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DS. Congreso de los Diputados, Comisiones, núm. 367, de 28/01/1998
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CORTES GENERALES



DIARIO DE SESIONES DEL



CONGRESO DE LOS DIPUTADOS



COMISIONES



Año 1998 VI Legislatura Núm. 367



SANIDAD Y CONSUMO



PRESIDENCIA DEL EXCMO. SR. D. FELICIANO BLAZQUEZ SANCHEZ



Sesión núm. 18 (extraordinaria)



celebrada el miércoles, 28 de enero de 1998



ORDEN DEL DIA:



Comparecencia del señor Ministro de Sanidad y Consumo (Romay Beccaría),
para informar de los términos en los que se suscribe el nuevo Acuerdo de
colaboración entre la Administración Pública Sanitaria y Farmaindustria.

A petición propia (Número de expediente 214/000063).




Se abre la sesión a las once y cinco minutos de la mañana.




El señor PRESIDENTE: Señorías, buenos días a todos.

En primer lugar, quiero comunicar a los miembros de la Comisión la
sustitución producida en cuanto al asesor letrado de la misma. Don Pedro
Peña ha cesado como letrado de la Comisión y le sustituye don Ignacio
Astarloa, que creo que es de todos conocido que fue secretario general de
la Cámara, letrado mayor de esta casa, y que a petición propia quiere
compartir con nosotros las tareas de la Comisión de Sanidad y Consumo. Le
doy la bienvenida y le deseo una grata estancia durante el período de
sesiones que se inicia con los miembros de la Comisión.

Y, cómo no, también doy la bienvenida al señor ministro de Sanidad y
Consumo, que comparece hoy a petición propia ante esta Comisión para
informar de los términos en



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los que se suscribe el nuevo acuerdo de colaboración entre la
Administración pública sanitaria y Farmaindustria.

Esta comparecencia, como conocen SS. SS. por el Reglamento de la Cámara,
es extraordinaria. Estamos en un período que no es el hábil de sesiones y
con este carácter extraordinario fue convocada por el Presidente de la
Cámara hace unos días.

Una vez más le agradecemos al señor ministro su comparecencia en la
Comisión y, sin más preámbulos, le damos la palabra. Cuando quiera, señor
ministro.




El señor MINISTRO DE SANIDAD Y CONSUMO (Romay Beccaría): Señor
presidente, señorías, comparezco ante esta Comisión de Sanidad y Consumo
del Congreso de los Diputados para informar a SS. SS. de los términos en
los que se suscribe el nuevo acuerdo de colaboración alcanzado entre la
Administración sanitaria pública y Farmaindustria, que nos permitirá
lograr el objetivo de ahorro en el gasto farmacéutico del Sistema
Nacional de Salud acordado por el Consejo de Político Fiscal y Financiera
en su reunión del día 27 de noviembre de 1997 y que se cifró en 65.000
millones de pesetas. Para ello, el Consejo de Política Fiscal y
Financiera consideró que debían introducirse medidas de racionalización
del consumo farmacéutico.

El acuerdo suscrito el pasado 22 de enero con Farmaindustria contribuye a
lograr esa racionalización del gasto sanitario público y a la máxima
eficiencia en la utilización de los recursos económicos asignados al
Sistema Nacional de Salud, al tiempo que a alcanzar ese objetivo de
ahorro previsto por el Consejo de Política Fiscal y Financiera.

Este acuerdo viene a sustituir el acuerdo marco de 1 de agosto de 1996,
que modificaba a su vez el suscrito con fecha de 27 de julio de 1995,
estableciendo una diferencia básica con los firmados anteriormente, toda
vez que aquéllos preveían una aportación de la industria farmacéutica a
la sanidad pública en función del crecimiento del gasto sanitario. Esta
vez no se trata de un pacto de crecimiento por el cual la industria
farmacéutica devuelve parte de sus beneficios a la sanidad pública, sino
de un acuerdo de colaboración económica mediante el cual Farmaindustria
se compromete a colaborar con el Sistema Nacional de Salud en la
financiación de la asistencia sanitaria pública.

En concreto, el compromiso de cooperación de Farmaindustria, tal y como
se prevé en este acuerdo, se traduce en un impacto económico de 39.145
millones de pesetas en 1998, de los que 29.145 millones corresponden a
una colaboración económica sobre la base de los beneficios del sector. De
esta cantidad se podría deducir el ahorro en precio de venta de
laboratorio producido en dicho año por la comercialización de
medicamentos genéricos, así como por la exclusión voluntaria de
especialidades farmacéuticas previamente financiadas por el Sistema
Nacional de Salud, siempre y cuando se alcancen los objetivos económicos
previstos en el acuerdo del Consejo de Política Fiscal y Financiera de 27
de noviembre de 1997. Asimismo, 10.000 millones de pesetas se aportarán
bien mediante modulaciones selectivas de precios --computadas en términos
de PVP incluido IVA-- acordadas individualmente con cada laboratorio,
bien mediante aportaciones de los laboratorios o bien mediante una
combinación de ambas, según el criterio que establezca la comisión de
seguimiento que se crea para el desarrollo de los aspectos técnicos de
este acuerdo.

En el ejercicio de 1999 la aportación total del sector será de 26.000
millones de pesetas, de los que 16.000 millones corresponden a
colaboración económica de la industria farmacéutica. Esta cantidad es
inferior a la del año 1998, al considerarse ya deducidos de este importe
los ahorros producidos por la comercialización de medicamentos genéricos,
por la aplicación de precios de referencia y por la exclusión voluntaria
de especialidades farmacéuticas, así como por impacto de la lista
negativa durante todo el año. Otros 10.000 millones de pesetas se
aportarán mediante las modulaciones de precios realizadas en 1998, por
las que se realicen en 1999, por las aportaciones en este año de los
laboratorios o mediante una combinación de todas ellas. Esta modulación
de precios se acordará específicamente con cada laboratorio afectado, y
en cualquier caso no afectará a la cantidad total que en cada año
aportará el sector industrial farmacéutico. Además, en la línea especial
de colaboración de la industria farmacéutica se mantendrá la reducción de
precios del 3 por ciento en promedio que se acordó en noviembre de 1993.

En principio, en el texto alcanzado se prevé que el acuerdo marco tenga
una vigencia de dos años, es decir, desde el 1 de enero de 1998 al 31 de
diciembre de 1999, aunque ambas partes consideran deseable su prórroga al
menos por un período adicional de otros dos años, obligándose en este
caso ambas partes a actualizar las condiciones económicas establecidas.

Como se ha señalado, este acuerdo prevé la constitución de una comisión
de seguimiento, integrada paritariamente por miembros de la industria
farmacéutica y del Ministerio de Sanidad y Consumo, y entre sus funciones
se incluyen, junto a la interpretación del acuerdo o la resolución de
cuantas cuestiones surjan del mismo, la distribución de la aportación
entre la industria farmacéutica, así como la forma y plazos de pago.

Asimismo, esta comisión de seguimiento asumirá las funciones atribuidas a
la comisión creada para la aplicación del acuerdo marco de 1 de agosto de
1996, y muy especialmente la liquidación al 31 de diciembre de 1997 de
las aportaciones que correspondan en base al acuerdo anteriormente
vigente.

En el contexto de este acuerdo marco ambas partes, es decir, la
Administración sanitaria pública y la industria farmacéutica, han
manifestado la necesidad de prestar apoyo a la investigación, en especial
en lo referente a los nuevos medicamentos que presenten un importante
progreso terapéutico; adoptar medidas para que las pequeñas y medianas
empresas tengan mayor acceso a la investigación y desarrollo, con objeto
de mejorar su potencial para hallar espacios de innovación, sobre todo en
el ámbito tecnológico; contemplar una política de registro y otra
específica de genéricos que incrementen su participación en el mercado y
atiendan al respeto de los legítimos intereses de la propiedad
industrial. El Ministerio de Sanidad y Consumo, dentro del ámbito de sus
competencias, propondrá que los porcentajes



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de incrementos de precios para las especialidades farmacéuticas no
financiadas con cargo a fondos públicos, previstos en la Ley de Medidas
Fiscales, Administrativas y de Orden Social, estén en relación y
coadyuven, especialmente en el primer año, con el esfuerzo que realiza la
industria farmacéutica por las medidas contempladas en el acuerdo.

Las administraciones sanitarias, con la colaboración de Farmaindustria en
aquellos temas que le conciernen, establecerán un sistema de información
sobre el suministro de medicamentos a los hospitales del Sistema Nacional
de Salud que permita conocer las adquisiciones, al objeto de agilizar y
normalizar los períodos de pago de forma compatible con la planificación
económica e industrial de las empresas farmacéuticas. Por los órganos
competentes del Sistema Nacional de Salud se llevarán a cabo las
actuaciones oportunas para que, dentro de su ámbito, las prescripciones
de especialidades farmacéuticas excluidas de financiación pública se
puedan realizar en recetas del Sistema Nacional de Salud de acuerdo con
el procedimiento ya existente elaborado en 1993.

En definitiva, el acuerdo marco suscrito con la industria farmacéutica, y
para el que los diversos laboratorios disponen de un plazo de veinte días
para adherirse, supone un importante instrumento para lograr el objetivo
de ahorro en el gasto farmacéutico público, que repercute en la
consolidación económica del Sistema Nacional de Salud. Además, y en
relación a los acuerdos anteriormente suscritos, presenta las siguientes
ventajas: establece una importante colaboración económica del sector
farmacéutico no vinculada al crecimiento del gasto farmacéutico, lo que
supone un elemento de estabilidad presupuestaria. En el ejercicio de 1998
representa un incremento neto de 29.900 millones de pesetas en la
aportación de Farmaindustria; en el ejercicio de 1999, la menor
aportación quedará compensada como consecuencia del mayor desarrollo de
la política de genéricos y de los precios de referencia, así como por el
efecto durante todo el año de la nueva lista negativa de medicamentos. El
contexto del acuerdo supone una apuesta decidida entre la Administración
sanitaria pública y el sector industrial para que se desarrollen en
nuestro país nuevos proyectos de investigación de alto valor añadido al
potenciarse el desarrollo tecnológico del sector y la investigación de
productos que supongan innovaciones terapéuticas.

La introducción de una política de registro de productos farmacéuticos
que contemple de forma específica los medicamentos genéricos, permite
atender a los legítimos intereses de la propiedad industrial, al tiempo
que potencia el registro de este tipo de productos, favoreciendo su
utilización en el Sistema Nacional de Salud y generando un ahorro en el
gasto público en base al menor coste de los mismos. El acuerdo alcanzado
permite crear un marco de estabilidad económica, tanto para el sector
sanitario público como para el conjunto de la Administración, compatible
con los principios de convergencia de Maastricht.

En resumen, éstos son el contenido y el alcance del acuerdo marco
suscrito el pasado 23 de enero con Farmaindustria y que, junto al resto
de las medidas previstas --la exclusión de fármacos de la financiación
pública y la progresiva implantación de genéricos--, nos permiten
alcanzar el objetivo de ahorro de 65.000 millones previsto en el acuerdo
del Consejo de Política Fiscal y Financiera, y lo que es más importante,
poder disponer de un cuantioso volumen adicional de recursos para la
financiación de la asistencia sanitaria pública.

Sobre la exclusión de medicamentos de la financiación del Sistema
Nacional de Salud, puedo decir que va a afectar a medicamentos con
limitada utilidad terapéutica, así como a otros productos utilizados en
síntomas y síndromes menores. Se tratará de una lista equilibrada, en la
que estarán presentes como factor esencial las necesidades de los
pacientes. Los productos incluidos en la lista serán, sobre todo,
especialidades farmacéuticas de precio medio-bajo, y algunas de ellas se
comercializan con idéntica composición como especialidades farmacéuticas
publicitarias, especialmente en el caso de productos destinados a
síntomas o síndromes menores.

En cuanto a los medicamentos de limitada utilidad terapéutica, tanto el
Insalud como algunas comunidades autónomas con competencias en asistencia
sanitaria están ya desaconsejando su prescripción a los facultativos, y
además están dejando de incluirse en los protocolos terapéuticos que se
elaboran por los profesionales sanitarios para atención primaria. Sin
embargo, estos medicamentos tienen la garantía de calidad, seguridad y
eficacia que les confiere el registro, por lo que pueden permanecer en el
mercado.

Con estas premisas se puede garantizar que la calidad asistencial que se
proporciona a los ciudadanos no se va a ver afectada en ningún caso y que
de ninguna manera se actúa en contra de los pacientes. Al destinarse el
ahorro de estos medicamentos a financiar la asistencia sanitaria, se está
promoviendo la mejora de la atención al paciente y de la asistencia
sanitaria en su conjunto.

En cuanto al respaldo legal existente, no hay duda de que la Ley del
Medicamento, en su artículo 94, contempla de forma explícita, entre los
criterios a tener en cuenta para la financiación pública de los
medicamentos, la utilidad terapéutica y social de los mismos, así como la
limitación en el gasto público destinado a prestación farmacéutica.

Los servicios técnicos del departamento están ultimando sus trabajos en
relación con esta lista negativa. Confíamos en que la tramitación del
correspondiente real decreto pueda iniciarse o a finales de esta misma
semana o a principios de la próxima, y esa tramitación implicará la
audiencia de todos los sectores afectados y de órganos con competencia
técnica acreditada, en garantía del acierto de la resolución que en su
momento se dicta.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Parlamentario Socialista, tiene la
palabra la señora Amador.




La señora AMADOR MILLAN: Señor presidente, permítame que, en primer
lugar, en nombre del Grupo Parlamentario Socialista, dé la más cordial
bienvenida al letrado, señor Astarloa, a esta Comisión y le felicite por
haberla escogido, porque es bien sabido que, entre las cosas



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que se hacen en este Congreso, las que realiza la Comisión de Sanidad son
de las más interesantes.

Señor ministro, le agradezco su comparecencia, pero necesariamente tengo
que hacer algún comentario previo sobre el hecho de que se presente y se
celebre esta comparecencia a petición propia del Gobierno. Creo, señor
ministro, que la reiteración en estos hábitos que su Gobierno ha
adoptado, estas supuestas habilidades que consisten en sumarse a la
carrerilla a peticiones de grupos de la oposición para poder decir en un
día como hoy que comparece a petición propia, son poco serias, y además
permítame que le diga que yo lo lamento especialmente en un ministro como
usted, cuyos comportamientos y modales es conocido que, en el ámbito
privado, son exquisitos y, por tanto, me gustaría que se tradujeran a los
comportamientos públicos. No me parece de recibo que usted comparezca a
petición propia igual que va a comparecer, por lo visto, el señor
Cardenal. La verdad es que es una voluntariedad en la comparecencia que
nadie se cree.

El itinerario que me parece necesario recordar para explicar por qué es
importante esta mención es el siguiente. El día 30 de diciembre tuvimos
todos los ciudadanos la primera noticia, a través de los medios de
comunicación, de un preacuerdo alcanzado por Farmaindustria y el
Ministerio de Sanidad y Consumo, que iba a se completado y firmado en los
primeros días de enero. De manera que tenemos esa noticia en una fecha
tan señalada como la del último día del año, pero el Gobierno es
aficionado también a dar noticias en esas épocas; el Gobierno del Partido
Popular no descansa ni en agosto ni en navidades ni en fin de año, por lo
que nos hace estar alerta a los miembros de la oposición, lo cual, señor
ministro, supone un reproche, porque nos dejan descansar poco. Lo cierto,
insisto, es que tenemos noticia de que hay ese acuerdo, que es muy
importante, y el Grupo Parlamentario Socialista, señor ministro, presenta
en esta Cámara una petición de comparecencia el día 9 de enero, después
de los Reyes Magos. El día 9 de enero entra esa petición del Grupo
Parlamentario Socialista, en la que razonamos la necesidad de conocer las
negociaciones que está llevando a cabo el Gobierno con Farmaindustria,
porque, según las noticias que se hacen públicas en ese momento y por
manifestaciones de los representantes de Farmaindustria, se estaba
valorando la modificación en la aportación de los usuarios; se estaba
diciendo explícitamente que los medicamentos iban a costar más; se estaba
diciendo que no se podía desvincular la condición de paciente de la de
contribuyente en el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas, y S.

S. comprenderá que estas cosas, dichas por un altísimo responsable de
Farmaindustria, indujeron a una cierta preocupación, me parece que
razonable y sensata y, por tanto, fundamentábamos nuestra petición en la
medida en que si los derechos de los pacientes en relación a la
prestación farmacéutica se iban a ver afectados por esos acuerdos,
parecía razonable pedir al Gobierno que informara sobre el contenido de
esas negociaciones en la Cámara.

Lo cierto es que el 14 de enero, como le digo, señor ministro, en esas
supuestas habilidades de alguien que considera que no se nota que el
Gobierno se suma a toda velocidad a las peticiones hechas por otros
grupos, presenta una petición y el día 14 entra en esta Cámara una
solicitud del Gobierno para informar sobre los acuerdos con
Farmaindustria. Sin embargo, la Diputación Permanente, convocada para el
día 20 de enero, analiza la petición del Grupo Socialista, y el Grupo
Parlamentario Popular y los grupos que apoyan al Gobierno no consideran
relevante que esa información se produzca antes de proceder a su firma,
que es lo que consideraba relevante mi grupo parlamentario, de manera que
perdimos la votación de esa solicitud de comparecencia (no pedíamos nada
más, señor ministro, que la información y la comparecencia) y no se ha
celebrado antes de la firma, y ahora, una vez firmado, una vez decidido,
una vez establecidos esos acuerdos, comparece el Gobierno a petición
propia y quiero, en primer lugar, expresar nuestra discrepancia con esa
forma de proceder. El Gobierno puede, como es obvio y evidente, aceptar o
no la comparecencia, pero no aceptarla y además pretender quedar bien
porque comparece a petición propia y, como dijo el portavoz de su grupo
parlamentario, en un tiempo récord, no me parece, señor ministro, que sea
un planteamiento serio. Lo cierto es que comparece hoy S. S. y nos
informa sobre un acuerdo que tampoco hemos conocido en su literalidad, no
tenemos el texto de ese acuerdo y, habida cuenta de que ya está firmado y
consumado, hubiéramos agradecido que el Gobierno nos lo hubiera hecho
llegar antes de esta comparecencia.

