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DS. Congreso de los Diputados, Comisiones, núm. 447, de 30/04/1998
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CORTES GENERALES



DIARIO DE SESIONES DEL



CONGRESO DE LOS DIPUTADOS



COMISIONES



Año 1998 VI Legislatura Núm. 447



SANIDAD Y CONSUMO



PRESIDENCIA DEL EXCMO. SR. D. FELICIANO BLAZQUEZ SANCHEZ



Sesión núm. 33



celebrada el jueves, 30 de abril de 1998



ORDEN DEL DIA:



Continuación de la comparecencia del señor director general de Asistencia
Sanitaria (Núñez Feijoo) para informar sobre:



--La actuación de la directora provincial del Instituto Nacional de la
Salud (Insalud) de Badajoz, en relación con los hechos denunciados por
los padres de la niña Mane Darra Seck Moreno. A solicitud del Grupo
Socialista del Congreso (Número de expediente 212/001244) (Página 12874)



--Las circunstancias en que se produjo la muerte, el día 13 de marzo de
1998, en el Hospital Clínico de Zaragoza, de una paciente que al parecer
llevaba tres días hospitalizada en una sala de televisión. A solicitud
del mismo Grupo parlamentario (Número de expediente 213/000631) (Página 12874)



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CONTINUACION DE LA COMPARECENCIA DEL SEÑOR DIRECTOR GENERAL DE ASISTENCIA
SANITARIA (NUÑEZ FEIJOO), PARA INFORMAR SOBRE:



--LA ACTUACION DE LA DIRECTORA PROVINCIAL DEL INSTITUTO NACIONAL DE LA
SALUD (INSALUD) DE BADAJOZ, EN RELACION CON LOS HECHOS DENUNCIADOS POR
LOS PADRES DE LA NIÑA MAME DARRA SECK MORENO. A SOLICITUD DEL GRUPO
SOCIALISTA DEL CONGRESO (Número de expediente 212/001244).




--LAS CIRCUNSTANCIAS EN QUE SE PRODUJO LA MUERTE, EL DIA 13/3/1998, EN EL
HOSPITAL CLINICO DE ZARAGOZA, DE UNA PACIENTE QUE AL PARECER LLEVABA TRES
DIAS HOSPITALIZADA EN UNA SALA DE TELEVISION. A SOLICITUD DEL GRUPO
SOCIALISTA DEL CONGRESO (Número de expediente 213/000631).




El señor PRESIDENTE: Señorías, reanudamos la sesión interrumpida ayer por
los motivos que todos conocen.

En primer lugar, doy la palabra a la señora Maestro, portavoz del Grupo
Parlamentario Federal de Izquierda Unida.




La señora MAESTRO MARTIN: Muchas gracias, señor Núñez Feijoo, por su
comparecencia. Aprovecho para pedirle disculpas, creo que en nombre de
todos los grupos parlamentarios, por los avatares a los que se ha visto
sometida su presencia en la Comisión, que no han sido debidos a la
voluntad de los grupos parlamentarios, pero que evidentemente usted ha
sufrido. Por eso, le ruego --y creo transmitir el sentir del conjunto de
los grupos parlamentarios-- que nos disculpe.

Quiero intervenir brevemente sobre los temas que nos ocupan, haciendo
algunas consideraciones. No creo que fuera la voluntad del grupo
parlamentario que ha solicitado su comparecencia traer aquí hechos
aislados por motivos de oportunidad política, sino --entiendo yo, y así
se deduce de las palabras de los diputados portavoces-- por la
preocupación que hechos puntuales y aislados, en la medida en que estos
hechos puntuales y aislados pudieran revelar la existencia de problemas
de fondo que hubieran podido concurrir en los hechos fatales que se
produjeron en ambos casos.

En lo que se refiere al fallecimiento de la niña de dos años y cuatro
meses ocurrido en Badajoz, yo querría hacerle las siguientes
consideraciones. En primer lugar, todos sabemos que, en cualquier
profesión, el error humano se produce y que hay cierto margen de
imprevisión --por supuesto-- y de involuntariedad --seguro-- en los
hechos acaecidos. No obstante, a la espera de su intervención posterior,
de las explicaciones que usted ha dado se deduce la existencia de algunos
elementos de negligencia o de imprevisión por parte de los profesionales
que asistieron a la niña. Creo recordar que usted explicó que el
pulsímetro, el aparato que controlaba la frecuencia cardíaca de la niña,
emitió señales de alarma y se procedió a la sustitución del aparato. Hubo
una primera señal de que algo no estaba funcionando y se pensó que
fallaba el aparato. No estoy en condiciones de deducir del transcurso
posterior de los hechos que usted relató, si este hecho era un fallo del
aparato o estaba sonando la voz de alarma de que algo no funcionaba.

Hay otro hecho que es difícil de justificar desde el punto de vista
técnico, aunque desconozco qué condiciones tenía el quirófano en el que
se estaba produciendo la intervención. Sin embargo, no parece razonable
que una niña de dos años y cuatro meses, deduzco que sana en otros
aspectos que no fueran los que indicaron la intervención quirúrgica, esté
en parada cardíaca entre cinco y siete minutos. Tampoco es explicable que
en un funcionamiento normal la primera señal de que algo va mal se dé
cuando se observa palidez y cianosis en la niña. Hay elementos que
indican que hubo aspectos humanos y técnicos que no funcionaron como
debían y quiero hacer las consideraciones fundamentales.

La muerte de una niña sana de dos años y cuatro meses por parada cardíaca
en una intervención quirúrgica es un hecho extremadamente grave que hay
que investigar, y es lo que yo le propongo. Hay que investigar en qué
medida los fallos humanos o técnicos que pudieran concurrir tuvieron esa
consecuencia fatal, pero si me permite, no con el objetivo que los
juzgados que están actuando delimitarán, sino por si algo de positivo
puede tener el hecho tan trágico de esta muerte: que se analicen los
hechos que concurrieron para evitar que se produzcan en el futuro y para
que los profesionales de la sanidad que están sujetos a error como
cualquiera, también perciban, porque estamos jugando con vidas humanas,
esa preocupación por parte de las autoridades sanitarias de que estos
hechos no son de recibo más allá de que en circunstancias aisladas las
desgracias se producen, pero la tarea de las autoridades sanitarias es
poner todos los medios para que estos hechos no se produzcan y, por
tanto, señor Núñez Feijoo, para que la actuación de la Administración sea
investigar los hechos y delimitar las responsabilidades si las hubiera,
pero por encima de todo para identificar qué factores evitables
concurrieron en ese hecho e impedir que se produzcan en el futuro.

La otra consideración con respecto al caso de Badajoz también es
importante, aunque sea un hecho puntual. El trato dado a los familiares
por parte de la directora provincial del Insalud no parece el trato de
comprensión y ayuda que una familia necesita en una situación que muchas
veces supera las posibilidades de control de todo ser humano, como todos
nos podemos imaginar. Es decir, la actitud prepotente y encubridora por
parte de la Administración a lo único que contribuye es a crispar los
ánimos.

El otro día una publicación médica se refería a que cuando los médicos
reconocen su error, cuando las administraciones sanitarias reconocen que
se han podido producir fallos, la actitud contenciosa por parte de los
familiares se reduce, porque lo menos que se espera es que cuando sucede
una circunstancia de éstas, la Administración y los



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profesionales reconozcan sus responsabilidades o los errores en su caso
si los hubiere.

El caso de Zaragoza, de la señora muerta en la sala de televisión, tiene
otras dimensiones. Retomando el análisis inicial, el error humano es
siempre posible, el azar existe, pero las probabilidades de que los
sucesos negativos se produzcan aumentan cuando concurren circunstancias
inadecuadas desde el punto de vista de la presión asistencial, desde el
punto de vista de la inadecuación de las instalaciones y permiten que
esos fallos humanos puedan producirse.

La nota de la junta de personal que han comunicado los medios de
comunicación --el diputado del Grupo Socialista señaló que la
representación sindical en el Hospital Clínico es lo suficientemente
amplia como para no dudar que hay algún interés particular-- es explícita
y hace referencia a algo que el señor Núñez Feijoo sabe que me preocupa
sobremanera: las condiciones en las que se está produciendo la atención
al paciente y la gestión de los centros sanitarios en los que la
consecución de supuestos indicadores de eficacia y de ahorro están
poniendo en cuestión la calidad de la atención sanitaria, es decir, los
factores de riesgos sobreañadidos que concurren el riesgo normal en los
que se produce la atención a las personas. La junta de personal señala
que a su juicio se están produciendo ingresos en condiciones inaceptables
con el objetivo de conseguir indicadores y resultados económicos
brillantes, que se duda además --y eso es algo que tiene que aclarar,
señor Núñez Feijoo-- de que el resto de los hospitales disponibles de la
red pública y privada de Zaragoza tuvieran un índice de ocupación que
impidiera que el ingreso de esta paciente o de otros se diera en las
condiciones adecuadas.

No obstante, y también de sus palabras, deduzco que en Zaragoza hay una
presión asistencial fuerte. Aprovecho para preguntarle, señor Núñez
Feijoo. Aprovecho para preguntarle: ¿Cuántas camas estaban en
funcionamiento en el Hospital Clínico de Zaragoza antes de que se
acometieran las obras del Plan director y cuántas quedarán disponibles o
qué perdida de camas o qué ganancia, en su caso, se produce como
consecuencia de las obras que se están realizando en este hospital?
Para concluir, usted sabe --y también es un motivo de preocupación
frecuente de mi grupo parlamentario-- que la investigación acerca de la
calidad asistencial en nuestro país alcanza niveles bajísimos. El
principal, el abrumador, el incontestable indicador de la calidad
asistencial es la autopsia y en nuestro país no solamente se hace un
porcentaje ínfimo de autopsias, sino que incluso parece que este número
está alcanzando cifras progresivas de disminución. Si la autopsia debería
hacerse con normalidad y con una frecuencia mucho más alta, ¿cómo es
posible que en casos como el de la señora muerta en el hospital de
Zaragoza tuviera que ser el juez y no las autoridades sanitarias quien
indicara la necesidad de efectuar la necropsia para determinar la causa
de muerte?
Señor Núñez Feijoo, es necesario que la autoridad sanitaria tome
posiciones que no signifiquen el encubrimiento o la justificación a todo
trance de la actuación de los sanitarios que merecen todo el respeto y
toda la protección por parte de la autoridad sanitaria, sino que por
encima de esos intereses profesionales hay que desarrollar las medidas de
investigación necesarias, sobre todo, para evitar que semejantes hechos
se produzcan cuando los modelos de gestión introducen factores de riesgo
sobreañadidos que pueden --de momento solamente digo pueden-- determinar
situaciones desagradables como los que se están produciendo.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Parlamentario Popular, tiene la palabra
el señor Zambrano.




