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DS. Congreso de los Diputados, Comisiones, núm. 626, de 23/11/1995
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CORTES GENERALES
DIARIO DE SESIONES DEL
CONGRESO DE LOS DIPUTADOS
COMISIONES
Año 1995 V Legislatura Núm. 626
POLITICA SOCIAL Y EMPLEO
PRESIDENTE: DON LUIS MARTINEZ NOVAL
Sesión núm. 32
celebrada el jueves, 23 de noviembre de 1995



ORDEN DEL DIA:
Comparecencia del señor Ministro de Trabajo y Seguridad Social (Griñán
Martínez), para informar sobre el análisis de la política española de
empleo en relación con los cinco puntos de acción adoptados en Essen. A
solicitud del Grupo Popular. (Número de expediente 213/000646.)



Se abre la sesión a las cuatro y cinco minutos de la tarde.




El señor PRESIDENTE: Buenas tardes, señoras y señores Diputados.

Se abre la sesión para dar trámite al orden del día, cuyo primer y único
punto consiste en la comparecencia del señor Ministro de Trabajo para
informar sobre el análisis de la política española de empleo en relación
con los cinco puntos de acción adoptados en Essen, solicitada por el
Grupo Parlamentario Popular. Agradeciendo al señor Ministro su presencia
en la Comisión, le cedo la palabra.




El señor MINISTRO DE TRABAJO Y SEGURIDAD SOCIAL (Griñán Martínez):
Señorías, me es grato comparecer ante esta Comisión para darles una
información,



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todo lo completa que sea posible, de lo que es la política española y la
política de la Unión Europea en relación con los cinco puntos de acción
que fueron adoptados en su día en la cumbre de Essen. La evolución que se
ha seguido por los Estados miembros hasta llegar a la Unión Europea ha
sido un esfuerzo continuado, un esfuerzo sostenido por conseguir unas
metas compartidas que permitieran alcanzar mayores niveles de bienestar
social. La construcción del mercado interior y la necesidad posterior de
dar coherencia a este libre intercambio con la creación de una unidad
común de cambio han sido los objetivos que se consensuaron para este
avance. Sin embargo, es lo cierto que la coincidencia cronológica que se
produce, en un momento determinado, entre la ratificación del Tratado de
la Unión Europea y la fase más aguda de la última recesión económica
provocó, entre millones de ciudadanos europeos, un sentimiento de
escepticismo sobre la capacidad del proyecto europeo para mejorar sus
condiciones de vida. Recuerden ustedes que casi se pierde el referéndum
de Francia y casi se gana, primero, y luego casi se pierde el de
Dinamarca. Hubo entonces que dar coherencia al discurso de la Unión
Europea, volviendo al propósito final del mismo, la mejora del bienestar
colectivo, y convirtiendo el discurso básica de la Unión Económica y
Monetaria y de la convergencia en un camino necesario pero también un
camino instrumental para conseguir la finalidad última de la Unión. Y
siendo así que el medio más directo y el imprescindible para mejorar las
condiciones de vida de los hombres y mujeres de Europa es conseguir
aumentar los niveles de empleo, la Unión Europea decidió centrar su
mensaje en el crecimiento de la ocupación. Esto, como podremos ver, nos
condujo también a abrir vías nuevas a nuevas políticas comunitarias.

Hasta ese momento, hasta el momento al que me estoy refiriendo, la
doctrina ortodoxa consideraba el empleo como un mero efecto inducido del
crecimiento económico. Lo importante era crecer, ya que el empleo sería
la consecuencia lógica de ese crecimiento. Como el crecimiento, a su vez,
era la respuesta a una economía sana, abierta y competitiva, alcanzar esa
economía era también el objetivo y para eso era necesario comprometerse a
no superar unos niveles convenidos de déficit, inflación y endeudamiento.

Se cumplirían así los criterios de convergencia y sería posible construir
la unión económica y monetaria.

Este discurso, que es sin duda muy sólido desde el punto de vista
macroeconómico, que es además imprescindible para conseguir esa economía
competitiva, olvidaba, sin embargo, que los mercados de trabajo tienen
particularidades propias que les hacen merecedores de acciones
específicas. Dicho de otra forma, olvidaba que junto a las medidas
macroeconómicas y las reformas estructurales que conducen a ese
crecimiento sostenido es necesario abordar actuaciones concretas que
consigan multiplicar los efectos del aumento de la riqueza en la creación
de empleo. Este nuevo enfoque es el que se ha ido imponiendo
paulatinamente en la Unión Europea y es el que hoy tal vez centre la
atención política prioritaria, no sólo ya de cara a la cumbre de Madrid
sino, además, en las discusiones que están teniendo lugar y tendrán lugar
fundamentalmente el año que viene, en la Conferencia Intergubernamental
con vistas a la revisión de los tratados.

La nueva orientación a la que me vengo refiriendo se ha ido abriendo
paso, tras la ratificación del Tratado de la Unión, como consecuencia de
la crisis abierta a principios de este mismo decenio que estamos
viviendo. Ha tenido tres momentos fundacionales. El primero, el Libro
Blanco de la Comisión sobre crecimiento, competitividad y empleo, que se
tomó en consideración en la cumbre de Bruselas, en diciembre de 1993. La
cumbre de Essen, que estableció cinco líneas de avance en el objetivo
común de la recuperación del empleo, en diciembre de 1994, y que mandató
a los Estados miembros para hacer periódicamente una evaluación del
empleo, sería el segundo paso. Y la cumbre de Madrid, que aprobará ese
primer informe sobre el empleo, en diciembre de este año, será el tercer
paso de esto que puede ser la fase fundacional de una nueva política, la
política de empleo de la Unión Europea.

El Libro Blanco aporta el bagaje teórico de eso que puede ser el embrión
de la nueva política de empleo. Sus líneas maestras son, en síntesis, las
siguientes. Para crear empleo es necesario un crecimiento económico
sostenido dentro de una economía abierta, sana y competitiva. Ello
implica la necesidad de alcanzar los objetivos de convergencia como
orientación de la política económica fundamental. Sin ellos sería muy
difícil la creación de empleo. Pero no basta con esto. Es necesario
traducir ese crecimiento en empleo o, como se dice textualmente,
subordinar el crecimiento a la creación de empleo. Para ello hay que
resituar la política de empleo y colocarla --leo textualmente-- en el
núcleo de las estrategias políticas y sociales. Es decir, para ello se
requiere dar consistencia política y legal a una acción de la Unión
Europea por el empleo. De esta manera, el empleo pasa de ser un efecto
inducido del crecimiento a situarse en el núcleo de la discusión política
de la Unión Europea.

En el Consejo Europeo de Essen, del 10 y 11 de diciembre del año pasado,
se dio, como ustedes saben, un paso importantísimo. Se afirma en él que
la lucha contra el desempleo seguirá siendo también en el futuro la
principal tarea de la unión económica y de sus Estados miembros. Se
continúa recordando que la recuperación no resolverá por sí sola los
problemas del empleo y del paro en Europa. Y se concluye, finalmente, que
deben adoptarse medidas en los siguientes cinco principales ámbitos:
fomentar las inversiones en formación profesional, aumentar la intensidad
de la creación de empleo (traducir el crecimiento en empleo mediante una
política permanente de adaptación de los mercados de trabajo), reducir
los costes salariales indirectos (en particular los referidos a
trabajadores menos cualificados o menos productivos), mejorar la eficacia
de la política aplicable en el mercado laboral (pasar de las políticas
pasivas a políticas activas) y, por último, reforzar las medidas en favor
de los grupos particularmente afectados por el paro. Concluye el Consejo
instando a los Estados miembros a que apliquen estas recomendaciones a
sus políticas nacionales en el marco de un programa plurianual y
solicitando a los consejos de Trabajo y Asuntos Sociales y de Economía y
Hacienda, Ecofín, y a la Comisión que sigan



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con atención la evolución del empleo, que examinen las políticas
correspondientes de los Estados miembros y que presenten anualmente al
Consejo Europeo, y por primera vez en diciembre de 1995, un informe sobre
los nuevos avances logrados en el mercado laboral. Fin de la cita.

En ese programa, en ese primer informe sobre el empleo se podrán recoger
--insisto en ello-- orientaciones, propuestas y seguimiento en las
medidas que, en definitiva, podrían constituir el embrión de una nueva
acción política de la Unión Europea. Me voy a referir a las dos
cuestiones: el contenido del programa plurianual del Reino de España,
articulado en torno a estas cinco líneas, y los trabajos de la
presidencia española de la Unión de cara a la elaboración de este informe
sobre el empleo, informe único que se tiene que aprobar en la cumbre de
Madrid, en el Consejo Europeo del 15 de diciembre.

El 15 de septiembre de este año, el Consejo de Ministros aprobó el
Programa de empleo del Reino de España. Está estructurado en los mismos
cinco capítulos, dedicados respectivamente a su presentación, a analizar
y describir los caracteres y rasgos de nuestro mercado de trabajo desde
una perspectiva histórica reciente, a comentar el acerbo legislativo que
constituye la reforma laboral y las políticas que en él convergen, así
como sus resultados, en términos de empleo, a describir las políticas de
empleo y de mercado de trabajo en las cinco áreas y a anunciar los
mecanismos de seguimiento y evaluación.

La primera de las áreas de intervención es la formación profesional. El
Programa plurianual de empleo realiza una evaluación del plan nacional de
formación profesional desde las perspectivas de la evolución del gasto y
del número de alumnos, de la renovación e implantación de la oferta, de
la adecuación de la formación a las necesidades del mercado medida por
niveles de inserción. Conocen ustedes el plan nacional. Me eximo de
explicarlo con detenimiento. El programa lo que hace es marcar como
objetivo concreto una atención especial a la readaptación de los parados
de larga duración y en formación continua, en línea con lo que está
previsto en las directrices del contrato programa del Inem. Las
generaciones se suceden, señorías, con rapidez. Los cambios del nivel de
actitudes y conocimientos han experimentado una aceleración sin igual en
la historia. Hace años, pocos años, unos mismos conocimientos aprendidos
en la juventud valían para, con la experiencia acumulada, desarrollar
casi íntegramente la vida profesional. Hoy el cambio es tan brusco que se
necesitan adaptaciones cognoscitivas prácticas y hasta tecnológicas casi
anualmente. De no producirse estas adaptaciones corremos el riesgo de
llegar a segmentaciones del mercado que aparte a los menos formados y les
separe del circuito de las colocaciones. El gasto en formación debe ser
cada vez mayor y en esto las diferentes administraciones públicas y las
empresas deben asumir un esfuerzo sostenido. Junto a este esfuerzo
presupuestario, el programa de empleo contempla el proceso de renovación
de oferta, cuyos rasgos los conocen ustedes y son: la consolidación de la
oferta de formación inicial en un catálogo de 150 títulos, de los que
están elaborados por el Ministerio de Educación 140, la aprobación del
mapa de formación profesional, presentado el pasado mes de abril por el
Gobierno al Congreso de los Diputados, que contempla la planificación de
la oferta según las nuevas titulaciones y prevé el curso 2000/2001 como
fecha de culminación del proceso de implantación de la reforma, y el
impulso, en colaboración con las comunidades autónomas, para la formación
profesional ocupacional, que han de conformar el repertorio de
certificados de profesionalidad.

La segunda área de intervención propuesta en Essen es la que está
dirigida a que gobiernos, empresarios y sindicatos desarrollen un mayor
esfuerzo, yo diría que en este caso un mayor esfuerzo imaginativo
también, en medidas que consigan traducir el crecimiento económico en
empleo. En Essen se citan pocas. Se da un título enumerativo no
exhaustivo: organización más flexible del trabajo, evolución salarial
condicionada a las ganancias de productividad, iniciativas locales o
territoriales de empleo. Aquí se señala un camino que va a exigir
decisiones tanto de los gobiernos, por una parte, como compromisos en el
diálogo social entre empresarios y sindicatos. En España la reforma
laboral y las medidas de desarrollo han pretendido avanzar en esta misma
dirección. Conocen ustedes los textos suficientemente debatidos.

Unicamente les añadiré que está en plena fase de negociación la
derogación/sustitución de ordenanzas, que se tiene que producir
inexorablemente el 31 de diciembre de este año, y la solución no
jurisdiccional de conflictos, que están ahora mismo en pleno diálogo
social. Sobre la moderación salarial y sus efectos sobre el empleo poco
podemos añadir. Les recuerdo que en los nueve primeros meses de este año,
conforme a los datos del Instituto Nacional de Estadística, el empleo
habría crecido en 367.000 personas, a razón de un promedio de 1.345
empleos diarios, que después de 1987 y 1989 es el incremento mayor de la
ocupación en los tres primeros trimestres del año que registra nuestra
historia, y el paro, también según el Instituto Nacional de Estadística,
habría disminuido en estos 9 meses en 129.000 personas, que es el segundo
mayor descenso después de 1989. En el futuro, en el terreno de la
adaptabilidad de los mercados laborales creo que es donde se van a
producir los debates importantes y los más apasionantes.

