Ruta de navegación

Publicaciones

DS. Cortes Generales, Comisiones Mixtas, núm. 37, de 24/05/1994
PDF





DIARIO DE SESIONES DE LAS
CORTES GENERALES
COMISIONES MIXTAS
Año 1994 V Legislatura Núm. 37
PARA EL ESTUDIO DEL PROBLEMA DE LA DROGA
PRESIDENTE: DON ANTONIO MARTINON CEJAS
Sesión núm. 8
celebrada el martes, 24 de mayo de 1994,
en el Palacio del Senado



ORDEN DEL DIA
Comparecencia de la Ministra de Sanidad y Consumo, Excma. Sra. doña María
Angeles Amador Millán, para informar sobre la evaluación del Informe
aprobado por la Comisión Mixta para el estudio del problema de la droga
en la pasada Legislatura. (Números de expedientes S. 711/000062 y C. D.

213/000328.)



Se abre la sesión a las doce horas y cinco minutos.




El señor PRESIDENTE: Señorías, se abre la sesión.

Comparecencia de la señora Ministra de Sanidad y Consumo para informar
sobre la evaluación del Informe aprobado por la Comisión Mixta para el
estudio del problema de la droga en la pasada Legislatura.

Tiene la palabra la señora Ministra, a quien doy la bienvenida a la
Comisión.




La señora MINISTRA DE SANIDAD Y CONSUMO (Amador Millán): Muchas gracias,
señor Presidente, señorías.

Quiero comenzar esta comparecencia ante la Comisión agradeciendo la
oportunidad que me ofrece para informar a sus señorías sobre la atención
sanitaria a los drogodependientes y la valoración que hacemos del Informe
aprobado por esta Comisión Mixta.

La atención sanitaria a los drogodependientes es un aspecto que debe
considerarse indispensable dentro del conjunto de medidas en la lucha
contra la drogadicción. El consumo de drogas sigue siendo un problema muy
grave que preocupa seriamente a la sociedad española, y para hacerle
frente son necesarias medidas en todos los campos, desde la información y
la educación de los ciudadanos hasta la represión de su tráfico. Estas
medidas han de ser



Página 734




asumidas y puestas en práctica por todas las Administraciones Públicas,
por profesionales de muy diversas especialidades y por la propia sociedad
en su conjunto.

Desde el punto de vista estrictamente sanitario la drogadicción es, por
encima de todo, un problema de salud pública que genera dos tipos
importantes de efectos de relevancia sanitaria: por una parte, las
propias consecuencias nocivas que el consumo de drogas produce sobre la
salud de sus usuarios, y, por otra, la amplia gama de complicaciones
sanitarias asociadas a la drogadicción, como el contagio de sida, de
hepatitis o los daños derivados de accidentes de tráfico vinculados al
consumo de drogas.

El drogadicto es, en términos sanitarios, una persona cuya salud se ve
afectada por su hábito y que corre el riesgo de contraer otras muchas
enfermedades, algunas de ellas de extraordinaria gravedad. La misión del
sistema sanitario ha de ser, por tanto, atender a los problemas de salud
que la drogadicción comporta, previniendo su aparición y aportando la
asistencia necesaria cuando aparece la enfermedad. La complejidad del
problema de la drogadicción y la pluralidad de entidades implicadas en su
tratamiento hacen que cualquier decisión en este terreno deba tomarse
teniendo en cuenta la totalidad de las medidas adoptadas.

Las acciones específicas de atención sanitaria en relación con la
drogodependencia se han acordado en el seno de la Conferencia Sectorial
de Drogas y en el marco del Plan Nacional sobre Drogas, como órganos de
deliberación y colaboración de las Administraciones Públicas y de todos
los sectores sociales involucrados.

Para el presente año, la Conferencia Sectorial adoptó, en su reunión de
1993, unas llamadas «líneas de intervención prioritarias 1993-94» que
identificaban dos tipos de necesidades. De una parte, la necesidad de
aumentar el compromiso de los servicios públicos con las actuaciones
relacionadas con los distintos aspectos del consumo de drogas. En segundo
lugar, la de perfeccionar las fórmulas de coordinación interinstitucional
y con las organizaciones no gubernamentales. Esto supone, en el terreno
sanitario, que el sistema nacional de salud debe garantizar la atención
de los problemas ocasionados por las drogodependencias coordinándose con
todas las Administraciones implicadas, y para ello es necesario abordar
el problema mediante la prevención y la promoción, en materia de
drogadicción y sida, y la prevención y la promoción en materia de
alcoholismo y tabaquismo. Por último, a través de la atención sanitaria
en las vertientes de prevención y tratamiento de los efectos directos de
la drogadicción y de sus procesos asociados.

Voy a hablar por tanto, señorías, en primer lugar de la prevención y
promoción de hábitos saludables en materia de drogodependencias y sida.

Un ejemplo particular de las relaciones entre drogadicción y salud lo
constituye, por sus características y por su importancia, la infección
por VIH. Es importante destacar que --como sus señorías conocen-- a la
gravedad que en sí presenta el consumo de drogas se añade en nuestro país
que la infección por VIH afecta principalmente a usuarios de drogas por
vía parenteral. Por eso, la forma en que se está abordando el tratamiento
del binomio droga-sida puede servir como muestra del modo en que deben
tratarse los problemas de salud asociados a los de drogadicción.

Un 64 por ciento de los casos de sida acumulados registrados en nuestro
país se dan en usuarios de drogas por vía parenteral. Otro 2,2 por ciento
más son varones homo o bisexuales que también consumen drogas
parenterales. Muchos de los casos de transmisión heterosexual o de sida
pediátrico están asociados de forma indirecta con el consumo de drogas.

De los casos de transmisión heterosexual en que se conoce la práctica de
riesgo de la pareja, el 71 por ciento eran parejas de usuarios de drogas
por vía parenteral; en el 72 por ciento de los casos de transmisión
madre-hijo la madre era usuaria de drogas. Se da, además, la
circunstancia de que el colectivo de usuarios de drogas es más
difícilmente accesible y menos permeable a la información sobre
prevención y acceso a cuidados sanitarios que otros grupos con distintas
prácticas de riesgo.

Por todo ello, hay que dedicar especial atención a disminuir los
comportamientos de riesgo para la adquisición y transmisión del virus por
esta vía y hacerlo con procedimientos adecuados para asegurar la eficacia
de las iniciativas que emprendamos. Es preciso conceder absoluta
prioridad a la prevención del sida porque sus características
epidemiológicas y las irreparables consecuencias de la enfermedad así lo
exigen.

En consonancia con estos planteamientos, en la última reunión celebrada
por la Comisión Nacional del Plan del Sida se adoptaron los objetivos
prioritarios, de los que voy a dar cuenta a continuación a sus señorías,
dirigidos a usuarios de drogas por vía parenteral y jóvenes: El primer
objetivo es prevenir la transmisión sexual promoviendo el aprendizaje y
la instauración de prácticas de sexo seguro en sentido amplio; en segundo
lugar, prevenir la transmisión por vía parenteral con actuaciones como
reducir, con el objetivo de llegar a eliminar, el uso compartido de
jeringuillas; promover el uso de jeringuillas estériles y promover el
cambio de vía de administración.

Para el logro de estos objetivos, están a punto de iniciarse varias
actuaciones. En primer lugar, y en el marco de la educación para la
salud, el Ministerio de Sanidad y Consumo ha suscrito un convenio con los
Ministerios de Asuntos Sociales y de Educación y Ciencia para la
realización de actividades específicas de educación en materia afectivo
sexual. Este convenio está dotado con 105 millones de pesetas, de los
cuales el Ministerio de Sanidad y Consumo aporta algo más de 69 millones.

Con ellos se van a financiar proyectos que, con la participación de toda
la comunidad escolar, aporten al alumnado una información objetiva,
completa y rigurosa sobre la relación sexual, fomenten la adquisición de
actitudes positivas y responsables ante la misma y promuevan la
responsabilidad y la ética social para evitar riesgos en las relaciones
interpersonales.

La prevención e información en el ámbito escolar ha estado acompañada de
campañas informativas de alcance nacional y dirigidas a la población en
general. Se han realizado campañas de este tipo en los años 1987, 1988,
1990 y 1993 y está previsto continuar a lo largo de este año. Las



Página 735




campañas son las que tienen mayor difusión por su ámbito territorial, por
los medios de comunicación empleados y porque están dirigidas al conjunto
de los ciudadanos, pero sólo constituyen una parte de las acciones de
este tipo que se han llevado a cabo. Existen otras muchas, más limitadas
en contenidos o en marco geográfico, que se han realizado por la
Administración Central, por las Comunidades Autónomas, por entidades
locales o por organizaciones no gubernamentales. La ventaja de este tipo
de acciones radica en que resultan más eficaces para llegar a
determinados colectivos que, como antes indicaba, no son de fácil acceso
pero que se muestran más receptivos ante iniciativas promovidas por
instancias que ellos consideran más próximas. El Ministerio de Sanidad y
Consumo tiene previsto realizar tres actuaciones en este sentido durante
el año 1994: una dirigida a los jóvenes, otra a toxicómanos y otra a
personas que ejercen la prostitución. Existen algunas experiencias muy
interesantes destinadas concretamente a los usuarios de drogas por vía
parenteral. Me gustaría destacar la desarrollada en el País Vasco, donde
se ha puesto en marcha un programa de educación sanitaria dirigido a
toxicómanos, basado en la distribución subvencionada y a través de las
farmacias, de un «kit» que incluye jeringuilla, preservativos e
información sobre prevención.

Los resultados de este programa y los de otros impulsados por otras
administraciones u organizaciones no gubernamentales los valoramos muy
positivamente. Se observa, por ejemplo, que el «kit» antisida está
desplazando progresivamente a la jeringuilla normal y que aumenta la
tendencia, ya constatada, a no compartir jeringuillas. En todo caso, esta
experiencia está sirviendo para evaluar la utilidad de nuevas fórmulas
para la prevención del contagio de VIH por consumo de drogas.

Un segundo tipo de actuaciones está relacionado con la promoción de la
participación de los ciudadanos en la prevención y en la atención del
sida. Para ello, aparte de la constante colaboración institucional que se
viene manteniendo con las organizaciones no gubernamentales que se
dedican específicamente a atender el problema del sida, se han creado
subvenciones dirigidas específicamente a su prevención en usuarios de
drogas por vía parenteral.

Entre los proyectos objeto de aportación pública podría citar los de
distribución de material de inyección, los de instalación de teléfonos
permanentes de información o los de elaboración y distribución de
material informativo específico. En 1994, al igual que el año pasado, la
cifra total destinada a apoyar el trabajo de las organizaciones no
gubernamentales se situó en torno a los 125 millones de pesetas.

En tercer lugar, siguiendo el orden que había establecido, hay que hacer
referencia a actuaciones que, aunque dirigidas a la totalidad de
afectados por VIH-sida o a todas las posibles vías de contagio, tienen
una relevancia especial para el colectivo de usuarios de drogas. Es el
caso, por citar sólo un ejemplo, de los programas de atención a
drogodependientes que se están realizando en atención primaria y atención
especializada en el ámbito del Insalud, a los que después me referiré.

Algo similar sucede con la campaña de información y prevención dirigida a
jóvenes entre 16 y 25 años que el Ministerio va a desarrollar durante el
presente año. Esta campaña se va a llevar a cabo mediante la instalación
de pantallas interactivas en universidades y centros de formación
profesional de todo el Estado. Las campañas contienen información sobre
VIH-sida, vías de transmisión, medidas preventivas, presentadas de forma
que sean atractivas para los jóvenes y asimilables para la población a la
que están específicamente destinadas. Se van a instalar un total de 80
pantallas, y está previsto que el sistema esté en funcionamiento el
próximo día 1 de diciembre de este año.

Por lo que se refiere a la prevención y promoción de hábitos saludables
en materia de alcoholismo y tabaquismo, aunque estos hábitos deben
diferenciarse de otras drogodependencias, por su diferente consideración
y consecuencias sociales son hoy en España un grave problema para la
salud y están incidiendo de manera alarmante en nuestros jóvenes. Los
efectos hacen que la lucha contra el consumo del tabaco y el abuso del
alcohol sean también un objetivo importante en la actuación del
Ministerio de Sanidad y Consumo. El convenio entre este Ministerio, el de
Asuntos Sociales y el de Educación y Ciencia, siguiendo la pauta marcada
en años anteriores, prevé también actuaciones para la prevención del
abuso del alcohol por parte de los jóvenes.

Creo, sin embargo, que donde más urgente se hace en estos momentos una
actuación por parte de las autoridades sanitarias es en materia de
publicidad. La regulación actual presenta, a mi juicio, una excesiva
permisividad y algunos vacíos normativos evidentes, por ejemplo, en lo
que se refiere a la publicidad indirecta. También presenta dificultades
administrativas para el control y seguimiento del cumplimiento de las
normas. Por ello, el Ministerio está preparando dos proyectos de Reales
Decretos encaminados a resolver estos problemas para lograr una mejor
protección de la salud de los consumidores y, especialmente, una mayor
protección de la información dirigida a los jóvenes.

