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DS. Congreso de los Diputados, Comisiones, núm. 598, de 16/12/1998
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CORTES GENERALES



DIARIO DE SESIONES DEL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS



COMISIONES



Año 1998 VI Legislatura Núm. 598



DE CONTROL PARLAMENTARIO DE RTVE



PRESIDENCIA DE LA EXCMA. SRA. D.a CARMEN ALBORCH BATALLER



Sesión núm. 30



celebrada el miércoles, 16 de diciembre de 1998



ORDEN DEL DÍA:



Comparecencia del señor director general del Ente Público RTVE
(Cabanillas Alonso) para informar sobre:



- Las líneas generales y los proyectos a desarrollar durante su
mandato en el citado Ente Público. A petición propia. (Número de
expediente 212/001765) ... (Página 17430)



- Política que piensa seguir en la nueva etapa que ahora se inicia
al frente del citado Ente. A solicitud del señor Acosta Cubero (Grupo
Socialista del Congreso) y 12 diputados más. (Número de expediente
212/001752) ... (Página 17430)



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Se abre la sesión a las diez y treinta y cinco minutos de la mañana.




COMPARECENCIA DEL SEÑOR DIRECTOR GENERAL DEL ENTE PÚBLICO RTVE
(CABANILLAS ALONSO) PARA INFORMAR SOBRE:



- LAS LÍNEAS GENERALES Y PROYECTOS A DESARROLLAR DURANTE SU MANDATO
EN EL CITADO ENTE PÚBLICO, A PETICIÓN PROPIA. (Número de expediente
212/001765.)



La señora PRESIDENTA: Se abre la sesión de comparecencia del señor
Director General de RTVE que, como ustedes saben, tiene como objetivo
dar a conocer las líneas generales y proyectos a desarrollar durante
su mandato en el citado ente público.

Yo antes de iniciar la sesión también quisiera desearle mucha suerte
al nuevo director general, y a partir de este momento ya le concedo
la palabra.

Señor director general, tiene la palabra.




El señor DIRECTOR GENERAL DEL ENTE PÚBLICO RTVE (Cabanillas Alonso):
Gracias por la bienvenida y espero que esto sea el comienzo -y
permítanme los términos cinematográficos- de una gran relación.




Señorías, realizo a petición propia mi primera comparecencia pública
de director general de RTVE ante los representantes de la soberanía
nacional. He considerado que esto tenía que ser así y que incluso no
debía realizar declaración pública alguna antes de esta comparecencia
por mi máximo respeto a la voluntad del pueblo español aquí
representado y porque, conforme a la ley, es aquí donde reside el
control de la actuación de Radiotelevisión Española y de sus
sociedades.

Como máximo responsable de Radiotelevisión daré cuenta a SS.SS. en
las sucesivas sesiones parlamentarias de mi actuación en la gestión
de esta entidad pública. Espero recibir cuantas propuestas y
sugerencias estimen oportunas así como las críticas que SS.SS.

quieran formular a mis actuaciones, ya que a buen seguro serán
constructivas para la mejora del servicio a prestar y beneficiosas
para mantener el respeto a un medio público que, con todos sus
defectos y sus problemas, cumple una función de gran importancia para
la convivencia democrática; insisto, RTVE es un bien público,
pertenece a todos los españoles y, por tanto, su prestigio debe ser
compartido por todos los grupos políticos. De la misma manera, la
solvencia y la ética profesional de los trabajadores de
Radiotelevisión Española deben ser admitidas y defendidas de forma
clara y precisa y, por supuesto, por este director general.

Pretendo expresarme ante esta cámara afrontando las cuestiones que
formulen SS.SS. de forma clara, haciéndoles llegar la información
disponible y añadiendo los análisis que sean necesarios. Para ello
evidentemente cuento con magníficos profesionales que contribuirán al
estudio de las propuestas que puedan plantearse y, por supuesto, a la
gestión más eficaz y profesional de RTVE. El objetivo, y esto es
importante, es aunar los esfuerzos de la representación política y de
los profesionales de radio y televisión
para alcanzar un futuro seguro para la radiotelevisión pública
estatal. Permítanme en este punto someter a su consideración unas
primeras líneas maestras, apelando, eso sí, a su generosidad, dado el
poco tiempo transcurrido desde mi nombramiento.

Como todos conocen, el actual modelo de la radiotelevisión pública
estatal fue diseñado al final de la década de los setenta y aprobado
por las Cortes Generales a principios de 1980. Han transcurrido casi
19 años, durante los cuales la aplicación del Estatuto de la Radio y
Televisión quizás no haya sido siempre acorde con las circunstancias.

Por otro lado, se han aprobado y modificado muchas leyes, han ido
surgiendo nuevas realidades y las tecnologías van evolucionando cada
vez más rápidamente, y la sociedad también evidentemente está
cambiando. En definitiva, la falta de adaptación del marco jurídico y
económico a las nuevas realidades ha llevado a considerar
precisamente a SS.SS. que es necesario un nuevo modelo de televisión
y radio de titularidad pública y cobertura estatal. Para ello se ha
creado una específica subcomisión en esta Cámara.

Si la Ley 4/1980 representaba la realización de uno de los contenidos
más importantes de los pactos de la Moncloa, si esta elaboración del
Estatuto de la Radio y la Televisión reflejaba el espíritu de
consenso que animó a las fuerzas políticas a lo largo de la
transición democrática, ahora es necesario un nuevo consenso, porque
la radiotelevisión pública ha adquirido una importancia capital como
garantía de la convivencia democrática, del pluralismo, de la
tolerancia, de la cohesión social, de la atención a los intereses de
las minorías y de la diversidad cultural y lingüística.

Es necesario también un nuevo consenso porque en el nuevo entorno
tecnológico se acrecienta la importancia de la función global de los
organismos de radiotelevisión públicos, de forma tal que posibilite
la mejor aplicación práctica del valor de igualdad que proclama
nuestra Constitución. Y en concreto, en España es necesario un nuevo
consenso porque la radiotelevisión pública estatal es vital como
factor de integración y punto de encuentro de todos los españoles,
así como instrumento de proyección y aproximación de nuestra realidad
al mundo, de acuerdo con lo que nuestra historia, lengua e intereses
políticos y culturales demandan. Si las fuerzas políticas y sociales
-y no me cabe la menor duda que lo harán-, suscriben la importancia
y la trascendencia de la radiotelevisión pública, habrán puesto las
bases de un consenso necesario para convertir en realidad estos
valores. Hablamos de un consenso sobre un nuevo modelo de televisión
que quizás será difícil desligar -y esto también es importante- de la
necesidad de un nuevo modelo de toda la radiotelevisión pública en
España; un consenso al que todas las fuerzas políticas contribuyan
activamente con sus aportaciones, alternativas y acuerdos, y para el
que ofrezco la participación de los profesionales de RTVE. En esta
línea sería muy importante llegar a un acuerdo para la reforma del
Estatuto de la Radio y Televisión; mientras tanto es necesaria la
plena recuperación institucional de todos los órganos de
Radiotelevisión Española de conformidad con las previsiones
contempladas en el actual estatuto. En este sentido -y como SS.SS.

conocen- el consejo de administración de RTVE aprobó la petición a
las Cámaras para que se cubran las cuatro vacantes existentes.

Atender esta petición posibilitaría el



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mejor desarrollo de la actuación de este alto órgano y contribuiría,
por tanto, a la mejor gestión de RTVE. Por mi parte, confirmo que se
ha recobrado la normalidad en las sesiones del consejo, con las
obvias ventajas que ello conlleva para todos.

En la búsqueda del nuevo modelo para RTVE habrá que tener en cuenta
las profundas modificaciones sociales, culturales, económicas y
tecnológicas que se han venido produciendo y que se sucederán en
nuestra sociedad, en una sociedad globalizada, cada vez más
interactiva y tecnológicamente convergente. Habrá que tener en cuenta
igualmente la creciente liberalización del sector, las nuevas
necesidades de la ciudadanía y la evolución de otros agentes. Por
eso, habrá que mirar a Europa, a las radiotelevisiones públicas de
los restantes países de la Unión, así como a las directrices y líneas
de actuación que dicha Unión determine. Permítanme detenerme en estas
distintas premisas que han de servir para conducir al diseño de ese
nuevo modelo.

En primer lugar, la transformación tecnológica, la que se está
produciendo en el campo audiovisual, está llevando a una revolución
digital que propicia la multiplicación de vías en la difusión y
distribución de contenidos, la convergencia tecnológica de redes,
sistemas y servicios audiovisuales, la fragmentación de ofertas, por
un lado, y de audiencias, por otro, la todavía quizás incipiente
interactividad y la creciente selección de acceso individualizado a
productos y servicios en el marco de esa mayor globalización de
nuestra sociedad.

Los sistemas o medios de comunicación, ocio o trabajo van
convergiendo. No sólo es esa convergencia tan manida del televisor y
el ordenador, pero que tecnológicamente desde luego es una realidad.

El irresistible desarrollo de Internet posibilita ya el acceso al
comercio, a bibliotecas, prensa escrita, producciones discográficas y
audiovisuales o incluso a emisiones de radiodifusión. Pues bien, esta
creciente convergencia tecnológica, sin embargo, no debería conducir,
insisto, a la uniformidad de los contenidos. Es éste un riesgo que
convendría evitar con una adecuada política audiovisual en la que la
radiotelevisión pública ha de jugar un papel muy importante. Por otra
parte, la fragmentación de ofertas, paradójicamente, muchas veces
propicia fenómenos de excesiva concentración vertical y horizontal,
que en aras al deseo del pluralismo conviene también vigilar.

En el campo televisivo hasta ahora se podía hablar de canales o
programas, en términos prácticamente sinónimos; ahora nos encontramos
ante canales múltiples con diferentes programas, y cada vez tendrán
una mayor importancia entre el radiodifusor y la red los sistemas de
navegación, así como los de acceso condicional y las guías
electrónicas de programación, puesto que permiten al espectador
conocer y acceder al programa deseado. Este aspecto será de creciente
importancia para los radiodifusores y suministradores de contenidos
(para nosotros), que deberán llegar a los oportunos acuerdos y
exigir, en su caso, un tratamiento no discriminatorio por parte de
los propietarios de dichos sistemas y tecnologías.

La globalización, en fin, no impide que la preferencia del consumidor
general lo sea en muchos casos por contenidos más locales, si bien
son determinadas industrias audiovisuales, como ustedes saben muy
bien, fundamentalmente
de Estados Unidos, así como grandes grupos multinacionales
y multimedia, los que suelen beneficiarse más de la creciente
mundialización de lo audiovisual.

Por todo lo que acabo de resumir, el nuevo modelo de radiotelevisión
pública ha de tener a mi juicio proyección real de futuro.

Radiotelevisión Española debe mantenerse en primera línea de
modernidad, aprovechar el progreso tecnológico para el cumplimiento
de su función y prestar una contribución especial para poner al
alcance de la ciudadanía los beneficios de los nuevos servicios
audiovisuales y de la información, así como de las nuevas
tecnologías. Además, el nuevo modelo de radiotelevisión debe adaptar
sus estrategias a la rápida y continua evolución del entorno, así
como a renovar sus estructuras, sus procesos de producción
y funcionamiento e incrementar aún más su productividad.

Radiotelevisión debe ser capaz de identificar nuevos contenidos,
atractivos (no sigamos la línea de uniformidad) y distintos,
producirlos y suministrarlos de la forma más adecuada.

En segundo lugar, este creciente proceso de internacionalización de
lo audiovisual, y más en concreto del fenómeno radiotelevisivo,
conduce también a diseñar el nuevo modelo de RTVE mirando a Europa.

Conviene mirar a lo que son, lo que hacen, lo que pretenden las otras
radiotelevisiones públicas. No podemos ser, no debemos ser y quiero
que no seamos, una excepción en el entorno audiovisual europeo.

Nuestros objetivos y previsiones deben coincidir con los modelos
europeos existentes, y hemos de incorporar aquellos progresos que en
los mismos puedan llevarse a cabo, porque los organismos de
radiotelevisión pública de estos Estados son precisamente arquetipos
del sistema radiotelevisivo público europeo y brindan las mejores
oportunidades, tanto para el desarrollo de pueblos y culturas
diversos como para la convivencia armoniosa en ellos. Al mismo tiempo
es necesario conciliar la función fundamental que desempeña la
radiotelevisión pública, tal y como ha sido reconocido en el
protocolo anexo al Tratado de Amsterdam, con los principios de
competencia y libre mercado recogidos en el tratado constitutivo de
la Comunidad. Por ello, seremos respetuosos con las indicaciones que
se marquen desde Bruselas, sin renunciar obviamente a nuestra
influencia positiva para la más correcta conformación de esas
indicaciones. En este mismo contexto, RTVE actuará siempre con
respeto escrupuloso a las directivas de la Unión Europea,
singularmente a la legislación que incorpora al derecho español la
denominada directiva de la televisión sin fronteras.

En definitiva, somos conscientes, en cualquier caso, de que
corresponde al Estado español como miembro de la Unión Europea elegir
el modelo que estime más conveniente y definir con total libertad de
criterio, tal y como señala el propio protocolo, la función de
servicio público que ha de llevar a cabo la radiotelevisión pública,
y en el respeto, desde ese respeto y desde una proyección nuestra.

Igualmente el Estado español, de conformidad con el derecho
comunitario, debe determinar claramente el sistema de financiación
que elija y que resulta adecuada para la correcta prestación del
servicio público. Todo esto, señorías, hay que hacerlo cuanto antes;
urge. No se puede dilatar más la solución. Nuestra posición en Europa
puede resultar delicadasi el Estado español no adopta ahora una
decisión al



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respecto. La incertidumbre genera toda suerte de especulaciones
y amenazas. Además de ofrecer -y esto me preocupa- una falsa sensación
de vulnerabilidad de RTVE. Invito a SS.SS. a ser cómplices de una
recuperación del buen crédito que merece esta casa, como cimiento de
un modelo futuro que garantice los valores democráticos. No es mi
papel desde luego -tampoco lo pretendo- indicar a SS.SS., que
representan a la soberanía popular evidentemente, lo que deben o no
deben hacer, ni plantear calendarios, ni mucho menos exigencias. Pero
permítanme insistir en que el tiempo apremia y que el consenso es de
todo punto necesario.

Por supuesto, en el diseño de ese nuevo modelo, y vaya por delante,
este director general no tiene planteamientos apriorísticos; repito
una vez más, no vengo a aplicar ningún plan preestablecido; tampoco
vengo a hurgar en el pasado; vengo a reforzar y a gestionar el grupo
audiovisual de mayor trascendencia de este país, a contribuir a que
todos los ciudadanos consideren a RTVE como suya, que lo es, y la
valoren como útil y adecuada a sus necesidades. En todo caso, me
comprometo a gestionar eficazmente con todos los profesionales de
Radiotelevisión el modelo de radiotelevisión pública estatal que esta
Cámara entienda es el más adecuado para la sociedad española.

La situación económica con la que me encuentro -lo dije el primer
día, el día de mi toma de posesión- es muy, muy seria, y la asumo con
realismo, sin afán catastrofista, como primer paso para la búsqueda
de soluciones al problema.




Nos encontramos, en efecto, con una previsión de gastos al cierre del
presente ejercicio 1998 en torno a los 228.000 millones de pesetas,
sólo cubiertos por subvenciones de explotación inferiores a los
13.000 millones de pesetas y por la participación de Televisión
Española en el mercado publicitario y comercial. En cuanto al
endeudamiento financiado autorizado para el presente ejercicio
asciende a 149.246 millones de pesetas, lo que llevará la deuda
acumulada a 31 de diciembre de este año hasta 593.370 millones de
pesetas. Para el próximo ejercicio el endeudamiento que recoge el
proyecto de la Ley de presupuestos asciende a 171.873 millones de
pesetas; es decir, a 31 de diciembre del próximo año la deuda total
acumulada será de 765.243 millones de pesetas. Ante esta situación,
señorías, no deseo entregarme a un ejercicio de suficiencia o
frivolidad ofreciendo a SS.SS. un repertorio de soluciones o un
improvisado programa de actuación que a la postre sería poco más que
un catálogo de buenas intenciones. Por supuesto, los criterios de
austeridad, la optimización de los recursos humanos y medios
técnicos, la reforma y modernización de las herramientas de gestión
contable y, naturalmente, la explotación adecuada de los derechos,
productos y servicios que constituyen el patrimonio del grupo son
ideas motrices de la actuación de este director general en el
inmediato futuro.

Me propongo también abordar un replanteamiento estratégico de nuestra
posición en el sector, reforzando y ampliando el papel de RTVE como
suministrador público de contenidos, dejando otras actuaciones a los
distintos agentes que concurren en el mercado audiovisual. Asimismo,
tengo como objetivo prioritario la rápida búsqueda de una solución
definitiva y reparadora al problema histórico
de Retevisión, solución que permita una justa compensación
a Radiotelevisión Española por su patrimonio transferido a aquella
sociedad en 1988, como consecuencia de la ruptura del monopolio
público en el medio televisivo. Pero de poco serviría todo esto si no
existe un sistema estable de financiación, un sistema que nos haga
viables. La estabilidad es incompatible con la aprobación año tras
año de endeudamientos y en su asunción o no por el Estado; no puede
basarse como hasta ahora en esperar que el siguiente lo arregle,
porque el siguiente somos todos y se requiere el esfuerzo de todos.

La losa financiera que heredo como máximo responsable de
Radiotelevisión es del mismo carácter, pero mucho más pesada, que la
que heredaron mis antecesores en el cargo. Pues bien, no debe
mantenerse ni mucho menos y, desde luego, no debe seguir
incrementándose. Me preocupa la solución del endeudamiento acumulado,
pero tengo que confesarles que ésa no es mi mayor preocupación. Lo
realmente importante, a mi juicio, es la carencia de un modelo de
financiación estable. Mientras no se defina y aplique ese modelo
podremos encontrar soluciones transitorias al problema de
Radiotelevisión, pero no atajaremos el origen de la deuda. ¿Cuál debe
ser este modelo de financiación? Ése entiendo es el encargo que el
Congreso de los Diputados ha hecho a la subcomisión; debe ser ésta la
que elija el sistema que considere más adecuado. Pero si se me pide
opinión al respecto, diré que considero más conveniente en la
actualidad una financiación diversificada de las radiotelevisiones
públicas.

El término: financiación mixta, al haber sido empleado
circunscribiéndolo únicamente a la aportación pública más publicidad,
ha quedado un tanto desvirtuado. Además, de forma interesada se le ha
pretendido ligar a financiación en exceso, es decir, a
sobrefinanciación, intentando trasladar a la opinión pública que un
sistema de financiación mixta implica ineludiblemente que una misma
actividad se financie dos veces. Por ello, prefiero emplear la
expresión: financiación diversificada, en el sentido de que esté
compuesta por diferentes tipos de fuentes de financiación: fuentes
públicas y otras ligadas al mercado, pero no sólo a la publicidad
convencional, sino a las distintas fórmulas de patrocinio,
merchandising, comercialización y venta de derechos, productos,
servicios y derivados de los mismos; se trataría de un marco realista
de financiación que permita acometer los objetivos señalados y que,
como la propia Radiotelevisión, sea diversificado y plural en cuanto
a sus fuentes y a sus cauces.

Soy partidario de esta financiación diversificada de radiotelevisión
por varias razones: en primer lugar, quizás la más simple, porque es
el sistema de financiación en la práctica de todas las
radiotelevisiones públicas europeas; en segundo lugar, porque este
modelo de financiación posibilita que el servicio que presta la
radiotelevisión pública sea menos costoso para el Estado y, en
definitiva, para la ciudadanía; y por último, porque evita el
alejamiento del dinamismo del mercado y permite a los anunciantes
utilizar un medio en el que han venido confiando. Dentro de este
sistema de financiación deben tenerse presentes a mi entender una
serie de criterios básicos. Primero, como ya se ha expuesto de hecho
en el informe del grupo de alto nivel de política audiovisual de la
Comisión Europea, el recurso al mercado de la publicidad no debería
constituir el



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origen primordial de los ingresos. Segundo, la publicidad no puede
condicionar en ningún caso la estructura de la programación. El
objetivo de Radiotelevisión Española no es conseguir ingresos
publicitarios. Estos son convenientes y deseables, pero sólo en la
medida que no distorsionen la función de servicio público que ha de
prestar la programación de la radio y la televisión. Tercero. Dentro
de un sistema de financiación plural, Radiotelevisión Española debe
profundizar en la consecución de otros ingresos comerciales ligados a
las nuevas tecnologías, la creciente diversificación de productos y
servicios audiovisuales y su difusión o distribución. Éste debe ser
un objetivo estratégico de Radiotelevisión. Además, entiendo que uno
de los parámetros que sirven precisamente de indicador de la calidad
en la programación es su éxito en el mercado internacional de
derechos audiovisuales. Cuarto. La financiación pública debe ser
suficiente y proporcionada a la función de servicio público que el
Estado español considere le corresponde llevar a RTVE. Y quinto. Esta
financiación pública ha de asegurar además una estabilidad a la
radiotelevisión pública estatal; es decir, Radiotelevisión Española
debería contar a priori con un marco realista de financiación pública
explícito, plurianual y concretamente formalizado que permita una
mejor gestión y sobre todo planificación.

Trabajaré por una radiotelevisión pública viable, sólida y de futuro,
de calidad, adecuada a la función de servicio público atribuida por
el Estado español, con clara rentabilidad social y financiación
estable. También quiero, y en esta línea actuaré, una
radiotelevisión, ya digo, transparente, y cuando hablo de
transparencia me refiero a su gestión y a la propia financiación.

Contribuirá a incrementar la transparencia el proyecto de implantar
la contabilidad analítica, aunque actualmente -y lo saben muy bien
SS.SS.- no existe obligación legal alguna para las radiotelevisiones
públicas ni por disposición nacional ni por disposición comunitaria
de contar con este sistema de gestión contable que, por otra parte,
permite muy distintos grados de detalle y desarrollo. Pero la
contabilidad analítica, además de facilitar una gestión más eficaz
(en cualquier entidad o empresa, no solamente evidentemente de una
empresa audiovisual), se valora positivamente desde Bruselas, ya que
permite una mayor transparencia en la financiación de las
radiotelevisiones públicas, cuando éstas realizan, de acuerdo con el
modelo elegido por el Estado, junto a actividades encardinadas dentro
de la función de servicio público, otras de carácter estrictamente
comercial.

