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DS. Congreso de los Diputados, Comisiones, núm. 320, de 18/10/1994
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CORTES GENERALES
DIARIO DE SESIONES DEL
CONGRESO DE LOS DIPUTADOS
COMISIONES
Año 1994 V Legislatura Núm. 320
D E F E N S A
PRESIDENTE: DON JUAN MUÑOZ GARCIA
Sesión núm. 18
celebrada el martes, 18 de octubre de 1994



ORDEN DEL DIA:
Comparecencia de personalidades y funcionarios de la Administración del
Estado, al objeto de informar sobre temas relativos al proyecto de ley de
Presupuestos Generales del Estado para 1995. (BOCG serie A, número 80-1,
de 1-10-94. Número de expediente 121/000067):
--Del señor Jefe de Estado Mayor de la Defensa (Rodrigo Rodrigo). A
solicitud del Grupo Parlamentario Popular. (Número de expediente
212/001046) (Página 9714)
--Del señor Jefe de Estado Mayor del Ejército de Tierra (Faura Martín). A
solicitud del Grupo Parlamentario Popular. (Número de expediente
212/001049) (Página 9714)
--Del señor Jefe de Estado Mayor de la Armada (Romero Caramelo). A
solicitud del Grupo Parlamentario Popular. (Número de expediente
212/001047) (Página 9714)
--Del señor Jefe de Estado Mayor del Aire (Quintana Arévalo). A solicitud
del Grupo Parlamentario Popular. (Número de expediente 212/001048)
(Página 9714)



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--Del señor Secretario de Estado de Administración Militar (Arévalo
Arias). A solicitud del Grupo Parlamentario Popular (número de expediente
212/001045) y IU-IC (número de expediente 212/001179) (Página 9731)
--Del señor Secretario de Estado de la Defensa (Flos Bassols). A
solicitud de los Grupos Parlamentarios: Vasco-PNV (número de expediente
212/000953), Mixto-UV (números de expediente 212/000971 y 212/000969),
Popular (número de expediente 212/001044) y Federal IU-IC (número de
expediente 212/001180) (Página 9738)



Se abre la sesión a las once de la mañana.




COMPARECENCIA DE PERSONALIDADES Y FUNCIONARIOS DE LA ADMINISTRACION DEL
ESTADO, AL OBJETO DE INFORMAR SOBRE TEMAS RELATIVOS AL PROYECTO DE LEY DE
PRESUPUESTOS GENERALES DEL ESTADO PARA 1995. (Número de expediente
121/000067.)



--DEL JEFE DEL ESTADO MAYOR DE LA DEFENSA (Rodrigo Rodrigo). A SOLICITUD
DEL GRUPO POPULAR. (Número de expediente 212/001046.)



--DEL JEFE DEL ESTADO MAYOR DEL EJERCITO DE TIERRA (Foura Martín). A
SOLICITUD DEL GRUPO POPULAR. (Número de expediente 212/001049.)



--DEL JEFE DEL ESTADO MAYOR DE LA ARMADA (Romero Caramelo). A SOLICITUD
DEL GRUPO POPULAR. (Número de expediente 212/001047.)



--DEL JEFE DEL ESTADO MAYOR DEL AIRE (Quintana Arévalo). A SOLICITUD DEL
GRUPO POPULAR. (Número de expediente 212/001048.)



El señor PRESIDENTE: Comienza la sesión.

El punto único del orden del día es la comparecencia de personalidades y
funcionarios de la Administración del Estado, al objeto de informar sobre
temas relativos al proyecto de ley de Presupuestos Generales del Estado
para 1995.

En primer lugar, va a comparecer el Jefe del Estado Mayor de la Defensa,
a continuación el Jefe del Estado Mayor del Ejército de Tierra, el Jefe
del Estado Mayor de la Armada y el Jefe del Estado Mayor del Aire, todos
ellos a solicitud del Grupo Popular.

Esta Presidencia y esta Comisión dan la más cordial bienvenida a los
Jefes del Estado Mayor, a los que de alguna manera les agradecemos que
anteriormente nos hayan recibido tan amablemente en algunas de sus
dependencias durante los pasados meses.

Sin más, empezamos la sesión reiterándoles nuestra gratitud y nuestra
bienvenida.

Por parte del Grupo Popular, tiene la palabra su portavoz, el señor don
Santiago López Valdivielso.




El señor LOPEZ VALDIVIELSO: Antes de nada, es mi deseo también agradecer
la presencia hoy aquí del Jefe del Estado Mayor de la Defensa y de los
Jefes de los Estados Mayores de los tres Ejércitos, y al mismo tiempo,
una vez más, lamentarme y hacer público ese lamento de que esta presencia
se dé una vez al año sólo con motivo de los Presupuestos cuando, a
nuestro juicio, sería muy beneficioso para todos que, en los términos y
en las condiciones que se estableciesen, se les permitiese comparecer en
esta Cámara para explicarnos y hacernos partícipes de primera mano de sus
proyectos, de sus inquietudes, incluso de sus problemas y preocupaciones
para que les escuchásemos y nos escucharan a nosotros también, lo que
redundaría, sin ninguna duda, en que hubiese un mayor conocimiento mutuo
y, sobre todo, una mayor participación de esta Cámara en los asuntos
relacionados con la Defensa.

Quiero también, señor Presidente, al iniciar mi intervención, poner de
manifiesto, una vez más, nuestra satisfacción y felicitarles por la
competencia y la entrega con la que nuestros soldados, soldados de
Tierra, Mar y Aire --y utilizo la palabra «soldado» en el término más
amplio de su expresión--, están desarrollando en las distintas y diversas
misiones fuera de nuestras fronteras. También, porque si no sería injusto
y a veces nos olvidamos de ello, queremos dejar constancia, en nombre de
la ciudadanía que representamos, de nuestro apoyo y reconocimiento al
resto, a la mayor parte, a quienes, día a día, en sus cuarteles, en sus
bases, a tantos y tantos jefes, oficiales y suboficiales, desde el toque
de diana al de silencio se esmeran en sus unidades en el mejor
cumplimiento de las tareas que el pueblo español les ha encomendado y que
lo hacen a pesar de la a veces dramática escasez de medios y de recursos
que para ello se ponen a su disposición, pero que con entrega, con
inteligencia y con profesionalidad intentan paliar, en la medida de sus
posibilidades, esas escaseces.

Señor Presidente, mi General, desde nuestro Grupo Parlamentario hemos
planteado reiteradamente que para nosotros la defensa no es un lujo, no
es un capricho, sino que es una necesidad. Es más, consideramos que una
de las necesidades básicas y principales de cualquier Estado es
garantizar la defensa de sus ciudadanos, del territorio, de los intereses
vitales nacionales y que de la misma manera que hay que dotar
adecuadamente a la sanidad, a la



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educación, mejorar las infraestructuras o crear puestos de trabajo y a
todos estos fines hay que dedicar los recursos necesarios, también hay
que hacerlo con la defensa. Es decir, que la defensa no es, a nuestro
juicio, una necesidad residual a la que se la puede dotar de más o menos
recursos dependiendo de otras necesidades.

Esto no es así, sobre todo si tenemos en cuenta que hay un límite mínimo
por debajo del cual no se puede dejar de dotar a nuestra defensa, porque
ésa es la cuestión. No es el problema el establecer un límite por arriba.

La cuestión no es cuánto es lo máximo que podemos gastarnos en defensa.

No, no es ésa la cuestión. La cuestión es cuánto es lo mínimo que
deberíamos gastarnos en defensa, porque nuestra posición política, desde
luego, es gastarnos lo mínimo en defensa, pero siempre y cuando ese
mínimo garantice que nuestras Fuerzas Armadas puedan cumplir con las
misiones que la Constitución les encomienda; en definitiva, que nuestras
Fuerzas Armadas puedan tener un nivel de operatividad adecuado y que, por
tanto, los españoles puedan tener un nivel de seguridad aceptable.

En este punto nos sitúan estos Presupuestos, con un moderado incremento
sobre el año 1994 --y nos alegramos de que así sea--, pero el asunto que
hoy nos ocupa, de acuerdo con lo dicho hasta ahora, no es si estamos un
poco mejor o un poco peor que el año pasado. Lo que nos preocupa es si
este Presupuesto permitirá a las Fuerzas Armadas hacer frente a los
crecientes compromisos internacionales en los que se le está implicando.

A nosotros nos preocupa, a la vista de esos Presupuestos, que una
ambiciosa política exterior no se sustente en una política de defensa y
una política presupuestaria para las Fuerzas Armadas igualmente vigorosa
y ambiciosa. Nos preocupa que se estén alargando en exceso nuestras
capacidades militares y nos preocupa que nuestras Fuerzas Armadas cuenten
con los medios materiales necesarios --sabemos que los humanos están a la
altura-- para que, si fuese necesario, pudieran, llegado el caso --caso
poco probable, pero no imposible, como enseña la Historia--, estar en
disposición de disuadir a un posible agresor, y si la disuasión fallase,
derrotarle en el campo de batalla. Sé que esta expresión puede provocar
la sonrisa de mucho bobalicón inconsciente, de los que abundan tanto en
nuestro país y que se creen que están a la vuelta de todo, pero, sin
ninguna duda, la razón de ser de las Fuerzas Armadas es que pueda haber
un agresor y a ese agresor, en caso de que fallasen los demás medios,
habría que derrotarle en el campo de batalla.

El Presupuesto de Defensa será en 1995 un 7 por ciento superior al de
1994, pero es también este Presupuesto para 1995, en términos reales, un
30 por ciento menor que el del año 1990. De este dato sólo se pueden
sacar dos conclusiones: o nuestras capacidades defensivas se han
reducido, como mínimo, en igual medida o bien durante años hemos estado
gastando en defensa mucho más de lo que era necesario. No voy a decir
aquí cuál es mi opinión. Quiero la suya, mi General, las suyas, y no
pretendo que se hagan valoraciones personales sobre la dimensión del
gasto de defensa, ni, mucho menos, valoraciones política. Simplemente
quiero valoraciones profesionales, como máximos responsables de las
Fuerzas Armadas en nuestro país.

Me voy a referir al año 1990, porque no podemos olvidar que de este año
es el Plan Estratégico Conjunto vigente. Voy a referirme a ese año
planteando algunas cuestiones concretas. Respecto a la actividad y el
adiestramiento de las Fuerzas Armadas en su conjunto, tomando como
indicadores básicos para medirlo el gasto de combustible y munición --hay
otros indicadores, pero esos dos nos parecen significativos--, observamos
que, con respecto a 1990, se ha producido nada más y nada menos que una
reducción del 35 por ciento en combustible y nada más y nada menos que
del 67 por ciento en munición. ¿Cómo ha afectado esto, mi General, a la
actividad y al adiestramiento de las unidades? Porque, si consideramos
que con las partidas para 1995 los niveles de actividad, de
adiestramiento no son los idóneos pero sí aceptables, ¿es que en 1990
sobraba combustible y munición? Los fondos dedicados al mantenimiento y
aprovisionamiento del material serán en 1995, de ser aprobados --que lo
serán-- estos Presupuestos, prácticamente la mitad, en términos reales,
de los de hace cinco años. ¿Significa, siguiendo el mismo razonamiento,
que durante la década de los 80, durante años, hemos estado
despilfarrando en mantenimiento miles de millones que no eran necesarios?
O, por el contrario, ¿el mantenimiento de material en las Fuerzas Armadas
se ha deteriorado? Si esto es así, ¿cómo afecta ese deterioro del
mantenimiento a la disponibilidad del material y, consecuentemente, a la
operatividad de nuestros ejércitos?
Otra cuestión, mi General. En las nuevas doctrinas estratégicas, tanto de
la OTAN como de las nacionales, se está poniendo en estos momentos un
énfasis muy especial, y nosotros creemos que acertadamente, en la
movilidad y en la capacidad de proyección de fuerza. Nos llama, por
tanto, la atención, que este año no se vaya a invertir ni una sola peseta
en helicópteros ni en aviones de transporte. Hay una partida de 1.200
millones, pero entendemos que son para aviones nodriza. ¿Considera que
nuestras Fuerzas Armadas tienen ya una capacidad de transporte aéreo
suficiente o debía darse mayor prioridad a esta cuestión?
Todas las Fuerzas Armadas de nuestros aliados consideran también --y
nosotros mismos-- que la simulación es un medio importantísimo para
reducir el costo del adiestramiento de nuestras unidades. En ese sentido,
nos parecen insuficientes los 1.380 millones que se invertirán en el año
1995 en simuladores y bancos de pruebas. ¿Considera el Jefe del Estado
Mayor de la Defensa suficiente esta cantidad?
En relación con el programa de inversiones del Estado Mayor de la
Defensa, en la programación plurianual que figura siempre en los
Presupuestos, pero en concreto en la del año pasado, se preveían 5.000
millones para guerra electrónica. Este año sólo se asignan 3.300. En esa
misma programación se preveían casi 3.000 millones para el sistema
conjunto de telecomunicaciones y ahora solamente figuran 2.000 en el
presupuesto de 1995. Para Secomsat sólo se asignan 1.600. Sobre Secomsat
no tendríamos tiempo suficiente para poner de relieve los cambios que se
han ido produciendo año a año con respecto a las programaciones
iniciales. ¿Cómo van a afectar todos esos



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recortes en su conjunto --tampoco pretendo detalle-- en la marcha de esos
importantísimos programas, a nuestro juicio?
Le quería hacer una pregunta sobre un programa nuevo que aparece este año
y que desconocemos, el Helios 1B, dotado con 1.800 millones de pesetas,
que no figuraba el año pasado y nos gustaría que nos explicase a qué se
refiere.

