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DS. Congreso de los Diputados, Comisiones, núm. 413, de 07/02/1995
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CORTES GENERALES
DIARIO DE SESIONES DEL
CONGRESO DE LOS DIPUTADOS
COMISIONES
Año 1995 V Legislatura Núm. 413
NO PERMANENTE SOBRE COOPERACION Y AYUDA
AL DESARROLLO
PRESIDENTE: DON LUIS YAÑEZ-BARNUEVO GARCIA
Sesión núm. 4
celebrada el martes, 7 de febrero de 1995



ORDEN DEL DIA:
Comparecencia del señor Secretario de Estado de Comercio Exterior (Ruiz
Ligero) para explicar los resultados de los créditos que con cargo al
Fondo de Ayuda al Desarrollo (FAD) se concedieron en el año 1993, así
como las previsiones para el año 1994 en el marco de los Planes Anuales
de Cooperación Internacional (PACI 93 y PACI 94). A solicitud del Grupo
Parlamentario Popular. (Número de expediente 212/000689.)



Se abre la sesión a las diez y cinco minutos de la mañana.




El señor PRESIDENTE: Se abre la sesión de la Comisión sobre Cooperación y
Ayuda al Desarrollo con la comparecencia del Secretario de Estado de
Comercio Exterior en respuesta a la solicitud realizada por el Grupo
Parlamentario Popular con relación a las previsiones del Fondo de Ayuda
al Desarrollo para el año 1994. Como SS. SS. saben, desde que se presenta
una iniciativa hasta que se realiza la comparecencia solicitada
transcurre un tiempo que puede dar lugar a que sobre la marcha se
modifiquen algunos



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temas en relación con el contenido de dicha comparecencia. En ese
sentido, la solicitud de comparecencia por parte del Grupo Popular, en
relación con los planes previstos de ayuda y cooperación para los años
1993 y 1994, y la información que va a ofrecer el Secretario de Estado
podrían ir más allá de la propia literalidad de la petición.

Doy la bienvenida al Secretario de Estado de Comercio Exterior, don
Apolonio Ruiz Ligero, por su disponibilidad. Es la primera vez que
comparece ante esta Comisión, puesto que la Comisión es relativamente
nueva. Quiero decirle también que esta Comisión, como su propio nombre
indica, va a dedicar su trabajo de una manera monográfica al ámbito de la
cooperación y ayuda al desarrollo y, por tanto, el señor Ruiz Ligero,
como responsable de la Secretaría de Estado de Comercio Exterior, tiene
una dimensión importante, por presidir la Comisión que se ocupa de los
fondos de ayuda al desarrollo, desde el punto de vista del volumen y de
la traducción en AOD que tienen dichos fondos y que a nadie se le
ocultan. Por tanto, mientras esa realidad sea así, su presencia aquí va a
ser relativamente frecuente; dependerá de las solicitudes de los grupos,
pero, sin duda, la relación entre la Secretaría de Estado que él dirige y
esta Comisión será importante.

Sin más preámbulos, reiterándole nuestro agradecimiento por su presencia
aquí, tiene la palabra.




El señor SECRETARIO DE ESTADO DE COMERCIO EXTERIOR (Ruiz Ligero): En
primer lugar, quiero agradecer una vez más su bienvenida a esta Cámara.

Esta es la primera vez que comparezco ante esta Comisión, cosa que hago
con mucho gusto, como lo haré siempre que SS. SS. lo soliciten, para
informar de todo lo que concierne, de todo lo que afecta a una parte muy
importante de la cooperación, como es la marcha del Fondo de Ayuda al
Desarrollo, de los créditos de carácter concesional del Fondo de Ayuda al
Desarrollo.

Como todos ustedes saben, tanto la Ley de Presupuestos de 1992 --para
1993-- como la de 1993 --para el año 1994-- han fijado en una cuantía de
80.000 millones de pesetas las obligaciones de financiación concesional
que España puede conceder, según la legislación del Fondo de Ayuda al
Desarrollo, a entidades, gobiernos extranjeros u organizaciones
multilaterales. Asimismo, se establece para ambos años el límite de
autorizaciones y concesiones.

En ese sentido, SS. SS. deben de tener ya --lo he enviado a través de los
conductos reglamentarios-- información de todo el año 1993 y de
prácticamente 1994, por lo menos de los nueve primeros meses de ese año
1994. Voy a intentar dar una visión completa de esos dos años, atendiendo
a varios criterios que entiendo que serán de interés para SS. SS.

En primer lugar voy a explicar la distribución de los fondos por países,
por sectores y atendiendo a elementos fundamentales de distribución. En
la segunda parte de mi exposición me gustaría hacer una referencia no
tanto sobre la descripción de la cuantía total de los fondos y su
distribución como sobre algo que entiendo que debe interesar a SS. SS.:
el presente y el futuro de los fondo de ayuda al desarrollo a la luz de
la nueva situación internacional, a la luz de los compromisos
internacionales que España tiene en el consenso de la OCDE de créditos a
la exportación y a otra serie de cuestiones que creo que es importante
que les reseñe.

En el año 1993, desde el punto de vista geográfico, y aunque no voy a
reiterar muchos de los cuadros que SS. SS. tienen, les diré que
Iberoamérica, con el 64 por ciento, se llevó la parte más importante de
los créditos FAD. A continuación le siguió Asia, con un 21 por ciento, y
después Africa, con un 14 por ciento aproximadamente. Entendemos que esta
distribución geográfica es perfectamente consecuente con las prioridades
previamente establecidas por el Gobierno en cuanto a cuáles eran las
áreas de atención prioritaria de la financiación concesional. En este
sentido la apuesta en Asia se ha traducido, en 1994, en la Expotecnia en
Pekín, en China, y, por otra parte, en la preparación, aunque no se ha
firmado todavía, del acuerdo económico y financiero con Marruecos. Estas
actividades revelan esas prioridades de forma clara.

En lo que se refiere al año 1994 la situación es parecida. Es verdad que
aunque Iberoamérica en 1994 sigue siendo el primer destino de los
créditos FAD, lo es con el 48,6 por ciento. Un elemento explicativo de
por qué esa reducción en el porcentaje es que en 1994 ya hay dos países
latinoamericanos que, de acuerdo precisamente con los compromisos del
paquete de Helsinki, quedan fuera de la elegibilidad como países con
capacidad de recepción de créditos FAD. Me refiero concretamente a Méjico
y a Venezuela.

La segunda área geográfica más importante es Africa, que en el año 1994
ya recibe un 20 por ciento de los créditos, aunque es verdad que nuestra
presencia es mucho mayor en el norte de Africa, en los países del Magreb,
concretamente en Marruecos y Túnez, que en el resto de Africa. Un 10,57
de los créditos se reparte entre esos dos países y el resto, el otro
9,40, va para el resto de Africa. Esto está cambiando, ya que debido a
una política sistemática de cofinanciación con otros organismos
internacionales, como el Banco Africano, el Banco Europeo de Inversiones,
etcétera, se va modificando, y las empresas españolas van ganando
penetración en el Africa subsahariana.

En tercer lugar está Asia, con el 15,37 por ciento, pero hay que
reconocer que la concentración en el año 1994 se da básicamente en dos
países, China, con un 12,5, e Indonesia, con el 2,88. La verdad es que el
caso de China es una buena traducción a la práctica de lo que es un
acuerdo económico y financiero completo, porque está funcionando de
manera muy adecuada. Si el ranking en vez de por continentes o áreas
geográficas lo hacemos por países, en el año 1994 Argentina ha sido el
primer país, con un 25 por ciento; China el segundo, con un 12,5; Uruguay
el tercero, Ecuador el cuarto y Marruecos el quinto.

Resulta característico y curioso el tema de Argentina; curioso por cuanto
que es el último año en que Argentina es receptora de créditos de ayuda
al desarrollo al ser precisamente el último año de vigencia del acuerdo
económico-financiero entre los dos países, y prácticamente con fecha 22
de diciembre del año 1994 se conceden los últimos créditos, consecuencia
de un proceso de licitación internacional muy importante, que fue ganado
por empresas españolas,



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las cuales podían acogerse a la financiación FAD casi siempre
conjuntamente con financiación comercial.

Por tanto, en lo que se refiere a la distribución geográfica, bien sea
por áreas o bien sea por países, he de indicar que, prácticamente, los
años 1993 y 1994 han tenido destinatarios muy parecidos y que estos
destinatarios entran dentro de lo que es la línea estratégica del
Gobierno y del Ministerio de Comercio y Turismo en el sentido de hacer
hincapié, fundamentalmente, en tres áreas: América Latina, Norte de
Africa y Asia.

En lo que se refiere a la distribución de los bienes financiados, en el
año 1993, el sector eléctrico absorbió el 22 por ciento del total; las
obras públicas, el 20 por ciento; las plantas llave en mano, el 15 por
ciento; los equipamientos sociales, el 12 por ciento y las
telecomunicaciones y la construcción naval un 8 por ciento cada una de
ellas. En el año 1994 hay un pequeño cambio cualitativo. Los proyectos
sanitarios constituyeron el primer sector, con el 19,5 por ciento,
seguido de los fondos multilaterales con un 16 por ciento. Todo ello
constituye la aportación al programa ESAF en el Fondo Monetario
Internacional, precisamente para países de muy bajo nivel de desarrollo,
y aquí hay una ventaja en cuanto a la utilización de esos créditos por
cuanto que al estar directamente vinculados al Fondo Monetario
Internacional esa cantidad aportada por los fondos FAD al ESAF por
segundo año consecutivo entendemos que tiene, en esos países donde
nuestra presencia es todavía muy pequeña, un efecto multiplicador mayor
que si lo hiciéramos de una manera bilateral. Sin embargo, como decía, en
el año 1994 se produce un cambio cualitativo. Los proyectos sanitarios
son muy importantes, así como las telecomunicaciones y las líneas de
crédito que abarcan una cantidad de bienes y servicios no especificados y
que han tenido también un importante desarrollo en el año 1994. No les
quiero cansar, puesto que en los cuadros y estadísticas que les hemos
enviado viene recogido, pero sí les quiero decir que ésta es, más o
menos, la situación en el año 1994.

¿Qué pasa con respecto al año 1995? Con respecto al año 1995, una vez
más, la Ley de Presupuestos, aprobada en esta Cámara por SS. SS., supone
una dotación de 80.000 millones de pesetas. Para esos 80.000 millones de
pesetas hemos hecho una programación puramente indicativa, que ha sido
presentada por el Ministerio de Comercio y Turismo en la Comisión
Delegada del Gobierno para Asuntos Económicos, que básicamente establece
otra vez prioridades en esas zonas geográficas a las que antes he hecho
mención, insistiendo en otros países también, como, por ejemplo, de
América Latina, es decir, insistiendo sobre todo en aquellos países de
menor nivel de desarrollo relativo, como pueden ser los que están
incluidos en el Fondo de operaciones especiales del Banco Interamericano
de Desarrollo, como son Nicaragua, Bolivia, Haití, República Dominicana,
que son países de menor nivel de desarrollo relativo, sobre los cuales se
puede hacer un mayor hincapié a través de los créditos FAD.

En cualquier caso, la política de concesión de créditos concesionales en
el año 1995 va a venir determinada por cinco elementos fundamentales que,
con permiso de SS. SS., voy a intentar desarrollar. Primero, el efecto de
finales del paquete de Helsinki; en segundo lugar, la introducción de un
mayor realismo en la evolución de los acuerdos; el tercer elemento es la
recuperación económica de determinados países destinatarios o receptores
de créditos; la diversificación de los destinos y el encarecimiento del
instrumento FAD por un menor apalancamiento. Voy a explicar cada uno de
esos elementos rápidamente.

En el año 1995 van a desaparecer del punto de mira de los créditos
concesionales, como consecuencia del consenso de la OCDE, del denominado
paquete de Helsinki, concretamente Argentina, Venezuela, Uruguay y
Méjico. Igualmente, no solamente desaparecen esos países, que no van a
poder recibir créditos FAD, sino que las operaciones que se lleven a cabo
con los países que sí resultan elegibles, que son aquellos países que en
el año 1990 tuvieron una renta per cápita inferior a 2.690 dólares,
incluso en esos países, a no ser que hablemos de la franja más baja de
los de menor nivel de desarrollo, los que están por debajo de los 200
dólares de renta per cápita o donde las operaciones tengan un importe
inferior a dos millones de derechos especiales de giro (ahora lo explico
más rápidamente), tendrá que demostrarse la no viabilidad comercial o
financiera de la operación. Lo vuelvo a explicar otra vez. Primera
exclusión, por países: hay una serie de países que no pueden recibir
créditos FAD. Segundo, esos países que sí pueden recibir créditos FAD, a
no ser que sean los de menor nivel de desarrollo relativo, aquellos que
están por debajo de 200 dólares. Cuando sean operaciones superiores a dos
millones de derechos especiales de giro, tendrán que pasar por la prueba
de la viabilidad comercial. Si se demuestra que efectivamente esa
operación no es viable ni comercial ni financieramente, pueden recibir
los créditos. Esto supone evidentemente una importante limitación, puesto
que no basta con ponerse de acuerdo bilateralmente con un país, sino que
hay que procurar, después, elegir operaciones, que si son operaciones
importantes, es decir que superan los dos millones de derechos especiales
de giro, tendrán que ser financiera y comercialmente no viables. En caso
de que sean comercial o financieramente viables, tienen que ser
necesariamente financiados con crédito comercial, con crédito a la
exportación y no podrán tener crédito concesional.

El segundo elemento que afecta a los créditos FAD es el mayor realismo en
la evolución de los acuerdos. Yo creo que algunas de las previsiones
realizadas en ejercicios precedentes estaban condicionadas por la
necesidad de hacer frente a una serie de compromisos que habían sido
adquiridos por tratados y acuerdos suscritos con muchos países, como he
mencionado anteriormente, y aunque algunos de esos compromisos pueden
subsistir todavía, el que no se haya hecho uso de algunas facilidades
financieras previstas a lo largo de un período de tiempo hace que se
puedan reducir las expectativas del compromiso; es decir, creo que pasado
ese tiempo podemos claramente definir con qué acuerdos realmente ya no
tiene sentido que continuemos y qué acuerdos sin embargo han tenido una
utilización muy razonable. Por ejemplo, ejemplos de utilización muy
adecuada de los acuerdos han sido los casos de Méjico y de



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Argentina, en los que prácticamente se han agotado todas las facilidades
financieras tanto de créditos FAD como de crédito comercial. Sin embargo
los casos de Chile y de Colombia no son exactamente así. Chile casi desde
un principio firmó el acuerdo porque, por razones políticas --las
relaciones entre España y Chile son muy buenas--, no quiso dejar de
firmar una parte importante de ese acuerdo, pero hay que reconocer, lo
digo como testigo directo de ello, que las autoridades chilenas nunca
estuvieron especialmente ilusionadas en ese tipo de créditos, porque
querían introducir, quieren introducir en el sistema económico un grado
importante de eficiencia y no querían que hubiera demasiada financiación
concesional. Por lo tanto, con Chile el acuerdo prácticamente no ha
funcionado y ya no va a funcionar, porque a partir de este año deja de
ser un país elegible.