La reforma de los servicios de empleo y la intermediación laboral han de
jugar un papel importante en el dinamismo futuro de los mercados. Y junto
a ello aparece como gran debate el que quizá sea mal conocido
terminológicamente como reparto del empleo, que no es sino una apuesta
por el aumento de los niveles de empleo trabajando de otra manera, lo que
nos lleva, para conseguirlo, a actuar sobre todas las variables que
inciden en el campo de las relaciones productivas: el tiempo de trabajo,
la calidad del trabajo, la organización del trabajo, el coste fijo o
variable del trabajo, y sobre todos ellos, junto a ellos pero sobre todos
ellos, la productividad como variable estratégica para una más correcta
distribución de los recursos que permitan la ampliación del empleo. Este
capítulo, todo él, se mueve en dos líneas que deben ser compatibles:
aquello que corresponde a los poderes públicos, haciendo que el marco de
relaciones laborales sea más adaptable, y aquello que está en el ámbito
de la negociación de las partes y que



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debe alcanzarse mediante una negociación colectiva rica y
descentralizada. En este mismo capítulo, estoy hablando del segundo de
Essen, deberíamos contemplar un elemento que es importantísimo, del que
hemos hablado bastantes veces en esta Cámara y que va a seguir marcando
todo lo que es el análisis de lo que se ha dado en llamar en el Libro
Blanco los nuevos yacimientos de empleo. Me estoy refiriendo al binomio
empleo y territorio como marco para crear nuevas iniciativas, nuevos
yacimientos, nuevas actividades empresariales y formativas.

La tercera orientación de Essen consiste en reducir costes salariales
indirectos, particularmente --se añade-- en el caso de trabajadores de
baja cualificación o menos competitivos, menos productivos. Este es un
debate inagotable, puesto que la medida --también se dice en los
distintos documentos de la Unión Europea-- tiene que hacerse preservando
los niveles de protección y la estabilidad financiera de los sistemas de
Seguridad Social, lo que nos lleva a buscar fuentes alternativas de
financiación que sean capaces de disminuir la presión de las cotizaciones
sobre el empleo, pero que también sean suficientes, sin provocar
tensiones fiscales y atendiendo a los retos futuros de la Seguridad
Social. Por lo tanto, no se trataría solamente de reducir la presión
contributiva sin más, sino de sustituirla, y para ello es necesario
localizar fuentes financieras alternativas que mantengan las dos
características básicas de la financiación por cuotas: primero, la
previsibilidad de los ingresos, y segundo, la estabilidad y permanencia
en un horizonte temporal a medio plazo. Es verdad que hoy se han barajado
algunas fuentes alternativas, como son los impuestos sobre la
contaminación del medio ambiente, la llamada ecotasa, pero ésta, en mi
opinión, es una medida que puede llegar a ser discriminatoria; por
ejemplo, lo sería siempre para los países que menos han contaminado
atmosféricamente, afligiéndonos, podríamos decir, con cargas en una fase
del desarrollo que, sin embargo, otros distintos países no tuvieron en
ese mismo momento. Y además se trataría de un ingreso que ni es
previsible ni es estable, por tanto no tendría las características para
buscar esa fuente alternativa de sustitución a las cotizaciones sociales.

En todo caso, es un debate abierto que deberíamos afrontar sin
simplificaciones y sin mover demasiado demagógicamente las piezas del
tablero.

En España, el gasto de Seguridad Social ha aumentado en los últimos
quince años en casi 4 puntos del producto interior bruto, y ese
incremento se ha producido en ese mismo período de tiempo, quince años,
con una disminución de los tipos de cotización de 6 puntos, que ha podido
hacerse, entre otras cosas, porque el aumento de las aportaciones del
Estado ha pasado de 228.000 millones a más de 3 billones en la
actualidad. Esta evolución indica dos cosas. Una, que la estabilidad
financiera de las cotizaciones sociales para hacerse cargo de las
prestaciones contributivas está en este mismo momento en un punto de
equilibrio, hay un superávit pero muy pequeño. Y dos, que las
aportaciones del Estado son ya lo suficientemente altas como para poder
pensar en un prolongado incremento de las mismas, lo que nos lleva a la
conclusión que antes les exponía y que quiero enfatizar: sólo encontrando
fuentes alternativas estables y previsibles a las cotizaciones sociales
puede pensarse en una reducción generalizada de las mismas. Esto no
significa que sea un debate inoportuno, porque es verdad que la
utilización intensiva de mano de obra penaliza, desde el punto de vista
de la Seguridad Social, el empleo, a empresas que utilizan intensivamente
mano de obra, pero hay que conocer los datos de la realidad para acometer
las modificaciones que queramos. Insisto en que sería siempre sustituir,
no reducir, y sería siempre buscando fuentes alternativas previsibles y
estables. Más realista me parecería avanzar en la reducción de cargas
indirectas sobre retribuciones de personas con cualificación más baja,
sería menos onerosa, y sería siempre más fácil buscar líneas alternativas
de financiación.

Las dos últimas propuestas que se hacen en Essen por los Jefes de Estado
y de Gobierno son abordadas en el programa de empleo del Reino de España
a través de medidas ineludibles de eficiencia y solidaridad. Por un lado
está la lógica medida de aumentar los recursos destinados a políticas
activas sobre los que se destinan a protección por desempleo. Esto se ha
venido haciendo en los últimos años. Les recuerdo que la prestación por
desempleo en 1993 tuvo un déficit de 465.000 millones y que este año,
previsiblemente, se puede cerrar con 200.000 millones aproximadamente de
superávit. Para que se hagan ustedes una idea, la aportación del Estado
al Inem se ha reducido, desde 1993, en 521.000 millones, lo que ha sido,
sin duda, la mayor contribución de cualquier administración pública a la
reducción del déficit público y, por tanto, a la consecución de uno de
los objetivos de la convergencia. Ello nos permite ahondar en las medidas
activas para la colocación de los que en la quinta línea de Essen se
llaman grupos particularmente afectados por el desempleo, que son
jóvenes, jóvenes sin experiencia o sin cualificación, parados en general
con poca formación, mujeres, minusválidos y minorías étnicas.

El mayor esfuerzo presupuestario en las políticas generadoras de empleo
se inició el año pasado, en 1994, que marca una punto de inflexión, con
una participación de las políticas activas en el presupuesto del Inem del
11,9 por ciento; este año fue el 12,6, y en el presupuesto que fue
rechazado por esta Cámara era superior al 15 por ciento. Esperamos que la
prórroga y el ahorro que se pueda obtener en políticas pasivas permita,
de todos modos, cumplir en 1996 este objetivo de llegar al 15 por ciento
de recursos destinados a políticas activas. Para incentivar la búsqueda
activa del empleo, especialmente de los grupos más desfavorecidos, hay
que intensificar --y eso se ha hecho-- las actuaciones vinculadas a
proyectos personales de integración, de demandantes de empleo y el
acompañamiento en la búsqueda a través de itinerarios que abarcan
aspectos como los planes personales de empleo, la formación profesional,
la información, el desarrollo de aspectos personales como la ocupación,
asesoramiento y tutela de iniciativas de autoempleo. El objetivo marcado
por el Gobierno en el Programa plurianual es que, en 1997, la práctica
totalidad de los desempleados en búsqueda de empleo se hayan beneficiado
de este tipo de actuaciones.




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Estas son las orientaciones marcadas en la cumbre de Essen. Estas son las
orientaciones por las que han de discurrir todos los programas
plurianuales que han sido presentados, también el del Reino de España, y
las que van a fundamentar el informe de Madrid este mes de diciembre. Por
tanto, van a ser las reglas generales de comportamiento que presidirán
las políticas de empleo en el próximo e inmediato futuro. Nosotros, a
partir de ahí, creo que antes incluso de Essen, nos propusimos crear un
marco legal que favoreciera precisamente la promoción y el mantenimiento
del empleo.

Junto a reformas legales invocamos un compromiso también social de
empresarios y sindicatos para centrar la negociación colectiva en la
recuperación de la productividad y con ella la recuperación del empleo.

Se han fomentado iniciativas locales y territoriales de empleo, se han
fomentado políticas activas, y estamos tratando de limitar el peso de
cotizaciones sociales en la financiación de la Seguridad Social.

A continuación me referiré al informe sobre el empleo que aprobará el
Consejo Europeo de Madrid. Es un compromiso muy claro. El Consejo de
Madrid tiene que aprobar el primer informe anual sobre el seguimiento del
empleo, primer informe que será matriz de los sucesivos informes que se
hagan y cimiento de lo que pudiera ser la política de empleo de la Unión
Europea que en este momento requiere el consenso unánime de los quince.

Característica definitoria de este informe es la obligación de elaborarlo
armónicamente entre Ecofín, Trabajo y Comisión, que están comprometidos a
entregar un papel único a los Jefes de Estado y de Gobierno en Madrid,
evitando así la imagen de otras ocasiones en que cada una de las tres
instancias políticas elevaba a la cumbre su particular punto de vista.

Esto es lo que ocurrió en las anteriores cumbres: que había un informe de
la Comisión, otro de Trabajo y otro del Ecofín. Por eso, nada más
iniciada la presidencia hubo que resolver un importante problema de
carácter jurídico-formal. Cuando en Bruselas se respalda el Libro Blanco
y se afirma la necesidad de una acción europea por el empleo, cuando en
Essen se establecen las cinco líneas para avanzar en el desarrollo de esa
política, se consiguió fundamentalmente un compromiso político sin base
jurídica, porque no existe tal base jurídica en el tratado que sustente
esta actuación. Podría decirse que entonces en Bruselas, en Essen, y
probablemente también en Madrid no había base legal pero había base
política. Pero esto tenía una consecuencia, y es que el informe tenía que
hacerse desde la unanimidad, es decir, desde el consenso, ya que no
existía una base jurídica que permitiera la toma de decisiones por
mayorías cualificadas.

Con estos antecedentes y aclarada la base política sobre la que habría de
formularse el primer informe del próximo día 15 de diciembre, la
presidencia del Consejo de Trabajo y Asuntos Sociales centró su actividad
en conseguir ese texto de consenso. Para ello, en primer término, se
intensificaron los esfuerzos a fin de conseguir la participación de
interlocutores sociales, del Parlamento Europeo y de la Comisión. Cada
uno de ellos en declaraciones formales ha abordado el problema y lo ha
expuesto también en su informe, desde sus particulares puntos de vista y
manteniendo sus respectivos equilibrios: el equilibrio político en el
Parlamento, obviamente, el compromiso de intereses entre empresarios y
sindicatos en el diálogo social, y los puntos de vista de la DG2 y de la
DG5 de la Comisión, por lo que se refiere a esta institución. Para formar
la voluntad de los diferentes gobiernos era importante contar con estas
tres aportaciones. Por tanto, estos informes han sido realizados como
precedentes a la evacuación de los informes que hiciéramos el Consejo
Ecofín y el Consejo de Asuntos Sociales. Fueron invitados, como ustedes
saben, tanto el Parlamento como los agentes sociales a la reunión
informal de ministros en Córdoba y allí tuvieron la oportunidad de
enriquecer el debate del Consejo con las aportaciones que ellos mismos
hacían sobre los documentos que habían ya aprobado tanto en el
Parlamento, en julio, y en el diálogo social, en Florencia, en el mismo
mes de octubre.

De todos estos informes se desprenden muchos puntos de vista pero tres
ideas absolutamente compartidas. Primera, todos consideran que los
objetivos macroeconómicos de la Unión Económica y Monetaria son
requisitos indisponibles para alcanzar un crecimiento económico sano y
sostenido. Tanto agentes sociales como Parlamento y Comisión mantienen
este principio. Por lo tanto, ratificación de los objetivos de
convergencia por empresarios, sindicatos, Parlamento Europeo y Comisión.

Segunda, todos convienen en que a estas políticas de convergencia nominal
han de sumarse aquellas otras tendentes a conseguir el crecimiento del
empleo. Y tercera, todos consideran que las cinco líneas de Essen son el
camino a seguir, todos las dan por buenas, las ratifican, apuestan por su
puesta en práctica y no consideran necesario abordar nuevos campos hasta
no haber extraído todas las consecuencias de las cinco líneas señaladas
en la cumbre alemana. Ello nos lleva ya a una primera conclusión: el
informe deberá ratificar los criterios y orientaciones de política
económica de la Unión Europea, y haciendo esto deberá apostar también por
líneas de actuación en políticas de empleo que no habrán de desviarse de
los criterios de Essen sino, en todo caso, enfatizarlos y desarrollar
algunos de ellos. No conviene --y en eso estamos todos de acuerdo--
alterar cada año, sin evaluación previa, el catálogo de medidas que se
señaló en la cumbre de Essen.