Apuesto también por una radiotelevisión española plural, equilibrada
y de calidad. Una radiotelevisión pública no puede circunscribirse a
determinados formatos o tipos de programas, sino que debe brindar a
la ciudadanía un conjunto equilibrado de cultura, educación,
información y entretenimiento. Una radiotelevisión pública no debe
ser algo subsidiario o reducido a un gueto elitista, sino que ha de
brindar a todos una programación de calidad, que entretenga, informe
y eduque, que sirva para reflexionar y para divertirse, medio de ocio
y también de cultura. Deberá ser una programación con vocación,
predominantemente generalista, que habrá de ir integrando también un
conjunto equilibrado de programaciones temáticas. Ami juicio,
programar una televisión pública requiere no sólo pericia
profesional, sino también conciencia moral y cívica.

La calidad no debe entenderse de forma elitista, como ya queda dicho.

Es obvio que existen programas de entretenimiento dignos y de
calidad, y otros que no merecen esa consideración. Radiotelevisión
Española tiene que rechazar estos últimos, aunque pudieran alcanzar
altos niveles de audiencia. Es cierto que la calidad, la diversidad,
la pretendida diferenciación entre cultura y entretenimiento entran
dentro del terreno -permítanme, como jurista- de los conceptos
jurídicos indeterminados, con un alto grado además de relatividad y
subjetividad. Pero ello no impide la adhesión a lo que podríamos
llamar valoración por exclusión. Pienso que lo que justifica una
radiotelevisión pública es la voluntad de ofrecer una programación de
calidad dirigida a la inteligencia y a la sensibilidad de la mayoría.

En esta línea, Radiotelevisión Española debe intentar alejarse de la
uniformidad de contenidos, como dije antes, y profundizar en la
creatividad e innovación en todos sus programas y horarios de
emisión, así como en el desarrollo de nuevos formatos. Estos cambios
en la programación de Radiotelevisión Española se irán introduciendo
en los próximos meses. Como SS.SS. saben, en el medio televisivo se
produce y se programa con mucha anticipación; existen derechos
adquiridos, contratos firmados, programas terminados pendientes de
emisión o en proceso de producción. A corto plazo, por tanto, los
cambios serán moderados, pero, no lo duden, prometo un estilo nuevo
que, con la máxima profesionalidad, se irá incorporando a los
programas, parrillas y emisiones de RTVE.

Se trata en definitiva de reivindicar para la radiotelevisión estatal
el cumplimiento de una verdadera función de servicio público, la que
requiere la sociedad, para toda la sociedad y adecuada a la misma.

Para ello, el conjunto de su programación en su globalidadad ha de
ser extensible a toda la ciudadanía con diversidad, pluralismo,
claridad y equilibrio sin preferencias ni exclusivas, uniendo este
objetivo al prioritario de conseguir una alta rentabilidad social.

Una radio o una televisión privada puede producir y emitir programas
para obtener publicidad, ya que en definitiva su principal objetivo,
si no el único, es obtener la rentabilidad y el beneficio económicos.


La radiotelevisión privada puede, por tanto, ser un mero
intermediario entre anunciantes y audiencias. Pero esto no cuadra con
la misión de toda radiotelevisión pública. Ésta, si concurre en el
mercado intentando obtener recursos publicitarios o de otro tipo en
la venta y comercialización de sus programas y servicios, no lo ha de
hacer persiguiendo el beneficio económico; a la inversa que en el
caso de la radiotelevisión privada, la radiotelevisión pública puede
obtener publicidad u otros ingresos comerciales para producir y
emitir programas. Y entiendo que esta diferencia es absolutamente
fundamental. Las radiotelevisiones privadas producen para obtener
publicidad y, a través de ella, beneficios económicos. Mientras,
Radiotelevisión puede emitir publicidad para que los ingresos
publicitarios coadyuven a producir programas de calidad, rentables
socialmente a toda la ciudadanía.

La financiación de RTVE además no puede quedar supeditada al éxito
publicitario de su programación, pues eso llevaría a competir con las
televisiones privadas con el solo objetivo de obtener publicidad y,
en consecuencia, adaptar su programación para que ésta, en
definitiva, sirviera de soporte directo o indirecto de los anuncios
publicitarios.




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Insisto, esto desvirtuaría la función de servicio público que le
corresponde y podría llevarla a incurrir a prácticas contrarias a una
sana y leal competencia. Pero Radiotelevisión Española sí puede y
debe adaptarse a los gustos de las audiencias, persiguiendo contentar
a amplias audiencias y atendiendo al mismo tiempo y equilibradamente
a otras más minoritarias. Y en la financiación de sus actividades, y
en concreto de su programación, en el correcto cumplimiento de la
función de servicio público que tenga encomendada, puede participar
con proporcionalidad y transparencia en una cuota publicitaria sujeta
a reglas claras y adecuadas, de tal forma que nunca se pueda
subordinar la programación a la publicidad.

En consecuencia, junto a los índices de audiencia en la
radiotelevisón pública habrá que abrir paso a otros mecanismos que
midan esa rentabilidad social: a través del contacto de la ciudadanía
con sus programas y la aceptación de los mismos, así como mediante la
determinación de criterios objetivos que permitan valorar la calidad,
la diversidad y el equilibrio de las parrillas de programación y de
los diferentes programas. Estoy refiriéndome al campo de los
contenidos y su calidad. En este punto es necesario que me detenga en
Radiotelevisión como fábrica de contenidos audiovisuales.

En la radiodifusión clásica hasta hace relativamente poco tiempo el
radiodifusor producía programas y confeccionaba las correspondientes
parrillas de programación difundiendo sus emisiones a través de su
propia red o de una ajena. En realidad, con las diferentes
innovaciones tecnológicas se van multiplicando las vías o caminos
para hacer llegar al espectador los programas y contenidos
audiovisuales, pero cada vez más lo importante será contar con
contenidos distintos y realmente atractivos, ya que éstos son
escasos. Radiotelevisión Española debe implantar una gestión que
fomente la utilización de sus recursos propios de la forma más
adecuada y profesionalizada, tanto en referencia al mejor
aprovechamiento de su importantísimo stock de programas como en
cuanto a la capacidad de producción de diferentes contenidos y a la
identificación, diseño y confección de nuevos canales.

En Europa en los últimos años, a pesar de la intensificación de la
competencia en el sector audiovisual y televisivo, el gasto en
producción de programas en relación con los ingresos televisivos no
está incrementándose, sino que decae. La principal causa de ello es
que los organismos de televisión que podemos llamar de segunda
generación (es decir, las televisiones privadas y los operadores de
televisión de pago) tienden a dedicar un menor porcentaje de sus
ingresos a la producción de programas que los organismos de
televisión de primera generación, fundamentalmente las
radiotelevisiones públicas. Existe, por tanto, la tendencia
contrastada con datos objetivos de que, a medida que decae la
participación en el mercado televisivo de los radiodifusores de
primera generación (es decir, las radiotelevisiones públicas),
disminuye la proporción de ingresos dedicados a producir programas y
especialmente a la producción de nuevos programas. Las
radiotelevisiones públicas en Europa han venido jugando un papel
trascendente en la financiación y difusión de la producción
audiovisual europea, en defensa y promoción de nuestras identidades,
culturas y lenguas, así como de nuestra industria audiovisual. Considero
que a Radiotelevisión Española, en el más correcto desempeño de
la función de servicio público que se le encomiende, le ha de
corresponder profundizar en esta importantísima misión respecto a la
producción y fomento de la producción audiovisual europea y
singularmente, como es natural, la española. En este sentido
Radiotelevisión Española, con los convenios firmados y los
compromisos alcanzados, ha venido cumpliendo una trascendente labor
en el fomento y ayuda del cine español. La contribución al
sostenimiento de la industria española del cine, tanto en términos
culturales como en términos económicos, se incardina en la función de
servicio público que a la radiotelevisión pública le corresponde. Por
tanto, RTVE incidirá aún más y estará al frente de esta actuación en
apoyo e impulso al desarrollo de la creación y la ficción nacional,
tanto en formatos específicamente televisivos como en los de
películas, cuya emisión en la televisión constituye solamente una de
las distintas ventanas de explotación.

Este director general también defiende una radiotelevisión pública
plural e independiente. Y éstas son dos características que deben ser
propias de los programas informativos de Radiotelevisión Española.

Dentro del conjunto de la programación los informativos son, como en
toda radiotelevisión pública, los programas más trascendentes y al
mismo tiempo más sensibles. Son sensibles en la correcta aplicación
de los valores democráticos que persigue nuestra sociedad y sensibles
de forma especial a la valoración crítica de las fuerzas críticas y
de los medios de comunicación privados. La credibilidad de RTVE
depende, por tanto, de la credibilidad de sus informativos. Vamos a
seguir luchando por mantenerla.

Los espacios informativos de RTVE son de calidad y de alta
aceptación, y, además, en referencia a los de Televisión Española,
los de mayor audiencia; pero en todo caso hay que profundizar en la
objetividad, la pluralidad, veracidad, imparcialidad y rigor de los
mismos para que obtengan la mayor aceptación por todos, reforzando su
función social y su liderazgo de referencia. Ello no resultará tarea
fácil ya que muchas veces concurre un alto grado de subjetivismo en
su valoración crítica. Pero hay que intentarlo y me comprometo a dar
todos los pasos necesarios para que se cumplan fielmente todos los
principios que sobre el derecho de informar y de ser correctamente
informados recogen nuestra Constitución, el Estatuto de Radio y
Televisión y los principios básicos y líneas generales de
programación aprobados por el consejo de administración.

La línea editorial de todo medio de comunicación privado la marcan
sus órganos rectores, y puede tener tras de sí diferentes intereses
objetivos, legítimos todos ellos. La línea editorial de
Radiotelevisión Española debe ser únicamente la que marcan los
principios recogidos en esos textos normativos a los que he hecho
referencia; y en interés de toda la ciudadanía, al igual que la
responsabilidad en el cumplimiento de la línea editorial de un medio
privado corresponde al director del mismo, la responsabilidad del
cumplimiento de los referidos principios constitucionales y legales,
así como los aprobados por el consejo de administración de RTVE,
corresponde a la Dirección de Radiotelevisión Española en sus
diferentes niveles de competencia, y asumimos esa responsabilidad.

Este director general se



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compromete a que la información sea objetiva e imparcial, a que los
programas informativos sean veraces, con noticias contrastadas,
rigurosos, sin deformar la realidad y alejados de la especulación o
el rumor. En los informativos deberá haber una correcta separación
entre informaciones y opiniones. Entiendo que muchas veces es muy
difícil marcar una línea nítida entre ambas y, por tanto, sería en la
práctica imposible, si así se quisiera, erradicar la opinión de los
profesionales del medio, que creo que nadie quiere. Pero en cualquier
caso, este director general sí irá con la mayor contundencia contra
toda unilateralidad, sectarismo o parcialidad manifiesta reflejada en
un programa. En los programas de opinión, ésta deberá ser lo más
plural: pluralidad política, moral, ideológica y social.

Radiotelevisión Española debe ser foro de debate plural que se
enriquezca de la sociedad y al mismo tiempo enriquezca a la sociedad.

No me cabe la menor duda de que en la mente de algunos esté decirme
que todos estos principios y declaraciones están muy bien, pero que
son sólo palabras y que el movimiento se demuestra andando. Yo
contestaría que son compromisos formales y solemnes de este director
general ante esta Cámara, que no es poco. Y que evidentemente en el
futuro se me valore por ello. Acepto que en la valoración de la
objetividad, imparcialidad y veracidad de Radiotelevisión Española se
puede y se debe ser mucho más exigente que con los medios privados.

Sólo pido que en esa valoración se huya del subjetivismo y del
interés particular, llevándola a cabo con arreglo a planteamientos
objetivos; medios e instrumentos hay para ello.

Al hablar de los informativos necesariamente debo detenerme, aunque
sea de forma muy breve, en el Canal 24 horas. Constituye este canal
uno de los mayores retos de los últimos tiempos, entre otras motivos
por su inmediatez, su continuidad, productividad o tecnología de
vanguardia. Voy a incidir en potenciar el acceso al mismo a todos los
públicos posibles.

Por último, tanto para el Estado español como para la cultura,
industria y lengua españolas, y en definitiva para toda la sociedad
española, resulta de creciente interés la presencia fuerte e
influyente de Radiotelevisión Española en todo el mundo (en Europa,
en América, en los países africanos y asiáticos con herencia española
y en todo el Mediterráneo del uno al otro confín); por tanto, se
seguirán potenciando nuestras emisiones hacia el exterior y, en
particular, el canal de TVE Internacional, mejorando la calidad,
diversidad y amplitud de esos contenidos y dotándola de mayores
medios e incrementando su cobertura.

Me gustaría seguir extendiéndome sobre la importancia de la
estructura territorial de Radio Nacional de España y Televisión
Española, así como sobre las muy diversas actividades y actuaciones
de Radiotelevisión Española en la investigación, formación,
cooperación internacional, red de corresponsalías o conservación del
patrimonio audiovisual, pero ello quizás condicionaría las
intervenciones de SS.SS. y su correcta contestación. Tiempo habrá
para analizar y detenerse en todos los campos y áreas que abarca
Radiotelevisión Española. Por ello, únicamente me referiré finalmente
a sus profesionales. He reservado para el final de esta intervención,
por ser de suma importancia para mí, el referirme a sus trabajadores.

Ellos son los principales defensores de su casa, denominación que
muchos utilizan
no con un sentido patrimonialista, sino porque han venido volcando
gran parte de su vida, su creatividad y todo su trabajo en la
radiotelevisión pública a la que quieren y en la que creen. En esa
defensa con la mayor energía, responsabilidad y tesón, van a contar
con este director general. Que yo también creo en la radiotelevisión
pública no hace falta repetirlo. Estoy aquí y he aceptado este puesto
para defender y dar un nuevo rumbo a Radiotelevisión Española. Pero
los profesionales de RTVE tienen un prestigio bien ganado en el
sector (yo vengo del sector y doy fe de ello); deben ser aprovechados
en toda su capacidad y valía, porque estoy convencido de que serán
los principales protagonistas en conseguir una radiotelevisión
pública fuerte, más profesional, sólida y con un futuro seguro.

Acabemos, pues, entre todos -y vuelvo a mis llamamientos iniciales-
con la incertidumbre, y posibilitemos que trabajen con ilusión y
visión de futuro, de forma tal que desarrollen toda la creatividad,
el empuje y la profesionalidad que llevan dentro, porque ello sin
duda redundará en una radiotelevisión pública mejor para todos.




La señora PRESIDENTA: Se abre ahora el turno de intervenciones por
parte de los portavoces de los distintos grupos parlamentarios.

Tiene la palabra, en primer lugar, la señora Conde del Grupo
Socialista.




La señora CONDE GUTIÉRREZ DEL ÁLAMO: Señor director general, ante
todo bienvenido a esta Comisión de Control Parlamentario; no es tan
dura como parece. Yo creo que su talante es distinto que el de su
antecesor, y eso facilitará el trabajo de todos. Le doy la bienvenida
y le felicito por su tarea.

Yo creo que tiene ante sí una tarea apasionante, pero he de decirle
también que no la tiene fácil. Usted mismo ha descrito un panorama
que no es muy fácil para gestionarlo en los términos que para todos
sería satisfactorio. Se ha producido un cambio radical en el mundo de
lo audiovisual; usted lo ha relatado. Nos encontramos en España en un
momento en el que hay una normativa con relación a la televisión
pública y al medio audiovisual muy dispersa y además está anticuada.

Hay una gran indefinición de lo que es el modelo público de
televisión. Estamos en ello, pero es difícil llegar a una definición
del modelo público. Tiene graves problemas financieros; usted los ha
descrito, no hace falta que incidamos sobre esto, la opinión pública
española los conoce bien, y sobre todo usted llega a la televisión
pública después de dos años y medio de una mala gestión. Hay que
reconocer que sus dos antecesores no han tenido suerte en la gestión.

Pero yo le diría, señor director general, que su problema mayor no
son todos éstos que usted ha descrito y que yo he apuntado levemente.

Su problema mayor le voy a decir cuál es: es el Gobierno. Usted,
aunque lo desee, no va a marcar la política de comunicación de
Radiotelevisión Española, yo se lo quiero decir para que no se llame
a engaño. Dicha política de comunicación, como toda la política de
comunicación, la va a marcar el señor Aznar y, en su defecto, el
señor Piqué, que no tiene otras ideas que las del señor Aznar. Yellos
saben muy bien lo que quieren con relación a los medios públicos de
comunicación. Ya usted no le quedará, señor director general,



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otro remedio que ejecutar la política que ellos le manden. Creo que
esto va a ser un problema, a mí me gustaría ayudarle para hacérselo
lo más leve posible. (Risas.) No obstante, yo le he escuchado con
mucho interés. Y usted lleva razón; le indico que ya lo esperaba; la
música suena muy bien. Yo suscribiría al cien por cien prácticamente
todo lo que ha dicho, desde la solución a la situación financiera,
pasando por la programación, la defensa de los profesionales de los
medios o el consenso que pide de las fuerzas políticas. La música
suena bastante bien. Pero yo quiero aclarar una cosa: en política lo
importante no es la música, sino la letra, y ésta tiene que ponerla
de aquí en adelante.

Yo he releído estos días las intervenciones de sus dos antecesores en
un día como hoy. El 24 de junio de 1996 la de Mónica Ruidrejo y el 26
de febrero de 1997 la de LópezAmor; poco tiempo estuvieron ellos en
el cargo. Ytambién sus intervenciones, yo he de decirle, sonaban
bastante bien. Apostaban por una televisión pública, como usted ha
hecho; hablaban de una gestión rigurosa y austera; hablaban, por
supuesto, de una programación de calidad no guiada sólo por los
principios de audiencia; decían hasta la saciedad que respetaban a
los profesionales de la casa; hablaban, como no podía ser de otra
manera, de libertad, de igualdad, de justicia y de pluralismo
político; y proponían, como tampoco podía ser de otra manera, el
consenso y el diálogo como base de trabajo. Había hecho este esquema
antes de oírle y, como verá, coincide exactamente con lo que usted ha
manifestado. Pero pese a ello, las actuaciones, en los dos casos,
tanto en el de Mónica Ruidrejo como en el de López Amor, lo que
sucedió en Televisión Española fue todo lo contrario de lo que
dijeron. Y esta Comisión es un testigo bastante adecuado de que ni
uno ni otro hicieron en Televisión lo que querían, y crearon además
un problema a Radiotelevisión Española, un problema a la sociedad
española: hicieron muy difícil los trabajos de esta Comisión.




Usted es el tercer director general que tiene Radiotelevisión en dos
años y medio. Yo no le deseo un paso tan efímero; me gustaría que
estuviera algo más en el cargo para poder trabajar en conjunto.

Querría pensar que realmente todo lo que nos ha dicho al menos lo va
a intentar hacer, pero me resulta difícil pensar que va a poder
hacerlo. Yo le repito, señor director general, la música suena
estupendamente, suena muy bien, pero ahora hay que poner la letra.
Y yo le pregunto, señor director general, ¿cree usted que tendrá
libertad para ponérsela? Yo creo que es pronto para decirlo, pero sus
primeros pasos introducen algunas dudas. Sé que ha tenido
dificultades en algunos nombramientos, y no sólo porque las personas
a las que ha querido nombrar no querían acceder a ese puesto, sino
porque ha recibido algunas llamadas de atención o algunas presiones
para que algunas persona no sean elegidas, como en el caso de Martín
de Blas, para el cargo de director general de Televisión, lo que
parecía bastante evidente hace unos cuantos días. Por tanto, yo creo,
en principio, que en los primeros rasgos de su actuación parece que
está un poquito maniatado, al menos para el tema de los
nombramientos.

Uno de los aspectos más oscuros de la actuación de este Gobierno es
precisamente la política de comunicación, en general la política de
la comunicación (de los medios de
comunicación, en general, y de los públicos, en particular). Tanto es
así que las encuestas dicen que una de las áreas que peor gestiona el
Partido Popular es precisamente la de las libertades. Sólo el 29 por
ciento de los españoles considera que el Partido Popular está
capacitado para gestionar bien el tema de las libertades, es decir,
sólo 3 de cada 10 españoles (todavía menos de lo que le vota). Y esto
tiene mucho que ver con su política de comunicación. Se lo digo
porque, aunque tendremos tiempo de conocernos políticamente, yo
quiero avanzarle las cosas que más le preocupan a este grupo. Y una
de ellas es el peligro que para el pluralismo democrático tiene la
actuación del Gobierno -y no digo del director general, sino del
Gobierno- en relación con los medios de comunicación. Los medios de
comunicación (estaba implícito en lo que usted decía) han sido
siempre un elemento básico de las libertades democráticas. Estos días
celebramos el 20 aniversario de la Constitución. Al señor Aznar se le
ha llenado la boca de hablar de la Constitución y de sus valores. A
mí me gustaría recordarle al señor Aznar y al Gobierno que preside
que la calidad de la democracia, que para nosotros es muy importante
y de la que estamos debatiendo estos días, depende en muy buena
medida de la libertad y del pluralismo de los medios de comunicación.

Estos dos años y medio no han sido muy buenos para el pluralismo de
los medios de comunicación; sólo hay que hacer un repaso de lo que ha
sucedido. Y no sólo por la manipulación de los medios públicos de
comunicación, que también, sino también por su intromisión en los
medios privados. ¿Qué puede hacer usted, señor Cabanillas, cuando
existe una política tan definida? Me temo que no mucho. Pero al menos
sus palabras son bien intencionadas y, yo diría más, su trayectoria
personal permite pensar que al menos va a intentar cambiar algunas
cosas. Yo al menos así lo espero.

Señor director general, el Gobierno ha vendido su nombramiento con
perfiles muy positivos. Ha dicho que venía a conseguir un nuevo
modelo para Radiotelevisión Española -ha puesto un poco las líneas de
ese nuevo modelo- y pretendía llegar a un consenso con los partidos
que no ha sido posible hasta ahora. Creo de todas maneras que esta
presentación no responde a la verdad. Estamos únicamente ante una
política de imagen. Obviamente su imagen -no hace falta ser muy listo
para saberlo- es mucho mejor que la de su antecesor. (Rumores.-El
señor Guerra Zunzunegui: ¡Pío, guapo! ¡Pío, guapo!-Risas.) Pero no es
suficiente, y no le estoy alabando el ego. Es evidente que los
perfiles de su imagen pública son distintos de las de su antecesor.