El señor ZAMBRANO VAZQUEZ: Señorías, después del rápido y ordenado relato
de los hechos que escuchamos ayer por parte del señor secretario general
de Asistencia Sanitaria, poco nos queda por decir que añada algo más de
luz o aclaración a este desgraciado suceso.

Asumimos la serie de argumentaciones realizadas por el mismo y señalamos
que esta comparecencia, que tenía sentido en la fecha en que se solicitó,
actualmente, según nuestro criterio, tiene poco o no lo tiene, una vez
que el objetivo fundamental de la misma, tal y como figura en el orden
del día --explicar la actuación de la directora provincial del Insalud de
Badajoz, en relación a los hechos denunciados por los padres de la niña
Mame Darra Seck Moreno-- está suficientemente aclarado, explicitado y yo
diría que hasta exculpado, si se puede considerar en sentido figurado
alguna culpa después de la resolución del Juzgado de Instrucción número 4
de Badajoz, de fecha 20 de marzo de 1998, en la que se acuerda que no ha
lugar a proceder en la causa criminal contra la misma, ni, en
consecuencia, a tomar la declaración como imputada.

Lo entendemos así porque al tratarse esta parte del suceso, como muy bien
ha señalado el señor secretario general de Asistencia Sanitaria, de los
resultados o del desarrollo de una entrevista entre personas interesadas
--como se dice vulgarmente, la palabra de una contra la de otra-- entrar
en la misma sería introducirnos en el peligroso terreno de lo subjetivo
con interpretaciones, intenciones y análisis que pueden sesgarse por una
u otra parte, en razón del interés del que las hace. Por tanto, debe ser
la autoridad, el juez, la única voz cualificada para otorgar veracidad y
culpabilidad o no de lo que se acusa o se denuncia. En este caso, repito,
no considera, como hemos dicho, que haya ningún indicio de delito que
precise tan siquiera una toma de declaración pertinente.

Lo cierto es que este desgraciado accidente tiene dos partes: la primera
que es el propio accidente --me gusta más que fallo--, acaecido durante
el acto quirúrgico, es decir en quirófano el día 4 de diciembre de 1997.

Se habla de unas vulgares vegetaciones, pero, como médico, tengo que
decir que cualquier intervención, por pequeña que sea, está sometida a un
riesgo y ese riesgo se le anunció a la familia de la niña fallecida en el
consentimiento informado que firmó la familia. Se podría discutir mucho
sobre negligencia, imprevisión, fallo de aparato, etcétera, como ha dicho
la representante de Izquierda Unida, pero discutir sobre este punto nos
conduciría a muchas cosas y, además, vuelvo a repetir, no es la causa de
esta comparecencia. Lo que sí está claro es que este fallo o accidente,
causaría posteriormente



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la muerte a la niña Mame Darra Seck, y la madre lo denunció en el juzgado
el día 12 de diciembre de 1997. Por cierto que, aunque sea con rudeza y
tosquedad, la madre expresamente manifiesta que desea reclamar cuantas
indemnizaciones le pudieran corresponder, en esa denuncia del 12 de
diciembre de 1997. Posteriormente hay una segunda denuncia, presentada el
16 de diciembre de 1997 y aireada por su madre a partir del 31 de enero
de 1998, fecha del fallecimiento de la niña en cuantos medios de
comunicación quisieron difundirla.

Es claro que la primera no es objeto de esta comparecencia, conociéndose
de ella que existe un informe de la inspección del servicio sanitario a
petición del Insalud. Naturalmente se pidió una investigación para
averiguar y determinar responsabilidades. Lo que ocurre es que esa
responsabilidad administrativa está pendiente del fallo judicial, pero
podemos decir que en esta primera parte el Insalud sí ha actuado correcta
y ágilmente para esclarecer el desgraciado suceso y las responsabilidades
correspondientes que puedan derivarse del mismo, con independencia de la
acción judicial, cosa que ya dijo el secretario general de Asistencia
Sanitaria aunque quizá por su rapidez no lo entenderían.

Ciñéndonos a la segunda parte objeto de esta comparecencia, a la denuncia
de amenazas y de intento de soborno, al margen de la resolución judicial
ya conocida, tenemos que decir que no se sostiene porque difícilmente
tiene lógica alguna que alguien trate de impedir, mediante amenazas, algo
que ya se había producido. Si, según la denuncia se trataba de evitar,
mediante amenaza, que la madre denunciara, ¿cómo no se percató o percibió
ella misma que ya había efectuado la denuncia cuatro días antes, incluso
cómo lo niega cuando se lo preguntan en la entrevista? También tenemos
que decir que es muy difícil, o, mejor, imposible, sobornar a nadie con
dinero sin tenerlo y, en este caso, no sería un soborno, sería un engaño
o un tino, ya que está claro, y es conocido, que el Insalud no dispone de
fondos reservados para esto ni para ningún otro caso, sino que lo que
tiene es un seguro de responsabilidad civil y todos sabemos cómo se las
gastan y cómo defienden sus intereses las compañías de seguros. Por otra
parte, ¿qué beneficio trataría de obtener la directora provincial con un
soborno, si no se trata de una clínica privada, si no hay intereses
económicos por medio?
La directora provincial lo que pudo hacer, y es lo que hizo, fue informar
a la familia de la existencia del seguro y de la cantidad máxima de
indemnización para evitar en lo posible la angustia de la misma, ya que
existía la incertidumbre de saber cuánto podría durar la situación de
coma en que se encontraba la niña y todos los gastos que pudieran
derivarse, no sólo de la atención, que ésa sí la costea el sistema, sino
los de la familia acompañante en ese período, desplazamientos,
alojamientos, esa cama que se menciona, pérdida de días laborales,
etcétera.

Por tanto, conviene precisar que la intención de la directora provincial
al informar siempre estuvo a favor, no en contra, de poner a disposición
de la familia de la niña fallecida todos los medios y toda la información
de que disponía el Insalud, tal y como demandaba en su intervención el
señor diputado del PSOE. Por consiguiente, si de algo se le puede acusar,
con arreglo al funcionamiento de los centros sanitarios y su autonomía es
de exceso de celo, ya que quienes debieron haber informado a la familia
de la niña serían el director médico y el director gerente del propio
centro. Lo sensible y lo delicado del asunto, al tratarse de una niña
pequeña y la indicación de la asesoría jurídica, fue lo que decidió a la
directora provincial a asumir estas funciones tratando, como
anteriormente hemos dicho, de aliviar a la familia de la angustia y
sufrimientos que estaba padeciendo.

A nuestro juicio la directora provincial fue sorprendida en su buena
voluntad por las denuncias públicas aireadas por la madre de la niña,
pero no queremos entrar, por elegancia y respeto, en las posibles
intenciones de la misma. Lo que sí está claro es que estas aireadas
denuncias han supuesto un importante daño moral a la directora provincial
de Badajoz, a pesar de lo cual públicamente pidió disculpas a la familia
por si en su información pudieran haber mal entendido sus consideraciones
e informaciones o por si existió rudeza o tosquedad administrativa.

Quiero aquí agradecer el talante del señor Fernández Marugán por su
sutileza al emplear estos términos, que distan mucho de los que emplearon
sus compañeros hablando del mismo tema (soborno, corrupción técnica
mafiosa, etcétera), que lo único que hacen es sembrar alarma e
intranquilidad en la sociedad.

También tengo que decir que la directora provincial puso su cargo
públicamente a disposición de las autoridades competentes. No hubiera
hecho falta el cese fulminante, señor Fernández Marugán. Bastaba con
admitir la dimisión. Tendríamos que convenir que ante esta actitud, por
cierto a la que estamos poco acostumbrados, pocas explicaciones políticas
más pueden pedírsele de su conducta como cargo político-sanitario tal y
como demandaba el señor Fuentes al hacer pública la petición de esta
comparecencia el 5 de febrero de 1998.

Sólo me queda decir que lo que cabe esperar, señorías, es que sucesos
como éstos --por cierto que simultáneamente se dio otro similar en una
intervención en Almería-- no se prodiguen, porque todos los sanitarios
sabemos que el accidente es consustancial, como he dicho anteriormente, a
todo acto quirúrgico y por ello debemos estar preparados para afrontarlo
y para, de una forma absolutamente transparente, actuar para
esclarecerlos, tomar medidas y, en definitiva, tratar de evitar que se
produzcan lo menos posible.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Alcalde.




El señor ALCALDE SANCHEZ: En primer lugar, quiero agradecer al señor
Núñez Feijoo su doble comparecencia y pedirle, como ya ha expresado algún
portavoz, las disculpas de esta Comisión por tales circunstancias.

Intervengo, señorías, para determinar la posición de mi grupo político,
del Partido Popular, ante el hecho ocurrido en Zaragoza el 14 de marzo
pasado en el Hospital Clínico Universitario, en el que falleció una
paciente en una sala de televisión.




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Vaya por delante, señorías, no mi sorpresa, porque a estas alturas la
verdad es que me sorprenden muy pocas cosas de las que dice la oposición,
pero sí mi decepción ante la intervención que el portavoz del Grupo
Socialista, señor Gimeno, tuvo ayer en esta Comisión, llena de verdades a
medias, de declaraciones de prensa con frases sacadas de contexto y de
otras cuestiones que posteriormente comentaré.

Me quedé decepcionado, señor Gimeno, porque a pesar de intuir la línea
argumental que usted iba a utilizar, me resistía a creer que en una
cuestión tan seria y tan dramática como es la muerte de una persona
pudiera caer en ese terreno tan resbaladizo que es la demagogia, usted no
sólo cayó, sino que se zambulló e hizo unos cuantos largos de piscina.

Como premisa, y antes de entrar a valorar, en nombre de mi grupo, el
motivo y fondo de esta comparecencia, he de recalcar, según ya puso en
evidencia ayer el señor Núñez Feijoo, que en dicho hospital se comenzaron
en abril de 1996 unas importantes obras de remodelación que concluirán en
la primavera del año que viene, lo que ha supuesto una disminución del 20
por ciento de las camas útiles de este centro sanitario. Concretamente,
el día que ingresó la paciente fallecida, el 11 de marzo, había 720 camas
útiles de un total de 891 con las que contaba el hospital antes de
iniciarse las obras, y siendo la media del mes de marzo de 745 camas. A
este contexto se refería, sin duda, el consejo de Sanidad de Aragón,
señor Labena, cuando dijo en un medio de comunicación --textualmente--,
que un hospital de estas características y en obras está en una situación
que puede ser delicada, no a lo que maliciosamente el señor Gimeno dio a
entender al leer solamente el titular, sin contarnos lo que decía el
artículo.

Esta situación coyuntural, pero que a corto plazo va a suponer una
importante mejora de la calidad asistencial de los pacientes del área
tres de ese hospital de Zaragoza, supone, hasta la finalización de las
obras, unas disfunciones lógicas en dicho hospital que sin duda ocasionan
molestias a los usuarios, además de mayores dificultades para que los
profesionales del centro desarrollen su labor, cosa que ni los
responsables de la administración sanitaria en general ni los gestores
del hospital en particular desean que ocurra, pero que la experiencia
demuestra que son inevitables, aunque la Administración está en la
obligación inexcusable de minimizarlas al máximo.

