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DS. Congreso de los Diputados, Pleno y Dip. Perm., núm. 3, de 09/07/1993
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CORTES GENERALES
DIARIO DE SESIONES DEL
CONGRESO DE LOS DIPUTADOS
PLENO Y DIPUTACION PERMANENTE
Año 1993 Núm. 3 V Legislatura
PRESIDENCIA DEL EXCMO. SR. D. FELIX PONS IRAZAZABAL
Sesión Plenaria núm. 3
celebrada el viernes, 9 de julio de 1993



ORDEN DEL DIA:



--Debate sobre la investidura del candidato a la Presidencia
del Gobierno (final) (número de expediente 080/000001).




SUMARIO



Se reanuda la sesión a las diez y cinco minutos de la mañana.




Debate sobre la investidura del candidato a la Presidencia del
Gobierno. (Final) (Página 77)



En nombre del Grupo de Coalición Canaria interviene el señor
Olarte Cullén, que destaca el voto conseguido por su coalición
en Canarias, pese a sus escasos meses de existencia, lo que
justifica en el hecho de que el pueblo canario ha comenzado a
percatarse de que necesitaba algo que no fueran las voces
tradicionales de los partidos estatales para plantear y tratar
de resolver los angustiosos problemas por los que atraviesa,
ya que en muchas



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ocasiones aquellos problemas se aparcaban o se archivaban,
como si tal actitud supusiera dar solución a los problemas
mismos. Se trata de una fuerza política que no ha nacido en
virtud de un oportunismo sino que se justifica por su
disposición a plantear permanentemente los problemas que la
angustian y a ofrecer soluciones, recabando de esta Cámara una
solidaridad que por parte de Canarias siempre ha tenido el
Estado español. Es una solidaridad necesaria para afrontar
unos problemas propios y muy diferentes de los que sin duda
también atosigan al resto del Estado.

Alude a la imagen tradicional de Canarias como una especie de
Arcadia feliz, de paraíso turístico, que puede resultar cómoda
para el poder central pero detrás de cual existe la auténtica
realidad del archipiélago, con unas cotas elevadísimas de
drogadicción y con un porcentaje de paro que,
desgraciadamente, la sitúan en el primer lugar del territorio
nacional.

Añade que el voto negativo a la investidura al señor candidato
se apoya en muchas razones, entre las que menciona, en primer
lugar, el que por parte del poder central no se ha reparado en
los últimos años en que el crecimiento económico del
archipiélago canario es el tercio de la media nacional.

Tampoco parece haberse reparado en que un índice tan
significativo como es el del producto interior bruto por
habitante se encuentre en el archipiélago también por debajo
de la media nacional. Agrega que, a pesar de los muchos
esfuerzos que se han realizado, no han conseguido que se
aplique en aquel territorio, que es diferente y tan alejado,
una política diferente de la que se ha venido aplicando a un
conjunto que no es
homologable al territorio canario.

La grave recesión económica por la que atraviesa España ha
tenido reflejo especialmente grave en el archipiélago, cuya
situación se ha venido agravando de manera irreversible, hasta
el punto de que les hace difícil ver en un futuro próximo una
corrección, una luz de esperanza, si no se corrigen algunas
cuestiones concretas a las que alude a continuación. Echan en
falta una política económica adecuada para compensar el
estrangulamiento derivado de la insularidad y la lejanía y ha
faltado completar la Ley de Régimen Económico y Fiscal de
Canarias. Sin pedir trato de favor alguno, sí desean que se
aplique la normativa contenida en la Constitución española,
concretamente en su artículo 138, que exige una atención
especial para el hecho insular y la excepción a la
homogeneidad para atender aquella peculiaridad. En este
momento simplemente dicen que creen que no es mucho pedir que
se cumplan los
compromisos formulados al inicio de la legislatura anterior de
actualizar el régimen económico y fiscal vigente, algo
absolutamente imprescindible para el futuro del archipiélago.

Termina haciendo referencia a la postura de su Grupo
Parlamentario en relación con las grandes decisiones en el
ámbito internacional, respecto al pacto social, al impulso
democrático y al Estado de las autonomías, cuestiones tratadas
en el debate del día anterior, para concluir reiterando el
voto negativo de su Grupo en esta sesión por las razones
expuestas con anterioridad, a las que se une la falta de
credibilidad que se ha ido amasando en los últimos años en una
actitud de desatención hacia aquel territorio, actitud con la
que es hora de terminar.

El señor Presidente comunica a la Cámara que la votación a la
que se encamina la presente sesión tendrá lugar a las 12 de la
mañana o en el momento posterior en que el curso del debate lo
permita. Para contestar al representante del Grupo de
Coalición Canaria interviene el señor González Márquez,
candidato a la Presidencia del Gobierno, replicando el señor
Olarte y duplicando el señor González Márquez.

En representación del Grupo Mixto comienza el turno de
intervenciones la señora Rahola i Martínez, que condena sin
paliativos la violencia que tantas muertes ha causado ya y que
acaba de secuestrar a un ciudadano en el País Vasco, pues es
opinión de su partido político que nunca una idea merece una
sola gota de sangre.

Afirma a continuación que sólo tiene una patria, sólo
pertenece a una nación, y es a la nación catalana, sin que el
hecho de que ahora pertenezca a un Estado que no es el propio
cambie en nada ese hecho nacional que no pueden ejercer en
plenitud. Agrega que España ha sido un pésimo negocio, y no
sólo económico, para la nación catalana y que en la situación
autonómica actual produce un expolio fiscal de más de un
billón de pesetas anuales con que se queda el Estado del
esfuerzo fiscal de los catalanes, cuando allí no tienen
recursos para solidarizarse con sus propias bolsas de pobreza,
ni tampoco instrumentos políticos ni recursos económicos para
ayudar a sus pequeñas y medianas empresas que constituyen el
tejido básico del país, un tejido especialmente castigado por
la política económica que el Gobierno ha practicado. Alude
también a la difícil situación del sector pesquero y de la
agricultura, así como a la crítica situación de la industria,
para concluir reiterando que necesitan de una agricultura
propia, de instrumentos políticos y económicos propios para
sobrevivir en una Europa de los pueblos y no en una Europa de
las hegemonías, y dado que los planteamientos del señor
González están alejados de esta sensibilidad votarán
negativamente a su investidura como Presidente del Gobierno.

El señor Mur Bernad, del Grupo Mixto, señala que escuchó con
atención el discurso del señor González



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Márquez el día anterior para conocer las diferencias que
contenía respecto a la oferta electoral que defendió el
partido el 6 de junio y que resultaba escasamente atractiva
para su partido político. Lamenta que el señor González sólo
haya negociado apoyos para salvar casi matemáticamente la
investidura cuando en las actuales circunstancias, calificadas
por todos como especialmente difíciles, otras aportaciones
políticas podrían resultar igualmente útiles.

Añade que, una vez celebradas las elecciones, el señor
González habló de haber recibido el mensaje que los electores
le enviaban y espera que tal mensaje no lo olvide rápidamente
y que sus nuevos propósitos sean sinceros y no sólo fruto de
la necesidad política. Considera bueno coincidir en el
diagnóstico de nuevos problemas graves y difíciles,
especialmente de los económicos, en una situación que el señor
candidato hereda de sí mismo y de su política anterior, pero
el primer problema con que se encuentra es el de la
credibilidad, ya que no está seguro de que las reformas que no
se hicieron antes, disponiendo de un mayor apoyo político y en
mejores condiciones objetivas, vayan a realizarse ahora.

Piensa que el cambio sobre el cambio no debe reducirse a un
mero eslogan electoral y le gustaría que el cambio fuese ahora
en serio y supusiese el inicio de una nueva situación en la
que se abordasen los verdaderos problemas que preocupan a la
sociedad española. Comporten el objetivo básico de la creación
de empleo y mejora de la competitividad, para lo que hay que
poner en marcha una serie de medidas que deben comenzar a
tener su plasmación en los
Presupuestos para 1994, aunque no será fácil reducir el
déficit y mantener las prestaciones sociales. Coincide en que
el pacto social es imprescindible, pero hay que decir con
claridad a los ciudadanos que se avecinan tiempos duros que
exigirán sacrificios a todos y en los que el Gobierno debería
ser el primero en dar ejemplo, evitando acudir a meros parches
para salir del paso. Alude finalmente a la situación de las
pequeñas y medianas empresas, al sector agrícola, a los
desequilibrios territoriales, a los planes de infraestructura
anunciados y su repercusión en la comunidad económica
aragonesa, así como al desarrollo autonómico, deseando al
señor candidato el mayor acierto en su tarea, para lo que le
ofrece su leal
colaboración, aunque lamentablemente no podrá prestarle su
apoyo en esta votación.

El señor Albistur Marín, del Grupo Mixto, manifiesta que
representa a una coalición nacionalista que no se quiere
desentender de los problemas de este Estado político nacional
y más bien desea contribuir a su solución, porque saben que
requiere del esfuerzo común y de la solidaridad y que el
futuro de los vascos no es ajeno al futuro de los pueblos del
Estado. Pero también tiene que decir que poseen un compromiso
firme con los intereses del pueblo vasco y sus instituciones
y, ante las propuestas del señor candidato de una nueva
política autonómica, serán exigentes con el cumplimiento del
Estatuto de Guernica en primer término y en la recuperación
del sentido originario del pacto estatutario y un desarrollo
leal del mismo. Defiende también la solidaridad y la
cooperación entre las nacionalidades y pueblos del Estado para
la consecución de objetivos comunes y para paliar las
diferencias en favor de los más desfavorecidos, pero esta
solidaridad no implica de ninguna manera centralidad. Reclaman
solidaridad para la grave situación económica e industrial que
sufre la sociedad vasca, e igualmente reclaman una serie de
transferencias a las instituciones vascas, tales como el Inem,
formación profesional ocupacional, investigación científica y
tecnológica y régimen económico de la Seguridad Social, a fin
de que desde aquellas instituciones se pueda diseñar y
desarrollar una política económica específicamente adecuada a
las particularidades de tan grave crisis. A continuación
expresa la esperanza de que en el transcurso de la legislatura
que se inicia pueda terminarse definitivamente con la
violencia, ya que nada tienen que ver con la causa de la paz y
de la libertad, ni con la causa del autogobierno o la del
derecho a la autodeterminación del pueblo vasco, el secuestro,
el asesinato y la extorsión. Considera que la solución a la
violencia requiere firmeza, pero también exige flexibilidad y
una solución dialogada desde un escrupuloso respeto a las
instituciones y a la democracia, de donde debe provenir una
salida.

Muestra seguidamente la postura de su coalición favorable a la
adopción de un compromiso de regeneración de la política y de
profundización de las libertades, que se articularía en torno
a las propuestas que a continuación expone a la Cámara.

Termina señalando que con un pasado plagado de incumplimientos
y olvidos todavía reciente no pueden votar a favor de la
investidura solicitada. El señor González Lizondo, del Grupo
Mixto, condena, en primer lugar, el secuestro del industrial
don Julio Iglesias y muestra su solidaridad con los familiares
del mismo.

Seguidamente alude a la política de abandono y marginación que
ha sufrido la Comunidad Valenciana y que justifica
claramente el que no pueda dar su apoyo al señor González en
esta sesión de investidura. Afirma que el señor González ha
ignorado incluso a Unión Valenciana, no recibiéndoles siquiera
en el período de consultas que ha mantenido con todas las
formaciones políticas, cuando, de haberlo hecho, habría
descubierto una predisposición al diálogo y los acuerdos, ya
que entiende que ésta es la mejor vía para defender los



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intereses de su pueblo. No pueden votar a favor de la
investidura del señor González porque en su discurso no ha
manifestado sensibilidad con las demandas y necesidades
básicas de los valencianos, a los que considera que ha
engañado durante muchos años y les sigue negando protección
para su agricultura hortofrutícola, que se ve amenazada por la
agresión de los campesinos franceses, y por una política
económica que restringe la capacidad exportadora de aquella
Comunidad. Se ignora también que el paro allí es superior a la
media de todo el Estado y que sus ciudades no reciben lo mismo
que otras, no pudiendo permitir que se continúe ignorando a
Alicante, Castellón y Valencia, como tantas veces han
denunciado. En todo caso, si el señor González alguna vez
quiere avanzar en un diálogo y una sensibilidad hacia los
valencianos que esta vez no ha querido tener, los encontrará
dispuestos a colaborar.

Contesta sucesivamente a las intervenciones de los
representantes del Grupo Mixto el señor candidato a la
Presidencia del Gobierno, González Márquez, produciéndose los
correspondientes turnos de réplica y dúplica.

En representación del Grupo Socialista interviene el señor
Solchaga Catalán, que expresa la satisfacción y el orgullo que
siente el Grupo Socialista al poder asistir por cuarta vez a
un debate de investidura para su candidato y Secretario
General del Partido, don Felipe González Márquez. Es
ciertamente un raro fenómeno político en los tiempos que
corren y casi prácticamente en cualquier tiempo en los que la
democracia es el régimen político imperante. Ocurre, además,
que cuando se obtiene un millón de votos más que hace cuatro
años y en condiciones objetivas tan difíciles como las que
significaba renovar la confianza en un momento de crisis
económica por parte de un partido que había sido duramente
atacado, muchas veces injustamente, esto sucede sencillamente
porque hay una identificación mayoritaria o de una gran parte
de la población con lo que representa una trayectoria política
acreditada por diez años de gobierno y por lo que representa
también un programa.

Cree que a nadie sorprenderá que les diga que van a votar a
favor de la investidura del candidato del Partido Socialista,
no sólo por razones obvias sino también porque han encontrado
en el programa presentado los mismos bloques y los mismos
argumentos que en su programa electoral con el que se
presentaron a las elecciones con el ánimo de renovar la
confianza en el electorado. Alude a estos cuatro bloques
fundamentales del discurso del candidato relativos a la
renovación del compromiso europeo, a la profundización del
proceso autonómico, a la propuesta de salida de la crisis
económica y el fuerte impulso de regeneración democrática, y
concluye haciendo, en nombre del Grupo Socialista, una oferta
firme y solemne de diálogo y una actitud abierta que pasa por
el
reconocimiento exacto y cabal del peso de cada una de las
fuerzas políticas en esta Cámara, por el principio de buscar
los consensos tan amplios como sean posible, sin buscar el
aislamiento de nadie y que pasan en última instancia por
tratar de garantizar que temas tan delicados como aquellos que
afectan a la credibilidad de nuestras instituciones y a la
fuerza y la vitalidad de nuestra democracia tengan el respaldo
de todos.

Desde el Grupo Socialista agradece todas las propuestas de
colaboración y apoyo de donde quiera que hayan venido.

Especialmente agradece su postura a aquellas fuerzas políticas
que han anunciado su apoyo a la investidura, aunque también
con todo respeto atiende y escucha la crítica que otros han
hecho. Cree que el 6 de junio hubo un voto de esperanza
racional, lo que demuestra un país que cada vez está más
abierto, un país que, en última instancia, sigue teniendo
esperanza en su futuro, aunque no es una esperanza ausente de
crítica.

Termina sumando su voz, en nombre del Grupo Socialista, al de
los otros representantes de los diversos grupos políticos que
han condenado el secuestro del señor Iglesias, agregando que
continuarán apoyando los compromisos que en materia de lucha
antiterrorista y de erradicación de la violencia adquirieron
en los pactos de Ajuria Enea y de Madrid.

El señor Presidente anuncia que, concluido el debate, se va a
proceder a la votación, a los efectos del otorgamiento de la
confianza por parte de la Cámara al candidato propuesto para
la Presidencia del Gobierno. La confianza se entenderá
otorgada si el candidato obtiene el voto favorable de la
mayoría absoluta de la Cámara, es decir, 176 votos favorables.

Añade que la votación, en virtud de lo dispuesto en el
artículo 85 del Reglamento, será pública por llamamiento.

Realizada la votación, el señor Presidente, informa del
resultado de la misma, que es de 347 votos emitidos, 181 a
favor, 165 en contra y una abstención. Señala que, en
consecuencia, siendo la mayoría absoluta requerida de 176
votos y resultando superior a ese número el de votos
favorables obtenidos por el candidato a la Presidencia del
Gobierno, don Felipe González Márquez, se entiende otorgada al
mismo la confianza de la Cámara.

El resultado de la votación se comunicará a S.M. el Rey, a los
efectos del nombramiento del señor González Márquez como
Presidente del Gobierno.

Se levanta la sesión a las doce y cincuenta minutos del
mediodía.




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Se reanuda la sesión a las diez y cinco minutos de la
mañana.

--DEBATE SOBRE LA INVESTIDURA DEL CANDIDATO A LA PRESIDENCIA
DEL GOBIERNO (Continuación) (Número de expediente 080/000001)



El señor PRESIDENTE: Se reanuda la sesión.

Por el Grupo de Coalición Canaria tiene la palabra el señor
Olarte.




El señor OLARTE CULLEN: Señor Presidente, señoras y señores
Diputados, desde lo grato que resulta para mí, de una manera
muy personal, reencontrarme en esta Cámara con caras de viejos
amigos y compañeros que compartieron conmigo la Primera
Legislatura y con el saludo a los mismos y a quienes hoy
ocupan estos escaños, quiero iniciar mi intervención con un
interrogante que a la vez debe ser objeto, y en mi pueblo lo
es, de una profunda reflexión. ¿Por qué Coalición Canaria, una
fuerza política que ni contaba prácticamente con un trimestre
de existencia cuando se celebraron las elecciones generales,
pudo obtener el resultado que obtuvo en las mismas pese a la
evidente bipolarización que se trató de producir y que de
hecho se produjo en el electorado, cuando parecía que tan sólo
una posibilidad u otra era la que se deparaba al pueblo que el
día 6 comparecería ante las urnas? ¿Por qué ha sido posible,
señorías, que hoy representemos la cuarta fuerza política en
el Senado y la sexta fuerza política en el Congreso de los
Diputados? Permítanme, señorías, que dé respuesta, sin la
menor arrogancia pero, evidentemente, con total contundencia,
a este interrogante. En primer lugar, porque el pueblo
canario ha empezado a percatarse de que necesitaba algo que no
fueran las voces tradicionales de los partidos estatales que
hablaban cuando se les permitía con los centros de poder de
sus respectivas organizaciones y que
normalmente, pese a la cantidad de problemas que se cernían y
que se han cernido en estos años sobre la comunidad canaria,
problemas que nos han agobiado, que nos han angustiado
absolutamente, en muchas ocasiones no cabe duda que esos
problemas o se aparcaban o se archivaban provisional o
definitivamente, como si ese archivo o ese aparcamiento
supusiera el que se diera solución al problema mismo.

