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DS. Cortes Generales, Comisiones Mixtas, núm. 98, de 11/12/1995
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DIARIO DE SESIONES DE LAS
CORTES GENERALES
COMISIONES MIXTAS
Año 1995 V Legislatura Núm. 98
PARA LA UNION EUROPEA
PRESIDENTA: DOÑA ISABEL TOCINO BISCAROLASAGA
Sesión núm. 32
celebrada el lunes, 11 de diciembre de 1995,
en el Palacio del Congreso de los Diputados



ORDEN DEL DIA:
Comparecencia urgente, a petición propia, del señor Ministro de Asuntos
Exteriores (Solana Madariaga) para informar sobre el balance actual de
los trabajos de la Presidencia española de la Unión Europea (UE). (Número
de expediente 214/000126.)



Se abre la sesión a las cinco de la tarde.




La señora PRESIDENTA: Buenas tardes, señoras y señores Diputados, señoras
y señores Senadores; buenas tardes, señor Ministro de Asuntos Exteriores,
porque estamos en el Parlamento español, pero realmente buenas tardes,
señor Secretario General de la OTAN. Creo que estamos celebrando hoy una
jornada histórica en este Parlamento por muchas razones. En primer lugar,
es histórico el hecho de tener al Ministro de Asuntos Exteriores para
hacer un balance --como es habitual en cada semestre de Presidencia
Europea--, pero es más histórico en la medida en que, en momentos
cruciales para la historia de la Unión Europea, le ha correspondido ese
período de Presidencia a España. Si, además, unimos todo esto a la
Presidencia del Grupo de Reflexión, que también le ha correspondido a
España simultáneamente para preparar la Conferencia Intergubernamental,
todavía el hecho es más histórico e importante,



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sin olvidarnos de que, además, España está presidiendo el Grupo de la
UEO. Por tanto, creo que, desde cualquier punto de vista, hoy es un día
histórico e importante. Pero todavía es mucho más histórico --y bastante
insólito-- poder tener hoy en nuestra Cámara al Ministro de Asuntos
Exteriores que simultáneamente es, nada menos, que Secretario General de
la OTAN.

En nombre de esta Comisión Mixta, donde usted ha tenido la amabilidad de
acompañarnos con tanta frecuencia y facilitarnos todo tipo de
explicaciones en relación con su cometido como Ministro de Asuntos
Exteriores y Presidente, durante este semestre, de la Comisión de Asuntos
Generales de la Unión Europea, quiero darle la enhorabuena más sincera,
al mismo tiempo que le deseamos toda clase de éxitos, porque entendemos
que España va a salir fortalecida, en la medida en que su labor en la
OTAN, como deseamos, sea realmente provechosa.

Agradeciéndole su presencia aquí, vamos a concederle la palabra para
escuchar con suma atención lo que, desde su punto de vista, significa el
balance del semestre de Presidencia española. Posteriormente, los
portavoces de los distintos grupos tendrán ocasión de formularle las
preguntas que consideren oportunas.

Reiterando nuestra enhorabuena, le damos las gracias por su presencia y
le cedo la palabra.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Solana Madariaga): Muchísimas
gracias por su palabras, señora Presidenta, que agradezco en lo que
valen, porque entiendo que es el sentir general de todos los Diputados y
Senadores de esta Comisión, a los que he tratado de dar información a lo
largo de estos meses en los que hemos tenido una actividad tan importante
desde la perspectiva de la Presidencia Europea. No me quedaría tranquilo
si no dijera también que les agradezco a todos ustedes inicialmente la
cooperación que me han prestado a lo largo de estos años y más
específicamente a lo largo de los últimos meses.

Muy brevemente me dejaré llevar por el sentimiento, si me permiten.

Seguramente ésta será mi última comparecencia en el Parlamento de España.

Como saben SS. SS., soy un parlamentario de los más veteranos de esta
Cámara. He formado parte de ella desde la I Legislatura y no les oculto
la tristeza que me produce tener que abandonar el Parlamento. Por tanto,
hoy es un día mezclado de elementos positivos, de satisfacción, sin duda,
y con alguna tristeza también que me acompaña en estos momentos, por ser,
probablemente, la última vez que compareceré ante sus señorías. Vamos a
seguir trabajando, porque seguramnete es el mejor servicio que podemos
hacer a los que representamos que, al fin y al cabo, son los ciudadanos
de nuestro país.

Señora Presidenta, señoras y señores Diputados y Senadores, voy a tratar
en la tarde de hoy de facilitarles la última información, en vísperas del
Consejo Europeo de Madrid y, por tanto, ya en vísperas del último
acontecimiento --el más importante, sin duda-- de la Presidencia Europea
que ha tenido España.

Creo sinceramente que a lo largo de estos meses hemos realizado una
magnífica labor. Una labor que no solamente es del Gobierno, sino de la
sociedad en su conjunto, de los distintos grupos parlamentarios para
hacer un trabajo --en un momento en el que España tenía grandes
responsabilidades como Presidenta en ejercicio, no sólo de la Unión
Europea, sino también de la Unión Europea Occidental-- que creo que hemos
sido capaces de llevar a buen puerto. A lo largo de la sesión intentaré
hacer el resumen más ligado a la competencia del Consejo de Asuntos
Generales; en posteriores ocasiones recibirán SS. SS. la información de
otros consejos sectoriales, pero sí quisiera decirles --y creo que es
algo compartido por casi todos-- que la Presidencia se ha hecho bien, que
hemos salido al encuentro de las dificultades que teníamos, de los
proyectos que estaban en cartera y que, aproximándonos ya a la recta
final de la Presidencia, podemos seguramente presentar un trabajo bien
hecho que redundará en beneficio de España, por supuesto, y en beneficio
también de la construcción europea.

Para describir muy brevemente algunos de los elementos que han
contribuido al impulso, en lo que se refiere a las relaciones exteriores
de la Unión, por empezar por este capítulo, creo que podríamos destacar
que hemos realizado una labor relevante prácticamente en todas las áreas
geográficas: las relaciones de la Unión Europea con la Europa Central y
Oriental, el contenido que hemos dado al diálogo estructurado con los
países del Este y Centro de Europa, las conclusiones de carácter global
sobre el futuro de las relaciones con Rusia y los preparativos --a los
que luego me referiré con más detalle-- para el proceso de reconstrucción
de la antigua Yugoslavia.

En el ámbito mediterráneo, la aprobación, por la Conferencia
Euromediterránea de Barcelona, de la Declaración de Barcelona y su
programa de trabajo, creo que merece ser subrayado.

Respecto a Iberoamérica, recordarán los acuerdos con Mercosur y la
aprobación de las conclusiones sobre el futuro de la cooperación con esa
región, tan próxima a nosotros, hasta el año 2000.

En relación con los Estados Unidos, resaltaré la firma en Madrid de la
nueva agenda de trabajo trasatlántica y la adopción del plan de acción
con los Estados Unidos, que creo que también es un ingrediente
fundamental de nuestra Presidencia.

Finalmente --para seguir las áreas geográficas más importantes--, en lo
relativo a Asia y a los Países de la ACP, las conclusiones sobre la
Cumbre Euro-Asia de marzo en 1996, que hemos preparado, las relaciones
con China, que aprobamos no hace muchos días, así como la firma de la
revisión del IV Convenio de Lomé, que era uno de los objetivos que
teníamos durante la Presidencia.

Señora Presidenta, señoras y señores Diputados y Senadores, hecho este
breve resumen de carácter geográfico, quisiera comenzar mi intervención
refiriéndome brevemente al Consejo Europeo que celebraremos esta semana
en Madrid. Se trata de una reunión con un orden del día especialmente
denso que nos permitirá tratar todas las cuestiones relacionadas con el
futuro de la Unión Europea.

En el ámbito de la economía, aprobaremos, como saben, unas conclusiones
sobre la definición del escenario del paso a la tercera fase de la Unión
Económica y Monetaria,



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sobre la lucha contra el fraude, así como un informe conjunto sobre el
empleo en el que han trabajado tanto los Ministros de Economía como los
Ministros de Trabajo. El Consejo Europeo tomará nota de un documento
sobre la aplicación de las orientaciones generales de política económica,
como corresponde anualmente.

En el ámbito del tercer pilar, es decir, en el ámbito de los asuntos de
Justicia e Interior, el Consejo Europeo intentará llegar a un acuerdo
sobre una acción común sobre la lucha contra la xenofobia y el racismo,
así como sobre el protocolo relativo a la interpretación por el Tribunal
de Justicia de Luxemburgo del Convenio de Europol. Se remite igualmente
al Consejo Europeo un informe del grupo de expertos sobre la droga, así
como el informe de etapa de la comisión consultiva sobre racismo y
xenofobia relativa a la viabilidad de lo que dimos en llamar el
observatorio europeo de fenómenos racistas y xenófobos.

En el ámbito de las relaciones exteriores, esperamos que las conclusiones
de Madrid reflejen fielmente los resultados obtenidos a lo largo de estos
seis meses de trabajo, dando, por otra parte, un impulso político a
algunos asunto pendientes o que deberán ser desarrollados por distintos
Consejos en el futuro.

A los informes que he citado y que se presentarán al Consejo Europeo, hay
que añadir una larga lista de informes de la Comisión, de la que quisiera
destacar los cinco siguientes. En primer lugar, el informe sobre
estrategias alternativas respecto de la Política Agrícola Común de cara a
la próxima ampliación de la Unión Europea. En segundo lugar, el informe
sobre el impacto de la futura ampliación sobre otras políticas
comunitarias, muy especialmente sobre las políticas estructurales. En
tercer lugar, el informe de la Comisión sobre la puesta en práctica del
libro blanco sobre el mercado interior y los países de Europa Central y
Oriental. En cuarto lugar, el informe sobre la cooperación con la región
del Mar Báltico, que también había sido solicitado, y en quinto lugar,
los informes sobre las pequeñas y medianas empresas y el informe sobre la
subsidiariedad.

El futuro de la Unión Europea es el elemento central del informe del
Grupo de Reflexión que, sin duda, será uno de los informes estrella que
se presentarán en Madrid, que ha preparado los trabajos de la Conferencia
Intergubernamental de 1996 y que el Consejo Europeo de Madrid deberá
convocar a principios de 1996, uno de cuyos objetivos --como saben SS.

SS.-- es preparar a la Unión Europea para hacer frente al reto de su
futura ampliación.

Si me permite, señora Presidenta, seguiré a continuación con un enfoque
geográfico para dar cuenta a SS. SS. de los trabajos que durante el
período de presidencia española hemos emprendido en el Consejo de Asuntos
Generales, es decir, las relaciones de la Unión Europea con el resto del
mundo desde la última comparecencia que tuve el honor de tener en esta
Cámara hace no mucho tiempo.

En primer lugar, me referiré a la intensificación de nuestra cooperación
en el Mediterráneo. Sin duda, la Conferencia Euromediterránea celebrada
en Barcelona los pasados días 27 y 28 de noviembre es la iniciativa más
relevante que en este espacio geográfico ha llevado a cabo la Presidencia
española. Creo que todos estaremos de acuerdo en que la citada
conferencia ha sido un éxito incuestionable, fundamentalmente por dos
razones. En primer lugar, por haberse logrado la adopción por unanimidad
y sin reservas de una declaración ambiciosa y de un programa de trabajo
que también es ambicioso, que complementa esa declaración y que sienta
las bases de las relaciones euromediterráneas en el horizonte del siglo
XXI. En segundo lugar, por el hecho de haber logrado reunir en torno a
una misma mesa, la mesa negociadora, y asociar a un mismo proyecto a
representantes de varios países del Mediterráneo que hacía tiempo
--algunos desde 1991, desde el inicio de la Conferencia de Madrid-- que
no habían podido sentarse en una misma mesa; hablo de Siria, hablo de
Líbano, hablo de Israel y de la autoridad palestina.

En el transcurso de la conferencia, que se desarrolló a lo largo de dos
jornadas, los participantes pusieron claramente de manifiesto su voluntad
decidida de crear una asociación euromediterránea basada en la paz, en la
estabilidad y en el progreso compartido.

Creo que es preciso subrayar el carácter global de la conferencia y de
los documentos que en ella se han adoptado. En la citada conferencia no
se pretendía resolver cada una de las disputas o de los contenciosos de
la región mediterránea para los que ya existen otros foros específicos;
no obstante, la adhesión a unos principios aceptados, el estrechamiento
de los lazos económicos y el aumento de la solidaridad interregional, así
como la intensificación de los contactos humanos y culturales de todo
tipo, a mi juicio, generarán, sin duda, un clima de confianza que ayudará
a resolver esos conflictos.

La Conferencia de Barcelona es el inicio de un proceso de gran
envergadura: la instauración de una asociación euromediterránea que se
caracteriza por varias cuestiones. En primer lugar, por la paz y la
estabilidad mediante la adopción de una serie de principios que marquen
unas pautas de comportamiento, tanto en el plano interno de los Estados
como en el plano regional. En segundo lugar, un esfuerzo por conseguir
una mayor democracia, a través del compromiso de respetar los derechos
humanos, las libertades fundamentales, la diversidad cultural y el
pluralismo de todos los paíes que compartimos ese mar. En tercer lugar,
una mayor apertura de los mercados. Como recordarán SS. SS., nos fijamos
como objetivo la instauración gradual de una zona de libre comercio para
el año 2010 de todos los países. En cuarto lugar, por tener una mayor
solidaridad por medio del incremento de la ayuda que la Unión Europea va
a destinar, y ya destina, a sus socios mediterráneos. Y por último, por
un conocimiento mutuo gracias al fomento de los intercambios culturales y
humanos que disipen prejuicios que desgraciadamente todavía existen.

La continuidad del proceso iniciado en Barcelona está garantizada por
medio de la celebración de ulteriores reuniones periódicas, no sólo de
ministros de Asuntos Exteriores, que sin duda las habrá, que tendrán como
objetivo supervisar la aplicación de la declaración y definir acciones
que permitan cumplir sus objetivos. La primera reunión de estos ministros
se celebrará en el primer semestre



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de 1997 en un país de la orilla sur que todavía está por designar.

Con la misión primordial de preparar las reuniones de ministros, se ha
previsto también la creación de un comité euromediterráneo del proceso de
Barcelona, a nivel de altos funcionarios, compuesto por la troika de la
Unión Europea y un representante de cada uno de los socios mediterráneos.

Finalmente, les diré que las reuniones temáticas «ad hoc» de ministros,
altos funcionarios y expertos, algunas de ellas ya previstas en el plan
de trabajo, se encargarán de dar el necesario impulso técnico a la
conferencia.

Señora Presidenta, señorías, el Consejo de Asuntos Generales del día 20
de noviembre aprobó, también sobre temas mediterráneos, una declaración
sobre las elecciones presidenciales que tuvieron lugar el pasado 16 de
noviembre en Argelia. En esa declaración se manifiesta la satisfacción
por la normalidad con que se desarrollaron los comicios y expresa su
esperanza en que estas elecciones vayan seguidas muy próximamente de
elecciones legislativas y locales que contribuyan de manera definitiva a
la normalización política y general del país.

Quiero referirme, señorías, manteniéndome todavía en el ámbito del
Mediterráneo, al proceso de paz en Oriente Medio. Hemos aprovechado estos
dos últimos meses para desarrollar las conclusiones relativas al apoyo de
la autonomía palestina de Gaza y Cisjordania que aprobamos en el Consejo
de Asuntos Generales del día 2 de octubre, y a las que tuve ocasión de
referirme en mi comparecencia anterior ante esta Comisión.

La Conferencia Internacional relativa al desarrollo económico de los
territorios palestinos se celebrará por fin en París el próximo 9 de
enero y en el orden del día de la misma figurarán las siguientes
cuestiones: primera, las perspectivas macroeconómicas de los territorios
palestinos; segunda, el nuevo acuerdo tripartido y el presupuesto
palestino, y tercera, el estado en que se encuentran los principales
proyectos de desarrollo. Por tanto, será una conferencia patrocinada
fundamentalmente por la Unión Europea, en la que queremos dar ese impulso
al compromiso de la Unión Europea, que esperemos que sea también del
conjunto de la comunidad internacional para el desarrollo de los temas
relativos al Oriente Próximo. Por otra parte, como saben SS. SS., la
comisión ha presentado ya una comunicación sobre ayuda económica a Gaza y
Cisjordania destinada a preparar la posición de la Unión en esa
conferencia.

Por otra parte, aunque por naturaleza y objetivos han sido y son dos
ejercicios diferenciados aunque no contrapuestos, me gustaría subrayar a
SS. SS. la influencia positiva que la Conferencia Euromediterránea ha
tenido sobre las partes implicadas en el proceso de paz de Oriente Medio.

Sin temor a equivocarme, puedo asegurar que la percepción de Israel y de
Siria sobre las posibilidades de impulsar las negociaciones bilaterales
de paz han registrado de manera clara una mejoría tras el encuentro de
Barcelona. Por otro lado, España ha mostrado su deseo de seguir
favoreciendo el diálogo entre Israel y el mundo árabe. En este contexto
constructivo debe entenderse el acercamiento producido entre las partes
(en este caso Israel y la República Islámica de Mauritania), que se
desarrollará convenientemente en el futuro en la forma que ellos mismos
determinen y que tuve ocasión de presenciar como testigo en Barcelona.

Pero no quiero dejar el tema del Mediterráneo sin antes dirigirles unas
palabras sobre Turquía.

La emisión de un dictamen favorable del Parlamento Europeo en el plazo
previsto (dentro de pocas horas) a la unión aduanera con Turquía, además
de aportar beneficios, a nuestro juicio importantes, políticos y
económicos para la Unión, debe servir de apoyo firme para la continuación
del proceso de reformas democráticas en Turquía y la estabilidad de una
zona de interés crucial para la Unión Europea.

Como señaló el Presidente del Gobierno ante el pleno del Parlamento
Europeo, en el reciente debate sobre el estado de la Unión, creemos que
Turquía ha dado pasos en la dirección correcta en un proceso abocado a
proseguir y que recibiría sin duda un importante aliento con el respaldo
de la Cámara, en este caso del Parlamento Europeo, a ese acuerdo. Por esa
razón, yo espero --todos esperamos-- que el Parlamento Europeo se
pronuncie favorablemente esta misma semana, de forma que la unión
aduanera entre en vigor a comienzos de 1996.

Señorías, en mi última comparecencia ante ustedes --y abandono ya el
Mediterráneo en sentido extenso--, el pasado 10 de octubre, comentaba que
podríamos encontrarnos cerca de la última fase de la negociación de un
acuerdo de paz en la ex Yugoslavia. Lo decía entonces con la reserva de
quien ha seguido de cerca la evolución de este conflicto y ha podido
también constatar cómo el optimismo dejaba paso a la frustración, al
igual que sucedía en otras ocasiones. Afortunadamente, hoy puedo dedicar
mis palabras sobre la ex Yugoslavia a analizar, por fin, un acuerdo; un
acuerdo de paz, en acuerdo aceptado, un acuerdo rubricado por las partes
y a esbozar el inicio de lo que pudiera ser el postconflicto.

Las negociaciones realizadas en Ohio fueron, sin duda, complejas, con
altibajos, como fuimos todos capaces de comprobar, y de resultado
incierto hasta el último momneto.

Como SS. SS. saben, España, en tanto que Presidencia en ejercicio,
desplazó dos representantes a Ohio, que se integraron plenamente en las
negociaciones y que mantuvieron al Gobierno perfectamente informado de su
evolución.

El éxito final dependió en buena medida de la consecución de sendos
acuerdos previos sobre cuestiones de singular importancia, como son la
Eslavonia oriental, de una parte, y la Federación Musulmano-Croata, de
otra parte.

En relación con la Federación, quiero expresar mi satisfacción por el
hecho de que el acuerdo sobre su reforzamiento, que saben es uno de los
pilares sobre los que se asentará Bosnia-Herzegovina, comenzó a
perfilarse en Madrid, en la reunión de «Amigos de la Federación», que se
celegró los pasados 24 y 25 de octubre.

Resueltos estos puntos, la negociación de Dayton tuvo que abordar los
aspectos más conflictivos: la representación



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de las distintas comunidades en los órganos centrales de la República de
Bosnia-Herzegovina, el estatuto de Sarajevo, la región de la Posavina, el
corredor de Brcko y la comunicación de Gorazde con el territorio de la
Federación y de la delimitación de Bosnia occidental.

El acuerdo resultante puede definirse como el acuerdo mejor, dadas las
circunstancias. Sin duda, como saben muy bien, es un acuerdo complejo y
que pretende ser omnicomprensivo de todos los aspectos del conflicto.

Si me permiten, destacaría de forma rápida los siguientes cuatro puntos.

En primer lugar, reconoce la continuación de Bosnia-Herzegovina como un
Estado único, con dos entidades, la Federación y la República Serbia, e
incluye un texto constitucional que crea instituciones federales, tales
como la presidencia, un parlamento bicameral y un tribunal
constitucional. Bosnia-Herzegovina tendrá también un banco central y una
moneda única.

Segundo, el acuerdo establece una distribución territorial, que
recordarán es del 51 por ciento y 49 por ciento entre las dos entidades,
previéndose intercambios de territorios a partir de la situación actual.

La ciudad de Sarajevo será feunificada dentro de la Federación
Bosnia-Herzegovina, siendo este punto el que plantea mayores dificultades
para su puesta en práctica, debido a los temores suscitados en los casi
cien mil ciudadanos serbios que pasarán a ser parte de la Federación. En
los últimos días estamos trabajando ya en modalidades que, partiendo de
lo acordado en Dayton, permitan poner en práctica esta parte tan delicada
del acuerdo.

En tercer lugar, Bosnia-Herzegovina deberá ser un país democrático. En un
plazo de seis a nueve meses deberán celebrarse elecciones libres, en las
que los desplazados tendrán derecho a votar en su lugar original de
residencia. El acuerdo recoge el compromiso de respetar los derechos
humanos y de colaborar plenamente con el Tribunal Internacional para la
investigación de crímenes de guerra.

Y, por último, en cuarto lugar, la comunidad internacional jugará un
papel decisivo en la puesta en práctica del acuerdo, tanto en sus
aspectos civiles como en sus aspectos militares.

En este último, en los aspectos militares, se prevé la creación de la
fuerza internacional, la IFOR, bajo el mando de la Alianza Atlántica, que
supervisará el alto el fuego y la separación de fuerzas, y que asumirá
las competencias necesarias para hacer efectiva la aplicación del acuerdo
y asegurar eficazmente su autodefensa.

En los aspectos civiles, diversas organizaciones internacionales asumen
responsabilidades en la supervisión de las elecciones, el regreso de los
refugiados y la puesta en marcha de las instituciones políticas.

Señorías, no estamos, por tanto, ante un mero acuerdo de principios, sino
ante un texto con voluntad de reglamentar al detalle la organización de
la vida política en Bosnia, las garantías y los mecanismos de
coordinación y supervisión internacional.