A esta situación descrita hemos de añadir que este invierno, como es de
todos conocido, se han sufrido los rigores excesivos de una epidemia
gripal que ha ocasionado un importante número de hospitalizaciones en
todo el territorio nacional y, consecuentemente, una presión asistencial
muy elevada, más si cabe en un hospital que tiene limitado su número de
camas por las obras en curso. Concretamente, el 11 de marzo, decía ayer
el señor Núñez Feijoo, el día que ingresó la paciente, fue cuando el
Hospital Clínico Universitario registró el mayor índice de ocupación del
año, el 95,48 por ciento. Poner en duda, como se puso ayer aquí, la
veracidad de este dato, es tanto como decir que en el Hospital Clínico,
habiendo camas vacantes, se ingresa a los pacientes en las habitaciones
de televisión por capricho, sólo por fastidiarles. Entiendo que eso es
inadmisible, pues supone una enorme falta de respeto hacia los
profesionales del sistema sanitario público. Además, frivolizar, como se
hizo ayer, deduciendo de los índices de ocupación, superiores a cien, que
los pacientes duerman en el suelo, demuestra, aparte de un absoluto
desconocimiento de lo que son estos índices --que no me voy a molestar en
explicar hoy aquí--, muy poco tacto a la hora de tratar un tema tan serio
como éste.

Realizado este necesario preámbulo, y siguiendo con la cronología de los
hechos, una vez que se determina en el Hospital Clínico Universitario la
necesidad de ingresar a esta paciente por parte del servicio de
urgencias, y verificado que no se dispone de camas hospitalarias en este
centro para proceder a dicho ingreso, cabe preguntarse --me parece
normal, y así lo han hecho los portavoces de otros grupos
parlamentarios-- si pudo haberse trasladado a la paciente a otro centro
sanitario propio o concertado. Ese mismo día, nos lo decía ayer el
secretario general, procedentes del Hospital Clínico Universitario se
ingresó a cinco pacientes en el Hospital Militar, a uno en el Hospital
San Jorge y a otros tres más en el Hospital Miguel Servet. ¿Por qué no se
derivó a esta paciente y sí a los otros? Creo que una respuesta tajante
no es fácil, puesto que influyen muchos factores.

La consulta para derivar un caso se realiza habitualmente, caso por caso,
por el facultativo que realiza la asistencia o por el servicio de
admisión con el facultativo de guardia del centro concertado, que es el
que autoriza o no el traslado en función de la existencia de camas libres
y de la patología y gravedad del paciente a trasladar. Ese mismo día se
contactó en varias ocasiones desde el Hospital Clínico con otros centros
para solicitar camas, como lo demuestran los traslados ocurridos. Muchas
veces, sin embargo, no se encuentra un interlocutor válido en el centro
concertado para realizar esa gestión; otras veces no existen en el centro
concertado camas disponibles para una patología concreta; en otras
ocasiones la pluripatología de algunos pacientes, muy frecuente en los
mayores, o la complejidad en las pruebas diagnósticas que hay que
realizarles, desaconsejan la aceptación de ese paciente por parte del
centro al que se les remite o también se desaconseja desde el centro
emisor derivarlo a otro sitio. Concretamente, la paciente fallecida,
además de una nutrida pluripatología, que ayer se comentó, tenía un largo
historial médico en el Hospital Clínico Universitario desde 1988 y en su
servicio de medicina interna estaba la médico, la internista que
habitualmente la atendía y la conocía. Todas esas circunstancias,
lógicamente, recomendaron no enviarla a otro centro con un menor nivel de
medios técnicos y asistenciales. La siguiente pregunta que surge --así se
evidenció ayer, igual que hoy-- es por qué se utilizó una habitación
destinada a sala de estar o de televisión para ingresar a una paciente.

El señor Núñez Feijoo también explicó con claridad cuál fue la causa: por
situaciones excepcionales, cuando el paciente urgente no puede ser
derivado a otro centro, y por el tiempo imprescindible hasta poder
trasladarlo a una habitación normal, motivado por las obras en que, como
ya hemos comentado, está enfrascado este centro. Con la anterior



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administración sanitaria, señor Gimeno, ya se comenzó a utilizar estas
salas, concretamente a partir de junio de 1995, con ocasión de la huelga
médica, aunque también es verdad que entonces se utilizaban en peores
condiciones, pues las habitaciones por aquel entonces no contaban ni con
baño ni con armario, cosas con las que cuenta actualmente tras la
remodelación. La habitación de televisión de la planta 13, en la que
estaba ingresada esta paciente, tenía baño, siendo sus únicas diferencias
la falta de toma de oxígeno, que se suplía con unas bombonas de oxígeno;
la falta de toma de vacío, que no necesita un paciente de estas
características, así como la ausencia de luz indirecta, que desde luego
en las horas nocturnas, hay que reconocerlo, ocasiona unas molestias en
el paciente, pero nunca una menor calidad asistencial. También faltaba,
como aquí se puso de manifiesto, ese timbre avisador, que sin duda lo que
lleva consigo es una mayor dedicación del personal de enfermería de la
planta.

Dice S. S. que la ropa de la señora estaba en el suelo. Señor Gimeno,
creo que S. S. ha caído en el recurso fácil de usar unas declaraciones de
un familiar, realizadas en un momento de lógica tensión por la muerte de
su madre. Si la ropa de la señora fallecida estaba en el suelo de la
habitación o no, dependió simplemente de que alguien --no conozco ese
dato-- la pusiera en el armario que había en esa habitación para
guardarla. Tampoco puedo afirmar o desmentir si la señora se aseó en el
tiempo en que estuvo ingresada hasta su fallecimiento; quiero creer que
sí, puesto que había un baño en esa habitación. Señorías, yo tengo la
buena fue que decía ayer tener el señor Gimeno y no voy a poner en duda,
Dios me libre, que usted desconocía estos datos, a pesar de haber
hablado, como nos comentaba ayer, con tantos ciudadanos y profesionales.

También quiero dejar claro, señorías, que mi grupo no considera deseable
ni adecuado el uso de estas habitaciones para hospitalización, como
tampoco desea que haya camas cruzadas, pero comprende que en determinadas
circunstancias excepcionales, de presión asistencial, añadidas a la
realización de obras, y ambas circunstancias concurren en este caso, no
era posible hacer otra cosa sin causar un perjuicio mayor que el que se
pretendía evitar.

Siguiendo cronológicamente con lo sucedido, señorías, el señor Gimeno no
quería entrar ayer en si había habido buena o mala atención médica de
esta paciente, como si ello fuera una cuestión insignificante, cuando
para cualquiera que afronte este caso u otro similar con un mínimo de
seriedad es la cuestión primordial. Yo sí quiero entrar, señorías, si
ustedes me lo permiten, pues sé que la paciente fallecida recibió una
atención médica y de cuidados de enfermería exactamente igual que
aquellos pacientes ingresados en habitaciones normales, o sea, de una
elevada calidad, como es la norma, entiendo yo, de nuestros hospitales
públicos en general y del Hospital Clínico Universitario de Zaragoza en
particular, siendo la evolución de la paciente en los dos días que estuvo
--no tres-- muy favorable. El hecho, triste por supuesto, de que la
paciente falleciera de muerte súbita, a expensas de lo que dictamine la
justicia, no tiene ninguna relación aparentemente causal con haber estado
ingresada en la citada habitación. Había en esa habitación, como se
comentó ayer, dos personas más, una de ellas sana, y para las dos pasó
desapercibida una posible situación agónica de la paciente, igual que
para el personal de enfermería, que en repetidas ocasiones durante la
noche entró en la sala y no apreció ningún signo inminente de gravedad
que presumiera un desenlace como el que ocurrió.

Por otra parte, señorías, la propia junta de personal del área tres, a la
que hizo ayer referencia el señor Gimeno y a la que ha hecho referencia
la portavoz de Izquierda Unida, señora Maestro, en la nota crítica que
ellos tan extensamente han comentado dice textualmente, en su último
párrafo, que si bien en este caso no parece imputable a la
responsabilidad del hospital, nos gustaría que se tomasen las medidas
oportunas para evitar que puedan repetirse las situaciones anteriormente
mencionadas.

No es cierto, señorías, que no se comunicara la muerte a la familia; se
intentó reiteradamente hacerlo en los teléfonos que constaban en su
historial. Otra cuestión es que el teléfono móvil en el que se localizó a
la familia no constara en su historial, sino que lo tenía la familiar de
la paciente que era compañera de habitación.

Tampoco es cierto, señoría, que se le negara a la familia el certificado
de defunción. Lo que se les comunicó es que, cuando no se conocen la
causa y la hora de dicha defunción, hay que seguir el procedimiento
habitual en estos casos, que no es otro que el que reclamaba la señora
Maestro, y es proceder a la autopsia de la paciente. Supongo que nadie
pretende recriminar a nuestros facultativos porque, cuando desconocen la
causa de una muerte, no falseen un documento público como es un
certificado de defunción, sino que sometan su opinión al criterio
esclarecedor de una autopsia.

También habló el señor Gimeno de la nota de prensa del Hospital Clínico
Universitario. Tengo que decir que, además de no compartir esa nota, mi
grupo entiende que es desafortunada e inoportuna, ya que, con
independencia de la veracidad o no del contenido de la misma, no
corresponde al hospital hacer valoraciones sobre la intimidad de las
familias y de las personas. Pero dice el refrán que es de sabios
rectificar, y eso es precisamente lo que hizo el director gerente del
hospital al excusarse reconociendo que había sido un error seguir por esa
vía.

En definitiva, señorías, mi grupo lamenta profundamente la muerte de esta
señora por un doble motivo. Primero, por la muerte en sí misma, como la
de cualquier otra persona, nunca porque entendamos que haya detrás del
fallecimiento negligencia alguna por parte del personal del hospital. En
segundo lugar, lo lamenta en especial porque sentimos que algunos
utilicen la circunstancia añadida de haber estado esta paciente ingresada
en la habitación de la televisión para convertir un hecho accesorio en lo
fundamental, causando con ello, sin lugar a dudas, un daño importante al
sistema público de salud que tanto presumen algunos de defender y que,
cuando se trata de buscar una rentabilidad electoral, perdónenme, tan
fácil les resulta denigrar.

Ya acabando, señorías, entendemos que el Hospital Clínico Universitario
es un excelente hospital de la red pública



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del Insalud, en el que se están realizando importantes inversiones, como
se van a realizar en el Miguel Servet de Zaragoza y como se están
realizando, cofinanciadas entre el Insalud y la Comunidad Autónoma, en el
Royo Villanova, para dotar a los hospitales públicos aragoneses de las
mejores condiciones para cumplir la esencial función social que tienen.

