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DS. Congreso de los Diputados, Comisiones, núm. 27, de 18/06/1996
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CORTES GENERALES
DIARIO DE SESIONES DEL
CONGRESO DE LOS DIPUTADOS



COMISIONES



Año 1996 VI Legislatura Núm. 27



P R E S U P U E S T O S



PRESIDENTE: DON NARCIS SERRA SERRA



Sesión núm. 2



celebrada el martes, 18 de junio de 1996



ORDEN DEL DIA:



Aprobación de la delegación en favor de la Mesa de la Comisión, a la que
hace referencia la Resolución de la Presidencia de la Cámara de 2 de
noviembre de 1983, en relación con el artículo 44 del Reglamento del
Congreso de los Diputados. (Número de expediente 042/000004) (Página 398)



Aprobación de la propuesta de la Mesa y portavoces de la Comisión,
acordada en la reunión del día 11 de junio de 1996, de unificar en una
sola comparecencia del señor Secretario de Estado de Presupuestos y
Gastos, las solicitudes presentadas por el Grupo Socialista (número de
expediente 212/000005), por el Grupo de Izquierda Unida-Iniciativa per
Catalunya (número de expediente 213/000033) y a petición del Gobierno
(número de expediente 212/000014) (Página 398)



Comparecencia del señor Secretario de Estado de Presupuestos y Gastos
(Folgado Blanco), para informar sobre el grado de ejecución
presupuestaria, así como de las previsiones para el año 1996, a petición
del Grupo Socialista. (Número de expediente 212/000005) (Página 398)



Comparecencia del señor Secretario de Estado de Presupuestos y Gastos
(Folgado Blanco), para analizar la ejecución de los Presupuestos
Generales del Estado, a petición del Gobierno. (Número de expediente
212/000014) (Página 398)



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Aprobación de la celebración, en su caso, de la comparecencia del señor
Barea Tejeiro, Director de la Oficina del Presupuesto, el próximo jueves
día 27 de junio, para informar sobre el grado de ejecución
presupuestaria, así como de las previsiones para el año 1996, a petición
del Grupo Parlamentario Socialista. (Número de expediente 212/000004)
(Página 421)



Se abre la sesión a las once y diez minutos de la mañana.




--APROBACION DE LA DELEGACION EN FAVOR DE LA MESA DE LA COMISION, A LA
QUE HACE REFERENCIA LA RESOLUCION DE LA PRESIDENCIA DE LA CAMARA DE 2 DE
NOVIEMBRE DE 1983, EN RELACION CON EL ARTICULO 44 DEL REGLAMENTO DEL
CONGRESO DE LOS DIPUTADOS. (Número de expediente 042/000004.)



El señor PRESIDENTE: Buenos días.

Como primer punto del orden del día de la Comisión tenemos la aprobación
de la delegación, en favor de la Mesa de la Comisión, a la que hace
referencia la resolución de la Presidencia de la Cámara de 2 de noviembre
de 1983, en relación con el artículo 44 del Reglamento del Congreso de
los Diputados, es decir, en relación con la admisión de comparecencias
ante esta Comisión.

A la reunión de la Mesa asistieron los portavoces, por lo que los grupos
que integran la Comisión conocen el debate y el resultado. ¿Podemos
aprobar por asentimiento la decisión tomada por la Mesa, junto con los
portavoces, en relación con las comparecencias? (Asentimiento.) Queda
aprobado.




--APROBACION DE LA PROPUESTA DE LA MESA Y PORTAVOCES DE LA COMISION,
ACORDADA EN LA REUNION DEL DIA 11 DE JUNIO DE 1996, DE UNIFICAR EN UNA
SOLA COMPARECENCIA DEL SEÑOR SECRETARIO DE ESTADO DE PRESUPUESTOS Y
GASTOS, LAS SOLICITUDES PRESENTADAS POR EL GRUPO SOCIALISTA (número de
expediente 212/000005), POR EL GRUPO DE IZQUIERDA UNIDA-INICIATIVA PER
CATALUNYA (número de expediente 213/000033) Y A PETICION DEL GOBIERNO
(número de expediente 212/000014).




El señor PRESIDENTE: Como este mecanismo va a funcionar a partir de las
nuevas comparecencias que se realicen, en el segundo punto del orden del
día deberíamos aprobar la comparecencia del señor Secretario de Estado de
Presupuestos y Gastos presentada por el Grupo Parlamentario Socialista,
la presentada por el Grupo Parlamentario de Izquierda Unida-Iniciativa
per Catalunya y, a la vez, la solicitud, a petición propia, del Gobierno,
unificando en una sola comparecencia esas tres demandas.

¿Estamos de acuerdo en que ése sea el punto del orden del día para la
Comisión de hoy? (Asentimiento.)



--COMPARECENCIA DEL SEÑOR SECRETARIO DE ESTADO DE PRESUPUESTOS Y GASTOS
(FOLGADO BLANCO), PARA INFORMAR SOBRE EL GRADO DE EJECUCION
PRESUPUESTARIA, ASI COMO DE LAS PREVISIONES PARA EL AÑO 1996, A PETICION
DEL GRUPO PARLAMENTARIO SOCIALISTA. (Número de expediente 212/000005.)



--COMPARECENCIA DEL SEÑOR SECRETARIO DE ESTADO DE PRESUPUESTOS Y GASTOS
(FOLGADO BLANCO), PARA ANALIZAR LA EJECUCION DE LOS PRESUPUESTOS
GENERALES DEL ESTADO, A SOLICITUD DEL GOBIERNO. (Número de expediente
212/000014.)



El señor PRESIDENTE: Pasamos al tercer punto del día que es,
precisamente, la comparecencia del señor Folgado Blanco, Secretario de
Estado de Presupuestos y Gastos.

Tiene la palabra el señor Folgado.




El señor SECRETARIO DE ESTADO DE PRESUPUESTOS Y GASTOS (Folgado Blanco):
Buenos días. Muchas gracias, señor Presidente. En primer lugar, quiero
dar las gracias anticipadas a SS. SS. por la atención que, no dudo,
prestarán a esta mi primera comparecencia, al tiempo que apelo a su
benevolencia por las posibles deficiencias en que pudiera incurrir.

Dicho esto, empezaría por recordarles que el motivo que nos reúne hoy
aquí tiene una doble naturaleza: por una parte, informar a las Cámaras, a
través de esta Comisión de Presupuestos, acerca de la ejecución del
presupuesto del Estado para el ejercicio actual y, por otra, comentar
ante SS. SS. el alcance del acuerdo del Gobierno por el que se decide la
no disponibilidad de créditos por importe de 200.000 millones de pesetas
y su distribución en el interior del presupuesto, actuación que, como
pueden suponer SS. SS., no tiene otra finalidad que coadyuvar al logro de
los objetivos que en materia de déficit se ha fijado el Gobierno en
coherencia con los compromisos anteriormente



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adquiridos y asumidos, por supuesto, por el Gobierno del Partido Popular.

Les rogaba anteriormente su comprensión por las posibles deficiencias, y
quizá una de ellas haya podido ser la premura de tiempo de la que hemos
dispuesto para celebrar esta comparecencia, lo que ha hecho que les
hayamos remitido a SS. SS. la documentación de la misma de forma muy
ajustada, extremo este que nos comprometemos a corregir en el futuro
cuando las cosas adquieran un ritmo de funcionamiento más normal. Pido
disculpas por ello; les aseguro que en el futuro pretendo ser más puntual
en la entrega de la documentación y, además, evitar algunas deficiencias
materiales, como la que ha habido en la entrega de esta documentación,
porque en la carátula aparece, por un error de impresión, la utilización
de la anterior estructura orgánica del Ministerio; creo que hoy han
venido algunos ejemplares nuevos subsanando esta anomalía.

En esta ocasión concurren dos hechos de carácter singular: el primero de
ellos, que me permito recordarles, es que estamos en situación de
prórroga presupuestaria por razones que ahora no vienen al caso, pero que
supongo en el ánimo de SS. SS., lo que constituye un primer condicionante
--y añadiría que no menor-- al análisis de las cifras que les voy a
comentar. El segundo es también bastante obvio y deriva de la escasa
influencia que este Gobierno, y en particular este Secretario de Estado
que hoy comparece ante SS. SS., hayamos podido ejercer sobre las cifras
por medio de nuestras decisiones, ya que nos hemos incorporado al
desempeño de las funciones que en cada caso nos son propias cuando ya
había transcurrido un cuatrimestre del actual ejercicio presupuestario.

Llegado a este punto, si SS. SS. me lo permiten, voy a hacer una breve
digresión. En las anteriores legislaturas ha venido siendo costumbre, al
menos así he sido informado, que en esta Comisión se trataran de forma
conjunta, tanto por parte de los señores Diputados presentes,
representantes de los grupos parlamentarios como por parte del
compareciente, que tradicionalmente ha sido el Secretario de Estado de
Hacienda, tanto los temas relativos a los ingresos como los relativos a
los gastos. El Gobierno actual ha decidido operar con un esquema
organizativo, como SS. SS. saben, algo diferente. En lo que se refiere al
Ministerio de Economía y Hacienda, el área que antes comprendía la
Secretaría de Estado de Hacienda aparece ahora dividida y especializada
en las respectivas secretarías de Estado de Hacienda, que se ocupa
básicamente de los ingresos, y en la de Presupuestos y Gastos, que me
honro en ocupar, que abarca el gasto y su control.

La creación de la Secretaría de Estado de Presupuestos y Gastos responde
a la prioridad que el Gobierno concede a una eficaz programación
presupuestaria en los tres ámbitos de elaboración, ejecución y control, y
a la necesidad de racionalizar el gasto público. Es en este área donde se
sitúan algunos de los principales condicionantes para lograr un
desarrollo económico sostenido y equilibrado y cumplir los criterios de
convergencia establecidos en el Tratado de la Unión Europea. El rango que
ahora se le atribuye a este área de la acción de gobierno se halla en
consonancia con su importancia como instrumento de la política
socioeconómica, deslindándola de la política tributaria y de gestión de
ingresos que tiene, igualmente, entidad propia de importancia capital.

La nueva Secretaría de Estado de Presupuestos y Gastos asume unidades
administrativas hasta ahora incluidas básicamente en la Secretaría de
Estado de Hacienda, Secretaría General de Planificación y de
Presupuestos, pero también en la Secretaría de Estado de Economía, en
concreto la extinta Dirección General de Incentivos Económicos
Regionales. La reorganización y agrupación orgánica de todas las unidades
relacionadas con la programación presupuestaria y con el seguimiento y
control de gastos de los organismos de la Administración del Estado
intenta sentar las bases para un uso más eficaz de los recursos públicos,
que es una de las necesidades más sentidas por la sociedad española.

Para cerrar estos prolegómenos les señalo que mi presentación se iniciará
con el comentario del indicador que sintetiza mejor la evolución de la
ejecución del gasto público, que, como SS. SS. conocen perfectamente, es
el déficit público en su definición de déficit de caja no financiero.

Pasaré a continuación, respetando la estructura de la documentación que
les hemos hecho llegar para facilitarles su seguimiento, a comentarles
los rasgos más relevantes de la liquidación del presupuesto del Estado en
su doble vertiente de ingresos y gastos. El segundo bloque de mi
intervención, como ya les he anunciado, corresponde más a las primeras
decisiones de este Gobierno, y consistirá en una presentación general de
la no disponibilidad de créditos por importe de 200.000 millones y su
distribución por secciones y capítulos, quedando a continuación a su
entera disposición para cualquier tipo de aclaración o comentario que
deseen les formule.

Según la última información disponible de la Intervención General de la
Administración del Estado, el déficit de caja no financiero del Estado a
31 de mayo, con una cifra que supera ligeramente el billón de pesetas,
continúa la tendencia a su reducción observada durante 1995, situándose
en un nivel inferior, en el 22 por ciento respecto a los cinco primeros
meses del año anterior; en porcentaje del PIB este déficit ha pasado de
representar en aquel período de 1995 el 2 por ciento, a representar, en
este período de 1996, el 1,5 por ciento. Creemos que va en la línea de
poder lograr a final de año el objetivo previsto.

Destaca en la cifra del mes de mayo el desigual comportamiento registrado
en los ingresos y pagos. Así, mientras los primeros han mostrado un mayor
dinamismo, con un crecimiento del 12 por ciento, que, hechas las
salvedades propias de la componente estacional típica de los ingresos,
podría contener una parte de anuncio anticipado de recuperación
económica, los segundos han presentado un comportamiento más discreto, no
llegando siquiera a crecer el 5 por ciento. Es cierto, sin embargo, que
en el resultado hasta mayo ha influido de forma importante la componente
de ingresos patrimoniales.

Como pueden seguir en la información puesta a disposición de SS. SS., la
favorable repercusión para las arcas del Estado de los beneficios del
Banco de España, junto



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con los productos de las privatizaciones parciales de Repsol y
Argentaria, ha sido elemento determinante en la evolución comentada.

Queda, por tanto, mucho trabajo por hacer para lograr resultados claros
en la batalla contra el déficit y el saneamiento de las finanzas
públicas. Con todo ello la evolución de los ingresos impositivos ha sido
favorable superando el crecimiento del 10 por ciento y sus dos
principales figuras, el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas y
el Impuesto sobre el Valor Añadido, presentan un relativo buen
comportamiento.

En esta línea antes anunciada de no rehuir cuestión alguna aunque pudiera
tener un ponente más cualificado, el Secretario de Estado de Hacienda,
paso a comentarles algunos detalles de la evolución de los ingresos del
Estado, que SS. SS. podrán encontrar entre las páginas 13 a 21 de la
documentación distribuida.

En primer lugar, quiero destacar a SS. SS. que si dividimos los ingresos
en tres bloques para facilitar su análisis (los impuestos directos, los
impuestos indirectos y el resto de ingresos no financieros), se observa
que en el período objeto de consideración los dos primeros han crecido a
tasas de alrededor del 10 por ciento, mientras que el último lo ha hecho
al 25 por ciento. El comportamiento de los ingresos impositivos se viene
ajustando a las previsiones en el caso de los impuestos directos, no así
en el de los indirectos, cuya realización por debajo de las previsiones
justifica parcialmente la decisión de no disponibilidad de los 200.000
millones, a la que más adelante me referiré.

Respecto a los impuestos indirectos, supongo que apenas debo mencionar,
por hallarse en el ánimo de SS. SS., las dificultades que está
atravesando el consumo privado desde hace ya casi tres trimestres, las
cuales constituyen el trasfondo que explica cierta insuficiencia de
recaudación hasta ahora en relación con las estimaciones de comienzos de
año. La recaudación del Impuesto sobre el Valor Añadido cursa con gran
debilidad en su componente exterior, aunque se ve compensada parcialmente
por la modificación en el sistema de deducciones de cuotas sobre
adquisiciones intracomunitarias y por el descenso del 9,1 registrado en
las devoluciones. En el caso de los impuestos especiales merece tal vez
destacarse la atonía de su figura principal, el impuesto sobre
hidrocarburos, que apenas ha crecido un 5 por ciento; el crecimiento
negativo de gravamen sobre la cerveza, que ha sido menos 4,7 por ciento,
y la timidez del que grava el alcohol, que ha aumentado sólo el 1,8 por
ciento, y las bebidas derivadas, en cuyo comportamiento ha incidido el
retoque al alza en su fiscalidad aplicado por el Gobierno anterior a
finales el pasado año, inspirado, sin duda, en el margen que permite la
armonización de la imposición indirecta en el ámbito de la Unión Europea.

Del mismo modo ha caído un 10 por ciento la recaudación del impuesto que
grava determinados medios de transporte, como los automóviles, por
reducción de cinco puntos porcentuales del tipo de gravamen en
determinados segmentos de los automóviles.

Por el lado de la imposición directa quiero resaltarles, como hacemos en
el informe, el comportamiento adecuado de la misma hasta la fecha, tanto
del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas como del de
Sociedades. He de recordarles, en relación al primero, que intuyo que
estando en plena campaña de presentación de declaraciones de renta, los
resultados reflejan sólo aquellos aspectos más automáticos del impuesto,
como son las retenciones, ingresos a cuenta y pagos fraccionados, así
como las devoluciones de la campaña anterior. Aspecto aparentemente más
brillante presenta, sin embargo, el Impuesto sobre Sociedades, y digo
aparentemente porque su fuerte tasa de crecimiento, superior al 29 por
ciento, se explica en buena medida por el reflejo del primer ingreso a
cuenta de la operación de privatización del tercer tramo de Argentaria.

Pasando a analizar a continuación la evolución de las transferencias
procedentes de la Unión Europea, observamos un distinto comportamiento en
cada uno de los fondos comunitarios, si bien estas diferencias no
presuponen que no se vayan a cumplir los objetivos previstos para el
conjunto del año, ya que la experiencia nos indica que las ayudas de los
fondos no se distribuyen de manera homogénea a lo largo del año, sino que
se concentran en determinadas fechas, especialmente al final del
ejercicio. Así el Fondo Social Europeo ha remitido al Estado 16.000
millones de pesetas, lo que representa el 53 por ciento de un total de
30.000 millones de pesetas previsto para el ejercicio, habiéndose
recibido en el mes de mayo un paquete importante de ayudas, lo que
explica el alto porcentaje de realización de este fondo. Por el
contrario, el Feder ha abonado 12.500 millones de pesetas para
actuaciones cofinanciadas por el Estado, lo que representa un 14 por
ciento del total previsto para el conjunto del año, que se sitúa en
90.000 millones de pesetas. Con las solicitudes de pago que hay en este
momento en marcha y si la Comisión Europea actúa con la agilidad debida,
se cumplirán ampliamente los objetivos previstos. Por su parte, el Feoga,
sección Orientación, junto con el Instrumento Financiero de Orientación
Pesquera, ha transferido en torno al 13 por ciento del total previsto,
algo más de 7.000 millones de pesetas, frente a una previsión de 52.000
millones de pesetas. Del Fondo de Cohesión, por último, se tiene previsto
recibir unos 127.000 millones de pesetas a lo largo del ejercicio. Pues
bien, hasta finales de mayo se han recibido 43.000 millones, cubriéndose,
por tanto, un tercio del objetivo. El grueso de las ayudas del Fondo de
Cohesión llegará previsiblemente en los meses de junio y julio.

Estos son, a mi modo de ver, algunos de los rasgos más relevantes de la
vertiente de ingresos, la cual nos permite equilibrar las actuaciones
presupuestarias por el lado del gasto. Situándonos ahora en esta otra
vertiente, y ahora ya sí, entrando de lleno en el ámbito que nos es
propio, comenzaré por señalar que la situación de prórroga presupuestaria
en que actualmente nos encontramos hace que partamos, en el ejercicio de
1996, de una cifra de crédito inicial no ya idéntica a la del ejercicio
anterior sino algo inferior, debido a la aplicación de lo dispuesto en la
normativa vigente para casos de prórroga presupuestaria que implica la
eliminación de aquellas partidas presupuestarias que por su naturaleza se
agotan en el ejercicio; de hecho pasa de 17,326 billones a 17,316
billones. Por otro lado, esta situación de prórroga obliga a un mayor
recurso a las modificaciones presupuestarias que en situación de
presupuesto



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normal, a fin de poder hacer frente a situaciones de gastos ineludibles
en el presente ejercicio. Por este motivo las modificaciones aprobadas
ascienden a 934.000 millones de pesetas frente a los 182.000 millones de
pesetas en el mismo período del año anterior. Esto hace que los créditos
finales sean un 4,2 por ciento superiores a los de 1995.

