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DS. Cortes Generales, Comisiones Mixtas, núm. 78, de 13/06/1995
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DIARIO DE SESIONES DE LAS
CORTES GENERALES
COMISIONES MIXTAS
Año 1995 V Legislatura Núm. 78
DE INVESTIGACION CIENTIFICA Y DESARROLLO
TECNOLOGICO
PRESIDENTE: DON MARCELO PALACIOS ALONSO
Sesión núm. 9
celebrada el martes, 13 de junio de 1995,
en el Palacio del Congreso de los Diputados



ORDEN DEL DIA:
Designación de los miembros del Comité de Bioética Parlamentario
constituido en el seno de la Comisión. (Número de expediente Congreso
154/000019 y número de expediente Senado 573/000003). (Página 1562)
Comparecencia del señor Ministro de Educación y Ciencia (Suárez
Pertierra), para presentar la Memoria de actividades del Plan Nacional de
I+D de 1993, y para informar sobre las orientaciones futuras de dicho
Plan. A petición propia. (Número de expediente Congreso 213/000629 y
número de expediente Senado 711/000135). (Página 1562)



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Se abre la sesión a las once y cinco minutos de la mañana.




--DESIGNACION DE LOS MIEMBROS DEL COMITE DE BIOETICA PARLAMENTARIO
CONSTITUIDO EN EL SENO DE LA COMISION. (Número de expediente Congreso
154/000019 y número de expediente Senado 573/000003).




El señor PRESIDENTE: Buenos días, señoras y señores Diputados, señoras y
señores Senadores. El orden del día de hoy consta de dos puntos. El
primero de ellos es la comparecencia del excelentísimo señor Ministro de
Educación y Ciencia, quien, por propia iniciativa, va a presentar la
memoria de Actividades del Plan Nacional de Investigación y Desarrollo
del año 1993, así como a informar sobre las orientaciones futuras de
dicho Plan. El segundo punto es la designación de los miembros del Comité
de Bioética Parlamentario, constituido en el seno de la Comisión.

El señor Ministro ha tenido la amabilidad de acceder a que invirtamos el
orden y que tratemos en primer lugar la constitución de ese Comité de
Bioética, puesto que ello nos llevará escasamente un par de minutos.

Los grupos parlamentarios, tal y como establece el acuerdo unánime de
todos los grupos, tanto en el Congreso como en el Senado, han designado
ya sus representantes para la constitución de este Comité de Bioética,
cuyos nombres voy a comunicar de inmediato a los señores miembros de la
Comisión.

Como saben SS. SS., a tenor de lo establecido en la proposición no de
ley, el Presidente de este Comité será el Presidente de la Comisión, y
como vocales han sido nominados doña Victoria Camps, por el Grupo
Socialista; don Enrique-Rafael Bellido, por el Grupo Popular; don
Salvador Sedó, por el Grupo Catalán (Convergència i Unió); don Narcís
Vázquez Romero, por el Grupo de Izquierda Unida; don Luis Mardones, por
el Grupo de Coalición Canaria; don Jon Gangoiti, del Grupo Vasco (PNV), y
don Xabier Albistur, del Grupo Mixto. ¿Están ustedes de acuerdo con las
personas propuestas? (Asentimiento.) Por asentimiento, se acuerda la
constitución del Comité en estos términos, que, a tenor de lo manifestado
hace unos momentos en la reunión de la Mesa y Junta de Portavoces,
iniciará sus actividades a partir del próximo mes de septiembre.




--COMPARECENCIA DEL SEÑOR MINISTRO DE EDUCACION Y CIENCIA (SUAREZ
PERTIERRA) PARA PRESENTAR LA MEMORIA DE ACTIVIDADES DEL PLAN NACIONAL DE
I+D DE 1993, Y PARA INFORMAR SOBRE LAS ORIENTACIONES FUTURAS DE DICHO
PLAN. A PETICION PROPIA. (Número de expediente Congreso 213/000629 y
número de expediente Senado 711/000135.)



El señor PRESIDENTE: A continuación, voy a dar la palabra al señor
Ministro, agradeciéndole la deferencia de su presencia hoy aquí, así como
la amabilidad de acceder a este pequeño y breve cambio en los puntos del
orden del día.

Tiene la palabra el señor Ministro.




El señor MINISTRO DE EDUCACION Y CIENCIA (Suárez Pertierra): Señorías,
permítanme manifestar mi satisfacción por comparecer ante esta Comisión
Mixta Congreso-Senado de Investigación Científica y Desarrollo
Tecnológico. Es ésta una instancia de carácter político en la que las
iniciativas que tomamos desde la Administración en materia de I+D tienen
una recepción y una respuesta que, año tras año, nos estimula, nos
respalda y nos ayuda a perfilar la política científica nacional.

Concretamente, los dictámenes que SS. SS. elaboran anualmente sobre el
Plan Nacional de I+D se estudian detalladamente en la Secretaría General
del Plan y se incorporan a la ejecución del mismo en los ejercicios
siguientes. Este excelente funcionamiento de la Comisión Mixta en lo que
al Plan Nacional se refiere es la razón por la que he expresado mi
satisfacción, señor Presidente, por poder comparecer ante esta Comisión.

Como el señor Presidente indicaba, voy a dedicar mi intervención a
informar de dos cuestiones sobre las que las opiniones de esta Comisión
son especialmente pertinentes: la memoria del Plan correspondiente al año
1993 y el proyecto del III Plan Nacional de I+D que próximamente aprobará
el Gobierno. Creo que ésta es una buena oportunidad para que SS. SS.

conozcan dicho Plan en sus líneas sustanciales, sin perjuicio de que, una
vez aprobado, pueda procederse a cualquier comparecencia de carácter
ulterior.

Recientemente, esta Comisión ha dictaminado la memoria del Plan del año
1992. Sus señorías disponen ahora de la memoria correspondiente al año
1993 y próximamente recibirán la memoria de 1994. Esta acumulación, de la
que soy consciente que, sin duda, exigirá a SS. SS. un esfuerzo
adicional, conseguirá acortar los plazos de que disponían los miembros de
esta Comisión para dictaminar la marcha del Plan Nacional. No parece
lógico que una comisión parlamentaria que debe dictaminar una política
sectorial del Gobierno lo haga con tres años de retraso sobre la fecha de
ejecución de esa política. La razón de estos plazos tan dilatados
estribaba en los procedimientos que se seguían, que, siendo unos
procedimientos estrictamente legales, eran también parcialmente
redundantes y, por supuesto, enormemente lentos. Haciéndonos eco de
críticas y sugerencias formuladas, entre otros, por los miembros de esta
Comisión, se han simplificado los trámites y de esta forma hemos
conseguido ponernos al día. En el año 1995 sus señorías recibirán la
memoria de 1994, y este ritmo, ya absolutamente natural y de imposible
reducción, es el ritmo que intentaremos mantener en el futuro.

Además de simplificar los trámites, hemos simplificado también el
contenido de las memorias anuales y esperamos avanzar aún más en esta
línea. Por ejemplo, en la memoria del año 1995, que se hará a comienzos
del año próximo, aparecerá en disquette el anexo que contiene las
acciones



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aprobadas en el año de referencia, proyectos de investigación,
infraestructura científico-técnica, acciones-programa de estímulos a la
transferencia de resultados de investigación, proyectos concertados,
etcétera. Este anexo, que consiste en un mero listado de acciones, no
había sido objeto de atención por parte de esta Comisión Mixta ni de la
inmensa mayoría de electores y usuarios de las sucesivas memorias de los
planes nacionales. Ello nos ha llevado a elegir este nuevo formato que
ahorra papel y que simplifica el proceso de confección de la memoria
anual. En todo caso, éstas son cuestiones que podré exponer más despacio
en su día cuando se presente la memoria correspondiente al año 1994;
ahora convendría centrarse en el contenido de la memoria de 1993, que es
el primer objeto de esta comparecencia.

El primer capítulo de esta memoria analiza la distribución del Fondo
Nacional para el Desarrollo de la Investigación Científica y Técnica en
1993, que, como sus señorías han podido comprobar, ascendió a 20.397
millones de pesetas, lo que supuso un incremento de un poco más del 4 por
ciento con respecto al presupuesto del año anterior, gracias a lo cual ha
sido posible avanzar en el cumplimiento de los objetivos del Plan
Nacional según lo previsto.

Como es habitual, también en 1993 la cantidad más importante, próxima a
los 6.400 millones de pesetas, es decir, más del 30 por ciento del total
del fondo, se dedicó a la financiación de proyectos de investigación, que
es una parte esencial de la actividad investigadora que se desarrolla en
los centros públicos de investigación. Considero interesante, asimismo,
hacer una breve referencia a los proyectos concertados, de los que en
1993 se aprobaron cien, con un presupuesto total de 9.600 millones de
pesetas, de los que el Plan Nacional aportó casi 4.000 millones de
pesetas. Es este eje de actividad, como bien saben sus señorías, un
excelente instrumento de acercamiento entre el sector público y el
empresarial, cuyo objetivo es promocionar y apoyar la innovación
tecnológica en las empresas españolas.

También se expone en este capítulo la distribución del fondo por áreas
científico-técnicas del Plan Nacional. Se puede observar que se mantiene
en torno al 38 por ciento el porcentaje dedicado a cada una de las dos
áreas fundamentales: la de calidad de vida y recursos naturales, que
incide en el crecimiento económico y en el bienestar social, y el área de
tecnologías de la producción y de las comunicaciones, que tiene una
evidente orientación industrial, lo que implica una distribución
equilibrada y coherente con las prioridades establecidas.

Por lo que se refiere a la distribución del fondo por comunidades
autónomas, sigue observándose una elevada concentración en las de Madrid
y Cataluña, si bien ha comenzado a producirse una pequeña reducción del
peso de estas comunidades como consecuencia del incremento de actividad
iniciado en otras. Un objetivo del Plan Nacional es ir reduciendo estas
diferencias que aún separan a las comunidades autónomas y se considera
que a ello habrá de contribuir también la adecuada aplicación de los
fondos Feder.

Concluye el primer capítulo dando detallada cuenta de la actividad
desarrollada por la Agencia Nacional de Evaluación y Prospectiva, cuyos
servicios son crecientemente solicitados no sólo por los órganos
integrados en la Comisión Interministerial de Ciencia y Tecnología, sino
también por numerosas instituciones de muy diversa naturaleza, tales como
comunidades autónomas, ayuntamientos, fundaciones, etcétera. El número de
acciones evaluadas ha aumentado el 26 por ciento en este período con
respecto del año anterior, lo que representa un avance, creo que muy
positivo, en el ámbito de la coordinación de actuaciones del Plan
Nacional, contribuyendo, en definitiva, a lograr una mayor eficacia en la
asignación de los recursos de I+D.

Pasando al capítulo II, referido a los programas nacionales, en 1993
continúa incluyéndose, como el año anterior, un apartado relativo al
seguimiento de los proyectos, tanto los de investigación y desarrollo
como los concertados, en el que se hace una valoración de la consecución
de objetivos y del interés de los resultados obtenidos.

Por lo que se refiere a los proyectos integrados, la memoria ofrece
detallada información sobre cada uno de los cinco que estuvieron en vigor
en 1993 y que en todos los casos han continuado desarrollándose de
acuerdo con los previsto. Sólo quisiera referirme, en particular, a uno
de ellos, que se aprobó precisamente en este año: el de tecnologías de
materiales compuestos avanzados para el transporte. En ese mismo año
concluyó la etapa de definición y comenzaron a constituirse los
consorcios y a definirse alguno de los proyectos que se prevé
desarrollar, así como las previsiones presupuestarias, que ascenderán a
más de 2.800 millones de pesetas, con una participación de la industria
del orden de los 2.000 millones.

Por lo que respecta a la formación de personal investigador que se recoge
en el capítulo III de la memoria, es digno de señalar que en 1993 siguió
aumentando el número de becarios en empresas, que, como bien saben SS.

SS., es una de las líneas de actuación prioritarias del Plan Nacional con
el propósito de incentivar la creación de un tejido de I+D en las
empresas. Consideramos del mayor interés la participación del sector
empresarial en el proceso de formación de jóvenes doctores con el
objetivo último de que éstos se incorporen definitivamente a dicho
sector.

También es importante destacar el éxito obtenido en 1993 por los jóvenes
investigadores españoles en el Programa de Capital Humano y Movilidad de
la Unión Europea, en el que España fue el país más beneficiado, lo cual
refleja la elevada calidad de la formación de los jóvenes doctores
españoles, que en un programa competitivo, en el que las becas se
adjudican de acuerdo con los méritos científicos de los candidatos, han
obtenido los mejores resultados.

En el capítulo IV se incluye formación sobre los programas sectoriales,
en concreto sobre el programa de promoción general del conocimiento, que
garantiza el apoyo a la investigación básica de calidad, y el de I+D
agrario y alimentario, del Ministerio de Agricultura. Sobre ambos se
ofrecen datos de distribución de los correspondientes presupuestos por
acciones, por organismos y por comunidades autónomas, lo que permite
obtener una precisa visión del conjunto de los programas que integran el
Plan Nacional.




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La coordinación sectorial, a la que se hace referencia a continuación,
recoge las actuaciones del Fondo de Investigación Sanitaria con un
excelente grado de colaboración de esta iniciativa con el Programa
Nacional de Salud y de Farmacia y con el Programa Sectorial de Promoción
General del Conocimiento, Pero esta necesaria coordinación sectorial ha
avanzado sustancialmente en 1994 con la integración plena del Fondo de
Investigación Sanitaria, a petición de los responsables del Ministerio de
Sanidad y Consumo, como un programa sectorial del propio Plan Nacional de
I+D. A este propósito, quisiera adelantarles que recientemente se han
iniciado diversas conversaciones con los departamentos ministeriales
representados en la Cicyt, con el fin de coordinar las actividades del
Plan Nacional con las actuaciones sectoriales, que están dando unos
buenos resultados.

