Ruta de navegación

Publicaciones

DS. Congreso de los Diputados, Comisiones, núm. 397, de 03/03/1998
PDF





CORTES GENERALES



DIARIO DE SESIONES DEL



CONGRESO DE LOS DIPUTADOS



COMISIONES



Año 1998 VI Legislatura Núm. 397



DEFENSA



PRESIDENCIA DEL EXCMO. SR. D. ALEJANDRO MUÑOZ-ALONSO Y LEDO



Sesión núm. 22



celebrada el martes, 3 de marzo de 1998



ORDEN DEL DIA:



Comparecencia del señor ministro de Defensa (Serra Rexach), para informar
sobre:



--El plan de acción del Ministerio en relación con el desarrollo de la
cultura de defensa. A petición propia (Número de expediente 214/000043)
(Página 11706)



--Intención del Gobierno de incluir en los colegios la formación de la
denominada conciencia de defensa nacional. A solicitud del Grupo
Parlamentario Federal de Izquierda Unida (Número de expediente
213/000422) (Página 11706)



--Planes del Departamento para potenciar el conocimiento del papel de los
Ejércitos en las modernas sociedades por parte de la población joven, en
colaboración con el Ministerio de Educación y Cultura. A solicitud del
Grupo Parlamentario Mixto (Número de expediente 213/000431) (Página 11712)



--Naturaleza y alcance del acuerdo entre España y Portugal sobre la
reforma de la estructura militar de la Organización del Tratado del
Atlántico Norte (OTAN). A solicitud del Grupo Socialista del Congreso
(Número de expediente 213/000376) (Página 11717)



Página 11706




--Las negociaciones del ingreso de España en la estructura militar de la
Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), en relación con el
mando subregional español y las Islas Canarias. A solicitud del Grupo
Parlamentario Federal de Izquierda Unida (Número de expediente
213/000420) (Página 11717)



--Los procesos de negociación para la reforma de las estructuras de la
Alianza Atlántica. A solicitud del Grupo Socialista del Congreso (Número
de expediente 213/000448) (Página 11717)



--Alcance y compromisos de los acuerdos llegados en el comité militar de
la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y con el gobierno
británico respecto a la situación de los mandos de la estructura militar
integrada que afectan a Canarias. A solicitud del Grupo Parlamentario de
Coalición Canaria (Número de expediente 213/000452) (Página 11718)



Se abre la sesión a las once y treinta y cinco minutos de la mañana.




COMPARECENCIA DEL SEÑOR MINISTRO DE DEFENSA (SERRA REXACH) PARA INFORMAR
SOBRE:



--EL PLAN DE ACCION DEL MINISTERIO EN RELACION CON EL DESARROLLO DE LA
CULTURA DE DEFENSA. A PETICION PROPIA (Número de expediente 214/000043).




--INTENCION DEL GOBIERNO DE INCLUIR EN LOS COLEGIOS LA FORMACION DE LA
DENOMINADA CONCIENCIA DE DEFENSA NACIONAL. A SOLICITUD DEL GRUPO
PARLAMENTARIO FEDERAL DE IZQUIERDA UNIDA (Número de expediente
213/000422).




--PLANES DEL DEPARTAMENTO PARA POTENCIAR EL CONOCIMIENTO DEL PAPEL DE LOS
EJERCITOS EN LAS MODERNAS SOCIEDADES POR PARTE DE LA POBLACION JOVEN, EN
COLABORACION CON EL MINISTERIO DE EDUCACION Y CULTURA. A SOLICITUD DEL
GRUPO PARLAMENTARIO MIXTO (Número de expediente 213/000431).




El señor PRESIDENTE: Señorías, vamos a dar comienzo a esta sesión de la
Comisión de Defensa, cuyo orden del día, como bien saben SS. SS., está
compuesto por siete comparecencias del señor ministro de Defensa, que
vamos a agrupar en dos bloques porque, como han podido comprobar, unas
tiene como tema general la cultura de defensa y las otras hacen
referencia a la OTAN, a su nueva estructura de mandos y a las
negociaciones españolas para integrarse en esa nueva estructura.

Ante todo, quiero dar la bienvenida al ministro de Defensa a esta
Comisión en su primera reunión de este período de sesiones, en la que le
tenemos con nosotros, y vamos a comenzar el desarrollo del orden del día
de la manera que he anunciado. En primer lugar, voy a leer para la debida
constancia los puntos 1, 4 y 5. Punto número 1: Comparecencia, a petición
propia, del ministro de Defensa para exponer el plan de acción del
Ministerio en relación con el desarrollo de la cultura de defensa. El
punto número 4 es una iniciativa del Grupo Parlamentario Federal de
Izquierda Unida: comparecencia del ministro de Defensa para dar cuenta de
la intención del Gobierno de incluir en los colegios la formación de la
denominada conciencia de defensa nacional. El punto número 5 es una
iniciativa del Grupo Mixto: comparecencia del ministro de Defensa para
informar de los planes de su departamento para potenciar el conocimiento
del papel de los ejércitos en las modernas sociedades por parte de la
población joven, en colaboración con el Ministerio de Educación y
Cultura.

Señor ministro, tiene la palabra.




El señor MINISTRO DE DEFENSA (Serra Rexach): Muchas gracias, señor
presidente.

Buenos días, señorías. Como acaba de explicar el señor presidente,
hacemos un grupo de estas tres cuestiones porque, en el fondo, se
refieren a uno de los pilares que ya figuran en la directiva de defensa
nacional promulgada por el presidente del Gobierno en diciembre de 1996 y
que, como recordarán, se refería precisamente al necesario incremento de
la conciencia colectiva de defensa y, por otro lado, al estrechamiento de
las relaciones entre la institución castrense y la sociedad en general.

Hay que comenzar diciendo que la carencia de una adecuada conciencia de
defensa no es un problema surgido en España en los últimos años; ni
siquiera es un problema exclusivamente español, aunque quizá en nuestro
país reviste caracteres de importancia relativa en comparación con otros
países. Tampoco se puede relacionar necesariamente con el modelo de
Fuerzas Armadas vigente, sino que su origen se arrastra desde mucho
tiempo atrás y, a mi juicio, han sido varios los motivos que lo han
provocado. En primer lugar, y sin duda, las dramáticas guerras civiles
que han asolado y ensangrentado España durante los dos últimos siglos;
han pesado también otros problemas relacionados



Página 11707




con el aislamiento, la enseñanza, las secuelas del viejo régimen, el
rechazo al sistema de reclutamiento obligatorio y, sobre todo, a una
confusión -- a mi juicio, señorías, muy peligrosa-- que se ha producido
en determinados núcleos de la juventud al identificar la existencia de
los ejércitos --y, por extensión, de la defensa nacional-- con la
permanencia de las guerras. No digo que sea frecuente, pero sí usual el
oír expresiones de este tipo: Existen guerras porque existen ejércitos,
cuando la razón, ontológica y lógicamente, a mi juicio, es exactamente la
inversa. También cabe pensar que en las últimas décadas otros problemas,
tanto nacionales como internacionales, han relegado la defensa nacional a
un segundo plano.

Hay que tener en cuenta, señorías, que hoy España ocupa un puesto en el
concierto internacional que no permite marginar una cuestión que afecta
no sólo a nuestra patria, sino también a la Europa que entre todos
estamos construyendo. La solidaridad no puede entenderse de forma
egoísta, rebasa las fronteras de los Estados y la consecución y el
mantenimiento de la paz es responsabilidad de todos. Compartimos este
último tipo de causas con otros países que se podrían denominar de alguna
manera causas comunes. De hecho, Europa occidental lleva el mayor período
de paz desde el imperio romano, y esto hace que las sociedades,
especialmente las juventudes, tengan una menor conciencia de la necesidad
de las Fuerzas Armadas y también se va debilitando la percepción de la
amenaza. En los últimos sondeos de opinión realizados por distintos
institutos se pone de manifiesto prácticamente la inexistencia de
percepción de la amenaza en la sociedad española, de ningún tipo de
amenaza, especialmente militar. Decía que en esos sondeos se pone de
manifiesto una valoración relativamente alta de las Fuerzas Armadas, y
sin embargo hay una oposición generalizada a participar en la defensa o a
realizar inversiones en este campo. Esta es la situación, señorías.

Yo creo que no existe una definición precisa sobre el contenido de lo que
hoy se denomina conciencia de defensa. Se puede decir que se basa, por
una parte, en el conocimiento de los temas más importantes relacionados
con la defensa, la seguridad y la paz, y por otra, en la valoración
respecto a la necesidad de disponer de una estructura adecuada al
mantenimiento en función de los intereses nacionales. Esta valoración
lleva anejo el reconocimiento del papel que deben jugar los ejércitos en
la consecución de este objetivo de defensa de los intereses nacionales y
mantenimiento de la paz. El conjunto de ambos factores, la conciencia por
un lado y la sensibilidad por el otro, es lo que se entiende en los
países occidentales como cultura de defensa.

Esta escasa conciencia de defensa contrasta con la situación estratégica
internacional, de la que ya hemos hablado en otras ocasiones. El panorama
estratégico ha cambiado radicalmente desde el año 1989 y esta nueva
situación estratégica exige más que nunca la participación de toda la
sociedad en las tareas de la defensa. Constituye, a mi juicio, un grave
error pensar que ese sentimiento es cosa del pasado. Los retos del siglo
XXI nos van a obligar al esfuerzo de todos los países en favor de la paz,
objetivo que sólo será posible alcanzar con la cooperación y el apoyo de
toda la sociedad.

Ante esta situación de una conciencia de defensa, ante la necesidad
sentida continuamente en el tiempo en los países de nuestro entorno, y
ante la necesidad de mantenerla en la situación actual o incluso
acrecentarla, el Ministerio de Defensa aborda este objetivo muy desde el
comienzo, como les decía, fundamentalmente en lo dispuesto en la
directiva de defensa nacional 1/1996, en el Real Decreto de
reorganización del Ministerio 1.883/1996 y en la Orden Ministerial
25/1997, por la que se fijan las funciones del Instituto Español de
Estudios Estratégicos. La directiva de defensa nacional fija tres
objetivos básicos: primero, consolidar la presencia de España en las
organizaciones internacionales de seguridad y defensa; segundo, mejorar
la eficacia de las Fuerzas Armadas; y tercero, conseguir que la sociedad
española comprenda, apoye y participe con mayor intensidad en la tarea de
mantener un dispositivo de defensa adaptado a las necesidades,
responsabilidades e intereses estratégicos españoles. Este tercer
objetivo es el que se refiere expresamente a lo que hemos denominado
cultura de defensa y puede considerarse de alguna manera como el
fundamento necesario para alcanzar los dos anteriores, pero sólo como una
ramificación. A medida que se acerca la extinción del servicio militar
obligatorio y que van a tener que dotarse las Fuerzas Armadas de
efectivos voluntarios, sería ingenuo pensar que estas vocaciones surgen
espontáneamente, de la nada. Si una sociedad necesitara tener médicos y
en ningún sitio se enseñara en qué consiste la necesidad de licenciados
en medicina, sería difícil que cubriera sus necesidades. Algo similar
pasa con la defensa. Les decía antes también que lograr una mayor
comprensión para las inversiones necesarias para la modernización de las
Fuerzas Armadas hace que tanto un aspecto, la profesionalización
--referente al recurso humano--, como el otro, la modernización
--referente a los recursos materiales o financieros--, necesiten como
basamento, como supuesto necesario, esta normalización de la conciencia o
de la cultura de defensa.

En el mismo documento de la directiva, al determinar las directrices
generales para el desarrollo de la política de defensa, se señalan tres
puntos: primero, promover, a través del sistema educativo general, un
conocimiento --conocimiento, señorías-- suficiente de la organización y
política de defensa y de la función de los ejércitos en una sociedad
moderna; segundo, potenciar la estructura de la defensa civil, y tercero,
regular por ley la contribución de los medios humanos y materiales que
pudieran ser necesarios, ley de reserva o de movilización que, como saben
SS. SS., está en preparación.

El primero de estos puntos se refiere expresamente a la conciencia de
defensa, por lo que el sistema educativo general ha de considerarse como
uno de los medios principales para lograrla, sin que por ello deban
excluirse otros proyectos. Aunque tenga preferencia la enseñanza en
escuelas e institutos, la política informativa en su sentido más amplio
debe extenderse, como he dicho antes, a todo el conjunto social. Por este
motivo de intentar llegar a toda la sociedad es por lo que el Real
Decreto citado, 1.883/1996, sobre



Página 11708




estructura orgánica del Ministerio de Defensa, integra el Instituto
Española de Estudios Estratégicos en la Dirección General de Política de
Defensa, con la finalidad de potenciar las actuaciones encaminadas a
interesar la sociedad para que conozca y participe en las cuestiones de
defensa y seguridad.

La vida social en nuestro país ha evolucionado felizmente en este final
de siglo bastante más que en cualquier otro país europeo, y seguramente
más que en etapa alguna de nuestra historia, por lo menos de nuestra
historia moderna, lo que nos permite participar con cierto peso
específico en el concierto internacional, o dicho con otras palabras,
España va recuperando poco a poco, en el concierto internacional, el
puesto que nunca debería haber perdido.

Tenemos los españoles responsabilidades concretas en la defensa de los
valores e intereses que nos son propios. Estas responsabilidades abarcan
tanto a intereses puramente nacionales como a intereses del conjunto de
las sociedades occidentales en las que estamos insertos. De ahí que se
haga necesario exponer esa idea que he dicho de que la defensa
corresponde a todos, que su concepción y diseño --y esto, a mi juicio, es
especialmente importante-- no son monopolio del pensamiento militar, por
cuanto constituye un factor básico para asegurar nuestro bienestar, así
como que este esfuerzo proporciona el marco preciso y es fundamento del
desarrollo social, económico y político.

Con eso quiero remachar, señorías, dos ideas. La primera, la defensa,
como he expuesto en alguna otra ocasión, no es una alternativa a otros
gastos sociales, sino que de alguna manera es el fundamento preciso para
la consecución de los logros que una sociedad pretenda alcanzar. Haciendo
el símil entre la vida social y la vida individual, si no existe la vida
o la salud no se puede conseguir ningún fin individual; si no se consigue
la pervivencia de la comunidad, de la sociedad colectiva, no se pueden
alcanzar ninguno de los fines que se propongan. Desde ese punto de vista,
la defensa pretende garantizar la supervivencia de la sociedad, condición
inexcusable para el cumplimiento de objetivos ulteriores.

Hay otra idea subyacente, y es que en una sociedad de libertades, en una
sociedad democrática, en una sociedad moderna, no debe haber
compartimentos estancos, y muchísimo menos en el sector público. La tarea
de defensa, además de ser horizontal, es una tarea en la que no se puede
dejar el monopolio de su cultivo a grupo social alguno. Tiene que ser el
conjunto de la sociedad, por medio de sus representantes legítimos, el
que dé las directrices fundamentales; y tiene que ser el cuerpo social en
su conjunto el que participe y sienta como suyas las necesidades de la
defensa.

Es obvio que esta cultura de defensa ha de basarse en la conciencia de
que se pertenece a una determinada sociedad que posee valores comunes
merecedores de protección, que fueron gestados a través de la historia,
que tienen su realización en el presente y que se proyectan hacia el
futuro. En suma, en una sociedad es indispensable la garantía de su
propia defensa, de su propia supervivencia. Asimismo, la sociedad debe
comprender que la defensa, al igual que otras actividades complejas de la
vida moderna, no se puede improvisar, razón por la que todas las naciones
modernas poseen una estructura permanente de seguridad y defensa, de
donde se deriva su interés por conocer cómo son y para qué sirven sus
ejércitos. Esto exige una información transparente, veraz, seria y
alejada absolutamente de cualquier propósito de adoctrinamiento. Esta
labor de información debe desarrollarse en diferentes niveles y estratos
de la sociedad.

Con arreglo a estos criterios, las líneas de actuación del Ministerio se
centran en cuatro áreas: los estudios sociológicos, los planes de
comunicación, las asociaciones e instituciones sociales que tienen alguna
relación especial con la defensa y el sistema educativo en general.

Puesto que el objetivo trazado es, como he dicho, el de promover la
participación voluntaria de toda la sociedad en el dispositivo de la
defensa --y cuando digo participar me refiero a que basta hacerlo con el
conocimiento y con la sensibilidad--, no se está llamando, de ninguna
manera, a una participación activa y permanente; se trata de una
participación, de un conocimiento de la necesidad de la defensa y de los
medios adecuados para llevarla a cabo.

El análisis de los parámetros sociales que en cada momento determinan o
influyen en el grado de interés o sintonía con los asuntos relacionados
con la paz, la seguridad y la defensa, es un objetivo prioritario. Así,
en enero de 1997, se realizó un primer estudio de cómo estaba, en
relación con estas materias, el sentir de la sociedad española; estudio
que se está realizando precisamente en estos días y del que en un futuro
inmediato tendremos los resultados, lo cual nos permitirá no sólo conocer
la foto fija sino también la evolución que va experimentándose en esta
materia.

