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DS. Senado, Comisiones, núm. 80, de 14/03/1994
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Año 1994 V Legislatura
Comisiones. Núm. 80



CORTES GENERALES
DIARIO DE SESIONES DEL
SENADO



COMISION DE ASUNTOS EXTERIORES



PRESIDENCIA DE DON JOSE LUIS LOPEZ HENARES



Sesión Informativa
celebrada el lunes, 14 de marzo de 1994



ORDEN DEL DIA:



--Comparecencia del Ministro de Asuntos Exteriores, Excmo. Sr. D. Javier
Solana Madariaga, para informar sobre la situación actual en Guinea y las
perspectivas de futuro de las relaciones de España con aquel país, y
sobre la situación actual en el Magreb y la política española en la zona,
incidiendo igualmente en el Sáhara. (Números de expedientes 711/000032 y
711/000033.)



Examen y aprobación de los siguientes convenios pendientes:



--Convención sobre la prohibición del desarrollo, producción,
almacenamiento y empleo de armas químicas y sobre su destrucción, hecha
en París el día 13 de enero de 1993. (Número de expediente 610/000030.)
--Convenio entre el Reino de España y la República de la India para
evitar la doble imposición y prevenir la evasión fiscal en materia de
impuestos sobre la renta y sobre el patrimonio, hecho en Nueva Delhi el
día 8 de febrero de 1993. (Número de expediente 610/000031.)
--Convenio de Cooperación Espacial entre el Reino de España y los Estados
Unidos de América, firmado en Madrid el día 11 de julio de 1991. (Número
de expediente 610/000032.)
--Acuerdo para la protección y fomento recíproco de inversiones entre el
Reino de España y la República Arabe de Egipto, firmado en Madrid el día
3 de noviembre de 1992. (Número de expediente 610/000033.)
--Canje de notas modificativo del Tratado General de Cooperación y
Amistad entre España y la República Argentina, de 3 de junio de 1988.

(Número de expediente 610/000034.)



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--Acta por la que se modifica el protocolo sobre los estatutos del Banco
Europeo de Inversiones y se faculta al Consejo de Gobernadores para crear
un fondo europeo de inversiones, firmada en Bruselas el día 23 de marzo
de 1993. (Número de expediente 610/000045.)
--Deliberación y, en su caso, acuerdo sobre la constitución de una
Ponencia sobre el Magreb. (Número de expediente 543/000005.)
--Comparecencia del Secretario de Estado para la Cooperación
Internacional y para Iberoamérica, Excmo. Sr. D. José Luis Dicenta
Ballester, para informar sobre los planes y acciones previstas por el
Gobierno en el año 1994, en el ámbito de la cooperación cultural y la
cooperación al desarrollo. (Número de expediente 713/000095.)



Se abre la sesión a las diez horas y cinco minutos.




--COMPARECENCIA DEL SEÑOR MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES. (Números de
expedientes 711/000032 y 711/000033.)



El señor PRESIDENTE: Buenos días, señoras y señores Senadores. Buenos
días, señores representantes de la prensa y de los medios de comunicación
social.

Vamos a dar comienzo a la sesión de hoy. En primer lugar, el señor
Letrado va a pasar lista para saber los Senadores que están presentes.

Ruego al señor Letrado que compruebe la asistencia de los señores
Senadores.




Por el señor Letrado se procede a la comprobación de las señoras y de los
señores Senadores presentes y representados.




El señor PRESIDENTE: Gracias.

Vamos a aprobar el acta de la sesión anterior si no hay oposición por
parte de las señoras y señores Senadores. (Pausa.) Como no hay objeción
alguna, queda aprobada el acta de la sesión anterior.

Como saben sus señorías, hoy tenemos una apretada agenda. Por la mañana,
tenemos una sesión en la que contamos con la presencia del señor Ministro
de Asuntos Exteriores, a quien agradecemos mucho que esté hoy aquí. Y por
la tarde, comparecerá el Secretario de Estado de Cooperación para
hablarnos de la cooperación cultural y económica.

Voy a establecer el desarrollo de la sesión. En primer lugar, comparecerá
el señor Ministro de Asuntos Exteriores. No obstante, quiero indicar para
ordenar la sesión que una vez que el señor Ministro se ausente, que
tendrá que ser necesariamente alrededor de las doce y media porque tiene
otros compromisos posteriormente, la sesión continúa durante la mañana
porque hay unos tratados que han de ser sometidos a la consideración y,
en su caso, aprobación de la Comisión, y también, como saben, tenemos
pendiente la designación de una Ponencia, precisamente, sobre el Magreb.

Hecha esta aclaración vamos a dar paso a la comparecencia del señor
Ministro de Asuntos Exteriores, a quien agradecemos muchísimo, como
siempre, su presencia en esta Comisión para hablarnos, como saben sus
señorías, de un asunto de importancia tan capital para la política
exterior española como son las relaciones con el Magreb y Guinea.

Tiene la palabra el señor Ministro.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Solana Madariaga): Muchas
gracias, señor Presidente.

Señorías, de acuerdo con la Presidencia, mi intervención versará, en
primer lugar, sobre el Magreb y la política española y, en segundo lugar,
sobre Guinea. De esta forma seguiré las indicaciones que la Presidencia
ha estimado oportunas.

Señor Presidente, señorías, quisiera resaltar una vez más la satisfacción
que me produce comparecer ante sus señorías para tratar estos dos temas,
dado que el primero constituye uno de los vectores fundamentales de la
política exterior española y el segundo es objeto de preocupación de
nuestra política exterior.

Voy a concentrarme en el primer tema, en el del Magreb. Sus señorías
conocen de sobra la importancia que esa zona tiene para España. Se trata
de una zona del mundo separada de nuestro país, de nuestra península tan
sólo por catorce kilómetros a través del Estrecho y que, además, es la
frontera con el mundo árabe, con el mundo islámico.

En anteriores comparecencias sobre esta misma cuestión he tenido ocasión
de trasladarles el análisis que España hace de la situación en el Magreb,
de los principios rectores y de los instrumentos de nuestra política en
esta zona. Deseo insistir en que en el Magreb se plantean desafíos de
gran envergadura a los que hay que hacer frente con una acción que
persiga no sólo la defensa y la promoción de los intereses políticos,
económicos y culturales de nuestro país, sino también la creación de un
espacio compartido de estabilidad y prosperidad en el que puedan
encontrar acomodo las aspiraciones justas de los pueblos magrebíes para
un mayor desarrollo en todos los órdenes.

En el plano político, señor Presidente, señorías, la mayoría de los
países de la zona han emprendido, al menos en el plano de las
intenciones, la búsqueda de fórmulas políticas más participativas, más
respetuosas con los derechos humanos. Reconocemos que los avances no han
sido lineales, pero el Gobierno español estima que se ha producido una
mejoría global en ese terreno. Estoy pensando, sobre todo, en Marruecos,
en Túnez y en Mauritania.




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España persigue la estabilidad de los países magrebíes, entendida en un
sentido dinámico. Esto favorece el refuerzo permanente del Estado de
Derecho. En este sentido, apoyamos lógicamente los procesos de
democratización y la ampliación de los espacios de libertad en los
diferentes ámbitos, la prensa, el estatuto de la mujer, la tolerancia
religiosa, las garantías judiciales y, en general, todo aquello que
favorezca la aparición de una verdadera sociedad civil.

Llegados a este punto, señor Presidente, haré una referencia a la
cuestión del islamismo, fenómeno complejo que en su vertiente radical es
percibido como un elemento preocupante de inestabilidad para los
gobiernos de la zona.

En los últimos años, la presencia y la fuerza de los grupos islamistas ha
crecido en esos países. La respuesta de los diferentes gobiernos
magrebíes ante el fenómeno ha alternado dos clases de respuestas básicas.

La primera de asimilación o disolución del fenómeno mediante su
interacción con las estructuras de la cultura tradicional árabe-musulmana
presentes con mayor o menor vigor en cada país. La segunda ha sido el
control o represión de los excesos del islamismo en el terreno político y
social.

España, señorías, condena los actos violentos de los grupos que hacen una
interpretación radical del islamismo político. Con igual determinación
condena las violaciones de los derechos humanos cometidos bajo el
pretexto de la lucha contra el islamismo. Y desde luego, proclama su
respeto total a los musulmanes y al Islam que no debería ser objeto de
ninguna clase de estigma ni confusión con los fenómenos extremistas que
acabo de señalar.

En el plano económico la región magrebí se caracteriza, como sus señorías
saben, por bajos niveles de renta e insuficientes tasas de crecimiento.

Inciden de forma particular los problemas del desempleo, ligado éste al
elevado crecimiento demográfico, la deuda externa, las carencias
agrícolas e industriales y la debilidad del sector privado de la
economía.

En este sentido, España apoya los procesos de liberalización económica
emprendidos, en algunos países con mayor medida y en otros con menos;
pero en general todos los gobiernos de la región han puesto en marcha o
han tratado de poner en marcha programas y acciones de apertura de los
mercados y de saneamiento financiero del sector público.

Confiamos en que el desarrollo económico estimule los avances en el
proceso de democratización y la ampliación de las libertades en el
Magreb.

Señor Presidente, tras estas consideraciones de orden general me referiré
brevemente a la situación de cada uno de los países magrebíes y a sus
relaciones bilaterales con España, con nuestro país. Comenzaré con
Marruecos. Marruecos es nuestro vecino meridional con el que España
mantiene unas relaciones excelentes de cooperación cada vez más
diversificadas y un diálogo político permanente.

En el marco del Tratado de amistad, buena vecindad y cooperación, que
entró en vigor el 28 de enero de 1993, se celebró en Madrid, los días 3 y
4 de diciembre pasado, una reunión de alto nivel presidida por los dos
jefes de Gobierno. En ella los dos países --España y Marruecos--
constatamos con satisfacción el nuevo impulso que están adquiriendo las
relaciones bilaterales gracias a una voluntad concordante, y se adoptó
una serie de acuerdos en el ámbito económico, financiero, educativo,
cultural y judicial.

En esa reunión también se reiteró el compromiso de avanzar en los
proyectos de interconexión estratégica, no ya entre los dos países, sino
más propiamente entre Africa y Europa. Reitero que son el enlace fijo a
través del Estrecho de Gibraltar, el gaseoducto Magreb-Europa, la
interconexión eléctrica por cable submarino y de telecomunicaciones por
fibra óptica. Por lo tanto, se trataba de una reunión importante desde el
punto de vista del estrechamiento de relaciones no sólo políticas sino
también económicas e incluso físicas entre el norte y el sur del
Mediterráneo.

En el terreno económico, me complace comunicar a sus señorías la buena
marcha de los intercambios comerciales y de las inversiones. España, como
saben, es el segundo proveedor y cliente de Marruecos detrás de Francia.

En 1993 ha habido un aumento de las exportaciones españolas de
aproximadamente un 28 por ciento, y las importaciones crecieron en un
17,1 por un total de más de 140.000 millones de pesetas.

Las inversiones españolas directas en Marruecos han aumentado de forma
sensible, pasando de 280 millones de pesetas en 1987 a más de 4.000
millones en 1992, habiendo alcanzado un pico, en 1991, de cerca de 10.000
millones de pesetas.

Seguimos deseosos de promover el desarrollo económico de Marruecos, y por
ello ambos países convinieron en la reunión de alto nivel adoptar un
nuevo acuerdo marco de carácter financiero que pondrá a disposición de
Marruecos facilidades financieras por un máximo de 150.000 millones de
pesetas, a razón de 30.000 millones de pesetas anuales.

El pasado 6 de diciembre, el Consejo de Ministros de la Unión Europea
aprobó el mandato de negociación de un acuerdo de asociación
Marruecos-Unión Europea. En estos momentos, la Comisión Europea y
Marruecos han comenzado la fase de negociación, que no será corta, pues
es preciso conciliar los puntos de vista en muchos capítulos en los que
todavía no hay acuerdo. Los puntos más delicados son la regulación del
comercio agrícola y el capítulo financiero. Menos problemáticas son las
cuestiones del establecimiento de una zona de libre cambio industrial
--subrayo industrial-- y los aspectos políticos e institucionales.

Tenemos la esperanza de que el futuro acuerdo sea plenamente equilibrado
en relación con las distintas preocupaciones e intereses, tanto de los
Doce como de España y de Marruecos.

Pienso que los intereses de todos son conciliables --no es fácil, pero es
posible--, y consideramos que es muy importante todo lo que favorezca la
fluidez de los lazos económicos entre España y Marruecos y que el futuro
acuerdo debe incrementar, no solamente la relación de Marruecos con la
Unión Europea, sino también, a través de ella, las relaciones con España.

Entendemos que un acuerdo de estas características debe ser beneficioso
para España.




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Señor Presidente, en cuanto a Argelia, sus señorías no ignoran la grave
crisis política y socioeconómica que está atravesando este país con el
que, sin embargo, mantenemos buenas relaciones, un diálogo político
institucionalizado en cuyo marco recibí el pasado día 12 de enero a mi
homólogo, el Ministro de Asuntos Exteriores, el señor Dembri.

Desgraciadamente, señor Presidente, en los últimos meses se ha producido
un deterioro de las condiciones de seguridad, multiplicándose los actos
de violencia política, incluidos los asesinatos de ciudadanos extranjeros
--hasta la fecha creo recordar que son treinta y uno--, entre ellos un
ciudadano español. La situación de Argelia es motivo, por tanto, de gran
preocupación para el Gobierno español.

Nuestro primer objetivo en estos momentos es la seguridad de los
españoles que allí residen o que allí se encuentran. Se han tomado todas
las medidas posibles que las circunstancias permiten para proteger la
integridad física de la colonia española, entre las cuales cabe mencionar
las siguientes:
En primer lugar, la constitución en el Ministerio de Asuntos Exteriores y
en las representaciones oficiales en Argelia de un grupo de trabajo para
el seguimiento de las posibles crisis y para atender a la protección de
nuestros nacionales.

En segundo lugar, asegurar la comunicación permanente y un contacto
estrecho de la colonia española con la embajada y con nuestro consulado
general en Orán.

En tercer lugar, tener siempre abierto un canal de comunicación de la
embajada con las representaciones de los países de la Unión Europea y con
las embajadas iberoamericanas en Argelia, preparando de esa manera y de
forma coordinada los planes para cualquier contingencia.

En cuarto lugar, instar a las autoridades argelinas para que hagan todos
los esfuerzos posibles para proteger la integridad y la seguridad de
nuestros compatriotas, sus bienes, los locales de las sedes diplomáticas
y consulares y las empresas españolas en ese país y, asimismo, para que
se investigue el crimen que costó la vida a un ciudadano español, y
lleven ante la justicia a sus autores.

En quinto lugar y sin perjuicio de lo anterior, el Ministerio de Asuntos
Exteriores y nuestra representación en Argelia han tomado una serie de
medidas concretas y han distribuido a la colonia española una lista de
recomendaciones de actuación para disminuir los riesgos en esta materia.

Sus señorías comprenderán fácilmente que no sea más explícito sobre estas
medidas concretas, que en ningún caso pueden suponer una garantía de
seguridad al cien por cien, pero que estimamos que son las adecuadas.

La situación política en Argelia, señor Presidente, señorías, se
caracteriza por su fluidez. Tras el relativo fracaso de la Conferencia
Nacional de Diálogo, en enero ha accedido a la jefatura del Estado el
general Liamin Zerval, que ha adoptado algunas medidas de nuevo cuño para
tratar de apaciguar la situación. Resalto la liberación de algunos
líderes islamistas, el cierre de centros de detención y una oferta de
diálogo, aún no del todo precisada, con las fuerzas políticas más
representativas.

El Gobierno español insiste en el respeto de los derechos humanos por
todas las partes involucradas, considera que la vía de diálogo es la
única manera de poner coto a la violencia y de poner en marcha una
verdadera transición democrática imprescindible en ese país.

Desde el punto de vista del capítulo económico, el Gobierno argelino ha
decidido adoptar un programa de ajuste estructural de su economía con el
aval del Fondo Monetario Internacional. El acuerdo está en este momento
en fase avanzada de negociación, y debe contemplar medidas como la
liberalización paulatina del comercio exterior, la reestructuración de la
deuda externa y la fijación de una nueva paridad de su moneda, del dinar.

Hace años que el Gobierno español venía insistiendo en la urgencia de
este tipo de reformas económicas que, no obstante, deberán calibrarse muy
bien para no provocar graves alteraciones de orden social.

En cuanto a los intercambios comerciales de carácter bilateral he de
decir, señor Presidente, que su volumen ha ido creciendo --es
importante-- y alcanza un total de unos 200.000 millones de pesetas.

Entre 1989 y 1993, España ha puesto a disposición del Gobierno de Argel
facilidades financieras significativas. La renovación de nuestra
cooperación financiera se encuentra pendiente de decisión, lo que se hará
cuando se conozca con mayor precisión y detalle el régimen previsto para
la deuda externa argelina en el plan de ajuste que en este momento se
está discutiendo con las autoridades del Fondo Monetario Internacional.

Ya he mencionado, señor Presidente, la importancia del proyecto de
construcción del gasoducto Europa-Magreb, cuyas obras comenzaron el día
13 de mayo del pasado año y que se desarrollan en este momento con toda
normalidad.

Sus señorías saben que, en lo que a Libia se refiere, sigue sin
solucionarse la llamada «crisis de los aviones» tras la negativa de las
autoridades libias a cumplir en su totalidad las resoluciones pertinentes
del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Por ello, el Consejo de
Seguridad aprobó hace casi tres meses, y sin ningún voto en contra, la
Resolución 883, la cual supone un reforzamiento del régimen de sanciones.

La situación de Libia está condicionada en buena medida por esa crisis,
cuya solución eventual beneficiaría el propio desarrollo de ese país, así
como también beneficiaría la estabilidad de la región y el dinamismo de
los intercambios y de la cooperación en ella.

España, sin dejar de cumplir de forma escrupulosa las resoluciones del
Consejo de Seguridad, mantiene con Libia unas relaciones bilaterales
centradas en lo económico fundamentalmente en nuestras importaciones de
petróleo y de gas. El desequilibrio en la balanza comercial ha comenzado
a corregirse en los últimos meses con buenas perspectivas --así lo
espero-- para el futuro.

Por lo que se refiere a Túnez, este país, dentro del contexto magrebí,
viene gozando de un crecimiento económico constante así como de una
situación política de las más estables. Las autoridades tunecinas han
propiciado recientemente una reforma de la ley electoral para introducir
unas dosis mayores de proporcionalidad. Esta ley permitirá la entrada de
la oposición en la nueva Cámara que



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habrá de surgir de las elecciones legislativas que se celebrarán el
próximo día 20, es decir, al final de esta semana, al tiempo que tendrán
lugar las elecciones presidenciales.

Las relaciones entre España y Túnez, señor Presidente, atraviesan un
momento excelente marcado por la ausencia de contenciosos y también por
contactos crecientes en el ámbito de lo político, lo económico y lo
comercial. Como saben sus señorías, el día 3 de enero de este año realicé
una visita oficial a Túnez en la que mantuve entrevistas con el
Presidente de la República, señor Ben Alí, así como con mi homólogo el
señor Ben Yahia y otras autoridades.

En el terreno bilateral económico existe un Acuerdo de cooperación
económica y financiera firmado en 1991 por el que España pone a
disposición de Túnez facilidades financieras por un monto global de 100
millones de dólares. Para agilizar su ampliación, a finales de diciembre
de 1993 se aprobó la creación de una sublínea de 10 millones de dólares
entre los 100 millones mencionados para pequeños y medianos proyectos. El
día 11 de febrero del presente año se decidió la creación de otra
sublínea cien por cien de ayuda al desarrollo, de créditos FAD, para
financiar la creación de empresas mixtas. El pasado 20 de diciembre, y en
relación con la Unión Europea, el Consejo de Ministros de la Unión aprobó
el mandato de negociación, el acuerdo de asociación de la Unión con
Túnez, que se inspira en la misma filosofía que al que ya he aludido con
Marruecos, que confiamos pueda aprobarse sin mayores problemas.

Señor Presidente, señorías, por lo que respecta a Mauritania es preciso
subrayar el proceso de apertura política loable que este país ha conocido
en los últimos años, proceso que si bien no ha supuesto grandes cambios
en las estructuras reales de poder, a nuestro juicio ha dado pasos
alentadores como, por ejemplo, la aprobación de una Constitución creadora
de instituciones del poder civil en 1991 o la celebración posterior de
elecciones presidenciales, municipales y legislativas en un marco
político respetuoso con los principios del multipartidismo y la libertad
de prensa.

En el plano económico está realizando un esfuerzo notable de
modernización económica y social con apoyo de las instituciones
internacionales. En este contexto hay que situar el reciente Acuerdo
firmado con el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial con miras
a impulsar el desarrollo económico del país.

Mauritania es un país de gran importancia estratégica para España por su
cercanía a las Islas Canarias, su pertenencia a la Unión del Magreb
Arabe, la UMA, su rico banco pesquero y, en general, por su condición de
país de transición entre el mundo árabe beréber y el mundo negro
africano. Las relaciones hispano-mauritanas se han ido diversificando y
enriqueciendo en los últimos años, alcanzando, como he dicho
anteriormente, un buen momento en el presente. En este mismo marco
situamos la visita que Sus Majestades los Reyes van a efectuar a ese país
el próximo mes de mayo, visita que pretende servir de impulso al futuro
desarrollo de esas relaciones.

Señor Presidente, señorías, permítanme que a continuación me refiera a un
escenario un poco más amplio, el del diálogo y la cooperación
multilateral en el Mediterráneo. En primer lugar, voy a referirme al
proceso denominado iniciativa 5 + 5 que, tras la prometedora Declaración
de Argel de 1991 entró en una fase casi de congelación a raíz de la
crisis libia a la que he hecho referencia.

En la actualidad estamos explorando las posibilidades para reanudar la
cooperación en el Mediterráneo occidental, ya que tenemos un interés
específico en el desarrollo de varios sectores clave de cooperación como
pueden ser los asuntos migratorios, el medio ambiente, transportes y
comunicaciones, a lo que ya he aludido, autosuficiencia alimentaria y
diálogo cultural. Por tanto, estamos trabajando para tratar de reiniciar
conversaciones al respecto en algún foro en el ámbito del Mediterráneo
occidental que nos permita reavivar ese diálogo entre la ribera norte y
la ribera sur del Mediterráneo occidental.

En segundo lugar, existen otras propuestas encaminadas no solamente al
diálogo en el Mediterráneo occidental sino a algo más amplio, por
ejemplo, a la puesta en marcha en Egipto de lo que podríamos denominar un
«Foro Mediterráneo» de una serie de países pertenecientes a las dos
cuencas de este Mar común. En las últimas semanas ha habido un buen
número de avances, a través de reuniones interesantes sobre esta
cuestión. Confío en que pronto podrá celebrarse una reunión a nivel
ministerial probablemente en Alejandría, en la que reflexionaremos sobre
las grandes cuestiones que afectan a la estabilidad de la zona. Dentro de
pocas semanas tendré oportunidad de visitar Egipto, donde mantendré un
intercambio de opiniones a este respecto.

Finalmente, señor Presidente, aludiré a la cuestión del Sáhara. Comenzaré
recordando a sus señorías que España mantiene una posición invariable de
principios desde 1976, bien conocida por sus señorías, según la cual el
conflicto del Sáhara Occidental es en realidad un problema de
descolonización inconclusa que sólo podrá ser resuelto mediante la
celebración de un referéndum de autodeterminación justo, libre y con
todas las garantías internacionales.

Como saben, España acogió con satisfacción las resoluciones números 658 y
690 del Consejo de Seguridad ratificadas por la Asamblea General y por
las dos partes que encomendaron la organización del referéndum bajo la
dirección del Consejo de Seguridad al Secretario General de Naciones
Unidas, siguiendo las disposiciones de un Plan de paz diseñado por el
Secretario General que a la sazón era --lo recordarán sus señorías-- don
Javier Pérez de Cuéllar.

A petición del Secretario General, España ha colaborado en el desarrollo
de los preparativos del referéndum. La contribución española puede
desglosarse como sigue: dos millones de dólares como contribución
obligatoria al presupuesto de la misión, MINURSO, cuatro millones de
dólares como aportación voluntaria en efectivo, cerca de un millón de
dólares más en medios de transporte, además de facilitar el censo español
de 1974 así como diversas prestaciones logísticas y sanitarias a MINURSO,
a la acción de Naciones Unidas, en Las Palmas de Gran Canaria.




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Por otra parte, España ha ejercido una actividad diplomática constante en
apoyo del plan de Paz a través de contactos bilaterales con las partes,
con los Gobiernos interesados y con los responsables de las Naciones
Unidas. La incorporación de España al Consejo de Seguridad abrió sin duda
nuevas perspectivas de acción. En su seno se ha constituido un grupo
informal de países, entre ellos España, que están especialmente
interesados en el proceso de arreglo del problema de que estamos
tratando.

En la actualidad estamos en la fase de aplicación de la Resolución 809
del Consejo de Seguridad, que fue aprobada por unanimidad, como
recordarán sus señorías, el día 2 de marzo de 1993. Recordarán también
que en ella se establece, en primer lugar, que la celebración de la
consulta no puede demorarse indefinidamente y, en segundo lugar, que el
Secretario General de las Naciones Unidas debe intensificar sus esfuerzos
cerca de las partes en la cuestión de la interpretación y aplicación de
los criterios que determinan la condición de votante en el referéndum e
iniciar el proceso de identificación e inscripción de los votantes
empezando por aquellos que figuran en el censo español de 1974.

Respecto al modo de interpretar la aplicación de los que llamamos
coloquialmente «criterios de saharauidad», el Secretario General ha
trasladado a las partes unas propuestas de compromiso. Todavía no han
podido fructificar plenamente esos esfuerzos para lograr una plena
aceptación de las partes sobre esta cuestión. De hecho esta cuestión es
el obstáculo principal que permanece en el camino que ha de conducir al
referéndum. En cuanto a la identificación e inscripción de los votantes,
se han registrado ya pasos positivos. La comisión de identificación de
MINURSO ha empezado ha trabajar sobre el terreno mediante la apertura de
oficinas de la Comisión en los principales lugares del Sáhara, de los
campamentos de refugiados, e incluso en Mauritania, y la distribución de
formularios de solicitud de inclusión en el censo electoral. De todas
formas, señor Presidente, será difícil que todavía se produzcan avances
en esta cuestión mientras persistan los problemas que antes he mencionado
sobre los criterios de identificación de los votantes.

Como he dicho antes, la Resolución 809 solicitaba asimismo la
presentación de un informe del Secretario General en que se evaluara el
resultado de sus gestiones y se determinasen los pasos a seguir para la
pronta celebración del referéndum.