El otro país fue Colombia. Con Colombia ocurrió algo parecido. Sin
embargo, hay que reconocer que posiblemente la nueva Administración está
dispuesta a cambiar en ese sentido. Este año vamos a celebrar la
Expotecnia en Bogotá, en el mes de junio, y eso supone un incremento de
nuestras relaciones económicas y comerciales con Colombia, que podrán
verse facilitadas con un buen instrumento financiero, con un buen cuadro
de financiación que ofrecen los FAD y los créditos mixtos. Por tanto,
aunque Colombia ya estaba dentro de los países de escasa o de baja
utilización de créditos FAD, puede ser que, como consecuencia de la nueva
orientación de la Administración colombiana y de la estrategia comercial
de este año al celebrar la Expotecnia en Bogotá, pueda utilizarlos más.

El tercer elemento del que hacía mención a SS. SS. que afecta
directamente a los créditos FAD es el de la recuperación económica de los
países destinatarios. Afortunadamente, en estos años ha habido una serie
de países en los que ha mejorado su situación económica, y eso hace
posible que se puedan conceder créditos FAD. Se puede pensar --y creo que
es razonable hacerlo-- que no siempre los fondos de ayuda al desarrollo,
que son de carácter concesional, tienen mucho que ver con la capacidad de
devolución de préstamos que tenga el país en cuestión, pero sí es así; es
decir, el FAD es y continuará siendo --ésa es nuestra opinión-- un
elemento fundamental de promoción de la implantación de las empresas
españolas en el exterior, de promoción de las exportaciones. Eso sí,
tiene siempre un elemento de ayuda al desarrollo, pero el elemento
fundamental es que son fondos retornables y que su elemento esencial,
como he repetido ya en varias ocasiones en esta Cámara, es el de la
promoción de las exportaciones, es el de la promoción de la actividad
exterior de las empresas españolas. Por tanto, no es indiferente el que
los países tengan una situación económica determinada porque, tarde o
temprano, tienen que devolver los créditos. De hecho, desde hace varios
años ya, y si SS. SS. analizan los datos que se han enviado de créditos
FAD a la Cámara, son cada vez más las cantidades que se devuelven de
créditos FAD. El año 1993 fueron 20.000 millones de pesetas de devolución
de créditos y el año 1994 una cifra similar, 21.000 millones de pesetas.

El otro elemento al que hacía mención antes es el de la diversificación
de los destinos. El FAD está intentando en ese sentido diversificar mucho
más sus destinos, y dentro de Asia, no concentrándose únicamente en el
caso de China o de Indonesia, como he hecho antes mención, sino también
en otros países, como Filipinas, India, Pakistán y últimamente Vietnam.

tanto con Pakistán como con Vietnam ya se han firmado acuerdos
financieros y con la India está previsto que en los próximos dos meses o
mes y pico se celebre la Comisión mixta hispano-india en Nueva Delhi,
presidida por el Ministro de Comercio, y seguramente se pondrá en marcha
un nuevo protocolo con financiación concesional y también con
financiación comercial. La idea, como SS. SS. conocen, es intentar, en la
medida de lo posible, optimizar los créditos FAD, juntándolos con crédito
comercial, lo que da un porcentaje de mezcla que cumple con los criterios
de liberalidad de la OCDE, pero al mismo supone una mayor cantidad de
recursos que se pueden utilizar, por cada peseta de FAD hay una cantidad
equivalente de crédito comercial. Este último elemento al que quiero
hacer mención, el del encarecimiento del instrumento, es el que hará que
posiblemente en el año 1995 y años posteriores el FAD tenga un menor
efecto multiplicador sobre nuestras exportaciones. Si efectivamente nos
obligan a que allí donde tenemos que conceder créditos FAD tenemos que
hacerlo con coeficientes de liberalidad mucho más altos, y donde no será
suficiente un 35, sino incluso un 80 por ciento, evidentemente, el efecto
multiplicador será menor. Ahora, el cálculo que hacemos siempre que vamos
a financiación 50-50 es que el 50 por ciento de los créditos FAD con un
50 por ciento de crédito comercial hace posible que una peseta de FAD
pueda financiar dos pesetas de crédito a la exportación. En el futuro,
probablemente estaremos en una peseta de FAD-una peseta de crédito a la
exportación o, en todo caso, en coeficientes inferiores al que hemos
tenido hasta ahora.

Por último y para precisamente poner al día toda la legislación FAD, la
idea del Gobierno es traer a esta Cámara una nueva norma legal.

Necesariamente, tiene que ser un proyecto de ley. Como SS. SS. saben, el
FAd está regulado por un Decreto-ley del año 1976 y, por lo tanto, su
modificación se va a realizar a través de un proyecto de ley. Dicho
proyecto de ley pretende sistematizar, actualizar y adecuar precisamente
los fondos de ayuda al desarrollo a todas estas nuevas realidades a que
he hecho mención anteriormente.

De cualquier manera, creo que es conveniente que SS. SS. tengan en cuenta
que los créditos FAD son un instrumento de demanda, con un período de
maduración variable, de acuerdo con las características de cada
operación. En todo caso, muchas de las cosas que he mencionado tienen un
carácter orientativo y cabe la posibilidad de que, bien por la situación
de los países o por el desarrollo de la política comercial española, haya
modificaciones sustanciales incluso sobre lo que he venido comentando.

Todos estos argumentos creo que son perfectamente válidos, no solamente
en lo que es la política del Fondo de Ayuda al Desarrollo, sino también
en la inserción que dichos planes tienen en los planes anuales de
cooperación internacional.




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Como SS. SS. saben, el plan anual de cooperación internacional establece
las líneas directrices y los principios generales, que a veces no
coinciden expresamente con el acuerdo general de crédito a la exportación
(el consenso de la OCDE), y que regulan, como he venido repitiendo, los
créditos FAD. Por tanto, no siempre es fácil adoptar la normativa de los
créditos FAD a las directrices básicas del desarrollo, aunque es verdad
que dentro de la gama de instrumentos con que cuenta --y va contando cada
vez más-- nuestro país en la cooperación internacional, los créditos FAD
se colocarían en la banda menos concesional, en la banda menos, por
decirlo de alguna manera, generosa, desde el punto de vista de la ayuda
internacional, aunque, eso sí, con un impacto sumamente importante, no
solamente sobre las empresas españolas que son beneficiarias de los
créditos, sino en lo que es más importante, en el desarrollo a medio y
largo plazo. Yo quiero insistir en el sentido --y SS. SS. ya me lo han
oído en varias ocasiones-- de que el impacto de los créditos FAD tienen
sobre el desarrollo, aunque no sea el primer elemento querido por la
política de créditos FAD, es sumamente importante. Yo muchas veces
pregunto qué es más importante para el desarrollo económico de un país,
si una ayuda de carácter humanitario urgente, que siempre es importante,
o una ayuda de carácter alimentario urgente, o el que tengan una planta
potabilizadora de agua o un buen hospital o una buena escuela o unas
instalaciones de laboratorios en la enseñanza media o en la enseñanza
universitaria.

Por tanto, creemos que por la distribución, incluso, que antes he
desarrollado, se cumplen bastante esos criterios. Pero vuelvo a insistir
--y en ese sentido he sido totalmente explícito en todas mis
intervenciones-- en que aunque eso es así, en que aunque los créditos FAD
están inscritos en los planes anuales de cooperación internacional, sí es
verdad que es la parte --como ocurre en otros países-- menos concesional,
la parte menos desinteresada, si se puede decir de alguna manera, de la
financiación al desarrollo.

Es verdad que con las resoluciones aprobadas en esta Cámara, en el futuro
y con los porcentajes que el Gobierno tendrá que dedicar a la cooperación
internacional sobre el producto interno bruto, habrá una parte sumamente
importante de fondos no retornables, de ayudas no retornables, de
cooperación pura en el sentido más estricto. En consecuencia, los fondos
de ayuda al desarrollo o los fondos similares o como se denominen en el
futuro, después de la aprobación de la ley, tendrán un carácter más
residual desde el punto de vista de la ayuda oficial al desarrollo.

Estos son, en términos generales, los comentarios y los datos que quería
ofrecer a SS. SS., aparte, claro está, de todos los cuadros que han sido
repartidos y que afectan tanto al año 1993 como al año 1994, en su
totalidad, por destinos, áreas geográficas, países y sectores. Hay unos
cuadros pormenorizados que tienen que ver con las operaciones propiamente
dichas y que vienen por sectores y países, y en los que se describe la
operación, la cuantía, etcétera. De todas maneras, pongo a disposición
del presidente de la Comisión todos estos cuadros, muchos de los cuales
creo que ya obran en poder de SS. SS.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra, por parte del Grupo proponente, el
señor Hernando, del Grupo Popular.




El señor HERNANDO FRAILE: Deseo darle la bienvenida al señor Secretario
de Estado de Comercio Exterior a esta Comisión en esta comparecencia, que
es la primera y que deseamos desde luego que no sea la última a lo largo
de este período de sesiones y durante lo que dure este Gobierno.

Quería decirle, para empezar, que no hemos recibido los cuadros a los que
usted ha hecho referencia. Quizás eso tenga que ver con que el Ministro,
en la anterior comparecencia, el día 14 de diciembre de 1994, nos dijo
que nos iba a dar varias cosas. Dijo que nos iba a repartir el sistema de
encuestas que iban a hacer a las empresas, dijo que nos iba a dar las
cifras de pagos del ICO y, en otra parte de su intervención, dijo también
que nos iba a repartir los cuadros; pero lo que es verdad es que no se
nos ha entregado nada de lo que nos dijo el Ministro el 14 de diciembre y
tampoco, señor Secretario de Estado, los cuadros que usted ha dicho esta
mañana que se nos iban a dar.

A pesar de eso, tenemos algunos datos con los cuales podemos ir avanzando
en la comparecencia de esta mañana. Usted ha hecho referencia a los datos
de 1993 y 1994, pero no los ha cuantificado; ha hecho referencia a los
porcentajes. Me gustaría que usted los cuantificara porque con los datos
que tenemos y conforme a la comparecencia del 14 de diciembre del señor
Ministro de Comercio, como le decía antes, hasta ese día, según el
Ministro, el Consejo de Ministros había aprobado 50.000 millones de
créditos FAD. Nosotros hemos comprobado los listados del Consejo de
Ministros celebrados desde el día 14 hasta el 30 de diciembre y en ningún
caso están en torno a los 30.000 millones de créditos para FAD, lo cual
quiere decir que no se ha podido llegar al objetivo que se había marcado
el Gobierno de realizar autorizaciones en Consejo de Ministros por un
importe de 80.000 millones.

Señor Secretario de Estado, esto nos lleva a la teoría de que el sistema
ha entrado en crisis. El sistema FAD está en estos momentos en una crisis
importante; ya ni tan siquiera parece ser que se puede alcanzar las
cifras de dotaciones al FAD que teníamos en años anteriores. Usted ha
dado una serie de explicaciones, ha hecho referencia al final del paquete
de Helsinki, a la recuperación económica de algunos países, al
encarecimiento de las condiciones y otra serie de alusiones, lo que sin
duda no es más que una justificación de lo que le decía al principio: una
crisis importante de este sistema de financiación bilateral, de un
sistema de financiación de ayuda al desarrollo que ha sido hasta ahora el
componente más importante de nuestra ayuda oficial al desarrollo.

Cambiando de punto, usted hablaba de los retornos y ha dado unas cifras
que nos gustaría que aclarara más. Ha hablado de 1993, de unos retornos
por importe de 20.000 millones de pesetas. Me gustaría saber, porque
estuvo en sombras de dudas en la anterior comparecencia, si esos retornos
de 1993 fueron reales o parte de esos retornos hacían referencia a
nuestra condonación del crédito con



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Egipto, porque esos son los datos que nos había aportado la Secretaría de
Estado de Cooperación Internacional y nos parecía que no era una forma
correcta de contabilizar los retornos.

Nos ha dicho que los retornos de 1994 estuvieron en torno a los 21.000
millones, lo cual no es un mal dato, teniendo en cuenta que el
vencimiento de 1994 era 23.000 millones, si sólo tuviéramos en cuenta
eso. Lo que hay que tener en cuenta también son los atrasos en los
vencimientos de otros años. En ese sentido, nos gustaría que el señor
Secretario de Estado, si puede, nos diera más datos sobre
refinanciaciones y condonaciones de deuda. Como usted sabe, las
condonaciones de deuda es uno de los programas que se han implantado ya
por parte de la OCDE en cuanto a sistema de ayuda oficial al desarrollo.

Quisiéramos que nos dijera precisamente si ustedes tienen previsto
realizar y formular programas de condonación de deuda y si han realizado
alguno durante 1994, porque no tenemos ese dato.

Me preocupa algo de lo que usted ha citado como uno de los criterios para
el próximo año, para 1995: la diversificación de los destinos. Nos parece
una salida que puede ser correcta para la crisis del sistema, pero lo que
nos tememos es que esa diversificación de destinos pueda acabar en una
dispersión de los mismos. Y usted sabe que en proyectos que tardan en
madurar, en algunos casos tiempos superiores a los dos años, eso pudiera
en realidad convertirse en un arma nada positiva para los empresarios
españoles que tienen que acudir precisamente a esos países.

Por eso nosotros entendemos que el sistema de los convenios es un sistema
que ha funcionado de forma importante, aunque quizá pueda implicar
determinada segregación de unos países, aquéllos que tienen la
posibilidad de acceder a esos convenios, respecto de otros que no tienen
esa posibilidad. Sin embargo, creemos que, con criterios objetivos, lo
que hay que establecer son sistemas de financiación a medio y largo plazo
para que nuestros empresarios, dado lo difícil que es elaborar y ejecutar
algunos de estos proyectos, puedan tener unos índices que les permitan
acudir y arriesgar su presencia en otros países.

Ha hecho usted referencia, dentro de los convenios, al convenio con
China. Indudablemente el convenio con China ha tenido unas dotaciones
importantísimas. Desde 1988 España fue uno de los pocos países que
concedió este tipo de financiación crediticia a China, porque la mayoría
de los países occidentales se retiraron a raíz de los sucesos de
Tiananmen. Hasta estos momentos, hasta 1993 y desde 1989, se han
concedido a China autorizaciones por un importe de 80.000 millones de
pesetas; algo más, si mis datos son correctos.

A mí me gustaría saber, señor Secretario de Estado, si ustedes han
intentado establecer negociaciones con China para que ese importante
incremento y ese importante esfuerzo de España hacia China se haya visto
compensado con esfuerzos por parte del Gobierno chino en el respeto de
los derechos humanos o si, como parece ser, esto no ha sido más que una
herramienta comercial para entrar en un mercado que creemos que ha podido
tener efectos comerciales positivos, pero últimamente también esos
efectos comerciales, que al principio parecían positivos, están
adquiriendo tintes perversos, en tanto en cuanto a muchos empresarios que
acuden a China no se les permite entrar en el país si no van acompañados
de créditos FAD, con lo cual hay que poner en cuarentena los resultados
con China, por lo menos a nuestro juicio.

