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DS. Congreso de los Diputados, Comisiones, núm. 513, de 06/06/1995
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CORTES GENERALES
DIARIO DE SESIONES DEL
CONGRESO DE LOS DIPUTADOS
COMISIONES
Año 1995 V Legislatura Núm. 513
DEFENSA
PRESIDENTE: DON JUAN MUÑOZ GARCIA
Sesión núm. 27
celebrada el martes, 6 de junio de 1995



ORDEN DEL DIA:
Comparecencias:
--Conjunta de los señores Ministros de Defensa (García Vargas) y de
Asuntos Exteriores (Solana Madariaga), para informar sobre los
acontecimientos en la guerra de Bosnia-Herzegovina, las misiones que
realizan las fuerzas españolas, los riesgos a los que se encuentran
sometidas, las medidas para garantizar su seguridad, así como de las
actuaciones de las Fuerzas de Protección de Naciones Unidas (UNPROFOR) en
función de la evolución del conflicto. A solicitud del Grupo
Parlamentario Popular. (Número de expediente 213/000622.)
--Del señor Ministro de Defensa (García Vargas), para dar cuenta de la
participación de aviones de guerra españoles en un ataque aéreo contra
objetivos situados en territorio de la ex Yugoslavia bajo el mando de la
Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) incumpliendo las
condiciones de adhesión a dicho Tratado, aprobadas en referéndum por el
pueblo español. A solicitud del Grupo Parlamentario Federal IU-IC.

(Número de expediente 213/000620.)



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Se abre la sesión a las diez de la mañana.




El señor PRESIDENTE: Comienza la sesión.

En primer lugar, damos la bienvenida al señor Ministro de Asuntos
Exteriores, que comparece por primera vez en esta Comisión, y asimismo a
nuestro Ministro de Defensa.

La Mesa y los miembros de la Comisión desean expresar, antes de iniciar
la misma, su deseo de la pronta recuperación de nuestro compañero de
Comisión Enrique Curiel.

Iniciamos el orden del día, que se va a realizar de manera conjunta, es
decir, tratando los dos puntos conjuntamente. Como conocen SS. SS., hay
una solicitud de comparecencia de los Ministros de Defensa y Asuntos
Exteriores para que informen de los acontecimientos en la guerra de
Bosnia-Herzegovina sobre las misiones que realizan las fuerzas españolas,
los riesgos a que se encuentran sometidas, las medidas para garantizar su
seguridad, así como las actuaciones de las fuerzas de protección de
Naciones Unidas en función de la evolución del conflicto. Esta solicitud
de comparecencia ha sido realizada a petición del Grupo Popular.

El segundo punto del orden del día es la solicitud de comparecencia del
Ministro de Defensa para dar cuenta de la participación de aviones de
guerra españoles en el ataque aéreo contra objetivos situados en el
territorio de la ex Yugoslavia bajo el mando de la Organización del
Tratado del Atlántico Norte, incumpliendo las condiciones de adhesión a
dicho Tratado aprobadas en referéndum por el pueblo español. Solicitud de
comparecencia realizada por el Grupo de Izquierda Unida-Iniciativa per
Catalunya.

En primer lugar, concederé la palabra a los señores Ministros, a
continuación intervendrán los portavoces por el orden en que han
solicitado las comparecencias y finalmente intervendrán el resto de los
portavoces.

A continuación tiene la palabra el señor Ministro de Asuntos Exteriores.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Solana Madariaga): Agradezco a
SS. SS. la oportunidad que me brindan de ofrecer la información de los
últimos acontecimientos en el conflicto de la ex Yugoslavia y lo
agradezco quizá más a los miembros de esta Comisión que me permiten
expresarme ante ellos. Es la primera vez que comparezco en la Comisión de
Defensa, no he tenido el privilegio que mi colega de Defensa ha tenido de
participar en numerosas ocasiones en la Comisión de Asuntos Exteriores y,
por lo tanto, con sumo gusto contesto a la pregunta que me formulan en
esta solicitud.

Quisiera dar a SS. SS. una información de carácter político y cronológico
de los últimos acontecimientos en unos días que han sido especialmente
intensos en cuanto a actividad, reuniones, iniciativas, sugerencias,
anhelos por encontrar una solución a este terrible conflicto de los
Balcanes.

Estamos, como les decía, señorías, en un momento difícil, especialmente
difícil. Los serbios se mantienen con un número elevado de rehenes, lo
que constituye un atentado a nuestro juicio intolerable contra la
comunidad internacional. Como tantas otras veces he dicho ya durante este
largo y complejo proceso de búsqueda de la paz en los Balcanes, quisiera
en mi intervención evitar cualquier signo de optimismo, pero también
evitar el pesimismo y el desánimo. Sigue habiendo posibilidades de paz en
Yugoslavia, debemos encontrarlas y debemos continuar realizando todos los
esfuerzos posibles para alcanzarla.

Antes de referirme a los recientes acontecimientos de los últimos diez
días, quiero explicar brevemente la situación general, el marco en el que
nos estamos moviendo. Todo ello lo resumiré en cinco puntos relativos a
los acontecimientos desde la situación de finales de mayo.

A finales de mayo la situación era la siguiente. Primero, una tensión
creciente en los territorios de Croacia ocupados por los serbios. Como
recordarán SS. SS., la ofensiva croata de los primeros días de mayo en la
Eslavonia occidental abrió una crisis muy grave, que afortunadamente se
pudo reconducir de manera pausada. Los acontecimientos posteriores en
Bosnia han hecho que la situación en Croacia haya quedado en un segundo
plano por el momento --insisto, por el momento--. Pero no debemos olvidar
la situación tan difícil que allí se sigue viviendo.

Segundo, el deterioro progresivo de la situación sobre el terreno en
Bosnia-Herzegovina. Tras unos meses, que recordarán SS. SS. fueron de
relativa calma, el acuerdo del cese global de hostilidades que se firmó
el 31 de diciembre de 1994 expiró el 1 de mayo. A partir de esa fecha,
los enfrentamientos se multiplican y la vida en Sarajevo y en las otras
zonas seguras se deteriora de manera considerable. Comprobamos,
desgraciadamente, lo que nos temíamos: las partes en conflicto consideran
que tienen posibilidades de ganar más por la vía de las armas que a
través de negociaciones. Esto, a nuestro juicio --como saben bien SS.

SS.--, es un gravísimo error. Esta situación es la que acabaría por hacer
necesarios los ataques de la Alianza Atlántica los días 25 y 26 de mayo a
los que se referirá el Ministro de Defensa.

Tercero, una negociación demasiado lenta y compleja por la vía
diplomática. Conviene recordar a SS. SS. que todas las partes en
conflicto, excepto una --los serbios de Bosnia--, han aceptado el plan de
paz del grupo de contacto presentado el mes de julio. La estrategia de la
comunidad internacional, representada por ese grupo de contacto, ha
estado dirigida a forzar a los serbios de Bosnia la aceptación de ese
plan. En los últimos dos meses el grupo de contacto impulsado por la
Unión Europea ha buscado un acuerdo con Belgrado por el que se
suspendería el núcleo de las sanciones comerciales a cambio del
reconocimiento de Bosnia-Herzegovina por parte de Serbia y Montenegro, la
República Federal de Yugoslavia, y el del reforzamiento del cierre de la
frontera entre Belgrado y los territorios de Bosnia controlados por los
serbios. Quiero señalar a SS. SS. que este acuerdo --que desgraciadamente
todavía no se ha alcanzado--, de alcanzarse tendría, a nuestro juicio, un
gran significado. Supondría la renuncia de Belgrado a obtener por la
fuerza la gran Serbia, y tengo la seguridad también de que alteraría el
mapa político de la región y abriría nuevas perspectivas de paz.




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Cuarto, yo creo que tenemos que tener en cuenta un elemento positivo, de
los pocos que hemos encontrado en los últimos tiempos. En todo el
territorio controlado por la Federación croata musulmana --recordarán que
es, aproximadamente, un 45 por ciento del territorio de Bosnia-- la
situación era --y afortunadamente sigue siendo-- de relativa calma. Los
esfuerzos por consolidar la Federación han ido produciendo resultados, a
pesar de las múltiples dificultades encontradas, y los avances obtenidos
en la ciudad de Mostar lo demuestran; subrayo Mostar por el interés que
tiene al ser el lugar donde están desplegadas las tropas españolas de
Naciones Unidas.

Finalmente --y éste es el quinto punto que les quería referir--, se está
abriendo un debate sobre el papel de las fuerzas de Naciones Unidas en la
antigua Yugoslavia. Era lógico que se abriera, ya que los continuos
obstáculos puestos por las partes al desempeño de sus misiones y, por qué
no decirlo, los cobardes ataques contra Unprofor, especialmente en
Sarajevo, nos obligaron a todos a preguntarnos si realmente las tropas de
Naciones Unidas podían, con sus medios, cumplir el mandato que tienen
encomendado.

Recordarán sus SS. SS. que en la Resolución 982, de 31 de marzo, el
Consejo de Seguridad pidió al Secretario General que informara sobre la
actitud de las partes hacia Unprofor y sobre cualquier otra circunstancia
que afectara a su mandato. Poco después, el Consejo de Seguridad, por la
Resolución 987, de 19 de abril, volvía a pedir al Secretario General un
nuevo informe sobre las medidas que pudieran tomarse para prevenir
ataques contra Unprofor y para permitirle desempeñar sus misiones.

Señor Presidente, señorías, éste es el marco en el que nos movíamos.

Ahora, desgraciadamente, está alterado y distorsionado por la captura de
los rehenes, pero estos cinco factores a los que acabo de hacer
referencia siguen siendo determinantes y volverán al primer plano una vez
solucionada la crisis de los rehenes.

Conocen bien SS. SS. los hechos concretos. El Ministro de Defensa se
referirá también a ellos en detalle, por ello, yo voy a resumirles de
manera muy breve.

Los combates alrededor de Sarajevo se intensificaron tras la expiración
del acuerdo del cese global de hostilidades el 1 de mayo. El 22 de mayo
los serbios retiraron armamento pesado de uno de los puntos de control,
acción muy grave. El día 24, la lucha se recrudeció y los serbios
retiraron nuevas armas pesadas. Ese mismo día, el representante especial
del Secretario General, señor Akashi, publicó un comunicado advirtiendo
de la gravedad de la situación. Dicho día 24, el comandante de Unprofor
hizo una advertencia a las partes para que cesaran sus ataques y para que
los serbios devolvieran las armas pesadas retiradas antes de las doce
horas del día siguiente, es decir, dieron cierto ultimátum el 25 de mayo.

El comandante de Unprofor impuso, posteriormente, un segundo plazo, las
doce horas del día 26 de mayo, para que ambas partes retiraran de la zona
de exclusión las demás armas pesadas o las entregaran en los puntos de
control. Por tanto una clara violación de las resoluciones de Naciones
Unidas que fue contestada, creo que con contundencia, por parte no
solamente del señor Akashi, sino también de los comandantes de Unprofor
sobre la zona.

Los serbios no cumplieron los términos impuestos, y los días 25 y 26 de
mayo, aviones de la Alianza Atlántica, a solicitud de las Naciones
Unidas, y conforme a los procedimientos establecidos, realizaron dos
ataques contra objetivos militares cercanos a Pale. Lamentablemente, los
serbios de Bosnia reaccionaron tomando rehenes a un número elevado de
personal de Naciones Unidas, entre los que se encuentran dos españoles.

Algunos han sido liberados ya; la liberación total y sin condiciones de
todos ellos sin daño alguno constituye el objetivo fundamental de la
comunidad internacional y de nuestro país.

Señor Presidente, quisiera referirme brevemente a la reacción de la
comunidad internacional ante esta nueva situación.

En el transcurso de la última semana se han celebrado un buen número de
reuniones, dedicadas en su totalidad a la situación de la ex Yugoslavia.

El lunes 29 de mayo hubo un Consejo de Ministros en Bruselas, en el que
acordamos una declaración sobre la ex Yugoslavia. Esa misma noche tuvo
lugar en La Haya una reunión del Grupo de Contacto, a nivel ministerial,
en la que estuve presente junto a los Ministros de Asuntos de Exteriores
de Estados Unidos, Rusia, Gran Bretaña, Francia y Alemania, además de los
Copresidentes del Comité Director de la Conferencia Internacional sobre
la Antigua Yugoslavia, David Owen y Stoltenberg, así como del Comisario
Van den Broek. Al día siguiente, martes 30, se celebró la reunión
ministerial del Consejo Atlántico en Holanda. Mientras tanto ha habido
contactos continuos entre todos los países contribuyentes de tropas, y
entre éstos y el Secretario General de Naciones Unidas y su enviado
especial. El Secretario de Estado norteamericano estuvo en Madrid la
pasada semana y tuvimos ocasión de intercambiar las últimas impresiones
con calma. El miércoles 31 de mayo, como saben, el Secretario General de
Naciones Unidas dio a conocer su esperado informe al Consejo de
Seguridad, y el sábado 3 de junio se celebró la reunión de los ministros
de Defensa y de los principales países contribuyentes de la Unión Europea
y de la Alianza Atlántica. El señor Ministro de Defensa dará la
información pertinente.

Yo me voy a referir, señor Presidente, señorías, a las tres primeras
reuniones y al consenso que se ha ido alcanzando sobre la actitud de la
comunidad internacional en estos momentos.

En primer lugar, se da una absoluta prioridad a la liberación de los
rehenes, a partir de tres ideas básicas. Primero, determinación en el
mensaje a los serbios de Bosnia, a los que se les hace responsables de la
seguridad de los rehenes, y a los que se exige su pronta liberación sin
daño alguno y sin condiciones. Segundo, unidad en la presión sobre los
mismos serbios de Bosnia y sobre Belgrado; el esfuerzo debe ser
concertado. Es importante señalar que Rusia se comprometió a hacer todo
lo posible para obtener la liberación de los rehenes, utilizando su
influencia, real o potencial, con los serbios y coordinando sus acciones
con el resto de los países con nacionales apresados como rehenes.

Tercero, rechazo a toda negociación con los serbios de



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Bosnia mientras no se produzca la liberación de los rehenes. Sobre este
punto quisiera añadir que es posible que, una vez liberados los rehenes,
tengamos que establecer algún contacto en Pale; España siempre ha pensado
que era contraproducente arrinconar a los serbios de Bosnia en una
posición sin salida, por ello, repito, tendremos que hablar con Pale,
pero en ningún caso accederemos a vincular la liberación de los rehenes a
negociaciones diplomáticas sobre el plan de paz. Antes que nada como he
dicho, está la liberación de los rehenes.

En segundo lugar, hay un claro acuerdo en que se deben proseguir los
esfuerzos para alcanzar un acuerdo con Belgrado a partir de la ecuación a
la que antes he hecho referencia, reconocimiento de las fronteras de
Bosnia-Herzegovina: suspensión de las sanciones. En estos momentos, las
negociaciones todavía continúan. El paquete básico del acuerdo está
prácticamente cerrado, sólo quedan pendientes algunas cuestiones de
detalle. La principal cuestión que queda todavía pendiente es la que
concierne al mecanismo de posible reimposición de sanciones, en el caso
de que fuera necesario porque Belgrado no cumpliera con sus compromisos.

Belgrado quiere que la renovación de la suspensión sea automática y que
la reimposición de sanciones exija un voto en el Consejo de Seguridad. De
esta forma, piensa Belgrado que Moscú siempre podría vetar la
reintroducción de las sanciones. Lógicamente, esto es lo que los otros
países del Grupo de Contacto no aceptan y por lo que todavía no se ha
alcanzado un acuerdo. Se están buscando fórmulas de compromiso, que estoy
seguro que se pueden encontrar, hay experiencia suficiente en conflictos
anteriores de Naciones Unidas para encontrar soluciones inteligentes a
este conflicto, digamos, de carácter jurídico formal que entiendo que en
las próximas horas podremos desbloquear.

Otras cuestiones menores por las cuales todavía no se ha alcanzado ese
acuerdo se refieren al petróleo. Como saben ustedes, entre las sanciones
que se pretenden levantar a Belgrado, en el caso de llegar a un acuerdo,
no se incluye el petróleo, ni el combustible en general, lo que,
lógicamente, produce un problema de una cierta importancia para Belgrado,
que entiende que en esta negociación deben fijarse unas cuotas de
petróleo que puedan utilizar en y por Belgrado.

Las siguientes cuestiones que quedan por resolver es el papel que
Belgrado puede tener en la Organización de Seguridad y Cooperación en
Europa, así como también qué país se convierte en el heredero del viejo
nombre de República de Yugoslavia.

Estos son los temas que quedan aún pendientes desde la perspectiva
diplomática, y, como saben, un representante del Grupo de Contacto se
encuentra todavía en Belgrado intentando avanzar en esa negociación.

En tercer lugar --y aquí me gustaría detenerme un momento--, hay un
acuerdo generalizado también en el sentido de que no puede mantenerse la
situación actual de las fuerzas de Unprofor. Como saben SS. SS., se han
manejado numerosas ideas para fortalecer y hacer menos vulnerable la
situación sobre el terreno de las fuerzas de Unprofor.

A partir del informe del Secretario General de Naciones Unidas, que se
produjo no hace muchos días, algunas hipótesis y algunas líneas de acción
se han puesto de manifiesto, y algunas de ellas se han concretado por
parte de Francia en la reunión ministerial del Grupo de Contacto en La
Haya. El Ministro de Defensa les hablará con detalle sobre estas
cuestiones. Por mi parte, sólo quiero decir que las fuerzas de Naciones
Unidas, sin duda, están realizando una misión de mantenimiento de la paz
de extraordinaria importancia, y que ése es el marco básico que debemos
mantener. La operación que realizan las fuerzas de Naciones Unidas es una
operación de mantenimiento de la paz y no otra, adecuándola a las
necesidades actuales y al obvio interés de todos en asegurar que Unprofor
pueda cumplir su mandato en condiciones de seguridad. Ese es el mandato
que tienen las fuerzas de Unprofor.

En cuarto lugar, se alcanzó un consenso en el sentido de que la actual
situación no nos debe hacer olvidar el resto de los problemas y el resto
de los frentes abiertos. Me refiero concretamente a tres cuestiones, a mi
juicio todavía sin resolver, y que resultan esenciales. En primer lugar,
hay que seguir haciendo todo lo posible para disminuir la tensión en los
territorios de Croacia ocupados por los serbios; hay que evitar un nuevo
estallido de violencia que, en las presentes circunstancias, podría ser
gravísimo. El sábado pasado, la Unión Europea hizo pública una
declaración en la que expresaba su preocupación por la intención,
manifestada por los parlamentos de las Krajinas (de Knin y de Pale), de
proceder a la fusión de las autoproclamadas Repúblicas Serbias de Bosnia
y de la Krajina. Esta declaración ha ido acompañada de gestiones ante las
autorizadas de Zagreb, pidiéndoles moderación y advirtiéndoles de las
graves consecuencias que una nueva iniciativa militar podría tener. En
segundo lugar, hay que continuar los esfuerzos para fortalecer la
Federación croata-musulmana. Es algo que seguimos con especial atención
dado el papel fundamental que juega el batallón español en este proceso,
así como en el de la reunificación de la ciudad de Mostar, apoyando a la
administración europea, y que, como saben bien SS. SS., está ligado a la
Federación croata-musulmana. Finalmente, debemos seguir prestando
especial atención a otros focos potenciales de conflicto. Siempre ha sido
una de nuestras prioridades el evitar la extensión de la guerra, lo cual
exige un esfuerzo intenso de diplomacia preventiva, especialmente en
Kosovo y en la República Yugoslava de Macedonia.

Señor Presidente, señorías, en pocas semanas España asumirá la
Presidencia de la Unión Europea, así como de la Unión Europea Occidental.

Asumiremos, por tanto, responsabilidades en la gestión del conflicto y en
la búsqueda de la paz. Yo puedo asegurar a SS. SS. que continuaremos
haciendo todo lo posible para que la lógica de la paz se imponga a la
lógica de la guerra. Seguimos pensando que este conflicto no tiene más
que una solución de carácter político, y que las acciones militares que
en algún momento ha sido necesario poner en marcha tienen como único
objetivo apoyar y ayudar para que las negociaciones de carácter político
puedan llegar a buen puerto y hacer ver a todas



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las partes en conflicto que la solución no es militar sino política.

No quiero terminar mi intervención sin recordar de nuevo la labor que
realizan nuestras tropas desplegadas sobre el terreno. A veces no nos
acordamos que Mostar era una ciudad en guerra y que hoy es una ciudad en
paz, que Mostar era una ciudad dividida y que hoy no lo es, y que ello en
buena parte se debe a la acción de las fuerzas españolas de Naciones
Unidas que están sobre el terreno.

Quiero hacer una mención muy especial, muy de corazón a los voluntarios
españoles de las organizaciones no gubernamentales. Actúan en la zona con
gran generosidad, han realizado labores extraordinariamente útiles y han
ido tan lejos como dar la vida en esta terrible guerra de los Balcanes.

La semana pasada tuvimos ocasión de ver el sacrificio, que ha llegado
hasta la entrega de la vida, de una persona, por otra parte
extraordinaria, a quien tuve ocasión de conocer y de tratar, que sin duda
ninguna hizo un esfuerzo de generosidad imponente para intentar ayudar a
los ciudadanos de Mostar que más lo necesitaban. Todos ellos, entiendo,
merecen nuestro agradecimiento, el de esta Cámara y el del conjunto de la
sociedad española, en este esfuerzo que todos compartimos, continuado y
tenaz, de devolver la paz a los Balcanes.




El señor PRESIDENTE: El señor Ministro de Defensa tiene la palabra.




El señor MINISTRO DE DEFENSA (García Vargas): Como ya expuse en mi
comparecencia del pasado 18 de mayo ante la Comisión de Asuntos
Exteriores, y acaba de repasar brevemente el Ministro de Asuntos
Exteriores, desde que finalizó el período acordado de cese de
hostilidades, la actividad bélica se ha ido intensificando
progresivamente en toda la antigua Yugoslavia, muy especialmente en
Bosnia-Herzegovina y en concreto en su capital, donde la situación se ha
vuelto especialmente tensa.

