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DS. Senado, Comisiones, núm. 32, de 12/11/1993
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Año 1993 V Legislatura
Comisiones. Núm. 32



CORTES GENERALES
DIARIO DE SESIONES DEL
SENADO



COMISION DE ASUNTOS EXTERIORES



PRESIDENCIA DE DON JOSE LUIS LOPEZ HENARES
Sesión Informativa
celebrada el viernes, 12 de noviembre de 1993



ORDEN DEL DIA:
-- Comparecencia del Director del Instituto Cervantes, Ilmo. Sr. don
Nicolás Sánchez-Albornoz y Aboain, para informar sobre la situación
actual y líneas de actuación de dicho instituto. (Número de expediente
713/000070.)
-- Propuesta de Constitución de una Ponencia de estudio sobre la política
española de cooperación para el desarrollo. (Número de expediente
543/000001.)
-- Acuerdo sobre el Espacio Económico Europeo y Protocolo adicional,
hecho en Bruselas el 17 de marzo de 1993. (Número de expediente S.

610/000001; C. D. 110/000003.)
-- Convención sobre prohibiciones y restricciones del empleo de ciertas
armas convencionales que puedan considerarse excesivamente nocivas o de
efectos indiscriminados, hecha en Ginebra el 10 de octubre de 1980, y
tres Protocolos anejos. (Número de expediente S. 610/000002; C. D.

110/000002.)
-- Canje de notas constitutivo de Acuerdo entre el Reino de España y la
República de Polonia para la supresión de visados, realizado en Madrid el
26 de octubre de 1992. (Número de expediente S. 610/000003; C. D.

110/000011.)



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Se abre la sesión a las once horas.




El señor PRESIDENTE: Buenos días, señoras y señores Senadores.

La convocatoria de hoy, como ya conocen, tiene varios puntos en el orden
del día. En primer lugar, la comparecencia del Director del Instituto
Cervantes. A continuación, examinaremos tres tratados que habrán de pasar
al Pleno. Algunos de ellos son de carácter urgente, por lo que se han
incluido en el orden del día de hoy. Por último, tendrá lugar la
constitución de una ponencia para estudiar la política de cooperación
para el desarrollo.

Si el señor Director nos lo permite, vamos a cumplir, en primer lugar,
con un trámite fundamental dando lectura de la relación de miembros de la
Comisión. A tal efecto tiene la palabra el señor Letrado.




Por el señor Letrado se procede a la comprobación de las señoras y de los
señores Senadores presentes y representados.




-- COMPARECENCIA DEL DIRECTOR DEL INSTITUTO CERVANTES. (713/000070.)



El señor PRESIDENTE: Muchas gracias.

Vamos a pasar al primer punto del orden del día. En nombre de toda la
Comisión, en el de la Mesa y en el mío propio quisiera dar la más cordial
bienvenida al eminente Profesor don Nicolás Sánchez-Albornoz, Director
del Instituto Cervantes, bien conocido en esta Cámara, donde ya ha
comparecido varias veces.

La petición de comparecencia la efectuó el Grupo Popular, pero sometida
ésta a la Mesa, todos los grupos parlamentarios y, por supuesto, la Mesa,
decidieron por unanimidad la comparecencia, puesto que todos seguimos con
enorme atención las actividades del Instituto.

Tiene la palabra el señor Director.




El señor DIRECTOR DEL INSTITUTO CERVANTES (Sánchez-Albornoz y Aboain):
Señor Presidente, señorías, ante todo deseo comenzar dándoles las gracias
por solicitar mi presencia en esta Cámara.

Hace justamente un mes, el pasado día 11 de octubre, tuve el honor de
presentar al Patronato del Instituto Cervantes el informe preceptivo
sobre las actividades desarrolladas durante el curso 1992-1993. Es
oportuno hacer ahora otro tanto ante las Cámaras que ostentan la
representación nacional.

Sus señorías han sido, además, magnánimos con el tiempo que me conceden,
y ello me permitirá hablar con cierta holgura acerca de la labor que el
Instituto ha realizado en ese mismo tiempo. Al término de la sesión
espero contar a mi vez con la expresión de las opiniones y de los deseos
de sus señorías.

No necesito recordar a sus señorías, pues fueron ellos quienes votaron la
ley, que el Instituto Cervantes fue creado el 21 de marzo de 1991 con el
fin de promover en todo el mundo la enseñanza, el estudio y el uso del
español, así como para contribuir a la difusión de la cultura en el
exterior en coordinación con otros órganos de la Administración.

No está de más, sin embargo, precisar --pues me temo que no ha calado
todavía plenamente ante la opinión pública-- que la ley no concede al
Instituto el monopolio de la enseñanza del español fuera de nuestras
fronteras. La enseñanza reglada española en el exterior o el apoyo a la
enseñanza que hacen otros países corresponde al Ministerio de Educación y
Ciencia, como acontecía antes de la creación del Instituto. Nuestra
misión se circunscribe, pues, a enseñar el español como lengua extranjera
o segunda lengua, al igual que hacen instituciones homólogas como el
British Council o el Instituto Goethe. Por otra parte, España e
Hispanoamérica se hallan excluidas del ámbito de actuación del Instituto
por ser en ellas el español la lengua primera y oficial.

En segundo lugar, quiero señalar que la acción cultural en el exterior
del Instituto Cervantes es compartida con otros órganos de la
Administración, fundamentalmente con la Dirección General de Relaciones
Culturales y Científicas del Ministerio de Asuntos Exteriores y con la
Dirección de Cooperación Internacional del Ministerio de Cultura.

Compartir significa poseer en común, pero también distribuir entre las
partes. El Instituto Cervantes actúa, por un lado, en plena cooperación
con estos departamentos ministeriales, pero le corresponde también un
campo específico. Este es la atención preferente a los estudiantes y a
los hispanistas.

La lengua es, en efecto, un instrumento de comunicación que requiere el
conocimiento de las pautas culturales de sus hablantes, por lo que
dejaríamos desasistidos a los estudiantes si no les acercáramos también a
nuestra cultura, y por ello entiendo no sólo la cultura española sino la
cultura de la comunidad hispanohablante.

Esta difusión cultural se desarrolla ante todo en los propios centros y
está integrada en su actividad habitual. Por lo demás, nuestras
bibliotecas, nuestros centros de documentación, nuestras conferencias o
exhibiciones están a la disposición de los hispanistas, que han sido,
abnegadamente, los agentes, principales de difusión de nuestra lengua y
de nuestra cultura y merecen por ello nuestro pleno apoyo y
reconocimiento.

En este momento quisiera llamar la atención de sus señorías sobre un
hecho que preocupa a una opinión pública que sigue con interés el
desarrollo del Instituto Cervantes porque desea su éxito. En ocasiones se
le ha reprochado al Instituto que su tarea pase casi desapercibida en
nuestro país. Acepto que esto pueda ser así, que nuestro trabajo alcance
una insuficiente repercusión en España por estar centrado exclusivamente
en el exterior, y que sean, por tanto, necesarias más comparecencias como
la de hoy para que el Instituto pueda informar del conjunto de nuestra
actuación. Ahora bien, téngase presente además que la enseñanza y, por



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tanto, la enseñanza de la lengua, supone una labor callada cuyos frutos
se recogen a medio y largo plazo. Por otra parte, el tipo de difusión
cultural encomendado a los centros, de puertas para adentro en gran
medida, como acabo de mencionar, rara vez puede atraer grandes titulares.

El Instituto Cervantes tiene, pues, asignado por la ley un ámbito de
actuación modesto y debe mantenerse necesariamente en él a menos que sus
señorías modifiquen su estatuto.

El Instituto Cervantes es una institución por lo demás joven, muy joven.

Frente a otras lenguas europeas, cuya difusión ha estado confiada desde
hace tiempo a instituciones que han adquirido prestigio, el español no
había contado hasta ahora con un organismo especializado. La lengua que
tenemos que llenar es, por tanto, enorme, pero ya Cervantes decía que no
hay que tomar a pecho lo que se puede llevar a la espalda. Hemos puesto
sobre nuestra espalda la alta misión que nos encomendó el legislador, y
paso a ofrecerles los primeros resultados.

Como sus señorías saben, al Instituto fueron transferidos 37 centros
procedentes de los Ministerios de Asuntos Exteriores, Trabajo y Educación
y Ciencia, que habían sido concebidos como dependencias culturales de las
Embajadas o Consulados o como lugares de encuentro de la comunidad
española en el extranjero. La herencia recibida era diversa por sus
fines, su organización y sus dotaciones. Se imponía, por tanto,
establecer criterios para introducir, no una uniformidad, pero sí un fin
común y una organización similar, aunque las dotaciones de cada centro
puedan variar de acuerdo con el tamaño y la actividad que cada lugar
aconseje.

Si circunstancias históricas habían invitado a la apertura de los
centros, la transferencia de éstos al Instituto Cervantes presentaba la
ocasión de romper ciertas inercias y mirar hacia el futuro. Sin perjuicio
de respetar en lo posible el pasado, era el momento de reconsiderar
criterios a la luz de las áreas y ciudades en las que se detectaba mayor
demanda para el aprendizaje del español y para el conocimiento de la
cultura española y --añado-- de la comunidad hispanohablante. El estudio
de esta demanda, del que se carecía, ha sido hecho y el Instituto
Cervantes dispone de un cuadro en el que enmarca su actuación.

De los centros transferidos, el 45 por ciento se situaba en Europa, el 40
por ciento en Africa y Oriente Medio y el 5 por ciento, solamente, en
América y Asia. Sin embargo, la demanda del español no coincide con esta
distribución geográfica. Según sabemos, en Japón se ha venido produciendo
un incremento de la demanda del 150 por ciento, nada menos, entre los
años 1986 y 1990; en Estados Unidos alcanza el 70 por ciento en el mismo
tiempo, mientras que en Europa se llega al 25 por ciento. La conclusión
me parece evidente: la ubicación de los centros heredados no siempre
resultaba idónea, y, es más, los espacios e infraestructuras constituían
a menudo un serio inconveniente para adaptarlos a sedes del Instituto.

Aunque pareciera un retroceso, resultaba, pues, ineludible cerrar, al
menos momentáneamente, algunos centros que, aun a costa de inversiones
cuantiosas, no llegarían a cumplir los requisitos mínimos de un Instituto
Cervantes ni respondían a una demanda contrastada. Los procesos de
reconversión son siempre penosos y tienden a eludirse. No ha sucedido así
con el Instituto Cervantes que, aun lamentando lo que se veía obligado a
hacer, ha procurado establecer un punto de partida sólido para la
construcción de su red.

Los centros que se decidieron cerrar son los siguientes: el de Bagdad,
estaba inactivo desde la Guerra del Golfo; en Yaundé, Camerún, y en
Oporto la actividad docente era mínima y las instalaciones impropias; las
antiguas Casas de España, Amberes, Ginebra y Oslo nunca habían
desarrollado actividades docentes que habría que haber introducido en
condiciones inadecuadas; en Copenhague, el edificio estaba situado en la
periferia de la ciudad y era incapaz de atraer estudiantes; el Instituto
se vio, por otra parte, incapacitado para seguir enseñando en Liverpool,
pues la Universidad decidió rescindir el contrato de cesión de aulas que
había acordado en su momento. Finalmente, en Sofía, el edificio alquilado
por la Embajada española nunca llegó a tener actividad. Al ser devuelto
por el Estado búlgaro a su antiguo propietario, éste exigió un alquiler
25 veces superior al pagado hasta entonces. En las nuevas condiciones, la
apertura de un centro en Sofía resultaba imposible. En los dos últimos
casos, han sido circunstancias ajenas las que han obligado a estos
cierres, pero sus señorías deben tener en cuenta, además, que el conjunto
de centros cerrados contaba solamente con 150 alumnos en el año 1992, si
exceptuamos Liverpool, aunque todos ellos insumían apenas 83 millones de
pesetas. La remodelación, equipamiento y dotación de personal habría
implicado, en cambio, una inversión de 825 millones que espero parezca
más oportuno a sus señorías destinar a centros con mejores perspectivas.

El trabajo de racionalización emprendido pasaba también por afianzar los
centros que reunían las condiciones más adecuadas. Así, se han hecho
desde obras de reparación de estructuras, remodelación integral y
ampliación de los inmuebles, hasta pequeñas reformas, acondicionamiento
de instalaciones y renovación del mobiliario de 21 edificios, lo que
hasta el momento ha significado una versión global de 821 millones de
pesetas.

A lo largo de 1993, se han homologado, es decir, han comenzado a operar
con el nombre de Instituto Cervantes, nueve centros, y está previsto
homologar doce el próximo año. Todos ellos se encuentran situados en
países en los que se había detectado una fuerte demanda de español y de
la cultura española, como es el caso de Francia, Italia, Gran Bretaña,
Grecia, Portugal, Marruecos, Oriente Medio y Filipinas.




