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DS. Congreso de los Diputados, Comisiones, núm. 546, de 15/10/1998
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CORTES GENERALES



DIARIO DE SESIONES DEL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS



COMISIONES



Año 1998 VI Legislatura Núm. 546



PRESUPUESTOS



PRESIDENCIA DEL EXCMO. SR. D. NARCÍS SERRA I SERRA



Sesión núm. 26



celebrada el jueves, 15 de octubre de 1998



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ORDEN DEL DÍA:



- Comparecencia de personalidades y funcionarios de la Administración
del Estado, al objeto de informar sobre temas relativos al proyecto
de Ley de Presupuestos Generales del Estado para 1999. (Número de
expediente 121/000141.) ... (Página 15814)



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Se abre la sesión a las diez y quince minutos de la mañana.




El señor PRESIDENTE: Iniciamos la última comparecencia de la serie
que se ha realizado para discutir la elaboración del presupuesto de
1999, con la asistencia de don Luis Angel Rojo, gobernador del Banco
de España, a quien agradecemos su presencia. Ha pedido su
comparecencia el Grupo Parlamentario Popular:
Doy la palabra en su nombre al señor Aguirre.




El señor AGUIRRE RODRÍGUEZ: Buenos días, señor gobernador.

Le agradecemos su presencia en esta Comisión de Presupuestos,
cabría reflexionar en voz alta sobre la conveniencia o no de una
interpretación de la política presupuestaria por parte del
gobernador. En el momento internacional y europeo en el que se
incardinan estos presupuestos de 1999, al Grupo Popular le ha parecido
importante contar con su opinión sabiendo cuáles son sus limitaciones,
señor gobernador, emanadas del instituto monetario y de la
autonomía del Banco de España que usted gobierna.

En ese sentido, nos gustaría enmarcar su comparecencia en tres ejes
fundamentales. El primero de ellos es la valoración que le merece al
gobernador del Banco de España las implicaciones macroeconómicas del
presupuesto. Por concretar un poco más en el cuadro
macroeconómico, queremos pedirle que nos haga una reflexión sobre la
variable del crecimiento. Sin duda, en el cuadro macroeconómico será de
interés conocer cuá1 es su opinión acerca de los desequilibrios
habituales -por así llamarlos- de la economía española, y si hemos
avanzado en la corrección de los mismos. Lógicamente me estoy refiriendo
al comportamiento del sector exterior -que parece que tiene un cambio de
tendencia en relación con los comportamientos de años anteriores- el
comportamiento del déficit presupuestario y sobre uno de los más
importantes desequilibrios que siempre padece, y todavía
lamentablemente sigue padeciendo, la economía española como es el
empleo. Nos gustaría saber si considera el gobernador que el ritmo de
crecimiento de creación de empleo es adecuado al crecimiento
económico que se está registrando.

Es lógico que a la hora de colocar un presupuesto como instrumento
principal de la política económica de un gobierno, sería también
prudente por nuestra parte solicitar de usted una opinión sobre cuál
es la valoración que tiene el gobernador sobre la ejecución
presupuestaria del ejercicio de 1998, a la vista del avance de
liquidación que aportan los presupuestos para 1999. Y si no fuera
demasiado pedir quisiera que hiciera esa valoración en el conjunto de
la ejecución presupuestaria en los últimos 2 ó 3 años.

Otro de los aspectos que nos gustaría que fuera abordado por el
gobernador es el comportamiento de la inflación. Sin ningún género de
duda, si repasamos la intervención que el gobernador tuvo justamente
ahora hace un año - creo que también fue el 15 de octubre de 1997-
comprobamos que anticipaba en aquella intervención que la
inflación para 1998 iba a tener un comportamiento en torno al 2 por
ciento, que era muy probable que se registrara algún tipo de repunte
en el primer semestre, repunte que después
se atenuará en el segundo semestre y confirmaría la evolución de la
inflación en torno al 2 por ciento. Hemos conocido recientemente el
dato de la inflación del mes de septiembre y, por tanto, el
comportamiento acumulado del año, y el interanual. Ala vista de las
tensiones originadas a mediados del año y a la vista del acumulado,
una vez conocido el dato del mes de septiembre, parece que su
predicción en 1997 va a confirmarse y pareciera que no hay ningún
tipo de tensión en el horizonte que ponga en riesgo este cumplimiento
del objetivo de inflación para 1998. En ese sentido nos gustaría
conocer si usted atisba algún riesgo que ponga en peligro el
cumplimiento de un objetivo tan importante como es el de la inflación
para 1998 y cuál es su valoración del comportamiento de la inflación
para1999, porque de ser tan atinada como lo está siendo para el
ejercicio en curso, lógicamente estaríamos muy reconfortados de
escuchar una opinión en el mismo sentido.

Por último, al Grupo Popular le interesaría enmarcar toda la política
presupuestaria, sobre la que hemos solicitado información y opinión
del gobernador, en la crisis internacional. Es un hecho cierto que
la crisis internacional ha aparecido a partir del verano con una
intensidad y con una prolongación que seguramente no era esperada y
que habrá de tener sus efectos, como muchas voces reclaman, sobre el
futurible del crecimiento económico o sobre las previsiones
macroeconómicas, en el bien entendido de que este grupo considera que
la revisión realizada por el Gobierno es suficiente, teniendo presente
cuál es en este momento la tasa de crecimiento real que está
registrando la economía española.

Por esa razón nos gustaría que nos hiciera unas valoraciones sobre
el efecto y el impacto que la crisis internacional pueda tener
sobre nuestra economía, y muy concretamente sobre nuestra política
presupuestaria, desde una triple perspectiva, señor gobernador. Es
cierto que ha habido conversaciones y que en las últimas fechas se
están produciendo conversaciones muy importantes en el Fondo
Monetario Internacional. En ese sentido, y desde la triple óptica de
poder considerar cuál tiene que ser el papel del Fondo Monetario
Internacional en el proceso de esta crisis ¿es bueno que haya mayores
dotaciones o crear dotaciones para fondos que sirvan de ayuda o
salvamento u operaciones de recurso a los países afectados? ¿Es
bueno o es malo que el Fondo Monetario Internacional suscriba
convenios con estos países afectados? ¿Se ha dado a luz en estas
últimas fechas, señor gobernador, un nuevo escenario de tipos de
interés?
Estas cuestiones, que yo creo que están presentes en el debate actual
de la crisis económica internacional, nos gustaría que fueran las
que inspiraran la intervención y la valoración del gobernador del
Banco de España en torno a esa crisis.

