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BOCG. Congreso de los Diputados, serie A, núm. 140-3, de 20/10/1998
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BOLETÍN OFICIAL

DE LAS CORTES GENERALES

VI LEGISLATURA

Serie A: 20 de octubre de 1998 Núm. 140-3

PROYECTOS DE LEY

ENMIENDAS A LA TOTALIDAD

121/000141 Presupuestos Generales del Estado para 1999.


En cumplimiento de lo dispuesto en el artículo 97 del

Reglamento de la Cámara, se ordena la publicación en el

BOLETÍN OFICIAL DE LAS CORTES GENERALES de las

enmiendas a la totalidad presentadas en relación con el

Proyecto de Ley Presupuestos Generales del Estado

para 1999 (núm. expte. 121/000141).


PAlacio del Congreso de los Diputados, 15 de octubre

de 1998.-El Presidente del Congreso de los Diputados,

Federico Trillo-Figueroa Martínez-Conde.


A la Mesa de la Comisión de Presupuestos

El Grupo Parlamentario Mixto, a iniciativa de Francisco

Rodríguez Sánchez y Guillerme Vázquez Vázquez,

Diputados del Bloque Nacionalista Galego (BNG), al

amparo de lo dispuesto en el Reglamento de la Cámara,

presentan la siguiente Enmienda de totalidad por la que

se propone la devolución del Proyecto de Ley de Presupuestos

Generales del Estado para 1999.


Palacio del Congreso de los Diputados, 13 de octubre

de 1998.-Francisco Rodríguez Sánchez, Diputado por

A Coruña (BNG).-Guillerme Vázquez Vázquez,

Diputado por Pontevedra (BNG).


ENMIENDA NÚM. 1

PRIMER FIRMANTE:


Francisco Rodríguez Sánchez

(Grupo Parlamentario Mixto)

JUSTIFICACIÓN

El Proyecto de Ley de Presupuestos para 1999 evidencia

el continuismo de la política practicada desde el nacimiento

del Gobierno del Partido Popular, caracterizada por

una reducción del déficit público a cualquier precio; disminución

de la inversión pública, congelación o reducción de

las prestaciones sociales básicas (pensiones, cobertura de

desempleo, gasto sanitario...), pérdida de poder adquisitivo

de los salarios de los funcionarios... así como por una concepción

profundamente regresiva de la distribución de la

riqueza y del reparto de las cargas fiscales.


Esta política se enmarca en el contexto de las restricciones

impuestas por el Pacto de Estabilidad; es precisamente a partir

de este año cuando los efectos de estas restricciones se van a

hacer más patentes sobre el gasto público, por dos motivos:


a) La reforma del IRPF aprobada por el Gobierno

del Partido Popular supone una fuerte reducción de

ingresos públicos, en un contexto de déficit limitados, lo

que inevitablemente tiene que conllevar la contención

del gasto social.


b) La «mina» de las privatizaciones está prácticamente

agotada. Aestas alturas, la dilapidación realizada

por el Gobierno del patrimonio empresarial público ya

no permite seguir obteniendo ingresos extraordinarios

para reducir el déficit.


La recaudación por imposición indirecta (IVA, etc.),

supera ya la recaudación por impuestos directos (IRPF).


Esto da idea de la regresividad del sistema fiscal español,

ya que cada vez los impuestos relacionados con la capacidad

económica de los ciudadanos pierden más peso, ganándolo los

que gravan por igual a los que tienen mucho y a los que

tienen poco.


En este contexto, el Proyecto de Ley de Presupuestos

del Estado para 1999 dibuja un panorama negativo para

Galicia. La contención del gasto va a reforzar todavía

más la tendencia del Gobierno a no acometer en Galicia

inversiones públicas en infraestructuras que son de su

competencia.





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En este aspecto, son llamativos los escasos recursos

dedicados a una red ferroviaria abandonada y marginada;

la nula atención a los recursos hidráulicos en cuencas

controladas por el Estado; el estancamiento de la mejora

de nuestros puertos de «interés general»; la nula preocupación

por obras de saneamiento de las aguas de nuestras

rías, fuente de riqueza esencial para el País..., la lentitud

exasperante en la construcción de las autovías radiales de

acceso a Galicia... Obras todas ellas necesarias para

lograr un mínimo equilibrio territorial en el Estado, del

que presumen los que sacralizan la actual situación... Si a

esto añadimos la menor participación de Galicia en los

Fondos de Compensación Interterritorial y las políticas

comunitarias que dañan nuestros sectores productivos

básicos -sin alternativas serias-, tenderemos una aproximación

a la función estática y continuista que tienen

estos presupuestos en relación con Galicia.


A la Mesa del Congreso de los Diputados

Don José María Chiquillo Barber, Diputado de Unió

Valenciana, adscrito al Grupo Parlamentario Mixto, al

amparo de lo establecido en los artículos 110 y concordantes

del vigente Reglamento de la Cámara, tiene el

honor de presentar la siguiente enmienda a la totalidad al

Proyecto de Ley de Presupuestos Generales del Estado

para 1999, con solicitud de devolución del mencionado

Proyecto de Ley al Gobierno para su reforma, todo ello

en virtud de lo siguiente:


Madrid, 14 de octubre de 1998.-José María Chiquillo

Barber, Diputado.-El Portavoz adjunto Grupo

Parlamentario Mixto.