También se da cuenta en este mismo capítulo de otras actividades que en
1993 se han desarrollado en el marco de la coordinación, tales como el
programa de movilización de la investigación, el desarrollo y las
aplicaciones de los superconductores, el Programa Midas o las acciones
especiales Game (Grupo Activador de Microelectrónica), o PASO o PACE, y
otras que son actividades orientadas a incentivar las actividades de I+D
en nuestro país en los respectivos campos temáticos de actuación.

También se dedica una amplia información a dar cuenta de la actividad
científica desarrollada a bordo del buque de investigación oceanográfica
«Hesperides», que desempeña un adecuado papel de coordinación, pues las
actividades científicas desarrolladas en él responden a las prioridades
de política científica establecidas en el Plan Nacional, tanto en lo que
respecta a las actividades antárticas como en las desarrolladas en otros
ámbitos geográficos, propiciando la coordinación española en el marco
internacional en materia de oceanografía.

En el mismo capítulo 6 se dedica amplia atención a la articulación del
sistema ciencia-tecnología-industria, haciendo especial hincapié en las
estructuras para el fomento de la cooperación entre la investigación
pública y la industria, y en especial de la red OTRI-OTT. Según se pone
de manifiesto en la memoria, ha continuado incrementándose el volumen
neto de ingresos gestionados, que en 1993 superó los 24.000 millones de
pesetas. Se indica en esta misma línea que en 1993 se puso en marcha un
centro de enlace Value, constituido mediante un convenio suscrito por la
Comisión Interministerial de Ciencia y Tecnología y la Dirección General
13 de la Comisión de la Unión Europea, con la finalidad fundamental de
acercar las actividades comunitarias de I+D a los usuarios potenciales.

Se trataría, en definitiva, de reforzar la difusión de I+D comunitaria y,
consecuentemente, mejorar la participación española en los distintos
programas europeos de I+D y, al mismo tiempo, favorecer el
aprovechamiento de los resultados de I+D comunitaria por parte, en este
caso, de las empresas españolas.

El último capítulo se dedica a dar cuenta de las líneas de actuación en
el ámbito internacional, con particular atención al tercer programa marco
y al Programa CITEC, Programa de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo.

En cuanto al primero, se analiza la participación española en el mismo,
poniendo de relieve el índice de retornos alcanzado, el 6,3 por ciento
del importe de la financiación concedida, que en cifras absolutas supone
unos 45.000 millones de pesetas, superando sensiblemente a las cifras del
segundo programa marco, en el que el porcentaje de retornos obtenidos
estaba situado en tormo al 5,5 por ciento. Por lo que respecta al
programa iberoamericano CITEC, se pone de relieve la destacada
participación de los científicos y técnicos españoles en los proyectos de
investigación, en las redes temáticas y en los proyectos de innovación
IBERCOA.

Además, en el capítulo 8 se presenta un análisis detallado de la
valoración global del Plan Nacional de I+D en el marco general del
sistema español de ciencia y tecnología, en cuanto a su capacidad de
capitalización y movilización de recursos, así como información sobre la
evolución de los indicadores generales del sistema y su comparación en el
contexto internacional. Se incluye, además, un estudio de las actividades
de I+D en el sector empresarial, elaborado a partir de los datos
suministrados por la central de balances del Banco de España. El capítulo
se completa con el análisis de la producción científica española y de su
impacto, valorado a partir de las citas que han alcanzado las
publicaciones científicas.

Uno de los datos interesantes que se encuentran en este apartado se
refiere a los índices de cobertura del Plan Nacional, en cuanto al número
de investigadores asociados al mismo, en relación con el conjunto de los
investigadores del sistema. En concreto, más de 50 por ciento de los
investigadores españoles participan actualmente en los programas del Plan
Nacional y esta cifra asciende al 66 por ciento, con referencia exclusiva
al conjunto del sector público en cuyo ámbito es donde principalmente
actúa el Plan Nacional de I+D.

Por lo que se refiere a los indicadores generales del sistema, cuya
evolución se resume en el presente capítulo, se puede observar que, de
acuerdo con los datos disponibles para la memoria de 1993, los recursos
de I+D tanto de gasto como de personal crecieron por encima de las
previsiones del Instituto Nacional de Estadística. Puede concluirse,
pues, que la evolución continúa siendo positiva, aunque el esfuerzo se
haya atenuado en los últimos años, de tal manera que seguimos reduciendo
la distancia que nos separa de los demás países desarrollados,
especialmente de los países de la Unión Europea. Pero si bien en los
aspectos económicos las diferencias con estos países disminuye, es mayor
el desequilibrio, en cuanto a la distribución del personal de I+D, entre
el sector público y el empresarial, en el que en España se observan
todavía grandes carencias. Sólo el 29 por ciento de los investigadores
españoles se encontraban en este sector en el período 1985-1995, frente
al 54 por ciento de la Unión Europea.

Por otra parte, en este capítulo se presenta un detallado análisis de la
situación actual y la evolución reciente de las actividades de I+D
desarrolladas en el sector empresarial, considerando la importante
relación existente entre la competitividad y las actividades
tecnológicas.

De este análisis se deduce que el gasto en I+D ejecutado en el sector
empresarial español ha experimentado un



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crecimiento considerable en los últimos años, tanto en cuanto a la cuota
de participación sobre el total comunitario, que ha pasado de un 2,3, por
ciento en 1986 a un 3,7 por ciento en 1991, como en términos de
porcentajes sobre el PIB, que ha pasado del 0,34 por ciento en 1986 al
0,5 por ciento en 1991.

Se ofrecen, asimismo, otros datos sobre la distribución del gasto por
sectores de actividad económica, indicando, por ejemplo, que en 1991 el
85 por ciento del mismo se concentraba en los sectores de industrias
manufactureras metálicas, energía e industrias químicas.

Por último, se analiza la producción científica española en el período
1981-1992, según los datos recogidos en bases de datos internacionales,
como uno de los indicadores que permite medir la competitividad el
sistema español de ciencia y tecnología y su posición relativa a escala
internacional.

En síntesis, y de acuerdo con los datos del Instituto para la Información
Científica de Filadelfia, se observa que las publicaciones españolas han
pasado de representar el 0,5 por ciento de la producción total mundial en
1991 al 1,56 por ciento en 1992.

En cuanto al número de citas recibidas por las publicaciones españolas,
se ha pasado de una cuota del 0,36 por ciento en 1981 al 1,4 por ciento
en 1992. En cuanto al crecimiento, la producción científica mundial
recogida por el Instituto ha aumentado a un ritmo del 1,8 por ciento de
tasa acumulativa anual en el período considerado, que, en el caso de
España, ha sido del 12,5 por ciento.

Todos estos datos son indicativos del importante avance que ha
experimentado la producción científica española no sólo en términos
absolutos, sino en cuanto a su creciente presencia y difusión en las
bases de datos internacionales.

En las consideraciones finales que ocupan el capítulo 9 de la memoria se
pasa revista de forma resumida al grado de desarrollo y cumplimiento de
los compromisos adquiridos para la segunda fase del Plan Nacional, que se
está desarrollando en el período 1992-1995, indicando que un balance
definitivo de las actuaciones deberá realizarse en años próximos debido
al aún escaso período transcurrido desde el inicio de la citada segunda
fase del Plan.

El documento concluye con tres anexos, en los que se incluyen las
acciones financiadas de 1993 y la distribución por objetivos
científico-técnicos de las ayudas.

Hasta aquí, señor Presidente, señorías, la presentación de la memoria de
actividades del Plan Nacional de I+D correspondiente al año de
referencia.

El segundo tema que desearía exponer a la consideración de SS. SS. es el
III Plan Nacional de I+D que va a ser aprobado por el Gobierno
próximamente.

Para presentarles el Plan me voy a detener brevemente en tres aspectos:
cómo se ha hecho el Plan, qué contiene el Plan y qué aporta con respecto
a los anteriores.

La experiencia global adquirida a lo largo de estos siete años de
funcionamiento del Plan Nacional de I+D, las evaluaciones parciales que
ya han sido efectuadas y los primeros resultados de la evaluación de este
último período han permitido disponer de bases suficientes para plantear
una revisión del Plan Nacional de I+D, aunque el análisis realizado no
pueda considerarse como una evaluación en profundidad del mismo, que es
una evaluación que se realizará al término de su segunda fase.

Se ha planteado una consulta externa a través de un amplio sondeo a los
agentes del sistema de ciencia, tecnología e industria, es decir, a los
investigadores y expertos, a las administraciones y a las empresas,
agentes del sistema que de una forma u otra se han visto involucrados
durante los últimos años en la actividad del Plan Nacional, ya sea como
gestores, ya sea como demandantes de actividad, ya sea como ejecutores o
ya sea como simples observadores.

Los niveles de consulta pueden clasificarse en cinco tipos. En primer
lugar, las comisiones temáticas formadas por expertos de los sectores
tanto público como privado. El segundo nivel de consulta es el de los
representantes de los sectores industriales. El tercer nivel de consulta
es la que llamamos Comisión de Industria, con participación de la
Secretaría General del Plan Nacional, del Ministerio de Industria y
Energía y del Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial. En cuarto
lugar, la Comisión horizontal para análisis globales de objetivos e
instrumentos. Y, por último, las unidades de la Administración Pública
que intervienen en la cuestión.

Por lo que se refiere a las comisiones temáticas, en correspondencia con
los programas nacionales temáticos hasta ahora existentes en el Plan
Nacional de I+D, se crearon dieciséis comisiones de trabajo, que no
quisiera enumerar para no aumentar el aburrimiento de sus señorías. En
esencia, a estas comisiones se les encomendaron dos objetivos: por una
parte, identificar líneas susceptibles de ser declaradas prioritarias en
la nueva etapa y, por otra, efectuar sugerencias de mejora en los
mecanismos de gestión del Plan.

Debido al perfil del personal investigador en España, el peso de los
centros públicos de investigación en dichas comisiones ha sido
importante, en cuanto en todos los casos ha estado representado el sector
de usuarios del I+D, tanto los privados, es decir, empresas, como los
públicos, es decir, unidades de la Administración.

Adicionalmente se constituyeron seis comisiones integradas por
representantes institucionales de destacadas empresas de los sectores
siguientes: bioindustria, farmacia, información y telecomunicaciones,
ingeniería química, tecnologías avanzadas de la producción y materiales.

Se garantizaba así que las inquietudes, demandas y problemas de sector
productivo quedaran bien cubiertas.

En el área de tecnología de alimentos, la opinión del sector industrial
se recogió en los II Encuentros sobre Investigación Científica y
Tecnológica de la industria alimentaria española, que se celebraron en
1994 bajo patrocinio del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.

Para completar la información, las propuestas elaboradas por las
comisiones temáticas se sometieron a crítica con carácter individual de
cada uno de los componentes de las comisiones de empresas, con
posterioridad a que éstas emitieran su informe colectivo. Se considera
que la diversidad de instituciones involucradas permite asegurar un alto
grado de fiabilidad en las conclusiones alcanzadas por cada comisión.




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En paralelo se creó también una comisión horizontal que debía reflexionar
sobre los esquemas de funcionamiento del Plan Nacional de I+D y una
llamada Comisión de Industria formada por expertos del CDETI, del
Ministerio de Industria y Energía y de la propia Secretaría del Plan, con
la misión de realizar análisis globales de los objetivos generales de los
mecanismos de gestión del Plan y la articulación del sistema de ciencia,
tecnología e industria.

Y, finalmente, para recoger las inquietudes de los centros tecnológicos y
de las asociaciones privadas de investigación, se trabajó en una comisión
constituida por la Secretaría del Plan, el Ministerio de Industria y
Energía y la Federación Española de Organismos de Innovación Tecnológica.

Las propuestas temáticas para los programas nacionales se han sometido a
informe de direcciones generales y entes de la Administración central que
pudieran tener relación con cada área temática. Los informes de las
diferentes comisiones debían atender al binomio calidad-oportunidad, que
ha venido siendo utilizado en los programas nacionales como criterio para
selección de las propuestas, por lo que se introdujo una serie de
indicadores de calidad y oportunidad, que en este caso sí me parece
conveniente indicar, aunque sea a través de una simple seriación a sus
señorías.

Como indicadores de calidad se propuso el número de grupos de trabajo
existentes capaces de abordar con éxito la temática propuesta; los
recursos disponibles en términos de investigadores senior,
infraestructura y potenciales receptores de la actividad; la capacidad de
formación existente y la distancia estimada entre la situación de nuestro
país y la de países de la Unión Europea y otros países industrializados
en temáticas semejantes.

Como indicadores de oportunidad se propusieron el beneficio industrial y
la potencial transferencia de conocimientos, la mejora del bienestar
social, el perfil tecnológico y la oportunidad de generar nuevos
conocimientos, el número, tamaño y tipología de los potenciales
receptores y la correspondencia de la temática con alguna de las acciones
del IV Programa Marco de Investigación de la Unión Europea o de otros
programas de investigación de carácter internacional.

En estas consultas, señorías, han participado no menos de 500 expertos.

Ello ha permitido extraer conclusiones con razonable precisión para
introducir las oportunas concreciones y, en su caso, establecer nuevos
instrumentos en el diseño de la tercera fase del Plan Nacional.

Los resultados del sondeo han sido altamente ilustrativos y han puesto de
manifiesto la existencia de opiniones coincidentes en ámbitos, sin
embargo, distintos y concordantes, en general, con las conclusiones que
se habían extraído de la propia experiencia de gestión del Plan Nacional
de I+D.

¿Qué contiene el Plan? El nuevo Plan agrupa 20 programas nacionales y
cuatro programas sectoriales. Los programas nacionales se agrupan en tres
apartados: área de calidad de vida y recursos naturales, área de
tecnologías de la producción y las comunicaciones y los llamados
programas horizontales y especiales. No me resisto a poner de manifiesto
a SS. SS., siquiera sea brevemente, el conjunto de los programas
incluidos en el Plan Nacional.

