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DS. Congreso de los Diputados, Comisiones, núm. 385, de 14/12/1994
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CORTES GENERALES
DIARIO DE SESIONES DEL
CONGRESO DE LOS DIPUTADOS
COMISIONES
Año 1994 V Legislatura Núm. 385
NO PERMANENTE SOBRE COOPERACION
Y AYUDA AL DESARROLLO
PRESIDENTE: DON LUIS YAÑEZ-BARNUEVO GARCIA
Sesión núm. 3
celebrada el miércoles, 14 de diciembre de 1994



ORDEN DEL DIA:
Comparecencia del señor Ministro de Comercio y Turismo (Gómez-Navarro
Navarrete), para:
--Informar del desarrollo de los créditos del Fondo de Ayuda al
Desarrollo (FAD) durante 1993, 1994 y previsión de dotaciones para 1995,
así como de la evaluación que desde el citado Ministerio se ha realizado
de cada uno de los proyectos financiados. A solicitud del Grupo
Parlamentario Popular. (Número de expediente 213/000404) (Página 11866)
--Explicar las medidas que piensa adoptar en relación con las
recomendaciones del Comité de Asistencia al desarrollo de la Organización
de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE). A solicitud del Grupo
Parlamentario Popular. (Número de expediente 213/000440) (Página 11866)



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Se abre la sesión a las diez y cinco minutos de la mañana.




COMPARECENCIA DEL SEÑOR MINISTRO DE COMERCIO Y TURISMO (GOMEZ-NAVARRO
NAVARRETE) PARA:



--INFORMAR DEL DESARROLLO DE LOS CREDITOS DEL FONDO DE AYUDA AL
DESARROLLO (FAD) DURANTE 1993, 1994 Y PREVISION DE DOTACIONES PARA 1995,
ASI COMO DE LA EVALUACION QUE DESDE EL CITADO MINISTERIO SE HA REALIZADO
DE CADA UNO DE LOS PROYECTOS FINANCIADOS. A SOLICITUD DEL GRUPO POPULAR.

(Número de expediente 213/000404.)



--EXPLICAR LAS MEDIDAS QUE PIENSA ADOPTAR EN RELACION CON LAS
RECOMENDACIONES DEL COMITE DE ASISTENCIA AL DESARROLLO DE LA ORGANIZACION
DE COOPERACION Y DESARROLLO ECONOMICO (OCDE). A SOLICITUD DEL GRUPO
POPULAR. (Número de expediente 213/000440.)



El señor PRESIDENTE: Buenos días.

Se abre la sesión de la Comisión de Cooperación y Ayuda al Desarrollo,
con el orden del día que han recibido SS. SS., en el que aparece, en
primer lugar, la comparecencia del señor Ministro de Comercio y Turismo
para que informe del desarrollo de los créditos del Fondo de Ayuda al
Desarrollo (FAD) durante 1993, 1994 y previsión de dotaciones para 1995,
así como de la evaluación que desde el citado Ministerio se ha realizado
de cada uno de los proyectos financiados.

Esta petición de comparecencia ha sido realizada por el Grupo Popular, al
que daremos en seguida la palabra, no sin antes agradecer al Ministro su
presencia en esta Comisión, en la que comparece por primera vez, ya que
esta Comisión es de constitución reciente y sólo ha habido una reunión
sustantiva con la comparecencia de su colega el Ministro de Asuntos
Exteriores, don Javier Solana. Por tanto, es la segunda reunión plenaria
de la Comisión, en la que comparece el Ministro competente en el otro
departamento de los que tienen mayor relación con los temas de
cooperación, fundamentalmente relacionados con el Fondo de Ayuda al
Desarrollo.

Por tanto, reitero el agradecimiento al señor Ministro. Como está
formulada la petición del Grupo Popular en los términos que acabo de
leer, tiene la palabra el señor Ministro para realizar una primera
intervención en relación a la petición de comparecencia.




El señor MINISTRO DE COMERCIO Y TURISMO (Gómez-Navarro Navarrete): Muchas
gracias.

En primer lugar, quiero hacer algunas puntualizaciones, quizá
innecesarias porque al ser una Comisión tan reducida todos los
integrantes de la misma son expertos en la materia y conocen el tema
suficientemente. Pero sí quiero decir claramente, en primer lugar, que el
Fondo de Ayuda al Desarrollo se crea en el año 1976 como un instrumento
de fomento y apoyo a la exportación; ése es el carácter que tiene. Cuando
se crea en 1976, España es un país receptor de ayuda al desarrollo y no
donante, por tanto, no se plantea como un instrumento de ayuda al
desarrollo, sino como un instrumento concesional de apoyo a la
exportación similar al que existía en otros países. Ese concepto no ha
cambiado; desde entonces, la Ley que crea el Fondo sigue en vigor, es un
Decreto-ley del año 1976, y sigue concebido de la misma manera. Lo que
sucede, evidentemente, es que, de acuerdo con los criterios de la OCDE,
los créditos concesionales son computables en la ayuda al desarrollo y,
por tanto, forman parte de la ayuda al desarrollo español.

España, como dice el propio comité de ayuda al desarrollo, el CAD, de la
OCDE, del que luego hablaremos, prácticamente cambia de ser receptora a
donante en el año 1983; hasta ese momento y desde luego en los años 1976,
1977 y 1981 no lo era. Todo el desarrollo legislativo del FAD (como ley
sólo existe el Decreto-ley del año 1976 y luego están los decretos de los
años 1977 y 1981) es de la época en que España era un país receptor de
ayuda al desarrollo y no donante.

La concepción del Fondo de Ayuda al Desarrollo es la de un instrumento de
apoyo a la exportación y, por tanto, guiado y dirigido con criterios de
ayuda a la exportación. Evidentemente, de acuerdo con la normativa
internacional, el consenso de la OCDE --después del paquete de Helsinki--
dirigido hacia países receptores de ayuda al desarrollo y con rentas
inferiores a los 2.700 dólares. Es un instrumento reembolsable, es un
crédito dirigido a países con rentas de menos de 2.700 dólares. ¿Qué
quiero decir con eso? En primer lugar, en la medida en que es crédito,
por tanto, que es reembolsable y que el objetivo de su gestión es que se
devuelvan los créditos, inevitablemente hace que se dirija hacia los
países de renta más alta de los inferiores a 2.700 dólares. Normalmente
no va dirigido a los países más pobres que claramente deben ser
receptores de ayuda no reembolsable, en la medida en que un país de 100
dólares de renta, como hay algunos, difícilmente es capaz de devolver un
crédito; por tanto, no puede ser receptor de créditos en la medida en que
uno no se puede engañar a sí mismo y pensar que ese país tiene capacidad
de devolverlo. El enfoque y la gestión de los FAD está dirigido
fundamentalmente a aquellos que, estando por debajo de los 2.700 dólares,
al mismo tiempo tienen capacidad y solvencia suficiente para plantearse
el que puedan devolver los créditos.

En segundo lugar, el consenso de Helsinki ha establecido ese primer
principio de los 2.700 dólares, pero ha establecido también otro conjunto
de limitaciones a la hora de dar créditos concesionales. La más
importante, aparte de la limitación de los 2.700 dólares, es que no se
pueden dar créditos concesionales (desde el punto de vista español,
créditos FAD) a proyectos económica y comercialmente viables. Quiere
decir que un proyecto que sea para



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instalar una industria que vaya a funcionar en términos comercialmente
viables, no puede ser financiado con créditos FAD. Eso hace que, a partir
del consenso de Helsinki, los créditos FAD se tengan que concentrar en un
segmento cada vez más estrecho de países; es decir, en segmentos de
países con rentas menores de 2.700 dólares y en proyectos comercialmente
no viables, que básicamente son infraestructuras sociales. Esto va a
condicionar todavía mucho más el futuro que el presente, porque después
del consenso de Helsinki se han de notificar a la OCDE los proyectos que
ya estaban en negociación y la OCDE, por tanto, autoriza que, en la
medida en que estaban en negociación, se sigan financiando con crédito
concesional. Por tanto, en los créditos FAD de los años 1993 y 1994
todavía hay un porcentaje importante que proviene de estos proyectos
prenotificados o notificados a la OCDE y que todavía no están dentro de
ese acuerdo. Por consiguiente, los acuerdos del Consejo de Helsinki no se
cumplen al cien por cien, debido a esta prenotificación. Se ve muy
claramente en los créditos del año 1993 a Venezuela y a Argentina en
1994, que son países que para el futuro no son considerados receptores de
créditos FAD.

Desde el punto de vista geográfico, España ha concentrado los FAD
fundamentalmente en tres regiones. En dos se coincide con la política de
cooperación. Son países prioritarios, desde el punto de vista de
cooperación, en términos estrictos, que son Iberoamérica y Norte de
Africa, fundamentalmente el Magreb. La tercera gran área prioritaria de
créditos FAD es Asia como zona en desarrollo, desde el punto de vista
comercial, en la que el FAD es un instrumento importante de penetración y
de apertura en el mercado, así como para dar facilidades para ir
penetrando en mercados difíciles y muy complicados.

A lo largo del año 1993 el Consejo de Ministros aprobó operaciones por
79.742 millones de pesetas y el ICO formalizó operaciones por un importe
de 55.332. Ya saben que el proceso que tiene que seguir el FAD es una
Comisión Interministerial, que preside el Secretario de Estado de
Comercio, que apruebe los proyectos, una vez que ésta los ha aprobado
pasa al Consejo de Ministros y una vez acordados en Consejo de Ministros
el ICO es el agente financiero del Gobierno que firma el acuerdo
técnico-bancario con la institución homóloga del país receptor de los
créditos. Por consiguiente, hay un desfase temporal entre el
funcionamiento de cada uno de esos organismos, que hace que las cifras no
se correspondan, ya que en algunos casos el acuerdo técnico-bancario va
retrasado un año con respecto a su aprobación en el Consejo de Ministros.

Ya saben que los Presupuestos Generales del Estado de 1993 establecen dos
límites: uno las dotaciones que en los presupuestos se dan al fondo y
otro el de la aprobación en el Consejo de Ministros. Eso no se producía
hasta 1993. En otros años se fijaba la dotación del fondo, pero no se
establecía un límite a la autorización de cifras por el Consejo de
Ministros, en la medida, además, en que desde el punto de vista
estrictamente económico no era imprescindible, porque el fondo es un
fondo vivo que tiene ingresos provenientes, por un lado, de los
Presupuestos Generales del Estado y, por otro lado, y al mismo tiempo, de
la recuperación y de los reembolsos producidos por los créditos. Por lo
tanto se producían dos ingresos. No era obligatorio e imprescindible que
fuese la misma cifra la de la dotación de los Presupuestos Generales del
Estado y la del acuerdo del Consejo de Ministros.

En cualquier caso, a partir de la Ley de Presupuestos de 1993 se
establece ya una limitación a la aprobación del Consejo de Ministros, que
son 80.000 millones, y se aprueban, como ya se ha dicho, 79.742 millones.

El saldo vivo del FAD, es decir, las cuentas de crédito, alcanzan un
total de 541.000 millones de pesetas.

Desde el punto de vista regional, en el año 1993, a América Latina se da
el 53,1 por ciento, a Asia el 34,4 por ciento y a Africa el 12,5.

¿Cómo se están evaluando los FAD y cuál es su funcionamiento? Hasta ahora
no había un sistema establecido que pudiéramos decir objetivo de
evaluación de los FAD. En este año hemos puesto en marcha un sistema de
encuestas con las empresas --que les puedo repartir-- para hacer un
seguimiento, desde el punto de vista de la empresa, del funcionamiento de
los FAD. Nos da una situación de cómo está cada uno de los proyectos y
cómo y en qué medida les ha servido a las empresas como elemento
comercial y de introducción en esos mercados. A partir de ahora podemos
tener un instrumento, desde el punto de vista de política comercial, para
evaluar el funcionamiento de los FAD.

La otra vertiente de evaluación del FAD es en qué medida la realización
del proyecto ha sido útil, desde el punto de vista de desarrollo del
país, lo que sería un elemento positivo. El problema de la realización de
este tipo de estudio estriba en que si se quiere hacer con un cierto
rigor significa un coste importante, que hay que imputarlo y financiarlo
desde algún lugar, si queremos que el estudio de rentabilidad social,
desde el punto de vista del país receptor, se evalúe de esa manera.

Nosotros, en este momento --tengo que decirlo claramente-- no tenemos ni
realizamos una evaluación, desde el punto de vista del país receptor, del
efecto social y económico que la realización de ese proyecto genera.

Podemos tener una evaluación aproximada del impacto que puede tener en
una cierta región la realización de un hospital, la construcción de una
escuela o de un conjunto de escuelas o de una central térmica o lo
importante que la central térmica puede ser para el desarrollo de una
región, pero no tenemos un estudio cuantificado del impacto que ese
proyecto genera en el país.

En 1994 el Consejo de Ministros ha aprobado 50.000 millones. Las cifras
de este año correspondientes a FAD son 80.000 millones de aportación de
fondos al FAD aprobados por los Presupuestos Generales del Estado y
80.000 millones el límite de aprobación por el Consejo de Ministros. A la
fecha de hoy, el Consejo de Ministros ha aprobado 50.000 millones y
esperamos que antes de terminar el mes se complete la cifra, porque hay
un conjunto de proyectos para el cual había reservados fondos que estaban
pendientes y que están cuajando en estos días. Hay una Comisión
Interministerial convocada para el día 22 de diciembre que esperamos que
apruebe cifras para completar los 80.000 millones de este año y que el
Consejo de Ministros



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también apruebe las cifras. De lo que hasta ahora se ha aprobado respecto
a los 50.000 millones --el 60 por ciento de la cifra total--, el 61 por
ciento está destinado a Iberoamérica, el 28,5 por ciento a Africa y el
10,4 por ciento a Asia. Les puedo entregar los cuadros exactos de los
países y de los proyectos que están financiados.

Las previsiones para el año 1995 y lo que se aprueba anticipadamente es
un cuadro orientativo con unas cifras horquilladas por país. Lo que se
establecen son los países prioritarios de recepción de FAD para el año
siguiente, como unas cifras horquilladas en máximos y mínimos que se
estima que van a ser receptores de FAD, en función de los proyectos que
ya están en marcha. Pero al final, con independencia de las prioridades
que el Gobierno establece, hay un elemento que termina de decidir, que
es, en primer lugar, el mercado de solicitud de FAD. Se puede tener
previsto financiar muchos proyectos a un determinado país, pero el
funcionamiento económico de ese país condiciona muchísimo las
posibilidades. Por poner un ejemplo, nosotros teníamos este año previstas
cifras más altas para China y no se han cumplido porque la economía
china, que está creciendo a tasas por encima del 10 por ciento, ha tenido
un problema de recalentamiento y el Gobierno chino ha tenido que atrasar
en el tiempo los proyectos de inversión para enfriar la economía. Por
consiguiente, proyectos que estaba previsto que cuajasen este año y que
estaba previsto financiar en parte con créditos provenientes del FAD se
han aplazado un año en el tiempo y, por tanto, va a haber menos
financiación de créditos FAD para China de los que inicialmente estaban
previstos. Nos ha pasado lo mismo, por ejemplo, con Marruecos, país
importante desde el punto de vista de financiación FAD. Es decir,
decisiones de índole diversa, pero fundamentalmente motivos económicos,
han hecho que proyectos que preveíamos que se financiasen este año en
Marruecos se hayan desplazado un año en el tiempo y que se vayan a
financiar el año que viene. Eso conlleva el que tú no puedes fijar nunca
las cifras por anticipado; sólo pueden ser cifras orientativas. Por
tanto, lo que el Consejo de Ministros y la Comisión Delegada de Gobierno
aprueba es un cuadro, que les haré llegar también, en donde hay unas
cifras tentativas con un horquillado y donde además se incluyen
Iberoamérica, Magreb, Asia, Africa y todo un conjunto de proyectos en
cofinanciación. Son proyectos que se cofinancian con una institución
multilateral, proyectos en los que tenemos especial interés porque, como
ustedes bien conocen, los niveles de retornos que las empresas españolas
consiguen en organismos multilaterales son muy bajos porque las empresas
españolas tienen muy poco hábito del proceso de negociación, entrada y
participación en proyectos financiados por organismos multilaterales que
tienen un tiempo de maduración extraordinariamente lento con lo cual es
muy largo, es decir, les requiere estar presentes en un conjunto de
países y en un conjunto de instituciones en las cuales todavía nuestro
índice de participación es relativamente escaso.

En cualquier caso, para que se hagan ustedes un orden de magnitud, para
Iberoamérica, tenemos previsión de un margen entre 22.500 y 36.000
millones; para el Magreb entre 10.000 y 18.000; para Asia entre 17.000 y
28.500 millones y para Africa (en concreto son dos países, Angola y
Camerún) entre 13.000 y 16.000 millones. Como ustedes pueden ver, en
Africa no está incluido el Magreb, está separado. En Iberoamérica no
figuran los cuatro países que ya no son receptores de FAD y con los
cuales ya se ha terminado la cola de proyectos inicialmente previstos,
que son Venezuela, Argentina, Chile y Uruguay. Por lo tanto, figuran sólo
los países que siguen siendo receptores de ayuda al desarrollo. En
cambio, sí crecen los países receptores de FAD en Asia, donde hemos
firmado con unos y pretendemos firmar con otros acuerdos y biprotocolos
financieros que permitan hacer crecer la exportación. Son
fundamentalmente Filipinas, India, Paquistán y Vietnam, que son países
que se incorporan o que pretendemos que se incorporen a una política
prioritaria de FAD.

Camerún, que es un país relativamente complicado, obedece a una operación
muy concreta que quizá ustedes conozcan porque ha tenido una enorme
repercusión en los medios de comunicación, sobre todo de Galicia, por una
venta de barcos de los astilleros gallegos a Camerún. Desde el punto de
vista comercial es una operación muy discutible --no quiero decir que sea
negativa pero sí discutible--, pero significa la única posibilidad de
supervivencia a corto y medio plazo de los astilleros gallegos y, por lo
tanto, sí quiero decir que tiene una vertiente y un planteamiento
claramente político de apoyo a un sector, concretamente a los astilleros
gallegos que pasan por un momento extraordinariamente difícil. Por lo
tanto, ésa es un poco la línea en la que pretendemos actuar.

Evidentemente, esto quiero encajarlo, como ya anuncié en mi comparecencia
en la Comisión de Economía, en una política de hacer avanzar el FAD a lo
que hoy se necesita que sea, es decir, cambiar la legislación del FAD y
dar respuesta a algunas de las críticas que el Tribunal de Cuentas hacía
en su fiscalización del FAD. Esto significa que hay que establecer el FAD
con personalidad jurídica propia, establecer un sistema contable ortodoxo
para el FAD y establecer unos criterios claros y transparentes, si bien
teniendo en cuenta que en un instrumento de política comercial esos
criterios nunca pueden ser absolutamente rígidos. En cualquier caso, hay
que establecer y definir con más precisión los criterios de concesión del
FAD y, al mismo tiempo, hacer en la gestión una política de difusión y de
máxima transparencia de todo lo que significa el FAD, cosa que ya estamos
haciendo, pero que queremos incrementar cada día. Pretendemos que todas
las concesiones de FAD se publiquen una a una en los instrumentos de
difusión del Ministerio de Comercio y que haya una información de hacia
qué países va a ir dirigido el FAD y de qué tipo de sectores industriales
van a ser preferentes, para que el conjunto de las empresas, grandes y
pequeñas, tengan conocimiento de hacia dónde va dirigido el FAD como
instrumento de promoción a la exportación que es y pueden solicitar o
intentar participar en su gestión.