Todos estamos llamados a jugar un papel, pero, no nos engañemos, su
aplicación efectiva depende de la voluntad fundamental de las partes, de
su compromiso, no sólo con la paz en Bosnia, sino con hacer viable el
proyecto de convivencia y de cooperación al que se han comprometido.

En este momento son dos los problemas más acuciantes para la puesta en
marcha efectiva del acuerdo. En primer lugar, el de Sarajevo --ya me he
referido anteriormente a él-- y en el que el mediador europeo, Carl Bild,
está ya trabajando. En segundo lugar, los problemas en la Federación,
fruto de la insatisfacción croata con el acuerdo, que ya se ha
materializado en la dimisión de su Presidente, señor Zubac.

Si la Federación se viniera abajo, señorías, el acuerdo de Dayton sería
inaplicable. La urgencia del problema ha llevado al Consejo de Asuntos
Generales de la Unión a designar al ex Ministro de Defensa de España,
señor García Vargas, como representante especial para este tema, así como
para ocuparse de las cuestiones suscitadas por la ciudad de Mostar bajo
administración europea.

Estas decisiones están en la línea del reto ineludible que la Unión
Europea debe asumir: contribuir a crear las condiciones más favorables
para que el acuerdo de paz se aplique en su totalidad.

En los aspectos militares, la Alianza ha llevado a cabo una planificación
detallada y la operación se pondrá en marcha inmediatamente después de
que se firme el acuerdo, el día 14, en París.

En la reunión que sobre la aplicación del plan de paz ha tenido lugar en
Londres este fin de semana, he tenido ocasión de recibir un informe
completo de los responsables de esta operación en el seno de la Alianza
Atlántica y puedo confirmar a SS. SS. que pese a la complejidad de la
operación --la coalición por la paz más importante que se ha puesto en
marcha en los últimos años--, los aspectos militares están bien
encauzados.

En cuanto a los aspectos civiles, la Presidencia española ha venido
impulsando en los últimos meses un esfuerzo de reflexión y de acción
sobre los aspectos civiles y la posible contribución de la Unión Europea.

Esta reflexión se inició en el marco de la definición de la posición que
la Unión llevó conjuntamente a las negociaciones de Ohio, y la
Presidencia presentó un documento de base que los ministros aprobamos en
el Consejo de Asuntos Generales del pasado 30 de octubre y que sirvió de
guía a los negociadores europeos en Ohio.

Según ese documento, la Unión Europea pretende participar activamente en
el proceso electoral de Bosnia-Herzegovina, preferentemente a través de
la misión de observación de la Unión Europea, que va a colaborar con sus
medios y con su experiencia con la misión de la OSCE para la preparación
y supervisión de las elecciones.

Igualmente, la Unión Europea ha propuesto, y se ha aprobado, la creación
de la figura del alto representante, que ha sido ya nombrado en la
persona de Carl Bild este fin de semana en Londres.

En el último Consejo de Asuntos Generales se aprobó la idea de una nueva
acción común de la Unión Europea, en el segundo pilar, para dar la
financiación necesaria a la acción que el señor Bild tiene que llevar a
cabo como responsable máximo de la componente civil de la acción que se
va a poner en marcha para conseguir la paz en la antigua Yugoslavia.

La estructura que se creó en agosto de 1992, en la conferencia de Londres
--recordarán SS. SS.--, para buscar



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la paz, tiene que dar paso a una nueva estructura, que es el consejo de
aplicación del nuevo plan de paz, destinado a canalizar el esfuerzo y el
seguimiento de toda la comunidad internacional.

Sin embargo, señorías, el esfuerzo más importante de la Unión Europea va
a concentrarse en el diseño y en la aplicación de un programa global de
rehabilitación y de reconstrucción de la región. La Presidencia española,
en coordinación con la Comisión, con los Estados Unidos y con el Banco
Mundial, ha impulsado un debate, a mi juicio fructífero, y un estudio
detallado sobre la financiación, la coordinación y la gestión de este
programa de reconstrucción.

La Comisión Europea, en particular, ha preparado ya tres informes
elaborados, claros, sobre estas cuestiones. Se está a la búsqueda de una
fórmula en la que se concede absoluta prioridad a la ayuda humanitaria y
a la rehabilitación más urgente para entrar, después, en un programa más
amplio de reconstrucción de infraestructuras. Esta segunda fase estará
estrictamente condicionada a la aplicación de buena fe del plan de paz y
al estricto respeto de los derechos humanos y el derecho de las minorías.

Señorías, como pueden comprobar, el camino a recorrer es todavía largo y,
sin duda, tendrá momentos de gran dificultad. Contamos con un acuerdo de
paz, que será firmado el jueves en París por el Presidente del Gobierno,
en nombre de la Unión Europea, es un acuerdo que ya de por sí es un gran
éxito a nuestro juicio, pero que necesita urgentemente un desarrollo
equilibrado y eficaz para hacerlo viable. La comunidad internacional y,
en particular, la Unión Europea va a crear los instrumentos necesarios
para favorecer e impulsar la aplicación del acuerdo. La Presidencia
española se ha comprometido con los socios a coordinar todo este esfuerzo
para que la Unión Europea pueda responder con la urgencia necesaria a los
requerimientos que el proceso de paz exige. España, que ha seguido tan de
cerca el conflicto de la ex Yugoslavia, acepta esta responsabilidad, lo
hará con satisfacción y lo hará también con rigor.

Señora Presidenta, señoras y señores Diputados, hemos aprobado hace tres
semanas --y paso a otro tema-- un importante documento de conclusiones
sobre nuestras relaciones futuras con la Federación Rusa. La finalidad
que hemos perseguido al aprobar este acuerdo es la de establecer un marco
que nos permita coordinar y nos permita integrar mejor los distintos
instrumentos políticos y económicos de los que disponemos para reforzar
nuestras relaciones con un socio tan importante, tan fundamental para la
Unión como es la Federación Rusa. Se trata de un documento de carácter
global en el que se proponen principios de actuación en los ámbitos
políticos y de seguridad y también en los ámbitos comerciales, económicos
y de cooperación. En esta última esfera, en la esfera de la cooperación,
el Consejo todavía tiene que aprobar el futuro reglamento Tacis
--recordarán SS. SS. lo que es--, que debe sustituir al actualmente
vigente que expira a finales del presente año. Quiero destacar que
nuestro objetivo es aprobar el reglamento que permita una transparencia
mayor, la mayor posible, en la ejecución del programa Tacis. La
Presidencia española ha hecho todos los esfuerzos posibles para llegar a
un resultado que hasta ahora no ha podido alcanzarse por la negativa de
la Comisión a recoger por escrito lo que es, a nuestro juicio, práctica
habitual en materia de transparencia en nuestros sistemas nacionales de
contratación pública. Cuando aprobemos el nuevo reglamento, esperamos
añadir nuevos sectores prioritarios para la cooperación, entre los que me
gustaría destacar el medio ambiente, así como la posibilidad de financiar
inversiones en infraestructura, lo que no estaba previsto en el
reglamento Tacis anterior. Los principios que deben inspirar la reforma
son los de mejorar la eficacia en la gestión del programa Tacis,
garantizando a la vez la mayor transparencia en la ejecución.

Señorías, por lo que se refiere a las relaciones con los países asociados
de Europa Central y Oriental, presentamos al Consejo Europeo de Madrid un
informe sobre el trabajo realizado durante este segundo semestre, que
comprende ocho reuniones ministeriales en el marco del diálogo
estructurado con esos países, la celebración de protocolos que les
permitirán participar en programas comunitarios, así como la aprobación
de un mandato por el que se hacen concesiones agrícolas adicionales a los
países de Europa Central y Oriental, partiendo de aquellas recogidas en
los respectivos acuerdos europeos de asociación. Esperamos contribuir con
ello al crecimiento económico de estos países, que están llamados a ser
dentro de unos años miembros de la Unión Europea. Quisiera resaltar a
este respecto que, desde mi última comparecencia en esta Cámara, hemos
recibido las solicitudes de adhesión de Letonia, de Estonia y que
Bulgaria se dispone a presentar la suya con motivo del Consejo Europeo
aquí en Madrid.

A continuación, me voy a referir a las relaciones Estados Unidos-Unión
Europea. Hace unos días se ha celebrado en Madrid, como saben SS. SS., la
cumbre semestral en la que se firmó la nueva agenda transatlántica y se
adoptó el plan de acción conjunto. Creo poder afirmar que ha sido un
éxito de la Presidencia española haber conseguido este objetivo en poco
tiempo. El propio Presidente de los Estados Unidos manifestó su
satisfacción por lo que ha sido una buena tarea, por el buen hacer y
también por la energía demostrada por nuestra Presidencia y, asimismo, el
propio Secretario de Estado de Estados Unidos reconoció que, cuando
pronunció su discurso el pasado 2 de junio, quizá no pensaba que íbamos a
alcanzar con tanta celeridad y en tan poco tiempo unos resultados tan
espectaculares. Sin embargo, no se ha tratado de ninguna improvisación,
ya que España ha estado trabajando intensamente en este asunto desde
septiembre de 1994.

La necesidad de dar un impulso a la relación transatlántica nos resultaba
a todos evidente. Debemos construir un nuevo orden en Europa, labor que
nos corresponde principalmente a los europeos, pero que debemos llevar a
cabo en un estrecho diálogo con nuestro aliado norteamericano. Debemos
hacer frente conjuntamente a desafíos globales, para lo cual es, sin
duda, imprescindible esta concertación. Debemos avanzar en la eliminación
de barreras al comercio y a la inversión; la Ronda Uruguay demostró que
para ello es esencial el buen entendimiento



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entre Europa y Estados Unidos. También debemos tratar de superar la
indiferencia, incluso la reticencia de una parte de la opinión pública y
de la clase política norteamericana a seguir dedicando recursos y
esfuerzos para preservar los vínculos transatlánticos que se
establecieron durante la guerra fría.

La nueva agenda transatlántica y el plan de acción pretenden, como saben
SS. SS., dar un salto cualitativo en la relación entre la Unión Europea y
los Estados Unidos. Ya existía un amplio diálogo y ya existían consultas
múltiples en distintos foros, pero quizá faltaba la coherencia, la visión
de conjunto y los resultados prácticos eran, desgraciadamente, todavía
escasos. Estos eran más importantes en materia comercial, porque en dicha
área las competencias comunitarias estaban bien definidas por parte de la
Comisión, pero no era así en otros muchos campos.

La nueva agenda establece un marco de actuación basado en las siguientes
ideas: en primer lugar, el reforzamiento de la cooperación política
mediante la identificación concreta de países y cuestiones prioritarias,
tanto en Europa como en otras regiones, la cooperación en organismos
internacionales, especialmente en Naciones Unidas, la consulta y
coordinación en materia de derechos humanos, ayuda humanitaria al
desarrollo, diplomacia preventiva y no proliferación. En segundo lugar,
el comienzo de una relación de cooperación de acción conjunta en las
nuevas cuestiones internacionales, que desgraciadamente no estaban siendo
consideradas hasta recientemente como parte integrante de la política
exterior, me refiero a la lucha contra la delincuencia internacional,
contra el narcotráfico, contra el terrorismo, la lucha contra
enfermedades contagiosas y búsqueda de solución a los problemas
medioambientales. Por su gran incidencia en la calidad de vida, la
concertación euro-norteamericana en estas cuestiones debe servir para
demostrar de manera práctica a nuestros conciudadanos la importancia de
este tipo de vínculo transatlántico. En tercer lugar, el reforzamiento de
las relaciones económicas. En este punto hemos preferido no perder el
tiempo en discusiones teológicas sobre si debemos o no establecer una
zona de libre cambio transatlántica. Es obvio que en este momento la
Unión Europea no está en posición de proceder a un desarme total en
materia agrícola y que también Estados Unidos tiene sectores sensibles
que desea proteger. Por tanto, hemos preferido actuar de forma pragmática
centrándonos en aquellas áreas en las que podemos avanzar de forma
bilateral, por ejemplo, reconocimiento mutuo de pruebas y
certificaciones, normas técnicas, reglas sanitarias, compras públicas,
temas relativos a la propiedad intelectual, etcétera, o en los foros
internacionales, como la Organización Mundial de Comercio o la OCDE. Aquí
pongo como ejemplo reglas sobre inversiones, negociaciones sobre
telecomunicaciones y transporte marítimo, nuevas cuestiones relativas a
la agenda comercial, posibles nuevas reducciones arancelarias, o alguna
anticipación de concesiones. Además, hemos acordado realizar un estudio
conjunto para identificar nuevas vías que faciliten el comercio de bienes
y servicios y otras barreras que podían ser o bien reducidas, o bien
eliminadas. Promoveremos, además, un diálogo en materia de empleo y en
cuestiones macroeconómicas para fomentar la estabilidad en los mercados
financieros internacionales.

El impulso de los contactos entre las sociedades civiles ha sido otra
prioridad. Vamos a apoyar en este sentido el diálogo empresarial
transatlántico a partir de los resultados que se obtuvieron en la
Conferencia de Sevilla, la cooperación científico-técnica mediante la
negociación de un acuerdo en esta materia antes de 1997 y los
intercambios educativos y culturales. Promoveremos también el diálogo
parlamentario, para tratar de suscitar un interés mayor entre los
legisladores de ambos lados del Atlántico para reforzar los vínculos
transatlánticos. En suma, señorías, creo que la Presidencia española ha
realizado una aportación importante en el estrechamiento de unas
relaciones que tienen para Europa una importancia extraordinaria.

Paso a otro tema, señora Presidenta, señoras y señores Diputados,
refiriéndome ahora a Africa. Las recientes ejecuciones en Nigeria fueron,
como saben SS. SS., condenadas en la Declaración del Consejo del pasado
10 de noviembre y han suscitado, lógicamente, la repulsa y la condena
unánime de los países miembros. Se han examinado en profundidad las
posibles reacciones y las medidas que la Unión debe tomar para responder
de forma adecuada a esta violación flagrante de derechos humanos. La
posición común a la que finalmente se ha llegado contempla, junto a las
sanciones en vigor ya adoptadas en 1993 con Nigeria, las siguientes
nuevas medidas: restricción de visados para los miembros del Comité
Ejecutivo Federal y del Consejo de Gobierno provisional nigeriano; el
embargo de armas, municiones y equipo militar; la expulsión de los
agregados militares de las embajadas de Nigeria en los estados miembros
de la Unión; la interrupción de contactos de carácter deportivo; y,
asimismo, se prevé la suspensión de la cooperación al desarrollo con
Nigeria, con excepción de los proyectos en favor de los derechos humanos
y la democracia, así como aquellos destinados a combatir la pobreza.

Algunas de las medidas recogidas en la posición común podrían no ser
eficaces sin un respaldo más amplio de la comunidad internacional, es
decir, más allá de los límites de la Unión Europea. Otras posibles son de
compleja instrumentación jurídica. Por ello, además de las medidas
adoptadas, a las que acabo de hacer referencia, el Consejo podría adoptar
nuevas sanciones si Nigeria no tomara las medidas adecuadas para
favorecer el respeto de los principios democráticos, el respeto a los
derechos humanos.

Señorías, hace algo más de un mes tuve ocasión de firmar en la Isla
Mauricio las modificaciones al IV Convenio de Lomé, que se aplicarán a
nuestras relaciones con los países de Africa, Caribe y Pacífico
--seguramente el conjunto de países más pobres de la tierra-- hasta el
año 2000, con el objetivo de mejorar la cooperación de la Unión Europea
con estos países. Le diré que con la República de Sudáfrica estamos
discutiendo un mandato de negociación para concluir con este país un
acuerdo de libre cambio en el futuro.

Como los miembros de la Cámara conocen, la Presidencia española tiene un
especial interés en reforzar las relaciones de la Unión con nuestro
continente hermano, con Iberoamérica. El Consejo Europeo de Madrid
recogerá en



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sus conclusiones unas relativas al futuro de nuestra cooperación con
Iberoamérica hasta el año 2000, sobre la base de una comunicación
excelente que ha presentado la Comisión al Consejo. Los ejes prioritarios
de nuestra futura cooperación con el continente iberoamericano serán
tres: Primero, el apoyo a las instituciones y a la consolidación del
proceso democrático; segundo, la lucha contra la pobreza y la exclusión
social; y, en tercer lugar, el apoyo a las reformas económicas y a la
mejora de la competitividad internacional de Iberoamérica.

En estos meses se ha trabajado bien y hemos podido aprobar ya el texto de
acuerdo marco interregional con Mercosur y la decisión para la firma del
mismo que se producirá, al margen del Consejo Europeo de Madrid, el
próximo 15 de diciembre, así como la aplicación provisional de
disposiciones del acuerdo, incluido el establecimiento inmediato de los
mecanismos de diálogo político.

El acuerdo con Mercosur se inscribe en una estrategia en dos fases, la
primera de las cuales preparará una asociación futura interregional entre
la Unión y Mercosur. Este acuerdo tiene un amplio capítulo referido a la
cooperación económica que incluye cooperación empresarial y el fomento de
las inversiones, entre otros aspectos. La Unión apoyará en cualquier caso
el proceso de integración en Mercosur.

El Vicepresidente de la Comisión, señor Marín, nos ha presentado un
proyecto de mandato para negociar un acuerdo marco de cooperación
económica y comercial con Chile, cuyas características, como saben, son
similares a las del acuerdo que acabo de mencionar de Mercosur, y que se
une a la propuesta de mandato presentado por la Comisión en el Consejo de
Asuntos Generales, de 30 de octubre, para negociar con México. La
Comisión acaba de presentar el 4 de diciembre, hace unos días, una
recomendación de decisión relativa a la renovación del diálogo de San
José, que deberá tener como principal objetivo garantizar que este
proceso sea irreversible mediante la consolidación del Estado de Derecho,
la estabilidad social y una mayor inserción de Centroamérica en la
economía mundial.

De acuerdo con la decisión del Consejo del pasado 2 de octubre, señorías,
la troika ha visitado recientemente Cuba para mantener conversaciones
exploratorias por el Gobierno cubano con la finalidad de determinar la
mejor manera de definir las relaciones futuras entre la Unión Europea y
Cuba. El informe que acabo de mencionar se refiere a la situación en la
Isla, tanto por lo que se refiere a la situación económica cuanto a lo
que se refiere a la situación política.

La Unión Europea considera conveniente continuar el diálogo y la
cooperación con Cuba, con objeto de apoyar el proceso de reformas en
curso y alentar otras reformas necesarias para el desarrollo de la
sociedad civil, el respeto a los derechos humanos, a las libertades
fundamentales y la ampliación del ámbito de la iniciativa privada.

Les diré también que en el Consejo del pasado día 4 hemos aprobado unas
conclusiones sobre el futuro de las relaciones de la Unión Europea con
China, que cubren el ámbito de lo político, de lo económico y de la
cooperación. Sin duda éste es uno de los temas que tendrá un mayor
interés en su desarrollo en futuros consejos y en futuras presidencias.

Hemos preparado también la Cumbre Euroasiática, que tendrá lugar en
Bangkok, en marzo de 1996, y que pretende intensificar el diálogo
político y las relaciones comerciales con una región de importancia
estratégica tan elevada para la Unión Europea.

Permítanme que destaque entre los acuerdos que hemos tenido ocasión de
firmar, el acuerdo de asociación con Israel, que es el segundo de los
firmados en nuestra estrategia de asociación euromediterránea. En junio
ya firmamos el primero con Túnez y, últimamente, como saben, hemos
firmado el acuerdo con Marruecos.

Les quiero decir que con el acuerdo con el Estado de Israel también
estamos en disposición de empezar las negociaciones para, una vez que se
celebren las elecciones en los territorios de Palestina, iniciar una
negociación para fijar un acuerdo de cooperación entre la Unión Europea y
la autoridad palestina, tema delicado, teniendo en cuenta que la
autoridad palestina no representa todavía un estado, pero creo que sería
un ingrediente importantísimo para la estabilidad en la zona y ha tenido
ya el visto bueno de las autoridades de Israel.

Durante estos meses hemos celebrado, asimismo, una reunión con los
ministros del Espacio Económico Europeo, no hace muchas fechas, y también
con los representantes, los ministros de Asuntos Exteriores de Chipre y
de Malta, que sitúa a estos dos países, como saben, en el contexto del
diálogo estructurado que aprobamos como fase previa a su futura adhesión.

Estos son los temas más importantes que hemos tratado desde la última vez
que comparecí ante sus señorías. Siendo quizá ésta la última
comparecencia antes del Consejo Europeo de Madrid, quiero decirles que
los objetivos que nos habíamos planteado al inicio de nuestra
Presidencia, que fueron discutidos ante SS. SS. en la Comisión Mixta y
que fueron luego ratificados, apoyados en términos generales, por el
Parlamento español, los hemos alcanzado con éxito. Entiendo que la
Presidencia española ha completado los objetivos que se había planteado
en términos generales. Queda todavía el Consejo Europeo de Madrid para
dar por finalizados todos los temas que todavía quedan por terminar,
especialmente en el ámbito económico, pero sí les quiero decir que por
parte de quien les habla ha sido una gran satisfacción haber podido
presidir el Consejo de Asuntos Generales durante todo este período. Creo
que lo hemos hecho con buen tino, con un apoyo extraordinario por parte
de la Administración pública española, de todos los ministerios.

Antes de terminar quiero rendir tributo al buen trabajo realizado por
tantos y tantos funcionarios anónimos que han hecho posible que España
haya cumplido los objetivos que se había planteado. Asimismo, quiero
agradecer la cooperación que he encontrado en esta Comisión Mixta durante
el período de la Presidencia, donde, casi siempre, se han hecho
sugerencias constructivas para la buena marcha de lo que era un objetivo
que, al inicio de la Presidencia, todos entendimos que era compartido por
todos los grupos parlamentarios de esta Cámara.

Muchas gracias, señorías, por su atención.




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La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor Ministro. (El señor Gangoiti
Llaguno pide la palabra.)
El señor Gangoiti tiene la palabra.




El señor GANGOITI LLAGUNO: Señora Presidenta, para una cuestión de orden.

Señorías, yo quisiera decir que, ante las noticias que tenemos sobre el
brutal atentado que se ha cometido en Madrid hace escasas horas, creo
que, en principio, es necesario que esta Comisión Mixta exprese su
condolencia. Sin embargo, incluso teniendo en cuenta que estos actos se
repiten, yo no sé si vienen por parte de una organización terrorista que
dice creer en un Estado español distinto o en una patria vasca distinta
--me da exactamente igual, porque, al final, son terroristas--, creo que
es hora ya de que demos un paso hacia adelante, para lo que propondría a
la Presiudencia y a SS. SS., si están de acuerdo, que en estos momentos y
en solidaridad con las víctimas de ese atentado, guardemos un minuto de
silencio.