En segundo lugar, es preciso establecer que no constituimos
precisamente una moda ni hemos nacido en virtud de un
oportunismo, sino que lisa y llanamente representamos una
fuerza política que hoy viene aquí a esta Cámara dispuesta a
plantear permanentemente los problemas que nos angustian y a
ofrecer las soluciones, recabando de la Cámara y de los
legítimos representantes del pueblo que ocupan estos escaños
una solidaridad que por parte de Canarias siempre ha tenido el
Estado español. Y hemos dicho en muchas ocasiones, señorías,
allá en las islas, que la solidaridad no es como la brújula
que apunta exclusivamente hacia el norte, la solidaridad tiene
que ser de ida y vuelta, la solidaridad a lo largo de muchos
años, de muchísimos años, ha venido de Canarias hacia el norte
y creemos que tiene también que producirse hacia abajo, hacia
el archipiélago canario, a esa insularidad alejada, con
nuestros propios problemas, muy diferentes de los que pueden
atosigar también, por qué no, y atosigan al resto de Estado
español, al Estado español en su conjunto. Y hemos tenido
además el favor de nuestro pueblo, que nos ha deparado al
mismo tiempo la alta responsabilidad y el honor de
encontrarnos hoy aquí en esta tribuna, porque cinco fuerzas
políticas que permanentemente estuvieron alejadas, aunque en
muchas ocasiones buscasen objetivos comunes, han sido capaces
de unirse por Canarias.

Ni hoy ni nunca pretenderé, señorías, actuar de manera
demagógica, de manera trágica, calculando la expresión de esa
tragedia para merecer el favor de S.S. y de las fuerzas
políticas que constituyen el arco parlamentario del Estado; de
ninguna manera, pero creo que es preciso hablar con mucha
claridad, con mucha contundencia para tratar entre todos de
que se despeje esa idea peligrosa, peligrosa --repito-- para
todos, de que el archipiélago canario por muchas
incomprensiones, por insensibilidades, porque en ocasiones no
sé si somos nosotros quienes no sabemos expresar nuestra
problemática o no se nos sabe entender, constituya un agravio
permanente que se haga histórico y que gravite de manera
indeleble sobre nuestro pueblo.

Señoras y señores Diputados, ¿cuál ha sido nuestra imagen?
¿Cuál ha sido la imagen de Canarias a lo largo de decenios? Ha
sido la imagen de una Arcadia feliz, representativa de esa
idea tan manida e irreal de las islas afortunadas, la
representación de un paraíso turístico, que es paraíso
evidentemente para quienes nos visitan, para esos seis
millones y pico de europeos que nos visitan al año, pero no,
por desgracia, para quienes habitan en el archipiélago. Es una
imagen que puede resultar ciertamente cómoda para el poder
central ese territorio con sol, con playas, con bellezas
naturales, con piscinas, con urbanizaciones de lujo, pero que
son los árboles que no dejan ver el bosque que hay detrás de
todo ello.

(Rumores.)



El señor PRESIDENTE: ¡Silencio, señorías!



El señor OLARTE CULLEN: Que son los árboles que no dejan ver
el bosque, donde hay unas cotas elevadas, elevadísimas, de
drogadicción (fuentes competentes calculan en 15.000 los
canarios sometidos a la droga dura en el archipiélago
canario), con un porcentaje de paro que hace que ocupemos
desgraciadamente el primer lugar del territorio nacional, un
porcentaje de paro que establece en 166.000 los parados en el
archipiélago canario, y algo que es tremendo: que el 52 por
ciento de nuestra población no ha sobrepasado los 25 años de
edad. ¿Cómo puede alguien permanecer insensible ante esta
realidad trágica que existe en el archipiélago canario,
señorías?



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Hoy, nosotros ni siquiera tenemos el dilema, señor candidato,
de tratar de deshojar la margarita para ver cuál va a ser
nuestro voto. Hemos anunciado, el consejo político de la
Coalición ya lo había anunciado y no ha habido en absoluto
opinión alguna que nos haga formular el menor reparo a ese
criterio, nuestro voto negativo. Y hemos expresado. nuestra
decisión de votar
negativamente a la investidura del señor candidato por muchas
razones. Porque parece que no se ha reparado desde el poder
central en que en los últimos años el crecimiento económico
del
archipiélago canario es el tercio de la media nacional. Porque
parece que no se ha reparado en que un índice tan
significativo como es el del producto interior bruto por
habitante se encuentra en el archipiélago por debajo de la
media nacional. Porque evidentemente no hemos conseguido, a
pesar de nuestros esfuerzos (que le conste al señor candidato
que han sido tenaces y
laboriosos), que se aplique a nuestro territorio, que es
diferente, que está alejado, que es un territorio fragmentado
por su propia insularidad y por la doble insularidad, una
política diferente de la que se ha venido aplicando a un
conjunto que no es homologable, en la aplicación de las
políticas correspondientes, al territorio canario.

La grave recesión económica por la que atraviesa España ha
tratado de justificarse apelando a tres causas principales: la
recesión económica internacional --evidentemente--, los
efectos de nuestra entrada en la Comunidad Europea y los
propios desequilibrios del sector público. Pero estas razones
no explican, señoras y señores Diputados, por sí mismas el
deterioro que de manera mucho más acusada se aprecia en la
situación económica de Canarias, ya que una serie de índices
importantes pone de manifiesto que la situación en el
archipiélago se ha venido agravando de manera imparable, de
manera incontenible sin que nosotros veamos otra cosa que el
reflejo, para perder y no a la baja precisamente, de una serie
de males por los que atraviesa el país y en cuya resolución,
vuelvo a repetir por enésima vez, los canarios somos
totalmente solidarios.

Allí, las quiebras, las suspensiones de pago, las
regulaciones de empleo, el incremento permanente de la tasa de
desempleo, el deterioro impresionante de las pequeñas y
medianas empresas, como son todas nuestras empresas canarias,
es moneda de uso corriente y algo que nos hace difícil ver, en
un futuro próximo, una
corrección, una luz de esperanza si no se corrigen otras
cosas, a las cuales luego me referiré.

Ha faltado, señor candidato, una política económica adecuada
para romper o compensar los estrangulamientos derivados de la
insularidad y de la lejanía; ha faltado completar esa Ley del
Régimen Económico y Fiscal canario, que no es un capricho ni
es una pretensión que hoy nos saquemos de la manga con ocasión
de esta naciente legislatura. No pedimos trato de favor
alguno. Expresamos, eso sí, la fragilidad de la economía
canaria, del archipiélago canario, y esas dificultades con que
nos encontramos por constituir una economía perfectamente
diferenciada que los poderes públicos, a lo largo de siglos,
han querido entender y han querido solucionar para posibilitar
la supervivencia de nuestro pueblo que, al igual que Navarra y
el País Vasco, cuenta con sus fueros propios, ya que somos las
tres comunidades cuyos regímenes específicos están
expresamente reconocidos en la Constitución Española.

¿Qué queremos? Queremos, lisa y llanamente, que se aplique la
normativa contenida en la Constitución Española. No queremos
nada raro. Queremos que se nos aplique la Constitución
Española; queremos que se aplique el artículo 138 de la
Constitución Española que, sin mengua del principio de
solidaridad, exige la aplicación y la atención especial al
hecho insular, y la atención especial al hecho insular
requiere, precisamente, la excepción a la
homogeneidad cuando hay que atender la peculiaridad.

Hubo una ocasión, señor candidato, en que obtuvo usted un
voto, emitido por un canario con el respaldo de la fuerza
política que entonces representaba, porque se había producido
también un compromiso: el compromiso de reformar nuestro
Régimen Económico y Fiscal actualizándolo, modernizándolo; era
un compromiso que usted formulaba aquí, desde esta tribuna.

Desde la misma, en aquella ocasión de la investidura --y
también en algunas otras ocasiones con anterioridad--, nos
pidió a los canarios un esfuerzo de comprensión y de
entendimiento, con la finalidad de constituir un conjunto, en
virtud de una homologación, con todo el pueblo español, de
cara fundamentalmente a la integración plena en la Comunidad
Europea. Y lo hicimos, hicimos un esfuerzo no especial,
hicimos un esfuerzo especialísimo. Y, sin embargo, señor
candidato, hay que reconocer que no se cumplió su compromiso;
no se cumplió su compromiso, lo cual no quiere decir que, en
virtud de lo que dijo usted ayer, no abramos una ventana a la
esperanza, en el sentido de que no haya voluntad de incumplir.

Pero ha transcurrido una legislatura y no se dio cumplimiento
a aquel compromiso y estamos aguardando todavía la reforma
económica del Régimen Económico y Fiscal que ayer anunciaba y
ofrecía, una vez más, su señoría. Hay que reconocer que esto
es así, señor Presidente, y lo digo con mucha contundencia,
pero con la máxima cordialidad. La contundencia no está reñida
con la cordialidad, señor candidato. Yo creo que este es el
momento, cuando nosotros venimos aquí, al Parlamento español,
con la mano extendida y deseando ese esfuerzo recíproco de
entendimiento, de romper cualesquiera clase de abismos que
haya podido producirse en el archipiélago canario en los
últimos tiempos, porque queremos puentes y no abismos
insondables. Con motivo de la decisión de la integración
plena en la Comunidad Europea, buena prisa se dio el Gobierno
presidido por S.S., buena prisa que se transmitió a esta
Cámara, para aprobar la reforma fiscal del Régimen Económico y
Fiscal. Buena prisa que se dio. Desde el 7 de junio de 1991,
en que fue aprobada la reforma fiscal para producir esa
homologación con las exigencias comunitarias, han transcurrido
ya dos años sin la



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reforma económica, cuyas negociaciones con el Gobierno central
transcurrían paralelamente y que fueron ralentizadas, y
todavía estamos hablando aquí de lo mismo, señor candidato.

Estamos tratando de que ese régimen que se inició con los
Reyes Católicos, siguió con el Real Decreto de Puertos Franco
de Bravo Murillo y con la Ley de Fernández Villaverde y,
posteriormente, en el año 1972, con la Ley de Régimen
Económico y Fiscal, tenga ya, y tenga de una vez, la
corrección, la modificación precisa, acorde con los tiempos y
acorde con la voluntad que usted explicitaba ayer, señor
candidato, desde esta tribuna.

Valoramos esa voluntad. Lo único que queremos, y creo que no
es mucho pedir, es que se cumpla el compromiso formulado hace
cuatro años y que se persevere en la voluntad de establecer la
corrección correspondiente que ayer expresaba aquí S.S.,
ratificada también, posteriormente, por el portavoz,
actualmente ausente durante esta intervención mía, del Grupo
Popular, quien decía que era la voluntad política del Grupo
Popular dar urgencia y prioridad a esta corrección. Algo hemos
logrado, ya que en este momento en que comparece por primera
vez en esta Cámara la Coalición Canaria, por los menos se
encuentra con que una gran mayoría de esta Cámara ya coincide
en la necesidad de reformar y actualizar nuestro Régimen
Económico y Fiscal, lo cual es absolutamente imprescindible
para nuestro futuro, por cuya razón estamos seguros de que
merecerá también la solidaridad de las restantes fuerzas
políticas aquí ubicadas.

Canarias, señoría, no puede esperar mucho tiempo. Canarias
está deseando conseguir de una vez esa actualización que nos
dé un poco de sosiego para encarar con la solidaridad de
siempre, pero por lo menos con un mínimo de ilusión, ese
futuro que hoy atisbamos absolutamente desilusionados.

Queremos una política que tan sólo puede producirse si ese
Régimen Económico y Fiscal, en lo económico, se modifica en la
forma y, evidentemente, en el contenido que ayer ya insinuaba
el señor candidato a la presidencia, una política que haga
atractivo producir en Canarias, incentivando la producción,
incentivando el empleo, incentivando la exportación,
actualizando el principio de libertad comercial y evitando la
existencia de monopolios «de facto» en nuestras islas --
monopolios que ya estaban proscritos en la Ley de 1972--,
actualizando, en definitiva, el viejo concepto de puertos
francos en esa zona económica especial a la cual ayer se hacía
referencia y que es absolutamente fundamental para nosotros y
que otras regiones, otras zonas próximas que compiten con
Canarias tienen ya, porque Portugal ha tenido la sensibilidad
correspondiente con Madeira. Es una cuestión esta que no
dependía de la Comunidad Europea. Es una cuestión que, desde
el primer momento, estaba bien claro que dependía de la
voluntad del Gobierno español. Por eso, señorías, comparecimos
nosotros a las pasadas elecciones formulando la necesidad de
un pacto de Estado y no de una situación que produzca
problemas de Estado en Canarias. Un pacto de Estado con el
deseo de participar en las grandes decisiones, como ya va a
ser posible, que impliquen al Estado español en el ámbito
internacional.

Nosotros tenemos, señorías, una especial sensibilidad en esa
materia. Nosotros, con vocación de relación con lo países
cercanos de Africa, nuestros vecinos, y de un protagonismo
permanente, al que nunca hemos renunciado, en virtud de una
presencia
impresionante que tuvo Canarias en el Descubrimiento en la
colonización y en el desarrollo del mundo americano, no somos
insensibles, sino todo lo contrario, a las relaciones
internacionales. Y, comprendiendo esa preocupación que embarga
al señor candidato en orden a una solidaridad en favor del
Magreb, queremos que se comprenda también que ahí hay una
zona, Marruecos, que es nuestra gran competidora, y que, en el
aspecto turístico, en el aspecto de la exportación, como
ocurre con el tomate, por lo que se refiere a tantas y tantas
cosas, como su puerto de Agadir, que en su día fue construido
con subvenciones dadas por el Estado español, etcétera, se ha
erigido en un factor más de competencia con Canarias.

Queremos que las grandes decisiones en el ámbito
internacional y, sobre todo, en el área vecina que nos afecta
no se tomen a espaldas nuestras, sino, por lo menos --y ahora
será posible--,
escuchándosenos y pudiendo conformar incluso decisiones que se
tomarán en esta Cámara.

Nosotros, que formamos parte del eje atlántico --aunque ayer
una fuerza política haya cometido un cierto lapsus, que reputo
involuntario--, queremos mantener el principio de mancomunidad
con el Estado español y la mancomunidad europea, el Estado
español, la Comunidad Europea y las autoridades regionales
canarias, en todo aquello que constituya nuestra problemática
comunitaria, la problemática del archipiélago en esa Europa de
las regiones que nosotros también conformamos, y obviamente en
las decisiones correspondientes al seguimiento, el control y
las decisiones en sí del Poseican.

Nosotros, señor candidato, estamos absolutamente decididos a
coadyuvar en la medida de lo que sea preciso en esta Cámara en
todas las grandes cuestiones con que el Estado español se
enfrenta, como es el pacto social, como es el impulso
democrático y como son todos los grandes enunciados que ayer
se formularon. Ahí estará también nuestra solidaridad. Lo
único es que nos gustaría que hoy, al igual que algunos otros
intervinientes han podido hacer, no nos hubiésemos tenido que
referir exclusivamente al archipiélago canario, sino que nos
hubiésemos podido referir a otros temas mucho más amplios y
que, aunque son omnicomprensivos, sin embargo, nuestras
dificultades actuales nos lo impedían. Ojalá llegue el día en
que en una intervención aquí del portavoz de la Coalición
Canaria se pueda hablar también de otros temas, sin tener que
dedicarnos de manera tan profusa y tan amplia a los canarios,
pero es una cuestión de supervivencia que realmente tenemos



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que volcar en el tiempo de media hora, siempre reducido para
la exposición de cualquier problema, por nimio que sea.

Queremos, señor candidato, una decisión firme, una
contribución, también una solidaridad, en la reforma de
nuestro Estatuto. Ayer se hacía alusión por el señor candidato
a las autonomías del 143, a las del 151 y, en total, no daban
las 17; faltaban dos, faltaban las autonomías que, habiendo
seguido inicialmente el 143, llegaron al nivel de competencias
del 151 en virtud de la aprobación de la Ley Orgánica de
Transferencias, como tiene Valencia y tenemos nosotros, que
fue, evidentemente, todo un detalle de solidaridad del
Parlamento español, a cuyo sentimiento de gratitud los
canarios no nos sustraemos.

Pero tenemos que expresar que necesitamos esa reforma y
cuando allá en el archipiélago los socialistas canarios, igual
que los populares canarios, sin obtener la autorización de
Madrid parece que no se deciden a ello, lo que queremos
nosotros es que se les dé por unos y otros luz verde; que se
les dé luz verde para que allá podamos proceder a una reforma
del Estatuto que deseamos. Porque el pacto autonómico, señor
candidato, habrá que reconocer que podría tener su interés y
su pragmatismo en función de algo que había sido acordado por
dos fuerzas políticas que, en muchos sitios, en la práctica
totalidad de los sitios, constituían mayoría, pero había otros
en que no y no la constituían entonces en el Parlamento de
Canarias ni la constituyen actualmente en nuestro
archipiélago, donde quienes hoy representamos a la Coalición
Canaria somos precisamente quienes constituimos allí la
mayoría, sin socialistas ni populares.