Es evidente que el FAD es un instrumento que al ser un crédito está
gastado y va dirigido más a grandes que a pequeños



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proyectos. Es decir, los países receptores en general no quieren o no les
interesa que les financien pequeños proyectos con un instrumento como
éste. Las pequeñas empresas se benefician del FAD, pero se benefician del
FAD como subcontratistas de grandes proyectos más que como receptores
directos del FAD en sí mismos.

El país receptor tiene que fijar sus prioridades y, como ustedes conocen
bien, al ser un crédito está gastado y en la definición del proyecto tú
estableces cuáles son tus prioridades y cuáles son tus líneas, pero tus
políticas tienen que coincidir con las del país receptor y donde se da el
lugar de coincidencia es en los proyectos que tú quieres financiar. Cada
país, evidentemente, tiene sus intereses específicos, pero en cualquier
caso, inclusive por motivos burocráticos, la política en general de los
países receptores es que no quieren utilizar un instrumento muy potente
como es éste para proyectos pequeños sino para proyectos a partir de una
cierta dimensión; ése es el enfoque. En cualquier caso, en proyectos de
instalaciones o de llave en mano aunque quien firme el asunto sea una
empresa de ingeniería o una empresa de instalación de una gran dimensión,
al final, como subcontratistas de esa empresa participan cientos de
empresas pequeñas que se ven beneficiadas por el crédito y por el modelo
de crédito.

Por tanto, el objetivo que pretendemos a corto plazo, es decir, en el
primer semestre de 1995 es reformar la ley del FAD y dar respuesta a lo
que el FAD tiene que ser hoy. Eso significa que en el futuro el FAD tiene
que financiar cada vez más exportaciones de servicios, que hasta ahora se
han financiado muy pocas o casi ninguna; que tiene que financiar o ayudar
a la financiación de inversiones y que no tiene que ser un instrumento
exclusivamente de financiación de exportaciones de mercancías, sino un
instrumento más amplio que ayude a todo lo que significa el proceso de
internacionalización de la empresa española en mercados de países no
OCDE, países receptores de FAD y al mismo tiempo compatibles con las
políticas y los criterios de ayuda al desarrollo del Gobierno español.

¿Eso quiere decir que los criterios son estrictamente los mismos? Yo creo
que sí, lo que sucede es que evidentemente, a lo mejor, las áreas
geográficas preferentes coinciden en unos y no en otros, como decía
antes. Es decir, va a coincidir con todo lo que es la política general de
cooperación de fondos no reembolsables en el Magreb, en el norte de
Africa y en algunos países africanos. Coincidimos en Ruanda, por ejemplo,
donde del dinero que España ha dado a Ruanda más del 50 por ciento ha
sido proveniente del FAD, coincidimos en Palestina, coincidimos en
algunos otros sitios, pero a lo mejor no hay coincidencia en algunos
países de Asia donde, como instrumento fundamental y prioritario de apoyo
a la exportación que el FAD, a lo que debemos atender es a la apertura de
mercados comerciales, y Asia es hoy el gran mercado hacia el que España
tiene que dirigir su presencia y donde es fundamental además, porque lo
hacen todos los países que compiten con nosotros, la existencia de un
instrumento como el FAD, que utilizan sobre todo de manera masiva los
franceses y los italianos, que son nuestros competidores más inmediatos.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el representante del Grupo
proponente, señor Hernando Fraile.




El señor HERNANDO FRAILE: Señor Ministro, indudablemente su presencia
aquí hoy no es sólo un trámite obligado por cuanto que esta Comisión,
creada en junio, pensó que lo primero que tenía que hacer era intentar la
comparecencia de los dos ministerios más implicados en los procesos de
ayuda oficial al desarrollo, por lo tanto, el Ministerio de Asuntos
Exteriores y el suyo. Nosotros tuvimos la oportunidad hace mes y medio de
contar con la presencia aquí del Ministro de Asunto Exteriores y, por
tanto, hoy era obligado que antes de finalizar este período de sesiones
usted compareciera en la Comisión, y lo hiciera con motivo de dos
peticiones que respondían a la intensidad de la actualidad del Fondo de
Ayuda al Desarrollo y del futuro que debe tener este Fondo de Ayuda al
Desarrollo como elemento e instrumento de nuestra Ayuda Oficial al
Desarrollo.

Desde el principio de la comparecencia usted ha insistido sobre todo en
el carácter comercial que para usted debe de tener este instrumento, y
nosotros no vamos a discutirle que tiene un importante componente de
apoyo a nuestro comercio exterior, pero al igual que usted recordaba el
origen y la legislación del año 1976, yo quiero recordarle que, a lo
largo de este tiempo y después de 18 años, ha habido distintas
manifestaciones, pronunciamientos y criterios que hacen que ese
instrumento que se creó, como usted ha manifestado, como un instrumento
exclusivamente de apoyo a nuestro comercio exterior, haya cambiado. En
ese sentido se manifiestan los criterios del propio Ministerio de
Economía y Hacienda, que en 1984 era el responsable de esta política de
créditos, que establecía cinco criterios fundamentales. Aparte del de la
comercialización, hablaba también del instrumento de Ayuda Oficial al
Desarrollo, de apoyo a nuestra política industrial y de apoyo a nuestra
política exterior. Por tanto, yo creo que no cabe hacer una referencia
exclusiva, máxime cuando estamos ante un entorno cada día más
internacionalizado y, como usted ha manifestado muy bien, estamos sujetos
también a los acuerdos internacionales que firmamos y, en este caso, al
consenso de la OCDE y, por consiguiente, vigilados estrechamente, como se
demuestra en el primer informe que se ha realizado de nuestra cooperación
internacional, por el Comité de Asistencia al Desarrollo de la OCDE.

El planteamiento que habíamos hecho de su comparecencia era en virtud de
todas estas transformaciones, en virtud también de los acuerdos adoptados
por la Cámara, unos de 26 de noviembre de 1992, otros en febrero del
presente año y más recientemente, hace pocos días, el 15 de noviembre de
este mismo año, en el que solicitábamos, por unanimidad de la Cámara
además, una nueva normativa del FAD. Por tanto, su presencia hoy aquí
tiene dos motivos: el primero, que nos explicara cuáles van a ser los
criterios de esa nueva normativa que debe ser presentada a la Cámara
mediante proyecto de ley antes de cumplir el primer semestre del próximo
año y, el segundo, el informe del CAD. No ha hecho usted muchas
referencias al informe



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del CAD. Yo entiendo que este informe es un auténtico varapalo para la
política que ha seguido...




El señor PRESIDENTE: Perdone, señor Diputado. En el segundo punto,
también propuesto por su Grupo y por usted mismo, se explicará todo eso.

Por ello el Ministro ha contestado al primer punto, no al segundo, que es
el que hace referencia al informe del CAD de la OCDE. Lo digo a efectos
procedimentales. Como es el mismo Grupo proponente, y si el Ministro está
de acuerdo, podíamos haberlo hecho conjuntamente.




El señor HERNANDO FRAILE: Señor Presidente, yo he entendido que se
agrupaban ambas comparecencias, porque no tenía sentido, y como ha hecho
referencia también...




El señor MINISTRO DE COMERCIO Y TURISMO (Gómez-Navarro Navarrete): Si
quiere, la hago ahora e interviene usted después. No es problema.

(Asentimiento.)



El señor PRESIDENTE: No hay inconveniente, pero como no lo había
propuesto ustedÉ



El señor HERNANDO FRAILE: Yo, entonces, prefiero que intervenga el señor
Ministro, por agrupar las dos comparecencias, que me parece que sería lo
correcto.




El señor PRESIDENTE: Sí, pero cuando hice la presentación leí sólo el
primer punto y le di la palabra al Ministro. Sin embargo, como estamos
aún a tiempo, el Ministro puede intervenir sobre el segundo punto y, si
están de acuerdo el resto de los Diputados, se hace el debate de las dos
comparecencias conjuntamente. (Asentimiento.)
Tiene la palabra el señor Ministro.




El señor MINISTRO DE COMERCIO Y TURISMO (Gómez-Navarro Navarrete): Para
valorar el informe del Comité de Ayuda al Desarrollo de la OCDE hay que
tener en cuenta varios elementos. En primer lugar, que el Comité de Ayuda
al Desarrollo de la OCDE tiene una filosofía estrictamente de ayuda al
desarrollo, no comercial y, por tanto, siempre y en todos los informes,
no sólo sobre el de España sino en otros, evidentemente se considera poco
menos que la orientación comercial es una orientación negativa desde el
punto de vista de ayuda al desarrollo. Por tanto, es un informe que hay
que tener en cuenta, que es muy valioso por venir de una organización
como ésa, pero también hay que tener en cuenta el enfoque que tiene y,
por consiguiente, no pensamos nunca que un informe del Comité de Ayuda al
Desarrollo iba a ser especialmente complaciente con una política como la
de los créditos FAD y, sobre todo, con una situación como la que tiene la
cooperación española, donde los créditos FAD tienen un peso muy alto, y
esto es objetivamente cierto. Es decir, dentro de la política global de
cooperación española el peso de un instrumento, que es básicamente
comercial pero computa en la Ayuda Oficial al Desarrollo, tiene un peso
muy alto. Nuestra visión es la de que España tiene que hacer todavía un
esfuerzo para que crezcan los fondos no retornables de Ayuda al
Desarrollo. En cualquier caso, las cifras que maneja, al haber sido
hechas en un solo año, tienen sesgos que las alejan de que puedan
considerarse en algunos aspectos como objetivas. Por ejemplo, una de las
observaciones que hace el Comité de Ayuda al Desarrolo es que los
créditos FAD representaron en 1992 un 55 por ciento de la ayuda total al
desarrollo. Pero si en vez de utilizar sólo el año 1992, se utiliza la
media de los cinco años anteriores, sólo significa el 33,7 por ciento,
porque en ese año habían crecido los FAD y no habían crecido las otras
cifras de forma significativa.

El FAD cada vez va a tener menos peso en la ayuda global al desarrollo,
en primer lugar, porque el FAD no va a crecer de forma muy significativa
por las limitaciones que tiene a los países y proyectos a los cuales se
pueda conceder, es decir, el consenso de la OCDE hace que el FAD sea un
instrumento que tiene determinadas limitaciones --se lo he explicado
anteriormente--, y, al mismo tiempo, porque desde el punto de vista del
cómputo de ayuda al desarrollo lo que se computa es el valor neto entre
los créditos que se conceden y los reembolsos. Eso significa que cuando
el FAD se convierte en un instrumento maduro --y en España estamos cerca
de que empiece a serlo--, prácticamente puede llegar a que no compute
nada, porque tú puedes llegar a la situación en la que los créditos que
conceden son iguales a los reembolsos que recibes, y aunque estés dando
80.000 millones de créditos anuales concesionales, no computa en la ayuda
al desarrollo.

¿Qué sucede? Que en los países en los que empezó la ayuda al desarrollo
mucho antes que en el nuestro, el FAD es un elemento maduro ya y, por
tanto, pesa mucho menos, porque al computar en términos netos ya tiene un
nivel de reembolsos mucho más altos y, en consecuencia, computa mucho
menos y tiene mucho menos peso. En España, progresivamente y año a año,
vamos a ver que el peso del FAD dentro de la Ayuda Oficial al Desarrollo
va a tener menos peso precisamente por eso. En el año 1992 ó 1993 --no me
acuerdo bien en este momento-- obtuvimos 20.000 millones de reembolso
sobre 80.000 millones de concesión, lo que quiere decir que ya sólo se
computaban en 1993 60.000 millones. Teniendo en cuenta que los períodos
de carencia de los créditos FAD se suelen mover alrededor de los 10 años,
en función de cuándo empezaron a crecer, los créditos FAD van a tener
cada vez específicamente menos peso.

En segundo lugar, las ayudas multilaterales, que es otro elemento que
también pesa mucho. Por ejemplo, las ayudas multilaterales son la
aportación que se hace a los bancos regionales, fundamentalmente, y a los
organismos de ayuda multilateral. La aportación no es igual cada año,
porque la aportación se hace en los años en que hay regeneración de
fondos en los organismos multilaterales o en que hay ampliaciones de
capital en los bancos regionales. Por poner un ejemplo, en el año 1989,
las contribuciones a los organismos multilaterales significaron el 25,18
por ciento de la ayuda al desarrollo, mientras que en el año 1992 fue
sólo el 3,8 por ciento. Por lo tanto, el análisis que se hace sobre 1992
tiene la característica de ser un año que



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tiene un peso muy fuerte del FAD y muy bajo en organismos multilaterales.

Cualquier análisis de la ayuda oficial española no se puede basar
exclusivamente en un año que tiene muchos elementos aleatorios.

En tercer lugar, y eso lo dice el propio informe del CAD, el ingreso de
España en la Comunidad Económica Europea y las aportaciones a la Unión
Europea, que es un nuevo elemento para el Fondo de Ayuda al Desarrollo de
la Comunidad Europea, significa ya el 25 por ciento prácticamente de las
ayudas oficiales al desarrollo, o lo van a significar a corto plazo.

Quiere decir, por lo tanto, que cualquier análisis conviene hacerlo no
sólo de un año concreto, que puede tener desviaciones muy fuertes, sino
con medias de diferentes años, que son más estables. En cualquier caso,
reconocemos que en España el peso de los créditos FAD es excesivo
proporcionalmente al que tiene en otros países. También tenemos que ver
que la ayuda al desarrollo, cuando se habla del 0,7 por ciento o de
porcentajes sobre el PIB, debería ligarse al mismo tiempo a la renta de
cada país, porque no es lo mismo que un país tenga 15.000 dólares de
renta per cápita a que tenga 30.000. Hay elementos muy diferenciales.

Si vemos un cuadro de distribución, donde se plantea el producto nacional
bruto per cápita y el porcentaje de ayuda al desarrollo nos encontraremos
con que la evolución más rápida en crecimiento de participación en la
ayuda al desarrollo ha sido de España y Portugal, que eran los países que
evidentemente partían de niveles más bajos. Por lo tanto, hemos llegado
en el nivel de ayuda al desarrollo a estar muy cerca de Japón y por
encima de Estados Unidos, que son países que tienen más del doble de
renta que nosotros. Están mucho más arriba en la renta pero, en cambio,
en lo que es porcentaje de ayuda al desarrollo sobre la renta hemos
superado a Estados Unidos y estamos muy cerca de Japón y tenemos los
ritmos más fuertes de crecimiento de ayuda al desarrollo en los últimos
años.

Conforme los países son de renta más alta, lógicamente su modelo de ayuda
al desarrollo tiene que ser más desligado y diferente al de los países de
renta más baja. Conforme el país es de renta más baja, inevitablemente
las fórmulas de ayuda al desarrollo tienen --y es lógico que así sea--
instrumentos de ayuda ligada más que de no ligada. Es muy difícil
justificar en la economía española que el cien por cien de la ayuda
oficial al desarrollo español fuese no ligada. Es dificilísimo
justificarlo, porque es muy diferente que tú ayudes al desarrollo
exclusivamente con dinero a que lo hagas con bienes y servicios
producidos en tu país, que generan empleo y riqueza. Por lo tanto, en la
medida en que tú financies exclusivamente con recursos no ligados, y por
tanto con dinero, puedes estar --además es lógico que así sea--
financiando producción y empleo en otro país que puede ser --de hecho se
produciría así en una gran medida-- de renta más alta que la tuya, porque
está más introducido en los organismos internacionales, porque es más
antiguo en los mismos, tiene muchos más funcionarios y está más presente
precisamente por tener renta más alta. El criterio que el CAD establece
de que es mejor, por decirlo de alguna manera, la ayuda no ligada a la
ayuda ligada es un tema más que discutible y que yo personalmente, y
desde el punto de vista del Ministerio, no puedo aceptar fácilmente.

Nosotros creemos que debemos prestar una ayuda que debe ser real en
bienes y servicios, pero pensamos que por la situación por la que
atraviesa España, con el nivel de paro que tenemos, con la situación
económica que hay en nuestro país, nuestra ayuda hoy tiene que ser
básicamente ayuda ligada y no no ligada, lo cual no quiere decir que no
haya determinado porcentaje de ayuda que inevitablemente tenga que ser no
ligada. De hecho, las aportaciones a los organismos multilaterales son
básicamente no ligadas.

Algunos de los criterios que se utilizan y que desde el punto de vista
abstracto podríamos compartir en la evaluación del Comité de Ayuda al
Desarrollo no son fácilmente asumibles desde el punto de vista práctico.

El FAD --me refiero a una afirmación que ha hecho el señor Diputado-- no
es un instrumento en exclusiva de ayuda al desarrollo. Es un instrumento
prioritaria y preferencialmente de ayuda al desarrollo, aunque no en
exclusiva.

Algunas de las afirmaciones que se hacen yo creo que convendría
matizarlas desde el punto de vista español, lo que no quiere decir que no
compartamos algunas de las conclusiones. Estamos de acuerdo con que hay
que hacer una legislación. Creemos que no es la misma la legislación de
la ley de cooperación que la del FAD. De hecho, el Diputado ha dicho que
se fija un plazo del primer semestre en el acuerdo parlamentario para el
desarrollo del FAD y me parece que no es cierto, es para la ley de
cooperación, pero tampoco quiero decirlo con rotundidad, aunque me parece
que es así.

Estamos de acuerdo en que sería bueno que hubiese una planificación a
medio y largo plazo de la ayuda al desarrollo, tema que no es fácil por
motivos presupuestarios, porque el Ministerio de Economía y Hacienda se
opone a cualquier compromiso presupuestario que pase de un año.

Pensamos que es necesario coordinar mejor todas las ayudas al desarrollo
y debe haber un trabajo conjunto entre el Ministerio de Asuntos
Exteriores y el de Comercio para una mayor coordinación. En la Comisión
Interministerial del FAD vamos a cambiar la forma de funcionamiento en el
sentido de que no sólo va a estudiar las propuestas que el Ministerio de
Comercio presenta. De la Comisión Interministerial del FAD forma parte un
conjunto de ministerios, entre ellos el de Asuntos Exteriores que tiene
dos representantes. Aparte están los ministerios de Obras Públicas, de
Economía y Hacienda, de Trabajo, de Industria, etcétera. Hasta ahora, en
la Comisión Interministerial del FAD se veían sólo las propuestas que el
Ministerio de Comercio presentaba a aprobación. A partir de ahora se van
a ver las que presenta a aprobación y las que en principio el Ministerio
rechaza, de manera que los otros ministerios tengan la oportunidad de
reconsiderar algunas de las propuestas que el Ministerio de Comercio no
considera adecuadas, para que no se pueda decir --como se ha hecho y el
propio informe del CAD lo dice-- que prácticamente la Comisión
Interministerial no tiene más remedio que aprobar lo que el Ministerio de
Comercio presenta. Por lo tanto, va a tener un papel más importante desde
el punto de vista de decisión sobre los créditos FAD.