Los resultados que proporcionan estos estudios, así como otros que se
realizan tanto en ámbito español como en la Alianza, la Unión Europea o
la Unión Europea Occidental, permitirán extraer estrategias y
conclusiones operativas más convenientes que pueden traducirse en planes
de comunicación para hacerlos llegar a los medios de comunicación social
y, a través de ellos, a la sociedad. No es necesario subrayar que toda la
actividad relacionada con el desarrollo de la cultura de defensa se
concibe necesariamente a medio y largo plazo.

Debe distinguirse claramente esta actuación de los proyectos concretos de
publicidad que el Ministerio está acometiendo orientados en este momento
básicamente a estimular la incorporación de jóvenes a los nuevos
ejércitos plenamente profesionales.

Pasando al campo del sistema educativo general, que, como les decía, es
la cuarta línea de actuación, se pretende que la juventud, las nuevas
generaciones conozcan la razón de ser y la importancia de la defensa, así
como el papel que en ella juegan las Fuerzas Armadas. Se persigue que
cuando los jóvenes en período de formación se incorporen a la vida
activa, dentro de 10, 15 ó 20 años, lo hagan con el adecuado nivel de
conocimientos en materia de paz, seguridad y defensa, que les permita los
necesarios elementos de juicio para expresar su libertad. Como les decía,
señorías, se trata de no considerar a la defensa como una parcela aislada
en la que existen unos guardianes o depositarios



Página 11709




intocables, sino que es una materia que debe ser objeto de discusión y de
debate en el seno de la sociedad, como lo puede ser la educación en el
sistema sanitario o cualquier otro.

Estas actuaciones --y así se decía expresamente en una de las preguntas,
señor presidente--, en lo que respecta al sistema educativo, se
desarrollan en tres niveles: sobre los libros de texto, sobre el personal
docente y sobre los centros de enseñanza; todo ello sobre la base de la
voluntad y del común acuerdo con diferentes agentes con responsabilidades
en la materia: el propio Gobierno, las comunidades autónomas con sus
consejerías de enseñanza, directores de centro y asociaciones de editores
de libros de texto.

Quiero reiterar, señorías, que la finalidad de estos esfuerzos no es, en
modo alguno, la captación o el adoctrinamiento. Es más que suficiente,
como decía, una información transparente, seria, veraz y rigurosa. Nada
más alejado de la caricatura definida en algunos medios de comunicación o
estampas como formación del espíritu militar. Ya lo he dicho, pero, con
mucho gusto, lo repito: la formación del espíritu militar debe estar en
las academias militares. En el sistema educativo general debe estar la
conciencia de defensa, la necesidad de defendernos, el estímulo por
proteger nuestros valores, nuestras libertades, nuestros intereses y
nuestros derechos; así de claro y así de tajante.

En lo que se refiere a los libros de texto, se pretende que se puedan
explicar, desde las responsabilidades internacionales contraídas por
España, la evolución de las relaciones internacionales o las nuevas
misiones de las Fuerzas Armadas como mantenimiento de la paz, labores
humanitarias, gestión de crisis, etcétera. Naturalmente, se respeta al
máximo la libertad pedagógica de los autores de los textos y la labor del
Ministerio se limita a plantear el problema y ofrecer documentación y
datos a los autores.

Por lo que respecta al personal docente, las actuaciones se dirigen a
informar y aportar documentación sobre el concepto global de una defensa
comprometida con la seguridad y la paz. Esta labor se lleva a cabo a
través de cursos organizados, bien a nivel central o por comunidades
autónomas, en el marco de los planes anuales de formación permanente del
profesorado. La asistencia a estos cursos es, naturalmente, voluntaria.

Por último, en cuanto a los centros, se les ha remitido, a través de los
organismos educativos oficiales, una nota informativa también con el
ofrecimiento, por parte del Ministerio de Defensa, para que puedan
solicitar la organización de seminarios, conferencias o charlas a los
alumnos sobre temas relacionados con la defensa, con los organismos
internacionales dedicados a la paz y seguridad a los que pertenece
España, con las misiones de las Fuerzas Armadas, etcétera. La respuesta a
todos estos ofrecimientos del Ministerio es considerada positiva y los
resultados obtenidos hasta el momento satisfactorios.

Para finalizar, señor presidente, quería hacer una ligera referencia al
ámbito de la investigación en materia de paz, seguridad y defensa.

También en esta faceta de la investigación hay un importante déficit
comparando España con los países de nuestro entorno. Sin embargo, es de
la mayor trascendencia la expansión horizontal de una cultura estratégica
entre los líderes de pensamiento y opinión para su ulterior difusión
capilar. El Ministerio lo está haciendo a través del Ceseden, del Centro
Superior de Estudios de la Defensa Nacional, cada vez más orientado a la
docencia, y del Instituto Español de Estudios Estratégicos, cada vez más
orientado a la investigación que, como he dicho antes, se incorporó
directamente la estructura del órgano central de la defensa.

Con esa idea de que no puede ser sólo el Ministerio, existen, en el
ámbito universitario, más de 20 convenios con universidades y fundaciones
o institutos y se está en la línea de formalizar otros análogos con
centros que han mostrado interés en la organización de diferentes
actividades sobre estos temas. Debe subrayarse que, en los últimos
tiempos, han aumentado notablemente los trabajos de quienes acceden a un
doctorado con tesis relacionadas con materias de paz y seguridad. Como
ejemplo puede destacarse la reciente creación, entre el Ministerio y la
Universidad Nacional de Educación a Distancia, del Instituto General
Gutiérrez Mellado cuyos fines son la investigación, la docencia y, en su
caso, la divulgación de estas cuestiones.

En resumen y para terminar, señorías, una política nacional de defensa
comprometida con la paz y la seguridad responde a un concepto global y
cooperativo y debe tener en cuenta no sólo la dimensión militar, sino
también y muy especialmente el desarrollo de una cultura de defensa, así
como todos los factores en que se basan la paz y la estabilidad. Ello
requiere que las líneas generales de criterios de esta política de paz y
seguridad lleguen al conocimiento de los ciudadanos para conseguir la
mayor garantía de solidez y estabilidad desde una mejor comprensión de
los valores en juego, mediante un mayor compromiso con la educación desde
y en la libertad.

No podemos seguir, en una sociedad que ha cambiado --probablemente, como
he dicho antes, la que más ha cambiado en Europa en la segunda mitad del
siglo XX--, con clichés propios del pretérito. Señorías, teníamos unas
Fuerzas Armadas, hace relativamente pocos años, mal dotadas,
sobredimensionadas y volcadas en la política interior. Estamos logrando
un giro copernicano; unas Fuerzas Armadas reducidas, totalmente
profesionalizadas, cada vez mejor dotadas y volcadas a ser un instrumento
de la política exterior. Juzgar esta política de defensa y las Fuerzas
Armadas a su servicio con clichés propios de tiempos pretéritos, es el
mayor error que podemos cometer. Intentar, seguro que desinteresadamente,
confundir a la opinión pública entendiendo que se quiere volver a clichés
de tiempos venturosamente superados, no es la mejor terapia para poder
consolidar desde una sociedad moderna, democrática y en libertades la
necesaria faceta de la defensa.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Federal de Izquierda Unida,
peticionario de la comparecencia que aparece con el número 4, tiene la
palabra el señor Meyer.




El señor MEYER PLEITE: Señor ministro, no le va a sorprender que
Izquierda Unida haya recibido con sorpresa y cierta indignación el paso
nuevo que se ha dado en la sociedad



Página 11710




de intentar llevar lo que es la milicia a los centros de enseñanza. No le
va a sorprender porque, efectivamente, no es nuevo en cuanto a nuestra
posición rotunda de dejar claro que, de cara al siglo XXI, los valores
por los que los centros de enseñanza se tienen que mover son otros, no el
conocimiento de las Fuerzas Armadas, no el conocimiento de la necesidad
de la defensa nacional, sino otros valores radicalmente distintos. Las
escuelas, los centros de enseñanza, nada tienen que ver con la defensa
nacional. En el régimen anterior sí tuvieron que ver, pero ni siquiera al
final del régimen se teorizaba sobre la necesidad de que se llevara la
conciencia de defensa nacional a los centros de enseñanza; fue en un
período, el período más negro del régimen anterior.

Señor ministro, conocimos esta noticia en septiembre, a través de una
circular que dio la Dirección General de Política de Defensa a los
centros de enseñanza secundaria; invitaba a los profesores a participar
no solamente en seminarios sobre defensa nacional --usted señalaba que
era solamente en defensa nacional-- sino en conferencias sobre diferentes
aspectos de las Fuerzas Armadas, su organización, actividades
potenciales, preparación, actividades científicas, visitas a centros y
unidades militares. Esto nada tiene que ver con lo que se debe impartir
en las escuelas, en los centros de enseñanza.

La novedad --y permítame que me distancie totalmente de su diagnóstico--
es que en España se ha dado un paso fundamental desde el punto de vista
cívico, y es la abolición del servicio militar obligatorio. Esa es una
novedad magnífica que hace que la profesionalidad en el tema de defensa
se circunscriba a aquellos ciudadanos que quieran libremente optar por
llevar el uniforme y, desde esa libertad, lógicamente, aprender,
instruirse, en la mejor defensa nacional. Es su única obligación y es el
único cometido que se debería dar.

Intentar saldar este salto histórico importantísimo de conquista civil,
que es la abolición del servicio militar, militarizando o dando una
vuelta de tuerca a la militarización, me parece un error. Ustedes desde
el Gobierno lo están haciendo, los mensajes que están dando son éstos, la
militarización; es decir, un ejército profesional sobredimensionado para
las necesidades de la defensa nacional y un gasto militar socialmente
insostenible precisamente por esta sobredimensión del ejército
profesional. Como eso no vende, con ese afán de conocimiento de la
necesidad de esa defensa nacional, tienen que llegar al primer eslabón de
la enseñanza, creo que con un afán de reclutamiento aunque sin decirlo:
que los jóvenes entiendan que esto vende, que esto es bonito, que esto
efectivamente tiene que ver con la paz y con la seguridad. Me parece
inaceptable, se lo digo tal y como lo sentimos desde Izquierda Unida. Nos
parece un salto atrás intentar llevar a los centros de enseñanza la
doctrina, la organización, los valores, la enseñanza de las Fuerzas
Armadas.

Ustedes han optado por esta vía de sobredimensión de las Fuerzas Armadas,
de incrementar el gasto militar, de llevar a los centros de enseñanza lo
que significa la defensa nacional, con esa pretensión, creo que también
descabellada --aunque después han rectificado--, de exigir que los
futuros funcionarios de Guardia Civil y de Policía pasaran por el próximo
ejército profesional. Sumado todo, indudablemente nos da un diagnóstico y
es que el Partido Popular está intentando saldar esta transición
militarizando.

Usted dice que en España no hay conciencia de defensa nacional. La
defensa nacional, de acuerdo con la Constitución y con los nuevos
cambios, con el ejército profesional, va a ser incumbencia exclusiva del
Gobierno, artículo 97, que dirige la Administración militar y la defensa
del Estado, y del Rey, artículo 63, que es quien declara la guerra previa
autorización de estas Cortes Generales, y punto, nada más. Fíjese en la
incongruencia que se esta cometiendo.

Ustedes reclaman mayor participación. Vamos a comenzar por esta Cámara,
por estos representantes que estamos aquí sentados, para que,
efectivamente, las materias de defensa nacional no sean exclusivas del
Gobierno. ¿Por qué no empezamos modificando la legislación para que la
directiva de defensa nacional sea obligatoriamente aprobada en las Cortes
Generales y no en Consejo de Ministros, con capacidad discrecional para
darla a conocer o no? Vamos a empezar por ahí. Segundo. ¿Por qué no hay
un cambio legislativo para que estas Cortes Generales, y no el Consejo de
Ministros, sean quienes autoricen las misiones internacionales? ¿Tiene
que ver esto con la defensa? Creo que sí. Sin embargo, se quiere llevar
la defensa nacional a las escuelas, pero estos representantes, como el
que les habla, no tenemos ninguna capacidad de intervención en los temas
fundamentales de la defensa, como son la elaboración de la directiva de
defensa nacional y la aprobación o el consentimiento de cualquier misión
internacional. No la tenemos; fíjese usted qué dislate: se lleva a las
escuelas, pero los representantes no tenemos capacidad.

Es más si, de acuerdo con la Constitución, corresponde a estas Cámaras, a
las Cortes Generales, autorizar una declaración de guerra, ¿por qué no se
hace como en otros países de nuestro entorno en los que la Comisión de
Defensa, los portavoces de defensa, tienen una mayor capacidad de
intervención en las crisis que puedan existir? Nosotros no tenemos
ninguna información.

Este es un tema, señor ministro, que está totalmente descompensado. Me
parece --se lo digo sinceramente-- que es un salto atrás, que este
anuncio se ha recibido de una manera muy crítica por parte de la
comunidad educativa y que no van a tener ustedes ninguna colaboración.

Nuestro grupo, Izquierda Unida, va a intentar llevar una contracampaña de
información a los centros de enseñanza alertando de lo que significa que
de nuevo vayan los valores de la milicia a los centros de enseñanza.

Todo lo relativo a la defensa nacional debe ser reglado fundamentalmente
en los cuarteles por aquellos profesionales que quieran dedicarse a la
defensa nacional, en colaboración con las Cortes Generales, con los
representantes populares, y con todas aquellas personas que
voluntariamente quieran interesarse por estos temas. Pero llevar
circulares e implicar a los centros de enseñanza en estas cuestiones me
parece que no tiene nada que ver con la realidad ni con lo que demanda la
sociedad española. La sociedad



Página 11711




española está tranquila y no le preocupa en absoluto --y a mí me parece
muy bien-- la defensa nacional porque no nos sentimos amenazados por
nadie. Por lo tanto, es tiempo de reducción de gastos militares, de
reducción de contingencia armada y de que prevalezcan otro tipo de
valores. Esta es la idea central, y si se desarrollara más esta idea,
finalmente y por coherencia tendríamos que admitir la necesidad de que
hubiera una nueva asignatura en los centros de enseñanza, que sería la
defensa nacional, como la geografía o la historia. Es decir, si desde su
punto de vista es necesario incrementar la defensa nacional, terminaremos
con una asignatura que se llamará instrucción o defensa nacional. En este
sentido, yo le recomiendo que vea la última película de Paul Verhoeven,
Starship Troopers, que es una magnífica crítica en ciencia ficción de lo
que podría ser el futuro. Independientemente de su calidad, hay una idea
central en esa película que es espectacular porque, desde esa visión de
ciencia ficción, se plantea que para tener la categoría de ciudadano hay
que hacer el servicio militar y, si no haces el servicio militar, no
tienes la categoría de ciudadano.




El señor PRESIDENTE: Señor Meyer, vaya terminando, por favor.




El señor MEYER PLEITE: Termino, señor presidente.

Señor ministro, yo voy a trabajar en sentido contrario y espero que esa
película de ciencia ficción de Paul Verhoeven nunca se materialice. Creo
que no es el momento ni el tiempo de invertir y dedicar esos esfuerzos en
concienciar en las escuelas, sino el de hacer cambios legislativos para
que esta Cámara de representantes tenga la capacidad de intervención que
hoy no tiene.




El señor PRESIDENTE: Señor ministro, tiene la palabra.




El señor MINISTRO DE DEFENSA (Serra Rexach): No sé qué me admira más de
S. S., si el delicioso uso que hace del maniqueísmo o esa especial
complacencia en estar anclado en el pasado y vivir de la utopía del
futuro. El maniqueísmo Defensa y los colegios. Si el concepto de defensa
no estuviera en los colegios, ¿de dónde se iba a reclutar ese ejército
profesional que tanto le gusta, señoría?
No estamos pretendiendo que sea una asignatura, aunque en Francia lo vaya
a ser; estamos pretendiendo que el sistema educativo --como lo
pretendimos hace doce años desde una fundación privada de lucha contra la
droga-- dé pertrechos a nuestros alumnos, a nuestros niños y a nuestros
jóvenes, para que sepan desarrollar las capacidades de su vida de la
mejor manera posible, para que sepan defenderse individual y
colectivamente; y a eso los pedagogos modernos lo llaman asignaturas o
materias horizontales. Nada más lejos de nosotros que militarizar; nada
más lejos.

Maniqueísmo al decir que una cosa es la defensa y otra cosa es lo
militar. De una vez por todas; la defensa es el punto de vista global que
tiene en cuenta todos los elementos necesarios para coadyuvar en la
defensa colectiva, y tiene un instrumento básico y fundamental en las
Fuerzas Armadas. El contraponer una y otra es, nuevamente, un ejercicio
de maniqueísmo.