Finalmente, en el Estado Mayor de la Defensa, los gastos en bienes
corrientes y servicios ha llamado nuestra atención que crecen un 17 por
ciento, muy por encima del crecimiento medio del presupuesto. ¿A qué se
debe este incremento?
En definitiva, la pregunta siempre es la misma. ¿Considera mi General,
como máximo responsable de las operaciones militares, que este
presupuesto es suficiente para atender las crecientes misiones, tanto en
el ámbito de la defensa nacional como, sobre todo, en el ámbito de la
cooperación internacional?
Y una última cuestión que plantearé también a cada uno de los Jefes de
Estado de cada Ejército. El Plan Estratégico Conjunto vigente de 1990
hacía en su anexo económico unas previsiones para inversiones y
sostenimiento. ¿Puede decirnos, también en términos generales, cuáles son
las desviaciones que se producen entre las previsiones y la realidad y
qué repercusión tiene en lo que nos ocupa, en la operatividad de las
Fuerzas Armadas?
Yo quiero decir que sus respuestas y reflexiones, tanto la suya como la
de los Jefes de los distintos Cuarteles Generales, son para nosotros de
extraordinaria importancia. Nosotros creemos que los presupuestos son
insuficientes para conseguir los fines y los objetivos propuestos.

Estamos dispuestos --lo hemos estado siempre-- a asumir la
responsabilidad y el coste político que supone mantener esa postura,
porque todos sabemos que no es político, que no es electoralista, que no
es popular mantener que es necesario que este país incremente su esfuerzo
en Defensa. Estamos dispuestos, sin embargo, a asumir ese coste político;
pero tampoco queremos ser más papistas que el Papa. Por eso, si los
máximos responsables de nuestros Ejércitos consideran que con estos
presupuestos están mínimamente cubiertas nuestras necesidades defensivas,
no sólo reconsideraríamos la decisión de presentar enmiendas a los
Presupuestos para 1995, sino que incluso reflexionaríamos muy seriamente
sobre la conveniencia de revisar el anexo económico de nuestro programa
de gobierno en esta materia. Por eso insisto en que su presencia hoy aquí
es de extraordinaria importancia. Nosotros la valoramos sobre todo porque
nadie mejor que ustedes nos puede decir cuál es la situación de la
operatividad de nuestras Fuerzas Armadas, fin último al que van
destinados todos los fondos que se dedican al Ministerio de Defensa.




El señor PRESIDENTE: Voy a reiterar que el objeto de la Comisión de hoy
es informar sobre temas relativos al proyecto de ley de Presupuestos
Generales del Estado. En todo lo que son reflexiones, posiciones
legítimas sobre la partida general de Defensa hay que tener en cuenta que
no participan otros grupos en el debate, por lo que le rogaría que las
cuestiones que se planteen sean estrictamente vinculadas a los
presupuestos, porque los demás grupos no pueden hacer esos juicios de
valor que S. S. legítimamente tiene derecho a hacer, pero en el contexto
adecuado.

Para responder a las cuestiones, tiene la palabra el señor Jefe del
Estado Mayor de la Defensa.




El señor JEFE DE ESTADO MAYOR DE LA DEFENSA (Rodrigo Rodrigo): Señor
Presidente, señores Diputados, quiero agradecer, en primer lugar, sus
palabras de elogio de la labor de las Fuerzas Armadas en las distintas
misiones que están desarrollando en el ámbito internacional y también
agradezco mucho al señor López Valdivielso que se haya acordado de los
que no participan, pero que trabajan día a día con el mismo esfuerzo y
entusiasmo que los demás.

Ha hecho una serie de preguntas que trataré de responder lo mejor
posible. Además, le agradeceré que si alguna no he captado bien, porque
su intervención ha sido muy rápida, me corrija y trataremos de aclararla.

Ha hecho una reflexión sobre el presupuesto, límites mínimos y límites
máximos, con la que estoy de acuerdo y no tengo nada que oponer. La
pregunta fundamental que ha hecho inicialmente es si con el presupuesto
de este año podremos hacer frente a los crecientes compromisos de nuestro
país. Mi respuesta será parecida a la del año pasado. El presupuesto que
tenemos para el año 1995 ha tenido un incremento para nosotros aceptable.

Por supuesto no podemos decir que éste es el mejor presupuesto para las
Fuerzas Armadas. Siempre tendríamos la aspiración de conseguir más
dinero, con lo cual podríamos atender las necesidades sentidas por las
Fuerzas Armadas, por cada Ejército en particular, por lo menos si no
todas las necesidades en un grado aceptable y, sobre todo, que pudiéramos
acortar los plazos de los distintos programas que tenemos pendientes.

Ha hecho asimismo unos comentarios en cuanto al aumento, que será
aproximadamente del 7,6 por ciento, sobre 1994, y una comparación con el
presupuesto del año 1990, inferior en un 30 por ciento. La pregunta
fundamental que sale de esta reflexión es si hemos gastado en Defensa más
de lo necesario en años anteriores o nuestro presupuesto en este momento
es corto. Yo no me atrevería a juzgar lo pasado en años anteriores, pero
sí creo que no hemos gastado nunca más de lo necesario. En preguntas a
mis antecesores, todos han coincidido, en comparecencias anteriores, en
decir que hubiéramos necesitado disponer de más dinero, pero la realidad
es la que manda. El presupuesto que se aprueba en este Parlamento es el
que rige y a él tenemos que atenernos para solucionar los problemas.

Concretamente en cuanto al año 1990, ha citado cómo puede influir en la
actividad de las unidades de adiestramiento la reducción en combustible
en unos porcentajes que ha considerado elevados: el 35 por ciento en
cuanto a combustible y el 67 por ciento en municiones. Preguntó al final
si ha influenciado la actividad de adiestramiento. Le puedo decir que
estas cifras --35 y 67 por ciento-- son relativas. Es cierto que hemos
disminuido el consumo de combustible, pero también es cierto que hemos
reducido,



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especialmente el Ejército de Tierra, el número de vehículos que teníamos
en una cifra considerable. Por tanto, se reduce el gasto de combustible.

En municiones fundamentalmente, la cifra se ha reducido
extraordinariamente porque lo que hemos hecho ha sido una limpieza de
polvorines, donde teníamos cantidades ingentes de épocas anteriores. Los
respectivos Jefes de los Ejércitos lo podrán explicar mejor, pero, a bote
pronto, puedo decir que teníamos cantidades ingentes de municiones
correspondientes a armamentos que hemos ido retirando, pues aunque hemos
modernizado poco --hemos modernizado algo--, tenemos municiones sobrantes
que ha habido que eliminar.

También es cierto que hemos pasado años con reducciones constantes en el
presupuesto por necesidades económicas del país, lo que nos ha obligado,
como muestran los programas, a reducir de donde creíamos que estábamos
mejor dotados y podría afectar menos a la operatividad.

La realidad es que la actividad y adiestramiento de nuestras unidades ha
seguido un ritmo parecido a los del año 1990. Yo no podía decir que hemos
perdido en adiestramiento, creo que hemos llegado a un nivel adecuado. En
algunas unidades quizá de segunda línea hemos tenido que reducir el
número de ejercicios, pero podemos decir, en líneas generales, que la
actividad de adiestramiento de nuestras unidades se ha mantenido con el
nivel adecuado, como se está demostrando en las distintas participaciones
que tenemos en el exterior.

Se ha referido S. S. también a las cantidades destinadas a mantenimiento
para el año 1995, que son aproximadamente la mitad de las de hace cinco
años. De este tema, los Jefes de Estado Mayor de los Ejércitos podrán dar
más detalles que yo, pero, en líneas generales, puedo decir que el
mantenimiento ha disminuido en cantidad, primero, porque hemos eliminado
mucho material viejo, que es el que más dinero gastaba y, segundo, porque
los ejércitos han hecho un esfuerzo importante para resolver la mayor
parte del mantenimiento dentro de las propias unidades, con lo que se han
abaratado los costes extraordinariamente. Sin embargo, he de decir que
mantenimiento es uno de nuestros mayores problemas, es donde nos gustaría
poder disponer de una mayor cantidad para atender las necesidades.

Estamos en ello y, si se fija en los presupuestos de este año --me
refiero concretamente a los que afectan a los temas de la Defensa--,
hemos aumentado considerablemente las cantidades.

Además, como reflexión, debemos pensar que, en el futuro, los gastos de
mantenimiento han de incrementar año a año, puesto que, a medida que
progresemos en la ejecución de los programas en curso, tendremos más
cosas que atender en el futuro. Es de esperar que en alguno de los
programas disminuyan las asignaciones, que se irán reduciendo paso a
paso, y, en cambio, el mantenimiento tendrá que aumentar en los años
siguientes, pues tendrá muchos más segmentos de red que atender, por lo
que habrá que gastar más dinero.

Preguntaba S. S. si hemos despilfarrado el dinero o se ha deteriorado el
mantenimiento. Ni una cosa ni otra, ni hemos despilfarrado antes sino que
hemos gastado de acuerdo con lo que teníamos que mantener, vehículos y
material muy viejo, y, a medida que hemos ido renovando algunos vehículos
y, sobre todo, material, hemos tenido una necesidad de mantenimiento.

Insisto en el esfuerzo que han hecho los ejércitos, que ha sido el más
importante y que ha rebajado la necesidad de gasto de mantenimiento.

Ha citado que las nuevas doctrinas de la Alianza y demás organizaciones
internacionales dedican gran atención a la movilidad estratégica y que en
España no hemos hecho prácticamente nada en este sentido. Dice que no ve
en el presupuesto dotación para helicópteros o aviones de transporte, y
pregunta si hay suficientes o si convendría dar mayor prioridad. La
respuesta debe ser, sí. Si pudiéramos, tendríamos que aumentar el número
de aviones de transporte y el de helicópteros, pero son programas muy
caros y el orden de prioridades, que es la clave de todo el trabajo que
se hace por parte de las Fuerzas Armadas en presupuestos --una de las
necesidades por las disponibilidades es establecer un orden de
prioridades--, y en este momento podríamos decir que en el objetivo de
movilidad estratégica, algo hemos hecho; hemos solicitado una adquisición
de aviones CASA 235, que mejoran el transporte; vamos a iniciar el
programa de modernización de los C-130 Hércules, con lo cual se alargará
su vida y capacidad de actuación; tenemos un nuevo barco de desembarco y
tendremos otro el año que viene, que nos permitirá proyectar nuestra
Fuerza donde haga falta en mejores condiciones; hemos puesto la quilla y
prácticamente el año que viene estará terminado un nuevo barco de
aprovisionamiento, que permitirá el desplazamiento de nuestras unidades
en perfectas condiciones, apoyadas con armamento; y hemos previsto para
el año que viene la iniciación de un buque anfibio, de lo que podrá
darles más detalles el Almirante Jefe de Estado Mayor de la Armada.

En el campo de la movilidad táctica, estamos haciendo un esfuerzo, con un
programa de renovación de vehículos de transporte, en el que
fundamentalmente el Ejército de Tierra será el que obtenga mayores
beneficios, y vamos a tratar de dar impulso máximo en los años venideros;
impulso que esperamos que repercuta en beneficio de la industria
nacional.

Se ha hecho referencia también al capítulo de simulación. Ha mencionado
simuladores, bancos de pruebas, pero yo añadiría subcalibres. Son dos
campos en los que estamos poniendo un gran interés porque entendemos que
es una forma de mejorar la preparación del personal y de ahorrar un
dinero importante. También son programas caros, que tenemos que elevar
progresivamente a medida que vayamos disponiendo de más dinero. En lo que
también estamos haciendo un gran esfuerzo --y de esto podrá hablar mejor
que yo el Jefe del Estado Mayor del Aire-- es en la obtención de
simuladores y bancos de pruebas, en los que participa ampliamente nuestra
industria nacional. Creemos que eso es interesante. El de subcalibres es
también un tema referente que el Ejército de Tierra está poniendo en
marcha, pero nos pasa igual; al capítulo de prioridades sólo podemos
dedicar una pequeña cantidad.

Se habrá dado cuenta S. S. de que estamos haciendo un esfuerzo en una
modernización de sistemas de armas para



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ampliar lo que podamos. El Ejército de Tierra va a hacer un programa para
vehículos de combate de infantería y caballería, que es una necesidad
sentida desde hace mucho tiempo porque hasta ahora estábamos empleando
vehículos de transporte para todos esos movimientos, los PMR y los APC, y
empezamos este año, aunque sea tímidamente, un programa de vehículos de
combate de infantería y caballería sobre cadenas, que nos permitirá
llevar las unidades en mejores condiciones si hubiera necesidad de
actuar.