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Compartimos también con el informe que es bueno que el personal tenga
estabilidad en el empleo. De acuerdo con el modelo funcionarial español,
tanto en el Ministerio de Comercio como en el de Asuntos Exteriores, eso
no va a ser especialmente fácil de llevar a cabo. No quiere decir que no
pudiera ser bueno desde el punto de vista teórico, pero no resulta fácil
desde el punto de vista de la gestión pública española.

Evidentemente no compartimos el que los créditos FAD tengan que tener
menor orientación comercial (y lo queremos decir claramente porque es un
instrumento que tiene una prioridad comercial y ése es el planteamiento),
pero también digo que si pensamos en una evaluación realizada después de
cinco años, nos encontraríamos con el que el FAD tendría muchísimo menos
peso en la ayuda. Por tanto, ¿cuál sería nuestro modelo idóneo?
Consideramos un modelo idóneo aquel en el que el FAD mantuviese su papel
en cifras, en el que, desde el punto de vista de ayuda al desarrollo, su
peso relativo disminuiría de forma muy significativa; creemos que es
necesaria y conveniente la existencia de un fondo de ayuda no
reembolsable, que gestionase el Ministerio de Asuntos Exteriores, y una
coordinación estrecha entre ambos ministerios y entre el conjunto de los
ministerios que tienen competencia y responsabilidad en la cooperación.

El informe del CAD no se limita, en cuanto a la cooperación, sólo a los
Ministerios de Comercio y Turismo y de Exteriores, que son los que tienen
los presupuestos y las cifras más importantes, sino que dice que cada
ministerio español tiene su propia política de cooperación que convenía
que estuviese más coordinada y con criterios más específicos. Por
ejemplo, cuando yo era Secretario de Estado de Deportes tenía que llevar
a cabo una política de cooperación deportiva con todos los países de
Iberoamérica y tenía un escaso grado de coordinación con el Ministerio de
Asuntos Exteriores. Por tanto, tengo constancia de que estos temas deben
realizarse entre varios ministerios y ello lo dice el propio Comité de
Ayuda al Desarrollo.

En incrementar la coordinación y en que exista una legislación del FAD
estamos de acuerdo, así como en que entre las dos comisiones
interministeriales haya un mayor grado de cruce de información.

Posiblemente puede que tampoco se conozcan algunas de las cosas que se
hacen y por eso se juzgue a veces de forma improvisada. El cuadro de
previsiones que aprueba el Gobierno para la distribución de los FAD del
año siguiente se discute, en primer lugar, con el Ministerio de Asuntos
Exteriores, por tanto, dicho Ministerio da el visto bueno hacia qué
países debe ir dirigida prioritariamente la ayuda del FAD. Insisto en que
es un instrumento de política comercial y, por tanto, habrá un área que
no esté en las prioridades de cooperación del Ministerio de Asuntos
Exteriores, como ocurre, por ejemplo, con Asia, China o Pakistán.

Posteriormente, estas ayudas debe aprobarlas el Gobierno y necesita de un
consenso, no es una decisión aislada del Ministerio de Comercio y
Turismo.

¿Qué proyectos se aprueban y cuáles son las prioridades? Cada vez con
mayor frecuencia tenemos un conjunto de acuerdos, en primer lugar, porque
la propia limitación que ha establecido el consenso de Helsinki dentro de
la OCDE establece un conjunto de proyectos en los que al ser comerciales
ya no se puede entrar y se van priorizando cada vez más los proyectos de
infraestructuras sociales en los que, básicamente, se está de acuerdo con
la política de cooperación y desarrollo, por ejemplo, sanidad, educación,
infraestructura de aguas, desarrollo eléctrico, quizá elementos básicos
para el desarrollo económico de un país. Se irá menos a proyectos llave
en mano de tipo industrial, de una planta de producción de determinado
producto que sea comercialmente viable, y más en favor de las
infraestructuras sociales. Por lo tanto, la política de los FAD va a
estar cada vez más de acuerdo y más ligada con la filosofía de los
diferentes ministerios.

Criterios que creemos que va a tener el FAD en el futuro. En primer
lugar, un criterio regional que ya lo hemos dicho, una valoración, como
hasta ahora, de valor añadido y sectorial, un elemento de competencia
financiera internacional. ¿Qué quiero decir con esto? Que se van a
conceder FAD cuando los demás países lo den y cuando en la concurrencia
internacional para la adjudicación de un proyecto se requiera FAD para
competir en ese mercado. Todo ello se realizará, como se ha hecho hasta
ahora, por intereses de la política exterior española (por ejemplo, los
FAD que se han concedido a Palestina se han debido a la política exterior
española, en función del desarrollo de la industria nacional, en
cofinanciación con fuentes multilaterales, que es también una prioridad.

Con mayor frecuencia van a tener que estar presentes, con evaluación
positiva y no negativa, criterios como el respeto a los derechos de los
trabajadores y derechos humanos del país receptor y elementos de
valoración del efecto medioambiental del proyecto, así como la promoción
de la mujer. Estos tres elementos no se pueden establecer de forma
estrictamente negativa, es decir, que si no se cumplen esos requisitos no
se pueden conceder, porque --insisto-- prioritariamente es un elemento de
política comercial, pero sí se valorará y evaluará positivamente la
existencia de esos elementos a la hora de efectuar el proyecto y tomar
decisiones en los criterios de aplicación del FAD.

Hay un tema que he mencionado anteriormente de pasada, pero quizá
merecería una reflexión; me refiero al elemento de la evaluación de los
proyectos. Nadie duda que es bueno evaluar los proyectos y el efecto que
éstos pueden tener sobre cada país, el problema es dónde se mueve uno,
dónde se queda y a qué nivel se llega en la evaluación del proyecto por
el coste que significa. ¿Se llega a una evaluación bastante profunda y,
por lo tanto, significa que dedicas menos dinero a financiar y más a
gestionar? ¿O evalúas menos y, por lo tanto, tienes menor coste y
significa que tienes más dinero para financiar? Es necesario encontrar un
punto medio que signifique que no nos movemos a ciegas y que se tiene un
cierto grado de evaluación y de seguimiento del proyecto. Es necesario
considerar en qué medida tiene que ser «ex ante» o «ex post», en qué
medida la evaluación tiene que ser muy profunda antes o en qué medida
tienes que hacer un seguimiento y una valoración «a posteriori». En ese
sentido tengo que decir que así como en otros aspectos tenemos una idea
bastante clara, en el



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tema de la evaluación no tenemos definido dónde debemos quedarnos y cuál
es el nivel de evaluación al que debemos llegar.




El señor PRESIDENTE: Retoma la palabra el portavoz del Grupo Popular,
señor Hernando.




El señor HERNANDO FRAILE: Agradezco al señor Ministro que nos haya dado
ahora las explicaciones de la segunda comparecencia que habíamos
solicitado, con el fin de ordenar mejor el debate.

Comenzaré mi intervención por algo que usted ha comentado. Yo no he
defendido el carácter exclusivo de ayuda al desarrollo de los créditos
FAD, yo he dicho en mi intervención que, además de los criterios
comerciales que usted ha estado manteniendo y defendiendo a lo largo de
su primera parte expositiva, existían otros criterios aflorados por el
Ministerio que usted ha heredado. Lo que nosotros hemos venido
manteniendo es que los criterios que se aprueban deben aplicarse y los
acuerdos parlamentarios que se aprueban deben ser aplicados por el Poder
Ejecutivo, en este caso por el Ministerio. Y lo que yo he visto
--y lo lamento-- es que eso no ha sido lo habitual.

Al final de su comparecencia nos ha empezado a hablar sobre otra serie de
criterios que se tendrán en cuenta. Ello me alegra, pero lamento que haya
sido dejado para el final y no haya sido expuesto al principio de su
exposición como algo importante también. Yo entiendo que estos criterios
que usted ha definido que van a ser importantes para el futuro de los
FAD, ya estaban definidos en el Ministerio y habíamos echado en falta en
su principio expositivo.

En relación con el informe del CAD, parece ser que lo que usted ha
pretendido ha sido, de alguna forma, desautorizar al CAD en cuanto a las
cifras, y yo tengo algunas cifras porque he procurado venir un poco
preparado a las comparecencias. Usted ha dicho que si tenemos en cuenta
los últimos cinco años, nos encontramos con que el FAD sólo supone el 33
por ciento de nuestra Ayuda Oficial al Desarrollo. Eso no sólo es falso,
sino que no tiene nada que ver con la realidad. Solamente lo pagado por
el ICO en el año 1990 fueron 44.000 millones frente a los 99.000 millones
del total de nuestra ayuda, es decir, el 43 por ciento. En el año 1991
fueron 61.000 millones frente a los 135.000 millones, es decir, el 45 por
ciento. En el año 1992 fueron 90.000 millones frente a los 153.000
millones, es decir, casi el 60 por ciento. Y en el año 1993 fueron 99.270
millones frente a 154.000 millones del total de la AOD, es decir el 66
por ciento. Si tenemos en cuenta las autorizaciones realizadas por el
Consejo de Ministros, aún se va mucho más allá, y en el año 1990 es el 66
por ciento, en 1991 el 63 por ciento, en 1992 el 60 por ciento y en 1993
el 58 por ciento. Por tanto, nada del 33 por ciento. Estamos hablando del
instrumento más importante en nuestra ayuda oficial al desarrollo, señor
Ministro, y no me vuelva usted a comentar el asunto de los Estados Unidos
o de Japón, porque yo no entiendo con qué cifras hablan ustedes. Si usted
hubiera tenido a bien leerse el informe del CAD, realizado para 1992,
podría haber visto las tablas de ayuda al desarrollo. Lo que ocurre es
que no tenemos en cuenta lo que es ayuda oficial y lo que no es ayuda
oficial pero que sí es ayuda al desarrollo. en Estados Unidos han
introducido desde hace muchos años, y no les va mal, el instrumento
privado como ayuda al desarrollo. Y así, mientras que efectivamente la
ayuda oficial de Estados Unidos sólo es el 0,20, la ayuda al desarrollo
es un 0,30 más, es decir, el 0,50. En Japón la ayuda oficial al
desarrollo nunca ha estado por debajo de la ayuda oficial al desarrollo
español, que no ha superado en ningún caso el 0,28, mientras que en Japón
ha superado el 0,30. Pero como esto yo creo que no es importante, sino
que lo importante es lo que dice el informe y lo que vamos a hacer en el
futuro, me gustaría resaltar algunas de las cosas que dice este informe,
porque considero que es un auténtico varapalo para la gestión que ha
realizado su Ministerio y otros ministerios que le han precedido en esta
gestión.

En el informe se dicen cosas que textualmente voy a leer. Dice así:
España figura entre los miembros del CAD en segundo lugar en cuanto a
dureza de las condiciones impuestas y en primer lugar en cuanto a la
orientación comercial del programa de ayuda. Usted puede decir que estos
señores lo enfocan todo desde el punto de vista de la ayuda al
desarrollo, pero nosotros hemos firmado el consenso. Nosotros firmamos
los acuerdos internacionales y yo creo que están para cumplirlos.

También dice el informe que el elemento global de subvención sigue sin
ajustarse a la recomendación sobre condiciones del CAD. Yo recuerdo que
cuando se lo planteé al señor Aranzadi en el año 1991 me dijo que era un
irresponsable. Parece ser que una vez más valía una descalificación para
eliminar argumentos y que tienen que venir otros organismos
internacionales a darnos la razón, lo que demuestra no nuestra
irresponsabilidad, sino la falta de documentación de algunos ministros
del Gobierno socialista que comparecen para hablar sobre estas cuestiones
a lo largo del tiempo.

También dice el informe que las condiciones de los créditos FAD
concedidos a los países menos adelantados y de bajos ingresos son
particularmente rigurosas. Yo quiero corregir algo de lo que usted ha
manifestado. Usted ha dicho: Nosotros, como es un crédito, lo que
pretendemos es que nos lo devuelvan, lógicamente, lo que hemos hecho es
dar créditos a los países más ricos de entre los países más pobres. Las
cifras son tozudas y nos hemos dado cuenta de que lo realmente recuperado
por España a lo largo de estos últimos años es una parte muy pequeña si
lo comparamos con lo que está pendiente, lo que está refinanciado.

Solamente se ha pagado el 21 por ciento de lo vencido, se ha tenido que
refinanciar el otro 48 por ciento y está pendiente el 31 por ciento. Son
datos de su Ministerio, analizada operación a operación. Se han ingresado
15.650 millones de pesetas devueltos a lo largo de estos últimos años,
35.000 millones han sido refinanciados y 21.000 millones de pesetas están
pendientes en el mes de abril de este año. Yo entiendo los encajes de
bolillos que ustedes hacen y cómo encajan las cifras en su Ministerio; a
cañonazos, señor ministro. Al decir que hemos obtenido 21.000 millones de
pesetas de retornos en el año 1993 y que esos retornos se deben a la
condonación de una deuda con Egipto, sería un



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auténtico malabarismo entender que una condonación de deuda --es decir,
algo que no percibe el Estado español-- es considerada como un ingreso.

Creo que debe ser el único ministerio del mundo que considera una
condonación como un retorno de deuda. Esos criterios deben ser desechados
y hay que estar en la realidad de las cifras; y la realidad de las
cifras, dadas por el ICO, hablan en el año 1993 de unos retornos de no
más de 8.000 millones de pesetas. Las comparecencias parlamentarias del
Presidente del ICO y otros responsables, también las preguntas escritas,
están al servicio de todos.

Algunas otras cosas dice el informe del CAD. Dice en uno de los apartados
que el anuncio hecho por el Gobierno de su intención de integrar más
enérgicamente los criterios de desarrollo en el examen de los créditos
FAD representa un importante paso en la dirección adecuada. Por lo que he
visto, eso que dice el informe del CAD no sé quién se lo habrá contado
porque parece ser que luego disiente de lo que usted nos ha manifestado
hoy respecto al futuro de los créditos FAD y sobre todo respecto de la
defensa, esta vez sí enérgica, de los criterios comerciales que deben ser
el exclusivo planteamiento, según su primera manifestación, de estos
créditos.

Dice también el informe del CAD que es necesario un planteamiento más
coherente entre los créditos FAD y las demás partes del programa de
ayuda. Yo aquí sí que tengo que retomar uno de los acuerdos de esta
Cámara. Esta Cámara aprobó por unanimidad, en noviembre de 1992, que se
creara una comisión interministerial única en la que se debatieran todos
los programas de ayuda oficial al desarrollo; y los programas de ayuda
oficial al desarrollo, quiera usted o no quiera, todavía son los créditos
FAD tal como se conceden. Por tanto, nosotros no hemos dicho que tenga
que gestionar ningún ministerio en concreto esos créditos, no queremos
quitarle las competencias. Usted, en la última parte de su intervención,
ha estado intentando justificar que no existe batalla entre el Ministerio
de Asuntos Exteriores y el Ministerio de Comercio por el control y la
gestión de estos fondos. Nosotros creemos que no debe existir y sí ha
existido; por lo menos eso es lo que ha transcendido no sólo a la
oposición sino también a los empresarios que han participado en estos
programas. Nosotros creemos que no tiene por qué haber dos comisiones
interministeriales que tengan competencias similares cuando a través de
una comisión interministerial, tal como ha dicho la Cámara, puede
solucionarse esta cuestión. En ese sentido creemos que debe avanzarse, en
ese sentido creemos que debe realizarse la futura legislación, que por lo
que entendí en su momento, y por lo que aprobamos hace pocos días, se
decía expresamente que en el mismo sentido que la Ley de Cooperación se
remitiría a estas Cortes el proyecto de ley sobre el FAD. Las condiciones
son las mismas que las de la Ley de Cooperación. En la Ley de Cooperación
se hablaba del primer semestre, pues el primer semestre es la misma
condición también para el FAD. Las mismas condiciones supone respetar lo
que se decía para la Ley de Cooperación y, por tanto, respetar los
criterios del Parlamento, respetar los criterios del CAD y respetar los
criterios del consenso de la OCDE. Eso es lo que ha dicho claramente la
Cámara. Otras interpretaciones son a mi juicio torticeras y no responden
a la voluntad de la Cámara, señor Ministro. Tengo que decírselo.

Algo más abajo dice el informe del CAD, que las evaluaciones han sido
raras. Entramos en el tema de la evaluación y el control. Usted ha hecho
referencia al Real Decreto de 1976. Usted sabe que en el Decreto
posterior que desarrolla ese Real Decreto una de las misiones específicas
que señalaba la ley era el control y evaluación de los proyectos, y nunca
se ha hecho control y evaluación de los proyectos, como usted mismo ha
reconocido. Es más, recientemente nosotros hemos preguntado sobre este
asunto y ustedes, en una contestación de 20 de septiembre de 1994 --no
estamos hablando de hace años, hace tan sólo unos meses--, dicen que esta
evaluación era simplemente de tipo documental. Yo creo, señor Ministro,
que no vale con la evaluación documental. Estoy de acuerdo en que esto
tiene un costo y que habrá que buscar cómo lo imputamos, pero es
preferible este costo a que nos encontremos con noticias en prensa como
que en Guinea Ecuatorial, con la cooperación francesa, se ha
subvencionado un pabellón que no ha existido nunca. Es preferible que nos
gastemos eso a que tengamos proyectos, por ejemplo en Panamá, paralizados
durante seis años, pagados, empaquetados en cajas durante seis años
porque no había el terreno para realizar un centro comercial. ¿Cómo
aprobamos un proyecto si todavía no existe el terreno donde se va a
ejecutar y además lo pagamos? Y no es sólo el caso de Panamá; también ha
sido en Mozambique y en Angola. Son muchas las anécdotas que ya tiene el
FAD a lo largo de estos años, y son ustedes los principales responsables
porque son ustedes los que han incumplido la ley, los que han incumplido
la norma y los que jamás han pretendido hacer ningún tipo de evaluación.

Quizá también el componente político en la concesión de esos créditos a
determinados empresarios haya hecho que ustedes hayan hecho dejación de
las funciones importantes que les marcaba la ley.

El informe del CAD dice también lo siguiente: No existe ningún
procedimiento de licitación para la adquisición de bienes y servicios en
España. Esto nos preocupa, señor Ministro, porque lo que viene a decir es
que se realiza de forma directa la adjudicación de los proyectos y que
los subcontratistas son elegidos también de forma directa, sin tener en
cuenta muchas veces el precio. Hace pocos días recibí una llamada de un
ex ministro, que es posible que vuelva a ser ministro, de un país
hispanoamericano que me decía que había comprobado perfectamente que
determinado material le había sido suministrado por una empresa pública
española con un crédito FAD a un 25 por ciento en precio superior a los
precios locales. Yo creo que estas cuestiones afectan precisamente a la
política comercial que se pretende desarrollar, que estos sucesos
--porque son sucesos más propios de una crónica de sucesos de un
periódico-- lo que hacen es perjudicar directamente al comercio exterior
español, como decía antes. Tenemos el claro ejemplo de Venezuela en el
año 1989 y lo que provocó en su día respecto al comercio español con ese
país.

