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DS. Cortes Generales, Comisiones Mixtas, núm. 72, de 20/04/1995
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DIARIO DE SESIONES DE LAS
CORTES GENERALES
COMISIONES MIXTAS
Año 1995 V Legislatura Núm. 72
PARA LA UNION EUROPEA
PRESIDENTA: DOÑA ISABEL TOCINO BISCAROLASAGA
Sesión núm. 22
celebrada el jueves, 20 de abril de 1995,
en el Palacio del Congreso de los Diputados



ORDEN DEL DIA:
Comparecencia del señor Ministro de Asuntos Exteriores (Solana
Madariaga), para:
--Informar del Acuerdo entre la Unión Europea y Canadá, sobre la
regulación de la pesca del fletán negro en aguas de NAFO. A petición
propia. (Número de expediente Congreso 214/000104 y número de expediente
Senado 711/000130.)
--Explicar, desde el punto de vista de su Departamento, las condiciones y
resultados en que se ha desarrollado la negociación entre la Unión
Europea (UE) y Canadá, con vistas a la fijación de las cuotas futuras de
pesca de la especie denominada «fletán negro», así como las negociaciones
entre la Unión Europea (UE) y el Reino de Marruecos que afectan a la
flota española. A solicitud del Grupo Parlamentario Popular. (Número de
expediente Congreso 213/000587 y número de expediente Senado 711/000131.)



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Se abre la sesión a las cuatro y treinta y cinco minutos de la tarde.




La señora PRESIDENTA: Buenas tardes, señorías, buenas tardes, señor
Ministro.

Se reúne hoy la Comisión a solicitud del propio Ministro de Asuntos
Exteriores para informar del acuerdo entre la Unión Europea y Canadá
sobre la regulación de la pesca del fletán negro en aguas de NAFO.

Asimismo el punto segundo del orden del día, como pueden ver SS. SS., es
también una solicitud de comparecencia del Ministro de Asuntos Exteriores
para explicar, desde el punto de vista de su departamento, las
condiciones en que se ha negociado y los resultados de este acuerdo del
fletán negro, hecha por el Grupo Popular. Por tanto, si les parece a SS.

SS., vamos a unir los dos puntos.

Tendrá la palabra, en primer lugar, el señor Ministro y, posteriormente,
daré la palabra al primer Grupo que ha solicitado la comparecencia, el
Grupo Popular.

Agradecemos la presencia del señor Ministro para hablar de un tema que es
especialmente sensible en estos días a toda la opinión pública española
por las graves consecuencias que tiene. Por eso agradecemos la prontitud
del señor Ministro en explicarnos ante la Cámara, ante la Comisión Mixta
Congreso-Senado, cuáles han sido las líneas de la negociación, cuál es el
momento en el que nos encontramos y cuál es el futuro que nos espera.

Señor Ministro, tiene la palabra.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Solana Madariaga): Muchas
gracias, señora Presidenta, por la oportunidad que me brinda de
comparecer en esta sede parlamentaria para debatir un tema importante y
tratar de hacerlo con la serenidad y con el sentido que corresponde a
quienes tenemos la responsabilidad de representar los intereses generales
del país. Pero me va a permitir la Presidencia que antes de entrar en la
materia que nos ocupa en el día de hoy, puesto que no pude estar en las
horas en que se produjo el criminal atentado de ayer --no podía estar en
Madrid--, transmita muy de corazón a los representantes del Grupo
Popular, y muy concretamente a don José María Aznar, la solidaridad del
Gobierno, que ya lo saben por boca de su Presidente, pero también de
quien les habla en este momento. Ese acto criminal debe ser condenado sin
paliativos y así quisiera que quedara constancia en las actas de esta
Comisión. Ayer tuve el deseo de ponerme en contacto con don José María
Aznar y comprendí que no era posible teniendo que hacerlo desde el
extranjero, por lo que dejé una llamada en la clínica donde
desgraciadamente se encontraba todavía. Pero no quisiera dejar pasar esta
oportunidad sin que quedara constancia en este momento de mi solidaridad,
en nombre del Gobierno y en el mío propio, con el señor Aznar y con el
Grupo Parlamentario Popular.

Si me permite la Presidencia, entraré en los temas que nos ocupan en el
orden del día. Trataré de hacerlo con la mayor concisión y brevedad para
dar pie al diálogo y a las intervenciones de los distintos grupos
parlamentarios y que el debate sea lo más fructífero posible.

Como saben SS. SS., ayer por la tarde, en sede parlamentaria, el señor
Ministro de Agricultura intervino ante la Cámara para explicar el
contenido del acuerdo entre la Unión Europea y Canadá. No voy a recoger
todos los detalles de lo ya expuesto por el señor Ministro de
Agricultura, Pesca y Alimentación, pero permítanme, señorías, que
recuerde brevemente algunos extremos que me parecen importantes en este
ámbito de la Comisión Mixta Congreso-Senado y que entiendo que sirven
para enmarcar este proceso de las negociaciones pesqueras, ésta que se
acaba de producir y las que podamos tener en el futuro.

Empezaré diciendo lo que a mi juicio es la primera reflexión que las
personas que tenemos la responsabilidad que ostentamos en este momento
debiéramos tener presente, que es la situación de la pesca en general y
más concretamente la situación de la pesca en el Atlántico Noroccidental,
que entiendo que no se puede considerar como un fenómeno aislado. El
problema de la pesca, como señala un reciente informe de la FAO, es un
problema serio para todos los países, y muy concretamente para países
como el nuestro que tiene un sector pesquero tan importante y que todos
deseamos no solamente que sea un sector importante hoy sino que, creo que
es tan importante como eso, sea un sector importante el día de mañana.

Se nos dice en los datos más fidedignos que la mayor parte de los
«stocks» mundiales de pesca --aproximadamente un 70 por ciento-- se
encuentran hoy en condiciones muy malas, en condiciones casi críticas de
sobreexplotación y, en algunos casos, en claro peligro de desaparición.

Sí les tengo que decir --lo digo con toda franqueza-- que Canadá --país,
por otra parte, con el que no hemos tenido grandes conflictos más allá
del conflicto de pesca-- no tiene un pasado limpio en materia de
conservación pesquera, como claramente acredita la situación de sus
propias pesquerías dentro de la zona económica exclusiva, y no solamente
en el Atlántico sino también en el Pacífico. Pero creo que por ello no
debemos regocijarnos. Canadá, como saben SS. SS., ha causado en el pasado
problemas muy serios no solamente a España sino a otros países. Les
recordaré que, no hace mucho tiempo, Canadá apresó dos barcos de Estados
Unidos en aguas internacionales y que los Estados Unidos de América, país
importante, tuvo que plegarse a las condiciones que Canadá impuso pagando
las fianzas. Canadá --insisto-- ha causado problemas a otras naciones
pesqueras, a España bilateralmente y también a la Unión Europea, y a
otros países. A pesar de todo, y aunque Canadá no lo justifique con su
actuación, creo que todos tenemos que tener delante en nuestra reflexión
los problemas ligados a la conservación.

La segunda reflexión que quisiera hacer es que el comportamiento de
Canadá a lo largo de estas últimas semanas (yo creo que lo tenemos que
reconocer todos) es, sin ningún género de dudas, rechazable. Sus acciones
fuera de las 200 millas han constituido lo que a nuestro juicio y a
juicio de esta Cámara --ya tuve ocasión en la Comisión de Asuntos
Exteriores del Congreso de hablar de este tema-- son violaciones
flagrantes del Derecho internacional general, en cuyo marco España y la
Unión Europea han querido y continúan queriendo situarse, es decir, en el
respeto a la legalidad



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internacional. Creo que no es necesario elaborar mucho sobre este punto,
aunque, por supuesto, estoy a disposición de SS. SS. para entrar con el
detalle que deseen en estos temas precisos del Derecho internacional del
mar, suscitados por la actuación canadiense.

En tercer lugar, quisiera hacer una reflexión --me importa mucho hacerla
desde la representación que tengo en este momento como Ministro de
Asuntos Exteriores-- sobre la impresión que puede causar el
comportamiento de la Unión Europea. Soy un acérrimo defensor de las
ventajas que para España supone estar en la Unión Europea y, por tanto,
dentro de los límites de la dialéctica, de la palabra, pelearé con todas
mis energías para poner de manifiesto que España tiene muchos más
intereses dentro de la Unión Europea, que le interesa mucho más estar en
la Unión Europea y que entiendo que no conduce a nada el dejarnos caer
por una pendiente que vaya generando un determinado clima en nuestro país
sobre nuestra pertenencia a la Unión Europea. La defiendo; creo que es
mucho mejor para España y, por tanto, sin ingenuidades, seré siempre un
acérrimo defensor de lo que la Unión Europea supone desde todos los
puntos de vista: político, económico y, sin duda, desde el más importante
a mi juicio, el de la paz.

Está claro que a España le preocupa de manera muy clara, en relación con
la Unión Europea, la quiebra, aunque sólo sea por parte de algunos países
o de algún país, de un principio que a nuestro juicio es muy importante:
el principio de solidaridad comunitaria, principio que se construye a
través de un tejido complejo, a veces sutil, de responsabilidades mutuas,
de solidaridades mutuas, y que la quiebra de ese principio de
solidaridad, si se produce por algún país, y entiendo que en este caso de
alguna manera se ha producido por algún país, se ha referido
exclusivamente a la aplicación de sanciones a Canadá por parte de la
Unión Europea. Elaboraré sobre ese tema con más detenimiento más
adelante, pero me importa subrayar este extremo, que entiendo debe
preocupar a los representantes en esta Comisión mixta Congreso-Senado
tanto o más que a mí.

Quiero subrayar también el comportamiento de la Comisión. La Comisión
siempre ha tenido un comportamiento positivo, enérgico y, en cualquier
caso, ha sido siempre un buen interlocutor por parte de la Unión Europea
en relación con Canadá, y quiero también romper una lanza en favor de la
Comisaria de Pesca, la señora Bonino, de reciente incorporación a esta
responsabilidad, que creo que ha realizado un papel relativamente
importante, valiente en algunos momentos, en defensa de los intereses de
la Unión Europea, que en ese momento coincidían con los intereses de
España.

Para hacer más clara esta intervención y tratar de poner de manifiesto
cuáles han sido los elementos fundamentales de este acuerdo, las
posibilidades que nos brinda, los defectos que también tiene, por qué no
decirlo --en una negociación no todo puede ser beneficioso para una de
las partes--, dividiría la intervención en tres apartados: el primero, el
conjunto de los problemas jurídicos; el segundo, el reflexionar
seriamente, y en este momento no hablo como responsable de la cartera de
pesca y, por tanto, me puedo dirigir a SS. SS. con un planteamiento más
global, sobre lo que a mi juicio es el ejercicio de una pesca responsable
como consecuencia de una actitud positiva hacia la conservación --me
parece que es un tema sobre el que debiéramos reflexionar y voy a tratar
de apuntar algunos extremos de este debate, sino para acabarlo en la
jornada de hoy, sí al menos para iniciarlo--; y, en tercer lugar, la
discusión del contenido de pesca, es decir, los intereses económicos en
juego y cómo se ha resuelto este problema.

Empiezo por lo primero: el conjunto de los problemas jurídicos. Como SS.

SS. saben bien --tuvimos ocasión de debatir en la Comisión de Asuntos
Exteriores, donde, salvo en un extremo en el que no podíamos estar de
acuerdo la mayoría de los grupos parlamentarios, hubo un cierto consenso
sobre el planteamiento que se debía seguir--, España y la Unión Europea
denunciaron desde un primer momento las violaciones flagrantes del
Derecho internacional cometidas por parte de Canadá con motivo del
apresamiento del buque «Estai» y, posteriormente, sobre el hostigamiento
de los otros buques de la flota española. Como también saben, y de
acuerdo con una recomendación que todas SS. SS. me hicieron en la
Comisión de Asuntos Exteriores, la denuncia se materializó en una serie
de notas verbales en las que tanto España como la Unión Europea
protestaban de manera formal por los actos ocurridos. Entiendo que la
protesta formal no puede considerarse como un simple acto que pudiéramos
calificar de trámite, sino que constituye un requisito de carácter
jurídico, indispensable para poder fundamentar las reclamaciones
posteriores contra Canadá en las instancias competentes.

La restitución de la legalidad ha sido siempre entendida por España en un
plano doble: por una parte, la presentación de una demanda contra Canadá
ante el Tribunal Internacional de Justicia, como fue sugerido también al
Gobierno --y el Gobierno ya lo había asumido-- por parte de los grupos
parlamentarios, atacando lo que a nuestro juicio es fundamental: la
legislación canadiense que permitía actuar fuera de las 200 millas.

La demanda española fue presentada el 28 de marzo en La Haya, y en ese
contexto hay que añadir que sólo los Estados pueden litigar ante el
Tribunal, y en este caso nos correspondía a nosotros, y no solamente a la
Unión Europea, por ser el Estado de pabellón del barco sobre el que se
ejerció la legislación canadiense. Esto, en un primer plano.

En un segundo plano, la restitución de la legalidad se consigue con unos
elementos conexos de carácter jurídico que, a nuestro juicio, juntos,
eran condición previa para lograr un acuerdo con Canadá antes de entrar
en la discusión de las cuotas para 1995 y años posteriores, y así se
hizo. Aunque en otros puntos de esa exposición se alude brevemente a
algunos de ellos, voy a hacer una recapitulación de lo que, a mi juicio,
son los elementos sustantivos, que son los siguientes.

Primero. Anulación de los cargos contra el buque español «Estai» y
restitución de las fianzas presentadas y de la carga o del valor de la
misma al armador. Puedo señalar que en este momento ya se ha procedido a
la anulación de los cargos contra el barco, está en trámites la
negociación para la devolución de la carga del barco y ya se ha terminado
el tema de las fianzas del capitán.




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Segundo. La anulación de la norma emitida por el Gobierno canadiense que
permitía actuar contra los barcos de España y de Portugal fuera de las
200 millas. Me refiero al Decreto de 3 de marzo de 1995 que desarrollaba
una ley sobre pesquerías costeras en ese sentido.

Tercero. La preservación y no subordinación de la demanda de España ante
el Tribunal Internacional de Justicia.

Cuarto. Algo que nos parece también importante y que SS. SS. también me
señalaron: el carácter multilateral, la multilateralización efectiva del
acuerdo. En este terreno se trata de evitar que por un acuerdo entre
partes se regulen lo que pudiéramos llamar temas relativos al espacio de
alta mar; no reconocer, por tanto, el derecho preferente que pudieran
tener los Estados costeros en relación con este tema.

Por tanto, el acuerdo incluye, como decía, una fecha guillotina, el 31 de
diciembre de 1995, para obtener la adopción de los diversos puntos que se
contemplan; básicamente, el sistema de refuerzo de control y de
inspección y la distribución de las cuotas por la propia NAFO --la
Organización de Pesquerías del Atlántico Norte-- durante el tiempo que
media hasta la fecha que acabo de indicar.

En quinto lugar, querríamos evitar que la aplicación del sistema de
control --al que luego haré referencia--, por provisional que fuere su
adopción por parte de NAFO, pudiera suponer lo que en cualquier caso
querríamos rechazar: que fuera una moratoria encubierta de la presencia
de los barcos españoles en la zona. Saben que ésa había sido una de las
intenciones más claras de Canadá.

Y, en sexto lugar, evitar que Canadá fijase de manera unilateral lo que
queda por pescar a la flota española durante el resto de 1995.

Estos elementos, a nuestro juicio, han sido conseguidos en el acuerdo y,
aparte de la propia discusión de las cuotas para el futuro, constituían
elementos esenciales de la negociación. Como he señalado, sin estar
claramente definidas esta serie de cuestiones, el acuerdo no hubiera
podido realizarse. En consecuencia, no cabe más que una conclusión al
respecto: que en todas ellas la Unión Europea ha obtenido la satisfacción
que deseaba a sus legítimos deseos.

Paso al segundo tema: el ejercicio de una pesca responsable como
consecuencia de la actitud positiva hacia la conservación. Sus señorías
conocen bien, y el Ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación lo dijo
ayer con toda claridad, que el acuerdo contempla el refuerzo de las
medidas de control aplicables a la zona de NAFO. Se ha elaborado un
esquema muy completo que incluye la presencia de observadores a bordo, el
incremento de las inspecciones en tierra y en mar, la aplicación de la
tecnología de satélites para un seguimiento mejor de la actividad
pesquera junto con la revisión de las medidas técnicas existentes en
relación con el tamaño y la dimensión de las mallas, el establecimiento
de una talla mínima para el fletán, la revisión de los porcentajes
tolerados de capturas incidentales y un conjunto de temas que SS. SS.

quizá conocen; yo he subrayado los más importantes.

En definitiva, todas estas medidas se enmarcan en tres parámetros que
definen lo que, a nuestro juicio, debe ser una pesca responsable, y sin
duda alguna nuestros pescadores lo hacen así. En primer lugar, el
refuerzo de las obligaciones del Estado del pabellón del buque, que saben
que es de enorme importancia para el control y que, como tendré ocasión
de referirme más adelante o en las réplicas, es uno de los temas que en
este momento se están tratando en Nueva York en la Conferencia del Mar;
en segundo lugar, la mejora de los esquemas multilaterales de inspección
y control; y en tercer lugar, la adopción de las medidas técnicas
adecuadas para garantizar la conservación mejor de las poblaciones de
peces y por tanto la sostenibilidad, a largo plazo, de la actividad
pesquera.

Es evidente que algunas de estas medidas serán criticadas por el propio
sector pesquero, y hasta cierto punto lo puedo entender, no sólo en
relación con los posibles costes que conllevarán sino también por estimar
que resultan excesivamente rigurosas o exhaustivas; pero, en cualquier
caso, entiendo que es obligación del Gobierno de España, y creo que de
todos los Diputados, el hacer una defensa acérrima de las medidas de
control. No podemos permitirnos que en ningún caso se pueda poner en duda
que los pescadores españoles o la sociedad española tienen la voluntad
firme de cumplir con todas las normas del Derecho del Mar entendidas
desde un sentido genérico, no solamente las escritas sino también las
relativas a los problemas de conservación que, como he dicho
anteriormente, se plantean hoy y que, desgraciadamente, se nos pueden
plantear en el futuro.

Ahora bien, en relación con los costes debe subrayarse que el coste de
los observadores, salvo en la manutención a bordo de los mismos, será
sufragado por la Unión Europea, al igual que lo serán los equipos de
seguimiento por satélite. Asimismo, como saben, el acuerdo prevé
explícitamente que el embarque de observadores y la instalación de los
equipos técnicos, en este caso de los satélites, no deberán --me parece
que es un punto importante-- perjudicar la normal actividad de los
buques. Por lo tanto, considero que no se debe criticar el sistema
acordado por cuestiones puramente económicas. Como algunas voces he oído,
me gustaría dejar claro que mi posición es contraria a esa crítica.

En relación con la severidad de las medidas en sí, estimo, como he dicho,
que la valoración debe realizarse no a nivel del natural recelo de unos o
de otros, más concretamente del sector, que se comprende, sino en el
contexto de una auténtica voluntad de compromiso en relación tanto con
las medidas de conservación como con las medidas de control y gestión, en
definitiva, en el marco de lo que, a mi juicio, debe ser y es,
afortunadamente, en nuestro país, en términos generales, lo que
pudiéramos llamar una pesca responsable. Ni que decir tiene que España
apoya y debe apoyar siempre el respeto a estas normas, como he dicho, de
conservación, de gestión y de control, y debe estar dispuesta a asumir
las obligaciones y el compromiso necesario para asegurar el respeto y el
cumplimiento de las mismas.

Estamos asistiendo indignados --entiendo que tanto la Presidencia como
los miembros de la Comisión convendrán conmigo-- a una campaña, a nuestro
juicio, de descrédito de la actividad de nuestra flota, tanto en aguas
comunitarias



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como en aguas internacionales y de terceros países. A mi juicio, es una
campaña injusta, es una campaña malintencionada que exige, para ser
desarticulada, la máxima transparencia, y de aquí la obligación que
tenemos todos de poner la máxima transparencia en ejercicio para que se
pueda desbaratar de la mejor manera posible lo que son unas informaciones
no equilibradas, unas informaciones calumniosas sobre el comportamiento
de nuestros pescadores. Por tanto, confiamos plenamente en la honestidad
y en la profesionalidad de nuestros pescadores, y por esta razón entiendo
que la aceptación de estas medidas de control representan una prueba
clara, de la cual estamos seguros que nuestro sector pesquero debe salir
airoso, y saldrá airoso.

Quisiera también explicar aquí por qué hemos aceptado una aplicación
inmediata de estas medidas y estamos dispuestos a mantenerlas en vigor
hasta que sean adoptadas multilateralmente en NAFO. Las razones, a mi
juicio, son evidentes, señorías. No estamos dispuestos a aceptar
acusaciones de que nuestra flota pesca de forma irresponsable y
destructiva, ni que nuestro país encubre ese tipo de actividades. La
transparencia, como he dicho, es nuestro mejor aliado, por no decir
nuestra única respuesta ante estas difamaciones. Ahora bien, consideramos
igualmente que el mantenimiento de un sistema de este tipo, a medio y a
largo plazo, exige su adopción en el seno de un organismo multilateral
competente, no puede ser una decisión tomada exclusivamente por el Estado
costero. Por esta razón hemos fijado un plazo en la multilateralización
hasta el 31 de diciembre de este año como fecha guillotina; si no se
llega al acuerdo, éste decaerá.

Yo creo que no podemos perder de vista lo difícil que es que el sistema
que hemos puesto y las medidas de control que se han negociado concilien
los intereses de un Estado costero con los de países que pescan a
distancia sin inclinarse peligrosamente del lado del Estado costero.

Permítanme un pequeño paréntesis sobre las ultimísimas noticias que tengo
de la reunión de Nueva York, ya que tenemos una cierta preocupación sobre
esta materia. La tendencia que se está poniendo de manifiesto en la
reunión de Nueva York de los «stocks» a caballo pudiera significar que el
Estado costero va a tener un privilegio sobre los elementos de control en
aguas internacionales. Nosotros no lo podemos aceptar y creo que es un
elemento importante que se incorpora a este acuerdo, particularmente en
estas fechas en que en Nueva York se está discutiendo un tema de esta
importancia. Esta es una de las cuestiones principales, como he dicho, de
esta Conferencia sobre los «stocks» a caballo, y el haber alcanzado este
acuerdo en esta hora, en estos días, me parece que puede marcar una
posición en esta materia no solamente para España sino también para la
Unión Europea; por lo tanto, es un tema importante que me gustaría
subrayar.

La tercera cuestión, dejo la segunda, sobre la que me gustaría informar a
SS. SS., es sobre la discusión del contenido de las cuotas de pesca. Como
saben SS. SS., la pesquería del fletán era una pesquería libre, sin
regulaciones, que por primera vez se regula en la reunión anual de NAFO
de septiembre de 1994, es decir, no hace mucho tiempo. En esta reunión se
fijó un TAC, un total admisible de capturas, de 27.000 toneladas para
1995. Me parece que éste es un tema fundamental del que debe partir
nuestro razonamiento. Aunque ese TAC del fletán se fijó en septiembre, la
distribución del mismo no se llevó a efecto hasta la reunión especial del
Comité de Pesca de NAFO, celebrada en Bruselas entre finales de enero y
principios de febrero de este año. Hay que señalar que en esta reunión
las posturas de Canadá y, paralelamente, de la Unión Europea estuvieron
totalmente enfrentadas y a distancias --si me permiten la expresión--
casi siderales, y, como es bien sabido, su consecuencia fue el recurso al
procedimiento del voto y la fijación de un reparto que resultaba, a
nuestro juicio, claramente no equitativo para la Unión Europea.

Es por ello por lo que precisamente la Unión objetó, dentro del plazo
legal previsto, esa distribución del TAC que, recuerdo, es de 27.000
toneladas. Sin querer entrar en un ejercicio de prospectiva, la opinión
de todos los expertos coincide en que si toda la negociación con Canadá
se hubiera desarrollado de una manera normal, utilizando algunas de las
normas que están vigentes en NAFO o en otras instancias internacionales,
la cuota para la Unión Europea sería muy similar a la que estamos
hablando en este momento (con toda probabilidad una cifra muy parecida),
y todo ello en base a las series históricas (luego me gustaría
profundizar en este tema, en el ámbito de seriedad que estoy seguro va a
prevalecer en esta Comisión) en donde, como todos ustedes saben, Canadá
también ha registrado históricamente capturas significativas.

En cualquier caso, me importa señalar que el año 1994 significó el paso
de una pesquería libre y por tanto sin regulación, a una pesquería
limitada por un tope, el TAC de 27.000 toneladas. Yo creo que es --por
decirlo con palabras de otro sector, no del sector pesquero-- lo que
pudiéramos llamar la introducción de la veda en el coto de caza. Esta
decisión, que se adoptó para permitir la recuperación del «stock» del
fletán y por lo tanto asegurar el futuro de la pesquería, es la que pone
fin a cualquier expectativa de mantener un nivel de expectación parecido
al de los años anteriores, 1993-1994.

Entiendo, señorías --en el ámbito de esta Comisión quiero decirlo con
toda serenidad pero también con toda claridad--, que aferrarse a un nivel
de capturas para la flota española como el de 1994, en que se capturó una
cantidad superior a 40.000 toneladas (les recuerdo que el TAC fijado es
de 27.000 toneladas), es algo que no puede ser mantenido. La disminución
de las posibilidades de captura viene enmarcada por el Acuerdo de NAFO
que fue aceptado por todas las partes con anterioridad al Acuerdo entre
Canadá y la Unión Europea que nos ocupa. La prosecución de capturas
libres, como ocurrió hasta 1994, quiero decirlo con toda claridad,
después de haberlo consultado a todos los expertos científicos, españoles
e internacionales, nos hubiera llevado sin ninguna duda en un plazo
relativamente corto (y cuando hablo de un plazo relativamente corto no
estoy hablando de viente años, estoy hablando de series históricas que se
pueden concentrar en dos o tres años) a la constatación de una caída
mucho más aguda que el «stock» del fletán, y, en consecuencia, a una
cifra todavía



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más reducida del TAC. En otras palabras, entiendo que si hubiéramos
mantenido esa situación de pesca libre, lo entiendo rotundamente y así lo
transmito a SS. SS., hubiéramos estado seguramente hablando de la
posibilidad de pescar hoy, pero muy certeramente de la imposibilidad de
pescar mañana en esas aguas.