¿Que realizar inversiones importantes en la sanidad pública de su
provincia le parece a alguien política de pasarela? Pues lo siento. ¿Que
esté preocupado porque el Gobierno del Partido Popular se gaste las
inversiones del próximo Gobierno que él espera que sea del Partido
Socialista? Es ciencia ficción. El actual Gobierno sólo se está gastando
aquello que se tenían que haber gastado en la red pública del Insalud de
Aragón los anteriores gobiernos del Partido Socialista.

Señorías, obras son amores. La sanidad pública como mejor se defiende es
con hechos, sin demagogias basadas en el morbo de una situación concreta
y los hechos demuestran que el Hospital Clínico es un hospital puntero de
la sanidad pública y va a serlo en mayor medida en cuanto finalicen las
obras que van a modernizar sus instalaciones dotándolo de medios para el
siglo XXI. (La señora Amador Millán pide la palabra.)



El señor PRESIDENTE: Señora Amador, ¿para qué solicita la palabra?



La señora AMADOR MILLAN: Para una cuestión de orden, señor presidente.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra.




La señora AMADOR MILLAN: Quiero expresar la protesta del Grupo
Parlamentario Socialista ante las intervenciones de los portavoces del
Grupo Parlamentario Popular en las dos comparecencias, porque, señor
presidente, esta comparecencia la ha pedido mi grupo para oír atentamente
las explicaciones del secretario general de Asistencia Sanitaria y
presidente del Insalud, que comparece hoy ante la Comisión, y no para ser
contestados por los portavoces respectivos del Grupo Parlamentario
Popular, cuyas opiniones --si se me permite y dicho sea con todo
respeto-- no hubieran suscitado esta comparecencia. Me parece una falta
de respeto a los solicitantes, que es mi grupo en este caso, y una falta
de respeto al compareciente, que es quien tiene la autoridad para hacer
esas precisiones y esas contestaciones. De manera que ruego que conste
nuestra protesta por haber desvirtuado absolutamente lo que constituye un
turno de fijación de posición. (El señor Gimeno Marín y el señor Villalón
Rico piden la palabra.)



El señor PRESIDENTE: Esta Presidencia, consciente del cruce de palabras
que ha habido entre los portavoces de los grupos intervinientes, no va a
poner ninguna cortapisa a que hablen a continuación del compareciente,
para que, sin reabrir debate ni hacer otro nuevo cruce de acusaciones,
puedan defenderse y justificar sus intervenciones.

Señor Villalón, tiene la palabra.

El señor VILLALON RICO: Señor presidente, lo que quiero plantear aquí es
la disquisición que en las últimas comisiones de Sanidad plantea --valga
la redundancia-- la portavoz del Grupo Socialista. Me parece que cada
grupo y cada portavoz, en su momento, puede establecer los conceptos, los
criterios y las recomendaciones que considere más oportuno, y no debe ser
ella la persona que intente cercenar la libertad de expresión de los
diputados de esta Comisión. (Rumores.)
Señor presidente, que quien tiene que contestar a los diferentes
portavoces es el compareciente. (Rumores.) Usted debe establecer...

(Rumores.)



El señor PRESIDENTE: Señores portavoces, el debate lo dirige el
presidente. (Rumores.)



El señor VILLALON RICO: Para terminar, señor presidente, me sorprende
esto, aunque, como ha dicho antes un compañero de escaño, cada día nos
sorprenden menos los comportamientos del Grupo Socialista y de su
portavoz. Si en ningún momento se pueden establecer... (Rumores.)



El señor PRESIDENTE: Señor Villalón, no reabra el debate.




El señor VILLALON RICO: Solamente decir que los dos portavoces del Grupo
Popular han establecido los criterios que ellos consideran más oportunos
y han defendido, lógicamente, una postura manifestada por la
Administración, en este caso por el secretario general de Asistencia
Sanitaria.

Me parece que no es lógico abrir debate aquí y estar continuamente
pidiendo modificaciones en el orden del día y cuestiones de orden. No
obstante, que cada uno establezca los criterios y estrategias que
considere más oportunas.




El señor PRESIDENTE: Señor Gimeno, ¿para qué solicita la palabra en este
momento?



El señor GIMENO MARIN: Evidentemente, porque se han dicho tales
barbaridades sobre mi intervención que parece obvio hacerlo.




El señor PRESIDENTE: Le daré en turno de réplica. En principio, el orden
establecido sería: contesta el señor secretario general y después daré a
S. S. un segundo turno de intervención.




El señor GIMENO MARIN: Señor presidente, yo preferiría no mezclar mi
intervención y mi debate con el secretario general con las cosas que ha
dicho el portavoz del Grupo Popular, me refiero al que ha intervenido
sobre el tema; porque no tiene nada que ver lo que ha dicho él con lo que
yo estoy debatiendo con el secretario general. Solamente digo eso.

(Rumores.--Varios señores diputados: Muy bien.)



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El señor PRESIDENTE: Acepto de que me dice, el señor secretario general
no tiene por qué entrar en los debates personales.




El señor GIMENO MARIN: Eso lo doy por supuesto. (Rumores.)



El señor PRESIDENTE: Por eso yo pretendía darle la palabra al secretario
general, pero le concedo tres minutos para que, puntualmente, rebata al
señor portavoz del Grupo Popular.




El señor GIMENO MARIN: Los improperios que me ha dirigido el señor
Alcalde son sorprendentes, y son sorprendentes porque interpreta mal
muchas cosas y porque pone en mi boca cosas que no he dicho. En cualquier
caso, vamos a clarificar de una vez.

Señor Alcalde, no sé lo que le parecerá todo lo que ha pasado, pero yo
nunca he echado la culpa a los profesionales. Se está hablando en este
debate --el secretario general lo ha entendido desde el primer momento;
usted no-- de si las condiciones eran las adecuadas o debía haberse hecho
de otra manera, y se está responsabilizando al gerente del hospital.

Vamos a ver si se aclara la situación de una vez. Fíjese si está clara la
situación a ese nivel que el juzgado ha aceptado, en un caso citando como
imputado y en otro caso aceptando, una querella por dos tipos de
consideraciones: una por posible delito de imprudencia temeraria y otra
--precisando algunas de las cosas que se hablaron ayer-- por posible
delito de injurias, del que se han abierto diligencias previas. Hace un
momento se decía por el otro portavoz del Grupo Popular que el juez no
las había aceptado. No sólo las ha aceptado, sino que le ha citado como
imputado. De los médicos, de los profesionales, no se ha dicho nada. No
lo dice la familia, sino la junta de personal. Léaselo. Lo que yo he
dicho es reproducción de lo que dice la junta de personal, y se lo voy a
recordar: 1. Esta junta se ha dirigido, en reiteradas ocasiones, a la
dirección gerencial de este centro para hacerle notar que la prestación
sanitaria se está realizando en estos momentos en condiciones precarias.

(Yo ya sé que hay obras; ha hecho una pregunta la portavoz de otro grupo
que espero que se conteste, y entonces podremos seguir el debate.) 2. Los
cuartos de televisión no reúnen las más mínimas condiciones para la
instalación de pacientes, pues no hay tomas de oxígeno, vacío ni avisador
para llamadas al personal. 3. Se están utilizando estas habitaciones no
solamente para ingresos de urgencias, sino que se están utilizando para
ingresos programados; que a pesar de las condiciones anteriormente
reseñadas incluso se ha dado el caso de necesitar trasladar urgentemente
a pacientes ingresados en estas habitaciones a una unidad de cuidados
intensivos. Que en estos momentos el Hospital Clínico está viviendo una
situación en la que únicamente se valora el cumplimiento de objetivos y
tener excelentes datos estadísticos, pasando por encima de las
condiciones en que se encuentran los pacientes, etcétera.

La junta de personal dice, igual que dice el consejero de la comunidad
autónoma, que tiene unos cuantos hospitales vacíos a disposición. Ya sé
que eso no quita para nada los problemas, pero lo que se está discutiendo
son las condiciones.

Señor Alcalde, a usted le han dado --supongo que desde el Ministerio o
desde el hospital-- unos datos de ocupación, unos datos tan concretos que
yo, señor secretario general, luego se los pediré para que nos los
facilite a todos. Ese debate lo tendré luego con el secretario general.

En cualquier caso, ya que utiliza esos datos, he de decir que las cifras
que circulan por todo el hospital, por todos los servicios clínicos,
dicen que la presión de las urgencias en el mes de marzo fue del 49,06
por ciento --sí que conozco los datos, señor Alcalde--, mucho menor que
la presión de las urgencias en enero y en febrero. Sin embargo, los
ingresos programados fueron mucho mayores en marzo. Parece obvio que
fuera así. Lo que le quiero preguntar es, dado ese conjunto de
circunstancias, cómo es posible que se estén utilizando por el hospital
las salas de televisión para ingresos programados. ¿Me dice por qué? ¿Me
dice para qué? Porque ésa es una pregunta que he formulado al secretario
general, que ya contestará.

Estoy intentando explicar sus datos. Ya sé lo que quiere decir con lo del
102. El secretario general, que también discutiremos sobre eso, me está
hablando de los indicadores de un servicio. Ya sé que él utiliza los
indicadores de un servicio, pero porque le conviene ese dato. Y utiliza
los indicadores de un día porque le favorece esa información en este
momento. Ya sé que todos los servicios están dentro del mismo hospital,
pero para eso está el gerente. Yo entiendo que tenga problemas un
determinado servicio, pero el gerente está para tener en cuenta la
globalidad del problema.

Por cierto, hoy sale una nota sobre el gerente en un diario médico, que
debe estar muy preocupado por esto de los indicadores. Yo le comprendo,
ya que es el responsable de estos temas, supongo que encargado por la
Administración, en un programa europeo. Lo que le digo es que los datos
circulan por todo el hospital.

También le tengo que decir, señor Alcalde, que los profesionales aseguran
que se podía haber metido en alguna otra habitación; no obstante, ya se
irá clarificando, ya está el juez investigando. Pero no me diga lo que me
está diciendo. Haga el favor de ser prudente con sus afirmaciones. No
tiene nada que ver con los profesionales; estamos discutiendo sobre si
las condiciones eran las adecuadas o no. Y en la discusión que tengamos
con el secretario general intentará clarificarnos esos problemas, esas
dudas y las preguntas que se le han planteado.




El señor PRESIDENTE: El señor Alcalde tiene la palabra por un minuto.




El señor ALCALDE SANCHEZ: Mucho menos, señor presidente.

Señor Gimeno, yo no sé si interpreto mal muchas cosas o pongo en su boca
algo que usted no ha dicho. Igual es que usted se explica mal o que en
sus intervenciones intenta sembrar dudas, lanzar dardos en todas las
direcciones y a ver cuál cae en terreno abonado. Tampoco voy a entrar



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--y con esto acabo ya, señor presidente-- en las cuestiones sobre las dos
querellas admitidas a trámite, puesto que entiendo que serán los
tribunales los que, en su momento, digan lo que tengan que decir sobre la
valoración de índices de ocupación, que yo no he entrado sino en términos
generales.