La señora PRESIDENTA: Señor Gangoiti, si no nos habíamos hecho eco
comprenderá que no es por la importancia del drama que nuevamente se está
viviendo, esta vez en Madrid. Sencillamente, entendemos que cada uno es
muy libre de hacer sus manifestaciones. Personalmente no creo que sea una
cuestión de orden. Si los demás portavoces quieren pronunciarse al
respecto pueden hacerlo. Yo no considero imprescindible ese minuto de
silencio, pero tampoco me opongo a que se haga, aunque quisiera que los
demás portavoces se pronuncien. En cualquier caso, es muy libre S. S. y
aplaudo su iniciativa, pero no me he hecho eco de ello porque no
consideraba que era una cuestión de orden. (El señor Arias-Salgado
Montalvo pide la palabra.)
Tiene la palabra el señor Arias-Salgado.




El señor ARIAS-SALGADO MONTALVO: Señora Presidenta, creo que sería
suficiente, así piensa nuestro Grupo, con hacer la pertinente
manifestación de repulsa contra los asesinatos cometidos por el grupo
terrorista ETA y, desde esa perspectiva, sumar los pareceres de todos los
portavoces de los grupos parlamentarios sin necesidad de hacer ese minuto
de silencio que, por otra parte, expresa lo mismo o quizá menos que las
propias palabras de condena que todos, sin duda, proferimos esta tarde.




La señora PRESIDENTA: El señor Costa tiene la palabra.




El señor COSTA COSTA: Señora Presidenta, tomo la palabra para sumarme a
la propuesta realizada por el señor Arias-Salgado. Manifiesto nuestra
condena a los atentados terroristas sucedidos en el día de hoy y creemos
que la manifestación expresa de todos los portavoces sería suficiente
para que quede claro cuál es la postura de esta Comisión --ya que tampoco
puede representar al conjunto del Parlamento, sino a esta Comisión Mixta
para la Unión Europea-- sobre los hechos que acontecen en la vida
española y que vienen a quebrar la convivencia democrática en nuestro
país, creando situaciones personales realmente penosas para quienes las
sufren y para el conjunto de los ciudadanos.




La señora PRESIDENTA: El señor Vázquez tiene la palabra.




El señor VAZQUEZ ROMERO: Señora Presidenta, mi Grupo también se une al
sentimiento de repulsa que, obviamente, es unánime. Nos es exactamente
igual que se haga o no el minuto de silencio. En cualquier caso queda
clara por nuestra parte, como por parte de los demás grupos, esa repulsa
a un hecho, una vez más, lamentable que pretende alterar, por vías
absolutamente irracionales, la convivencia democrática en nuestro país.

Por tanto, nos sumaremos a lo que finalmente se decida, tanto en un
sentido como en otro.




La señora PRESIDENTA: Tiene la palabra la señora Alemany.




La señora ALEMANY I ROCA: Señora Presidenta, el Grupo Catalán
(Convergència i Unió) no solamente se une para decir que este atentado es
uno más que produce un dolor que nos obliga a la solidaridad con las
víctimas sino para decir también que el trabajo tiene que ser continuo y
que, desde un punto de vista político, no tiene explicación. Estamos
dispuestos a solidarizarnos con las víctimas y a decir que nuestro
trabajo va a continuar día a día.




La señora PRESIDENTA: Tiene la palabra el señor Mardones.




El señor MARDONES SEVILLA: Señora Presidenta, deseo solidarizarme con los
mismos principios de los portavoces anteriores y traer a colación, en
estos momentos en que Coalición Canaria muestra su repulsa más radical,
nuestro deseo de que triunfen los procedimientos democráticos y nuestra
condolencia a las víctimas.

Quiero dar entrada también a la reflexión que ha hecho precisamente el
señor Ministro cuando hace escasos minutos nos recordaba el reforzamiento
del tercer pilar del Tratado de la Unión Europea, sobre dónde está la
prevención y lucha contra el terrorismo. Que sirva también de advertencia
a todos los demás países de la Unión Europea para que si ha sido objetivo
de la Presidencia española en este semestre dar una atención especial en
su programa a uno de los temas principales, la prevención y lucha contra
el terrorismo, sea secundado, en un reconocimiento mutuo, por todos los
países de la Unión Europea, para que ninguno dé asilo a terroristas y
contribuya y colabore eficazmente con aquellos países que estamos
padeciendo esta lacra asesina, en la misma línea señalada
prioritariamente por la Presidencia española.




La señora PRESIDENTA: Quede, pues, constancia de la repulsa unánime de
todos los grupos parlamentarios de la Cámara, representados en la
Comisión Mixta de la Unión Europea, de cómo, efectivamente, en democracia



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caben todos los lenguajes; precisamente el que no cabe es el del terror,
el del chantaje y el de la muerte, en este caso.

Por el Grupo de Coalición Canaria, tiene la palabra el señor Mardones.




El señor MARDONES SEVILLA: Señora Presidenta, volviendo ya a la
normalidad de nuestra convocatoria de hoy, en primer lugar quiero
solidarizarme con las palabras que ha dirigido la señora Presidenta a
nuestro todavía Ministro de Asuntos Exteriores, señor Solana, y desearle
un éxito pleno en favor de todos los intereses de la paz internacional y
de España, por supuesto, en la alta responsabilidad de Secretario General
de la Organización del Tratado del Atlántico Norte.

Paso, seguidamente, señor Solana, al análisis de su informe. Yo le quiero
hacer brevemente, en el tiempo reglamentario, una puntualización con
respecto al documento que el Gobierno nos remitió en junio del presente
año como comunicación para señalar las prioridades de la Presidencia
española en el Consejo de Europa. He visto que usted ha centrado la
inmensa mayoría del tiempo de su intervención en lo que era el segundo
punto del documento que nos remitió el Gobierno y el tercer punto, que
aparece cuando el Gobierno hace una publicación oficial de los cuatro
puntos prioritarios, y me estoy refiriendo, yéndome al segundo documento,
a la Unión Europea, a una Europa abierta al mundo de la estabilidad,
seguridad, libertad y solidaridad, donde el Ministro, señor Solana, ha
centrado prácticamente su intervención en cuanto a lo que es una política
exterior en todos esos escenarios que ha venido señalando, tanto el
Mediterráneo, Extremo Oriente (Palestina, Israel), Iberoamérica con
Mercosur y la relación transatlántica con los Estados Unidos. Yo creo,
señor Ministro --y coincido plenamente con usted--, en que ahí se ha
hecho un buen trabajo; hay un buen palmarés y un buen «curriculum» de
todo lo que, en colaboración con otros países de la Unión Europea, la
Presidencia española ha podido realizar, incluso en muchas de sus
actividades, como ha sido darle a la Conferencia Euromediterránea de
Barcelona el marco de prestigio adecuado y lo que en los próximos días 15
y 16 del presente mes se pueda cerrar como broche, finalizando el
semestre de Presidencia española.

Sin embargo, señor Ministro, en el documento de las prioridades de la
Presidencia española había tres puntos más. No voy a tocar el cuarto,
sentar las bases del futuro en la conferencia intergubernamental de 1996,
porque todavía parece muy verde el documento de principios al que el
grupo de reflexión, que preside el señor Westendorp, pueda llegar, con la
coordinación de los otros gobiernos miembros.

Por tanto, me voy a centrar en los otros dos principios de prioridad. En
primer lugar, el que yo juzgo más eficiente, donde el balance es muy
pobre. Que conste aquí, señor Ministro, que, como ha habido también
consejos europeos anteriores al de Madrid, y no me voy a referir al de
Maastricht ni al de Edimburgo, sino a aquellos otros que han dado el
balance normal de los acontecimientos y de la naturalidad de los hechos,
porque muchas veces, y usted lo sabe bien y lo compartimos aquí muchos
parlamentarios de esta Comisión, el voluntarismo queda a veces
menoscabado por las posiciones realistas o las circunstancias y
coyunturas por las que atraviesan otros países miembros de la Unión
Europea, que no están por la labor. Acabamos de conocer, por ejemplo, en
el punto primero, que habla del relanzamiento económico de Europa, de
crecimiento, competitividad y empleo en un marco socialmente integrado,
que no se ha llegado a un desarrollo pleno del Libro Blanco sobre
crecimiento, competitividad y empleo, y que el proceso hacia la moneda
única cada vez goza de mayor escepticismo.

Hace escasas semanas comparecía aquí el Gobernador del Banco de España,
don Luis Angel Rojo, y nos mostraba todas las dificultades técnicas que
había, no solamente las políticas, para llegar a una moneda única en la
fecha que se había previsto, y que esa fecha y ese calendario podían
dilatarse enormemente. Incluso en estas últimas fechas nuestro propio
Presidente del Gobierno, don Felipe González, nos anunciaba que
posiblemente en el Consejo Europeo de Madrid el tema de la moneda única
iba a ser el más escabroso y el de resultados más paupérrimos e
inciertos, por las distintas posiciones que vienen manteniendo algunos
países. El Primer Ministro británico, señor Major, se ha pronunciado en
el sentido de no aceptar votaciones en el seno de la Unión Europea por
mayorías, ni mayores poderes al Parlamento Europeo, ni cuestiones de
mayor cese de soberanía en los aspectos económicos de moneda, bancarios,
etcétera, ya que no auguran un buen principio.

No sé si usted nos puede decir algo sobre las dificultades con las que se
ha podido encontrar la Presidencia española con otros socios comunitarios
de la Unión en este primer punto del relanzamiento económico de Europa,
que también era una de las prioridades españolas.

También juzgo muy pobres los resultados que en la consolidación del
mercado interior en funcionamiento pleno, y en el desarrollo de las
políticas internas se ha alcanzado; ni en industria, ni en energía, ni en
transportes y medio ambiente ni, sobre todo, en agricultura. Los anuncios
que se habían hecho para llegar a un avance en las organizaciones comunes
de mercado y en la reforma de la política agrícola comunitaria se han
quedado en buenos deseos y el resultado es verdaderamente pobre, y no
digamos en el segmento de agricultura y, sobre todo, en el de la pesca.

Quisiera referirme finalmente, señor Ministro, al tercer punto del
documento del Gobierno que se refiere a las prioridades, con respecto a
una Europa abierta al ciudadano, y preguntarle si usted cree que se han
hecho avances en esta Presidencia española para impulsar sectores como la
educación y la formación, la sanidad y los consumidores, la cultura, el
reforzamiento de la identidad y de la pluralidad europea, el espacio de
libertad y seguridad, sobre todo cuando en instituciones europeas, como
es el Comité de las Regiones, se ha visto que se ha podido aportar muy
poco para conseguir o doblegar voluntades de algunos determinados países
de la Unión, que parece que no se han mostrado muy solidarios, ni con las
regiones ultraperiféricas europeas, donde está el Arhipiélago canario, ni
con la



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institución del Comité de las Regiones en el que habíamos puesto
esperanzas para que un Estado como el español, que tiene en su Título
VIII de la Constitución el Estado de las Autonomías, pudiera haber hecho
un esfuerzo mayor para que las bases del funcionamiento del Comité de las
Regiones fueran más prácticas y menos teóricas de lo que actualmente son.

Esto es todo lo que quería decirle muy brevemente, señor Ministro, sobre
este balance, en lo que a mí se me alcanza, y dado que no ha sido motivo
de una exposición suficiente por su parte, ya que se ha dedicado más a la
parte de asuntos exteriores donde efectivamente los resultados son
palpables y encomiables. Yo creo que en esta Europa nuestra, la de
puertas adentro, la social (y no tenemos más que asomarnos hoy día a las
fotografías de París) hay una crisis de valores o acuerdos de Maastricht
en política social, salarial, de la función pública y del mercado
interior, de la moneda única, del espacio económico integrado. Pienso que
por culpa de otros países el esfuerzo de la Presidencia española ha
tropezado con un muro bastante opaco e impermeable y no ha podido
conseguir estos avances.




La señora PRESIDENTA: Tiene la palabra el señor Ministro.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Solana Madariaga): Voy a
contestar muy brevemente al señor Mardones, agradeciéndole sus palabras
introductorias.

Por clarificar un extremo, quiero decirle que la Presidencia española no
se ha terminado. Por tanto hoy no es el día para hacer un balance global
de todos los temas. Yo he concretado mi intervención en aquello que he
venido haciendo después de todos los consejos de asuntos generales.

Tiempo habrá, antes de que acabe el año o en el momento en que el
Gobierno lo estime oportuno, después del consejo Europeo de Madrid, de
hacer un balance en todos los aspectos.

Como he hecho en comparecencias anteriores, entendiendo que ése era el
objeto de todas las comparecencias que he tenido, hasta la última, que la
tendrá quien me sustituya para hacer un balance global, me he limitado,
repito, a expresar lo que ha acontecido desde la última comparecencia en
el ámbito del Consejo de asuntos generales que es el de mi directa
competencia. Por tanto, no se extrañe que no haya hablado de otros temas
que están hechos, están avanzando, algunos han terminado ya y otros no, y
que serán objeto de comparecencias en otra fecha.




La señora PRESIDENTA: Por el Grupo Vasco (PNV), tiene la palabra el
Senador Gangoiti.




El señor GANGOITI LLAGUNO: En primer lugar, quiero agradecer al señor
Ministro su comparecencia y felicitarle por su nuevo nombramiento. Desde
el Partido Nacionalista Vasco que ha sido siempre un partido atlantista,
nos congratulamos de que en estos momentos para Secretario de esa
Organización sea nombrado un representante de un partido de larga
tradición democrática de más de cien años de historia que aunque en un
momento determinado no optó por una opción atlantista, luego ha optado
por ella a través de la Presidencia en el Gobierno. Yo espero que este
nombramiento sea fructífero para lo que es la Organización del Atlántico
Norte. Por tanto, felicidades, señor Ministro.

A partir de aquí quisiera hacer una serie de preguntas al señor Ministro.

En primer lugar, y ya que estamos hablando de la OTAN, le quisiera
preguntar la relación en el futuro entre la UEO y la OTAN. El señor
Ministro sabe exactamente, igual que los señores parlamentarios que
estamos aquí, que en la UEO no están representados todos los estados
miembros de la Unión Europea. Yo creo, y lo digo desde el punto de vista
de nuestro Partido, que en Maastricht los federalistas europeos cometimos
un gran error al aceptar la cláusula «opting out» para el Reino Unido y
para Dinamarca. Esa cláusula «opting out» de alguna manera existe en
estos momentos para la UEO. Por tanto, yo quisiera preguntarle, en primer
lugar, al señor Ministro, cómo ve el fin temporal de la UEO, su relación
con la OTAN y que los estados miembros de la Unión Europea puedan
incorporarse a la OTAN, a la UEO si se decide prorrogarla o, en
definitiva, al futuro ejército europeo.

En segundo lugar, aunque quizá debería haber sido la primera pregunta,
porque no es Maastricht, sino el Acta Unica. En el Acta Unica que votamos
los eurodiputados del Estado español en enero de 1986 al incorporarnos al
Parlamento Europeo, se planteaba la Europa sin fronteras.

Desgraciadamente surgieron luego los problemas que todos conocemos.

Surgió Schengen. Por fin llegó el Acuerdo de Schengen. Schengen lo firmó
Francia. Este verano vimos en la prensa francesa cómo, como consecuencia
de los atentados terroristas que se producían en el Estado francés, el
Gobierno decidió reponer los controles en frontera, controles en frontera
que no sólo aparecieron en la prensa, sino que aparecieron en la vida
diaria, y voy a contar una anécdota muy brevemente, señor Presidente. Yo
tengo una casa en el otro lado del País Vasco, en lo que se reconoce como
País Vasco francés, y todavía en el mes de agosto, 78 ó 42 horas después
de que Le Monde publicase que Francia iba a intaurar los controles en
frontera, en un paso en la frontera con Navarra, un antiguo camino de
cabras que había sido asfaltado, en el que nunca había habido controles
porque era un camino de contrabandistas, cuando bajaba después de comer
tuvimos un control. Habían establecido una pequeña caseta, como las que
existen en las obras de construcción, con dos gendarmes que nos pararon.

Nos pidieron documentación, nos preguntaron a dónde íbamos, y continuamos
el camino. Señor Ministro, con actos de este tipo, con controles en
fronteras después de que aprobamos el Acta Unica en 1987, cuando dijimos
a los ciudadanos que iba a existir la Europa sin fronteras, que vamos a
Schengen --con lo cual se reduce la Europa sin fronteras--, no es de
recibo que un estado, por razones de terrorismo, después de haber firmado
Schengen, ponga en funcionamiento ese tipo de controles que imepiden que
exista una libre circulación, pues aumenta el sentir de los ciudadanos



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de no creer en la Europa unida ni en un proyecto político europeo. Me
gustaría saber, no sólo lo que piensa el señor Ministro y el Gobierno,
sino qué es lo que piensa de este retroceso a nivel de Europa. Porque
estamos en vísperas de reformar Maastricht, pero no se ha puesto todavía
en práctica el Acta Unica Europea, aprobada en 1987.

Tercer tema, la Unión Económica y Monetaria. Como ha dicho el portavoz de
Coalición Canaria, el señor Mardones, el Gobernador del Banco de España,
don Luis Angel Rojo, compareció ante esta Comisión hace unas semanas e
hizo una brillante exposición. Allí nos expresó cuáles eran sus
planteamientos. Hemos visto en los periódicos de ayer y de hoy los
problemas que existen en la economía alemana para cumplir, según dice la
prensa, los parámetros teóricos de convergencia que se plantearon en
Maastricht. Por otro lado, existe el problema francés. Señor Ministro, si
el eje Bonn-París no cumple las condiciones de convergencia para 1999,
¿cree que va a existir la moneda única?
El siguiente punto que ha tocado el señor Ministro se refiere al tema de
la ampliación. Nosotros creemos en una Europa federal, como decía al
principio, y cremos que igual que al Estado español se le abrió la puerta
de entrar en lo que entonces era la Comunidad Económica Europea --hoy
Unión Europea-- en cuanto se accedió a la democracia, también debemos
abrir la puerta al resto de los estados. Ahora bien, a partir de aquí
quiero decir que las primeras elecciones democráticas y, en consecuencia,
el que Europa reconociese a este Estado como un régimen democrático fue
en 1977, y nos incorporamos en 1986. Tuvimos unas arduas negociaciones,
tuvimos una dura lucha en temas básicamente agrícolas, pesqueros, incluso
industriales, y se crearon unos períodos transitorios. En estos momentos,
por parte de la gran Alemania reunificada se habla de una ampliación
inmediata hacia Chequia, Eslovaquia, Hungría, Polonia y quizás Eslovenia,
en definitiva, y creo que lo reconocemos todos, hacia el área de
influencia alemana, hacia una gran área de influencia histórica y hacia
un área de influencia económica. Yo me pregunto ¿están preparados esos
estados para entrar en esta Unión Europea?
Segunda pregunta. En Maastricht el Gobierno español y don Felipe González
consiguieron un gran éxito, que yo reconozco aquí: la creación de los
fondos de cohesión. Si se produce esta ampliación hacia estos nuevos
estados, ¿los fondos de cohesión se van a estirar como el chicle o se van
a crear nuevos instrumentos? Porque Europa, como dijeron sus padres
fundadores, sólo es posible crearla en la solidaridad. Lo que no se puede
es hacer ampliaciones con instrumentos regresivos para estados que ya
estábamos dentro. Ahí está la historia de las ampliaciones de la antigua
Comunidad Económica Europea que, como digo, en el caso nuestro van de
1977 a 1986.

Por último, tengo que plantear dos temas. Ha hablado el señor Ministro,
dentro de su planteamiento hacia terceros países, de diversas regiones
del mundo y de los países ACP. El Estado español debe jugar ahí un papel
importante, impulsando la acción que está haciendo el Vicepresidente de
la Comisión, el Comisario Marín, en el tema de América latina, dentro del
marco de los ACP. Quiero decirlo porque el señor Marín está actuando como
Comisario europeo, sin el menor sectarismo, teniendo en cuenta que
primero se empieza en la Europa de los Seis con el concepto de extensión
hacia las antiguas colonias francesas; después, con la primera
ampliación, con la entrada de la Gran Bretaña, se crea definitivamente el
concepto de ACP que incluye a las antiguas colonias británicas. Creo que
América latina debe jugar también un papel importante y debe ser la
tercera parte del trípode en el que debe fundamentarse la acción de la
Unión Europea. Por lo tanto, el Gobierno español debe jugar ahí un papel
importante.

Comité de Regiones. No estoy sorprendido de que en el documento de
revisión de los tratados de Maastricht no se dedique un papel importante
al Comité de Regiones, incluso, y lo digo como nacionalista vasco, me
alegro. Nosotros participamos en el Comité de Regiones, porque creo que
tenemos que estar en todas partes, pero la estructura del comité,
teniendo en cuenta la estructura de cada uno e los estados, estados
federales, autonómicos, centralistas, estados como Holanda, basados en la
época de la Edad Media, de la Liga Hanseática de las ciudades, una
representación en la que están también las ciudades, cremos que es no el
café, sino el supercafé para todos. Por lo tanto, nosotros como
nacionalistas vascos, aunque participamos en el Comité de Regiones, no
creemos en el diseño que se hizo del mismo en su momento.

Por último, el señor Ministro ha hablado largo y tendido de la ex
Yugoslavia y también de la ampliación. La ampliación, en principio, sería
hacia Polonia, Hungría y simultáneamente, Chequia, Eslovaquia y
Eslovenia. Chequia y Eslovaquia formaban un estado todavía hace muy poco,
y Eslovenia pertenecía a un estado, a la ex Yugoslavia, también hace muy
poco. Me gustaría que el señor Ministro nos explicase la forma en la que
el Estado español reconoce, acepta y apoya que nacionalidades como
Chequia, Eslovaquia y Eslovenia, que han ejercido su derecho a la
autodeterminación, vayan a ser aceptadas en el marco de la Unión Europea.




La señora PRESIDENTA: Por el Grupo Catalán (Convergència i Unió), tiene
la palabra la señora Alemany.




La señora ALEMANY I ROCA: Mis primeras palabras, en nombre del Grupo de
Convergència i Unió, son de cortesía parlamentaria para felicitar, como
han hecho los otros portavoces, al Ministro señor Solana por su
nombramiento como Secretario General de la OTAN y también de
agradecimiento por el informe que nos ha expuesto. Quisiera decirle
también que reiteramos la confianza política que expresamos en su momento
en esta Presidencia. Hasta el momento tenemos satisfacción a nivel
diplomático. Entre los objetivos que la presidencia Española se ha
marcado hasta el momento, la presencia, la diplomacia y todos los hechos
que ha enumerado, se ha dejado uno que ha sido la presencia de la
Presidencia europea de Pekín durante la Conferencia para la mujer que
creo que tuvo un gran relieve, además de obligar a un trabajo muy duro.

Desde la perspectiva de la Presidencia española y a nivel diplomático
según nuestro grupo se le puede dar una buena nota.