Señor candidato, quiero terminar mi intervención diciendo que
no sólo no repudiamos los deseos formulados por el señor
candidato de que no haya un diálogo, una comunicación con el
Gobierno de Canarias, sino que los valoramos; evidentemente;
es un Gobierno que hoy está sustentando por la Coalición
Canaria y, por tanto, cómo no vamos a tratar de desear que ese
diálogo con el Gobierno español sea fluido, que sea constante,
que sea permanente y fructífero. Todo lo contrario, lo que
ocurre es que allí, al ver que un gobierno como fue el de
Canarias, presidido por un socialista y conformado
mayoritariamente por miembros del Partido Socialista, no
consiguió que ese diálogo fructificara en que se trajera aquí,
al Parlamento, la reforma económica a que se había
comprometido S.S., como consecuencia de ello, el Parlamento de
Canarias, haciendo uso de las posibilidades que le depara la
Constitución y el Estatuto de Autonomía, ha formulado ya la
proposición de ley correspondiente para la aprobación del
régimen económico, proposición que ya ha tenido entrada en
esta Cámara, me parece que hace 48 horas, por lo cual es
lógico que, a lo mejor, el señor candidato, ayer, no teniendo
todavía conocimiento de ello, no se refiriera a este extremo.

Lo entiendo perfectamente y no veo ninguna torcida intención
en la omisión. Pero lo cortés no quita lo valiente y esa
iniciativa que viene aquí y que aquí defenderemos no tiene por
qué tener el menor signo de incompatibilidad con ese diálogo
que queremos tener, no sólo con el Gobierno español, sino
también con los grupos parlamentarios aquí presentes, con
todos, y,
evidentemente, con quienes ayer expresaban su voluntad de
reformar la legislación canaria en cuanto a nuestro régimen
especial. Señor candidato a la Presidencia, es evidente que,
por todas las razones que hemos expresado, por una falta de
credibilidad que se ha ido amasando con el transcurso de los
meses y de los años, no podemos hoy decir que sí a la
investidura del señor candidato. No sólo en lo formal ha
demostrado un desinterés absoluto en contar con nuestro voto,
que ni siquiera nos ha sido pedido --y, por tanto, en política
no se suele dar lo que no se pide--, no sólo por razones
formales, como digo, sino por razones de fondo, por las
razones que he expresado a lo largo de mi intervención y que
se resumen en esa desatención con mi tierra, que creo que es
hora ya de terminar.

Por sus gestos, señor candidato, me da la impresión de que no
está conforme con lo que digo. Lo que yo sí le quiero decir es
que mi pueblo, la Coalición Canaria, todos nosotros somos
conscientes y estamos percatados de una manera mayoritaria en
el archipiélago de que no ha habido entendimiento, de que no
ha habido sensibilidad. Y yo quiero que, cuando hay ese
propósito, ferviente, por otra parte, de que se produzca el
cambio del cambio, o el cambio sobre el cambio, se cambie
también con respecto a Canarias, pero no se cambie, como
algunos automovilistas hacen, poniendo el cambio e
inmediatamente la marcha atrás. Nosotros lo que queremos es
seguir avanzando y en ese seguir avanzando queremos, y
pedimos, desde luego, a esta Cámara, que esa solidaridad, que
nosotros decimos que tiene que venir del norte hacia el sur,
venga también, igual que a lo largo de muchos, muchísimos años
y siglos ha sido, del sur hacia el norte.

Muchas gracias.




El señor PRESIDENTE: Gracias, señor Olarte.

De acuerdo con lo previsto en el artículo 171.5 del
Reglamento, comunico a la Cámara que la votación a la que se
encamina la presente sesión tendrá lugar a las doce o en el
momento posterior en que el curso del debate lo permita.

Tiene la palabra el señor González.




El señor GONZALEZ MARQUEZ (Candidato a la Presidencia del
Gobierno): Señor Presidente, señorías, trataré de responder
con toda brevedad, pero con la debida cortesía, al señor
Olarte, en su intervención de esta mañana. Yo le devuelvo el
recuerdo de la primera legislatura, que, efectivamente,
compartimos, y acepto, además, su decisión previa de voto
negativo en la investidura. Ayer yo hice una petición de voto
positivo a todas las fuerzas políticas, la concreto, y, de
nuevo, por si faltara esa formalidad, le pido el voto
positivo. Ya sé



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que, como ha dicho en la tribuna que será un voto negativo, no
va a ser posible.

No quiero dejar pasar, quizás porque es necesario hacer un
esfuerzo para hacer justicia, algo que, respetando
absolutamente la composición de Coalición Canaria, como la
composición de cualquier otro grupo de la Cámara, se puede
interpretar como una crítica a la representatividad, desde el
punto de vista popular, de los partidos que tienen una
dimensión nacional, que tienen una representación en todo el
Estado. Yo, con el máximo respeto, a Coalición Canaria debo
decir que la felicito por el resultado de las elecciones. Creo
recordar de memoria que hay catorce diputados en el
archipiélago; cuatro corresponden a Coalición Canaria y cinco
y cinco, a las fuerzas políticas mayoritarias. Por
consiguiente, a mí me gustaría que, cuando hiciéramos
cualquier apelación, desde el punto de vista de la
representatividad de cada uno, fuéramos siempre respetuosos
con los demás; son los compañeros Diputados de Canarias los
que naturalmente me hacen una exposición de la problemática y
de los deseos para el propio archipiélago y me la hacen yo
creo que en igualdad de condiciones, por no decir en mejores
condiciones, en igualdad de condiciones que cualquier otra
fuerza política. En los países con una fuerte
descentralización las fuerzas políticas de todo el territorio
tienen una misión que es, a mi juicio, trascendental para
mantener la articulación y yo, por eso, hago una defensa y una
defensa calmada de esa interpretación. Para concretar a la
mínima expresión --pero siempre respetuosa con sus palabras--
su intervención, querría decir que usted ha hecho una
referencia a la parte de régimen económico que queda por
completar del régimen económico-fiscal. Pero me gustaría que,
como lo sabe usted, lo supiera toda la Cámara y toda la
ciudadanía; me gustaría que se supiera que, en esa situación
de estatuto especial que prevé la Constitución, en esa
situación de especificidad y de singularidad canaria, siempre
hemos prestado una atención especial, una atención concreta.

La hemos prestado tanto cuando se ha discutido del propio
régimen de las islas como cuando se discutió, en su día --con
posiciones que creo que en ese caso eran
contrapuestas, la suya y la mía, después fueron coincidentes--
, de cuál era la participación canaria en la Comunidad
Europea. Creo recordar que una vez, desde esta tribuna, dije
que me parecía que Canarias debería estar integrada plenamente
en la Comunidad y que se debería trabajar sobre la base de esa
integración, destacando las singularidades de Canarias; que no
debería estar al margen. Incluso creo recordar que en aquellos
momentos S.S. no estaba en favor de esa integración plena de
Canarias en la Comunidad, aunque, en honor a la verdad, debo
decir que me parece que era S.S. Presidente del Gobierno de la
Comunidad cuando se produjo la votación en el Parlamento, que
fue por el 90 por ciento, de la plena integración en la
Comunidad, con las especificidades. Yo expresé esa opinión
algún tiempo antes y recibí una durísima crítica por haber
expresado una opinión que me parecía
absolutamente coherente con los intereses canarios; después me
llevé una gran satisfacción cuando vi que el 90 por ciento de
la representación de Canarias estaba a favor o de acuerdo con
esa tesis que había sido tan fuertemente criticada.

Nosotros hemos hecho un esfuerzo en todo ese proceso de
integración en la Comunidad y un esfuerzo que creo que no
tiene parangón, porque no hay una situación de especificidad
de esa naturaleza con la situación canaria, cuando discutimos
el Poseican. El señor Mardones lo sabe muy bien y se expresó
además
positivamente cuando conseguimos que se fijara ese régimen,
igual que cuando hemos conseguido una organización común de
mercado para el plátano, que creo que ha sido un hito
histórico importante en la defensa de los intereses del
archipiélago.

Por consiguiente, a mí me gustaría que se supiera que hemos
concluido --y me parece que estaba usted en el Gobierno
también--, y está en vigor, la adaptación de los aspectos
fiscales del régimen especial y que quedó resuelto el acuerdo
de financiación. Tal vez convenga saber que, dada la
especificidad de Canarias, ese acuerdo de financiación dota a
Canarias con la mayor fuente de ingresos por habitante de
todas las comunidades autónomas de España; que probablemente
siempre se considere insuficiente pero es bueno que, al menos,
se sepa que en ingreso por habitante es la comunidad que,
naturalmente, en el sistema de financiación más recibe.

También se resolvió --y creo que a satisfacción, puesto que
hubo un acuerdo por ambas partes-- la financiación de las
carreteras canarias con la materialización del contenido de
los artículos 95 y 96 de la Ley 20/1991. Ha habido un acuerdo
que se fija en un plan de obras hidráulicas que alcanzará
40.000 millones de pesetas; el de carreteras es de 12.258. Y
se completó el acuerdo de financiación añadiendo a ésta 5.700
millones de pesetas anuales, en pesetas de 1990.

Por consiguiente, nos queda una negociación que se puede
hacer, naturalmente con una aproximación de posiciones entre
las partes, en cuanto a los aspectos económicos de la zona
especial. Creo que ustedes son perfectamente conscientes de
que en otras cuestiones, como en la defensa en la Comunidad,
incluso habiendo habido una buena zafra de tomates, nosotros
estamos pretendiendo que se cambien los tiempos, porque
afectan a nuestros intereses, pero saben que ésa es una
negociación complicada. Lo estamos
pretendiendo y me parece que terminaremos consiguiendo que
también se cambien, aunque ha sido buena la zafra en el año en
curso. Por consiguiente nos queda --aunque no se ha detenido
en los detalles-- por arreglar la zona especial, los aspectos
económicos del régimen especial canario. La zona especial está
en discusión y creo que no sería muy difícil llegar a un
acuerdo, lo mismo que no sería difícil alcanzarlo en cuanto al
régimen fiscal de las entidades de esa zona especial canaria;
pero hay que llegar a ese acuerdo; hay que hacer ese esfuerzo
de aproximación



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y hacerlo con realismo, tanto en cuanto a la dimensión de la
zona como en cuanto a las desgravaciones fiscales.

Sabe que no hay problema en cuanto al registro especial de
buques y empresas navieras y sabe que se admite --y se admite
porque tiene lógica-- todo el principio de compensaciones para
viajeros y mercancías. Ahora bien, puede volver a surgir una y
otra vez el problema del programa de inversiones públicas,
porque puede tener toda la elasticidad que se quiera. De
hecho, ha habido acuerdos y ha habido acuerdos con el gobierno
canario cada vez que se ha dado un paso en esta dirección; un
gobierno canario compuesto por diversas fuerzas políticas
entre las que están algunas de las que hoy componen Coalición
Canaria.

En resumen, ¿qué era lo que le querría decir, señor Olarte, en
esta intervención de respuesta a sus apreciaciones? Yo le
querría decir que, siendo la situación muy delicada en todo el
territorio nacional, desde luego, es delicada desde el punto
de vista del paro y de otros parámetros, en Canarias. No es la
región con más índice de paro de España, también debo
decírselo --no es una discusión en la que me guste entrar--;
me complace decirle que Canarias no es la que tiene el mayor
índice de paro.

Por consiguiente, el Gobierno tiene la voluntad de arreglar
los aspectos económicos del régimen económico-fiscal y tiene
la voluntad de aproximar posiciones para hacerlo de manera
coherente, de manera seria y rigurosa. El Gobierno tiene el
máximo respeto por la Coalición que usted representa. Desde la
posición que represento yo como candidato a la Presidencia,
quiero decirle que los mismos planteamientos --naturalmente,
cada uno con sus convicciones--sobre la situación de Canarias
que me hace usted --seguramente lo mismo le pasará al señor
Aznar con su Grupo-- hacen los Diputados canarios que
representan al menos una fuerza política que tiene un nivel de
representación que usted reconocerá que es poco superior al de
Coalición Canaria. Esto me gustaría dejarlo sentado, porque se
puede crear una confusión en la opinión pública canaria y la
confusión que se puede crear es que los intereses de Canarias
sólo están representados cuando hay una fuerza específicamente
canaria. Tenemos que salir de esa confusión y no negar
representatividad a quien la tiene, por la única vara de medir
que existe en
democracia, que son los votos y el apoyo popular de los
canarios y, por consiguiente, de Canarias en su conjunto.

Muchas gracias.




El señor PRESIDENTE: Gracias, señor González.

El señor Olarte tiene la palabra.




El señor OLARTE CULLEN: Gracias, señor Presidente.

Señor candidato, yo no confundo representatividad con mejor
defensa, con defensa más eficaz. Yo también sé que aquí, en el
Congreso, la Coalición Canaria tiene cuatro Diputados y, en el
Senado, tiene seis Senadores, de un total de 11 Senadores que
obtuvieron sus escaños en las últimas elecciones.

Yo agradezco mucho, de verdad, el tono de nula agresividad,
como fue el mío, y de respeto recíproco que ha habido en
nuestras intervenciones, señor candidato.

En alguna ocasión el señor candidato parece que ha penetrado
en ese terreno al cual a veces es tan proclive, como es el de
la docencia, ese cierto magisterio, explicando qué es lo que
debemos hacer los demás; docencia y magisterio que,
evidentemente, no tenemos en exclusiva. Y, por supuesto, no
pongo en duda que cuente con los asesoramientos
correspondientes de los compañeros de su partido. Lo que
ocurre, señor candidato, es que me da la impresión de que
malos son los asesores o malo ha sido el alumno, porque a lo
largo de cuatro años su intervención aquí ha acreditado que no
se sabe bien los temas canarios. Y nosotros, dentro de esa
oferta global que S.S. hizo de que todos en igualdad de
condiciones, y nadie en mejores condiciones que otros, pueden
ayudar al señor candidato, nos ofrecemos para tratar de
mejorar su conocimiento sobre los temas canarios, porque
estamos convencidos de que el señor candidato es consciente de
que no posee el don de la infalibilidad y, como todos los
mortales, todavía tiene mucho que aprender; desde luego,
cuando se ha perdido la mayoría absoluta, todavía hay mucho
más que aprender, señor candidato.

Quiero decir al señor candidato, sobre una referencia que ha
hecho a la financiación, que fuimos la última Comunidad que se
incorporó al acuerdo sobre financiación, que costó mucho
trabajo y que ello ya constituyó un acto de solidaridad
indiscutible y de tratar de cerrar la puerta a problemas
insolubles, que la insularidad no ha quedado, ni mucho menos,
perfectamente defendida con la
financiación y que mencionar hoy las carreteras, señor
candidato, ha sido un despropósito.

Poco antes de culminar la legislatura en la que yo tenía la
alta responsabilidad de ser el Presidente de la Comunidad
Autónoma Canaria había habido un compromiso de inversión en
carreteras en Canarias por 150.000 millones de pesetas,
146.000, exactamente. Señor candidato, una cosa es que usted
convenciera al compañero de su Partido que ostentaba hace año
y medio la máxima responsabilidad de la Comunidad Autónoma y
que regresara a Canarias muy satisfecho llevándose no los
150.000 millones sino 12 o 14.000 millones de pesetas, que ya
estaban previstos con anterioridad; ello pone de manifiesto no
que se haya solucionado el problema de las
carreteras, que sigue estando ausente de las inversiones
estatales en Canarias, sino que usted tiene unas dotes de
persuasión bastante notables o que se dejan convencer
fácilmente por usted los miembros de su Partido o algunos
miembros de su Partido.

Quisiera, señor candidato, que se le meta en la cabeza de una
vez para siempre --y permítame la vulgar expresión, que no
está exenta del respeto que su situación



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política me merece-- que la crisis de Canarias no es
coyuntural; es una crisis estructural y por eso se requiere
reformar en su plenitud el régimen económico-fiscal y no sólo
los aspectos fiscales.

Señor candidato, he oído cosas y me parecía encontrarme en
otra galaxia o que era el señor candidato quien se encontraba
en ella. En cualquier caso, ha mencionado los artículos 95 y
96 de la Ley 20/1991, de 6 de junio --me parece que es ésa--,
donde se estableció y se aprobó la reforma fiscal y los ponía
como ejemplo de cumplimiento. Si precisamente su
incumplimiento, si precisamente que no se haya incluido ni
establecido el plan de inversiones correspondientes en los
Presupuestos del Estado, ese incumplimiento flagrante ha
merecido un recurso ante el Tribunal Constitucional, que ha
sido posible con los votos positivos de todo el Parlamento
canario, a excepción del Grupo Socialista, que se abstuvo.

Esto es más que significativo. Y a estas alturas, pese a que
hay un recurso de inconstitucionalidad por medio, usted sigue
sin enterarse, señor candidato.

Usted habla de las atenciones a las comunicaciones. Vamos a no
hablar de esa compañía Binter, que se creó para favorecer los
intereses de la empresa española CASA, haciendo que los
canarios fuésemos los conejillos de indias, con unos aviones
absolutamente inadecuados. Y tiene que reconocer, señor
candidato, que algo sé de aviación por haber desempeñado
algunas tareas al frente de alguna compañía aérea importante.

No son los aviones que necesita Canarias y seguramente no
habrían sido capaces de habérselos incrustado a otra
Comunidad, para favorecer a CASA.

Señor candidato, no me hable de la sensibilidad con el
transporte cuando las tarifas mini de Iberia no se aplican
entre las islas. ¿Por qué se aplican entre Sevilla y Barcelona
y no se aplican entre las islas? Ya sé que no es S.S. el
Presidente de Iberia. Me hace gestos, como me ha hecho
dieciocho veces, como si yo estuviera disparatando en esta
tribuna desde la cual, con absoluta moderación pero con total
rigor, he expuesto una serie de temas.

Señor candidato, ¿sabe usted que a un canario le cuesta
exactamente igual desplazarse desde la isla de Hierro a la
isla de Lanzarote que desde el archipiélago canario a Madrid?
¿Lo sabe usted? ¿Sabe usted que cuesta mucho menos desplazarse
--no por Iberia, evidentemente-- del archipiélago canario a
Hamburgo o a muchas de las capitales europeas que de Canarias
a Madrid? ¿Y eso es acercar el archipiélago canario? Algunos
de los miembros de su Gobierno saben ya perfectamente, porque
lo sufrieron en sus carnes, lo que es nuestra incomunicación.