En una primera aproximación global a la ejecución del presupuesto, la
situación actual puede resumirse de la siguiente manera. Partiendo de una
cifra de créditos para el ejercicio de 1996 superior en un 4 por ciento a
la del ejercicio anterior, en el período enero/mayo se han reconocido
obligaciones por una cuantía algo menor a la del mismo período de 1995,
aumentando, sin embargo, en el 2,9 por ciento la relación de pagos
realizados. Si se añaden los pagos por operaciones no presupuestarias, el
total de pagos no financieros ha crecido el 4,9 por ciento. Los
resultados hasta mayo presentan una evolución de los pagos no financieros
en la que destacan de manera importante los destinados al servicio de la
deuda por importe de cerca de 1,4 billones de pesetas, cifra más de un 26
por ciento superior a la correspondiente del ejercicio anterior. Llamo la
atención de SS. SS. sobre el hecho de que en el período que estamos
comentando aparece un superávit primario, esto es, si al déficit se
sustraen los pagos por intereses, se produce un cambio de signo en el
saldo, cambio de signo que se produce por primera vez, creo, desde 1989,
lo cual es muy positivo, porque esto se considera condición necesaria
para asegurar la estabilidad de la deuda pública.

Como les comentaba anteriormente, en el período transcurrido ya es
apreciable el efecto de la especial incidencia de las modificaciones,
especialmente por la vía de créditos extraordinarios y suplementarios,
habiendo registrado tanto las incorporaciones de remanentes como las
ampliaciones y las generaciones de crédito, movimientos de mucha menor
entidad. Les traigo a su recuerdo que ya sólo el Decreto-ley 1/1996, de
19 de enero, contemplaba una cifra de 810.000 millones de pesetas en
créditos extraordinarios y suplementos de crédito, de los que 390.000
millones se destinaban a la Seguridad Social para la financiación de la
sanidad pública, 135.000 millones para la financiación de las comunidades
autónomas para sus competencias asumidas, más otros 122.000 millones para
nuevas competencias en materia de enseñanza universitaria, junto con
57.000 millones para las corporaciones locales en concepto de adecuación
de su participación en los ingresos del Estado para el ejercicio, sin
olvidar 94.000 millones para la actualización de retribuciones de los
empleados públicos.

Por la vía de las ampliaciones de crédito, aunque éstas han disminuido de
forma apreciable en relación a 1995, ha habido que atender las
necesidades de la participación de las Fuerzas Armadas en misiones de las
Naciones Unidas por unos 22.000 millones de pesetas, y a la modernización
de las mismas, por otros 100.000 millones. Otras modificaciones son, como
ya conocen SS. SS., las incorporaciones de remanentes, 47.600 millones de
pesetas, y las generaciones de crédito, por otros 34.400 millones de
pesetas.

Con estas premisas, pasemos a continuación a analizar cómo se ha
comportado en el período el reconocimiento de obligaciones. Este
análisis, como saben SS. SS., se puede efectuar desde dos ópticas: por un
lado, utilizando la clasificación económica, esto es, la que atiende a la
naturaleza de las operaciones, corrientes y de capital, y por otro, la
clasificación funcional, es decir, la que atiende a su finalidad, para la
que existe una clasificación al uso.

Pues bien, en primer lugar, lo que previamente nos encontramos al abordar
este estudio, utilizando cualquiera de los dos criterios, es que en el
período analizado la cifra total de obligaciones reconocidas ha sido,
aproximadamente, de la misma cuantía que en el ejercicio precedente,
aumentando un 1 por ciento las operaciones corrientes y disminuyendo casi
un 19 por ciento las de capital.

Llamo la atención de SS. SS. sobre el comportamiento de los gastos
financieros, que han crecido por encima del 8 por ciento en términos de
obligaciones reconocidas, como estamos viendo, mientras que los gastos de
funcionamiento lo han hecho a un ritmo inferior al 5 por ciento,
corrigiendo a la baja los gastos en bienes y servicios el mayor dinamismo
de los gastos de personal.

El capítulo de transferencias corrientes, si bien ha observado un
comportamiento discreto en el período, al disminuir un 2 por ciento,
merece una atención especial y no sólo porque supone casi los dos tercios
del gasto corriente, sino por las grandes partidas que encierra, entre
las que sobresalen de manera especial las transferencias a la Seguridad
Social, que aumentan un 9 por ciento de un total de 1,6 billones de
pesetas; de las que van al Insalud, 1,4 billones, destinándose el resto a
otras atenciones, entre las que se encuentran las coberturas de las
pensiones mínimas --116.000 millones-- y las prestaciones de carácter no
contributivo --76.000 millones.

Los entes territoriales, esto es, las comunidades autónomas y las
corporaciones locales, constituyen una segunda masa de similar entidad,
absorbiendo conjuntamente en torno a 1,4 billones de pesetas. Por otra
parte, tanto estas últimas como las anteriores que les acabo de comentar
de la Seguridad Social, son las que han crecido en el período, mientras
que el resto, como puede verificarse en la información que obra en su
poder, han experimentado descensos en relación al ejercicio precedente.

En cuanto a las transferencias de capital, nos encontramos aquí con unas
cifras presupuestarias sensiblemente menores. Les destacaría a SS. SS. su
apreciable reducción de casi el 22 por ciento en el período, caída que ha
tenido lugar en la mayoría de sus partidas, con la excepción de las
destinadas a las comunidades autónomas, corporaciones locales y familias
e instituciones sin fines de lucro. En el caso de estas últimas, ha
jugado un papel importante la subsidiación de intereses en los préstamos
para adquisición de viviendas y, en el caso de las comunidades autónomas,
el fondo de compensación interterritorial.

Situándonos ahora en una perspectiva funcional, me gustaría destacar a
SS. SS. que sólo cuatro funciones, servicios generales, defensa,
protección civil y seguridad ciudadana, seguridad, protección y promoción
social y deuda pública, han mostrado, en el período enero/mayo, una
evolución positiva y, en especial, las dos últimas, que han crecido un 5
por ciento y algo más del 8 por ciento, respectivamente.




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La primera recoge básicamente las pensiones (clases pasivas, pensiones de
guerra y no contributivas) y la segunda, los intereses de la deuda, por
importe de 1,3 billones de pesetas, en su mayor parte correspondientes al
endeudamiento interior.

Efectuado el anterior repaso sobre el reconocimiento de obligaciones,
corresponde ahora analizar la materialización efectiva del pago de las
mismas, lo que constituye uno de los factores que finalmente nos llevará
al concepto de déficit de caja no financiero, concepto relevante desde el
punto de vista económico, no siempre bien comprendido, porque es el que
nos permite, entre otras cosas, analizar más apropiadamente el impacto
del déficit sobre los mercados financieros a través de las emisiones de
deuda necesarias para su financiación. Pues bien, a finales de mayo, los
pagos no financieros del Estado han experimentado en su conjunto un
crecimiento que se podría calificar como moderado, con algunas
salvedades. La primera de ellas, los gastos de personal, han tenido un
crecimiento significativo --hablo en términos de pagos--, por encima del
5 por ciento, debido a la propia naturaleza de este capítulo de gastos,
que comporta una componente de cierta rigidez tanto en el personal activo
como en el de clases pasivas. Como saben, se realizó una revalorización
del 3,5 por ciento en el aumento de los salarios para el presente
ejercicio y, al mismo tiempo, hay que computar las ofertas públicas de
empleo realizadas en el ejercicio de 1995 que tienen impacto
presupuestario en 1996.

La segunda gran salvedad es la evolución de los gastos financieros que
reflejan las tensiones sobre el déficit y que, desde el punto de vista
del saldo del déficit de caja, traduce la fuerte progresión experimentada
en las obligaciones reconocidas por este concepto.

Siguiendo con el análisis de los pagos, ahora dentro del capítulo de las
transferencias corrientes, aparecen de nuevo algunas grandes partidas que
rompen la tónica general de contención observada en el período estudiado.

Estas son, en primer lugar, las destinadas a la Seguridad Social, que
básicamente tienen como finalidad cubrir las operaciones corrientes del
Insalud, recogiendo también la compensación de la reducción de 1 punto
del tipo de cotización al Régimen General de la Seguridad Social, así
como las prestaciones no contributivas --120.000 millones--, por un
importe conjunto de estas dos partidas de alrededor de 200.000 millones
de pesetas, como viene indicado en la documentación que se les ha
facilitado.

La segunda gran partida que ha crecido de forma significativa en el
período ha sido la que recoge las transferencias corrientes a las
comunidades autónomas, la cual se aproxima al billón de pesetas, en cuyo
trasfondo planea la asunción de competencias en materia de universidades
durante el pasado ejercicio, como les comenté anteriormente.

De menor entidad, pero también con crecimientos positivos, merecen
citarse las transferencias a familias e instituciones sin fines de lucro,
que engloban becas, gratuidad de la enseñanza y pensiones de guerra que,
conjuntamente, rebasan los 150.000 millones de pesetas, y las
transferencias corrientes al exterior, en las que juegan un papel
importante las aportaciones españolas al presupuesto general de la Unión
Europea. Como saben SS. SS., estas aportaciones se hallan reguladas por
un procedimiento que hace que, aunque a primeros de año se produzca
cierta concentración tanto por el lado de los ingresos como de los pagos,
a la alturas del ejercicio en que nos encontramos, se puede decir que ya
se ha recuperado el ritmo normal de aportaciones mensualizadas acordado,
lo que, de alguna manera, pone de manifiesto la tasa de variación
observada --aumento del 4,4 por ciento.

Los pagos en concepto de transferencia de capital han caído en el período
casi un 3 por ciento. Destacaría a SS. SS. la fuerte caída de las
destinadas a las comunidades autónomas, de las que sobresalen los 45.000
millones en concepto de fondo de compensación interterritorial,
contrarrestado con el fuerte aumento de la otra gran partida que recoge
las dirigidas a las empresas públicas. En particular, dentro de estas
últimas, hay que destacar el incremento de la aportación del Estado a
Renfe, que casi se ha visto duplicado en lo que llevamos de ejercicio con
relación a 1995. Fuerte incremento experimentan también los recursos
destinados a la junta de construcciones, instalaciones y equipo escolar,
aunque queden algo ocultos en su rúbrica correspondiente con el resto de
organismos autónomos administrativos que, con todo, han crecido casi un 5
por ciento.

Para cerrar este bloque sobre la ejecución presupuestaria hasta mayo,
debo señalar que el déficit de caja, a pesar de su capacidad explicativa
de las operaciones no financieras del Estado, necesita ser complementado
por el lado financiero con los ajustes pertinentes a fin de llegar al
concepto de necesidad de endeudamiento y a la financiación de la misma.

Estos ajustes recogen la variación neta de activos financieros, compuesta
a su vez de acciones y participaciones, créditos, tanto al sector público
como al privado, el movimiento del efectivo en el Banco de España, así
como otras operaciones, como son los anticipos y otros depósitos.

Destaca de manera importante, como pueden SS. SS. verificar en la
documentación distribuida --página 7--, la incidencia de los fondos de la
cuenta corriente del Tesoro en el Banco de España, que, mientras en el
pasado ejercicio registraron una caída próxima a los tres cuartos de
billón de pesetas, en el período hasta mayo, en el presente ejercicio,
han registrado un aumento, aunque ciertamente modesto. En su conjunto, y
debido principalmente a este efecto, la necesidad de endeudamiento ha
observado en el período un comportamiento opuesto al del déficit de caja,
precisamente por la variación del efectivo en la cuenta del Banco de
España.

Ahora bien, ¿cuál ha sido la política financiera seguida en este período
que estamos analizando? Aquí, señores Diputados, nos encontramos con algo
a lo que aludía al principio, con una materia que se sale del ámbito de
competencia de la Secretaría de Estado de Presupuestos y Gastos.

Unicamente deseo resaltar el hecho de que, al contrario que en el mismo
período del ejercicio precedente, se ha vuelto a recurrir al mercado
interior, apoyándose en instrumentos a medio y largo plazo, esto es,
obligaciones y bonos,



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que han alterado la composición interna de la financiación excesivamente
volcada en Letras del Tesoro al tiempo que se ha reducido de manera
sensible la apelación a los mercados financieros exteriores.

Hasta aquí la exposición sobre la ejecución presupuestaria en su doble
vertiente de ingresos y gastos, así como el saldo resultante y su
financiación. Como mencioné al comienzo de mi intervención, la segunda
parte de la misma se centraría en una reflexión sobre la primera decisión
del nuevo Gobierno en materia presupuestaria.

La credibilidad de los mercados, y yo diría también, señorías, que la
capacidad de generar riqueza y creación de empleo, descansa en un
programa de Gobierno que dé prioridad a una eficaz programación
presupuestaria que implique un estricto control del gasto y reducción del
déficit, no sólo por los imperativos del Tratado de la Unión Europea,
sino por ser una condición necesaria para recuperar nuestra capacidad de
dinamismo económico y convergencia real con Europa.

Es precisamente dentro de esa concepción de política presupuestaria donde
hay que enmarcar el acuerdo adoptado el pasado día 10 de mayo por el que
se establece la no disponibilidad de crédito por importe de 200.000
millones de pesetas. Dicho ajuste presupuestario no es nada nuevo. En el
último año y medio se han realizado tres, que en conjunto han afectado a
un volumen de gasto cercano al billón y medio de pesetas.

Aunque estas tres operaciones tengan en común la misma finalidad de
adecuar las cifras de gasto al cumplimiento de objetivo del déficit
fijado, existen algunas diferencias que quisiera remarcar.

Por una parte, hay que señalar la distinta naturaleza entre el ajuste
realizado en enero de 1995 y los otros dos relativos a 1996. En el primer
caso el recorte se instrumentó a través de fijar un límite de
obligaciones reconocidas para dar cumplimiento a lo dispuesto en el
artículo once de la Ley de Presupuestos Generales del Estado para 1995,
mientras que en los de diciembre de 1995 y mayo de 1996 se ha optado por
una declaración de no disponibilidad de créditos. La diferencia entre
estas dos figuras se halla en que en el primer caso los créditos
presupuestarios siguen disponibles y, por consiguiente, se puede hacer
uso de los mismos; es decir, se puede seguir comprometiendo gasto, aunque
no se permita reconocer la obligación de pago por encima de los límites
preestablecidos. En definitiva, con esta medida no parece existir un
verdadero compromiso de ajuste presupuestario, porque no se minora el
gasto a partir de los créditos presupuestarios iniciales del ejercicio.

Ello supone, pues, una invitación implícita a seguir gastando igual y
posponer la contabilización de las obligaciones de pago para el futuro,
con los problemas añadidos de embalsamiento de gastos.

Por otra parte, existe también cierta diferencia, sobre todo en cuanto a
su justificación, entre los dos ajustes con influencia sobre el
presupuesto de gastos del presente ejercicio. Así, aunque ambos tienen la
misma naturaleza, son declaraciones de no disponibilidad de crédito, las
circunstancias que les han condicionado son diferentes.

El acuerdo de 28 de diciembre de 1995, que establecía una no
disponibilidad de créditos por importe de 850.810 millones, estaba
condicionado por la no aprobación del presupuesto para 1996 y la
obligación de prórroga del anterior. Así, las modificaciones de crédito
realizadas a comienzos del año, a través del Real Decreto-ley 1/1996, de
19 de enero, que suponían cerca de 800.000 millones de pesetas (798.100
millones de pesetas exactamente) adicionales sobre los créditos iniciales
prorrogados, obligaban a realizar el consiguiente ajuste para poder
cumplir con compromisos ineludibles y sin dotación presupuestaria.

En el acuerdo de 10 de mayo se ha tenido en cuenta, por un lado, que las
modificaciones presupuestarias por importe de 934.000 millones de pesetas
superan en 83.000 millones el ajuste acordado por el Gobierno anterior en
el pasado mes de diciembre.

Por otro lado, se ha tratado de neutralizar los menores ingresos sobre
las estimaciones iniciales debido al debilitamiento económico. De esta
manera, el Gobierno pretende ajustar el crecimiento de los gastos a las
posibilidades reales de ingresos para lograr el objetivo de déficit del
3,5 por ciento a nivel de Estado. Por ello, se han tenido en cuenta los
efectos que el débil comportamiento del consumo y las menores tasas de
crecimiento del empleo y de la renta pudieran tener sobre los ingresos
públicos.

Por otra parte, el Gobierno no considera conveniente utilizar la vía de
aumentar más la presión fiscal para reducir el déficit. La experiencia
viene a demostrar que cuando la sociedad percibe que ya paga muchos
impuestos para el nivel de renta de que dispone y los servicios que
recibe a cambio, reacciona de manera que las medidas de aumento en los
tipos no se traducen en el correspondiente aumento de los ingresos. Ello
no impide que, por supuesto, deban ser redoblados los esfuerzos en la
lucha contra el fraude, aunque SS. SS. saben las dificultades de obtener
resultados espectaculares al respecto, como ha quedado demostrado en los
planes del Gobierno anterior.

En todo caso, es nuestro propósito que los rendimientos obtenidos por
mejoras en la gestión y mayores cumplimientos de las obligaciones
tributarias sirva para estimular la creación de empleo y aligerar la
carga fiscal de los que ya tributan.

Una vez comentadas las razones del ajuste, si les parece oportuno a SS.

SS., me gustaría hacer algunos breves comentarios en línea con la
información que se les ha repartido sobre la distribución del mismo,
tanto por secciones como por capítulos, quedando a su entera disposición
para las preguntas y aclaraciones que deseen formularme después.

En primer lugar, tengo que decir que las partidas presupuestarias
afectadas han sido determinadas por los respectivos departamentos
ministeriales que, como gestores de sus propios centros, tienen una
información más detallada de las prioridades y, en consecuencia, de los
créditos sobre los que puede aplicar un mayor esfuerzo de contención del
gasto.

Como podrán observar en la información suministrada, el ajuste ha
afectado en su mayor parte a las secciones 17, Obras Públicas,
Transportes y Medio Ambiente; 34, Relaciones con las Comunidades
Europeas; y 32, Entes Territoriales. Estas secciones acaparan
conjuntamente el 77 por ciento, es decir, unas tres cuartas partes del
mismo.




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En el primer caso, o sea, en la sección 17, la justificación del ajuste
se encuentra fundamentalmente en la reducida capacidad de opción que
permite un presupuesto en marcha y en el hecho de que no se puede apostar
por todos los objetivos al mismo tiempo; no sería realista, en perjuicio
de la credibilidad necesaria para dar confianza a los mercados y agentes
sociales. Hemos dado prioridad a los objetivos de solidaridad y de
convergencia.

En los otros dos casos mencionados antes, es decir, en las secciones 32 y
34, el recorte se justifica en el hecho de que ambas presentan unos
saldos libres. Por tanto, la decisión adoptada ha consistido en bloquear
tales saldos haciendo imposible su utilización para otros fines.

Como quiera que el resto de secciones se ve afectado por el ajuste en
proporciones desiguales y que, en cualquier caso, no superan la cifra del
10 por ciento del montante total de ajuste, las dudas o preguntas que
pudieran interesarles las dejaré para el final, pasando a analizar
brevemente los efectos del acuerdo de no disponibilidad de créditos sobre
los distintos capítulos.

Los capítulos 1, Gastos de Personal, y 3, Gastos financieros, no admiten
recortes de relevancia en el ejercicio por la propia naturaleza de los
mismos, por lo que el ajuste se centra en los demás capítulos.

El capítulo 2, Compra de Bienes y Servicios, ha recibido un ajuste en los
créditos disponibles de 1.300 millones de pesetas, ajuste aparentemente
modesto, pero realmente notable si se tiene en cuenta que los saldos
disponibles ya se hallaban limitados por obligaciones contraídas
anteriormente.