Dentro del área de calidad de vida y recursos naturales se dedicarán
programas a las siguientes temáticas: biotecnología, salud, tecnología de
alimentos, I+D agrario, I+D en medio ambiente, I+D sobre el clima,
recursos hídricos, ciencia y tecnología marinas e investigación en la
Antártida. Tres de estos programas (clima, recursos hídricos y ciencia y
tecnología marinas) serán programas nuevos en el III Plan Nacional.

En el área de tecnologías de la producción y la comunicación se
introducen los siguientes programas: tecnologías avanzadas de la
producción, investigación espacial, materiales, tecnologías de la
información y las comunicaciones, telemática (que es un programa nuevo),
tecnologías de procesos químicos (también nuevo), tecnologías para la
rehabilitación para discapacitados y personas de edad (también nuevo).

Entre los programas horizontales y especiales es preciso señalar el
programa del fomento de la articulación del sistema ciencia, tecnología e
industria, en el que luego me detendré; el programa de formación del
personal investigador, el programa de física de altas energías o el de
estudios sociales y económicos.

Y, por su parte, los programas sectoriales que están integrados en el
Plan son los siguientes: dos del Ministerio de Educación y Ciencia
(programa de promoción general del conocimiento y programa de formación
del profesorado y perfeccionamiento del personal investigador), uno del
Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (I+D agrario y
alimentario) y otro del Ministerio de Sanidad y Consumo (Fondo de
Investigación Sanitaria).

Sus señorías tendrán acceso muy próximamente a la documentación sobre el
III Plan, en la que encontrarán información sobre los objetivos, sobre
los contenidos y sobre los instrumentos que van a emplear los distintos
programas nacionales.

Estos 24 programas sobre los que se inicia el III Plan no constituyen,
sin embargo, un «numerus clausus»; la Ley 13/1986, la Ley de la Ciencia,
confiere al Plan un carácter deslizante, lo que le permite incorporar los
nuevos programas, programas que vayan madurando a lo largo de los cuatro
años de vigencia del propio Plan. De hecho, la reciente incorporación del
Ministerio de Asuntos Sociales a la Comisión Interministerial de Ciencia
y Tecnología y la consiguiente coordinación de sus actuaciones de I+D con
los del Plan Nacional va a suponer, previsiblemente --porque ya estamos
avanzando bastante en la cuestión--, la integración de un programa
sectorial de estudios de las mujeres.

Quisiera detenerme, para terminar esta presentación, brevemente en las
novedades del III Plan con respecto de los anteriores planes. Las dos
primeras fases del Plan Nacional pusieron el énfasis en el
fortalecimiento de la base científico-técnica del país y en la
consolidación de los grupos de investigación, es decir, en el fomento de
la I+D que la llamada Ley de la Ciencia se proponía como uno de sus
objetivos fundamentales. En este aspecto, el Plan ha



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tenido un éxito indudable que SS. SS. conocen bien y que por ello no es
necesario analizar en detalle. Baste con constatar que la España de 1995
es un país cualitativamente diferente a la España de 1986 en lo que se
refiere a I+D. Por poner un ejemplo, recuerden SS. SS. que antes del
nacimiento de los programas nacionales de investigación la producción
científica española representaba el 0,5 por ciento de la producción
mundial y que al comienzo de este Plan España supera ya el 2 por ciento
del total mundial.

El III Plan pretende consolidar esta situación con respecto a las dos
fases anteriores y, además, avanzar en dos direcciones que, en mi
opinión, no se han desarrollado suficientemente hasta el momento. La
primera, la coordinación de todos los agentes del sistema de I+D y la
articulación de éstos con el sector productivo y, la segunda, la
articulación de éstos con el sector productivo dentro de lo que se conoce
como sistema de ciencia, tecnología e industria. En definitiva, no
hacemos más que procurar llevar a efecto las recomendaciones de SS. SS.,
contenidas en memorias sucesivas del Plan: por una parte, que el Plan sea
más útil para apoyar desde la I+D las políticas sectoriales que son
prioritarias para las administraciones, es decir, que las decisiones
sobre problemáticas más importantes en nuestro país --pensemos, por
ejemplo, en los problemas del sector pesquero, en el cambio climático y
su relación con la desertificación, en el problema del agua, etcétera--
puedan tomarse disponiendo de una sólida base científica y tecnológica.

Y, por otra parte, que las actuaciones del Plan puedan incidir con más
precisión sobre los problemas del sector industrial, a fin de conseguir
incrementos de la productividad a través de la innovación y de contribuir
al aumento del empleo.

Para ello, el III Plan concreta los objetivos de los programas nacionales
orientándolos hacia la resolución de problemas socioeconómicos y potencia
los instrumentos de transferencia de conocimientos desde el entorno
científico hacia el entorno productivo. Esta orientación más aplicada del
III Plan se materializa en un nuevo programa nacional denominado PACTI,
que por su carácter horizontal estará presente en todos y cada uno de los
programas que componen el Plan Nacional. El PACTI, en efecto, es un
programa nacional de fomento de la articulación del sistema de ciencia,
tecnología e industria --eso significa PACTI--, que pretende desarrollar
los enlaces entre los entornos científico, tecnológico y productivo;
pretende fomentar la I+D cooperativa; pretende movilizar las actividades
de I+D hacia áreas de especial interés socio-económico; pretende
incrementar los recursos humanos con capacitación tecnológica adecuada en
las empresas, y pretende identificar la demanda tecnológica y difundir
los conocimientos y las tecnologías entre los diferentes sectores
productivos. Este nuevo programa recoge las actuaciones que ya se
desarrollaban en este sentido en el Plan y pondrá en marcha otras con el
fin de reforzar las interacciones entre los entornos y de fomentar las
innovaciones en las empresas. El PACTI contará con sus actividades
propias, pero va a afectar a todas las actividades del Plan, ya que no
puede perderse de vista el objetivo de trasferencia de conocimientos y el
acercamiento a los sectores industriales. A las empresas se les van a
ofrecer así diversos mecanismos para participar, con distintos grados de
implicación, en el conjunto de actividades del Plan Nacional de I+D.

Cada uno de los grandes objetivos del PACTI cuenta con los instrumentos
adecuados para su consecución, de forma que se puede esperar
razonablemente que el III Plan suponga un claro progreso en la
articulación del sistema español de ciencia, tecnología e industria y en
la transferencia de conocimientos.

En lo que se refiere a la coordinación sectorial, el III Plan presenta ya
algunos frutos de la intensa actividad que se ha desarrollado para
reforzar la colaboración y las actuaciones concertadas con los distintos
departamentos ministeriales que integran la Comisión Interministerial de
Ciencia y Tecnología. Esta es la vía para hacer efectivo el objetivo
citado de que el Plan Nacional debe ser también el soporte científico y
tecnológico de las políticas sectoriales del Gobierno. De hecho, algunos
de los nuevos programas nacionales que incluye este III Plan son el
resultado ya de esa colaboración, siempre sobre la base de planificación,
financiación y gestión compartidas.

Por citar algunos ejemplos a SS. SS., el Programa Nacional de I+D sobre
el clima integra las actividades de I+D previstas en el Plan Nacional del
Clima y su gestión y financiación serán compartidas con el Ministerio de
Obras Públicas, Transportes y Medio Ambiente. La puesta en marcha de un
programa nacional sobre recursos hídricos, en concertación con el
Ministerio de Obras Públicas, Transportes y Medio Ambiente y con el
Ministerio de Agricultura, Pesca y alimentación, tiene como objetivo el
apoyo del Plan Hidrológico Nacional. No es necesario que señale la
importancia que tienen estas cuestiones para nuestro país.

Con el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación se ha trabajado
también en estrecha colaboración en aquellos programas que se relacionan
con las áreas de actuación de ese departamento. Con el Ministerio de
Industria y Energía y con el Ministerio de Educación y Ciencia existe ya
una larga tradición de cooperación.

Finalmente, en mi opinión, es también importante destacar que el nuevo
Plan va a intentar reforzar sus líneas de actuación tendentes a incidir
sobre problemas de enorme impacto social en nuestro país. En esta línea
se enmarca la coordinación que se está planificando con el Ministerio de
Sanidad y Consumo a través del FIS, del Fondo de Investigación Sanitaria,
para reunir en una sola convocatoria perfectamente coordinadas las
actuaciones de I+D en salud, tanto de la Comisión Interministerial de
Ciencia y Tecnología como de dicho departamento. Asimismo, el nuevo
programa sobre tecnologías de la rehabilitación, que se está preparando
ya en colaboración con el Inserso, del Ministerio de Asuntos Sociales,
que pretende mejorar la calidad de vida de un colectivo tan importante y
digno de la mayor atención, como es el de los discapacitados y las
personas mayores.

Creo que esta coordinación representa un esfuerzo de racionalización en
la gestión y de asignación de los recursos disponibles, así como de
corresponsabilidad de todos



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en la definición de prioridades para la política científica y
tecnológica.

Estas son, señor Presidente, señorías, las grandes líneas políticas que
conforman el III Plan Nacional de I+D que, como antes indicaba, el
Gobierno va a aprobar próximamente y que remitirá a esta Comisión Mixta,
pero que me parecía que SS. SS. debían conocer con anterioridad.

Señor Presidente, señorías, muchas gracias por su atención.




El señor PRESIDENTE: Gracias, señor Ministro, por su exposición, por las
indicaciones que nos ha hecho sobre el ordenamiento del Plan y los nuevos
programas y también por la incorporación de algunas sugerencias de
nuestra Comisión a esas nuevas directrices. Estamos seguros de que este
nuevo enfoque contribuirá muy positivamente al desarrollo de la
investigación y desarrollo en nuestro país.

A continuación, si así lo estiman, pueden intervenir los señores
portavoces.

Tiene la palabra el señor García Fonseca.




El señor GARCIA FONSECA: Quiero saludar la presencia del señor Ministro
en esta Comisión y agradecerle la información que nos ha dado, sobre todo
la de la segunda parte, puesto que la primera, de alguna forma, ya era,
obviamente, reiterativa para los miembros de esta Comisión.

Quiero empezar diciéndole, quizá como evaluación muy genérica, pero
también como sugerencia, si me lo permite, que la descripción que usted
ha hecho, tanto del pasado como de la nueva fase del Plan Nacional de
Investigación, a mí me parece que es una fotografía sin contrastes. En
esta Comisión hemos logrado que los informes evaluativos de los distintos
planes que ha habido hasta ahora estuvieran más contrastados y en ese
sentido me parece que son más creíbles, señor Ministro. Usted ha dado una
visión demasiado positiva con riesgo de velar la fotografía sin los
contrastes necesarios, que yo creo que darían incluso realce a los
propios planteamientos y valoraciones que, por otra parte, hiciera usted
del plan. Digo esto como una pequeña valoración genérica y con voluntad
de sugerencia, si es que se aviene a admitirla así.

Yendo ya por mi parte a hacer algún tipo de comentario, tanto a la
valoración que usted ha hecho de la memoria de 1993 cuanto a los avances
que nos ha dado del próximo trienio, quizás voy a ser repetitivo en
relación a otras intervenciones similares, porque, sinceramente, sigo
teniendo la impresión de que los planteamientos que mi Grupo ha defendido
en otras ocasiones, más bien como valoraciones críticas de los distintos
planes, siguen siendo válidos.

En primer lugar, y por señalar algunos de los trazos fundamentales de
evaluación crítica que se hace a los planes por parte de mi Grupo, dentro
del reconocimiento de los aspectos positivos que ya en otras ocasiones he
manifestado, en el sentido de que se ha dado un salto importante, tanto
en el gasto y, sobre todo, a partir del mismo, en el desarrollo de un
sistema de I+D en el conjunto del país, dentro de una evolución positiva
y del reconocimiento de aspectos de avances cuantitativos y cualitativos
importantes, sin embargo, a nuestro entender, no es menos cierto que hay
una serie de temas fundamentales mal planteados desde el principio y que
siguen sin resolverse y en algunos casos, yo diría, que sin abordarse.

Una primera cuestión, que quizá por las próximas indicaciones que usted
nos ha dado del próximo plan pueda tener algún tipo de corrección, es que
nosotros siempre hemos denunciado que los planes anteriores obedecían a
un modelo basado fundamentalmente en el desarrollo de tecnologías punta
centradas básicamente en Defensa, frente a un modelo que nosotros
hubiéramos preferido en torno a demandas sociales, como sanidad,
educación, medio ambiente, infraestructuras, que componen, además,
grandes planes de actuación pública en estos momentos. Este modelo
alternativo que nosotros proponemos y que seguimos creyendo como idóneo,
está muy apoyado en los grandes mercados institucionales. Esto, repito,
hasta ahora no ha sido así. No sé si algunas de las indicaciones que
usted daba relación al próximo trienio apuntan a un cambio en esta
dirección, pero ahí queda como reflexión crítica por mi parte.

Un segundo aspecto en el que mi Grupo ha insistido, y que creemos que
sigue siendo desgraciadamente de actualidad, es en el tema de la falta de
coordinación entre las distintas instancias que tienen que ver con la
investigación y desarrollo tecnológico en España, empezando por la
coordinación dentro de la propia Administración Central, es decir, dentro
de los propios ministerios más directamente implicados en el Plan
Nacional, como pueden ser el Ministerio de Educación y Ciencia, que usted
preside, y el de Industria.

Una de las cosas que me ha llamado la atención como un indicador de que
esta descoordinación que nosotros hemos denunciado en otras ocasiones
parece persistir, es que, de los cuatro programas horizontales que usted
ha citado, no hay ninguno del Ministerio de Industria y Energía. Esto nos
parece un tema de enorme relevancia y gravedad.