Recordemos que el día 1 de mayo los croatas realizaron una ofensiva por
sorpresa en la UNPA oeste, consiguiendo hacerse con la totalidad de
Eslovenia occidental en tan sólo dos días. En respuesta, los serbios de
la Krajina bombardearon Zagreb y los de Bosnia intentaron ampliar por la
fuerza el corredor de Posavina, sin conseguirlo. Por su parte, el
ejército bosnio ha mantenido una elevada actividad desde el final de la
tregua, hostigando a los serbio-bosnios en numerosos puntos. Como
represalia a todo esto, la ciudad de Sarajevo ha sufrido bombardeos de
artillería y morteros serbio-bosnios, que en ocasiones han llegado a
sobrepasar los 1.500 proyectiles diarios. Además, se ha producido un
notable aumento en la actividad de francotiradores, que causaron la
muerte de numerosos civiles bosnios y de cuatro cascos azules franceses.

Por otra parte, los serbio-bosnios sustrajeron armamento pesado de los
depósitos de Naciones Unidas, amenazando al personal de Unprofor.

El bloqueo continuado de las rutas de aprovisionamiento a Sarajevo impide
que se pueda abastecer la ciudad, lo que está empezando a ocasionar la
escasez de artículos de primera necesidad para atender la alimentación de
su población. El suministro de agua, gas y electricidad ha sido
interrumpido también por los serbio-bosnios.

En un intento de normalizar la situación de Sarajevo, el 24 de mayo, el
General Janvier, Jefe de las Fuerzas de Unprofor en la antigua
Yugoslavia, lanzó un ultimátum a las partes beligerantes con la
advertencia de llevar a cabo ataques aéreos sobre determinados objetivos
militares en caso de que no cesaran las violaciones del alto el fuego en
que estaban incurriendo tanto serbio-bosnios como musulmanes.

El ultimátum establecía dos fases. En la primera, que expiraba a las 12
horas del día 25, se exigía el alto el fuego de ambas partes y la
devolución del armamento pesado que los serbio-bosnios habían sustraído
en días anteriores de los depósitos custodiados por Unprofor. En la
segunda fase, que finalizaba a las 12 horas del día 26, se exigía la
retirada de todas las armas pesadas de la zona de exclusión de 20
kilómetros alrededor de Sarajevo o su entrega a las fuerzas de la ONU.

El incumplimiento por parte serbio-bosnia de los términos del ultimátum
hizo necesario acudir a la autorización contenida en la Resolución 836 de
Naciones Unidas, para atacar objetivos que amenacen la integridad de las
zonas seguras establecidas en la Resolución 824, en un intento de
restablecer las condiciones de seguridad en ellas. Por ello, una fuerza
aérea multinacional destruyó diversos depósitos de municiones y
explosivos. De estas acciones informaré posteriormente, en mi segunda
comparecencia del día de hoy.

Esta actuación aérea se produjo por el reiterado y violento
incumplimiento de las resoluciones de Naciones Unidas y el caso omiso que
se hizo a las advertencias del mando de Unprofor por parte de los
serbio-bosnios. Si bien los incumplimientos se producen en los dos
bandos, viene sucediendo desde el comienzo del conflicto que son más
desafiantes y graves los que ocasionan los serbio-bosnios. La respuesta
serbio-bosnia, como es habitual y bien sabido, fue extremadamente
violenta, sin que hubiera medida en la misma. El día 27 bombardearon
Tuzla, ocasionando 65 muertos y 150 heridos. Gorazde, Bihac y Sbrenica se
encuentran en una situación delicada de aislamiento y de hostigamiento.

El mismo día 27, en el centro de Sarajevo, los serbio-bosnios atacaron un
puente capturando a 10 soldados franceses. Posteriormente, el puente
sería recuperado por tropas de Unprofor de la misma nacionalidad, usando
la fuerza, con el resultado de dos bajas entre los soldados franceses y
cuatro entre los serbio-bosnios.

Ante tal actitud, el mando de Unprofor solicitó un nuevo ataque aéreo el
día 27, igualmente sobre el depósito de municiones. La escalada de
respuestas serbias continuó con el cierre de todos los puestos de control
a las tropas de Naciones Unidas y el cierre del aeropuerto de Sarajevo,
instalación de importancia vital para el abastecimiento de ayuda
humanitaria para la capital bosnia. La respuesta serbia se completó con
el asalto de ocho puntos de concentración de armamento pesado en los
alrededores de Sarajevo custodiados por soldados franceses, rusos y
ucranianos, de los que más de 400 fueron retenidos.




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El pasado viernes, 2 de junio, se produjo la liberación de 120 cascos
azules por parte de los serbios. En el momento actual, el número total de
cascos azules que se mantiene retenido es de unos 320. Los observadores
de Naciones Unidas también se han visto afectados. Bajo la dependencia
directa del mando de las fuerzas de paz, ubicado en Zagreb, actúan
siempre desarmados, en pequeños grupos, y para desarrollar su tarea de
intermediación cuentan con la autorización previa de las autoridades
correspondientes, razón por la cual su captura es muy fácil. Hasta la
fecha, 35 de estos observadores de diferentes nacionalidades, entre ellos
dos españoles, se han visto retenidos. Los seis de la zona de Pale, entre
los que se encontraba el Capitán de Infantería de Marina José Antonio
Romero, han sido retenidos y ubicados en las proximidades de posibles
objetivos para la aviación. Los que se encontraban en otras localidades
de la zona serbio-bosnia han sido privados de su libertad de movimiento y
retenidos en instalaciones militares en sus respectivas zonas. A este
grupo pertenece el Comandante del Ejército del Aire Manuel Cortés Méndez.

Llegados a este punto, conviene hacer alusión a la situación en que se
encuentran ambos oficiales. Hasta el momento, sabemos que los rehenes se
encuentran bien y bajo custodia de tropas regulares serbio-bosnias. Se
les permite asearse, comer y dormir con normalidad, son agrupados durante
la noche y se les dispersa durante el día. Todos los países que
contribuimos con tropas a las fuerzas de paz de Naciones Unidas hemos
condenado esta actuación serbia y exigido su liberación sin condiciones,
sin aceptar que esta liberación pueda ser objeto de negociación o
concesión de ningún tipo.

Mientras tanto, ha continuado la actividad bélica. El ejército bosnio
sigue muy activo, y en el sector nordeste los puntos más conflictivos han
sido el corredor de Posavina, Gradacac y el saliente de Doboj, además de
los ya mencionados bombardeos sobre la ciudad de Tuzla. En el saliente de
Bihac la situación se ha mantenido estable durante los últimos días, con
bajos niveles de actividad en las líneas de confrontación interna y
externa, aunque los serbios han estado acumulando tropas al norte de
Velika Kladusa, lo que incrementa el riesgo de reactivación del conflicto
en dicha zona.

Las fuerzas de Unprofor están siendo hostigadas en ambas zonas, además de
serlo en Sarajevo, Gorazde y Srebrenica en el este, declaradas zonas
seguras por Naciones Unidas. Además, los serbios han provocado un grave
incidente el pasado viernes al derribar un F-16 norteamericano que se
encontraba en misión rutinaria de vigilancia de la zona de exclusión de
vuelos cerca del área de Bihac. Los serbio-bosnios se han negado hasta
ahora a proporcionar información alguna sobre el piloto derribado.

En la zona de acción de la Agrupación Táctica española la actividad
comenzó siendo alta durante el fin de semana del 26 al 28 de mayo,
habiendo sido bombardeadas las afueras de la ciudad de Mostar en las
cercanías de los destacamentos españoles. A final de mes, el número de
incidentes de fuego había aumentado en la línea de confrontación entre la
federación croata-musulmana y el ejército serbio-bosnio en la zona de
Blagaj.

Aunque parece que en este sector la situación se mantiene dentro de
cierta estabilidad, lo que permite la práctica normalidad en el
desarrollo de la labor humanitaria de nuestra Agrupación, es preciso
señalar que durante el último fin de semana se ha registrado un gran
número de explosiones e incidencias de fuego, sin grandes concentraciones
y producidas de forma discontinua. Se ha contabilizado un total de 52
explosiones en diferentes puntos de nuestra zona de responsabilidad,
aunque todas ellas de menor entidad. De hecho, la unidad española sigue
desarrollando sus actividades de patrulla del aeropuerto, control de
rutas, verificación de los acuerdos de alto el fuego y protección a
diversas instalaciones, a la vez que continúa sus trabajos de
reconstrucción y apoyo a la infraestructura de la zona. Por el momento,
nuestro batallón sigue manteniendo buenas relaciones, tanto con las
autoridades de la federación bosnio-croata como con las serbio-bosnias en
su zona de actuación.

Debo recordar, señorías, el gran incidente ocurrido en Mostar oeste, en
la zona croata, el día 29 de mayo cuando una persona que al parecer
padecía algún tipo de alteración en sus facultades mentales realizó
diversos disparos con un fusil de asalto en el interior de la sede de la
organización no gubernamental española Médicos del Mundo, causando la
muerte a tres personas, entre ellas la coordinadora de programas de dicha
organización, doña Mercedes Navarro, e hiriendo de gravedad al médico
psiquiatra, don Alberto Fernández de Liria.

Como consecuencia de la evolución de estos acontecimientos bélicos se han
realizado propuestas para facilitar el cumplimiento de la misión del
contingente de Naciones Unidas en Bosnia-Herzegovina y mejorar la
seguridad de los cascos azules en todas las zonas.

El Consejo del Atlántico Norte, en su reunión del día 31 de mayo,
ratificó su disponibilidad para apoyar el reforzamiento de las fuerzas de
paz. El Grupo de Contacto, en su reunión de ministros del día 29 de mayo
en La Haya, acordó la necesidad de reforzar Unprofor para asegurar su
libertad de movimientos, disminuir su vulnerabilidad y proporcionar a los
cascos azules mayor capacidad de acción rápida.

El pasado 3 de junio, por invitación francesa, se celebró en París una
reunión de ministros de Defensa y jefes de Estado Mayor de la Defensa de
Bélgica, Canadá, Dinamarca, Finlandia, Alemania, Reino Unido, Grecia,
Italia, Holanda, Noruega, Suecia, Turquía, Estados Unidos y España. Todos
esos países tienen algún tipo de contingente en la zona. A la reunión
asistieron también el Comandante en Jefe de las Fuerzas de Paz en
Yugoslavia, representantes de los Secretarios Generales de la Unión
Europea Occidental y de la OTAN y un observador de la Federación Rusa.

Los ministros estudiamos la situación en la antigua Yugoslavia y
condenamos el comportamiento de los serbio-bosnios por sus bombardeos de
las zonas seguras, durante los cuales resultaron muertos cuatro cascos
azules, por haber derribado un avión que se encontraba en misión de
vigilancia y por la retención de observadores y cascos azules de Naciones
Unidas.




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Los ministros acordamos que se necesitaba incrementar las garantías de
realización de las misiones de Naciones Unidas y la capacidad de
autodefensa de Unprofor para evitar las agresiones y humillaciones
sufridas por los cascos azules. En cualquier caso, todas las delegaciones
coincidimos en tres puntos: Primero, la misión de Naciones Unidas no debe
cambiar de naturaleza, sigue siendo una misión de mantenimiento de la paz
y no de imposición de la paz; el mandato sigue siendo el mismo; Unprofor
sigue siendo neutral, no tiene enemigos ni está en guerra con nadie.

Segundo, el conflicto no tiene solución militar, sino diplomática.

Tercero, las nuevas unidades enviadas a la zona para reforzar a los casos
azules deben estar bajo el mando de Unprofor.

Las medidas concretas para aumentar la seguridad de Unprofor serían: el
incremento de la capacidad operativa para acudir en refuerzo de las
fuerzas de Naciones Unidas en caso de agresión, de hostigamiento o de
cualquier tipo de impedimento de su misión. También se debe proceder a un
aumento de armamento y equipo de los contingentes para su autodefensa, la
disponibilidad del apoyo aéreo y el reagrupamiento de las unidades más
expuestas y, en particular, de las más aisladas.

Por otra parte, hubo acuerdo en mantener la misión global de Naciones
Unidas mediante el mantenimiento de Unprofor en los enclaves y zonas
seguras, la consolidación de la libertad de movimientos de Unprofor, el
aprovisionamiento de las zonas seguras y la reapertura de los accesos a
Sarajevo.

El asunto más importante de los tratados fue la creación de una fuerza de
acción rápida al servicio de Unprofor. La idea sería configurar una
fuerza que actúe bajo bandera de Naciones Unidas, aunque separada del
actual contingente de cascos azules, y bajo control operativo del
comandante de Unprofor, formada, principalmente, por unidades diferentes
a las ya desplegadas en Bosnia y que cuente con movilidad
aerotransportada para trasladarse rápidamente, potencia de combate y
capacidad artillera.

La misión de la unidad sería desarrollar acciones de emergencia
destinadas a proteger elementos aislados amenazados, facilitar el
redespliegue de cascos azules y asegurar la libertad de movimientos de
Unprofor.

Todos los ministros nos mostramos conformes con la propuesta francesa al
considerar que dicha iniciativa ayudará a mostrar la resolución de los
países que contribuyen con fuerzas para resolver la crisis y que la
creación de dicha unidad constituirá un elemento de disuasión contra las
partes en conflicto. La práctica totalidad de los países se mostraron de
acuerdo en que no hace falta un nuevo mandato para esta nueva fuerza,
puesto que se mantiene el cometido de apoyo a la ayuda humanitaria.

La nueva fuerza de acción rápida estaría compuesta por dos brigadas con
sus apoyos.

Las ofertas que para la constitución de la nueva fuerza elevaron los
diferentes países se pueden resumir en lo siguiente:
El Reino Unido ofrece una brigada aeromóvil completa, más uno de sus
grupos tácticos ya desplegados en Bosnia. Francia ofrece entre 1.500 y
2.000 hombres. Los Países Bajos aportan una compañía de morteros de 120
mm más una sección de radares contramorteros, con un total de 130
hombres. Estados Unidos no ofreció personal, pero sí apoyo aéreo,
capacidad de transporte, helicópteros de ataque y diversos órganos de
coordinación y conducción de operaciones. Italia mantiene su apoyo en
cuanto a utilización de instalaciones ubicadas en su territorio. Alemania
ofreció diferentes apoyos, principalmente de transporte. Turquía
proporcionará, entre otros, apoyo aéreo. España ofreció también apoyo
aéreo. A tal efecto se prorrogará el despliegue actual de nuestros
aviones F-18 estacionados en Aviano por otros tres meses, a partir del
próximo 30 de junio.

Para resumir, podemos decir que la fuerza de acción rápida constará de
dos brigadas, una británica y otra multinacional con participación
mayoritaria franco-británica en la que se integrarán las diversas
contribuciones aportadas por los restantes países.

Posteriormente, la reunión pasó a tratar de la conveniencia de mejorar
los medios de los que debe dotarse a los cascos azules. En este sentido,
el Jefe de las Fuerzas de Paz en la ex Yugoslavia expresó su inquietud
por mejorar los medios de comunicaciones de aquellos contingentes que se
encuentren más aislados.

También se trataron, con mayor brevedad, otros asuntos, como la apertura
de un corredor a Sarajevo. Se considera que la apertura de este corredor
es imposible sin acuerdo entre las partes. Lo mismo sucede con la
apertura del aeropuerto de Sarajevo y las garantías para su regular
funcionamiento.

Por último, se trató el problema de los depósitos de armas pesadas cuya
vigilancia es, a veces, imposible con garantías de eficacia. Por eso, la
propuesta apoyada por la mayoría de las delegaciones consistió en
sacarlos del perímetro de las zonas seguras.

En cuanto a las intervenciones de la delegación española, se pueden
resumir en los puntos siguientes.

Primero, manifestar que la creación de la fuerza de acción rápida no
resolverá el problema de la gran distancia existente entre la amplitud de
la misión de Unprofor, la amplitud del mandato, establecida en las
resoluciones del Consejo de Seguridad y la limitación de medios de la
misma Unprofor. En consecuencia, la fuerza de acción rápida potenciará la
seguridad de los cascos azules, pero por sí misma no solucionará el
conflicto.

En segundo lugar, señalar la necesidad de proceder a una mayor
concentración de los observadores y destacamentos aislados de cascos
azules con vistas a reducir su vulnerabilidad, aunque eso reduzca también
las misiones de interposición.

En tercer lugar, agradecer que todos los países relacionados con el
conflicto estuvieran presentes en la reunión, con especial mención a la
presencia de un observador de la Federación Rusa, país cuyo papel es
esencial para mantener la relación con la parte serbia.

Como balance final de la reunión de París hay que señalar que los
ministros expresamos nuestra determinación en apoyar el proceso
diplomático, a la vez que condenamos los bombardeos de las áreas seguras
y las acciones de



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las partes contra los cascos azules. En la reunión quedó claro que la
misión de las fuerzas de Naciones Unidas no es forzar una acción militar,
sino actuar en apoyo del proceso de paz en la ex Yugoslavia, asegurar la
ayuda humanitaria a la población civil y controlar los altos el fuego
entre las partes.

Respecto a la Unidad española actualmente desplegada en la zona, conviene
decir que los estudios ya realizados por el Estado Mayo de la Defensa y
el Estado Mayor del Ejército han venido a concluir que la actual
estructura de nuestra agrupación, con algunas mejoras en cuanto a
potencia de fuego cuyo detalle no entraré a exponer, es la adecuada para
garantizar su propia seguridad y permitir el cumplimiento de la misión.

Por eso, las únicas medidas a tomar consisten en reforzar esa potencia de
fuego de nuestros cascos azules.

Para concluir, Señorías, quiero resaltar la necesidad que en estos
momentos tiene la comunidad internacional de aunar sus esfuerzos para
recuperar una situación propicia a la negociación y de reflexionar sobre
cuáles serán las acciones a emprender, tanto políticas como militares,
para restablecer la normalidad en la antigua Yugoslavia lo antes posible.




El señor PRESIDENTE: Como habrán observado, ha habido un error por parte
de la Presidencia al anunciar la tramitación conjunta de las dos
solicitudes de comparecencia. Se van a realizar de manera
individualizada. Por tanto, para exponer lo que estime conveniente tiene
la palabra el portavoz del Grupo solicitante de la comparecencia, del
Grupo Popular, señor López Valdivielso.




El señor LOPEZ VALDIVIELSO: Señor Presidente, teniendo en cuenta que va
todo muy ligado, que la situación que se ha producido tiene mucho que ver
con el bombardeo y con sus efectos, pediría a la Presidencia que
reconsiderase la decisión y que el señor Ministro nos informase de dicho
compromiso para hacer una intervención conjunta posteriormente. Me parece
que es más práctico, puesto que no se puede desligar una cosa de otra.




El señor PRESIDENTE: Señorías, saben el problema de tiempos de
intervención que tenemos, pero el señor Ministro de Exteriores dice que
no existe inconveniente para que se trate de esta manera.

Por tanto, podemos pasar a que el señor Ministro conteste a la solicitud
de comparecencia del Grupo de Izquierda Unida, y posteriormente
intervendrían los portavoces, tal y como había indicado anteriormente.

Señor Ministro, vuelve a tener la palabra.




El señor MINISTRO DE DEFENSA (García Vargas): Señor Presidente, señorías,
las operaciones aéreas sobre el territorio de la antigua Yugoslavia se
realizan de acuerdo con los mandatos de Naciones Unidas recogidos en
distintas resoluciones del Consejo de Seguridad, son la 781, 816, 836,
958 y 981. Estas resoluciones autorizan dos cuestiones principales para
garantizar la seguridad de la asistencia humanitaria en Bosnia y
Herzegovina. Primera, la intervención de los Estados miembros tanto a
nivel nacional como por conducto de organizaciones o arreglos regionales
bajo la autoridad del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y con
sujeción a la estrecha coordinación con su Secretario General y con
Unprofor. En segundo lugar, está la adopción de todas las medidas
necesarias, incluido el uso de la fuerza, para prohibir los vuelos
militares en el espacio aéreo de Bosnia-Herzegovina, proporcionar apoyo
aéreo directo a las fuerzas terrestres desplegadas sobre el terreno y
atacar objetivos que amenazan la integridad de las zonas seguras
establecidas por Naciones Unidas en la Resolución 824.

Como ya expliqué ante esta Comisión en mi comparecencia de 27 de junio
del pasado año, ante esta solicitud de Naciones Unidas el Gobierno
español decidió poner a su disposición ocho aviones de combate F-18 y dos
aviones de reabastecimiento en vuelo Hércules KC-130, que comenzaron a
operar desde la base italiana de Aviano el 1 de diciembre del pasado año.

En consecuencia, las fuerzas aéreas españolas participan en una misión
establecida por Naciones Unidas; ejecutan las operaciones que sus
resoluciones autorizan, intervienen en aquellas acciones decididas por la
propia Naciones Unidas a través de su Secretario General o de su
delegado, señor Akashi, y actúan bajo mando operativo nacional que ejerce
el Jefe del Estado Mayor de la Defensa.

España no ha puesto, pues, sus fuerzas bajo el mando operativo de ninguna
organización internacional, sea ésta Unprofor, la Unión Europea
Occidental o la OTAN, y su actuación respeta escrupulosamente los
términos establecidos en el referéndum de 1986. Las afirmaciones de que
la participación de la fuerza aérea española en las operaciones de la
antigua Yugoslavia supone la incorporación a la estructura de mandos
integrados de la OTAN y, por tanto, el incumplimiento del referéndum de
1986, parten de un error inducido por la no distinción entre dos
conceptos distintos: mando operativo y control operativo.