Continuamos con el programa de transferencias, de reducción de equipos,
de acuerdo con el Tratado firmado en Europa para reducción de armamentos,
con lo cual mejoramos nuestro parque de carros de combate. Tenemos un
plan de inversiones en movilización de artillería, en misiles, e
introducimos un programa nuevo, mejoramos nuestro misil antiaéreo Hawk y,
aunque limitadamente, también iniciamos un aumento del nivel de
municiones; sobre todo, vamos a dar un impulso grande a la modernización
de la red de polvorines. De eso podrá hablar más el Jefe del Estado Mayor
de Tierra.

En el ámbito naval, también estamos llevando adelante un programa de
fragatas. La «Santa María» termina con la entrega de la última el próximo
año; tendremos terminado el buque de aprovisionamiento; el programa de
cazaminas está en plena marcha y de los aviones Harrier 88, con capacidad
de combate, es un programa mixto que se hace con Estados Unidos y con
Italia.

En el ámbito aéreo (también podrá hablar después el General de ese tema),
se han reforzado las unidades de combate con la adquisición de algunos
F-1 para cubrir bajas que existían; se continúa gastando dinero y
trabajando en el programa del F-2.000; se están preparando los planes
para un futuro avión de transporte, lo cual indica que seguimos
preocupados de esta movilidad estratégica, y también se está trabajando
en un misil aire-aire. Como digo, esto lo podrán explicar con más
detalles los Jefes de Estado Mayor. Yo me voy a limitar a hablar, porque
es la pregunta concreta que me ha hecho, sobre las inversiones de guerra
electrónica. Este tema afecta directamente a mi Estado Mayor, es el más
importante, creo que sería conveniente hacer un pequeño resumen primero
para centrar el tema y luego entraríamos programa por programa.

Los proyectos que son de responsabilidad del EMAD tienen por objeto
conseguir el mejor funcionamiento del sistema de defensa C3I: mando,
control, coordinación e inteligencia. Es el sistema que hace posible que
las autoridades y organismos del Ministerio de Defensa puedan ejercer y
desarrollar todas sus competencias y funciones en el ámbito de la defensa
nacional en situaciones de paz, crisis y guerra.

El sistema, por supuesto, no ha alcanzado todavía el nivel previsto para
cumplir todas las misiones. Es un sistema ambicioso y, dadas las
características de los medios que le integran, se puede decir, sin temor
a equivocarse, que los proyectos estarán vivos permanentemente, sujetos a
modificaciones que vienen impuestas, unas, por la vida útil de alguno de
los elementos; otras, por las mejoras tecnológicas y, otras, por los
compromisos que podamos adquirir con nuestros aliados actuales y futuros,
además de las posibilidades económicas del momento.

Todo esto repercute siempre en la programación plurianual, en forma que
no es posible prever ni cuantificar con precisión; por eso esas
diferencias de cifras de unos años para otros. Se trata de un programa
que hay que llevar de la forma más equilibrada posible, y unos años
tendremos que hacer el esfuerzo en una cosa y otros años, en otra.

En líneas generales, y para no entrar en detalles técnicos, que podrían
cansar a la audiencia, diré que la arquitectura de un sistema de defensa
en el C3I se puede considerar dividida en cuatro segmentos distintos:
sensores, que son los que proporcionan los datos que puede interesar;
medios de comunicación, que recogen y envían los datos que enlazan a
todos los componentes del sistema; el segmento de información, donde se
reciben los datos, se elaboran y luego pasan a constituir la
inteligencia, y luego los puestos de mandos, donde se adoptan las
decisiones.

En nuestro concreto sistema de defensa de C3I tenemos, dentro del
segmento sensores, el programa conjunto Santiago, el Centro conjunto de
guerra electrónica Calatrava y el Helios, como elementos más importantes.

El Cemad de comunicaciones está formado principalmente por el sistema de
mando y control militar, cuya base es el sistema conjunto SCTM, y donde
se integran Secomsat Hispasat y Cisat.

En el servicio de información constituye parte importante el proyecto
Cecod y el proyecto C3I, así como los proyectos correspondientes a los
cuarteles generales respectivos y a los mandos operativos aéreo y de
Canarias, que son los que tienen también importancia. Y, además, el
Centro de Inteligencia, que estamos en este momento constituyendo y que
todavía tardará algún tiempo en entrar en completa efectividad. Por
último, el segmento de puestos de mando está formado por el Cecod, del
Ministerio de Defensa; el Cecod del EMAD y los centros de operaciones de
los ejércitos respectivos. Todo esto obliga a la existencia de proyectos
plurianuales, de una duración prácticamente ilimitada y con altibajos en
la provisión de fondos, que son los que pueden evitar la existencia de un
sistema de defensa C3I, cada vez más adaptado a las necesidades de la
defensa nacional.

Después de esta explicación de carácter general centrando los problemas,
si no recuerdo mal, me ha dicho que se han reducido las inversiones en el
SCTM y las inversiones en Secomsat. Al programa SCTM dedicamos el año
pasado 2.030 millones de pesetas y, según las previsiones, pensamos
seguir aumentando para años sucesivos a 2.900, 3.300, etcétera. Después
de tener en cuenta las consideraciones que he citado respecto a lo que es
el sistema C3I, este año hemos llegado a la conclusión de que, con el
dinero de que podíamos disponer, nos debíamos conformar con una cantidad
muy parecida a la del año pasado, que consideramos que era suficiente
para que el programa avanzase en la proporción debida, sin descentrar a
los demás. No va a plantear ningún problema importante. Creo que podemos
acabar cumpliendo los plazos previstos, pero siempre con la idea que he
dicho al principio, la de que estos programas, aunque se empiezan con una
fecha de



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terminación, son de alcance ilimitado, porque a medida que pasa el tiempo
hay que ir renovando cosas y aumentando otras.

En el programa Secomsat lo que hemos hecho ha sido un aumento completo.

El año pasado el señor Rupérez me preguntaba por qué había estado carente
de fondos este programa, y yo expliqué cuál era el motivo. El programa
Secomsat surgió como consecuencia del lanzamiento del Hispasat.

Automáticamente, al tener un segmento aéreo de comunicaciones, había que
montar una infraestructura para manejar en las Fuerzas Armadas el sistema
Satélite. A pesar de que estaba programado desde el año 1990 ó 1992, en
un principio no se pudo dotar y no se hizo gasto ninguno. La situación
sobrevenida en Yugoslavia y el envío de tropas españolas a la zona nos
obligó a afrontar seriamente el problema de mantener un enlace fluido con
estas unidades. Entonces se tomó la decisión de crear un programa
alternativo que se llama Cisat, que es una capacidad inicial de
comunicaciones por satélites, que el Gobierno encargó al INTA y que,
además, tenía una asignación reducida, aproximadamente unos 1.500
millones de pesetas, con lo cual se adquirieron una serie de terminales
terrestres embarcadas, y algunas portátiles, que nos han permitido hacer
frente a esas necesidades. Este sistema, una vez terminado por el INTA,
se ha tomado la decisión (la tomó ya el Ministro, en principio) de que
sería una parte del Secomsat, con lo cual, como decía el año pasado, el
Secomsat no había muerto, lo que pasaba era que no había habido provisión
de fondos hasta entonces y teníamos un primer gasto que era el Cisat, que
se integraba en él.

La decisión adoptada ha sido que el Cisat, una vez cumplido el objetivo
de resolver el problema inicial, pasara a ser parte del Jemad, el Estado
Mayor de la Defensa, y estamos en la fase de readaptar las actas de
entrega para hacernos cargo de lo que hay. Como se hizo deprisa este
programa para solucionar el problema del momento, estaba exclusivamente
dedicado a la adquisición de los equipos para resolver el enlace. No
había provisión de fondos para repuestos ni para formar personal. Una vez
que pase al Estado Mayor de la Defensa (y ésa es una de las razones por
las que los presupuestos aparecerán incrementados en el Jemad
considerablemente; si se han fijado han pasado de 1.391 millones del año
pasado a 2.779) va a tener una dotación importante para la adquisición de
repuestos, para reparar los equipos que están en funcionamiento, para
crear un centro de mantenimiento propio de las Fuerzas Armadas y para
formar al personal adecuado, porque hasta ahora estos equipos estaban
gestionados por el INTA, pero entendemos que, una vez pasen al Jemad,
deberán estar gestionados por nosotros. Esta es la razón de que haya
aparecido una partida importante que crece en nuestro presupuesto.

En el programa Secomsat no nos hemos limitado a adquirir el INTA, sino
que vamos a darle un impulso importante. Hemos vuelto a revisar el
programa inicial y hemos dedicado una cantidad, que yo considero
importante para este año, de 1.600 millones de pesetas, por lo cual
empezaremos un programa con un plazo de tiempo de varios años que, en
líneas generales, trata de hacer una terminal de anclaje, que todavía
está sin determinar el sitio de la estación, posiblemente sea la estación
de radio de Bermeja, que será la terminal de la red Secomsat, donde se
integrarán las redes de comunicaciones terrestres y las de Telefónica,
desde donde se ejercerá el control de la red de comunicaciones por
satélite y se realizarán todas las pruebas de la órbita de la carga
ornamental a lo largo de la vida operativa de los satélites Hispasat. En
ese mismo sitio donde esté la terminal de anclaje queremos montar un
centro de control que supervise y controle el trabajo de las terminales
de la red; que supervise y controle la carga ornamental de los satélites
Hispasat, que establecerá los enlaces planificados y actualizados y
mantendrá y actualizará la base de datos de la red de carga ornamental.

Completaremos el terminal fijo que ya existe en la base aérea de
Torrejón, que además de las tareas específicas en que está actuando
ahora, actuará como un terminal de reserva en el control de la red, en
caso de que el terminal de anclaje que he citado al principio estuviera
inoperativo por alguna razón. También estableceremos un terminal fijo en
Canarias, que servirá de integración de las comunicaciones de las redes
terrenas que hay en Canarias, que soportará el tráfico Península-Canarias
y complementará los enlaces de cable submarino. Vamos a aumentar el
número de terminales embarcados. En este momento prácticamente tenemos
uno que es el que está en el «Príncipe de Asturias». Nuestra idea es
empezar con una cifra, que queremos que llegue a siete como objetivo
inicial, pero el número se determinará de perfecto acuerdo con la Armada
y servirá para mantener los enlaces tierra-buque-tierra en las unidades
que están navegando.

El número de terminales tácticos de esta red también pretendemos
aumentarlo hasta una cifra de diez, aunque es una cifra tentativa
inicial. Los cuarteles generales nos tendrán que dar más detalles en
cuanto al número y la distribución de ellos. Servirán, como es natural,
para mantener los enlaces de las fuerzas destacadas.

Por último, queremos incrementar el número de terminales portátiles.

También partimos de una cifra inicial que hemos calculado en 20 ó 21,
pero los números finales se determinarán de acuerdo con los cuarteles
generales de Cesid y éstos servirán para mantener enlaces con misiones
que no recogieran gran volumen de fuerzas o para ejercicios que hagamos
probablemente en territorio nacional.

A este respecto diré que de los terminales tácticos que hemos hablado,
este número de 10 ya se está acercando, porque, además de los cuatro que
tenemos en este momento en Bosnia, que han sido recientemente revisados,
porque se habían terminado los plazos de garantía y no teníamos avería;
hemos acabado de adquirir de la industria nacional otros cuatro
terminales que vamos a emplear en el próximo mes de noviembre en el
ejercicio de Tramontana. De estos terminales ya hicimos algunas pruebas a
final del mes pasado, continuaremos hasta acabar este mes y los
resultados han sido totalmente favorables. Creemos que hemos encontrado
la solución en la industria nacional a nuestras carencias en este campo.

Me ha preguntado también por un programa Helios B, que no figuraba el año
pasado y que desearía que le



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explicase en qué consiste ese programa. El Helios 1B es exactamente lo
único que hemos aprobado hasta ahora. En el programa Helios, por decisión
política, no se va a continuar con el Helios 2 ni con el post-Helios
porque, de momento, no hay tomadas decisiones en ese sentido. El Helios
1, que era el primero, tiene un satélite que se pondrá en funcionamiento
en febrero o marzo del año que viene y tiene un segundo satélite que se
lanzará dos o tres años más tarde. En este programa hemos hecho hasta
ahora una inversión de unos 14.500 millones de pesetas. Para lanzar el
1B, que es exactamente el Helios en el que estamos comprometidos donde
tenemos adquiridos unos derechos y unas obligaciones, necesitamos gastar
750 millones este año y otros 750 el que viene con objeto de que, por
nuestra parte, el lanzamiento del Helios 1B se lleve a efecto.

Simultáneamente y también en el capítulo de mantenimiento hay una partida
dedicada al Helios porque tenemos que mantener no sólo lo que ya está en
funcionamiento, sino lo que salga en el futuro. Incluso, aunque no
participemos en el futuro en el Helios 2, mientras tenga vida el Helios
1, tenemos que participar en el mantenimiento de los centros
internacionales y nacionales correspondientes. Por eso aparece ahí.