Otro de los fallos al que quería referirme luego, pero que lo voy a hacer
ahora, y quizás uno de los fundamentales, es que los planes nacionales,
tanto del 93 como los anteriores y los posteriores, no han podido
conectar a fondo con el sistema productivo, es decir, tanto el sector
industrial como los demás sectores productivos se siguen manteniendo
bastante al margen, especialmente el sector privado, y no estoy haciendo
ahora un inciso crítico ideológico, sino simplemente una constatación,
que valoro negativamente, y no es un arma arrojadiza contra nadie, sino
una constatación descriptiva. La mayor parte del tejido productivo ha
permanecido fuera del sistema. Se calcula en unas 2.400 empresas más o
menos las que, de alguna forma, han conectado, con distintas fórmulas,
con actuaciones relativas al Plan Nacional de Investigación, repito,
incluyendo ahí cualquier tipo de conexión que hayan tenido. El resto, es
decir, la inmensa mayoría de las empresas de cualquier sector, sigue
permaneciendo al margen del sistema de I+D creado. Algo significa --creo
yo-- de manera negativa este hecho que le acabo de señalar de que los
programas del Ministerio de Industria y Energía, que, al fin de cuentas,
son los que van a definir la política tecnológica que se va a aplicar en
nuestro país, no aparezcan incluidos



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en el Plan, al menos con una coordinación estrecha con las actuaciones
que se realizan desde el Ministerio de Educación y Ciencia, desde la
presidencia del Plan Nacional de Investigación y desde los distintos
programas.

En cuanto a coordinación se refiere, obviamente, nosotros creemos que es
importante ir mucho más allá, no sólo dentro de los propios organismos de
la Administración central, sino en relación con las comunidades
autónomas. Hoy el gasto en I+D empieza a ser ya mayor el que realizan las
comunidades autónomas que el de la propia Administración central. El que
no existan organismos --formalmente sí, pero realmente no-- que efectúen
una coordinación real de la investigación que se haga de los distintos
programas de las comunidades autónomas, de la Administración central y de
la universidad, a partir de la autonomía legal que tiene, si no se hacen
esfuerzos serios para buscar instancias efectivas de coordinación,
creemos que no es ir por buen camino, que el Plan Nacional de
Investigación, en vez de ser un plan que realmente suponga algún tipo de
orientación indicativa para el conjunto del esfuerzo de investigación y
aplicación tecnológica en nuestro país, se va a convertir en un hecho
aislado de la mayor parte de las actuaciones en I+D que, de hecho, se
realizan en territorio estatal.

Por último, paso rápidamente a plantear algunas cuestiones en relación al
futuro con carácter más constructivo. No quisiera dejar de señalar uno de
los aspectos críticos que a nosotros nos parecen básicos --el hecho de
dejarlo para el final es simplemente para darle este relieve que creemos
que tiene--, que es el de la financiación, porque el hecho de que se haya
negado desde el principio la existencia de un mecanismo plurianual de
financiación yo creo que ha traído como consecuencia ese hecho y quizás
otros, pero creo que ése de manera decisiva, con las fluctuaciones que ha
habido en los presupuestos en relación a I+D en nuestro país,
fluctuaciones que en los años 1992 y 1993, a los que se refiere la
memoria analizada, se han puesto de manifiesto de forma muy negativa.

Cuando en España empieza a manifestarse una crisis económica muy aguda,
fundamentalmente en los sectores productivos, la industria, etcétera, en
ese momento, justamente cuando la acción desde el Estado, las
administraciones debiera intentar ser un aliciente reactivador en una
palanca tan decisiva y tan fundamental como es la de investigación y
tecnología, nuestros presupuestos han entrado en picado, de tal manera
que objetivos que se habían marcado para 1991, como era llegar al uno por
ciento del producto interior bruto en gasto en I+D, han quedado muy por
debajo y todavía lo están. En este sentido, otra cosa que me resulta muy
preocupante, no pensado sólo en el pasado sino en el futuro, es que entre
las distintas hipótesis o escenarios que contemplan ustedes en relación
al próximo trienio del Plan Nacional de Investigación, la más optimista
contempla un gasto para 1999 del 1,3 por ciento del producto interior
bruto. Pensar que países como Corea se marcan para el año 2000 llegar al
5 por ciento en gasto en I+D pone de manifiesto lo que significa como
prioridad real el I+D en una política de desarrollo en general y de
desarrollo productivo en particular.

Repito, el tipo de modelo básico, los problemas de coordinación, los
problemas de cuellos de botella en relación con no llegar al tejido
productivo y los problemas de financiación son, a nuestro entender,
cuatro áreas de problemas que, desde el principio, han estado presentes y
que, desgraciadamente, todavía lo siguen estando en el desarrollo de los
distintos planes de investigación.

Quería terminar, simplemente, haciendo algunas reflexiones que formulo de
manera interrogativa, entre otras razones porque quisiera que usted las
pudiera responder y, por otra parte, porque, si las expresa de forma
positiva, podría resultar hasta pedante que por parte de mi Grupo en este
momento procesal intentáramos, después de estar ya casi terminada la fase
de trabajo de la nueva etapa del plan, introducir elementos nuevos. Le
estoy haciendo una crítica implícita, que explicito ahora, en cuanto a la
escasa participación del Parlamento, y por lo tanto de los distintos
grupos políticos, en el debate de esta nueva etapa. Mi Grupo valora
positivamente todos los niveles de participación que usted ha enumerado,
porque me parece que es una cifra significativa el hecho de que más de
500 expertos, como usted decía, hayan participado en la elaboración del
nuevo plan, pero mi Grupo cree que ha faltado quizás una participación
mucho más directa de su departamento, a través de esta Comisión o a
través de otros mecanismos. Entonces, mi Grupo va a plantear las
siguientes cuestiones. Si ustedes han hecho trabajos de evaluación más
específicos que les permitan conocer el contenido tecnológico que va
incluido ``de facto'' en los contratos entre los organismos públicos de
investigación, las universidades y las empresas o instituciones públicas
a partir de la red OTRI. Si ustedes tienen un detector para analizar o
estudiar de forma rigurosa cuáles son los contenidos tecnológicos que
abundan o que son modales en ese tipo de contratos; lo mismo en los
proyectos concertados y de desarrollo tecnológico gestionados por el
Cedeti y en los programas europeos Brite, Euram y Ceca, etcétera, o en
las patentes y comercio tecnológico.

Si ustedes también tienen analizada la demanda tecnológica que va a estar
también incluida en los grandes proyectos nacionales que se están
produciendo en este momento, como el energético, infraestructuras,
transportes y comunicaciones, viviendas, planes hidrológicos, etcétera,
gestionados por los distintos ministerios y administraciones autonómicas,
porque nos parece que este tipo de análisis sería una cuestión previa
fundamental; es decir, si no detectamos con el mayor rigor posible cuáles
son las demandas reales de nuestro tejido productivo y de nuestra
sociedad en su conjunto, difícilmente podremos orientar de forma adecuada
y pertinente, las ofertas que desde los planes nacionales de
investigación se realicen.

En este sentido, también le preguntaría de qué forma evalúan ustedes los
resultados de los fondos destinados a las empresas en general. Por
ejemplo, en relación con el sector público, la investigación se mide por
tesis doctorales, formación de personal, publicaciones, patentes,
contratación con la industria, transferencias de personal y de
conocimientos, etcétera, pero, ¿de qué manera están ustedes evaluando
cómo están siendo aprovechados los fondos



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destinados a las empresas en general? Hasta ahora lo han evaluado ustedes
a través de las publicaciones, pero no hay instrumentos de evaluación
spot, que yo sepa, y nos parecería fundamental saber el número de
laboratorios I+D de nueva creación generados en el sector empresarial,
como consecuencia de estas actividades de I+D, u otro tipo de criterios
de evaluación, si los tienen, si los están empleando, y qué resultados
están dando.

Le preguntaría también, en cuanto a la realización de un mapa tecnológico
de la industria española, que ha sido muchas veces solicitado por
distintos organismos que tienen que ver con el Plan Nacional de
Investigación, tanto el Consejo asesor como esta Comisión, si está
incluido entre las actuaciones del nuevo plan.

¿Qué medidas tienen ustedes para la realización del programa de recursos
hídricos y qué grado de complementariedad se da con el Plan Hidrológico
Nacional? ¿Qué medidas se han introducido con el objeto de coordinar los
objetivos del plan nacional con los planes de infraestructuras en estudio
o en ejecución? En este sentido, nosotros propusimos que el uno por
ciento de los presupuestos de todos los grandes planes de
infraestructuras fueran coordinados por el plan y asimismo propusimos
crear un programa de investigación energética, dentro del Plan Nacional
de Investigación, en la medida que se reconoce al sector energético como
uno de los sectores de tirón con relación al desarrollo industrial en
general, y, dentro de eso, que se dedicasen programas y una fuerte
inversión a energías renovables. ¿En qué medida está recogido este tipo
de planteamientos en la nueva etapa?
Fundamentalmente, éstos son algunos de los aspectos que mi Grupo, ya
abusando del tiempo y de la benevolencia de la Presidencia, quería
plantearle, en el deseo de haber podido tener más ocasiones y quizá más
pausadas de poder intercambiar, discutir o dialogar con relación a esta
nueva etapa que nos parece decisiva. En todo caso, dentro de este ámbito,
éstas son las reflexiones y las aportaciones de mi Grupo, hechas desde el
talante más constructivo que yo le pueda asegurar.




El señor PRESIDENTE: Quiere intervenir ahora el Diputado señor Sedó i
Marsal, de Convergència i Unió, para lo que tiene la palabra.




El señor SEDO I MARSAL: Para agradecer, brevemente, al señor Ministro su
comparecencia para presentar la memoria del Plan Nacional I+D del año
1993, a cuyo dictamen nuestro Grupo prestará, como siempre, el máximo
interés.

Es importante la recuperación, en lo que al tiempo se refiere, en estos
temas imprimiendo un ritmo más ágil, como ya ha indicado el señor
Ministro, principalmente en referencia ya a la que queda pendiente, que
es la memoria del año 1994. Es relevante que el dictamen de las memorias
se haga dentro de un plazo prudencial, que nos lleve a dictaminar sobre
temas a veces ya obsoletos o fuera de su tiempo. Hay que tener en cuenta
que el tiempo pasa velozmente en el ámbito del I+D. Nos congratulamos de
que se recupere ese ritmo y además esperamos con interés el nuevo plan
que se nos presente, que hoy nos ha anticipado el señor Ministro.

Esperaremos a que nos llegue este Plan Nacional de I+D para proceder a su
estudio. Agradecemos su información anticipada, sobre la cual no vamos a
emitir ningún juicio valorativo; me parece inoportuno, creo que debemos
esperar a que el plan nos llegue y no aprovechar la cortesía que nos
brinda el señor Ministro al hacernos lo que para nosotros ha sido un
primer anticipo formal de su conocimiento, por lo cual no nos hemos
planteado intervenir con un carácter valorativo. Le agradecemos su
atención por anticiparnos las líneas de este tercer plan.




El señor PRESIDENTE: A continuación, tiene la palabra el señor Ripoll,
del Grupo Parlamentario Popular.




El señor RIPOLL SERRANO: En primer lugar, quiero agradecer al señor
Ministro su comparecencia tanto para exponer la memoria de actividades
del Plan Nacional de I+D del año 1993 como para informarnos sobre las
orientaciones futuras de dicho plan.

Con respecto al primer punto, en concreto, he de agradecerle y celebrar
la promesa que ha hecho aquí formalmente de ir adecuando las
presentaciones de la memoria a los años que corresponden. Creemos que
este año se ha hecho un esfuerzo importante de adecuación, y si se
consiguiera presentar la memoria de 1994 a finales de este año, sería de
agradecer por todos los miembros de la Comisión, pues creemos que sería
muy positivo.

En cuanto a las orientaciones futuras, creo que es la primera vez que se
produce este hecho en la Comisión, y también lo celebramos. Como ha dicho
el representante de Izquierda Unida, sería importante establecer más que
un conocimiento, un debate, en esta Comisión o en otra, porque siempre es
interesante que el Parlamento pueda participar por lo menos en las
orientaciones de este nuevo plan.

Quisiera centrar mi intervención en dos puntos. Uno de ellos es el
referido estrictamente a la parte correspondiente a la memoria de
actividades del plan nacional del año 1993. Creo que la exposición del
Ministro no ha reflejado exactamente cuál ha sido el proceso del año 1993
en lo que respecta a I+D. La Ley de la Ciencia pretendía un gasto global
en I+D del uno por ciento del PIB, y ese horizonte empieza a fracasar a
partir del año 1990 en el que se alcanza el 0,83, con un incremento muy
importante, pero a partir del año 1990 empieza a producirse un descenso
que llega hasta un 0,67 en el año 1994, que no es el objeto de esta
memoria. Significa el fracaso quizá del horizonte presupuestario más
importante de este plan nacional. A partir de 1991, los gastos en I+D han
sufrido un brusco cambio de tendencia al crecer solamente un 0,5 por
ciento, si tenemos en cuenta que desde 1983 la cifra de aumento más baja
había sido del 14,3. Se produce un impulso muy importante a partir del
año 1986, más que a partir del año 1983, pero se frena en el año 1991. A
partir de este año se produce un decrecimiento, un cambio de rumbo, con
una caída del 3,7 en el año 1992 y un descenso del 8,9 en el año 1993.

Creemos que este es el peor año del plan nacional. Posteriormente, en el
año 1994, se consigue un incremento pequeño que no consigue remontar las
cifras estimadas al



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inicio del plan 1988-1991. Por tanto, el horizonte presupuestario del uno
por ciento del PIB previsto para 1990 se ha convertido en un exiguo 0,76
en el año 1992 y un 0,69 en el año 1993. Tenemos ya los datos de los años
1994 y 1995 en los que se convierte en un 0,67 y un 0,70 aproximadamente,
lo cual quiere decir que en lo que respecta al año 1993, la memoria debía
ser más precisa en valorar este punto de una manera negativa, porque no
sólo se trata de hacer loas sobre lo realizado, sino que hay que ser
críticos para poder mejorar en el futuro.

