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DS. Cortes Generales, Comisiones Mixtas, núm. 61, de 14/12/1994
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DIARIO DE SESIONES DE LAS
CORTES GENERALES
COMISIONES MIXTAS
Año 1994 V Legislatura Núm. 61
DE LOS DERECHOS DE LA MUJER
PRESIDENTA: DOÑA MARTIRIO TESORO AMATE
Sesión núm. 10
celebrada el miércoles, 14 de diciembre de 1994,
en el Palacio del Senado



ORDEN DEL DIA:



Comparecencia de la Secretaria de Estado de Asuntos Penitenciarios Excma.

Sra. doña Paz Fernández Felgueroso, a petición del Grupo Parlamentario
Popular en el Congreso, para informar sobre la situación de las mujeres
reclusas, especialmente de las que tienen hijos a su cargo en las
cárceles. (Número de expediente 713/000178.)



Se abre la sesión a las doce horas y cinco minutos.




La señora PRESIDENTA: Señoras Diputadas y Senadoras, señores Diputados y
Senadores, se abre la sesión.

Hoy comparece ante la Comisión Mixta Congreso-Senado de los derechos de
la mujer la Secretaria de Estado de Asuntos Penitenciarios, doña Paz
Fernández Felgueroso, a petición del Grupo Popular. El motivo de la esta
comparecencia es explicarnos la situación de las mujeres en las prisiones
y, sobre todo, la incidencia de las mujeres presas que tienen con ellas a
sus niños.

Tengo que decir, para las personas que están aquí que no lo sepan, que
previamente a esta comparecencia, la Secretaria de Estado me invitó a que
visitáramos algunas prisiones donde hay programas para mujeres presas y
en concreto para mujeres que permanecen en la cárcel con sus niños, y una
delegación de esta Comisión se ha desplazado el lunes día 12 a Alcalá de
Guadaira, el martes día 13 a Carabanchel-mujeres, donde hemos sido
recibidas por las Directoras



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de los centros y hemos visto los planes de trabajo que tienen, los
centros de trabajo, los programas, todas las iniciativas que hay, y han
contestado a todas nuestras preguntas. Los miembros de la Comisión
tendrán unas carpetas con la documentación que yo prometí facilitar, el
Informe del Defensor del Pueblo con respecto al tema que nos ocupa, la
Resolución del Fiscal General del Estado, los datos sobre las mujeres en
prisión, y luego un informe que agradecemos la rapidez en hacerlo de la
Letrada que nos acompañó en esta Delegación, sobre las visitas que hemos
realizado, que no es un acta de una Comisión sino recoger lo que fueron
las inquietudes nuestras, lo que les preguntamos y lo que allí vimos.

Antes de darle la palabra a la Secretaria de Estado y agradecerle la
prontitud en comparecer y las facilidades que nos ha dado para que
accedamos a visitar esas prisiones, querría someter a la consideración de
los miembros de la Comisión las actas que tenemos pendientes de
anteriores sesiones que están ya repartidas y que supongo que las
conocerán sus señorías. ¿Se aprueban? (Asentimiento.) Pues así se
declara.

Agradeciendo la presencia de la Secretaria de Estado, sin más tiene la
palabra la señora Fernández Felgueroso.




La señora SECRETARIA DE ESTADO DE ASUNTOS PENITENCIARIOS (Fernández
Felgueroso): Muchas gracias, Presidenta, y muchas gracias a la Comisión
por ofrecerme esta oportunidad de explicarles esta cuestión de las
mujeres en prisión, y muy especialmente de las mujeres con niños en su
compañía que, por lo que luego voy a relatar, es una cuestión que
preocupa especialmente, como antes comentaba, a la Secretaría de Estado
de Asuntos Penitenciarios.

También quiero agradecer a los miembros de la Comisión que nos hayan
honrado con su visita y permitirnos enseñar «in situ» lo que son dos
prisiones en las que hay concentrado un número importante de madres y de
los niños que las acompañan. Por tanto, señora Presidenta, quería dejar
constancia de ese doble agradecimiento por la petición de comparecencia y
también por esa visita que, no solamente es significativa e importante
para que las Senadoras y las Diputadas tengan directamente conocimiento
de cómo se desarrolla la vida de las mujeres en prisión, sino que también
es importante para las reclusas que una Comisión de las Cámaras
legislativas que se ocupa de los derechos de la mujer haya tenido la idea
de visitarlas y contactar con ellas y sus problemas. Por todo ello,
muchas gracias.

Quería centrar mi intervención en este primer espacio de que dispongo,
para la que no sé si tengo un tiempo reglado que rogaría que me
indicasen, en hacer un breve bosquejo de la situación de las mujeres
reclusas en cifras y porcentajes, aunque sé que sus señorías tienen una
parte de esta información; también en describir las características
sociosanitarias de las mujeres en prisión, porque son ligeramente
diferentes que las de los varones; dedicarle después un espacio más
detallado a los niños en prisión con sus madres, haciendo referencia a
los acuerdos internacionales, a lo que está previsto respecto de esta
cuestión de la Ley y el Reglamento Penitenciario, y también a hacer por
mi parte un comentario de esta Circular de la Fiscalía que ha mencionado
con anterioridad la Presidenta, y a ofrecer unos datos y cifras de estas
madres con niños en prisión y compararlos, aunque desgraciadamente esta
comparación no puede ser muy amplia, porque no es muy costoso recabar y
obtener cifras internacionales, pero en la medida en que tenemos alguna,
poner de manifiesto o comparar las cifras de niños en prisiones españolas
y de niños en prisiones, al menos, europeas. Después querría también
enumerar a sus señorías la importante cantidad de instituciones,
Comunidades Autónomas, Ayuntamientos, ONGs, la variada gama de
instituciones que hoy día colaboran con Asuntos Penitenciarios, con el
conjunto de centros penitenciarios de la nación, cuestión que a mí me
parece de especial relevancia porque personalmente creo, y los equipos
multidisciplinares y el equipo de Instituciones Penitenciarias entienden,
que no es posible hablar de reinserción social, propiciando que la gente
no vuelva a delinquir, si la prisión durante el tiempo que las personas
pasan apartadas de la libertad está absolutamente cerrada y bloqueada a
la sociedad. Si la prisión no tiene contacto con la sociedad y la
sociedad no tiene contacto con la prisión, yo creo que cualquier esfuerzo
resulta fallido en esa incorporación, que es el objetivo esencial y
final, tanto porque así lo demanda la Constitución española como porque
nuestra norma máxima en Instituciones Penitenciarias o en el ambiente
penitenciario, que es la Ley General Penitenciaria y su Reglamento, así
lo formulan. Y finalmente, quiero darles una pincelada de un proyecto de
un módulo familiar que experimentalmente vamos a desarrollar en la
prisión de Aranjuez y cuya construcción se iniciará a principios del año
1995. Por tanto, éste es el guión de lo que querría transmitir a esta
Comisión.

En ese breve bosquejo que anunciaba como dato inicial es preciso dejar
constancia ante la Comisión de que el número de mujeres reclusas se ha
incrementado en los diez últimos años mucho más rápidamente que el de
varones. Es sabido por todos la alta tasa de crecimiento, este año con
una cierta desaceleración, de la población penitenciaria española en su
conjunto. Pues bien, todavía sobre ese alto crecimiento el de las mujeres
podríamos decir que es un crecimiento exponencial. Entre 1980 y 1994 el
número de mujeres presas se ha multiplicado por ocho pasando de 487 a
3.997. Si en 1990 había una mujer por cada 29 varones en prisión,
actualmente hay una por cada nueve varones. Este rápido incremento de
población penitenciaria femenina ha provocado, como no podía ser menos,
el deterioro y desfase de las instalaciones y, si bien desde el año 1989
se han inaugurado tres prisiones para mujeres --la de Avila, la de Alcalá
de Guadaira y Mujeres-Carabanchel, que no es una prisión nueva, pero que
sustituyó a la antigua prisión de Yeserías y por eso la cito en este
grupo-- y se han creado módulos de mujeres en todas las prisiones nuevas,
en Navalcarnero, en Valencia, Villabona, hasta tanto no finalice el Plan
de nuevos centros penitenciarios, que terminará en 1997-98, la situación
de este colectivo, simplificando mucho la cuestión, es de ubicación en
espacios claramente insuficientes en los centros antiguos, celdas



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colectivas, sobreocupación en algunos de ellos, masificación en otros,
manifiesta insuficiencia de los espacios destinados a actividades
educativas, formativas, laborales y deportivas.

Como sus señorías conocerán, pero yo creo que no es malo recordarlo en
esta sesión, los últimos informes del Defensor del Pueblo recogen
textualmente que, a pesar de los esfuerzos realizados por la
Administración Penitenciaria, este factor de crecimiento de la población
reclusa en el montante y en las cifras que he tenido ocasión de
comentarles, junto con la existencia todavía de algunos departamentos de
mujeres de reducidas dimensiones en las cárceles de hombres, da lugar a
que en algunos de ellos las mujeres soporten, dice el Defensor, unas
difíciles condiciones de masificación que, por un lado, impiden la
posibilidad de mantener unos adecuados niveles de higiene y limpieza y
por otro dificultan una correcta separación y clasificación de las
internas, lo que a su vez no sólo incide negativamente en la aplicación
del tratamiento penitenciario sino que también en la vida cotidiana de
estos departamentos puede generar problemas de convivencia. Textualmente
el informe sigue relatando que «durante las visitas a los centros se ha
podido observar una severa carencia de espacio que determina unas
inadecuadas condiciones higiénicas en los departamentos de mujeres de
Badajoz, Cuenca, León y el Departamento de Madres en Alicante». Aquí
describe las condiciones, ciertamente penosas, no puedo llamarlas de otra
manera, que tiene este departamento de Alicante, y sigue señalando el
informe del Defensor y sintetizando, que persisten todavía dormitorios
colectivos obligados en los departamentos de Cuenca y León; que la
clasificación y separación de las internas es deficiente en Alicante, en
Almería, en Badajoz, en Cuenca, en León, en Madrid-4, que es
Navalcarnero, Villabona y Puerto de Santa María, y que las actividades
laborales, ocupacionales y educativas son muy escasas en los
departamentos de Badajoz, Madrid-4, Valladolid, Villabona y Puerto de
Santa María-2. A la vista de lo expuesto y otra serie de consideraciones
que no leo para no hacer demasiado extensa esta información, el Defensor
explicita que recomienda a la Administración penitenciaria que continúe
el esfuerzo ya iniciado en orden a la supresión de los departamentos de
mujeres en cárceles de hombres y crear en su lugar módulos de mujeres que
puedan integrarse plenamente en el normal funcionamiento de la vida de
los centros y que permitan unas adecuadas condiciones de habitabilidad e
higiene; la aplicación de un eficaz tratamiento y prestar una especial
atención a las mujeres jóvenes y en todo caso acabar con el aislamiento
que sufren las mujeres en aquellos departamentos en relación con los
presos del mismo centro.

Esto, por tanto, es un bosquejo de esa situación general con algunas
particularidades en que se encuentran las mujeres en las prisiones
españolas.

Como ustedes entenderán, me estoy refiriendo todo el tiempo a las
prisiones que están bajo la Administración central del Estado y, por
tanto, en estas cifras y en estos datos no están incluidas las mujeres
que están en las prisiones catalanas, única Comunidad Autónoma que, como
ustedes saben, tiene asumidas las competencias en materia penitenciaria.

Y recordando algunos datos más significativos sobre las mujeres reclusas
que, aunque parte de ellos ustedes los tienen, yo antes dije que quería
reiterarlos, al menos en las grandes cifras, tenemos que la población de
las mujeres --voy a dar los años como ha ido creciendo-- de 1980 a 1994
ha pasado de 480 a 3.997, y el incremento ha sido: en el año 1980, 487;
en 1981, 632; en 1982, 688; en 1983, 480; en 1984, 501, y aquí empieza a
concentrarse, 784 en 1985; 1.035 en 1986; 1.233 en 1987; 1.581 en 1988;
1.930 en 1989; 2.179 en 1990; 2.603 en 1991; 3.164 en 1992, y 3.667 en
1993. Lo que hace que en 1994 --tengan en cuenta que estas cifras van
variando continuamente, es decir, lo que hoy tenemos no lo tenemos
mañana-- tenemos 3.997 a fecha del mes de octubre.

Es preciso hacer hincapié en dónde están concentradas especialmente las
mujeres según delito para compararlo con los varones, y si tenemos que
los varones están especialmente concentrados en un 47,74 en delitos
contra la propiedad, las mujeres lo están en un 30,91 y, por el
contrario, las mujeres en delitos contra la salud pública están en un
54,66, mientras los varones lo están en un 29,66. Por otra parte, en
delitos contra las personas las mujeres están en un porcentaje casi de la
mitad de los hombres: 8,59 para los hombres y 4,31 para las mujeres. Eso
se entenderá por qué también, como más adelante tendremos ocasión de
comentar, en las prisiones de mujeres hay mucha menos violencia y menos
agresividad porque, generalmente, hay un porcentaje muy pequeño de
condenadas por delitos contra las personas. En delitos contra la
propiedad, como decía, y en el resto de los delitos, ya la cuestión no
tiene mucho sentido.

Otra cifra a recordar es que la reincidencia, por ahora --por ahora,
digo, porque las mujeres han entrado en el sistema más tarde que los
varones--, hay una reincidencia superior en los varones el 55,18 y una
reincidencia inferior, que está en el 42,56 para las mujeres; en todo
caso, como verán ustedes, muy alto también.

Antes les decía que quería darles una visión general, pero lo haré al
final, después de comentar otras cifras.

Como decíamos, recapitulando, entre el año 1980 y el 1994 y pasando de
487 a 3.997, el incremento de la población penitenciaria femenina
representa a lo largo de estos catorce años un 800 por ciento. El tipo
más frecuente, ya lo hemos dicho, es contra la salud pública, y hay menor
reincidencia. Hay otro porcentaje que también es significativo: el 16,9
por ciento de los casos son mujeres extranjeras, mayoritariamente
sudamericanas en un 10 por ciento, seguidas de las europeas en un 3,8 por
ciento y de las africanas en un 2,8 por ciento. Entre las españolas, la
mayor parte residen en grandes ciudades: Madrid, Bilbao, Zaragoza,
Valencia, Sevilla. Por Comunidades Autónomas es Andalucía la que cuenta
con mayor número de mujeres reclusas que tenían niños en su última
residencia, seguidas de Madrid y Valencia.