Sobre las cuestiones referentes a la ocupación, lógicamente será el
secretario general el que conteste, puesto que yo en ningún momento,
repito, he respondido a las preguntas que se le realizaron al secretario,
sino que he manifestado la postura de mi grupo.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor secretario general.




El señor SECRETARIO GENERAL DE ASISTENCIA SANITARIA (Núñez Feijoo): Señor
presidente, señorías,agradezcoladeferenciaqueha tenido, por ser
--entiendo-- la primera en usar la palabra, la diputada de Izquierda
Unida en lo que ha dicho respecto a los avatares de esta Comisión, al
igual que el diputado del Grupo Parlamentario Popular. Es una obligación
dar explicaciones cuando se soliciten por SS. SS. y también es una
obligación estar a su disposición y a sus horarios de debate, con lo cual
empiezo, si les parece, con lo que ayer habíamos concluido, que eran las
intervenciones del señor Marugán y del señor Gimeno, y posteriormente las
intervenciones de la diputada del Grupo de Izquierda Unida y de los
diputados del Grupo Parlamentario Popular.

En primer lugar, señor Marugán, he de agradecerle el tono de su
intervención porque creo que cuando se está hablando de algo como lo que
estamos tratando en este caso, de un fallecimiento, es evidente que estas
cuestiones han de debatirse con el tono que acertadamente usted utilizó
con criterio general en su intervención.

Efectivamente, es un hecho lamentable. Comparto en eso, más que las
explicaciones de uno de los diputados, el calificativo que utilizó al
denominarlo accidente. Este es un hecho que normalmente no ocurre, como
es natural, en las intervenciones que mayoritariamente se hacen en la red
pública, en el Insalud, en los demás servicios de salud del Estado y en
los distintos hospitales y clínicas de nuestro territorio. Como usted ha
calificado, es un hecho harto infrecuente, eso es así. Y es así porque
los datos que yo referí es que el número de intervenciones iguales que se
han hecho en los hospitales del Insalud en 1997 superan las 12.700, la
mayoría de ellas por cirugía mayor ambulatoria y solamente la minoría a
través de ingreso.

Estoy convencido de que si esta intervención se hubiese hecho por cirugía
mayor ambulatoria, SS. SS. no hubiera dicho que esto fuera por conseguir
una mayor eficiencia y un ahorro en los medios, sino porque técnicamente
estas intervenciones, mayoritariamente, se pueden hacer a través de la
cirugía mayor ambulatoria. Pero éste no es el caso. El caso es que aquí
se hace con ingreso, y esta paciente requiere estancia y estancias
posteriores, dado que tenía una doble complicación, puesto que eran dos
las afectaciones las que se tenían que realizar.

Por tanto, señoría, entiendo que ha habido contradicción en su
intervención, porque a pesar de calificarlo como harto infrecuente, dice
que esto refleja un panorama escasamente eficiente. Si es harto
infrecuente, no podemos decir que sea escasamente eficiente lo que aquí
se ha registrado. Esto ha sido un accidente y veremos lo que da de sí la
investigación.

Pregunta si el Insalud ha adoptado alguna decisión, si ha intentado
esclarecer el contenido de los hechos; otros de sus compañeros han puesto
énfasis en esta cuestión. El Insalud, cumpliendo con su obligación, ha de
investigar y aclarar estos hechos. Lo primero que ha hecho ha sido una
investigación sumaria, al objeto de revisar algunos controles que se
podían haber producido. Esta intervención, si no está entregada, que creo
que sí, está a disposición de la autoridad judicial para incluirla dentro
del sumario y para que se produzca el fallo que proceda. Pero usted sabe
también, señoría, que, en tanto en cuanto el orden jurisdiccional entra a
entender de un asunto, las actuaciones administrativas en ningún modo se
pueden dejar, se tienen que concluir, pero sí se tienen que paralizar por
estar entendiendo del caso la autoridad jurisdiccional. Por lo tanto, los
datos que ofreceremos al juzgado serán los datos de la investigación que
hemos hecho hasta el momento en el que el juzgado ha entendido y sigue
entendiendo de este asunto. Y una de las cuestiones que debíamos hacer, y
aquí no revelo ningún dato del sumario, era llamar a la casa para que
revisase el aparataje que se había utilizado en anestesia. Como es
natural, se ha llamado a la casa y ésta ha emitido su informe, diciendo
que no se detectan anomalías que puedan incluir fallos de funcionamiento.

Por lo tanto, sí se ha hecho la investigación; sí se ha revisado el
aparato por la casa responsable y esta documentación está a disposición,
si no está entregada ya, de la autoridad judicial.

Yo creo que esta intervención tiene dos partes: en primer lugar, lamentar
el posible accidente anestésico que se ha producido en esta ocasión y, en
segundo lugar, el trato que recibe la familia por parte de las
autoridades sanitarias y de los facultativos que entendieron de este
asunto. Yo pienso que en la primera parte hay una coincidencia, si no
absoluta, sí mayoritaria, entre su perspectiva y la nuestra. En cuanto a
la segunda,señoría,solamentequiero plantearles alguna cuestión. Si la
directora provincial se entrevista con la familia es porque está
dispuesta a darle explicaciones, porque cuando la familia pide
información en el hospital, el mecanismo a seguir es que el hospital ha
de facilitar esa información directamente a la familia. Por lo tanto,
ningún profesional sin ninguna responsabilidad asistencial se metería en
estos temas si quisiese eludir responsabilidades o dar respuestas toscas
o faltar al respeto a esas personas. Le puedo asegurar que ha sido todo
lo contrario.

Supongo que la directora provincial, que estuvo presente en la
entrevista, y esa familia sabrán de lo que se habló en esa entrevista.

Usted solamente se hace eco de lo que ha dicho la familia. Por respeto a
la familia, yo no me voy a hacer eco ni de lo que dice la directora
provincial ni de lo que ha dicho la familia. Lo que sí le puedo asegurar
hay dos o tres cuestiones que parece que son evidentes: ¿Qué interés
puede tener la directora provincial en tratar



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mal a esa familia, en faltarle al respeto, en no darle información? ¿Qué
interés puede tener? La directora provincial, y usted lo sabe porque es
de esa zona, es una excelente profesional que conoce su oficio, que es la
inspección médica, y sabe cómo actuar, porque su oficio así se lo enseñó
desde hace mucho tiempo, ante una reclamación y ante una queja, porque
eso es exactamente lo que hace, entre otras cosas, la inspección
sanitaria en nuestro país. Y sabe muy bien que una persona tiene derecho
a que se investiguen hasta el final los acontecimientos que se hayan
producido en un quirófano o en cualquier sala de nuestros hospitales o de
nuestros centros de salud.

Créame, señoría, insisto, sin entrar en una cuestión o en otra, no ha
habido maltrato ni vejación ni falta de respeto en esa entrevista ni en
ninguna otra. Yo pienso que es importante decir esto. Sin entrar en las
actitudes de esa familia, lo que parece cuando menos incongruente es que
se acuse a un funcionario público --y usted recordó su condición de
funcionario público-- de intentar imposibilitar el ejercicio de un
derecho cuando 48 horas antes ya se había ejercido ese derecho ante el
juzgado correspondiente. Incluir a la directora provincial en una
denuncia no sé qué fin tiene, lo que sí le puedo asegurar es que el juez
lo ha entendido rápidamente y ha considerado, primero, que ni siquiera
procedía la declaración de esa funcionaria pública ejerciendo en este
momento el cargo de director provincial y, segundo, que archivaba la
causa sin más trámite. Créame, señoría, y lo decía el diputado del Grupo
Parlamentario Popular, la afectación personal que ha tenido esta persona
después de estos hechos ha sido mucho mayor de la que los medios de
comunicación han reflejado y no tenía ningún interés, señoría, ni conocía
al anestesista o a la anestesista, ni tiene ningún vínculo con ningún
profesional que trabaja en el hospital.

El interés que tenía era decirle tres cosas a esa familia: en primer
lugar, que tiene cualquier centro del Insalud a su disposición; en
segundo lugar, que si tiene algún problema de información en el hospital,
y de hecho la entrega efectiva de los informes se produce en ese acto,
para esto está la dirección provincial y, en tercer lugar, advertirle que
hay una póliza de responsabilidad civil --tengo los datos y es una póliza
suscrita en el año 1995-- que puede cubrir cualquier tipo de
planteamiento y se obligaría a iniciar, como no puede ser de otra forma,
cualquier investigación que pudiera dar lugar a esa responsabilidad
civil, advirtiéndole que, de acudir a la vía judicial, automáticamente se
paralizaría cualquier actuación en ese sentido. Y esto ha sido todo,
señoría, con lo cual no voy a aceptar esa puesta a disposición que me
hizo la directora provincial desde ese momento, porque creo que no le
haríamos un buen servicio al sistema sanitario público.

En relación con las cuestiones planteadas por el señor Gimeno, yo pienso
que en su intervención, o al menos en la intervención del hecho que da
lugar a esta comparecencia, se han de diferenciar dos cuestiones, de la
misma forma que se diferenciaron en la anterior comparecencia de su
compañero y diputado. Como primer bloque, en primer lugar, si la calidad,
el acierto y la procedencia del tratamiento médico y todos los cuidados
asistenciales a esta paciente han sido los correctos; en segundo lugar,
si el lugar donde se encontraba esta paciente ha sido el correcto y, en
tercer lugar, si una cosa y la otra están relacionadas o son neutras
desde el punto de vista fundamental, que es el objeto de la prestación
sanitaria que ahí se produce. El segundo bloque, señoría, son las
cuestiones adicionales que dan lugar a esa querella a la que usted se
refiere, que, por cierto, no he tenido tiempo de leérmela en su
totalidad. No es una querella contra el gerente, es una querella contra
las relaciones públicas del centro, que creo que es sustancialmente
distinto. Insisto en que seguro que usted ha tenido también acceso a
ella, aunque no haya dispuesto de mucho tiempo, porque a nosotros se nos
notificó ayer. Es evidente que también usted tiene datos, igual que el
señor Alcalde.

Sin entrar en este tipo de debates, yo creo que usted está de acuerdo, y
si no, corríjame, en que la asistencia que se le dio a esta paciente ha
sido la correcta y que en todo momento, desde su ingreso hasta el suceso
final de su fallecimiento, esta paciente ha estado correctamente tratada,
ha tenido el tratamiento que procede y el hecho de que estuviese en un
sitio o en otro no afectó para nada al desenlace final con el que nos
hemos encontrado. Yo creo que esto es lo sustancialmente importante. Yo
no voy a tratar aquí, ni lo haré mientras ostente este cargo, de mezclar
cuestiones ni traeré aquí ningún caso semejante de otras épocas ni traeré
aquí ningunos aforos que se han producido en otras épocas, ni mucho
menos.