El mando operativo, que supone decidir en cada momento en qué misiones se
interviene y, por tanto, conlleva una plena disponibilidad de las
fuerzas, lo retiene en todo momento el Gobierno español a través de su
Ministro de Defensa y de su Jefe de Estado Mayor de la Defensa. Si España
hubiera puesto sus unidades bajo mando operativo de un mando principal de
la Alianza pudiera afirmarse, entonces, que se integraba en su estructura
de mandos, y serían estos mandos quienes decidirían dónde, cómo y cuándo
emplear a nuestras fuerzas, facultades que en ningún caso hemos cedido a
la OTAN en estas operaciones ni en ninguna otra.

El control operativo, por su parte, permite, después de la decisión
adoptada por el Gobierno del empleo de las fuerzas, la coordinación y
dirección de acciones específicas limitadas no sólo en su función, sino
también en el tiempo, y realizadas de acuerdo con los planes de
operaciones previamente decididos para todas las fuerzas participantes.

Esta forma de participar en la operación es la utilizada comúnmente por
las naciones que no pertenecen a la estructura militar integrada; es la
misma modalidad que utiliza



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Francia, que es el país con mayor número de efectivos terrestres puestos
a disposición de Unprofor y el segundo en importancia de medios aéreos
puestos a disposición de la ONU a través de la OTAN. Francia aporta tres
veces más aviones que España.

Para dirigir una operación de tal envergadura, en la que participan
unidades de doce naciones, se necesita una organización con
infraestructura suficiente y experiencia probada. Por ello, Naciones
Unidas ha encargado a la Alianza Atlántica que coordine la utilización de
todos los medios aéreos aportados por las naciones, porque además de
disponer de la estructura necesaria es la única organización que puede
aportar procedimientos operativos comunes a todos los países
occidentales.

El referéndum de 1986 no impide en absoluto que España no pueda realizar
operaciones militares en colaboración con los demás aliados. Aunque
España no pertenece a la estructura integrada de mandos de la OTAN, es un
aliado solidario de la Alianza Atlántica dispuesto a intervenir tanto en
las operaciones que dicha organización decida en defensa de la seguridad
colectiva, como en aquellas otras que ejecute por mandato expreso de
Naciones Unidas.

Ahora, señorías, me referiré a las operaciones aéreas que motivan esta
comparecencia y que, insisto una vez más, han sido realizadas bajo el
mandato de Naciones Unidas. Como ya he explicado en mi anterior
comparecencia del día de hoy, en las últimas semanas se ha producido un
empeoramiento del conflicto de la antigua Yugoslavia que ha obligado al
Comandante de las Fuerzas de Paz de Naciones Unidas a demandar un alto el
fuego en Sarajevo y a requerir del ejército serbio-bosnio que devolviera
las armas pesadas sustraídas de los puntos de recogida de Osijek y
Poljime antes de las doce horas del día 25 de mayo. Además se exigía la
retirada de armamento pesado de la zona de exclusión de Sarajevo o bien
la entrega del mismo en los puntos de recogida antes del día 26 a las
doce horas. El incumplimiento de estas condiciones hacía imposible
conseguir el restablecimiento de la normalidad en las zonas seguras
establecidas en la Resolución 824 de Naciones Unidas, y obligaron a hacer
uso de la autorización contenida en su Resolución 836, que permite atacar
blancos que amenacen la integridad de las citadas zonas seguras.

En consecuencia, se seleccionaron diversos objetivos militares de común
acuerdo entre el Comandante de las Fuerzas de Paz de Naciones Unidas y el
representante especial del Secretario General, señor Akashi, según un
sistema preestablecido que pretende una respuesta proporcional a la
transgresión realizada y minimiza los daños colaterales mediante el uso
de armas convencionales apropiadas.

En resumen, los ataques fueron llevados a cabo a solicitud de Unprofor y
con la aprobación de Naciones Unidas, siguiendo el procedimiento de la
«doble llave». Se realizaron dos operaciones aéreas, la primera el día 25
de mayo sobre un depósito de municiones de la ciudad de Pale. Esta
operación fue llevada a cabo por una formación multinacional de aviones
que participan en la operación «Deny Flight», exclusión de vuelos, y se
alcanzaron la mayor parte de los objetivos. Tras este ataque, los
serbio-bosnios llevaron a cabo bombardeos sobre diferentes áreas seguras,
especialmente sobre Tuzla, y no cumplieron la condición de retirar las
armas pesadas de la zona de exclusión de Sarajevo.

Esta actitud de los serbio-bosnios dio lugar a una segunda operación
aérea, del día 26, sobre objetivos próximos a los del día anterior,
efectuada por aviones de varias nacionalidades que, partiendo de diversas
bases italianas, llevaron a cabo con éxito su misión sin producir daños
colaterales y regresando todos ellos sin ningún problema.

La ejecución de una misión de esta clase conlleva una elevada complejidad
y disposición de medios de muy diferente tipo que supone la participación
material y práctica de todos los países contribuyentes, y no solamente la
anuencia y responsabilidad colectiva como naciones aliadas.

Para que SS. SS. se hagan una idea de lo que supone una misión de este
tipo, y como ejemplo, les diré que, sin tener en cuenta toda la fase de
planeamiento y preparación de la misión en sí, que tal vez sea la parte
más densa y que requiere la participación de mayor número de personas y
órganos técnicos, lo que es simplemente la pura ejecución de un ataque
tipo o modelo estándar a objetivos terrestres muy limitados y concretos,
como ha sido el caso de dos últimos ataques llevados a cabo en Bosnia,
requiere formaciones de bombardeo a los objetivos (duplicando cada uno de
los atacantes para asegurar el resultado, lo que supone de 12 a 16
aviones); una o dos formaciones para eliminar las posibles defensas
antiaéreas (de 4 a 8 aviones); una o dos patrullas de reconocimiento para
comprobar los resultados del ataque (2 a 4 aviones) y dos o tres
patrullas de escolta que los defiendan de posibles ataques aéreos (4 a 6
aviones).

A esto hay que añadir aviones pesados de mando y control, guerra
electrónica, de alerta en vuelo y conducción, así como de
reabastecimiento en vuelo (6 a 8 aviones) y aviones o helicópteros de
rescate más sus propias escoltas (8 a 10 aeronaves), lo que supone poner
en el aire un total de entre 35 y 50 aviones.

A todo lo anterior hay que añadir los cientos de técnicos que preparan
los aviones en tierra, los arman, conducen la misión y los controlan.

Por lo tanto es incorrecto hablar de que aviones de uno u otro país
fueron los que llevaron a cabo el ataque. Obviamente se utilizan para
cada función aquellos que son más adecuados y están mejor preparados,
pero un amisión de este tipo sólo puede entenderse como una suma de
esfuerzos multinacionales, muy numerosos y altamente capacitados. La
participación en ella, desde un punto de vista técnico, exige una
cualificación muy elevada, al margen del resultado político de la misión.

En cuanto a la información disponible por el Gobierno español, debo
reseñar que el Mando Operativo Aéreo del Ejército del Aire proporciona
todas las tardes al Ministerio de Defensa una relación detallada de las
operaciones que van a llevarse a cabo a lo largo del día siguiente, con
mención, obviamente, de la participación o no de aviones españoles en las
mismas. Cuando la decisión se toma el



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mismo día, el Mando Operativo Aéreo la comunica al Ministerio de Defensa
en tiempo real. Esta información es reservada.

Entre las aeronaves puestas a disposición del Mando Sur de la Alianza
para ejecutar las misiones que ordene Naciones Unidas, las hay de
especialización y tipos muy diversos. Nuestros F-18 figuran entre los más
polivalentes. Según la misión a realizar, con la complejidad que antes
mencioné, se decide una composición u otra de la formación o formaciones
que la ejecutarán.

La inclusión o no de aviones de una u otra nacionalidad depende de esa
composición y de la disponibilidad de aviones y pilotos, que depende, a
su vez, de la aplicación de normas de mantenimiento y de descanso. En
definitiva, existe una rotación de aviones y pilotos.

En todo momento, el Gobierno español, a través del Ministro de Defensa y
del Jefe del Estado Mayor dela Defensa, puede decidir sobre las misiones
en que intervenir.

Desde que comenzó la misión a principios de diciembre del año pasado, no
se ha hecho uso de esta capacidad, manteniéndose el criterio de que los
aviones españoles estaban a disposición de la ONU sin condiciones.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor López Valdivielso.




El señor LOPEZ VALDIVIELSO: Lo que está claro es que la situación cada
día es más grave y la salida más difícil, y no hace falta ser ningún
experto analista con especiales dotes de fino estratega para llegar a
esta conclusión, aunque a mí me sigue reconfortando siempre escuchar al
señor Ministro de Asuntos Exteriores y el optimismo que expresa en sus
intervenciones. En definitiva, ésta sería un poco la crónica resumida: la
situación está cada vez más difícil y una vez más no nos queda más
remedio que denunciar la incapacidad de las organizaciones
internacionales par influir eficazmente en la resolución de este
conflicto.

Yo tenía en la memoria la indignación que provoqué al señor Ministro de
Defensa en una ocasión en la que me referí a esta incapacidad de las
estructuras internacionales. He buscado el «Diario de Sesiones» y fue el
día 22 de julio de 1992; va a hacer tres años, tres largos años. Yo ponía
en duda la eficacia de las muy tímidas medidas que por entonces se habían
puesto en práctica. En concreto nos estábamos refiriendo a nuestra
participación en el embargo naval.

He releído lo que me contestó el Ministro de Defensa. Me dijo: No puedo
compartir las críticas feroces que se han hecho en esta sesión por parte
de varios grupos, especialmente el Grupo Popular, respecto a la actitud
europea, a la actitud de las organizaciones de seguridad, Naciones Unidas
y todo lo que se le ha puesto por delante. Y luego el señor Ministro
seguía acusándonos de electoralistas, de demagogos, etcétera.

En otro momento de su intervención dijo el señor Ministro de Defensa:
Creo que cuando juzgamos a Naciones Unidad, a la CSCE, a la OTAN, a la
UEO hay que ser un poco más prudentes. No puede equivocarse de una forma
tan radical el conjunto de la comunidad internacional; no puede
equivocarse, insistió.

Y una última cita, señor Presidente: En todo caso --decía el señor
Ministro de Defensa-- la comunidad internacional, representada por
Naciones Unidad, va a seguir trabajando para que la presión sobre las
partes involucradas sea cada vez mayor y el conflicto vaya perdiendo
intensidad. Yo recuerdo que me quedé reflexionando y pensé: Bueno, a lo
mejor me he excedido; ojalá el señor Ministro de Defensa tenga razón.

Pero tres años después, señor Ministro, me reconocerá que no tuvo usted
un día demasiado profético que digamos.

Hoy nos encontramos otra vez con la ONU, la OTAN, Europa, el Grupo de
Contacto y la comunidad internacional, citados como entes lejanos,
impersonales, supranacionales, como excusa en la que diluir las
responsabilidades, como si todas estas organizaciones tuvieran vida
propia y nadie respondiese en este caso de sus errores, de lo que hacen,
de lo que no hacen, de sus decisiones y, sobre todo, de sus indecisiones.

Pero esto no es así, y ya lo he dicho también en otras ocasiones. Estamos
hablando de estructuras de organizaciones fundamentalmente
gubernamentales. Las decisiones se toman en reuniones de ministros
concretos, de gobiernos concretos, y ustedes son ministros concretos de
un gobierno concreto y, por tanto, ustedes, señor Ministro, son
corresponsables en la parte que les corresponda fuera de aquí, pero al
cien por cien aquí, en el Parlamento español, como miembros del Gobierno
español, son responsables, insisto, de las decisiones que en relación con
todo el conflicto se vayan tomando. La oposición o las oposiciones podrán
apoyar, no apoyar o abstenerse, pero en ningún caso compartir o
participar en la responsabilidad de las decisiones, simplemente porque
esto es así, porque el que tiene que decidir es el Gobierno.

Esta comparecencia fue solicitada, señor Presidente, fundamentalmente
como consecuencia de la participación de aviones españoles en un
bombardeo contra objetivos serbios, por el bombardeo en sí, por sus
consecuencias y por el cambio cualitativo que, sin duda, todo esto supone
en la historia de nuestra intervención en esta crisis.

Quiero plantear dos cuestiones previas. La primera de ellas es el
reconocimiento a nuestro ejército del aire por la competencia y la
profesionalidad que ha demostrado no sólo en esta acción sino en el
conjunto de las operaciones que viene realizando en Bosnia-Herzegovina.

Nuestra fuerza aérea ha demostrado --no se lo negamos-- a pesar de su
escaso número de aviones y de su aún más escaso presupuesto, que es capaz
de codearse puntualmente con la fuerza aérea más poderosa del mundo.

Dicho esto, quiero llamar la atención al señor Ministro de Defensa para
que no se engañe y mucho menos intente engañar a nadie cayendo en la
tentación de creer que éste es el termómetro, la realidad global del
nivel de operatividad de nuestras fuerzas armadas y, concretamente, del
ejército del aire, porque usted sabe --lo sabe mejor que yo y si no lo
sabe es que no le informan o no quiere darse por informado-- que no todos
los aviones son iguales y que, por otra parte, el coste del despliegue de
nuestros aviones



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en Aviano está lastrando todo el resto de la operatividad de nuestra
aviación militar. Sin duda nuestros pilotos son capaces de cumplir con
éxito ésta y otro tipo de misiones, pero siempre que tengan el material
adecuado.

La segunda reflexión, señor Presidente, es que han tenido que pasar doce
días naturales para que el Gobierno compareciese en esta Comisión para
informar. Y han pasado sólo doce días, por un lado, porque lo hemos
solicitado desde la oposición y, por otro, porque hemos insistido hasta
la saciedad --y de eso es testigo el señor Presidente de la Comisión de
Defensa-- para que se celebrase esta semana, porque si no habrían pasado
veinte días en vez de doce, y de algo tan importante, señores ministros,
el Gobierno tendría que haber informado a petición propia al día
siguiente, en la primera oportunidad parlamentaria hábil. Y cuando hablo
de informar, hablo de informar aquí, en el Parlamento, con luz y
taquígrafos.

Con relación al bombardeo en sí, una de las cuestiones que desde otros
ámbitos se ha planteado es si violenta o no violenta las condiciones del
referéndum para nuestra permanencia en la OTAN. Yo no voy a entrar en ese
debate. Es bien conocida nuestra posición con respecto a dicho referéndum
en su momento, aun cuando aceptásemos su resultado. Pero lo que no quiero
dejar de denunciar es la política de hechos consumados de nuestra
involucración en la OTAN por la puerta falsa, de espaldas al Parlamento,
a la opinión pública, como con miedo --y quizá ésa sea la razón-- a
despertar sus viejos fantasmas, esos que tienen encerrados en sus
sótanos, en sus desvanes y en sus buhardillas, y que, por cierto, ojalá
no vuelvan ustedes nunca a sacar a pasear.

En relación con el bombardeo hay que analizar el grado de cesión del
mando que el Gobierno español ha hecho en favor de la ONU y de la OTAN,
en contra de lo dicho y repetido por ustedes en tantísimas ocasiones.

Tenemos la sensación de que en la evolución del conflicto hemos ido
perdiendo el control del mando de nuestras tropas; tenemos esa sensación.

No hay duda que se ha producido un cambio de la misión, pero yo no entro
a analizar el fondo. Da la sensación de que los acontecimientos han ido
atropellando al Gobierno, el Gobierno ha hecho un cuerpo a tierra y nos
hemos ido involucrando en el conflicto un poco sin enterarnos, sin que el
Gobierno se enterase más que a toro pasado. Empezamos con el envío de una
fragata, y después dos. A continuación enviamos una fuerza para una
misión humanitaria y hemos pasado de escoltar convoyes a servir como
fuerzas de intervención, y nuestros aviones, de controlar espacios aéreos
--que en eso consiste la Deny Fligh-- a involucrarse directamente
formando parte de una fuerza de combate de castigo directo contra los
serbios.

Por eso preguntamos al Gobierno: ¿Por qué cambia la misión? ¿Sólo porque
los acontecimientos les han ido arrollando? Siempre han sostenido, y así
lo han trasladado a la opinión pública, que nuestra presencia era la de
una fuerza de paz. La acción de castigo, el bombardeo, señor Presidente,
por muy sancionado que esté por la ONU, es una operación de una
naturaleza radical y cualitativamente distinta. Nosotros creemos,
insisto, que los acontecimientos les han superado y los dedos se les
hacen huéspedes, y aquí estamos haciendo no solamente todo lo que debemos
hacer, sino que a nuestro juicio estamos empezando a hacer un poco más.

El señor Ministro de Defensa nos ha dicho que fue informado del ataque
aéreo y de la participación de nuestros aviones. Una primera cuestión que
yo quería plantearle es si nuestros aviones han participado antes o
después en otras misiones de estas características, no habiendo sido
informados de ello. Y por matizar, informado o consultado, porque
obviamente no es lo mismo. Incluso damos un paso más, informado,
consultado o le pidieron autorización, porque el señor Ministro no lo ha
dejado muy claro. Además, pongo en relación lo que ha dicho ahora con sus
declaraciones en rueda de prensa el día 26 de mayo, en la que dijo --es
una transcripción de la grabación--: La comunicación que se recibe
consiste en un anuncio muy breve de que se va a actuar sobre tales
objetivos en tal momento, y eso se conoce con algunas horas de
anticipación, y la decisión que tiene que tomar el Gobierno español, a
través del Jefe del Estado Mayor de la Defensa y de mí mismo, es si nos
negamos a tomar parte o no, y como nuestra oferta a Naciones Unidas fue
sin condiciones, en ninguno de los momentos se ha producido negativa.

Por eso ya no sé si simplemente nos informan, si nos consultan o nos
piden autorización, porque si nos piden autorización pero nosotros hemos
renunciado a autorizar y nos damos por satisfechos con la mera
información, yo creo que esto, señor Ministro, nos lo tendría que
aclarar. O dicho de otra forma, ¿puede el señor Ministro de Defensa no
autorizar, impedir el empleo de los aviones españoles en este tipo de
misiones? Y si le pidieron autorización para este ataque en concreto
--que por lo que deduzco de sus palabras fueron ataques-- y la concedió
realmente --si es que podemos conceder autorización o no podemos
concederla--, ¿qué evaluación previa hizo de los objetivos, del
bombardeo, de sus riesgos, de sus consecuencias, del riesgo para nuestros
cascos azules? ¿Se previó lo que luego pasó, la toma de rehenes? Porque
del bombardeo, al final, lo peor fueron las consecuencias. ¿Nadie previó
que esto podría suceder? Acaba de reconocer el señor Ministro de Defensa
que los observadores son muy vulnerables y que es muy fácil su captura.

Supongo que alguien tendrá que evaluar y valorar esto cuando se toma la
decisión o cuando se autoriza un tipo de operación de estas
características. ¿Nadie se esperaba la reacción de los serbio-bosnios? Y
que conste que lo que ha pasado no es nada si lo comparamos con lo que
podía haber pasado. Les han capturado y les han utilizado como escudos
humanos, pero les podían haber fusilado. A las pocas horas asesinaron a
cientos de personas, población civil. Luego es imprevisible lo que podía
suceder. Por eso mi pregunta es: ¿Alguien evaluó cuál podía ser la
represalia por esta acción de bombardeo? ¿Nadie se esperaba esta reacción
de los serbio-bosnios? Nos cabe hacernos otra pregunta; ¿En qué manos
están confiadas las vidas de nuestros cascos azules? Ya sabemos que están
en un escenario de peligro, de riesgo, que corren allí un gran riesgo,
pero hay que evaluar las consecuencias de determinadas acciones. ¿Quién
decide? ¿Están



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nuestros cascos azules en nuestras manos, en las manos del Gobierno o en
otras manos? ¿Y sabe por qué le pregunto esto, señor Ministro? Pues
porque nosotros queremos, nosotros preferimos que estén en las suyas.

Preferimos que las decisiones de esta gravedad, que afecten a nuestras
tropas, estén en sus manos. En este caso, nos fiamos mucho más de usted
que de todos los organismos internacionales juntos, porque sabemos que
usted va a velar mucho más por la seguridad de nuestras fuerzas armadas.

Por eso reclamamos de usted y del Gobierno que retomen el control de
nuestras fuerzas, un control que creemos que se ha ido perdiendo en el
transcurso de esta operación. Al menos creemos que es así si nos
remitimos a todas las declaraciones que ustedes han hecho desde el
comienzo del conflicto hasta este momento. Hay que retomar el control de
nuestras fuerzas, de nuestras unidades y sobre las operaciones en las que
puedan llegar a estar eventualmente envueltas, naturalmente con toda la
coordinación, sincronización y sintonía necesaria con quien sea, con la
OTAN, con Unprofor, con la onu y con quien sea, pero queremos que las
decisiones que afecten directa y gravemente a la seguridad de nuestras
tropas no las tomen, en última instancia, otros. Y si hemos renunciado,
como usted dijo, a poner condiciones, esperamos que esa renuncia no sea
irreversible, porque a mí me parece que, en todo caso, debemos poder
decir la última palabra sobre si nuestras fuerzas deben estar
involucradas o no en determinadas misiones, teniendo en cuenta cuál ha
sido la evolución del conflicto. No sé si me he expresado con claridad,
pero yo creo que sí. También hemos dicho muchas veces que creemos que
nuestra involucración en el conflicto va muchísimo más allá de nuestros
intereses en la zona, de lo que nos jugamos allí, de la capacidad,y
posibilidad de nuestras fuerzas armadas, de nuestros presupuestos. Hemos
dado ya pruebas más que suficientes de solidaridad, de capacidad de
asumir compromisos internacionales, de cooperar en la ayuda a la
población, y todo esto tienen que tenerlo muy claro nuestros aliados a la
hora de exigirnos y pedirnos más. Creo que hemos dado muestras más que
suficientes de que hemos sido capaces de poner medios, para intentar
resolver el conflicto, muy por encima de lo que podría ser exigible
teniendo en cuenta, como he dicho, tanto nuestro interés directo allí
como nuestras capacidades.