ENMIENDA NÚM. 2

PRIMER FIRMANTE:


José María Chiquillo Barber

(Grupo Parlamentario

Mixto-Unió Valenciana)

JUSTIFICACIÓN

Los Presupuestos Generales del Estado para 1999

vienen a la luz en un momento de crisis financiera a nivel

internacional. Pero, no nos engañemos, esta crisis no es

sólo algo momentáneo que no vaya a tener más consecuencias

en el futuro, que a las que cada país individualmente

les toque padecer. Lo que está en entredicho es

algo mucho más trascendente: el modelo económico conservador

del que tantas veces este Gobierno se ha vanagloriado.


La denominada «revolución conservadora»

devino en una especie de pensamiento único: el mercado

lo resuelve todo del mejor modo posible.


En pos de sus objetivos, el Gobierno del Partido

Popular articuló una serie de medidas económicas de

sobra conocidas por todos: luchar contra el aumento de

la inflación a toda costa, disminuir los gastos del Estado

-en particular el gasto corriente, aunque este año se

haya descontrolado en el entorno de Presidencia-, ajustes

presupuestarios muchas veces más ficticios que reales,

fórmulas privatizadoras de la Seguridad Social, libre

circulación de capitales, servicios y mercancías, pero no

de personas y trabajadores; supresión de los monopolios

públicos pero no tanto de los privados, etc. Algunas de

estas medidas han sido plenamente llevadas a la práctica,

otras sólo se han apuntado en el horizonte, pero, no nos

engañemos, es sólo una mera cuestión de tiempo tradu-

cirlas en hechos.


Pero todo este guión se ha visto trastocado de la

noche a la mañana por la crisis financiera internacional.


Los primeros episodios afectaron a «los tigres asiáticos».


Luego llegó Rusia, poco después, el desastre se traslade

a América Latina. La incógnita consiste ahora en saber si

lo que empezó siendo un mero «ajuste técnico» se convierte

en una crisis sistémica y devora a Europa y a Estados Unidos.


Todas estas consideraciones, bastante más que fundadas,

no parecen haber afectado lo más mínimo a las

previsiones gubernamentales. A fuerza de repetir que

el euro actuará de coraza frente al fantasma de la recesión,

el Gobierno ha renunciado a vacunarse contra la

crisis, confiado en que el impacto sobre nuestra economía

será mínimo. Llevado por este injustificado

optimismo, ha elaborado unos Presupuestos continuistas,

con una confianza excesiva en la solidez de nuestra

economía para cuadrar las cuentas públicas, gracias

a los ingresos, y pocos compromisos con el

recorte del gasto público. Nadie niega, no obstante,

que la crisis financiera se notará en el sector exterior,

pero cree el Gobierno que la demanda interna, tanto

de consumo como de inversión, compensará este efecto negativo.


Sólo así se puede explicar que el Gobierno mantenga

para 1999 una tasa de crecimiento del PIB del 3,8 por

ciento y se aventure a afirmar que la inflación quedará

reducida al 1,8 por ciento. Dada la situación internacional,

estas cifras son inconcebibles y obtienen poco o

ningún crédito en los medios financieros. Tanto es así

que hace menos de dos semanas el Fondo Monetario

Internacional revisaba a peor ambas previsiones, situando

el crecimiento del PIB para el año próximo en tan sólo

el 3,6 por ciento al tiempo, que preveía un aumento de la

inflación en España hasta el 2,4 por ciento, en lugar

del 1,8 por ciento que maneja el Gobierno. Este dato es

especialmente importante tanto por su incidencia en la

economía general del País, como en los sueldos de los

jubilados y funcionarios, que verán «de facto» si se confirman

las previsiones del FMI, reducido una vez más su

poder adquisitivo.


Pero además de basados en premisas irreales, estos

Presupuestos no son adecuados para favorecer ni un

desarrollo económico solidario del Estado, ni por supuesto

para converger «realmente» con Europa. Cuestiones

tan importantes como la I+D, no reciben un adecuado

respaldo presupuestado. Apesar del cacareado aumento

en inversiones públicas, hay que recordar que todavía




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estamos por debajo de las cantidades invertidas en 1995

y que nuestro «stock» de capital sigue siendo inferior al

de los países más avanzados.


En otro orden de cosas, el gasto en protección social

realizado en España se sitúa 15 puntos porcentuales de

PIB por debajo de la media europea, algo a lo que tampoco

responden adecuadamente estos Presupuestos. No

deja de ser un contrasentido que siendo las previsiones

de creación de empleo para 1999 inferiores que las del

presente año, el Gobierno se permita cubrir únicamente

el 25 por ciento de las vacantes existentes en el Sector

Público, aumentando a su vez un 25 por ciento los gastos

reservados.


Si reubicamos nuestro punto de mira a la Comunidad

Valenciana, lo antedicho no hace más que agravarse.