Por lo demás, señor presidente, sólo quiero reiterar nuestro
agradecimiento al señor gobernador por su presencia y esperar su
puntual contestación, que seguro que será satisfactoria para este
grupo parlamentario.




El señor PRESIDENTE: Después de la intervención del grupo que ha
solicitado la comparecencia, en nombre del Grupo Parlamentario
Socialista tiene la palabra el señor Eguiagaray.




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El señor EGUIAGARAY UCELAY: Sea bienvenido, señor gobernador, a esta
Comisión.

En este caso, el Grupo Socialista no había solicitado su
comparecencia. Hemos tenido ocasión de escuchar y de conocer sus
criterios en relación con la situación económica y con los problemas
principales que tiene planteados nuestro país en diferentes momentos
y tampoco queríamos someterle a una suerte de interrogatorio, como es
el que habitualmente se estila en relación con la discusión de los
presupuestos, pero su opinión siempre es bienvenida y respetada y,
aprovechando su comparecencia y la solicitud del Grupo Parlamentario
Popular, sí me gustaría hacer algunos comentarios y quizá pedirle
también a usted algún comentario adicional.

Uno de ellos se refiere principalmente a un tema que ayer
especialmente ha sido novedad y que hoy forma parte de los análisis
de buena parte de los medios de comunicación. Me refiero a un tema
que a usted, como responsable o garante de la estabilidad de precios,
le preocupa sobremanera, que es la inflación. Sin duda alguna el
dato de inflación del mes de septiembre es bueno y es digno de ser
celebrado que la tasa de inflación interanual de la economía
española haya descendido del 2,1 en la que nos movíamos al 1,6. Dicho
esto, que es obvio y manifiesto, me parece que siguen existiendo
ciertos problemas sobre algunos de los cuales quería pedirle una
valoración.

El informe sobre inflación del mes de septiembre, hecho por el Banco
de España, nos alerta no sólo sobre la marcha favorable hacia el
objetivo de reducción de la inflación hasta cumplir los objetivos
planteados para este año ~ sino sobre la importancia que tienen los
problemas de inflación diferencial en el marco de una economía como
la europea, en la que lo relevante ya no es tanto el nivel de
inflación absoluta o cómo se compare con los registros históricos que
hemos conocido en nuestro país, sino en cuánto nos diferenciamos
respecto de otros países, puesto que esto habrá de traducirse, de
persistir, en problemas de competitividad y, en consecuencia, en
problemas de empleo, desaparecidos otros mecanismos de ajuste. Esto
es casi un lugar común y una insistencia permanente en todos los
informes de inflación que ha hecho el Banco de España.

Los datos del mes de septiembre, que se conocieron ayer, ponen de
manifiesto una reducción de la inflación interanual. Sin embargo, el
dato del mes de septiembre de este año, comparado con el del año
anterior, parte de dos hechos: uno, que el año anterior hubo una
subida nada menos que de medio punto en el mes de septiembre, por lo
cual es natural que este año se compare con ventaja, y, en segundo
lugar, de los datos que hemos conocido se puede fácilmente colegir
que, así como el índice general de inflación cae hasta el 1,6, sin
embargo, la inflación subyacente, esto es aquella que se obtiene
descontando la evolución de los precios de la energía y de los
alimentos no elaborados, se mantiene en niveles del 2,3, lo cual, a
juicio de este grupo, sigue planteando un cierto problema de
atención, como mínimo -no de dramatismo, pero sí de atención-, a los
problemas de inflación diferencial o de tendencias todavía serias en
la economía española, a lo que se añade el hecho de que la inflación
de servicios no haya conocido ni siquiera una décima de reducción en
relación con las tasas
interanuales que conocíamos en los meses anteriores y siga clavada en
el 3,8 por ciento.

En este marco, señor gobernador, quisiera preguntarle, teniendo en
cuenta que el dato del mes próximo, por lo menos el dato de octubre de
este ano, se tendrá que comparar con una subida cero, que es la que
tuvo lugar el mes de octubre del año anterior, si cree que la
tendencia a la reducción de la inflación en términos interanuales
puede persistir en términos diferenciales o, por el contrario, si ya
hemos alcanzado un nivel de inflación diferencial sin duda alguna
positivo, es decir sensible, con una diferencia respecto de los
países centrales del euro. Desde luego no se atisban rasgos de que
esto pueda continuar descendiendo, sobre todo en un momento en el
que, de acuerdo con mis informaciones, se está fiando más en que
pueda subir la inflación en países como Francia o como Alemania, a
pesar de que los últimos datos desmienten esta realidad, más bien han
descendido adicionalmente, y además lo han hecho en el sector
servicios, que es donde nosotros tenemos algún problema
especialmente duro y difícil de tratar.

Quisiera, por tanto, preguntarle, señor gobernador, cuáles son sus
perspectivas no sobre el cumplimiento de los objetivos absolutos de
inflación, sino sobre este problema que me parece que es el problema
de la inflación diferencial, y no en la perspectiva de un mes sino
en la perspectiva de los próximos meses, y especialmente de cara al
año 1999.

La segunda consideración en este sentido es que nos hemos felicitado
todos de que los descensos de inflación, y especialmente la decisión
de reducción de tipos de interés que el Banco de España está obligado
a ir tomando a lo largo de este año para converger con los tipos de
interés que serán comunes o el tipo de intervención que será común el
1 de enero de 1999, han llevado a unos tipos de interés reales que
eran los menores, al menos computados o descontado el tipo de interés
nominal con el índice de precios armonizado en la Unión Europea.

Hemos tenido durante algunos días el récord de tener el tipo de
interés así estimado, el tipo de interés real casi más bajo de la
Unión Europea. Sin embargo, en este momento no parece que eso es así,
a la vista de los datos que tenemos de inflación tanto de nuestro
país como de los tipos de interés nominales.