Determinado el marco general de actuación y conseguida la implicación de
los interlocutores sociales y del Parlamento Europeo era preciso, para
determinar el contenido del propio informe y que éste fuera único, seguir
la tarea de coordinación entre las dos presidencias, la del Ecofín y la
del Consejo de Asuntos Sociales. En segundo lugar, en el seno del Consejo
de Trabajo y de Asuntos Sociales había que buscar una fórmula de
entendimiento unánime, igual que en el Ecofín. En tercer lugar, había que
crear un grupo de enlace que no existía entre los dos consejos y la
Comisión. A tal efecto se crea en el Consejo de Trabajo un grupo ad hoc
de representantes personales de los 15 ministros junto con la Comisión,
que preside durante esta presidencia el Secretario de Empleo español, que
junto a los directores generales de la DG2 y la DG5 de la Comisión y el
Presidente del Comité de Política Económica,



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que es una institución, como ustedes saben, estable, dependiente del
Ecofín, y el holandés Geelhoed se constituye en el órgano permanente de
enlace para culminar la redacción del informe único. Esta coordinación ha
exigido múltiples reuniones, de las que les hago excusa, la última de
ellas se celebró ayer mismo en Bruselas, y se concluyó prácticamente ya
en esa reunión el informe definitivo que irá a Madrid.

La laboriosa redacción del informe ha partido, como antes dije, del
compromiso de no ir más allá de Essen, pues en caso contrario resultaría
imposible conseguir un informe único. Desde el comienzo se acordó como
esquema de trabajo que el informe comprendiera una evolución del empleo,
una valoración y seguimiento de las medidas y programas plurianuales,
síntesis de los presentados por los diferentes Estados miembros, las
medidas de Essen desde una perspectiva horizontal y las orientaciones de
futuro y posterior seguimiento. Esta sería, en esencia, la estructura del
informe. Los dos primeros apartados, es decir, lo que sería el informe
sobre la evolución del empleo y la valoración y seguimiento de programas
de los Estados miembros, los ha redactado la Comisión, y los dos últimos,
una vez presentados los respectivos informes tanto por el Ecofín como por
Trabajo y la propia Comisión, sería esta última la encargada de hacer un
informe síntesis. Se han aportado todas las contribuciones en este
momento. Como antes señalé, se han producido declaraciones formales del
Parlamento y de los interlocutores sociales. Por su parte, los Estados
miembros han presentado sus programas plurianuales, que han sido objeto
de una síntesis-resumen por la Comisión en lo que será la primera parte
del informe, un análisis panorámico de la evolución del empleo y
seguimiento por los diferentes países de las orientaciones. El Ecofín
presentó su informe; el Consejo de Asuntos Sociales presentó las
conclusiones de la presidencia obtenidas en la reunión de Córdoba y la
Comisión ha hecho su propio análisis. A partir de ahí, la Comisión ha
elaborado una síntesis de estas tres aportaciones que será, junto con el
análisis panorámico, el informe final. Los informes, gracias a la
coordinación, han sido bastante homogéneos, y ello ha facilitado la labor
de síntesis de la Comisión. Ya hay un informe propuesto sobre los textos
de las tres partes, que incluye estructuralmente aquello que
pretendíamos. Les voy a explicar someramente en qué consiste el informe.

Simplemente les hago la advertencia de que queda por celebrar el Consejo
Ecofín de finales de este mes y el Consejo de Trabajo del 5 de diciembre,
que tendrán que ratificarlo para elevarlo conjuntamente a la cumbre de
Madrid. Es verdad que tanto en el grupo ad hoc como en el Comité de
Política Económica hay acuerdo común, por lo que no será muy difícil que
este que les doy ahora resumido sea el informe que apruebe la cumbre de
Madrid.

El primer apartado hecho por la Comisión se refiere a la evolución del
empleo y seguimiento de los programas plurianuales, y en verdad tiene
menor importancia desde el punto de vista de lo que es el informe
propiamente dicho, que es al que voy a hacer referencia. La segunda parte
del informe se dirige a hacer una ponderación de las medidas de Essen
desde una perspectiva horizontal y adelanta orientaciones. Se trata de
esta síntesis de la Comisión a partir de los informes que hemos emitido.

El informe parte de una declaración política en la que se reafirma que el
empleo es la mayor prioridad de la Unión Europea y centra el problema
mayor en el paro, que se está haciendo estructural por afectar a personas
que se mantienen en situación de desempleo durante largo tiempo. Como
veremos, esta primera referencia al paro de larga duración va a recorrer
el informe en la medida en que, seguramente, el segundo informe que
tendrá que aprobarse en la cumbre de la presidencia irlandesa tendrá como
objetivo fundamental las actuaciones y el seguimiento del paro de larga
duración. A continuación ratifica la necesidad de cumplir los objetivos
macroeconómicos de la unión económica, acelerar las reformas
estructurales en el actual contexto económico favorable y mejorar el
funcionamiento de los mercados de trabajo. Destaca el papel relevante en
este campo de los interlocutores sociales y subraya el valor añadido de
la unión económica para conseguir el objetivo del crecimiento del empleo.

En cuanto a las conclusiones y orientaciones políticas generales se
informa y menciona que Essen constituye el marco de actuación (la
estrategia exige la movilización de agentes institucionales, sociales y
económicos) y el desarrollo de un tratamiento integrado, a nivel local,
de la política de empleo. Destaca, por ello, el protagonismo de las
decisiones de los interlocutores sociales y considera esta fase de
crecimiento como una oportunidad única para lanzar. Después establece la
necesidad de continuar aplicando con determinación las orientaciones
generales de política económica. En particular, el desarrollo salarial
deberá respetar las condiciones de estabilidad de los precios y de la
rentabilidad de las inversiones y los déficits públicos deberían
reducirse más, cayendo a medio plazo por debajo del 3 por ciento. El
núcleo central es la aplicación de las políticas establecidas en Essen.

En este punto establece prioridades específicas, a las que habrá que
prestar especial atención, en formación profesional, reordenación del
tiempo de trabajo, iniciativas territoriales de empleo, costes laborales,
moderación, vinculación a productividad, reducción de fiscalidad,
reducción selectiva de las cotizaciones sociales, servicios públicos de
empleo, prestación por desempleo, políticas activas y grupos específicos
de personas sobre las que habrían de desarrollarse programas especiales
de empleo. Señala tres: jóvenes, parados de larga duración, mujeres. Se
afirma que los fondos estructurales deben utilizarse de forma más
sistemática para apoyo de estas estrategias. Se concluye con la necesidad
del correcto seguimiento y de establecer a partir de 1996 indicadores que
apoyen el análisis anual. El Consejo Europeo revisará a finales del 96
los progresos realizados sobre la base de lo que sería el segundo informe
del empleo.

Estos serán la estructura y los contenidos básicos. Es verdad --insisto
en esto-- que quedan por desarrollar dos consejos: el de Ecofín y el de
Asuntos Sociales, a finales de éste y principios del mes próximo,
respectivamente, que podrían modificar algún punto, pero yo creo que en
síntesis está hecho el informe. A mí me parece que es importante desde el
punto de vista de lo que es la innovación de



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una acción política nueva de la Unión Europea. Piensen ustedes que
prácticamente hasta que se aprueba el Libro Blanco de la Comisión el
empleo no es un tema que aparezca en ningún texto comunitario, salvo en
el artículo 2, como una orientación de buen comportamiento económico el
tratar de conseguir elevados niveles de empleo. Pero en todo caso no
configura de ninguna forma lo que sea la expectativa de una nueva
política comunitaria. Es verdad que la política de empleo es una política
esencialmente nacional porque, a pesar de que se trate de construir un
gran mercado de trabajo único, es lo cierto que todavía existen
diferencias notables entre los diferentes mercados de trabajo nacionales.

Por consiguiente, la política de empleo comunitaria siempre será una
política presidida por el principio de subsidiariedad. La política de
empleo es nacional y tendremos que conseguir luego políticas estables que
permitan introducir en las políticas nacionales el valor añadido que
puede proporcionar la Unión Europea a esas políticas nacionales de cada
Estado miembro. Esto nos lleva --y con esto hago la última reflexión-- a
la Conferencia Intergubernamental que, sin duda, va a centrar también
buena parte de la atención en estos temas en el próximo año.

¿Cómo ha de entrar el empleo en el Tratado? Solamente dos son las
discusiones posibles: primera, modelo de empleo; segunda, la política de
empleo. El modelo de empleo trataría, simplemente, de constitucionalizar
en el Tratado los derechos de libertad fundamentales contenidos en la
Carta Comunitaria de Derechos Sociales Fundamentales, o, dicho de otra
manera, aquellos derechos de libertad que son directamente exigibles ante
los tribunales: la libertad sindical, el derecho a la negociación
colectiva, la no discriminación para acceder al trabajo. Estos derechos
deberían incorporarse al Tratado directamente. Los derechos de segunda
generación, que son los derechos para conseguir políticas activas que se
traduzcan en crecimientos de empleo, tendrían que motivar comportamientos
políticos, por lo tanto, solamente podrían incorporarse al Tratado en la
misma línea que lo está, por ejemplo, el artículo 118.A del Tratado, que
trata de conseguir una mejora en las condiciones de trabajo de los
trabajadores europeos. Este debate no es, ni mucho menos, pacífico y es
el que, también, va a presidir el desarrollo de la Conferencia
Intergubernamental. Hay que incorporar, primero, los elementos
constitutivos de la Carta de Derechos Sociales Fundamentales al Tratado,
y, segundo, innovar la posibilidad de que existan acciones políticas por
el empleo comunitarias y, por lo tanto, que lo que es ahora mismo un
consenso político sobre la lucha contra el desempleo de la Unión Europea
se convierta en una política común de empleo de la Unión Europea. Son dos
elementos que se desarrollarán a lo largo de la Conferencia
Intergubernamental, pero yo creo que parte de ellos se resolverán en la
medida en que se hagan los informes de empleo, porque esos sí que van a
marcar las orientaciones posibles para construir, en hipótesis, la
política de empleo. Ese es, a grandes rasgos, insisto, el debate que está
teniendo lugar. El día 5 sacaremos esta conclusión, y yo me comprometo a
debatir en esta Cámara, inmediatamente finalice la Cumbre de Madrid, el
informe en su contenido básico, porque me da la impresión de que eso va a
fijar los comportamientos prácticamente homogéneos de los diferentes
gobiernos europeos en la lucha contra el paro.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Parlamentario Popular, demandante de la
comparecencia, tiene la palabra el señor Aparicio.




El señor APARICIO PEREZ: Gracias, señor Ministro, por acudir a la
Comisión en un día que tiene un valor especial en la materia de que
estamos hablando, la materia de desempleo, una vez publicada la encuesta
de población activa correspondiente a este tercer trimestre. Permítame
que le diga que nuestra valoración es distinta, nuestra valoración
coincide con la de muchos observadores nacionales e internacionales que
nos dicen que estamos situándonos por debajo del potencial que la
sociedad española tiene, tanto para crecer económicamente como para
generar empleo consecuente a ese crecimiento económico. Permítame que le
diga que, siendo datos de un trimestre que, como usted sabe, es sin duda
beneficioso, tradicionalmente beneficioso para la cuestión del empleo en
España, tenemos una sensación de insatisfacción. Con toda sinceridad,
hubiésemos querido que los datos que sirven como referencia para esta
comparecencia hubiesen sido mejores, por bien de todos.

Tal vez sea ésta su última comparecencia en este Parlamento, al menos, en
esta legislatura. Tiene eso, sin duda, un valor, y tiene más valor si
tiene en cuenta que una de las materias que yo creo que llama y centra la
atención de los españoles como principal problema es el desempleo. No se
trata, y permítame que se lo diga, de reiterar noticias que ya tenemos.

Al igual que quien humildemente le habla, los representantes de otros
grupos parlamentarios tenemos cabal conocimiento de las cinco
recomendaciones de la llamada Cumbre de Essen, ratificadas por la
posterior Cumbre de Cannes, que espero que, de alguna manera, salgan
ratificadas, reforzadas y mejor desarrolladas de la Cumbre de Madrid. El
problema no es que usted nos explique principios generales de política
europea ni de economía general. El problema se llama España y se llama el
paro en España, y la cuestión, tal y como la suscitó nuestro grupo en su
comparecencia, es conocer en qué medida el Gobierno español está
cumpliendo el compromiso adquirido de presentar un examen de su propia
acción de gobierno en materia de desempleo, esa evaluación de los
trabajos desarrollados desde que fueron aprobadas estas líneas de
trabajo, y conocer el documento, que también quedó comprometido en las
dos cumbres anteriores, del programa plurianual para España en materia de
lucha contra el paro. Dada la abundante capacidad publicitaria de la que
hace gala su Ministerio, es sorprendente que algo de tanta trascendencia
para España --país con el doble de tasa de paro que el promedio anual
europeo-- como es el plan plurianual no haya sido debidamente
publicitado, ni interna ni externamente. Yo creo que nada se habría
perdido y mucho se hubiera ganado si ese documento, si efectivamente
tiene la fecha de origen que usted le da, hubiese sido conocido y



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traído a este Parlamento, dado que, como también señalaba, al estar
hablando de una materia en la que hay suficiente consenso, tanto europeo
como social, podía haberse enriquecido, podía haberse mejorado, podía
haberse perfeccionado. Con ese ánimo hubiese acudido y acudirá el Partido
Popular, si aún decide hacerlo. Somos conscientes de que mal plazo nos da
entre hoy, día 23 de noviembre, y el 5 de diciembre, día que anuncia como
fecha de presentación del programa, supongo que primera fecha de
presentación ante el Consejo de Asuntos Sociales, hasta el día 15 en que
se celebrará la Cumbre europea. No se entiende, sinceramente, que un
documento de esta trascendencia, que se supone compromete al Gobierno
español a lo largo de varios ejercicios en el principal programa de la
sociedad española, no haya sido conocido y publicado --no digo que haya
sido ocultado--, y menos aún se entiende que no haya sido dado a conocer
en este Parlamento. Se trata de ver --y permítame la figura que, aunque
es simple, tal vez sea muy clara-- si se han cumplido o no los deberes de
unos trabajos y de unos exámenes a los que estábamos obligados, y de los
cuales, en este caso, nos vamos a examinar en España, precisamente.