También querríamos que hiciera referencia a otros asuntos que se ha
sustanciado con uno de los países que dejan de ser países receptores de
ayuda, según el paquete de Helsinki, y es el caso de Venezuela. Como
usted sabe, Venezuela tiene una deuda aproximada con España en torno a
los 3.500 millones. Esa deuda procede del famoso crédito para el azúcar
cubano, el escándalo del azúcar a Venezuela de 1989, y hemos visto este
verano con cierta perplejidad que el Gobierno español estaba
condicionando la concesión de los créditos FAD para la realización de dos
importantes obras en Venezuela, a la de dotación de aeropuertos y la de
la presa de Las Planas, precisamente al retorno o al pago de ese crédito.

Nosotros entendemos que hay que establecer medidas efectivas para que los
países que reciben esos créditos devuelvan el dinero que se les presta,
porque efectivamente son créditos, pero también creemos que en este caso,
específicamente, habría que intentar llegar a otras soluciones más
maleables con el Gobierno venezolano, en tanto en cuanto parece ser que
la deuda viene precedida de un convenio comercial del que hemos hablado
de otras ocasiones, como usted sabe. Nosotros lo hemos denunciado como un
caso importante de corrupción, no se ha podido sustanciar más, pero sí
hemos determinado, según nuestras propias investigaciones, que más de
1.300 millones no aparecen en la contabilidad como beneficios ni de
Focoex ni de la empresa que aparecía como «partenaire», EDF Man.

No voy a hacer referencia a las denuncias del Diputado Enric Ramos a
Lluch, pero sí nos gustaría que de alguna forma el Gobierno flexibilizara
su postura para posibilitar precisamente que estas dotaciones, que
supondrían inversiones en Venezuela de 25.000 millones y teniendo en
cuenta que son las últimas oportunidades de entrar en Venezuela con
créditos FAD, pudieran efectuarse y ejecutarse, teniendo la
refinanciación de esa deuda todavía pendiente de Venezuela como un
capítulo aparte que no condicionara estas operaciones que, al final,
resulta que son escarmiento en cabeza ajena.

También nos gustaría que nos diera alguna referencia sobre las
aportaciones multilaterales que hemos realizado al Fondo, más en concreto
en 1993 las aportaciones la BID y los resultados de estas aportaciones
del fondo BID, porque los datos que nosotros tenemos son bastante
negativos en cuento a los retornos que se han obtenido y los proyectos
financiados por el Banco Interamericano de Desarrollo. Usted ha hablado
de las aportaciones en 1994 al Fondo Monetario Internacional,
indudablemente muy importantes, como usted mismo ha dicho, 12.732
millones fueron aportados, y querríamos saber si tiene resultados sobre
la anterior aportación al Fondo Monetario Internacional y los proyectos
españoles que han sido financiados o que han obtenido algún tipo de
financiación multilateral por parte del Fondo Monetario Internacional.

Porque sobre lo que sí



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hemos tenido datos es sobre que, por ejemplo, durante 1994 tan sólo dos
proyectos financiados con créditos FAD obtuvieron mezcla con créditos o
con fondos multilaterales, un proyecto en Uganda, financiado también por
el Banco Africano de Desarrollo, y otro proyecto en Guinea Bissau.

Si es posible nos gustaría que nos diera datos sobre operaciones
denegadas o no aprobadas por el Ministerio durante 1993 y 1994 y, sobre
todo, si durante 1994 han notado ustedes una caída en la demanda de
créditos FAD, porque según los datos, como decía al principio, parece que
estas caídas en las autorizaciones del Consejo de Ministros supongo que
también vendrán motivadas porque haya habido una caída de las peticiones
por parte de los empresarios españoles.

Lo que hemos visto, señor Secretario de Estado, es que siguen
manteniéndose algunas de las críticas patentes que realizaba el informe
del CAD de la OCDE a la cooperación a los créditos FAD españoles,
fundamentalmente en lo que se refiere al término de la liberalidad y de
las condiciones más gravosas, más duras para países más pobres. No
entendemos cómo, por ejemplo, a China se la conceden créditos, a pesar de
que se dice que es la décima potencia comercial del mundo, en unas
condiciones mucho más blandas de las que se conceden, por ejemplo, a
países más pobres, como es el caso boliviano, que, además, es objetivo
número uno, como usted sabe, en los países perceptores de ayuda por parte
del Ministerio de Asuntos Exteriores.

Hay otra cuestión que me preocupa. Usted ha hablado de la necesidad de
presentar el proyecto de ley que, como sabe, es una petición que le
realizó esta Cámara, que fue aprobada en diciembre por unanimidad de
todos los grupos, y lo que me gustaría es que usted avanzara algo, si es
posible, sobre las líneas en las que va a ir ese proyecto de ley. Nos
gustaría conocer si dentro de las líneas de ese proyecto de ley, que
usted nos anuncia, con satisfacción por parte de nuestro Grupo, van a
incluirse algunas de las medidas del informe de la OCDE sobre
recomendaciones para evitar el soborno y la corrupción en las relaciones
comerciales internacionales y que hablaban precisamente de la necesidad
de aplicar medidas tanto en el Código Penal como en el resto de la
legislación para evitar los procesos de corrupción derivados de
operaciones de comercio exterior. Usted sabe que en el comercio exterior
la falta de controles permite o hace posible estos procesos de extorsión
y soborno. Lo que nosotros hemos venido reclamando es que se
establecieran, por parte de su Secretaría de Estado y de los distintos
ministerios, medidas de control y evaluación, medidas que no tienen más
que cumplir nuestra legislación actualmente existente, que obligaba a que
los proyectos financiados con créditos FAD fueran controlados y
evaluados, no sólo en su desarrollo sino al final de su ejecución, por la
Comisión Interministerial. Hemos visto que la Comisión Interministerial
nunca ha formulado ningún informe sobre el desarrollo y la ejecución de
los proyectos. El Ministro de Comercio sí nos hablaba, como decía al
principio, de una serie de encuestas que se iban a realizar entre las
empresas. Estimamos que las encuestas no son el único sistema deseable,
que existen otros sistemas, que se deben aplicar otros sistemas de
control y evaluación porque, si no, las posibilidades de corrupción en el
comercio internacional, tal como ha denunciado la OCDE, seguirán
incrementándose y no podrá ponerse freno a las mismas, lo que implicará
la distorsión de los mercados internacionales. Quizás por eso, señor
Secretario de Estado, el Gobierno de Chile, como ha dicho antes, no haya
aceptado introducir esos créditos que en principio habían firmado.

Por mi parte, nada más. Voy a intentar hacer un repaso de los datos que
me han sido entregados ahora y le rogaría que me diera cumplida respuesta
a las preguntas que le he venido formulando.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Secretario de Estado.




El señor SECRETARIO DE ESTADO DE COMERCIO EXTERIOR (Ruiz Ligero): En
primer lugar, señor Hernando, si hay algún Diputado en esta Cámara que
tenga una información pormenorizada de los créditos FAD es usted. Aparte
de que el 6 de octubre envié estadísticas para toda la Cámara, usted ha
recibido cumplidísima respuesta a todas las preguntas que ha formulado
con carácter escrito, creo que 626 el año pasado, por las cuales creo que
tiene una información sumamente pormenorizada. Por eso, me extraña que
haya tenido ese pequeño fallo de recepción en cuanto a los datos de 1994.

Como verá en el cuadro, han sido 79.688 millones de pesetas los aprobados
por la Comisión Interministerial y por el Consejo de Ministros. En ese
sentido, siento desmontarle el argumento siguiente de que está en crisis.

No está en crisis y hubo que dejar 46 millones de dólares sin meter en
Comisión Interministerial del día 22 de diciembre.

En cuanto al envío de cuadros y datos, creo que estamos dando cumplida
respuesta. Puede haber un pequeño retraso, pero siempre intento
subsanarlo. Haciendo mención a la información que S. S. posee, creo que
tiene la misma información que tenemos los gestores de los créditos del
Fondo de Ayuda al Desarrollo.

Los créditos se han utilizado casi en su totalidad. Usted acusa de que
por 500 millones de pesetas nos hemos quedado muy cortos, pero hablamos
de cantidades discretas y no nos pudimos inventar un crédito de 500
millones en el último momento. Como ve, el grado de utilización de los
créditos ha sido máximo; más, imposible. Siento que fuera el 22 de
diciembre cuando se cerraran todos los créditos, entre otras cosas, como
he mencionado en mi intervención, porque un porcentaje muy alto se debía
a todo un proceso de licitaciones internacionales, tanto en China como en
Argentina, que hizo que no pudieran ir hasta el día 22 de diciembre. Por
tanto, el sistema no está en crisis. Hubo que dejar fuera cuarenta y
tantos millones de dólares sólo de una operación de Camerún porque en el
año 1994 no cabía más que la primera parte de esa operación.

Sobre los retornos, le puedo garantizar, por las cuentas del FAD y del
ICO, que, cuando hablo de cobros de créditos del año, son cobros. No es
refinanciado ni supone ninguna moratoria, son cobros.




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Sí tengo que reconocer que me he confundido en las cifras y le he dado
las de 1993 como de 1994 y las de 1994 como de 1993. Repasando mi cuadro
ahora, veo que los cobros de créditos del año 1993 fueron 21.229 millones
de pesetas y en 1994 han sido 19.415 millones de pesetas. Por tanto, los
retornos son retornos y son pagos efectivos que por créditos recibe el
Instituto de Crédito Oficial como agente financiero del Gobierno en la
gestión y administración de los créditos FAD.

Su señoría hace mención después a la refinanciación y a las
condonaciones. Se sigue un criterio muy uniforme al que tiene el resto de
los países. Como miembros que somos del club de París, hemos acudido a
varios ejercicios de refinanciación y efectivamente existe toda una
estadística por parte del Instituto de Crédito Oficial en relación con
las refinanciaciones.

En 1994 no ha habido propiamente ninguna condonación total. No ha habido
más que condonaciones o quitas parciales en algunas de las
refinanciaciones y yo enviaré con mucho gusto a S. S. la lista de las
refinanciaciones que se han llevado a cabo en el año 1994. Concretamente,
como agente financiero del Gobierno, en 1994 ha habido negociaciones con
Senegal, Costa de Marfil, Polonia, Marruecos, Madagascar y Níger, así
como con países de menor importancia para nosotros, donde nosotros
tenemos una participación menor, con los que ha habido también ejercicios
de refinanciación.

Los datos de refinanciaciones del año 1994 no son especialmente
importantes desde el punto de vista de los fondos del Instituto de
Crédito Oficial, del Fondo de Ayuda al Desarrollo, sino que se han
consolidado, han pasado precisamente con el «tratamiento Nápoles» o
«tratamiento mejorado».

El desglose, para que usted lo tenga, de las fechas del Club de París,
aunque se lo enviaré con mucho gusto a S. S., es el siguiente: Perú, 4 de
mayo de 1993, 1.690 millones de pesetas; Perú, 4 de mayo de 1993, 357.000
millones de pesetas; Guinea Ecuatorial, 2 de abril de 1992, 6.000
millones de pesetas; Guinea Ecuatorial, 2 de abril de 1992, 345.000
millones de pesetas; Senegal, 3 de marzo de 1994, 2.158 millones de
pesetas; Senegal, 3 de marzo de 1994, 275.000 millones de pesetas; Costa
de Marfil, etcétera. Es un cuadro completo de todas las refinanciaciones,
que con mucho gusto enviaré a su señoría.

Programas de condonación de deuda. Nosotros, bilateralmente, no tenemos
programas que sean más generosos que el resto de los países. Nos movemos
con el contexto de los miembros del Club de París y aceptamos, como es
lógico, las normas que establece el Club. Es verdad que una vez que el
Club establece, como usted sabe muy bien, el ejercicio multilateral de
refinanciación, después hay que entrar en el proceso de refinanciación
bilateral, donde todavía quedan algunos aspectos que ya forman parte de
la autonomía del país en cuestión, que tiene que ver con el tipo de
interés y que tiene que ver con el período de gracia. Pero las normas
generales de la refinanciación están recogidas en las principales líneas
del Club de París, que nosotros aceptamos.

Su señoría ha hecho mención a la diversificación de destinos y dice que
no debe convertirse en dispersión. Estoy completamente de acuerdo con su
señoría. No es ésa mi pretensión. Cuando digo mayor difusión, mayor
diversificación, me refiero, dentro de las áreas geográficas
prioritarias, a hacer hincapié en países que hasta entonces no han sido
suficientemente penetrados, por decirlo de alguna manera. Y he mencionado
Vietnam, Pakistán y la India, que están en una zona geográfica
prioritaria que es Asia, pero donde la penetración de la exportación
española y de los créditos no ha sido suficiente. Desde luego,
dispersión, ninguna. No vamos a tener pequeños supermercados de FAD y
vamos a intentar que el número de países receptores de FAD sea
suficiente, no digo pequeño, pero desde luego no demasiado grande.

A continuación ha hecho usted mención a los convenios. Los convenios han
funcionado bien, no puedo estar más de acuerdo, han funcionado bien. En
aquellos casos en que pueda ser posible continuar con acuerdos
bilaterales y con convenios lo vamos a hacer, pero evidentemente no
siempre es el mecanismo más adecuado. En cualquier caso, vamos a estar
siempre atentos a utilizar los sistemas que entendemos que son más
eficaces y que dan mejor respuesta a la finalidad de los créditos FAD.

Ha hecho usted varias menciones al convenio con China. Hay un cierto
escepticismo de S. S. a los resultados con China. Le voy a hacer tres
menciones. La primera es que no ha habido, en los tres últimos años,
incrementos más espectaculares en el comercio exterior de nuestro país
que en China. Las exportaciones en 1994 han crecido el 192 por ciento y
una parte muy importante, importantísima, ha sido porque se han
financiado proyectos; no es que se haya crecido. Si yo le diera ese
ejemplo en la exportación a países de la OCE, no podría decir lo mismo,
ni siquiera en el crédito a la exportación --FAD no, porque no se
recibe--, no podría apuntar el tanto de qué impacto tiene la financiación
sobre el crédito a la exportación y sobre la exportación en general. En
el caso de China, le puedo afirmar, señoría, de forma empírica, la
importancia que han tenido las líneas de crédito, tanto los créditos FAD
como los créditos comerciales; ha sido fundamental en el desarrollo de
ese comercio, y lo vamos a seguir haciendo. Es verdad que hemos intentado
que haya un componente menor de créditos FAD conforme va subiendo la
situación económica de China, pero quiero recordar a S. S. --que me lo
ponía en comparación con algún otro país más adelante en su
intervención--, que China tiene 200 dólares de renta per cápita. Una cosa
es que sea grande, pero sigue siendo muy subdesarrollado. Tiene menos
renta per cápita que Bolivia y eso no significa, en absoluto, que Bolivia
no esté claramente en los países prioritarios en nuestra política de
concesión de créditos FAD.