Y termino, señor Presidente. Yo creo que ha habido una constante --por lo
menos eso hemos pretendido-- en nuestra posición sobre este asunto, que
es, por encima de todo, la seguridad de nuestras tropas. Vuelvo a decir
que ya sé que no están haciendo unas maniobras, están en un sitio muy
complicado, pero tenemos en estos momentos mayor preocupación, si cabe,
porque la situación se va deteriorando aún más. Por eso, ahora más que
nunca les preguntamos qué es lo más importante. Este conflicto no lo van
a resolver los cascos azules españoles, ni siquiera la ONU. Este
conflicto va para muy largo. No tiene solución por el momento. Por eso
creemos que la prioridad del Gobierno español debe ser preservar a
nuestras tropas de aquellos riesgos que vayan más allá de lo que podía
ser tolerable. Mientras nuestra presencia siga siendo necesaria --y
conste que creemos que sí, que si no estuviesen sería peor--, tómense
todas las medidas oportunas para reforzar su seguridad. Y cuando digo
todas digo todas. Yo no sé si para eso hay que enviar más tropas o no, si
hacen falta helicópteros, carros de combate o más aviones. Entiéndaseme.

Ese no es el debate aquí. Eso tendrán que estudiarlo los mandos
militares. Yo no estoy capacitado para evaluar y decir si hay que mandar
más morteros o no. Y creo que usted tampoco, señor Ministro. Eso tienen
que evaluarlo quienes tienen que hacerlo. A usted le corresponde la
responsabilidad política de la decisión política, y ésa sí, ésa es suya y
sólo suya, y deberá tomarla y después informar a este Parlamento.

Como dijimos hace sólo unos días, en la última comparecencia en la
Comisión de Asuntos Exteriores, síganse todo tipo de presiones políticas
y diplomáticas que sean precisas para dar salida al conflicto. No caemos,
desde luego, en un pesimismo derrotista, pero no compartimos en absoluto
el más mínimo optimismo sobre una posible evolución del conflicto en los
próximos meses.




El señor PRESIDENTE: Señor López Valdivielso, quiero decirle que esta
Comisión sólo podía ser convocada a partir del jueves de la semana pasada
y que se ha convocado en el momento más inmediato posible, porque antes
había que contar con el dictamen de la Mesa del Congreso.

Por el Grupo de Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya, tiene la
palabra el señor Alcaraz.




El señor ALCARAZ MASATS: Señor Ministro, a nuestro juicio los bombardeos
de mayo con participación española suponen la ruptura de las condiciones
y compromisos del referéndum de la OTAN de 1986, ponen en riesgo a
nuestros soldados y militares en la ex Yugoslavia, e impiden también su
labor humanitaria, perjudicando por tanto a la población civil. A nuestro
juicio se empieza a romper la dialéctica del acuerdo político, que es la
única vía posible: el acuerdo político y negociado, y se rompe --también
hay que decirlo-- por primera vez la política y la cultura de neutralidad
del Estado español en muchísimos años. Por tanto, señores ministros,
Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya solicita formalmente una reunión
del Presidente del Gobierno, don Felipe González, con los máximos
dirigentes de las fuerzas del arco parlamentario, como se convocó hace
poco más de dos años cuando se inició la misión supuestamente humanitaria
en la ex Yugoslavia. Pensamos que es una reunión urgente dada la
constitución, anunciada anoche, de una fuerza de intervención o de acción
rápida con dos posibles objetivos: la intervención directa o la ayuda a
la eventual retirada de los cascos azules.

En la comparecencia que ustedes acaban de hacer, en todo caso, hay una
pequeña crítica a la posible constitución de esta fuerza de intervención,
pero no hay una posición decididamente en contra. Sin embargo hay algo
que matiza una posible dicotomía cuando dicen que habrá que redefinir la
posición y la acción de las fuerzas de Unprofor. Hasta cierto punto
recuerdan no voy a decir tanto una contradicción cuanto una especial
disyuntiva entre ustedes dos en la comparecencia del 18 de mayo de 1995,
cuando de



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una parte hablaban de la necesidad del mantenimiento de las fuerzas
españolas y de Unprofor en Yugoslavia y de otra parte hablaban de la
aceptación explícita española del plan de contingencia de la OTAN. Si
esto es así, si se está deslizando la situación hacia una fuerza de
intervención rápida, que ustedes aquí no han desmentido, a la que no se
han opuesto realmente, estamos asistiendo, creemos, a la adopción de una
solución militar interna para el grave problema militar, político,
étnico, religioso, etcétera, que está en el fondo del estallido de la
antigua Yugoslavia. Por tanto, si esto es así, que parece ser que sí lo
es puesto que ni siquiera se ha redefinido el carácter de las fuerzas de
Unprofor cuando ya se ha constituido la fuerza de intervención rápida,
estaríamos asistiendo a un triunfo de la política de Estados Unidos o, lo
que es igual, a un fracaso de la política de la Unión Europea. Pensamos
que hay que evaluar la situación de inmediato y conjuntamente. Y no sólo
aquí hoy, sino también con los máximos dirigentes de las fuerzas del arco
parlamentario, teniendo en cuenta asimismo que hay situaciones que, por
razón de seguridad, quizá no se puedan discutir a cielo abierto, pero hay
que discutirlas, como se discutieron hace algo más de dos años cuando nos
incorporamos a la antigua Yugoslavia como fuerza de acción humanitaria.

Por nuestra parte vamos a discutir desde la matriz de que no es posible
una solución militar y de que el futuro inmediato de nuestros soldados y
militares hay que empezar a discutirlo ya.

Señor Ministro, se establecieron condiciones y compromisos por parte del
Presidente del Gobierno, don Felipe González, con respecto a la
permanencia de España en la OTAN en el referéndum de 1986. Se dijo que
España no pertenecería al Mando Militar Integrado, e incluso se llegó a
hablar públicamente de manera redundante, reiterativa, recurrente, de que
había dos tipos de OTAN, dos OTAN, una política y otra militar, y que
nosotros sólo nos inscribíamos en la OTAN política. Habiendo puerta
grande, ¿por qué entrar por la puerta pequeña? ha venido a decir el
portavoz del Partido Popular. Una segunda condición y compromiso
explícito clarísimo del Presidente del Gobierno era que no asignarían
efectivos ni soldados españoles a acciones bélicas fuera del país. Y
había un tercero en el sentido de que no permitiríamos almacenamiento ni
instalación de armas nucleares. Hay que recordar a este respecto que
nosotros decíamos que se olvidaba la palabra tránsito. A nuestro juicio
se ha violado el referéndum de la OTAN, fundamentalmente en dos puntos:
la asignación de soldados y militares españoles y, al mismo tiempo, la
asignación de medios de guerra --aviones artillados con misiles-- a una
acción directa fuera de nuestras fronteras. En segundo término el Mando
Militar Integrado de la OTAN ha dirigido y organizado las operaciones.

Usted nos viene a decir aquí que no se ha distinguido --cosa que hasta
ahora no se conocía públicamente y que en absoluto figuró como argumento
en la campaña del referéndum-- entre mando operativo y control operativo.

Si ustedes querían distinguirlo y querían decir a los españoles que se
podía permitir específicamente y con tiempo limitado la participación en
acciones de guerra fuera de las fronteras del país, tenían que haberlo
dicho en la campaña del referéndum de la OTAN. Ahora no vale decir, con
un esguince semántico (Rumores.), que nos permite participar en
operaciones bélicas fuera de nuestras fronteras, que además son
operaciones fuera del mismo territorio del Tratado de Washington. Por
otra parte, se nos dice que la ONU encarga a la OTAN que coordine. No
creemos que la subcontrata directa con la OTAN sea la única posibilidad
en estas acciones. Por tanto, cuando así se realiza, la decisión del
Gobierno español parece que queda absolutamente mermada en función de
posiciones que no entendemos y que siempre hemos criticado. Por otro
lado, el señor Ministro dice que se establece un turno --hay rotaciones--
y que en este caso le tocó a España y parece ser que no a Francia ni a
Inglaterra. Hay que recordar a este respecto que el señor Juppé ha dicho
que la acción militar ha sido un fracaso. Luego quiere decir --por lo
menos aquí se produce una contradicción-- que con independencia de este
turno, al que usted alude, de manera preconcebida los franceses creían
que podía ser un fracaso y con posteridad han calificado como fracaso
militar la acción de los días 25 y 26 de mayo.

Otra cosa al respecto, señores ministros, es que nosotros no apoyamos la
incorporación de los ocho F-18 A el 1 de diciembre a la base de Aviano, a
pesar de lo que dijo el Presidente del Gobierno el miércoles pasado en el
Pleno en contestación al Diputado de Izquierda Unida-Iniciativa per
Catalunya, don Ramón Espasa; no lo apoyamos. Dijimos que podía verse esta
situación que ahora mismo estamos contemplando, este escenario que en los
momentos actuales estamos sufriendo.

A nuestro juicio no es posible, en absoluto, una solución militar al
conflicto, y ésta es la que se empieza a intentar dar. Sería un hecho muy
grave la participación bélica de la fuerza de intervención rápida. No
compartimos este intento de solución teniendo en cuenta las condiciones
que yo he citado anteriormente, y no vemos una posición rotunda por parte
de los señores ministros, con independencia de cierta crítica que nos ha
leído aquí el señor García Vargas, que se ha hecho anteriormente a la
posibilidad de constitución de la fuerza de acción rápida. Pero esta
crítica no significa que no se vaya a apoyar, cuando de hecho
anteriormente ya se ha apoyado el plan de contingencia de la OTAN de
manera explícita. A nuestro juicio la intervención militar ha tenido
varias consecuencias absolutamente negativas constatables. Primera, poner
en riesgo aún mayor a la población civil. Ahí están las represalias
ocurridas --algunas de ellas aquí citadas-- como la de Tuzla. Segunda,
impedir la labor humanitaria propia de los cascos azules. La situación
actual allí impide el trabajo humanitario al que habíamos ido y a través
del cual pueden comer y beber miles de personas en la ex Yugoslavia. Pero
lo impide en cierto grado en estos momentos como consecuencia de los
bombardeos de los días 25 y 26 de mayo. También ha tenido otra
consecuencia: poner en peligro a los cascos azules (con respecto a esto
no hay ninguna duda) en función de represalias que puedan sucederse y,
desde luego, teniendo en cuenta la técnica de los escudos humanos. El
Comandante nos acaba de decir en unas declaraciones a Canal Plus que los
señores que lo habían tomado como rehén le dijeron que lo habían hecho en
función del



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bombardeo y de la participación de España en el mismo y que veían el
futuro bastante negro con respecto a su situación personal. Esperemos que
esto no sea así. A nuestro juicio no sólo se han limitado las
posibilidades políticas en un momento en que se empezaba a intuir
--quiero cuidar las palabras aquí-- el aislamiento de Karadzic, sino que
ha sido un auténtico --según opiniones que están sobre la mesa-- fracaso
militar. Esto también lo ha dicho hace unos días el Washington Post, lo
dijo el señor Juppé, y de antemano así lo habían valorado, desde luego
teniendo en cuenta las consecuencias posibles, los Gobiernos de
Inglaterra y de Francia.

Desde Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya hemos apoyado rotundamente
la presencia española para la ayuda humanitaria siempre, en temas de
catástrofes, procesos de desarme, misiones de control en Centroamérica,
en Africa, en la ex Yugoslavia. El apoyo de Izquierda Unida siempre ha
sido claro (no a la incorporación de los ocho F-18 en Aviano el 1 de
diciembre) con respecto a la misión humanitaria en la ex Yugoslavia bajo
el patrocinio de la ONU, pero siempre desde la neutralidad y desde la
solución política, la solución negociada. Hemos ido, señores Ministros, a
ayudar a la población civil, no a participar en acciones bélicas. No
hemos ido en ningún caso a apoyar la supuesta solución militar. En
absoluto esto le resta ningún tipo de credibilidad y solidaridad a
nuestros soldados y militares que fueron allí en misión humanitaria. El
problema no es ése. El problema es que han cambiado rotundamente las
condiciones. La situación ha cambiado como de la noche al día. Por tanto,
hacer esta crítica que en estos momentos se está haciendo no es que le
reste credibilidad y solidaridad a los soldados y militares, es que
intenta analizar una situación --que ya hay que empezar a analizar-- de
si podemos seguir allí, ojalá sí, o si hay que empezar a organizar la
retirada.

Nosotros pensamos que los días 25 y 26 de mayo se ha ido mucho más lejos
que en la Guerra del Golfo, cuando se ofreció territorio español al
servicio de las tropas en guerra con Irak y se hicieron misiones de
escolta con los buques de la Armada española, pero se negó rotundamente
siempre la posibilidad de entrar en conflicto directo. Ahora se han
rebasado todos los límites, ya que se han utilizado pilotos de cazas de
la Fuerza Aérea Española, es decir, soldados españoles y material español
para acciones de guerra directa como el bombardeo de Pale, y desde el
Pentágono se dio a conocer esta acción de guerra como organizada por la
estructura, por el mando operativo militar, tal como se dijo textualmente
después del bombardeo de Pale. Por tanto, había aviones de Estados
Unidos, aviones españoles y otros. Además, no compartimos la forma como
ustedes lo comunicaron en España, porque no se puede decir que era por
razones de seguridad cuando ya había sido hecho público en los Estados
Unidos; el Pentágono, la CNN y otros medios de comunicación ya habían
informado de la participación española en los bombardeos de los días 25 y
26. Por tanto, no entendemos que ustedes, habiendo sido ya publicado el
bombardeo de los días 25 y 26, ni negaran ni confirmaran, como si fuese
una cuestión de seguridad, cuando ese tema desgraciadamente estaba
rebasado por la información que se había dado desde Estados Unidos. Se ha
puesto en peligro la vida de nuestros soldados en tierra, y yo creo que
ha sido por la actitud tibia del Gobierno español. No tendríamos que
haber participado en ese bombardeo organizado por la estructura militar,
por el mando integrado militar de la OTAN. No teníamos que haber
participado, no había turno, y si hay una orden de la ONU le afecta a
quien esté en la estructura militar de la OTAN; a quien no esté no le
afecta o no le debe afectar. Si afecta es por razón de una decisión
política que se ha adoptado que nosotros en absoluto compartimos.

Nuestros soldados, nuestros militares en la ex Yugoslavia han hecho un
gran trabajo y, desde luego, tienen toda nuestra solidaridad. Pero
ustedes ahora están a punto de estropearlo todo colaborando en la
posibilidad del desencadenamiento de un conflicto de gran alcance, sea o
no largo. Este es el problema que tenemos en los momentos actuales, que
no sabemos, en función de la decisión de asumir la solución militar, por
lo menos por parte de Estados Unidos, las consecuencias que esto va a
traer a corto y medio plazo. Nosotros seguimos apoyando totalmente la
ayuda humanitaria, que ya es muy difícil de prestar, por lo menos en el
grado en que se hacía anteriormente; somos solidarios con ella, pero no
supone un gesto de solidaridad participar, a través de bombazos de la
OTAN, cuando además en los Balcanes el tema de la OTAN está tremendamente
mal visto desde la posición social, cultural y política, con
independencia de las posiciones que actualmente se puedan asumir allí.

Las cosas han cambiado radicalmente. Por eso solicitamos --vuelvo a
decirlo-- una reunión urgente del Presidente del Gobierno con los máximos
dirigentes de las fuerzas del arco parlamentario. A nuestro juicio hay
que desandar el camino de la solución militar. No se puede aceptar la
creación de las fuerzas de intervención rápida a dictado de la OTAN. Hay
que seguir, paso a paso, el desenlace de esta situación, analizando
tranquila, rigurosamente pero con rapidez, si ha menester, si es posible
permanecer ahora nuestras fuerzas, soldados militares, teniendo en cuenta
que la ayuda humanitaria puede seguir siendo imprescindible, y, en todo
caso, cómo se podría salir en caso de necesidad, cómo se podría salir en
caso de que la situación fuese absolutamente insostenible.




El señor PRESIDENTE: ¿Grupos que desean intervenir? (Pausa.) Por el Grupo
Catalán (Convergència i Unió), tiene la palabra el señor Carrera.




El señor CARRERA I COMES: Señor Presidente, aunque es un tema de suma
importancia, no deseo ninguna aclaración más a la participación de
aviones de guerra española, sino al ataque aéreo contra objetivos
situados en territorio de la ex Yugoslavia. Por los intervinientes
anteriores ya se han dejado planteadas una serie de interrogantes y
cuestiones al señor Ministro de Defensa, a las cuales no voy a añadir
ninguna. Pero hay una cuestión que yo creo que vale la pena que se
remarque de manera muy concreta. Algún portavoz ha dado la sensación de
que esta intervención militar de aviones españoles puede haber hecho
variar el objetivo de nuestra participación en todo el conflicto.




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Por ello solicito una explicación concreta sobre si ha variado o no el
objetivo de nuestra participación.

Déjenme expresar, al inicio de mi intervención, nuestra máxima y enérgica
condena por la toma de rehenes y, sin duda, nuestra gran preocupación por
la situación general y por las inadmisibles atrocidades que se están
produciendo en la zona.

Las comparecencias de hoy nos interesaban y nos interesan para recabar
más información si cabe y, por tanto, conocer con mayor claridad cuál es
la posición del Gobierno. Conminar a Karadzic y sus seguidores a que
pongan en libertad a los rehenes sin condiciones, intentar un mínimo
reequilibrio, si es posible decirlo, de la situación, a nuestro entender
está por encima de cualquier decisión que se haya tenido que tomar. Por
tanto, a raíz de esta situación habría que conocer una serie de
cuestiones. Por ejemplo, cómo se ve por parte española esta reagrupación
de las fuerzas de Unprofor. Sería interesante que se manifestara de
manera explícita y concreta la posición también acerca de la creación de
una fuerza de despliegue rápido. Por tanto, cuál sería la posición
española en este sentido y cuál es la valoración de las manifestaciones
efectuadas por parte de Rusia de que va a intentar poner un veto a la
decisión tomada de la creación de esta fuerza de despliegue rápido.

Algunos comentaristas --lo he estado oyendo estos últimos días-- hablan
incluso de la posibilidad de sustitución de Unprofor por una fuerza
multilateral similar a la de la Guerra del Golfo. ¿Se avanza en este
sentido? ¿Puede producirse una variación en este sentido? ¿Cuál sería la
posición de España?
Es cierto y el señor Ministro de Asuntos Exteriores va en la línea --y
todos estamos de acuerdo, creo-- de que la cuestión política debe imperar
sobre la participación militar. Pero, por ejemplo, la posición de
Alemania es estar dispuesta a ir más allá de la actual contribución
especial. El mismo Chirac habla en algunos momentos de sí al servicio a
la paz, pero no a la humillación actual. En esta línea ¿es que España va
a enviar más material o más tropas? ¿Se considera por parte del Gobierno
que nuestra aportación ha tocado techo, es decir, que estamos ya en los
límites máximos en los que podemos estar?
Algunos indican que la toma de rehenes que se ha producido últimamente
fue una sorpresa para los Gobiernos en general, pero no tanto para los
cascos azules, acostumbrados a situaciones extremas e incluso a todo tipo
de vejaciones. En este sentido, ¿cuál es la situación de nuestros cascos
azules en la zona? ¿Cuál es la moral que tienen en estos momentos? ¿Es
que existe posibilidad real de que parcialmente los cascos azules sean
relevados por otros de otras nacionalidades?
Otra cuestión que se nos plantea es la posición de Estados Unidos. Todo
parecía indicar que hasta el momento tenían una posición muy clara que
era ser partidarios de una intervención militar, pero lo dejaban como si
éste fuera un problema de Europa, como si el factor interés nacional que
siempre habían utilizado hubiera desaparecido. Ahora admiten --parece--
enviar marines para ayudar al reagrupamiento, si es que se produce, o
ayudas para el redespliegue. Yo me planteo ¿por qué este cambio de rumbo?
En caso de redespliegue ¿cuál sería la ayuda americana? Estando de
acuerdo --lo decía antes-- en que no hay salida militar al conflicto y
haciendo mención a la referencia del Ministro de Asuntos Exteriores
cuando hablaba del Grupo de Contacto, ¿es que se considera buena la
vigencia del plan de paz propuesto por este grupo? Dado que no
participamos de manera directa, ¿cuál es nuestra mínima participación o
qué papel juega España dentro de este Grupo de Contacto? A nuestro Grupo
Parlamentario le parece que puede jugar un papel decisivo. Y estando de
acuerdo en que la forma de actuar tiene que ser en coordinación con los
demás países que tienen contingentes destacados, es bien cierto que la
misión española no puede eternizarse. ¿Cuál es la opinión del Gobierno?
Por último, quiero recabar toda la información posible sobre temas de
seguridad: cuál es la situación actual de nuestros cascos azules --lo
decía anteriormente--, cuáles son las medidas de seguridad que se pueden
tomar, cómo siguen los contactos para la liberación de los rehenes y cuál
es --si es posible dar cuenta-- la situación actual de los mismos.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Socialista tiene la palabra el señor De
Puig i Olivé.




El señor DE PUIG I OLIVE: Señor Presidente, es la enésima ocasión en que
discutimos sobre la situación en la ex Yugoslavia, pero esta vez porque
estamos en una nueva fase. Es evidente que han cambiado las cosas en las
últimas semanas, desgraciadamente para mal. Estamos ante una actitud de
los serbobosnios, que todo el mundo conoce, absolutamente provocadora;
quizá algo más que provocadora porque cuanto se ha hecho hasta ahora para
intentar disuadirles y avanzar en la negociación política no ha servido
para nada y han adoptado actitudes radicales absolutamente impensables
hace siquiera unos meses, cuando se conocía una tregua en Sarajevo,
cuando parecía que había posibilidades de acuerdos políticos o, en
cualquier caso, de que no se recrudeciera la guerra.