Dos notas hacen saltar nuestra señal de alarma, tanto

por su gravedad como por ser incontestables: en primer

término, la clase media valenciana se halla empobrecida

respecto a la «media nacional». En un estudio

recientemente realizado por el CIS, mientras que el

25,2 por ciento de los españoles manifestaban poder

ahorrar, sólo el 20,6 por ciento de los valencianos reco-

nocían poder hacerlo. Por el contrario, mientras el 57,4

por ciento de los españoles manifestaban tener dificultad

para llegar a final de mes, esta cifra se veía aumentada

al 60,9 por ciento de los valencianos. No se trata

sólo de que los salarios en la Comunidad Valenciana

sean inferiores a los de otras zonas del Estado, se trata

de que son insuficientes.


En segundo lugar, la Administración Central sigue sin

hacer, y decimos sigue porque nunca lo ha hecho, el

esfuerzo inversor que la Comunidad Valenciana necesita

para encarar con garantía el reto que supone la integración

en Europa. En esta ocasión, el Gobierno se ha superado

a sí mismo, y no sólo no aumenta las cantidades

asignadas en otros ejercicios, que ya eran de por sí insu-

ficientes, sino que las reduce, situándonos a la cola en

inversión entre el resto de las Comunidades Autónomas,

se mida como se mida, tanto en cifras absolutas como

per cápita o por kilómetro cuadrado, la Comunidad

Valenciana vuelve a ser la gran perdedora precisamente

en un ejercicio en que el Gobierno ha aumentado el capítulo

de inversiones respecto al precedente.


Cuestiones tan sangrantes como el eterno retraso

del AVE Madrid-Valencia, la deplorable situación de

las carreteras nacionales que cruzan nuestra Comunidad

(N-332 y N-340), o las necesarias inversiones en

nuestros puertos y aeropuertos, las inversiones en infraestructuras

hidráulicas que cobijan el déficit de agua de

nuestra comunidad deberán esperar un año más. Razones

más que justificadas para presentar nuestro rechazo frontal

al Proyecto de Presupuestos Generales del Estado presentado

por el Gobierno.


A la Mesa del Congreso de los Diputados

El Grupo Parlamentario Mixto, a iniciativa de Begoña

Lasagabaster Olazábal, Diputada de Eusko Alkartasuna

(EA), al amparo de lo dispuesto en el Reglamento de la

Cámara, presenta la siguiente enmienda a la totalidad por

la que se propone la devolución del Proyecto de Ley de

Presupuestos Generales del Estado para 1999.


Madrid, 14 de octubre de 1998.-Begoña Lasagabaster

Olazábal, Diputada.-Portavoz del Grupo Parlamentario Mixto.


ENMIENDA NÚM. 3

PRIMER FIRMANTE:


Begoña Lasagabaster

Olazábal

(Grupo Parlamentario

Mixto-Eusko Alkartasuna)

JUSTIFICACIÓN

Las razones que llevan a Eusko Alkartasuna a presentar

enmiendas a la totalidad a los Presupuestos Generales

del Estado para 1999 con solicitud de devolución de los

mismos son las siguientes:


Estos Presupuestos Generales del Estado materializan

el incumplimiento de las atribuciones competenciales

establecidas en el Estatuto de Autonomía del País Vasco

(Ley Orgánica 3/1979, de 18 de diciembre) en materias

vitales para el desarrollo de autogobierno de la Comunidad

Autónoma del País Vasco, impidiendo que las instituciones

de esta Comunidad tengan todos los instrumentos

políticos necesarios que por ley le son propias para

hacer frente a los problemas económicos, sociales y muy

especialmente al grave problema de la falta de empleo.


Así, y un año más, es necesario reclamar como premisa

básica las transferencias relativas a la gestión del

régimen económico de la Seguridad Social (artículo 18

del Estatuto de Autonomía del País Vasco), la Investigación

Científica y Técnica en coordinación con el Estado

(artículo 10.16 del Estatuto de Autonomía del País

Vasco) así como las demás transferencias pendientes en

materia socio-laboral y relativas al empleo y formación,

y cuyo desglose puntual comprende las prestaciones por

desempleo, intermediación, promoción y gestión del

empleo, formación profesional, regulación, INSS, inspección

de trabajo o fondo de garantía salarial.


Pero, además, desde un punto de vista económico,

consideramos que estos Presupuestos plantean ciertos

riesgos. En primer lugar el riesgo de que los ingresos

sean menores que los previstos debido a la reforma del

IRPF, que va a disminuir la recaudación y a que el crecimiento

tenga que revisarse a la baja como consecuencia

de la incidencia de la crisis financiera internacional.


En segundo lugar, se hace mucho hincapié en la necesidad

de hacer una política exclusivamente de oferta

cuando la situación de la economía española en términos

de paro puede conseguir que además de políticas de oferta

haya también algunas políticas de demanda. Si el consumo

sufriese un debilitamiento, algo probable en breve




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plazo, no será fácil mantener las disminuciones en la tasa

de desempleo previstas en los Presupuestos Generales

del Estado.


En tercer lugar, las políticas activas de empleo, aunque

con crecimiento, siguen siendo poco ambiciosas en

relación al problema que la economía tiene planteado.


Hay igualmente un aumento en los gastos en la Administración

General, mayor de lo que entendemos sería razonable.