Por lo que se refiere a la atención sanitaria, los problemas
asistenciales destinados a usuarios de drogas se desarrollan teniendo en
cuenta las siguientes premisas: En primer lugar, que gran parte de la
patología derivada del consumo de drogas es de carácter transmisible; en
segundo lugar, que la atención debe realizarse a través de las
estructuras sanitarias existentes, evitando el aislamiento y asegurando
la igualdad en el acceso a los recursos y a las prestaciones; por último,
que la asistencia que necesitan estos pacientes requiere un apoyo
importante de los recursos sanitarios especializados. Y partiendo de
estas premisas, los objetivos de las actuaciones que estamos llevando a
cabo desde los servicios asistenciales del Instituto Nacional de la Salud
son los siguientes:
En primer lugar, se trata de prevenir las enfermedades que se producen
como consecuencia del consumo. En segundo lugar, diagnosticar precozmente
y tratar las enfermedades infecciosas secundarias. En tercer lugar,
inducir a los drogodependientes al rechazo de la droga o hacia prácticas
de reducción del daño. En cuarto lugar, tratar los aspectos
médico-biológicos de las dependencias. Y, por



Página 736




último, se intenta controlar sanitariamente los procesos de
deshabituación, especialmente en sus primeros momentos. A estos objetivos
se orientan ocho diferentes programas, de los cuales seis se realizan en
el ámbito de la atención primaria y los dos restantes en el de la
especializada.

En atención primaria se están llevando a cabo los programas de control de
enfermedades infecciosas, de vacunación, de reducción del daño mediante
disminución de prácticas de riesgo, de mantenimiento mediante
dispensación de sustitutivos, fundamentalmente la metadona, de reducción
de mortalidad por reacción aguda y de atención a embarazos de riesgo. Por
su parte, la atención especializada está desarrollando un programa de
participación en desintoxicaciones y deshabituaciones y otro específico
de formación de profesionales. Voy a explicar un poco más a sus señorías,
si me lo permiten, cada uno de estos programas.

El Programa de control de enfermedades infecciosas ofrece a todos los
consumidores de drogas la posibilidad de someterse a pruebas de detección
de sida, de hepatitis y de tuberculosis para mejorar el diagnóstico
precoz y el tratamiento de estas enfermedades, que son hoy las más
frecuentes en este colectivo. Este programa se está desarrollando con
normalidad en los centros de salud, pero para mejorar su aplicación se ha
elaborado un protocolo para su inclusión, junto a los restantes programas
de atención al drogodependiente, en la cartera de servicios de atención
primaria para el año 1995. Durante el presente año, se está trabajando en
el establecimiento de indicadores y de normas técnicas que nos permitan
evaluar la cobertura que estamos alcanzando y los resultados que vamos
obteniendo.

El Programa de vacunación se dirige a los consumidores y a las personas
de su entorno para que puedan acceder a la profilaxis de las enfermedades
que se producen como consecuencia del consumo y, fundamentalmente, el
tétanos, la hepatitis B y la tuberculosis. Está funcionando normalmente
y, como ocurre con el anterior, también se va a incorporar a la cartera
de servicios en las condiciones que he señalado.

La reducción de las prácticas de mayor riesgo mediante la modificación de
hábitos de consumo y el acceso de los drogodependientes a material de
inyección estéril y a preservativos es el objetivo del Programa de
reducción del daño. Actualmente, en algunos centros de salud se
suministran jeringuillas a los consumidores que las solicitan y que
acuden al centro con carácter habitual, y está en estudio la forma y
condiciones en las que podremos generalizar la distribución de este
material.

El programa de mantenimiento con sustitutivos tiene por objeto dispensar
estos productos, fundamentalmente metadona, en centros o servicios
debidamente autorizados. Debido a sus características, este programa
todavía no se ha iniciado, porque ha requerido un estudio cuidadoso y no
hemos podido ponerlo en práctica sin valorar antes todos los aspectos y
los casos y circunstancias en que resulta adecuado. Por el momento, se ha
elaborado ya un protocolo en colaboración con los servicios sociales y
sanitarios de la Comunidad de Madrid y del Ayuntamiento para el
suministro de tratamientos sustitutivos con opiáceos y su implantación
piloto en tres áreas de Madrid, con una población total de 1.852.826
habitantes. Se ha llegado al acuerdo de que esta distribución se realice
a través de seis puntos en centros de día de salud mental de la Comunidad
de Madrid, con el apoyo de los recursos de atención primaria y
especializada del Insalud.

El Programa de reducción de la mortalidad por reacción aguda del Plan
Nacional sobre Drogas se concreta, en relación con las estructuras
sanitarias, en la optimización de las actuaciones de los servicios
médicos de urgencia frente a estas situaciones.

El objetivo del Programa de embarazos de riesgo pretende dar respuesta a
las especiales necesidades sanitarias de las mujeres embarazadas usuarias
de drogas. Actualmente, cualquier embarazada consumidora de drogas o con
VIH positivo se incluye dentro de los programas de embarazo de alto
riesgo, prestándose también la atención adecuada al feto y al recién
nacido.

El Programa de participación en desintoxicaciones y deshabituaciones se
desarrolla también en el ámbito de la atención especializada. El objetivo
asistencial de este programa es facilitar los cuidados médicos y de
enfermería necesarios durante la primera fase de desintoxicación y, para
ello, la persona drogodependiente, derivada desde el centro ambulatorio
de deshabituación, es ingresada en un hospital de agudos y cuenta con el
apoyo de las especialidades que en su caso requiera. En este momento,
existen unidades de desintoxicación en trece hospitales del Insalud, con
una disponibilidad de cincuenta y siete camas, y está en creación el
desarrollo de nueve plazas.

El Programa de formación de profesionales es en cierto modo un programa
marco en el que se apoyan todos los demás. Su finalidad es mejorar la
formación específica y la motivación de los profesionales sanitarios en
contacto con consumidores de drogas. La formación se dirige
principalmente a los médicos y enfermeros de atención primaria, con la
participación de especialistas de los servicios hospitalarios médicos, y
así se han desarrollado programas en relación con la asistencia a
enfermos con VIH-sida en la totalidad de las áreas sanitarias y
especialmente en Madrid.

No querría dejar de mencionar las medidas asistenciales dirigidas a las
personas drogodependientes internadas en establecimientos penitenciarios.

Hay un importante trabajo de promoción de la salud y de prevención de la
enfermedad que se está haciendo en los mismos centros penitenciarios,
igual que son los propios servicios sanitarios penitenciarios los que
asumen una parte importante de la atención sanitaria de estos enfermos.

Pero ha crecido la demanda de servicios especializados y hospitalarios,
que debe ser resuelta en coordinación con los recursos del Sistema
Nacional de Salud. El Programa de prevención y control del sida,
desarrollado por el Ministerio de Justicia e Interior, se inició en el
año 1989. Con él se ha conseguido la coordinación de esfuerzos entre las
Administraciones sanitaria y penitenciaria y la obtención de unos
resultados que pueden valorarse positivamente, aun cuando todavía no
podemos darnos por satisfechos de ningún modo con lo conseguido.




Página 737




Para concluir esta primera intervención, señorías, querría destacar algo
que espero haber transmitido ya con claridad a lo largo de mi
intervención.

Para los servicios sanitarios públicos, el usuario de drogas es una
persona a la que su hábito puede acarrear directa o indirectamente una
serie de problemas de salud que deben ser prevenidos y, en su caso,
tratados. En este sentido, el sistema sanitario español, señorías,
proporciona a estos enfermos toda la asistencia médica y de enfermería
que precisan. Algunos aspectos específicos, no directamente relacionados
con la asistencia a las enfermedades, están siendo tratados mediante
programas especiales, unos de carácter preventivo --como la vacunación,
los embarazos de riesgo-- y otros dirigidos al control de la propia
drogodependencia --el suministro de sustitutivos, las unidades de
desintoxicación--. Ciertamente, estos últimos son los que presentan más
dificultades de aplicación, ya que deben valorarse todas las
implicaciones de su puesta en práctica y es necesario un amplio consenso
para hacerlos efectivos. Pero creo que, como les indicaba, nuestro
sistema sanitario está empezando a responder adecuadamente a las
necesidades asistenciales de estos enfermos, dando muestras de la plena
vigencia de ese principio de solidaridad, que es uno de sus rasgos
característicos.

Muchas gracias, señorías, por su atención.




El señor PRESIDENTE: Gracias, señora Ministra.

Por el Grupo de Izquierda Unida, tiene la palabra el señor Vázquez.




El señor VAZQUEZ ROMERO: Gracias, señor Presidente. Gracias, señora
Ministra, por su información en esta su primera comparecencia en esta
Comisión Mixta para el Estudio del Problema de la Droga.

Voy a intentar seguir el orden de su intervención.

Si los datos de los que dispongo no están equivocados, tenemos la cifra
más alta de enfermos con VIH --sida o complejos asociados al sida-- en
niños recién nacidos por transmisión vertical madre-hijo de toda Europa,
lo que sin duda obligaría, a que, además de ampliar las acciones que
usted ha citado, señora Ministra, a hacerlas mucho más extensas, a
implicarse mucho más en esta situación.

Se ha referido a la educación para la salud y a los diferentes proyectos
para generar actitudes positivas en los escolares, aumentar la
responsabilidad y una ética social, etcétera. Todavía no han sido
aplicados, y hay una partida de 105 millones para los mismos. Estamos ya
en 1994, el problema de las drogas es viejo ya en nuestra sociedad, el
problema del sida también, la tendencia no es a decrecer sino a crecer y,
por tanto, nos parece poco razonable que estemos todavía en esa
situación. Eso debería estar ya aplicado y, probablemente, con unas
cantidades presupuestarias sensiblemente mayores.

Hay algo que no es competencia de su Ministerio y que, por tanto, usted
no ha citado, pero hablando del ámbito escolar en el que se circunscribe
esta pauta o esta línea de educación para la salud, algo en lo que
insistimos siempre porque nos parece esencial es en el control del
absentismo y del fracaso escolar, y repito que no es competencia de su
Ministerio. El dinero que se dedique a la prevención de estas dos cosas,
fundamentalmente del absentismo, será muy útil porque es en ese espectro
de población de los barrios marginales donde se asienta el mayor caldo de
cultivo para el uso y el abuso de las drogas como, sin duda, usted
conoce.

Comparto su opinión de que la experiencia de Euskadi en la administración
de los «kit» sanitarios de agujas, jeringuillas, preservativos, etcétera,
está siendo muy útil. Habría que extender desde su Ministerio este tipo
de acciones o políticas que, como usted ha dicho y en esto coincidimos,
tienen una gran utilidad, y habría que hacerlo respetando las
competencias autonómicas en materia sanitaria de aquellas Comunidades que
las tengan, claro está.

La cifra de 125 millones para apoyar a las ONG nos parece, señora
Ministra, ridícula cuando una parte importante de la prevención e,
incluso, del tratamiento no estrictamente sanitario está siendo llevado a
través de ONG o, al menos, las ONG juegan un enorme papel en este
terreno.

Cuando hablamos de ONG todo el mundo canta maravillas de ellas, todo el
mundo habla de sus excelencias, pero entre el dicho y el hecho siempre
hay un buen trecho. Hacer una gran valoración de las ONG es una cosa y
dar una subvención económica adecuada para permitir su funcionamiento ya
es otra cosa. En este caso, esos 125 millones nos parecen, sinceramente,
ridículos. En otros campos de la política del Estado se produce la misma
situación a la que me refería anteriormente. A las ONG se les dan muy
buenas palabras, pero hay una enorme tacañería a la hora de aportarles
recursos que les permitan funcionar.

Por otro lado, habrá que valorar qué utilidad real tienen esas 80
pantallas interactivas que van a ubicar en diciembre de este año en
universidades o en centros escolares de enseñanza superior. Creo que el
segmento de población universitario no es el más directamente afectado
por este problema, dicho así a bote pronto. No está de más dedicar
recursos económicos y técnicos a extender entre los universitarios
hábitos saludables, prevención y educación en una palabra. Pero
probablemente son otros los segmentos sociales que están muchísimo más
necesitados. Los recursos económicos que se van a dedicar a este tipo de
acciones en el medio universitario, aunque no estoy oponiéndome a que se
instalen las pantallas, son probablemente mucho más necesarios en
ambientes escolares inferiores.

Usted ha pasado un poco por encima sobre la problemática del alcohol y
del tabaco que está adquiriendo en nuestro país proporciones enormes. Las
consecuencias son tan importantes como las atribuibles a drogas más
modernas. El tabaco y el alcohol son drogas asimiladas por nuestra
cultura y que, por tanto, no despiertan tanta alarma social ni generan
actitudes llamativas. No obstante, son un problema importante y no sólo
para la juventud. El nivel de patologías que se ven en el Sistema
Nacional de Salud relacionadas con el alcohol, no sé si usted tendrá las
cifras ahí, son enormes y no hablo sólo del gasto económico. El gasto
social, el gasto personal, que supone para nuestro país el alcohol es
probablemente infinitamente superior al que producen las drogas. Son
pocas las acciones que se dedican a este apartado. No solamente hay que
actuar en el



Página 738




terreno de la publicidad. Hay que actuar en muchos otros. Es cierto que
existe un vacío legislativo que permite que gran parte de actividades
deportivas estén ligadas al placer, bienestar, éxito y consumo de tabaco
o del alcohol. Esta situación debería preocuparnos bastante más a todos
y, en concreto, a los que tienen responsabilidades de gobernar.

Usted ha citado algunos aspectos sanitarios, las patologías
transmisibles, la evitación del aislamiento, la igualdad de oportunidades
de acceso y el apoyo de recursos especializados. Estoy absolutamente de
acuerdo con su forma de ver la asistencia sanitaria. Ahora bien, creo que
los recursos que se dedican no son los suficientes.

En cuanto al primero de los programas de asistencia primaria, el de
vacunación y control de enfermedades infecciosas, sida, tuberculosis y
hepatitis B sabe, señora Ministra, que ya el año pasado y en éste estamos
teniendo un crecimiento exponencial de tuberculosis en nuestro país que
debería de obligar a emprender acciones muy firmes.

El hecho de que en Madrid no se haya iniciado, excepto en esos seis
puntos que usted ha citado, la dispensación de metadona en centros
autorizados no es presentable a estas alturas. No estamos hablando de un
problema que está empezando, sino de un problema que está perfectamente
asentado en nuestra sociedad, arraigadísimo hasta el último capilar. Por
eso, no nos ilusiona oír que aún lo están estudiando, que debería estar
ya en marcha hace mucho tiempo, etcétera. Más vale tarde que nunca, pero
tendría que haberse llevado adelante hace mucho tiempo ya.