La señora PRESIDENTA: Silencio, señorías.




La señora CONDE GUTIÉRREZ DEL ÁLAMO: Pero me temo, señorías, que la
presentación no responde a la verdad. Su nombramiento tiene más que
ver con la confrontación interna que ha habido en televisión entre el
vicepresidente del Gobierno, señor Cascos, y el ministro portavoz,
señor Piqué, que no es otra confrontación, y no voy a entrar en ella,
que la televisión pública versus la televisión privada. Y mi grupo
quiere ser muy claro al respecto en esta primera intervención: sólo
vamos a hablar de televisión pública. Estamos en la Comisión de
Control de la televisión



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pública, estamos en una subcomisión que estudia el modelo de la
televisión pública y sólo vamos a hablar de ella. Ésta es la
condición sine qua non que pone mi grupo para empezar a hablar de que
se haga una apuesta por una televisión pública. No vale eso que le
hemos oído al señor Piqué de que estudiaremos y ya veremos lo que
haremos después; no vale estar pensando -que pueden estar haciéndolo-
que una televisión privada puede también gestionar el servicio
público, puede hacer las funciones de servicio público. Nosotros, los
socialistas, estamos hablando de una televisión pública que cumpla
con sus funciones de servicio público. Por tanto, señor Cabanillas,
hay una incógnita que ya tendría que quedar despejada hoy, usted lo
dijo el día de su presentación, el día de su toma de posesión, lo ha
vuelto a decir hoy. Pero que quede claro: no hay consenso para mi
grupo si no hay diálogo y si no hablamos de una televisión pública.

Además, señor Cabanillas, es necesario que desde el primer día se
empiecen a ver algunos cambios en televisión. Usted ha apuntado
alguno de ellos, pero yo quiero incidir un poco más. Al problema
financiero, en el que no voy a entrar porque hemos debatido muchas
veces y seguiremos discutiéndolo, hay que buscarle una solución
definitiva, pero ya se pueden empezar a hacer algunas cosas. Y usted
tiene la obligación ante la sociedad española de gestionar bien
Televisión Española.

Yo le voy a hacer una primera propuesta: en los Presupuestos
Generales del Estado de este año el gasto aumenta un 8,3 por ciento,
si no tenemos en cuenta el gasto de la partida de jubilaciones. Creo
que no sería mucho pedirle que en las actuales circunstancias
financieras del ente, el gasto no suba en los presupuestos de 1999
más que lo que sube el IPC, que no suba más de un 1,4 por ciento. Es
decir, yo le pediría en esta primera comparecencia que se comprometa
a hacer una reducción del gasto, aunque los presupuestos le permitan
un 8,3 por ciento.

Televisión Española despilfarra sistemáticamente, cuando usted vaya
analizando las cuentas lo verá. Yo le voy a poner sólo tres ejemplos
de distinta naturaleza. El primero es muy general: los
desplazamientos para cubrir los acontecimientos internacionales son
realmente asombrosos. La televisión española siempre desplaza más
personal y más medios que cualquier otra televisión española privada,
pero desplaza más que cualquier otro medio internacional. Lo hemos
visto desde la visita del Papa a Cuba hasta la cobertura de las
cumbres iberoamericanas o las propias coberturas de las cumbres de
Bruselas. Realmente ese gasto no tiene explicación, y yo creo que ahí
se podría hacer un esfuerzo para su reducción.

Hay informaciones que van llegando y que realmente a uno le
sorprenden. Televisión Española en Cataluña lleva desde el año 1993
trabajando para el centenario del BarÁa, una cosa que parece ser
bastante importante en Cataluña, a pesar de que el BarÁa no vaya muy
bien estos días. (Un señor diputado: Ja parlarem.) Ha trabajado
seriamente con una inversión importante para recoger imágenes, hacer
entrevistas, tener un material que pueda ser utilizado durante el año
del centenario del BarÁa. Pues bien, pocos días antes de su llegada
se ha vendido a TV3. Mi pregunta es: ¿por qué, si Televisión Española
ha hecho un gasto de esta dimensión desde el año 1993 y tiene unas
imágenes propiedad
de Televisión Española, se venden a TV3? ¿Por cuánto se ha
vendido? ¿Qué presiones políticas puede haber detrás de esto? ¿Qué le
tiene que pagar Televisión Española a Convergència i Unió para hacer
esa venta de las imágenes del centenario del BarÁa? Es un despilfarro
que no tiene explicación ni desde el punto de vista económico ni
desde el político.

Le pondré otro ejemplo. Estos días caía en mi mano una nota en la que
el director general anterior de Televisión Española, señor Sánchez
Gallo, firmaba, por ejemplo, un préstamo a un directivo de televisión
por 5 millones de pesetas sin intereses. Amí realmente me sorprende
que con los problemas financieros del ente se puedan permitir este
tipo de políticas de personal. Como estos ejemplos podría ponerle
muchos otros.

Yo le digo, señor director general, para que empecemos a hablar
también tenemos que empezar a notar que hay rigor en la televisión
pública. No es suficiente que usted hoy nos hable de austeridad y de
rigor; es necesario que lo lleve a la práctica. También es necesario
que lleve a la práctica lo que nos ha contado de la política
informativa, y ese compromiso que usted adquiere ante esta Cámara de
respetar la pluralidad, la objetividad y la veracidad, y trabajar
para que eso sea así.

Yo he de decirle -y lo hago con una cierta desesperanza- que desde
que usted ha llegado el cambio no se ha notado en absoluto. Sé que
usted ha decidido no cambiar a los responsables de los informativos.

No sé si lo ha decidido usted o lo ha decidido alguien por usted,
pero en todo caso yo respeto su decisión. Vamos a tener gestos de
buena voluntad desde el primer día. Pero aunque no cambie a los
directivos de informativos de Radio Nacional y de Televisión, respeto
su decisión, las cosas tienen que cambiar en Televisión Española y
tienen que cambiar ya; también en Radio Nacional, pero me preocupa
más Televisión Española.




Desde que usted ha llegado al frente de Radiotelevisión Española
tengo ejemplos de manipulación diaria. Le voy a poner sólo unos
cuantos, para demostrarle -usted lo sabrá tan bien como yo- que las
cosas no han cambiado, que las órdenes de censura siguen teniendo
vigor en televisión. Corre por ahí el rumor de que a usted le han
dicho: dialogue con la oposición de todo lo que quiera, pero los
informativos no los toque. (Un señor diputado: Ahí te duele.)



La señora PRESIDENTA: Silencio, señorías.




La señora CONDE GUTIÉRREZ DELÁLAMO: Yo no quiero creer que esto es
así, pero desde luego en las tres semanas que lleva no se ha notado
su intervención en los informativos. Mire usted, el miércoles día 25
de noviembre (y eso yo ya lo he denunciado públicamente) hubo una
rueda de prensa de Isabel Allende. La dieron no sólo todas las
televisiones españolas, sino todas las europeas porque era un momento
importante en el proceso de Pinochet. Televisión Española censuró las
imágenes de esa rueda de prensa de Isabel Allende; las censuró y le
voy a decir por qué: porque fueron tomadas en la sede del Partido
Socialista. El jueves 26, un día después -y se denunció también
públicamente- hay una censura; es verdad que hay unarueda de prensa
entre Isabel Allende y...




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La señora PRESIDENTA: Señora Conde, tiene que ir concluyendo.




La señora CONDE GUTIÉRREZ DEL ÁLAMO: Intentaré concluir lo más
rápidamente posible, señora presidenta.




El día 26 hay una rueda de prensa de Isabel Allende y del líder del
principal partido de la oposición, don José Borrell. Ese día salen
las imágenes, pero hay una censura en parte de lo que dice el señor
Borrell, porque pide la dimisión, pide el cese del fiscal general del
Estado y el fiscal de la Audiencia Nacional. Esto ha sido denunciado
por el editor del telediario internacional y apoyado por la
redacción, por el comité de empresa y por una asamblea.

El viernes 27, los datos del FIS. Le podía explicar cómo se
tergiversan, cómo se oculta la verdad y cómo se dan esos datos en los
que había elementos positivos para el Gobierno y elementos positivos
para la oposición, pero sólo se da la versión del Gobierno y no se da
la versión de la oposición.




Primera semana de diciembre, el aniversario de la Constitución. Véase
los telediarios de esos días: sólo Aznar y el Partido Popular son los
protagonistas de la Constitución.




Sábado 12 de diciembre, la cumbre de Viena. Esto es realmente
asombroso, porque intentan incluso mejorar la imagen del señor Aznar.

Se ve en todos los telediarios una imagen del señor Aznar en la que
está diciendo lo tranquilo y satisfecho que está de haberse conocido,
porque así lo han parido. A Televisión Española le pareció que esto
no era bueno para su imagen, dieron la primera parte de la
información y quitaron la segunda.

Le voy a dar un último ejemplo, éste cuantitativo y no cualitativo, y
estoy yendo muy deprisa porque la señora presidenta no me dejará
estar más rato. Semana del 23 al 29 noviembre. La ministra Isabel
Tocino sale 4 minutos 5 segundos esa semana. El Partido Socialista
sale 4 minutos 3 segundos, pero esa información se reparte entre el
señor Borrell, el señor Almunia, la señora Rosa Díez, el señor
Rubalcaba y el señor Eguiagaray, es decir cinco. Sólo la señora
Tocino tiene 4 minutos 5 segundos. (Rumores.)



La señora PRESIDENTA: Silencio, señorías.




La señora CONDE GUTIÉRREZ DELÁLAMO: No ha empezado con buen pie,
señor Cabanillas. Usted tiene que comprometerse como ha hecho ante
esta Cámara que las cosas van a cambiar, pero las cosas deben cambiar
de verdad porque con manipulación no hay consenso con el Grupo
Parlamentario Socialista.

Voy a ir muy rápido. Me gustaría haberle hablado de lo importante que
también es para nosotros que la programación empiece a cambiar. Usted
habla de una programación de calidad y una programación para todos.

Esto tiene que empezar a verse ya. Ya sé que esto no se puede hacer
de hoy a mañana. Sé que usted ya ha intentado hacer unos primeros
esbozos de cambio de programación. Tiene que empezar a notarse el
cambio en la programación. La audiencia no puede ser la única guía.

Lo ha dicho usted, pero también lo dijo Mónica Ridruejo y las cosas
no cambiaron. La radiotelevisión pública ha de tener la calidad
como eje básico de su oferta y como núcleo fundamental de su
programación.

También ha de notarse su gestión en la política de personal. Usted
habla bien de los profesionales de la casa, también hablaron sus
antecesores; pero a la hora de hacer opciones con los profesionales
de la casa eligen profesionales de fuera; y a la hora de la verdad,
cuando tienen que tomar decisiones laborales no las toman por razones
estrictamente profesionales, sino en muchos casos en estos dos años y
medio, por no decir en el 99,9 por ciento de los casos, las
decisiones se han tomado por motivos políticos y no por motivos
profesionales.

Le he señalado cuatro áreas (buena gestión, manipulación,
programación y política de personal) en las que el cambio tendría que
haberse empezado a notar ya.

Comprenderá que no queramos buenas palabras, sino hechos. Nosotros
hemos hecho una propuesta de pacto de Estado en 10 puntos. Me
gustaría entrar un poco a ella. No puedo porque la señora presidenta,
y sobre todo por ser de su mismo grupo, me puede llamar la atención
con más rigor que a otros grupos. (Rumores.)



La señora PRESIDENTA: Silencio, señorías.




La señora CONDE GUTIÉRREZ DEL ÁLAMO: Me gustaría saber cuál es su
posición sobre una serie de cuestiones que figuran en nuestra
propuesta de pacto en 10 puntos. Esa propuesta la tiene usted sobre
la mesa. Me gustaría que usted asumiera, que no renegara la decisión
del consenso, como han hecho sus antecesores a la subcomisión, sino
que tomara parte de ella.

Yya termino. Le reitero la bienvenida, le exijo una serie de cambios
previos a empezar hablar del nuevo modelo de televisión, y le ofrezco
la posición leal de mi grupo si usted demuestra, señor director
general, también su lealtad con la oposición.




La señora PRESIDENTA: El señor director general ha decidido contestar
a todos los portavoces de los grupos al final de sus intervenciones.

¿Grupos que desean intervenir? (Pausa.)
Tiene la palabra el señor Alcaraz, por parte de Izquierda Unida.




El señor ALCARAZ MASATS: Señor Cabanillas, ¿qué hace un jurista como
usted en una empresa como ésta en un momento muy determinado del
sector audiovisual cuando en España se anuncian (y de forma
inminente, posiblemente antes de que termine el año) cambios
sustanciales a nivel de la concentración de medios, en cuyo seno es
posible que todo el futuro que se dibuja para RTVE pasa por la
palabra restricción o reducción? Por tanto, la situación es de enorme
importancia, de enorme complejidad, y comprenderá usted nuestro
enorme interés y la atención estricta que vamos a prestar a la deriva
de esta situación. Nos preocupa mucho lo que decía la señora Rosa
Conde de la influencia del Gobierno, de que es posible que el
Gobierno esté muy preocupado de ganar las próximas elecciones y que
esto tenga alguna incidencia en RTVE, pero vamos a subordinar este
tema en este momento a la deriva concreta que se vaya sucediendo en
cada caso en los informativos.




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En su intervención usted ha tocado una serie de temas que incluso se
pueden reducir a términos concretos. Televisión como bien público, en
principio ha dicho bien público propiedad de todos los españoles, y
después ha incidido en el término servicio público. De otra parte ha
hablado de la necesidad de un consenso; ha dicho también una o dos
veces la palabra diálogo. Por otra parte, habla usted de la necesidad
de atender de manera estricta a las líneas que marque la Unión
Europea, si bien teniendo en cuenta la interactividad de la
terminación que pueda marcar la posición española en este asunto. Ha
pronunciado una sola vez la palabra viable (televisión viable),
término al que nos tiene acostumbrados singularmente el señor Aznar,
y también últimamente el señor Piqué, televisión viable. Después ha
hablado de una televisión plural e independiente, prestando atención
(eso sí, atención abstracta) al tema de los profesionales, de los
trabajadores de la casa, que como usted sabe eran 14.000, están ahora
en un número aproximado que no llega a los 10.000 y se habla de que
la reducción puede ser drástica, pudiendo afectar al 40 por ciento de
la plantilla actual.

A partir de aquí le quiero poner en antecedentes que hasta ahora no
son conocidos en esta comparecencia de cómo estamos trabajando en la
casa, en el seno de la subcomisión. Después de muchos años de
presionar -como mínimo tres años- presentando proposiciones no de ley
al efecto, obtuvimos la creación de la subcomisión, teniendo en
cuenta que desde que el señor Calviño dijo que no hacía falta
subvención pública, aunque lo dijera la Ley 4/1980, y sin la
previsión de instauración de las televisiones privadas, se había ido
acumulando una enorme deuda sin tener en cuenta el resto de
condicionamientos concretos de los que usted también ha hablado. Se
constituye la subcomisión y empezamos a trabajar de una manera
bastante lenta, desencajada, arrastrando el ritmo de la propia
subcomisión por unas o por otras razones, pero fundamentalmente las
razones que estaban en el trasfondo, en las bambalinas eran razones
políticas concretas perfectamente historizables, como después se ha
visto.

Pero en un momento determinado, señor Cabanillas, conseguimos que el
Gobierno y el señor López Amor entreguen un documento marco que habla
de la financiación, de cómo se puede enjugar la deuda acumulada y
cómo se puede de alguna manera enfocar el cambio de esta propia
comisión de control o la estructura del consejo de administración de
Radiotelevisión Española, así como del nombramiento del director
general, cosa que afecta al texto de la Ley 4/1980.

Nosotros saludamos ese texto, texto que se nos dice desde el Gobierno
directamente emitido por el señor Álvarez Casco, y también asumido,
directísimamente asumido de manera implícita y también explícita a
través de distintas declaraciones por el señor López Amor, a la sazón
director general del ente. En ese modelo se habla de que la
publicidad puede alcanzar el 30 ó 40 por ciento de la financiación
y el resto tiene que ser dinero presupuestario, dinero público. Apartir
de ahí emite una serie de juicios con los que estamos más en
desacuerdo; pero respecto a este tema estamos profundamente de
acuerdo en el sentido de que ese documento nos puede servir de
percha, de terreno de juego, porque en ese documento no sólo se habla
del sistema
de financiación, sino que al mismo tiempo se nos dice
explícitamente que como consecuencia la dimensión de la casa será
grande. Éste es el tema de fondo ¿cuál será la dimensión de
Radiotelevisión Española? No se deduce de sus palabras actuales, y sí
se deduce de manera preocupante de las palabras en el Pleno del señor
Aznar o de las palabras en Pleno en Comisión o ante los medios de
comunicación del señor Piqué; de ahí sí se deduce una dimensión,
porque no basta con hablar de modelos, hablamos de dimensión. Tampoco
basta con atender a lo que ha sido hasta ahora la dialéctica del
Gobierno. No lo entendieron el señor Solchaga, no lo entendió el
señor Solbes, no lo entiende el señor Rato, y lo que vienen a
decirnos constantemente es que ellos tienen una cantidad de dinero,
la que sea, nunca de cara a los 150.000, 160.000 ó 170.000 millones
que va a necesitar anualmente, no el modelo sino el modelo y la
dimensión actual, ellos aportarían mucho menos dinero y que a partir
de ahí, nosotros -en este caso estoy hablando de la subcomisión, pero
también le afecta a usted- en ese marco estricto empecemos a diseñar
el modelo. Usted ha hecho referencia, sin hablar directamente de esta
dialéctica, a que en todo caso usted sí atenderá muy directamente a
las líneas, a las directivas, a las directrices que emanen de la
Unión Europea. Hasta cierto punto se ve en esa afirmación, como se
vio el otro día en la comparecencia del señor Oreja, un intento de
transmitir, de transfundir la responsabilidad a la directiva de la
Unión Europea, cuando esto no es así.

Por tanto en primer lugar, yo le digo, señor Cabanillas Alonso, que
la Unión Europea no tiene esa responsabilidad ni la va a tener. No va
a tener la responsabilidad de marcar las dimensiones, no va a tener
la responsabilidad de diseñar lo que es el servicio público, porque
se dice que cada país describirá, caracterizará lo que es servicio
público en función de cómo lo haya organizado, definido o hecho una
tipología concreta, eso lo dice la Unión Europea, y por otra parte,
la Unión Europea tampoco nos va a marcar el modelo de financiación.

Por tanto, ahí no vale ningún tipo de coartada, no se pueden aplicar
ahí las coartadas posibles o previsibles en las que ustedes estén
pensando. Otra cosa es que se empiece a hacer como se está haciendo,
señor Cabanillas Alonso, una lectura sesgada del protocolo anexo del
Tratado de Amsterdam, en el sentido de que están poniendo el tema de
la dialéctica comercial y la competitividad por encima incluso de lo
que es servicio público.

Ala hora de diseñar la dimensión de la casa en España, ustedes
difícilmente se van a poder acoger a esa dialéctica de la Unión
Europea. Nosotros por tanto, y se lo digo desde el principio, vamos a
defender una televisión europea, es decir de dimensión amplia. Una
televisión europea también en España; una televisión de dimensión
europea, a pesar de lo que diga dentro de dos meses el señor Van
Miert a requerimiento de un tribunal que le ha dicho que tiene que
responder ya por fin a la denuncia de una televisión privada en
España, a pesar de eso, porque no nos va a marcar la dimensión ni el
sistema de financiación en la propuesta que nos den. Otra cosa es,
señor Cabanillas Alonso, que las actuaciones que se están teniendo en
la Unión Europea por parte del Gobierno español y de las autoridades
españolas en Bruselas creo que no son adecuadas en este



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momento, están sesgadas; están haciendo una lectura comercial,
profundamente comercial y basada en el concepto de competitividad del
protocolo anexo del Tratado de Amsterdam.

Usted ha intentado definirnos un modelo de financiación, aunque no ha
dicho gran cosa. Nos ha venido a decir que hay que aumentar las
ventas; pero aquí la olla está inventada desde hace mucho tiempo,
señor Cabanillas. Existe el canon en el Reino Unido, Dinamarca,
Suecia; existe canon más publicidad en Alemania, Países Bajos; existe
canon más publicidad más financiación pública (otro modelo); existe
la publicidad más dinero público; y existe la publicidad más
endeudamiento, que es el modelo español.




A todos estos modelos se les añade una cantidad más o menos grande de
ventas. Sí, claro, usted va a aumentar la producción propia, las
ventas, nos parece bien; pero el meollo del modelo de financiación no
ha venido a tocarlo, porque si usted nos habla de aumentar ventas y
al mismo tiempo reducir muchísimo la publicidad y posiblemente
separar lo que son programas de servicio público de lo que son
programas de índole comercial, ¡pues leche y en botella!, nos está
hablando de una reducción de la casa, de una reducción del tamaño de
la casa. Seamos directos, concretos y realistas, y hay motivos
políticos para pensar que se puede estar hablando de una reducción.

¿En qué momento se cesa al señor López Amor? Yo no lo voy a defender,
puesto que no lo hemos defendido y mucho menos en el último período.

Hemos pedido varias veces la dimisión y de manera recurrente en el
consejo de administración a través de miembros propuestos por
Izquierda Unida; pero al señor López Amor se le cesa en el momento
preciso que se ha lanzado una gran campaña de defensa de una
dimensión amplia para Radiotelevisión Española; una dimensión amplia,
con publicidad y con vocación de audiencia. En ese momento preciso se
le cesa. Se le cesa en el momento preciso y se le cesa de manera un
poco humillante, en el preciso momento que hay un documento en la
subcomisión que hemos dicho todos los grupos que puede servir de
percha y terreno de juego de cara a diseñar el futuro de un modelo
estable de financiación, y de cara a diseñar una estrategia de
asunción de la deuda acumulada. En ese momento se le cesa y no en
otro.