Quienes hemos estudiado esta materia hemos tenido la sensación de que la
Comisión Europea ha cumplido su trabajo pronto y bien. Ahí está el
informe, que usted conocerá como yo, de la estrategia europea para el
empleo que produjo, en su momento, la Comisión. Yo creo que es un trabajo
correcto, metodológicamente correcto, al que, sin duda, se añade el valor
de pauta para los dos órganos posteriores. Y aquí me gustaría distinguir
el razonable y diligente trabajo del Consejo Ecofin, en el que se ha
actuado también en plazo y forma, y el muy diferente comportamiento de
ese Consejo de Asuntos sociales que, precisamente, usted preside.

La reunión preparatoria de Córdoba fue valorada por muchos medios de
comunicación y por algunos de los asistentes en términos muy negativos, y
usted lo sabe, porque la sensación que, al menos, se transmitió a los
medios de comunicación fue que la posición española, tal y como ha
reflejado usted esta misma tarde, ponía demasiados reparos metodológicos
y de forma, y llegaba a una, si me permite, divertida conclusión: los
ministros de Trabajo habían decidido que tenían que trabajar sobre el
método de trabajo para elaborar un informe sobre el paro. Y eso lo
dijeron algunos de los asistentes. Posteriormente, si tiene interés, le
leeré la cita textual, porque decía uno de los ministros que sería muy
bueno que trabajasen, y eso sí que es literal, «con la misma seriedad que
lo estaban haciendo sus compañeros de Economía en el Ecofin». Y yo
entiendo, humildemente, que cuando se habla de «trabajar con seriedad» en
el futuro es porque no se estaba trabajando con seriedad en aquel
instante. Le insisto que a nosotros nos preocupa mucho más que la, sin
duda, amplia --iba a decir que hasta generosa-- información que nos ha
dado sobre principios generales de política de empleo en la Unión Europea
que, afortunadamente, son extraordinariamente comunes a todos los países
miembros. No tiene por qué haber, pues, grandes diferencias ideológicas
si, tal y como se ha citado, quince Estados con diferentes gobiernos de
diferentes signos ideológicos coinciden en una materia. Nos preocupa
mucho más en la cuestión española; la cuestión española en ese doble
plano que usted citaba: una evaluación sincera y constructiva de lo que
ha sido la política española de empleo en relación a los 5 puntos de la
Cumbre de Essen, y más aún, cuáles son las perspectivas de futuro, cuál
es ese programa plurianual que usted ha citado. Le insisto que ése es el
núcleo de la cuestión. Si no es así, a lo mejor no era ésta la comisión
adecuada sino la del seguimiento de las relaciones europeas o cualquiera
otra de las comisiones que siguen nuestra política internacional.

Sentimos cierta perplejidad respecto de algunas cosas. Supongo que por
enriquecer la comparecencia, ha citado con orgullo el importante ahorro
en materia de desempleo en el ejercicio de 1995. Citaba usted la cifra de
200.000 millones de pesetas como posible ahorro. Perdone, pero es un
ahorro muy peculiar, porque lo que indica es que no se presupuestó
adecuadamente, y usted sabrá por qué no fue correcta la presupuestación,
si fue porque no se creían ni ustedes unas determinadas expectativas de
crecimiento de empleo o porque, simplemente, no había una coherencia
técnica a la hora de elaborar dicho presupuesto. Lo ha dicho muy de
pasada. Han perdido ustedes una ocasión, sin duda ninguna, de corregir
uno de los diferenciales más importantes que tiene España respecto a
otros países miembros de la Unión Europea, que es su proporción entre
gastos en políticas activas y gastos en políticas pasivas. Puede que a
usted le satisfaga mucho decir que los parados españoles han contribuido
a reducir el déficit público general. A nosotros nos hubiese complacido,
como responsables de empleo, que hubiesen contribuido a mejorar las
políticas de lucha contra el paro. Sin duda, son dos visiones. Y ya que
he abordado otro tema colateral, pero que es peculiarmente español,
permítame que le diga que en el tema de la reducción de los costes no
salariales, que es una de las líneas que marca la Cumbre de Essen, me
alegra la coincidencia; me alegra que entienda que la reducción de las
cotizaciones, principal coste no salarial del trabajo, debe ser aplicada
sustancialmente. Lo dice el informe de la Comisión Europea, y lo dice,
espero, o lo dirá el informe de la Comisión de Asuntos Sociales, que debe
hacerse de una manera significativa, en una cuantía significativa y con
especial énfasis en aquellos trabajadores de menor cualificación o con
mayores problemas, esos parados de larga duración que a usted y a
nosotros nos preocupan, pero con una diferencia: que cuando pretendemos
darles prioridad en la acción de las políticas activas, son los
compañeros de su grupo los que votan en contra del establecimiento de
dicha prioridad, como recientemente, hace menos de diez días, ha sucedido
en esta Cámara.

Le decía, y usted ha puesto énfasis en ello, que la sensación que se ha
percibido es que no ha sido esa posición de impulso la que ha mantenido
la Presidencia española en la Comisión de Asuntos Sociales. La falta de
soporte jurídico es un argumento que usted utilizó en esta misma
comisión. Decir que no tiene el soporte jurídico inmediato del Tratado de
la Unión suena un poco a excusa de mal pagador. Ha comprobado por usted
mismo que es perfectamente superable. En cualquier caso, me alegra porque
ya



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parecen haber asumido en su ministerio la interdependencia de las
políticas económicas y sociales, cuestión en la que también ha habido
ciertas resistencias de su ministerio. Es perfectamente superable esa
dificultad. Lo han dicho muy elegantemente sus palabras, yo siempre he
elogiado su capacidad oratoria, pero habrá visto que es una dificultad
perfectamente superable la ausencia de ese soporte jurídico, porque por
encima de ese soporte jurídico está la inequívoca voluntad de quince
Estados miembros no sólo de asociar sus políticas económicas y sociales,
sino de adoptar algún tipo de política común ante lo que, indudablemente,
empieza a ser el principal y común problema de la mayor parte de los
Estados.

Yo le agradecería, en consecuencia, que fuera tan amable de ampliarnos lo
que realmente es de interés en el seno de esta Comisión. Insisto: de un
lado, las líneas y contenidos, si fuera posible, de esa evaluación de la
propia política del Gobierno español, no desde la Presidencia que
ostenta, sino desde su condición de Ministro de Trabajo, respecto a las
cinco líneas de la Cumbre de Essen, y también --porque la cuestión creo
que merece una cierta detención y pormenor-- cuáles son los contenidos
básicos de ese Programa Plurianual de Empleo. Creo que ése era el
objetivo. He intentado a lo largo de mi intervención --que, desde luego,
difícilmente podrá guardar proporción con la extensión, longitud y
latitud de la del señor Ministro-- conocer la posición española.

Permítame que haga, como es obvio, algunas breves observaciones a su
intervención y sobre la posición del Grupo Popular en relación con esta
materia. Usted ha hablado de la interdependencia, la analogía y la
coherencia que debe existir entre los informes que presenten tanto la
Comisión como el Consejo Ecofin y el Consejo que usted preside, pero
usted ha dicho muy recientemente que había un montón de dificultades
jurídicas, metodológicas y que se corrían riesgos. Usted hablaba
literalmente de dilución de la política social en el conjunto de la
política económica. A mí me alegra que haya cambiado de posición. No hay
tal dilución, lo que hay es una clarísima interdependencia, a la cual
ustedes se han opuesto y han rechazado. Y me permito recordarle el debate
que sobre la aportación española se produjo en la Comisión de Relaciones
con la Comunidad Económica Europea, e incluso lo que era la posición
española, su posición, en la Cumbre de Cannes.

Usted ha llegado a incluir, dentro de las dificultades metodológicas,
algunas que son difíciles de explicar. Decía que si se siguiese la
metodología propuesta por la Comisión, habría que hacer grandes
adaptaciones o crear nuevas infraestructuras de tipo estadístico y de
información a escala comunitaria. Sabe perfectamente que muchos de
nuestros sistemas de medición y de seguimiento de nuestras principales
variables económicas no requieren de modificación alguna. En
consecuencia, yo creo que tampoco es una excusa de especial solidez. Le
voy a decir cuál es la posición del Partido Popular: por supuesto,
reconocer el hecho evidente de una interdependencia clara entre políticas
económicas y políticas sociales, y, en segundo lugar, no detenernos, en
cualquier caso, en esas dificultades --insisto-- exclusivamente formales.

Decía que en algunas áreas se había avanzado muy intensamente. Sin duda
alguna, será su valoración. Ha habido debates, afortunadamente, sobre
esta materia en el Parlamento y hemos podido ver cómo, por ejemplo, en
una de las líneas básicas, la mejora de los sistemas de formación
profesional, hay todavía muchas cosas por hacer. Nos produce satisfacción
comprobar que no se cuestiona un documento que yo creo que zanjaba la
práctica totalidad de cuestiones teóricas. En Plan Nacional de Formación
Profesional zanjaba la práctica totalidad de cuestiones teóricas, entre
otras cosas porque, con todo, sigue contando con un claro respaldo de
tipo político y de tipo social. Lo que no es muy lógico es que, pasados
ya varios años desde su aprobación --y sé que no es sólo su
responsabilidad, también es responsabilidad de otro departamento--, no se
hayan completado los elementos que exigía, que demandaba aquel mismo
documento y que, en alguna medida, tampoco hayamos progresado en la
homogeneidad de nuestro sistema de formación profesional, especialmente
en materia de reconocimiento de certificados y titulaciones, con otros
países europeos que se encuentran en mucha mejor posición que el propio
Estado español. Igualmente, entiendo que sigue pendiente una reforma
--creo que debe hablarse en esos términos de la verdadera reforma--, una
reforma a fondo de un servicio público de empleo respecto al cual también
hemos dicho que no parece lógico que se dedique a exigir a otros lo que
él mismo no es capaz de cumplir, y estamos hablando de algunas de las
exigencias del INEM respecto a los nuevos servicios de empleo, respecto a
las agencias que se han creado recientemente o que se van a crear --por
cierto, con una más que peculiar polémica en la presentación de este tipo
de agencias--. Yo pensé que el Consejo Económico y Social iba a tener un
debate muy distinto al que se produjo, se lo digo con toda sinceridad y
con cierta tristeza de que no fuese capaz de recabar en ese órgano los
apoyos necesarios para una medida que entendemos que es positiva. Pero le
decía que el INEM, en este momento, está exigiendo a otros lo que, tal
vez, no se exige a sí mismo. Y, por cierto, nos está exigiendo algunas
informaciones que han sido muchas veces demandadas desde este Parlamento,
muchas veces comprometidas por algunas de las personas que ha citado a lo
largo de su intervención, datos que, si son interesantes para el INEM,
para conocer el funcionamiento de otro tipo de servicios de empleo, tan
interesante o más sería para el propio Parlamento español conocer cómo
funciona el propio Servicio Nacional de Empleo. La reforma que nosotros
demandamos es que deje de ser un órgano eminentemente gestor de nóminas,
porque es una labor que puede hacer perfectamente, incluso mejor, el
Servicio de la Tesorería de la Seguridad Social como servicio económico
de suficiente capacidad y eficiencia, y que se dedique a lo que realmente
se tiene que dedicar: a intermediar y a formar, y permítanos que le
digamos con cierta tristeza que no lo hace. Ha citado al grupo más
significativo, más preocupante, si es que cabe tal clasificación dentro
del paro español, al grupo de los parados mayores de larga duración. Es
una población que se sitúa en torno a los 600.000 españoles. Pues
permítame que le diga que el Plan FIP, el Plan de



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Formación e Inserción Profesional, plan estrella de su ministerio, el año
pasado atendió a menos de 1.300 trabajadores mayores de 45 años, parados
de larga duración y con bajo nivel de estudios. Por ello, permítame que
le recordemos la necesidad de establecer prioridades, porque creo que una
forma de gobernar es establecer prioridades en la acción de gobierno.