Señorías, me ha extrañado un poco cómo se ha enfocado por algunos grupos
parlamentarios el debate de esta mañana, porque hemos oído
descalificaciones, ironías, críticas a las actitudes de los mandos
militares de la OTAN, de los responsables políticos de los gobiernos, de
las instituciones internacionales y prácticamente nadie ha hablado de los
serbobosnios. Incluso en un momento he tenido la impresión de que los
culpables de todo lo que está pasando son los gobiernos occidentales, las
organizaciones internacionales, y de que aquí no existe el señor Karadzic
ni los serbobosnios ni ningún ataque; no pasa nada; aquí hay un cúmulo de
errores de Occidente y nada más, por lo que traemos al debate si nuestro
Gobierno, en medio de este caos occidental, culpable de todo lo que está
pasando, tiene también responsabilidad. Creo que ése es un error enorme,
una equivocación total. Hay que tener en cuenta, en primer lugar, la
naturaleza del conflicto. Un conflicto que, por poco que se sepa de
historia, viene de lejos, que es muy difícil, que históricamente ha sido
complicadísimo y que, como se ha dicho en todas las ocasiones en que
hemos



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discutido aquí sobre ese tema, tenía una solución muy difícil. Aparte de
que mi Grupo Parlamentario y el Gobierno al que apoyamos han dicho
siempre, como algunas de SS. SS., que sólo hay una solución política, una
solución diplomática, y nunca una solución militar. Lo hemos dicho tantas
veces que ahora sorprende que se hable como si nuestro Grupo o nuestro
Gobierno apoyaran una solución militar. No ha sido ni es así. Lo que ha
habido realmente es una actitud amenazadora, y más que amenazadora, de
los serbobosnios, que deploran incluso los propios serbios, como es
sabido, que deploran los aliados tradicionales de los serbobonios, y de
ahí quizá sacaremos el hilo para encontrar una solución porque, desde
luego, si nos hallamos ante una actitud irredentista de los serbobosnios,
realmente va a ser muy difícil; si se ha llegado a la situación
absolutamente numantina de no ceder en nada, de no buscar una solución
política o aceptar la que sea, no digo ya la que sea posible, estamos ya
ante un callejón sin salida, en el que la comunidad internacional tiene
un cierto grado de impotencia. Esta es la realidad. No reconocer la
naturaleza del conflicto y sus dificultades reales es equivocarse
totalmente. Nadie había imaginado, al menos desde nuestro campo, que
habría una posibilidad de arreglo fácil --la historia ha demostrado en
los últimos meses y en los últimos años que era tremendamente difícil--,
y de lo que se trata es, en primer lugar, de que el conflicto sea lo
menos costoso posible, dentro del horror que ya conocemos y el desastre
que hemos vivido, y que esa solución, si es posible, llegue cuanto antes.

Por ello nuestro Grupo Parlamentario apoya firmemente las decisiones que
nuestro Gobierno ha tomado, no solo sino junto con la Comunidad Europea,
siempre con la Comunidad Europea y en el marco de Naciones Unidas.

Partimos de la idea de que la solución debe ser política, que todo
esfuerzo y presencia de tropas en Bosnia debe estar en la línea de esa
solución política --por tanto estamos hablando de ayuda humanitaria, de
fuerzas de paz--, y si hay intervención militar es pura y simplemente por
intentar disuadir. Todo el mundo sabe, hoy día, que no habrá posibilidad
de acuerdo político si no hay unos mínimos de disuasión en esta zona
frente a los que no quieren cesar de conquistar tierras, de quedarse
donde están, de construir su propia gran Serbia. Hay necesidad absoluta
de disuadir ante tropas, mandos y políticos que toman decisiones, como he
señalado, que parecen irredentistas. Hoy día no es posible resolver
ciertos conflictos políticamente sin esa capacidad de disuasión.

En ese marco de la voluntad de disuadir nosotros entendemos la actitud de
los bombardeos que se produjeron, la acción militar, para mandar una
señal inequívoca de que la comunidad internacional no iba a aceptar todos
los horrores y todas las catástrofes que nos anunciaba la nueva ofensiva
serbobosnia. Y desde luego, por descontado entendemos que se ha hecho con
perfecto respeto no ya al referéndum sobre la OTAN, sino a las decisiones
cuando se enviaron tropas allí, es decir, siempre en el marco de Naciones
Unidas, sin integración en el mando integrado --valga la redundancia-- de
la OTAN y sin ninguna otra implicación que la de servir al compromiso
político que habíamos adquirido. Naturalmente, la decisión de mandar
soldados y aviones para intentar resolver el conflcito implica impedir la
neutralidad. No se puede mandar los aviones allí y cuando hay que
utilizarlos decir: No; nosotros estamos allí pero estamos de paso.

Nosotros estamos allí porque hemos adquirido un compromiso ante la
comunidad internacional y en favor de la paz. Vaya barbaridad sería --y
perdonen la palabra-- escaquearse cuando el momento es difícil. En
cualquier caso, de lo que se trata es de cumplir los compromisos, igual
que los demás países de la Comunidad, y con el respeto a las decisiones
políticas y legislativas que se hayan tomado en este país. Esto vale para
el Gobierno y para las fuerzas políticas que en el Parlamento han
adquirido estos compromisos. Aquí se pueden hacer intervenciones diciendo
que esto atañe al Gobierno pero no afecta a las demás fuerzas políticas.

Hay fuerzas políticas que en este Parlamento han apoyado la acción de
este Gobierno, han estado en un consenso general. Todavía hoy hemos oído
que si es necesario se refuercen. No se puede estar a las duras y a las
maduras. Si se está en el compromiso y se apoya una determinada acción
del Gobierno, si luego las cosas salen mal, se complican o son más
difíciles no se puede decir: Ah, yo no estaba en ello. A mí me parece que
hay que tener al menos esta responsabilidad.

El apoyo total de nuestro Grupo al Gobierno no nos exime de hacer algún
comentario crítico. Es verdad que la comunidad internacional, incluso la
posición de Estados Unidos y de algunos gobiernos han creado demasiada
confusión, y algunos de los esfuerzos disuasorios para intentar dar una
impresión de coherencia y de fuerza se han visto un poco menoscabados por
actitudes o errores en los principales dirigentes de algunos países. A mí
me parece, por ejemplo, que las vacilaciones y contradicciones de Estados
Unidos no ayudan mucho a que el problema se resuelva y a que todos los
países occidentales que están en Bosnia formen una piña. A veces da la
impresión de que Europa ha de tener un plus de responsabilidad frente a
ese tipo de ambigüedades o confusiones de los Estados Unidos. De ahí que
intentar decir que Europa va a remolque de los Estados Unidos en este
conflicto me parece otro error y absolutamente fuera de lugar.

Señor Presidente, estamos a favor de que nuestras tropas sigan en Bosnia.

Creemos que sería una catástrofe total la retirada, y con eso no sólo
estamos de acuerdo con nuestros ministros sino con la mayoría de los
líderes políticos de todos los colores y de todos los partidos europeos.

Debemos ser optimistas en la medida en que hemos de pensar que algún día
habrá una solución. No optimistas frívolos, porque conocemos las
dificultades, sino pensando que lo que se ha hecho hasta ahora, lo que
han hecho las tropas españolas y las tropas multinacionales en Bosnia se
debe valorar más que por lo que ha pasado por lo que ha evitado. Imaginar
lo que hubiera sido Bosnia, lo que sería en este momento sin la presencia
de los cascos azules es bastante fácil para cualquier persona que tenga
una aproximación mínima a lo que son estos conflictos, a lo que es la
historia reciente y a lo que es Bosnia y la ex Yugoslavia. En este
sentido, señor Presidente, nosotros damos un apoyo total al Gobierno en
sus decisiones. Naturalmente



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que hacemos una llamada a la liberación de nuestros rehenes, que son
nuestra máxima preocupación. Instamos al Gobierno a que haga todo lo
posible para su liberación. Y públicamente mostramos nuestra solidaridad
plena y total con las fuerzas españolas que están en Bosnia y también con
tantos civiles que desinteresadamente y como voluntarios están haciendo
una labor humanitaria impagable.




El señor PRESIDENTE: Para contestar a las cuestiones planteadas tiene la
palabra, en primer lugar, el Ministro de Asuntos Exteriores.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Solana Madariaga): Señor
Presidente, con sumo gusto contesto a las intervenciones de los distintos
grupos parlamentarios en esta Comisión de Defensa.

Empezaré por manifestar una cierta sorpresa, que quizá tenga que ver con
el foro donde nos encontramos esta mañana. Y utilizando una frase grata
para el representante de Izquierda Unida le diré que el ser debe
determinar la conciencia. En esta Comisión de Defensa yo escucho cosas
--y lo hago con la máxima atención-- que ciertamente hace muy pocos días
escuchaba en dirección ligeramente distinta, por no decir muy distinta,
en comisiones muy próximas desde el punto de vista geográfico de la sala,
sobre temas muy importantes. Hoy nos hemos reunido aquí, en el seno de la
Comisión de Defensa, para analizar fundamentalmente los últimos
acontecimientos que están ocurriendo en Yugoslavia y cuál es la posición
de España en relación con ese conflicto. Pero yo creo honestamente que no
debe convertirse esta sesión en un análisis político o politizado de
cuáles son los errores o los aciertos del Gobierno español, que voy a
defender desde la a hasta la zeta para que SS. SS. puedan comprobar que
la posición del Gobierno español en este momento, en esta hora, es la
misma que ha mantenido desde el inicio y que ha tenido --si no me engaño
y si mis oídos no son sordos-- el apoyo de los portavoces de los
distintos grupos parlamentarios, no hace muchos días, en la Comisión de
Asuntos Exteriores durante la campaña electoral.

Al Diputado señor López Valdivielso, que en nombre del PP habla hoy como
portavoz de Defensa y no hace muchos días habló como portavoz de la
Comisión de Asuntos Exteriores, bien es verdad por dificultades de
comparecer el titular de la formación, le diré algo, en primer lugar,
sobre el optimismo o pesimismo. Creo que he dicho hasta la saciedad --y
S. S. lo puede comprobar-- que para mí, desde hace ya mucho tiempo, el
término optimismo y el término Yugoslavia se me hacían casi antitéticos.

Lo he dicho hasta la saciedad, hasta la reiteración. Por tanto, no
encuentre en mis palabras optimismo más allá del normal que cualquier
persona inteligente, entre las que se encuentra S. S., puede encontrar
ante la vida en general. Pero, ciertamente, el conflicto que nos ocupa
desde hace ya demasiado tiempo no es un conflicto que llame al optimismo.

Llama más bien al pesimismo. Y si algo de optimismo pudiera existir llama
al realismo.

Segunda cuestión: el fracaso de las organizaciones internacionales. Nadie
se escuda en lo que las organizaciones internacionales están haciendo
para no asumir las responsabilidades propias. Su señoría decía bien que
los organismos internacionales no son una institución que surge del
cielo. Los organismos internacionales, al final, son la yuxtaposición o
la suma de los distintos países que la configuran. Pero decir que lo que
se pone de manifiesto en este conflicto es el fracaso de las
organizaciones internacionales me parece ciertamente contradictorio con
alguna de las afirmaciones que se hacen posteriormente. Porque ¿cuál
sería, señoría, la posición que su Grupo Parlamentario tendría ante este
conflicto si tuviera responsabilidades de otra índole? Pues seguramente
tendría que tener la responsabilidad de contribuir a la formación del
consenso en las organizaciones internacionales y hacer algo muy poco
distinto de lo que en este momento están haciendo las organizaciones
internacionales para un conflicto distinto, para un conflicto nuevo, para
un conflicto donde las Naciones Unidas y las demás instituciones
internacionales lógicamente no tenían experiencia. Este es el primer
conflicto que surge después de la caída del muro de Berlín, surge en
territorio europeo, surge con unos ingredientes muy importantes de guerra
civil y, por tanto, todos los ingredientes de su solución son
complicados, como lo estamos pudiendo demostrar. Y cuando en algunas
reuniones, aquí o acullá, aquí o en la Comisión de Asuntos Exteriores,
aquí o en el Ministerio de Asuntos Exteriores, se pedía el
posicionamiento de los demás grupos políticos, al final llegábamos
siempre a la misma conclusión. Esta es una guerra difícil, un conflicto
difícil en el que España debe estar, en el que España debe contribuir de
la manera que está contribuyendo, y nuestro objetivo debe seguir siendo
la solución diplomática al conflicto, la ayuda humanitaria sobre el
terreno y hacer el máximo esfuerzo para que las partes encuentren una
solución. ¿Y cuál es el papel de las fuerzas que están desplegadas sobre
el terreno, además de la ayuda humanitaria? Lo hemos acordado, y lo hemos
acordado entre todos, con su contribución: hacer lo posible para proteger
a esas fuerzas que están sobre el terreno e incluso ir más lejos, hacer
posible, como alguna resolución de Naciones Unidas nos permite, llevar a
cabo la función incluso con el uso de mecanismos de fuerza. Su señoría
sabe bien que para hacer llevar la ayuda humanitaria hay resoluciones del
Consejo de Seguridad aprobadas por nosotros, acordadas por las fuerzas
políticas que conforman el Parlamento español, que hubieran permitido
abrir caminos para que la ayuda humanitaria llegara. Y eso, señorías, no
es una resolución de hoy ni de ayer, es de hace ya mucho tiempo. ¿Se ha
utilizado muchas veces? No se ha utilizado muchas veces. ¿Se puede
utilizar alguna vez? Se puede utilizar alguna vez. ¿Se debe utilizar
alguna vez? Yo creo que sí, que se debe utilizar alguna vez.

Señorías, decía que desde el momento en que se tomó la decisión de la
última acción sobre el territorio de Bosnia han pasado doce días. No hace
muchos días estábamos en la Comisión de Asuntos Exteriores; S. S. estaba
también allí. Al Gobierno, a quien les habla en este momento y al
Ministro de Defensa les pueden SS. SS. acusar de muchas cosas, pero
difícilmente de no comparecer ante el Parlamento sobre esta materia.

Hemos estado siempre dispuestos



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a hacerlo en la mayor brevedad, siempre que lo han permitido los
calendarios de las comisiones. Yo ya he perdido la cuenta de cuántas
veces he comparecido ante SS. SS. para tratar de compartir y asumir la
responsabilidad que me corresponde sobre este terrible conflicto en
Yugoslavia.

¿Perdemos el control de nuestras tropas? El Ministro de Defensa tendrá
ocasión de decir una y mil veces que no. No lo perdemos. Mantenemos el
mismo control sobre el mando de nuestras tropas, como lo hemos mantenido
desde el principio. Señoría, nada ha cambiado sensiblemente desde esa
perspectiva en los últimos días. Su señoría sabe muy bien que los F-18
están para dos funciones, con el acuerdo de Sus Señorías. Para el Deny
Sky Flight y para dar ayuda a las fuerzas que están sobre el terreno e
impedir que puedan ser atacados por algunas acciones o en algunos lugares
en los cuales pueda haber capacidad de ataque. Piense por un momento,
señoría, que con el Deny Sky Flight, como hemos estado a punto de tener
que pasar, un F-18 español hubiera tenido que derribar a un avión de las
fuerzas serbias perfectamente dentro de la misión que se aprobó en este
Parlamento. ¿Qué consecuencias hubiera tenido? Piénselas su señoría.

Seguramente consecuencias más complejas de las que ahora voy a analizar
con este último acontecimiento de carácter militar. Su señoría sabe muy
bien que hemos estado a punto muchas veces de que esto ocurriera, y no
pensará S. S. que hubiéramos venido aquí a pedir un permiso parlamentario
para actuar. Sería algo realmente irrisorio decir a los aliados que hay
un avión que está volando el espacio aéreo y hay que venir al Parlamento
para pedir permiso para bombardear. Señorías, asumamos la responsabilidad
con una cierta seriedad. El Deny Sky Flight, que está aprobado por este
Parlamento, lleva consigo como consecuencia el bombardear y tirar los
aviones que estaban incumpliendo esa función. Vuelvo a insistir en que no
lo hemos tenido que hacer, pero hemos estado a punto porque aparecían y
desaparecían en momentos en que nuestros aviones estaban volando sobre el
cielo de Bosnia. De la misma manera que cuando se produce una violación
de alguna de las resoluciones de Naciones Unidas tenemos la obligación de
actuar. Otra cosa es que se diga que no haya F-18 desplegados por España
en esta misión. Pero si los hay, ésas son sus dos funciones. La primera,
el mantener el espacio aéreo, y había que actuar si fuera necesario; y la
segunda, el proteger a los cascos azules con operaciones que fueran
encaminadas a hacer que en algunos lugares donde había armas pesadas o
fábricas de armamentos donde se podía actuar contra los cascos azules se
diera una medida de carácter militar.

Pero vuelvo a insistir en que las operaciones de carácter militar en este
conflicto tienen un objetivo: ayudar a la solución diplomática del
conflicto. ¿Tendremos que subrayar, una vez más, que esta guerra no tiene
más que una salida diplomática? ¿Lo tendremos que decir una vez más o SS.

SS. han escuchado ya, una y mil veces, que ése es el único objetivo que
tiene la comunidad internacional? Ese objetivo puede a veces propiciarse
por una acción puntual, concreta, de carácter militar, que vuelvo a
decirles, señorías, no ha tenido como consecuencia la pérdida ni de una
sola vida humana. Los aviones F-18 del Ejército español que actuaron lo
hicieron con la limpieza y con la profesionalidad que les corresponde y
no se perdió ni una sola vida humana sobre el terreno. Por tanto,
pensemos con mayor serenidad aquellas cosas que decimos. Tratemos de
entender el conflicto en el que nos encontramos y tratemos de ver que
nuestra contribución es positiva. Es la primera vez que España se implica
en un conflicto de esta naturaleza. Creo que es algo que haremos hoy y
que tendremos que hacer en el futuro. Porque si queremos seguir
contribuyendo a la paz en Europa, si queremos seguir contribuyendo a la
construcción de esta hermosa aventura europea, tendremos también que
implicarnos de esta manera.

Su señoría hablaba de rehenes. Consecuencia y corolario de esta acción
sobre los rehenes. Su señoría sabe que eso no es correcto. Su señoría
recordará bien, porque lleva mucho tiempo en esta Cámara con las
responsabilidades de Defensa, que no es la primera vez que existen
rehenes. Digo más. Las situaciones de rehenes han sido mucho más graves
hace algún tiempo. Su señoría puede recordar, echando la moviola hacia
atrás, el verano de 1993. ¿Lo recuerda bien? ¿Recuerda los rehenes
españoles que había? Ni uno ni dos. ¿Sabe cuántos había? Muchos más.

¿Sabe qué material español fue de rehén? Sabe que durante aquel tiempo
hubo desgraciadamente muchos rehenes españoles, británicos y franceses.

Estoy hablando del verano de 1993. Por tanto, en la táctica malévola y
repugnante de las fuerzas de Karadzic no es una novedad lo de los
rehenes. En este momento España tiene dos rehenes. Hay 350 rehenes que en
este momento están detenidos por las fuerzas de Karadzic. Pero insisto en
que no es la respuesta a una novedad, porque no es la respuesta a una
acción militar, sino que desde el año 1993 la respuesta de los serbios de
Bosnia ha sido mantener rehenes. Yo no me olvidaré nunca del verano de
1993 cuando estábamos en Mostar y tuvimos retenido material y un buen
número de nuestro personal. Permítame que al hilo de esto le haga una
pequeña reflexión. En 1993 teníamos rehenes en Mostar. ¿Cómo estaba
Mostar en 1993? ¿Se acuerda? Mostar era una ciudad en guerra, dividida,
donde las comunidades no se hablaban. Mostar es hoy una ciudad donde,
afortunadamente, se convive, los alcaldes de una y otra parte se hablan,
las comunidades de una y otra parte conviven, sin ningún género de dudas,
gracias a la presencia de las fuerzas de Naciones Unidas españolas. Si en
aquel momento, en el verano de 1993, porque tuvieron a unos rehenes
españoles, hubiéramos decidido marcharnos de allí, hoy Mostar estaría en
una situación distinta a la que, afortunadamente, se encuentra en este
momento.

Quiero decir dos palabras sobre el Grupo de Contacto. Me ha preguntado S.

S. sobre este tema. Quien les habla ha participado en el Grupo de
Contacto, en la reunión más importante que se ha producido. Como saben
SS. SS., no había reuniones del Grupo de Contacto desde diciembre. He
participado en ella, nos reunimos en La Haya el lunes por la noche,
empezamos la reunión a las ocho y cuarto de la tarde y nos levantamos de
la mesa a las tres menos cuarto de la madrugada. ¿Qué fue lo que
aconteció en la reunión del Grupo de Contacto? Algo, a mi juicio, muy
importante. Brevemente mencionaré tres cosas. La primera, el compromiso



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de los países del Grupo de Contacto de dejar de darle vueltas a la
posibilidad de la retirada. Llegamos al acuerdo de que seguir hablando de
la posibilidad de retirada en estos momentos era un error. Antes bien,
había que mantener las fuerzas sobre el terreno y seguir con el trabajo
que están haciendo por vía de la ayuda humanitaria. Primera cuestión.

Segunda cuestión. No poner ningún elemento de negociación con los serbios
de Bosnia en tanto en cuanto los rehenes no fueran liberados. Me parece
que es importante y lógico que así sea. Había algunas posiciones
contrarias a ello que estimaban que era necesario incluso en este momento
empezar a hablar con los serbios de Bosnia. La posición mayoritaria, que
después fue aprobada unánimemente, también por la Federación Rusa, fue
ésa.

Tercera cuestión. Hacer un esfuerzo por proteger a las fuerzas de
Unprofor desplazadas sobre el terreno, en dos direcciones: en la de
tratar de reagrupar las fuerzas, pero hasta un límite. ¿Hasta qué límite?
No reagrupemos tanto las fuerzas que dejemos sin defensa a los enclaves.