No conocemos, repito, el texto del acuerdo, señor ministro, más que de
las explicaciones que S. S. ha tenido la amabilidad de dar ahora, y no
conocemos la lista de los medicamentos que se van a excluir de la
financiación pública, que como usted comprenderá es la cuestión clave en
la preocupación sobre cómo se va a traducir eso para los pacientes.

Porque, señor ministro, en el Grupo Socialista, que tiene la suerte de
poder decir hoy lo mismo que decía ayer, hace un año o hace tres en
cuanto a política de uso racional del medicamento (también en otras
cosas, pero desde luego en esto), seguimos pensando que hay que
racionalizar el uso de los medicamentos, que es imprescindible seguir
acometiendo una política de uso racional de los medicamentos, pero es
clara la distinción entre hacer una política de uso racional del
medicamento en la que la autoridad sanitaria asume la responsabilidad de
explicar a los pacientes que se dejan de financiar unos medicamentos
porque no son necesarios ni relevantes para la salud, y lo que ha hecho
el Gobierno, señor ministro: hacer las cuentas, tomar la decisión de
reducir el gasto farmacéutico público en una cifra determinada (65.000
millones), acotar qué parte de esa cifra se repercute en la industria
farmacéutica, y con lo que queda no sabemos bien qué va a pasar, pero se
nos dice que va a haber una lista y, señor ministro, créame que no se nos
alcanzan las razones para que esa lista sea el secreto mejor guardado del
Ministerio de Sanidad y Consumo en los últimos meses. Esa lista no la
conocen los especialistas, no la conocen los expertos, según dicen
públicamente; no se ha convocado a los órganos colegiados que tienen la
autoridad científica en esa materia, como la Comisión de uso racional o
la Comisión nacional de evaluación de los medicamentos, y cada vez que



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aparece un listado de medicamentos se desmiente inmediatamente.

De manera que, en un asunto tan sensible como éste, en el que la
perspectiva de reducción de 260.000 millones en medicamentos en cuatro
años, que es una cifra importantísima, lógicamente ha alertado a todo el
que tiene que ver con esa cuestión, que por cierto somos todos, parece
que el conocimiento de esa lista era un elemento fundamental para disipar
los temores de que no estamos ante una política de uso racional, sino
ante un recorte de gasto farmacéutico que o bien va a ir a déficit, a
desviación, o bien va a ser pagado por los pacientes. Porque fíjese,
señor ministro, que cuando se hace hincapié y se presenta como un logro
de la industria que se van a poder seguir recetando en el sistema
público, por los médicos del sistema público, en una receta especial,
estos medicamentos que se van a excluir, sin haber mediado una sola
consideración en torno al uso racional del medicamento, en torno a la
relevancia para la salud de los grupos terapéuticos que se está pensando
en excluir, entonces cunde el temor, señor ministro, de que todo va
seguir igual, sólo que hay medicamentos que se van a recetar en el
sistema público, con la autoridad del sistema público, pero financiados
al cien por cien por el paciente, y ése es un temor, señor ministro, que
nosotros teníamos interés en despejar.

Quiero decirle, porque la verdad es que el desarrollo del debate político
cada vez pierde más sutileza o más rigor, que desde el día 30 de
diciembre en que tuvimos la primera noticia hasta que se celebró la
Diputación Permanente --y ha transcurrido casi un mes-- el Grupo
Socialista no ha hecho ninguna manifestación demagógica ni ha agitado
ningún espantajo, lo único que hizo fue pedir información, expresando el
compromiso de que este grupo político iba a apoyar una política de uso
racional del medicamento; pero para poder apoyar algo hay que conocerlo,
señor ministro, porque si no es así, en lugar de ser un acto de
responsabilidad se convierte en un acto de complicidad con determinadas
políticas, lo que desde nuestro punto de vista no tendría ninguna
justificación. Por tanto, creemos que es lamentable que esa lista se
mantenga secreta, abonando toda la preocupación que hoy sentimos.

Deberíamos de ser capaces entre todos, señor ministro, de aclarar el
gasto farmacéutico, porque a mí me produce un cierto rubor que no seamos
capaces de ponernos de acuerdo en las cifras. Las cifras son tercas y son
explícitas. Yo quiero pedirle con toda seriedad que esta afición del
Gobierno por la propaganda en esta materia se limite un poco, señor
ministro. Si el gasto farmacéutico se ha contenido, al Grupo Socialista
es el primero en felicitarle. Es más, en alguna intervención pública,
esta portavoz ha llegado a decir que con la reducción del crecimiento del
gasto que S. S. había conseguido el resto del Gobierno y su grupo
político deberían haberle condecorado en lugar de haberle exigido una
reducción adicional de 260.000 millones, porque realmente es muy
importante haber conseguido reducir el crecimiento del gasto
farmacéutico. Pero fíjese, señor ministro, que aquí nos pasa lo mismo que
con el presupuesto. El modelo de financiación que se ha aprobado con el
presupuesto resulta que tiene una dotación para la sanidad superior a la
que tendría con el modelo anterior, y eso que es un planteamiento muy
positivo se ensombrece, en nuestra opinión, con ese frenesí que se ha
puesto en hablar de unas cifras que no se corresponden con la realidad:
donde son dos multiplicar por tres, haciendo esos planteamientos
triunfalistas que naturalmente duran poco, señor ministro, por eso que le
decía, porque las cifras son tercas. Fíjese que este ejemplar de El
Gobierno informa, que ustedes han dedicado al acuerdo de sanidad con
Farmaindustria, dice al iniciar el segundo párrafo: El acuerdo recoge que
ambas partes son conscientes de las actuales limitaciones
presupuestarias. ¿Qué limitaciones, señor ministro, si éste es el mejor
presupuesto de la historia, si nunca la sanidad ha tenido un presupuesto
como éste, si es la prioridad absoluta del Gobierno, si crecía 400.000
millones, si es el gasto público que más crece? ¿A qué limitaciones
presupuestarias se refiere, señor ministro?
Por eso le pido --y lo hago, créame, con la expectativa de que atienda
nuestra petición-- que clarifiquemos las cifras. Porque, según los datos
oficiales que obran en nuestro poder y que maneja todo el mundo,
comparando el gasto farmacéutico, señor ministro, del año 1995 con el del
año 1997, el Sistema Nacional de Salud ha experimentado un crecimiento
del 19,3 por ciento en los años 1996 y 1997. Este es un dato que me
gustaría que usted confirmara para ponernos de acuerdo, por respeto a
quien sigue estos debates, al menos en las cifras, señor ministro. Cada
uno es responsable de las valoraciones que hace luego y de las
conclusiones que extrae, pero me parece --como le digo-- poco
justificable que el debate político sanitario se base en una divergencia
hasta en las cifras, cuando además sólo las maneja el Gobierno, porque mi
grupo no tiene ninguna posibilidad de obtener las cifras del gasto
farmacéutico ni de las listas de espera. Naturalmente, no vamos a hacer
lo que se le hacía al Gobierno socialista, que cada vez que daba una
cifra se le decía: ésa no es. Mi grupo no tiene los datos, las cifras,
por creación propia; maneja las cifras oficiales, y según esas cifras
oficiales, señor ministro, de los 717.000 millones, en números redondos,
del año 1995 de gasto farmacéutico a los 856.000 millones que acaba de
corroborar S. S. en un acto público recientemente hay un crecimiento del
19,3 por ciento. Eso en primer lugar.




El señor PRESIDENTE: Vaya terminando, señora Amador.




La señora AMADOR MILLAN: Señor presidente, voy a tratar de acortar mi
intervención, pero permítame que esta comparecencia tenga alguna
utilidad, porque si nos quedamos sólo en la foto, va a ser lamentable. En
todo caso, señor presidente, descuide que voy a tratar de abreviar todo
lo posible.




El señor PRESIDENTE: Señora Amador, usted sabe que esta Presidencia es
muy generosa --lleva consumido ya el doble del tiempo reglamentario-- y
no tiene inconveniente



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en seguir aceptando su debate, pero le pido comprensión y concisión.




La señora AMADOR MILLAN: La tiene, señor presidente, y espero que en el
año nuevo la Presidencia siga siendo igual de generosa y yo igual de
disciplinada, o sea que voy a abreviar.

La página 61, señor ministro, del Plan estratégico hecho por ustedes
contiene un cuadro que explica cómo en el año 1995 el peso del gasto
farmacéutico en el gasto del Insalud era del 19,9 por ciento y el
siguiente escalón ha pasado a ser el 22,1 por ciento. Es decir, se
compadecen mal esas reducciones que se nos dicen del 4 o del 2 por ciento
con este incremento en el peso del gasto farmacéutico en el total, y le
pido expresamente y con todo rigor --por tanto, no en este momento-- que
facilite a la Cámara los datos oficiales del consumo del gasto
farmacéutico de todo el sistema y, en consecuencia, de todos los
servicios de salud y del Insalud.

Siendo esto así, señor ministro, tampoco comprendemos la presentación de
las cifras. Hasta ahora los resultados del crecimiento del año 1997, que
son positivos porque se ha reducido, han sido posibles gracias a
distintas medidas que usted ha venido explicándonos a lo largo del año.

Entre otras, y de manera muy importante, la contribución de la industria
farmacéutica. En virtud de ese acuerdo de retorno de beneficios de pacto
de crecimiento que usted nos decía, la industria farmacéutica venía
aportando una cantidad. Al debatir este nuevo acuerdo, la industria
farmacéutica ha explicado que duplica su aportación y que va a aportar
15.000 millones para esta cantidad adicional. Si la va a duplicar, eso
significa que venía aportando 15.000 millones y, por tanto, en esa cifra
que se nos da de gasto farmacéutico del año 1997 hay 15.000 millones,
según dice la industria farmacéutica, aportados ya. Sobre esta cantidad
de gasto del año 1997 el Gobierno decide recortar 65.000 millones. Si la
industria farmacéutica duplica su aportación, quiere decir que para este
recorte adicional aporta 15.000 millones, no 30.000, señor ministro. Las
cuentas se pueden hacer, como le digo, con habilidad --entre comillas--,
pero no salen. Si ustedes nos dicen que la industria va a aportar 30.000
millones porque es un pacto nuevo y partimos de la nada, entonces tiene
que aumentar el gasto farmacéutico que ha dado en 1997 en 15.000 millones
más; en caso contrario, señor ministro, cuenta dos veces la misma
aportación. Y esto, que no es una manía de discutir, es relevante porque
no es lo mismo que de los 65.000 millones ya sepamos de dónde salen
30.000 millones a que de los 65.000 millones sólo sepamos de dónde salen
15.000 millones, porque quedan otros 50.000 millones, señor ministro, que
o salen de esa lista negativa o van a desviación. Y 50.000 millones
adicionales por cuatro años son 200.000 millones, y 200.0000 millones de
exclusión de medicamentos en una política de uso racional empieza a ser
una cifra muy importante. Eso es lo que queremos saber, señor ministro, y
eso es lo que necesitamos aclarar con usted.

No entendemos, señor ministro, que se haya impuesto un modelo financiero
para la sanidad para cuatro años contra viento y marea y se haya
desestimado la petición que el Grupo Socialista hizo al Pleno en una
proposición pidiendo que la vigencia fuera de un año, puesto que hay
discordancias, hay desacuerdos, señor ministro. El modelo de financiación
no es pacífico ya que hay dos comunidades autónomas que lo han impugnado,
como ya saben; hay discrepancias, hay desacuerdos, hay preocupación sobre
el acuerdo de financiación de la sanidad. Ustedes no han sido sensibles a
esa petición, han impuesto cuatro años ese modelo para todos los sectores
del mundo sanitario, para las comunidades autónomas, los servicios de
salud, los profesionales, los proveedores, para todo el mundo excepto
para la industria farmacéutica, con lo que se firma un acuerdo por dos
años que se va a renegociar dentro de otros dos, y si el marco de la
financiación, señor ministro, está cerrado para cuatro años, ¿qué
elementos de negociación va a haber encima de la mesa dentro de dos años?
¿Por qué esa excepción para la industria farmacéutica?
Señor ministro, no creemos que el gasto farmacéutico haya evolucionado
como se presenta, no creemos que la aportación de la industria sea la que
se presenta y no entendemos el secretismo en la explicación de esa lista,
que hubiera sido muy bueno que hubiera sido transparente; no entendemos
que no compartan ustedes esto tan difícil que es explicar a la opinión
pública lo que es el uso racional del medicamento y por qué en España hay
que reducir la financiación pública de algunos medicamentos que no está
justificada por razones de salud; no entendemos por qué han rechazado
ustedes un apoyo que ya hubiéramos querido otros desde las filas de la
oposición para hacer una política seria en esta materia. Cuando no se
entienden tantas cosas, señor ministro, es que las cosas no son como
parece, y por eso, además de parecer que se hace lo que no se hace, que
es facilitar información a esta Cámara, nos hubiera gustado que la
hubieran facilitado a tiempo. Como eso ya no es así, tengo que expresar
el reproche de mi grupo y además las peticiones que a lo largo de mi
intervención le he formulado y que le ruego tenga en consideración, esto
es, la remisión del texto del acuerdo, la remisión de los datos oficiales
de consumo farmacéutico, la remisión de cuantos datos clarifiquen que no
estamos ante un nuevo recorte en una prestación social sino que las cosas
son como ustedes explican que son, porque hasta ahora créame, señor
ministro, que no hay forma de entenderlo así.




El señor PRESIDENTE: Para contestar, tiene la palabra el señor ministro.




El señor MINISTRO DE SANIDAD Y CONSUMO (Romay Beccaría): Señora Amador,
si nos piden cosas imposibles o en momentos procesales inadecuados
--usted, que es una jurista de reconocida valía, entiende estas cosas--,
es muy difícil que pueda haber una respuesta positiva, y luego nos acusan
ustedes de reticencia a comparecer para dar información.

El 31 de diciembre había un principio de acuerdo, como dijimos, que tenía
que materializarse y concretarse, y era de todo punto inoportuno
anticipar cuestiones que estaban todavía sin cerrar, no tenía sentido
informar de algo sobre



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lo que se estaba negociando. No creo que haya precedentes de que
negociaciones de esta naturaleza hayan venido al Parlamento en el momento
de la negociación y de la gestión. Se hacen también grandes reproches
sobre el secretismo de la lista. No hay ningún secretismo en la lista, la
lista se tiene que tramitar, está trabajándose sobre ella, no está
todavía cerrada, no se ha iniciado la tramitación. Naturalmente, en
cuanto se inicie la tramitación, tendrá toda la publicidad que tienen que
tener estas cosas e intervendrán todos los órganos que tienen que
intervenir en esa fase de tramitación, pero no se ha iniciado la
tramitación y, por tanto, no tiene sentido la acusación de secretismo, de
falta de transparencia de falta de audiencia de órganos competentes que
acrediten el acierto de la resolución. Nosotros venimos aquí a explicar
lo que podemos explicar en este momento, y explicamos, como ya he dicho,
los criterios que inspiran la elaboración de esa lista, pero no hay
secretismo que valga. Hay respeto a unos trámites procedimentales y a
unas normas con las que tenemos que funcionar todos.

Señora Amador, yo comprendo su preocupación por el uso racional del
medicamento, y no quiero discutir ni negar que ustedes se habrán
esforzado durante su gestión de Gobierno para mejorar este sector y
avanzar en este ámbito. Lo cierto es que, a pesar de sus esfuerzos y de
los nuestros, que en poco tiempo han permitido resultados nada
despreciables en este asunto, y por encima de todas las cifras y datos
que se manejen, es absolutamente innegable que el crecimiento del año
1997 del gasto farmacéutico del Insalud ha sido del 4,62 por ciento, y
que eso se compara con ventaja no recuerdo si es con el 57 ó 56 por
ciento del año pasado en términos homogéneos, comparando lo que hay que
comparar, y eso es un avance desde luego desconocido en años anteriores,
pero que es insuficiente. Todavía tendríamos que aspirar a más en este
campo, porque todavía estamos en gasto farmacéutico por encima de las
medias europeas. Cuando se plantean las necesidades de la financiación de
la sanidad con esos presupuestos y acuerdos a los que usted se refería,
naturalmente que hay limitaciones presupuestarias, claro que hay
limitaciones presupuestarias, a pesar de que el presupuesto de la sanidad
ha aumentado del orden de los 200.000 millones anuales sobre el modelo
anterior. Las limitaciones presupuestarias son las que impiden, por una
parte, que sea Hacienda la que ponga esos 200.000 millones. Hacienda hace
un esfuerzo extraordinario en la financiación del Sistema Nacional de
Salud, poniendo 140.000 millones más de los que se venían poniendo para
esta finalidad, pero naturalmente es responsabilidad de todos, del
Gobierno y de los servicios sanitarios, racionalizar el gasto y priorizar
sus necesidades, y en ese contexto, ante la necesidad de que los
presupuestos de la sanidad dispongan de 200.000 millones más al año para
atender las necesidades prioritarias, es en el que se contempla la
necesidad de reducir el gasto farmacéutico para poder dedicar los ahorros
en esa partida a atender otras necesidades. Los estudios de financiación
de todas las comunidades autónomas que prestan esos servicios y del
propio Gobierno central revelaban que era imprescindible disponer de
200.000 millones adicionales para mejorar los servicios sanitarios, y
había una posibilidad de obtener una parte de esos recursos ahorrando en
la prescripción farmacéutica. Este es el sentido de una medida que es
perfectamente compatible con que el Gobierno hace un enorme esfuerzo por
mejorar la financiación de la sanidad, pero, naturalmente, también con el
hecho de que limitaciones presupuestarias existen siempre y la necesidad
de racionalizar el gasto sanitario y aplicar los recursos a las
necesidades prioritarias es también evidente.