Literalmente ha criticado el afán de conocimiento. Cuando yo era pequeño
en el colegio nos enseñaban que el saber no ocupa lugar; quizá haya
conocimientos que no deban saberse, pero nuestra opinión es la contraria:
cuanto más se sepa, mejor.

No hemos rectificado en nada lo que se ha dicho; quizá haya unas
informaciones precipitadas. Lo que estamos intentando es tener
suficientes incentivos para que, de una manera voluntaria, nuestros
ejércitos tengan los efectivos necesarios para alcanzar, un ejército
profesional.

Su señoría mezcla --sin entrar a juzgar el ánimo-- dos planos distintos.

Uno es la distribución de competencias entre los poderes públicos, entre
el Legislativo y el Ejecutivo, pero ésta no es la materia de esta
comparecencia; la de esta comparecencia es la relación entre los poderes
públicos y la sociedad. El propósito del Gobierno es que la sociedad
comprenda lo que hacen los poderes públicos, y por eso creemos necesaria
una labor de extensión, de generalización del entendimiento y de la
comprensión hacia las materias de defensa.

Ha hecho una alusión irónica S. S. a los valores de la milicia. Le
recomiendo --porque a lo mejor no va en contra de su ideario-- esos
maravillosos versos de Calderón en los que, refiriéndose a la milicia,
dice literalmente: Pues aquí a la sangre excede el valor que uno se hace
y sin mirar cómo nace, se mira cómo procede. Pues aquí, a lo que
sospecho, no adorna el vestido al pecho que el pecho adorna el vestido.

Esos valores, que son de la milicia --y los dice Calderón--, pueden ser
valores compartidos por los que pensamos que vale más el mérito personal
que la herencia. No por el hecho de ser un valor militar queda
automáticamente excluido de ser un valor social; otra vez, señoría, el
maniqueísmo. Nos parece que hay valores de la milicia, estrictos de la
milicia, y que hay valores que deben compartirse por todo el cuerpo
social, por ejemplo, el amor a las libertades.

Para terminar, en relación con esa película que no adivino cuál es sobre
el servicio militar y el ciudadano, quiero decirle que en toda la
historia de la humanidad ha habido una contribución del ciudadano por la
colectividad. Tanto es así que durante larguísimos siglos, señorías,
todos los ciudadanos que no eran capaces o no tenían capacidad para
subvenir a las necesidades de la defensa estaban obligados a contribuir
en la construcción de los muros de la ciudad. Lo que está haciendo el
Gobierno es eximir a todos los ciudadanos, a todos los jóvenes, de una
obligación concreta, y para que pueda ser realizable un ejército
profesional --aunque quizá sea un enfoque pragmático-- en algún lugar
tendrá que cultivarse el conocimiento hacia lo que son las Fuerzas
Armadas, porque si no será irrisorio, impensable e irrealizable que
tengamos suficiente número de personal voluntario que dote los efectivos
de nuestras Fuerzas Armadas. (El señor Meyer Pleite pide la palabra.)



Página 11712




El señor PRESIDENTE: No hay réplica, señor Meyer, lo he dicho ya en
muchas ocasiones. Lo siento mucho, pero no tiene la palabra.




--PLANES DEL DEPARTAMENTO PARA POTENCIAR EL CONOCIMIENTO DEL PAPEL DE LOS
EJERCITOS EN LAS MODERNAS SOCIEDADES POR PARTE DE LA POBLACION JOVEN, EN
COLABORACION CON EL MINISTERIO DE EDUCACION Y CULTURA. A SOLICITUD DEL
GRUPO PARLAMENTARIO MIXTO (Número de expediente 213/000431).




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Parlamentario Mixto, peticionario de la
comparecencia número 5, tiene la palabra la señora Rivadulla.




La señora RIVADULLA GRACIA: En primer lugar, quiero decir que desde
Iniciativa per Cataluña comprendemos muy bien el papel que las Fuerzas
Armadas tienen que tener en nuestra sociedad, y entendemos que el
Ministerio de Defensa pueda organizar sus campañas para publicitar las
misiones humanitarias que lleva a cabo. Nuestra discrepancia se
manifiesta de lleno cuando esta propaganda o esta tarea de difusión se
piensa hacer en los centros de enseñanza primaria y secundaria.

Señor ministro, usted se ha referido al maniqueísmo del señor Meyer, pero
yo diría que usted ha utilizado en este caso muchos eufemismos. Ha
hablado de conocer, de participar, de que los alumnos conozcan el papel
de las Fuerzas Armadas, pero quiero recordarle que fue la respuesta del
Gobierno al diputado Manuel Alcaraz la que abrió este tema a debate,
porque en esa respuesta se decía clarísimamente que lo que se pretendía
era educar los sentimientos y sembrar la voluntad de pertenecer a las
Fuerzas Armadas. Eso está escrito en una respuesta del Gobierno. Además,
eso coincide, señor ministro, con lo que en Alemania se está haciendo. Yo
creo que ustedes han copiado el modelo alemán que dice que se tienen que
presentar los atractivos que ofrece la profesión militar que predisponga
a la captación de los jóvenes, y estamos hablando de jóvenes de 13 a 16
años. Para eso en Alemania se están gastando del orden de 1.500 millones
de pesetas que dan trabajo a un montón de oficiales, de auxiliares,
etcétera. No sé si va a ser el modelo que posteriormente van ustedes a
desarrollar, pero todo esto va a chocar con lo que en estos momentos se
está enseñando, con el proyecto educativo de los centros. Estamos
intentando educar a nuestros jóvenes en los valores de la tolerancia, del
pacifismo, del no belicismo. Hay una realidad, señor ministro, y es que
en todo Europa la juventud ha dado la espalda al ejército; pasa aquí,
pasa en Holanda y pasa en otros países. Y ustedes intentan cambiar esta
realidad, la realidad que reflejan las encuestas del CIS que dicen que
más de 76 por ciento de los jóvenes no tienen intención de formar parte
de ningún ejército profesional, en lugar de adaptarse a ella. Usted, como
ministro que forma parte de un Gobierno, tiene que entender que la
mayoría de los jóvenes de nuestra sociedad no quieren ser soldados
profesionales; el ejército, en todo caso, tendría que hacerse atractivo.

Pero, ante la actitud de los jóvenes, que ha sido demostrada con
muchísima valentía a través de la insumisión y de la objeción de
conciencia, con las penalizaciones que todavía está teniendo en nuestro
país, dudo mucho que el modelo de ejército que ustedes quieren implantar
pueda resultar lo atractivo que necesita nuestra juventud. Porque van
hacia un modelo de una dimensión de 170.000 efectivos, lo que hará
prácticamente imposible que la gente esté bien formada y bien remunerada,
que es lo que haría atractivo al ejército, sería una etapa incluso
formativa para la juventud. Por el contrario, este modelo tan
sobredimensionado, a nuestro entender, va a propiciar la militarización
de los centros de enseñanza, como estamos viendo --usted lo ha
ratificado--, y también la militarización de los cuerpos de seguridad del
Estado, porque, según su modelo, para formar parte de ellos exigiría como
requisito haber realizado el servicio militar de corta duración. Yo creo
que un sector de la juventud se podría inclinar hacia un ejército
democrático, donde se permitiera la libre sindicación, como se permite en
Bélgica y Holanda, más reducido, claramente defensivo y tecnológicamente
bien formado, ahí sí que habría un sector de la juventud favorable, sin
tener que recurrir a esta situación, que yo creo no le va a salir bien.

Aquí tengo el comunicado de la Confederación de Enseñanza de Cataluña de
Comisiones Obreras, sindicato mayoritario, en el que se dice que rechaza
la pretensión del Partido Popular de introducir contenidos militares en
enseñanza reglada y reafirma su compromiso en una educación por la paz.

Señor ministro, quiero aprovechar mi intervención para formularle algunas
preguntas y para hacer hincapié en lo siguiente. El anuncio de la venta
por valor de 300.000 millones de pesetas, que hoy se publica en los
medios de comunicación, no ayuda a lo que usted pretende hacer. Nadie
puede entender en los centros de enseñanza, donde se está hablando de la
ayuda a la cooperación y de la solidaridad, que nuestra relación con
Turquía, un país que necesita gran cantidad de recursos para su
desarrollo, se base en una compra de 300.000 millones de pesetas,
teniendo en cuenta la falta de respeto a los derechos humanos que se
produce en Turquía y en otros países a los que vendemos armas. Esto es
difícilmente entendible y la comunidad educativa no lo va a apoyar.

Por otra parte, señor ministro, le quiero formular una serie de preguntas
que espero que pueda contestar de forma concisa y, si no, le ruego me
envíe la respuesta por escrito. En qué centros se va a hacer, ¿sólo en
centros públicos o también en los privados? ¿Se va a hacer en la escuela
privada concertada religiosa o se van a centrar solamente en la pública?
Usted dice que ha recibido una propuesta satisfactoria por parte de la
comunidad educativa. Quiero saber cuántos centros le han contestado.

¿Cómo han respondido las comunidades autónomas? Me gustaría que me dijera
qué comunidades autónomas se han manifestado ya a favor de esta propuesta
o si ha encontrado reticencia en alguna de ellas. ¿Qué coste va a tener
para los ministerios de Educación y Defensa?



Página 11713




Tomando el hilo de su intervención, señor ministro, usted dice que es
importante que el personal docente lo conozca. De igual forma que usted
dice que es importante que en nuestros centros se conozca el papel de una
institución importante del Estado como es el ejército, ¿no sería también
importante que los sindicatos, las ONG, las asociaciones de participación
ciudadana, etcétera, difundieran sus valores y sus actividades en los
centros de enseñanza programándolas ya con las editoriales, tal y como
usted pretende hacer?
Esta es la posición de Iniciativa per Catalunya y de Nueva Izquierda.

Estoy casi convencida de que no va a incidir en la voluntad que ustedes
han adoptado, pero me sigo reafirmando en que el ejército tiene el
derecho de dar a conocer lo que hace, pero es absolutamente improcedente
que lo haga en los centros de enseñanza. El modelo de ejército que
ustedes están planteando no va a resultar atractivo para la juventud.

Creo que en eso se equivocan.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor ministro.




El señor MINISTRO DE DEFENSA (Serra Rexach): Señorías, yo creo que en
toda su intervención subyace una idea con la que, si me lo permite,
discrepo y además, con el máximo respeto, creo que está en un error. Ha
contrapuesto muchas veces las palabras paz y militar. En una sociedad no
agresiva, en una sociedad de libertades y en una sociedad democrática, la
función principal de los militares es salvaguardar y defender la paz. Si
partimos de la visión contraria, señoría, casi podríamos estar de acuerdo
en todo. Pero lo que queremos es que la paz de la que disfrutamos dure
muchos años; eso es lo que queremos. Por tanto, si en el principio
podemos llegar a un acuerdo, en todo lo demás el acuerdo vendría casi
automáticamente.

Estamos formando, queremos tener y tenemos militares para la paz. Me
gustaría que S. S. tuviera la oportunidad de conocer cuáles son las
realizaciones más recientes de nuestras Fuerzas Armadas. Que conociera,
por ejemplo, cuál ha sido la labor psicológica que han hecho en Bosnia, y
les invito a que lo vean en el Cuartel General de la Fuerza de Maniobra,
que está lleno de carteles hechos por las Fuerzas Armadas españolas para
concienciar a la población de Bosnia diciendo: el pueblo ha hablado,
respeta su voto, vale la democracia, etcétera. Eso es lo que están
haciendo nuestras Fuerzas Armadas. Si esto no lo entendemos, todo lo
demás no tiene explicación.

No queremos militarizar, señoría; queremos que la gente conozca. Ha
empezado S. S. su intervención con una dualidad de palabras, porque si
bien en algún sentido difundir y propagar son sinónimos, en el lenguaje
ordinario tienen sentidos casi contrapuestos. No es lo mismo hacer
propaganda que hacer difusión. No es lo mismo el agit-prop que extender
el conocimiento. No queremos hacer agit-prop, de ninguna manera. Queremos
que la sociedad española conozca la verdad. Si hay un mito, señorías, si
hay un tabú, es bueno que la sociedad intente deshacerlo. Si tenemos el
mito de que los militares están para la guerra, es bueno que se deshaga,
que se conozca la realidad. Por eso estamos invitando a la gente, para
que puedan conocer cómo son, cómo trabajan, cómo viven nuestros
militares: la verdad. Si tuviera razón ese pensamiento antimilitarista,
estaríamos haciendo una labor de enorme valor social, porque se tendría
en cuenta la razón de su postura. Si, por el contrario, están
equivocados, creemos que hacemos una enorme labor en beneficio de la
sociedad y de la paz. El Gobierno del Partido Popular trabaja, como han
trabajado anteriormente, para que haya unos militares para la paz.

Tenemos militares para la paz; no los contrapongamos, porque partiremos
de un basamento errado.

No tengo aquí, señoría, el texto de la pregunta escrita. Mis noticias son
las contrarias, que no se dijo nada de militarizar, sino de defensa. En
todo caso, le estoy exponiendo cuál es la posición del Gobierno y del
Ministerio de Defensa.

Dice S. S. --y coincido-- que son valores de nuestra juventud --que
estamos notando en nuestros sondeos de opinión-- la tolerancia y el
pacifismo. Tenemos el mismo valor, compartimos ese valor. Nosotros
tratamos de decir que la paz no es gratis, que la paz tiene un precio y
que ese precio es muy conveniente pagarlo porque es muy conveniente
mantener y conservar la paz. ¿Que da la espalda al ejército? Bueno. Ha
leído algún comunicado de algún sindicato que ya nos ha anunciado, antes
de mayores aclaraciones, que va a oponerse, y nadie puede hacer nada
contra la voluntad de las personas puesto que están en su perfecto
derecho. Lo que nos gustaría es que entre todos llegáramos a la verdad.

Si estuviéramos equivocados, corregiríamos, pero nos gustaría que si
alguien contrasta su pensamiento con la realidad y es consciente de que
hay una discrepancia, también pueda rectificar.

Ha dicho S. S. que el 76 por ciento de nuestra juventud no quiere formar
parte del ejército profesional. Eso quiere decir, en términos exactos,
que son un 20 por ciento los que consideran muy probable o probable el
formar parte del ejército profesional. Si tenemos en cuenta que
anualmente alcanzan edad militar, por decirlo a la antigua usanza, unos
550.000/600.000 jóvenes, eso querría decir que cada año, aproximadamente,
110.000 querrían estar en las Fuerzas Armadas. Por tanto, con un período
medio de cinco años, que es lo que se piensa, tendríamos más que
suficiente. Esto nos da capacidad para hacer una mejor selección del
personal que nutra nuestras futuras Fuerzas Armadas profesionales. Quiero
decirle que, con esos resultados de las encuestas, es más que suficiente
para el propósito del Gobierno. Y me permitirá, señoría, respecto del
modelo de ejército profesional --que de los tres grandes objetivos del
Ministerio de Defensa es el único que no nos ocupa en la comparecencia de
hoy-- que hablemos otro día de la correcta dimensión de nuestras Fuerzas
Armadas. Simplemente le diré que con el proyecto del Gobierno de 120.000
soldados y marineros y 50.000 cuadros de mando estaríamos en la parte
baja de la banda europea. Naturalmente --para gustos están los colores--,
se puede entender desmesurado, pero si en los últimos 20 años hemos
tenido el parámetro europeo con una buena medida de evaluar nuestras
actuaciones, en ésta, señoría, estaríamos por debajo.




Página 11714




Me pide S. S. unos datos que le remitiré por escrito porque no los tengo
aquí. ¿Qué centros? Esta es una pregunta muy fácil de contestar: es una
invitación a los centros. ¿Quiénes vendrán? Los que quieran. Repito que
no es propaganda. Podrán venir los centros públicos, los privados, los
concertados, los que quieran. El que quiera tener enriquecimiento en una
parcela del conocimiento, que nos lo pida y gustosamente se lo daremos;
respecto al que no quiera, no tenemos nada que decir. En cuanto a la
respuesta de las comunidades, le enviaré con mucho gusto la información
por escrito.




El señor PRESIDENTE: ¿Grupos que desean intervenir en el debate? (Pausa.)
Por el Grupo Catalán (Convergència i Unió), tiene la palabra el señor
Nadal.




El señor NADAL I MALE: Muchas gracias, señor ministro, por su
comparecencia.

Antes de entrar en la parte más expositiva o más definitoria de la
posición de Convergència i Unió, deseo dejar bien claro que para nosotros
éste no es el momento de hablar de modelo de ejército profesional, ni es
el momento adecuado para hablar de inversiones, ni es el momento adecuado
para hablar de la venta de armas. Esto tiene sus tiempos, que están
marcados por el propio Parlamento, por las comparecencias del ministro o
por las decisiones de los grupos parlamentarios.