Señor candidato, cuando el principio de liberalización del
transporte aéreo, de la ausencia de monopolios, es
precisamente una tónica determinante del acuerdo comunitario,
¿por qué se sigue estableciendo el monopolio en favor de
Iberia cuando precisamente si en algún sitio no debería
existir el monopolio para facilitar el transporte aéreo de
personas y de mercancías es en el archipiélago canario?
¿Sabe S.S. que los aviones de las compañías «charter» que
llegan a Canarias y regresan con sus bodegas vacías a Europa
no pueden llevarse las flores y los primeros productos de
nuestra maltrecha agricultura porque Iberia no lo consiente?
Tienen que hacer una escala en Madrid y en ocasiones se
deterioran irreversiblemente esos productos ¿Sabe usted todo
eso?
Señor candidato, lo que sí le solicito, en nombre de
Canarias, es que se rodee usted de mejores asesores para que
le expliquen con valor, en los órganos correspondientes del
partido, del Gobierno o de donde sea, o en cualquier cenáculo
de turno, la problemática de Canarias, que yo le solicito
amistosamente que empiece S.S. a estudiarse.

Muchas gracias.




El señor PRESIDENTE: Gracias, señor Olarte.

Tiene la palabra el señor González.




El señor GONZALEZ MARQUEZ (candidato a la Presidencia del
Gobierno): Señor Presidente, ahora sí se ha tratado de una
lección y subida de tono.

El señor Olarte ha pedido que negociemos la parte económica
del régimen económico y fiscal de Canarias y ha terminado
haciendo una intervención que creo que no se corresponde con
la que yo he hecho. Conozco la problemática de Canarias.

Probablemente tengo el nivel de asesores que debo tener, y
reconocerá el señor Olarte que cualquiera de los compañeros
representantes de Canarias tiene el mismo nivel de
conocimientos que pueda tener él o la Coalición Canaria. Lo
digo simplemente por restablecer la verdad.

Yo voy a seguir manteniendo este tono. No lo voy a levantar.

Me parece que es lo razonable y lo lógico.

El Gobierno canario habrá oído seguramente lo que he dicho
ayer. Estamos dispuestos a negociar la parte económica del
régimen económico y fiscal de Canarias y estamos dispuestos a
hacerlo cuanto antes.

Esto es lo que me parece que se infiere de sus primeras
palabras, no de las segundas. Por consiguiente, me atengo a
sus primeras palabras para no calentar el debate.




El señor PRESIDENTE: Gracias, señor González.

Por el Grupo mixto, tiene la palabra, en primer lugar, la
señora Rahola.




La señora RAHOLA I MARTINEZ: Señor Presidente, no quiero
empezar estas reflexiones sin antes condenar, sin paliativos,
la violencia que tantas muertes ha causado ya y que acaba de
secuestrar a un ciudadano en el País Vasco. Quiero decirlo
desde esta tribuna y desde las siglas que represento, este
legendario partido que es Esquerra Republicana de Cataluña.

Nunca una idea merece una sola gota de sangre. Si todas las
ideas pueden ser nobles, la sangre las convierte siempre en
perversas. Que no se equivoquen, pues, quienes optan por la
violencia. Nunca, nunca podrán justificar la muerte.




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Hace algunos años, en este mismo hemiciclo, Heribert Barrera,
en un discurso emblemático, dijo cuál era su patria, y a él me
remito. Yo sólo tengo una patria, sólo pertenezco a una
nación, y esta es la nación catalana. Que las contingencias
históricas hayan impedido a mi país tener un Estado, y que
ahora pertenezcamos a un Estado que no es el propio, no cambia
nada el hecho nacional, sólo impide ejercerlo en plenitud. Y
fíjense que digo el hecho nacional catalán y no el hecho
diferencial, ese pequeño recurso dialéctico que se han
inventado para camuflar el hecho nacional. Somos una nación
sin Estado propio y que padecemos las secuelas económicas y
políticas de esta España que nació, recordémoslo sin acritud,
por derecho de conquista.

Desde que perdimos nuestros derechos nacionales, los
catalanes, conscientes, no hemos hecho otra cosa que luchar
pacíficamente por recuperarlos. No hay terceras vías en la
historia de los pueblos, o los pueblos son soberanos o son
dependientes, y sólo los pueblos soberanos pueden asumir los
retos del futuro.

España, señor Presidente, señor candidato, ha sido un pésimo
negocio --y no sólo económico-- para la nación catalana, con
un poder autonómico que no tiene soberanía en ningún aspecto
básico para la articulación de un colectivo, ni en economía,
ni en justicia, ni en orden público, que no puede tener modelo
propio de educación o de sanidad, que padece un expolio fiscal
de más de un billón de pesetas anuales; un billón 200.000
millones de pesetas se queda el Estado, señor candidato, cada
año del esfuerzo fiscal de los catalanes; en las islas
Baleares este expolio es
proporcionalmente más alto. Y mientras, en Cataluña no tenemos
recursos para solidarizarnos con nuestras propias bolsas de
pobreza, ni tampoco instrumentos políticos ni recursos
económicos para ayudar a nuestras pequeñas y medianas
empresas, el tejido básico de nuestro país, un tejido
especialmente castigado por la política económica, muy dura
con la economía productiva, que precisamente usted ha
practicado. Por cierto, señor candidato, ayer hablando de
bajar los tipos de interés, de ayudar a las PYME, de revisar
el IAE, parecía la oposición al señor Solchaga. En fin, es
bueno rectificar.

La situación de nuestro sector pesquero, de nuestra
agricultura, ¿cómo justifica, señor candidato, esa pésima
entrada en el Mercado Común que casi ha hundido el sector de
la avellana? La crítica situación de nuestra industria avala,
desgraciadamente, ese balance de España en negativo. Y
políticamente, la incapacidad de construir una España
plurinacional, basada en la unión libre entre iguales, como
quizás creíamos en la transición, y haberla construido en los
fundamentos de una sola cultura, de una sola lengua, impuesta
a las otras, han acabado de hundir la posibilidad de encajar
la nación catalana en España.

Necesitamos soberanía propia, instrumentos políticos y
económicos propios si no queremos desaparecer nacionalmente.

Necesitamos ser soberanos en una Europa de los pueblos que no
en una Europa de las hegemonías. Ese es nuestro proyecto, que
los catalanes nacidos en Olot o en Badajoz, en Badalona o en
Sevilla, en Cadaqués o en Burgos, en Vic, en Pruit, en Reus o
en Campillo de Arenas, que todos esos catalanes puedan vivir
en el futuro en un país con capacidad de decidir y de
administrarse. Es la única posibilidad de sobrevivir como
catalanes en el concierto de las naciones. Ese proyecto lo
llevaremos a cabo cuando una mayoría social así lo quiera,
ejerciendo democráticamente el Derecho internacional e
inapelable a la autodeterminación. Lo quiero recordar aquí en
esta tribuna, señor candidato. Cuando esto ocurra --que
ocurrirá--ustedes --buenos demócratas-- tendrán que aceptarlo.

Y al sentido democrático apelo, puesto que es uno de los
cuatro ejes básicos del discurso del candidato Felipe
González, que ha hablado del impulso democrático. Me parece
loable la inquietud por profundizar en el Estado de Derecho,
muy loable. ¿Para cuándo, entonces, la reforma de los
artículos 2 y 8 de la Constitución, artículos que niegan el
derecho básico a la autodeterminación y que sobreponen, por
tanto, el derecho de las armas al derecho de las urnas? ¿Para
cuándo la superación del miedo a la libertad de decidir?
Si me permiten, quiero citarles a Manuel Azaña en su famoso
discurso del restaurante «Patria», del año 1930. Dijo Azaña:
«He de deciros que si algún día dominara en Cataluña otra
voluntad y resolviera ella remar sola en su navío, sería justo
el permitirlo y nuestro deber consistiría en dejaros en paz,
con el menor perjuicio posible para unos y otros, y desearos
buena suerte hasta que, cicatrizada la herida, pudiésemos
restablecer, al menos, relaciones de buenos vecinos.»
Apelo a vuestro sentido democrático, señor candidato. Haced
vuestra esta herencia que os lega Azaña. Haced vuestro este
planteamiento inequívocamente democrático, reformad la
Constitución para que no tenga ninguna fisura democrática,
como ahora tiene. Y apelo también a don José María Aznar, que
se reclama heredero de Azaña (Risas.): asumid la herencia al
completo, luchad por un Estado fundamentado en el Derecho, a
decidir en el derecho de los pueblos. Como apelo al sentido
progresista de Izquierda
Unida-Iniciativa per Catalunya. No permitáis una Constitución
que no reconoce el derecho básico, un derecho básico
internacional. «I apel lo també als nacionalistes de
Convergència i Unió: per a quan dexeu la reclamació d''aquest
dret. ¿Per a quan el ser consequents amb la responsabilitat
que teniu amb la vostra nació? Que la historia no us passi
comptes.»
Azaña, intelectual comprometido y honesto, no tuvo miedo a la
libertad de decidir. Yo espero, del sentido democrático de
vuestras señorías, que algún día asumáis su grandeza. Pero
tanto si ocurre como si no, el día que una mayoría social en
Cataluña lo quiera ejerceremos un derecho internacional que
está por encima de las Constituciones.

Por coherencia, pues, votaré no en el debate de investidura,
ya que, de momento, los planteamientos de Felipe González me
parece que están alejados de esta sensibilidad. Y quiero
subrayarlo: unos nacionalistas



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catalanes y vascos votan sí; otros nacionalistas catalanes y
vascos, votamos no, que la hegemonía del nacionalismo no la
tiene ni Convergència i Unió ni el PNV.

Déjenme acabar con una cita de nuestro poeta nacional Josep
Maria Llompart: «Un cant poer a una patria / amb veu nova ho
proclamo, ho anuncio, / us ho dic amb les lletres ben
rentades, / esmolades de fresc --no fora cosa / que us agafes
desprevinguts--: un cant per a una patria.» Un canto por una
patria, por una nación en el hemiciclo de otra nación. Algún
día seremos buenos vecinos.

El señor PRESIDENTE: Gracias, señora Rahola.

Tiene la palabra el señor González.




El señor GONZALEZ MARQUEZ (Candidato a la Presidencia del
Gobierno): Señor Presidente, voy a intentar dar una respuesta,
aunque sea breve, a todos los intervinientes del Grupo Mixto,
empezando por la señora Rahola. En primer lugar, coincido con
ella sólo en la condena que ha hecho de la violencia y del
terrorismo, se lo digo con todo respeto; pero esa coincidencia
en el rechazo de la violencia como mecanismo para defender las
ideas políticas es tan importante, de tal magnitud, que me
lleva a expresar mi profundo respeto por cualquier idea como
las que ha expresado. Ahora bien, también con respeto debo
manifestar mi total rechazo. Creo que hace una mala
interpretación de la Constitución y del Derecho Internacional.

Creo que se equivoca.

La Constitución española es tan democrática como la
Constitución de cualquier país democrático avanzado. Nosotros
la defenderemos y la defenderemos democráticamente, es decir,
con las reglas de las mayorías y de las minorías. Si todo el
mundo acepta esas reglas de juego --y creo que también las
acepta usted, señoría--, nosotros estaremos de acuerdo también
en que hay un marco en el que nos desenvolvemos, y nos
desenvolvemos con el respeto de todos. Uno puede estar en
contra de un artículo u otro de la Constitución, pero tiene
que respetar cuál es la decisión mayoritaria, tanto para
mantenerla como para cambiarla. No coincido, por consiguiente,
con su visión, se lo digo con respeto; y se lo digo con
respeto porque sé que nunca va a traducir esa visión en una
actitud que no sea la actitud democrática que ha demostrado
desde la tribuna.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra la señor Rahola.




La señora RAHOLA I MARTINEZ: Señor candidato, le agradezco sus
palabras. Nunca pondré en duda su sentido profundamente
democrático, como nunca pondría en duda el sentido
profundamente democrático de los Diputados de este hemiciclo.

Por eso apelo a ese sentido democrático y por eso quiero
recordar que esta
Constitución, que es una Constitución que realmente salió del
consenso, se quedó en un asunto coja desde un punto de vista
democrático. Hay que revisar dos artículos básicos de esta
Constitución que no permiten el derecho a la
autodeterminación, puesto que éste es un derecho internacional
profundamente democrático, y yo pregunto: ¿a qué tenemos miedo
para reformarlo? ¿A qué? ¿Miedo a que pueda decidir alguna
nación de las que ahora conforman el Estado? Eso es un poco
miedo a la libertad. Es a eso a lo que apelo, a superar el
miedo a la libertad, a estar absolutamente convencidos de que
no pasa nada si esa Constitución recoge la libertad de los
pueblos y el derecho de los pueblos sin ningún problema y lo
pone también en sus artículos. Resolvamos ese punto, que es un
punto que queda pendiente de la transición democrática;
resolvámoslo, atrevámonos ahora, con este hemiciclo que es un
hemiciclo que precisamente habla de impulso democrático. Es
importante, y no teman ustedes. Si una mayoría social en
Cataluña no lo quiere, tampoco se ejercerá, pero no puede ser
que haya un agujero, una fuga democrática en esa Constitución.

No puede ser, como no puede ser que después de tantos años,
señor candidato, este Estado no sea capaz de ser un Estado
plurinacional, que aún sea un Estado con una sola lengua, con
una sola cultura impuesta a las otras. No hay una situación de
igualdad entre naciones en este Estado, no existe; hay una
articulación, hay un pequeño reparto de soberanía, pequeño,
porque la mayoría de los intereses se deciden aquí. ¿Sabe
usted qué tanto por ciento de los intereses de los calanes se
deciden en este hemiciclo? El 75 por ciento. Tenemos un poder
del 25 por ciento. ¿Cuál es el poder de las Islas Baleares,
por ejemplo? Del 0,1 por ciento, porque todo se decide aquí.

No hablamos en términos de igualdad, no hablamos en término
plurinacional. ¿Para cuándo esto? Dos retos, señor candidato,
reformar la Constitución desde un punto de vista democrático
para asumir un derecho internacional inapelable e indiscutible
y coger de una vez el reto de convertir este Estado en un
Estado realmente plurinacional, de naciones entre iguales.

El señor PRESIDENTE: Gracias, señora Rahola.

Señora Rahola, este Presidente seguramente tendría que volver
a nacer para impedirle a S.S. citar al poeta Josep María
Llompart, pero le agredecería que facilite a los servicios de
la Cámara una transcripción correcta de la cita para que
conste en el «Diario de Sesiones».

Por el Grupo Mixto, tiene la palabra el señor Mur.




El señor MUR BERNAD: Señor Presidente, señoras y señores
Diputados, señor candidato, intervengo en nombre del Partido
Aragonés para fijar la posición de nuestro Grupo en este
importante debate en el que usted solicita el apoyo de la
Cámara para ser elegido Presidente del Gobierno. En la sesión
de ayer estuvimos muy atentos... (Rumores.)



El señor PRESIDENTE: Un momento, por favor.

Señorías, ruego guarden silencio.

Continúe, señor Mur.




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El señor MUR BERNAD: En la sesión de ayer estuvimos muy
atentos tanto a su intervención inicial como a la respuesta a
los diversos Grupos para conocer lo que usted ofrecía a los
españoles en esta hora y qué diferencias había con la oferta
electoral que defendió el pasado 6 de junio, porque ahí estaba
el principal interés de su intervención, ya que su oferta
electoral, señor candidato, la conocíamos y resulta
escasamente atractiva para nosotros. Queríamos saber en el
terreno de lo concreto, plasmado en un programa de gobierno,
los efectos del resultado electoral y de la necesidad de
buscar apoyos y alianzas. Tengo la percepción de que la
pérdida de la mayoría absoluta y la necesidad de pactar han
sido positivas en el señor candidato, porque ha demostrado
usted ayer un talante más flexible, más negociador y más
dialogante. Pero lamentamos que sólo haya negociado usted
apoyos para salvar casi matemáticamente la investidura cuando
en las actuales circunstancias, calificadas por todos de
especialmente difíciles, otras aportaciones políticas podrían
resultar igualmente útiles.

Recuerdo que en el debate celebrado en esta Cámara el pasado 2
de marzo, sobre medidas adoptadas por el Gobierno en el
problema de desempleo, le indiqué la necesidad de propiciar un
pacto de Estado por el empleo, involucrando a todos (partidos,
sindicatos, empresarios y administraciones), que debería usted
proponer, y, si no le era posible alcanzarlo, debía convocar
las elecciones cuanto antes y dejar que las urnas hablaran.

Pues bien, a estas alturas los ciudadanos ya han hablado y
usted dijo haber recibido el mensaje que le enviaban. Espero
que no lo olvide rápidamente y que sus nuevos propósitos sean
sinceros y no solamente fruto de la necesidad política.

Es bueno coincidir en el diagnóstico de nuestros problemas,
que son graves, difíciles, preocupantes, en especial los
problemas económicos y sus consecuencias de crisis y
desempleo, en una situación, señor candidato, que usted hereda
de sí mismo y de su política anterior. Y es mejor coincidir en
las soluciones, siempre que se nos permita también colaborar
en las mismas.

El primer problema que nosotros tenemos, señor candidato, con
usted es el de la credibilidad. No estamos seguros de que en
estos momentos especialmente difíciles haga las reformas que
no hizo antes, teniendo un mayor apoyo político y estando en
mejores condiciones objetivas. El cambio del cambio debe ser
una realidad y no solamente un eslogan electoral.

A nosotros nos gustaría que ahora vaya en serio, que sea el
inicio de una nueva etapa y que se aborden los verdaderos
problemas que preocupa a la sociedad española.

Compartimos el objetivo básico de creación de empleo y mejora
de la competitividad, para lo cual hay que poner en marcha una
serie de medidas que tienen que abordarse de inmediato y que
deben tener su plasmación en los presupuestos de 1994, pero no
será fácil, señor candidato, reducir el déficit y mantener las
prestaciones sociales. Por eso el pacto social es un
instrumento imprescindible. Hay que decir con claridad a los
ciudadanos que se avecinan tiempos duros, que exigirán
sacrificios a todos, pero que el Gobierno será el primero en
dar ejemplo, y para ello se necesitan reformas en profundidad,
no meros parches para salir del paso. Estas reformas amplias
para crear empleo y elevar nuestra tasa de actividad deben
dirigirse de manera especial a dos sectores: las pequeñas y
medianas empresas y el sector agrario.