Por último, aunque se hace un esfuerzo en términos

de inversión pública, todavía estamos muy lejos de que

la inversión en infraestructuras y sobre todo en investigación

sea la necesaria para lograr una convergencia real y

un crecimiento sostenido.


A la Mesa del Congreso de los Diputados

Al amparo de lo establecido en el Reglamento de la

Cámara, el Grupo Parlamentario Federal de Izquierda

Unida, presenta la siguiente enmienda a la totalidad de

devolución al Proyecto de Ley de Presupuestos Generales

del Estado para 1999 (núm. expte. 121/000141).


Palacio del Congreso de los Diputados, 13 de octubre

de 1998.-Pedro Antonio Ríos Martínez, Diputado.-Rosa

Aguilar Riero, Portavoz del Grupo Parlamentario

Federal de Izquierda Unida.


ENMIENDA NÚM. 4

PRIMER FIRMANTE:


Grupo Parlamentario

Federal IU

JUSTIFICACIÓN

Los Presupuestos Generales para 1999 presentados

por el Gobierno están elaborados de espaldas al empleo

estable, renunciando con ello a utilizar el crecimiento

económico para incrementar la cobertura del desempleo,

que apenas llega al 48 por ciento de los desempleados;

para transformar los contratos temporales en contratos

indefinidos, que apenas son el 8 por ciento de los que se

realizan al año; para dotar de cobertura social a los contratos

a tiempo parcial; pero, sobre todo, y en particular,

se olvidan de adoptar medidas para aplicar la reducción

del tiempo de trabajo y de las horas extras. Así, y fijándonos

en el presupuesto del INEM, partida que es de

especial importancia para los fines antes descritos,

vemos cómo la partida que este Organismo destina al

pago de prestaciones por desempleo desciende en 1999

un 10 por ciento (en los tres años de Gobierno del Partido

Popular el gesto para este fin ha bajado 500.000

millones, pasando de 2 billones a 1,5). En resumen,

menos recursos y una cobertura cada vez menor para el

conjunto de trabajadores, de forma que en estos momentos

dos tercios de los trabajadores y trabajadoras sin

empleo, según la EPA, carecen de protección. Por otro

lado, aumentan los recursos dedicados a la llamada política

de fomento del empleo que, en buena medida, se destinan

a subvenciones y bonificaciones a los empresarios.


Además, estos Presupuestos no se han elaborado

favorecidos por el diálogo social, volviéndose a confundir

en los mismos empleo con contratos, no realizándose

sobre un plan de empleo que mejore la calidad y cantidad

del mismo, así como la protección social, por lo que

se presentan teniendo enfrente a una mayoría real de la

población, que demanda una economía productiva ligada

al empleo estable y un crecimiento económico comprometido

con la mejora de la capacidad adquisitiva de las

pensiones, de los salarios en general y del de los empleados

públicos en particular. Se trata de unos presupuestos

ajustados a los intereses de los amigos que apoyan al

Gobierno, sean los sectores económicos y financieros de

la economía especulativa, favorecedora del fraude; sean

los socios parlamentarios que reciben un incremento de

las inversiones regionalizadas, después de unos reales

decretos de Fomento y Medio Ambiente que han supuesto

unas aportaciones de 164.000 millones de pesetas en

obras. Con todo ello, cabría decir que estos Presupuestos

ayudarán a profundizar las desigualdades territoriales y

sociales al carecer de un modelo de Estado basado en una

superación de los problemas nodales de cada pueblo, de

cada región o nacionalidad (la inversión territorializada

crece en Cataluña, País Vasco y Canarias, mientras baja

en Castilla-La Mancha, Valencia, Navarra y Murcia).


En lo referente al tema de ingresos, este Presupuesto

merece el calificativo de regresivo, ya que pagarán

menos los beneficiarios de la economía y, por tanto, los

de mayor capacidad económica (impuestos directos) y

pagarán más todos los españoles por igual (impuestos

indirectos, especiales y tasas), y en cuanto a los gastos

porque se incrementa el gasto en Defensa e Interior; se

entregan a las empresas 700.000 millones en gastos fiscales

y 300.000 en fomento a la contratación, sin

garantías de inversión y la generación de empleo y sin

unas condiciones de acceso a estas aportaciones claras,

precisas y transparentes. Los mayores gastos en educación,

sanidad e infraestructuras se orientan a los sectores

privados y no a los públicos. Uno de los instrumentos en

los que confía el Gobierno para amortiguar los efectos de

la crisis es la reforma del IRPF, aumentando la renta

disponible de las familias -al reducirse el impuesto- e

incentivando por tanto, el crecimiento del consumo privado.


Está por ver qué parte del aumento de la renta disponible

se dirigirá al consumo o al ahorro; pero, en todo

caso, los recursos a los que renuncia el Estado podrían

destinarse a otras finalidades sociales con un efecto más

claro y cierto sobre la expansión de la demanda interna.


Por otra parte, el razonamiento del Gobierno queda

en evidencia cuando a cambio de la bajada del impuesto

considera necesaria una mayor moderación salarial.


Según las previsiones contenidas en el cuadro macroeconómico,

en 1999 los salarios reales deberían crecer por

debajo de la productividad, perdiendo participación en la

Renta Nacional. En términos de empleo, está previsto un

crecimiento del 2,8 por ciento, frente a un 3,2 por ciento

de aumento en 1998, con crecimientos del PIB en 1998 y

1999 del 3,7 por ciento y 3,8 por ciento, respectivamente.