Cabe confiar que se puedan alcanzar mayores ahorros en este capítulo a lo
largo del próximo ejercicio, una vez que se apliquen las conclusiones del
trabajo en curso, decidido por el Gobierno, sobre una nueva política de
compras, contratos y alquileres.

El capítulo 4, transferencias corrientes, se reduce en 78.000 millones de
pesetas, que afectan a tres secciones: la sección 34, Relaciones con las
Comunidades Europeas, y la sección 32, Entes Territoriales, ya
mencionadas anteriormente, así como la sección 19, Ministerio de Trabajo
y Asuntos Sociales, cuyo saldo libre en transferencias para prestación
por desempleo se ha estimado en 5.000 millones.

Los capítulos 6, Inversiones reales, y 7, Transferencias de capital,
sufren en conjunto un recorte en los créditos disponibles de 120.700
millones de pesetas. Se ha decidido, como hemos dicho, que las
prioridades están en la solidaridad y en la convergencia con Europa. Por
ello, se buscarán nuevas fórmulas de colaboración, y en este sentido
existe ya un diálogo fluido entre la Administración y la representación
empresarial del sector al respecto.

El acuerdo adoptado el 10 de mayo posibilita el establecimiento de
mecanismos que permiten corregir las desviaciones que pudieran producirse
en el déficit público. A nivel de Estado el acuerdo prevé, por un lado,
la adopción de medidas complementarias a la ya adoptada si surgieran
nuevas obligaciones que hiciesen necesario aumentar el límite de
obligaciones a reconocer y, por otro, la periodificación mensual por
capítulos del presupuesto de ingresos, de manera que ante desviaciones
negativas que pudieran producirse en la recaudación se pueda actuar en
consonancia de cara a cumplir el objetivo de déficit previsto.

Igualmente los organismos autónomos, entes públicos y Seguridad Social
remitirán al Ministerio de Economía y Hacienda, con carácter mensual,
información relativa a la ejecución de sus presupuestos de ingresos y
gastos, tal como se decidió en el acuerdo de Consejo de Ministros de 10
de mayo. Además, si durante el ejercicio se produjeran desviaciones con
incidencia en el déficit público se adoptarán medidas correctoras de
forma individualizada. Estas medidas y otras señaladas en el acuerdo con
incidencia sobre el control del gasto en el Insalud y en las sociedades
estatales están pensadas para avanzar en el terreno de la consolidación
presupuestaria, consiguiendo los mayores niveles de rigor y control
posibles en el proceso del seguimiento del gasto público.

Finalmente, quisiera adelantarles que la Secretaría de Estado de
Presupuestos y Gastos, dentro de su campo de actuación, está trabajando
en la elaboración de una nueva política de compras, contratos y
alquileres, así como en la reforma de la Ley General Presupuestaria.

Espero que en los próximos meses, y si así lo desean SS. SS., pueda
adelantarles mayor información al respecto.

Muchas gracias, y estoy a disposición de SS. SS.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Folgado.

Vamos a abrir el turno de intervenciones. Comenzará el Grupo Socialista.

Luego por orden decreciente, terminando el primer turno de intervenciones
el Partido Popular para que el señor Folgado pueda hacer una respuesta a
ese primer turno de intervenciones.

Tiene la palabra el portavoz del Grupo Socialista, don José Borrell.




El señor BORRELL FONTELLES: Muchas gracias, señor Presidente. Muchas
gracias, señor Secretario de Estado, por su presencia en esta Comisión y
por sus explicaciones.

Permítame que, antes de nada, le felicite por su nombramiento y le desee
los mejores éxitos en su difícil tarea. Hemos tenido en el pasado ocasión
de trabajar juntos, usted desde el puesto que ocupaba en la CEOE, y yo,
primero, como Secretario de Hacienda, como Ministro de Obras Públicas
después, y espero que mantengamos una colaboración positiva, desde el
punto de vista del análisis riguroso de los planteamientos del
presupuesto, tanto desde la vertiente del gasto, como del reflejo
presupuestario de la política de ingresos, porque si bien es cierto que
en sus nuevas posibilidades la política fiscal está asignada a otro
Secretario de Estado, por eso de la reducción de altos cargos sin duda,
el reflejo presupuestario de esa política fiscal tendrá que verse,
imagino, también en sus comparecencias. De manera que enhorabuena y
suerte.

Sin duda el presupuesto será el reflejo de las múltiples tensiones que
nuestra sociedad vive hoy desde la perspectiva de la política fiscal, de
la intervención pública, de los mecanismos de redistribución, de
cohesión, de convergencia,



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de solidaridad, de equipamiento y de modernización del país.

Su presencia tenía, como usted muy bien ha dicho, dos objetivos: el
primero, que podemos casi calificar de trámite, que es el informe sobre
la ejecución del presupuesto; el segundo, políticamente mucho más
relevante, que es conocer cómo se ha efectuado y a qué afecta la
declaración de no disponibilidad por importe de 200.000 millones de
pesetas.

Digo que la primera es casi de trámite porque usted nos ha explicado la
ejecución del presupuesto a finales del mes de mayo. El Gobierno del
Partido Popular tomó posesión efectiva de sus puestos en los distintos
ministerios en los primeros diez días de mayo, el 7 o el 8 de mayo. Es
evidente que lo que haya podido ocurrir en el primer cuatrimestre es la
consecuencia inercial de lo que hubiese pasado bajo el mismo Gobierno que
gobernó en el primer trimestre y, por tanto, difícil es atribuirle
ninguna responsabilidad y tampoco ningún mérito en los resultados que hoy
nos explica, puesto que son los que son y no hubieran sido distintos,
puesto que poco tiempo han tenido para poder incidir sobre la ejecución
presupuestaria.

Nos cuenta lo que ha ocurrido y, sobre todo, nos cuenta las decisiones
que han tomado. Ahí sí, ahí sí hay un análisis político a hacer sobre sus
decisiones, pero sobre la evolución del presupuesto podemos comentar la
realidad, insisto sin atribuirle ninguna responsabilidad y tampoco ningún
mérito.

El déficit disminuye, es una buena noticia. El déficit refleja una
evolución a la baja que se continúa desde 1995. Bien es verdad que las
evaluaciones parciales a lo largo de un trimestre o un cuatrimestre se
ven afectadas por el carácter errático de algunos componentes del gasto,
que no tienen ninguna lógica subyacente desde el punto de vista de la
gestión. La periodificación de vencimiento de los intereses de la deuda
pública o las aportaciones de los fondos comunitarios y cualquier lectura
parcial tiene que ser matizada pero sin duda los ingresos, como usted
dice, van bien.

Me permito dos comentarios sobre este tema. Primero, usted reconoce que
los problemas de los ingresos pueden provenir de las dificultades
inducidas por el comportamiento del consumo privado, que los impuestos
especiales y los impuestos sobre el consumo, el IVA, reflejan claramente
la atonía del consumo y una debilidad en la recaudación es casi
proporcional a una situación donde hoy el problema de la economía
española no es precisamente la falta de ahorro, sino más bien el temor
hacia el futuro, que se traduce en un retraimiento del consumo.

Si esto es así, es evidente que las medidas de reactivación que ha
adoptado el Gobierno, que se verán en la Cámara pasado mañana y que van
destinadas a fomentar el ahorro, no aportarán ninguna solución a este
problema. Como usted sabe, ahorro más consumo suman cien; todo lo que sea
fomentar el ahorro implica no fomentar el consumo y viceversa. No se
pueden hacer las dos cosas a la vez; no se puede proclamar la necesidad
de que el consumo se reactive si lo que se hace es todo lo posible para
que se reactive el ahorro, porque estamos ante una suma cero, uno de los
dos tiene que disminuir para que el otro aumente.

Si hoy reconocemos que hay un problema de falta de confianza en el futuro
y, por tanto, un retraimiento del consumo, no deberían ustedes hacer o
dejar hacer que ese temor sobre el futuro se extendiera, con esos
discursos orientados hacia una mayor precarización, hacia perspectivas
menores del empleo, hacia todo lo que psicológicamente retrae el consumo
y las medidas fiscales no deberían tampoco estar inducidas a un
fortalecimiento de la capacidad de ahorro de ciertos sectores de la
sociedad, porque éste no es hoy el problema de la economía española y
desde luego no será por ahí por donde vengan los síntomas de reactivación
que esperamos.

Ustedes han modificado la previsión de empleo para 1996. Se lo digo
porque el presupuesto no es, a fin de cuentas, más que el reflejo de todo
lo demás. El presupuesto tiene un valor de síntesis de todas las
políticas sectoriales y globales y lo que vaya a ocurrir en el
presupuesto será consecuencia de lo que ocurra, por ejemplo, con el
empleo y con el consumo. Se explica mal que ustedes hayan revisado a la
baja la previsión de empleo para 1996, disminuyéndola en 150.000 personas
empleadas. Están haciendo una previsión de ocupados que disminuye en
150.000 la que había hecho el Gobierno, lo cual es sorprendente, puesto
que ya en marzo del año 1996 y según la EPA, el empleo en España es de
casi 80.000 ocupados más que la previsión de empleo que hacen ustedes en
promedio para todo 1996. Luego fíjense bien, si en el primer trimestre la
realidad es ya superior a la media que ustedes estiman para el conjunto
del año, eso en buena lógica aritmética quiere decir que tiene que
producirse una reducción de empleo en los próximos ocho meses. Es decir,
que, según ustedes, el empleo no solamente no va a crecer, sino que va a
disminuir, y no me estoy refiriendo a un incremento del paro por la
hipotética incorporación de nuevos activos, sino a una destrucción de
empleo. Si ustedes son coherentes en sus análisis, le están diciendo al
país que, a pesar de sus medidas de reactivación, el empleo va a caer en
los próximos ocho meses en términos netos; se va destruir empleo, puesto
que ahora tenemos ya más de lo que ustedes estiman como media para el
conjunto del año. Eso es proyectar negros nubarrones sobre la posibilidad
de que se reactive el consumo, problema presupuestario mayor que ustedes
han planteado. En todo caso, sin duda entre ustedes y el señor Homs nos
podrán dar una explicación razonable sobre este tipo de planteamientos
que, a primera vista, sorprenden.

Esto significa, pues, que se va a producir una disminución de ingresos en
los impuestos directos y en las cotizaciones sociales. De dos cosas, una:
o sus estimaciones de empleo no son las que dicen que son o sus
estimaciones de ingresos por impuestos directos y cotizaciones sociales
no son las que dicen que son, van a caer y, probablemente, también se va
a producir un aumento de gastos como consecuencia del efecto compensador
que tienen las intervenciones sociales en momentos de hipotética
destrucción de empleo como la que ustedes anticipan. Por tanto, me
gustaría que tratase de compaginar la relación que hay entre sus
estimaciones presupuestarias y de empleo.

La segunda consideración que le querría hacer sobre los ingresos es que a
partir de ahora habremos de tener un extraordinario



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cuidado en no computar como ingresos el resultado de las privatizaciones
masivas a las que ustedes --parece ser-- también pretenden recurrir. Creo
que en los recientes encuentros en Bruselas --se lo explicaron en el
Ecofin-- ya descubrieron que el resultado de las privatizaciones no se
computa como reducción del déficit y, una vez superada la sorpresa que
parecieron manifestar, verán que estamos ante algo bastante elemental:
las privatizaciones son una reducción patrimonial que no se computa como
reducción del déficit salvo que estemos dispuestos a seguir mezclando las
churras con las merinas, las cuentas de explotación con las cuentas de
capital. Usted ha dicho --y yo también quiero insistir en ello-- que en
el futuro, ante la perspectiva de privatizaciones importantes, tendremos
que separar claramente el resultado de las mismas.

Al Gobierno, como al Partido Socialista, les preocupa la inercia, el
carácter átono de la recaudación por impuestos especiales. Naturalmente
tendremos que ver cómo se desarrollan los ingresos de las campañas en
curso de la declaración de renta. En todo caso, poco hay que decir sobre
la ejecución del presupuesto salvo estas consideraciones. El superávit
primario en el primer cuatrimestre es también una buena noticia, refleja
un esfuerzo de contención del gasto que, lógicamente, es imputable a los
anteriores gobiernos, pero tampoco puede permitirnos echar las campanas
al vuelo porque, como decía, cuando hay componentes erráticos de sus
partes una visión parcial del presupuesto no permite una evaluación
sensata en su conjunto.

Me gustaría que nos explicara qué ha pasado con la incorporación de
remanentes. Usted nos explica el ajuste presupuestario de no
disponibilidad de 200.000 millones, pero no ha dicho una sola palabra
sobre la incorporación o no de remanentes de los créditos de inversión de
anteriores ejercicios y por aquí puede venir un condicionante muy serio
respecto al mantenimiento del esfuerzo inversor. Desde luego, preocupa la
caída que se registra ya en la ejecución de inversión, consecuencia de
múltiples factores analizados en el pasado y del impacto de la Ley de
Contratos de las Administraciones Públicas. Es posible que el cierto caos
organizativo que ustedes han provocado con la supresión de puestos de
extraordinaria relevancia para la gestión pública en algunos ministerios
cree más dificultades todavía para la ejecución de la inversión y, desde
luego, no sería ninguna buena noticia que el déficit se corrigiese
evitando que el país se capitalizara. Una reducción del déficit público
que pasa pura y simplemente por la disminución drástica del esfuerzo
inversor no aporta nada desde la perspectiva de una cuenta de capital,
puesto que lo que no se gasta no se acumula, y el país puede empezar a
poner las bases de un estrangulamiento futuro de su desarrollo.

Sin querer insistir más en los aspectos de la ejecución presupuestaria
por las razones que le he dicho antes --información útil de la que
ustedes no tienen mérito ni culpa--, una vez que le he pedido la
explicación sobre la compatibilidad entre la previsión macroeconómica de
empleo y la previsión presupuestaria de ingresos, quisiera concentrarme
en el denominado recorte o, para hablar con propiedad, la no
disponibilidad de crédito. Señor Secretario de Estado, ¿es ésta
(mostrando un folio) toda la información que ustedes han tenido a bien
remitir al Parlamento o yo estoy en una falta de atención a mi casillero
y ha habido otra que no he recogido? ¿Algún Diputado tiene información
adicional a esta hoja? Pregunto a mis colegas para tener la seguridad de
que mi crítica tiene buen fundamento. Es decir, ¿ésta es toda la
información que el Gobierno ha creído oportuno mandar al Parlamento sobre
el ajuste presupuestario de 200.000 millones de pesetas? ¿Cree usted que
alguien puede hacerse un cabal conocimiento de a qué afecta este recorte
cuando lo único que sabemos es la distribución por ministerios y
capítulos? ¿Algún ciudadano o sus representantes aquí presentes están en
condiciones de valorar a qué políticas afecta este recorte, cuando lo
único que sabemos, por ejemplo, es que el Ministerio de Obras Públicas se
ve afectado en el capítulo 6 en 58.000 millones de pesetas? Es en el
capítulo 6, pero ¿dónde?, porque el capítulo 6 contiene variadas y
diversas políticas. Se dice también: las transferencias de capital del
Ministerio de Obras Públicas, hoy Ministerio de Fomento, se reducen en
21.000 millones de pesetas. ¿Dónde? ¿Está usted afectando a la política
de vivienda o a la política de financiación a Renfe de las actuaciones en
la red ferroviaria? Son cosas muy distintas, señoría; son cosas muy
diferentes, creo que a todos nos gustaría conocerlo, y ya sé que quizá me
lo cuente ahora, pero, señor Secretario de Estado, no le hubiera costado
ningún trabajo dar a este Parlamento la información necesaria puesto que
ésta no es una información que pueda considerarse suficientemente
descriptiva de su ajuste. Espero que nos lo cuente, porque hasta ahora no
nos lo ha contado; no nos ha contado a qué políticas presupuestarias
afecta este ajuste. ¿Es a vivienda, a ferrocarriles, a obras hidráulicas
en el caso del Ministerio de Fomento o de Medio Ambiente, que son los que
reciben la parte más importante del ajuste?
De todos modos, esperando sus explicaciones, que no las hemos tenido
todavía (es una mala táctica la de amagar y no dar; llegar aquí, dar un
papelito que no contiene información relevante, porque eso ya lo sabíamos
antes de que usted viniera, esperando a dar esa información en la
réplica, cuando ya no se puede comentar porque no hay ocasión), déjenme
les diga a ustedes lo siguiente.

Primero, que el 60 por ciento del ajuste lo hacen recaer sobre la
inversión directa o las transferencias de capital. Cuando usted me
conteste qué va a pasar con los remanentes de crédito del ejercicio
anterior estaré en condiciones de valorar --ya que tampoco lo ha dicho en
su primera explicación-- cuál es el efecto sobre la inversión, pero me
temo que si ustedes no incorporan una sola peseta de los remanentes de
crédito del año pasado van a provocar un crack en el sector de la
construcción; van a provocar no sólo la imposibilidad de contratar más
obras, sino la necesidad de rescindir contratos en marcha, porque, si no
hay incorporación de remanentes, con este ajuste están por debajo de la
línea de flotación en la ejecución del presupuesto.

Segundo, el 40 por ciento restante se concentra básicamente en algo que
usted no ha explicado: menos transferencias de la Unión Europea y a entes
territoriales. De dos cosas, una, señoría: o los parámetros
macroeconómicos



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que regulan el importe de estas partidas han evolucionado de forma tal
que su crédito es holgado respecto a la necesidad real, y entonces no es
un ajuste, no hay recorte alguno, es la pura constatación de que hay un
exceso de crédito respecto a una necesidad de gasto, o no es así y
entonces es una ficción, porque ustedes tendrán que transferir a Europa
lo que resulte del cálculo de las aportaciones de España a la Unión
Europea, que están regladas y son automáticas. Otro tanto ocurre con los
entes territoriales: o no hay ningún recorte porque no es necesario
hacerlo, sino simplemente un crédito que no se va a utilizar, o estamos
ante una operación de maquillaje del presupuesto.

También es de señalar políticamente que este ajuste presupuestario pone
claramente de manifiesto el discurso demagógico de su campaña electoral
--la campaña electoral del Partido Popular-- asegurando a los españoles
que era posible reducir el déficit público sin suprimir gasto que fuese
socialmente útil, como decían ustedes, sin afectar a los ciudadanos.

Bastaba con suprimir aquellos gastos llamados de despilfarro, que no eran
útiles y formaban parte del tren de vida de los gestores socialistas o de
las operaciones de compra de voto. Todos estábamos impacientes por
conocer qué partidas presupuestarias iban a ser suprimidas para reducir
el despilfarro. Creo que usted tiene ahora una excelente ocasión para
decirnos cuáles de estas partidas presupuestarias han sido suprimidas y
gracias a ello se ha cumplido con su objetivo político anunciado en la
campaña electoral de reducir el despilfarro en el gasto público.

¿Cuánto de lo que ustedes suprimen es despilfarro, cuánto despilfarro
queda por suprimir y por qué no han empezado suprimiéndolo ya? Son
preguntas que nos hacemos todos, que se hacen los electores y creo que
usted tiene ahora una ocasión para explicar.

Ya sé que, en el futuro, me dice que las nuevas políticas de compras, de
contratos y alquileres servirán para reducirlo, pero de momento reconocen
ya que no hay ahorro posible en el Capítulo 1, que no hay supresión de
esa miríada de altos cargos tantas veces anunciadas que permiría reducir
el gasto en el Capítulo 1 y, consiguientemente, se ha quedado en
borrajas.