Recuerdan sus señorías que el Secretario General, señor Butros Ghali,
presentó en mayo y noviembre sendos informes de seguimiento y estábamos a
la espera de un nuevo informe más sustancial, informe que ha sido
presentado el sábado, es decir, hace dos días, y que todavía no hemos
tenido ocasión de analizar con detalle ni en el ámbito de la
representación española, ni en el ámbito del Consejo de Seguridad, pero
ya se ha presentado el nuevo informe del Secretario General en la tarde
del sábado en Nueva York.

Estamos, por tanto, a la espera de producirse ese análisis más
pormenorizado del informe y de las reuniones del Consejo de Seguridad,
que se producirán en las próximas fechas. El calendario del Consejo de
Seguridad es muy intenso en estos días. En primer lugar se va a
concentrar fundamentalmente en los primeros días de esta semana en tratar
de encontrar una fórmula que permita una resolución respecto de los
últimos acontecimientos en Oriente Medio y, por tanto, seguramente no
tratará este tema hasta el final de esta semana o principios de la
próxima.

Por tanto, señor Presidente, nos encontramos en una fase que me atrevería
a llamar decisiva de este importante proceso. España confía en que la
aplicación del plan del Secretario General pueda poner término al
conflicto y permitir que se instaure una paz justa y duradera en esa
región magrebí.

Señor Presidente, trataré de concluir esta comparecencia recordando algo
muy básico. España apuesta por un Magreb próspero, España apuesta por un
Magreb estable, y por ello favorece el proceso de integración del Magreb
y la superación de los problemas que dificultan la consolidación de la
unión del Magreb árabe, de la UMA.

Por la misma razón, señorías, España trabaja por el desarrollo de la
cooperación multilateral en el Mediterráneo, en el bien entendido de que
todo cuanto suceda en la orilla sur del Mediterráneo tendrá un efecto
mediato o inmediato en nuestro país y en Europa.

Señor Presidente, señorías, muchas gracias por su atención.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor ministro.

Pasamos ahora, como es habitual, al turno de los portavoces de los
grupos.

Podríamos seguir, porque realmente se siguen ambos procedimientos, o bien
que cada portavoz intervenga y el señor Ministro conteste a cada uno, o
bien que inicialmente los portavoces hagan preguntas y el Ministro
conteste después conjuntamente.

Si no tienen inconveniente los señores portavoces, vamos a seguir el
primer procedimiento, es decir, que los portavoces hagan las preguntas y
a continuación el señor Ministro conteste a cada uno de ellos.

¿Señores portavoces que desean intervenir? (Pausa.)
En primer lugar tiene la palabra el señor Galindo Santana, que representa
al Grupo de Coalición Canaria.




El señor GALINDO SANTANA: Muchas gracias, señor Presidente.

Señor Ministro, bienvenido. Es de gran satisfacción encontrarle hoy, como
en alguna otra ocasión.

Sin duda alguna, creo que el señor Ministro ha hecho un análisis de las
política del Magreb que incluso me atrevería a decir que ha sido no sólo
objetivo y consciente, sino incluso de primera mano. Y digo de primera
mano porque, respecto de aquella reunión de trabajo que teníamos en su
Ministerio con los embajadores del área del Magreb, hay una gran
sintonización entre lo que su señoría plantea y la situación que se vive
internamente en cada uno de esos países.

Sinceramente, señor Ministro, usted plantea algo que me parece
tremendamente positivo, la actitud del Gobierno que su señoría dignamente
representa, ese gran



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esfuerzo y preocupación por intentar dignificar el área del Magreb. Eso
es muy importante y creo que todos debemos estar por la cercanía. Quizás
nuestro país tiene una terrible responsabilidad. Si España es un elemento
sólo de referencia, sino de responsabilidad de cara a la Unión Europea y
de alguna forma tiene que hacer esfuerzos para defender a esos países que
no pertenecen a esta organización, y si también tenemos la
responsabilidad de esperanza para los pueblos del área de América Latina,
evidentemente, nuestro país y el Gobierno están asumiendo una tremenda
responsabilidad, con lo cual hay que ser consecuentes y diría que hasta
responsables en los planteamientos.

También ha planteado el señor Ministro los enormes esfuerzos que hay que
hacer para intentar sacar a estos pueblos del ostracismo, de la
indigencia, la pobreza y la miseria. Lo que ha planteado el señor
Ministro, incluso para nosotros, en Canarias, se está viendo de una forma
incluso desmedida. Cuando se hacen esos llamamientos intentando que
nuestros industriales --me estoy refiriendo concretamente a Canarias--
traten de invertir en Marruecos, eso tiene un gran perjuicio para
nosotros. En estos momentos, si se analiza la situación del archipiélago
canario, su señoría sabe que nuestros puertos han sufrido un detrimento
muy importante, nuestra pesca prácticamente está desapareciendo y nuestra
agricultura ha experimentado un notable retroceso, fundamentalmente en el
tomate, un elemento que en nuestras islas tenía el área casi más
importante, juntamente con el plátano, lo que nos permitía la
subsistencia. Respecto a nuestra industria, actualmente las conserveras
se están instalando en Marruecos. Pero lo terriblemente sorprendente es
que, en mi opinión, no hay pudor al hacer este planteamiento, cuando creo
que esto habría que hacerlo desde las perspectivas de mayor ecuanimidad,
mayor profundidad y estudio. Comprendo la situación de Marruecos y de
todos los países del área del Magreb. No quiero, señor Ministro
--líbreme, además--, hacerle una crítica al planteamiento que se
desarrolla, pero sí quiero hacerle una sugerencia. No sé hasta qué punto
su señoría, y en este caso su Gobierno, pudiera ver la posibilidad de que
en los acuerdos entre España y Marruecos se intentara la conexión con
nuestro gobierno canario: consultar, dialogar o intercambiar ideas, sin
que ello sirva para que el Gobierno canario interfiera o se entrometa en
la política exterior de nuestro país, cuyo Gobierno no hay que insistir
en que tiene toda la libertad para hacer lo que estime más oportuno. Por
tanto, mi aseveración va orientada en este sentido.

Por otra parte, señor Ministro --y concluyo--, mi más sincera
felicitación por ese análisis que hace usted, fundamentalmente por lo que
respecta a la convocatoria del referéndum en el Sáhara Occidental,
porque, entre otras cosas, veo que sintoniza con la preocupación del
Gobierno y de las Naciones Unidas por la convocatoria del referéndum, lo
que nos daría sosiego, paz y tranquilidad a los canarios y que, por
supuesto, dignificaría muchísimo más la política exterior española y,
desde luego, la de todos los pueblos de España, como se ha demostrado a
través de la solidaridad de ayuntamientos y otras instituciones de todo
el país con el pueblo saharaui.

Me sumo a las palabras de bienvenida del señor Presidente.

Muchísimas gracias, señor Ministro.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, Senador Galindo.

Tal como habíamos indicado, vamos a seguir con la ronda de intervenciones
de los portavoces.

Por el Grupo de Convergència i Unió, tiene la palabra el Senador Ferrer.




El señor FERRER I ROCA: Muchas gracias, señor Presidente.

En primer lugar, quiero agradecer al señor Ministro su sintetizada, pero
muy interesante, información.

Creo que es oportuno señalar que la acción española, en general, ha sido
y es positiva en este área, que se está viendo afectada por la nueva
etapa que se ha iniciado en el mundo por lo que respecta al comercio
internacional. Me refiero a que pensamos que los acuerdos GATT tienen, y
tendrán, una incidencia positiva en esta zona. Por otra parte, a pesar de
que hay casos positivos, como los de Marruecos, Túnez, o el desarrollo
creciente de Mauritania, por ahora no se ha conseguido, en conjunto,
invertir la tendencia del problema en el Magreb, ya que continúa
haciéndose más grave la necesidad del desarrollo, no sólo en el campo
económico, sino también en los sectores cultural, social y político.

Me ha llamado poderosamente la atención el hecho de que el Ministro se
haya referido a la posibilidad de que en los próximos meses se produzca
una nueva iniciativa de diálogo con el Magreb occidental, o se cree un
nuevo foro, en el que también tendría cabida Egipto. Desde nuestro punto
de vista, aun considerando muy positivas las actuaciones realizadas hasta
estos momentos, me atrevería a decir que este área está necesitando de
nuevas acciones más ambiciosas. En este sentido, el señor Ministro se ha
referido a dos de ellas, que pueden tener este perfil, por lo que me
gustaría que, si es posible, concretase algo al respecto.

Muchas gracias.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Ferrer.

Por el Grupo Popular, tiene la palabra el Senador Ramírez Pery.




El señor RAMIREZ PERY: Gracias, señor Presidente, y gracias, señor
Ministro, por su puntualidad, su comparecencia, precisa y breve, y la
invitación al Palacio de Viana, que espero que se repita, ya que fueron
muy interesantes los contactos con los embajadores del Magreb y muy
agradable la estancia entre los muros del Palacio. Nuestro Presidente ha
solicitado a quien corresponde que dicha invitación se repita, ya que fue
muy ilustrativa, y todo lo que sea ilustrar al Senado irá en bien del
Ministerio y de la propia Cámara.

Quiero ser muy concreto, señor Ministro, porque tenemos poco tiempo. Como
usted sabe perfectamente, en materia de relaciones exteriores el Grupo
Popular desea



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que exista consenso y que todo se desarrolle con la suavidad diplomática
actual, pero no puedo por menos de puntualizar un par de cosas, tanto por
ser miembro y portavoz del Partido Popular, como Senador por las islas
Canarias.

En primer lugar, el señor Ministro ha comenzado su intervención
refiriéndose a dos cuestiones: la defensa de España y la de los
magrebíes. Después --siempre se inclina por la parte más débil, lo que
nos parece muy bien--, nos ha hablado extensamente de la defensa de los
magrebíes, de lo que se está haciendo por ellos. En este sentido, me
gustaría que nos dijera qué se está dando como contraprestación a España.

Existe una difusa teoría de hecho acerca de que hay unas exportaciones e
importaciones mejores para nosotros pero, tanto la impresión de este
portavoz, como la que existe en la calle, es que no se solucionan los
problemas concretos del Magreb y de Guinea --sobre todo del Magreb-- y
que los hechos se resisten a la teoría de nuestra diplomacia. Y cada vez
que nos reunimos --quizá porque así lo exijan las cosas, y no inculpo a
nadie, como es natural-- volvemos a hablar de los mismos temas, de las
mismas soluciones, pero siguen subsistiendo los mismos problemas; léase
Ceuta y Melilla, el Sáhara, las relaciones con Canarias, los problemas
del plátano y el tomate, la flota onubense, etcétera.

Sería de desear, pues, que la práctica española lograra vencer los
hechos, para que no nos ocurra lo que ha sucedido en Guinea, en donde,
como dijo ayer el Ministro de Defensa, nos han echado al agua; nos hemos
tenido que marchar y llevarnos el avión, porque en Guinea prácticamente
ya no hacemos nada. Insisto en que sería de desear que eso no ocurriera,
señor Ministro, por lo que pongamos los medios para que no suceda.

Por otra parte, me atrevo a sugerir al señor Ministro lo que él ya sabe.

En los foros de la Comunidad Europea a los que asisto he estado
escuchando durante los días pasados una opinión --que no me ha llegado a
gustar del todo--, acerca de que la inclinación de España hacia el Magreb
--y, por cierto, señalo cariñosamente al Ministro que Marruecos no es
nuestro vecino meridional: Canarias está al oeste y Marruecos al este;
España no termina en el estrecho de Gibraltar--, de que Europa se dirija
hacia el sur, es muy respetable y comprensible, pero no se puede comparar
con la inclinación que Europa debe tener hacia el este. En mi opinión --y
creo que en la de casi todos los que estamos aquí--, el este es la
pobreza ilustrada, es la ampliación y el prestigio de Europa, y el sur es
mucho más peligroso. No quiero convencer al Ministro de lo que sé que
está convencido --seguramente, antes de que yo lo estuviera--, pero
quiero hacer hincapié en que para España y Europa es muy importante que
no se amplíen las fronteras del imperio por el sur, y que se extiendan
por el este, ya que nada sacamos de tener un gran imperio, si lo tenemos
con ese enorme peligro de la pobreza y el desamparo del sur.

No quiero seguir extendiéndome, señor Ministro. Gracias por su
intervención y por su paciencia al escucharme.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, Senador Ramírez Pery.

Por el Grupo Socialista, tiene la palabra la Senadora Flores.




La señora FLORES VALENCIA: Muchas gracias, señor Presidente.

Como el resto de los portavoces, quiero agradecer al señor Ministro su
comparecencia.

En aras de la apretada agenda de esta Comisión y de los compromisos del
señor Ministro, voy a ser muy breve, aunque quisiera que su señoría
profundizara en algunas de las cuestiones a las que se ha referido esta
mañana.

Comparto totalmente el análisis sobre la situación global del Magreb y la
de cada uno de los países, así como la importancia que eso tiene para
España y la Unión Europea. Creo que es importante resaltar, como ya ha
hecho el señor Ministro, que España ha supuesto un factor importante para
impulsar procesos de acercamiento, de diálogo y cooperación con los
países del Magreb. Sin ir más lejos, quiero recordar que España impulsó
la Declaración Magrebí, realizada en el Consejo Europeo de Lisboa en
junio de 1992. Asimismo, un Comisario español ha sido el artífice de la
política mediterránea renovada. Pienso que es importante subrayar estos
hechos, pero también hay que señalar --como ha hecho el señor Ministro--
que parece que esas relaciones bilaterales que se mantienen, bien desde
la Unión Europea, bien desde España, con cada uno de los países del
Magreb, han sufrido algunas lagunas, o un «impasse», en el ámbito más
global de integración o de diálogo.

Su señoría ha mencionado la paralización por la que atraviesa en este
momento el diálogo 5 + 5, y quisiera saber en qué situación se encuentra
ahora mismo la unión del Magreb árabe. Entiendo que dicha paralización
también se ha producido por la crisis libia, y creo que el diálogo
euro-árabe algo tiene que ver con Irak y con las sanciones de las
Naciones Unidas.

Por último, y recogiendo lo que ha señalado el portavoz de Convergència i
Unió, quisiera saber si el Foro Mediterráneo que propugna ahora Egipto
sustituirá a la Conferencia de Seguridad y Cooperación en el Mediterráneo
o, por el contrario, se trata de una nueva iniciativa. En todo caso, me
gustaría conocer en qué fase se encuentra dicha Conferencia, que es una
iniciativa hispano-italiana, o si sería posible su relanzamiento.

No quisiera terminar mi intervención sin hacer una referencia al
contencioso del Sáhara occidental y alentar al Gobierno para que, a la
espera del análisis del informe del Secretario General, pueda darse una
solución justa a este contencioso, que ya dura demasiado tiempo.

Muchas gracias.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, Senadora Flores.

Tiene la palabra el señor Ministro, para responder a los portavoces.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Solana Madariaga): Muchas
gracias, señor Presidente.




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Con la mayor brevedad, trataré de contestar algunas de las preguntas
efectuadas, o referirme a algunas de las reflexiones expuestas por sus
señorías para enriquecer este debate.

En cuanto al Senador Galindo, del Grupo de Coalición Canaria, le
agradezco mucho la parte inicial de su exposición, comprensiva con lo que
está haciendo el Gobierno. Es cierto que uno de los vectores
fundamentales de la política exterior de nuestro país es el que tiene que
ver con la política mediterránea; concretamente, con el Magreb.

Comprendo sus preocupaciones, reflejadas en la segunda parte de su
intervención, como representante del Grupo de Coalición Canaria, pero
quisiera tranquilizarle. Creo que, en ningún caso, las relaciones, de
carácter privilegiado, que España mantiene y debe mantener con estos
países del Magreb deben ir en detrimento de una parte tan importante de
España como son las islas Canarias.

Su señoría ha sugerido que haya un diálogo con las autoridades canarias;
diálogo que existe, aunque unas veces es más fructífero que otras. Hace
pocas horas, he tenido que contestar una pregunta en el Congreso de los
Diputados sobre un planteamiento de las autoridades canarias, no muy
acorde con algunas de las cosas que su señoría hoy ha invocado, creo que
legítimamente. A este respecto, todos estamos tratando de que ese diálogo
sea fructífero para defender los intereses de España que, como es lógico,
también son los de Canarias. En ese sentido, me gustaría encontrar la
misma buena disposición que su señoría ha reflejado hoy en público en
alguna de las autoridades de Canarias, para que dicho diálogo pueda ser
verdaderamente fluido, como su señoría desea.

También quisiera subrayar la singularidad de las reuniones --de las que
alguno de los portavoces ha expresado su satisfacción-- con embajadores
--la última con embajadores de España y Portugal en el Magreb--. Creo que
realmente damos un paso verdaderamente singular en las relaciones
bilaterales de España --en este caso con Portugal y con Francia--, puesto
que hemos tenido reuniones de los embajadores de España y Francia
conjuntamente en el Magreb durante cuarenta y ocho horas. Hace pocos días
también hemos hecho lo mismo con Portugal, reunión en la que algunos
miembros del Senado tuvieron la ocasión de participar con nuestros
embajadores.

Creo que todo eso va encaminado a una profundización, no solamente de las
relaciones bilaterales de España con los países del Magreb, sino a
intentar una mayor comprensión operativa y eficaz por parte de los países
europeos. Creo que es extremadamente útil y muy importante mirar de forma
paralela los problemas de dos países comunitarios --de la Unión Europea--
más allá de nuestras fronteras, de nuestro marco geográfico comunitario.

Por tanto, quiero dar las gracias al Senador Galindo por su intervención.

También quiero agradecer al Senador Ferrer, del Grupo Parlamentario de
Convergència i Unió, las tres constataciones iniciales que, a mi juicio,
son compartidas por el Gobierno.

Me referiré en dos palabras a los temas de carácter comarcal, a los que
su señoría ha hecho referencia.

Sin ninguna duda, la finalización de la Ronda Uruguay --del acuerdo del
GATT-- significa una transformación de tal envergadura en el comercio
mundial, que creo que a veces no somos conscientes de lo que supone o va
a suponer en términos generales para las relaciones de España en todas
las direcciones de su comercio, pero también de manera muy singular en
relación con el Magreb, con los países de los que estamos hablando esta
mañana.

Quisiera decirle que las relaciones de España con Marruecos, Argelia,
Túnez y Mauritania y las de la Unión Europea con estos países con los
acuerdos de cooperación están atravesados en este momento por una gran
novedad ligada a la firma de los acuerdos de la Ronda Uruguay, de la
finalización del GATT. Se me ha olvidado comentarlo cuando hablaba el
Senador Galindo. Creo que en la finalización de la Ronda Uruguay, en
relación con cuatro productos enormemente sensibles para las relaciones
de España y Marruecos y, lógicamente, con Canarias, hemos tenido una gran
satisfacción que, lógicamente, influye en una cierta queja o
insatisfacción por parte de los países del otro lado de la ribera del
Mediterráneo. Como ustedes saben, por poner un ejemplo, respecto al
tomate, la patata temprana o las flores cortadas --como saben sus
señorías son de los tres temas más delicados que tenemos con Marruecos--,
los acuerdos que teníamos con la Unión Europea y Marruecos han sido
transformados a favor de España con los cambios que se han producido en
la Ronda Uruguay. Con el cambio en los calendarios, por ejemplo, del
tomate --reivindicación histórica que tenían los productores del tomate
en la península y más allá-- creo que hemos encontrado una fórmula de
solución en el marco de la Ronda Uruguay, lo que, lógicamente, tiene
consecuencias para los otros países productores de tomate, porque les
desplazamos las zonas de calendario. Tiene consecuencias no positivas con
Marruecos, porque en ese momento ve dificultada la entrada de sus tomates
en la península.

Por tanto, en el acuerdo que tenemos que firmar todavía entre la Unión
Europea y Marruecos tendremos que tomar en consideración estas novedades
que surgen de la finalización de la Ronda Uruguay.

Señorías, volvería a insistir una vez más sobre algo que ya les he dicho
en otras ocasiones y que reitero. Tenemos que ser conscientes de algo que
a veces no queremos considerar: las economías de España y los países
vecinos no son, en muchos casos, complementarias, sino que, desgraciada o
afortunadamente --según se mire--, son economías que están en competencia
en muchos de nuestros productos. ¿Cómo podríamos resolver esta cuestión
con nuestros vecinos? Porque, en primer lugar, queremos mantener una
buena relación con ellos; en segundo lugar --como han dicho todos los
intervinientes--, necesitamos una estabilidad política y económica de
nuestros vecinos y, a la vez, tenemos que intentar defender los intereses
propios de nuestro país. ¿Cómo se hace eso cuando las economías no son
estrictamente complementarias, sino que tienen zonas de intersección muy
significativa? Esta es la labor difícil que tenemos delante de nosotros,
la tiene el Gobierno, la tienen los empresarios españoles y del Magreb y
la tenemos todos en conjunto. En lo que yo creo que estamos



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todos de acuerdo es en que es imposible encontrar una estabilidad real en
los países del sur del Mediterráneo si no hay una estabilidad económica,
la cual pasa por una cooperación de los países que tienen una prosperidad
relativa mayor. Entre ellos se encuentran los países europeos y,
concretamente, España. Si no hay un flujo de recursos económicos y de
inversiones, es decir, de lo que pudiéramos llamar comprensión económica
global de los países del sur, no hay duda de que tendremos que
enfrentarnos con el otro flujo: el de personas del sur hacia el norte.

Creo que está en nuestra responsabilidad, no solamente moral y política,
sino también entre nuestros propios intereses, el encontrar ese
equilibrio entre lo uno y lo otro, no sólo para España, sino para el
conjunto de Europa y para la estabilidad de una zona tan sensible como es
la zona del Mediterráneo.

Por tanto, tendremos que enfrentarnos a estas cuestiones con amplitud de
miras y con generosidad, pero con realismo, porque, de lo contrario, no
estaremos a la altura de los desafíos que tiene España en este momento y
de sus intereses: generar una estabilidad creciente desde el punto de
vista político y económico en el ámbito de estos países amigos.

El Senador Ferrer seguía preguntándome sobre iniciativas de carácter
multilateral. También lo ha planteado algún otro Senador. Como saben, en
este momento hay fundamentalmente tres tipos de iniciativas, todas más o
menos con el mismo sentido: el de fomentar el diálogo y la cooperación
entre las dos riberas del Mediterráneo. Algunas, como saben sus señorías,
vienen de atrás. La iniciativa 5 + 5 del Mediterráneo occidental
desgraciadamente está bloqueada, al menos en el ámbito ministerial, por
la tensión o el conflicto --como quieran llamarlo sus señorías-- con
Libia. No hay posibilidad en este momento de un desbloqueo total de este
foro de reunión 5 + 5.

A lo largo de los últimos meses ha habido posibles iniciativas que
pudieran encontrar un atajo para resolver esta cuestión, por ejemplo,
intentando reuniones que no incluyeran a los cinco países del sur, sino
que pudiéramos excluir en algún tipo de reuniones incluso a Libia, para
no mantener bloqueado sistemáticamente este proceso de diálogo tan
importante.

Le puedo dar una pincelada de esperanza de que encontraremos la fórmula
para que el diálogo no quede bloqueado, ya sea por el número de países
que participen, ya sea por el nivel de las reuniones que se puedan
realizar.

Con respecto a lo que hemos dado en llamar el Foro Mediterráneo tiene una
extensión geográfica más amplia. Incluye a todo el Mediterráneo, no
solamente al occidental. Ese foro, como saben sus señorías, ha sido
difícil y me atrevería a decir que imposible, en tanto en cuanto el
problema del Oriente Medio no tuviera un cauce de resolución.

El Mediterráneo, en sentido amplio, está muy ligado al conflicto de
Oriente Medio e insisto en que era muy difícil imaginar que las grandes
potencias pudieran cooperar o colaborar en una negociación, en un diálogo
del Mediterráneo en sentido amplio en tanto en cuanto no hubiera una
fórmula de encauzamiento del problema del Oriente Medio. Afortunadamente,
con altos y bajos, el problema del Oriente Medio encuentra cauces de
solución. Insisto, con altos y bajos, con pasos adelante y atrás, pero,
afortunadamente, con más pasos adelante que atrás o, por lo menos, con
pasos más largos, con zancadas más largas cuando se camina hacia adelante
que cuando se va hacia atrás. Yo creo que eso va a permitir iniciar el
diálogo más ambicioso del foro Mediterráneo, que tiene concomitancias con
la Conferencia de Seguridad y Cooperación en el Mediterráneo.

Por tanto, sin poder ser preciso todavía, pienso que ya podemos hablar de
algún tipo de foro para que en próximas fechas se puedan reunir,
seguramente en Egipto, en Alejandría, y tratar sobre este marco más
amplio del foro del Mediterráneo. No sé los frutos precisos e inmediatos
que surgirán de este encuentro, pero, sin duda, es un buen paso que se da
en una dirección, a mi juicio, adecuada.

Esas dos cosas quería decir al señor Ferrer relativas al comercio y a la
significación del acuerdo de finalización de la Ronda de Uruguay, que,
por cierto, se va a firmar el día 15 en una ciudad marroquí, en
Marrakech. Es decir, toda la ceremonia, digamos, litúrgica de la
terminación del acuerdo de la Ronda de Uruguay tendrá lugar en Marrakech,
con la participación de todos los países que forman parte de la misma.

Al Senador Ramírez Pery, del Partido Popular, le agradezco mucho su
intervención, que ha sido muy positiva y muy constructiva. Estoy
totalmente de acuerdo con que en asuntos de esta naturaleza la política
exterior no puede encontrar distintas concepciones. Seguramente, la mayor
parte de los partidos que configuran el arco parlamentario tienen una
concepción global y lo importante es encontrar un consenso real para una
política de Estado, compleja en algunos casos, pero tenemos que intentar
hacerla de la manera más coordinada posible.

En cuanto a los problemas económicos, reitero una vez más lo que he dicho
contestando a alguno de los Senadores preintervinientes, y es que estamos
satisfechos por el cambio en los calendarios del tomate, que para
Canarias, insisto, es importante. Le ruego que por un momento haga una
brevísima reflexión sobre cómo hemos defendido --yo creo que muy bien--
los intereses canarios. En lo relativo al cambio de los calendarios --y
estoy seguro de que conocen este tema por lo menos los dos Senadores que
representan a una parte de las Islas Canarias--, sus señorías sabían que
nos encontrábamos en una situación delicada, porque no podíamos cambiar
los calendarios --y algunos de ellos afectaban a Canarias-- en tanto en
cuanto no adaptáramos algunos elementos fundamentales de las relaciones
de Canarias con la Comunidad Europea. Pienso que el mecanismo, la fórmula
que hemos encontrado para adaptar el calendario del tomate, de manera tal
que salvaguardáramos también los intereses de Canarias, y haciéndolo,
desde el punto de vista temporal, en el momento adecuado, es un pequeño
éxito, no me atrevo a decir que un gran éxito, aunque debiera decirlo, de
la negociación del GATT y las negociaciones anteriores y posteriores.