Otro motivo para pensar también que ustedes indirectamente están
hablando de reducción es que se le cesa en el momento que el señor
Piqué ya tiene en sus manos -y le pregunto si usted lo conoce- un
informe alternativo que hace la SEPI respecto al documento que tiene
entrada en esta Cámara procedente del señor López Amor y el señor
Álvarez Cascos. El señor Piqué encarga a la SEPI (esta sociedad que
analiza las empresas en déficit y cómo se reflotan), la posibilidad
de diseñar un futuro para esta empresa como si fuera una empresa
corriente, como si fuera una empresa que vende tornillos, y le dice
haga usted un estudio de viabilidad de Radiotelevisión Española. La
SEPI hace ese estudio, lo tienen ustedes, y seguro que usted lo habrá
leído; un estudio abrupto, muy seco. Si no lo ha leído usted pídaselo
al señor Piqué, que él sí lo tiene, porque ya está claro que existe
ese documento, ya se ha dicho en la subcomisión, que no es un
documento oficial sino un documento de estudio, una hipótesis de
trabajo que existe,
donde se nos viene a decir cómo se haría viable una empresa (que en
este caso se llama Radiotelevisión Española) en función de ingresos y
gastos; y se nos viene a decir que esa empresa sería más reducida. Si
a esto añadimos las declaraciones del señor Piqué sobre posibles
privatizaciones; las declaraciones no asumidas por el señor Marcelino
Oreja (que dijo en la subcomisión que no las había hecho, pero todos
hemos leído que él hablaba de la posible privatización de una de las
dos cadenas), si se suma todo esto nos encontramos con un futuro en
absoluto prometedor, señor Cabanillas.

Por eso le preguntaba qué hace usted en este momento y en esta casa,
cuando vamos a ver de cara a finales de año cambios sustanciales en
la compra de acciones, en la dialéctica conjunta de las dos
plataformas digitales y en la posibilidad de que alguna de las
cadenas que ahora emite en codificado intente empezar a emitir en
abierto.




La señora PRESIDENTA: Señor Alcaraz, tiene que ir concluyendo. Han
transcurrido quince minutos y le he avisado al mismo tiempo que a la
señora Conde.




El señor ALCARAZ MASATS: Sí, sí. Iba a decir que termino pronto.

Muchas gracias.

Por lo tanto, señor Piqué, queremos preguntarle… (Rumores. Risas.) No
he superado la gripe todavía.

Perdón, señor Cabanillas, queremos preguntarle sobre el modelo de
financiación, si conoce el documento Piqué -a eso me refería-, el
documento procedente de la SEPI que él encargó a esta sociedad
estatal, si de alguna manera tiene usted en previsión o ha empezado
ya a dialogar con los sindicatos, dada su representación formal y
oficial, porque en esto el señor López Amor no comprendía la
situación democrática de los sindicatos, y llegó incluso aquí a
cuestionar la representatividad del presidente del comité de empresa
a través de su última comparecencia en la Comisión de Presupuestos.

Si en algún sentido tiene usted ya contactos con algún grupo
parlamentario de cara al futuro, y si realmente su intervención -yo
creo que no- se basa o no en el documento Álvarez Cascos y López Amor
o se basa en la posibilidad de otro documento. ¿En función de qué
documento (puesto que si comparece el señor Piqué el lunes, parece
que todos tenemos la idea de prolongar los trabajos de la subcomisión
hasta finales de junio de 1999), en función de qué criterios, en
función de qué documentos nosotros tenemos que seguir trabajando? ¿En
base al documento López Amor/Álvarez Cascos o en base a la
intervención que usted hoy ha hecho aquí, que no coinciden? ¿Qué
texto tomamos para nuestro trabajo, señor Cabanillas? Ésta es una
pregunta que nos interesa muchísimo. Nos interesa muchísimo porque en
estos momentos estamos huérfanos de posición oficial del Gobierno y
del señor Cabanillas.

Eso sí le digo que su intervención, repito y termino, señor
Cabanillas, no coincide con el documento Álvarez Cascos, ni respecto
al sistema de financiación (no coincide), ni respecto a la
posibilidad encuadrada en unas normas europeas en función de una
lectura sesgada del protocolo anexo, de las determinaciones que
procedan de la Unión Europea, en las que usted se ha basado
radicalmente a la hora de establecer la posibilidad de un modelo
futuro.




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Por tanto, en esta primera comparecencia yo me conformaría, señor
Cabanillas, con que usted nos aclarara el terreno en el que tiene que
jugar a partir de ahora la subcomisión que en esta casa estudia el
futuro, el sistema estable y la estrategia de asunción de deuda de
Radiotelevisión Española.




La señora PRESIDENTA: Tiene la palabra el representante de
Convergència i Unió. Señor Burballa.




El señor BURBALLA I CAMPABADAL: Señor Cabanillas, como puede ver
usted aquí, cada uno va a lo suyo. Nosotros también iremos a lo
nuestro, y además intentaremos un poco también ir a por todo, y en
todo caso a por lo de todos.

Nuestro grupo parlamentario, señor Cabanillas, le quiere dar la
bienvenida. Esto es obligado, le queremos dar la cordial bienvenida a
esta Comisión de Control Parlamentario, y además queremos agradecer
la deferencia que usted ha tenido, expresada en su toma de posesión,
de reservar sus primeras manifestaciones públicas para esta
comparecencia en el Parlamento lo cual le honra, y además supone una
actitud de respeto para esta Comisión. Nosotros lo valoramos y se lo
agradecemos. Esto, junto con su presencia en la vida institucional de
Radiotelevisión Española, que había sido abandonada en los últimos
meses, como usted antes ha hecho referencia, también lo valoramos
positivamente. Todo lo que sea favorecer que los organismos
institucionales funcionen con normalidad merece el apoyo de nuestro
grupo.

Le he escuchado muy atentamente, señor Cabanillas, y usted nos merece
todo el crédito. No nos suscita ningún tipo de reparo, y nos merece
toda la confianza. No sé si vamos a llegar a los extremos de
valoración personal que han hecho otros grupos, pero nosotros
confiamos en usted. Hemos confiado siempre en la persona que ha
estado al frente de Radiotelevisión Española, le hemos ofrecido
siempre nuestra colaboración; y yo creo que lealmente nuestra
colaboración siempre se ha tenido en la casa.

No nos podemos olvidar, señor Cabanillas, que ésta es la tercera
ocasión en que esta Comisión se encuentra en este período de sesiones
en un acto similar. Aún no hemos cumplido las dos terceras partes.

Usted dijo en su toma de posesión que la situación de Radiotelevisión
Española era muy seria, y nosotros le damos la razón; pero debe
entender también que al Grupo Parlamentario Catalán (Convergència
i Unió) le parece muy serio y muy preocupante que un Gobierno que se
enorgullece de haber sido el más estable de la democracia española,
cosa que nos satisface, le pedimos -y se lo digo formalmente- que
tenga en cuenta que nuestro grupo parlamentario es un grupo
parlamentario que ha hecho posible la investidura y la estabilidad
del Gobierno que le ha nombrado a usted, pues que este mismo Gobierno
de tan larga trayectoria no haya cambiado ningún ministro, lo cual es
un tema absolutamente exitoso, y sin embargo haya tenido con usted ya
tres directores generales en este período, en esta legislatura.

Evidentemente esto no va con usted, porque le deseamos -ya se lo he
dicho- todo tipo de éxitos, todo tipo de fortuna y le he brindado
nuestro apoyo; pero no está de más que le mostremos una preocupación
adicional porque el Gobierno
hasta ahora ha acertado muy poco, señor Cabanillas, en el tema de la
radio y televisión públicas de cobertura estatal.

Le he oído dar respuesta con la buena música de sus palabras a temas
permanentes de conflicto planteados por la práctica totalidad de los
grupos, o la inmensa mayoría de los grupos de esta Cámara. Creo que
usted se ha expresado satisfactoriamente en aspectos fundamentales
que hacen referencia a un nuevo estilo, se lo agradecemos y se lo
valoramos. Ha hablado de los informativos, de la financiación; ha
dicho que va a luchar contra la unilateralidad, el sectarismo y la
parcialidad. Ha dicho que va a procurar una solución de la deuda, una
financiación estable, suficiente, una gestión diversificada; eso que
decía un estilo nuevo. De todas formas, señor Cabanillas, yo no le
oído hablar nada -y discúlpeme si me equivoco- del concepto en el
cual Radiotelevisión Española debe responder a la plurinacionalidad
del Estado español, y quisiera pedirle que en su respuesta me hablara
de esto.

Usted ha hablado de losas. Le aseguro que el discurso monocorde que a
veces escuchamos en RTVE para nosotros es una losa, porque, señor
Cabanillas, tiene usted que tener en cuenta que nuestra principal
riqueza -en opinión de nuestro grupo- es la variedad y es la
pluralidad.

Le voy a pedir cómo va a tratar RTVE bajo su mandato este concepto,
este concepto de Estado plural y cómo va a tratar a grupos como el
nuestro, que han contribuido desde siempre al consenso, a la
prosperidad y a la gobernabilidad, concretamente desde hace seis
años.

Usted es el director general del grupo audiovisual más importante de
un Estado plurinacional, señor Cabanillas, por tanto de un Estado que
tiene un valor añadido en nuestra opinión, que constituye -nosotros
no lo dudamos- uno de nuestros mayores patrimonios en una sociedad
globalizada que cada vez más, aparte de ser globalizada consume en
productos personalizados e individualizados, y nosotros creemos que
el tratamiento de esa plurinacionalidad del Estado es un valor
añadido que debería tener RTVE y le pedimos que si la tiene nos
exprese su opinión al respecto.




Ya se habrá dado cuenta que a pesar de que usted ha intentado dar una
visión global y de líneas maestras, ya puede ver qué es exactamente
lo que a algunos grupos les preocupa por encima de todo. A nosotros
nos preocupan esas cosas, nos preocupan los informativos, pero sobre
todo nos preocupa el modelo de futuro ligado a todas las
radiotelevisiones públicas del Estado, y a esto creo que también ha
hecho usted referencia; luego volveré sobre ello si me lo permiten.

Señor director general, tiene todo nuestro apoyo para sacar adelante
sus proyectos de reforma, los que considere oportunos encaminados a
conseguir una radio y una televisión públicas que en el siglo XXI,
que estamos a punto de iniciar, atienda a las necesidades de la
sociedad española, y que desde el punto de vista de su gestión
empresarial sea viable (usted ha hablado de viabilidad) por haber
hallado la dimensión adecuada y un sistema de financiación estable y
transparente.

Llegado a este punto es coherente reclamar por parte de este director
general que muestre toda su colaboración con el buen hacer de los
trabajos de la subcomisión que estudia la reforma del vigente
Estatuto de radio y televisión, y



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esperamos que finalmente sea una subcomisión útil para la reforma del
modelo de radiotelevisión pública de cobertura estatal.

Conviene reiterar, señor director general, que el Grupo Parlamentario
Catalán es plenamente favorable a la continuidad de un organismo de
radiotelevisión pública homologable a los existentes en los grandes
países europeos de nuestro entorno, de la misma manera que apoyamos,
como no podía ser de otra manera, las decisiones políticas de las
comunidades autónomas que han decidido contar con entes similares en
sus territorios. La radio y la televisión pública, señor director
general, cumplen una función social y cultural de primera magnitud.

Han quedado superados, a nuestro entender, los tiempos en que el
debate era entre la coexistencia de televisión pública y privada,
porque ya hemos conseguido una pluralidad de ofertas; o entre los
contenidos temáticos o generalistas de las programaciones. La
dificultad para acceder a los contenidos y el encarecimiento de los
derechos hacen, señor director general, que nos hallemos en otro
estadio de cosas. Se trata de que en un futuro la televisión de pago
va a incorporar paulatinamente cada vez más territorios que son hoy
propios de la televisión en abierto, le quiero preguntar también su
opinión al respecto, en qué medida debemos garantizar que a través de
las televisiones públicas esta programación pueda quedar a
disposición de todos. Este debate que hoy se traslada a la televisión
en abierto y a la televisión de pago, entendemos que es una de las
justificaciones más importantes, en este momento creemos que la más
importante para el futuro y la pervivencia de una radiotelevisión
pública potente y global como usted ha manifestado en su
intervención.

Dicho esto, hay otro elemento esencial que hace referencia al marco
jurídico que regula hoy la actividad de Radiotelevisión Española, y
que debe ser cumplido, señor director general: es la exigencia del
pluralismo. Usted también ha hecho referencia y se ha comprometido a
ello: pluralismo en la información, sin discriminación por tanto de
las diversas opciones ideológicas que componen este Parlamento;
pluralismo en la programación atendiendo a los intereses de todos los
espectadores; y pluralismo también lingüístico y cultural.

Este pluralismo, señor director general, es un valor propio del
sistema democrático y debería ser exigible a cualquier otro operador
como las televisiones privadas, pero la diferencia radica que en este
caso se convierte en una exigencia ética, mientras que para RTVE -a
nuestro entender- es una exigencia jurídica de obligado cumplimiento.

Le he de hablar de lo nuestro, señor Cabanillas, le he de hablar de
lo que nos preocupa fundamentalmente, y debo referirme en este punto
a la lenta disminución del papel que tradicionalmente han venido
asumiendo Radio Nacional de España en Cataluña, y muy especialmente
Radio 4; y también, por supuesto, en el ámbito televisivo el Centro
de Producción de Programas de Sant Cugat. Sepa desde hoy que nuestro
grupo parlamentario, al igual que gran parte de la sociedad catalana,
considera estas actividades como algo propio y como algo estimado.

Que nadie caiga en el error de pensar que por el hecho de que la
responsabilidad de la gestión o la designación de sus dirigentes no
recaiga estatutariamente en el Gobierno de la Generalitat de
Catalunya, seguimos las incidencias de Radiotelevisión Española en
Cataluña como algo ajeno. Le pedimos desde hoy más programación en
catalán y más medidas para que esa programación se pueda desarrollar
en condiciones de calidad suficientes. Esto ha sido leitmotiv de
nuestras intervenciones mayoritarias en la época de su antecesor,
señor Cabanillas.

Esta misma exigencia de pluralismo debe acometerse o debe acomodarse
a una realidad como es la del hecho autonómico. Antes he hecho
referencia y le he dicho que volvería a ello. Han pasado los tiempos
en que las televisiones autonómicas y Televisión Española se veían
entre ellos como un operador cualquiera del mercado, a veces
enfrentadas. El volumen de recursos públicos que se destina para la
viabilidad de las televisiones públicas, señor director general,
exige en nuestra opinión una cooperación que debe ser
institucionalizada. Nuestro grupo no está tan sólo a favor de la
cooperación puntual entre las televisiones públicas, de la cual
seguramente tendremos ocasión de hablar en las próximas sesiones,
sino de que se vaya más allá y se actúe coordinadamente desde la
independencia de cada uno de estos medios de comunicación;
coordinadamente, lealmente e institucionalmente, si es posible, señor
director general.

Precisamente uno de los aspectos que nosotros más valoramos en la
gestión de su antecesor era esa capacidad de colaboración entre la
radiotelevisión pública de cobertura estatal y la radiotelevisión
pública autonómica. El ejemplo que ha citado antes la portavoz
socialista lo demuestra, y nosotros lo valoramos muy positivamente.

La colaboración, éste era -insisto- uno de los capitales más
importantes, y creemos que debe seguir siéndolo, en su gestión. No lo
fue así en muchas otras ocasiones anteriormente en otras épocas de
Gobierno de otros partidos, y nosotros lo lamentamos en su momento,
siempre hemos querido y creído que la colaboración entre las
televisiones públicas en el Estado tiene que ser leal y tiene que ser
constante, para en todo caso mejorar la calidad de la radiotelevisión
pública como garantía de nuestra estabilidad y de nuestra convivencia
democrática.




La señora PRESIDENTA: Tiene la palabra el señor González de Txabarri
del PNV.




El señor GONZÁLEZ DE TXABARRI MIRANDA: Señor director general,
quisiera darle la bienvenida también en nombre del Grupo
Parlamentario Vasco a esta Comisión que más de alguno le habrá
definido como un potro de tortura. Yo le quisiera manifestar mi
discrepancia con esta descripción. Creo que esta Comisión, al igual
que el resto de las instituciones y la sociedad en su conjunto,
debiera ser un órgano de control en sus propias definiciones y estar
muy alejada de esta definición de potro de tortura.




Sí quisiera que usted entendiera que también para nosotros es
desagradable tener que insistir sistemáticamente sobre una serie de
puntos, realizar consideraciones y reflexiones en orden a estimar que
los distintos órganos y programas de RTVE, en la medida que uno
representa una corriente de opinión sostenida por votos de ciudadanos
a los que intenta representar, no está actuando en consonancia con
los criterios mínimos a través de los cuales la radiotelevisión
pública debiera funcionar.




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Quisiera por tanto desearle y desearnos que esa consideración de
potro de tortura, en que en los últimos tiempos también se había
convertido esta Comisión de control, quede alejada del tono y del
estilo de los trabajos de estaComisión a través de los cuales
debieran configurarse y debiera llevarse a cabo.

Creo que usted ha comenzado bien en esta primera comparecencia. Ha
reservado para esta Comisión, como han indicado otros portavoces, las
novedades de su programa, así lo manifestó el día de su toma de
posesión, y de alguna forma ha intentado elaborar un estilo elegante,
digno e institucional que nosotros le agradecemos. Ello unido a que
ha vuelto la normalidad en el consejo de administración, situación
que hemos reiterado desde este grupo parlamentario, lleva a que de
alguna forma el puzzle institucional o el mínimo de reglas de juego
se haya recompuesto en el inicio de su mandato. Esta Cámara también
debería responder a esas actuaciones correctas y elegantes de la
dirección general, intentando que en un breve plazo el propio consejo
de administración se renueve y la normalidad vuelva en su conjunto. A
ver si es verdad, señor director general, que a la tercera vaya la
vencida y las aguas vuelvan a unos cauces de los cuales jamás
debieron salirse o desbocarse.

Hemos conocido esta mañana un discurso políticamente correcto.

Nosotros estamos de acuerdo; pero no creo que ése sea el origen, la
causa, ni el futuro de lo que haya que perfilar. Yo creo que usted
con su discurso, como he dicho al principio, da un buen comienzo a un
mandato, y de alguna forma diseña las líneas básicas de actuación,
con las cuales por lo menos desde nuestro grupo parlamentario es
difícil estar en desacuerdo. Manifiesta que el modelo de
radiotelevisión estatal es caduco, que hay que realizar un nuevo
modelo, un nuevo consenso, y demuestra que desde su posición personal
está al día y seguramente la opción que ha realizado el Gobierno al
nombrarlo ha sido correcta y el Gobierno ha sido sensible a lo que
mes tras mes en esta Comisión distintos grupos parlamentarios hemos
venido sosteniendo. A nosotros no nos desapetece tener la razón
tarde; lo que nos apetece es comprobar que tras meses de insistir en
una serie de puntos da la impresión de que el punto de retorno se
produce y se da una situación, extraña situación de tabula rasa,
donde parece que el contador se pone a cero. Pero es una situación
artificial, admítamelo, señor director general. No es verdad que el
contador se pone a cero. Ese discurso programático que usted ha
manifestado a lo largo de su intervención y que es fácil de
compartir, conoce una situación de hecho en la actual situación del
ente de RTVE y en sus distintos programas, y usted no puede
sustraerse de esa situación.

Creo que de achacarle alguna falla al discurso que ha leído esta
mañana, habría que subrayar esta consideración: hay que partir de un
diagnóstico real de la actual RTVE.

Nosotros también compartimos que las televisiones públicas deben de
confeccionar sus nuevos modelos a través de parámetros europeos, que
el anexo al Tratado de Amsterdam da pistas en ese sentido, que no
estamos hablando tampoco del modelo de RTVE exclusivamente, estamos
hablando del modelo de las televisiones públicas en el país, y hay
que estar al día en lo que son las transformaciones
tecnológicas digitales. Es difícil no estar de acuerdo con
esos parámetros.

El problema es de diagnóstico actual. Usted puede predicar la
credibilidad de los actuales informativos en los que profesionalmente
y desde nuestra propia obligación asistimos a un espectáculo
lamentable día tras día. Se lo digo con toda sinceridad: un
espectáculo lamentable. Ésa es la consideración que algunos
espectadores -y yo no asumo más responsabilidad que la mía-, algunos
telespectadores y radioyentes, día a día y en la medida que somos
archilectores o archivisionadores de la televisión, en la medida que
podemos representar a un conjunto de ciudadanos, sí queremos
manifestarle que el espectáculo que la radiotelevisión pública ofrece
en sus servicios informativos es ciertamente lamentable. Es
lamentable porque precisamente está en contra de todos estos
criterios que usted aquí ha manifestado. Usted ha manifestado que
debe ser plural, que debe ser equilibrada, que debe ser rigurosa y de
calidad, e incluso que debe tener una conciencia ética y cívica.

Ciertamente así debiera ser, y si así fuera esta Comisión de control
sería una balsa de aceite. Austed mismo le han dicho a la entrada que
es un potro de tortura y bienvenido al potro de tortura. Nosotros
queremos, señor director general y créanos, que sea una balsa de
aceite; es decir que las cosas funcionen normalmente, y todos estos
criterios que usted ha enumerado sean realidad y que sentados en la
butaca del salón de casa, podamos observar o venimos oyendo cuando
estamos siguiendo unos programas de radio.

En esta Comisión se dijo alguna vez por parafrasear lo que un ex-
presidente del Gobierno dijo en un momento determinado, que bastaría
con que lo que es normal en la calle sea normal en los servicios de
Televisión Española. No hay que vestirlo más. ¿Usted se imagina el
consejo de administración de alguna empresa, esta misma Cámara en sus
propios debates conociendo los grados de insulto y de tensión que
conocen algunas tertulias de Radio Nacional de España?, ¿se lo
imagina? El país no es así, y si el país no es así, ¿por qué la
radiotelevisión pública se empeña en montar un modelo que no responde
a la realidad sociológica del país? Ésa es la cuestión: hacer normal
en la radiotelevisión pública aquello que es normal en esta Cámara.

Aquí tiene distintos grupos parlamentarios discutiendo
civilizadamente y dentro de unas normas de educación y de elegancia.