Me gustaría que me dijera en qué se concretan las medidas de optimización
de los servicios médicos de urgencias para disminuir la mortalidad por
sobredosis. ¿Están ustedes haciendo algún tipo de curso para médicos de
urgencia o para residentes que son los que fundamentalmente están en las
urgencias de los hospitales del sistema sanitario público para que éstos
aprendan a tratar las intoxicaciones o las sobredosis por drogas
parenterales? En todos los hospitales, al menos en los que yo conozco, el
problema se soluciona bastante bien porque la gente está suficientemente
formada en ese terreno. Probablemente, no sea un programa a realizar en
centros hospitalarios de las grandes ciudades, sino en los centros de
salud de los pueblos donde el nivel de formación es menor, al menos por
la cantidad de casos que ven en un período de tiempo.

El hecho de que haya 57 camas en 13 hospitales del INSALUD para tratar
las desintoxicaciones y las deshabituaciones nos parece, sinceramente se
lo digo, poco presentable. Es muy poco presentable que en 13 hospitales
del INSALUD sólo haya 57 camas para tratar estos problemas.

Una parte importante de la operatividad, en esto coincido con usted, del
problema de las drogas se está produciendo en el interior de las
instituciones penitenciarias, lo cual no es raro teniendo en cuenta que
en las cárceles españolas un porcentaje superior al 85 por ciento de los
internos está allí por su relación con el mundo de las drogas. Esto hace
que la prevalencia de marcadores de hepatitis B, de VIH y de hábitos
tóxicos en relación con las drogas sea infinitamente más alta que en la
población general y que, por tanto, haya que dedicar recursos importantes
en las instituciones penitenciarias. A mí me consta que se han hecho
muchas cosas en las instituciones penitenciarias. Pero tampoco nos
podemos sentir excesivamente orgullosos de cómo está la situación en las
cárceles. Reconozco, no obstante, que se han dedicado recursos y
esfuerzos para tratar este tema.

Señora Ministra, me gustaría que nos hiciera alguna precisión respecto de
las cifras que hemos citado. Espero que en una próxima comparecencia que
no sea muy tardía, tampoco en dos meses, podamos hablar de unos
presupuestos sensiblemente superiores, de un nivel de disponibilidad de
camas sensiblemente superior y de programas que han sido aplicados ya y
no de que se van a aplicar, de programas que han sido ya evaluados y de
los resultados de esa valoración.

La droga no es un problema que esté apareciendo de nuevo en la sociedad
española, sino que, por contra, es un problema que está bastante
arraigado e, incluso, muy capilarizado, sobre todo en determinados
sectores de la sociedad.

Nada más y muchas gracias.




El señor PRESIDENTE: Gracias, señor Vázquez.

Por el Grupo de Convergència i Unió, tiene la palabra el señor Bertrán.




El señor BERTRAN I SOLER: Gracias, señor Presidente.

Señora Ministra, en primer lugar, quisiera agradecerle su comparecencia
así como sus explicaciones.

Señora Ministra, si en este momento yo le tuviera que enumerar todo lo
que sería necesario hacer dentro del tema de las drogadicciones,
seguramente pasado mañana no habría terminado aún. Por ello, mi
intervención se va a centrar más concretamente en si, con los recursos de
que se dispone, se hace todo lo que es preciso hacer o si se hacen cosas
que no deberían hacerse. Es decir, yo desearía saber si se está dando
prioridad suficiente, con los recursos limitados de que se dispone
--repito--, a determinadas cuestiones para conseguir los niveles de
eficiencia necesarios en la realización de acciones que redunden en los
mayores beneficios posibles en lo que a efectividad se refiere.

En su exposición usted se ha referido sobre todo a las áreas de
información y educación de los ciudadanos, a la represión del
narcotráfico y al área de asistencia. Señora Ministra, si es verdad que
hay problemas más susceptibles de prevención que otros, es decir, si las
acciones preventivas tienen unos resultados más positivos en unas
ocasiones que en otras, mi primera pregunta tiene que ir dirigida
precisamente a saber si en su Ministerio se ha dado prioridad a
determinadas cuestiones en función de los resultados, de la efectividad y
de la eficiencia de las medidas adoptadas.

Señora Ministra, hay un tema muy difícil de resolver --nos hemos referido
ya varias veces a él-- y en el que creo que coincidiremos. En el tema del
sida y en el de la drogadicción hay dos áreas fundamentales, las
referidas a la información y educación de los ciudadanos, pero también
hay otra área asimismo fundamental, la de formación de los profesionales
que deben prestar asistencia a las personas afectadas.




Página 739




Dentro del ámbito asistencial, entendemos que el área de atención
primaria de salud es la que precisamente necesita de mayores recursos
para la formación de profesionales con objeto de que éstos sean capaces
de incorporar en su práctica asistencial los conocimientos y habilidades
necesarios que les permitan tratar con unas cotas de eficacia suficientes
a las personas afectadas por problemas de drogadicción. ¿Se dedica el
suficiente esfuerzo a la formación de estos profesionales? ¿Existe una
metodología de implantación progresiva de sistemas de formación para
actualizar sus conocimientos en función de las realidades existentes? A
veces uno tiene la tentación de pensar que debería reconsiderarse la
aplicación de recursos para su formación dado que --y lo sabe muy bien la
señor Ministra-- todos los dineros que llegan al Estado español
precisamente para la formación de los profesionales sanitarios
procedentes del Fondo Social Europeo, que yo sepa --si me equivoco usted
me corregirá--, no han sido destinados jamás a la formación de esos
profesionales. Por tanto, tratándose de un problema tan grave como es
éste en relación con la salud, yo pregunto si no sería lógico que se
estableciera alguna prioridad a la hora de recoger los fondos económicos
pertinentes procedentes de este Fondo Social.

Otro tema que quería plantearle, y que también ha sido mencionado por el
Portavoz de Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya, se refiere a que a
pesar de que también en nuestra opinión el alcoholismo supone un problema
mucho mayor en lo que a número de afectados se refiere, creo que no
debemos hablar tan sólo del problema del consumo de alcohol sino del
problema del abuso del mismo, tema muy distinto. Nosotros opinamos que
las diferentes acciones deberían ir dirigidas, no ya al consumo del
alcohol, ya que en cierta medida incluso podría ser saludable, sino al
abuso que pueda hacerse del mismo. Creemos que ahí sí que deben dirigirse
todos los sistemas educativos y de prevención e información que sean
necesarios para la regulación de los graves problemas que se derivan del
alcoholismo.

En cuanto a lo que usted nos decía sobre las intenciones que tiene su
Ministerio en lo referente a la educación escolar, quisiera hacerle una
pregunta concreta que es la siguiente: ¿Con qué metodología tienen
pensado realizar esta acción? Recuerdo que recientemente tuve acceso a
una información relativa a que en una Universidad madrileña un estudiante
había grabado en su pupitre a base de hacer rayones --por cierto,
probablemente el propio estudiante debería pagar este desperfecto-- la
siguiente frase: «la ciencia y la tecnología me persiguen, pero yo soy
más rápido».

Señora Ministra, a veces la metodología con que se pretende enseñar en
los primeros niveles educativos o incluso en los superiores puede
constituir un error. Quizá la mejor metodología educativa es la que
utiliza los medios a través de los cuales se informa a este sector de
población y a los que dicho sector está más habituado. Por tanto, más que
con conferencias, con charlas o con prácticas, probablemente utilizando
los medios audiovisuales, utilizando los propios medios de comunicación
en sentido positivo, se conseguiría un índice de mayor efectividad.

Por último, señora Ministra, quisiera formularle otra pregunta. Es cierto
que el problema de los presupuestos es muy importante. Nosotros hemos
tenido siempre la sensación de que los presupuestos para sanidad son
insuficientes --posiblemente esta cuestión debería ser respondida por el
Ministro de Hacienda más concretamente--, pero, a pesar de ello, me
atrevería a decir que no se puede recortar el presupuesto de sanidad en
una partida determinada para aplicárselo a la partida de al lado porque
incluso antes de que se produzca ese recorte esa partida ya es
deficitaria. Por tanto, la única posibilidad real consistiría en aumentar
globalmente el presupuesto respecto del producto interior bruto e irnos
acercando a la media europea, de lo que tantas veces hemos hablado. Esta
sería la única posibilidad: conseguir recursos y hacer todo aquello que
sea necesario.

Y ligo todo esto con la pregunta que le hacía antes. Estamos de acuerdo
en que deben marcarse unas prioridades en función de los recursos
existentes --me imagino que todos coincidimos en esto--, pero también es
verdad que necesitamos de mayores recursos para atender a las necesidades
reales de la población a la que representamos y a la que el problema de
la drogadicción causa una gran angustia, así como otros graves perjuicios
derivados de ella que le afectan muy directamente y a los que debemos ser
capaces de encontrar soluciones en el menor tiempo posible.

Muchas gracias.




El señor PRESIDENTE: Gracias, señor Bertrán.

Por el Grupo Parlamentario Popular, tiene la palabra el señor Robles.




El señor ROBLES OROZCO: Gracias, señor Presidente.

Quisiera empezar mi intervención haciendo constar que la comparecencia de
la señora Ministra de Sanidad para informarnos sobre la evaluación del
informe elaborado para 1991 es, a mi juicio, la que debería tener más
trascendencia y más relevancia a la hora de evaluar dicho documento, pero
no sólo en función de los objetivos del mismo, sino porque en aquel
momento el Plan Nacional sobre Drogas estaba ubicado precisamente en el
Ministerio de Sanidad.

Después de este paréntesis sobre el que luego volveré, quisiera también
hacer notar a la Comisión que ésta es la primera reunión que celebramos
desde que se produjo la dimisión del señor Secretario de Estado y
Delegado del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas. Al día
siguiente de haber estado reunidos en una sesión como la de hoy, se
produjo la dimisión del señor Secretario de Estado.

Es decir, que en esta Comisión hemos escuchado una vez más una
proliferación de propuestas y de objetivos sobre los que muchos
ciudadanos españoles y muchas ONG se preguntarán en qué han quedado, a la
vez que se preguntarán también si va a continuar en esa misma línea el
sucesor del señor Secretario de Estado --si es que va a haber algún
sucesor-- o si vamos a seguir instalados en la política del desconcierto,
del cambio, de la improvisación, es decir, en una política de utilización
del Plan Nacional sobre Drogas para otros fines muy distintos a los que
nos deberían ocupar.




Página 740




A este respecto, quiero expresar mi preocupación por lo que me parece una
historia absolutamente rocambolesca y desafortunada, debido a los cambios
permanentes de ubicación del Plan Nacional sobre Drogas, que ha pasado
del Ministerio de Sanidad al de Asuntos Sociales y de éste al de
Interior, que ha tenido tres directores generales en tan sólo nueve meses
y que, al día de hoy, no sólo no tiene un responsable político, sino que
desconocemos cuál va a ser la filosofía del Gobierno en esta materia.

Supongo que a partir de ahora el Gobierno tendrá bastante más cuidado en
pedir a las fuerzas políticas responsabilidad en este tema, ya que no ha
sido capaz de plantear una política de Estado para la lucha contra las
drogas, sino que ha utilizado este Plan para fines completamente
distintos de los que cabría esperar de un Gobierno que tuviera las ideas
claras acerca de cómo afrontar este problema.

Por tanto, esta desorientación debe ser nuestra primera preocupación.

Esta Comisión se ha creado, fundamentalmente, para que desde el
Parlamento se encaucen los estudios sobre este problema y, a nuestro
juicio, nos encontramos en una situación claramente caótica.

Como he dicho al principio, si algunas de las intervenciones de la
Administración ante esta Comisión han tenido relevancia, qué duda cabe
que han sido las de los representantes del Ministerio de Sanidad, en un
doble sentido. En primer lugar, porque le ha correspondido la titularidad
del Plan, que ha estado ubicado administrativa y políticamente durante
todo el período que tratamos de evaluar en dicho Ministerio y, en segundo
lugar, porque los objetivos que se plantearon eran, en un 80 por ciento,
de carácter asistencial.

Hemos asistido a una intervención por parte de la señora Ministra
absolutamente optimista y de satisfacción --al menos, así me lo ha
parecido-- por lo que nos ha relatado. En este sentido, creo que, como en
otras ocasiones --así lo ha hecho no sólo la Ministra de Sanidad, sino
otros representantes de la Administración--, se ha mezclado con mucha
facilidad la evaluación de los programas con la formulación de objetivos
que ya estaban planteados en dicho documento. Su señoría ha dedicado muy
pocas palabras al contenido del informe --si usted quiere, puedo volverlo
a leer, para que podamos analizar, uno a uno, dichos objetivos-- y ha
formulado como proyectos del Ministerio de Sanidad objetivos ya previstos
en 1991. Por tanto, de entrada me parece desalentador que a mediados de
1994 se tengan que volver a plantear cosas que ya deberían haberse hecho
en estas fechas.

La señora Ministra también se ha referido a algunas otras medidas como,
por ejemplo, las relativas a la coordinación con el Plan Nacional del
sida. Su señoría sabe --porque tuve ocasión de debatir este tema en la
Comisión de Sanidad-- cuál es la opinión que le merece a nuestro Grupo la
desafortunada situación del llamado Plan Nacional de lucha contra el
sida. Y digo el llamado porque creo que, lejos de contener algunos de los
elementos necesarios para considerarlo como plan, carece de todos, como
de Secretario responsable durante muchos meses --por la famosa
destitución, que tuvo lugar en el momento menos oportuno--, de programas
concretos para desarrollar, así como de presupuesto, aspecto nada
desdeñable si se quiere afrontar una programación específica y no
realizar una mera coordinación de actividades por determinados organismos
de la Administración o del Ministerio.

