, y no es fácil por
consiguiente encontrar soluciones que sean la solución a los
problemas en los que nos debatimos en este momento. Aquienes tienen
propensión hacia lo que ha sido o es el pensamiento marxista, les
recordaría que en la obra de Marx hay un elemento absolutamente
fundamental en la dinámica de la historia, que es la tecnología. La
tecnología es un movimiento que no puede detenerse y que no está
sometido a la voluntad del hombre. La tecnología avanza más allá de
la voluntad del hombre y crea problemas que pueden ser
extraordinariamente difíciles y a veces extraordinariamente
desagradables, sin que el hombre pueda controlar esa dinámica
adecuadamente. Estamos en uno de esos momentos en los cuales el
avance de la tecnología esté cambiando el mundo en que vivimos, y
tenemos que aceptarlo, porque negarlo no valdrá absolutamente para
nada.

Por otra parte, todos hemos estado quejándonos durante años de la
dispar evolución de los países pobres y de los países ricos del
mundo. Todos hemos estado añorando durante muchas décadas una
situación en la cual la brecha entre ambos grupos de países se
redujera. Esa brecha se ha comenzado a reducir hace unos años, porque
una serie de países pobres han realizado un conjunto de reformas -que
han resultado incompletas, por cierto, como se ha visto- en sus
economías, pero suficientes como para poder avanzar en procesos de
crecimiento basados en las manufacturas y en su exportación y que les
ha llevado a tasas de crecimiento real inusitadas hace unos años en
esos países.

El resultado de todo ello no sólo ha sido una reducción de la brecha
entre los países pobres y los países ricos, sino que instituciones
del mayor prestigio, como el Fondo Monetario o el Banco Mundial, en
informes no muy lejanos, de no más de un año o año y medio de
antigüedad, señalaban que extrapolando las cosas habría que pensar
que hacia el año 2050 el volumen de producción alcanzado por los
países pobres o que han sido pobres o que hemos venido considerando
pobres en el pasado llegaría a superar el producto de los países
ricos, lo cual no quiere decir que las rentas por habitante fueran
equivalentes a las de los países ricos. Yme parece realmente duro que
cuando eso se ha empezado a producir, los que veníamos defendiendo la
reducción de esa brecha inmediatamente hayamos pasado a quejarnos y
hayamos empezado a pensar que realmente esos países aumentan el grado
de competencia que soportan nuestras economías, reducen el empleo en
nuestras economías y hay que protegerse frente a esos países. Yo creo
que las cosas no debemos verlas así. Debemos ver cómo es posible que
esos países crezcan, que esos países se desarrollen, que esos países
exporten, y que nosotros no tratemos de defendernos, sino que
intentemos desviarnos hacia otras líneas de actividad que puedan
abrir nuestro futuro de modo que sea compatible con el progresivo
enriquecimiento
de esos otros países, enriquecimiento que tanto habíamos pedido y
tanto habíamos añorado.

Naturalmente para ello hace falta un cambio en nuestras economías, y
ese cambio es imposible sin flexibilidad. Cuando en las economías
industriales se pide flexibilidad para los mercados lo que se les
está pidiendo es capacidad para adaptarse a las nuevas condiciones
que, por cierto, al mismo tiempo es capacidad para aceptar
generosamente que los países pobres tienen derecho a hacerse más
ricos. En ese sentido, creo que debernos revisar muchas de nuestras
ideas.

Dentro de lo que es el área del euro habrá momentos mejores y
momentos peores, unos serán buenos para unas economías y otros serán
malos, habrá shocks que podrán no ser simétricos o equivalentes para
todas las economías. Por ejemplo, si hubiera un nuevo shock
petrolífero es evidente que nosotros nos veríamos más afectados que
Inglaterra. Esto es así, pero también es verdad que los shocks van a
ser menores dentro del área del euro que si no se hubiese constituido
la unión monetaria.