La mayoría de la población penitenciaria femenina cuenta entre 21 y 35
años de edad, siendo la edad media 32 años. La sobreocupación es el
principal problema en este momento del sistema penitenciario y el
hacinamiento de otros supuestos. Hablamos de sobreocupación cuando, por



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ejemplo, en centros nuevos, cuya finalidad es tener un recluso por celda,
estamos teniendo que incorporar a dos reclusos por celda, e incluso en
los de próxima nueva creación habrá que hacerlos, porque, por desgracia,
el sistema penitenciario no es una cadena hotelera en la que se puede
poner el cartel de «completo», sino que los ingresos se hacen
judicialmente y tenemos que aceptar cuantas personas se incorporan
forzadamente al sistema. La sobreocupación en los departamentos y módulos
de mujeres es tomando como índice 100, 175 internas por 100, y
considerando este desiderátum de una persona por celda, cuando lo es,
como media, 159 para los varones. Es decir, que si mal están los varones
en este momento, en peores condiciones están las mujeres, si bien, a
pesar de esas cifras de sobreocupación, en los centros exclusivamente de
mujeres --Alcalá de Guadaira, Avila y Madrid-Carabanchel-- la
sobreocupación es menor a la media de los centros de hombres. Es decir,
por una parte sobreocupación como media general, pero en estas especiales
de mujeres hay una ligerísima mejor situación que en el conjunto de los
hombres. Destacan como departamentos especialmente sobreocupados los que
señalaba antes el informe del Defensor: Alicante, Almería, Arrecife de
Lanzarote, Ibiza, La Coruña, Las Palmas de Gran Canaria, León, Murcia,
Palma de Mallorca, Santander y Sevilla-2. En todos estos casos está
prevista la inauguración de una nueva prisión en los tres próximos años
en desarrollo del Plan de Construcción de Centros Penitenciarios.

Un dato que parece sorprendente pero que, sin duda, sus señorías, al
menos la Comisión que visitó las dos prisiones lo entenderá
perfectamente, o lo entendería si recorriese una prisión masculina y una
prisión femenina, es lo que la actividad de las mujeres en prisión es
mayor que la de los varones, son mucho más participativas. Así, la
participación en actividades --lo que es muy importante con vistas a la
reinserción y el aprovechamiento de este paréntesis que supone en la vida
de un ser humano un ingreso en prisión-- la participación, digo, en
actividades educativas es doble en términos porcentuales, 44 frente a 22
por ciento, si bien es de destacar la altísima tasa de analfabetas, 22
por ciento, frente a un 7,4 por ciento que se da entre los hombres del
sistema penitenciario. También es mayor la participación en educación
primaria y prácticamente igual en bachillerato y estudios universitarios.

La participación en talleres productivos y de formación profesional
también es mayor. En talleres productivos es doble la participación de
las mujeres y en formación profesional la diferencia es menos
significativa, pero también a favor de ellas.

Hay que destacar también que, mientras el 7,3 por ciento de los internos
dice no haber acudido nunca a la escuela, porcentaje ya de por sí muy
elevado, entre las internas este porcentaje asciende hasta un 19,2 por
ciento, valor extremadamente alto considerando su edad media. Esto pone
en evidencia que, si bien en todos los estratos sociales la educación de
las mujeres es peor que la de los hombres, en los niveles más
desfavorecidos que a los que pertenecen los que ingresan en prisión en su
gran mayoría, estas diferencias llegan a ser alarmantes.

El estado claramente desfavorable en el que se encuentran estas mujeres
se confirma al observar otros datos que reflejan aspectos sociales. Así,
aunque el porcentaje de internas que no tienen domicilio y deben asistir
a la asistencia social es ligeramente inferior al de los varones, 1,8
frente a un 2,4, y el nivel de hogares con ingresos mensuales menores de
100.000 pesetas es similar en ambos sexos, alrededor del 60 por ciento,
en contrapartida el porcentaje de mujeres que en el momento de su ingreso
en prisión estaba trabajando fuera del hogar era mucho menor que el de
los hombres, un 30,3 por ciento frente a un 45,4 por ciento de los
hombres. Y la proporción de ellas que trabajaban en profesiones
marginales era mucho más alta, 24,9 por ciento, 39,9 por ciento. Además,
el dinero medio que ingresaban al mes era menor, el 37,6 por ciento de
las internas ganaron en el mes previo al ingreso en prisión menos de
50.000 pesetas frente a un 19,8 por ciento que declaran estos ingresos
entre los varones. Hay que poner de manifiesto que estas cifras son
cifras declaradas voluntariamente, por tanto no son cifras contrastadas,
porque no hay forma de contrastarlo, y el margen de error no es amplio
pero, en todo caso, debo volver a indicar que son declaraciones
absolutamente voluntarias al ingreso en prisión.

Querría comentar que esta situación que he dicho antes de
sobremarginalidad en relación con los hombres de las mujeres en prisión,
tiene también una repercusión clarísima que yo creo que está
absolutamente ligada a su situación sanitaria, que también es peor que la
de los varones. Si en el aspecto social la situación de las mujeres que
ingresan en prisión es mala, aquí es esencial porque, además, la salud es
un bien muy preciado para que exista también esta peor condición de las
mujeres que entran en prisión. El porcentaje de población femenina que
presenta factores de riesgo para la transmisión de enfermedades por vía
parenteral y sexual, es muy elevado. De las mujeres que ingresaron en
1993 y aceptaron participar en el SURI, que es esta declaración que se
hace inicialmente y cuyos datos se codifican, el 31,7 por ciento dice ser
usuario de drogas por vía parenteral, porcentaje muy ligeramente superior
al de los hombres que está en un 30,1, por ciento. Además, el 20,1 por
ciento refiere compartir jeringuillas, el 8,8 por ciento comparte otros
objetos de uso personal susceptibles de transmitir el virus de la
inmunodeficiencia humana, VIH; el 23,8 por ciento presenta tatuajes y un
porcentaje no desdeñable presenta hábitos sexuales que implican riesgo de
contagio de enfermedades de transmisión sexual. En este sentido cabe
detectar que el 15,2 por ciento de las mujeres refiere tener una pareja
seropositiva, porcentaje mucho menor en el caso de los varones que lo
refieren en un 5,30 por ciento. Un dato también muy revelador y realmente
muy preocupante es que en la prevalencia de infección del sida, no de
desarrollo de la enfermedad, sino lo que se denomina seropositivos, no
cabría esperar una diferencia porcentual tan alta a pesar de todo lo que
he descrito de riesgo anterior; pero aquí tenemos que la prevalencia de
enfermedades de transmisión sexual y parenteral tienen mucha relación y
por tanto la consecuencia es que el 22,6 por ciento de las mujeres que
ingresaron en 1993 en el sistema penitenciario, presentaban infección por
VIH, en el



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momento de ingreso, un 22,6 por ciento, lo que, comparado con los
varones, que es un 14,8 por ciento, hay una notable diferencia, y además
es que esta inicial constatación está bajando en cifras muy importantes
en los varones al ingreso en el sistema penitenciario y en cambio
elevándose en las mujeres. A pesar de todo, la media de prevalencia de
seropositivos al ingreso en el sistema está descendiendo: no obstante, en
cambio ha ascendido el número de las personas seropositivas en el
conjunto del sistema, porque personas que habían ingresado y en su
momento no lo eran, ahora lo son, y también ha ido ascendiendo el número
de personas que han desarrollado finalmente la enfermedad en prisión. De
los 346 notificados en el año 1993 como desarrollo de la enfermedad, de
los 346 323 fueron varones y 23 mujeres, lo que supone una tasa de 4,55
nuevos casos notificados por cada mil internos y un 2,72 por cada mil
internas.

Paso ahora a comentar el otro apartado que tiene también especial interés
para esta sesión, que serían los niños en los centros penitenciarios.

Tomando la estadística de 1991, 1992, 1993 y 1994, tenemos niños en los
centros penitenciarios en los siguientes supuestos: entre cero y un año,
tenemos 52 en 1991, 56 en 1992, 79 en 1993 y 87 en 1994. Felizmente, y
digo felizmente por lo que luego explicaré sobre cuál es mi opinión de
este dilema niños en prisión-niños no en prisión, qué es lo bueno, qué es
lo menos malo, felizmente para nosotros la concentración de los 221 niños
que en estos momentos existen en prisión está en esta escala de edades
entre cero y un año. Entre uno y dos años ha habido en 1992 38, 34 en
1992, 45 en 1993 y 48 en 1994. Entre dos y tres años, 22 en 1991, 37 en
1992, 28 en 1993 y 30 en 1994. Entre tres y cuatro años, 15 en 199, 13 en
1992, 26 en 1993 y 30 en 1994. Entre cuatro y cinco años, hay 13 en 1991,
9 en 1992, 16 en 1993 y 17 en 1994. Y entre cinco y seis años, 8 en 1991,
8 en 1992, 10 en 1993 y 9 en 1994. En total son 221 en el conjunto de la
población penitenciaria.

Se puede ver que realmente en cifras absolutas se va incrementando, es
decir, de 148 se ha pasado a 221, pero si esas cifras se comparan en el
conjunto del crecimiento de la población penitenciaria femenina, entonces
la tasa se mantiene bastante estable. Así, la tasa de 199 niños por
mujeres en prisión en 1991 era de un 5,6, en 1992 de 4,9, en 1993 de 5,5
y en 1994 del 5,5. Está estancada la cifra si, como creo que debe ser,
las cifras estadísticas se comparan en el conjunto de la gente ingresada
en prisión.

De estos 221 niños en compañía de sus madres la mayor parte, el 616 por
ciento, tenía menos de dos años y sólo el 11 por ciento tenía más de
cuatro años; 41 niños, el 18,5 por ciento reciben educación preescolar
fuera de la prisión y el incremento de número de niños ha sido, como
antes decía, paralelo al incremento de mujeres, y entonces estabilizado
en esos porcentajes. Cerca del 20 por ciento de los niños en prisión con
sus madres son extranjeros.

Ahora entraríamos en la siguiente reflexión, que sería los niños en
prisión y sus madres, y un poco el marco referencial legal que hace en
cada país que unos niños puedan estar en prisión o puedan dejar de estar
en prisión si el país considera que los niños están mejor fuera de las
rejas, especialmente a partir de una determinada edad. Espero haber
traído un cuadro en el que podría mostrarles exactamente, y lo voy a
hacer ahora, para no perderme luego con las cifras, cómo están, por
ejemplo, niños con sus madres, ya que voy a entrar en el marco
referencial, en las prisiones europeas. La pregunta: ¿Pueden tener las
mujeres los niños en prisión? En Alemania, depende del Länder, como saben
es un Estado federal. Hasta los seis años en Baviera pueden estar, en el
resto hasta los dos o los cuatro años. En Bélgica también contestación
afirmativa, y no hay una previsión exacta de edad según la información
que tenemos. En Dinamarca, sí, y solamente hasta un año. En Francia, sí,
y solamente hasta los dieciocho meses. En Gran Bretaña sí, en ciertas
condiciones, de nueve a dieciocho meses, según las prisiones; en Grecia
sí, hasta los dos años; en Irlanda sí, hasta los doce meses; en Italia
sí, hasta los tres años; en Luxemburgo sí, hasta los dos años; en Países
Bajos no tenemos datos, y de Portugal sí, hasta los cinco años. De
acuerdo, por tanto, con los datos que cito y habida cuenta de lo que a
continuación voy a significar --que en España, en las prescripciones de
la Ley y Reglamento, el verbo que se utiliza es «podrán» con lo cual es
un condicional y tiene esa interpretación en la medida de lo posible y de
lo conveniente para el niño, que como luego insistiré es el punto de
referencia, no el derecho de la madre sino los derechos de los niños--
estaríamos con el Länder de Baviera hasta los seis años y Portugal por
debajo de nosotros hasta los cinco años como cifras de referencia más
cercana a lo que prevé o previó en su momento la Ley General
Penitenciaria y el Reglamento, que es reconocida por el conjunto de los
sistemas penitenciarios europeos como una ley de las más progresistas. Y
hago referencia también a que esa previsión de la ley, que fue una sabia
previsión, porque dice «podrán», hay que verla también en el contexto de
cómo han ido evolucionando los sistemas de protección infantil, y
especialmente en el ámbito de nuestro país. En 1981, prácticamente las
organizaciones de protección de los niños eran completamente distintas de
lo que son en 1994, sobre todo donde las Comunidades Autónomas han
desarrollado un sistema muy completo y yo creo que con gran suficiencia
de los servicios de atención a la infancia y por tanto las circunstancias
contempladas en la Ley General Penitenciaria y en ese «podrán» yo creo
que son radicalmente distintas de las que en este momento se dan
objetivamente en nuestro país. Por tanto, de acuerdo con la Ley General
Penitenciaria y también en consonancia con las resoluciones
internacionales, es posible la estancia de niños en las cárceles
españolas con sus madres presas; pero, y así lo han puesto de manifiesto
en algunas reuniones precisamente las personas que directamente rigen
módulos de madres con niños que, además, a su vez tienen muchísima
relación con el ministerio fiscal para este tema de los niños y con las
Comunidades Autónomas, éste es un derecho del niño que no puede
utilizarse como algunas veces se ha intentado utilizar por algunas madres
como «yo llevo al niño a prisión porque así voy a conseguir un sistema
sin duda de mayor libertad de ambulación por la cárcel, no puedo ser
sancionada si quebranto el Reglamento Penitenciario, etcétera»; e
incluso, ahora ya no,