Ahora nos queda --y se lo quiero decir al Senador Ramírez-- encontrar la
fórmula óptima para el tratado



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entre la Unión Europea y Marruecos. Ahí otra vez nos vamos a encontrar
con algunas dificultades y tenemos que ser capaces de resolverlas. No
podemos estar siempre poniendo, no digo dificultades, pero sí alguna que
otra chinita, porque esas chinitas que ponemos en el camino pueden
convertirse a la larga en cantos rodados de gran dimensión, que impidan
una fluida relación entre Marruecos y España.

Por tanto, tenemos que ser amplios de miras, generosos para comprender
que las relaciones comerciales entre Marruecos y España no deben
plantearse desde el punto de vista táctico, sino desde el estratégico. A
veces nuestra sociedad civil, nuestros empresarios o nuestros
productores, quizás demasiado concentrados en el hoy, no perciben una
línea de acción que tiene que ser de más largo aliento para mantener unas
relaciones profundas, estrechas, sólidas entre Marruecos y España.

Vuelvo a insistir en un asunto que, a fuer de ser pesado, quisiera volver
a reiterar, y es la comprensión que tenemos que tener todos de que las
economías de España y algunos países del Magreb, conforme estos países
vayan desarrollándose, tenderán a ser menos complementarias y más
competitivas. Nosotros tenemos que ser capaces de asumir esa realidad y
de transformar y adaptar nuestras economías para hacerlas lo más
complementarias posibles. Deben hacerse «joint ventures», por ejemplo,
con empresarios españoles y marroquíes. Hoy, afortunadamente, en el
ámbito de la agricultura, se pone de manifiesto que entre un número
importante de agricultores españoles y marroquíes hay empresas comunes.

Por tanto, cuando hablamos de importaciones también beneficiamos a
empresarios españoles, no solamente en el ámbito de la agricultura, sino
en otros ámbitos de la producción, incluso en aquellos que, aunque a
veces pensáramos que no eran fácilmente deslocalizables hacia Marruecos,
están ya produciendo aventuras conjuntas desde el punto de vista
económico.

Senador Ramírez, le diré que es lógico que los problemas con los países
vecinos sean los que tratemos no sé si con más frecuencia, pero sí, por
lo menos, con mucha frecuencia, porque las zonas de intersección son más
grandes que las que tenemos con países lejanos. Es lógico que con países
vecinos pasemos de vez en cuando revista a cómo marchan nuestras
relaciones y también es lógico que los temas que tratemos sean siempre,
poco más o menos, los mismos, porque son las zonas de fricción potencial.

Lo que tenemos que hacer es poner el máximo bálsamo para que la zona de
fricción sea la menor posible, pero serán siempre temas de carácter
recurrente, porque son los que están en el corazón de las relaciones
bilaterales entre España y estos países. Por tanto, yo creo que estos
asuntos deben venir al Parlamento y debemos tratarlos con la reiteración
que sus señorías estimen oportuna.

Sobre las fronteras europeas, Senador Ramírez, le diré que estoy
totalmente de acuerdo con su señoría. Europa no tiene una frontera al
este, sino dos, una al este y otra al sur, igual de importante la una que
la otra. Ambas pueden generar las mismas dificultades o inestabilidades
potenciales. A veces pienso que es más difícil de manejar, de tratar, por
lo que requiere una atención mayor, la frontera sur que la este. Insisto
en que entre la Península Ibérica y el país meridional de Marruecos hay
14 kilómetros. Cuando uno ve desde una perspectiva fotográfica ampliada
la distancia, observa que hoy en día prácticamente no es nada.

Por tanto, Europa tiene una frontera real con los países del Magreb y
nuestra obligación es sensibilizar a los demás países europeos de que
éste no es un problema de España, de Portugal, de Francia, de Italia, de
Grecia, sino de toda Europa. Creo que iniciativas como las que estamos
poniendo sobre la mesa, en cooperación con nuestros socios europeos, en
los ámbitos comunitarios y en otros ámbitos de la propia arquitectura
europea, como en la UEO o en la Alianza Atlántica en el mes de enero, son
importantes y debemos tratar de involucrar en todos los foros de
reflexión europea los temas del Mediterráneo y del Magreb.

Doy las gracias a la Senadora Flores por su planteamiento y tengo que
repetirle, sinceramente, lo que he contestado a algún interviniente
anterior: el Foro Cinco + Cinco está parado, aunque me atrevería a decir
que no para siempre. Me atrevería a decir en este momento que
intentaremos buscar fórmulas que nos permitan, si no desbloquearlo en su
totalidad, al menos evitar una falta de contacto institucional, que es lo
que ha ocurrido hace un poco más de un año. Yo creo que en los próximos
meses podremos hacer algo para desbloquear este tipo de relaciones.

Sobre el Foro Mediterráneo, reitero una vez más que es una iniciativa
todavía un poco laxa, con perfiles poco claros, pero en cualquier caso
positiva, por lo que trataremos de estar siempre presentes y sembrar
algunos elementos de dinamización de este tipo de iniciativas.

En cuanto a la unión del Magreb árabe, algunos de los elementos a los que
he hecho referencia anteriormente pesan desgraciadamente no de forma
positiva sobre la marcha de la UMA, sobre la que también pesa sin duda el
tema del Sáhara. En estos momentos Argelia tiene la Presidencia de la
UMA, y nosotros la apoyamos porque creemos que todo lo que signifique
integraciones regionales, por dificultoso que sea en algunas ocasiones
dar los pasos para su consolidación, son positivas.

Sobre el Sáhara y respecto a la pregunta de la Senadora, reitero que este
fin de semana el Secretario General ha anunciado que va a poner sobre la
mesa, aunque todavía no lo ha hecho formalmente, el último informe que
fue solicitado en el Consejo de Seguridad y que vamos a analizar con el
máximo detenimiento. En cuanto tengamos un análisis más pormenorizado,
con sumo gusto tendremos ocasión de debatirlo.

Lo que sí le reitero es que el calendario del Consejo de Seguridad, por
las conversaciones que tuve ayer con nuestro Embajador y con los ámbitos
del Consejo de Seguridad, es muy intenso en estos días y está
prácticamente centrado el debate en una posible resolución sobre Oriente
Medio; resolución que todavía tiene algunos puntos de dificultad, aunque
en la noche de ayer se realizó algún progreso. La urgencia de esta
resolución la conocen sus señorías por la dificultad que hay por parte de
los palestinos, por parte de Arafat, para volver a sentarse en la mesa de
negociación, y la decisión está relacionada con algún paso



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que se dé en la aprobación o, por lo menos, en el consenso sobre esta
resolución. Por tanto, muy probablemente el Consejo de Seguridad no vea
el informe del Secretario General hasta muy entrada ya esta semana o la
próxima.

Gracias.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Ministro.

Como es habitual, ahora vamos a dar un turno a las señoras y señores
Senadores que no hayan intervenido y que deseen hacer alguna pregunta,
rogándoles máxima brevedad porque tenemos que dedicar el tiempo mínimo
suficiente para el tema de Guinea.

Tiene la palabra el Senador Morales, rogándole brevedad.




El señor MORALES MONTERO: Con la brevedad que me permita decir al señor
Ministro que no estoy de acuerdo con el resto de los compañeros porque me
da la impresión de que ha pasado de puntillas por el tema candente estos
últimos días en nuestras relaciones con Marruecos.

Soy Senador por Ceuta, y me refiero a la situación de Ceuta y Melilla.

Me da la impresión de que el señor Ministro ha tenido un lapsus al
reiterar una vez más que las fronteras están a 14 kilómetros; las
fronteras están en El Tarajal y en Nador y, como bien sabe el señor
Ministro, no existen ni 300 metros de distancia entre la frontera
española y comunitaria y las fronteras marroquíes.

Yo tenía preparada una batería de preguntas para que me hablara sobre las
aguas jurisdiccionales de Ceuta y Melilla, sobre los continuos
incumplimientos por parte del Reino de Marruecos de los períodos
biológicos en la pesca, que tanto perjudican a nuestros pesqueros
andaluces y a los españoles; sobre lo concerniente a las exportaciones de
productos agrícolas de Marruecos, que tanto están perjudicando a la
agricultura española; sobre lo relativo a la necesaria habilitación de la
frontera comunitaria terrestre de El Tarajal en Ceuta con el tránsito de
mercancías, pero las circunstancias y los acontecimientos, señor
Ministro, mandan y me obligan a formularle hoy, por ser actualidad, las
siguientes preguntas:
¿Cuáles son las verdaderas intenciones del Gobierno con respecto a la
situación de Ceuta y Melilla, dada su tímida respuesta ante las recientes
declaraciones de Hassan II en las pretensiones anexionistas? ¿No cree que
la respuesta más contundente sería la remisión a las Cortes de los
proyectos de ley orgánica de los Estatutos de Autonomía de ambas
ciudades?
¿Es cierto que Marruecos nos está presionando sobre Ceuta y Melilla para
que apoyemos sin ambigüedad la posición marroquí en la cuestión del
Sáhara occidental?
¿Podemos conocer el contenido de la carta que el príncipe heredero de
Marruecos entregó al Presidente González? ¿No es cierto que solicitaba el
apoyo de España en las negociaciones sobre el Sáhara occidental?
¿Sabe el señor Ministro que Marruecos incumple los convenios de Ginebra
de 1958 y de Rontego Bay de 1982 en sus cartas náuticas, en los trazados
de las líneas de base recta, que, como bien saben sus señorías, son
aquellas que limitan las aguas territoriales?
Nada más, señor Ministro, espero su contestación.




El señor PRESIDENTE: El señor Ministro desea contestarle directamente.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Solana Madariaga): Con sumo
gusto contesto al Senador Morales, del Grupo Popular, no sé si a la
batería de preguntas, porque no me ha dado tiempo de tomar nota de todas
ellas, pero sí creo que a la preocupación que su señoría tiene.

Yo le agradezco mucho la pregunta que me formula, entiendo que la hace a
título personal, y con sumo gusto le contesto en nombre del Gobierno.

La pregunta tiene una intencionalidad, por lo menos en alguna parte de su
formulación, que no me gusta. Yo comprendo que su señoría represente a
Ceuta; yo también represento a Ceuta, como parte de España, igual que su
señoría, pero no me gusta que haya preguntado cuáles son las verdaderas
intenciones del Gobierno, como si el Gobierno no tuviera claridad en sus
planteamientos sobre la cuestión que su señoría ha señalado. Tengo que
decirle de todo corazón que no me gusta la formulación de la pregunta en
esos términos.

El Gobierno tiene una política clara con respecto a Ceuta y Melilla. El
Gobierno ha dicho públicamente en todas las ocasiones cuál es el
planteamiento que tiene sobre Ceuta y Melilla, que no difiere ni en una
coma con el que tiene el partido que usted representa, por lo que me
parece que no tiene mucho sentido el planteamiento tal y como su señoría
lo ha hecho.

La respuesta del Gobierno es la que un gobierno serio debe dar; los
españoles conocen cuál es la posición de España con relación a Ceuta y
Melilla, que no ha cambiado ni va a cambiar. Su señoría quiere que diga
algo más; todo lo que dijera de más seguramente sería improcedente para
los intereses que usted está defendiendo. Por tanto, lo mejor que el
Gobierno puede hacer es lo que ha hecho: decir que la posición de España
con relación a Ceuta y Melilla --como dijo con toda naturalidad el
portavoz del Gobierno a la finalización del Consejo de Ministros-- no ha
cambiado, ni va a cambiar. Y nada más; eso es lo mejor que puede hacer
España para defender, como debe hacerlo, los intereses nuestros,
intereses que son de todos los españoles, no sólo suyos.

Quiero pedirle disculpas; era mi intención hablar siempre de la frontera
peninsular; pero lo mismo que con el Senador Ramírez, entiendo que eso no
debe ser tomado en consideración.

No le puedo enseñar una carta del Príncipe heredero de Marruecos, porque
tal carta no existe y, por tanto, no se la puedo enseñar.

Entiendo que ésta es la posición del Partido Popular, al menos la suya.

Su señoría sabe bien que el Presidente de su Partido va a visitar
Marruecos en fecha próxima y espero que mantenga la misma posición que yo
he mantenido hoy aquí. Estoy seguro de que lo va a hacer.




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Gracias.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Ministro.

El Senador Soravilla tiene la palabra, pero por falta de tiempo insisto
una vez, sin que esto implique, lógicamente, limitación alguna para las
preguntas que desea hacer, que sea muy breve.




El señor SORAVILLA FERNANDEZ: Gracias, señor Presidente.

Quiero hacer una pequeña reflexión en torno precisamente a la negociación
con los países islámicos. Sobre Argelia ha hablado del seguimiento de
crisis, que parece que tiene que ver más con el presente. Yo me refiero a
las posibilidades de futuro. Supongo que me va a contestar que sí, porque
normalmente el Gobierno todo lo hace bien, pero yo lo que pregunto es si
dispone el Ministerio o está formando o creando algún grupo de expertos.

Nosotros tenemos una gran experiencia y una gran tradición en
africanistas y en arabistas, que tiene más que ver con la etnología y con
la cultura que con el propio mundo islámico. Yo me refiero más a
islamistas, a un grupo de teólogo-políticos, como correspondería al
Corán, la Sharia y la Sunna. ¿Tenemos realmente este grupo para conocer
un poco la evolución ideológica que va a haber y prevenir cómo van a
desarrollarse todos los procesos del fundamentalismo, en este sentido?
Con respecto a las negociaciones, todos los que hemos visitado países
árabes sabemos que éstos juegan en el comercio con el regateo: piden
mucho, esperando que el otro disminuya. Yo no sé si con la mentalidad
occidental, que de momento nos caracteriza más que la oriental --aunque
en otro tiempo también la poseíamos--, estamos jugando con ellos al
sistema occidental, y no en el mismo plano de negociación que ellos
juegan. Ya pasó en la Guerra del Golfo y con Irak: hacen una apuesta
fuerte y lo único que les disuade es conocer que hay una fuerza que se
les opone radicalmente. Esto simplemente era un comentario.

Con respecto a la UMA ha dicho que ya no les sirve en el Ministerio ni de
barómetro, que era de lo único que servía antes, para conocer cómo
estaban las relaciones. Parece que está muy bloqueada.

Yo que soy un idealista, no utópico, pero humanamente muy contradictorio
y también escéptico, no me creo lo de la Conferencia de Seguridad de
Cooperación en el Mediterráneo, porque eso no ha funcionado; el cinco +
cinco ya nos ha contestado usted que tampoco ha funcionado; el Foro
Mediterráneo tampoco. Yo creo que el Mediterráneo, desde el punto de
vista diplomático, como zona de conflicto no existe. Gibraltar, que está
en el Mediterráneo, es un problema bilateral España-Inglaterra; el
Oriente Medio es un problema de grandes potencias y se extrae del
Mediterráneo. Es decir, el Mediterráneo, al final, no existe como zona de
conflicto, se soluciona cada uno por su lado. Yo creo que estos foros no
funcionarán, ni mucho menos el Foro del Mediterráneo, porque el
Mediterráneo, a pesar de tener una unidad en la cuenca, existe la
occidental y la oriental. En este aspecto del Mediterráneo occidental, yo
quisiera saber cómo se está llevando a cabo el proceso de desarrollo de
la fuerza aeronaval que está prevista, lo que llaman el Eurocorp-Sur,
España, Italia y Francia, y no sé si Portugal estaría también interesada.

Habla usted del enlace fijo del Estrecho. Yo creo que ahí se hicieron
unas inversiones considerables que gestionaba una sociedad pública. Yo
quisiera saber cuál es la situación actual real del enlace fijo del
Estrecho, si ya se ha prescindido definitivamente del paso de mercancías
y de personas y si se ha limitado simplemente a lo que es el gasoducto,
la fibra óptica y todo lo demás. Con respecto a otras comunicaciones como
la televisión, no quisiera insistir en ello, pero parece que el impacto
habría que valorarlo de alguna manera, porque a veces es negativo.

Hay un tema que me preocupa muy especialmente, y yo comprendo que el
señor Ministro a lo mejor me tiene que contestar con un sí escueto, cosa
que no le voy a reprochar en absoluto: si tenemos el suficiente control
en cuanto a precursores químicos y bacteriológicos con respecto a toda
esa zona. Sabemos que hay una planta en Argelia; sabemos que Argelia en
algunos casos sirve de paso para Libia, y todo esto lo recibimos a través
de los informes del Grupo Australiano. Yo pregunto si nosotros tenemos
controlada toda esa producción química, bacteriológica y, en su caso, de
minas, tanto terrestres como marítimas. En ese aspecto --y con esto
acabo-- yo le incitaría y le excitaría, señor Ministro, a que se pusiera
ya en marcha la autoridad nacional a la que están obligados después de la
firma del Convenio, que parece está muy parada y la pelota va jugando de
un Ministerio a otro. Todos miran con ojos fijos al Ministerio de
Industria, que es justamente el que tiene transferidas competencias a las
Comunidades Autónomas, por lo que parece que deberían ser los Ministerios
de Exteriores o Defensa los que se hicieran cargo de este asunto.

Muchas gracias, señor Presidente.




El señor PRESIDENTE: Si el Ministro lo estima oportuno, vamos a continuar
el turno de preguntas porque por falta de tiempo conviene ir
agrupándolas.

El Senador Rodríguez tiene la palabra.




El señor RODRIGUEZ GOMEZ: Muchas gracias, señor Presidente.

Señor Ministro, en relación con Argelia usted ha hablado de crisis, de
deterioro y de medidas que ha tomado el Gobierno español para cuidar de
los españoles residentes en Argelia. La prensa nos trae diariamente
noticias preocupantes de este país, y la última de ayer la de un ataque a
una cárcel en la que estaban fundamentalistas importantes que han salido
libres, lo cual todavía mantiene las consecuencias con más gravedad. La
situación de Argelia, en mi opinión, no ha cambiado prácticamente nada o
muy poco desde el golpe de Estado cuando los militares tomaron el Poder.

La nueva presidencia que parecía que iba a ser algo determinante,
prácticamente no encuentra la luz. Sin embargo, y si mis noticias son
ciertas, la Comunidad Económica Europea tenía una cantidad de dinero
congelada próxima a los 62.000 millones de pesetas desde hace



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casi dos años, y hay una propuesta reciente por parte de Francia, de
Italia y de España para que se descongele esa cantidad y se entregue a
Argelia. Mi pregunta es cuáles son los motivos por los que España ahora
apoya la concesión de esas ayudas cuando la situación prácticamente se
mantiene igual.

En cuanto a la segunda pregunta, muy breve, es en qué medida los
suministros de gas a los países europeos, entre ellos España, están
amenazados por un posible cambio en el poder en Argelia y qué medidas de
diversificación de abastecimientos está adoptando España en relación con
estos hechos.

Muchas gracias, señor Presidente.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, Senador Rodríguez Gómez.

El Senador Castro Rabadán, del Grupo Socialista, tiene la palabra.




El señor CASTRO RABADAN: Muchas gracias, señor Presidente.

Señor Ministro, sólo le voy a hacer una pregunta muy concreta respecto a
su intervención. Querría saber, si es posible, si existe algún tipo de
previsión y, por tanto, de actuación sobre la incidencia que el
Movimiento Fundamentalista Islámico puede tener sobre el número de
asilados políticos, religiosos o laicos que pueden llegar a España, y si
esto es objeto de evaluación en las conversaciones con la Unión Europea a
efectos de conseguir un equilibrio entre la solidaridad de los pueblos y
las necesidades que Europa tiene al respecto.

Muchas gracias, señor Presidente.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, Senador Castro Rabadán.

El señor Ministro tiene la palabra para contestar a estos tres
intervinientes.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Solana Madariaga): Muchas
gracias, señor Presidente.

Al Senador Soravilla, del Partido Popular, quiero agradecerle el inicio
de su intervención. No muchas veces se escucha por boca de un dignísimo
representante del Grupo Popular que normalmente el Gobierno lo hace bien
o todo lo hace bien. Se lo agradezco muchísimo porque sé que estas
afirmaciones surgen de su corazón. Eso no tiene nada que ver con la
afirmación que ha hecho sobre sí mismo el Senador. Comprendo que el
Senador es contradictorio, lo ha reconocido él, pero no creo que esta
parte inicial de su intervención entre en contradicción con nada.

Me pregunta su señoría sobre la relación con los islamistas y si estamos
analizando y estudiando los foros no solamente ministeriales, porque yo
creo que eso tiene que ir más allá. Sí se están estudiando. En España hay
una tradición y conocimiento del mundo islámico, no sé si se puede
calificar de profunda, pero, por lo menos, mayor que en otros países. Hay
un buen número de iniciativas que no solamente implican al servicio
exterior de España, sino también a partes importantes de la propia
sociedad civil del mundo empresarial, donde se debaten estas cuestiones y
se trata de profundizar sobre ellas.

Tenemos al menos tres células de reflexión conjunta con otros países. Una
con Francia, otra con Estados Unidos de América y otra, global, con la
Unión Europea, donde no solamente se analizan las cuestiones de
relaciones económicas o políticas --de las que he hablado hoy--, sino que
se está haciendo un estudio de más calado sobre el Islam y sus
consecuencias. Por Islam entiendo el radicalizado, porque creo que
tendríamos que hacer un esfuerzo por evitar demonizar el Islam. Tenemos
que distinguir claramente entre el Islam como religión y como moral
personal y su radicalización y consecuencias políticas, igual que podemos
hablar de nuestra propia cultura judeo-cristiana. Si miráramos hacia
atrás a lo largo de la historia, existen momentos en los que no nos
debiéramos sentir muy satisfechos del comportamiento de algunos segmentos
de nuestra propia cultura, incluso de la postura cristiana. Uno piensa,
por ejemplo, en la Inquisición y en algunas de las decisiones poco
generosas --por no llamarlas de otra manera-- que puso en marcha hace no
muchos siglos; seguramente un observador imparcial podría hacer las
mismas generalizaciones sobre nuestra cultura que las que podríamos hacer
nosotros con falta de conocimiento y, desde luego, con falta de
generosidad sobre otras culturas próximas a nosotros. Por tanto, lo
analizamos con detenimiento y, dentro de nuestras capacidades, tratamos
de evaluar las posibles consecuencias.

En cuanto a la reflexión sobre si el Mediterráneo es una zona potencial
de conflicto, o, por el contrario, debe parcializarse y segmentarse para
resoluciones de problemas específicos y concretos que en el fondo no
tienen un nexo común, debo señalar, señoría, que en la historia reciente,
desde la finalización de la Segunda Guerra Mundial, con la política de
bloques, el Mediterráneo tenía un nexo de unión que eran sus aguas, su
cultura, pero tenía una segmentación y una parcialización en función de
intereses estratégicos que estaban muy ligados a la conformación mundial
del momento. El momento presente, desde el punto de vista estratégico, es
distinto al anterior. Creo que estamos en el tiempo y en la hora en la
que podemos empezar a pensar en una unidad del Mediterráneo desde todos
los puntos de vista. Cuando hablo de la seguridad del Mediterráneo,
señoría, no quisiera poner énfasis en la seguridad de la perspectiva
militar, de la perspectiva de la defensa. Los focos de inseguridad que
puedan surgir en el Mediterráneo tienen que ver más con otras
inestabilidades; inestabilidades ligadas a la economía, al bienestar
relativo, a la diferencia de bienestar entre unos países y otros, que,
sin duda, pueden poner en marcha una dinámica migratoria muy peligrosa,
que puede significar un ingrediente más de inestabilidad potencial en
nuestra área.

Por tanto, estando de acuerdo en que históricamente el Mediterráneo como
única zona definitoria de todos los problemas no ha podido existir nada
más que en el mapa, pero no en la realidad, creo que nos vamos
encaminando hacia lo que debe ser mejor, y es que el Mediterráneo tenga
una unidad. En cualquier caso, siempre habrá un Mediterráneo occidental y
uno global. Hay un Mediterráneo occidental



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que nos interesa mucho porque es el diálogo entre los países Cinco más
Cinco --por utilizar una terminología ya conocida-- que no podemos
englobar en un diálogo Mediterráneo en sentido más amplio. Creo que
siempre tenemos que tener una determinada pasión por defender alguna
relación sectorial, geográfica del Mediterráneo occidental.

Me ha preguntado sobre los temas más ligados al Convenio de Armas
Químicas que firmamos en París, y me pone usted muy fácil la
contestación, porque me bastaría con decir un sí --como su señoría me ha
sugerido que dijera--. Seguramente un sí debería ser la contestación
diplomática, pero tenemos que decir un «sí, pero...», porque en la puesta
en práctica de los controles relativos a la firma del Convenio de Armas
Químicas hay un pero que todavía está presente. Hay muchos países que no
lo han firmado, y existen unos esquemas y unos mecanismos de control del
Tratado de París que no están todavía bien elaborados o terminados. Por
tanto, lógicamente, diría un sí, porque hacemos todo lo posible, pero hay
algunas cosas dentro de lo posible que no están en nuestras manos, sino
en las de otros foros internacionales.

Sobre la ligadura a través del Estrecho, creo que los temas se basan en
relaciones en principio económicas, pero pueden tener unas enormes
consecuencias de cañamazo intenso. Por ejemplo, qué duda cabe que se
genera una relación intensa cuando hay intercambio de energía eléctrica,
sea de petróleo o gas, entre países del norte del Mediterráneo y del sur
--y, por cierto, no veo grandes dificultades en el horizonte cercano; el
Ministerio de Industria y Energía y el Plan Energético Nacional
contemplan posibles alternativas-- con relación a los suministros de gas
y de petróleo de la otra ribera del Mediterráneo. Es uno de los elementos
fundamentales del desarrollo económico, y tendría que haber un cambio
político de una radicalización tal que estuviera dispuesto a acabar con
sus propias fuentes de riqueza, lo cual llevaría a un cambio tan
drástico, tan revolucionario en algunos de los países, que yo creo que en
este momento de la historia de la Humanidad no se debiera contemplar.

El Senador Rodríguez me preguntaba sobre Argelia. ¿Qué le puedo decir de
Argelia, señoría? He tratado de ser lo más preciso posible. Es verdad que
hay una fluidez grande en los acontecimientos de Argelia, fluidez que se
produce quizá sólo en la superficie, porque en un análisis superficial de
Argelia sí parece que acontecen muchas cosas: hay cambios en la cúpula
del poder, hay movimientos, hay iniciativas, pero cuando se profundiza un
poco más, los cambios todavía están lejos de producirse.