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En víperas de este Consejo Europeo que se va a celebrar en Madrid, donde
finalizará la Presidencia española, pensamos que a nivel diplomático, a
nivel interno, quedan unas incógnitas y hace falta un balance puntual con
una perspectiva en temas como política agraria, como política de pesca,
en temas como política de industria o en temas como la pequeña y la
mediana empresa; esperanza en este principio de subsidiariedad de que
usted ha hablado, esperanza también en el papel que el Comité de Regiones
vaya a tener en la conferencia intergubernamental de 1966, de reforma del
Tratado de Maastricht, también de alguna manera qué seguimiento van a
tener esos procesos diplomáticos.

La Conferencia Euromediterránea, que se ha celebrado en Barcelona en las
pasadas semanas, ha sido muy importante a nivel europeo, como usted bien
ha dicho, y de comunidad, a nivel de todos estos países con estas
problemáticas tan diversas y que nos ofrecen una realidad tan difícil, un
trabajo empezado, pero seguramente tendrán que tener un hilo conductor y
un trabajo especializado para poder seguirse.

Pensamos que todo esto hasta el momento es una apuesta de futuro. Creo
que aún tendremos oportunidad durante este Consejo Europeo de Madrid, y
después durante el debate que supongo se podrá celebrar en el Plano o
donde sea, de ir estudiando estos temas que afectan a España
internamente.




La señora PRESIDENTA: Por el Grupo de Izquierda Unida-Iniciativa per
Catalunya, tiene la palabra el señor Vázquez.




El señor VAZQUEZ ROMERO: Señor Ministro, mi grupo, como usted bien sabe,
no ha sido nunca atlantista y sigue sin serlo; por tanto, puedo
personalmente felicitar al Diputado Javier Solana por el cargo al que ha
sido ascendido recientemente.

Entrando en lo que ha sido su intervención, ha dicho que no trataba de
hacer balance global de la Presidencia española, cuando respondía al
portavoz de Coalición Canaria señor Mardones. Si hubiera sido ésa su
intención, señor Ministro, obviamente se habría quedado usted en los
temas que le son próximos, es decir, los de política exterior, y no
tendríamos información de ese balance que hace usted de temas que nos
importan muchísimo, como todo lo que es la construcción política europea,
como los temas de empleo, de desarrollo del Libro Blanco, de políticas
industriales, políticas de pesca, etcétera. Usted se ha limitado a tratar
únicamente temas en relación con el Consejo de Asuntos Generales, y voy a
seguir un poco el esquema de su intervención para ir comentando lo que me
parecen sus explicaciones.

El hecho más llamativo de la Presidencia española es la Conferencia
Euromediterránea. En general, es un hecho positivo, que podemos
considerar como un paso adelante en esa necesaria cooperación de Europa
con el sur del Mediterráneo. Esperamos y deseamos que esa cooperación,
todo lo que se ha instrumentado en esa conferencia --algo de eso ha dicho
usted--, las reuniones previstas para el primer semestre de 1997 en un
país del sur del Mediterráneo, esa troika comunitaria, junto con
representantes de alto nivel de los países de la ribera sur del
Mediterráneo para hacer seguimiento de las líneas de política de
cooperación que se han establecido, nos parece que todo eso es un tiempo
muy largo. Es evidente que establecer unas bases sólidas de cooperación
entre la ribera norte y sur del Mediterráneo (entendiendo por ribera
norte el conjunto de la Unión Europea, no únicamente los píses que lindan
con el Mediterráneo) no es algo que se pueda hacer con cierta rapidez o
de un día para otro.

Nos gustaría tener la absoluta convicción --todavía no la tenemos-- de
que todas las líneas de política que se han diseñado más o menos en
grueso en esa Conferencia Euromediterránea se van a implementar no sólo
en lo que son recursos económicos y financieros, sino también en lo que
es esfuerzo político dedicado a profundización, a creación o a
establecimiento de regímenes democráticos en la ribera sur del
Mediterráneo que respeten los derechos humanos, desde esa óptica de
respeto a la diversidad cultural, de intercambio cultural. Queremos tener
la convicción de que todo eso se va a ver en un futuro a medio plazo
suficientemente atendido, que va a ver la necesaria dedicación política
especialmente de la parte norte, de la parte rica, de ese binomio de
cooperación como para poderlo hacer. En cualquier caso vamos a seguir
atentamente en el futuro el desarrollo de ese tipo de relación que
--repito-- nos parece el hecho más llamativo de la Presidencia española.

Ha citado usted las dificultades que sin duda existen, y van a existir,
en el futuro para la consolidación del proceso de paz en Oriente Medio.

Ahí va a ser necesaria una participación política muy importante, muy
sólida, para evitar que ese proceso fracase. Esperamos también que haya
suficiente consistencia en esa dirección.

Respecto al prácticamente seguro, según las noticias que tenemos,
dictamen favorable del Parlamento Europeo --creo que será el próximo
miércoles-- al Tratado de Unión Aduanera con Turquía, eso va a resolver
sin duda algunos problemas estratégicos, incluso económicos, pero va a
dejar en mal lugar lo que es una mínima garantía de respeto a los
derechos humanos para los países que se quieren relacionar con la Unión
Europea. No niego que se hayan dado algunos pasos en Turquía en la buena
dirección, pero siguen sin darse los pasos necesarios, sigue siendo
sangrante el conflicto con los kurdos; el no reconocimiento siquiera del
pueblo kurdo como tal, según tuve ocasión de escuchar a la señora Tansu
Çiller en una reunión de la UEO recientemente en París: no reconocía su
existencia, por lo que no tenía problema kurdo, simplemente los
ignoraban.

Creo que hay un déficit notable de cumplimiento de normas democráticas y
de respeto a los derechos humanos, por parte de ese país, como para que
se le pueda dar el plácet para esa unión aduanera dentro de un par de
días en el Parlamento Europeo. Es responsabilidad del Parlamento Europeo,
no nuestra, pero que no sirva para decir: ya se ha hecho lo suficiente
por parte de los turcos, ya tenemos luz verde para el comercio libre con
la Unión Europea y, por tanto, podemos seguir manteniendo el mismo
estándar de



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respeto a los derechos humanos, democráticos, etcétera, que es posible
sea la consecuencia o la lectura inmediata que se puede hacer.

Creo que el Parlamento Europeo no dispone de instrumentos suficientes
para hacer seguimiento de ese cumplimiento de los acuerdos a los que se
obliga Turquía, y tampoco creo que tenga posibilidad de dar marcha atrás
en el plácet a ese acuerdo de unión aduanera. En cualquier caso me parece
que los problemas fundamentales con Turquía, que dificultaron ese acuerdo
en el pasado, siguen en buena medida siendo los mismos. Afortunadamente,
estamos en un proceso de paz también muy complejo con la ex Yugoslavia,
pero queda claro y patente, una vez más, el fracaso de la Unión Europea,
probablemente por la inexistencia de una política exterior y de seguridad
común. Han tenido que intervenir Estados Unidos directamente en el asunto
y, a partir de ahí, los que pongan en vías de solución el problema.

Mientras Estados Unidos no consideraron el problema de Yugoslavia como
una zona estratégica de su interés, el problema estuvo ahí y la Unión
Europea fue incapaz de resolverlo. Probablemente todos hemos sido
incapaces de estimular, de generar esta política exterior y de seguridad
común que hubiera podido posibilitar --y utilizo varios condionales-- una
actuación más decidida, más honorable de la Unión Europea en este tema
que, además, no es un tema externo a Europa, sino del corazón de Europa.

En cualquier caso, las cosas han sido como han sido y la consideración de
zona geoestratégica de interés de Estados Unidos ha puesto el problema en
vías de solución, la Unión Europea se ha limitado a estar presente, más o
menos de cerca, en las negociaciones, pero sin aportar la fuerza
suficiente --y no me refiero a la fuerza militar, sino política-- para
resolver el problema.

Respecto a la Federación Rusa, esperemos que ese reglamento Tacis se
pueda aprobar y que esos sectores prioritarios de cooperación se pongan
en marcha para que aumente la transparencia y la eficacia en la gestión.

En otro ámbito de cosas, respecto a su presente responsabilidad en otro
campo, espero que no se cometa el error, que podía ser trágico para
todos, error «de facto» o de apariencia, de aislar a la Federación Rusa
en esa su próxima responsabilidad. En este tema no quiero entrar en este
momento, simplemente lo avanzo.

Respecto a los PECO, las propuestas de adhesión de Letonia, Estonia y
Bulgaria, junto con las otras propuestas más firmes de otros países que
todos conocemos, sitúan este tema en un horizonte de no menos de diez o
quince años, porque no creo que en ningún caso sea posible que esos
países estén en condiciones de poder entrar de forma razonable para sus
propias economías en el conjunto de la Unión Europea.

Cambiando de tema y respecto a la agenda trasatlántica, recientemente
firmada, que presenta usted como un éxito de la presidencia española, a
mi grupo y a mí personalmente nos parece que es una vuelta más de tuerca
en la homogeneización política, cultural e incluso económica de la aldea
global por parte de Estados Unidos de América. Los cuatro apartados
fundamentales que usted ha citado en el sentido de reforzar la
cooperación política en los organismos internacionales como la ONU o el
cumplimiento de los derechos humanos conjuntamente por parte de Estados
Unidos y la Unión Europea hacia el resto del mundo, yo no creo que se
encuentren en una situación de igualdad. La Unión Europea, entidad
política, económica, autónoma, y los Estados Unidos de Norteamérica,
entidad política, autónoma, no son los que concuerdan irradiar al resto
del mundo una determinada forma de ver las cosas. Yo creo que, por
desgracia, es una vuelta más de tuerca en esa hegemonía mundial de
Estados Unidos, que en algunos temas puede tener aspectos interesantes,
pero en muchos va en claro detrimento para lo que son los valores de esta
parte del mundo.

Ha citado usted la violación de los derechos humanos en Nigeria y ha
dicho que ya se habían adoptado sanciones en el año 1993 que, por
supuesto, han sido incapaces de evitar las atrocidades de las que hemos
tenido noticia recientemente.

Insistir en el embargo de armas nos parece necesario, pero un embargo de
armas que se cumpla, porque con frecuencia los embargos de armas se
quedan en la mera expresión retórica y no más.

Las demás medidas que hasta ahora se han adoptado, como, por ejemplo, la
expulsión de agregados militares de las embajadas en los países miembros
de la Unión, pueden ser medidas que en el plano diplomático tengan alguna
utilidad, pero nos parecen escasas.

Respecto a la suspensión a la Ayuda al Desarrollo, una vez más se
cumplirá que quien paga los platos rotos son las poblaciones civiles, que
no solamente tienen que soportar a su tirano de turno, sino que, además,
cuando se suspenden las ayudas de Cooperación al Desarrollo y la ayuda
humanitaria, se ven doblemente castigadas, por dentro y por fuera,
situación que habría que medir con mucha delicadeza para no incurrir en
ella.

En otro orden de cosas, que Cuba siga siendo el único país
latinoamericano que no tenga un acuerdo de cooperación con la Unión
Europea, nos parece poco presentable para la presidencia española. No es
cualquier país, es un país con el que los vínculos son obvios y creemos
que la mejor forma de apoyar los procesos que se están produciendo en
Cuba quizá no consista en posponer, ralentizar o atrasar la firma de esos
acuerdos de cooperación económica en función de establecer ciertas
cláusulas, que no se establecen con la misma medida para otros países.

Creo que la mejor forma de ayudar en ese proceso será firmar precisamente
esos acuerdos de cooperación que puedan ayudar al desarrollo económico y
social de Cuba.

Nos parece positiva la firma futura de un acuerdo de asociación con
Israel, así como con la autoridad nacional palestina, que yo creo
imprescindible para que pueda existir entramado económico suficiente, en
ese todavía no nuevo país, para que pueda desarrollarse en el futuro
inmediato. En la zona del Oriente próximo se han movido positivamente los
hechos --y hay que saludarlo-- pero hace falta mucha capacidad y fuerza
política para poder liberar de los obstáculos necesarios ese camino
difícil que ya se ha iniciado.




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Termino, señor Presidente, señalando que el balance de conjunto de los
asuntos que usted ha tratado (no de los que no ha tratado, como, por
ejemplo, paro, política industrial, etcétera) podría ser aceptable, pero
nos sigue pareciendo un tremendo error y contrasentido que no se haya
avanzado en lo que de construcción política tienen los asuntos tratados
en su agenda y que desde la presidencia española no se haya avanzado
prácticamente nada en la articulación de una política exterior y de
seguridad común para Europa, tema que yo creo es cada día más necesario,
no para plantearla como enfrentamiento contra nadie, sino desde la
cooperación con otros, desde la autonomía y desde la propia entidad de la
Unión Europea.

No quiero hacerle preguntas sobre el futuro de su actualísima y futura
responsabilidad respecto a UEO, institución militar no comunitaria, que
no forma parte de la Unión Europea, relaciones con la OTAN, etcétera;
sobre todo si considera usted que la Unión Europea debe ser el embrión de
la UEO, lógicamente reformada, embrión de esa fuerza de defensa europea o
no, o debe ser --como lo es en la actualidad-- una especie de vaso
absolutamente subsidiario de la OTAN. Estas cuestiones probablemente
tendremos ocasión de tratar en otra intervención, no en esta que es su
última intervención --y también la mía-- en esta Comisión.

Nada más.




La señora PRESIDENTA: Por el Grupo Parlamentario Popular tiene la palabra
el señor Arias-Salgado.




El señor ARIAS-SALGADO MONTALVO: Querría unirme a las palabras de
felicitación por su nombramiento como Secretario General de la Alianza
Atlántica, también expresar mi felicitación personal y querría añadir que
creo se trata de un nombramiento bueno para España. Desde esa perspectiva
el nuevo Secretario General de la OTAN tendrá la plena colaboración del
Partido Popular y de su grupo parlamentario en toda su actividad. Espero
que habrá muy buenas relaciones entre el nuevo Secretario General de la
Alianza Atlántica y el futuro gobierno de España, si en las elecciones
del próximo mes de marzo el pueblo español da su confianza al Partido
Popular.

Señor Ministro, quiero agradecerle su comparecencia hoy aquí y la
detallada y extensa información que nos ha suministrado sobre la
presidencia española. Querría realizar una intervención fundamentalmente
valorativa. Creo que se puede utilizar un doble criterio, el que me
parece más razonable a la hora de valorar la presidencia española. De una
parte, hay que utilizar los objetivos propuestos y alcanzados y, de otra,
hay que valorar la combinación que se ha hecho del interés europeo y del
interés nacional en el transcurso de la presidencia española. Vista desde
la perspectiva de esta Cámara, la presidencia española tiene que ser
enjuiciada, a mi juicio, con arreglo a ese doble criterio.

Una vez establecido esto, debo recordar que en su momento hubo un alto
grado de consenso en la elaboración del programa de la presidencia
española y hoy nos corresponde, por tanto, congratularnos conjuntamente
por los objetivos que efectivamente han sido alcanzados. Yo lo hago en
nombre del Grupo Parlamentario Popular, y lo hago con satisfacción y
alegría porque los objetivos alcanzados son positivos no sólo para la
Unión Europea sino también para España.

No voy a tocar todos los temas a que se ha referido el señor ministro; de
algunos de ellos ya tuvimos ocasión de hablar en la última sesión de esta
Comisión Mixta celebrada en el Senado. Querría pararme unos breves
momentos en algunas de las principales cuestiones que me parecen de mayor
interés para España, siempre a la luz de ese criterio que trata de
combinar interés europeo e interés nacional a la hora de valorar una
política europea. Creo que bajo la presidencia española se ha articulado
una política mediterránea que tiene su punto de arranque en los 4.600
millones de ecus acordados en el Consejo Europeo de Cannes y que ha
tenido su consagración en la Conferencia de Barcelona. El propósito de
establecer una asociación euromediterránea y de crear una zona de libre
cambio para el año 2010 abre un camino para asentar sobre bases sólidas
la paz, la estabilidad y la prosperidad en la región. La historia sugiere
que los pueblos que comercian mucho no suelen hacer la guerra.

Querría también destacar el acuerdo interreginal de cooperación entre la
Unión Europea y Mercosur. Desde nuestra perspectiva y desde la
perspectiva de los criterios que trato de aplicar a la valoración de la
presidencia española es igualmente positivo. Aun cuando sólo sea un marco
de definiciones, propósitos y objetivos generales para encauzar futuras y
más difíciles negociaciones con vistas a establecer una asociacaión
interrregional, para la Unión Europea, y para España en particular, tiene
especial relevancia. Instituye el diálogo político que permitirá
armonizar posiciones en el escenario internacional, prevé la cooperación
en todos los ámbitos y de este modo --y esto es lo importante-- perfila
la dimensión iberoamericana en la proyección exterior de la Unión
Europea. Añado por ello --y comparto el criterio del señor ministro-- que
la comunicación de la Comisión sobre las futuras relaciones entre la
Unión Europea y América Latina es una excelente comunicación y
constituye, por tanto, un buen punto de arranque para el trabajo que
habrán de realizar futuras presidencias y en todo caso también la
Comisión.

La nueva agenda transatlántica y el plan de acción conjunto de Estados
Unidos y la Unión Europea, que en el fondo viene a ser una renovación de
la declaración de 1990, aunque ha tenido que reducir algunas de sus
ambiciones iniciales supone un notable esfuerzo por ambas partes para
incrementar sus ya importantes relaciones comerciales, resolver sus
divergencias, actuar de común acuerdo en el plano internacional en
defensa de la democracia, de los derechos humanos y de la paz y llevar a
la práctica un programa de trabajo que aproxime a los ciudadanos de ambos
continentes, contribuya a solucionar sus problemas y aúne y coordine
esfuerzos en campos como la ayuda humanitaria, la lucha contra la droga,
el terrorismo o la delincuencia organizada.

En lo que afecta a los convenios de asociación, querría referirme al
concluido con Marruecos. Creo que debe ser objeto de una doble
valoración. Es coherente con la política



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euromediterránea que interesa principalmente a los países del sur de
Europa, y bajo esa óptica es sumamente conveniente porque refuerza las
relaciones económicas y de cooperación con el reino alauita, pero resulta
negativo que una vez más sea España el país que asuma el coste principal,
como paladinamente reconoció la presidencia española, para sacar adelante
el convenio al introducirse concesiones comerciales a productos agrícolas
marroquíes que compiten ventajosamente con las producciones de nuestra
agricultura mediterránea, en particular con el sector hortofrutícola.

Aquí querría lanzar una pregunta que naturalmente tiene un avance
político, no tanto para que la responda el señor ministro como para
significar lo que supondría un planteamiento político distinto. ¿Por qué
la Unión Europea no se ha planteado, por ejemplo, ayudar a Marruecos a
incrementr las producciones en que es deficitario, como cereales, carne
de vacuno y productos lácteos?
En relación con Cuba, señor ministro, sabe que mantenemos discrepancias,
no en cuanto al objetivo, que es la transición pacífica a la democracia
en Cuba, como en relación con el método. Hoy he leído un resumen del
informe realizado por un eurodiputado laborista británico, Stanley
Newens, informe aprobado por la Comisión de Asuntos Exteriores del
Parlamento Europeo, en el que, a mi juicio, se hacen reflexiones
enormemente acertadas y se llega a conclusiones muy pertinentes para
ejercitar la imprescindible presión de cara a que el régimen cubano dé
pasos adelante en la transición pacífica hacia la democracia. Fíjese,
señor ministro, que las condiciones que en ese informe se recogen para
que el diálogo pueda desembocar en un resultado político positivo, son,
ni más ni menos, las siguientes: Iniciar una liberación de los presos
políticos, emprender la reforma del Código Penal, reconocer los derechos
de los trabajadores cubanos a declararse en huelga y crear sindicatos
independientes, garantizar los derechos de las empresas a entablar
relaciones comerciales legales con socios cubanos y asegurar la igualdad
de trato de los empresarios cubanos y extranjeros en materia laboral. Yo
creo que ése es un camino acertado para, en un marco de diálogo, ejercer
la presión, sin la cual el régimen de Castro no dará un paso en favor de
la democratización política y de la economía de mercado.

En relación con el proceso de paz en Bosnia debemos también felicitarnos
por el acuerdo de Dayton. Yo diría que solamente habría que lamentar dos
cosas: De una parte, las dificultades en el terreno operativo,
dificultades de entendimiento entre la Unión Europea y Estados Unidos,
creo que más por responsabilidad de la Unión Europea que por la actuación
de los propios Estados Unidos; y de otra parte, las dificultades
existentes para llegar a un acuerdo en el terreno de la reconstrucción.

También se debe realizar un balance positivo en todo lo que afecta a los
demás ámbitos en que se ha desarrollado la política exterior y de
seguridad común bajo la presidencia española, tanto en lo que afecta a
Rusia como en lo que afecta a los países asociados del centro y del este
de Europa y, por supuesto, también en todo aquello que se refiere a la
revisión del Convenio de Lomé.

Pero si en el terreno de la política exterior y de seguridad común el
resultado ha sido notable, en los asuntos de Justicia e Interior no hay
progresos dignos de mención. Hay cierta esperanza de que en el propio
Consejo Europeo de Madrid pueda desbloquearse el protocolo del Convenio
de Europol sobre la competencia del Tribunal de Justicia y pueda
desbloquearse también la acción común de la lucha contra la xenofobia y
el racismo, pero, hoy por hoy, en este momento, en el momento en que
hacemos la valoración, se ha producido un bloqueo altamente negativo para
la evolución de la Unión Europea. No ha habido resultados dignos de
mención, señor ministro, en lo que afecta a la política común de
inmigración y asilo, y tampoco en lo que afecta al desarrollo de
mecanismos de extradición, objetivos todos ellos que estaban en el
programa de la presidencia española.

Quiero cerrar el apartado político con una referencia al grupo de
reflexión, y querría hacerlo con un elogio al trabajo personal realizado
por el diplomátrico español Carlos Westendorp. Ha sido un trabajo intenso
y meritorio, y creo que los informes que ha podido realizar son
excelentes. Sin embargo, debo añadir al mismo tiempo que, por razones
conocidas, el informe último del grupo de reflexión es fundamentalmente
un informe de desacuerdos. Del Consejo Europeo de Madrid depende que
finalmente pueda haber un mandato u orden del día que permita un
desarrollo razonable de la Conferencia intergubernamental de 1996.

Tanta preocupación han producido en el fondo los trabajos del grupo de
reflexión que debemos asumir, por no emplear otra palabra, la carta
conjunta que el Presidente de la República francesa y el canciller alemán
Kohl han dirigido al Presidente de la Unión Europea, Presidente del
Gobierno español, tratando de marcar cierto orden del día y ciertos
objetivos para la Conferencia intergubernamental. En todo caso, este
conjunto de factores pone de relieve las dificultades y los resultados
que ha producido el grupo de reflexión.

Más crítica ha de ser la valoración en el terreno económico, señor
ministro. Yo creo que en este aspecto --siempre tendremos una
discrepancia-- hay un desenfoque en la política europea de los gobiernos
del señor González. Se pone mucho más énfasis, por así decirlo, en todo
lo que afecta al proceso de integración, considerado en sí mismo y
aislado de otras circunstancias, que a la defensa del interés de los
sectores productivos españoles. Si hiciéramos un repaso detallado de toda
la parte económica del programa de la presidencia española, los
resultados no serían tan positivos y más bien la valoración tendría que
ser negativa.