El mayor recorte en prestaciones que se le puede hacer a un ciudadano es
no atenderle; a cualquier ciudadano que entre en una urgencia de un
hospital y sea necesario su ingreso, se le atenderá donde sea, donde la
disponibilidad física lo permita. Creo que estos problemas que afectan a
todos los hospitales de cualquier sistema sanitario público son problemas
que hemos de comprender, aunque, eso sí, no los tenemos que aceptar como
irreversibles y hemos de seguir luchando para que no se produzcan.

Los aforos son los que yo le he dicho, señoría. Efectivamente utilicé los
datos del servicio de medicina interna, con aforos sobrepasando el cien
por cien, y también utilicé los datos de ocupación global del complejo.

También dije que desde abril de 1996 estábamos en obras y recordará que
comentamos que en ese momento el 20 por ciento de las camas estaban
inutilizadas como consecuencia de la obra. La obra está bien programada;
no ha habido, por lo tanto, ningún tipo de improvisación en la ejecución
de la obra. Pero también sabe usted que en los meses de enero, febrero y
marzo, a pesar de esos datos de urgencia --que, desde luego, me gustaría
que me los facilitase, porque una cosa es la presión de urgencias y otra
cosa son los enfermos que se ingresan procedentes de urgencias; son
cuestiones distintas--, en Madrid se han habilitado más de 100 camas para
soportar la presión de urgencias de ese trimestre y en Zaragoza se han
habilitado, como decía el diputado, en virtud de los datos que yo he
dado, el Hospital militar Royo Villanova, el Hospital Provincial y el
Hospital San Jorge y se han ido evacuando enfermos cuando esto era
posible. En este caso concreto se decidió no evacuar a esta paciente
porque el cuadro que planteaba en el momento de su ingreso aconsejaba su
seguimiento por el propio



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servicio de medicina interna, que tiene su historia clínica y que conoce
a esta paciente y sus problemas.

Concluyo, señor Gimeno. Hay una cuestión adicional que ha puesto encima
de la mesa, que es la querella por el hecho de que el hospital hubiese
hecho público una nota, que ya anticipo desafortunada y que se ha de
rectificar porque no se ha hecho correctamente, sobre una cuestión que
también conviene concretar. El hospital no hace valoraciones, el hospital
se hace eco de una reclamación que presenta una vecina de la paciente en
el servicio de admisión, diciendo que, en opinión de esa vecina, esta
señora no estaba siendo custodiada ni atendida en su domicilio por sus
familiares y que estaba bastante desasistida antes de que se produjera el
ingreso. Esta es la reclamación objetiva que se produce en el servicio de
admisión. Lo que ha hecho mal el hospital es hacer pública esa
reclamación. Pero no ha sido el hospital el que ha hecho una reclamación
contra sus familiares, no ha sido el hospital el que ha hecho juicios de
valor. El hospital lo que ha hecho es publicar unos juicios de valor de
un tercero. Con independencia de esta disquisición, para dar a cada uno
lo suyo, lo que ha hecho el hospital está mal. El gerente ha rectificado
algo que está mal hecho y que no se puede volver hacer. Si se recibe una
reclamación sobre el trato que está recibiendo una persona en su
domicilio, que puede afectar a su integridad o a su salud, el hospital en
ningún caso, ni en éste ni en ningún otro, puede darlo a conocer a la
opinión pública. Lo pondrá en conocimiento del ministerio fiscal, en el
supuesto de que lo considere, o del órgano jurisdiccional cuando proceda,
pero en ningún caso debe entrar en polémicas que no proceden.

No voy a entrar, señoría, en las diferencias que hay entre la sala de
estar antes de la obra y después. Hay un servicio en la sala de estar que
antes no había, pero ése no es el problema. Hay veces que se producen
ingresos en nuestros hospitales y la gente tiene que esperar en un box de
urgencias durante horas. Si hoy usted y yo visitamos los 32 hospitales
del Insalud, seguro que hay alguna cama cruzada. ¿Qué es más importante,
que una cama esté cruzada en una habitación o que esté en una sala
adicional a una habitación, donde hay paso obligado a la enfermería? Es
opinable. Hay gente que prefiere no estar hacinada en una habitación y
tener un mínimo de intimidad, y otra que prefiere estar en una habitación
y no en una sala. Pero, insisto, señoría, lo importante es si esta
persona estuvo atendida correctamente o no, y la información que tenemos,
los datos que le di de visitas de los médicos, del personal de
enfermería, de los auxiliares de enfermería, durante los días que la
paciente estuvo ingresada, revelan que la paciente, en nuestra opinión,
estuvo correctamente atendida, y creo que esto es lo importante.

Concluyo diciéndole que, después de la decisión judicial, si procede, y
en base a los hechos que resulten probados, se iniciará la investigación
correspondiente, que no se ha podido iniciar porque el caso se puso en
conocimiento de la autoridad judicial y ésta solicitó el cadáver con
objeto de realizar la autopsia correspondiente.

En cuanto al representante de Izquierda Unida, le agradezco esa
deferencia que ha tenido en cuanto al proceder de la Comisión. No solemos
coincidir en muchas cuestiones, pero en ésta sí y he de celebrarlo de una
forma explícita. Estos son hechos puntuales y aislados y no podemos sacar
conclusiones de errores que se producen en cualquier profesión, y en la
médica tienen una trascendencia que no la tienen en otras profesiones. De
ahí la grandeza de esta profesión.

Creo que no ha habido ningún tipo de improvisación en ese quirófano. Creo
que se decide por parte del facultativo anestesista --que por cierto, sé
que este dato a usted le gusta mucho, es una facultativo con 23 años
dentro del sistema sanitario público y con dedicación exclusiva-- cambiar
el pulsímetro porque creía que tenía que cambiarlo y porque los datos que
referenciaba la paciente eran datos de normalidad, mientras que el
pulsímetro daba datos ciertamente irregulares, y cuando cambia ese
aparato, el que le sustituye da datos correctos. Por tanto, aparentemente
parece ser que la actitud, en principio, estaba conforme a lo previsto,
pero le insisto que en principio. También aquí, como le decía al señor
Fernández Marugán, se ha abierto la investigación correspondiente y está
a disposición de la autoridad judicial, si es que no se ha entregado, no
se lo puedo concretar, la información que se ha abierto al respecto. Por
eso coincido con usted en que un hecho tan grave como éste es necesario
investigarlo, y que el Insalud ha de cumplir con la obligación, como
Administración pública, de investigar un hecho cuando la autoridad
judicial concluya, salvo que se cambie la legislación y se permitan
investigaciones paralelas, que entiendo que no es el caso; y una vez que
esto ocurra, desde luego que se procederá en consecuencia.

Señor Fernández Marugán, no ha habido actitud prepotente de la directora
provincial. Créame que no. Si usted conociese a esta profesional, estaría
convencido de que no es así, y desde luego no ha habido ningún interés en
crear más problemas a esa familia de los que ha tenido ni de dar esos
tratos que, desde luego, no tienen nada que ver con la realidad, porque
insisto, y no quiero reiterarme, las cuestiones relativas a esta persona
son aquellas a las que me he referido previamente. Por tanto, señoría,
por concretar su intervención, sí habrá investigación, sí se ha abierto
una investigación previa, al objeto, primero, de comprobar el aparataje
instalado en el hospital y utilizado para la anestesia, y en segundo
lugar, de comprobar la dosis y todo el procedimiento que se ha llevado a
cabo durante esa sesión quirúrgica.

En cuanto a lo de Zaragoza, a usted le preocupan las condiciones en que
se está produciendo la gestión sanitaria. A mí me parece razonable esta
preocupación, pero hay dos cuestiones cuando menos, en mi opinión,
contradictorias, y es que le preocupa que se estén produciendo ingresos
en condiciones inaceptables para conseguir objetivos estadísticos o de
eficiencia y ahorro. Esto sí que es incompatible. Señoría, si se aceptan
ingresos programados y urgentes y se intenta tener la mayor actividad
posible, eso es materialmente imposible. Por tanto, si ha habido un
exceso de celo aceptando algún tipo de ingreso programado, es evidente
que es para solucionar el problema de un paciente, y porque la
Administración esté llevando a cabo



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unas obras que a lo mejor haría tiempo que deberían haberse acometido, no
se puede decir a esta Administración que esté intentando producir un
ahorro. Quizás la respuesta más adecuada es: tenemos un tercio del
hospital cerrado, hemos de suspender intervenciones, esperemos que los
pacientes lo entiendan. Esto es lo que se ha de hacer cuando el cierre
parcial de este hospital imposibilita hacer intervenciones, pero cuando
lo posibilita, a pesar de ciertas incomodidades o de ciertos problemas
hosteleros, creo que con el consentimiento del paciente esto se puede
hacer. Por tanto, señoría, no hay ningún interés de ahorro más que el
ahorro de evitar las esperas de los pacientes de forma innecesaria.

También le preocupaba a S. S. el número de camas que había antes y
después de la remodelación, en su línea argumental de que a lo mejor esta
remodelación se aprovecha para producir ahorros. Las remodelaciones de
7.000 millones de pesetas en los hospitales normalmente no se hacen para
producir ahorros; para producir ahorros lo mejor es no hacer la
remodelación y esperar a que la infraestructura hospitalaria se quede
obsoleta y a que las instalaciones hospitalarias no sean de la comodidad
que requiere el paciente, al objeto de que se busque otra solución. Por
tanto, hacer una inversión en un hospital de esta categoría busca
exactamente lo contrario. No le puedo asegurar el número de muebles
instalados, ya se lo diré, pero usted, como profesional de la sanidad,
sabe que la eficiencia no se basa en el número de camas instaladas --ahí
estaremos de acuerdo--, sino en otras técnicas diagnósticas, quirúrgicas,
en bloques de quirófanos, de cirugía mayor y en otras cuestiones. En todo
caso, el plan director --que lo estuve revisando-- no me dice el número
de camas que va a tener antes y después; lo que sí me dice es que las
habitaciones van a tener un confort hostelero importante y que esta
inversión se hace, sin duda. Pero, de verdad, le diré el número de camas.

¿Por qué nosotros no hemos hecho la autopsia y ha tenido que ser el juez
el que la ordenara? Porque a las 24 horas de haberse producido el
fallecimiento, los familiares lo ponen en conocimiento del juzgado y a
las 24 horas el juez solicita el cadáver. No ha habido, por lo tanto,
tiempo material de realizar esa autopsia; por otra parte, entiendo que
para realizar la autopsia se necesite la autorización de la familia o, en
su defecto, la de la autoridad judicial, en contra del criterio de la
familia. Este es el porqué de esa no realización de la autopsia, que
--insisto-- sí se ha realizado, y espero que los resultados de esa
autopsia vengan a aclarar definitivamente algunas cuestiones que se han
puesto encima de la mesa, que son: si esa asistencia se hizo
correctamente o no y si esa muerte fue consecuencia de un infarto masivo
u otra patología, que en ningún modo podía haberse previsto, en ningún
sitio donde estuviera la paciente. Todo parece indicar que es así, pero
nos sometemos, como es natural, a los informes forenses que procedan.

