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DS. Congreso de los Diputados, Comisiones, núm. 199, de 23/04/1997
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CORTES GENERALES



DIARIO DE SESIONES DEL



CONGRESO DE LOS DIPUTADOS



COMISIONES



Año 1997 VI Legislatura Núm. 199



DEFENSA



PRESIDENTE: DON ALEJANDRO MUÑOZ-ALONSO Y LEDO



Sesión núm. 11



celebrada el miércoles, 23 de abril de 1997



ORDEN DEL DIA:



Comparecencia del señor Ministro de Defensa (Serra Rexach), a fin de
informar sobre la muerte del cabo don Samuel Ferrer Caja, en la Escuela
de Montaña de Candanchú. A petición del Gobierno (número de expediente
214/000036) y de los Grupos Parlamentarios Socialista (número de
expediente 213/000292) y Catalán, Convergència i Unió (número de
expediente 213/000293).




Se abre la sesión a las doce y veinticinco minutos del mediodía.




El señor PRESIDENTE: Señorías, vamos a dar comienzo a esta sesión de la
Comisión de Defensa, que ha sido convocada por el procedimiento de
urgencia y que tiene un único punto del orden del día: la comparecencia
del Ministro de Defensa, don Eduardo Serra, a fin de informar sobre la
muerte del cabo don Samuel Ferrer Caja en la Escuela de Montaña de
Candanchú. La comparecencia ha sido solicitada por el Gobierno y también
por los Grupos Parlamentarios Socialista y Catalán (Convergència i Unió).

Damos la bienvenida al señor Ministro, al que concedo seguidamente la
palabra.




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El señor MINISTRO DE DEFENSA (Serra Rexach): Como saben SS. SS., este fin
de semana se han producido dos hechos luctuosos en el seno de las Fuerzas
Armadas, los fallecimientos del cabo don Samuel Ferrer Caja y del soldado
don Saúl Hernando Piñol, ocurridos en Candanchú y en Ibeas de Juarros,
Burgos, respectivamente. He pedido la comparecencia lo más urgente
posible para informar a SS. SS. del caso más singular, el del cabo don
Samuel Ferrer Caja, y aclararles las circunstancias en que se ha
producido y las consecuencias que ha originado y va a originar.

Debo hacer la advertencia de que las circunstancias del caso están sub
iudice. Se han abierto dos sumarios, tanto por la jurisdicción ordinaria
como por la militar, por lo que ruego a SS. SS. que no prejuzguen el
carácter de mis palabras, en el sentido de que estamos ante una materia
sub iudice. Además, como también es conocido, se han abierto diligencias
en el seno de las Fuerzas Armadas para esclarecer en su totalidad los
hechos.

En el esquema de la exposición voy a referirme, primero, a los hechos,
con las circunstancias particulares del caso, también a la
excepcionalidad de hechos como éste y a las medidas que se adoptarán,
tanto particulares como generales, para evitar que, en la medida de lo
posible, estos hechos se repitan en el futuro. La comparecencia del día
de hoy pretende exponer los hechos ante SS. SS. tal y como hoy se
conocen, con los datos de que se dispone, sin que en ningún caso, repito,
pretendan prejuzgar los resultados y los hechos que finalmente se prueben
en los sumarios que se han abierto para esclarecerlos.

Con la información disponible en el día de hoy --información
proporcionada fundamentalmente, no exclusivamente pero sí
fundamentalmente, por el oficial que investigó inicialmente los hechos,
al que se le ha hecho saber la responsabilidad en que incurriría en caso
de cualquier inexactitud--, los hechos ocurrieron del siguiente modo, y
reitero que baso mi exposición en el citado informe.

El sargento primero don Juan Carlos Miravete Duque era el oficial de
servicio de la Compañía de Esquiadores y Escaladores de la Escuela
Militar de Montaña y Operaciones Especiales, ubicada en Candanchú, el
pasado día 18 de abril. Unos momentos antes de la cena, el sargento
primero Miravete tomó vino blanco con soldados de la unidad y, hacia las
nueve de la noche, fue a cenar con el sargento primero don Luis del Río
Gutiérrez, comandante de la guardia de seguridad del campamento, y con un
teniente del ejército de Nicaragua que se encontraba allí alojado.

Durante la cena bebieron vino en cantidad difícil de precisar. Finalizada
la cena, el sargento primero Miravete pasó al hogar del soldado para ver
un vídeo sobre su curso de montaña, cuya parte final estaba dedicada al
fallecimiento de un teniente compañero del mencionado sargento primero,
que se mostró bastante afectado por el recuerdo. Durante la proyección
del vídeo el citado sargento primero consumió pacharán. Sobre las
veintitrés horas autorizó a los soldados a ver una película de vídeo en
el propio hogar del soldado, mientras él continuó bebiendo pacharán.

Pasado cierto tiempo, comenzó a contarles anécdotas de su supuesta
actividad como mercenario en Sudáfrica, y continuó consumiendo pacharán.

A las 23,30 horas decidió cambiar la película por otra de contenido
bélico. Con esta nueva película el citado sargento primero se fue
enardeciendo progresivamente y comenzó a mostrar a los soldados
determinadas técnicas de defensa personal y determinadas habilidades
físicas.

Posteriormente el citado suboficial sacó la pistola, a la que le quitó el
cargador, entregándosela al cabo don Samuel Ferrer Caja, que en un
momento determinado introdujo de nuevo el cargador de la pistola y
alimentó el arma, indicándole el sargento primero Miravete que disparase,
a lo cual el citado cabo se negó. A continuación el sargento Miravete
cogió la pistola al cabo Ferrer y la guardó en su pistolera.

Posteriormente volvió a sacar la pistola, la cual se disparó
accidentalmente --dice el informe-- alcanzando en el pecho al cabo
Ferrer. Una vez evacuado el cabo, el sargento primero Del Río procedió a
confinarlo, lo cual consiguió a pesar del estado de gran excitación en
que se encontraba el sargento primero Miravete. Con anterioridad a su
confinamiento, el sargento primero Miravete había arrojado el casquillo
del cartucho utilizado al retrete de los servicios del hogar del soldado.

Como consecuencia de estos hechos, el sargento primero --que permaneció
custodiado, como digo, desde el primer momento-- ha ingresado en el día
de ayer en la prisión militar de Alcalá de Henares por orden del juez del
Juzgado de Instrucción número 2 de Jaca. Asimismo, como he dicho,
señorías, se ha abierto un sumario en el Juzgado Togado Militar
Territorial número 33, con sede en Zaragoza.

Con ser suficientemente dramática la escena que acabo de relatar, esto no
quedaría completo si no se hiciera una mención a las circunstancias
especiales. La más importante de ellas es que el sargento primero
Miravete fue condenado en 1985 a un año de prisión menor, con las
accesorias de suspensión de todo cargo público, profesión, oficio y
derecho de sufragio durante el tiempo de la condena y con el efecto
especial de suspensión de empleo, por un delito de imprudencia temeraria
con resultado de muerte, previsto y penado en el Código Penal común, como
consecuencia de que después de haber ingerido bebidas alcohólicas
manipuló el arma que portaba --dice la sentencia-- con ánimo de bromear,
produciendo inadvertidamente un disparo que causó la muerte al sargento
don José Luis González Bueno, que se encontraba junto a él en la
residencia de suboficiales del Regimiento de Cazadores de Alta Montaña
Galicia 64. Además, es conocido que en otras ocasiones el sargento
Miravete ha tenido problemas por la ingestión de bebidas alcohólicas, y
que ello incluso le ha acarreado en el lapso de estos 14 años más de un
correctivo disciplinario. El Ministerio ha abierto una investigación para
comprobar la veracidad de estas circunstancias, que no aparecen
reflejadas en el expediente personal ni en sus informes reglamentarios de
calificación porque, de haber existido, estarían invalidadas de acuerdo
con lo dispuesto en la Ley Orgánica del Régimen Disciplinario Militar y
en el Real Decreto 555/89, de 19 de mayo, sobre anotación y cancelación
de notas desfavorables en la documentación militar personal. Esta
normativa a la que acabo



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de hacer referencia dispone que, en virtud de la gravedad de las
infracciones --faltas leves, graves, delitos--, transcurrido un lapso de
tiempo deben no sólo cancelarse sino destruirse y, por tanto, no pueden
ser conocidas en el futuro.

Así pues, nos encontramos con un hecho triste ocurrido el pasado sábado
de madrugada, pero además con unos antecedentes que indican que el
consumo de bebidas alcohólicas por esta persona no era un hecho aislado y
que tenía un antecedente penal. Sin embargo, en 1985, y de acuerdo con lo
dispuesto en el antiguo Código de Justicia Militar, se le aplicó el
Código Penal común y el régimen disciplinario de acuerdo con las normas
comunes.

Yo quiero transmitir a SS. SS. la tristeza, el pesar y el ánimo que
embarga a las Fuerzas Armadas y al propio Ministro de Defensa. Estamos
inmersos en un proceso de profunda transformación de las Fuerzas Armadas.

