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DS. Congreso de los Diputados, Comisiones, núm. 401, de 10/03/1998
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CORTES GENERALES



DIARIO DE SESIONES DEL



CONGRESO DE LOS DIPUTADOS



COMISIONES



Año 1998 VI Legislatura Núm. 401



ASUNTOS EXTERIORES



PRESIDENCIA DEL EXCMO. SR. D.: FRANCISCO JAVIER RUPEREZ RUBIO



Sesión núm. 30



celebrada el martes, 10 de marzo de 1998



ORDEN DEL DIA:



Comparecencia del señor ministro de Asuntos Exteriores (Matutes Juan),
para informar sobre:



--El desarrollo y objetivos de su viaje oficial a Cabo Verde. A petición
propia. (Número de expediente 214/000073).




--Su viaje oficial a Cabo Verde el pasado mes de enero y su relación con
otras visitas de empresas privadas. A solicitud del Grupo Socialista del
Congreso (Número de expediente 213/000584) y del Grupo Parlamentario
Federal de Izquierda Unida (Número de expediente 213/000586).

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*
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Se abre la sesión a las once y quince minutos de la mañana.




El señor PRESIDENTE: Señoras y señores, comienza la sesión, que se va a
desarrollar de acuerdo con el orden del día que ustedes conocen y que
versa únicamente sobre la comparecencia del ministro de Asuntos
Exteriores para informar sobre el desarrollo y objetivos de su viaje
oficial a Cabo Verde, según petición de comparecencia que ha realizado el
propio Gobierno. En el orden del día figura también la petición de
comparecencia para informar sobre el mismo tema que en su momento fue
presentada por el Grupo Parlamentario Socialista, y ayer mismo la Mesa de
la Cámara tuvo a bien considerar la petición del Grupo Parlamentario
Federal de Izquierda Unida para la solicitud de comparecencia sobre este
mismo tema, de manera que me imagino que no habrá ninguna dificultad por
parte de los señores miembros de esta Comisión y portavoces para que, en
función del artículo 68, que, como ustedes recordarán, establece que el
orden del día del Pleno puede ser alterado por acuerdo de éste, a
propuesta del presidente o a petición de dos grupos parlamentarios o de
una quinta parte de los miembros de la Cámara, introduzcamos también, a
los efectos reglamentarios correspondientes, la petición del Grupo
Parlamentario Federal de Izquierda Unida. No hay ninguna dificultad al
respecto, de manera que lo tendremos en cuenta a efectos de la
tramitación. (El señor Yáñez-Barnuevo García pide la palabra.)
Tiene la palabra el señor Yánez.




El señor YAÑEZ-BARNUEVO GARCIA: Solamente a efectos del «Diario de
Sesiones», señor presidente, porque he visto el orden del día de esta
sesión y yo personalmente comuniqué al señor ministro la iniciativa del
Grupo Socialista de pedir su comparecencia ante esta Comisión para
explicar ese viaje. En ese momento no había pedido el ministro su
comparecencia, luego cronológicamente la petición del Gobierno tiene que
ser posterior a la petición del Grupo Socialista. Formalmente debía ir
primero la solicitud de comparecencia del Grupo Socialista, pero a
efectos de desarrollo de la sesión me da igual, solamente lo decía con
relación al «Diario de Sesiones».




El señor PRESIDENTE: Eventualmente podíamos clarificar estos temas, que
son de naturaleza formal. Creo de todas formas que es práctica habitual
de la Casa, no sé si reglamentaria, que las peticiones de comparecencia
propia que formule el Gobierno pasen antes de las demás, incluso aunque
hayan sido realizadas anteriormente en el tiempo, pero a efectos
prácticos no hay ninguna alteración, de manera que vamos a proceder a la
comparecencia descrita.

El señor ministro tiene la palabra.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Matutes Juan): Señorías durante
mi reciente viaje africano en enero me desplacé, porque todo forma parte
de un mismo viaje, en primer lugar a Marruecos. La visita tenía un doble
objetivo: por un lado, tener un amplio cambio de impresiones sobre
nuestras relaciones bilaterales, importante a efectos de preparar
debidamente la próxima reunión de alto nivel que debe celebrarse en Rabat
en las próximas semanas, después de la inminente constitución de un nuevo
Gobierno marroquí; por otro lado, quería tener un cambio de impresiones
con las autoridades marroquíes sobre un tema de tanta trascendencia y
actualidad como es el del Sahara occidental.

Tuve dos largas sesiones de trabajo el lunes día 12 con el primer
ministro y ministro de Asuntos Exteriores de Marruecos, señor Filali,
después de cenar, con el propio señor Filali y su equipo, fui recibido en
una larga y cordial audiencia, ya bien entrada la noche, por Su Majestad
el Rey Hassan II. En lo que se refiere a las relaciones bilaterales,
pasamos revista a los grandes temas que configuran nuestra relación: la
emigración, la pesca, el combate contra la criminalidad organizada, las
relaciones económicas, lo que incluye hablar de la evolución de la
balanza comercial, los proyectos de privatización de Marruecos, los de
infraestructura en los que podrían intervenir empresas españolas... La
parte marroquí se refirió ampliamente al tema de la conversión de la
deuda, le dedicamos también tiempo al proceso euromediterráneo de
Barcelona y al acuerdo de asociación entre Rabat y Bruselas.

También hablamos largamente del Sahara. La parte marroquí nos hizo una
amplia exposición de su punto de vista y yo hice lo propio con el
español, destacando básicamente nuestro apoyo al plan de arreglo y la
disposición de ayuda, en cuanto estuviera en nuestra mano, de las
Naciones Unidas para que este plan llegara a buen término. Destaqué por
ello la neutralidad que en relación a las partes ha adoptado el Gobierno
español. Esta neutralidad exige que nuestra intervención en este tema se
produzca siempre bajo el paraguas de las Naciones Unidas, y ésta es la
posición que fue apoyada por el Congreso y por el Senado a finales del
año pasado, es decir, un mes antes de esta visita.

Tras esta visita a Rabat seguí viaje el día l3 a Mauritania, donde fui
recibido por el presidente de la República, manteniendo además
conversaciones con el primer ministro, el ministro de Asuntos Exteriores
y los ministros del Plan y de Pesca mauritanos. Mi visita a Nouakchott
era obligada. Los contactos anuales entre los ministros de Asuntos
Exteriores de ambos países están previstos, como SS. SS. saben, en la
declaración política firmada con motivo de la visita que Su Majestad el
Rey efectuó a Mauritania en 1994, pero no se venían celebrando con la
periodicidad acordada.

Quise hacer esta visita en 1997, pero el calendario electoral mauritano,
que concluyó en diciembre con las elecciones presidenciales, no lo hizo
posible. Era ésta, pues, la primera oportunidad que se me ofrecía para
efectuar esta visita tras estas elecciones. Con las autoridades
mauritanas se trató en profundidad sobre los proyectos de cooperación
conjuntos y las posibilidades de las empresas españolas en aquel país,
especialmente, las que tienen relación con el sector pesquero. Asimismo,
se trató del proceso de Barcelona, en el que aquellas autoridades tienen
gran interés y tuvimos, cómo no, un amplio intercambio de opiniones sobre
el Sahara.




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Quiero destacar que la presencia de España en Mauritania es muy
importante. Hay un hospital que presta un servicio increíblemente bien
valorado por los mauritanos, atendido por personal, en su mayoría
español, y financiado íntegramente por los fondos de cooperación, por lo
que el papel de España en Mauritania es, quizá, el de primer país donante
de ayuda y con el que los mauritanos están siempre dispuestos a buscar
acuerdos y a atender nuestra peticiones, lo cual es especialmente
importante en un tema tan sensible para nosotros como el de la pesca y en
unos momentos en los que todavía no se sabe cuál será el futuro de nuevos
acuerdos de pesca con Marruecos, una vez el actual acuerdo de pesca
llegue a su término.

Por último, me desplacé a Cabo Verde. España está dispuesta a mantener
una importante cooperación con el Africa subsahariana, de donde hemos
estado tradicionalmente ausentes. En el Ministerio tenemos la decisión
tomada de que los países lusófonos son prioritarios al respecto, por las
limitaciones en la capacidad de cooperación y por el estado de ánimo muy
favorable a esa cooperación con España en el marco de nuestras
espléndidas relaciones.

La proximidad de Cabo Verde con las Canarias era un incentivo adicional.

En octubre de 1996 me entrevisté en Nueva York con mi homólogo
caboverdiano y él vino a Madrid posteriormente. Las autoridades
caboverdianas me habían invitado en reiteradas ocasiones y me insistían
en relanzar una cooperación que había ido a menos, hasta prácticamente
haber desaparecido en los últimos tiempos. Mi visita a Cabo Verde tenía,
además, un evidente interés político. Por un lado, éste es un país
pequeño y muy pobre, sin recursos naturales, nacido a la independencia
hace tan sólo 23 años, y que tuvo durante sus primeros 15 años a su
frente a un presidente y un régimen de corte autoritario. Con todos estos
condicionantes tan comunes en muchos países del continente africano,
especialmente del Africa subsahariana, Cabo Verde se ha embarcado, desde
principios de esta década, en un proceso de apertura política y económica
que no dudo en calificar de ejemplar y espectacular. En 1991, las
primeras elecciones que se celebran en el país suponen el triunfo de la
oposición y esa transición se hace por una vía totalmente pacífica. Esa
democratización que ha seguido plenamente los moldes occidentales todavía
perdura y ha coexistido con una correspondiente apertura económica. Hoy,
a pesar de su pobreza y de esas dificultades, Cabo Verde es un país
abierto al exterior, con sólo los controles imprescindibles y que toma
como modelo, en todo, a la Unión Europea. De su apertura y liberalización
da idea el que plasmado como objetivo central de su actual plan de
desarrollo, el país adopta como principio el seguir los criterios de
Maastricht y, así, su ministro de Economía me anuncia que pretenden que
su moneda siga las vicisitudes del euro, ya que han llegado a un acuerdo
con Lisboa para establecer una paridad fija de su moneda con la
portuguesa, lo que implica por tanto también una paridad fija con el
euro, lo cual, dentro de su plan de cumplir las condiciones de
convergencia, hace un país único en el Africa subsahariana.