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porque lo tenemos controlado, pero se ha dado la situación, incluso, de
simular filiaciones, y aparecer madres con niños que no eran sus hijos y
por tanto lo que indicaba claramente que en algunos supuestos, yo creo
que aquí hay de todo, hay madres que consideran que es mucho mejor no
separarse de sus hijos y que sus hijos estén siempre con ellas, y hay
otras que han intentado utilizarlos en beneficio propio. Por tanto, el
primer principio es que es el niño a quien ha de contemplarse como sujeto
de derechos, y sólo en el entendimiento de que ésa es la mejor solución
para el niño, debe admitírsele en prisión. Como luego diré, o mejor, como
digo inmediatamente, ahí tenemos dos supuestos: el supuesto en que la
Administración Penitenciaria admite madres con niños directamente, es
decir, sin orden de ingreso judicial, y los supuestos, que
porcentualmente son muy importantes, en que la madre pide al juez que dé
la orden de ingreso con su niño y el juez así lo hace. Lo que no quiere
decir que a lo largo del tiempo uno no pueda, a través del juez de
vigilancia, decir a la madre y comunicar al juez que se considera por
parte de Instituciones Penitenciarias que no debe continuar ese niño en
prisión. Por tanto, no es un derecho absoluto, ni siquiera está recogido,
aunque sí con este «podrán» en la Ley, y probablemente con este verbo
«podrán» es posible, por tanto, si quisiéramos, avanzar en que realmente
no hubiera niños en prisión o que no los hubiera a partir de determinada
edad. En mi opinión tendríamos que ir nosotros también a modificar, no
sólo el Reglamento Penitenciario, sino probablemente la Ley Orgánica
General Penitenciaria, porque ese «podrán» significa, interpretado como
una potestad de la Administración y recurrido ante un juez de vigilancia
o en sucesivos recursos, que finalmente el juez de vigilancia podría
decir, con ese «podrán», «usted no puede negar si esta señora insiste,
tener su niño en prisión». Por tanto, probablemente, no hay que descartar
cambios legislativos, en este momento lo estamos haciendo por la vía del
convencimiento, por la vía del trabajo con las madres y de convencerlas,
sobre todo a partir de determinada edad, a partir de los dos años, con
información, con informes psicológicos. En todo caso me propongo, a lo
largo del próximo año, aceptando un ofrecimiento que me ha hecho en ese
sentido el Ministerio de Asuntos Sociales, hacer un estudio muy
pormenorizado de los supuestos de los niños, niño por niño en prisión,
absolutamente de todas, y ver todas las concordancias y todas las
derivaciones que existen e incluso extender el estudio a niños que hayan
estado en prisión para, una vez fuera, ver los posibles efectos nocivos
que le haya podido causar esa estancia previa en prisión. Por tanto,
tenemos niños en prisión en esas condiciones porque nuestra legislación
lo permite hasta la enseñanza obligatoria, y la enseñanza obligatoria,
como todo el mundo sabe, empieza a los seis años, y teóricamente, tanto
por orden judicial como por recurso de la interna frente a nuestra
denegación de ingreso, podría estar el niño en prisión en esas
condiciones y por tanto nos cabe esa labor de información, de
convencimiento y también de trabajo con los fiscales, hay una circular de
fiscalía que comentaré muy por encima porque ustedes la tienen también,
que pone especial relevancia en esta preocupación. En todo caso, dentro
de prisión, hay la singularidad de módulos en que se han hecho las
adaptaciones precisas para tener niños, y lo que llamamos unidades de
madres, que son instalaciones para madres con hijos ubicadas en las
prisiones pero en locales independientes y con un régimen diferente en
función de los niños y que cuentan con guarderías en general, con
guarderías infantiles, asistencia médica permanente, un régimen de
salidas programado para los niños en centros escolares, y también en los
domingos y festivos para lo que tenemos la inestimable colaboración de
las organizaciones ciudadanas, las ONGs, las Asociaciones, etcétera.

Hay una experiencia, porque todavía son muy pocas, lo que llamamos las
unidades dependientes, que son instalaciones para madres, hay una aquí en
Madrid, que podrán visitar también si tienen interés, para madres con
hijos, pero su característica es que no puede ir cualquier reclusa, sino
que son para reclusas en la última fase del cumplimiento de la pena, es
decir, clasificadas en tercer grado, lo que se ha venido en llamar con
mucha frecuencia últimamente, régimen de semilibertad; no es
excarcelación, pero es semilibertad en el sentido de que tienen la
posibilidad de ir a trabajar y volver al centro por las noches y los
fines de semana tienen posibilidad de pasarlos fuera de la cárcel. La
primera experiencia de este tipo de unidades dependientes se inició en la
ciudad de Valencia en el año 1987 con la colaboración de la Dirección
General de Servicios Sociales de la Consellería de Trabajo y Seguridad
Social de la Generalidad, y desde junio de 1988 existe también otra
unidad dependiente en Madrid en colaboración con la Asociación Nuevo
Futuro, una asociación, que por cierto trabaja muy bien en esta materia,
y lo he podido observar personalmente, porque he hablado con un alto
porcentaje de mujeres que han pasado por el piso que tiene la asociación
Nuevo Futuro en Madrid y los que tiene en Tenerife y Alcalá de Guadaira,
y lo que he podido comprobar es que no solamente las mujeres están, en
ese sentido más benigno de su condena, el tercer grado, fuera físicamente
de las prisiones, sino que, además, esta asociación lo que ha hecho es un
esfuerzo y prácticamente en el noventa y tantos por ciento o al cien por
cien ha conseguido trabajo a estas mujeres que han pasado por sus
locales. Por tanto, ahí ya hay un importante número, nunca es importante
porque realmente es muy pequeñito en relación con el conjunto, pero tuve
ocasión de visitar esta unidad junto con la Ministra de Asuntos Sociales
hace un mes en Madrid, y tuvimos ocasión de reunirnos no sólo con las
mujeres que estaban allí con sus niños, sino con mujeres que habían
pasado por aquella unidad, y en el cien por cien de los casos estaban
trabajando y relataban cómo habían aprovechado tanto la vida en prisión
como especialmente esta última parte de su condena en esta unidad
dependiente.

Hay otro dato que antes no he dado y yo creo que también es importante, y
que tiene relación con esta cuestión que antes comentaba de este
proyecto, digamos, experimental, porque va a empezar en un solo centro,
de módulo en el que exista una relación familiar o de convivencia en el
módulo de padres, madres e hijos en prisión. ¿Y por qué? Porque hay nada
más y nada menos que 64 internas



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acompañadas de hijos en prisión, cuyo marido o compañero se encuentra
también preso. En concreto, veintisiete son esposos y 37 son compañeros.

En su conjunto tienen 74 niños. La mayoría de las parejas, porque hay que
ir a unos módulos especiales, se encuentran recluidas en distintos
centros y fundamentalmente están concentradas ellas en Alcalá de Guadaira
y Mujeres de Carabanchel.

Hay, por otro lado, otro colectivo de unas 849 mujeres cuyos maridos o
compañeros se encuentran también presos en el mismo o diferente centro,
sin que aquéllas tengan a su cargo hijos menores. O sea, que hay un
número importantísimo de mujeres que tienen o maridos o compañeros en
prisión. Este es otro dato también al que este año vamos a prestar todo
este cruce de variables, yo no sé si estrictamente es un trabajo
penitenciario o es un trabajo extrapenitenciario en cuanto que se van a
ver variantes sociales, pero creo que es un trabajo importante por parte
de la prisión también, y lo vamos a abordar con otra institución que nos
presta su apoyo, como es el Instituto de la Mujer, todas estas cuestiones
para profundizar y sobre todo para tener datos no sólo para disponer de
ellos y ofrecerlos a quien nos los pida, sino también para tener datos
para el mejor tratamiento de las mujeres en prisión. Hay una serie de
relaciones de los centros por Comunidades Autónomas, y me gustaría, si
luego hay lugar, aunque probablemente no es correcto que yo pida esto en
este momento, pero me gustaría contrastar nuestra opinión con la de esta
Comisión tan cualificada sobre estos criterios variables de mujeres y
niños encarcelados y las distintas situaciones.

Desde el punto de vista internacional, creo que la cuestión tampoco está
suficientemente estudiada ni nítidamente establecidas las posturas. La
resolución que ustedes conocen de 1989, del Parlamento Europeo, yo creo
que no establece pautas suficientemente claras, lo que sí recuerda en sus
consideraciones es que la situación de los menores en la cárcel es una
situación que define como delicada y pide a los Estados miembros que se
estructuren las instalaciones de las ciudades infantiles carcelarias en
función de las edades de los niños. Y dice, yo creo que la frase más
importante es ésta, que los niños pequeños permanezcan con sus madres en
la cárcel cuando exista la posibilidad de atenderlos correctamente desde
el punto de vista tanto físico como emocional; que reciban la necesaria
escolarización, y que se estudien los efectos a largo plazo de su
estancia en prisión, que es una de las cuestiones que yo quiero
introducir en este estudio que antes les comentaba que vamos a abordar en
el próximo año. Espero tenerlo en los seis primeros meses del próximo año
y con muchísimo gusto lo remitiré a esta Comisión. Los efectos a largo
plazo yo creo que es algo que pone de manifiesto, aun sin ser clara esta
resolución, la preocupación del conjunto de las Administraciones
penitenciarias por este tema, porque pide a los Estados miembros
investigación en varias materias, y entre otras dice en su apartado C):
«Los efectos a largo plazo en los niños que han permanecido cierto tiempo
en la cárcel con sus madres y en aquellos cuyas vidas familiares se han
visto perturbadas por una condena de madre en prisión.»
Ya quiero simplemente referirme a que la Fiscalía General dictó una
instrucción en el año 1990 sobre menores que también resalta que el menor
es el que debe ser el sujeto de esa protección y por tanto el niño debe
estar en la cárcel o no según le convenga. Hace también un toque en
relación con la edad, y no digo la totalidad de las fiscalías, pero la
opinión de la circular es también la de los psicólogos y pedagogos en el
sentido de que a partir del decimoctavo mes de vida no parece que sea
conveniente ni deseable que el niño esté en prisión, creo que esta
circular de la fiscalía recoge esa controversia, y voy terminando, porque
tengo la sensación de que estoy alargándome demasiado.

Simplemente quiero dar otra pincelada; acaba de aparecer un libro
italiano, recién publicado, que se llama «El desarrollo del niño en
prisión» y que pone de manifiesto el incremento del número de los niños
menores de tres años en prisión en los últimos años en Italia, y concluye
que el desarrollo de estos niños se ve afectado y se detectó en los niños
mayores un aumento de enfermedades infantiles comunes, de retrasos en la
dentición, de convulsiones, de retrasos psicomotores y trastornos de la
nutrición especialmente de la obesidad de los niños. El rasgo psíquico
más destacado, dice este estudio, que acaba de ver la luz hace un mes, es
que prefieren el aislamiento frente a los ambientes más estimulantes. En
fin, sí es verdad que hay una incidencia y una incidencia negativa. Y
hacen una serie de propuestas para paliar lo que consideran una situación
no excesivamente conveniente y para reducir las situaciones de
aislamiento y de daños de toda naturaleza que enumeran en el libro.

Finalmente, sólo y muy por encima, porque me someteré luego a cuantas
preguntas me haga la Comisión, quiero decirles que realmente en la
actualidad y hay que expresar nuestro agradecimiento, como antes
comentaba, Instituciones Penitenciarias, la Secretaría de Estado, tienen
una excelente ayuda por parte de las Comunidades Autónomas, tenemos
suscritos varios convenios de colaboración. En otras trabajamos sin
convenio, pero los tenemos con Andalucía, con Valencia, con Galicia, con
el País Vasco, con Asturias estamos a punto de suscribirlo, con Madrid no
lo tenemos explicitado pero hay una magnífica colaboración. También con
Ayuntamientos, como el de Madrid, tenemos una buena colaboración, y en
este momento trabajamos con más de 146 organizaciones no gubernamentales,
y asociaciones, lo que da una idea de esa permeabilidad que antes
comentaba. Colaboración que algunas veces no es cómoda para Instituciones
Penitenciarias, porque desde el punto de vista estrictamente regimental,
entendido como algo que elimina preocupaciones, incluso de circulación de
droga, para Instituciones Penitenciarias, desde una visión egoísta pura y
dura, cuanto más cerrada sea la cárcel menos complicaciones; pero desde
el punto de vista de tratamiento, el conjunto de la institución está
convencido de su conveniencia. Por eso no hay que forzar en absoluto en
este momento a los distintos centros penitenciarios para estimularles a
tener esta colaboración con la Comunidad Autónoma en la que están
enclavados y con las ONGs.




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Ya finalmente, para terminar, les diré que como consecuencia de estas
cifras que he dado y con apoyo también en alguna previsión, es verdad que
excepcional, pero previsión de la Ley General Penitenciaria, estaremos en
condiciones en dos años --puesto que un centro penitenciario tarda
prácticamente dieciocho meses en construirse-- de hacer este módulo de
familias o de relaciones de convivencia con hijos en Aranjuez, y veremos
cómo resulta, pero en el bien entendido de que desde la Secretaría la
posición es que cuantos menos niños en prisión, mejor, y especialmente,
cuantos menos niños que superen los dos años, mejor. Mejor por el bien
del niño, no por la comodidad o por el costo o por la atención que
requiera de Instituciones Penitenciarias, porque comprenderán que una
población de 41.000 reclusos lo que pueden suponer de costo y de
distorsión 220 niños es mínimo, pero aunque sean cifras muy pequeñas, si
ello tiene una repercusión negativa en el futuro de la vida del niño,
creo que debemos prestarle la máxima atención y estaremos en esa línea.

Muchas gracias, señora Presidenta, y perdón por lo largo de la
exposición.




La señora PRESIDENTA: Muchas gracias a la Secretaria de Estado de Asuntos
Penitenciarios por su rigurosa y exhaustiva información, a pesar de las
condiciones sanitario-gripales que hoy tiene, lo que no le ha impedido
venir a darnos esta explicación tan completa.

Antes de dar la palabra a la portavoz del Grupo Popular, puesto que ha
sido el Grupo que ha pedido esta comparecencia, quiero que conste nuestra
preocupación por este tema que es responsabilidad de la Secretaría de
Estado, pero que compartimos por muchos motivos, pero uno de ellos es que
constatamos que las mujeres reclusas no son una excepción a otros
colectivos de mujeres. Ha dicho la Secretaria de Estado que si el hombre
está mal, las mujeres están peor, y en esta población con grandes
problemas las mujeres tienen un algo añadido de mayores dificultades y
sobre todo en el tema que hoy tratamos que es el de los niños en prisión.