Dice algo más el informe. Dice que sólo una proporción relativamente
pequeña de las peticiones recibidas por el



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Ministerio de Comercio y Turismo se tienen en cuenta para la financiación
del FAD. Yo les pediría que fueran más claros cuando contesten las
preguntas de este Diputado. Ya sé que este Diputado a veces es difuso en
sus preguntas, pero en otras ocasiones es bastante claro, y cuando se les
pide que nos dé información sobre las operaciones denegadas son las
operaciones denegadas. No se puede contestar que no existe ninguna
operación denegada cuando vemos que en el informe del Tribunal de Cuentas
aparecen setenta, y figuran así, setenta operaciones denegadas en 1989.

Yo entiendo que lo que hay que hacer es no tener miedo a la gestión que
se hace y no intentar ocultar información a la oposición ni al
Parlamento, como se ha venido intentando hacer a lo largo de los últimos
años.

Dice también el informe que no se ha respetado el criterio de vinculación
de los FAD a bienes y servicios españoles, pero puede disponerse de un 15
por ciento para la financiación de los costes locales y un 10 por ciento
del paquete financiero para la adquisición de bienes y servicios de
terceros países. Yo le pediría que intentáramos cumplirlo, que no nos
encontremos con que en muchos de los proyectos lo que estamos exportando
es material que no está producido en España. Si fuéramos lo
suficientemente estrictos en el control podríamos cumplirlo. Lo que hay
que hacer es cumplir los criterios que se establecen. No pedimos nada
más, no estamos intentando descubrirle a usted nada nuevo. Su Ministerio
ha elaborado importantes documentos a lo largo de la historia sobre esto.

Usted nos ofrecía este verano este folleto, pero yo quiero decirle que no
es más que una copia de otro de hace cuatro años. Si quiere luego se lo
dejo para que los compare y verá que los textos son parecidos; podemos
cambiar las fechas y las cifras, pero no hemos avanzado realmente nada.

Con un folleto no se hace nada. Lo que hay que hacer es cumplir los
criterios que usted se marca, esa serie de intenciones que usted proclama
en las ruedas de prensa, e informar a los empresarios españoles de esos
criterios, de los países que van a ser preferentes, de a dónde pueden ir,
de abrir procesos de licitación a los cuales puedan concurrir las
empresas españolas. Sé que me va a decir que es el empresario el que
consigue el proyecto, el gran empresario, pero usted sabe que también lo
que está en juego son los impuestos españoles. Por tanto, abrir procesos
de licitación que puedan dar cabida a todos los empresarios españoles,
sean de material sanitario, de material educativo, de material eléctrico
o de bienes de equipo, me parece que es una obligación que tiene que
cumplir y realizar su Ministerio.

Sobre las desviaciones presupuestarias le reitero lo que le he dicho
antes. En 1993 ustedes establecieron en los presupuestos generales una
previsión de 80.000 millones en gastos y nos fuimos a los 99.270, según
los datos que me dio el Secretario de Estado de Cooperación Internacional
y los datos que figuran en el PACI de seguimiento. A lo mejor no son
ciertos, pero sería bueno que ustedes se aclararan en las cifras. Pues
bien, de esos 99.270, como le decía, gran parte es la condonación del
crédito a Egipto, doce mil y pico millones, que por otra parte no
entendemos porqué se cargan en el año 1993 cuando fue producto de una
renegociación en el año 1991 como consecuencia de la guerra del Golfo.

Por tanto, no entendemos este retraso. Lo que yo creo es que usted
intentaba disimular la desviación presupuestaria; desviación
presupuestaria que se va a producir año tras año, señor Ministro, porque
ustedes han estado autorizando operaciones FAD muy por encima de lo
presupuestado en los últimos años, y ahí están las cifras que yo le he
dado al principio y que lo demuestran. Eso provoca que en estos momentos
tengamos un desfase superior a los 160.000 millones de pesetas que hay
que pagar. Cuando ustedes hacen anuncios de reducir las dotaciones en los
créditos FAD, que no sé si lo hacen oficial o extraoficialmente, año tras
año --ahí están los recortes de prensa; me imagino que los periodistas no
siempre con usted se inventan las cosas--, se dan cuenta de que es
imposible. Claro que es imposible. Ustedes han ido a una nueva técnica
que consiste en habilitar el mismo presupuesto que las autorizaciones que
hacemos, así iremos asumiendo ese desfase con los retornos, y los
retornos no dan, ya ha visto usted las cifras de retornos y no dan. Por
tanto, no tienen nada que ver --y creo que ustedes no lo han entendido--
las dotaciones que hacen para que pague el ICO con las autorizaciones del
Consejo de Ministros. Si ustedes lo hubieran entendido no habrían hecho
el planteamiento que han hecho y habrían aceptado la enmienda del Partido
Popular a estos Presupuestos Generales que pedía un incremento importante
de las dotaciones para el Fondo de Ayuda al Desarrollo, precisamente para
poder enjugar ese importante déficit que tenemos en estos momentos debido
a las autorizaciones que han venido realizando durante los años 1988,
1989, 1990 y 1991, sobre todo, y que ahora suponen ese terrible hándicap.

Señor Ministro, yo quería concluir diciendo que todavía quedan muchas
cosas pendientes de resolver en el FAD. No podemos estar empecinados en
mantener posturas maximalistas sobre si el FAD es un elemento puro de
cooperación o puro de comercialización. Yo creo que es un elemento mixto.

En nuestro Grupo apoyamos el FAD como un elemento en el que deben
cumplirse precisamente esas dos condiciones. Usted sabe que cuando hace
poco presentamos en el Parlamento nuestro proyecto sobre la Ley de
Cooperación dábamos criterios muy claros para el FAD, criterios que
venimos manteniendo y que en muchos casos no suponen más que recoger en
una ley las manifestaciones realizadas en este Parlamento y aprobadas por
unanimidad. Yo le invito a usted a que camine en esa línea; le invito a
que presente ese proyecto de ley al Parlamento en los seis primeros meses
del año próximo y que no busque interpretaciones extrañas donde creo que
no tiene que haberlas, porque los acuerdos se interpretan también en
virtud de quién los realiza, y en este caso fue un acuerdo que realizamos
entre todos y que tenía un objetivo común: eliminar precisamente la
absoluta discrecionalidad que ha existido en la concesión de los fondos
de ayuda al desarrollo a lo largo de estos últimos años en manos del
Gobierno. Eso ha sido evidente. ¿Cómo se elimina esa discrecionalidad?
Estableciendo reglas de juego claras para todos. ¿Cómo? A través de un
proyecto de ley que elabore y apruebe este Parlamento.




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La resistencia en su Ministerio es importante, por lo menos lo ha sido
hasta ahora. El hecho más evidente es que todavía no tenemos un proyecto
de ley y que hemos ido a golpe de criterios que muchas veces no se
cumplían. Por tanto, lo que tengo que decir es que debe usted aplicarse a
ello, debe usted ponerse manos a la obra. No le queda realmente demasiado
tiempo, pero hay muchas cosas que cambiar. Además, esa discrecionalidad
en muchas ocasiones ha llevado, como decía al principio, a la
concentración de estos créditos no sólo en determinados países y en
determinadas situaciones, sino también en determinadas empresas,
fundamentalmente en la empresa pública FOCOEX, que ya tendremos la
oportunidad de discutir con usted sobre el informe recientemente
elaborado por el Tribunal de Cuentas y para lo que hemos solicitado su
comparecencia en la Comisión de Economía y Hacienda que espero que se
sustancie a lo largo de los próximos días.

Por mi parte nada más. Simplemente quiero felicitarle porque por fin
empiezan a introducir el respeto a los derechos humanos como uno de los
criterios importantes en la concesión de los créditos FAD, lo que quizá
lleve a que países como China o Cuba no sean beneficiados por este tipo
de créditos si no es a cambio de una relajación, por lo menos, en las
condiciones políticas que imponen a la oposición y, sobre todo, por una
mayor implementación del respeto a los derechos humanos en esos países.




El señor PRESIDENTE: Como saben, el señor Hernando y los demás Diputados,
los artículos que regulan este tipo de debate dan un tiempo de
intervención de diez minutos, aunque hay algunos que en términos
generales dan quince minutos en debates de distinta naturaleza. La
costumbre en las comisiones es que se sea muy flexible, hasta el punto de
que prácticamente nunca se interrumpe la intervención, pero yo creo que
la compensación a eso debe ser que las intervenciones, al menos al
criterio de este Presidente, se controlen en el tiempo. La intervención
del señor Hernando ha durado media hora. Yo no le he interrumpido ni lo
voy a hacer en el futuro, solamente sugiero la vía del autocontrol, no
por razones de disciplina sino por razones de eficacia, ya que tienen que
intervenir todavía el Ministro y los demás grupos parlamentarios. Cada
parlamentario es dueño de hacer lo que le parezca, dentro de las normas,
pero muchas de las cosas planteadas por el señor Hernando pueden ser en
el futuro tributarias de preguntas concretas sobre Panamá o sobre
Venezuela, porque de lo contrario se convierte en un debate
omnicomprensivo, en mi opinión. En cualquier caso, estaré a lo que
indiquen los señores Diputados.

El señor Ministro tiene la palabra.




El señor MINISTRO DE COMERCIO Y TURISMO (Gómez-Navarro Navarrete): Creo,
señor Hernando, que ha mezclado usted muchas cosas en una exposición en
que no sólo hemos hablado del CAD sino de otras muchas cosas y donde se
han mezclado muchos conceptos.

Cuando se habla de ayuda oficial al desarrollo se habla de ayuda pública,
porque evidentemente la ayuda privada es otra cosa. En nuestro país
tenemos una sociedad relativamente poco articulada y cuando se consideran
las cosas siempre las hacen las instituciones, no la sociedad civil. La
sociedad civil empieza a hacerlas cada vez más. Yo conozco ONGs que
tienen ya 50.000, 60.000, 70.000 personas que cotizan y todavía no son
cifras significativas. Sería positivo que la ayuda española, como país,
no fuese sólo la pública sino también la ayuda de una sociedad civil
activa que se responsabiliza individualmente, y no que responsabiliza
sólo a las instituciones, con este tipo de problemas.

En España se está dando una cosa muy curiosa, y es que con este disparo
al alza de que todo el mundo tiene que ser como mínimo más que nadie, que
todo el mundo va a dar el 0,7 y que hay instituciones que ya lo han
aprobado, pues puedo decir que en vez del 0,7 vamos a dar el 1,4, porque
como la mayor parte de los presupuestos de los ayuntamientos y de las
comunidades vienen de transferencias del Estado, si el Estado da el 0,7,
las comunidades dan el 0,7 y el ayuntamiento da el 0,7 nos podemos
encontrar que damos el 1,4. (El señor Vázquez Romero: ¡No estaría mal!)
Nos podemos encontrar con cosas curiosas como ésa.

Yo creo que algunos de los datos no son ciertos. A lo mejor no ha
entendido usted nuestras contestaciones o no hemos sido precisos en las
mismas. La verdad es que el señor Diputado nos ha hecho --y le hemos
contestado en esta legislatura-- 110 preguntas, más o menos; nos obliga a
dedicarle recursos casi en exclusiva y puede ser que algunas cosas no se
las hayamos contestado con la precisión adecuada, o no las haya entendido
el señor Diputado como nosotros queríamos. En cualquier caso, el fondo
del asunto, lo que usted ha venido a decir, y con lo que yo no estoy
conforme, es que sólo se ha recuperado el 21 por ciento. Pero no voy a
entrar en la discusión de la cifra, no deja de ser dar la razón todavía
más a lo que yo he dicho. Si los países que tienen mayor posibilidad
económica (imaginemos que sea cierta la cifra que usted ha dado) sólo
pagasen el 21 por ciento del crédito vencido, imagínese lo que pagarían
los que no tienen esas posibilidades. No nos engañemos. Hay países a los
cuales no tiene ningún sentido darles créditos, hay que darles ayuda no
retornable. Por poner un ejemplo, no se puede dar ayuda en este momento
en forma de créditos a Haití o a Mozambique, que son países que no tienen
ninguna posibilidad de devolverlos. Por tanto, la política de cooperación
--y probablemente sí la comparta con usted-- es que tienen que crecer de
manera significativa los fondos no retornables, porque el dar créditos a
países con nivel de renta como algunos de los que se han dado en el
pasado es engañarse a uno mismo. No hay ninguna posibilidad de que los
devuelvan. Evidentemente se puede tener un índice de renegociación, ya se
sabe que se va a tener con países subdesarrollados, ya se sabe que van a
ir al Club de París y que van a renegociar, pero la renegociación
significa básicamente que hay expectativas de cobrar. Algunos de los
países receptores de créditos españoles tienen una deuda que es 10 veces
su PIB. Cualquiera que crea que un país que tiene una deuda que es 10
veces su PIB va a devolver el dinero, se engaña a sí mismo. Por tanto,
cualquier política de cooperación pasa por incrementar los fondos no
reembolsables. Tiene



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que haber un grado muy estrecho de cooperación y hay un marco
institucional para que lo haya. El vicepresidente de la Comisión
Interministerial del FAD es un director general del Ministerio de Asuntos
Exteriores. Yo no estoy dispuesto a que haya una guerra, y desde luego
por parte de nuestro Ministerio no la ha habido, ni creo que la haya
habido tampoco por parte de Asuntos Exteriores, no a niveles altos, por
lo menos. Que haya podido haber comentarios a niveles bajos es
absolutamente irrelevante desde el punto de vista político. Repito que no
ha habido una guerra. Al revés, vamos precisamente a incrementar la
coordinación para que a la Comisión interministerial se presenten todos
los proyectos, aquellas peticiones de FAD que se aprueben y aquellas que
no se aprueben, y que haya la posibilidad de considerar todos los
proyectos.

Cuando España entra en el Comité de Ayuda al Desarrollo se compromete a
ir adaptando su legislación y sus sistemas a los criterios del CAD, pero
eso requiere un tiempo, y lo que no se hace es decir que se va a hacer en
un año ni en dos, ni en tres; no hay un compromiso de fecha. Creo que va
habiendo un proceso en la medida que la cooperación va madurando. La
cooperación, lo he dicho en mi intervención, es un problema de
maduración. Conforme la cooperación madura o los FAD maduran, van
teniendo menos peso y, por tanto, se va produciendo un proceso más
próximo. ¿Qué ha pasado en los años 1993 y 1994? El Presidente de la
Comisión lo conoce bien por los puestos que ha ocupado. Ha pasado que los
recortes presupuestarios en el Ministerio de Asuntos Exteriores cayeron
sobre cooperación y, por tanto, la proporción que inicialmente aparecía
en los presupuestos entre FAD y otros recursos presupuestarios no era muy
desfavorable, luego evidentemente en la práctica lo ha sido menos; lo ha
sido de otra manera.

Por tanto creo que la maduración del modelo de cooperación, conforme va
subiendo la renta, conforme va el país, conforme los instrumentos de
cooperación van madurando, se va configurando una estructura de la
administración y de la sociedad más consciente de la cooperación. Las ONG
van jugando un papel más activo y más positivo como instrumentos de
canalización de la cooperación, se va teniendo un tejido hacia el cual es
posible canalizar la cooperación de forma más activa, más equilibrada y
va acomodándose a lo que es el modelo; porque el modelo del CAD no es un
modelo que se ha inventado un señor que sea muy listo, es el modelo al
cual han llegado los países más desarrollados y que han configurado en un
conjunto de normativas y de principios. Nosotros vamos a ir a esto.

Ello requiere un tiempo de configuración y puede estar seguro, señor
Diputado, que no va a ser un problema de guerras entre el Ministerio de
Asuntos Exteriores y el Ministerio de Comercio. A un nivel determinado
puede haber algún tipo de roce, pero evidentemente no estamos en eso.

No tengo los datos, pero no comparto algunas de las cifras que usted ha
dado. Evidentemente los 21.000 millones que he dado no son condonaciones
de deuda, son ingresos de recuperación del FAD y, por tanto, no es el
momento de contrastarlo aquí en público, pero lo podemos hacer en
privado, podemos ver las cifras que tenemos, no las tengo aquí, pero las
podemos ver. De ninguna manera lo que decimos como cobrado es una
condonación, eso le puedo asegurar que no. No confundimos cobros con
condonaciones.

Ha dicho algunas otras cosas que me dejan un poco sorprendido. Por
ejemplo, lo que dice el CAD y la crítica al procedimiento de concurrencia
en la adjudicación es para los países compradores; los que tienen que
hacer una concurrencia en el concurso para una adjudicación no somos
nosotros. Nosotros lo único que hacemos es financiar una operación, el
que tiene que abrir una concurrencia es el país comprador y no sólo no
estamos en contra de la existencia de concursos internacionales, sino que
le hemos transmitido --yo lo he hecho personalmente-- a muchos países
receptores de créditos FAD. Vemos con muy buenos ojos y, por tanto, para
nosotros, dada la experiencia que el Ministerio tiene (a lo mejor quizá
hace años no existía la experiencia y por tanto el planteamiento era
otro) somos perfectamente conscientes de que la adjudicación dada en un
concurso internacional tiene menos problemas, y por tanto el proyecto
funciona mejor, que uno que se haya adjudicado, por decirlo de manera
popular a dedo. Pero no es una responsabilidad nuestra. Cómo adjudica un
proyecto un Gobierno de Latinoamérica, de Africa o de Asia no es una
responsabilidad del Gobierno español. Nosotros no somos responsables del
sistema ni del procedimiento. Sí le digo que no ponemos ningún problema y
no sólo eso sino que nos parece muy positivo, que haya un proceso de
concurrencia y evidentemente utilizar y tener un instrumento como el FAD
es un elemento positivo para esa concurrencia y que todas las empresas
españolas que se presenten al mismo proyecto tienen derecho a la misma
financiación; por tanto, no va a haber ninguna actitud de favorecer a una
empresa frente a otra cuando se presenten a una misma concurrencia
internacional.

Productos ligados o no ligados. La Ley del FAD establece expresamente, y
usted lo sabe, que excepcionalmente podrá haber productos no ligados.

Usted sabe que ha habido muy pocas instrucciones a la exportación de
productos no ligados, prácticamente aparte del azúcar de Venezuela y otro
azúcar de Argelia ha habido pocos proyectos más. Es verdad que hay
posibilidad de un 15 por ciento de gasto local y un 10 por ciento de
gasto de elementos internacionales, que creo se están cumpliendo bastante
bien y, por tanto, si usted ve desviaciones me gustaría que me lo
comunicase porque, evidentemente, comparto con usted que las normas están
para cumplirse y que los criterios están para cumplirse.