Reconocen que no es posible reducir el Capítulo 2, dicen que 1.000
millones de pesetas es un extraordinario esfuerzo. ¿Pero no quedábamos en
que el gasto corriente estaba sobredimensionado y se vivía en la
abundancia y la holganza? ¿Cómo es posible que ahora 1.000 millones de
pesetas sea un esfuerzo heroico? Descubren ahora la realidad de las
cuentas públicas.

Tendrá usted que explicarnos por qué y cómo es posible reducir 78.000
millones de pesetas en transferencias a otras administraciones y tendrá
que explicarnos también de qué manera piensan que el esfuerzo inversor
del país pueda continuar con este tipo de ajustes. Nosotros sabíamos que
había que afectar a la inversión --me anticipo a que me lo diga--.

Sabíamos que desgraciadamente había que afectar a la inversión, pero le
pregunto si ustedes afectan a la inversión por el doble conducto de una
no disponibilidad de crédito, de una no incorporación de remanentes o
sólo por uno de los dos. Sabíamos que desgraciadamente las posibilidades
de ajuste sin afectar a la inversión eran escasas y sabíamos también que
la posibilidad de reducir el gasto de funcionamiento de la Administración
era mínima porque habíamos hecho ya en los últimos años prácticamente
todo lo que se podía hacer y estábamos tocando hueso. Por eso, es
especialmente lamentable que hayan cabalgado ustedes sobre la demagogia
de los parásitos y los despilfarradores para darse de bruces ahora con la
realidad y tener que aceptar que no hay ajuste significativo en los
gastos corrientes, que no hay ahorro significativo en el Capítulo 1 y que
el peso del ajuste tienen que hacerlo recaer sobre cosas que afectan
positivamente a los ciudadanos, como es la inversión pública.

Asimismo, desde esta perspectiva de continuidad de la ejecución
presupuestaria, tendremos que esperar recibir explicaciones en el futuro
acerca de las nuevas fórmulas de colaboración con los sectores privados,
aunque eso será objeto, sin duda, de debate en otra Comisión.

Espero cumplida respuesta a mis preguntas, quizá a algunas de ellas no
pueda hacerlo por la concreción de las mismas, pero estoy seguro de que
son suficientemente genéricas como para que pueda dar, si no una
explicación precisa, por lo menos una indicación al respecto, en la
seguridad, señor Folgado, de que usted no confundirá, como hizo el otro
día el Vicepresidente del Gobierno, gasto con reserva de crédito, en la
seguridad de que usted no pretenderá explicar a la Cámara o a esta
Comisión que se ha gastado, es decir se ha efectuado un O.K., una
obligación reconocida, por haber efectuado un trámite presupuestario que
no implica gasto, como es el caso por ejemplo de los gastos de publicidad
del anterior Ministerio de Obras Públicas. En la seguridad de que será
usted más riguroso porque tiene más información, agradezco sus
explicaciones y quedo a la espera de sus respuestas.




El señor PRESIDENTE: Tiene ahora la palabra don Joan Saura, portavoz de
Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya.




El señor SAURA LAPORTA: Señor Folgado, muchas gracias por su intervención
y por sus explicaciones.

También he de decir que de los dos bloques de que ha constado su
intervención, en relación al primero, al estado de ejecución,
prácticamente no voy a hacer ningún tipo de intervención. Antes el señor
Borrell ha dicho claramente que a ustedes no les corresponde ningún
mérito ni ninguna responsabilidad y, por tanto, mi intervención va a
estar centrada en la no disponibilidad de créditos de los 200.000
millones de pesetas.

Previamente he de decir que esta mañana cuando he encontrado en el
casillero la información que ustedes nos han facilitado, que era una
información que había aparecido hace tres o cuatro días en algún
periódico, he ido al grupo parlamentario a preguntar si habían recibido
alguna cosa más, es decir, cómo está distribuido el ajuste presupuestario
en los distintos ministerios y a qué políticas afectan principalmente.

Es grave que ustedes hayan tardado un mes en dar a conocer esta
distribución por ministerios y que aun hoy,



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como mínimo hasta este momento, ustedes no hayan precisado con exactitud
a qué políticas va a afectar este recorte.

En todo caso, si nuestro grupo quiere hacer mención especial al ajuste
presupuestario es porque esta medida fue de hecho su primera gran medida,
una primera gran medida que fue presentada, si usted me lo permite,
espectacularmente anunciada y orquestada por el Gobierno. Había llegado
un nuevo Gobierno y muy rápidamente había decidido que se podían tomar
medidas de austeridad, de eficacia, de racionalidad y ya de entrada en la
primera jugada decía que iba a recortar una tercera parte de los altos
cargos y recortaba el presupuesto en 200.000 millones de pesetas.

He de confesar que en aquel momento de euforia o de presentación
espectacular de estas medidas por parte del Gobierno, hubo ya algún
elemento de sospecha o de duda sobre lo que ustedes estaban haciendo
porque era bastante incomprensible que no comunicaran a qué ministerio o
a qué partidas afectaba el recorte. Esta era una duda que estaba encima
de la mesa y posteriormente ha hecho que diversas voces hayan calificado
este recorte presupuestario como de ajuste deplorable o de recorte fácil.

Hoy, después de cinco semanas de aquel recorte espectacular, podemos
afirmar dos cosas: la primera --como alguien tituló--, que se trataba de
que el Gobierno había alumbrado un ratón; es decir, este recorte ha sido
alumbrar un ratón. En segundo lugar, podemos afirmar --y es cierto que
este recorte cuantitativamente es pequeño-- que es políticamente
relevante; por tanto, también merece la pena decir que es un fraude
electoral, si usted quiere cuantitativamente pequeño, pero electoral y
políticamente relevante.

Hacemos estas dos afirmaciones, simplemente desde la confrontación de lo
que ustedes han dicho repetidamente y lo que ustedes han hecho
finalmente. Podría relatar o leer multitud de frases, de ideas, de
compromisos que ustedes en estos últimos meses o en este último año han
hecho sobre esta cuestión, pero permítame que simplemente le relate tres.

El primero es el que el actual Presidente del Gobierno, señor Aznar, hizo
el 24 de octubre de 1995 en el debate de totalidad de los Presupuestos
Generales del Estado. El «Diario de Sesiones», que todos ustedes pueden
consultar, nos dice cómo el actual Presidente del Gobierno se extendió
manifestando claramente que era posible recortar el déficit público
simplemente recortando gastos corrientes, y que de ninguna de las maneras
se debería tocar la inversión pública, para acabar su intervención
diciendo de forma solemne que en los Presupuestos de 1996 las reducciones
del gasto difícilmente son creíbles, o se practican donde no se debe, que
es sobre la inversión.

El segundo ejemplo sería su programa electoral. En la página 11 de su
programa electoral se dice claramente que hay una necesidad de aumentar
la dotación de infraestructuras y que esta necesidad obliga a mantener la
elevada inversión pública. El esfuerzo de contención corresponde
primordialmente al gasto corriente. Esta fue su oferta electoral. Y,
pocos días después de que el Gobierno tomara posesión, el señor Barea,
Director de la Oficina Presupuestaria del Gobierno, en una entrevista
concedida y aparecida en diversos medios de comunicación, a la pregunta:
Si no se recorta el gasto social, entonces no habrá más remedio que
rebajar la inversión pública y provocar menor crecimiento, respondió lo
siguiente: ¿Por qué? Hay otras vías para cortar el gasto. Hay que aplicar
las tijeras a los gastos de funcionamiento de la Administración, a las
compras de bienes y servicios, asimismo a las desgravaciones fiscales,
que hay demasiadas, y a las subvenciones a las empresas.

Ustedes han defendido hasta ahora la necesidad de reducir el gasto
corriente; la necesidad de que era posible disminuir este gasto mediante
la simplicidad de la Administración, mediante acabar con el despilfarro,
mediante la reducción de las exenciones fiscales, como mínimo, según el
señor Barea. Pues bien, esto es lo que dijeron y ustedes han hecho todo
lo contrario. Ustedes han recortado fundamentalmente la inversión, por no
decir prácticamente sólo la inversión. Porque ¿qué han hecho ustedes? De
hecho, efectivos, los 200.000 millones son 126.000 millones de pesetas. Y
de estos 126.000 millones, 120.000 corresponden de una manera u otra, ya
sea por inversión pública o por transferencia de capital, a inversión. Y
el gasto corriente se sitúa en el uno por ciento de este recorte. De los
126.000 millones de pesetas ustedes simplemente recortan 1.300 millones
de pesetas.

El Gobierno y su Presidente no han hecho nada de lo que el señor Aznar
decía hace tres meses. Esto sería un jeroglífico. Cómo el actual
Presidente del Gobierno no ha hecho nada de lo que el señor Aznar, que
casualmente, no, legítimamente es Presidente del Gobierno, dijo que no se
debía hacer. Por eso, señor Folgado, insisto en esta idea de que ustedes
con estas medidas han alumbrado un ratón y han hecho un fraude electoral
cuantitativamente pequeño, pero políticamente importante, porque de esto
hicieron y han hecho una gran batalla.

Por esta razón, señor Folgado, nuestro grupo se ha manifestado en contra
del ajuste presupuestario. Estamos convencidos de que este ajuste en la
inversión pública va a significar una desaceleración de la economía, va a
significar la no creación de puestos de trabajo y, además, este ajuste
presupuestario se produce conectado con las últimas medidas fiscales,
que, en definitiva, encierra, a nuestro entender, una cierta hipocresía
en relación al déficit público. Por un lado se recorta inversión pública
con el argumento del déficit público, pero paralelamente o
simultáneamente se incrementa el déficit público tomando medidas de
desfiscalización que afectan a los sectores más poderosos.

Señor Folgado, hoy nuestro grupo venía con la intención de que usted nos
aportara algunas razones, justificaciones o explicaciones de su cambio de
criterio. Esto no se ha producido así. Usted ha dicho en un momento, para
justificar el recorte, que no se puede apostar por todos los objetivos.

Si no he entendido mal ésta ha sido la única explicación que usted ha
dado. Posiblemente usted hoy no puede dar otras y no ha contestado a los
interrogantes, a las críticas porque no lo puede hacer en este momento.

En todo caso, quería terminar mi intervención rogándole que contestara a
cinco preguntas. La primera ya se ha



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formulado anteriormente. ¿Nos puede usted detallar con mayor precisión a
qué políticas afecta este recorte? Hubiera sido necesario tenerla antes
de la comparecencia.

Segunda pregunta. Señor Folgado, ¿por qué no han hecho lo que decían?
Responda. No han tenido tiempo, no se puede hacer, han cambiado de
políticas. Usted hoy debe responder aquí a una pregunta que es como un
clamor. Ustedes decían unas cosas y han hecho otras. ¿Por qué? ¿Por qué
no han hecho ustedes lo que decían?
Tercera pregunta. El día siguiente de que se produjera el ajuste
presupuestario hice una pregunta por escrito al Gobierno en la que
solicitaba cuál era su previsión en relación a la simplificación de las
administraciones, cuál era su previsión de ahorro. Hace cuatro o cinco
días he tenido contestación por escrito y se la leo a continuación. Dice:
Se ha abierto un proceso dinámico de adaptación, de organización de la
Administración del Estado a las necesidades que demanda la sociedad
española. Se trata, en definitiva, de dar íntegro cumplimiento a la
exigencia constitucional de eficacia de la Administración pública. Y
sigue diciendo: En virtud de lo anterior, en estos momentos sería
prematuro hablar de una previsión de ahorro, sobre todo en términos
concretos, por el dinamismo que impregna este proceso de reorganización.

De esta respuesta escrita quisiera señalar dos palabras: prematuro y
dinamismo. La pregunta es: si hoy es prematuro ¿usted nos puede aventurar
una fecha en la que nos puedan decir cuál va a ser el ahorro en función
de la simplificación de la Administración? Segunda, este dinamismo que
figura en la contestación a la pregunta ¿va a significar de verdad que
este ahorro sea importante?
Cuarta pregunta. En relación al ajuste presupuestario en inversión
pública y a la no incorporación de remanentes a la inversión, que me
pareció entender en una de sus declaraciones públicas, ¿han hecho ustedes
alguna evaluación del impacto de estas medidas sobre la economía española
y, fundamentalmente, sobre la no creación de puestos de trabajo? Cuando
ustedes han tomado estas medidas de no incorporación de remanentes y de
ajuste en la inversión pública, ¿cuál es el impacto que el Gobierno
piensa que va a tener?
La última pregunta sería si ustedes tienen estudiado o saben cómo va a
afectar este ajuste presupuestario desde el punto de vista de la
distribución territorial del Estado. Cómo va a afectar a Cataluña, cómo
va a afectar a Galicia, cómo va a afectar a Andalucía.

Insisto, señor Folgado, me gustaría que estas cinco preguntas pudiera
usted contestarlas a continuación.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Homs, como portavoz de
Convergència i Unió.




El señor HOMS I FERRET: En nombre de mi grupo quiero también sumarme a
las felicitaciones al señor Secretario de Estado por su nombramiento y
también por su presencia en esta Comisión de Presupuestos. Quiero
desearle éxitos y aciertos en su nueva responsabilidad. Estoy seguro de
que los va a tener. También quiero transmitirle que por parte de nuestro
grupo su nombramiento nos genera una cierta esperanza. Usted tiene un
perfil distinto al de anteriores responsables de la Hacienda pública y
eso supone un elemento distinto que puede inducir a una cierta esperanza,
tanto por sus orígenes como por su talante personal.

En los años 1993 y 1994, en que mi grupo tuvo responsabilidades más
directas en la participación, en las decisiones de política económica,
pudimos observar siempre en su persona un cierto talante de rigor, de
responsabilidad y de moderación en las afirmaciones, en los análisis y en
las propuestas a considerar por parte de las autoridades económicas. Por
tanto, felicitaciones, éxitos y aciertos es lo que le deseamos, y lo
hacemos desde una cierta esperanza sobre lo que puede ser este futuro
inmediato.

Estamos ahora, señor Presidente, señor Secretario de Estado, en esta
etapa inicial del nuevo Gobierno del Partido Popular. Es una etapa
inicial que se inserta en un marco presupuestario definido por el
anterior gobierno socialista. Nuestro grupo juzga que el momento que
administramos ahora es un momento que tiene sus rigideces, tiene sus
limitaciones. Usted sabe perfectamente el escaso margen de actuación y de
maniobra que tiene para operar en el año 1996 y nuestro grupo, conocedor
de este entorno, quiere transmitirle que somos conscientes de ese período
transitorio que estamos administrando, período posterior a una etapa de
cambio político en el que el marco y los parámetros presupuestarios están
definidos por el anterior Gobierno y usted tiene escasos márgenes de
actuación. No va a ser así en el presupuesto de 1997, donde va a recaer
más directamente sobre su persona la definición de los nuevos parámetros
para el ejercicio de 1997 y ahí el legislador ya podrá tomar medidas de
mayor profundidad, de mayor transformación, porque tendremos a nuestro
alcance la posibilidad de alterar la norma, de alterar el marco legal que
define los comportamientos de gasto. Entonces se podrá ser más exigente,
se podrá ser más valorativo en torno a las cosas que pueden hacerse en el
año 1997, pero hoy, en 1996, somos conscientes del escaso margen de
maniobra que tiene usted para poder operar en el presupuesto público.

Dicho esto, señor Secretario de Estado, de la explicación que usted nos
ha hecho sobre la evolución del presupuesto en lo que va transcurrido de
este ejercicio y de los datos que nos ha proporcionado con el informe que
ha acompañado a su presentación, yo solamente tengo que concluir que
todos los indicadores, todos los parámetros, están dando una evolución
aceptable en términos generales, una evolución aceptable del presupuesto
público.

La primera conclusión que queremos aportar y que nosotros observamos es
ésta: el presupuesto público en España está evolucionando bien; bien
desde lo que son las tendencias lógicas en las que nosotros desearíamos
que transcurriera la evolución de las magnitudes económicas que están
insertadas en la actuación del sector público en España. Están en la
línea de la evolución que tenían los presupuestos en los años anteriores
y esto también quiero mencionarlo. La tendencia que nos presenta su
informe no es muy distinta de la que ya se marcaba en el año 1995 y de la
que se inició en 1994, por insistencia también de nuestro



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grupo. Por lo tanto, valoramos positivamente en términos generales y
globales estos macrocomportamientos que tiene el presupuesto público.

Pero si somos un poco precisos y nos remitimos a algunas de estas
macromagnitudes, observamos que cuando concretamos un poco más esa frase
de «evolución aceptable en términos generales» se pueden buscar más
calificativos positivos y podríamos desde esta reflexión política,
transmitir a la sociedad algunos mensajes más positivos de los que a
veces escucho en otras voces o intervenciones.

Los incrementos de las previsiones de ingresos son sustantivos. Un 12 por
ciento no es un porcentaje despreciable de previsión de incremento cuando
sabemos que nuestra economía transcurre en un marco de austeridad. La
aparición de pagos no financieros, un 4,9 por debajo de la previsión de
ingresos, es una buena proporción relativa de evolución del gasto en
relación con la previsión de ingresos. Las tasas interanuales del déficit
de caja descienden y lo hacen en un porcentaje sustantivo, un 22,2 por
ciento, y en términos de porcentajes sobre el PIB también baja nuestro
déficit de caja en un 0,5 por ciento; por lo tanto nuestra economía en
este sentido se está saneando. Los ingresos extraordinarios que proceden
de privatizaciones también constatan un reflejo positivo en la
contabilidad pública, como consecuencia de las privatizaciones de Repsol
y Argentaria impulsadas por el gobierno socialista anterior. Pero se
reflejan en la contabilidad pública actual unos ingresos extraordinarios
que son en sí mismos positivos y consecuencia de actuaciones anteriores.

Y hay otro dato interesante. Las operaciones de pagos por intereses
crecen. Quiero detenerme un poco en este punto, porque uno de los
elementos que nos produce mayor inquietud es ese incremento de las
operaciones de pagos por intereses, que aumentan un 26,5 por ciento. Nos
constatan ustedes que en este semestre los intereses representan cerca de
un 21,8 por ciento del gasto corriente, es decir, casi una cuarta parte
del gasto corriente del presupuesto público es gastos por intereses. Esta
es una constatación preocupante. Sé que no es una consecuencia de ninguna
decisión de su Gobierno, somos conscientes de ello, pero es una realidad
en la que deberíamos operar y de ahí que mi grupo deseara transmitirle
alguna sugerencia o alguna pregunta.

Es un dato asimismo muy interesante y positivo constatar que las
operaciones Feoga-Garantía están presentando un balance satisfactorio y
el balance del Feoga-Garantía siempre es un reflejo de la evolución del
mercado de trabajo.

En cuanto a los incrementos de ingresos nos detenemos con mayor detalle,
por ejemplo, en la evolución de la recaudación del Impuesto sobre la
Renta de las Personas Físicas y vemos que en este período aumenta un
nueve por ciento la recaudación de la renta en España. Yo creo que es un
dato interesante, pero lo es más el hecho de que el Impuesto sobre
Sociedades nos refleje un incremento de recaudación del 29,3 por ciento.

¡No debe ir tan mal la economía cuando crece el Impuesto sobre Sociedades
un 29,3 por ciento! El IVA da un reflejo de un 12,7 por ciento de
incremento de recaudación. Yo sé que éste es un dato que amaga
estructuras y comportamientos internos, porque ese crecimiento refleja
algunas modificaciones de los sistemas de deducción del IVA en España y
unos cambios que operamos en las retenciones de ese impuesto, pero la
verdad es que a mí me parece que un 12,7 por ciento, cuando el mercado
está en una tesitura y un contexto de una cierta contención del consumo,
debe ser un dato a valorar positivamente. Yo creo que de estas variables
se desprenden elementos suficientemente positivos como para que luego
saquemos una conclusión interesante para transmitir a la sociedad
española.