Pregunta S. S. que a qué se debe el aumento en gastos de bienes
corrientes y servicios de un 7 por ciento. Voy a intentar darle las
cifras. El año pasado teníamos 1.018 millones y este año son 1.193. El
incremento principal se produce como consecuencia de habernos hecho cargo
de segmentos. Tenemos más gasto de mantenimiento e instalaciones, pero es
una partida que ha aumentado muy poco. (Los ruidos producidos por las
obras impiden oír bien al orador. Un señor Diputado: Se oye muy mal.)
Prácticamente los conceptos que lo formaban casi no suponen variación con
los del año pasado. Donde el año pasado teníamos 847, ahora tenemos 927
millones. Esta es la partida mayor de aumento. Yo no noto una diferencia
notable. Lo que ocurre es que al tener más instalaciones tenemos más
gasto de funcionamiento. Hay que gastar más en luz, en agua, en teléfono,
etcétera. Yo no veo que sea una partida importante, porque la diferencia
de los gastos que se refieren a personal es de tres millones con respecto
al año pasado. Sólo hay 7,5 millones de aumento para el Estado Mayor de
la Defensa. El aumento mayor es de 80 millones y es debido a esas
instalaciones que hemos adquirido y a los aumentos de precios en los
servicios correspondientes.

Me ha hecho una pregunta que yo considero final, sobre si el presupuesto
es suficiente para atender las necesidades de la Defensa, tanto en el
ámbito nacional como en el internacional. Vuelvo a lo que dije al
principio: con dificultades, con un esfuerzo grande por nuestra parte,
aguzando el ingenio y forzando el trabajo de nuestros subordinados, creo
que vamos a ser capaces, igual que lo hemos sido este año, de cumplir los
compromisos nacionales e internacionales. Repito también lo que dije el
año pasado: Me preocupa la posibilidad de que se amplíen los compromisos
internacionales, pero eso no corre de mi cuenta. Yo no tengo posibilidad
de interferir en esa situación. Sí desearía, si los compromisos
internacionales aumentan por las razones que sean, que se tenga en cuenta
en esta Comisión de Defensa y en el Parlamento que nuestras necesidades
aumentarán y necesitaríamos algún crédito extraordinario.

No sé si me habré dejado alguna pregunta sin responder.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor López Valdivielso.




El señor LOPEZ VALDIVIELSO: Señor Presidente, sólo quiero dar las gracias
al Teniente General por sus explicaciones y decir que la disyuntiva
dialéctica que yo me planteaba al comienzo de mi intervención de decir: o
no tienen suficiente o antes despilfarraban, en ningún momento era porque
yo creía que lo que se ha hecho es despilfarrar. Todo lo contrario, creo
que los presupuestos de Defensa, por lo menos de los cinco o seis últimos
años, pasarán a los anales de la historia como lo de los panes y los
peces.




El señor PRESIDENTE: Pasamos ahora a la comparecencia del Jefe de Estado
Mayor del Ejército de Tierra.

Tiene la palabra el señor López Valdivielso.




El señor LOPEZ VALDIVIELSO: Señor Presidente, con más brevedad, puesto
que las reflexiones iniciales valen para el desarrollo de toda la
comparecencia.

En relación con el Ejército de Tierra, vemos con satisfacción que es el
que experimenta un mayor crecimiento en el año 1995. Esto es una gran
novedad. Creo que es la primera vez, desde que soy Diputado, que puedo
decir que el Ejército es el que más crece, presupuestariamente hablando;
pero aún está un 25 por ciento por debajo de lo que eran los presupuestos
de 1990, a los que me referiré machaconamente en el transcurso de toda mi
intervención de esta mañana.

Yo recuerdo que el anterior Jefe de Estado Mayor del Ejército en su
comparecencia del año pasado, decía, refiriéndose a los presupuestos de
su Ejército, que eran tremendamente deficitarios. Sé cuál va a ser la
respuesta, pero, no obstante, yo hago la pregunta a efectos del «Diario
de Sesiones». ¿El incremento del 7 por ciento puede superar ese tremendo
déficit al que se refería su antecesor?
Vemos que hay un cierto incremento de gasto que tiene que ver con la
operatividad. Sin embargo, en la memoria que acompaña este año el
presupuesto se ha suprimido una tabla que era muy importante, a nuestro
juicio --este año se ha suprimido y no sabemos por qué--, en la que se
reflejaban los distintos ejercicios de adiestramiento previstos para el
año, venían los alfa, los beta, etcétera. Este año no está en la memoria
del presupuesto, no sabemos por qué. ¿Podría explicarnos, de forma
genérica, en qué medida puede afectar este aumento del gasto corriente
del 5 por ciento a los ejercicios de adiestramiento? Dado que no hemos
podido comparar, puesto que este año no se publica la tabla, ¿es que va a
disminuir el número de ejercicios de adiestramiento con respecto a
ejercicios anteriores?
Nos preocupa --lo hemos dicho con carácter general-- la escasez de
municiones, pero especialmente en el Ejército de Tierra. Las previsiones
para este concepto en este



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año son la tercera parte de las adquisiciones del año 1990. El año
pasado, el Jefe de Estado Mayor del Ejército nos dijo que estaban
utilizando las reservas de guerra, que sólo tenían munición para mucho
menos de 30 días. ¿Los 2.500 millones presupuestados para este año
garantizan un correcto adiestramiento de nuestra fuerza terrestre? ¿Cuál
es la situación en la que se encuentra en estos momentos esa reserva de
guerra?
Quiero hacer una pregunta, que es curiosidad presupuestaria, pero
curiosidad al fin y al cabo. Durante este año se nos ha dicho --lo ha
dicho el Jefe de Estado Mayor de la Defensa-- que ha habido que destruir,
que tirar, que desactivar mucha munición atrasada, caducada. Quizá es una
pregunta ingenua, pero ¿no se podía, acercándose la fecha de caducidad de
la munición, utilizarla, gastarla en ejercicios de adiestramiento y
evitar así, entre otras cosas, tener que arrojarla al mar? Es una
cuestión que se me plantea. Si sabemos cuál es la fecha de caducidad,
antes de que llegue esa fecha, cuando todavía esté en los límites de
seguridad para su utilización, por qué no se utiliza en adiestramiento de
las unidades.

Vemos también este año que hay cero pesetas para adquisición de misiles
de consumo. Hay adquisición de nuevos sistemas, como se nos ha dicho,
misiles de muy baja cota, contra-carro, Hawk; pero no hay adquisición de
misiles de consumo. ¿Podemos garantizar el adiestramiento con los
sistemas ya en servicio, sin adquirir ningún misil de consumo este año?
La dotación para mantenimiento de armamento y material continúa congelada
un año más, lo que en términos reales supone una reducción del 22 por
ciento respecto al año 1990. La pregunta es la misma: ¿es posible
asegurar un correcto mantenimiento del material del Ejército de Tierra?
Repito que aquí lo de los panes y los peces es bastante asimilable. Me
limito a hacer las preguntas, sin más literatura, para que el señor
Presidente no diga que me salgo de la cuestión, aunque me lo diga
amablemente.

El presupuesto de formación baja este año 163 millones con respecto al
anterior y aparece congelado también desde 1990. Nosotros creemos que la
formación es un valor esencial en cualquier ejército moderno. ¿Supone
esta disminución, en términos reales del esfuerzo en formación, una merma
de la capacidad formativa en el seno del Ejército de Tierra?
Inversiones. Este año, efectivamente, crecen; pero las inversiones
previstas se encuentran aún un 35 por ciento por debajo de las previstas
por el anexo económico del Plan Estratégico Conjunto de 1990, según
información puesta de manifiesto por el propio Cuartel General del
Ejército de Tierra. Mi General, ¿qué adquisiciones han tenido que ser
canceladas, cuáles recortadas y cuáles retrasadas?
Respecto a las previsiones de necesidades de material para el
recientemente aprobado Plan Norte, que todos apoyamos, que ascienden a
550.000 millones en ocho años, haciendo las cuentas muy por encima vemos
que la desviación, según nuestros cálculos, ya para este primer
ejercicio, es de 28.000 millones de pesetas, aproximadamente un 40 por
ciento. ¿Es esto así? En ese caso, ¿cómo va a afectar este primer paso en
ese esfuerzo de modernización que todos creemos que se debe hacer con
respecto al Plan Norte?
Un año más --ya lo hemos dicho--, vemos que no se invierte nada en
helicópteros de ningún tipo, ni de transporte ni de combate. En nuestra
opinión, el helicóptero es un medio esencial para cualquier fuerza
terrestre. Algo nos ha dicho el Jefe de Estado Mayor de la Defensa, pero
también nos gustaría escuchar sus comentarios al respecto, dado que el
que tiene que aerotransportar, por ejemplo, a la brigada
aerotransportable es usted, y lo que no sé es si usted puede
aerotransportar con los medios que tiene a la brigada aerotransportable.

Por el contrario, no es que nos parezca mal, pero choca, cuando estamos
hablando de lo que debe ser un ejército moderno, que una de las
principales inversiones que realizará el Ejército de Tierra será en
carros de combate, en la modernización de los famosos M-60 cedidos por
Estados Unidos. Sabemos, sin embargo, que Alemania va a alquilarnos
algunos carros Leopard II, en principio, para la brigada que se ha
incorporado al Eurocuerpo. Sabemos también que se está estudiando la
posibilidad de que Santa Bárbara Blindados pueda producir este mismo
carro en España en un futuro no muy lejano. Esto significa que el
Ejército de Tierra puede, al fin, contar con un carro moderno,
competitivo, de lo que nos alegramos. Esto nos parece una solución
racional. Pero, ¿para qué seguir modernizando los M-60? ¿Para qué gastar
esos 26.000 millones de pesetas en modernizar un carro que muy
probablemente sea dado de baja en pocos años? ¿No sería más racional
acelerar el proceso de adquisición del Leopard II y olvidarnos de los
M-60? Porque algún carro tendremos que dar de baja. Renunciamos a 110
carros, creo recordar, M-60, los A-1, porque dijimos que con estos M-60 y
con los MX-30 tendríamos suficiente, pero ahora se nos dice que, además,
vienen los Leopard y que hay que seguir gastando en la modernización de
los M-60 porque vamos a seguir con ellos.

Creo que en todos los sitios están reduciendo el número de carros, porque
tampoco las amenazas previsibles exigen un arma acorazada
sobredimensionada. Esta, sin duda, es otra pregunta presupuestaria.

¿Cuántos carros y de cuántos tipos va a acumular el Ejército de Tierra a
corto y medio plazo? Insisto, ¿no sería más racional reducir el número
previsto, incluso por debajo de los que hoy se consideran, 500 ó 450
carros de un único tipo, moderno, con lo que además se abarataría el
costo de mantenimiento y la logística? Me gustaría escuchar sus
reflexiones sobre este asunto de los carros, porque si sumamos los que
tenemos más los que podemos recibir (como se nos dijo el otro día en una
Comisión, no se piensa dar de baja ninguno), no sé para qué queremos
tantos carros cuando, al final, sólo tenemos una división acorazada.

Un año más se retrasa la adquisición del vehículo de combate de
infantería, el Ascod, hoy Pizarro. Esto significará que la Brigada 21,
que se incorpora al Eurocuerpo, llevará junto a los flamantes Leopard II,
que esperemos que al final tengamos, o posiblemente detrás, los
históricos Toa con tantos años de servicio. Somos conscientes de que



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cuando no hay no hay, pero ¿no considera, mi General, que sería
prioritario ir a la incorporación o adquisición de los Ascod para poder
tener, efectivamente, una brigada realmente movilizable y utilizable?
Hay también --estoy terminando-- una serie de programas esenciales para
un Ejército en proceso de modernización --ya me he referido a ello-- que,
sin embargo, tampoco ha recibido ni una sola peseta para 1955 en sistemas
de alerta, mando y control, guerra electrónica, simuladores, bancos de
pruebas y equipos electrónicos. Con respecto al Ejército de Tierra nos
gustaría, mi General, que nos diese su opinión, así como las perspectivas
que tiene para el futuro en relación con estos aspectos. Tampoco
invertimos ni una sola peseta en material de ingenieros. Ya estamos
viendo cómo en las operaciones que están realizando en Bosnia-Herzegovina
este Arma tiene una importancia transcendental. Es muy posible que
sigamos implicándonos en conflictos o misiones de estas características y
nos parece extraño que no se invierta ni una sola peseta en material de
ingenieros.

Nada más, señor Presidente. Creo que en esta ocasión he sido más breve y
más concreto.




El señor PRESIDENTE: Breve, sí, pero muy denso, porque son muchas
preguntas y me parece que hemos planificado mal el tiempo de los
comparecientes.

Tiene la palabra el señor Jefe del Estado Mayor del Ejército de Tierra
para contestar a las cuestiones planteadas.




El señor JEFE DEL ESTADO MAYOR DEL EJERCITO DE TIERRA: (Faura Martín): En
primer lugar, quiero dar las gracias por las palabras que ha pronunciado
el señor López Valdivielso en relación a nuestra presencia en Bosnia.