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Se reduce por tercer año el peso del gasto público

sobre el PIB, que este año se situará en torno al 40 por

ciento, cuando en 1998 estuvo en el 41,5 por ciento, a la

vez que se deterioran gravemente los servicios públicos

al reducir la oferta pública de empleo a un 25 por ciento

de las vacantes que se produzcan (faltarán maestros,

sanitarios, profesionales de Servicios Sociales, etc., de

los que existían en 1998) y el capítulo I, sube el 1,7 por

ciento con salarios que suben 1,8 por ciento, y se aborda

la privatización del escaso sector público actual e incluso

de servicios públicos, generando un incremento del

desempleo en cada acto privatizador.


Un año más se produce una restricción en la oferta de

empleo público y los salarios de los empleados públicos

crecerán con la previsión de inflación (un 1,8 por ciento),

sin recuperar la pérdida de poder adquisitivo que han

sufrido desde 1992. El Gobierno argumenta que esta austeridad

es necesaria para aumentar la inversión pública.


Sin embargo, es difícil conocer lo que crece esta magnitud,

puesto que gran parte de la misma se realiza de

forma extrapresupuestaria, con procedimientos de contabilización

espurios. En todo caso, el nivel de inversión

pública fue tan bajo en los años 1996, 1997 y 1998 (de

1,2 billones en 1996, bajó a 800.000 en 1998 y ahora se

propone 900.000 millones para 1999), que aún creciendo

este año la del Estado en casi un 9 por ciento (según aparece

en el Presupuesto) el porcentaje sobre el PIB es

reducido, y por lo tanto el sector público está lejos de

recuperar su carácter inversor, ligado a un programa de

desarrollo articulado territorial y sectorialmente.


Nos encontramos ante unos Presupuestos maquillados,

poco creíbles y alejados de la realidad, porque están

basados en un cuadro macroeconómico excesivamente

optimista, que desprecia el impacto de la crisis internacional

que provocará una corrección de los mismos,

cuando menos para el segundo semestre de 1999, por lo

que tendremos un menor dinamismo de los ingresos pre-

vistos, sobre todo después de la reforma del IRPF, y una

contención del crecimiento de la demanda interna. Pero,

sobre todo, están basados en un maquillaje del déficit

público que conduce a que lo relevante sea el déficit contable

y no el déficit real, porque abusa del uso de las

privatizaciones que en la SEPI sirven para reducir las

transferencias que el Estado debe hacer para las empresas

deficitarias; porque usa las cotizaciones de la Seguridad

Social para gastos no contributivos y universalizados,

contabilizando al final un préstamo del Estado a la Seguridad

Social; porque alarga la deuda a corto plazo, en

deuda a medio y largo plazo, trasladando los intereses y

amortizaciones a realizar en 1999 a ejercicios posteriores,

y porque derivan hacia activos efectivos financieros

o mediante el sistema de pago aplazado, gastos que

deberían figurar en inversiones anuales o transferencias

de capital.


Por todo ello, el Grupo Parlamentario Federal de

Izquierda Unida solicita la devolución al Gobierno de los

Presupuestos Generales del Estado para 1999, con el fin

de que éste elabore una propuesta presupuestaria cimentada

en la creación de empleo estable y el reparto del trabajo,

en el compromiso de un mayor protagonismo público

y en el esfuerzo inversor del Estado con un programa

de desarrollo que corrija desequilibrios territoriales y

sociales.


A la Mesa del Congreso de los Diputados

Por medio del presente escrito, y al amparo de lo establecido

en el artículo 110 del Reglamento del Congreso

de los Diputados, el Grupo Mixto formula enmienda de

devolución a la totalidad del Proyecto de Ley de Presupuestos

Generales del Estado para 1999 (núm. expte.


121/000141), a instancia de los Diputados y Diputadas

de Nueva izquierda e Iniciativa-Els Verds.


Palacio del Congreso de los Diputados, 14 de octubre

de 1998.-Ricardo Peralta Ortega, Diputado.-Joan

Saura Laporta, Portavoz adjunto.


ENMIENDA NÚM. 5

PRIMER FIRMANTE:


Ricardo Peralta Ortega

(Grupo Parlamentario Mixto)

JUSTIFICACIÓN

Nueva Izquierda e Iniciativa-Els Verds proponen la

devolución al Gobierno del Proyecto de Ley de Presupuestos

Generales del Estado para 1999, por los siguientes

motivos:


En primer lugar, las previsiones macroeconómicas

son enormemente discutibles y poco creíbles.


Así, el crecimiento previsto del 3,8 por ciento del PIB

es discutido de entrada, incluso por una institución tan

conservadora como el Fondo Monetario Internacional,

que lo sitúa en el 3,6 por ciento, con una inflación seis

décimas por encima de la prevista por el Gobierno.


La crisis financiera internacional hace temer el inicio

de una recesión mundial, lo que no avala en absoluto las

cifras presentadas por el Gobierno, que ha reducido tan

sólo una décima sus previsiones elaboradas antes del

comienzo de la crisis.