Cunado hablo de los enclaves, hablo de Sarajevo, de Tuzla, de Srebrenica,
de Gorazde, etcétera. No podemos vaciar de las defensas que esos enclaves
tienen por mor de reagrupar. Reagrupar quiere decir tratar de llevar los
check points al único punto y también tratar de concentrar los
observadores de Naciones Unidas de la mejor manera posible. Y, luego,
hacer un esfuerzo para que la vulnerabilidad de las tropas de Unprofor
sea menor. De ahí viene la sugerencia de una fuerza multinacional, que en
este caso es europea, que sea una fuerza de protección. Alguien ha dicho
que es una fuerza de acción militar y de ataque, pero es una fuerza de
protección de nuestras fuerzas que están desplegadas sobre el terreno.

Fuerzas que estarían bajo el mando de Naciones Unidas, con la
responsabilidad y el paraguas de Naciones Unidas. Tengo que decir que en
el debate que tuvimos con el Ministro Kózirev, que estaba sentado también
en esa mesa hasta altas horas de la mañana, todos estuvimos de acuerdo en
que eso debía ser así.

Finalmente, la cuarta línea de acción que también acordamos fue mantener
con tenacidad la presión sobre Milosevic con el fin, a corto plazo
--otros fines habrá a largo plazo--, de que defendiera y reconociera las
fronteras de Bosnia-Herzegovina --punto uno-- y, punto dos, mantuviera
sellada la frontera entre Serbia y los bosnios de Serbia. La primera
cuestión sobre la vía diplomática, la presencia del embajador Frasure en
Belgrado es una realidad; todavía hoy sigue allí y sigue debatiendo con
Milosevic esta posibilidad. ¿Por qué nos parece tan importante? Nos
parece tan importante porque si eso se produjera, si el reconocimiento de
Belgrado --Serbia, por tanto--, de las fronteras de Bosnia-Herzegovina se
produce, habría un cambio político y psicológico en la situación de este
conflicto de Yugoslavia. Haría absolutamente imposible lo que pudo ser el
inicio de esta guerra, que es la formación de la gran Serbia por la
fuerza. Desde el punto y hora en que Milosevic, Belgrado, reconoce las
fronteras de Bosnia-Herzegovina ese objetivo es absolutamente
inalcanzable porque la comunidad internacional y Belgrado lo han aceptado
así. Ello daría un paso, a nuestro juicio significativo, en la definición
del mapa. El mapa, como saben, es un mapa que está puesto sobre la mesa
por la Unión Europea y el Grupo de Contacto, que todavía hay una parte
que no lo acepta. Por ello, señorías, cuando alguien dice que todos son
igualmente culpables es ciertamente una verdad, pero no una verdad
completa. Todas las partes son ciertamente culpables, pero hay algunas
que son un poco o mucho más culpables que otras. Sólo hay una parte en
este momento que no acepta un plan de paz que está sobre la mesa. Esta
parte está formada por los serbios de Bosnia. Las demás partes sí lo
aceptan. Por lo tanto, hay una diferencia cualitativa entre el
comportamiento de unos y de otros: que a lo largo de este período de
tiempo desgraciado han cometido todos errores y actos vandálicos, sin
duda ninguna. Pero en este momento hay una parte que no reconoce un plan
de paz, mientras que las otras dos partes sí lo reconocen. Eso también
hay que ponerlo sobre la mesa.

Esos son los posicionamientos que en estos momentos se tienen. Ha sido
una semana muy intensa. Yo no tengo el optimismo al que S. S. hacía
referencia. Soy realista en la idea de que prospere esta iniciativa de
Belgrado. No va a ser fácil que prospere, aunque podríamos encontrar una
solución que permitiera una ligera rendija --y mido mis palabras-- de
esperanza, rendija que uno siempre tiene la preocupación de que se
cierre, porque han sido tantas las veces en que hemos encontrado pequeñas
rendijas de esperanza que, al final, la persiana ha caído y esa rendija
se ha vuelto a cerrar.

Al portavoz del Grupo de Izquierda Unida, señor Alcaraz, he de decirle
que yo tenía la impresión por lo que había oído en otros ámbitos de que
la posición de Izquierda Unida era más moderada. Entiendo que dependiendo
del ámbito donde uno se expresa, lo hace con una u otras matizaciones.

Este acuerdo no rompe la neutralidad del Estado español. Comete S. S. es
este sentido una afirmación carente totalmente de fundamento. La
neutralidad del Estado español en esta guerra sigue siendo la misma; la
misma que tiene Francia, Inglaterra, Naciones Unidas y la Organización de
Seguridad y Cooperación en Europa. Somos parte de todas esas
organizaciones y estamos haciendo coherentemente lo que nos corresponde
hacer en ellas. Puede pensar S. S. --y sería un pensamiento que tendría
una cierta lógica-- que desde el momento en que mandamos fuerzas y que
hicimos algunas operaciones o desde el momento en que los aviones vuelan
sobre el suelo de Bosnia, podía S. S. argumentar --equivocadamente, pero
podría hacerlo-- que rompía la neutralidad del estado español. Yo creo
que ninguno de los países que están en este momento contribuyendo con
gran esfuerzo, con gran sacrificio y generosidad en el suelo de
Yugoslavia o en el cielo de Bosnia, están rompiendo la neutralidad. La
neutralidad en este conflicto sigue siendo el papel fundamental de
Naciones Unidas, porque --insisto, una vez más--, todos somos conscientes
de que solamente hay una salida de carácter político.

Sobre la reunión de las fuerzas políticas, con sumo gusto lo haré. No
creo que haya grandes dificultades. El líder de su coalición me dirigió
una carta instándome a ello



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y, repito que cuando encontremos las fechas convenientes para todos, lo
haré.

Quiero volver a insistir en que la solución militar no existe y que las
cosas, desde ese punto de vista, no han cambiado. Esa sigue siendo la
posición de todas las fuerzas que están sobre el terreno, incluida la
Federación Rusa y los Estados Unidos de América.

Decía S. S. que los bombardeos han impedido la acción humanitaria. Yo
quisiera llevarle la contraria con tenacidad en esa expresión. No son los
bombardeos últimos los que han impedido la ayuda humanitaria. La ayuda
humanitaria estaba impedida por la acción de los serbios de Bosnia. ¿Es
que a Sarajevo no llegaba la alimentación desde hace ya muchas semanas
porque había bombardeos? No había ningún bombardeo. Los serbios de Bosnia
han impedido, en cierta manera, la distribución de la ayuda humanitaria.

No nos engañemos. Y no hagamos las cosas directamente cerrando los
caminos y las posibilidades. No hagamos una disección de las cosas que no
es la que se compadece con la realidad. No es así. Desde la ruptura del
alto el fuego, la ayuda humanitaria, desgraciadamente, no ha podido
llegar porque había una parte que lo impedía. Digamos las cosas con todo
rigor que entre unos y otros podemos tener en base a las informaciones
recibidas.

Al Diputado señor Carrera le agradezco sus palabras, como a todos los
demás. Me preguntaba S. S. cómo se ve el reagrupamiento de las tropas. El
Ministro de Defensa se lo explicará con mayor detenimiento, pero
básicamente como he dicho. A mi juicio --creo que mi juicio es compartido
por los responsables de los distintos gobiernos--, el reagrupamiento de
las fuerzas no debiera llegar hasta el extremo de abandonar los enclaves.

Si las Naciones Unidas abandonan los enclaves, creo que es el principio
del fin. Si no defendemos los enclaves para las zonas seguras, que están
como tales definidas por Naciones Unidas, sería el principio de una
solución, a mi juicio, mala y un paso, a mi juicio, muy malo.

Preguntaba sobre la situación de veto en relación con la fuerza de acción
rápida, que tiene, insisto, una función estrictamente de protección y
también para hacer posible la llegada de la ayuda humanitaria, es decir,
realizar la función que las fuerzas de Unprofor tienen sobre el terreno.

Lo que desea Rusia --y lo he contado antes al referirme a la reunión del
Grupo de Contacto-- es que esas fuerzas están también dentro del paraguas
de Naciones Unidas. Lo van a estar y, por lo tanto, ahí no debiera haber
ningún problema.

Su señoría se hace una pregunta que nos debemos hacer todos: la
contribución de España al conflicto de Bosnia, ¿debe aumentar, debe
disminuir o debe mantenerse en los niveles actuales? Es una pregunta
razonable que se formulan todos los países de cuando en cuando, y no es
mal momento para reflexionar. La posición del Gobierno, la posición de
quien les habla es que las tropas deben seguir sobre el terreno, porque
siguen realizando una labor muy importante y no hay que olvidar el drama
que, sin duda alguna, podría surgir por la retirada de las fuerzas de
Unprofor. Imaginen por un momento la retirada, que sería complicada.

Llevaría consigo, a mi juicio, un incendio en la zona muy superior al que
existe en este momento. Si analizan con precisión los últimos
acontecimientos, el grado de tensión estrictamente militar que ha habido
en los últimos meses es muy inferior al que ha habido en años anteriores.

Esto es algo que también debemos constatar. La salida de las fuerzas de
Unprofor, a mi juicio, significaría el levantamiento total del embargo de
armas que, de hecho, ya se ha dado en una parte, y estoy seguro de que
meses después nos reuniríamos en esta Comisión, o en una Comisión análoga
del Congreso de los Diputados, para lamentar la decisión que hubiéramos
tomado. Por lo tanto, honestamente, soy partidario de permanecer
realizando la labor que se pueda realizar en tanto en cuanto sea posible.

En el momento en que la labor sea absolutamente imposible de efectuar,
lógicamente no tendría ningún sentido que las fuerzas permanecieran sobre
el terreno.

La moral de nuestros cascos azules es muy alta, como han oído por
comunicaciones de radio, aunque el Ministro de Defensa tiene mucha más
información que yo. He oído no hace mucho tiempo por la radio a algunos
de los suboficiales y oficiales españoles poner de manifiesto cuál era su
moral.

Su señoría me pedía que le explicara cuál es la posición de Estados
Unidos. La posición de Estados Unidos en este momento -- me imagino que
me pregunta en relación con la fuerza de acción rápida-- ha tenido unas
horas de contradicción. Durante la noche, en la reunión del Grupo de
Contacto había dudas sobre si el responsable de los Estados Unidos de
América estaba dispuesto a contribuir con personal a esta posible idea de
la fuerza de acción rápida. Horas después, el Presidente Clinton hizo
unas declaraciones que se prestaban a varias interpretaciones, pero, al
final, como S.S. S.S. saben, no hay voluntad por parte de los Estados
Unidos de poner fuerzas a disposición de la brigada de acción rápida. Sí
están dispuestos a poner material, pero no a poner fuerzas sobre el
terreno. Sobre este punto es todo cuanto le puedo decir de la posición de
Estados Unidos.

Con respecto a las otras tres grandes cuestiones a las que he hecho
referencia: rehenes, redespliegue y ayuda a la menor vulnerabilidad de
las tropas de Unprofor y la acción diplomática sobre Belgrado, hay
acuerdo total entre todos los países del Grupo de Contacto para que se
mantenga. De hecho, el representante que en este momento está en Belgrado
es el embajador Frasure, un americano el representante de Estados Unidos
en el Grupo de Contacto. La vigencia del plan de paz al que S. S. hacía
referencia sigue siendo total.

Al portavoz del Grupo Parlamentario Socialista quiero agradecerle sus
reflexiones, que comparto completamente. Desgraciadamente, tengo que
volver a afirmar que sólo es una solución definitivamente política y que
en este momento --no hay que olvidarlo-- de las tres partes en conflicto,
hay dos que aceptan un plan de paz de la comunidad internacional, y una
parte que no la acepta. (El señor Alcaraz Masats pide la palabra.)



El señor PRESIDENTE: ¿Es para una cuestión muy puntual?



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El señor ALCARAZ MASATS: En principio, quiero aclarar una contradicción a
la que alude el señor Ministro y que no existe. He intervenido en base a
unas palabras del señor Espasa. Si quiere se las leo. Dice: A eso decimos
rotundamente que no, al apoyo a la contingencia de los Estados Unidos,
porque rompería las premisas de la OTAN. Quería aclararle eso, en primer
lugar.

En segundo lugar, quiero decirle que no hay posiciones diferentes. En
todo caso, soy el representante de la presidencia en política
internacional, pero no hay ningún matiz diferente.

Señor Solana, veo un deslizamiento en su posición política en la reunión
de esta Comisión. El señor portavoz de Grupo Socialista ha dicho
textualmente que se trata de un acuerdo político con capacidad de
disuasión combinada con elementos de disuasión y ha añadido que en el
futuro tendremos que intervenir militarmente en función de las premisas
que usted ha especificado en un marco general.

Quiero preguntarle si hay aquí alguna diferencia política, porque ustedes
reunieron, hace más de dos años, a los máximos dirigentes políticos de
las fuerzas parlamentarias y les dijeron que era simplemente una función
humanitaria y que en absoluto se llegaría a este punto que muestran aquí
como normal con respecto a la posición previa que nos anunciaron.

Detectamos aquí una posición distinta, matizadamente distinta, pero que
conecta con el tema del bombardeo. Le pregunto concretamente si hay este
deslizamiento en la posición política del Gobierno español.

En segundo lugar, no sabemos si apoyan o no la creación, haya o no
soldados, haya o no elementos materiales por parte de los Estados Unidos,
de la fuerza de intervención rápida, con el objetivo que se ha señalado
en los medios de comunicación.




El señor PRESIDENTE: Le rogaría que dejara para después las preguntas que
puede contestar el Ministro de Defensa.




El señor ALCARAZ MASATS: Como el señor Ministro ha aludido a ello...




El señor PRESIDENTE: Como usted sabe, el señor Ministro de asuntos
Exteriores tiene un compromiso. Le puede preguntar sobre los temas que
específicamente le corresponden. Si tuviéramos más tiempo, podría hacerlo
más abiertamente.




El señor ALCARAZ MASATS: Como en una boda, puede contestar con en sí o
con un no, señor Presidente. Quisiera saber si apoyan o no la creación de
la fuerza de intervención rápida, con el objetivo que ya conocemos, en
función de las últimas declaraciones que sí han hecho.

Le formulo esas dos cuestiones fundamentalmente: si hay un deslizamiento
en su posición política y si apoyan o no la fuerza de intervención
rápida.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor López Valdivielso.




El señor LOPEZ VALDIVIELSO: Un minuto, señor Presidente. Por un lado,
quiero agradecer al señor Ministro su información. Insisto en que nos
hubiese gustado que hubiese comparecido a petición propia con
anterioridad y que no hubiésemos tenido que esperar hasta el día de hoy.

No sé si he notado un cierto intento de querer señalar alguna
contradicción en las posiciones del Partido Popular. Nada de eso, señor
Ministro, en absoluto, lo que pasa es que desde la última comparecencia
hasta hoy han pasado muchas cosas, una de ellas el bombardeo y sus
consecuencias. Usted mismo ha reconocido que se ha producido un cambio
muy importante en la situación y por eso pensábamos que era
imprescindible informar sobre los cambios que se habían producido.

Se ha referido a tres principios básicos sobre el conflicto, que son: la
solución política diplomática, la necesidad de mantener la ayuda
humanitaria mientras sea posible y la necesidad de tomar todas las
medidas para proteger a nuestras tropas allí desplegadas, Desde luego, en
mi intervención, señor Ministro, no me he separado un ápice de esos tres
principios básicos, en los que coincidimos.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Carrera.




El señor CARRERA I COMES: Solamente quiero agradecer la presencia del
señor Ministro de Asuntos Exteriores. Estoy totalmente de acuerdo en que
la contribución española es positiva y en que hay que seguir sobre el
terreno. Después, creo que habrá ocasión, a través de la intervención del
propio señor Ministro de Defensa, de matizar. Estimo que no deberíamos
incrementarla y que estamos a techo, pero en este punto destacaría la
contribución positiva y recomendaría seguir en el terreno.




El señor PRESIDENTE: El señor Ministro tiene la palabra.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Solana Madariaga): Contesteré
brevemente a las preguntas del portavoz de Izquierda Unida.

Deslizamiento, no. La posición que ha tenido el Gobierno de España es
constante, si hay algún cambio fundamental sobre el terreno, sobre las
condiciones lógicamente se analiza, pero la filosofía global es la misma,
y lo sabe su señoría.

Respecto a la fuerza de acción rápida, el Ministro de Defensa estuvo en
la reunión del sábado y tiene un información mucho más precisa de la que
dispongo yo en este momento, pero sí he de decir que desde la perspectiva
de cuándo se sugiere la posibilidad de analizar ese proceso, que se tuvo
en la madrugada del lunes, di mi apoyo a que se analizara esa posición
por parte del mando de Naciones Unidas sobre el terreno, como hicimos
todos los demás, incluidos la Federación Rusa, pero los pasos ulteriores
se dieron en la reunión de los Ministros de Defensa y Jefes de Estado
Mayor en París. No sé si con eso le tranquilizo.

Por supuesto, me encanta la afirmación de S. S. de que hay total
coherencia entre unos y otros en las diferentes comisiones. Como yo voy
más a la Comisión de Asuntos Exteriores,



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me alegra mucho saber que el portavoz allí también representa no
solamente a la dirección de Izquierda Unida sino la posición global de
todos ellos.

Respecto al señor López Valdivielso, podría haber sido a petición propia.

El gesto de dejarle que fuera a petición suya fue un gesto de cortesía
con su señoría. Por otra parte, he de decirle que los principios a los
que S. S. ha hecho referencia, esos y algunos más, no solamente esos
tres, creo que pueden ser compartidos por unos y por otros, pero me
gustaría que siempre fueran compartidos. Creo que no deberíamos dejarnos
llevar por circunstancias de una u otra naturaleza para dar la sensación
a la opinión pública española de que no se comparten. Se lo quiero decir
con la misma franqueza con que S. S. ha opinado como portavoz del Grupo
Parlamentario. No me gustan nada, sinceramente, declaraciones que se
hicieron por parte del máximo responsable de su grupo político un
miércoles, un jueves, un viernes diciendo cosas que hoy no se sostienen
aquí. Se decían en unas circunstancias complicadas. Desde el punto de
vista de la pedagogía que debemos hacer a la acción política y social de
nuestro país, creo que fueron desafortunadas.

Le agradezco muchísimo al Diputado señor Carrera su comprensión y su
apoyo. He de decirles honestamente que iremos evaluando colectivamente en
esta Comisión, en la Comisión de Asuntos Exteriores o en otros ámbitos,
cómo avanza y se desarrolla el conflicto. Esperemos que tenga vías
mejores de las que desgraciadamente hemos tenido que ver en los últimos
días, en los últimos meses, y en función de esos acontecimientos y de la
línea general que, entiendo que forma parte del acervo común de todos los
grupos parlamentarios, iremos viendo las soluciones que se pueden dar en
cada momento.




El señor PRESIDENTE: Gracias, señor Ministro. Quiero expresarle nuestro
agradecimiento reiterado por su disponibilidad para con esta Comisión.

Señor Ministro, le deseamos feliz viaje.

El señor Ministro de Defensa tiene la palabra.




El señor MINISTRO DE DEFENSA (García Vargas): Yo quiero celebrar que,
llegado un cierto momento de esta reunión, haya habido una referencia a
los serbio-bosnios, porque, tal y como se ha desarrollado esta
comparecencia en su primera parte, daba la impresión de que la
responsabilidad de la evolución no satisfactoria del conflicto en
Bosnia-Herzegovina era sólo de dos, concretamente de las organizaciones
internacionales y del Gobierno español. Menos mal que a alguien se le ha
ocurrido --muchas gracias, señor Puig--, al portavoz socialista, condenar
a los serbios. Me gustaría escuchar de los representantes de todos los
grupos políticos que les irrita, que les subleva, que va contra su
conciencia ver esos espectáculos de civiles destruidos por balas, por
granadas de artillería, por todo tipo de armamento en Sarajevo, en Tuzla,
en Gorazde. Me gustaría que lo dijeran, y estoy seguro de que, además,
sienten, como los demás, que eso no debería producirse y que deberíamos
evitarlo.

Respecto a las consideraciones que ha hecho el señor Valdivielso, sobre
todo en relación con el informe al Parlamento, quiero decirle, señor
Valdivielso, que el Gobierno, y especialmente el Ministro que les habla,
en relación con este conflicto se ha mostrado permanentemente dispuesto a
venir al Parlamento. Teniendo en cuenta las limitaciones para reunir las
Comisiones, se ha mostrado dispuesto, y lo ha practicado, a informar
directamente a los grupos parlamentarios según se iban produciendo los
acontecimientos. A usted le ha faltado un pequeño detalle, señor
Valdivielso, y es decir aquí que a lo largo de la pasada semana el
Ministro que les habla se ha dirigido a ustedes telefónicamente varias
veces para explicarle qué estaba sucediendo, cómo veía la evolución de
los acontecimientos y que decisiones estaba tomando el Gobierno español.

Lo ha hecho con el Grupo Popular, lo ha hecho con Izquierda Unida, lo ha
hecho con el Grupo Catalán, lo ha hecho con todos. Así que, señoría,
información puntual, concreta, detallada han tenido. Quizá también haya
que poner en marcha procedimientos de comunicación dentro de sus propio
Grupo, y entre el señor Rupérez y usted tendría que haber una
comunicación diaria, como casi la hay entre el Ministerio y su Grupo.

Por otra parte, he de decirle que la última comparecencia, celebrada el
18 de mayo, no tuvo precisamente un éxito fulgurante de asistencia del
Grupo Popular, porque le recuerdo que también era a petición del Grupo
Popular y los miembros de su Grupo presentes eran usted y un miembro de
la Mesa de la Comisión de Exteriores, el señor Muñoz-Alonso. Por eso
celebro que hoy esté tan digna y tan numerosamente representado su Grupo.

Yo creo que es bueno para esta Comisión y para el seguimiento
parlamentario del conflicto.