Tiene la palabra la portavoz del Grupo Parlamentario Popular, doña Belén
do Campo Piñeiro.




La señora DO CAMPO PIÑEIRO: Muchas gracias, señora Presidenta. Antes de
nada quiero agradecer a la Secretaria de Estado de Asuntos Penitenciarios
su comparecencia, solicitada precisamente por el Grupo Popular, y que nos
sirve para confirmar datos sobre todo de hacinamiento y saturación, pero
no para conocer medidas que puedan paliar estos problemas. Quiero
agradecerle también las gestiones a la hora de facilitar las visitas a
estas dos prisiones y comienzo diciendo que para el Grupo Popular, de los
distintos problemas que tiene planteados hoy la Administración
Penitenciaria, es el de la masificación de los internos el que, sin lugar
a dudas, tiene mayor gravedad. La capacidad del sistema penitenciario
español es aún deficiente para atender a una población reclusa que
durante el año 1993 ascendía, según los últimos datos oficiales de que
disponemos, a 46.616 personas. Lo preocupante de toda esta situación es
que el problema de la masificación es uno de los más importantes
obstáculos a la hora de cumplir los fines de la pena, que son la
reeducación y la integración social del interno. Si esto es así en líneas
generales, por lo que se refiere a la población reclusa femenina y su
situación en el marco penitenciario español la incidencia de este
problema es aún mayor, si se tiene en cuenta que durante 1993 el número
de internas ha crecido un 19,3 por ciento en relación al número de
internos que lo ha hecho en un 11,2 por ciento, y que por los datos que
se tienen se sabe que seguirá incrementándose en los próximos años, y
como usted ya dijo, ha pasado lo mismo durante estos diez últimos años. A
ello hay que añadir que en la actualidad sólo existen cuatro centros
especiales de mujeres, los de Alcalá de Guadaira --que tuvimos la
oportunidad de visitar el pasado lunes--, Sevilla-2, Carabanchel-mujeres
y Avila, así como algunos otros departamentos en otros complejos
penitenciarios que presentan, además, serias deficiencias y donde el
panorama es mucho más desolador que el que pudimos observar en Alcalá de
Guadaira.

Según los últimos datos de que se dispone, que no han sido desmentidos
por la Administración penitenciaria y que pueden dar mucha luz acerca de
cuál es realmente la situación de la mujer en el medio penitenciario, nos
encontramos con que la existencia de dormitorios colectivos continúa
siendo habitual en la mayoría de las dependencias destinadas a mujeres en
determinados centros. Se puede decir que el 90 por ciento de las mujeres
reclusas sigue todavía en celdas colectivas.

Desde 1991, que se tenga noticia, sólo ha sido inaugurado un centro
destinado a mujeres, lo que choca abiertamente con las previsiones de ese
ambicioso plan de amortización y de creación de centros penitenciarios.

Esta situación resulta poco admisible porque, como bien se sabe, todo
ello repercute directamente y muy negativamente en los fines de
clasificación de distintos grados, que es básico para el desarrollo del
tratamiento. Tal es la situación que, recientemente, fue puesto de
manifiesto que en un determinado centro, en el que no existían
departamentos específicos para mujeres, se obligó a permanecer a una
interna en clasificación de segundo grado teniendo derecho la misma a un
régimen abierto, como usted bien decía, que ahora se llama de
semilibertad. Recientemente en una comparecencia celebrada en el Congreso
de los Diputados ante la Comisión de Justicia e Interior, con fecha 9 de
mayo, usted misma, señora Secretaria de Estado, reconoció que algunas
internas clasificadas en tercer grado, por razones temporales de
ocupación y por falta de plazas han estado compartiendo un régimen más
cerrado. Todo ello evidencia una vez más que, si bien la política
penitenciaria practicada en los últimos años ha estado caracterizada por
una falta de atención adecuada al interno y una cierta imprevisión, no
olvidemos que los planes de Plan de amortización y creación de centros
penitenciarios se han visto superados con creces, en los últimos años, en
cuanto al número de plazas a crear. Y esto se agrava mucho cuando se
trata de la población penitenciaria femenina. Esto es así porque el
tratamiento de las internas va estrechamente relacionado con otras
cuestiones no de menor importancia, como es la situación de internas con
hijos, a la que usted ha



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hecho referencia, como es en todo lo relacionado a las condiciones de
vida de estos niños en el medio penitenciario, su educación, su
socialización adecuada y la calidad de vida que es deseable para
cualquier menor. Por ello nuestro Grupo cree necesario y así se ha
manifestado, la reducción de la permanencia del niño en prisión y creemos
urgente estudiar este problema viendo cuáles son exactamente los derechos
de la madre y cuáles son los derechos del niño, y la conveniencia de
establecer una legislación similar a la europea donde el período de
permanencia del niño en prisión va desde los dieciocho meses en Francia
hasta la media europea que es de tres años, a diferencia de lo que
establece la legislación vigente española hasta la edad de
escolarización, seis años.

Llegados a este punto, se podría concluir que las necesidades existentes
en el ámbito penitenciario exigen la adopción de nuevas medidas que
permitan dar cumplimiento efectivo a las previsiones de la Ley Orgánica
General Penitenciaria de 1979, pero la cuestión de la mujer en el ámbito
penitenciario requiere todavía un esfuerzo mayor teniendo en cuenta que
este colectivo de la población penitenciaria, junto con los enfermos
psiquiátricos, son las ovejas negras del sistema penitenciario actual. En
este sentido los medios prioritarios deberían ser la potenciación de
unidades independientes de mujeres en el marco de la construcción de
nuevos centros penitenciarios y la mejora de condiciones de vida en el
aspecto laboral, en el aspecto educativo, en el aspecto sanitario y
deportivo, tanto para las internas como para los hijos de estas internas.

En relación con las condiciones sanitarias, hay que tener en cuenta que
en 1993, de las personas que ingresaron en prisión, se nos han dado
también cifras, el 31,7 por ciento eran consumidoras de droga por vía
parental, y de las cuales el 22,6 por ciento ingresaban por primera vez,
y el 43,8 por ciento eran reincidentes. Hay que destacar también que el
tipo de delito del 57 por ciento de las mujeres en prisión fue contra la
salud pública. De estos consumidores de droga por vía parental que
ingresaron por primera vez, un 30,2 por ciento estaban infectadas por el
Sida. Por poner un caso más claro, y en relación concreta con la cárcel
que pudimos visitar de mujeres, la de Alcalá de Guadaira, hemos
encontrado que el 30 por ciento de internas son portadoras del Sida, hay
tres que han desarrollado la enfermedad e incluso un niño con la
posibilidad de padecerlo.

Como usted ha dicho que esto no es una cadena hotelera donde puede
ponerse un cartel de «completo» y hay que aceptar a todo tipo de
internas; ante estas cifras y viendo todo esto, que no existen módulos
específicos para este tipo de enfermas y que a pesar de que la
Organización Mundial de la Salud recomienda que los portadores del virus
realicen un tratamiento con los fármacos oportunos, ustedes desde la
Administración penitenciaria reconocen que no están siendo tratados a
pesar de todas las enfermedades que se generan alrededor del Sida,
nuestro Grupo cree que, aunque son positivas, no son suficientes las
campañas de prevención repartiendo 15.000 folletos informativos en
diferentes centros. Pensando que tiene que existir una campaña continua
de prevención en la que se creen unidades de tratamiento en dichas
prisiones y aquellas presas que tengan condena de dos años, que pueden
ser delitos menores, la puedan realizar en comunidades terapéuticas.

Por todo ello, a nuestro Grupo le interesaría saber qué se está
realizando con el fin de atender a las drogodependientes, si se tiene
algún concierto con alguna entidad especializada y en qué centros
penitenciarios de mujeres o centros que tengan módulos de mujeres se han
realizado programas preventivos y de asistencia.

En el aspecto educativo y en aspecto laboral está claro que la inserción
social es todavía una tarea pendiente de este Gobierno, suponiendo unas
actuaciones directas con las reclusas y con el medio que las rodea. Por
ello es interesante saber también qué actuaciones se han llevado a cabo y
qué organismos han intervenido, cuántos cursos se han realizado para
educadores y educadoras en centros penitenciarios y en cuáles, cuántos
cursos de docentes sobre alfabetización de adultas también se han
realizado, y si nos puede explicar también en qué consiste la experiencia
en el centro penitenciario de madres de Carabanchel, de un taller de
mujeres para reafirmar la autoestima y la definición de un proyecto vital
que sirva de modelo de cómo intervenir con las mujeres.

En el aspecto laboral se puede observar que la actuación es todavía
escasa en muchos centros, a pesar de la gran oferta que existe en otros
con cursos de formación profesional, actividades ocupacionales, incluso
trabajos remunerados. Sería deseable que todas las presas se pudieran ver
beneficiadas con ellos, pero en realidad no es así, a pesar de los
grandes esfuerzos que se están realizando desde las Comunidades
Autónomas. Por poner un ejemplo cercano a mí me refiero a la Comunidad
Autónoma de Galicia en la que, desde el Servicio de igualdad de hombre y
de la mujer, se han realizado cursos de formación, charlas de orientación
jurídica y sanitaria y divulgación de actividades realizadas por las
reclusas, actividades que, sin lugar a dudas, podrían haber sido más,
pero que en muchas ocasiones, por falta de espacio en las prisiones, no
se pudieron realizar. No quiero olvidarme tampoco de las casas de
acogida, que dependen de este Servicio gallego, donde se acoge a mujeres
que están cumpliendo el tercer grado para que permanezcan allí durante el
día y por la noche duerman en prisión. Actuaciones como éstas se están
realizando desde Comunidades Autónomas e incluso desde Ayuntamientos, por
lo que a nuestro Grupo también le interesaría saber qué se está haciendo
directamente desde Instituciones Penitenciarias a este respecto, y si
tiene intención de ampliar los convenios suscritos con otras
asociaciones, como puede ser Nuevo Futuro.

En cuanto al aspecto deportivo, y vistas las inversiones que se han hecho
y se están haciendo en cárceles nuevas, incluso con nuevas instalaciones
deportivas, como es la de Alcalá de Guadaira, quería preguntarle cómo es
posible que, después de hacer esas inversiones, no haya monitores
deportivos para poder realizar ese tipo de actividades. Esta crítica, que
se hace a Instituciones Penitenciarias especialmente en todo lo
relacionado con la situación de



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la mujer en las cárceles españolas, no pretende dramatizar la situación
existente desdibujando la realidad. Prueba de ello es que la percepción y
los datos que se tienen desde el Grupo Popular sobre dicha situación son
corroborados en buena parte, y usted misma lo ha dicho aquí en esta
comparecencia, por el informe último del Defensor del Pueblo, referente a
1993, institución que, por cierto, ha venido durante años demostrando un
especial interés y una gran sensibilidad por estos temas. De este
informe, al que usted también hizo referencia, interesa resaltar los
siguientes datos: el incremento de la población reclusa ha ido muy por
delante de la creación de nuevas plazas penitenciarias en el último año.

Ello, unido a las reducidas dimensiones de algunos departamentos de las
cárceles de hombres, está dando lugar a unos problemas de masificación
que inciden negativamente no sólo en la aplicación del tratamiento
penitenciario sino en la convivencia diaria de estas internas.

Creo que, por su importancia, debo volver a repetir, en relación a
determinados centros, que este informe del Defensor del Pueblo, al que
usted ya ha hecho referencia, denunció carencias importantes en el
aspecto higiénico-sanitario, incluso en los departamentos de mujeres de
Badajoz, de Cuenca, de León, Departamento de Madres de Alicante; la
existencia también de dormitorios colectivos o de brigadas en los
departamentos de Cuenca y de León. Esto demuestra la absoluta diferencia
y discriminación que existe entre las prisiones de mujeres y aquellas
prisiones de hombres en las que hay departamentos de mujeres. Por ello,
nuestro Grupo aprovecha para mostrarle a la Presidencia de la Comisión
nuestro interés por visitar, si puede ser en el próximo período de
sesiones, los departamentos de mujeres antes mencionados e incluso el
departamento de mujeres en La Coruña, que yo sí tuve la oportunidad de
visitar y se encuentra en condiciones similares a las anteriormente
mencionadas.

También la separación y clasificación de las internas es deficiente en
centros como el de Alicante, el de Almería, Badajoz, Cuenca, León,
Madrid-4, Villabona, Puerto de Santa María. Asimismo las actividades
laborales, ocupacionales y educativas se tachan de muy escasas en estos
departamentos.

En consecuencia, concluye el citado informe que es necesario que la
Administración penitenciaria proceda a la supresión de los departamentos
de mujeres en cárceles de hombres y en su lugar cree módulos de mujeres
para que puedan integrarse plenamente en el normal funcionamiento de la
vida de los centros. La situación es, por tanto, realmente preocupante y
exige un esfuerzo primordialmente de índole presupuestaria. En gran parte
esta situación fue reconocida, quizás en otros términos, por usted,
señora Secretaria de Estado, en el mes de mayo en la Comisión de Justicia
e Interior, anunciándose la necesidad de adoptar medidas al respecto y
que sería, por tanto, interesante para nuestro Grupo conocer. Por esto le
pregunto qué medidas concretas han sido adoptadas desde entonces para
solucionar cada uno de los problemas que le he expuesto, qué
repercusiones han tenido las mismas en la mejora de las condiciones de
vida penitenciaria de la población reclusa femenina, así como cuáles
serán las líneas generales de la política de su departamento en relación
con este asunto.

Para finalizar mi intervención, y haciendo honor a mi galleguidad, no
debo dejar de hacer mención a nuestra ilustre escritora, jurista y
pensadora Concepción Arenal, tan vinculada al desarrollo del pensamiento
femenino y que fue ejemplo a la hora de humanizar las prisiones, que no
deja de estar hoy presente aquí por la actualidad de su pensamiento. Como
ejemplo de ello, tengo que hacer referencia a una de sus frases más
conocidas: Odia el delito y compadece al delincuente.