Yo creo, señor ministro, que es bueno que usted vaya reiterando la
necesidad de contemplar la paz y las libertades como uno de los ejes
esenciales de los ejércitos, pero quizá, dando por sentado esto, tampoco
sea éste el momento de hablar de ello. Aquí hemos planteado, entre todos
los grupos políticos, la necesidad de tener un ejército profesional; eso
ya lo damos por sentado. Tenemos discrepancias con ustedes respecto al
número de personas que lo deben integrar, tenemos discrepancias respecto
al año en que se debe realizar la profesionalización completa, pero eso
ya lo debatiremos otro día, quiero que quede bien claro que esto lo
debatiremos otro día.

En este momento estamos hablando de la profesión militar y de cómo
explicar esta profesión a la sociedad. Simplemente esto. Por favor, no se
vaya ni un poco más allá ni un poco más acá de lo que simplemente este
diputado quiere exponer en nombre de su grupo. Para nosotros, la
profesión militar es y será una profesión tan digna como la de albañil,
la de médico o la de catedrático, simplemente esto. Por tanto, para
nosotros, ni se tiene que explicar cómo debe ser la profesión de militar
más allá de lo que se explique la de catedrático o la de albañil, ni más
allá de lo que se explique cómo tiene que ser una formación profesional,
una formación universitaria, una formación intermedia o una
especialización. Tratamos de explicar que para nosotros solamente hay un
sentimiento muy claro: ser militar es una profesión, una más de las que
se van a practicar dentro de este país, solamente una más. Y a partir de
este momento, de la misma forma que los decanos de los colegios de
médicos tendrán que dirigirse a los colegios para captar nuevas
vocaciones, para rentabilizar sus estudios --algún día en este país
también se tendrá que hablar de la rentabilización económica de las
universidades--, de la misma forma que se tiene que hacer esto se tiene
que hacer todo lo que afecta a la profesión militar, sin darle más empuje
ni menos empuje, simplemente con la normalidad que esta institución
quiere dar a la profesionalización del ejército, al pase de un ejército
mixto a un ejército profesional. Nada más ni nada menos.

Señor ministro, a nosotros no nos desagrada que usted informe a las
diferentes comunidades autónomas que tienen competencias exclusivas en
enseñanza de sus intenciones, pero también desearíamos que empezara a
informar ya a las comunidades autónomas que no tienen competencias en
enseñanza de sus intenciones, porque, dentro de poco tiempo, todas las
comunidades autónomas serán competentes en exclusiva en los temas de
enseñanza. Deberá convenir con ellas cuál es la fórmula por la que usted
quiere explicar que existe una nueva profesión. La Generalitat de
Cataluña, que plantea y dirige por su territorio el llamado bus de las
profesiones, tendrá que poner médico, albañil, electricista, abogado,
etcétera, y añadirá otro que será militar de profesión, pero no la
pondrá, según nuestro criterio, ni la primera ni la última, sino en el
sitio que por orden alfabético le corresponda, porque lo que tenemos que
entender es que estamos normalizando una situación. Ni más allá ni más
acá.

Finalmente, señor ministro, quería decirle una cosa. No corra usted en el
sentido de agudizar esa enseñanza porque todo viene con el tiempo. Es
evidente que la profesión de militar puede estar muy valorada en la
sociedad y poco valorada en otras instituciones o en otros ámbitos de la
sociedad, pero no corra usted, señor ministro, porque no hay ninguna
prisa. El tiempo corrige las cosas y las sitúa en los términos exactos
que se tienen que situar. Porque hasta ahora haya habido un ejército que
ha tenido unas connotaciones especiales en la época de la dictadura,
ahora, en democracia, no tenemos que ir deprisa. No. Todo llegará, todo
tiene su tempus marcados y no hay nada más.

Hace un par de meses apareció un editorial en La Vanguardia, creo que de
su subdirector, Lluís Foix, que hablaba de política y de estadistas, y
creo que ponía en boca de un estadista una frase que decía: En política,
lo que es innecesario es peligroso. Señor ministro, en este caso, esto
que plantea usted de la profesión es necesario pero normal. Si agudizamos
el tema, si no lo explicamos bien, saldrá Comisiones Obreras-sector
pacifista diciendo que eso no toca, y habrá otro sector de Comisiones
Obreras que dirá que sí toca explicarlo porque forma parte de la sociedad
a la que también nos queremos incorporar, si puede ser, a través del
sindicalismo. Ya hablaremos otro día del sindicalismo en las Fuerzas
Armadas, del que también, señor ministro, se tendrá que hablar. Esta es
nuestra posición, que hagamos las cosas con la más estricta de las
normalidades y con el respeto máximo a las comunidades autónomas y a sus
diferentes consejerías de Educación.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Socialista, tiene la palabra el señor
Nieto.




Página 11715




El señor NIETO GONZALEZ: Cuando oía la primera intervención del señor
ministro --luego he visto que lo ha ido defendiendo con más convicción--
me parecía como si tuviese alguna duda, y al mismo tiempo yo también
estaba planteándome alguna duda que iba un poco más allá, porque me
preguntaba si esto que usted nos trae hoy a debate a esta Comisión no
pretenderá formar parte --una pequeña parte, supongo-- de ese plan de
reforma de las humanidades de la ministra de Educación, y esto me
preocupa tremendamente. Luego lo ha aclarado un poco más en su segunda
intervención, pero en la primera, créame, señor ministro, eso me
aterraba, por el contenido y por quién tiene que aplicarlo, por ambas
cosas.

Dicho esto, sí quisiera hacer una breve exposición para reconocer alguna
coincidencia con lo que usted ha dicho, algunas preocupaciones y también
algunas discrepancias.

Quiero reconocer con usted --porque creo que tiene razón al decirlo-- que
existe una escasa conciencia de defensa entre nuestros ciudadanos,
especialmente entre los más jóvenes; existe una escasa conciencia en
relación con la defensa en España y en Europa. Esa es la realidad y todos
los datos estadísticos así lo manifiestan. ¿Las razones? Muchas. Creo que
en el caso de España hay razones propias. Nuestra historia ha sido la que
ha sido; el estamento militar se ha comportado como se ha comportado en
algunas etapas negras de nuestra historia, y eso ha ido dejando poso en
la conciencia de los ciudadanos.

Al mismo tiempo, y en el momento presente, se está produciendo algo por
lo que todos nos felicitamos y compartimos, que es la integración de los
países que conforman Europa, especialmente la Europa occidental. Por otro
lado, no se percibe un peligro externo, y eso también debilita la
conciencia. Esa es la realidad.

Usted, como ministro de Defensa del Gobierno actual, dice que hay que
aumentar esa conciencia. Yo le reconozco ese derecho; desde el Grupo
Parlamentario Socialista le reconocemos al Gobierno ese derecho. Es su
obligación, si así lo considera, intentar incrementar la conciencia en
relación con la defensa entre los ciudadanos españoles. Por tanto, nada
que objetar. Ahora bien, sí nos preocupa que el campo de operaciones
pueda ser la enseñanza, que puedan ser los centros escolares. En ese
sentido creemos que hay que ir con mucha cautela. Desde el punto de vista
del Grupo Socialista creemos que los centros escolares no deben
utilizarse, bajo ningún concepto, para la captación, pensando en ese
futuro ejército profesional que va a tener nuestro país, y que por tanto
no deben ser un campo de operaciones para ningún tipo de reclutamiento
--eso en primer lugar-- y tampoco deben serlo para ningún adoctrinamiento
en relación con los jóvenes que están recibiendo sus enseñanzas en dichos
centros escolares, ya sean públicos, concertados, privados o del tipo que
sean. Insisto en que creemos que ése es un terreno que debe estar vedado
para la actuación a la que hacía referencia en su intervención. No
reclutamiento. No captación, no adoctrinamiento.

¿Qué se puede hacer? Creo que en los centros escolares sólo cabe hacer lo
que dicen nuestra leyes educativas. Permítame que le lea el artículo 1.3
de la Logse, que es la ley que ordena nuestro sistema educativo. Dice que
las administraciones educativas, en el ámbito de sus competencias,
ajustarán su actuación a los principios constitucionales y garantizarán
el ejercicio de los derechos contenidos en la Constitución, en la Ley
Orgánica reguladora del Derecho a la Educación y en la presente ley.

Y estas leyes ¿qué dicen? Tanto la LODE como la Logse son coincidentes a
la hora de decir cómo debe estar orientada la actividad educativa. La
LODE, en su artículo 2, y la Logse, en su artículo 1, dicen que la
actividad educativa, orientada por los principios y declaraciones de la
Constitución, tendrá en los docentes a que se refiere la presente ley los
siguientes fines, y cita muchos, entre otros la formación en el respeto
de los derechos y libertades fundamentales y en el ejercicio de la
tolerancia y de la libertad dentro de los principios democráticos de la
convivencia. Y añade: la formación para la paz, la cooperación y
solidaridad entre los pueblos. Esa debe ser la orientación que debe tener
la actividad educativa en los centros escolares en relación con el tema
objeto de debate en esta Comisión.

No debe haber, señor ministro, ninguna asignatura, ninguna materia
específica sobre estas cuestiones; lo que debe haber son contenidos
transversales --usted los llamaba horizontales, es lo mismo
evidentemente-- en relación con estas materias, que deben imbuir, que
deben influir, que deben estar presentes en una serie de enseñanzas que
reciben los escolares tanto en la educación primaria como en la
secundaria, obligatoria o no, pero orientados por el principio de
formación por la paz, la cooperación y la solidaridad. Cualquier otro
tipo de tratamiento diferenciado o específico que pueda tener lo que
significa la defensa, los ejércitos, las Fuerzas Armadas en el ámbito
escolar, siempre que se les trate de una forma específica y diferenciada,
creo que es nefasto para la educación que reciben nuestros alumnos y para
la propias Fuerzas Armadas. No tiene que haber un tratamiento
diferenciado en ese sentido, porque eso siempre, a la larga, propende a
ir al adoctrinamiento --si quiere se lo pongo entre comillas--, a un tipo
de formación muy específica, de la que creo que tenemos que huir para
alejarnos de ciertos fantasmas del pasado que todavía están presentes en
muchos ciudadanos españoles.

En ese sentido, insisto, creemos que los centros escolares --y con ello
termino y resumo-- no deben ser lugar de adiestramiento ni de
reclutamiento bajo ningún concepto. Unicamente deben ser un lugar donde
los escolares reciban una formación orientada a la paz, la convivencia y
la solidaridad, y ahí cabe todo, cabe la conciencia local, la conciencia
de comunidad autónoma, la conciencia nacional plural como es nuestro
país, la conciencia de defensa de esta realidad, etcétera. Creemos que no
se debe ir más allá.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Popular, tiene la palabra el señor
Fernández de Mesa.




El señor FERNANDEZ DE MESA DIAZ DEL RIO: Señor ministro, gracias por las
explicaciones que ha formulado aquí esta mañana.

Han estado bien las intervenciones que han realizado todos los grupos
políticos que integran la Cámara para poner énfasis en aquellas
cuestiones que les preocupan a las



Página 11716




que he atendido con interés desde la primera intervención del señor Meyer
hasta la última. Después de haberlas oído todas quiero decirle que el
Grupo Parlamentario Popular, con toda tranquilidad, respalda la política
que el Ministerio de Defensa y el Gobierno van a llevar a efecto en este
tema en concreto.

El 17 de febrero, hace apenas 15 días, el secretario general de Educación
comparecía en la Comisión de Educación para explicar que no se trataba en
modo alguno, porque en ningún sitio figura, de hablar del fomento del
espíritu militar en ningún colegio, sino simplemente de dar respuesta a
lo que la Directiva de defensa nacional 1/1996, del 20 de diciembre,
fijaba en tres objetivos muy concretos. El primero, consolidar España en
las organizaciones internacionales; el segundo, la mejora de la eficacia
de las Fuerzas Armadas a través de su profesionalización, cuestión que
comparto con el portavoz de Convergència i Unió, pero no es éste el
momento de hablar de ello, puesto que existe una ponencia en la que todos
los grupos parlamentarios estamos representados para hacer propuestas
concretas después de haber visto y oído lo que pasa en el resto de los
países de nuestro entorno, y un tercer apartado que hablaba de la cultura
de la defensa, del incremento de la conciencia nacional de defensa, que,
curiosamente, es proyección, continuidad o probablemente puesta en vigor
de aquella directiva de defensa nacional del año 1992, que decía
claramente que había que fomentar en el pueblo español la conciencia de
la necesidad de una política de defensa acorde con la realidad social y
económica de España y sus compromisos internacionales, así como su
imprescindible vinculación y participación en la defensa nacional.

Entiendo yo, señor ministro, que se iba mucho más lejos en aquella
directiva de defensa del año 1992 de lo que en este momento el Gobierno
pretende, sobre todo después de haber oído las explicaciones del ministro
esta mañana.

A modo de resumen, y muy brevemente, señor ministro, el Grupo
Parlamentario Popular no está preocupado en lo más mínimo por lo
siguiente. En primer lugar, por lo que se refiere a los libros de texto,
se pretende la revisión de aquellos que no recogen suficientemente
aspectos de nuestra seguridad, como pueden ser las responsabilidades
internacionales contraídas por España, la evolución de las relaciones
internacionales, el panorama estratégico español o la participación de
las Fuerzas Armadas en misiones de defensa y paz. Es decir, los libros de
texto o determinadas enciclopedias recogen actualmente ya, por ejemplo,
el conflicto de Chechenia y no van a poder recoger los libros de texto
españoles que España ha ingresado en la Alianza Atlántica, que España
participa en misiones de paz, de democratización, de pacificación, de
control, de desarme en determinados países y que busca toda esta nueva
cultura que ha realizado ya desde gobiernos socialistas, cuando empezó la
primera misión en el año 1988. ¿Es que en nuestros libros de texto los
jóvenes no van a poder estudiar y conocer la realidad española en este
momento? ¿Es que vamos a tener que seguir obviando todo lo que pasa en el
campo militar por temor a la resurrección de determinados fantasmas del
pasado que yo me niego a seguir viviendo, prefiriendo mirar hacia
delante? Es por eso que en este sentido, señor ministro, en cuanto a los
libros de texto se refiere, el Grupo Parlamentario Popular está
totalmente tranquilo, porque no hay nada que ocultar de nuestras Fuerzas
Armadas a los jóvenes españoles, y mucho menos desde nuestras
participaciones en misiones internacionales de pacificación, donde hemos
entregado vidas humanas. Eso precisamente tiene que conocerlo la juventud
española, para que vean en qué se gastan los españoles sus presupuestos
de defensa.

En segundo lugar, en cuanto al personal docente, señor ministro, de lo
único que se habla es de las actuaciones que se dirigen a informar y a
aportar documentación sobre el concepto global de una defensa
comprometida con la seguridad y la paz, contemplando no sólo aspectos
militares sino también otros de índole cultural, histórica, económica,
etcétera. Y se dice más, se dice que esta función se llevará a cabo a
través del Ministerio de Educación y Cultura y de las consejerías
correspondientes de las comunidades autónomas en el marco de los planes
anuales de formación permanente del profesorado. No se pretende imponer
nada a ningún tipo de personal docente, sino simplemente que, además de
estar enterados de lo que pasa con el señor Karachi, de lo que ha pasado
con la atomización de la Unión Soviética o de lo que está pasando con la
invasión o con la guerra o no de Irak, sepan también lo que en España se
está haciendo en materia de política de defensa. ¿Es eso una agresión o
una militarización de alguien? Por ese segundo motivo, señor ministro, el
Grupo Parlamentario Popular, con los textos bien escritos, está
totalmente tranquilo con que no se va a realizar nada que pueda
perjudicar absolutamente a ningún joven.

En tercer lugar, en cuanto a los centros de enseñanza, se les remitió en
su día, a través de los organismos educativos oficiales, una nota
informativa de lo que está pasando con el ofrecimiento por parte del
Ministerio de Defensa de la posibilidad de cursos de formación, de
visitas de acuartelamientos, de barcos, etcétera, cuestión que, por otra
parte, se viene realizando desde el año 1989. No hacemos más que abundar
en lo que ya se venía haciendo desde hace muchos años. De la misma manera
que hay cursos de educación vial y a nadie se le ocurre decir que estemos
tratando de inculcar en los jóvenes españoles que el día de mañana se
dediquen a ser policías locales, autonómicos o nacionales.