Insisto, pues, en que este Plan Nacional debe tener un presupuesto
específico para poder desarrollar programas, también específicos, de
forma metodológica, sistemática y constante y no realizar exclusivamente
campañas esporádicas de información que, como todo el mundo puede haber
comprobado, son de una eficacia que no voy a calificar de nula, pero sí
limitada. Y los datos son lo suficientemente elocuentes como para
demostrar que nuestro país no ha sido un ejemplo en lo que a la
prevención se refiere. Casi un 67 por ciento de las personas que padecen
la infección del VIH la sufren por transmisión parenteral; desde la
última comparecencia del anterior Secretario de Estado, las cifras de
sida entre los heterosexuales se han multiplicado por tres, y otro dato
lamentable es el que demuestra que estamos a la cabeza, en lo que a sida
pediátrico se refiere, de los países europeos.

Por tanto, algo debe haber fallado --como ya le dije en su momento-- en
materia de prevención y coordinación, y creo que ha sido la falta de una
política sistemática, permanente y metodológica de formación, no
solamente de información. No creo que nos podamos contentar con realizar
campañas que, por cierto, se han anunciado muchas veces en esta Comisión,
o en la de Sanidad. En este sentido, no sé si se llegan a desarrollar ni
siquiera el 50 por ciento de las que se anuncian. El Secretario General
de Salud nos informó sobre algunas de ellas, pero no tengo constancia de
que se hayan realizado. Ojalá que la que usted nos ha vuelto a nunciar se
llegue a cumplir y, al igual que el resto, vaya unida a programas
formativos, ya que --vuelvo a insistir-- no pueden consistir en hechos
aislados. Hay materias que requieren un esfuerzo permanente y creo que,
ante la demanda de la opinión pública, no es serio responder que se están
adoptando medidas, cuando realmente no es así. Por tanto, creo que hay
que dejar de aparentar que se hacen cosas, para hacerlas realmente.

Por otro lado, usted ha hecho referencia a un convenio firmado por
diferentes Ministerios, para el que se destinan 105 millones de pesetas.

Creo que este hecho se comenta por sí sólo; es decir, un convenio que, a
estas alturas, intenta la puesta en marcha de programas de educación para
la salud, cuando deberíamos llevar dos años --por la propia LOGSE--
desarrollando dichos programas de forma normalizada en los colegios,
demuestra claramente lo que, no sólo nosotros, sino las organizaciones no
gubernamentales y otras instituciones, han denunciado precisamente en
esta Comisión: la falta de cumplimiento de los programas de educación
para la salud y el retraso importante que se ha producido en este campo.

Por otra parte, señora Ministra, dudo mucho que sean suficientes los 105
millones de pesetas que, en conjunto, destinan todos los Ministerios. Los
escasos 69 millones que se van a dedicar por parte del Ministerio de
Sanidad a este programa de educación para la salud demuestran que no va a
consistir en un gran programa ni va a tener una eficacia extraordinaria;
es como si se intentara derribar un



Página 741




Harrier con perdigones. Insisto en que con 69 millones de pesetas no se
puede llevar a cabo un programa de educación para la salud en este país,
y usted lo sabe, señora Ministra. Por tanto, dejémonos de gestos y
desarrollemos una política realmente seria de prevención, tratamiento y
asistencia.

También se ha hecho referencia a los presupuestos. No cabe duda de que
todas las Administraciones han venido haciendo un esfuerzo en esta
materia, pero se han invertido los porcentajes de participación del
Estado y de las Comunidades Autónomas. Es cierto que, al principio, el
presupuesto del Estado fue muy superior al de las Comunidades Autónomas y
el esfuerzo de aquél era positivo en relación con el realizado por las
Comunidades Autónomas. Pero, como digo, la tendencia se ha invertido y en
los últimos años la Administración no llega al 40 por ciento de lo que se
destina a la lucha contra las drogas, mientras que las Comunidades
Autónomas dedican más del 60 por ciento a ese concepto. Hay, pues, un
esfuerzo menor por parte del Estado, y aunque se hayan transferido
importantes competencias en esta materia a las Comunidades Autónomas,
este tema es de tal trascendencia que el Estado debería mantener, al
menos, el mismo esfuerzo que venía realizando.

Sé que nos encontramos en un momento difícil y, como alguien ha
comentado, probablemente en este hecho tenga más influencia el Ministerio
de Hacienda que el de Sanidad --al que seguramente le gustaría contar con
más recursos--, pero creo que es positivo que esta Comisión inste al
Ministerio de Sanidad para que éste indique al Ministerio de Hacienda que
no se debe perder terreno en esta materia, es decir, que no deben
disminuir los recursos en función de los destinados por las Comunidades
Autónomas, porque creo que durante muchos años habrá que aportar recursos
económicos para la lucha contra las drogas.

Por otro lado, uno de los temas concretos e importantes que hoy teníamos
que evaluar era, sin lugar a dudas, la proposición que se hizo en su
momento --octubre de 1992-- al Consejo Interterritorial del Sistema
Nacional de Salud, cuyo contenido debería haberse ejecutado a lo largo de
1993, según se fijó en los propios acuerdos. Pero la inmensa mayoría de
los temas recogidos en aquella propuesta están, al día de hoy, sin
cumplir, y no lo afirmo yo, sino que lo reconoció el propio Secretario de
Estado, señor Garzón, en esta Comisión hace pocos meses, quien reconoció
--como se puede comprobar en las actas-- que no se había cumplido lo
previsto en ese documento --lo que debería haberse hecho a lo largo de
1993-- y que entre sus objetivos se encontraba, fundamentalmente, el que
se llegase a cumplir. Por tanto, me parece un fracaso considerable ya que
se recogían objetivos muy importantes. Yo creo que volverlos a formular
hoy en términos de proyectos y objetivos refleja lo que le he dicho hace
un momento: una parálisis y una falta de impulso en este tema
asistencial.

Me gustaría reseñar otros dos temas de forma específica, relativos a la
necesidad de evaluación de los distintos recursos asistenciales, que era
uno de los objetivos específicos y así se recogía en una de las ponencias
que hizo el Plan Nacional. Al día de hoy no conocemos ningún estudio en
este sentido y yo creo que es importante disponer de este objetivo de
forma cubierta.

Con lo que le he dicho, señora Ministra, queda claro que a nosotros nos
parece que hay que hacer más, que hay que aceptar que no se ha sido capaz
de cumplir parte de lo que estaba previsto en 1991, que habrá que
retomarlo como objetivo de futuro y que es evidente que en el clima
actual de desorientación en el que se mueve el Plan Nacional, sin saber
definitivamente en qué Ministerio va a quedar adscrito, con qué
responsabilidades y con qué objetivos, difícilmente se va a cumplir.

Quiero terminar con lo que le he dicho antes: por favor, déjense de hacer
una política de imagen, de intentar aparentar que se cubren lagunas que
la sociedad está demandando, como la educación para la salud, y pónganse
de verdad a desarrollar lo que ustedes mismos se han planteado como
objetivo y que la LOGSE contempla, que es la educación para la salud.

Dejemos de hacer política de imagen; hagamos todos política real, cosas
para que sea la sociedad la que se pueda beneficiar. Como supongo que
usted tendrá alguna oportunidad en el Consejo de Ministros de trasladar
este asunto, hagan lo posible por que la sociedad perciba cuanto antes
que no existe interinidad en el Plan Nacional de lucha contra las drogas,
que se cubra esa vacante, porque, francamente, no es de recibo que un
tema tan importante como el de la lucha contra la droga tenga al día de
hoy una vacante que debería haber sido cubierta inmediatamente después de
que cesara el señor Garzón.

Muchas gracias, señora Ministra.




El señor PRESIDENTE: Gracias, señor Robles.

Por el Grupo Parlamentario Socialista, tiene la palabra la señora
Rodríguez Calvo.




La señora RODRIGUEZ CALVO: Muchas gracias, señor Presidente
Bienvenida, señora Ministra, a esta Comisión. Además de darle la
bienvenida por ser la primera vez que comparece, espero que sea reiterada
su presencia aquí. Yo sí le tengo que felicitar por su exposición.

Teniendo en la mano lo que fue en su día la propuesta de medidas que esta
Comisión hizo para los años 1991-1992, tengo que decir que en lo que
compete al Plan en general, y en concreto al Ministerio de Sanidad, se
han cumplido todos los puntos que aquí figuran e incluso se han planteado
objetivos nuevos. Yo disiento de que los objetivos para 1991 con respecto
a la droga tengan que ser diferentes a los de 1994. En aquellos momentos
se tenían que acometer una serie de actuaciones, y en éstos, otra, pero
el objetivo fundamental es un buen tratamiento.

También quisiera hacer algunos comentarios, porque aquí se ha dicho,
concretamente en el asunto del sida, que está aumentando. Excluyendo lo
que es el sida pediátrico, la edad de infectados ahora mismo en España
está en más de 35 años. Son personas que se infectaron antes de que se
pusiera en marcha la profilaxis del sida. Por otro lado, nuestro país es
un ejemplo reconocido por la comunidad internacional de atención a
enfermos de sida, y en estos momentos se considera que es uno de los
países que no



Página 742




regatea a la hora de derivar todos los presupuestos y todas las
atenciones sanitarias necesarias para los enfermos de sida. Aquí no se
regatea como en otros países.

Por consiguiente, no estoy de acuerdo con algunos de los comentarios que
aquí se han hecho. Tampoco creo que tengamos que exigir al Ministerio de
Sanidad grandes presupuestos para las organizaciones no gubernamentales,
dado que el Ministerio de Asuntos Sociales ya dedica 800 millones de
pesetas para estas organizaciones.

En cuanto a la metadona, usted ha dicho que ahora se están poniendo en
marcha algunos centros. Yo creo que será más bien para profundizar o
mejorar el enfoque del tratamiento de la metadona, porque en España, en
lo que es territorio del Insalud y según mis datos, hay 113 centros. En
Andalucía tenemos bastantes, ahora mismo no tengo el dato, aunque creo
que está en torno a los 42, aproximadamente. En ese sentido, lo que sí se
debe hacer con respecto al tratamiento de la metadona es, sin desarrollar
normas de rendimiento y protocolos clínicos para que los programas de la
metadona sean más eficaces, analizar qué tipo de metadona hay que dar en
estos centros. Tal vez haya que aumentarlo, lo que quiere decir que hay
mucha gente que quiere tratarse. Hace unos años los adictos no querían
este tipo de tratamiento.

En cuanto a las camas dedicadas a desintoxicación, todos sabemos que
estos enfermos ocupan las camas solamente de 7 a 10 días, y en concreto
en España hay 150 camas, lo que, dividido entre los 7 ó 10 días que cada
enfermo está en ellas, da un resultado de 3.000 tratamientos al año. Por
otro lado, también sabemos que los especialistas dicen que muchas
desintoxicaciones se pueden hacer en el nivel primario y en el domicilio
del paciente. Y todos los pacientes prefieren desintoxicarse o tratarse,
si es posible, en su casa, porque están más atendidos por su familia. Es
decir, a veces damos datos sin tener en cuenta lo que los expertos dicen
al respecto.

De su exposición y de las que han hecho aquí anteriormente representantes
de otros Ministerios y de las organizaciones no gubernamentales, incluso
es reconocido por mucha gente que ha pasado por aquí, podemos deducir que
el Plan Nacional sobre Drogas, que se constituyó en 1985, ha llevado a
cabo una importante labor de coordinación y de ordenamiento de las
competencias de las distintas administraciones que están implicadas en el
abordaje del problema de la droga. Se han llevado a cabo un gran número
de medidas encaminadas tanto a la prevención como a la disminución de
daños, y eso lo estamos viendo cada día en que los pacientes tienen una
vida más larga, sus circunstancias están mejorando y se están previniendo
nuevos casos.

Por tanto, que una persona deje un cargo por su conveniencia personal o
por lo que sea no quiere decir que el Plan Nacional, que lleva
funcionando mucho tiempo, se vaya a venir abajo y no vaya a cumplir sus
objetivos. Cada Administración va a cumplir sus objetivos. En este Plan
están trabajando muchísimas personas. Las Comunidades Autónomas están
dedicando bastantes esfuerzos y tienen bastantes objetivos que cumplir, y
yo creo que se van a seguir cumpliendo esos objetivos, esté al frente la
persona que esté. Procuraremos que siempre sea la persona adecuada. Hasta
ahora, todas las que han pasado por la Dirección del Plan y desde los
distintos Ministerios se han volcado, han puesto toda su voluntad y lo
mejor de ellos para contribuir a mejorar la situación de la droga. Lo que
pasa es que en la problemática de la drogodependencia es cambiante. Por
muchos programas que se estén poniendo y se hayan puesto en marcha y por
muchas actividades que se hagan, en esta problemática siempre queda mucho
por hacer. Además, los abordajes y las estrategias que se dirijan a este
problema tienen que estar constantemente cambiando, para adaptarse a todo
este proceso de cambios que se producen en el problema de la droga. Desde
esta perspectiva, por mucho que se haga, siempre habrá deficiencias. Por
ello, esta Comisión y las distintas Administraciones que tienen que
abordar el tema tienen que estar constantemente reflexionando, teniendo
una gran imaginación para dar respuestas oportunas a cada caso y en todo
momento.

Ciñéndonos al Ministerio de Sanidad y a lo que compete al Sistema
Nacional de Salud, mi Grupo considera que lo fundamental es que éste
tiene que garantizar al drogodependiente, en igualdad de condiciones que
al resto de la población, los servicios sanitarios adecuados a sus
necesidades y a los niveles de prestaciones existentes. Nosotros pensamos
que el abordaje que compete a este Ministerio debe fundamentarse en seis
pilares: primero, la prevención, en colaboración con otras entidades y
organizaciones, y la promoción de la salud; segundo, la profilaxis;
tercero, el tratamiento de las patologías derivadas del consumo de droga;
cuarto, promover y estimular la demanda de asistencia por parte de los
toxicómanos; quinto, investigación y, sexto, control de las sustancias
químicas que se utilizan para la fabricación de cápsulas o drogas.