En cuanto a la memoria, creo que el análisis más extenso lo realizaremos
cuando se elaboren el informe y el dictamen de la misma. Quería referirme
a dos puntos concretos y hacer un pequeño apunte sobre la página 9 de la
memoria, que habla de la distribución de proyectos de programas, en donde
se ve claramente que se solicita por parte de los agentes que intervienen
en I+D mucho más de lo que se concede al final, incidiendo este punto en
la falta quizá de fondos que proveen al plan nacional para poder dar
satisfacción a lo solicitado por los distintos agentes y, sobre todo,
para no crear el desánimo que creemos sería el fracaso de la I+D, que los
distintos agentes, tanto en la investigación en la Universidad, como en
la investigación en los institutos tecnológicos, como la investigación en
las empresas, vieran que sus iniciativas son coartadas por la falta de
fondos. Creemos que en las consideraciones finales de la propia memoria,
como también ha referido aquí algún otro miembro de esta Comisión, no se
entra a hacer una crítica seria y conveniente para poder fijar las bases
de los siguientes desarrollos. Creo que las consideraciones finales son
excesivamente positivas; sólo en algún punto hablan de una
estabilización, que lógicamente, dados los niveles en que estamos
siempre, es perjudicial para el propio sistema de I+D. Y no se produce la
crítica de la progresión, sobre todo en fondos dedicados a I+D, tanto por
el Gobierno como por las entidades empresariales.

También echo en falta en la memoria --en la del año 1992 estaba mejor
reseñado-- la participación de las comunidades autónomas o un análisis de
cuáles son los avances que se han producido en las distintas comunidades
autónomas, no referido al simple análisis del programa de química fina
que se produce en la Comunidad Autónoma de Cataluña, sino a la
investigación en general en el resto de las comunidades autónomas, ya que
en la memoria del año 1992 --imagino que por ser el inicio del período
del plan-- se establece un análisis más global. Es preciso realizar año a
año ese análisis de la investigación en las distintas comunidades
autónomas para ver la incidencia y, sobre todo, para incentivar la
investigación científica en dichas comunidades. En cuanto a las
consideraciones respecto a las nuevas orientaciones del futuro plan
1996-1999, quizá la exposición del Ministro ha sido más bien descriptiva,
en vez de entrar a fondo en cuáles van a ser los futuros contenidos del
plan.

Evidentemente ha hecho una descripción de los contenidos, ha hecho al
principio una descripción de cómo se ha hecho. Parece que ha habido una
consulta externa muy importante, pero quizá no se ha producido --o
tendremos que esperar al plan-- la valoración de esa consulta externa, no
la valoración para crear los contenidos del plan, sino la valoración
crítica que se realiza a través de esa consulta externa --que imagino que
habrá estado basada en los trabajos realizados anteriormente--, la
valoración que han realizado los distintos agentes consultados, tanto los
agentes internos como los externos. Imagino que esa valoración dará como
fruto un importante informe y quizá sería conveniente que se conociera en
esta Comisión.

No entro a valorar los contenidos del plan. Yo creo que en estos momentos
es importante resaltar planes que interesan sobre todos a los españoles,
como son todos los temas referidos al clima y a los recursos hídricos,
que inciden sobre todo en la sequía que padecemos en estos momentos, y
algunos temas de la investigación sobre el mar, en la explotación de los
bancos de pesca, que quizá no son los temas que coinciden con las
investigaciones en la Unión Europea, lo cual es valorable para el Estado
español, pero hay que tener en cuenta que una de las partes importantes
de los fondos que se destinen a investigación vienen de los fondos
europeos.

Se ha hecho una serie de matizaciones sobre las novedades que presenta
este nuevo plan. Yo creo que hay un punto importante y es que no se ha
hecho referencia a cuál es el horizonte de gasto en I+D que presenta el
nuevo plan. Imagino que el Ministro considera que será conveniente que se
haga esta referencia cuando se apruebe el plan.

Creo que valorar el plan diciendo que hasta ahora ha tenido éxito es no
ver el desarrollo completo de los ocho años. Sí ha tenido un éxito
importante en la primera parte, en el período 1988-91, sobre todo al
inicio del mismo, donde se produce el despegue importante de los
indicadores de I+D; cualquier indicador de I+D ha sufrido un despegue
importante en ese período, pero, como decía antes, a partir del año 1991
surge un descenso, y en la actualidad, en los años 1994/95, se está
produciendo un estancamiento de ese descenso. No se producen las cotas de
avance que se habían producido durante los años 1988, 1989 y 1990 y, por
tanto, el éxito del plan creo que habría que valorarlo con matizaciones,
sobre todo matizaciones que nos llevaran a conseguir mejorar el plan en
el futuro.

Nuestro Grupo valora positivamente el nuevo programa. Creo que la
articulación de los tres sectores (ciencia, tecnología y sector
productivo) es fundamental. Lógicamente con las orientaciones que nos ha
dado hoy el Ministro no podemos entrar a valorar a fondo este nuevo
programa y sería interesante que nos pudiera adelantar si existe algún
tratamiento fiscal con relación a la introducción del sistema productivo
dentro de este programa. Creemos que ha habido alguna sentencia reciente
del Tribunal Supremo que ha valorado positivamente algunos de los
recursos presentados por alguna empresa investigadora. Consideramos que
esa articulación del sistema: ciencia, tecnología e industria, tendrá que
ir acompañada de una reforma fiscal adecuada para que todo tipo de
incentivos pueda tener un carácter plurianual, por lo menos de diez años.

Valorar inversiones de menos de diez años o no tener seguras inversiones
ni desgravaciones a lo largo de diez años puede imposibilitar el futuro
de la investigación.




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Yo quisiera, como resumen de mi intervención, hacer la valoración de que
se ha producido un estancamiento y un retroceso del impulso investigador
durante el período 1992/95 --evidentemente sólo analizamos el año 1993,
pero tenemos la perspectiva del año 1995, en el que nos encontramos--;
que la memoria de 1993 no reconoce ese retroceso; que se produce un
alejamiento progresivo del primer horizonte que se fijó al inicio del
plan nacional del uno por ciento del PIB, y que quizá sería conveniente
que la orientación del nuevo programa se fijara un nuevo horizonte,
aproximadamente del dos por ciento del PIB para el año 2000 o el año
1999, que es el año en que finaliza el programa, que, aunque fuera
ambicioso, podría llevar a generar mayores dosis de inversión, que es lo
que verdaderamente necesita todavía el sistema. Todavía no se puede
producir el trasvase de la inversión en I+D del Gobierno a las empresas
y, por tanto, creemos que se debe insistir en el esfuerzo inversor por
parte del Gobierno.

Nada más y muchas gracias. Sólo quería hacer la matización al señor
Presidente de que otro miembro de mi Grupo quería hacer alguna consulta
concreta sobre un tema. Le pregunto si es mejor ahora o después de la
intervención del Grupo Socialista.




El señor PRESIDENTE: Si le parece, agotamos el turno de portavoces y a
continuación intervienen los parlamentarios.




El señor RIPOLL SERRANO: Perfectamente.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Del Pozo, portavoz del
Grupo Socialista.




El señor DEL POZO I ALVAREZ: En nombre del Grupo Parlamentario Socialista
saludo cordialmente al señor Ministro y agradezco su comparecencia y
especialmente el contenido de la misma, porque además del tema obligado,
que es el análisis o presentación de la memoria del plan correspondiente
a 1993, incorpora, como había comprometido en una comparecencia anterior,
una presentación de lo que va a ser la tercera fase del plan nacional o
el III Plan Nacional de I+D, que abarcará los años 1996 a 1999.

Creo que es importante, por una parte, que nos pongamos al día, como se
ha resaltado por otros portavoces, en materia de memorias anuales.

Siempre vamos a tener que dictaminar sobre memorias de año pasado, pero
si todo va como está previsto y el señor Ministro acaba de comprometer,
en este año va a quedar ya actualizado definitivamente y ése es motivo de
complacencia para esta Comisión, que lo había pedido reiteradamente.

Cierto es que muchas circunstancias objetivas ajenas a la voluntad del
Gobierno y de la propia Comisión obligaban a perder el ritmo en algunas
ocasiones, como es el caso de la disolución de las Cámaras y convocatoria
de elecciones en su momento.

Yo creo que la memoria de 1993 tiene interés, como la memoria de cada
año, pero van a permitir que este portavoz concentre su exposición en las
previsiones de la tercera fase del plan nacional. La Memoria de 1993
incorpora ciertamente datos muy positivos. A mí me interesa resaltar
algunos a los que también ha hecho referencia el señor Ministro. Por
ejemplo, el papel crecientemente importante que está teniendo la Agencia
Nacional de Evaluación y Prospectiva. Algún otro portavoz ha hecho
referencia a la necesidad de ir conociendo mejor cuáles son los
resultados y el aprovechamiento de las distintas inversiones en I+D que
se producen en nuestro país, especialmente las que tengan origen en
fondos públicos, pero es interesante conocer que la Agencia Nacional de
Evaluación y Prospectiva va incrementando intensamente en los últimos
años --y aquí sí que se da un indiscutible crecimiento de indicadores
positivos de I+D-- sus acciones y en este año 1993 hasta el 26 por
ciento, lo cual me parece extraordinariamente importante, abriendo además
el ámbito de su actuación a todo tipo de instituciones públicas y
privadas que actúan en investigación.

También me parece importante el aumento del número de becarios en
empresas y subrayo que sea en empresas. El aumento de becarios en
principio es positivo, aunque todos hemos valorado también que puede
llegar un momento en que la formación de nuestros doctores sobrepase la
capacidad de absorción por parte del mercado de su aportación a la
investigación. Lo cierto es que el hecho de que se sitúen en las empresas
resulta absolutamente necesario y fundamental, puesto que sí se recoge
algún dato negativo--poco esperanzador todavía para nuestros deseos en
política de I+D-- y es el de que sólo tenemos el 29 por ciento del
personal de investigación en las empresas en nuestro país. Esa es una
realidad sociológica en la que desde la acción política se puede incidir,
pero es muy difícil que simplemente por orden o por previsión del
Gobierno se pueda desarrollar de forma importante la dedicación de
nuestras empresas a la I+D. Hay que saber --y así se reconoce en la
propia memoria-- que en la Unión Europea la media de investigadores en
empresas privadas es del 54 por ciento sobre el total. La distancia es
todavía muy considerable y creo que ahí hay que seguir trabajando de
forma fundamental; por tanto, becarios en empresas, buena noticia.

También es importante el incremento del volumen de recursos gestionados
por la red de transferencia de resultados de investigación, que es una de
las criaturas mimadas por esta Comisión y --lo sé-- también por el
Gobierno, y la creación del centro Value, que permitirá algo en lo que
también en las últimas memorias esta Comisión ha puesto especial interés,
y es que, a la vista de que el IV programa marco de la Unión Europea ha
incrementado hasta doblar los recursos disponibles para los
investigadores en Europa, es absolutamente fundamental que algún tipo de
organismo ayude a nuestra comunidad de investigadores a engarzar sus
deseos, aspiraciones y proyectos de investigación además de con los
planes nacionales con los planes de la Unión Europea; de forma que muy
bienvenido también el centro Value.

Pero, como decía, creo que el interés de esta comparecencia, sin
menosprecio hacia la memoria del año 1993, se sitúa fundamentalmente en
la presentación de lo que son las líneas de esta tercera fase del plan
nacional. Es importante



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alcanzar esta tercera fase del plan, que por otra parte se alcanza por
pura cronología, pero me van a permitir una observación, y es que yo creo
que podemos empezar a hablar ya de un cierto grado de madurez en nuestra
política de investigación y desarrollo después de ocho años repartidos en
dos fases del plan, dos fases en las que, como decía algún portavoz, se
ha producido el hecho de un salto importante en la primera y una relativa
estabilización del crecimiento en la segunda. Sin embargo, yo debo hacer
aquí una observación que me parece de importancia. Algunos datos no son
muy precisos; en la propia memoria, en la página 188 para ser exactos, se
habla no del 0,67 o del 0,70 de gasto en I+D en el producto interior
bruto, sino del 0,87, y son datos que vienen avalados por fuentes
absolutamente objetivas y fiables. Lo que sí quisiera decir es que, como
en la propia vida personal humana, es lógico que en el primer momento se
crezca más, evidentemente también los niños crecen mucho más entre los 0
y 6 años que entre los 6 y los 15, por decirlo así, tanto en el orden
físico como en el orden mental. En nuestra política de investigación y
desarrollo el crecimiento debía ser muy fuerte, porque era muy bajo el
punto de salida, en los años 1986-87, y es lógico que no siempre pueda
mantener las cotas de incremento, porque eso nos llevaría a una situación
de desproporción en el gasto que no sería tolerable por los propios
grupos de oposición, que observan que no se crece como al principio.

Yo creo que es importante señalar que se sigue creciendo, que la mayoría
de indicadores siguen siendo positivos y que la esperanza de engarzar
bien nuestra política de investigación española con la política europea
nos va a dar posibilidades de un desarrollo importante en el futuro. Por
eso es también importante, porque la tercera fase del plan llega en un
momento en que ha empezado una recuperación económica, y eso nos permite
tener un horizonte de crecimiento algo mejor que el que podíamos tener en
los años 1992, 1993 y 1994, sujetos a una fuerte crisis, crisis en
relación con la cual la política de investigación y desarrollo no podía
darse por desentendida; también de alguna forma había que ajustar
nuestras posibilidades de gasto y de inversión.

Como decía hace un momento, es importante también el hecho de que el
cuarto programa marco nos ofrezca un paraguas para nuestra política de
investigación y desarrollo, que creo que debemos saber aprovechar. Por
otra parte, y esto es puramente simbólico, hay que tener en cuenta que la
tercera fase nos va a situar a las puertas del año 2000, año que parece
despertar en todos una curiosidad enorme y que muy probablemente va a
defraudar, porque va a ser simplemente un cambio de cifra matemática sin
mayores variaciones en lo que es la marcha de la historia de la gente.