Ha sido un proceso que ha tenido distintos avatares, muchas vicisitudes,
pero sinceramente este Ministro piensa que las Fuerzas Armadas están
poniendo todo el cuidado posible para que hechos de esta naturaleza no se
produzcan o se produzcan lo menos posible.

Sin ánimo de cansar a SS. SS. les diré que la estadística de los últimos
años demuestra una clara disminución del número de fallecimientos de
personal no profesional, es decir de los soldados y marineros que se
encuentran realizando el servicio militar, como consecuencia de
accidentes de carácter militar. En los últimos cinco años los
fallecimientos como consecuencia de accidentes de carácter militar se han
reducido a la tercera parte, pasando de 13 en 1992 a tres en 1996, y se
han producido casi exclusivamente a causa de accidentes de automóvil o de
accidentes deportivos. Es de resaltar que en los dos últimos años no se
ha producido ningún fallecimiento como consecuencia de la utilización de
armas y explosivos. Hubo cuatro en el año 1992 y tres en 1993. Asimismo,
en los últimos cinco años se han reducido a menos de la mitad los
fallecimientos como consecuencia de los accidentes in itinere, pasando de
38 en el año 1992 a 15 en el año 1996. Los fallecimientos como
consecuencia de agresiones se han reducido a la quinta parte, pasando de
cinco en 1992 a uno en los años posteriores hasta 1996. Las causas que
han originado estos fallecimientos no tienen nada que ver con la
realización del servicio militar. El del año 1994 fue como consecuencia
de una agresión por un civil en la vía pública; en el año 1995 el
fallecimiento se produjo como consecuencia de una discusión entre dos
soldados que eran primos, y en 1996 el fallecimiento del soldado se
produjo en una reyerta en un pub como consecuencia de la agresión de un
civil.

En lo que se refiere a los accidentes en general que se producen en la
realización del servicio militar, debe señalarse que el índice de
incidencia de los accidentes de carácter militar es un 37 por ciento del
que se registra en otros sectores de la vida nacional. El del sector
agrario es el 37 por ciento; es el 16 por ciento del que se registra en
el sector industrial; el 12 por ciento del que tiene el sector de la
construcción y el 50 por ciento del que se registra en el sector
servicios. De manera que, haciendo exclusión del caso excepcional que es
objeto de esta comparecencia, creo que si somos sinceros y veraces hay
que decir que el servicio militar sigue siendo una actividad
relativamente segura, a pesar de lo cual el Ministerio y las Fuerzas
Armadas continúan extremando las medidas de seguridad para conseguir
reducir al mínimo posible estos accidentes. Fruto de este esfuerzo es la
reducción del índice de incidencia de accidentes de carácter militar, que
ha pasado del 15,48 por mil en 1992 al 12,08 por mil en 1996, con una
reducción del 22 por ciento, aproximadamente.

Es decir, que a pesar del largo proceso de adaptación a la nueva sociedad
española de las Fuerzas Armadas, en el que todos los grupos han
reconocido el enorme esfuerzo y los grandes logros obtenidos hasta el
momento, yo creo que todavía es necesario continuar en ese camino. Ese
proceso que venturosamente ha emprendido España de acercamiento entre la
sociedad civil y las Fuerzas Armadas, y que ha sido un acercamiento a mi
juicio, señorías, por las dos partes, debe continuar aumentando la
comprensión hacia los problemas de las Fuerzas Armadas, y también debe
continuar el esfuerzo de las Fuerzas Armadas por erradicar vicios,
actitudes propias de tiempos pretéritos. La exaltación de la fuerza
física, la falta de respeto por la vida humana, en las ocasiones que se
produzcan, deben ser objeto de sanciones ejemplares. Todos hemos conocido
las enormes desventajas, en el pasado en España y en el presente en otros
países, del divorcio, de la falta de comprensión y de entendimiento entre
Fuerzas Armadas y sociedad civil. Creo que también en una ocasión como
ésta --no es palabrería vana-- debemos hacer un esfuerzo por aumentar la
comprensión entre unos y otros, teniendo un comportamiento ejemplar con
las conductas relacionadas con hechos como el que hoy tratamos.

Vamos a adoptar medidas de dos clases. Unas de carácter singular,
aplicables a este caso, y otras de carácter general, para prevenir,
evitar o paliar su repetición en el futuro. Naturalmente, con
independencia de la resolución que recaiga en el sumario abierto contra
el sargento primero Miravete Duque, el Ministerio de Defensa va a exigir
con todo rigor las responsabilidades y la adopción de medidas
disciplinarias a que hubiera lugar. Así, de acuerdo con las facultades
que me confiere el artículo 77 de la Ley 17/1989, de 19 de julio,
Reguladora del Régimen del Personal Militar Profesional, he decidido
cesar en su destino al coronel director de la Escuela Militar de Montaña.

El Jefe del Estado Mayor del Ejército en esta misma semana va a anunciar
las medidas disciplinarias aplicables a los superiores inmediatos al
sargento, y si la investigación a que me he referido antes confirma el
carácter de bebedor habitual del citado sargento primero, se corregirá,
en su caso, con las medidas legales correspondientes, a los superiores
que no hayan hecho constar esta circunstancia en su hoja de informes
personales. En las hojas de informes personales consta un espacio en el
que se pide al calificador que, si tiene evidencia de que el calificado
es consumidor de bebidas alcohólicas u otros excitantes, señale en qué
grado afecta a su comportamiento ante el servicio. En la medida en que
hubiera habido negligencia en la cumplimentación de estos impresos
también se exigirán responsabilidades disciplinarias.




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Como he dicho antes, el decreto del año 1989 al que he hecho referencia
ordena que desaparezcan las menciones de la hoja de servicio y que se
destruya, con lo cual es muy difícil en este caso y en muchísimos otros
conocer la totalidad del expediente militar por estas cancelaciones
temporales que se van haciendo. Según la importancia del hecho, el lapso
de cancelación es mayor o menor.

Además de estas medidas individuales, las medidas de carácter general, a
las que concedo gran importancia para prevenir, como decía, la repetición
de hechos como el que hoy nos ocupa, son de diversa índole. Primero, la
exigencia del más estricto cumplimiento del informe personal de
calificación. Es decir, aquí se trata no sólo de reprender --cosa que
hará la jurisdicción competente-- una conducta presuntamente delictiva,
sino de evitar que se produzcan hechos así. Estos hechos en algún caso
pueden ser absolutamente erráticos y singulares, pero si hubiera el más
leve indicio de que actos de esta índole pueden producirse deben
adoptarse todas las cautelas necesarias para impedir su realización. Por
tanto, el más estricto cumplimiento del informe personal de calificación
de los militares profesionales y de carrera en lo que se refiere a la
obligatoriedad que los calificadores tienen de hacer constar si existe
evidencia de que el calificado es consumidor de bebidas alcohólicas u
otros excitantes y en qué grado ello afecta a su comportamiento en el
servicio. Segundo, extender a todo el personal militar, profesional y de
carrera, la obligatoriedad de pasar unos exámenes psicofísicos periódicos
y sistemáticos en los que se preste especial atención al posible consumo
de sustancias alcohólicas y sicotrópicas. Además, acelerar los trabajos
que el Estado Mayor del Ejército está realizando para el estudio de las
posibles medidas a implantar para la prevención de la alcoholemia en el
Ejército. Creo que SS. SS. ya tienen conocimiento de las labores
experimentales que se están llevando a cabo. Este estudio actualmente en
curso está orientado a la adopción de medidas restrictivas de bebidas
alcohólicas en los bares de las dependencias militares, contemplándose,
en su caso, la posibilidad de la supresión total de ellas o la
prohibición de su consumición para el personal que se encuentre de
servicio. El reglamento vigente que desarrolla la Ley del Servicio
Militar prohíbe que haya bebidas de alta graduación alcohólica en las
dependencias, en los bares o en las cafeterías de los soldados y
marineros. Y, por último, estudio por los servicios jurídicos del
Ministerio de la posibilidad legal --si bien la tendencia no en las
Fuerzas Armadas sino en la legislación común ha sido la de ir acortando
los períodos de cancelación-- de mantener no la parte penal de esas
anotaciones, pero sí su parte preventiva, de manera que pueda haber una
sucesión en el tiempo sin solución de continuidad para conocer toda la
trayectoria vital de los profesionales de carrera y en lo que a ellas
pudiera afectar el consumo de bebidas alcohólicas u otras sustancias
excitantes.

En estos momentos, tenemos en trámite de preparación muy avanzada para
ser remitido a la Cámara el nuevo Código Penal Militar, la nueva ley
reguladora del régimen disciplinario de las Fuerzas Armadas, y aquí
pueden tener encaje algunas de estas medidas. En todo caso, podrían
tenerlo en las disposiciones reglamentarias de orden inferior o incluso
en órdenes internas.

En resumen, quiero manifestar nuestra tristeza por el trágico suceso
acaecido el pasado fin de semana, en primer lugar a la familia, a la que
ya por escrito y verbalmente me he dirigido. He hablado con el padre y
les hemos expresado nuestra solidaridad, el apoyo y sobre todo el pésame.