En el campo de la prevención, como nos ha indicado ya la señora Ministra,
se están realizando muchos programas conjuntos con el Ministerio de
Educación, con el que se tiene previsto seguir avanzando, y también con
las organizaciones no gubernamentales. Pero todos sabemos, y yo creo que
todos estamos de acuerdo, que el campo de la prevención es el campo en el
que hay que seguir insistiendo. Si hay un «handicap» para que la
población dé una respuesta válida al problema de la drogodependencia es
el de la información, y en muchas ocasiones esta información suele ser
sesgada o se hace con verdades a medias o incluso con informaciones
sensacionalistas, que son más perjudiciales a la hora de crear una
conciencia clara del problema de las adicciones. De ahí que nosotros
consideremos, y también lo ha expuesto la señora Ministra, que para
conseguir una buena campaña preventiva ésta se enmarque dentro del amplio
campo de la educación para la salud. Y aquí sí estoy de acuerdo con otros
compañeros que me han precedido, en el sentido de que hay que insistir
fuertemente en la formación y en la sensibilización de los sanitarios,
médicos, ATS y farmacéuticos. Porque desde que entra un paciente por su
puerta, los sanitarios están constantemente informándole con claridad de
las consecuencias del consumo y abuso de todo tipo de drogas. Ahora
parece que está aumentando el consumo de tranquilizantes y las encuestas
indican que un porcentaje de éstos



Página 743




se expende sin receta, por lo que hay que educar y exigir a los
farmacéuticos que no vendan estos fármacos sin receta, ya que muchas
veces pueden ser la vía de iniciación a otras drogas.

Respecto al campo de la prevención, nos congratulamos de lo que usted ha
expuesto en cuanto a que hay que impulsar más normativas e incluso hacer
cumplir las que ya existen en el tema de publicidad del tabaco y del
alcohol, porque, según las últimas encuestas, desde que se está poniendo
en marcha la campaña contra la publicidad del alcohol, está disminuyendo
el consumo, sobre todo entre los más jóvenes, tanto de tabaco como de
alcohol.

En cuanto a la promoción de la salud desde el Ministerio de Sanidad, yo
creo que hay que fomentar más programas que conduzcan a la adopción de
estilos saludables de vida, creando una cultura positiva de salud y, por
tanto, de hábito alternativo al consumo de todo tipo de drogas. En este
campo, aunque competa a otras Administraciones, yo creo que es
precisamente el Ministerio de Sanidad el que tiene que llevar la bandera
y el que debe iniciar y coordinar ese tipo de campañas.

En cuanto a la profilaxis, yo creo que también hay que destacar el
importante desarrollo de programas específicos que se están llevando a
cabo para la reducción del riesgo, como estamos viendo ya en todas las
consultas y en los pacientes, tanto en el tratamiento y diagnóstico del
virus de inmunodeficiencia como en el tratamiento y la profilaxis de la
tuberculosis, enfermedades de transmisión sexual u otras patologías
infecciosas. Hay que seguir avanzando, extendiendo las experiencias que
se están realizando en algunas Comunidades. Yo estoy contenta con lo que
se está haciendo en Andalucía; por supuesto, sin triunfalismos y pensando
que hay que seguir avanzando.

Si tenemos en cuenta los estudios que se están realizando por expertos en
los demás países europeos sobre la vida natural del toxicómano, que se
han seguido durante 10 ó 20 años, vemos que un 30 o un 40 por ciento
sobreviven, tal vez por los mejores tratamientos que hay ahora, pero en
unas condiciones físicas y psicológicas muy precarias. También creo que
hay que tener en cuenta que ahora se están presentando las consecuencias
físicas y patológicas de los antiguos consumidores de coca y, por otro
lado, todavía hay un 50 por ciento de toxicómanos que o bien no quieren o
bien no pueden dejar de consumir. Yo creo que estos tres puntos tienen
que hacernos reflexionar sobre la necesidad de incrementar los programas
de disminución de riesgo. Usted ha mencionado algunos, pero creo que hay
que extenderlos y seguir avanzando en esa línea. Y creo que hay que
hacerlo de forma muy equilibrada con los programas «libre de droga», ya
que en Estados Unidos la experiencia indica que hay un desequilibrio
entre los programas «libre de droga» y los de disminución de riesgo que
no está dando resultado. Yo creo que España va por buen camino realizando
estas experiencias de forma más equilibrada.

En cuanto al tratamiento de toxicómanos, creo que también se hace, pero
no ahora, sino desde antes de que se estableciera el plan del Ministerio
de Sanidad, que daba respuesta a estos pacientes. Lo que tengo que
transmitir es que algunos pacientes creen que existe cierta inhibición
del sistema sanitario con respecto a los drogadictos, y por eso tal vez
hay que insistir en que, para que haya una buena atención y una
continuidad en el tratamiento del drogadicto, hay que conseguir una mayor
coordinación entre el nivel primario y el hospitalario y de éstos con
respecto a los centros especializados. Hay que vincular más la
comunicación y relación entre ellos y también habrá que sensibilizar más
a los profesionales que no están especializados en el tratamiento del
sida o del drogadicto. Las unidades de desintoxicación muchas veces
funcionan aisladamente dentro del hospital, y sería necesario que hubiera
más comunicación e incluso más formación, fundamentalmente hacia los
servicios de urgencia, de tocoginecología, de patología general y los
centros de salud, porque muchos pacientes que no quieren desintoxicarse
tienen su primer contacto con un servicio asistencial a través de un
servicio de salud, bien el centro de salud, bien el sistema sanitario a
través de urgencias por un accidente. Ese es el momento importante para
que los profesionales estén sensibilizados y puedan captar a estos
pacientes. Además de captarlos y poder derivarlos a los especialistas, es
también muy importante que el tratamiento que se aplique sea el correcto,
porque el hecho de ser drogadicto o enfermo de sida requiere un
tratamiento complementario al que precisa la patología.




El señor PRESIDENTE: Señora Rodríguez, le ruego que vaya pensando en
concluir.




La señora RODRIGUEZ CALVO: Voy a concluir en seguida, señor Presidente.

Yo creo que también habría que hacer un esfuerzo en cuanto al tema del
sida, porque ahora se está tratando mejor que nunca desde los servicios
especializados a los enfermos de sida, pero algunos se quejan de que
cuando tienen que acudir a otro tipo de especialista o al nivel primario,
por el hecho de que estos profesionales no estén sensibilizados e incluso
no tengan suficiente formación, no se les trata adecuadamente, por lo que
habría que hacer un esfuerzo al respecto y, sobre todo en el caso de
enfermos terminales, un protocolo conjunto entre la atención primaria y
la especializada.

Permítame, señor Presidente, que trate un tema que no se ha tocado aquí,
que es la investigación. Yo creo que hay que seguir insistiendo en el
tema de la investigación, sobre todo sabiendo que estas drogas atraviesan
la placenta, por lo que habría que estudiar en mayor profundidad el
efecto que se produce en el feto y las consecuencias en el recién nacido,
así como el efecto que se produce a nivel cerebral en cuanto a la
adicción. Se están dando ya grandes pasos en el estudio de las causas de
la adicción y, sobre todo, en la idea de que si conseguimos conocer esto,
tal vez la reincidencia se evite mejor porque haremos tratamientos más
especializados.

En cuanto al control de los estupefacientes, habría que insistir en el
problema que representan las píldoras adelgazantes, que, como sabe, en
muchos casos llevan algún



Página 744




estimulante, lo que crea cierta adicción entre la población que cada día
se preocupa más de adelgazar.

Quería hacerle alguna pregunta para terminar, pero puedo hacérsela
después.

Muchas gracias.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señora Rodríguez Calvo.

Para responder a las intervenciones, tiene la palabra la señora Ministra
de Sanidad.




La señora MINISTRA DE SANIDAD Y CONSUMO (Amador Millán): Muchas gracias,
señor Presidente.

Voy a tratar de dar respuesta a los principales problemas que sus
señorías han puesto de manifiesto. En primer lugar, yo he intentado hacer
una exposición ateniéndome a las vertientes sanitarias que son de las que
soy más directamente responsable, tratando de informar a esta Comisión y
a sus señorías de la situación exacta del momento actual. Por tanto, he
huido de imprecisiones a costa de reconocer en algunos casos cifras muy
modestas. Siento haber transmitido --no me gustaría que así fuese-- una
imagen de optimismo o de satisfacción. Es verdad que yo estoy satisfecha
con lo que se ha avanzado --voy a decir por qué-- pero, evidentemente, en
ningún caso, las cifras en las que estamos o el grado de cumplimiento de
los programas pueden inducir a pensar que yo me siento satisfecha de la
situación en el momento actual. De manera que no es ésa mi actitud; he
tratado de dar las cifras reales, exactas, para que conozcamos desde esta
Comisión cuál es la situación en la que estamos. Cuando hablamos del
problema de las drogas estamos hablando de un problema muy serio en el
que el Gobierno, y yo más, como Ministra de Sanidad, tenemos una
responsabilidad, pero que es un problema de todos y del conjunto de esta
sociedad. Por tanto, no hay ni un solo dato en el que yo haya divagado o
expresado satisfacción o complacencia, sino que, por el contrario, he
tratado de hacer una traslación de cuál es la realidad. Por ello, cuando
hablo de 57 camas, comparto con usted, señor Vázquez, que no es una cifra
suficiente, pero, al mismo tiempo, le aseguro que ha sido un enorme
esfuerzo.

El Plan Sanitario de Drogas, que se presentó al Consejo Interterritorial
por la Delegación a finales del año 1992, constituyó un avance
importantísimo sobre la situación anterior. Hablar de las drogas y de la
asistencia sanitaria a los drogodependientes, de la comprensión social y
de la solidaridad, es algo compartido por todo el mundo pero poner encima
de la mesa los programas concretos, los medios, y dotar esos medios, ya
no es tan fácil. Señor Robles, efectivamente, dicho Plan se puso encima
de la mesa a finales de 1992, el Consejo Interterritorial valoró
positivamente la propuesta, pero constató la preocupación de todos los
responsables sanitarios, porque no se inventan los recursos y, sobre
todo, esa correlación que hay entre los medios disponibles y la
aplicación y priorización que hacemos de los mismos no es baladí. En
aquel Consejo Interterritorial --y está en las actas-- todos los
responsables sanitarios de las Comunidades Autónomas y del Gobierno
central expresamos nuestra preocupación por los recursos adicionales que
suponía el cumplimiento de ese Plan.

Yo no creo que haya discrepancia entre lo que dijo el Delegado del
Gobierno y lo que he venido yo a decir aquí. Si hoy tenemos 57 camas de
desintoxicación y si yo hoy digo aquí que la metadona, que ya está
asumido y decidido dispensarla en siete centros del Insalud, todavía no
se está dando con normalidad no hay ninguna discrepancia con lo que dijo
el Delegado. No tenemos puestos en marcha y funcionando generalizadamente
todos esos programas, pero yo les aseguro a sus señorías que ha sido un
paso muy importante. El sistema sanitario ha asumido esos programas y no
es sólo un problema presupuestario, también hay un problema de
funcionamiento importante, y hay un problema de cultura sanitaria que no
debemos ignorar, porque una cosa es la voluntad política de tomar
decisiones y otra cosa es que esas decisiones sean efectivas en un tiempo
razonable y en eso todavía no se ha alcanzado el límite de aplicación que
debemos lograr. De manera que esto es lo que yo he dicho aquí y ratificó;
no son suficientes siete centros y no son suficientes 57 camas y, sin
embargo, creo que es importante el paso que se ha dado.

El problema del sida tiene múltiples vertientes y creo que es verdad todo
lo que han dicho sus señorías. Es verdad que los datos son preocupantes.

Yo no creo que en el sida estemos en condiciones de hacer ninguna
valoración complaciente, pero también creo que estamos en mejores
condiciones en relación a Plan del Sida, señor Robles.

En el Plan del Sida, como tuve ocasión de informarle en la Comisión de
Sanidad, también se ha llegado a la formulación de unos objetivos
concretos, objetivos 1994-1995 que ya he enumerado otras veces, como
programas concretos, con iniciativas, que no son necesariamente
espectaculares pero que resulta que son eficaces. Y la prueba de que son
eficaces es que no oigo ninguna propuesta adicional. Si algún grupo tiene
una idea adicional que añadir a las medidas de las que estamos hablando
--que estamos poniendo en marcha con esfuerzo, pero también con
entusiasmo y con convicción porque son medidas que han encontrado un
consenso absoluto entre todos los responsables sanitarios--, si hay
alguna que no esté aquí, que no se nos haya ocurrido, que sea útil y que
no esté contemplada, por favor, díganosla. Cuando hablamos de
perfeccionar el sistema de registro, de adaptar el sistema de
información, de reforzar la vigilancia epidemiológica, de hacer las
encuestas de seroprevalencia, son temas que están ahora formulados en el
Plan del Sida como objetivos concretos, con plazos de cumplimiento, con
métodos de valuación de los resultados, y a mí me parece que éste es el
camino adecuado. Por tanto, señorías, no voy a reiterarlo porque ya tuve
ocasión de informarles, pero yo creo que es injusto decir que el Plan
Nacional del Sida no está actuando con arreglo a un programa de objetivos
concretos.