Yo creo que el tema de China, la cuestión política y el respeto a los
derechos humanos, es algo que ya hemos tenido oportunidad de debatir
muchas veces en esta Cámara. El Gobierno español ha demostrado un alto
grado, por una parte, de respeto a los derechos humanos y, en todo
momento, en las conversaciones bilaterales con las autoridades chinas,
hemos intentado hacer hincapié en ese aspecto, pero no hemos sido tampoco
los abanderados en condicionar toda nuestra política de créditos a ese
elemento, porque



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no lo ha hecho ningún país, y nosotros hemos atemperado nuestra política
exterior a ello. En cualquier caso, sí le puedo decir que el Ministerio
de Comercio, la Secretaría de Estado de Comercio Exterior, como parte de
ese Gobierno, ha sido totalmente respetuosa con la política desarrollada
por el Gobierno español con respecto a China. Pero al mismo tiempo, no
hemos querido en ningún momento que un excesivo purismo internacional mal
entendido pudiera precisamente ir en contra de los intereses de nuestras
empresas, porque no lo ha hecho ningún país. Todos los países han
intentado mantener un cierto equilibrio entre la petición, que no sea
injerencia --no hay que olvidar que China es un país de 1.200 millones de
personas, en el que no son especialmente bienvenidas las injerencias
extranjeras--, pero sí a las recomendaciones de todo tipo en nuestra
política exterior.

No voy a entrar mucho, porque yo creo que ya está más que agotado el tema
y S. S. sigue teniendo dudas a pesar de la información exhaustiva que ha
recibido en comisiones, en Pleno directamente por el Ministro; usted,
señoría con otras casi 150 preguntas contestadas y la posibilidad que ha
tenido de estar suficientemente bien informado, y directamente, en la
empresa sobre esa operación. Nunca, porque es su obligación como
opositor, va a estar usted totalmente de acuerdo. Me extrañaría mucho que
en una de mis comparecencias me dijera que está de acuerdo, porque
empezaría a pensar que hay algo que no funciona. Es lógico, siempre va a
haber algo en lo que usted no esté de acuerdo. Yo le puedo garantizar que
el caso de Venezuela es claro, limpio y nítido para el Tribunal de
Cuentas español, para la Procuraduría General de la República de
Venezuela y para la Contraloría. A pesar de todo, siempre habrá alguien
que declare algo que es más fiable que lo que dicen esas tres
instituciones. Le puedo garantizar que no es es así y que no hay nada, no
existe absolutamente nada y, desde luego, nada que pueda llamársele como
usted lo titula, una operación escándalo. Pero curiosamente S. S. es un
poco contradictorio argumentando a continuación que cómo es posible que
el Gobierno, en el caso de Venezuela, esté presionando al Gobierno
venezolano para que pague y que si no se le conceden los créditos FAD.

¿En qué quedamos, señoría? Lo lógico, como se hacen estas cosas --desde
luego, en política exterior a nadie se le pone un puñal en el cuello--,
si nosotros estamos absolutamente convencidos --porque lo estamos y
porque así nos lo dicen esas tres instituciones que he mencionado, pero
sobre todo las dos venezolanas-- de que ése es un crédito lícito y
cobrable, tenemos que insistir al Gobierno venezolano en que lo debe
pagar; no existe ningún motivo que impida pagarlo. Y las relaciones
bilaterales funcionarán adecuadamente si no existen obstáculos en el
cumplimiento de las obligaciones que los estados, independientemente de
los gobiernos, han asumido. Por tanto, es perfectamente coherente. Eso no
significa que hagamos un «quid pro quo» cerrado; lo hacemos en unas
negociaciones entre países amigos. Pero ellos tienen que comprender, y
así se ha comunicado al Gobierno venezolano, que ésa es una obligación de
pago absolutamente legítima y que su propia Contraloría le dice: páguese.

Si no se ha hecho hasta ahora no es porque exista ningún motivo, como
muchos de los que en esta Cámara se han intentado imputar y que ha
quedado suficientemente probado que no es así.

Con respecto a los proyectos multilaterales, para el ESAF S. S. tendrá
cumplida cuenta una vez que el propio Fondo Monetario Internacional nos
haga llegar esos datos. Sí sabe S. S. que en los créditos ESAF la
condicionalidad no es tan directa como en nuestros créditos bilaterales,
es una condicionalidad indirecta y está menos ligado que los bilaterales,
pero, una vez que el Fondo Monetario Internacional nos comunique todos
los créditos, le haré llegar qué tipo de operaciones han ido al ESAF.

Menciona S. S. un tema y tengo que darle la razón. Dice S. S. que el
crédito FAD, fondo Quinto Centenario, no ha funcionado suficientemente
con el BID. Tengo que decirle que es verdad. Pero no ha sido por culpa
nuestra, sino porque realmente de alguna manera los fondos del Quinto
Centenario, dicho de una forma muy clara, hacen un poco la competencia a
las propias ventanillas crediticias del BID. Como es un crédito y una
línea de financiación concesional y comercial gestionada por el propio
Banco Interamericano de Desarrollo, no siempre han tenido, tal vez, el
interés que tenemos nosotros como españoles en ese aspecto.

Sin embargo, creo que vamos a hacer más hincapié --ya hemos tenido dos
reuniones--, y en el próximo viaje del señor Presidente del Gobierno a
Centroamérica vamos a dinamizar un par de operaciones que están en el
«pipeline» del Banco Interamericano en la línea del fondo Quinto
Centenario, como, por ejemplo, el tema relativo a la electrificación en
Centroamérica, que creo puede seguir adelante, parte con la financiación
del fondo del Quinto Centenario, parte con financiación FAD y parte
financiación comercial.

En lo que se refiere a operaciones denegadas en los años 1993 y 1994,
precisamente en el proyecto de ley que vamos a traer a esta Cámara una de
la cuestiones que se recogen es que sí se va a dar una información, lo
más detallada posible, a los miembros de la Comisión interministerial y,
por tanto, a SS. SS., siempre que pidan esas resoluciones de la Comisión
interministerial, de aquellas operaciones denegadas durante todo el
período. No quiero en ningún momento --hasta ahora no se ha hecho,
simplemente porque nos parecía una información irrelevante para la
Comisión interministerial--, como presidente de dicha Comisión, que se
piense que no llevar esos temas a la Comisión interministerial es por
opacidad o falta de transparencia en la gestión de los fondos. La
transparencia es absoluta. Los créditos del Fondo de Ayuda al Desarrollo,
desde el punto de vista financiero, cubren absolutamente todos los
filtros, son estudiados primeramente por la Comisión interministerial, a
continuación los aprueba el Consejo de Ministros, posteriormente son
fiscalizados por el Tribunal de Cuentas, sufren las auditorías externas
del agente financiero del Gobierno, que es el ICO, y, al final, siempre
existe la fiscalización del Tribunal de Cuentas, a que antes he hecho
mención.

Por lo tanto, en ningún momento puede haber esa especie de connotación
que políticamente S. S. hace en el sentido de comercio exterior igual a
corrupción, Fondos de



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Ayuda al Desarrollo igual a corrupción. Exactamente ha dicho S. S.

extorsión, soborno, etcétera. Yo no digo que no existan esas figuras
ilícitas en cualquier actividad, pero me cuidaría muy mucho --y así lo
quiero hacer, y traslado a S. S. esa inquietud--, porque creo que no es
bueno, no sólo para este Gobierno, sino para el país en general, que se
esté dando la impresión de que la gestión del comercio exterior, por el
hecho de ser comercio exterior, es necesariamente ilícita o que existe un
componente de corrupción mayor que en cualquier otra actividad, etcétera.

No existen, en absoluto, pruebas de que eso sea así y poco a poco iremos
probando en cada uno de los casos en los que se hace mención a ello que
no tiene ningún fundamento.

No puede aceptar eso S. S., porque aceptarlo supondría reconocer que las
cosas se hacen bien y eso no es algo que sea nunca de buena aceptación
por parte de la oposición y del primer partido de la oposición.

Por último, voy a hacer tres o cuatro menciones sobre las líneas maestras
de ese proyecto de ley al que ha aludido S. S. Básicamente las he
subrayado durante mi intervención preliminar y quiero decir que las
pretensiones fundamentales son las siguientes. En primer lugar, hacer
mucho más hincapié que en el propio Decreto-ley en vigor en que los
Fondos de Ayuda al Desarrollo son, fundamentalmente, fondos de estímulo e
incentivo a la actividad exterior de las empresas españolas, y
fundamentalmente de sus exportaciones, aunque ello tenga un componente
importante de ayuda oficial. En segundo lugar, que muchos de los temas
que están recogidos en las recomendaciones del Tribunal de Cuentas en
cuanto a comunicación, transparencia, plan anual, etcétera, van a estar
recogidos en dicho proyecto de ley.

A continuación, paso a explicar varios temas que ha mencionado S. S.

relativos a la evaluación y control. En la evaluación y control de los
fondos FAD hay una parte que se hace desde el punto de vista financiero y
que usted sigue año a año, que es la evaluación de cómo van los créditos,
y la evaluación de las operaciones que son financiadas por los créditos,
que es precisamente lo que se ha empezado a hacer ahora, y se ha empezado
a hacer ahora porque hasta hace muy poco tiempo había muy pocas
operaciones que pudieran estar totalmente finalizadas. Ese sistema de
encuesta al que el señor Ministro hizo mención, no es que sea un sistema
de encuesta, sino que nos hemos dirigido a quienes únicamente nos pueden
decir si la operación se ha llevado a cabo o no, que es la empresa. No
hemos hecho una encuesta propiamente, sino que 145 empresas han recibido
nuestra petición de que nos comunicaran cómo estaba la operación. De esas
145 --enviaremos los resultados--, solamente había 26 operaciones que
todavía no se habían terminado y cuatro que habían sido canceladas. Por
tanto, el sistema de evaluación y control, sistema que vamos a continuar
en esa misma línea, consiste en cartas dirigidas por el Ministro o por mí
mismo, como Presidente de la Comisión interministerial, a las empresas y
es el que nos va a dar cumplida respuesta sobre la marcha de las
operaciones. Que de ciento cuarenta y tantas solamente haya habido tres
canceladas, entendemos que es un resultado sumamente favorable.

Su señoría también hace mención al asunto de los pagos ilícitos. España,
como miembro de la OCDE, está en el Comité de Pagos Ilícitos, cosa que no
tiene nada que ver con los créditos FAD o con la financiación comercial,
sino con una problemática sumamente importante. Es una iniciativa de
Estados Unidos que está discutiéndose en este momento. Precisamente la
última reunión ha tenido lugar en París, en el mes de diciembre, sobre el
código de pagos ilícitos en el comercio internacional. España suscribe
básicamente los principios fundamentales que se recogen en la
documentación que se está discutiendo, pero, obviamente, hay puntos en
los que los países europeos --entre ellos España-- no están totalmente de
acuerdo con los extremos a que quiere llegar Estados Unidos en esa
legislación, puesto que, una vez más, Estados Unidos rodea el problema de
la extraterritorialidad en el tema de los pagos ilícitos. Posiblemente
ningún país europeo pueda estar de acuerdo al 100 por ciento con la
iniciativa de Estados Unidos. En cualquier caso, puedo tranquilizar a S.

S. diciendo que España sigue muy de cerca estas reuniones de la OCDE
sobre el código de pagos ilícitos, a las que acude la Directora General
de Inversiones Exteriores, dependiente de mi Secretaría de Estado.

También quiero decirle que no existe una caída en la demanda de créditos
FAD. Son muchos los casos en los que no podemos aceptar la demanda; es
decir que, por supuesto, es mucho mayor la demanda de créditos que la
oferta, y creemos que estamos cumpliendo de una manera adecuada, en
primer lugar, con los países, que, como S. S. conoce, son los que
realmente reciben los créditos, y, después, con las empresas, que son las
que se benefician de la financiación de esos créditos concedidos.

Para finalizar, le tengo que decir a S. S., y no intento polemizar, que
el Gobierno de Chile no ha dicho en ningún momento que no acepte los
créditos porque tema que existe una especie de negociado corrupto. Se
trata simplemente de que tienen un sistema de economía de mercado, un
nivel de desarrollo y no les parece adecuado el tipo de financiación
concesional, sino que quieren financiación comercial. No hay ningún otro
motivo, no nos han dicho que exista ninguna otra razón de carácter
político. (El señor Hernando Fraile pide la palabra.)



El señor PRESIDENTE: Me pide la palabra el portavoz del Grupo Popular. No
se la voy a negar, aunque el reglamento no lo contempla. El Reglamento
contempla, con carácter excepcional, la petición de aclaraciones o
precisiones, que decidirá la Mesa o, en este caso, el Presidente. Pero,
para no prolongar demasiado el debate de un grupo con el Secretario de
Estado, o la autoridad compareciente, en exclusiva, creo que sería mejor
dar la palabra al resto de los grupos y, al final, dar la palabra al
portavoz del Grupo Popular. Si insiste el representante del Grupo Popular
en intervenir ahora a lo mejor dispone de menos tiempo, para no prolongar
el debate demasiado, puesto que la naturaleza y el sentido de estas
comparecencias es a petición de un grupo, como mínimo, por supuesto, pero
es un debate con el conjunto de la Cámara, representada aquí por los
distintos grupos, no es sólo con el grupo peticionario de la
comparecencia.




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Sin embargo, dicho esto, como veo, a través de sus gestos, que el señor
Hernando desea hacerlo ahora, dispone de dos minutos para aclaraciones o
precisiones al señor Secretario de Estado.




El señor HERNANDO FRAILE: Señor Presidente, entiendo que no sólo me
corresponde un turno para solicitar algunas aclaraciones, sino que me
corresponde también un turno porque el señor Secretario de Estado ha
contradicho algunos de mis argumentos y, reglamentariamente, cabe un
turno para ello, y además lo ha hecho interpretando cosas que yo no he
dicho y utilizando palabras mías de forma sesgada para llevar el agua a
su molino. Por tanto, le pediría, señor Presidente, que me concediera
también ese turno, puesto que ha contradicho algunos de mis argumentos y
porque ha tergiversado algunas de mis palabras.




El señor PRESIDENTE: El señor Diputado dispone de cinco minutos, de
acuerdo con el artículo 73, que dice que cuando un Diputado se considere
contradicho en sus argumentaciones tendrá derecho a replicar o rectificar
por una sola vez y por un tiempo máximo de cinco minutos.




El señor HERNANDO FRAILE: Gracias, señor Presidente.

Señor Secretario de Estado, cuando estuvo el señor Ministro en esta
Comisión se quejó de lo mismo que usted, dijo que yo había realizado 100
preguntas, ahora dice usted que son 600, sobre los créditos FAD; no sé en
qué quedamos, porque yo, desde entonces, no he formulado ninguna más;
sería deseable que ustedes se aclarasen cuando vinieran a estas
comparecencias sobre el número de preguntas que he hecho. Evidentemente,
he realizado bastantes preguntas, pero preguntas que solamente tienen la
posibilidad de efectuar un seguimiento documental porque es el único
seguimiento que ustedes han realizado.

El artículo 6 del Real Decreto de 31 de marzo de 1977, en el que se
regula el FAD, dice que la Comisión interministerial controlará la
ejecución de cada operación y evaluará los resultados de la misma; para
ello podrá solicitar la colaboración de los organismos de la
Administración y aquellas otras que estime pertinentes. Usted ha sido
durante muchos años presidente de esa Comisión interministerial. ¿Por qué
jamás ha requerido usted esos apoyos para poder evaluar y controlar la
ejecución de cada una de las operaciones, señor Secretario de Estado? Esa
es la duda que tenemos: ¿por qué usted no lo ha hecho nunca? Nos
alegramos de que ahora formule una serie de encuestas, pero le vuelvo a
decir que eso no es lo que dice la norma existente, es que usted tiene
que evaluar los resultados y tiene que controlar la ejecución, y eso no
se controla mediante una encuesta, eso no es nada más que otro control de
tipo documental similar a los que han existido.