Es asimismo interesante apuntar que las retenciones a cuenta del IRPF
crecen un 5,9 por ciento. También es un indicador de la evolución de la
renta en España, a pesar de la deflactación del 3,5 que hicimos a
principios de año; crece un 5,9, es decir, por encima de la deflactación
que se operó. O, por ejemplo, las retenciones sobre el capital,
retenciones que aumentan en ese período un 15,2 por ciento.

De todo ello, señor Secretario de Estado, mi grupo extrae una conclusión
muy interesante y es que el gasto público está evolucionando en su
contención y su ahorro --y creo que es interesante y positivo
constatarlo-- en la dirección en que evolucionaba en los años 1994 y
1995, por tanto estamos manteniendo la buena tendencia de evolución del
gasto público. Hay un buen ritmo de evolución de los ingresos como
consecuencia de la dinámica que está teniendo la actividad económica, con
lo cual quiero mandar un mensaje muy esperanzador a la sociedad española
en el sentido de que el ritmo que se desprende de sus datos y su análisis
de la evolución de la economía es positivo y nos da suficientes elementos
de esperanza de que si esa tendencia se mantiene las consecuencias pueden
ser positivas. El empleo no va a caer. Si se mantiene ese ritmo, el
empleo no va a caer, al contrario, como se ha puesto de manifiesto en su
intervención y en los datos que usted nos ha facilitado, si se mantiene
esa tendencia, la conclusión no será que el empleo vaya a caer sino, todo
lo contrario, puede aumentar. Hay un buen ritmo del Impuesto sobre
Sociedades y hay un buen ritmo de Impuesto sobre el Valor Añadido.

Todo ello, señor Secretario de Estado, nos permite transmitirle en esta
intervención de esta mañana que nuestro grupo no tiene por qué hacer más
juicios políticos ni de valor, entendiendo que el análisis que hacemos de
esos presupuestos es que están en ese período transitorio de un marco
presupuestario determinado por un Gobierno anterior, que administra un
nuevo Gobierno en España; que la economía refleja unas tendencias que son
muy similares y pronunciadas en la misma dirección y tendencia que tenían
en unos ejercicios anteriores y en ese sentido creo que nos podemos
felicitar.

Yo creo que la prórroga --y es una segunda conclusión-- de los
presupuestos de 1995 hacia el ejercicio de 1996 no ha sido ni está siendo
una catástrofe. Y me quiero remitir al último debate que tuvimos en esta
Comisión, cuando discutimos apasionadamente si era o no era positivo o
acertado o iba a ser un error político no asumir la aprobación de unos
presupuestos para el año 1996. Me alegra constatar en esta sesión de hoy
que no ha sido una catástrofe. A nuestro grupo se le imputó que no
proceder a la



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aprobación de aquellos presupuestos --recuerdo palabras textuales del
Ministro de Economía-- podía ser una catástrofe para la economía
española. Pues no lo está siendo. (Rumores.) Es más. Veo y constato que
esa prórroga hasta nos está siendo positiva. ¡Fíjese, señor Secretario de
Estado! (Risas.) ¿Por qué? Porque se ha operado un esfuerzo de contención
de gasto, adicional al que se podía haber realizado si se hubieran
aprobado unos presupuestos en el ejercicio de 1995, sobre la previsión
que el Gobierno nos presentaba, para 1996. ¿Qué hubiera sucedido si
hubiéramos aprobado aquellos presupuestos que nos presentaban para el
ejercicio de 1996? ¿Hubiéramos podido alcanzar ese objetivo de contención
del gasto que hoy se presenta? Estas son preguntas que nos hacemos, pero
lo que quiero constatar es que, al menos, esa prórroga no está siendo
negativa, no está dando como resultado ningún efecto negativo para la
economía. Y creo que es bueno que lo recordemos.

Nuestro grupo jamás se sumó, señor Secretario de Estado, ni lo hizo
anteriormente ni lo va a hacer ahora, a aquellas críticas demagógicas
sobre la evolución del Presupuesto en el año 1995 ni a las críticas que
hacían otros grupos al presupuesto para 1996. Jamás hemos hecho
valoraciones demagógicas ni catastrofistas sobre la actuación del
Gobierno anterior, ni las vamos a hacer ahora sobre la del Gobierno
actual.

Por lo tanto, buen mensaje para los mercados --creo que ésta es la
conclusión de esta mañana--, porque ven que hay una tendencia continuada
de reducción del gasto público. En definitiva, señorías, éste es el punto
más importante. Los mercados deben ver que la tendencia de contención del
gasto es continuadamente a la baja, que no hay disfunciones y que hay
voluntad de poder continuar en el proceso de ajuste del gasto público. En
ese sentido, en este primer debate que hoy tenemos, en el que se analiza
la evolución del presupuesto en este año 1996, se constata que la
tendencia del presupuesto público es de reducción del gasto, de
contención del déficit, con lo cual sepan los mercados, especialmente los
que operan en los tipos de interés a largo plazo, que la economía
española mantiene sus correctas tendencias, iniciadas en los años 1994 y
1995. (Risas.)
A partir de aquí, señor Presidente, señor Secretario de Estado, quiero
formularle algunas preguntas puntuales. ¿La previsión real de ajuste que
se va a operar en el año 1996 está concluida? La prórroga nos concedió,
digamos, un ajuste gratuito y automático, valorado en torno a unos
800.000 millones de pesetas, y la adicional medida de ajuste adoptada por
el Gobierno del Partido Popular sitúa el montante global del ajuste, que
se va a operar en el año 1996, en alrededor del billón de pesetas. Señor
Secretario de Estado, ¿va a concluir el año en torno a esta previsión?
¿Va a ser necesario adoptar algunas medidas adicionales para poder
conseguir ese ajuste o no va a ser necesario? Esta es la primera
pregunta.

Segunda pregunta. Señor Secretario de Estado, aprovechando el proceso de
reducción de los tipos de interés en el mercado, hoy, a la baja, los
gastos financieros por intereses y amortizaciones permiten un proceso de
transformación, ¿puede aprovecharse esa coyuntura y operarse una
refinanciación de la deuda en España, con el propósito de bajar los
gastos financieros que, como hemos apuntado, representan casi una cuarta
parte de los gastos corrientes del presupuesto público? ¿Es posible esa
vía? ¿Podemos explorar decisiones políticas en ese campo?
Tercera pregunta. Constato que las transferencias a las corporaciones
locales es el dato que refleja mayor previsión a la baja. Los créditos a
las corporaciones locales han descendido en un 15,8 por ciento. ¿Esa
actuación es muy coyuntural, responde a criterios que se pueden
justificar y explicar de forma coyuntural o realmente se va a extrapolar,
al final del ejercicio, una minoración de créditos en este porcentaje? Si
esto terminara así, creo que sería una mala evolución de esa magnitud del
presupuesto público, porque supondría transferir un problema a los
ayuntamientos. En ese sentido, nos gustaría conocer sus previsiones.

Acerca de las medidas de ajuste, concretas y puntuales, que ha tomado su
Gobierno, definidas en torno a los 200.000 millones de pesetas, quiero
decirle que nuestro grupo las ha valorado acertadamente. Hemos opinado ya
públicamente que nos parece bien esta decisión. Ese ajuste de 200.000
millones tiene una estructura muy similar al ajuste operado por
anteriores gobiernos. Si se comparan los perfiles, tienen unas
estructuras muy similares; incluso tiene una estructura prácticamente
similar a la que el Gobierno anterior tenía previsto aplicar. Por lo
tanto, somos conscientes de que se opera donde el presupuesto lo permite.

En ese sentido, comprendemos algunas críticas que se hacen desde algún
grupo parlamentario por la, digamos, diferente música de antes y después
de las últimas elecciones. Si somos sinceros, sensatos y rigurosos, hemos
de reconocer que el margen de actuación, a corto plazo, para un ajuste de
este perfil no permite operar de forma distinta. Podríamos poner algunos
acentos, pero las estructuras serían prácticamente similares. A nuestro
grupo le preocupa la incidencia que esto va a tener sobre la inversión;
sin duda que sí. Pero la verdad es que --como ha dicho el portavoz de
otro grupo-- también hemos de comprender que, cuando se tiene que hacer
un ajuste en el sector público, algo debe repercutir también en el
Capítulo VI, porque es el que tiene efectos más inocuos sobre
determinadas magnitudes económicas, que son las que hoy definen nuestro
proceso de incorporación a la Unión Europea, y no es un problema de
preferencias o de deseo de recortar la inversión. Simplemente, es un
problema de priorizar determinadas actuaciones, con el fin de poder
alcanzar los objetivos concretos que nos impone el proceso de la Unión
Económica y Monetaria. La reconducción o el desplazamiento en el tiempo
de los comportamientos de la inversión --yo espero que sean solamente
desplazamientos en el tiempo-- creo que pueden tener un efecto menor que
el que podría tener si tomáramos otras decisiones. Ahora bien, nos
preocupa la incidencia en los fondos europeos.

Como última pregunta, quisiera que usted nos ampliara su información
sobre el impacto que ese ajuste puede tener en la utilización de los
fondos europeos, no vaya a ser que perdamos oportunidades. También nos
gustaría saber si se pueden operar alternativas, porque creemos que, en
cualquier



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caso, los fondos europeos podrían aprovecharse utilizando otras
instituciones u otros comportamientos de la sociedad española, a poder
ser, combinando la iniciativa pública con la de otros organismos públicos
y privados. En todo caso, no perder la posibilidad de utilizar fondos
europeos.

En síntesis, señor Presidente, señor Secretario de Estado, la valoración
que hacemos es positiva y es satisfactoria. Esperemos que el último
semestre del año 1996 no se aleje de las tendencias que hoy usted nos ha
expuesto y que pienso que son las que desean los agentes económicos y la
sociedad española, en general.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Zabalía.




El señor ZABALIA LEZAMIZ: Desde el Grupo Vasco, del Partido Nacionalista
Vasco, también queremos unirnos a la felicitación y a la enhorabuena al
señor Folgado en su nueva tarea como Secretario de Estado de
Presupuestos, tarea difícil pero que creo que va a poder resolver con
éxito. Desde nuestro grupo parlamentario le deseamos éxitos en su labor.

Voy a eludir el hecho de establecer responsabilidades en estos momentos
sobre la marcha de los presupuestos, si es del Gobierno anterior o del
nuevo. Ese es un tema que no voy a contemplar, por lo menos desde mi
óptica. Simplemente, voy a hacer un análisis de la situación de la
realización del presupuesto del Estado y del informe que su Secretaría
nos ha remitido hace unos días.

Aquí están las cuestiones de siempre, a la vista de cómo va la situación
de los presupuestos. Desde un punto de vista del déficit de caja no
financiero, nos encontramos que con los datos reflejados a mayo de 1996
se observa una mejoría, una mejoría importante, con un incremento del
22,2 por ciento con respecto al año 1995, incluso mejora las previsiones
del proyecto de ley de presupuestos generales del Estado de 1996, que no
se aprobaron, donde se establecía que las previsiones de mejora en este
apartado eran del 19,1 por ciento, si bien estas mejoras eran comparando
presupuestos iniciales, pero se ve que indudablemente la trayectoria del
déficit de caja no financiero está mejorando. Desde luego, se hacía
imprescindible mejorar esta magnitud --nosotros lo estábamos denunciado
permanentemente-- porque en los últimos años había habido un importante
deterioro de las grandes magnitudes del presupuesto. En el año 1994 el
déficit primario presupuestario era de 435.697 millones de pesetas; en
1995, este déficit se redujo a 255.703 millones, pero todavía seguíamos
con déficit primario; en 1996, ya se presupuesta un superávit de 906.885
millones. Y por lo menos esto demostraba una voluntad de ahorro de la
Administración central.

Como justificación podemos decir que ésos eran unos años de profunda
crisis, y en años de crisis, como ya se puede entender, lo normal es que
los ingresos tributarios se resientan por la caída del crecimiento
económico y los gastos aumenten por el incremento de las demandas
sociales. De cualquier forma, si queremos ver la evolución futura del
déficit público, debemos analizar las magnitudes desde tres apartados:
por una parte, los ingresos, por otra, los gastos no financieros y, por
otra, los gastos financieros.

En el presupuesto de ingresos, en una previsión optimista del Gobierno
anterior --a mí me parecía que era optimista, desde luego, ya se lo
dije--, se presupuestó un incremento de los ingresos no financieros del
8,3 por ciento. Sin embargo, hay que reconocer, según el informe que se
ha presentado hoy, que en el mes de mayo el incremento de estos ingresos
es del 12 por ciento. Ahora bien, este aumento de ingresos se ha
producido fundamentalmente por el crecimiento de aquellos ingresos de
carácter no impositivo, que han crecido un 25,1 por ciento, y destacan
sobre todo los ingresos por beneficios del Banco de España y los ingresos
por las privatizaciones, fundamentalmente de Repsol y de Argentaria. Y si
bien los ingresos de carácter impositivo han mejorado con respecto al
mismo período del año anterior, un 10,2 por ciento, estos incrementos
siguen soportados por los impuestos directos, principalmente por el
Impuesto sobre la Renta, que se ha incrementado un 9 por ciento, y por el
de Sociedades, que se ha incrementado un 29,3, mientras que los
incrementos procedentes de la imposición indirecta aportan un porcentaje
negativo del 0,9 por ciento.

En definitiva, si no se va a subir la presión fiscal, y espero que así
sea, no queda más remedio que atacar al gasto. En este sentido, me
gustaría hacer la primera pregunta, y es: ¿Cuál es la previsión, la
expectativa o el plan del Gobierno en cuanto al mantenimiento, reducción
o incremento de la presión fiscal? Creo entenderle, por las explicaciones
que ha dado en la comparecencia de hoy, que no está previsto un
incremento de la presión fiscal, y en ese caso me gustaría saber si van a
mantener la presión fiscal directa e indirecta tal como está o va a haber
algún plan de traspasar la presión directa hacia la indirecta, si ese
equilibrio dentro del mantenimiento de la presión global se va a mantener
como está ahora la presión directa o la indirecta. Esa sería mi primera
pregunta.

El segundo apartado que decía que había que analizar para saber cuál va a
ser la evolución del déficit público son los gastos financieros, y en
éstos poco margen de maniobra tiene el Gobierno, éste o cualquier otro.

Los gastos financieros vienen directamente relacionados con la
financiación de la deuda pública y en los últimos años estos intereses
que ha tenido que pagar el Estado por la deuda pública eran francamente
desorbitados. En el año 1994, estaban cerca de los tres billones de
pesetas, 2,8 billones aproximadamente; en el año 1995, eran 2,9 --estaban
más cerca todavía de los tres billones-- y en el año 1996 se presupuestó
alrededor de los 3,5 billones de intereses de la deuda.

Vemos que en el informe que nos han presentado el total de gastos
financieros alcanza en este período, hasta mayo de 1996, 1,3 billones,
con un incremento sobre el mismo período del año pasado del 8,2 por
ciento. Y, por otro lado, las necesidades de endeudamiento en mayo han
aumentado un 32,7 por ciento sobre mayo de 1993, pasando del billón de
pesetas. Aquí me gustaría hacer primero una reflexión y luego una
pregunta. En definitiva, ¿no podemos decir que el Estado del bienestar ha
sido fundamentalmente financiado con déficit público? Y en este



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caso ¿cómo entonces se puede reducir éste sin que repercuta en los gastos
sociales?
En tercer lugar me voy a referir a los gastos no financieros. En esta
partida es donde verdaderamente tiene que hacer fuerza el Gobierno y
donde debe actuar con imaginación, con energía y con firmeza, si queremos
conseguir resultados satisfactorios. Ya hemos visto que poco se puede
hacer con los ingresos, poco se puede hacer con los gastos financieros, y
no nos queda más remedio que atacar los gastos no financieros.

El presupuesto de gastos sigue creciendo todos los años; por una parte es
lógico, pero no es la medida en que está creciendo. No se ha conseguido
controlar y lo más grave es que no se pueden controlar las continuas
desviaciones presupuestarias que hemos tenido, desviaciones anuales que
ya algún representante de su partido estimaba del orden del 20 al 25 por
ciento en los presupuestos del Estado.

En este sentido también ha habido declaraciones del Gobernador del Banco
de España con motivo del informe anual que ha presentado. Dice claramente
que la ausencia de una perspectiva estable de disciplina presupuestaria
repercute adversamente en el crecimiento del producto interior bruto y
que una política presupuestaria desequilibrada como la que actualmente
existe constituye una fuente generadora de presiones inflacionistas. Esto
es así de cierto. Por eso me gustaría saber si su Secretaría o usted
tienen calculadas las posibles desviaciones que sobre la prórroga de
presupuestos va a haber este año.

En este ejercicio la prórroga de los Presupuestos Generales del Estado,
por lo que aparece en el informe, ha obligado a realizar una modificación
de crédito que supone un 403,4 por ciento de incremento sobre el año
anterior, siendo la partida de transferencias corrientes la más
importante. Y, al parecer, su Gobierno, en un intento de frenar este
crecimiento, ha tomado la medida, que todos conocemos y que ha sido
comentada ya por los anteriores representantes de los grupos
parlamentarios, de declarar no disponibles los créditos por 200.000
millones.

El bloqueo de esta cantidad es importante, y no voy a entrar en si en
estos momentos es suficiente o no. A estas alturas del ejercicio y en
puertas de un nuevo proyecto de presupuestos generales del Estado para el
año 1997 creo que no tendría demasiado sentido entrar en una discusión
sobre la conveniencia de que puedan ser 200.000, 300.000 o 400.000
millones. Tenemos delante de nosotros unos presupuestos generales del
Estado para el año 1997 donde se van a tener que tomar las decisiones en
materia de política económica y presupuestaria.

A este respecto sí le he oído decir que ha habido una prioridad en la
distribución del gasto, intentando mantener ese principio de solidaridad,
que me parece bien. Pero le voy a decir algo, señor Folgado, porque lo he
dicho siempre, y es que me parece criticable la distribución de los
200.000 millones. Me parece criticable porque nosotros nunca hemos sido
partidarios de una reducción, y sobre todo en estas dimensiones, de las
inversiones públicas.

En esta distribución del recorte que han hecho, y sin entrar en los
detalles, se aprecia claramente que donde han incidido es en las
inversiones, que representan el 36 por ciento de esa cantidad y, sin
embargo, en los gastos corrientes, en bienes y servicios, representan
sólo el 0,65 por ciento, con la consideración de que entre inversiones
reales y transferencias de capital se ha afectado a las inversiones
públicas, a las obras públicas y transportes, en 80.000 millones, es
decir que el 40 por ciento del recorte está soportado por el capítulo de
obras públicas y transportes.