Pese a lo anterior, España había cesado, como he dicho antes, su
cooperación con Cabo Verde. También era objetivo del viaje reanudar dicha
cooperación con un país del Africa subsahariana que podía ser un ejemplo
político y económico a seguir por muchos otros países de la misma zona.

De ahí que durante mi estancia se planteara el reanudar nuestra
cooperación anclada en tres ejes: primero, la renovación de la ayuda
alimentaria, tema absolutamente crucial para ese país, habida cuenta de
sus durísimas condiciones de pobreza; segundo, la cooperación en
proyectos concretos que serían determinados conjuntamente, y se
mencionaron en aquel momento por ambas delegaciones la pesca, la sanidad
y la educación; tercero, la asistencia técnica para ayudar a Cabo Verde a
contemplar el futuro desarrollo del país.

Por último, debo decir que mis conversaciones se desarrollaron de forma
muy positiva. Hicimos amplia referencia a diversos convenios que
podríamos tener interés en suscribir para fomentar más en el futuro las
relaciones entre los dos países. Se discutió la conveniencia de debatirse
un acuerdo de protección recíproca de inversiones, así como un convenio
de Seguridad Social, en el que también tenían mucho interés, que
afectaría a la numerosa colonia caboverdiana que existe en España. Para
instrumentar lo que antecede, quedamos en convocar en breve la reunión de
la Comisión mixta Cabo Verde-España, que no se convoca desde hace seis
años, y cuando se haga espero que podamos poner en marcha esa nueva
relación que pretendemos con un país lusófono del Africa subsahariana que
debería ser, repito, modelo político y económico para muchos otros del
subcontinente africano; por tanto, era un país perfecto para iniciar esa
cooperación a mi juicio ejemplar.

Mi estancia en Cabo Verde tuvo lugar entre los días 14 y 16 de enero, y
toda ella tuvo carácter oficial. Durante la misma, además de mantener las
correspondientes reuniones de trabajo con mi homólogo, señor Amílcar
Lopes, fui recibido por el primer ministro, Carlos Vega, y también por el
ministro de Coordinación Económica, Gualberto Rosário. En todo momento,
como es lógico, yo iba acompañado de mi delegación y, en la mayoría de
los casos (no en el caso del primer ministro, que tenía un espacio muy
reducido y sólo estábamos los ministros), los demás ministros iban
acompañados de sus correspondientes delegaciones. En ningún momento de mi
estancia en Praia, como es lógico, me dediqué a actividades privadas.

Una delegación de empresarios españoles, entre cuyos miembros figuraban
dos hijas mías en nombre de una compañía llamada Doliga, S. A., estaba en
Cabo Verde desde hacía una semana. Esta empresa estaba invitada por el
Gobierno de Cabo Verde, que al parecer había insistido varias veces a lo
largo de un cierto tiempo para animarlo a hacer alguna inversión hotelera
en las islas. Quiero destacar que se trata de una empresa totalmente
privada, que no ha recibido jamás ninguna subvención pública ni ningún
crédito, ni español ni extranjero, y de la que yo no soy titular ni de
una sola acción. Quiero destacar que al frente de la delegación de
Doliga, S. A., había viajado a Cabo Verde su consejero delegado, don José
Bonet Rivas, el cual había abandonado



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las islas de Cabo Verde antes de que llegara la delegación oficial que yo
presidía. Por tanto, sus actividades, las actividades del presidente de
la propia delegación, no tuvieron la menor relación con nuestra visita ni
coincidieron, obviamente, con mis actividades oficiales. Por ello, no hay
fundamento, pues, para afirmar que yo hiciera coincidir las fechas del
viaje privado de la delegación empresarial con las de mi viaje oficial.

Quisiera destacar estos aspectos porque me parecen muy relevantes.

Repito, no hubo siquiera coincidencia de mi viaje con la del jefe de la
delegación empresarial, no llegamos a coincidir. En mi vista, como es
lógico, estuvo siempre al frente de la delegación oficial y no participé
en ninguna reunión de naturaleza privada.

Por otro lado, en mi visita asistí solamente a los actos oficiales y en
ninguno de los actos y entrevistas oficiales a los que yo asistí se
abordó ningún tema de naturaleza privada. La parte privada de la visita
del ministro y de su delegación consistió en una jornada de pesca
ofrecida por el Gobierno de Cabo Verde, acompañado de mi delegación y de
personalidades oficiales de Cabo Verde.

Yo quisiera decir, señorías, para terminar, que en las visitas que recibo
de ministros y altos dignatarios aquí en Madrid o en España, procuro
invitar a empresarios españoles que tengan o puedan tener relación --no
hace falta que la tengan siempre-- con aquel país cuyo dignatario nos
visita. Nunca se ha invitado --y al respecto son testigos, como es
lógico, los archivos del Ministerio--, en esas invitaciones que yo
formulo a empresas españolas, a ninguna empresa con la que yo o cualquier
miembro de mi familia tuviera una relación directa o indirecta. Nunca.

Pero no sólo se trata de las visitas que efectúan dignatarios
extranjeros. En los viajes oficiales que yo hago procuro siempre que es
posible, y creo que es una buena política, invitar o coincidir en esas
visitas por países extranjeros con empresarios españoles que tengan o
puedan tener interés en el futuro en tal país; intereses comerciales,
intereses de inversiones, cualesquiera. Incluso, cuando esas visitas de
empresarios españoles se producen, suelo organizar una reunión de
balance, de evaluación de la visita para que me hagan llegar sus quejas,
para ver en qué medida se les puede ayudar desde el Ministerio, desde el
Gobierno. Es una práctica habitual de todos los países y, desde luego, yo
procuro seguirla fielmente. Tengo que decir que nunca he invitado
tampoco, a lo largo de esas visitas que yo hago, a ninguna empresa con la
que yo o mi familia tengamos alguna relación directa o indirecta.

Por tanto, y para terminar, quiero que quede muy claro que todos los
españoles, todas las empresas españolas se benefician de mi voluntad, de
mi capacidad de ayudarlas en el extranjero, sea en actividades
comerciales, sea en actividades de inversión o de cualquier otro tipo, y
tengo algunos ejemplos de los que estoy muy orgulloso. Tengo muy claro
--y no lo digo naturalmente en son de pena, mucho menos de reproche para
nadie-- que ninguna de las empresas en las que mi familia o yo mismo
pudiéramos tener un interés directo o indirecto podrá beneficiarse nunca
de esa actividad del ministro, simplemente porque entiendo que la ética
me obliga a seguir estas reglas de juego que he seguido siempre, sin
excepción. Con toda seguridad, todos mis colaboradores del Ministerio,
que son testigos de mis visitas, de mis viajes, de mis gestiones por
empresas, me han ayudado, y yo les agradezco que hayan compartido siempre
esta filosofía orientada también al comercio, a la actividad económica
del Ministerio de Asuntos Exteriores. Todos ellos son testigos
inmejorables de que jamás ha habido una sola intervención para ninguna
empresa que haya podido estar relacionada directa o indirectamente
conmigo o con mi familia. Repito, no es ninguna queja, es simplemente una
regla de juego que yo mismo me he impuesto.

Por tanto, señorías, puedo haberme equivocado en alguna ocasión, pero,
desde luego, no me he prevalido ni beneficiado de mi cargo de ministro de
Asuntos Exteriores. He procurado actuar siempre con rigor y con decencia.

Muchas gracias.




El señor PRESIDENTE: Gracias, señor ministro.

Siguiendo el orden al que hacía referencia al comienzo de la sesión, en
primer lugar tendrá la palabra el portavoz del Grupo Parlamentario
Socialista, señor Yáñez.




El señor YAÑEZ-BARNUEVO GARCIA: Gracias, señor ministro, por su pronta
comparecencia.

Esto de las coincidencias y dado el país que usted visitó, si no fuera
porque parece un chiste malo, haría decir: verde y con asas, señor
ministro. En la política y en la vida pública, como usted sabe muy bien
porque es un tópico muy repetido, hay que ser como la mujer del César, no
solamente honesta sino parecerlo.

Creíamos que era importante su comparecencia urgente ante esta Comisión
para que tuviera la oportunidad de explicar en sede parlamentaria esa
coincidencia que, por lo menos, suscita sorpresa, suscita expectación,
suscita, desde luego, una serie de preguntas que voy a intentar
realizarle, señor ministro. Aunque habrá alguna afirmación, habrá sobre
todo preguntas que interesa a mi grupo que el señor ministro pueda
contestar puntualmente porque, de acuerdo con su respuesta, fijaremos
nuestra posición definitiva. Posición definitiva que no va a tener nada
que ver con la que el Grupo Popular practicó de 1993 a 1996, con aquel
«Váyase, señor González», cada dos por tres, o «Dimita, señor Demetrio
Madrid», en pocas horas. Esto conviene que se escuche, que se sepa y que
podamos aclarar ante la opinión pública, que es la primera interesada y a
la que nos debemos todos, los contribuyentes, la separación nítida entre
intereses públicos e intereses privados.