Otro problema es el del Presupuesto. Respecto al Presupuesto tengo que
decir, que las cifras que yo he dado son las del Insalud y son aplicables
varias observaciones. Es verdad que hablar de 125 millones para las
organizaciones no gubernamentales es hablar de muy poco dinero. También
es verdad lo que ya ha dicho la señora Rodríguez en



Página 745




cuanto a que la mayor parte de las subvenciones a organizaciones no
gubernamentales se dan para asuntos sociales, lo cual no significa que
dichas organizaciones estén en una situación financiera de subvención
pública adecuada, pero tampoco es verdad que sean sólo esos 125 millones.

Reitero que todas las cifras que he dado son referidas al Insalud y hay
que decir que en ese asunto hay competencias transferidas. Por tanto,
cuando hablo de 57 camas hablo sólo del Insalud pero hay que añadir todas
las camas de los servicios de salud, a los que no he hecho referencia.

Cuando hablo de siete centros en los que se dispensa metadona, estoy
hablando sólo del territorio Insalud, lo cual no disminuye el problema de
que no son suficientes, he empezado por afirmar que comparto esa
apreciación. Por tanto, las cifras que he dado son acciones concretas en
relación al sida pero no es todo lo que gastamos en esa enfermedad. Si
tenemos que hablar de todo lo que gastamos en sida hay más dinero y,
sobre todo, creo que no se trata tanto de obtener presupuestos
delimitados para el sida, sino que éste reciba el tratamiento que
necesita, en mi caso, en el ámbito sanitario.

En todo caso, tengo que decir que en el ámbito de salud pública hemos
concentrado todas las actuaciones que antes diversificábamos en distintas
actuaciones de salud pública para el sida, precisamente, para que la
cifra fuera más relevante y, por tanto, más eficaces las actuaciones. En
consecuencia, todo lo que se dedica a sida no son sólo las cifras que yo
he manejado aquí, sino que hay programas distintos, por ejemplo, hay uno
de lucha contra el sida dotado con 500 millones, que no es una cifra muy
importante pero son cantidades con las que estamos tratando de optimizar
los esfuerzos.

Señor Robles, perdóneme, pero le tengo que decir que no se puede sostener
al mismo tiempo que hay que reducir el Presupuesto de Sanidad en un 25
por ciento y, simultáneamente, reprochar que no tenemos dinero
suficiente; o defendemos el crecimiento del presupuesto sanitario, que es
lo que yo defiendo y que espero que para el año 1995 crezca, o lo
contrario. Lo que no se puede decir es que hay que reducir el presupuesto
en Sanidad y a continuación reprochar que las cantidades son bastante
modestas.

En el problema de la educación para la salud también me gustaría hacer
alguna precisión, porque es verdad que en cumplimiento de la LOGSE, la
educación para la salud y, por tanto, la educación en materia de sida y
de otras enfermedades es una asignatura transversal incorporada al
currículo escolar y que, por tanto, está ya con carácter sistemático en
la formación. (El señor Robles Orozco hace signos negativos.) Sí se
imparte, señor Robles, podrá hacerse mejor o peor, pero hay una
asignatura transversal ya en el currículo.

¿Qué pasa con estas actuaciones? Son actuaciones además de esa asignatura
que ya se contempla. Me preguntaba el Senador Bertrán qué metodología se
sigue. En colaboración con el Ministerio de Educación precisamente hemos
tratado de encontrar cuál es el cauce adecuado. La última campaña --por
cierto, cuando yo he hablado de que todavía estamos, es porque hacemos
una campaña todos los cursos escolares--, la del año pasado, y de la que
acabamos de entregar los premios, consistió en convocar un concurso
nacional de trabajo sobre el objetivo de la campaña que estaba dedicada
al tabaco y al alcohol. Se llamaba «sal sin ellos» y estaba hecha
precisamente con unos vídeos tratando de acercarse al lenguaje que los
adolescentes manejan y que les atrae. Por tanto, era un material
didáctico a base de vídeos en los que los jóvenes hacían una
escenificación de lo que era salir y consumir alcohol, etcétera. Este año
es la que he mencionado y va a estar ya concentrada en educación
afectivo-sexual. Lo que quiero decir es que son campañas añadidas a la
asignatura transversal de educación para la salud, que en ningún caso se
puede mantener con una campaña de 60 millones. Yo siento que a sus
señorías les parezcan irrelevantes las cifras, pero les aseguro que ha
sido un verdadero esfuerzo para el presupuesto del Ministerio de Sanidad
dedicar ese dinero a estas campañas. Por tanto, espero un apoyo con
entusiasmo para el aumento del Presupuesto del año 1995.

Es cierto que no he dado mucha información en relación con el alcohol y
el tabaco, pero tengo aquí una serie de datos para informar a sus
señorías de una manera más concreta. Hay un número muy importante de
muertes atribuidas al alcohol. Se atribuyen al alcohol entre el 30 y el
50 por ciento de los accidentes de tráfico mortales; entre el 15 y el 35
por ciento de los accidentes con heridos graves; entre el 20 y el 30 por
ciento de los accidentes laborales; el 65 y el 75 por ciento de las
cirrosis hepáticas son de origen alcohólico; el 25 por ciento de los
suicidios consumados están en relación con la ingesta de alcohol; y
participa entre el 10 y el 20 por ciento de los retrasos mentales.

Los datos de consumo excesivo de alcohol son preocupantes. Ocupamos el
séptimo lugar en consumo mundial de alcohol. Un 47 por ciento de la
población bebe alcohol, mayoritariamente los hombres, aunque el perfil de
consumo femenino se ha ido modificando y se va acercando a los patrones
masculinos. La edad media en el consumo de alcohol son los 15 años y
medio.

El consumo se ha centrado en el fin de semana y ahí coincido con el
Senador Bertrán en que no hay que hablar tanto de consumo de alcohol como
de consumo inadecuado o excesivo de alcohol, porque esta cultura del fin
de semana de los adolescentes es muy peligrosa. La principal bebida es la
cerveza. Bebe un 83 por ciento de los jóvenes entre 16 y 25 años.

Es cierto que no es suficiente con una normativa más restrictiva de la
publicidad, pero desde el Ministerio de Sanidad sí tenemos esa
responsabilidad. En la extensión del consumo excesivo de alcohol entre
los jóvenes tiene mucho que ver una publicidad que nos parece inadecuada
y excesiva, y a eso responde la elaboración del Decreto que va a
restringir la publicidad del alcohol.

Señor Vázquez, en la campaña para educación, las pantallas constituyen un
programa que los expertos han valorado como positivo porque se trata de
unas instalaciones que van a quedar siempre en los centros y, por tanto
--ahora nos interesa difundir información del sida--, van a ser una
terminal en la que vamos a tener oportunidad de dar información para la
salud. Se van a instalar en universidades y en centros de formación
profesional de manera



Página 746




muy importante. No se trata sólo de dirigirse al sector universitario,
sino a los centros de formación profesional.

En las gerencias de atención primaria existen cursos para la formación de
los profesionales. Hay 59 programas interanuales donde se recoge
formación específica en drogadicción y VIH, y también hay programas en
atención especializada. Deduzco, por los gestos que me hace el Senador,
que no le parece suficiente, pero sí está organizada la formación de los
profesionales que están atendiendo. Y, desde luego, me parece magnífica
la sugerencia de que reclamemos fondos al Fondo Social Europeo, porque
todos los fondos son bienvenidos. Tomo buena nota y se lo agradezco
porque hasta ahora no teníamos ninguna financiación, de manera que si es
posible la plantearemos.

Señor Robles, lamento darle la impresión de que hago una política de
imagen, nada me ofende más que transmitir la sensación de que hago
política de imagen cuando hablo de sanidad. He dicho en alguna ocasión
que estos asuntos son muy serios y que el respeto que merecen las
personas afectadas por estos problemas de salud exige pocos triunfalismos
y pocas complacencias. Por tanto, si he transmitido que hago política de
imagen en esta materia, lo lamento sinceramente porque es lo opuesto de
lo que quiero hacer.

Respecto a las consideraciones que su señoría hace sobre la sustitución
del Delegado, señor Garzón, no entra en mis responsabilidades hacer
ningún comentario sobre esa cuestión ni sobre sus quejas. No creo que se
pueda decir seriamente que el Plan ha sufrido interrupciones. La
ubicación administrativa del Plan en un Ministerio o en otro no ha
supuesto ningún parón, entre otras cosas, porque ha cambiado de
Ministerio con la misma persona al frente. Por tanto, a mi juicio, no se
ha producido ningún vacío, pero entiendo que su señoría lo valore de otra
manera.

En lo que afecta a la vertiente sanitaria le aseguro que no ha habido
ninguna diferencia por el hecho de que estuviera en el Ministerio de
Sanidad y haya dejado de estarlo. Ese Plan se formuló al Consejo
Interterritorial cuando estaba en el Ministerio de Sanidad y su
cumplimiento se ha realizado con la misma exigencia por el Delegado
durante el año 1993 que si hubiera estado dentro, porque el Plan, aun
cuando estaba dentro del Ministerio, tenía su autonomía, sobre todo, en
relación con el sistema sanitario. Hemos tratado de ejercer esa
interrelación y esa coordinación de la forma más eficaz posible. Desde mi
punto de vista, no creo que el Plan haya sufrido retraso y, desde luego,
tampoco comparto que por una semana el nombramiento del Delegado del Plan
constituya un problema de la naturaleza que su señoría ha expuesto.

La explicacion de que su señoría eche en falta alguna campaña que se ha
anunciado se puede deber a algún recorte presupuestario. Las campañas son
muy costosas y en el Ministerio de Sanidad disponemos de un presupuesto
muy reducido, además, su eficacia depende, en gran medida, de la
perseverancia en la campaña y alcanzan unas cifras muy importantes para
lo que es el presupuesto de Sanidad.

Es cierto que en los últimos años no se han hecho muchas, si se ha
anunciado alguna y no se ha realizado habrá sido, seguramente, por
insuficiencia presupuestaria. De la que yo le puedo dar cuenta es de la
del año 1993, «Vamos a parar el sida», que es la única campaña de ese
año. En 1987 se hicieron seis, en 1988, cuatro, y en 1990, una. Esa es la
explicación y no me parece que sea un incumplimiento, sino más bien la
imposibilidad de afrontar ese tipo de campañas que son muy costosas.

Señora Rodríguez, quiero agradecerle su intervención y la valoración que
ha hecho del trabajo que hemos desarrollado en el Ministerio de Sanidad,
así como la documentada información que ha dado sobre esta cuestión,
algunas de cuyas iniciativas y sugerencias he tomado nota para verlas más
despacio.

Señorías, si les parece que no he contestado a algo importante que les
preocupe, estoy a su disposición.




El señor PRESIDENTE: Gracias, señora Ministra.

El señor Vázquez tiene la palabra.




El señor VAZQUEZ ROMERO: Gracias, señor Presidente.

Señora Ministra, estoy de acuerdo con usted en que el problema de la
droga, como tantos otros, no es un problema de nadie en concreto, es un
problema de todos. Desde esa idea, no sólo de mi Grupo, sino de todos los
Grupos de esta Cámara, se puede apreciar el modesto trabajo que
realizamos en esa dirección en esta Comisión. Claro está que, aunque es
un problema de todos, cada cual tiene su cuota de responsabilidad, ya me
gustaría a mí tener la suya, si no a mí personalmente sí a alguien de mi
Grupo. Pero, siendo un problema de todos, cada cual tiene su nivel de
responsabilidad.

Creo que ni en este tema ni en muchos otros, pero en éste especialmente,
es difícil que ni usted ni nadie se pueda sentir satisfecho o pueda
mostrar complacencia de cómo van las cosas, porque, aunque vayan mejor
que iban, la verdad es que no van bien, y no van bien porque estamos
hablando de una especie de plaga bíblica que está asolando vidas y
haciendas de muchísima gente en este país. Difícilmente nadie se puede
sentir autocomplacido o satisfecho por el nivel de las cosas alcanzadas.

Siempre está mejor si se hace algo que si no se hace, pero es difícil
poder llegar a ese nivel de satisfacción.

Las 57 camas, referidas a territorio Insalud, significaban un incremento,
pero la realidad es que, aunque estemos hablando exclusivamente de
territorio Insalud, son insuficientes para atender la demanda actual.

El problema de fondo está en que, a la hora de hablar sobre éste u otros
temas, todos podemos ser muy solidarios con todo el mundo. Pero cuando
esa solidaridad hay que llevarla del concepto a la práctica y hay que
asignar recursos personales, económicos, materiales, etcétera, la idea
abstracta de la solidaridad flaquea. En ese terreno no encontrará usted
contradicción en mi Grupo; no pedimos que disminuya el presupuesto del
Ministerio de Sanidad y Consumo, sino todo lo contrario, que aumente.

Como usted nos pedía apoyo para el próximo presupuesto de su Ministerio,
le sugiero que vote nuestras enmiendas, que seguramente pedirán más
dinero para su Ministerio, y ya



Página 747




verá cómo tenemos ocasión de comprobarlo. Es decir, que esa concreción de
la solidaridad en abstracto en la solidaridad práctica viene a ser la
expresión de la voluntad política para llevar adelante los problemas,
porque al final de la historia lo que importa no es tanto un discurso
mejor o peor articulado, una idea más o menos brillante, sino la voluntad
política expresada en cifras --así de dura es la realidad--, el dinero
que hay detrás de esa idea brillante. Si esa idea brillante, bella,
altruista, etcétera, no tiene detrás concreción económica, se queda en
una cosa vacía, y ése es el gran problema cotidiano de su Gobierno, de
los grupos políticos y de la sociedad en su conjunto.

Comparto con usted que no sea buena esta cultura del hedonismo del fin de
semana «a tope», rutas del «bakalao» y sucedáneos, pero parece ser que la
toxicidad del alcohol o el daño hepático es menor en los bebedores
ocasionales que en los bebedores constantes, aunque la cantidad de gramos
de etanol consumido sea la misma, pero usted no tiene por qué conocer
este detalle que es más profesional. Eso no apoya en absoluto la idea de
que sea bueno fomentar la cultura de la «litrona» del fin de semana, pero
se lo digo como precisión más o menos técnica.