De modo que nosotros compareceremos en el momento oportuno. No tendremos
inconveniente en explicar los acuerdos una vez que se produzcan, que es
cuando realmente hay que dar cuenta de ellos a la Cámara. De la lista
explicamos en este momento los criterios que están inspirando su
confección, y naturalmente tendrá toda la publicidad que tiene que tener;
se informará a la Cámara y a quien corresponda en los momentos
procedimentales oportunos sin ninguna pretensión de secretismo ni de nada
que lo parezca.

¿Los médicos van a poder recetar estos medicamentos? Sí, ésta era una
situación con la que nos encontramos. Cuando se tomó una medida análoga a
ésta en el año 1993 se vio que podían seguirse dispensando estos
medicamentos a través del Sistema Nacional de Salud, sin prejuicio de que
hubieran perdido la financiación pública. Nos pareció que era una
posibilidad que debíamos respetar, no innovamos en esa cuestión,
respetamos la situación que había y queda la posibilidad, si médicos y
pacientes entienden que deben seguir utilizando estos medicamentos, de
que lo puedan hacer bajo su responsabilidad y por su cuenta. En esa
cuestión nos hemos limitado a respetar una situación con la que nos
encontramos y que nos pareció razonable.

Y me hubiera gustado que hubiera más genéricos en el mercado cuando
llegamos a asumir estas responsabilidades; estamos estimulando la
aparición de los genéricos, hemos creado las condiciones para que esto
pudiera ocurrir, y con la aportación de la industria, la lista negativa y
el aumento de genéricos vamos a conseguir ese ahorro adicional de 65.000
millones, que resulta del acuerdo de política fiscal y financiera.

Tenemos que conseguirlo, ése es el objetivo y serán 65.000 millones
adicionales sobre la situación anterior; el gasto farmacéutico debe tener
esa reducción de 65.000 millones adicionales sobre la situación anterior
y, por lo tanto, ése es el compromiso, el objetivo y el sentido que tiene
este acuerdo y es lo que estamos haciendo.

El acuerdo de financiación es por cuatro años, se alcanzó en tiempo
oportuno y no con meses y meses de retraso, como en ocasiones anteriores;
se alcanzó en tiempo oportuno e informamos también en tiempo oportuno.

Tiene el apoyo de todas las comunidades autónomas que gestionan servicios
sanitarios y, naturalmente, de los órganos correspondientes de la
Administración central, tiene todos los apoyos necesarios para que se
pueda llevar a cabo como un excelente acuerdo para la financiación del
Sistema Nacional de Salud, que contrasta desgraciadamente con las
insuficiencias crónicas que arrastraban los modelos de financiación
anteriores. Esos son datos que están ahí y que creo que son
indiscutibles. Por primera vez se



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afronta con rigor y ambición la financiación de un servicio tan
importante como es el servicio nacional de salud, mediante un acuerdo de
duración normal de cuatro año. Este acuerdo con Farmaindustria tiene una
vigencia inicial de dos años prorrogables, y a las dos partes nos ha
parecido prudente tomarnos una reflexión al término de la primera parte
del acuerdo para ver cómo estaba funcionando, sin más objetivo por
nuestra parte que ver si esto que estábamos haciendo iba a servir
eficazmente para conseguir el objetivo final de esta operación, que es el
ahorro en la prestación farmacéutica del Sistema Nacional de Salud y
poder garantizar la financiación del sistema con una fórmula que, tal
como se instrumenta, es la que consideramos mejor para los planes del
sistema, para la industria farmacéutica y para la calidad de la
asistencia que damos, objetivo que, en todo caso, tenemos que preservar.

Naturalmente, estamos dispuestos a proporcionar cualquier información que
necesite S. S. si se nos pide por los cauces normales y reglamentarios.

Todo está a disposición de esta Cámara porque no pretendemos ocultar nada
que deba ser conocido por la Cámara y, por lo tanto, con mucho gusto
ofreceremos cualquier información que se nos solicite. (La señora Amador
Millán pide la palabra.)



El señor PRESIDENTE: Señora Amador, le ruego en este segundo turno, que
es excepcional, concisión al formular alguna pregunta o aclaración que no
haya sido contestada por el señor ministro, pero en ningún caso podrá
reabrir el debate.




La señora AMADOR MILLAN: Intervendré muy brevemente, señor presidente,
pero me gustaría tener la oportunidad de expresar cuál es nuestra
posición respecto a alguno de los extremos que el señor ministro acaba de
contestar.

Señor ministro, no creo que la petición de comparecencia fuera inoportuna
si tenemos en cuenta las manifestaciones que he recogido, difundidas
públicamente por responsables de Farmaindustria, en el sentido de que los
medicamentos a partir de ahora van a costar más y que el contribuyente
tiene que pagar porque además de paciente es contribuyente del Impuesto
sobre la Renta. Parece que a S. S. eso no le suscita ninguna preocupación
ni petición de aclaración ni perplejidad, pero a nosotros sí nos la
suscitó. Señor ministro, si no se ha hecho la lista, ¿cómo es posible
haber llegado a la cifra? ¿Por qué se ha decidido una cifra de recorte de
gasto farmacéutico de 260.000 millones sin valorar qué tipo de
medicamentos están en condiciones de ser excluidos de la financiación
pública porque no van a lesionar la atención de la salud de los
pacientes? O existe la lista y suma algo, o la cantidad se ha decidido en
otros ámbitos, a espaldas de las necesidades de salud de los pacientes, y
ése es el reproche.

Señor ministro, según nuestras cifras, el gasto farmacéutico en el
Insalud ha crecido un 6,9 por ciento en el año 1997 y, por tanto (y
haremos la petición por escrito, porque entiendo que nos lo pide por
escrito y no basta con que yo se lo formule aquí), le ruego que haga el
desglose del crecimiento del gasto farmacéutico porque nos parece
relevante. Desde luego, desde el año 1995 hasta ahora ha crecido el 19,3
por ciento. Por tanto, estamos de acuerdo con las medidas de reducción,
pero según cómo se hagan. El presupuesto, señor ministro, ha crecido
sobre el modelo anterior en 52.000 millones; la cifra es muy fácil de
conseguir porque resulta de lo que se aprobó inicialmente en el Congreso
más los 83.000 millones aprobados en el Senado a través de una enmienda
presentada por el Grupo Popular, y todo eso suma 52.000 millones más que
el simple crecimiento del PIB. Espero que tengamos oportunidad de
clarificar cómo se hacen las cuentas. Hablo de crecimiento, no de
redistribución interna, porque si ustedes consiguen reducir el gasto
farmacéutico en 65.000 millones, se tratará de una redistribución interna
y no de una financiación adicional; a menos, señor ministro, que eso lo
pague el paciente, en cuyo caso va a haber financiación adicional pero
privada. Si no es así, como usted dice, no hay financiación adicional por
esa vía y lo que hay de más para sanidad son 52.000 millones.

Señor ministro, ¿qué es eso de que los pacientes van a decidir por su
cuenta qué medicamentos se toman y se recetan en esas recetas que dice
usted que ya estaban? Le voy a pedir información de cuántas de esas
recetas se han utilizado en los últimos cuatro años. ¿Qué es eso de que
los pacientes, de acuerdo con el médico, van a decidir por su cuenta?
Señor ministro, los pacientes, que somos casi todos, no sabemos de
utilidad terapéutica de los medicamentos; lo que sabemos es que si un
médico del sistema público nos da una receta con un medicamento debemos
tomarlo. Se producirá entonces el efecto de que quien pueda pagarlo se lo
tomará y quien no pueda, no, si eso no va precedido de esa explicación,
que es difícil y que no puede hacer sólo el Gobierno para que sea
suficientemente eficaz, de la utilidad terapéutica y la de exclusión de
la financiación.

Su señoría dice que lamenta que hubiera pocos genéricos cuando llegó al
Gobierno, pero si me lo permite y no lo considera impertinente --pues
nada más lejos de mi intención--, espere a salir del Gobierno para ver
cuántos medicamentos genéricos deja registrados, porque en el año 1997
había unos objetivos que no parece que se hayan cumplido. Los genéricos
los solicitan las industrias y su deseo de que hubiera más genéricos
créame que no es sólo suyo, se le ha ocurrido a más responsables
sanitarios y no ha sido fácil. Ojalá consiga usted ampliar el mercado de
los genéricos, me gustaría que se aplicaran en eso en lugar de reprochar
el cupo de genéricos que había anteriormente, que, por otra parte, es
público y notorio que era irrelevante y mínimo. Ha pasado año y medio,
señor ministro, ¿cuántos genéricos tiene usted y cuánto ha conseguido
ampliar esa cuota?
Lamento, señor ministro, que le parezca que el acuerdo de financiación
tiene los apoyos necesarios y desprecie usted las discrepancias; por el
contrario, a mí me hubiera gustado que hubiera mostrado más sensibilidad.

En el anterior acuerdo de financiación, que usted conoce bien porque fue
protagonista de él como responsable de la sanidad gallega y recordará que
fue satisfactorio para su comunidad, sí hubo esa unanimidad y no sólo de
los que gestionaban, sino de todo el mundo. De manera que, de todo lo
anterior, hubiera sido bueno mantener ese acuerdo. Yo lamento



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que minimice los desacuerdos de dos comunidades autónomas que lo van a
impugnar ante los tribunales, le aseguro que a mí me hubiera gustado
evitar eso y lamento que siga usted pensando que no necesita explicarlo
ni conseguir esos apoyos.

Por último, señor ministro, si S. S. cree que explicarnos que las partes
firmantes del acuerdo se manifiestan sobre la liberalización gradual de
precios para las especialidades farmacéuticas no financiadas, o que la
prescripción de especialidades excluidas de la financiación pública se va
a realizar en recetas del Sistema Nacional de Salud o que la agilización
del pago de suministros de medicamentos a hospitales es explicar las
entrañas del acuerdo, que es lo que le hemos pedido, lamento decirlo que
se equivoca, esto no es explicar el contenido del acuerdo. Las partes se
manifiestan sobre esto, pero ¿en qué sentido se manifiestan y cómo? Por
ejemplo, ¿cómo se manifiestan las partes en la liberalización de los
precios que ya está aprobada en una ley que el Gobierno ha propuesto, que
ya ha sido aprobada en la ley de acompañamiento a los presupuestos? No es
que las partes se manifiesten, es que ustedes ya han aprobado que los
medicamentos no financiados tengan precio libre, con lo cual el paciente
va a decidir por su cuenta --dice usted que decide con el médico-- los
medicamentos que se va a tomar, unos medicamentos financiados al cien por
cien por él y con precio libre. Señor ministro, no está claro este
acuerdo. No sabemos qué reparto de cargas se hace. No sabemos por qué han
cifrado ustedes en 260.000 millones el recorte en gasto farmacéutico. No
sabemos cuánto de eso va a ir a la lista negativa. No sabemos con qué
criterios se está haciendo esa lista negativa. No sabemos a qué esperan
ustedes para convocar a los estamentos científicos para empezar a dar
esas explicaciones.

Lamentamos que una vez más, cada vez que se pregunta, parezca que ustedes
han continuado con lo que ya estaba y todo estaba así, todo estaba
vigente; pero no debe ser tan claro cuando no entendemos tal cúmulo de
cosas.

Muchas gracias, señor presidente, por su generosidad.




El señor PRESIDENTE: Cuando quiera puede contestar el señor ministro.




El señor MINISTRO DE SANIDAD Y CONSUMO (Romay Beccaría): Señora Amador,
no tengo el dato del crecimiento del gasto del año 1995 hasta ahora y no
puedo darlo; lo que sí tengo, lo recuerdo muy bien, es el crecimiento del
Insalud del año 1997 que ha sido del 4,62 por ciento y que se compara con
ventaja con el 11,56 u 11, 57 del año anterior. Esa es una evolución muy
significativa que tiene que ver con la reducción de los márgenes de los
farmacéuticos y de los almacenistas de farmacia que acordamos en 1997;
tiene que ver con las mayores aportaciones de la industria farmacéutica
que también conseguimos; tiene que ver con la política que hemos seguido
con los profesionales de los servicios sanitarios, aumentando su
información sobre las disponibilidades farmacológicas en el tratamiento
de los pacientes, protocolizando más tratamientos de patologías
prevalentes. Todo eso ha permitido esa importantísima reducción en el
crecimiento del gasto farmacéutico que se ha producido durante el año
1997 y que ha permitido al Insalud ahorrar 22.000 millones de pesetas
para poder dedicarlos a otras necesidades prioritarias en el Sistema, sin
merma de la calidad.

¿Qué quiere que le diga? Yo hubiera deseado que esto hubiera ocurrido
anteriormente. Seguramente podían haber hecho ustedes más inversiones en
los hospitales y tener en mejores condiciones algunos de nuestros
establecimientos, pero éstos son datos incuestionables por lo que
respecta al año 1997.

La financiación adicional del nuevo acuerdo de financiación de la sanidad
es del orden de 140.000 millones de pesetas procedentes de distintas
fuentes --en el Congreso aporté los datos partida por partida y constarán
en el «Diario de Sesiones»--; otros recursos vendrán de la Seguridad
Social a través de los acuerdos que ya están establecidos en esas
materias y eso va a permitir al Sistema Nacional de Salud dispone de
140.000 millones más, que le da la Hacienda, y de estos ahorros que vamos
a conseguir en la prestación farmacéutica mediante aportaciones muy
cuantiosas de la industria farmacéutica, implantación de genéricos y
reducción de medicamentos de limitada utilidad terapéutica o que se
refieren a síndromes menores, que vamos a excluir de la financiación
pública.

Por lo que se refiere a la receta blanca, el médico es el que va a
recetar, pero cuando esa receta implica que el paciente asume el cien por
cien de su coste es evidente que hay que explicárselo para que pueda
decidir si acepta o no una receta en esas condiciones. Eso es lo que he
querido decir, que es una decisión que corresponde al médico en cuanto a
la oportunidad de la dispensación y al paciente respecto a la aceptación
del régimen económico que implica esa receta. No estamos innovando nada;
nos parece que lo que encontramos estaba bien y lo respetamos. Eso puede
funcionar de esta forma sin que se rasguen las vestiduras en este punto
ni se pretenda decir que son los pacientes los que recetan, porque eso no
tiene sentido.

Hay ochenta y cinco medicamentos genéricos ya registrados que se refieren
a treinta principios activos, cuyo calor en el mercado debe ser del orden
de los 140 ó 150.000 millones de pesetas. Esto no se parece nada a la
situación anterior, y en este año y medio hemos tenido que hacer la
legislación adecuada para dar cobertura a esta operación que tuvo lugar
con la Ley de Acompañamiento de los presupuestos del año pasado. Este año
se ha acometido la introducción de los genéricos; hay trescientas y pico
peticiones de las que ochenta y cinco ya están registradas, lo que indica
que está implantando a una velocidad que supera a la de los países de
nuestro entorno con los que nos solemos comparar a estos efectos. Hubiera
deseado que esto se hubiera iniciado en épocas anteriores y haber
encontrado esta situación mejor.

Hemos tenido los apoyos necesarios para el acuerdo de financiación, y no
hay razones objetivas para que se nos hayan negado los apoyos, como se ha
hecho por estas dos comunidades autónomas; lo digo con toda sinceridad.

Son dos comunidades autónomas que se van a ver muy beneficiadas por este
acuerdo de financiación que nos va a permitir corregir gravísimos
desequilibrios que afectaban y



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perjudicaban a esas comunidades autónomas, señora Amador. Gracias a este
acuerdo de financiación vamos a poder destinar 27.000 millones a la
mejora de las infraestructuras en Castilla-La Mancha, que es tanto como
decir que aumentarán las inversiones en esa comunidad el 117 por ciento
sobre lo que fueron las inversiones en los cuatro años anteriores.

Este es un acuerdo de financiación que nos va a permitir reequilibrar la
situación en las comunidades autónomas gestionadas por el Insalud y del
que él sale en condiciones perfectamente comparables con los demás.

Pensamos en una financiación per capita, viendo todos los recursos, por
las personas atendidas, olvidándonos de que no hay tantas playas a las
que van cientos de miles de personas en el territorio del Insalud, como
sucede en otras comunidades autónomas. Olvidándonos de todo eso, resulta
que el Insalud va a tener una financiación superior per capita en la
Comunidad Autónoma Valenciana que en la de Canarias y muy cerca, muy
pegada a la de Andalucía, en condiciones perfectamente defendibles y
equiparables con todas las demás; un modelo equitativo que supone un
impulso extraordinario a la mejora de financiación. Ese es el acuerdo de
financiación que tuvo el apoyo de todas las comunidades que gestionan
servicios transferidos y de la representación del Gobierno central, y
hubiera podido tener el de todas las comunidades autónomas cuyos
servicios sanitarios gestiona también el Insalud.

En cuanto a los criterios de la lista negativa he dado lo que se puede
dar en este momento. Usted dice que cómo sabemos que van a ser 32.000
millones, si no tenemos lista. No es tan difícil, señora Amador.

Trabajamos sobre ese orden de magnitudes; estamos sobre los afinamientos
de la lista para cuadrarla completamente, pero no es tan difícil decir
que esta masa de medicamentos sobre los que trabajamos está en ese orden
de magnitudes. Eso se puede decir perfectamente, sin tener la lista
cerrada al cien por cien, que es cuando se debe someter a los trámites de
información y cuando se deben dar datos concretos. Eso es perfectamente
compatible con hablar de un conjunto de medicamentos que va a tener ese
importe económico. No tenemos que dar nombre por nombre todos los
medicamentos para poder decir que estamos hablando de 32.000 millones.

Puede haber alguno sobre el que se está discutiendo si debe estar o no,
pero podemos trabajar con un mínimo de confianza y seguridad en que va a
salir una cifra de ese orden, aunque no estén todos los trabajos
terminados. Lo otro sería hacerlo sin seriedad y esto es hacerlo con
seriedad; ahora vendrán las decisiones sometidas a consulta. No es la
decisión definitiva; es la decisión suficientemente estudiada por los
órganos técnicos del departamento que inicia una tramitación. Así se
trabaja con seriedad y ésta es nuestra posición inicial. Ahora oímos a
las partes afectadas, a los órganos competentes y de ahí pueden salir
perfeccionamientos, retoques y diferencias sobre lo que estamos haciendo.