En Argelia, como su señoría sabe, hay tres problemas muy graves. Un
problema de bloqueo político que, por mucho que se pongan en marcha
iniciativas de diálogo, no acaban de cuajar. El Gobierno de España en la
última visita del Ministro de Asuntos Exteriores a Madrid, incitó a que
esa llamada al diálogo fuera real, que pudiera ser operativa para
resolver el bloqueo de la situación política. Hay alguna iniciativa del
nuevo Jefe del Estado por la que --así nos gustaría-- pudiéramos abrigar
alguna esperanza para el desbloqueo político.

Hay un problema económico de tremenda envergadura. Podemos ver en el
horizonte cercano alguna esperanza. Es verdad que en las últimas fechas
--y cuando digo las últimas me refiero a fechas muy cercanas al momento
en el que estamos hablando-- hay un inicio de desbloqueo del Fondo
Monetario Internacional. Las medidas que el Fondo Monetario sugiere en
Argelia son de gran envergadura y el Gobierno argelino está preocupado
por las consecuencias sociales que puedan tener.

Creo que no es razonable que no haya ni un solo movimiento para la
reforma de las estructuras económicas argelinas de cara al futuro. Y ahí
está este enganche al que su señoría hacía referencia de la Unión
Europea. Querríamos echar una mano. Y puesto que parece que se ha
decidido desbloquear la situación con el Fondo Monetario Internacional
hay que aprovechar este momento para desbloquear algunas de las medidas
de carácter financiero que la Unión Europea tenía bloqueadas.

Respecto de los suministros de gas les diré lo mismo que he contestado al
Senador de su propio Grupo que le ha precedido en el uso de la palabra.

Senador Castro, sí nos gustaría que el reparto entre los países
comunitarios, los países de la Unión, de posibles migraciones, de
posibles asilos, fuera razonable. Pero también le digo con toda franqueza
que no es un tema que se haya puesto sobre la mesa y, por tanto, no le
puedo dar una contestación precisa. No obstante, interpreto que su
llamada de atención es razonable y la tendremos muy en cuenta.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Ministro.

Pasamos al segundo punto: la situación en Guinea y la política española
en relación con esta zona y país. La comparecencia fue solicitada por el
representante del Grupo Parlamentario de Senadores Nacionalistas Vascos,
y lógicamente fue aceptada por la Mesa y los portavoces.

Señor Ministro, me encantaría que su exposición fuera muy larga, pero
debido a la falta de tiempo le rogaría brevedad para que los portavoces
puedan formular alguna pregunta.

Tiene la palabra el señor Ministro.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Solana Madariaga): Muchas
gracias, señor Presidente.

Seré muy breve porque sus señorías conocen la información básica. La
última vez que comparecí para hablar de este tema fue en octubre. De
octubre a ahora han tenido lugar algunos acontecimientos importantes en
Guinea que han incidido de manera significativa en nuestra política
respecto de dicho país.

Sus señorías conocen bastante bien los extremos porque tuve ocasión de
hacerlos públicos, pero les diré muy brevemente los más importantes. El
21 de noviembre tuvieron lugar las elecciones legislativas que debieron
haberse celebrado anteriormente y que debieran haber sido las primeras en
régimen de pluralismo y libertad desde 1968. Desgraciadamente no fue así,
ya que en contra de los compromisos que había adquirido el propio
Presidente



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Obiang y la opinión internacional, las elecciones se celebraron sin las
debidas garantías. Esto provocó la no participación de un sector, quizás
el sector más significativo de la oposición democrática, y una abstención
muy elevada.

Al día siguiente, el Gobierno español hizo público un comunicado que
conocen sus señorías, del que, por tanto, les hago gracia.

Sí quiero manifestarles que para el Gobierno español el proceso de
transición hacia una sistema verdaderamente democrático no había
finalizado con estas elecciones. Esa es una parte que me gustaría volver
a resaltar. Por tanto, vamos a propiciar y a presionar con los medios
pacíficos a nuestro alcance para que continúe el diálogo entre el
Gobierno y los partidos de la oposición en el espíritu del pacto nacional
de marzo del año pasado.

Como consecuencia de esta posición de rechazo adoptada por el Gobierno
aumentaron las tensiones y algunas provocaciones por parte de Guinea que
culminaron con la expulsión el 11 de diciembre de nuestro cónsul en Bata.

Recordarán que el Gobierno reaccionó inmediatamente expulsando un
diplomático de la embajada de Guinea en España y ordenando la ejecución
de un plan de reducción drástica de nuestra cooperación que ya se había
decidido ante la inminencia del fin del segundo plan marco de cooperación
cuya vigencia terminó el 31 de diciembre.

Como saben sus señorías, se han suprimido todos aquellos programas que
incluían asistencia directa a la administración de Guinea y se han
mantenido únicamente aquellos proyectos de carácter eminentemente
humanitarios en los campos básicos de educación, de sanidad, de los que
se beneficia directamente la población. Esto supone, prácticamente, una
reducción del 50 por ciento respecto del año pasado y la retirada de más
de la mitad de nuestros cooperantes, incluidos los dos aviocares y sus
tripulaciones, a los que alguien ha hecho referencia esta mañana, que
estaban destacados en Guinea Ecuatorial desde 1979.

Desde ese momento no ha habido ningún progreso sustancial en el campo
político, aunque tampoco se han registrado serios incidentes ni graves
violaciones más allá de las que habíamos conocido anteriormente.

Hay un acontecimiento de carácter económico, el más importante quizás, la
devaluación del franco CFA, que supone un duro golpe para todos los
países de la zona y muy concretamente para la economía ecuatoguineana,
que agrava todavía más la situación social que se mantiene tensa e
inestable.

Quizás a sus señorías les interese conocer cuáles son las perspectivas de
futuro de nuestras relaciones. En primer lugar, les diré que las
relaciones de Estado a Estado deben continuar y van a continuar.

Coherentes con nuestra política de propiciar una transición pacífica a la
democracia, haremos todo lo posible para que se consoliden y amplíen los
espacios, desgraciadamente todavía modestos, de libertad conseguidos, de
manera que se evite cualquier tipo de retroceso y que continúe, gracias a
nuestra presión y a la de otros países amigos, el proceso democratizador.

Seguiremos manteniendo nuestro apoyo a los partidos democráticos y
vigilaremos el respeto a los derechos humanos y a las libertades
fundamentales. Para ello, denunciaremos con la máxima energía en un plano
bilateral e internacional las violaciones que se produzcan de estos
derechos y libertades.

Desearíamos que se reanudara el diálogo entre el Gobierno y las fuerzas
políticas de la oposición. Este año está previsto que se celebren
elecciones municipales. España, junto con los otros miembros del grupo de
donantes, Estados Unidos de América, Francia, España, Naciones Unidas y
la Unión Europea, hará las presiones máximas para que estas elecciones se
celebren con las garantías de las que carecieron las elecciones
legislativas de noviembre, con la participación de todos los grupos de la
oposición, reconduciendo, si es preciso y si es posible, el proceso
democratizador que se frustró el año pasado.

Sus señorías son conscientes de que las circunstancias sociales,
culturales y económicas de Africa nos obligan a ser extremadamente
vigilantes en este tipo de procesos para evitar que degeneren en crisis y
enfrentamientos violentos e incontrolados.

España tiene un compromiso con el pueblo de Guinea y el Gobierno español
intentará cumplir con él dentro de sus posibilidades. Como tantas veces
hemos repetido, y el Gobierno del Presidente Obiang bien conoce, España
no tiene ningún designio oculto ni ninguna intención desestabilizadora
respecto de Guinea. Sólo nos mueve el mantenimiento de la protección de
los españoles que allí residen y la defensa de nuestros intereses
económicos. (El señor Ministro de Asuntos Exteriores muestra síntomas de
tos y afonía.)



El señor PRESIDENTE: Vamos a suspender la intervención del señor Ministro
para que descanse un poco. Y para ganar tiempo, podemos darle la palabra
al portavoz del Grupo Parlamentario de Senadores Nacionalistas Vascos y
Vicepresidente 2.º de la Comisión para que formule sus preguntas.




El señor BOLINAGA BENGOA: Muchas gracias, señor Presidente.

Señor Ministro, antes de nada le deseo que se reponga (Risas.), ... que
se cuide mucho, porque sigue haciéndonos usted mucha falta.

Quisiera también agradecerle que haya venido a comparecer hoy aquí para
facilitarnos esta información sobre Guinea. Precisamente, fue nuestro
Grupo quien pidió esta comparecencia por dicho motivo.

Le agradezco, lo reitero, toda la información que nos está dispensando
sobre este particular, pues todos sabemos que las relaciones entre España
y esta ex colonia son difíciles en este momento.

No sé si España puede presionar más o menos, a través de su Ministerio,
siempre tan eficiente, para que la situación guineana vaya mejorando en
lo que se refiere a los aspectos democráticos, tan deseables, y muy
particularmente en todo lo referido a los derechos humanos.

Quiero rogarle que continúen sus actuaciones por la línea más
conveniente, más factible, para que Guinea pueda incorporarse con toda
efectividad al mundo de la democracia y de los derechos humanos.




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Le reitero nuevamente mi agradecimiento y le deseo que se reponga cuanto
antes.

Muchas gracias, señor Ministro.




El señor PRESIDENTE: Gracias.

Por el Grupo Parlamentario de Coalición Canaria del Senado, tiene la
palabra el Senador Galindo.




El señor GALINDO SANTANA: Gracias, señor Presidente. Voy a ser muy breve.

Señor Ministro, mi única pregunta iba orientada a esa actitud que ha
adoptado el gobierno guineano respecto de España. No sé si será o no
procedente, pero ¿puede haber una influencia francesa malintencionada con
el fin de que esas extraordinarias relaciones que siempre ha mantenido el
pueblo guineano con el pueblo español no se desarrollen hoy con toda la
fluidez con la que deben hacerlo, fundamentalmente por actitudes --si se
quiere-- maliciosas o tendenciosas del Gobierno francés para influir en
este entorno?
Gracias, señor Presidente. Gracias, señor Ministro.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Galindo.

Por Convergència i Unió, tiene la palabra el señor Ferrer.




El señor FERRER I ROCA: Gracias, señor Presidente.

Deseo agradecer al señor Ministro la información que nos ha dado.

Es demasiado fácil decir que la situación en Guinea es un desastre, por
consiguiente no es interesante reiterarlo, pero quizá sí sea inevitable
reconocer que de todas las cuestiones de Estado a las que ha respondido
la democracia en España, seguramente sea ésta la única que, por la
herencia, por la inercia, por diversos factores, no ha mejorado.

Sólo me queda reiterar al señor Ministro nuestra disponibilidad para
cualquier iniciativa que termine con la vergüenza que padece este
territorio en donde, según los informes de las organizaciones
internacionales y del Gobierno español, las condiciones de vida de la
población continúan bajando, y donde las condiciones políticas continúan
siendo absolutamente inadmisibles en estos finales del siglo XX.

Gracias.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Ferrer.

Por el Grupo Parlamentario Popular, tiene la palabra el señor Ramírez
Pery.




El señor RAMIREZ PERY: Gracias, Presidente.

Para no prolongar la sesión, sólo plantearé una simple pregunta al
Ministro.

Me preocupa saber la posible defensa de los intereses españoles que en
este momento se han quedado en esa situación tan anómala y tan
desvinculada de la metrópoli y de todos nosotros.

Muchas gracias.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Ramírez Pery.

Por el Grupo Parlamentario Socialista, tiene la palabra la Senadora Elena
Flores.




La señora FLORES VALENCIA: Gracias. Espero que no me falle tampoco la
voz.

También voy a ser muy breve. Quiero agradecer al Ministro su exposición.

Voy a hacerle unas preguntas muy concretas.

Después de las elecciones, y en vista de que algunos de los partidos que
componían la plataforma de oposición conjunta decidieron presentarse a
las elecciones, y en cambio, a mi juicio, no lo hicieron los más
representativos, ¿en qué situación está ahora mismo la POC y qué
posibilidades habría en un eventual diálogo de que ese organismo que
agrupaba a todos los partidos de la oposición pudiera tener una
viabilidad?
La segunda pregunta también está referida a la cooperación. El señor
Ministro ha reseñado que la cooperación española se ha dejado limitada a
los aspectos humanitarios, educación y sanidad. No sé si el señor
Ministro podrá contestarme lo que le voy a preguntar. ¿Entiende que en el
ordenamiento jurídico de Guinea cabría la posibilidad de crear
organizaciones no gubernamentales en territorio guineano, de tal manera
que las ONG del territorio español pudieran hacer ese tipo de
cooperación, de forma que pudiera llegar a los ciudadanos de Guinea
Ecuatorial?
Gracias.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, doña Elena Flores.

Si el señor Ministro está en disposición de contestar, tiene la palabra.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Solana Madariaga): Gracias,
señor Presidente.

Pido disculpas, pero creo que todavía tengo una salud buena, y más me
vale que sea así teniendo en cuenta lo que tengo que hacer esta tarde y
mañana. Reitero mis disculpas por este lapsus de mis cuerdas vocales, y
agradezco la farmacia que se ha montado a mi alrededor. Aprecio mucho las
pastillas que me han dado, que me han devuelto lo que de mi voz se había
ausentado.

Dos palabras nada más para contestar a las preguntas que han formulado
los señores Senadores. Al señor Bolinaga, Senador del Grupo de Senadores
Nacionalistas Vascos, deseo decirle que su Grupo conoce muy bien la
evolución de los últimos acontecimientos, porque tiene una especial
relación con algunos de los grupos políticos y con el propio Gobierno, y
en esta materia estamos trabajando juntos. La presión, sin duda alguna,
debe mantenerse. Creo que la presión mantenida, como se está manteniendo
a partir de las elecciones, algún fruto nos va a rendir, que lo va a
hacer sin duda en la buena dirección y espero que no dentro de mucho
tiempo. Hay un acontecimiento, que no tiene que ver con España pero que
ha causado una gran conmoción en el Africa francófona, que ha sido la
devaluación del franco CFA. Ha sido un duro golpe para todos los países.




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Se han puesto en marcha algunas medidas para paliarlo. Para Guinea en
especial ha sido un golpe durísimo desde el punto de vista económico.

Todo ello nos permite albergar alguna esperanza sobre una reflexión del
grupo más duro de la gobernación de Guinea sobre hacia dónde pueden ir
desde el punto de vista económico y político. Por tanto, si mantenemos
bien esta posición que el Gobierno de España ha mantenido, en cooperación
con los demás donantes, creo que se puede acercar un momento en el cual
podamos encontrar un cierto punto de inflexión. Quizás esté expresándome
con el deseo, pero creo que algún punto de razón tienen mis palabras en
este momento. No puedo ser más explícito porque todavía estoy
reflexionando en voz alta, más bien cargado de esperanza que con datos
precisos.

El Senador Galindo, en el fondo, hace una reflexión sobre el papel de
Francia. Quiero decirle que en los últimos meses España y Francia están
coordinando su política en relación con Guinea de manera muy estrecha en
muchas cuestiones. En todas aquellas que tienen que ver con nuestra
presencia en los foros internacionales lo hacemos asimismo con los
Estados Unidos de América, y también con temas de cooperación. Los
posicionamientos que España y Francia están manteniendo ahora en los
foros internacionales en relación con los grupos de donantes o con la
cooperación, ya sea de la Unión Europea, ya sea bilateral, los estamos
manteniendo de manera coordinada. Hay un grupo que trabaja conjuntamente
entre el Quai d'Orsay y el Ministerio de Asuntos Exteriores, y está
funcionando bien. Eso no ha sido siempre así, pero en este momento,
afortunadamente, sí lo es.

Deseo agradecer al Senador Ferrer la disponibilidad de su Grupo, que sé
que mantiene unas relaciones estrechas con alguno de los partidos o grupo
de partidos de la oposición, y por eso estamos en un contacto bastante
constante.

Lo mismo puedo decir al Grupo de Senadores Nacionalistas Vascos que al
que su señoría representa. Si alguna necesidad hubiera, agradezco la
disponibilidad de su Grupo porque, a lo mejor, como hablamos en la última
comparecencia, habría que estudiar algún tipo de relación parlamentaria,
y sé que su Grupo estaría dispuesto a hacerlo así.

Deseo decir al Senador Ramírez que sí, que los intereses españoles siguen
estando defendidos y bien defendidos, al menos dentro de las
posibilidades que tenemos, y que están empezando a forjarse algunas
iniciativas empresariales y de cooperación distintas de las clásicas.

Creo que sería muy bueno que España tuviera una relación comercial con
Guinea de carácter distinto a la que hemos tenido en el pasado cercano.

Algunas iniciativas empresariales pueden estar madurando. Si así fuera,
ayudaríamos para que esa maduración se produjera. Inversiones de mayor
calado, de mayor entidad que no las clásicas, ligadas quizá a momentos
pasados en el tiempo, muy atrás en el calendario, y sería bueno que la
cooperación en el sentido comercial de inversiones se produjera con una
mirada más moderna de lo que puede ser esta zona de Africa, no solamente
hoy sino mañana. Algunos grupos empresariales están pensando sobre ello.

Han tenido conmigo algunos contactos y, desde luego, si puedo ayudarlos,
los ayudaré, porque creo que de esa manera defendemos mejor no sólo
nuestros intereses de hoy sino los intereses del futuro con relación a
Guinea.

Contestaré ahora a las dos preguntas de la Senadora Flores del Grupo
Socialista. La POC sigue viva. Es verdad que aunque algunos dirigentes
políticos de la oposición --más aún que los partidos--, dirigentes que
sumaban un número excesivo --es difícil concebir que en un país como
Guinea, que sale de una situación como la suya hacia un pluripartidismo,
se hiciera su transición a través de partidos pequeños difícilmente
solventes-- y que estaban ligados a algunos partidos, dieron, como saben,
un paso hacia las posiciones del Gobierno, ello no quiere decir que no se
mantenga la plataforma. Las partes más solventes de esa plataforma
continúan y con esa plataforma deben seguir teniendo los grupos políticos
españoles las relaciones que ya mantenían antes.

En cuanto a las ONG, pueden existir, sin duda, y ya las hay en Guinea.

Muchas de ellas están realizando una labor humanitaria importante. Hay
más de una ONG operando ya en Guinea. Hay ONG ligadas al ámbito sanitario
y también hay otras ligadas al ámbito de la educación. Cuando hablamos de
ayudas directas, el Gobierno español las presta siempre a través de
instituciones. Por ejemplo, desde el punto de vista educativo, la FERE
está llevando todo el peso de la acción educativa en lo que se refiere a
la ayuda de la cooperación española. En una parte muy importante no la
llevan a cabo funcionarios españoles sino personas ligadas a la FERE. Lo
mismo se puede decir respecto de organizaciones similares de carácter
médico.

Gracias.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Ministro.

Nos quedan algunos minutos. A no ser que deseen formular sus señorías
alguna pregunta muy breve y muy importante, creo que deberíamos permitir
que el señor Ministro descansara en virtud del esfuerzo que ha realizado
después de estas casi dos horas de intervención, de monólogo,
independientemente del tiempo que ha dedicado a responder a las
preguntas.

¿Desean formular alguna pregunta más? (Pausa.)
En ese caso, vamos a terminar este punto primero del orden del día
haciendo dos brevísimas consideraciones.

La primera de ellas es mostrar nuestra gratitud al señor Ministro por su
presencia y por el esfuerzo que ha hecho llegando hasta el final de su
comparecencia. Quiero asimismo reiterar nuestro agradecimiento al señor
Ministro por su invitación a la Mesa y a los Portavoces de esta Comisión
para celebrar una reunión con los Embajadores, reunión impulsada
personalmente por el señor Ministro. Deseamos que se sigan realizando
reuniones de este tipo ya que tienen un gran valor informativo.

Finalmente, quiero desearle al señor Ministro que no desfallezca su voz
en las próximas negociaciones, como no van a desfallecer --estoy seguro
de ello-- su coraje y tesón en la defensa de los intereses de España.

(Pausa.)



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EXAMEN Y APROBACION DE CONVENIOS PENDIENTES.




El señor PRESIDENTE: Pasamos al examen y aprobación de convenios
pendientes.




--CONVENCION SOBRE LA PROHIBICION DEL DESARROLLO, PRODUCCION,
ALMACENAMIENTO Y EMPLEO DE ARMAS QUIMICAS Y SOBRE SU DESTRUCCION, HECHA
EN PARIS EL DIA 13 DE ENERO DE 1993. (610/000030.)



El señor PRESIDENTE: En primer lugar está la Convención sobre la
prohibición del desarrollo, producción, almacenamiento y empleo de armas
químicas y sobre su destrucción, hecha en París el día 13 de enero de
1993.

¿Desean efectuar alguna intervención? (Pausa.)
Queda, pues, aprobado por esta Comisión.




--CONVENIO ENTRE EL REINO DE ESPAÑA Y LA REPUBLICA DE LA INDIA PARA
EVITAR LA DOBLE IMPOSICION Y PREVENIR LA EVASION FISCAL EN MATERIA DE
IMPUESTOS SOBRE LA RENTA Y SOBRE EL PATRIMONIO, HECHO EN NUEVA DELHI EL
DIA 8 DE FEBRERO DE 1993. (610/000031.)



El señor PRESIDENTE: A continuación, Convenio entre el Reino de España y
la República de la India para evitar la doble imposición y prevenir la
evasión fiscal en materia de impuestos sobre la renta y sobre el
patrimonio, hecho en Nueva Delhi el día 8 de febrero de 1993.

¿Hay alguna observación a este respecto? (Pausa.)
Queda, por tanto, aprobado.




--CONVENIO DE COOPERACION ESPACIAL ENTRE EL REINO DE ESPAÑA Y LOS ESTADOS
UNIDOS DE AMERICA, FIRMADO EN MADRID EL DIA 11 DE JULIO DE 1991.

(610/000032.)



El señor PRESIDENTE: Convenio de cooperación espacial entre el Reino de
España y los Estados Unidos de América, firmado en Madrid el día 11 de
julio de 1991.

¿Hay alguna observación a este respecto? (Pausa.)
Queda aprobado.




--ACUERDO PARA LA PROTECCION Y FOMENTO RECIPROCO DE INVERSIONES ENTRE EL
REINO DE ESPAÑA Y LA REPUBLICA ARABE DE EGIPTO, FIRMADO EN MADRID EL DIA
3 DE NOVIEMBRE DE 1992. (610/000033.)



El señor PRESIDENTE: Acuerdo para la protección y fomento recíproco de
inversiones entre el Reino de España y la República Arabe de Egipto,
firmado en Madrid el día 3 de noviembre de 1992.

¿Desean hacer alguna observación? (Pausa.)
Queda aprobado.




--CANJE DE NOTAS MODIFICATIVO DEL TRATADO GENERAL DE COOPERACION Y
AMISTAD ENTRE ESPAÑA Y LA REPUBLICA ARGENTINA, DE 3 DE JUNIO DE 1988.

(610/000034.)



El señor PRESIDENTE: Canje de Notas modificativo del Tratado general de
cooperación y amistad entre España y la República Argentina, de 3 de
junio de 1988. El canje de Notas tiene fecha de 30 de septiembre de 1992
y 23 de diciembre también de 1992.

¿Hay observaciones al respecto? (Pausa.)
Queda aprobado.




--ACTA POR LA QUE SE MODIFICA EL PROTOCOLO SOBRE LOS ESTATUTOS DEL BANCO
EUROPEO DE INVERSIONES Y SE FACULTA AL CONSEJO DE GOBERNADORES PARA CREAR
UN FONDO EUROPEO DE INVERSIONES, FIRMADA EN BRUSELAS EL DIA 23 DE MARZO
DE 1993. (610/000045.)



El señor PRESIDENTE: Acta por la que se modifica el Protocolo sobre los
estatutos del Banco Europeo de Inversiones y se faculta al Consejo de
Gobernadores para crear un Fondo Europeo de Inversiones, firmada en
Bruselas el día 23 de marzo de 1993.

¿Alguna observación? (Pausa.)
Queda aprobada.

Se dará cuenta de todo ello al señor Presidente de la Cámara para que sea
sometido al Pleno.

Muchas gracias.




--DELIBERACION Y, EN SU CASO, ACUERDO SOBRE LA CONSTITUCION DE UNA
PONENCIA SOBRE EL MAGREB. (543/000005.)



El señor PRESIDENTE: Pasamos al tercer punto del orden del día.

Como sus señorías ya conocen, especialmente en la Mesa y en la Junta de
Portavoces hemos tratado de este tema precisamente por la importancia que
tiene el Magreb, cuestión sumamente oportuna dada la comparecencia de hoy
del señor Ministro.

La Portavoz del Grupo Socialista, doña Elena Flores, propuso la
conveniencia de crear una Ponencia. Quiero hacer constar que, en lo que a
las Cámaras españolas se refiere, en algunos casos esto podría suponer
una subcomisión, que es lo que ya existe en otros lugares, para que la
política en relación con un área de la importancia de ésta, como ha sido
destacado por todos, sea estudiada detenidamente sin necesidad de tener
que reunir a la Comisión.




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A tal efecto, la posición de la Mesa y la de los Portavoces es unánime en
lo que a la constitución de esta Ponencia se refiere. Por ganar tiempo, y
si sus señorías me lo permiten, voy a hacer de oficio --como se dice en
la Administración-- una propuesta, aunque no concretamente de personas,
ya que eso correspondería a los Portavoces. Creo que la Ponencia debería
estar constituida por los Portavoces de todos los grupos parlamentarios.

En el caso de los grupos con mayor número de escaños, Grupo Socialista y
Grupo Popular, podrían ser dos, pero esto no es óbice --ésta es la
opinión de esta Presidencia, que creo que comparten la Mesa y los
Portavoces-- para que esta Ponencia quede abierta a la participación de
otras personas aun cuando la convocatoria se haga tan sólo para los
miembros de la misma. Si en razón del asunto en sí o para su propia
información desea algún otro miembro incorporarse a la Ponencia, esto
puede hacerse si los Portavoces no tienen objeción a este respecto. Esto
lo digo para facilitar en lo posible la composición de la misma.

Tiene la palabra la Senadora Flores.




La señora FLORES VALENCIA: Gracias, señor Presidente.

Por mi parte no hay ninguna objeción. Tan sólo quiero decir que, siendo
ésta una Ponencia, a mi juicio, laboriosa y amplia dados sus contenidos,
y dado que los Portavoces, además de pertenecer a esta Ponencia
pertenecemos ya a otra sobre cooperación y debemos ocuparnos asimismo de
otras tareas, deberíamos incluir un miembro más. A mi juicio, el reparto
del trabajo --que es muy amplio al incluir muchas materias-- exigiría que
ampliásemos el número de los ponentes sin perjuicio de lo que acaba de
decir el señor Presidente, que todos los miembros de la Comisión que
deseen seguir los trabajos puedan hacerlo.