Señor ministro, yo creo que en su conjunto lo que se pretende no es,
porque no aparece por ningún sitio, adiestrar, reclutar, adoctrinar ni
captar absolutamente a nadie, sino precisamente que se conozca algo que
desconocen los jóvenes españoles, y eso sí que lo reflejan todas las
estadísticas que se manejan y sobre todo las encuestas que se han
realizado, que conozcan realmente la misión de las Fuerzas Armadas en
esta nueva España, que conozcan la labor de nuestras Fuerzas Armadas en
su proyección exterior, y para eso no hacen falta más debates aquí
dentro. No es cierto que se venga a decir que este Parlamento no tiene
acceso a todo tipo de información y de discusión de las cuestiones
relacionadas con defensa, no es cierto, y quienes reiteran una y otra vez
que aquí hay oscurantismo en materia de política de defensa no dicen



Página 11717




la verdad y están haciendo un flaco favor a esta Cámara, porque se
debaten absolutamente todos los temas. Y quien quiera que algunas o
determinadas cuestiones que competen al Gobierno sean competencia de esta
Cámara legislativa, que haga la propuesta correspondiente y que se busque
los apoyos suficientes para que así se apruebe en el Congreso de los
Diputados.

Señor ministro, termino diciendo que el Grupo Parlamentario Popular
espera que, con la política de información que va a hacer el Ministerio
--y al margen de ésta-- de dar a conocer las nuevas Fuerzas Armadas en
esta España moderna, consigamos algo en lo que todos coincidimos que es
necesario, que es la plena profesionalización de las Fuerzas Armadas,
pero para eso no se busca desde los colegios el reclutamiento de nadie,
sino que los jóvenes que ya probablemente hayan dejado sus estudios
puedan encontrar en esa nueva profesión, bien remunerada, sobre todo de
acuerdo con las retribuciones que marca el Ministerio de Administraciones
Públicas para todos los niveles que existan, cubiertos los efectivos que
necesitan nuestras Fuerzas Armadas, los que definamos en la ponencia de
cara al futuro, y sobre todo que no descienda la operatividad de nuestros
ejércitos. En ese sentido, el Grupo Parlamentario Popular manifiesta su
apoyo al Gobierno y su total tranquilidad con que no vamos a transgredir
ninguna norma ni influenciar absolutamente en nadie.




El señor PRESIDENTE: Señor ministro, tiene la palabra.




El señor MINISTRO DE DEFENSA (Serra Rexach): Brevemente, para terminar.

Yo creo que ha quedado claramente expuesto el marco en el que se inserta
esta comparecencia, que no es para hablar ni de inversiones ni de ventas.

No está en el espíritu de nadie el dar determinada prioridad a unas
profesiones o a otras, sino que hemos dicho que de lo que se trata es de
ilustrar dos cosas. Una, relativa a lo que es la función de las Fuerzas
Armadas --quizás es a lo que el señor Nadal se refería al hablar de la
profesión-- y otra --creo que es difícil decirlo mejor de lo que lo ha
dicho el señor Fernández de Mesa-- relacionada con cuáles son las
misiones de la defensa nacional, y eso está extraordinariamente claro y
no tiene nada que ver con la profesión militar, porque la defensa, como
hemos dicho, excede a lo que es la función y la profesión militar.

Ha habido una recomendación que yo creo que es superflua, la de no
correr. He dicho en mi primera intervención, señor presidente, que es un
plan a medio y largo plazo, y más que eso. Además, no se puede ir contra
las tendencias sociales. Lo que podemos hacer los poderes públicos en
funciones como la que nos ocupa es actuar de catalizadores, de animadores
de algo que tiene que estar subyacente, como los sentimientos de los que
se han hablado de solidaridad, tolerancia y paz que hay en la sociedad
española. Vamos a intentar que sepan lo mejor posible lo buena que es la
paz, lo mala que es la guerra y los esfuerzos que cuesta mantener la paz.

Al portavoz del Partido Socialista, disipadas las dudas de algunas frases
más o menos felices, quisiera decirle que me alegro de las coincidencias.

El señor Fernández de Mesa ha leído la directiva anterior que tenía aquí
de defensa nacional, que ya es suficientemente ilustrativa de por sí. Y
remacho la coincidencia en la escasa percepción de amenaza que existe en
las sociedades occidentales modernas.

En cuanto a las preocupaciones, creo que lo que se ha dicho ya aquí es
suficiente. No se trata de adoctrinar, de reclutar, sino, como dicen esos
textos que han leído, de explicar la Constitución, haciéndoles saber a
nuestros jóvenes que no hay ningún compartimento estanco, que no hay
tabú, que todos podemos conocer de todo, también de la defensa y de la
función de las Fuerzas Armadas.

Se ha explicado suficientemente el deseo de que no sería una asignatura
vertical, sino una materia horizontal o transversal, como puede haber
otras que se entiende que son necesarias, y más en unas sociedades que
han cambiado tan deprisa como lo ha hecho la sociedad española.

Por último, quiero agradecer al portavoz del Partido Popular el respaldo
y la comprensión de los objetivos y mi alegría por comprobar que no
existe preocupación, que sinceramente creo que no debe existir. Se ha
leído literalmente cuáles son los propósitos del Ministerio y son ésos y
nada más que ésos, de manera que termino coincidiendo en que somos los
primeros que deseamos que no haya oscurantismo. Por eso, la última ratio
de la Directiva de defensa nacional es que no haya oscurantismo, que haya
transparencia, que haya claridad, y si se quiere plantear nuevas
competencias entre el Ejecutivo y el Legislativo, me parece que el
portavoz del Partido Popular ha sido suficientemente claro y explícito
para decir cuál es el camino para conseguirlo.




--NATURALEZA Y ALCANCE DEL ACUERDO ENTRE ESPAÑA Y PORTUGAL SOBRE LA
REFORMA DE LA ESTRUCTURA MILITAR DE LA ORGANIZACION DEL TRATADO DEL
ATLANTICO NORTE (OTAN). A SOLICITUD DEL GRUPO SOCIALISTA DEL CONGRESO
(Número de expediente 213/000376).




--LAS NEGOCIACIONES DEL INGRESO DE ESPAÑA EN LA ESTRUCTURA MILITAR DE LA
ORGANIZACION DEL TRATADO DEL ATLANTICO NORTE (OTAN), EN RELACION CON EL
MANDO SUBREGIONAL ESPAÑOL Y LAS ISLAS CANARIAS. A SOLICITUD DEL GRUPO
PARLAMENTARIO FEDERAL DE IZQUIERDA UNIDA (Número de expediente
213/000420).




--LOS PROCESOS DE NEGOCIACION PARA LA REFORMA DE LAS ESTRUCTURAS DE LA
ALIANZA ATLANTICA. A SOLICITUD DEL GRUPO SOCIALISTA DEL CONGRESO (Número
de expediente 213/000448).




Página 11718




--ALCANCE Y COMPROMISOS DE LOS ACUERDOS LLEGADOS EN EL COMITE MILITAR DE
LA ORGANIZACION DEL TRATADO DEL ATLANTICO NORTE (OTAN) Y CON EL GOBIERNO
BRITANICO RESPECTO A LA SITUACION DE LOS MANDOS DE LA ESTRUCTURA MILITAR
INTEGRADA QUE AFECTAN A CANARIAS. A SOLICITUD DEL GRUPO PARLAMENTARIO DE
COALICION CANARIA (Número de expediente 213/000452).




El señor PRESIDENTE: Pasamos al segundo bloque de comparecencias, todas
ellas sobre cuestiones relacionadas con la Alianza Atlántica, que voy a
leer para su debida constancia.

Número 2. Comparecencia del ministro de Defensa para explicar la
naturaleza y alcance del acuerdo entre España y Portugal sobre la reforma
de la estructura militar de la OTAN. Es una iniciativa del Grupo
Socialista.

Número 3. Comparecencia del ministro de Defensa para dar cuenta de las
negociaciones del ingreso de España en la estructura militar de la OTAN,
en relación con el mando subregional español y las Islas Canarias.

Iniciativa del Grupo Parlamentario Federal de Izquierda Unida.

Número 6. Comparecencia del ministro de Defensa ante la Comisión para
informar sobre los procesos de negociación para la reforma de las
estructuras de la Alianza Atlántica. Iniciativa del Grupo Socialista.

Número 7. Comparecencia del ministro de Defensa para informar del alcance
y compromisos de los acuerdos llegados en el Comité militar de la OTAN y
con el Gobierno británico respecto a la situación de los mandos de la
estructura militar integrada que afectan a Canarias. Es iniciativa del
Grupo de Coalición Canaria.

Para responder a todas estas comparecencias, tiene la palabra el señor
ministro.




El señor MINISTRO DE DEFENSA (Serra Rexach): En esta parte de la
comparecencia no sólo se produce una agrupación de distintas preguntas
que giran en torno a un tema común, sino que también hay que decir que
por no haber habido reuniones de la Comisión algunas han quedado un poco
anticuadas. No obstante, voy a intentar contestar a las preguntas en
conjunto, sin perjuicio de hacer mención especial a algunos extremos que
puedan haber sido objeto de especial preocupación.

Como saben SS. SS., el 24 de junio pasado, el señor ministro de Asuntos
Exteriores y yo mismo expusimos en la Comisión conjunta de Asuntos
Exteriores y Defensa la situación sobre las decisiones de la reunión
ministerial del Consejo del Atlántico Norte de Cintra, celebrado los días
29 y 30 de mayo, preparatoria de la Cumbre de Madrid. En dicha
comparecencia, entre otros asuntos, se informó de la existencia de tres
problemas en el proceso de lo que se ha venido en llamar adaptación
interna de la Alianza encaminada a establecer una nueva estructura
militar de mando orientada a misiones más acordes con la nueva situación
estratégica.

Respecto a estos problemas, el Gobierno establecía los siguientes
requisitos principales. En primer lugar, el desplazamiento del límite
estratégico entre los mandos estratégicos Saclant y Saceur en la frontera
entre Portugal y España, aproximadamente Ayamonte; en segundo lugar, la
dependencia del área de Canarias del mando estratégico de Europa, de
Saceur, y en tercer lugar el establecimiento de un mando conjunto
subregional en España. Para el cumplimiento de estos requisitos fue
necesario establecer conversaciones con Portugal, país que se sentía
especialmente afectado por nuestra incorporación a la nueva estructura
militar.

El acuerdo lo alcanzamos durante la pasada reunión informal de ministros
de Defensa de la Alianza, que celebramos en Maastricht los días 1 y 2 de
octubre entre el ministro que les habla y su homólogo portugués, acuerdo
que entendemos satisface plenamente los requisitos marcados por el
Gobierno sobre las condiciones que debe cumplir la reforma de la
estructura militar de la Alianza para que España pudiera integrarse en la
misma.

Ambas naciones, dando muestras de una excelente disposición para llegar a
un acuerdo sobre límites y relaciones entre mandos estratégicos,
remitimos un documento conjunto al Comité militar de la Alianza en el que
mostrábamos la concordancia sobre determinadas cuestiones que mantenían
abierta la negociación.

Señorías, creo que no había precedente en la Alianza respecto al silencio
roto por dos países, que era solventado de consuno por esos dos países
remitiendo un documento conjunto de conformidad. Quiero subrayar con esto
la importancia que tiene que Portugal y España fuéramos capaces de llegar
nosotros mismos a un acuerdo sin necesidad de que nos impulsaran el resto
de los aliados.

Estos acuerdos definieron lo siguiente. Primero, que se establecería en
España en mando subregional conjunto suroeste, con responsabilidades de
planeamiento de las operaciones sobre todo el territorio nacional,
incluidas las Islas Canarias, y que dicho mando dependería del mando
estratégico de Europa, Saceur, a través del mando regional del sur,
comando regional sur.

Segundo, que alrededor de las Islas Canarias se establece una amplia zona
marítima donde el mando subregional suroeste, el mando español, ejercerá
también sus responsabilidades. Este área comprende las doce millas de mar
territorial más otras 50 millas contadas a partir de ésta, es decir, en
total 62 millas, unos 118 kilómetros, lo que supone una superficie de
19.000 kilómetros cuadrados que limita con el continente africano.

Tercero, para operaciones en este área se ha potenciado un nuevo concepto
de mando de apoyo, mando apoyado, supported-supporting, para lo que el
mando subregional con sede en España, aunque dependiente del Saceur a
través del mando regional de sur --de Europa--, en el ejercicio de sus
responsabilidades podrá establecer --a esto le doy singular importancia--
enlace directo con el mando estratégico del Atlántico, con Saclant, para
operaciones en este área, manteniendo informados a todos los mandos
implicados.




Página 11719




Cuarto. Se desplaza hacia el oeste el límite entre mandos estratégicos en
los accesos a Gibraltar desde el meridiano 5,55 oeste, al de 7 grados, 19
minutos, 30 segundos, que coincide con la frontera de Ayamonte entre
España y Portugal.

Quinto. Los mandos estratégicos darán forma a los oportunos acuerdos de
coordinación para aquellas actividades u operaciones que haya de ejecutar
en zonas adyacentes al límite entre ambos mandos, con participación tanto
del mando subregional suroeste, de Madrid, como del mando regional
sureste, del Atlántico, en Portugal.

Por último, también contempla un aspecto de coordinación de la defensa
aérea de la zona de responsabilidad del mando regional en Lisboa, que
afecta al Saceur, quien a través del mando regional del sur será
responsable de la defensa aérea integrada de la totalidad de Europa.

Como se deduce de lo expuesto, el alcance del acuerdo, señorías,
desbloqueó uno de los problemas más importantes que tenía el Comité
militar para seguir adelante con la nueva estructura de mandos.

Respecto al Reino Unido, como SS. SS. conocen el otro escollo que surgió
a finales de año, allá por el mes de noviembre pasado, fue la intención
británica de no aceptar el cierre de la base de mando de Gibraltar, mando
de cuarto nivel, ni el establecimiento de una segunda reserva, el cuartel
subregional conjunto del suroeste, mando con residencia en España. Esta
postura suponía la ruptura de un texto que ya había sido acordado y
pasado a través de innumerables reuniones, si bien siempre con una
reserva británica al respecto, y suponía también ligar el antiguo, viejo,
contencioso bilateral con la negociación multilateral de la nueva
estructura de mandos de la Alianza.

La postura española, desde el mismo principio, allá por septiembre de
1996, se centró en entender que eran dos problemas claramente
diferenciados: problema bilateral antiguo y complejo y problema nuevo
multilateral, en el que los dos países teníamos el mismo objetivo final,
la aprobación de una nueva estructura militar de la Alianza. Por tanto,
entendíamos que en ningún caso y bajo ningún pretexto se debían mezclar
ambos problemas. Por otro lado, nos parecía que no era equitativo
involucrar a los demás países aliados en un contencioso, que era, además
de antiguo, como digo, puramente bilateral.

No sin cierta sorpresa, a primeros de diciembre, en la reunión de
Bruselas, se produjo la retirada de las reservas por parte del Reino
Unido, sin ninguna concesión ni compromiso por parte de España, ni de
carácter militar ni de ningún otro tipo. Este levantamiento de las
reservas permitió nuestra integración, y en definitiva la aprobación de
la nueva estructura militar en la fecha prevista, que era a finales de
1997. Una vez salvados los mencionados escollos, el Comité militar pudo,
como digo, finalizar la redacción del documento denominado MCM 124/1997,
que establece el diseño de la nueva estructura militar de mandos de la
Alianza y que fue definitivamente aprobado en las reuniones del Consejo
del Atlántico Norte, en sesión de ministros de Defensa el 2 de diciembre,
y posteriormente ratificado por sesión de ministros de Asuntos Exteriores
el día 16 del mismo mes. Esta nueva estructura cumple enteramente los
requisitos y objetivos que el Congreso de los Diputados aprobó en su
sesión del 14 de noviembre de 1996 y que el Gobierno se había fijado para
que España participara plenamente en esta nueva estructura militar.

A tenor del diseño realizado en la nueva estructura militar de mandos con
el resto de los aliados, decididos el tipo, el número y la ubicación de
los cuarteles generales, y conocidos los principios y criterios sobre los
que se basará la negociación multilateral y de los cuarteles generales,
el Gobierno consideró cumplidos los términos de la resolución del
Congreso de los Diputados, por lo que España decidió dar su conformidad
al mencionado documento del Comité militar y a los trabajos necesarios
para desarrollarlo. Esa decisión fue comunicada al Pleno de este Congreso
de los Diputados por el señor presidente del Gobierno el día 22 de
diciembre del pasado año, confirmando la Cámara su amplio respaldo a
dicha decisión. El Gobierno, mediante el correspondiente acuerdo en
Consejo de Ministros, del pasado 26 de diciembre, aprobó la participación
de España en la nueva estructura militar de la Alianza.

Ahora bien, señorías, esta plena participación de España en la nueva
estructura militar tiene dos facetas que, aunque relacionadas, tienen un
tratamiento y una problemática distinta. Por una parte, está nuestra
integración en la estructura militar y, por tanto, en todos los
organismos, participando con los mismos derechos y obligaciones que
cualquier otro aliado en los cuarteles generales que nos afecten, en toda
la estructura; y, por otro lado, la constitución y activación del mando
subregional conjunto suroeste en Madrid, que se incluye en la puesta en
prácticamente de la adaptación interna a la que está sujeta la Alianza.