En el acuerdo entre Canadá y la Unión Europea se consolida para la Unión
Europea una situación de pesca de, al menos, un 41 por ciento de todo el
TAC, es decir un 41 por ciento de 27.000 toneladas. Esta cifra, señorías,
encaja dentro de un sistema de criterios históricos objetivos --y voy a
tratar de demostrárselo con toda precisión a SS. SS. en la réplica-- y
entiendo que el logro de este acuerdo para Canadá supone que no ha sido
capaz, afortunadamente, de conseguir sus objetivos, de imponer sus tesis.

Estas tesis, señorías, eran bien conocidas. Eran la afirmación de un
derecho preferencial para el Estado costero y el no tener en cuenta el
período más reciente de pesca de la Unión Europea. Conocen ustedes bien
que ésos fueron los elementos que Canadá planteó no sólo en el último
tramo de la negociación sino anteriormente, en las negociaciones en el
propio seno de NAFO. Supone también, en consecuencia, el restablecimiento
de lo que puede considerarse una situación normal de resultados, teniendo
en cuenta la pesca histórica efectiva de los diversos países en
presencia.

Señorías, con esto acabo el tercer apartado al que quería referirme y me
aproximo a las consideraciones de carácter final, no sin antes decirles
que entiendo que en el diálogo que vamos a tener entre los distintos
grupos parlamentarios quizá podré desarrollar con mayor detalle estas
cuestiones.

Para terminar --insisto, señor Presidente-- quiero comentar brevemente
tres ideas que a mi juicio son básicas y que, en cierto sentido, resumen
el conjunto de las negociaciones desarrolladas.

En primer lugar, no cabe duda de que, siguiendo con su tradición, la
intención de Canadá era expulsar la flota de la Unión Europea, y por
tanto la española, de las aguas cercanas a su zona económica exclusiva.

Esto, señorías, afortunadamente no se ha conseguido y, por el contrario,
se han obtenido cuotas estables y permanentes --lo que me parece muy
importante-- que aseguran la presencia de nuestra flota en aquellas
aguas.

En segundo término, cabe también interpretar que Canadá pretendía ampliar
su jurisdicción sobre barcos extranjeros más allá de las 200 millas. Este
objetivo tampoco ha sido conseguido, ya que se han salvado en el acuerdo
los principios jurídicos considerados básicos por parte española y por la
Unión, como he señalado anteriormente.

Finalmente, Canadá ha pretendido también tratar de bilateralizar el
conflicto, singularizando a España y a Portugal como los dos países que
estaban en este momento negociando con ella. En mi opinión, tampoco este
objetivo se consigue por parte canadiense, ya que la Unión ha respondido
de forma común y, por otra parte, se deroga la legislación canadiense que
permitía actuar contra los barcos de nuestros dos países. Vuelvo a decir
--y me parece lo más importante-- que esa legislación no podrá volverse a
aplicar. En el momento en que Canadá intentara volver a aplicar una
legislación de estas características decaería el acuerdo que acabamos de
firmar.

Debo insistir en que, con estos resultados a la vista, no debemos
dejarnos llevar por la pendiente de la frustración. Yo comprendo --y
comprendo bien-- el problema que tienen los pescadores gallegos, que al
fin y al cabo son pescadores españoles, pero entiendo que el esfuerzo que
se ha realizado por parte de la Unión Europea y por parte de España --y
tengo el orgullo de poder decir que he sido uno de los elementos
fundamentales de esta negociación, lo digo y lo diré-- supone un objetivo
que nos va a permitir mantener unos niveles de pesca superiores a los que
teníamos en los años 1990 y 1991, permanentes, estables, con sistemas de
control claros, que entiendo que nos van a permitir continuar en esas
aguas, cosa que, desgraciadamente, estaba en cuestión no hace mucho
tiempo. Debo insistir, por tanto, en que los resultados del acuerdo no
nos deben llevar a ningún tipo de frustración, aun comprendiendo, como se
comprenden, las posiciones de los pescadores.

Quiero decir también --y lo saben perfectamente SS. SS.-- que los años
1994 y 1995, contrariamente a lo que parece afirmarse, no son años de
pérdida neta pesquera en ninguno de los mares. En 1994 y 1995 se ha
conseguido la eliminación del período transitorio en materia de pesca y
se nos ha posibilitado --con una negociación muy dura en la que algunos
de los grupos parlamentarios han sido también coadyuvantes a su éxito--,
se nos ha permitido y se nos va a permitir volver a las aguas de los
mares del Norte, se nos va a permitir volver al Gran Sol, se nos va a
permitir volver a las aguas de Gran Bretaña y, por tanto, no hay que
pensar que 1994 y 1995 son años en los que abandonamos cuotas pesqueras.

Es ciertamente al revés, son años en los que recuperamos situaciones que,
desgraciadamente, desde hace muchos años no podíamos tener.

Este acuerdo con Canadá no es el final, señorías, de la flota pesquera
española, no lo es. Es un momento en que la flota pesquera va a tener,
sin duda ninguna, algunas dificultades --que luego trataré de
cuantificar-- y no significa, bajo ningún concepto, la terminación de
nuestra presencia en aquellas aguas. Supone, por el contrario, su
permanencia en condiciones estables aunque signifique algunos sacrificios
a corto plazo.

El Gobierno está a favor de una apuesta a largo plazo por la pesca
española y por eso le interesa el control efectivo de las pesquerías, el
ejercicio de lo que he dado en llamar antes una pesca responsable y la
garantía de una permanencia estable.

Precisamente, señorías --y creo que a muchos de los que me están
escuchando se lo he oído decir en otros contextos-- la situación mundial
de la pesca nos preocupa. Y nos preocupa mucho más por ser el nuestro un
país en cuyo producto interior bruto la pesca tiene un peso específico
mayor. Por eso nos interesa básicamente tener posibilidades de pesca
estable y garantizada y que se cumplan las normas del mar, más que a
otros países que no tienen una dependencia tan significativa desde el
punto de vista de la pesca.




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Por tanto nos interesa que los criterios, claros y transparentes, se
puedan enmarcar en el ámbito del Derecho del mar. Precisamente porque la
situación mundial de la pesca se encuentra amenazada son necesarios
criterios de este tipo. Y esto debe interesarle fundamentalmente, repito,
a un país como el nuestro, un país pesquero, donde la seguridad jurídica
y la estabilidad de los recursos es mucho más importante.

Como en muchos otros sectores de la actividad económica, a veces, hay que
elegir entre algunas dificultades en el hoy para poder resolver los
problemas no sólo del hoy sino también del mañana; de un mañana no muy
lejano, de un mañana cercano. Y a veces hay que estar dispuestos a
aceptar situaciones de hecho de hoy, que no son dramáticas desde el punto
de vista del volumen de la actividad comercial o económica, para tener
garantizada la supervivencia en el futuro. Enfrentarse con la realidad
tal y como es creo que a los que tenemos responsabilidades --como las
señorías que se encuentran esta tarde en la sala-- nos debe exigir hacer
ese ejercicio de responsabilidad. Enfrentarse con la realidad como si no
pasara nada en el ámbito de la pesca mundial, a mi juicio, es simplemente
irresponsable, y los que tenemos responsabilidades de gobernar, ya sea
porque estamos en el Gobierno ya sea porque estén en la oposición, nos
interesa fundamentalmente que estas cuestiones se clasifiquen.

Los pescadores gallegos saben muy bien --he tenido ocasión de hablar
muchas veces con ellos a lo largo de estos cuarenta y tantos días-- que
cuentan con toda mi comprensión y que en todo momento he negociado con
responsabilidad, teniendo sus intereses bien presentes; pero he tenido
bien presentes a los pescadores de hoy y también a los de mañana. Esto, a
veces, puede no comprenderse, pero ésa es la obligación de quien tiene la
responsabilidad de negociar en nombre de su país, en nombre de España.

Eso es lo que hemos tratado de hacer y entiendo que es lo que hemos
conseguido, y después de las intervenciones de SS. SS., tendré ocasión de
demostrarlo. Hemos tratado de hacer lo que entendíamos que era lo mejor
para la España de hoy y también --¿por qué no decirlo?-- para la España
de mañana, entendiendo que estábamos defendiendo los intereses de la
pesca y de los pescadores de nuestro país para hoy, insisto, y para un
mañana desgraciadamente no muy lejano.

Esto es lo que les quería decir en esta primera intervención, señorías,
señora Presidenta.




La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor Ministro, por sus
explicaciones.

Permítame también que, como un miembro más del Grupo Popular en esta
Comisión, le dé las más sinceras gracias por las manifestaciones con que
ha iniciado su comparecencia en esta tarde de solidaridad y de apoyo
hacia el Presidente del Partido Popular ante el atentado que sufrió ayer,
que al haber tenido la fortuna de que no lograse el objetivo deseado
entiendo que ha servido para reafirmar ese compromiso con la democracia
de todas las fuerzas democráticas, de todo el pueblo español, para que
unidos y desde la serenidad pero con firmeza y, por supuesto, desde la
democracia, desde la legalidad y desde el Estado de Derecho seamos uno en
luchar hasta acabar con este terrorismo de ETA. Muchas gracias, señor
Ministro.

Había pedido también la comparecencia del señor Ministro de Asuntos
Exteriores el Grupo Popular y, por ello, voy a dar la palabra a
continuación al señor Rupérez.




El señor RUPEREZ RUBIO: Gracias, señor ministro, por su presencia aquí.

Las palabras de la señora Presidenta al comienzo de mi intervención me
bastan y sobran, señor Ministro, para indicarle mi agradecimiento
personal y ciertamente de todo nuestro grupo por sus expresiones de
solidaridad, que recibimos muy gustosa y afectuosamente.

Señor ministro, agradecemos su pronta presencia aquí esta tarde, aunque
hubiéramos preferido que se hubiera producido conjuntamente con la
presencia del Ministro de Agricultura y Pesca, para ahorrar algún
trámite, pero en cualquier caso se produce de manera pronta, lo que es de
agradecer porque nos da ocasión de examinar, también de manera pronta,
los resultados de una negociación que, como todos sabemos, ha tenido, y
todavía tiene en vilo a una buena parte de la opinión pública española y
a una buena parte de los representantes de intereses nacionales
españoles.

Su exposición tiene, por su parte, un preámbulo que no nos resulta
difícil suscribir. Nos dice que la pesca está encontrando en estos
momentos dificultades en todo el mundo, lo cual es objetivamente cierto.

Hace una serie de acusaciones al Gobierno canadiense, precisamente por lo
que usted califica de sucio pasado conservacionista, acusaciones que
nosotros también compartimos; rechaza las acciones ilegales canadienses,
de acuerdo con el Derecho internacional, no es la primera vez que lo
hacemos y no tengo absolutamente ningún inconveniente, al contrario, en
suscribirlo; nos dice que es mejor con la Unión Europea que sin ella, y
también quiero subrayar especialmente esas palabras suyas porque, ante
cualquier otro tipo de consideración, sería enormemente complejo intentar
averiguar el coste de la no Unión Europea y, por razones políticas,
filosóficas, económicas y de otro tipo, creemos que siempre, en este y
otros terrenos, mejor con la Unión Europea; también hace algunas de las
consideraciones que ha venido realizando en los últimos tiempos respecto
a lo que usted llama la solidaridad comunitaria y la necesidad de que esa
solidaridad no se quiebre. Nosotros no tenemos absolutamente ningún
inconveniente en suscribir esas afirmaciones básicas, que tienen un
contexto genérico, y en ese contexto genérico las acogemos y las
practicamos, pero como se podrá imaginar, señor ministro, querríamos
concentrarnos en el análisis concreto de este acuerdo en los términos en
que se ha producido y con los resultados que en este momento se nos
ofrecen.

Me parece que no le voy a descubrir nada nuevo si le digo que ese acuerdo
obtenido entre la Unión Europea y Canadá a efectos de la pesca del fletán
lo consideramos como claudicante, como un acuerdo negativo para nuestros
intereses y, en cualquier caso, necesitado de revisión. Estimamos que,
como en otros sectores de la política exterior,



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el Gobierno socialista español ha pecado de desidia y esa desidia, aliada
a cierta incapacidad negociadora, ha producido un resultado que, con
justicia, estimamos ha recibido gran unanimidad en el rechazo, hasta el
extremo, un tanto paradójico, de que sólo el Gobierno canadiense parece
compartir con el español la bondad de los resultados de ese acuerdo.

No es la primera vez que tenemos ocasión de manifestar en esta Cámara al
Ministro de Asuntos Exteriores nuestras preocupaciones sobre la evolución
de los acontecimientos, pero ésta sí es la primera vez que el Ministro de
Asuntos Exteriores comparece después de la finalización de las
negociaciones. Por ello, nos parece conveniente establecer, en primer
lugar, los hitos temporales del conflicto y de la consiguiente desidia
gubernamental española para, en segundo lugar, obtener lo que nos parece
absolutamente indispensable calificación negativa del acuerdo y las
correspondientes propuestas de rectificación.

En efecto, las intenciones del Gobierno canadiense de proceder a una
sustancial alteración de los términos en que se producía la pesca del
fletán negro en aguas de la NAFO no eran nuevas ni desconocidas. Así, por
poner una fecha al comienzo de la historia, cabe recordar que, con fecha
28 de julio de 1994, los representantes del sector pesquero español se
dirigieron al Gobierno español, a través del Ministro de Agricultura y
Pesca, previniéndole sobre las intenciones canadienses de fijar por
primera vez un TAC para el fletán negro en la zona descrita. Los
representantes del sector hacían también partícipe al Gobierno de sus
temores acerca de la eventual adopción, por parte de las autoridades
canadienses, de medidas de fuerza para conseguir sus objetivos, al tiempo
que solicitaban la adopción de medidas estructurales y financieras que
permitieran paliar algunas consecuencias negativas de todo ello.

El 23 de septiembre de 1994 tiene lugar, en la localidad canadiense de
Halifax, la reunión del Consejo de la NAFO que, efectivamente y por
iniciativa canadiense, adopta un TAC de 27.000 toneladas de capturas para
el año 1995. El acuerdo correspondiente se produce con los votos
favorables de Cuba, Canadá, Islandia, Rusia, Noruega, Japón, Corea y
Dinamarca, mientras que los países bálticos y Polonia votan en contra y
la representación de la Unión Europea, sorprendentemente, se abstiene.

Esa abstención, señor Ministro --seguramente le consta a usted tanto como
a nosotros--, se produce porque los representantes franceses, alemanes y
británicos en el contexto de la Unión la habían forzado y produce, como
queda reseñado, un resultado radicalmente contrario a nuestros intereses.

Tengo que decir de antemano que no es nuestra actitud pedir la vuelta
pura y simple a la pesca libre, es otra postura, simplemente queremos
también recordar cuáles son los hitos de ese conflicto.

Hay que recordar que en junio de 1994, el Consejo Científico asesor de la
NAFO había establecido un máximo de 40.000 toneladas de TAC como cantidad
que permitía la reproducción y conservación de las especies. Las
peticiones españolas de que ese dictamen científico fuera tenido en
cuenta fueron sistemáticamente rechazadas por el resto de los socios en
NAFO.

En ese primer tramo temporal, que transcurre desde agosto hasta
septiembre de 1994, cabe hacerse ya algunas preguntas elementales que el
Gobierno no ha querido, o no ha podido responder. Por ejemplo ¿cuáles son
las gestiones que el Gobierno español realiza entre julio de 1994 y
septiembre del mismo año para hacer frente a la manifestación, por demás
cruda, de los intereses canadienses? ¿Para qué sirve la tradicional
amistad que el Gobierno viene manteniendo con el régimen castrista cubano
y obtener en el momento de la verdad en la defensa de nuestros intereses
una actitud radicalmente inamistosa, cual es el voto contrario de los
representantes de La Habana en la reunión de Halifax? ¿Cuáles son las
aproximaciones que el Gobierno español realiza con el resto de países
miembros de la NAFO, con todos los cuales mantiene relaciones amistosas y
normales, cuando no abiertamente de privilegio? Léase, por ejemplo, la
Federación Rusa, con la que recientemente habíamos finalizado un
provechoso, para ellos, acuerdo de amistad y cooperación; véase el caso
de Islandia, Noruega y Dinamarca, socios o aliados en la Unión Europea,
en la OTAN o en ambas; véase también el caso de Japón.

Ante la evolución de los acontecimientos, el sector pesquero informa al
Gobierno de su intención de proceder al bloqueo de los puertos pesqueros
gallegos en el caso de que se materialicen las decisiones tomadas en
Halifax. El 16 de noviembre de 1994, el Congreso de los Diputados, a
instancias del Partido Popular, aprueba una proposición no de ley por la
cual insta al Gobierno a objetar el acuerdo de la NAFO adoptado en
Halifax y se informe de dicha objeción al Consejo de Ministros de Pesca
de la Unión Europea que habría de tener lugar el 23 de noviembre del
mismo año. Conviene tener en cuenta que, hasta ese momento, venían
faenando en las aguas objeto de litigio un total de 88 barcos de países
miembros de la Unión Europea, no únicamente de España, lo cual suponía un
número de 2.700 puestos de trabajo en alta mar y 16.200 puestos de
trabajo en tierra.

Las primeras reacciones canadienses consisten, en aquel momento, en el
cierre definitivo del gran banco a las flotas de pesca extranjeras,
mientras insiste en el TAC de 27.000 toneladas para la pesca del fletán
negro.

El 18 de noviembre de 1994, el Parlamento Europeo adopta por unanimidad
una resolución que supone un apoyo explícito de las posturas españolas,
pero los días 30 de enero y 1.º de febrero, como también ha recordado el
señor Ministro, el Consejo específico de la NAFO procede al reparto de la
cuota del fletán según el TAC previamente aprobado en Halifax y con una
votación donde se reproducen los comportamientos anteriormente conocidos.

No hay que decir que las preguntas siguen siendo las mismas y siguen
teniendo la misma incómoda respuesta, aunque bien es cierto que en esta
última ocasión la Unión Europea había cambiado el sentido del voto y
había votado a favor de nuestras posturas.

Puede apuntarse entre paréntesis, para momentos inmediatamente
ulteriores, que el mantenimiento actual del reparto de votos entre los
miembros de la NAFO no sólo está resultando contrario a nuestros
intereses, sino que, además,



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supone una clara distorsión de las realidades de los intereses y de las
fuerzas en presencia. Que cualquiera de los países bálticos, Cuba o Japón
tenga los mismos votos que el conjunto de la Unión Europea, y que además
Dinamarca retenga un voto aislado individual, como consecuencia de su
soberanía sobre las islas Feroe, son cuestiones que alcanzan claramente
el dislate y sobre las cuales convendría que España actuara pronto y con
determinación.

En cualquier caso, la Unión Europea vuelve a objetar las decisiones del
Consejo de la NAFO y, en vista del desacuerdo existente, utiliza las
previsiones del artículo 12 del Tratado de la NAFO para fijar una cuota
autónoma de 18.630 toneladas. Cabe también recordar que hasta ese mismo
momento el Gobierno español, a pesar de la tradicional desidia que le
caracteriza, viene contando con el acuerdo, prácticamente unánime, de
todo el arco parlamentario español; arco parlamentario que, al menos en
algunos de sus representantes, parecía tener una noción de la gravedad de
los acontecimientos bastante más aguda de la que el Gobierno nunca había
hecho gala.

Tuve ocasión de recordarle al señor ministro las preguntas que, ya en
septiembre de 1994, dirigimos al Gobierno sobre las explícitas
intenciones canadienses de proceder a una extensión unilateral de las
aguas territoriales y de proceder eventualmente a las correspondientes
capturas, en el caso de que sus términos no fueran respetados, preguntas
que en aquel momento recibieron respuestas inanes y anónimas.

Pero es que, además, el día 8 de marzo de 1995, en el Pleno del Congreso
de los Diputados, el diputado del Partido Popular, señor Fernández de
Mesa, preguntó al Ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, por la
situación de la pesca del fletán negro en aguas de la NAFO, y en el curso
de la exposición de dicha pregunta tuvo amplia ocasión de avisar de los
males que se avecinaban. Permítame, señor Ministro, que le cite algunas
de las palabras del señor Fernández de Mesa en esa ocasión, repito el 8
de marzo de 1995, cuando le dice al señor Ministro de Agricultura, Pesca
y Alimentación, que «Canadá, en el momento en que extienda su
jurisdicción, que no puede por el Derecho marítimo internacional más allá
de las 200 millas, donde ya ha enviado patrulleras, donde ya ha enviado
un portahelicópteros, donde ya hay aviones advirtiendo a las flotas
española y portuguesa de que tienen que abandonar esa zona, so pena de
captura, de apresamiento, de 750.000 dólares de multa, y aun encima de
perder toda la pesca». El señor Fernández de Mesa acababa la exposición
de su pregunta pidiéndole al Ministro de Agricultura, Pesca y
Alimentación: «haga que el Gobierno envíe un barco de la Marina de Guerra
que no sea un cascarón, que sea una fragata que se pasee por aguas
internacionales, que pasee el pabellón español, y con el que nuestros
pescadores, la flota pesquera, se sienta protegida por el Gobierno
español y no amenazada por un gobierno, el canadiense, fuera de aguas
internacionales.»
El Ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, a los requerimientos de
nuestro compañero del Grupo Popular, anunciaba que «el Gobierno español
ya ha decidido enviar un buque de inspección y apoyo al caladero con el
fin de que nuestra flota no se encuentre sola ante esas agresiones».

Señor ministro, eran palabras terriblemente tardías, como tardía ha sido
toda la reacción del Gobierno español en este tema. Palabras tan tardías
como que el 9 de marzo, veinticuatro horas después de la intervención del
señor Fernández de Mesa en esta Cámara, era apresado el buque pesquero
español «Estai» por las patrulleras canadienses y exactamente en los
mismos términos en que el diputado del Partido Popular español había
dicho en esta Cámara y sobre los que había prevenido al Gobierno. Sólo el
día 10 de marzo, después del apresamiento, salía la primera de nuestras
patrulleras enviadas hacia aguas de Terranova, en un viaje que había de
durar al menos siete días.

Aquí surgen de nuevo las incómodas preguntas. Si el Gobierno sabía que se
estaban produciendo ya agresiones contra los barcos pesqueros españoles
que estaban realizando sus tareas en condiciones de plena legalidad
internacional, si el Gobierno español había venido recibiendo las quejas
del sector y los avisos de la oposición en este Parlamento, si el
Gobierno también sabía de las intenciones, no por ilegales menos arteras,
del Gobierno canadiense de proceder a la realización de acciones en
contra de flotas extranjeras que pescaran en esas aguas, ¿cómo es posible
que ninguna actuación política, económica o militar se produjera para
prever los posibles daños infligidos a nuestros intereses nacionales?
Cabe preguntarnos qué ha hecho el Gobierno para obtener la satisfacción
de nuestros intereses jurídicos y materiales a partir del momento en que
el Gobierno canadiense decide la utilización ilegal de la fuerza en
contra de nuestros pesqueros. El Gobierno se apresuró a anunciar la
adopción de toda una serie de medidas de retorsión, al tiempo que
solicitaba de la Unión Europea el apoyo a sus tesis. Lo menos que se
puede decir al respecto, y no es ni deben ser entendidas mis palabras
como una crítica al funcionamiento de la Unión Europea, es que esta Unión
no ha tenido voluntad suficiente como para aplicar en su integridad, en
su realidad material, unas medidas que, tanto en lo político como en lo
económico, habrían debido bastar para situar al Gobierno canadiense y a
su política en la lamentable luz bajo la que se han colocado con el
recurso a la ilegalidad internacional.

El Gobierno se ha permitido también utilizar el dedo para señalar
aquellos países que, dentro de la Unión Europea, se han distinguido por
su insolidaridad con la causa española: Gran Bretaña, el Reino Unido, por
una parte, y parcial y secundariamente Irlanda. Pero en la evolución de
los acontecimientos posteriores, señor Ministro, ese apuntar con el dedo
no ha pasado de ser una cortina de humo que usted, el señor Ministro de
Asuntos Exteriores, ha querido extender sobre las incapacidades evidentes
que aquejan al Gobierno a que pertenece. Este es un Gobierno frágil en el
interior y en el exterior y que no sabe suscitar la solidaridad que el
país merece y solicita. Pero es que, además, las anunciadas medidas de
retorsión se han quedado en la tradicional agua de borrajas. El 28 de
marzo de este mismo año fue presentado ante el Tribunal de La Haya el



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recurso contra las acciones canadienses. Iba acompañada de un
procedimiento de urgencia al cual el Gobierno español renunció
veinticuatro horas después. ¿Cuáles son las razones de esa sorprendente
renuncia, señor Ministro? ¿Acaso no tiene el Gobierno español prisa para
que el Tribunal Internacional de La Haya se pronuncie sobre actos que,
tanto el Gobierno como nosotros en la oposición, calificamos y seguimos
calificando de ilegales? ¿Cómo es posible esa sorprendente dejación de la
urgencia?
La verdad es que incluso en esos mismos momentos el Gobierno pudo seguir
contando con el apoyo responsable, y diríase que incluso patriótico, del
Congreso de los Diputados, que el 5 de abril de 1995, por unanimidad,
instaba al Gobierno a que replanteara toda la cuestión en las próximas
reuniones del Consejo de la NAFO; a que en ningún caso permitiera una
reducción del TAC por debajo de las 18.630 toneladas; a que no se
negociara nada mientras Canadá mantuviera sus hostigamientos y acciones
ilegales, y, por supuesto, que previamente a esa negociación, y con
independencia de la misma, se produjera la reposición de la violada
legalidad internacional. Ello suponía la devolución del barco capturado,
la devolución de la fianza de 57 millones de pesetas impuesta al armador,
la devolución de la pesca incautada, la retirada de las unidades de la
Marina canadiense, las indemnizaciones correspondientes al daño emergente
y al lucro cesante por la pesca no realizada, y la retirada de la ley
canadiense que amplía sus aguas territoriales.