Pero, ¿por qué esto no se puede producir en RTVE?
Usted habla de pluralidad. ¿Cómo se va a respetar la pluralidad en
RTVE si están completamente alejados de lo que es el concepto plural,
si son todos del mismo equipo, señor director general, y llevan todos
la misma camiseta?; ¿cómo llevando la misma camiseta todo el equipo
puede haber partido de fútbol? Es imposible. Por no tener no tienen
ni árbitro; el conductor del programa es uno más del equipo, parece
la afición, parece el jugador número 12. Entonces no puede ser; no
nos hable de pluralidad cuando los servicios informativos están
diseñando un modelo que está no ya alejado sino que responde a unos
criterios completamente contrarios a lo que son criterios de
pluralidad.

Alguna vez he significado en esta Comisión que el actual jefe de los
servicios informativos de Televisión Española realizó un modelo de
abecé audiovisual en TelevisiónEspañola. Reconozco que me equivoqué,
y lo siento



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porque tampoco ése era el modelo; aquello era hacer la razón
audiovisual, en aquel momento no existía el abecé. Es la razón
audiovisual el modelo a través del cual están establecidos los
servicios informativos de RTVE, y como usted sabe, ese producto no
vende. Los ciudadanos no están en esa consideración. Yno nos vale el
criterio de audiencia, diciendo, ¡hombre, son los que más se siguen!
Claro, pero dígase a renglón seguido qué esfuerzo económico se
realiza para que eso sea así, entonces mídanse los criterios como
medimos los demás, como se mide en un restaurante la relación
calidad-precio. Establézcanse los criterios que son habituales en el
conjunto de análisis que realizamos para otro tipo de actividades
sociales.

Es por ello que tiene aquí usted una asignatura pendiente. He podido
hablar con algún consejero sobre la reunión del consejo de ayer, y me
he quedado con esta duda: ¿qué va a pasar en los servicios
informativos de RTVE? Insisto que éste es un punto crucial en el
análisis de lo que pueda ser su gestión, porque creo que si existe
una mínima buena voluntad y un empeño decidido de que el modelo de
RTVE se defina, se realice el cambio legislativo oportuno, se
estudien los sistemas de financiación, se trabaje por un modelo de
televisión europea, razonablemente esta Cámara en su conjunto va a
colaborar para que esos objetivos se cumplan y esta página de la
historia de la Cámara, que durante distintas legislaturas lleva
realizando comparecencias en orden a llegar a esos objetivos, se
cierre definitivamente y nos encontremos en esta nueva etapa.

Nosotros lo deseamos fervientemente y recogemos el guante de que en
esa línea trabajaremos y en la medida de nuestras posibilidades
hincaremos lo que haya que hincar para que se pueda trabajar en esa
dirección; pero insisto que tiene aquí un nudo gordiano que no nos
consta que se haya desenredado en los últimos días. Aquí hay un
modelo de servicios informativos que un señor que actualmente
mantiene su condición de cargo directivo en Televisión Española
implantó primero en Radio Nacional de España y ahora en los servicios
informativos de Televisión Española.

Lo podría adornar con múltiples ejemplos. Si ha leído las
comparecencias de las últimas temporadas como cereza tras cereza las
tiene todas enlazadas, basta con ponerse a escuchar Radio Nacional a
la mañana para poder ir engrosando el rosario de perlas a través de
las cuales el insulto, la falta de rigor, una desconsideración hacia
personas e instituciones del Estado es manifiesta y se realiza sin
ningún rubor. Si le sirve un ejemplo, le podía preguntar: ¿cuántas
veces ha quemado en los últimos días Televisión Española la cabina de
teléfonos del triángulo de Tolosa?, ¿cuántas veces la ha quemado?,
¿cuántas veces está dispuesta a quemarla? Ya no la queman los
bárbaros que queman cabinas de teléfono, ya no la queman ellos. Si le
sirve el ejemplo, en el último atentado terrorista que se produjo en
Pamplona -pero la semana pasada-, Televisión Española dio imágenes de
la quema de esta cabina de Tolosa, indicando que la Ertzantza no
había actuado con suficiente diligencia. Se hace con la mayor
tranquilidad del mundo. Indiqué al anterior director general que ya
habían quemado esta cabina 35 veces, archívenla, señor director
general, archívenla. La quemaron una vez, una, no más, el último
atentado se produjo en Pamplona, y que se sepa, la Ertzantza no tiene
jurisdicción todavía en ese territorio. Vamos a ser mínimamente
respetuosos con lo que el conjunto de ciudadanos es respetuoso.




La señora PRESIDENTA: Señor González de Txabarri, tiene que ir
concluyendo.




El señor GONZÁLEZ DE TXABARRI MIRANDA: Concluyo.

Sabe que tiene nuestro apoyo en su conjunto, y sabe que este apoyo no
es un cheque en blanco. Tendrá que ganarse nuestra confianza desde
esta perspectiva en la concreción de los criterios que usted ha
enumerado. Nada más, no tiene más vuelta de hoja; pero no nos
resignamos y no aceptamos esto de que hay que hacer tabula rasa, aquí
no viene un nuevo director general a poner el contador en cero. No es
eso; también es eso, pero no es sólo eso.

Nosotros, señor director general, somos receptivos al guante que
usted ha lanzado, receptivos a su compromiso, puede saber que somos
leales con la palabra que damos y que le iremos poniendo en
evidencia, porque ésa es nuestra responsabilidad, de aquellas
actuaciones que entendamos se salen de los criterios que usted
solemnemente ha proclamado en el día de hoy.

En la medida que de las musas pasemos al teatro aplaudiremos su
actuación con la misma intensidad que la criticaremos si en caso
contrario observamos que la actuación concreta del día a día se va
alejando de los criterios que usted ha predicado.

En todo caso, mucha suerte, señor director general.




La señora PRESIDENTA: Tiene la palabra el señor Mardones, por parte
de Coalición Canaria.




El señor MARDONES SEVILLA: Señor director general del ente público,
también en el mismo espíritu con que lo han hecho cuantos portavoces
me han precedido en el uso de la palabra, esa mínima cortesía
obligatoria de darle la bienvenida, y más de los que por su apellido
en mi vinculación personal y política de muchos años atrás, hemos
sido colaboradores estrechos de su recordado e inolvidable padre don
Pío Cabanillas. En ese recuerdo yo solamente quiero añadir una cosa
más en estas primeras palabras: a la vista del historial político de
todos sus antecesores, quiero desearle a usted, señor Cabanillas, no
la bienvenida aquí y ahora en este momento, sino desearle una feliz
salida del cargo (Risas.) porque verdaderamente el cargo de director
general del ente público prácticamente cuando finalizan no es un
cargo de destitución o cese, es un auténtico empleo del vocablo
defenestración en el origen etimológico de este galicismo de arrojar
por la ventana. Le deseo por tanto una feliz salida, porque
significará para usted un principio de dignidad política, de haber
cumplido un deber; y de que por lo menos que tenga un servicio de
información interna para que pueda dimitir antes de que lo
defenestren. Lea usted toda la historia pasada de sus antecesores. Su
padre recomendaba esto: leer los discursos de toma de posesión de los
cargos políticos y ver qué ocurría al final.

Si cogemos el «Diario de Sesiones» de esta Comisión, en la que yo soy
diputado muy antiguo, de hace muchosaños, vemos que hay una línea de
exposición temática de la



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toma de posesión, pero sobre todo del discurso en el que el director
general al comparecer en su primera andadura en esta Comisión hace la
exposición, como la que han venido a hacer aquí sus antecesores, del
programa que trae, proyectos que tiene e ideas que quiere
desarrollar. Después la realidad del ente público RTVE hace que
prácticamente cada director general que llega viene sobre las cenizas
del anterior. Usted va a dirigir un auténtico horno crematorio. ¿Por
qué digo esto? Porque es usted víctima de tener que arreglar a veces
lo que no tiene arreglo, salvo que haya un planteamiento
verdaderamente revolucionario en lo que se tiene que entender por
servicio público de la RTVE en la maraña de problemas en que usted se
encuentra (de financiación, de modelo de televisión, de tipo de
redacción de los programas), para entrar ya verdaderamente en la
vorágine de la problemática de los informativos, en que va usted a
ser sometido a un control verdaderamente minucioso que se cuentan las
apariciones y aquí se miden por segundos. No existe Ministerio de
donde a su responsable o cabeza máxima se le haga el minutado de lo
que ocurre a través del instrumento fundamental que usted administra
y se tiene que reflejar después en la pantalla.

Al hilo de esto que le vengo a decir, tengo que partir de un
principio de racionalidad tanto yo como mi Grupo Parlamentario de
Coalición Canaria, al haber votado favorablemente la investidura del
presidente del Gobierno, el señor Aznar. Queremos ser consecuentes
con esto y con los instrumentos, dentro de la beligerancia de
dialéctica normal y democrática de este Parlamento; por tanto, una
colaboración en sentido positivo. Cuando nosotros decimos que
queremos colaborar, tenemos que obtener la reciprocidad del director
del ente público de que quiera aceptar esta colaboración y la pida. A
nosotros en Coalición Canaria se nos pide muy poco en estos aspectos.

Hay decisiones que nos enteramos de ellas al leer por la mañana el
periódico correspondiente que la trae, y eso no es pedir
colaboración, porque no podemos aportar ni siquiera el mínimo gramo
de experiencia o de buena voluntad con que queremos ayudar a este
asunto, más una comunidad autónoma de la que yo soy diputado, como
todos los compañeros de mi grupo, que es la Comunidad Autónoma de
Canarias, que siempre ha tenido problemas de tipo de plantillas de
los profesionales del ente público, de ver erráticamente contemplados
los programas de aplicación en una comunidad autónoma que
distintamente de la que tienen mis compañeros que me acaban de
preceder por el Grupo Parlamentario Catalán (Convergència i Unió) o
del Grupo Parlamentario Vasco (PNV), sí tienen televisiones
autonómicas, Canarias no la tiene y además en este momento estamos en
un pleito contencioso- administrativo con el Ministerio de Fomento
que tiene unas peculiaridades muy fuertes de tipo político.

Usted puede hacer, señor director general, una gran labor positiva
para que los centros de RTVE en Canarias cojan sus palabras con
ilusión, con esperanza, y no defraudarles. En esa línea nos tendrá
usted, y a mí el primero como portavoz de Coalición Canaria, en la
mejor línea de cooperación, de colaboración y de concordia en esta
materia.




Usted ha señalado en su intervención algunos aspectos fundamentales
que yo no voy a exigir en este momento nada más que su enunciación,
como es el sistema estable
de financiación. Como no se ha dicho cuál, el plazo que va usted a
tener para próximas sesiones de control es traer aquí y con la
colaboración y con lo que surja de la subcomisión que tiene que
estudiar el nuevo modelo de radiotelevisión pública en España,
encontremos precisamente la solución al nudo gordiano del problema
fundamental de esta materia que usted bien ha esbozado al principio,
de diagnosticar que hay una carencia de modelo de financiación
estable, y surge la pregunta del millón: ¿cuál es el modelo de
financiación estable para superar generalismos? Usted no es
partidario de una financiación mixta, pero sí de una financiación
diversificada -vamos a ver si dialécticamente eso se puede explicar
después prácticamente-, financiación de fuentes públicas,
financiación como usted dice por publicidad, por merchandising,
etcétera, otras figuras que se pueden hacer.

Lo que ocurre es que el modelo de televisión que usted empieza a
administrar es caro y hay una regla económica: si el sistema es caro
y devora ingresos, devora presupuestos y genera déficit, ¿cómo la
financiación puede atender ese tipo de modelo? O se cambia el modelo
que devora presupuestos, o es imposible una financiación
diversificada sin seguir aumentando las fuentes de diversificación.

Para eso llegar al modelo de decir: absórbase la radiotelevisión
pública por los Presupuestos Generales del Estado, y punto final; nos
olvidamos de la financiación por vía de publicidad, y trabajamos en
Televisión Española como trabaja Radio Nacional de España, sin
necesidad de tener en su cuenta los ingresos por publicidad.

Relacionado con esto, usted ha dicho, señor director general, un tema
muy difícil de solucionar. Usted dice no subordinar la programación a
la publicidad. Quiero entender también que usted ha querido decir no
subordinar la programación a la publicidad, ¿pero la va a subordinar
a la audiencia? Porque si usted subordina la programación a la
audiencia, es caro mantener los índices de audiencia, porque o les da
televisión basura, para competir con otras cadenas, y televisión más
morbosa que pueda enganchar altos índices de audiencia, y ver si esos
modelos que usted quiere hacer de no subordinar la programación a la
publicidad, si usted no subordina las agencias publicitarias a sus
intereses comerciales de horas de máxima audiencia o programas de
máxima audiencia, no sé cómo puede resolver entonces esa tremenda
contradicción de tipo económicofinanciero. Le deseo que sus expertos
y asesores -porque esto no es materia de una sola cabeza, sino de un
equipo de financiación- encuentren la solución a esta incógnita.

Ya para terminar, señora presidenta y señor directorgeneral, yendo al
tema de los informativos, ya le han dicho a usted aquí quienes me han
precedido en el uso de la palabra, desde el primero al último, el
catálogo de patologías que se encierra en este tema de los
informativos. Usted les han dado tres características que yo suscribo
plenamente: objetiva, imparcial y veraz. Yo le añadiría una cuarta,
señor director general, y es donde estamos más quejosos en mi grupo:
que no sea excluyente. Que aparte de una información objetiva,
imparcial y veraz, que no sea excluyente. Si no excluye usted a
grupos políticos, a portavoces políticos en un área común de
participación, en eso que usted dice como un modelo futuro que
garantice valores democráticos, esos valores democráticos ya se
pusieron en letra en el



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estatuto vigente que hicimos en la época de la Unión de Centro
Democrático.

Pues bien, no excluya, porque para la diversificación que usted trata
de hacer entre unos informativos que informen y otros que opinen (es
decir, que haya información y que haya opinión), la información se la
dan los profesionales que usted tiene en el ente, al ir reflejando
cuantitativa y cualitativamente las noticias en los informativos, y
la opinión se la pueden dar a ustedes más resuelta si no excluyen
a las fuerzas políticas democráticas que tienen que salir en esos
medios de formación de la opinión pública.

Señor director general, usted ya ha dicho, curándose un poco en salud
y poniéndose el parche antes de que salga el grano, que le van a
acusar de que estos son principios generalistas, principios de buena
voluntad. Bien, eso cabe siempre en un debate político y no tiene una
mayor trascendencia. Pero yo recojo con toda formalidad, porque ha
quedado escrito en el «Diario de Sesiones», señor Cabanillas, que lo
que ha dicho es un compromiso formal y solemne. En esa aceptación me
tiene usted a su entera disposición para colaborar en esa labor. Y yo
la doy por buena porque lo ha dicho usted ante esta Comisión. Queda
reflejado para siempre en el «Diario de Sesiones» un compromiso
formal y solemne de llevar a la realidad práctica, jurídica,
económica lo que usted plantea, en colaboración con el informe que
salga de la subcomisión que está estudiando este nuevo modelo. Por
tanto, en esa línea de aceptar ese compromiso formal y solemne, yo le
deseo a usted no solamente la mejor andadura, sino el mejor final de
su andadura, que puede realizar con plena satisfacción porque tiene
juventud y no está para quemar un curriculum profesional en los años
que pueda estar al frente del ente público.




La señora PRESIDENTA: Tiene la palabra el señor Alcaraz, del Grupo
Mixto.




El señor ALCARAZ RAMOS: Sirvan desde luego mis primeras palabras para
felicitar al nuevo director general de Radiotelevisión Española en
nombre de Nueva Izquierda-Iniciativa per Catalunya.

Yo le advierto al señor Cabanillas que este diputado, por aquello de
que es de un grupo pequeño, hoy viene de debatir ya el conflicto del
Sahara y la guerra de Sudán; por lo tanto, aunque Televisión Española
sea terreno minado, viene con un ánimo pacífico. No creo que tenga
mucho sentido hoy -aunque alguna cuenta habrá que pedirle- que esta
Comisión ejerza un control estricto. Se estrenará usted el lunes.

Ciertamente,nada podemos objetar a su decisión. No voy a decir que
tiene presunción de inocencia, porque, aparte de que nos llevaría a
un terreno sumamente resbaladizo, tampoco quiero que el director
general de la televisión pública sea inocente o sea ingenuo. Creo que
no son cualidades que se le deban pedir a un director general, pero
creo que también entiende el contexto en el que se lo digo.

Sin duda, sí que hay objeciones por parte de nuestro grupo a la forma
de elección. No voy a referirme al suspiro colectivo que vivió esta
Comisión cuando nos enteramos de la sustitución del señor López-Amor;
a lo que me refiero es a que el mecanismo institucional vigente sigue
dejando en manos del Gobierno los ceses, los cambios de director
general, y eso hace que haya una presunción de manipulación por
parte del Gobierno. Este es un lastre con el que usted -estoy
convencido de que lo sabe- va a tener que cargar. Y eso sin duda se
agrava en este caso porque, como ya ha sido expuesto en alguna
intervención anterior, parece que esta fase de cambio ha venido dada
por problemas internos, por intereses en el Gobierno, por intereses
partidistas más que por un análisis frío de necesidad de cambio.

Desde luego, nosotros entendemos que había una necesidad de cambio,
el que no lo entendía, por lo visto, era el Gobierno durante muchos
meses. Esto le va a reportar críticas en muchos momentos; también le
va a reportar aplausos en esta Comisión. El señor López-Amor antes de
ser «quemado» fue hábilmente «ahumado» por el incienso incesante que
recibía por parte del Grupo Popular en esta Comisión; por lo tanto,
le prevengo contra los aplausos.

Apartir de ahí, hay dos grandes preguntas que se abren. Usted ha
hecho referencia reiteradamente desde que ha sido designado a que
viene a traer reformas y que viene, hay que entender, a traer futuro.

No sé si las fechas navideñas hace que esto lo debamos considerar un
regalo navideño. Desde luego, buenas intenciones, no seré yo quien no
se las suponga.

Ahora, la pregunta es: ¿qué reformas? Usted ha aludido a la calidad,
a la pluralidad, se ha añadido lo de excluyente; es decir, que los
telediarios no sean unas exclusivas, quiero decir, que exclusivamente
salga el Partido Popular, sino esos conceptos jurídicos
indeterminados a los que usted aludía. Yo, que también provengo del
campo jurídico, entiendo perfectamente la complejidad de
interpretación de los propios principios constitucionales, del
artículo 20 cuando se refiere a esta cuestión y del Estatuto de
Radiotelevisión. Borges decía que no sabía si era cristiano, pero
estaba seguro de que no era budista. De alguna forma esto sucede con
el servicio público: a veces dudaremos si algo es servicio público,
pero estamos seguros de que muchas cosas no son servicio público. Y
de esas cosas está llena la programación de Televisión Española. Esa
es la realidad, y ahí es donde hay un problema que usted tiene que
deshacer, un nudo gordiano: o hay ruptura o no es creíble.

La pregunta entonces es: ¿en qué va a haber ruptura? Porque usted
defiende hoy aquí unos principios y, en definitiva, un cierto
continuismo. Además, hay que tener una cosa muy clara: no es
separable radicalmente gestión de programación y de contenidos. Por
lo tanto, ¿en qué se va a producir esa ruptura?
La siguiente pregunta es: ¿qué futuro? Entiendo que usted hoy no
puede abundar en muchas cosas, pero desde luego sí en temas como
financiación y plantilla, más allá de esta bella alusión a que los
trabajadores la consideran su casa y todas estas cosas. Espero que no
echen a muchos de su casa. ¿Qué va a suceder con televisión temática?
Es importante que vayamos conociendo lo que opina, sobre todo porque
para el futuro de Radiotelevisión Española su opinión va a ser
determinante, ya que el Gobierno no le habrá puesto ahí por capricho,
confiará en usted. No sé si tiene un encargo oculto, pero no se lo
voy a preguntar, porque si lo tiene no me lo va a decir, porque
dejaría de ser oculto. (El señor Peñalosa Ruiz pronuncia palabras que
no se perciben.) Agradezco que el señor Peñalosa hayaentendido esta
alusión. Pero, ¿en qué se conjuga esa reforma



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con ese futuro si no hay encargo oculto? ¿Adónde vamos? Ésta es, en
definitiva, la cuestión. Porque, además, por el momento y
circunstancias de su nombramiento, no va a bastar ya, como hacía su
antecesor en el cargo, de infausta memoria, con relanzar todos los
problemas a la subcomisión creada. Eso ya aquí, perdón por la
expresión, no va a colar, no lo vamos a tolerar.

Por lo tanto, usted tiene que asumir que es uno de los factores para
la solución del problema, más allá de la buena voluntad. Y eso
significa sobre todo una cosa: para que Radiotelevisión Española se
reforme necesita tener suficiente credibilidad social y consenso
político. Porque si eso no se da, cualquier esfuerzo parlamentario
que se haga, si no existe esa credibilidad, a mal puerto llegará.

Yesa credibilidad hoy está en sus manos.

Y con esto concluyo. Es imposible estar en desacuerdo con lo que ha
dicho hoy, esa bella declaración de independencia que usted ha
formulado. Como ha hecho la señora Conde, y yo creo que todos los
portavoces, hemos revisado lo que dijeron sus antecesores a lo largo
de la legislatura y todos más o menos dijeron lo mismo que usted.

Seguramente es una parte de las reglas del juego, de la liturgia
propia de estos actos y así hay que respetarlo; ahora, sepa usted que
se lo vamos a recordar. También es verdad que preferiremos recordarle
estas palabras a usted que no a un cuarto director general en esta
legislatura que tuviera que volver a hacernos la declaración de
independencia.




La señora PRESIDENTA: Tiene la palabra el señor Peñalosa, del Partido
Popular.




El señor PEÑALOSA RUIZ: Señor director general, en nombre del Grupo
Parlamentario Popular reciba la bienvenida más cordial en su primera
comparecencia ante esta Comisión de control parlamentario y el
sincero deseo de éxito para una tarea en la que, como tal vez
supondría usted antes, pero sin duda habrá podido comprobar
personalmente en los pocos días que han transcurrido desde su
nombramiento, las dificultades son numerosas.

No quiero dejar pasar por alto, señor director general, como han
hecho también los portavoces de Convergència i Unió y del Partido
Nacionalista Vasco, la atención, la deferencia que usted ha tenido
con esta Comisión de control parlamentario al ofrecernos públicamente
en su toma de posesión, y cumplirlo después, la primicia de sus
proyectos y de sus primeras declaraciones.