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La homologación supone una adaptación de los establecimientos a la
enseñanza de una lengua extranjera, la instalación de infraestructuras
culturales, como es una biblioteca, y la dotación de una plantilla
profesional capaz de gestionar el centro con eficacia. La plantilla
mínima que hemos previsto ha sido establecida con un director responsable
de coordinar y representar al Instituto, un jefe de estudios que vele por
la correcta aplicación del plan de estudios, un administrador encargado
de agilizar la gestión, un bibliotecario que cumpla la doble función de
organizar los fondos del centro y ofrecer una atención directa a los
usuarios y, en fin, profesiones, a razón de uno por cada 85 alumnos. Los
centros homologados han recibido mejoras materiales y una nueva
plantilla, o están a punto de ver concluida su transformación.

Alguna información ha descrito lo realizado por el Instituto Cervantes
como un movimiento de acordeón y estoy dispuesto a aceptar este término,
utilizado con frecuencia en el mundo empresarial para designar el
saneamiento que precede a la expansión. Las bajas empiezan, en efecto, a
ser compensadas con aperturas. Un nuevo centro ha sido abierto en abril
en Leeds --Gran Bretaña--, gracias a la colaboración --esta vez
resuelta-- de la Universidad local, y dentro de unos meses, se abrirán
otros en Toulouse --Francia--, Brasilia y Varsovia. Por lo demás, se
hallan avanzadas negociaciones --que esperamos culminen con éxito-- para
abrir centros en Chicago y San Antonio, con la cooperación, esta vez, de
empresarios norteamericanos.

Al tiempo que el Instituto emprendía la reestructuración de la red
heredada y proyectaba su expansión, tenía que crear los servicios
centrales. La especialización de las tareas a realizar ha aconsejado
crear cinco áreas: la dirección de ordenación académica se ocupa a los
contenidos, métodos y titulaciones de la enseñanza del español, así como
de la inspección impartida en los centros.

El área de cultura define las líneas de actuación cultural, asesora en su
ejecución y desarrolla la red de bibliotecas y centros de documentación.

El área de investigación realiza estudios sobre la situación de la lengua
en el mundo en apoyo de las tareas del Instituto, participa en programas
de difusión a través de los medios audiovisuales y es responsable de las
relaciones con universidades, instituciones académicas y centros de
investigación.

La dirección de planificación prepara por su parte el plan de expansión
del Instituto, realiza los estudios de mercado necesarios para conocer la
demanda y proyecta la política de patrocinio.

El área administrativo-financiera facilita los medios al funcionamiento
del Instituto.

Entre los demás servicios con que cuenta el Instituto --gabinete de apoyo
a la dirección, asesoría jurídica-- quiero destacar uno a cuyo cargo está
la elaboración y ejecución de un plan global de sistemas informáticos
para la sede central y los centros. En la sede central, la instalación se
halla prácticamente concluida y su uso es habitual. La primera fase de su
implantación en los centros se ha llevado a cabo, lo que quiere decir que
se halla informatizada ya la gestión, tanto en lo que respecta a la
contabilidad como a las matrículas, y se han instalado redes de área
locales y aplicaciones de gestión informática bibliotecaria y documental.

El Instituto Cervantes quiere ser, y en buena medida lo ha conseguido ya,
el lugar de referencia para el aprendizaje del español como lengua
extranjera. Por ello, la selección y contratación de personal constituía
uno de nuestros mayores retos. Sabemos que hay que contar con
profesionales competentes, dignamente retribuidos y con plena dedicación
a su trabajo. En estos momentos, la plantilla global de los centros está
compuesta por 290 personas, de las cuales casi el 40 por ciento se ha
incorporado en el último curso mediante contratos sometidos a la
legislación laboral. No son funcionarios ni deben serlo. Antes de su
incorporación todo el personal ha recibido cursos de formación, con el
fin de que se conviertan en los agentes reales de la renovación que el
Instituto está llevando a cabo.

Este ha sido el caso del personal docente, compuesto por 123 profesores.

La formación del profesorado constituye la piedra angular del sistema de
enseñanza. Los profesores de español deben unir una buena formación
filológica con una preparación básica en disciplinas como la lingüística
aplicada o la metodología de la enseñanza de lenguas extranjeras. La
preparación teórica ha de complementarse, además, con una formación
práctica que aúne las técnicas de la organización de la clase y el
dominio de los recursos audiovisuales. Así, durante el curso 1992-1993 se
han celebrado media docena de seminarios de didáctica del español y
sesiones de trabajo en los que han participado los equipos docentes de
doce centros.

A la vez que mejoraba la dotación y formación de su personal, el
Instituto ha elaborado el denominado diseño curricular, que comprende los
objetivos del programa de enseñanza, su contenido, la metodología y los
sistemas de evaluación. Este plan se propone conseguir que los alumnos
lleguen a utilizar de forma correcta y eficaz el español como vehículo de
comunicación según sus propias necesidades. El Instituto no suplanta,
pues, la enseñanza de la lengua y de la literatura en su nivel superior,
que se hace --y con gran eficacia-- en las Universidades extranjeras,
sino que acepta el propósito instrumental del aprendizaje de nuestra
lengua.

Este nuevo plan de estudios, elaborado por el Instituto y contrastado con
un grupo de expertos en la enseñanza del segundo idioma, exige antes de
su implantación la formación del profesorado y unos recursos didácticos
apropiados. Este plan de estudios se ha implantado ya en 22 centros.

Quedan, pues, pocos centros



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donde debe ser introducido, y esto ocurrirá en breve.

Los resultados no se han hecho esperar. Durante el curso 1992-93 el
número total de matrículas fue de 14.030, y en aquellos centros donde se
ha introducido el nuevo diseño curricular el crecimiento medio ha sido
del 20 por ciento.

Pero el Instituto Cervantes no limita la actividad a sus propios alumnos.

Organiza y coordina las pruebas para la obtención de los Diplomas de
Español como Lengua Extranjera que expide el Ministerio de Educación y
Ciencia y a las que puede presentarse cualquier persona que lo desee, e
independientemente de donde haya adquirido sus conocimientos. En la
convocatoria celebrada el pasado mes de noviembre hubo 4.485
inscripciones en 30 países.

El Instituto participa también en el establecimiento de proyectos de
difusión del español en el mundo profesional y empresarial mediante su
presencia en el Programa Lingua de la Comunidad Europea. En concreto,
gestiona la acción III, relativa a las medidas de apoyo a la utilización
de lenguas extranjeras en las relaciones profesionales y en la vida
económica, y la acción V, que se ocupa de las medidas para apoyar el uso
de lenguas extranjeras en los medios de comunicación y de la
diversificación de la oferta de lenguas extranjeras mediante el
desarrollo de materiales didácticos.

La misma necesidad de ordenar la actividad docente se ha sentido en el
campo cultural.

Cada centro ha elaborado, y seguirá elaborando, sus programas adaptados a
su entorno, con la única exigencia de que prime la calidad sobre la
cantidad, pues el Instituto Cervantes debe proyectar una imagen acorde
con las excelencias de la cultura española y de la comunidad
hispanohablante. La aplicación de estos programas ha llevado a los
centros a realizar actividades en colaboración con instituciones de
interés afines a los del Instituto, como universidades, ministerios,
embajadas españolas e hispanoamericanas, cámaras de comercio, fundaciones
culturales y medios de comunicación. Hispanistas, investigadores,
escritores, directores de cine, músicos, pintores han pasado así por
nuestros centros. No les quiero abrumar con una lista interminable de
nombres, pero permítanme que les cite a unos cuantos: Camilo José Cela,
Antonio Muñoz Molina, Francisco Ayala, Gonzalo Torrente Ballester, Carlos
Fuentes, Guillermo Cabrera Infante, Pedro Almodóvar, José Angel Valente,
Bernardo Atxaga, Edmon Colomer, Cristóbal Halffter, Maurice Molho, José
Saramago y un largo etcétera.

Permítanme recordar a sus señorías que las actividades extraordinarias
organizadas con motivo de la homologación de centros han atraído a altas
personalidades de los países respectivos, entre las que me honro en
destacar la presencia del Presidente Mario Soares en la inauguración del
centro de Lisboa.

La actividad ordinaria ha sido en ocasiones suplementada con acciones
iniciadas por la sede central, como es la exposición y el ciclo de
conciertos en torno a Manuel de Falla celebrados el pasado invierno en
París, los cuales tuvieron una amplísima resonancia.

Al lado de éstos y otros actos, en los centros se proyectan de ordinario
películas o se ofrecen conferencias y exposiciones que intentan acercar
día a día nuestra cultura a los alumnos y a todos aquellos que utilizan
nuestra lengua. Es una labor callada, pero que creo eficacísima.

En suma, el número de actividades culturales durante el último curso fue
de 681, con un aumento del 25 por ciento con respecto al anterior, pero
estarán conmigo en que en este caso los números no lo dicen todo.

A esa labor difusora hay que sumar la potenciación de las bibliotecas y
la instalación de servicios de información para los usuarios. En el curso
1992-93 se han expedido 4.800 carnés y los servicios de información
resuelven una media diaria de 700 consultas. El número total de volúmenes
de las 28 bibliotecas de la red es de 375.617, de los cuales 60.000, es
decir, más del 15 por ciento, se han adquirido durante el último curso.

En cuanto a los fondos bibliográficos, se ha iniciado su actualización,
dotando a las bibliotecas, en especial, de las obras de referencia
imprescindible para atender las consultas de información. En las
adquisiciones se ha respetado, por cierto, la autonomía de los centros en
la selección de materiales, de acuerdo con la demanda de cada biblioteca.

Asimismo, se procura modernizar las bibliotecas impulsando la
incorporación de soportes audiovisuales e informáticos.

El deseo del Instituto es informatizar plenamente el servicio de
bibliotecas de los centros, así como ha hecho ya con la contabilidad y
con el registro de matrículas. En este sentido, me complace comunicar que
las bibliotecas de Nueva York, Tánger, Leeds y Lisboa operan ya de esta
forma.

En cuanto a los servicios de información, cuentan con bases de datos
elaboradas por otros sectores de la Administración, como son la
Biblioteca Nacional y la Presidencia del Gobierno, pero el propio
Instituto ha desarrollado tres bases más. Estas se hallan a disposición
de los usuarios en cada centro. La primera de ellas contiene la
bibliografía básica recomendada para los centros, con 7.000 registros de
las principales obras sobre literatura, historia del arte, geografía,
historia, economía, etcétera.

La segunda base de datos enumera las instituciones especializadas en
lengua y cultura española, con indicación de los programas, actividades y
servicios que ofrecen.

La tercera base de datos, realizada en colaboración con el Ministerio de
Comercio y Turismo y con el de Educación y Ciencia, reúne la lista de
cursos de lengua y cultura españolas para extranjeros que se imparten en
España. A nadie se le escapa cuanto estas dos últimas bases hacen
asequibles en el extranjero las oportunidades que existen en España para
aprender español y conocer su cultura.




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Referidas las actividades realizadas por el Instituto en el último año,
espero que quede ahora confirmado que éstas no han duplicado las que
realizan otros organismos del Estado en el exterior. Su actuación en el
campo cultural se especializa más bien en la prestación de servicios a
estudiantes, a hispanistas y al público necesitado de información sobre
España.

Puesto que el Instituto Cervantes opera en el exterior, no le pueden ser
ajenas la situación y la proyección del español en el mundo. La
recopilación de información sobre esta situación debe traducirse, acto
seguido, en operaciones de cooperación y asistencia a los hispanistas y a
los centros de investigación sobre nuestro idioma. Ambas tareas corren a
cargo de la dirección llamada de investigación.

Con respecto al primer punto, el Instituto dispone ya, como he dicho, de
un «Informe sobre el español en el mundo» que reúne por primera vez datos
fidedignos sobre la difusión de la lengua. Este trabajo inicial va a dar
paso a un «Libro Blanco» de actualización periódica sobre las dimensiones
cambiantes del número de hablantes que tienen el español como lengua
propia, así como sobre la demanda del español como segunda lengua.

Complemento lógico para este «Libro Blanco» son los datos sobre la
enseñanza del español en el extranjero en todos sus niveles. De los
materiales recogidos hasta ahora se desprende con toda claridad la buena
salud de que goza nuestro idioma. Ello facilita la labor del Instituto,
pero supone también un reto poderoso y urgente para el Instituto y para
toda la Administración española.

El Instituto Cervantes comparte con instituciones europeas análogas la
preocupación por los problemas lingüísticos que suscita la Constitución
de la Unión Europea. La convergencia hacia esa unión plantea sin duda
numerosos problemas, pero está claro que el ideal es limar las
diferencias que existen en el terreno económico, social y político entre
las distintas naciones y territorios de la Comunidad. No es esto, sin
embargo, lo que se persigue en el orden cultural y lingüístico. Los
socios de la comunidad pretenden actuar con pleno respeto para sus
diferencias culturales y lingüísticas. Si los europeos están dispuestos a
renunciar, por ejemplo, a sus monedas y contar en «ecus», no se rinden,
en cambio, ante una lengua única. La incorporación de un nuevo país pasa
por la aceptación de la oficialidad de su idioma.

Al margen del estatuto que tengan las lenguas en Bruselas, la
comunicación entre personas de la misma Comunidad va a suscitar por mucho
tiempo, si no indefinidamente, dificultades prácticas. Las autoridades de
la Comunidad son conscientes de ellas y han establecido programas para su
estudio y para que se difunda la enseñanza de las lenguas europeas dentro
de la Comunidad.