La verdad, señor ministro, es que las coincidencias son demasiado
flagrantes, demasiadas para ser casualidad, para ser algo que se produce
por mero azar sin que haya más. Tengo la impresión, por la información
que acaba de facilitarnos, de que no ha dicho usted todo lo que sabe. Me
cuesta trabajo pensar --con todo el respeto personal que le tengo-- que
usted no supiera de esa visita de la delegación de su empresa, o de la
empresa familiar de Doliga a Cabo Verde, de la que dos de sus hijas
formaban parte. Tenía que saberlo, y tendría que saberlo dada su
experiencia política y los antecedentes que hay de otras críticas
anteriores sobre



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la colisión entre sus intereses privados, o de su familia, y los
intereses públicos. Tenía que saber que se podría suscitar este tipo de
información y, por tanto, de polémica que no es agradable porque el
ministro de Asuntos Exteriores, especialmente el ministro de Asuntos
Exteriores, que está viajando representando a España, tiene que guardar
muy alta la dignidad del propio país que representa.

Hay una serie de preguntas que llamaría estadísticas y que son tremendas.

En dos años que lleva usted de ministro --me corrige si me equivoco, por
eso lo planteo en términos de interrogación--, es la primera o única
visita que ha hecho al Africa subsahariana y la realiza al archipiélago
de Cabo Verde, que tiene 380.000 habitantes, habiendo otras prioridades
evidentes, desde Nigeria a la República Sudafricana o, dentro de los
países lusófonos que usted ha citado como prioridades, Angola en primer
lugar pero también Mozambique. Sin embargo, ha ido a Cabo Verde. ¿Sabía
que en veinte años y pico de independencia de ese país ningún ministro
español lo había visitado? Con ningún Gobierno, ni con la UCD ni con el
PSOE, y no sólo me refiero a ministros de Exteriores sino a las demás
carteras. No digo que fuera acertado, pero tendría que haber una
explicación un poco más convincente que la que ha dado para visitar Cabo
Verde. Por cierto, cita en su explicación la visita a Marruecos y a
Mauritania en la ida hacia Cabo Verde, explicación que no le habíamos
pedido, pero ya que la da, le digo que en Mauritania y sobre todo en
Marruecos tenemos intereses muy importantes para nuestra política
exterior y, no obstante, estuvo 24 horas en esos países y en Cabo Verde,
tres días; es decir, no hay proporción cuantitativa entre una visita y
otra.

Dice que prometió la reanudación de la cooperación que estaba cortada
hasta ahora. No ha explicado por qué estuvo cortada y en la información
que trae causa de la comparecencia afirma --insisto en que puede
ampliarlo o pormenorizarlo-- que la cooperación se fue cortando en 1993
porque las autoridades caboverdianas habían dejado de vigilar a los
etarras. La cooperación era el precio que en parte había que pagar por la
acogida de etarras expulsados de Francia que este país no entregaba a
España (El señor Ministro de Asuntos Exteriores, Matutes Juan: Me está
dando la razón.) y el acuerdo era situarles en un tercer país. Esa falta
de vigilancia y esa relajación de la autoridad caboverdiana hizo que los
etarras se fueran poco a poco de Cabo Verde: hubo catorce y ahora hay
tres. Por tanto, si hay una relajación y ya no hay etarras que vigilar,
la cooperación según estaba considerada entonces dejó de hacerse por
acuerdo del Ministerio de Interior y del Ministerio de Asuntos
Exteriores. Usted dice que ahora se aumenta la cooperación por la pobreza
y la situación del país. Por cierto, siempre se dejó una cooperación
alimentaria, aunque reducida, ya que la población es de menos de 400.000
habitantes. Habla usted de tres ejes de cooperación: ayuda alimentaria,
proyectos concretos de pesca, sanidad y educación y asistencia técnica al
desarrollo, pero no cita usted el sector turístico. Parece que le cuesta
hablar de turismo en la cooperación o en las inversiones. Me consta que
la Agencia Española de Cooperación Internacional ha encargado un estudio
de prospección del turismo en Cabo Verde hace escasas semanas, pero en
los tres ejes de cooperación a los que se ha referido sobre su visita, no
está incluido el tema de la cooperación en el terreno turístico.

La Agencia española de noticias Efe, agencia oficial, el 14 de enero de
1998 publicó --y es difícil que publique algo que no está fundamentado en
una información oficial--: Empresarios españoles de diversos sectores
integran la delegación de Abel Matutes, primer jefe de la diplomacia
española que realiza un viaje oficial a Cabo Verde. No sé si esto fue
desmentido por usted, pero los teletipos de Efe suelen tener, aunque se
está perdiendo ahora, un carácter de certeza para los medios de
comunicación. Insisto en que es muy difícil creer, y le pido que lo
explique en su intervención posterior, que usted no sabía que cinco
personas de su empresa familiar, Doliga, iban a estar antes, durante y
después de su estancia en Cabo Verde. Si usted lo supo, como parece lo
probable, ¿cómo no desaconsejó a sus familiares y a sus ex colaboradores
que viajaran en esas fechas, y si no era posible, cómo no aplazó usted su
propio viaje?
Señor ministro, sabe que en estos dos años, aunque tiene mucho trabajo
--la tarea de la cartera de Exteriores está muy sobrecargada--, si lo
comparamos con períodos anteriores, usted no ha viajado tanto como sus
predecesores. Por ejemplo, no ha ido a ningún viaje bilateral como tal
ministro a los países de la ampliación de la Unión Europea, no ha ido a
Oriente Medio (El señor Ministro de Asuntos Exteriores, Matutes Juan:
¿Que no?), que parece una región prioritaria para la política exterior
española, no ha ido en viaje bilateral --si no, corríjame-- a América
Latina y ya he dicho antes que no ha ida a ningún otro país de Africa
subsahariana ¿Por qué esa prioridad por el viaje a Cabo Verde?
Hay otros aspectos a los que usted contestará en su segunda intervención,
señor ministro, y le ruego que lo haga puntualmente, aunque comprendo que
le estoy haciendo muchas preguntas. ¿Ha coincidido usted en algún otro
viaje con sus familiares vinculados a la empresa Doliga o a cualquier
otra del holding familiar?
Hay otra cuestión de esa polémica y de ésta y otras informaciones que me
suscita una pregunta que comprendo es difícil de contestar públicamente,
pero tengo la obligación de hacérsela. ¿Cree usted que puede haber algún
sector o persona del Ministerio de Asuntos Exteriores interesados en
sacar a la luz las supuestas o reales connivencias de sus negocios
familiares con su función como ministro de Asuntos Exteriores? ¿Tiene
algo que ver el surgimiento de esta información y la polémica sobre su
propia trayectoria con la evolución de los acontecimientos en relación a
Cuba y a la normalización o no del tema cubano?
Este conjunto de preguntas permitiría, señor ministro, situar mejor lo
que venimos a aclarar en esta Comisión y posibilitaría en una
intervención posterior decir lo que opinamos sobre su continuidad en la
gestión del Ministerio de Asuntos Exteriores, porque --y termino, señor
presidente--, tanto siendo usted comisario, como siendo alcalde hace
veintiocho años y en los últimos dos años como ministro de Asuntos
Exteriores no es la primera vez que



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estos asuntos saltan a la palestra y convendría que el tema se aclarara
de una vez por todas. Tengo aquí algunos recortes de prensa, uno de ellos
de septiembre de 1996, que dice: Matutes llega a Santo Domingo entre
acusaciones contra una de sus empresas. En este viaje que también fue
polémico por sus intereses familiares con hoteles en Santo Domingo, se
vio al ministro repartir dossieres a los periodistas con una sentencia
que le era favorable en el lobby del hotel, cosa que nos preocupa por la
dignidad del cargo y porque estamos hablando del ministro de Asuntos
Exteriores de nuestro país. No es agradable ni cómodo hacer este tipo de
intervenciones, no es algo que nos atraiga especialmente, pero tenemos no
solamente el derecho sino la obligación de traer a sede parlamentaria
estos asuntos que tienen por sus, entre comillas, casualidades una
gravedad que no podemos ni debemos ocultar.




El señor PRESIDENTE: Ha solicitado también esta comparecencia el Grupo
Federal de Izquierda Unida. En su nombre tiene la palabra el señor Navas.




El señor NAVAS AMORES: Gracias, señor ministro, por su comparecencia tan
rápida y urgente, comparecencia que para mi grupo está perfectamente
justificada y que sobre todo nace de una lógica sorpresa por unas
explicaciones que el propio ministro ha dado para resumir las
circunstancias peculiares de ese viaje como producto de la casualidad.

Esta comparecencia creo que podría denominarse así, la comparecencia de
la casualidad; si no hubiera habido casualidad, no hubiera habido
comparecencia como tal, sobre todo con esta urgencia y con esta
expectación por sus explicaciones sobre una serie de acontecimientos.

Lo de la casualidad lo subrayo y le pregunto si usted está en condiciones
de volver a repetir estas casualidades en próximos viajes y si en otras
ocasiones se han producido y quizá no han tenido este conocimiento
público ante circunstancias semejante. Sobre todo quisiera saber si usted
entiende que este tipo de casualidades son lógicas y razonables y si está
en su ánimo no impedirlas. Debo de entender que usted conocía que
familiares suyos, accionistas de la empresa Doliga, estaban en ese país
desarrollando una actividad empresarial para intentar lo que es lógico en
su empresa turística que es detectar y poder desarrollar iniciativas
turísticas en Cabo Verde, y quisiera saber si usted hizo algún tipo de
gestión para intentar que su delegación institucional no coincidiera con
la delegación privada de una empresa familiar suya. Nosotros tenemos
constancia de que el ministro y los ejecutivos de esa empresa
coincidieron en algunas de sus entrevistas con los mismos interlocutores,
no a la vez evidentemente, como usted muy bien ha subrayado, sino que
tuvieron una serie de contactos en los cuales hubo coincidencias notables
entre las entrevistas que tuvieron ellos y las que tuvo usted, algunas
además incluso con diferencias de horas.