El señor Alcaraz, muy amablemente, se ha leído un libro mío del año
1989. Yo se lo agradezco muchísimo porque admiro por su paciencia y
buena voluntad a todos los que se leen mis libros. Se trata de un
libro hacia el que yo tengo una actitud un tanto reservada, porque me
parece que he publicado nueve libros a lo largo de mi vida y ninguno
de ellos ha merecido un premio público excepto éste, que es el peor
de todos. (Risas.) En fin, lo cierto es que yo publiqué un libro que
era un conjunto de conferencias que, como usted ha dicho, pronuncié
en 1989 en el Instituto de España. Usted ha tomado de él algunas
referencias, y creo que yo no he cambiado de opinión excepto en una
cosa, en que pienso que el área del euro va a estar menos sujeta a
shocks de lo que podía temerse en un principio. Una gran parte de los
shocks de los últimos años son de un origen tal que se habrían
evitado con la existencia del área del euro. Otros shocks asimétricos
se pueden producir, pero lo más importante es que la mayoría de los
shocks que se produzcan en un país y que sean asimétricos, es decir,
que afecten negativamente a un país mientras no afectan a los demás,
serán el resultado de las equivocaciones de las políticas y de los
hábitos y actitudes de las sociedades de esos países. Y era cierto
entonces, es cierto ahora y lo seguirá siendo siempre, porque es el
resultado de la argumentación de acuerdo con las leyes de la
economía, que si un país registra, por ejemplo, una desviación
alcista de costes pierde competitividad, y si pierde competitividad,
lo paga efectivamente con aumentos del desempleo y con reducciones de
la actividad, pero lo paga igual si existe unión monetaria, es decir,
si existe tipo de cambio absolutamente fijo, que si existe esa
falacia que es el ajuste del tipo de cambio flexible. Porque los
tipos de cambio flexible sólo producen los ajustes necesarios si van
respaldados por una política monetaria dura; por consiguiente, el
ajuste sólo se produce si también se genera desempleo y reducción de
la actividad durante algún período. De modo que los ajustes son
siempre del mismo tipo y no hay que pensar que se evitan con tipos de
cambio flexibles; por el contrario, estamos condenados a padecer
graves males porque los tipos de cambio sean irremisiblemente fijos,
en principio, para toda la historia.Lo importante es que no nos
equivoquemos y que veamos



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dónde están los problemas, porque desviaciones de ese tipo, negativas
para un país, el país las paga, y las paga siempre al final con
desempleo y con pérdida de actividad.

Cuando digo esto no quiero decir, no se me interprete mal, que los
salarios son los únicos factores determinantes de las alteraciones de
los precios o de los movimientos indeseados de éstos. No lo creo.

Pienso que es un factor muy importante, pero no es el único. Por eso
estoy insistiendo continuamente en que debemos aumentar la
competencia en nuestros mercados, porque en la medida en que ésta
aumente el otro componente de los precios, lo que llamamos en general
los márgenes o los beneficios, tenderán a ajustarse mucho mejor y,
por consiguiente, tendremos la posibilidad de no tener desviaciones
de precios debidas a movimientos inadecuados de márgenes por falta de
competencia.




Me permitirá el señor Alcaraz en esta última intervención en esta
primera fase -que va a ser sustituida por una segunda fase de mis
intervenciones en la Cámara a partir del día 1- que me niegue a
aceptar que vivimos en distintas galaxias. (Risas.) Vivimos en la
misma; podemos discutir, podemos tener puntos de vista distintos,
pero vivimos en la misma, que es bastante pequeña porque es este país
y Europa.

Nada más. Muchísimas gracias. (Fuertes y prolongados aplausos.)



El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor gobernador.




Señores diputados, se han adelantado a lo que esta Presidencia
pensaba que iba a ser la decisión final de la intervención del señor
gobernador del Banco de España, sin perjuicio de lo cual les reitero
que después de mi intervención vuelvan a hacer lo que acaban de
hacer, pero de manera mucho más efusiva y prolongada. Y, por
supuesto, sin bises, no es ocasión de bises porque no se trata de
ningún tipo de actuación.

Sí me importa resaltar que en 1868, y hasta aquel momento los cambios
de facciones en las monedas significaban el cambio de la persona que
gobernaba o regía los destinos del país. Apartir de 1868,
precisamente para poder provocar un cambio drástico en la opinión
pública y en la ciudadanía porque se había cambiado de Gobierno, se
cambió de nomenclatura de moneda, del escudo a la peseta.