Sin duda alguna el Banco de España tiene todavía un recorrido que
hacer, que puede tener efectos positivos en un momento de
desaceleración del crecimiento, pero que también plantea o puede
plantear algunos problemas. Me gustaría, señor gobernador, que nos
hiciera alguna consideración en relación con los problemas
derivados de los ulteriores descensos de tipos de interés en el
marco de actividad económica en el que nos movemos.

En tercer lugar, señor gobernador, quisiera hacer una consideración
sobre el escenario internacional. Sin duda alguna la bola de cristal
es uno de los instrumentos más utilizados en el análisis y en la
previsión económica. Los análisis o la gama de análisis y de
previsiones que se están haciendo, tanto por organismos financieros
nacionales como internacionales, es muy amplia en relación con los
efectos de la crisis internacional en nuestra economía. Me gustaría
de su parte, hasta donde esté dispuesto a correr el riesgo de
utilizar la bola de cristal, sobre todo respecto a algunos datos algo
más objetivos, que nos hiciera una



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valoración sobre el impacto de la tendencia desaceleradora del
crecimiento mundial en los ritmos de crecimiento de la economía
española.

El efecto que se puede derivar por la vía del comercio internacional
es uno. Hay otro efecto que puede tener impacto sobre la economía
española que es el que se deriva de efectos financieros y de efectos
de expectativas.

Mi grupo tiene la convicción de que las previsiones realizadas por
el Gobierno en el cuadro macroeconómico para el año l999 están
claramente sobrestimadas en el sentido de que es difícil pensar que
una tasa de crecimiento del 3,8 por ciento pueda ser alcanzable
fácilmente, por lo menos plausiblemente, con los datos que tenemos de
evolución de la economía española, y los presumibles que puedan ir
apareciendo, y con el escenario internacional que tenemos por
delante. En esa dirección la preocupación de mi grupo es hasta qué
punto un escenario de una desaceleración superior a la que está
prevista por el Gobierno lleve necesariamente a correcciones en
otros elementos del cuadro macroeconómico y también en las
previsiones presupuestarias que introduzcan riesgos de desajuste en
algunos de los elementos básicos y fundamentalmente en las cifras
del déficit público. Me gustaría, si es posible, algún comentario en
relación con la incidencia del escenario de desaceleración del
crecimiento mundial sobre las cifras de la economía española.

En cuarto y quinto lugar, una consideración: El 1 de enero de 1999,
quizás en fechas anteriores, el Banco de España tendrá que hacer
aportaciones en oro al Banco Central Europeo. Esto tendrá algún
reflejo contable en las cifras del balance del Banco de España y
también eventualmente puede tener algún reflejo en las cifras de
beneficios del Banco de España derivadas de las transacciones o del
cambio de valoración del oro. Algunos analistas se han planteado
hasta qué punto esto puede significar beneficios en estos momentos no
computados o beneficios que puedan tener un efecto sobre los ingresos
en el Tesoro. Me gustaría tener una información por su parte, que
despejara algunas inquietudes y dudas que en este sentido pueden
existir, sobre si tenemos bolsas ocultas que nos permitirán resolver
algunos de nuestros muy graves problemas, o por el contrario no
tenemos ninguna bolsa oculta de la cual podamos echar mano.

Una ultimísima consideración. Yo no estaba presente, pero según el
testimonio que obra en las actas de esta Comisión ayer hubo ocasión
de escuchar que de los beneficios del Banco de España el ministro
de Economía tiene a su disposición una determinada cantidad para
decisión personal. Me gustaría saber si el gobernador puede
confirmar esta afirmación que ayer se hizo por el subsecretario de
Economía.




El PRESIDENTE: El señor gobernador tiene la palabra.




El señor GOBERNADOR DEL BANCO DE ESPAÑA(Rojo Duque): Trataré de
responder a las preguntas formuladas por el señor Aguirre y por el
señor Eguiagaray, y lo haré de forma conjunta porque se refieren
a campos comunes.

La valoración que el Banco de España tiene que hacer fundamentalmente
de la evolución del presupuesto es favorable. Realmente se ha
producido una reducción muy importante en el déficit público en estos
dos últimos años y nosotros pensamos que el 2,1 por ciento que se
prevé alcanzar este año se puede incluso alcanzar holgadamente, con
las cifras de que dispone el Banco de España de la ejecución
presupuestaria, que son la que se publican, y que, prescindiendo
del contexto internacional, del que luego voy a hablar, el 1,6 por
ciento para el año que viene se podría conseguir también
holgadamente. Esa es nuestra opinión, y en ese sentido estamos
satisfechos de la evolución del presupuesto y de los efectos
macroeconómicos de esa evolución.

Yo nunca comento el contenido ni la estructura de los presupuestos
porque están afectados por consideraciones políticas que deben escapar
a lo que es la opinión del Banco de España. ¿Qué es lo que nosotros
podemos decir al respecto del encaje del presupuesto en la evolución
de la economía? Este año la economía ha tenido una evolución muy
favorable. En los últimos días, el Instituto nacional de Estadística
ha revisado, como pensábamos que iba a suceder, las cifras
correspondientes al crecimiento del primero y del segundo trimestres
del año y la ha situado en el 3,9 por ciento y por tanto ha habido
por parte del Gobierno una modificación al alza en una décima de lo
que son las perspectivas de crecimiento para el conjunto del año.

La economía en su conjunto ha ido bien, ha ido fortaleciéndose la
demanda interna, se ha notado que el mayor crecimiento de la economía
impulsaba al alza las importaciones.

Por otra parte, aunque la zona que ha sido afectada por la recesión
internacional, primero Extremo Oriente, luego Rusia y en cierto modo
algún otro país del este y, finalmente, Latinoamérica suponen en
conjunto nada más aproximadamente, el 13 ó 14 por ciento de
nuestras exportaciones, esto ha tendido a afectar al ritmo de
crecimiento de nuestras exportaciones, que, sin embargo, se mantienen
todavía muy alto. De modo que el crecimiento de la demanda interna,
que ha ido muy fuerte, ha sido parcial- mente compensado por un
excedente neto exterior que ha tenido un menor efecto positivo sobre
la economía. Pero en conjunto los resultados han sido muy favorables.

En ese contexto de evolución de la economía, el presupuesto encaja
bien. Esta sería mi primera afirmación antes de entrar en
consideraciones sobre lo que es la evolución de la situación
internacional, sus efectos sobre la economía española y sus posibles
consecuencias presupuestarias.