Desde ese punto de vista, y diga lo que diga el Gobierno español
(nosotros lamentamos tener que decirlo), el resultado obtenido es
verdaderamente patético. En primer lugar, porque esas condiciones previas
a la negociación, que provenían de una violación flagrante del Derecho
internacional del mar, y que consiguientemente no necesitaban de otra
cosa que no fuera la pura y simple reposición de la legalidad conculcada,
han sido incluidas por los canadienses, y aceptadas por España y por la
Unión Europea, como parte de la negociación; Canadá ha hecho como que
cedía cosas de las que se había apropiado ilegalmente. Además, nos
encontramos todavía con que determinados aspectos de esa reposición de la
legalidad internacional todavía no han sido adecuadamente satisfechos. No
está claro, señor Ministro, que el gobierno canadiense haya retirado la
ley que, ilegal y unilateralmente, ampliaba sus aguas territoriales; se
ha limitado simplemente a retirar la aplicación del reglamento de esa
ley. Todavía no sabemos exactamente cuáles son las indemnizaciones por el
daño causado por la falta de pesca durante toda la duración del
conflicto. En cualquier caso, es evidente que se ha planteado encima de
la mesa, como parte de la negociación, lo que no era nada más que, y
debía haber sido siempre, una condición previa para la misma.

Pero es que, además, en los términos concretos del acuerdo vemos que
conceden una cantidad de 9.000 toneladas de captura de fletán para 1995.

Recordemos que, en tramos sucesivos, hemos ido aceptando 27.000, luego
18.630, y luego el 50 por ciento de las 27.000, que equivalen a 13.500
toneladas. En esas condiciones, habiendo pescado 44.000 toneladas en
1994, sin reclamar en absoluto la vuelta a la pesca libre que se producía
en aquel año, y conociendo el dictamen del Comité Científico Asesor, que
fija en 40.000 toneladas un TAC razonable, aceptar las 9.000 toneladas
que ofrece la negociación Unión Europea-Canadá, y calificar ese
resultado, como ustedes hacen desde el Gobierno, como del único posible o
del mejor de los posibles, es pura y simplemente una broma pesada, un
insulto a la inteligencia de todos los españoles, una demostración
terminal de la incapacidad de la política exterior que ustedes realizan.

En cualquiera de los cálculos que se realicen sobre las consecuencias de
esos acuerdos, de su aplicación, nos veremos obligados a reducir a ocho
los 38 barcos que actualmente faenan; a menos de 200 los más de 1.000
puestos de trabajo que ahora existían en las aguas atlánticas, y a menos
de 1.600 puestos de trabajo en tierra los que antes eran más de 8.000.

Ustedes ya saben que en este tipo de evaluaciones coincide la práctica
totalidad de esta Cámara, con la conspicua excepción de ustedes mismos.

También en esta evaluación insiste la unanimidad del Parlamento gallego,
incluyendo a los representantes socialistas en el mismo; el Ayuntamiento
de Vigo y el Consejo Económico y Social de la misma ciudad, por hacer un
breve recuento de aquellas fuerzas políticas y sociales que se han
manifestado contundentemente al respecto. Nos parece que tal unanimidad
en el rechazo merece algo más que unas baladronadas antibritánicas y algo
menos que la pura inercia en la que ustedes se han refugiado. Porque para
baladronadas británicas, aprovechen ustedes las de verdad, es decir, esas
que sistemáticamente ustedes han querido esquivar, las que tienen que ver
con Gibraltar y con los intereses españoles en su entorno; incluso
también con baladronadas, tengan ustedes en cuenta las necesidades reales
de negociación que dentro de muy poco tiempo se van a presentar en otros
terrenos, en otras aguas de nuestros intereses pesqueros, con Marruecos,
por ejemplo, porque nos da la impresión...




La señora PRESIDENTA: Señor Rupérez, le ruego vaya terminando.




El señor RUPEREZ RUBIO: Voy acabando, señora Presidenta. Nos da la
impresión de que los recaditos a los embajadores que ustedes transmiten
no parecen encontrar otra cosa que la irrisión y el menosprecio. Si
alguna duda cabe al respecto, observen ustedes la versión que el
Embajador británico en Madrid ofreció de la convocatoria que le había
realizado el Secretario de Estado para Asuntos Europeos.

En previsión de lo que eventualmente se había de producir, nosotros les
pedimos formalmente que no ratificaran en el Coreper el acuerdo alcanzado
con Canadá, esperando la celebración del Consejo de la NAFO, en mayo,
donde un voto contrario español hubiera podido adquirir capacidad de
maniobra para obtener mejores condiciones a nuestros intereses. Al final,
ha tenido que ser Portugal el que vota en contra del acuerdo. Paradójica
situación ésta si se la compara con las declaraciones del Presidente del
Gobierno español, cuando, en fecha tan reciente como el 6 de



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abril, decía --y cito literalmente-- que la prensa y la oposición
portuguesas piden a su Gobierno --decía González-- que sea tan duro como
lo está siendo el Ejecutivo español en el conflicto con Canadá. ¿En qué
trance, señor Ministro, se ablandó el Gobierno español? ¿En qué trámite
se cambiaron las tornas y la supuesta dureza hispánica se tornó en
relajamiento mientras los portugueses llevaban su rechazo hasta las
últimas consecuencias del voto negativo?
En verdad, señor Ministro, todo esto parece tan difícilmente explicable
que nos vemos obligados a dar cierto pábulo a lo que algunos diarios
españoles publican hoy mismo sobre el trasfondo del acuerdo con Canadá.

Uno de ellos, concretamente «La Voz de Galicia», escribe, hoy mismo
repito, que el acuerdo de la Unión Europea y Canadá sobre temas pesqueros
fue a cambio de las garantías que habría obtenido el Gobierno español
para que la Unión Europea autorizara las ayudas oficiales para Iberia. Me
gustaría, señor ministro, que usted estuviera en situación oficial de
desmentir de manera tajante tales afirmaciones. No quiero ocultar la
gravedad que tendría que las mismas reflejaran la verdad de los acuerdos.

Esperamos con el máximo interés sus palabras en este contexto.

Quiero también decirle --y con ello voy acabando-- que nosotros vamos a
pedir en este Congreso de los Diputados el rechazo formal de los acuerdos
intervenidos entre la Unión Europea y Canadá; vamos a pedir también una
revisión del reparto de cuotas y del TAC correspondiente en el próximo
Consejo de la NAFO; y que, asimismo, en el Congreso de los Diputados
vamos a proponer al Gobierno la adopción de medidas urgentes de tipo
estructural para el sector pesquero. Nos parece que éstas son las únicas
que en este momento podrían aligerar la sensación de claudicación y
desidia que durante todos estos últimos tiempos ha transmitido la
diplomacia española y usted como responsable de la misma; al fin y al
cabo, también el Presidente del Gobierno recordaba que la solución del
conflicto debe ser diplomática. Es decir, a usted, y no necesariamente a
otros compañeros de Gabinete, de los que usted últimamente se ha
mantenido conspicuamente alejado, le corresponde buscar la solución. No
es que tengamos mucha confianza en que la encuentre, pero, por lo menos,
sepa que, si lo intenta por las vías que nosotros le proponemos, apoyo no
le habrá de faltar.




La señora PRESIDENTA: Tiene la palabra el señor Ministro.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Solana Madariaga): Señora
Presidenta, voy a tratar de contestar con la máxima serenidad a todas las
afirmaciones que ha hecho el portavoz del Grupo Parlamentario Popular,
don Javier Rupérez, en esta Comisión Mixta Congreso-Senado. Empezaré por
contestar a sus últimas afirmaciones.

Le quiero decir con franqueza que asumo toda mi responsabilidad. Fui yo
quien, en el último momento, dio autorización para que se ratificara, en
nombre de España y por parte de nuestro Embajador en Bruselas este
acuerdo y la di con pleno conocimiento de lo que hacía, asumo toda mi
responsabilidad; le digo más, asumo toda mi responsabilidad en estos 44
días.

Su señoría se ha permitido decir que estaba alejado de esta negociación.

Le tengo que manifestar, como ya dije en la comparecencia en la Comisión
de Asuntos Exteriores de este Congreso --era usted el que estaba entonces
como portavoz bifronte entonces y ahora--, y le expliqué con toda
claridad lo que habían sido mis gestiones esos días y a ellas me remito.

Creo recordar que alguno de los diputados de esa Comisión, un diputado
próximo a S. S., no usted lógicamente, todavía me felicitó por las
gestiones que estaba realizando. Pero le diré más. Le explicaré además
que he estado acompañando a S. M. el Rey en ese viaje a Oriente (a China,
Malasia y a Filipinas) que todas las noches he estado en contacto con
nuestro Embajador en Bruselas, más allá de las dos de la madrugada, por
el cambio de hora, y que asumo todas las responsabilidades en todos los
pasos, en nadie las voy a delegar.

Sí le quiero decir una vez más, como decía al principio, que este
acuerdo, conforme lo analicemos con mayor serenidad, veremos la bondad
que tiene, sin triunfalismo alguno, pues en cualquier acuerdo que se
realiza en la esfera internacional, y S. S. lo sabe bien, nunca se puede
ganar 10 a 0 ni se pierde, lógicamente, 0 a 10. Voy a tratar de
contestarle a algunas de las informaciones.

Su señoría sabe que en esta negociación con Canadá teníamos básicamente
dos frentes: el frente de los principios y el frente estrictamente de las
cuotas para pescar. En el frente de los principios, entiendo que hemos
sacado todo lo que podíamos sacar e incluso más de lo que cabía esperar.

Le quiero decir que hemos vivido en estos meses y en estos años en otros
lugares y no solamente España, negociaciones pesqueras muy
significativas, situaciones mucho más delicadas y mucho más difíciles que
las que estamos viviendo en este momento en España. Le quiero recordar
que Canadá --se lo he dicho antes y lo sabe S. S. bien-- ha tenido
enfrentamientos y choques con otros países, a veces, desde su
terminología, quizá más importantes que España, como Estados Unidos,
donde no han tenido capacidad de conseguir lo que la Unión Europea ha
conseguido en este acuerdo desde el punto de vista de los principios. Se
lo quiero decir con toda franqueza. Los dos barcos que Canadá tomó de
Estados Unidos, todavía están sin reparar ninguna de las cuestiones que
nosotros hemos conseguido que se reparen en esa negociación, además de
haber retirado el decreto que autorizaba la sanción a los pesqueros
españoles y portugueses más allá de las 200 millas. Luego quiero hacer
una reflexión sobre esta materia.

Empieza fundamentalmente por el TAC: las 27.000 toneladas. Su señoría
dice que quizá el TAC es excesivamente pequeño, cosa que podríamos
debatir; pero quiero decir --S. S. no lo ha dicho-- cómo fue el proceso
de negociación del TAC. El TAC se llega a las 27.000 toneladas con un
acuerdo de un país de NAFO, partiendo, como sabe S. S., de la cuota cero
que pedía Canadá. En el inicio de esa negociación, Canadá quería un TAC
cero para esas aguas y para el fletán, y en una negociación muy dura se
va hasta el encuentro en una situación intermedia de 27.000 toneladas.

Podemos dudar sobre si 27.000 toneladas son acertadas



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o no. A mí me parece, honestamente que, desde el punto de vista
científico, dijeron que no podía ser superior a 40.000; no dijeron que
fuera 40.000, pero 27.000 toneladas, si ve usted las series históricas,
es básicamente un poquito por encima de lo que han sido las pescas medias
de fletán en esas aguas de Terranova. Por tanto, podemos debatir si
27.000 está bien o está mal. Yo le quiero decir que, desde el punto de
vista de la conservación, me parece que no están mal las 27.000
toneladas, hubiera sido mejor más, pero no teníamos posibilidad en ningún
momento de conseguir una cuota superior, partiendo, como partía la
negociación --insisto-- de cuota cero, porque se quería expulsar a todos
los barcos no canadienses de esa zona para el fletán. Partamos de esas
27.000 toneladas. ¿Quién dice que el reparto de esas 27.000 toneladas
quizá no ha sido el mejor reparto? Me atrevo a hacerle la siguiente
pregunta, señoría; yo ya me la he hecho y tengo la contestación.

Imagine S. S. que, desde el punto de vista internacional, vamos a un
arbitraje sobre cuál debiera ser la cantidad de cuota que dadas las
27.000 toneladas corresponderían a España, a la Unión Europea. Yo he
hecho ese ejercicio, lógicamente, llevo 44 días negociando y, por tanto,
he hecho todos los ejercicios que S. S. se pueda imaginar. Es verdad que
a S. S. le gusta mucho decir que tengo desidia.Trabajar sí que trabajo;
podré acertar o no acertar, pero trabajar, S. S. sabe que trabajo: estoy
aquí esta mañana y acabo de llegar de Nueva York. Sí le quiero decir que
si fuéramos a un arbitraje internacional sabe usted muy bien --y si no,
se lo digo-- que no hubiéramos alcanzado el 40 por ciento de las cuotas.

En esa pasión es en la que hemos estado todas estas semanas porque
sabiendo, como sabíamos, que el arbitraje internacional estaría por
debajo del 40 por ciento, no era fácil haber llegado a algo superior al
40 por ciento.

Le digo más. Coja usted el esquema de la negociación. ¿Cómo se empieza la
negociación? ¿A partir de las 27.000 toneladas? ¿Qué dice NAFO --no
Canadá-- para el reparto del TAC? Su señoría sabe que NAFO dice 3.000
toneladas para la Unión Europea, es decir, el 12 por ciento; 16.000 para
Canadá, es decir, el sesenta y tantos por ciento, y el resto para
terceros países. Esa es la posición defendida en NAFO. ¿Cuál es la
respuesta que ha dado la Unión Europea a esas 3.000 toneladas? Da la
respuesta, echándole valor, de que dentro de las 27.000 toneladas le
corresponden 18.600 toneladas. Ahí están los elementos de la negociación
inicial, de 3.000 a 18.000. ¿A quién le toca mover la vez siguiente? Le
toca mover a Canadá. Mueve Canadá, y pasa de 3.000 a 10.000 toneladas.

¿Cuánto sube Canadá? Ofrece 7.000 toneladas más. ¿Cuál es la posición de
la Unión Europea para contestar a ese movimiento de Canadá? Sabe muy bien
S. S. cuál es. Pasa de 18.600 toneladas (luego quiero hacer una reflexión
sobre la cuota autónoma, que S. S. la maneja con una ligereza me parece
que exagerada) a 13.500, que son el 50 por ciento del TAC. Ahí estamos en
la negociación: 3.000-18.000. Mueve Canadá a 10.000; baja la Unión
Europea --con mi aprobación-- al 50 por ciento. Nos encontramos, por
tanto, en una negociación que está en 10.000 por un lado y el 50 por
ciento, que son 13.500, en el otro lado. ¿Dónde se sale de esta
negociación? Se sale en una situación por encima de la mitad de esa
diferencia que nos separaba entre el 50 por ciento --13.500-- y las
10.000 que estaba en esos momentos manteniendo Canadá.

Si piensa usted, con seriedad y serenidad, cuál es el proceso de
negociación, tendrá que convenir conmigo que en cualquier arbitraje
internacional hubiéramos ido por debajo de lo que estamos. Usted lo sabe,
y si no se lo digo, porque lo hemos comprobado. Por tanto, hemos hecho
una negociación que nos permite estar en ese ámbito del 41 por ciento. Le
digo más. Imagínese que aplicamos las series históricas. España ha
defendido con toda pasión --y yo el primero-- que se aplicaran las series
históricas, pero, señorías, hay algunas series históricas que nos vienen
bien y otras que nos vienen muy mal. Su señoría sabe muy bien cuáles son
las series históricas. Las series históricas empiezan con que España no
pesca hasta 107 ó 108 toneladas, en 1987; en el año 1988 pesca 18; en el
año 1989 pesca 18; en el año 1990 pesca 1.730; en el año 1991 pesca
6.600; en el año 1992 pasa a 34.000, y en el año 1993 mantiene 34.000.

Su señoría tiene que pensar por un momento que cuando estamos en aguas
más allá de las 200 millas y se produce una situación de estas
características, es verdad que la otra parte no puede aceptar que la
serie histórica incluya solamente 1992 y 1993. Supongamos que esto no va
por la serie histórica. Pues, señoría, la serie histórica --que sería una
de las posibles-- nos daría el 13 por ciento y daría a Canadá el 47 por
ciento. No podríamos aceptar semejante serie histórica; pero ésa es una
serie histórica que se pone sobre la mesa. No se puede aceptar. Por
tanto, tendríamos que pasar a series históricas que tuvieran un peso en
el pasado más lejano y un peso en el presente más cercano y en esa serie
histórica, con el peso normal que se da en la mayor parte de las
negociaciones, nos hubiera correspondido aproximadamente el 40 por
ciento.

Señoría, sabe muy bien que en la zona sur --que es donde pescamos--,
hemos conseguido el 55,5, y hemos conseguido 10 toneladas por cada tres
que se lleva Canadá. Por tanto, si consideramos las series históricas,
esas series históricas nos planteaban también algún tipo de problema,
porque es verdad que hemos pescado mucho en los últimos años, hemos dado
un salto muy grande en los últimos años, pero también es verdad que no
pescábamos esas cantidades en los años 1990 y 1991. Le diré más, para que
S. S. se dé cuenta, sabiendo que se ha descubierto el fletán a bajura. En
el año 1995 vamos a pescar aproximadamente doble de lo que pescamos en
1991, y aproximadamente ocho veces de lo que pescamos en el año 1990. Por
tanto, tenemos que pensar seriamente que el acuerdo no supone, bajo
ningún concepto, pescar menos de lo que pescamos, no digo hace 20 años,
digo en el año 1990 o en el año 1991.

Una reflexión sobre el empleo. Sobre el empleo S. S. ha puesto el ejemplo
de que bajando de 34.000 se puede perder empleo. Es verdad. Si pasamos de
34.000 a 10.000, lógicamente algún barco no podrá pescar y yo lo siento
como el que más; pero S. S. tiene que estar de acuerdo conmigo en que la
regulación de una pesquería supone lógicamente no estar en la misma
situación que la pesquería libre. Por tanto, continuar partiendo de la
base de que podíamos seguir



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pescando 34.000 es difícilmente imaginable, es un espejismo que no
conduce a nada. No es posible seguir pescando 34.000 toneladas en una
situación de pesca regulada como cuando estábamos pescando en pesca
libre. Digo más --y aquí apelo también a los científicos--, si
siguiéramos pescando 34.000 muy posiblemente acabaríamos con el banco, no
digo en 20 años, digo en dos o tres años. ¿Sería ésa una posición
razonable para un Gobierno? No lo sería. ¿Sería una posición responsable
para nuestros propios pescadores? No lo sería.

En esta España nuestra, que se ha tenido que adaptar a muchas cosas,
muchos sectores económicos han tenido que adaptarse. Imagínese por un
momento que tenemos crisis en el sector maderero. Como tenemos crisis en
el sector maderero, podremos resolverla de muchas maneras: tratando de
que se corten pinos en otros sitios, tratando de que se reajusten esas
personas a hacer otra función, o tendríamos una tercera vía --a mi juicio
la mala--, que es ir a los pinares de Balsaín y cortarlos. Esa no sería
una posición razonable para el mañana ni para nuestro país, no sería una
posición razonable desde la perspectiva de tratar de mantener el medio
ambiente. Por tanto, seguir pensando que podíamos pescar 34.000 para dar
solución a un problema coyuntural --sabemos que no puede ser permanente--
de la pesca de Galicia, me parece que no es lo correcto. Responsablemente
creo que lo que tenemos que hacer es buscar soluciones en otros
caladeros, pero no tratar de acabar con un caladero que nos ha dado alto
rendimiento porque no había cuotas, no había cánones, porque era una zona
que estaba en ese momento sin regular.

Me parece a mí honestamente que, analizando con precisión los datos,
analizando con precisión, con serenidad y sin prejuicio las cuestiones,
lo que estamos haciendo en este momento es encontrar un acuerdo donde es
necesario encontrar acuerdos. Su señoría se puede preguntar, suponiendo
que nos mantenemos en las 18.600 toneladas, ¿qué es la cuota autónoma? Su
señoría sabe que la cuota autónoma no obliga a nadie, es una decisión de
voluntad. Pero supongamos que damos el paso de no llegar a acuerdo y la
Unión Europea se mantiene en que tiene la cuota de 18.000 toneladas, ¿su
señoría cree que las vamos a pescar? No. No hay razón alguna para pensar
que las vamos a pescar. Eso es lo que autónomamente fijas, pero no hay
razón ninguna porque en el momento en que llegan a 17.000 toneladas las
capturas de los demás, no tienes ninguna posibilidad de seguir pescando.

Imagínese que decimos que no llegamos a acuerdo. ¿Cuál sería la situación
de nuestros barcos? ¿Cuál sería la posición de la Unión Europea en este
momento si no hubiéramos llegado a un acuerdo? Estaríamos sin cuota
estable, sin posibilidades de futuro y teniendo la gran espada de
Damocles sobre cómo se puede desarrollar la pesca del fletán en esas
aguas en el futuro. Por tanto, creo que la posición que su grupo tiene
es, a mi juicio equivocada, desde la perspectiva de las defensas a medio
plazo de nuestra pesca, incluso desde la perspectiva de defensa de los
puestos de trabajo en el futuro de nuestros pescadores. Por nuestra parte
haremos todo lo posible para que nuestros pescadores encuentren nuevos
puestos de trabajo; pero entiendo seriamente que no es una forma de
resolver un problema decir que ahora vamos a seguir pescando 34.000 sin
plantearnos ese problema en el futuro, sin tener en cuenta que esas
34.000 toneladas puede significar pescar hoy para no poder pescar el día
de mañana.

Me pregunta S. S. sobre qué hemos hecho en este proceso de negociación en
los tiempos anteriores, cuando S. S. hablaba desde NAFO hasta la
aprobación en el Consejo de Pesca. Pues hemos estado haciendo todo lo que
podíamos hacer para insistir en las 18.600, sabiendo como sabíamos
positivamente que las 18.600 no es algo que se pudiera pescar. Cualquier
persona sensata lo sabe. Sí es verdad que mantuve una posición
negociadora firme y fuerte para poder llegar a acuerdos sobre el «órdago»
--entre comillas--, que NAFO había echado a la Unión Europea con las
3.000 toneladas. Por tanto, eso forma parte de un proceso de negociación,
difícil a veces. Su señoría sabe bien que estas negociaciones en la Unión
Europea son muy difíciles a veces porque hasta el final no se puede decir
la verdad de la negociación pues eso debilita la posición negociadora,
pero entendía yo que sabía ya lo que estaba haciendo.

Señoría, sobre las medidas de retorsión, quizá mereciera la pena volver a
leer el acta del «Diario de Sesiones» de la última Comisión de Asuntos
Exteriores, porque, salvo en dos puntos, estuvimos de acuerdo todos los
Grupos parlamentarios. Su Señoría creía que había que ir a la OTAN,
aplicando el artículo 2. Yo nunca lo he creído, sigo sin creerlo. Aparte
de eso, S. S. fue más allá. Me afirmó: No estará usted ahora tan imbuido
de la pasión para llegar a romper relaciones con Canadá. Pensé que no lo
iba a hacer, pero fue una cosa que S. S. me dijo.

Por tanto, en las medidas de retorsión S. S. sabe que no había mucho más
margen del que se ha utilizado. No lo hay. Y desgraciadamente, dicho
ahora, al terminar la negociación, tampoco hay mucho margen en la Unión
Europea. ¿Por qué lo digo? Pues porque estamos obligados a defender los
acuerdos del GATT, y estos acuerdos nos sacan de las posibles retorsiones
prácticamente en la totalidad de las cosas, salvo un tema donde Gran
Bretaña ha fallado, porque las retorsiones podían ser en aquellos
elementos que tenían que ver con Canadá debido a la ampliación a tres
países de la Unión Europea, pero en los productos industriales el GATT te
lo impide y en los demás productos el GATT te lo impide también, salvo en
esa dimensión que viene a ser de veintitantos millones de ecus, pero,
insisto, Gran Bretaña ahí se portó mal porque no aceptó que se llegara ni
tan siquiera a ese tipo de retorsión. Eso sí que lo tengo que decir.

Por tanto, la Unión Europea puso en marcha la medidas de retorsión que
luego no se aprobaron en el Consejo por el veto de Gran Bretaña. Pero,
vuelvo a decirle, estamos limitados en el tema de las retorsiones al
GATT.

Se dice que España es un gobierno débil y que, por tanto, no tiene
posibilidades de ganar estas batallas. A mí me parece esto una afirmación
que solamente puede ser mantenida por el Grupo de la oposición. Pero
ustedes saben muy bien, señorías, que las flotas de Gran Bretaña y de
Alemania fueron expulsadas de los mares de Islandia, teniendo,



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como tenía, la razón el Tribunal de La Haya, y se tuvieron que ir y no
han podido volver. Sabe S. S. que la negociación del GATT, por ejemplo,
está hecha con mucha más presión porque Estados Unidos tiene la 301, cosa
que es la superpresión, que se mantiene todavía. Francia, con todo el
peso que tenía en la Unión Europea, o que SS. SS. claman que tiene, salió
en el tema del GATT, honestamente, desde sus objetivos, peor de lo que
hemos salido nosotros de esta negociación, teniendo la espada de
Damocles, que es la súper 301 y la 301 que en el GATT tienen los Estados
Unidos.

Sobre la renuncia del procedimiento de urgencia del Tribunal de La Haya,
tengo que decirles que eso está hecho a plena conciencia y con el
asesoramiento de los mejores juristas nacionales e internacionales, que
creían que en ese momento era mejor posponer el procedimiento de
urgencia. No es una decisión gubernamental, porque la toma al final el
Gobierno, pero es una decisión bien asesorada por juristas nacionales e
internacionales en un panel que se compuso inmediatamente para asesorar
al Gobierno de España en esa materia.

Sobre la ley, tengo que decir que a lo que se llega es a la retirada del
acuerdo ejecutivo, del decreto que impide, a partir de ese momento, que
Canadá pueda poner limitaciones a la pesca más allá de las 200 millas de
España y Portugal. Su señoría me pide que en un acuerdo internacional se
retire una ley. Yo creo que esto es difícil. ¿Usted se imagina a SS. SS.,
miembros del Parlamento español, que yo les dijera que, en un acuerdo que
yo firmara con otro país, tienen que retirar una ley que se ha aprobado
por unanimidad o que la cambiaran? No creo que esto fuera fácil. Se ha
cambiado un decreto. El decreto es lo importante y éste se aplica a
España y Portugal. El acuerdo llega más lejos. En el articulado del
acuerdo se llega a la prohibición de que se pueda volver a poner un
acuerdo de estas características, porque decaería el acuerdo entre Canadá
y la Unión Europea.