Esa es la forma de trabajar seriamente, lo contrario sería una
irresponsabilidad.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Parlamentario de Izquierda Unida, tiene
la palabra la señora Maestro.

La señora MAESTRO MARTIN: Feliz año a todos, aunque sea con un poco de
retraso, y gracias por su comparecencia, señor ministro, aunque debo
manifestar que mi grupo parlamentario quiere expresarle la más profunda
decepción por el contenido de la misma.

Después del tiempo transcurrido, después de la información acerca del
acuerdo con Farmaindustria, el que usted se haya limitado a repetir los
lugares comunes que ha traslado a través de los medios de comunicación
es, cuando menos, una falta de respeto a esta Comisión.

En todo lo que se refiere al acuerdo de financiación, señor ministro,
están desarrollando una gran farsa y, encima, con los telones cerrados.

Señor ministro, es una gran farsa que ustedes estén hablando de
incremento de la financiación, que, en lo más concreto, y en lo que se
refiere a los ciudadanos, va a proceder, según ustedes, de una reducción
del fraude en la incapacidad transitoria, de cuyo alcance y estructura no
se han molestado en ofrecer ni un solo dato, y también del incremento del
pago de los ciudadanos, de los pacientes, de los enfermos, por la
prestación farmacéutica. Todo eso cuando, al mismo tiempo, en los
Presupuestos Generales del Estado, ustedes reducen los ingresos, según la
memoria de beneficios fiscales, procedentes de la mejora del tratamiento
fiscal a los planes privados de pensiones y de las reducciones de la
tributación por impuesto de plusvalía en una cantidad superior a la suma
de lo que se espera ingresar, tanto por la reducción de la prestación por
enfermedad, que no otra cosa es la supuesta lucha contra el fraude, como
por la reducción de la prestación farmacéutica, que no otra cosa es la
lista negativa de la que usted habla.

Tampoco es cierto, señor ministro, que este ahorro que usted dice vaya a
mejorar la atención sanitaria. La deuda --usted se ha negado
sistemáticamente ante esta Cámara y ante el Pleno del Congreso de los
Diputados a decir cuánto es la deuda acumulada por el Sistema Nacional de
Salud, su estructura y mucho menos las razones que han contribuido a
conformarla desigualmente entre unas comunidades y otras-- tiene que ver
con hechos que están sucediéndose, cada vez con más intensidad, en el
sistema sanitario público, al cual yo he hecho referencia varias veces y,
mire usted por dónde, los medios de comunicación en el último tiempo no
hacen más que publicar datos que corroboran estas apreciaciones. Los
procesos de privatización de la gestión, la privatización de los
servicios en determinadas comunidades autónomas, disparan intervenciones
no justificadas. En los últimos días, en la prensa sanitaria ha venido
publicado el dato sorprendente de que Cataluña tiene la tasa de cesáreas
más alta del mundo y que en sus hospitales privados se realiza un
porcentaje de cesáreas que es exactamente cuatro veces el que se efectúa
en los hospitales públicos.




El señor PRESIDENTE: Señora Maestro, le ruego se atenga a la cuestión.




La señora MAESTRO MARTIN: Estamos hablando de financiación de la sanidad,
señor presidente.




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De todas formas, yo quiero plantearle al señor ministro varias preguntas.

En primer lugar, usted ha señalado que los acuerdos con la industria
farmacéutica están pendientes de acuerdos individuales con los
laboratorios y que se ha establecido un plazo, que creo recordar es de 20
días a partir de la firma del acuerdo, para que los laboratorios
individualmente se adhieran al mencionado acuerdo. ¿Cuándo termina
exactamente el plazo, señor ministro, y cuántos laboratorios se han
adherido al mismo en el plazo transcurrido?
Quiero señalar, señor ministro, mi profunda decepción, que creo que es
compartida por otros grupos parlamentarios y desde luego por los
ciudadanos, porque usted no haya explicitado ni siquiera los grandes
grupos que se van a ver afectados por la lista de medicamentos excluidos
de la financiación por la sanidad pública. Señor ministro, a usted, que
procede de Galicia, habría que decirle que la lista, como las meigas, no
existe, pero haberla hayla; es decir, una liste sirve, se cuantifica
--incluso se habla de 400 fármacos-- se evalúa lo que va a suponer el
aumento del ingreso procedente de la exclusión de la financiación y, sin
embargo, usted no ha expuesto más que criterios profundamente
contradictorios. Se habla de medicamentos de baja utilidad terapéutica y
de síndromes menores, eso sí, con precio medio bajo.

A la hora de utilizar un argumento, que usted sabe tan bien como yo que
es poco apreciado por la industria farmacéutica, como el de que se
eliminan medicamentos de baja utilidad terapéutica, usted ha dicho
textualmente, sin embargo, que son medicamentos desaconsejables en su
prescripción y de los cuales se garantiza la calidad, la seguridad y la
eficacia. Señor ministro, para cualquier persona con un nivel medio de
inteligencia, eso es una contradicción, porque son términos que se
excluyen. Si los medicamentos son eficaces, no tienen baja utilidad
terapéutica. Lo que ustedes están utilizando es una enorme ambigüedad
para eludir la responsabilidad directa del Ministerio de Sanidad con
respecto a los medicamentos excluidos, que, sin embargo, mantienen en el
registro. Ustedes, señor ministro, van a llevar a cabo una intensa estafa
a la población, que va a poder recibir la prescripción de medicamentos en
recetas del sistema sanitario público que tendrá que financiar al cien
por cien, que van a ser objeto de publicidad en los medios de
comunicación, que van a tener precio libre, que están desaconsejados en
los protocolos y que ustedes mantienen injustificadamente en el Registro
de medicamentos y productos sanitarios. Ustedes están estafando a la
población y están incumpliendo la responsabilidad que tienen por ley de
garantizar la seguridad y la eficacia de los medicamentos, que
evidentemente no se puede dar al mismo tiempo.

Yo le pregunto directamente, señor ministro: ¿cuál es la actividad del
programa de revisión selectiva de medicamentos? ¿Qué medicamentos,
evidentemente de los de baja utilidad terapéutica, están siendo sometidos
a estudio para ser eliminados del registro? Es imprescindible que ese
programa funcione, y que lo haga con criterios estrictamente técnicos.

Lo que usted ha puesto de manifiesto ante la opinión pública, como
responsable del Ministerio de Sanidad, y eso es imposible negarlo, por
mucha opacidad que usted se empeñe en introducir, es que los criterios
para la exclusión de medicamentos de la financiación pública son pactados
exclusivamente con la industria farmacéutica; es decir, es la industria
farmacéutica exclusivamente la que ha indicado qué medicamentos estaría
dispuesta a tolerar que se excluyeran de la financiación. Y a los hechos
me remito, porque sus palabras han sido suficientemente explícitas.

¿Cuántos informes, señor ministro, han solicitado ustedes acerca de las
agencias de evaluación de tecnología sanitaria existentes para que
informen la lista excluida?
Hay otro elemento que usted ha señalado al principio de su intervención y
que desde luego no tiene nada que ver con la realidad: el criterio de
racionalización del gasto, el criterio de racionalización en el uso de
los medicamentos, que desde luego no se va a ver afectado positivamente,
en absoluto, por las medidas adoptadas, sino, por el contrario, muy
negativamente, porque la población, lejos de ver incrementada la
actividad de educación para la salud en el uso racional de los
medicamentos, lo que va a recibir es un bombardeo publicitario de
medicamentos de baja utilidad terapéutica, eso sí, a financiar al cien
por cien por las personas que los utilicen.

Señor ministro, después de la experiencia habida con el primer
medicamentazo del PSOE de incremento del gasto farmacéutico, después de
conocer la experiencia de otros países que han vivido procesos parecidos
de listas negativas y, como es lógico, como el sentido común más
elemental indica, procesos de sustitución de medicamentos de precio bajo,
como usted señala, por otros medicamentos con parecidas indicaciones y de
precio mucho más alto, yo creo que ni usted ni la industria farmacéutica
se creen que vaya a haber un ahorro significativo de estos medicamentos.

Yo le voy a decir mi opinión, señor ministro. Las listas negativas, los
procesos de participación de los pacientes en el pago de servicios
sanitarios, en los medicamentos no tienen por objetivo reducir el gasto
público en medicamentos sino algo de muchísimo mayor calado ideológico,
que es ir habituando a la población, a los sectores más desfavorecidos
económicamente de la población a que aquí no hay nada gratis y que hay
que ir pagándolo. Es un objetivo profundamente ejemplificador el que se
persigue excluyendo esos medicamentos de la financiación. Ustedes saben y
lo saben las aseguradoras privadas, que esperan pacientemente que les
caiga el sistema sanitario público o por lo menos las partes más
rentables como una fruta madura, que el objetivo que se persigue, y que
se conseguiría, es la exclusión progresiva de aquellos sectores de la
población que más recursos sanitarios consumen, como son los enfermos
crónicos y los jubilados y pensionistas.

Evidentemente, señor ministro, ninguna de las medidas de racionalización
en el uso de medicamentos que se plantearon por mi grupo parlamentario, y
que afortunadamente tuvo el apoyo de otros grupos en el Pleno del
Congreso, han sido tomadas.

Voy a hacerle una pregunta, señor ministro. ¿Ha discutido usted con la
industria farmacéutica algo que incluso usted ha reconocido que era un
elemento fundamental de



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racionalidad en el uso de los medicamentos, como es la adecuación del
número de unidades por envase a las cantidades exigidas por los procesos
más comunes? ¿Ha discutido usted con la industria farmacéutica una medida
tan elemental que hasta la comentan las personas cuando se les hace
encuestas por la calle, porque comprueban que se les venden envases que
tienen más del doble de lo indicado para el tratamiento o algo menos de
la mitad, por lo que necesitan comprar dos envases, sobrando las tres
cuartas partes del segundo, despilfarrando el gasto sanitario público
tanto en el envase grande como en el más pequeño al no adecuarse a lo que
se necesita? ¿Se le ha ocurrido presentar ante la industria farmacéutica
una medida tan elemental para la racionalización en el uso de
medicamentos y para la disminución del gasto inadecuado? ¿Ha comentado,
señor ministro, la reducción de los gastos de promoción de medicamentos
entre los profesionales sanitarios? ¿Ha hablado con la industria
farmacéutica de la necesidad de que se cumpla la ley y de que no se
produzcan de manera encubierta regalos a los prescriptores para
alentarles a que receten los medicamentos que generan mayores niveles de
beneficios sanitarios? ¿Ha pensado usted, señor ministro, en la
posibilidad de ir planteando la distribución de medicamentos en los
centros de salud? ¿Se ha planteado usted intervenir sobre el registro de
medicamentos para que se vaya eliminando los medicamentos que realmente
tienen baja utilidad terapéutica, que han quedado obsoletos o son
inadecuados según las indicaciones para las que fueron autorizados?
Señor ministro, yo me sumo a la petición de la señora Amador para que por
lo menos, tras su comparecencia en esta Comisión de Sanidad, tengamos el
texto del acuerdo firmado con la industria farmacéutica. No obstante,
descuide que yo lo pediré además por los cauces reglamentarios, como la
solicitud de informe al Gobierno, pero le agradecería que al menos se
agilizaran los plazos de su remisión supongo que a todos los grupos de la
Cámara.

Quiero decirle, señor ministro, que, a la espera de conocer finalmente la
lista de medicamentos excluidos, las filtraciones se están produciendo.

Usted habrá leído, como yo, la alarma de asociaciones de enfermos
crónicos, como los de fibrosis quística. Ellos han debido oír que se va a
eliminar un medicamento que ellos utilizan.

Como portavoz de mi grupo parlamentario le reitero las preguntas y la
solicitud de que se me contesten las que le he hecho concretamente. La
valoración que se está produciendo en estos momentos, repito, es la de
una reducción del gasto público, un aumento del gasto privado en farmacia
a sufragar además por los sectores de la población que más necesidades de
salud tienen, como son las personas con enfermedades crónicas y los
jubilados y pensionistas.

Evidentemente, señor ministro, estamos enfrentados en criterios de
política sanitaria, y lo que yo espero es que el nivel de información de
la población vaya aumentando, de modo que comprenda que realmente detrás
de estas medidas están sirviendo a intereses estratégicos que no tienen
nada que ver ni con la mejora de la calidad de la atención sanitaria ni
con la racionalización en el uso de medicamentos.

El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor ministro.




El señor MINISTRO DE SANIDAD Y CONSUMO (Romay Beccaría): Señora Maestro,
la nueva financiación del Sistema Nacional de Salud no es ninguna farsa;
es una cosa muy seria que supone una aportación adicional de recursos
procedentes de la Hacienda pública, en los términos más amplios, de
140.000 millones sobre la financiación del modelo anterior y supone un
esfuerzo de racionalización del gasto sanitario que va a permitir
disponer de 65.000 millones más, de los cuales una buena parte la
financia la industria farmacéutica para atender necesidades sanitarias
prioritarias. Eso no es ninguna farsa. Que usted introduzca aquí el
debate de que eso es menos de lo que se ahorra con la reducción de
algunos impuestos que tienen que ver con cuestiones esenciales de la
política económica no sé si es una farsa o un intento de confundir, que
yo creo que no conduce a ninguna parte.

Las medidas de política económica han sido esenciales para conseguir los
resultados a los que ha llegado la política económica de nuestro país y
son medidas que tienen mucho que ver, quiera o no S. S., con la creación
de empleo, con la mejora de la financiación de la Seguridad Social, con
todo lo que eso representa. Son medidas económicas de altísimo calado
como para que se pueda frivolizar aquí diciendo que con que hubiéramos
cogido lo que se ahorra... Cada cosa tiene su sentido. La política
económica del Gobierno se está revelando muy acertada. Haciendo
compatible el rigor presupuestario, el cumplimiento de los requisitos de
Maastricht con las necesidades del Sistema Nacional de Salud se consiguen
fondos adicionales de la Hacienda pública por importe de 140.000 millones
de pesetas al año. Eso es importantísimo; no es ninguna farsa ni hemos
tratado de engañar a nadie.

Usted vuelve a hablar de la deuda de los servicios de salud de otras
comunidades autónomas; estamos en un Estado autonómico. No hay
información en el Ministerio de Sanidad sobre eso. No la hay, no la ha
habido nunca y, por tanto, ese requerimiento se tiene que hacer en las
sedes oportunas y a las instituciones responsables en cada caso.

Usted insiste en el debate de la privatización. No estamos privatizando.

Estamos defendiendo el Sistema público Nacional de Salud, defendiéndolo
--casi diría-- de sus peores adversarios, que son los partidarios del
inmovilismo. Esos son los peores defensores del Sistema Nacional de
Salud. Los que ponemos 200.000 millones más al año para su financiación y
los que nos esforzamos por hacer una gestión más eficiente somos los que
estamos defendiendo realmente el Sistema Nacional de Salud, y cualquier
referencia a la gestión de servicios que están bajo la responsabilidad de
otras instituciones me parece que está fuera de lugar. (Rumores.)
He explicitado los criterios que están inspirando a los farmacólogos, a
los técnicos del Ministerio que están trabajando con criterios
farmacológicos en esa lista. Los criterios son: exclusión de medicamentos
de limitada utilidad terapéutica, exclusión de medicamentos relacionados
con



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síndromes menores. En cuanto esté concluido ese trabajo se iniciará la
tramitación.

Naturalmente que ahora los expertos del ministerio están trabajando con
sus conocimientos y con su ciencia sobre estos problemas y, en las fases
sucesivas de la tramitación, se oirá a todos los órganos técnicos que
tengan algo que decir sobre esta cuestión para garantizar el acierto de
la decisión definitiva. Hasta ahora ha sido trabajo interno de los
servicios farmacéuticos del ministerio para elaborar esa lista, cuya
tramitación se va a iniciar dentro de pocos días. Con esto que estamos
haciendo tampoco estamos estafando a nadie. Los usuarios de estos
medicamentos van a tener más información y sus decisiones se van a tomar
con más conocimiento de causa y lo mismo la de los servicios
profesionales competentes.

Sobre el mantenimiento del registro en las mejores condiciones, los
servicios del ministerio trabajan permanentemente y eso irá dando cada
vez más los frutos adecuados.

Los criterios de exclusión no se pactan con la industria, señora Maestro;
los criterios de exclusión son una decisión del Ministerio de Sanidad y
Consumo, que somete a la tramitación correspondiente y que será, en su
caso, refrendada por el Consejo de Ministros.

Al servicio del uso racional del medicamento estamos trabajando con
intensidad y, afortunadamente, con resultados muy alentadores. Esa
reducción del crecimiento del gasto farmacéutico del once y pico del año
pasado al 4,62 de este año tiene que ver con la colaboración que estamos
encontrando entre los profesionales que prestan servicio en nuestras
instituciones en la línea de conseguir un uso racional del medicamento.

La eficacia de las listas negativas es algo difícil de discutir. Es una
medida conocida también en todos los países de Europa con que nosotros
nos comparamos, que acuden a ella para la ejecución de sus políticas
farmacéuticas respectivas. Por cierto, en relación con la referencia que
usted hacía a la fibrosis quística, le puedo decir que nunca se ha
pensado en excluir de la lista; es un fármaco indicado para una
enfermedad grave y un fármaco indicado para una enfermedad grave no tiene
sentido que se excluya de la prestación farmacéutica del Sistema Nacional
de Salud. Por tanto, por ahí la puedo tranquilizar a usted absolutamente.

Vuelve otra vez S. S. con el tema del tamaño de los envases. Tenemos unos
tamaños de envases generalmente homologables con el conjunto de los
países de Europa con que nos comparamos. Por si usted no lo sabe o no lo
recuerda, porque este debate lo hemos tenido ya, le puedo decir que el
único país de la Unión Europea en donde se seguía ese modelo de
dispensación de los medicamentos a que S. S. se refería, está cambiando
para incorporarse al general de la Unión Europea, que consiste en que los
fármacos se dispensan en envases que deben tener relación con las
posologías ordinarias y normales. Creo que, en general, lo que disponemos
en nuestro país a esos efectos se parece a lo que ocurre en países de
nuestro entorno. De modo que de ese modelo británico que S. S. propugna
tengo que decirle que los británicos lo están abandonando porque la Unión
Europea ha aceptado como criterio general para su modelo de dispensación
farmacéutica el que tenemos nosotros y otros países de Europa.