Todos estamos de acuerdo en esta Cámara en la gran capacidad
de reacción que tienen las pequeñas y medianas empresas para
crear empleo y revitalizar el tejido empresarial. Prepare
usted un plan especial de «pymes» que pueda ser aplicado de
inmediato. Nos satisface oírle que va usted a modificar el
Impuesto de Actividades Económicas, tan criticado por nosotros
y que tan desastrosos efectos ha tenido en las pequeñas y
medianas empresas.

Igualmente, señor candidato, el sector agrario español
necesita abordar con urgencia un plan de reconversión
específico con medidas económicas concretas que garanticen la
supervivencia de un sector que afecta a muchas personas,
generalmente a la España interior y a la España rural, y con
menos medios para defenderse y
transformarse.

Cuando usted hablaba ayer de la igualdad de oportunidades y de
que todos deben tener los mismos derechos, sea cual sea su
lugar de residencia, todavía está lejos de conseguirse si
analizamos las diferencias existentes entre los habitantes de
las grandes ciudades y los que habitan en pequeños pueblos del
mundo rural y que con su presencia impiden que España se
concentre en unas pocas zonas, dejando el resto despoblado y
aumentando los desequilibrios territoriales, ese desequilibrio
que tan caro nos cuesta también por sus tremendos efectos
sociales.

Visto desde Aragón, señor candidato, hay tres temas que usted
mencionó ayer que son objeto de una preocupación especial. Me
refiero al plan de infraestructuras, al plan hidrológico y al
desarrollo autonómico.

El plan de infraestructuras debe servir para mantener la
cohesión social y territorial, para articular y ordenar el
territorio, para comunicarnos mejor con el resto de España y
con Europa y poder competir en la nueva Europa unida. Por eso
el proyecto de autovía Somport-Sagunto, que comunica Levante
con el centro de Francia, debe tener prioridad y garantías.

Existen proyectos y estudios que aconsejan su realización
inmediata. Desde Aragón, señor candidato, estamos dispuestos a
colaborar, y usted lo sabe. Me gustaría que pudiera aportar
alguna precisión respecto a este proyecto. En cuanto al plan
hidrológico nacional, cuyo anteproyecto conocemos, le diré que
no nos gusta. No estamos de acuerdo en que en la cuenca del
Ebro sobra agua para llevarla a otras cuencas, cuando lo que
falta son obras de regulación y tenemos pendientes de realizar
todavía riegos y planes, algunos que datan de 1915. No es
bueno, señor Presidente, enfrentar a los españoles por el tema
del agua y de la sequía, ni levantar



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falsas expectativas. Hay soluciones mejores y más baratas que
los polémicos trasvases. Porque desde Aragón tengo que decirle
que hay sequías de siglos, otras solamente son sequías de
temporada. En Aragón todas las fuerzas políticas, incluido el
Partido Socialista, hemos hecho un esfuerzo para llegar a un
acuerdo y presentar una alternativa al plan hidrológico.

Hemos logrado el Pacto del Agua, que esperamos que usted y su
Gobierno puedan asumir. Somos solidarios, señor candidato.

pero también queremos asegurar nuestro desarrollo y
crecimiento, utilizando en la cuenca del Ebro las aguas de la
cuenca del Ebro. Cúmplase lo previsto en el Pacto del Agua y
planifíquese entonces el destino de los excedentes. Es preciso
realizar también antes los planes hidrológicos de cuenca. A
nosotros nos gusta el equilibrio hídrico que pretende el plan
hidrológico pero también nos gustan otros equilibrios que se
puende lograr por métodos más fáciles y más baratos que los
polémicos trasvases.

En cuanto al desarrollo autonómico, señor candidato, al que
usted dedicó ayer especial atención, quizá por la influencia
de sus nuevos apoyos políticos, le diré nuestra coincidencia
en la necesidad de profundizar en el desarrollo autonómico tal
como diseña nuestra Constitución. En ella hay previstos
distintos caminos de acceso a la autonomía, pero sólo un punto
de destino, que a nosotros los aragoneses, al igual que lo
manifiestan catalanes, vascos o andaluces, nos gustaría
alcanzar pronto. No hemos estado de acuerdo con los pactos
autonómicos que sólo suscribieron, el 28 de febrero de 1992,
el Gobierno, el Partido Popular y el Partido Socialista. Nos
recuerdan demasiado a aquellos otros acuerdo autonómicos, de
julio de 1981, suscritos entre ustedes y UCD, que hicieron
posible la tristemente famosa LOAPA. Nosotros queremos la
plena autonomía y la queremos ya, para ejercerla en plenitud,
no como delegados del poder central. Señor candidato, en
Aragón queremos reformar el Estatuto de Autonomía y lo
queremos reformar en profundidad y al alza. Por ello, queremos
llegar a acuerdos con su Gobierno para el desarrollo
autonómico de Aragón y contribuir así al mejor funcionamiento
de las
Administraciones públicas. Desde Aragón, señor candidato,
queremos que España crezca en toda España, porque nosotros
queremos una España equilibrada.

Su programa, señor candidato, no nos ha convencido, aunque
también estamos de acuerdo en la necesidad de la regeneración
política y social de España. ¡Cómo no vamos a estar de acuerdo
en la necesidad de esa regeneración hablando desde la patria
de Joaquín Costa, el padre del regeneracionismo!



El señor PRESIDENTE: Señor Mur, le ruego concluya.




El señor MUR BERNAD: Termino, señor Presidente.

Ahí tiene usted todo nuestro apoyo para las medidas que
proponga pero, lamentablemente, no podrá usted contar con
nuestro apoyo. No obstante, le deseamos el mayor acierto y le
ofrecemos nuestra leal colaboración.

Muchas gracias.




El señor PRESIDENTE: Gracias, señor Mur.

El señor González tiene la palabra.




El señor GONZALEZ MARQUEZ (candidato a la Presidencia del
Gobierno): Señor Presidente, con toda brevedad y cortesía con
el señor Mur, para agradecerle, en primer lugar, sus palabras
y el tono de su intervención.

Aprecia --como suele ser, como suele ocurrir-- diferencias a
partir de la falta de mayoría absoluta, y cree que las
diferencias son positivas. Eso me parece que siempre ocurre.

Las relaciones entre las fuerzas políticas siempre se ponen de
manifiesto así. Todas aspiran a tener mayoría absoluta y todas
creen que es mejor que los demás no la tengan. Esta es la
dinámica política lógica. Usted el problema que plantea sobre
el programa, concretamente, son las líneas programáticas que
esbocé ayer, es un problema de credibilidad y está en su
derecho. Es verdad lo que dice de si se van a hacer ahora las
reformas que se necesitan y no se han hecho antes. Yo creo que
se han hecho muchas cosas a lo largo de estos períodos en los
que me ha tocado, con gran honor, presidir el Gobierno de la
nación; pero comprendo perfectamente que para usted haya un
problema de credibilidad. Se debería plantear, quizás, en otro
momento. La credibilidad la deciden cada cuatro años los
ciudadanos en las urnas, y quizás sea bueno atenerse a los
resultados de las elecciones, para dar, sobre todo, un impulso
de ilusión al país que puede y debe enfrentar los problemas y
superarlos.

Ha hecho usted algunas referencias concretas a las PYME, a las
que me referí ayer, y al sector agrario, sobre el que no hice
mención específica, aunque sólo lo cité dentro de una
enumeración. Creo que el sector agrario, dentro de la política
agrícola común, es donde tiene sus mejores expectativas,
sabiendo que está pasando por dificultades y por dificultades
muy serias; pero creo que la expectativa del sector agrario de
mejora directa de las rentas, en una situación como la de la
agricultura europea, debería abrir una vía de esperanza en
todo el proceso de reforma. Y ha dicho, además, que ese apoyo
a la renta será clave para muchos territorios de nuestro país.

Después ha hecho una referencia al plan de infraestructuras.

No es el momento de hacer más concreciones. El plan de
infraestructuras es muy detallado, pero, efectivamente,
algunas de las sugerencias que hace son correctas desde el
punto de vista de las vías transversales del país y no de las
radiales.

Sobre el plan hidrológico no sé si hay una discrepancia o una
confusión. En el Plan Hidrológico hay un pacto que se llegó a
hacer entre el Ministerio de Obras Públicas y los componentes
del Gobierno y de las fuerzas políticas de Aragón.




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Se trata de ser capaces de utilizar los excedentes. Como sabe
usted muy bien en el plan hidrológico hay no sólo extracción
de excedentes, sino que hay también algunas zonas del propio
Aragón que se benefician de otros trasvases que no son los
trasvases del territorio aragonés. Respetaremos el acuerdo al
que llegamos y pedimos, además, que también lo respeten las
fuerzas que lo firmaron en el momento.

En cuanto al desarrollo autonómico es evidente que hay un
desacuerdo. Reconocerá usted que la representatividad en el
pacto, en lo que se refiere a Aragón, es una alta
representatividad de ese acuerdo. Usted discrepa de él y yo
respeto su discrepancia. A nosotros nos parece que, desde el
punto de vista del respeto a los derechos individuales de los
ciudadanos en todos los territorios y de la cohesión
interterritorial, es un buen pacto.

Termino por agradecerle lo que acaba usted de decir sobre el
impulso democrático. Lo llevaremos a efecto.




El señor PRESIDENTE: Gracias, señor González.

Señor Mur.




El señor MUR BERNARD: Muchas gracias, señor Presidente.

Agradezco al señor candidato la declaración expresa que ha
hecho de asumir en el próximo plan hidrológico nacional los
acuerdos llamados en Aragón el Pacto del Agua entre las
fuerzas políticas, el Gobierno aragonés y, por lo que el señor
candidato dice, también con el Gobierno español.

A mí me parece, señor González que si de verdad somos capaces
de garantizar el cumplimiento de todas las obras previstas en
el Pacto del Agua, las inversiones y las regulaciones habremos
dado un paso histórico en el secular problema del agua en
Aragón. Será entonces el momento de saber cuál es el uso de
los excedentes y cuál es la cantidad de excedentes que existen
en la Cuenca del Ebro. A mí me parece muy importante que usted
haya asumido este compromiso públicamente. Estaremos muy
atentos a ver cómo se plasma en el próximo plan hidrológico
nacional y, desde luego, para nosotros esta es, señor
candidato, una muestra de esperanza en el nuevo talante que
usted ha prometido aquí para el futuro Gobierno. Muchas
gracias.




El señor PRESIDENTE: Gracias, señor Mur.

Señor González.




El señor GONZALEZ MARQUEZ (candidato a la Presidencia del
Gobierno): Para aclarar que el Ministro de Obras Públicas,
efectivamente, llegó a un acuerdo con la concreción de obras y
llegó a la conclusión de que hecho ese acuerdo los excedentes
pudieran ser utilizados. No sé por qué se ha creado esa
confusión pero el Ministerio de Obras Públicas ya lo hizo. Lo
hizo en su momento y estaban de acuerdo todas las partes.

Después de eso yo mismo fui quien dijo que ese acuerdo no se
plasmara después en una declaración coherente con ese acuerdo.

Así ha ocurrido, sobre todo, en la campaña electoral. Quiero
que sepa que el Ministro de Obras Públicas llegó a ese acuerdo
y ese acuerdo respetaba todo el plan de obra para la Cuenca,
aceptaba que había excedentes que se podían utilizar para
otras cuencas, además de necesitar excedentes de otras en
algunas zonas de Aragón.




El señor PRESIDENTE: Gracias, señor González.

Por el Grupo Mixto tiene la palabra el señor Albistur.




El señor ALBISTUR MARIN: Señor Presidente, señorías, señor
candidato, represento a una coalición nacionalista que no se
quiere desentender de los problemas de este Estado
plurinacional, más bien queremos contribuir a su solución,
porque sabemos que requieren del esfuerzo común y solidario,
porque sabemos que el futuro de los vascos no es ajeno al
futuro de los pueblos del Estado. Ahora bien, le participo que
tenemos un compromiso firme con los intereses del pueblo vasco
y sus instituciones. Somos conscientes y creemos que esta
oportunidad histórica de corresponsabilidad con los problemas
del Estado no se rompe, sino todo lo contrario, por defender,
desde nuestra perspectiva progresista, este compromiso.

De esta manera, ante sus propuestas de una nueva política
autonómica, somos y vamos a ser exigentes con el cumplimiento
del Estatuto de Guernica. Lo vamos a ser en los siguientes
términos: Primero, en la recuperación del sentido originario
del pacto estatutario. El Estatuto no es una concesión sino un
pacto y el Estado no es nadie para interpretarlo
unilateralmente. Hasta ahora éste ha sido el criterio del
Gobierno central y sus instituciones, pero debemos terminar
con esta práctica. Un desarrollo leal del Estatuto. Completar
las transferencias es ante todo una obligación legal del
Estado, una obligación democrática que no puede quedar al
albur de pactos entre partidos.

También defendemos la solidaridad y la cooperación entre las
nacionalidades y pueblos del Estado, entendida como la suma de
voluntades y esfuerzos para la consecución de objetivos
comunes y para paliar las diferencias en favor de los más
desfavorecidos; pero la solidaridad no implica, de ninguna
manera, centralismo. La coalición que represento Eusko
Alkartasuna-Euskal Ezkerra, defiende un modelo de solidaridad
basado en la coparticipación y en la codecisión de las
instituciones representativas y de gobierno de las comunidades
autónomas. Hoy, lamentablemente, dada la grave situación
económica industrial que sufre, la sociedad vasca reclama
solidaridad, una solidaridad que implica pleno desarrollo de
nuestro autogobierno, cumplimiento de las obligaciones y
compromisos del Estado en materia de infraestructuras y
superar la grave reducción de la inversión pública en materias
de sus competencias por parte de la Administración central.




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Reclamamos, y quiero utilizar expresamente este término
porque legal y políticamente nos corresponden, transferencias
como el Inem, la Formación Profesional Ocupacional, la
investigación científica y tecnológica, el régimen económico
de la Seguridad Social para que desde las propias
instituciones vascas se pueda diseñar y desarrollar una
política económica específicamente adecuada a las
peculiaridades de nuestra grave crisis industrial. No quiero
molestarle, pero he de recordar el incumplimiento de aquel
espíritu de Anoeta, del año 1982, donde usted se comprometió
al desarrollo del autogobierno, que sólo puede ser corregido
hoy por el cumplimiento sin dilaciones del compromiso del
desarrollo del Estatuto de Autonomía de Guernica.

La defensa del Estatuto significa también la defensa del
concierto económico, cuestión ésta que es evidente, pero los
cinco últimos años de su política autonómica han puesto de
manifiesto que las transferencias pendientes en la ley del
concierto económico prácticamente no existen. Me refiero, por
ejemplo, a los ya citados como el régimen económico de la
Seguridad Social, a la Formación Profesional Ocupacional,
etcétera, donde el Estado pretende invertir los mecanismos
económicos.

Respetaremos siempre (y son palabras que expresé en un
documento entregado a Su Majestad el Rey el pasado día 30) el
compromiso con el Estatuto de Autonomía, pero manifestamos que
el pacto político que constituyó el Estatuto de Guernica no
podrá seguir siendo invocado eternamente si su espíritu y
contenido originario no es reparado, al menos en los términos
propuestos, durante la próxima legislatura.

Manifestamos nuestra voluntad y decisión de impulsar por
medios pacíficos y democráticos un marco de autogobierno que
incluya el derecho a la autodeterminación del pueblo vasco;
pero con igual claridad expresamos nuestra determinación de
respetar y hacer respetar el actual marco autonómico hasta que
el pueblo vasco conforme una nueva mayoría para su cambio.

Pasando a otros temas, quisiera decirle, señor González, que
espero que en el transcurso de esta legislatura podamos
terminar definitivamente con la violencia. Desde Eusko
Alkartasuna y Euskal Ezkerra no estamos dispuestos, señor
candidato, a estar callados cuando un trabajador vasco, su
familia y sus colaboradores están privados de la libertad.

Desde nuestra solidaridad manifestamos que nada tiene que ver
la causa de la paz, nada tiene que ver la causa de la
libertad, nada tiene que ver la causa del autogobierno o la
causa del derecho a la autodeterminación del pueblo vasco con
el secuestro, con el asesinato y con la extorsión. La
estrategia de la violencia se encuentra, hoy más que nunca,
debilitada y tenemos que apuntar como causa fundamental de
este debilitamiento el rechazo social del pueblo vasco a la
práctica de la violencia. La sociedad vasca está ganando a los
violentos; pero el problema de la violencia nos afecta todavía
de forma grave. El atentado de Madrid, el secuestro del
ingeniero vasco Julio Iglesias Zamora, son los exponentes más
próximos de cómo la violencia efecta gravemente a la sociedad
española y condiciona la normalización política y social del
País Vasco. Entendemos que la solución a la violencia requiere
firmeza, pero también exige imaginación y flexibilidad. Una
solución dialogada desde un escrupuloso respeto a las
instituciones y a la democracia debe proporcionar una salida.

En esta solución, el Parlamento vasco debe tener el
protagonismo que a su condición de cámara representantiva del
pueblo vasco le corresponde, porque nadie, absolutamente
nadie, debe intentar instrumentalizar partidísticamente este
tema.

Su discurso parece también haber abandonado de un plumazo todo
un planteamiento urgente y necesario de regeneración política
que no he escuchado explícitamente en su apartado sobre el
impulso democrático. Nuestra coalición cree que se debe
adoptar un compromiso de regeneración de la política y de
profundización de las libertades, que queremos articular en
torno a las dos siguientes propuestas: primera, la supresión
de la autorización de las Cortes Generales para que sus
miembros puedan ser procesados, reformando a este efecto el
artículo 71 de la Constitución, entendiendo que la inmunidad
parlamentaria debe ser únicamente una garantía de defensa de
la libertad de expresión y de voto de los parlamentarios y no
un privilegio corporativo para eludir la acción de la
justicia; y, segunda, reforma de los reglamentos
parlamentarios que garantice la creación de comisiones
parlamentarias de investigación a instancias de un tercio de
sus miembros o de tres grupos parlamentarios.