Su señoría, por fin, habla sobre Gran Bretaña. Yo creo que el momento
para quejarse de Gran Bretaña en público fue el momento en que se hizo.

Me quejé, y me he quejado en todos los foros donde he podido, sobre el
comportamiento de Gran Bretaña, porque, insisto, la Unión Europea sigue
siendo, a mi juicio, un equilibrio de solidaridades y de
responsabilidades, y me parece que ese equilibrio quien lo rompe, más
tarde o más temprano se puede volver contra él. Eso es lo que he dicho.

Lo mantengo. Y no creo que sea el momento para tomar represalias en
Gibraltar en esta materia. Lo creo honestamente. Gibraltar tiene su
camino y estamos tratando de hacer una política sobre Gibraltar, pero no
creo que sea la represalia en relación con Gibraltar.

Por último le diré una cosa que si me ha dolido y me ha chocado, y lo
dijo ayer el señor Fernández de Mesa, que no tiene la experiencia que
tiene S. S. como diplomático. El señor Fernández de Mesa decía que la
posición de Portugal es la digna. Yo no sé si me permitirá en este ámbito
tratar de decir lo que pienso realmente. Su señoría sabe que Portugal en
esta batalla ha jugado un papel limitado y España no. La negociación se
ha hecho porque España ha estado impulsando a la Unión Europea y España
se siente comprometida con esta negociación. ¿Tiene sentido que el país
que se siente comprometido con la negociación, porque la ha impulsado y
ha conseguido cosas, por su pasión, por su tenacidad, por su presión, que
luego diga que no? ¿Realmente es más digno que un país que no se moja, en
absoluto, que al final se lave las manos y diga que no? Yo creo que no, y
S. S. lo debe de saber también. Por tanto, entiendo que el señor
Fernández de Mesa lo desconozca, pero me parece un poco contradictorio
con su formación y con su manera de ver las cosas.

Voy a referirme ahora a Iberia porque quiero clarificarlo. Ninguna de las
negociaciones que se han llevado a cabo sobre la pesca en estos días
tienen nada que ver con Iberia ni con ningún otro sector que España tenga
en este momento en negociación con la Unión Europea. Los temas son
completamente autónomos. En este caso el tema de la pesca ha sido
completamente autónomo y le puedo decir con toda contundencia, oficial y
tajantemente, que las informaciones que parece ser --no las he leído--
que están en un diario de la mañana carecen absolutamente de fundamento.

Por tanto, señorías, les diría --y con esto acabo-- que hemos llegado a
un acuerdo que entendemos que respeta de la mejor manera posible los
intereses de España, los intereses de la flota de Galicia, los intereses
de una pesca responsable, que no lo voy a defender con triunfalismo, ya
que ningún acuerdo de estas características se puede defender con
triunfalismo, pero parece que es un acuerdo pragmático, realista, que nos
debe permitir no solamente el pescar hoy, que es muy importante, sino
también pescar mañana.

Señorías, en el ámbito de la pesca hay unos problemas enormes, hoy,
mañana y pasado, porque la tendencia general en los Estados costeros es
creciente sobre su extensión a más allá de las 200 millas. Si S. S. echa
la moviola para atrás, y lo conoce bien, verá que todo el proceso de
extensión hacia las 200 millas fue un proceso muy doloroso, muy difícil,
que esperemos que no se vuelva a repetir. Tenemos, por tanto, que
prepararnos para eso. Creo honestamente, que, estando como está en este
momento la Conferencia de Nueva York de los «stocks» a caballo donde uno
de los temas fundamentales que está en juego es ése, el haber conseguido
firmar antes un acuerdo que niega esa posibilidad de la extensión del
derecho costero más allá de las 200 millas, me parece que es un signo
importante para la Unión Europea y para las relaciones internacionales.

Por tanto, señorías, esto es lo que creo. Hemos defendido con la máxima
tenacidad y con la máxima presión los principios. Hemos mantenido
también, desde el punto de vista de las cuotas que vamos a poder pescar
unas cuotas razonables de acuerdo con nuestras series históricas. Hemos
conseguido también el que, desde un punto de vista del futuro, tengamos
estabilidad en nuestra capacidad de pesca y, por tanto, tengamos la
posibilidad de seguir pescando hoy y mañana en esos caladeros.

Eso es lo que hemos hecho en el mismo espíritu que, a lo largo del año
1994, conseguimos que los pescadores españoles pudieran ir a aguas donde
desgraciadamente se les



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había expulsado desde hace muchos años. Esta seguirá siendo la posición
de quien les habla, del Ministro de Asuntos Exteriores que, le vuelvo a
decir, ha estado y se siente responsable de todos los pasos que se han
dado en esta negociación en la parte que me corresponde, que es mucha, y
que en este caso me corresponde el ser el que di la última palabra para
que el acuerdo se firmara.




La señora PRESIDENTA: Tiene la palabra el señor Rupérez.




El señor RUPEREZ RUBIO: Señor Ministro, le honra este reconocimiento de
su responsabilidad y en su momento tendremos ocasión de hablar de esas
responsabilidades suyas. No es que me afecten o nos dejen de afectar esas
responsabilidades, pero sí me parece importante recordar los términos
exactos en los que, por lo menos desde nuestro punto de vista, está
planteado el problema.

Yo he hecho toda una serie de pasos previos al estallido del conflicto;
el estallido del conflicto que se podría haber previsto y evitado. Y las
consecuencias del estallido del conflicto, sobre todo con lo que traía
consigo de ejercicio de la fuerza sobre la Unión Europea y sobre España,
se podría haber previsto y evitado, y eso es lo que ustedes no han sido
capaces de hacer. El problema no es tanto en este momento --se lo he
dicho y se lo repito-- el de reclamar una pesca libre, que naturalmente
está fuera del mundo en estos momentos; nadie reclama 34.000 ni 44.000,
ni siquiera 40.000. Lo que le he dicho es que, a lo largo de estos
últimos tiempos, se ha ido permitiendo una cierta degradación en el total
de las capturas, en el total del TAC: de las 27.000 a las 18.000 y a las
9.000, y nos hemos quedado en las 9.000, y usted lo que hace es narrar
cuál ha sido el contenido de estas últimas conversaciones, sin referirse
necesariamente a lo que fue antes de la negociación, porque los problemas
están antes, los efectos están antes. En esas negociaciones en el seno de
la NAFO es donde el Gobierno español es incapaz de prever lo que va a
pasar e incapaz de actuar diplomáticamente para prever cuál es el sentido
de los votos de unos y de otros, sentido de los votos que va a acabar en
un TAC de 27.000, sentido de los votos que incluso permite en un momento
determinado que la Unión Europea se abstenga frente a los planteamientos
que eran necesariamente concordes con nuestros intereses. Eso es lo que
ha pasado.

En este momento, en el que nadie reclama la vuelta a series históricas,
que, por otra parte, es muy difícil que existan cuando todo el mundo sabe
en este momento que la pesca del fletán, de una manera tangible,
comercial y económicamente hablando, empieza hace apenas cuatro o cinco
años, precisamente como consecuencia de las investigaciones y de las
acciones de los pesqueros y de los pescadores españoles, de manera que
las series históricas antes de 1990 prácticamente no existen. Si de
series históricas hablamos, habríamos de hablar de esas series
históricas, cuando sabemos que Canadá no tiene ni seguramente va a tener
series históricas porque no pesca el fletán en esas aguas y porque no
está en situación de hacerlo, con lo cual, al final, ¿cuáles son los
perjudicados objetivos de toda la historia? España y, eventualmente,
Portugal. Ese es el resultado de defectos anteriores a julio de 1994,
señor Ministro. Cuando ustedes sabían que existían por parte del sector,
por parte de grupos de oposición en esta misma Cámara, por parte de
actividades canadienses que por lo menos tenían el mérito de no
ocultarlas, se estaba creando un caldo de cultivo extremadamente
peligroso y negativo para nuestros intereses. Esa es la historia, y
frente a una historia de 34.000 ó 40.000, usted nos dice que no es malo
lo de las 9.000. Claro que es malo, porque nadie reclama la vuelta a los
40.000, aunque sí pudiéramos y debiéramos hacer referencia a lo que ha
dicho el Consejo Científico Asesor, que, al fin y al cabo, se puede
pescar hasta 40.000 sin que haya grave peligro para la conservación de
las especies. De manera que no nos venga diciendo que es mágica la cifra
de 27.000 o que el resultado de la negociación, como usted, de una manera
indirecta, nos intenta plantear, es también un resultado mágico
intocable. Había otros resultados de la negociación, y esos otros
resultados de la negociación dependían precisamente de su capacidad, de
la capacidad del Gobierno español, de la diplomacia española para mover
los hilos que desgraciadamente no han sabido mover.

Le puedo decir que nosotros lamentamos profundamente tener que decir
estas cosas, porque, en la medida en que lo hacemos, parece como si
estuviéramos insistiendo en algo que quisiéramos hacer desaparecer de la
historia patria, y es precisamente una cierta sensación de incapacidad
nacional, cuando realmente la incapacidad no es nacional, sino
gubernamental, y eso es lo que nosotros queremos subrayar.

Había otras negociaciones, había otros resultados, había otra manera de
hacer las cosas, y por eso, cuando todavía estamos, por remoto que sea,
en situación de corregir esos resultados, le anunciamos lo que nosotros
querríamos que el Gobierno hiciera, lo que querríamos que España hiciera,
lo que querríamos que España planteara en los foros internacionales y
está todavía en situación de hacerlo.

Yo no he calificado a los portugueses de dignos o de indignos, y le
quiero decir, señor Ministro, que, a diferencia suya, yo jamás caeré en
ningún tipo de tentación antilusa o antiportuguesa. Me parece un país
vecino amigo, con el cual compartimos muchas cosas y que, naturalmente,
toma unas decisiones en función de su libérrima capacidad soberana. Lo
único que he dicho es que, al final, sea cual sea o haya sido su
comportamiento a lo largo de la negociación, el único que ha mantenido
una coherencia en los planteamientos con sus propios intereses es
Portugal, y quizá la paradoja que resulte es que al final la única
posibilidad que tengamos, si el Gobierno quiere y debe utilizarla para
retrotraer todos los resultados, sea precisamente el voto contrario de
Portugal. Lo que sí es paradójico es que, en un momento determinado, el
Presidente del Gobierno presuma de que los portugueses están alabando su
capacidad de dureza para que, al final, sean los portugueses los que
voten en contra, mientras que España vota a favor. Eso no tiene
absolutamente ningún sentido. Algo ha fallado en la lógica de los
acontecimientos.




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No me diga usted, señor Ministro, que un Gobierno no tiene una capacidad
de alterar una parte de la legislación interna porque el Gobierno no sólo
se representa a sí mismo, sino que representa al conjunto del Estado y,
consiguientemente, debe tener también capacidad de comprometer al
conjunto del Estado con sus acciones. Si no es capaz de navegar
adecuadamente en el conjunto de la estructura interior del Estado para
conseguir sus efectos será problema suyo, pero no de la unión
internacional, sobre todo cuando esa ley, cuya desaparición se pide a
Canadá, es una ley objetivamente contraria al derecho internacional y,
consiguientemente, o el gobierno canadiense está en situación de derogar
pura y simplemente esa ley o nos plantearíamos mucho otros problemas,
aparte de los que nos hemos planteado con respecto al mismo gobierno
canadiense. Pero me preocupa que el Gobierno español no sepa o no quiera
o no diga obtener del gobierno canadiense precisamente esa derogación que
nos parece absolutamente básica para conseguir los efectos que hemos
buscado.

Finalmente, señor Ministro, le repito que Canadá ha hecho --era esperable
que lo hiciera; al fin y al cabo los comportamientos que han tenido los
gobernantes en estos últimos tiempos son cualquier cosa menos edificantes
o ejemplares-- una negociación marrullera; ha conseguido que aquello que
no debía haber formado nunca parte de la negociación, como eran las
condiciones previas de tipo jurídico, entraran en la negociación, hasta
el extremo de conseguir, pura y simplemente, que al volver a la situación
jurídica «ex ante», nosotros, ustedes, el Gobierno español, canten
victoria. No hay que cantar victoria cuando pura y simplemente se
consigue la vuelta a la legalidad internacional conculcada, y ése es uno
de los datos que hay que tener en cuenta, porque si sumamos ese dato,
junto al dato puramente objetivo y terrible que de las 44.000 toneladas
del TAC hemos pasado a las 9.000 toneladas, resultado de la negociación,
las dos cosas conjuntas ofrecen un mal resultado.

Por eso, señor Ministro, nosotros insistimos en que es éste un mal
resultado, ésta es una mala negociación y ésta es una negociación cuyos
resultados vamos a pedir que sean alterados por esta Cámara.




La señora PRESIDENTA: Tiene la palabra el señor Ministro.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Solana Madariaga): Trataré de
contestar brevemente.

Yo empiezo a comprender ya la posición del Grupo Popular. La posición del
Grupo Popular se retrotrae a la fijación de las 27.000 toneladas de TAC
para el conjunto de las aguas. Ese es el punto neurálgico para SS. SS. No
está mal el entenderlo. A partir de ese momento, partiendo de 27.000
toneladas, SS. SS. entienden que las cosas son menores y que no ha habido
grandes problemas en la negociación. Pues le diré más. Las 27.000
toneladas, señoría, en las que la Unión Europea se abstuvo, surgen de una
negociación muy dura y la Unión Europea se abstiene, lógicamente, por la
presión de España. Ningún otro país de la Unión Europea es partidario de
que haya un TAC mayor de 27.000 toneladas. Antes bien al contrario. Salvo
España, todos los demás quieren que haya un TAC mucho más pequeño de
27.000 toneladas. La tendencia hacia los problemas conservacionistas está
en que 27.000 toneladas les parece mucho a muchos países, como sabe muy
bien S. S., y se ha manifestado claramente en las reuniones
internacionales. La cifra de 27.000 toneladas es a la que se llega al
final tras una ardua negociación en la que no tuvimos más apoyos que el
de la Unión Europea. Nadie quería tener 27.000 toneladas. Se partía de
cero toneladas, querían que se fueran de ahí. Y de ahí surgió la
negociación. Y al final de la negociación se encuentra esa cifra de
27.000 toneladas. La Unión Europea se abstiene y a todos los demás países
les parece que es alta, pero que es la que se podría hacer.

Le ruego que mire un poco las cifras internacionales de las series
históricas porque tienen un cierto sentido las 27.000 toneladas desde esa
perspectiva. No es un número mágico, pero sí es un número al que se llega
después de un gran tira y afloja, de una negociación muy larga y donde la
Unión Europea lo único que hace es abstenerse porque no tiene fuerza ni
argumentos en ese momento para aumentar la cifra de 27.000 toneladas.

Porque, señorías, yo honestamente le digo que es muy difícil argumentar
cifras mayores de esas cantidades. Y de esto es de lo que tendremos que
darnos cuenta, y a partir de ese momento es cuando tendremos que empezar
a pensar y a reflexionar.

Mire usted, las series históricas, lo que se ha pescado en esas aguas ha
sido de ese orden y es muy difícil que en la comunidad internacional se
fijen en el momento que se va a una regulación de pesquería cifras de TAC
superiores a las que se estaban pescando históricamente; es muy difícil,
por no decir imposible.

Por lo tanto, en cualquier gestión que usted dice que no se ha hecho
--que sí se ha hecho, y por eso la Unión Europea se abstiene--, no hay
posibilidad alguna --se lo digo con toda franqueza-- de conseguir unas
cifras superiores a la de 27.000 toneladas. A lo mejor se consiguen en el
futuro o en un momento en que se vean ya cuáles han sido las pesquerías
--las pesquerías experimentales que se van a probar-- deseables. Porque
olvídese por un momento del problema que nos preocupa e involucra a
nuestro país. Imagínese que estamos hablando de una pesquería lejana
donde no tenemos ninguna relación. Imagínese que en el año 1991 se
pesquen 6.000 toneladas y que de un año para otro, en tres años
consecutivos, se multiplique por seis el número de capturas. Eso, qué
duda cabe, hace pensar qué es lo que está pasando, independientemente de
que, como saben, la división de las 200 millas, que es el argumento que
Canadá está poniendo sobre la mesa en este momento, igual que ocurre con
Argentina, tiene que ver con la plataforma. Es decir, Canadá es un país,
como Argentina y algún otro país africano, que tiene una plataforma que
va más allá de las 200 millas, y vamos a tener que pelear muy arduamente
para conseguir que esa extensión de las 200 millas no gane terreno en el
ámbito de las Naciones Unidas.

Por tanto, partiendo de las 27.000 toneladas es un dato que difícilmente
hubiéramos podido cambiar, digo más,



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que es imposible que hubiéramos podido cambiar, hay que plantearse cómo
se ha llevado la negociación y el resultado conseguido. Seguir hablando
de que con este acuerdo nuestras capturas disminuyen en un 80 por ciento,
no deja de ser algo que conduce a error en los que puedan estar
escuchando eso, puesto que no había ninguna posibilidad de seguir
pescando 40.000 toneladas.

Paso a la segunda cuestión que ha planteado S. S. relacionada con
Portugal. No me haga usted decir cosas, porque no quiero decirlas. Nada
más lejos de mí que ser antiportugués o antiluso. No lo soy en absoluto;
al contrario, desde hace muchos años formo parte de la Asociación de
Amistad Hispano-Lusa y no tengo nada en contra de Portugal. Lo que sí le
puede decir, honestamente, es que quien ha estado implicado a lo largo de
esta negociación durante muchos días y muchas horas ha sido España, y se
ha conseguido lo que se ha conseguido porque España estaba detrás. Si no
llega a estar España detrás de esta negociación, no tenga la menor duda
de que no serían éstas las cuotas que coge la Unión Europea. Por tanto,
cuando uno se siente tenazmente involucrado en un acuerdo no vale decir
luego: no me hago solidario de este acuerdo, que lo firmen los otros; yo,
que he estado impulsando y tratando de conseguir mejores condiciones para
el acuerdo --que no las había--, ahora me lavo las manos y me quito. Esa
no es una posición honrada y, desde luego, yo no lo voy a hacer. Por
tanto, la incoherencia española de que S. S. habla es una cosa que no
comparto en absoluto. Estoy seguro de que si S. S. estuviera sentado
donde estoy sentado yo en este momento, tampoco lo compartiría.

Sobre las cuestiones de principios, sí quiero decirle que la negociación
ha tenido claramente dos partes, y lo dice quien ha participado en ella.

Hasta el Jueves Santo se sigue negociando sobre el tema de principios y
no se mueve nadie ni un milímetro, la Unión Europea sigue en las 18.000
toneladas. Digo más, el propio Consejo de Pesca de pocos días antes y el
Consejo de Asuntos Generales de unos días después mantienen la cuota de
18.000 toneladas como una cuestión de principio en tanto en cuanto no se
resuelvan los temas de principio, y es el Jueves Santo, de madrugada,
cuando se da luz verde a los temas de principio. Se gana el tema de la
multilateralización, se gana el tema del «Estai», se gana el tema del
decreto, se gana el tema de los controles, y en ese momento se empieza a
negociar sobre las cuotas. No se negociaba sobre las cuotas hasta que no
resolvieran los temas de principio. Esa ha sido la posición que ha
mantenido la Unión Europea y la que ha mantenido España a lo largo de
todos estos meses.

Sobre el planteamiento en NAFO, tengo que decirle que España no está en
NAFO; en NAFO está la Unión Europea. España no tiene un voto en NAFO; por
tanto, es difícil mantener la situación que S. S. pretende que se
mantenga en NAFO. En NAFO, repito, está la Unión Europea con su voto.

Sobre la posibilidad de ampliar el número de representantes de la Unión
Europea en NAFO, qué duda cabe de que es una de las presiones que se
están haciendo desde hace muchos años, no desde ahora, y no se ha
conseguido. También me sorprende a mí, como a cualquier persona, que en
NAFO estén representados algunos países que tienen, digamos, un peso más
pequeño que el de España o Portugal en el conjunto de la pesca de la
zona.

Estas son las cuestiones sobre las que le quería hablar, señoría, y le
digo que empiezo a entender cuál es su posición. Su posición parte de que
las 27.000 toneladas son escasas, pero vuelvo a decirle que ése es un
debate que podríamos tener con los científicos y, fuera del ámbito
científico, en el ámbito político, pero, dada la realidad de las 27.000
toneladas, lo que ha sido el proceso de negociación desde la fijación de
ese TAC, que es del año 1994 --antes de empezar el año--, hasta las
toneladas que se han podido conseguir en este momento, lo que podemos
afirmar es que vamos a poder seguir pescando en esas aguas, que vamos a
tener una cuota estable y permanente. Si con el tiempo la cuota del TAC
puede aumentar, sabemos que nos va a corresponder el 55,5 en la zona que
pescamos y que de cada 13 toneladas, 10 serán para nosotros y tres para
Canadá. (El señor Fernández de Mesa Díaz del Río pide la palabra.)



La señora PRESIDENTA: ¿Señor Fernández de Mesa?



El señor FERNANDEZ DE MESA DIAZ DEL RIO: Solicito un turno de réplica por
las alusiones realizadas por el señor Ministro de Asuntos Exteriores
sobre mi persona. Sería un brevísimo turno de réplica para contestar a
las alusiones hechas por el señor Ministro.




La señora PRESIDENTA: Tiene la palabra por un minuto, señor Fernández de
Mesa.




El señor FERNANDEZ DE MESA DIEZ DEL RIO: Quería, señor Ministro, decir
que la referencia que ha hecho este Diputado, con más o menos experiencia
en esta Cámara, en el día de ayer a la dignidad o no de Portugal, se
refería exclusivamente a un tema. Usted acaba de explicar que España ha
mantenido auténticamente la fuerza en la negociación y que Portugal se ha
lavado las manos. Quizá España hubiera tenido mayor motivo que Portugal
para no firmar un acuerdo que es realmente lesivo para los intereses
españoles. Pero quiero decirle que Portugal se ha guardado en su mano una
baza que España no tiene. En el mes de mayo hay un Consejo de NAFO en el
que la Unión Europea, a instancias de uno de los países, en este caso de
España o Portugal, podría introducir una rectificación del acuerdo, y no
creo que en este momento el Gobierno español vaya a proponer a la Unión
Europea que en el Consejo de mayo se rectifiquen los acuerdos que se han
adoptado; a Portugal sí le queda la oportunidad, al no haber ratificado
el acuerdo, de poder plantear ese tema ante la Unión Europea, para su
posible rectificación en el Consejo de NAFO.




La señora PRESIDENTA: Tiene la palabra el señor Ministro.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Solana Madariaga): No sé si he
aludido antes o no a los



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conocimientos del señor Fernández de Mesa, pero ahora sí lo hago: sus
conocimientos son cero.




La señora PRESIDENTA: ¿Grupos que desean intervenir? (Pausa.)
Por el Grupo de Coalición Canaria, el señor Mardones tiene la palabra.




El señor MARDONES SEVILLA: Quería hacer constar en esta sesión, ya que el
señor Ministro ha tenido el detalle político de hacerlo y la señora
Presidenta ha contestado, que Coalición Canaria siente repulsa por el
bárbaro atentado de ayer contra personas y principios democráticos, a la
vez que se congratula de que el Presidente del Partido mayoritario de la
oposición resultara ileso y la estabilidad democrática se siga
manteniendo bajo el imperio de la ley. Nuestra adhesión, como Grupo
Parlamentario de Coalición Canaria, al Grupo Parlamentario en el que es
compañero el señor Aznar.

Dicho esto, paso, señora Presidenta, a contestar y a exponer las razones
de Coalición Canaria en relación con este acuerdo firmado para la pesca
del fletán en aguas de Terranova.

Coalición Canaria no va a entrar en una valoración de Gobierno fuerte o
Gobierno débil, pero sí nos preocupa saber que no ha habido un negociador
español dentro de la Unión Europea con una estrategia definida. Por
tanto, nosotros vamos a los resultados, a lo que va a ocurrir a partir de
ahora en cuanto a cantidad de pesca y número de barcos de pabellón
español que pueden seguir faenando en aquella pesquería. Nosotros hacemos
una valoración negativa; nos parece que hemos obtenido un mal resultado
del acuerdo, y que es malo en un doble sentido, lo que nos lleva a
mostrar nuestra preocupación, que quiero trasladar al señor Ministro.

Consideramos que el acuerdo es negativo porque perjudica a una flota,
concretamente a la flota española con base en puertos gallegos, la que
pesca el fletán, pero, sobre todo, es negativo, señor Ministro, por el
peligro del precedente, y estoy pensando en la flota española que opera
desde los puertos canarios y andaluces en el caladero marroquí, tanto en
aguas de reconocida soberanía marroquí como en las del banco pesquero
canario-sahariano y adyacentes. No quisiera entender que el señor
Ministro ni ningún miembro del Gobierno está diciendo ya a los
parlamentarios de esta Cámara que cuando las barbas de tu vecino veas
pelar, pon las tuyas a remojar.

Quisiera trasladar la idea de que en toda negociación debe existir una
línea clara de estrategia. Señor Ministro, nosotros, en el campo de los
principios, y sobre todo de los principios de respeto al derecho
internacional, secundamos el planteamiento que usted ha hecho. Pero las
negociaciones no solamente se hacen para obtener pactos de caballeros y
para obtener una justificación en conciencia de los principios, sino
también para los resultados pragmáticos, y aquí es donde está el fallo
del sistema, porque parecería casi de sus palabras que España y la Unión
Europea son cosas diferentes, como si la Unión Europea fuera el abogado
de oficio de España, es decir, de los intereses españoles, y da la
casualidad que en este caso en la Unión Europea los intereses españoles
son los mayoritarios del componente de la Unión Europea, seguidos por
Portugal, es decir, el interés de la Unión Europea de nuestro marco común
de referencia para la captura en este caso concreto del fletán, como será
en su día con Marruecos, es el interés general de la Unión Europea, sin
decir que la cuota alemana o la cuota holandesa sea cero y las capturas
del fletán una cuota que tiene que venir, porque eso es obvio en cuanto
individualidad nacional. Estamos hablando del colectivo general.