Las conclusiones del viaje son altamente contradictorias. Se ha llegado a
decir que los directivos efectuarán inversiones turísticas en dos áreas,
sin proporcionar ningún tipo de información complementaria. Las
conclusiones del viaje del ministro de Asuntos Exteriores van en la línea
que usted comentaba, la próxima firma de un acuerdo de protección de
inversiones y la reanudación de la cooperación, pero hay una
contradicción entre lo que usted ha dicho en el día de hoy y lo que
algunos de sus portavoces han comunicado a los medios de información y es
que esa cooperación abarcaría también el sector turístico, y por eso
resulta muy curioso que usted no lo haya mencionado y es necesario
lógicamente que aclare este aspecto para ver si es correcto.

También hay que aclarar si toda la visita ha sido oficial; usted lo ha
remarcado, pero lo doy la oportunidad de que vuelva a hacerlo, puesto que
hay contradicciones al respecto. La agencia lusa comenta que el final de
su estancia en Cabo Verde fue privado. Hay que subrayar lo que ya se ha
dicho, que es un ministro poco viajero, pero, curiosamente, en un país de
estas características, con escasa dimensión territorial y de población,
recursos, etcétera, usted empleó 72 horas, algo que realmente es
llamativo y suscita nuevas curiosidades y expectativas sobre las
características de este viaje. El embajador de Cabo Verde en Portugal,
también acreditado en España, acompañó sucesivamente a las dos
delegaciones; por tanto, parece que hay una gran vinculación entre un
viaje y otro.

No ha dicho, y me gustaría que lo comentara, si coincidieron en el mismo
hotel los gerentes de la empresa Doliga con usted mismo o con la
delegación española y si lógicamente aprovecharon para tener algún tipo
de contacto de índole privada o personal. Usted no ha dicho en ningún
momento que haya roto el programa de la visita y parece que también ahí
hay de nuevo contradicciones en que hubo modificaciones.

Si realmente va a haber inversiones, lo que se desprende tanto de las
afirmaciones de los directivos como de lo que se puede entrever de la
afirmación del propio Ministerio de que habrá una política de
cooperación, ¿se sabe quién va a invertir y qué proyectos se van a
desarrollar? Al final parece que había una especie de contradicción o por
lo menos de suplemento en cuanto a la intención de unos y de otros. Hay
que hacer mención a los teletipos y era muy curioso ver cómo la Agencia
Efe confundió, vamos a decir, a los directivos de Doliga con la
delegación del viaje oficial que usted presidía.

Es curioso que el anterior Gobierno interrumpiera la cooperación con Cabo
Verde sobre todo por la escasa o nula vigilancia que tenía sobre el
acuerdo firmado para poder desterrar a una serie de etarras a aquellas
islas, que culminó fechas antes de su visita con la nueva huida de tres
etarras de Cabo Verde, y que su delegación aparezca con ese discurso de
que España está muy interesada en el desarrollo estratégico de ese país y
que como premio a la colaboración que ha habido con España en el
acogimiento de etarras vamos a volver a fomentar la política de
cooperación, y de nuevo aparecen informaciones que hablan de pesca y de
turismo.

No sé si dentro de la prioridad que su Gobierno pretende dar a Cabo
Verde, como ejemplo a seguir por todos los países del entorno, figura la
apertura de una embajada española allí, porque no la tenemos y quizá para
defender



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todos los intereses comerciales y estratégicos que nosotros podemos
desarrollar allí gracias a su viaje sería oportuno que tuviésemos una
representación diplomática en condiciones.

Para resumir, son demasiadas coincidencias, demasiadas contradicciones y
demasiadas malas interpretaciones que no emanan de este portavoz, que ha
hecho un mero relato sin interpretaciones de ningún tipo de los
acontecimientos llenos de interrogantes, que se han producido comparables
incluso con otra etapa en la cual su partido valoraba de muy distinta
forma algunas de las casualidades que se iban dando en la gestión del
anterior Gobierno. Curiosamente puedo recordar cómo se iniciaban algunos
de aquellos grandes conflictos de lo que se ha podido considerar como un
comportamiento poco ético y una aplicación poco moral de lo que es la
responsabilidad política; se empezaba tomando cafelitos en una oficina y
luego acababa en cosas muy muy curiosas. Por tanto, el hecho de que usted
no haya impedido la coincidencia de una delegación del Ministerio con una
delegación de una empresa familiar me parece de un grado de
irresponsabilidad profundo. ¿Sabe por qué? Porque tendrá dificultades en
poder compaginar lo que son los intereses de un ministro que tiene
empresas con lo que es la asepsia de un representante político, y su
esfuerzo tenía que haberle permitido aplicar el principio que
evidentemente casi todos los portavoces tendrán que seguir en relación al
refrán sobre la mujer del César, y usted en este caso no ha parecido
honesto ni razonablemente separado de los intereses privados de una
empresa familiar. Por lo tanto, lo que mi grupo le reclama es que debe
aclarar totalmente todos esos interrogantes y todas esas contradicciones
y le exigimos que jamás vuelva a introducir este tipo de comportamientos
en lo que es la política exterior española.




El señor PRESIDENTE: ¿Grupos parlamentarios que desearían adicionalmente
tomar la palabra? (Pausa.)
Por el Grupo Parlamentario de Coalición Canaria tiene la palabra el señor
Mardones.




El señor MARDONES SEVILLA: Comienzo por decir en nombre de mi grupo que
me hubiera gustado que las circunstancias y los motivos que han aducido
los dos portavoces de las iniciativas solicitando la comparecencia de
nuestro ministro de Asuntos Exteriores, don Abel Matutes, fueran otros
mucho más técnicos o conexos con lo que son las relaciones de la
diplomacia, pero mi grupo acepta el reto, como no podía ser menos en sede
parlamentaria, y al final, como no hay mal que por bien no venga, sacará
lo positivo con un sentido pragmático de esta comparecencia.

Comienzo por hacer una declaración de intenciones en mi ratificación y en
concordancia con lo que ha informado sobre los aspectos privados, fuera
del alcance, y los motivos de su viaje a toda esta zona subsahariana de
Marruecos, Mauritania y Cabo Verde. Hago una declaración de principios
sobre las cuestiones en las que ahora entraré basada en el conocimiento
desde muy antiguo de la personalidad y de las actividades de don Abel
Matutes, a quien he apoyado siempre y no pongo en duda ninguna cuestión
de legitimidad. Por el conocimiento personal, tiene usted mi apoyo, señor
ministro, ante cualquier interpretación legítimamente interesada en el
juego político entre oposición y Gobierno que se da en esta palestra. Por
otra parte, usted esta sometido a unas leyes democráticas del Gobierno
español sobre el régimen de incompatibilidades de los altos cargos --que
usted las tiene suscritas y declaradas y, a juicio de este diputado, las
cumple perfectamente--. Es decir, existe un principio de legalidad que
afecta a los altos cargos, como nos afecta a nosotros, a los diputados,
en la declaración de bienes y de actividades; principio legal que este
diputado quiere esgrimir en primer término en concordancia con su
planteamiento personal, señor Matutes.

En segundo lugar, nosotros desde Canarias vimos con mucho interés este
viaje por ser una zona que si a lo mejor para otras regiones peninsulares
no tiene marcada sensibilidad, para Canarias sí lo es, de altísima
sensibilidad, primero desde un punto de vista de seguridad y defensa,
dado que el archipiélago canario forma junto con el archipiélago de Cabo
Verde lo que denominan los geógrafos la zona de la Macaronesia, unos
archipiélagos atlánticos con una serie de identidades en endemismos
vegetales, etcétera, y una serie de actividades que nosotros hemos
considerado complementaria; de aquí que siempre apoyemos la política que
inició don Marcelino Oreja siendo ministro de Asuntos Exteriores del
Gobierno de UCD de don Adolfo Suárez de hacer una aproximación al
archipiélago de Cabo Verde con programas de cooperación, en los que
muchos funcionarios del Estado, sobre todo del área del Ministerio de
Agricultura y Pesca, colaboraron en aquellos primeros años con el
Gobierno de Cabo Verde para plantear algunas líneas de apoyo y desarrollo
tecnológico, sobre todo en el área de recursos hídricos y de agricultura
del país, aparte de la alimentaria.

En tercer lugar, desde Canarias lo vemos como una actuación
complementaria. Así como somos a veces muy reticentes con actuaciones de
su propio departamento con respecto a potenciar el turismo en Marruecos,
porque lo vemos fuertemente competitivo y no alternativo al turismo en
Canarias, entendemos que en ese eje que tiene que salir desde la
Península Ibérica para terminar en los últimos países lusófonos del
Africa, como es el caso por ejemplo de Angola, pero que pasa por los
territorios de influencia lusoespañola, como es Cabo Verde y como es
Guinea, no se puede interpretar una estrategia de actuaciones
gubernamentales y empresariales conjuntamente para esta actuación; de
aquí que en Canarias seamos muchos los que veamos positivo que se pueda
desarrollar la cooperación, porque no se va a hacer con un carácter
competitivo negativo --lo sabe perfectamente el señor ministro y este
diputado también conoce aquel país-- en un territorio tan fragmentado,
tan limítrofe y que no llega a los 400.000 habitantes, con una carencia
de recursos naturales verdaderamente lamentable, por un principio de
solidaridad y defensa de los derechos humanos. En ese sentido sería
necesario --y eso sí se lo pediría, señor ministro-- potenciar a Canarias
dentro de la política exterior española como la plataforma de proximidad
hacia Cabo Verde para todas estas acciones de cooperación y desarrollo
tecnológico. No en vano las flotas



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pesqueras que operan en Canarias y que tienen base en sus puertos han
venido utilizando el puerto pesquero en Cabo Verde, fundamentalmente para
potenciar esta extracción de recursos pesqueros fuera de un área
comunitaria cuando estamos encontrando tantas dificultades y pegas en
Marruecos. Sabe incluso el señor ministro con su reciente viaje a
Marruecos, que el Gobierno alauita ha vuelto otra vez a plantear una
parada biológica fuera del marco del acuerdo de asociación con la Unión
Europea; se lo salta de nuevo y eso sí nos perjudica. Si tuviéramos un
punto de apoyo en Cabo Verde permitiría al menos una cierta compensación,
porque ahí, como bien se señala, señor ministro, hay un cuadrilátero
formado por cuatro puntos geográficos de soberanía: la española de
Canarias y las de Marruecos, Mauritania y Cabo Verde. En este
cuadrilátero, sobre todo en cuanto afecta a aguas de pesca, serían
mejores las posibilidades de intersección de Canarias con Cabo Verde y
con Mauritania, donde parece ser que las cosas pueden ir mejor en lo que
afecta al conflicto pesquero y turístico que tenemos con Marruecos.