Quiero también destacar de entre sus propuestas las medidas
para la recuperación económica y aquellas relacionadas con la
instrumentación de la fiscalidad, como impulso del ahorro y la
incentivación de la inversión particularmente, pero, en
consecuencia, debo pedirle a usted y a su propio partido la
finalización inmediata del contencioso sobre los incentivos
fiscales a la inversión de la Administración vasca, así como
la retirada de los recursos planteados aquí y en las
instituciones europeas contra dichas medidas fiscales.

También, desde un país con los índices más elevados de paro
del Estado, tengo que manifestarle que nos tendrá siempre de
su lado en cuantas acciones contribuyan a la creación de
empleo. El paro es un grave problema social y personal y no se
encuentra mejor
solidaridad que crear trabajo para los que no lo tienen; pero
sólo hay un camino, ser competitivos, y eso quiere decir ser
comparativamente mejores. Nuestra sociedad debe saber que el
camino es duro y difícil, que se precisa una política fiscal
que impulse la inversión, más capacidad de ahorro y no vivir
por encima de nuestras posibilidades. La competitividad exige
valores de eficacia, austeridad y honradez, citados por usted,
empezando por el sector público.




El señor PRESIDENTE: Señor Albistur, le ruego concluya.




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El señor ALBISTUR MARIN: Termino en seguida, señor
Presidente. Apoyamos toda la creación de riqueza real y
duradera, olvidándonos de las alabanzas, procedentes en otras
épocas de su propio entorno, al enriquecimiento fácil y
rápido, a las influencias y a la especulación. Nos tendrán de
su parte quienes se esfuercen en crear riqueza y puestos de
trabajo; nos tendrán enfrente quienes contribuyan a su
destrucción.

Termino, señor Presidente y señor candidato. Demasiado a
menudo se juzga en nuestra sociedad y en la vida política por
lo que se dice en vez de por lo que se hace. No podemos
confiar ni creer en muchas de las palabras que usted ha dicho.

Los hechos, desgraciadamente, han desmentido en muchas
ocasiones sus palabras y queremos juzgarle por sus propios
hechos; no obstante, entendemos que las
circunstancias puedan cambiar y haga usted cambios en la
manera de llevar la gestión política. Ya veremos; confiamos en
ello. Podemos estar cerca si se cumplen muchas de sus
palabras: si opta por la política decidida de creación de
riqueza y empleo, por el desarrollo del autogobierno, por una
valiente y generosa política de terminar con los violentos,
por una regeneración de la vida política, por la reforma de la
Administración y por incluirnos en un imparable proyecto
europeo.

Hoy, con un pasado plagado de incumplimientos y olvidos
todavía recientes, no podemos votarle a favor, pero todos, los
que le apoyan o no, tenemos sentido de responsabilidad.

Yo procedo, como el señor Anasagasti, del mismo tronco
político, pero a mí me toca continuar con la tradición.

Nuestro no, con sus objetivos y propuestas cumplidas, pudiera
ser un día, y así lo quisiéramos, un sí.

Muchas gracias.




El señor PRESIDENTE: Gracias, señor Albistur.

Señor González.




El señor GONZALEZ MARQUEZ (Candidato a la Presidencia del
Gobierno): Señor Presidente, me ha pedido tiempo el señor
Diputado para llegar a su escaño.

Algunas observaciones a su intervención. En primer lugar,
agradecerle el tono constructivo en que la ha hecho, y
destacar algunos de los puntos que pueden ser de coincidencia
o de discrepancia.

Sobre disposición a contribuir a la solución de los problemas
me parece que es un aspecto extraordinariamente positivo de su
intervención. Dice el señor Diputado que van a ser exigentes
en el cumplimiento del Estatuto y que la interpretación del
Estatuto no se debe hacer unilateralmente. Estoy absolutamente
de acuerdo. Creo que la interpretación del Estatuto tiene que
hacerse
bilateralmente, incluso multilateralmente; son las partes las
que, en todo caso, tienen que ir definiendo lo que es la
interpretación del Estatuto.

Estamos completamente decididos y puede estar tranquilo, a
completar las transferencias desde ese espíritu, que es un
espíritu de no interpretar unilateralmente el Estatuto, ni por
parte nuestra ni por parte de las autoridades del País Vasco,
sino acercarnos en una interpretación que pueda ser común y
desde ese punto de vista se rendiría cierto servicio a lo que
usted llamó el espíritu de Anoeta. Yo creo que se han dado
pasos muy importantes pero puede tener una perspectiva
distinta desde el punto de vista de la Ley del Concierto
Económico, y pocas veces he oído que, aunque sea
matizadamente, haya una actitud de rechazo.

Coincido plenamente con usted en el rechazo de la violencia
como método para defender las ideas --lo he dicho también esta
mañana--y me gustaría poner de manifiesto algo que
probablemente represente algún matiz. Yo creo que el
cumplimiento del compromiso de Ajuria Enea es un buen método
para seguir erradicando la violencia no sólo por el rechazo
social y el aislamiento social sino también por la eficacia
policial y también por la cooperación internacional. No
quiero olvidar esos elementos que me parece que son de
extraordinaria importancia. Si no se hubiera dado la
conjunción de esos elementos ni se siguiera dando, no
habríamos avanzado en la erradicación de la violencia; pero me
parece que hay que atenerse al Pacto de Ajuria Enea, hay que
respetarlo y reforzarlo, hecho que coincide con los acuerdos
que hemos hecho en Madrid, que es un buen camino para mantener
la unidad de las fuerzas democráticas. En cuanto al impulso
democrático, usted ha dicho que hemos olvidado algunas de las
modificaciones reglamentarias; no es cierto. Los reglamentos
fueron citados ayer aunque no en el sentido que dice S.S.,
dado que ya no hay mayoría parlamentaria, y, por consiguiente,
una minoría puede llevar adelante una comisión de
investigación. Yo creo que deberíamos tomar modelo de
referencia de un país para saber cómo desarrollamos nuestro
Reglamento. Aquí a veces se quiere hacer por acumulación, lo
que da una situación de compromisos parlamentarios
prácticamente imposibles.

Yo no estaría de acuerdo con la supresión de la inmunidad,
estaría de acuerdo con una aplicación estricta de la inmunidad
parlamentaria a la finalidad de esta inmunidad. Sé que está de
moda decir que se levante la inmunidad; pero yo no estaría de
acuerdo. Creo que la representación de la soberanía popular
tiene que tener la defensa de la inmunidad frente a otros
poderes del Estado, sin duda alguna. Ahora, hay que
interpretarla en sus justos términos y no interpretarla más
allá de eso porque entonces sería interpretada como un
privilegio y no como la digna representación de los
parlamentarios.

En cuanto a economía, ha dicho usted que tenemos algunos
contenciosos y que los levantemos. Desde el punto de vista de
los estímulos fiscales, tenemos que encontrar un punto de
acuerdo en qué estímulos fiscales cabe hacer en términos
generales, porque sería imposible en un mercado único (no
habló sólo ya del propio territorio de España sino del
territorio comunitario), que hubiese una fiscalidad diferente
que sirviera de estímulos diferentes. Eso llevaría a una
competitividad



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o a una competencia desleal que distorsionaría el mercado. Por
tanto, nosotros tenemos la mejor voluntad para que haya
estímulos fiscales a la inversión. Sabemos cuáles son sus
limitaciones, pero sobre todo sabemos que hay que hacer una
política de cohesión interterritorial para no producir
distorsiones.

Muchas gracias.




El señor PRESIDENTE: Gracias, señor González.

Señor Albistur.




El señor ALBISTUR MARIN: Brevemente, señor Presidente, para
transmitir al señor González mi preocupación, precisamente por
las propias palabras que él ha dicho.

Ciertamente creo que la interpretación debe ser bilateral, de
mutuo acuerdo entre el Estado y la Comunidad Autónoma, pero
sin lecturas restrictivas de la Constitución. Creo que aquí
cabe una lectura generosa de la Constitución y precisamente
tengo que transmitir mi miedo, mi temor, a que sus palabras de
ayer, que aparentemente pueden ser generosas, tengan detrás el
marco de la lectura de la Constitución que hasta ahora nos ha
situado en el bloqueo en que nos encontramos, bloqueo que se
extiende también, de alguna forma, y que impide, precisamente
por esa interpretación de la cohesión territorial, que existan
acuerdos y que exista --que siga existiendo todavía-- un
contencioso en el tema de los incentivos fiscales.

Estamos de acuerdo también con que el marco del Pacto de
Ajuria Enea es el marco que ha impulsado precisamente un
frente ante la violencia, pero sigo insistiendo en algo que he
dicho: aquí no caben partidismos ni particularismos; es un
acuerdo de todas las fuerzas democráticas y como tal debe
desarrollarse y como tal debe utilizarse.

Nada más.




El señor PRESIDENTE: Gracias, señor Albistur.

Por el Grupo Mixto, finalmente, tiene la palabra el señor
González Lizondo.




El señor GONZALEZ LIZONDO: Señor Presidente, señorías, en
primer lugar, desde Unión Valenciana hacemos nuestra más dura
condena al secuestro del industrial Julio Iglesias, somos
solidarios y pedimos solidaridad para con sus familiares.

Señor González, hace ahora casi cuatro años que por primera
vez, como Diputado valenciano, me dirigí a usted, en una
investidura en la que no le votamos desde Unión Valenciana y
en la que pretendí --¡iluso de mí!-- llegar a su sensibilidad
para con un pueblo, el valenciano, al que en anteriores
gobiernos no se había tenido en cuenta como no fuera para
aportar unos medios económicos que otros han disfrutado, y
algunos en demasía, diría yo.

No sólo no sirvió para nada mi obsequio, que lleno de ilusión
le entregué esperando llegar a su mala conciencia --diría yo--
para con Alicante, Castellón y Valencia, sino que a peor ha
continuado su política de abandono y marginación hacia el
Reino de Valencia. Su no a mis peticiones hace cuatro años es
el justo no a su investidura hoy, que lamentablemente se ha
ganado a pulso y con su discurso de ayer ha ratificado. No,
señor González, desde Unión Valenciana no podemos apoyar su
investidura por varias razones. En primer lugar, porque ha
vuelto a manifestar una falta de atención a las necesidades y
deseos de los valencianos, marginándolos una vez más de las
grandes decisiones de la política estatal cuando usted sabía
que éramos y estábamos receptivos. No han mostrado sus
palabras deseos de profundidad en el hecho autonómico para
nuestra nacionalidad que tiene muchas asignaturas pendientes.

Usted ha ignorado a Unión Valenciana. Ni siquiera ha tenido a
bien recibirnos en este período de consultas con todas las
formaciones políticas. ¿Por qué, señor Presidente, niega usted
a una importante parte del pueblo valenciano la posibilidad de
ser escuchado en términos similares a vascos, catalanes u
otros grupos
parlamentarios? De haberlo hecho habría descubierto usted una
predisposición en Unión Valenciana al diálogo, al acuerdo, a
la negociación, no sólo porque entendemos que ésta es la
voluntad mayoritaria de la sociedad española, manifestada en
las urnas el pasado 6 de junio, sino porque entendemos que es
la vía para defender mejor los intereses de nuestro pueblo.

Siempre hemos creído en Unión Valenciana que la voz del
representante de una importante parte del pueblo valenciano
debería ser escuchada en Madrid. Debería usted venir con más
frecuencia a Alicante, a Castellón y a Valencia para comprobar
el estado de postración y atraso que sufre nuestra Comunidad.

No podemos votar a favor en su investidura porque en su
discurso no ha manifestado sensibilidad con las demandas de
los valencianos. Señor González, días después de las pasadas
elecciones del 6 de junio, en nombre de Unión Valenciana hice
entrega al Presidente de la Generalitat, Juan Lerma, de un
documento, conteniendo las 28 propuestas básicas que Unión
Valenciana considera prioritarias para el Reino de Valencia en
esta legislatura. Veo que Joan Lerma ni siquiera se las ha
mencionado. Se entrevistó con usted, seguro que le suplicó
colocar a algún socialista valenciano en el Gobierno, pero fue
incapaz de transmitirle las necesidades básicas de nuestro
pueblo.

Por este motivo, señor González, no podemos apoyarle porque
ustedes, los socialistas, y lo siento, han obrado de mala fe.

Nos han engañado a los valencianos durante muchos años, desde
que cerraron la factoría de Altos Hornos de Sagunto, en 1983,
poco después de llegar al poder, hasta nuestros días, en que
nos siguen negando la protección para nuestra agricultura
hortofrutícola, que se ve amenazada por la agresión de los
campesinos franceses, o lo que es peor aún, por una política
económica que restringe la capacidad exportadora de nuestra
Comunidad.




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Ignora o quiere ignorar las 1.400 empresas cerradas en 1992,
el aumento del 40 por ciento de las suspensiones de pago de
1993, las gravísimas consecuencas que su mala gestión ha
producido en las industrias textiles, juguetera, de calzados,
muebles, etcétera. Tampoco hemos oído referencia o soluciones
hacia el campo y los hombres y mujeres que dependen de él.

Ignora o quiere ignorar no sólo los gravísimos problemas de
los cítricos en el aspecto agrícola. Nuestra Comunidad tiene
gravísimos problemas en el sector vitivinícola, donde --les
recuerdo-- somos la segunda productora de España, cosa que han
ignorado pertinazmente, despreciando nuestras variedades de
vid en Europa, donde ninguna de ellas es preferente, ignorando
una vez más que del total de litros que exporta todo el
Estado, el 50 por ciento, prácticamente, lo exportaba la
Comunidad Valenciana.

Ignora o quiere seguir ignorando que el paro en nuestra
comunidad es superior a la media de todo el Estado. Ignora o
quiere ignorar que nuestras ciudades no reciben lo mismo que
otras. Su
empecinamiento, entre otros, de ignorar la realidad del área
metropolitana de Valencia ciudad raya en la más absurda
cabezonería. Ignora o quiere seguir ignorando que Alicante,
Castellón y Valencia están siendo conejillos de India en las
inspecciones fiscales irracionales de su Ministerio de
Hacienda. No ha escuchado mis palabras cuando le he hablado
de los graves problemas ecológicos que sufre la provincia de
Castellón, gracias a esa empresa estatal que se llama Endesa y
que sigue día a día contaminando, sin que se haga nada para
remediarlo.

Ignora o quiere seguir ignorando a Alicante, a Castellón y a
Valencia, y señor González, eso no se lo podemos permitir. Lo
hemos denunciado una y mil veces, tantas como ha sido
necesario, porque esa es nuestra misión.

No le vamos a apoyar, señor González, por coherencia, por
honestidad, porque no nos lo ha pedido y porque somos un
partido serio y firme, con sus propuestas electorales. No
queríamos en esta ocasión recitarle nuevamente los grandes y
numerosos agravios de nuestra tierra y, como usted ha visto,
sólo lo hemos hecho de pasada y más bien tratándolos como
hechos de un conjunto económico y social de todo el Estado.

Señor González, sabemos y conocemos los graves problemas por
los que atraviesa todo el país. No pretendemos hoy que se
traten los temas específicos de nuestra Comunidad, pero sí
hemos visto cómo trataba usted específicamente problemas de
determinadas autonomías especiales con una asignatura
especial, y eso nos preocupa. Queremos integrarnos en el
conjunto de los pueblos de España como uno más. No me negará
que lo hacemos aportando no sólo un granito, sino toda una
alforja. Podemos entender que en otras ocasiones los
desequilibrios hubiera que evitarlos, pero creo que ahora es
hora ya de Valencia.

Estamos dispuestos a seguir colaborando, pero, señor
González, al obrero hay que alimentarlo porque si no tiene
fuerza para trabajar, la casa no recibe el saldo necesario, y
nuestra casa común sigue siendo España para la que trabajamos
y de la que queremos recibir una parte. (Rumores.)



El señor PRESIDENTE: ¡Silencio, señorías! El señor GONZALEZ
LIZONDO: Señor González, señorías, desde el más profundo
respeto a todas las culturas del Estado, pero, naturalmente,
recordando la grandeza de dos siglos, el XV y el XVI, del
Reino de Valencia, con escritores como Ausiàs March, Joanot
Martorell, Jaume Roig, Ros de Corella, sor Isabel de Viena, y
recordando al actual poeta Xavier Casp, para nosotros
importantísimo en nuestra Comunidad, quiero en idioma
valenciano recordarle que también somos, naturalmente, la casa
común de España, pero «tant si vullc com si no vullc, que si
que vullc, soc valencià».

Señor Presidente, con esta misión le hacemos partícipe de
nuestros problemas y le mandamos noticias sobre nuestro deseo
de colaborar que, no sé por qué, usted no ha aceptado. Pero,
fíjese, esta legislatura es compleja y difícil y posiblemente
no tardará mucho en venir a pedir nuestro voto. Por un
ejercicio de responsabilidad estábamos predispuestos a votarle
en la investidura. Usted nos ha cerrado esa posibilidad, pero,
señor González, si alguna vez quiere avanzar en un diálogo y
una sensibilidad hacia lo valenciano, que esta vez no ha
querido tener, nos encontrará dispuestos a construir.

Señor González, finalizo deseándole suerte, pero recordándole
que la suerte hay que trabajarla y deseándole también mucha
memoria para todos los pueblos del Estado español, memoria
para recordar que la Historia no solamente se fabrica, que no
se es histórico porque se dice, sino porque se es. Hasta el
año 1707, exactamente hasta el día 25 de abril de 1707, el
Reino de Valencia fue una de las comunidades históricas más
importantes del Estado español y me gustaría que, al menos, no
se nos redujera, no se nos minimizara y se nos contemplara
como una más.

Muchas gracias.




El señor PRESIDENTE: Gracias, señor González Lizondo.

Tiene la palabra el señor González.




El señor GONZALEZ MARQUEZ (Candidato a la Presidencia del
Gobierno): Señor Presidente, acepto gustoso la oferta de
colaboración que hace el señor González Lizondo y le pido
excusas si ha interpretado que no tenemos interés en su voto.