Por lo tanto, la estrategia del negociador español, no me refiero a sus
sanciones o su responsabilidad política, que la tiene, son lo que todos
conocemos, lo que son las comisiones de funcionarios que están actuando
dentro de ese seno. Lo que sí me consta es que en Bruselas y en los
marcos jurídicos donde se ha movido la delegación canadiense se ha
llevado una estrategia, estrategia que, a juicio de este Diputado, señor
Ministro, no me duelen prendas ni tengo reparos en acusar a la delegación
del Gobierno canadiense de filibusterismo y de desfachatez. Pero, claro,
la desfachatez se crece, se crece porque ellos sí han tenido una
estrategia, una estrategia de máximos, de haber hecho, incluso, falacias
en las capturas históricas.

En el año 1979 Canadá estaba pescando fletán por una cantidad de 30.000
toneladas. Claro, cuando entra en 1991 la flota española y se coloca
desde unas 5.000 toneladas hasta 40.000 toneladas, cuando ahora quieren
hacer ver los derechos históricos, están mezclando cantidades
heterogéneas; no es lo mismo los bancos de fletán que capturaba la flota
canadiense en 1979 en el nivel de agua donde estaban que los bancos, que
son la tecnología de los pesqueros congeladores españoles, que ahí es
donde encuentran ese fletán en aguas profundas. Claro, ahí se ha
descubierto una mina.

¿Por qué la Unión Europea y por qué el negociador español que esté allí
dentro de la Unión Europea, el que lleva dentro de la Unión Europea carné
de identidad español, no denuncia esta falacia? Porque cuando Canadá ha
conseguido multiplicar por tres, nosotros ¿qué hemos dicho? Que estamos
de acuerdo en el principio ecológico conservacionista, y hemos picado
como unos pardillos, señor Ministro, porque esta postura que nos quiere
vender Canadá... Canadá sí ha multiplicado por tres sus capturas. Pero
hay una cosa curiosa, que España tenía que haberle denunciado a Canadá.

Canadá no tiene, de la noche a la mañana, capacidad tecnológica de
capturar tres veces más, no tiene ni flota suficiente ni tiene tecnología
en esa flota para capturar tres veces más. ¿Esto qué significa, señor
Ministro? Porque habrá que preguntarlo en el foro UE, Unión Europea, o
foro NAFO. ¿Es que Canadá piensa en una política tipo marroquí de meterse
con empresas mixtas, de empezar a comprar flota española y abanderarla
con otra nacionalidad, o es que Canadá piensa entrar en el mercadeo de
las licencias, para empezar a vender licencias?
Mire, usted empieza a decir que el comportamiento de la Comisión fue
bueno... Pues, con estos resultados, para mí, como español, como
representante de Coalición Canaria, creo que han sido malos. En segundo
lugar, que se ha



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conseguido la supresión de las sanciones al «Estai», al barco. Señor
Ministro, ayer dijo aquí su colega el Ministro de Agricultura algo que me
dejó estupefacto. Cuando yo le pregunté sobre el «Estai», me dijo que él
ya conocía, cuando fue apresado, que estaba en su última marea. O sea,
nosotros estamos aquí negociando un logro para un tercero, para que,
ahora, el «Estai» vaya a estar con otro pabellón de otro país pescando en
las Malvinas. Señor Ministro, o nos toman por ignorantes o verdaderamente
es algo supino lo que dijo el Ministro de Agricultura. Si lo sabía él,
supongo que usted lo sabría y lo sabría el Ministro de Pesca canadiense y
la delegación canadiense que el «Estai» estaba ya prácticamente vendido
cuando se le apresó.

Señor Ministro, el concepto de la multilateralidad que usted ha planteado
es una cuestión de principios, pero vuelvo a decirle que aquí Canadá ha
jugado al principio de máximos, máximos desde la desfachatez, y dejando
que nosotros comulguemos con ruedas de molino.

¿Por qué digo esto? Qué duda cabe, señor Ministro, que también nos
adscribimos aquí a que no vamos a pedir la comodidad de una pesquería no
regulada --nos estamos encontrando con ese hecho--, pero, a la hora de
los resultados que usted dice, como le ha contestado al portavoz del
Grupo Popular, señor Rupérez, las capturas de las 27.000 toneladas, si
hubiera habido un arbitraje internacional, hubieran sido menores. Señor
Ministro, la estrategia de negociación se plantea en unos marcos
jurídicos concretos: Unión Europea, en primera instancia, para España;
NAFO, en segunda instancia. Yo no conozco en este momento quién puede ser
el árbitro fuera de una instancia europea. Si usted está pensando en
Naciones Unidas, ¡Dios nos libre! Me siento ahí como los saharauis; es
que me dejan en el abandono más absoluto.

En segundo lugar, no sé qué institución, papal o no papal, puede actuar
en un arbitraje de este tipo. Por tanto, hay que circunscribirse no en
hipótesis imposibles, sino en la realidad donde hay que desarrollar la
estrategia para la negociación.

Yo creo que el negociador español, entiéndase, la parte española que
estaba ahí para manejar la defensa de nuestros intereses legítimamente,
fue con un gran bagaje. Usted ha referido antes en una gran parte que
hemos compartido en su comparecencia en la Comisión de Exteriores, el
apoyo que le dimos todos los grupos parlamentarios para que la Delegación
española, sin una fisura de ningún grupo parlamentario ni desafección,
fuera allí con ese bagaje para utilizar todas las bazas políticas a nivel
de grupos parlamentarios.

En segundo lugar, llevaban ustedes una serie de razones, supongo yo, la
delegación española, de conocimiento técnico de qué es lo que se trataba
de hacer allí, y, tercero, una responsabilidad que ayer le dije a su
colega de Agricultura que yo a él no se la podía imputar, pero sí a
usted, como Ministro de Exteriores, que es utilizar todos aquellos
legítimos recursos diplomáticos para hacer uso de ellos, porque no me
vale, señor Ministro, el recurso que usted ha utilizado, en unas
declaraciones sobre Inglaterra, de decir: Bueno, ya le pasaremos factura.

Aunque usted hizo esas declaraciones en un momento oportuno, como lo ha
puesto «ad calendas graecas», ha dicho sí, a Inglaterra, por su falta de
solidaridad, ya le pasaremos factura en su momento. No sé en qué
talonario ni en qué terreno, pero, como usted ha planteado ese tema,
dentro de un país que también está dentro de la Unión Europea, yo creo
que cabía haber hecho uso de todos esos recursos que tiene la diplomacia
española por pertenecer a foros desde la Unión Europea a la OTAN, y pase
usted por todos los organismos internacionales en que nos podamos
relacionar, para que eso, digamos, tenga una fuerza a la hora de
paralizar la desfachatez y el filibusterismo del gobierno canadiense en
esta cuestión.




La señora PRESIDENTA: Señor Mardones, le ruego vaya terminando.




El señor MARDONES SEVILLA: Termino inmediatamente, señora Presidenta.

Usted ha hecho unas consideraciones finales, señor Ministro, cuando dice:
Canadá no ha conseguido expulsar a la flota de Unión Europea. No, Canadá,
con su resolución de marzo, a quien quería expulsar era precisamente a
España. Portugal les importaba mucho menos que estuviera por ahí, porque
en Canadá habría que saber qué instrucciones tenían los comandantes de
las fragatas canadienses, de la armada canadiense, para apresar barcos.

Seguro que no tenían una orden de captura de buques rusos, cubanos, o de
todos los seis que firmaron el primer documento, y de los otros cinco,
tampoco; solamente los más tontos del grupo, que fuimos dentro de la
abstención que hizo la unión Europea, que eran los buques españoles, y se
va a capturar a éste. Si es verdad lo que dice el señor Ministro de
Agricultura, ya se conocía que el «Estai» iba a cambiar de pabellón, ya
lo sabía también la marina de guerra canadiense o el gobierno canadiense.

Señor Ministro, en cuanto a la bilateralización, a que Canadá no ha
conseguido bilateralizar el conflicto, ¡hombre!, ¡menos mal!, ¡qué duda
cabe!, porque Canadá sabía que eso, jurídicamente, no lo podía plantear;
no podía entrar en una negociación entre Canadá y el Gobierno español,
porque vamos como Unión Europea.

Esto me plantea, señor Ministro, hacer una petición. Lo que hay que
denunciar es el funcionamiento y estructura de la NAFO. Mientras los
acuerdos de la Unión Europea se lleven invocando, nosotros, nuestra
fuerza en la Unión Europea o nuestra participación en un organismo como
NAFO, en que perdemos votaciones de seis a cinco, que domina Canadá, y
donde resulta que cada país, sea un país Báltico, sea Cuba, vota con un
solo voto, y vote la unión Europea, mientras no se admita o el voto
ponderado o una fórmula que haga un equilibrio de los legítimos
intereses, señor Ministro, la NAFO no nos sirve, ni le sirve a la Unión
Europea ni, por supuesto, nos sirve a España. Ese marco jurídico es el
que verdaderamente hay que modificar a fondo, con unas nuevas reglas de
juego que deben figurar en el marco nafo, porque ése es el juez
internacional, como institución. No hay otro arbitraje que ése.




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Por esta razón, señor Ministro, nosotros nos sentimos hondamente
preocupados por lo que consideramos un resultado negativo para la flota
del fletán en sí, y tremendamente preocupados por la ley del precedente,
ya que esto puede servir para el envalentonamiento del Gobierno marroquí
en la negociación del próximo acuerdo pesquero que va a afectar a las
flotas del sur de España y de Canarias.

Muchas gracias por su benevolencia, señora Presidenta.




La señora PRESIDENTA: Señorías, en este momento tengo la sensación de que
no saben interpretar demasiado bien la generosidad en el uso de los
tiempos que esta Presidencia les está concediendo. Les rogaría lo tengan
en cuenta para no verme obligada a aplicar el Reglamento en su sentido
más estricto. El señor Ministro quiere ir contestando uno a uno a cada
uno de los intervinientes y corremos el riesgo de no terminar en lo que
queda de tarde.

Tiene la palabra el señor Ministro.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Solana Madariaga): Señora
Presidenta, creo que el contestar a todos de una vez o uno a uno es un
proceso conmutativo que no debe aumentar el tiempo.

Contesto muy brevemente al Diputado señor Mardones, que ha intervenido en
nombre de Coalición Canaria. En primer lugar, cuando hace la afirmación
de renuncia de la flota, le diría que la flota que está pescando en estos
momentos en esas aguas no ha estado pescando siempre allí. Por tanto,
digamos las cosas con mayor rigor. Quizá esa flota viene de otras aguas,
donde estaba pescando antes, va allí, hace unos descubrimientos y pesca
treinta y tantas mil toneladas, en una zona no regulada en ese momento,
sin canon, etcétera, y eso es lo que sin duda ninguna hace que haya que
forzar una negociación, porque desde la perspectiva de los otros países
que pescan allí no se podía continuar de esa manera.

Segundo, respecto al precedente con Marruecos, quisiera dejar bien claro
esta tarde que el tema que nos ocupa en relación con Canadá nada tiene
que ver con el de Marruecos. El tema de Canadá se refiere a una pesca en
aguas internacionales, más allá de las 200 millas, y las negociaciones
con Marruecos, desde los puntos de vista jurídico y político, son dentro
de las 200 millas y, por tanto, algo completamente distinto desde el
punto de vista del Derecho internacional en una negociación. Les recuerdo
que los acuerdos con Marruecos se realizan en aguas dentro de las 200
millas, por lo que se trata de un tema completamente distinto del que nos
ocupa ahora desde el punto de vista del derecho.

Tercera cuestión, la Unión Europea y España. Quiero recordar que España
no tiene un negociador en esta negociación; negocia la Comisión, porque
estamos hablando de una política pesquera común. Yo he estado siempre
fuera de la negociación; la negociación la ha llevado la Comisión y para
lo único que yo he estado allí es para intentar, cuando había algún
momento de bloqueo, seguir dando argumentos, seguir presionando y tener
la garantía, por parte de la Presidencia de la Comisión, de que sin
contar con España en ningún momento se cerraría un acuerdo.

Cuarta cuestión, la estrategia de máximos. A la estrategia de máximos por
parte de Canadá, en cuanto a las capturas y en cuanto a los principios,
se ha contestado con otra estrategia de máximos por parte de la Unión
Europea en los dos puntos: principios y cuotas. Le reitero una vez más
que a las 3.000 toneladas que ofrecía Canadá en NAFO contestó la Unión
Europea pidiendo 18.000 toneladas, cifras que sin ninguna duda forman
parte de dos extremos que no eran posibles ni el uno ni el otro. Eran dos
estrategias de negociación, la una y la otra.

Otra cuestión se refiere al «Estai». Yo no recuerdo qué marea tenía que
hacer el «Estai». Siento mucho no poder corroborar lo que dijo el
Ministro de Agricultura, pero él lo sabrá bien; yo no lo sé. En cualquier
caso, la protesta o la reacción ante un barco --ya sea la primera, la
segunda, la tercera o la última marea que va a hacer-- creo que desde el
punto de vista de los principios debe ser la misma.

Respecto a Gran Bretaña permítame que le diga, muy brevemente, que no
hace mucho tiempo, el 31 de diciembre de 1994, conseguimos un acuerdo
para la flota española que levantó no sólo ampollas, mucho más que
ampollas en Gran Bretaña, porque saben muy bien que conseguimos avanzar,
adelantar en la política pesquera común. Sé muy bien que usted lo sabe,
porque me consta que lee la prensa británica. Le ruego que la lea con
mayor atención en estos días y que vea cuál es el estado de ánimo de la
sociedad británica en relación con la política pesquera común que entra
en vigor en el año 1996.

Yo no estoy hablando de pasar facturas. Nunca he usado ese término,
nunca. Otra cosa es que se haya titulado en algún periódico con esa
nomenclatura. Yo he dicho que la Comunidad es --y lo reitero una vez
más-- un equilibrio muy sutil, muy delicado entre responsabilidades y
solidaridades, y que cuando se rompe ese equilibrio hoy puede ser en una
dirección y tal vez algún día se puede romper en la otra.

Respecto a por qué iban a por los barcos españoles y no los portugueses
le diré que por una razón muy sencilla. En cuanto empezaron a surgir los
primeros problemas --como sabe usted muy bien-- los barcos que se
quisieron quedar allí, con el apoyo del Gobierno, fueron los españoles,
por lo que difícilmente podían apresar otros barcos que no fueran
españoles. España ha mantenido allí sus barcos en todo momento y sabe muy
bien S. S. --y si no se lo digo ahora-- las presiones tan enormes de todo
tipo que ha tenido para que retirara durante el proceso de negociación
los barcos de la cola y de la nariz, es decir tail an nose, que son los
dos sitios fundamentales de donde Canadá quería que nos retiráramos. No
podíamos permitir que se retiraran ni un minuto, por lo que allí hemos
mantenido nuestros barcos. No fue así con otros barcos que estaban allí y
que en el momento en que se inició la negociación trataron de retirarse.

Por último, respecto a NAFO le diré que es una instancia internacional de
búsqueda de consensos y de acuerdos. Se puede intentar que sea más y muy
posiblemente en el futuro sea así. Pero le reitero una cosa. En un país
como



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España, que pesca en un 90 por ciento fuera de sus aguas, muy lejos y en
todos los mares, tenemos que pensar seriamente si nos interesa que en
esas instancias internacionales se funcione por votos. Lo vamos a ver por
desgracia --espero que no se llegue a ver-- en la Conferencia del Mar,
que se celebra en este momento en Nueva York, donde se está debatiendo el
tema de los stocks a caballo, es decir, aquellos stocks que están parte
dentro de las 200 millas y parte fuera de ellas, para ver qué se hace con
ellos. Dudo mucho que en este momento nos interese una regulación que no
sea la del diálogo y la negociación, como la que hemos llevado, porque
una guillotina por votos creo que nos hubiera sido menos beneficiosa que
una negociación de estas características. Por tanto, lo tenemos que
pensar bien, porque somos un Estado, junto con Japón y Corea, muy
particular, ya que consumimos mucho pescado. No sé quién decía el otro
día, con gracia, que España no es un país ganadero y que sus proteínas
las obtiene básicamente del mar. No es lo mismo que otros países, que son
ganaderos y además pesqueros, que pescan para vender. Nosotros pescamos
una parte muy importante para nuestra propia alimentación, para obtener
nuestras propias proteínas. Pero desgraciadamente tenemos una plataforma
muy pequeña y tenemos que faenar fuera de ella. Esto no le sucede a
muchos países. Por tanto, en ese caso sí somos un país --con otros países
importantes también pero pocos-- muy singular desde el punto de vista de
la pesca.




La señora PRESIDENTA: Por el Grupo Vasco (PNV), tiene la palabra el señor
Gatzagaetxebarría.




El señor GATZAETXEBARRIA BASTIDA: El Grupo Parlamentario Vasco quiere
unirse a las nuestras de condena que otros portavoces han realizado
respecto al atentado que sufrió el Presidente del Partido Popular don
José María Aznar. Queremos mostrarle aquí nuestra solidaridad como
compañero y como presidente del partido mayoritario de la oposición en
esta Cámara.

Entrando en el debate, señor Ministro de Asuntos Exteriores, nos
alegramos de la sinceridad que ha tenido al asumir la responsabilidad
política de las decisiones que el Gobierno español ha tomado. Si hacemos
un análisis exegético y comparamos la intervención del Ministro de
Agricultura y Pesca ayer y la suya de hoy, vemos que usted ha entrado
directamente al fondo de determinadas cuestiones asumiendo una
responsabilidad política, y me congratula su sinceridad. Ha mostrado
también cierta y brillante habilidad en la exposición de algunas
cuestiones, respecto a las cuales también quiero hacer unas
consideraciones rigurosas e histórico-políticas.

Señor Ministro, el conflicto que ha surgido es una crónica de unos
acontecimientos anunciados. ¿Sabe por qué? Porque desde los años 1992,
1993 y 1994 la Unión Europea (donde está incluida España, pero como está
algún modo desprotegida determinadas consideraciones que se hagan sobre
la Unión Europea no se pueden referir a ella) no ha rechazado el cierre
de los caladeros 3NO y 3L. Le estoy hablando de la Nafo. ¿Sabe por qué?
Tengo aquí el documento de la Comisión de mayo de 1992 y ¿sabe lo que
dice? Que no se objeta el cierre de esos caladeros como gesto para
normalizar relaciones políticas con Canadá. Eso lo defiende la Unión
Europea, la Comisión, por presiones alemanas, británicas, irlandesas,
francesas. Esa es la clave, ése es el sentido con el que hay que analizar
rigurosamente todo este conflicto. En ese contexto, señor Ministro,
Canadá lleva una campaña impresionante de presión. Incluso en junio de
1992 un embajador canadiense se reunió en Madrid con los grupos
parlamentarios presentes en esta Cámara dando a entender las actuaciones
que la flota pesquera europea, portuguesa y española, realizaban allí.

Señor Ministro, si nos circunscribimos ya a una época más reciente, a
septiembre de 1994, que es cuando verdaderamente se establece el TAC, se
da una insolidaridad europea. Según información del funcionario que
representaba a la Unión Europea en Halifax, ¿sabe lo que ocurrió? Que
sobre la decisión que se iba a tomar no se atrevió a votar que no. Dijo
que era una decisión políticamente trascendente y que no estaba
habilitado políticamente para vincular a toda la Unión Europea, por lo
que se abstenía. Eso es lo que dijo la representación de la Unión Europea
en septiembre de 1994. Evidentemente, los observadores que había, el
señor Conde, el señor Arnal o funcionarios del Ministerio de Agricultura
decían que había que tomar alguna medida, pero el representante de la
Unión no se atrevió a decir que no. Pero lo grave no es eso, señor
Ministro. ¿Sabe qué es lo grave, a lo que usted no ha hecho referencia?
Que la Unión Europea tenía tres meses para rechazar la fijación del TAC.

Ahí es donde se produce una insolidaridad más grave. Una cosa es que en
aquel momento de la toma de decisiones no se vote en contra, pero no se
objeta en el plazo de tres meses. A Alemania, Reino Unido, Francia no les
interesa defender el interés pesquero europeo. ¿Sabe por qué? Porque hay
en juego otra serie de intereses políticos, intereses económicos,
comerciales. En definitiva, la Unión Europea no objeta y de ahí vienen
todos los problemas de enero de 1995, de distribución de cuota, etcétera,
en los que podríamos entrar, pero creo que tienen menos trascendencia en
la medida en que ha habido habilidad de compra de votos de Canadá. El
primer acto y gesto de insolidaridad europea está en que no se objeta; no
es que no se vote que no, que no tiene trascendencia porque había tres
meses para objetar, y objetar supone, jurídicamente y de conformidad con
los estatutos de la Nafo, que uno no acepta el TAC establecido y fija un
TAC autónomo. Eso no lo hace Europa y deja a España y a Portugal
desprotegidas. He ahí la clave de todo el problema.

Señor Ministro, si avanzamos analizando el posicionamiento de otros
países europeos, vemos la gravedad de determinadas conductas. En enero de
1995, cuando se distribuye el TAC, como uste ha dicho, con los acuerdos
que se han tomado, Dinamarca, que es un país miembro de la Unión Europea,
participa como parte contratante directa en la Nafo. ¿Sabe a quién
representa? A las islas Feroe y a Groenlandia. Pues bien, Dinamarca vota
en favor de las posiciones de Canadá y en contra de los intereses de la
Unión Europea, siendo miembro de la Unión Europea. Por tanto, estamos
ante un hecho respecto al cual, como usted decía --yo me alío con usted,
somos acérrimos europeístas--,



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tenemos que hacer una autocrítica del funcionamiento de la Unión Europea,
ante el hecho de que un país europeo defienda los intereses de un país
norteamericano. ¿Sabe cuál es la razón, señor Ministro? ¿Sabe por qué
Dinamarca vota sí? Porque hay un conflicto norte-sur, y en ese conflicto
norte-sur aparece Noruega. ¿Sabe lo que hace Noruega, que ha estado hace
cinco meses a punto de entrar en la Unión Europea? Abstenerse. Ese es el
problema grave, señor Ministro. Noruega es miembro del espacio económico
europeo y goza de todas las preferencias arancelarias que la Unión
Europea y España le han dado para acceder al mercado europeo o al mercado
español, pero no se solidariza con la Unión Europea. Ese es el problema,
señor Ministro. ¿Sabe cuál es el trasfondo de todo esto? El conflicto
político entre el norte y el sur, el conflicto entre los países del norte
y los países del sur. Lo que quieren los países del norte, señor
Ministro, es desarrollar la actividad pesquera en caladeros importantes
para comercializar luego todos sus productos en el mercado europeo, en el
mercado español, grandemente liberalizados. He ahí, señor Ministro, la
raíz y el trasfondo de todo el conflicto político, un conflicto de
intereses económicos, comerciales.

Señor Ministro, creo que tenemos que actuar con rigor. ¿Sabe por qué no
ha actuado con rigor la Unión Europea? Por dos razones. En primer lugar,
cuando en septiembre de 1994 se va a establecer el TAC ¿sabe lo que
ocurre? Que se establece el TAC no siguiendo rigurosamente los
planteamientos del Consejo Científico de la Nafo, que decía que con un
stock de 40.000 toneladas de TAC, contigentando una pesquería libre,
podría conservarse la pesquería, porque se toma la decisión en base a la
información científica primordial y preferentemente aportada por Canadá.

La Unión Europea no tiene datos suficientemente contrastados
científicamente para oponerse a Canadá. Señor Ministro, usted sabe mejor
que yo, porque es diplomático y tiene responsabilidades políticas, que
oponerse políticamente en determinados foros es duro porque no basta con
decir que no, habría que aportar datos que científicamente
contrarrestaran las posiciones que el Consejo Científico de la Nafo tenía
a instancias de las autoridades canadienses, y no los había. ¿Sabe lo que
dijo el Ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación ayer? Que España ha
iniciado este año una campaña intensísima de evaluaciones del estado de
la biomasa en aguas internacionales de la Nafo. Hay tres campañas de
evaluación. Una se ha hecho en febrero, señor Ministro, otra se va a
hacer en junio y la siguiente en octubre. Eso es fruto de un acuerdo
parlamentario de enero de este año, pero ya el conflicto había surgido.

Segunda cuestión, señor Ministro, la representación y articulación de la
Unión Europea en Nafo. Es un sistema desajustado, disfuncional e
infrarrepresentado para la Unión Europea. No puede ser que la Unión
Europea, con un peso político y pesquero enorme, a la hora de la toma de
decisiones tenga la misma trascendencia que Lituania, Letonia y Cuba.

Señor Ministro, esta Cámara va a debatir la semana que viene una
iniciativa parlamentaria en este sentido y vamos a ver los
posicionamientos políticos al respecto. Porque, señor Ministro, los
países segregados de la antigua Unión Soviética participan en la Nafo en
este momento directamente. La antigua Unión Soviética tiene cuatro votos,
el de la Federación Rusa y los de los tres países bálticos. Por tanto,
hemos de cambiar, y me congratula que usted diga que le parece oportuno
que caminemos en esa vía.

En cuanto a las cuotas, creo que usted ha sido muy hábil, se lo
reconozco, pero yo voy a entrar en los entresijos de su intervención.

Canadá va a pescar en este momento tres veces más de lo que pescaba en
1994 y la Unión Europea cinco veces menos de lo que pescaba en 1994. Esa
responsabilidad política, que también la tendrá España en algo, es de la
Unión Europea, primero, porque no ha realizado estudios de la biomasa en
aguas internacionales con el suficiente rigor como los ha realizado
Canadá implementando medios económicos y personales importantes. Ahí está
el error político.

Hay más, señor Ministro. ¿Sabe lo que hay detrás de todo esto, aparte del
conflicto norte-sur? Hay una insolidaridad europea, además de las razones
que le he expuesto a la hora de la adopción del acuerdo y de la no
objeción, que está en juego, y tengo un documento mandado por la oficina
del País Vasco en Bruselas. Llegándose a un acuerdo ¿sabe lo que se
desatascaba, señor Ministro? Se desatascaban tres cuestiones importantes
para Europa. En primer lugar, un acuerdo de cooperación científica y
técnica; en segundo lugar, un acuerdo de enseñanza superior y formación
profesional entre Canadá y la Unión Europea; en tercer lugar, algo a lo
que usted ha hecho referencia tangencialmente: analizar las discusiones
de las repercusiones comerciales de los países nórdicos con su entrada en
la Unión Europea. Esas tres cuestiones, que estaban atascadas, se
desatascan con esto y el interés en ello era de los países nórdicos. Por
desatascar esas cuestiones se ha dejado desprotegidos a los países del
sur, a España y Portugal.