Concluyo con la esperanza de que pueda haber alguna ocasión, si la
Presidencia o el debate lo permiten, de explicarle cuál sería nuestro
deseo al respecto. Hay que trabajar, indudablemente, en las líneas
marcadas por la Cumbre de Essen y por una línea que, sin estar marcada,
es, efectivamente, coincidente. Se dice en los tres documentos, tanto en
el tercero como, permítame que lo diga con reservas, en el que usted nos
promete, un documento del Consejo de Asuntos Sociales, que la base de
cualquier política sostenida, en términos de economía y en términos de
empleo, es un saneamiento de las finanzas públicas. Cuente con nuestro
apoyo para trabajar en esa dirección, pero, en este momento, alguien
habrá creado el problema de que España esté destinando al pago de los
intereses de la deuda una cantidad semejante a la que destina a gastos de
Sanidad o semejante a la que destina a pensiones contributivas de
jubilación. Siéntase también responsable de ello porque, a veces, hay una
tendencia a exigir, ante cualquier propuesta de la oposición, un especial
rigor en el equilibrio financiero cuando alguien, y nosotros creemos que
ha sido una sucesión de gobiernos socialistas, ha creado el gran
desequilibrio. Acepto plenamente que las medidas deben tender al
mantenimiento del equilibrio financiero, y no sólo al mantenimiento, sino
a la mejora de la acción social. Pero siéntase responsable de que en este
momento España esté dedicando prácticamente la misma cantidad al pago de
intereses de la deuda que al pago de su gasto sanitario.

Finalmente, nos gustaría que en su segunda intervención despeje esa duda
que ha podido quedar no en nuestro grupo, sino en amplios sectores de la
opinión pública de que, tal vez porque no se tenía la conciencia
demasiado satisfecha, se ha llevado a cabo una política de retardo, de
dilación en los trabajos del Consejo que usted preside. Igual que los 15
países que configuran la Unión Europea han llegado a un importante grado
de acuerdo en lo que deben ser las políticas de lucha contra el paro, de
lucha contra el desempleo, el Grupo Popular se siente deseoso de poder
contribuir a ese consenso a escala nacional. Pero eso, entiéndalo, señor
Ministro, también pasa por que informaciones tan importantes como el Plan
Plurianual de lucha contra el paro en España sea conocido y debatido en
este Parlamento.




El señor PRESIDENTE: En nombre del Grupo Parlamentario de Izquierda
Unida-Iniciativa per Catalunya, tiene la palabra el señor Peralta.




El señor PERALTA ORTEGA: Gracias, señor Ministro, por su comparecencia.

Sabe el señor Ministro que en reiteradas ocasiones le he comentado
personalmente la necesidad de comparecer ante esta Comisión y hablar de
este tema, bien de la Presidencia española del segundo semestre de 1995
desde la perspectiva de las políticas que se iban a seguir por parte del
Ministerio de Trabajo, bien del informe anual que es necesario presentar
al próximo Consejo del 15 de diciembre, bien de cómo se ve el proyecto de
construcción europea desde la perspectiva social, desde la perspectiva de
los trabajadores. Yo creo, señor Ministro, que estaremos de acuerdo en
reconocer que el proyecto de la Unión Europea se desarrolla de una forma
desequilibrada, que ha avanzado de una manera notable, positiva, porque
es un presupuesto y forma parte del proyecto. Se ha avanzado de una
manera notable en los aspectos relativos a economía, a las finanzas y,
sin embargo, va mucho más retrasado en los aspectos sociales, en los
aspectos políticos, en los aspectos de ciudadanía. Yo creo que en esto,
que es un tema del que reiteradamente hemos oído hablar a altos
responsables del Gobierno español, a altos dirigentes del Partido
Socialista español y del Partido Socialista europeo, estaremos de
acuerdo. Como creo que estaremos de acuerdo, señor Ministro, en que es
necesario reequilibrar este proceso. Es auténticamente impensable e
indeseable dar marcha atrás en los avances que se han conseguido en el
terreno de la unión económica, de la unión monetaria y de la incipiente
unión política. Lo que hay que hacer es avanzar realmente en los aspectos
sociales, en la cohesión social, en los aspectos políticos y en los
aspectos de ciudadanía. Desde esa perspectiva, señor Ministro, el que
venga usted hoy a hablar de este tema nos parece positivo; el que nos dé
a conocer los trabajos que se han realizado, nos parece positivo.

Compartimos, no obstante, las afirmaciones realizadas por el
representante del Grupo Popular, ya que hubiéramos deseado que esta
comparecencia hubiera tenido lugar antes y hubiéramos tenido ocasión de
conocer ese Plan Plurianual de Empleo que fue aprobado por el Consejo de
Ministros el pasado 15 de septiembre, según nos indicaba usted. Era
importante porque si, tal como nos indica usted, hemos conseguido que la
Unión Europea, según ese informe, diga que el empleo es la prioridad
política fundamental de la Unión Europea --afirmación que ya hace tiempo
realizábamos en el marco concreto de nuestro país, atendiendo a la
gravedad especial que presenta el problema del paro--, bueno hubiera sido
que las materias, los estudios, los planes de acción relacionados con esa
prioridad política hubieran sido conocidos por este Parlamento.

Hubiéramos tenido ocasión de estudiarlo, analizarlo y dar nuestra
opinión. De todas maneras, yo creo, señor Ministro, que tenemos ocasión
de empezar a valorar los resultados que en esa línea se han ido
produciendo durante el año que ha pasado desde la celebración del Consejo
de Essen en diciembre de 1994, donde se aprobaron esas cinco líneas de
actuación, hasta el día de hoy.

Señor Ministro, todo lo que sea aumentar las posibilidades de empleo de
la población activa mediante el fomento de las inversiones en formación
profesional nos parece muy positivo. Quiero recordarle, señor Ministro,
que en este terreno fuimos críticos cuando se produjeron recortes en los
fondos destinados a cumplir con ese objetivo. Sin embargo, creemos que es
necesario tener una opinión más matizada sobre algunas de las actuaciones
concretas



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que se han llevado a cabo en las demás líneas de actuación. Respecto al
aumento de la creación de empleo, sabe usted que se citan determinadas
líneas de actuación; por ejemplo, se habla de una organización más
flexible del trabajo que corresponda a los deseos de los trabajadores y a
los requisitos de la competencia. Yo me permitiría preguntarle, señor
Ministro, si algunas de las medidas que se han adoptado, como, por
ejemplo, la reforma por decreto de la jornada de trabajo, respetaba
realmente esta prioridad que venía explícitamente establecida en la
Cumbre de Essen.

Respecto de las hipótesis previsibles de futuro, ha hecho usted
referencia, señor Ministro, a la inexorable derogación de las
reglamentaciones de trabajo. ¿Cree usted, señor Ministro, que esa
derogación inexorable de las reglamentaciones de trabajo va a producir un
deseable avance en una organización más flexible de trabajo que
corresponda a los deseos de los trabajadores y a los requisitos de la
competencia? A nosotros, señor Ministro, nos parece que hay que matizar.

Yo le citaría casos concretos de sectores productivos en los que la
reglamentación de trabajo continúa ocupando un papel muy importante como
consecuencia de que no se han dado las condiciones, por razones muy
complejas, para llevar a cabo una labor sindical que permitiera sustituir
esas reglamentaciones de trabajo por convenios colectivos, que sería, en
nuestra opinión, lo deseable. Nos preocupa que se pueda llegar a esa
fecha determinada sin que se haya avanzado suficientemente en la línea de
acuerdo entre las organizaciones empresariales y las organizaciones
sindicales y asistamos a una desaparición, pura y simple, de las
reglamentaciones de trabajo y a una pérdida importante de referencia
normativa, sin que exista un cuadro normativo que sustituya al anterior.

En lo relativo a la intensidad en la creación de empleo, tengo que hacer
referencia, señor Ministro, al dato de la EPA que hoy conocíamos, y en el
que el Partido Popular hacía hincapié, en la medida en que constataba un
dato que entendía oportuno resaltar. Nosotros, señor Ministro, creemos
que el empleo se mide a más largo plazo. No hace mucho, cuando se nos
planteaba que el Instituto Nacional de Estadística, el INE, llevara a
cabo encuestas mensuales, decíamos que ese dato que se suscitaba por
parte del Grupo Popular nos parecía poco positivo. A más largo plazo, qué
duda cabe que, en un momento de crecimiento económico como el que en
estos momentos atraviesa nuestro país --superada, afortunadamente, la
crisis de los años anteriores, especialmente del año 1993--, existe aún
crecimiento del empleo. Pero yo quiero fijar la atención, señor Ministro,
en el dato de que ese crecimiento del empleo se centra de una manera muy
destacada en el trabajo a tiempo parcial, y que no es lo mismo un
crecimiento de 1.300 empleos de dos, tres, cuatro o cinco horas de
trabajo que el crecimiento de 1.300 empleos de ocho horas de jornada
completa, o de jornada completa en los términos legales correspondientes.

Sin lugar a dudas, se está produciendo un crecimiento muy notable del
empleo a tiempo parcial. Por tanto, nos parece oportuno que las cifras
que usted ha facilitado sobre el crecimiento en 1.300 empleos diarios en
los nueve primeros meses del año se pongan en relación con el dato del
crecimiento del empleo a tiempo parcial. Por tanto, no estamos hablando
en términos homogéneos en relación con series históricas de empleo
anteriores, en las que no se producía esa circunstancia, en nuestra
opinión, importante.

En la tercera línea de trabajo, señor Ministro, ha hecho usted referencia
a la reducción de los costes salariales indirectos. Me parece muy
significativo que el Grupo Popular haya hecho referencias europeas en
este tema. Y es verdad, teóricamente cabe pensar que una reducción de los
costes salariales indirectos pueda dar lugar a una creación de empleo, en
la medida en que sea menos costosa la creación de empleo. Pero, señor
Ministro, yo quiero recordarle, aunque usted lo ha citado de pasada en su
intervención, y sobre todo quiero recordarle al Grupo Popular que en
nuestro país, en los últimos quince años, han caído las cotizaciones
sociales en 6 puntos, del 34 por ciento al 28 por ciento; lo ha dicho
usted y yo quiero recordarlo. Sin embargo, en esos quince años no ha
habido prácticamente creación de empleo. La población activa que había en
aquella fecha es prácticamente la misma población activa que tenemos en
estos momentos. Esto es así y es bueno decirlo. Concretamente en esta
dirección, señor Ministro, el día 15 de noviembre los medios de
comunicación decían que: «el Ministro de Trabajo reconoció ayer que la
medida de disminuir los tipos de cotización a la Seguridad Social y de
aumentar en un punto el IVA, adoptada por el Gobierno a comienzos de este
año, no ha tenido la repercusión sobre el empleo que se esperaba». Estos
son datos reales sobre nuestro país, datos que contemplan no sólo
períodos históricos suficientemente largos como son quince años, sino
también la experiencia de este último año, en el que se ha producido una
disminución de las cargas de cotización social y no se ha constatado un
crecimiento del empleo imputable a ese factor. En este sentido, hubiera
sido bueno que el Grupo Popular no sólo exigiera datos al Gobierno, sino
que valorara aquellos que se conocen.

Recientemente, el Ministerio de Economía, en un informe de coyuntura,
destacaba que el coste de las sentencias de despido había caído en
nuestro país. Literalmente, se hablaba de que Economía reconoce el
abaratamiento de los despidos en las primeras sentencias judiciales. Esto
es así, señor Ministro, y nos parece que es lógico y coherente con una
reforma laboral que buscaba, en alguna medida, este objetivo, y ya lo
dijimos nosotros. Sin embargo, señor Ministro, creemos sinceramente que
tampoco cabe apreciar un crecimiento del empleo imputable a ese factor.

Por tanto, señor Ministro, en relación con las cinco líneas de actuación
acordadas en la Cumbre de Essen, creemos que es bueno que hagamos una
valoración para saber en qué medida en nuestro país se ha trabajado en
esa dirección, por dónde creemos que, en las circunstancias concretas de
nuestro país, se puede seguir avanzando y por dónde no conviene seguir
avanzando. Desde luego, señor Ministro, nos parece que plantear la
reducción de las cotizaciones sociales es una vía absolutamente negativa.

Yo celebro que haya hecho usted unas manifestaciones que quizás me
parecen demasiado matizadas. Quiero recordar aquí --y lo aceptamos todos
los grupos políticos-- que en el Pacto de Toledo se hablaba, en primer
lugar, de



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garantizar el equilibrio; en segundo lugar, constituir reservas y, sólo a
partir de ahí, pensar en ir a reducciones si había lugar a las mismas. El
representante del Grupo Popular no sigue este orden lógico que hemos
acordado entre todos, y se plantea la reducción de cotizaciones sociales.

En ocasiones, las cuantifican y, en todo caso, dicen que deben ser
significativas. Sería bueno que nos dijeran cómo cuadran el equilibrio
financiero, cómo constituyen reservas porque, en su caso, nosotros
también estaríamos dispuestos a colaborar, cubierta esta etapa y así lo
afirmamos, en la reducción de los costes salariales.