Hay un tema en el que usted tiene confusión. En los Presupuestos
Generales del Estado se establecen dos cifras: la cifra de los fondos que
el Tesoro transfiere al FAD, es decir, la dotación presupuestaria, que no
es desviación presupuestaria en la medida que no es un gasto, es un
crédito, por tanto no figura como un gasto; y, en segundo lugar, la
limitación de la autorización del Consejo de Ministros; pero eso no tiene
nada que ver con el pago. Es decir, el pago lo hace el ICO en función del
desarrollo de un proyecto que se ha autorizado a lo mejor hace un año,
hace dos o hace tres y, por tanto, cuando un año se han pagado 99.000
millones de pesetas, no se ha pasado en absoluto



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ninguna cifra presupuestaria, porque una cosa es la autorización del
gasto que hace el Consejo de Ministros y otra cosa es el pago que el ICO
hace del desarrollo de un proyecto que está aprobado el año anterior,
hace dos años o hace tres. No tiene nada que ver una cosa con otra y, por
tanto, no hay ninguna limitación ni el presupuesto establece ninguna
cifra a pagos del ICO, como es lógico, porque no se sabe cuándo van a ser
pagados; se liquidan en función del desarrollo del proyecto y, por tanto,
no hay ninguna cifra presupuestaria que se corresponda con los pagos.

Hace usted menciones de pasada que no me gustaría dejarlas sin decir
algo. En el período que he sido Ministro no ha habido, ni tengo
constancia de que haya ocurrido en ningún período, favoritismo a
determinados empresarios. Quiero decirlo claramente porque usted lo deja
caer y si no respondo parece que lo doy por bueno. En España
desgraciadamente hay muy pocas empresas que de verdad se dediquen a la
exportación, que tengan estructuras estables que se dediquen a la
exportación. Ya me gustaría que hubiese muchísimas más; si hubiese
muchísimas más empresas evidentemente se repartirían los créditos y se
repartirían más los recursos. Desgraciadamente hay las que hay.

Evidentemente yo sería la primera persona que estaría encantado como
Ministro de Comercio y personalmente, de que existiesen muchas más
empresas españolas trabajando fuera, con estructuras fuera, buscando
contratos y con una actitud de estar volcadas a la exportación pero
desgraciadamente hay pocas.

En cualquier caso, en el planteamiento que usted hace sobre futuro a lo
mejor posiblemente podemos llegar a bastantes acuerdos y coincidir en
bastantes cosas. Evidentemente, comparto con usted que el FAD es un
elemento mixto de promoción comercial y cooperación, por supuesto que sí,
lo he dicho desde el primer momento, lo que pasa es también que he dicho
que prioritariamente es de promoción comercial, pero es un elemento
mixto, sin la menor duda.

En segundo lugar, ya anuncié, y por tanto no hago más que ratificarme en
ello, que vamos a hacer una ley regulando el FAD estableciendo criterios
y, por tanto, limitando el grado de discrecionalidad. También le digo,
insisto, que no es posible eliminar la discrecionalidad al cien por cien,
ni es bueno; es decir, hay un margen, un elemento de promoción comercial
que es de interpretación, inclusive de los criterios y, por tanto,
estamos de acuerdo en que el FAD tiene que integrarse o la política de
cooperación integrarse con el FAD en la medida que es más moderno, me da
igual, no voy a establecer prioridades. Lo que quiero decir es que
evidentemente tiene que haber un grado mucho más estrecho de cooperación,
de coordinación y de trabajo conjunto entre todas las instituciones
españolas que desarrollan política de cooperación. En ese sentido,
estamos absolutamente de acuerdo. Sin embargo, cuando usted hace un
juicio de valor al decir que el informe del CAD da un gran varapalo, yo
insisto en que no es así; lo que el Comité de Ayuda al Desarrollo dice
son unas cosas lógicas. Que el FAD tiene una orientación comercial, es
evidente, ya lo hemos dicho desde el primer momento, lo malo sería que no
lo tuviese puesto que es un instrumento que, prioritariamente, es de
política comercial. Es verdad. Muchas de las cosas que dice el CAD,
simplemente con la maduración del modelo de cooperación española, las
vamos a llevar a cabo. Es decir, vamos a intentar ir más deprisa en la
medida que sea posible y en la medida que ése sea el instrumento que la
empresa española necesita para internacionalizarse.

Quiero insistir en una cosa. Desde la óptica de mi ministerio, y creo que
también es la óptica del Gobierno, nosotros iremos a la velocidad que la
empresa española se pueda permitir en el proceso de aproximación, de
integración y de cumplimiento de los criterios del CAD. Estoy de acuerdo
en que tenemos que caminar por esa vía, pero a la velocidad que la
empresa española se pueda permitir. Es decir, si por un idealismo mal
entendido fuésemos a la aplicación de unos criterios que, al final,
terminasen perjudicando a la empresa española y, por tanto, el FAD dejase
de ser un instrumento útil para la internacionalización de la empresa
española, nos estaríamos equivocando. Por ello, estoy de acuerdo en que
tenemos que caminar en esa dirección, pero tenemos que ir a la velocidad
que sea posible, teniendo en cuenta nuestra realidad económica y la
realidad económica de la empresa española.




El señor PRESIDENTE: ¿Grupos que deseen fijar su posición? (El señor
Hernando Fraile pide la palabra.)
Señor Hernando.




El señor HERNANDO FRAILE: ¿Tengo turno de réplica?



El señor PRESIDENTE: No. He estado consultando el Reglamento, porque
aunque tengo larga experiencia parlamentaria no la tengo como Presidente
de Comisión, he consultado también al letrado, y por mi propia
experiencia al haber sido miembro de diversas comisiones, he de decir que
éste es un debate muy reglado, donde sólo muy excepcionalmente, si la
Presidencia así lo estima (por una aclaración de la Presidencia de la
Cámara de hace 10 años), se puede hacer una excepción, pero no parece que
sea éste el caso. No obstante, el señor Hernando puede exponer sus
razones.




El señor HERNANDO FRAILE: Señor Presidente, usted es Presidente novel,
pero ya ha tenido una experiencia en la anterior comparecencia del
Ministro de Asuntos Exteriores, en la que sí me concedió la palabra para
replicar al mismo. Sé que en otras comisiones se aplican distintos
criterios, dependiendo de la Presidencia; por tanto, lo único que pido es
su magnanimidad como Presidente, y yo seré magnánimo también con el
tiempo. Reconozco que, en su momento, me he podido exceder, pero han sido
dos comparecencias y entendía que el tiempo de que disponía era mayor. El
Ministro había estado hablando una hora, y que yo estuviera media hora
tampoco lo consideraba excesivo.




El señor PRESIDENTE: Señor Hernando, el argumento que S. S. está
empleando lo que hace es darme la razón,



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puesto que le he dicho que la resolución de la Presidencia de la Cámara
habla de situaciones excepcionales, que ya ha utilizado en la primera de
estas reuniones con el Ministro de Asuntos Exteriores, y si en esta
ocasión quiere volver a utilizar esa excepción, lo está convirtiendo en
regla. Si en cada comparecencia me va a obligar a que sea magnánimo,
convertimos la excepción en regla. Ni personalmente, ni como Presidente,
tengo ningún inconveniente en hacerlo, lo que ocurre es que considero
obligación de la Presidencia someterse al propio Reglamento. Hay otros
grupos parlamentarios que desean intervenir, por alguna razón los
legisladores hicieron, en su día, el Reglamento como lo hicieron.

Tiene la palabra el señor Recoder i Miralles, por el Grupo Catalán
(Convergència i Unió).




El señor RECODER I MIRALLES: En primer lugar, como es norma de cortesía,
quiero agradecer al señor Ministro de Comercio su primera comparecencia
ante esta Comisión estrenada en la presente legislatura, así como la
importante información que nos ha facilitado, e incluso, más que la
información, de la que ya disponíamos en gran parte, quisiera agradecerle
sus reflexiones y decirle que estoy de acuerdo con algunas y con otras
no, pero, en cualquier caso, las valoro en toda su dimensión.

Tras más de hora y media de debate en la sesión de hoy, evidentemente,
muchos de los aspectos que se podían suscitar ya lo han hecho y han sido
contestados. Yo me voy a limitar a hacer algunas preguntas al señor
Ministro y también, cómo no, a plantearle algunas reflexiones de tipo
personal. Por ahí empiezo.

El señor Ministro ha reiterado una afirmación de la que parecía estar muy
convencido. Ha dicho que el Fondo de Ayuda al Desarrollo constituye un
elemento fundamental de la política comercial del Estado. Yo creo que
aquí existe cierta discrepancia, o cierta esquizofrenia (y que se me
entienda la expresión) con la consideración que tiene este fondo para
otras instituciones, entre ellas el propio Parlamento. El Congreso, en el
mes de noviembre de 1992, se ha definido a través de un informe aprobado
por unanimidad de todos los grupos parlamentarios, en el que se decía
textualmente que los créditos del FAD deberán dirigirse al logro de los
objetivos generales de la cooperación española que más arriba quedaban
fijados. Muy recientemente, en una Ponencia que se constituyó al efecto
en el Senado (Ponencia que emitió su informe el 22 de noviembre de este
mismo año) se reiteraba el carácter fundamental como instrumento de ayuda
al desarrollo de los créditos FAD. Ahí se nos plantea la primera
discrepancia o la gran discrepancia que manifestaba anteriormente, porque
estoy convencido que es necesaria la existencia de un fondo de ayuda al
desarrollo que coadyuve a la política comercial española, con
independencia de los objetivos y prioridades que se marque otra política,
que es la política española de ayuda al desarrollo.

Es evidente que si el Congreso, en el año 1992, establecía --y luego fue
ratificado con posterioridad, tanto en el PACI como en el propio Senado--
que existían unas prioridades de tipo territorial, cualquier política
española de ayuda al desarrollo debe someterse a esas prioridades, y, por
ejemplo, en las prioridades territoriales no se encontraba China, a la
que se ha dedicado el 23,28 por ciento del FAD, en 1992, y un 13,14 por
ciento, en 1993, según los datos que nos facilita el Instituto de Crédito
Oficial. No quiero decir con ello que no se deban dedicar fondos a
nuestras exportaciones a China, todo lo contrario, creo que China es un
mercado importantísimo para nuestros productos que no se debe despreciar.

El señor Ministro nos manifestaba que en los criterios a seguir en la
concesión de estos créditos se deberán incorporar los criterios de la
política española de ayuda al desarrollo, como es promoción de la mujer,
promoción de los derechos humanos, etcétera. De acuerdo, pero ésos son
unos criterios que forman parte de nuestra política de ayuda al
desarrollo no desde ahora, ni de cara al futuro, sino que lo son desde
hace ya unos años. Por tanto, si los créditos FAD, como pensábamos
nosotros, son realmente unos créditos de ayuda oficial al desarrollo,
esos criterios deberían ser incorporados. ¿Dónde voy, o cuál creo que es
la solución a esta situación? Evidentemente, no creo que sea necesario
crear un nuevo fondo destinado a aquellos países que están por debajo de
la línea de los 2.700 o casi 2.700 dólares de renta «per capita» pero que
no formen parte de nuestras prioridades, aunque, quizá, lo que tampoco
deberíamos hacer es contabilizar los créditos que se destinan a esos
países como montante de la ayuda oficial española al desarrollo. Tal vez
ahí estaría la solución a este problema. En cualquier caso, sí quiero
constatar que existe una diferenciación de criterios entre la política
que se aplica en la concesión de los créditos FAD y la política española
de ayuda al desarrollo entendida de forma más global.

A partir de esta doble consideración se entienden algunas de las críticas
que realiza el informe del Comité de Ayuda al Desarrollo, que
sinceramente no creo que dé un varapalo al Gobierno; lo que sí creo es
que hace reflexiones, algunas de ellas en términos contundentes, pero
destinadas más que a buscar culpables, a ofrecer soluciones y
recomendaciones de cara a las orientaciones futuras. Desde esa
perspectiva y en esa diglosia se comprende que se denuncien los
insuficientes criterios de desarrollo en la concesión de estos créditos.

Si son créditos que están orientados desde la perspectiva del Ministerio
de Comercio a la exportación, los criterios de ayuda al desarrollo pasan
a un segundo plano.

En segundo lugar, quisiera incidir en un tema en el que usted ya ha
entrado, pero permítame que insista al respecto. El informe emitido
recientemente por el Senado recomienda la modificación y actualización de
la legislación que regula los créditos FAD. Usted nos dice que lo va a
hacer de forma cuasi inmediata. Esa inmediatez, ¿dónde deberíamos
situarla, señor Ministro? Nos gustaría que pudiera ser más preciso al
respecto.

Una segunda cuestión que también se incluye en el informe del Senado, y
que es uno de los temas sobre los cuales incide el informe del Comité de
Ayuda al Desarrollo de la OCDE, es la evaluación del impacto de los
créditos FAD, que me ha parecido entender que usted cree que es



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insuficiente. En cualquier caso, desde una perspectiva de política de
ayuda al desarrollo --y no olvidemos la Comisión en la que estamos-- creo
es claramente insuficiente, porque un crédito destinado a la ayuda al
desarrollo evidentemente tiene que aportar un beneficio en la línea de
esa política. Un crédito de tipo comercial lo que tiene que perseguir
simplemente es una rentabilidad económica y el retorno de ese crédito.

Por tanto, desde la perspectiva de política de ayuda al desarrollo,
entiendo que debería efectuarse un seguimiento y una evaluación de esos
créditos que, como nos decía el señor ministro, no se ha realizado.

Tercera recomendación del Senado. Deberán ponerse en práctica campañas de
información que respondan a criterios de eficacia, en relación con el
funcionamiento y acceso a los créditos FAD, dirigidos a los sectores
empresariales, así como reformar los procedimientos administrativos para
facilitar su gestión.

Nos decía usted que los créditos FAD van a evolucionar al ritmo que
marquen las empresas españolas, pero creo que también se puede realizar
una labor pedagógica entre nuestros empresarios, que supongo el
Ministerio debe estar realizando y, si no la hace, le recomiendo que la
haga. En cualquier caso, si la están efectuando, agradecería al señor
ministro que nos la explicara.

Concretamente para terminar, y refiriéndome estrictamente al informe del
Comité de Ayuda al Desarrollo, éste se refiere a una cuestión que creo es
interesante desde la perspectiva que señalaba al principio, que es la
necesaria coordinación de los créditos FAD y el resto del programa de
ayuda.

El Parlamento, en el año 1992, recomendaba la creación de un único órgano
administrativo que concentrara o dirigiera la política de ayuda al
desarrollo. Evidentemente, es una cuestión que no se ha resuelto hasta el
momento y quizá la futura ley de cooperación para el desarrollo, que
debería remitirse a la Cámara dentro del siguiente período de sesiones,
como aprobamos hace un par de semanas en una moción, debería venir a
resolverlo. A mí me gustaría conocer su opinión al respecto. ¿Cuál es el
punto de vista del Ministro de Comercio acerca de ese único órgano
administrativo y qué carácter debería tener?
Otra cuestión que se incluye en el informe del Comité de Ayuda al
Desarrollo es una constatación, pero creo que suficientemente importante
para que nos pudiera decir algo al respecto. Es el problema con los
retornos de las contribuciones a los órganos multilaterales. Se señala
que esas contribuciones plantean un grave problema para España, en la
medida que los rendimientos económicos de estas contribuciones, en
términos de compra de bienes y servicios españoles y de contratación de
expertos, son realmente bajas. Sobre esto quisiera añadir otra cuestión.

España se incorpora a una política multilateral de ayuda al desarrollo,
que ya está en funcionamiento, que tiene lo que se ha denominado en el
caso de la política comunitaria un acervo experimentado, fruto de las
experiencias de los países que ponen en marcha esa cooperación; España se
incorpora, por tanto, a una política en pleno funcionamiento y España
incorpora sus prioridades y objetivos. En el momento que se produjo esa
incorporación que, como usted señalaba, en términos económicos supone
cerca del 25 por ciento de la ayuda oficial al desarrollo español,
entiendo que ha de hacerse un esfuerzo por parte de nuestro país para
incorporar nuestra política de cooperación y nuestros objetivos
territoriales, sectoriales, etcétera, a la política comunitaria. También
quisiera saber si se está realizando algún esfuerzo por parte del
ministerio que usted preside en los órganos en que se participa y qué
esfuerzos se realizan entre nuestras empresas para que puedan
beneficiarse de forma más directa de las contribuciones multilaterales
que realiza España.

Por último, y con esto termino, señor Presidente, otra cuestión que me
preocupa y que quizás no es estrictamente el objeto de la comparecencia
de hoy, pero aprovecho su presencia, es una cuestión que ya se señalaba
en el informe de 1992, del Congreso, en el que después de mantener
diversas reuniones con expertos, con empresarios, con representantes
españoles en organismos internacionales, constatamos una prácticamente
nula presencia y licitación de las empresas españolas en los concursos de
entidades y organismos internacionales que trabajan en el ámbito de la
cooperación. Me estoy refiriendo no sólo al Banco Mundial, sino a la
Unesco, Unicef, etcétera.

¿Está realizando alguna labor el ministerio para cambiar la mentalidad
del empresario español, que desconoce, incluso, las posibilidades que le
ofrecen esos organismos, así como para ayudarle a salir fuera y concursar
en esas licitaciones de tipo internacional?
Eso es todo, señor Presidente.




El señor PRESIDENTE: ¿Va a contestar ahora el señor Ministro?



El señor MINISTRO DE COMERCIO Y TURISMO (Gómez-Navarro Navarrete): Mejor
espero.




El señor PRESIDENTE: Como quiera. Entonces tiene la palabra el señor
Vázquez, por Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya.




El señor VAZQUEZ ROMERO: Quizás por economía de esfuerzo sea más
conveniente una contestación general.

También quiero empezar por saludar la presencia del señor ministro en
esta primera ocasión en la Comisión de Cooperación.

Quizás convendría resaltar precisamente eso, que estamos en una Comisión
de Cooperación y Ayuda al Desarrollo y que estamos hablando de unos
créditos, los llamados créditos FAD que, sin entrar a discutir con el
señor ministro, sí significan el 33 por ciento, haciendo la media de los
últimos cinco años, o significan el 55, pues la cifra es indiferente en
este caso, lo evidente es que significan alrededor de la mitad de lo que
España dedica a ayuda al desarrollo. Por tanto, hablamos de una cuantía
económica y estratégica muy importante.

El señor Ministro de Comercio --y conviene remarcar lo de Comercio--,
llevado por la lógica de los hechos y del cargo que ocupa, ha insistido
en que los créditos FAD son fundamentalmente un instrumento de ayuda al
comercio



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exterior. En muy pocas ocasiones ha citado la virtualidad de los créditos
FAD como ayuda al desarrollo. Yo sé que eso es así por el Decreto de 1976
que crea los FAD. Podría considerarse dentro de la legalidad vigente que
la orientación casi exclusiva de los FAD sea fundamentalmente la
promoción del comercio exterior. Lo que ocurre es que si volvemos atrás y
recordamos que estamos hablando del 50 por ciento aproximadamente de lo
que España dedica a la cooperación, hemos de tener en cuenta que cuando
hablamos de la tendencia, siguiendo las recomendaciones del Parlamento de
España, en el informe aprobado en 1992, la tendencia hacia el 0,7 por
ciento del producto interior bruto para la ayuda al desarrollo de los
países empobrecidos, tendremos que ser conscientes de que realmente
estamos lejísimos de eso, ni siquiera haciendo el malabarismo contable
que ha hecho el señor ministro de ir acumulando 0,7 por ciento de la
Administración central, de la autonómica y municipal. Estamos lejísimos
de cumplir los objetivos previstos.