Muy al contrario: me encantaría que su voto fuera positivo en
la investidura. Quizás, por el tono de su intervención, es
imposible que sea positivo. En todo caso, su oferta de
colaboración la acepto y seguramente le daremos cauce.

Con las intervenciones de S.S. siempre se produce una
situación semejante. Es verdad que la representación de la
Comunidad valenciana es plural y, en esa representación



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plural, hay muchos Diputados de otras formaciones políticas.

Cuando iniciamos un debate en estos términos, da la impresión
de que sólo hay una representación y eso puede ser perjudicial
incluso para la idea que se tiene de la propia Comunidad. Hay
una crisis económica y esa crisis económica afecta a todos los
sectores, incluida la agricultura, y, naturalmente, a algunos
sectores de una zona de España tan dinámica como la región
valenciana, que tiene una gran fuerza desde el punto de vista
productivo y de la exportación.

Cuando se habla de los elementos de olvido y de
discriminación, me gustaría que se hiciera con un poco de
aproximación realista. Por curiosidad, por no entrar en un
debate de esa naturaleza, tengo ahora mismo delante de mí las
cifras de inversión del Ministerio de Obras Públicas en la
Comunidad valenciana entre 1983 y 1992. La cifra de inversión
es de 412.660 millones de pesetas. La Comunidad más próxima a
la valenciana hacia el norte es la catalana. La cifra de
inversión para el mismo período es de 410.252 millones de
pesetas. Creo que habría que hacer un esfuerzo de rigor. ¿Se
ha hecho lo suficiente? En absoluto. Creo que en la Comunidad
valenciana hay que hacer un gran esfuerzo en varios sectores y
desde luego en el de infraestructura y hay que hacerlo
seriamente, desde el punto de vista ferroviario, desde el
punto de vista de la mejora de algunos sistemas de
comunicación. Pero quiero, por lo menos, poner de manifiesto
que si esa cifra que acabo de dar se traduce en esfuerzo por
habitante, la diferencia es mayor. No hay más que hacer la
cuenta y S.S. la haría con toda facilidad. Por tanto, hay que
reconocer que el esfuerzo en infraestructura que tenemos que
hacer en la Comunidad valenciana es mayor para ayudar al
desarrollo. Hay que intentar hacer, además, un esfuerzo de
recuperación económica, que es común; no es específicamente
valenciano, es común, aunque tenga su especificidad en algunos
sectores de actividad la comunidad valenciana.

Hemos peleado seriamente por el sector hortofrutícola con la
Comunidad Europea, adelantando períodos. Hay que hacer mucho
más en ese terreno, pero nosotros, señoría, no lo olvidamos.

Trabajamos cada día por ello. Como no olvidamos todos los
territorios de España.

No quiero que quede fijada la impresión de que hay una
actitud discriminatoria. Le doy una muestra del Ministerio de
Obras Públicas que es bastante significativa de lo que digo.

El señor PRESIDENTE: Gracias, señor González. Tiene la
palabra el señor Gozález Lizondo.




El señor GONZALEZ LIZONDO: Señor Presidente, no sé el tono que
habré imprimido, pero he tenido que subir quizás la voz debido
a que determinadas señorías no paraban de dedicarme sus buenos
deseos, o malos, no lo sé. Por tanto, el tono no era ni más ni
menos que el obligado frente a esa falta de silencio que se
había dado y que ve usted que como ahora existe no lo empleo.

Señor Presidente, nunca he dicho todos los valencianos; he
dicho una parte importante de los valencianos, y está escrito.

Reconozco lo que soy y reconozco también la representación que
el resto de las fuerzas políticas tienen en mi tierra. Yo no
sé de dónde saca usted los números. Lo que sí tengo claro es
que en los Presupuestos Generales del Estado de 1993 no
llegábamos al cuatro por ciento de las inversiones. Eso es lo
único que yo tengo, y proporcionalmente en cuanto a
habitantes somos el 10 por ciento.

Señor González, ha habido una cosa que me ha gustado,
sinceramente. Usted habla de un esfuerzo mayor. Habla usted
del sector hortofrutícola, de que está usted predispuesto.

Habla usted de un deseo de hacer. Todo eso la verdad es que me
satisface. Además, usted sabe que nosotros teníamos interés
en hablar con usted. Usted sabe que nosotros estábamos
predispuestos, que nosotros no veníamos con ánimo destructivo,
que queremos construir; que somos solidarios, como siempre lo
hemos sido, con el resto de los pueblos de España; que
queremos, efectivamente, que funcione este país; que queremos
introducirnos y lo estamos haciendo, naturalmente, porque es
nuestra tierra también, en toda la temática nacional.

Pero lo que no se puede, con todos mis respetos, es ignorar,
porque no quiero decir despreciar --habrá visto usted que
siempre he empleado la palabra ignorar, y lo digo por lo que
decía usted antes del tono--, no se puede ignorar a un
determinado partido político porque no tiene una fuerza. Está
usted cayendo en un error muy importante. Usted ha reconocido
ahora, y está dispuesto a rectificar, que la comunidad
valenciana sí tiene toda esa serie de problemas, que los tiene
también otra parte del Estado; pero, como le he dicho antes,
tendremos que invertir en aquello que produce, y nosotros
estamos produciendo y mucho. Se lo dije en una ocasión. Lleve
usted cuidado: cuando arruine usted Valencia, habrá arruinado
España. Es importante ayudar a todo el mundo, pero es
importante que las unidades de producción sean, al menos,
respetadas. En este momento están cayendo, como si se tratara
de un dominó, en Valencia y nos da mucho miedo.

Si usted rectifica, se lo dije y se lo repito, nos va usted a
encontrar en cualquier momento. Y si usted quiere el diálogo
con Unión Valenciana, pídalo, se lo estamos ofreciendo.

Queremos trabajar; queremos también, en la proporción que nos
corresponde, colaborar en la política del Estado. Lo que no
queremos es que se nos aparte o se nos ignore. Y usted,
lamentablemente, hasta ahora lo ha hecho.

Muchas gracias.




El señor PRESIDENTE: Gracias, señor González Lizondo. Tiene la
palabra el señor González.




El señor GONZALEZ MARQUEZ (candidato a la Presidencia del
Gobierno): Sólo para reiterar, señor Presidente,



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señoría, que acepto la oferta de diálogo gustosísimamente. No
hay ningún desprecio por el nivel de representación de una
fuerza política, por la cantidad de votos que tenga o no
detrás. Me parece que todo voto es importante.

Como no quiero sólo decir una cifra, también le ofrezco darle
en el momento oportuno la información sobre el esfuerzo en
infraestructura, que no significa ninguna otra cosa más que
contrastar un dato. Usted ha empleado muchas veces desde la
tribuna la palabra ignorancia; yo no la he empleado ni una
sola vez. En esta ocasión, para que no ignore usted lo que se
ha hecho en infraestructura, le voy a dar la información desde
Obras Públicas.

El señor PRESIDENTE: Gracias, señor González.

Por el Grupo Socialista, tiene la palabra el señor Solchaga.




El señor SOLCHAGA CATALAN: Señor Presidente, señoras y
señores diputados, después de conocido con todo detalle el
programa del candidato a la investidura, habiendo sido éste
debatido, criticado, replicado y duplicado, breve ha de ser,
como todos ustedes comprenderán mi discurso. Pero permítanme
que empiece por transmitirles la satisfacción y el orgullo que
siente el Grupo Parlamentario Socialista de poder asistir por
cuarta vez a un debate de investidura para nuestro candidato y
Secretario General del Partido, don Felipe González Márquez.

Es éste, ciertamente, un raro fenómeno político en los tiempos
que corren, como todo el mundo sabe, y casi prácticamente en
cualquier tiempo en los que sea la democracia el régimen
imperante. Cuatro debates de investidura y, a juzgar por las
intenciones de voto que han expresado ya la mayor parte de los
Grupos Parlamentarios, cuatro con resultado exitoso para el
candidato socialista. Han querido algunos, que con frecuencia
les gusta mucho explicarnos a los parlamentarios y a los
partidos políticos qué es lo que tenemos que hacer o qué decir
en esta Cámara, explicar los resultados de las últimas
elecciones hablando de las diferencias de calidad de voto o
haciendo mención a los votos del agradecimiento. ¡Qué
equivocados están! ¡Ay de aquel político que piense en el
agradecimiento como principal motivo de su actuación
política!, no solamente porque cometerá muchos errores, sino
seguramente porque está llamado a ser frustrado como, por
poner el ejemplo más manido en este contexto, le ocurrió
precisamente al señor Churchill cuando en julio de 1945 perdió
las elecciones generales después de haber conducido a su país
a la victoria durante la Segunda Guerra Mundial. Por cierto,
muchas de SS.SS. seguramente conocerán la anécdota según la
cual su mujer, quizá con el fin de consolar al gran líder
político, comentando los resultados, le dijo: Quizá estos
resultados sean una bendición de Dios, aunque, eso sí,
disimulada con designios ocultos. (Risas.) A lo que Winston
Churchill, que creía
verdaderamente de manera ferviente en la Providencia divina,
pero que era un hombre muy pragmático, le contestó: Desde
luego, lo que sí está claro es que está muy bien disimulada.

(Risas.)
No, señorías. Es evidente que cuando se obtiene un millón de
votos más, cuando, en condiciones objetivamente tan difíciles
como las que significaba renovar la confianza en un momento de
crisis económica, como las que significaba seguir creyendo en
un partido que había sido duramente atacado, muchas veces sin
fundamento, cuando esto ocurre, no ocurre como consecuencia
del agradecimiento del voto en una sociedad en la que --y
quizá todos tengamos que lamentarnos-- el agradecimiento no es
uno de los valores
preponderantes; ocurre, sencillamente, porque hay una
identificación mayoritaria o de una gran parte de la población
con lo que representa una trayectoria política acreditada por
diez años de Gobierno, lo que representa también un programa.

Y no les sorprenderá a SS.SS. si les digo desde este momento
que nosotros vamos a votar esta investidura, vamos a votar al
candidato del Partido Socialista, no sólo por razones obvias,
sino porque también hemos encontrado en el programa los mismos
bloques, los mismos argumentos que nuestro programa electoral,
aquel con el que nos presentamos a esas elecciones con el
ánimo de renovar la confianza del electorado. Así es en los
cuatro bloques fundamentales en los que se ha distribuido el
discurso del que va a ser investido: la renovación del
compromiso europeo, la profundización del proceso autonómico,
la propuesta de salida a la crisis económica y a los graves
problemas que tiene que afrontar nuestra sociedad en esta
materia o el fuerte impulso de regeneración democrática. Como
han sido bien explicados, los glosaré muy rápidamente.

Empezaré por decir que nosotros, los socialistas, damos en
estos momentos en que se ha extendido una actitud de esplín
europesimista, más
importancia que nunca a la renovación en la fe en el proyecto
de Europa. Y se la damos porque estamos convencidos de que en
este Continente dislocado y torturado en el que estamos
viviendo después de la caída de los régimenes de Europa
Central y Oriental o de la antigua Unión Soviética, solamente
una Europa comunitaria fuerte, con una mayor unión política,
con una Unión Económica y Monetaria que vaya adelante, va a
ser capaz de garantizar los equilibrios necesarios, los
arbitrajes indispensables que pueden hacer que muchos de los
sufrimientos y dolores que hoy se están padeciendo en algunos
de estos pueblos puedan limitarse como consecuencia de su
existencia, porque sólo una Europa así, señoras y señores
Diputados, va a ser capaz de combinar la fuerza y, al mismo
tiempo, la diplomacia como para, en un mundo multipolar como
el que se abre a partir de ahora, tener la capacidad de
representación frente a Japón, frente a los Estados Unidos,
frente a China o frente a otros poderes industriales
emergentes.

Y también, yendo más cerca de nuestra situación y sin caer en
alguno de los múltiples «diktat» de Ortega, porque estamos
convencidos de que muchos de los problemas



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de nuestra patria habrán de resolverse precisamente porque
estemos integrados en esa Europa que combina adecuadamente un
aporte civilizatorio, un aporte cultural de gran variedad,
pero que tiene al mismo tiempo el apoyo al individualismo, el
apoyo a la libertad individual, a la iniciativa y a la
creatividad, combinada adecuadamente con los esquemas de
solidaridad que en otras sociedades no se dan, que nosotros
los socialdemócratas compartimos y que queremos preservar en
todo momento.

Un proceso autonómico, señoras y señores Diputados, que va
acompañado de una reforma administrativa y que implica
compromisos claros, que tratan de desbloquear situaciones en
el traspaso de competencias que han existido, que tratan de
resolver el problema de la corresponsabilidad fiscal en las
comunidades autónomas de régimen común, que tratan, en última
instancia, de llevar adelante un impulso importantísimo en la
conclusión de la construcción --y conclusión aquí debe
entenderse de una manera provisional, que nunca definitiva--de
nuestro Estado de las autonomías, pero sobre todo que está
orientado sobre un principio que a nosotros nos parece
fundamental, que es el de la cooperación. Señorías, todo
sistema complejo es un sistema, a menos que no sea en una
sociedad libre, que tiene que tener el conflicto y la
cooperación como parte de las reglas del juego. Pero es verdad
que incluso desde la estrategia de teoría de los juegos se
puede demostrar que un sistema en el que la cooperación
predomine sobre el conflicto es un sistema en el que todo el
mundo sale ganando. Nuestro sistema de construcción del Estado
de las autonomías es un sistema
extremadamente complejo y sensitivo, y desde luego nosotros,
los socialistas, creemos que la imposición creciente, sin la
exclusión, porque no podríamos excluirlo de una base
democrática, del conflicto, pero la imposición creciente del
principio de
cooperación, podrá hacer que éste, que ha sido un experimento
asombroso para muchos, tenga el éxito que merece nuestra
nación. En tercer lugar, el programa ha puesto de manifiesto
una salida de la crisis económica en la que estamos, una
salida que los socialistas respetamos y respaldamos porque de
alguna manera combina adecuadamente el rigor que nunca
conviene olvidar en las situaciones defíciles con la esperanza
de la recuperación económica, con el apoyo a la iniciativa
privada para salir de la situación actual y desarrollar un
crecimiento suficiente de los puestos de trabajo que nuestro
país demanda; que combina también adecuadamente una política
macroeconómica que creemos equilibrada y bien orientada, al
mismo tiempo, con una política de rentas pactada a través del
pacto para el empleo que habíamos anunciado su solicitud y
proposición durante la campaña electoral y una política de
reformas estructurales, sin las cuales las otras dos no serían
capaces de alcanzar los propósitos que todos tenemos.

Finalmente, una política económica que significa una
apertura, una vez más, una oferta al diálogo social que
nosotros respaldamos, que nosotros, los socialistas, vamos a
hacer todo lo posible porque tenga éxito en nuestras nuevas
circunstancias, que tan necesario lo hacen.

Habrán visto que he dejado la última parte de mi discurso
dedicada a glosar, muy brevemente, lo que el candidato a la
investidura ha llamado impulso democrático o impulso a la
regeneración
democrática. Y lo he hecho así, señoras y señores Diputados,
para aprovechar esta circunstancia y hacer una oferta de
cooperación desde el Grupo Parlamentario Socialista. La mayor
parte de las cosas que se han dicho, de las instituciones que
pueden reformarse, han de hacerse no solamente a través de la
iniciativa del Gobierno, sino a través de la búsqueda del
consenso, de la cooperación, del acuerdo en esta Cámara,
algunas, sencillamente, porque, como el Reglamento del
Congreso o el Reglamento del Senado, son
exclusivamente competencia de estas Cámaras; otras, como puede
ser la provisión de puestos en las instituciones previstas en
la Constitución, porque también son fundamentales en las
Cámaras, y todas, en general, porque habrán de traducirse en
normas que aquí habremos de discutir.

Señorías, quiero, formal y solemnemente, ofrecer por parte del
Grupo Parlamentario una oferta --perdonen ustedes la
redundancia--de diálogo, una actitud abierta y una actitud que
pasa, para empezar, por el reconocimiento exacto, cabal del
peso de cada una de las fuerzas políticas en esta Cámara, que
pasa por el principio de buscar los consensos tan amplios como
sean posibles, sin buscar el aislamiento de nadie; una que
pasa, en última instancia, por tratar de garantizar que temas
tan delicados como éstos que afectan a la credibilidad de
nuestras instituciones y a la fuerza y a la vitalidad de
nuestra democracia tienen el respaldo de todos. Señor
Presidente, a las propuestas que ha hecho el candidato a la
investidura, con alguna excepción que ha adquirido tono
profético o algunas concesiones al irredentismo regional, ha
habido respuestas inteligentes y respetuosas, no todas de
acuerdo. Sepan SS.SS. que agradecemos desde el Grupo
Socialista toda la propuesta de colaboración y apoyo de donde
quiera que haya venido, que agradecemos particularmente a
aquellas fuerzas políticas que han declarado que el programa
de investidura y las características del candidato y del grupo
principal que lo apoya, el Partido
Socialista, eran tales como para garantizar su voto de apoyo a
dicha investidura, pero que también, con todo respeto,
atendemos y escuchamos las críticas que otros hayan hecho.