Me parece grave si ésta va a ser la estrategia de recorte o de contención
del gasto que en el futuro va a hacer el Gobierno. Puedo pensar que esto
se ha producido porque había que dar la sensación de seriedad y de
intención de contención del presupuesto y que no había más remedio que
hacerlo de esta forma. Pero yo no quisiera que esto fuese algo que
estuviese en el ánimo del Gobierno para la contención futura del gasto
público. Porque donde hay que atacar, y lo vuelvo a repetir, es en los
gastos, y no en las inversiones públicas, sobre todo en las de
infraestructura, mientras que el sacrificio en gasto corriente, como
vemos, es prácticamente nulo. Este es uno de los graves y difíciles
problemas que tiene todo Gobierno: atacar el gasto corriente. Espero, por
tanto, que la distribución de la carga del ahorro en este caso sea
excepcional, como le he dicho antes. Vuelvo a repetir que donde tiene que
atacar el Gobierno al gasto público es en el redimensionamiento de la
estructura burocrática del Estado. A este respecto me gustaría saber cuál
es el criterio del Secretario de Estado de Presupuestos sobre las
prioridades de reducción del gasto público para el futuro.

Finalmente me voy a referir a algo --lo he hecho en otras ocasiones-- que
tiene relación con esta decisión política del Gobierno en cuanto a atacar
el gasto no financiero, la contención del gasto y, en definitiva, el
déficit presupuestario. Desde nuestro punto de vista, todo esto no se va
a poder llevar a efecto si no hay una reforma en profundidad de la
Administración, porque se está viendo que no hay margen de maniobra para
una reducción drástica del gasto público si no hay una reforma en
profundidad de las administraciones públicas y, en este caso, de la
Administración central. Reforma que tiene que pasar por una moderación
del consumo público, a través de una política salarial razonable, basada
en criterios de contención salarial, reducción de plantillas y
congelación de gastos de funcionamiento. Y dejémonos de discursos de otro
tipo porque verdaderamente, si no se ataca de una forma definitiva y
clara esta reforma de la Administración, estaremos a expensas de la
marcha de la economía para ir mejor o peor en el déficit público,
estaremos a expensas de cómo evolucionan los ingresos y cómo evoluciona
el gasto dentro de una misma estructura de Administración, y eso poca
efectividad va a tener.

Dentro de esa reforma profunda de la Administración también hay que
suprimir las transferencias corrientes que no estén suficientemente
justificadas. Hay que establecer un programa serio de privatizaciones.

Pónganse ustedes de acuerdo. Están enviando mensajes a la opinión pública
que, en algunos casos, son contradictorios en éste y en otros capítulos.

Esto es importante. No podemos escuchar a representantes de su Partido
diciendo cosas contradictorias



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o no coincidiendo en ciertos temas que son capitales. En concreto, en
dos: uno, el relativo a las privatizaciones, y otro el de las pensiones,
en el que no vamos a entrar porque éste no es el momento adecuado.

Tenemos que conocer el programa de privatizaciones de empresas públicas
que tiene el Partido Popular.

También hay que reducir organismos y altos cargos. Pero vamos a ver cómo
se reducen. Lo han dicho prácticamente todos los grupos parlamentarios y
aparece en todos los programas electorales, pero luego resulta que el
tema no es tan fácil. Yo creo que sobran. Una cosa es opinar desde fuera
de la acción de Gobierno y otra desde dentro. Cuando se está gobernando
uno cree que nunca sobra nada, pero hay que hacer que sobre. Hay que
eliminar burocracia haciendo una Administración mucho más eficiente y más
ágil porque será menos costosa. Si no se hace todo esto, difícilmente se
va a atacar el gasto público y se va a reducir a los niveles que queremos
el déficit público. Estamos hablando de reducir el déficit público como
una meta al 3 por ciento. Yo creo que la meta de reducción del déficit
público tiene que ser el 0 por ciento. No voy a decir cuándo, pero ésa
sería la meta.

Por mi parte, le agradecería, señor Folgado, que me adelantara las
previsiones que tiene su Gobierno sobre la reforma de la Administración.

También le agradecería, al margen de todo esto y refiriéndome a lo que
usted decía al principio de su intervención sobre la separación operativa
en el Ministerio de Economía y Hacienda de una Secretaría de Estado para
Presupuestos y Gastos y otra de Ingresos, que me explicara los objetivos
y la coordinación de la Secretaría de Estado de Presupuestos y de la
Oficina de Presupuestos del Presidente del Gobierno, porque esto podría
aclararnos algunas incertidumbres o sombras que pueda haber.




El señor PRESIDENTE: No veo en la sala ni al portavoz de Coalición
Canaria, ni al del Grupo Mixto, ni a nadie que pudiera sustituirles. Por
tanto, tiene la palabra Fernando López-Amor, como portavoz del Partido
Popular.




El señor LOPEZ-AMOR GARCIA: En primer lugar, deseo felicitar, en nombre
del Grupo Popular, el nombramiento como Secretario de Estado de José
Folgado y su asistencia en primera comparecencia en esta sede
parlamentaria a requirimiento de los grupos de la oposición. Esto es
demostrativo, en primer lugar, del talante con que este nuevo Gobierno
aborda su actuación, su actividad diaria. Al cabo de casi 30 días escasos
de haber tomado posesión, comparece aquí el máximo responsable directo de
los Presupuestos Generales del Estado.

Esta tempranísima comparecencia no nos permite más que hacer algún
comentario en voz alta de los diferentes indicadores macroeconómicos de
la ejecución presupuestaria, en datos reflejados en estudios publicados
por la Intervención General de la Administración del Estado, sin exigir
responsabilidades de ningún tipo, como aquí alguien ya ha advertido con
carácter previo.

Aparte de felicitar al nuevo Secretario de Estado, quiero desearle, como
no puede ser menos, desde el punto de vista de la cortesía, el mayor de
los éxitos posibles, por el bien del país y por el bien del partido que,
de alguna manera, sustenta al actual Gobierno de España.

Querría hacer un brevísimo repaso de los grandes indicadores que se han
comentado aquí a lo largo de la mañana. Y digo brevísimo porque a estas
alturas de la mañana, después de una hora y casi quince minutos, todo el
auditorio está ya francamente cansado de oír variaciones sobre el mismo
tema.

Hay algunas cifras que son francamente espectaculares y positivas que
permitirían incluso hasta una cierta autocomplacencia. Tengo que decir
que el reflejo presupuestario de los ingresos fiscales del Estado al mes
de mayo es francamente positivo y que el crecimiento del doce por ciento
permite, al mismo tiempo que el crecimiento de un cinco por ciento en los
pagos, no sólo agilizar las estructuras de cobro por parte de todos los
proveedores públicos, lo cual es importante desde el punto de vista de la
reactivación económica, sino establecer un cierto colchón entre los
ingresos y los pagos, algo positivo que da satisfacción a eso que la
sociedad civil permanentemente demanda y es que las administraciones
públicas cumplan con sus obligaciones contractuales, de la misma forma
que lo hacen los privados entre sí.

Dicho esto, quiero comentar también que el incremento que se produce en
el déficit de caja es de un billón de pesetas, pero que el decrecimiento
porcentual es de un 22 por ciento, en términos comparativos, respecto al
mismo período del ejercicio anterior. Esto es importantísimo y nos
permite establecer, por primera vez, que hay fuerza y voluntad política
suficiente para que exista una disciplina en la política fiscal del
Estado en su sentido general.

Quiero hacer mención también a los dos ofrecimientos que ha hecho el
Secretario de Estado en esa sala, en el sentido de que se está trabajando
ya en la redacción de una nueva ley presupuestaria. Sin prisas pero sin
pausa, merece la pena hacer el intento de que sea una gran ley
presupuestaria, con vocación de permanencia en el tiempo, y que sea
enviada a esta Cámara para su debate y posterior aprobación.

Quiero referirme también al establecimiento de una nueva política de
compras y alquileres que permita racionalizar todos aquellos
comportamientos de la Administración central con las administraciones
públicas en general, para conseguir ese abaratamiento de costes que todos
estamos reclamando.

Me sorprende que en esta sala se hable de recortes, poniendo de relieve
contradicciones entre una política fiscal austera de ahorro y un consumo
que en teoría hay que reactivar, enfrentando ambos conceptos como si
fueran contradictorios. Yo creo que no lo son, sino todo lo contrario. Y
es que una política fiscal de carácter austero va a permitir reactivar el
consumo y, en consecuencia, la economía, permitiendo unos tipos de
interés que no estén tensionados y con tendencia a la baja y, por lo
tanto, una mayor creación de empleo.

No hay que promover estos enfrentamientos que reflejan posturas
ideológicas que evidentemente no compartimos y que han sido las que han
llevado a este país a multiplicar



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la deuda pública existente en tiempos de la UCD por doce al final del
período de gobierno del Partido Socialista. Eso supone que en España se
ha destruido más empleo que nunca, como consecuencia de una política
económica francamente equivocada, con una tendencia a la financiación
externa por vía del endeudamiento que ha tensionado los tipos de interés
de forma importante, manteniendo unas monedas sobrevaloradas, con todas
las repercusiones que eso tiene para nuestro sistema productivo, en
concreto, el exportador. Además, ha tenido como consecuencia más
execrable la creación de una tasa de desempleo que duplica, como SS. SS.

conocen, la de cualquier país integrado en la Unión Europea.

Hay que decir que la política económica que va a realizar este Gobierno
va a ser totalmente distinta a la realizada en los trece años anteriores.

Ello se hace desde la convicción política de que la anterior fue
equivocada, como he dicho, y no ha traído más que unos desequilibrios y
unas disfunciones tan importantes que, de seguir con la misma, no nos
permitirían cumplir el primer objetivo del Gobierno que es estar en
Maastricht el uno de enero de 1999.

El representante del Partido Socialista ha hecho un discurso
excupaltorio, sin tener por qué, de la ejecución presupuestaria efectuada
hasta ahora y de lo que se hacía en tiempos en que él era Secretario de
Estado o Ministro. Creo que no hacía falta que fuera exculpatorio, sino
que aceptara que por primera vez hay unas políticas diferentes acertadas
y que los modelos no están en la Suecia de los años setenta, sino, a lo
mejor, en la Irlanda de 1996.

El portavoz del Grupo de Izquierda Unida ha hecho algunas afirmaciones
que me parecen tremendamente duras por lo comentado anteriormente. El
señor Secretario de Estado y el Gobierno llevan 30 días escasos como
representantes del Gobierno de nuestro país, ni siquiera se les ha
concedido el plazo mínimo de cortesía, esos cien días, para comprobar las
tendencias que el nuevo Gobierno puede tener en cualquier materia y, en
concreto, en la económica. Ha dicho el representante de Izquierda Unida
que lo que estaba haciendo el Gobierno era un fraude electoral. Creo que
no ha habido ningún fraude electoral, porque usted sabe que el objetivo
dominante de nuestro programa es, primero, estar en Maastricht, y para
eso tenemos que llevar a cabo una política económica en la que la
disminución del paro sea un objetivo importantísimo. El derecho al
trabajo es un derecho que tienen los españoles reconocido
constitucionalmente. En esto el Gobierno tiene que ser absolutamente
beligerante y lo va a ser. No me cabe duda de que en este tema vamos a
hacer políticas novedosas, políticas que rompan el statu quo después de
catorce años, ya que producen sin querer una cierta esclerosis.

Hay que dar mensajes claramente positivos. El primer mensaje que hay que
dar a todos los mercados, y especialmente a los financieros, es que por
primera vez hay una disciplina en la confección de los escenarios
presupuestarios. Coincido plenamente con lo que aquí se ha afirmado
relativo a que cuando no hay fuerza política suficiente, la prueba
presupuestaria es una forma de hacer un ajuste fino presupuestario. Esa
prueba presupuestaria va a permitir a un Gobierno nuevo, a mitad de un
ejercicio presupuestario, hacer un aterrizaje con un ajuste en marcha en
el que va a profundizar, y que para corregir los desequilibrios
existentes en nuestra economía va a tener que estudiar en profundidad los
presupuestos que se presenten a esta Cámara para el ejercicio de 1997.

Ese es el primer mensaje de tranquilidad a todos los mercados. Estamos en
la senda buena, estamos en esa senda en donde el autoconsumo de la
Administración no es el factor dominante, sino un instrumento al servicio
del poder político y, en consecuencia, de todos los ciudadanos a los
cuales representa el poder político. No se representa a sí mismo como una
casta burocrática. La política fiscal nos va a permitir una reactivación
de la economía dedicada a las variables y a las interdependencias
existentes en la misma, de las cuales no nos podemos despegar. En esto
los nubarrones no se producen en nuestro país sino en las economías que
nos circundan y, en concreto, en algunas que nos son muy próximas.

Por último, tengo que decir que en materia de empleo, no sólo la política
presupuestaria, sino las medidas urgentes tomadas en los últimos días por
decreto-ley, van a reactivar la economía, el consumo y van a hacer
posible que el empleo siga creciendo, todo ello dentro del marco de que
entrar en Maastricht es el objetivo predominante y que los presupuestos
de 1997 van a ser los presupuestos de Maastricht.

Dicho esto, deseo animarle al Secretario de Estado para que no ceje en el
empeño de la contención del gasto. Aquí se han expuesto muchas ideas,
algunas de ellas extraordinariamente buenas, como el redimensionamiento
de las administraciones públicas, idea concretada por el Partido Popular
en el concepto de administración única. Creo que esto es importante. Hay
que intentar ralentizar las tendencias de crecimiento del capítulo I de
los presupuestos y profundizar en el recorte del capítulo II. Creo que el
viento que sopla a favor en el capítulo III nos va a permitir en un
futuro reducir, con un pequeño margen de maniobra, el capítulo III. En
cuanto a las transferencias corrientes, evidentemente tienen que ir
reduciéndose positivamente, como está pasando en la ejecución
presupuestaria. Y en cuanto a los capítulos de inversión, VI y VII, hay
que ser especialmente cuidadosos, pero sin caer en la sacralización
keynesiana de que la inversión lo es todo desde el punto de vista
presupuestario.

Queremos animarle, por tanto, al Secretario de Estado a que no ceje en el
empeño de contención del gasto público, de disminución del gasto público,
que, sacralización por sacralización, es un bien en sí mismo y decirle
también que si sigue por este camino contará siempre con el apoyo y la
fuerza del Grupo Popular.




El señor PRESIDENTE: El señor Secretario de Estado tiene la palabra para
contestar a las diversas intervenciones.




El señor SECRETARIO DE ESTADO DE PRESUPUESTO Y GASTO (Folgado Blanco):
Muchas gracias, señor Presidente.

Quiero, en primer lugar, agradecer a todos los que han intervenido en
nombre de sus grupos parlamentarios muy



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sinceramente la felicitación que me han expresado por mi nombramiento
para este nuevo puesto, esta nueva responsabilidad que me toca asumir,
también por el deseo de éxito que han expresado y por la comprensión que
han mostrado, dado que estoy aquí después de exactamente cuarenta días,
desde el día 10 de mayo, y por primera vez comparezco en este sitio que
para mí tiene una enorme importancia como ciudadano. Nunca había
pertenecido al Parlamento, tampoco había trabajado en la función pública
y créanme que para cualquier ciudadano, por lo menos para éste que está
aquí ahora dirigiéndoles la palabra, está claro que los representantes
del pueblo tienen toda la consideración y el respeto porque son realmente
los que nos dirigen en la ordenación de la economía y en la ordenación de
la sociedad.

Les agradezco mucho esa felicitación y ese apoyo.

Hemos recibido una prórroga presupuestaria. No sólo eso, hemos recibido
una economía en marcha de debilitamiento. Cuando se elaboraron los
Presupuestos Generales del Estado para 1996 se hicieron unas previsiones
de crecimiento del producto interior bruto del 3,4 por ciento. No estoy
diciendo que se hicieran mal las previsiones, que fueran malos expertos,
en absoluto, simplemente que en España y fuera de ella se ha producido un
proceso de agudo debilitamiento económico, mucho más acentuado del que se
esperaba aquí, en Alemania, en Francia y en todos los países. Qué duda
cabe de que esto afecta, como muy bien decía el representante del Grupo
Socialista, naturalmente a las cifras presupuestarias: a los ingresos y a
los pagos.

Cuando hemos encontrado estos presupuestos en marcha hemos visto que los
ingresos estaban registrando ciertas insuficiencias derivadas de este
debilitamiento económico y las hemos cuantificado en una determinada
cifra, algo por encima de los 100.000 millones, con arreglo a las
previsiones. Se están revisando mes a mes, por la Agencia Tributaria, por
la Intervención General del Estado, por la Dirección General de Análisis
y Programación Presupuestaria, pero entendemos que no se van a cumplir
exactamente las previsiones iniciales.

Por supuesto que no estoy refiriéndome a las previsiones de los
Presupuestos Generales del Estado, donde se hablaba de 15 billones
322.000 millones. Estoy refiriéndome ya al ajuste. En enero, en concreto,
las previsiones de crecimiento del PIB del Banco de España eran del 2,8
por ciento. Se han seguido haciendo revisiones a la baja en el
crecimiento del PIB. Nosotros hemos hecho una y ojalá nos equivoquemos.

Desde luego, hemos puesto toda la carne en el asador para equivocarnos en
el sentido positivo; es decir, las medidas que se han adoptado van en la
línea de intentar la recuperación de la confianza de la sociedad, de los
consumidores y de los inversores nacionales e internacionales.

Hemos hecho unas previsiones de crecimiento del 2,3 por ciento, frente a
esas previsiones de un 2,8. Ese 2,3 por ciento implica que la segunda
mitad del año va a haber una cierta recuperación, porque en la primera
mitad el crecimiento fue del 2 por ciento.

Dada esta recuperación que prevemos, no va a haber necesidad de nuevos
ajustes presupuestarios, porque creemos que la recaudación, habida cuenta
del perfil que está tomando últimamente, y en concreto en mayo, se va a
ajustar a esas previsiones hechas por nuestra parte y que exigieron estos
acuerdos del Consejo de Ministros de no disponibilidad.

El gasto público está evolucionando de una forma favorable por debajo del
PIB en términos monetarios. Nuestra intención es que, a diferencia de lo
que ha pasado durante muchos años --menos, es verdad, en los dos
últimos--, no se produzcan desviaciones presupuestarias. De hecho, el
acuerdo de Consejo de Ministros, del 10 de mayo, iba en la línea --y creo
que tiene tanta o más importancia que la no disponibilidad de los 200.000
millones-- de establecer medidas de control riguroso de ingresos y de
gastos, no ya del Estado, sino también de organismos autónomos, de
Seguridad Social, del Insalud, de determinadas empresas y organismos
públicos. La finalidad es que no haya desviaciones en el gasto, de manera
que se logre que los gastos vayan de esta forma moderada y logremos, a
final de año, el objetivo de déficit público.

Creemos, con las cifras que tenemos hoy en la mano, que no va a hacer
falta --de esta manera intento responder a algunas de las preguntas y
planteamientos que hicieron algunas de SS. SS.-- aplicar nuevas medidas
de no disponibilidad en lo que resta de año. Este es nuestro deseo y, en
principio, son nuestras previsiones. Pero no duden SS. SS. de que si
hiciera falta, para cumplir el objetivo de convergencia, aplicar nuevas
medidas de no disponibilidad de gastos se llevarían a cabo con la
finalidad de que el déficit público a nivel de Estado se centre en el 3,5
por ciento de PIB; al nivel del conjunto de administraciones públicas,
4,4 por ciento. Creemos que se puede realmente lograr.

Cuando se toma una prórroga presupuestaria después de cuatro meses
difícilmente se tiene mucho margen de maniobra para actuar sobre los
distintos capítulos de gasto. De hecho, borradores del anterior gobierno
establecían nuevas no disponibilidades por importes relativamente
importantes, centrados exclusivamente en los capítulos VI y VII.