Usted nos ha dado los datos y, efectivamente, veo que son 79.575
millones. Yo me alegro de que, al final, hayan podido ustedes, en las dos
últimas semanas de diciembre, completar el 35 por ciento de las
dotaciones; nos parece muy bien, pero a lo que yo he hecho referencia es
que al 14 de diciembre solamente había 50.000 millones, según decía el
Ministro, y la última documentación que yo tenía era la correspondiente a
la contestación a una pregunta precisamente del 10 de octubre, en la que
usted me decía que habían dado 32.000 millones solamente. Creo que mi
error es excusable porque ustedes no nos han dado a tiempo los datos, lo
que no quiere decir que no esté en crisis el sistema; el sistema está en
crisis, señor Secretario de Estado, y está en crisis porque algunos
países ya se muestran reacios, no sólo los que se han eliminado del
paquete de Helsinki, sino también otros países, con este tipo de ayudas.

Usted conoce el asunto de Argentina, en el que se paraliza un crédito
FAD; usted sabe que en Ecuador se ha creado recientemente un problema
respecto a la adjudicación de unos trolebuses; usted sabe que durante
muchos años, en Panamá, estuvieron en cajas embaladas las dotaciones
precisas para hacer un centro comercialÉ Usted sabe que cuando la OCDE
elabora un informe sobre las medidas necesarias para luchar contra la
corrupción, contra el soborno y la extorsión --que es lo que he dicho--
es porque algo debe de haber; no se lo habrán inventado. ¿Estos señores
de la OCDE son una especie de astronautas que viven en otro mundo y que
no conocen para nada lo que sucede en el comercio internacional y
elaboran informes porque no tienen otra cosa que hacer? Si eso es así,
denúncielo usted, ya que los señores de la OCDE se inventan las cosas y
elaboran informes que carecen de sentido. No venga usted a decir aquí que
yo digo que en todos los temas de cooperación o de ayuda al desarrollo
hay soborno y distorsión, porque eso yo no lo he dicho, señor Secretario
de Estado, ni lo diré nunca. Sólo en el tema de Venezuela nosotros
propusimos una comisión de investigación, y por lo que yo he podido
investigar y por los datos que ustedes nos han mandado, que no han sido
demasiados, sí le puedo decir que existen más de 1.300 millones que no
han sido ingresados por Focoex del dinero que ha pagado Venezuela. Usted
puede coger ahora y decir que yo me lo invento o puede coger y abrir una
investigación. Durante mucho tiempo les pedimos que ustedes abrieran una
investigación, y han investigado lo que ustedes han querido, y han
querido ir a quien les venía bien para cumplir sus objetivos.

Solamente los cambios de las fechas de embarque del tipo de azúcar y por
el precio pagado se obtiene fácilmente esta cifra de más de 1.300
millones de beneficios no computados en la cuenta de Focoex. Sí decirle
que, al igual que la contaduría, hubo una fracción parlamentaria muy
importante, presidida por el partido Acción Democrática, y el jefe, el
portavoz de la fracción Acción Democrática en un informe interno dijo que
había habido parte de ese dinero que se había pagado en comisiones a los
señores Colimodio y Sarasola.

Pero no es éste el motivo del debate. Usted verá lo que hace con los
datos que yo le doy y usted me dirá que todo está muy bien y que no hay
problemas y que no hay objeto de hacer evaluación ni hay objeto de hacer
control porque todo es perfecto. Nuestra percepción no es ésa; nuestra
percepción es que es necesario hacer evaluación y que ustedes



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han cometido un grave error haciendo dejación de unas funciones que les
encomendaba la Ley.

Yo me alegro que haya dicho que no ha habido caída en la demanda, pero le
rogaría, por favor, que nos remitiera, de una vez por todas, las
operaciones no aprobadas a aquellas empresas que han solicitado
financiación FAD, empresas españolas, a las que ustedes no les han
autorizado la línea de crédito y las razones, porque, aunque usted dice
que yo formulo muchas preguntas, también es cierto que ustedes a veces no
las contestan, y ése es uno precisamente de los casos más patentes y más
evidentes.

Respecto al tema del proyecto de ley, no nos ha aclarado gran cosa. Dí
decirle que ya existe un anteproyecto de ley por parte del Ministerio de
Asuntos Exteriores, en el que hacen una regulación de los créditos FAD,
que dice, en su artículo 32 de este anteproyecto, que son un instrumento
de la cooperación financiera cuya finalidad es contribuir a alcanzar los
objetivos de la cooperación para el desarrollo recogidos en esta ley; no
hace referencia este anteproyecto a que sea el objetivo prioritario el
fin comercial. Además, ya establece un modelo el anteproyecto en el que
dice precisamente que esta Comisión interministerial que regule los
créditos FAD estará adscrito al Ministerio de Asuntos Exteriores.

A mí me gustaría conocer una opinión de usted sobre este anteproyecto del
Ministerio de Asuntos Exteriores, y si responde a la realidad del
anteproyecto que ustedes nos van a formular o si se contraviene y no es
más que lo que hemos venido anunciando: una batalla más de la guerra que
ustedes se traen entre el Ministerio de Comercio y el Ministerio de
Asuntos Exteriores sobre el control de los FAD.




El señor PRESIDENTE: Señor Hernando, ya lleva más de ocho minutos.




El señor HERNANDO FRAILE: Señor Presidente, acabo sobre el tema
boliviano.

Usted dice que Bolivia es un objetivo prioritario. Como tiene usted los
datos y como nos los ha dado a todos, en 1994, 400 millones, el 0,5 por
ciento; en 1993, 123 millones, el 0,15 por ciento. China ocupa en 1993 el
12 por ciento y en 1994 estará próxima también al 8 por ciento, y las
condiciones financieras siguen siendo más duras para Bolivia que para
China. Eso es lo que le estoy diciendo. Me parece que nuestro país tiene
mayores intereses históricos y de cooperación con Bolivia que con China.

Yo no pongo en duda que comercialmente haya funcionado bien nuestra ayuda
a China, no lo pongo en duda; es más, reconozco que ha funcionado bien,
ha abierto un mercado que estaba cerrado, pero, indudablemente, no le
acepto que usted diga que ha habido otros países que no hayan
condicionado su ayuda a China basándose en el tema de respeto a los
derechos humanos, porque sí los ha habido, y usted sabe que empresas
multinacionales que no operaban a través de otros países, como era el
caso francés, han tenido que utilizar su filial en España para entrar en
el mercado chino.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Secretario de Estado.




El señor SECRETARIO DE ESTADO DE COMERCIO EXTERIOR (Ruiz Ligero): No
quisiera en este turno agotar el tiempo. Lo siento mucho, señoría, pero
cuando a uno se le desmonta un argumento, tiene que recurrir a otros
razonamientos. ¡Qué culpa tengo de que estemos en febrero y de que, dado
el cúmulo de respuestas que recibe, todavía no se haya puesto al día de
lo que le dije en octubre! Esa no es mi responsabilidad. Maneja usted
tanta información que lo que le pasa es que a lo mejor necesita un poco
de sistemática. De todas maneras, sea cual sea el número de preguntas y
de respuestas que le envío, le puedo decir que es usted el primer
Diputado de la Cámara, con diferencia, que recibe información, y le tengo
que decir que mucha más de la que, según el artículo 7 del Reglamento de
esta Cámara, debería recibir. Recibe toda, precisamente para que no
exista en ningún momento ningún criterio de falta de transparencia. No
recibe algunas que están claramente dentro de lo que es la
confidencialidad de empresas privadas sometidas al derecho mercantil, que
luego, supongo que no por responsabilidad de S. S., aparecen con pelos y
señales en la prensa y de lo cual tenemos que responsabilizarnos nosotros
con esas empresas. Dicho eso, ha habido bastantes y S. S. conoce muchas
de ellas. No tengo ninguna imputación que realizar a S. S., porque, una
vez que se envía y se hacen fotocopias, es muy fácil que exista esa
filtración, que no hace ningún bien.

¿Que no me he preocupado de la evaluación? Creo que he intentado decirle
a S. S. que el control y la evaluación económica de los proyectos que son
de períodos de maduración largo ha traído consigo el que la evaluación se
haya hecho posteriormente. He dicho que la hemos iniciado, que la estamos
haciendo y, desde luego, vamos a intentar por todos los medios que se
convierta en un sistema. Le puedo decir que una de las formas más
importantes de hacerlo es, desde luego, preguntando a las empresas. Por
supuesto que después puedo controlar, a través de otras instituciones de
la Administración. Hasta ahora no ha habido incidencias graves en ninguna
operación y no he tenido que recurrir, como Secretario de Estado y
Presidente de la Comisión, a otras partes de la Administración, como
hubiera podido ser la Administración tributaria o el Ministerio de
Industria para temas técnicos o el Ministerio de Obras Públicas. No ha
hecho falta, porque en el control y la evaluación que se está haciendo no
ha habido ninguna incidencia importante. Curiosamente, S. S. menciona
sólo aquellos casos en los que ha habido alguna referencia específica en
prensa, por ejemplo, argentina. Casi siempre han sido los que han perdido
la licitación los que han puesto en cuestión el problema de los que la
habían ganado, cosa absolutamente normal en el comercio internacional, y
S. S. lo sabe muy bien.

Tampoco he pretendido en ningún momento que S. S. considere que todo el
comercio exterior está lleno de corrupción, pero, desde luego, en muy
pocas ocasiones veo que S. S. utilice en el caso del comercio
internacional la máxima de «in dubio pro reo», porque casi siempre hay



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que demostrar justamente lo contrario. Mal sistema tener que demostrar la
inocencia, cuando lo lógico es al revés. En casi todos los casos se parte
de una intuición, una hipótesis que a veces puede ser de gran olfato.

Recuerdo que S. S. desde hace muchos años ha venido comentando, incluso a
mí personalmente, que tenían gran cantidad de tremendos «affaires» que
irían saliendo. Quiero recordar que S. S. era entonces Senador cuando me
dijo en el año 1990 que había una cantidad de cosas sumamente oscuras que
algún día irían saliendo. Yo también era Secretario de Estado y usted me
lo dijo en el Senado siendo usted Senador en aquella ocasión, si no
recuerdo mal, por Guadalajara. Veo que su seguimiento es muy importante,
pero los datos que le doy cada vez le van confirmando más que hay muy
poco de eso.

Por último, no tengo ningún inconveniente y, como he dicho antes, lo
vamos a incorporar a la nueva legislación del FAD y mucho menos voy a
negar lo de la transparencia y vamos a enviar lo de las operaciones
denegadas. No hay ningún problema. Era un tema puramente interno. De
todas maneras, las operaciones no son denegadas a las empresas, porque,
repito una vez más, es a los países, pero las empresas entran en esa ley
de financiación.




El señor PRESIDENTE: ¿Grupos que piden la palabra? (Pausa.)
Por parte del Grupo Mixto, tiene la palabra el señor Albistur.




El señor ALBISTUR MARIN: Señor Secretario, le pido disculpas porque a lo
mejor usted ya ha contestado a las preguntas que le voy a hacer, pero en
este caso no las nieblas del norte, sino las del centro, han hecho a
nuestro avión, de una ciudad ilustre, pero pequeña comparada con otras,
retrasarse casi dos horas y no he podido llegar a tiempo a esta
comparecencia.

Quería aprovechar su presencia para hacerle dos preguntas. Una de ellas
está relacionada con la problemática que se ha producido prácticamente
durante todo el año 1994 con el caso China. Parece ser que el Gobierno de
China ha pedido que la ayuda que estaba prevista para este año se
retrasara prácticamente un año, en función de las perspectivas de
enfriamiento de la economía china. Quería saber cómo ha evolucionado esta
situación y, sobre todo, qué tipo de empresas se han visto afectadas. Se
lo pregunto --cuando ha estado en el País Vasco a lo mejor también se lo
han preguntado-- por la problemática relacionada con las pequeñas y
medianas empresas que participan en proyectos chinos, sobre todo en
equipamiento, máquina-herramienta o bienes de equipo, que, en general,
suelen ser las que más se ven afectadas normalmente cuando se produce
este tipo de problemas.

En segundo lugar, ¿cuál es la relación actual con Nicaragua, donde parece
ser que existe un enfriamiento de relaciones entre el Gobierno español y
el de Nicaragua? ¿Es una razón política o es que la situación económica
es grave y es imposible poder realizar cualquier tipo de operación
económica, porque en el sector empresarial existe una cierta preocupación
por lo que allí está sucediendo?



El señor PRESIDENTE: El señor Secretario de Estado tiene la palabra.




El señor SECRETARIO DE ESTADO DE COMERCIO EXTERIOR (Ruiz Ligero): El otro
día yo tuve un magnífico tiempo en mi visita al País Vasco.

En este momento no creo que haya que mostrar cierta alarma por la
situación en China en cuanto al tema de los créditos. Hablo muy
frecuentemente con las empresas que operan en China y ninguna me ha hecho
llegar ningún problema especial. Lo que sí es verdad es que una economía
que está creciendo como la china, que está creciendo por encima del 10
por ciento del PIB año a año, tiene problemas de recalentamiento, que
pueden afectar, como es lógico, a la financiación, pero en este momento
no ha surgido ningún problema especial, ni tampoco en las instituciones,
bien sean centrales o descentralizadas, en lo que se refiere a las
garantías de los créditos. China va a seguir siendo, durante bastante
tiempo, un mercado importante de destino de nuestras exportaciones. Lo
que sí es verdad es que necesariamente vamos a tener que mantener
financiación concesional durante más tiempo del previsto, porque así lo
están haciendo otros países. Nosotros creímos que habíamos tenido un
primer impacto, desde el año 1985 hasta 1991-92, de una gran importancia
en los créditos FAD, pensamos que podíamos levantar el pie del acelerador
y dejar más financiación comercial que concesional mezclada, pero hemos
visto que China sigue recibiendo desde nuestros principales países
competidores mucho crédito concesional y, por tanto, hay que seguir
insistiendo en ello.

En cuanto al impacto de las Pymes, yo he comentado el otro día
precisamente en Bilbao y en San Sebastián --y lo he dicho también en
alguna declaración a los medios de comunicación-- que el hecho de que las
Pymes no sean beneficiarias directamente de crédito FAD no significa que
no se beneficien claramente. En la encuesta que hemos enviado a las
empresas para que avalúen cómo van las operaciones, también hemos pedido
que nos digan cuántas son las empresas subcontratistas. Para 140
empresas, hay 1.200 empresas subcontratistas y de esas 1.200 más del 60 ó
70 por ciento son Pymes. Por tanto, aunque directamente no son titulares
de las operaciones que reciben la financiación, sí están muy directamente
vinculadas, es decir, que sí hay un efecto bastante importante, de manera
indirecta, de los créditos FAD a las Pymes.