Si retrocedemos al mes de julio pasado, yo diría que el Banco de
España compartía la opinión de un buen número de instituciones
financieras, tanto nacionales como internacionales, que publican
habitualmente previsiones, en el sentido de que la tasa de
crecimiento de la economía española para el año 1999 apuntaba a una
cifra superior al 4 por ciento. Nosotros pensábamos, como otras
instituciones, que la tasa de crecimiento del próximo año podría
estar en torno al 4, 4,1, 4,2. Incluso alguna institución hablaba del
4,3, pero a nosotros nos parecía difícil alcanzar una tasa tan alta.

Esta era la situación hasta julio, yo diría que hasta mediados de
agosto, y ya recogía algún efecto de lo que era el avance de los
elementos de recesión en la economía



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mundial. Esos elementos de recesión se traban de determinar por dos
vías: por una parte, por la vía de los flujos comerciales, y por
otra, por la vía de los posibles efectos riqueza derivados de lo que
comenzaba a ser la tendencia a la baja de las bolsas. Esas eran las
vías fundamentales de extensión, no de una recesión pero sí de una
moderación de las tasas de crecimiento, tanto en Estados Unidos, como
sobre todo en Europa, que ciertamente parecía la zona más sólida y
con mejores perspectivas, puesto que sin ninguna duda la economía
norteamericana, después de su formidable expansión durante más de
seis años, tenía que empezar a mostrar algún signo de debilitamiento
en su ritmo de crecimiento, aunque no se preveía entonces que fuera
a ser un debilitamiento que estuviera por debajo del 2 ó 2 y medio
por ciento para el año 1999.

Esta situación -que es en la que están hechas las previsiones del
Gobierno que acompañan al presupuesto para el año 1999, del 3,8 por
ciento- ha cambiado a partir del 18 de agosto y nos ha llevado a una
situación que creo que no exagero ni califico de altamente incierta.

¿Qué es lo que está ocurriendo desde entonces? Que los elementos
recesivos de la economía internacional han comenzado a circular
predominantemente por otras vías, que son las vías del sistema
financiero, y las vías del sistema financiero de transmisión de
elementos recesivos, o en último término posiblemente de una crisis
internacional, son extraordinariamente lábiles y difíciles de seguir
por- que, conteniendo un elemento fundamental de incertidumbre por
parte del público, dan lugar a modificaciones al alza y a la baja en
cualesquiera previsiones que se hagan. Y si ustedes sigue, como con
toda seguridad lo hacen, las previsiones, no ya de los organismos
internacionales, que tienden a ser un poco más estables, sino las
previsiones que ofrece la banca industrial internacional semanalmente,
verán ustedes que las últimas semanas están llenas incluso hasta de
peticiones de perdón a sus lectores porque están modificando al alza
y a la baja de previsiones sobre el crecimiento mundial, sobre el
crecimiento de Estados Unidos, mucho menos sobre el crecimiento
europeo, ya que el crecimiento europeo hasta ahora está siendo poco
afectado en esas modificaciones de previsiones; pero realmente las
previsiones están cambiando. ¿Por qué se ha llegado a esta
situación? Porque hemos entrado en una fase en la cual se ha
producido un incremento de la aversión al riesgo por parte de los
agentes económicos de todo el mundo, y esa aversión al riesgo está
determinada por unos elementos que en parte pueden considerarse
objetivos pero que en parte son elementos subjetivos ligados a la
reacción ante la incertidumbre; y esos elementos son, como decía
antes, extraordinariamente lábiles, y en esas condiciones es muy
difícil saber qué es lo que va a pasar en los próximos meses.

Saben ustedes que en esta comisión, igual que en la comisión sobre
temas monetarios, siempre me resisto a discutir décimas, Es una
cosa sabida, aunque muy habitual- mente olvidada por todos nosotros,
que manejando décimas estamos discutiendo algo que está por debajo
de los márgenes de error de las previsiones y, por consiguiente, no es
muy relevante que discutamos mucho sobre décimas. El 3,8 por ciento
del Gobierno, entrando en los efectos presupuestarios, podría verse
afectado a la baja en la realidad
de unas décimas, sin que afectara a la posibilidad de la ejecución
del presupuesto de acuerdo con lo previsto, siempre y cuando haya una
adecuada disciplina en el control presupuestario. Es decir, que no
hay que atribuir los resultados presupuestarios a que la tasa de
crecimiento sea exactamente el 3,8 porque hay unos márgenes de
cierta holgura en los cuales se podrían obtener los mismos resultados
presupuestarios si la economía crece unas décimas menos. ¿Va a
crecer unas décimas menos o va a crecer mucho menos? Ese es el
problema. Yo aquí no sabría qué decirles a ustedes, porque lo que
vaya a suceder el año que viene va a depender de cuál sea la evolución
o del clima financiero internacional, que puede aclararse en las
próximas semanas y meses notablemente o bien puede llevar a lo que ha
sido el temor, sobre todo durante la semana de Washington, que ha sido
una semana tremendamente perturbadora, de que el mundo pueda estar
abocado a un credit crunch, a un gran proceso de liquidación de
activos y de corte del crédito, que es la forma a través de la cual
las perturbaciones financieras llegan de verdad a dañar muy
seriamente a la economía real. ¿Qué es lo más probable que suceda?
Yo tengo que decir que no lo sé, porque depende de un conjunto de
actuaciones que, como saben ustedes perfectamente y no se lo voy a
explicar, están en este momento en el mundo denominadas por
consideraciones políticas. Es decir, durante todo este último tiempo
de perturbaciones económicas financieras mundiales estamos viviendo una
situación que está dominada por una falta de iniciativa política
internacional, por situaciones bien conocidas en los más altos
niveles de la política americana, una situación también bien conocida
de paro y de incertidumbre por lo que se refiere a la política
japonesa y por el efecto de las elecciones alemanas respecto de la
decisiones de Alemania en cuanto a qué soluciones hay para la crisis.