En segundo lugar, en lo que respecta a las Fuerzas Armadas --obviamente
excluyendo la jurisdicción que se encargará del presunto delito--,
extremar las medidas disciplinarias, quizá exacerbando, señorías, lo que
sería estrictamente justo, para que sean ejemplares y lleven a todos a un
nuevo examen, extremando el celo y el rigor que impidan que actos así
puedan repetirse. En tercer lugar, la adopción de medidas de carácter
general que supongan una red de garantía mayor. Porque sinceramente digo
que no se trata sólo de la gravedad del hecho aislado; en este caso lo
que más ha preocupado ha sido el que pudiera haber indicios, sospechas,
ciertos antecedentes, lo que nos hace confiar en estas medidas generales,
para que en casos sucesivos la mera existencia de indicios o de sospechas
puedan conllevar la adopción de medidas preventivas que eviten sucesos
como el que hoy nos ocupa.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Ministro.

Por el Grupo Parlamentario Socialista, tiene la palabra el señor Moya.




El señor MOYA MILANES: Señor Ministro, quiero agradecer la rapidez con
que el señor Ministro ha comparecido en esta Comisión, ante unos hechos
que todos calificamos como muy graves, que el propio Gobierno califica
como muy graves. Probablemente a casi todos, yo diría que a todos los
grupos, incluido el Gobierno, nos embarga un cierto estado de ánimo; por
parte de mi grupo, se lo puedo asegurar con toda certeza, estamos lejos
de cualquier instrumentación partidista de este asunto, porque todo
suceso luctuoso y grave como éste debe tener un tratamiento riguroso, un
tratamiento exigente, pero exento de cualquier tipo de demagogia.

Yo creo que el impacto y la conmoción que ha producido en la opinión
pública está motivado por la concurrencia de una serie de circunstancias
en este hecho, que quizá no tiene, como decía el señor Ministro, unos
precedentes claros en relación con otros accidentes que han ocurrido en
el seno de las Fuerzas Armadas y que tiene un cierto carácter de
excepcionalidad.

También le puedo decir que en nuestro ánimo no hay ningún deseo de
ejercer protagonismo en el monopolio de la denuncia, y que no lo
lamentamos más que otros, ni menos que otros, ni sentimos más indignación
ni menos indignación que cualquier otro grupo a la hora de enfocar estos
hechos. Estamos convencidos de que a todos los grupos nos interesa
aclarar estos temas, investigar a fondo, depurar responsabilidades y
hacer justicia. Con ese espíritu de buscar, de llegar al fondo de los
hechos y de adoptar las medidas preventivas que limiten las posibilidades
de que puedan ocurrir en el futuro hechos semejantes,



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es como venimos a esta Comisión para juzgar este asunto.

Usted ha hecho una exposición de los hechos que indudablemente no tenemos
por qué poner en duda. Sí tan sólo me ha parecido entender, en su relato,
que ha hablado de accidentalidad en el disparo. Entiendo que, como es un
hecho probablemente crucial de todo este asunto, quedará a la
investigación judicial y a los tribunales delimitar qué tipo de conducta
ha motivado o ha sido la que ha protagonizado el hecho, si se ha tratado
de una circunstancia accidental, o si ha habido algún otro tipo de
circunstancia culposa o dolosa. No nos corresponde, a mi juicio, buscar
el calificativo, en cuanto que el tema se encuentra en sus primeras fases
de investigación, está sub iudice. Simplemente hago ese apunte a su
relato.

Sí quisiera manifestar alguna sorpresa inicial, en los primeros momentos,
en las primeras horas, en relación con las primeras versiones que se
produjeron provenientes de la propia unidad, que, a través de los medios
de comunicación, daba una versión diferente de la que posteriormente se
ha ofrecido como versión oficial o como versión más completa y donde
parecía --y lo digo porque era lo que se podía deducir de esas primeras
informaciones-- que podía haber algún intento velado por parte de los
responsables de la unidad de una cierta ocultación o de una cierta
autoprotección en el tratamiento y en la descripción de los hechos. Esa
versión, que podía tener veladamente esa impresión en sus primeros
momentos, ha sido posteriormente corregida y rectificada y el relato se
sitúa ya más en otros términos.

He de decir que ha habido --lo han expresado algunos medios de
comunicación-- algunas quejas, al parecer, por parte también de la propia
familia, en cuanto a que no se haya extremado suficientemente algún
elemento de sensibilidad en el tratamiento inicial del problema en la
comunicación a la familia, el transporte, la representación en el
entierro del fallecido. No pretendo tampoco hurgar en estos temas, pero
creo que se han producido algunos fallos en el manejo inicial de este
suceso y simplemente los expongo para que --aunque esperemos que no haya
otras ocasiones--, en estos temas, en unos momentos tan dolorosos para la
familia como es una circunstancia de esta naturaleza, extrememos la
sensibilidad, que siempre es algo que hay que cuidar al máximo. Puede que
en esta ocasión, a través de las versiones que han aparecido en algunos
medios de comunicación, haya quedado la impresión de que quizá se ha
pecado de una cierta ligereza al principio en su tratamiento.

La investigación es doble: investigación judicial, por tanto, abierta en
los tribunales ordinarios, y una investigación que, desde el punto de
vista del Gobierno, con rapidez ha traído a esta Comisión una serie de
medidas concretas, que ahora comentaré. A nosotros nos parece correcto,
nos parece adecuado, el ámbito de delimitación de responsabilidades donde
se ha producido la acción del Gobierno y la adopción de medidas. Es en el
ámbito de la unidad donde los hechos deben valorarse, deben enjuiciarse y
adoptarse responsabilidades, porque son sus superiores inmediatos, los
miembros de esa unidad y sus jefes directos quienes tienen el
conocimiento exacto del funcionamiento de la unidad, de lo que ha
ocurrido en esas horas, de la permisividad mayor o menor que pudiera
haber en la unidad en relación con el uso y el consumo de alcohol y de
las circunstancias que rodeaban la personalidad del afectado, que, al
parecer, ya había protagonizado otros incidentes en relación con el
alcohol, aparte del suceso del año 1984.

La adopción de medidas y el conocimiento de los problemas, o la falta de
adopción de medidas directas o de información a las autoridades sobre
estos hechos, indican --o por lo menos presumían-- unas negligencias que
debían erradicarse con unas sanciones, desde el punto de vista
administrativo, que son las que el Gobierno nos acaba de anunciar y que
están en tres dimensiones. Una, la del cese del coronel director de la
escuela, máximo responsable en definitiva de la unidad. Nos parece
correcta y acertada la decisión que usted ha tomado y el Grupo Socialista
la comparte plenamente. También nos parece correcto que en los próximos
días el Jefe del Estado Mayor del Ejército esté en condiciones de
anunciar medidas disciplinarias en relación con los superiores inmediatos
al sargento, una vez que se hayan delimitado exactamente las
responsabilidades de estas personas. En ese sentido, sí le pediría, como
grupo --estoy seguro de que como Gobierno estará usted también sumamente
interesado--, que esto tenga el seguimiento adecuado que debe tener por
parte del Gobierno, que no haya demoras innecesarias, para que la opinión
pública tenga la seguridad de que se reacciona con rapidez y con justicia
ante los hechos.

Quería hacer una llamada de atención respecto a las negligencias que se
hayan podido producir, no ya tanto en cuanto a las cancelaciones en la
hoja de servicios, que, como bien decía, están sujetas a cancelaciones
por el transcurso del tiempo, pero es verdad que, junto a eso, están --y
usted mismo lo ha referido-- los informes personales de calificación,
donde sí se pueden y se deben consignar las irregularidades en las
conductas de cada uno de los sujetos a los que se somete, en definitiva,
a esa calificación, extremando aquéllas relacionadas con conductas
irregulares, sobre todo con el consumo de alcohol. En definitiva, si en
estos informes personales de calificación se han producido negligencias
en la medida en que haya habido ausencias de información, entiendo que la
asunción de responsabilidades debe afectar a este ámbito.

Yo tenía intención no solamente de hablar de los hechos o del relato de
los hechos, sino de mostrar mi apoyo a las medidas disciplinarias que
acaba de anunciar en relación con el máximo responsable de la unidad y a
la próxima adopción de medidas en relación con otros inmediatos
superiores de la persona afectada, y me parece importante que también, de
alguna forma, hablemos de algunas medidas de futuro. Mi grupo no trae en
este momento unas medidas cerradas, sino una reflexión abierta en la
línea fundamentalmente en la que el Gobierno se ha expresado.

A nuestro juicio, tres elementos de fondo planean sobre este hecho y
sobre este tipo de sucesos, tres elementos de fondo sobre los que, de
cara al futuro, conviene reflexionar a la hora de adoptar medidas de
prevención. Uno de ellos, el relacionado con el consumo de alcohol en los
acuartelamientos.




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Tenemos una reglamentación que es la que es y que es conocida por parte
de todos; es posible que todos los grupos, y el Gobierno, tengamos que
hacer una reflexión sobre la exigencia de un mayor rigor en este tipo de
legislación y mi grupo se considera, por supuesto, abierto a la máxima
colaboración para el endurecimiento en este tipo de materias.