Se ha dicho aquí que si esta visita podía haber sido antes o después. En
un tema de oposición, señor ministro, no podemos ser tan ingenuos. A
usted le hubieran sacado este tema tanto si hubiera sido antes, durante o
después: antes por decir que se ha ido a preparar el terreno, durante por
cualquier otra razón, se lo digo con esta sinceridad, en la línea de
buscar la lógica congruencia a lo que aquí se afirme. Nosotros no vamos a
hacer una cuestión política de este tema, sino que queremos valorar el
posibilismo respecto al establecimiento de unas relaciones diplomáticas
comerciales, técnicas y de cooperación entre España y la República de
Cabo Verde utilizando fundamentalmente la zona territorial más inmediata
que tenemos, que es Canarias, donde hay muchas posibilidades de
asesoramiento técnico en turismo. Que no veamos en Cabo Verde una
competencia agresiva, perjudicial o negativa como la de Marruecos con el
turismo, no significa que no apostemos por la presencia de empresas
hoteleras o turísticas españolas. Sabe el señor ministro que lo tenemos
proyectado y de ahí nuestra reticencia siempre a juzgar las relaciones
con Cuba, donde el sector hotelero español, sobre todo con base canaria y
mallorquina, tiene un escenario de actuación interesantísimo que no
queremos perder los españoles, seamos de Canarias o de Baleares, ante una
futura presencia del turismo norteamericano en las instalaciones
hoteleras de primera categoría que tiene España en Cuba. Pues hagámoslas
también en Cabo Verde con una política positiva. Para eso necesita usted
el concurso de las empresas españolas de servicios turísticos y de
cooperación privadas o de las públicas que se puedan meter. Le vuelvo a
decir una cosa, sería preferible que fueran empresas privadas las que
hicieran esta promoción, porque se vería con menos reticencia en
Canarias, al no destinar el Gobierno recursos del presupuesto del Estado
a algo que no fuera la cooperación en la línea de ayuda alimentaria a la
sanidad, a la pesca y a la educación y que fuera algo competitivo para
las de Canarias.

Por esto, señor ministro, instándole a que se haga una política exterior
pragmática, nosotros hemos visto con interés ese viaje, y si ha habido
esa coincidencia que se ha denunciado aquí, nosotros estamos de acuerdo
en la interpretación que ha dado el señor ministro. Usted no necesita
hacer una defensa de su honestidad, señor ministro; se defiende sólo con
su historial acreditado. Tenemos que entender que es ministro de Asuntos
Exteriores y que no está ahí por concurso-oposición entre el cuerpo
diplomático, sino que es un ciudadano español que cumple el principio de
legalidad y de legitimidad en cuanto a sus incompatibilidades y
declaración de bienes como alto cargo del Gobierno por la ley vigente en
España y que después realiza su función con los instrumentos a su
disposición, coincidan o no con lo que puede ser una interpretación,
porque todos los viajes de un ministro de Asuntos Exteriores, lo hemos
dicho, deben ir arropados por un séquito antes, durante y después de
empresarios españoles, que son los que verdaderamente consolidan estas
situaciones. En esta línea de inteligencia por nuestra parte de lo que es
su labor cuenta con nuestro apoyo y por supuesto lo hacemos extensivo a
su persona, que no lo necesitaría, pero lo digo aquí en honor de la
verdad y de nuestra amistad en el sentido de la exigencia parlamentaria
de decir las cosas como las siente mi grupo y las dice este diputado
portavoz del mismo.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Parlamentario del Partido Nacionalista
Vasco tiene la palabra el señor Anasagasti.




El señor ANASAGASTI OLABEAGA: Señor presidente, me imagino que, si existe
un departamento de Turismo en Cabo Verde, estará encantado de la vida
porque unas islas que están en un lugar ignoto son noticia estos días y
todos nos hemos preocupado de saber dónde quedan.

Usted sabe, señor ministro, que nosotros somos últimamente bastante
críticos con la labor del Ministerio de Asuntos Exteriores en asuntos
importantes. No hemos estado de acuerdo con usted y su política respecto
al preconflicto con Irak a la hora de informar a los grupos
parlamentarios y de mantener una línea de información rápida y rigurosa
de lo que estaba ocurriendo. Fíjese que incluso he echado en falta a
aquel ministro de Asuntos Exteriores llamado Fernández Ordóñez que, en el
conflicto anterior, tuvo especial empeño en tratar de concitar el
consenso mayoritario de esta Cámara para intentar que algo tan complicado
saliera lo mejor posible. No hemos estado de acuerdo con usted, señor
ministro, la semana pasada cuando tuvimos un rifirrafe a cuenta de una
iniciativa parlamentaria. Luego hemos visto con sorpresa cómo en el
Ministerio de Asuntos Exteriores se decía una cosa y después se rebatía.

Tenemos la sospecha de que usted tiene un embajador en Bruselas
absolutamente jacobino, a quien cualquier cosa de éstas le ocasiona tal
repelús que pone en funcionamiento toda la maquinaria informativa que
tiene a su cargo. No hemos estado de acuerdo con esa información que
usted acaba de dar respecto a su viaje por Marruecos y Mauritania, pues
no ha hecho ningún tipo de alusión a un problema candente como es el del
Sahara, del que nos hubiera gustado un apunte porque nos interesa saber
qué



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opina usted de ello después de estar con las autoridades marroquíes. No
hemos estado de acuerdo con usted, señor ministro, y seguimos sin
estarlo, en la política que lleva con Cuba. Nosotros hemos visitado Cuba
hace un mes. Usted sabe mejor que nadie, señor ministro, que aquí
cualquier grupo parlamentario está asediado por las embajadas porque
lógicamente las embajadas necesitan información. Esta semana nuestro
pequeño grupo parlamentario tienen concertadas creo que cuatro o cinco
entrevistas con embajadas. Sin embargo, el Ministerio de Asuntos
Exteriores nunca se preocupa por nada. Ustedes hacen la política y no
recaban información más que de ustedes mismos, y somos muy críticos con
usted por esa política que lleva a cabo.

Respecto al tema de Cabo Verde que ahora os ocupa, tenemos una cierta
sospecha, y se lo voy a decir con cordialidad. Nosotros no ponemos en
cuestión, bajo ningún concepto, su honorabilidad y que usted esté
buscando poco menos que promover los intereses familiares, entre otras
razones porque pienso que el país puede ser interesante pero a muy largo
plazo y usted no necesita meterse en semejantes líos para promover un
negocio familiar organizando un viaje tan rocambolesco. Por tanto,
confiamos y le apoyamos en su planteamiento porque lo creemos y lo
contrario nos parecería absurdo. Siendo malpensados, creemos que el
interés que pueda tener Cabo Verde es porque un buen día apareció en el
mapa un país que podía alojar etarras. Tampoco se le oculta que en las
relaciones entre España y Cuba ha habido preocupación en los últimos
tiempos porque un miembro de ETA, creo que casado con la sobrina del
primer ministro, viajó a Cuba y volvió. Por tanto, creo que entre sus
preocupaciones económicas o políticas respecto a Cabo Verde puede estar
este matiz, que usted ha hecho un plus de esfuerzo para ir a Cabo Verde y
tratar de que los etarras, los pocos que están allí, no hagan ningún tipo
de incursión delictiva por el país que nos ocupa. Yo no sé si soy bien
pensado o mal pensado, pero quiero ser bien pensado y en este acto
nuestro grupo le apoya y no pone en duda que usted no ha ido a Cabo Verde
a promover sus empresas familiares.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Parlamentario Catalán (Convergència i
Unió), tiene la palabra el señor Recoder.




El señor RECODER I MIRALLES: En primer lugar, en nombre de este grupo
parlamentario, señor ministro, queremos agradecerle su información sobre
este asunto que ha llenado algunas páginas de periódico en los últimos
días. Creo que es muy positivo el que usted haya venido rápidamente a
aclarar este tema ante la Comisión, no sólo a petición de dos grupos
parlamentarios sino también en nombre del propio Gobierno, porque ello
debe contribuir a hacer desaparecer las sospechas que pudieran haberse
sembrado sobre esta cuestión.

Nosotros, como no podía ser de otra forma, hemos escuchado con sumo
interés la información que usted nos ha brindado, como también hemos
escuchado con sumo interés las posiciones y especialmente las preguntas
que le han formulado los dos grupos solicitantes de la comparecencia,
Socialista e Izquierda Unida. Intervenciones que creo han sido
planteadas, como no podía ser de otra forma, desde una lógica prudencia,
lo cual es de agradecer por el bien de todos los grupos parlamentarios.