Respecto a Nicaragua, le puedo decir de manera muy tajante que la
situación con Nicaragua en este momento es magnífica. El señor Presidente
del Gobierno español se va la semana que viene a Nicaragua en visita
oficial, se van a cerrar algunos aspectos financieros que previamente
tanto el Ministro de Comercio y Turismo como yo cerramos en Madrid en el
último trimestre del año pasado. Ha habido un problema, que se está
resolviendo y que influía negativamente en nuestras relaciones, que era
la no satisfacción a un número de confiscados españoles que habían sido
confiscados en su día por la revolución y que al igual que en otros casos
se están siguiendo sus trámites. Ya son varios los ciudadanos españoles
que han obtenido satisfacción



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de una confiscación previamente hecha por el Gobierno nicaragüense. Fuera
de eso, está el problema económico de Nicaragua en el sentido más amplio.

Nicaragua es un país con dificultades muy serias, desde el punto de vista
económico. Es un país que tiene una deuda externa seis veces su producto
interno bruto. Eso es duro. Lo que puedo decir es que desde el punto de
vista bilateral, España está haciendo todo lo posible, colaborando en los
organismos multilaterales y a través de nuestra política bilateral, para
que nuestras relaciones con Nicaragua sean las mejores posibles, siempre
dentro de la enorme limitación que supone un país como Nicaragua que,
como digo, tiene una situación económica delicada --mirando simplemente
la relación deuda externa-producto interior bruto se ve que lo es-- y
necesita de la cooperación internacional.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Recoder, por el Grupo
Catalán (Convergència i Unió).




El señor RECODER I MIRALLES: En primer lugar, quiero dar la bienvenida al
señor Secretario de Estado, una bienvenida especial porque es la primera
vez que comparece ante esta Comisión y, sin lugar a dudas, no va a ser la
última porque los temas que recaen dentro del ámbito de la competencia de
su Secretaría de Estado guardan una relación muy directa con el objeto de
esta Comisión.

Después de esta introducción, quiero decir que no quiero desmerecer el
valor de su comparecencia, ni mucho menos, pero es evidente que llega en
un momento en el cual está un poco descafeinada porque sabe usted que
hace menos de dos meses compareció el Ministro de Comercio para hablarnos
más o menos de lo mismo que usted ha manifestado. No es su
responsabilidad, pero quiero que sirva de excusa para justificar que mi
intervención va a ser breve, cosa que estoy convencido de que el señor
Presidente y el resto de los miembros de la Comisión van a agradecer
porque, si no fuera así, entraríamos en una reiteración del interesante
debate que ya mantuvimos, en su momento, con el señor Ministro.

Señor Secretario de Estado, quiero insistir en una cuestión que a nuestro
Grupo le preocupa y que, por lo que pudo observar en la comparecencia del
Ministro, no se centra exclusivamente en este Grupo Parlamentario, sino
que es compartida por la mayoría de grupos de la Cámara. Usted nos decía
que los FAD están inscritos en el Plan Anual de cooperación
internacional, pero a su vez argumentaba que los destinatarios están en
la línea del Ministerio de Comercio. El Ministro nos manifestaba, en su
comparecencia del 14 de diciembre, que el FAD constituye un elemento
fundamental de la política comercial del Estado.

Es evidente que entre estas manifestaciones existe una cierta
contradicción entre los criterios que se siguen en la concesión de los
créditos FAD y lo que es la política de ayuda oficial al desarrollo.

Ustedes, con su lógica, se ciñen fundamentalmente a los intereses de la
política comercial y económica del Estado en el momento de conceder estos
créditos. Esos criterios, que son muy loables y que serían muy
defendibles, no están en una perfecta sintonía con lo que constituyen los
criterios de la política de ayuda oficial al desarrollo; criterios que
fueron definidos, en su momento, por el Congreso y el Senado y que han
sido ratificados en los PACI.

Con ello quiero decir que no estoy defendiendo una posición que tenga su
fundamento en la especial sensibilidad de esta Comisión ante la política
de ayuda oficial al desarrollo, sino que es compartida por ambas Cámaras
y que está incorporada en los propios PACI. Quería poner en evidencia esa
contradicción que se manifiesta, por ejemplo, en las prioridades
territoriales que no coinciden, ni mucho menos, con las prioridades
manifestadas por el Congreso o Senado o por los mismos PACI. No le voy a
dar cifras porque las conoce usted tan bien como yo.

Esta manifestación encierra una crítica, pero, sobre todo, encierra la
voluntad de encontrar una solución a este problema. Creo que estamos en
un año definitivo e importante para lograr una mayor coordinación y una
mayor coherencia de todos los instrumentos que integran nuestra política
de cooperación, entre los que juegan un papel protagonista los fondos
FAD, así como para encontrar una vía para que las prioridades de la
política de cooperación no supongan un obstáculo para ayudar a la
internacionalización de nuestra economía en algunos mercados que no
necesariamente están incluidas en la AOD porque es evidente que los
criterios que la definen son diferentes a los de la política comercial.

1995 ha de ser un año definitivo, en tanto en cuanto existe el compromiso
del Gobierno y el mandato de las Cortes, de esta Cámara, de aprobar la
ley de cooperación exterior y en tanto en cuanto usted nos ha reiterado
hoy lo que ya nos manifestó el señor Ministro en su momento. Si no
recuerdo mal, el Ministro fijaba un horizonte temporal desde su
comparecencia --es decir, desde diciembre-- de seis meses más o menos --y
le estoy hablando de memoria-- para presentar el proyecto de ley que
regula los fondos FAD. Creo que deberíamos aprovechar estos importantes
debates parlamentarios de cara a la definición de nuestra futura política
de ayuda al desarrollo para redefinir el papel de los fondos FAD dentro
de esta misma política.

Una segunda cuestión que le quisiera plantear --y guarda una gran
relación con la preocupación que ahora le expresaba-- es la relativa a la
evaluación del impacto de los créditos. En su intervención me ha parecido
entender que la Secretaría de Estado realiza una evaluación desde la
perspectiva económica en cuanto a la rentabilidad de los créditos FAD. Yo
quisiera saber si ustedes incorporan también la rentabilidad en términos
de ayuda oficial al desarrollo. No olvidemos --y no quiero dejar de
reiterarlo una vez más-- que los créditos FAD constituyen un elemento
fundamental de nuestra ayuda oficial al desarrollo. Yo sé que es costosa
la evaluación de estos créditos dentro de esta perspectiva. Es mucho más
fácil efectuar una valoración estrictamente económica o comercial, pero
quisiera saber si ustedes incorporan estos criterios y qué previsiones
tienen al respecto.

Por último --y pienso que deberíamos resolverlo también dentro de este
año 1995--, constatamos una vez más la falta de un único órgano
administrativo coordinador de la ayuda oficial al desarrollo. De hecho,
es una constatación



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que el Senado, en su reciente informe del año 1994, ya ponía de
manifiesto. Además de constatarlo, quisiera conocer la opinión del señor
Secretario de Estado, que evidentemente será muy valiosa.

Nada más.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Secretario de Estado.




El señor SECRETARIO DE ESTADO DE COMERCIO EXTERIOR (Ruiz Ligero):
Señoría, en primer lugar, no acabo de terminar de entender dónde está la
contradicción entre lo que planteó el señor Ministro en su comparecencia
y lo que yo he comentado. A continuación, abunda S. S. en la
contradicción entre las líneas maestras del Plan de cooperación y la
política comercial y económica.




El señor RECODER I MIRALLES: Perdón, señor Secretario de Estado, entre
sus manifestaciones y las del señor Ministro no encuentro
contradicciones.




El señor SECRETARIO DE ESTADO DE COMERCIO EXTERIOR (Ruiz Ligero): Es
decir, se refiere a los planes generales.

Señoría, más que contradicción, si tuviéramos que establecer una especie
de gama de los instrumentos de ayuda al desarrollo que tiene el país,
nuestra gama --y lo he dicho muchas veces-- sería la más dura de todas,
sería la menos generosa de todas --dicho de forma amplia--, o la que
puede parecer menos solidaria. No estoy muy seguro. Yo me apunto al lema
chino de que no hay que darles pescado sino enseñarles a pescar y creo
que en ocasiones mucho dinero que se destina a financiar este tipo de
proyectos tiene más utilidad que si va directamente a la ayuda
humanitaria, que también considero debe existir.

Yo no creo que exista esa contradicción. En el contexto del Plan anual
tiene perfecta cabida ese tipo de proyectos, pero sí es verdad --su
señoría lleva total razón y lo he dicho muchas veces en esta Cámara-- que
para el Ministerio de Comercio y la Comisión Interministerial hasta ahora
han primado mucho más las razones de política comercial y de política
económica exterior que las de ayuda al desarrollo. Lo cierto es que el
protagonismo fundamental de la ayuda al desarrollo en el país es ejercido
por aquel organismo, dentro del Ministerio de Asuntos Exteriores, que
tiene una competencia clara y específica sobre ese tema, que es
Cooperación Internacional. Nosotros aportamos a la ayuda oficial al
desarrollo y tenemos una buena coordinación con el Ministerio de Asuntos
Exteriores y con la Secretaría de Estado. Incluso estamos en
conversaciones para ver si en el futuro nos podemos poner de acuerdo en a
qué países vamos y si vamos al tiempo tiempo, antes o después. Estamos
hablando de la posibilidad de que si, por ejemplo, Asuntos Exteriores
elabora un plan de cooperación directo en fondos no retornables destinado
a no sé qué país con un fondo de asistencia técnica, ese fondo de
asistencia técnica, que es útil «per se» y que es cooperación a fondo
perdido, que es no retornable, tenga al mismo tiempo un valor económico
importante de cara al futuro para empresas españolas. Creo que eso es
perfectamente legítimo y lo hacen todos los países.

Creo que, de verdad, no existe esa contradicción. Ahora bien, si ponemos
los tres extremos de la cooperación, entre la ayuda alimentaria de
urgencia con Ruanda y la construcción de una planta potabilizadora en
Nicaragua, probablemente nosotros estamos haciendo mucho más hincapié en
esta última que en la otra, pero no sé si existe verdadera contradicción.

En cualquier caso, lo que sí es verdad --y en esto tengo que darle toda
la razón a su señoría-- es que con el anteproyecto de nueva ley de
cooperación y con el anteproyecto de ley de los nuevos FAD que van a
venir a esta Cámara, vamos a intentar cubrir --creo que con la
participación y la discusión parlamentaria de SS. SS. se va a conseguir--
todos esos flancos que el funcionamiento, tanto de la cooperación pura
como de los FAD, ha venido planteando en los últimos tiempos. Uno de
ellos, por ejemplo, es el que S. S. destaca respecto al impacto de los
créditos desde el punto de vista del desarrollo. No lo hemos hecho,
señoría. La evaluación que hemos hecho durante todo este tiempo ha sido
fundamentalmente económica y comercial; eso es cierto. Es verdad que han
tenido ese impacto en el desarrollo, pero nosotros no lo hemos hecho. Así
como en la evaluación lo hemos empezado a hacer unos años después del
inicio, el financiero se ha realizado desde un principio. Tengo que decir
que todo este proceso es muy joven, tiene 17 ó 18 años a lo largo de los
cuales el país está haciendo financiación al desarrollo y, por tanto,
vamos aprendiendo poco a poco con la experiencia propia y con la de los
demás. Evidentemente, la evaluación del impacto de los créditos sobre el
desarrollo es algo que deberá estar recogido en la ley de los nuevos
fondos o en la propia ley de cooperación internacional.

Usted me pregunta mi opinión --lo ha hecho en varias intervenciones--
sobre el único órgano administrativo. A mí lo que me parece que debe
existir es una absoluta y buena coordinación, y yo creo que esa absoluta
y buena coordinación la da la Comisión Interministerial para la
Cooperación Internacional, de la que forma parte el Ministerio de
Comercio con el Ministerio de Asuntos Exteriores. Lo que sí es verdad es
que hay una parte, que es la de los fondos de ayuda al desarrollo, que
precisamente por su vertiente comercial y económica ha estado donde está
hasta ahora, sin que eso signifique en absoluto que no esté coordinada
con el Ministerio de Asuntos Exteriores. Lo que señala el informe del CAD
y lo que se indica en todos los criterios en el mundo de la cooperación
es que lo que debe existir es una buena coordinación. Que necesariamente
esa coordinación tenga que venir establecida porque sólo dependa de un
órgano, yo creo que es difícil. No estoy hablando solamente del
Ministerio de Comercio, estoy hablando de la cooperación que lleva cada
uno de los ministerios, de la cooperación que en el mundo del trabajo
lleva el Ministerio de Trabajo, de la cooperación del Ministerio de Obras
Públicas o de la del Ministerio de Industria con las pymes, etcétera. Lo
que sí se debe exigir --eso sí que es una obligación del Gobierno y creo
que está haciendo lo



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máximo en ese sentido-- es una coordinación adecuada y un conocimiento
exhaustivo de todos los medios que pone el Estado, y sobre todo ahora ya
que, como usted decía muy bien, éste es un año crucial porque los
compromisos que ha adquirido el Gobierno en esta Cámara se van a poner
sobre la mesa y van a ser muchísimos fondos los que se van a destinar a
la ayuda al desarrollo. Creo que es muy importante que se haga hincapié
en todo aquello que tenga que ver con una asignación adecuada de los
fondos y con un control posterior de los mismos.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Vázquez, por el Grupo
Parlamentario Federal de Izquierda Unida.




El señor VAZQUEZ ROMERO: También quiero empezar mi intervención saludando
la presencia del señor Secretario de Estado en esta Comisión por primera
vez. Le aseguro que no será la última si la legislatura dura. Tengo que
reconocer que gran parte de los argumentos de fondo ya han sido tratados
fundamentalmente por el señor Recoder. En cualquier caso, quiero insistir
sobre alguno de ellos.

Ni yo personalmente ni mi Grupo tenemos voluntad o vocación de censor
jurado de cuentas como para entrar en el detalle de cualquiera de las
operaciones de los créditos FAD. Nos importa mucho más la discusión
política, y teniendo en cuenta que ésta es una Cámara fundamentalmente de
debate político, es ahí donde hay que llevar la discusión.

Si partimos de la base de que los FAD significan alrededor del 50 por
ciento --discutíamos el 14 de diciembre con el Ministro si eran el 35 ó
el 55--, aproximadamente la mitad de la ayuda oficial al desarrollo que
dedica el Estado español a ese epígrafe son fondos FAD. Usted dice con
toda claridad que los FAD son un elemento de promoción de exportaciones y
de implantación de empresas españolas en el exterior y, de forma
absolutamente residual, muy residual, son ayuda al desarrollo. Nos
encontramos con la primera contradicción señalada anteriormente. Es
decir, estamos dando la mitad de la ayuda oficial al desarrollo a países
que tienen un determinado nivel de renta per cápita, un determinado nivel
de desarrollo económico que haga posible que retornen esos créditos FAD.

Por tanto, estamos lejos de la utilización de esos FAD para la ayuda al
desarrollo, estamos claramente en la dinámica comercial de los mismos.