Efectivamente, la agrupación que hemos tenido allí --ahora se está
haciendo el relevo de la quinta-- ha tenido un papel dignísimo del que
yo, como Jefe de Estado Mayor, me siento muy orgulloso. Hemos recibido
felicitaciones de Jefes de Estado, de organizaciones humanitarias, de
organizaciones deportivas, de miembros de otras comunidades y, en
general, todos los contactos que hemos tenido allí han sido muy
positivos. He tenido la suerte de estar de visita recientemente y en una
rueda de prensa los periodistas croatas y musulmanes pusieron de
manifiesto la exquisita neutralidad de nuestras fuerzas allí, incluso uno
se atrevió a pedirme que dejara seis meses más la agrupación que está
ahora por el buen comportamiento y la extraordinaria labor que están
haciendo. Muchas gracias, señor López Valdivielso, por sus palabras.

Voy a contestar a S.S. todas las preguntas, pero alteraré el orden de la
respuesta. En primer lugar, quiero decir que la principal preocupación
del Ejército de Tierra en este momento es el Plan Norte. El Plan Norte es
el más importante de este siglo en cuanto a organización del Ejército se
refiere, como se ha puesto de manifiesto en algunas ocasiones. No sé si
será el más importante, pero es un plan que afecta sustancialmente a la
estructura orgánica del Ejército de Tierra. Pero la gran preocupación de
los mandos del Ejército de Tierra es el personal. Nuestros sistemas de
armas son las personas. Nosotros trabajamos con unidades --por mencionar
una-- tipo batallón, que la componen 600 hombres, y queremos tener un
exquisito cuidado en el tratamiento que se da a las personas. Por tanto,
todas las modificaciones que estamos haciendo tienen como punto de mira
fundamental no perjudicar excesivamente a las personas. Yo siempre digo
que en tiempo de paz lo primero --que no quiere decir que sea lo más
importante-- es la política de personal. Por tanto, en todo lo que
estamos haciendo tenemos --repito-- una preocupación especial por el
factor humano.

En segundo lugar, hay una preocupación que ya ha expuesto el señor López
Valdivielso y que se ve recogida en muchas publicaciones. Me refiero a la
operatividad del Ejército. Se dice siempre que tenemos una operatividad
baja, pero yo quiero decir que la operatividad se mide de muchas maneras.

Por ejemplo, nuestra operatividad se está demostrando en Bosnia, donde el
nivel es magnífico. Creo que hay pocas unidades en Europa que tengan la
capacidad de movimiento --no digo de transporte-- que tienen las unidades
españolas. Yo reto a cualquier miembro de la Comisión para que mañana o
pasado visite una unidad operativa nuestra, y al capitán que esté al
frente de la compañía se le dice que al día siguiente se vaya al campo a
vivir con su compañía, y verá que tiene medios para vivir, para guisar,
para dar alimentos, para hacer la instrucción y para elaborar sus
programas perfectamente. Esto no ocurre en muchos ejércitos de nuestro
entorno. Quizá esto sea un defecto, pero es que nosotros salimos más al
campo que ningún ejército de Europa porque tenemos menos simuladores. Le
doy la razón al señor López Valdivielso en que quizá estemos un poco
escasos de simuladores. Por tanto, nuestras unidades tienen un altísimo
grado de operatividad, entendido en el sentido que yo he puesto de
manifiesto. Sin embargo, el material no es extraordinariamente moderno y
tenemos que ajustarnos a lo que hay. Pero entendida la operatividad como
la capacidad de una unidad de desplazarse de su acuartelamiento y salir
fuera, la tienen en grado alto.

En relación al personal quería decir también que el modelo del Ejército
mixto es el que ustedes nos han dado y nosotros estamos haciendo un gran
esfuerzo porque el servicio militar, de nueve meses, ha supuesto para el
Ejército no solamente la reducción de una cuarta parte de su personal,
sino también un período más corto de instrucción y adiestramiento de los
soldados.

Como ha expuesto el señor López Valdivielso, este año nuestro presupuesto
ha tenido una subida importante, aunque está por debajo todavía del del
año 1990. A este respecto tengo que decir que me siento satisfecho de la
subida que hemos tenido y de que el Ejército pueda acoplar su actividad
actualmente al presupuesto que nos han dado. Es verdad que ha disminuido
la dotación, pero hay que decir que el Ejército es bastante menor que en
el año 1990, que tenemos una parte importante de nuestro Ejército
dedicado a misiones de paz, con lo cual la presencia en Bosnia es un
ejercicio continuo y permanente y, además, hay una o dos agrupaciones que
están preparando su incorporación a Bosnia, lo que hace que los
ejercicios tengan un matiz



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distinto del que tenían antiguamente. Me refiero a los ejercicios a los
que ha aludido el señor López Valdivielso y que dice que no se han
realizado este año. Yo tengo aquí la relación de los ejercicios y se la
puedo facilitar cuando quiera. Los ejercicios son muy parecidos a los del
año pasado, hemos tenido que suprimir alguno porque casi todos los
ejércitos de nuestro entorno quieren realizar los ejercicios con nosotros
y hemos tenido que llegar al acuerdo de que todos los ejercicios se
realicen conforme a unas tablas y a nuestros intereses de instrucción.

De todo el presupuesto quizá la menor dotación sea la relativa a
mantenimiento. En ese sentido quería decir que se están produciendo
simultáneamente dos fenómenos que palían de alguna manera esta
disminución. Uno es la disminución de las unidades que tenemos y otra que
se está dotando a las unidades de élite, a las más operativas, de
material nuevo, por lo que necesitan menos dinero para mantenimiento.

Respecto a la munición obsoleta, a la que se ha referido el General
Rodrigo diciendo que había que tirarla, era una munición de material que
se ha desechado, que estaba en actividad hasta hace poco pero no podíamos
quedarnos sin munición de ese tipo, y tampoco procedía hacer ejercicios
de tiro para tirar toneladas de munición; por tanto, al desechar ese
material forzosamente ha habido que deshacerse de la munición.

En cuanto a formación, los datos que yo tengo ponen de manifiesto que con
relación al año 1994 ha subido. El año pasado había un presupuesto de 496
millones para la formación de oficiales, este año hay 500 millones; para
perfeccionamiento el año pasado había 2.300 millones y este año hay
2.445; y para los centros de formación había 81 millones el año pasado y
este año 85 millones. Por consiguiente, tengo que romper aquí una lanza a
favor de los sistemas de formación del Ejército de Tierra porque son
francamente buenos. Sé que han visitado la Academia General Militar, que
es un centro modélico en todos los aspectos, como opinan todos los que
van a visitarlo. Nunca se ha estudiado tanto en las Academias como ahora
y creo que los programas de formación de los oficiales están muy
ajustados.

Las inversiones crecen poco. Según mis datos, crecen más de lo que ha
dicho el señor López Valdivielso. Con los datos que nos han dado, este
año podemos llegar a una modernización en gastos de inversión de 46.000
millones de pesetas y en gastos de infraestructura, de 9.000. Estas
cifras se aproximan bastante a lo que planificamos cuando se inició el
Plan Norte. De manera que con eso creo que podemos atender a muchísimas
de las necesidades que tiene el Ejército.

Querría leerle al señor López Valdivielso las inversiones que se van a
hacer en el Ejército con el dinero que se nos ha dado para el Plan Norte,
en el que hay una cantidad importante dedicada a helicópteros. La única
duda que tenemos en estos momentos es si serán Puma o Superpuma. Incluso
hay iniciado algún programa de helicóptero de ataque, porque los que
tenemos están francamente antiguos. En cuanto a zapadores, tengo que
decirle que los carros M-48 que se van a desechar van a ser aprovechados
para ser transformados por empresas nacionales en máquinas de herramienta
de ingeniero, con lo cual se palía esa necesidad que tenemos de máquinas
pesadas del Arma de ingeniero.

Otro aspecto importante que me gustaría resaltar es que la reforma que
está programando el Ejército de Tierra está dedicada sustancialmente, en
la medida de lo posible, a mejorar o ayudar a la empresa nacional. Gran
parte del material con el que se puede dotar al Ejército en los años
venideros están hechos por empresas nacionales.

Respecto a los carros, a los que ha hecho alusión, quería dedicarme un
poco más detenidamente en este tema. Se nos cedieron los M-60, que eran
unos carros gratuitos, de forma que sólo había que reformarlos para tener
un carro de segunda generación, de los años sesenta, pero con las
modificaciones que le hacíamos quedaba bastante acorde con nuestras
necesidades. Posteriormente se nos ha ofrecido el carro Leopard-2, que es
de una generación posterior y es un carro mejor. Como seguramente sabrán
los miembros de la Comisión, desde el año 1982 ó 1983 el Ejército de
Tierra está queriendo adquirir el carro Leopard. Al habérsenos presentado
la oportunidad de hacernos con él, se está estudiando detenidamente,
porque el fondo del problema es que al intervenir nosotros en muchas
organizaciones con ejércitos europeos sería de alguna manera ventajoso
contar con un carro que tenga tecnología europea y no tecnología
americana. En este sentido se están llevando a cabo unas conversaciones
por el Ministerio de Defensa con el Ministerio de Defensa alemán, que no
puedo concretar ahora mismo en el estado en que se encuentran, pero el
Ejército ve con buenos ojos que se pueda adquirir el carro Leopard-2.

Con relación al gasto que se ha hecho, el carro M-60 va a seguir
modernizándose. Los carros de combate M-60 se compraron y se ha adquirido
un compromiso a nivel nacional con la empresa Santa Bárbara, que lo va a
seguir modernizando, porque el carro M-60 modernizado lo vamos a seguir
utilizando sea cual sea la solución final del problema planteado ahora
mismo. Nos iremos deshaciendo del carro M-48 y del AMX-30 no modernizado,
que seguirá seguramente en una de las Brigadas de Caballería.

La munición es otro problema importante. Como ha dicho el General
Rodrigo, hemos hecho un plan de modernización de la red de polvorines
que, en total, suma 11.500 millones a desarrollar en ocho años. Este año
dedicamos 1.500 millones a ese programa, en el cual los 39 polvorines que
teníamos los hemos dejado reducidos a 21, siete se han modernizado
bastante y se han acondicionado, y en todos se ha mejorado muchísimo su
capacidad y, sobre todo, las condiciones de seguridad y de vida de la
tropa. Algunos polvorines estaban en unas condiciones lamentables por
estar en sitios distantes de las guarniciones, en campos aislados y las
condiciones de vida, incluso de seguridad, no eran las adecuadas. Con
este programa esto se está paliando y hemos empezado, precisamente, por
hacer que las condiciones de vida de la tropa que hay en estos polvorines
sea mejor y las condiciones de seguridad sean máximas. Cuando se acabe
este programa, podremos decir que tendremos unos polvorines adecuados a
las fuerzas que



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tenemos, distribuidos en toda la geografía de España, para atender a las
necesidades de las Fuerzas Armadas.

Otro problema preocupante, pero que también está en vías de solución, es
el de los vehículos. Los vehículos sobre ruedas tenían hasta hace poco
una edad media muy superior a la deseable y este año, afortunadamente,
después de unas decisiones que hemos tomado en le Cuartel General, a
finales de diciembre habrán desaparecido de los acuartelamientos de las
unidades todos los vehículos que tengan más de 20 años. Un equipo nuestro
de investigación operativa ha hecho unos estudios que llegan a la
conclusión de que la edad media de los vehículos es de 14 años, contando
con que estarían cuatro en las unidades movilizadas. Los vehículos
militares tienen unas connotaciones especiales porque no se pueden regir
por los mismos parámetros con que se mide la eficacia de los vehículos
civiles. Los vehículos militares no trabajan tanto como los vehículos
civiles, generalmente se mueven menos y hay algunos vehículos, por
ejemplo los de piezas de artillería remolcada, que se mueven cuando la
artillería sale a instrucción o de maniobra; cuando no sale, el vehículo
está quieto. Otra característica, por así decir, negativa es que pasan
por muchas manos. De manera que en un estudio muy técnico que se ha
realizado ha habido que ponderar cuáles eran las condiciones ideales en
que podrían utilizarse y sacar una media. Ya digo que la media es de 14
años, contando que los cuatro últimos estarían en unidades movilizables.

Si quisiéramos atender a todo el parque de vehículos, tendríamos que
hacer unas reposiciones grandísimas. Se están haciendo unos estudios para
que las plantillas de los vehículos no se cubran completamente y nuestros
vehículos puedan optimizarse en su utilización, de forma que no se
atienda a la plantilla exacta de vehículos, sino que un vehículo pueda
tener, por decirlo de alguna manera, dos o tres sombreros y utilizarse
para dos o tres misiones dentro de la misma unidad.

El prototipo de vehículo de combate de infantería ya está hecho. En el
mes de noviembre vamos a llevarlo a las bases de Botoa y Cerro Muriano,
con objeto de que dos de nuestras brigadas de la división acorazada
puedan ver cómo funciona el vehículo y sus características, y que se vea
que es un prototipo netamente español. Lo llevaremos junto con el
lanzador Tow, el Mistral y algunos materiales que estamos adquiriendo,
porque es mi preocupación personal y también del Ministro que las
unidades que se reducen vean que se están dotando con armamento moderno.

De manera que tengo especial interés en que estas unidades de elite vean
que las reducciones de personal que están sufriendo están compensadas por
un material nuevo del que se les ha dotado o se les va a dotar.

El vehículo Ascod, como saben SS. SS., prácticamente ha ganado el
concurso que hubo en Noruega, aunque luego se ha asignado a una marca
sueca el vehículo de combate del Ejército noruego, pero el nuestro superó
todas las pruebas con vehículos británicos, americanos, suecos, etcétera.