Posiblemente por esa razón se cambió el nombre de Banco de San
Fernando a Banco de España. Y seguramente también como consecuencia
de esos avatares económicos y monetarios fue el comienzo del momento
político decisivo fundamental de cambio, que fue el establecimiento
del sufragio universal en nuestro país. Haciendo un parangón
histórico ahora desaparece el Banco de España como en su día lo hizo
el Banco de San Fernando y aparece una nueva figura cuyas
connotaciones futuras ignoramos completamente, pero estoy convencido
de que va a significar un cambio drástico y fundamental no solamente
en la economía española sino también en la política profunda
española, en la política europea y, por supuesto, en la política
mundial.

Don Luis Ángel Rojo ha sido una figura significativa y fundamental
para realizar este proceso de transición en España, proceso que va a
significar elementos esenciales y
fundamentales de estabilidad económica, de progreso y prosperidad
para España. Muchas veces, cuando se quiere hacer honra a una persona
o a una institución, puede que se den títulos conmemorativos, placas
honoríficas. En este caso este Parlamento no es propio ni afín a este
tipo de reconocimientos. Los reconoce fundamental y básicamente con
lo que queda plasmado en el «Diario de Sesiones». Y espero, señor
gobernador, que el «Diario de Sesiones» de hoy lo guarde
permanentemente en su cartera y que se exhiba siempre como timbre de
honor en el Banco de España. Título de honor que significan las
alocuciones que le han dirigido a usted y al Banco de España los
diferentes portavoces de los grupos parlamentarios.

Señor gobernador, espero que el Parlamento español, que encarna la
soberanía nacional -y ahora sí, señoras y señores diputados-, le
despida y le agradezca su labor al frente del Banco de España, cuya
labor histórica culmina en este día. Pero no es la última, porque,
afortunadamente, continuará para todos, permanecerá en las
instituciones, en el dominio de la naturaleza que significan la
tecnología y la democratización que representan las instituciones
políticas democráticas. Yen la medida en que las personas y las
instituciones permanecen y cambian las formas, yo rogaría a las
señoras y señores diputados -a los taquígrafos les ruego que lo
recojan así- que le despidiésemos con un prolongado aplauso. (Puestos
en pie, las señoras y señores diputados prorrumpen en fuertes y
prolongados aplausos.-Pausa.)
Señorías, les ruego que tomen asiento y hagan recuento de diputados
porque inmediatamente procederemos a las votaciones.

Continuando la sesión, señoras y señores diputados, en primer lugar,
si les parece bien, vamos a intercalar un asunto en el orden del día.

Procede que sometamos a consideración de esta Comisión la prórroga
que propondremos al Pleno, previa anuencia de la Mesa de la Cámara,
de la subcomisión para el análisis y seguimiento del proceso de
integración económica y monetaria, cuyos trabajos se realizarán en
principio en este período de sesiones. Por lo tanto, se solicita de
esta Comisión la prórroga de la subcomisión para que se proponga así
al Pleno de la Cámara. ¿Están ustedes de acuerdo con que sea sometida
a consideración del Pleno de la Cámara? (Pausa.)
Con el voto en contra del Grupo Socialista y la abstención del Grupo
Federal de Izquierda Unida, someteremos a consideración de la Cámara
la prórroga de la subcomisión para el análisis y seguimiento del
proceso de integración económica y monetaria.




RATIFICAR LA PONENCIA ENCARGADA DE INFORMAR EL PROYECTO DE LEY POR EL
QUE SE REGULA EL RÉGIMEN JURÍDICO DE LAS TRANSFERENCIAS
TRANSFRONTERIZAS REALIZADAS DENTRO DE LA UNIÓN EUROPEA. (Número de
expediente 121/000139.)



El señor PRESIDENTE: Acontinuación, vamos a proceder al examen de los
restantes asuntos comprendidos en el orden del día.




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En primer lugar, ¿ratificamos la designación de los miembros de la
ponencia encargada de informar el proyecto de ley por la que se
regula el régimen jurídico de las transferencias transfronterizas
realizadas dentro de la Unión Europea? (Asentimiento.)
Por asentimiento se ratifica la designación de la ponencia.




APROBACIÓN CON COMPETENCIALEGISLATIVA PLENA, ALAVISTADELINFORME
ELABORADO POR LAPONENCIA, DELPROYECTO DE LEYPOR LA QUE SE REGULA EL
RÉGIMEN JURÍDICO DE LAS TRANSFERENCIAS TRANSFRONTERIZAS REALIZADAS
DENTRO DE LA UNIÓN EUROPEA. (Número de expediente 121/000139.)