Por nuestra parte, creemos que el nombramiento de un nuevo director
general de Radiotelevisión Española es un hecho, es un cambio que
inaugura una nueva etapa en la historia de esta empresa pública. Y
como en las ocasiones anteriores, cada director general aporta
naturalmente su propio perfil personal, político o profesional. Casi
siempre aporta también, aunque él no lo quiera, el perfil que los
demás tienen de él, la impresión que inicialmente causa o el
conocimiento que tienen de su persona o de sus principales
cualidades. Son aspectos que tienen su importancia, pero sólo
relativamente. Lo que sí me parecen absolutamente intrascendentes por
su escaso valor y la falta de fundamento que las acompaña, son otras
lecturas y otras interpretaciones de este relevo al frente de la
Dirección General de Radiotelevisión Española en este momento, que
discurren
entre un maquiavelismo truculento y extravagante y lo que todo
el mundo entiende por una solemne tontería.

Nosotros pensamos que, junto a su idoneidad y solvencia para ocupar
el puesto, que queremos destacar ahora, interesa tanto o más reseñar
que el Gobierno que le ha nombrado es el mismo, y que ese Gobierno
mantiene también el mismo propósito de lograr una radiotelevisión
pública para España que responda a la modernización y a la
estabilidad económica necesarias. Y en este sentido, no nos cabe la
menor duda, después de oír sus palabras esta mañana, que el mismo
objetivo, y no otro, se quiere impulsar, se quiere relanzar a partir
de ahora sobre la base de intentar conseguir un acuerdo suficiente
para hacerlo realidad.

Su intervención, señor director general, para nosotros ha estado
marcada por la convicción sincera de que los problemas de
Radiotelevisión Española tienen solución y que, por lo tanto, no son
algo que haya que resignarse a padecer. Y desde una posición
realista, incluida también la percepción nítida de todos los
inconvenientes, nosotros compartimos plenamente esa idea. Pensamos
también como usted y como el Gobierno que se debe insistir para ello
en la obtención de un acuerdo político, de un modelo de consenso lo
más amplio posible y cuya urdimbre alentamos en cada oportunidad.

Somos a este respecto optimistas, creemos que en los próximos meses
podemos concretar el nuevo modelo contando con las opiniones, con las
informaciones, con los documentos y los materiales de trabajo que
hemos acumulado ya en la subcomisión.

Aestas alturas, señor director general, puede ser redundante insistir
en las razones que justifican la necesidad de una radiotelevisión
pública de titularidad estatal en España; son razones de interés
general que están enraizadas profundamente en nuestra sociedad y
entroncan con nuestras necesidades democráticas.

En el terreno de los principios generales, creo que Radiotelevisión
Española es la única que puede garantizar en nuestro país, hoy por
hoy, la prestación de un servicio público integral de radiodifusión
vinculado estrechamente a la cultura, a la democracia y a la
proyección exterior de España. Ysi no es preciso abundar en esta
justificación inicial, no nos parece, sin embargo, baladí refrescar
en este momento las condiciones en las que se debe, desde nuestro
punto de vista, prestar ese servicio público.

Y primero de todo queremos declarar, en plena coincidencia con sus
palabras, nuestra vocación europea y nuestra propuesta de que las
grandes cuestiones que hay que resolver en Radiotelevisión Española,
relativas a la definición del servicio público, la financiación y el
marco legal que ordena esta actividad desde el respeto a la libre
competencia y a un juego leal del mercado, se atengan a la dimensión
comunitaria y, por tanto, se diluciden tomando en consideración los
criterios europeos, asistidos desde las recomendaciones de sus
instituciones y, en todo caso, implicados en sus políticas
audiovisuales. Nuestro modelo de radio y televisión públicas en
España debe ser, por definición, un reflejo de los grandes operadores
públicos europeos y no un remedo de las televisiones privadas,
nacionales o comunitarias.

En segundo lugar, nosotros apostamos por un concepto amplio del
servicio público que debe definir nuestro Estado.Yen este sentido y
en consecuencia, reiteramos nuestra



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oposición a considerar la actividad de Radiotelevisión Española desde
una óptica marginal, minoritaria o sencillamente dedicada en
exclusiva a aquello que, por falta de rentabilidad económica, no
emiten las emisoras comerciales. A través de los documentos
comunitarios (el comisario de política audiovisual lo ha corroborado
hace tan sólo unos días en esta misma Cámara) sabemos que la Comisión
Europea establece que cada Estado está legitimado para organizar y
definir su servicio público de acuerdo con sus propias necesidades y
en las condiciones que juzgue más apropiadas, siempre y cuando la
financiación aplicada a ese servicio no afecte a las condiciones de
mercado ni a la libre competencia.

Pues bien, sus primeros pasos, señor director general, cerca de la
Comisión Europea, apremiado por las circunstancias y como buen
conocedor de la regulación y vigilancia de la competencia en la
Unión, nos parecen muy convenientes en esta dirección y creo que
todos tenemos que tratar de colaborar para que por esa vía nos pongan
las menos pegas posible y no alarguemos más tiempo del imprescindible
una situación claramente anómala y original en el panorama europeo
como es la de la financiación actual de Radiotelevisión Española.

Creemos también que los criterios de calidad y diversidad en la
programación deben ser las bases de ese amplio servicio público. Nos
negamos a admitir que una programación educativa, comprometida con
los valores democráticos, que promueva nuestras culturas y que
atienda nuestra proyección exterior y que ofrezca una información
plural tenga que estar necesariamente reñida con el entretenimiento
o con un seguimiento importante de la audiencia, por otro lado
absolutamente imprescindible para lograr la eficacia de los objetivos
propuestos. No es una tarea fácil, pero no es un reto imposible. Hay
experiencias contrastadas, ejemplos que todos podemos poner sin salir
de nuestro país. Y sobre todo hay una capacidad profesional y de
recursos técnicos en Radiotelevisión Española que nos permiten ser
optimistas en este sentido. Unos recursos humanos y técnicos que hay
que emplear en todas sus posibilidades.




Aquí quiero detenerme para apoyar de una forma explícita la línea de
colaboración iniciada los últimos dos años entre Radiotelevisión
Española y las comunidades autónomas por la vía de los convenios
destinados a optimizar los recursos propios y paralelamente
satisfacer las demandas de algunos territorios para incrementar su
programación regional. Nos ha parecido siempre ésa una iniciativa muy
interesante que abre caminos de aprovechamiento mutuo de cara al
futuro que son de una gran utilidad para ambas partes.

Desde el punto de vista de la financiación de Radiotelevisión
Española, no hemos modificado nuestra opinión de que el sistema de
financiación mixto o diversificado, como usted prefiere denominar,
esto es, sistema basado en los recursos públicos y en otros recursos,
entre ellos la publicidad, nos parece el mejor posible para
garantizar la estabilidad económica y presupuestaria de
Radiotelevisión Española.




En este punto queremos expresar también nuestra coincidencia con el
análisis del problema que usted ha realizado tan bien respecto al
orden en el que hay que acometer su
solución. Porque si prestamos una atención preferente (no digamos ya
si lo hacemos de manera exclusiva) a la deuda acumulada, incluso si
encontráramos rápidamente el medio de enjugarla sin atender a la
financiación futura, estaremos poniendo un simple parche al problema,
pero no solucionándolo con garantías de duración en el tiempo, puesto
que la situación de desequilibrio volvería enseguida a las andadas.

Nos parece más recomendable aislar de momento la deuda por un lado y
resolver el problema del sistema de financiación primero, que lastra
más el futuro del ente público que la propia existencia de la deuda.

Estamos obligados a racionalizar la presencia de la publicidad en
Radiotelevisión Española. La publicidad es hoy un ingreso accesorio,
complementario de la financiación principal que tiene su origen en la
subvención del Estado, y tiene que seguir siéndolo. Estamos obligados
a que la apelación a la publicidad no sea ilimitada tampoco; y yo
diría que, en un paso más allá, estamos obligados también a que, en
virtud de la calidad de la programación y del respeto al mercado y a
la competencia, encontremos fórmulas imaginativas y beneficiosas para
los televidentes en este campo. Y siempre, claro está, que tengamos
en cuenta en un planteamiento riguroso y no sólo interesado de la
cuestión, que los ingresos que se aminoren en ese concepto de la
publicidad deben ser compensados por otro lado o mediante otras
fórmulas compatibles, si queremos mantener una actividad equilibrada.

De otra parte, señor director general, seguimos pensando que
Radiotelevisión Española no debe quedar relegada de los avances
tecnológicos, de la incorporación de las nuevas tecnologías a sus
emisiones, y en este terreno nuestra opinión se muestra claramente
favorable a participar de esos avances y de esos negocios digitales y
a rentabilizar medios y contenidos disponibles, que son muchos en
Radiotelevisión Española. Tal vez, señor director general, podría a
este respecto ampliar un poco la información sobre los planes de
futuro en su siguiente intervención.

Estamos totalmente de acuerdo con sus palabras relativas a la
importancia de los servicios informativos y a la pluralidad
informativa que hay que respetar en todo caso. Estamos muy de acuerdo
también respecto a la potenciación de las emisiones internacionales y
de la actividad exterior de Radiotelevisión Española, así como con la
importancia que usted concede a la producción propia y a la difusión
de la producción audiovisual europea. En fin, estamos, como es
natural, muy de acuerdo con casi todo.

En este momento no podemos extendernos más ni abarcar más asuntos.

Algunas de estas cuestiones que quedan pendientes, tan sólo
reseñadas, se las plantearemos en la próxima Comisión de control, el
próximo lunes, para pedirle su opinión.

Señora presidenta, señoras y señores diputados, señor director
general, voy a concluir. Puede ser que las estrategias políticas de
algunos grupos les impidan superar la desconfianza o el escepticismo
en esta nueva etapa. Por otro lado, le diré que el recibimiento que
le han dispensado hoy es bastante parecido al de ocasiones
anteriores. Tal vez la novedad es que en esta ocasión el Grupo
Parlamentario Socialista el primer día no ha pedido su dimisión, como
sucedió antes, pero es bastante parecido. Por otro lado, habrá podido
usted comprobar también que algunos grupos



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empiezan dándole la bienvenida y terminan a los pocos minutos
descalificándolo todo. Pero confirmará también con el tiempo, señor
director general, que en esta materia hay que ser muchas veces
flemático y extraordinariamente prudente para no caer en las
provocaciones dialécticas que nos conducirían a una discusión estéril
y sin ninguna utilidad para el trabajo que nos ocupa. Puede usted
suponer cuál es el sentimiento que tenemos en el Grupo Popular al oír
determinadas cosas por parte, además, de quien las pronuncia.




Pero, señor director general, nosotros sí le damos un voto de
confianza para llevar a cabo la transformación que precisa
Radiotelevisión Española. Aportamos además la disposición más abierta
a lograr un acuerdo entre todos para dotar a Radiotelevisión Española
de un modelo viable. Queremos pedirle por su parte que mantenga la
voluntad de diálogo que ha proclamado desde el primer momento.
Y estamos seguros que, por encima del ruido y de las escaramuzas
políticas, podremos hacernos oír entre todos los que responsablemente
debemos ayudar a resolver este problema. La apuesta merece, a pesar
de todo, la pena.




La señora PRESIDENTA: Tiene la palabra el señor director general.




El señor DIRECTOR GENERAL DEL ENTE PÚBLICO RTVE (Cabanillas Alonso):
Retomando un poco las últimas palabras, quisiera agradecer a todos la
cordial bienvenida que me han dado y las referencias a hornos
crematorios, potros de tortura, conflicto del Sahara, guerra del
Sudán, e incluso la feliz salida del señor Mardones; espero no seguir
la pauta o la duración de los anteriores y estar con ustedes durante
más tiempo.

Voy a intentar agrupar algunos temas, aunque evidentemente han
surgido de distintos lados y han sido manifestados por distintas
señorías. Permítanme que intente responder a todo lo posible, como
muestra precisamente de lo que me gustaría que fuera mi propia
actitud.

Señora Conde, la música suena bien, no le quepa la menor duda, creo
en ella; deme tiempo para afinar los instrumentos, y tampoco olvide
que gran parte de la letra la tienen que poner ustedes. A lo mejor yo
lo único lo que hago es aportar el estribillo.

La normativa está anticuada, dice usted. Tiene toda la razón. Hay
muchas cosas que hay que cambiar, y no solamente en el mero contexto
de la Radiotelevisión Española, sino obviamente en el contexto de
todas las televisiones. Yo creo que el modelo audiovisual español es
caduco y nuevamente requiere de ustedes un esfuerzo especial.

Hablaba de la mala gestión anterior. Ya dije en mi discurso que, en
lo que a mí respecta, prefiero -no sólo prefiero, sino que creo que
es lo más conveniente para todos- no hurgar en el pasado, máxime si
son personas que, aun cuando tuvieran un carácter público, no están
presentes, y les ruego a todos que tomemos como norma de conducta
precisamente hacer, al menos en eso, señor González de Txabarri,
tabla rasa y poner el contador a cero.

Mi problema mayor, dice usted, es el Gobierno. Desde luego son
quienes me han nombrado, no le quepa la menor duda. El problema mayor
es una aspiración personal, que es encontrar cauces de solución a
Televisión Española. Y
mi problema mayor es llegar a convencerles de que con el esfuerzo de
todos, evidentemente, eso se puede llevar a cabo. Por eso, el diálogo
sin condiciones es importante. Evidentemente puede haber una
tendencia a la metáfora musical, al haber considerado que esto ya se
ha dicho antes, que es mejor ver unos cambios antes de que se empiece
a hablar, pero también tengamos un poco claro lo que son los
distintos vértices de este diálogo.

Yo vengo aquí no ya a dialogar, sino a servir ante ustedes toda la
información y todos los presupuestos que nosotros, desde
Radiotelevisión Española, podemos aportar. Si eso es diálogo, diálogo
lo llamaremos. Pero el diálogo al que yo me estoy refiriendo es un
diálogo entre las fuerzas políticas y entre las fuerzas sociales. Ahí
yo meramente puedo ser un instrumento de información, de propuesta de
análisis, pero realmente es en esos otros dos vértices donde está la
clave de la cuestión.

Discute la libertad que se me da o la que yo puedo llegar a expresar
en mi actuación sobre la base de las dificultades hipotéticas en
nombramientos. He nombrado en concreto a la persona que he nombrado
por su capacidad. Creo que es importante no solamente decirlo en
público, sino que tengan ustedes la misma conciencia que tiene él
mismo: que le he elegido yo porque he querido. Es un gran profesional
que se merece todos los respetos y cualquier tipo de duda lo único
que haría sería menoscabar su función. Por supuesto con esa persona
he llegado a un acuerdo, pero no tengo la frivolidad de dirigirme
solamente a una persona en todo este tiempo, sino que he contactado
con otras más. El día de mi toma de posesión dije que no iba a hablar
con nadie, que no iba a hacer pública ninguna manifestación y el 1 de
diciembre en el consejo de administración dije que el 15 de diciembre
tendrían la lista del equipo, y así la han tenido.

La verdad o no de las presentaciones es una pescadilla que se muerde
la cola. Evidentemente, yo creo en lo que digo y tiene que ser
probado por hechos, tiene que ser probado por actuaciones. De la
misma forma que yo voy a intentar dar todo el impulso necesario a mis
distintas propuestas, vuelvo a insistir en la importancia de que sean
además analizadas con objetividad.

Habla usted de posibles compromisos, del 8,3 por ciento en
presupuestos y del 1,4 por ciento de aumento. Es muy difícil, sería
incluso una frivolidad por mi parte, comprometerme a una cifra
específica. Yo creo que la conciencia está clara, el mensaje está
bien recibido y, evidentemente, yo soy el primer interesado en
reducirlo en la medida de lo posible, y si llegáramos más allá, o
aunque no llegáramos tan lejos, creo que sería de apreciar el
esfuerzo que se hubiera realizado.

Usted ha hecho referencia a cuestiones de gestión quizás más puntual,
como pueden ser los desplazamientos internacionales. No le quepa la
menor duda de que yo he sido el primer sorprendido algunas veces a la
hora de analizar las cifras de la compañía en alguna de las partidas
y, por supuesto, voy a tomar todas las acciones que sean necesarias
en ese sentido.

En cuanto a una cuestión puntual, usted ha hecho referencia a un
préstamo, y me informan que ese dinero se devolvió ya en la época del
señor López-Amor. Si eso le sirve como respuesta, así se lo expreso.




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Y llegamos a un tema muy candente, que está en boca de todos, el de
los informativos. Hay unos compromisos conceptuales que quizá suenen
en cierta forma generales, como a muchos también les suenan generales
las normas por las cuales se asumen esos compromisos. Esas tres
normas a las que he hecho referencia también tienen una importancia
absolutamente indudable, pero en cualquiera de los casos lo
importante es su plasmación, no el hecho en sí de la enumeración.

Hoy, en el momento en el que me encuentro, estoy realizando esa
enumeración y a mis logros o a mis cumplimientos después me remito. Y
únicamente quiero ahora decirles que intentaré seguir por esa línea.

Lo que sí quiero dejar claro es que, desde luego en lo que yo llevo
como director general de Radiotelevisión Española, no ha habido
ningún acto de censura por parte de esta Dirección General ni por
ninguno de los profesionales de la casa. Yo creo que, dentro de ese
contexto de calibrar los términos que utilicemos unos con otros, es
en el que debemos analizar este tipo de manifestaciones. Es una
acusación muy grave. Es muy importante no realizarla sin pruebas
verdaderamente fehacientes -las manifestaciones que puedan existir de
partes interesadas, tan interesadas serían como las de la parte
contraria- y que utilicemos análisis de contenido o lo que ustedes
quieran para ver esas cuestiones.

Eso me lleva también a sus puntualizaciones con respecto a las
entrevistas de Isabel Allende. Hay por encima de todo algo que hay
que mantener, que es el propio criterio de los responsables de
informativos. Tienen un criterio que, incluso por muy profesional que
sea, también puede tener algunas connotaciones por su propia
formación, de conocimiento personal. Pasa exactamente lo mismo por el
otro lado. Pero nuevamente es en ese contexto en el que tenemos que
ser cuidadosos, porque si no podríamos atacar a la solvencia y, desde
luego, a la ética profesional de esas personas, al menos en una forma
arriesgada o temeraria. Usted ha citado los días 25 y 26, y creo que
se refería a dos entrevistas del señor Borrell con Isabel Allende. Yo
tengo todos los datos aquí, y me gustaría compartirlos, pero no con
ánimo de réplica, sino con el ánimo de intentar definir dónde podemos
establecer los cauces de nuestro diálogo.

Mire usted, el día 25, la participación y la presencia de Isabel
Allende se concretó en el tercer telediario, en el telediario
internacional; el día 26 en el telediario matinal, en el primer
telediario, y en el segundo telediario, en La 2 en las noticias, que
eran las dos entrevistas, y por un total de 9 minutos 44 segundos,
que podrá ser más o es menos, pero es curioso que sea un 9 por ciento
de toda la información sobre el caso Pinochet que se dio en todos
esos días, que creo que realmente es un dato muy, muy importante.

Pero es que, además, al día siguiente también estuvo 4 minutos
y medio más (en el telediario matinal y en el telediario de la tercera
cadena). Y ese mismo día 25 estaba siendo entrevistado ya en directo
por Radio Nacional de España, en el diario hablado de las 14 horas,
junto con personajes muy relevantes, como pueden ser don Juan Pablo
Letelier, hijo del que fue secretario general del PC chileno; don
Diego López de Garrido, o el abogado de la acusación particular, don
Andrés Krakenberg, de Amnistía Internacional; don
Pablo Castellano, y don Rafael Estella. Ese mismo día 25, también en
el programa Así es la vida, volvimos a entrevistar a Isabel Allende.

Con esto lo único que quiero decir es que lo que no se puede es
directamente hablar de censura cuando había una cobertura
absolutamente excepcional. Les he dicho el 25 y el 26, que son los
dos días a los que me estoy refiriendo. Las informaciones de días
posteriores me llevarían a un total amplísimo, no ya en el caso
Pinochet, sino evidentemente de esa persona. Y en concreto hay una
puntualización que no tiene tanta importancia como lo que acabo de
decir, pero que sí es verdad: el origen de la polémica era el
telediario que tenía lugar exactamente en el intermedio - creo- del
partido de fútbol entre el Inter de Milán y el Real Madrid. Ya sabe
usted que son unos telediarios mucho más cortos y la disponibilidad
de tiempo evidentemente que está también en función de las otras
cuestiones del día, y coincidía, además, una primera manifestación
pública del presidente del Gobierno con respecto a la misma materia,
por ser ese día uno de los claves del proceso. Como criterio del
profesional se tomó la decisión de que no fuera allí donde tuviera la
cobertura.

Yo no creo que de todo esto la conclusión que se pueda sacar sea
precisamente la de censura, la de manipulación o la de falta de
profesionalidad. Lo único que ruego en ese contexto es que en el
futuro seamos todos un poco más rigurosos a la hora de analizar las
cuestiones.

En el caso del aniversario de la Constitución, la valoración es
quizás más política, pero verdaderamente la cantidad de información
que ha habido en los días de la Constitución es absolutamente
aplastante: del 1 al 7 de diciembre ha sido, prácticamente, sólo en
los telediarios cerca de 1 hora, y 8 horas y cuarto en total el XX
aniversario. La lista de los participantes en los distintos actos
cubre múltiples folios, son de todo partido, de toda condición o como
lo quiera usted expresar. Yo creo que lo importante de esos días no
es tanto quién sale o quién deja de salir, sino lo que estábamos
celebrando.

En los informativos todavía otra cuestión, que es la reestructuración
de los mismos. Yo todavía no he presentado -porque como ustedes saben
primero hay que notificar al Consejo y después pasar a los
nombramientos específicos y firmados por mí- dos reestructuraciones:
una en el ámbito de los informativos de la televisión, y otra en el
ámbito de los informativos de la radio. Eso afecta a varios
profesionales, y desde luego lo que creemos es que producirá una
mejora, no solamente en la reconceptuación de las áreas o de los
departamentos, sino también en los planteamientos. Han tenido ya
todos ellos una reunión conmigo en el sentido de lo que apuntaba
también el señor Txabarri, en cuanto a los riesgos de unilateralidad
o de sectarismo en las manifestaciones.