Muchas gracias.




La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señora Do Campo.

Por el Grupo de Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya tiene la palabra
su portavoz doña Presentación Urán.




La señora URAN GONZALEZ: Gracias, señora Presidenta.

En primer lugar quiero agradecer la comparecencia de la Secretaria de
Estado de Instituciones Penitenciarias, y disculparme por el retraso,
pero venía de una Comisión en el Congreso y el tráfico era imposible, y
además quiero disculparme también porque probablemente voy a tener que
marcharme antes de poder oír la contestación de usted, y me gustaría
poderla oír. Pero, de todas maneras, tendré oportunidad de leerla después
en la transcripción del Diario de Sesiones.

Creo que habría que hacer una valoración, por lo que nuestro Grupo
conoce, de lo que es el porcentaje mayoritario de las mujeres que en
estos momentos son reclusas, y es el sector social fundamentalmente del
que provienen, que es un sector totalmente marginal; son mujeres en su
gran mayoría analfabetas, con un índice de cultura superbajo y cuyo
ingreso en prisión viene dado, mayoritariamente, por delitos contra la
salud, y ha ido en aumento, y yo creo que en eso lo compartiríamos casi
todas, por no decir todas, dada la crisis económica que venimos
padeciendo y que está incidiendo de una manera cada vez más relevante en
la población femenina. De hecho, no podemos dejar de hablar de la
feminización de la pobreza y de lo que puede conducir a las mujeres en
estas situaciones a delinquir. Por tanto, nuestra preocupación mayor,
además de ser la situación que estas mujeres padecen en las cárceles, el
hacinamiento, los problemas sanitarios, nuestra preocupación viene dada
también por cómo vamos a contrarrestar, qué vamos a hacer con estas
mujeres para cuando las devolvamos a la sociedad lo hagamos de tal manera
que puedan tener una salida que no las lleve otra vez a la prisión,
puesto que las vamos a devolver como mínimo a la misma sociedad de la que
partieron, que era la marginal.

En la visita que hicimos --ayer no pude estar en la de Carabanchel-- a la
cárcel de Alcalá de Guadaira, solamente había un taller que era de
formación digamos preprofesional, que era el de los azulejos. Nos
preocupa que no existan más talleres de estas características que puedan
permitir que, además de que las mujeres se alfabeticen y de



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que puedan tener talleres de bordados o cualquier otro tipo de
manualidad, las forme. No existen talleres para formarlas, para que
luego, cuando las devolvamos a la sociedad, no las tengamos, al cabo de
un año, otra vez en la prisión porque no han tenido una salida en el
mercado laboral y no han podido superar su estatus social.

Nos preocupa también mucho, dado el porcentaje de mujeres --que además no
sabemos si es real, porque son declaraciones voluntarias-- portadoras de
Sida, qué medidas son las que se están adoptando dentro de las prisiones
para evitar la transmisión y que esta población no se vea cada vez más
aumentada por ese tipo de contagios, y no solamente dentro de la prisión,
sino cómo se les está tratando para que estas mujeres, cuando las
devolvamos a la sociedad, tengan los recursos y la información suficiente
para poder evitar este tipo de contagios.

Una cosa que yo creo que nos preocupa a todos es el tema de los niños en
prisión, tengo que decirles que nuestro Grupo comparte su preocupación y
además creemos que habría que reducir la edad de estancia en la prisión
de los niños; no podemos consentir que haya niños con seis años en la
cárcel. Pero creemos que sería importante barajar las diferentes
posibilidades, no solamente la de que los niños no estén en prisión sino
de qué manera, puesto que sabemos que vienen de un estrato social donde
va a haber problemas para que los niños se queden fuera. Lo ideal sería
que además de los niños estuvieran fuera de la prisión, que pudieran
estar con sus madres. Esos pisos de acogida de tercer grado creemos que
deberían proliferar en gran medida, porque sería la mejor forma de
integración tanto de los niños como de sus propias madres.

Y hay un tema que nos preocupa mucho, y es el porcentaje que ha dado
usted misma de que el 20 por ciento de los niños son hijos de
inmigrantes. Esto va a ser muchísimo más problemático, puesto que la
mayoría de estas personas suelen estar en este país solas con sus hijos y
difícilmente vamos a poder tenerlos fuera de la prisión, a no ser que los
tengamos con familias educadoras; estoy poniendo un ejemplo, no digo que
sea ésa la solución. Pero lo que sí es cierto es que, probablemente por
el mayor grado de personas inmigrantes que vamos teniendo en nuestro país
y por las propias condiciones en las que viven estas personas, va a ir en
aumento este tipo de población y va a ir, probablemente y por desgracia,
en aumento el número de niños inmigrantes que van a estar en estas
condiciones. Creo que es un tema que tendríamos que tener como
prioritario porque vamos a tenerlo y nos va a explotar ya mismo: qué
vamos a hacer con estos niños. Nos comentaban en la cárcel de Alcalá de
Guadaira que hay problemas incluso para poderlos repatriar, porque ni se
sabe si tienen familia en sus países de origen; qué vamos a hacer con
estos niños, yo no encuentro una solución adecuada, una de ellas podría
ser los pisos, otra las familias educadoras, pero realmente es una
desestructuración total para este tipo de niños que, además, vienen de
una cultura diferente y una sociedad diferente. Si los tenemos además que
separar de sus madres, es algo que nos preocupa mucho porque además es
una población que va a ir en aumento.

Y para terminar, creo que esta Comisión está también además de para
recibir información, para poder hacer las críticas que se deban hacer: y
por eso digo que creo que el esfuerzo penitenciario tendría que ir, y ése
es el criterio de nuestro Grupo, no hacia las grandes cárceles sino más
pequeñas. Las grandes van a significar meter a la población reclusa en
guetos, prácticamente, y no van a solucionar los problemas de inserción,
que es en realidad para lo que tendrían que servir las cárceles: para
reinsertar en la sociedad a las personas que delinquen, y para lo único
que están sirviendo, en realidad, es para tenerlas almacenadas, con
bastante poca dignidad, a pesar de todos los esfuerzos, y los
reconocemos, que ha hecho Instituciones Penitenciarias para mejorar la
calidad de vida de la población reclusa; pero es cierto que tendríamos
que mejorarlas y además ir hacia otro tipo de prisión donde el trato
pudiera ser muchísimo más directo y pudiéramos cumplir con talleres, con
alfabetización y con preparación profesional, el reto que tenemos
planteado, que es el de reinsertar en nuestra sociedad a las personas que
delinquen.

Nada más y muchas gracias.




La señora PRESIDENTA:: Muchas gracias, señoría.

Por el Grupo de Convergència i Unió tiene la palabra su portavoz el señor
Roig.




El señor ROIG I GRAU: Muchas gracias, señora Presidenta.

Muy brevemente, en primer lugar quiero manifestar el deseo de que la
Secretaria de Estado pueda superar rápidamente su patente resfriado, y
agradecerle también el rigor y el pragmatismo de los que ha hecho gala en
su informe.

Por el reconocimiento de la precaria situación del colectivo de mujeres
dentro de las cárceles españolas, parece evidente después de oír el
informe que es, además, coincidente, como se ha dicho, con el análisis
que de la situación hace el Defensor del Pueblo, de la perentoria
necesidad de abordar con urgencia la mejora de instalaciones existentes y
la construcción de nuevas instalaciones. Simplemente quería decir que hay
otra cuestión que parece evidente y que también hace patente el urgente
abordaje, que son las acciones y programas de prevención, porque estamos
de acuerdo con la diagnosis, parece ser, y lo que habría que ver es cuál
es la posible terapia a aplicar. Pero hay aspectos que no entran
directamente en las competencias de la Secretaría de Estado de Asuntos
Penitenciarios, y a que se ha hecho referencia también, como son el alto
porcentaje de mujeres en prisión por delitos contra la salud pública;
otro aspecto que me parece que se debería resaltar también se ha hecho es
el alto nivel de analfabetismo que hay en esta población de mujeres
reclusas; la cantidad de niños en prisión; y también algún aspecto que
quizá sea puntual, pero que también hace referencia a la última
intervención en cuanto a los inmigrantes y el extraordinario tanto por
ciento de mujeres, por ejemplo, de procedencia sudamericana. Quiero decir
que hay un problema concreto que debería abordarse con medidas
preventivas, y que estos aspectos no dependen directamente de Asuntos
Penitenciarios,



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creo que ha de ser motivo también de reflexión por parte de esta
Comisión.

Estamos básicamente también de acuerdo en el planteamiento que se hace
sobre la edad de los niños en las cárceles, que evidentemente no debería
superar en ningún caso los dos o tres años, aproximadamente, y lo que es
evidente también es que han de plantearse alternativas y a partir del
estudio y la individualización de cada uno de los casos en base a
recursos sanitarios, recursos educativos, recursos sociales, etcétera.

Nada más, gracias, señora Presidenta.




La señora PRESIDENTA: Gracias, señoría.

Por el Grupo Socialista tiene la palabra su portavoz, la señora Alberdi.




La señora ALBERDI ALONSO: Gracias, Presidenta.

Señorías, en primer lugar quiero agradecer a la Secretaria de Estado su
presencia en la Comisión, sus explicaciones y sobre todo, dadas sus
condiciones físicas en este momento, se lo agradecemos mi Grupo de una
manera muy especial.

Creo que tanto de las explicaciones detalladas y el análisis que usted ha
hecho de la situación de las mujeres en las cárceles, análisis que no se
ha reducido a las cifras en frío, y de nuestras visitas, ayer y anteayer,
a la cárcel de mujeres de Alcalá de Guadaira y a la de Carabanchel, se
desprende que estamos ante un problema que ha surgido en muy pocos años.

En España teníamos suerte, y todavía tenemos una población reclusa
femenina mucho más reducida que la masculina, pero en los últimos catorce
años el crecimiento de la población reclusa de mujeres ha dado origen a
un problema que no existía en la década anterior. Usted nos ha hablado de
crecimiento exponencial brutal de 800 por 100. Evidentemente, esto genera
un problema inmediato, un problema de sobreocupación, un problema de
hacinamiento en las cárceles, al que ya hacen referencia los informes del
Defensor del Pueblo. Yo creo que éste es el problema aparentemente
material que es importante solucionar, que me imagino que se irá
solucionando con el plan de centros cuando esté concluido, como usted nos
ha dicho, en los años 1997 y 1998, si también vencemos todas las
dificultades, que a nadie se le pueden escapar, de que queremos que no
haya sobreocupación en los centros penitenciarios, pero luego en los
pueblos y en las ciudades donde se van a ubicar los centros
penitenciarios hay dificultades por parte de las autoridades, a veces,
locales, y de los vecinos que se oponen a ello; o sea, que tendremos que
buscar un equilibrio entre que queremos realmente subsanar estos
problemas materiales de la población reclusa, pero tenemos también
dificultades sociales para la ubicación de los centros. Lo digo porque
soy Diputada por Madrid y he visto todo el conflicto que se ha generado
con la creación de una cárcel al norte de la provincia.

Pero este no es el tema que más me preocupa de todos los que aquí se han
planteado y de los que hemos podido observar en nuestras visitas a las
dos cárceles que citaba antes. Creo que ese es un problema que se
soluciona materialmente y que si todos somos razonables y buscamos el
acuerdo y además hablaba usted de que hay una cooperación y un trabajo
con las Comunidades Autónomas que puede también ayudar a subsanar estos
problemas que surgen en la ubicación de los centros, son dificultades
materiales que pueden resolverse. A mí realmente lo que me preocupa es
qué delitos son los que llevan a las mujeres a las cárceles, en qué
situación, una vez que están allí, pueden desarrollar sus posibilidades,
todo el problema de los niños, y el primer problema fundamental es que no
parece que las reclusas sean gravemente peligrosas, no llega a un 5 por
ciento de mujeres que están en prisión por delitos contra las personas,
que realmente son los delitos graves en una sociedad, son los delitos que
una sociedad no se puede permitir en una convivencia. El otro tipo de
delitos habría que analizar por qué llevan a las mujeres a la prisión. En
la cárcel de Alcalá de Guadaira y en la de Carabanchel nos hemos
encontrado con que las Directoras dicen que el 90 por ciento de las
mujeres que están aquí es por delitos contra la salud pública, delitos
contra la propiedad pero al final casi todos derivados del tráfico y
consumo de drogas. Nos encontramos ante un problema que la sociedad
también discute y debate, del sistema de penalización que tenemos del uso
y consumo de ciertos productos. Es un tema que no es de su competencia,
señora Secretaria de Estado, pero ya hacía referencia antes el portavoz
de Convergència i Unió a que aquí hay problemas que se plantean a los que
tendríamos que buscar desde esta Comisión propuestas de solución que
escapan de las competencias que usted tiene. A mí ese es un tema que me
preocupa tremendamente. Nos encontramos ante mujeres que no son
peligrosas y que pueden generar conflictos sociales en un momento
determinado, en una sociedad determinada por una serie de regulaciones o
de prohibiciones o de cómo se abordan realidades sociales.