Poca cosa podemos decir sobre su periplo africano, ya que difícilmente es
objetable o discutible. Todos sabemos que las antiguas colonias
portuguesas son, no desde ahora sino desde hace tiempo, un objetivo
primordial de la política exterior española y también de la política de
cooperación y ayuda al desarrollo de nuestro país. Como coautor de un
informe que redactamos hace ya unos años en esta Cámara, en anteriores
legislaturas, sobre la orientación de nuestra política de cooperación, yo
recuerdo cómo quedaban claramente establecidas estas colonias como uno de
sus objetivos fundamentales y asimismo, como decía, de la propia política
exterior. Por tanto, no nos sorprende que usted vaya a Cabo Verde, no nos
sorprende en absoluto, y además cuando incluso pudiera haber razones
adicionales a nivel de sospecha, como ha expresado el señor Anasagasti, o
simplemente como intuición o como mera posibilidad sobre la cual no le
interpelamos, que podrían hacer especialmente interesante el mantener
unas relaciones cordiales con ese país.

Abundando en el tema de las colonias portuguesas, creo recordar que hace
muy pocos días el secretario de Estado para la la Cooperación
Internacional y para Iberoamérica se desplazaba a Angola. Este diputado
formó parte de una delegación parlamentaria que visitó Angola también
hace unos años, en una época que yo recuerdo con una cierta añoranza, ya
que era una época en la que se creía en la diplomacia parlamentaria y
desde el Ministerio de Asuntos Exteriores a veces se daba alguna
posibilidad de intervención, dentro de ese puzzle complejo que son las
relaciones internacionales, a la labor que se pudiera realizar, en este
caso, abriendo las vías de relación a las visitas que se hacían desde la
Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso de los Diputados.

En definitiva, señor ministro, esto no es lo que hemos venido a discutir
hoy aquí. El tema de la comparecencia es ni más ni menos que la
coincidencia de su visita a Cabo Verde con la de una delegación de una
empresa vinculada a su familia. Hasta ahora la información de la cual
disponíamos eran dos noticias de prensa con dos titulares
contradictorios. Uno de ellos decía que usted hizo coincidir su viaje a
Cabo Verde con la estancia de una delegación de su grupo y en el otro
usted afirmaba que era simplemente una coincidencia esa, valga la
redundancia, coincidencia de la delegación política y de la delegación
empresarial. Después de escuchar su información nada nos hace cambiar la
opinión que ya traíamos a esta Comisión; es más, la reafirma. Nosotros
entendemos que fue una coincidencia, que fue objeto de la casualidad,
corroborándonos esta afirmación y esta percepción la propia confianza que
este grupo parlamentario tiene en su persona, confianza que hasta el
momento no hemos tenido motivo para ver defraudada.

Otro argumento, si quieren adicional porque para nosotros en este caso no
es fundamental, ya que si no hay algún otro dato nos haga pensar lo
contrario nos reafirmamos en ese carácter de casualidad, de coincidencia,
es que nos



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cuesta mucho ver, señor ministro, el posible beneficio que haya podido
suponer para una empresa determinada, vinculada a usted, el hecho de que
usted mismo estuviera esos días allí. Nos cuesta mucho verlo porque todos
sabemos de qué tipo de país estamos hablando y, además, estamos hablando
de inversiones --no soy ningún experto en cabo Verde-- que seguramente
tienen un altísimo componente de riesgo y es lógico que las delegaciones
empresariales quieran informarse previamente, quieran pisar el terreno y
conocer exactamente que país están tratando.

Señor ministro, permítame que termine con una recomendación. Pensamos que
en estos temas hay que ser muy prudente y, por tanto, le recomendamos que
extreme todas las precauciones para que en ningún caso pueda aparecer la
más leve sombra de sospecha en relación a una separación nítida de lo que
son los intereses públicos y el interés privado. Pensamos que el
prestigio de la función que usted realiza, tanto a nivel interno como a
nivel internacional, requiera que nunca se pueda volver a producir
ninguna coincidencia de este tipo para eliminar así cualquier posible
sombra de duda que pudiera aparecer en el futuro.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Popular tiene la palabra el señor
Robles.




El señor ROBLES FRAGA: En primer lugar, quiero agradecer al señor
ministro, como ya han hecho otros portavoces, su prontitud y rapidez en
comparecer ante esta Comisión en la que el ministro, por voluntad propia
y a requerimiento de otros grupos, ha informado sobre su viaje oficial a
Cabo Verde y a otros países de la zona, enmarcada esta visita a Cabo
Verde en una voluntad, en un proyecto, en un designio político más amplio
que incluye nuestra preocupación por el Africa sahariana y por los países
del Africa subsahariana que son contiguos no solamente a Mauritania y
Senegal, como es el caso de Cabo Verde, sino a Canarias.

Cabo Verde es un país archipielágico muy cercano a Canarias y con el que
desde hace años mantenemos una relación que quizás es superior a la
intensidad de los intereses españoles en su sentido más prosaico y
económico. Ya ha sido dicho pero hay que recordar que Cabo Verde forma
parte de la comunidad de países de habla lusófona, recientemente
constituida. Este portavoz tuvo la ocasión de hacer preguntas al Gobierno
sobre las relaciones entre España y la comunidad de naciones lusófonas
entre las que está Cabo Verde. En aquel momento y en todas las
comparecencias referidas a la cooperación con el Africa subsahariana el
Gobierno ha reiterado su voluntad, así como sus acuerdos con Portugal,
para hacer más intensas la presencia y las relaciones de España con
naciones como Angola, Mozambique, Guinea Bissau, Cabo Verde y Brasil.

Además, es un país pequeño con una fuerte colonia en España y, según ha
informado el ministro, es ejemplo de transición política y económica,
pero sobre todo es un país que no es desconocido para España.

Se ha dicho que en 20 años nunca se había producido una visita de un
miembro del Gobierno a ese país, pero eso es incierto. En 1978 el
ministro Marcelino Oreja visitó Cabo Verde. En 1985 el secretario de
Estado de Seguridad Rafael Vera --miembro entonces del Gobierno porque
los secretarios de Estado lo eran-- visitó Cabo Verde acompañado del
director general de Cooperación Científico-Técnica José Luis Pardo. Este
Gobierno ha reanudado los contactos con Cabo Verde y creo que hay que
felicitarlo por ello; contacto que son anteriores al asunto que hoy
motiva estas solicitudes de comparecencia y la presencia del ministro
aquí: entrevistas en Naciones Unidas y una visita a España del ministro
de Asuntos Exteriores de ese país. Existe, además, un acuerdo general de
cooperación científico-técnica del año 1979, que sería bueno revitalizar,
y existe --como ya se ha apuntado-- una cuestión que es especialmente
importante para nosotros: la cooperación con Cabo Verde en la lucha
contra el terrorismo. Se fa dicho que etarras presentes en la isla
huyeron de la misma días antes de la llegada del ministro. Probablemente
algo tenía que ver esa huida con la intensificación de la relaciones de
cooperación que anunciaba la visita del señor ministro a ese país.

Dicho esto y justificada la necesidad y la importancia de reanudar la
cooperación con ese pequeño país lusófono del Africa subsahariana, hay
que hablar también de lo que motiva estrictamente esta comparecencia.

Algunos portavoces que han intervenido --tengo que decirlo con
prudencia-- han dado muchas vueltas alrededor del asunto, y probablemente
sea por aquel viejo dicho de la mala abogacía que dice que cuando uno no
tiene caso hay que hablar de todo menos del caso; cuando uno tiene un
caso perdido entre las manos probablemente tenga que adornarlo con idas y
venidas, normalmente un poco despistadas. En este caso, que es la
presencia de una delegación del Ministerio de Asuntos Exteriores
presidida por el señor ministro de Cabo Verde, no hay coincidencia entre
las delegaciones privada y oficial, salvo que el señor ministro se
encontró con dos de sus hijas en los momentos en que pudo hacelo en esa
visita a Cabo Verde. Espero que eso no sea motivo de crítica. No hay
mezcla de gestiones públicas con gestiones privadas, no hay parte privada
de visita, no hay inversiones ni negocio privado previsto de ningún tipo,
no se organiza este viaje para hacerlo coincidir con gestiones privadas o
para realizar gestiones privadas, no se realiza ni organiza este viaje
para promover intereses privados y mucho menos los de la familia del
señor ministro, y mucho menos, como ha sido dicho en un periódico que veo
que ha sido leído con mucha atención por algunos de los intervinientes,
se ha reanudado ni se reanuda la cooperación con Cabo Verde con fines
particulares. Por tanto, como no hay ninguna de las cosas que he dicho,
no hay caso y no hay asunto. Podría haber una discusión general, que yo
creo que no se ha realizado, sobre la conveniencia de volver a iniciar
una política de cooperación, de cercanía, de diálogo, de contacto con la
República de Cabo Verde; podría haber alguna discusión sobre la
conveniencia de visitar un país cercano a las islas Canarias con el que
tenemos relaciones de cooperación contra el terrorismo y que forma parte
de la comunidad lusófona. Pues tampoco lo ha habido.




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En fin, como no hay caso ni hay asunto, tampoco ha habido críticas ni
dudas manifestadas sobre el prestigio y el mérito de Abel Matutes. Creo
que sobre esto tenemos que ser firmes y rotundos. No puede haber ni hay
duda alguna sobre la trayectoria política, sobre su gestión como ministro
ni sobre su honestidad como persona. Por eso, señor ministro, como no hay
caso, como no hay dudas sobre su honestidad, su trayectoria política ni
su gestión como ministro, mucho menos sobre su gestión política en cargos
pasados en los que, por cierto, fue propuesto y reiterado en ellos por
gobiernos anteriores, como no hay caso, pues, y como no hay duda sobre su
trayectoria, su personalidad y su gestión, no solamente aceptamos sus
explicaciones sino que subrayamos, otra vez más, nuestro apoyo personal y
político al señor ministro Abel Matutes.




El señor PRESIDENTE: Señor ministro, tiene la palabra.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Matutes Juan): Brevemente, señor
presidente, en primer lugar quiero dar las gracias por el tono moderado y
constructivo en que ha tenido lugar esta comparecencia. Voy a intentar
responder a todas las cuestiones que yo tengo anotadas, esperando no
haberme dejado ninguna en el tintero.