El señor PRESIDENTE: A continuación, pasamos a examinar el informe de
la ponencia relativo a este proyecto de ley.

En primer lugar, para el examen, defensa de sus enmiendas y fijación
de posición respecto a las enmiendas formuladas por los demás grupos,
si no les importa a ustedes, tiene la palabra brevemente el señor
Guardans, por parte del Grupo Catalán (Convergència i Unió).




El señor GUARDANS I CAMBÓ: Señor presidente, agradezco muchísimo el
detalle de que me permita hablar en primer lugar no teniendo
enmiendas. No quería dejar de destacar, y lo hubiera parecido así con
el silencio de mi grupo, que esta ley no por ser de carácter técnico
y políticamente neutra, pues incluso por parte de los grupos que han
presentado enmiendas éstas no son de enorme calado político, de gran
debate, es menos importante. Se trata de que por primera vez en
España pasemos a tener un instrumento legal en implementación o
aplicación de una directiva acerca de las garantías de las pequeñas y
medianas empresas y de los consumidores y de las responsabilidades y,
por tanto, las obligaciones que se derivan de las entidades
financieras en lo que hace referencia a las transferencias
financieras dentro de la Unión Europea. Nos parece que eso era algo
que ya desde el momento en que se hizo la liberalización de capitales
hubiera tenido toda su lógica que se hiciera, la ha tenido en estos
últimos años a medida que las relaciones turísticas y comerciales se
han ido incrementando y es un verdadero clamor, una verdadera
necesidad desde el momento en que, por motivo del euro, va a ser
absolutamente ordinario tener relaciones financieras entre ciudadanos
y entidades de distintos Estados de la Unión.

Así pues, con estas palabras sólo quería decir que por parte de mi
grupo no tenemos ninguna enmienda; sin embargo, daremos nuestro apoyo
-y tengo entendido que también lo hará así el Grupo Popular, lo dirá
en su momento- a una de las enmiendas del Grupo Socialista en la
línea de cambiar el nombre de la ley, que atiende con una excesiva
fidelidad a lo que es el nombre del título de la directiva. En ese
sentido, nos parece una enmienda acertada que coincide con una
sugerencia del Consejo de Estado; en cambio, en cuanto al resto nos
parece bien la ley tal cual ha sido presentada por el Gobierno como
proyecto de ley y como tal nosotros le daremos nuestra aprobación.




El señor PRESIDENTE: Por parte del Grupo Socialista, tiene la palabra
el señor Costa.




El señor COSTA COSTA: Señor presidente, señoras y señores diputados,
la ley que se somete a nuestra aprobación en competencia legislativa
plena regula, como ya se ha dicho, las transferencias entre entidades
de crédito de los países miembros de la Unión Europea. Traspone
parcialmente la Directiva 97/5 de la Comunidad Europea, del
Parlamento Europeo y del Consejo, de 27 de enero de 1997,
estableciendo una serie de obligaciones mínimas de las entidades que
realizan las transferencias entre los Estados miembros de la Unión
Europea, regulándose las consecuencias jurídicas del incumplimiento
de dichas obligaciones. El proyecto del Gobierno traspone
exclusivamente aquellos preceptos que requieren rango de ley y deja
para su desarrollo reglamentario u otro tipo de norma inferior
aspectos referidos a la transparencia de las condiciones aplicadas a
las mismas.

El Grupo Parlamentario Socialista persigue en sus enmiendas números 2
y 3 adaptar y mejorar el título de la ley a la realidad jurídica y
económica vigente en el marco de aplicación de la misma, es decir, la
Unión Europea, y adaptar por ello el título de la misma a la
realidad. Resulta, como mínimo, sorprendente y hasta anacrónico
regular transferencias transfronterizas en un espacio jurídico cuyo
fin es eliminar las fronteras en las que desde 1992 funciona con
algunas imperfecciones todavía el mercado único y que desde el 1 de
enero de 1999 va a compartir jurídicamente la misma moneda.