El señor PRESIDENTE: Estoy totalmente de acuerdo.

Aunque es una cuestión a decidir por los Portavoces, creo que salvo el
caso de los Portavoces que está justificado que asistan a varias
Ponencias si así se considera oportuno, sería conveniente que el resto de
la Ponencia estuviera compuesto por miembros de la Comisión que no
pertenecieran concretamente a la Ponencia sobre Cooperación para
facilitar el trabajo simultáneo de ambas Ponencias.

Me dice el Letrado --soy consciente de ello-- que hay Grupos que
solamente tienen uno, por lo que en este caso no queda más remedio que
hacer frente a dicha concentración,
¿Podemos en este momento tener nombres para formarla? (Pausa.)
Acordamos que se constituya la ponencia y que los portavoces remitan a la
Presidencia, en el plazo de tiempo más breve posible --a más tardar, la
fecha del próximo Pleno--, los nombres de los miembros de cada Grupo que
se incorporan a la misma. Y ya, con autonomía, como corresponde a las
ponencias, empiezan a trabajar.

Muchas gracias por su colaboración.

Se suspende la sesión hasta esta tarde a las cuatro.




Eran las doce horas y quince minutos.




Se reanuda la sesión a las dieciséis horas y cinco minutos.




El señor PRESIDENTE: Se reanuda la sesión.




--COMPARECENCIA DEL SEÑOR SECRETARIO DE ESTADO PARA LA COOPERACION
INTERNACIONAL Y PARA IBEROAMERICA. (713/000095.)



El señor PRESIDENTE: El último punto del orden del día es la
comparecencia del Secretario de Estado para la Cooperación Internacional
y para Iberoamérica --que fue solicitada inicialmente por el Grupo
Parlamentario Popular, habiendo accedido a la misma por unanimidad la
Mesa y los portavoces en su momento-- para explicar el balance de la
cooperación en el año anterior y las líneas de la política tanto en el
terreno de la cooperación cultura, como económica para 1994.

Tiene la palabra el Secretario de Estado.




El señor SECRETARIO DE ESTADO PARA LA COOPERACION INTERNACIONAL Y PARA
IBEROAMERICA (Dicenta Ballester): Muchas gracias, señor Presidente.

Buenas tardes, señorías.

En efecto, voy a tratar de explicar las grandes líneas de la cooperación
para el año 1994 y señalar los planes y proyectos que estamos tratando ya
de poner en marcha tanto en el terreno de la cooperación al desarrollo
como en el terreno de la cooperación cultural.

En una situación de crisis económica como la que actualmente atraviesa
España cabría preguntarse por la justificación misma de la existencia de
una política de cooperación al desarrollo y por los objetivos que esta
cooperación debe perseguir. En cuanto a la justificación, es necesario
recordar que la nación española proclamó a través de la Constitución su
voluntad de colaborar en el fortalecimiento de unas relaciones pacíficas
y de eficaz cooperación entre todos los pueblos de la tierra. Además, la
situación española es infinitamente mejor que la de una gran parte de
países inmersos en el círculo negativo de la pobreza, que va ahondando la
distancia que los separa de los países más industrializados. Por si estos
datos no resultaran suficientes en sí mismos, hay que recordar que
vivimos en un mundo pequeño e interdependiente donde todo lo que pasa en
una parte del planeta repercute inmediatamente sobre las demás zonas.

Justificada la existencia de una política de cooperación al desarrollo,
se plantea la cuestión de la formulación de la misma de cara a 1994, que
es el asunto objeto de esta comparecencia, y puesto que las líneas de
cooperación no pueden improvisarse sino que son fruto, en general, de un
proceso de reflexión, también a 1995.

Premisas básicas para este proceso de definición de nuestra política de
cooperación son los objetivos que con ella perseguimos, que serían los
siguientes. En primer lugar, hacer una contribución significativa al
desarrollo de los países receptores, cumpliendo así con la parte de
responsabilidad



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que a España le corresponde en la gestión común del planeta. Este
objetivo está presente en la moción que el Senado aprobó en 1988, en la
que se establecía como principio rector básico de la política de
cooperación al desarrollo la responsabilidad solidaria; es decir, y
citando textualmente la moción: «La cooperación internacional para el
desarrollo debe responder a un deber ético de responsabilidad.»
Reforzar las líneas de acción de nuestra política exterior sería el
segundo de los objetivos, puesto que la cooperación es, en efecto, un
instrumento básico para la política exterior, y así lo estableció el
informe del Congreso de los Diputados sobre los objetivos y líneas
generales de la cooperación española al desarrollo al señalar que: «La
política española de cooperación y ayuda al desarrollo, como integrante
destacado de nuestra política exterior, sirve a los grandes objetivos de
ésta.» «Se pretende con ello», como señala el mismo informe, «potenciar
las relaciones exteriores de España facilitando los intercambios
fructíferos con otros pueblos, la presencia de nuestro país en el mundo y
el conocimiento de nuestra experiencia colectiva en democracia, la
expansión de la cultura hispánica en el mundo y la proyección
internacional de nuestra economía.» Fin de citación.

En tercer término, como objetivo íntimamente ligado al anterior, y que
debe estar siempre presente en nuestras relaciones bilaterales y
multilaterales, el contribuir a la paz, la seguridad y la estabilidad
mundiales.

El cuarto objetivo --y como objetivo menor, aunque no por ello
desdeñable--, obtener para nuestro país un adecuado nivel de retornos.

Marcados estos objetivos, la concreción de la política de cooperación
viene signada por el contexto de lucha contra el subdesarrollo en el que
nos movemos. Un análisis objetivo de la realidad que nos rodea nos
envuelve de cierto pesimismo: el volumen de la ayuda oficial al
desarrollo se mantiene estancado y el objetivo de Naciones Unidas del 0,7
por ciento se perfila como un reto difícil de alcanzar. Es cierto que se
ha avanzado notablemente en ámbitos como la sanidad o la educación, pero
es mucho todavía lo que queda por hacer. Además, el mundo de los noventa
se nos presenta como un ente mucho más complejo y que desborda los
esquemas simplistas generados tras la II Guerra Mundial. En el que se ha
venido a llamar nuevo orden internacional aparecen nuevos demandantes de
ayuda, como los países ex comunistas, nuevas prioridades, como el medio
ambiente o los problemas demográficos, y nuevos problemas, como los
flujos migratorios o la pandemia del sida. El mundo en desarrollo aparece
cada vez más, pues, como un bloque extremadamente heterogéneo, en el que
hay países que han alcanzado tasas razonables de crecimiento económico y
social, mientras que otros han continuado hundiéndose en la miseria y el
subdesarrollo, sin que se atisben esperanzas de recuperación.

Por ello, la Secretaría de Estado de Cooperación hace permanentemente un
esfuerzo de definición de nuestra cooperación en función del nivel de
desarrollo de los países receptores. Lo que se persigue es un impacto a
largo plazo sobre las propias estructuras de subdesarrollo en el que la
palabra clave sería la viabilidad; se apoyan las propias políticas de los
países en vías de desarrollo, teniendo como objetivo final la autonomía,
el autosostenimiento.

¿Cuál sería la política de cooperación de la Secretaría de Estado para la
Cooperación Internacional y para Iberoamérica en 1994? Examinaré ahora la
repercusión de los anteriores objetivos y el estudio de la realidad del
mundo en desarrollo en nuestra política de cooperación para 1994. Pero
permítanme antes de hacer una breve reflexión. Puede pensarse que el
cumplimiento de esos objetivos resulta difícil en los actuales momentos
de restricciones presupuestarias; incluso cabría preguntarse si la
política de cooperación, con un presupuesto en disminución desde 1991, es
realmente una parte fundamental de la política exterior. Yo quisiera
hacer las siguientes consideraciones.

En primer lugar, la cooperación ocupa realmente una parte sustancial del
presupuesto del Ministerio de Asuntos Exteriores. De hecho, junto con las
cuotas a organismos internacionales, es la fundamental, ya que el resto
del presupuesto va destinado al pago del funcionamiento de la estructura
del propio Ministerio en España y en el exterior. Por tanto, se puede
decir que se mantiene el objetivo de que la cooperación ocupe una parte
fundamental de nuestra política exterior.

En segundo término, la Secretaría de Estado, como órgano de dirección y
de coordinación de la política de cooperación, pretende mejorar el
impacto de la ayuda al desarrollo mediante una mejor coordinación de todo
el gasto de cooperación a través de la Comisión Internacional de
Cooperación al Desarrollo.

En tercer lugar, y como se establece en el ya mencionado informe del
Congreso de los Diputados, la política de cooperación no podría ser
aplicada y entendida en todas sus implicaciones si dependiera en
exclusiva de los recursos procedentes de los Presupuestos Generales del
Estado. La política española de cooperación al desarrollo debe seguir
contando de manera cada vez más significativa con los proyectos y las
iniciativas que proceden de sectores no estatales, de fuentes propiamente
privadas o de instituciones intermedias. En consecuencia, la política
española en ese sector deberá contener la resultante de esa multiplicidad
de esfuerzos y recursos, estatales, intermedios y privados, en la
convicción de que todos son necesarios y provechosos. Fin de la cita.

Soy muy consciente de que el éxito o el fracaso de toda política de
cooperación depende muy fundamentalmente del apoyo social que reciba,
entendiendo por apoyo social la conjunción de actividades diversas del
sector privado: empresas, universidades, ONG, sindicatos, etcétera. En
España, este sector privado se está poniendo en marcha y se puede apoyar
desde la Secretaría de Estado la creación de sinergias confluyentes en el
mismo sentido, es decir, una cooperación al desarrollo eficaz y con
impacto.

El problema que tenemos delante es la esencia de todo problema económico:
cómo hacer frente a necesidades ilimitadas con recursos escasos. No se
trata de la cuadratura del círculo, pero sí de una cuestión
considerablemente compleja.




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En esta dinámica de alcanzar la máxima eficacia con recursos limitados se
enmarca la actuación de la Secretaría de Estado. A pesar de ello, es
indudable que el esfuerzo cualitativo está condicionado por un aumento de
nuestros actuales presupuestos de ayuda oficial al desarrollo, y
confiamos en seguir avanzando en ese objetivo. La Secretaría de Estado ha
considerado siempre necesario avanzar en un doble sentido, cualitativo y
cuantitativo, en la consolidación de la política de cooperación al
desarrollo de nuestro país.

En lo que se refiere al componente cualitativo, si bien es mucho lo que
todavía falta por hacer, los avances son significativos. Se ha reforzado
el papel de la Comisión Interministerial para la Cooperación
Internacional. El pasado mes de noviembre aprobó la puesta en marcha de
un nuevo procedimiento de planificación por el que, a principios de año,
se acordarán las líneas generales de cooperación del año siguiente,
líneas a las que habrá de ajustarse el PACI, y esto mejora la
coordinación entre los distintos departamentos, además de aportar un
instrumento de planificación que redunda en la eficacia de nuestra
cooperación.

Dentro de la Secretaría de Estado, y como ejemplo de mejora cualitativa
de la cooperación, la Agencia Española de Cooperación Internacional
pondrá en marcha en abril una nueva metodología de formulación de
proyectos de desarrollo similar a la utilizada por la Comisión de la
Unión Europea y por otros donantes. Esa metodología permitirá una mejor
identificación de los objetivos y la viabilidad futura de cada proyecto,
además de introducir en cada programa un estudio específico de
consideraciones medioambientales y de género y del nivel de participación
de los beneficiarios en el proyecto.

En cuanto al componente cuantitativo, es evidente que la estrategia de
actuación de la Agencia Española para la Cooperación Internacional a lo
largo de este año 1994 está claramente condicionada por los reducidos
presupuestos que le han sido asignados para el desempeño de sus
cometidos.

Una vez hecha esta breve presentación del marco general en el que se ha
de desenvolver la acción de la Secretaría de Estado, voy a referirme
ahora a las líneas generales de actuación para el año en curso.

Como sus señorías conocen bien, la acción de la Agencia Española para la
Cooperación Internacional se desarrolla a través de tres institutos --que
pronto serán dos, como consecuencia de una inmediata reorganización
administrativa--; institutos que tienen una base de carácter geográfico.

Junto a ellos, el Gabinete de la Presidencia de la Agencia gestiona los
programas de ayuda alimentaria y de emergencia, así como diversas
colaboraciones con organismos internacionales.

El presupuesto de ayuda de emergencia para 1994 asciende a 250 millones
de pesetas, mientras que el de ayuda alimentaria supondrá un desembolso
de 1.200 millones de pesetas. Los principales países receptores de ayuda
alimentaria a lo largo de este año serán El Salvador, Nicaragua, Perú,
Cuba, Mauritania, Angola y Filipinas. Desde el Gabinete de la Presidencia
de la Agencia se continuarán gestionando los programas de jóvenes
expertos del PNUD, del Programa de las Naciones Unidas para el
Desarrollo, y de jóvenes expertos de la Unión Europea, con el fin de
favorecer la incorporación de españoles a organismos internacionales.

A continuación, me referiré de forma puntual a los planes y acciones
previstos dentro del ámbito cultural y de la cooperación para el
desarrollo, describiendo primero las iniciativas culturales para,
posteriormente, referirme a las actividades previstas de los institutos
que se integran en la Agencia Española para la Cooperación Internacional.

En lo relativo a la cooperación cultural, la política cultural exterior
del Estado va a centrarse este año en torno a varios ejes prioritarios
que podrían resumirse del siguiente modo.

En primer lugar, especial atención en difundir a través de vínculos
culturales la imagen actual de España. Tras los golpes de imagen del año
1992, y con base sobre todo en la nueva curiosidad que el desarrollo
social, económico y político del país, con su peculiar y exitoso proceso
de transición, ha acumulado a la curiosidad tradicional con que lo
español era contemplado, un objetivo significado de nuestra política
cultural exterior debe consistir en el aprovechamiento de esta coyuntura
favorable para transmitir el mensaje de una modernidad ya definitivamente
instalada en las estructuras de nuestro país. Una consecuencia inmediata
de esta línea de actuación se traduce en el desmontaje de la cultura del
tópico que tanto afectaba a nuestra propia imagen en el exterior.

En segundo lugar, y en conjunción con este primer punto, la priorización
de la difusión de la producción cultural española más actual. La difusión
de la vanguardia como punta de lanza del fenómeno creativo, junto con la
promoción de los jóvenes creadores que intenten buscar su lugar en el
entramado cultural, cada vez más universalizado, serán dos factores a
tener en cuenta en la articulación de nuestra política cultura exterior.

En tercer término, el aprovechamiento de la lengua española como
primordial elemento de penetración cultural. El español es hoy percibido
como lengua de progreso, de futuro y como elemento vehicular que abre el
paso no sólo a culturas, sino también a mercados, y en este marco el
Instituto Cervantes aparece como el recurso más hábil para una
penetración lingüística que vaya abriendo las puertas de una oferta
multicultural, si bien su acción debe ir amparada por otros colaterales
de sumo interés como el fomento del idioma como lengua extranjera en
todos los grados de los sistemas de enseñanza del país receptor, la
utilización de la radio y la televisión como medios de penetración
lingüística, el apoyo a los profesores de español, el control de los
manuales de enseñanza, a veces anticuados o que ofrecen una desfasada
imagen de España, la utilización de una buena red de lectorados y la
creación de institutos o liceos que utilicen el español en sus enseñanzas
total o parcialmente.

En cuarto lugar, el apoyo al hispanismo. Los hispanistas son un tesoro
inconmensurable del que este país dispone en auxilio de su política
exterior cultural. Por ello, se apoyan claramente sus acciones e
iniciativas, al tiempo



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que se tiende a abrir sus campos de acción de manera que no se ciñan al
mero terreno lingüístico. A España le interesa tener no sólo hispanistas
volcados en el conocimiento de nuestra lengua y literatura, sino disponer
de hispanistas, economistas, arquitectos, médicos o banqueros.

En quinto lugar, la absoluta coordinación de todas las instancias que
desde la Administración Central, incluso la Autonómica y Local, trabajan
en la proyección cultural exterior. Al efecto quisiera reiterar que las
estrecheces presupuestarias nos han obligado a un saludable ejercicio de
coordinación tan continua como progresiva entre los Ministerios más
implicados en estos menesteres: Exteriores, Cultura y Educación.

Por su parte, la convivencia diaria y creativa de dichos organismos en un
proyecto de tanto interés como es el Instituto Cervantes ha fomentado
también una mejor coordinación al respecto. El Festival Español de las
Artes en Londres --que se está celebrando actualmente-- puede ser una
buena muestra de ello.

En cuanto a programas y acciones concretas, se seguirán desarrollando en
1994 las que ya son tradicionales. Enumero algunas más significativas:
Programas de becas y ayudas, a los que me referiré extensamente al hablar
de la política de cooperación. Lectorales. Se cuenta con un activo de 150
lectores repartidos por todo el mundo que constituyen verdaderas células
de propaganda de la cultura y lengua españolas en todas las universidades
en las que están encuadradas. Acción cultural. Este es un paquete en el
que se incluyen exposiciones, filas de artistas, conferenciantes,
utilización de la filmoteca, un completísimo y ágil instrumento de
penetración cultural de gran tradición y de excelentes resultados,
etcétera. Donaciones de bibliotecas, ampliadas en sus vertientes
audiovisuales, bibliografías concretas u otros materiales publicados.

Ayudas de viaje a universitarios, intelectuales, creadores, etcétera,
para asistir a conferencias, encuentros o seminarios internacionales,
garantizando así la presencia española. Y especial asistencia al
hispanismo militante en las líneas anteriormente indicadas.

En el plano de los proyectos para 1994, podría referirme a un largo
listado, del que entresaco los más relevantes, como el Festival Español
en Londres, que reproduce el modelo de los eventos conjuntos organizados
anteriormente con Italia, Austria y México, si bien introduce un
interesante componente innovador como es el de la financiación por
mecenazgo privado. La Bienal de Sïo Paulo, en la que la rica aportación
plástica española va a ir acompañada esta vez de una interesante muestra
de vídeodanza. El V Centenario del Tratado de Tordesillas, al que el
Ministerio de Asuntos Exteriores ha prestado su apoyo funcional y una
significativa aportación presupuestaria. Lisboa, capital cultural en
1994, donde se han desarrollado ya una serie de programas que, junto con
un previo trabajo constante, están permitiendo vislumbrar un nuevo
horizonte de nuestras relaciones culturales con Portugal.

Pero, con todo y esto, el mayor proyecto con el que la Secretaría de
Estado se siente comprometida es el Instituto Cervantes, cuyo Consejo de
Administración presido en razón de mi cargo.

El Instituto debe ser uno de los potentes brazos armados de nuestra
política cultural exterior. En él hemos depositado toda nuestra confianza
en la seguridad de que el futuro de nuestra presencia cultural exterior
pasa en buena parte por la solidez de su desarrollo.

Quiero referirme ahora a los planes y acciones de cooperación en 1994 en
el área iberoamericana.

La política de cooperación española hacia Iberoamérica tiene como norte
potenciar la capacidad de desarrollo en las sociedades de América Latina,
contribuir al fortalecimiento de los procesos democráticos en todos estos
países, apoyar el surgimiento y articulación de un espacio económico y
social iberoamericano e impulsar el reencuentro y la revinculación de la
sociedad española con el resto de las sociedades iberoamericanas. En
definitiva, tiene como prioridad impulsar y articular la participación
ciudadana en la acción exterior.

En el área iberoamericana hemos de resaltar la importancia que tiene para
nuestro país, y para la política exterior en particular, la celebración
de las Cumbres de Jefes de Estado y de Gobierno; cumbres que constituyen
un proceso de diálogo político de primera magnitud y que pueden impulsar
la emergencia de una comunidad iberoamericana de naciones. En este empeño
es fundamental que la política de cooperación ayude a articular económica
y socialmente el espacio iberoamericano, revinculando las sociedades y
prestando un acompañamiento y un fundamento económico y social al avance
que representan en el terreno político las mencionadas cumbres.

El esfuerzo de cooperación en Iberoamérica debe intensificarse ahora más
que nunca cuando la democracia es la regla en América Latina y cuando se
han llevado a cabo procesos de ajuste estructural dolorosos, pero
necesarios. No debemos perder la oportunidad de acompañar el empeño por
la democracia con el afianzamiento del desarrollo económico y social. La
integración de América Latina en la economía occidental presenta hoy unas
perspectivas excepcionales y debemos contribuir a materializar las
expectativas de estas sociedades.

Durante 1994, y siguiendo estas orientaciones y objetivos, se impulsarán
programas y proyectos en seis áreas que creemos básicas al respecto.

Uno, el respaldo a las iniciativas que ayudan a la cohesión social y a la
asistencia a los colectivos menos favorecidos. En este último aspecto se
presta una atención especial al sector sanitario.

Dos, el refuerzo institucional, lo cual ha llevado a prestar una
importante asistencia técnica en temas como el apoyo al sistema de la
Administración de Justicia, la realización de procesos electorales, la
elaboración de reformas fiscales y jurídicas, el desarrollo legislativo
que potencia la igualdad entre hombre y mujer, etcétera.

Tres, la preservación del medio ambiente y la potenciación de los
recursos naturales.

Cuatro, el apoyo al sector educativo y a la formación de recursos humanos
en todos sus segmentos: educación básica, reforma del sistema educativo,
cooperación universitaria, potenciación de la relación entre las
fundaciones



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universidad-empresa, para el desarrollo de la formación continuada y la
formación ocupacional.

Quinto, apoyo al desarrollo urbano ante el fenómeno de la concentración
urbana y el crecimiento demográfico que se dan en Iberoamérica y que nos
ha llevado a potenciar el desarrollo de una cultura de la anticipación,
la previsión y la participación para afrontar el reto del crecimiento
urbano, lo cual se plasma en los planes estratégicos de desarrollo urbano
en el horizonte del año 2000.

Y sexto, el apoyo a la vinculación de las pequeñas y medianas empresas y
al desarrollo de la capacidad de investigación en el área del sector
productivo. Para ello hemos apoyado numerosas iniciativas en el campo de
las pequeñas y medianas empresas, preservado el programa Fondos de Ayuda
al Equipamiento, FAE, y hemos continuado impulsado el programa
iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo, el CITED.

A continuación, tengo detallados los programas y proyectos por áreas
geográficas y, en particular, en el tema específico de la cooperación
cultural. Yo no sé si sus señorías quieren que les especifique o les dé
simplemente los grandes números de esa cooperación en el terreno
cultural. (Varios señores Senadores: Sólo los datos.)
De acuerdo, voy a dar los datos.

Dividiríamos estos planes en Iberoamérica en planes y acciones de
cooperación con los países iberoamericanos de mayor nivel de desarrollo
relativo, Cuba, y países de menor desarrollo relativo: países
centroamericanos, República Dominicana, Perú, Ecuador, Bolivia y
Paraguay.

En los primeros, los países de mayor nivel de desarrollo relativo, se
incluyen Argentina, Brasil, Colombia, Cuba, Chile, México, Uruguay y
Venezuela. Cuba es un caso aparte que analizaré después.

El volumen de presupuesto de todos estos países, que fue en 1993 de 474
millones de pesetas, asciende en 1994 a 375 millones de pesetas.

Básicamente centrados en la cooperación universitaria científica y
tecnológica, 177 millones; formación de recursos humanos, 104 millones;
reforzamiento institucional, 78 millones; cooperación empresarial e
industrial, 78 millones; recursos naturales y medio ambiente, 35
millones; desarrollo estratégico y urbano, 34 millones.

El presupuesto de cooperación bilateral con Cuba, que en 1993 fue de 65
millones, en 1994 es de 52 millones de pesetas; presupuesto que incide en
las áreas temáticas siguientes: ciencia y tecnología, turismo,
capacitación empresarial, formación de recursos humanos y desarrollo
estratégico urbano.

En los países de menor desarrollo relativo, como son los países
centroamericanos, República Dominicana, Perú, Ecuador, Bolivia y
Paraguay, el total de recursos asignados ha sufrido un duro recorte: en
1993 fue de 1.107 millones de pesetas; en 1994 es de 450 millones de
pesetas. Las áreas de programación básicas son: la educación y formación
de recursos humanos, refuerzo institucional, protección del medio
ambiente, aprovechamiento racional de recursos naturales y desarrollo
energético, sanidad, desarrollo urbano en la dinámica participativa,
desarrollo industrial de servicios y cooperación empresarial, cohesión
social y asistencia a los colectivos más desfavorecidos y profundización
en el terreno cultural.

Ya me he referido anteriormente a los fondos de ayuda al equipamiento y a
los fondos de emergencia que se llevan a cabo desde el Gabinete de la
Agencia Española de Cooperación Internacional, y paso a continuación a
referirme a los programas dentro del área del Instituto de Cooperación
para el mundo Arabe. Voy a hacer una relación por programas y cantidades,
lo cual les ahorrará a sus señorías la explicación más detallada --que,
por supuesto, tengo a su disposición-- no solamente de cuál es la
política y objetivos de ese Instituto de Cooperación con el mundo Arabe,
sino también cuáles son los distintos aspectos de los marcos bilaterales
y multilaterales en los que esos programas se desarrollan.

En Guinea Ecuatorial, y aquí quiero hacer un breve alto para exponer un
análisis quizá más detenido de lo que ha supuesto el recorte en la
cooperación con Guinea Ecuatorial ya que, como saben ustedes,
inicialmente se aprobó un presupuesto de 1.600 millones de pesetas para
el año 1994 y, en función de los acontecimientos en aquel país, del
desarrollo del proceso, y después de analizar y sopesar cuáles podrían
ser las consecuencias de cada uno de los recortes para la población
guineana y con el fin de que sufriera lo menos posible dichos recortes,
se acordó disminuir la cooperación a un nivel cuantitativo de 1.000
millones de pesetas para el año 1994, decidiendo mantener los siguientes
programas y proyectos: se mantienen los colegios españoles en Malabo y en
Bata; se mantienen los centros asociados de la UNED en Malabo y Bata, así
como las becas para los guineanos en España. Como ustedes saben, en
Guinea Ecuatorial se carece de Universidad, y con estos instrumentos de
cooperación lo que estamos haciendo es garantizar que no se interrumpa el
proceso de formación de cuadros del que tan necesitado está el país
guineano.