Este portavoz se ha tomado la molestia, mínima por otra parte y que
además le entra en el sueldo, de intentar sintetizar algunas de las
líneas básicas de lo que han sido las posiciones de esta Comisión Mixta
en relación con la política científica, y creo que es oportuno que a la
diferencia del señor Ministro de presentarnos la tercera fase del plan se
corresponda desde la Comisión, como han hecho también otros portavoces,
con la presentación de sugerencias que creo que deben ser tenidas en
cuenta por los gestores de la política de I+D.

De las más de sesenta recomendaciones que esta Comisión ha producido a lo
largo de cinco dictámenes sobre las memorias anuales, se pueden destilar
algunas que son reiteradas en distintas memorias y otras que, no siendo
reiteradas, tienen un carácter fundamental suficiente como para que yo
las mencione aquí. Son diez, y desde luego no coinciden con los Diez
Mandamientos en el hecho de que sean mandamientos, sino simplemente en el
hecho de que son diez, diez recomendaciones que, por otra parte, este
portavoz reconoce que tienen buena acogida entre los gestores de la
secretaría general del plan y del Gobierno. Muy sintéticamente, ¿cuáles
son?
La primera yo creo que debe ser mencionada después de que el señor
Ministro haya dicho que la tercera fase del plan tiene una voluntad de
vincular la investigación y el desarrollo a la aplicación de sus
resultados. Nos parece fundamental, porque también va a aparecer en esta
pequeña síntesis. Pero la primera, aparecida, repito, en diversos
dictámenes, es la recomendación de sostenimiento y mejora de la
investigación básica o no orientada. Es evidente que todos pensamos en la
necesidad de aplicar la investigación al desarrollo industrial, a la
producción, a la mejora de la competitividad, pero todos tenemos también
la convicción de que nunca una política de investigación tendrá éxito en
su aplicación si no tiene un fundamento en la investigación básica o no
orientada, y creo que los poderes públicos deben tener muy claro que
nunca en nombre de la pura competitividad se puede abandonar el
desarrollo y el sostenimiento de esta investigación básica.

En segundo lugar, la voluntad expresada por la Comisión de promover
intensamente la implicación de las empresas en la investigación y el
desarrollo, sin más comentarios después de haber dado el dato anterior de
sólo el 29 por ciento de investigadores en nuestras empresas cuando la
Unión Europea está en una media del 54 por ciento. Es por ahí por donde
todos debemos intentar que nuestra política de investigación y desarrollo
encuentre una mayor plenitud.

En tercer lugar, que se tenga voluntad y éxito en la realización de la
transferencia de resultados. Es fundamental que sea así. Me alegra haber
oído al señor Ministro que el tercer plan piensa dar una importancia
fundamental a la transferencia de resultados. Es también voluntad de esta
Comisión que sea así.

Cuarta, la concentración de esfuerzos en materias propias. También aquí
he oído algo positivo relativo a recursos hídricos, a desertización, a
Mediterráneo... Efectivamente, nuestro país debe, sin menospreciar otros
ámbitos de investigación, especializarse, por así decirlo, en aquellos
que, por una u otra razón, son de interés directo para el país.

Quinta, la apertura internacional. Nosotros somos un país medio con
posibilidades, pero desde toda evidencia sabemos que seríamos un país
pequeño y con muy pocas posibilidades si no fuéramos capaces de
engarzarnos positivamente



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con la política de investigación de la Unión Europea y de abrirnos a las
posibilidades de cooperación, especialmente con Latinoamérica.

Sexta, la mejora de la coordinación tanto sectorial como autonómica. Este
es un punto que es casi ya un tópico en esta Comisión y que no merece, no
por no importante sino simplemente por sabido, mayor comentario.

Séptima, la mejora del capital humano, sabiendo que no podemos
indefinidamente formar doctores y dar formación posdoctoral sin tener en
cuenta las posibilidades de su colocación posterior, porque el gasto que
representa esa formación es algo que debemos administrar
responsablemente. Sin embargo, es evidente que el capital humano
constituye el elemento fundamental de una política de investigación y no
debe ser nunca olvidado.

Otro elemento que ya ha sido resaltado por el Ministro, la articulación
de la política científica con la competitividad económica, ha sido
también preocupación constante de esta Comisión, así como la práctica de
evaluación de resultados a la que hacía referencia anteriormente cuando
hablaba de la Agencia Nacional de Evaluación y Prospectiva, y finalmente
que se persista en la convergencia científica con la media de la Unión
Europea.

Estas diez recomendaciones, repito, son las que se reiteran
constantemente a lo largo de los cinco dictámenes o que, algunas de ellas
sin reiterarse, aparecen como elementos fundamentales que merecen ser
recordados en este momento.

Termino mi intervención simplemente diciendo que me parece que sería
deseable que la tercera fase del plan se planteara, en lo que podríamos
llamar términos generales, con los siguientes criterios. En primer lugar,
con sentido evolutivo. El hecho de que sea el mismo Gobierno el que
plantea la tercera fase del plan permite suponer que no va a haber
ruptura con la política científica anterior, sino evolución desde ella,
porque creo que, después del importante salto, como decíamos, en la
primera fase del plan y del crecimiento estabilizado, pero crecimiento,
de la segunda fase, la tercera fase no tiene más que aprovechar lo que de
fundamental ha creado ya este Gobierno en materia de política científica.

También como criterio general la capacidad de adaptación a nuevas
circunstancias y nuevas exigencias, muy particularmente las que se
derivan de las responsabilidades de la Unión Europea en materia de
política científica, y en tercer lugar, diría yo, y espero que el
Ministro me lo pueda confirmar, la voluntad política expresada en
capacidad de gasto en I+D de este Gobierno para que sea posible
materializar los elementos o recomendaciones citados anteriormente.

En un orden más concreto y como objetivos más precisos, creo que habría
que poner en esta tercera fase del plan como ideas motrices una mayor y
mejor coordinación de la política científica, mayor y mejor articulación
y mucho mayor compromiso de sociedad, especialmente de las empresas e
industrias de nuestro país, en la política de investigación científica.

Cierro mi intervención reiterando mi agradecimiento por la comparecencia
del Ministerio y recordando la posibilidad de que esta Comisión incorpore
a los trabajos de su Ponencia para la memoria de 1993 una parte
específica para dictaminar la memoria o documento de la tercera fase del
plan nacional en su momento. Le haría ya simplemente dos preguntas: si
puede desarrollar alguna idea más en relación con la política de
articulación entre la política de investigación y la aplicación
empresarial y si la tercera fase del plan nacional tiene alguna previsión
financiera para materializar sus objetivos que hasta el momento parecen
completamente positivos.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Popular, quiere intervenir el señor
Ollero.




El señor OLLERO TASSARA: Muchas gracias, señor Presidente, por su
benevolencia, ya que se trata de un turno excepcional como señala el
artículo 203.3.

Voy a limitarme a una cuestión, marginando el escepticismo que ha
mostrado el portavoz del Grupo Socialista sobre el Programa 2000 de su
partido (el señor Del Pozo i Alvarez: Yo no he hablado de programa sino
del año 2000.) y voy a centrarme en que en los informes de eta Comisión
hay un apartado que es el seguimiento de las recomendaciones anteriores
de la Comisión. Concretamente en el último que hemos aprobado hace poco,
el punto 4, recordaba que se había recomendado un aumento en la
proporción del número de becas de investigación para centros en el
extranjero y por períodos largos, y asimismo, se recomendaba para el
territorio nacional, etcétera. A pesar de esta recomendación, el año 1992
hubo una disminución del número de becarios.

En las recomendaciones relativas a la memoria de ese año 1992, en la
última que hemos informado, se hablaba de plantear una política de becas
que tenga en cuenta las necesidades ciertas de formación y las
posibilidades reales de absorción de investigadores, tanto del sector
público como del privado. Como es sabido, en estos días se han ido
produciendo una serie de manifestaciones, sobre todo en el ámbito del
Consejo Superior de Investigaciones Científicas, pero que en general
afectan a lo que es el personal investigador de nuestro país, que dentro
de este tipo de informes, obligadamente muy macros, acaba siendo
postergado --no sólo las personas sino incluso el personal--. Por eso
quería recordarle al señor Ministro esta preocupación, la continua
petición de que haya una carrera científica, como hay una carrera
docente; el despilfarro que supone dedicar dinero a formar mediante becas
posdoctorales --a veces la media viene a ser unos diez años-- a una serie
de personas a las que luego se las deja prácticamente en la calle,
frustrándolas también. A través de esta pequeña nota a pie de página que
supone mi intervención, quería dar la oportunidad al señor Ministro de
que se pronuncie públicamente sobre qué opina de esas manifestaciones que
se han ido produciendo sobre el problema que las mismas reflejan y qué
medidas concretas piensa adoptar para solucionarlo. (El señor
Vicepresidente, De la Vallina Velarde, ocupa la Presidencia.)



El señor VICEPRESIDENTE (De la Vallina Velarde): Tiene la palabra el
señor Ministro de Educación.




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El señor MINISTRO DE EDUCACION Y CIENCIA (Suárez Pertierra): Gracias,
señor Presidente, con su venia.

Gracias, señorías, por sus intervenciones y por el esfuerzo que han
dedicado al estudio de la memoria correspondiente a la actuación del
tercer plan en el período relativo a 1993 y gracias por la valoración que
SS. SS. han expresado, creo que generalmente, al menos en términos
parciales. Voy a procurar contestar a las cuestiones que SS. SS. han
planteado, siquiera sea de modo general o, en alguna ocasión, en términos
concretos.

El señor portavoz del Grupo de Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya,
el señor García Fonseca, me dice, en primer lugar, que mi intervención
parece una fotografía sin contrastes. Sin perjuicio de que tendré ocasión
de contestar, a lo largo del turno que ahora me corresponde, a las
diferentes cuestiones que los señores portavoces me han planteado, con
respecto a la cuestión quisiera decir, por una parte, que a la hora de
presentar la memoria del plan correspondiente al período 1993 es el
momento de que SS. SS. realicen el contraste; en segundo lugar, no sólo
con respecto a la memoria, sino con respecto a lo que ha sido el
contenido de la segunda parte de mi intervención, el contraste con toda
evidencia y el contraste con los agentes que intervienen en la I+D, como
he informado a SS. SS., creo que está plenamente garantizado. Espero que
SS. SS., además de reconocerlo, puedan comprobar en el momento en que
tengan ocasión, que será próxima, de manejar el tercer plan, cómo esos
contrastes, que son prácticamente continuos en materia de investigación y
desarrollo, no sólo han existido, sino que se han incorporado a la
elaboración del tercer plan que pronto aprobaremos.

Plantea S. S. una serie de cuestiones que le han preocupado en términos
de continuidad con respecto a las anteriores memorias o de las dos
primeras fases del plan en su conjunto. La primera es ligar la
investigación y desarrollo a determinadas --creo que ha dicho S. S.--
tecnologías punta que además identifica con determinadas tecnologías
incluidas en el ámbito de la defensa. Quisiera decir a S. S. lo
siguiente. En primer lugar, los programas de investigación que se han
incluido en los primeros planes han interesado especialmente desde la
perspectiva de que la I+D contribuya al mayor progreso de la sociedad
española en diferentes términos. Han intervenido en términos de
incorporación de tecnologías que sólo pueden producirse con nuestra
incorporación, a su vez, a determinados programas, arbitrados
generalmente a través de instrumentos de cooperación internacional; y en
segundo lugar, con el favorecimiento de determinadas políticas
industriales que sabe S. S. de sobra que en el ámbito de la defensa son
muy importantes. Esto no quiere decir que no haya que preocuparse, y es
uno de los contenidos fundamentales dele tercer plan, de la investigación
aplicada también, como luego tendré ocasión de decir, de la investigación
básica, que es absolutamente esencial para el progreso de nuestras
sociedades y de la propia investigación, de la investigación aplicada o
de la investigación más cercana a nosotros o sobre los problemas que
preocupan a los ciudadanos en la vida diaria, que constituye una buena
parte del contenido del tercer plan, y una, si no la principal, de sus
líneas definidoras. La actuación a través de esos programas era
necesaria, como creo que era necesario aprovechar los elementos de
financiación que tienen una consecuencia industrial evidente en términos
teóricos y creo que la han tenido en la práctica. Para ello era necesario
incorporarse a determinados programas de tecnología punta que, como digo,
son programas fundamentalmente internacionales.

A S. S. le preocupa también lo que llama falta de coordinación. También
les preocupa a los responsables de la investigación y desarrollo y, por
supuesto, a este Ministerio. Sin embargo, aunque hayan podido producirse
algunos elementos de descoordinación en investigación y desarrollo a lo
largo de las dos primera fases del plan y, desde luego, quizá haya podido
producirse una descoordinación en 1993, se han dado avances sustanciales
en la coordinación entre los programas de la propia Administración, en la
coordinación con las empresas, donde se han producido avances muy
importantes, o en la coordinación entre administraciones y, desde luego,
en la coordinación entre los organismos públicos que hacen investigación.

Por poner sólo un ejemplo, fruto de la estrecha coordinación entre el
Ministerio de Educación y Ciencia, responsable de la investigación y el
desarrollo en España y responsable del plan, y el Ministerio de Industria
y Energía, se produce --bien es verdad que no en el período de 1993, pero
sin duda S. S. conoce la cuestión-- una revisión de la composición,
organización y funciones de la comisión Interministerial de Ciencia y
Tecnología, que incluso genera la aparición de una nueva vicepresidencia
ostentada por el Secretario de Estado de Industria, además de la
vicepresidencia primera que ostenta el Secretario de Estado de
Universidades e Investigación. Como no se trata más que de ejemplificar
esta coordinación, valga como ejemplo la nueva estructura que se ha
dispuesto para activar precisamente los elementos de coordinación entre
los dos ministerios que más tienen que decir en relación con el caso.

Creo que queda mucho por hacer en materia de coordinación entre la
investigación y los sectores productivos. Será una cuestión recurrente a
lo largo de este turno de mi intervención, pero sí quisiera decir a SS.