Segundo elemento. Ha anunciado usted --hace tiempo que por parte del
Gobierno se anunció-- una revisión de la legislación disciplinaria. Creo
que puede ser el momento para introducir, si cabe, claramente, un mayor
rigor en la sanción de este tipo de conductas, sanciones que puedan
servir de disuasión y de prevención para este tipo de hechos. El Grupo
Socialista tiene un absoluto espíritu de colaboración en esa revisión de
la legislación disciplinaria, en que las sanciones que puedan
corresponder a este tipo de conductas sean del máximo rigor y ejerzan un
efecto verdaderamente disuasorio.

Un tercer elemento de fondo que planea sobre estos hechos es la
utilización en ese sentido de los servicios de psicólogos de las Fuerzas
Armadas y de todo lo que significan los exámenes de tipo médico y
psicológico que se hacen dentro del conjunto de las Fuerzas Armadas.

Probablemente, una utilización más intensiva, una utilización más
periódica, más frecuente de este tipo de controles de lo que en este
momento se hace servirá para detectar con mayor rapidez y con mayor
precisión problemas de esta índole.




El señor PRESIDENTE: Señor Moya, le ruego que concluya.




El señor MOYA MILANES: Termino, señor Presidente.

Estamos de acuerdo con estos tres ámbitos, en cuanto que suponen medidas
que yo creo que pueden contar claramente con el consenso de toda la
Comisión y de todos los grupos y ya le avanzo la colaboración del Grupo
Socialista en esta materia.

Quiero terminar manifestando el pesar del Grupo Socialista por los hechos
tan graves que han sucedido, transmitir desde aquí el pesar a los
familiares del cabo fallecido y desear y poner todos los medios, en
colaboración con todos los grupos, para que sucesos de esta naturaleza no
se repitan.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Parlamentario Catalán (Convergència i
Unió), tiene la palabra el señor Nadal.




El señor NADAL I MALE: En primer lugar, deseo señalar que los
acontecimientos, el desgraciado accidente, incidente o el desgraciado
delito ocurrido no tiene que empañar, no tiene que tocar ni modificar
todos aquellos elementos que desde la Comisión y desde el Ministerio de
Defensa se están evaluando para llegar a la profesionalización del
Ejército. Por favor, que quede muy claro que éste es un tema que tiene
que sacarse del ámbito general del tratamiento de las Fuerzas Armadas y
enmarcarse dentro de la casuística específica.

Señor Ministro, de su exposición he entendido que la relación de los
hechos que ha realizado estaba hecha de especificaciones que terceras
personas le habían transmitido: el informe del campamento, el informe que
sus servicios le han trasladado... Eso es lo que nos ha expuesto. Porque,
efectivamente, el informe que usted hace, el informe que hace Jaca, el
informe que hacen los diferentes departamentos, más adelante será
cuestionado por una actividad estrictamente judicial, que es la que
determinará el valor y la realidad de las cuestiones.

También deseo decirle, señor Ministro, que no quiero en este caso hacer
una evaluación concreta del caso. Usted ha hablado --y estoy en su
línea-- de que hay un tratamiento correcto dentro de lo que es la
jurisdicción y que allí encontraremos exactamente cuáles son las
circunstancias de los acontecimientos de Jaca, de la desgraciada noche de
Jaca; esto nos lo explicará el juzgado, nos explicará qué pasó durante la
noche y qué pasó al día siguiente.

Señor Ministro, a mí lo que me preocupa no es esto, que sé que un día u
otro lo tendremos y que además sé que no es su responsabilidad. Lo que me
preocupa y de lo que mi grupo desearía recibir información es qué pasó en
el año 1985. Justamente esto. Porque creo que la clave de los
acontecimientos no está en el fin de semana, sino que está en el año
1985, concretamente en 1984 y en la sentencia de 1985. Esto es lo
fundamental, explicar las razones por las que después de una sentencia
por imprudencia en el manejo de las armas se puede permitir a una persona
que se incorpore nuevamente al Ejército y que siga utilizando armas. Esto
es lo primero que me gustaría conocer. Lo segundo es si dentro del
ejército se realizan o no simples exámenes psicotécnicos, exámenes que se
hacen en las guardias urbanas de los pueblos de cualquier ciudad de
España. Hay alcaldes cansados de retirar armas a guardias como
consecuencia de los resultados de test psicotécnicos que valoran la
personalidad del guardia y dicen si por el estrés, por el trabajo, por
una modificación del carácter, pueden o no continuar con un arma en la
mano.

Tercer punto que me preocupa y que usted ha descrito correctamente: La
cancelación de los informes que afectan a las personas es un derecho
constitucional, señor Ministro; no tendrá nuestra colaboración para que
se suprima, porque cualquier persona tiene derecho a que le sean
cancelados sus antecedentes penales, cualquier persona tiene derecho a
que, si en un momento dado ha cometido un error, este error tarde o
temprano se olvide. Lo que me preocupa, señor Ministro, no es que se
cancelen los antecedentes, sino --tercer tema-- cómo se rellenan desde el
año 1985 hasta el año 1997 las hojas de aptitud del sargento primero. Eso
es lo que me preocupa. Quién estaba evaluando a esta persona para sus
sucesivos ascensos o quién estaba evaluando a esta persona para ver si
estaba correctamente situada al mando de una unidad operativa.

Me parecen muy bien, señor Ministro, y tiene usted nuestro apoyo, las
medidas particulares, como es el cese del coronel director. Pero habría
que pensar en otro cese también, señor Ministro, que es el del
responsable de las hojas de aptitud, porque tendríamos que hacer la
evaluación. Esta es una pregunta que le hacemos directamente a



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usted, señor Ministro, y que le pedimos que nos la explique en el
Parlamento, cómo se han hecho las evaluaciones de los diferentes
oficiales y suboficiales por sus mandos y si es práctica normal o no que,
si una persona tiene una cierta tendencia hacia el alcohol, se haga
constar o no.

¿Qué ha pasado desde el año 1985 hasta el año 1997 con esta persona?
¿Este es un caso habitual en el ejército? Esto, señor Ministro, que no es
su responsabilidad, porque usted es un Ministro nuevo, sí lo es, con todo
el respeto se lo digo, a partir de ahora, porque lo conoce, porque acaba
de mostrar en el Parlamento, con una claridad que efectivamente le
agradecemos, la existencia de una hoja de evaluación. Usted ha dicho: En
este caso, esta hoja de evaluación en este caso no se llenaba. Ha
manifestado en el Parlamento un hecho fundamental: que existen unas hojas
de evaluación. Quisiéramos saber, como grupo, si estas hojas de
evaluación tienen un trámite somero o tienen un auténtico trámite. Esta,
señor Ministro, sí que es, desde el ofrecimiento que usted ha hecho a
partir de ahora, una responsabilidad ministerial.

El caso del desgraciado accidente o del desgraciado delito cometido nos
lleva a todos a una reflexión abierta. Pero la reflexión abierta no puede
ser a partir de ahora; una reflexión no nace a partir de un caso, nace de
los antecedentes del caso y esperando que estos antecedentes sean únicos.

Pero vamos a extendernos un poco más en esta reflexión, insisto, no a
partir de ahora, sino con la corresponsabilidad que el Grupo Catalán
ofrece siempre.

¿Es lógico, señor Ministro, que no se hagan exámenes psicotécnicos en el
ejército? ¿Es lógico, señor Ministro, que se venda alcohol en los
cuarteles? Quizás es lógico, quizás, como usted ha dicho, hay que valorar
la cantidad de alcohol que se vende en los cuarteles. Lo que no es lógico
es que el que venda el alcohol sea un soldado. Esto sí que no es lógico.

Porque hay algo que conocemos todos. Cuando en una cafetería, en un
restaurante, en un bar, en un pub, en un club, hay un señor que se ha
pasado en sus copas, el primero que le dice: Oiga, váyase a otro sitio,
tome el aire, refrésquese, es el que normalmente está sirviendo las
copas. ¿Cómo se negará un soldado a servir más copas a un sargento que
está haciendo de sargento de guardia en aquel momento? ¿Cómo se va a
negar? ¿Cómo se lo va a negar a un oficial o a un compañero? Quiero hacer
una reflexión sobre si en las cantinas militares no tiene que entrar una
simple profesionalización. Imagínese usted por un momento que, en plan
ahorro, en este Parlamento cada quince días le tocara a un Diputado estar
en la cantina sirviendo copas. (Risas.) Esto no tiene sentido, señor
Ministro. Por tanto, conviene saber qué pasa en las cantinas y si no
sería bueno que se profesionalizaran estas cantinas.

Señor Ministro, yo creo que usted está llevando bien este tema, que está
dando la sensación de que sabe dónde se encuentra, que está ofreciendo la
veracidad de los acontecimientos y que intencionadamente --y le
felicito-- ha abierto una serie de preguntas en las que este Diputado
está insistiendo. ¿Qué pasó en el año 1985? ¿Esto es habitual? ¿Qué pasa
con la hoja de servicios? ¿Se hacen exámenes psicotécnicos? ¿Es lógico
que los soldados vendan alcohol a los suboficiales y oficiales? Imagínese
por un momento que el oficial le dice que no le paga. ¿Qué hace? No puede
ser.