Es verdad que la presidencia española y la Comisión han trabajado bien en
la elaboración de los informes. La relación de informes, que no voy a
repetir aquí, que ha hecho el señor ministro es expresión de un trabajo
intenso, pero el problema no está, como es lógico, en la realización de
informes, sino en ver cómo se combina el interés europeo con el interés
nacional español, combinación que es absolutamente imprescindible, porque
si pensamos solamente en la Unión Económica y Monetaria, España no cumple
hoy ninguno de los requisitos de convergencia y le queda poco tiempo para
cumplirlos. A mí me habría gustado



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ver a la presidencia española trabajando intensamente por conseguir
soluciones o por someter a debate criterios sobre qué va a ocurrir con
aquellos países que queriendo entrar en la Unión Monetaria no reúnan los
requisitos a primeros del año 1998, momento en que se determinará los
países que están en condiciones para entrar en la Unión Monetaria. Dadas
las dificultades que va a tener España, es de particular importancia para
nosotros saber qué va a ocurrir con esos países que, queriendo entrar, a
lo mejor no cumplen los requisitos necesarios para participar en la
moneda única.

También querría poner una nota negativa en otro aspecto, y es en el doble
lenguaje que a veces utiliza el Gobierno español, en el sentido de las
cosas que se dicen en Europa y de las cosas que, en la lógica
confrontación política, se trasladan después a la opinión pública
española. Lo que se acepta y firma en Europa, señor ministro, es rigor
presupuestario y contención del gasto público, insisto, de todo el gasto
público sin discriminaciones; sin embargo, esas mismas coordenadas se
utilizan como arma arrojadiza contra el programa de austeridad que
propicia el Partido Popular. Hace unos pocos días, por ejemplo, mientras
el Ministro de Trabajo aprobaba en Bruselas un informe que aconseja
proseguir la reforma del mercado laboral y seguir afinando los sistemas
de prestaciones por desempleo, el Ministro de la Presidencia, vulnerando
el «Pacto de Toledo», acusaba al Partido Popular de proponerse recortar
los gastos sociales y de tener un programa oculto. Nada puede, sin
embargo, ocultar la doble advertencia que el Gobierno español ha recibido
de las instituciones comunitarias. Una en el mes de julio: si no se hace
un mayor esfuerzo para reducir el déficit presupuestario, España podría
perder los fondos de cohesión. Otra advertencia en el mes de noviembre:
con la actual política económica, España no podrá participar en la moneda
única, porque no cumplirá los criterios de convergencia. Creo que es un
baldón para una presidencia que, además, no ha sido capaz de solventar
algo que interesa, y mucho, a España: la financiación de las redes
transeuropeas, instrumento básico para favorecer la creación de empleo y
que era contemplado en el Libro Blanco de Delors como uno de los
instrumentos fundamentales para incrementar los puestos de trabajo.

Tampoco se han producido avances dignos de mención en todo lo que afecta
al mercado interior, señor ministro, cuando las partes que quedan para su
culminación tienen particular importancia para las pequeñas y medianas
empresas españolas.

El repaso de los objetivos de la presidencia española, en lo que afecta a
agricultura y pesca, señor ministro, lleva a la conclusión, y se lo digo
con todos los respetos de que habría que suspender a la presidencia
española.

El primer objetivo que se marcaba la presidencia española era progresar
en la consolidación de la reforma de la PAC sobre la base de ayudas
permanentes que aseguren el mantenimiento de las rentas de los
agricultores. La crítica que hay que hacer sobre esto tiene una doble
dimensión: por una parte, los informes que se han hecho sobre las
repercusiones que va a tener la ampliación de la Unión Europea a los PECO
sobre la política agraria común, van todos en un camino que es
desfavorable para la agricultura española. También hay que hacer una
valoración negativa porque ese propósito que se marcaba el programa de la
presidencia no se ha cumplido en el debate sobre las organizaciones
comunes de mercado que se han tratado bajo la presidencia española.

Concretamente, ni en la del arroz ni en la de las frutas y hortalizas se
prevén ayudas permanentes similares a las aprobadas en la reforma de la
PAC de mayo de 1992; reforma de 1992 que fue altamente beneficiosa para
los productos de las agriculturas centrales o continentales.

En segundo lugar, la presidencia española se proponía impulsar las
reformas pendientes de las OCM de productos mediterráneos: frutas y
hortalizas, vino y arroz. En la consecución de este objetivo, la
presidencia española ha cosechado un fracaso. Las organizaciones comunes
de mercado de frutas y hortalizas y la del arroz han avanzado en
dirección contraria a los intereses españoles. En la del arroz se nos
quiere asignar una superficie máxima garantizada inferior a nuestras
posibilidades productivas; y en frutas y hortalizas se prevé que la OCM
se cofinancie con cargo a los presupuestos nacionales y comunitarios, a
diferencia de otras OCM que rigen los productos continentales, y se apoye
en las organizaciones de productores, que están escasamente desarrolladas
en España.

Finalmente, la presidencia española se proponía promover una reflexión
sobre los riesgos climatológicos de la agricultura europea. Sobre esto se
ha dado un paso positivo. En el Consejo de Ministros celebrado en Burgos
se acordó establecer un fondo de 50.000 millones de pesetas para toda la
Unión Europea. Nosotros tenemos que juzgar la cuantía de ese fondo como
escasa, pero por una razón objetiva; razón objetiva que se basa en la
consideración de lo que la Unión Europea se va a ahorrar como
consecuencia de la sequía que ha padecido España. En un cálculo
aproximado, ese ahorro se puede cifrar en unos 150.000 millones de
pesetas; y le detallo, señor ministro. Por descenso de la producción de
aceite de oliva, ahorro en la ayuda a la producción; del vino, ahorro en
las destilaciones; de las frutas y hortalizas, ahorro en las retiradas;
del algodón, ahorro en el pago de las restituciones al consumir España
cerca de ocho millones de toneladas métricas de cereales comunitarios,
que así se evita tener que exportar con restituciones hacia terceros
países.

Por último, señor ministro, en lo que concierne a la pesca, tampoco se ha
avanzado significativamente en nada de lo que interesa más a España.

Resulta evidente que la existencia de un acuerdo de pesca entre la Unión
Europea y Marruecos es mejor que su inexistencia, de eso no cabe lugar a
dudas; pero no resulta menos evidente que el finalmente firmado es peor
que el que regía previamente.

En conjunto, por tanto, y aun cuando se ha salvado la actividad de los
barcos artesanales, ha empeorado la situación de la flota pesquera
española que faena en aguas marroquíes. No se ha conseguido, por otra
parte, introducir en el acuerdo el principio de reciprocidad, con el fin
de evitar las actuales discriminaciones que soporta la flota pesquera
comunitaria, en lo referente a paradas biológicas, artes pesqueras,
tallas mínimas y capturas de inmaduras; otros



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problemas importantes para el porvenir de la política común pesquera ni
siquiera se han tocado.

Señor Ministro, concluyo. Creo que la Presidencia española, si tienen en
cuenta todas y cada una de las dimensiones en las que se había
comprometido con unos ciertos objetivos, ha sido una Presidencia
desigual, pero no querría concluir sin destacar que la diplomacia
española, los equipos de la Administración Pública española y los de la
Comisión merecen una felicitación, en el ámbito de la gestión, por el
intenso trabajo realizado. Pienso que la organización ha sido francamente
buena, los informes aprobados numerosos y el protagonismo alcanzado por
España y por el Gobierno español notable.




La señora PRESIDENTA: Tiene la palabra, por el Grupo Socialista, el señor
Costa.




El señor COSTA COSTA: Señor Ministro, permítame, en primer lugar,
felicitar al señor Solana por la confianza y la enorme responsabilidad
que la Comunidad Internacional ha depositado en su persona como
Secretario General de la Alianza Atlántica, en cuyas funciones le deseo,
en nombre propio y de mi Grupo Parlamentario, suerte y acierto, a lo que,
sin duda, su dedicación contribuirá como lo ha hecho hasta ahora al
gobierno de España y a mejorar nuestro país.

Dicho esto, la verdad es que ha sido una comparecencia extensa, como no
se podía esperar de otra manera, y para fijar la posición del Grupo
Parlamentario Socialista me gustaría iniciarla viendo lo que en junio nos
propuso el Gobierno. En junio, el Gobierno nos propuso unas metas
ambiciosas que yo englobaría en cuatro capítulos básicos. Decía nuestro
Grupo parlamentario que era consciente de que la presidencia española se
iba a desarrollar en un momento crucial para el desarrollo, ampliación y
profundización de la Unión Europea, y que Europa es para España un factor
de estabilidad y prosperidad. Como ya he dicho, condensábamos en cuatro
ejes las actuaciones a llevar a cabo. En primer lugar, sentar las bases
de la Europa del futuro a través de la presidencia del Grupo de reflexión
para la Conferencia Intergubernamental de 1996, buscando los elementos
que dieran lugar a un amplio consenso nacional para profundizar y ampliar
la Unión Europea. En segundo lugar, consolidar el crecimiento económico,
profundizando en las medidas propuestas por el Libro Blanco sobre
crecimiento, empleo y competitividad. En tercer lugar, avanzar en una
Europa abierta al mundo, básicamente profundizando en la relación
trasatlántica, reforzando los lazos con Latinoamérica, consolidando las
relaciones con Asia, contribuyendo a construir un nuevo orden comercial
internacional basado a la vez en el multilateralismo y en el regionalismo
y, finalmente, una Europa estable y próspera, con una política de
vecindad, con un enfoque equilibrado apoyado en una política global
mediterránea, en profundizar en los mecanismos de futuras ampliaciones,
en consolidar el pacto de estabilidad en Europa, en reforzar las
relaciones con Rusia y con otros países de la SEI y en hacer una Europa
más segura y más libre.

Estos eran los elementos, las metas ambiciosas calificadas por todos los
grupos parlamentarios como exhaustivas y calificadas también por los
países miembros de la Unión como una agenda cargada, una agenda realmente
difícil de cumplir.

De la comparecencia del señor Ministro de Asuntos Exteriores hoy, vemos
que cada uno de estos capítulos se ha llenado de contenido, se ha ido
llenando de contenido sólido, en donde quizá los acontecimientos, que se
van sucediendo unos a otros con velocidad vertiginosa, nos hacen olvidar
lo anterior. Y yo quisiera recordar, como ya ha hecho algún portavoz, que
a la Cumbre de Pekín sucedió la Cumbre de Jefes de Estado de Formentor,
en Mallorca; a ésta la sucedió la Conferencia de Barcelona; a
continuación, la Cumbre de la Unión Europea con Estados Unidos de
América, y nos queda todavía el Consejo de Madrid. Todos esos
acontecimientos no han sido acontecimientos sociales, sino que han sido
acontecimientos llenos de contenido que, sin duda, van a marcar el rumbo
que Europa va a seguir en el futuro y que han llenado de contenido los
cuatro ejes del programa de la presidencia española.

Si miramos en el aspecto económico, en primer lugar, la Cumbre de Madrid,
a falta de la celebración del Consejo de Madrid, en el Libro Blanco ha
avanzado en cómo se debe pasar a la Unión Económica y Monetaria. También
se ha avanzado en las orientaciones económicas y en un catálogo de
medidas para producir puestos de trabajo en la Unión Europea, todos ellos
temas prioritarios de los ciudadanos de la Unión Europea.

Si se me permite hacer algunas acotaciones a cuestiones que han sido
suscitadas en el debate de su comparecencia, yo no puedo estar de acuerdo
en que España no va a cumplir los criterios fijados en el Tratado de la
Unión Europea para la Unión Económica y Monetaria. Estos criterios los
tenemos que examinar a la luz de los instrumentos que el Parlamento y el
Gobierno se han dado a sí mismos y, concretamente, del Programa de
Convergencia revisado ahora hace dos años, si no recuerdo mal, y que se
está cumpliendo estrictamente en todas sus cifras macroeconómicas.

Por tanto, lo que hay que hacer --y así lo reconoce el informe del
Comisario responsable de la Unión Económica y Monetaria-- es continuar
profundizando en las políticas de reducción del gasto público, sin
especificar en cuáles se debe hacer esta reducción, y, evidentemente, lo
que garantiza nuestro Grupo parlamentario es que estos recortes al gasto
público no se van a realizar en políticas de pensiones, o en políticas
sociales. Y esto es parte de una opción política, en la que el Grupo
Parlamentario Popular puede coincidir o no, pero, en cualquier caso,
existen otras posibilidades de recorte del gasto público que no son éstas
y que permiten converger en los términos fijados por el Plan de
Convergencia y en los criterios del Tratado de la Unión Europea.

Este sería un elemento muy importante en sí mismo, porque es verdad que
nos quedan dudas --se están estudiando todavía-- sobre qué pasará con los
países que queden fuera de la Unión Económica y Monetaria, pero también
es verdad que la fijación de qué es lo que va a suceder



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con los que queden fuera del primer momento de la Unión Económica y
Monetaria la vamos a tener que establecer en el futuro y con nuestro
acuerdo como miembros de la Unión Europea. Por consiguiente, éste es un
tema sobre el que podemos seguir avanzando.

En la política exterior no voy a reiterar todos los hechos notables que
han sucedido durante la presidencia española. Simplemente quiero decir
que han sido afectadas básicamente las siguientes áreas: el Atlántico, el
Centro y el Este de Europa, el Mediterráneo, el Pacífico y Latinoamérica,
y que todas esas áreas han sido afectadas con políticas que en el futuro
van a tener una gran relevancia y que la tienen ya en el mismo momento en
que se están produciendo los acuerdos que se han estado fijando.

En la Conferencia Intergubernamental yo también tengo que discrepar del
concepto que ha manejado el portavoz del Grupo Popular, en el siguiente
sentido: la presidencia del Grupo de reflexión para la Conferencia
Intergubernamental de 1996 lo que tenía encargado era acotar una serie de
propuestas que pudieran dar lugar a una conferencia organizada, a una
conferencia con un orden del día en el que se pudiese optar por distintas
soluciones a los problemas que hoy tiene la Unión Europea. Y es verdad
que en los Estados que conforman la Unión Europea existen discrepancias,
básicamente sobre dos modelos, un modelo más integracionista y un modelo
más liberal. Nuestro país opta por un modelo más integracionista y
tendremos la ocasión de defenderlo en la Conferencia Intergubernamental,
pero sería erróneo decir que más integración europea va en perjuicio o no
va al mismo nivel que los beneficios para la economía y para las empresas
españolas.

Desde que España se integró en la Unión Europea en 1986 todos los
sectores económicos españoles menos uno han sido muy beneficiados por el
proceso de integración. Más integración en Europa ha significado para
nuestras empresas y para nuestra economía más productividad, más
bienestar, más producción, más beneficios. Por lo tanto, continuamos
siendo integracionistas, pero siéndolo también respondemos al interés del
conjunto de la economía española. Fijando esos matices, sobre los que
esperamos poder llegar a un acuerdo, tenemos que hacer una valoración,
llegado diciembre, del examen que ha pasado el Gobierno español en esta
presidencia.

Ya sé que no es el momento para recordar los designios agoreros que
algunos portavoces muy cualificados de grupos políticos presentes en esta
Cámara y que pueden acceder a responsabilidades de Gobierno hacían sobre
la presidencia española. Se decía que la presidencia española estaría
marcada por la crisis interna, por la crisis de Gobierno; que no había
capacidad para abordar los problemas que de verdad tenía la Unión Europea
y que un gobierno desprestigiado --se decía-- no podía estar al frente de
la presidencia de la Unión Europea. Hoy es un clamor unánime en todos los
países de la Unión Europea y en la comunidad internacional que la
presidencia española ha sido una de las más brillantes que ha tenido la
Unión Europea en los últimos años. Yo, como socialista y como español, me
quiero poder sentir orgulloso --y quiero expresarlo aquí-- del trabajo
realizado por los funcionarios públicos, pero también de las metas
situadas por nuestro Gobierno, por el Gobierno español, para que estos
funcionarios trabajaran en el sentido de alcanzar unas metas que todos
reconocíamos difíciles y que hoy hemos logrado en su mayoría. Por lo
tanto, en el momento en que estamos, a falta del Consejo de Madrid, nos
podemos mostrar yo diría que globalmente muy satisfechos de la gestión de
la presidencia española realizada por el Gobierno español.

No quiero acabar sin entrar en elementos sectoriales que me parece
importante clarificar respecto a las posturas que aquí se han expuesto.

Es verdad que, aunque estos elementos no estén acordados, ello no empaña
la brillantez con que se ha desarrollado la Presidencia española, pero
vale la pena puntualizar y dejar claro cuál es la postura de nuestro
Grupo en algunos de ellos.

Se dice que en agricultura y pesca no ha sido lo brillante que sería
deseable. Sin duda, podríamos compartir esta afirmación si no le damos
más contenido y yo diría que en estos sectores se ha sido todo lo
brillante que ha sido posible y que el resultado final es altamente
satisfactorio para nuestro país. Quizá sólo es otra manera de decirlo,
pero me parece importante que se vea desde esta perspectiva.

Cuando se dice que no se ha llegado a aprobar la organización común, de
mercados de frutas y hortalizas --y se dice desde el Grupo Parlamentario
Popular--, se omite que, en el Parlamento Europeo, el ponente del Partido
Popular ha estado obstruyendo que se aprobara esta organización común de
mercado. No es razonable que, por una parte, se esté paralizando la
aprobación de una OCM, que es importante para nuestro país, y, por otra,
se critique al Gobierno porque no se ha llegado al resultado que todos
los grupos parlamentarios deseábamos y que el propio Gobierno deseaba.

Se dan como ciertas unas cifras estimativas que no creo que se puedan
sustentar a la luz de los datos reales de exportación de nuestros
productores agrícolas. Cuando se dice que la Unión Europea ha dejado de
ingresar en el sector agrícola español 150.000 millones de pesetas en los
sectores que aquí se ha dicho, hay que decir que España desde hace años
no tiene retiradas en frutas y hortalizas y que no es a causa de la
sequía, sino que es a causa de que están incrementando mucho las
exportaciones de nuestro país a los países de la Unión Europea. Por
tanto, yo creo que estamos haciendo un flaco favor a nuestros
agricultores sumándonos a unas afirmaciones gratuitas que no tienen
sustento en la realidad y que omiten la necesidad de modernización que
sectores agrícolas de nuestro país tienen pendiente. No se puede decir
que las OCM no son buenas porque en nuestro país las organizaciones de
productores son débiles. ¡Pues tendrán que fortalecerse! Hagamos el
esfuerzo de fortalecer las organizaciones de productores, pero no digamos
que una política es mala porque hay una cierta no digamos incapacidad,
pero sí reticencia a organizarse, de manera que se pueda ser competitivo,
que se pueda estar presente, más presente todavía, en esos sectores en
donde ya somos muy importantes.

Finalmente me referiré a los acuerdos con Marruecos. Los acuerdos con
Marruecos han sido firmados y a un nivel tan satisfactorio para nuestro
país que a muchos de nosotros



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nos parecía imposible que se llegara a este resultado cuando se iniciaron
las negociaciones. Creo que es bueno reconocerlo. Creo que es bueno
reconocer que si es cierto que el convenio de pesca con Marruecos es peor
--dicho en una valoración-- que el anterior, el año que viene será mejor
y que, al final del convenio la diferencia es realmente muy pequeña.

Cuando se dice peor es muy poco peor y, además, va acompañado de otros
convenios que permiten a nuestros pescadores y a los trabajadores que
pescan en nuestros barcos mantener su nivel de empleo.

Por lo tanto, permítanme una vez más felicitar al conjunto de personas
que han hecho posible esta presidencia, esta brillante presidencia
española. También quiero felicitar al Ministro señor Solana, que, sin
duda, ha tenido un gran peso en el desarrollo de esta presidencia y que,
sin duda también, el trabajo desarrollado en la misma le ha ayudado a
merecer la confianza de la comunidad internacional que ha sido depositada
en él.

Así pues, a la espera del Consejo de Madrid y de los acuerdos a los que
en este Consejo se lleguen, permítanme una vez más felicitar al conjunto
del Gobierno español y de los funcionarios que han tomado parte en los
trabajos de la presidencia española.




La señora PRESIDENTA: Para responder a todas las señorías que han
intervenido, tiene la palabra en este momento el señor Ministro.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Solana Madariaga): En primer
lugar, quiero hacer una reflexión de carácter general de agradecimiento a
los distintos portavoces que se han pronunciado en la tarde de hoy por lo
que, a mi juicio, es una valoración positiva de lo que ha sido el trabajo
de unos y otros durante este período tan importante para nuestro país y
tan importante también para la construcción europea.

Aunque no era el objetivo de esta comparecencia hacer un balance global
de la presidencia española --hoy se trataba más bien de explicar lo que
había sido el último Consejo de Asuntos Generales--, puesto que SS. SS.

han preferido traer a colación algunos otros temas, trataré de
contestarles también, aunque sea brevemente, dejando bien claro que ésta
no será la última sesión en esta Comisión Mixta Congreso-Senado para
tratar estos temas, sino que se hará otra sesión, ya sea aquí, ya sea en
el Pleno, en el momento en que se haga el balance global, incluido el
Consejo de Madrid. Por tanto, aunque procesalmente todavía no sea el
momento final, puesto que quedan todavía algunos consejos sectoriales por
tener lugar, algunos muy importantes, contestaré a algunas de las
afirmaciones que se han hecho para tratar de ponerlas en el marco general
en que el Gobierno entiende que deben ser situadas.

En primer lugar, agradezco al Diputado señor Mardones, como a todos, sus
palabras. Ciertamente, como dije contestando brevemente al inicio de la
sesión a su intervención, la concentración mayor de mi intervención fue
en el segundo pilar, por las razones que antes he explicado. Pero no
quisiera no contestar a algunas de las sugerencias, afirmaciones o dudas
que ha expuesto en relación con otras cuestiones relativas al primero y
tercer pilar.

En el primer pilar, le han preocupado, sobre todo, los asuntos relativos
a la Unión Económica y Monetaria. Yo quiero decirle, con toda franqueza,
y lo diré después, contestando a los demás portavoces de los grupos
parlamentarios, que el éxito de estos seis meses en avanzar hacia la
Unión Económica y Monetaria, que es un objetivo de todos, de este
Gobierno y de esta Cámara también, ha sido extraordinario, y yo creo que
hace pocos meses, al inicio de la presidencia, pocos en Europa habrían
apostado por que en el Consejo de Madrid se diera el marco de referencia
para la tercera fase. Se ha hecho un esfuerzo extraordinario en momentos
muy difíciles, como S. S. ha señalado bien, porque han tenido lugar
momentos, en algunos países, desde el punto de vista de sus políticas
económicas, complejos.