El vehículo es muy bueno. Tiene el inconveniente de que el precio es
superior a lo deseable, porque algunos de sus componentes se adquieren en
el extranjero y las devaluaciones que hubo de la peseta hicieron que se
encareciera notablemente. Sin embargo, el vehículo tiene muy buenas
prestaciones, es un vehículo de primera categoría, y lo hemos encargado
ya. Este año en el presupuesto tenemos asignada una cantidad para un
programa de adquisición de 46 vehículos Ascod.

Respecto a las perspectivas del Ejército no quisiera que se me
malinterpretara lo que voy a decir. Militarmente se dice que cualquier
capitán tiene siempre algo que hacer en su compañía. Yo podría trasladar
esta frase a mi caso particular y decir que el JEME siempre tiene algo
que hacer en el Ejército. Nosotros estamos trabajando intensamente;
estamos intentando mejorar sustancialmente la operatividad del Ejército.

Hemos pasado una época crítica en la que hemos aprendido mucho porque las
crisis, como ustedes saben, obligan a administrarse mejor, y hemos
aprendido a administrarnos mejor. Yo estoy intentando inculcar en el
Ejército que todos los mandos tienen que tener un sentido económico de la
gestión. No es lo mismo tener cuatro soldados de guardia que seis; y no
es lo mismo tener parados ocho coches que no tener ninguno. Por tanto,
éste es un capital que tenemos que empezar a aprender a administrar, y en
eso estamos. De manera que aunque el presupuesto no es el que nosotros
hubiéramos querido, como es natural --y creo que no lo será nunca--,
tengo que ser optimista y creo que el empujón que nos han dado este año
es una compensación a nuestro esfuerzo, a nuestro trabajo, a nuestra
ilusión y a nuestra entrega, y en esa línea vamos a seguir. ¿Que hay
deficiencias? Las hay. ¿Que hay limitaciones? Las hay. Nosotros mismos
tenemos en nuestra estructura muchas limitaciones que estamos tratando de
corregir. Y como ya he tenido ocasión de decir alguna vez a los miembros
de esta Comisión que nos han visitado, nosotros queremos ser
transparentes, queremos que nos conozcan y que el pueblo español sepa
cómo nos gastamos el dinero, en qué lo invertimos, cómo lo administramos,
en definitiva, en qué empleamos el dinero que el Estado nos da. Por
tanto, nosotros estamos abiertos a cualquier sugerencia, a cualquier
visita y a cualquier cosa que pueda mejorar la operatividad o la forma de
comportarse el Ejército en las misiones que tiene encomendadas.




El señor LOPEZ VALDIVIELSO: Señor Presidente, para hacer una precisión.




El señor PRESIDENTE: Será para hacer alguna valoración, pero tiene la
palabra brevemente.




El señor LOPEZ VALDIVIELSO: Dos minutos, señor Presidente. En principio,
si el Jefe del Estado Mayor del Ejército de Tierra dice que las unidades
del Ejército de Tierra tienen un altísimo nivel de operatividad, yo no
digo lo contrario. Simplemente creo que el hecho de tener capacidad para
desplegarse, para salir fuera, para vivir, y que cualquier unidad esté en
condiciones de salir al campo, está muy bien, pero mi pregunta es ¿y para
combatir? En todo caso, yo creía que la escasez de combustible, la
escasez de municiones, la escasez de carros, la escasez de helicópteros,
la escasez de misiles, el presupuesto para



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mantenimiento, el que el programa de inversiones esté un 35 por ciento
por debajo de lo que preveía el PEC, algo tendría que ver con la
operatividad.

Solicitaría una precisión con respecto a los carros de combate. ¿Cuántos
carros vamos a tener al final, mi General? Creo que no ha dicho la cifra.

¿O cuántos considera usted que serían suficientes? Otra cuestión es que
no hemos visto en los presupuestos ninguna partida para el Ascod, pero
miraremos con más detenimiento.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el Jefe del Estado Mayor del
Ejército de Tierra.




El Teniente General JEFE DE ESTADO MAYOR DEL EJERCITO DE TIERRA (Faura
Martín): Nosotros vamos a tener 261 carros M60-A3, de los cuales 47 están
siendo sometidos a una modernización que incluye dirección de tiro, mayor
potencia del motor, mejor suspensión, más ajuste y más rapidez en la
torre, y un blindaje modular que no tienen; van a pasar revisión de
cuarto escalón, o sea que también van a quedar muy bien, 88; se van a
potenciar 125, poniéndoles un motor de más caballaje y mejorándoles la
suspensión; se ha destruido uno porque al hacer el transporte en el
puerto se cayó de la grúa y quedó prácticamente inútil; y de los M60-A1
habrá 50, lo que hace un total de 311.

Si quiere le daré cómo va a quedar la distribución de los carros en el
futuro. Como sabe, nuestro techo son 794 carros. Ahora mismo tenemos 684,
con lo cual tenemos un margen de 110 carros para poder movernos y poder
adquirir más carros, si queremos. Desde el punto de vista de la orgánica
del Ejército no necesitamos más carros, de manera que los carros que
vayamos adquiriendo iremos destruyendo su equivalente o pasándolos a
material de zapadores, haciendo con la carcasa de los carros máquinas
pesadas y herramientas de zapadores. Al final, los carros M60-A3
quedarían en la División Acorazada y en Ceuta y Melilla. El AMX-30
quedaría en la Brigada Movilizada de Caballería, porque a la otra brigada
le daríamos también M60-A3, que hay para darle. De manera que nos
quedaríamos con el Leopard, el M60-A3 y el AMX-30 modernizado, que se
quedaría en la Brigada de Caballería II, que va a quedar completa.

Cuando me he referido a la operatividad he dicho que la operatividad de
una disposición para poder salir inmediatamente la tenemos en alto grado.

También he dicho que otra cosa es salir al campo y que el material que
tenemos no es el deseable, pero quiero destacarlo porque, con mucha
frecuencia, cuando se habla de la operatividad del Ejército se dice que
es baja. Hay que distinguir entre una cosa y otra, porque a nosotros el
material nos lo dan. Quiero decir que la instrucción, la preparación y la
formación de la gente es muy buena.




El señor PRESIDENTE: Gracias, General.

Corresponde ahora la comparecencia del Jefe del Estado Mayor de la
Armada.

Señor López Valdivielso, a estos efectos, tiene la palabra.




El señor LOPEZ VALDIVIELSO: Almirante, lo mismo que decía antes que el
Ejército de Tierra es el que tiene un mayor crecimiento en sus
presupuestos para el año 1995, este año a la Armada le corresponde ser el
que menos crecimiento va a tener, sólo el 4,66, lo que en términos reales
supone prácticamente una congelación. Así, en términos reales, el
presupuesto de la Armada para el año 1995 será un 36 por ciento menor que
aquel de que disponía en el año 1990. Le hago la misma pregunta general:
¿Considera que este presupuesto es suficiente para mantener unos niveles
adecuados de actividad, de adiestramiento, insisto, de operatividad y
modernización?
Por lo que se refiere a las inversiones el crecimiento es solamente del
0,34, lo que significa que hay un decrecimiento real. El anterior Jefe de
Estado Mayor de la Armada reconocía en esta Comisión, el año pasado, que
casi el 50 por ciento de nuestros buques de guerra se encuentran más allá
de su vida operativa. ¿Considera que los programas de adquisiciones en
marcha son suficientes para evitar que buena parte de nuestra flota pueda
quedar obsoleta en bloque, como sucedió con el Mando anfibio?
Una cuestión que nos preocupa especialmente en la Armada --también en el
resto de los ejércitos-- es la escasez de fondos para mantenimiento y
aprovisionamiento de armamento y material. Se produce en esas dos
partidas un nuevo recorte de más del 16 por ciento respecto al año
anterior, y esto lleva a que los fondos disponibles para el año 1995 por
esos dos conceptos sea un 60 por ciento menor que los del 90. ¿Podemos
mantener operativa nuestra flota con esto? Porque algo similar ocurre con
el combustible también en los tres ejércitos. En 1990 la Armada disponía
de tres veces más combustible del que dispondrá en 1995. ¿Cuántos días de
mar es posible ejecutar con esta previsión? ¿Será posible asegurar el
mismo nivel de actividad y adiestramiento con un tercio de combustible?
Otro dato de extraordinaria preocupación para nosotros es que en la
Armada se lleva cinco años sin gastar una sola peseta en misiles. La
pregunta es la misma: ¿Cómo es posible adiestrar a nuestras tripulaciones
si en cinco años no se ha adquirido un solo misil? ¿En qué estado se
encuentran las reservas de misiles navales? ¿No corremos el riesgo, por
otra parte, de que los misiles que tengamos se queden obsoletos por la
evolución de la tecnología?
Muy ligado a esto, la partida de municiones y explosivos sufre un recorte
con respecto al año anterior, no ya a 1990 sino a 1994, de un 40 por
ciento. ¿Afectará este recorte, como en el caso de misiles, al
adiestramiento?
Por lo que se refiere a las inversiones, aparte de lo señalado para
misiles, nos preocupa que no se invierta ni una sola peseta, como pasa en
el Ejército de Tierra, en helicópteros ni en submarinos. ¿Se va a
renunciar a renovar los submarinos clase Delfín, ya muy envejecidos?
¿Cuál es la desviación --también es una pregunta general para los tres
ejércitos-- de su programa de inversiones en conjunto respecto a lo
previsto por el PEC? No le pido precisiones porque comprendo que no es el
trámite ni hay tiempo suficiente.

Al igual que planteaba con respecto al Ejército de Tierra, hay una serie
de programas que, teniendo en cuenta



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que estamos en los umbrales del siglo XXI, son fundamentales para una
Armada moderna; son las dotaciones en equipos electrónicos, en guerra
electrónica. Este año, por ejemplo, a redes de comunicación se destinan
130 millones; a guerra electrónica, 103 millones; a informática, 181
millones. Nos parecen partidas muy bajas, insisto, para estar hablando
del presupuesto del año 1995. Si hablásemos de la Armada Invencible no
tendríamos que hablar de guerra electrónica.

Hay un incremento en el gasto de personal, del programa de formación, de
2.500 millones. Suponemos que será para dietas de alumnos, pero nos
parece excesivo, en principio, este aumento del 30,9, sin tener más
detalles, si consideramos que en el resto de los ejércitos no se da
aumento alguno en esta partida. Respecto a los gastos de formación, que
se me olvidó antes, si me lo permite el Presidente, nuestros datos acerca
del Ejército de Tierra son que se produce una reducción de 163 millones,
pero igual que sobre el Ascod revisaremos nuestros documentos, porque
precisamente para esto son las comparecencias, para contrastar datos.

Almirante, éstas son las preocupaciones traducidas a aspectos
presupuestarios que le planteamos desde el Grupo Parlamentario Popular.

Señor Presidente, no sé si con el Ejército del Aire podré ser más rápido
aún.




El señor PRESIDENTE: La Presidencia y la Comisión se lo agradecen, señor
López Valdivielso.

El señor Jefe del Estado Mayor de la Armada tiene la palabra.




El señor JEFE DEL ESTADO MAYOR DE LA ARMADA (Romero Caramelo): En primer
lugar, quiero agradecer las palabras del Presidente de la Comisión y del
señor López Valdivielso cuando empezamos la sesión, esta mañana, por
acordarse de la gente que tenemos en la mar, tanto en el Adriático y
costas de Yugoslavia como en España o en la Antártida con el Hespérides.

Lamento, tan profundamente por lo menos como el señor López Valdivielso,
no poder decir de la Armada lo que ha dicho del Ejército de Tierra hace
un rato, que era la que más aumentaba. Quiero decir, a continuación, que
si sigue aumentando la rapidez con que hace las preguntas difícilmente le
voy a poder contestar, porque no sé si las he podido tomar todas. Lo digo
con buen ánimo, sin que tenga que ver con la seriedad de este asunto.

Las líneas generales de la dotación de la Armada continúan siendo las de
mi antecesor, por considerar que eran las adecuadas. Es decir, se
antepone la modernización de la fuerza, que es lo que va a ser la Armada
del mañana, sobre los gastos de funcionamiento del día a día, los
habituales, hasta donde se pueda. Dicho esto, trataré de contestar a sus
preguntas.

Habla de cómo se va a ver afectada la actividad de la Armada por la
disminución del presupuesto, que al mantenerse prácticamente, teniendo en
cuenta la inflación, casi es una disminución. Sobre ello quiero decirle
que, como ha visto, la partida de combustible aumenta mil y pico millones
de pesetas este año, ya que el anterior se había vivido de las rentas del
anterior a su vez porque había stocks. Esto tiene una explicación bien
fácil. Hasta ese año la Armada pagaba los gastos del IVA de combustible,
cuando los barcos mercantes que iban al extranjero no lo pagaban. A
partir de este año la Armada ha conseguido los beneficios de la Marina
civil y no paga IVA por el combustible de sus barcos. Con ese dinero
invertido en combustible se hizo un stock, el año pasado, que este año
naturalmente no se ha podido hacer porque el del año pasado era necesario
para mantener la actividad de nuestros buques. Si se acuerdan, el número
de días de mar que pudo hacer cada buque de la Armada como promedio el
año pasado fue de 70; este año va a ser de 86. El número de horas de
vuelo de nuestros pilotos ha pasado a ser de 212 horas. Ya el año pasado
hubo que mandar algunos pilotos a los barcos, a embarcar en vez de volar,
lo cual es triste, y eso no lo hemos podido mejorar. Trataremos de
mejorarlo y seguimos insistiendo en lo mismo. No tomen lo que les voy a
decir muy en serio, pero es verdad (digo que no lo tomen en serio para
que no nos disminuyan más el dinero) que cuando se tiene menos se aprende
a administrar mejor y se descubren pesetas donde antes no se daba uno
cuenta de que las tenía.