Nuestros objetivos prioritarios son los de solidaridad y estabilidad. El
objetivo de solidaridad hace que no se puedan tocar gastos ineludibles,
que ya conocen SS. SS. perfectamente, y el objetivo de estabilidad hace
que nos vaya en él toda la credibilidad de los mercados, nacional e
internacional, y el Gobierno ha mostrado su intención de que España
acceda a la unión económica y monetaria en su última fase en el grupo de
cabeza y eso pasa, necesariamente, por el cumplimiento escrupuloso del
objetivo de déficit público.

No olviden SS. SS. que algunos otros países que pueden no estar
cumpliendo en la actualidad el objetivo de convergencia pueden tener una
consideración distinta, quizá, por parte de los organismos comunitarios,
habida cuenta de que, con arreglo al espíritu del Tratado y del protocolo
correspondiente, como han venido cumpliendo muchos años el objetivo de
convergencia, porque coyunturalmente no se cumpla, no se deja de cumplir
la norma. Mientras que los países que no hayan cumplido los objetivos de
convergencia nunca, es obvio que el rigor se va a exigir



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para demostrar que hay credibilidad. Estamos dispuestos, desde luego, a
ganarnos la credibilidad en los mercados.

Los criterios que nos han llevado a aplicar la no disponibilidad de los
200.000 millones de pesetas y que expusimos en su momento son, en primer
lugar, partir de la situación conocida de aquellas partidas
presupuestarias que todavía quedaban disponibles, gastos que no se habían
ya dispuesto; en segundo lugar, evitar actuar sobre los gastos
ineludibles de protección social; en tercer lugar, evitar al máximo
posible afectar negativamente al empleo, y, en cuarto lugar, dar
prioridad a aquellos gastos que no impliquen afectar a los retornos
comunitarios; es decir, evitar que nos afecten negativamente a una parte
de ingresos vía retornos comunitarios en los programas de gastos.

El proceso que se sigue para aplicar la no disponibilidad es un proceso
relativamente complejo y bien lo sabe el Gobierno anterior, porque
estableció la no disponibilidad de 850.810 millones de pesetas. Cuando
nosotros nos hicimos cargo de esta responsabilidad de gobierno había
cinco secciones que no habían entregado las correspondientes aplicaciones
presupuestarias. El sistema que se siguió fue correcto; enviar a los
ministerios unas propuestas iniciales, por parte del Ministerio de
Economía y Hacienda, por grandes capítulos y por secciones, sobre qué
distribución inicial se hace; pero eso es obvio que tiene que ser fruto
de un diálogo entre las secciones afectadas y el propio Ministerio de
Economía y Hacienda para saber cuáles son las prioridades en las
aplicaciones presupuestarias concretas a emplear, utilizando esos
criterios. Eso lleva su tiempo. Tanto es así que, más del 40 por ciento
de las aplicaciones presupuestarias, no estaban designadas en los 850.000
millones de pesetas cuatro meses después de haberse llevado a cabo.

Nosotros hemos dado un plazo de hasta el 1 de junio para entregar las
propuestas y estamos actualmente en el proceso de relación del Ministerio
de Economía y Hacienda con las distintas secciones para hacer las
aplicaciones informáticas correspondientes concretas una vez hecho ese
acuerdo. Creo que está siendo un período de tiempo mucho más breve que el
que se había dado. Bien es verdad que no habían fijado período en la
anterior no disponibilidad de los 850.000 millones, pero también es
verdad que había pasado realmente mucho tiempo. De hecho, tenemos que
estar haciendo conjuntamente las aplicaciones presupuestarias concretas
relativas a los 850.000 millones y a los 200.000 millones actuales. Por
tanto, creemos que ya en breve tiempo estarán perfectamente
informatizadas esas aplicaciones presupuestarias dentro del presente mes,
porque el efecto es desde el 1 de junio.

Se ha hecho referencia por parte de SS. SS. a un capítulo de gastos
realmente muy expansivo y que condiciona, sin duda, la política
presupuestaria, que son los gastos financieros. Sin duda ninguna,
representan un porcentaje muy importante de los gastos. De hecho, si
eliminamos los gastos financieros, los demás están prácticamente
estancados --no crecen nada, ni siquiera en pesetas corrientes--, pero,
naturalmente, no se pueden eliminar; es una partida de gastos muy
importante, a la cual tenemos que hacer frente. Y ahí hay dos elementos
básicos que definen esta partida de gastos tan enorme: la deuda acumulada
a lo largo de años por déficit anteriores y los tipos de interés, no de
este ejercicio, que eso nos beneficiará para el año que viene,
afortunadamente, sino de ejercicios pasados y depende de cómo esté
administrada la deuda según plazos.

Este año es aquel en el cual los gastos financieros están teniendo una
repercusión más importante y el crecimiento de los mismos está
representando una tasa realmente muy importante que nos condiciona el
presupuesto. No obstante este fuerte crecimiento de los gastos
financieros, partida muy importante en los gastos corrientes, creemos que
se va a poder cumplir el objetivo de déficit público, a pesar de que los
gastos financieros a nivel del conjunto de administraciones públicas va a
ser notablemente superior al déficit previsto para el conjunto de las
administraciones públicas. Quizá esta diferencia puede incluso llegar a
ser cercana al billón de pesetas. Esto indica hasta qué punto se está
practicando una política presupuestaria --y ésta es nuestra intención--
positiva para que no haya déficit primario, lo cual es la base necesaria
para en el futuro ir reduciendo la deuda.

¿Cuáles son las prioridades en la reducción de gasto en el futuro? Por
supuesto que las prioridades están en la contención de los gastos
corrientes. Si se tienen que ver afectados algunos gastos de inversión,
nosotros intentaremos por todos los medios que no se vea afectado el
capital físico social. Es nuestra intención que éste siga aumentando.

Para ello, se van a utilizar varias fórmulas: primero, naturalmente, que
en el primer futuro aumenten lo menos posibles los gastos de inversión,
capítulo VI y VII de los presupuestos del Estado o del conjunto de las
administraciones públicas, a partir de cuando nosotros podamos hacer
presupuestos que sean de nuestra entera responsabilidad. En segundo
lugar, en efecto, como aquí se ha afirmado, en relación con los ingresos
por privatizaciones, estamos reduciendo los activos financieros y, por
consiguiente, la contrapartida es la reducción de pasivos financieros,
reducción de deuda que permitirá reducir el déficit en el futuro. Se han
estado aplicando los ingresos por privatizaciones al capítulo V, es
decir, dentro de los ingresos no financieros. Hay dificultades, desde el
punto de vista de la aplicación del sistema europeo de cuentas, para
utilizar estos ingresos como ingresos no financieros que puedan ser
aplicados a reducir déficit. Estos ingresos suponen una disminución de
activos financieros, que representarán su correspondiente disminución de
pasivos financieros, de deuda. No obstante, estos ingresos se pueden
utilizar de manera que sirvan para la capitalización social del país. Y,
desde luego, también estamos dispuestos a utilizar mecanismos, que están
empleando hoy día ya muchos países, de colaboración entre el sector
público y el sector privado para la inversión en infraestructuras,
equipamientos, en definitiva, para la inversión en capital físico social
que no limite el potencial de crecimiento de la economía española. Sin
duda ninguna, entre alternativas de objetivos, el de estabilidad y el de
solidaridad son dos objetivos absolutamente irrenunciables, absolutamente
prioritarios, y trataremos de maximizar también el tercer objetivo, el
objetivo de inversión pública, utilizando mecanismos innovadores que,
como digo, se están empleando en otros países.




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Creemos que se puede cumplir el objetivo de déficit público sin aumentar
más la presión fiscal. Los ingresos están aumentando de una manera
relativamente positiva ahora. De cara al futuro, a próximos ejercicios,
nuestro propósito es que los ingresos aumenten como el conjunto de la
economía y es nuestra intención, desde luego, luchar contra el fraude,
por supuesto, hacer mejoras en la gestión, con la finalidad de que, si
los ingresos aumentasen más que el conjunto de la economía, puedan ser
también utilizados para reducir la carga fiscal de aquellos que
actualmente soportan una carga fiscal muy elevada y para incentivar las
actividades productivas, las actividades generadoras de empleo.

Es nuestra intención centrar nuestra atención en dos objetivos básicos:
contención de gastos corrientes y desde luego que no haya desviaciones
presupuestarias tan importantes como las que ha habido en el pasado. A
ambos frentes van dos tipos de medidas: por un lado, una nueva política
de compras públicas. Ya en el segundo Consejo de Ministros, el Gobierno
aprobó un documento por el cual se está haciendo un estudio que se
terminará en breve --se daba un plazo de cuatro meses-- para establecer
criterios y procedimientos con la finalidad de que los gastos de
funcionamiento se reduzcan de una forma notable sin menoscabo, por
supuesto, de la eficacia, no sólo en materia de compra de bienes, sino
también en prestaciones de servicios y de contratas, también en la
utilización más eficiente de los edificios públicos o la eliminación de
alquileres cuando sea procedente, cuando se pueda por mejor utilización
de los propios inmuebles del sector público. Por tanto, por ahí se pueden
obtener ahorros en los gastos de funcionamiento.

En cuanto a los gastos de personal, sin duda alguna también trataremos de
un uso más eficiente. De hecho, se está utilizando una amortización
parcial de puestos de trabajo, por cuanto la oferta pública de empleo
será inferior a las bajas que se producen de manera natural en el número
de personas al servicio del sector público.

Me faltaba por decir que el segundo instrumento es el de la elaboración
de una nueva ley general presupuestaria, que está en curso. Es realmente
complejo, pero creemos que es importante, porque la Ley General
Presupuestaria que tenemos es preconstitucional; por supuesto existe un
texto refundido, pero no se adapta a las exigencias que tiene hoy una
economía con unos cambios enormes que se han producido desde entonces
desde el punto de vista del funcionamiento de los mercados, desde el
punto de vista de la apertura al exterior y, por supuesto, habida cuenta
de la experiencia que hemos tenido en cuanto a ejecución presupuestaria y
su desviación en relación con los presupuestos iniciales.

Esperamos que esta nueva ley general presupuestaria esté ya lista a
comienzos del próximo ejercicio, con la finalidad de evitar que se
produzcan desviaciones en los propios presupuestos que establezcamos ya a
partir de los próximos.

Los gastos de funcionamiento, los gastos de transferencias corrientes o
subvenciones ligadas a ineficacias en el funcionamiento de empresas
públicas, entendemos que por aquí se pueden hacer importantes ahorros
para que no tengan que sufrir los gastos de inversión, como ahora, que
los sufren de manera especial con el ajuste de los 850.000 millones,
donde una parte muy notable, si exceptuamos los ahorros producidos en
prestaciones por desempleo, que ya quedaban liberados, iba a reducir
gastos de inversión en los presupuestos prorrogados, y también,
naturalmente, en el ajuste de los 200.000 millones de pesetas en un
presupuesto ya tomado a lo largo del ejercicio.

De cara al próximo ejercicio, intentaremos hacer unos presupuestos que
cumplan con estos criterios, esos objetivos clarísimos que hemos
expresado y que son prioritarios, como es el objetivo de convergencia, el
objetivo de solidaridad y el objetivo, también complementando sector
público y sector privado, de incremento del capital físico-social.




El señor PRESIDENTE: Vamos a abrir un segundo turno de intervenciones,
con el mismo orden que en la primera ocasión, pero esta vez voy a rogar,
sin establecer un límite de tiempo preciso, a los señores portavoces que
sean breves, en la medida de lo posible, dado lo avanzado de la hora.

Tiene la palabra el señor Borrell.




El señor BORRELL FONTELLES: Gracias, señor Presidente, por abrir un
segundo turno, que me parece imprescindible a la vista de la respuesta
del señor Secretario de Estado.

Señor Folgado, lo cortés no quita lo valiente. Usted ha sido aquí
recibido cortésmente, deseándole suerte, haciéndole un conjunto de
preguntas a las cuales ha hecho usted caso omiso en sus respuestas
absolutamente.

Señor Folgado, le aconsejo que se olvide de la poesía y empiece a hacer
aritmética; que se olvide de declaraciones huecas y redondas y empiece a
contestar las preguntas de los parlamentarios, y anuncio desde ahora
mismo, señor Presidente, que el Grupo Socialista solicita una nueva
comparecencia del señor Secretario de Estado para que tenga a bien
informar al Parlamento de las partidas afectadas por el ajuste de los
200.000 millones de pesetas.

Señor Folgado, le he dicho que intente compatibilizar las previsiones
macroeconómicas con los ingresos, que me explique de qué manera, siendo
la EPA de marzo superior a su estimación de empleo en media para todo el
año, y por lo tanto, suponiendo que el Gobierno espera una caída neta del
empleo, de qué manera eso se traduce en términos de previsión
presupuestaria de ingresos, y usted me ha largado una poesía preciosa
sobre sus intenciones de luchar contra el fraude y mejorar la gestión. Ni
una palabra de respuesta.

Señor Folgado, le he preguntado, a continuación, si iban ustedes o no a
incorporar los remanentes de crédito de las inversiones del año pasado, y
no se ha dignado usted contestar, como si fuera una cuestión baladí. ¿Van
o no a incorporar remanentes de crédito de inversión? Porque eso afecta
radicalmente a la ejecución del presupuesto de este año.

Señor Folgado, le he preguntado de qué manera piensan ustedes
contabilizar los ingresos provenientes de privatizaciones,



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y me ha soltado usted un discurso confuso, del cual lo único que he
podido entender es que tienen la intención de que esos ingresos
contribuyan a la capitalización social del país. Me parece muy bien.

¿Podría precisar un poco más?
Le he preguntado cuál es la distribución por conceptos presupuestarios de
esta hoja de papel, que lo describe por ministerios y capítulos, y no se
ha dignado usted aportar un solo elemento más de información, limitándose
a explicar no sé qué historia de lo que pasó con el ajuste de los 800.000
millones de diciembre. ¿Debo entender, señor Folgado, que todavía no
tienen ustedes la distribución por conceptos presupuestarios concretos de
los 200.000 millones? Si no la tienen, que es lo que se deduce de sus
palabras, todavía no hay tal ajuste presupuestario, porque para que lo
haya tiene que haber una declaración de no disponibilidad que afecta a un
crédito presupuestario concreto. Usted me lo cuenta, y me dice: a éste, o
yo saco la conclusión de que todavía, cuarenta días después, ustedes no
saben a qué políticas presupuestarias afectan sus recortes. Pero
dígamelo, si lo sabe. ¿Es a la vivienda, o son a las transferencias de
Renfe? ¿Es a las políticas de saneamiento de aguas o cuáles son? Usted no
se ha dignado contestar. ¿No lo sabe? ¿No lo quiere explicar? Tendrá que
hacerlo en la próxima comparecencia. Espero que para entonces venga usted
con la lección un poco mejor aprendida, o, por lo menos, reconociendo que
el Gobierno todavía no ha imputado el ajuste presupuestario por
conceptos.

Señor Folgado, hemos pasado del mito de los altos cargos al cuento de los
alquileres. Ahora, por lo visto, el problema ya no son los altos cargos;
ahora son los alquileres.

Señor Folgado, el gasto corriente de las administraciones públicas, de
todas, en el presupuesto son 400.000 millones de pesetas, sobre casi 18
billones; es decir, un 3 por ciento del total. De ese 3 por ciento del
total, el gasto en alquileres no llega al 0,3. Y usted me explica que el
ajuste del déficit, una vez que han reducido los 5.000 altos cargos,
pasará por la reducción de los alquileres ociosos. ¿Se da cuenta de lo
vacuo de su discurso? ¿Se da cuenta de que ha venido aquí a hacer una
poesía apoyada por los clarines y timbales del señor Homs y su mensaje
tranquilizador a los mercados, pero que no ha dado ninguna información a
la Cámara --ninguna-- que no tuviésemos ya sobre el ajuste
presupuestario, que lo que nos ha explicado no tiene ninguna consistencia
aritmética desde el punto de vista de los planteamientos futuros de
reducción del déficit?
Nos alegramos de que quiera usted luchar contra el déficit público,
combatiendo el fraude y aumentando la eficacia, pero eso sigue siendo
poesía. Bajen de una vez a la realidad, dejen de hacer oposición, dejen
de criticar el ajuste de los 800.000 de hace unos meses, dejen de decir,
como decía el Secretario de Estado, señor Montoro, que el Impuesto sobre
la Renta en España es intolerable e inaceptable, en plena campaña de
renta, lo que no pasa de ser sino una incitación al fraude; dejen de
hacer la poesía de los que hacen oposición y empiecen a practicar la
aritmética de los que tienen que gobernar.

Me parece inaudito, señor Folgado, que usted sea incapaz de explicarnos
hoy la distribución por conceptos presupuestarios concretos del ajuste de
los 200.000 millones de pesetas; inaudito; y tendrá usted que volver a
explicárnoslo otra vez, procurando esta vez huir de frases genéricas para
entrar en lo concreto.

Hoy ustedes, Partido Popular y Convergència i Unió, se han puesto de
acuerdo aquí para dirigir un mensaje a los mercados; a eso es a lo que
han venido; se han dirigido a los mercados más que a los señores
Diputados. Tendrían que haber explicado a la Cámara qué es lo que han
hecho, en vez de dirigirse, una y otra vez, a los mercados cantando la
excelencia de la situación, seguramente, señor Homs, para recuperar la
disciplina inglesa a la que no se sometió en su anterior intervención.

No es de recibo, señor Folgado, su planteamiento de esta mañana. No es de
recibo. No ha contestado usted a ninguna pregunta y espero que lo haga en
su última intervención, porque, si no lo hiciera, desde ahora mismo queda
usted emplazado a venir aquí otra vez a explicarnos lo que hoy no ha
sabido o no ha querido explicar (Rumores.) Quise decir que solicitaremos
una nueva comparecencia del señor Secretario de Estado. (Risas.)



El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Saura.




El señor SAURA LAPORTA: Quiero decir que también nos vemos obligados a
contestar lo mismo que el señor Borrell, porque hoy el señor Folgado, con
la responsabilidad que ocupa, ha venido a hacer el examen de junio
--durante el fin de semana pasado todos los estudiantes, buenos y malos,
preparaban los exámenes-- y usted hoy lo ha suspendido. Políticamente,
esta Comisión y los medios de comunicación nos iremos de aquí sin saber a
qué partidas y a qué políticas ha afectado este ajuste, y la
comparecencia del señor Folgado era para que explicara esto, así de
claro, y, por tanto, me parece imprescindible conocerlo.

No sé si el señor Folgado nos puede decir hoy, como mímino, en qué tiempo
espera que estarán en condiciones de explicar esto. Recuerdo que en la
primera pregunta que realizó nuestro Grupo al señor Aznar le sacamos el
compromiso de que el primero de junio conoceríamos el recorte
presupuestario. ¿Podríamos saber hoy en qué fecha podemos conocer el
ajuste presupuestario? Sería bueno saber, de cara a tranquilizar a los
mercados, como mínimo, cuándo se va a decidir.

En todo caso, le he formulado cuatro preguntas y usted tampoco me ha
contestado. La primera de ellas era: a cuánto ascenderá o qué previsiones
tienen ustedes del ahorro en relación a la simplificación de la
desburocratización de la Administración y, si ahora es prematuro decirlo,
cuándo prevén que se puede hacer y qué previsiones tienen, sobre todo a
la vista de lo que ha sido la respuesta por escrito que su Gobierno ha
dado a mi pregunta. Es decir, hay un gran dinamismo en este sentido,
ahora es prematuro. Pues bien ¿cuándo podrán ustedes contestar esto?
La segunda pregunta hacía referencia a qué ha pasado para que lo que
decían que harían no lo hayan hecho. Ustedes decían que harían unas cosas
y han hecho otras. ¿Qué ha pasado aquí? Creo que es importante, porque si
verdaderamente



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ustedes no pueden hacerlo porque la realidad les demuestra que estaban
equivocados en lo que decían, díganlo claramente. El Gobierno debe decir
qué ha ocurrido aquí.