Se mantienen también las acciones humanitarias en el ámbito de la
Educación y, para ejecutar estas acciones, se dota de recursos similares
a los de años anteriores a la Federación Española de Religiosos de la
Enseñanza. Se mantiene el Centro hispano-guineano de Enfermedades
Tropicales, con laboratorios en Malabo y Bata, donde se han conseguido
notables avances en el conocimiento y método de lucha contra las endemias
tropicales que asolan a aquel país. Se mantienen las acciones
humanitarias en el ámbito de la Salud, y para ejecutar estas acciones se
va a dotar adecuadamente a la Federación Española de Religiosas
Sanitarias. Se mantiene el Centro cultural hispano-guineano de Malabo y,
por último, se mantiene el proyecto de reactivación del sector del cacao
en la isla de Bioko. El objetivo de este programa es preservar el empleo
y la forma de vida de la mayoría de la población buby --población
autóctona de la región insular--, garantizando el futuro de uno de los
pocos recursos que producen ingresos en concepto de exportación a esa
zona. En líneas generales, ésta sería la decisión que se ha tomado en lo
relativo al mantenimiento de programas con Guinea.

Por último, me voy a referir a la cooperación científica y técnica en el
Magreb y a las acciones de subvención y de ayuda a las ONGS.




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En cooperación científica y técnica con el Magreb hay que distinguir dos
aspectos fundamentales: nuestra cooperación bilateral y la multilateral.

En la primera tenemos una cooperación muy específica con Argelia, dada la
difícil situación política por la que está atravesando este país. Se
trató de dar un impulso en 1993 a la cooperación con Argelia firmándose,
incluso, un nuevo Convenio de Cooperación tanto para la cooperación
científica y técnica como para la cultural y educativa; se celebró una
nueva Comisión Mixta --la Comisión Mixta con Argelia no se reunía desde
el año 1987--, pero los recortes presupuestarios y el giro desfavorable
de la situación argelina han condicionado el que este año tampoco haya
sido posible el despegue definitivo de una cooperación hispano-argelina
como la que nosotros deseábamos, y tenemos un programa de cooperación con
Argelia que asciende en total a 20 millones de pesetas.

Sí han funcionado bien y lo siguen haciendo los programas de cooperación
con Mauritania en el marco de un Convenio que se firmó en 1990, que se ha
ido incrementando gradualmente desde 1987, hasta que se ha llegado a
convertir en el segundo país magrebí receptor de ayuda española no
reembolsable. En el programa de cooperación con Mauritania en el año 1994
vamos a destinar la cifra de 108 millones de pesetas.

En Marruecos, país prioritario en el marco de nuestra cooperación
científica y técnica, estamos desarrollando una cooperación intensa.

Tenemos también un Convenio de cooperación científica y técnica del año
1979 y un Protocolo de 1990. Las asignaciones presupuestarias, pese a
todo, siguen estando lejos de las que dedican otros países de la Unión
Europea --aportaciones incomparablemente superiores a las que tenemos
nosotros--, y en 1994 podrán ascender a la cifra de 120 millones de
pesetas.

Por último, en Túnez tenemos un presupuesto para 1994 de 111 millones de
pesetas.

En cuanto a la cooperación multilateral con esta parte del mundo, durante
1993 se realizó una aportación económica de 7.225.000 pesetas para el
estudio que promovió la Comisión de las Comunidades Europeas y la
Conferencia que se celebró posteriormente para exponer los resultados de
aquel estudio, Conferencia sobre energía y medio ambiente urbano en los
países Mediterráneos. Contribuimos también, con una aportación de siete
millones de pesetas, a un proyecto de técnicas de ensayo del Programa de
Asistencia Técnica en Africa, denominado AFRA-6 que desarrolla la OIEA.

Y, efectivamente, se ha realizado un gran esfuerzo por entablar
relaciones de cooperación científica y técnica con todos los países de
Oriente Medio. Nuestra cooperación bilateral se limitaba, en Oriente
Medio, a los territorios ocupados, y se ceñía en el resto de los países
al ámbito cultural. En este último terreno se ha hecho un esfuerzo
considerable, en especial por parte de los grupos multilaterales del
proceso de paz en Oriente Medio, y el Instituto de Cooperación con el
Mundo Arabe actualmente participa activamente en dos grupos: el Grupo de
recursos hidráulicos y el Grupo de desarrollo económico-regional en los
que España asume la dirección de los trabajos que en el sector agrario se
desarrollan en estos territorios.

En Egipto, la cooperación bilateral hispano-egipcia está enmarcada en un
convenio del año 1991. Nuestra ayuda en el año 1993, en cooperación
científica y técnica, se elevó a 16 millones de pesetas; se enviaron 125
millones en ayuda alimentaria y 16.800.000 pesetas en proyectos
realizados a través de las ONG. Para 1994 se prevén 35 millones para
inversiones en sanidad animal y regadíos. Realmente éste es uno de los
países donde estamos haciendo un esfuerzo para concentrar algo más de
cooperación porque está dando un buen resultado inmediato y tenemos
esperanza de poder incrementar nuestros programas de cooperación. También
desarrollaremos una cooperación relativamente modesta en Jordania con un
presupuesto para 1994 de 40 millones de pesetas, que se centra
básicamente en el sector agrícola. Y, por último, desarrollamos
cooperación en Líbano y en Siria. En Líbano se han previsto para el año
1994 10 millones de pesetas, y en Siria, 24 millones de pesetas. En los
territorios palestinos ocupados, para 1994 se prevén 100 millones de
pesetas para proyectos agrícolas, proyectos de apoyo al turismo, apoyo a
la creación de fuerzas de seguridad y proyectos de seguridad social.

Estos serían, en esquema, los principales proyectos que hay en la zona
del Magreb, en la zona de América Latina y Guinea. Por último, les
señalaré que tenemos proyectos de cooperación de relativa importancia en
dos países de la zona sur africana, Angola y Mozambique.

En el Extremo Oriente nuestra cooperación es muy limitada, es muy pobre.

Tenemos algunos programas de cooperación de cierto relieve en Filipinas,
incluso tenemos una oficina de cooperación técnica, pero es el único país
de Extremo Oriente donde hacemos una cooperación de cierta significación;
en el resto, la cooperación, salvo la que se hace a través de las ONG, es
casi inexistente.

A la zona del Sáhara le destinamos en este año 1994 una cooperación a
través de becas, de 5 millones 355.000 pesetas. Con esto he resumido la
cooperación por sectores gráficos.

Quería hacer una referencia final al programa de subvenciones a través de
las ONG, que, como ustedes saben, es un programa que se realiza en dos
tiempos, en dos convocatorias, una convocatoria en el primer semestre de
cada año y otra en el segundo semestre.

En cuanto a las subvenciones a las ONG para la ejecución de proyectos de
cooperación al desarrollo, las prioridades geográficas que se establecen
para este año son las siguientes: En primer lugar, de nuevo Iberoamérica,
países de menor desarrollo relativo, que son los que les señalé
anteriormente. En segundo lugar, Africa, Australia y, en especial, Angola
y Mozambique. En tercer lugar, Filipinas y, en cuarto lugar, países del
Magreb, Próximo y Medio Oriente y, en especial, Palestina. Por sectores
se han establecido tres prioridades: En primer lugar, atención primaria a
la salud, educación básica y formación de recursos humanos. En segundo
lugar, desarrollo rural integrado y de apoyo y desarrollo al sector
productivo. Y, en tercer lugar, proyectos dirigidos a los sectores más
vulnerables de la



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población, en particular, infancia, mujer, comunidades indígenas,
refugiados, desplazados y retornados.

No quisiera poner punto final a esta exposición sin hacer una breve
referencia al esfuerzo realizado por mejorar la coordinación y la
eficacia de la cooperación española al desarrollo en el marco de la
Comisión Interministerial de Cooperación Internacional al que me he
referido anteriormente. El 25 de febrero, como les dije, se aprobaron en
la Comisión Interministerial las líneas directrices de cooperación para
1995. Estas líneas se aplicarán de hecho en su mayor parte en la
cooperación de la Secretaría de Estado en 1994, como deducirán sus
señorías de lo que acabo de explicarles. Y se concentrarán, en primer
lugar, en el desarrollo humano; en segundo lugar, habrá una concentración
y especialización por regiones geográficas y sectoriales; en tercer
lugar, la cooperación integral; en cuarto lugar, la distinción del tipo
de cooperación en función del nivel de desarrollo de los países
receptores y, en quinto y último lugar, la cooperación con otros donantes
y con organismos multilaterales.

Uno de los aspectos, y con esto concluyo, más difíciles con el que se ha
enfrentado en años anteriores la Secretaría de Estado, con el que se
enfrenta este año, y en el futuro, creo que seguirá siendo así hasta que
no se ponga solución definitiva a este problema, es éste al que he
aludido de una manera breve al final de mi exposición, de la coordinación
de los distintos sectores que hacen cooperación. Se hace cooperación
desde la Secretaría de Estado, pero se hace cooperación también desde
otros sectores de la Administración Central, se hace cooperación desde
las Comunidades Autonómicas y también, como ustedes saben, desde los
entes locales. Poner en consonancia todos estos proyectos de cooperación,
armonizar la cooperación procedente de tan distintos sectores, creo que
es una de nuestras primeras obligaciones puesto que difícilmente vamos a
hacer de la cooperación algo efectivo y que evite los solapamientos y las
duplicidades, si no conseguimos mecanismos de coordinación que sean
efectivos y consecuentes.

Esto sería, resumidamente, el programa de cooperación de la Secretaría de
Estado para el año 1994.

Muchas gracias, señorías.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Secretario de Estado, por esta
detallada aunque resumida información sobre el plan de acción en 1994.

Tengo que hacer una aclaración, yo cuando indiqué la comparecencia,
probablemente impulsado por algún debate que hemos tenido en la mesa de
portavoces, aludí al balance de 1993 que, sin duda, hubiera resultado
excesivo. Por tanto, quiero indicar a sus señorías que el Secretario de
Estado se ha ceñido acertadamente a lo que realmente era el objeto de la
convocatoria; hablar del plan y programa de 1994.

Dicho esto vamos a pasar, como es habitual, al turno de portavoces y
después si alguna señora Senadora o algún señor Senador desean hacer
alguna pregunta también les daremos la oportunidad de que las formulen.

Por el Grupo Parlamentario de Senadores Nacionalistas Vascos, tiene la
palabra el señor Bolinaga.




El señor BOLINAGA BENGOA: Muchas gracias, señor Presidente.

Muchas gracias, señor Secretario, por su presencia y también por toda la
información tan amplia como exhaustiva que usted ha tenido a bien
otorgarnos y que, lógicamente, como he dicho antes, agradecemos en el
alma.

Yo simplemente quisiera pedirle a usted dos aclaraciones. Una referente
al área geográfica a la que se extienden las labores de cooperación. No
he oído, tal vez esté equivocado o esté en un error, que exista ninguna
línea de cooperación con los países del Este europeo, algunos de los
cuales entiendo que están harto necesitados de una labor de este signo y,
por ejemplo, sin más me voy a referir a Albania, que creo que se podría
merecer una atención por nuestra parte, si es que movemos un poco la
imaginación.

Por otra parte, ha puesto usted mucho énfasis --me parece muy bien y
oportuno-- en las líneas de actuación cultural que se llevan desde su
Secretaría. Hacía mucho hincapié en el carácter, en la extensión, en la
expansión y en la profundización de lo que usted denominaba la cultura y
la lengua española. Incluso, ha invocado usted el Instituto Cervantes y
toda la buena labor que realiza, etcétera, no voy a ser yo quien vaya a
negárselo. Pero me da la impresión de que cuando usted hablaba de cultura
y lengua española tal vez quedaba un poco corto en sus expresiones o en
sus posibilidades. Y lo digo desde mi posición de nacionalista vasco,
pero poniéndome en la posición del señor Secretario de Estado, pregunto
si abarcaría la cultura y la lengua española, incluyendo éstas, otras
culturas y otras lenguas que se hablan dentro de la Península Ibérica.

Muchas gracias.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señoría.

Siguiendo el sistema adoptado esta mañana, y si los portavoces no tienen
nada que objetar, vamos a agotar este turno de intervenciones, para que,
posteriormente, conteste el señor Secretario de Estado.

Por el Grupo de Coalición Canaria, tiene la palabra el señor Galindo.




El señor GALINDO SANTANA: Muchas gracias, señor Presidente.

Señor Secretario de Estado, le agradezco sinceramente el amplio y
riguroso informe expuesto ante la Comisión de Asuntos Exteriores. Le
reitero, pues, la felicitación de mi Grupo.

Su Señoría se ha referido a la cooperación que en este momento está
llevando a cabo el Gobierno. Aunque luego formularé dos preguntas muy
concretas al respecto, nos preocupa que en este caso no haya ninguna
intención de cooperar con los países que forman la ex área del Este.

Por otro lado, creo que la cooperación, fundamentalmente con Cuba, es muy
importante para Canarias. El señor Secretario de Estado estará de acuerdo
conmigo en que durante el régimen anterior jamás se pudieron frenar las
fluidas relaciones entre Canarias y Cuba, aunque con el resto de España
dicha fluidez no se diera con tanta agudeza. Por tanto, creo que esa
intencionalidad es digna de mención.




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Por otra parte, casi todos los países de América Latina
--fundamentalmente, Argentina y Chile-- están empezando a despegar del
ostracismo que han sufrido durante las dos últimas décadas, que es todo
lo contrario de lo que pasa en Cuba, que supone el reverso de la moneda.

Por tanto, tengo que aplaudir esa cooperación porque, sin duda alguna, en
lo que respecta a Cuba está ayudando enormemente al resurgir de ese
pueblo.

En cuanto a mis preguntas, el Secretario de Estado ha expuesto lo que va
a suceder en cuanto a cooperación se refiere; fundamentalmente, con Cuba.

Pero también ha mencionado unas partidas económicas destinadas al Sáhara
occidental. En este sentido, quisiera saber --ya que no he podido captar
el dato-- su cuantía y a qué se van a destinar.

Muchas gracias.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, Senador Galindo.

Por el Grupo Popular, tiene la palabra el señor Ramírez Pery.




El señor RAMIREZ PERY: Muchas gracias, señor Presidente, y gracias, señor
Secretario de Estado, por su comparecencia y su intervención.

Para preparar la materia de la reunión de hoy me he remontado al estudio
y a la comparación de las anteriores comparecencias, tanto de su señoría
como del señor Ministro. Desearía aprovecharme de algunas de las cosas
que ha dicho el Secretario de Estado y hacer una distinción, en dos
palabras, entre lo que usted ha denominado componentes cualitativos y
componentes cuantitativos.

Es evidente --por lo menos, como portavoz del Grupo Popular, a mí me lo
parece-- que los componentes cuantitativos se están reduciendo debido a
la situación económica del país, por necesidades de presupuesto. Se ha
hablado de muchas partidas, algunas muy dispersas, y antes de nada quiero
agradecer al señor Secretario de Estado el buen hacer que se ha visto
reflejado en su informe, y aclararle que estas puntualizaciones no van a
ir encaminadas en un sentido negativo, sino que indican lo que creo que
falta y se debería hacer en esta materia, y además se derivan --como he
dicho antes-- de las intervenciones de años anteriores.

No voy a referirme, pues, al aspecto cuantitativo, ya que eso supondría
observar partida por partida --no es éste el caso--, y además creo que en
estos momentos los presupuestos no dan para más. Pero en cuanto a los
ingredientes cualitativos, he observado que en el informe que el señor
Secretario de Estado ha expuesto al Senado se refleja --iba a decir las
mismas tautologías, pero éstas no se refieren al informe-- la repetición
de los mismos problemas, a los que me quiero referir en dos minutos.

En principio, ciertamente el FAD ha aumentado y ha sido el principal
factor de crecimiento cuantitativo de la AOD española, pero aún no se
perfila qué instrumento puede jugar ese papel cuando los FAD no lo hagan,
ya que el sentido ligado del FAD es polémico y, por otra parte, compagina
la ayuda al desarrollo con la penetración comercial de una manera a la
que ahora no es momento de referirse, ya que sólo estoy puntualizando
este problema.

Por otro lado, se sigue notando que falta una explicación contundente --a
la que se ha referido el señor Secretario de Estado, pero que no se lleva
a cabo por quien corresponda-- por parte del Gobierno a la ciudadanía,
para que ésta tenga un conocimiento amplio y extenso de esta materia, que
será la única forma de poder lograr que las ONG y el resto de las
entidades privadas ayuden al Gobierno, en este momento deficitario de
medios.

Todas estas medidas que estoy indicando al señor Secretario de Estado
--quien las conoce igual o mejor que yo-- no cuestan dinero --si fuera
así, me tendría que callar, porque no lo hay--, sino que suponen trabajo,
intervenciones en foros internacionales y llevar al convencimiento de la
gente que, por ejemplo, es preciso llevar a cabo la prometida conferencia
internacional sobre la deuda de los países no desarrollados, o en vías de
desarrollo, para saber a qué atenernos con respecto a lo que se debe
hacer --como aludía el señor Secretario-- y a lo poco que podemos hacer,
con objeto de programarnos algo y no dispersarnos.

Por otra parte, no se está teniendo bastante en cuenta la cláusula
democrática, y quizá se deba a un sentido laudable de la conmiseración
con el archipobre. Pero como Europa está jugando un papel fundamental en
la democracia, es conveniente tener en cuenta, señor Secretario, que hay
que aplicar la cláusula democrática. Ni este portavoz ni el Grupo Popular
intentan negar, por ejemplo, el pan y la sal al señor Obiang, pero hay
que saber en qué se gastan los dineros y si es conveniente derivarlos
hacia unos lugares u otros.

Asimismo, de las últimas comparecencias del señor Secretario de Estado y
del señor Ministro de Asuntos Exteriores en esta materia no se demuestra
que se haya adoptado a un calendario, al menos hipotético, acerca del 0,7
por ciento, que todos sabemos que es un ideal que ojalá se alcance. Pero
por lo menos deberíamos saber en qué año --por no decir en qué siglo, ya
que estamos a finales de uno-- se va a alcanzar ese porcentaje, para que
no se produzca el lamentable espectáculo de gente haciendo huelga de
hambre, a la que ni siquiera se ha dado una explicación, en el sentido de
indicar que no se podrá llegar al mismo hasta una determinada fecha, ya
que la economía no lo permite.

Por otro lado, continúa la descompensación entre las ayudas bilateral y
multilateral, debiendo crecer, en mi opinión, la participación porcentual
de la primera sobre la segunda. Estimamos que no se ha dado y debería
darse, señor Secretario de Estado --con todos los respetos a la actuación
del Ministerio--, la atención debida a la formación de recursos humanos
como parte fundamental de la ayuda al desarrollo. Es aquello de enseñar a
pescar el pez, en lugar de regalar el pez, lo que el señor Secretario
sabe igual o mejor que yo. He visto que en sus presupuestos está previsto
hacerlo para el tiempo futuro, pero lo cierto es que en una comparecencia
en el año 1992 en el Congreso se prometió que se iba a incidir en este
punto y no se ha incidido. Creo que sería muy interesante.




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Por otra parte --en eso el señor Secretario ha salido al encuentro de lo
que yo tenía anotado aquí--, no se han adoptado una serie de medidas de
organización administrativa --según me indica se van a adoptar ahora-- ni
se ha aprobado un conjunto normativo adecuado al futuro modelo de
cooperación española. No se da unidad de dirección, lo que favorecería
nuestra política de dirección, ni la coordinación interna de la
Administración del Estado para la coordinación de acciones de ayuda al
desarrollo que despliegan los diferentes Departamentos. Eso lo ha dicho
el señor Secretario y yo, por tanto, agradezco que tenga en cuenta ese
punto que, por otra parte, se prometió hace unos años en una
comparecencia de su antecesor ante el Congreso --figura en las actas-- y
todavía parece que hay problemas. Nosotros hemos recibido aquí a los
representantes de las ONG y nos dicen: «No podemos trabajar si no tenemos
una coordinación de quienes nos atienden en el Gobierno y un programa
para los debidos desarrollos.»
Por último, señor Secretario, le voy a decir una cosa que usted sabe tan
bien como yo que se puede hacer y no se ha hecho. Faltan normas tan
importantes como el Estatuto del Cooperante; otras como el régimen de los
créditos del Fondo de Ayuda al Desarrollo; otras como el tratamiento
tributario del mecenazgo --aunque el señor Secretario de Estado ha
aludido a algo sobre este tema--; la regulación de las ONG --se ha
aludido a algo, pero es un proyecto--; la elaboración de los programas a
medio y largo plazo, como acabo de indicar, es inexistente, así como es
defectuosa la formulación de los denominados programas-país. Las ONG han
expuesto ante esta Comisión de Asuntos Exteriores los problemas que
tienen, primero, porque la elaboración de los programas no es a medio y
largo plazo, sino a corto plazo, con lo cual no pueden trabajar. Los
denominados programa-país son defectuosos. Por fin, falta una unidad de
información central de proyectos, lo cual sería, como es natural, una
gran medida para estar todos mejor informados.

Muchas gracias, señor Secretario.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, Senador Ramírez Pery.

Por el Grupo Parlamentario Socialista, tiene la palabra el señor Barreiro
Gil.




El señor BARREIRO GIL: Muchas gracias, señor Presidente.

Muchas gracias por su comparecencia, señor Secretario de Estado.

Le advierto que mi intervención va a ser muy desordenada y no es más que
las pinceladas que su intervención me ha sugerido, porque la verdad es
que tengo la confianza de que mis ideas sobre cooperación internacional
se ordenen algo más, ya que en esta Comisión en el Senado, como sabe su
señoría, hemos constituido una ponencia especial para el estudio de la
cooperación. Pensamos que a finales de este año todos podremos ordenar un
poco más nuestras ideas.

Creo que en nombre de mis compañeros --además de darle las gracias por su
comparecencia-- puedo amenazarle con darle muchísimo más la lata en los
próximos meses. Seguramente vamos a vernos muchas veces.

Creamos la ponencia a la que antes me he referido recogiendo una primera
iniciativa del Senado, que creo que tuvo un resultado satisfactorio, como
propiciar la asistencia de la Secretaría de Estado, que para nosotros
sigue siendo un instrumento crucial de progresiva coordinación y
dirección de la política en cooperación española, como parte sustancial
de la política exterior de España. Estaremos gustosos en prestar la
colaboración que podamos en este terreno. Creemos que ese instrumento es
válido y eficaz. Y estamos contentos con lo hecho en estos años.

Matizaré. Hemos hecho muchas cosas en cooperación internacional en España
en apenas diez años, y las hemos hecho lo suficientemente bien como para
estar convencidos de que podemos hacer muchas más y, al menos, con el
mismo nivel de eficacia. Actualmente, en algunas áreas en concreto, no
podemos estar especialmente satisfechos de la cuantía de nuestra
cooperación. Lo veremos por partes. Usted mismo señaló la visión personal
sobre ello, la cual compartimos obviamente.

Estos últimos días la Senadora Flores, el Senador Soravilla y yo hemos
tenido, en esta misma sala, una reunión con el Comité de Ayuda al
Desarrollo de la OCDE y tuvieron especial interés en hacernos llegar su
opinión de que en la cooperación española había un desequilibrio, dentro
del monto global de recursos dispuesto para ella, en los que se aportaban
a los créditos FAD. Me gustaría conocer su opinión al respecto,
independientemente de mi opinión compartida por mis colegas de que los
intereses comerciales de España son altamente interesantes para este país
--si se puede hacer esa redundancia-- y que habrá que ver, en todo caso,
cuál es la manera que nos permita cubrir las dos aspiraciones: ser un
país que puede aportar una elevada y eficaz cooperación internacional y
un país capaz de defender eficazmente sus intereses comerciales.

En aquel informe del Senado no hemos tenido prácticamente para nada en
cuenta a las Comunidades Autónomas, ayuntamientos y otras instituciones
públicas o privadas. En aquel momento no fuimos capaces de prever que
este tipo de instituciones podía hacer importantes aportaciones a la
cooperación internacional, desde el punto de vista del allegamiento de
recursos hasta la dirección de programas o a la suya propia.

¿Cómo considera usted que podría establecerse algún vínculo entre el
Comité y la Comisión Interministerial de Cooperación Internacional y el
resto de las administraciones públicas del Estado? Dejemos por un momento
aparte las entidades de derecho privado, a las que luego me referiré, y
hablemos sólo de las públicas para considerar si sería conveniente o no
que en este terreno existiese una conferencia, como existe la Nacional de
Seguridad Ciudadana o el Consejo de Política Fiscal y Financiera; órganos
que buscan la cooperación, colaboración y coordinación entre los
proyectos de las Comunidades Autónomas y la Administración Central.

Veamos también qué solución podía tener en este ámbito alguna relación
con los ayuntamientos más importantes.




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Respecto a las entidades de derecho privado, algunos de los
parlamentarios creen que es posible que haya nacido una vía interesante
para animarlas a participar en cooperación internacional con algo más de
decisión, a través de la reciente aprobada Ley del Mecenazgo. ¿Cree usted
que es cierto que tenemos un instrumento utilizable y que puede ser
eficaz en este terreno o que para la cooperación internacional sería
bueno que buscásemos un instrumento específico de relación entre la
Secretaría de Estado, entre la representación gubernamental en
cooperación internacional y las entidades de derecho privado?
Coincido con las palabras del representante del Grupo Parlamentario
Popular respecto al compromiso español de alcanzar el 0,7 por ciento de
nuestro Producto Interior Bruto en aportación a la cooperación al
desarrollo. Independientemente de que sea bonito o feo decirlo, diré que
ahora no. Lo digo porque casi en la acera de enfrente del Senado está
pintado en el suelo «el 0,7 por ciento ahora». Es obvio que puede ser
bonito decirlo o un objetivo incluso emocionante, pero no es posible. Y
quien se plantee que en este momento España puede extraer de sus
presupuestos una cifra que los estimadores más optimistas calculan que
puede rondar entre los 250.000 y 300.000 millones de pesetas, hace
realmente una apuesta arriesgada como para que podamos aceptarla ahora,
ya. Sin embargo, el Congreso de los Diputados ha aprobado ya una
iniciativa al respecto en la que recoge que el año 2000 sería el tope
deseable para que alcanzásemos ese objetivo. Seguramente ahí podemos
encontrar una línea de trabajo que nos fija a todos un plazo temporal
para ir eliminando los problemas que nuestras estructuras presupuestarias
tienen cuando se trata de cubrir áreas como ésta.

Volviendo a los créditos FAD, quiero hacerle una pregunta directa.

Algunos de los países que mantienen especiales relaciones culturales,
políticas y de amistad con España son buenos beneficiarios de créditos
FAD, pero la OCDE va a establecer el límite de 2.500 dólares per cápita
como tope para la percepción de dichos créditos. En especial estoy
pensando en Méjico o Argentina, que es obvio que, aun superando esa cifra
de renta per cápita, tienen gravísimos problemas sociales y de pobreza.