Parece francamente difícil de creer que con un crecimiento

económico probablemente peor al presupuestado

y un nuevo IRPF, que reduce la tributación media por

contribuyente en un 11 por ciento, se pueda abordar un

incremento de la inversión del 6 por ciento y reducir el

déficit al 1,6 por ciento.


En segundo lugar, las previsiones de ingresos son

absolutamente voluntaristas y poco fiables.


En el capítulo de ingresos por IRPF, se presupuesta

un incremento del 2,8 por ciento, sobre la base exclusiva

del aumento de los empleos en 360.000 personas y de la

disminución del fraude como consecuencia de la aprobación




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de la nueva ley, sin que en ésta se contemple una

sola medida destinada a abordar el problema del fraude.


Si de los propios datos que aporta el Gobierno puede

deducirse una reducción de 600.000 millones de pesetas

en los ingresos de IRPF o incluso de 750.000 millones,

como ya anunciamos en el debate parlamentario del

nuevo Impuesto (cifra ésta en la que coinciden los últimos

estudios de distintas instituciones), parece milagroso

que tan sólo 360.000 empleos más -en el supuesto

que fueran ciertos- permitieran compensar esta dismi-

nución e incrementar además en 143 millones de pesetas.


¿Son estos nuevos empleos capaces de solventar la caída

de ingresos por IRPF? A todas luces, las cifras no son

creíbles.


Esta falta de credibilidad se manifiesta de nuevo en el

incremento de cotizaciones a la Seguridad Social, donde

se establece una subida de un 4,15 por ciento del número

de cotizantes, cuando se ha previsto un crecimiento del

empleo del 2,8 por ciento.


La recaudación por el IVA que presupone un incremento

de un 9,6 por ciento parece también excesivamente

elevada. Presume un aumento sustancial del consumo

muy superior al crecimiento de la economía, que puede

ir perfectamente a la baja si se confirman los negros presagios

de posible recesión.


Finalmente, resulta discutible considerar una bajada

de tan sólo el 1,8 por ciento del Impuesto de Sociedades,

cuando una de las principales razones de su crecimiento

durante el año 1998 se ha debido a las tributaciones realizadas

por los beneficios recibidos por las privatizaciones,

que no existirán ya en el presupuesto del año 1999.


En tercer lugar se pone de manifiesto la cada vez más

pronunciada regresividad del sistema fiscal.


Mientras los impuestos directos suben un 1,5 por

ciento (conviene anotar que los de Sociedades bajan el

1,8 por ciento), los impuestos indirectos suben el 7,7 por

ciento, superando este año por primera vez, en montante

total, a la cantidad percibida por impuestos directos.


El resultado es que el conjunto de los contribuyentes

siguen pagando los mismos impuestos (la presión fiscal

global sólo baja dos décimas) pero renunciando a un sistema

progresivo, por lo que avanzamos a un sistema fiscal

absolutamente injusto.


Las inversiones que se proyectan carecen de credibi-

lidad real.


Si nos atenemos al grado de cumplimiento de las

inversiones en el ejercicio anterior, no puede asegurarse

de ningún modo el efectivo cumplimiento de los proyectos

previstos, mientras que se mantienen las técnicas de

contratación de obras extrapresupuestarias que impiden

conocer a esta Cámara el cumplimiento de las inversiones

y su control. Faltan, además, proyectos de protección

y mejora del medio ambiente, que aseguren la sostenibilidad

de las inversiones y de los procesos productivos.


En este sentido, el Proyecto de Ley presenta, de

nuevo, una apuesta por las grandes infraestructuras faraónicas

que absorben gran parte del presupuesto y

apuestan por un incremento del desequilibrio territorial

ya existente, hecho que aportará problemas futuros sobre

la sostenibilidad del territorio y traerá graves problemas

ecológicos.


La Administración, también en su obligación de velar

por la utilización racional de los recursos naturales para

proteger y mejorar la calidad de la vida y, a la vez, defender

y restaurar el medio ambiente apoyándose en la solidaridad

colectiva, debería haber propuesto la introducción

de criterios de sostenibilidad en la redacción de

proyectos de obra pública que redujesen su impacto en el

paisaje y en el territorio y racionalizasen el uso de los

recursos. Pero la apuesta es absolutamente la inversa, ya

que muchos de ellos son de gran impacto y cuentan con

una gran oposición social.


Las previsiones de créditos presupuestarios para complementos

de mínimos no aseguran siquiera el cum-

plimiento de los Pactos de Toledo, y el presupuesto de

Trabajo y Asuntos Sociales baja espectacularmente un

8,3 por ciento, debido a la disminución tan elevada que

se plantea en la cobertura del desempleo.


Aunque los presupuestos globales del INEM se sitúan

en 2 billones de pesetas y se incrementan muy notablemente

las partidas para políticas activas, descienden en

9,5 por ciento los créditos destinados a cobertura de

desempleo, con el argumento de que va a bajar la tasa de

desempleo del 19 por ciento, a una aún insostenible tasa

del 17,4 por ciento.