Yo insisto en que las crisis no son resultado del destino sino de
equivocaciones de los hombres y, por consiguiente, pienso que no hay
nada que aboque al mundo a una crisis internacional, a un credit
crunch y a una crisis internacional. En absoluto. Todavía está el
mundo en condiciones no de evitar un cierto grado, mayor o menor según
las zonas, de recesión en el ámbito mundial, pero desde luego de
impedir que se produzca ningún tipo de crisis grave. Esto es lo que yo
creo. ¿Pero se van a producir esas condiciones? En los últimos días
ha habido razones para cambiar de opinión muchas veces. Reuniones
como las del Fondo Monetario Internacional en Washington tiene un
problema de que reúnen a muchas personas que vivimos muy de cerca el
mundo financiero. Cuando esas personas se reúnen tienden a generar
unas situaciones de máximo y frenético optimismo o, por el contrario,
de gran pesimismo. En este caso lo que ha sucedido es que a medida
que pasaban los días -y yo lo he vivido porque he estado allí esa
semana- no ya la Asamblea del Fondo en sí, sino el conjunto de
reuniones, mesas redondas, conferencias que rodean a la Asamblea del
Fondo iban llevando a un sentimiento creciente de pesimismo
respecto de lo que se le venía encima a la economía mundial, hasta el
punto de que personas responsables de grandes instituciones
bancarias internacionales que el lunes tenían actitudes razonables
respecto de los riesgos ante los que está la economía mundial, que
son



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unos riesgos obvios, el jueves eran profundamente pesimistas. De
modo que se ha producido un efecto de desmesura que es
característico de esas reuniones, a las que no se puede prestar
demasiada atención pero que tienen efectos en los mercados. Si ustedes
siguen la evolución de esa semana yo creo que es absolutamente claro
que se entra en la semana con nervios y acaba con un desplome del
dólar formidable, como no se recordaba desde principio de los años
setenta en los grandes movimientos de fluctuación de monedas tras el
abandono del patrón del sistema Bretton Woods y, además, una
conciencia creciente de que el mundo estaba abocado a un credit
crunch.

Hay que tener en cuenta que se producen esas oleadas de pesimismo que
llevan casi al pánico, que luego son sucedidas por períodos demás
tranquilidad porque hay una apreciación mayor de la realidad de los
hechos y de las noticias. En los últimos días se han recibido algunas
noticias buenas, la más importante de ellas es que parece que el
Gobierno japonés va a resolver el problema de la crisis de sus
bancos, que es algo absolutamente decisivo y yo diría necesario,
aunque no suficiente, para resolver el problema de la gravísima
recesión que afecta a Japón y, por consiguiente, es también muy
importante para tratar de mejorar el clima económico en el Extremo
Oriente.

Como saben ustedes, parece que por fin el partido gubernamental
japonés, con alianzas de partidos menores, ha conseguido sacar
adelante un programa de saneamiento de la banca japonesa. Nadie se
atreve a asegurar que ese programa vaya a funcionar adecuadamente,
porque ya saben ustedes que estas cosas en ese país son problemas
complejos lentos, etcétera, pero ciertamente el Gobierno ha mostrado
una clara disposición a comprometer un volumen tremendo de fondos en
el saneamiento de la banca japonesa.

Como saben ustedes, hasta 63 billones -billones españoles- de yenes,
de los cuales aproximadamente 13billones van al fondo de Garantía de
Depósitos para garantizar al cien por cien no sólo los depósitos
sino también otros pasivos de los bancos que entren absolutamente en
crisis de aquí al año dos mil; y por otra parte, hasta 50 billones
que están destinados, por un lado a proporcionar liquidez a bancos
que absorban otros bancos más débiles, para favorecer una
consolidación bancaria que contribuya al proceso de saneamiento, y,
por otro, estar orientados a inyectar recursos de capital a la banca
de modo más general, porque si la banca japonesa atiende su
morosidad adecuadamente, mediante las dotaciones correspondientes,
parece que se queda en una mala situación de recursos de capital.

Cuál sea esa morosidad no lo sabe nadie, y este es uno de los
problemas que están detrás de todas las incertidumbres del mundo
japonés. ¿Son los 60 ó 70 billones de que habla Standar & Poor's? ¿Es
más? ¿Es menos? No se sabe claramente.

Por otra parte, si ese proceso se desarrolla será sobre una base
voluntaria. Es decir, son los bancos los que piden, y no se sabe
hasta qué punto van a pedir los recursos correspondientes al sector
público. ¿Va a llevar automáticamente el proceso de saneamiento
bancario a una mayor inyección de crédito, como el Gobierno japonés
quiere, sobre todo a las empresas medianas y pequeñas de modo que
alimenten la situación de la economía japonesa? ¿O
eso no se va a producir si no hay de hecho un arranque de lo que aquí
algunas veces llamamos la economía real, que sea resultado de un
impulso fiscal mucho más importante del que en este momento el
Gobierno japonés está contemplando, que es relativamente débil? No
lo sabemos. El ministro de Hacienda japonés nos ha dicho, hace dos o
tres días, que este año la economía japonesa cae el 1,8 por ciento.

No hay ninguna razón para que eso suceda, insisto. La mejor actitud
respecto de la crisis bancaria es un elemento muy favorable; no es
suficiente porque tienen que pasar más cosas y, desde luego, tienen
que otorgar un impulso fiscal mucho mayor al país de lo que hasta el
momento está contemplando el Gobierno japonés, pero parece que en ese
sentido las cosas están mejorando.

También parece que está mejorando el posible apoyo a algunas
economías latinoamericanas centradas en el tema de Brasil. Si
realmente esto sucede, como yo creo que va a suceder -y creo que será
antes de fin de mes-, a medida que vayan aclarándose un poco las
dudas políticas por lo que se refiere no al Gobierno central, sino a
los gobernado- res de los Estados que son fundamentales en el ritmo
de desarrollo del gasto público, va a ir consolidándose la situación
brasileña y va a permitir que no se extienda como una mancha de
aceite el fantasma de la recesión latinoamericana. Naturalmente
habrá alguna caída en la tasa de crecimiento de Lationamérica, pero
una cosa es una caída en el ritmo de crecimiento de Latinoamérica
-que, por otra parte, era alto-, y otra que estemos abocados a una
crisis internacional.