A pesar de todo ello (no le debo ocultar que ha habido declaraciones, a
veces, más bien poco constructivas por parte de algún Ministro de
Economía o de Hacienda de algún importante país europeo a lo largo de
este semestre, que han complicado mucho las cosas), independientemente, o
a pesar de todo ello, aprobaremos en Madrid el marco de referencia de la
tercera fase; aprobaremos en Madrid probablemente, el nombre de la moneda
y aprobaremos, por tanto, en un paso extraordinariamente importante
también, las fechas y el momento en que van a ser analizados los
distintos países para ver si están en condiciones de pasar o no a la
tercera fase, cosa importantísima. Sabe S. S. que uno de los debates que
ha trascendido menos, quizás, a la opinión pública, pero más sensibles,
es el momento en el cual los distintos países tienen que aportar sus
datos para que sean juzgados por la Comisión o por el conjunto de los
países para ver si están o no en condiciones para dar el paso a la
tercera fase. Por tanto, desde el punto de vista de lo que hace
referencia a la Unión Económica y Monetaria, yo creo que el trabajo que
se ha realizado ha sido espléndido. Como no he sido yo el responsable de
él, lo puedo decir, quizás, con más energía: ha sido verdaderamente un
trabajo que muy pocos pensaban que se pudiera llegar al final de estos
seis meses, y era importante que se llegara al final de estos seis meses;
porque, si no cerrábamos en este semestre de 1995 estas decisiones,
difícilmente podríamos cumplir con seriedad y con rigor todos los
calendarios que teóricamente estaban contemplados en el Tratado de
Maastricht. Desde ese punto de vista, yo sí tengo que decirles que estoy
muy satisfecho de lo que se ha hecho, y no sólo lo digo yo; creo que es
«vox populi» en la comunidad económica internacional europea.

En segundo lugar, con respecto a las cuestiones más sensibles para la
representación que ostenta el Diputado, señor Mardones, le diré que, por
lo que hace referencia a Canarias, no lo hemos hecho mal. No lo hemos
hecho mal. Veo que su sonrisa significa, a mi juicio, no una sonrisa
irónica, sino más bien una sonrisa positiva de aceptar lo que acabo de
decir. Lo hemos hablado en varias ocasiones, lo han hablado varias
personas con S. S., con personas de su Grupo Parlamentario y con personas
que representan a su Comunidad, y sabe que se ha hecho todo lo que se ha



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podido y más de lo que se pensaba que se podría haber conseguido. Desde
el punto de vista de lo que pudiéramos llamar aspectos interiores,
domésticos, a los que S. S. ha hecho referencia, creo que el trabajo ha
estado bastante bien hecho.

Con respecto a las siete preguntas del Senador, señor Gangoiti, le
contestaré a las siete, con más intensidad a unas que a otras, porque
tienen más contenido unas que otras. La primera, de gran contenido
político y muy referida al segundo pilar de la Unión Europea, habla sobre
las relaciones entre la Unión Europea Occidental, la Unión Europea y la
Alianza Atlántica; es la pregunta que se formula. A esa pregunta que se
formula, la contestación no es una contestación cerrada hoy, pero sí es
una contestación que empieza ya a tener los perfiles para poder ser
definida. Durante este semestre, hemos presidido también la Unión Europea
Occidental y hemos tenido que hacer un ejercicio extraordinariamente
importante: definir la posición que la Unión Europea Occidental iba a
mantener en la conferencia intergubernamental o, por lo menos, la
aportación. Lógicamente, el debate en la conferencia intergubernamental
no es entre instituciones. La UEO, como tal, no estará representada.

Estarán representados los Estados y tendrán, en su momento, que opinar
sobre cómo ven ese desarrollo. Sin embargo, sí hay una posición común en
la Unión Europea sobre cuál debiera ser, a su juicio, como Unión Europea
Occidental, el planteamiento de las relaciones institucionales entre la
Unión Europea, la Unión Europea Occidental y la Alianza Atlántica. Se la
resumo muy brevemente.

El documento --lo debe conocer S. S.-- es un documento claro y yo creo
que enormemente constructivo y positivo. Hay una posición mayoritaria y
una posición minoritaria. La mayoritaria es muy mayoritaria y la
minoritaria es bastante minoritaria. Para ser más explícito: la
minoritaria se reduce a uno. La posición mayoritaria postula que la Unión
Europea Occidental vaya gradualmente confluyendo institucionalmente con
la Unión Europea; insisto: gradualmente. No se trata de hacer una
operación de laboratorio, que no tenga nada más que el fruto de haber
conseguido un objetivo de carácter político y que luego no tenga
operatividad alguna; no se trata de eso. Se trata de hacerlo
gradualmente, de manera que vaya cambiándose la forma institucional de
relación entre la Unión Europea y la Unión Europea Occidental, a la vez
que se van transformando también sus capacidades operativas. ¿Por qué sus
capacidades operativas? Porque las capacidades operativas de la Unión
Europea Occidental, como S. S. sabe, en este momento son relativamente
escasas. Han mejorado sensiblemente en los últimos dos años, pero todavía
hay un punto crucial donde no se ha podido desbloquear; y no se ha podido
desbloquear ese joven concepto (empieza a ser, quizás por el uso, un
poquito menos joven) de fuerzas separables pero no separadas. Como sabe,
ese concepto se puso en marcha en la Cumbre de la Alianza Atlántica, que
tuvo lugar en Bruselas, los días 4 y 5 de enero de 1994, y ese
procedimiento ha estado bloqueado por una difícil comprensión de dos
países para que pudiera avanzar; incomprensión o dificultad de dos países
para que eso avanzara que, afortunadamente, ya no existe, y no existe
desde hace, aproximadamente, una semana. La posición de Francia en
relación con esta cuestión va a desbloquear la posibilidad de que ese
concepto de fuerzas separables pero no separadas se pueda poner en
marcha. Por tanto, estamos avanzando también desde el punto de vista
operativo.

Desde el punto de vista institucional, la posición de la Unión Europea
Occidental es ir confluyendo gradualmente hacia la Unión Europea,
manteniendo, con la mayor intensidad, el vínculo trasatlántico, es decir,
el vínculo con la Alianza Atlántica. Desde el punto de vista operativo,
se ha desbloqueado, yo creo que como no se esperaba que se desbloqueara
tan pronto, teóricamente, el proceso para que la Unión Europea Occidental
pueda tener una capacidad operativa mayor de la que ha tenido hasta estos
momentos.

Ahora bien, S. S. plantea un problema serio: la Unión Europea Occidental
está compuesta por un número de miembros que no coinciden; son círculos
que no coinciden los unos con los otros. Hay tres círculos, algunos
concéntricos y algunos, desgraciadamente, excéntricos. Hay círculos
concéntricos que son países de la Unión Europea, pero que no forman parte
de la Unión Europea Occidental, y pienso en los países neutrales. Hay
países que no forman parte de la Unión Europea y que sí tienen grados de
asociación con la Unión Europea Occidental. Para explicarlo de una manera
quizás más gráfica y que le pueda producir una mayor perplejidad, pero
perplejidad que existe: la Unión Europea Occidental está formada por diez
miembros, diez miembros, que no se reúnen nunca solos; únicamente se
reúnen solos en el ámbito de los embajadores, pero en todas las cumbres
de la Unión Europea Occidental están siempre esos diez miembros
acompañados o por los miembros asociados, es decir, miembros que,
formando parte de la Unión Europea no forman parte de la Unión Europea
Occidental, o, por otra parte, miembros que, no formando parte de la
Unión Europea ni de la Unión Europea Occidental, quieren tener una
relación con ella. Por tanto, es una organización, desde ese punto de
vista, si me permite, bastante singular. Pero vamos avanzando en la
clarificación institucional y vamos avanzando en la clarificación
operativa. Me gustaría subrayar que la presidencia española y, en
concreto, la Cumbre de Madrid, desde ese punto de vista, ha sido
enormemente clarificadora y creo que ha dado un paso bastante importante
hacia adelante. Le reitero, además, que en 1998, es decir, en el período
que va desde ahora hasta el año 2000, en que tendremos que resolver
asuntos tan difíciles como la moneda única, la conferencia
intergubernamental, por citar dos ejemplos, tendremos que replantearnos
todo el tratado fundacional de la Unión Europea Occidental, que, como
sabe S. S., vence en 1998, por lo que tendremos también que
replantearnos, no solamente en la conferencia intergubernamental, sino
también unos cuantos años después, o un año después, o a la vez, depende
de cuánto dure la conferencia intergubernamental, los elementos
fundacionales de la Unión Europea Occidental.

El segundo tema que plantea el Senador era Schengen. Ahí tiene la razón.

Schengen, como sabe, es uno de esos



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círculos o ámbitos de geometría variable que tiene la Unión Europea, uno
de ellos, quizás uno de los más importantes (el que he mencionado
anteriormente, también tiene su entidad). Es verdad que un país, en este
caso, Francia, ha pospuesto la entrada en vigor de Schengen, por razones
que S. S. ha explicitado con toda claridad. Por tanto, es verdad que en
Schengen, por un lado, hemos dado un paso hacia adelante, pero, en la
práctica, también se ha dado algún paso hacia atrás, por razones ligadas
al planteamiento que en estos momentos ha tenido un país muy importante
de Schengen como es Francia.

Permítame que haga una pequeña referencia, ya que ha salido a colación la
carta del Presidente Chirac y del Canciller KÜhl. La carta, bien leída,
tiene un párrafo donde se hace una apelación bien clara a la libre
circulación de personas, firmada también por el Presidente Chirac.

¿Quiere eso decir que el Gobierno francés estará en circunstancias,
esperemos que dentro de poco, para seguir avanzando en la dirección de
Schengen? Estimo que sí y que, por tanto, en el avance de Schengen, esto
ha sido un paréntesis de seis meses, debido a problemas internos de un
socio de Schengen, como es Francia.

Otros países se han apuntado a Schengen. El círculo de geometría variable
o el radio de ese círculo es un poco mayor que cuando lo iniciamos. Algún
otro país que no estaba en Schengen ha querido introducirse en Schengen.

Quedan todavía, como sabe muy bien, algún país que no es muy partidario
de entrar, ni hoy, ni parece que mañana --por lo menos en un mañana
cercano-- en Schengen. En cualquier caso, sí hay un llamamiento, y lo
habrá en el Consejo de Madrid, y estoy seguro de que lo habrá en la
Conferencia Intergubernamental, a que la libre circulación de personas
debe ser una realidad y que, por tanto, Schengen debe dejar de ser un
círculo de radio limitado, para ser un círculo que englobe a todos los
países de la Unión Europea.

La tercera cuestión se refería a la Unión Económica y Monetaria sobre los
temas de la economía alemana y el problema francés. Los últimos datos,
los datos de las últimas 48 horas, sobre la producción de Alemania no
podría negarle que son un poquito peores que los de hace unas semanas o
un trimestre anterior, pero, en cualquier caso, siguen siendo datos muy
sólidos de desarrollo de la economía alemana.

Sobre el problema francés que estamos viendo estos días, quizá, si me
permite algún miembro de la Cámara que ha intervenido en el penúltimo
lugar, diré que eso sí que forma parte del doble lenguaje. En seis meses,
no en seis años, un Gobierno ha dado un giro muy importante en lo que
habían sido sus compromisos electorales para cambiarlos de una manera muy
radical. Eso sí que entiendo yo que forma parte del doble lenguaje de la
política y que suele traer consecuencias no muy queridas para nadie, ni
para los ciudadanos de Francia, ni para el ambiente general en que
estamos moviéndonos en este momento para dar el paso hacia la moneda
única europea.

Su señoría me preguntaba si puede haber moneda única sin que esté
Francia, creo que ése era el sentido de su pregunta. La contestación es
muy clara: No. Yo no concibo la moneda única formada por Alemania y por
los tres países del Benelux, sin que esté Francia y los países del sur.

No lo concibo. Como no lo concibe el canciller KÜhl, que lo ha dicho
claramente en la rueda de prensa de hace tres días. Lo ha dicho con toda
claridad. Francia debe estar en la moneda única; si no, no entrará en
vigor la moneda única en el momento en que está pensado.

La cuarta pregunta se refiere a la ampliación. Su señoría se pregunta a
qué ritmo se va a producir la ampliación, haciendo primero una reflexión,
que yo comparto, sobre el valor en sí mismo, político y de justicia
histórica, que tiene la ampliación. Son países que, por causas
históricas, no pudieron estar en su momento inicial en las instituciones
europeas, como no pudimos estar nosotros. Y así como nosotros nos
felicitamos de poder estar, hay que ayudar a que ellos puedan estar. ¿Con
qué condiciones? ¿Bajo qué premisas? Esa es la gran pregunta.

Le voy a dar algún dato para que S. S. se haga una idea de la magnitud
del problema. Su señoría ha dicho que el problema es grande. Yo le voy a
dar algún dato porque, a veces, no nos damos cuenta de la magnitud del
problema hasta que no lo vemos plásticamente. Haga S. S. el siguiente
cálculo. Tome usted el producto interior bruto de Polonia, súmelo al de
Hungría, súmelo al de la República Checa, al de Eslovaquia, al de
Rumania, al de Bulgaria, súmelo al de los tres Países Bálticos y
encontrará usted que todo eso suma aproximadamente 106 millones de
ciudadanos, 106 millones. La suma de todos los productos interiores
brutos de todos esos países que he mencionado, que son los que están en
lista de espera, alcanza estrictamente la mitad del producto interior
bruto de España y aproximadamente el mismo del producto interior bruto de
Holanda. Holanda tiene alrededor de unos 25 millones de habitantes;
España tiene 40 millones de habitantes. Pues 106 millones de habitantes,
de esos países que están llamando a la puerta, de todos, tienen un
producto interior bruto que llega a ser el de Holanda, aproximadamente,
que es la mitad que el de España.

¿Por qué digo esto? Lo digo para que nos demos una idea del problema que
tenemos delante de nosotros y de la inteligencia y buen sentido que se va
a requerir para que este proceso de adaptación se realice de manera
ordenada, para unos y para otros.

Para nosotros; lo tenemos que ordenar al menos en tres variables:
institucionalmente, y de ahí la conferencia intergubernamental que va a
tratar de ordenarlos internamente, preparar el recipiente para poderlos
acoger. Tenemos que hacerlo también desde el punto de vista de adecuación
de dos grandes rúbricas de la política presupuestaria, que suman
básicamente el 70 por ciento del gasto de la Unión Europea, que están
concentradas en la política agrícola y en la política estructural o la
política de solidaridad.

Las dificultades mayores son que estos países que acabo de mencionar,
desde el punto de vista agrícola, son productores agrícolas importantes.

Y algo más grave, tienen una población activa agrícola muy, muy superior
a la que tenemos nosotros. Si en la Europa de los 15 hemos pasado ya a
tener unas tasas de población agrícola activa del 7, del 8, del 9, no más
allá del 10, nos podemos encontrar con países que tienen poblaciones
agrícolas activas superiores



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al 30 por ciento de la población activa total. Por tanto, hay que hacer
una reconversión muy importante.

Lo mismo le puedo decir sobre las políticas de solidaridad, con lo que,
por las cifras que le he dicho al inicio de mi intervención, se dará
cuenta que todos ellos están lógicamente en media muy por debajo de la
media de renta de la Unión Europea y, por tanto, en teoría, son
recipiendarios, por derecho, a las políticas de solidaridad. Por tanto,
el problema es de gran envergadura. De ahí el tiempo que hay que tomarse
y los períodos transitorios que habrá que poner en juego.

Problema añadido: que ahora los períodos transitorios son más complicados
que cuando nosotros nos incorporamos; por una razón muy sencilla, cuando
nosotros nos incorporamos no había un mercado único y, por tanto, podría
haber controles en frontera mucho más fáciles para períodos transitorios.

Ahora, habiendo mercado único, los períodos transitorios son de una
complejidad de puesta en práctica mayor; pero creo que, con inteligencia,
con buen sentido, con voluntad política, porque creo que es muy
importante que tengamos voluntad política de que este proceso se realice,
lo podremos resolver.

La quinta cuestión se refería al apoyo a América Latina. Estamos de
acuerdo. Sólo le quería hacer una pequeña matización: Los elogios al
Comisario Marín, que se los merece y mucho, se los merece por América
Latina. En este caso, ya no se los merece por los temas ACP, porque ya no
es responsable de ello, pero se los merece y con gran intensidad por la
labor que ha realizado en la política mediterránea y en la política de
América Latina en este momento y por lo que preparó en la ACP, pero, en
el nuevo reparto de competencias, el Comisario responsable de ACP es el
Comisario Piñeiro, que es el Comisario portugués.

La sexta preocupación que tenía S. S., si entiendo bien, es que no
confundamos regiones con ciudades, por decirlo muy brutalmente. Su
señoría sabe que hay presiones en las dos direcciones, los que son más
localistas y los que son más regionalistas, en el Comité de Regiones,
pero creo que no debe haber ninguna razón para que no se encuentre una
solución, solución que también debíamos encontrar entre los españoles,
porque una representación muy importante en la dirección está en manos de
insignes responsables españoles. Si llegáramos nosotros a un buen
acuerdo, seguramente estaríamos en mejor disposición de llevarlo
adelante.

La séptima pregunta se refiere a Yugoslavia, Eslovenia más concretamente.

Sobre Yugoslavia no me voy a extender más porque S. S. conoce bien cómo
se encuentra ahora la situación, las dificultades que tiene y también las
esperanzas que se han abierto, sin ningún género de dudas. Por lo que se
refiere a Eslovenia, que es sobre lo que me preguntaba concretamente, sí
hay un problema y es que no se ha firmado todavía el acuerdo de
Asociación por un problema que tiene Eslovenia con Italia, que va al
corazón de una reivindicación histórica, quizá demasiado histórica, para
ser tan gravemente asumida hoy por unos y por otros. Lo que está en juego
son las propiedades de unas ciertas viviendas, incautadas en los años de
la guerra a italianos que vivían en Eslovenia. Y hasta que no se resuelva
ese contencioso, que es un contencioso pequeño en dimensión, pero de
profundo sentido político, no se puede dar ese paso. Por tanto, Eslovenia
está en una especie de limbo en este momento. Es el país que tiene una
posibilidad mayor de firmar el acuerdo de asociación, incluso de los que
estaría más preparado para una integración, pero se encuentra, debido a
este problema político, en un estado un tanto atípico.

No asumo las responsabilidades de la ruptura de la República
Checoslovaca. Es una decisión que ha tomado ese país para convertirse en
dos. Los dos han presentado su solicitud de ingreso en la Unión Europea y
los dos lo están considerando.

En relación con la Diputada, señora Alemany, le agradezco las palabras
que me ha dirigido a mí personalmente, y también las que ha dirigido a la
acción colectiva del Gobierno en estos meses de presidencia europea.

Satisfacción que ella tiene porque ha colaborado activamente, ayudando al
Gobierno durante este período, y hoy podemos poner de manifiesto
claramente, S. S. y yo mismo, que merecía la pena hacerse, porque ha sido
un éxito para España y también para Europa.

Desde el punto de vista interno, decía que tiene algunas incógnitas sobre
la política agraria. Le diré muy brevemente que, sobre la política
agraria, había tres posibles iniciativas que podíamos haber aprobado. La
directiva del arroz, que se va a aprobar, y además en la buena dirección,
contrariamente a lo que se ha afirmado, y yo creo que con satisfacción
del mundo de la producción arrocera española. Con respecto a frutas y
hortalizas, lo más probable es que no dé tiempo, porque el Parlamento
Europeo, por las razones que se han apuntado anteriormente y por otras,
no ha dado todavía su dictamen y, por tanto, sólo se ha avanzado en una
parte del debate político, pero difícilmente se ha podido avanzar en la
perspectiva más específica de la directiva. En cuanto a la directiva
relativa al vino, inteligentemente y bien hecho, no se ha querido entrar
en ella, teniendo en cuenta las producciones de vino del año 1995 y las
expectativas que se tienen para 1996. Una política, en este caso de
defensa de los intereses nacionales más que de defensa de los intereses
europeos, nos aconsejaba posponer ese debate. Y tiene dos esperanzas,
sobre el Comité de Regiones, que juega un papel más importante y sin duda
lo va a jugar, y sobre el tema de la subsidiariedad. Este último está en
el orden del día del Consejo Europeo de Madrid. El tema de la
subsidiariedad es un tema que tiene su ritornello, que va y viene, que
cada uno lo define de la manera que más le interesa, porque la
subsidiariedad sirve para casi todo. Es un concepto que, dependiendo de
quién lo utilice, engloba los elementos que quiera introducir. Lo que sí
le quiero decir es que habrá un informe de la Comisión al Consejo de
Madrid, que yo he tenido ocasión, no de leer en su totalidad, porque no
me ha dado tiempo, pero lo he leído casi, que pone de manifiesto que al
final no es la Comisión --uso el femenino para la Comisión-- la madre de
las directivas, sino que son más bien los Estados los padres de las
directivas. Es decir, cuando acusamos a la Comisión de no cumplir los
principios de subsidiariedad, estamos diciendo algo que no es correcto,
porque son las presiones



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de los Estados las que hacen que se aprueben directivas que a veces la
Comisión no hubiera tenido la iniciativa legislativa para ponerlas sobre
la mesa. Pero luego nos quejamos los Estados de que tal o cual directiva
nos controla tal o cual cosa, que a veces es absurda y quizá exagerada.

Pero sí debe quedar claro que no es responsabilidad de la Comisión, por
lo menos la total, la materia de subsidiariedad o, por lo menos, las
directivas que puedan significar excesivos detallismos, que para algunos
pueden ser incluso negativas.

Por último, hacía una reflexión sobre el seguimiento de la Conferencia
Euromediterránea. El mecanismo está puesto en marcha y es un mecanismo de
seguimiento diario. Está formado por la troika, la Comisión y los países
euromediterráneos que van a hacer el seguimiento de los programas, del
plan de acción, de cómo se distribuyen los recursos, etcétera, y luego va
a haber un conjunto de reuniones a todos los niveles, desde altos
funcionarios, hasta ministros sectoriales. Para algún Diputado que ha
dicho que el año 1997 le parecía quizá demasiado lejano, le diré que en
dicho año se celebrará la Conferencia de Ministros de Asuntos Exteriores.

Eso no quiere decir que hasta 1997 no vaya a pasar nada. En 1996 habrá,
al menos, tres conferencias sectoriales a nivel ministerial, una para
energía, otra para inversiones y otra para temas, seguramente, de
desertificación y del agua. Por tanto, temas de gran envergadura que se
ponen en marcha ya en el año 1996, primero durante la presidencia
italiana y, después, durante la irlandesa. Por tanto, creo que el
mecanismo de seguimiento está suficientemente lubricado para que funcione
bien.

Al Diputado, señor Vázquez, quiero darle las gracias por su felicitación.