El armamento y el material en la Marina no es tan fácil de distinguir
como lo es en otros ejércitos. Los cañones van incluidos en los barcos
desde el momento de la construcción. Lo que sí se puede notar es la
diferencia de gasto en las municiones, pero tampoco éstas, aunque se
consuman los ejercicios a lo largo del año, es necesario reponerlas al
mismo tiempo, ni sería bueno reponer cada año la cantidad de municiones.

Hay unos programas, se calcula estimativamente lo que se va a consumir
ese año y los siguientes, y eso es lo que se va reponiendo en el período
que se ha estimado que podía ser, siempre y cuando pueda ser, porque a
veces hay que demorarse o se pueden anticipar las cantidades, y con eso
es con lo que se juega realmente. Lo mismo podría decir del mantenimiento
de los barcos, porque a veces parece que un programa disminuye, como pasa
este año que parece que disminuye mil y pico millones de pesetas, pero no
es así. Efectivamente, el gasto de mantenimiento de unidades disminuye
1.190, pero hay dos capítulos muy parecidos, dos subprogramas: el 1,
mantenimiento de unidades, y el 4, obras de gran carena, que están tan
íntimamente ligados que unas veces se considera que es mantenimiento y
otras gran carena. El subprograma 1 disminuye en 1.190, pero el
subprograma 4 aumenta 400 millones. No lo complementa, pero también este
año probablemente habrá entrado en gran carena un submarino e influye en
que no se considere gasto de mantenimiento. Esa es una de las
explicaciones que puede haber, y se puede ver en la estadística a lo
largo de los años. De todas maneras, indiscutiblemente hubiese preferido
que estas cantidades no hubieran disminuido; está clarísimo.

En cuanto a la siguiente pregunta acerca de cinco años sin gastar dinero
en misiles, efectivamente, no están en la primera prioridad. Todavía
quedan unos años, no muchos, de margen para poder reemplazarlos. El
problema de los misiles es que el combustible que llevan dentro hay que
regranearlo periódicamente, y dentro de muy poco tiempo empezará nuestro
problema de regraneado del combustible



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de los misiles que se podrá ir haciendo poco a poco. Por eso tampoco es
necesario que vaya concretamente este año y por eso se da ese margen de
cinco años en los que, dice, no se ha gastado dinero.

Creo que le he dicho hace un momento lo que pasaba con las municiones y
explosivos. Los barcos están haciendo más ejercicios de tiro en los
últimos años de lo que lo habían hecho a lo largo de los 20 últimos años,
probablemente. Es posible que haya influido en ello que el Almirante
Vila, mi antecesor, era especialista en artillería de tiro naval, había
estado muchos años deseando disparar y no había podido. Como le he dicho
antes, se siguen manteniendo sus líneas generales de actuación.

En cuanto a los helicópteros y submarinos, los helicópteros son una de
las preocupaciones de la Armada y está ahora mismo en puertas de
conseguir dinero. Le diré por qué. De los SH-60, que son los helicópteros
que llevan las fragatas FFG, la clase Santamaría, hay seis helicópteros
para seis barcos, lo cual es--estoy buscando un adjetivo para
calificarlo-- muy poco, poquísimo, porque no sólo los barcos están
preparados para llevar dos helicópteros, sino que además hay que
adiestrar en tierra a los pilotos y a las dotaciones que van a venir a
ocupar los barcos, y hay que hacer el mantenimiento de los helicópteros,
lo que quiere decir que prácticamente se está utilizando un helicóptero
cada vez que sale a la mar el barco, y se van dejando sin helicópteros
los barcos que están atracados. También quiero decir que hay barcos que
están entrando o van a entrar en servicio, como los Serviolas, que están
preparados para llevar un helicóptero, y no lo tienen --son cuatro
barcos--; el AOR, que va a entrar en servicio y está preparado para
llevar dos helicópteros, y no los tiene; y el LPD, cuya construcción se
ha aprobado en Consejo de Ministros en junio, que también está previsto
que lleva helicópteros y que tampoco los tiene. No pasa lo mismo con los
aviones. Este año empiezan a pagarse los AV-8 Bravo Plus, que serán los
que sustituirán a los que tenemos actualmente en el Príncipe de Asturias,
los primeros que llegaron, los Alfa, que afortunadamente ya se puede
decir que se venderán a la Marina tailandesa para que los utilice en el
portaaviones que está construyendo en Ferrol.

En cuanto a los submarinos, este año se harán sin problemas las carenas
de los que estaban previstos en Cartagena, no pasará como el año anterior
que hubo su momento de duda ante la posibilidad de que no se hiciese el
LPD, duda que se aclaró perfectamente y se hizo la carena que tenía que
hacerse. Quiero hacer constar también que se retrasó un mes exactamente
el inicio de la gran carena de un submarino. Este año se hará. Y en
cuanto a la renovación, que es importante, efectivamente la Armada está
muy preocupada con ello, pero hasta el año 2000 no empieza el momento
crítico de tener que decidir. La Empresa Nacional Bazán está continuando
los estudios, tratando de ir a un tipo de submarino como el que tenemos,
de acuerdo con la sociedad de construcción naval de los franceses, que se
llama el Scorpène, un submarino más avanzado de los que hay. Estamos
vigilando el tema de cerca, estamos tratando de conseguir otras marinas
amigas o que vayan a ser amigas para, apoyándonos en ellas, poder
disminuir el precio de la investigación y desarrollo al aumentar el
número de submarinos que se podrían construir. En ésas estamos. De
momento lo que está claro es que en el presupuesto de este año no hay
dinero para eso.

En cuanto a que estamos en los umbrales del siglo XXI, los equipos de
guerra electrónica, comunicaciones, etcétera, le puedo decir lo mismo.

Nos interesa más iniciar este año la construcción del LPD, porque si no
se inicia trae una serie de problemas arrastrados. Las comparaciones son
odiosas, pero se lo voy a decir por encima. En otro ejército quizá es más
fácil elegir un tipo de avión o de carro y comprarlo en el mercado, pero,
en la Armada, desde que se empieza a proyectar un barco hasta que flota y
está listo pasan diez años. No es que sea un dato típico de la Marina
española, pasa en todas las marinas del mundo. Puede que se retrase la
construcción de un barco, incluso que no se llegue a obtener al final. La
empresa que hace los barcos para la Armada española es la Empresa
Nacional Bazán, que ahora mismo tiene unas capacidades de construcción y
un personal preparado para ello como en los mejores astilleros del mundo.

Si hacemos que un año o dos, o el período que sea, esté sin trabajar,
hemos perdido un capital importantísimo. Y me interesaría que quedase
grabado en las mentes de todos los que puedan estar interesados en este
asunto. No podemos perder esa capacidad; tiene que haber permanentemente
algo en las gradas de la Empresa Nacional Bazán para que no se pierda esa
capacidad.

En cuanto al aumento de la formación, en el momento en que podemos
obtener de otro sitio la más mínima peseta tratamos de aplicarla. Este
año empieza a funcionar la Escuela de Máquinas, a la que irá gran parte
del dinero. El año pasado tuvimos que suprimir una serie de cursos porque
no había dinero para pagar las dietas ni los cursos, y este año hemos
conseguido algo más, y a ello lo aplicamos.

No sé si me he olvido alguna pregunta porque soy muy malo tomando
apuntes, y como siga la recomendación del Presidente de ir más deprisa,
desde luego, no voy a ser capaz de tomar los datos.




El señor PRESIDENTE: No recomiendo que se vaya más rápido, Almirante,
simplemente que se hagan las preguntas de manera más concisa, porque
entiendo que tienen que contestarse y explicarse las respuestas. Muchas
gracias, Almirante.

Pasamos a la comparecencia del Jefe del Estado Mayor del Aire. Tiene la
palabra, para plantear las cuestiones que estime pertinentes, el señor
López Valdivielso.




El señor LOPEZ VALDIVIELSO: Antes quiero agradecer al Almirante sus
explicaciones, pues no he tenido oportunidad de hacerlo.

Respecto al Ejército del Aire, el año pasado, el anterior Jefe de Estado
Mayor, el Teniente General Fernández Sequeiros, terminó su intervención
con una frase que se ha reproducido y se ha repetido en muchas ocasiones
porque realmente era muy gráfica y significativa. Dijo en 1993 que el
Ejército del Aire, con aquellos presupuestos, podría planear; ya el año
pasado dijo que seguirían planeando, pero acercándose muy peligrosamente
al suelo. Mi primer



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pregunta sería por tanto, mi General, si seguimos acercándonos al suelo o
vamos a poder remontar algo el vuelo y subir algunos metros más de altura
con respecto al año pasado, porque el presupuesto del Ejército del Aire
para 1995 representa un aumento respecto al anterior del 6,5, pero si
tenemos en cuenta la inflación y otra serie de circunstancias, a los que
ahora me referiré, realmente no creo que se pueda mejorar mucho el
régimen de planeo al que se refería su antecesor hace ya dos años.

Vemos que el Ejército del Aire va a realizar el próximo año un esfuerzo
importante en inversiones, a costa, claro, de sacrificar gastos
operativos. Así, se pone en marcha un programa para la adquisición de los
Mirage F-1, que ya se encuentran en nuestro territorio. Esto incrementa
nuestra aviación de combate, teóricamente, a 140 aviones, desde luego por
debajo de las necesidades que, si no me equivoco, están cifradas en 180.

Nos alegramos de que pasemos de 120 aviones a 140, aunque estemos
hablando de unidades sin referirnos a la operatividad, a cuántos de ellos
están plenamente operativos. En cualquier caso, nos alegramos de pasar de
120 a 140.

Vemos que se pone en marcha un programa denominado Aviones CX, con una
dotación este año de 1.800 millones, con un total de un presupuesto
plurianual de 60.000, que interpretamos que se trata de la adquisición de
aviones F-18. Nos gustaría que nos hiciese algún comentario al respecto,
porque en cuanto a este programa y a los F-18 ocurre lo mismo que pasó
prácticamente con los Mirage F-1, que toda la información que tuvo esta
Comisión en su momento fue a través de los medios de comunicación.

No obstante, la principal preocupación que nos surge en torno al
presupuesto del Ejército del Aire para 1995 es la escasez para el
mantenimiento del material. Nos ha causado extrañeza, dado que la fuerza
aérea tendrá este año, como hemos dicho, veinte aviones de combate nuevos
que mantener. El anterior Jefe de Estado Mayor del Ejército del Aire nos
informó el año pasado que tenía un déficit que se podía evaluar en 8.000
millones de pesetas y que sólo tenía dotación presupuestaria para
mantener a la mitad de la flota del Ejército del Aire. Hoy, que el
presupuesto se reduce, ¿cómo es posible mantener esa flota en
funcionamiento si el presupuesto prácticamente se mantiene inalterado con
respecto a ejercicios anteriores? En este sentido yo quería, mi General,
que nos confirmase si son ciertas algunas informaciones que se han dado
en relación con que en algunas Alas se están canibalizando algunos
aparatos para mantener operativo al resto ante la falta de repuestos que
se da en algunas ocasiones. Algo similar a lo que sucede con el
mantenimiento del material de armamento se produce con respecto al
mantenimiento de infraestructuras. Este presupuesto reduce un 14 por
ciento las partidas destinadas al mantenimiento de la infraestructura, y
preguntamos cómo es posible mantener las infraestructuras con esta
reducción si ya el presupuesto del año pasado era, según se nos
informaba, claramente insuficiente.

También nos llama la atención la disminución de 500 millones de la
partida de combustible. No sé si aquí sucederá como en la Armada, que hay
programaciones plurianuales y stocks, pero yo creo que el Ejército del
Aire no ha estado nunca sobrado de combustible, o al menos así nos lo han
hecho saber en otras ocasiones. Por eso nos extraña que teniendo hoy día
20 aviones más, y cuando previsiblemente podemos tener algunos más en el
transcurso del ejercicio, se reduzca la partida de combustible en 500
millones.

Antes hemos hablado de horas de navegación. Nos gustaría saber, mi
General, cómo estamos en estos momentos de horas de vuelo y cómo vamos a
estar durante este ejercicio, si van a disminuirse o no. La estadística
hay que manejarla como hay que manejarla. Cuando se dice que nuestro
ejército va a hacer tantas horas de vuelo, habría que manejar número de
pilotos por número de horas para ver si estamos haciendo las mismas horas
en conjunto o no.