Pueden encontrar especialmente reducida la percepción de recursos
procedentes de España, puesto que el volumen más importante de ellos
ahora los reciben precisamente por vía FAD. Me gustaría saber si está
previsto algún mecanismo de compensación, la búsqueda de otros
instrumentos para eso, etcétera.

Señor Secretario de Estado, hay una cuestión que nos gusta mucho a los
parlamentarios y fuera de la sede parlamentaria gusta menos. A nosotros
más que gustarnos nos emociona. Es la diplomacia parlamentaria. Creemos
que especialmente en este terreno --perdóneme usted que ahora aproveche
la ocasión para barrer para casa-- nosotros podemos aportar bastantes
cosas. Para ello seguramente necesitamos implicarnos un poco más en la
política gubernamental de cooperación internacional; no sólo ser
privilegiados observadores, sino además ser cómplices de ella.

Especialmente en aquellas instituciones y organizaciones internacionales
parlamentarias a las que nosotros acudimos periódicamente y en las que
sistemáticamente se tratan asuntos de cooperación internacional y en
donde creo que sería bueno que el Gobierno español, grupos parlamentarios
españoles y las otras administraciones públicas, si fuese posible,
pudiésemos llevar criterios conjuntos, incluso párrafos unánimemente
redactados, como a veces percibimos que hacen otros países. Me refiero al
Consejo de Europa, por ejemplo, o a la Unión Parlamentaria Internacional,
donde nos gustaría que figurase sistemáticamente, por ejemplo, una
referencia al Mediterráneo, o al Magreb; cosas que figuran siempre en
nuestras proclamaciones de interés estratégico. En este sentido, nosotros
nos ofrecemos a la Secretaría de Estado, y al Gobierno, obviamente, para
que cuando se producen convocatorias de estos organismos que el Gobierno
conoce en el momento mismo en que nosotros las recibimos, nos llame y nos
diga qué opina de los órdenes del día de las reuniones de esas
organizaciones internacionales y nos pregunte qué podemos aportar
nosotros en solidaridad con el Gobierno español.

Otra pregunta puntual para el señor Secretario de Estado se relaciona con
la escasísima experiencia de las Universidades españolas en promover la
realización de tesis doctorales en el extranjero. ¿Podríamos comprender
dentro de la cooperación internacional española la dotación de becas a
las Universidades para que sus doctorados las realicen sobre problemas de
países en desarrollo y vayan a realizarlas a esos países?
Por ejemplo, yo he conocido los éxitos que están teniendo algunos de
nuestros profesionales cooperantes en Guinea sobre medicina tropical, así
como los éxitos de algunos cooperantes españoles en Camerún, en cirugía,
y en Sudán, en atención de la ceguera, y casi todos estos profesionales
cooperantes tienen problemas de retorno a su país al no encontrar
reconocimiento académico del trabajo que realizaron en cooperación,
cuando vienen, sin embargo, de realizar un trabajo médico muy interesante
y, por decirlo abiertamente, a veces bastante más interesante que el que
se realiza en España o en algunos de los hospitales públicos, desde luego
con mucho sacrificio.

Nos preguntamos si sería posible vincular la tarea que estos cooperantes
españoles realizan en estos países, o en otros muchos, a un procedimiento
que les permita el reconocimiento académico, la traslación a tesis
doctoral o a informe académico de la tarea que realicen de manera que
vaya una compensación de esfuerzo que hoy, a decir verdad, los
cooperantes españoles no siempre encuentran, como no encuentran tampoco
consideración respecto a la cobertura de sus necesidades sociales, seguro
de desempleo, atención médica. Pero hablaremos luego de ello.

Nos ha dolido, y sé que a usted también, tanto como a nosotros o más, que
por su información sobre la cooperación española en América Latina se ve
que justo los más pobres son los que sufren el mayor recorte. Sabemos que
en esos países era donde los programas estaban en un estado más primitivo
de elaboración, donde era más difícil realizarlos, más difícil
adaptarlos, y esa debilidad redunda luego en la consecuencia
presupuestaria, pero deberíamos hacer un esfuerzo conjunto Parlamento y
Gobierno para



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que, precisamente, no se produjese en esas circunstancias la cooperación.

Yo estoy bastante satisfecho de que, como se deduce de su exposición y de
la observación de las cifras que se van produciendo en cooperación desde
1983, España cubra muchos objetivos en el mundo, pero no sé si
deberíamos, con dolor de corazón, asumir el debate entre si podemos
cubrir tantos objetivos o si sería conveniente que centrásemos
geográficamente nuestra cooperación. No sé si es mejor tener muchos
proyectos pequeñitos o algunos proyectos grandes que puedan a medio plazo
permitir una evaluación algo más consistente.

Por ejemplo, con el Magreb, cada vez que nos reunimos parlamentarios,
académicos, militares, representantes del Gobierno españoles, hacemos una
declaración sobre el carácter central que la situación en el Magreb tiene
para la seguridad española, no entendida sólo militarmente, como decía el
señor Ministro esta mañana, sino en su sentido integral. Yo creo que se
debería hacer un esfuerzo añadido en la Comisión Interministerial, en la
que creo que no está el Ministerio de Defensa, que no sé si debería, al
menos a este respecto, aportar ideas (La señora Flores Valencia: Sí está)
--si está, mejor--, y no sé si en este terreno deberíamos también
elaborar los proyectos de desarrollo con unas perspectivas más de medio
plazo que nos permitiera implementar notablemente los recursos destinados
al Magreb, por ejemplo, estudiando la posibilidad de que realicemos
proyectos conjuntos España, Francia e Italia, que en otros terrenos, al
margen de la cooperación internacional, trabajamos unidos respecto de los
problemas sociales, migratorios, económicos, energéticos, militares, que
nos plantea el Magreb.

En este esfuerzo de aumento de la coordinación que va a procurar la
Comisión, seguramente este tema va a ser un elemento central de debate
para ustedes, y estaremos pendientes de preguntarles sobre esta cuestión
a medida que avance el trabajo de nuestra Ponencia. Tanto para nosotros
como para usted, el punto de la coordinación es crucial. Por tanto,
cuente con nuestras aportaciones desde la Ponencia y desde la Comisión
para respaldar todas las tareas, todas las sugerencias y todos los
proyectos de mejoras y ampliación de los mecanismos de coordinación a
través de la Secretaría de Estado --y no le estoy dando coba a usted
porque ahora sea el Secretario de Estado--, porque nuestra opinión es que
debe haber un órgano gubernamental que concentre de manera sistemática y
con capacidad de presión importante sobre todos los demás órganos del
Estado la capacidad de acopiar recursos y coordinarlos. Por tanto, cuente
con nuestra colaboración.

Sé que es una preocupación de la Secretaría de Estado, como hemos leído
en algunos periódicos, la promoción de campañas de sensibilización
ciudadana sobre la cooperación internacional, y a nosotros nos gustaría
saber qué están haciendo al respecto. Además, quisiéramos saber de qué
manera podríamos colaborar o mantenernos coordinados especialmente en
este terreno, porque para nosotros, que somos representantes de los
ciudadanos, comprenderá que es un asunto también crucial.

Por último, señor Secretario de Estado, hay un elemento que puede
ayudarnos a resolver muchas de las cosas que hemos señalado --yo muy
desorganizada y deshilvanadamente y otros colegas de manera más acertada,
concreta y sintética-- que es la disposición de una ley de cooperación,
incluyendo en ello, obviamente, la referencia del representante del Grupo
Parlamentario Popular sobre el problema específico de los cooperantes.

¿Qué hay al respecto? ¿Qué podemos hacer? ¿Qué puede explicarnos su
señoría sobre esto?
Muchas gracias, señor Presidente.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Barreiro.

Tiene la palabra el señor Secretario de Estado para contestar a los
Senadores que han formulado preguntas.




El señor SECRETARIO DE ESTADO PARA LA COOPERACION INTERNACIONAL Y PARA
IBEROAMERICA (Dicenta Ballester): Muchas gracias, señor Presidente.

Voy a tratar de responder en el mismo orden en el que sus señorías me han
formulado distintas observaciones o preguntas en relación con los temas
que he expuesto a lo largo de mi intervención, agradeciéndoles de
antemano la paciencia y la atención que han prestado a un tema que yo,
personalmente, considero fundamental. Porque creo que cuando se dice,
como he dicho aquí, que la cooperación es un instrumento esencial para la
política exterior del Estado, estoy diciendo algo que realmente creo, y
he constatado, además, en la praxis no solamente desde nuestra óptica,
sino desde la de países con los que España trabaja en estrecha
vinculación, que no se puede hacer política exterior seria hoy en día sin
tener una cooperación internacional estructurada y organizada.

En cuanto a la observación sobre la cooperación en la anteriormente
llamada área del Este que me hacía tanto el portavoz del Grupo
Parlamentario de Senadores Nacionalistas Vascos como el del Grupo
Parlamentario de Coalición Canaria del Senado, sí estoy de acuerdo en que
es importante penetrar en ese área. Creo, efectivamente, que es
interesante hacer cooperación en el área de los países de la Europa
Central y del Este, en los países que tuvieron regímenes comunistas hace
muy poco y en los que, por otra parte, yo tuve la suerte de vivir
justamente en los momentos en que se produjo el cambio y pude ver de
cerca hasta qué punto es necesaria la intensificación de nuestras
acciones de presencia en países de los que hemos estado, tradicional e
históricamente, muy alejados, sin vinculaciones tradicionales, sin
conocimiento en su entorno. Por consiguiente, a todos los atributos que
la cooperación tiene «per se» hay que sumar en este caso el de que la
cooperación sería un magnífico instrumento de penetración en los mercados
y en las realidades socioeconómicas de esos países. Posiblemente la mejor
punta de lanza para muchas empresas españolas interesadas en penetrar en
esos mercados o en instalarse de una forma más sólida en ellos sea
establecer mecanismos de cooperación con los países de Europa central y
oriental. Es verdad que hasta el momento



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ni tenemos oficinas de cooperación en esos países, ni podemos hacer una
programación bilateral por lo de siempre, porque no nos llega el dinero y
como algunas de sus señorías observaban anteriormente, como el
representante del Grupo Socialista, es verdad que posiblemente tengamos
que concentrar nuestra atención en determinadas áreas geográficas y en
determinadas áreas sectoriales en donde, entre otras cosas, nuestra
cooperación sea, por razones de tipo diverso: histórico, tradicional, de
cultura, de relaciones, de contactos, de idioma, más efectiva de una
manera inmediata.

Dicho esto, quiero señalar que con esos países España hace cooperación a
través de nuestras contribuciones a los fondos de la cooperación dentro
de la Unión Europea. Por tanto, hay programas de cooperación de la Unión
Europea en los países del área de Europa central y oriental que están
hechos parcialmente como ese 6,6 por ciento que es la contribución de
España al fondo comunitario que sirve para hacer cooperación. Lo que hay
menos son retornos, por la sencilla razón de que lo que decía al
principio es cierto, es decir, hay menos contactos, menos tradición,
menos vinculación con esos mercados. Nuestra propia gente, nuestros
propios empresarios son más reticentes o más reacios a iniciar
operaciones o a intentar abrir mercados en países en donde no han estado
nunca, o si lo han hecho ha sido hace mucho tiempo y donde tienen pocos
aparatos de logística, de soporte, de apoyo, que hacerlo en donde tienen
ya una historia, una tradición y unos soportes de apoyo importantes.

A este respecto quiero señalarles que hace muy pocos días tuve ocasión de
intercambiar opiniones sobre los retornos con el Comisario Marín en
Bruselas --porque es un tema que a todos los españoles y especialmente a
los responsables de la vida política de este país nos debe interesar de
una manera muy especial-- y me señaló las cifras precisas de elevación de
nuestros retornos del año 1992 al año 1993; y son cifras realmente
sorprendentes en cuanto denotan el incremento que hemos tenido en el
breve espacio de doce meses.

¿Pero básicamente dónde se producen esos retornos? En Latinoamérica,
porque ahí es donde hay una tradición, unas relaciones y unas
vinculaciones que permiten que nuestras empresas, primero, porque
vocacionalmente se sienten más atraídas y, segundo, porque tienen más
apoyaturas logísticas, vayan con mayor facilidad y estén más dispuestas a
competir con otros países en proyectos o en programas de desarrollo
importantes; específicamente en el área del Caribe los retornos españoles
en los últimos meses se han incrementado de una manera tan significativa
que hoy en día España es el país de la Unión Europea que más retornos
tiene en cooperación en esa zona. De manera que éste es un dato
importante y a tener en cuenta.

Ojalá que a la cooperación que hacemos indirectamente, vía nuestra
contribución a la cooperación de la Unión Europea, se pudieran sumar
mayores retornos y mayores presencias de empresas o de empresarios
españoles y no solamente en los países que tuvieron hasta hace muy poco
tiempo regímenes comunistas.

Sí creo que la lengua y la cultura, no solamente la castellana o la
española, sino la vasca, la catalana o cualquier otra de las culturas y
de los idiomas de nuestro país, merecen un trato respetuoso, un trato de
atención, y no hay ningún impedimento para que, en la medida en que los
distintos mercados lo requieran, la acción oficial del Estado, por la vía
de las embajadas, de las oficinas culturales, de los centros de difusión
cultural, de nuestros Institutos Cervantes, haga posible, porque hay una
demanda para ello, que además de las cátedras o de los lectorados de
lengua española haya de lengua catalana, de lengua vasca o de lengua
gallega, y además lo fomente, lo apoye y lo soporte.

En Checoslovaquia, en donde, como le decía antes, estuve tres años y
medio, hay dos importantes lectorados de lengua catalana, uno en
Bratislava y el otro en Praga, que cuentan con el interés del alumnado y
tienen, por supuesto, todo nuestro apoyo y le prestamos toda la atención
necesaria desde nuestras respectivas embajadas.

Prestamos una cooperación al Sáhara --como decía antes-- en el terreno de
las becas por una cantidad total de 5.350.000 pesetas. Me preguntaba
usted cómo se hacía esto. Esto se le entrega a Argelia; se hace por la
vía de la cooperación con Argelia, es decir, esa partida está incluida en
las partidas de cooperación con Argelia.

Voy a responder a las preguntas y observaciones del representante el
Grupo Popular que son varias e interesantes. Se refería a los componentes
cuantitativos de nuestra cooperación, y es cierto que se han visto
reducidos, pero también es cierto --y en absoluto lo digo como forma de
justificar el que teniendo menos se pueda hacer lo mismo que teniendo
más--, y lo he mencionado de pasada, que el hecho de que nuestros
presupuestos hayan sido recortados ha obligado posiblemente a hacer un
esfuerzo de imaginación en el sentido de buscar recursos en fuentes donde
nunca hasta ahora se había acudido, que no se habían hecho o se habían
hecho en menor medida, anteriormente porque había un soporte financiero
importante del Estado.

Yo creo que la cooperación no se puede hacer solamente desde el Estado.

No es el Estado el único obligado, ni por razones de solidaridad ni por
razones de interés pragmático, a hacer cooperación. La cooperación debe
hacerla el Estado y la deben hacer las instituciones civiles, la sociedad
civil; la deben hacer los centros académicos, las universidades, las
empresas, los empresarios, los institutos, las pequeñas y medianas
empresas, y además ésa es la única forma de que, de verdad, por la vía de
la cooperación, se vaya creando un entramado societario que es el que
puede dar base de verdad a un contexto sólido sobre el que basar una
relación en la que la cooperación juegue un importante papel. Por tanto,
creo que habrá que atender con mucho cuidado, con mucha atención, cuáles
son los destinos finales de nuestros créditos FAD, que como su propio
nombre indica, son fondos de ayuda al desarrollo. Por consiguiente,
tendremos que tratar de que los Fondos de Ayuda al Desarrollo se destinen
a ayudar al desarrollo de aquellos países que están menos desarrollados y
no precisamente al revés.




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La Cláusula Democrática existe y la mantenemos como una norma rígida en
la medida en que tiene que serlo. Explico lo que acabo de decir: La
Cláusula Democrática no se ha aplicado solamente en el caso de Guinea
porque ha habido unas elecciones irregulares y porque el proceso de
Guinea no sea precisamente ejemplar; se ha aplicado la Cláusula
Democrática, pero, como dije al principio, tratando de que los perjuicios
que la aplicación de esa cláusula y, por consiguiente, la restricción
cuantitativa de cooperación que iba a implicar, fuese lo menos dolorosa y
lo menos perjudicial posible para la población guineana. Y en la
preservación de los programas que les he mencionado a sus señorías se ha
tenido muy en cuenta el dato de en qué medida cada uno de los programas,
al ser suprimido o mantenido, podía incidir en un perjuicio directo para
la población guineana; y se aplica siempre, como se está aplicando en
Guatemala. Los programas que tenemos de cooperación en Guatemala son
distintos de los que tenemos en aplicación directa en estos momentos en
un país como El Salvador, porque también el proceso y la situación son
distintos. Y repito, se tienen en cuenta siempre con las matizaciones a
las que obliga la situación específica de cada uno de los países que hay
que estudiar.

Me preguntaba su señoría si hay un calendario del 0,7. No, no lo hay.

Pero sí hay una fecha, que se ha señalado en repetidas ocasiones --el
Presidente del Gobierno ha hecho alusión a esa misma fecha--, del año
2000. ¿Cómo se llega de aquí al año 2000 al 0,7? Habrá que ver cómo
evoluciona la economía del país y en qué medida se pueden aumentar cada
año y hasta qué punto las participaciones, los porcentajes del producto
interior bruto que se dedican a la ayuda oficial al desarrollo para
intentar hacer efectivo --yo creo que es una obligación con la que
tenemos que cumplir-- el 0,7 en el año 2000.

Es cierto que se ha hecho un esfuerzo grande. Yo les he repetido a los
huelguistas de la comisión del 0,7 --a los componentes de la comisión del
0,7 con los que me he reunido con bastante frecuencia-- que se ha hecho
un esfuerzo importante que tienen que reconocer, no digo que tengan que
compartir, pero pasar de una situación de ayuda al desarrollo por debajo
del nivel cero en el año 1983 a un porcentaje del 0,26 del producto
interior bruto en el año 1993, cuando la media de los países del CAD
--del Comité de Ayuda al Desarrollo-- de la OCDE está en el 0,33, y
estamos hablando de los países que más cooperación hacen entre el grupo
de países que conforman la OCDE, hay que reconocer que es un esfuerzo
importante. No estamos en la media, no estamos en el 0,33, pero hemos
conseguido un avance sustancial, con lo que nos estamos aproximando al
nivel de países en los que, repito, la cooperación es muy elevada. Por
otra parte, son tan sólo tres los países que han llegado ya al 0,7 por
ciento: Suecia, Noruega y Dinamarca. Nosotros estamos en cifras próximas
a la media de los países de la OCDE que forman parte del CAD, del Comité
de Ayuda al Desarrollo --repito--, y por ponerles un ejemplo bastante
escandaloso --entre comillas--, les diré que en porcentaje de ayuda
oficial al desarrollo estamos por encima de lo que a ese mismo fin
dedican los Estados Unidos, es decir, el porcentaje de producto interno
bruto que destina Estados Unidos a este fin es inferior al nuestro.

Hay que hacer un esfuerzo --coincido con su señoría-- en ir equilibrando
la descompensación existente entre la ayuda bilateral y la multilateral.

Tenemos una participación importante en instituciones multilaterales.

Participamos con instituciones a las que hasta hace poco tiempo no sólo
no pertenecíamos sino que cuando hemos pertenecido tampoco contribuíamos
prácticamente en su acción en el terreno de la cooperación o en el de la
ayuda oficial al desarrollo. De todos modos, hay que hacer un esfuerzo
para intentar que haya una mayor compensación entre las dos formas de
ayuda.

Creo que sí dedicamos una atención incluso prioritaria a la formación de
recursos humanos. La dedicamos en países en los que el idioma nos ayuda
de forma muy sustancial, como los países del área latinoamericana, y
también la dedicamos en otros países en los que no contamos con esa
ventaja. En América Latina tenemos un centro de formación profesional, el
de Santa Cruz de la Sierra, en el que estamos formando a cooperantes
latinoamericanos para que a su vez puedan ser cooperantes en sus
respectivos países, instruyendo a su propia gente para hacer cada vez más
grande ese entramado de cooperantes en América Latina.

En aquellos países en los que no tenemos una escuela de formación de las
características, por ejemplo, de la de Santa Cruz de la Sierra, siempre
tenemos programas de formación de recursos humanos importantes. En este
momento tenemos una formación de recursos humanos muy importante en el
terreno de la administración local para la capacitación de personas para
manejar la administración local. Hace ya algunos años que estamos
poniendo en práctica programas muy notables con unos resultados que
calificaría de muy satisfactorios.

Su señoría se ha referido a la coordinación interna de la Administración
del Estado, punto que he tocado al final de mi intervención, y que yo
mismo he calificado de algo absolutamente esencial. Sin una coordinación
interna de la Administración del Estado resultará muy difícil que la
cooperación alcance los niveles de efectividad deseables. Precisamente,
para soslayar este problema, que lo vimos ya desde el principio, me he
entrevistado con numerosos Presidentes de Comunidades Autónomas y
asimismo he convocado una reunión para el próximo día 7 de abril con los
responsables de cooperación de cada una de las Comunidades Autónomas para
que, a partir de dicha reunión, intentemos estudiar qué se puede hacer y
qué desearía cada uno de los entes autonómicos en relación con la
Administración central y más específicamente con la Secretaría de Estado
para la cooperación, la que hacen ellos y la que hacemos nosotros, sea
coordinada y lo más eficaz posible.

También se ha referido su señoría al estatuto del cooperante y a la Ley
del Mecenazgo. Estamos en ello --con esto respondo también a algunas
otras preguntas--, estamos en la redacción de un proyecto de ley de
cooperación y de un estatuto del cooperante. Sería mi ilusión como
Secretario de Estado y también el de mis colaboradores que todo ello
pudiera concluirse en una fecha lo suficientemente cercana como para que
su aprobación definitiva



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pudiera tener lugar en el curso de este año. Creemos que es una necesidad
contar con una ley de cooperación y con un estatuto del cooperante ya que
consideramos que ésta es una forma, no sólo de aumentar la eficacia de la
cooperación, sino también de aumentar las garantías que se les ofrecen a
las personas que están haciendo de la cooperación su forma de vida. Por
consiguiente, estamos participando tanto en la redacción de la ley de
cooperación, como en la del estatuto del cooperante.

En cuanto a las ONG, estamos tratando de encontrar un mecanismo de
coordinación que consistiría básicamente en la celebración de reuniones
con un carácter de cierta regularidad con los responsables de la
Coordinadora de las ONG en busca de aproximaciones y sinergias entre lo
que son los mecanismos y los objetivos de dicha Coordinadora, como
representante de las ONG que trabajan en España, y la Secretaría de
Estado de Cooperación, que muchas veces puede no estar al corriente o
puede no percibir iniciativas de gran validez y de aplicabilidad
indudable, iniciativas que conoceríamos, por tanto, a través de este
contacto más regularizado.

Todo lo que sea buscar una fórmula de coordinación, de unificación del
enmarañado mundo de la cooperación es positivo. Creo que muchas veces no
se hace cooperación o se hace de peor modo del que sería deseable o
incluso se pierden proyectos de cooperación a causa de lo complicado del
mecanismo o porque ha fallado la coordinación. Estamos, pues, en ello.

Como he dicho antes, es una batalla difícil pero a pesar de ello la
seguiremos dando. Creemos estar en la vía adecuada ya que hay una buena
predisposición tanto por parte de los entes autonómicos como por parte de
los locales para hacer que esa cooperación tenga una acción más
coordinada.

En cuanto a la intervención del representante del Grupo Socialista a
propósito del CAD, el Comité de Ayuda al Desarrollo, que ha mencionado en
relación a los créditos FAD, quisiera decir que hace pocos días el
Secretario de Estado de Comercio, señor Ruiz Ligero, que es el Presidente
del Comité Interministerial de los créditos FAD, intervino ampliamente a
propósito de varias preguntas que le fueron planteadas en relación con la
situación en que se encuentran los créditos FAD.

Pero, ateniéndome más concretamente al CAD que, como saben ustedes, es el
Comité de Ayuda al Desarrollo de la OCDE, les diré que dicho Comité hace
exámenes de vez en cuando a los miembros que formamos parte del mismo. A
nosotros no nos habían examinado nunca. Esta es la primera vez que nos
están examinando. Los exámenes son muy rigurosos en el sentido de que se
realizan con mucha seriedad. A nosotros nos han tocado como examinadores
los representantes de Suiza y de Italia. Han venido aquí, han mantenido
una serie de contactos con ustedes como parlamentarios y con distintos
Departamentos de la Administración del Estado, contactos que me han
permitido percibir que el tema que más les preocupaba era el de los FAD,
es decir, hasta qué punto los Fondos de Ayuda al Desarrollo suponen
verdaderamente una ayuda al desarrollo o suponen simplemente unos
créditos de apoyo a la exportación. Lo cierto es que, primero, han
constatado que hay una coordinación a través del Comité Interministerial
de los Créditos FAD --en el que, por supuesto, la Secretaría de Estado
para la Cooperación está representada-- que ellos ignoraban; es decir,
que no hay una operatividad unilateral de parte de la Secretaría de
Estado de Comercio y de la Comisión de los Créditos FAD, sino que hay una
serie de representantes de distintos sectores de la Administración que
tratan el otorgamiento, la aprobación o la presentación a Consejo de
Ministros de cada uno de los créditos FAD. Y creo que ha sido positivo
porque, repito, tenían la impresión de que se hacía de forma unilateral
por parte de un solo Departamento. Por otra parte, es cierto también que
otros países que son miembros del CAD tienen créditos de características
similares que son calificados como ayuda oficial al desarrollo por la
propia Organización. De manera que estamos en un tema polémico y lo
deseable sería ir solucionándolo a base de diálogo y de entendimiento
para que al final los fondos de ayuda al desarrollo tuvieran un destino,
como decía al principio, centrado básicamente en la ayuda al desarrollo
de los que más desarrollo necesitan.

Ahora voy a referirme al vínculo de la Comisión Interministerial con el
resto de las Administraciones del Estado. En la Comisión Interministerial
están representados todos, absolutamente todos los Ministerios que hacen
cooperación y, por tanto, hay una vinculación en el CICI de todos los
Departamentos de la Administración Central. ¿Cómo se vincula esta acción
del CICI con el resto de las Administraciones del Estado, las municipales
o las autonómicas? En esa pega es en lo que estamos ahora, y, como decía
antes, una de las acciones más inmediatas es este primer encuentro con el
sector autonómico que tendrá lugar el próximo día 7 de abril aquí, en
Madrid.