El Instituto Cervantes está lógicamente interesado en participar en estos
programas. Antes he mencionado cómo la Dirección de Ordenación Académica
interviene en el programa «Lingua» sobre enseñanza de lenguas
extranjeras. La dirección de investigación participa a su vez en el
proyecto EAGLES, grupo consultivo de expertos sobre normas lingüísticas,
cuyo objetivo es normalizar la investigación y el desarrollo de recursos
lingüísticos mediante la definición de especificaciones y recomendaciones
para futuros trabajos en el campo de la tecnología lingüística. Dentro de
este proyecto, el Instituto ha sido responsabilizado del grupo de trabajo
sobre «corpus» textuales y está representado en los subgrupos encargados
de elaborar recomendaciones sobre anotación lingüística y «corpus» de
textos hablados. Debo aclarar que este proyecto cuenta con financiación
de la Comunidad y tiene una duración de dos años.

En el terreno no ya de la investigación, sino de la difusión del idioma,
el Instituto ha emprendido en particular dos acciones de singular
importancia. Por un lado, en colaboración con Radio Exterior de España,
el Instituto Cervantes va a emitir un programa diario dedicado a la
lengua española, de 20 minutos de duración, y con una audiencia
previsible de unos 60 millones de personas. Este programa permite llegar
a un público muy amplio y romper las limitaciones que impone el número
restringido de centros disponibles. El programa está concebido como
complemento de la enseñanza y de las actividades culturales que realizan
los centros.

Por otra parte, el Instituto ha producido un disco interactivo sobre «La
lengua española» en el que se ofrecen los contenidos básicos de la
historia de nuestra lengua y literatura, los sonidos y las palabras del
español. Este disco ofrece, con la agilidad y el atractivo que las
técnicas interactivas proporcionan al usuario, un material de apoyo a la
enseñanza. El éxito que está teniendo en nuestros centros, nos alienta a
proseguir en la exploración de las posibilidades didácticas que este
medio brinda.

Dejo para lo último, aunque no lo sea en importancia, la convocatoria del
Primer Congreso Internacional de la Lengua Española, que se celebrará en
México en junio de 1994, bajo la responsabilidad de la Secretaría de
Educación Pública de México y con la colaboración del Instituto
Cervantes. Este congreso, primero de una serie trienal, dentro de la cual
el Instituto Cervantes opera como Secretaría Permanente, tiene por objeto
estudiar principalmente qué problemas el uso de nuestra lengua encuentra
en los medios de comunicación, en la industria y en la forma de
enseñanza. En suma, se trata de elucidar qué retos, pero también qué
posibilidades, la sociedad contemporánea plantea a la Comunidad de
hispanohablantes.

Me temo haber abusado del tiempo y de la paciencia de sus señorías. Aun
así, me he quedado corto en la enumeración de las realizaciones del
Instituto Cervantes en este año. Tiempo habrá para mayores precisiones en
el turno de preguntas, pero no quisiera terminar



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esta exposición sin abordar dos cuestiones que presumo están en sus
mentes.

Los datos que he proporcionado, ¿qué significan en resumidas cuentas? En
segundo lugar, ¿cuáles son los proyectos o líneas de actuación previstas
para el año próximo?
El hilo que une las actuaciones expuestas es, en mi opinión, el de la
racionalización. El Instituto ha realizado hasta ahora un esfuerzo
sostenido para racionalizar la gestión y las actividades de los centros
transferidos, así como la implantación de una administración central.

Todo proceso racionalizador supone cambio de hábitos, y a veces
sacrificios, y en su desarrollo también tanteos y rectificaciones.

Cualquiera que hayan sido éstos, me parece fuera de duda que el campo de
actuación del Instituto Cervantes se encuentra en estos momentos mejor
definido y que su gestión ha ganado sustancialmente en eficacia.

El Instituto Cervantes ha ganado igualmente en presencia en el exterior
no sólo por la actividad y mejor imagen de los centros, sino por las
acciones internacionales a las que me he referido hace un momento.

Hoy mismo, en estos momentos, se hallan reunidos en Alcalá de Henares, en
la sede del Instituto, los responsables de las redes europeas análogas y
los directores de muchos de sus centros. Todos ellos vienen interesados
por conocer de primera mano el Instituto Cervantes y dispuestos a
intercambiar opiniones entre ellos sobre la acción lingüística y cultural
que se nos plantea.

A mi juicio, lo realizado por el Instituto Cervantes en el plazo de un
año es mucho y satisfactorio. No cabe duda de que le queda mucho por
hacer. El proceso de racionalización está lejos de hallarse concluido. Mi
intervención debe cerrarse con la vista puesta en el prevenir próximo.

El Instituto ha puesto en orden y ha sentado unas bases de actuación
sólidas, pero la obra que de él se espera no es la de simplemente
administrar una red de centros heredados, sino la de llevar la presencia
lingüística y cultural de España, no a todas partes, sino allá donde el
esfuerzo que supone esta acción sea el más redituable en términos
culturales.

La creación de centros se halla limitada en estos momentos por razones
pecuniarias, de todos conocidas, pero aun en un momento óptimo el
Instituto no podría crear centros en todas las partes del mundo donde
haya sido detectado un interés por conocer nuestra lengua y nuestra
cultura.

La acción exterior que ha sido encomendada al Instituto debe explorar
alternativas, acciones complementarias. Tal es, a título de ejemplo, la
supervisión de centros para la enseñanza del español como segunda lengua,
de acuerdo con el plan de estudios y el nivel de exigencias del
Instituto, pero cuya gestión correría a cargo de las entidades
promotoras. Otro ejemplo es la plena utilización de los medios
audiovisuales para la difusión entre el gran público extranjero de temas
y métodos de la enseñanza del español y de la comunicación
hispanohablante.

La apertura de nuevos centros no desaparece de nuestro calendario para el
próximo año, pero la planificación y desarrollo de las actuaciones que
acabo de mencionar tendrán preferencia durante el año 1994.

Muchas gracias.




El señor PRESIDENTE: Agradecemos vivamente al Director del Instituto
Cervantes su extensa y detallada información sobre la acción del
Instituto, que pone de manifiesto la profundidad y la amplitud de la
tarea que tiene encomendada.

Como es habitual, a continuación, abrimos un turno de portavoces, quienes
intervendrán por el orden que tradicionalmente seguimos y posteriormente
--espero que haya tiempo para ello-- también los otros miembros de la
Comisión podrán hacer preguntas.

Daremos libertad a los portavoces dentro del orden de flexibilidad y
libertad que esta Presidencia desea mantener, no fijando un tiempo
determinado para su intervención, pero sí rogaríamos que se
autolimitasen, tratando, lógicamente, todo aquello que tengan a bien
exponer --reflexiones o preguntas-- siempre con concisión.

En primer lugar, tiene la palabra el portavoz del Grupo Mixto. (Pausa.)
No está presente.

Tiene la palabra el portavoz de Coalición Canaria. (Pausa.)
Tampoco está presente.

Tiene la palabra el portavoz del Grupo de Senadores Nacionalistas Vascos.

(Pausa.)
Tiene la palabra el portavoz del Grupo de Convergència i Unió, señor
Companys i Sanfeliú.




El señor COMPANYS I SANFELIU: Gracias, señor Presidente.

Sólo quería hacer una reflexión en voz alta. Después de las palabras del
Director del Instituto Cervantes, tengo cierta impresión de que en el
mundo hay dos tipos de países: unos, donde existe una demanda de la
enseñanza y del conocimiento del castellano, pero donde no ha habido una
tradición importante en su uso, y otro grupo de países donde además de
existir esta demanda también ha habido una tradición importante en su
uso, y me refiero especialmente a países situados en el norte de Africa,
por ejemplo, Marruecos (Sahara) y Guinea Ecuatorial.

No sé si en estos momentos --por eso le pregunto al señor Director-- el
esfuerzo que está haciendo el Instituto y el Gobierno es el adecuado a la
demanda de esas zonas, que, a lo mejor, no aportan unos datos tan
brillantes como Japón u otros países pero que siempre han mantenido una
tradición en el uso del castellano. Por ello, me gustaría saber si piensa
usted que realmente el esfuerzo que se hace en esas zonas es suficiente.




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Muchas gracias.




El señor PRESIDENTE: Gracias.

Tiene la palabra el portavoz del Grupo Popular, que en este caso es don
Jaime Rodríguez, sustituyendo a don Carlos Ramírez Pery, que, por
enfermedad, no puede estar entre nosotros.




El señor RODRIGUEZ GOMEZ: Gracias, señor Presidente.

Señorías, como ayer le decía ya a don Nicolás, bienvenido a esta casa de
nuevo. Mi Grupo y este Senador nos sentimos satisfechos de que haya
estado usted aquí para explicarnos el interior, la vida de ese Instituto
Cervantes, que todos apreciamos y queremos.

Ya ha explicado usted suficientemente cuáles son las características,
cuál es el orden interno del Instituto. Por tanto, no voy a insistir en
ello.

De vez en cuando las convocatorias que hace este Senado coinciden unas
con otras. Usted me respondió ayer con motivo de las comparecencias de la
Comisión de Presupuestos ampliamente. En relación con dicha comparecencia
suya en el día de ayer y con lo que usted ha dicho hoy, aunque creo que
tratamos prácticamente todos los temas, porque hablábamos del
presupuesto, quisiera hacerle una pregunta que tiene que ser también
directa, lo mismo que ayer. ¿Está satisfecho usted? Porque de su
exhaustiva información, me ha parecido desprender que el Instituto
Cervantes hace milagros y racionaliza. ¿No será verdad que, como dice un
compañero suyo de Asuntos Exteriores, cuanto menos, mejor?
Creo que no es así; que usted desearía tener un presupuesto lo
suficientemente amplio para poder hacer frente no solamente a las
acciones que ya ha emprendido, sino a muchísimas más. Esta sería la
primera pregunta.

Le pregunté también por el cierre de centros y me contestó
exhaustivamente y hoy lo ha vuelto a repetir. Dijo que las ciudades para
abrir nuevos centros no habían sido elegidas con cierta delicadeza, sino
más bien con amplitud. Por ello, me gustaría saber qué es lo que va a
hacer el Instituto Cervantes en el futuro para elegir estas capitales.

Habla usted de Brasilia, de Varsovia, etcétera. ¿Estas ciudades cuentan
con un número de alumnos suficientemente amplio? Porque tampoco nos habló
de la existencia de muchos alumnos en años anteriores. Gracias a Dios,
hemos visto que este año que comienza vamos a contar con unos 18.000
alumnos, más o menos, en el Instituto. Por tanto, ¿cuál es el criterio
por el que el Instituto selecciona las capitales en las que se van a
implantar nuevos centros? Y quiero insistir otra vez en el Centro de
Nueva York, el cual, aparte de la extraordinaria biblioteca con la que
cuenta y los servicios que está desempeñando, creo que necesitaría cuanto
antes ponerse en funciones como centro Cervantes.

En relación con el cierre de centros, le hablaba del problema del
personal. Usted nos ha dicho que ha tenido 22 juicios, aproximadamente,
de los cuales diez aún están pendientes y cuatro han resultado negativos.

¿Qué coste le ha supuesto esto al Instituto?
En relación con el personal, hablando en términos más generales, me
gustaría que nos dijera, señor Director, cuáles son los criterios que
aplica el Instituto para el nombramiento de directores.

En comparecencias anteriores hablaba usted de Centros Asociados y nos
dijo que había estado en contacto con empresas. Se le preguntaba si tenía
el Instituto otro plan de expansión, ya que el plan que usted había
presentado no era posible, por defectos económicos, si tenía otras
soluciones alternativas. Contestó usted que, aparte de centros asociados,
había unos posibles convenios o propuestas de empresas, pero que habían
fallado, porque la economía no está nada bien. Me dio la sensación de que
apoyos certeros no íbamos a tener más que esos centros asociados y,
probablemente, la cooperación de Europa, que tiene que ser obligada. Me
gustaría que hablara con más amplitud de esto.

En cuanto a la metodología de enseñanza, ya le dije ayer que estaba
absolutamente satisfecho de cómo estaba funcionando. Creo que en ese
aspecto el Instituto Cervantes está racionalizando con claridad. Hacía
falta un plan. Yo se lo he preguntado antes, pero quiero insistir en si
el plan no solamente es para el profesorado, sino también para la
organización general. ¿El Instituto Cervantes tiene un plan perfectamente
trabajado para que los nuevos centros estén donde deban estar, para que
el profesorado esté con la metodología que deba ser, y los alumnos acudan
con una cierta intensidad?
No le quiero cansar más, señor Director del Instituto Cervantes.

Muchas gracias.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señoría.

A continuación, tiene la palabra el portavoz del Grupo Parlamentario
Socialista, que creo que, por ausencia de doña Elena Flores, es el señor
Castro Rabadán.




El señor CASTRO RABADAN: Sí, señor Presidente, sustituyo a doña Elena
Flores porque, en estos momentos, está enferma. Lo comunicó al Grupo
antes de la comparecencia, y me ha tocado, por esta vez, sustituirla.