Acabo, señor Presidente, señora Ministra, como lo hice en mi intervención
anterior. No me parece bien, no estoy de acuerdo en que a estas alturas
de la historia estemos hablando todavía de proyectos que vamos a hacer
cuando lo que tendríamos que estar haciendo es evaluar proyectos ya
hechos o ideas llevadas a la práctica. Espero que su próxima
comparecencia podamos dedicarla a esa otra actividad, es decir, a hacer
un seguimiento más exacto de la concreción de las ideas, y en ese camino
nos encontraremos.

Muchas gracias, señor Presidente.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Vázquez.

Tiene la palabra el señor Bertrán.




El señor BERTRAN I SOLER: Muchas gracias, señor Presidente.

Intervengo brevemente para agradecer a la Ministra su contestación y para
introducir un matiz, en el sentido de que en Cataluña tenemos
transferidas competencias en esta materia y creo que es muy bueno que
haya una buena coordinación, que ya existe.

Otro problema, motivo por el que insistía, es la financiación, tema en el
que se tiene que avanzar un poco más y, si puede ser, más rápidamente,
porque cuando yo me refería al Fondo Social Europeo, la señora Ministra
sabe que desde este Fondo llega a España dinero para formación y para
contratación. Creo que es justo y necesario que se pueda recabar dinero
para la formación de los profesionales, para que estén bien preparados
para atender estas patologías y, sobre todo, para realizar una buena
tarea de prevención.

No le voy a pedir a la señora Ministra que vote nuestras próximas
enmiendas porque si hubiera votado las de anteriores ejercicios ahora
tendría más dinero. Pero sí creo --y vuelvo a insistir-- que si quiere
hacerse una buena priorización de los recursos disponibles el concepto de
eficiencia, como seguramente sabe la señora Ministra, ha cambiado en los
últimos años en Sanidad. Ahora eficiencia no es conseguir los resultados
al menor coste posible, sino priorizar unos objetivos y destinar los
recursos que tenemos para conseguir estos objetivos prioritarios, que es
muy distinto; de ahí que la pregunta que le hacía en mi primera
intervención fuera cómo se hacía esta priorización, dándome por
satisfecho con su contestación.

Termino, señor Presidente. Sólo quería introducir un matiz a lo
manifestado por el anterior Portavoz. Es cierto que cuando el consumo de
alcohol se hace en unos días limitados el riesgo de daño hepático es más
limitado, pero el riesgo para la corteza cerebral es mucho más elevado.

Por tanto, no se tiene cirrosis, pero se acaba siendo idiota. (Risas.)
Muchas gracias, señor Presidente.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Bertrán.

Tiene la palabra el señor Robles.




El señor ROBLES OROZCO: Muchas gracias, señor Presidente.

Uno casi siente rubor al intervenir después de estas apreciaciones
técnicas. Creo que no hay que aportar grandes cosas a lo que he expresado
en mi intervención anterior, sólo algunas matizaciones.

Quiero insistir, señora Ministra, en que no es un tema baladí la
situación del Plan Nacional. A nuestro juicio, es de una gran
trascendencia y, aplicando el sentido común, se puede entender que tiene
que ver la relación directa de los responsables que se ponen al frente
del Plan con la eficacia. No solamente es que haya cambiado de
adscripción administrativa, lo cual ha supuesto una reorganización de
servicios --porque el día antes de la dimisión se nos vino a contar aquí
toda una nueva organización que ha estado esperando a ponerse en marcha
justo hasta el momento de la dimisión, es decir, nueve meses de compás de
espera--, sino que, además, los cambios de adscripción administrativa han
llevado aparejados cambios de dirección del Plan; no del Secretario de
Estado, es que el Director General del Plan ha cambiado tres veces en los
nueve meses. Por tanto, todas esas cosas unidas hacen pensar en su
ineficacia. Si cualquier empresa privada estuviese cambiando
permanentemente incluso la sede física de la empresa, y además el
Director General, y además la orientación de los programas, esa empresa
tendría unos resultados bastante comprometidos en el ejercicio del que
estuviéramos hablando.

Insisto, por tanto, en que no hace falta más que aplicar el sentido
común. Es importante que en este momento se produzca esa vacante, porque,
¿cómo percibiría la sociedad española que en un tema que se puede poner
al mismo nivel, la lucha contra el terrorismo --del que tantas veces
demandamos una política de Estado-- en este momento no hubiera un
responsable al frente? Pues lo percibiría como un hecho grave, y yo creo
que en este momento es un hecho grave que no haya un responsable político
claro al frente de la lucha contra el narcotráfico y también contra los
demás aspectos de la lucha contra la droga.




Página 748




No voy a insistir más en este tema, pero sí quiero afirmar con absoluta
claridad, señora Ministra, que no lo digo yo, lo está diciendo la
sociedad a través de las organizaciones no gubernamentales y la propia
Administración, y no hay más que leerse la comparecencia de los
diferentes responsables de la Administración para comprender que la
educación para la salud es un planteamiento teórico que no se está
aplicando, al menos al nivel que debería aplicarse en este momento. Antes
de venir a esta Comisión he leído lo que han dicho organizaciones no
gubernamentales --si quiere se lo leo-- de reconocido prestigio, como las
que han pasado por esta Comisión, y todas han puesto el énfasis en el
fracaso de la aplicación de la educación para la salud precisamente como
el proyecto que usted definía hace un momento. Pero es que la
Administración ha tenido que reconocer, y así lo hizo en esta Comisión,
que no se tenía el material suficiente, preparado y en marcha para poder
hacerlo; y, además, que faltaba en ese momento motivación y preparación
para que los docentes se involucraran. Tan es así que las famosas setenta
y tantas medidas que anuncia el Ministerio de Educación y Ciencia
precisamente hacen énfasis en ese tema; reconoce que no se ha puesto en
marcha, que no se ha podido hacer y que hay que hacer un esfuerzo en ese
tema.

Me he hartado muchas veces de decirle a los responsables políticos que
difícilmente se va a poder encontrar solución a los problemas si no
empezamos por reconocerlos. Reconozcamos el problema y seamos sinceros;
no pasa nada. Lo que estamos intentando entre todos es ver cómo se
impulsa esta situación. Además, hoy usted ha matizado en algo que a mí me
satisface enormemente, y es que la educación para la salud no debe ser
abordada sólo con ese criterio intercurricular y que se deben terminar
las acciones emprendidas. Eso es lo que nosotros llevamos pidiendo en
esta Comisión, y no se ha entendido hasta que usted hoy lo ha explicado;
y yo lo aplaudo. Es decir, además de ese diseño hay que emprender otras
acciones de apoyo, porque es evidente que ese diseño vale para la
generalidad, pero hay sitios, especialmente de alta marginación y de alto
riesgo, donde necesitamos hacer ese proyecto. Y si las acciones que usted
anuncia y pide van en ese sentido, no sólo es que las vayamos a apoyar,
es que las hemos venido demandando y, por tanto, va a contar claramente
con nuestro apoyo. Pero la idea general de la educación para la salud es
evidente que está todavía lejos de ser lo que debería.

Ha hecho usted una afirmación, y es que considera razonable que las
medidas que estaban propuestas en el Consejo Interterritorial se hayan
retrasado. Pero es que han tardado dos años, señora Ministra, y hoy están
formuladas básicamente no en términos de realización, sino otra vez en
términos de objetivos, con lo cual, creyéndonos la buena fe de lo que
usted nos ha dicho y que se van a empezar a aplicar inmediatamente, en el
mejor de los casos será otro año más, porque en la Administración estamos
viendo que mientras se formulan unas propuestas y se aplican, la puesta
en marcha tarda una medida de tres años. Me parece que no es un buen
ratio de eficacia para valorar estas acciones que considerábamos
prioritarias.

Ya he discutido con usted bastante sobre el tema del sida, por lo que,
para terminar, quiero recordarle literalmente sus palabras. Usted ha
dicho: «hemos llegado a formular objetivos para 1994 y 1995». Es decir,
si después del tiempo que se suponía que el Plan Nacional estaba en
marcha, ahora hemos llegado a formular objetivos para 1994 y 1995, señora
Ministra, es evidente que hemos perdido muchos años en los que no
solamente no se han realizado formulación de objetivos, sino que tampoco
ha habido proyectos concretos. Usted misma acaba de reconocer que no se
han producido todas las campañas necesarias y que, además, la eficacia de
esas campañas están relacionadas con la frecuencia de las mismas. Ahí
tiene usted la respuesta. Ni ha habido las suficientes, ni con la
frecuencia ni con la eficacia adecuadas, y estamos formulando propuestas
para 1994 y 1995.

Esa es la realidad de lo que ha sido el Plan del sida. En esta Comisión
se ha demandado más coordinación con el Plan Nacional de lucha contra las
Drogas porque hay una estrechísima y evidente relación. Partamos del
reconocimiento de esta situación para poder formular de verdad no
objetivos, sino acciones concretas.

Me hubiera gustado --y voy a insistir en ello-- ver la cara al señor
Secretario General del Plan del sida. Es una vieja aspiración de este
Grupo, lo que pasa es que duran muy poco tiempo y cuando reclamamos su
presencia, ya hay otro. A ver si tenemos un poco más de suerte y éste
puede comparecer.

Me gustaría que la Administración no se escudara en el rango político o
administrativo del Secretario para que comparezca en esta Comisión,
porque en ella han comparecido personas que no tienen rango ninguno en la
Administración, que pertenecen a organizaciones no gubernamentales, que
vienen a dar su información y a intercambiar con nosotros su opinión.

Esta no es una Comisión de control --como usted sabe perfectamente,
señora Ministra-- y me gustaría que el Secretario General del Plan del
sida compareciera en la misma, en su misma línea, porque es usted la
responsable política, pero profundizando en más detalles para poder
conocer algo más lo que en estos momentos está en marcha.

Muchas gracias, señor Presidente.




El señor PRESIDENTE: Gracias, señor Robles.

Tiene la palabra la señora Rodríguez Calvo.




La señora RODRIGUEZ CALVO: Muchas gracias, señor Presidente.

Me apunto a lo de aumentar el presupuesto para el Sistema Nacional de
Salud para el próximo año. Sin embargo, muchas veces las respuestas no se
consiguen aumentando el presupuesto, sino que lo más importante es hacer
una buena racionalización de los recursos. En ese sentido hay que
felicitar al Ministerio de Sanidad y Consumo por su colaboración con el
sistema penitenciario, puesto que desde la red única sanitaria se está
dando una respuesta adecuada a pacientes sometidos al mismo que no se les
hubiera podido dar desde el propio sistema, teniendo que derivar y a lo
mejor quitar del sistema sanitario para poner en



Página 749




el sistema penitenciario. Muchas veces la buena racionalización da
mejores respuestas que aumentar mucho los presupuestos; de hecho, está
comprobado que no por aumentar mucho más los presupuestos en los
Ministerios de Sanidad hay mejor salud en la población. Habría que
derivarlo muchas veces hacia otras actuaciones que dan mejor calidad de
vida.

Yo le animo a que siga con sus planteamientos de objetivos a medio y
largo plazo porque me parece que son correctos, y lo que hace falta es
que disponga de suficiente tiempo para seguir extendiéndolos a todas las
provincias españolas.

Vuelvo a insistirle en que hay que avanzar en la promoción de la salud.

Dentro de ella, la educación para la salud es sólo un pilar o una
actuación, también están implicados el deporte, la cultura, los medios de
comunicación, la publicidad y los ayuntamientos. Eso es dar una respuesta
para que la gente sepa vivir apoyando lo positivo de la salud y con
alternativas a cualquier adicción o al consumo de cualquier tipo de
droga.

Muchas gracias y adelante, señora Ministra.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señora Rodríguez Calvo.

Tiene la palabra la señora Ministra.




La señora MINISTRA DE SANIDAD Y CONSUMO (Amador Millán): Muchas gracias,
señor Presidente.

Brevísimamente, señorías, no quiero cansarles.

Quiero agradecer sus comentarios y el tono con el que los han hecho y
reiterar que comparto sus preocupaciones, y además creo que no puede ser
de otra manera.

Señor Vázquez, naturalmente que tengo más responsabilidad. He tratado de
decirlo: tengo mucha más responsabilidad, pero yo también apelo a la
responsabilidad de la sociedad en su conjunto para afrontar un problema
como éste.

Quiero agradecerle la sinceridad, porque son muchos los que quisieran
tener esta responsabilidad y no lo reconocen.

Señor Bertrán, la financiación es un problema obvio y evidente, creo que
lo ha entendido. Me gustaría que este año ni su Grupo ni el del señor
Vázquez tuvieran que hacer enmiendas presupuestarias, porque el
presupuesto del Ministerio de Sanidad y Consumo va a crecer para el año
1995. Ojalá no tengamos que presentar enmiendas al proyecto de
Presupuestos porque sea el que yo espero.

Las precisiones técnicas sobre el consumo del alcohol me superan
absolutamente, señores. El Ministerio de Sanidad y Consumo sostiene que
es muy grave como hábito de salud asociar el ocio o la diversión al
consumo de alcohol. Eso es lo que he tratado de decir, independientemente
de que entiendo y agradezco a sus señorías sus precisiones.

Señor Robles, le agradezco sus comentarios, y me alegro de que
compartamos el planteamiento de la educación para la salud en el sentido
de que estas actuaciones son complementarias de lo que debe ser esa
asignatura transversal, que yo no he pretendido decir que se esté
haciendo muy satisfactoriamente, digo que existe y, por tanto, cuando
hablamos de educación para la salud, no sólo dependemos de este tipo de
campañas. Que el Ministerio lo haya incluido entre sus medidas demuestra
que es una preocupación.