Con respecto a nuestra integración en la totalidad de la estructura
militar, existen dos fases. La primera fase, llamada preimplementación,
se considera iniciada con la aprobación a la que me acabo de referir de
la nueva estructura militar por el Consejo del Atlántico Norte y se
propone para el día 1 de enero de 1999. En esta fase se redactarán los
documentos que requieren la aprobación del Consejo como condición previa
al inicio de la implementación, que constituirá la segunda fase. Por
tanto, preimplementación primera fase, implementación segunda fase.

Durante esta última fase, segunda o de implementación, tendrá lugar la
puesta en práctica real de la nueva estructura, que empezará con la fecha
de implementación y terminará con la declaración de plena operatividad de
la nueva estructura. Se estima que podría producirse en el año 2002-2003.

España, consciente de la dificultad añadida que tiene superar, en
comparación con los demás miembros, antiguos ya miembros de pleno derecho
de la estructura militar, y reconociendo la transcendencia de sus
actuaciones para conseguir la adecuada activación de esta nueva
estructura en el tiempo oportuno y en condiciones idóneas, es decir, en
condiciones de igualdad con los demás aliados, ha iniciado ya los
trámites correspondientes a los siguientes temas: normalización de
nuestro proceso de planeamiento de defensa en la misma forma que los
demás aliados, abandonando nuestro procedimiento especial de
participación como consecuencia de los todavía vigentes acuerdos



Página 11720




de coordinación con las autoridades principales de la OTAN. En este
sentido, y previa consulta de nuestro representante permanente, el
secretario general adjunto para planeamiento de la Defensa, se ha
decidido efectuar la declaración formal de nuestra intención de
normalizar nuestras propuestas de fuerza en una próxima reunión
multilateral del Comité de análisis de Defensa. También habrá que hacer
la plena participación, tanto en el presupuesto militar de la Alianza
como en el presupuesto de inversiones de seguridad. Así se ha comunicado,
proponiendo que se estudien las modalidades y las fechas más adecuadas
para completar la participación de España en este ámbito.

En tercer lugar, el envío de un determinado número de oficiales y
suboficiales a los cuarteles generales ya existentes de la Alianza, que
podrán contribuir en el trabajo a realizar en los mismos, y, como no se
les escapa a SS. SS., podrán contribuir decisivamente en que los trabajos
de preparación de esa segunda fase de implementación sea lo más
beneficiosa posible para los intereses nacionales españoles. En este
sentido y a la espera de la actualización de las plantillas actuales como
consecuencia de las implicaciones de la nueva estructura de mandos,
Shape, el mando europeo, ya se ha comprometido a aceptar militares
españoles como contribución nacional voluntaria, y el Estado Mayor
Militar Internacional (IMS) ha expresado su deseo de que el ejemplo de
Shape se vea reflejado en otros cuarteles generales.

Como consecuencia de las cartas remitidas los días 14 y 16 de enero por
los representantes permanentes y militar de España respectivamente, el
Estado Mayor Militar Internacional ha redactado el pasado día 13 de
febrero el documento titulado: Integración de España en la nueva
estructura militar de la Alianza. Este documento está redactado con
objeto de identificar los asuntos que se deben debatir para llegar a esa
citada integración de España. El IMS formuló una propuesta para iniciar
las acciones necesarias para facilitar su integración, que quedó sujeta a
la aprobación por procedimiento de silencio hasta el 20 de febrero. Algún
país ha solicitado la ampliación del mismo y tenemos fundadas esperanzas,
señorías, de que en el transcurso de este mes de marzo quede aprobado
este documento de la integración de España.

Además de todo ello se está participando en los trabajos que desarrollan
los conceptos de multinacionalidad, racionalización del cuarto nivel de
la estructura, rotación de puestos clave y plantilla de los diferentes
cuarteles generales. También se espera participar en breve en los
trabajos del plan detallado de implementación, cuyo primer bosquejo
deberá ser aprobado por el Comité militar en mayo de este año. Todo ello,
señorías, forma parte del proceso de transición de la actual estructura
de mandos a la nueva, que esperamos quede establecida en otoño de 1999,
fecha en que se dará orden de activación simultánea de todos los
cuarteles generales, entre los que se encontrará el mando subregional
conjunto suroeste, que se ubicará en Madrid.

Por lo que se refiere --segunda faceta de la que les hablaba antes-- a
este mando subregional conjunto suroeste, somos conscientes de que se
trata de un elemento crítico para la activación simultánea de la nueva
estructura militar de mandos, y por ello haremos cuanto esté en nuestra
mano para que esté preparado para la fecha de activación prevista de
abril de 1999.

Los asuntos relacionados con este mando subregional conjunto suroeste se
encuentran en el siguiente estado. Se está procediendo a la formación del
núcleo de constitución del mando bajo la dirección del general de brigada
de infantería de Marina don Juan Martínez Esparza Valiente, responsable
de la puesta en funcionamiento de dicho cuartel general de la zona de
Madrid. Segundo, el proyecto de cuartel general definitivo se efectuará a
lo largo de 1998 y 1999, previa presentación a concurso y contratación de
la construcción en el año 2000 --está prevista la iniciación de las obras
a finales del 2000--, para que pueda estar terminado en el año 2002-2003.

En tercer lugar, debido a la necesidad de activar el mando subregional en
abril de 1999, estamos procediendo a adaptar las instalaciones existentes
en la zona de Retamares para poder ser usadas como cuartel general
provisional o temporal desde mediados del año en curso hasta que se
finalice el cuartel general definitivo en las fechas que acabo de citar.

Está previsto que el núcleo de constitución se traslade a las citadas
instalaciones en mayo o junio de 1998, que en septiembre u octubre se
incremente dicho núcleo, y que se alcance el nivel total de personal
español a principios de 1999.

En cuarto lugar, España ha decidido prefinanciar las obras necesarias
para el establecimiento del cuartel general provisional. Para recibir el
reembolso de dicha prefinanciación el proyecto debe aprobarse por el
Comité de infraestructura correspondiente, para lo que se deben presentar
las hojas de datos del proyecto y documentación de apoyo antes del 20 de
marzo de este año, con lo que, como se pueden imaginar SS. SS., estamos
trabajando a marchas forzadas.

En quinto lugar, a partir de 1999 el mando subregional conjunto de Madrid
deberá estar dotado de los medios de comunicación y sistemas de
información (CIS) necesarios para operar como tal, por lo que los días 9
y 10 de febrero visitaron España ingenieros civiles de esta división CIS
de Afsouth con objeto de conocer nuestras posibilidades y colaborar en la
determinación de nuestras necesidades en este sentido. Al finalizar la
visita sugirieron que se empleasen los medios de comunicación
imprescindibles para el cuartel provisional, y no consideraron
conveniente que hubiera ninguna prefinanciación del cuartel general
definitivo por lo que, siguiendo su consejo, esto ha quedado aplazado.

En lo referente al personal, tanto en los aspectos económicos como de
cobertura de vacantes a nivel nacional, se están tomando las medidas
pertinentes para constituir el primer núcleo español para los meses de
mayo y junio y tenerlo completo en enero de 1999 con unas 100/110
personas, de las cuales aproximadamente serían 50 oficiales. Se pretende
estar en condiciones de facilitar la integración de personal de otros
países después de este verano como consecuencia de acuerdos bilaterales,
ya que la cobertura final de la plantilla que se le asigne al mando será
determinada por la Alianza. Asimismo, se pretende solicitar que la
escuela



Página 11721




de la Alianza en Oberammergau desplace a Madrid el personal necesario
para impartir su curso de formación a quienes se destine al cuartel
general.

En definitiva, señor presidente, señorías, creemos que se han culminado
con éxito las negociaciones para el proceso de integración de España en
la nueva estructura militar de la Alianza. Era un objetivo del Gobierno
--antes ha sido citado-- la consolidación de España en los organismos
internacionales de seguridad y defensa a los que pertenece, el más
importante de los cuales era la Alianza. Se ha conseguido la
normalización de España, de la presencia española en la Alianza. Los
escollos se han solventado sin exigir, como he dicho, ninguna
contrapartida por parte del Reino Unido y se han solventado con Portugal
con la redacción de un acuerdo a cuyos puntos fundamentales he dado
lectura. Nos queda por delante --y aunque no era objeto de ninguna de las
preguntas, parecía que era lo más importante, dadas las fechas en las que
estamos-- el cumplimentar tanto la preimplementación como la
implementación, de tal manera que cuando esté activada la nueva
estructura militar de la Alianza, España puede incorporarse en igualdad
no sólo de derechos y obligaciones, sino de posibilidades reales o
fácticas con los demás aliados.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Socialista, peticionario de las
comparecencias 2 y 6, tiene la palabra el señor Estrella.




El señor ESTRELLA PEDROLA: Señor ministro, bien está lo que bien acaba.

La verdad es que nos han tenido ustedes en vilo con este tema durante
varios meses. Yo quería empezar diciendo --y ahora volveré sobre algunos
aspectos que nos parecen criticables-- que el Gobierno al final ha
obtenido un buen resultado, por calificar algo que en una intervención
anterior se desprendía de las palabras del portavoz del Grupo Popular.

Quizás imbuido por el espíritu del 3 de marzo, venía a adjudicar al
Gobierno del Partido Popular la voluntad de integrar a España en la nueva
estructura de la Alianza. Yo quería dejar rotundamente claro que el
Partido Socialista desde el primer momento, hace bastante tiempo, desde
que en la Alianza se empezó a hablar de la implementación de una nueva
estructura, tenía muy claro, y así lo expresó públicamente, que si la
Alianza abandonaba la estructura anterior en la que había un mando en
Gibraltar que no daba lugar a que España tuviese un papel acorde con su
peso y con su contribución en la estructura de esa Alianza, parecía
lógico que España estuviese incorporada plenamente en la nueva
estructura. Ha muerto la vieja estructura, han desaparecido los
obstáculos, España está en la nueva estructura, y eso era lo que
queríamos todos, por lo menos los que estamos sentados en los primeros
bancos de esta sala y, por supuesto, también el Gobierno.

Decía yo que nos han tenido en vilo porque el acuerdo que se ha producido
con Portugal no es otra cosa que el que justamente un año antes, en
octubre de 1996, a mí me decía el ministro de Asuntos Exteriores de
Portugal, Jaime Gama, que ellos consideraban razonable: nada de
desplazamiento de límites para cubrir las islas Canarias, nada de un
pasillo que condujera hasta las islas Canarias, simplemente mantener las
islas Canarias vinculadas al mando establecido en España, que no al mando
español, y, por supuesto --y aquí suscitaban eso que es pequeño, pero que
por lo visto era muy importante para los portugueses--, salvar la
soberanía y la jurisdicción de lo que ellos llamaban las islas salvajes,
nosotros los peñones salvajes, y supongo que alguna pluma nos hemos
dejado en ese camino de reconocimiento del carácter de esos peñones o
islas salvajes, pero éste es un problema que preocupa a nuestros
diplomáticos y que a mí no me preocupa especialmente.

Creo que el acuerdo es satisfactorio, sobre todo, como ha dicho el señor
ministro, por otras cosas que se han producido en los acuerdos sobre la
estructura de mandos. Es muy importante que se haya adoptado esa fórmula
flexible del mando de apoyo y el mando que es apoyado, el supporting y el
supporter commander, porque eso es lo que nos da flexibilidad y permite,
como ha señalado el ministro, establecer acuerdos que nos dejan operar
directamente con el mando supremo del Atlántico. No tenía sentido que nos
enfrentáramos con Portugal en este tema. La escalada llegó a tal extremo
--y no sé si lo conoce el señor ministro-- que la Comisión de Defensa de
las Asamblea Nacional portuguesa en Pleno se montó en un barco y navegó
durante unas doce horas hasta llegar a los llamados peñones salvajes para
constatar su propia soberanía sobre esos islotes.

En cuanto a Gibraltar, la escalada verbal a que nos ha sometido el
Gobierno británico, por una parte, que fue quien la inició en Madrid, a
continuación secundado con gran fervor por el Gobierno español, no por el
ministro de Defensa especialmente pero sí por otros miembros del Gobierno
incluido el presidente, pensamos que ha sido innecesaria. Ha dicho el
ministro que se trataba de discernir entre el contencioso bilateral y una
cuestión que se planteaba en el ámbito multilateral. La realidad, señor
ministro, es que cuando desde el Gobierno se está diciendo: No
aceptaremos ninguna modificación sobre Gibraltar si no hay progresos en
materia de soberanía, el mensaje que está recibiendo la opinión pública y
los británicos es que el Gobierno está trasladando al ámbito de la OTAN
el problema del contencioso. Cuando el ministro de Asuntos Exteriores
dice: Si no hay avances en el tema del mando y los ingleses no levantan
sus restricciones apretaremos las tuercas a los gibraltareños, entendemos
que se está mezclando el contencioso bilateral con el multilateral, con
el problema de los mandos en la OTAN. Nos pareció un error y así lo
dijimos. Al final se ha resuelto, y usted decía que sorprendentemente.

Está claro que el Gobierno británico se quedó solo. Retirada la reserva
por parte francesa, resuelto, de una manera provisional al menos, el
contencioso entre griegos y turcos, poco le quedaba que hacer al Gobierno
británico excepto levantar la reserva.

No ha hecho referencia el ministro a posibles problemas que puedan surgir
en el futuro en esa fase de preimplementación. Hay que dotar al cuartel
general que se va a establecer en España. Eso supone aprobar unos fondos,
unas plantillas, etcétera. Confiamos en el Gobierno. Si el ministro no
está preocupado, nosotros tampoco lo estamos



Página 11722




especialmente. Creo que está bien encauzado el desarrollo de la próxima
fase del mando en el ámbito de la OTAN. Hay una preocupación que tenemos
que no viene tanto de lo que puedan hacer los británicos, sino de que
puedan surgir otros obstáculos que puedan ser utilizados por el Gobierno
británico para poner a su vez obstáculos. Me refiero, por ejemplo, a un
nuevo desacuerdo entre Grecia y Turquía que bloquee el conjunto de la
implementación de los acuerdos sobre la estructura de mandos. Pero no me
voy a extender sobre eso y doy por buena la visión que da el ministro.

En cuanto a los costes, quería preguntarle por una duda que nos asalta.

¿Existe el riesgo de que al final el presupuesto de infraestructuras se
derive fundamentalmente a financiar las nuevas infraestructuras de los
futuros miembros de la Alianza y que, por tanto, eso afecte a la
financiación del cuartel general en España? Esa sería una primera
cuestión.

En segundo término, señor ministro, hemos hablado del qué, pero nos queda
por hablar del para qué. Me refiero a cuáles van a ser las misiones de
ese nuevo mando que se va a establecer en España, porque está claro que
no se trata solamente de saber cuántos militares va a haber, sino qué
misiones va a tener, que forman parte de las definidas en ese documento
al que usted ha hecho referencia, el MCM 124/1997. Yo sé las limitaciones
que tiene la información sobre las misiones, pero pediría al ministro y
al presidente que buscaran un ámbito para que miembros de esta Comisión,
al menos aquellos que se ocupan fundamentalmente de temas de política de
seguridad y defensa, pudieran tener acceso a la información sobre qué
misiones va a tener ese mando en España. Creo que es viable sin alterar,
en absoluto, esas limitaciones.

Otro aspecto, señor ministro. La OTAN va directamente hacia una
estructura que se basa fundamentalmente en el concepto de fuerza
operativa combinada conjunta, el denominado CJTF. Esa va a ser también la
característica del mando que se establezca en España. Yo le haría una
pregunta, ¿en qué medida nuestras propias Fuerzas Armadas, donde el jefe
del Estado Mayor es jefe de las fuerzas conjuntas nominalmente, desde el
punto de vista operativo están adaptadas o necesitan adaptarse a un
funcionamiento como fuerza conjunta? Se lo explico de otra manera.

Nuestra participación en la OTAN se va a hacer con unidades que actúan de
manera combinada con fuerzas de otros países, de manera conjunta con
unidades de distintas armas. ¿Es preciso dar algunos pasos en el caso de
nuestras propias Fuerzas Armadas internamente? Me gustaría que nos
comentase esa dicotomía.