Siento mucho coincidir en que es su último día de asistencia a esta
Comisión. Sí quiero decirle que, a mi juicio, y es un juicio subjetivo,
no sé si compartido por lo demás, S. S. ha sido uno de los que han
enriquecido esta Comisión, y se lo quiero agradecer. Creo que perderemos
mucho al no poder contar con S. S. en el próximo período de sesiones en
una Comisión tan importante como ésta. No sólo nos une que nos vamos
juntos, sino muchas más cosas. Nos une la amistad, que espero que no
lleguemos a romper nunca, sea cual sea el destino que la vida nos depare
a S. S. o a mí mismo.

Voy a contestarle a las referencias que ha hecho a temas puntuales. He
contado nueve, más una reflexión final, un estrambote. Contestaré a las
nueve y haré una reflexión sobre su estrambote.

Sobre la Conferencia Euromediterránea, le agradezco la parte positiva. Le
contestaré en los mismos términos que a la Diputada, señora Alemany,
sobre el seguimiento, que es lo que más le preocupa. En el año 1996 habrá
tres reuniones de ámbito ministerial, seguimiento que me parece muy
importante. Le preocupaban también los contenidos de la declaración
política, en lo que hace referencia a los aspectos democráticos, derechos
humanos, etcétera. Yo me atrevería a decirle, señoría, que la declaración
política yo creí que no iba a ser aceptada por los otros países, ya que
es muy ambiciosa y muy audaz, donde los países del sur del Mediterráneo
reconocen conceptos que no hace muchos años hubiera sido muy difícil que
hubieran acogido en una declaración escrita y firmada. Por tanto, creo
que damos un paso muy importante en compartir valores; bien es cierto que
debemos compartirlos teniendo la sensibilidad de respetar también
culturas distintas de la nuestra. Yo pondría mucho hincapié, señoría, y
sé que comparte conmigo esta reflexión, en el tercer vector de la
declaración política, que es todo lo que tiene que ver con los contactos
humanos, sociales, institucionales, no necesariamente de las
administraciones o de los Estados. Eso nos debería llevar a un gran
diálogo sobre todas estas cuestiones culturales e incluso religiosas.

Existe todavía gran susceptibilidad a flor de piel en muchos países de la
cuenca sur del Mediterráneo, incluso sobre la terminología que utilizamos
nosotros. A veces hacemos una ecuación enormemente dolorosa para ellos, y
es que islamismo es igual a fundamentalismo y terrorismo. Es una ecuación
que no existe y que tenemos que romper. Si seguimos manteniendo esa
ecuación en el fondo del sentimiento de nuestras sociedades, no
avanzaremos nunca. A veces hay que ser enormemente cuidadoso con el
lenguaje que utilizamos para no caer en lo que yo creo que no debiéramos
caer.

En cuanto a la segunda cuestión sobre Oriente Medio, las cosas marchan
bien incluso en la banda siria. No me atrevería a hacer una afirmación
categórica, porque luego puedo ser desmentido por los hechos, pero creo
que se han dado pasos desde el asesinato del primer ministro Rabin para
desbloquear, aunque sea un poco, la banda siria. Le recuerdo que hoy está
en Washington el primer ministro Simón Peres, que ha hecho unas
declaraciones muy valientes y con gran coraje, en las que pone de
manifiesto su voluntad de seguir avanzando. Yo he tenido una conversación
muy fructífera también con el nuevo Ministro de Asuntos Exteriores, que
le recuerdo que era el antiguo Jefe de Estado Mayor del Ejército de
Israel, por tanto una persona que conoce bien todos los temas militares y
de seguridad, y he encontrado también comprensión con el planteamiento
global que hemos estado defendiendo en la Unión Europea para el proceso
de paz. La Unión Europea se va a comprometer en el proceso electoral
básico. Como he dicho anteriormente, el día 9 tendremos una conferencia
de donantes para la ayuda al pueblo palestino.

Quisiera subrayar algo que he dicho en mi primera intervención, y
permítame que lo reitere ahora. La Unión Europea va a poner en marcha un
acuerdo de asociación con la autoridad palestina. Les ruego que valoren
el sentido que tiene esta iniciativa, ya que la autoridad palestina no es
un estado. Vamos a poner en marcha un acuerdo de asociación. Las
autoridades de Israel lo aceptan y sería una contribución, yo creo que
extraordinaria, por parte de la Unión Europea, para la estabilidad en la
región.

El tercer punto es Turquía. Sobre Turquía, señoría, podemos estar en
desacuerdo sobre algunos extremos y de acuerdo en otros. Lo que sí
quisiera es subrayar la importancia que tiene para Europa que Turquía sea
un país estable, y no sólo para la Europa de los Quince, sino, de una
manera más amplia, para todo el territorio europeo en sentido amplio. Y
yo entiendo que aprobar la unión aduanera contribuirá sin duda a la
estabilidad turca. Creo que sobre eso todos podemos tener dudas. Algunos
pueden tener más



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dudas que otros. Yo prefiero ser audaz y apostar por la idea de la unión
aduanera, para la que se están preparando los ciudadanos de Turquía desde
hace ya años y han hecho modificaciones económicas, y algunos ajustes
duros para poder estar a la altura de las circunstancias. Creo que sería
una enorme injusticia no dar ese paso. No es un paso que nos lleve a una
situación que no pueda tener marcha atrás, en caso de que Turquía
abandone lo que, a nuestro juicio, es la línea que ha tomado la primera
ministra, que debe ser de modernización del país, de incorporación y de
aproximación a las instituciones europeas, en este caso a través de la
unión aduanera. Por tanto, yo sería partidario acérrimo de que el
Parlamento Europeo aprobara el dictamen referente a la unión aduanera con
Turquía.

En la cuarta reflexión sobre Yugoslavia, S. S. insiste sobre algo que yo
creo que es obvio, y es que la política exterior y de seguridad común
tiene todavía gran recorrido que hacer hasta dar el fruto que todos
deseamos. Reitero lo que le he dicho en alguna otra ocasión. La política
exterior y de seguridad común nació con plomo en las alas; plomo que nos
lo puso la ex Yugoslavia. Prácticamente nace a la vez que un conflicto de
esa dimensión. Por tanto, ha tenido cierta incapacidad de desarrollar sus
potencialidades de la política exterior y seguridad común, porque ha
dedicado el 80 por ciento de sus energías a un problema de una
complejidad enorme. Prácticamente nace el mismo día que el segundo pilar
con la política exterior y de seguridad común. Sí quiero recalcar una vez
más que sin la contribución europea no estaríamos donde estamos. Sin la
contribución europea habría habido más gente que hubiera sufrido mucho
más. Toda la contribución humanitaria de la Unión Europea, incluso con
las fuerzas de Unprofor, ha sido de gran importancia, desde nuestro punto
de vista.

Y quiero reiterar algo que me parece que también es importante: cuando la
Unión Europea y los Estados Unidos de América han trabajado conjuntamente
por un objetivo, ha sido cuando el mismo se ha conseguido de la forma más
rápida y de la mejor manera. Alguna lección también tenemos que sacar.

Lección primera, potenciar la PESC, el segundo pilar: la política
exterior y de seguridad común. Lección segunda, en los temas de
dificultad tan grande que ha habido, que hay y que seguramente habrá, la
cooperación entre la Unión Europea y los Estados Unidos de América creo
que contribuye a la resolución de los problemas más que a su dificultad.

Dos cosas ha planteado en la quinta cuestión sobre la Federación Rusa.

Estamos de acuerdo en el reglamento Tacies. En cuanto a no aislar a la
Federación Rusa, sabe que es un objetivo primordial de la Unión Europea.

Todas las declaraciones que habrá escuchado S. S. durante la presidencia,
e incluso anteriormente, durante la presidencia francesa, habrán ido en
la dirección de no aislar a Rusia. Por eso España, a los pocos días de
asumir la responsabilidad de la presidencia europea, firmó el acuerdo
interino entre la Unión Europea y la Federación Rusa.

La sexta cuestión sobre los PECO la doy por contestada. Me imagino que la
preocupación iba en la misma línea que ha expuesto algún Diputado que
habló anteriormente.

La séptima cuestión se refiere a las relaciones trasatlánticas. Disiento
de su planteamiento, porque tiene un cierto complejo de inferioridad.

Creo que no habría que tenerlo. En ese plan de trabajo la Unión Europea y
los Estados Unidos están hablando en pie de igualdad. Si usted lo ha
leído se dará cuenta de que se trata de un plan de trabajo en pie de
igualdad y que los objetivos son beneficios para todos. Usted ha
utilizado la palabra hegemonía --no le voy a recordar de dónde viene, del
griego y todas estas cosas que hemos oído por la televisión ayer con gran
precisión--, pero le diré que preferiríamos la palabra cooperación, que
seguramente es mejor.

En cuanto a las sanciones a Nigeria y otros países, no funcionan al cien
por ciento. Eso lo sabemos bien, pero en cualquier caso es mejor
sancionar comportamientos que van contra los derechos humanos que no
hacerlo. Es verdad que a veces las sanciones hacen que sufra en mayor
medida la parte más desprotegida de la población. Posiblemente es verdad
y hay que tener cuidado para que no suceda. Por ello no se han
sancionado, dentro de la cooperación, aquellas cuestiones que van
dirigidas a la lucha contra la pobreza. Lo mismo que me han recomendado
SS. SS. que hiciéramos con Guinea, lo estamos haciendo con Nigeria.

La novena cuestión era sobre Cuba. Reconocerá S. S. que los problemas de
la Unión Europea con Cuba no se deben a España. Al contrario, no hemos
sido parte del problema. Si hemos sido parte de algo ha sido de la
primera solución. Creemos que es bueno que haya esas relaciones de la
Unión Europea con Cuba. ¿Por qué lo decimos? Porque hay que salir de una
cierta hipocresía. De los quince países de la Unión Europea, creo que
trece tienen relaciones de cooperación más intensa con la Unión Europea
que las que tiene España. Quizá no tiene mucho sentido que la Unión
Europea como tal diga: nosotros como Unión Europea, no; ahora bien, cada
uno como país que haga lo que quiera. La idea, como saben, la compartimos
todos los grupos parlamentarios de la Cámara, y es que Cuba avance en la
dirección que todos deseamos, pero creemos que no es la mejor manera el
cortar las posibilidades de cooperación. Unos u otros podemos estar
equivocados, pero creo que la posición que defendemos es correcta.

El final de su intervención es sobre el balance global, que lo califica
de aprobado. Ya me he referido a la relación UE-OTAN cuando he contestado
al Senador Gangoiti. La conclusión que S. S. saca, y que yo comparto, es
que la construcción política de la Unión Europea es fundamental. Tenemos
que seguir en ese camino. Hay un momento importante, que va a ser la
conferencia intergubernalmental. Yo creo que ése va a ser el momento
donde se va a cimentar la Unión Europea que hoy existe y entiendo que se
van a poner más pisos o más chalets adosados al edificio. Es lo que yo
deseo y en ese camino nos podremos encontrar.

Agradezco al portavoz del Grupo Popular, señor Arias Salgado, sus
primeras palabras de felicitación, de apoyo también, al entender que este
nombramiento que recae sobre mi persona es bueno para España. Le
agradezco que así lo vea. Así lo veo yo, el Gobierno y el Grupo
parlamentario que lo apoya. Tenga la certeza de que, por mi parte, con



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todos los grupos de la Cámara, ocupen el lugar que ocupen ahora o mañana,
tendré las mismas relaciones institucionales, como creo que es mi
obligación.

Sobre dos vectores quiere analizar la labor de la presidencia española:
los objetivos de carácter europeo y las consecuencias nacionales de esos
objetivos. Yo creo que es una buena falsilla para analizar lo que la
presidencia española ha hecho, y ése también ha sido siempre el deseo de
quien les habla y del Gobierno.

Pasando revista a los temas que ha planteado, que también son muchos,
sobre política mediterránea no insisto. Creo que estamos de acuerdo en
que se han asentado sobre bases sólidas. Lo que hay que hacer ahora es
continuarlo. Sobre Mercosur, también estamos de acuerdo. Solamente quiero
resaltar algo que a veces nos olvidamos. El esfuerzo sobre Mercosur ha
sido extraordinario. Mercosur es una criatura muy joven. Mercosur nace el
1 de enero de 1995 y el 15 de diciembre de 1995 va a tener un acuerdo con
la Unión Europea. Sin duda, pone de manifiesto el impulso que queremos
dar desde la Unión Europea para que esa joven criatura --si es que
depende de nosotros-- se consolide.

En cuanto a la nueva agenda trasatlántica, S. S. dice que se han reducido
quizá las ambiciones iniciales. Creo que no se han reducido. Las
ambiciones iniciales por parte de algunos estaban más bien en el ámbito
comercial. Si a las ambiciones iniciales aplicáramos la doble falsilla
que S. S. pretende, estaría de acuerdo conmigo en que ha sido bueno, si
la palabra es limitar, porque cualquier decisión que hubiéramos tomado en
avanzar hacia una zona de libre cambio más de lo que vamos a hacer (vamos
a hacer un estudio conjunto para ver cuáles son las trabas y las
posibilidades), si hubiéramos avanzado directamente, nos hubiéramos
encontrado con dos problemas capitales: de una parte la agricultura, sin
género de dudas, y de otra parte lo audiovisual. Creo que es más
inteligente no encontrarse de frente con los problemas, sino tratar de
ver cómo se pueden bordear con contrapropuestas de otra índole, y si
después de este estudio conjunto que vamos a hacer se puede avanzar en
alguno de sus dos vectores, avanzaremos. Sí le puedo decir que un
movimiento en el ámbito agrícola sería muy dañino para los intereses de
España. Movernos en el ámbito audiovisual en este momento tampoco sería
el mejor regalo que podríamos tener los españoles. Por tanto, no está mal
que hayamos limitado no solamente nosotros, sino el conjunto de los
quince, esta idea para asentarla a sus dimensiones claves. Hay que decir,
en honor a la verdad, que tampoco la parte contratante de Estados Unidos
tenía interés alguno en avanzar hacia una zona de libre cambio ahora. Así
que ha sido una autolimitación. Ha sido más bien frenar algunas mentes
europeas y americanas que querían ir más lejos. La administración
americana no quería ir en esa dirección, no le interesaba, y a la Unión
Europea entiendo que tampoco.

Respecto a los convenios de asociación, quisiera detenerme un momento
para responder a algunas de las afirmaciones que ha realizado su señoría.

Los europeos hemos firmado con Marruecos un convenio de asociación muy
importante; S. S. lo ha analizado también con la doble falsilla. Desde la
perspectiva europea es bueno, porque es bueno anclar a Marruecos en el
contexto europeo; pero cuando aplica la segunda parte de la falsilla y
hablamos de España, dice S. S que ha sido un mal acuerdo. Yo creo que S.

S., o los que le aconsejan en esta materia, deberían mirar con mayor
precisión los temas de carácter agrícola. ¿Cuáles eran los tres problemas
agrícolas fundamentales que teníamos con Marruecos? El tomate, la naranja
y la clementina, Sería un mal acuerdo si, respecto del tomate, la naranja
y la clementina, hubiéramos perdido capacidad o, por el contrario,
hubiera ganado capacidad exportadora Marruecos de forma que hubiera
dañado a nuestro propio comercio.

Voy a leer a S. S. tres cifras referidas al tomate, a la naranja y a la
clementina. La primera cifra corresponde a la primera parte de los años
90, a la campaña anterior y lo que será desde ahora hasta el año 2000.

Respecto al tomate, en el año 1991, Marruecos exportó 144.000 toneladas a
Europa y España exportó 352.000 toneladas al mercado comunitario. En el
año 1994, es decir, la última campaña de la que hay datos, Marruecos
exportó 156.000 toneladas más --algo más-- que en el año 1991 y España
exportó 656.000, el doble de lo que exportó en el año 1991. Esta es la
realidad hasta 1995.

¿Qué va a pasar de ahora en adelante? Hasta el año 2000 Marruecos tendrá
un contingente máximo de 150.000 toneladas. Es decir, desde este año
hasta el año 2000, Marruecos exportará a la Unión Europea menos de lo que
exportó en el año 1994. ¿Es éste un problema para España en el ámbito del
tomate? No lo es.

Naranjas. En la campaña 1991/1992 Marruecos exportó 341.000 y España
exportó 1.112.000 toneladas. En la campaña 1993/1994 --la última campaña
de la que se tienen cifras claras--, Marruecos ha exportado 306.000
toneladas, es decir, ha exportado menos naranjas que en el año 1991,
mientras que España exportó casi 5.000 toneladas más. El modo contingente
de Marruecos será de 300.000; es decir, del mismo orden --40.000
toneladas menos-- de lo que exportó en la campaña 1991/1992.

¿Es un problema para España que Marruecos exporte menos a la Unión
Europea hasta el año 2000 que lo que exportó en la campaña 1991/1992? No
debe ser un problema. Por tanto, respecto al tomate es un buen acuerdo y
respecto a la naranja también es un buen acuerdo.

Nos queda la clementina. Vamos a ver qué ha pasado con la clementina. En
la campaña 1991/1992 Marruecos exportó 131.000 toneladas y España
559.000. En la campaña 1993/1994 Marruecos exportó 131.000, es decir,
prácticamente la misma cantidad que en la campaña 1991/1992, y España
exportó 789.000 toneladas, aumentó su exportación en casi 300.000
toneladas. El modo contingente será de 110.000 toneladas para Marruecos,
es decir, menos de lo que exportó en la campaña 1991/1992. ¿Se puede
decir, con conocimiento de causa, que éste es un mal acuerdo? Es un
acuerdo que garantiza los flujos de exportación de Marruecos a la Unión
Europea de los años 1991/1992. Yo creo que cuando se ven estas cosas con
claridad y se analizan con precisión, no debe ser así. Me puede preguntar
S. S ¿es que los calendarios han cambiado?



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No. Es que los calendarios han sido --lo que S. S. ha calificado como
débiles asociaciones de productores-- los que han querido. Porque
respecto del tomate teníamos la posibilidad de haber hecho una
distribución distinta del calendario y siendo como es menos de lo que se
exportó en 1991/1992, también se podían haber cambiado los calendarios.

Pero los productores del tomate prefirieron que fuera éste el ámbito del
calendario.

¿Es importante Marruecos para Europa? Sí. ¿Hemos anclado a Marruecos con
Europa mediante este Acuerdo? Sí ¿Marruecos es importente para España? Sí
¿Hemos conseguido un buen acuerdo respecto de los tomates, las
clementinas y las naranjas, productos que, básicamente, preocupaban a
nuestros agricultores? Sí. Por tanto, debíamos estar satisfechos. Hemos
conseguido, con creces, todos los objetivos. Hemos anclado a Marruecos en
Europa, y, a la vez, hemos conseguido mantener nuestras corrientes
exportadoras y las corrientes exportadoras de Marruecos. Yo no hubiera
firmado, señorías, en nombre de España, un acuerdo que limitara o
disminuyera las corrientes tradicionales de exportación de Marruecos. Yo
creo que SS. SS. no me lo hubieran permitido, porque sería una enorme
injusticia con Marruecos. Hemos mantenido las corrientes exportadoras, se
han multiplicado por dos las corrientes exportadoras españolas y creo que
en el ámbito agrícola hemos alcanzado un buen acuerdo con Marruecos.

Deberíamos llevar la cabeza bien alta y decírnoslo los unos a los otros,
porque lo hemos hecho bastante bien, ¿por qué no nos lo decimos? Tratemos
de no utilizar demagogia --cuando las cosas salen bien-- en una materia
tan sensible como es la agricultura, sobre todo en relación con
Marruecos. No quiero cansar a S. S, respecto de otros productos menores,
como, por ejemplo puede ser la alcachofa, el pepino o el calabacín, que
no tienen la importancia del tomate, la naranja y la clementina, que es
lo que ha movilizado en determinados momentos a algunos de nuestros
agricultores, que seguramente en este momento están más preocupados por
una falta de conocimiento o de seguridades que entienden que no van a
tener, cuando las tienen, porque el mercado europeo no va a ser más que
un mercado creciente, para los productores españoles y también para los
marroquíes. Tenemos mayor productividad y capacidad y, por tanto,
manteniéndose, como se van a mantener, las corrientes exportadoras
marroquíes, los agricultores españoles de estos productos saldrán ganando
en el futuro.

Respecto a por qué no se ha hecho un esfuerzo por diversificar las
producciones de Marruecos, he de decir a S. S. que sí se ha hecho y se va
a hacer --y S. S. sabe que en el Acuerdo también figura-- una
diversificación de productos en Marruecos, por el propio interés de
Marruecos; Marruecos también lo quiere. Marruecos sabe que empieza a
competir en calendario, desgraciadamente --e injustamente desde mi punto
de vista--, no con España, que es un productor tradicional y lógicamente
debemos estar en competencia con Marruecos y estaremos mucho tiempo, sino
con otros países. Porque me parece que es injusto que Marruecos y, por
tanto, también España, tenga que competir con tomates de invernadero de
países como, por ejemplo Bélgica y Holanda, que pueden diversificar sus
producciones --eso sí-- mucho más, que no son países de tradición
tomatera, pero con los que nos hemos estado peleando durante noches
enteras en la Unión Europea porque no estaban dispuestos a aceptar 10.000
toneladas de tomates. Yo creo que ésta es la solidaridad europea y
nosotros debemos seguir en esta línea defendiendo los intereses
--entiendo que bien-- del sector agrícola español con Marruecos. Yo creo
que firmar este Acuerdo con Marruecos ha sido un éxito. Es un buen
Acuerdo y debemos estar todos bastante satisfechos.

Diré unas palabras sobre la pesca. Ha dicho S. S que este acuerdo de
pesca es peor que el anterior. No creo que a S. S. se le pasara por las
mientes --siendo una persona inteligente como es-- que el acuerdo fuera
mejor, cuando estamos hablando del mar de Marruecos, de las aguas de
Marruecos; solamente algún Diputado de su Grupo Parlamentario que no
tiene la inteligencia de S. S. podría pensar que el acuerdo fuera mejor.

El acuerdo, lógicamente, tenía que ser un acuerdo más limitado que el
anterior y el siguiente será más limitado que éste, lógicamente. Las
aguas son de Marruecos.