Quiero decirle al señor Sánchez-Albornoz que después de la comparecencia
de ayer, pocas cosas más le podríamos plantear sobre lo que nos dijo.

En aspectos presupuestarios no voy a entrar, porque quedó bastante
aclarado en la Comisión de Presupuestos. Pero sí quiero manifestar que el
Grupo Socialista quiere dejar constancia expresa del deseo de que el
Instituto que usted dirige siga en la línea de avance y progreso que
viene manteniendo, a los efectos de potenciar



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la lengua y la cultura española en el exterior en este proyecto del
Instituto que, a iniciativa del Gobierno Socialista, se creó hace tan
sólo dos años.

Quiero decirle que nos parece que su dirección está en la buena línea.

Indudablemente, todos querríamos ir más deprisa, pero, a veces, no para
llegar más lejos, hay que ir más deprisa, como dice el refrán, «vísteme
despacio que tengo prisa». Usted plantea ese tema ajustando los recursos,
que son escasos, aunque en este momento su presupuesto --sin entrar en
él-- crece un 9,85 por ciento. Es decir, no merma, sino que ha habido
sensibilidad en el presupuesto para que crezca, a lo mejor no todo lo que
quisiéramos, pero sí lo suficiente para ir cumpliendo los planes
iniciales.

Se ha hecho un esfuerzo de racionalización, en razón de la eficacia,
porque --y usted lo ha dicho-- el Instituto Cervantes nace como nueva
Institución, pero no «ex novo» totalmente, ya que tiene que retomar una
vieja herencia que ha habido que ir asumiendo y transformando, no
destruyendo, lo cual exige un esfuerzo en cualquier iniciativa humana e
institucional, pues es más fácil partir de cero, «ex novo», que retomar
cosas que hay que transformar. A veces, hay viejos vicios, reticencias o
reubicaciones tanto de tipo geográfico, como de edificios que hay que
reordenar, que hay que reformar, incluso, personales y profesionales que
vienen de antaño y que retrasan las cuestiones. Yo creo que, a pesar de
todo eso, se ha tenido la delicadeza de ir resolviendo los temas
personales con eficacia, con justeza y con racionalidad.

La presencia de la lengua española y de su cultura en los países en los
que ya había cierta incidencia ha mejorado, como así se pone de relieve
en su intervención y en los datos que tenemos.

Los esfuerzos que se están haciendo van en buen camino, y pensamos que,
con el apoyo, aquí manifestado, de todos los Grupos parlamentarios, el
Instituto llegará a cumplir las metas que usted ha planteado, y que en su
programación y planes viene haciendo. A mí me ha sorprendido la cantidad
de iniciativas que el Instituto que usted dirige tiene en marcha, tanto
en relación con el profesorado como con planes de enseñanzas, cuestiones
de bases de datos, informes, ponencias, libro blanco, etcétera.

Muy importante es la iniciativa con Radio Exterior de España, ya que eso
impulsa la lengua y la cultura mucho más que la propia influencia de los
centros físicamente radicados en los países.

Y sí le querría hacer una pregunta sobre este tema de la difusión de la
cultura y la lengua española: Así como con Radio Exterior de España se
está en tratos para hacer programas diarios, ¿hay alguna iniciativa de
cara a la televisión exterior para llegar a los países de habla hispana y
tener algún programa en ciernes, no sólo en la radio, sino en televisión?
No tengo nada más que decirle, sino felicitarle por su buena acción, que
creemos que es muy positiva, y desearle que siga impulsando y echando
todo el valor y el coraje que ha echado durante estos años en el futuro
para que la lengua y la cultura española lleguen allí donde tienen que
llegar y donde se demande, y que esto vaya en paralelo a la influencia
que España está teniendo en el exterior después de largos años de
oscurantismo.

Muchas gracias.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Castro Rabadán.

Tiene la palabra el Director del Instituto Cervantes para contestar a
este turno de portavoces.




El señor DIRECTOR DEL INSTITUTO CERVANTES (Sánchez-Albornoz y Aboain):
Ante todo, quiero agradecer la amabilidad evidente con la que se me ha
recibido.

Voy a pasar a contestar por orden de intervención. Primero al Senador
Companys, que se inquieta, con toda razón, por las acciones que el
Instituto está desarrollando en zonas, antiguamente, de habla española
como son Marruecos y Guinea Ecuatorial.

En Marruecos, el Instituto tiene cinco centros. Estos centros han
recibido ya el nombre de Instituto Cervantes; han sido, además, los
primeros en recibirlo, después de recibir la homologación inicial de
París, lo que denota una cierta preocupación preferencial por el caso de
Marruecos.

Estos centros han recibido una atención preferente en la designación de
Directores, designación de personal, y dotación de sus bibliotecas.

Tenemos que luchar con algunas infraestructuras que no eran las
apropiadas, pero creo que la presencia del Instituto Cervantes es mayor
de lo que era hasta este momento y, además, es muy bien recibida por las
autoridades del país. Con ocasión de la inauguración de los centros, tuve
la oportunidad de entrevistarme con las más altas autoridades culturales
y educativas del país y también con las autoridades locales, y todas
ellas mostraron la mayor benevolencia y el mayor interés en que la acción
docente y cultural de España y, en particular, del Instituto Cervantes,
se incremente y se potencie.

De modo que, en este caso, creo que sin poder estar satisfecho, porque
creo que no debemos llegar nunca a estos niveles de autosatisfacción,
estamos dando pasos positivos.

En el caso de Guinea Ecuatorial, en el que la cooperación presta una
amplia ayuda a la enseñanza primaria, pero donde no existen universidades
ni instituciones culturales superiores, no parece que el Instituto
Cervantes deba implantarse.

El Senador Rodríguez me preguntaba si estoy satisfecho. Pues bien,
partiendo de lo que acabo de exponer, tengo que decirle que nadie debería
estar satisfecho plenamente de lo que ha hecho y de lo que dispone.

Naturalmente, todos aspiramos, y no es una cosa personal, a más. Los
recursos vendrían, naturalmente,



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muy bien para celebrar la implantación de centros en el exterior. Pero
esto no es responsabilidad del Instituto. Es una responsabilidad del
Gobierno, sin duda, e, insisto, de las Cámaras.

En la situación actual me corresponde, por un lado, introducir todas las
reformas necesarias para que los servicios centrales del Instituto y la
red sean gestionados de la manera más eficaz y creo que éste es el
mensaje que he transmitido hoy en mi intervención. Por otro dado, hemos
hecho un estudio de cuáles son los lugares donde debiera implantarse el
Instituto en función de unos parámetros de demanda, costos, etcétera. De
esa manera podremos responder a demandas muy frecuentes en la opinión
pública y en otros medios que quieren llevar un Instituto Cervantes a
determinados lugares. El Instituto tiene que responder a estas
sugerencias y propuestas diciendo: muy bien, es posible pero tiene este
coste. Creo que el Instituto debe asumir esta responsabilidad, pues no
podemos actuar por buenos deseos. Detrás de estos buenos deseos hay unos
costes que debemos conocer.

En cuanto a cuál ha sido el criterio para la apertura de estos centros
que he anunciado, les diré que hemos seguido criterios tales como la
demanda del español, que en el caso de Brasilia y de Toulouse son
evidentes. Toulouse es, de alguna manera, una ciudad española por la gran
cantidad de españoles que residen ahí tradicionalmente, desde hace muchos
años, y que han dejado una herencia muy fuerte. En el caso de Brasilia,
sus señorías saben que en estos momentos en Brasil está en debate la
implantación del español en la enseñanza obligatoria como lengua
extranjera. Esto no es fruto de un deseo del Gobierno solamente, sino que
es una necesidad de comunicación que la sociedad brasileña siente con el
mundo que le rodea, de modo que aquí no hay tampoco el menor peligro de
equivocarse.

Por lo demás, debo reconocer que las aperturas están facilitadas por las
transferencia que nos hace el Ministerio de Trabajo a la Casa de España
en Toulouse. Por otro lado, el Instituto de Cooperación Iberoamericana,
ICI, disponía de un local en Brasilia en buenas condiciones. Si se
quiere, diré que esto es la continuación de lo que en un principio se
había hecho, la transferencia de establecimientos españoles en el
exterior a favor del Instituto Cervantes.

El caso de Varsovia es diferente. No hay una demanda contrastada. Tenemos
amplias referencias y amplios pedidos de parte de las autoridades de
Polonia y también de los hispanistas en Polonia, que son muchos y
excelentes, para que se abra un Instituto en Varsovia. Como ustedes
saben, está por concluirse una embajada nueva. En el edificio de la misma
ha sido cedido un espacio para ubicar un centro modesto.

En Nueva York es evidente que no basta con una biblioteca. Las
actividades culturales que el centro está realizando a través de las
universidades no son suficientes y desearíamos disponer de locales
propios. Sin embargo, quiero anotar, porque lo conozco de primera mano,
que la oferta cultural española es variada. En Nueva York existe una
institución americana, The Spanish Institute, que está realizando una
labor de enseñanza y de proyección cultural muy importante. Por otro
lado, en el New York University, que fue mi universidad, va a terminarse
un centro cultural que lleva el nombre de Su Majestad y que tiene por
objeto apoyar la enseñanza del español dentro de la universidad y también
proyectar la cultura española e hispanoamericana en la ciudad de Nueva
York. De modo que, aunque necesitaríamos un centro en Nueva York, la
presencia española no se encuentra desasistida.

Su señoría se ha referido al costo de los juicios perdidos. En otro
momento le enviaré la cifra exacta porque no la tengo aquí. También me ha
planteado usted una cuestión relativa a los criterios para la selección
de directores. Los directores de los antiguos centros han sido en su
mayor parte reconfirmados, pero con la exigencia de que ocuparan el cargo
en otro centro.

Nos hemos encontrado con situaciones en las cuales un director llevaba 18
ó 19 años en el mismo lugar, lo cual naturalmente tiene sus ventajas
porque conoce el medio como ningún otro, pero tiene también la
desventaja, y ésa es la razón por la que hemos considerado conveniente
que cambien de lugar, de que se sienten demasiado apegados al terreno y
son poco propensos a identificarse con una institución.

Los directores deben ser directores de la institución y no estar al
servicio del país en el que se encuentran. Esto es algo que ocurre
inevitablemente. La carrera diplomática tiene prevista una situación
similar. Los diplomáticos destacados en el extranjero no pueden estar en
un solo puesto más tiempo del que se ha fijado. En definitiva, el
criterio que aplicamos no es otro que el seguido en la carrera
diplomática.

Estos directores han cambiado de lugar, de asignación, en ocasiones han
ido a Alcalá de Henares para embeberse del nuevo proyecto del Instituto
Cervantes y hemos mantenido varias reuniones con ellos al respecto.

En otros casos, se han hecho designaciones directas para introducir en el
equipo director a personalidades de la vida académica o cultural, que
aportan a la acción del Instituto un peso propio en función del que
tienen en la vida cultural del país. Este ha sido, en particular, el caso
de las nuevas designaciones en París y Roma, y el de algunos otros
lugares en que éstas han pasado más desapercibidas, como pueden ser El
Cairo o Londres, donde he nombrado a directores que no son titulares,
pero sí personas de gran peso y solvencia académica.

En cuanto a las empresas con las cuales se ha puesto en contacto el
Instituto, es lógico que exista una política de patrocinio que suplemente
los recursos disponibles para el presupuesto del Instituto y, por otro
lado, que asocie a la sociedad civil el proyecto del Instituto Cervantes.

Por otro lado, donde hemos tenido una mejor acogida es en el extranjero,
lo cual, me satisface



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mucho. Espero que estas gestiones tengan éxito, aunque no puedo
garantizarlo.

Con respecto a los centros asociados, se trata de una idea que he lanzado
hace muy poco tiempo; exactamente, hace un mes. Consiste en llegar a
acuerdos con ciertas instituciones que imparten la enseñanza de por sí, y
conseguir que se sometan al plan de estudios que ha desarrollado el
Instituto, así como a una inspección sobre la ejecución de dicho plan y
sus modos de enseñanza. En cambio, la gestión quedaría bajo la
responsabilidad de dichas instituciones.

Si se consiguen estos acuerdos --y no tengo ninguno previsto--,
multiplicaríamos el alcance del plan de estudios que hemos diseñado, lo
llevaríamos a otras instituciones y, quizá por contagio, a aquellas que
no tuvieran ninguna asociación con el Instituto Cervantes. Creemos en la
calidad del plan de estudios que hemos trazado y, por consiguiente, no
nos interesa reservarlo para nuestros centros, sino que todos aquellos
que lo quieran, lo puedan aplicar. en el caso de los centros asociados,
tendríamos la garantía de que existiría una inspección sobre el modo de
aplicar el plan, lo que para ellos también podría suponer una garantía
sobre la eficacia de su gestión.

Con esto, creo que he dado respuesta a su última pregunta sobre este plan
de enseñanza, que necesita de la formación de los profesores que lo van a
impartir. Se trata de un plan orientado hacia los alumnos, e insisto en
la posibilidad de que éstos lleguen a comunicarse con el mundo
hispanohablante de la manera más rápida y eficaz.