Parece que las cosas van a ir en esa dirección. Si las informaciones
que se reciben de Washington son correctas, parece que finalmente el
Congreso va a aprobar que los Estados Unidos vayan a al ampliación de
cuotas y a proporcionar al Fondo Monetario Internacional los 18
billones de dólares que en este momento tienen comprometidos y no
pagados. Esto va a ir ligado, seguramente, a una activación de lo
que queda por activar del acuerdo general de préstamos y a una
activación del nuevo acuerdo de préstamos, que está todavía sin
tocar, y puede dar lugar a una potencial movilización de
aproximadamente 32.000 millones de dólares.

Parece que habrá algún tipo de acuerdo entre Europa y Estados Unidos
con el Fondo respecto de cómo se instrumentan la ayudas, en el
sentido de que se dé un mayor papel al sector privado, en el sentido
de que el sector privado arriesgue más en estos planes de
saneamiento y no se limite a adoptar una posición pasiva, de modo que
el Fondo Monetario ponga el dinero y los inversores se lo lleven por
la otra puerta -no por procedimientos extraños, como en Rusia, sino
por procedimientos normales de mercado, como ha pasado en otros
casos- Y parece que se está llegando a un acuerdo sobre cómo hay que
instrumentar esos planes. Si se llega a ese acuerdo, va a ser más
fácil instrumentarlos.

A más largo plazo, están plantados otros problemas de mejora del
sistema que pueden tener efectos pero más lentamente. Es el problema
de la transparencia; transparencia de los bancos centrales en la
publicación de sus posiciones brutas de reservas. Pero no se va a
pedir solamente que haya transparencia del lado de los bancos
centrales -cuando pasan esas cosas, la sensatez va extendiéndose-,
sino



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también de los grandes inversores internacionales; si no, es poner a
los bancos centrales de rodillas ante los grandes inversores
internacionales. En algunas ocasiones va a mejorar la estabilidad del
sistema con la mayor transparencia del lado de los bancos
centrales, pero si sólo hay transparencia del lado de los bancos
centrales podemos encontrarnos con que eso aumenta, en otras
ocasiones, la inestabilidad del sistema. Creo que se va a avanzar
lenta- mente por el camino de la transparencia y que esto va a tener
efectos sobre el funcionamiento del sistema a más largo plazo.

También creo que se van a mejorar los sistemas de supervisión. Aquí
hay dos puntos básicos: el problema de la libertad de los movimientos
de capitales y el de la super- visión efectiva de los sistemas
bancarios y más allá de la banca. Respecto del primero, el Fondo
Monetario ya se ha convencido de que es muy bueno liberalizar los
movimientos de capitales, pero que en los países emergentes hay que
tener cuidado de cómo se hacen las cosas. Es decir, yo creo que es
absolutamente conveniente que estén liberalizados los movimientos de
capitales a largo plazo, pero la liberalización total de los
movimientos de capitales a corto plazo en los países emergentes, como
se ha venido proponiendo en los últimos años, incluso por parte del
Fondo Monetario, antes de que esos países tengan una adecuada
estabilidad fiscal y un sistema bancario bien consolidado y
supervisado, es muy peligrosa. Si las cosas van bien, naturalmente no
pasa nada; pero es que, en algún punto, las cosas siempre van mal,
desgraciadamente, siempre hay algún país que falla y, entonces, como
se ha visto esta vez, la posibilidad de contagio en la economía
internacional en estos momentos es muy grande. Por consiguiente, hay
que tener cuidado con el ritmo al cual se liberalizan los
movimientos de capital a corto plazo en los países emergentes y procurar
que sólo se haga en la medida en que vaya acompañando una mayor
solidez fiscal y una mayor solidez del sistema bancario.

Por lo que se refiere a la supervisión bancaria, en algunas zonas
del mundo está ciertamente bien asentada, en general en los países
industriales. En otras zonas, en algunos países funciona bien, pero
en otro está sólo comenzando y, por consiguiente, es endeble
todavía. Las normas son buenas, pero su instrumentación a través de
los equipos de inspección todavía no lo es, de modo que hay que hacer
un gran esfuerzo.

Me parece que se está abriendo paso la idea de que hay que hacer algo
con la supervisión de instituciones no bancarias. Por ejemplo, las
autoridades americanas pensaban que no hay que hacer nada con los
hedge funds porque los bancos que les prestan dinero o sus clientes,
que son grandes capitalistas, ya se ocupan de controlarlos. La
realidad, muy reciente, ha mostrado que eso no es así y que si se
admite un grado de apalancamiento tan brutal que pueda llegar, como
ha llegado en el caso del hedge fund americano Long-Term Capital
Management, al 50 por uno, en cuanto hay problemas de fluctuación
fuerte de mercado, la posibilidad de que haya desastres es muy
grande.

Por consiguiente, yo creo que algún tipo de supervisión es necesario
para ese tipo de instituciones.

Todas estas cosas, unas en el corto y otras en el medio plazo, pueden
ir aclarando el clima. Por tanto, yo no veo
que haya que tener una visión absolutamente pesimista respecto de
la economía mundial. Un clima creciente de recesión de la economía
mundial, por supuesto que afectaría a Europa. La verdad es que Europa
en este momento está creciendo bien. Creció mucho el primer trimestre
del año. Las cifras del segundo trimestre están en duda porque el
crecimiento intertrimestral del segundo trimestre respecto del
primero, según Eurostat, fue del 0,1, pero según el Banco Central
Europeo y el Banco Internacional de Pagos, que recogen información
respecto de los países más importantes del área de la Unión
Europea, el crecimiento intermensual fue del 0,5, de modo que hay
diferencias y vamos a ver qué es lo que sale finalmente. El tercer
trimestre parece que fue mejor que el segundo. Por tanto, las
economías del área, por el momento, están manejando unas tasas de
crecimiento del conjunto del área, por el momento, están manejando
unas tasas de crecimiento del conjunto del área de los Once del orden
del 2,6, es decir, apenas dos décimas inferiores a las que estaba
manejando en el mes de julio. ¿Pueden modificarse estas previsiones?
Insisto, pueden modificarse dependiendo de lo que hagamos o de lo que
no hagamos en la escena internacional. En este sentido -y haciendo un
inciso en el desarrollo general del argumento-, me parece bien que
los países en situaciones como ésta y si tienen, como es el caso de
España, reservas internacionales para hacerlo traten de participar
en planes. Yo insisto siempre en que deben ser planes multilaterales;
las ayudas por vías bilaterales son siempre mucho más complicadas,
pero a mí me parece muy bien que España y otros países procuren
ayudar a las naciones latinoamericanas porque, en definitiva, van a
beneficiarnos a nosotros indirectamente. Que sea a través del Fondo
me parece muy bien.