Me gustaría señoría tener ocasión de transmitirle cómo se pueden negociar
estos temas. Cuando la otra parte negociadora le pregunta a uno y tienen
un punto de razón: ¿qué tiene Marruecos? Marruecos tiene agricultura y
ustedes nos cortan las corrientes de exportación a Europea o nos las
mantienen. Nosotros tenemos mar y ustedes no quieren pescar igual, sino
más. ¿Qué nos dan ustedes? ¿Ayuda humanitaria? Pero es que, como sabe
bien S. S., un país no sale adelante con la ayuda humanitaria, tienen que
dársele, además posibilidades de comercio. Eso es lo que tenemos que
hacer. España tiene unos flujos comerciales con Marruecos con una balanza
absolutamente positiva a nuestro favor. Tiene una balanza de inversiones
absolutamente positiva a nuestro favor, como no podía ser de otra manera
respecto a las inversiones. Estamos en una situación con Marruecos en la
que debemos pensar cómo llegamos a una auténtica asociación, porque no
sólo es un socio importante de España, sino también de Europa. Por tanto,
si todo ello lo viéramos globalmente y tuviéramos el suficiente
distanciamiento y usáramos el gran angular --ahora que estoy viendo aquí
a periodistas que utilizan su máquina de fotos, si me permiten la
comparación-- en vez del «zoom» para mirar las cosas, estaríamos de
acuerdo en que ésta ha sido una magnífica operación para España. Si S. S.

quiere poner el «zoom» en la alcachofa, igual encuentra alguna pepita por
ahí que no funciona bien, o en el pepino, pero, en términos generales,
con el gran angular, sin ningún género de dudas, es un buen acuerdo todo
él, el acuerdo de asociación y el acuerdo de pesca. Y si S. S. tiene la
suerte de gobernar un día, y España no sé si la suerte o la desgracia de
que S. S. gobierne un día, y le toca negociar con Marruecos, verá usted
como lo que saca es menos de lo que hoy tenemos en todo, porque ésa es la
ley de la vida y ésa es la ley de la historia; desde ese punto de vista,
tenemos que ir, sin ninguna duda, a menos.

Su señoría ha aludido también al tema de Cuba, sobre el que hemos
discutido ya muchas veces. Yo creo que los objetivos



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son los mismos, si bien los medios o el camino para obtener esos
objetivos pueden ser distintos, e incluso, en algún caso, puede ser el
mismo y llevarlo a una velocidad distinta, pero creo que ésa es una parte
de lo que nos diferencia y no nos debía dar mucha más preocupación. Hay
cosas en las que no estamos de acuerdo pero, afortunadamente, estamos de
cuerdo en mucho más de lo que estamos en desacuerdo.

Sobre la ex Yugoslavia las reflexiones son las mismas y las compartimos
perfectamente.

Sobre Rusia y los Pecos he de insistir una vez más en la importancia que
para todos tiene el que la Federación Rusa tenga buenas relaciones de
vecindad con Europa y creo que debemos hacer un esfuerzo para colaborar
en ello.

Su señoría se ha referido posteriormente a los temas de justicia e
interior y tiene razón al decir que nos queda todavía un veto, el veto
británico, lo que pasa es que es un veto en dos temas muy importantes.

Uno sobre algo casi difícilmente comprensible, que es la acción común
sobre xenofobia y racismo --yo todavía tengo la esperanza de que cambien
su posición en Madrid--, que, como sabe, si se aprobara la acción común
como está significaría que tendrían que producir un pequeño cambio casi
constitucional que en estos momentos les asusta hacer, pero no pierdo la
esperanza de que se pueda llevar a cabo. Soy más pesimista con respecto
al convenio Europol porque hay una cuestión de principio, pero la oferta
que se les ha hecho no es una mala oferta. La oferta que se ha hecho a
los ingleses y que deberían aceptar es que los catorce pudiéramos aceptar
el planteamiento incluso con el tribunal y que Gran Bretaña se quedara
fuera, pero, hasta ahora, no nos deja movernos a los catorce en algo que
no le influye, pero esperemos que en la semana que queda seamos capaces
de avanzar.

Sobre el grupo de reflexión, lógicamente yo apoyo el magnífico trabajo
realizado por el presidente del mismo, que es un español y que lo ha
hecho muy bien, pero he de decirle que tampoco estoy de acuerdo --aquí
vamos a hacer un pequeño juego de palabras-- con lo que S. S. ha dicho en
el sentido de que el informe es un informe de desacuerdos. ¿Por qué no lo
es? ¿Cuál era el objetivo del informe? El objetivo del informe era doble:
identificar problemas y dar posibles soluciones a los mismos. El grupo de
reflexión no era un grupo de negociación, la negociación se debe producir
en la conferencia; por tanto aquí lo interesante era que se identificaran
inteligentemente las cuestiones y que se elaborara un abanico de
soluciones posibles a cada una de esas cuestiones. ¿Al final qué ha
quedado? Espero que S. S. haya visto el trabajo. Hay una parte muy breve
al principio, donde Inglaterra, una vez más, ha puesto alguna dificultad
porque quería estudiar la posición minoritaria, y digamos que básicamente
está el informe Etapa, con ligeras modificaciones, que S. S. conoce bien.

Yo creo que es un buen documento, que lógicamente no es el que saldrá de
la conferencia, pero sí es un buen documento para centrar los temas sobre
los cuales debe reflexionar la conferencia y dar algunas soluciones a los
problemas yo creo que bastante bien identificados. Su señoría me enseñaba
la carta del Presidente Chirac y el Canciller Kohl, y, al final, los
cuatro puntos básicos de la misma, si no están tomados del informe, están
tomados del sentido común. El informe está lleno de sentido común y la
carta del Presidente de la República francesa y del Canciller Kohl no
puede estar nada más que llena de cierto sentido común. Por ejemplo,
sobre el segundo pilar, las aportaciones que hacen prácticamente son las
mismas que hemos hecho aquí todos en la tarde de hoy. Sobre la libre
circulación de ciudadanos van más allá de lo que a veces sus propios
gobiernos van, y eso es algo que nos debe satisfacer a todos. Lo que sí
me gustaría es romper una lanza, en lo que al documento del grupo de
reflexión se refiere, por quienes lo han elaborado, por quien lo ha
dirigido y por el contenido del mismo.

En cuanto al terreno económico, S. S. insiste otra vez en la doble
falsilla: ¿cuánto hemos hecho por Europa?, ¿cuánto hemos hecho por
España? Está de acuerdo en que hemos hecho mucho por Europa en la
dirección de la integración, como crear los mecanismos del sistema de
referencia para la tercera fase, pero critica que no hayamos dedicado
demasiado tiempo a lo que en la jerga comunitaria se llama el «in» y el
«out» de la tercera fase, la relación entre los que quedan dentro y los
que quedan fuera.

Quiero decirle, señoría, que lo hemos hecho muy a conciencia. No tiene
mucho sentido que España se devane los sesos liderando la definición de
cómo vamos a relacionarnos los que estén dentro y los que estén fuera
--lógicamente, pensando que vamos a estar dentro--, sin tener bien
definido todavía el marco jurídico y todo el escenario de la tercera
fase. Esa era la posición inglesa. La posición inglesa era: dejémonos
aquí los sesos y el tiempo discutiendo sobre los que estamos dentro y el
«in» y el «out», para no avanzar en lo otro; la posición española ha sido
la contraria: avancemos en el marco de referencia y dejemos el debate de
quién está «in» y quién está «out» y cómo será esa relación para más
adelante, porque, señorías, sobre esa relación tampoco hay mucho que
discutir, a menos que los que estén dentro quieran, digamos, generar un
núcleo duro con capacidad legislativa propia. Entonces sí hay mucho que
discutir; sobre ese tema hay mucho que discutir o, si me apuran, hay poco
que discutir, hay que decir que no. No podemos entrar en ese debate.

En lo que sí podemos entrar es en el debate de cuál es la relación y cuál
es el margen de fluctuación de los que se quedan fuera. Piensen que en
este momento ya hay un buen grupo de monedas que están atadas; Alemania y
el Benelux ya tienen una moneda única y con eso nos vamos moviendo los
demás. Hay que pensar que la relación no debe ser muy distinta, pero lo
que no podríamos aceptar --España, tampoco-- es que se diera la situación
actual, en que dos importantes socios están fuera del Sistema Monetario
Europeo. Sería muy difícil de comprender que hubiera una moneda única,
otros en un sistema monetario europeo y otros fuera incluso de ese
sistema monetario europeo. Eso sí daría todo tipo de ventajas para
devaluaciones competitivas de aquellos que se quedan fuera de las tres
cosas. Por tanto, yo no creo que ése sea un debate tan importante; sobre
todo, y a mi juicio, no es tan importante para los intereses de España en
este momento.




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Respecto al empleo, le diré que creo que hemos trabajado bastante bien.

El documento que se presenta --es el primer documento que se plantea
conjuntamente por parte de los ministros de Economía y de Trabajo--, es,
sin duda, el mejor. También es verdad que el último siempre es mejor que
el anterior porque todo el mundo sabe más y conoce mejor las cosas.

Sobre el doble lenguaje, le diré que no quisiera acabar una intervención
peleándome con S. S., aunque fuera verbalmente, pero doble lenguaje...

Señoría, España, su Gobierno, ha dicho que está por el rigor
presupuestario. Lo ha dicho y lo ha hecho; el presupuesto que ha
presentado este año a las Cámaras y al que SS. SS. no tuvieron a bien dar
el voto positivo es un presupuesto hecho con gran sentido del rigor.

¿Dónde está la diferencia? Cuando hablamos de rigor presupuestario hay
que decir sobre qué partidas se ejerce más rigor. Eso es la política y en
eso nos vamos a diferenciar S. S. y nosotros, no en el rigor, que espero
que S. S. sea un gobierno riguroso --espero que lo sea; otros no lo han
sido; espero que no se le escape de las manos--, pero nos vamos a
diferenciar en cuáles son las partidas donde imponemos el rigor con mayor
intensidad unos y otros. Lo que sí me parece que es doble lenguaje, quizá
incluso triple lenguaje, es decir que un partido, cuando gane las
elecciones, va a hacer lo siguiente: ser riguroso, cortar el gasto,
disminuir los impuestos y mantener el gasto social. Señorías, eso sí es
triple lenguaje; eso es absolutamente imposible, y no hace falta mirar
muy lejos para darse cuenta de que eso no es posible. Por tanto, nos
vamos a diferenciar en eso y sobre eso tendrán que elegir los españoles,
sobre cómo queremos hacer ese ejercicio para llegar todos a la tercera
fase, sobre qué prioridades jugamos unos y otros. Yo le puedo decir lo
que apoyaremos nosotros; nosotros apoyaremos unos presupuestos de rigor
que mantengan los gastos sociales, porque se pueden mantener. Sus
señorías seguramente están en una línea distinta; quieren recortar el
gasto y quieren disminuir los ingresos. Yo, señorías, soy de ciencias y
no me salen las cuentas, pero S. S. es de letras e igual a usted le salen
las cuentas.

Sobre agricultura y pesca, ya no merece la pena insistir más. Quiero
decirle que creo que aprobaremos la directiva del arroz; todavía hay un
consejo de agricultura pendiente. En cuanto a frutas y hortalizas, no ha
habido posibilidad de hacerlo, y sobre el vino, ya he hablado.

Al final, señoría, decirle que estoy de acuerdo con que la diplomacia
española ha funcionado fantásticamente, que ha habido unos equipos que
han trabajado magníficamente, que se han dejado la piel trabajando, que
en seis meses hemos hecho más que otras presidencias sumadas, que hemos
dejado la Mesa limpia de temas que venían incluso de hace muchos años, es
decir, la próxima Presidencia coge la Mesa limpia de problemas
pendientes. Sólo le pido un poquito de generosidad, un poquito, y S. S.

la tiene. Si ha funcionado tan bien la Administración, si hemos sido
capaces de hacer las cosas, algo tendrán que ver los políticos, aunque
sea poco. Por lo tanto, reconozca algo que la parte política ha
conseguido y es que esta Presidencia lleve a buen puerto alguno de los
dificilísimos objetivos que nos habíamos puesto y algunos que no nos
habíamos puesto y que la historia nos ha puesto en el camino y que hemos
tenido también que resolver.

Al Diputado señor Costa agradezco sus palabras sobre los temas relativos
a los aspectos económicos en los que, lógicamente, estamos de acuerdo.

Pero sobre los temas de política exterior, yo creo que es cierto que
dejamos la Unión Europea, tras nuestra Presidencia, muy asentada en
cuanto a las direcciones en las que la política exterior de la Unión
Europea quedan consolidadas; me refiero a la política exterior en sentido
amplio, política exterior tradicional y comercio, que son los dos pilares
de los que se trata en los consejos de asuntos generales.

Recuerdo una anécdota de las asociaciones de agricultores. Cuando
debatíamos el acuerdo con Marruecos, para resolver el problema de la
sardina enlatada, uno de los temas más difíciles que tuvimos, que
planteaba el problema del descreste arancelario de la sardina en relación
con Portugal, es que el Ministro portugués decía: Compénsenos con esto de
la sardina. La Comisión le dijo: quedan ustedes compensados, porque a las
asociaciones que producen sardinas en lata les vamos a dar equis mecus.

El Ministro contestaba: no, no, no lo quiero así, porque no tengo
asociaciones suficientemente capaces de gestionarlo. El Comisario le
decía: Arréglelo, porque qué quiere que hagamos, ¿le pagamos directamente
cuando no podemos legalmente? Hagan ese esfuerzo y organícense, porque
estamos dispuestos a darles el dinero.

A lo mejor nos puede pasar algo de esto con el arroz, pero yo espero que
no sea así y que las asociaciones sean cada vez más potentes, y no
tengamos ese problema que tuvimos que resolver con Portugal de una manera
un poco extraña en relación con la sardina en lata.

Nada más. Agradecerle sus palabras, y decirle que desde mi punto de vista
creo que ha sido una buena Presidencia, aunque lo más importante no es
que lo diga yo, sino que lo digan otros que lo han visto desde fuera,
quizá con ojos más objetivos de lo que a veces nosotros nos permitimos
verlo por las propias incidencias de nuestra vida interior, de nuestra
política interior.

Nada más, señorías. Agradezco a todos, una vez más, sus palabras. Siento
que la comparecencia se haya convertido en una comparecencia de «tout»
acimut, cuando yo creía que iba a ser más limitada en política exterior.

De todas formas, creo que todos nos hemos beneficiado de ello, por lo
menos yo me he beneficiado de escuchar a sus señorías. Gracias.




La señora PRESIDENTA: Señor Arias-Salgado.




El señor ARIAS-SALGADO MONTALVO: Señora Presidenta, muy bremente.

Se trata simplemente de puntualizar dos cuestiones que me parecen de
particular interés. Primero, mi crítica al convenio de asociación con
Marruecos es una crítica hecha en términos comparativos, no absolutos. Lo
que he preguntado es por qué España ha tenido que pagar el mayor coste de
ese convenio, y esa pregunta, señor Ministro, ha quedado sin respuesta.




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En segundo lugar, en más de una intervención yo le he dicho que es
absolutamente imprescindible que España tenga una alternativa para la
agricultura mediterránea dentro de la Unión Europea. Si vamos sumando
convenio a convenio, y, además, aplicando la cláusula de nación más
favorecida, no solamente nos vamos dejando jirones convenio a convenio,
sino que acabamos por distorsionar el conjunto de la agricultura
mediterránea española. Ahí es donde está el defecto del Gobierno español.

Ya sé que cabe una defensa siempre singularizada de cualquier convenio,
eso es muy fácil de hacer, lo difícil es el planteamiento global e
insertar cada convenio en ese planteamiento global, porque entonces se
pueden juzgar sus resultados.

En tercer lugar, no nos vamos a diferenciar, señor Ministro, en el juego
de gasto e ingresos en relación con la política de rigor presupuestario;
nos vamos a diferenciar en una cosa fundamental, lo que a ustedes les ha
dicho la Comisión y los informes europeos, que o hacen reformas
estructurales, porque ya no es un problema solamente de contención del
gasto, o España no entrará en la Unión Monetaria. El margen para reducir
el gasto es muy pequeño en la actual estructura de gasto. El problema,
por tanto, no está ahí; el problema está en que hay que hacer las
reformas estructurales que permitan disminuir el gasto. No confunda,
señor Ministro, la formulación de unos objetivos económicos y sociales
que no son simultáneos en el tiempo. Nadie propone reducir el déficit y
bajar los impuestos el mismo día. Lo que se dice es que en la medida en
que se controle el déficit y se presione a la baja, se podrá ir acoplando
la presión fiscal. Eso es lo que se dice y no otra cosa, señor Ministro.




La señora PRESIDENTA: El señor Ministro tiene la palabra.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Solana Madariaga): No voy a
entrar en un debate sobre este punto a estas horas de la noche. Solamente
deseo decirle a S. S. que puesto que es tan fácil defender el acuerdo de
España con Marruecos, ¿por qué no lo hace? Primera cuestión.

Segunda cuestión. Sobre el tiempo uno ha aprendido ya muchas cosas,
cuando dice que son simultaneidades. El tiempo es lo que pasa cuando nada
sucede. Sigue pasando el tiempo.

Señorías, creo que ya utilizan el cuarto lenguaje. Dicen: vamos a reducir
los impuestos cuando podamos. Muy bien, estupendo. Eso sí que es una
política. (El señor Arias-Salgado Montalvo: Eso es una chorrada, con
todos los respetos.)



La señora PRESIDENTA: El señor Gangoiti tiene la palabra.




El señor GANGOITI LLAGUNO: Voy a hacer un par de puntualizaciones. En
primer lugar, respecto al tema de la moneda única. El debate sobre la
moneda única se está planteando en las Cámaras de una forma equivocada;
es decir, si accedemos o no a la moneda única. Independientemente de que
entremos o no, hay un hecho real: que va a haber una serie de monedas y,
en consecuencia, una serie de Estados que no van a entrar en la moneda
única.

El Gobernador del Banco de España, en una intervención muy buena que tuvo
en esta Cámara hace menos de un mes, hablaba del grave riesgo para los
estados que no entren, porque los mercados financieros podrían ser
terriblemente agresivos. Incluso el día anterior a la intervención aquí
del Gobernador del Banco de España, el Presidente del Instituto Monetario
Europeo, señor Lamfalussy, habló por primera vez de buscar alguna fórmula
para los estados que no accedan a la moneda única. El debate no se debe
centrar en si vamos a entrar o no; entraremos o no entraremos. Si
entramos, por solidaridad con los que no entran, y si no entramos, por
egoísmo, es necesario que, a nivel de la Unión Europea, se plantee encima
de la mesa qué es lo que va a ocurrir con los estados que no entren en la
moneda única europea. Porque si no la insolidaridad europea va a ir
acrecentándose.

En segundo lugar, sobre el tema de la ampliación, lo que nos ha dicho el
señor Ministro ha sido muy gráfico, en el sentido de que los estados
candidatos prácticamente representan el 50 por ciento del producto
interior bruto del Estado español. Todos los problemas que tuvimos de
cara a la adhesión, como los períodos transitorios, etcétera, nos
enseñaron que hay que buscar una fórmula. Pero bajo un punto de vista
económico, ¿qué fórmula vamos a aplicar? ¿No se podría plantear un nuevo
proyecto, como lo adelantó el Presidente Delors en algún momento, en el
sentido de que entre esos estados, con unas economías más o menos
parecidas, se crease una unión aduanera y que paulatinamente fueran
confluyendo con nosotros? Desde el punto de vista del Estado español,
corremos el riesgo de que los fondos estructurales, si los grandes
estados no quieren aportar más, se conviertan en un chicle y nos quedemos
sin el gran éxito de Maastricht.

Nada más señor Presidente.




La señora PRESIDENTA: El señor Ministro tiene la palabra.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Solana Madariaga): Sobre el tema
de las monedas, que es la misma discusión que hemos tenido antes el
Diputado señor Arias-Salgado y yo, he de decir que es un tema que habrá
que plantearse. Estimo que los intereses de España se defienden mejor en
este momento tratando de concentrar nuestro esfuerzo en la definición del
marco de referencia para la tercera fase. Sin duda alguna tendremos que
hablar de eso después, porque es importante lo que SS. SS. han planteado.

Respecto a la ampliación, he de decir que no se va a producir mañana.

Debemos tener en cuenta cómo se están manejando los calendarios. Piensen
por un momento que no se va a empezar a hablar en serio de la ampliación
hasta que no se acabe la conferencia intergubernamental. Por tanto, no es
algo que se vaya a discutir mañana.

Sobre la segunda reflexión que ha hecho sí me gustaría decir que estoy de
acuerdo. Las relaciones comerciales interregionales



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entre los países de Visegrad; por ejemplo --no le digo nada entre los
países de Visegrad y los del Báltico--, son prácticamente nulas o
inexistentes. Tienen un peso muy inferior al de las relaciones que ya
tienen con la Unión Europea. El salto ha sido romper sus relaciones con
la vieja Rusia y pasar a tener esas relaciones no entre ellos sino
directamente con Europa. Un ejemplo clave y verdaderamente sorprendente
es Ucrania. Ucrania era el granero de la Unión Soviética y, sin embargo,
hemos tenido que prestarle ayuda humanitaria agrícola para la cosecha
1994/1995. Ha roto completamente, o de manera muy importante, sus lazos
de transacciones comerciales con la Federación Rusa y está volcada en las
exportaciones y el comercio con Europa. Es un estado de equilibrio
metaestable; no puede ser estable, porque cuando la Federación Rusa se
estabilice los flujos comerciales tienen que racionalizarse un poco más.

Lo mismo le puedo decir de otros temas, y permítame que salte hacia el
sur. Cuando hablamos de la Conferencia Euromediterránea, otra de las
cosas que hay que poner de manifiesto, y en la que hay que incidir, es
que no podemos tener sólo una relación vertical, norte-sur. Tenemos que
ser capaces de crear una relación horizontal, sur-sur, porque norte-norte
ya la tenemos. No tiene sentido que los proyectos del programa MEDA
fueran sólo bilaterales: Unión Europea un país. Tendríamos que hacer un
gran esfuerzo para que fueran proyectos que construyeran una región, para
que los flujos comerciales, de inversión, de relación entre los países
del sur, fueran también mayores. Son escasamente del tres o del cuatro
por ciento, todos ellos, cuando con Europa son del cincuenta y tantos por
ciento; no tiene mucho sentido.

Por tanto, debemos aprovechar este salto de la Conferencia
Euromediterránea y los programas de apoyo para ir, poco a poco, generando
un sentimiento de región en las dos partes.




La señora PRESIDENTA: Señorías, antes de dar por terminada esta sesión,
que ha sido, como reconocía el señor Ministro, su última intervención
parlamentaria, queremos agradecerle muy especialmente sus explicaciones
en el día de hoy, que también se producían en un contexto bastante
especial, de una cierta bicefalia --políticamente hablando, si me lo
permite-- que nos ha posibilitado tener el honor de contar con S. S. esta
tarde. Y en la medida en que próximamente va a dejar de ser Ministro de
Asuntos Exteriores y mirando hacia el futuro, también queremos decirle
que esta Comisión le desea muchos éxitos, no sólo desde el gran angular
sino también desde el «zoom», para lo cual puede contar siempre con
nuestra colaboración.

Muchas gracias, señor Ministro.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Solana Madariaga): Muchas
gracias, señora Presidenta, muchísimas gracias. Sólo quiero despedirme de
SS. SS. y decir que creo que, después de todo lo que me han conocido en
la vida parlamentaria, entenderán la tristeza que me embarga al tener que
dejar el Parlamento español.




La señora PRESIDENTA: Se levanta la sesión.




Eran las ocho y cuarenta minutos de la noche.