Por otra parte, en estos momentos tenemos en marcha un programa con Radio
Exterior. En cuanto a Televisión Española, creo que hay dos acciones
posibles. Una, bastante sencilla, que consiste en que haya instalaciones
en los centros, para que lleguen los programas españoles de televisión.

Esto tiene un doble efecto, en primer lugar, sobre la enseñanza, porque
los alumnos que están aprendiendo el español lo oyen en vivo a través de
la televisión. Por lo demás, hay programas culturales que actualizan la
visión de los estudiantes sobre la sociedad española. Esta acción es
fácil de llevar a cabo, no es costosa, ya está en marcha, y espero que
dentro de muy poco los 29 centros estén en condiciones de captar las
señales de todas las cadenas de televisión española.

Sin embargo, la emisión de programas culturales iniciados por el
Instituto Cervantes es otra cuestión; llevará más tiempo. En este caso,
nos volvemos a topar, como siempre, con el problema de los recursos, ya
que los programas son costosos. Creo que deberíamos encontrar
patrocinadores o recursos para poder emitir por la televisión exterior,
porque de esa forma obtendríamos una audiencia muy amplia. Mi experiencia
en mi último viaje por América del Sur es que los programas de televisión
exterior se ven con toda naturalidad en muchos países, de modo que un
programa por esta vía, sobre la enseñanza del español, sería muy útil.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias.

Pasamos al segundo turno de preguntas, en las que normalmente intervienen
aquellos que no lo han hecho antes.

En primer lugar, tiene la palabra el portavoz del Grupo de Senadores
Nacionalistas Vascos, Senador Bolinaga.




El señor BOLINAGA BENGOA: Muchas gracias, señor Presidente.

Señor Director, he dejado pasar la posibilidad de intervenir en el turno
de portavoces, porque lo que trataba de exponer tal vez no se atuviera a
la esencia de lo que entendemos que constituye el Instituto Cervantes.

Realmente, hay algo que me preocupa e interesa. A título de ejemplo, hoy
aparece en un suplemento cultural de «ABC» un artículo sumamente
interesante, cuya lectura recomiendo --se entiende que sólo la del
suplemento cultural, dicho sea con todo respeto--. (Risas.) Se titula: El
judeo-español contra viento y marea, y en él se hacen unas afirmaciones
muy enjundiosas y diría que hasta sensacionales. Señala que Israel era
para los judíos sefardíes la Tierra Santa y España la segunda patria.

También indica: Nosotros queríamos a España, pero nos preguntábamos si
España nos quería a nosotros.

Parece que esta duda se ha desvelado, desde el momento en que Sus
Majestades los Reyes han estado allí, hasta el punto de que, según se
relata en este artículo, en la recepción en Jerusalén, el Rey dedicó casi
la mitad de su primer discurso a la herencia de la cultura sefardí, e
incluso recitó un poema en judeo-español.

También se dice que Salvador de Madariaga afirmaba que los sefarditas
jamás se sintieron más españoles que lejos de casa. Y sigue: El
judeo-español fue el vínculo secreto con la patria jamás olvidada.

Orgullosos de sus señas de identidad, lograron que un español arcaico
perviviera en Africa, Iberoamérica, Europa, etcétera. Se refiere al
milagro de más de quinientos años, etcétera, y termina señalando el
riesgo de desaparición que existe, pese a que incluso hay cátedras
abiertas al respecto en universidades como la de la Sorbona, en Estados
Unidos, en Israel, e inclusive en España.

Entendiendo que también este español arcaico, pero español, tiene mucho
que ver con la cultura española, a fin de cuentas es un idioma
propiamente español, pregunto si el Instituto Cervantes, por tratarse de
estos paralelismos y de estas relaciones que existen en el fondo y que
son muy íntimas, habría, tal vez, pergeñado o tendría en mente pergeñar
alguna estrategia, alguna política, por ejemplo, vía asociación, con los
grupos y con los centros judeosefarditas existentes, de modo y manera que
entre ambos se tratara de defender un patrimonio español y un idioma que
es el español.

Muchas gracias.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias.




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Tiene la palabra el Senador Soravilla.




El señor SORAVILLA FERNANDEZ: Muchas gracias, señor Presidente.

Muchas gracias, señor Sánchez-Albornoz por la visión que nos ha dado.

Le ruego que me perdone, pero yo tengo por vocación y también por
oposición ser crítico, y voy a aprovechar un poco la metáfora que nos ha
presentado, esa metáfora empresarial del acordeón, para decirle que la
verdad es que el acordeón que usted nos presenta no tiene fuelle. Nos ha
presentado usted la partitura, nos ha mostrado cuáles eran las teclas,
pero la verdad es que fuelle no tiene. Con esto quiero decir que a mí me
parece que el balance --y probablemente usted coincide conmigo-- no es
del todo halagüeño. Bien es verdad que los presupuestos son menos
halagüeños todavía y que el presupuesto es del fuelle fundamental de todo
esto.

Cuando se refiere usted a su homólogo el British Council, yo creo que
sería más preciso decir que es la aspiración a la que quisiéramos llegar,
y se lo dice un antiguo alumno del British Council School de Madrid.

Además, yo pienso que ellos tienen dos factores que funcionan, tal vez,
mejor: uno, la mentalidad empresarial que tienen los ingleses, una
mentalidad mucho más mercantil que la nuestra; otro, contra el que va a
ser difícil que nosotros podamos competir, a pesar de los esfuerzos de
Menéndez Pelayo con su ciencia española, es que el español es un idioma
eminentemente humanista y el inglés tiene en este momento un componente
científico mucho más importante y, probablemente, en la lucha en ese
mundo --ahora están copando el mundo del ocio, del «entertainment», como
dicen ellos-- tengamos dificultades.

Por otra parte, usted justifica el cierre de algunos centros por haber
pocos alumnos. Yo no creo que sea por falta de interés, sino por falta
del primer factor mercantil que tenemos, y es que no tenemos mentalidad
empresarial y no estamos planteando el Instituto Cervantes con la
mentalidad del mercadeo, del «marketing», aquí diríamos mercado porque es
español.

Con respecto a los centros, pienso que el de Nueva York es bastante
importante. Se ha dicho que se había cerrado el edificio porque era
insalubre. A mí me consta que no lo era tanto. Desde un piso, no sé qué
se va a poder hacer.

En cuanto al centro cerrado en Liverpool y al que se abre en Leeds, como
quedaba recogido en los clásicos, los viejos «vanitas», «tempus
irreparabile fugit». ¿Qué es lo que ocurre? He leído en la prensa que la
cesión en Leeds era por 25 años. Me pregunto, ¿qué proyecto hay? Se
tendrá que empezar a pensar en ello, porque el tiempo corre que vuela.

Hay una zona de especial y de creciente importancia, donde podríamos
tomar posiciones fuertes, en esto coincido con el Senador Bolinaga, que
es el Oriente Medio. Con las perspectivas de paz, también se abre una
perspectiva cultural y de negocio, por una serie de razones que todos
conocemos. El centro de Bagdag está cerrado y no sé muy bien en qué
situación se encuentra el de Beirut.

Yo conozco el tema de los sefardíes no por el «ABC», sino por algunos
intereses anteriores a todo esto que he tenido y sé, además, que los
sefardíes no tienen tanto interés por lo que ellos llaman el «yudesmo»,
sino que lo tienen por el español moderno. Es decir, ellos, con su base
del «yudesmo», lo que quieren es aprender el español moderno, que es con
el que se pueden valer. Lo otro lo tienen como una reliquia histórica,
que conservan con todo el valor con el que se conservan las reliquias.

Pero ellos saben que el instrumento real es el español, y eso es lo que
quieren. ¿Se lo vamos a poder ofrecer? En esto coincido con el señor
Bolinaga.

Por último, quiero preguntarle por qué Brasilia, aunque usted, en cierto
modo lo ha explicado. Brasilia, como todos sabemos, no existe. Es una
ciudad de burócratas, una ciudad que no tiene aceras, una ciudad que se
la come la selva, una ciudad de la que todo el mundo huye para ir a Río,
que es donde realmente está la vida y la cultura. Yo creo que debemos ir
a los centros de vida y de cultura, no a los centros burocráticos puros y
simples. Al mismo tiempo, qué efecto va a tener la incidencia del
Instituto en el sentido, precisamente, de lo que usted también ha dicho,
cuando se aplique el nuevo plan de estudios, en el cual el español será
la segunda lengua obligatoria en Brasil. ¿Qué tipo de acciones vamos a
hacer? ¿Puramente de complemento? ¿Qué labor se puede hacer en un país
como Brasil, con la importancia que tiene?
Nada más y muchas gracias.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias.

Tiene la palabra el Senador Liso Marín.




El señor LISO MARIN: Gracias, señor Presidente.

Por parte de otros compañeros de la Comisión se han hecho las
matizaciones y observaciones sobre su exposición global. A mí me gustaría
hacerle unas preguntas sobre un asunto que tiene una relación
importantísima con el propio Instituto y que nos importa a los sorianos
de una forma colateral. Me estoy refiriendo a la Fundación Duques de
Soria. Su propio título nos lleva a la consideración de saber que está
avalada por importantes miembros de la familia real, como la infanta
Margarita y don Carlos Zurita, su esposo, que están, con otra serie de
personas muy relevantes, llevando una fundación importantísima en lo que
se refiere al lenguaje y a la difusión del español, del castellano.

A mí me gustaría conocer, como soriano, puesto que radica allí la
Fundación y tiene, repito, esas importantes actividades, cuál ha sido la
colaboración, si es que ha existido --me gustaría creer que ha sido
así--, con el Instituto en sus propias actividades en este año que vamos
a terminar las previsiones para el futuro año



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1994. Se han llevado a cabo bastantes simposium, bastantes reuniones e
incluso algunos cursos muy determinados y yo no sé hasta qué extremo esa
relación, esa simbiosis con el propio Instituto se lleva a cabo.

Eso es lo que me gustaría conocer, aprovechando la comparecencia del
señor Sánchez-Albornoz con nosotros, a quien agradezco su presencia.

Muchas gracias.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias.

Tiene la palabra el Senador Román Guerrero.




El señor ROMAN GUERRERO: Gracias, señor Presidente.

Yo también quiero unirme a la satisfacción de otros colegas por la
presencia del señor Sánchez-Albornoz entre nosotros, y aprovecharé la
ocasión para plantearle algunas preguntas.

En primer lugar, me gustaría conocer cuál es la situación actual de los
distintos Ministerios, especialmente con los de Asuntos Exteriores y
Cultura, en lo que se refiere a la colaboración de la cultura española en
el exterior, si hay un clima fácil, regular y fluido. Lo digo porque en
el debate parlamentario ésa era una de las cuestiones de confrontación
dialogante entre los socialistas y la oposición, y aquí estamos algunos
de los que intervinimos en aquella cuestión.

En segundo lugar, yo soy miembro, señor Sánchez-Albornoz, señor
Presidente, de la delegación parlamentaria española ante el Consejo de
Europa y aquí hay otros miembros de otras delegaciones internacionales,
también del Consejo de Europa, como la Alianza Atlántica, la Unión
Interparlamentaria, etcétera, y comprobamos la diferencia que hay entre
el español como lengua mundial --porque tiene una inmensa retaguardia o
vanguardia lingüística en Hispanoamérica-- y su consideración como lengua
europea. Eso se nota en los distintos organismos internacionales de una o
de otra dimensión, bien sea la UNESCO u otras instituciones europeas. Sin
embargo, no es éste el caso de nuestro país, ya que no hay otros países
en Europa que hablen nuestra lengua, como es bien sabido.

En este sentido, y por los conocimientos que tenemos de parlamentarios o
de dirigentes políticos aislados, bien en Estonia, en Albania, o en
Bulgaria, que hablan el español, sería interesante, a mi juicio,
establecer algún tipo de programa en el que podrían colaborar las Cortes,
el Ministerio de Asuntos Exteriores y, naturalmente, el Instituto
Cervantes, para proyectar la lengua española en el mundo, pero en este
área específica, como lengua de cultura o de comunicación política.

También sabemos que hay una rentabilidad añadida a esta proyección, como
es lógico por la capacidad de influencia, sana y honesta, naturalmente,
de estas personas en sus respectivos países.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias.

Tiene la palabra el Senador Cuenca Doblado.




El señor CUENCA DOBLADO: Muchas gracias, señor Presidente. Gracias
también al señor Sánchez-Albornoz por su presencia.

Quisiera hacerle una reflexión. No hay duda de que la proyección del
español, o del castellano, en el mundo se hace a través de los españoles.

Difícilmente podríamos tener una demanda si no hubiese habido miles,
millones de españoles, que a través de los tiempos han estado presentes
en esos países y han ido despertando el interés por nuestra cultura y por
nuestro idioma. Por tanto, el Instituto Cervantes debe tener, desde mi
punto de vista, una conexión con esas asociaciones de españoles en el
mundo, que realmente son las que despiertan a través de sus propios
proyectos de actividades, el interés por el hispanismo, por nuestra
cultura.