Efectivamente, los entes de derecho privado apoyados, respaldados o
estimulados por una ley como la de mecenazgo deberían ser capaces --como
dije antes-- de hacer más y más cooperación. Entre otras cosas, repito,
porque creo que interesa a los propios entes privados, ya que hacer
cooperación no es simplemente regalar dinero, es una maravillosa forma de
penetrar mercados, establecer relaciones e instalarse en lugares en donde
por otra vía sería posiblemente mucho más costosa, más difícil y menos
práctica esa instalación.

Por otra parte, en el terreno privado hay varios proyectos de creación de
fundaciones, que compondrían básicamente empresas del sector privado que
tienen vinculaciones con áreas geográficas o sectoriales importantes,
para hacer cooperación a través de las mismas como un resorte, como un
mecanismo más de presencia en los países en donde están presentes como
empresas.

Repito lo que dije antes respecto al 0,7, el objetivo es el año 2000,
pero es difícil establecer un calendario e imposible prever cuál será el
porcentaje respecto al PIB en el año 1995.

Es cierto que el acuerdo llamado de Helsinki establece un tope de 2.475
dólares para ayuda oficial al desarrollo. La posición española oficial en
este tema ha sido muy clara. Cuando nos dicen que no se le puede dar
ayuda oficial al desarrollo a países que tienen una renta per cápita de



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2.475 dólares o superior, como eso sería aplicable inmediatamente a
países con los que tenemos estrechos programas de cooperación --México,
Colombia, Venezuela, Argentina, Chile--, nosotros hemos contestado que no
es justa ni razonable la decisión tomada en Helsinki, porque dentro de
esos países, que conocemos bien, siguen existiendo bolsas, y muchas veces
importantes, de miseria en donde sí hay que hacer cooperación. Luego el
principio es bueno como principio, pero mientras sean países en donde
subsistan focos de miseria importantes debería permitirse que siga la
ayuda oficial al desarrollo, pudiendo destinarse, repito, a países con
una renta de 2.475 dólares o superior siempre que existan bolsas
importantes de marginación o de miseria.

Me parece una idea importante --yo la he reiterado muchas veces y la he
defendido a lo largo de mi carrera siempre-- la de la diplomacia
parlamentaria, pero me parece importante para todo: para la cooperación,
para limar aristas en la relación política, para abrir puertas en la
relación comercial o en la relación económica. El Parlamento tiene una
importantísima función de relación que cumplir fuera de sus paredes. Por
consiguiente, aplaudo y respaldo desde la Secretaría de Estado para la
Cooperación la iniciativa de que haya una diplomacia parlamentaria que
pueda entrar y ayudar en el terreno de la cooperación.

Ha mencionado su señoría la posibilidad de becar licenciados para poder
hacer doctorados en países subdesarrollados o en países en vías de
desarrollo. En este momento tenemos este programa en estudio y lo
queremos poner en práctica en dos etapas. Este año queríamos poner en
práctica la primera etapa, que sería la de que estudiantes del penúltimo
y del último curso de universidad pudieran ir a aquellos países en donde
el calendario universitario es distinto al nuestro, de forma que fueran
dos meses de los que aquí son no lectivos pero sí lo son en esos países,
a hacer un trabajo en la cátedra correspondiente de la especialidad a la
que se vayan a dedicar, previa presentación de un trabajo al catedrático
local, que lo analizaría; si lo considerase válido lo consultaría con su
homólogo del país al que el estudiante en cuestión quiere ir, y si hay
aprobación del programa, estos estudiantes del penúltimo y último curso
de universidad podrían ir, al igual que vendrían a España en los períodos
no lectivos allí pero lectivos aquí estudiantes de los dos últimos cursos
de Latinoamérica. El año que viene queremos iniciar este mismo programa
con licenciados, que pudieran ir o bien a enseñar simplemente, o bien a
hacer una tesis doctoral. Es un programa que nos atrae y que nos parece
sumamente útil.

Sí creo en la concentración geográfica de proyectos, y de hecho se lo he
señalado a ustedes en mi exposición. El que no estemos más que en los
países que le he señalado del Magreb, o del Africa subsahariana, o de
Extremo Oriente, es una indicación clarísima de que somos muy conscientes
de que no podemos estar en todos los sitios. Tratamos de llegar a casi
todos los sitios a través de las ayudas a las ONG, porque ellas sí están
presentes en casi todos los países y hacen una magnífica labor, pero a
través de la ayuda oficial al desarrollo, desde el Gobierno, es muy
difícil llegar a todos los sitios y, por consiguiente, nuestra
concentración se basa en dos principios: concentración geográfica y
concentración sectorial. Geográficamente hacemos más cooperación en el
mundo de América Latina y sectorialmente en aquellos terrenos que les he
apuntado antes y que consideramos como sectores prioritarios de atención
de la cooperación, como pueden ser la salud, la formación de recursos
humanos, la escolarización de primaria, etcétera. Por tanto, tenemos dos
formas de concentración, la geográfica y la sectorial.

Creo que no hace falta que me refiera de nuevo a la coordinación como
punto esencial puesto que sus señorías están unánimemente de acuerdo, de
lo que me alegro, porque agradecería todo su apoyo para que podamos
llevar a buen término esta empresa de lograr una coordinación más
adecuada, más rápida, más fluida entre los distintos sectores desde los
que se hace cooperación.

La campaña de sensibilización ciudadana la tenemos en marcha. Esta mañana
mismo he visto los dos proyectos que tenemos a punto de aprobarse. Uno de
ellos lo quisiéramos poner en la Televisión Española en el último
semestre del año, y otro que sería a nivel de radio, prensa, de la calle,
de intervención en centros universitarios, empresariales, académicos,
para ir hablando del tema de la cooperación. Sensibilizar a la opinión
pública sobre la cooperación es fundamental. Yo sigo oyendo muchas veces
esta frase de «¿Cómo pueden ustedes dedicarle dinero a través de la
cooperación a países como tal y tal, cuando aquí seguimos teniendo no sé
cuántos problemas?» Eso es una señal evidente de que no ha habido una
campaña de sensibilización de la opinión pública y de que no se ha
entendido qué es la cooperación y hasta qué punto es una obligación y no
una devoción. Haremos esa campaña y pretendemos comenzarla en el curso de
este año.

Por último, su señoría se refería a la Ley de Cooperación y Estatuto del
Cooperante, que reitero que tenemos el propósito de aprobar en el curso
de este año y de poner en marcha de una manera inmediata.

Muchas gracias.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Secretario de Estado.

Pasamos ahora, como es norma de la Comisión, a dar la palabra a aquellos
señores Senadores que deseen intervenir y que no lo hayan hecho antes. El
señor Soravilla tiene la palabra.




El señor SORAVILLA FERNANDEZ: quiero agradecer la información que nos ha
dado tan completa y tan convincente, si no fuera por las cifras y a veces
por los resultados. Tengo también la teoría de que hay que concentrar un
poco, porque el que mucho abarca poco aprieta.

Nos ha hablado de los objetivos y decía en un idioma diplomático:
contribuir al desarrollo de los países receptores, reforzar la política
exterior, contribuir a la paz, obtener retornos. En román paladino yo
diría que son altruismo, prestigio, seguridad y comercio.

Ya que se prevé una campaña publicitaria donde hay que definir muy
claramente eso que llaman los publicitarios el «target», es decir,
colocarlos directa y claramente en



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el orden real y prioritario, y usted ha estado hablando de penetración de
mercados, créditos FAD, etcétera, me gustaría saber en qué orden se
colocan el altruismo, el prestigio, la seguridad y el comercio. Así
probablemente nos empezaremos a entender.

Con respecto al 0,7 por ciento, a mí me parece que el año 2000 es
excesivamente pronto, porque tenemos el año 2000 el 0,7 por ciento del
PIB para cooperación, el 2 por ciento del PIB para las Fuerzas Armadas;
me parecen demasiados porcentajes del PIB; nos quedamos sin PIB al final.

Así que habrá que pensar que esto irá largo y tendido.

Con respecto al objetivo comercial, en cuanto a iniciativas culturales la
imagen de España es una atención prioritaria, hay que crear la imagen de
marca, que no la hemos creado nunca. Todos sabemos lo que es la marca
«Made in Germany», «Made in Japan», sin embargo, «Made in Spain» de
momento nada. Ahora, tampoco creo que haya que despreciar el tópico, ya
decía Antonio Machado que lo que hay que hacer es pensarlo profundamente,
no vayamos a quitarnos del tópico y al final perdamos también parte de lo
fundamental. Eso hay que valorarlo.

Punto dos, vanguardias, jóvenes creativos, etcétera. Yo, que vengo del
mundo del arte, ya me conozco las selecciones, siempre son los mismos.

Ahí habría que hacer un esfuerzo por la renovación de las creaciones.

En cuanto a la lengua española, el Instituto Cervantes me parecería
estupendo si funcionara, pero como no funciona, la verdad es que tiene
muy limitada actuación.

El apoyo a los hispanistas me parece estupendo. El otro día había una
reunión precisamente sobre los intereses de España, sobre los intereses
permanentes exteriores de España; había en la mesa un ilustrísimo
académico, don Francisco Rodríguez Adrados, que decía: a mí me parece muy
bien que se apoye a los hispanistas, y a los científicos españoles, que
estamos pidiendo limosna ¿por qué no nos apoya nadie? Es decir, fijémonos
en los de fuera, pero también apoyemos nuestra ciencia, nuestros
científicos cuando salen al exterior y hagamos un esfuerzo no sólo por
nuestra cultura en el sentido de campanario que tenemos, sino por lo que
es la cultura en general, de la cual, naturalmente, somos partícipes y
somos, además, creadores muy importantes.

Con respecto a lo que decía antes de «el que mucho abarca poco aprieta»,
por razones familiares he estado en Uruguay y le puedo asegurar que los
375 millones de pesetas para esos países menos desarrollados no se notan
absolutamente nada. Precisamente porque no iba en viaje oficial he visto
universidades que no tienen textos, bibliotecas que tienen escasez, es
decir, que la ayuda a nivel de calle no la perciben. Yo comprendo que hay
pocos fondos para dedicarles.

Quisiera corregir un «lapsus» que ha tenido porque nos ha dicho que
íbamos a hablar del mundo árabe y ha empezado a hablar de Guinea. Yo sé
que éstos son asuntos de Africa, pero vamos a deslindar el mundo árabe de
los guineanos, que no son árabes.

Me gustaría hacer una pequeñísima reflexión con respecto a todos los
países del Magreb. Yo no sé si estamos tomando algún tipo de medidas de
apoyo no sólo para los intercambios en vertical, norte-sur, sino para los
posibles o necesarios intercambios en horizontal, es decir, países de la
UMA que se intercambian. Me parece que entre ellos hay muy poco
intercambio y no sé si nosotros estamos favoreciendo eso.

Con respecto a este asunto, usted ha hecho referencia a la definición de
los países receptores, que era llegar a su propia autonomía, y yo me
pregunto también --y aquí no sé si voy a actuar a contrapelo-- hoy que
tenemos el síndrome del Magreb porque ha habido una comparecencia previa
del señor Ministro, si hacemos realmente la valoración estratégica de
cómo crecen los países del Magreb, porque a lo mejor, cuanto más crecen,
más amenazas potenciales existen para nosotros. Yo no sé si convendría
hacer una cooperación, pero con una cierta dependencia tecnológica, de
tal manera que podamos controlar las potenciales amenazas.

En cuanto a los baremos, yo le preguntaría cuáles son los baremos que
establecen con respecto a los distintos países, Mauritania, Marruecos,
Túnez, porque veo que las cifras son relativamente similares y, sin
embargo, los tamaños y las poblaciones son diferentes. Aquí habría que
tener en cuenta que la cooperación al desarrollo produce una especie de
vasos comunicantes, si enriquezco a uno inmediatamente empiezan los
flujos de emigración de unos a otros y al final no solucionamos el
problema. Yo no sé si eso habría que verlo como un conjunto total.

Por último, aparte de agradecerle su comparecencia, le animo a hacer un
esfuerzo urgente por la coordinación con las distintas instituciones y
con las ONG.

Muchas gracias.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, senador Soravilla.

El señor Castro Rabadán tiene la palabra.




El señor CASTRO RABADAN: Muchas gracias, señor Presidente.

En primer lugar, además de saludar al señor Secretario de Estado, quiero
congratularme por una de las cuestiones que ha planteado en una respuesta
a algún portavoz de los Grupos, porque ha ido adelantando parte de una
pregunta que yo iba a hacer. Me parece positiva la iniciativa que ha
tomado la Secretaría de Estado respecto a los temas de la correspondencia
y relación mutua de estudiantes cuasipostgraduados entre las
universidades españolas y americanas a efectos de coordinar proyectos de
investigación. Me imagino que esto irá por ahí y que habría que
coordinarlo bien para que se produzcan proyectos serios.

Mi pregunta es si la Secretaría de Estado ve conveniente realizar
convenios o proyectos, que yo creo que no existen; existen entre todas
las universidades españolas respecto a Iberoamérica de una forma
descoordinada de formación de profesorado iberoamericano en España y de
cuadros de técnicos para las empresas iberoamericanas en España.

Sería necesario que a nivel de Gobierno se coordinase todo esto con las
universidades, no sé si el lugar sería la



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Secretaría de Estado u otro Departamento del Ministerio, con el fin de
generar una dependencia y una relación tecnológica de Iberoamérica con
España, porque sospecho que hay mayor relación con el mundo anglosajón, y
últimamente con el mundo alemán, que está entrando en Iberoamérica, para
que los cuadros de técnicos que van a trabajar en las empresas
iberoamericanas tengan una correspondencia con los países anglosajones y
con Alemania en el último caso.

Yo creo que si conseguimos establecer una coordinación con las
universidades y se potencia que los técnicos iberoamericanos se creen en
España, se generará una dependencia y una relación tecnológica de
investigación de I+D de nuestras empresas a los efectos de que España
fuese un receptor y generador de cuadros iberoamericanos de futuro. Eso
uniría y ataría mucho. Yo creo que ésa debería ser una política que
habría que desarrollar. Si las iniciativas que ha manifestado el señor
Secretario de Estado van por ese camino me congratulo por adelantado.

Le quería hacer una pregunta sobre un tema del que he tenido noticias.

¿Es cierto que por parte del Secretario de Estado se ha tomado la
iniciativa de estudiar la posibilidad de hacer cooperantes a través de
los objetores de conciencia en Iberoamérica? Si es así, a mí me parece
una iniciativa positiva hacer útil el servicio de los jóvenes españoles y
conocer otras realidades. Si está el proyecto más o menos pensado,
¿cuántos, cómo y cuándo podría empezarse este programa? Me imagino que
estará coordinado con el Ministerio de Defensa. Este programa, que a mí
me parece brillante y positivo, no sé si ayudará a que ser objetor de
conciencia sea todavía mucho más atractivo y entonces genere algunos
problemas de otro tipo que habría que valorar.

Muchas gracias.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Castro Rabadán. Creo que no
hay ninguna otra petición de palabra. Por lo tanto, la tiene el señor
Secretario de Estado para responder a las preguntas formuladas.




El señor SECRETARIO DE ESTADO PARA LA COOPERACION INTERNACIONAL Y PARA
IBEROAMERICA (Dicenta Ballester): Muchas gracias, señor Presidente.

En cuanto a la pregunta que su señoría me hacía sobre el orden de
objetivos, creo que lo he señalado. Esos objetivos son básicamente
cuatro. El primero es el de llevar a cabo una contribución significativa
al desarrollo de los países receptores, es decir, mantener ese deber
ético de responsabilidad que tenemos para que la cooperación tenga como
primer objetivo desarrollar determinados sectores de países que están en
vías de desarrollo de países que están en una situación de
infradesarrollo. A esos efectos, las comisiones mixtas que funcionan con
cada uno de los países con los que tenemos cooperación detectan, antes de
aprobarse un programa de cooperación, cuáles son los sectores
prioritarios para el país receptor con el que se va a hacer cooperación.

Esos países señalan un orden de prioridades. Las estudiamos, las
analizamos, vemos cuáles son nuestras posibilidades y hasta dónde podemos
llegar desde el punto de vista de medios. De los proyectos prioritarios
que nos ha presentado, por ejemplo, Mauritania, nosotros podríamos
enfocar perfectamente en el año 94 éste, éste y este programa, porque son
programas para los que tenemos medios y para los que disponemos de
personal preparado. Y de esa forma cumplimos con el primer objetivo, que
es tratar de ayudar al desarrollo de los países subdesarrollados en
sectores que ellos mismos han definido como prioritarios.

En segundo lugar, he hablado de otro objetivo de la cooperación en el
sentido de que, a través de ella, se refuerce nuestra política exterior,
y creo que ahí casi no vale la pena extenderse; es decir, se hace
cooperación también para reforzar nuestra política exterior. En la medida
en que nuestra presencia de cooperación coincida con los objetivos de la
política exterior española, que suele ser una política consensuada por
los distintos grupos políticos del país, estaremos reforzando, desde la
cooperación, nuestra política exterior.

En tercer lugar, contribuir a la paz, la seguridad y estabilidad. Esto,
señoría, no es simplemente una expresión de buenos deseos, es un objetivo
muy concreto, muy específico en el que invertimos sustanciales cantidades
presupuestarias, y en el caso más a la vista lo tenemos ahora en El
Salvador, donde el grupo más importante de ONUSAL lo constituyen
precisamente fuerzas españolas. Hemos estado ayudando hasta ahora de una
manera muy directa en la formación del censo electoral, porque las
elecciones son el próximo domingo, día 20. Es decir, que nuestra
contribución a ese objetivo de crear las bases sobre las que asentar un
proceso de paz, de seguridad y de estabilidad es algo muy pragmático y
muy contable en el que estamos empeñados, entre otras razones, porque
estamos totalmente convencidos de que es absolutamente imposible hacer
cooperación si no hay paz. No podemos hacer cooperación en El Salvador,
Guatemala ni en ningún sitio si el país está totalmente trastocado,
totalmente revuelto por conmociones y luchas internas. Por consiguiente,
es algo prioritario y constituye nuestro tercer objetivo.

Por último, porque la cooperación también es contable --repito-- y se
mide en números, intentamos hacer lo más elevado posible nuestro nivel de
retornos, porque estamos ya muy involucrados en un mundo de la
cooperación multilateral como es el de la cooperación de la Unión
Europea, mundo en el que cada día vamos a tener más presencia. Y si no
somos capaces, dentro de la Unión Europea, de montar los engranajes
necesarios para que nuestros retornos sean lo más elevados posible,
seguiremos haciendo una contribución a la cooperación, seguiremos
desembolsando unas cifras quizá cada vez más importantes de dinero para
cooperar en el marco de la Unión Europea, pero percibiremos como retorno
unas cantidades insignificantes. Por consiguiente, es un obvio imperativo
y, por tanto, objetivo de nuestra cooperación que nuestros retornos vayan
alcanzando poco a poco, en la medida en que podamos, un nivel adecuado.

Lamento no estar de acuerdo con su señoría en lo que ha dicho respecto a
la imagen de España. Creo que eso de



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que el «made in Spain» no sirve ya no es tan cierto. Me parece que hay un
sentido del «made in Spain» muy distinto y una apreciación de España muy
diferente hoy de la que había hace muy pocos años. Y si me refiero no
exclusivamente a América Latina, sino a Europa, le puedo decir que en
países como Checoslovaquia, en donde el «made in Spain» antes de la
segunda guerra mundial y durante los años de la dictadura era
prácticamente despreciable, hoy en día ya no lo es; es motivo de
admiración, es motivo de interés y es motivo de comunicación entre los
propios nacionales que quieren saber cada día más de nosotros, porque lo
que saben globalmente es que el cliché que tenían de España ya no era
válido, ya no sirve. Por consiguiente, eso, que es válido en Europa, lo
es también en América Latina. Recuerdo muy bien mi primer destino en
América Latina, en la República Dominicana en los años sesenta, y ahí sí
había un estereotipo «made in Spain» de poca calidad, escasamente
apreciado en el mercado internacional, escasamente competitivo. Me
refiero a esos años. Eso ha ido cambiando tanto en los países más
subdesarrollados de América Latina como en los más sofisticados, en donde
nuestros productos pueden competir, y de hecho compiten, con productos de
países que nos llevan muchos años en el proceso de industrialización, que
nos llevan mucha ventaja en el terreno de la venta de los productos más
sofisticados a esos mercados y en donde hoy ya --y creo no faltar a la
verdad al decirlo-- estamos compitiendo a niveles muy serios y que de
hecho preocupan a nuestros competidores. De manera que yo creo --y lo
creo honestamente-- que nuestra imagen de marca ha cambiado, y ha
cambiado en positivo.

Me he referido efectivamente, como ha dicho su Señoría, al apoyo a los
hispanistas, pero al hacerlo no he querido en ningún momento excluir el
apoyo que se debe dar a nuestra propia gente. Creo que tenemos la
obligación de apoyar a un mundo de hispanistas que está ahí, que es muy
utilizable, que están deseando trabajar con nosotros, colaborar con
nosotros, y a los que hay que apoyar en la medida en que podamos, pero
sin que eso suponga rechazar cualquier tipo de apoyo a nuestra propia
gente, a nuestros propios intelectuales, a nuestros propios científicos o
a nuestros propios artistas. No lo he dicho en ningún momento ni lo
defendería jamás. Creo que es perfectamente compatible hacer posible una
ayuda a los hispanistas con mantener el apoyo debido, e incrementarlo si
es posible, a nuestra propia gente.

No sé hasta qué punto la cuestión de que no se percibe la ayuda en
Uruguay hoy puede ser tal como decía su Señoría. Yo he visitado Uruguay
en múltiples ocasiones, he vivido casi cinco años al lado, en Buenos
Aires, he visitado con mucha frecuencia ese país y creo que, al igual que
en Argentina, es uno de los países en donde ha cambiado muy
sustancialmente la imagen de marca española, se ha variado, casi en un
giro de ciento ochenta grados, una imagen relativamente desprestigiada,
sentimentalmente muy vinculada a ellos, con afecto y con cariño, pero muy
desprestigiada en los términos de ciencia, de investigación, de seriedad,
de institucionalidad, y creo que hoy eso no es así y que hay una relación
mucho más seria y sólida gracias a que la percepción es posiblemente más
ajustada a nuestras respectivas realidades de hoy de lo que podía serlo
hace unos años.

Señoría, es posible que haya cometido un lapsus sobre Guinea.

Efectivamente, Guinea es un país que está incluido en la zona de
cooperación de la que se ocupa la Dirección General del Instituto de
Cooperación con el mundo Arabe. A lo mejor me he referido al mundo Arabe
y Guinea, que son dos zonas de las que se ocupa la misma Dirección
General.

Ha hecho usted una observación interesante sobre la valoración
estratégica del crecimiento del Magreb: a más crecimiento, más amenazas;
y que es posible tratar de controlar ese crecimiento a través de una
dependencia tecnológica. No sé hasta qué punto es posible llegar a
controlar crecimientos con dependencias tecnológicas y evitar un problema
que es una realidad a la que hay que hacer frente, sin ningún tipo de
cortapisas, con este tipo de medidas. Creo que es bueno que haya
dependencias tecnológicas, que haya relación tecnológica, pero no puedo
saber hasta qué punto eso puede evitar la inestabilidad de un crecimiento
demográfico tan acelerado como el de los países del Magreb que
evidentemente va a repercutir, de una forma u otra, en los países vecinos
del Mediterráneo, como el nuestro o como Francia. Habrá que buscar
mecanismos que hagan posible que esa relación que es inevitable, que debe
ser sana y debe ser buena, produzca los menores desequilibrios posibles.

Pero, evidentemente, es un fenómeno preocupante, es un problema que está
ahí y al que hay que hacer frente.

Respondiendo al representante del Grupo Socialista, sí estamos pensando
en convenios de formación de profesorado y de técnicos en España. Yo
tengo la impresión, y la tengo porque mi reciente y última etapa fuera de
España ha sido en Colombia, de que existe esta demanda. Colombia es un
país, como todos ustedes conocen, enormemente academicista en el sentido
de que tienen muchas y buenas universidades. He visitado muchas de las
universidades de Colombia, y en todas me he encontrado con la misma
inquietud. Los Decanos, los Rectores de las universidades colombianas me
preguntaban por qué no hay más relación entre las universidades de
Colombia y las universidades de España; por qué no se crea un mecanismo
--decían-- que nos permita a nosotros conocer qué es lo que sus
universidades pueden ofrecernos y, al mismo tiempo, explicarles a ustedes
qué es lo que nosotros podríamos ofrecerles desde el punto de vista
académico como universitarios. He oído muchas veces esta queja y creo que
está basada en una realidad contundente: en el pobrísimo nivel de
relación entre nuestros mundos universitarios. Por tanto, creo que habrá
que pensar en crear un mecanismo de interrelación, de intercambio de
información que haga más fluida la relación entre nuestras universidades
respectivas y los intercambios a todos los niveles, de información, de
profesores, de alumnos, etcétera.

Por último, su señoría se refería a la cooperación a través de los
objetores de conciencia y proponía que el servicio militar se llevara a
cabo para estos ciudadanos por la vía de la cooperación. Sí, hemos
pensado en este tema.




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Nos parece interesante, por ejemplo, la fórmula francesa; los franceses
tienen este tema muy estudiado. Hemos estudiado hasta qué punto podría o
no ser aplicable el mecanismo que se utiliza en el país vecino. Estamos,
por supuesto, en contacto con el Ministerio de Defensa. No les oculto a
sus señorías que es una cuestión compleja, que no es fácil ni se puede
solucionar con sencillez y rapidez, pero creemos que es un tema que
merece nuestra atención. Estamos analizando las distintas opciones que se
podrían presentar y después pretendemos estudiar debidamente estas
opciones con las autoridades del Ministerio de Defensa para ver si es
viable la puesta en marcha de una legislación que permita la cooperación
a cambio de la obligación del servicio militar para los objetores de
conciencia que en efecto lo sean.

Señorías, muchísimas gracias.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Secretario de Estado.

Hemos agotado el denso orden del día que teníamos previsto para hoy. Yo
solamente quiero decir, señor Secretario de Estado, que tanto la sesión
celebrada esta mañana como la de la tarde, con la información tan
voluminosa que nos ha dado el señor Ministro así como la facilitada por
el Secretario de Estado y, después, por las preguntas formuladas, muchas
de ellas motivo de reflexión, será muy útil para la Comisión y para el
Ministerio a fin de que constituyan elementos de incitación para el
futuro.

Señor Secretario de Estado, aparte de estas consideraciones, quiero darle
las gracias por su presencia y por la valiosa información que nos ha
transmitido.

Se levanta la sesión.




Eran las dieciocho horas y veinte minutos.