Si la lista negativa, como quiere usted apuntar, termina en un aumento
del gasto farmacéutico y va a acabar en esa operación, me sorprende mucho
porque, desgraciadamente, no hay ninguna industria farmacéutica que pida
listas negativas; y si realmente de las listas negativas se fueran a
derivar esas ventajas que S. S. señala, las peticiones serían de signo
contrario. La industria farmacéutica recibe en general de mal grado estas
medidas de establecimiento de listas negativas.

Sobre la política farmacéutica, me siento de verdad razonablemente
satisfecho de lo que estamos haciendo. En este año y medio hemos
elaborado las disposiciones necesarias para facilitar la ampliación del
número de farmacias. Hemos propiciado la liberalización de los salarios.

Hemos reducido los márgenes de los farmacéuticos y de los almacenes de
distribución. Hemos introducido los genéricos; están ya en el mercado
algunos y a punto de llegar al mercado muchos más. Hemos establecido la
normativa necesaria para poder introducir en nuestro modelo de prestación
farmacéutica los precios de referencia, y hemos llevado a nuestros
servicios sanitarios una cultura de uso racional del medicamento que está
permitiendo una excelente colaboración de los profesionales de la
medicina en esta materia, que contribuyen con sus decisiones a ir
conteniendo el crecimiento de esta partida del gasto sanitario en la que
teníamos desviaciones sobre lo que son las medidas europeas y en donde,
naturalmente, debemos actuar en consecuencia. Ese es un balance que yo
estimo realmente positivo en relación con una prestación tan importante
del Sistema Nacional de Salud, donde queremos mantener su calidad y, al
mismo tiempo, conseguir los niveles de gasto asumibles por el sistema.




El señor PRESIDENTE: Señora Maestro.




La señora MAESTRO MARTIN: Dos minutos, señor presidente.

Creo que puede inducir a error alguna de las afirmaciones que el señor
ministro ha realizado. En primer lugar, quiero decir que espero, la
verdad es que con poca esperanza --valga la redundancia--, que el señor
ministro de Economía y Hacienda no tenga el mismo criterio para mejorar
la financiación de la Seguridad Social y entienda que el incremento de
los incentivos fiscales a los planes de pensiones privados es el
mecanismo más adecuado para mejorar la financiación de la Seguridad
Social.

También quiero hacer alguna precisión obvia. Señor ministro, los que
ponemos los 200.000 millones de pesetas, los que financian los ingresos
del Estado por el IRPF en un 80 por ciento son los asalariados de este
país. Evidentemente, no creo que ese desliz expresivo del señor ministro
se refiera a que los 200.000 millones de pesetas salgan de otros
bolsillos que no sean los bolsillos de los ciudadanos de este país.

Otra aclaración: yo no me he referido al tamaño del envase, es obvio,
sino al número de unidades de los envases; y eso nada tiene que ver con
el criterio en Gran Bretaña,



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que se refería a la distribución de unidades en los centros de salud. Yo
me refiero a algo sobre lo que usted ha convenido conmigo en debates
parlamentarios que es uno de los elementos razonables, posibles y de
actuación inmediata que permitiría no despilfarrar gasto farmacéutico
público ni incrementar el riesgo de los ciudadanos que mantienen
farmacias privadas en sus domicilios.

Respecto a si la industria farmacéutica desea o no listas negativas, creo
que el debate en los medios de comunicación, las informaciones surgidas
acerca de las divisiones internas de la industria farmacéutica, de los
diferentes intereses y de las diversas líneas de investigación y de
producción, arrojan diferentes valoraciones acerca de la repercusión de
las listas negativas. De todas maneras quiero decirle que Farmaindustria
globalmente, como responsable de la industria farmacéutica, ha manejado
con insistencia el dato, que por otra parte no es privativo ni específico
de nuestro país, de que las listas negativas producen el efecto
sustitución y de incremento del gasto farmacéutico.

De todos modos, mi preocupación fundamental en este momento no son los
intereses de la industria farmacéutica, que se defienden con eficacia y
tiene cauces suficientes como para determinar la política de medicamento
del Ministerio de Sanidad en un aspecto tan evidente como el que aquí nos
trae esta mañana, sino los intereses de la población.

Me alegro de lo que usted dice en relación con los enfermos de fibrosis
quística, pero el tiempo transcurrido desde que ustedes anunciaron la
exclusión de 1.500 medicamentos, luego de 500, luego de 800 y finalmente
de 400, es un elemento de inquietud, de incertidumbre, que recae sobre
aquellos colectivos con menos recursos económicos, que utilizan
habitualmente medicamentos que usted indica para síndromes menores pero
que evidentemente influyen sobre la calidad de vida y sobre la curación o
mejora de síntomas de estos síndromes menores, y sobre aquellas personas,
como los enfermos crónicos, que se ven obligadas a utilizar de por vida
no solamente medicamentos que repercuten directamente sobre su
enfermedad, como podría ser al que nos referimos en el caso de la
fibrosis quística, sino otros muchos derivados de su situación de
invalidez o incapacidad.




El señor PRESIDENTE: El señor ministro tiene la palabra.




El señor MINISTRO DE SANIDAD Y CONSUMO (Romay Beccaría): Creo que el
ministro de Economía y Hacienda no necesita que lo defienda yo, tiene
sobradamente acreditadas sus capacidades para orientar bien la política
de financiación de los servicios del Estado, de financiación de la
Seguridad Social, y es excusada, a mi juicio, cualquier referencia a esa
cuestión.

Nosotros no somos los que aportamos los 140.000 millones; tenemos la
responsabilidad de decidir sobre el destino de los recursos que recibimos
de los ciudadanos, eso es evidente, pero usted nos ha acusado de estar
haciendo una farsa y no estamos haciendo ninguna farsa. Estamos
trabajando por una mejora sustancial de la financiación del Sistema
Nacional de Salud, y esa responsabilidad sí nos corresponde; nosotros
tomamos las decisiones para dedicar esos recursos que aportan los
ciudadanos, que los aportan para todo.

Naturalmente que el tamaño de los envases, señora Maestro, tiene que ver
con el número de cápsulas que contienen, no serán envases muy grandes
para tener pocas cápsulas; me parece que eso es una obviedad.

No sé qué quiere usted decir con los cauces que pueda tener la industria
farmacéutica para influir en las decisiones del Ministerio de Sanidad. Yo
le aseguro que actuamos con absoluta independencia y sin otro objetivo
que la defensa de los intereses generales de los ciudadanos.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Parlamentario Catalán (Convergència i
Unió), tiene la palabra la señora Riera.




La señora RIERA I BEN: Al igual que ha hecho la portavoz del Partido
Socialista, el Grupo Parlamentario Catalán (Convergència i Unió) quiere
dar la bienvenida al letrado y agradecerle de antemano toda la ayuda que
sin duda nos va a prestar en esta Comisión, donde el anterior letrado se
mereció una fama ganada a pulso de que casi era ya un doctor en medicina
y nos ayudó muchísimo. Estamos convencidos de que su incorporación a esta
Comisión también va a ser muy positiva.

Señor ministro, agradecemos su comparecencia, y voy a intentar reflejar
lo que mi grupo parlamentario siente, le preocupa y opina sobre el actual
estado de la sanidad después del acuerdo que el Gobierno ha hecho con
Farmaindustria para favorecer la reducción del gasto farmacéutico. De
entrada, mi grupo parlamentario valora el acuerdo positivamente, porque
hay un esfuerzo importante que hay que reconocer han hecho la
Administración y Farmaindustria para llegar a consensuar unas cantidades
que en principio --en principio, digo-- deben posibilitar que consigamos
este ahorro de 65.000 millones de pesetas que, en virtud del acuerdo del
Consejo de Política Fiscal y Financiera, deben servir para aumentar la
financiación de la sanidad.

Es obvio a estas alturas, señor ministro, que mi grupo parlamentario no
duda de la intencionalidad del Gobierno en el sentido de que existen
ganas y voluntad de mejorar y modernizar el sistema sanitario, y no lo
dudamos, entre otras cosas por principio, al margen, permítame la
expresión, de quién gobierna, porque la mayoría de los grupos políticos
representados en esta Cámara, por no decir todos, nos sentimos
legítimamente orgullosos del Sistema Nacional de Salud que entre todos
hemos ido construyendo. Es obvio que el Partido Socialista en su momento
tuvo una importante labor para dar un marco general de lo que debía ser
el Sistema Nacional de Salud, tuvo la responsabilidad, y en su momento se
consiguió un avance positivo, pero también es obvio, pienso, que el
Gobierno actual, el Gobierno del Partido Popular, ciñéndose incluso al
dictamen y al acuerdo de la subcomisión de sanidad, desea mejorar en lo
posible todo lo que los anteriores gobiernos consiguieron. Este es el
marco de referencia que quiero explicitar para que no perdamos el norte.




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Si convenimos que las voluntades son éstas --y mi grupo, reitero, no las
cuestiona--, permítame no obstante, señor ministro, que le manifieste
algunas preocupaciones o dudas. La primera preocupación que queremos
manifestarle es que este pacto, que reitero es positivo por lo que tiene
de voluntad de diálogo, de esfuerzo, de consenso, por lo que tiene de
voluntad por parte de la industria de hacer una aportación, es un pacto
hipotético, mejor dicho, el pacto es real, pero el resultado que tiene es
hipotético, habrá que ver qué pasa, habrá que hacer un seguimiento
riguroso. Como el Gobierno y todos los grupos políticos, supongo,
esperamos que el resultado sea positivo, será muy necesario que la
comisión de seguimiento que el mismo pacto contempla tenga una labor muy
precisa, muy meticulosa, muy seguida, muy continua, y como, si no tengo
mal entendido, esta comisión de seguimiento está pensada para que la
compongan los miembros del Ministerio y de Farmaindustria, yo me
atrevería a decir que pienso que sería recomendable y altamente positivo
que, además, en esa comisión estuviesen representadas las comunidades
autónomas, no por otra razón, sino para que, de la manera más
transparente posible y todos metidos en el compromiso, seamos conscientes
de la evolución que el pacto tiene.

Hay otro aspecto que nos preocupa, señor ministro, y es la venta que todo
este proceso, largo, complejo, laborioso, está teniendo en la opinión
pública, porque somos políticos y muchas veces no es suficiente que
nosotros estemos convencidos de que la intencionalidad, lo que se
pretende, el objetivo es bueno; además debemos ser capaces de transmitir
a la opinión pública que es bueno, y tenemos la impresión de que en un
sector de la población esta percepción no se da en ese sentido, que más
bien incluso se da en sentido contrario. Es difícil explicar, y hacerlo
de manera coherente, que sólo se van a restringir aquellos medicamentos
de escaso valor terapéutico. Es más, como esta portavoz muchas veces ha
explicado y ha comentado en medios de comunicación cuando ha tenido
ocasión, usted mismo, señor ministro, dijo en esta Cámara, si no recuerdo
mal --y esto se vería en los «Diarios de Sesiones»--, a respuesta de una
moción que presentaron el Grupo Socialista y me parece que el Grupo de
Izquierda Unida, que se comprometía a que no se excluyese ningún
medicamento que no pudiera ser sustituido, estas afirmaciones, que además
tienen sentido común, sí pueden explicarse muy bien a la opinión pública.

Existe un problema, el gasto farmacéutico se dispara muy por encima de lo
que el sistema puede soportar y tenemos la obligación de transmitir a la
opinión pública la necesidad de recortar este coste; además nosotros
decimos, el Gobierno dice, que esto lo haremos sin detrimento de la
calidad de asistencia que tiene derecho a recibir la ciudadanía. Como
mandamos muchas veces mensajes contradictorios, la gente duda, y llega a
dudar de las intencionalidades del Gobierno y, por extensión, de los
grupos que le dan apoyo, pero le reitero, señor ministro, que no es el
caso de mi grupo. Usted sabe que para mi Gobierno, para los partidos
políticos de Convergència i Unió que somos Govern en Cataluña, el sistema
sanitario es aquello que llamamos cuestión de primera fila. Hay un fuerte
compromiso de que nosotros estamos obligados a mantener la calidad que
hemos conseguido, además a mejorarla y, en este sentido, ustedes y
nosotros estamos trabajando en la misma línea. Sin embargo, algo no
funciona cuando lo transmitimos tan mal.

Es difícil explicar a la opinión pública, señor ministro, que por un lado
se van a excluir unos medicamentos y que el discurso ha variado
sustancialmente en el tiempo. De 1.000 medicamentos o más, al final se ha
pasado a unos 400; transmitimos una impresión de que no sabemos muy bien
por dónde vamos, esto es así. Otra cosa que aún veo más difícil de
explicar y que contempla el acuerdo con Farmaindustria, es decir, que el
médico podrá libremente prescribir medicamentos que no van a ser
financiados.

Señor ministro, se lo digo con toda modestia, pero además con toda
convicción: hay cosas que la opinión pública es muy difícil hacerles
entender y, además, hacernos creíbles, que es nuestra obligación. Tenemos
que ser transparentes en este asunto; si no lo somos se presta a que
alguien, algún partido político o algunos partidos políticos con
determinadas intenciones, puedan hacer demagogia con lo que pretendemos.

Nosotros tenemos que explicar a la opinión pública la necesidad absoluta
de contener el gasto farmacéutico para hacer viable el Sistema Nacional
de Salud, y tendremos que explicar que todas las medidas que contempla
este pacto quizá no van a ser suficientes, tendrán que rectificarse y
tomar otras. Estas cosas hay que explicarlas con valentía, con
transparencia, con honestidad, para que seamos creíbles; pero el doble
discurso, señor ministro, a veces es muy difícil.

Como usuaria, ya que a pesar de ser portavoz de sanidad sabe este
ministro que no soy de la profesión, está mal explicado y se entiende
peor que un médico pueda prescribir un medicamento cuando existe otro que
puede ser financiado sin que el usuario vea fantasmas. Como la mayoría de
la población no tiene por qué estar, ni lo está, en cuestiones muy
específicas, lo que el médico prescribe es palabra de dios o palabra de
médico, que en estos casos es similar, y cada vez que un médico tenga la
tentación de prescribir un fármaco y diga al usuario que puede cambiarlo,
aquella persona va a tener la sensación de que el Sistema Nacional de
Salud le está tratando mal.

Como estoy segura y convencida, señor ministro, así como mi grupo
parlamentario, de que no es lo que pretendemos, quiero poner esta
reflexión encima de la mesa, para que, si es necesario, encontremos la
forma de explicarnos mejor ante la población.




El señor PRESIDENTE: El señor ministro tiene la palabra.




El señor MINISTRO DE SANIDAD Y CONSUMO (Romay Beccaría): Agradezco mucho,
señora Riera, primero el apoyo básico que S. S. da a esta medida, como el
que dieron en su momento a los planteamientos que hicimos conjuntamente
sobre reformas del Sistema Nacional de Salud para su modernización y
consolidación, y después al acuerdo de financiación del Sistema Nacional
de Salud, que incluye esta previsión de ahorro de 65.000 millones por
estas vías; y le agradezco también sus aportaciones



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críticas, porque nos ayudarán a explicar mejor nuestras posiciones y a
tratar de acertar en las decisiones que todavía quedan pendientes.

También doy la misma importancia que S. S. a esa comisión de seguimiento
que tiene que ver realmente hasta qué punto coinciden las previsiones
sobre las que se basa este acuerdo con los resultados efectivos que vaya
dando, con el objetivo de que, en todo caso, hay que alcanzar el ahorro
de 65.000 millones y, por tanto, me parece muy bien que S. S. resalte la
importancia que tiene esta comisión de seguimiento, desde la cual
nosotros procuraremos mantener una relación muy fluida con las
comunidades autónomas, como hemos tratado de hacer en todo este proceso y
como va de suyo, porque tienen que participar también en la toma de
decisiones que tienen que ver con todo este proceso. Cuidaremos esa
relación como se merece, y vamos a tratar de esforzarnos por explicar
mejor lo que estamos haciendo, para que también la opinión pública
perciba mejor cuáles son nuestros propósitos y cuál es el alcance de
estas medidas.

Desde luego, creo que hemos dicho reiteradamente desde el principio que
se trataba de excluir medicamentos de limitada utilidad terapéutica, en
ocasiones relacionados con síndromes menores y, por tanto, que su
exclusión no iba a afectar a la calidad de la asistencia que estamos
dando; que en muchos casos, y lo he reiterado hoy aquí, se trata de
medicamentos que ya los servicios técnicos de distintos servicios de
salud estaban desaconsejando su utilización y, por consiguiente, en eso
nos mantenemos, porque lo hemos dicho desde el principio, lo he reiterado
hoy aquí, y ése es el contexto en el que se toma la medida: medicamentos
de limitada utilidad terapéutica, medicamentos relacionados con síndromes
menores y cuya exclusión, por tanto, no afecta a la calidad de lo que
damos. Ninguna patología de interés y de importancia se va a ver privada
de la dispensación farmacéutica que necesite, eso tiene que estar en la
tranquilidad de todos y lo podemos mantener. Espero que cuando la lista
se conozca con detalle, estas consideraciones resulten avaladas por el
contenido de esa lista.