No sé en qué situación se encuentra ahora mismo el Instituto Cervantes en
cuanto a su relación con las asociaciones de españoles en el mundo, o qué
criterio sigue el Instituto para que esa proyección no solamente sea
hacia aquellos que demandan el español, sino también hacia el
asentamiento de nuestra cultura en segunda o tercera generación de
españoles. Yo he constatado cómo niños de tercera generación ya tienen
dificultades con nuestra lengua y, por tanto, la recuperación de estos
españoles en el mundo, en cuanto al uso de nuestra lengua y nuestra
cultura, es importante. En este sentido le hago la reflexión y me
gustaría que me dijese qué perspectivas y cómo se desarrolla en el
Instituto Cervantes la relación con los españoles en el mundo.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias.

Tiene la palabra el Senador Ardaiz Egüés.




El señor ARDAIZ EGÜES: Gracias, señor Presidente.




Además de sumarme al agradecimiento por la comparecencia del señor
Sánchez-Albornoz, querría hacer un par de preguntas para satisfacer un
par de curiosidades de tono menor.

La primera de ellas --que viene un poco al aire de la intervención del
Senador del Grupo Popular, cuando ha hecho la comparación con el
Instituto Británico-- es la referida a saber, por sus contactos con otras
instituciones parecidas a las que representa, en qué situación nos
encontramos en comparación con los institutos o instituciones parecidas
de las tres o cuatro lenguas que tienen verdadera influencia mundial en
este momento.

La segunda se refiere a que cuando usted ha hecho mención de actividades
culturales en diversos centros creo que se ha referido a pintores,
escritores también, incluso me ha parecido escuchar que a algún cineasta,
y quería preguntarle si le parece interesante, y no ha hecho mención a
ello porque la lista puede ser prolija, el que en esas actividades
culturales incluyéramos uno de los medios a través de los cuales se
potencia el uso de la lengua. Estamos en el momento de los «media»,



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de la televisión, de la radio --se ha hecho mención a Radio Exterior--
pero me parece que es importante el tema del teatro, y me gustaría saber
si se ha hecho alguna cosa o hay intención de hacerla en ese sentido.

Muchas gracias.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias.

Damos la palabra al señor Sánchez-Albornoz, para que conteste.




El señor DIRECTOR DEL INSTITUTO CERVANTES (Sánchez-Albornoz y Aboain):
Gracias.

Hay una primera pregunta, compartida, sobre la situación del
judeo-español en el mundo, y estoy plenamente de acuerdo con el Senador
en que, si bien hay en la comunidad sefardí un grupo que se aferra a la
defensa de su lengua, y se aferra con el mismo ahínco que todos sus
antepasados han demostrado por la defensa de un idioma que es español,
pero con una variedad debido al aislamiento que esta comunidad ha
mantenido con el resto de los grupos que hablan en español, también es
muy cierto, sobre todo en el caso de Israel, que el interés mayoritario
no es defender el sefardí, sino tener un idioma que les sirva para la
comunicación con el mundo hispanohablante. Además, agregaría que en
Israel los hablantes en español no se limitan al grupo sefardí, sino que
en la actualidad hay un grupo, no sé si más numeroso, de askenazis, que
hablan el español, pero no el de España o el judeo-español, sino el
español de Hispanoamérica, pues son argentinos, mexicanos, uruguayos,
etcétera, que han traído el idioma, para ellos materno, que incluso
desconocen el viejo judeo-español y que no tienen ningún lazo de sangre o
cultural que les vincule con el grupo sefardí y que, sin embargo, están
muy interesados en la cultura española e hispanoamericana.

Hay ciertas acciones para la defensa del judeo-español minoritarias en
universidades, que creo que les correspondería desarrollarlas, o bien a
las universidades españolas o al Ministerio de Educación. El Instituto
Cervantes creo que podría hacer poco, quizá ocasionalmente, pero me temo
que no podríamos tener un programa fuerte. En cambio, el Instituto
Cervantes sí puede estar presente, por ejemplo en Israel, y con ocasión
del último viaje de los Reyes habrán podido leer en los periódicos que el
Ministro de Asuntos Exteriores español y el israelí han expresado su
deseo de que se abra un Instituto Cervantes en aquel país. Comparto
plenamente ese deseo, pero me gustaría que me dieran los medios para
llevarlo a cabo lo antes posible. (Risas.)
En el caso de otras ciudades del Oriente Medio, que su señoría ha
señalado, el centro de Bagdad, por ejemplo, que tenía una buena tradición
e incluso una buena biblioteca, no me parece previsible su reapertura,
pues las condiciones políticas y económicas no son favorables. Yo no
correría el riesgo de que el personal, en uno de estos avatares de la
política iraquí, pudiera quedar como rehén en el país.

En cambio, en lo que se refiere al centro de Beirut, le puedo dar
informaciones satisfactorias. El centro de Beirut había sido dividido,
con motivo de la guerra y siguiendo los alineamientos del enfrentamiento
civil. Restaurada la paz, hemos concentrado en un solo local, en un solo
edificio, las actividades del Instituto. Existe, desde hace muy poco
tiempo, un nuevo director, que le está dando impulso. Las noticias que
tengo es que bajo esa dirección las matrículas se han incrementado y el
edificio queda ahora insuficiente. Sería oportuno poder disponer de unos
locales más amplios, pero usted sabe que en una ciudad destruida no es
fácil encontrar una alternativa.

Sigo aclarando algunos aspectos sobre los centros. Me pregunta si el de
Brasilia se justifica o no se justifica. Creo que su opinión sobre la
ciudad de Brasilia es demasiado negativa. Es una ciudad que ha crecido en
el pasado, de nueva creación, pero es una ciudad pujante que tiene en
estos momentos una de las universidades más importantes de Brasil. Dice
su señoría que está poblada en gran parte por funcionarios. ¿Por qué no?
Nos interesa a nosotros que los funcionarios brasileños aprendan el
español, de modo que sería una razón para abrir un centro en Brasilia,
pero ya he explicado que el motivo ha sido una transferencia del ICI.

¿Que sería preferible tener un centro en Río? Estoy completamente de
acuerdo con su señoría y espero que presente una enmienda al presupuesto
para que podamos hacerlo.

En cuanto al plan de enseñanza del español en Brasil y la intervención de
España, yo remitiría esta pregunta al Ministerio de Educación que, como
he anunciado desde un principio, conserva todas las facultades que tenía
antes de la creación del Instituto de la acción de apoyo a la enseñanza
reglada. El apoyo a la enseñanza en sus niveles primario y secundario de
la educación brasileña corresponde al Ministerio de Educación, y no a
nosotros.

Pregunta su señoría por el centro de Leeds que tiene un contrato de
veinticinco años. Personalmente me preocupa poco, creo que ése será un
problema que tendrá mi sucesor y tendrá tiempo para encontrar la
solución.

La información que usted dispone sobre la Casa de España contrasta con la
que yo he tenido viviendo largo tiempo en Nueva York. No es que el
edificio de la Casa de España, situado en la Primera Avenida, haya sido
declarado malsano, es que se ha agrietado y se ha presentado la
inspección de la municipalidad diciendo: ustedes tienen que reconstruir
este edificio porque está en malas condiciones. Ha sido la municipalidad
de Nueva York, no ha sido decisión del director. El director lo que ha
hecho ha sido trasladar la biblioteca y el personal a un lugar más
seguro.

En cuanto a que el British Council responde a una tradición empresarial
de la sociedad británica mayor que la que tiene la española, concuerdo
plenamente



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con su señoría. Creo que en la exposición he dejado sentado que, por lo
menos, intentamos acercarnos a ese ideal y comportarnos de esa manera. Si
lo logramos, es otra cosa.

¿Que el British Council opera con una lengua que tiene mayor poder en el
orden científico? Esto es muy cierto. Pero también en mi exposición he
señalado la cooperación del Instituto Cervantes en programas de la
Comunidad Europea, que tienen planteados precisamente problemas de
lexicografía científica y problemas de lingüística aplicada a las
industrias. Esta es precisamente la línea de trabajo y de cooperación del
Instituto Cervantes y creo que el camino seguido es el de la cooperación
con otros idiomas europeos que tienen planteado los mismos retos.

Es, por otro lado, el tema de las sesiones del Congreso de Méjico que se
va a celebrar en junio. Conocemos el problema, tratamos de abordarlo. No
está solucionado ni creo que, además, el Instituto Cervantes pueda
resolver el problema de la lexicografía científica. Yo creo que por más
recomendaciones que la Comunidad Europea, o que el Instituto, o que la
Academia hiciera, la solución no pasa por ahí, sino porque se haga más
investigación en español y, por consiguiente, el vocabulario entonces
utilizado sería el español.

Su señoría planteaba el problema del mercadeo. En mi informe creo que
subrayaba que nosotros tenemos un órgano dentro del Instituto, la
Dirección de Planificación, que precisamente tiene por obligación tratar
de estudiar los mercados, a efectos de implantación y de propaganda de la
difusión del centro para atraer alumnos. Puedo señalar que, gracias a
estos estudios, se ha notado el incremento en las matrículas de los
centros que he mencionado con un porcentaje general, pero que podría
detallar. Tenemos una clara idea de la relación entre el mercadeo y el
resultado que ha tenido en las mayores inscripciones. O sea, que estamos
operando en la línea que su señoría señalaba.

¿Que le falta fuelle al Instituto? Usted ha señalado la razón: faltan
recursos. Por tanto, la solución está en sus manos.

Quiero también hacer referencia a la Fundación Duques de Soria. Hay una
colaboración excelente con sus directivos. Hemos asistido a sus actos en
Soria --yo lamentablemente no pude estar en ese momento--, y hemos
colaborado con ellos en la reunión de academias que convocaron el año
pasado en el mes de octubre. La relación es óptima, pero quizá no haya
sido necesario todavía formalizarla en un convenio pero, desde luego,
tenemos unos campos afines y, diría, complementarios, porque nuestra
acción es, sobre todo, como he dicho al principio, en el exterior; en
cambio la de ellos, la de la Fundación Duques de Soria, está más bien
volcada hacia adentro.

Pregunta su señoría por las relaciones entre el Ministerio de Asuntos
Exteriores y el de Cultura con nuestra Institución. Me precio de que son
fáciles, regulares y fluidas, y creo que no podía ser de otra manera,
porque el Instituto Cervantes cuenta con un Consejo de Administración en
el que están representados los tres Ministerios que están informados
constantemente de todos los proyectos. Forman parte del proceso de
decisión, de modo que no hay ninguna contradicción entre los fines del
Instituto y los de los demás Ministerios.

En cuanto a la pregunta de su señoría sobre qué acción puede desarrollar
el Instituto Cervantes en Europa, diré que en mi intervención he señalado
dos actuaciones. Incluso podría mencionar una tercera en la que la acción
del Instituto ha sido quizá más tenue, como es la reciente reunión que se
celebró en Madrid en la Casa de América sobre lengua y tecnología,
organizada por el director del Area de Investigación, a la que acudieron
responsables de las políticas culturales de la Comunidad Europea que, por
cierto, fue la que financió la mayor parte de los gastos de esta reunión.

Añado esto porque no lo había mencionado antes y lo he dicho a título de
ejemplo.

El Instituto Cervantes, por consiguiente, está colaborando con la
Comunidad Económica Europea en la medida de sus posibilidades. Ahora
bien, el que el español sea una lengua de mayor uso político dentro de la
Comunidad del que tiene en este momento, me temo que el Instituto no
tenga capacidad para influir en esta cuestión, me parece que corresponde
al Ministerio de Asuntos Exteriores y a todos los Ministerios que tienen
representación en el Consejo de Europa. Lo que sí podemos hacer --y en
ello estamos trabajando-- es crear un Instituto Cervantes en Bruselas. La
presencia de un Instituto Cervantes en Bruselas puede ayudar, con sus
cursos, con sus actividades culturales, a potenciar la imagen de España,
por un lado, y facilitar, por otro, a los funcionarios de la Comunidad
Europea el aprendizaje del español.

El Instituto Cervantes ha comprado un edificio en Bruselas. Lo está
remodelando y en cuanto las obras estén terminadas, lo abriremos. No lo
he anunciado entre los que se van a abrir pronto porque no sé exactamente
en qué momento cierto pueden terminarse las obras. Y esto sí que es
iniciativa propia del Instituto Cervantes con el uso de sus propios
medios, a diferencia de los que he señalado antes, de Brasil, Toulouse o
Varsovia, que son aperturas en función de cesiones de otras ramas de la
Administración. El centro de Bruselas, cuando esté abierto, será
plenamente obra del Instituto Cervantes.

El Instituto se encuentra presente en muchos países de larga tradición de
emigración española y no desconoce esta situación. Ha participado en
conferencias organizadas por el Instituto Español de Emigración y
desarrolla, en la medida de lo posible, actividades en consonancia con
asociaciones de españoles.