Respecto a la coincidencia, la hubo, pero quiero destacar una vez más que
parcial. La presencia de esa delegación empresarial se produce justamente
los días anteriores a mi visita y se va antes de que yo llegue, con lo
que no hay contacto ni ningún tipo de entrevista. La fecha, señorías,
como pasa en estos casos, la fijó el Gobierno de Cabo Verde. Lo lógico es
que yo les contestara: Pregúntenselo al Gobierno de Cabo Verde. Pregunten
también a esa compañía privada, que, no nos engañemos, al final es una
compañía privada de la que no soy titular ni de una acción, por qué
aceptaron esta fecha. Para mí no resulta cómodo. Eso es verdad. Yo me
imagino --y por eso antes he dado esa explicación-- que debido a esa
práctica que hay de que cuando viaja un ministro pueda llevar empresarios
más o menos coincidiendo con la visita, seguramente con toda la buena fe
el Gobierno de Cabo Verde pensó que sería bueno hacerlo coincidir. Eso es
lo que se me ocurre a mí y lo que supongo se le ocurre a cualquier
persona de sentido común. Y como no hay nadie que pueda pensar que esa
delegación se iba a aprovechar de esa visita, lo hicieron todos con la
mejor buena fe. Cabo Verde no es un país al que se vaya a pedir
subvenciones ni se vaya a pedir nada. Cabo Verde es un país que quería
atraer inversiones exteriores y que fue a buscar a esta compañía
intentando convencerla para que hiciera inversiones creadoras de empleo.

Eso es todo. Si no hubiera coincidido, como muy bien ha dicho el señor
Anasagasti, se habría dicho: Si ha ido antes el señor Matutes habrá sido
para preparar la operación y si ha ido después ha sido para rematarla.

Siempre un mal pensado tiene algún argumento que ofrecer.

Situémonos en la realidad. ¿Qué se podía ir a pedir a Cabo Verde por una
compañía que, repito, no ha disfrutado jamás de una subvención ni de un
crédito oficial, ni de España ni de ningún otro país? Pero ya estamos en
un contexto privado en el que yo no puedo hacer más que especulaciones.

Sí tengo que decir que el consejero delegado señor Bonet, un poco molesto
porque se toma sus funciones en serio, me decía: Mira, ministro, yo he
estado en los últimos años en Cancún, en Túnez, en Nicaragua, en Costa
Rica, en Tailandia y afortunadamente nunca he coincidido. Es una compañía
que tiene inversiones en varios países y está siendo reclamada incluso
por los propios Gobiernos. Además, ¿el hecho de que no hubiéramos
coincidido hubiera desvirtuado el que hubieran sabido que a lo mejor
algunos de ellos eran familiares del ministro? Señorías, sinceramente
creo que esa coincidencia, que para mí no ha sido desde luego cómoda y
que yo haré lo posible para que no se repita --y ya contesto a la otra
cuestión que me ha formulado el señor Navas o el señor Yáñez--, no
recuerdo que se haya producido en ninguna otra ocasión, pero
evidentemente no es cómoda para uno, aparte de la satisfacción que le
produce ver a unas hijas que ya son independientes y con las que no
coincide más de diez o doce días al año.

Razones para ir a Cabo Verde las había y poderosas. Yo he procurado no
mencionarlas justamente porque estas cosas se tienen que llevar con
discreción; ya lo han hecho el señor Anasagasti y algunos de ustedes.

Efectivamente, en aquel momento las noticias que habían aparecido --y que
ustedes pueden ver si miran las hemerotecas-- unas cuantas semanas antes
(a mí me parece que esa otra visita --porque yo lo pregunté-- ya estaba
concertada de antes) eran que en aquel momento los deportados de ETA a
Cabo Verde no estaban siendo objeto de ningún control, y la idea de este
Gobierno era intentar buscar un acuerdo para que no se facilitara el que
se produjeran incursiones desde Cabo Verde hacia España directamente o a
través de otros países. Esa era una razón y a mí me parece
suficientemente importante.

Otra razón la ha recordado con muy buen acierto el señor Mardones porque
él y yo habíamos hablado de este tema. Yo mismo como ministro había
recibido, para hablar sobre este tema también al portavoz de Coalición
Canaria, don José Carlos Mauricio, en varias ocasiones, por lo menos en
dos o tres, el cual me había insistido en ver si el Gobierno podía hacer
algo en Cabo Verde ya que para Canarias era un área de expansión natural
muy importante en la que tenía interés, no como partido sino como miembro
de la sociedad canaria, porque allí Canarias podía jugar un papel
importante. La tercera razón ya la he explicado. Constituye un caso ideal
para intentar llevar a cabo una experiencia piloto en la que se pueda
demostrar cómo un país que practique unas buenas políticas con rigor, con
apertura, manteniendo los grandes equilibrios macroeconómicos, puede
salir de la pobreza. Sigo diciendo que es un caso ideal de laboratorio
para este tipo de experiencias, lo cual fue otra razón para que
hiciéramos esta visita que, además, había que enmarcarla en ese periplo.

Me he referido al periplo porque justamente uno no tiene oportunidades de
viajar con mucha frecuencia, sobre todo al Africa subsahariana, y debía
esta visita. No se pudo celebrar la de Mauritania el año anterior por las
razones que he dicho y esta vez, que estábamos en Rabat y que pasábamos
por



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Mauritania, que está a una hora de vuelo, era la ocasión ideal. Mientras
tanto, he seguido mandando a Angola al secretario de Estado de
Cooperación, donde ya ha estado dos veces --la última anteayer--, porque
no puede uno estar en todas partes, sobre todo con los continuos viajes a
los que nos obligan nuestras actividades europeas. ¿Que había otros
países? Ciertamente, pero no Nigeria, como propugnaba el señor Yáñez con
la mejor buena fe. En todo caso, en estos momentos está sujeto a unas
sanciones en función de las cuales están prohibidas las visitas de
personalidades. Angola ya se ha visitado y ese país estaba cerca.

Comprendo que lo ha dicho con la mejor buena fe, pero había razones de
todo tipo, de suficiente peso que justificaban esta visita.

¿Que no se habla de turismo en mi intervención? Como es lógico, mi
intervención se ha hecho con la mejor buena fe. No está descartado el
turismo, pero precisamente de lo que fuimos a hablar fue de pesca, porque
es un tema que interesa sobre todo a España, y de cooperación técnica,
que le interesa a Cabo Verde. La cooperación técnica consiste en estudiar
qué sectores pueden ser susceptibles de un desarrollo en ese país. En
Cabo Verde no vamos a producir automóviles. ¿Qué otra cosa, aparte de
turismo, se puede hacer? Es lo que los caboverdianos, con toda la buena
fe y con toda la diligencia de que son capaces, están buscando. Por esa
razón fue por la que creo que en una feria de turismo de aquí
coincidieron con la empresa Doliga y les invitaron para que fueran a ver
las posibilidades de que se produjera esta inversión, en la que, repito,
cuando un empresario invierte busca un beneficio, y eso es totalmente
legítimo. En este caso, el demandante, que es el que recibe la inversión,
intenta ver si puede salir de unos niveles de pobreza y de subdesarrollo.

Repito que no creo haber coincidido en ningún viaje con otras empresas
que tengan que ver con la familia; sinceramente no lo creo.

Se me pregunta si tiene algo que ver con Cuba. Es una de las pocas veces
que me he preocupado de que nunca mi actividad política pudiera afectar a
mis empresas o a las empresas con las que yo tengo que ver. Aun habiendo
en aquel momento una situación con Cuba un poco especial, que
afortunadamente va por buen camino --lo digo con gran satisfacción--,
este sábado, una hora antes del partido, tuve una larga conversación con
el señor Robaina. Justamente para que en ningún momento pudiera perderse
la independencia, recuerdo que los directivos de la empresa me dijeron
que habían recibido una invitación para operar en Cuba y que les parecía
un mercado interesante, y yo les dije que quizá no era el momento porque
se podía interpretar como que no procedía: vosotros como empresa privada
haced lo que queráis pero quizá no sea el mejor momento. Por tanto, si ha
tenido que ver ha sido porque mi condición de político en ejercicio ha
limitado las posibilidades normales de desarrollo de esta empresa que
muchas veces, y sin ser accionista titular de una sola acción, ha visto
disminuidas sus posibilidades justamente para que no fueran mal
interpretados.

Yo me enorgullezco de haber trabajado defendiendo la construcción europea
y los intereses de España como comisario europeo. Nadie está libre de que
en cualquier momento le lancen una acusación. Quiero recordar, como ya se
ha dicho, que fui nombrado comisario europeo a propuesta del Gobierno
anterior del PSOE, que, en varias ocasiones, se manifestó en términos
elogiosos hacia mi labor, que llegó a calificar de ejemplar, de lo que me
siento muy orgulloso.

Sobre el hecho de que en un momento determinado le pongan a uno una
querella --son muy conocidas las famosas querellas catalanas--, nadie
está exento de ello y los políticos sabemos muchísimo de estas cosas.

Afortunadamente, nunca he sido objeto de una condena, ni siquiera de un
procesamiento.

El final de la estancia fue privado, afirmaba el señor Navas. En efecto,
yo mismo lo he dicho. A instancia del propio Gobierno de Cabo Verde, que
quería mostrar la riqueza en pesca de aquellas aguas, pidió que
hiciéramos una pequeña jornada de pesca, a la que acudí. No se trató ni
de ir a ver terrenos ni de ninguna otra actividad que no fuera la
simplemente lúdica de pasar unas horas pescando antes de partir,
acompañado de los miembros de mi delegación.