Se refiere también S. S. a la cuestión de la receta blanca, esa que
dejamos, que estaba ahí ya y que mantenemos con un deseo de respetar al
máximo la libertad de los prescriptores. Puede haber algunos que, con
independencia de los criterios que se utilicen con carácter general o en
razón con algunos de esos síndromes menores, efectivamente pueden
desaparecer algunos medicamentos relacionados con síndromes menores,
porque se entiende que, ante un síndrome de esa naturaleza, la
solidaridad pública no está obligada a la financiación del remedio de ese
síndrome menor y, sin embargo, no se discute la indicación de ese
medicamento para tal síndrome menor, y médico y paciente pueden convenir
en que, aun tratándose de un síndrome menor y de un medicamento que no
está financiado, debe ser prescrito, el médico puede dar esa receta, el
paciente acepta y asume que ese medicamento no está financiado por el
sistema y acepta la receta con todas sus consecuencias. Todo esto, bien
explicado, no debe prestarse a ninguna mala interpretación y es algo más
que está ahí, a disponibilidad de todos, para que responsablemente
informados adopten las decisiones pertinentes: el médico en el ámbito de
sus competencias, el paciente en el ejercicio de sus derechos y sabiendo
las consecuencias de lo que hace.

Si todo esto lo explicamos bien no debería tener contraindicación y, por
el contrario, sería una posibilidad más que tienen nuestros pacientes y
nuestro sistema en el contexto de lo que se realiza. Sin embargo, acepto
que todo esto cuanto mejor lo expliquemos mejor será, y cuanto mejor
sepamos llevar a la opinión pública que éstas son medidas que no afectan
a la calidad de la asistencia que damos y muy necesarias para la
financiación del Sistema Nacional de Salud, que tiene necesidades
prioritarias sobre la atención de prescripción en estos términos,
redundará en un buen servicio a los ciudadanos y en una mejor aceptación
de medidas de esta naturaleza.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Parlamentario Vasco (PNV), tiene la
palabra el señor Caballero.




El señor CABALLERO BASAÑEZ: Señor presidente, en primer lugar, quiero dar
también la bienvenida al señor Astarloa, como se ha hecho por parte de
portavoces de otros grupos, y agradecer la comparecencia del señor
ministro, al mismo tiempo que aprovechar para agradecer la relación que
ha mantenido el Ministerio de Sanidad y Consumo y la información
suministrada al departamento de Sanidad del Gobierno vasco.

La posición del Partido Nacionalista Vasco, tanto en esta Cámara como al
frente de su responsabilidad en el departamento de Sanidad del Gobierno
vasco, es colaborar en la racionalización del consumo farmacéutico y no
solamente en la mera participación en medidas de ahorro. En este sentido,
hemos valorado positivamente el acuerdo de financiación logrado en el
Consejo de Política Fiscal y Financiera, así como los acuerdos logrados
en la comisión interterritorial; positivamente en cuanto a su suficiencia
y estabilidad para el período 1998/2001. La base de partida en el
presupuesto para 1998 entendemos que ha sido adecuada, así como los
criterios de actualización anual establecidos, y también positiva para
Euskadi, tanto para la Comunidad del País Vasco como para Navarra, ya que
ambas comunidades, en este caso, seguirán rigiéndose por su concierto y
convenio respectivos.

También entendemos positivas las medidas de ahorro en su conjunto, sobre
todo si se enfocan desde la perspectiva de la racionalización del consumo
farmacéutico. En todo caso, pensamos que la financiación selectiva deberá
ir acompañada también de medidas complementarias, como separación entre
el registro y la financiación, un decidido desarrollo de los genéricos,
introducción de protocolos farmacológicos para que un medicamento
considerado de baja utilidad terapéutica no tenga alternativa financiada,
establecimiento de un vademécum financiado en base a listas positivas y
no negativas, establecimiento de precios de referencia, etcétera. En este
sentido, de entrada, valoramos positivamente el acuerdo alcanzado con
Farmaindustria en su conjunto, aunque --y voy a procurar ser breve--
señalaría dos puntos críticos o de cierta discrepancia para nosotros.




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En primer lugar, como también se ha señalado por parte de la portavoz del
Convergència i Unió, no está nada clara --o está muy clara, según como se
quiera leer-- la no presencia de comunidades autónomas con competencias
transferidas cuando se habla de la comisión de seguimiento, en el punto 9
del acuerdo.

En segundo lugar, en la parte de manifiesto, en el punto 10, cuando se
habla de que se llevarán a cabo por los órganos competentes del Sistema
Nacional de Salud las actuaciones oportunas para que, dentro de su
ámbito, las prescripciones de especialidades farmacéuticas excluidas de
financiación pública se puedan realizar en recetas oficiales de la
Seguridad Social. Es decir, aparecen las recetas blancas. Entendemos que
este punto, que --como se ha señalado anteriormente-- ya estaba contenido
en el acuerdo anterior, es insuficiente.

Finalmente --aunque también se ha señalado por parte de la portavoz de
Convergència i Unió--, quiero hacer una apreciación coincidiendo con las
anteriores palabras. Entendemos que, en cierta medida, no se está
sabiendo vender bien a la opinión pública tanto el acuerdo con
Farmaindustria, y lo que esto supone, como los acuerdos alcanzados para
la financiación de la sanidad pública. Esto habría que cuidarlo más
porque, por las circunstancias que sean, se está creando cierto
confusionismo que pensamos que no favorece nada al conjunto de los
acuerdos alcanzados, que --como he dicho antes-- valoramos positivamente.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor ministro.




El señor MINISTRO DE SANIDAD Y CONSUMO (Romay Beccaría): Muchas gracias,
señor Caballero, por sus aportaciones, y la valoración positiva no sólo
de este acuerdo sino también del acuerdo de financiación, y por sus
referencias no sólo a la suficiencia inicial, sino también a la
suficiencia continuada en el tiempo, los criterios de actualización. Por
cierto, olvidé decir en alguna de mis intervenciones anteriores que,
junto a esos 200.000 millones de incremento anual previstos para este año
(que con el crecimiento del PIB aseguran el mantenimiento financiero del
sistema), está prevista en los dos últimos años de vigencia del modelo
una aportación adicional del Estado de 25.000 millones más, que irían a
favorecer asimismo la financiación del Sistema Nacional de Salud.

Agradezco también que se consideren positivas las medidas de ahorro
previstas. El señor Caballero se refirió con razón a la importancia que
tienen la financiación selectiva y la separación del registro y la
financiación, cuestiones que están ya vigentes en nuestro ordenamiento
como consecuencia de las actualizaciones que introdujimos en la ley de
acompañamiento de los presupuestos. Por tanto, en ese punto disponemos ya
del marco normativo completo y necesario para eso, con independencia de
las previsiones que ya existían en la legislación anterior, que se han
ampliado y rematado con estas medidas.

Hacía S. S. una referencia a la mayor oportunidad de las listas
positivas. Ese es un debate que nos llevaría más lejos. Hasta ahora en
nuestro país se han seguido estas pautas de las listas negativas; hay
otros que efectivamente tienen listas positivas. No me atrevo, en este
momento, a anunciar ninguna medida en esa dirección, porque me parece que
lo que estamos haciendo es suficiente y nos debemos atener a esta
situación que ya tenía precedentes en nuestro país.

También le puedo decir que cuidaremos de manera especial esa relación con
las comunidades autónomas en el proceso de seguimiento, para que en todo
momento tengan la información necesaria y la posibilidad de aportar sus
criterios en relación con lo que vaya ocurriendo.

Respecto a la receta blanca me remito a lo que antes dije, y recojo
también su opinión sobre la conveniencia de que expliquemos mejor estos
acuerdos de financiación y el acuerdo con Farmaindustria, lo cual, por
cierto, creo que se compadece mal con algunas acusaciones que se nos
hacen desde otros ámbitos en el sentido de que lo que hacemos es
propaganda y que por ahí cometemos muchos excesos. No debemos cometer
tantos cuando por otra parte se nos pide que expliquemos más y mejor esto
que estamos haciendo. (La señora Amador Millán pide la palabra.)



El señor PRESIDENTE: Señora Amador. ¿Para qué me pide la palabra?



La señora AMADOR MILLAN: Señor presidente, para una cuestión de orden.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra, señora Amador.




La señora AMADOR MILLAN: El Grupo Parlamentario Socialista quiere dejar
constancia de su protesta formal ante esta Comisión porque, de la
intervención del portavoz del Grupo Parlamentario Vasco, se hace
explícito que dispone del texto del acuerdo del que nosotros no
disponemos. Por tanto, queremos expresar nuestra protesta formal y
nuestra perplejidad por el hecho de que haya grupos de esta Cámara que
dispongan del acuerdo y los restantes no lo tengamos.




El señor PRESIDENTE: Constará en acta.

Por el Grupo Parlamentario Mixto, piden la palabra el señor Vázquez y la
señora Almeida. ¿Son conscientes de que tienen que repartir el tiempo
equitativamente?



La señora ALMEIDA CASTRO: Somos inconscientes, pero vamos a repartir el
tiempo. (Risas.)



El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra, en primer lugar, el señor Vázquez.




El señor VAZQUEZ VAZQUEZ (Don Guillerme): Dada la consciencia de la
limitación del tiempo, trataré de ser lo más breve posible.

En primer lugar --¿cómo no?-- quiero felicitar al señor letrado por su
incorporación a esta Comisión, si es motivo



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de alegría para él; si no es motivo, no sé si habrá que felicitarle.

En segundo lugar, agradezco la comparecencia del señor Romay ante esta
Comisión para informarnos de algunos de los aspectos del acuerdo entre el
Ministerio y Farmaindustria. Efectivamente, se trata de un acuerdo que se
enmarca en el plan de ahorro del gasto farmacéutico con financiación
pública que pretende el Ministerio de Sanidad, y el Bloque Nacionalista
Gallego quería dar su opinión al respecto.

Es un pacto que, en líneas generales, pretende ahorrar --como insiste el
señor ministro-- 65.000 millones de pesetas en el año 1998, una parte de
los cuales procederían de aportaciones de los laboratorios, y otra parte
de la introducción de genéricos, lista negativa, etcétera. En este
acuerdo hay también unas contrapartidas que reciben las industrias como
compensación, entre otras la prescripción por los médicos de aquellos
fármacos que dejen de ser financiados y la liberalización de precios de
los fármacos no financiados por el sistema público. Ya veremos, cuando
concluya el año 1998, cuando se haga balance, cuál será el ahorro que
obtendrá el sistema sanitario público como consecuencia de este acuerdo
y, por tanto, cuánto ahorraron los ciudadanos sin merma de la calidad de
la prestación sanitaria. Me parece que aquí empieza a haber una cierta
confusión terminológica. Cuando hablamos de gasto farmacéutico estamos
refiriéndonos normalmente al gasto farmacéutico que paga la sanidad
pública; de lo que no hablamos nunca es del gasto farmacéutico de la
población, cuánto gasta la población en fármacos. Creo que esos dos
conceptos convendría irlos delimitando, porque se supone que las medidas
que adopta el Ministerio van dirigidas a que, con la misma calidad
asistencial, al ciudadano le cueste menos dinero la asistencia sanitaria
pública. Como digo, estos términos me parece que sería conveniente
aclararlos.

Es verdad también que el gasto farmacéutico financiado públicamente, o el
gasto farmacéutico en general, debe preocupar a cualquier administración,
desde luego partiendo del criterio de que todos los ciudadanos tengan
acceso en condición de igualdad a los medios curativos que precisan y
prescindiendo por tanto del gasto que resulta superfluo e innecesario, es
decir, el que no sirve para mejorar su nivel de salud.

Dentro del ahorro que un sistema pueda tener, naturalmente se encuentra
la reducción de los márgenes de beneficios, en algún caso muy
importantes, en la cadena de producción y distribución de los
medicamentos, pero también existen otras muchas medidas que raramente se
discuten a fondo y menos aún se aplican con una cierta seriedad, como son
la educación sanitaria de la población, la prevención, el funcionamiento
de la atención primaria, donde muchas veces por falta de tiempo y medios
probablemente se recete más de lo necesario, la coordinación entre la
primaria y la especializada, la reducción de la lista de espera
quirúrgica, que en ocasiones provoca el uso de medicamentos en esos
períodos, en fin, pasando por el uso de esos envases adecuados al tiempo
de prescripción o la prohibición de algunas técnicas publicitarias de
algunos laboratorios, que todos conocemos, sobre los profesionales de la
medicina. En resumen, yo creo que todo eso pasa por una buena gestión
sanitaria.

En todo caso, las medidas que propone su Ministerio, a pesar de las
reiteradas negativas del señor Romay, desde nuestro punto de vista, abren
varias interrogantes, y mucho nos tememos --ojalá no sea así, porque se
consigan los fines que el señor ministro dice que se van a conseguir--
que no se consigan esos fines, esos objetivos que en principio se
proponen, sino que en lo fundamental sirvan para transferir una parte del
coste de farmacia a los ciudadanos.

Aunque sea marginalmente, quisiera expresar, en primer lugar, que me
quede alguna duda de lo que se conoce del texto del acuerdo --ya lo
conoceremos definitivamente--, porque se habla de que para la concreción
de la aportación que hará cada uno de los laboratorios a este plan de
ahorro, se negociará entre el Ministerio y cada uno de ellos. Yo creo que
también sería importante aquí que, para una mejor transparencia de estas
cuestiones, se conocieran cuáles son los criterios que el Ministerio va a
seguir para realizar esa negociación con cada uno de ellos, porque luego
sí que hay alguno al que le empieza a preocupar que esas negociaciones se
hagan de uno en uno, etcétera, pero yo lo expreso de esta manera, porque
creo que sería lo adecuado.

Quisiera también decir que si el anterior acuerdo con Farmaindustria no
resultó tan positivo como se esperaba, tanto desde el punto de vista de
ahorro del sistema como del usuario, a mí me parece que éste lleva el
mismo camino.

Vamos a hablar de la lista negativa, porque, señor Romay, diga usted lo
que diga, a estas alturas no parece aún de recibo que no se conozca cuál
es la lista negativa. De su intervención a veces da la impresión de que
primero se determina la cantidad a ahorrar y luego se adapta la lista de
medicamentos que son necesarios para ese ahorro, lo cual es muy
llamativo, porque sí que hay cuestiones publicadas respecto a que la
lista negativa no va a ser tan amplia como en un principio se esperaba,
lo cual es muy curioso, porque si lo que se va a excluir es una serie de
medicamentos de la financiación pública que tienen baja utilidad
terapéutica, lo que no acabo muy bien de entender es qué criterios se
exigen para esa baja utilidad, si en unos momentos son más, en otros son
menos, en función de negociaciones, parece ser que precisamente con
Farmaindustria; por no hablar de que ya sería normal hacer un esfuerzo en
el sentido de suprimir de los vademécum esos medicamentos de tan baja
utilidad terapéutica, porque en el fondo lo que estamos haciendo es darle
placebos a la población, y yo creo que eso de alguna manera es un engaño.

Por otro lado, señor ministro, hay cuestiones que usted dice que a mí me
dejan sorprendido: por ejemplo, que son para síndromes menores, carentes
un poco de importancia, y, luego, se hace una especie de acuerdo entre
médico y paciente sobre el medicamento que le conviene. Perdone que le
diga: si efectivamente los medicamentos que reciba un paciente tienen que
ser por acuerdo entre el médico el paciente, ¡Dios mío!, a mí me resulta
absolutamente estrambótico.




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En fin, tanto la reducción de la amplitud de la lista negativa como la no
desaparición de esos fármacos de utilidad terapéutica baja, desde luego
puede parecer (yo no lo afirmo, pero puede parecer) que beneficia a
aquellos laboratorios que dedican menos a investigación de nuevas
moléculas, y a mí me resulta un poco preocupante. Además, estos
medicamentos que están excluidos de la financiación sanitaria y que
pueden ser casi inútiles, pueden seguir siendo prescritos por los médicos
del sistema público, y esto es aún más sorprendente, ya le comenté antes
algunas cuestiones. Realmente, señor ministro, si sirven de poco para
resolver problemas de salud, ¿cómo el Ministerio puede consentir que se
receten por el sistema público, y, encima, que lo paguen los usuarios,
medicamentos que no van a resolver problemas de salud? A mí esto me sigue
induciendo a pensar que se trata de proteger más que la salud el negocio
de alguna gente. ¿Qué quiere que le diga? Ya veo que se ríe, y usted
negará como siempre, tenemos ya experiencia, pero a mí me induce a pensar
eso.

Por lo tanto, a mí me parece, señor ministro, que esto lo debería
explicar con más profundidad. Igual es que determinados grupos o
portavoces no entendemos bien esta cuestión, pero yo creo que debería
haber un esfuerzo por su parte (dentro de esa explicación general a la
población, que, pobrecilla, no entiende estas cosas, efectivamente) para
que nos aclare a los demás grupos muchas dudas que aparecen aquí.

Además, señor ministro, también pasan otras cosas, hablando de gasto
sanitario financiado y gasto general de la población. La anterior
experiencia --eso lo sabemos todos-- ocasionó algunos efectos perversos,
negativos. Es evidente que hubo medicamentos excluidos que aumentaron de
precio una vez que fueron excluidos de la financiación pública,
medicamentos muy conocidos que yo no voy a citar, pero si es necesario
también se citan. Curiosamente, ya había algunos que se prescribían por
la misma empresa, con el mismo principio activo, que eran más baratos
según fueran financiados o no, y con la liberalización de los precios de
los fármacos mucho nos tememos que el asunto camine también bastante por
ahí.

Para concluir, señor ministro, como siempre en nuestra larga experiencia
de debates mutuos, le deseo el mejor de los éxitos, pero permítame que
dude de que las medidas que se introdujeron para ese ahorro desde el
punto de vista del gasto farmacéutico lo consigan.

En resumen, yo creo que deberían hacerse más esfuerzos en otros sentidos;
desde luego mejorar la gestión mucho, buscar líneas nuevas como algunas
que se citaron para incidir en la disminución real del gasto farmacéutico
superfluo, pero con este acuerdo ya veremos qué porcentaje ahorra el
sistema sanitario público; lo que sí va a hacer va a ser repercutir sobre
el ciudadano una parte, cada vez mayor por cierto, de ese gasto
farmacéutico. Eso sí que lo va a conseguir; el ciudadano pagará cada vez
más una porción de ese gasto farmacéutico, y, si no, al tiempo.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra la señora Almeida.

La señora ALMEIDA CASTRO: Gracias, señor ministro, por su comparecencia,
ya no le voy a decir a petición propia o a petición rogada antes, o a lo
que quiera, pero ha comparecido y tenemos que responder.