La difusión del español en el mundo no ha sido limitada a la presencia de
españoles, sino que es más amplia e, incluso, anterior. Quiero volver a
agradecer



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--lo que me temo que haya hecho demasiado brevemente en mi comunicación--
la labor de los hispanistas, que desde hace bastante más de un siglo han
estado promoviendo los estudios de español en las universidades. Lo han
conseguido implantar y han publicado numerosas obras, a veces de calidad
científica superior a la de autores españoles y, desde luego, han
promovido en su acción la cultura española. No quiero dejar de reconocer
esta labor y por eso he señalado también que vamos a prestar una atención
especial a los hispanistas, vamos a facilitarles los medios para que
puedan proseguir su acción de difusión cultural. (El señor Martínez
Bjorkman pide la palabra.)



El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el Senador Martínez.




El señor MARTINEZ BJORKMAN: Nos interesaría mucho que tratase el tema
planteado por el último interviniente del Grupo Socialista: la palabra y
el teatro.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Director.




El señor DIRECTOR GENERAL DEL INSTITUTO CERVANTES (Sánchez-Albornoz y
Aboain): Sí, perdón.

En mi primera intervención he señalado que el Instituto Cervantes tiene
un campo de acción cultural restringido y que en la mayor parte de los
casos pasa por acciones dentro de los edificios del propio Instituto. El
teatro es muy difícil de representar en salas de conferencias, sobre todo
si se quiere hacer una representación digna. Por otro lado, la Dirección
de Cooperación del Ministerio de Cultura es la institución que
normalmente promueve la salida de compañías teatrales para presentar
obras españolas, clásicas o modernas, en los grandes escenarios del
mundo. El Instituto Cervantes puede acoger, a propósito de estas
representaciones, a actores, directores, puede organizar mesas redondas,
seminarios sobre teatro, etcétera, pero no hacer representaciones
teatrales.

En cuanto a cómo se compara el Instituto Cervantes con otras
instituciones análogas europeas, me parecería osado pretender que en dos
años de existencia el Instituto pudiera ser equiparable a otras
instituciones, algunas de las cuales llevan incluso sesenta años de
rodaje. Lo que me atrevería a decir --y esto porque tengo impresiones de
ayer mismo-- es que en estos momentos en Alcalá de Henares se está
reuniendo el Colegio Europeo de Cooperación Cultural, que ha elegido como
sede de su quinta reunión Alcalá de Henares y al Instituto Cervantes, y
creo que esto significa el reconocimiento de que el Instituto forma parte
de esta red de centros y, en mayor o menor medida, se ha integrado
rápidamente en la misma. Por tanto, la opinión que he recogido de estos
responsables es que están impresionados de lo que el Instituto es y de lo
que se ha podido hacer en este plazo de tiempo. En esta reunión hay
también representantes de muchas otras redes europeas, porque las redes
docentes y culturales de Europa no son las más conocidas, como British
Council, el Instituto Goethe o la Alianza Francesa o Institutos
franceses. Aparte de los italianos, hay una pequeña red en Hungría, está
la red de Rusia, hay una serie de centros como el de Polonia, de Estonia,
etcétera, que no llegan a Madrid, pero que existen, y previamente han
venido a Alcalá de Henares a cambiar opiniones.

Si nosotros nos comparamos con estas tres instituciones enseña, nos
encontramos situados por debajo, y creo que no puede ser de otra manera.

Pero si miramos en otra dirección, estamos muy por encima de otras redes
nacionales europeas.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, Director.

Concluimos así el primer punto del orden del día.

Una vez más, me complazco en mostrar la gratitud de la Comisión por su
presencia y quiero decirle que esta valiosa información que nos ha
proporcionado la vamos a seguir con toda atención. Por supuesto,
esperamos su presencia también en el futuro, y que, unas veces con
complacencia y otras con críticas --por qué no-- vamos a seguir, eso sí,
dando nuestro apoyo a una obra tan importante, como es el Instituto.




El señor DIRECTOR DEL INSTITUTO CERVANTES (Sánchez-Albornoz y Aboain):
Muchas gracias, y si me permiten, les quiero dar a conocer que, si de
algún interés les pueden ser las palabras que he pronunciado al
principio, existen ejemplares sobre lo expuesto.




-- PROPUESTA DE CONSTITUCION DE UNA PONENCIA DE ESTUDIO SOBRE POLITICA
ESPAÑOLA DE COOPERACION PARA EL DESARROLLO. (543/000001.)



El señor PRESIDENTE: Continuamos con el segundo punto del orden del día.

Y como ya veo que se han extinguido todos los cigarrillos, quiero
recordar a los miembros de la Comisión que existe la prohibición de fumar
durante la sesión. (El Senador Barreiro Gil pide la palabra.)
Senador Barreiro, tiene la palabra.




El señor BARREIRO GIL: Agradeciéndole esta última decisión, señor
Presidente, ¿podría plantearle una cuestión de orden?
Rogaría a su señoría que incluyese el último de los puntos del orden del
día a continuación, para que pudiese atender otras obligaciones
inaplazables que se me pueden perder si espero al final. Es una cuestión
estrictamente personal y, por tanto, pido disculpas, pero le ruego que lo
considere.




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El señor PRESIDENTE: ¿Hay inconveniente por parte de los miembros de la
Comisión, por supuesto de la Mesa, a que se altere el orden del día y
pasemos ahora a designar la ponencia? (Pausa.)
Con mucho gusto aceptamos la sugerencia, y pasamos ahora al tercer punto,
que pasa a ser el segundo del orden del día.

Voy a realizar una brevísima exposición sobre la constitución de la
ponencia. Como sus señorías saben --y esta explicación va dirigida a
quienes se han incorporado en esta legislatura-- esta Comisión y, por
tanto, el Senado, ha dedicado siempre una gran atención a la política de
cooperación y de ayuda al desarrollo. Por tal motivo hubo una ponencia,
si no recuerdo mal, en 1984-85, y se dio a luz un informe muy importante,
muchas de cuyas propuestas afortunadamente se han tenido en cuenta. Por
esta razón, en la legislatura pasada, por iniciativa conjunta del Senador
Estrella y mía hicimos una propuesta a la Comisión de Asuntos Exteriores
y se creó una ponencia que trabajó arduamente. Hay un volumen de
documentación importantísimo, porque tuvimos la satisfacción de contar
con la presencia de muy importantes personas, cargos y especialistas.

Como el Congreso ha tenido una ponencia --que ya ha sido publicada y que
será una de las cosas que la ponencia deberá estudiar-- que se llevó al
Pleno y se aprobó su dictamen en el año 1992, creo que el Senado --éste
fue el criterio de la Mesa en su primera reunión-- no debe quedar
rezagado en una preocupación tan importante como ésta. Por esa razón se
acordó constituir también aquí una ponencia con el fin de que,
aprovechando --no se trata de repetir el trabajo realizado-- el gran
caudal de información y completándolo con alguna reunión, el Senado pueda
proporcionar un dictamen, que ya sería en 1994, en el próximo período de
sesiones, con la finalidad de completar lo que ha hecho el Congreso.

Ahora se abre el turno de portavoces para hacer las propuestas
pertinentes.

Sí quiero apuntar que en contactos informales que he tenido con algunos
portavoces, precisamente con la portavoz del Grupo Socialista, habíamos
pensado, si les parece bien, que la ponencia estuviera constituida por
dos representantes de los grupos mayoritarios, Grupo Socialista y Grupo
Popular, y un representante del resto de los Grupos. Sobre esta base, si
les parece bien, ahora ya se admiten las propuestas correspondientes.

El portavoz del Grupo de Convergència i Unió tiene la palabra.




El señor COMPANYS I SANFELIU: Señor Presidente, yo no he hablado con el
resto de los Grupos, pero nuestro grupo estaría interesado en formar
parte de la ponencia.




El señor PRESIDENTE: Su señoría.




El señor COMPANYS I SANFELIU: Sí, yo mismo.




El señor PRESIDENTE: Si la Comisión está de acuerdo, aunque Coalición
Canaria y el Grupo Mixto no den, en este momento, los nombres nos vamos a
dirigir a ellos para que lo proporcionen. Por el Grupo Nacionalista
Vasco, el Senador Bolinaga, que quiero hacer constar que trabajó ya con
intensidad en la ponencia de la legislatura anterior.

Por el Grupo Popular, el Senador Rodríguez Gómez tiene la palabra.




El señor RODRIGUEZ GOMEZ: Gracias, señor Presidente.

Los nombres de nuestro Grupo son Carlos Ramírez Pery y Roberto Soravilla.




El señor PRESIDENTE: ¿Y por el Grupo Socialista?



El señor BARREIRO GIL: Pido yo la palabra, señor Presidente, si me lo
permite, agradeciéndoles la modificación del orden del día.

Ciertamente, con su intervención poco me resta decir, más que sumarme,
obviamente, a la propuesta, y celebrar que recuperemos lo que en los años
1984 y 1985 queríamos que hubiese permitido establecer una tradición en
el Senado. El Presidente sabe que yo, incluso, era partidario de que el
Senado se especializase en los temas de cooperación internacional. Y me
gustaría explicar por qué el Senado puede hacerlo mejor que el Congreso
de los Diputados, y no, obviamente, arrebatando funciones al Congreso de
los Diputados.

Yo creo que tenemos un cierto vicio a observar la cooperación
internacional sólo desde el punto de vista de la participación estatal,
mejor dicho de la Administración Central en las labores de cooperación
internacional. Pero afortunadamente en España todas las demás
Administraciones, todas, están haciendo aportaciones más o menos
importantes a la cooperación internacional, Comunidades Autónomas,
Administraciones locales e instituciones privadas, organizaciones no
gubernamentales, y aunque con cierta pereza en este país, comparado con
otros países europeos, también está empezando a hacer aportaciones
significativas lo que podemos llamar la solidaridad cotidiana ciudadana.

Creo que, desde ese punto de vista, la posibilidad de poder vertebrar la
información procedente de todos estos ámbitos y, quizá más que recoger
información, la posibilidad que podamos tener de incentivar a todos ellos
a hacer un esfuerzo mayor que el que hoy realizan, podría hacerlo el
Senado de una manera más satisfactoria que otras Cámaras.

Y me gustaría que la ponencia volviese a recuperar, en su momento, esta
línea de trabajo de establecer una observación conjunta de la aportación
de todos a la contribución de la cooperación internacional. Creo,
incluso, que en ese caso, podríamos tener la alegría de



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descubrir que el porcentaje del PIB que España dedica a cooperación
internacional, no sólo el porcentaje del PIB que la Administración
Central hace constar en sus presupuestos.

Hay incluso algunas otras consideraciones que seguramente ahora tendremos
que estudiar «ex novo» en la ponencia, cuando podamos hacerlo. Por
ejemplo, cómo observamos, cómo vemos, cómo analizamos a la luz de la
problemática de la cooperación internacional muchas de las tareas
realizadas por las fuerzas militares españolas participando en misiones
de paz de Naciones Unidas, que en buena parte de sus tareas no asumen
funciones estrictamente militares, sino funciones de cooperación
internacional.

Reitero mi felicitación al Presidente por haber apurado la iniciativa que
recoge obviamente la unanimidad de todos, y pongo en su conocimiento que
el Grupo Socialista propone que formen parte de esta ponencia la Senadora
Flores y quien les habla.

Muchas gracias.




El señor PRESIDENTE: En primer lugar, quiero mostrar mi conformidad con
todo lo que ha dicho el Senador Barreiro, e indicar que fuimos ya
conscientes de este problema, como, sin duda, sabe su señoría, en la
pasada legislatura, ante la posible opinión de que habiendo ya una
ponencia y un dictamen en el Congreso, quizá sería una duplicación del
trabajo en el Senado. Precisamente nosotros por ser Cámara de
Representación Territorial --recojo las acertadas palabras del Senador
Barreiro-- debemos completar el trabajo. Además, aunque la cooperación la
realice en primer lugar el Estado, nosotros, como responsables, debemos
tender --sus señorías estarán de acuerdo con esta idea que voy a
exponer-- a que la sociedad entera se sienta solidaria con este gran
problema de carácter universal. Afortunadamente en España, como decía el
Senador Barreiro, hay instituciones en las Comunidades Autónomas e,
incluso, en algunos ayuntamientos que participan en esta acción. Ya en la
Ponencia pasada contamos con la presencia de representantes de la
Comunidad vasca que desarrolla una importante labor en este sentido, y
también de la Generalitat de Catalunya. Por tanto, me sumo a las palabras
del Senador Barreiro.

Queda constituida la Ponencia, tal y como han dicho sus señorías;
únicamente quedan pendientes las dos vacantes que ya solicitaremos de la
Presidencia de los Grupos, puesto que hoy no han podido estar presentes.




-- ACUERDO SOBRE EL ESPACIO ECONOMICO EUROPEO Y PROTOCOLO ADICIONAL,
HECHO EN BRUSELAS EL 17 DE MARZO DE 1993. (S. 610/000001; C. D.

110/000003.)



El señor PRESIDENTE: Pasamos al punto tercero del orden del día:
aprobación de los tratados que están sometidos a la consideración de la
Comisión.

En primer lugar, veremos el acuerdo sobre el espacio económico europeo y
protocolo adicional, hecho en Bruselas en 17 de marzo de 1993.

¿Algún portavoz desea hacer uso de la palabra antes de proceder a la
votación? (Pausa.)
El portavoz del Grupo Parlamentario Popular, don Jaime Rodríguez, tiene
la palabra.