De cara a lo inmediato, señor Ministro, le quiero llamar la atención
sobre el resultado final que pueden tener las negociaciones entre los
agentes económicos y sociales en nuestro país sobre la sustitución de las
ordenanzas laborales. Ha habido un seguimiento importante por parte del
Ministerio de Trabajo en esa materia, y desearíamos que ese seguimiento
se intensificara y, ojalá, diera como resultado un acuerdo; nos parecería
muy positivo. Aunque también tengo que decirle que nos resultaría
preocupante que, por falta de acuerdo --imputable a unos o a otros
agentes sociales; habría que verlo, aunque posiblemente a todos ellos--,
el resultado final fuera una desregulación del mercado de trabajo que,
posiblemente, diera lugar a unos resultados no deseados, al menos, desde
planteamientos de política social, del Estado social que es, en
definitiva, el que marca nuestra Constitución.

Señor Ministro, volviendo al tema europeo, estamos de acuerdo en que hace
falta conseguir un desarrollo importante del aspecto social en toda la
construcción europea, que apoyamos de una forma decidida que el empleo
aparezca en la revisión del Tratado de la Unión Europea. Recientemente,
teníamos ocasión de oír la opinión de destacados representantes
sindicales europeos que iban en esta misma dirección. Hay que hacer un
esfuerzo. Yo creo, señor Ministro, que el trabajo que comprometa y que
desarrolle, no sólo hasta ahora, sino en el futuro, la representación
gubernamental española y, en concreto, el Ministerio de Trabajo, para
intentar conseguir que no sólo esos derechos que usted ha llamado
básicos, primarios, originarios, tengan una plasmación concreta en los
futuros tratados de la Unión Europea, sino para conseguir que haya
suficiente amparo legal para llevar a cabo una política de empleo a nivel
europeo, es fundamental para que este proyecto --no digo que naufrague,
porque estoy convencido de que no naufragará-- no atraviese por esas
etapas de incertidumbre y de riesgo de los años 1992 y 1993 que,
coincidiendo con el fragor más importante de la crisis económica, se pudo
constatar en esos distintos referéndums, sería bueno. Recientemente, el
Secretario de Estado de las Comunidades Europeas, señor Westendorp, decía
que la Unión Europea hace lo que puede en materia de empleo, pero no hace
todo lo que debe. Nosotros creemos que es necesario que eso se traduzca
en un operativo concreto que nos permita afirmar, en un momento
determinado, que la Unión Europea, como nuestro país, se puede calificar
como una unión social o un proyecto social en el que yo creo que los
ciudadanos se reconocerían, desde luego, con más alegría, con más justeza
que en el actual modelo que, sin embargo, desde la izquierda tenemos que
desarrollar en esa dirección.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Parlamentario Socialista, tiene la
palabra el señor Arnau.




El señor ARNAU NAVARRO: Gracias, señor Ministro, por su comparecencia.

Solamente voy a hacer unas consideraciones sobre el papel de la Unión
Europea a la hora de la creación de empleo, de la protección por
desempleo y sus nuevas orientaciones, a las cuales se ha referido el
señor Ministro. Creo que éste es el motivo por el que el Grupo Popular
pidió la comparecencia del señor Ministro, cosa que ha olvidado
rotundamente el señor portavoz del Grupo Popular.

Ya en las conclusiones de la Presidencia del Consejo Europeo de Cannes,
celebrada los días 26 y 27 de junio de 1995, se constataba que, pese a la
reanudación del crecimiento económico, el índice de desempleo permanecerá
en 1995 en niveles inaceptables. Se hablaba, evidentemente, de Europa, no
sólo de España. Por ello se le dio la máxima importancia, en consonancia
con las cinco orientaciones de Essen, a que los estados miembros
intensificaran todas las reformas estructurales de los mercados de
empleo. Así también, el Consejo Europeo de Cannes invitó a los estados
miembros a traducir estos esfuerzos en el marco de programas plurianuales
como el que ha señalado el señor Ministro, programa plurianual que se
tendrá que presentar también en el Consejo Europeo de Madrid. Y, aunque
como ha señalado el señor Ministro, la política de empleo es una política
interna, es una política nacional, es claro que la Unión Europea, en su
calidad de conjunto económico, ofrece un margen de maniobra, ofrece una
oportunidad complementaria y un valor específico para facilitar la
creación de empleos duraderos. A estos efectos, es necesaria la
coordinación de políticas económicas, es necesario aplicar políticas
monetarias y presupuestarias que tengan por objeto la estabilidad, y es
necesario aminorar los déficit públicos, tal y como hacían los
presupuestos de 1996, frustrados en esta Cámara. Y de esta manera, se
puede contribuir al descenso de los tipos de interés, al incremento de la
inversión y al estímulo del crecimiento.

Por otra parte, creemos que requieren una dedicación especial las medidas
de fomento del empleo de los jóvenes y de los parados de larga duración,
las políticas de formación, las políticas de aprendizaje. Todo ello,
creemos que está en marcha en nuestro país. Las conclusiones del Consejo
Europeo de Essen las hemos asumido plenamente. No se trata de reseñar, en
cada uno de los cinco puntos, las medidas adoptadas, pero indicaré
solamente, por ejemplo, que en el primer punto, Materia en formación
profesional, tenemos el Programa nacional de formación profesional, el
Acuerdo nacional sobre formación continua y el Acuerdo tripartito en
materia de formación continua de los trabajadores ocupados; se han
incrementado las dotaciones presupuestarias para formación profesional en
las sucesivas leyes de presupuestos; hay una nueva regulación del Plan
FIP, y se ha establecido ya el nuevo sistema de certificados de
profesionalidad, etcétera.




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No voy a cansar a sus señorías con el relato de todas las medidas
adoptadas en cada uno de los cinco puntos de Essen, pero el fomento del
empleo no sólo incumbe al Gobierno. El crecimiento se desarrolla gracias
a las iniciativas de los empresarios, de tal forma, como se afirmó en
Cannes, que hay que llegar a crear la concatenación virtuosa, iniciativa
empresarial, empleo y crecimiento. Las pequeñas y medianas empresas
tienen un papel fundamental en la creación de empleo, así como en las
políticas de formación. El papel está repartido entre Gobierno,
empresarios y trabajadores, y es necesario que, desde los poderes
públicos, se estimule la inversión empresarial y el acuerdo social entre
empresarios y sindicatos. En este sentido, creemos que es positivo que la
CES, la Unice y la FEP se hayan comprometido a hacer todo lo que está en
su mano para que el proceso de Essen sea un éxito respecto al contenido
del Libro Blanco sobre crecimiento, competitividad y empleo, que fijó el
objetivo de reducir el desempleo a la mitad en el año 2000. Es positivo,
también, que los interlocutores sociales se hayan puesto de acuerdo en
orden a instar que en el Consejo Europeo de Madrid se saquen conclusiones
de las experiencias nacionales derivadas del seguimiento de los cinco
puntos de Essen.

Consideramos, también fundamentales las conclusiones del Consejo informal
de Trabajo celebrado en Córdoba, presidido por su señoría, señor
Ministro, los pasados días 27 y 28 de octubre. En este Consejo, se señaló
que las acciones preferentes a desarrollar, conforme a las orientaciones
de Essen, estaban relacionadas, en primer lugar, en la formación
profesional, orientada a objetivos concretos: inserción de jóvenes,
parados de larga duración, etcétera, e integrada en el proceso de
búsqueda de empleo. En segundo lugar, la reordenación flexible del
trabajo, que permita mejorar la productividad. Y en tercer lugar, un tema
que constituye el fondo o núcleo de lo que ha llamado el señor Ministro
un debate inagotable: las reducciones de costes laborales indirectos sin
que suponga detrimento de los sistemas de protección social.

Se ha aludido también por el señor Peralta a este punto, como punto
importante, ya tratado en el Pacto de Toledo, que suponía que, en primer
lugar, había que conseguir el equilibrio de las cuentas de la Seguridad
Social; en segundo lugar, había que acudir a hacer unas reservas, y sólo
en tercer lugar, cabía la reducción de las cotizaciones. El cuarto punto
se refería a la promoción de sistemas de protección por desempleo que
incentiven la búsqueda activa de empleo, la reforma y mejora de los
servicios de empleo, potenciando el nivel local y la participación de los
interlocutores sociales con una visión integral de las medidas destinadas
a mejorar la ocupación de los parados.

Se señalaba en Córdoba la adopción de medidas para grupos particularmente
afectados por el desempleo, entre otros, minusválidos y minorías étnicas.

En Córdoba, también, se fijó la conveniencia de, en primer lugar, asociar
esta tarea a los interlocutores sociales, y, en segundo lugar, apoyar
desde los fondos estructurales la realización de estos objetivos, lo que
va a proporcionar un positivo valor añadido desde la perspectiva de la
Unión Europea. En ello sabemos que tuvo un papel importante el señor
Ministro, en representación de la Presidencia española.

Concluyo ya con una recomendación de la Comisión. Se dice, por parte de
la Comisión, que conviene que los estados miembros mantengan el rumbo en
lo que se refiere a política macroeconómica, que continúen el proceso de
articulación de estas políticas con las políticas estructurales de empleo
y del mercado de trabajo, en particular en la puesta en práctica y el
seguimiento de los programas plurianuales y que se intensifiquen las
medidas de ajuste de los sistemas de empleo. Estamos seguros, señor
Ministro, que el Consejo Europeo de Madrid seguirá concediendo a la lucha
contra el desempleo la máxima prioridad a que tiene que hacer frente la
Unión Europea.




El señor PRESIDENTE: Para responder a las cuestiones planteadas por los
grupos parlamentarios, tiene la palabra el señor Ministro.




El señor MINISTRO DE TRABAJO Y SEGURIDAD SOCIAL (Griñán Martínez):
Gracias, señor Presidente.

Señor Aparicio, es posible que sea ésta mi última comparecencia, no lo
sé; sí le pediría, y estoy convencido de que lo consigo, que al próximo
compañero que me sustituya, compañero socialista me refiero, al frente de
la cartera de Trabajo, le trate usted con la misma cortesía con la que
siempre me trató a mí.

Hablamos de los datos de la EPA que se han publicado hoy. No sé la
sensación que usted pueda tener, porque eso es algo subjetivo en lo que
no puedo entrar. Sí hay datos objetivos, ¿no? Y el dato objetivo de este
trimestre, que dice usted que es un trimestre beneficioso, es que ha
subido el empleo en 110.000 personas. El año 1990, por ejemplo, por
ponerle un año de crecimiento económico superior al actual, el empleo
creció en 100.000; el año pasado, en 59.000. Es uno de los mayores
incrementos de población ocupada de este trimestre beneficioso. Por
consiguiente no parece un mal resultado que a lo largo del tercer
trimestre de 1995 el empleo haya seguido creciendo a razón de más de mil
empleos diarios. No parece que sea un mal resultado, y mucho menos si
hacemos una contemplación mucho más larga, como pretende, y yo aplaudo,
el representante de Izquierda Unida, porque si así hiciéramos, veríamos,
como antes le decía, que el empleo ha crecido en lo que va de año, que
son nueve meses, en 367.000 personas, lo que significa que hay 367.000
personas trabajando más que las que había en diciembre. Es un proceso de
creación de empleo que nuestra economía no había experimentado antes de
ahora, salvo, le había dicho y le digo, en dos años: en los años 1987 y
1989; es decir, que en épocas con crecimiento económico superiores al 3
por ciento no se había producido un crecimiento del empleo tan alto como
el que se ha producido este año, y exactamente igual en la disminución
del paro, que es la segunda mayor disminución del paro que se registra en
la historia de la EPA en los nueve primeros meses del año. Por tanto,
estamos hablando de unos datos que se podrán mirar como se quieran mirar,
pero que, objetivamente, dicen lo que le acabo de



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decir, y ya no hago valoraciones. Este es un crecimiento del empleo en el
tercer trimestre de este año, superior, muy superior al promedio del
crecimiento del empleo en el tercer trimestre en los últimos años. Si es
superior al promedio es que es mejor que la media de los últimos años y,
por lo tanto, a pesar de ser un trimestre beneficioso, tendríamos que
convenir que este trimestre ha sido más beneficioso de lo habitual. Esto
por lo que se refiere a la valoración de la EPA.