Entrando ya en las cuestiones concretas del conflicto en
Bosnia-Herzegovina he de decir que yo creo que estamos de acuerdo en un
principio además de los que usted ha mencionado: que España esté presente
en las iniciativas internacionales en la zona, en igualdad de
circunstancias con los demás países de la Unión Europea. Supongo que en
eso estamos de acuerdo y que, por tanto, no le surge a ningún grupo duda
alguna que pudiera recordar otras épocas en las que España tenía ciertos
complejos par participar en igualdad de condiciones y con todas las
consecuencias en este tipo de iniciativas internacionales.

Señoría, creo que sería interesante no solamente leer lo que yo dije en
1992. Probablemente me equivoqué, es verdad, como nos hemos equivocado
todos a lo largo de la evolución de este conflicto, en los últimos años
nos hemos hecho mucho más escépticos y mucho menos optimistas. Podríamos
hacer unas lecturas en las que todos en algún momento nos hemos
equivocado. En cualquier caso, es evidente que España es responsable en
la parte que le toca, pero no en más, en las decisiones de esas
instituciones, especialmente en Naciones Unidas, pero también en la
Conferencia de Seguridad en Europa, en la propia Unión Europea, en la
EUO, en la OTAN, somos corresponsables en la parte que nos toca, pero no
más. Yo creo que el conflicto no se soluciona porque su naturaleza se
hace cada vez más difícil, más enconada, pero no precisamente porque los
gobiernos,



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incluido el español, no tomen las decisiones racionales que en cada
momento parezcan oportunas.

He de decirle que es verdad que España ha incrementado sus relaciones con
la Alianza --también se lo digo al Grupo de Izquierda Unida-- dentro del
marco fijado por el referéndum y por los acuerdos de coordinación. ¡Pues
claro que sí, y sin complejos! ¿Pero es que el Grupo Popular no ha votado
a favor de firmar el Protocolo de París? Sí lo ha hecho. Y está a favor
de que España participe en la infraestructura de la Alianza, lo ha dicho
públicamente. ¿En qué estamos en desacuerdo? Parece que las decisiones
que va tomando el Gobierno español son las correctas. ¿Que dicen ustedes
que eso tiene que ir acompañado de un cierto acto de contrición respecto
a posturas del Partido Socialista anteriores al referéndum? Muy bien,
supongo que esa contrición deberíamos repartirla entre todos. Ustedes
también tuvieron la postura que tuvieron en el referéndum.

Yo creo que es malo que estemos recordando permanentemente el pasado. Si
vamos en la dirección correcta, digámoslo, y punto; estamos de acuerdo.

Además, es bueno para España. Muy bien, pues estamos de acuerdo. Igual
que es oportuno que se reconozca la competencia y eficacia de la fuerza
aérea española. En esto de las lecturas de lo dicho en momentos
anteriores también podríamos encontrar alguna interesante por su parte,
porque es verdad que usted en algún momento ha negado el que los F-18
estuvieran a punto. Creo recordar casi literalmente una frase que decía
algo así como que la flota F-18 no está operativa por falta de pilotos,
por falta de entrenamiento y por falta de «software». Pues bien, S. S.

ahora reconoce, y yo se lo agradezco muchísimo, que hay competencia y
eficacia en los F-18 y en todo el equipo que les acompaña, que es muy
numeroso, destacados en Aviano, y le puedo decir que podríamos tener más
aviones también allí, en las mismas operaciones y sin mayor dificultad.

Creemos que la aportación española en este momento es la adecuada y no
deberíamos incrementarla, pero técnicamente podríamos poner más allí. No
es una cuestión de pilotos, ya no es una cuestión de «software», ya no es
una cuestión de entrenamiento; por lo tanto, está bien que lo
reconozcamos.

Su señoría ha insistido en algo que yo no puedo aceptar y es que el
Gobierno español ha perdido el control. El control ¿de qué? Yo no sé muy
bien a qué se refiere cuando dice que hemos perdido el control y que ha
cambiado la misión. Señoría, creo que no se ha expresado bien porque la
misión no cambiado y el control que tiene el Gobierno español es el que
aceptó desde el principio y el que ha estado establecido desde el
principio por Naciones Unidas. Creo que S. S. no lo ha comprendido bien.

Ese sistema de consulta formal caso a caso, ese sistema de autorización
formal caso a caso y hora a hora, no existe, señoría. Hay unas
resoluciones del Consejo de Seguridad, que se deben aplicar, que
lamentablemente no se aplican, que debido a su no aplicación hay muertos
todos los días, ha habido miles de muertos porque no se han aplicado las
resoluciones, y hay unas autoridades internacionales que tienen el
encargo de los gobiernos de aplicar esas resoluciones, incluso de forzar
la aplicación de esas resoluciones, y son el Secretario General de
Naciones Unidas, a través de su representante especial en la zona, señor
Akashi, y el Jefe de Unprofor. Ellos dos, con el sistema de doble llave,
tienen la responsabilidad de decidir lo que se hace en cada momento para
aplicar las resoluciones. Por lo tanto, los gobiernos no interferimos. No
creo que fuera un buen sistema el que, además de que el Jefe de Unprofor
propone determinada actuación al señor representante del Secretario de
Naciones Unidas, señor Akashi, y que éste normalmente consulte a Nueva
York, al Secretario General, además de este sistema de doble llave, que
ya implica retrasos, existiera otro sistema, como parece proponer S. S.,
y es que el Jefe de Unprofor consultara a los gobiernos, los gobiernos se
reunieran, consultaran al Parlamento y cuando decidieran llevar a cabo la
acción hubieran pasado 48 horas.

Si las actuaciones de la fuerza aérea son, básicamente, el que se cumpla
la exclusión de vuelos y el que se apoye a los cascos azules, eso exige
rapidez en la decisión y, por lo tanto, señoría, los gobiernos solamente
podrían tomar una decisión, que es la de negar, una vez conocida la
misión, la participación de sus aviones. Al Gobierno español no le
pareció correcto hacer uso de esa denegación y no la hemos hecho,
señorías, y creo que además es coherente con lo que están haciendo los
demás. Le digo con toda franqueza que yo no he tenido ningún complejo en
no hacer uso de esa denegación y que, cuando se comunica por las mañanas
las misiones que están en marcha --son misiones de todo tipo, señoría, de
vigilancia, de supresión electrónica de defensa antiaérea, de
reconocimiento, de ataque al suelo, de ataque aire-aire--, cuando yo
tengo conocimiento, todas las tardes, de que eso se va a llevar a cabo o
va a estar preparado y que participan aviones españoles, yo he
considerado que para eso estaban nuestros aviones allí, para llevar a
cabo todas esas misiones, que son las que están previstas en las
resoluciones. Señoría, sin ningún complejo, digo: Adelante, no hay
objeción. En bastantes ocasiones hemos estado preparados o participando
en misiones del tipo que le he enumerado, en todas ellas. Hemos estado
preparados y en vuelo para hacer misiones de ataque al suelo, de
supresión de defensa aérea a través de medios electrónicos, de
reconocimiento, de vigilancia o incluso de ataque aire-aire, por si había
algún avión serbio que estaba atacando en Bihac, y podía haber ocurrido
que un avión español hubiera derribado un avión serbio, en aplicación de
la resolución de aéreas seguras de Bihac. Eso es así, señoría, y esto
implica un riesgo, por supuesto.

El otro día se ha derribado un avión F-16 norteamericano. Todos los
aviones que participan en esas misiones corren ese riesgo, esto es algo
aceptado, señoría. Y así debe ser, porque estamos a disposición de
Naciones Unidas, sin poner condiciones y sin complejos. Lo mismo que
sabemos que en cualquier momento podemos sufrir la retención de un
observador o de un casco azul. Rehenes hemos sido ya en varias ocasiones.

A lo largo de prácticamente todo el mes de julio y todo el mes de agosto
del año 1993, hubo permanentemente una sección de cascos azules que
fueron rehenes en Mostar y que eran relevados cada 72 horas, pero
solamente se podía producir la salida de los



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que ya habían cumplido con ese tiempo si entraban otros en su
sustitución. Luego, tuvimos una sección de rehenes durante dos meses,
ustedes lo saben. Además, yo debo agradecer el apoyo que en aquel momento
recibimos de los grupos parlamentarios. Hemos tenido rehenes en otras
ocasiones también en Bosnia-Herzegovina. Ha habido convoyes enteros que
han estado retenidos durante una semana, a la entrada de Sarajevo, y eran
rehenes. Hemos tenido rehenes en Angola, en Mozambique, en El Salvador.

Lo que hay que hacer en estos casos es mantener la firmeza de no negociar
su liberación a cambio de nada, e insistir en que los cascos azules y los
observadores están cumpliendo una misión sobre el terreno por acuerdo
entre las partes. Por lo tanto, una de las partes no puede alterar ese
marco, ese juego legal, y decir: ahora rompo con lo acordado y tomo como
rehén a los que previamente he autorizado a estar en mi territorio para
determinadas misiones, que he aceptado.

Señoría, creo que lo importante es destacar que efectivamente estamos de
acuerdo en los principios, aunque hay que reconocer que entre el Grupo
Popular y el Grupo Socialista no siempre se entiende igual la aplicación
de esos principios.

Con respecto a las consideraciones que ha hecho el representante de
Izquierda Unida, yo creo que la reunión que propone, como ya ha dicho el
Ministro de Asuntos Exteriores, se puede realizar y es conveniente que se
realice. Me parece bien y el Gobierno está de acuerdo con esa propuesta.

En cuanto a la ruptura de la neutralidad de España, del referéndum, que
lo hemos explicado hasta la saciedad. Por cierto, esto de la cultura de
la neutralidad está cambiando en toda Europa. Ya ve cómo se va
modificando esa cultura incluso en países que tienen una tradición
todavía más arraigada que la nuestra, como es el caso de Suecia o el de
Austria. Por cierto, países que han participado siempre en las misiones
de Naciones Unidas, también con todas las consecuencias, y que tienen más
experiencia que nosotros en ese terreno.

En cuanto a la ruptura de la neutralidad de la ONU, señoría, es
imposible. La ONU actúa, por su propia naturaleza, con neutralidad;
naturalmente, eso no significa que actúe con pasividad. Es verdad que en
sus actuaciones, a veces, da la impresión de cierta pasividad, y cuánto
lo lamentamos todos, pero precisamente porque no quiere, salvo en casos
extremos, hacer uso de la fuerza. Pero la neutralidad a veces exige el
uso de la fuerza en defensa del Derecho Internacional, y eso significa
hacer uso de la fuerza de manera limitada, en casos muy concretos y
cargados de razón.

Pregunta S. S. si nos hemos opuesto a la fuerza de reacción rápida. La
respuesta es que no. ¿Por qué nos íbamos a oponer, si su función,
señoría, es precisamente defender a los cascos azules, impedir que
sistemáticamente sean retenidos, que sean humillados o que sean
tiroteados? Su función es sólo ésa. Su función, señoría, es la de
proteger los convoyes protegiendo a los que les acompañan, a los que los
escoltan. Lo que nosotros hemos hecho es pedir prudencia en su uso,
precisamente teniendo en cuenta que hay muchas limitaciones en la
eficacia de esta fuerza. Hemos pedido que se actúe prudentemente, y en
eso han estado de acuerdo todos los demás países que participaron en la
reunión de París el pasado sábado. Desde luego, señoría, es una
equivocación decir que esta fuerza de reacción se ha hecho por dictado de
la OTAN. La OTAN no ha tenido nada que ver en su creación, ha sido
Francia quien ha propuesto la creación de esta unidad, y a esa propuesta
inicial de Francia se ha sumado después el Reino Unido, pero la OTAN no
ha tenido nada que ver con su creación.

Su señoría ha insistido en que está en contra del envío de F-18. Los F-18
están allí porque hay resoluciones --que he leído previamente-- que no
solamente autorizan el que estén allí, sino que determinan y ordenan que
estén allí. Yo creo que S. S. no lo expresa correctamente, porque debería
decir que el Grupo de Izquierda Unida está en contra de las resoluciones
de Naciones Unidas que permiten la presencia de aviones de combate en la
zona para aplicar la exclusión de vuelos. En ese aspecto hay algo que no
está claro en su Grupo, porque, insisto, los aviones están para hacer
cumplir las resoluciones que se refieran a la exclusión de vuelos y a la
protección de los cascos azules.

En cuanto al fracaso de los ataques de los pasados días 25 y 26 (y aquí
no se debe citar a ningún Gobierno, porque ninguno es autoridad ya en
este conflicto, todos nos hemos equivocado en algún momento, por tanto,
las opiniones que todos los gobiernos emitimos son siempre muy matizadas)
siempre tuvimos en cuenta que después de un ataque aéreo podía haber la
toma de rehenes. Por eso, aunque en muchos foros y medios de comunicación
yo he oído que lo que había que hacer era retirar las tropas de Unprofor
y proceder al uso de la fuerza aérea sistemáticamente (se lo he oído a
muchos comentaristas y personas que conocen la zona, incluso personas que
han participado, con gran eficacia además, en misiones humanitarias desde
el campo civil), a pesar de que ha habido propuestas de ese tipo de
Unprofor, la mayor parte de los gobiernos hemos estado en contra. Por
eso, cuando hemos llevado a cabo, ya en último extremo, ataques aéreos,
hemos sabido que había un riesgo calculado, que era la toma de rehenes y,
especialmente, de observadores.

Lo importante, señoría, es no culpar a Naciones Unidas por haber llevado
a cabo los ataques aéreos. Eso sería injusto. A quien hay que culpar de
haber tomado los rehenes es a los serbios, porque los observadores y los
cascos azules estaban allí, aislados, en zonas a veces remotas, con su
consentimiento. Ellos habían dado la garantía, la promesa de su
seguridad, y han roto con ese compromiso. Luego, los culpables a los que
hay que atribuir directamente la responsabilidad de los rehenes no es a
los ataques aéreos decididos por Naciones Unidas y ejecutados por la
OTAN, sino a los serbios que, rompiendo con todos sus compromisos y con
el «status» que debe tener siempre un casco azul, los han tomado de
rehenes. Esto es muy grave, y por eso en su liberación estamos
insistiendo sin aceptar ninguna condición.

En el uso de los ataques aéreos, en el uso de la fuerza de reacción que
protege a los cascos azules, hay una cierta confusión, porque la
disuasión no es una disuasión militar,



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es una disuasión sobre el hostigamiento sistemático a los cascos azules.

Es poder decir a los serbios: si se sigue hostigando a los cascos azules
que vigilan los depósitos de armas, que escoltan los convoyes, que están
en misiones de interposición, habrá una fuerza que les proteja. Esa es la
disuasión. Es una disuasión sólo con respecto al hostigamiento de los
cascos azules. Y el uso de la fuerza va en la misma dirección, el uso de
la fuerza contra una parte de las que están en conflicto no es el uso
sistemático de la fuerza con ninguna de las partes. Por eso, respecto al
deslizamiento, yo tengo la impresión de que hay una confusión, porque si
lo que sugiere S. S. es que hay un deslizamiento en favor de la solución
militar del conflicto, no es así. El otro día en París se insistió en
todo momento en que el conflicto no tiene solución militar, ni tiene
solución militar entre las partes, ni tiene una solución militar a través
de Naciones Unidas. Por tanto, no hay deslizamiento.

Por otro lado, señoría, éste no es un conflicto pacificado. Hay una
diferencia sustancial con la presencia de boinas azules en El Salvador,
que es probablemente lo que S. S. tiene «in mente». Aquí no hay un
acuerdo previo y como hay un conflicto caliente, en algún momento los
cascos azules se tienen que defender o tienen que hacer uso de la fuerza.

Eso es lo que induce a confusión probablemente en S. S.: que hay
conflictos donde ya hay acuerdo anterior y las partes lo respetan, y las
boinas azules o los cascos azules lo vigilan, y otros en los que los
cascos azules están allí precisamente para ayudar a que se llegue a ese
acuerdo y, mientras tanto, el conflicto sigue caliente, sigue abierto, y
en algún momento los cascos azules se tienen que defender, tienen que
hacer uso de la fuerza.

En las intervenciones que ha habido en otras ocasiones en esta Comisión
de Defensa o en la Comisión de Exteriores, Izquierda Unida no ha hecho
una condena de las agresiones por parte de los serbios, las muertes de
civiles a manos de los serbios, probablemente porque no ha caído en la
cuenta, porque es verdad que las partes son muy intransigentes, pero hay
una que sistemáticamente produce más víctimas, más muertos, más
destrucción, y que siempre tiene reacciones que van mucho más allá de lo
que se debe esperar, y son los serbios. Pues aprovechemos esta sesión de
hoy en la Comisión de Defensa para que todos estemos de acuerdo en
condenar esa actitud sistemática.

Con respecto a las preguntas que ha hecho el señor Carrera, cómo se ve el
reagrupamiento. Se ve, señor Carrera, con consecuencias que son a veces
contradictorias con lo que se pretende, porque el reagrupamiento de
observadores va a dificultar la misión de observación en muchas zonas en
las que se ha conseguido un apaciguamiento, al no estar allí el
observador de Naciones Unidas que advierte a las partes de que ha habido
disparos. Tenga en cuenta que las cadenas de autoridad en el conflicto a
veces son complicadas, no son del todo claras. Por eso los observadores
son necesarios, porque algún pequeño grupo por su parte puede romper el
«statu quo», la tranquilidad de una determinada zona local, y el
observador lo comunica a sus mandos. Dice: aquí hay alguien que está
rompiendo con el alto el fuego, y ese mando inmediatamente ordena que se
interrumpa la acción que localmente se ha iniciado. Esto lo podemos
perder, y podemos perder también la capacidad de vigilancia en la
frontera entre Serbia y Bosnia-Herzegovina, porque al agrupar a los
observadores tendremos menos puntos desde los cuales conocer en directo,
sobre el terreno, qué es lo que está sucediendo. Aquí nos encontramos con
una contradicción: tenemos que mejorar la seguridad de los cascos azules,
pero al agruparles perderemos la capacidad de que puedan llevar a cabo
las misiones para las que están allí, por lo menos parte de esas
misiones.

Lo mismo sucede con los depósitos de municiones. Este es uno de los
problemas más graves que cada cierto tiempo resurge y sobre el que se
discute. Los depósitos de municiones están dentro de las zonas declaradas
áreas seguras, están en lugares muy aislados y es muy fácil, como ha
ocurrido la semana pasada, que uno de los grupos, los serbios, ataquen a
30 ó 40 cascos azules, incluso menos, que están cuidando uno de esos
depósitos, les desarmen y se lleven el armamento. Y esos 20, 30 ó 40
cascos azules, con un armamento ligero poco pueden hacer para evitarlo,
incluso poco pueden hacer para no ser tomados rehenes, que es lo que ha
sucedido. De forma que en el futuro habrá que plantearse cuál es la
ubicación y cuál es la entidad de estos depósitos de armamento.

Probablemente la mejor solución sea que esos depósitos de armamento estén
fuera del perímetro de la zona segura, pero con eso perderemos también la
capacidad de vigilancia. Probablemente no sea difícil trasladar ese
armamento desde fuera hacia adentro de la zona segura. El reagrupamiento
de los cascos azules en estos dos tipos de misiones, la de observación e
interposición y la de vigilancia de depósitos de municiones, va a generar
dificultades para aplicar misiones que les encarga Unprofor.

En cuanto a la pregunta de si se va a un cambio de mandato parecido a la
Guerra del Golfo, se supone que S. S. está insinuando si Naciones Unidas
va a pedir a los países que pongan tropas sobre el terreno que no estén
directamente bajo el mando de Naciones Unidas. Esta sería una
interpretación del punto tercero de la propuesta que el Secretario
General de Naciones Unidas ha hecho pública; cuatro soluciones que eran
básicamente: en primer lugar, seguir como está el conflicto; en segundo
lugar, agrupar y pedir a países que aportaran contingentes no puestos
directamente bajo el mando de Naciones Unidas; en tercer lugar, la
retirada. Hay otra intermedia, que sería el agrupamiento, con una
disminución de contingentes. No se va a esta solución. Precisamente
cuando se decidió el otro día la puesta a punto de una fuerza de
reacción, se dijo que siempre estaría bajo bandera de Naciones Unidas,
con insignia de Naciones Unidas. Por tanto, no se va a la otra opción de
que los países puedan poner sobre el terreno contingentes que ayuden a
los cascos azules, pero que no fueran estrictamente cascos azules.

En cuanto al envío de más personal español o más material, España ha
ofrecido prorrogar su aportación a la fuerza aéra que está a disposición
de Naciones Unidas. Los F-18 estarán, por tanto, tres meses más, a partir
del 30 de junio. De momento, ésa va a ser nuestra aportación. Estamos
estudiando cómo va a ser la constitución de la brigada multinacional,
dentro de la fuerza de reacción, pero el Gobierno



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español no ha hecho ningún ofrecimiento para la constitución de esa
fuerza. Podríamos hacer alguna aportación, pero de tipo menor.

La moral de los cascos azules es muy elevada, y la puede juzgar, sobre
todo, por la opinión que expresan cada vez que algún medio de
comunicación puede ponerse en contacto con ellos. La opinión que expresan
es que no se produzca la retirada.

En cuanto a la aportación que los norteamericanos hacen a la fuerza de
Unprofor y el compromiso para enviar tropas de tierra, no hay nada de
esto. Es verdad que en los últimos días hubo informaciones relativamente
contradictorias, pero el pasado sábado la delegación norteamericana dejó
claro que la única aportación de tropas en tierra que podrían hacer sería
en el caso de retirada, pero no para la constitución de la fuerza de
reacción ni para ninguna otra misión.

Tengo que agradecer las consideraciones que ha hecho el representante del
Grupo Socialista al recordar la responsabilidad que las diferentes partes
tienen en el conflicto, sobre todo la serbia.