El señor RODRIGUEZ GOMEZ: Muchas gracias, señor Presidente.

El Partido Popular se siente satisfecho de que venga al Senado, pasado ya
el trámite del Congreso, esta propuesta del Espacio Económico Europeo. A
inicios del presente año estaba prevista su aprobación, aprobación que
fue retirada por el Gobierno, creo que correctamente, aunque
probablemente tocando los límites de tiempo. La causa fue el referéndum
de Suiza y la retirada de este país de este espacio económico.

El apoyo que Suiza nos iba a prestar era importante. Creo que había tres
tipos de apoyo. Uno consistía en aportaciones económicas que eran una
especie de segundo plan de cohesión que, lógicamente, quedaron fuera, en
el aire. También había un apoyo importante a los trabajadores españoles,
aunque más discutido; igualmente, se preveían unos apoyos de tipo
pesquero por parte de los países miembros. Estas eran las tres áreas más
importantes de las que España podría beneficiarse.

Además de los beneficios para España, la aprobación de este espacio
económico tiene otras connotaciones importantes para la propia Unión
Europea: el hecho de que miembros de ese espacio hayan ya solicitado su
ingreso en la unión, el hecho de que todos acepten el acervo comunitario
y el hecho de que muchos de estos países den el primer paso para esta
Unión Europea que será importantísimo para Europa.

Mi Grupo le ve una sola pega, un solo inconveniente, y que no querríamos
que este espacio europeo se convirtiese en un espacio de libre cambio
exclusivamente. Queremos que no sólo se trate de contactos económicos. La
Europa que todos estamos deseando hacer con esa Unión Europea no es ya
sólo económica. Una de las grandes virtudes que ha tenido el Tratado de
Maastricht ha sido ésta. Ha superado al Tratado de Roma y al Acta Unica,
que eran prácticamente económicos, y ha pasado a incorporar la vida
política.

Desde este punto de vista, el hecho de que acepten el acervo comunitario
parece ser una especie de seguro. Por tanto, el Grupo Parlamentario
Popular en el Senado dará su aprobación a esta nueva ampliación indirecta
de la Comunidad, de la Unión Europea ya, porque estamos convencidos de
que tiene que ser forzosamente positiva para España.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias.

(El señor Castro Rabadán pide la palabra.)
Tiene la palabra, Senador Castro.




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El señor CASTRO RABADAN: Muchas gracias, señor Presidente.

Quiero decir que en este turno actuará de portavoz don Fernando González
Laxe.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el Senador González Laxe.




El señor GONZALEZ LAXE: Muchas gracias, señor Presidente.

Creo que aunque hayamos llegado a última hora de la mañana a este
tratado, merece ser resaltado. Los europeos nos jugamos mucho y por ende
los españoles y, en consecuencia, vale la pena invertir un poco de tiempo
en significar la importancia que tiene la aprobación del Espacio
Económico Europeo.

Aunque el tratado fuera firmado el 2 de mayo de 1992 en la ciudad
portuguesa de Oporto, este Espacio Económico Europeo extiende con ciertas
limitaciones todo el mercado interior comunitario de los países de la
EFTA y va a constituir, sin duda alguna, el mayor mercado del mundo: 337
millones de habitantes, de los que 345 corresponden a la CEE, Unión
Europea hoy, y 32 a la EFTA.

Una vez ratificado por la Comisión de la CEE y por la Presidencia de los
estados de la EFTA, este acuerdo significa ni más ni menos que un cambio
de actitud en numerosos países. Como dijo el representante del Grupo
Parlamentario Popular, muchos países de la EFTA ya han solicitado
inscribirse en la Unión Europea. La propia Comunidad Europea, hoy Unidad
Europea, ya amplía sus relaciones comerciales institucionales no
solamente a los países de la EFTA, sino también a los países del Este
europeo.

Creo que ayer hubo un elemento muy importante para poder encuadrar toda
la arquitectura europea con la visita de Jean-Luc Dehaene y Delors a
Yeltsin y, como ya sabemos, con los acuerdos de cooperación que existen
con Polonia, Hungría, Bulgaria, Rumania, la República Checa y la
Eslovaca.

De esta forma, el Espacio Económico Europeo va a suponer la extensión de
los beneficios del Mercado Unico Europeo a los países de la EFTA a
condición de que éstos acepten jugar con las reglas comunitarias, lo que
exige el acervo comunitario. No solamente aceptan las reglas comunitarias
presentes, sino que también se comprometen a aceptar el acervo
comunitario que desde el día que se ha firmado se vaya promulgando; es
decir, estamos ya en una fase que algunos pueden denominar como de
miniadhesión de los países de la EFTA, pero, en definitiva, es una fase
de la integración económica y política, que es el final de ese
acercamiento progresivo y prolongado que supusieron las relaciones de la
CEE y de la EFTA del año 1984.

Para no cansar a sus señorías, destacaría cuatro o cinco rasgos que
merece la pena que queden en la mente de todos.

Este acuerdo es bastante grande: 1.250 páginas, 129 artículos, 49
protocolos, 22 anejos, más las declaraciones interpretativas. El Espacio
Económico Europeo no constituye un mercado único, no constituye una
extensión sólo del mercado interior europeo. Tampoco es una unión
aduanera, ni un mercado común. Los países de la EFTA van a mantener sus
propias políticas agrarias y también sus propios aranceles frente a
terceros países, lo que todavía no nos permite hablar de una eliminación
de fronteras físicas. Va mucho más allá. El representante del Partido
Popular manifestaba la esperanza de que no fuera sólo una zona de libre
cambio. Pues bien, esto quedó incluido en el propio texto del Espacio
Económico Europeo. Va mucho más allá en la medida en que se acepta la
libertad de movimientos de capital, de servicios y de personas, pero sin
crear fronteras exteriores y eliminando las fronteras interiores.

Aunque el Espacio Económico Europeo no cubra políticas agrarias ni
pesqueras, como tampoco en un principio fiscales, de seguridad, de
política exterior, regional, económica, monetaria y algunas nuevas
políticas aprobadas en Maastricht, sí permite la existencia de acuerdos
bilaterales entre la CEE y los demás países de la EFTA.

Si los países de la EFTA han aceptado todo el acervo comunitario, a
excepción de una pequeña materia referente al transporte, que todavía
está coleando en estos días con el tránsito de camiones por motivos
medioambientales planteados por los suizos, está claro que poco a poco se
van a ir acomodando las legislaciones de los países de la EFTA a la
legislación comunitaria.

España va a ganar con este Acuerdo, en un doble sentido. En el terreno
económico, en el apartado de productos industriales, agrarios y pesqueros
y en el de libertad de circulación de capitales, servicios y personas.

También lo hará en aquellos aspectos que están vinculados a la
cooperación, al margen del principio de las cuatro libertades. Por
ejemplo, en investigación y desarrollo, servicios de información, medio
ambiente, educación, formación y juventud, política social, protección de
los consumidores, PYME, turismo, sector audiovisual, y protección civil.

En algunos casos, con una mayor intensidad, por ejemplo, en I+D, y una
menor en protección civil.

Asimismo, se va a conseguir una mayor transparencia que, poco a poco, a
través de los aspectos institucionales reflejados en el Acuerdo --es
decir, con la creación del Consejo del Espacio Económico Europeo, que da
las orientaciones, el Comité Mixto del Espacio, encargado del Acuerdo, y
los órganos jurisdiccionales del Espacio Económico--, permitirá que esto
sea el comienzo de una pequeña adhesión, para finalizar en 1997 con la
gran arquitectura europea en la que todos hemos echado el resto. Hay que
destacar que, aunque la idea la expuso Jacques Delors, fue durante la
Presidencia española de la Comunidad cuando se iniciaron



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las negociaciones, que culminaron el 2 de mayo de 1992, en Oporto.

De esta forma, señorías, estas pinceladas sirven para manifestar la gran
importancia de este Acuerdo. Para este Senador, que participó en la
negociación del ingreso de España en la CEE, defender la ratificación por
parte de España de este Acuerdo sobre el Espacio Económico Europeo es una
gran satisfacción. Creo que todas sus señorías participarán conmigo de la
alegría de que el Acuerdo se tramite hoy en Comisión, y próximamente en
el Pleno, y España pueda ratificar el Espacio Económico Europeo, como el
resto de los países.

Muchas gracias.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor González Laxe.

Creo que la Comisión comparte sus palabras, y por eso estimo que el
Acuerdo puede aprobarse por asentimiento, si no hay inconveniente.

(Pausa.)
Queda aprobado, pues, el Acuerdo sobre el Espacio Económico Europeo y
Protocolo Adicional, hecho en Bruselas, el 17 de marzo de 1993.




-- CONVENCION SOBRE PROHIBICIONES O RESTRICCIONES DEL EMPLEO DE CIERTAS
ARMAS CONVENCIONALES QUE PUEDAN CONSIDERARSE EXCESIVAMENTE NOCIVAS O DE
EFECTOS INDISCRIMINADOS, HECHA EN GINEBRA EL 10 DE OCTUBRE DE 1980, Y
TRES PROTOCOLOS ANEJOS. (S. 610/000002; C. D. 110/000002.)



El señor PRESIDENTE: A continuación, sometemos al la Comisión la
Convención sobre prohibiciones o restricciones del empleo de ciertas
armas convencionales que puedan considerarse excesivamente nocivas o de
efectos indiscriminados, hecha en Ginebra el 10 de octubre de 1980, y los
tres Protocolos anejos.

¿Existe alguna petición de palabra? (El señor Bolinaga Bengoa pide la
palabra.)
Tiene la palabra el Senador Bolinaga.




El señor BOLINAGA BENGOA: Muchas gracias, señor Presidente.

En primer lugar, quiero dar el apoyo total y la plena conformidad de mi
Grupo a la Convención que estamos tratando en estos momentos, sobre
prohibiciones o restricciones del empleo de ciertas armas. Prohibiciones
o restricciones que conllevan de forma implícita la reducción de su
producción y, por consiguiente, mayores dificultades en el orden
industrial.

Me hubiera gustado que en esta Convención se reflejara la preocupación
por el futuro de las empresas que se dedican a este tipo de producción y
que se tomara en consideración la situación, posiblemente difícil, en la
que se van a encontrar el día de mañana los operarios y trabajadores de
esas industrias. Hubiera sido deseable que se recogiera una solución para
el futuro, que creo que es preocupante, por la vía de las posibles
reconversiones, o mediante ayudas especiales, es decir, con toda la
dinámica que se pudiera generar para que, por lo menos, los trabajadores
de esas industrias no se queden sin actividad en su día.

Muchas gracias.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, Senador Bolinaga.

Independientemente de las palabras que su señoría ha manifestado, pienso
que la Comisión está en disposición de aprobar por asentimiento esta
Convención. (Pausa.)
Así se aprueba.




-- CANJE DE NOTAS CONSTITUTIVO DE ACUERDO ENTRE EL REINO DE ESPAÑA Y LA
REPUBLICA DE POLONIA PARA LA SUPRESION DE VISADOS, REALIZADO EN MADRID EL
26 DE OCTUBRE DE 1992. (S. 610/000003; C. D. 110/000011.)



El señor PRESIDENTE: Pasamos a la tercera cuestión de este punto del
orden del día: el Canje de Notas constitutivo de Acuerdo entre el Reino
de España y la República de Polonia para la supresión de visados,
realizada en Madrid el 26 de octubre de 1992.

¿Hay alguna petición de palabra? (Pausa.) ¿Se puede aprobar por
asentimiento? (Pausa.)
Así se aprueba, con la satisfacción de que este acto ponga de manifiesto
que, poco a poco, estamos construyendo la gran Europa, ya que se trata de
un Canje de Notas que no hace muchos años hubiera sido impensable.

Antes de levantar la sesión, quiero hacerles unas breves indicaciones. En
primer lugar, el Secretario de Estado de Cooperación Económica me ha
enviado un voluminoso informe, que se remitirá a los portavoces. Será muy
útil incluso para los estudios de la Ponencia y nuestros trabajos
futuros. Quiero indicarles que en la carta que me ha dirigido el
Secretario de Estado, se insistía en el deseo de que hubiera una
comunicación fluida con esta Comisión. Por tanto, nos envía esta
información detallada.

En segundo lugar, he de comunicarles que el día 18 --ya recibirán la
citación por el procedimiento habitual--, a las nueve y media de la
mañana, se reunirá la Comisión, que tendrá la satisfacción de contar con
el Ministro de Asuntos Exteriores. La comparecencia fue solicitada en
parte por el Grupo Popular, pero también por el Grupo Socialista, y
tratará de la Cumbre de Viena, de la reunión del Consejo Europeo, de la
política de paz en el próximo Oriente --siempre vigente, pero ahora
realzada con la presencia de Sus Majestades los



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Reyes en aquellos lugares-- y de la política de cooperación con
Iberoamérica.

Finalmente, sólo me queda agradecer a sus señorías que me hayan ayudado a
presidir esta primera sesión, rogándoles que sigan en la misma línea en
el futuro. Asimismo, agradezco a las taquígrafas su trabajo en esta
reunión.

Se levanta la sesión.




Eran las trece horas y treinta minutos.