Desde luego, no hubo rotura del programa de la visita ni se ha planteado
la posibilidad de establecer una embajada española, ni, que yo sepa, se
ha producido ninguna decisión de inversiones; esas cosas es mejor que las
pregunten a la empresa. Si alguna vez se produjeran, supongo que las
autoridades caboverdianas estarían encantadas. Es un país con muchas
deficiencias todavía en infraestructuras; pero, en todo caso, son
cuestiones que, naturalmente, no corresponde al ministro contestar.

No he visto ni lagunas ni contradicciones en cuanto les acabo de decir.

Absolutamente ninguna. Creo que, a partir de unos hechos que quizá no
estaban lo suficientemente esclarecidos, se han producido unas
presunciones que no tienen ninguna base. Por ello mismo, yo agradezco la
reserva y la prudencia con que se han pronunciado algunos miembros que lo
han hecho críticamente y, desde luego, agradezco en el alma las
afirmaciones de confianza en mi persona y en mi gestión que he recibido
de Coalición Canaria, del Grupo Nacionalista Vasco, del Grupo de
Convergència i Unió y del Grupo Popular.

Termino como empecé. Puedo haber cometido un error, ciertamente he
procurado actuar, no ahora sino siempre y muy especialmente en actividad
mi política, con especial decencia. Siempre he dicho que la vida da
muchas vueltas y uno no sabe al final lo que les puede dejar a sus hijos.

Yo siempre les he dicho que, al menos, procuraría dejarles el mejor de
los patrimonios posibles: una buena reputación. Gracias otra vez por sus
expresiones de confianza en este sentido.




El señor PRESIDENTE: Señor Yáñez.




El señor YAÑEZ-BARNUEVO GARCIA: Gracias, señor ministro, por sus
explicaciones.

Me quedo, sobre todo, con una expresión suya que los grupos que le apoyan
no han realizado: que pudo haber cometido un error. Me quedo con eso
porque es una expresión de modestia, de reconocimiento de que no somos
perfectos



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en el desempeño de nuestras funciones, obviamente, ninguno de nosotros, y
de que ese error se pudo haber cometido.

Señor ministro, el interés que como representante del Grupo Socialista me
trae a este debate es obviamente el interés de la dignidad y el interés
general de España. No tenemos otro interés, y mucho menos el de
convertirnos en una especie de inquisición contra el ministro Matutes o
contra el empresario Matutes; no queremos tener ninguna actitud de
paranoia. Pero no es menos cierto que en esto como en otras cuestiones,
con usted o con otros ministros, de éste o de anteriores Gobiernos, no se
puede partir nunca de la base conceptual de que nadie puede estar en duda
o que nadie puede estar --y concretamente usted-- por encima de toda
sospecha, porque ese principio lleva en ocasiones a la impunidad, y desde
luego siempre a no investigar, a no saber, a no conocer las cosas en
profundidad.

Señor ministro, a pesar de la riqueza y de la extensión que ha tenido
este debate interesante, yo creo que es todavía la punta del iceberg de
lo que sabemos, por lo menos de lo que sé yo. Diría incluso que usted
podía ser prudente, porque puede haber otras revelaciones en el futuro y
entonces nos veremos otra vez abocados a venir aquí a decir que donde
dije digo, digo Diego, o hacer una ampliación sobre algo que no se ha
dicho hoy. Por eso mi intervención primera ha estado plagada sobre todo
de preguntas y de prudencia. Es verdad que todos podemos ser susceptibles
de una querella, de una demanda o de una sospecha, pero en su trayectoria
ha habido varias; no voy a hacer referencia a ellas, pero usted sabe que
las ha habido. ¿Que el Gobierno socialista confió en usted como
comisario? Y no nos arrepentimos de ello. Faltaría más que ahora
resultara que se vuelve a la carga de la prueba y se dijera: ¡como lo
nombraron ustedes! Pero entonces ¿es usted bueno o es usted malo? Será
bueno cuando lo nombra el PSOE y cuando lo nombra el PP, no solamente va
a ser bueno cuando lo nombra el PP y malo cuando lo nombra el Gobierno
socialista.

Señor ministro, ha habido algunas coincidencias que usted ha referido
menos bien; por ejemplo, que el ministro de Cooperación Económica,
António Gualberto do Rosário, que es el ministro que autoriza las
inversiones en Cabo Verde, se reunió también con la delegación de Doliga.

Usted dice que Cabo Verde es un país pobre --por cierto, con una renta
per cápita el triple que los países de su entorno, aunque pobre con
relación a Europa, claro--, que no tiene subvenciones ni créditos como
para ayudar a una empresa que se pueda aprovechar de una gestión. Pero,
señor ministro, hay otras cosas que puede ofrecer un país soberano a una
empresa si quiere privilegiarla en una inversión, desde la cesión de
terrenos o las facilidades fiscales hasta arreglarle todos los temas
burocráticos y, sobre todo, convertirla en un interlocutor privilegiado;
en vez de otros grupos hoteleros, en vez de otros grupos de empresas
turísticas, privilegia a Doliga, digo hipotéticamente, en el sentido de
que sí puede haber una acción del Gobierno caboverdiano en favorecer, en
privilegiar, en dar un trato de favor a una empresa frente a otras. En
ese sentido es en el que nosotros centrábamos el argumento de que no debe
estar mezclado ni aparente ni realmente el ministro de Asuntos Exteriores
de España.

Usted ha dicho varias veces, señor ministro, que no posee ninguna acción,
lo cual es cierto, y algunos lo sabemos desde hace años; creo recordar
--usted me corregirá-- que cuando fue nombrado comisario usted traspasó
todas sus acciones, pero diga usted --lo cual me parece legítimo y
honesto-- que las traspasó a sus hijos, a su mujer y a su hermano. Luego
es previsible pensar, e insisto en que no es ninguna irregularidad, que
cuando usted deje la vida pública recuperará esas acciones, y además,
señor ministro, todo el mundo sabe --aunque yo no sé con quién hablamos
cada cual-- que usted dedica mucho tiempo de sus horas libres, de sus
fines de semana, e incluso de sus horas de despacho, a los temas
empresariales, que usted no se ha desinteresado por los temas
empresariales del grupo familiar en ningún momento. Por tanto, es
razonable que haya --yo no he utilizado la palabra sospecha-- una duda y
una necesidad de aclaración o de conocer la verdad. Tampoco ha dicho
usted que durante su estancia, o por lo menos no lo ha dicho con
claridad, se reunió varias veces o estuvo en el mismo lugar, tomando
copas y demás, con los representantes de la empresa Doliga, entre ellos
sus dos hijas, cosa que me parece razonable. Dice usted que no se ve
nunca a esas hijas suyas. No quisiera entrar en temas familiares, pero
creo que no tiene que irse usted a Cabo Verde para ver a sus hijas; las
puede ver los fines de semana en Ibiza. Dice que las ve cada seis meses y
resulta que lo hace en el Hotel Trópico de Cabo Verde, donde los
representantes del Ministerio de Asuntos Exteriores y los empresarios de
Doliga se hospedaron. La verdad --insisto en lo que dije al principio--,
es demasiada coincidencia.

Termino, señor ministro, diciendo que ojalá no tengamos que vernos
obligados --lo digo con absoluta convicción y deseo-- a volver sobre este
tema o sobre temas semejantes en esta Comisión en los próximos días o
semanas.




El señor PRESIDENTE: Señor Navas.




El señor NAVAS AMORES: Intervengo unos minutos para subrayar alguno de
los elementos de este debate. Evidentemente, mi grupo esperaba escuchar
del ministro lo que ha dicho, no va a venir a disertar sobre cualquier
hipótesis que se salga de este guión de viaje oficial, de separación de
lo que es el interés de una delegación ministerial, el interés de Estado,
de lo que es el interés particular de una empresa privada. Por tanto,
sabíamos que su intervención iba a ir en esa línea, pero nos vamos a
quedar con la parte final de su discurso, en el que plantea un
cuestionamiento al resultado del viaje, al proceso en el que se ha
realizado el viaje. Contra la hipótesis de que aquí no hay caso, queda en
el aire la propia reflexión del ministro sobre la necesidad de
reflexionar sobre de qué manera se puede introducir una serie de
variables en cualquiera de los viajes del propio Ministerio para que no
ocurran malos entendidos como el actual.

Por tanto, esperamos que siempre que haya que explicar viajes del
Ministerio de Asuntos Exteriores no se nos



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induzca a pensar en la buena fe del viaje, sino que todo el contexto del
viaje se vea claramente que está limpio de cualquier otra interpretación
que no sea la del interés del Estado.

No sé el tiempo que perdurará en la mente de las personas el debate que
hemos tenido, pero de alguna forma sitúa al ministro en una primera
explicación pública parlamentaria de un viaje del Ministerio en el cual
ha habido una serie de contradicciones y de malos entendidos; su acción
en el exterior no va a ser tan limpia, siempre va a quedar aquella
primera vez que ocurrió un malentendido. Evidentemente, se tiene que
subrayar que no ha habido ningún tipo de mala fe, se tiene que subrayar
el criterio ético del ministro en la función pública que yo he señalado
en la exposición. Entiendo la dificultad que entraña poder compaginar la
vida de un responsable político con los intereses de empresas
particulares, personales o del entorno familiar. En este ejercicio, todos
coincidimos con usted, yo al menos coincido con usted. Estoy
perfectamente compenetrado con la labor institucional que estoy
ejerciendo, y eso nos supone una serie de costos personales y familiares.

Todos podríamos hablar de lo que vamos dejando en la gatera; pero eso no
quiere decir que tengamos que justificar en base a eso algún tipo de
malentendido o de curiosidad. Estamos hablando de que se pueden tener
todo ese tipo de relaciones tanto económicas como personales en otros
ámbitos, lejanos y distantes de lo que es la actividad política.




El señor PRESIDENTE: Señoras y señores diputados, muchísimas gracias.

Se levanta la sesión.




Eran las doce y cincuenta y cinco minutos del mediodía.