¿En qué medida estamos cumpliendo los objetivos de Essen? Usted ha
hablado, incluso, de cumplimiento de deberes. Por cierto, se ha olvidado
decirme quién decía eso que usted dice que decía que yo no le escuché, a
pesar de estar atento a todos los debates. Tampoco le voy a traer las
cartas que tengo de todos los ministros comentándome esa reunión, porque
eso me parecería pueril. Pero sí le digo que, en la Presidencia española,
en lo que se refiere a empleo y Consejo de Ministros de Trabajo,
solamente hay fijado un Consejo de Ministros formal, que es el del 5 de
diciembre; por lo tanto, difícilmente se puede decir que estemos
adelantados o atrasados, estamos donde teníamos que estar, porque hasta
el 5 de diciembre no hay una reunión formal y decisoria del Consejo de
Ministros, hecho, precisamente, con intención de que el 5 de diciembre se
aprobara ya ese informe único (por cierto, va a ser la primera vez que se
apruebe un informe único de cara a la Cumbre de Madrid). Pero, en todo
caso, si estamos cumpliendo o no los deberes en relación con Essen, le
diré que estaba fijada la comparecencia de este ministro el 5 de octubre
por la tarde, como usted sabe, y no pudo celebrarse porque el 5 de
octubre hubo Consejo de Ministros. Desde entonces hasta aquí, hemos
tratado de buscar una fecha que ha sido ésta, pero no me diga que he
tardado todo este tiempo en informar sobre el programa plurianual porque
estaba previsto a la semana siguiente, prácticamente, de ser aprobada mi
comparecencia en esta Comisión. Pero, en todo caso, ¿hemos cumplido o no
los deberes, como usted dice? No creo que yo sea el mejor juez para
decirlo, ni usted tampoco; por lo tanto, deberíamos buscar un juez
imparcial. ¿Quién es el juez más imparcial en este caso? ¿La Comisión? Le
leo el informe único, en donde España recibe los siguientes comentarios:
En tres estados miembros, España, Finlandia y Reino Unido, el crecimiento
del empleo en el segundo trimestre de 1995 con respecto al mismo período
de 1994, es particularmente notable. Sigo leyendo: la caída del
desempleo, en agosto de 1995, en relación con el mismo mes de 1994, ha
sido particularmente notable en España, Dinamarca, Francia, Finlandia y
Reino Unido. Sigo leyendo: Las expectativas de futuro de descenso de
desempleo son más amplias en España, Dinamarca, Finlandia, Irlanda, Reino
Unido y Suecia. Sigo leyendo: De las medidas adoptadas por los diferentes
estados miembros, hace los siguientes comentarios la comisión: España
cumple los objetivos que se fijaron en nuevas estructuras de organización
de los sistemas de formación profesional, flexibilidad en el marco legal
de organización del tiempo de trabajo, particularmente, con la
anualización; flexibilidad de la legislación laboral y de las condiciones
de determinación de los salarios; reducción general en las cotizaciones
sociales, subrayando la dificultad de encontrar financiación alternativa;
reducción de cargas sociales respecto a colectivos, desfavorecidos, como
parados de larga duración, jóvenes y minusválidos; reforma de los
servicios públicos de empleo; reforma de las prestaciones por desempleo
para favorecer la búsqueda activa de trabajo; fórmulas específicas para
la formación y experiencia profesional de los jóvenes.

¡Hombre!, comprendo que se pueda haber hecho más, pero es la valoración
que hace la Comisión como órgano en el que seguro que no tengo yo una
influencia desmedida. No está mal la valoración que hace del programa que
presenta España y, sobre todo, de lo que más me satisface: la evolución
del empleo en el último año que aprecia la Comisión desde la Cumbre de
Essen hasta ahora, porque no sé si conoce que España es, en términos
relativos, el país que más ha aumentado el empleo desde Essen. Por lo
tanto, es evidente que se están cumpliendo los objetivos. Insisto: no le
puedo decir si, como usted, señalaba antes, el trabajo, no solamente el
trabajo siguiendo las directrices de Essen sino el trabajo que tenía que
hacer en la Presidencia del Consejo de Asuntos Sociales ha sido bueno,
malo o regular. Lo que este Ministro le puede decir es que a la Cumbre de
Madrid va a ir un informe único, hecho a partir de los dictámenes de los
agentes sociales, del Parlamento Europeo y, al mismo tiempo, del Ecofín,
de trabajo y de la Comisión. Y será un informe único, aprobado por los
dos consejos. Por cierto, le diré que cuando voy al Parlamento Europeo,
ayer, por ejemplo, se me recibe de una manera distinta por parte del
Grupo Popular del Parlamento Europeo que por usted; quizá sea porque allí
conocen mejor el trabajo, pero, efectivamente, las palabras que se me
dicen allí no son las que usted me dice, entre otras cosas, porque este
Ministro ha ido una vez al Pleno y dos a la Comisión de Asuntos Sociales
del Parlamento Europeo en materias que competen a la Presidencia, cosa
que, por lo visto, no debe ser muy habitual.

Habla usted del ahorro de desempleo porque no se presupuestó
adecuadamente, y es verdad, lleva usted razón. Las previsiones que hizo
el Gobierno sobre la evolución del empleo este año fueron extremadamente
conservadoras. Se ha creado bastante más empleo que el que se previó
cuando se presentaron los presupuestos del Estado, y esa creación
suplementaria del empleo está teniendo una notable incidencia en la
reducción del déficit del desempleo. Pero tampoco se puede acusar al
Gobierno de que esté creando más empleo del que previó, porque cuando
previó ese empleo, se le dijo que exageraba y las dos cosas al mismo
tiempo me parecen una exageración. Si cuando presentamos el cuadro
macroeconómico, se nos dijo que era imposible alcanzar esos objetivos de
empleo, y es el momento en que se han superado, con creces, aquellos que
se preveían, es evidente que el Gobierno ha cumplido, también con creces,
sus objetivos de reducción del desempleo y, por consiguiente, también, de
reducción de este tipo de gasto. En la reducción de cotizaciones
sociales, insisto, primero, que no se dice, en ningún caso, en la manera
que usted considera que se dice, que es necesario reducir las
cotizaciones sociales. Lo que se está diciendo siempre es



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que hay que mantener los equilibrios financieros de los sistemas de
protección social, manteniendo los niveles de protección y que, a partir
de ahí, sí es verdad que las cotizaciones sociales pueden ser
penalizadoras del empleo en la medida en que perjudican a las empresas
que utilizan intensivamente mano de obra. Y se hace la reflexión de que
es necesario buscar una sustitución de las cotizaciones sociales por otra
fuente financiera que en ningún caso deteriore los sistemas de protección
social y su equilibrio financiero. Pero es verdad --y le he leído, lo que
dice la Comisión-- que España ha reducido las cotizaciones sociales en
los últimos 15 años, en seis puntos. Es una de las mayores reducciones de
cotizaciones sociales que se ha producido en cualquier país de la Unión
Europea. Hemos reducido las cotizaciones a las contingencias comunes de
la Seguridad Social en seis puntos de 1980 a 1995. Por lo tanto, hay que
hacer reducciones de cotizaciones sociales siempre y cuando esa reducción
se produzca por sustitución y la fuente financiera que sustituya a las
cotizaciones sociales sea equilibrada, estable y previsible. ¿Sobre base
jurídica y base política? La base es política y eso es un inconveniente,
y se lo digo sinceramente. La base política nos lleva siempre a la
unanimidad; por lo tanto, nos lleva siempre también a que la decisión del
que menos voluntad tenga de avanzar en una dirección determinada, es la
voluntad de todos; eso es lo malo de tomar decisiones por unanimidad,
que, siempre, el que menos voluntad tiene de avanzar es el que determina
la voluntad colectiva, mientras que cuando la voluntad se obtiene
mayoritariamente, usted sabe que, efectivamente, es la voluntad de la
mayoría la que hace que se vincule, también, a las minorías y, por
consiguiente, que se pueda avanzar con la velocidad que la inmensa
mayoría de la gente de los estados miembros queremos avanzar en este tipo
de políticas.

Estamos teniendo dos velocidades en la política social. Lo decía muy bien
el señor Peralta, y es verdad que hay un protocolo social que está
pendiente de ratificar por un estado miembro, y es cierto, también, que,
aunque haya peculiaridades jurídicas en ese estado miembro, hay, también,
peculiaridades políticas que impiden el avance, no solamente
peculiaridades jurídicas, sino voluntad o falta de voluntad política de
que ese avance se produzca. Pero si queremos una política europea,
hagamos posible que haya una base jurídica para poder articularla. La
base política nos permite, exclusivamente, aquello que queramos los
Quince, y le puedo asegurar que los Quince no queremos lo mismo, porque
los diferentes gobiernos tienen diferentes puntos de opinión. Y, en algún
caso, hay algún estado miembro con unos puntos de vista bastante
contradictorios con la gran mayoría de los que nos sentamos en el Consejo
de Asuntos Sociales, como en cualquier otro consejo de la Unión Europea.

Las agencias privadas de colocación no se han debatido en el Consejo
Económico y Social. Usted se debe referir al debate que hubo en el
Consejo del INEM, pero no en el Consejo Económico y Social, que es donde,
efectivamente, se produjo este debate.

Por otro lado, es verdad que España tiene un determinado endeudamiento;
por cierto, el endeudamiento no puede ser igual en los gastos de Sanidad
que en los gastos de pensiones contributivas, porque los gastos de
pensiones contributivas son el doble de los gastos de Sanidad. (El señor
Aparicio Pérez: Solamente jubilación.) En todo caso es verdad que ese
déficit público también se está tratando de reducir. En esto, le puedo
decir que no soy partidario (no malinterprete mis palabras) de
incrementar los déficit públicos en la medida en que no tengamos
capacidad financiera para hacerlos, pero tampoco se deben hacer
demagogias con el endeudamiento de un país en la medida en que el
endeudamiento es la condición de anticipación del beneficio o del
bienestar, es la condición por la que muchos estados miembros, como
muchas familias, pueden anticipar el disfrute de un bien y pueden,
incluso, anticipar el crecimiento económico. El problema no es que haya
un endeudamiento. El problema es el volumen de endeudamiento, y a partir
de ese volumen de endeudamiento, habrá que concluir que, efectivamente,
hay que hacer políticas de someterlo a razón pero sin «demonizar» lo que
es el déficit público. No habrá presupuestos equilibrados si queremos
desarrollos económicos, e, insisto, anticipar el bienestar de la
población.

Señor Peralta, es verdad que el proyecto de la Unión Europea tuvo un
cierto desequilibrio que pudimos advertir en Maastritch. Sí le quiero
decir que, en mi opinión, lo que se produce en el momento de la
ratificación de los tratados, es, quizá, no tanto una pérdida de fe en la
Unión Europea por los propios objetivos de la Unión Europea, sino por el
mensaje o el discurso de la Unión Europea. Esto es lo que yo le decía en
mi intervención. Estoy convencido de que la Unión Europea es uno de los
proyectos más sugestivos que existen. Cuando nosotros entramos, eran
nueve; ahora somos quince. Están los seis Pecos, los tres bálticos,
Chipre, Malta y Turquía, con lo cual nos pondríamos en nada en 27. Por lo
tanto, un espacio común como es el de la Unión Europea, con tantas
personas, con tantos países a la puerta no puede ser un proyecto
negativo, tiene que ser un proyecto muy positivo para el bienestar de
toda la colectividad europea.

No participo tanto de la opinión de que el proyecto europeo esté
desequilibrado institucionalmente; creo que estuvo desequilibrado en su
momento, sobre todo en la época de ratificación del Tratado de
Maastritch, en el discurso. Yo creo que el proyecto europeo está
caminando con la velocidad que le permiten las piernas a Europa, es
decir, no va más deprisa de lo que, verdaderamente podría hacer Es muy
complicado, porque esto de modificar radicalmente la estructura de la
Unión Europea, dándole más soberanía al proyecto de la Unión Europea, se
habría enfrentado también con una paralización en el avance, porque si
ponemos la ambición de cada una de las partes como objetivo a alcanzar,
eso nos dividiría más que unirnos. Yo creo que se va avanzando
paulatinamente, pero también razonablemente.

En la política de empleo, que es de la que estamos hablando también, sin
ir más lejos, hace cuatro años, era muy difícil encontrar en la Unión
Europea discursos sobre el empleo que no fuera el discurso general de las
estadísticas, pero no un discurso que pretendiera acometer políticas
específicas



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de empleo. Este es un hecho que usted conoce perfectamente. Sin embargo,
llevamos cinco cumbres consecutivas en las que las resoluciones empiezan,
precisamente, con el objetivo del empleo y en alguna de ellas poniendo ya
medidas y orientaciones tan importantes como las que se hicieron en la
cumbre alemana. Por lo tanto, también en eso se ha avanzado. La reforma
de los tratados nos dirá si es posible, como usted decía al final de su
intervención, hacer coincidir la voluntad de una inmensa parte de la
Unión Europea. Tenga en cuenta que en la reforma de los tratados
deberemos avanzar, también, por consenso unánime, y, en este caso,
siempre podemos tener o encontrar mayor género de dificultades. Insisto,
creo que hay que constitucionalizar desde el punto de vista del tratado
lo que es la naturaleza del empleo, es decir, los derechos de libertad, y
hay que introducir, paulatinamente, políticas a desarrollar por la Unión
Europea en el articulado de otros capítulos que no sea en el título
preliminar o constitutivo del Tratado de la Unión.

Hablaba usted --yendo más concretamente a temas internos-- de la
derogación inexorable que se produce al final de año de las ordenanzas de
trabajo. Usted conoce la redacción textual del artículo. No se va a
producir un vacío, eso ya se lo digo yo: se va a producir la derogación
pero no se va a producir un vacío. No le puedo decir más, porque yo, en
este momento, lo único que puedo y debo es animar y exhortar a las partes
a una negociación abierta y de buena fe, pero vacío no se puede producir.