A mí me parece que sería muy positivo, señor Ministro, que el Jefe del
Estado Mayor informara a la Comisión sobre lo que es la vida en los
cuarteles, fuera del ejercicio de la profesión de militar. Estamos
hablando constantemente de la profesionalización del ejército, de la
eficacia del ejército, de las armas; hemos asistido a reuniones con el
Estado Mayor y nos dicen cuál es la situación de nuestros soldados en
Bosnia, cuál es la situación de nuestros soldados en Albania. Hablamos
mucho, y probablemente bien, de lo que es la vida militar en el ejercicio
de la profesión, pero, señor Ministro, hay una segunda parte de esta
vida, que es de la que yo le pido que nos informe. Pienso que eso es más
del Jefe del Estado Mayor, que nos hable de la vida en los cuarteles de
alta montaña, de la vida en los cuarteles normales, qué hace el soldado,
qué hace el militar.




El señor PRESIDENTE: ¿Grupos que desean intervenir?
Por el Grupo Mixto, tiene la palabra el señor Rodríguez Sánchez.




El señor RODRIGUEZ SANCHEZ: Empezaré por recordar que en la comparecencia
que tuvo lugar el 6 de julio de 1996 este portavoz que les habla en
nombre del Bloque Nacionalista Galego hizo ver al señor Ministro lo
importante que sería que el colectivo de las Fuerzas Armadas educase a
nuestra juventud en los valores de la democracia e incluso que
contribuyese a terminar con cierto tipo de actitudes que podríamos
calificar de poco dignas para las personas.

En todos los organismos e instituciones castrenses de todos los Estados
se da con frecuencia determinado tipo de actitudes que son vejatorias
para las personas. Esto no es exclusivo del Estado español, todos
conocemos casos que saltaron a la prensa. El señor Ministro contestó a
esta intervención diciendo que los valores máximos de cualquier fuerza
armada son: unidad, jerarquía y disciplina. Esos son los requisitos
básicos para lo que se ha dicho repetidamente en esta Cámara: para que
las Fuerzas Armadas que tengamos, sean cuales sean --porque esta Cámara
decide las que tienen que ser--, sean útiles, sean eficaces y valgan para
lo que tienen que valer.

Comprenderá, señor Ministro, que en nuestro caso es muy difícil
extraernos de esta respuesta porque consideramos que no es difícil que la
unidad se convierta en una forma de corporativismo, en una forma de
manipulación o en una forma de intolerancia en muchas ocasiones. O que la
jerarquía, si no tiene contrapeso, se convierta en prepotencia, chulería
e intimidación, y que la disciplina se convierta en abuso, vejación,
arbitrariedad y discriminación. Digo esto, porque, cuando usted relata
los sucesos conforme a lo que le contaron terceras personas, es evidente
que pesa en su ánimo y en su resolución la evidencia de que realmente el
espectáculo o la situación es impresentable.

En el informe que usted presenta, en el que hay cosas relatadas
eufemísticamente, pero con mucha corrección,



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hay un detalle sonoramente disparatado, que es el hecho de que usted
asuma el informe de terceras personas con el adverbio accidentalmente.

Creo que sería bueno suprimir de su exposición esa palabra, porque todos
los hechos evidencian que no fue accidental. Hay antecedentes, que, por
cierto, fueron catalogados de inadvertidamente en la hoja informativa, la
que se refiere al año 1985, cuando el sujeto cometió ese acto de
imprudencia y agresión gravísima y fue condenado a un año de prisión
menor. Por tanto, llueve sobre mojado, y si llueve sobre mojado --y este
hecho pesa mucho en las decisiones que usted acaba de anunciar--, quiere
decir que los valores a los que usted se ha referido, que son valores
legítimos en unas Fuerzas Armadas, se convierten en ocasiones en valores
distorsionados que llevan a este tipo de situaciones que son las más
contraproducentes para acercar el ejército a la sociedad. Solamente en
una institución en la que las jerarquías superiores no tienen claro,
colectivamente hablando, como institución, no como personas, que hay
otros valores que contrarrestan aquellos que usted ha anunciado, se
pueden producir casos de este tipo. Y a nosotros nos preocupa, porque a
pesar de que hay un cambio de actitud en relación con otros casos
anteriores, siguen aferrados a una cierta censura o a una cierta
manipulación de los hechos, no en este caso, para obviar la pena al
responsable, sino sólo para seguir larvadamente con una táctica
excesivamente corporativa. Me gustaría preguntarle qué opinarían los
ciudadanos si a un funcionario normal, por ejemplo un funcionario de la
enseñanza, después de agredir violentamente a un niño y prácticamente
quitarle la vida, se borrara de su hoja de servicios este accidente.

¿Cuál sería la opinión pública o qué pensarían las jerarquías superiores
del Ministerio de Educación ante un hecho así? Yo creo que hay una
discriminación notoria en la manera de tratar a los funcionarios del
Estado; no sólo discriminatoria, sino que no se rige conforme a unos
criterios de un Estado de Derecho.

Respecto al muchacho que fue víctima en este caso, señoría, quiero
decirle que no comparto sus estadísticas y la valoración que hace, porque
las estadísticas, desgraciadamente en este caso, están también
condicionadas por esa concepción corporativa y creo que intolerante e
incluso manipulada de los sucesos en muchas ocasiones. Yo sé de sucesos
próximos a quien está hablando que pasaron por accidente y realmente
fueron homicidios no directos pero sí indirectos por obligar a hacer
cosas que no se podían hacer. Por ejemplo, tirarse al mar, sumergirse a
coger ostras y acabar feneciendo por una orden militar de este tipo; sin
embargo, los hechos no aparecieron catalogados de esta manera ni con las
responsabilidades oportunas. Señoría, yo no voy a recordar a este
muchacho porque no le conozco, pero no me cabe la menor duda, por las
informaciones de la prensa, de que seguramente creía en los principios de
unidad, jerarquía y disciplina, aunque está claro que debía de creer con
algún contrapeso que no llevase consigo abusos, vejaciones ni
arbitrariedades. Le solicitamos que aproveche la ocasión para que el
funcionamiento institucional mejore, para que los valores a los que usted
aludió se complementen con otros --y esto también es deber de esta
Cámara-- y para que no quede todo en un análisis ad hominen, que sería lo
peor que en este caso podría ocurrir, a pesar de que, desde nuestro punto
de vista, no fue un accidente, sino un asesinato.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Federal Izquierda Unida-Iniciativa per
Catalunya, tiene la palabra el señor Ríos.




El señor RIOS MARTINEZ: Señor Ministro, usted ha dicho que está extrañado
y sorprendido. Incluso usted ayer en Radio Nacional dijo que le
sorprendía que una persona con estos antecedentes pudiera estar situado
donde estaba y usar armas. Nosotros, además de eso, estamos dolidos y
perplejos.

Usted ha anunciado hoy una serie de medidas. Nos parece negativo que
hayamos tenido que esperar al fallecimiento de un cabo primero, que había
hecho las pruebas para ascender y ser profesional, el señor Samuel Ferrer
Caja, para anunciar todo esto. Porque no es un hecho aislado, ha habido
muchos precedentes que obligaban al Ministerio de Defensa a haber tomado
estas iniciativas que ahora se nos proponen. No hay que esperar a una
muerte pretendidamente accidental para tomar estas medidas que hoy se
anuncian aquí, sí para adoptar las que usted ha dicho relativas a los
ceses. No nos parece mal el cese del director de la academia que usted ha
decidido --vamos a ver el de los superiores que él tenía--, pero también
debe haber otros. Hay que hacer frente al sector reducido del ejército, a
las brigadas especiales, que utiliza formas, métodos y procedimientos que
deben ser extirpados.

Habría que hablar de quién ha decidido el destino del sargento primero
después del año 1985. Deberíamos decidir quién estructura y organiza,
porque es verdad que ha habido negligencias. Me va a permitir que le
solicite algunas informaciones sobre los hechos. Después me pronunciaré
respecto a lo que debería ser, algo que no ha surgido hasta ahora aquí y
que hay que superar en un ejército moderno, en un ejército competente, en
un ejército que en el futuro va a funcionar, según su propuesta, con casi
cien mil soldados profesionales que vendrán del voluntariado que, desde
la defensa de la patria, quieran sumarse y sean profesionales.

Me gustaría que usted me dijese qué fecha tiene el informe que usted nos
ha dado; los trámites que ha seguido la persona que lo ha hecho; si
presenció los hechos; si el sargento primero era el comandante del
acuartelamiento o no --usted ha hecho referencia a una cena con otro
sargento que dirigía el acuartelamiento--; por qué ha tardado tanto en
dirigirse a la familia --creo que fue el lunes cuando envió un
telegrama--; por qué desde el acuartelamiento se le da a la familia una
información diferente sobre los sucesos; en suma, por qué esa idea
equivocada de que en la medida en que se relativicen los sucesos, en la
medida en que se tape lo que pase, es mejor para nosotros. ¿Sabe usted
por qué? Porque eso es equivocado. Hay muchos sucesos anónimos que han
acontecido antes y que deberían haber tenido la misma respuesta. Sería
bueno, por tanto, que esa filosofía de tapar no se hubiese producido.