Otro tema que resulta preocupante es cuál es la condición social de las
mujeres que están presas. De sus datos se deriva, y también de lo que
hemos podido ver en nuestras visitas a las cárceles que son mujeres muy
marginadas, mujeres que incluso en una sociedad donde ya a nivel
educativo la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres parece que
está conseguida, sin embargo usted misma hablaba de que la formación de
las mujeres reclusas cuando ingresan con respecto a la de los hombres es
muy diferenciada y no guarda relación con la panorámica general en que
nos situamos las mujeres con respecto al acceso a la educación en el
conjunto de la sociedad española. Por eso es muy importante el trabajo de
carácter formativo que se está haciendo, incluso en prisiones
sobreocupadas, porque la portavoz del Partido Popular hablaba de la
preocupación que ella tenía sobre la masificación, la sobreocupación de
las cárceles, y ayer cuando visitamos Carabanchel --Carabanchel es una
prisión sobreocupada, doscientas y pico plazas--, no sé si hablaban, lo
digo de memoria, de seiscientas y pico internas. Allí vimos lo que es
tener un sistema de educación básica, desde alfabetización, Graduado
Escolar, para las mujeres que necesitan una formación mínima para luego
acceder a otro tipo de formación más compleja. Talleres de formación para
mujeres que, dada su vinculación con las drogas o su toxicomanía, no



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pueden entrar en otro tipo de formación o no quieren, lo que era una
organización coordinada desde la Dirección de la cárcel para que todas
las mujeres pudieran tener acceso a la formación personal y también a la
realización de un trabajo para la redención de penas. No es un problema
de ocupación, es mejor solucionar el tema de la sobreocupación, y es
urgente; pero yo creo que se puede trabajar, como está trabajando
Instituciones Penitenciarias, e incluso en situaciones materiales
difíciles se puede trabajar para que puedan aprovechar el tiempo estas
mujeres, que tienen que estar en la cárcel. Mujeres, que, además, son
pacíficas, como usted decía también, mujeres muy interesadas por
aprender, mujeres muy interesadas por convivir tranquilamente en la
cárcel, y se ve entrando en una prisión de mujeres: el nivel de
tranquilidad, de sosiego que existe entre las presas es mucho más
elevado, es decir, pueden tener mejores condiciones en la cárcel porque
hay por parte de ellas menor nivel de agresividad que entre los hombres.

Entonces, creo que se está haciendo un esfuerzo que habrá que redoblar,
que habrá que ampliar, pero se está haciendo un esfuerzo y lo hemos
visto, desde la Secretaría de Estado de Asuntos Penitenciarios.

Con respecto al tema de los niños en los centros penitenciarios tenemos
una legislación ambigua y una legislación, como usted nos dice, bastante
desfasada con respecto a lo que han avanzado, afortunadamente, en nuestra
sociedad los derechos de los niños. Y cuando coinciden dos derechos o hay
un conflicto de intereses, el respeto de los intereses o derechos más
vulnerables, es decir, los de los niños, debe prevalecer. Nosotros
creemos que parece mucho más razonable que cuanto menos estén los niños y
las niñas en las cárceles con sus madres, mejor. Puede haber edades en
las que es un mal menor estar con la madre, cuando son muy pequeños. Yo
creo que es verdad que cuando se dictaron las leyes lo primero no había
muchas mujeres reclusas con niños, y por otro lado lo que usted decía,
los sistemas de protección a la infancia, han ido creciendo con el
desarrollo de las Comunidades Autónomas en nuestro país, al mismo tiempo
también que ha ido creciendo, por desgracia, la población reclusa
femenina. Pero hay muchas más alternativas que el que los niños o niñas
estén en la cárcel. Hay que buscarlas, pero también hay que analizar y
estudiar el cambio de la legislación, probablemente, porque la
legislación deja muchas veces en manos del juez que decida y también el
juez puede verse presionado por intereses de las madres, que pueden ser
legítimos, pero pueden entrar en contradicción con los intereses, también
legítimos y que hay que defender, de los menores.

Por otro lado, yo creo que es interesante que mientras se analiza cómo se
puede cambiar la legislación, que va más lento, que se puede tardar más
tiempo, que ustedes sigan trabajando en la idea de convencer, en primer
lugar, a las mujeres de que es mejor que no tengan a los niños con ellas,
sobre todo a partir de los dos años, y buscar medidas alternativas,
probablemente se puedan ir ampliando las unidades dependientes, porque yo
creo que las unidades dependientes están muy bien, pero hablan de que son
escasas las plazas que hay en las unidades dependientes. Me parce que en
Madrid hay seis plazas en la unidad dependiente, usted lo sabe mejor que
yo, pero que a lo mejor hay que ampliar la colaboración con las
organizaciones no gubernamentales para crear unidades dependientes, sobre
todo, dado el buen resultado, como nos contaba usted, con la asociación
Nuevo Futuro.

Por otra parte, me gustaría que nos ampliara, si puede, un poco más qué
entienden y cómo se organiza lo que nos ha dicho del módulo familiar, una
experiencia que quieren poner en marcha en la próxima cárcel de
Carabanchel, porque al haber tantas mujeres con niños y cuyos maridos o
compañeros están también presos, la posibilidad de crear un núcleo
familiar, aunque sea privado de libertad, puede ser también una
alternativa a todo el tema de los menores en la cárcel.

También hay un tema que tendríamos que analizar, mi Grupo así lo
entiende, dentro de los problemas de los niños con las madres en las
cárceles, que es el caso de las mujeres embarazadas. Porque suelen estar
en los módulos de madres, pero habría que ver también en qué condiciones
esas mujeres pueden dar a luz, en qué condiciones reingresan en la
cárcel, y a lo mejor buscar salidas para que las mujeres que tienen niños
ya en las cárceles, donde han ingresado embarazadas, puedan tener en la
propia cárcel o en unidades dependientes unas condiciones distintas de
las que tienen las penadas que no tienen hijos o que no conviven con
ellos en las cárceles.

De todas formas son problemas, a mi entender la mayoría, que no tienen
una especificidad respecto de que se pueda hablar de que las mujeres
están discriminadas en las cárceles. Yo creo que las mujeres están
discriminadas socialmente, y cuando ingresan en prisión, cuando son
penadas, cometen un delito, ocurre, muchas veces, que afloran situaciones
de desigualdad, como la que se ve con la formación de las mujeres con
respecto a los hombres penados, que marcan que existen todavía unas
discriminaciones sociales que impiden a las mujeres desarrollar todas sus
posibilidades; pero es un problema social que excede las competencias de
la Secretaría de Estado de Asuntos Penitenciarios.

Lo que sí le diría en nombre de mi Grupo es que les animo a que sigan
trabajando y a que sigan consiguiendo que, a pesar de los problemas
reales que existen con la población reclusa en los centros donde nosotras
hemos estado, se trabaje con una gran entusiasmo, se trabaje con una gran
dedicación a las mujeres, y sobre todo con un espíritu muy interesante,
que es pensar que mientras las mujeres estén en la cárcel hay que
conseguir que estén lo menos posible, es decir, que rediman penas, y
además que aprovechen su estancia en la cárcel para poder desarrollar sus
posibilidades y reinsertarse posteriormente en la sociedad con menor
dificultad de las que tienen estas mujeres en su origen, porque hemos
comprobado que la mayoría de las mujeres que están presas pertenecen a
los sectores más marginados de la sociedad.

En este trabajo lo que sí le puedo decir es que contará con todo el apoyo
del Grupo Socialista, apoyo a usted misma y a todos los grupos humanos y
la gente que trabaja en el mundo de las prisiones, no sólo funcionarios y
personal de la Administración, sino también nuestro apoyo a todas



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las ONGs que trabajan y permiten que las mujeres privadas de libertad
puedan tener también una conexión y un trato cotidiano con mujeres que no
estamos privadas de ella.

Muchas gracias.




La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señoría.

Para constatar a los portavoces, tiene la palabra la Secretaria de
Estado, doña Paz Fernández.




La señora SECRETARIA DE ESTADO DE ASUNTOS PENITENCIARIOS (Fernández
Felgueroso): Muchas gracias, señora Presidenta, y no con la seguridad,
pero sí con la voluntad de contestar a todas las cuestiones, tendré
ocasión de releer después las actas, porque es posible que algunas de las
interesantes cuestiones que me han planteado, o algunos de los datos
solicitados, a pesar de que he traído un buen número de ellos y de
cifras, no los tenga aquí disponibles. Por tanto, lo que les aseguro a
sus señorías es que leeré la intervención de cada uno de los portavoces y
contrastaré junto con las respuestas que en este momento sea capaz de
facilitarles a ustedes. Sin ningún requerimiento por parte de esta
Comisión, como es natural y además con gran entusiasmo, remitiré cada uno
de los datos de los que, por no disponer de ellos o porque no haya sido
capaz de tomar las notas con el suficiente rigor, que también es posible
--tengo bastante mala letra y algunas veces me cuesta trabajo entenderme
a mí misma-- no les dé ahora. Les aseguro que les enviaré cumplida
información de cuantas cuestiones vea que no son contestadas en este
momento por mí en esta comparecencia.

Iniciando la respuesta al Grupo que me ha convocado y que ha sido el
primero en intervenir, el Grupo Popular, la Diputada Do Campo, quiero
decir que lo que sí me satisface plenamente es la coincidencia, y para no
repetirlo en cada una de las intervenciones, de todos y cada uno de los
Grupos en esa sensibilidad por que los niños, cuanto menos en prisión,
mejor, y sobre todo que, a partir de una determinada edad, veamos la
fórmula de conseguirlo vía convencimiento mientras no haya modificación
legal, o vía convencimiento incluso y de trabajo con los jueces y con los
fiscales. Pero me satisface ver que hay esa sensibilidad coincidente, lo
que quiere decir que ése es el buen camino, porque esa coincidencia
también se refleja internacionalmente. Por tanto, ésa es una primera
constatación que me parece magnífica y que está en la misma línea de lo
que pensamos los responsables de Instituciones Penitenciarias y
especialmente los responsables también de los equipos que son los que han
tenido trato directo con las madres y los niños y que, por tanto, son los
que tienen la experiencia de primera mano de ver cómo transcurre esa vida
de los menores en prisión.

Respecto de las cuestiones, en grandes pinceladas, porque había expresado
también las cifras que luego ha reiterado la representante del Grupo
Popular, había dicho que efectivamente hay esa masificación, ese
hacinamiento,y esa necesidad prioritaria. Y me preguntan: ¿qué medidas
están desarrollando ustedes? He venido expresando en todas mis
comparecencias ante la Comisión de Justicia e Interior del Congreso y
también en una comparecencia presupuestaria ante esta Cámara, siempre,
que la fórmula para conseguir neutralizar y evitar estos problemas de la
masificación, la única fórmula, es la construcción, en el plazo más
rápido posible, de nuevos centros penitenciarios. Es la única: lo demás
consiste en, porque como ustedes comprenderán, los centros físicamente
tienen un tamaño, hacer reparaciones puntuales. Se pueden mejorar con
algunas divisiones, se pueden trasladar unas reclusas de unos centros a
otros, lo que lleva consigo muchísimos problemas, porque tendemos a que,
con las excepciones que todo el mundo conoce, la gente pueda estar
cumpliendo la pena lo más cerca posible de su lugar de arraigo y en todo
caso lo más cerca posible del lugar donde ha delinquido para no tener que
estar trasladándola continuamente, especialmente a las mujeres con niños.

Es decir, se pueden hacer toda una serie de actuaciones, pero en tanto en
cuanto tengamos más espacio físico. Son más los centros que se han
inaugurado desde la fecha que usted dice, bastantes más, y más módulos,
porque hay módulos en centros nuevos inaugurados, pero en todo caso y en
los próximos tres años seremos capaces de tener siete u ocho centros
inaugurados; en su tierra, en Galicia, hay dos proyectos, y desde luego
en especial en uno de ellos hemos obtenido la colaboración del
representante municipal, que por cierto es de su Grupo Parlamentario,
porque es muy importante resaltar dos cosas que, además, ha señalado
también la Diputada del Grupo Socialista: no nos podemos quedar con el
informe del Defensor del Pueblo para lo que queremos y no para lo que no
queremos. El informe del Defensor establece claramente que lo más urgente
para Instituciones, la medida más importante, es acometer la construcción
de nuevos centros, el informe dice «para ello se requiere la solidaridad
social» y sin esa solidaridad social, ¿qué ha pasado? Pues que en ese
ánimo de llegar a acuerdos primero nos pasamos muchísimo tiempo
explicando a la sociedad dónde nos vamos a implantar, que una prisión no
genera males para toda esa sociedad, que una prisión genera, incluso,
beneficios desde la perspectiva económica; que por tener una prisión en
su zona no hay mayor incidencia de la delincuencia, y todo eso nos cuesta
trabajo. Y así contesto también a quienes nos dicen: No, es que la gente
se opone porque ustedes hacen macrocárceles. Primero, en el Plan de
Prisiones, lo que se llama macrocárcel es una cárcel que, en la mayoría
de los países europeos, sería mediana. En Francia la están haciendo mucho
mayor, teniendo en cuenta el crecimiento de la población penitenciaria,
que en Francia también es muy importante. Y en aquel país la población
reclusa femenina, antes no he tenido ocasión de dar las cifras, ha
crecido especialmente, ahora está estabilizada, pero ha crecido mucho
entre 1989 y 1992. Si se tiene en cuenta que en otros países, por
ejemplo, no hace mucho dieron un reportaje en un medio de comunicación de
una prisión americana que tenía 5.000 personas en el conjunto y en la
que, por ejemplo, las mujeres habían crecido en los últimos cinco años en
un 500 por ciento, vemos que estos problemas se repiten en varios países.

Con una población penitenciaria tan alta, pensar en hacer prisiones muy
pequeñas, resulta que no llegaríamos nunca y además



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hay razones de toda índole, razones de posibilidades de espacios más
amplios, de talleres, de la racionalidad económica de la vigilancia
externa. Primero, necesitamos ese tipo de prisiones para albergar la
población penitenciaria existente, es racional que tengan ese número de
personas, y además no hay que verlo como un conjunto. Digamos que están
previstas para novecientas o mil personas, aunque en este momento tenemos
que incluir mayor número de población en ellas, pero en todo caso están
previstas modularmente. Por tanto, si se llevan bien --y ustedes han
tenido ocasión de ver en una prisión como Carabanchel, en circunstancias
difíciles, cómo el equipo humano de Carabanchel lleva esa prisión-- si
estas ciudades penitenciarias, con módulos, y por tanto con una situación
por clasificación que significa una cárcel pequeña dentro de un conjunto,
se llevan bien, desde luego yo no comparto ese criterio de que en ese
tipo de prisiones no se puede dar un buen tratamiento, sino que creo que
se puede mantener, con rigor y con datos en la mano, exactamente todo lo
contrario. Por tanto, necesitamos hacer prisiones rápidamente, las
estamos haciendo, unas con el beneplácito de las sociedades a las que
acudimos para instalarnos y otras sin él, porque en definitiva hay ahí un
bien general que debe prevalecer sobre el bien particular. Así pues,
consenso en la medida de lo posible, consenso hasta que se pueda, pero en
todo caso, hay que hacer frente a esta cuestión.