Aunque esto fuera cierto, y resulta difícil de creer

porque para ello sería necesario que aumentara la ocupación

sin apenas incremento de la tasa de actividad, continuaríamos

teniendo una cobertura total de desempleo de

un 48 por ciento, es decir, de menos de la mitad de los

parados/as de nuestro país. Atodo ello se añade que las

prioridades que en el proyecto de ley aparecen como

tales olvidan actuaciones decididas tendentes a la generación

de empleo, especialmente entre jóvenes, mujeres

y mayores de cuarenta y cinco años

En estas condiciones, disminuir los créditos disponibles

para cobertura de desempleo significa renunciar a

ampliar a nuevos colectivos de parados algún tipo de

cobertura, lo que consideramos enormemente injusto y

perjudicial.


Es la disminución de esta partida destinada a cobertura

de desempleo la que explica la bajada del presupuesto

del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales (un 8,3 por

ciento), al no compensar la disminución de los 141,5 mil

millones de pesetas que esto supone, con el incremento

de las partidas destinadas a políticas activas.


Conviene, finalmente, señalar que la subida del

INEM es inferior al 6,9 por ciento, que aparece en los

presupuestos, dado que el 3 por ciento, es consecuencia

de la aportación de remanente de tesorería.


Una aportación muy importante del presupuesto es el

1,03 billón neto de aportaciones de la Unión Europea y

aunque no existen dudas, en principio, sobre estos ingresos,

conviene tener presente la discusión planteada sobre

la desaparición de los Fondos de Cohesión y que los Fondos

Estructurales acaban su vigencia en el próximo año,

dado que se sitúan en el Programa Operativo 1997-1999.


Conviene tenerlo presente, porque estos ingresos suponen

una partida sustancial de los presupuestos y una mala

negociación al respecto, que llevara a su disminución,

tendría efectos demoledores sobre los presupuestos de

los años siguientes.





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Son también unos Presupuestos insolidarios, no sólo

en el ámbito interno, sino también en su proyección exterior,

ya que siguen sin cumplirse los compromisos preelectorales

del Partido Popular, en cuanto a la asignación

del 0,7 por ciento del PIB para la Ayuda al Desarrollo.


Cabe añadir, por último, el efecto negativo que produce

y seguirá produciendo con estos Presupuestos Generales

del Estado la limitación para el endeudamiento y la

deficiencia financiera de las Corporaciones Locales.


En definitiva, se trata de unos presupuestos regresivos,

poco creíbles en las cifras macroeconómicas y de

ingresos, sin planteamientos ante la posible recesión de

la economía, con un crecimiento de la inversión inferior

al del gasto corriente, que dan escasas respuestas al grave

problema del desempleo en nuestro país, y mantienen

una política tributaria que profundiza en una distribución

no equitativa de las cargas fiscales, siendo en conjunto la

demostración de la regresiva política económica del

Gobierno y sus socios parlamentarios, por lo que Nueva

Izquierda e Iniciativa Els Verds proponen su devolución

al Gobierno.


A la Mesa del Congreso de los Diputados

El Grupo Parlamentario Mixto, a iniciativa de Pilar

Rahola i Martínez, Diputada por Barcelona (PI), al

amparo de lo dispuesto en el Reglamento del Congreso

de los Diputados, plantea la siguiente enmienda a la totalidad

de devolución al Gobierno, del Proyecto de Ley de

Presupuestos Generales del Estado para 1999.


ENMIENDA NÚM. 6

PRIMER FIRMANTE:


Grupo Parlamentario

Mixto

JUSTIFICACIÓN

El Gobierno ha presentado un proyecto de ley de Presupuestos

para 1999 que da continuidad a los criterios de

ajuste presupuestario y contención del déficit público,

que estaban en la base de los últimos proyectos presupuestarios.


Sin embargo, creemos que el planteamiento

económico del gobierno para 1999 adolece de defectos

fundamentales en tres áreas básicas:


En primer lugar, las previsiones macroeconómicas de

crecimiento, que son la base de la evolución favorable de

los ingresos previstos, no parecen contemplar de forma

suficiente los efectos de la crisis financiera internacional,

con lo cual se pone seriamente en cuestión no sólo el

efectivo cumplimiento del objetivo del déficit público

sino también las prioridades políticas de gasto anunciadas

en el proyecto, principalmente las relacionadas con

el necesario incremento de la inversión estatal en infraestructuras,

después de diversos ejercicios mantenida en un nivel mínimo.


En segundo lugar, el proyecto presupuestario no

avanza de forma suficiente, e incluso en algunos aspectos

regresiona, en la consolidación de las bases del estado

de bienestar. En los presupuestos el gobierno avanza

de forma mínima en los compromisos del Pacto de Toledo

sobre la separación de las fuentes de financiación de

la Seguridad Social, renuncia a plantear mecanismos que

compensen la reducción de la protección social de los

parados y desliza el sistema impeditivo hacia vías no

progresivas, con una pérdida sustancial del peso de la

imposición directa, en beneficio de la imposición indirecta.


Por último, el actual proyecto de presupuestos no solventa

suficientemente algunos desequilibrios territoriales

que han sido una constante de los presupuestos del estado

central. La inversión estatal en Cataluña, aunque

mejora respecto a anteriores ejercicios, todavía se mantiene

en un nivel inferior al peso de la Comunidad Autónoma

-en términos demográficos, económicos y tributarios-

en el conjunto del Estado. Así, por ejemplo, la

inversión del Estado (excluidas las empresas públicas y

los entes públicos) en Cataluña prevista para 1999, en

términos per capita, se mantiene en un 41 por ciento

inferior a la media de las Comunidades Autónomas con

el mismo nivel competencial.