¿Por qué no se ha puesto a disposición judicial al sargento



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primero hasta el lunes? ¿Por qué viene a Alcalá de Henares el martes? ¿El
domingo pudo o no pudo este sargento primero hablar con determinados
soldados para decirles si podían o no podían declarar? Esto es
importante, no por el hecho en sí. Yo coincido con usted en que el hecho
tiene que utilizarse como ejemplo para tomar medidas preventivas que
impidan que esto vuelva a suceder. Esta es la conclusión que debemos
sacar, además de depurar todas las responsabilidades: administrativas,
las que haya lugar; de organización, las que haya lugar; penales, las que
haya lugar; pero, sobre todo, aprender de nuestra propia estructuración.

En su explicación --permítame que lo diga en el tono más prudente--,
después de narrar lo sucedido, usted ha dicho que había tristeza y pesar
dentro del Ejército. Le voy a hacer una referencia: cuando éramos
pequeños --yo me crié en torno a una iglesia-- decíamos que, además de
pedir perdón por los pecados, había que tener propósito de enmienda; es
importante el propósito de enmienda y cumplir la penitencia para poder
salir hacia adelante. No solamente hace falta pesar y tristeza en el
Ejército. Es lamentable. Hay que evitar estos caminos en las tres
direcciones que yo le decía. Fíjese que en el suceso anterior la justicia
militar calificaba el accidente que le costó la vida y que significó una
condena de un año de prisión menor --lo mismo que pedía el fiscal
militar-- como un delito de imprudencia punible con resultado de muerte.

Está bien. Cuando usted ha leído la palabra accidental, me da una idea
complicada. También deberíamos plantear la adecuación de la
administración de justicia militar y los sitios donde interviene. Es
verdad que en este caso, señor Ministro, como hay dos procesos abiertos y
la justicia militar va a actuar, no va a haber esa complicación. Sería
bueno que se pudieran sacar conclusiones de esta actuación que derivaran
hacia todas las vertientes de la organización.

La explicación que usted nos ha dado sobre las brigadas especiales me
parece una película. La película dice que invitó a los soldados a verla.

No sabemos si les invitó o les obligó. No lo sabemos, porque la narración
de la información dada por un soldado que ha salido a la luz pública, que
es la que yo tengo, anterior a la que usted me ha dado, es espeluznante.

Decía: El sargento le dio la pistola al cabo Samuel y le dijo: Apúntame a
la sien y aprieta el gatillo. Samuel se negó y él preguntó: ¿Por qué no?
Porque usted no se lo merece y es una buena persona. El sargento cogió la
pistola y le dijo: ¿Y tú?
El valor ante la muerte, el riesgo para hacer no sé qué, tienen que
extirparse de un ejército moderno, y yo sé que esto es muy minoritario en
nuestro Ejército. Pero en las brigadas especiales empiezan también a
unirse otros conceptos. Por eso me hubiera gustado oír de su propia
explicación que eso también va a extirparse de nuestro Ejército y que
sobre el valor ante la muerte, ante el riesgo, van a primar otras
actuaciones. Un ejército profesional debe de funcionar con otros
parámetros. Por eso, señor Ministro, la explicación que usted nos da hoy
aquí, aun estando basada de partida en un informe que a usted le han
dado, no nos parece suficiente. Me gustaría, cuando la investigación esté
más avanzada, que se pudiesen dar todos los elementos del caso concreto.

Las medidas, en principio, no parecen desorientadas, pero no conocemos su
evolución. Usted decía que había que tomar medidas para que estos hechos
no se vuelvan a repetir. Pero, ¿con qué medidas? ¿Cómo se van a dirigir?
¿Cómo van a afectar? ¿Hacia quién van a actuar, hacia los
acuartelamientos, hacia las distintas funciones? ¿Cómo? Tenemos que
disponer de esta información para discutirla con toda la buena voluntad,
señor Ministro, porque nosotros no queremos jugar al deterioro de nada,
sino a aprender de los errores y de los aciertos, en este caso, de los
propios errores. Las medidas deben de dirigirse hacia los mandos, hacia
los valores, al funcionamiento de los acuartelamientos, a lo que
pudiéramos llamar elementos para la instrucción y para la preparación, a
la actuación en su conjunto.

Señor Presidente, como sé que me va a decir que vaya terminando,
finalizaré porque me gusta cumplir con el compromiso que he tomado.

Entienda, señor Ministro, que a nosotros nos hubiese gustado otra
información y otras medidas de presión, pero entendemos la situación. Le
vamos a pedir otra explicación cuando el tiempo haya pasado
suficientemente, porque lo que no nos va a gustar y no vamos a aceptar es
que el tiempo lleve al olvido y volvamos a una sentencia de un año de
prisión menor con atenuante por accidente.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Parlamentario Popular, tiene la palabra
el señor Fernández de Mesa.




El señor FERNANDEZ DE MESA Y DIAZ DEL RIO: Señorías, señor Ministro de
Defensa, el Grupo Parlamentario Popular quiere, en primer lugar, lamentar
los hechos que se han producido en Candanchú y expresar nuestro más
profundo pesar a la familia del cabo primero Samuel Ferrer Caja por tan
desgraciada e irreparable pérdida, para que así conste en el «Diario de
Sesiones», como han hecho ya otros grupos políticos de la Cámara.

Señor Ministro, el Grupo Parlamentario Popular valora positivamente la
inmediata respuesta del Ministro de Defensa al trágico suceso de
Candanchú en la madrugada del viernes al sábado pasado, desmarcándose, de
una manera clara, de cualquier interpretación parcial, manipulada o
interesada que se haya podido dar de lo sucedido. Valoramos positivamente
lo que el Ministro de Defensa ha dicho en esta Comisión de Defensa esta
mañana, porque lo que ha hecho ha sido relatar unos hechos objetivos que
obran en poder de quienes han hecho unas averiguaciones en un lugar en el
que, por supuesto, el Ministro de Defensa no se encontraba; los máximos
responsables de esa unidad han transmitido los datos al propio Ministro
de Defensa para informar con la mayor veracidad y certeza a esta
Comisión.

Decía muy bien el Ministro que no sólo esa investigación militar abierta
es la que en estos momentos está encima de la mesa sino que hay dos
sumarios abiertos y, sin menospreciar nunca, porque no se puede hacer, a
un órgano jurisdiccional como es la justicia miliar, hay que tener



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en cuenta que el sumario abierto por la 422 comandancia de la Guardia
Civil es de jurisdicción ordinaria, y precisamente por eso se han
adoptado las medidas que hasta este momento ha venido relatando el
Ministro de Defensa aquí esta mañana.

Nosotros estamos convencidos de que, hasta que no se sepa con seguridad
cuál es el fallo de las diligencias abiertas, de los sumarios abiertos,
lo más prudente y sensato es, desde luego, permanecer a la expectativa
para ver los resultados de esos sumarios, al margen de las medidas, de
carácter singular o general, que el Ministro de Defensa ha anunciado aquí
esta mañana. Tampoco le parece de justicia al Grupo Parlamentario Popular
que las medidas que hayan de adoptarse sean sólo hacia los mandos porque
los mandos vejan permanentemente, porque los mandos están permanentemente
abusando de los subordinados. El Grupo Parlamentario Popular entiende que
éste es un hecho realmente aislado. Hay que remontarse muy atrás,
probablemente al 23 de septiembre del año 1979 --y me gustaría ver las
condenas de algunas otras personas hacia este hecho--, cuando un marinero
de reemplazo entraba en el cuerpo de guardia y asesinaba al comandante de
la guardia del cuartel de instrucción de marinería de El Ferrol. Son
hechos aislados, lamentables, reprobables y, en todo caso, las medidas
que haya que adoptarse deben ser para que estos hechos aislados no
vuelvan a repetirse nunca más.

Dejando las cosas en su sitio y con el relato exacto de los hechos que
constan en este momento en el Ministerio de Defensa, después de las
informaciones recabadas del mando militar, el Grupo Parlamentario Popular
quiere valorar positivamente esas medidas singulares e inmediatas que ha
adoptado el Ministerio de Defensa. Son medidas importantes las que se han
adoptado, empezando por el propio cese del coronel director de la Escuela
de Montaña.