Yo creo que nadie se puede oponer a que la industria española, la
economía española, reciba algún tipo de beneficio de lo que es nuestra
política de ayuda al desarrollo a los países empobrecidos. Es decir,
negarse a recibir algún tipo de retorno me parecería poco sensato.

Al mismo tiempo, me parece poco sensato que el objetivo fundamental, que
el «primum mobile», la fuerza motriz, sea casi exclusivamente, por no
decir exclusivamente, la ayuda o el fomento al comercio exterior, porque,
repito, estamos hablando de un fondo que significa el 50 por ciento de lo
que España dedica a esa actitud solidaria con el Tercer Mundo.

Yo dispongo de la información que su Ministerio suministra a través de
estos «Cuadernos de ayuda al desarrollo», y de otra información de
organismos, como el Centro de Investigaciones para la Paz, que dedica una
monografía en mayo de este año a los créditos FAD. Yo creo que es una
monografía que honestamente analiza lo que han sido y lo que son en el
presente los créditos FAD y utilizo la palabra honestamente con rigor. Yo
creo que la objetividad puede ser un desiderátum, una tendencia, y lo que
sí es exigible a cualquiera de las personas que intervienen en la vida
pública es la honestidad a la hora de plantear sus posiciones. Lo de
objetividad queda a beneficio de inventario, cada cual utiliza su propia
visión de las cosas.

En este informe, que yo considero honesto intelectualmente sobre lo que
significan los FAD (además, por parte del señor Ministro se consideran
elemento esencial y fundamental de la política comercial dedicados en
exclusiva al fomento de nuestro comercio exterior), resulta que las
cifras demuestran que tampoco es un instrumento muy brillante para
fomentar la exportación de nuestra economía, en función de que puede ser
más o menos útil para la penetración en mercados o países en los que
sería más difícil que penetraran nuestras empresas, pero al conjunto de
las exportaciones españolas el FAD no les supone una importancia
relevante.

Sí puede representar desde el punto de vista comercial un mayor peso
específico en el conjunto del crédito oficial a la exportación, pero
tiene un peso prácticamente irrelevante en lo que significa nuestro PIB,
que en 1992, por citar la última cifra, viene a significar el 0,1 por
ciento. Es decir, no parece que como instrumento exclusivamente comercial
haya sido muy brillante.

También podría hablar de otros aspectos de los FAD, como son las
insuficiencias legales que actualmente nos definen y que han dado pie a
una buena cantidad de discrepancias contables y de todo tipo, así como a
una ausencia también notable de información pública, clara y solvente
sobre el uso de los FAD.

En este documento al que me estoy refiriendo se cita con mucha frecuencia
la alusión a la confidencialidad de los FAD para negar información,
incluso a parlamentarios de esta Cámara, respecto a diferentes
operaciones realizadas con los FAD. Se puede entender que hay que guardar
una cierta discreción en lo que pueda ser una política comercial de
determinada empresa, pero, en tanto que son fondos públicos dentro del
paquete de la Ayuda Oficial al Desarrollo, eso les exige una posibilidad
de control más clara y más evidente por parte de los parlamentarios en
este caso.

Yo creo que el núcleo central de la historia de los FAD no está tanto en
discutir si éstas o aquellas operaciones han significado mayor o menor
peso en la exportación, en la ayuda al crédito oficial, etcétera. Yo creo
que lo fundamental, desde mi punto de vista, está en determinar cuál debe
ser el objetivo de los FAD, si el objetivo exclusivo tiene que ser el
fomento del comercio exterior o si, por contra, según nuestro punto de
vista, debería ser un instrumento fundamental para la ayuda y la
cooperación al desarrollo de los países empobrecidos.

El Gobierno tiene el compromiso con estas Cortes Generales de presentar
antes de acabar el próximo período de sesiones no sólo una ley de la
cooperación, de la que estamos huérfanos desde hace muchos años --no
existe--, sino, además, plantear en esta Cámara una ley que regule por
vía legal --valga la redundancia-- todo lo que significa uso de los
créditos FAD, con la intención de apartar de los créditos FAD todas las
sombras, más que justificadas, de dudas que se han ido vertiendo sobre
ellos y acabar con el oscurantismo en el que se ha movido este tipo de
operaciones, repito, fundamentalmente comerciales.

Podríamos hacer una reflexión --quiero atenerme a la recomendación del
señor Presidente de no alargarme excesivamente-- respecto a las formas
modernas del colonialismo, si usted me lo permite. El colonialismo hoy no
se extiende por las vías convencionales de los siglos pasados. En un
mundo de economías interrelacionadas, se puede caer en la tentación de
tener actitudes coloniales o neocoloniales a través de un uso sesgado y
discrecional de estos tipos de teórica ayuda al desarrollo, en realidad
ayuda al comercio del país. Cuando la prioridad esencial del uso de ese
tipo de fondos es buscar retornos para nuestra economía, estamos
olvidando, y gravemente yo creo, lo que debería ser un instrumento para,
en interés de todos, ayudar al desarrollo de esos países empobrecidos.

Por la vía de favorecer a través de este tipo de créditos con interés
exclusivamente comercial la penetración de nuestros productos en el sur
--nosotros somos sur de nuestro norte, pero también



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somos norte de nuestro sur-- probablemente estemos ayudando a crear esa
nueva forma de colonialismo que no ayuda para nada a lo que debería ser
un futuro más razonable de desarrollo para la comunidad internacional. Yo
creo que ese uso puede llevar peligrosamente hacia esas direcciones y de
ahí que me haya permitido hacer esta minireflexión.

En esa dirección, mi Grupo es partidario no de quitar al control de su
Ministerio los créditos FAD --entendemos que puede ser útil la
virtualidad de esta especie de situación mixta de fomento al comercio
exterior, además de ayuda real al desarrollo--, pero sí de que eso
debería ser compensado con dar un mayor protagonismo, una mayor capacidad
de decisión final al Ministerio de Exteriores, por la misma lógica que
hace que usted, Ministro de Comercio, hable exclusivamente del valor
comercial de los FAD y se olvide prácticamente por completo del valor de
los FAD como instrumento de desarrollo de los países empobrecidos.

En esa futura ley que están ustedes obligados a presentar en el próximo
período de sesiones como máximo deberían de contenerse una serie de
precisiones que establezcan esta mayor dependencia del Ministerio de
Exteriores en cuanto a este tipo de uso de los FAD. Además en esa
Comisión interministerial, que probablemente ya no tendría que llamarse
así, debería tener cabida desde una representación cualificada de las ONG
a la propia Federación Española de Municipios y Provincias, a través de
la cual se producen no pocos de estos proyectos de cooperación. De la
misma manera también deberían estar representados en la misma la Agencia
Española de Cooperación y representantes empresariales no sólo de las
grandes empresas, sino también, y especialmente, de las PYME, que, aunque
en la práctica actual son casi siempre subcontratistas de los proyectos
de las grandes empresas, deberían jugar un mayor papel en este tipo de
cooperación.

Son muchas las recomendaciones que deberían incluirse en esa futura ley
que regule el uso de los FAD. Yo no voy a agotar ahora todas las
recomendaciones o todas las enmiendas, en el caso de que no estén
contenidas directamente en la ley, y lo dejo todo a un trámite posterior.

Respecto a lo que pueden ser criterios futuros en el uso de los FAD, yo
comparto con el señor Ministro algunos de los que él ha señalado,
especialmente el de crear la condicionalidad del uso de los FAD al
respeto de los derechos de los trabajadores, para evitar el «dumping»
social que de hecho se está produciendo en no pocas ocasiones, así como
el respeto al medio ambiente y a políticas de promoción de la mujer. Creo
que estamos obligados por muchas razones a apoyar este tipo de objetivos
en función de nuestro propio interés, no sólo del interés de los países
receptores de esta ayuda comercial o de ayuda al desarrollo, sino
incluso, repito, en nuestro propio interés, para evitar, entre otras
cosas, ese «dumping» social al que antes me refería.

Decía usted anteriormente que sería difícil de justificar en la sociedad
española que la casi totalidad de lo que hoy aparece como AOD, aunque la
mitad sea FAD, fuera ayuda no ligada, ayuda sin retorno, en función de
que nuestro país tiene problemas importantes económicos, el más
importante de todos el paro, y en eso coincido en la apreciación del
problema, aunque probablemente no tanto en la solución del mismo, pero sí
en el diagnóstico. Esa dificultad de que nuestra sociedad pudiera aceptar
eso yo creo que está, en buena medida, bastante vencida. La dificultad,
sin duda, era real y podría serlo hace escasamente unos meses, pero yo
creo que es notable --no sé si las encuestas del CIS lo han medido y, en
cualquier caso, la percepción ciudadana yo creo que así lo indica-- que
ha crecido, afortunadamente, en nuestra sociedad la conciencia solidaria,
por estrictas razones de necesidad, respecto al desarrollo de los países
empobrecidos. Por tanto, esa justificación de falta de excusas ante la
sociedad yo creo que tienen ustedes que evitarla.

Su compañero de gabinete, hace mes y medio en esta Comisión --y le
recordamos que cada cual es dueño de sus silencios y rehén de sus
palabras--, expuso, en febrero del presente año, el argumento de que
España no podía dedicar más dinero a la cooperación y al desarrollo, pero
que, en función de esa falta de sensibilidad social, se había modificado
porque hoy era evidente que había aumentado sensiblemente esa conciencia
ciudadana y, por tanto, se quedó sin argumento que esgrimir a la hora de
explicar todo esto, para disminuir o ser menos permeable a la posibilidad
de aumentar notablemente ese tipo de ayuda real al desarrollo. Por tanto,
yo creo que las justificaciones sociales son muy fluctuantes y nuestra
sociedad tiene, sin duda, muchos problemas, pero, afortunadamente, yo
creo que la conciencia solidaria ha aumentado sensiblemente, de lo cual
creo que nos tendríamos que felicitar todos.

Voy a acabar, señor Presidente, insistiendo en mantener la esperanza y la
confianza en que ustedes van a cumplir el compromiso que han adquirido y
que nos van a traer, antes de acabar el próximo período de sesiones, es
decir, antes de finales de junio de 1995, no sólo una ley de cooperación,
sino una ley que regule el uso de los FAD, en la que esperamos se
contengan las recomendaciones que ese aumento de la conciencia ciudadana
parece hacer evidente.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Cremades, en nombre del
Grupo Socialista.




El señor CREMADES SENA: Señor Presidente, en primer lugar, quiero
agradecer la presencia del Ministro, así como las explicaciones que nos
ha dado sobre los dos puntos de su comparecencia en la sesión de hoy.

Dicho esto, yo me temía que, al juntar las dos comparecencias, íbamos a
hablar un poco de todo y probablemente, a lo mejor, en lo concreto, de
nada. Así ha sucedido. Creo que no es un buen sistema en esta Comisión de
Cooperación y Ayuda al Desarrollo, en mi opinión.

En la primera comparecencia, el Ministro estaba citado para que nos
explicase el informe del desarrollo de los FAD durante 1993 y 1994, así
como la evaluación que se había hecho y las previsiones para 1995. Creo
entender que, como ninguno de los Grupos ha dicho prácticamente nada
sobre este punto a las explicaciones del Ministro, coinciden con el Grupo
Socialista, lo cual quiere decir que valoran que la gestión del FAD 1993
es muy positiva en



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cuanto al ajuste que se ha hecho entre la previsión presupuestaria, el
gasto, etcétera; la explicación sobre la evaluación anterior o posterior,
y también creo entender que hay una coincidencia de esta Cámara --ese
consenso que tanto hemos buscado-- en el sentido de que las previsiones
para el FAD 1995 son, más o menos, acertadas, según ha dicho el Ministro
aquí. Con ello terminaría la impresión, que ningún Grupo ha hecho, sobre
el primer punto de la comparecencia. Mi Grupo, sin embargo, quería hacer
referencia a esta cuestión.

El segundo punto, que es donde se ha centrado casi todo el debate de esta
mañana, era para que el Ministro explicase las medidas que se piensan
adoptar sobre el informe del CAD del año 1992. Y yo, siguiendo la
tendencia de los demás Grupos, voy también a extenderme más en este punto
que en el anterior, diciendo dos cosas. En primer lugar, el informe del
CAD del año 1992 es el primer examen que esta organización hace a España,
que ingresa un año antes; por tanto, estamos examinando al último alumno
que ha llegado al colegio.

Cuando aquí se dice que supone un varapalo al Gobierno --coincido con
algún otro Grupo que ha dicho que no es verdad-- porque se ocultan
algunas cuestiones importantes que el informe del CAD dice sobre el
tremendo esfuerzo de la Ayuda Oficial al Desarrollo que este país está
haciendo, me alegro de que por primera vez no se hable de que en ese
informe se señalan irregularidades, como se ha dicho en otras ocasiones.

Sucede que hay una cierta confusión a la hora de entender lo que
significa el CAD y su informe, con lo que creo que, para la comparecencia
de este Ministro que, en todo caso, viene a hablar de los créditos FAD,
no puede hacerse apelación a todo lo que significa el informe del CAD,
que es a toda la Ayuda Oficial al Desarrollo. Aquí se coge la parte y se
convierte en todo.

Quiero decir dos cosas. En primer lugar, el FAD es un instrumento
importantísimo en este momento en la Ayuda Oficial al Desarrollo
española, no el único instrumento. Parece ser que el Grupo Popular, en
este caso, olvida este importante tema; lo olvida y da una importancia
tremenda a un informe que se basa sustancialmente en el FAD, pero con una
coyuntura determinada del año 1992, que se ha explicado aquí, donde el
peso específico del FAD en AOD española era muy grande; donde la
aportación a organismos multilaterales era muy pequeña, por
circunstancias que aquí se han explicado, cosa que no sucede
simultáneamente en el resto de los años.

Es verdad que en años anteriores, el cómputo de FAD como AOD baja desde
ese cincuenta y tantos por ciento al treinta y tantos por ciento, y no
por las cifras que ha dado el señor Hernando. El señor Hernando olvida
que no todo el FAD es computable como AOD; éste es el error que tiene el
señor Hernando cuando, al leer unas cifras, dice que en los años
anteriores había el 60 por cien de FAD, pero, evidentemente, no como
cómputo de Ayuda Oficial al Desarrollo.

Yo creo que hay dos obligaciones del Gobierno para este próximo período
de sesiones --que también ha habido algún pequeño error aquí--: una, que
se envíe a la Cámara la ley general de cooperación, con arreglo a los
criterios establecidos en el informe y las líneas generales de 1992, que
también se han citado aquí; y otra, que envíe también un proyecto de ley
que regule los créditos FAD, que es lo último que aprobó el Congreso por
unanimidad en el pasado mes.

No se puede valorar el informe del Comité de Ayuda al Desarrollo sobre la
evaluación del año 1992 achacando casi toda la crítica que se hace a un
fondo --Fondo de Ayuda al Desarrollo-- que, afortunadamente, nos permite
computar como AOD, pero que ni en su origen ni en su vigencia en este
momento, aparte de las desviaciones que hemos ido haciendo de este Fondo
de Ayuda al Desarrollo, es un instrumento estricto de Ayuda Oficial al
Desarrollo.

La naturaleza del FAD se debe seguir manteniendo, con ese nombre o con
otro. Coincido con el Grupo Catalán cuando dice que o creando otro fondo
o intentando desvincular el Fondo de Ayuda al Desarrollo de dos demandas
distintas que hay en esta sociedad en este momento. Una es la demanda,
cada vez mayor y sensible de nuestra sociedad, de que nuestro país,
incorporado recientemente como país donante a los organismos
internacionales de ayuda oficial al desarrollo, al CAD, haga un mayor
esfuerzo en incremento, en calidad y en transparencia de lo que es ayuda
oficial al desarrollo.

Una segunda demanda interna de nuestra sociedad es la de un apoyo a la
exportación española, a la industria, a los puestos de trabajo de esa
industria exportadora. Por tanto, hay que compaginar estas dos demandas,
las dos legítimas, asumibles y que mi grupo quiere mantener
permanentemente.

Lo que no se puede hacer es confundir una con la otra, aunque en este
momento nos encontremos con lo que es el fomento y apoyo a la exportación
española, lo que es la ayuda ligada y nos hayamos encontrado con que es
computable gran parte de los créditos de Fondo de Ayuda al Desarrollo
como ayuda oficial al desarrollo. Pero yo me pregunto ¿es malo que se
compute así? Cuando hablamos de destinar un 0,5 del PIB este próximo año
1995 en AOD, si al final resulta que un 0,2, un 0,3 viene a través de la
posibilidad de computar créditos FAD como AOD por los organismos
internacionales por el CAD, OCDE, ¿es malo que eso sea así? ¿Es
preferible que haya, por ejemplo, estrictamente ayuda desligada o
simplemente inyección de determinada cantidad de dinero para que incluso
otras empresas puedan recurrir a hacer determinados proyectos y no
ligándolas ya a que sean empresas y productos españoles los que
favorezcan a la vez el desarrollo de los países, que debería ser el
objetivo prioritario? Yo pienso que no es malo. Creo que es perfectamente
compatible, aunque, evidentemente, esto nos lleva a temas de los que se
ha hablado aquí y que a mí me parecen difíciles de resolver.

Alguien decía: Que China no compute como ayuda oficial al desarrollo
porque no obedece a una de nuestras áreas geográficas prioritarias. ¿Por
qué no? Que compute. Podemos reconocer nosotros mismos que hay una cierta
desviación en un momento determinado en una de las líneas generales que
establecemos como área geográfica prioritaria, pero que no compute, no,
porque eso significa dos décimas o dos centésimas de AOD ese año, que es



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ayuda oficial al desarrollo del mundo, aunque no obedezca a una de las
áreas geográficas prioritarias.

También tengo que destacar algunas cuestiones, con eso de la objetividad
relativa que señalaba el señor Vázquez, con las que puedo estar de
acuerdo, como que la AOD hay que ligarla cada vez más a los derechos
humanos y a los procesos de democratización en las distintas sociedades
de los países en vías de desarrollo, que, desgraciadamente, son los
países que respetan menos los derechos humanos.

Con lo que ya no estoy tan de acuerdo es con que siempre se haga
referencia a dos países. El Grupo Popular, de alguna manera tendenciosa o
poco objetiva, habla de China y de Cuba. Yo me pregunto si es que eso
significa que está de acuerdo con otros créditos que se han concedido a
otros países que, desde luego, tampoco respetan los derechos humanos. Yo
intento ser mucho más objetivo a la hora de decir que globalmente se
respetan esos procesos de democratización, los derechos humanos a la hora
de la concesión y que sea uno de los valores que se tengan en cuente a la
hora de conceder un crédito, pero no solamente para vetar a China o Cuba
como destinatarios de esos créditos, porque por esa regla de tres
podríamos vetar probablemente a la gran mayoría de los países a los que
les concedemos créditos FAD.