La señora PRESIDENTA: Vaya terminando, señor portavoz.




El señor GATZAGAETXEBARRIA BASTIDA: Voy terminando, señora Presidenta.

Y eso es muy grave, señor Ministro.

Además hay otra cosa, señor Ministro. Tengo obligación, como
representante del pueblo y miembro de esta Cámara, de realizar una
censura a la actuación del Gobierno. La censura es del siguiente tenor.

Hay un acuerdo parlamentario del pasado 5 de abril, por el cual el
Gobierno se compromete a la defensa de la cuota autónoma de 18.630
toneladas, que es incumplido por parte del Gobierno. Jurídicamente no
tiene ninguna trascendencia, pero sabe, señor Ministro, que de alguna
manera tendremos que contrastar y cohonestar si la actuación del Gobierno
se ha ajustado a los requerimientos de las resoluciones parlamentarias.

Si comparamos lo que se ha realizado con lo que se mandató por el
Parlamento, no hay una correspondencia, por lo que ha de haber alguna
censura política. Es necesario que haya una autocrítica por parte del
Gobierno. Sé que usted tiene una responsabilidad política internacional y
quizá no la pueda realizar en este momento porque va



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a asumir responsabilidades en el ámbito de la Unión Europea dentro de muy
poco tiempo, pero esta Cámara tiene obligación de hacerlo; si no lo hace
el Gobierno, lo tienen que hacer los grupos parlamentarios. Si usted dice
que ha habido solidaridad de la Comisión Europea, habrá podido haberla, y
también de la Comisaria Bonino, porque es justo reconocer que la
Comisaria Bonino ha agarrado el toro por los cuernos, ha jugado un papel
importante y gracias a ella se han mantenido los posicionamientos fuertes
y firmes por parte de la Unión Europea. Solidaridad por la Comisión,
solidaridad por la señora Bonino, pero hay una cosa que usted no ha
dicho: no ha hablado de solidaridad del Consejo de Ministros, pues no la
ha habido, que es el núcleo de la adopción de las decisiones políticas y
ejecutivas de la Unión Europea. No ha habido solidaridad, y me remito a
todos los antecedentes que le he expuesto, tanto en la adopción del TAC
en septiembre de 1994 como en la distribución de la cuota de enero de
1995.

Por tanto, señor Ministro, yo creo que hay que valorar las cosas en sus
justos términos. La negociación (lo decía el portavoz del Grupo Popular)
ha estado viciada; viciada porque se negociaba sobre la base de una
contrapartida que era contraria al ordenamiento jurídico internacional.

Decía Canadá: yo hago una revocación de un acto jurídico que contraviene
el Derecho internacional siempre que usted ceda en determinadas
cuestiones en el ejercicio de su actividad pesquera. Eso es lo que se ha
producido. Canadá ha echado sus pretensiones muy por lo alto, con
decisiones jurídicas ilegítimas y no ajustadas al Derecho internacional,
y por tanto nulas; en su día lo dirá el Tribunal Internacional de
Justicia. Eso le ha servido como carta, como cromo para una negociación.

He ahí lo importante. ¿Sabe lo que tenía que haber hecho la Unión
Europea, señor Ministro? La Unión Europea, si hubiera habido solidaridad
política con España y con Portugal, tenía que haber mantenido la cuota
autónoma y ni un solo grado de tensión. ¿Por qué? Por la sencilla razón
de que en aguas internacionales Canadá no podría intervenir. Todas sus
actuaciones, tanto en la ley con respecto a flotas de banderas de
conveniencia como en el reglamento respecto a Portugal y España, son
ilegítimas. Se podía esperar a que en septiembre de 1995 hubiera una
nueva negociación política en el seno de la Nafo. ¿Por qué, señor
Ministro? Le voy a hacer una reflexión histórico-política. España era
miembro...




La señora PRESIDENTA: Señor Gatzagaetxebarría, no tenemos más tiempo para
hacer incursiones en la historia. Sea breve porque si no tengo que
retirarle la palabra.




El señor GATZAGAETXEBARRIA BASTIDA: Un minuto, señora Presidenta, y
gracias por su generosidad.

España era miembro del IGNAF, que era el organismo pesquero internacional
que antecedió a la Nafo. España ingresó en el año 1985 en la Nafo en aras
a salvaguardar la estabilidad relativa que luego le podía perjudicar. ¿Y
sabe que la Unión Europea ha objetado, ha rechazado propuestas adoptadas
por la Nafo a instancias de Canadá cuando España se lo pidió en los años
1987, 1988, 1989? ¿Sabe que hizo eso y esta vez no se ha hecho? ¿Qué más
ejemplo de insolidaridad política con España que cuando se ha querido
hacer con el cierre de determinados caladeros y con la reducción de
cuotas de bacalao se ha hecho, y no cuando primaban los intereses
políticos, comerciales y económicos del Reino Unido, Alemania, Francia y
los países nórdicos, que es lo que está en el fondo de este conflicto
norte-sur?



La señora PRESIDENTA: Tiene la palabra el señor Ministro.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Solana Madariaga): Yo agradezco
mucho la intervención del representante del Grupo del Partido
Nacionalista Vasco, no sólo por las palabras iniciales sobre mi persona
sino en general por el tono y por las cosas que nos ha dicho, muchas de
las cuales lógicamente son compartidas por todos. Descubrir en este
momento de la historia que hay países que son más ricos y que otros son
menos ricos, países que tienen más influencia histórica que otros es
absolutamente la verdad, y la política de nuestro país tiene como
objetivo recuperar cotas de presencia, de prestigio, de tenacidad y de
fortaleza en los foros internacionales, aunque ciertamente muchas de las
cosas que pasan tienen que ver con el conflicto, que S. S. ha calificado
con término muy caro para mí, entre el norte y el sur. Pero permítame que
le diga que esos conflictos los tenemos que estar viendo siempre.

El Diputado señor Mardones nos hablaba de las posibles consecuencias que
este acuerdo, que S. S. califica de una pelea norte-sur, podría tener con
el de Marruecos. Póngase usted en la situación de Marruecos. ¿Cómo vería
el conflicto con la Unión Europea? Sería al revés. Nosotros seríamos el
norte y ellos serían el sur. Es decir, que estamos descubriendo cosas que
son muy valiosas, que tienen que ver con la solidaridad internacional y
que tienen que ver también con los intereses y con el peso específico,
histórico, económico, poblacional, etcétera, de cada uno de nosotros. Yo
estoy de acuerdo con S. S., pero es que ése es un dato de la realidad. Lo
que yo creo que no vale es cerrar los ojos a esa realidad. Y quizá no sea
lo más acertado (no lo digo por su expresión) que saquemos de algunas
partes de nuestro razonamiento lo bueno que es estar, por ejemplo, en la
política pesquera común, y de otra parte de nuestro razonamiento que
estar en la política pesquera común puede traernos desventajas. Lo que
tenemos que hacer es evaluar la globalidad. Yo soy de los que cree que
estar en la política pesquera común es mejor para España que estar fuera,
pero sin duda ninguna hemos perdido algún voto en alguna instancia
internacional porque hemos pasado a dar el voto a la Unión Europea en
esos foros por entrar en la política pesquera común. Este es el
equilibrio que tenemos que encontrar. Yo creo que tomando todos los
temas, positivos, negativos y neutros, nos favorece más estar en la
política pesquera común.

Quisiera añadir a su razonamiento algunos elementos más para tratar de
encontrar entre todos una conclusión. Imagínese S. S. que incluso desde
el primer momento objetamos el TAC, que seguimos objetando todo. ¿Adónde



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nos conduciría todo eso? En algún momento tenemos que sentarnos a
negociar. ¿Adónde cree S. S. que la negociación con estos parámetros en
los que estamos pensando, y en los que S. S. piensa, nos hubiera llevado
dentro de un año, de año y medio o de dos? Le voy a reiterar (S. S. es un
experto en estas materias) que se fije en lo que está pasando en Nueva
York. En Nueva York en estos momentos está la Conferencia sobre el Mar,
que es importante, que trata nada más y nada menos que de los stocks a
caballo. Vuelvo a insistir stocks que están dentro de las 200 millas y
que tienen un componente fuera de las 200 millas. Yo creo que era
fundamental, a mi juicio, marcar una línea que no permitiera que este
acuerdo y que este problema se pudiera mezclar de alguna manera con lo
que se pueda acordar en Nueva York. Y al contrario, me parece que sería
bueno que se acordara antes. ¿De manera que a dónde nos conduce decir:
objetemos, a ver qué pasa? Pues yo creo que nada bueno nos podía pasar
caso de objetar. Desde luego objetar las 18.000 nos llevó a lo que nos
llevó, pero somos perfectamente conscientes de que si mantuviéramos in
aeternum (in aeternum quiere decir todo el año 1995) la cuota autónoma,
yo creo sinceramente señoría que no la hubiéramos pescado, y que
hubiéramos pescado menos que lo que vamos a pescar este año; sinceramente
lo creo. Y tendría todas las complicaciones para, quizá en el futuro,
cuando quisiéramos sentarnos a negociar, tener una situación mucho más
difícil y a lo mejor menos solidaria por parte de los miembros de la
Unión Europea.

Habla de Noruega. Su señoría sabe que fue Noruega la que fijó el TAC. El
TAC de Nafo de 27.000 toneladas es una propuesta de Noruega. ¿En qué
momento? En un momento en que se habían producido ya meses y semanas de
negociación, partiendo Canadá, como partía, de cero. Porque nos olvidamos
de que Canadá partía de cero para el TAC en esas aguas. Nosotros
partíamos de treinta y tantas o cuarenta. Y al final, después de grandes
tiras y aflojas es Noruega la que propone la media de las 27.000, que más
o menos es una media que cae dentro de lo que es la recomendación
científica y que tiene una cierta justificación desde el punto de vista
de las series históricas.

Por tanto, tenemos que darnos cuenta de que hay partes positivas y partes
menos positivas de la política pesquera común. Yo creo honestamente que
nos beneficia más estar dentro que estar fuera. Vuelvo a insistir en que
tenemos que pensar a dónde nos lleva el objetar sistemáticamente estas
cuotas y este reparto. Yo creo que nos llevaría a una situación peor, lo
creo honestamente. Nos llevaría a una situación peor porque nadie puede
pensar que 18.000 toneladas de un TAC de 27.000 podrían ser pescadas por
la Unión Europea. Lo creo honestamente y como lo creo lo digo.

Respecto a la censura del Parlamento, yo entiendo, señorías, que cuando
hablamos de 18.600 toneladas en el Parlamento (al menos yo creía haber
hablado con algunos de los responsables de los grupos parlamentarios) era
un apoyo a la posición negociadora, pero partiendo del conocimiento de
que era imposible conseguir 18.000 toneladas, pero nos venía muy bien el
tener ese acuerdo sobre las 18.000 toneladas como decisión parlamentaria
para seguir enfrentándonos con la posición de Canadá, que en ese instante
ya no eran 3.000, porque ya habían subido más o menos al 36 por ciento,
que era la segunda posición que tuvo Canadá; había dado 7.000 toneladas
más. Yo creo que era bueno para nosotros tener ese empuje, pero siendo
conscientes de que no era posible el alcanzarlo.

Para finalizar le quiero decir una cosa sobre la presentación de la
cuotas, señoría. Decir que este acuerdo solamente va a hacer que Canadá
pesque más, en un equis por ciento, y que la Unión Europea pesque menos,
en otro equis por ciento, me parece que no es justo. No es justo cuando
se habla de este acuerdo referirse solamente al año 1994, porque
imagínese que Canadá lo presenta refiriéndose a hace cinco años, a hace
seis o diez años. Yo creo que tendríamos que ser un poquito más rigurosos
y decir que no se puede poner solamente los dos años en que se ha dado un
salto de esa dimensión, porque todo el acuerdo está en función de que se
ha dado ese salto; si no se hubiera dado ese salto de esa dimensión, en
este momento no estaríamos con una pesquería regulada, hubiéramos seguido
con las 6.000 toneladas, más o menos, porque ésas eran las que la Unión
Europea y Canadá pescaban en 1991: 6.000 y 6.000. Pero dar ese salto es
lo que hace también que se plantee la necesidad de regular la pesquería
de estas aguas. Por tanto, decir solamente en el análisis que con
relación al año 1994 lo que pasa en 1995 supone este cambio tan radical
me parece que no es justo. Es más justo decir que hay una serie
histórica. Yo le puedo decir, y le digo, que lo que va a pescar España en
1995 y en 1996 es casi el doble de lo que pescaba en el año 1991 y ocho
veces más de lo que pescó en el año 1990. Eso yo lo digo también. Y digo
más: en el año 1987 pescamos cero. Por tanto, seamos un poco más
rigurosos en los años que cogemos y en la defensa. No lo digo por S. S.,
lo digo en general, porque me parece que no traduce a la opinión pública
lo que supone realmente este esfuerzo. Imagina S. S. que no hubiere
acontecido nada con el «Estai». Yo le quiero decir honestamente que el
reparto de las cuotas a que habríamos llegado se diferenciaría muy poco
del acuerdo alcanzado. Se lo digo porque lo creo sinceramente.

Nada más, señorías.




La señora PRESIDENTA: El señor Gatzagaetxebarría.




El señor GATZAGAETXEBARRIA BASTIDA: Señora Presidenta, muy brevemente,
para hacer unas consideraciones al señor Ministro de Asuntos Exteriores,
empezando por el final.

Dice usted que no soy muy riguroso. Usted, en su primera intervención,
tampoco. No me refiero a usted, lo digo como consideración general.

Tampoco ha hecho referencia a las capturas de los años 1993 y 1994; se
refería a las de 1991 y 1992. Usted también tiene la obligación de tener
en cuenta los antecedentes histórico-políticos. No puede decir, y no es
riguroso tampoco, decir a la opinión pública que había una pesquería 0 en
el año 1989, porque esta flota está mandada allí también por la
administración pesquera central, porque fue expulsada de Namibia y, por
tanto, hay que tener en cuenta ese dato. Yo tengo aquí las capturas de



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fletán de Canadá y Canadá está pescando fletán desde el año 1977, bien
sea el negro o el blanco, y España empieza a pescar en el año 1989. Por
consiguiente, señor Ministro, yo creo que hay que ser rigurosos, pero hay
que serlo todos. Usted, en su primera intervención hacía referencia a los
años anteriores, y hay que tener cuidado en el último año. La flota
pesquera pesca eso porque se le prohibió pescar en aguas de Namibia.

Segunda cuestión, me refería a la objeción. Evidentemente, y así lo ha
reconocido, políticamente puede ser duro, y usted trabaja y tiene su
función en el ámbito de la diplomacia internacional. Pero hay una
cuestión clave: se tenía que haber objetado este año por la sencilla
razón de que los datos científicos que tenía la Unión Europea no eran lo
contundentemente científicos, lo contundentemente exhaustivos y, al
final, se ha tomado la decisión por parte de la Nafo sobre la base de los
datos aportados por las autoridades canadienses. Había que haber esperado
a septiembre de 1995, de forma que, con estas campañas, que ahora,
deprisa y corriendo está haciendo el Gobierno --ayer lo ha reconocido el
Ministro--, enero, junio y octubre... ¿Con qué finalidad se están
haciendo estas campañas? Esperando al Consejo científico de la NAFO de
septiembre u octubre de 1995. Se tenía que haber hecho en años anteriores
y no se hizo, y, señor Ministro, ésa es la razón política de fondo por la
cual la Unión Europea tenía que haber objetado: porque los datos
científicos no eran los correctos.

Finalmente, señor Ministro, quiero decirle que en cuanto a la cuota se
produce también otra paradoja, a la que no se ha hecho referencia por
usted y por otros Grupos Parlamentarios, pero a la que yo sí voy a hacer
referencia, y es a que el TAC va a ser pescado por Canadá en cuanto a la
parte que le corresponde de 7.000 toneladas en la zona económica
exclusiva por parte de las autoridades canadienses. En este sentido, ahí
puede haber una ruptura del TAC. Y tiene trascendencia ¿sabe por qué,
señor Ministro? Porque técnicamente, para años posteriores, a la hora de
la fijación del TAC, ¿sabe cuál es el TAC prácticamente fuera de la NAFO?
20.000, porque las 7.000 las capturan en el interior. Y eso técnicamente
es importante, porque hay una disgregación del TAC, y el TAC tiene que
ser único, porque estamos hablando de la NAFO y la NAFO regula la
pesquería en aguas internacionales, no en aguas internas, y eso,
técnicamente, tiene su trascendencia.




La señora PRESIDENTA: Tiene la palabra el señor Ministro.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Solana Madariaga): Señora
Presidenta, para contestar al señor Gatzagaetxebarría, no rebatiéndole
con la misma pasión pero sí con los datos que yo poseo en este momento,
que creo que son si no iguales que los suyos, sí del mismo orden.

Canadá quiere que salgan de las estadísticas los años 1993 y 1994. ¿Cómo
llega Canadá a decir en NAFO 3.000 toneladas? ¿Usted lo sabe? Si no lo
sabe, se lo digo: porque obliga a sacar los años 1993 y 1994 de las
estadísticas aduciendo que los años 1993 y 1994 son años singulares, que
no forman parte de la serie histórica. Es algo que se rechaza con toda
contundencia. Los años 1993 y 1994 tienen que estar en las series. Lo que
yo creo que tampoco es justo es decir que sólo tienen que estar los años
1993 y 1994, porque entonces sí entramos en una contradicción. Tendríamos
que ser capaces de encontrar equilibrio de series históricas.

Suponga por un momento que toma el ejemplo del 40/40/10/10, o cualquier
otro, serie larga, serie corta, países terceros y países ribereños. Esas
son las proporciones que están en juego en este momento y van a cambiar
en el futuro. El problema que tenemos es que esa proporción en las series
va a cambiar, y vamos a tener sin duda ninguna un peso mayor de los
Estados costeros. Ese va a ser nuestro gran problema en otras aguas que
S. S. conoce bien.

Su señoría ha dado en el clavo cuando dice que esta flota venía de
Namibia. No se puede decir que porque el acuerdo de Canadá fije más o
menos cuotas supone la ruptura de la flota histórica que pesca en esas
aguas, porque es verdad que esta flota está pensada para pescar en muchos
mares, y desgraciadamente ha tenido que moverse de Namibia en una parte e
irse a estas aguas, y en esas aguas es donde hizo un esfuerzo grande y
pescaba 34.000, pero vuelvo a decir que una de las llamadas de atención
hacia la comunidad internacional, egoísta o no --no voy a entrar en el
debate norte-sur, porque estoy de acuerdo con S. S.--, es lo que toca la
campana, es que están aquí pescando 6.000 y de repente se pescan 34.000.

Eso es lo que hace que se proceda a una regulación de ese caladero, de
esa pesquería, lo sabe bien S. S.

En cuanto al Consejo científico, no nos hagamos ilusiones. El Consejo
científico, sin duda ninguna, estudiando bien la biomasa, a corto plazo
irá a menos, no irá a más. Puede ser que a medio plazo volvamos a tener
una recuperación de los «stocks», pero la tendencia histórica en estos
momentos no es ésa. No hay comité científico que, analizando bien las
biomasas, con lo que está pasando en este momento desde el punto de vista
de las pesquerías mundiales, donde el 70 por ciento --lo sabe usted muy
bien por las cifras últimas de la FAO-- se está afirmando que están
extinguidas, lo defienda en este momento. Puede ser que en el futuro,
cuando pasen los años y se ponga de manifiesto que hay recuperación de
«stocks» y recuperación de bancos, puedan seguir.

Por último, una cosa importante. Se habla de la división del TAC en aguas
de 200 millas y más allá de las 200 millas. Una de las cosas que Canadá
quería a ultranza era un «box» fuera de sus aguas, y no sería el único
país que lo quería, algunos lo han conseguido. Ahí también fuimos
enormemente tajantes: no hay «box» fuera de las 200 millas. Yo creo que
eso también lo tenemos que considerar desde el punto de vista de los
objetivos más concretamente pesqueros que tenía Canadá.




La señora PRESIDENTA: Por el Grupo Catalán (Convergència i Unió), tiene
la palabra la señora Alemany.




La señora ALEMANY I ROCA: En primer lugar, quisiera también manifestar el
más profundo pesar y la rotunda



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condena al acto terrorista realizado ayer en Madrid contra el Presidente
del Grupo Popular y contra otros ciudadanos que pacíficamente estaban en
aquel lugar. Este atentado pensamos que va contra la convivencia
democrática y contra el marco democrático que nos hemos dado todos los
españoles, prefiriendo estos terroristas la violencia.

Seguidamente, señor Ministro, quisiera también agradecerle su
comparecencia y su difícil pero al mismo tiempo valiente --yo creo--
información del conflicto del fletán en Terranova. Pensamos que este
problema de la pesca que se ha tratado estos últimos días puede ser una
resultante de la falta de interés de la política europea, como también ha
planteado aquí el portavoz que me ha precedido en el uso de la palabra,
lo que hace que la posición de la Unión Europea en el momento de las
negociaciones últimas en el conflicto haya sido una posición poco firme y
al mismo tiempo basada en la improvisación, lo cual ha hecho disminuir
también la fuerza de la posición española, y ante un hecho tan grave como
ha sido el apresamiento de un barco de pesca en aguas internacionales, un
acto que debería ser calificado de piratería, el Gobierno no ha podido
mantener una firme posición ni la Unión Europea ha manifestado una
posición clara.

Pensamos que este final de negociación, a nuestro juicio negativo, lo es
para nuestra flota congeladora y en general para la flota pesquera
española, pero también para todo el conjunto de España. Estamos
convencidos de que este acuerdo negativo empezó a gestarse cuando a las
declaraciones de la Comisaria de Pesca de la Unión Europea, aparentemente
duras, no se añadieron sanciones concretas en el mismo momento contra
estos actos de piratería de Canadá. Frente a este hecho, España no ha
podido convencer a sus socios miembros de la Unión Europea de la
legitimidad de sus planteamientos y de algo tan esencial para nuestro
país como es que nuestro sector pesquero es un sector estratégico
nacional en lo económico, pero también, señor Ministro, en lo social.

Según datos del Ministerio de Agricultura y Pesca, la flota española está
formada por 18.890 barcos, de los cuales 16.750 pescan en caladeros
españoles, unos 1.000 lo hacen en aguas comunitarias y otros 1.140 en
caladeros internacionales. Nuestros barcos también dan trabajo a 85.000
personas, pero también 425.000 más están vinculadas desde tierra en
actividades de transformación.

Ahora que está vivo este conflicto que hemos tenido con Canadá --Canadá
ha practicado la política de la agresión--, pensamos que España no ha
podido defender la legitimidad de sus planteamientos. Nuestra
preocupación va también porque el conflicto de la pesca no es nuevo ni
tiene tampoco aquí su final. Los 2.140 barcos que faenan en aguas
comunitarias e internacionales en este momento están expuestos a
conflictos como el que hemos tenido ahora si no se da una solución
rápida, pactada de manera comunitaria, a toda esta problemática.

Tuvimos enfrentamientos con Francia por el tema de la anchoa; problema
que se puede repetir si no adoptan acuerdos para que se unifiquen, por
ejemplo, las tallas de captura, las artes de pesca, etcétera. No podemos
continuar manteniendo diferencias como que Francia puede pescar la anchoa
de 11 centímetros y España de 13; que Italia puede capturar pescadilla de
13 centímetros y España de 18, etcétera. No es de este momento, pero el
conflicto existe. Es preciso planificar y ordenar acuerdos pesqueros que
regulen todas estas problemáticas y que establezcan, de una manera clara,
la repartición y el resituamiento de las flotas pesqueras, que han de
adaptarse al descenso del pescado que se da desde el año 1989.

Para solucionar problemas como el que ahora tenemos en el Atlántico Norte
y para evitar los que se pueden prever en el Mediterráneo, entre los
países de la Unión Europea y otros países como Marruecos, pensamos que se
debe prestar también una especial atención, señor Ministro, a la pesca
del Mediterráneo, estableciendo una política común a todos estos países
para que el Mediterráneo pueda continuar siendo un mar de relaciones y no
un mar de confrontaciones. Esta política común debe esforzarse para
gestionar la cooperación y no, como hemos venido haciendo hasta ahora, la
confrontación. Para evitarlo, pensemos que sería conveniente apostar
fuerte por la elaboración de una política común, donde nuestra flota no
se vea perjudicada.

Pensamos que el sector pesquero debe regularse a nivel mundial. Sabemos
que el problema será complejo, pero también defendemos que España tiene
adquiridos unos derechos y que existe una legalidad internacional que los
ampara. Si son vulnerados, pensamos que es la propia comunidad
internacional quien tiene que actuar.

Señor Ministro, nuestro Grupo no puede avalar los resultados de este
acuerdo, que no consideramos positivo. Sí está dispuesto a colaborar para
encontrar una solución para nuestra flota pesquera. Pensamos que en este
acuerdo se deben respetar los caladeros en los que faenamos, y en caso de
reducciones, éstas deben ser proporcionales a las cuotas que ya hemos
consolidado en todos los caladeros. Podemos y vamos a colaborar, pero
necesitamos que se llegue a un marco jurídico internacional, europeo,
para regular la pesca en todo este espacio. Sobre todo, que nuestra flota
pesquera no quede perjudicada.




La señora PRESIDENTA: Antes de dar la palabra al señor Ministro, tengo
que pedirles disculpas a todos porque cumpliendo ese dicho en Madrid de
que a las siete y media o las ocho das una conferencia o te la dan, y no
estando prevista ninguna sesión parlamentaria, yo había adquirido un
compromiso con anterioridad para dar una conferencia. Como el tiempo va
pasando y no se termina la comparecencia, les ruego me disculpen,
continuando la Comisión bajo la presidencia del Vicepresidente señor
Madrid.

Gracias por su comprensión.

Tiene la palabra el señor Ministro.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Solana Madariaga): Lamento que
se ausente, pues la compañía de la Presidenta siempre es grata. Sí le
quiero decir que todos hemos cambiado nuestros programas y, por supuesto,
con sumo gusto yo continúo la comparecencia, aun con la ausencia de la
Presidenta. Le deseo lo mejor



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en su conferencia, pero en esa frase de la damos o nos la dan, es que la
estamos dando.