A nosotros nos surge una pregunta que probablemente se hagan todos los
españoles: cómo es posible que haya sucedido esto con una persona que,
por sentencia del año 1985, es condenada por unos hechos,
desgraciadamente con resultado de muerte. A pesar de todo lo que diga el
Real Decreto 555/1989, de 19 de mayo, sobre anotaciones y cancelaciones,
probablemente haya que volver a recordar que no se trata de un abandono
de una guardia, que no se trata de haber llegado tarde a un destino, que
no se trata de no haber cumplido una orden, sino que se trata de un hecho
aislado pero grave, tan grave como para que, aunque se borren del
expediente de esa persona --y no hablo desde el punto de vista jurídico
puesto que no soy letrado, sino desde el punto de vista político, que es
el que en este momento demanda de nosotros la sociedad española--, una
persona que ha cometido semejante acción pueda volver a desempeñar
destinos de mando, pueda volver a utilizar armas, no haya sido destinada
a cuestiones meramente burocráticas, e incluso pueda perder su carrera
por un acto de esta índole. Probablemente, es algo que la sociedad
española se pregunta en este momento y quizá habría que preguntarse
cuáles han sido los diferentes destinos que ha venido ocupando el
sargento primero causante de la desgracia del pasado fin de semana. Señor
Ministro, sin que hayamos entrado en un estudio en profundidad de lo que
realmente se puede hacer y valorando muy positivamente las medidas
singulares que el Ministerio de Defensa ha adoptado, una de ellas pueda
ser la de replantearse ese Real Decreto 555/1989 y que actitudes como
ésta, acciones, como las que se han producido no desaparezcan de una hoja
de servicios, en la que se dice si una persona bebe mucho o bebe poco,
cumple o no las órdenes, llega o no temprano al trabajo y lleva o no los
zapatos limpios. Aunque tenga todo el derecho del mundo a que de esa hoja
de servicios desaparezcan sus notas negativas cumplido un tiempo, lo que
jamás podrá desaparecer respecto a una persona que se mantiene en activo
son unos antecedentes con una sentencia en firme como la que se ha
cumplido.

Señor Ministro, valoramos positivamente la intervención del Gobierno
desde el primer momento, las informaciones que se han producido, llenas
de sensatez y serenidad, por parte del Ministerio de Defensa y la
voluntad propia de este Ministro de no rehuir su obligación y dar cuenta
ante esta Comisión, en el primer momento posible, de los actos acaecidos
el pasado fin de semana, eso sí, en el momento en que dispusiera de una
información clara y veraz. En cuanto a las disposiciones generales, señor
Ministro, y termino, nos parecen muy adecuadas las que el Ministerio de
Defensa acaba de enumerar.

Quizá, señor Ministro, ahora que, como usted decía, tenemos que
aprovechar este profundo proceso de transformación que se está
produciendo, el Grupo Parlamentario Popular se atreva a sugerir, yendo
más lejos, equiparando nuestra normativa a lo que son las Fuerzas Armadas
en otros países del mundo, que no sólo haya que regular y vigilar el
consumo o la venta de alcohol en dependencias militares, no sólo en las
dependencias de soldados y marineros, sino que sería un momento muy bueno
para analizar las ventajas de que en unidades y dependencias, en tierra y
a flote, en época de servicio, el alcohol esté completamente prohibido en
esas dependencias, en barcos y en unidades de tierra, porque esto es lo
que está reglamentado en cantidad de países de nuestro entorno que forman
parte de ese gran bloque en el que nosotros nos encontramos en este
momento.

Hago simplemente esas reflexiones en voz alta porque, al margen de lo que
los tribunales de justicia terminen por concluir, lo que la sociedad
española demanda de este Parlamento es precisamente que se dé respuesta a
esas reflexiones que los ciudadanos se realizan, a esas preguntas que los
ciudadanos se hacen. Probablemente, la sede parlamentaria sea, al margen
de los tribunales de justicia, donde tengamos que dar respuesta los
políticos, que para eso representamos al pueblo español.

Quiero agradecer nuevamente al señor Ministro su presencia voluntaria en
esta Comisión, destacar y valorar muy positivamente las medidas que su
Ministerio ha adoptado desde el conocimiento de esos hechos y esperar que
accidentes como el que hoy estamos discutiendo aquí no se vuelvan a
repetir jamás en la historia de unas Fuerzas Armadas que está realizando
un gran esfuerzo de actualización y de adaptación a los nuevos tiempos
democráticos, que no merece la pena que nadie ensucie ni manche por un



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hecho aislado, por muy lamentable que sea, como éste al que hoy nos
referimos.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Ministro.




El señor MINISTRO DE DEFENSA (Serra Rexach): Tengo que empezar por
agradecer a SS. SS. el tono y el fondo de la mayoría --por no decir de
todas-- de las intervenciones en cuanto al carácter aislado, excepcional,
además del sentimiento de pésame de todos los grupos
--del Ministerio ya lo tiene-- a la familia y, como he dicho antes,
a las Fuerzas Armadas, que puedo asegurar a SS. SS. que sienten este
muerto como suyo propio, aunque, desde luego, no lo utilicen.

Quiero agradecer al portavoz del Partido Socialista el tono y el fondo de
su intervención de principio a fin y hacer referencia a algunas
cuestiones concretas que él ha mencionado. Respecto a la palabra
accidental, la he subrayado porque está entre comillas; la palabra
accidental es la que consta en el informe del oficial, al que me referiré
luego, al contestar al portavoz de Izquierda Unida. Por eso lo he
subrayado, porque está entre comillas. Por dos veces he hecho referencia
a que los hechos están sub iudice y que éste no es el momento de
enjuiciar, sino de explicar. Cuando la investigación sea más profunda,
llegará el momento de ver los móviles, la motivación, la circunstancia
exacta y el calificativo jurídico que merezca. Por eso, señoría, he
utilizado la expresión literal.

Respecto a que las primeras versiones podían parecer veladas, tengo que
decir que desde el primer momento he querido que haya una información
veraz. Se merece una información veraz, en primer lugar, la familia. Al
padre del fallecido le he asegurado por teléfono que tendrá toda la
información, que se sabrá toda la verdad de lo que ocurrió aquella noche.

Hay que esperar a que se esclarezca, pero me parece que no debemos
sustituir a los organismos jurisdiccionales, que son los competentes para
hacerlo.

La sensibilidad con la familia. El padre, con el que hablé el lunes, me
expresó su agradecimiento --porque el primer telegrama de pésame que le
llegó fue el mío-- por el comportamiento que habían tenido todos los
mandos de la unidad: la afabilidad, la comprensión y el comportamiento en
general. Se extrañó de que no se le hubiera podido enseñar el cadáver
hasta pasadas 24 horas. Demandados los responsables, explicaron que no se
había hecho la autopsia y, sobre todo, que para la madre era poco humano
hacérselo ver. Pueden SS. SS. hacer el juicio que estimen oportuno.

Es cierto que hay una investigación judicial abierta, lo hemos dicho.

Agradezco que haya habido menciones de elogio hacia la actuación del
Gobierno. Quiero decirle que es triste, pero nos parecía que, por
responsabilidad objetiva, el jefe de la unidad tenía que ser cesado.

Respecto a los superiores inmediatos, con toda brevedad, esta misma
semana, se sabrá. En su caso, como he explicado y S. S. también ha hecho
referencia, también se sabrá respecto a posibles no prescritas
negligencias pasadas. Comparto la reflexión abierta en esa triple medida:
hay que analizar el régimen de consumo de alcohol, hay que hacer la
revisión de los expedientes con rigor y los test psicofísicos. Se
realizan test psicofísicos, y en algunos sectores de las Fuerzas Armadas,
periódicamente. En todos los sectores se realizan esporádicamente, pero
hay que extenderlos con la profundidad y frecuencia necesarias para poder
detectar casos de ineptitud psicofísica.

Al portavoz de Convergència i Unió tengo que decirle que es muy sensato
el llamamiento que ha hecho respecto a que podríamos poner en riesgo la
profesionalización. La profesionalización se puede poner en riesgo de muy
distintas maneras, una de ellas es creyéndose que hay un clima de
opresión generalizada, de miedo generalizado, que pudiera incrementar el
número de objetores en términos no deseados. He dado las cifras y algún
portavoz las pone en duda. Las estadísticas son las que son. Cuando
alguien da tres en tal año y dos en el siguiente, yo, en principio, me lo
tengo que creer. Me creo estas estadísticas y cualquiera; cuando hablan
del número de parados o del incremento del coste de la vida, también me
las creo. Aquí ha habido esas estadísticas y yo no hago juicios de valor
cuando son estadísticas correctamente confeccionadas, y éstas son del
Ministerio de Defensa, no de pequeñas unidades aisladas. Pero es verdad
que se puede poner en riesgo la profesionalización si no subrayáramos,
como han hecho casi todos los grupos, el carácter aislado y excepcional
que ha tenido el acontecimiento del pasado fin de semana.

¿Qué pasó el año 1985? En 1985 hubo una sentencia de un tribunal militar
que aplicó el Código Civil y la normativa entonces vigente. Con esa
normativa entonces vigente, esa sentencia dijo: «... como autor
responsable de un delito de imprudencia temeraria con resultado de
muerte» --esto, señoría, no lo dice la sentencia, es un tipo penal--,
«... sin concurrencia de circunstancias eximentes ni modificativas de la
responsabilidad criminal, a la pena de un año de prisión menor, con las
accesorias de suspensión de todo cargo público, profesión, oficio y
derecho de sufragio durante el tiempo de la condena». Se puede hablar de
que la condena fuera más o menos suave, pero no creo que se saliera de
los tipos legales. Se ha dicho que hay un derecho constitucional a la
cancelación de los antecedentes penales y hay un derecho constitucional a
que las penas sean ajustadas a la ley, dentro de la ley. Pues bien, si la
ley no prevé la separación del servicio, no se le puede separar del
servicio; no se puede, aunque se quiera. Y en la sentencia se dice
durante el tiempo de la condena. Según eso, ni la legislación vigente
entonces ni la vigente ahora permitirían la separación del servicio. Si
así se quiere, como vamos a tener ocasión de revisar el nuevo Código
Penal Militar, se podrían agravar las penas, pero eso lo puede hacer un
Parlamento, no lo puede hacer un juez.