A mi juicio, en el futuro va a suceder lo que decía el Ministro. Países
como Francia, Italia, Alemania, con el cobro de la deuda de los fondos
iniciales globales de créditos de ayuda a la exportación, ya no pueden
computar como ayuda oficial al desarrollo este tipo de créditos. Por lo
tanto, está bajando la cifra de estos elementos de exportación que
utilizan otros países a la hora de ser computables como AOD. Ese
procedimiento no lo tenemos y por eso el instrumento FAD como AOD es
tremendamente importante en la ayuda global que España dedica al
desarrollo anualmente. Este es un proceso lento. Esto no se puede
resolver, a mi juicio, ni con una medida legislativa ni con una decisión
del Gobierno. Yo creo que éste es un proceso que han conseguido países,
como los que he citado o algunos otros, a lo largo de muchos años, de
muchas décadas de hacer cooperación como países donantes y a la hora de
ir, con los largos períodos de carencia que tienen esos fondos, al ser
retornables, no pudiéndolos computar, al no ser desembolsos netos. Eso
nos va a suceder a nosotros; lo que pasa es que la historia es la
historia y nosotros hemos ingresado muy tarde como país donante en estos
organismos internacionales. Ese proceso va a ser el que nos va a hacer
que a lo largo de los próximos años cada vez el peso específico del Fondo
de ayuda al desarrollo que deberá seguir existiendo con la naturaleza que
tiene en este momento, sea de menor peso específico en la AOD global
española y otra partida, probablemente la ayuda no retornable, sea la que
vaya ocupando el espacio que cada año irá perdiendo el Fondo de ayuda al
desarrollo como ayuda oficial.

Me parece que no es justo que se diga que se ocultan datos del FAD al
Parlamento. Me parece que no es justo. Cualesquiera de los diputados que
estamos aquí somos conscientes de que hay centenares de preguntas y
cuestiones que están diariamente --afortunadamente-- planteando en los
últimos años desde que tenemos esa mayor sensibilidad social, también
parlamentaria, por los problemas de la AOD, tan recientes para nosotros.

No es justo decir que no hay esa información a veces tan tremendamente
precisa. Yo también tengo las contestaciones que a los distintos
parlamentarios se ha dado por parte del Gobierno con detalles precisos y
concretos que han supuesto, en muchos casos, un esfuerzo por parte de los
distintos ministerios para proporcionarlos, que a la hora de la verdad es
una información que, en muchos casos, no vale para evaluar absolutamente
nada, porque son datos que no tienen ninguna importancia. Yo podría
destacar aquí muchas preguntas que no van a aclarar alguna cuestión, sino
que son preguntas que no sé para qué se han formulado. Lo que sí sé es
que se ha hecho un esfuerzo tremendo por parte del Gobierno para
contestarlas. Por lo tanto, no es justa la valoración que hace el señor
Hernando de que hay ocultación de datos.

Quiero terminar diciendo que a lo largo del próximo futuro tendremos que
intentar que esa esquizofrenia de la que hablaba el portavoz del Grupo
Catalán se vaya despejando un poco.

En estos momentos tenemos por delante dos retos importantes: redefinir en
la ley general de cooperación cuáles van a ser las líneas generales por
donde tiene que ir nuestra ayuda: la participación de las ONG, etcétera.

Por otra parte, quiero dejar muy claro que, con nombre distinto, habrá
que seguir manteniendo los fondos de ayuda a la exportación, que
necesariamente tendrán que estar ahí, por varias razones que yo quiero
esgrimir aquí. En primer lugar, porque las empresas españolas así lo
necesitan; son empresas que también han llegado tarde al concurso
internacional y están poco baqueteadas, como las de otros países
desarrollados, en la competencia internacional. También es necesario que
esos mercados que se van abriendo, escasos, insuficientes probablemente,
se sigan manteniendo. También porque los sectores industriales y los
puestos de trabajo que tienen en estos momentos exigen que haya ese fondo
de ayuda a la exportación y también porque eso hace que los países en
vías de desarrollo se puedan ir desarrollando.

Si todo esto computa en un determinado porcentaje como ayuda oficial al
desarrollo español, bienvenido sea ese acontecimiento feliz. No lo
critiquemos; simplemente, aclaremos, clarifiquemos, busquemos mayor
eficacia, mayor transparencia --que en eso estamos--, pero no lo
desechemos como instrumento importante del que disponemos en este momento
como ayuda oficial al desarrollo.

Hay otra razón más. Es que estos mismos fondos existen en los demás
países desarrollados competidores con nosotros, que aunque no computen
como AOD en la misma cuantía que nosotros, por las razones que aquí se
han esgrimido. Esto no tiene nada que ver con los criterios globales de
AOD que este país va ofreciendo cada vez con mayor transparencia,
claridad y eficacia. Por lo tanto, a ese informe del CAD al que se ha
hecho referencia en la segunda comparecencia el Grupo Popular le da una
transcendencia excesiva, cuando es un único, concreto y primer informe
del año 1992 debido a las circunstancias



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de ese año, y las que tenemos en este momento. Creo que habrá que esperar
a los distintos informes que realice el CAD sobre la ayuda española
oficial al desarrollo, no sólo centrándolo en el FAD --que lo centra por
ser el mayor instrumento--, sino también que habrá que ir viendo los
informes que realiza el CAD sobre los demás países. Será necesario
conocer también qué es lo que hacen en los próximos años los distintos
países sobre esos informes del Comité de Ayuda al Desarrollo. Porque a
veces, con la pretensión de convertirnos en más papistas que el Papa, lo
que hacemos es perjudicar el objetivo definitivo de la ayuda oficial al
desarrollo teniendo presente que otros países hacen cosas muy parecidas y
probablemente sus Parlamentos, sus políticos, sus ministerios, no se
plantean las cuestiones esquizofrénicas que en muchos casos nos
planteamos aquí. (El señor Hernando Fraile pide la palabra.)



El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Hernando.




El señor hernando fraile: Señor Presidente, pido la palabra por
alusiones.




El señor presidente: Tiene la suerte de que se ha contradicho acogiéndose
al artículo 73.1, aunque no lo haya citado. Tiene cinco minutos para
rebatir los argumentos por los que ha sido contradicho por el portavoz
del Grupo Socialista.




El señor HERNANDO FRAILE: No es tan siquiera para eso, es solamente por
una alusión muy concreta que se ha realizado y una pregunta que ha dejado
el señor Cremades en el aire. (El señor Vázquez Romero pide la palabra.)



El señor PRESIDENTE: ¿A qué se acoge S. S. para pedir la palabra?



El señor VAZQUEZ ROMERO: Señor Presidente, el portavoz del Grupo
Socialista nos ha citado a todos y nos acogemos al mismo artículo. Yo le
rogaría, por tanto, señor Presidente, que tuviera la bondad de
concedernos un turno mínimo de tres minutos después de la intervención
del señor Ministro para poder contestar de nuevo. Es el último punto del
orden del día y vamos muy bien de tiempo y lo podríamos hacer si usted
quisiera.




El señor PRESIDENTE: En la previsión del artículo 73.1 en cuanto a
réplicas o rectificaciones el tiempo está muy tasado y se refiere a
elementos concretos que haya mencionado el portavoz socialista, en este
caso dirigidos a representantes del resto de los grupos. Las
intervenciones se realizarían antes de que tomara la palabra el Ministro,
porque me temo que si les concedo la palabra después de su intervención
los señores portavoces se van a referir de nuevo a la intervención del
Ministro y no a los argumentos por los que han sido aludidos en el
sentido argumental por el representante del Grupo Socialista.

Tiene la palabra el portavoz del Grupo de Izquierda Unida.




El señor VAZQUEZ ROMERO: Como el tiempo procesal es el mismo, le aseguro,
señor Presidente, que me ceñiré a los tres minutos y no más.




El señor PRESIDENTE: No se trata de un nuevo debate, es un turno por
alusiones. Es la única previsión reglamentaria que puede existir.

Tiene la palabra el señor Vázquez.




El señor VAZQUEZ ROMERO: Me hubiera gustado contestar a lo que pudiera
decir el señor Ministro a este respecto, pero como se nos brinda esta
otra oportunidad la aprovecho.

Al Grupo Socialista lo que le preocupa --y lo entiendo porque es lógica
de Gobierno-- es que al final la cifra de la AOD sea la más alta posible,
computando todo lo que se pueda computar, independientemente del uso que
se haga o que se pueda hacer de las cifras que se computen.

Todavía nadie ha hablado aquí --y es una de las banderas de enganche
habituales de los FAD-- de la compra de armas o de material susceptible
de doble uso a través de créditos FAD. En el informe de la Comisión del
año 1992 se dice claramente que el 80 por ciento de la AOD mundial lo
recibieron los países que gastaban más del 4 por ciento de su PIB en
compra de armamento. Esta es una expresión de cómo podemos computar como
ayuda al desarrollo algo que difícilmente se puede entender; que la
compra de armamento ayude al desarrollo social, económico, cultural,
sanitario, etcétera, de los países empobrecidos. La importancia no es
tanto la cantidad de AOD --que lo es--, sino de calidad de esa AOD. Y,
dentro de la calidad, el uso actual de los fondos CAD no parece el más
adecuado para que realmente sirvan como un instrumento de la cooperación
española a la ayuda al desarrollo de los países empobrecidos. Todo esto
no lo puede decir más sintéticamente. Las cifras son clarísimas; se
podrán aceptar o no, pero no son discutibles e indican cómo a través de
créditos FAD --que efectivamente se computan como AOD-- se han utilizado
recursos que son imposibles de computar como verdadera ayuda al
desarrollo de los países empobrecidos.

No se dedican a esto todos los créditos FAD. Por ejemplo, el otro día se
citaba un proyecto de electrificación en centroamérica, que se puede
computar como crédito FAD y, desde mi punto de vista, es computable como
ayuda al desarrollo de aquella zona. De acuerdo. Pero todo lo que se
refiere al armamento ¿es computable a la ayuda al desarrollo? En
absoluto. Es evidente que los créditos FAD se han utilizado durante
muchos años para favorecer la exportación de armas españolas a terceros
países y creo que eso nadie lo puede negar. Yo no he hecho antes alusión
al tema de las armas puesto que estábamos hablando de los años 1993 y
1994 y la exportación se ha realizado anteriormente. Pero ahora creo que
va a seguir siendo posible la exportación de bienes susceptibles de doble
uso si no se



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cambia, en esencia, lo que significan los FAD y que el «primus moves» de
los FAD (y no me niego a que la economía española reciba de todos en esta
cooperación y que nos sirva también para nuestro propio desarrollo) no
debe caer en los peligros del neocolonialismo a los que antes me refería
y ha de ser la orientación fundamental de lo que son los créditos de los
FAD en tanto que se computan como AOD, que tienen que ser la ayuda real
al desarrollo de los países empobrecidos y no la ayuda a nuestra propia
empresa.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Hernando.




El señor HERNANDO FRAILE: En primer lugar quiero agradecer al señor
Presidente el turno que me ha concedido. También en la anterior ocasión
intervine porque me había sentido contradicho por el señor Ministro. Si
el señor Ministro me hubiera dado la razón y hubiera aceptado mis
argumentos no hubiera solicitado el turno de réplica.

Quería consumir este turno porque el señor Cremades ha puesto en
evidencia un trabajo parlamentario. El ha dicho que para qué se hacen
tantas preguntas. No sé si lo que quiere con eso es arrojar sombras sobre
un trabajo parlamentario. Además, no es la primera vez que recibo esa
crítica ni por parte del Grupo Socialista --que ya la hizo un día en el
Pleno-- ni por parte del Ministro, en las manifestaciones que ha
realizado. Entiendo yo que su posición es la posición del Gobierno; mi
posición es la de la oposición y, por lo tanto, los ciudadanos me han
elegido para controlar al Gobierno y uno de los sistemas más importantes
de control son las preguntas. Las preguntas, a través de las
contestaciones, me permiten estar hoy aquí y hablar de cifras al señor
Ministro. Que cuando el señor Ministro me dice que sólo es el 33 por
ciento de la ayuda oficial al desarrollo yo le puedo replicar, no con
presunciones, sino con datos concretos y reales.

Hace tiempo uno de sus compañeros en la tribuna me dijo que yo le estaba
causando importantes costes al Ministerio y que incluso se habían tenido
que gastar diez millones en informatizar todo un proceso de datos. Aclaro
que el proceso de datos era para saber en qué condiciones estaba cada una
de las operaciones que había concedido el Ministerio de Comercio --y
anteriormente los distintos ministerios-- para saber la situación de lo
refinanciado, de la deuda y de lo que se había cobrado. Yo me alegro de
que el Ministerio gaste esos diez millones precisamente en saber qué se
ha cobrado, qué se ha refinanciado y qué se ha pagado. Me parece que no
tenerlo informatizado era una importante rémora para ese Ministerio.

Usted dice, y también lo han repetido otros ministros, que sólo han sido
cien preguntas; yo creo que son algunas más, me da la sensación de que me
estoy relajando. (El señor Cremades Sena pide la palabra.)



El señor PRESIDENTE: Acogiéndose al mismo artículo y rogándole brevedad
tiene la palabra el señor Cremades.




El señor CREMADES SENA: Señor Presidente, cuando se pone en boca de uno
cosas que no se dicen hay que contestar.

Yo no he tocado el tema relativo al armamento porque desde el año 1992 no
ha existido ese problema. Por ello, señor Vázquez, quiero decirle que si
hay algún instrumento y se fabrican armas en España habrá que venderlas
fuera. Ultimamente no se hace por el FAD; se hace por otro instrumento,
que es el CARI, como usted conoce, y, desde luego, desde el año 1991 ya
no se vende armamento con créditos FAD. En todo caso, aunque hubiera
sucedido, eso no computa como AOD. Eso lo hemos discutido muchas veces el
señor Vázquez y yo y aquí no se ha citado.

Al señor Hernando simplemente quiero decirle una cosa. Me alegro mucho de
que el señor Hernando y los demás parlamentarios hagan todas las
preguntas que estimen conveniente para tener información. Yo no me niego
a eso. Lo que he dicho es que cuando se dice que no hay información y
que, según palabras textuales del señor Hernando, se oculta información
al Parlamento, es injusto. Yo también soy parlamentario y, al margen de
apoyar o no al Gobierno, quiero decir que, igual que a mí, a ningún
parlamentario se le oculta información, que yo sepa. Pongo como ejemplo
la cantidad de preguntas, que se formulan al margen de que unos valoremos
la importancia de unas preguntas u otras para obtener datos y al margen
de que algunos tengamos la impresión de que muchas preguntas puede que no
conduzcan a nada, por lo menos a juicio de este Diputado. Si a juicio de
otro conducen a algo, me parece perfecto que se hagan, pero que no se
diga luego aquí que se oculta información al Parlamento. Ese era el
motivo del tema de las preguntas, pero Dios me libre de decir que no se
solicite cualquier información al Gobierno, sino todo lo contrario.

Además, a mí también me sirven, porque luego pido copia de todas las
preguntas que usted formula.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Ministro.




El señor MINISTRO DE COMERCIO Y TURISMO (Gómez-Navarro Navarrete): Creo
que a lo largo de este debate se ha planteado el problema fundamental,
que es el concepto que los miembros de esta Comisión tienen del FAD, que
no tiene nada que ver con el que tienen los de la Comisión de Economía
dentro del mismo Parlamento. Por eso he empezado diciendo que el FAD es
un instrumento de política comercial, cosa que no hubiese dicho en la
Comisión de Economía porque allí todo el mundo lo tiene claro. El
problema, por tanto, es qué tiene que hacerse y por qué son compatibles
las dos cosas. En mi opinión, son compatibles las dos cosas. En primer
lugar, nuestro país necesita un instrumento de política comercial como
éste porque lo tienen todos los países competidores y, si no, nuestras
empresas estarían en posición de absoluta desventaja con respecto a las
empresas de otros países. Me hubiese gustado --y hubo representantes de
todos los Grupos aquí presentes en el viaje a la Expotecnia de China--
que hubiesen vivido lo que significaba el FAD para las 200 empresas que
fueron a China como instrumento de penetración



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en el mercado chino. Por lo tanto, en el mercado chino en este momento,
que es el mercado potencial más importante del mundo, en el que nos
jugamos una parte de nuestro desarrollo industrial para abastecer ese
mercado, este instrumento es absolutamente imprescindible, sea o no sea
prioritario China desde el punto de vista de cooperación.

Por tanto, desde el punto de vista comercial, este instrumento es
absolutamente fundamental. Cada vez tiene más limitaciones, lo que quiere
decir que hay cosas que ya no se pueden financiar. Evidentemente, éste
era un instrumento indiferenciado, sin limitaciones. Los americanos han
hecho una política de presión sistemática que ha conducido al último
paquete de Helsinki del Consejo de la OCDE, estableciendo limitaciones
precisas a la utilización de este instrumento. En primer lugar, en la
medida en que este instrumento sigue siendo utilizable para determinadas
cosas, hay que tenerlo como lo tienen todos los países competidores. En
segundo lugar, y en esa misma línea, si computan todos los países, ¿por
qué no va computar en el nuestro? ¿O es que vamos a quitarnos elementos
de cómputo para compararnos con otros que sí lo utilizan?
Por tanto, desde ese punto de vista, yo quiero dejar las cosas
clarísimas. Es decir, éste es un instrumento de política comercial y, al
mismo tiempo, es un instrumento de cooperación. Así, pues, hay que hacer
compatible esos dos elementos en el que cada vez, como decía antes, por
las limitaciones del consenso de Helsinki, en el paquete de Helsinki, y
por la propia maduración de la cooperación, hay menos incompatibilidades.

Por tanto, es más coherente el modelo en la medida en que claramente lo
que vas a estar financiando, al no poderse financiar inversiones
comercialmente viables, son infraestructuras sociales, y las
infraestructuras sociales son fundamentales para el desarrollo. Por
tanto, claramente el modelo es compatible, y va a ser compatible cada día
más porque al final, si ustedes cogen la lista (la tienen disponible y se
la podemos entregar) de lo que han sido los proyectos de 1993 y 1994, el
90 por ciento son educativos, hospitalarios, agua, depuración de agua,
potabilizadoras de agua, infraestructuras eléctricas, infraestructuras de
telecomunicaciones; y los que no son así, son provenientes en parte de la
etapa anterior todavía, equipamientos de aeropuertos; es decir, que son
elementos básicos en el desarrollo del país y son elementos de
infraestructuras. Por tanto, el modelo es perfectamente viable.

Como planteaba el Diputado señor Recoder, desde el punto de vista
geográfico, es evidente que a lo mejor la prioridad de la cooperación es
Latinoamérica, Magreb y Asia, pero como instrumento de política comercial
no podemos renunciar a Asia y a ese instrumento, porque es absolutamente
básico. A lo mejor, lo que tenemos que conseguir --y ése sería el
objetivo de todos los países europeos-- es no prostituir el instrumento,
porque entonces prostituyes el mercado, y no proliferar el instrumento
más de lo necesario. Yo creo que en China el instrumento se está
utilizando más de lo necesario. Hay una competencia brutal por el mercado
chino. Se está utilizando el instrumento más allá de lo que es razonable,
buscándole vueltas para inclusive saltarse la normativa y, por tanto, lo
que estamos haciendo es prostituir un mercado, estamos vendiendo por
debajo del precio. Es decir, si financiamos a 30 años con el 1,5 por
ciento de interés, el coste real es mayor de lo que te pagan por ello.