La enmienda numero 1 pretende regular mejor el principio de
información y transparencia estableciendo una serie de preceptos
informativos a disposición de los usuarios y consumidores del
sistema, tales como la información previa y posterior sobre gastos,
comisiones aplicables y tipo de cambio aplicado, las formas
alternativas de desglosar los gastos y las comisiones entre usuarios,
ordenante y beneficiario, incluido el método utilizado por la entidad
del usuario para garantizar que al beneficiario se le ingresará la
cantidad exacta que figura en las órdenes de pago, la obligación de
cada entidad intermedia de ejecutar la orden en los dos días
siguientes a la recepción de los fondos, la obligación de las
entidades participantes de tramitar las reclamaciones de los usuarios
y la transparencia del sistema durante todo el proceso. Con ello no
sólo se regula mejor el principio de información y transparencia
protegiendo mejor los intereses de los usuarios y consumidores, sino
que también se da una mayor seguridad jurídica en toda la
transferencia desde la información inicial obligatoria hasta la
financiación de la misma, pasando por la obligación de las entidades
que las realizan de aceptar y tramitar reclamaciones.




La enmienda número 4 regula el derecho a la indemnización en caso de
demora de la entidad realizadora de la transferencia, equiparando el
tipo de interés al fijado a los descubiertos en cuenta contemplados
en el artículo 19 de la Ley 7/1995, de crédito al consumo, y
sustituyendo el que la ley propone por uno penalizador.

Asimismo, vamos a apoyar todas las enmiendas de Izquierda Unida
excepto las números 10 y 11, respecto a las que nos vamos a abstener,
porque entendemos que



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mejoran el texto de la ley persiguiendo el mismo objetivo de nuestras
enmiendas, que no es otro que el de mayor transparencia y mayor
acceso de los consumidores a la información disponible para estas
tramitaciones. Con ese conjunto de enmiendas lo que pretendemos es
que se regulen mejor las garantías de los pequeños empresarios y de
los consumidores en las transferencias entre entidades jurídicas
o personas físicas de distintos países de la Unión Europea. La
directiva del Parlamento y del Consejo, en sus estudios previos, pone
en evidencia una problemática grave en esa materia en la que son
incumplidos de manera casi sistemática, por falta de información, los
elementos que esta ley regula. Por ello nos felicitamos de que esa
directiva se haya dado, que este Parlamento la pueda trasponer y que
pueda ser una realidad en breve.




El señor PRESIDENTE: Acontinuación, por parte del Grupo Federal de
Izquierda Unida tiene la palabra el señor Alcaraz.




El señor ALCARAZ MASATS: Señor presidente, damos por defendidas
nuestras enmiendas.




El señor PRESIDENTE: Muchísimas gracias, señor Alcaraz.

Aunque usted no hubiera estado presente, hubiera dicho lo propio.

Por parte del Grupo Vasco (PNV), por parte del Grupo de Coalición
Canaria y por parte del Grupo Mixto también se dan por defendidas sus
enmiendas. Por consiguiente, les agradezco que no hayan hecho uso de
la palabra.

A continuación, por parte del Grupo Popular tiene la palabra el señor
Gómez Darmendrail.




El señor GÓMEZ DARMENDRAIL: Señorías, el proyecto de ley que se
debate supone la trasposición a nuestro ordenamiento jurídico de la
Directiva comunitaria 97/5 del Parlamento Europeo y del Consejo, de
27 de enero de 1997, relativa a las transferencias transfronterizas.

Esta directiva nació como respuesta al importante incremento que se
estaba registrando en los pagos entre países comunitarios y muy
especialmente al experimentado mediante transferencias bancarias.

Este incremento de los movimientos de capitales entre los países de
la Unión Europea planteó la necesidad de establecer medidas que
garantizasen la transparencia, la eficacia y la estabilidad, pues en
definitiva ésta será una de las claves del éxito de la futura unión
económica y monetaria.

La libertad de movimientos de capitales constituye uno de los cuatro
pilares para garantizar la libertad de movimientos, junto con la
libertad de circulación de mercancías, de servicios y de personas.

La directiva consta de cinco partes diferenciadas. Una primera en la
que se determina el ámbito de aplicación, que son las transferencias
transfronterizas efectuadas hasta una cantidad máxima de 50.000 ecus.