Sí quisiera hacer unas consideraciones finales. El margen de los
gobiernos en este conflicto, señorías, es pequeño. Con frecuencia, a los
gobiernos se nos está diciendo que vamos muy lejos o que nos quedamos muy
cortos. Hoy toca decir que hemos ido muy lejos; en otras sesiones de esta
Comisión de Defensa o de Exteriores se nos ha dicho que nos quedábamos
muy cortos. El margen es muy estrecho, porque el margen de Naciones
Unidas también lo es. En este conflicto, desde el principio, ha habido un
problema grave, que ha sido la gran distancia entre el contenido de las
misiones, el mandato de Unprofor, que es muy ambicioso, y los medios
puestos a disposición de Naciones Unidas. Ese es el problema básico que
no somos capaces de resolver, temo que no vamos a ser capaces de resolver
de manera inmediata, y que genera sistemáticamente esta sensación de que
Naciones Unidas no tiene éxito y que, por tanto, los gobiernos no tenemos
éxito.

En cualquier caso, con la creación de la fuerza de reacción rápida ese
gap, esa distancia entre la ambición del mandato y la limitación de los
medios no se va a resolver, porque, además, la fuerza de reacción no se
crea para eso, se crea para proteger a los cascos azules. Desde luego no
hay solución militar entre las partes y, sobre todo, no hay solución
militar que pueda imponer Naciones Unidas sin generar más conflictos
todavía.

Sí debe haber un incremento de la capacidad de defenderse por parte de
Unprofor; no puede tolerarse que a los cascos azules se les retenga, se
les detenga, se les tome de rehenes, se les humille, se les impida llevar
a cabo su misión y, por tanto, hay que aumentar su capacidad para que eso
no siga siendo así. Si esas misiones de Naciones Unidas no se pueden
llevar a cabo, la solución no es otra que marcharse y es justo la
solución que nadie desea, desde luego, que el Gobierno español no desea y
que SS. SS. han expresado que no desean. Esto está ocurriendo en todos
los Gobiernos y en todos los parlamentos europeos, es la solución que
nadie desea.

Por tanto, es muy difícil ser optimista, pero tenemos que resistirnos a
ser pesimistas. No tenemos los medios para aplicar las resoluciones que
dicta el Consejo de Seguridad, que tienen una gran ambición, que tienen
un grandísimo contenido, pero tampoco deseamos marcharnos. Queda muy poco
margen para el optimismo, pero tampoco podemos tomar la decisión
dramática de marcharnos.

Hay algo, señorías, en lo que conviene insistir siempre. El siglo XX
empezó en Europa con unas guerras balcánicas que terminaron provocando la
I Guerra Mundial. Las consecuencias de la I Guerra Mundial condujeron a
la segunda. Por tanto, todo el horror del siglo XX en Europa ha tenido
que ver, directa o indirectamente, con los Balcanes. Ahora, a finales del
siglo XX, estamos en otra guerra balcánica. Hasta el momento, y llevamos
ya cuatro años de conflicto, hemos logrado limitarla; la guerra no se ha
extendido a Kosovo, no se ha extendido a Macedonia y no se ha extendido a
ninguno de los países limítrofes. Por tanto, no seamos tan críticos con
la misión de Naciones Unidas y con el éxito de las organizaciones
internacionales, porque el objetivo principal sí se ha conseguido, que
era evitar que el conflicto se extendiera. No hemos tenido éxito en que
la ruptura de la antigua Yugoslavia se llevara a cabo de una forma
pacífica y la definición de las fronteras entre las nuevas repúblicas se
hiciera de una manera pacífica.

Quiero agradecer, y con esto termino, señor Presidente, el apoyo que
todos los grupos han expresado a los cascos azules, y en particular a los
cascos azules españoles, y el apoyo que han expresado a los rehenes,
tanto españoles como de otras nacionalidades.

Muchas gracias, señorías. Muchas gracias, señor Presidente.




El señor PRESIDENTE: Señor López Valdivielso, muy brevemente, porque ya
sabe que este turno es excepcional y tiene que ser muy concreto.

Tiene la palabra.




El señor LOPEZ VALDIVIELSO: Muy brevemente, señor Presidente.

Una cuestión previa, menor y personal, y es que yo creo que a estas
alturas ya va siendo hora de que el señor Ministro de Defensa se entere
de que mi segundo apellido es Valdivielso y no Valdivieso.

Entrando en los comentarios a su intervención, diré que parece mentira
que tenga usted la pretensión, aunque sea velada, de sugerir que hay
contradicciones, a veces, en las posiciones del Partido Popular, cuando
forma usted parte de un Gobierno presidido por don Felipe González. Pero
lo que ya me parece una osadía es recomendarnos que no hagamos menciones
al pasado, cuando todavía resuenan los ecos de las intervenciones, en la
última campaña electoral, de un antiguo jefe político suyo.

En relación con la información al Parlamento, le diré que yo hablo de
información al Parlamento. Una cosa es la información al Parlamento y
otra las informaciones «a posteriori», informales, telefónicas o con un
canapé en la mano. Precisamente, y con relación a la de los últimos días,
en ningún momento he considerado como tales informaciones



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llamadas telefónicas que yo agradezco --lo pongo en otro lado--; nunca lo
he considerado como una consulta formal a la oposición. Le agradezco,
señor Ministro, sus informaciones y sus llamadas telefónicas, pero que no
sirva eso como trámite para considerar que la oposición ya está
informada. Una cosa es una cosa y otra cosa es la información al
Parlamento.

A pesar de que se lo he advertido no me ha hecho usted caso y ha caído en
la tentación de hacer una evaluación global de la operatividad de
nuestras fuerzas armadas por los ocho aviones que están en Aviano. Señor
Ministro, no quiero detalles...




El señor PRESIDENTE: Perdone un momento, señor López Valdivielso. Conoce
S. S. que éste es un turno extraordinario para que los Diputados puedan
escuetamente formular preguntas o pedir aclaraciones.




El señor LOPEZ VALDIVIELSO: Voy a formular dos preguntas.




El señor PRESIDENTE: Entiendo que ha solicitado aclaraciones, pero
procure centrarse en el tema.




El señor LOPEZ VALDIVIELSO: Me centro y formulo una pregunta muy concreta
con respecto a los F-18 que están destacados en Aviano, y no quiero
detalles, señor Ministro; simplemente diga sí o no, si los americanos han
tenido que equipar a nuestros aviones destacados en Aviano con
determinados equipos para poder llevar a cabo estas misiones. Y le digo
que no quiero detalles, simplemente que me diga si eso es verdad o no.

Tampoco voy a hacer comentarios con respecto a los cambios de misión;
simplemente nos damos por enterados de que, por primera vez en esta
Cámara y por parte del representante del Grupo mayoritario que apoya al
Gobierno, se ha hablado de fuerzas de disuasión. Por primera vez en esta
Cámara. Y es obvio que no pedimos consultas, caso a caso, de todas las
operaciones de nuestros aviones, ya sabemos que están allí para cumplir
determinadas misiones, pero --y con esto termino, señor Presidente-- no
me diga que el bombardeo no ha supuesto un cambio cualitativo. Una cosa
es una operación de vigilancia, de supresión electrónica de defensas
aéreas, de reconocimiento y otra es el derribo de un avión enemigo, salvo
que sea como consecuencia de una autodefensa; otra cosa es un bombardeo
al suelo contra objetivos determinados.

Ya sabemos que no puede haber consultas caso a caso para las misiones de
rutina, pero esto no ha sido, señor Ministro, una misión de rutina.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Alcaraz.




El señor ALCARAZ MASATS: Señor Presidente, quiero expresar un
agradecimiento y formular tres preguntas concretas.

Quiero agradecer la posibilidad de que se celebre esta reunión entre don
Felipe González y los máximos dirigentes de las distintas fuerzas
parlamentarias porque creemos que hay que reconducir todo a la solución
política y estudiar las condiciones de una posible retirada de nuestra
tropa.

Primera pregunta. Usted ha dado un sí rotundo a las fuerzas de
intervención rápidas, de acción rápida. No compartimos los objetivos que
dice usted que tienen estas fuerzas de intervención rápida, pero no es
ésta la pregunta que yo le quiero hacer. La única consideración que ha
hecho a la de limitar estas fuerzas de intervención ha sido la prudencia:
creación de las fuerzas de intervención rápida, pero prudencia.

La dicotomía cuantitativa en que se basan las consideraciones que usted
ha hecho hoy aquí, ¿es sin complejos o con complejos? Esta sería con
complejos. Fuerzas de intervención rápida, pero con complejos. Y teniendo
en cuenta que usted ha caracterizado el conflicto en el que estamos ahora
situados, incluso usted ha hablado de guerra mundial, le pregunto si está
usted en condiciones de asegurar que no habrá una intervención militar
directa de las FIR, de las fuerzas de intervención rápida, saltando ese
objetivo que usted le asigna de simplemente protección de los cascos
azules.

En segundo lugar, usted ha dicho en los medios de comunicación que «ya
vamos estando hartos de los serbios». Yo no voy a buscar divisiones entre
usted y el señor Solana. Sería un esfuerzo inútil buscar divisiones en el
Gobierno de don Felipe González Márquez, pero él ha hecho una
consideración matizadamente diferente, por lo menos más fina en lo
político, pienso yo. El ha dicho que apoya el plan de paz del grupo de
contacto, que es el reconocimiento de Bosnia-Herzegovina y el reparto
territorial, pero que debe --ahora interpreto, porque no recuerdo las
palabras textuales-- aceptarlo todas las partes, y Karadzic parece que no
lo acepta, pero, sin embargo, parece que Milosevic debe romper con ello y
que Belgrado acepte Bosnia-Herzegovina, y ha hablado de que en todo caso
habría que apuntar a los bosnios de Serbia. Yo no sé si usted comparte
este análisis y si también debiera pedirle al señor Solana que hablara de
su hartura con respecto a los serbios.

En último lugar, señor Ministro, ¿me quiere usted aclarar dónde ha
documentado usted ese «dribling» semántico --ahora digo «dribling» y no
se sorprende nadie y antes utilicé una palabra tremendamente castellana:
esguince-- que distingue mando operativo de control operativo, a partir
del cual se justifica nuestra intervención armada dentro de la estructura
militar de la OTAN? ¿Dónde ha conseguido usted ese matiz, asignándole las
funciones que usted aquí acaba de asignarle?
Termino, señor Ministro, pero mañana podríamos estar ante un chiste de
cualquier medio de comunicación, en el que un piloto dijera: «No hay
solución militar», en el mismo momento en que aprieta los botones que
sueltan las bombas.




El señor PRESIDENTE: El señor Carrera tiene la palabra.




El señor CARRERA I COMES: Intervengo para emitir unas puntualizaciones.




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No nos emplace, señor Ministro, a que hagamos manifestaciones públicas en
una sesión de la Comisión en contra de los serbios. La posición de
nuestro Grupo siempre ha sido de rechazo a las actuaciones concretas de
los serbios, sin entrar en cuáles son sus derechos. Por tanto, no lo voy
a hacer ahora de manera específica porque usted lo pida concretamente en
esta Comisión.

Nosotros creemos que realmente no deberíamos incrementar la presencia
española, que hemos tocado techo. Yo diría más. Ya sé que no es cuestión
de marcharse, es cierto, pero siempre en coordinación con los demás
países --lo remarco--, siempre en coordinación, no deberíamos renunciar a
un posible relevo, aunque fuera parcial.




El señor PRESIDENTE: El señor Puig tiene la palabra.




El señor DE PUIG I OLIVE: En relación a la alusión del señor López --no
me meto en lo demás--, yo he hablado de disuasión porque he oído al
Ministro --lo tenía también leído, la verdad-- cuando hablaba de las
fuerzas de acción rápida decir que su objetivo era disuasorio.

Naturalmente, no son fuerzas de ataque, y cuando se conoce un poco cómo
funciona la cuestión de la defensa se distingue lo que son fuerzas de
ataque de lo que son fuerzas disuasorias. Es evidente que todas las
fuerzas y aviones de combate que han estado y actuado en Bosnia eran para
disuadir, eran fuerzas de disuasión. Por tanto, me parece que aquí no
debería haber debate, aparte de la esgrima parlamentaria.

Por otra parte, señor Presidente, con respecto a los serbios, sí me
gustaría recordar que en esta Comisión hemos debatido ya muchas veces...




El señor PRESIDENTE: Señor De Puig, no es el momento de aclaraciones, que
las ha habido debido a una incidencia, sino para preguntar al señor
Ministro lo que usted crea conveniente de manera concreta.




El señor DE PUIG I OLIVE: Si me deja terminar el razonamiento, voy a
acabar preguntando al señor Ministro.

En relación a los serbios, lo que ha pasado es lo siguiente. Aquí se
acusó al Gobierno y al Grupo que le apoya de demonizar a los serbios en
la primera fase de este conflicto. La verdad es que nosotros siempre
hemos dicho que no estaba en nuestro ánimo y, sin embargo, quien ha
demonizado a los serbios es el señor Karadzic. Nadie pensaba que los
serbios --y estamos hablando de los serbios de Bosnia-- llegarían a donde
han llegado, a la barbaridad a que han llegado; ni siquiera cuando empezó
el conflicto, ni a mitad del mismo ni hace tres semanas. Este hombre no
deja de sorprendernos. Por tanto, yo creo que sin que seamos parte en esa
guerra, porque no hemos querido ser parte contra los serbios ni ser parte
contra los bosnios, la verdad es que la realidad nos ha sobrepasado.

Me parece que el señor López decía antes que si nos habían sobrepasado
los hechos. Yo creo que a todos, a la comunidad internacional, nos han
sobrepasado los hechos.

Por tanto, quisiera preguntar al señor Ministro si, en relación a los
posibles acuerdos de paz, se puede contar realmente con los serbios de
Serbia; es decir, si piensa que una parte de la solución política del
conflicto es aislar a los serbios de Bosnia y, en cualquier caso,
encontrar una solución política.

Finalmente, otra pregunta, señor Ministro.

La única alternativa a lo que está sucediendo no es la guerra, como piden
algunos, o la actuación militar de las fuerzas multinacionales. Hay otra
alternativa que se nos ha pedido insistentemente, que es la de abandonar.

Los bosnios han pedido durante meses que se les levante el embargo y que
nos vayamos para casa, que ya lo van a arreglar ellos.

Yo creo que hemos hecho un esfuerzo para evitar esta otra vía, tan
maléfica como la otra, y yo quisiera preguntar al señor Ministro: ¿piensa
usted que hay alguna posibilidad de que la vía de levantar el embargo a
los bosnios pueda triunfar? ¿Es posible que, de acuerdo con los planes
que existen actualmente, se contemple la posibilidad del levantamiento de
este embargo?



El señor PRESIDENTE: El señor Ministro tiene la palabra.




El señor MINISTRO DE DEFENSA (García Vargas): Sólo quiero hacer una
pequeña precisión al señor López Valdivielso: cuando yo hablo por
teléfono no como canapés, porque es de mala educación. (Risas.) No sé si
S. S. agradece o no el que se le dé esa información telefónica que es de
día en día, porque los acontecimientos cambian de día en día. Si no le
parece bien, obviamente sin canapés, no volveré a hacer las llamadas
telefónicas.

A la pregunta de si los americanos han equipado los F-18 españoles, le
diré que no. Los F-18 españoles tuvieron que equiparse antes de incluirse
en la misión de Naciones Unidas y nos costó dinero de nuestro presupuesto
a todos los españoles. Previamente hubo que comprar unos aparatos
adicionales a los que tenían.

Respecto a los bombardeos S. S. hace referencia a los que han ocurrido la
semana pasada como si fuera un cambio de misión. Bombardeos ya hubo antes
de que los aviones españoles participaran en el dispositivo de Naciones
Unidas, ya hubo bombardeos a lo largo de 1993 y hubo bombardeos en el
área de Sarajevo y en otras áreas. Por cierto, en muchas ocasiones
nuestros propios cascos azules, a través de nuestros controladores
aéreos, han pedido a los aviones que estaban volando en misión de
vigilancia que se aproximaran al suelo por si acaso, porque estaban
hostigados o amenazados. Luego nuestros propios cascos azules han vivido
en su propia carne, en su situación, la necesidad de tener el apoyo desde
arriba, y en algún caso si hubieran estado en dificultades serias,
hubieran pedido que se atacara al suelo para defenderles y hubieran
cumplido con las órdenes que se les han dado aquí en Madrid. Nuestros
cascos azules hubieran pedido que se atacara al suelo, que se bombardeara
para protegerles a ellos. Luego esta operación ha sido así desde el
principio, no ha habido un



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cambio porque los aviones españoles hayan participado ahora recientemente
en una de las muchas operaciones que han tenido lugar.

Respecto a las preguntas que ha formulado el señor Alcaraz, diré lo
siguiente: yo creo haber hecho sobre las fuerzas de acción rápida algunas
consideraciones en mi primera intervención; concretamente insistí mucho
en que la misión de la unidad sería desarrollar acciones de emergencia,
destinadas a proteger elementos aislados amenazados, cascos azules
amenazados, facilitar el redespliegue de cascos azules y asegurar la
libertad de movimientos de Unprofor. Esas son las misiones de esta
unidad. Eso significa --por eso he hablado de prudencia-- que se pueden
encontrar con situaciones muy diferentes y en todo caso, en lo que
quedamos en París --y la delegación española allí lo reiteró mucho--, es
que en cada momento la actuación fuera proporcionada siempre a la
situación que se pretendía resolver. Allí se dijo textualmente: Evitar
por todos los medios cualquier inmersión de escalada. Luego quédese
tranquilo, señor Alcaraz, porque, al decidir la creación de esa fuerza,
al mismo tiempo se ha sido muy consciente de las limitaciones que su uso
lleva consigo. Por eso reitero lo que antes dije. Coincidimos todas las
delegaciones, primero, en que la misión de Naciones Unidas no debe
cambiar de naturaleza, sigue siendo una misión de mantenimiento de la paz
y no de imposición de la paz. El mandato sigue siendo el mismo. Unprofor
sigue siendo neutral, no tiene enemigos ni está en guerra con nadie;
segundo, el conflicto no tiene solución militar, sino diplomática, y
tercero, las nuevas unidades enviadas a la zona para reforzar a los
cascos azules deben estar bajo el mando de Unprofor. Con todo ello creo
que se tranquilizará S. S. Por tanto, no habrá intervención militar
directa por parte de seguridad. Habrá utilización caso a caso y siempre
en defensa de los propios cascos azules.

¿Usted me ha oído decir aquí hoy alguna expresión como que yo estaba o
estábamos hartos de los serbios? Creo no haberlo dicho. Lo he dicho fuera
de aquí. Ha sido una expresión coloquial, expresión coloquial que, por
cierto, no retiro. Porque yo, como ciudadano europeo, como ser humano,
sinceramente me causan mucho impacto --me imagino que como a usted y como
a todos los ciudadanos normales-- esas imágenes en las que, con una sola
granada de artillería, se matan a 70 personas civiles que estaban en una
discoteca, y parece que eso pasa desapercibido, pero el año pasado fueron
cien personas que estaban en un mercado y todos los días son tres señoras
que pasan por la calle o tres niños que van al colegio. A mí eso me
subleva y esas escenas me hacen sentirme cada vez más harto de esa
barbarie. Esto lo comparten todos los ciudadanos. Por lo tanto, señoría,
no me importa decir --aunque no lo había dicho porque trato de medir el
tipo de expresiones en una Comisión parlamentaria-- lo que dije el otro
día en tono coloquial, no lo retiro. Me producen cada vez más sensación
de hastío y de irritación esas escenas que veo en la televisión, como a
la mayor parte de los ciudadanos. Al mismo tiempo digo que todas las
partes son responsables. Las tres: los croatas, los bosnio-musulmanes y
los serbios. Los serbios tienen más responsabilidad, han llevado la
iniciativa en el conflicto, son los que se niegan a firmar los acuerdos,
son los que discuten permanentemente lo que se decide en la mesa de
negociaciones para llevar las conversaciones a un punto muerto, son los
que siempre reaccionan pasándose de toda medida, son los que utilizan la
violencia con mayor contundencia, etcétera. Esto es así, señoría.

Respecto a la diferencia entre mando y control, yo creo, señoría, que la
diferencia la va a encontrar en cualquier manual de organización militar.

El mando se definirá en cualquier manual como la capacidad de decidir
inmediatamente el uso de la fuerza, el mando más inmediato y más directo
sobre la fuerza, la capacidad de decidir sobre en qué momento se utiliza,
dónde se utiliza y cómo se utiliza. Sin embargo, el control tiene que ver
con el empleo general de las fuerzas, la coordinación entre los distintos
tipos de fuerzas que se utilizan y la dirección de acciones específicas
limitadas, tanto en el tiempo como en su función. En el mando el uso
inmediato no se cede; en el control, dado que siempre se actúa con otras
fuerzas, se puede ceder, incluso se debe ceder por el éxito de las
operaciones. La diferencia la hemos explicado muchas veces y creo que en
el «Diario de Sesiones» habrá referencias a ello con bastante detalle.

Respecto a las condiciones de la posible retirada a la que se refería el
señor Carrera --también el señor Alcaraz se refirió a ella--, hay un
acuerdo general respecto a que, si la misión de Naciones Unidas resulta
imposible --y hay precedentes históricos, esto ha ocurrido--, habría que
proceder a la retirada. Es ésta una posibilidad que nadie desea, pero que
nadie puede excluir tampoco. Eso tiene que ver con la pregunta que hacía
el señor De Puig, que es el posible éxito de la propuesta del
levantamiento del embargo. Irían en paralelo. No se puede pensar en el
mantenimiento de la misión con el mantenimiento del embargo y no se puede
pensar tampoco en que el fin de la misión impidiera a algún país en
particular armar a una de las partes. Luego me temo que cualquier
decisión en cualesquiera de las dos direcciones lleva aparejada la otra
realidad o decisión. Ojalá no sea así, señorías, en ningún caso.

Muchas gracias.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Ministro.

Se levanta la sesión.




Era la una y veinte minutos de la tarde.