El personal, elegir profesionales de fuera. Si ha habido algo que me
ha movido en la elección -y lo verán en esas reestructuraciones- es
utilizar personal de la casa. Yo creo que los altos cargos nuevos muy
pocos son de fuera, creo que son dos, si no me equivoco. Ydesde
luego, en todas las reestructuraciones que se están produciendo, de
las que se me han planteado hasta ahora, no ha habido ninguna persona
que llegue de fuera. Incluso hay personas que han venido de fuera,
pero después de haber pasado 15, 18, 20 años



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en TVE y es de agradecer el espíritu que ello conlleva al volver con
nosotros a trabajar.

Perdónenme si he dejado algo en el tintero, pero no tengo el más
mínimo problema en hacer referencia a ello después.

Señor Alcaraz, usted a mí me pregunta qué hace un jurista como yo en
un sitio como éste. ¿Y un doctor en filología románica? Porque claro,
aquí lo importante es que estemos y lo que hagamos, que trabajemos en
un mismo sentido, no nuestros orígenes ni nuestras empresas ni
profesiones. Yo creo que no hay que mirar más atrás, no hay ninguna
cara oculta, no hay ningún punto secreto. Pura y sencillamente, en lo
que a mí respecta, soy un profesional del sector desde hace 20 años.

Usted lleva trabajando muy duramente también en esta Comisión y en
muchos otros aspectos, y lo realmente bueno es que seamos capaces de
identificar aquello que nos une y no lo que nos separa.

En cuanto a la plantilla, el único proceso en marcha en estos
momentos es el que usted conoce, es el expediente de regulación de
empleo que se había aprobado anteriormente y que debería terminar a
finales del año 1999. Yo no tengo en estos momentos sobre la mesa
nada que se refiera a ningún plan especial, a ningún plan de
despidos, nada de nada. Aquí hay que crear un modelo y hay que
preparar una televisión nueva.

Respecto a los papeles que usted denominó Informe señor Cascos/López
Amor, o el que ha denominado Informe Piqué, en concreto el que usted
llama de la SEPI, si usted lo tiene, le agradecería que me lo
enviara. En lo que respecta a los demás, para mí son fundamentalmente
una fuente de opiniones y una fuente de seguimiento de lo anterio; no
me siento vinculado por ninguno de ellos, porque quiero intentar
expresar, primero ante esta Comisión y desde luego ante la sociedad
española, lo que son mis propias ideas, por lo que, contestando a su
pregunta, prefiero que se quede con mi intervención y no con uno de
ellos, lo que no significa que haya muchos puntos que sean comunes.

Usted hacía referencia, por ejemplo, al 60-40 por ciento de reparto
entre lo que es publicidad y lo que es financiación pública,
personalmente me parece que buscar una cifra es tan arbitrario como
inútil, a lo mejor son 65-35 por ciento; lo que sí está detrás de esa
idea es que sería bueno una combinación de ambas, que desde luego
tiene que bajar lo que son los ingresos por publicidad. Creo que todo
eso lo he expresado con claridad en mi intervención.

Las cuestiones sobre la Unión Europea. Hay tres partes o tres patas
de todo esto. Una primera lo que usted ha identificado como referente
al protocolo de Amsterdam. Yo creo que no tenemos ningún punto de
desacuerdo usted y yo en esta interpretación del protocolo de
Amsterdam, y no me importa nada decirlo. Ahora bien, hay otra
cuestión que es completamente distinta, que es una cuestión de
derecho de la competencia. Usted sabe que hace unos años hubo unas
denuncias y hay un procedimiento que no está en marcha, sino que está
ahora pendiente, que tiene como raíz una sentencia del Tribunal de
Justicia, no sobre el fondo sino por la morosidad de la Comisión a la
hora de atacar los problemas.




He tenido una serie de reuniones con el comisario Van Miert,
precisamente para intentar responder en una primera fase a lo que son
sus preocupaciones. Yeso no es protocolo
de Amsterdam y no es coartada, eso es un caso que, de llevarse
a cabo, podría llevar ni más ni menos que a la devolución de lo que se
ha aportado por parte del Estado a RTVE en los últimos años. Si eso
pasa, le puedo asegurar a usted que lo que menos me va a acabar
preocupando es el informe Cascos, el informe Piqué o cualquiera de
otra de las cosas: es un punto prioritario, fundamental y que hay que
estar muy encima.

Además de eso, en cuanto a definiciones, creo que lo he repetido
hasta la saciedad: no es la Unión Europea quien debe definir cuál
debe ser nuestro modelo aquí, pero sí es muy importante que nosotros
lo hagamos, y no porque ellos lo vayan a hacer después, sino porque
las consecuencias que se pueden derivar de la no acción son graves. Y
son graves, primero, desde el punto de vista de esta casa, desde el
punto de vista de incertidumbre, de vulnerabilidad, y, segundo,
porque nos haría perder el tren de todos los proyectos futuros de
otras televisiones europeas. Difícil es para mí tener que constatar
con un colega europeo, con un representante de una televisión pública
europea que no tengamos todavía en este país definido lo que es, por
ejemplo, un servicio público. Me es difícil a mí, evidentemente,
llegar a poder establecer líneas de actuación, de cooperación y de
planificación en un interés que debería ser el mismo y común a todas
las radiotelevisiones públicas europeas.




Aumentar la capacidad. Yo desde luego no sé si va a ser maximizar lo
existente o aumentar la capacidad, pero desde luego que podemos hacer
más téngalo usted completamente claro, porque yo lo tengo.

En cuanto a las relaciones con los sindicatos, he hablado con sus
representantes el primer día, representantes de los cuatro sindicatos
que existen en la casa, y no pude con el presidente, sencillamente
porque estaba enfermo ese día, y les pedí exactamente el mismo favor
-llamémoslo así- que le pedí a los medios de comunicación, que es que
fuera ésta mi primera intervención. Sin embargo, hemos estado
manteniendo una serie de correspondencia, y no tengo ni la más mínima
intención de excluirles de nada, sino todo lo contrario, son una
parte absolutamente decisiva del diseño del futuro de la casa.

Señor Burballa, le prometo que mi intención por lo menos será que no
vuelva a oír una cuarta comparecencia programática. Tenga confianza
también en eso igual que me la ha prestado, y le estoy muy
agradecido, en todo lo demás. Pero de sus conclusiones tampoco
querría derivar que hubiera sido mejor que me hubieran ofrecido un
ministerio; realmente prefiero esto, TVE es mi profesión, es a lo que
me he dedicado muchos años, y estoy muy orgulloso de lo que se me ha
ofrecido.

Respecto a la plurinacionalidad del Estado español, y se lo está
diciendo un gallego, creo que es muy fácil entendernos en ese
contexto. Yo no veo a España como algo ni excluyente ni unitario, y
después lo demás son meramente manifestaciones periféricas. Yo veo a
Galicia a la misma altura y con los mismos derechos, sobre todo a las
personas exactamente en el mismo lugar y con la misma importancia que
todo lo demás. Lo único que veo es la necesidad, por parte de unos y
de otros, de ser capaces de identificar algo que nos haga ir más
lejos. Mañana mismo, permítanme una pequeña debilidad de corazón,
firmamos el presidente



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Fraga y yo uno de los convenios, parecido a los cinco ya existentes
en otras comunidades, con Galicia. Yno solamente es una cuestión de
personas, de intereses y de respeto a lo que significa esa
plurinacionalidad, sino, como digo, ese valor añadido al que usted
hacía referencia; está ahí y lo único que hay que hacer es ponerlo en
juego.

Referente a las otras televisiones públicas, evidentemente, en la
reforma del panorama audiovisual, tienen un contexto puntual de lo
que son las relaciones, ya sea en compras, ya sea en distribución de
contenidos y demás. No creo que haya un problema de todas maneras con
respecto al Barcelona y los actos del centenario, pero en cualquier
caso, sobre este tema no tengo ahora mismo el dato del precio, pero
seguía la política general de utilizar nuestro stock y,
evidentemente, generar ingresos con ello. ¿Que seamos homologables a
Europa? Pues efectivamente lo somos, por todo este contexto al que
hacía referencia antes cuando me dirigí al señor Alcaraz.

Garantía de acceso a todos. Si somos todos, todos llegan; si no, no
seríamos todos y entonces no tendría sentido lo demás.

Radio 4 y Sant Cugat. No sólo le doy la razón, sino que creo que
Radio 4 está absolutamente, no desplazada pero no está definida como
debiera ser. En Sant Cugat, más que una cuestión de programación en
catalán o no, y le pido además perdón por ello, lo que me parece
impresentable por nuestra parte es que todavía esté ese centro, que
es importantísimo, sin una persona al frente formalmente. Voy
a intentar en estos próximos días llegar a una decisión con respecto a
la materia. La capacidad de colaboración y de reconocimiento de culpa
siempre lo encontrarán en mí, y no solamente porque las emisoras sean
autonómicas, sino también porque son representantes de este Estado.

El señor Txabarri hablaba de potro de tortura, de balsa de aceite.

Hemos tenido hoy de todo aquí. La situación artificial o el contador
a cero. No es un potro de tortura, es sencillamente la asunción de
una responsabilidad; tampoco sería bueno que fuera una balsa de
aceite, yo creo que eso daría una imagen un poco extraña de la
situación. Las palabras que usted pronunció con respecto al protocolo
de Amsterdam, al anexo IV y la televisión sin fronteras es un poco el
contexto en que yo veo la cuestión. Se refiere usted al lamentable
espectáculo en radio y televisión. Pero ha dicho una frase que con
toda seriedad quiero matizar. Usted dice que lo que es normal en la
calle sea normal en los informativos. Desgraciadamente muchas veces
la calle no es normal, y eso evidentemente conlleva que las reglas de
normalidad que se aplican en otros contextos quizás tengan que tener
una flexibilidad para entender que son más difíciles de definir,
precisamente por el proceso de normalidad en que pudieran generarse.

De todas maneras, hay que creer en los principios y las reglas de
actuación por las que me he movido. Yo no vengo a darles buenas
palabras, no creo que todos los profesionales tengan la misma
camiseta, y desde el punto de vista deportivo se lo puedo asegurar.

Los informativos no venden, no es vender, es en lo que la gente cree.

Yo no estoy haciendo informativos para aumentar las audiencias, que
es un poco lo que hablaba antes también el señor Mardones. Las
audiencias en sí mismas no tienen ningún sentido, aumentan costes,
llevarían la situación financiera de esta casa a un final imposible.

Y es
esa creencia y ese sentido de la audiencia el que es importante.

Podremos tener diferencias de opinión, pero son los de mayor
audiencia, y en el contexto los informativos sí que realmente tienen
una relevancia, porque serían obviamente los propios oyentes los que
sencillamente pudieran dar su voto democrático o no contra ellos.

Usted ha realizado, por alusiones, un ataque frontal a un profesional
que trabaja para mí. No solamente salgo en su defensa por las formas,
en el sentido de qué sería si el director general después de lo que
ha dicho durante el discurso no saliera en su defensa, salgo en su
defensa por otra cuestión: porque yo le he conocido en otros
contextos, y no solamente en RTVE. Cuando no estaba allí, sin tener
ninguna vinculación ni jerárquica ni de cargo, también fuimos
compañeros en el período en el que él estaba en la Cadena Ser. Creo
que es un gran profesional, desde luego merece todos mis respetos, y
será él mismo el primero en ser capaz de asumir o de reconocer las
equivocaciones que cometa, pero lo que no podemos es levantar un acta
de crítica, diría desaforada contra él, porque no lo merece, y lo
creo de corazón.

Respecto a cuestiones como La cabina, las 35 veces o Pamplona y la
jurisdicción, tiene usted toda la razón, evidentemente son cuestiones
que hay que ir puliendo. Unas pasan y es más o menos inevitable,
algunas no deberían pasar nunca y otras, desde luego, vamos a hacer
lo posible para que no pasen.

Señor Mardones, le agradezco la feliz salida y las referencias a mi
padre. Usted me pide la colaboración; yo le ofrezco mi colaboración.

Creo que hay que analizar en concreto lo que es el contexto de las
islas a la hora de cuál es el futuro específico que queremos para una
televisión allí, pero usted, como bien ha dicho, sabe muy bien que
hay otro contencioso que está estos días en candelero y que puede
condicionar muy mucho aquello en lo que pudiéramos llegar a una línea
de actuación.

Habló del funcionariado, de la asunción de toda la deuda o de que
esto se financie con los presupuestos del Estado y al final todos
seríamos un poco funcionarios. Independientemente de lo que sea la
solución económica que, insisto, es de todos, yo creo que ese tipo de
planteamiento va en contra de la creatividad y de la capacidad de
innovación de las personas. No creo que el dinamismo que hoy todavía
existe en TVE tuviera su mejor marco en un contexto ministerial o
funcionarial.

En cuanto a su demanda sobre la distinción entre audiencia y
programación, creo que ya la he contestado, pero insisto en que lo
tengo muy claro: la audiencia por la audiencia no tiene sentido, sino
que lleva a un gran lastre económico y al abaratamiento en calidad,
al achabacanamiento o como lo quiera usted llamar con los términos
más duros que pueda pensar de lo que es la programación. Y obviamente
eso no es una contradicción con respecto a lo que debe ser un
servicio público. Un servicio público tiene que ser el mejor con el
menor dinero. Cuadrar esa ecuación evidentemente es muy difícil, pero
si no se pone uno objetivos de estas características sería
evidentemente ridículo el aceptar este puesto.

No creo que seamos excluyentes en lo que respecta a las tertulias
radiofónicas. Ha habido dos cambios. Hasta un cierto año, creo
recordar, sí participaban diputados y, de



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hecho, a veces incluso con el propio asentimiento de los mismos, se
creyó que era mejor volver a un modelo de profesionales del medio que
fueran los que llevaran esas tertulias, tanto desde el punto de vista
profesional como desde el punto de vista de opinión y de información.

Yo, a priori, no tengo ni el más mínimo problema en, si en algún
momento dado se estima conveniente, estudiar de nuevo el otro
planteamiento. Sí creo que se produce inevitablemente una repetición
que hace perder a lo mejor la chispa -perdonen que hable así- de esos
programas, una cierta repetición de las posturas parlamentarias
llevadas después a lo que es la radio, pero no tengo nada en contra.

El señor Alcaraz creo que hizo una referencia al estatuto, a la
vinculación del nombramiento. El estatuto será el que ustedes
quieran. Yo no tengo obviamente ni el más mínimo concepto prefijado
sobre cómo debe nombrarse un director general, yo he sido nombrado
por la fórmula que existe y no voy a hacer un caballo de batalla si
se produjera una reforma de cómo fuera nombrado yo o el siguiente.

Los cambios de programación. Hablábamos de ruptura. La ruptura es
impracticable hasta cierto punto a corto plazo, pero los cambios se
van a notar y los verán. Los cambios de gestión sí son muy
importantes, y son desde pequeños detalles -o muy grandes, por las
cantidades, como apuntaba la señora Conde en lo que se refiere a los
transportes internacionales- hasta cuestiones de mayor trascendencia.

Y quiero insistir nuevamente que no tengo oculto ningún encargo de
nadie.

Señor Peñalosa, le agradezco los comentarios y su respaldo. Hay una
pregunta que de hecho estaba ligada creo que a otra del señor
Burballa, quien también habló en ese sentido, y probablemente del
señor Alcaraz, si no me equivoco, al hablar de la televisión
temática, y es un anuncio formal que sí quería hacer hoy aquí y que
creo que es importante: es decisión estratégica de esta Dirección
General no estar vinculado a ninguna plataforma digital en España
desde el punto de vista accionarial, por tanto, les anuncio que se
pondrá a la venta la participación, las acciones de TVE en Vía
Digital. Evidentemente esa venta se producirá en el momento y en el
contexto que sea más beneficioso para los intereses de esta empresa.

El ánimo que me lleva a esa decisión es doble, y es fundamentalmente
el de insistir, como ya he dicho muchas veces en mi discurso, en la
creación de una fábrica de contenidos, en ser realmente capaces y
flexibles de crear contenidos para distribuir por todos los medios de
distribución, tanto nacionales como internacionales, ya sea satélite,
analógico, digital terrestre o cable.




La señora PRESIDENTA: El reglamento nos permite abrir un turno de
nuevas intervenciones por parte de los portavoces, y la mesa y la
reunión de portavoces ha acordado que así sucedería si se pedía por
parte de los señores y señoras portavoces. ¿Quién desea intervenir?
(Pausa.)
Tiene la palabra la señora Conde.

Antes de comenzar, señora Conde, quisiera decirles que este es un
turno excepcional y que agradeceríamos muchísimo el que fuera también
un turno breve, como así debe ser.

La señora CONDE GUTIÉRREZ DEL ÁLAMO: Intentaré dar ejemplo y ser
breve. Esta vez le voy a felicitar de verdad, y le voy a felicitar de
verdad porque nos ha ofrecido algo distinto. Hasta ahora estábamos
acostumbrados a que había unos directores que sus servicios les
preparaban las intervenciones iniciales y las réplicas, venían y lo
leían, dijéramos lo que dijéremos los diputados de esta Comisión.

Usted ha hecho un esfuerzo, que yo creo que es un esfuerzo de
agradecer, y nos ha contestado a todos y a cada uno, y además
entrando en temas que, obviamente, podía haber no entrado.

No estoy de acuerdo con las contestaciones que me ha dado, en
términos generales, pero precisamente porque valoro muy positivamente
su respuesta no voy a entrar en polémica con usted. Sólo quería
decirle que alguno de los ejemplos que yo he dado sigo
manteniéndolos, porque mis datos no coinciden con los suyos, pero ya
tendremos ocasión de debatirlo en la Comisión de control.

Muy brevemente le diría varias cosas, y le insisto en una
fundamental: el problema, señor director general, no es usted. ¡Ojalá
fuera usted el problema! Yo creo que si lo fuera el problema nos
podríamos entender. Insisto en que el problema es el señor Aznar; y
además que a usted le va a costar trabajo defender su independencia.

Hoy la ha expresado aquí públicamente y mi grupo se la va a exigir,
se la va a exigir Comisión tras Comisión, pero le va a ser difícil,
repito, mantenerla.

Yo vengo observándole desde que le han nombrado, e insisto en que le
han nombrado por un cambio de imagen, por ese famoso viaje hacia el
centro que quiere hacer el señor Aznar. Es verdad que su imagen es
distinta, diríamos que usted tiene cara de bueno. Pero mientras yo
hacía esa reflexión pensaba en que cuando yo era pequeña e iba al
colegio siempre aparecía una niña que llegaba con cara de buena y con
fama de buena. Por lo visto en el colegio de chavales pasaba lo
mismo. Pues yo le digo a usted: no vale sólo con tener cara de bueno,
la bondad hay que ganársela, esa cara hay que ganársela, nosotros
vamos a exigirle que se gane la cara de bueno y que asuma su
responsabilidad.

Usted me ha dicho que la letra la tenemos que poner nosotros. No
acepto eso, nosotros pondremos sólo el acompañamiento, la letra la
tiene que poner usted. Es precisamente en el error que cayeron sus
antecesores, en no tomar decisiones hasta que las tomara la
subcomisión, hasta que las tomaran las fuerzas políticas, hasta que
las tomara el Gobierno. Usted es el responsable de la radio y la
televisión públicas españolas, a usted le vamos a exigir la
responsabilidad.




La señora PRESIDENTA: Señor Alcaraz, tiene la palabra.




El señor ALCARAZ MASATS: Decía Bertolt Brecht, señor Cabanillas, qué
terrible es la tentación de ser bueno. Yo no me puedo permitir ese
lujo, por tanto, desde el principio intento ser, no un profesional de
la maldad, pero sí un miembro de la oposición que ha oído aquí cosas
importantes, novedades importantes. No coincido con ellas, pero son
novedades que yo, desde el principio, le voy a retrucar en algún
sentido. Es cierto que usted las ha expresado dentro de ese centro
melódico que ha inventado el señor Piqué,



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centro amable como recogía la señora portavoz del PSOE, pero lo ha
dicho con su dureza interna, con esa estructura profunda muy dura.

Por ejemplo, ha dicho que RTVE va a poner a la venta sus acciones en
Vía Digital, que son un 17 por ciento, aproximadamente. Esto va a
coincidir posiblemente con la compra de un paquete muy fuerte por
parte de Vía Digital de la otra plataforma, según se dice. Si tenemos
en cuenta que el límite es de 49 por ciento, que se ha introducido en
esta ley de acompañamiento que acaba de aprobarse en el Senado, nos
podemos encontrar con que los accionistas fundamentales, aparte de
empresas privadas como Telefónica, pueden ser una parte muy
importante de la banca española, y no participe TVE, es decir, que la
representante fundamental de un servicio público esencial, que es la
transmisión por televisión sea en concesión pública o privada, no
participe en un tema de enorme importancia a partir de ahora. Un tema
de enorme importancia que, dentro del esquema neoliberal, supone que
nos están cobrando el espacio, nos están privatizando el espacio, nos
están cobrando por ver, señor Cabanillas. Y ahí la impronta de TVE
que nosotros hemos pedido siempre que vaya al máximo, al 25 por
ciento, y ahora puede suponer incluso este límite, aunque no estamos
de acuerdo con la ruptura de este límite, pues decae en función de
criterios con los que no estamos de acuerdo.

En segundo lugar, usted ha dicho también, señor Cabanillas, que están
en un momento difícil en la relación con la Unión Europea, ya que
incluso les están pidiendo posiblemente, o cabe esa posibilidad, la
devolución de los fondos aportados por el Estado a RTVE. Esto es una
noticia fortísima, y que hay que conectar con esa declaración que ha
hecho el señor Piqué, que ha sido publicada y en absoluto desmentida
hasta ahora, en el sentido de que le ofrece al comisario Van Miert un
nuevo modelo de televisión española. Yo lo que les pido es que luchen
jurídicamente y políticamente, pero que no luchen entregando el
modelo de televisión en función de unos fondos que están suscritos
con el Reino de España, que son fondos que no se tienen por qué
devolver. Y no son deudas de TVE, son deudas, repito, del Reino de
España. Por tanto, yo lo que les pido es que no entreguen la
dimensión de RTVE en esta batalla, que luchen ustedes de verdad, y
que no luchen desde una lectura sesgada. Yo se lo he contestado así
al señor Marcelino Oreja el otro día, una lectura sesgada, poniendo
muy por encima del tema del servicio público el tema de la
competitividad, del protocolo anejo del Tratado de Amsterdam.