En cuanto a los diputados del Grupo Parlamentario Popular, quiero decirle
al señor Zambrano que hay una coincidencia en algunas cuestiones. Sin
duda, creo --y se lo decía al señor Marugán-- que los contenidos de esa
reunión entre la familia y la directora provincial les corresponden a los
que han intervenido en esa entrevista y creo, además, que hacerse eco
solamente de las explicaciones de una de las partes es, cuando menos,
subjetivo. Estoy de acuerdo con usted --y lo he empleado hace unos
instantes-- en que el calificativo de lo que aquí se ha producido es el
de accidente. En todo caso, conviene recordar --sin que esto sea ningún
tipo de justificación, en modo alguno-- que cuando se firman los
consentimientos informados (y se firmaron dos consentimientos informados
porque eran dos patologías), dentro de los problemas que la familia
conoce, hay uno que es, literalmente: complicaciones anestésicas de las
que será informado por el servicio de anestesiología. Este es uno de los
problemas a los que se enfrenta una persona cuando entra en un quirófano
y necesita anestesia parcial o general.

Entiendo que la directora provincial ha sido sorprendida en su buena fe.

Me consta. He vivido aquel fin de semana permanentemente en contacto con
esta profesional. Desde luego, le he dicho que lo peor que le podía hacer
a la sanidad pública era dimitir y que, por lo tanto, yo nunca le
aceptaría esa dimisión, salvo que esa dimisión fuese irrevocable y yo no
pudiese pararla. Dado que fue una puesta a disposición, insisto en que no
voy a aceptar ni la de la directora provincial de Badajoz ni la de
ninguna otra persona que haya actuado con la misma buena fe y con el
mismo interés en clarificar, en informar a la familia de todos los
recursos asistenciales, legales y de responsabilidad civil que tiene
abiertos la Administración a disposición de cualquier persona.

Al señor Alcalde le quiero decir que las cuestiones a las que se refiere
están a debate en esos medios de comunicación. Como es natural, le
agradezco, y creo que, en general, el hospital se lo agradecerá, que
ponga las cuestiones en sus justos términos. Lo más importante es si la
asistencia ha sido la correcta o no, y lo segundo son los problemas, las
querellas, las relaciones públicas, lo que se ha dicho o lo que no se ha
dicho. Son cuestiones accesorias en las que, desde luego, no hemos estado
finos y hemos cometido errores, pero insisto en que hemos dado
explicación. Aunque también es verdad que cuando se acusa a una
institución pública, resulta que solamente tienen derecho algunos y
cuando se utiliza la defensa, se falta al respeto a los demás. En todo
caso, no procede, en este caso ni en ningún otro --insisto--, hacer
ningún tipo de declaración sobre una reclamación que se presenta por una
vecina en un servicio de admisión de ese hospital. Le agradezco la
defensa que ha hecho usted de la actuación de los profesionales, entiendo
que compartida por el señor Gimeno.

Nada más, sino ponerme a disposición de sus señorías.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor secretario general. (Varios
señores diputados piden la palabra.)
Sus señorías son conscientes de que no existe turno de réplica. Yo confío
en que su amplia experiencia parlamentaria no nos haga debatir el
reglamento y les pido brevedad. Les voy a dar la palabra, señor Fernández
Marugán, señor Gimeno y señora Maestro pero, con la experiencia



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que tenemos de ayer, les pido a todos que nos compensen con esa brevedad.

Tiene la palabra el señor Fernández Marugán.




El señor FERNANDEZ MARUGAN: Soy plenamente consciente de que polemizar en
las cuestiones que estamos tratando en la mañana de hoy, que son
consecuencia de la interrupción de la comparecencia celebrada en el día
de ayer, es un hecho relativamente problemático, porque, en definitiva,
estamos hablando de la vida de las personas en sede parlamentaria; por
tango la política, que es el oficio al cual nos dedicamos quienes desde
un grupo u otro actuamos en esta institución, puede y debe tener límites.

Como manifesté ayer, en primer lugar, a mí me incomodaba hablar de esta
cuestión porque creo que la política tiene fronteras y, en segundo lugar,
es un tanto efímera en tanto en cuanto no seremos capaces de volver las
circunstancias al punto en el cual originaron las intervenciones que
estamos produciendo en la mañana de hoy. En cualquier caso, sí
proporcionan una enseñanza que, de alguna manera, tenemos que ser capaces
de extraer.

Nosotros no somos el Insalud, yo no voy a entrar a analizar el
funcionamiento de los servicios sanitarios, aunque sí creo que, como
responsable político, puedo exigir a la Administración que garantice un
correcto funcionamiento de los mismos, y tampoco un juzgado. Nosotros
hacemos un control externo. Agradezco al señor Núñez Feijoo el tono
explicativo que ha introducido en su respuesta a mi intervención de ayer;
ha dicho que posiblemente estemos ante un accidente, aunque tampoco ha
descartado --y creo que hace bien en situarse en el tono en el que lo ha
hecho-- la posibilidad de que estemos ante otras circunstancias.

Yo no tengo ningún interés en tener razón en esta cuestión, se lo digo
sinceramente; el interés de mi grupo es saber que estamos ante un
servicio público esencial para la colectividad. No deberíamos situarnos
permanentemente en el lamento y en el quejido, y sí deberíamos ser
capaces de exigir algo más que evitara que este tipo de actuaciones
fueran reiteradas. Creo que en un servicio de esta naturaleza hay dos
hechos importantes: de una parte, la garantía del servicio, y de otra, la
calidad del servicio. La garantía del servicio se puede prestar en el
quirófano y la calidad en el quirófano y fuera de él.

Puede que haya existido en el Hospital materno-infantil de la ciudad de
Badajoz un antes y un después de este evento; puede que antes de este
suceso, tan doloroso para la familia y tan lamentable para todos, que ha
impresionado a la ciudadanía de Badajoz, hubiera una práctica sanitaria y
después hubiera otra práctica sanitaria. Tengo esa sensación. Hoy los
profesionales exigen preanestésicos y preoperatorios. Esas circunstancias
le llevarían a uno a pensar si con anterioridad al 4 de diciembre no se
exigían, y si no se exigían, la seguridad con la cual se prestaba el
servicio no era la más conveniente.

El Sistema Nacional de Salud tiene que evaluar, averiguar, analizar y
extraer las consecuencias determinantes de un hecho de esta naturaleza.

Ha tenido usted interés en defender la actitud --lo ha reiterado-- y ha
querido fomentar incluso la credibilidad entre quienes hemos preguntado
sobre esta cuestión relativa al comportamiento de la directora
provincial. Ha manifestado con reiteración que no había mala voluntad por
parte de ella, que trataba de proporcionar información a estas personas.

Sin embargo, algo de opacidad ha habido a lo largo del espacio temporal
que va al menos desde el 4 de diciembre al 16 de diciembre que es el día
en que se produce la entrevista de la familia con la directora
provincial.

Deberíamos ser conscientes --lo reiteraba ayer-- de que este tipo de
sucesos pueden producir tendencias al ocultamiento y estas tendencias en
lugar de favorecer la tranquilidad de la familia y la opinión pública
sólo contribuyen a aumentar la incertidumbre y la intranquilidad.

Sin embargo, hay una segunda faceta más cualitativa que la tiene que
valorar y no me corresponde a mí hacerlo: la voluntad a veces no va
acompañada del acierto. En este caso el acierto no existió. Es de
lamentar por su parte, seguramente. Usted es el que dirige el servicio
administrativo, conoce cómo funcionan las unidades administrativas en
aquella provincia, pero hay que exigir más a los profesionales y mucho
más a los responsables políticos o a aquellos profesionales que admiten
responsabilidades administrativas.

Ha habido coincidencias en la relatividad con que ha hecho usted su
exposición en la mañana de hoy, estoy seguro que ayer lo hubiera hecho de
igual forma, aunque no pudo hacerlo por un fenómeno que no depende ni de
usted ni de mí.




El señor PRESIDENTE: Señor Gimeno.




El señor GIMENO MARIN: Agradezco la intervención del secretario general,
aunque no me ha contestado a las preguntas que le hice. En cualquier
caso, quiero dejar clara cuál era la línea argumental de mis preguntas y
espero que en su día las pueda tener clarificadas al respecto.

El problema, como bien decía, es que mi intervención no iba en la
dirección de que la asistencia fuera inadecuada. La duda puede existir y
usted reconoce que el acondicionamiento del local no es el adecuado. El
problema que usted plantea, y lo entiendo, es la relación entre las
condiciones del local y las consecuencias que se han producido, si éstas
son o no por esas condiciones que son las que tendrían consecuencias
jurídicas o no.

El planteamiento que he querido dar en toda mi línea argumental y en las
preguntas que no me ha contestado de las que le hice ayer, es que la
forma en que se resuelve la situación del Hospital Clínico, con unas
obras que se realizan desde hace unos años y que son conocidas, no es la
adecuada y por eso le formulaba esas preguntas. Usted sabe --porque ha
utilizado unos indicadores-- que en el hospital los índices de ocupación
en marzo son menores que en febrero, las urgencias son bastante menores
en marzo que en febrero y enero y el porcentaje sobre el total de los
ingresos y los ingresos aumentan mucho.

Lo que quiero decir y al mismo tiempo todos los datos vienen a
demostrarlo, es que existe otra forma de resolver el problema y lo que le
estoy demandando con mis preguntas es que en mi opinión la forma en que
la gerencia del



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hospital ha pretendido resolver el problema --quiero creer que es la
gerencia del hospital-- no es la adecuada para que no se produzcan estos
hechos. Además, se dice --supongo que se podrá confirmar-- que a partir
de entonces no hay más ingresos en la sala de televisión, lo cual quiere
decir que se piensa resolver el problema de otra forma. Entiendo que la
resonancia que ha tenido en los medios de comunicación ha sido mucha y
produce unas consecuencias en la actuación directa.