Por tanto, lo que tenemos que conseguir es un acuerdo de los países
europeos para no proliferar el instrumento hasta un punto que prostituya
su mercado. En consecuencia, hay que tener en cuenta ese principio, que
es fundamental.

Yo insisto en que a medio plazo, ni siquiera digo largo, excepto el tema
geográfico, en los demás temas el modelo es compatible, es decir, no hay
elementos que chirríen significativa y fundamentalmente. Inclusive, desde
el punto de vista del montante, va a ir perdiendo peso significativo. Yo
soy un gran partidario de la cooperación económica. Quizás he sido el
único que he sido cooperante en un proyecto de desarrollo en los años 70
en un país subdesarrollado y, por tanto, soy muy partidario de la ayuda
al desarrollo y la he vivido personalmente. Pero, evidentemente, el
esfuerzo que España tiene que hacer es un esfuerzo de incrementar los
fondos no reembolsables que, evidentemente, en los años 1994 y 95 han
tenido una caída y tienen una insuficiencia significativa.

Por lo que se refiere a la inmediatez de la reforma de las leyes del FAD,
yo tengo la resolución que se ha aprobado y no pone que sean seis meses.

En cualquier caso, lo vamos a hacer en seis meses (El señor Vázquez
Romero: En el próximo período de sesiones. Te han dado mal la copia.) No,
no, pero da lo mismo, es decir, lo vamos a presentar en el mismo período,
o sea que podemos presentarlo en los próximos meses. Por tanto, creemos
que es bastante inmediato.

En cuanto a la labor pedagógica que venimos realizando con los
empresarios, estamos haciendo lo que se puede hacer a través de las
organizaciones de empresarios. Es decir, tú no puedes llegar a cada uno
de ellos. Por ejemplo, a todos los que tienen relación con el Ministerio
les hemos enviado el folleto del FAD que se ha editado. Tenemos relación
con todas las asociaciones de exportadores, con la CEOE, con las Cámaras
de Comercio; a todos se les envía la información. Evidentemente, hay un
conjunto de empresas pequeñas y medias en España con las que no hay un
conducto de contacto que no sea a través de asociaciones,
fundamentalmente Cámaras de Comercio y asociaciones exportadoras, que son
las que tienen una capilaridad mayor para llegar a las empresas. Por
tanto, estamos intentando hacer esa tarea.

Otro tema que planteaba es el de la Comisión única. Nosotros no somos
partidarios de la comisión única. Ya lo he dicho al principio, pero lo
vuelvo a decir: creemos que éste es un tema especializado, que tiene que
encajar en un proyecto global; es decir, creo que debe haber una comisión
de ayuda al desarrollo y una comisión que me da lo mismo como se llame,
subcomisión o comisión. No estoy hablando de rangos, estoy hablando de
que esto necesita, en nuestra opinión, un análisis especializado y que,
por tanto, no debe analizarse en el mismo ámbito que el conjunto de la
cooperación. Esto no quiere decir que su peso y su significado se analice
dentro del conjunto de la cooperación, porque hay que analizarlo así. Es
decir, el FAD tiene un peso dentro de la cooperación que hay que
analizarlo



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globalmente y, al mismo tiempo, el proceso de selección de proyectos
tiene que tener una especialización determinada.

En cuanto al retorno a los organismos multilaterales, hay una frase que
se utiliza bastante en el Ministerio, pero creo que es bastante acertada
y bastante real. Nuestros empresarios en mercados del tercer mundo son
Fadadictos, es decir, son adictos al FAD. El FAD ha significado un papel
de introducción muy importante y hay actividades en que ha creado el
mercado y, a partir de ahí, las empresas siguen actuando --por ejemplo,
Méjico--; en cambio, en otros países o van con FAD o no van: en general,
Africa. Por ejemplo, todos los esfuerzos que se han hecho con FAD en
Africa no han conducido a abrir el mercado. Es decir, si no van con FAD,
no van. La experiencia de la empresa española, al no haber muchas
empresas que trabajen en el mercado mundial, es que no dedican el
esfuerzo necesario, porque les es menos rentable ir a los organismos
multilaterales. Los organismos multilaterales requieren mucho tiempo,
mucha competencia y en general no van. ¿Qué hacemos nosotros? Pues el
ICEX tiene un conjunto de medidas de apoyo, desde financiación de
preproyectos a las empresas de ingeniería, a los canales de entrada de
los proyectos en los organismos multilaterales. Pero hay bastantes pocas
empresas que se dediquen de forma sistemática a estar presentes. Uno de
los activos de FOCOEX es eso, que es la empresa española que consigue más
proyectos de financiación multilateral. Ha sido uno de los objetivos que
el Ministerio le ha fijado el intentar tener una presencia más activa en
los organismos multilaterales. Es decir, en Washington tenemos un
agregado sólo para el Banco Mundial y BID, es decir, para ayudar a las
empresas españolas a estar presentes en esos organismos y, a pesar de
eso, el nivel de presencia de las empresas españolas evidentemente es
bajísimo; el nivel de presencia en los concursos es bajísimo y, además,
cuando se presentan muchas de ellas, el proyecto se ha adjudicado; cuando
sale el concurso, en la mayor parte de las financiaciones del organismo
multilateral el proyecto viene gestándose desde hace cuatro años y están
prácticamente hechas las bases para que se lo lleve la empresa que se lo
ha trabajado durante cuatro años. Por tanto, lo que te dicen es: No me
presento al concurso porque ya está adjudicado.

Pues en parte es verdad, y ahí tienen razón, ¡pero prepara el asunto
antes y métete en los países para que la próxima vez lo tengas
preadjudicado tú! Pero eso requiere un trabajo que todavía las empresas
españolas no lo hacen --hay algunas que lo hacen-- de manera generalizada
o como lo hacen sobre todo empresas francesas e italianas, que son las
que tienen los retornos más altos.

Por lo que se refiere al señor Vázquez, yo tengo la lógica del Ministro
de Comercio, pero no se crea que lo veo sólo desde esa óptica porque sea
Ministro de Comercio. Lo veo desde la óptica de la exportación y del
funcionamiento económico de la economía española, en la cual,
evidentemente, para que las empresas compitan, como he dicho antes,
necesitan un instrumento comparable al de otros países. En estas cosas,
no nos equivoquemos, está ya casi todo inventado. Lleva mucha gente
haciéndolo muchos años en el mundo. Lo que nosotros no podemos intentar
hacer es decir: nos incorporamos hace un año y ya vamos a estar a la
cabeza de los más idealistas de la cooperación. No es posible, no es que
queramos o no queramos, es que no es posible, es que no encajan las
piezas. Es decir, el modelo necesita un tiempo para encajar y, por tanto,
no es un problema de voluntarismo político. Ojalá fuese un problema
exclusivamente de voluntarismo político. El problema es que en economía
el voluntarismo político no basta.

Usted hacía una reflexión que me gustaría compartir, pero,
desgraciadamente, no estoy de acuerdo con ella, y es que la sensibilidad
social ha cambiado. Me gustaría compartirla por mi experiencia personal y
mi interés en el tema. Desgraciadamente, en España la gente pide cosas
pero no renuncia a las alternativas. En las reuniones que hemos tenido en
el Ministerio con todas las personas ligadas al 0,7, cuando se les
conducía al planteamiento de fondo, es decir, si se llega al 0,7, ¿dónde
se corta? No había respuesta. Dicen que el 0,7 y lo que hay. Por lo
tanto, como eso no es posible y no se ha hecho una labor pedagógica --y
eso lo asumo-- para hacer ver que vamos al 0,7 o al 0,5, pero hay que
asumir un coste en algún sitio, como el gasto público no es elástico y la
asignación de los recursos tampoco, ¿a qué vamos a renunciar? Pero esa
misma mentalidad, en España la cooperación es siempre institucional y no
personal, familiar o de ámbitos más pequeños, porque en el ámbito más
pequeño, en el nivel de ingresos y de salarios individuales, si se dan
2.000 ó 5.000 pesetas al mes a una ONG, se está renunciando a otras
cosas. En el ámbito de la Administración pública, desgraciadamente, el
ciudadano español sigue viendo eso como algo elástico. Tiene derecho a
todos los servicios y a todas las prestaciones y, por lo tanto, el que la
cooperación internacional sea mayor no significa que haya que reducir
gastos en Sanidad, ni siquiera en Defensa, porque cuando se discute con
ellos --y yo lo he discutido-- que la reducción en gastos de Defensa
significa mayor dificultad en llegar al Ejército profesional o que haya
que cerrar fábricas de armas, también dicen que no.

Todos somos conscientes de que se están muriendo los de Ruanda y a todos
nos gustaría que no se muriesen, pero tampoco la gente está dispuesta a
renunciar a otra cosa para que no se mueran los de Ruanda. Por eso, me
gustaría que fuese verdad el optimismo que tiene sobre la conciencia
social respecto a la cooperación. Desgraciadamente, no puedo compartirlo.

Creo que los que tienen conciencia son muy pocos y los demás, en la
medida en que no les cuesta nada, es una medida de buena voluntad y les
tranquiliza la conciencia pensar que ayudamos a los pobres y que va a
haber menos problemas, pero si se plantea en el terreno de la realidad,
de que eso significa una renuncia a otra cosa, la visión no es tan
optimista.

El FAD es relevante en lo que es. Evidentemente, si se comparan los
80.000 millones al año de FAD con los 10 billones de pesetas, que es lo
que significa la exportación española, vemos que es menos del 1 por
ciento y, por tanto, podríamos renunciar a ello. El problema es que cada
instrumento va dirigido a un mercado determinado. El FAD es muy
importante, lo ha sido globalmente, y ahora lo es



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más es un subsector determinado, en toda la exportación de bienes de
equipo, de ingeniería y de grandes proyectos. Si no hubiese sido por el
FAD, desde luego no hubiésemos entrado en China ni en Méjico, ni en
Argentina ni en Indonesia, como tampoco otros muchos mercados. Por tanto,
tiene valor en un subsector determinado, y en ese subsector, si no
existiera, estaríamos en peores condiciones que toda la competencia.

Creo que ha habido una política informativa sobre el FAD absolutamente
equivocada, y eso es verdad. No hay más que ver el resultado. El
resultado es que hay una imagen real de obscurantismo sobre el FAD. Y
como hay una imagen de obscurantismo, sea o no sea verdad que ha habido
información, la realidad es que, si la ha habido, se ha hecho mal, porque
si no, no habría una imagen de obscurantismo. Lo que le puedo decir es
que el Ministerio en este momento está dispuesto a que haya toda la
información habida y por haber. Hay una información que no puede haber,
que es la información antes de la concesión. Hay que establecer cuáles
son los países, cuáles son los criterios y por dónde se va a ir. Lo que
no se puede decir a una empresa que viene a pedir un FAD que lleva
gestionando un proyecto durante año y medio es: Ahora se hace público un
FAD para este proyecto porque se perjudica a la empresa que sólo lleva
trabajando tres años y se da entrada a un señor que no ha hecho nada, con
lo cual al final nadie trabajaría los proyectos. Por tanto, hay que dar
los criterios de los países y del FAD, y la empresa tiene que trabajarse
su mercado, sus posibilidades y sus países, pero, una vez adjudicados,
hay que comunicar a quién se lo has dado y por qué se lo has dado. Por
tanto, hay que dar la máxima transparencia en el asunto.

En esto adquiero el compromiso de que va a haber «a priori» una
información de todos los países y criterios y, «a posteriori», a quién se
ha adjudicado, qué día, de qué manera, en qué forma y en qué condiciones.

Ya hemos hablado del compromiso de la ley.

Usted ha sacado un tema muy interesante, pero no tenemos tiempo ahora
para hablar de ello, que es el que se refiere a las formas modernas del
colonialismo. Sobre este tema podríamos hablar durante mucho tiempo sobre
cómo, de qué manera y de qué forma se realiza.

El mejor modelo de colonialismo y lo voy a decir con una frase, es el de
intentar que los países en subdesarrollo sean exactamente igual que los
nuestros y que consuman lo mismo que los otros, forzándoles a tener un
desarrollo que sea exactamente igual que el nuestro. Pero que cuando se
le dé la ayuda no sea con el dinero o en bienes y servicios, siempre que
los bienes y servicios vayan dirigidos al desarrollo del país.

Sobre el tema que insinuaba el Diputado de ligar los productos españoles
o de cualquier otro país tengo que decirle que radicalmente estoy en
desacuerdo. Yo creo que se puede forzar a que se consuma un producto, que
se adquiera una planta determinada, o que se vaya por un camino
determinado, pero otra cosa muy diferente es que en una política de ayuda
al desarrollo eficaz se dé dinero o bienes y servicios. Por tanto, yo
creo que hoy la situación de la economía española, por el nivel de renta
que tenemos con los países que competimos, por nuestra situación
económica concreta, es hacerlo en bienes y servicios españoles.

Sobre la Comisión Interministerial tengo que decirle que yo he dicho
claramente lo que pienso. Debe haber una comisión de Ayuda al Desarrollo
que englobe todo y, por tanto, también a los FAD. Debe haber también una
comisión específica de los FAD que realice técnicamente los proyectos. La
Comisión Interministerial global fijará las prioridades de la cooperación
global en las cuales estemos posiblemente de acuerdo en los FAD en un 70
por ciento de los países. Habrá unos FAD específicos en los cuales,
inevitablemente, estaremos con una política que encaja.

Cuando digo que hay guerras entre los Ministerios es porque el Ministerio
de Asuntos Exteriores fija las prioridades de la política de cooperación
global. El Ministerio de Asuntos Exteriores tiene muy claro, y el
Ministro actual lo tiene clarísimo, que lo primero que tienen que hacer
los embajadores, y es la primera instrucción que les da, es que su
objetivo sea el desarrollo y la creación de puestos de trabajo en España
y, por tanto, la exportación española. Esto quiere decir que este
Ministro especialmente (y digo especialmente porque tengo relaciones
históricas y personales con él muy largas y muy buenas) tiene un grado de
compenetración con el Ministerio de Comercio muy alto. La diplomacia de
los países desarrollados en gran medida, y no hay por qué llegar al
modelo norteamericano, es diplomacia comercial. No hay que llegar hasta
el nivel de la frase famosa de los americanos de que lo que es bueno para
la General Motors es bueno para Estados Unidos; pero es bueno que la
diplomacia española tenga mayores hábitos comerciales y mayor conciencia
de la importancia que tiene el comercio en el desarrollo de un país.

Sobre el tema del 4 por ciento del PIB en compra de armas, le tengo que
decir, en primer lugar, que eso no quiere decir que el país que consuma
más del 4 por ciento de su PIB en armas, se esté financiando con FAD.

Este es un tema que nosotros hemos estudiado y tiene mucho de discutible.

Si el país está en una zona caliente es muy difícil marginar ese asunto.

Le voy a poner un ejemplo, el del país con el cual nosotros tenemos más
cooperación y tiene más del 4 por ciento en compra de armas: Angola. Este
país gasta más de un 4 por ciento en armas. ¿Usted cree que por ese
motivo no se puede ayudar a financiar con créditos FAD un desarrollo
eléctrico en Angola?
En este país, hace dos años hubo unas elecciones en las que una parte de
los contendientes no aceptaron el resultado, pero la ONU y todas las
instituciones llegaron a un consenso internacional de quién era el
responsable del asunto. En los países que están en zonas calientes hay
que tener tal cantidad de consideraciones sobre este asunto que el
criterio a utilizar es muy difícil.

Con esa óptica, lo mismo que con la óptica de los derechos humanos, los
criterios a adoptar son muy difíciles. Desde el punto de vista de los
derechos humanos o del sistema democrático también podemos hablar de
Ruanda. Y Ruanda no tiene un sistema democrático; en cambio, se están
muriendo de hambre y les tenemos que ayudar porque si no se mueren.




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Por tanto, repito, son criterios de aplicación muy difíciles. Si se
aplicasen de forma absolutamente rígida, como el Gobierno de Ruanda no
está elegido democráticamente según la norma occidental, no se les podría
ayudar, y esto no es así.

Eso no quiere decir que no se les puede ayudar. No; eso quiere decir que
deberás priorizar. Le voy a poner un ejemplo: uno de los pocos países
democráticos que hay en Asia en este momento y que nosotros consideramos
zona preferente desde el punto de vista democrático es Filipinas. Pues
bien, nosotros priorizamos a Filipinas sobre otros países.

Otro cosa que usted menciona es el material de doble uso. Yo en esto lo
único que quiero es que se sea honesto, no hacer trampas. Es decir,
considerar a la hora de hacer demagogia, y lo digo por ese informe que
usted ha mencionado, que un camión o un avión es un material de doble
usoÉ Es verdad que lo es. No estoy discutiendo el asunto, pero cualquiera
que haya vivido en un país subdesarrollado sabe que como no haya camiones
y no haya aviones, teniendo en cuenta que no hay carreteras, a ver cómo
se lleva la comida a la gente que lo necesita. Una cosa es, por poner un
ejemplo claro, la operación de Egipto, que era claramente una operación
militar, y otra cosa es la venta de aviones CASA de transportes o
camiones, que claro que son de doble uso. Ahora bien, como un país no
tenga camiones no sé cómo va a transportar los alimentos o cómo va a
tener una mínima infraestructura de comunicación que permita salir a la
gente del tribalismo. Por tanto, seamos prudentes a la hora de considerar
estos temas porque, si no, se hace mucha demagogia y se falta a la
verdad.

Al señor Cremades tengo que decirle que le agradezco su intervención. En
primer lugar, estoy bastante de acuerdo en casi todas las cosas que ha
dicho, sobre todo en una idea que yo ya he dicho y que quiero repetir: no
intentemos ir más deprisa de lo que puede ir el país. Como cualquier
decisión económica, las cosas tienen un ritmo. Por tanto, es muy fácil
hacer voluntarismo, pero, por mucho voluntarismo que tengamos, no se
puede ir más deprisa. En segundo lugar, y no quiero ser «pastelero», creo
que en el tema de la cooperación es relativamente fácil consensuar las
cosas, en la medida en que todos tenemos objetivos para intentar ayudar
con instrumentos eficaces al desarrollo de todos los que tienen por
debajo de una cierta renta, que son los países pobres del mundo, y llegar
a bastantes acuerdos. El modelo a la vez --insisto, para terminar-- es
bastante coherente.

Simplemente quiero hacer mención a una referencia que ha hecho el señor
Hernando Fraile sobre que una vez le hablé de las preguntas. Yo no me
refería a las preguntas, le hablé de la utilización pública de las
preguntas que era otra cosa. Nunca me he quejado de ninguna de las
preguntas que el señor Diputado me ha hecho.




El señor HERNANDO FRAILE: La información parlamentaria es pública.




El señor VAZQUEZ ROMERO: Pido la palabra, señor Presidente.




El señor PRESIDENTE: Como sabe el señor Vázquez, en las comparecencias el
compareciente, en este caso el Ministro, cierra las intervenciones,
porque en el caso de peticiones de palabra «ex novo» se abre un debate, y
eso no está previsto en el Reglamento ni en los hábitos y costumbres
parlamentarias de las Comisiones. De manera que, con la intervención del
Ministro, cerramos este debate.

Se levanta la sesión.




Era la una y quince minutos de la tarde.