SS. que, aunque queda mucho por hacer --como lo prueba que uno de los
elementos fundamentales del tercer programa que he presentado es
precisamente un programa que he definido como de carácter horizontal para
conseguir precisamente esa articulación entre todos los sectores--, sin
embargo, sí me parece que incluso en el año al que se refiere el informe
la conexión con los sectores productivos --con la empresa y con la
industria-- ha tenido avances importantes. Precisamente, en materia de
formación del profesional investigador, la memoria recoge un avance yo
creo que importante --aunque sea un avance todavía menor, es ya
importante, como digo-- en la incorporación de investigadores a la
industria en una línea de trabajo que es necesario potenciar si queremos
que la investigación y el desarrollo en España funcionen no sólo en
términos de una media de la Unión Europea, sino que funcionen con
resultados prácticos y efectivos para el progreso de nuestra sociedad.




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En contra de lo expresado por S. S., creo que en cuanto a coordinación
para las comunidades autónomas existen instrumentos formales, pero que
además funcionan, y es evidente que uno de los elementos básicos del
trabajo en esta materia es la coordinación productora de sinergias entre
todas las administraciones públicas que trabajan en investigación y
desarrollo. Hay pruebas muy específicas de esta coordinación, como lo es
el programa que se ha emprendido para conectar los centros públicos de
investigación, y señaladamente el Consejo Superior de Investigaciones
Científicas, a través de centros asociados con las líneas de
investigación que generan comunidades autónomas o que generan en algún
caso otras administraciones o que generan otros organismos públicos de
investigación como son señaladamente las universidades. No es
suficientemente, pero creo, señoría, que estamos en el buen camino y que
se han producido avances ya importantes en 1993, y, a este momento,
avances ya casi definitivos en orden a la consolidación del futuro
programa de articulación de la coordinación entre todos los agentes del
sistema de ciencia, tecnología e industria.

Es verdad, señoría, que ha habido fluctuaciones en lo que se refiere a la
financiación de la investigación y el desarrollo en España. También es
verdad que lo dispuesto en los diferentes planes y programas de actuación
son objetivos de financiación que sufren una adaptación a través de los
presupuestos generales de cada año, que son los que marcan el monto de
los recursos que pueden aplicarse a las diferentes políticas sectoriales
y también a la investigación. Yo tendría que repetir seguramente,
señoría, el discurso de que el objetivo fundamental es la lucha contra el
déficit, de que las políticas sectoriales, todas ellas, tienen que ser
solidarias. Creo, señoría, que, aunque se hayan producido fluctuaciones
en los presupuestos, hay que reconocer que una de las prioridades de la
actuación del Gobierno siempre es la materia de la ciencia, de la
investigación y el desarrollo de las tecnologías, sobre la base de que se
trata de una política activa que, junto con otras, incide
fundamentalmente en el ámbito de las políticas productoras de empleo, y
por eso es prioritaria, entre otras razones que no son tan importantes
como la que acabo de citar, y creo que debe reconocerse que las
fluctuaciones son producidas porque baja la financiación de todas las
políticas sectoriales --probablemente en menor medida la financiación de
la política de investigación--, y hay que reconocer que esas políticas de
financiación intentan recuperarse, por ejemplo, en el presupuesto de
1995, en que la financiación de la investigación sube bastante, hasta un
poco más de seis puntos por encima de la financiación media de los
Presupuestos Generales del Estado.

Yo creo que aquí lo importante es trabajar con planes de política
sectorial. A eso obedece justamente que ahora estemos entrando, una vez
consolidadas dos fases de actuación anteriores, en una tercera fase ya
muy desarrollada de la definición de la investigación para el próximo
cuatrienio. Creo que esto es lo importante, así como que estos planes
obtengan anualmente una financiación a través de los Presupuestos
Generales del Estado que sea siempre la mayor posible desde la
perspectiva del desarrollo de políticas prioritarias como es la de la
investigación para el Gobierno.

No creo, señoría, que pueda decirse que los presupuestos para
investigación han entrado en picado desde 1991. La tendencia, con toda
evidencia, se ha recuperado, señoría. Espero que los presupuestos para
investigación puedan seguir incrementándose en el futuro en los términos
que luego diré, porque creo que en estos momentos lo importante no es
tanto aplicar índices de determinación del peso de una política --en este
caso de investigación, pero podría aplicarse a otras-- en el producto
interior bruto, sino conseguir políticas de verdad de equilibrio que
garanticen continuidad, como luego diré en contestación a los
planteamientos que ha hecho otro portavoz.

Su señoría entiende que los grupos parlamentarios debieran tener una
participación más directa en la elaboración de los planes de
investigación y desarrollo. Sin perjuicio de que siempre puede
perfeccionarse una intervención más desarrollada y más representativa en
materia de definición de las políticas sectoriales, yo quisiera llevar al
ánimo de SS. SS. en general y del señor portavoz en particular la
seguridad de que para la definición de los objetivos del tercer plan
nacional se han tenido en cuenta todas y cada una de las recomendaciones
que SS. SS. han planteado, incluida la recomendación a la que el Diputado
del Grupo Popular señor Ollero se refería, todas ellas, señoría. Creo que
lo demuestra y que me libera en buena medida de insistir sobre la
cuestión el listado de aspectos que, relativos a las recomendaciones en
los distintos informes y que son prácticamente constantes, ha hecho el
portavoz del Grupo Socialista. Seguramente verá reflejada S. S. todas
estas cuestiones fundamentales en el tercer plan al que he referido parte
de mi intervención. Es muy importante, como decía al principio de mi
intervención, para los responsables del Plan Nacional de I+D que SS. SS.

trabajen sobre las sucesivas memorias, que SS. SS. emitan los informes
sobre los dictámenes que nosotros presentamos en esta Comisión, y aseguro
a SS. SS. que todos esos dictámenes e informes son plenamente
aprovechados por nuestra parte.

Finalmente el señor portavoz plantea algunas cuestiones sobre las cuales
seguro que podré darle información más detenida, que hacen referencia a
si se han evaluado los contenidos tecnológicos de los programas con los
que trabajan las oficinas de transferencia de los resultados o el Cedeti,
o si se ha tenido en cuenta para la elaboración del tercer plan de
demanda tecnológica que va a estar incluida en los grandes programas
nacionales, o de qué manera se evalúan los resultados de los fondos que
se derivan hacia las empresas, que no son sólo, señoría, por cierto, a
través de publicaciones sino a través del seguimiento de los proyectos
concertados o de los proyectos integrados y a través de la actuación de
la Agencia de Evaluación, que cada vez va siendo más importante, como el
portavoz del Grupo Socialista indicaba. Todas estas cuestiones y la
coordinación con programas nacionales, señoría, están situadas, todas
ellas, en la base de la elaboración del tercer plan nacional; todas ellas
se han tenido en cuenta. No hemos querido elaborar un III Plan de
Investigación y Desarrollo en el vacío,



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antes bien, hemos querido elaborar un III Plan de Investigación y
Desarrollo que responda de verdad a las necesidades sociales e incluso
que responda de verdad a las necesidades cotidianas que los ciudadanos
españoles tenemos presentes. No sería posible hacer esto si no se hubiera
tenido en cuenta cuáles son las demandas a las que hay que derivar esa
investigación o cuál es la evaluación de los resultados de nuestro
sistema en la actualidad.

Todas estas cuestiones van a quedar reflejadas --en la base está el
trabajo de las comisiones a las que me he referido y de esos quinientos
expertos-- en los objetivos que nos proponemos aplicar en el próximo
cuatrienio y que se van a exponer en el III Plan que S. S. podrá ver. Por
supuesto que los programas relativos a la energía, que es una cuestión
bastante más amplia que el propio programa de energía de carácter
nacional, que podríamos indicar, están presentes en algunos de los
programas sectoriales a los que he tenido ocasión de referirme como S. S.

verá.

Agradezco las palabras que ha pronunciado el portavoz del Grupo de
Convergència i Unió. El otro día tuve ocasión de comparecer ante la
Comisión de Educación y Cultura del Congreso, y posteriormente del
Senado, para explicar una memoria de las que están obligadas a hacer las
administraciones, y dije que este año hemos realizado un gran esfuerzo
para que SS. SS. puedan disponer a finales de año, al día y en el ritmo
adecuado y oportuno, de las memorias correspondientes a los ejercicios
anteriores del Plan Nacional. Todo ello es así porque nos parece
especialmente importante que SS. SS. puedan, sin solución de continuidad
--por así decirlo--, valorar dos resultados de las políticas de
investigación y desarrollo y ofrecer sugerencias que puedan incorporarse
inmediatamente a la actuación de los responsables de las administraciones
públicas en ejercicios sucesivos. Espero, señorías, que a final de año
podamos estar al día en lo que se refiere al cumplimiento de los plazos.

Al portavoz del Grupo Popular también le agradezco sus referencias. Ha
mencionado el tema de los plazos. Valga lo que acabo de decir en
respuesta al anterior portavoz interviniente. Se refiere S. S., respecto
a la memoria de 1993, a los objetivos de financiación. Creo que ya he
tenido ocasión de referirme a la cuestión contestando al portavoz de
Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya. Es verdad que se ha producido
una minoración en el incremento de los recursos aplicados a I+D; también
es verdad que en el ejercicio de 1993, a que se refiere la memoria, los
recursos del plan, los recursos básicos porque multiplican por cinco la
inducción de recursos procedentes de otras vías, se incrementan un cuatro
por ciento, que es un incremento sostenido, menor del que se hubiera
deseado, pero que permite, en el momento en que se produzcan mayores
posibilidades de financiación, recoger de nuevo el ritmo de los primeros
años en que, efectivamente, la financiación de I+D creció de una manera
muy importante porque era necesario producir el primer despegue para un
posterior acercamiento a las medias en los diferentes parámetros en
investigación que maneja la Unión Europea.

Es verdad que se solicita más financiación --y está muy bien porque es lo
que permite seleccionar los diferentes programas de actuación--, lo cual
quiere decir que existen más programas de financiación de los que
finalmente se aprueban y cuya financiación se facilita. Yo creo que por
ello hay que felicitarse, sin perjuicio de que sea necesario tender
siempre a tener la mayor capacidad posible de recoger los programas de
financiación propuestos, tanto por los sectores investigadores
correspondientes al ámbito de lo público como al ámbito de lo privado.

En este sentido, señoría, se plantea un problema fundamental desde una
perspectiva de futuro, y será un elemento básico en relación con el
funcionamiento del III Plan. una reflexión que se están haciendo en estos
momentos todos los Estados de la Unión Europea, algunos de los cuales
están inflexionando en materia de financiación de la investigación, se
refiere a que es imposible sostener esa investigación exclusivamente --ya
sé que ni S. S. ni ninguno de los aquí presentes lo pretenden-- con
fondos procedentes del presupuesto público. Es necesario --y creo que
éste es el el gran reto para el sistema de I+D español-- llegar a un
equilibrio importante, y que esté en la media de los datos que se manejan
en los diferentes países que pueden servirnos de punto de referencia,
entre las aportaciones a la I+D procedentes del sector público y las
aportaciones a la I+D procedentes del sector privado. En cualquier
parámetro que se utilice --y en mi exposición creo haber utilizado uno
que se refería al número de investigadores, luego me referiré a esta
cuestión-- el desequilibrio entre la aportación del sector público y la
del sector privado, a pesar de toda esa inducción financiera desde los
fondos propios del Plan Nacional, es verdaderamente importante y nos
aleja enormemente de otros países de la Unión y, por consiguiente, de las
capacidades de desarrollo que dichos países tienen. El gran reto para el
próximo cuatrienio será equilibrar las aportaciones, sin perjuicio de que
será necesario, indudablemente --y existe un compromiso de Gobierno y de
este Ministro de hacerlo así--, incrementar lo más posible la aportación
procedente del ámbito público reflejada en los Presupuestos Generales del
Estado.

En relación con la segunda parte de la intervención de S. S. referida al
III Plan, creo haber hecho mención a los resultados de la consulta
externa. En cualquier caso, cuando S. S. maneje la documentación podrá
verlos perfectamente reflejados. Esa consulta externa a empresas, a
ámbitos de la Administración, a lo que llamaba unidades administrativas
en mi intervención, a las industrias y a más de quinientos expertos que
constituyen la base de la evaluación de lo existente y la propuesta de
soluciones para el futuro, incide, fundamentalmente, en la identificación
de algunos elementos que los gestores del plan ya habían identificado por
su parte, como SS. SS. a la hora de determinar las recomendaciones en
cada informe de memoria anual.

Es evidente que ha de incidirse más en una mayor coordinación entre todos
los agentes de la I+D; que ha de incidirse más en una mayor coordinación
entre los ámbitos de la investigación del Gobierno central, y de ahí que
aparezcan programas ligados a los grandes planes nacionales, como el Plan
Hidrológico, o los planes relativos al sector pesquero, o planes
relativos al transporte, con todo lo que



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ello significa, para aprovechar las capacidades fruto de la coordinación
de la financiación de esas políticas sectoriales. Esto se pone de
manifiesto en la evaluación de los diferentes programas, sin perjuicio de
que en 1993 ya venía reflejado un avance importante, como antes decía, en
materia de coordinación. Se refleja que es necesario coordinarse más con
las comunidades autónomas, y ya, antes de aprobar el III Plan, esas
líneas de trabajo están puestas en marcha, y anteriormente he
simplificado algunas de ellas.

Insisten las evaluaciones de los diferentes sectores, y también de las
unidades administrativas responsables del plan, en la necesidad de hacer
una investigación básica pero más aplicada, que o creo que es uno de los
elementos que van a definir el III Plan (investigación más aplicada
quiere decir más atención a los problemas reales que de verdad nosotros
tenemos presentes), y, finalmente, inciden en una mayor conexión con el
sector productivo; de ahí que aparezcan programas como el PACTI, que
pretenden aprovechar todas las capacidades actuales, como luego diré.