Voy a empezar también dándole la enhorabuena al señor Astarloa. Ya le
digo que creo que nunca hay que darla, pero se la voy a dar porque tengo
una secreta ambición, y es que si su contacto jurídico con esta Comisión
le ha hecho un experto en sanidad, que a mí me pase lo mismo, porque
venir a esta Comisión y, encima, venir sin la información, venir con los
datos de la prensa sobre lo que se ha firmado con Farmaindustria y no
tener lo mínimo que debíamos tener y que además descubrimos que los
tienen otros, nos parece un poco feo y difícil para poder aquí
intervenir. Desde nuestro desconocimiento de la medicina, que no de los
problemas de la sociedad (y yo creo que aquí más que medicina hay
problemas de sociedad, y por eso podemos hablar de estos problemas), nos
parece que todas las alegaciones de oscurantismo que se han hecho por
otros grupos las tenemos también que referir nosotros.

Cuando se pide participar, no se viene a pedir la información sobre lo ya
hecho, se quiere ayudar también a hacerlo. Es verdad que la cuestión de
sanidad no sólo les afecta a los electores del PP, les afecta a todos los
ciudadanos, a los que nos votan; a lo mejor a nuestro grupo menos, porque
tenemos gente muy joven y a lo mejor está menos enferma, pero también les
afecta a ellos; es decir, se está dando un concepto a la sanidad que la
trabajamos entre todos. Por lo tanto, participar es tener preocupación
por la ciudadanía que representamos, y nos parece que esa participación
era necesaria. No se ha dado esa posibilidad, incluso, no conmigo, que no
tengo una experiencia, pero por ejemplo con la señora Amador, que ha sido
también ministra; una discusión a lo mejor hubiera ayudado, porque ya
tiene experiencia; en fin, si hubiera habido cambios de impresión,
hubiera salido una mayor racionalidad.

Es verdad que usted ha dicho a algunos de los portavoces que han hablado
que los peores enemigos de la sanidad son el inmovilismo; a mí me
gustaría decirle que a lo mejor es verdad eso, los inmovilistas; pero
también son peligrosísimos los que se mueven mal, los que se mueven en
mala dirección. Yo creo que aquí hay un movimiento en mala dirección
también para este tema de la sanidad.

¿Cómo no vamos a esperar todos que haya una racionalización del
medicamento, que haya menos consumo farmacéutico, si es una razón de
salud, no de ahorro económico, de salud? Es verdad que racionalizar,
educar a la población, gastar menos pero gastar lo necesario, investigar
más, en vez de recetar, me parece que es importante, y ahí va a tener la
ayuda. Pero que usted, que representa al usuario multinacional de este
país, haga un apaño con las multinacionales, que sólo representan sus
intereses propios, hace pensar que dan algo pero que reciben otras cosas.

La impresión que tenemos de este oscuro pacto es que también hemos
perdido algo, y es la posibilidad de racionalizar por ir a la posibilidad
de ahorrar, y no se ahorra sólo en dinero, sino que se ahorra cuando se
logra atacar de forma más eficaz la enfermedad. A mí me parece que en
este terreno ha habido poco asesoramiento desde la parte de la
investigación



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y médica y se ha ido más a la cuestión económica, a ver cómo me ahorro de
los medicamentos y saco los 200.000 más que nos damos todos los españoles
para esto.

Creo que se ha movido mal en esa dirección porque ha creado otra cosa, y
es que se deja libertad para que lo que usted no da con la receta lo
puedan dar los médicos al oído, recetando y convenciendo. Y la bondad de
todos se supone, pero yo he venido dos veces a esta Comisión --ya voy a
venir siempre que la haya-- y una de ellas fue precisamente para
denunciar un problema que hubo con médicos en Valencia y en Barcelona --y
usted sabe que se había abierto expediente-- por recetar al oído. Estamos
en una situación de enfermedad y el médico sabe que el enfermo depende de
él.

Le voy a contar una anécdota para que sepa cómo he vivido yo esta
situación desde el punto de vista de una persona que (y yo, de verdad, no
me creo tonta), haciendo uso de las llamadas que hace toda la medicina a
su conciencia de mujer, se preocupa por la menopausia (que ya me viene
por aquí) y decide revisarse. Me voy a la sanidad pública, porque tengo
una confianza absoluta en ella, y me corresponde una doctora encantadora
a la que le comento mis sofocos y calores que intento eliminar con un
abanico, pero como ya es descarado lo del abanico le digo que me mande
algo. Me manda unas pastillas, me explica que son estupendas, que son
estrógenos, y me da una receta --y hasta ahora yo no había tenido nunca
una receta--, pero como yo no entiendo ni sé la composición me voy a la
farmacia, y al coger mi receta la farmacéutica me pone una cara rara y me
dice que eso no lo paga la Seguridad Social. Yo me sentí un poco estafada
porque no entendía cómo no la pasaba si me la había dado esta médica,
pero como me puso una cara que me hacía parecer una estafadora que quería
aprovecharse de un medicamento no incluido en la Seguridad Social, pagué
1.800 pesetas por las pastillas estupendas, y yo le juro que no se las
había pedido a la médica, sólo le dije que tenía sofocos y que en vez del
abanico me diera unas pastillas, y me encuentro con que tenía que pagar
el cien por cien de esa medicina. No existían recetas blancas, a mí me la
dio verde, las de siempre, lo único fue que me pusieron verde a mí en la
farmacia diciéndome que eso no lo pagaba la Seguridad Social. Si ése es
mi caso, que estoy informada de los derechos, imagínese un señor que va
allí porque tiene a su hijo con una enfermedad tremenda y le dicen que
hay un medicamento que pasa la Seguridad Social pero que al ser más
barato es peor y le recomiendan otro, el más caro, y a lo mejor cuando le
digan que va a tener que pagar 2.000 pesetas dirá que le den el más
barato a su niño porque no se puede gastar ese dinero.

No nos gustaría que la población tuviera esa sensación, sino que diéramos
la sensación de que estamos investigando lo mejor, que no nos llegaran
noticias de que hay medicinas fuera, sino que las tenemos aquí y en la
Seguridad Social, aunque cuesten más caras porque sabemos que son más
eficaces. Creo que hacer esa lista de excluidas y no excluidas... Es
decir, que yo no lo receto, porque me parece que esto vale tanto, pero se
lo recomiendo y hago un apaño con usted, porque, como ha dicho el
compañero del Bloque Nacionalista Galego; estamos en una situación de
dependencia del médico. Ocurre lo mismo con los abogados; es decir, al
médico y al abogado todo el mundo va ignorando y lo deja todo en sus
manos, y a mí me gustaría que la conciencia profesional fuera una parte
del ahorro, que la información al cliente fuera una parte del ahorro, que
la investigación en los medicamentos también lo fuera y que, desde luego,
los genéricos que, según estamos viendo sería la mejor forma de no entrar
en la competencia del medicamento sino en su eficacia, aumenten mucho
más, pero que lo hagan de esa forma racional e investigadora que existe
en otros países. A mí me parece que por ahí nos iríamos moviendo bien. A
veces es mejor «Virgencita que me quede como estoy» a que me vayan
poniendo por ahí. Yo le digo que no quiero ser de los inmovilistas --como
dice usted-- pero yo me quiero mover normal, y tendríamos que haber
aportado muchas más ideas en esta Comisión, porque la sanidad afecta a
todos los españoles y a todos los que representamos todos y cada uno de
los diputados y diputadas que estamos aquí, todos los que queremos
trabajar mejor para eso, todos los que queremos que los tantos nos los
apuntemos los españoles y las españolas que usamos la medicina y, por
supuesto, no el Gobierno.

Creo que ahí ha tenido, por un lado, oscurantismo y, por otro lado, una
negociación no basada en criterios de avance científico y de salud sino
en ahorro economicista, siendo además un ahorro economicista que lo deja
para que la población se sienta indefensa ante la posibilidad de que, a
través de la receta del médico --y eso se puede dar porque hay muchos
laboratorios que hacen unas ofertas estupendas, de relojes, viajes,
etcétera, que no tienen nada que ver con la medicina pero sí con las
recetas que hay--, nos estemos cargando la confianza en un sistema para
convertirlo en un apaño entre médicos y clientes. Me parce mal, y para
nosotros la mejor respuesta no hubiese sido decir me voy ahorrar tantos
millones, sino que he conseguido que los mejores medicamentos para las
enfermedades que sufre la población, los más viejos y los de la fibrosis
quística --precisamente coincidimos, señor ministro, en un homenaje a una
doctora muerta que se dedicaba a eso y hablé con los enfermos de fibrosis
quística--, todas esas medicinas para crónicos tengan el apoyo de la
población, de la ciudadanía y del Estado. Me parece que hubiera sido
mejor ir en esa dirección. Finalmente, nosotros también manifestamos
nuestra protesta porque, sí ya es difícil discutir sin documento, nos
parece bochornoso que algunos, porque son amiguetes, lo puedan tener y
otros que somos tan representantes de los ciudadanos como los demás no
tengamos esa información. Creo que ése es un reproche que tenemos que
hacerle, y si tenemos que mandarle con póliza la solicitud se la
mandamos, pero espero que con el reconocimiento del error nos mande usted
los documentos para que nosotros podamos tener más información para los
ciudadanos que representamos.




El señor PRESIDENTE: Cuando quiera, puede contestar el señor ministro.




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El señor MINISTRO DE SANIDAD Y CONSUMO (Romay Beccaría): Estoy también de
acuerdo con el señor Vázquez, mi paisano, en que una política de
racionalización del medicamento tiene mucho que ver con la educación
sanitaria de la población, con la mejora de los servicios en atención
primaria y con esa mejor relación entre la primaria y especializada, y en
esa línea estamos trabajando. No descuidamos la educación sanitaria,
desde primaria se está colaborando muy activamente en todos estos
procesos, y en esa línea estamos completamente de acuerdo.

El texto del acuerdo lo tienen algunas administraciones, aquellas con
competencias sanitarias, porque lo tienen que firmar. Lo voy a mandar,
inmediatamente a todos los grupos, pero no se ha mandado a unos grupos sí
y a otros no, sino que se ha mandado a las administraciones sanitarias
con competencias de sanidad porque lo tienen que firmar; es algo tan
elemental como eso, porque ése es un acuerdo de todos con la industria
farmacéutica. En fin, inmediatamente voy a mandar el texto del acuerdo a
todos los grupos, ya que no tenemos ningún interés en retener esa
información. Por otra parte, la memoria no me permite retener todas las
cosas y por eso prefiero que se me concreten las peticiones para no
quedar mal si se me olvida alguna; no lo hago con ánimo de dilatar el
envío de esa información, en absoluto pretendo eso.

El anterior acuerdo fue eficaz, cumplió su cometido, pero no fue
suficiente y naturalmente hemos tenido que poner sobre la mesa nuevas
iniciativas para conseguir el objetivo que buscábamos de garantizar la
financiación del Sistema Nacional de Salud con las prioridades que todos
asumimos. Agradezco también al señor Vázquez que haya expresado
claramente su apoyo a la posibilidad de suprimir algunos medicamentos si
no tienen la utilidad terapéutica correspondiente. Por lo tanto, comparto
con él la idea de que en estos casos no está justificada la financiación
pública; cosas distinta es que sigan en el mercado, bien porque sirven
para síndromes menores, por ejemplo, en cuyo caso no veo inconveniente en
que se acepte que el médico lo siga recetando, siempre que el paciente
sepa que en esos casos la financiación es íntegramente suya. Creo que con
esta información clarificada y puesta sobre la mesa no pasa nada porque
esto se produzca de esta manera.

También agradezco al señor Vázquez que me desee éxito en estas medidas.

Creo que hemos avanzado en relación con la prestación farmacéutica; antes
me referí a lo que ya hemos conseguido, aun sin estas medidas, para
reducir el crecimiento del gasto farmacéutico, que era algo que amenazaba
con poner en cuestión los equilibrios financieros del sistema. El
crecimiento en el Insalud este año es del 4,7 y en el Sistema Nacional de
Salud es un poco superior, pero también claramente inferior al de años
anteriores, y eso es consecuencia de todas las medidas que se han puesto
en práctica incluidas esas a las que se refiere el señor Vázquez de
colaboración de los servicios sanitarios para una racionalización de esta
prestación que es fundamental. Esta cifra de los 32.000 millones no es
una cifra que hayan fijado los economistas, es la que sale de la
contemplación global de estos grupos terapéuticos de los que estamos
hablando, pero que está pendiente del último refinamiento y de la última
concreción para poder hacerla pública y tramitarla en la forma adecuada.

La señora Almeida me ofrece su participación, que yo agradezco. Ese
documento lo va a tener su grupo inmediatamente y estoy de acuerdo con
ella en que si es malo el inmovilismo también lo es avanzar en una
dirección incorrecta. Hay unos versos preciosos de Manuel Machado: Camino
que no es camino / está de más que se emprenda / porque más nos descarría
cuanto más lejos nos lleva. O sea, hay que tratar de elegir bien la
dirección del cambio para no descarriarse, pero si el cambio es en la
buena dirección --y estamos en eso--, permite mantener vivas las
instituciones, que resistan el paso del tiempo y eso es lo que debemos
intentar entre todos respecto a nuestro Sistema Nacional de Salud, porque
incorpora valores esenciales en la convivencia de nuestra comunidad, de
nuestra sociedad, valores de cohesión social que hay que preservar y
valores que tenemos que mejorar en orden a la eficacia y a la eficiencia
de su gestión.

El ahorro y la racionalización tienen mucho que ver. Este es un ahorro
que queremos hacer racionalmente, excluyendo medicamentos que en una
parte se corresponden con medicamentos de limitada utilidad terapéutica y
en otra parte con medicamentos que se refieren a síndromes menores y, por
tanto, no está justificada su financiación pública. Eso forma parte del
intento de racionalización de este consumo que buscamos de otras maneras
también, con los protocolos a que se refería el señor Vázquez, con la
mejor información de nuestros profesionales, con todas estas ideas que
afortunadamente están dando ya algunos resultados alentadores.

En cuanto a la receta blanca, ya he dicho lo que tenía que decir. En
relación con los genéricos, me precio de haber impulsado esas políticas
de una manera muy efectiva, de forma que en muy poco tiempo hemos podido
aprobar ya 85 medicamentos genéricos --no es nada sencillo-- y estamos en
condiciones de seguir avanzando en esa dirección a un ritmo que se
compara con ventaja con los ritmos con que manejan este mismo proceso
otros países con los que nos comparamos. Ahí estamos trabajando con
diligencia para ofrecer cuanto antes al sector un número muy
significativo de genéricos que afectan a principios activos de alto
consumo (no estamos hablando de principios activos de bajo consumo). Los
treinta principios activos de los 85 genéricos que hemos aprobado tienen
un mercado de 140.000 ó 150.000 millones, lo que da idea de los productos
de los que estamos hablando, que no son productos de poco consumo, sino
de mucho consumo. Por tanto, confío en que la incidencia de estas medidas
en la economía del gasto que se deriva de ahí --y como S. S. sabe, sin
merma de la calidad para la atención que se da a los pacientes-- puede
redundar en la solución de estos problemas de financiación de nuestro
Sistema Nacional de Salud que a todos nos interesan tanto.




El señor PRESIDENTE: Señor Vázquez.




El señor VAZQUEZ VAZQUEZ (Don Guillerme): Voy a ser muy breve.




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Agradezco al señor Romay su contestación y más aún que estemos casi de
acuerdo en todo, en cómo resolver este problema sanitario. De todas
maneras, le sigo insistiendo en una cosa, no por criticar nada. Se trata
del tema de la lista negativa, que pienso que hay que reconsiderarla.

Usted sigue hablando de los síndromes menores, ¿pero qué es un síndrome
menor? ¿Es un dolor de cabeza, por ejemplo? ¿La aspirina es útil
terapéuticamente para ese dolor de cabeza? Porque si es así, lo es, y si
no es útil habrá que retirarlo por inútil, porque si no estamos en una
confusión. En todo caso, a los medicamentos con utilidad terapéutica baja
supongo que los irán sustituyendo otros medicamentos con una mejor
utilidad terapéutica y deberían ser los que debiera financiar en todo
caso la Seguridad Social.

Asimismo, quiero insistirle en otra cuestión, en los efectos perversos de
esto, y así deberíamos contemplar el gasto farmacéutico de la población.

Siempre hablamos del gasto farmacéutico financiado públicamente, pero el
problema es: ¿Con estas medidas la población en general gasta en farmacia
más o menos? Me parece que con estas medidas se incrementa el gasto o el
coste que la atención farmacéutica le ocasiona al ciudadano en este caso
y, por tanto, a la sanidad. Ya vimos --e insisto-- cómo un grupo de
medicamentos conocidos, publicitados ahora mucho más, etcétera, sufrieron
un incremento de precio en el mercado desde que dejaron de ser
financiados públicamente y son medicamentos de amplio uso por la
población, con lo que estamos repercutiendo el coste en el ciudadano. Eso
lo veo así y esta cuestión sigue siendo motivo de reflexión.




El señor PRESIDENTE: Señora Almeida.




La señora ALMEIDA CASTRO: Voy a tardar muy poco.

En ese camino que vamos a emprender hacia lo correcto este acuerdo nos
parece más economicista que de investigación y protección de la
ciudadanía. La ciudadanía se siente atacada, no se sabe todavía por
dónde, pero lo va a descubrir rápidamente y, sobre todo, si tiene que
apañar con algún médico el uso poco necesario para que le recomiende la
receta blanca en vez de la verde o la roja. En cualquier caso los
españoles se sienten preocupados con este tema y, además, no ha ido
acompañado por un esfuerzo mayor en la educación médica, en los propios
profesionales, en la transferencia a los ciudadanos de la confianza. No
es que quiera que usted se esfuerce en la publicidad, porque a lo mejor
así hay más desconfianza hacia usted, pero sí creo que lo terrible en la
medicina no trata de un partido u otro, sino de la sensación de la
ciudadanía de que se le van mermando prestaciones, porque eso es negativo
para la consideración de la democracia y de los derechos de los
ciudadanos. En ese sentido ha habido un equívoco esfuerzo economicista,
pero no de esfuerzo educador en el sentido que decíamos de que ahorrar no
significa evitar dinero, sino racionalizar la actividad. De ahí sacamos
más beneficio de futuro que en la inmediatez del ahorro de Farmaindustria
que parece hecho un poco así.