La segunda, las normas de transparencia aplicables a las
transferencias transfronterizas, tanto en la información previa como
en la información facilitada con posterioridad a la ejecución o la
recepción de una orden. La tercera, las obligaciones mínimas de las
entidades, distinguiendo entre los compromisos específicos
de la entidad, las obligaciones en materia de plazos de la
entidad ordenante y del beneficiario, la obligación de efectuar la
transferencia con arreglo a las instrucciones y la obligación de
reembolso en caso de incumplimiento de la orden de transferencia. La
cuarta, las excepciones al régimen de responsabilidad y en concreto
la fuerza mayor y la quinta la resolución de litigios.

El plazo máximo para la trasposición de la directiva es el 14 de
agosto de 1999.

En cualquier caso, hay que dejar bien claro que la trasposición de la
directiva es parcial para aquellos preceptos que tengan rango de ley.

El resto se incorporará a nuestra normativa mediante el desarrollo
reglamentario correspondiente.




Así, pues, este proyecto de ley es el resultado de la aplicación del
ordenamiento comunitario a nuestro ordenamiento jurídico.

El proyecto consta, además de la exposición de motivos, de nueve
artículos y tres disposiciones finales. El artículo 1 desarrolla el
ámbito de aplicación, el 2 las entidades, el 3 los sujetos (ordenante
y beneficiario), el 4 la transparencia de las condiciones, el 5 el
incumplimiento del plazo para ejecutar la transferencia, el 6 el
incumplimiento del plazo de puesta a disposición de fondos, el 7 la
obligación de efectuar la transferencia con arreglo a las
instrucciones del ordenante, el 8 la obligación de reembolso impuesta
a las entidades en caso de incumplimiento de las transferencias y el
9 otras disposiciones.

Esta es, señorías, la primera vez que se debate sobre este proyecto,
dado que no se presentaron enmiendas a la totalidad. Se han
presentado 13 enmiendas parciales, cuatro del Grupo Socialista y
nueve del Grupo Federal de Izquierda Unida.

De las cuatro enmiendas, dos de ellas, la número 2 y la número 3,
tratan de modificar el término «transferencias transfronterizas» por
«transferencias entre Estados miembros de la Unión Europea», lo cual,
por supuesto, afecta al título del proyecto. En principio, este
cambio parece bastante razonable, aunque el hecho de tratarse de la
trasposición de una directiva parece aconsejar que se haga de forma
literal. No obstante, en base a los argumentos de los distintos
portavoces que me han precedido en el uso de la palabra, mi grupo las
va a aceptar.

La enmienda número 4 al artículo 5.2, sobre las indemnizaciones por
incumplimiento del plazo para ejecutar la transferencia, supone
incrementar la indemnización según el interés fijado para los
descubiertos en la Ley de crédito al consumo; es decir, 2,5 veces el
interés legal del dinero, el doble del que establece el proyecto de
ley. Esto implicaría una penalización más que una indemnización y en
este sentido se ha manifestado el Consejo de Estado en su dictamen
del 20 de julio de 1998. Así, el dictamen dice: La directiva no
establece una penalización sino una indemnización, lo que significa
que el tipo de interés que se establezca debe simplemente compensar
por la demora y el perjuicio sufrido en términos de rentabilidad, sin
que por ello suponga una ganancia adicional para el perjudicado ni
una pérdida para la entidad de crédito. Teniendo en cuenta que los
Presupuestos Generales del Estado para el año 1998 establecen un tipo
de interés legal del dinero del 5,5 porciento, el tipo a aplicar
sería del 6,8 por ciento, porcentaje



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que no parece tener carácter penalizados, sobre todo si se compara
con el interés de demora en el ámbito tributario (7,5 por ciento) o
el tipo penalizador del 13,75 por ciento fijado en los descubiertos
en cuenta, fijados en la Ley de crédito al consumo.

Respecto a la enmienda número 1 al artículo 4, sobre la transparencia
de la información, la enmienda plantea una serie de puntos que deben
ponerse a disposición de la clientela. Creemos que debe ser rechazada
por las razones siguientes. En cuanto a la información previa y
posterior, las letras a) y b) aparecen en los párrafos primero
y segundo del artículo 4 del proyecto. La c), sobre gastos y
comisiones, es una obligación que ya existe en nuestro ordenamiento
en la Orden 12 de diciembre de 1989 y en la Circular del Banco de
España 8/90.