En todo caso habrá que buscar la fórmula para que no se produzcan
perjuicios irreparables; sigo teniendo mucha confianza en que el acuerdo
sea posible.

Habla usted del apoyo que ha prestado al Ministerio, y se sigue
prestando, porque es, como usted sabe, un apoyo continuado. Está
trabajando el Presidente de la Comisión Consultiva de Convenios, con un
gran equipo de trabajo del Ministerio, permanentemente asistiendo a las
partes. Ha hecho un trabajo excepcionalmente bueno en el análisis de las
diferentes ordenanzas y los diferentes problemas que plantearía su
derogación. Ha hecho propuestas y eso es lo que están debatiendo los
agentes sociales. En este momento, no le digo más; simplemente le digo
que una derogación inexorable con vacío y laguna no se produciría, en
ningún caso; derogación, sí.

El empleo, es verdad, como decía usted, que se mide a más largo plazo.

¿Es tiempo parcial o tiempo completo? A mí, a veces, me sorprende, y lo
he dicho muchas veces, la encuesta de población activa, porque yo tengo
la impresión de que es verdad que hay más tiempo parcial, y, sin embargo,
tengo la EPA de hoy y dice que el trabajo a tiempo parcial permanece
estable respecto al trimestre anterior. Y estamos hablando de un
trimestre, el tercer trimestre de este año que, por la temporada
turística y por otra serie de circunstancias, a nosotros nos da lo
contrario, nos da que sí ha habido aumentos de contratos a tiempo parcial
en el primer trimestre; la EPA, sin embargo, dice que permanece estable.

Es complicado. Yo pienso que es verdad que ha evolucionado notablemente
el empleo a tiempo parcial. ¿Es bueno o es malo? Es normal, es decir, es
muy difícil que se pueda compatibilizar, y compatibilizar coherentemente,
el discurso del reparto del trabajo de forma positiva y el discurso del
trabajo a tiempo parcial de forma negativa. No parece lógico que esas dos
cosas se puedan compatibilizar. Si queremos avanzar en una reordenación
más flexible del tiempo de trabajo, tendremos que avanzar también en lo
que es el trabajo a tiempo parcial. Y tenga usted en cuenta que el
trabajo a tiempo parcial, en su inmensa mayoría, en el 90 por ciento,
estamos hablando de contratos por encima del 50 por ciento del tiempo
habitual en esa actividad. Cuando hablamos de contratos a tiempo parcial,
no estamos hablando de contratos de dos horas, estamos hablando, según
los datos que tenemos registrados, de contratos, prácticamente, del 60,
70 por ciento del tiempo habitual en ese sector de actividad. Y a mí no
me parece mal el tiempo parcial. El tiempo parcial, lo único que ocurre
es que tiene que tener esa voluntariedad y debe conseguirse en la
negociación colectiva, fundamentalmente. Pero, en España, estamos todavía
muy bajos en tiempo parcial; quizá esa distancia que tenemos nosotros
entre volumen de tiempo parcial que hay en España comparado con otros
países, como pueden ser Alemania o el Reino Unido, sea lo que nos hace
tener esa elevada tasa de paro, porque, simplemente, con el trabajo a
tiempo parcial que tiene el Reino Unido, España tendría una tasa de
desempleo inferior al Reino Unido. Si tuviéramos los siete millones de
trabajos a tiempo parcial que tiene el Reino Unido, seis millones y pico,
estaríamos ahora mismo con una tasa de desempleo bastante más baja que la
que tiene Inglaterra. Por eso, yo creo que no hay que tratar, en ningún
caso, peyorativamente, el trabajo a tiempo parcial. Por cierto, un dato
de la EPA es que ha aumentado el tiempo parcial entre los hombres y ha
disminuido, entre la misma magnitud, entre las mujeres, lo que desmiente,
también, algunas de las otras informaciones de que disponíamos.

La reducción de costes indirectos, ya lo he dicho antes y se lo vuelvo a
decir, señor Peralta, yo estoy de acuerdo en la interpretación que usted
hace de los acuerdos de Toledo, pero le diría más: estoy de acuerdo en
esa interpretación en el sentido que yo vengo diciendo: no me gusta
hablar de reducción porque reducción parece que se suprime algo y ya
está, y no es verdad. Es sustitución de lo que yo quiero hablar; es
decir, si queremos reducir cotizaciones sociales, será porque las
sustituyamos por otra fuente de ingresos, y una fuente de ingresos con
las características que yo le he dicho: debe ser previsible. No podemos
poner una fuente de ingresos que no tenga ni siquiera la previsibilidad a
medio plazo o a corto plazo, incluso, y luego debe ser estable; debe
proporcionar ese volumen de recursos que estamos sustituyendo, porque si
no, el sistema, el equilibrio del sistema de Seguridad Social se iría al
traste. No estoy de acuerdo en que eso no sea bueno para el empleo, es
bueno para el empleo, yo estoy totalmente convencido de que la reducción
de cargas indirectas sobre el factor trabajo favorece la creación de
empleo. O dicho de otra manera: penaliza la creación de empleo en
detrimento de aquellas otras empresas que utilizan otro factor de
producción que no es el trabajo con los mismos rendimientos económicos.

No tiene mucho sentido que una empresa que utilice intensivamente



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mano de obra tenga esa penalización sobre otra que, sencillamente por
emplear recursos tecnológicos más avanzados o por cualquier otra
circunstancia, vaya sustituyendo al factor trabajo, porque podríamos
encontrarnos, y usted lo sabe, con que los incrementos de productividad
se produjeran haciendo convivir cantidades crecientes de riqueza con
cantidades decrecientes de empleo. Por lo tanto, no es bueno, es decir,
simplemente ese factor no tiene que tener un peso excesivo. Y como
creemos que es positiva la reducción de cotizaciones sociales, es por lo
que se ha reducido a seis puntos en 15 años. ¿Sin efectos sobre el
empleo? No, con efectos sobre el empleo, señor Peralta, y muy
importantes. Entre el 1993 y 1991, por ejemplo, en España hay 1.577.000
personas más trabajando, pero es que si usted detrae las seiscientas y
pico que, en ese mismo período de tiempo, se van del sector agrario, los
pierde el sector agrario, tendríamos un crecimiento del empleo no agrario
de 2.200.000 personas. Por tanto, no es verdad que no se haya creado.

Claro que se crea empleo, pero puede suceder que aumente el paro, como ha
pasado este trimestre, que ha aumentado el empleo en 110.000 personas y
la actividad, en 140.000. Pero no solamente de este trimestre, hay un
dato que es curioso y significativo. En los primeros nueve meses del año
1987 (es el año de mayor creación de empleo de nuestro país en esos nueve
primeros meses) se crearon 500.000 empleos, exactamente, 499.200 empleos,
y sin embargo en esos nueve meses aumentó el paro, porque se incorporaron
a la población activa 500.400. Por eso es compatible; tenemos todavía una
tasa de actividad baja. Por ejemplo, otro de los datos que yo valoro
positivamente de los datos de la EPA del tercer trimestre es el
crecimiento de la actividad. El crecimiento de la actividad es bueno
porque incorpora una masa al mercado de trabajo; luego habrá que crear
empleo pero con un crecimiento como el que se está experimentando ahora,
de mil y pico al día, se puede encontrar. Va a mejorar la capacidad
productiva de este país y, también, la capacidad financiera para soportar
los sistemas de protección social desde el punto de vista económico. Por
lo tanto, es bueno ese incremento de la actividad. ¿Que eso dé como
resultado que haya 30.000 parados más? Sí, sí, en efecto, pero ciento y
pico mil ocupados más. Estos son datos reales que no conviene utilizarlos
como arma arrojadiza en ningún caso. Simplemente, le digo que es positivo
que haya aumentado el empleo, que es positivo que haya aumentado la
ocupación, que en España se han vivido reformas estructurales de nuestro
mercado de trabajo, que se han producido, históricamente, en los últimos
años, de carácter extraordinariamente importante, que ese incremento de
la actividad, que esa disminución de un sector agrario, que esa
incorporación de la mujer al trabajo y que esa misma finalización de los
saldos migratorios ha determinado que haya cambiado radicalmente el
mercado de trabajo en España. Pero no olvidemos --esto lo decía el
anterior Ministro de Trabajo que tengo a mi lado, lo decía siempre--, ¿es
que el último empleo válido que tenemos que medir en un país como España,
que está transformando la distribución sectorial de nuestra economía, es
el empleo no agrario? Y el empleo no agrario ha crecido y mucho,
muchísimo, por lo tanto, sí es verdad que se está produciendo esa
creación de empleo, y le insisto, señor Peralta, yo sí creo positivo
buscar fuentes alternativas para las cotizaciones sociales. Me parecería
importantísimo. ¿Crea empleo más o menos? Yo le he dicho lo del IVA. Yo
creo que los efectos del incremento del IVA este año sobre la inflación
han sido más negativos que los que haya podido tener sobre la creación de
empleo la disminución de la cotización social. Tengo esa impresión,
tampoco es científica, es mi propia impresión. Pero lo que quiero decir
con esta afirmación no es tanto palabra de científico porque no, no es
así, como otra cosa. Quiero decir que esa sustitución no se produjo,
porque esa sustitución no ha atribuido un punto de IVA al sistema de
Seguridad Social, y como no se lo ha atribuido, me preocupa. Porque ya
nos hemos quedado en el límite, prácticamente, de lo que podemos
modificar. Tenemos, por ingresos de cotizaciones, casi lo que pagamos en
prestaciones contributivas y, por lo tanto, hay que tener mucho cuidado.

Cualquier otra modificación, para mí, debe ser con fuentes alternativas,
pero fuentes alternativas que se atribuyan al sistema, que sean del
sistema de Seguridad Social, que se incorporen al mismo. No me gustaría
que se produjeran déficit en lo que son las prestaciones contributivas.

Me gustaría que siempre hubiera un equilibrio entre lo que se ingresa
como fuentes de financiación de las prestaciones contributivas y lo que
se paga por prestaciones contributivas, porque eso depende de la
estabilidad financiera. Por eso, insisto, me parece que es una buena
política, siempre y cuando sea sustitutiva, no cuando sea, simplemente,
una política de reducción.

Señor Arnau, ha dicho usted una cosa que a mí me parece particularmente
importante, y con esto contestaba antes al señor Peralta. Es verdad que
lo más importante --aunque a veces no se le da tanta importancia-- que se
produce a partir, quizá, de la Cumbre de Bruselas y que está plasmado en
los documentos que se han aportado como informes previos al que tiene que
hacer la Cumbre de Madrid, es ese concepto que usted decía al final de su
intervención, de compatibilidad de la política macroeconómica y la
política de mercados de trabajo, que siempre es una política
microeconómica, es decir, la compatibilidad en que esa política
macroeconómica pueda también subordinar sus objetivos a la creación de
empleo, pero en el entendimiento --y en esto, señor Arnau, creo que
nosotros coincidimos plenamente y creo que también los grupos de esta
Cámara-- en que la primera parte, es decir, la política macroeconómica
también es buena para el empleo. Debemos estar convencidos de que los
objetivos de convergencia también son buenos para el empleo. El problema
es que no son necesariamente determinantes de la creación de empleo, pero
sin ellos tampoco habría empleo, o habría menos empleo. Por lo tanto, es
añadir a esas políticas macroeconómicas algo más, y lo que sí le digo,
que se lo decía al señor Peralta, es que, lamentablemente, el discurso de
la Unión Europea no fue ése. Fue un discurso más de moneda única, de
espacio común económico, de libre circulación y de gran mercado, y nos
olvidamos, en el momento más duro de la crisis, de ese otro discurso. Por
eso está corregido, gracias al Libro Blanco



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del Presidente Delors, y por eso también en las últimas cumbres creo que
se ha avanzado sustancialmente en la corrección de un defecto más de
discurso político que de práctica económica.




El señor APARICIO PEREZ: Muchas gracias, señor Ministro. Señor
Presidente, sé, pues conozco el Reglamento, que no será posible abrir un
nuevo debate, pero le pediría disponer de 15 segundos para una cuestión
muy simple.




El señor PRESIDENTE: ¿Serán 15 segundos?



El señor APARICIO PEREZ: Menos incluso, señor Presidente.




El señor PRESIDENTE: ¿Con toda certeza?



El señor APARICIO PEREZ: Con toda certeza, puede cronometrar, si quiere,
a partir de este instante, señor Presidente. ¿Existe y cómo es el
Programa plurianual de empleo español presentado?



El señor PRESIDENTE: Señor Ministro, ¿quiere responder a la pregunta?



El señor MINISTRO DE TRABAJO Y SEGURIDAD SOCIAL (Griñán Martínez): Le voy
a contestar en menos de 15 segundos: Sí.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Ministro. Muchas gracias,
señor Aparicio.

Se levanta la sesión.




Eran las seis de la tarde.