Bien es verdad que esas críticas, cuando se trata de medirlas
en alternativas, y hablo no ya de alternativa política, sino
lógica, han quedado bastante licuadas; sería interesante que,
por ejemplo, para hablar, quizás, de una de las más señaladas,
las del representante del Grupo Popular, señor Aznar, leyeran
ustedes con cuidado en el «Diario de Sesiones» cómo teniendo
una posición muy crítica, sin embargo las alternativas que
ofrecía no era tan diferentes como aquellas que ha ofrecido el
candidato, aunque ciertamente podrían tener el énfasis puesto
en algunas cosas que el candidato



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socialista no habría de proponer. Parece más bien que quienes
quieren justificar su voto en contra han hablado de la
confianza o de la desconfianza, y éste, señor Presidente, es
un tema sin duda sutil. Cierto que cada uno de nosotros
podemos sentir una predisposición de ánimo de confianza o de
desconfianza hacia otros, pero, cuando queremos hacer de esto
un argumento político, tendremos ya que considerarlo como una
variable; por eso fue discreto ayer el señor Aznar cuando
advirtió, antes de mostrar tantas veces su desconfianza por el
candidato, que ciertamente el tema de la confianza quedaba
relativizado por unos resultados electorales inapelables,
porque es lógico que, transcurrida ya una parte importante de
la legislatura, cuando a lo mejor hay sondeos de opinión,
pueda uno legítimamente preguntarse si sigue existiendo en la
persona que ostenta el poder la confianza de los ciudadanos,
pero es un argumento muy débil utilizarlo en este momento,
cuando hace tan sólo un mes los ciudadanos, en condiciones a
las que ya antes he hecho referencia y no quiero ahora
reiterar, han explicado claramente quién cuenta con más
confianza de entre todos los grupos políticos y de entre todos
los candidatos. Si desaparece esta consideración de la
confianza verán SS.SS. que las razones de oposición son
bastante menos importantes que lo que la retórica, las
consideraciones y las tomas de posición «a priori» a veces nos
hacen o nos obligan a expresar en esta Cámara.

Señor Presidente, yo creo que el 6 de junio hubo un voto de
esperanza. No un voto de esperanza alocada o de esperanza
contra la realidad, sino un voto de esperanza racional, lo
cual es mucho mejor, lo cual demuestra un país que cada vez es
más abierto, un país que, en última instancia, cualesquiera
que sean las cosas que digan los profetas del desastre, de la
debacle, y nunca van a faltar en España --no sé por qué razón
estas tierras tienen capacidad para criar tan fácilmente este
tipo de individuos--, cualesquiera que sean, sigue teniendo
esperanza en su futuro. Sabe que no tiene que tener miedo a su
capacidad para coger por los cuernos el destino colectivo y
hacerlo suyo y, por tanto, esa esperanza simplemente la pasa
por el tamiz de la racionalidad. No es una esperanza ausente
de crítica.

Yo creo, señoras y señores Diputados, que hoy, con la
votación, estamos todos también haciendo un acto colectivo,
cada cual con la aportación que quiera hacer de su voto, pero
un voto colectivo cuya resultante es también el de una
esperanza racional renovada. Señor Presidente, no desearía
irme de esta tribuna, en nombre del Grupo Socialista, sin
dejar de unir mi voz a la de los otros representantes de los
diversos Grupos parlamentarios que han condenado el secuestro
del señor Iglesias, que ha ocurrido recientemente.

El Grupo Socialista ha condenado siempre estas actitudes de
violencia, y el Grupo Socialista continuará apoyando los
compromisos que en materia de lucha antiterrorista y de
erradicación de la violencia adquirió en los pactos de Ajuria
Enea y de Madrid.

Señoras y señores Diputados, como creo que ha quedado claro,
nosotros vamos a votar positivamente al candidato a la
investidura. Muchas gracias. (Aplausos en los bancos del
Grupo Socialista.)



El señor PRESIDENTE: Gracias, señor Solchaga.

Concluido el debate, se va a proceder a la votación a los
efectos del otorgamiento de la confianza por parte de la
Cámara al candidato propuesto para la Presidencia del
Gobierno. La confianza se entenderá otorgada si el candidato
obtiene el voto favorable de la mayoría absoluta de la Cámara,
esto es: 176 votos favorables. La votación, en virtud de lo
dispuesto en el artículo 85 del Reglamento, será pública por
llamamiento. Los señores Secretarios nombrarán a los señores
Diputados y señoras Diputadas, y éstos responderán sí, que
significa votar a favor de la investidura, no, que implica
votar en contra, o abstención. El llamamiento se realizará por
orden alfabético del primer apellido, comenzando por aquel
señor Diputado o señora Diputada cuyo nombre sea sacado a
suerte.

Se va a proceder a cerrar las puertas del hemiciclo y ruego a
SS.SS. que guarden silencio durante la votación y respondan al
llamamiento en tono que permita la agilidad y la claridad del
escrutinio. (Pausa.)
La votación empezará por don Alejandro Muñoz-Alonso y Ledo.

Comienza la votación.




Señores Diputados que dijeron «Sí».




Nadal i Male, Joan Miquel
Naranjo Gonzalo, Jaime
Navarrete Merino, Carlos
Navarro Tornay, José
Neira León, Francisco
Nieto González, Jerónimo
Novella Suárez, Jorge
Novoa Carcacia, María Pilar
Padrón Delgado, Néstor
Pagán Saura, Luis
Palacios Alonso, Marcelo
Pardo Ortiz, Josefa
Pau i Pernau, Josep
Pelayo Duque, María Dolores
Pellicer Raso, María
Perales Pizarro, Alfonso
Pérez Ferré, Alberto
Pérez González, Froilán Luis
Pérez Mariño, Ventura
Pérez Segura, Lluis Miquel
Pérez Siquier, Joaquín
Pérez Solano, Antonio
Piquer Jiménez, Luis Carlos
Pla Pastor, Adela
Pozo i Alvarez, Joan Manuel del
Puig i Olivé, Lluis María de
Recoder i Miralles, Lluis



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Redondo Torreros, Nicolás
Roca i Junyent, Miguel
Rocha Rubí, Manuel de la
Rodríguez Bolaños, Tomás
Rodríguez Calvo, María Isabel
Rodríguez Ortega, Angustias María
Rodríguez Rodríguez, Antonio
Rodríguez Rodríguez, Juan Miguel
Rodríguez Valverde, León Máximo
Rodríguez Zapatero, José Luis
Romacho Romero, María Inmaculada
Romero López, Carmen
Roncero Rodríguez, Victoriano
Ros Maorad, José Luis
Rubiales Torrejón, María Amparo
Sabaté Ibarz, Francesc Xavier
Sáenz Cosculluela, Javier Luis
Sáenz Lorenzo, José Félix
Sánchez Díaz, María Dolores
Sánchez i Llibre, Josep
Sánchez López, María Dolores
Sanjuán de la Rocha, Carlos
Santos Jurado, Ramón
Sanz Díaz, Federico
Sedó i Marsal, Salvador
Sempere Jaén, María Teresa
Soler Nomdedeu, Ofèlia
Soto Martín, Fernando
Torres Sahuquillo, Gerardo
Trujillo Oramas, Blas Gabriel
Vallejo Rodríguez, Rafael
Valls García, Francisco Javier
Varela Flores, Manuel Guillermo
Vázquez Vázquez, Francisco José
Velasco Rodríguez, Javier
Vicente García, María Francisca
Vidal i Sardo, Pere
Yáñez-Barnuevo García, Luis
Zabalia Lezamiz, Jon
Acosta Cubero, José
Aguiriano Fornies, Luis Alberto
Alberdi Alonso, Isabel
Albero Silla, Vicente
Alemani i Roca, Joaquima
Almunia Amann, José Joaquín
Alonso Buitrón, Conrado
Alonso Conesa, José Antonio
Amate Rodríguez, José Antonio
Anasagasti Olabeaga, Iñaki Mirena
Antich Balada, Jaume
Arnau Navarro, Francisco
Aroz Ibáñez, Mercedes
Artiles Bolaños, Carmelo
Asunción Hernández, Antoni
Ballesteros Durán, Rafael
Balletbó Puig, Anna
Baltá i Llopart, Pere
Barrero López, Jaime Javier
Barrionuevo Peña, José
Bassets Rutllant, Julio
Benegas Haddad, José María
Berenguer Fuster, Luis
Caballero Alvarez, Abel Ramón
Caldera Sánchez-Capitán, Jesús
Camp i Batalla, Ramón
Campo Casasús, Carmen del
Cañizares Millán, Juan Manuel
Cardona i Vila, Jaume
Carrera i Comes, Salvador
Casas i Bedós, Jordi
Castells Ferrer, Jaume
Cercas Alonso, Alejandro
Ciscar Casaban, Cipriá
Clotas Cierco, Salvador
Costa Costa, Antonio
Couce Pereiro, Manuel
Cuesta Martínez, Alvaro
Cuevas Delgado, Antonio
Curiel Alonso, Enrique Federico
Dávila Sánchez, Carlos Alberto
Díaz Sol, Angel
Estévez Fernández, Xerardo Denis
Estrella Pedrola, Rafael
Fernández Marugán, Francisco Miguel
Fernández Moreda, Jesús Salvador
Figueras i Siñol, Carme
Fuentes Gallardo, Francisco
García Bloise, Carmen
García Espinosa, Eduardo
García Manzanares, Blanca
García Ronda, Angel
García-Arreciado Batanero, José Jenaro
Garzón Real, Baltasar
Gazagaetxebarría Bastida, Ricardo
Gimeno Marín, Fernando
Gimeno Ortiz, Alfredo
González de Txabarri Miranda, José Juan
González García, José Manuel
Gorostiaga Saiz, Dolores
Grau i Seris, Josep
Guerra González, Alfonso
Hernández Moltó, Juan Pedro
Hinojosa i Lucena, Rafael
Homs i Ferret, Francesc
Izquierdo Collado, Juan de Dios
Jerez Colino, José
Jover Presa, Pedro
Lago Freire, José Ramón
Lagunilla Alonso, Juan Ramón
Lazo Díaz, Alfonso
López García, Felipe
López Martín de la Vega, Rafael
López Riaño, Carlos
Madrid López, Demetrio
Marcet i Morera, Joan
Marcos Merino, José Luis
Marsal i Muntala, Jordi
Martín del Burgo Simarro, Francisco Javier



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Martín Mesa, Antonio
Martín Toval, Eduardo
Martínez Laseca, José María
Martínez Martínez, Enrique
Martínez Martínez, Miguel Angel
Martínez Sanjuán, Angel
Martinón Cejas, Antonio
Méndez Martínez, Constantino
Mendizábal Gorostiaga, Arantxa
Mohedano Fuertes, José María
Molíns i Amat, Joaquim
Moragues Gomila, Alberto
Moreno González, María del Carmen
Moreno Monrove, Sergio
Morlán Gracia, Víctor
Moya Milanés, Pedro
Múgica Herzog, Enrique
Muñoz García, Juan



Señores miembros del Gobierno que dijeron «Sí».




González Márquez, Felipe
Serra i Serra, Narcís
Solana Madariaga, Javier
Solchaga Catalán, Carlos
Corcuera Cuesta, José Luis
Borrell Fontelles, Josep
Pérez Rubalcaba, Alfredo
Martínez Noval, Luis
Solé Tura, Jordi
Griñán Martínez, José Antonio
Zapatero Gómez, Virgilio
Fernández Sanz, Matilde
Conde Gutiérrez del Alamo, Rosa



Señores miembros de la Mesa que dijeron «Sí».




Olabarría Muñoz, Emilio
Frías Navarrete, Milagros
López de Lerma i López, Josep
Beviá Pastor, José V.

Pons Irazazábal, Félix



Señores Diputados que dijeron «No».




Muñoz-Alonso y Ledo, Alejandro
Núñez Pérez, Manuel
Olarte Cullén, Lorenzo
Ollero Tassara, Andrés
Oña Sevilla, María Esperanza
Oreja Aguirre, Marcelino
Ortiz Climent, Leopoldo
Ortiz González, Luis
Padilla Carballada, Julio
Palacio del Valle Lersundi, Loyola de
Pardo Raga, María del Carmen
Pascual Monzó, José Ramón
Peñalosa Ruiz, José Manuel
Peñarrubia Agius, José Joaquín
Peón Torre, Francisco Javier
Peralta Ortega, Ricardo Fernando
Pillado Montero, Antonio
Posada Moreno, Jesús María
Puche Rodríguez-Acosta, Gabino
Pulgar Fraile, María del Pilar
Rahola i Martínez, Pilar
Rajoy Brey, Mariano
Ramírez González, Miguel
Rato Figaredo, Rodrigo de
Ribó Massó, Rafael
Ríos Martínez, Pedro Antonio
Rivadulla Gracia, Mercé
Robles Fraga, José María
Robles Orozco, Gonzalo
Rodríguez Espinosa, Eduardo
Romero Ruiz, Antonio
Rupérez Rubio, Francisco Javier
Sainz García, María Jesús
Sanz Escalera, Emiliano
Sanz Palacio, Salvador
Senao Gómez, José Ignacio
Soriano Benítez de Lugo, Alfonso
Souvirón García, Federico Javier
Such Pérez, Diego
Tocino Biscarolasaga, Isabel
Torres Gómez, Luis de
Urán González, Presentación
Vallina Velarde, Juan Luis de la
Varela Pérez, Mauro
Vázquez Romero, Narcís
Vera Pro, Juan Carlos
Vilafranca Bosch, Adolfo
Villalobos de Paiz, Nicolás
Villalobos Talero, Celia
Villalón Rico, César
Aguilar Rivero, Rosa
Aguirre Rodríguez, Ramón
Aizpún Tuero, Jesús
Albistur Marín, Xabier
Alcaraz Masats, Luis Felipe
Alegre Galilea, Luis Angel
Alvarez Paredes, Enrique
Alvarez-Cascos Fernández, Francisco
Amador Guillén, Eva María
Andreu Andreu, Jerónimo
Anguita González, Julio
Aragonés Mendiguchia, Carlos
Arenas Bocanegra, Francisco Javier
Arias-Salgado Montalvo, Rafael
Arqueros Orozco, Manuel
Aznar López, José María
Azpiroz Villar, José Eugenio
Ballesteros Morcillo, Atanasio
Baón Ramírez, Rogelio
Barrios Curbelo, María Bernarda



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Becerril Bustamante, Soledad
Blázquez Sánchez, Feliciano
Bravo Martín-Pintado, Valentín
Bueso Zaera, Leocadio
Burgo Tajadura, Jaime Ignacio del
Burgos Gallego, Tomás
Cabezas Enríquez, Manuel Jaime
Cabrera Pérez-Camacho, Miguel
Camisón Asensio, Felipe
Campo Piñeiro, Belén María do
Camps Devesa, Gerardo
Carreño Rodríguez-Maribona, Angel Mario
Cartagena Travesedo, Luis Fernando
Cava de Llano y Carrio, María Luisa
Celdrán Vidal, Francisco
César Lendoiro, Augusto
Joaquín Cholbi Diego, José
Cisneros Laborda, Gabriel
Cortés Martín, Miguel Angel
Cortés Muñoz, Luis Eduardo
Costa Climent, Juan
Cotoner Goyeneche, Joaquín
Cremades Griñán, María del Carmen
Díaz Berbel, José Gabriel
Díaz de Mera y García Consuegra, Agustín
Durán Núñez, Alberto
Elorriaga Fernández, Gabriel
Escuredo Franco, Angel
España Moya, Julio Francisco de
Esteo Palomo, Juan Tomás
Fabra Vallés, Juan Manuel
Fernández de Capel Baños, Blanca
Fernández de Mesa Díaz del Río, Arsenio
Fernández de Troconiz Marcos, Fernando
Fernández Díaz, Elvira
Fern ández Díaz, Jorge
Fernández González, María Mercedes
Fernández Norniella, José Manuel
Fernández Rodríguez, Luis Angel
Fernández-Miranda y Lozana, Enrique
Frutos Gras, Francisco
Gamir Casares, Luis
García Fonseca, Manuel
García-Alcañiz Calvo, Elena
García-Margallo y Marfil, José Manuel
Gayarre Bermejo, José Antonio
Gil Lázaro, Ignacio
Gilet Girart, Francisco
Gómez Alba Ruiz, Sergio
Gómez Darmendrail, Javier
Gómez Martínez-Conde, Guillermo
Gómez Vázquez, Antonio
González Blázquez, Franco
González Lizondo, Vicente
González Pérez, Francisco Antonio
Gortázar Echeverría, Guillermo
Grandes Pascual, Luis de
Guerra Zunzunegui, Juan Carlos
Hernández-Sito García-Blanco, Isidoro
Hernando Fraile, Rafael Antonio
Isasi Gómez, Neftalí
Jordano Salinas, Diego
Landeta Alvarez-Valdés, Antonio
Lapuerta Quintero, Alvaro de
Ledro León, Manuel de Jesús
Llorens Torres, José Ignacio
López Garrido, Diego
López Valdivielso, Santiago
Macías Santana, José
Madero Jarabo, José
Maestro Martín, María de los Angeles
Mantilla Rodríguez, Carlos
Mañueco Alonso, Jesús
Mardones Sevilla, Luis
Martín Menis, Adán Pablo
Martín Villa, Rodolfo
Martínez Blasco, José Luis
Martínez Casañ, Guillermo
Martínez Izquierdo, Efrén Luciano
Martínez Saiz, María Teófila
Martínez Sieso, José Joaquín
Martínez-Villaseñor García, Gervasio
Mato Adrover, Ana
Mauricio Rodríguez, José Carlos
Merino Santamaría, Antonio
Michavila Núñez, José María
Milian Mestre, Manuel
Montoro Romero, Cristóbal Ricardo
Montseny Masip, María Reyes
Morano Masa, Juan
Moreno del Cuvillo, Alfonso



Señores miembros de la Mesa que dijeron «No».




Rubi Ubeda, Luisa Fernanda
Aparicio Pérez, Juan Carlos
Ramallo García, Luis
Trillo-Figueroa Martínez-Conde, Federico



Señores Diputados que se abstuvieron.




Mur Bernad, José María



Señores Diputados ausentes.




Díez Usabiaga, Rafael.

Espasa Oliver, Ramón
Idígoras Gerrikabeitia, Jon



El señor PRESIDENTE: El resultado de la votación es el
siguiente: votos emitidos, 347; votos a favor, 181; votos en
contra, 165; abstenciones, una.

En consecuencia, siendo la mayoría absoluta requerida de 176
votos y resultando superior a este número el de votos
favorables obtenidos por el candidato a la



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Presidencia del Gobierno, don Felipe González Márquez, se
entiende otorgada al mismo la confianza de la Cámara.

El resultado de la votación se comunicará a su Majestad el
Rey, a los efectos del nombramiento del señor González
Presidente del Gobierno.

Se levanta la sesión. (Aplausos.)



Eran las doce y cincuenta minutos del mediodía.