Por tanto, reparaciones puntuales en las prisiones para mejorarlas
ligerísimamente, porque yo creo que sin esta segunda fase no se puede
mejorar la situación de las mujeres en prisión; en segundo lugar, hacer
estas nuevas prisiones, y también hay otro proyecto que va a tener una
incidencia en este momento difícil de valorar, pero va a tener incidencia
también, sobre todo en el cumplimiento de las mujeres que en la mayor
parte de los supuestos, como antes decíamos, están por tráfico de droga,
pero por pequeños delitos de tráfico de droga y que, además, algunas de
ellas, tienen voluntad clarísima de combatir su adicción; y es el nuevo
proyecto también del Código Penal que creo que va a abrir unas
perspectivas distintas y ustedes los legisladores serán los que
definitivamente digan cómo va a ser ese Código Penal, pero en todo caso
también eso va a ser una solución. Porque la cuestión de unidades
dependientes fuera de la prisión es difícil, no solamente porque es muy
difícil tener muchísimas unidades y concertarlas, primero porque hay que
concertar con gente que lo sepa hacer, no se puede concertar con
cualquiera, tiene que ser instituciones u organizaciones que demuestren
que saben hacer las cosas y que las hacen con seriedad; pero también
porque eso está reducido a mujeres en tercer grado, y no todas las
mujeres pueden ser colocadas en tercer grado por el número de años de
condena o por sus circunstancias y sus características, porque en tercer
grado sólo se sitúa a aquellas personas que en principio se les ve
apartados del delito, que no tengan una condena excesivamente larga y que
sus variables de riesgo indiquen que no va a volver a delinquir. Siempre,
desde luego, hay fracasos, pero en todo caso esto siempre quedaría muy
reducido, estas unidades dependientes para tercer grado nunca serían
suficientes para abarcar este problema de importancia. La representante
del Grupo Popular, refiriéndose a las cuestiones de drogadicción y
también de tratamiento de las seropositivas en prisión, preguntaba que a
cuántas prisiones abarcan los programas preventivos e informativos, yo
tengo que decirle que la totalidad de los centros penitenciarios tienen,
puede haber una temporada en que no la tengan, pero tienen programas
preventivos e informativos respecto de la droga, a mayor abundamiento
vamos a desarrollar un plan de intervención global frente a la
drogadicción en prisión, porque nos parece lo más importante no sólo
acciones de impedir que entre droga en prisión sino el desarrollo de un
plan integral o global de tratamiento de la adicción en prisión. Es un
plan que he tenido ocasión de presentar en mi tierra, hace muy poco
tiempo, hace un mes, precisamente y de debatir, no sólo de presentar,
sino también de debatir en unas jornadas organizadas por una asociación
de Amigos frente a la Droga, y he tenido ocasión de contrastar con los
allí presentes este plan de intervención, que si tienen interés sobre él
tendré ocasión de remitir a esta Cámara, yo creo que se plan también se
va a aplicar en el conjunto del sistema. Por tanto, sí lo tenemos
estudiado y le puedo dar las cifras de los que participan en los
siguientes estadios, ya no sólo de recibir información, sino los estadios
de deshabituación, de mantenimiento y finalmente de integrarse en
programas ya de abandono total de la droga. Prácticamente con el plan
pretendemos que el total de estas actuaciones se implante en el conjunto
del sistema penitenciario pero, en todo caso, reitero que los programas
de información y de prevención prácticamente están ya en este momento en
todos los centros penitenciarios.

Me decía su señoría también que constataba que había algunas carencias
en cursos, que había carencias en trabajos, en formación. Al haber
carencia de espacios, ciertamente se producen menos actividades de las
que fueran deseables. Trabajos remunerados, es bastante complicado ir
ampliando, tanto para varones como para mujeres, el número de talleres
productivos. Igual que fuera de las cárceles es complicada la
organización de trabajos con repercusión comercial, también nosotros lo
tenemos bastante complicado, porque nuestro sistema está dividido en dos
facetas: por una parte tenemos trabajo productivo que traen a la prisión
empresarios privados, no es fácil que esto se produzca o no lo es en la
medida en que a nosotros nos gustaría, porque las dificultades de entrada
en prisión de mercancías, los controles, algunas veces desincentivan. Por
otra parte, algunas veces éstos pretenden unas condiciones que nosotros
creemos que no debemos favorecer, por tanto este asunto está complicado,
y los trabajos para la propia Administración estamos incrementándolos en
gran medida pero todo ello no en la medida de crecimiento que nos
gustaría. Por tanto, es una preocupación la que usted expresa compartida.

En cambio en lo que yo discrepo es en que usted no observa un cambio
sustancial en las prisiones españolas. Es decir, al igual que hay un
crecimiento exponencial, como he dicho, de las mujeres, y un crecimiento
muy importante de la población penitenciaria, cualquiera que haya
visitado las prisiones españolas en el último decenio podrá advertir que,
a pesar del incremento tan importante de la población



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penitenciaria, no tienen absolutamente nada que ver con lo que eran hace
diez años, ni en seguridad, ni en incidentes, ni en calidad de vida de
los internos, ni en el tratamiento de sus enfermedades. Antes me
preguntaba su señoría cuál era el tratamiento que dábamos a las personas
seropositivas o que habían desarrollado la enfermedad del Sida. Nuestros
programas han sido contrastados por las organizaciones internacionales,
han sido contrastados por el propio Defensor del Pueblo, y todas las
instituciones que nos visitan afirman que el tratamiento que se les da a
este tipo de padecimientos en prisión, también a la tuberculosis, que
empieza a crecer, a la hepatitis-B, es absolutamente correcta y es
bastante mejor que la que tienen estos enfermos, ciertamente marginales,
en la sociedad. Por tanto, ahí yo reto a cualquiera a que compare
nuestras cifras, a que compare el esfuerzo presupuestario: no he
regateado en ningún momento en la inversión en los medicamentos más
caros, en los medicamentos que en cada momento propugna la comunidad
médica internacional que deben ser los aplicados. Quiero resaltar ante la
Comisión esa modificación del sistema penitenciario español por un
esfuerzo muy importante del Gobierno de la nación a lo largo de estos
últimos diez años, porque nada se hace gratis, y también por el esfuerzo
de un colectivo de funcionarios que trabaja en algunos supuestos en
condiciones especialmente duras por ese incremento de la población
penitenciaria.

Algún problema puntual que plantea algún monitor, pues sí, en un
colectivo tan amplio puede haber problemas puntuales, en cuanto los
constatamos ponemos nuestra mayor voluntad en superarlos, pero
ciertamente no voy a sostener aquí la sinrazón de negar que pueda haber
algunos problemas concretos, que podemos equivocarnos muchas veces. Lo
que sí les quiero transmitir es que no seguimos el sistema de mantenerla
y no enmendarla, sino que, por el contrario, lo que hacemos es enmendar
aquellas situaciones en que constatamos que puede haber algunos desfases
o algunas sinrazones como la que usted en algunos supuestos ha parecido
indicar. Ha hecho una alusión al informe del Defensor, yo he reiterado
que hay que verlo en todos sus sentidos y que en la institución del
Defensor del Pueblo no solamente tenemos un eficaz controlador de los
derechos de los reclusos sino que también es un eficaz colaborador con
Instituciones Penitenciarias, porque no sólo resalta en sus informes lo
que considera que hay que cambiar, sino que hace también unas
recomendaciones que son importantes y que atendemos con diligencia. Esto
podrán comprobarlo con la información que da el propio Defensor que, a su
vez, reitera que para él la solución es la construcción de nuevos centros
y que constata, pese a todas las dificultades de los hacinamientos, este
cambio tan significativo de que les hablaba de las prisiones españolas en
los últimos años.

Termino aquí con mi contestación a la representante del Grupo Popular con
esa oferta de que cotejaré, porque yo creo que me ha hecho más preguntas
de las que he contestado. Sí me ha preguntado también sobre el número de
talleres. Yo tenía la relación de talleres y la verdad es que no la he
traído, pero me ha preguntado una serie de datos de participación ya muy
puntual, centro por centro, talleres por talleres, esa participación que
yo antes decía que era más importante en las mujeres que en los varones
en el sistema penitenciario, pero tendré ocasión de leer el acta y
enviarle todos estos datos, porque están a su disposición y pueden
estarlo pasado mañana. No los tengo aquí pero esos datos y cuantos vea
que podrían ser de interés, aunque no se me hayan pedido, los enviaré.

El Grupo Izquierda Unida hace una constatación que creo que ha quedado
reflejada también en las cifras que ha tenido ocasión de ofrecer, de esta
preocupación por las condiciones que se dan en este sector penitenciario
femenino de marginalidad, de analfabetismo, de feminización --ha dicho
ella-- de la pobreza, y de coincidencia de unas condiciones más penosas
que en el colectivo masculino. Ha hecho una reflexión sobre el tema,
sobre estas cuestiones que le preocupan, y también ha expresado su
preocupación especialmente por el porcentaje que yo he dado de los niños,
que es importante, de niños hijos de inmigrantes y por el planteamiento
del problema adicional que esto supone. Es cierto, pero yo creo que en
estos supuestos también hay soluciones, lo digo para aquellas edades en
que los niños superen este dintel que hemos establecido hoy aquí,
coincidiendo tanto ustedes como la propia institución penitenciaria, de
no más de dos años, en la medida de lo posible. Ella planteaba el
problema de estos niños que no tienen familia de arraigo
extrapenitenciaria, el asunto es más complicado, habría que buscar
familias de adopción, también utilizamos algunas veces ese sistema, pero
aquí creo que tendrían plena incidencia los recursos que tienen las
comunidades autónomas para recoger a estos niños, recursos que, además,
en este momento no se trata de centros de los clásicos o antiguos
llamados orfanatos, sino de centros modulares muy pequeñitos que son
capaces de repetir casi miméticamente lo que sería una situación familiar
ideal para estos niños. Por tanto coincidimos con su preocupación y
también con la preocupación de aprovechar el tiempo en prisión de las
mujeres, precisamente porque ingresan en estas condiciones de
marginalidad y de un índice de analfabetismo como el que he citado, de
neolectoras o de personas de muy baja formación, cómo aprovechar mejor
ese tiempo en prisión, y he puesto de manifiesto que eso es un dato
positivo, esa voluntad de las mujeres para participar más, para aprender
y para sacar fruto de ese tiempo en prisión. No sé quién me ha
preguntado, probablemente la diputada del Grupo Popular, me ha pedido que
le describiera más el taller de autoestima, me parece, de Carabanchel,
porque he tenido ocasión de visitar Carabanchel dos veces pero tampoco
puedo describirle los detalles que ella quiere de este taller. Pero lo
cierto es que en muchas prisiones se siguen temas de formación muy
variados, y algunas de las formaciones que da Carabanchel, como es esta
de profesiones que parecen demasiado feminizadas pero que tienen una
repercusión en ellas, como es la de estética, peluquería, etcétera, hace
que ellas mismas se encuentren mejor. La verdad es que la primera vez que
vi un folleto de Carabanchel y vi a la gente tan pintada, con las uñas
tan cuidadas, con aquel aspecto, dije «esto será que lo hemos hecho así
para vender imagen»; pero cuando fui a Carabanchel por dos veces y me
encontré con que las mujeres



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estaban así, me explicaron que esto no solamente era una formación
profesional que consideraban tenía futuro de reinserción, sino que además
esta y otras enseñanzas propiciaban que las reclusas se encontrasen
mejor, que se produjese esa mayor valoración de sí mismas de la que
carecen precisamente por su situación de marginalidad. En todo caso,
podría darle más detalles, pero éstos son los que yo conozco
directamente. Visito el número de prisiones que me permite atender el
conjunto de obligaciones de la Secretaría, pero a pesar de todo los
detalles de algunos programas no puedo conocerlos, porque además dejamos
bastante iniciativa, porque creo que debe ser así, a los respectivos
equipos de cada prisión para que ellos mismos diseñen el programa que
consideren más adecuado. Pero en síntesis puedo decirles que eso es así,
y con independencia de este inciso tengo gran coincidencia con las
preocupaciones que ha expresado la Diputada de Izquierda Unida y un
desacuerdo en su concepción, que yo sé que es la de su Grupo, porque me
la ha expresado más veces, del tamaño de nuestras prisiones. Ella no lo
ha hecho, pero algunas veces Izquierda Unida hace relación a que esa
contestación social es por el tamaño y que si hiciésemos prisiones más
pequeñas no habría oposición por parte de los municipios. Yo niego la
mayor, y además de por mi experiencia como Secretaria de Estado, porque
cuando antes he sido Diputada regional y he estado en la Comisión de
Drogas de mi Comunidad Autónoma, he tenido ocasión de ver que se
organizaba un follón por unidades pequeñísimas para albergar a madres
maltratadas, unidades pequeñísimas y desxintoxicación, y nosotros
directamente hemos tenido un problema en un lugar preferentemente
penitenciario, como es Ocaña, cuando en un momento determinado quisimos
hacer un nuevo centro de reinserción social en el centro de la población
y se organizó realmente una oposición frontal. Por tanto, la experiencia
no es una declaración caprichosa, sino que, y ustedes seguramente lo
tienen constatado cada una en su Comunidad Autónoma, la experiencia es
que hay proyectos, que hay actuaciones que la sociedad demanda, que la
sociedad reclama, pero que luego nadie quiere tener cerca, por la razón
que sea: unas veces por desinformación, otras veces por un rechazo
visceral, pero en todo caso ahí tenemos que hacer un esfuerzo adicional
para lograr la solidaridad en estas cuestiones, pero creo que no es
problema de tamaño. Algunas veces se repite por personas más versadas en
la materia, cosa que ya me extraña más, que estos nuevos centros
penitenciarios divididos en unidades conculcan y vulneran la Ley General
Penitenciaria. Yo he tenido ocasión de explicar en la Comisión de
Justicia y tantas veces como se me ha preguntado que ésa no es la
interpretación correcta, que la Ley General Penitenciaria habla de
unidades y que el redactor e inspirador de la Ley ha explicado claramente
qué es lo que se entiende por unidades modulares y que, por tanto, este
referente de prisión en absoluto está en contradicción con el marco legal
que nos ha dado la Ley General Penitenciaria ni hay disparidad con otros
proyectos de ámbito europeo. Claro que hay países muy pequeños, como
Dinamarca, que tienen prisiones muy pequeñas, pero la situación no tiene
nada que ver, y con independencia de que estamos dentro del modelo de
referencia de otros países europeos la planificación se tiene que
corresponder con la situación concreta de cada país.