Haré un inciso aquí. Respecto a la operación de venta de azúcar a
Venezuela, que se ha citado anteriormente, realizada en el año 1989, si
no recuerdo mal, tengo que reconocer que no fui capaz de encontrar
irregularidades dignas de mención en el informe del Tribunal de Cuentas
español ni en el equivalente del Tribunal de Cuentas de la República de
Venezuela, ni en el informe de la Contraloría de Cuentas de la República
de Venezuela. En aquella ocasión, cuando el Partido Popular lo presentó,
estudié aquellos informes detalladamente y no fui capaz de encontrar
irregularidades. Esto no quiere decir que no sea necesario, no sólo por
ese caso sino por otros que han aparecido en medios de comunicación,
afinar los instrumentos para evitar las comisiones excesivas, las
comisiones ilegales o al menos la sospecha de que pueda haber, en el
trasfondo de este tipo de operaciones, irregularidades de tipo económico.

Creo que eso va en beneficio de todos, fundamentalmente de la imagen de
nuestro país en el exterior.

Como decíamos antes, si los FAD significan el 50 por ciento de la AOD y
se dedican fundamentalmente a promocionar nuestro comercio exterior y no
a ayudar al desarrollo de los países que lo necesitan, estamos
incumpliendo acuerdos de esta Cámara y del Senado, estamos incumpliendo
el informe que elaboró el Congreso en noviembre de 1992, en el que se
establecían las líneas fundamentales de la política de cooperación y
ayuda al desarrollo del Estado español. Es decir, no estamos siendo
coherentes cuando nombramos unas cosas de manera y les damos un uso
bastante alejado de su epígrafe.

Decía el ministro de Asuntos Exteriores hace relativamente poco tiempo en
esta Comisión, cuando hablábamos de la tendencia hacia el 0,7 del PIB
para ayuda a los países empobrecidos, etcétera, que había aumentado la
conciencia ciudadana en nuestro país que posibilitaba que el Gobierno
hiciera el esfuerzo de intentar llegar al 0,5 en el año 1995 en el que
estamos; y que había crecido esa conciencia ciudadana gracias al esfuerzo
de determinadas ONG, de determinados movimientos ciudadanos. Creo que eso
se correspondía con la realidad y obligaba a que se hiciera el esfuerzo
por parte de todos de dedicar mayor cantidad de recursos económicos a
este menester, no sólo por razones de tipo solidario, altruista, sino
incluso por el propio interés, no sólo pensando en el corto plazo del
fomento de nuestro comercio exterior, sino en una idea de más calado, en
la imposibilidad de concebir nuestra vida en el contexto de la Unión
Europea con normalidad, a medio o a largo plazo, rodeados de
subdesarrollo y de miseria. Por propio interés nuestro, tenemos que
ayudar, al menos a los más cercanos y a ser posible al resto del mundo,
desde nuestra posición de privilegio, a que esas diferencias insultantes
se vayan reduciendo, repito que incluso por nuestro propio interés.

Esa conciencia ciudadana que sin duda ha ido aumentando, cuando conoce
que, del 0,5 teórico de ayuda oficial al desarrollo al que se podrá
llegar en el año 1995, aproximadamente la mitad lo van a constituir
fondos FAD y que el objetivo de esos fondos FAD va a ser exclusivamente
la promoción del comercio exterior y la implantación de nuestras empresas
en el exterior, va a sentir que se está frustrando una expectativa y un
objetivo que fue capaz de movilizar a buena parte de nuestra sociedad.

No seré yo quien me niegue a que nuestras empresas encuentren beneficio
de esa política comercial, pero yo creo que sería mucho más razonable que
en esa próxima ley que usted nos avanza, y que no hará más que cumplir lo
acordado por esta Cámara, los créditos FAD vayan reduciendo su
importancia en el conjunto de la ayuda oficial al desarrollo, y que todo
lo que signifique el papel que hoy juegan los FAD de fomento del comercio
exterior se tramite a través de los otros organismos de promoción
comercial con que cuenta nuestro país para ir adecuando más



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los nombres a las realidades, para ir adaptando más lo que es un teórico
fondo de ayuda al desarrollo a la realidad de ese necesario desarrollo.

Usted ha citado cinco criterios para la concesión en este año 1995. A mí
me parece que son criterios estrictamente comerciales a los que habría
que añadir algunos más como, por ejemplo, el respeto a los derechos
humanos. Se ha citado antes el caso de China y yo quiero mencionar el
caso de Indonesia, donde esa violación de los derechos humanos es
palmariamente reconocida por todos los organismos internacionales y, sin
embargo, sigue siendo uno de nuestros mayores receptores de fondos FAD.

Usted ha citado antes que en 1994 los cinco primeros fueron Argentina,
China, Uruguay, Ecuador y Marruecos, por ese orden, y, si no estoy
equivocado, el sexto es Indonesia, donde --repito-- la violación de
derechos humanos es constantemente denunciada en muchísimos organismos
internacionales. El respeto a los derechos humanos por parte de los
países receptores, no sólo de créditos FAD desde la óptica comercial sino
de ayuda oficial al desarrollo desde su más pura concepción, debería ser
una condición casi «sine qua non».

Desde mi punto de vista, también sería importante introducir criterios,
en este caso desde la óptica comercial, a la hora de conceder créditos
FAD teniendo en cuenta la protección de los derechos de los trabajadores
de los países receptores, entre otras cosas para evitar algo que está
ocurriendo continuamente, que es esa especie de «dumping» social que se
produce entre los países del llamado Tercer Mundo, del mundo empobrecido,
y del mundo desarrollado, cuando determinada ausencia de protección
social está favoreciendo una competitividad falsa y está introduciendo
criterios de darvinismo poco tolerables en el mundo en que vivimos.

Decía usted antes que la Comisión Interministerial es absolutamente
transparente y que pasa todos los controles que tiene que pasar. Sin
embargo, en algunos casos de operaciones, si no de venta de armas
directamente con créditos FAD sí de venta de materiales susceptibles de
doble uso a esos países que además son poco cuidadosos con el respeto a
los derechos humanos, es difícil acceder a ese tipo de información. Si
usted es defensor de la transparencia de resoluciones de esa Comisión no
tendrá inconveniente --y ya se lo avanzo a los demás grupos-- en que el
Grupo Parlamentario que apoya al Gobierno suscriba una proposición no de
ley que va a presentar mi Grupo pidiendo la publicación trimestral de los
fondos de las operaciones con créditos FAD que se dediquen o se puedan
dedicar directamente a la venta de armamento o bien a materiales
susceptibles de doble uso. Ya sé que se dice que desde el año 1990 España
no ha utilizado ningún crédito FAD para vender armamento, sin embargo,
hay algunos datos que no acaban de estar de acuerdo con esa afirmación.

Por ejemplo, en diciembre de 1992 el Consejo de Ministros aprobó un
crédito FAD a una empresa española Defex, que se dedica a la exportación
de productos de la Defensa española, lo que de alguna manera
indirectamente está favoreciendo con fondos FAD ese tipo de actividades
poco acordes con acuerdos, normas y convenios internacionales. Me
gustaría alguna precisión a ese respecto. También me gustaría que me
contestara si los recortes presupuestarios que ha anunciado el Ministro
de Hacienda estos días pasados van a repercutir en esa tendencia hacia el
0,5 del PIB de ayuda oficial al desarrollo en este año 1995.

Ha dicho usted que hasta ahora únicamente han evaluado los efectos
comerciales de los créditos FAD. Ya lo ha dicho y no hace falta insistir
sobre ello, pero espero que usted esté de acuerdo conmigo en que además
de los criterios comerciales para evaluar los resultados de esa
aplicación de los FAD a determinados países, el Gobierno español se dote
de los medios adecuados para poder evaluar el impacto sobre las otras
variables, no de comercio, sino de reducción de la pobreza, de aumento de
la calidad de vida, etcétera, de los países receptores de este tipo de
créditos.

Acabo, señor Presidente. En ese proyecto de ley que reforme la situación
actual de los FAD debería ser obligatorio ir reduciendo --como decía
anteriormente-- su importancia en el conjunto de la AOD y dedicar parte
de los créditos FAD actuales para la promoción del comercio exterior a
través de esos organismos de promoción exterior comercial con que ya
cuenta el Estado español. Además, sería importante establecer las normas
más estrictas posibles para impedir cualquier sombra de sospecha en ese
tipo de actividades de comisiones excesivas o ilegales que arrojan en
algunas ocasiones sombras de duda a las que usted ya ha contestado
anteriormente.

Estamos repitiendo un debate que ya tuvimos el 14 de diciembre con el
Ministro de Comercio. Lógicamente, las coordenadas que mueven su acción,
señor Secretario de Estado, y las que mueven al Ministro son las mismas;
ambos están, por aquello de la lógica de las cosas, impregnados de la
lógica comercial, razón de más para que se apoye una petición, bastante
sensata de muchos grupos de esta Cámara, de que salgan directamente de la
órbita de comercio, sin que ustedes estén exentos de participar en la
concesión de los FAD, y pertenezca más el control de los mismos al
Ministerio de Asuntos Exteriores, porque también por la lógica de las
cosas es posible pensar que desde ese otro Ministerio se tenga más
cuidado en lo que significa realmente la ayuda al desarrollo, y siendo
importante la ayuda a la promoción del comercio, no sea el único y
esencial motivo de concesión de los mismos.

Yo acabaría aquí, señor Presidente, y me gustaría que el señor Secretario
de Estado me diera respuesta a algunas de mis preguntas.




El señor PRESIDENTE: El señor Secretario de Estado tiene la palabra.




El señor SECRETARIO DE ESTADO DE COMERCIO EXTERIOR (Ruiz Ligero): A mí me
gustaría hacer algunas puntualizaciones que creo que son importantes. El
hecho de que nosotros reconozcamos que tanto el origen como la evolución
de los créditos FAD tienen una vertiente más fundamentalmente económica y
comercial, no quiere afirmar dos cosas: primera, que el impacto es muy
importante sobre el desarrollo. Nosotros no damos un crédito FAD a ningún
país que supere los 3.000 dólares de renta



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«per cápita». ¿Podemos pensar que porque les demos créditos a Bolivia, a
Perú, a República Dominicana, a Nicaragua, o a Honduras, no son países en
desarrollo? Son países en desarrollo, y hasta ahora y durante mucho
tiempo era el único mecanismo verdaderamente importante desde el punto de
vista económico.

También tengo que decir que no es el 50 por ciento. El 50 por ciento lo
fue un año, señoría. Después, el promedio ha sido del treinta y tantos
por ciento. Pero va a ser menos, se va a ir reduciendo cada vez más,
porque los Fondos de Ayuda al Desarrollo, según las perspectivas
presupuestarias, no se van a mover de la cifra en la que están, con lo
cual van a ir perdiendo importancia relativa. Según nuestros cálculos, si
en el año se cumple el 0,5 del PIB estaremos hablando de 244.000 millones
de pesetas de incremento más la dotación inicial, con lo cual 80.000
sobre esa cantidad, sobre casi 300.000 millones, va a quedar bastante
diluida. Yo creo que razonablemente, conforme el país se va haciendo
adulto, desde el punto de vista de la cooperación internacional, va a
tener cada vez más la orientación a que hace mención su señoría.

Sin embargo, quisiera comentarle --porque estamos en un mundo que no es
precisamente de palomas-- que en Alemania e Italia, según los últimos
datos dados precisamente por «International Trade», que es una
publicación norteamericana, el 66 y el 88 por ciento de sus créditos
respectivamente son créditos ligados. A pesar de que, como es lógico, son
muchos más generosos y solidarios que nosotros, yo le puedo garantizar,
señoría, que la mayor parte de la cooperación que dan, como no hable
alemán o italiano en muchos de esos casos, no se da. Quisiera llevar eso
al ánimo de SS. SS., en el sentido de que no nos pasemos de manera
pendular hasta llegar a pensar esto de una manera absolutamente clara --y
estoy de acuerdo con las proposiciones y resoluciones que ha hecho esta
Cámara-- y que no perdamos de vista que en la cooperación al desarrollo
siempre se ejerce una influencia política y que una parte importante de
dicha cooperación tiene una vertiente económica, sin que con ello quiera
decir que sea la única, ni muchísimo menos. Quiero dejarle tranquilo en
el sentido de que la participación de los FAD sobre el total va a ir
disminuyendo en términos relativos y empezará dentro de nada.

Al mismo tiempo S. S. hace mención a algo que desde la perspectiva de los
países en desarrollo no se ve con agrado: el dumping social. A veces es
difícil que por una parte seamos extraordinariamente generosos y
solidarios en ese tema y que, sin embargo, en el tema del comercio y
derechos sociales parezca que tenemos otros registros --lo digo en
general, no me estoy refiriendo a S. S.--, y los países en desarrollo nos
pueden acusar de que, por una parte, parece que estamos siendo sumamente
generosos en la cooperación para el desarrollo y, sin embargo, luego
imponemos una serie de cortapisas a esos países para que cumplan las
normas de la OIT --con las que estoy absolutamente de acuerdo-- que
tienen que cumplir. (El señor Vázquez Romero: ¿Qué desarrollo es ése?)
En cuanto a la publicación no hay ningún problema. La publicación, de
hecho, se hace, porque todos los datos que se le han enviado son las
resoluciones de la Comisión interministerial y del Consejo de Ministros.

No se publica --y ya he dicho que no tenemos ningún inconveniente en
publicarlo en lo sucesivo-- el listado de operaciones que pasan por la
Comisión, no sólo de las que se aprueban, sino también de las que se
deniegan.

Quisiera contestar a S. S. a un tema que me parece importante. Por
criterio de la propia Comisión interministerial las comisiones en los
casos de créditos FAD no pueden superar nunca el 3 por ciento. Estas
comisiones se fijan y de ello tenemos control los funcionarios públicos.

Que puedan existir comisiones ilegales por su propia naturaleza nosotros
lo desconocemos, si es que existen. Y si en un momento determinado se
descubre o existe la más mínima implicación de que existan comisiones
ilegales, nosotros vamos a ser los primeros interesados en acabar con
ello. Incluso en el caso de comisiones ilegales --y a la palabra comisión
se le está dando una connotación que en el comercio internacional no es
precisamente negativa--, éstas están limitadas en el caso de que la
financiación sea concesional, y no se conceden ese tipo de comisiones y
tienen que ir en la documentación de la operación. Lo que nosotros no
podemos controlar es que se concedan comisiones ilegales --si son
ilegales por su propia naturaleza, nosotros las desconocemos--, pero sí
controlamos claramente ese tema.

En relación con el tema de material de Defensa volvemos a una historia a
la que se le está dando más importancia de la que realmente tiene. Es
verdad que desde el año 1990 no hay financiación de material de defensa
con cargo al FAD. El hecho de que en un momento determinado la empresa
Defex actúe en una operación de venta de camiones al Ministerio de
Defensa de no sé qué país, es porque el material no es ni susceptible de
doble uso. En ocasiones --y creo que el Ministro así lo ha manifestado
aquí y lo repito-- hay países en los que la institución que articula los
suministros hasta de pan o de primeras materias es el ejército; por
tanto, el que en un momento determinado, por ejemplo a Costa de Marfil,
se le conceda un crédito FAD para 50 camiones Pegaso o Land Rover no creo
que deba interpretarse en el sentido de que nosotros estamos concediendo
créditos FAD para defensa, aparte de que se toman las cifras
completamente sesgadas y por este motivo el otro día tuve que aclararlo
ante los medios de comunicación. Se habla de un 25 por ciento, etcétera.