Con toda la humildad con la que estoy planteando las actuaciones
sanitarias en drogas, diré que no me parece justo que precisamente ahora
que es cuando se ha puesto en marcha un Plan Sanitario, precisamente
ahora que es cuando hemos llegado a formular objetivos concretos en el
Plan del sida --y lo he dicho porque así lo pienso--, no me parece justo
hacer recaer todas las críticas sobre todo lo que no se ha hecho antes. Y
soy absolutamente solidaria, pero vamos a dar un respiro porque es verdad
que es la primera vez que se ha hecho. Con lentitud --no son dos años,
señor Robles, es un año; se aprobó a finales de 1992 y ha pasado 1993 y
estos cinco meses de 1994--, pero no estoy hablando de objetivos, sino de
actuaciones en marcha. No está funcionando todavía de forma generalizada
--como debiera-- en el suministro de metadona, pero ya existen las
unidades de desintoxicación y ya están en marcha toda la serie de
programas que he enumerado. Por tanto, no son dos años. No estoy
anunciando, sino rindiendo cuentas de cómo va el Plan Sanitario y con los
datos reales. Yo creo, por tanto, que es un poco injusto que cuando sí se
han dado pasos en actuaciones concretas, tanto en el Plan del sida como
en el Plan Sanitario, el reproche sea que no se ha hecho antes.

Para finalizar, diré que la Comisión ha pedido la comparecencia del
Secretario del Plan del sida. La relevancia y el rango del Secretario del
Plan del sida es el máximo, no me lo degrade; es el Secretario del Plan
del sida, es el responsable del Plan del sida y va a comparecer porque me
dicen que así lo ha acordado ya la Comisión. De manera que, con mucho
gusto, y espero que le guste no sólo su cara, sino lo que viene a
contarles.

Muchas gracias, señor Presidente.




El señor PRESIDENTE: Gracias a usted, señora Ministra.

Existe un último turno en el que pueden intervenir las señoras y señores
parlamentarios.

Tiene la palabra la señora Becerril.




La señora BECERRIL BUSTAMANTE: Muchas gracias, señor Presidente.

Señora Ministra, según los datos que ha dado en relación a determinados
consumos de alcohol y según los datos que, proporcionados por distintas
entidades e instituciones, conoce bien esta Comisión, ¿no le parece a la
señora Ministra insuficiente la normativa vigente? Usted ya ha mencionado
su intención de derogar algunos de los Decretos en materia de publicidad
que están en vigor y elaborar unos nuevos Decretos, pero no me refiero a
esta vertiente sino a otra, como la de prohibir e imponer sanciones más
duras para establecimientos que suministran y expenden bebidas a menores.

Yo le voy a dar mi opinión. Me parece que la legislación vigente, que es
la Ley de Seguridad Ciudadana, es muy suave en relación a las sanciones
que establece para los supuestos de establecimientos abiertos



Página 750




al público que expenden bebidas a menores, casi podríamos decir
tolerante, hasta el punto de que a los establecimientos que cometen esta
infracción no les importa la sanción, porque es tan pequeña que la
llegarían a pagar no digo que gustosos, pero prácticamente no se
dolerían, porque es tal la cantidad que pueden ingresar manteniendo esa
tolerancia hacia los menores que no les importa pagar esas sanciones. A
mí me parece que sería bueno reconsiderar y estudiar los aspectos
sancionadores que tiene la Ley de Seguridad Ciudadana hacia estos
establecimientos que incumplen la normativa, hacerlos más duros, más
exigentes, para que estos infractores les duela verdaderamente porque,
como aquí se ha puesto de manifiesto, están induciendo, cometiendo y
provocando un daño muy grande a menores que no saben las consecuencias de
lo que están haciendo. También sería bueno que se arbitraran los
procedimientos para que esas sanciones fueran rápidas en su ejecución y
pudiéramos tener, con la cooperación y colaboración de las Comunidades
Autónomas y de los ayuntamientos, sobre todo los de las grandes ciudades,
procedimientos para que las sanciones fueran rápidas y verdaderamente
aleccionadoras, para que sepan que no se puede jugar con la salud y menos
todavía con la de los jóvenes, porque son personas indefensas.

Gracias.




El señor PRESIDENTE: Gracias, señora Becerril.

Tiene la palabra el señor Moreno.




El señor MORENO DEL CUBILLO: Gracias, señor Presidente.

Señora Ministra, en el «Diario de Cádiz» del pasado sábado día 21 --tengo
aquí su exposición-- aparece que en El Puerto de Santa María, población
muy próxima a Cádiz y de cerca de 100.000 habitantes de hecho en media
anual, existen nada menos que 50 casos de sida y 142 de seropositivos
oficialmente controlados, pero que, según las mismas fuentes oficiales
informantes, son sólo --y cito textualmente-- la punta del iceberg.

¿Justificarían estas previsiones, habida cuenta de que alguna de las
enfermedades que cursan con el sida son altamente contagiosa por vía de
lo normal convivencia ciudadana, la adopción de cautelosas pero firmes
medidas de choque, sanitarias y de higiene, especiales y urgentes para
zonas de población como la mencionada?
Muchas gracias.




El señor PRESIDENTE: Gracias, señor Moreno.

Tiene la palabra el señor Granado.




El señor GRANADO MARTINEZ: Gracias, señor Presidente.

Deseo formular a la señora Ministra dos peticiones. La primera, que nos
envíe a la Comisión el índice de ocupación, en el año 1993, de esas 57
camas de unidades de desintoxicación hospitalaria que tiene el Insalud.

La señora Ministra se ha referido a estas 57 camas como a un número
escaso. Desde mi punto de vista no lo son; se lo digo con toda franqueza.

En España, entre el Insalud, las Comunidades Autónomas y otras
administraciones públicas existen aproximadamente 150 camas. Los
tratamientos de desintoxicación, como ha indicado antes la portavoz de mi
Grupo, son tratamientos que duran de siete a diez días, es decir, que en
cada cama existe una capacidad de 35 a 50 tratamientos/año y, desde el
punto de vista de los especialistas, únicamente en situaciones muy
extremas de tolerancia cruzada, patologías psiquiátricas u otro tipo de
desórdenes asociados a la toxicomanía, sería justificable que una
desintoxicación se realizara en medio hospitalario.

Me molesta mucho que llevemos años hablando de los recursos asistenciales
sobre las drogodependencias y, al final, siempre acabemos hablando de las
camas de las unidades de desintoxicación hospitalaria, y da la sensación
de que aquí, hasta que no haya 3.000 camas, no se hacen las cosas bien,
cuando mi experiencia personal es que en mi Comunidad Autónoma, en la que
hay 8 camas para 2.500.000 habitantes, las camas tienen un índice de
ocupación del 50 ó 60 por ciento, porque realmente no son el recurso más
útil ni el más necesario. Para que la Comisión podamos juzgar, creo que
nos vendría muy bien conocer el índice de ocupación.

La segunda cuestión es referente a los tratamientos con metadona. Tanto
desde la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas como
desde los respectivos planes de drogas de las Comunidades Autónomas
siempre se ha entendido que los centros públicos o privados acreditados
que deben controlar los tratamientos con utilización de opiáceos, con
metadona, deben ser los mismos centros que también realizan programas
libres de drogas. Yo creo que esto es una buena decisión y que evita el
que en España vayamos a un panorama asistencial de tipo más
norteamericano, fundamentalmente al de los estados de la costa este de
los Estados Unidos, en donde existen dos tipos de tratamientos: uno,
programas libres de drogas para los toxicómanos con un determinado nivel
de renta y «status» social y otro, programas de metadona para los
«pringados» --entre comillas--, para las personas que pertenecen a los
grupos más marginales con un menor nivel de renta. A mí me disgustaría
mucho que en España fuéramos, por la vía de la extensión de los programas
de mantenimiento con metadona a los establecimientos sanitarios, a una
doble «categorización» de las personas que van a los programas de
desintoxicación o de deshabituación de drogodependencias.

Quiero interpretar que las palabras de la Ministra relativas a los siete
establecimientos sanitarios en el área de Madrid son para referir una
experiencia piloto que van a ser unidades de salud mental que desarrollan
a su vez programas libres de drogas, y que no está previsto que haya
programas de mantenimiento con metadona desarrollados por
establecimientos sanitarios que no tengan programas libres de drogas. Me
gustaría que me lo aclarara, porque yo creo que eso está bien, pero lo
contrario me parecería personalmente muy mal.

Gracias.




El señor PRESIDENTE: Gracias, señor Granado.




Página 751




Para responder, tiene la palabra la señora Ministra.




La señora MINISTRA DE SANIDAD Y CONSUMO (Amador Millán): Muchas gracias,
señor Presidente.

Señora Becerril, comparto absolutamente el planteamiento que hace su
señoría. Lo que vamos a hacer es un desarrollo de la Ley de Publicidad
--lo hemos realizado en un proyecto de decreto que ya está elaborado--
que trata de cubrir un vacío normativo y hace más restrictiva la
publicidad del alcohol. Por tanto, ahora existe una prohibición de
publicidad sólo en televisión y en una franja horaria y, además, a partir
de determinados grados alcohólicos. Lo que hacemos es un desarrollo de la
Ley de Publicidad que es más estricto.

Nos hemos dirigido ya al Ministerio del Interior para pedirle, primero,
que se revise la edad de acceso a los locales con consumo de alcohol --en
toda España, la edad son dieciséis años excepto en Navarra, que son
dieciocho-- para estudiar si un aumento de la edad sería eficaz, que es
algo que no está claro porque, a veces, subiendo el listón no hacemos más
que subir los impedimentos, pero no ser más eficaces. Pero hemos
propuesto, primero, que se estudie la revisión de la edad. Segundo, que
se aumenten las sanciones de esos establecimientos. Como le sucede a su
señoría, y yo creo que a toda la sociedad, nos parece escandaloso que el
incumplimiento de la norma sea rentable para los establecimientos, y lo
es. La avalancha de adolescentes en fines de semana hace rentable el pago
de la multa que a veces, incluso, no se pagan.

Como ya he dicho, nos hemos dirigido al Ministerio del Interior, a través
de la Delegación del Gobierno, para que se extreme la vigilancia de los
locales, y al ayuntamiento, en las grandes ciudades, para que hagan esas
revisiones, porque es evidente que tenemos que salir al paso de una
situación que ha generalizado un consumo inadecuado y que alarma a la
sociedad. De manera que estoy de acuerdo con su planteamiento y también
soy partidaria de elevar las sanciones administrativas a los locales que
incumplen la normativa, pues es una actitud que no es un mero
incumplimiento administrativo sino que yo creo que constituye un
verdadero problema de salud pública y de falta de respeto al menor en
este caso.

Señor Moreno, los datos del sida que me da su señoría, efectivamente, son
muy alarmantes. En mi opinión, es difícil hacer un plan de choque tal y
como su señoría lo plantea. ¿Por qué? Porque estamos hablando de cambiar
comportamientos.

Señoría, el problema del sida, a mi juicio, no es sólo un problema de
información, sino que después de dar la información y de que ya la recibe
el ciudadano, hay que convencerle, además, de que cambie conductas y
comportamientos personales, y eso no es tan fácil. De manera que de lo
que se trata es de tener disponibles todos los medios higiénicos, de
evitar el contagio, de facilitar la información, pero una campaña de
choque que, al final lo que tiene que hacer es impedir comportamientos
personales, le digo sinceramente que me parece difícil de plantear. Lo
que sí estamos haciendo es tratar de extremar la información y la
disponibilidad de esos medios que pueden frenar la extensión.

Agradezco al señor Granado su intervención porque a mí, que he dicho que
he sido humilde --y es verdad--, me da la oportunidad de aclarar que, en
efecto, cuando hablo de 57 camas es cierto que son insuficientes, pero no
tanto. La situación real, con los datos que tenemos, es que, por ejemplo
en Madrid, las personas que están esperando para ingresar en unidades de
desintoxicación hospitalaria son 244, con un tiempo de espera de dos
meses, luego tenemos razón los dos: harían falta algunas camas más, pero
no estamos hablando de miles de camas y, por tanto, a mí me parece que
ese esfuerzo que se ha valorado como muy insuficiente es un enorme
esfuerzo, y tiene razón su señoría: 244 personas esperando en Madrid, que
es uno de los puntos más complicados, y un tiempo de espera de dos meses
para uno de estos tratamientos no me parece que sea una situación crítica
y, por tanto, tiene razón su señoría.

Respecto a la metadona, diré que comparto lo que ha dicho, pues es como
lo ha explicado. Se trata de experiencias piloto que tenemos en el área
I, en el área IV y en el área XI, en Madrid. En el área I, los
principales distritos son Moratalaz, Retiro y Vallecas, afecta a 609.000
habitantes y el hospital de referencia es el«Gregorio Marañón». En el
área IV afecta a Ciudad Lineal, a San Blas y a Hortaleza. La población de
esta experiencia piloto es de 529.000 habitantes y el hospital del área
es el «Ramón y Cajal». En el área XI afecta a Arganzuela, a Usera, a
Carabanchel y a Villaverde, la población es de 694.000 habitantes y el
hospital general del área es el «12 de Octubre.». Son experiencias piloto
que nos parece es lo que hay que hacer.

Muchas gracias, señor Presidente.




El señor PRESIDENTE: Muchísimas gracias a usted, señora Ministra, por su
comparecencia.

Se levanta la sesión.




Eran las catorce horas y quince minutos.




CORRECCION DE ERRORES: En el «Diario de Sesiones» número 33,
correspondiente a la reunión de la Comisión Mixta para el estudio del
problema de la Droga del miércoles, 4 de mayo de 1994, figura en la
portada, por error, la sesión número 10. Se trata de la sesión número 7,
por lo que debería figurar este número, en lugar del 10.