Todos estos programas de carácter nacional o sectoriales que aparecen,
son programas, señoría, que tienen algún tipo de correspondencia con los
de carácter internacional. En el ámbito de la Unión Europea, y en el
propio ámbito del programa-marco, están presentes programas que tienen
que ver, por citar algunos que pueden entenderse como más específicos
para nosotros, con el clima, que tienen que ver con recursos hídricos o
que tienen que ver con el sector pesquero.

Además de esto, uno de los objetivos --aprovecho para informar de ello a
SS. SS.-- de la Presidencia española en materia de investigación y
desarrollo será trabajar, profundizar en la coordinación con terceros
países que no forman parte de la Unión Europea, y señaladamente con los
países de la cuenca del Mediterráneo, con la aparición de programas
específicos de investigación que tienen que ver justamente con problemas
de medio ambiente que afectan a todos estos países que he citado, que
afectan específicamente a nuestras áreas de interés, situadas de una
manera especial, y con toda evidencia, en el sur de la Unión Europea.

En la valoración global que ha hecho S. S. podría estar de acuerdo si se
introducen determinados matices. Es verdad que los ejercicios de la
primera fase del Plan Nacional producen ese despegue de todos los
indicadores, pero ese despegue era necesario, y por eso se aplicaron
recursos muy importantes, que eran recursos, además, que tenían que venir
casi de una manera exclusiva desde el sector público, porque era
necesario inducir la incorporación a la investigación y el desarrollo del
sector privado en aquel primer momento. Creo que puede hablarse,
efectivamente, de una cierta ralentización en la segunda etapa, pero hay
que añadir, a continuación, que la tendencia se ha recuperado. Lo que sí
creo, señoría, es que se refleja perfectamente en la memoria de 1993 (sin
perjuicio de las valoraciones parciales que cada cual tengamos), no una
situación de estabilización, sino que el sistema, a pesar de todas las
dificultades de financiación, sigue avanzando, quizá no en una curva tan
ascendente, pero sigue avanzando y, por consiguiente, permite mantener un
cierto ritmo de crecimiento que nos acerque a las medias de tratamiento
europeo.

En el III Plan Nacional no se van a reflejar, porque no es el caso,
medidas de tratamiento fiscal. De todas maneras, creo que tenemos un
sistema, que incluso hace muy poco tiempo, y a través de la modificación
del impuesto de sociedades se ha perfeccionado, de activación a través
del tratamiento fiscal de las políticas de I+D; es un sistema bastante
desarrollado para la situación económica y financiera en la que España se
mueve, y los instrumentos que allí se contienen son, señoría, según
entiendo yo desde mi perspectiva como miembro del Gobierno, instrumentos
muy correctos.

Agradezco las palabras que ha pronunciado el señor portavoz del Grupo
Socialista. Coincido plenamente con él en su referencia al importante
papel que adquiere ya en 1993, pero que van a ver SS. SS. cómo se refleja
en sucesivos ejercicios, la Agencia de Evaluación y Prospectiva. Pienso
que es un instrumentos importantísimo para el desarrollo de las políticas
de investigación. También coincido con otras referencias que S. S. ha
hecho.

Me interesa especialmente, además de contestar a las cuestiones que S. S.

me ha planteado, confirmar los que ha llamado criterios o ideas motoras
del III Plan. el III Plan de Investigación y Desarrollo tendrá, hasta
1999, un sentido evolutivo. Se trata de aprovechar toda la experiencia de
las dos fases anteriores, sin perjuicio de que vayamos a insistir más en
la investigación acerca de problemas cotidianos o en una investigación
más aplicada. Es obvio, por lo que he dicho en mi intervención, que
intenta producir una respuesta, desde el campo de la investigación, a las
nuevas exigencias que tiene planteadas nuestra sociedad, de la misma
manera que aseguro a S. S., en los términos que luego concretaré al
final, que la investigación y el desarrollo, especialmente en su
entendimiento como política generadora de empleo, son una prioridad
sustancial para este gobierno, y estoy seguro de que lo seguirá siendo en
los sucesivos ejercicios presupuestarios que comprende el plan.

De todo esto se deduce, como bien creo que expresaba S. S., que hay,
quizás esencializando al extremo, dos ideas motoras para el III Plan.

Una, la articulación entre todos los agentes que intervienen en el
sistema de ciencia y tecnología. Aquí, lo básico es que la investigación
producida desde los centros públicos o en concertación con los privados,
individualmente o a través de equipos o de centros de investigación en su
conjunto, tenga un reflejo porque transfiera de verdad resultados a la
industria, y esto va a significar, sin duda alguna, un mayor compromiso
social que espero que se vea reflejado en una mayor incorporación de la
industria y de la empresa al sector de la empresa al sector de la
investigación y el desarrollo en España.

En cualquier caso, puedo decir a SS. SS. que los primeros resultados
--aunque es pronto para evaluarlos-- de la concurrencia de proyectos
españoles en los que participan empresas a través de proyectos
concertados o integrados a las primeras convocatorias que ya se han
producido del cuarto programa-marco de investigación y desarrollo de la
Unión Europea, están teniendo muy buenos resultados,



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que superan incluso, aunque es pronto para hacer una evaluación general,
algunas de nuestras expectativas. Eso quiere decir que la idea de
incorporación del sector privado al ámbito de la investigación,
generalmente en concertación con el sector público, creo que va calando
en nuestro tejido social e industrial.

Su señoría planteaba dos preguntas concretas. Respecto a los instrumentos
en relación con las políticas de articulación de los sectores, aparece en
el III Plan como iniciaba, un programa horizontal que tiene objetivos de
carácter específicos, pero que, además, se refleja, por eso es de
carácter horizontal, en cada uno de los programas nacionales. Aquí, la
clave es que los instrumentos de los que actualmente disponemos para la
transferencia de los resultados, señaladamente las oficinas OTRI y las
oficinas OTT, son instrumentos que vienen funcionando huy bien, pero que
están a punto de llegar al máximo de su desarrollo en lo que se refiere a
las posibilidades de generar esas transferencias de resultados. Han
venido funcionando muy bien, digo como lo demuestra el hecho de que en el
año 1994 la red OTRI ha movido en torno a 25.000 millones de pesetas de
financiación, que es una cifra muy importante para esa red, pero está
probablemente muy nucleada en el entorno de los centros públicos de
investigación --llámense Consejo Superior de Investigaciones Científicas,
otros centros, o llámense universidades-- y probablemente es necesario el
generar una red de articulación que esté vinculada a los centros
públicos, pero que esté más directamente vinculada que las propias OTRI
al sector productivo.

Desde esta perspectiva me parece que es muy importante destacar el
trabajo de los centros técnicos o destacar el trabajo de las asociaciones
de investigación, o destacar el trabajo de las fundaciones
universidad-empresa, entre otros organismos o entidades que podamos
identificar. En resumen, de lo que se trata es de coordinar todo ello a
través de un programa de articulación, que es el programa PACTI, que
aparece en el III Plan. No se trata tanto de crear nuevas estructuras, no
se trata, por consiguiente, de realizar estructuras faraónicas,
simplemente se trata de aprovechar, pero coordinadamente, cada entidad de
las existentes, y alguna otra que pudiera surgir, asignandolas el papel
que deben realizar propiamente. Creo que todo esto podría empezar a
producir frutos a partir del año 1996 en que el programa PACTI comience a
funcionar.

Por último, S. S. se refiere a la previsión financiera de la tercera
fase. Evidentemente trabajamos con criterios de financiación, pero por
más que éstos sean inducidos desde el ámbito del sector público, son
criterios de financiación que trabajan con incorporación de recursos
económicos desde múltiples ámbitos: otros ámbitos públicos que quizá no
tenemos identificados como propios de la investigación y el desarrollo y,
desde luego, del sector privado.

Decía en algún momento de mi intervención que lo importante no es definir
el porcentaje del producto interior bruto que vamos a aplicar a la
investigación y el desarrollo, que en cualquier caso tendrá que ser muy
relevante y tendrá que seguir creciendo desde el 0,9 por ciento en que
más o menos está situado en el ejercicio de 1995; lo importante para que
funcione bien el sistema de investigación y desarrollo --y ésta es una de
las conclusiones de todos los equipos de trabajo que han tenido como
producto la elaboración del III Plan de I+D es equilibrar las
particiones.

Citaba en mi intervención que sólo el 29 por ciento de nuestros
investigadores está situado en el ámbito del sector privado en 1993,
aunque esa cifra ha aumentado algo hoy. En el ámbito de la Unión Europea,
en el sector privado está situado el 54 por ciento del potencial
investigador, frente al 29 por ciento que tenemos en 1993 en España. Es
necesario no sé si llegar a esta cifra, pero sí modificar el porcentaje
de participación, tender a ella, porque, sí no, el sistema de I+D en
España no podrá funcionar, según la experiencia que tenemos de otros
países.

En materia de gasto, en este momento el 45 por ciento corresponde a la
empresa --la empresa financia el 45 por ciento del gasto en I+D--, y
justamente esto es lo que se induce desde el sector público. Esta media
está situada en el 53 por ciento de la Unión Europea.

Por todo ello, sin perjuicio de que deba desarrollarse una mayor
financiación pública de la investigación, por supuesto entendida en el
sentido que antes decía, por una parte, y que, por otra parte, esa mayor
financiación deba reflejarse en los Presupuestos Generales del Estado de
cada año, el objetivo final para 1999 tendrá que ser el equilibrar esos
porcentajes de participación a través de los instrumentos que le propio
III Plan va a contemplar.

Sobre la base de las recomendaciones sucesivas que se corresponden con
preocupaciones de esta Comisión, y, por supuesto, con preocupaciones de
los responsables públicos y del Ministerio, el Diputado señor Ollero me
plantea la cuestión relativa a los contratados --que no becarios-- de
investigación en el ámbito del Consejo Superior de Investigaciones
Científicas, que en este momento han hecho público un conjunto de
preocupaciones o de reivindicaciones en relación con su «status».

Para contestar a lo que me plantea el señor Ollero quisiera decir,
primero, que no se cuestiona el programa de formación, y nadie, ni los
propios interesados, lo ha cuestionado. Es un programa que existe --sin
perjuicio de lo que diré acto seguido-- exclusivamente en España; que a
propuesta de España, y sólo por un año, ha sido incluido en los programas
de trabajo de la Unión Europea, y al que se han aplicado muchos esfuerzos
precisamente para adaptarlo a las nuevas exigencias de un sistema de I+D
que va desarrollándose tanto que los antiguos becarios de investigación
se han convertido en contratados de investigación, lo que supone, ni más
ni menos, el que la cuantía de las anteriores becas, que podemos cifrar
en 2.500.000 pesetas anuales, se ha convertido con los nuevos contratos
en una cifra de 4.500.000 pesetas anuales.

Ese es uno de los elementos que pueden tenerse en cuenta para determinar
el esfuerzo que se ha hecho en esta materia por parte de los responsables
y de todos los ciudadanos, puesto que, en definitiva, se trata de
priorizar el dinero público.

Por supuesto, nuestro interés es coincidente con el interés de los
contratados. Creo que todos, trabajando juntos --y sabe S. S. que estamos
manteniendo reuniones--, vamos a poder encontrar soluciones para el caso.




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De todas maneras, también hay que tener en cuenta que los resultados de
estos programas, de estos contratos de investigación son buenos. Piense
S. S. que de la primera promoción de contratados --y sabe que son
contratos a tres años--, el 60 por ciento ya ha cambiado el contrato por
un empleo estable antes de que los tres años finalicen. Quiere decirse
con esto que parece que el sistema va dando resultado.

¿En qué medida estamos trabajando para solucionar la cuestión y no
desperdiciar todo el esfuerzo que incluso desde el ámbito de los recursos
públicos se ha aplicado para la formación de estos investigadores?
Trabajamos con la oferta de empleo público y espero que en el mes de
octubre pueda convocarse medio centenar de plazas para el ingreso en
diferentes centros del Consejo Superior de Investigaciones Científicas.

(El señor Ollero Tassara: ¡Sólo 50!)
Si usted me lo permite, señor Presidente, como normalmente cuando estoy
interviniendo el señor Ollero me interpela y yo le oigo, porque estas
salas tienen buena acústica, no me cabe más remedio que contestarle. El
señor Ollero ha dicho que sólo son 50, le diré a S. S. que sí, que son 50
plazas. La oferta pública del Ministerio de Educación y Ciencia para este
año supone, ni más ni menos, que el 37 por ciento de toda la oferta
pública de empleo que va a existir en el ámbito de la Administración
central española, porcentaje que supongo que no es despreciable para S.

S. Si a esto se une que, a la finalización de los contratos al cabo de
los tres años, de momento, el 40 por ciento de la primera promoción que
no ha encontrado empleo va a tener la oportunidad de concurrir, claro que
en términos competitivos, a un nuevo contrato de tres años, y si a esto
se une la posibilidad de que esta labor ejercida durante este tiempo
pueda ser considerada como mérito para optar a una plaza de profesor
ayudante en las universidades y que en el último año o año y medio se han
convocado más de 3.500 plazas en el ámbito de las universidades
españolas, a las que estos contratados de investigación, por cierto,
pueden concurrir, creo que a través de estos sistemas y de otros podremos
ir solucionando la cuestión.

De todos modos, también he de decir a S. S. que para solucionar el
problema y aprovechar toda la financiación, todos los recursos públicos
que se han puesto a disposición de estas personas para su formación, es
no sólo importante sino imprescindible que se aumente el número de
incorporaciones a la empresa. Ya hemos visto que a partir de 1993 ha ido
aumentando. Todos estos investigadores tienen su contrato para que puedan
desarrollar programas de investigación a su vuelta, generalmente del
extranjero, para que puedan especializarse y atender a las demandas de
investigadores que soliciten las industrias y las empresas. Ese es uno de
los objetivos contenidos en el desarrollo del Plan nacional de I+D al que
hoy he tenido ocasión de referirme.




El señor VICEPRESIDENTE (De la Vallina Velarde): ¿Alguna intervención
final por parte de algún portavoz? (Pausa.)
Se levanta la sesión.




Era la una y treinta y cinco minutos de la tarde.