Incluso se incluyen operaciones que no nos competen a nosotros realizadas
con anterioridad con Egipto; pero aun contando con la operación con
Egipto que fue tremendamente importante, el porcentaje es muy pequeño.

También es verdad que somos absolutamente respetuosos --a partir de una
resolución que tomó esta Cámara en el año 1990-- y no se financian
créditos para material de defensa ni de doble uso, eso puedo
garantizárselo a S. S. y ése es el criterio. ¿Que se puede colar alguna?
Entonces responderemos en esta Cámara, pero no es el criterio general ni
es la norma.

Por otra parte, en cuanto a que exista una clara diferenciación y que el
Ministerio de Asuntos Exteriores sea quien lleve la cooperación y
nosotros nos dediquemos más al tema comercial y económico, le repito a S.

S. que



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en todos los países existe una clara coordinación entre los Ministerios
de Cooperación o de Economía y los Ministerios de Asuntos Exteriores.

Nosotros también vamos a intentar llevar a cabo esa coordinación y tal y
como hemos establecido con el Ministerio de Asuntos Exteriores, vamos a
delimitar muchas veces los campos. Nosotros no podemos dar un crédito, ni
siquiera concesional, a un país como Mozambique que tiene 60 dólares de
renta per cápita, esto sería como hacernos trampas en el solitario. Ahí
la cooperación es pura y dura y a fondo perdido. Por eso nosotros no
vamos a Mozambique. Sin embargo, hay países con los que sí podemos
cooperar, porque pueden devolvernos los créditos, ya que éstos son muy
favorables; créditos a 30 años, con 10 de carencia, al 1 por ciento, y
están al alcance de determinados países, que, además se acostumbran
--tema muy importante-- a que la cooperación al desarrollo vale dinero y
a que es importante, aunque sea de manera muy generosa, devolver esos
créditos.




El señor PRESIDENTE: El señor Cremades, en nombre del Grupo Socialista,
tiene la palabra.




El señor CREMADES SENA: Quiero, en primer lugar, agradecer la presencia
del Secretario de Estado en la Comisión en este año, año en el que esta
Comisión va a tener bastante trabajo debido a los proyectos pendientes de
desarrollar.

Cuando se leen en la prensa declaraciones como que el FAD se está
asemejando en este momento al GAL, y esas declaraciones las hacen
importantes responsables de la AOD, teniendo presente que el FAD y el GAL
lo único que tienen en común es la «A» del centro y con significado
totalmente diferente, a mí me hace pensar si nosotros, los responsables
políticos, nos estamos equivocando, porque esa información es
tremendamente negativa para la ayuda oficial al desarrollo.

Es curioso darse cuenta de que todas las resoluciones de esta Cámara
relativas a la AOD han sido por consenso: el informe de las líneas
generales de cooperación y ayuda al desarrollo, los acuerdos del último
debate de los Presupuestos Generales del Estado, donde lo hemos
incrementado hacia ese 0,5 por ciento; la proposición no de ley del Grupo
Popular que se debatió en el Pleno; todas por consenso, y, a
continuación, uno observa cómo, después de ese consenso en las
resoluciones, las interpretaciones que cada uno hacemos son totalmente
distintas.

Se habla de crisis del FAD porque no se gastan los 80.000 millones
destinados a esto, y cuando se aclara que sí se gastan se sigue hablando
de crisis por otras causas. Cuando se habla de los retornos y que queda
claro que son cobros, que no están incluidas condonaciones, etcétera, se
sigue insistiendo en que no se cobra lo que se debería cobrar. Creo que
esto es negativo para la AOD. Es negativo porque nosotros mismos
confundimos el instrumento FAD y los objetivos que desde 1976 marca el
Fondo de Ayuda al Desarrollo; por eso lo queremos reformar con ese
proyecto de ley que tiene que venir a la Cámara proximamente. Mezclamos
la AOD y el FAD en un totum revolutum que nos confunde a todos. Es
evidente que para el FAD no es objetivo prioritario la AOD pura y dura,
eso lo sabemos todos. Es evidente que el FAD atiende una demanda
importante de la sociedad, como es el apoyo a las empresas exportadoras
españolas, y que, como aquí se ha dicho --y yo me alegro--, será muy
positivo en el caso de China abriendo un mercado importante --por fin se
reconoce aquí que esas operaciones con China son importantísimas desde un
punto de vista comercial y desde un punto de vista de ayuda al
desarrollo--. También me alegra que en casos como el de Venezuela, que
nos han traído durante meses, lleguemos a la conclusión, puesto que
ninguno demuestra las irregularidades dichas en medios de comunicación e
incluso en esta Cámara, de que son percepciones y sospechas.

Pero a la vez que el FAD cubre ese objetivo de apoyo a las exportaciones
españolas y, por tanto, a la industria española, ¿tenemos la culpa
nosotros de que eso compute como AOD en muchos casos? Esa es una pregunta
que me he hecho varias veces. ¿Por qué hemos de renunciar a que una parte
de esos créditos, que están destinados esencialmente a fomentar las
exportaciones españolas, los pueda computar el CAD como AOD? ¿Tenemos que
renunciar al porcentaje que eso pueda significar en nuestra AOD global?
¿Por qué? Si no lo hace ningún país. ¿por qué hemos nosotros de renunciar
a eso? Esa es la pregunta que yo me hago.

Evidentemente, hay que ir reduciendo el pilar FAD como AOD global de este
país. Ya lo explicó el Ministro. A medida que vayan siendo mayores los
retornos, es evidente que eso no puede computar como cantidad de AOD, y
ese propio fondo será suficiente para refinanciarse, año tras año, con
los retornos que se vayan obteniendo. Lo hemos dicho en esta Cámara.

Cuando se tiene el temor de que el pilar FAD de la AOD global española
pueda seguir significando ese porcentaje, que yo reconozco que sigue
siendo alto en el montante global de AOD, no el 50 por ciento, aunque no
vamos a discutir porcentajes, es evidente que si en este año 1995 hemos
decidido incrementar hasta el 0,5 por ciento la ayuda oficial global al
desarrollo con respecto al PIB y seguimos manteniendo 80.000 millones de
FAD, creo que cualquier persona entiende que se va reduciendo el pilar
FAD como componente importante de la AOD española. Por tanto, cuando se
habla de AOD, no se puede seguir hablando de aquellas cuestiones que no
se ajustan a las líneas generales de política de ayuda oficial al
desarrollo establecido en esta Cámara, ciñéndonos solamente al FAD; creo
que de ahí viene la confusión que yo citaba en esa información de prensa
que he leído cuando alguno hace esa comparación del FAD y del GAL a que
me he referido al principio de mi intervención. Es evidente que el PACI
establece unas líneas generales de cooperación y de la AOD global, pero
también es cierto que el Fondo de Ayuda al Desarrollo, al tener que
atender prioritariamente a criterios comerciales, a criterios
exportadores, a la oportunidad que en el algunos casos hay que tener
sobre nuevos mercados, unido al hecho de que eso condiciona mucho las
concesiones de los créditos FAD, evidentemente, ello da lugar a que Asia,
como ha dicho el Secretario de Estado, en el año 1993, se convierta en un
área



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geográfica prioritaria, cuando para nosotros no es la segunda área
prioritaria en ayuda oficial al desarrollo y en cooperación. Pero si
venimos a reconocer que abrir el mercado chino es y ha sido muy positivo
para España y también para el desarrollo mundial de un país de las
características de China, tendremos que tener presente que Asia --si
hablamos del FAD-- es la segunda área geográfica en el año 1993, pasó a
la tercera en 1994, de lo cual nos alegramos, puesto que no está en el
área prioritaria de AOD, pero ello no quiere decir que Asia sea el área
prioritaria de AOD global española, porque queda compensada y pasa a
tercer lugar si incluimos la AOD total que viene a través del Ministerio
de Asuntos Exteriores.

Se sigue insistiendo en el tema de la venta de armas y de la cláusula
democrática en la concesión de créditos FAD. Yo he dicho en alguna otra
intervención en esta Comisión que la venta de armas, normalmente, no se
hace a través del FAD desde el año 1990, sino que hay otro instrumento
que conocemos todos, que es el CARI, a través del cual se venden las
armas. Otro debate, que no es éste, sería sobre la conveniencia o no de
vender armas o no venderlas y de qué hacemos con las empresas españolas
fabricantes de armas y qué reivindicaciones de esos trabajadores podemos
apoyar o no cuando existen algunas reestructuraciones o algunos intentos
de rebajar esa cantidad de producción de armas, pero ése no es el debate
de hoy. Lo que sí es importante decir hoy es que la venta de armas no se
hace a través de un FAD, puesto que hay otros mecanismos, y si se hiciera
alguna susceptible de material de doble uso, no computaría como AOD. Por
lo tanto, ese crédito no estaría finalmente computando como AOD, y no
estaríamos diciendo que se ha producido en ese caso concreto, si
existiera, alguna transgresión a las directrices internacionales de la
OCDE, del CAD y de nosotros mismos en esta Cámara sobre la ayuda oficial
al desarrollo.

Yo quiero terminar diciendo que ayuda oficial al desarrollo mundial es
todo, que los países en vías de desarrollo tienen una gradación
importante, desde los países que necesariamente tienen que recibir AOD no
ligada, ayuda pura y dura, por decirlo de alguna manera, a otra serie de
países en vías de desarrollo, a los que evidentemente se puede acceder a
través de créditos concesionales ligados, y donde a la vez hay una
reciprocidad positiva a la hora de los beneficios de esos créditos, del
país que los concede, en este caso España, y del país que los recibe,
porque va creando, va mejorando las infraestructuras de ese país, sobre
todo si, como ha dicho el Secretario de Estado, incluso en los créditos
FAD (que, repito, no es su objetivo prioritario y que deben seguir
existiendo, aunque computen como AOD la ayuda oficial al desarrollo) hay
apoyo a las exportaciones sobre todo, si somos escrupulosos en reconocer
que sectores como la sanidad--como se ha dicho aquí--, sectores como la
electrificación de una zona, etcétera, van a colaborar mucho en el
desarrollo de los países a los que les son concedidos estos créditos.

Por lo tanto, en cuanto a áreas geográficas, en cuanto a sectores
prioritarios, no está el FAD muy desencaminado de las líneas marcadas en
la AOD en esos dos temas, lo cual quiere decir, a mi juicio, que desde el
Ministerio se está haciendo un esfuerzo importante, aunque no debiera ser
ése el objetivo prioritario, por intentar adecuar que incluso desde el
Ministerio de Comercio estos créditos FAD se vayan asemejando cada vez
más a los criterios globales para la AOD española.

Yo termino, señor Secretario, señor Presidente, agradeciéndole al
Secretario de Estado su comparecencia, las informaciones que nos acaba de
dar y desde luego lamentando que cada vez que hay una comparecencia de
estas características, aquellos acuerdos, que son por los que tenemos que
luchar, consensuados en la Cámara, no se traduzcan luego ante la opinión
pública en ese propio consenso. Quiero recordar --termino con ello-- que
el consenso del 0,35 para este año fue unánime en la Cámara, se llego a
la unanimidad para el 0,5, estamos en ese camino, y ya estoy percibiendo
que en los sectores sociales, posiblemente alentados por algunos de
nosotros, empieza a haber divergencias sobre la creación del Consejo de
Cooperación, sobre el que, por cierto, mi Grupo ha pedido la
comparecencia del Secretario de Estado y de la Presidenta de la AECI,
para que aquí, en la Cámara, se aclare y no se siga generando la
confusión, en un año en el que el incremento y el esfuerzo de la sociedad
española en favor de los países en vías de desarrollo es muy importante y
muy positivo. No estropeemos ese consenso social y político que tuvimos
en el debate de los presupuestos con afirmaciones o con estar lanzando
permanentemente sombras de duda sobre cosas que yo pienso que son claras
y transparentes desde el punto de vista de la gestión del Ministerio.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Secretario de Estado.




El señor SECRETARIO DE ESTADO DE COMERCIO EXTERIOR (Ruiz Ligero): Yo
quisiera decir, en primer lugar, que estoy totalmente de acuerdo con las
matizaciones que el señor Diputado ha hecho sobre la ayuda oficial al
desarrollo. Creo que es sumamente importante hacer esas precisiones, el
no hacerlo de esa manera creo que sería no llevar el debate a sus justos
términos. Por tanto, estoy totalmente de acuerdo sobre todo cuando S. S.

afirma con toda razón que no debemos renunciar a que, aunque sean
créditos concesionales, que tienen un componente más económico o
comercial, vuelvo a repetir una vez más, eso no signifique que no tengan
un componente de ayuda al desarrollo, y, como muy bien dice S. S., ningún
país renuncia a ello. Cualquier crédito concesional, por definición,
tiene un componente de ayuda al desarrollo y tiene que ser reconocido.

Otra cosa distinta es que en toda la discusión política de cara al futuro
en un país como España, que está despegando a otra concepción del
desarrollo, cada vez tengan menos importancia como ha ocurrido en los
otros países, los fondos concesionales. Los fondos concesionales ligados
van a tener menos importancia. No obstante --sigo leyendo las cifras del
año 1994--, en el caso de países como Alemania e Italia, las ayudas
ligadas, las ayudas al desarrollo superan en todos los casos el 50 por
ciento.




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Sin embargo --y en eso coincido con lo que comentaba a S. S.--, a pesar
de todas esas consideraciones, a pesar de que para nosotros, Ministerio
de Comercio, el esfuerzo prioritario sea el de la internacionalización de
la empresa, vamos a intentar, y lo estamos intentando ya en la práctica y
en la letra, acercarnos lo máximo posible al resto de las
consideraciones. Es decir, no somos un Ministerio que actúa completamente
por libre y que no es consciente de lo que suponen el resto de los
condicionamientos de la ayuda oficial al desarrollo, pero partiendo
siempre de la base de que por obligación --y se nos demandaría si no lo
hiciéramos así-- utilizamos esos fondos, que son de todos los españoles,
primero, para que sea una financiación de operaciones adecuadas para
nuestras empresas y para el desarrollo --y quiero decir que en un 99 por
ciento de los casos es así y se puede comprobar en los 18 años de
funcionamiento del FAD-- y, en segundo lugar, y de manera muy importante,
que esos créditos no han supuesto ni cinco céntimos al gasto público de
este país, porque se devuelven, y no creo que sea una buena gestión
conseguir que los créditos, por el hecho de que sean blandos, dejen de
devolverse.

Tiene que existir también financiación concesional no retornable. Estamos
completamente de acuerdo en ello, pero mientras no se demuestre lo
contrario, nos dedicamos a la financiación concesional retornable, que
tiene un impacto importante sobre las exportaciones, que tiene un impacto
muy importante sobre los puestos de trabajo de este país y de otros y
que, además, afortunadamente, en su mayoría, no ha supuesto ni cinco
céntimos al Erario público, puesto que han sido créditos financieros,
fondos financieros que no afectan a la financiación del déficit; incluso
yo diría que afectan positivamente a la financiación del déficit público.




El señor PRESIDENTE: Gracias, señor Secretario de Estado, por su
comparecencia y por su presencia aquí que, como han dicho otros
portavoces, lógicamente no será la última en esta Comisión.

Muchas gracias a todos.

Se levanta la sesión.




Eran las doce y veinticinco minutos del mediodía.