Sinceramente, no les podría decir a ustedes cuáles son las
perspectivas de la economía mundial. Si ustedes siguen, por ejemplo,
uno de los más serios elaboradores de previsiones de la banca
internacional americana -quizás el más importante de todos, cuyo
nombre no diré para no hacerle publicidad-, resulta que hace una
semana estaba previendo un crecimiento de la economía americana para
el año1999 del 1,5 por 100 y el último informe, que llegó el
viernes pasado por la tarde, da para el año 1999 un 0 por 100 de
crecimiento. Yo no me puedo creer que las previsiones se modifiquen
en punto y medio en una semana. No les puedo decir a ustedes lo que
va a pasar, no lo sé. En términos más sencillos sí puedo decirles a
ustedes lo que pensamos respecto de las previsiones de inflación.

Este año vamos a acabar la inflación algo por debajo del 2 por 100,
en el 1,9 por 100. Por tanto, la situación de este mes es un poco
excepcional porque está muy baja la tasa, en el 1,6, pero yo creo que
vamos a acabar en el 1,9 en el conjunto del año. Me alegra mucho que
el señor Aguirre recuerde que esto ya lo dije yo. Tampoco pretendo
atribuirme ningún premio por ello, pero se ha conseguido una tasa de
inflación por debajo del 2 por 100 y, según las previsiones del
Servicio de Estudios del banco, que en general aciertan y son las que
yo doy -el mérito les corresponde a ellos y no a mí-, parra el año
que viene la tasa de inflación estará entre el 1,7 y el 1,9,
naturalmente que afectado por todas estas incertidumbres que he
señalado referidas al crecimiento real, que también afectan a la
tasa de inflación, porque



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afectan a la evolución de los precios de las materias primas, de
los productos intermedios y de los alimentos no elaborados en los
mercados internacionales y al precio de la energía. De modo que con
unas previsiones no catastrofistas, en absoluto, respecto de la
economía mundial, pensamos que la tasa de inflación el año que
viene puede estar entre el 1,7 y el 1,9 por 100.

Esto supone, sin embargo, que no bajamos la guardia en absoluto. El
Banco de España se está despidiendo de la política monetaria
autónoma, no sin tristeza pero se está despidiendo de ella, y la
verdad es que yo creo que con nuestra renuencia a bajar los tipos de
interés con rapidez, tranquilizando a muchos sectores, hemos
contribuido bastante a que la inflación haya sido tan moderada como
ha sido este año. Si hubiéramos bajado los tipos de interés con mucha
más rapidez, la inflación no se hubiera comportado tan bien, pero a
lo mejor esto son simplemente ilusiones mías. El caso es que el año
que viene la política monetaria será la política monetaria común; de
ese tema hablaré enseguida. ¿Qué es lo que sucede? Que al no haber
política monetaria autónoma, al haber nada más una política
monetaria común para el conjunto del área, la inflación en el área
dependerá de esa política monetaria común en una medida muy
importante, por lo menos a medio plazo, pero también de otras
consideraciones: fiscales, etcétera. En todo caso y sobre todo en el
más corto plazo. Pero es fundamental que no bajemos la guardia en
política fiscal, que tiene claros efectos sobre la evolución de la
inflación, y en eso que llamamos las reformas estructurales, que es
una forma educa- da de decir que hay que aumentar la competencia en
muchísimos sectores del país. Eso lo tenemos que seguir haciendo
porque este país todavía tiene una falta de competencia en muchos
sectores muy importantes y, por consiguiente, ese es un campo en el
que hay que seguir avanzan- do, igual que hay que procurar que la
tendencia al buen comportamiento, a la moderación de los salarios, se
mantenga por convicción de todos de que esa es la forma de que de
verdad aumente el empleo y los salarios reales de modo estable. ¿Qué
puedo decir respecto del final de esta etapa de la política monetaria
autónoma y de su engarce con la política monetaria común? Es claro
que en Europa en este momento -en todas partes ocurre igual- no se
está seguro de cómo va a evolucionar la crisis. En general, en los
países del grupo de los Once existe una actitud de inquietud, pero al
mismo tiempo una convicción de que las economías del área están
evolucionando de un modo muy favorable, y pueden suceder cosas muy
distintas en los próximos meses dependiendo de lo que se haga en el
ámbito internacional. Por tanto, hay también una resistencia, por una
parte, a modificar violentamente las previsiones y, por otra, a
adoptar medidas no bien meditadas sobre tipos de interés. Hace un año
aproximadamente los mercados señalaban que el tipo de interés más
probable el día 4 de enero de 1999 en el área de los Once, en el área
de la unión monetaria, estaría en torno al 4,6 o 4,7 por 100. Esa
cifra fue bajando después y, a medida que se empezaron a observar
elementos problemáticos en el mundo, había bajado a principios de
año aproximadamente al 4, 4,1 o 4,2 y en esa zona se ha mantenido
hasta aproximadamente bien avanzada la primavera de este año. Las
previsiones ha tendido a bajar hacia la zona,
primero, del 3,8, después del 3,75, pero desde agosto para acá esas
previsiones de los mercados -estoy hablando de previsiones de los
mercados, las que se pueden leer en las cifras de los mercados de
futuros-, esas cifras han tendido a hundirse en el último mes y medio
y están apuntando en este momento a algo que esté por debajo del 3,5
por 100 con seguridad. ¿Es previsible que bajen los tipos por
debajo del 3,3 que marcan los tipos de los países centrales de la unión
monetaria? Dependerá de cómo vayan las cosas. Yo creo que es muy
probable que ese 3,3 no suba.

Hace cuatro meses creía que acabaría subiendo porque las expectativas
de inflación del área estaban entonces situadas en la zona del 1,6 o
1,7 para el año próximo. Se pensaba que lo que estaba moderando la
inflación era en buena medida la evolución de los precios de las
materias primas, de algunos productos intermedios, de la energía y
también de los alimentos de los mercados internacionales y que esto
iba a pasar, y que en la medida que pasara iba a dar lugar a una
tónica de inflación que cruzara, quizás incluso con alguna
probabilidad el año próximo, la línea del 2 por 100 y había países que
pensaban que los tipos en el último momento de este año deberían
subir algo.