Yo creo que el problema se ha hecho mucho mayor por los errores cometidos
desde la dirección del centro hospitalario, y ése es el problema. Me
vuelve a insistir usted en el tema delicado de la comunicación de una
reclamación, fíjese qué raro, una reclamación al Insalud de un ciudadano
contra otro ciudadano. Ya es sorprendente, de hecho, que esa reclamación
llegue al Insalud, pero llega. El problema es cómo es posible que a
alguien se le ocurra hacer público eso. Ya me ha dicho usted que ha sido
un error, ya le entiendo, pero además es que ni siquiera se preocuparon
de ver si los hechos que se denunciaban eran verdad, porque los días que
se denunciaban los hechos estaba en el hospital la señora. En sí mismo ya
es una barbaridad el hecho de que una reclamación que alguien dirige
sobre un tema que ni siquiera tiene que ver con el Insalud aparezca en
los medios de comunicación, porque que digan que en la casa trataban mal
los hijos a la madre, ¿qué tendrá que ver con el Insalud? ¿O lo que se
pretendía era descalificar, frente a una querella, a unos ciudadanos? Con
todo ello se ha agrandado el problema mucho más allá de la importancia
que por sí mismo tenía. La forma de resolver el problema, la forma en que
se ha aireado a los medios de comunicación por el hospital, creo que ha
sido inadecuada. Por eso me hubiera gustado que las preguntas que le
formulé ayer fueran contestadas para obtener una valoración global de eso
que es mi línea argumental: que se enfoca mal la solución de la gestión
del hospital en esta situación de obras en el Hospital Clínico de
Zaragoza.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra la señora Maestro.




La señora MAESTRO MARTIN: Con toda brevedad.

Quería señalarle al señor Núñez Feijoo en nuestra larga controversia, que
precisamente la perversión de los mecanismos de gestión implantados (es
verdad que no por ustedes, no tienen la patente, se implantaron en el
período anterior), en los cuales el presupuesto de los hospitales se hace
en función de la actividad, hace que pueda darse la paradoja de que,
aumentando la actividad, violando, como en el caso que nos ocupa, los
criterios más elementales de seguridad y de calidad en la atención,
puedan obtenerse resultados contables favorables. Esa es la perversión
precisamente del mecanismo contable, ese que hace que un alta precoz que
tiene un reingreso y que evidentemente dispara el gasto público para la
atención de un problema, desde el punto de vista contable puede ser
interesante porque podría ser contabilizado como un nuevo ingreso.

En cualquier caso, le reitero que los medios de comunicación de Zaragoza
hablan de que las ochocientas camas del Hospital Clínico de Zaragoza van
a ser reducidas a setecientas. Mi preocupación es que este desgraciado
hecho pone de manifiesto una presión asistencial muy fuerte en la red
pública de Zaragoza y evidentemente todos deseamos que las habitaciones
sean de dos camas y, por qué no, de una. El problema es cuál el saldo
total y las posibilidades de asistencia que se plantean a la luz de un
plan director que va a tener, seguro, un hospital lujoso y confortable,
pero evidentemente con menor capacidad asistencial que el anterior.




El señor PRESIDENTE: Cuando quiera, puede contestar el señor secretario
general.




El señor SECRETARIO GENERAL DE ASISTENCIA SANITARIA (Núñez Feijoo):
Quiero dar las gracias a SS. SS., una vez más, por los contenidos de sus
réplicas.

Señor Fernández Marugán, la sede parlamentaria creo que no es la más
adecuada para polemizar sobre las cuestiones que ocurren en un quirófano.

Le agradezco por lo tanto el que no lo haya hecho. Creo que algunos datos
a los que usted se refiere no son exactos, como que en este hospital haya
un antes y un después de este suceso y que el antes fuese determinada
falta de diligencia, o al menos la diligencia inexcusable en este tipo de
intervenciones o en otras, y que el después fuese la diligencia que han
de observar los profesionales. No comparto esa cuestión.

Cuando le relatamos los hechos, esta paciente, además de haber sido
tratada ambulatoriamente, había sido vista por el servicio de otorrino
del hospital el 5 de marzo, el 21 de marzo, el 7 de octubre, fecha en que
ya se le señala ingreso para el 3 de diciembre, intervención para el 4, y
el 26 de noviembre, como viene siendo habitual --más o menos leí
literalmente las consultas preoperatorias que viene realizando el
servicio de otorrino--, se hace la última consulta, insisto, cuando ya
estaba previsto su ingreso pocos días después, concretamente el 3 de
diciembre. Por lo tanto, honradamente, creo que se han hecho las cosas
conforme a los protocolos. Usted dice que puede haber alguna opacidad, ya
que cree que entre el 4 de diciembre, que es cuando se produce el suceso,
y el 16 de diciembre, que es cuando la familia interpone la denuncia
contra la directora provincial, ha habido una cierta opacidad. No podemos
criticar a la directora provincial porque sería la causante de que esta
opacidad remitiese, ya que es durante la entrevista cuando remite esta
opacidad, de acuerdo con las declaraciones a las que usted se refiere. No
ha habido opacidad. Hay cuestiones que son muy difíciles de explicar,
cómo es la de que se puede morir una paciente en un quirófano, con una
patología aparentemente poco compleja. De ahí que esta patología se
hiciese por cirugía mayor ambulatoria, al menos cuando era una única
intervención, ya que cuando hay dobles patologías hay muchos precedentes
de ingreso.

Comparto el hecho de que los responsables administrativos del servicio
han de exigir a los profesionales, y lo han de hacer porque los
ciudadanos les mantienen y les retribuyen y porque los ciudadanos son los
propietarios de todo este sistema. Por tanto, haríamos un flaco favor a
la opinión pública intentando, por intereses corporativos, que las



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investigaciones o demandas que se produzcan sean opacas. También creo que
haríamos un flaco favor a los ciudadanos si creamos un tipo de alarma
injustificable en este caso. Creo honradamente que si ha habido un error
en el diagnóstico o en el tratamiento de la aplicación anestésica, está
en este momento en sede judicial y a ésta la corresponderá concretarla.

Por nuestra parte se ha hecho el informe y se ha revisado el quirófano y
todos los aparatos anestésicos que se utilizaron aquel día y aquella
hora.

En cuanto al señor Gimeno, quiero agradecerle que, a pesar de que le
queden algunas dudas razonables, concuerde usted en que la asistencia ha
sido correcta. Eso es importante.

Ahora bien, las obras no se realizaban hace años, sino hace meses. Yo no
sé los datos que le han facilitado a usted los facultativos y espero que
alguno se haga responsable de ellos, no vaya a ser que aquí no se esté
actuando con responsabilidad.

El gerente incurre en responsabilidad cuando da los datos de ocupación y
dice --y si esto no es así no tendría ningún interés en dejar las cosas
como están-- que el día 11 de marzo de 1998 se produce el mayor índice de
ocupación de todo el año. Por tanto, no son ciertos los datos que a usted
le han referido de que se habían bajado las urgencias, de que no había
presión de urgencias, etcétera. Esa noche, el 11 de marzo de 1998, fue el
día de mayor índice de ocupación de todo el año, evidentemente cuando se
le pidió información, no sé si se habrá producido algún otro. Insisto en
que la presión de urgencias es una cosa y los índices de ocupación son
otra. Por tanto, la ocupación que había en el establecimiento
hospitalario aquella noche era del 95,48 por ciento, que es el mayor
índice de ocupación de todo el año.

No voy a decir que nunca más se van a utilizar las salas de estar. Esto
no lo voy a decir porque es posible que se tengan que utilizar, no sé si
en este hospital o en algún otro, pero cuando la demanda lo requiera
utilizaremos otros espacios del hospital que no están previstos
exclusivamente para pernoctar. Cuestión distinta --y creo que es
conveniente concretarlo-- es que ese mismo día, y lo dije ayer, se
estuviese produciendo el traslado de las urgencias a otras dependencias,
y que en este momento tengamos 14 box de urgencias adicionale a los que
había en aquel momento. Con estos 14 box de urgencias adicionales y con
las remodelaciones que se están previendo que se realicen en las plantas,
lo que parece razonable, cuando no hay cama arriba, es mantener a la
paciente en un box de urgencias hasta que se produzca un alta en ese
momento. Por tanto, lo que se quiere decir es que se intentará y que, con
los medios que ya están habilitados en el hospital, se puede garantizar
que esto no se vuelva a producir. Vuelvo a insistir en que, si hay que
hacerlo alguna vez, lo que habrá que buscar es que la asistencia que se
esté dando a la persona ingresada fuera de una habitación sea la misma
que se dé a la persona que esté ingresada en un recinto destinado a la
pernocta, como es la habitación.

En cuanto a la reclamación, persistir en los comentarios a un error no ha
lugar. El hospital no estaba en la obligación de hacer una investigación
judicial para ver si la reclamación o la queja de esa señora tenía
veracidad o no, pero insisto en que persistir en un error que ha cometido
el hospital, estando además de acuerdo en cuanto a su tipificación, no
facilita ninguna aclaración adicional.

En cuanto a la intervención de la señora Maestro, dice que no tenemos la
patente de la gestión economicista. Como es natural, podría callarme,
pero no comparto esa opinión. Creo que la forma como se están gestionando
los presupuestos del hospital, antes y después, busca la equidad, busca
descubrir las ineficiencias, que están soterradas como consecuencia de no
establecer ningún criterio de gestión. Desde luego, si es verdad que
antes se utilizaban herramientas como la UPA, en la que se valoraban las
estancias, también es verdad que antes y después hemos visto que hay que
utilizar herramientas con las que se valoren realmente los procesos que
se producen y la complejidad de los mismos. Si se da un alta precoz, como
ha dicho usted, y después se vuelve a admitir un ingreso, es evidente que
el proceso que se ha producido y el que teóricamente ha de ser
contabilizado es uno. Ahí se ve cómo ese hospital no ha sido eficiente,
cómo ha dado una alta precoz y cómo ha incurrido en algún error, que
lógicamente se percibe, se contabiliza y se penaliza. Quiero insistir en
que alguna vez sería bueno saber cuáles son los criterios de gestión
alternativos y por qué no se ha de buscar la eficiencia en los hospitales
respetando la calidad sanitaria y, sobre todo, midiendo lo que hacen los
hospitales cuando trabajan bien y detectando, como decía el señor
Fernández Marugán, aquellos profesionales que, bajo la teoría que en la
medicina todo vale, no respetan ningún tipo de contabilización ni de
información. Creemos que esto es malo para el hospital.

Le vuelvo a insistir, no tengo los datos sobre el número de camas del
Hospital Clínico, pero ya le anticipo que las camas que hay en Aragón
están por encima, con mucho, de la media del Insalud y de la media de
muchos servicios de salud del Estado. Cuando se hace el Clínico y
empezamos a ver dos cuestiones solamente, el número de procesos, de
intervenciones y de tratamientos que ya no se hacen a través de ingresos
sino ambulatorios y, segundo, el número de camas instaladas
posteriormente a las obras de inauguración del Clínico en Aragón, podemos
llegar perfectamente a un acuerdo respecto a que efectivamente ese
hospital puede estar dimensionado con un número de camas excesivo,
teniendo en cuenta además que con la remodelación que se hace en el
Miguel Servet y con la habilitación que se hará en el Royo Villanova, el
número total de camas en la ciudad y en las áreas de Aragón es más que
suficiente para los pacientes, para la frecuentación y para el futuro de
la asistencia con ingresos dentro de nuestra red sanitaria.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor secretario general.

No habiendo más asuntos que tratar, se levanta la sesión.




Eran las dos y cincuenta minutos de la tarde.