En tercer y último lugar, usted ha hablado de modelo caduco, según he
creído entender al principio de su segunda intervención, y lo ha
puesto en conexión con el tema de que a usted no le ata ningún
compromiso con los documentos anteriores, que no se siente usted
vinculado, ha sido la expresión concreta; es igual vincular que atar.

Esto quiere decir también mucho, a mi juicio, y es que en este
momento el cuentakilómetros dialéctico de la subcomisión se ha puesto
a cero porque no partimos ya de ningún documento real. Esto deberá
ser en algún sentido perfilado, confirmado (el señor Piqué
comparecerá, según parece, ante esta Cámara el día 21), porque si no
no partimos de ningún agarradero, de ningún cañamazo a la hora de
intentar un consenso.

Ya termino, señora presidenta. La palabra que yo destaco, aunque
algunas de ellas hasta ahora se comportan como términos flotantes, es
la palabra diálogo. Bien, dialoguemos, pero el diálogo no es un fin
en sí mismo; el pacto no es bueno porque sea un pacto, sino en
función de su contenido, me refiero al pacto de Estado.

Usted también habla de consenso. Bien, establezcamos ese consenso,
entre nosotros y también con los trabajadores de la casa. Ya se ha
introducido el nuevo término de televisión viable. Si el término
viable se utiliza en función de que es una empresa más, no vamos a
estar de acuerdo, porque eso trae como consecuencia una reducción de
la dimensión. A no ser que el término viable tenga otro sentido que
hasta ahora no conocemos, porque el señor Aznar o el señor Piqué no
han acompañado de la caracterización correspondiente al término
emitido. Si el término viable se supedita al concepto de servicio
público esencial, a lo mejor podemos entendernos, en el marco de una
defensa del modelo español que no sea entregándolo en este litigio
que actualmente existe con el señor Van Mier, que parece que en dos
meses va a pronunciarse, empezando por la televisión española (2 ó 3
meses, eso nos dijo el señor Oreja, pero en fin, póngalo usted en 6 o
en 8 meses). Yo les pido que sean ustedes combativos, que no partan
de una derrota asumida de antemano, que no sean ustedes grandes
organizadores de derrotas. Y usted ha combatido seriamente a veces
desde otros puntos de vista, desde otros intereses en el seno de la
Unión Europea. Yo les pido que haya una combatividad cierta y seria,
porque, claro, cuanto más aprieten ellos más hay que apretar desde
aquí en función de un modelo europeo que va a ser muy amplio en todos
los países y que aquí no se puede entregar en función de que la tarta
publicitaria, 260.000 ó 270.000 millones, sea requerida por el sector
privado. Que ese reparto de la tarta publicitaria no nos lleve a un
modelo residual, un modelo bonsai de RTVE.




La señora PRESIDENTA: El señor director general prefiere contestar en
este momento a los dos portavoces que han intervenido. El señor
director general tiene la palabra.




El señor DIRECTOR GENERAL DEL ENTE PÚBLICO RTVE (Cabanillas Alonso):
Lo hago para no perder la dinámica de la discusión o de los
comentarios. Además, se solapan en cierta medida.

No me diga que tengo que ganarme la cara de bueno, tengo la cara que
tengo, tampoco voy a buscar otra nueva. No es una cuestión de decir
si yo soy el problema o el problema es otro. Vuelvo a insistir, desde
aquí no hay el más mínimo reparo en el debate, en el diálogo, en
intercambiar las informaciones. Pero también apréciennos las
decisiones. Yo no creo que pueda hoy achacarme falta de toma de
decisiones cuando les acabo de comunicar una que creo que es bastante
trascendental, que es la cuestión de Vía Digital, que tampoco puede
ser descrita como parte de un centro melódico, aunque desde luego
recordaré el término porque es novedoso y puede ser muy al uso.

Amí me ha sorprendido muchísimo, señor Alcaraz, una cosa: que usted
prefiriera un aumento de la participación de RTVE en Vía Digital a un
25 por ciento; me sorprende profundamente



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que usted esté a favor del aumento de una televisión pública en su
participación a una empresa privada y que cobra por los servicios a
los españoles. Eso sí que me ha sorprendido de verdad. Lo que le
estoy diciendo exactamente es que nosotros, por esas razones, vamos a
salir de allí, porque ésa es una empresa privada y no creo que sea el
contexto más adecuado para una radiotelevisión pública desde el punto
de vista accionarial. Evidentemente saldremos, vuelvo a insistir,
cuando sea de interés, e independientemente de las participaciones
accionariales de los demás. No tenemos ningún interés en ello. En
cambio, en lo que sí tenemos interés es en mantener, no sólo con Vía
Digital sino con todas las demás plataformas y todos los demás medios
de distribución, una relación muy estrecha en la provisión de
contenidos; o dicho de otra forma, no sé por qué es más servicio
público tener un 17 por ciento de acciones y menos el dirigirse a una
mayoría de la población sin ser nosotros los que cobramos.

En segundo lugar, habla de los fondos y del contexto. Yo no he dicho
que nos estén pidiendo la devolución. He dicho que hay un
procedimiento y que, llevado a su extremo, podría pasar eso. Nadie
nos lo ha pedido ahora. Evidentemente el señor Van Mier ni tiene la
capacidad, ni jurídica ni real, como para hacer ese tipo de petición.

Lo único que intento resaltar es que es un procedimiento distinto al
mero de relación entre Estados, va mucho más allá, es un
procedimiento muy tasado, con unas características muy especiales,
con una aplicación también bastante inmediata, no son dos meses, en
dos meses se decidiría si se inicia el procedimiento, no la
resolución del mismo, y todavía no está claro si sería con nosotros,
con nosotros y los franceses o con quien fuera. Lo importante es
separarlo del modelo. No estamos hablando de dimensión, no estamos
hablando de modelo, estamos hablando de un procedimiento de derecho
de competencia, que es una cosa completamente distinta. Desde
Bruselas existen los mecanismos, las armas, si lo queremos decir de
una manera más clara, para ponernos en una situación delicada.

Modelo caduco. Yo me refería a las leyes, al modelo audiovisual, es
decir, al contexto y al marco genérico en el que nos movemos las
distintas televisiones y los distintos medios; no me estaba
refiriendo a los documentos anteriores, sobre los cuales ya les he
expresado mi opinión.

En la relación final con Bruselas, no es que tenga usted garantizada
la combatividad, sino que creo que es una cuestión tan trascendente,
y sobre todo en la que tenemos argumentos tan fuertes, que no sólo
debemos combatir, sino que no debemos combatir solos, y para eso
necesitamos también a las otras radiotelevisiones públicas.




La señora PRESIDENTA: Señor Burballa.




El señor BURBALLA I CAMPABADAL: Me apuntaba la compañera, señor
director general, que no sabía si le habían puesto a la
Radiotelevisión pública una cara con aire de médico de familia para
echarle una manita a la audiencia, que por otro lado es muy buena en
los últimos tiempos. En fin, todo lo que sea mejorar nos gusta.




El señor DIRECTOR GENERAL DEL ENTE PÚBLICO RTVE (Cabanillas Alonso):
Si es un problema
de audiencias, acepto las audiencias de MÉDICO DE FAMILIA.




El señor BURBULLA I CAMPABADAL: Usted ha dicho, señor director
general, que la legislación es dispersa y el modelo caduco, yo diría
que hasta contradictorio en algunos aspectos; el concepto de servicio
público, por ejemplo, está a debate y es una de las cuestiones que
jurídicamente en nuestro país deberíamos resolver lo antes posible.

Usted, de todas formas, con esa decisión estratégica ha empezado a
modificar ese marco audiovisual. Yo quisiera que usted dejara claro
aquí que eso no significa que la Radiotelevisión pública de cobertura
estatal abandona su presencia en las nuevas tecnologías. Yo quisiera
que lo dejara claro, porque quizás se haya podido entender que una
decisión estratégica de este tipo puede conllevar que la televisión
pública abandone su presencia en una parte importantísima para el
futuro como lo son las nuevas tecnologías.




Señor director general, le agradezco su consideración y su
predisposición a aportar al modelo de RTVE el concepto de pluralidad
lingüística, cultural y nacional que tiene España. No vea en la
plurinacionalidad del Estado un lastre para su gestión; véalo como
todo lo contrario. Y si usted sabe manejarse en eso, yo creo que
habrá conseguido encontrar una buena ubicación. Yo he visto en los
medios de comunicación hoy que estaba usted atravesando la fase del
desencanto, pero usted debería estar contento de estar donde está. Yo
creo que lo está, porque es uno de los mejores sitios donde puede
estar una persona que se muestra capaz de dialogar y que se muestra
capaz de estar también por los detalles. Yo le animo a que dialogue,
a que dedique tiempo, eso que llaman los ingleses engastar tiempo; al
diálogo y a que esté también por los detalles. Algunas veces nos
hemos pasado meses con temas nimios, baste recordar el problema con
los contratados, por ejemplo, que anda por ahí coleando en algún
aspecto. Si usted puede estar por los detalles y está por el diálogo,
creo que vamos a encontrar un buen interlocutor. Por otro lado, le
voy decir lo que le dije a su antecesor en el momento de su toma de
posesión: que contaba con la colaboración leal de nuestro grupo, que
nuestro grupo le daba todo el margen de confianza que se merece la
intervención que usted ha tenido hoy aquí. Quizás no salimos de aquí
con el excesivo entusiasmo que tuvimos la vez anterior, pero creo que
eso es muy bueno, porque salimos de aquí tan entusiasmados que luego
hemos llegado a un punto en que quizás nos arrepentimos un poco de no
haber sabido concretar ese entusiasmo en el día a día. Señor director
general, le agradezco que usted tenga capacidad de estar en el día a
día, que es lo que nos puede entusiasmar al final, y espero que sea
por mucho tiempo.




La señora PRESIDENTA: Tiene la palabra el señor González de Txabarri.




El señor GONZÁLEZ DE TXABARRI MIRANDA: Yo quisiera felicitarle, en
primer lugar, por su estilo y por el contenido de sus respuestas.

Creo que hemos retrocedido en las exposiciones, en el mejor sentido
de la palabra, una vuelta a un tono y a un estilo que esta Comisión
no debióperder nunca.




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En relación a los comentarios que ha hecho sobre la intervención que
he efectuado en nombre del Grupo Parlamentario Vasco, del Partido
Nacionalista Vasco, quisiera hacerle tres consideraciones.

En la medida en que ha hecho una ferviente defensa de los contenidos
y de su modelo de RTVE, en esa medida he realizado un ataque frontal
a un modelo de servicios informativos que no es nuevo; es conocido y
muy reiterado. Sus señorías me perdonarán, quisiera que fuera la
última vez. En ningún caso un ataque frontal a ningún cargo directivo
de TVE. Quien sostiene públicamente que ése es el modelo, debe de
admitir las críticas. Nosotros no compartimos el modelo, discrepamos
radicalmente de él y creemos que la calle -por seguir con el ejemplo
anterior- es mucho más normal que los modelos a través de los cuales
están establecidos esos servicios informativos. La gente en la calle,
en la relación social, no grita, no insulta, no se tira de los pelos
y tiene un respeto institucional muy enraizado. Y eso es lo que debe
ser normal en TVE. Por ello, quisiéramos que conociese nuestra
discrepancia radical en relación al modelo informativo tanto de Radio
Nacional de España como de los servicios informativos de TVE.

Nosotros no hemos hablado ni de dimisiones ni de cambios ni de
personas concretas; sólo he dicho que existe un modelo informativo
del que nosotros discrepamos radicalmente.

Aquí podemos estar discutiendo de la financiación, podemos estar
discutiendo del modelo de televisión europea, de lo que es servicio
público, las musas nos inspirarán. Pero hay un día a día, que es la
programación que emite Radio Nacional de España y TVE, y, en nuestra
opinión, es éste el nudo gordiano que en el tiempo y con prelación
hay que desatar. Desde nuestra perspectiva; existen indudablemente
otras perspectivas. El empeñarse en ir arreglando problemas que
ciertamente tienen otra dimensión y otros responsables puede servir
para no ir al núcleo del nudo gordiano, que indudablemente está en
los servicios informativos. Yo por eso decía que no se puede poner el
cuentakilómetros a cero; en definitiva, el coche tiene sus años y una
de las gracias y de las características del coche es que tiene una
serie de años y nos encontramos con un modelo muy valioso, entre
otras cosas porque tiene muchos años, entonces, no tiene el
cuentakilómetros a cero. Usted es el nuevo conductor, y ahí está la
novedad. Nosotros nos alegramos de que así sea y de que esta
situación se haya producido; le deseamos que acierte en la
conducción. Necesitará de muchos copilotos, ni uno, ni dos, ni tres
le serán suficientes para conducir un coche de esa envergadura. Lo
que le ofrecemos es que, en la medida en que necesite de nuestra
copilotación, nos tendrá a su entera disposición.




La señora PRESIDENTA: El señor director general tiene la palabra.




El señor DIRECTOR GENERAL DEL ENTE PÚBLICO RTVE (Cabanillas Alonso):
Señor Burballa, quiero dejarlo claro, como usted me pide: no
significa para nada un abandono de las nuevas tecnologías. Sí hay, y
vuelvo a insistir, dos matices. Nosotros no podemos tener productos
exclusivos o excluyentes mientras no se cambie la filosofía de esta
casa. En segundo lugar, las tecnologías, desde el punto de vista de
distribución, creo -y es una opinión
de este director general, quizás equivocada- que tienen que
ceder ante los contenidos. Es más importante que nosotros seamos
capaces de ser unos grandes distribuidores de contenidos, porque las
tecnologías de distribución son un campo en el que nunca podríamos
llegar a competir si quisiéramos entrar accionarialmente o a
desarrollar esas tecnologías. Pero evidentemente que no significa un
abandono de las mismas, sino una mejor utilización de las existentes
y de las nuevas, pero desde el mundo de los contenidos.




No hay ningún desencanto. No creo que tampoco lo haya expresado,
máxime después de muchas manifestaciones cordiales que he recibido
hoy. La verdad es que salgo halagado más que desencantado. Y su
matizado entusiasmo intentaré incrementarlo a lo largo de los
próximos días.

Señor Txabarri, el modelo del cambio informativo es lo que hemos
estado expresando. Si le he entendido mal con respecto a la persona,
le pido disculpas por ello, pero a ese coche hay que hacerle una
revisión, y ésa se la tenemos que dar todos. No es un problema de
copilotos. Ymás que copilotos, lo que sí le agradecería es que
arreglaran algunos baches.




La señora PRESIDENTA: El señor Mardones tiene la palabra.




El señor MARDONES SEVILLA: Señor Cabanillas, yo quiero, en primer
lugar, expresarle mi reconocimiento y gratitud por el talante con que
usted me ha respondido y ha respondido en verdad a todos los
portavoces. Ese talante ya es una garantía de que va a haber un
principio de inteligencia para llevar adelante el debate dialéctico
que estas comparecencias conllevan. Me congratulo de ello
fundamentalmente. Y también por lo que le he escuchado, que me
permite, aunque antes lo haya dicho de una manera muy esquemática,
concederle un plus más del margen de confianza y credibilidad, por lo
que le voy a decir muy brevemente en este momento.

Me ha agradado escucharle que la audiencia por la audiencia es un
verdadero dislate; es un error no solamente económico que multiplica
exponencialmente la deuda de TVE, porque la política de ir a toda la
gama, en todo horario, en toda la parrilla a la audiencia por la
audiencia es uno de los indicadores etiológicos de la patología de la
deuda acumulada por TVE. Eso, aparte de ser un error económico, es un
disparate político también, porque si hay que concentrar audiencia,
me ha gustado escucharle que la quiere concentrar en la credibilidad
de los informativos y que el resto de esa televisión generalista esté
lejos de lo chabacano, de la telebasura o como se le quiera llamar.

Me congratula escucharle ese principio y va a tener usted ahí nuestro
apoyo por un sentido estético de la política y de la información.




Quiero decirle también -para una aclaración- que cuando me he
referido a lo excluyente no estaba pensando en tertulias de
políticos. Usted, en la decisión política que tome de orientación de
las normas que dé a toda la cadena subordinada, hasta que llega a la
realización de un programa en los informativos, tiene que tener mucho
cuidado con los mandos intermedios, que no se excedan en las
interpretaciones políticas de a quiénes tienen que excluir.




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A esto es a lo que yo me refiero, señor director general. Tendrá
usted por mi parte toda la colaboración informativa sobre cualquier
anomalía, porque iría en contra de sus principios si se exceden esos
cuadros o mandos intermedios, de subordinados intermedios, en las
localidades de las comunidades autónomas o provincias donde se emite
TVE, irían en contra precisamente del valor primero que usted ha
puesto en su primera intervención, de los valores democráticos de
futuro que hay que garantizar; que no se excedan y no sean más
papistas que el Papa interpretando criterios políticos. Que se lean
esta exposición de hoy. Repártala usted, yo la repartiré también en
medios de Canarias para que se pueda impregnar de un nuevo talante
a esos cuadros intermedios que al final son los causantes de que se le
impute al director general de turno de TVE una serie de actuaciones
porque a lo mejor usted no ha dado ninguna otra indicación en
contrario, pero sí tiene la responsabilidad de la omisión. A esto me
refería con lo de excluyente. Por supuesto que yo no estoy
propugnando una televisión de funcionarios.

Cuando dijo usted en su primera intervención que quería ir en una
línea política de suministrador público de contenidos, ya veo que lo
ha resuelto con la declaración formal que ha hecho con respecto a Vía
Digital. Porque me estaba preguntando, bueno, si es un suministrador
público de contenidos, ¿a quiénes, a qué televisiones?
Le apoyo, señor director general, y coincido en que por primera vez
ha estado el director del ente público en una línea consecuente y
congruente, porque una televisión pública no tiene que firmar estos
contratos con empresas privadas. Es la manera de salir al campo
informativo sin hacer agresiones ni hacer agravios a otras
plataformas o a otras entidades de las que hay o de las que pueda
haber. Eso creo ya que es una buena política de sensatez, señor
director general: manténgala usted. Porque es muy difícil explicar
que se quiere hacer una televisión pública cuando se contraen
contratos formales con empresas privadas. Me congratula y va a tener
usted nuestro apoyo ante cualquier otra iniciativa que fuera
contraria a esto que usted ha anunciado de la venta de las
participaciones de TVE en Vía Digital, o de otra que hubiera sido de
tipo privado. Manténgase ahí, me parece consecuente y congruente.

Termino, señora presidenta. En cuanto al tema de Canarias, ya
tendremos tiempo de hablar detenidamente de él a lo largo de nuestra
convivencia política y de funcionamiento del ente.




La señora PRESIDENTA: El señor Peñalosa tiene la palabra.




El señor PEÑALOSA RUIZ: Señor director general, yo también quiero, en
primer lugar, felicitarle por su estreno, y luego tres comentarios
breves más. En primer lugar, usted nos ha brindado una noticia muy
importante desde el punto de vista de la estrategia de RTVE en el
mundo del negocio digital. Es una noticia realmente importante (La
señora Conde Gutiérrez del Álamo: Y le ha sorprendido.- Risas.) y me
ha sorprendido. Sí, hasta en eso han cambiado las cosas ahora. Ycreo
que es una noticia importante me parece que potenciar los contenidos
de RTVE, rentabilizarlos sin límites y sin exclusión es una buena
noticia
para RTVE y es una noticia beneficiosa para los intereses de
RTVE.

En segundo lugar, no hemos percibido una acogida muy entusiasta,
salvo una breve referencia que ha hecho el Partido Nacionalista
Vasco, a la solicitud o a la conveniencia de renovación de las plazas
vacantes en el consejo de administración de RTVE, que en número de
cuatro se vienen arrastrando desde hace tiempo. Yo quisiera decir que
nosotros sí somos partidarios de recuperar la normalidad
institucional también en la composición del consejo y, por lo tanto,
queremos dejar constancia de nuestra voluntad de acuerdo en ese
campo.

En tercer lugar, un ruego, una solicitud para que, cuando encuentre
el momento, estudie la inserción de la información relativa a la
actividad parlamentaria en el horario más adecuado posible dentro de
RTVE. Esta es una vieja aspiración de los miembros de esta Cámara y
del Senado, pero no desistimos de solicitarla en cada ocasión que
podemos para conseguir entre todos en algún momento esa mejor
ubicación, conscientes, por un lado, de la utilidad pública de esa
información y conscientes también de la audiencia limitada que tienen
ese tipo de programas.




La señora PRESIDENTA: El señor director general tiene la palabra.




El señor DIRECTOR GENERAL DEL ENTE PÚBLICO RTVE (Cabanillas Alonso):
Señor Mardones, los mandos intermedios, por lo menos en la media, al
final tienen más trascendencia muchas veces que el mando principal.

Su única forma de actuar es el contacto diario con el mismo,
precisamente para ir asumiendo y absorbiendo, sobre todo, lo que son
los nuevos principios. Y yo le puedo garantizar el contacto más
directo posible precisamente con esas personas.

En segundo lugar, una matización. Sé que me ha entendido, pero es que
quiero recalcarlo. No significa que no se hagan contratos con
empresas privadas, lo que estamos es saliendo accionarialmente.

Evidentemente, llegaremos a contratos con esa empresa privada, con
otras, con cable, y demás.

Y con respecto a su última sugerencia, señor Peñalosa, yo no tengo el
más mínimo problema de estudiar -y de hecho así se lo manifesté al
presidente del Congreso- la posibilidad de un canal temático
parlamentario. Obviamente ahora sería por otro contexto, pero si así
lo estiman conveniente, y desde luego si no incrementan ustedes esa
deuda y esos problemas de financiación que ya tengo, los medios de
RTVE estarían a su disposición.




La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor director general.

Quisiera agradecerles a todos su presencia, su participación y muy
especialmente al señor director general. Buenos días.

Se levanta la sesión.




Eran las dos de la tarde.




NOTA.-El presente «Diario de Sesiones», de la Comisión de Control
Parlamentario de RTVE, del miércoles 16 de diciembre de 1998, no
guarda la relación cronológica habitual, con el fin de no retrasar la