Ha hecho referencia el ministro a la adaptación a las nuevas misiones,
pero quería hacerle una observación. Si seguimos la secuencia, hay un
nuevo concepto estratégico que se aprueba en 1991, en Roma. España lo
traslada a su normativa interna en 1992, pero ese concepto de 1991
refleja una realidad que no es la actual de la Alianza. Aparece Rusia,
por ejemplo, como una amenaza todavía para la seguridad, cuando Rusia es
ahora un aliado de la Alianza en la construcción de la seguridad y la
estabilidad en Europa. La OTAN ha decidido elaborar un nuevo concepto
estratégico adaptado a las nuevas misiones, a la nueva situación
geoestratégica. Mi preocupación es la siguiente. Si la nueva estructura
que se ha adoptado ahora responde al concepto estratégico vigente, que es
el de 1991, ¿la adopción de un nuevo concepto estratégico, prevista para
el año próximo, no nos obligará a una revisión de la estructura aprobada
en diciembre? Hay que tener en cuenta, además, que es una estructura de
base eminentemente territorial y que todo indica que el nuevo concepto
estratégico no va a ir por esa vía fundamentalmente. Esa es la otra
cuestión que quería preguntarle.

Ha hablado el ministro de los trabajos previos al establecimiento del
núcleo del cuartel general y ha hecho referencia al general de brigada
don Juan Martínez Esparza. Le ha faltado decir en la reserva, cosa que
lamento y que sé que el ministro también lamenta, porque supone
desaprovechar la capacidad de una persona que ha demostrado a lo largo de
muchos años ser un honesto servidor del Estado
--sigue siéndolo-- y probablemente el principal experto español en
materia de política de seguridad y defensa. Esto no lo digo yo, sino que
lo he escuchado por donde quiera que voy. Creo que es un nombramiento
inteligente, la pena es que no haya sido acompañado de un ascenso que le
hubiera dado una mayor solidez a su papel.

Por lo demás, señor ministro, quiero agradecerle su presencia, aunque sea
cinco meses después de que pedimos esta comparecencia, y decirle que
esperamos seguir manteniendo esta información sobre el desarrollo de
nuestra incorporación a la estructura de la Alianza.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor ministro.




El señor MINISTRO DE DEFENSA (Serra Rexach): Señor Estrella, le agradezco
en lo que vale su intervención no sólo por el respaldo a la política de
defensa del Gobierno en relación con la OTAN, sino que me congratulo
especialmente porque el Gobierno y el principal partido de la oposición
tengan una visión tan convergente en cuanto a los intereses españoles en
seguridad y defensa. Le agradezco muy especialmente la confianza que
tiene en la negociación del Gobierno y me gustaría responderle a las
preguntas que ha hecho, lo cual creo que es factible, con la excepción de
las misiones para las que gustosamente, bajo la batuta del presidente,
podemos buscar el ámbito adecuado.

Sinceramente estimo que el de la Alianza ha sido un buen resultado. Desde
luego, nada más lejos de la intención del Gobierno que mantener en vilo a
nadie y menos a esta Cámara. El problema, como usted bien sabe, es que
una negociación implica dos voluntades y, por tanto, no se puede
anticipar ni desvelar el estado de la negociación precisamente para no
perjudicar el resultado de la misma.

Es verdad que con Portugal había ya desde el principio una coincidencia
en los puntos básicos que usted ha enumerado, no sólo por parte del
ministro de Exteriores sino por mi colega, el hoy ex ministro de Defensa,
pero no es lo mismo las líneas generales que la letra pequeña, como bien
sabe S. S. No eran sólo los peñones o las islas salvajes,



Página 11723




cuestión poco conocida por la opinión pública española, pero muy sensible
para la opinión portuguesa. Puedo decirle que ninguna pluma nos hemos
tenido que dejar en esa negociación. La esfera alrededor de las islas
Canarias se trazó de las dos maneras que Exteriores pidió para no hacer
ninguna concesión a ese respecto, que era por coordenadas o por dibujo, y
no hubo ninguna referencia a palabras que hubieran podido dar pie a
discusiones. Es extraordinariamente importante que con Portugal hayamos
sido los dos países ibéricos los que nos hemos puesto de acuerdo y no
hayamos tenido que esperar a que nos pongan de acuerdo los demás; eso
tiene una importancia trascendental para el futuro. Para darle una idea
de cómo no se quería tener en vilo, le diré que el día que he citado del
mes de octubre en la reunión informal de Maastricht, mi colega portugués
y yo tuvimos no menos de ocho reuniones para redactar cada palabra del
texto del acuerdo. Al final, con los medios de comunicación delante,
pudimos darnos las manos porque no estábamos nada seguros y se había roto
el silencio del documento de la Alianza por los dos países. Creo que
tanto el fondo como la forma son extraordinariamente satisfactorios.

Con el Reino Unido hay algo que me gustaría dejar muy claro. Muchas veces
no somos conscientes en España de que la realidad social que hoy tenemos
no se parece en nada a la existente hace 30 ó 40 años; curiosamente, a la
existente cuando estudiábamos esa realidad que era España: un país
agrícola, un país subdesarrollado, un país pobre, un país con altas tasas
de mortalidad infantil, un país con unas cuotas de analfabetismo muy
altas, un país rural, un país dictatorial, un país aislado... Todas esas
características no sólo han variado sino que han dado la vuelta. Hoy
España es un país de libertades; es una sociedad democrática; es un país
inserto en el contexto internacional, un país industrial, un país urbano,
un país desarrollado, con unas tasas de mortalidad infantil y una renta
per cápita comparables a los de los mejores países de occidente. Esto,
señoría, se ha visto por otros países de Europa. Hemos estado intentando
hacer ver cuáles eran las posiciones relativas en la Alianza de países
tan importantes para Europa como el Reino Unido y España, porque no tenía
sentido el que se opusieran cuando tantos intereses nos son comunes. En
esa negociación tampoco ha habido que dejarse --como ha dicho antes S.

S.-- ninguna pluma; ha sido una labor de explicación, de concienciarnos
de la importancia relativa para ambos países de la Alianza. Hubo algo más
que la mera retirada de las reservas francesas, más nominal que real, o
turco-griega y, al final, ha habido una convicción de cuál era la manera
que debíamos tener para negociar estos dos países la nueva estructura
militar. Agradezco la confianza en el Gobierno pero le garantizo que hubo
cierta sorpresa porque, de alguna manera, ha sido la primera vez que el
Reino Unido, de modo unilateral, ha levantado unas reservas sin exigir
contrapartida. Creo que es para felicitarnos todos y para ver los
resultados que consigue esta España tan diferente de la de hace 30 ó 40
años.

Financiación. No perjudicará en nada. Una de las razones básicas que
teníamos para que ya España estuviera en una estructura militar antes de
empezar la reforma, la adaptación externa o ampliación de la Alianza era
que no pudieran mezclarse. Se están haciendo cálculos todavía poco
precisos sobre el coste que pueda tener la ampliación, pero sobre el
coste de esta estructura van estando cada vez más claros y, por tanto, no
hay peligro de que se inmiscuya la financiación futura de la ampliación
con la financiación presente de la nueva estructura.

Hemos quedado a lo que disponga el presidente de la Comisión para las
misiones.

Operativo conjunto. Toca S. S. uno de los temas más álgidos, el esfuerzo
de las Fuerzas Armadas Españolas y de todas las Fuerzas Armadas
occidentales. En mi última visita a Saclant pusieron de relieve cómo el
principal defecto de la guerra del Golfo para las Fuerzas Armadas de los
Estados Unidos había sido la falta de experiencia en lo conjunto. Esto es
algo predicable de todas las Fuerzas Armadas de la Alianza con distintos
grados. Todos tenemos mucho que mejorar. En España hemos dado pasos
importantes para aumentar la capacidad operativa conjunta del Jemad, que
ya tiene su reflejo en los documentos de planeamiento y en las
resoluciones del ministro correspondiente.

Dos apostillas. Primera. Está en período avanzado el consolidar un
proyecto que, a mi juicio, puede tener a este respecto una importancia
trascendental, y lo anuncio aquí, que es que el curso de Estado Mayor, en
vez de realizarse para cada ejército, se realice de modo conjunto. Ya lo
han hecho algunos países europeos, es un paso trascendental, y
naturalmente tiene que tener resistencias, si no fuera por otras razones,
porque tenemos un altísimo nivel de oficiales de Estado Mayor y hay que
conseguir a toda costa que el carácter conjunto no vaya en detrimento de
la calidad. Pero no es sólo lo operativo lo que hay que reforzar en lo
conjunto, sino también que cada vez, y la situación estratégica
internacional lo aconseja, pongamos más el énfasis en las Fuerzas Armadas
como capacidad conjunta de defender en los ejércitos su capacidad
específica para cada una de sus misiones.

Segunda apostilla. He invitado al presidente, y hago extensiva la
invitación, a que conozca el Cuartel General de la Fuerza de Maniobra.

Tiene un grado de modernidad, un grado de eficacia absolutamente
insospechado, incluso para el experto en temas militares en España; es un
buen ejemplo de cómo están trabajando literalmente codo con codo
oficiales de Tierra, Mar y Aire con oficiales de los comités de
cooperación cívico-militares. Esto es algo insólito en la tradición de
nuestras Fuerzas Armadas, es algo que refuerza, que constata, que subraya
la necesidad de enfatizar lo conjunto en el ámbito operativo al que se
refería S. S.

Concepto estratégico. Es verdad que ya hemos sido invitados oficiosamente
sobre bases bilaterales a que España aporte lo que tenga que aportar al
nuevo concepto estratégico de la Alianza, y es una de las enormes
ventajas. Antes de que se elabore el primer borrador ya estamos
conversando sobre cómo vemos debe ser el futuro concepto estratégico de
la Alianza porque, aunque el cambio básico se produce en el año 1989 y es
recogido en el año 1991, como dice S. S., y es verdad, hay suficientes
cambios en el panorama estratégico internacional como para justificar la
existencia



Página 11724




de una nueva definición del concepto estratégico. No diría lo mismo
respecto de la estructura. A lo mejor hay alguna modificación de índole
menor, pero esta estructura nueva militar es, señoría, a mi juicio,
coherente con la nueva situación estratégica que amanece en 1989 por
contra a la estructura militar antigua que, como he dicho en alguna
ocasión, estaba caracterizada por la rigidez y ésta ya está caracterizada
por la flexibilidad. Si hubiera un elemento que simbolizara esa
flexibilidad serían precisamente las fuerzas operativas
combinado-conjuntas, aparte de conjugar posibilidades de la Alianza con
decisiones de tipo político o estratégico de otras organizaciones
internacionales a las que España pertenece, como pudiera ser la Unión
Europea Occidental.

Por último, ha hecho usted una referencia, que agradezco, y un elogio al
general de brigada que tiene a su cargo la dirección del núcleo para la
constitución del cuartel general. Efectivamente, es un extraordinario
profesional, lo constato; es un magnífico experto. España no puede
prescindir de expertos, aunque no es el único, en una materia como la
Alianza Atlántica. La imposibilidad de su ascenso vino dada por una
costumbre que estamos intentando romper y es que se produzcan ascensos el
mismo día, con lo cual pasan a la reserva en cadena los distintos grados
de la organización. Estamos intentando demorar unos días para que se
pueda, en su caso, ocupar una vacante por el inferior. En este caso no se
pudo por razones que el ministro es el primero en lamentar, pero estoy
seguro de que el general Martínez Esparza pondrá todo su empeño y todo su
saber, estando en la reserva o estando en actividad, en la importante
función que tiene encomendada.




El señor PRESIDENTE: El portavoz del Grupo de Izquierda Unida que había
pedido la comparecencia número 3 está ausente. Pasamos, entonces, a la
comparecencia número 7, que ha pedido el Grupo de Coalición Canaria.

Tiene la palabra por parte de este grupo el señor Mardones.




El señor MARDONES SEVILLA: Quiero agradecerle al señor ministro de
Defensa, don Eduardo Serra, la explicación que nos ha dado. Ello me
permite omitir algunas consideraciones en mi intervención en esta
comparecencia porque ya han sido explicitadas tanto en la primera
intervención genérica del señor ministro como en la contestación que ha
dado al portavoz del Grupo Socialista.

Esta solicitud fue hecha en un momento cronológico en el que --como bien
sabe el señor ministro-- en nuestras conversaciones tanto a nivel de este
portavoz como de representantes del Gobierno de Canarias, incluso entre
el presidente Aznar y el presidente don Manuel Hermoso, se había venido
explicitando nuestra intranquilidad y nuestro desasosiego por no ver
clara cuál iba a ser la dependencia de las Fuerzas Armadas españolas en
el archipiélago canario. Nos guió siempre --como bien sabe el señor
ministro-- un deseo claro y concreto de integridad, en todos los órdenes
constitucionales de nuestras Fuerzas Armadas, del principio unitario de
la defensa nacional y salir de aquella incertidumbre creada por el hecho
de que un esquema de escenarios estratégicos de la Alianza Atlántica de
la época del Pacto de Varsovia haya seguido manteniendo hasta nuestros
días dos grandes escenarios: el continental europeo y el atlántico. En
las circunstancias actuales --como bien sabe el señor ministro de
Defensa-- ese escenario atlántico es un escenario puramente logístico que
ha quedado obsoleto. No hay flota soviética en el Atlántico y la pieza
estratégica de las islas Canarias toma un valor relevante como extremo
occidental de todas las líneas de defensa de la OTAN europea y, sobre
todo, con las preocupaciones logísticas de todo orden que puedan provocar
las incidencias derivadas del integrismo islámico y los países africanos.

Canarias, por esa proximidad con el continente africano, toma un valor
estratégico de primera importancia. Por tanto, nosotros le hacemos
llegar, señor ministro, nuestro deseo y nuestro apoyo para que en los
inmediatos y anunciados estudios de la nueva estructura estratégica de la
OTAN se haga valer por parte española la posición del archipiélago
canario dentro de un sistema integrado de defensa.

El portavoz socialista había empleado una expresión que oímos con
frecuencia que es: el nuevo mando subregional de la OTAN establecido en
España. Canarias se considera España. Supongo que se refiere a la
península Ibérica o a algún pueblo de los alrededores de Madrid, porque
si no reclamaríamos a lo mejor, en la condición de españolidad de
Canarias, alguna cosa que hubiera por ahí. En esta nueva estructura
estratégica nos sumamos a esta preocupación del portavoz del Grupo
Socialista. Esto me lleva a una reflexión que ya no es una referencia al
mando español. Yo le pediría al señor ministro que esta posible
referencia al mando español, fuera de lo que no es mando OTAN, se siga
considerando. Usted sabe, señor ministro, que este portavoz le ha hecho
llegar en determinadas ocasiones un recuerdo, no nostálgico sino de
necesidad, de algo que hasta hace pocos años existió en Canarias que era
el Munican, el mando unificado de Canarias. ¿Por qué digo esto? Señor
ministro, en el archipiélago canario usted tiene una estructura de
cuadros de mando del Ministerio de Defensa de primera categoría,
cualitativa y cuantitativamente. En cuanto a lo cualitativo, quiero
aprovechar la ocasión para mostrar la felicitación de Coalición Canaria
al señor ministro y al presidente del Gobierno por la sensibilidad que
han tenido en el último nombramiento del nuevo jefe de la zona militar de
Canarias de llevar allí un hombre de nacimiento canario tinerfeño, por
tanto yo diría que hasta con un doble patriotismo de la patria grande y
de la patria chica y por su conocimiento en todos los órdenes, no
solamente ya de técnica y de doctrina militar de la defensa de un
archipiélago sino en el orden sociológico y de identificación personal en
todo. Quiero aprovechar esta ocasión para hacerle este reconocimiento.

En Canarias tiene usted un teniente-general del Ejército de Tierra, con
su Estado Mayor y mandos de generales de brigada y de generales de
división; tiene usted, al mando del sector naval de Canarias, un
vicealmirante, y en el Ejército del Aire tiene usted un general de
división. Esto, de alguna manera, tendría que volver a ser un núcleo de
estructura



Página 11725




de mandos, que es la sugerencia que le hago, para recuperar aquel mando
unificado de Canarias como pieza estratégica fundamental. Y esto lo
relaciono con lo que ha salido de la burbuja famosa como una forma de
estar vinculados al mando del Saceur, del comandante supremo aliado en
Europa, a través de este mando subregional que ahora se establece en la
península Ibérica y concretamente en los alrededores de Madrid.

Yo creo que ha sido desde un punto de vista de cómo se miran dentro de la
organización de la OTAN los intereses españoles la razón de que se haya
encontrado en lo personal un hombre de la calidad técnica militar del
general Esparza, pero me parece muy atinada la decisión que ha tomado el
Gobierno de que, quitándole el apellido y digamos su prestigio personal,
que serán siempre intachables, para este mando, a los efectos de
organigramas de los comandantes supremos de la OTAN, se trata de un
general de brigada en la reserva. Esto tiene sus matices. Por tanto, si
esto tiene que tener alguna solución --y me sumo en gran parte a lo que
decía el portavoz socialista--, usted tiene, señor ministro, un
instrumento, que es la ley de ascensos honoríficos en el ejército, que se
ha venido escasamente utilizando; tendría que ir a mi archivo personal o
solicitarlo al Ministerio de Defensa para ver qué ascensos honoríficos se
han producido en los últimos 15 años en las Fuerzas Armadas españolas,
pero ese instrumento lo tiene usted al alcance de su mano. Digo esto
únicamente porque si alguien quisiera hacer una lectura --no quiero que
interprete mal mis palabras puesto que estoy en la línea coincidente con
el ministro de Defensa y su Gobierno--, podría decir: aquí tengo una ley
de ascensos honoríficos en la que una persona de la calidad profesional y
humana del general Esparza sería indiscutible, si el Gobierno necesita
elevarle, como retirado que es, la utilización del ascenso honorífico a
los efectos que pudieran proceder, porque desde luego merecido lo tiene.