Respecto a la letra d), sobre ejecución de la orden a los días
siguientes a la recepción de los fondos, el proyecto establece cinco
días laborales bancarios, cantidad razonable y acorde con el espíritu
del proyecto.

La letra e), que establece la obligación de las entidades de tramitar
las reclamaciones de los usuarios, se puede decir que excede del
ámbito del articulo 4 del proyecto e incluso de la propia Directiva
comunitaria 97/5, en la que sólo se menciona la obligación por parte
de las entidades de indicar las vías de reclamación y de recurso a
disposición del cliente, así cuino las modalidades de acceso a las
mismas.

Las letras f) y g) son parte de la redacción actual del proyecto.

En cuanto a las enmiendas del Grupo Federal de Izquierda Unida, tres
de ellas hacen referencia, en el artículo 5, a los cinco días
laborables, en caso de incumplimiento de la ejecución de la orden de
transferencia y siempre que no exista pacto entre la entidad del
ordenante y éste, que según Izquierda Unida debe suprimirse y
desarrollarse su ejecución por el Ministerio de Economía y establecer
efectos inmediatos. Anuestro entender, la directiva no determina la
obligación de establecer efectos inmediatos en caso de que el pacto
entre las partes no hubiera establecido un plazo concreto de la
transferencia. El proyecto de ley establece cinco días laborables
bancarios posteriores a la fecha de aceptación de la orden de
transferencia. Entendemos, además, que este proyecto de ley va más
allá del texto de la directiva al incorporar la presunción iuris
tantum de aceptación de la transferencia establecido en el día
siguiente a la orden de transferencia, de acuerdo con la norma 4.a de
la Circular del Banco de España 8/90, que dice literalmente: Las
órdenes de transferencia de fondos se cursarán a más tardar el día
hábil siguiente a su recepción.

El resto de enmiendas más significativas son a la exposición de
motivos -enmienda número 5-, sobre la ejecución de la orden de
transferencia en el mismo día y evitando tipos de cambio no
acordados. Al artículo 1, enmienda número 6, sobre la necesidad de
establecer la identificación fiscal de la persona física o jurídica
que ordena la transferencia. La enmienda número 10 al articulo 8,
sobre el reembolso en caso de incumplimiento de las transferencias,
eliminando el límite de los 12.500 ecus. Y para la reducción del
plazo, para su abono a siete días, desde los 14 que establece el
proyecto, que es la enmienda número 11.

También estas enmiendas, señor presidente, van a ser rechazadas. En
el primer caso, la enmienda a la exposición de motivos, por dos
cuestiones diferentes. Primera, para poder efectuar la transferencia
se debe tener en cuenta la aceptación de la orden, cuestión que no se
hace con la redacción propuesta, mientras que con el texto del
proyectó queda regulado en el artículo 5.1, en el que tal y como se
ha comentado anteriormente se presume que la aceptación de la
transferencia se ha producido a más tardar el día siguiente hábil de
la orden. , segunda, el tipo de cambio no se regula en el proyecto y
los requisitos de información mínima a la clientela en este sentido
serán desarrollados por vía reglamentaria.

Respecto a la enmienda al artículo 1, son las normas de control de
cambios las que establecen estos requisitos sobre los residentes. Las
obligaciones de declaración por parte de residentes constituyen un
aspecto que excede del contenido del proyecto. Yen cuanto al resto de
enmiendas, la enmienda número 10, que pide la eliminación del límite
de 12.500 ecus, la razón de tal limitación queda explicada en el
considerando 11 de la propia directiva, que establece que conviene
que las entidades tengan una obligación de reembolso de no ejecución
de la transferencia, que la obligación de reembolsar podría suponer
para las entidades una responsabilidad y, en caso de no existir
limitación alguna, podría afectara su capacidad de satisfacer los
requisitos de solvencia; conviene, por consiguiente, que la
obligación de reembolso se aplique hasta un máximo de 12.500 ecus.

En cuanto a la enmienda número 11, que reduce el plazo de la
obligación del abono, en caso del incumplimiento de la transferencia,
desde los 14 días del proyecto a siete, no nos parece que el plazo
sea excesivo, teniendo en cuenta que la finalidad del mismo es
otorgar tiempo suficiente a la entidad para tratar de encontrar la
transferencia perdida.