La tercera pregunta tampoco se ha contestado. Señor Folgado, le he
preguntado qué evaluación había hecho el Gobierno del impacto del recorte
de inversiones en relación a la creación de puestos de trabajo, ¿o no ha
hecho ninguna? Es decir, cuando el Gobierno toma el acuerdo,
fundamentalmente, de ajustar en las inversiones públicas, qué evaluación
hace de la creación de puestos de trabajo. En este sentido tampoco me ha
contestado qué han hecho o qué van a hacer con los remanentes. Yo he
dicho antes, si no recuerdo mal, que ustedes dijeron que también los iban
a ajustar, a recortar, y quiero saber si esto es así, y que pudiera
explicarlo hoy a esta Comisión.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Homs.




El señor HOMS I FERRET: Voy a ser muy breve, puesto que no tengo especial
interés en observar algunas cuestiones relativas a la intervención de
réplica que ha hecho el Secretario de Estado, pero quiero transmitirle
que vamos a estar a la expectativa de los desarrollos más inmediatos en
la fase de ejecución del presupuesto de 1996 y a la construcción y
definición de los elementos que deben definir el presupuesto de 1997.

No quiero entrar en polémica, señor Presidente, con ningún otro portavoz,
ni adentrarme en la dialéctica de algún otro interviniente, porque creo
que no le hacemos ningún bien a la economía, ni a la sociedad al
enzarzarnos en esta Cámara en eficaces o eficientes intervenciones
dialécticas. Creo que los mercados están atentos, señor Presidente, a lo
que aquí hablamos. Y no lo digo con ninguna actitud preeminente ni con
deseo de que seamos nosotros más importantes que nadie. Creo que los
mercados están atentos a lo que sucede en esta Comisión de Economía y en
la de Presupuestos. Y no quiero hacer ningún llamamiento ni quiero
dirigirme a los agentes económicos desde aquí, pero soy muy consciente de
que media parte de esta sala está compuesta por profesionales que
transmiten a la sociedad lo que nosotros discutimos y hablamos. Yo a eso
siempre le he dado mucho valor, porque lo tiene en sí mismos, porque eso
forma parte del proceso democrático y del sistema que tenemos en España
de administrar las libertades y las responsabilidades públicas.

Yo no quiero quitarle valor a las intervenciones que hacemos los
portavoces de los grupos. Al contrario, quiero darle mucho valor y más
cuando estamos en un momento en el que creo que a dieciocho meses España
se juega el tomar una de las mayores decisiones económicas que van a
influir en mayor medida en su futuro desarrollo inmediato. Yo apelo a la
responsabilidad de todos los portavoces, porque sé que la tienen, para
que seamos muy conscientes de que lo que digamos, discutamos, hablemos y
propongamos en esta Comisión y en la de Economía va a tener en los
próximos dieciocho meses una gran influencia en lo que la sociedad va a
tener que hacer en este mismo período.




El señor PRESIDENTE: El señor Zabalía tiene la palabra.




El señor ZABALIA LEZAMIZ: Voy a ser muy breve también.

Quiero decir que nos encontramos satisfechos con las contestaciones que
ha dado el señor Folgado. No sé si debería haber sido el señor Folgado el
que tenía que haber comparecido para informar del grado de ejecución del
presupuesto, ya que este presupuesto estaba hecho por otro Gobierno
anterior, o si hubiese sido mejor que hubiera venido algún representante
del Gobierno anterior para que nos explicara esta parte.

Lo que me interesa es el futuro y, respecto del futuro, estoy de acuerdo
con los planteamientos que ha hecho. Otra cosa será si eso se puede
llevar a efecto; estaremos vigilantes en ese aspecto. Tenemos delante de
nosotros el presupuesto del año 1997 y, desde luego, entrar ahora a
debatir sobre dónde están o dónde van a ir a parar presupuestariamente
esos 200.000 millones de pesetas me parece que es un tema menor. No creo
que en estos momentos el análisis del futuro de la economía española
tenga que estar supeditada a que estemos aquí debatiendo durante dos
horas dónde van a ir esas partidas de esos 200.000 millones de pesetas
que, de otra forma, están expresados en una hoja, pero para mí es en
estos momentos suficiente.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor López-Amor.




El señor LOPEZ-AMOR GARCIA: También voy a ser muy breve.

Me ratifico en lo que he dicho anteriormente en el sentido de que me ha
parecido un acto de cortesía importante, por parte de la Secretaría de
Estado de Presupuestos, la comparecencia después de cuarenta días de
ejercicio de su cargo.

Creo que las explicaciones no sólo han sido suficientes, sino abundantes
y han demostrado que la economía va por el camino que debe seguir, desde
el punto de vista de una política fiscal, y esto no es tranquilizar a los
mercados, esto es hacer una constatación de la realidad y es una
constatación importante de que, después de muchos años de una política
fiscal desbocada, desquiciada, que algunos llamaban, eufemísticamente,
deslizada, hayamos entrado en una nueva fase caracterizada por una
disciplina en algo que por sí tiene que ser disciplinado, como es el
presupuesto.

Hay que decir, en este sentido, que el Partido Socialista nos ha tenido
acostumbrados durante catorce años a dar pocas explicaciones en esta
Cámara sobre las modificaciones presupuestarias, sobre los suplementos de
créditos, incluso de ajustes anteriores de los Ministerios, como el que
efectuó el mismo Partido Socialista estando en el Gobierno y del cual
todavía, como muy bien ha dicho el Secretario de Estado, aun habiendo
hecho una transmisión de poder desde el punto de vista político ejemplar,
sin embargo, desde el punto de vista económico, se les ha olvidado algún
papel en el cajón y éste debía ser uno de ellos.

Por tanto, creo que hay que practicar de alguna manera lo que debe ser la
cortesía parlamentaria. La Secretaría de



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Estado, el nuevo Gobierno lleva cuarenta días trabajando por todos los
españoles, y creo que debemos centrarnos todos en la elaboración del
presupuesto que yo denomino el presupuesto de Maastricht, el que vamos a
discutir aquí en el último trimestre del ejercicio 1996 y que debe entrar
en vigor el 1.º de enero de 1997.

Gracias.




El señor PRESIDENTE: El señor Folgado tiene la palabra.




El señor SECRETARIO DE ESTADO DE PRESUPUESTOS Y GASTOS (Folgado Blanco):
Pido disculpas por habérseme olvidado la pregunta en relación con las
incorporaciones de remanentes de ejercicios anteriores. Se han
incorporado 29.275 millones en inversión civil de remanentes de
ejercicios anteriores. En Justicia e Interior, 12.436 millones; en
Educación, 6.658 millones; en Asuntos Sociales, 1.338 millones y el resto
se distribuye entre diversos ministerios en cuantías inferiores. También
en inversiones correspondientes al Ministerio de Defensa se han hecho
incorporaciones de remanentes de ejercicios anteriores.

A mí me sorprenden, señoría, algunas afirmaciones. Nosotros llegamos a
adquirir esta responsabilidad a comienzos de mayo y vimos que no había
las aplicaciones presupuestarias correspondientes de Justicia e Interior,
de Defensa, de relaciones financieras con las Comunidades Europeas porque
no habían remitido el expediente de declaración de no disponibilidad y
era cuatro meses más tarde. Ministerios con expediente de declaración de
no disponibilidad pendiente de aprobación --porque hay un proceso de
aprobación-- estaban Asuntos Exteriores y Trabajo y Seguridad Social.

Meses después de haber tomado la decisión de no disponibilidad de los
850.000 millones no se habían hecho los ajustes correspondientes en todas
estas secciones, meses más tarde, repito. Nosotros hemos tenido que hacer
ahora esas aplicaciones presupuestarias y sobre ellas, que quede bien
claro, se hacen otras nuevas de 200.000 millones, porque estos 200.000
millones no caen del aire, sino que caen sobre un presupuesto prorrogado
que tiene una no disponibilidad de 850.810 millones y aplicamos 200.000
más, con el agravante de que en un 50 por ciento no estaban hechas las
aplicaciones presupuestarias cuatro meses más tarde.

Nosotros, desde luego, estamos intentando por todos los medios hacer esos
ajustes con toda rapidez, pero sabe muy bien S. S., naturalmente lo sabe
por la propia experiencia, que eso ahora lleva tiempo, y lo haremos sin
ninguna duda.

En cuanto al incremento del empleo por las medidas, naturalmente es
imposible, si no se quiere caer en frivolidad, dar una cifra concreta. En
economía hay mucha incertidumbre. Lo que sí podemos hacer es sembrar, y
eso es lo que estamos haciendo, o lo intentamos humildemente: tratar de
aplicar una política presupuestaria que genere confianza en los mercados;
siendo disciplinada, austera en el gasto, lograr el objetivo de déficit
público y en ello pondremos todo el interés del mundo. Va en ello toda la
credibilidad de los mercados y, desde luego, libertad absoluta de
movimiento de capitales; es prácticamente imposible actuar de otra manera
si no se es irresponsable en la acción de Gobierno. Tenemos que lograr
pagar menos tipos de interés de lo que hemos estado pagando, ganando
confianza. Durante muchos años hemos estado muy penalizados en costes
financieros no ya por la acumulación de déficit históricos muy crecientes
y, por consiguiente, acumulación de deuda, sino por unos tipos de interés
en relación con los países de referencia, con los cuales tenemos que
luchar y competir a cuerpo descubierto porque ya no hay ningún tipo de
barreras arancelarias, fiscales, etcétera, unos tipos de interés de 3, 4
ó 5 puntos por encima del empresario alemán, del consumidor alemán o del
Gobierno alemán, y cada punto son muchas decenas de miles de millones de
pesetas. Esto aplicado a capitalizar un país es lo que hace que progrese,
pero para eso hay que generar confianza, y, si no, cerramos las puertas.

Con puertas abiertas, con libertad absoluta de movimiento de capitales,
pulsando botones, moviéndose cientos de miles de millones cada segundo no
hay más remedio que generar confianza, y el principal instrumento de
política económica en el cual tenemos que centrar esta generación de
confianza es en la política presupuestaria, porque a través de él se
controlan y asignan recursos por un importe cercano al 50 por ciento del
producto nacional al nivel del conjunto de administraciones públicas.

Creemos que por encima de cifras concretas, específicas, que ya nos la
irá dando la economía, está una política de Gobierno que genere
confianza, y, habida cuenta de cómo se están comportando los mercados y
de cómo está empezando a funcionar la economía por algunos indicadores en
mayo y en comienzos de junio, yo diría que la primera piedra la hemos
puesto muy firme.




--APROBACION DE LA CELEBRACION, EN SU CASO, DE LA COMPARECENCIA DEL SEÑOR
BAREA TEJERO, DIRECTOR DE LA OFICINA DEL PRESUPUESTO, EL PROXIMO JUEVES
DIA 27 DE JUNIO PARA INFORMAR SOBRE EL GRADO DE EJECUCION PRESUPUESTARIA,
ASI COMO DE LAS PREVISIONES PARA EL AÑO 1996, A PETICION DEL GRUPO
PARLAMENTARIO SOCIALISTA. (Número de expediente 212/000004.)



El señor PRESIDENTE: Nos queda un último punto del orden del día, la
aprobación de la comparecencia de don José Barea, como Director de la
Oficina del Presupuesto, para el próximo jueves, día 27 de junio. Hasta
ahora no hemos podido conseguir mejor horario, comenzando la sesión de la
Comisión inmediatamente después de que termine la sesión del Pleno del
Congreso de los Diputados. Pide la palabra el señor Borrell; la tiene S.

S.




El señor BORRELL FONTELLES: Señor Presidente, he pedido la palabra para
sumarme a la aprobación de esta comparecencia en la fecha que propone el
Presidente, pero



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también, si me permite, para dejar constancia de que el Grupo Socialista
está absolutamente insatisfecho de las explicaciones del señor Secretario
de Estado, que en su segunda vuelta tampoco ha aportado ningún elemento
de información, y luego a la Presidencia que prepare una próxima reunión
de la Mesa para fijar una nueva presencia del señor Folgado, si los
grupos tienen a bien aprobarlo. (El señor López-Amor García pide la
palabra.)



El señor PRESIDENTE: Señor López-Amor.




El señor LOPEZ-AMOR GARCIA: Con la venia del Presidente, para decir que,
según tengo entendido, las comparecencias se deciden de forma conjunta
entre la Mesa y los portavoces. Nuestro grupo estima en principio --y así
debe hacerlo público-- que la comparecencia del señor Barea no procede
porque en este momento el señor Barea, como todo el mundo conoce por el
«Boletín Oficial del Estado», no es más que un asesor del Presidente del
Gobierno y un asesor que tiene como objetivo no sólo asesoramiento en
materia económica sino asesoramiento en materia de seguimiento
presupuestario.

Por tanto, yo creo que, para no duplicar lo que son funciones que,
además, el señor Barea no tiene desde el punto de vista competencial y
orgánico, no procede desde nuestro punto de vista y desde la postura
política que sostiene nuestro grupo la comparecencia del señor Barea.




El señor PRESIDENTE: Sobre esta última intervención me piden la palabra
los señores Borrell, Homs, Saura y Zabalía. Voy a concederla por el orden
en que me la han pedido.

Señor Borrell.




El señor BORRELL FONTELLES: Creo que la comparecencia del señor Barea ya
fue aprobada en la reunión de Mesa y portavoces, fue aprobada y estábamos
pendientes de fijar la fecha en función de la disponibilidad de sala. Eso
es lo que yo creo recordar. Nos reunimos Mesa y portavoces, alguien
levantaría acta de esa reunión. Creo que está aprobada ya.

En segundo lugar, decir que el señor Barea es un mero asesor... El señor
Barea es un Secretario de Estado, un Secretario de Estado, Jefe de la
Oficina Presupuestaria de la Presidencia del Gobierno, que todos los días
opina urbi et orbe sobre todo, y creo que éste es un excelente lugar para
venir a que nos cuente lo que tantas ganas tiene aparentemente de contar.

Lo que ya no puede ser, señor López-Amor, es que quien venga, no cuente
nada, y el que lo cuenta todo, no venga. (Risas.)



El señor PRESIDENTE: El señor Homs tiene la palabra.




El señor HOMS I FERRET: Señor Presidente, en la reunión de la Mesa y
Junta de Portavoces el Partido Socialista pidió que en esta sesión de hoy
compareciera el señor Barea. Nuestro grupo dejó constancia en aquel
momento de que era casi imposible por razones de tiempo sustanciar dos
comparecencias en la sesión de hoy, como se pone prácticamente de
manifiesto en estos momentos, e indicó que se sustanciara ahora la
comparecencia del Secretario de Estado y que en una segunda convocatoria
de la Comisión de Presupuestos ya incorporaríamos la comparecencia del
señor Barea, pero en aquel momento, en la reunión de la Mesa y los
portavoces no quedó aprobada la comparecencia del señor Barea, sino que
mi grupo manifestó en aquella ocasión que en la siguiente convocatoria la
Mesa y Junta de Portavoces decidieran la incorporación de la
comparecencia del señor Barea y si se hace así, mi grupo no tendrá
inconveniente en que se incorpore dicha comparecencia. Lo que pasa es que
creo que eso lo tiene que resolver la reunión siguiente de Mesa y
portavoces. En consecuencia, señor Presidente, ruego que proceda usted a
convocar cuando sea oportuno la reunión de Mesa y portavoces y decidamos
qué día vamos a convocar la Comisión de Presupuestos y no retengamos
ahora más a los miembros de esta Comisión.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Saura.




El señor SAURA LAPORTA: Me cuesta entender lo que está pasando aquí. Me
parece que lo fácil de decidir --ya lo ha propuesto el Presidente de la
Comisión-- es que el día 27, en función de este aplazamiento por razones
técnicas que también ha explicado el señor Homs, nos viéramos en la
Comisión de Presupuestos y que el señor Barea hiciera su comparecencia.

Por tanto, rogaría que tomáramos este acuerdo.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Zabalía.




El señor ZABALIA LEZAMIZ: Señor Presidente, no voy a decir aquí lo que
comentamos en la reunión de Mesa y portavoces porque me imagino que
estará recogido en algún sitio. Por tanto, obvio volver a debatir lo que
se dijo. Allí, se comentó la posibilidad o conveniencia de comparecencia
del señor Barea. Yo me pronuncié en aquel entonces y aunque admito lo que
diga la mayoría, vuelvo a repetir, desde un punto de vista personal, que
creo que tenemos que aprovechar el tiempo en esta legislatura y no volver
a traer personas para tratar de los mismos temas, primero, porque no
tenemos ni sala para reunirnos; segundo, porque, desde mi óptica
personal, estoy en un montón de comisiones y tengo mucho trabajo. Lo que
no quiero es repetir esta comparecencia con otro señor para que me diga
algo parecido.

Por tanto, en aras a la racionalidad, a la agilidad y al trabajo efectivo
del Parlamento, mi punto de vista lo di entonces y lo repito hoy. De
todas formas, me acojo a lo que en aquella reunión de Mesa y portavoces
se dijo.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor López-Amor.




El señor LOPEZ-AMOR GARCIA: Muy brevemente, para decir que no se tomó
ningún acuerdo en el sentido



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de explicitar el punto número 4. Evidentemente, en una reunión ad hoc de
Mesa y Junta de Portavoces, podremos tomar esa decisión o cualquier otra,
pero no está tomada ni se puede tomar en este acto.




El señor PRESIDENTE: Vamos a aclarar a SS. SS. lo que se decidió en la
reunión de la Mesa con los portavoces. Se decidió aceptar la
comparecencia del Secretario de Estado, que hoy ha comparecido, y fijar
para el jueves día 27 una segunda comparecencia del señor Barea, pero
éramos conscientes de que no teníamos capacidad legal para formular esa
convocatoria. Por ese motivo, el letrado ha puesto en el orden del día de
hoy, como segundo punto y después de la delegación, la aprobación
mediante asentimiento por parte de la Comisión de su comparecencia,
aunque era ya con su presencia física.

A pesar de que el acuerdo de comparecencia del señor Barea para el jueves
27 tenía la misma entidad, es decir tenía que ser ratificada por el pleno
de la Comisión y ya que no habiendo sido avisada la votación no sería
oportuno efectuarla otra vez formalmente, porque ahora sí tienen
delegación formal la Mesa y los portavoces, voy a convocar la Mesa y los
portavoces para que debatan el punto del orden del día. Si no, lo que
tendría que hacer es ponerlo a votación en este momento, pero me parece
que es más oportuno que convoque la Mesa y los portavoces para que
decidan sobre el tema y apliquemos, en su caso, la fórmula de delegación
genérica en la Mesa más portavoces que aprobamos y que hoy hemos
ratificado por asentimiento.

Para no perder el tiempo, si así lo decidieran los componentes de la Mesa
y portavoces, vamos a intentar convocar para mañana mismo por la mañana.

Sugiero las diez de la mañana porque supongo que no se interferirá con
otras comisiones. También puede ser a última hora, pero las comisiones
que empiezan a media mañana no suelen haber terminado a esta hora. Si
queremos la asistencia de los miembros de la Mesa y portavoces, creo
mejor que reservemos las diez de la mañana y, con la máxima brevedad
posible, resolvamos el problema.

Se levanta la sesión.




Eran las dos y quince minutos de la tarde.