Por todo ello, consideramos necesaria la devolución

del actual proyecto de ley al Gobierno.


Pilar Rahola i Martínez, Portavoz del Grupo Parlamentario

Mixto.


Enmienda a la totalidad

En nombre del Grupo Parlamentario Socialista tengo

el honor de dirigirme a esa Mesa para, al amparo de lo

establecido en el artículo 110 del vigente Reglamento del

Congreso de los Diputados, presentar la siguiente

enmienda a la totalidad de devolución al Proyecto de Ley

de los Presupuestos Generales del Estado para 1999,

publicado en el «BOCG, Congreso de los Diputados»,

serie A, número 140, de 1 de octubre de 1998 (núm.


expte. 121/000141).


ENMIENDA NÚM. 7

PRIMER FIRMANTE:


Grupo Parlamentario

Socialista

MOTIVACIÓN

Los Presupuestos Generales del Estado para 1999 se

han elaborado sin tener suficientemente en cuenta los




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riesgos asociados a la inestable situación económica

internacional y de espaldas a las necesidades de nuestra

economía para competir en la nueva situación marcada

por el euro. En consecuencia, por una parte, sus escenarios

macroeconómicos son los más optimistas dentro de

lo posible lo que conlleva una previsión de ingresos difícilmente

creíble, en especial lo relativo al IRPF.


Por otra parte, las prioridades del gasto quedan desdibujadas

cuando se efectúa la comparación entre lo realmente

pagado en este ejercicio en aquellos capítulos más

relevantes y el presupuesto inicial previsto para el próximo

año. Con ello, el sector público estatal está renunciando

a hacer lo necesario para que la sociedad española

en su conjunto pueda aprovechar, de forma adecuada,

la oportunidad competitiva que va a representar la unión

monetaria europea de la que somos miembros.


Poca credibilidad en los ingresos y continuismo peligroso

en el gasto, sin tener en cuenta las nuevas exigencias

derivadas del cambio de contexto internacional, convierten

al Presupuesto presentado en un instrumento

inadecuado para las necesidades actuales de nuestro país.


Así, ni mejoran la competitividad de la economía

española, seriamente deteriorada en los últimos tiempos,

como demuestra nuestro saldo Comercial negativo, ni

contribuye a mejorar la situación económica real de los

menos favorecidos de la sociedad, al mantener las prestaciones

estancadas en términos reales. Mientras que se

mejora la situación de las capas altas mediante la reforma

del IRPF, los pensionistas, funcionarios, parados

etcétera, ven simplemente como se les mantiene su poder

adquisitivo. Con ello, la actual fase de crecimiento de la

economía española no se está repartiendo de manera solidaria,

sino que está siendo utilizada para incrementar las

desigualdades reales entre los ciudadanos.


Son unos Presupuestos que cabalgan a lomos de un

ciclo económico que se supone eterno y que permite,

como ha ocurrido hasta la fecha, que los ingresos crezcan

mientras que los gastos cíclicos se reducen de forma

considerable. De hecho, si se tuviera que esquematizar el

proceso de consolidación presupuestaria efectuado por el

Gobierno en los últimos ejercicios se podría simplificar

diciendo que la reducción del déficit, en términos

del PIB, ha sido posible gracias a un crecimiento superior

al previsto, al buen comportamiento de los impuestos

indirectos cuya participación en el total de ingresos

supera, por primera vez al de los directos, y a la reducción

de los gastos por desempleo que ha llevado al INEM

a una situación de superávit. Tal modelo de ajuste, que se

proyecta para el próximo ejercicio, es insostenible a

medio plazo a la vez que inconveniente porque aplaza las

reformas estructurales necesarias para afrontar, con

garantías, los retos del euro y del Pacto de Estabilidad.


No se puede seguir, sin incurrir en riesgos irresponsables,

en esta vía de ajuste pasivo.


Como ejercicio contable tampoco puede otorgársele

excesivo crédito. En primer lugar, por las importantes

modificaciones discrecionales que a lo largo del año el

Gobierno viene introduciendo, de manera habitual, en las

partidas del gasto que alejan, de forma relevante, las

cifras realmente ejecutadas de aquello inicialmente aprobado

por el Parlamento. En segundo lugar, por el fuerte

proceso de despresupuestación que inició el Gobierno

desde el principio de su mandato en la presente legislatura

que sitúa a importantes partidas de ingresos y de gastos

fuera del control presupuestario y, a menudo, del propio

conocimiento de las Cámaras. Ambos procesos,

además de reducir la capacidad de control presupuestario

por parte de los órganos que, como el Parlamento, tienen

esa finalidad, convierten al documento presupuestario

inicial en poco relevante respecto a la actuación real del

Estado en la economía a través de los ingresos y gastos

públicos totales.


Palacio del Congreso de los Diputados, 14 de octubre

de 1998.-El Portavoz del Grupo Parlamentario Socialista.