De ahí que se establezca que la entidad del ordenante tiene 14 días
laborables bancarios, a contar desde la fecha en que su cliente
hubiera presentado su reclamación, para poner a su disposición los
importes correspondientes.

Creemos que aunque el conjunto de las enmiendas es razonable, la no
aceptación está suficientemente justificada. En su mayoría son
cuestiones que afectan más a la forma que al fondo, por lo que el
hecho de que el proyecto se remita al Senado con el mismo texto que
entró en el Congreso no modifica la cuestión más importante: ofrecer
la protección del consumidor que realice las transferencias a otro
país de la Unión Europea. El consumidor siempre debe ser el más
protegido, señor presidente.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Gómez Darmendrail. ¿Ha
acabado ya?



El señor GÓMEZ DARMENDRAIL: Está usted muy nervioso esta tarde, señor
presidente. (Risas.)



El señor PRESIDENTE: Señor Gómez, esta Presidencia no se pone
nerviosa nunca.




El señor GÓMEZ DARMENDRAIL: Pues está casi nervioso, señor
presidente. (Risas.)
Concluyo, señor presidente.




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Podría decirse que este proyecto de ley es complementario de la
recientemente aprobada Ley sobre la introducción del euro, la llamada
ley paraguas. Ambas tienen como objetivo fundamental evitar los
posibles efectos negativos que pudieran producirse como consecuencia
de la introducción del euro y que los ciudadanos se beneficien de la
moneda única en la mayor medida posible.

Tenía muchos más argumentos, señor presidente, pero dado que quiere
que concluya, voy a concluir.




El señor PRESIDENTE: Señor Gómez, si me vuelve a contradecir le llamo
al orden. Como no ha lugar a la cuestión no pienso llamarle al orden.

(Risas)



El señor GÓMEZ DARMENDRAIL: No lo volveré a hacer. (Risas.)



El señor PRESIDENTE: Vamos a proceder a las votaciones.




Les ruego que hagan recuento de miembros y en cuanto lo tengan hecho
y los portavoces me lo manifiesten procederemos a efectuar las
votaciones. (Pausa.)
Hecho el correspondiente recuento, vamos a proceder a las votaciones.

Pasamos, en primer lugar, a la votación de las enmiendas formuladas
por el Grupo Parlamentario Federal de Izquierda Unida, de las cuales
ha sido solicitada votación separada de las enmiendas números 10 y
11.

Votamos, en primer lugar, las enmiendas números 10 y 11.




Efectuada la votación, dio el siguiente resultado: votos a favor,
tres; en contra, 20; abstenciones, 14.




El señor PRESIDENTE: Quedan rechazadas.

Resto de las enmiendas del Grupo Parlamentario Federal de Izquierda
Unida.




Efectuada la votación, dio el siguiente resultado: votos a favor, 17;
en contra, 20.




El señor PRESIDENTE: Quedan rechazadas.

Enmiendas del Grupo Parlamentario Socialista.

Votamos las enmiendas números 2 y 3.




Efectuada la votación, dijo



El señor PRESIDENTE: Quedan aprobadas por unanimidad.




Enmiendas números 1 y 4.




Efectuada la votación, dio el siguiente resultado: votos a favor, 17;
en contra, 20.




El señor PRESIDENTE: Quedan rechazadas.

Pasamos a continuación a votar el informe de la ponencia. ¿Algún
grupo desea votación separada de algún artículo de la ley? (Pausa.)
Pasamos a votar en su conjunto el texto del informe de la ponencia.




Efectuada la votación, dijo



El señor PRESIDENTE: Queda aprobado por unanimidad el informe de la
ponencia relativo al texto del proyecto de ley.

Acontinuación, pasamos a votar la exposición de motivos que, caso de
ser aprobada, pasaría a denominarse preámbulo.




Efectuada la votación, dijo



El señor PRESIDENTE: Queda aprobado por unanimidad el preámbulo del
proyecto de ley que será enviado junto con el informe de la ponencia,
que ya es dictamen de esta Comisión y proyecto de ley, al Senado.

Señoras y señores diputados, se levanta la sesión.




Eran las siete y veinte minutos de la tarde.