Voy a contestar a la portavoz del Grupo de Convergència i Unió, señora
Alemany, que ha planteado un tema de gran calado e importancia para hoy y
para el futuro: la falta de interés de la Unión Europea sobre los temas
de pesca. Vamos a ver si tomamos las cosas con el rigor que corresponde.

El 90 por ciento de los acuerdos pesqueros que la Unión Europea tiene con
el mundo son solamente de España. En algunos de ellos España y Portugal.

La Unión Europea tiene una Comisaría de Pesca y el 80 o el 90 por ciento
de su tiempo lo dedica a España y Portugal. Por tanto, es un sector
privilegiado para nosotros y la Unión Europea lo sabe. Pero los demás
miembros también lo saben. Cuando hemos negociado la política pesquera
común hace muy pocos meses, S. S. recordará que tuvimos que llegar a
vetar la ampliación de la Unión Europea --sólo España-- para conseguir
que nos incorporáramos a la política pesquera común, puesto que los demás
países saben la importancia que tiene nuestra capacidad pesquera y el día
que nos abran la puerta nos metemos por ella porque tenemos pescadores
muy buenos, tecnologías muy buenas y gente muy trabajadora. Vamos a ver
cómo sintonizamos estas cosas porque de lo contrario tendríamos que
concluir que estamos mejor fuera de la Unión Europea desde el punto de
vista de la actividad pesquera. Yo no lo creo honestamente.

Equilibremos estos temas que, a mi juicio, son fundamentales para no
darnos con la cabeza en la pared. Hemos optado por un tipo de política.

Defendamos bien nuestros intereses, pero sepamos que estamos defendiendo
esos intereses, no solamente a veces en contradicción con países
terceros, sino a veces también con países de la propia Unión Europea que
son países pesqueros, aunque no tan importantes como el nuestro.

Su señoría ha mencionado la anchoa y me alegro de ello, porque forma
parte de uno de los temas que no hace muchos meses debatimos en el
Parlamento como algo equivocado. Hoy los pescadores del Cantábrico son
los más acérrimos defensores de ese acuerdo y estamos exigiendo que la
otra parte lo cumpla porque nos interesa.

Cuando pasa el tiempo, vemos las cosas con perspectiva y las analizamos
en función de los intereses reales de nuestros pescadores y de nuestro
sector, creo que tenemos una visión totalmente distinta. En el calor, en
el fragor de la batalla, elevando mucho la temperatura --creo que hemos
hecho bien--, con el riesgo que tenía para quien les habla y para el
Gobierno el apuntar tan alto, hacia las 18.000 toneladas, cuando sabíamos
que no estaban conseguidas pero que era un elemento fundamental para la
negociación, el explicar estas cosas es difícil y asumo esa dificultad.

Pero prefiero asumir esa dificultad de explicarlo en lugar de que los
pescadores españoles tuvieran menos pesca. Por tanto, asumo ese riesgo de
jugar fuerte en los envites de negociación, sabiendo que luego me van a
pasar factura por no haber conseguido ese mínimo, pero creo que tengo más
cartas en la negociación y, si mi permite S. S., va incluido en mi sueldo
el quemarme en esta operación, siempre que se pueda conseguir más pesca
para los españoles con una negociación planteada quizá con una
agresividad y unos tomos tan separados que luego, cuando se encuentran
las posiciones equilibradas, son mejores para nuestros pescadores y para
nuestros intereses y seguramente peores para la capacidad de explicación
que el Ministro pueda tener en este momento.

Quiero recordar algunos datos que me parecen importantes para que los
tengamos «in mente». Una tonelada de fletán cuesta, aproximadamente,
400.000 pesetas, a fin de que haga usted las multiplicaciones adecuadas y
vea de lo que estamos hablando.




El señor VICEPRESIDENTE (Madrid López): Tiene la palabra la señora
Alemany.




La señora ALEMANY I ROCA: Señor Ministro, la información que me ha dado
ha sido más esclarecedora, pero en realidad estamos hablando de un
conflicto. Lo que nosotros quisiéramos es que se trabajara para intentar
evitar estos conflictos, y lo que ha ocurrido es que cuando ha llegado el
momento del conflicto es cuando hemos tenido que presentar nuestras
posiciones. Yo creo que todos conocíamos las dificultades que había y el
tema estaba hacía cuatro o cinco meses a punto de saltar. Por tanto, esto
tiene que servir de cara al futuro para que no se vuelva a repetir, señor
Ministro, porque su tarea es la de negociar, pero la nuestra es la de
vigilar, prepararnos y darle la fuerza suficiente para que los intereses
españoles en la Unión Europea sean respetados.




El señor VICEPRESIDENTE (Madrid López): Tiene la palabra el señor
Ministro.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Solana Madariaga): Quiero
agradecerle sus últimas palabras, que comparto totalmente.




El señor VICEPRESIDENTE (Madrid López): Por el Grupo de Izquierda
Unida-Iniciativa per Catalunya, tiene la palabra el señor Vázquez.




El señor VAZQUEZ ROMERO: Quiero aprovechar esta primera ocasión que se
presenta en sede parlamentaria para expresar como los demás grupos, mi
solidaridad personal y la de mi Grupo con el Grupo Popular y con su
Presidente, el señor Aznar, que en realidad es una expresión de
solidaridad con todos los grupos de la Cámara, es decir, con todos los
demócratas, ante hechos incalificables como el que tuvimos ocasión de
conocer ayer.

Entrando en el tema que nos ocupa, a estas alturas de la sesión, después
de darnos conferencias unos a otros, a lo que antes se hacía referencia,
casi todo ha sido tratado. Voy a intentar no entrar en aquello que ha
sido discutido ya reiteradamente.

Creo que los problemas de la pesca de nuestro país son muy anteriores al
problema actual del fletán con Canadá. Este tema concreto podía tener sus
antecedentes, como se ha señalado por diferentes intervinientes, en la
abstención del representante de la Unión Europea en la reunión de



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Halifax en la que, a instancias de los datos aportados por Canadá, se
consideran las 27.000 toneladas de fletán como el máximo aceptable de
pesca en función de la biomasa. A partir de este antecedente se inicia un
camino que previsiblemente iba a acabar como acabó.

Este acuerdo firmado por la Unión Europea y por Canadá, y ratificado por
España, desde nuestro punto de vista, como ha sido por otra parte
expresado por otros grupos, es inadmisible e incluso es expresión de una
debilidad que tiene repercusiones tanto en el plano económico como en el
plano político.

En el plano económico, no deberíamos olvidar, cuando hablamos de
competitividad de nuestra industria, que este sector al que hacemos
referencia, el sector de pesca de altura, el sector congelador, es
probablemente el sector más moderno de la economía gallega y, por tanto,
de la economía española, que representa una punta de lanza en la
incorporación de la innovación tecnológica en esta pesca industrial a
nivel mundial; es decir, es uno de los pocos sectores competitivos de
nuestra industria a nivel mundial y, repito, esto debería ser considerado
cuando estamos haciendo referencias continuamente a los problemas de la
competitividad de la industria española.

Este sector desde el año 1989 ha visto reducida su flota, a pesar de su
innovación tecnológica, prácticamente a la mitad. Ha pasado de 208 barcos
a 105, y ha sufrido, por tanto, un fuerte proceso de reconversión para el
conjunto de los caladeros. En el caladero NAFO, del que estamos hablando
toda la tarde, se encuentran actualmente un total de 88 barcos, aunque
únicamente faenan simultáneamente 21, como es conocido, que dan ocupación
directa en alta mar a alrededor de 1.350 personas y entre 7.500 y 8.000
trabajadores en tierra, y significa una facturación anual media alrededor
de los 22.000 millones de pesetas, que si la contrastamos con el conjunto
del PIB del Estado español es una cantidad pequeña, casi insignificante,
pero que en el contexto de la economía gallega, es decir, en una parte de
la economía española, sin duda no lo es, más bien todo lo contrario, es
una parte importante.

Siendo estas consideraciones de índole económica importantes, nos parece
que las de más entidad son las políticas. Yo haría mías, por lo que se
refiere a las consideraciones técnicas y políticas, las opiniones que ha
expresado el señor Gatzagaetxebarría por parte del Grupo Vasco, buen
conocedor de los problemas de pesca, y haría mías todas sus precisiones
en el ínterin que se ha producido en las negociaciones que nos han
llevado a la situación actual. Sin embargo, desde el plano estrictamente
político, yo creo que lo más grave de esta situación es que este Acuerdo
ha sido impuesto por Canadá de una forma absolutamente inadmisible en
función de la utilización de un método coactivo utilizado contra nuestros
barcos y basado en un acto clarísimo de violación del Derecho
internacional. Casi, haciendo un poco de broma, le diría que si tiene
ocasión de hablar con el señor Tobin, le llame usted señor Drake en vez
de señor Tobin porque su actitud y la actitud de su Gobierno ha sido
mucho más parecida a la de un pirata, un corsario, un filibustero, que a
la de un gobierno democrático del entorno --digamos-- civilizado y
desarrollado y además genera un gravísimo precedente para otros países
que pueden utilizar argumentos similares contra nuestra flota. Ha sido
citado el caso de Marruecos, en cuyo banco de pesca faenan alrededor de
seiscientos barcos españoles --gallegos, valencianos, andaluces-- que van
a estar expuestos posiblemente a acciones similares. En cualquier caso,
el pretexto canadiense ya les sirve a los marroquíes.

Nos gustaría que usted nos informara de en qué punto están esas
negociaciones, que sabemos que ahora mismo están paradas hasta la semana
próxima, cuando quedan prácticamente siete u ocho días para llegar a los
acuerdos que significan también muchísimo para esa parte importante de
nuestra flota. Es probable que, como decíamos antes, si comparamos el
volumen económico que mueve esa flota del banco marroquí con el PIB
español, sea una cantidad pequeña, pero, sin duda, para el sector es
fundamental, una cantidad tan fundamental que puede significar su
pervivencia o su final, la llegada al desguace, una vez más, de una parte
de nuestra flota pesquera.

Además, en el plano estrictamente político, la imagen que se ha dado a la
sociedad española de la posición de la Unión Europea, a través de las
actitudes que se han citado de Dinamarca o de Inglaterra, y el aparente
dejar a su suerte tanto a España como a Portugal, generan muy poca
afección a la idea que compartimos todos cuando hablamos de la Unión
Europea y todos nos consideramos europeístas. Es probable que si hoy
hiciéramos --y espero que no se haga-- una encuesta en nuestro país sobre
el sentimiento de afecto a lo que significa hoy la Unión Europea en
nuestro país, nos encontráramos con sorpresas desagradables. Creo que eso
tiene una importancia política enorme y que, además, esta insolidaridad
mostrada para con España y Portugal por parte de Dinamarca y de Gran
Bretaña pone bastante en cuestión lo que es el futuro de evolución
política de la Unión Europea, ya que, como hemos dicho en muchas
ocasiones, en aquellas cosas que son estrictamente mercado, más o menos
funciona, e irá marchando en los aspectos económicos y monetarios, pero
en todo lo que significa unidad política, unidad de la identidad europea,
no sólo está bastante parada, sino que en ocasiones como ésta da pasos
hacia detrás, al menos en la percepción ciudadana del avance del tema.

El que España haya firmado el Acuerdo y no lo haya hecho Portugal ya ha
sido debatido anteriormente. Yo no sé si el no haberlo firmado aumenta o
no la dignidad de Portugal, ni tampoco sé si el haberlo firmado disminuye
la nuestra. Lo que no me parece razonable es que si existía la
posibilidad, como así es, de que la Unión Europea dispusiera de al menos
tres meses para ratificar el Acuerdo de Halifax, que fijaba las 27.000
toneladas de captura en función de la biomasa, no se haya utilizado en
todo ese tiempo ningún instrumento diplomático, al menos no se ha
conocido, para haber modificado esa situación que claramente perjudica
los intereses de la flota pesquera española.

Se dice que la flota que está faenando en la zona NAFO es la que vino de
Namibia, y convendría aclarar quién financió los trabajos de prospección
en esa zona NAFO para encontrar a esas profundidades ese fletán. Ahora
que aparece como productivo y como económicamente rentable,



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otros se han apuntado a esa película haciendo que nuestra cuota de
captura disminuya. A mí me gustaría conocer quién financió los estudios
prospectivos para encontrar esos caladeros de fletán a esas
profundidades.

Se ha citado antes por su parte no haber considerado --si he entendido yo
bien-- la posibilidad de haber interpuesto un recurso ante el Tribunal de
Justicia de las Comunidades Europeas por el tema que nos ocupa. Yo no
acabo de entender esa razón y me gustaría alguna precisión por su parte,
porque otros países de nuestro entorno --Inglaterra en el conflicto con
Islandia que antes he citado-- sí recurrieron al Tribunal Internacional y
consiguieron cuotas en otras aguas, es decir, no volvieron a Islandia,
pero consiguieron cuotas en otras partes. O sea, es un recurso que se
podría utilizar.

En cualquier caso las contradicciones en que nuestra propia actividad ha
caído yo creo que son evidentes. El 3 de abril, hace unos días, se nos
decía que era intolerable lo que se nos presentaba y después se nos
pretende vender el acuerdo actual como un buen acuerdo. Yo entiendo que
usted tenga la obligación política de intentar vendernos, si me permite
la expresión, la moto de que este acuerdo es el mejor de los posibles,
pero ante la práctica unanimidad de todos los grupos políticos, excepto
el suyo, considerando este acuerdo como perjudicial para nuestros
intereses, y no sólo en el plano económico sino también en el plano
político como expresión de esa debilidad en el contexto de la Unión,
convendría revisar esos criterios.

Antes se ha citado la insidia --yo creo que ha sido utilizada esa
expresión-- de que la posición española respecto a la firma del acuerdo
tenga algo que ver con una especie de concesión alterna de la posibilidad
de faenar con barcos de otra nacionalidad o con bandera de conveniencia
--se ha citado el caso de Liberia--. Yo creo que en ningún caso debemos
aceptar esa posibilidad y debemos mantener los barcos bajo bandera
nacional, porque lo contrario significaría no solamente disminuir puestos
de trabajo, sino también disminuir la estructura empresarial e industrial
en nuestro país. Creo que ésa es una pésima solución.

También me gustaría que nos contara, señor Ministro, si el Gobierno tiene
previsto el inicio de negociaciones para la apertura de caladeros
alternativos como los que se han citado en Barents o en Groenlandia, o si
se piensa renegociar en aguas NAFO la captura de otras especies, algo que
se ha barajado en estos días.

Yo creo que usted presenta el acuerdo que nos ocupa como positivo por
tres razones fundamentalmente: porque significa cuotas estables y
permanentes --sin duda a la baja y disminuyendo nuestra capacidad de
pesca en la zona--; porque Canadá hace marcha atrás en un decreto del que
se había autodotado, violando o pasando por encima de cualquier norma de
derecho internacional, autoconcediéndose jurisdicción más allá de las 200
millas, generando Canadá, como ha sido citado, una infracción legislativa
y poniéndola después como contrapartida para conseguir, digamos, ventajas
en la negociación, algo que difícilmente tendría que haber sido tolerado;
y, en tercer lugar, porque se ha evitado la bipolarización o la
bilateralidad en el conflicto. Se ha evitado la bilateralidad en el
conflicto pero hasta cierto punto, porque todo el mundo sabemos que
España y Portugal significan, como usted ha dicho, el 90 por ciento
aproximadamente de la capacidad pesquera de la Unión Europea, y la
solidaridad mostrada por la Unión Europea para con España y Portugal en
este tema concreto no ha sido muy satisfactoria, es decir, la unidad de
acción de la Unión Europea no ha sido satisfactoria en absoluto y nos ha
generado esos problemas anteriores a los que me refería. El que la
conclusión del acuerdo signifique que Canadá va a poder pescar tres veces
más de lo que pescaba hasta el año pasado y que España va a pescar cinco
veces menos de lo que pescaba el año pasado es una realidad objetiva.

Será mejor eso que nada, probablemente, pero, en cualquier caso, no nos
puede parecer satisfactorio y seguimos considerando que es un acuerdo al
que deberíamos denunciar e intentar en lo posible renegociar, tratando de
defender mejor y con más firmeza los intereses españoles.

Usted en el tema de pesca se planteaba antes la reflexión de si nos
conviene estar en la política de pesca europea o no. Nos conviene estar,
cuando estemos, porque todavía no estamos --estaremos seguramente pero no
estamos todavía--, pero sería de desear que de la misma manera que otros
países nos piden solidaridad en temas que nos afectan más
tangencialmente, fuéramos capaces de exigir esa solidaridad con otros
países de la Unión Europea en temas que sí nos afectan más directamente.

He citado el caso de Inglaterra y de Dinamarca como expresión de lo que
digo.

En cualquier caso la razón final de la utilización de la fuerza física,
incluso militar, por parte de Canadá para conseguir ventaja en esta
negociación nos parece absolutamente intolerable y de ninguna manera
debería haber sido tolerable en los foros de negociación. Tendría que
haberse dado marcha atrás antes de sentarse a negociar ante cualquier
tipo de medida de ese estilo, que ha acabado dando la posibilidad a que
alguien --siguiendo el ejemplo-- pueda actuar de la misma manera contra
nuestra flota, y ya citaba anteriormente el caso de la flota en aguas de
Marruecos.

Espero que el señor Ministro me pueda responder a las cuestiones que le
he planteado y sigo considerando que usted tiene la obligación de
intentar hacer pasar este acuerdo como bueno, pero espero que usted
también sea sensible a la opinión de todos los grupos parlamentarios, ya
que ninguno lo podemos considerar como positivo sino al contrario, como
claudicante, humillante e inaceptable para nuestro país y para nuestros
intereses.




El señor VICEPRESIDENTE (Madrid López): Tiene la palabra el señor
Ministro de Asuntos Exteriores.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Solana Madariaga): Voy a tratar
de contestar a las preguntas y a alguna de las reflexiones que ha hecho
el Diputado señor Vázquez en nombre de Izquierda Unida.

Yo no he defendido el acuerdo con triunfalismo, nunca lo haría. ¿Por qué
lo digo? Porque cualquier acuerdo que se realice --y un acuerdo que tiene
que ser de estas características, en el que sabemos que a priori tenemos
que bajar



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nuestra capacidad de pesca-- nunca puede ser un acuerdo para venderlo con
triunfalismo ni para exigirlo con triunfalismo. Sí creo que es un
acuerdo, contrariamente a lo que algunos Diputados representantes de esta
Comisión creen, en el que cualquier mantenimiento de la objeción más allá
del tiempo que se ha mantenido entiendo que iría contra los intereses de
España. Lo entiendo así, y como así lo veo, así lo digo. Le diré más.

Dice S. S. que yo defendía lo que era intolerable hace unas semanas y hoy
es tolerable. Yo decía que era intolerable algo distinto de esto. Me
reitero una vez más. Recuérdelo S. S.

Tengo que recordar a S. S. que hemos pasado por parte de la Unión Europea
de 3.000 a 18.000 toneladas, por parte de Canadá a 10.000 toneladas, que
sube de 3.000 a 10.000, y nosotros bajamos al 50 por ciento y más o menos
hemos quedado un poquito por encima de la media. Por tanto no ha
cambiado, lo que yo decía que era intolerable sigue siendo intolerable y,
afortunadamente, no ha sido tolerado. Pero comprenda S. S. que en
política yo tendría que seguir diciendo que la negociación es intolerable
para luego moverme lo que me pueda mover. No voy a decir que es tolerable
lo que me puede decir el adversario en la negociación, lo que no quiero
escuchar, ni voy a debilitarme en mi posición. Desgraciadamente así
negociamos en la Unión Europea y seguramente en todos sitios, como dice
muy bien la Presidencia.

Voy a contestar a algunas de las cuestiones. Respecto al carácter
económico, usted dice bien, que estos barcos que han ido a NAFO venían de
otros sitios. Por lo tanto, no estaban allí; por lo tanto, tratar de
poner una regulación a este caladero no puede esgrimirse como elemento
básico para decir que la flota pesquera española se hunde. Vamos a ver si
somos capaces de entender estas cosas que yo creo que son muy
importantes. Señoría, 35.000 toneladas de captura no se podrían mantener
mucho tiempo. Por consiguiente, algunos de estos barcos tendrían que
empezar a pensar, con un poquito de planificación, en otros caladeros;
35.000 toneladas no se podían mantener, lo sabe muy bien su señoría. He
oído hablar muchas veces a S. S. en defensa del medio ambiente con gran
pasión. Le vuelvo a decir, señoría, una vez más que la solución del
problema de una parte de la flota española no puede ser pescar más de lo
que lógicamente se puede pescar de una manera continuada, porque 35.000
toneladas no se van a poder pescar durante muchos años, y cuando digo
muchos años digo dos o digo tres. Espero, señoría, que un día no me pida
que extraigamos más carbón de Hunosa para quemarlo en producción de
energía eléctrica que contamine con un nivel de CO2 imposible de asumir,
no me lo va a pedir. Esa no sería la forma de resolver el problema de los
mineros. La fórmula será hacer algo que sea compatible, además, con la no
contaminación del medio ambiente. Por tanto, cuando decimos que España es
un país desertizado por el mal hacer nuestro, tenemos que comprender muy
bien que hay otras formas de «desertización», entre comillas --en este
caso el mal conservacionismo del mar-- y tenemos que ser capaces de hacer
ese esfuerzo de comprensión, porque estoy seguro, señor Vázquez, que a su
hijo se lo dice y lo entiende mucho mejor que S. S. --no sé si mejor que
S. S.; aunque yo sé que su hijo es muy listo, no sé si lo va a entender
mejor que S. S.--. Tenemos que pensar en estas cosas también. Por tanto,
señorías, 35.000 toneladas no lo apuntamos como fecha de referencia.

Hemos tenido la suerte de pescar 35.000 toneladas durante tres años para
dar salida, temporalmente, a un problema de Namibia, pero no podemos
pensar que eso va a ser para siempre, no lo podíamos pensar. Por tanto,
insisto, tenemos que pensar sobre esa base, y sobre esa base teníamos que
encontrar la mejor forma para que, dentro de tres años, no tuviéramos que
salir de ese caladero de circunstancias muy malas. Si ese caladero, que,
insisto, es un caladero a caballo, se hubiera acabado, como dicen los
expertos científicos --dicen que con estas cuotas se podría acabar--
tendríamos una situación mucho más difícil en el futuro. Así pues, lo que
hemos hecho es tratar de conservar unas cuotas de producción de pesca que
nos permitan mantener la flota pesquera en esas aguas durante más tiempo
y pescando con una intensidad muy similar, y digo muy similar cuando es
mayor a aquella con la que estábamos pescando en los años 1990 y 1991. En
consecuencia, hay una parte de flota que no solamente va a ser la misma
que pescaba, consolidada para siempre, sino que va a haber una parte más
de flota: si antes pescábamos 5.000, ahora vamos a pescar 10.000.

Tengamos esto en cuenta a la hora de hacer el análisis.

Desde el punto de vista político, yo le diría que no creo que se pueda
argumentar --honestamente no lo creo-- que Canadá ha vencido
estrictamente por una posición de fuerza. Le vuelvo a decir que hay una
parte del acuerdo que tiene que ver con el control. Permítame que le
hable por un minuto sobre el control. En cuanto al control, Canadá no
consigue en este acuerdo lo que muy probablemente se apruebe dentro de
poco en Nueva York, lo que pasa es que tardará mucho tiempo en
implementarse y en convertirse en norma internacional, en el sentido de
que el pabellón que tiene la responsabilidad final sobre el control ¿es
el pabellón del barco o es el del Estado costero? A usted no se le oculta
que Canadá quiere que el control y la inspección se realice por el Estado
costero, y eso está ganando terreno. Ahora mismo, estando como está
negociándose este tema con Canadá, se ha conseguido en la Unión Europea
que el último en decidir no sea el Estado costero sino el Estado del
pabellón. Esto es muy importante, señoría, y eso no se consigue por no
negociar. Estas cosas que parecen menores son enormemente importantes
para la defensa de nuestros intereses, más importantes a medio y largo
plazo que el poder pescar equis toneladas más o equis toneladas menos,
que, como digo, es algo aleatorio que puede ser posible hoy y puede no
ser posible mañana.

Sobre la pregunta de si esto puede ser un precedente para Marruecos,
vuelvo a insistir una vez más, y me gustaría dejar muy claro, porque
tendremos que hablar de Marruecos en días sucesivos, que el problema con
Canadá nada tiene que ver, salvo que es sobre pesca, con el problema de
Marruecos. Ninguna acción, como S. S. pretendía decir, ningún acto ilegal
se puede producir en las aguas de Marruecos en el mismo sentido, porque
cuando estamos hablando de Canadá hablamos de aguas internacionales y
cuando hablamos de Marruecos no hablamos de aguas internacionales.




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Con mucha brutalidad le diré, señoría, que Marruecos tiene perfecto
derecho, desde la perspectiva internacional, a que no volvamos a pescar.

En estricto cumplimiento de la ley, tiene derecho, porque estamos
hablando ya de la parte sobrante que el Estado costero quiere dejar.

Estamos en una situación completamente distinta de la situación en que
estamos respecto a Canadá, en que estamos hablando de aguas
internacionales. Es verdad que Marruecos tiene que respetar relaciones
históricas, pero estamos hablando de sus aguas; en el caso de Canadá
estamos hablando de las aguas de todos, de las aguas internacionales.

La última reflexión que hago es sobre la imagen de la Unión Europea. Aquí
me gustaría pedirle su comprensión y su ayuda; su colaboración y su ayuda
--y cuando le voy a pedir su ayuda le ruego que me escuche; en lo demás
me da igual--, porque no podemos ni debemos jugar con la imagen de la
Unión Europea en España. Vuelvo a decir que a todos --me consta que
algunas personas de su Grupo Parlamentario no comparten esta idea--, a
España, le beneficia en mucho estar en la Unión Europea y ser un país con
sentimiento europeísta, no ingenuo, pero sí un sentimiento europeísta
profundo y serio, sí creo que interesa a España. Por tanto, no creo que
en estos momentos, al calor de este conflicto con la Unión Europea, que
no es un conflicto con la Unión Europea sino con Canadá, se deba tratar
de generar un clima de desasosiego o de despego de los valores o de los
intereses que podemos tener en la Unión Europea. Me gustaría que me
ayudaran en ese aspecto.