Usted tiene el instrumento jurídico en la legislación referente a
ascensos honoríficos.

Y volviendo ya a la cuestión puramente de nuestra demanda, aclarados ya
los temas con el Reino Unido de la Gran Bretaña y el control de
Gibraltar, quería felicitarle, señor ministro, de que haya habido un
entendimiento entre el Gobierno español y el Gobierno portugués para
resolver sus diferencias sin que tuvieran que venir desde fuera, desde el
Saceur o desde otros órganos superiores de la OTAN a darnos la partitura
que deberíamos tocar conjuntamente España y Portugal, entendiendo también
que es necesario ese mantenimiento de la primacía de España y sus Fuerzas
Armadas como concepto de valor estratégico y su uso táctico en cualquier
operación; que este nuevo cuartel que se instale como mando subregional
de la OTAN en la península Ibérica y en la nueva sede ya seleccionada
tenga en cuenta estas peculiaridades del archipiélago canario. Nosotros
siempre pensamos y creemos que nunca se perderá ese hilo conductor con
los mandos naturales de las Fuerzas Armadas españolas en cuanto a los
cuarteles generales de Tierra, Mar y Aire y, por supuesto, del jefe del
Estado Mayor de la Defensa en la consideración especial de órdenes
operativas, que entendemos que son las que funcionan en Canarias.

Por todo lo demás, señor ministro, tiene usted el apoyo de Coalición
Canaria ya que --como me habrá oído incluso en conversaciones
particulares directas-- no solamente es un problema de doctrina militar
de la defensa del territorio, sino que es un problema político. Prueba de
ello es que a finales del año pasado --y se lo hicimos llegar así al
señor presidente del Gobierno, al ministro de Exteriores y a usted
mismo-- lo considerábamos un problema político, aparte de tener unas
connotaciones militares evidentes, por la condición de españolidad de
Canarias.




El señor PRESIDENTE: Señor ministro.




El señor MINISTRO DE DEFENSA (Serra Rexach): Señor Mardones, quiero darle
las gracias por su apoyo y el de su coalición. Lo hemos tenido
permanentemente y sabe S. S. la importancia que le damos. Repito que en
materia de política de defensa, como política de Estado que es, todos los
apoyos son pocos y se agradecen especialmente los que se dan por los
grupos de la Cámara.

Es verdad que hubo intranquilidad y desasosiego. Pero tan cierto como
ello, señoría, es que no fue generado desde el Gobierno ni desde el
Ministerio. Desde el primer momento trasladamos un mensaje de confianza y
de tranquilidad que, venturosamente, ha sido refrendado por el acuerdo
final de la Alianza. Señoría, Canarias tiene en sí misma un valor
estratégico de primerísima magnitud y eso no se puede olvidar aunque se
quisiera. Como la situación es que no se quiere olvidar, estará
permanentemente en nuestra mente la necesidad de contar con ese
inestimable valor estratégico que tiene el archipiélago canario.

Hay una cuestión que suscita S. S. y no es la primera vez --y creo que
las palabras del portavoz socialista eran correctas--, en cuanto que hay
un mando de las Fuerzas Armadas nacionales y habrá un mando de la Alianza
ubicado en España. Tanto la Península como Canarias son España, luego
está bien dicho. Segundo, la plena participación, la consolidación de
España, ni mucho menos exonera o perturba el ejercicio de la soberanía
nacional y la protección y defensa de esa soberanía que le incumbe a las
Fuerzas Armadas Españolas, que tienen como misión constitucional prístina
y primaria la defensa del territorio nacional y, por tanto, así va a
seguir.

Hay una cuestión discutible; se terminó con la existencia de un mando
unificado de Canarias, con el Munican y su Estado Mayor conjunto, el
Emacon del Munican pero ahora estamos en una circunstancia donde vemos
que la conducción de las operaciones se puede realizar, gracias a los
avances de la tecnología, desde miles de kilómetros. Señoría, lo que
queremos es tener a Canarias, al archipiélago canario, desde el punto de
vista de la defensa, integrado, y no haya que desplegar un mando conjunto
allí, porque ya el mando conjunto, esas capacidades de transporte, de
comunicaciones, de información y de inteligencia pueden estar llevadas
desde un solo centro y no tener un centro de primera o de segunda. En
todo caso, es una cuestión opinable y discutible; sabe S. S. que estamos
abiertos a cualquier conversación al respecto.




Página 11726




Agradezco muy especialmente --y no saben la alegría que le dan al
ministro de Defensa, después de haber tenido algunos parlamentos donde
parece que se pone en tela de juicio el deseo primario y con más interés
que nadie por parte de los militares de que se mantenga la paz-- el estar
oyendo felicitaciones cordiales de la categoría del general jefe del
núcleo de constitución del cuartel general o, en este caso, por un jefe
de región militar, y coincido con SS. SS. en sus capacidades y cualidades
personales. Querría hacer simplemente una apostilla en el sentido de que
ése es el sentir, el talante y la capacidad general de nuestros altos
mandos. Saben que el ministro tiene por costumbre almorzar una vez al
mes, con cada uno de los consejos superiores de los Ejércitos --hoy lo
hago con el Consejo Superior de la Armada-- y es una ocasión impagable de
constatar la capacidad, el nivel, las aptitudes que tienen nuestros altos
mandos militares y que también esta Cámara los conoce por sus
comparecencias.

Vamos a tener que seguir negociando punto por punto, persona por persona,
puesto por puesto, la preimplementación y la implementación de la nueva
estructura de mandos. Ahí, aunque me alegro mucho que coincidan la patria
chica y la patria grande, son los intereses de la patria grande los que
tienen que estar salvaguardados. Tenga en cuenta, señoría, que para
salvaguardar mejor los intereses de la patria grande, la posición
estratégica, repito, de la patria chica de S. S. es un elemento
fundamental.

Voy a terminar, quizá, con un malentendido. El general de brigada en la
reserva es jefe del núcleo de constitución. Tendremos que nombrar un
general, no de división, probablemente con rango de teniente general, que
es el homólogo a otros países de la Alianza, y así está previsto, pero
hasta que no esté funcionando el cuartel general, esos mandos que se
hacen a propuesta de los gobiernos nacionales son aprobados por la
Alianza; hasta que no esté funcionando, sería imposible nombrar un jefe
del mando subregional de Madrid. Está un general de brigada en la reserva
encargado de la constitución; en cuanto esté constituido, habrá una
propuesta y una aprobación de un jefe del rango adecuado, que deberá ser
similar a los demás jefes de mandos de la Alianza.

Por último, simplemente recordarle que el ascenso honorífico sólo puede
concederse a personal que está en la segunda reserva; no se puede hacer
antes. De todas maneras, aprovecho la sugerencia y tomo buena nota de
ella.

Termino como empecé, agradeciéndoles su apoyo a la labor del Ministerio
de Defensa.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Popular, tiene la palabra el señor
Fernández de Mesa.




El señor FERNANDEZ DE MESA DIAZ DEL RIO: Señorías, señor ministro,
brevísimamente, aunque sólo sea imbuido por el espíritu de servicio, que
me imagino que es el mismo que mueve a todos los diputados y a todos los
grupos de esta Cámara. Imbuidos por un espíritu de servicio, renovado a
partir del 3 de marzo de 1996, con una forma diferente de hacer política,
sin ninguna duda, es con el espíritu con el que el Grupo Parlamentario
Popular defiende, con mayor o menor vehemencia, sus propuestas en todas y
cada una de la comisiones.

Lo que yo sí tengo muy claro es que no he entrado en ningún tipo de
contradicción en relación con la directiva de defensa nacional, porque
simplemente lo que he dicho es que recoge la consolidación de España en
las organizaciones nacionales e internacionales de seguridad y defensa,
es decir, la plena participación española en la nueva estructura militar
de la OTAN, que es lo que se ha producido durante esta legislatura,
porque al Partido Popular tampoco le duelen prensas en reconocer las
cuestiones que, realizadas por gobiernos anteriores del Partido
Socialista, contribuyen, sin ninguna duda, a dar esa característica de
política de Estado a la política de la defensa, que ya quisiéramos
encontrar en más ocasiones. En cualquier caso, creo que la solidez y el
rigor con los que el Gobierno español ha podido defender sus posturas en
este período de adaptación interna y externa de la Alianza Atlántica no
han sido sólo el rigor y la solidez de este Gobierno, con su presidente a
la cabeza, del ministro de Defensa o del de Asuntos Exteriores, sino, sin
ninguna duda, el importante respaldo parlamentario que se ha recibido
desde los grupos políticos que apoyaron en su día la comunicación que
hizo el presidente del Gobierno, Convergència i Unió, Coalición Canaria,
Partido Nacionalista Vasco y, por supuesto, el Partido Socialista Obrero
Español. Respaldos como el que este Gobierno ha recibido de la Cámara dan
una mayor tranquilidad y firmeza a la hora de negociar cuestiones tan
importantes como fueron esas dos reservas que se han presentado aquí,
formuladas por los británicos, o el contencioso de Portugal, que
afortunadamente por la voluntad del Gobierno español, se resolvieron de
una forma favorable. Sobre todo quiero constatar y dejar muy claro que,
desde nuestro punto de vista, España no es la que plantea en ningún
momento el contencioso con Gibraltar sino todo lo contrario.

Probablemente, por esa voluntad española de mantener al margen el
contencioso gibraltareño de lo que es una negociación mucho más amplia,
la estructura nueva de la Alianza Atlántica, sea por lo que al final
triunfa la posición española, y en este momento ha sido capaz el Gobierno
de sacaradelantelaspropuestasque había planteado de acuerdo con el
respaldo del Congreso de los Diputados.

El Estado Mayor Militar internacional ha redactado el documento de
integración de España en la estructura militar de la OTAN. Esperamos que
se produzca cuanto antes, a poder ser y probablemente dentro de este
mismo mes de marzo. Desde luego, nosotros respaldamos no sólo las
actuaciones que ha tenido el Gobierno hasta este momento sino las que
pueda llevar a cabo en sus negociaciones hasta el final, en la
negociación de la preimplementación y la implementación de los cuadros de
mando, que es algo muy importante desde el punto de vista español, sobre
todo teniendo en cuenta que este Gobierno --lo mismo que el anterior, sin
ninguna duda-- defenderá por encima de todo los intereses españoles en el
marco internacional, en este caso concreto en el marco de la Alianza
Atlántica.




Página 11727




En relación, y termino, señor presidente, con el general Martínez
Esparza, creo que en este momento no hay mayor honor, ni honra, ni
reconocimiento para un general que pasa a la reserva que el Ministerio de
Defensa siga pensando en él y continúe utilizándolo en el mando en el que
lo ha puesto. Creo que esto entra dentro de la política de coherencia de
este Gobierno de que no se produzcan ascensos sin vacantes, como
desgraciadamente se venían produciendo, y precisamente en el cuerpo de
Infantería de Marina, durante los últimos años --creo recordar que sólo
habiendo un general de división en plantilla llegamos a contar con tres
en activo--, y probablemente dentro de esa política que algunos grupos
políticos predican de reducción de los cuadros de mando. No podemos
seguir extendiéndolos permanentemente porque se consideren unos
servicios, porque en esa línea cantidad de comandantes generales de la
flota, vicealmirantes, que fueron magníficos vicealmirantes, hace pocos
años no ascendían a almirante por no existir vacante.

Para una persona que ha realizado un trabajo importantísimo en el
Ministerio de Defensa, durante la etapa socialista, en la Dirección
General de Política de Defensa, que ha realizado prácticamente su carrera
en el Ministerio de Defensa, en la Digenpol, creo que el mejor
reconocimiento a su labor y a su trabajo es que, aun estando en la
reserva y existiendo oficiales generales de gran valor y con gran
competitividad y gran conocimiento en cuestiones internacionales y de la
OTAN, se siga contando con él para una labor tan importante como es la de
poner en marcha el acuartelamiento subregional de Retamares.

Gracias, señor ministro, y sabe que cuenta, una vez más, con todo nuestro
respaldo para los proyectos que acaba de exponer aquí esta mañana.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor ministro.




El señor MINISTRO DE DEFENSA (Serra Rexach): Muchas gracias, señor
Fernández de Mesa, y no sólo por el apoyo básico que da el Grupo
Parlamentario Popular a la labor del Gobierno en todos sus ámbitos y, en
concreto, a éste de la defensa. Me alegro mucho de que todos hagamos caso
de la recomendación del presidente del Gobierno de mirar hacia delante.

Me parece que es el mejor camino que podemos encontrar para aunar
voluntades y no profundizar en diferencias, y creo que desde ese punto de
vista han sido muy acertadas las palabras del portavoz del Grupo Popular.

Quisiera hacer un par de referencias, en primer lugar, a su alusión sobre
el tema de Gibraltar. Muy desde el primer momento, repito, desde
septiembre de 1996, en la primera reunión informal que tuvimos en Bergen
los ministros de defensa, ya sentamos claramente la posición española, y
nos podemos congratular de que, al final, haya llegado a buen puerto esa
posición. Pero igual que ha habido dificultades innegables, como las
tiene que haber en toda negociación, aunque agradezco la confianza de los
grupos de la Cámara, hay que ser conscientes de que en esta labor de
implementación de la nueva estructura vamos a tener dificultades.

Tendremos dificultades porque las aspiraciones y los deseos nunca se
verán íntegramente correspondidos con la realidad. Pero como ha dicho el
señor Fernández de Mesa, aquí está muy claro que en la defensa de los
intereses españoles, nacionales, cuanto mayor respaldo --como lo hemos
tenido-- tengamos en la Cámara, será mejor para llevar a cabo la defensa
de esos intereses que a todos nos son comunes.

El documento de la integración de España había suscitado dos reservas,
pero parece que estamos en el buen camino de que las dos sean levantadas,
aunque no es seguro. Tenemos fundadas esperanzas por conversaciones tan
últimas como de ayer por la noche de que pueden levantarse. Pero como ese
escollo encontraremos otros en el futuro. Saben SS. SS. que en la Alianza
se toman las decisiones por unanimidad, por lo que hay que contar con que
muchas veces se está atacando una posición para defender algo que nada
tiene que ver, pero que es un elemento de presión en esa compleja
negociación, a tantas bandas, como es la que hay que llevar a cabo en la
Alianza.

Quiero hacer una reflexión en cuanto a los oficiales generales, en la
reserva o no. Evidentemente, tenemos que disminuir el número de los altos
mandos. Por otro lado, tenemos que aprovechar al máximo las capacidades
para el cumplimiento de los objetivos nacionales, y todo esto con una
legislación extraordinariamente rígida. El caso que se ha suscitado ha
sido un caso que había sido sonado por la existencia de una última
sentencia de la Sala Tercera del Tribunal Supremo, que al ser sólo una
sentencia no crea jurisprudencia. Estamos intentando preparar una nueva
ley de régimen jurídico del personal militar donde se pueda tener una
mayor flexibilidad al mismo tiempo que se compagina con la necesaria
reducción de los altos mandos. Quizá no siempre sea una labor bien
entendida, pero conjugar la subsistencia de los principios con la
necesaria flexibilidad y agilidad es probablemente el problema que tiene
el Gobierno planteado cada día y ésta no será una excepción. De todas
maneras, SS. SS. tendrán oportunidad de conocer cuáles son los proyectos
del Gobierno cuando se remita a la Cámara el citado anteproyecto de Ley.

Reitero mi agradecimiento a todos los grupos por la atención prestada.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor ministro, no sólo por su
presencia esta mañana en la sesión de la Comisión, sino también por la
invitación que nos ha hecho para visitar la fuerza de maniobra, que le
agradezco en nombre de todos los miembros de la Comisión.

Por lo que hace a la sugerencia del Señor Estrella para encontrar alguna
vía para que la Comisión tenga acceso a las misiones del mando
subregional, en contacto con el Ministerio encontraremos el cauce
adecuado.

Antes de levantar la sesión, quiero anunciar a los señores comisionados
que el próximo día 11 de marzo, miércoles, a las 12, volveremos a tener
sesión de la Comisión.

Se levanta la sesión.




Eran las dos y quince minutos de la tarde.