Esa idea ha sido abandonada, y yo creo que hay que partir de que los
tipos de interés no van a estar seguramente por encima del 3,3 por
100 cuando acabe el año. Esto, naturalmente, fija una referencia de
convergencia que es distinta de la que podía tener un banco no
totalmente alineado, como el Banco de España, hace unos meses. Y esta
ha sido básicamente la razón de que hayamos bajado nosotros del 4,25,
donde creo que hasta el verano estábamos muy bien instalados porque
atendíamos a lo que eran, en nuestra opinión, las necesidades de la
economía nacional, pero al mismo tiempo estábamos en una zona cercana
a lo que podían ser los tipos de convergencia final. Y hemos bajado
medio punto reflejando primero la obligación de convergencia y,
segundo, que la convergencia claramente iba a ir a nivel más bajo del
que se pensaba hace unos meses.

Estamos ya en una posición extraordinariamente cómoda, porque en el
3,75 estamos o escasamente 40 centésimas del que hoy se puede dar
como tipo de convergencia. Si las cosas van mal en la economía
mundial y resulta afectada la economía europea, la del grupo de los
Once, más seriamente de lo que en este momento se considera, es
posible que bajen los tipos, pero hay que ver si eso va a suceder o
no, es decir, si van a haber un mayor daño en la economía
internacional. Por el momento yo creo que hay que tomar como referencia
-porque en este mundo tan volátil hay que agarrarse a algo- el 3,3
por 100, que aunque no es nada sagrado es bastante probable.

Se me ha hecho una pregunta sobre un tema distinto, que es el de las
aportaciones de oro. En este momento, el Banco de España valora el
oro a 80 pesetas por dólar y a un precio en dólares por onza que es
muy inferior al que rige en el mercado; por consiguiente hay una
plusvalía latente muy importante. A31 de diciembre de este año, todos
los bancos centrales, como resultado de un acuerdo ya existente en el
seno del Banco Central Europeo, tendrán que valorar el oro, y las
reservas en divisas a precios estrictamente de mercado; por
consiguiente se va a producir una revalorización importante. En
principio, esa revalorización va a ser simplemente contable, por lo
que no va a beneficios



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y no puede ser retirada por ninguna vía del Banco de España como
distribución de beneficios. Es decir, esa revalorización del oro a 31
de diciembre da lugar, efectivamente, a una revalorización contable
en el balance del Banco de España, pero no da lugar a ningún tipo de
beneficios distribuibles. Después, me parece que el día 6 de enero,
se produce la transferencia de reservas al Banco Central Europeo.

Saben ustedes que está previsto en el Tratado de Maastricht que se
llegue hasta una transferencia de reservas de 50.000 millones de
euros. Como eso se refería al grupo de los Quince países, al estar
sólo once dentro, la transferencia total no va a llegar a 50.000
millones, sino que va a ser del orden de los 40.000 millones, no
recuerdo exactamente la cifra. De esta transferencia el 15 por 100 se
va a hacer en oro y el resto en reservas de divisas, y esa
transferencia en oro se va a hacer a precios de mercado. No se sabe
todavía en qué medida puede intentar el Banco Central Europeo, tal
como están los movimientos de valores en los mercados mundiales,
constituir un pequeño «buffer» frente a posibles riesgos de pérdida
de valor de oro, pérdida que en este momento es bastante dudosa, aunque
mucho más probable en términos de dólares. Pero independientemente
de lo que se decida final- mente al respecto, por la parte en la que
el oro es transferido al Banco Central Europeo, como se trata de
una compraventa en el sentido de que España entrega oro y recibe
euros, esa transferencia se hace a precios de merca- do y, por
consiguiente, por esa cuantía, que es modesta, lo que era una
plusvalía puramente contable se convierte, por esa parte del 15 por
100 de la transferencia en oro, en una plusvalía realizada. Esa
plusvalía realizada si puede ser objeto de distribución por parte del
Gobierno. Es decir, es el Gobierno el que tiene que decidir si
efectivamente se lleva esa plusvalía o no. Eso es así, pero el resto,
naturalmente, es plusvalía puramente contable y no son beneficios
distribuibles.

Lo mismo se puede decir respecto de las reservas exteriores. Lo que
pasa es que ahí el margen es menor porque, naturalmente, están
valoradas mucho más cerca de los precios de mercado y, por
consiguiente, las plusvalías latentes también van a depender de lo
que pase con el dólar. Eran muchos mayores hace quince días que lo
son hoy porque el dólar ha caído muchísimo en estos quince días.

Se me ha hecho otra pregunta a la que he respondido y a muchas veces,
aunque no aquí, sino en otra Comisión, sobre si tiene el Ministro de
Hacienda una cantidad a su disposición. En la Ley del Banco de España
ha habido de siempre un pequeño porcentaje, que depende de los años,
pero que creo que está en el 0,20 por 100 de los beneficios, que se
lleva a un fondo de atenciones benéfico-sociales, del cual dos tercios
están a disposición del Ministerio y un tercio corresponde al Banco
de España. La verdad es que la parte correspondiente al Ministerio no
se utiliza nunca; se ha utilizado en buena medida en estos dos años
para finan- ciar la campaña del euro y para ninguna otra cosa. La
parte del Banco de España está casi totalmente destinada a
financiación de becas de estudios en el extranjero y de tesis
doctorales en España, que es una tradición que tiene más de veinte años,
y a subvenciones o aportaciones a fundaciones como la Fundación contra
la droga, la Fundación Musical Reina Sofía y otra larga serie. Como ya
he hecho en otra ocasión, si quieren ustedes, por la parte que se
refiere el Banco de España, naturalmente, que les envíe la lista de
los gastos del año pasado y de lo que llevamos de este año, lo haré
con muchísimo gusto. La parte sobrante revierte al presupuesto.

El señor PRESIDENTE: Gracias, señor gobernador. ¿Los señores
portavoces quieren hacer uso de un segundo turno? (Pausa.)
Muchas gracias por su comparecencia. Terminan las comparecencias de
discusión de los presupuestos de 1999.

Se levanta la sesión.

Eran las once y veinte minutos de la mañana.