La representante de Izquierda Unida ha puesto finalmente su acento
también en estas unidades fuera de la prisión para madres, ya he
explicado que son una solución pero una solución parcial y no todo lo
podemos confiar a estas unidades.

Por el Grupo de Convergència i Unió ha intervenido el Senador Roig, que
coincide con esa apreciación, esa preocupación y terapia que tiene que
hacer la sociedad por medidas preventivas extrapenitenciarias, con
independencia del esfuerzo que hacemos en nuestras prisiones, y quiero
decirle que desde mi responsabilidad estamos muy en contacto con la
Administración penitenciaria catalana, que tenemos una relación muy
fluida en ambos sentidos, porque nuestras preocupaciones son coincidentes
y el intercambio de experiencias es constante, tanto respecto a mujeres
como a varones. Creo que lo que ha expresado el Senador efectivamente es
la realidad, y esa preocupación de prevención en mi caso va a una
prevención, digamos, posterior, nuestro esfuerzo tiene que ir a una
resocialización, de tal manera que ese alto grado de reincidentes vaya
bajando. Es muy preocupante ese incremento de la población penitenciaria,
también que no baje sustancialmente, hay un estancamiento y un
decrecimiento en algunos supuestos, pero muy importante para nosotros es
ese decrecimiento de las reincidencias que, como sus señorías
comprenderán, depende por una parte de las posibilidades de actuación de
las instituciones penitenciarias, pero después de que la sociedad a la
que vuelve el recluso también le incorpore a los distintos sistemas de
salarios sociales, de modalidades de reincorporación a su trabajo. Es
decir, antes de entrar en las cárceles tiene que haber una actuación de
la sociedad para que esa persona no vaya allí y un después para que no
reincidan, y este trabajo de colaboración es en el que nos debemos
aplicar.

Con respecto de la intervención de la portavoz del Grupo Socialista, de
la Diputada señora Alberdi, creo que efectivamente ha entendido muy bien,
y me congratulo de ello y se lo agradezco, el esfuerzo que hacemos, y lo
ha entendido porque han tenido ustedes ocasión de verlo, el esfuerzo que
hacen los equipos en las instituciones penitenciarias, concretamente en
mujeres de Carabanchel es notoriamente muy satisfactorio. Recibimos a
menudo, porque tenemos una relación muy estrecha también con las
instituciones penitenciarias de los países latinoamericanos, bastantes
visitas internacionales. Por cierto que uno de nuestros problemas es que
nuestras prisiones tienen muchos defectos, señorías, pero lo cierto es
que tenemos enormes dificultades para que la gente, en virtud de
convenios internacionales o de la aplicación normativa, vayan
voluntariamente a cumplir la pena a su país. Pero no crean que son
problemas con los latinoamericanos que, obviamente, tienen unas prisiones
en condiciones bastante peores, sino que hace dos días leía yo un
artículo inglés --y además nos conta directamente por nuestros reclusos
europeos-- pero leí un artículo inglés donde decían ellos mismos que,
para su sorpresa, los reclusos ingleses preferían



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cumplir en España y no en virtud del convenio en Inglaterra. Y lo mismo
sucede con otros reclusos europeos. Quiero decir con esto que hay que
relativizar las cuestiones, que estamos trabajando por mejorar el sistema
penitenciario y que no estamos en la mejor situación, precisamente por la
sobreocupación y el hacinamiento; pero que, en todo caso, les quiero
transmitir que esta situación nuestra y nuestro sistema penitenciario es
tan homologable que, ni en virtud de los convenios internacionales, los
reclusos europeos mayoritariamente quieren seguir cumpliendo su condena
fuera de España.

La Diputada del Grupo Socialista ha dicho también que la preocupan los
delitos, que es una preocupación que yo también comparto, y que el
segmento mayor de mujeres condenadas lo sean por tráfico de droga, así
como por esa condición social de mayor marginalidad sobre la marginalidad
de los varones que ingresan en prisión. También nos ha expresado su
aliento a esa colaboración tanto con las unidades dependientes como con
las ONGs y Comunidades Autónomas. Una y mil veces seguiré diciendo que
sin esa colaboración tendríamos en este momento un sistema de ejecución
de penas notablemente peor que el que tenemos; notablemente peor que el
que tenemos, así de claro. Además de su dedicación personal ponen
recursos, porque la mayor parte de estas asociaciones desarrollan
programas que les cuesta dinero, también hay que decir que en la mayor
parte de los supuestos con financiación del Ministerio de Asuntos
Sociales. Por tanto, existe la posibilidad de aplicación del 0,5 a estas
cuestiones y una generosidad en el entendimiento por parte del Ministerio
de Asuntos Sociales de que éste es un factor fundamental y por tanto de
primar estos esfuerzos, y por otra parte, está la dedicación personal de
estas gentes, que no se paga con nada, porque la mayor parte son
voluntarios, no tienen una retribución, lo que tienen es una compensación
por los distintos gastos que esto les comporta.

Alguien me preguntaba antes y no he contestado todavía, me parece que era
el Grupo Popular, al comentar esta colaboración estrecha que tenemos de
las organizaciones no gubernamentales respecto de temas de drogadicción,
con quién trabajamos también para estas unidades en las que se puede
cumplir prisión si se está en un tratamiento de rehabilitación. Con un
número bastante importante, pero concentrado muy especialmente con el
Proyecto Hombre y con la Cruz Roja, muy especialmente con el Proyecto
Hombre. Quiero decir que ahí, cito de memoria pero me equivocaré en muy
poco, entre el año 1993 y el 1994 hemos pasado de tener doscientos y pico
reclusos, y no tengo la distinción entre varones y mujeres, a casi
quinientos en este año. Hemos hecho un gran esfuerzo porque hay que
hacerlo, primero de convencimiento y de análisis puntual de en qué
supuestos pueden ser admitidos sin peligro de quebrantamiento de la pena
y sin peligro para la sociedad --porque, claro, tenemos dos deberes: uno,
el preservar a la sociedad de personas potencialmente peligrosas, y dos,
procurar que esas personas que han sido peligrosas dejen de serlo y se
reincorporen a la sociedad--. Por tanto, también nos movemos en un duro
equilibrio que nos exige la sociedad, que dice: «Que salgan»; pero si
cuando salen pasa algo, dirán, «oiga, ¿por qué usted los dejó salir? Como
antes decía, por eso, el menor riesgo se corre siempre diciendo «esto
cerrado y de aquí no sale nadie». Pero hemos pasado a tener esas
quinientas personas con un esfuerzo y una colaboración muy importantes de
los jueces de vigilancia penitenciaria, porque para que puedan cumplir su
condena en estos centros tienen que estar autorizados por los jueces de
vigilancia penitenciaria, y hemos sido capaces, en muy poco tiempo, este
año, de tener un trabajo de colaboración que nos ha permitido perder el
miedo a la propia casa, a este cumplimiento fuera que siempre, como
entraña responsabilidad, significa retracción por propia seguridad de los
equipos que proponen el cumplimiento fuera de prisión; pero yo creo que
es un esfuerzo importante que debemos hacer, lo estamos haciendo también
pero con mayores dificultades en cuanto a que algunas veces se ve más
difícil por parte de los juzgados de vigilancia penitenciaria en los
supuestos de personas que han desarrollado la enfermedad del Sida de
poder, con aplicación del artículo 60, terminar sus días fuera de
prisión. Ahí está más complicado --también hay mujeres en esas
condiciones-- porque requiere la autorización judicial y algunas veces
nunca se sabe cuándo es la fase final de estos enfermos, porque hay
cambios que parece que es la fase final y no lo es, y los jueces a veces
lo ven con más dificultad y en ocasiones hay cuestionamientos, sobre todo
de organizaciones no gubernamentales que consideran que es cruel que una
persona enferma de Sida muera en prisión y no fuera. Pero esto no depende
exclusivamente de nuestra decisión sino que, como también en el tema de
cumplimiento fuera de la prisión para los drogadictos que estén en
programas de deshabituación, depende del permiso que recibamos de la
autoridad judicial. Desde el exterior algunas veces podría no entenderse,
parece una crueldad innecesaria y por eso hago esa mención.

Nada más. Gracias, señora Presidenta.




La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señora Secretaria de Estado.




Por turno brevísimo los portavoces que hayan intervenido y por alguna
cuestión de las que se han comentado, pueden pedir la palabra. (Pausa.)
Me parece que el Grupo Popular quiere intervenir. Tiene la palabra.




La señora DO CAMPO PIÑEIRO: Gracias, señora Presidenta, y seré breve.

Antes de nada quiero felicitar a la compareciente, le damos las gracias
desde nuestro Grupo por su actitud en cuanto a reconocer y enmendar
aquellos problemas que se viven en las prisiones y concretamente en las
de mujeres, y agradecerle también que nos vaya a enviar todos esos datos
que le hemos solicitado y no ha podido dárnoslos en este momento.

Quiero decirle que sí he notado un cambio sustancial en las prisiones y
así lo he manifestado, y también lo he observado personalmente, y por eso
animamos a la Presidenta de esta Comisión para poderlo constatar
personalmente



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a visitar algunas prisiones que no están en las condiciones que otras.

También observo por su respuesta que las medidas principales que están
llevando a cabo desde Instituciones Penitenciarias es la construcción de
nuevas cárceles y en relación a esto y por lo que respecta a mi
Comunidad, concretamente a la provincia de La Coruña, de la cual soy
Diputada, y aunque no es necesario que me informe en este momento, me
gustaría saber si en la nueva cárcel que se va a construir en el
Municipio de Curtis van a crear un módulo especial de mujeres. Le pido
también que nos amplíe la información, si no puede ser en este momento
quizá por escrito, en relación con las medidas preventivas, que no sean
sólo la de repartir folletos que se está haciendo para las
drogodependientes.

Y ya por último, y finalizo, quiero decirle a la portavoz del Grupo
Socialista que coincidimos en la masificación de la cárcel de Carabanchel
y que estamos de acuerdo en que hay que realizar cursos de formación
ocupacional, pero me imagino que la portavoz socialista, señora Alberdi,
dirá, y no creo que con eso nos vayamos a engañar, que los resultados no
serían los mismos si fuese en unas cárceles no tan masificadas.

Muchas gracias.




La señora PRESIDENTA: Gracias, señoría.

Para contestar tiene la palabra la Secretaria de Estado.




La señora SECRETARIA DE ESTADO DE ASUNTOS PENITENCIARIOS (Fernández
Felgueroso): Muchas gracias, señora Presidenta, muchas gracias, señora
Diputada por sus palabras.

Quiero decirle que sí, que en su región, tanto en Curtis como en Alhama,
va a haber módulos de mujeres, porque todos los nuevos centros
penitenciarios, todos y cada uno de ellos, llevan módulos de mujeres,
precisamente para una mejor clasificación y para un mejor reparto por
Comunidades Autónomas de los centros de mujeres. Respecto a esa labor
preventiva e informativa, por supuesto no se puede restringir al reparto
de folletos, hay reparto de lotes higiénicos, hay repartos de lejía, hay
coloquios e información, es decir, en ese primer contacto de los equipos
interprofesionales, sanitarios, etcétera, informan de los riesgos del
consumo de droga, de no disponer de métodos de limpieza, de desinfección,
se informa de las posibilidades de deshabituación, de mantenimiento. Es
decir, por ejemplo, incluso el nuevo plan incluye en todos los centros la
posibilidad de mantenimiento con metadona, que puede ser un procedimiento
cuestionado, porque la mayor parte de las Comunidades Autónomas tienen en
este momento dispensación de metadona. En Asturias, por ejemplo, no se
hacía y el Presidente de la Comisión de Droga, que es precisamente de su
Grupo Parlamentario, del Principado de Asturias, siempre lo cuestionaba,
y ahora me lo recuerda, y me dice «espero que ahora, que tú estás ahí, se
pueda desarrollar este tipo de programas». ¿Por qué? Pues porque lo que
no puede ser es que alguien tenga tratamiento con metadona fuera de la
prisión, y esto no es la panacea, es como todo el mundo sabe,
mantenimiento y graduación para otros tramos del programa; pero lo que no
puede ser es que alguien esté fuera de la prisión con un determinado
tratamiento y al entrar en la cárcel se le corte este tratamiento. Con
eso lo único que conseguiríamos es que la gente muestre una gran
irascibilidad que, dicho coloquialmente, se tire a las paredes. Esta
labor preventiva, como digo, va muchísimo más allá del reparto de
folletos y está requiriendo un esfuerzo de toda la organización para el
desarrollo de este plan, que si la Comisión tuviera interés en él se lo
remitiría también con muchísimo gusto.




La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señora Secretaria de Estado, por su
información y sobre todo porque no ha evitado ninguna cuestión que
pudiera ser de dificultad. Desde la certeza de que su trabajo y sus
logros no van a desmerecer de las mujeres que la antecedieron y que tan
brillantemente trabajaron en esa responsabilidad, se levanta la sesión.




Eran las catorce horas y veinticinco minutos.




RECTIFICACION: En el Diario de Sesiones número 40, del lunes, 20 de junio
de 1994, se reproduce el discurso de la señora Directora del Instituto
Valenciano de la Mujer, doña Lourdes Alonso Belza. En la página 820,
segundo párrafo, doce, dice: «En el ámbito universitario... y, por qué no
decirlo, en el resto de otros países subdesarrollados de nuestra área
europea...», debe decir: «... en el resto de otros países desarrollados
de nuestra área europea.»
En la misma página, idéntico párrafo, donde dice: «La matrícula
femenina... incluyendo la Universidad policlínica...», debe decir:
«Universidad Politécnica.»