A los exámenes psicotécnicos ya me he referido al comienzo de la
intervención. Como digo, vamos a intentar hacerlos periódicamente para
todos los cuadros de mando.

Medidas particulares. También he hablado del jefe de la unidad. Señoría,
yo creo, con todo respeto, que el responsable de confeccionar las hojas
lo hizo correctamente. Está correctamente puesto, y he leído la casilla,
para que eso



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conste; en todo caso, los que, debiendo, no las han rellenado, pero no el
que hace el formulario.

Quiero hacer una reflexión abierta: yo creo que no es a partir de ahora.

Al principio he dicho que hay que erradicar determinados comportamientos
minoritarios que no exaltan el valor ante la muerte, sino que exaltan el
valor de la muerte o hacen desprecio del valor de la vida.

Respecto al consumo de alcohol en los cuarteles, de lo que hemos hablado,
diré que podemos empezar por la profesionalización de las cantinas, pero,
en todo caso, sería bueno que limitáramos la disponibilidad de alcohol.

Recojo la sugerencia para que se informe sobre la vida dentro de los
cuarteles.

Al portavoz del Grupo Mixto quiero decirle que está claro lo de
accidental, y por eso el tono y el subrayado. No es justo, señoría,
extender un hecho aislado e intentar contaminar a una institución que ha
dado, está dando y va a seguir dando sobradas pruebas de cumplimiento, de
acatamiento de la ley y de mucho más que eso. Hace S. S. referencia a los
valores. Yo creo que el valor de la democracia es un valor común, no es
un valor específico de ninguna institución, es un valor constitucional y,
por tanto, nos afecta a todos. Cuando este Ministro dice que los valores
del Ejército son unidad, jerarquía y disciplina no está excluyendo los
demás, que tienen que estar como están en todo colectivo.

Cuando alguien tiene que realizar una acción, por ejemplo de salvamento,
y tirar un cable para rescatar a un montañero sería difícil intentar que
se sometiera a refrendo parlamentario, porque la inmediatez es
absolutamente incompatible con el régimen, más lento, de toma de
decisiones, pero este Ministro jamás ha excluido los valores democráticos
en el seno del Ejército, que están y que tienen que seguir estando. Se ha
dicho antes que hay que reprimir conductas minoritarias y obsoletas. En
eso estamos, señoría.

No creo, en definitiva, que sea justo ni exacto generalizar ante un
acontecimiento esporádico y excepcional. Ya he explicado lo de
accidentalmente y creo que ha quedado suficientemente claro. Yo no me
atrevo, como S. S., a hacer juicios de valor. Yo he leído lo de
accidentalmente. No sé si él quería o no quería. Esa es la labor de los
tribunales de justicia y en ellos este Ministro confía.

Al portavoz de Izquierda Unida tengo que decirle que estaba extrañado y
sorprendido, y sigo estándolo, de que pueda producirse una situación así,
pero eso tampoco excluye el estar dolido.

Su señoría me pide datos. El que ha hecho el informe, señoría, indica:
informe que formula el capitán de Infantería, don Julio Fernández
Casamayor, en relación con los hechos ocurridos el día 19 de abril del
presente año, que dieron como resultado el fallecimiento del cabo de
Infantería don Samuel Ferrer Caja, perteneciente a la compañía de
Esquiadores y Escaladores del centro. La fecha es 22 de abril de 1997,
ayer. ¿Estaba presente? No, como se deduce del relato de los hechos.

¿Había testigos? Sí, señoría. En el expediente están los testimonios de
los presentes. Y después de relatar los hechos, con la misma coincidencia
básicamente en todos ellos, se les hacen preguntas del siguiente tenor.

Preguntado: Diga si había visto al sargento primero Miravete ebrio en
alguna ocasión anterior. Dijo que no. Preguntado: Diga si el sargento
primero Miravete se había mostrado violento o amenazante en alguna otra
ocasión. Dijo que no. Diga si había visto en alguna ocasión al sargento
primero Miravete apuntando a alguien con la pistola. Dijo que no. Es
decir, se ha intentado hacer el informe con todos los elementos de juicio
disponibles. De todas maneras, repito, está a disposición judicial y ésta
es materia sub iudice. Hemos utilizado todos los medios al alcance del
Ministro de Defensa, incluso el Cesid, para poder conocer la verdad
material y lo que se nos ha ofrecido no contradice la versión de estos
hechos. De manera que había testigos que han informado. El naturalmente
no estaba, como se deduce del relato, porque era viernes a las once de la
noche y la fecha es 22 de abril. Ya he explicado cómo se dirigieron a la
familia y la actitud de ésta frente al comportamiento de los mandos de la
unidad.

Hay una cosa en la que coincido absolutamente con su señoría. Puede haber
estímulos que inciten a tapar los hechos. El de este Ministro y el del
Ministerio es exactamente el contrario, que salga toda la verdad y que la
enjuicien los tribunales, pero que se sepa todo, porque yo creo, como me
parece que opina S. S., que ése sería un compañerismo mal entendido. El
compañerismo y la solidaridad son un valor y una virtud de primer orden,
pero sería entenderlo mal si se aplicara para ocultar unos hechos que han
producido unos resultados como los que nos ocupan.

Estoy de acuerdo con la visión eclesial de S. S. del propósito de la
enmienda, decir los pecados al confesor y cumplir la penitencia.

Respecto a la sentencia anterior, señoría, la he leído. No sé el juicio
que le merece o si es un juicio negativo. (El señor Ríos Martínez: El
fiscal defendió eso, no la sentencia.) Sí, sí se acoge, pero en cualquier
caso la dicción de imprudencia punible con resultado de muerte es tipo
penal.

Medidas. Yo creo que se han explicado las medidas de los mandos --y
agradezco la comprensión de la totalidad de los grupos hacia esas
medidas--. Respecto al funcionamiento de los cuarteles y sobre todo a los
valores, esas realidades pueden mutarse de segundo grado. Las normas
tienen que ir impulsando el cambio de conductas, de actitudes, de hábitos
y de valores. Por tanto, la inmediatez es para las primeras y la eficacia
deberá llegar a las segundas.

Yo no me atrevo a decir, señoría, el sentimiento que tendré al ver la
próxima sentencia. Lo único que le puedo decir es que la respetaré.

Se ha dicho, pero creo que no es ocioso repetirlo, que la cancelación de
antecedentes penales por delito de imprudencia temeraria es común para
todas las personas y, por tanto, poco se puede hacer al respecto. La
naturaleza de la pena no conllevaba la pérdida de la condición militar.

No se hubiera podido hacer, en caso de que se hubiera querido. Por lo que
sé, entre los derechos del militar de carrera, está el de llevar arma
reglamentaria y, por tanto, no hay forma de prohibirlo. De todas maneras,
esto puede ser objeto de consideración ulterior en su paso por la Cámara.

Quiero terminar, señor Presidente, agradeciendo que se hayan visto, a mi
juicio, dos cosas claras. Primera, cual es la voluntad del Gobierno de no
ocultar absolutamente



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nada, sino ser lo más transparente posible en un hecho tan lamentable y
tan luctuoso como el que se ha vivido el pasado fin de semana. Segunda,
creo que es muy necesario subrayar que sería un error dramático
contraponer Fuerzas Armadas y acontecimientos de este tipo, como si fuera
algo usual o hasta lógico.

Señorías, quiero transmitirles una experiencia. Estoy seguro que la
primera en sentirlo es la familia, pero, después de la familia, las
Fuerzas Armadas y el Ministerio de Defensa sienten tanto como el que más
el hecho de la muerte del cabo primero. Yo quiero acoger la sugerencia
del portavoz del Partido Popular para que conste en acta el pesar de
todos y que se le haga llegar a la familia.

Agradezco la comprensión de la explicación y de las medidas tomadas. Ha
quedado claro que hay que revisar el régimen de penas relacionadas con el
alcohol. Tendrán SS. SS. oportunidad, porque va a ser remitido el
proyecto de ley de régimen disciplinario, donde el proyecto del Gobierno
endurece las penas relacionadas con el alcohol. Creo que será la ocasión
ideal. Sin ir contra el derecho constitucional de la cancelación de los
antecedentes, intentaremos, como he dicho, que como medida preventiva
pueda quedar constancia para que puedan tenerse en cuenta no sólo en
hechos como éstos sino con motivo de clasificaciones o ascensos, la
relación que tengan los miembros de las Fuerzas Armadas con estas
sustancias. También deseo resaltar, una vez más, el carácter aislado y
excepcional de hechos como éste, que ojalá sea irrepetible.

Muchas gracias.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Ministro, por su rápida
comparecencia en la Comisión, por sus informaciones detalladas y por las
respuestas a las preguntas de los portavoces.

Se levanta la sesión.




Eran las dos y cinco minutos de la tarde.