El señor PRESIDENTE: Cuando quiera, señor ministro.




El señor MINISTRO DE SANIDAD Y CONSUMO (Romay Beccaría): Señor Vázquez,
sólo quiero darle un argumento en relación con su preocupación en cuanto
a alcance de estas medidas sobre el gasto farmacéutico. Si estas medidas
llevaran consigo un aumento del gasto global en medicamentos, como los
medicamentos los produce la industria farmacéutica, la misma industria
tendría interés en este tipo de medidas porque sus ventas aumentarían. No
es ciertamente el caso, lo que quiere decir que las cosas no son en el
sentido que usted teme y por eso creo que le puedo tranquilizar.

A la señora Almeida tengo que decirle que éste no es un ahorro
economicista porque los ahorros que consigamos con estas medidas no son
para el Tesoro, son para que podamos hacer otras cosas prioritarias en
sanidad. Estoy convencido de que la ciudadanía verá bien que dejemos de
gastar en estas cosas y gastemos en lo que se demanda más y es más
necesario. En este año hemos ahorrado en el Insalud 22.000 millones en la
prestación farmacéutica, sin merma de la calidad. Eso nos ha permitido
mayor actividad quirúrgica, reducir las listas de espera, ampliar los
servicios por la tarde en muchos centros de salud. Creo que la ciudadanía
prefiere estos otros destinos de los recursos sanitarios y no la forma en
que se venía gastando en materia de medicamentos, que estaba por encima
de los niveles de los países de nuestro entorno con los que nos
comparamos.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Parlamentario Popular, tiene la palabra
el señor Villalón.




El señor VILLALON RICO: En primer lugar, en nombre del Grupo
Parlamentario Popular, quiero unirme a la bienvenida que han formulado
todos los grupos a esta Comisión de Sanidad y Consumo del Congreso de los
Diputados al señor Astarloa.

A continuación, mis palabras tienen que ser de saludo y agradecimiento al
ministro de Sanidad, pero no atendiendo a lo que puede ser cortesía
parlamentaria por parte del grupo al que pertenece el Gobierno de la
nación, sino en base a tres o cuatro motivos que son fundamentales y se
han puesto de manifiesto a lo largo de la sesión de esta mañana. Nosotros
creemos que la negociación llevada a cabo por la Administración
sanitaria, por el Ministerio de Sanidad, con la industria farmacéutica ha
sido magnífica en el tiempo y en la forma. Creemos que los acuerdos a los
que se ha llegado tras esta negociación son importantes, satisfactorios
para las administraciones públicas y para la Administración sanitaria y,
sobre todo, satisfactorios para los ciudadanos de nuestro país. También
tenemos que poner de manifiesto, lógicamente, la rapidez con que el
Gobierno ha solicitado la comparecencia en esta Comisión. Hemos oído a lo
largo de esta mañana intervenciones de algunos o algunas portavoces,
fundamentalmente, con respecto a si tendría que haber comparecido antes
de la firma. Nosotros ponemos en duda que la responsabilidad del
Gobierno, del Ministerio de Sanidad en este caso, y las competencias que



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deben asumir los gobiernos a la hora de entrar en negociaciones con
cualquier sector de nuestro país, tenga que ser previo acuerdo con una
comisión de una cámara parlamentaria. Creemos que dentro de su
responsabilidad y dentro de sus competencias es donde el Gobierno tiene
que negociar, llegar a acuerdos --en este caso con la industria
farmacéutica-- y luego transmitirlos, que es lo que se ha hecho a lo
largo de esta mañana.

También queremos agradecerle no solamente, como decía, la negociación,
los acuerdos, sino el resultado a posteriori que nosotros creemos que van
a tener estos acuerdos con la industria farmacéutica, dentro de lo que es
una política global del medicamento, una política global del gasto
farmacéutico, fundamentalmente del ahorro en el gasto farmacéutico.

Creemos en las repercusiones sanitarias, económicas, como acaba de decir
el ministro ahora, pero no entendiéndolas como economicistas, sino
económicas, porque el ahorro que supone el gasto farmacéutico, en los
miles de millones a que ascienda en el momento en que se den las cuentas,
repercute en nuevas inversiones en el sistema sanitario. No hay que
olvidar que cuando se tomaron medidas por anteriores administraciones
públicas esos ahorros en el gasto farmacéutico, que en algún momento se
produjeron, iban a actuar contra el déficit público. Es un proyecto del
Gobierno, y del ministro en concreto, que todos aquellos ahorros que se
produzcan en el gasto farmacéutico vayan hacia la mejora de la inversión
y todos los servicios sanitarios de nuestro país. Por lo tanto, son
repercusiones en política general, desde el punto de vista social, y la
ayuda a la industria farmacéutica en nuestro país es una política general
del desarrollo industrial. Por ello, señor ministro, le felicitamos por
el acuerdo a que ha llegado; creemos que realmente es muy satisfactorio,
como decía antes, y también le tenemos que felicitar y agradecer,
lógicamente, la disponibilidad para comparecer en esta Comisión.

El ministro ha iniciado, yo creo que de una forma concisa, como en él es
habitual, en los aspectos más importantes del acuerdo, estableciendo las
diferentes aportaciones de la industria farmacéutica en los próximos dos
años a lo que es la Administración pública sanitaria.

También quiero manifestar mi sorpresa por algunas declaraciones de
ilustres diputadas que ahora no están presentes en la Comisión. Parece
ser que nos quieren sorprender con el año nuevo y efectúan críticas, pues
dicen al Gobierno que trabaja demasiado y que nos van a hacer trabajar
demasiado a los diputados. Bienvenido sea que el Gobierno trabaje y
bienvenido sea que nos hagan trabajar a los diputados. Me llama la
atención --y es mi sorpresa-- que esas declaraciones las haya hecho la
diputada que, según los medios de comunicación, al terminar el período de
sesiones anterior fue galardonada, si se puede llamar así, con el premio
al diputado o a la diputada más trabajadora de la Cámara. Me llama la
atención que haya hecho esas manifestaciones. También me llama la
atención el hecho de que se critique que el acuerdo entre Farmaindustria
y el Gobierno o la Administración sanitaria no esté en poder de algunos
grupos parlamentarios. Ha explicado perfectamente el ministro que se ha
transmitido a otras administraciones públicas, que son las que también
deben firmar ese acuerdo. Igualmente, me ha llamado la atención que
después de decir la diputada en repetidas ocasiones que no tenía ese
acuerdo, haya leído textualmente algunos de los párrafos del mismo, lo
que hace entrar en contradicción a esa ilustre diputada.

Señor presidente, me voy a remitir, de una forma breve, a lo que es el
acuerdo entre el Ministerio de Sanidad y la industria farmacéutica, pero
fundamentalmente creo que hay que hacer referencia a lo que ha sido, a lo
largo de toda la legislatura, fundamentalmente en los dos años que
llevamos --se puede decir que estamos en el ecuador de esta
legislatura--, el debate sanitario. En los 18 ó 20 meses de debate
sanitario en esta legislatura ha habido un tema protagonista, como SS.

SS. saben, que ha sido el debate en la subcomisión de Sanidad sobre la
consolidación y modernización del sistema sanitario. Al final, cuando ya
se había llegado a unos acuerdos en esa subcomisión, donde unos partidos
políticos han participado activamente --unos se incorporaron al principio
y luego se desmarcaron por criterios que ellos consideraron suficientes
para ausentarse de esa subcomisión--, el Gobierno consiguió un acuerdo,
dentro del marco lógico del Consejo de Política Fiscal y Financiera, que
era la financiación del sistema sanitario. Se ha dicho esta mañana y lo
ha repetido el ministro; se le ha criticado porque parece ser que hay dos
gobiernos de comunidades autónomas que no han firmado ese acuerdo de
financiación, bien es verdad que no lo han firmado seguramente porque
atienden a otros criterios distintos de lo que puede ser la gestión
sanitaria, porque aquellas comunidades que tienen transferida la gestión,
indistintamente del color político al que pertenecen, lo firmaron y
parece ser que por las declaraciones públicas que hicieron estaban
satisfechas.

Uno de los aspectos de los acuerdos de financiación, dentro del marco del
Consejo de Política Fiscal y Financiera, pretendía que se llevara a cabo
un ahorro en el primer año, dentro de lo que es el gasto farmacéutico, de
65.000 millones que, como antes decía, no solamente suponía el ahorro en
sí mismo, sino que se derivaba a nuevas inversiones del sistema
sanitario. A partir de este acuerdo, dentro del marco del Consejo de
Política Fiscal y Financiera, el Ministerio establece cuáles son las vías
por donde la Administración española, la Administración sanitaria, puede
ahorrar en el gasto farmacéutico.

La mayor parte de SS. SS. conocen que el abanico de posibilidades para
ahorrar en el gasto farmacéutico no es muy amplio, sino reducido, y que
el Gobierno del Partido Popular ya había tomado medidas en los años
anteriores. Se habían implantado los genéricos, se habían establecido los
precios de referencia; se había llegado a un acuerdo con las oficinas de
farmacia para que contribuyeran; se llegó a un acuerdo con el conocido
decreto de márgenes y anteriormente se habían tomado otras medidas por
administraciones sanitarias anteriores, como el decreto de financiación
selectiva, que era una de las vías de la ampliación de ese decreto de
financiación, y quedaba el acuerdo con Farmaindustria. El acuerdo de
Farmaindustria hay que recordar que tiene dos antecedentes inmediatos en
las administraciones



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públicas españolas, de la Administración sanitaria con esta industria
farmacéutica, uno de ellos firmado por el anterior gobierno en julio del
año 1995. Cuando se hacen reproches al ministro o al Gobierno en general
sobre cómo se firman ciertos acuerdos, hay que volver a hacer referencia
a cómo se firmó el acuerdo de financiación del año 1993, creo recordar.

Se firmó en el mes de octubre con efectos retroactivos a 1 de enero. Con
esa misma forma de actuar, la administración anterior firma el primer
acuerdo con la industria farmacéutica, en julio del año 1995, pero con
efectos retroactivos de 1 de enero de 1995; es decir, el gobierno que en
ese momento existía en este país firma un acuerdo con efectos
retroactivos y sin ningún tipo de explicación. Yo no recuerdo que en la
anterior legislatura la ministra compareciera aquí para explicar el
acuerdo que había firmado con la industria farmacéutica; no recuerdo que
la ministra compareciera aquí para explicar el acuerdo de financiación
del sistema sanitario. Es posible que algunas manifestaciones las podamos
hacer cualquiera de los miembros que pertenecemos a esta Comisión, pero
seguramente hay un diputado o una diputada que no puede hacer las
manifestaciones que realiza, teniendo en cuenta las responsabilidades
anteriores. En julio de 1996, inmediatamente después de tener
responsabilidades de gobierno, el Gobierno del Partido Popular firmó un
acuerdo con la industria farmacéutica, que está vigente en estos momentos
y que a la entrada en vigor del acuerdo al que hoy nos remitimos
lógicamente quedará derogado.

Señor presidente, creo que no soy el indicado para establecer alguno de
los puntos de los acuerdos que se han dicho aquí por parte del ministro.

Se ha hecho referencia a la diferencia de lo que supone el ejercicio del
año 1998 y el del año 1999; lo que supone el ahorro, desde el punto de
vista de la aportación de la industria farmacéutica, con medidas como la
potenciación del uso de genéricos, aplicación de precios de referencia,
como anteriormente hemos citado, y la contribución de la industria
farmacéutica en unos números que se han puesto de manifiesto por parte
del ministro a lo largo de esta mañana.

Hay que hacer referencia a algunas otras cosas. Otro de los acuerdos que
se ha conseguido con la industria farmacéutica ha sido mantener la
disminución del 3 por ciento como media de los medicamentos en nuestro
país, que era una de las cuestiones en que la industria farmacéutica
--aquí parece ser que sólo se vela por ciertos intereses-- tenía un
interés cierto en que no se llevara a cabo. Esa disminución se ha
mantenido, se ha prorrogado. También hay que decir que los precios de los
medicamentos en nuestro país están por debajo de la media del precio de
los medicamentos en los países de la Unión Europea.

Esta es, señor presidente, señoras y señores diputados, la política
farmacéutica del Gobierno del Partido Popular desde el punto de vista de
lo que es tomar medidas que no vayan en perjuicio de los ciudadanos, sino
que mantengan la seguridad de un sistema sanitario como el español; un
sistema sanitario bueno --lo he repetido en múltiples ocasiones tanto
cuando éramos partido de oposición como cuando somos partido que apoya al
Gobierno-- (Risas.), como el que hay en nuestro país. Además lo único que
ha hecho el Gobierno, entre otras cosas, ha sido aplicar algunos de los
mandatos legislativos que existían anteriormente. Me estoy refiriendo,
por ejemplo, a la Ley del Medicamento, donde en el artículo 94 se
establecen los criterios sobre financiación pública de medicamentos,
utilidad terapéutica y social de los mismos. También hay que hacer
referencia a uno de los acuerdos de la subcomisión de Sanidad del
Congreso de los Diputados, donde se diferencia lo que es el registro de
los medicamentos y la financiación por parte de la Seguridad Social.

Se han criticado a lo largo de esta mañana algunos de los aspectos de lo
que se denomina listas negativas. Da lugar a cierta perplejidad que
algunos grupos parlamentarios critiquen el establecimiento de estas
listas negativas cuando ellos habían sido los que habían tomado la
iniciativa. Nosotros, como decía antes, no somos partidarios solamente de
reducir el gasto, sino de ir hacia un uso racional del medicamento y, por
supuesto, para que haya un mejor uso racional del medicamento hay que
tener una buena política sanitaria desde el punto de vista de lo que es
la relación entre el médico y el paciente: mejora en la atención desde el
punto de vista del tiempo dedicado por el médico a los usuarios del
sistema, disminución de listas de espera, y mejora en las inversiones
sanitarias. Es decir, todo eso es uso racional del medicamento, todo eso
es una política global sanitaria, que es lo que está haciendo el
Gobierno.

Creo que a iniciativa de algún diputado del Grupo Mixto se ha hablado de
que en otros países de la Unión Europea donde sí existen listas negativas
--el ministro lo ha dicho y yo se lo había oído anteriormente--, también
existe lo que se denominan listas positivas, pero nosotros no vamos por
esa vía. Existió en nuestro país hace ya muchos años, en etapas
preconstitucionales, lo que se llamaba el petitorio del Seguro
Obligatorio de Enfermedad. Nosotros, lógicamente, en ningún momento hemos
hecho ninguna indicación de ese tipo, pero también hay que ser consciente
de que eso existe en otros países.

Señor ministro, a mí me parece que también es obligado contestar a
algunos de los ilustres diputados y diputadas que han intervenido
anteriormente cuando vuelven --yo no creo que sea con intención-- a
falsear los datos. Yo creo que es desconocimiento, pero sin mala
intención. Entre los años 1996 y 1997 el crecimiento del gasto
farmacéutico ha sido del 16 por ciento, no del 20. El 20 por ciento fue
en los años 1994 y 1995. En el año 1996 --hubo un momento transitorio con
un gobierno en funciones-- el incremento de gasto farmacéutico fue
entorno al 11,5 por ciento y en el año 1997, año totalmente gobernado por
el Partido Popular, el ministro ha dicho que ha sido del 4,63. Eso suma
en torno al 16 por ciento. Yo creo que las medidas de política sanitaria
que ha tomado el Gobierno, no solamente en cuanto a acuerdos con
diferentes sectores del sector de farmacia sino también desde la
industria, desde los farmacéuticos, han dado lugar a que el aumento del
gasto farmacéutico en 1997 sea, como decía antes el señor ministro, del
4,63 por ciento y no las cifras que se han dado anteriormente.

Señor presidente, para terminar nosotros concluimos con que es una
magnífica noticia lo que hoy nos ha manifestado



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el señor ministro de Sanidad en su intervención. Vemos que el Gobierno
que hay en nuestro país, en concreto el Ministerio de Sanidad, tiene una
gran disponibilidad para llegar a acuerdos con todos los sectores, como
se ha puesto de manifiesto a lo largo de los dos años escasos de
legislatura. También quiero resaltar la responsabilidad de ciertos
sectores industriales, en este caso de la industria farmacéutica, que han
tenido intención clara de colaborar con el Gobierno para que la política
farmacéutica del Gobierno sea una política en beneficio de los ciudadanos
y no repercuta en el nivel asistencial de los ciudadanos. Es por todo eso
por lo que el Grupo Popular manifiesta una gran satisfacción no sólo
porque es el Gobierno de su partido el que consigue estos acuerdos sino,
sobre todo, porque son medidas que van a mejorar de forma manifiesta lo
que es la asistencia sanitaria y la prestación farmacéutica en
particular.




El señor PRESIDENTE: Cuando quiera puede contestar, señor ministro.

El señor MINISTRO DE SANIDAD Y CONSUMO (Romay Beccaría): Quiero agradecer
al diputado señor Villalón y a todo el Grupo Popular su apoyo a esta
iniciativa del Gobierno y a esta medida, así como el apoyo que
permanentemente nos presta, sin el cual sería imposible llevar a cabo las
tareas de Gobierno.




El señor PRESIDENTE: Antes de levantar la sesión quiero agradecer a todos
los portavoces la buena acogida que han tenido hacia nuestro nuevo
letrado el señor Astarloa, firmemente convencido de que él está en la
misma onda que quien les habla en cuanto al agradecimiento. A su vez
quiero que conste en acta nuestro agradecimiento, por la labor que nos
prestó durante su estancia con nosotros, al letrado señor Peña. ¿Estamos
de acuerdo? (Asentimiento.) Muchas gracias.

Se levanta la sesión.




Eran las dos y cinco minutos de la tarde.