Sobre volver a repetir que queda un poco en el subconsciente de todos, y
en algunos casos en el consciente, que si hubiera sido otro país de la
Unión Europea el que hubiera peleado con Canadá las cosas hubiesen sido
de otra manera, yo quisiera sacarle de ese error, a usted y a todos los
que piensen eso. Le vuelvo a poner el ejemplo del GATT. En el GATT sí que
negociamos con una presión enorme. Estados Unidos mantenía la «súper
301», que le permite poner unilateralmente retorsiones, y el país de la
Unión Europea que en ese momento estaba peleando era Francia. Le quiero
decir que la negociación sobre el GATT se hizo con la 301 impuesta, con
la «súper 301», y los agricultores franceses no sacaron ni la mitad de lo
que pedían. Fue una negociación muy dura con Estados Unidos. Por tanto,
tratar de argumentar que el nivel del país, la riqueza del país... Claro
que tiene su peso, cómo no va a tenerlo, en ese tema y en todos, lo demás
sería decir una tontería, y, normalmente, ni S. S. ni yo decimos
tonterías; algunas decimos, pero no muchas. Eso es claramente así. Pero
no saquemos conclusiones que yo creo que son malas para nuestro país. A
veces nuestro país tiene un deseo ciclotímico de autoflagelarse que me
parece que no es razonable. Y aquí no vale decir que es el Gobierno, como
dicen algunos portavoces de distintos grupos parlamentarios, porque en
este tema, no se engañen señorías, no es el Gobierno de España sólo el
que negocia, la negociación la ejerce el Gobierno, pero el país es España
y todo el mundo sabe en la Unión Europea que está negociando el Gobierno
en nombre de España. No hay gobiernos débiles y gobiernos fuertes en la
Unión Europea, desde ese punto de vista. Por esa regla de tres, el
Gobierno británico sería un Gobierno absolutamente débil, puesto que se
encuentra en una situación muy mala, desde el punto de vista de su peso
parlamentario en este momento. Yo creo que eso no se sostiene y creo que
no debiéramos utilizarlo porque me parece que no conduce a nada, sólo a
generar, por parte de los responsables político de la soberanía popular,
un clima que, a mi juicio, no conduce a nada para defender los intereses
de España.

Me preguntaba S. S. quién había financiado los estudios prospectivos de
la pesquería. Los había financiado la Comisión Europea y España, y yo
creo que fue un éxito del que debemos estar satisfechos, puesto que
nuestros pescadores lo han aprovechado muy bien, y lo va a seguir
aprovechando.

Me preguntaba también sobre caladeros alternativos. Reitero lo que dijo
ayer el Ministro de Agricultura y Pesca, que es el que está trabajando en
ese tema. Por mi parte estoy colaborando todo lo que puedo para encontrar
soluciones a la pesca española.

Por último, he de decirles que aprecio y respeto a los pescadores
gallegos, ellos son a los que más respeto. Realmente, quienes merecen
respeto son los pescadores gallegos que, quizá, van a tener que tratar de
buscar otros caladeros, y los van a encontrar. Han tenido imaginación y
creatividad en la historia para encontrar muchos más caladeros. Ahora
bien, señoría, déjeme que le diga que no respeto igual a los que están
utilizando a los pescadores gallegos para otros fines. A ésos no los
respeto. A los pescadores gallegos, sí, los respeto y los he tenido en mi
mente durante todo el proceso de negociación.




El señor VICEPRESIDENTE (Madrid López): Tiene la palabra el señor
Vázquez.




El señor VAZQUEZ ROMERO: Por supuesto, no seré yo ni mi Grupo quien le
pida, ni a usted ni a nadie de su Gobierno ni de cualquier otro gobierno,
que esquilme caladeros o que utilice hasta la extenuación los recursos
naturales, sino más bien todo lo contrario, pero le repito que Canadá,
que no es precisamente un país muy conservacionista con el medio
ambiente, al contrario, es un país bastante depredador de su propio medio
ambiente, es el que aporta esos datos de esa biomasa en NAFO según los
cuales se permite la captura de 27.000 toneladas, cuando otros técnicos
hablan de 40.000, análisis que no aporta la Unión Europea, que no aporta
España; es un defecto que se ha señalado anteriormente y cuya crítica yo
comparto. Si el estudio de la biomasa en NAFO permite 27, 47, 50 ó 25, a
partir de la conservación de esa biomasa, utilicemos, pensando en el
futuro, las posibilidades actuales, pensando precisamente en esos
pescadores gallegos que a usted le preocupan y a mí también, pero no
aceptemos unos criterios supuestamente científicos por parte de un país
con intereses inmediatos en la zona y que, además, no se distingue por
ser un país conservacionista con el medio ambiente, sino más bien por
todo lo contrario, por ser un país bastante depredador.

Por otra parte, señor Ministro, en mi Grupo todo el mundo está de
acuerdo, el cien por cien de mi Grupo está



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de acuerdo en estar en la Unión Europea. Habrá diferencias en el cómo
estar en la Unión Europea, como supongo que las hay en todos los grupos
políticos cuyas personas piensen autónomamente y tengan diferentes
posiciones sobre temas de la entidad de este que nos ocupa, pero el cien
por cien de mi Grupo está por estar en la Unión Europea. Repito, la
diferencia o el matiz puede estar en el cómo estar, no en otra
consideración.

En cuanto a lo que se acabe aprobando en Naciones Unidas respecto al
derecho del mar, ya veremos qué es lo que se aprueba; ya veremos cuándo
se implementa todo eso y cuándo se convierte en leyes o en normativas de
derecho internacional que permitan su aplicación. En cualquier caso, lo
que hasta ahora tenemos, no del derecho del mar, sino de este acuerdo que
ustedes han firmado, yo sigo considerando --usted considera lo
contrario-- que es perjudicial para los intereses de nuestro país, para
los intereses de esos pescadores gallegos que a usted le preocupan y a mí
también.




El señor VICEPRESIDENTE (Madrid López): Señor Ministro.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Solana Madariaga): Muy
brevemente, señorías.

Parto de la base, como he dicho al inicio de mi intervención, que Canadá,
so capa de defender principios de conservación, ha sido un país
enormemente depredador, porque tiene que pescar seguramente y tiene que
interesarse más allá de las 200 millas, más allá de lo necesario dentro
de las 200 millas. Eso queda absolutamente claro. Lo he dicho yo al
inicio de mi intervención y comparto completamente su punto de vista. Yo
tengo el máximo respeto por su Grupo y por los miembros que lo componen y
no se tome a mal el que le diga eso, sino al contrario, como medida para
que reflexione y para que las tesis suyas y mías, que son más
preeuropeas, venzan en todos los sitios, porque creo que es bueno para
nuestro país.

Le diré que el tema del derecho del mar, señoría, lo he traído a colación
porque vengo de Nueva York, he visto lo que está pasando allí y estoy muy
preocupado, porque todo el derecho del mar está en cuestión en este caso,
espero que honestamente, desde perspectivas dobles, una,
conservacionista, y, otra, de mayor peso del Estado costero.

Desgraciadamente, a nosotros nos pasa que pescamos muy lejos, por tanto
siempre estaremos más cerca de otros Estados que del nuestro. Este tema
sí que tenemos que trabajarlo seriamente en los foros internacionales.

Nos va a pasar con países muy amigos porque este debate lo estamos
teniendo con Canadá, que es un país con el que tenemos muy buenas
relaciones, algunos Diputados estrechísimas relaciones, pero nos puede
pasar un día con un país realmente amigo con el que hayamos tenido que
estar en aventuras históricas juntos y no compartan nuestra tesis con
respecto a la pesca, y entonces tendremos situaciones más difíciles. Esto
es lo que quiero decir, que no está mal que nos vayamos cargando de doble
razón: primera, de que somos un país que pesca seriamente, y por tanto,
haber aceptado todo tipo de controles dentro de unos límites razonables,
yo creo que es bueno; segunda, saber claramente que tenemos que pensar en
cómo responder a dificultades que puedan venir en el futuro, y esto no
obedece nada más que a hacer una llamada a todos para que seamos capaces
de encontrar fórmulas en relación con la pesca, que es para nosotros un
ingrediente fundamental de nuestra actividad económica desde todos los
puntos de vista, desde el punto de vista económico estricto, desde el
punto de vista del empleo y desde el punto de vista social.




El señor VICEPRESIDENTE (Madrid López): Por el Grupo Socialista, tiene la
palabra el señor Costa.




El señor COSTA COSTA: Señor Presidente, señor Ministro, señoras y señores
Diputados y Senadores, permítanme mostrar también mi pesar, el pesar y la
condena de mi Grupo Parlamentario por el atentado sufrido ayer por el
señor Aznar, cosa que ya ha reiterado nuestro Grupo, pero que no está de
más volver a decir, y por los demás ciudadanos afectados por el mismo en
este momento.

A partir ahí, permítanme entrar en lo que es la cuestión de hoy con la
ventaja y los inconvenientes que tiene hablar el último, es decir, cuando
todo ya está dicho y todo está debatido. Como todo está dicho y está
debatido ya, me gustaría hacer algunas reflexiones que deberían servir
para que todos pensemos mejor lo que estamos haciendo en cada momento.

En primer lugar, me gustaría aclarar de qué estamos hablando. Estamos
hablando de la captura del fletán, que representa un 0,2 por ciento del
total de las capturas que realiza nuestra flota pesquera, cuya incidencia
sobre el producto interior bruto nacional es del 0,8. De eso es de lo que
estamos hablando. Y cuando digo esto no digo que tengamos que
menospreciar el hecho; no, no podemos menospreciar el hecho ni mucho
menos. Hay personas que se van a ver afectadas por el cese de una parte
de la actividad pesquera en esta zona y con las que naturalmente nos
queremos solidarizar; pero nos queremos solidarizar buscando respuestas a
sus necesidades, respuestas a su actual situación y no conduciéndoles a
una Itaca inalcanzable, empezando a hacer un discurso un tanto
dialéctico, pero que no tiene ningún contenido real, no da ninguna
solución real a sus problemas, no da esperanzas a estas personas que se
van a quedar sin un puesto de trabajo.

Por lo tanto, sabemos que estamos hablando de esto. Y hablando de esto y
de todo lo que ha pasado en los últimos días, me gustaría aclarar la
posición de mi Grupo en torno a tres temas: primero, pertenencia a la
Unión Europea; segundo, necesidad de la transparencia en toda la política
pesquera, y, tercero, el mantener una política de capturas sostenible. Y
voy a intentar explicar un poco cada uno de esos temas.

En el tema de la Unión Europea yo creo que nos hemos estado haciendo un
flaco favor entre todos. Hemos producido un debate artificial que no se
corresponde con la realidad de España en la Unión Europea. Hemos dicho
que España es un país al que no respeta la Unión Europea, que siempre
sale perjudicado por los acuerdos de la Unión Europea, y eso está calando
en la opinión pública y a mí



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me preocupa particularmente, así como a mi Grupo en general; otros grupos
dicen que también les preocupa, pero después su discurso no está muy en
consonancia con este hecho. Y me voy a explicar. Voy a leer textualmente
lo que dijo ayer un portavoz parlamentario aquí: «... ahora que está todo
arruinado, ahora que ya hemos conseguido un acuerdo nefasto... Así y
todo, vamos a tratar de plantear soluciones». Y continúa diciendo: «Hemos
matado vacas, hemos perdido cuota láctea, hemos cerrado astilleros, hemos
dejado de construir barcos, dejado viñedos, cepas, la siderurgia, el
sector del carbón, es decir, absolutamente todo. Ahora el pesquero
también.» Y le dice al Ministro compareciente: «A usted le da igual. Pero
es una pérdida permanente y un goteo permanente de puestos de trabajo a
cambio de subsidios de la Unión Europea que no le hacen falta a España.»
Y añade aquí la nota taquigráfica: Aplausos en los bancos del Grupo
Popular.

Pues permítanme decir que no estoy de acuerdo con esas afirmaciones, que
encuentro lamentables esas afirmaciones, que me parece que, en sede
parlamentaria, un Grupo que aspira a ser alternativa de Gobierno no puede
hacer este discurso y casarlo después con un proyecto europeísta en el
que están inmersos no sólo aquí en España, sino dentro del Partido
Popular Europeo. La traslación de esas contradicciones, que sólo
demuestran la falta de madurez política de un proyecto, transmitida
reiteradamente a la opinión pública y ante cada pequeño conflicto que va
surgiendo en alguna de las políticas sectoriales, y que es lo habitual en
la política nacional y en la política europea, la traslación de esos
conflictos, de esos inconvenientes, maximalizándolos cada vez que se
producen, hace un flaco favor al europeísmo, hace un flaco favor a
España, hace un flaco favor, por lo tanto, a los intereses de los
ciudadanos españoles.

Nadie del Grupo Popular salió felicitando al Gobierno, felicitándonos a
todos juntos, porque todos participamos por la integración de España en
la política común de pesca el 29 de diciembre, cuando compareció aquí el
Ministro para explicarla. Nadie habla de los hechos positivos que cada
día se han producido en los últimos años en la economía española, en la
renta «per capita» de los españoles, de los ciudadanos de España, como
consecuencia de nuestra integración europea. Eso sí, cada vez que hay un
elemento negativo, no para negociar mejor sino para esgrimirlo
políticamente en el interior, se maximaliza y se está haciendo un daño
tremendo, entiendo yo, a la idea de Europa. Permítanme que no comparta,
en absoluto, esta postura; que me aleje de estas posturas y que, desde mi
Grupo, les pueda pedir que reflexionen sobre las posturas que adoptan en
cada momento.

El segundo punto tiene que ver con la percepción y la realidad. Con la
percepción pasa a veces como con los árboles, que no nos dejan ver el
bosque. A veces la percepción de un problema real pero limitado no nos
deja ver el interés del conjunto de la política de pesca de España. Desde
el Grupo que apoya al Gobierno permítanme les diga que desde que estamos
en el Gobierno se ha mantenido el nivel de capturas, se ha mantenido la
productividad de la flota española y, además, se ha producido una
diversificación y una reorientación importantes en la política de pesca.

Por tanto, juzguemos las cosas con un poco más de globalidad, no hagamos
de una pequeña parte un todo.

Para que esto sea posible en el futuro tenemos que dotar a la política de
pesca española y a la política de pesca europea de la máxima
transparencia. ¿Y por qué entiende mi Grupo Parlamentario que se debe
producir esto? Porque la mayor parte de las capturas de la flota española
se producen en aguas internacionales o mediante convenios internaciones
con otros países; convenios, naturalmente, ya de la Unión Europea. Cuanta
más transparencia, más credibilidad; cuanto más rigor en nuestras
políticas, más posibilidad de acordar con otros gobiernos. No nos dejemos
llevar por el ánimo repentino, sin un horizonte de futuro; pensemos a
medio y a largo plazo; pensemos en lo que sería el tercer elemento de una
política de pesca, que es una política de capturas sostenible. En esto no
hago sino coincidir con lo que han venido expresando tanto el Ministro de
Agricultura ayer, como el Ministro de Asuntos Exteriores hoy, en esta
comparecencia.

El interés nacional no está en conseguir una victoria que pueda durar
unos meses o un año, está en garantizar la continuidad, la estabilidad y
la seguridad de los pescadores españoles a medio y a largo plazo; está en
garantizar la viabilidad del sector. Ahí está, de verdad, el interés de
la política española y en esto se está trabajando seriamente y con
cifras, con la realidad, por lo que ningún grupo lo puede desmentir. Si
nos vamos al terreno de las opiniones, al terreno de las percepciones, a
lo inmediato, tal vez alguien pueda decir algo, pero con los datos en la
mano, con la realidad a la vista es difícil desmentir esta realidad.

Dentro de esa realidad nos encontramos con este conflicto que representa
lo que he citado al principio, es decir, el 0,2 por ciento del total de
capturas de la flota española, el 0,8 por ciento del PIB. España se
encuentra en una negociación --España con la Unión Europea--, en la NAFO,
donde se fijan unas posibilidades de captura de 27.000 toneladas y se
hace con unos informes que podemos poner en cuestión pero que son los que
había en aquel momento. Por cierto, creo que el Parlamento Europeo ha
pedido nuevos informes de la Unión Europea para que esta cuota que se ha
dado para el año 1995 sea revisable. No son revisables los porcentajes
pero sí la cuota de capturas, y la cuota de capturas, en base a esos
nuevos informes, podría variar (y no tiene por qué variar necesariamente
a la baja) si las afirmaciones que se hacen permanentemente son que
efectivamente hay posibilidades de seguir capturando más toneladas en
esta zona, sin que se perjudique por ello la política de capturas
sostenible en el tiempo.

En esa negociación, cuyas toneladas de extracción media todos los
portavoces conocen y yo no voy a repetir (es una zona en la que España
pesca desde 1987 y empieza a capturar cifras realmente importantes en
1992), garantizamos nuestra presencia con una cuota de capturas que me
parece es la posible en estos momentos, la posible en la negociación y,
por tanto, la que tendremos que defender entre todos, la que tendremos
que explicar al sector a los pescadores afectados, diciendo que al final
de la negociación ésta ha sido la única posibilidad que ha habido y que
no es una mala posibilidad, que es mejor la regulación de una



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pesquería a medio y a largo plazo que no la esquilmación que ya han
sufrido el 70 por ciento de las pesquerías a nivel mundial. Habrá que
explicar las cosas con esa claridad y rotundidad, y estoy convencido de
que dicho así los ciudadanos lo entienden perfectamente. Claro que hay
gente que quiere el interés inmediato, claro que hay intereses económicos
que se quieren beneficiar inmediatamente de esas capturas, y eso es
legítimo; lo que no es tan razonable es que desde lo público se amparen
esas actitudes que pueden ser pan para hoy y hambre para mañana.

En esas condiciones, como decía, se negocia el acuerdo, un acuerdo que se
estructura en tres partes; la restitución de la legalidad vulnerada, que
se consigue plenamente, falta derogar la ley pero está recurrida al
Tribunal de La Haya por parte del Gobierno español; la fijación de las
posibilidades de pesca, que se establece en un TAC de 27.000 toneladas,
que una vez aportados los estudios científicos puede ser modificado este
TAC que no el porcentaje de capturas; y, en tercer lugar, la puesta en
práctica de un sistema reforzado para asegurar el respeto y cumplimiento
de las medidas de conservación y control, que entra plenamente dentro de
lo que debería ser interés de la política española de pesca, el mayor
interés.

Permítanme añadir que dentro de esa tormenta demagógica, imprecisa de
percepciones y no de realidades se une todo. He oído al portavoz de un
grupo importante afirmar en el Pleno de la Cámara que no se podía ceder
ni una tonelada de las capturas que se están realizando en estos momentos
en las aguas de otro país; en las aguas de otro país --repito--, ni
siquiera en aguas internacionales. Señorías, me gustaría ver al portavoz
de este grupo alguna vez gobernando este país para ver qué haría con el
país. (Risas.) Seguramente no me gustaría, pero sería curioso ver lo que
pasa con estas ideas porque no son sostenibles, no son sostenibles.

Simplemente se confunde a los ciudadanos y se hace demagogia con los
problemas reales que algunos ciudadanos sufren para llevar el agua a su
molino.

No voy a añadir mucho más. Tan sólo agradecerle, señor ministro, la
atención que ha prestado a esta Comisión, su paciencia para contestar
reiteradamente a las mismas preguntas, pedirle que siga en el esfuerzo de
conseguir lo posible para nuestro país en la Unión Europea y que se
mantenga dentro de esas actividades la responsabilidad de que nuestros
pescadores sigan teniendo lugares donde pescar, sigan pudiendo mantener
sus capturas.




El señor VICEPRESIDENTE (Madrid López): El señor Ministro tiene la
palabra.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Solana Madariaga): Voy a ser muy
breve, señor Presidente.

Quiero agradecer al portavoz del Grupo Parlamentario Socialista el apoyo
a los planteamientos que el Gobierno ha hecho y subrayar que los tres
aspectos básicos que él ha planteado, los temas relativos a la
pertenencia y al clima que se puede generar de percepción en relación con
la Unión Europea, me parece que son muy importantes y creo que en el
fondo todos estaríamos de acuerdo en ello. Otra cosa es que ese acuerdo
de fondo lo hagamos patente todos los días en nuestras propias
declaraciones y en nuestra propia actitud.

En segundo lugar, el tema de la transparencia también me parece
fundamental, porque tenemos que ser un país que dé credibilidad a lo que
se hace desde el punto de vista pesquero, porque nos interesa más que a
otros, puesto que tenemos que vivir nuestra pesca en aguas
internacionales. Por tanto, la confianza que se pueda tener en lo que
hacemos debe ser fundamental en estos momentos que existen turbulencias
pesqueras, y nunca mejor dicho lo de las turbulencias hablando de los
mares del Norte.

Por fin, sobre las capturas obtenidas, totalmente de acuerdo. Creo que
hay que tener un punto de vista del desarrollo sostenible en todas sus
manifestaciones; manifestaciones de nuestras tierras, de nuestros árboles
y, por qué no decirlo, también de los mares, que son de todos. Por tanto,
acuerdo hay en esos tres puntos del planteamiento del grupo
parlamentario, que aprecio muchísimo.

Nada más, señorías. Ya somos pocos, de los que quedamos, la mayoría, por
cierto, son senadores y también diputados. Sólo decirles que, desde mi
punto de vista, hemos tenido una sesión enormemente rica, enormemente
significativa para comprender estos problemas. Si me permiten que me
ponga una medalla muy pequeñita, dudo mucho que en otros parlamentos el
Ministro de Asuntos Exteriores aguante un debate técnico sobre pesca con
estas dimensiones. (El señor Rupérez Rubio pide la palabra.)



El señor VICEPRESIDENTE (Madrid López): Señor Rupérez, no me complique la
vida, no me pida la palabra.




El señor RUPEREZ RUBIO: Le puedo asegurar, señor Presidente, que voy a
ser brevísimo.




El señor VICEPRESIDENTE (Madrid López): Creo que ya no funciona la
megafonía, señor Rupérez. ¿Para qué solicita la palabra?



El señor RUPEREZ RUBIO: Para dos cosas: un turno de alusiones y un turno
de agradecimientos.




El señor VICEPRESIDENTE (Madrid López): Utilice primero el de alusiones,
que será más duro, supongo. (Risas.)



El señor RUPEREZ RUBIO: Brevísimamente, señor Presidente.

Quería hacerle una pequeña consideración amistosa al señor Costa. No es
la primera vez que se la hago a un portavoz socialista, pero es para
recordarle que yo no soy el compareciente, que el compareciente es el
señor Ministro de Asuntos Exteriores. Como habrán visto, parte de su
intervención ha estado dedicada a mi grupo y a algunas cosas que
portavoces de mi grupo han dicho ayer mismo.

Quería referirme a uno de los aspectos que me parece importante y no es
que los demás no me lo parezcan, pero creo que pueden quedar orillados en
este momento. Cuando el señor Fernández de Mesa efectuó ayer las
alusiones



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a que el señor Costa se ha referido, estaba pensando en el Gobierno
español, no estaba pensando en la Unión Europea, y cuando hacía una
acumulación que podía parecer en cierto sentido catastrofista de
determinados errores, no estaba pensando en la Unión Europea sino en las
carencias del Gobierno español dentro de la Unión Europea. Ya lo he dicho
al principio y lo sigo diciendo con toda la autoridad que me da, en este
momento y en otras oportunidades, ser portavoz de este grupo. Este grupo
tiene una visión muy clara de lo que es el europeísmo patriótico y
crítico y nunca abandonaremos esa noción hispánica europeísta.

El turno de agradecimiento obligado está dirigido a todos los grupos que
han tenido a bien manifestar su solidaridad por el incalificable atentado
que ayer sufrió el Presidente de nuestro Partido y miembro de esta Cámara
José María Aznar. Les quiero decir que, más allá o más acá de las
divergencias elementales que se producen en esta Cámara como reflejo de
la democracia, esas palabras, que nosotros recibimos de corazón y con
afecto, significan algo mucho más importante que las divergencias, y es
que todos los que estamos aquí creemos en una noción de la democracia y
de la libertad de los españoles absolutamente inseparable de la paz y
libertad de todos. De manera que a todos, y a usted mismo por su
generosidad, muchas gracias, señor Presidente. (El señor Costa Costa pide
la palabra.)



El señor VICEPRESIDENTE (Madrid López): Muchas gracias. Recogidas están
sus palabras.

Señor Costa, ¿sabe usted que sobre las alusiones no hay debate? ¿Es para
agradecimiento? (Risas.)



El señor COSTA COSTA: No, es para aclaraciones.




El señor VICEPRESIDENTE (Madrid López): ¿Para aclaraciones?



El señor COSTA COSTA: Sí, para aclaraciones.




El señor VICEPRESIDENTE (Madrid López): Le voy a dar la palabra para
aclaraciones, pero sepa usted que los que hemos quedado somos los más
listos de la clase. (Risas.)



El señor COSTA COSTA: Tendré eso en cuenta, señor Presidente.

He pedido la palabra simplemente para manifestarle al señor Rupérez que
la calificación la ha dado él. Yo no he usado la palabra catastrofista,
aunque me no parece. Fíjese bien en lo que dice: hemos matado vacas,
hemos perdido cuotas lácteas, hemos cerrado astilleros, hemos dejado de
construir barcos, dejado viñedos, cepas, la siderurgia, el sector del
carbón, es decir, absolutamente todo, ahora el pesquero también; ha
habido pérdida de trabajo y, además, queremos subsidios de la Unión
Europea, que a España no le hacen falta.

Le quiero aclarar simplemente que ésta no puede ser una crítica sólo al
Gobierno español; ésas son políticas comunitarias todas ellas, por tanto,
competencia plena de la Unión Europea. No se trata de querer ahora
interpretar o no, es que son políticas comunitarias y, por tanto, una
critica catastrofista, demoledora, a la Unión Europea.




El señor VICEPRESIDENTE (Madrid López): Creo que esta sesión debe acabar
con esa actitud de solidaridad expresada por todos los grupos y por mí
personalmente, a los que han tenido la amabilidad --Senadores y
Diputados--, de estar hasta última hora en esta reunión. Agradezco su
presencia y de manera especial la del señor Ministro que con esa enorme
tenacidad sabe tener esa capacidad de ubicuidad que deseamos para todos.

Se levanta la sesión.




Eran las ocho y veinte minutos de la tarde.