Respecto a las inversiones plantearía la misma cuestión que no está
siendo contestada, aunque tal vez sería mejor llevarlo a una comisión en
la que compareciese el señor Secretario de Estado. Me refiero a la
diferencia entre las previsiones del Plan Estratégico Conjunto y la
realidad en cuanto a inversiones.

Respecto a inversión en la adquisición de misiles no hay gran cosa:
solamente 378 millones. La pregunta es la misma: ¿Considera que esto es
suficiente para mantener entrenados a nuestros pilotos? Ya sé que
últimamente se ha hablado muy favorablemente del entrenamiento de
nuestros pilotos como consecuencia de nuestra participación en
importantes ejercicios en los Estados Unidos, aunque --corríjame si no es
así-- creo que no han llevado a cabo ninguna misión de combate aire-aire,
han sido todas aire-tierra. Quiero que me confirme si esto es así y cómo
estaríamos teniendo en cuenta cuáles son nuestras posibilidades de
actuación en combates aire-aire.

A guerra electrónica se destinan 800 millones. La pregunta es la misma,
si considera que es razonable a la vista de nuestras necesidades y de la
evolución tecnológica en este campo o si, por el contrario, lo considera
insuficiente.

En aviones de transporte se van a invertir 1.200 millones en un programa
de 22.000 millones. Queremos que nos confirme si el nuevo Hércules que se
va adquirir va a ser nodriza, pero no de transporte. Voy a formularle la
misma pregunta que hice al Teniente General Faura. Ya sé que no, pero
quisiera conocer sus reflexiones: si tenemos cubierta nuestra capacidad
de transporte de nuestras unidades. ¿Cómo es posible --es una reflexión
no del todo al margen de los presupuestos-- que un país como Marruecos,
corríjame si no estoy bien informado, nos doble en número de Hércules?
Tenemos que hacer un esfuerzo en esta materia.

En informática sólo se invierten --digo sólo porque nos parece muy poco--
250 millones, 100 menos, si nuestros datos no están equivocados, que el
año anterior. Teniendo en cuenta lo que dije antes, el momento histórico
en que nos encontramos, nos parece que la informática es una necesidad
prioritaria.

Por último --y con esto termino--, una pregunta relacionada con el SAR.

Me parece que es un servicio fundamental desde todos los puntos de vista
y lleva con éste tres años consecutivos sin recibir ninguna dotación. Le
pregunto si no sería necesario y conveniente dedicar algún



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esfuerzo económico a la potenciación, a la mejora y a la modernización
del Servicio Aéreo de Rescate. Nada más, mi General.




El señor PRESIDENTE: El señor Jefe del Estado Mayor del Aire tiene la
palabra.




El señor JEFE DEL ESTADO MAYOR DEL AIRE (Quintana Arévalo): Muchas
gracias, señor López Valdivielso, por las preguntas, porque me van a
permitir que dé una visión de conjunto de la situación actual del
Ejército del Aire. Trataré de contestar a la mayor velocidad toda esa
batería de preguntas que me ha hecho, porque esto se va alargando
demasiado. Dado que pertenezco al ejército que camina más deprisa,
posiblemente sea capaz de hacerlo. Procuraré no dejarme ninguna en el
tintero.

En principio quiero agradecerle, como todos los Jefes de Estado Mayor
anteriores que me han precedido, la referencia que ha hecho al personal
no sólo de Bosnia, sino al que está apoyando desde aquí; en particular el
Ejército del Aire, que lleva más de 5.000 horas de vuelo en apoyo de la
operación que se está llevando a cabo en Bosnia, 700 con los P3 y
aproximadamente 4.400 con los aviones de transporte. Aparte de la
estafeta semanal que tenemos con Bosnia, en la época de permisos apoyamos
con los Boeing 707 y con los aviocares Nurtanio 235.

El primer comentario que surge es si el Ejército del Aire va a tocar el
suelo, comentario con el que terminaba el General Fernández Sequeiros su
intervención. Si todo sigue como parece que ha empezado este año, creo
que no vamos a tocar el suelo. Creo que estamos en un punto de inflexión
que nos va a permitir remontarnos, quizá poco a poco o muy poco, pero lo
suficiente para poder seguir remontándonos en años posteriores.

El Ejército del Aire ha tenido que dedicar mucho dinero a inversión. La
razón principal es que tiene una tasa de adscripción que quizá no tengan
los otros ejércitos. El del Aire tiene una tasa de 0,48 por ciento por
cada 10.000 horas de vuelo. Quiere decir esto que el Ejército del Aire,
que viene haciendo aproximadamente unas 100.000 horas de vuelo al año
--el año pasado fueron 101.000--, estadísticamente pierde de cuatro a
cinco aviones anuales. Significa que si el año pasado sólo se perdió uno,
habrá otro año en que se perderán tres. La estadística es inexorable.

Estamos al mismo nivel de los países de nuestro entorno. La media de la
OTAN --estoy hablando de medias de ocho o diez años-- es de 0,46 y la de
Estados Unidos es 0,42. No nos queda más remedio que hacer inversiones,
puesto que en otro caso el Ejército del Aire, con este número de horas de
vuelo y 40 aviones, en un número determinado de años desaparecería del
mapa. No nos queda más remedio que invertir.

Hay inversiones que tienen prioridad sobre otras. Vayamos primero a los
aviones de combate, que permita la existencia del Ejército del Aire como
independiente, ya que en otro caso no tendría razón de ser. Como usted
bien ha dicho, teníamos 120 aviones de combate. El Ministro lo expuso
aquí el día 4 en su intervención. Se ha adquirido un escuadrón de 18
aviones para reponer las pérdidas de los F-1 desde que empezaron a llegar
a España en 1975. De estos 18 aviones, cinco se han comprado a Francia,
de los cuales el primero se recibirá el próximo día 28 y el resto llegará
poco a poco. De los 13 de Qatar se han recibido siete y los otros seis se
recibirán a finales de 1997. Esa es la situación. Creo que el señor
Ministro ya les habló sobre este tema el día 4. Como usted muy bien ha
dicho, tenemos 180 aviones, que son 10 escuadrones de combate. Ahora
mismo, con este escuadrón que acaba de llegar, prácticamente tenemos
ocho. Nos faltarían dos para llegar a lo fijado por la directiva de
Defensa Militar, que son 10 escuadrones.

Me salto el orden de las preguntas y paso a contestarle sobre el programa
CX. Como creo que ya dijo el Ministro el día 4, no se había recibido
todavía ninguna oferta de los Estados Unidos. El día 6 se recibe la
oferta de los F-18 por parte de la Marina de los Estados Unidos y el día
11 se recibe la oferta de los F-16 por parte de este país. Esto se ha
puesto en conocimiento del señor Ministro. Quizá el Secretario de Estado
pueda informar mejor, porque todo es muy reciente y estamos haciendo
números el Ministerio con el Ejército del Aire, aunque más el primero. El
Ejército del Aire tiene sus posibilidades y están presupuestadas. ¿Que
sea el F-16 o el F-18? Uno tiene más ventajas que otro. Hay uno más
barato y otro nos vendría mejor, incluso siendo más caro. ¿Razones?
Porque ya tenemos. El número de aviones también depende de la
financiación y de lo que podamos presupuestar para ello en el futuro. Eso
es como está.

¿Cuál es la operatividad del Ejército del Aire? ¿Cómo se ve la
operatividad? Estoy de acuerdo con el Teniente General Faura en cómo se
mide la operatividad.

Le diré que nosotros tenemos aproximadamente 500 aviones; más o menos,
entre 491 a 502; por ahí nos movemos. De esos 500 aviones, todos los días
hay operativos 300; el 60 por ciento están listos para ser operativos, no
para volar; para volar hay más. Para ser operativos tienen que tener
completo todo sus sistemas y para volar quizá pueden tener algún sistema
que no esté completo. El 60 por ciento; ésa es la operatividad que
tenemos diariamente.

En cuanto a ejercicios que han realizado estos aviones, como muy bien ha
dicho el Reflag, ha sido para mí un ejercicio que ha demostrado la
capacidad y operatividad que tiene ahora mismo el Ejército del Aire
español. El solo, con sus propios medios, ha sido capaz de llevarse a
Estados Unidos ocho aviones de combate, dos aviones de transporte, dos
aviones cisterna, de estar actuando en Estados Unidos en uno de los
polígonos más difíciles que hay en el mundo ahora mismo con vuelos de
alto riesgo durante trece días, cuatro de familiarización y entrenamiento
y nueve de operaciones y volver aquí otra vez con sus propios medios;
además, haciendo repostaje en vuelo a lo largo de todo el camino y yendo
solamente en tres etapas.

Estoy muy orgulloso de cómo ha salido el ejercicio, ésa es la verdad, y
me remitirá al titular de una de las revistas especializadas del ramo,
que es: «Aviation Review» que lo titula: Mejor, imposible. Y tengo que
agradecérselo a mi gente que ha hecho posible eso.

Además de esos ciento noventa y tantos hombres que han ido a Estados
Unidos con los aviones de transportes



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han ido observadores del SAR para participar en las operaciones de
salvamento y también un equipo de la escuadrilla de zapadores
paracaidistas para participar en operaciones especiales que se han
realizado allí.

Durante el ejercicio se han hecho de 880 a 900 horas de vuelo. Ha habido
aproximadamente unas cien misiones, que han sido la ida y la vuelta de
los aviones y 134 misiones realizadas allí de combate. Como muy bien ha
dicho, la mayoría han sido de aire-suelo; ha habido muy pocas de
aire-aire. Prácticamente, casi todas de aire-suelo. Lo único que pasa es
que cuando los aviones son interceptados se producen combates aire-aire
dentro de las formaciones, naturalmente. Aunque la misión no sea de
aire-aire, esos aviones realizan misiones aire-aire.

Ha habido otro ejercicio, el último de defensa aérea, en el que han
participado siete naciones que han hecho del orden de 600 salidas y ha
tenido lugar los días 28 ó 29 de septiembre último. De las 600
programadas se han realizado 580 salidas.

Hemos hablado antes de la operatividad de los aviones, pero hay otro
factor, que son los pilotos. De los 1.200 pilotos que tiene el Ejército
del Aire, aproximadamente 790 ó 791 están destinados en las unidades
aéreas, oficiales destinados en las unidades aéreas y comandantes de
escuadrones. No incluyo a los tenientes coroneles, coroneles y
comandantes que están fuera de los escuadrones de vuelo.

Ha habido un momento muy grave en la historia del Ejército del Aire, y es
que hemos tenido que sufrir mucho por tener muy pocos pilotos operativos.

Tenemos aptos para el combate ahora mismo en tripulaciones operativas
alrededor de 500, porque varía con los destinos. El señor que se marcha
destinado pierde su aptitud para el combate y el que entra tarda a lo
mejor un año y medio o dos en ponerse al día. Aproximadamente son unos
500; entre 512, 290, nos movemos en esas cifras diarias, lo cual hace que
suponga un 62 por ciento, aproximadamente, de todos los pilotos
destinados aptos para el combate, lo cual está bastante bien. Creo que la
operatividad del Ejército del Aire es buena.

Escasez de mantenimiento. Efectivamente, llevamos cuatro o cinco años en
que lo que nosotros necesitamos en mantenimiento es aproximadamente un 30
por ciento más de lo que recibe el Ejército del Aire. ¿Cómo podemos
paliar esto en sostenimiento y funcionamiento? Hemos cerrado muchas
instalaciones. Teníamos noventa y tantas instalaciones, donde está
presente el Ejército del Aire, y ahora mismo estamos presentes en 75.

Este año hemos terminado cerrando tres más. Este cierre de instalaciones
nos hace que necesitemos menos dinero para mantenimiento.

Por otro lado, también es cierto que el Ejército del Aire hacía ciento y
pico mil horas de vuelo y ahora no hace más que cien mil,
aproximadamente.

Baja en el servicio de los aviones. Se han dado de baja a los Mirages 3;
se han perdido del orden de 72, menos veintitantos, unos 40 o cuarenta y
tantos F-5. Todo eso hace que las necesidades de mantenimiento
disminuyan.

También, como sabe, el Ejército del Aire normalmente tiene capacidad de
repuestos para dos años. Pararían de entrar repuestos y estaríamos dos
años funcionando normalmente. Vamos arrastrando un poco de esa capacidad
de repuestos. Naturalmente, nos quedamos sin reservas, pero vamos
adelantando. Ya le digo que es cuestión de prioridades: más inversión,
menos mantenimiento. No podemos hacer otra cosa. Los equipos de
planeamiento del Ejército del Aire que están trabajando en el tema
piensan que no nos queda más remedio que ir a inversión.

Pregunta por las alas que están canibalizando aviones. Tendría que ser
más preciso, porque normalmente eso está prohibido. Yo formaría un
expediente rápidamente si alguien me dijese que en tal sitio están
canibalizando aviones e intentaríamos averiguar qué es lo que está
pasando. Normalmente está prohibido; no se canibaliza nada.

Mantenimiento en infraestructura. Le digo lo mismo. Qué más quisiéramos
que tener más dinero para infraestructura. Hemos cerrado instalaciones y,
por lo tanto, mantenemos menos. Es cuestión de prioridades, como he dicho
antes.

Combustible. Está más claro. Al desaparecer Campsa y al hacer el contrato
plurianual con las empresas aproximadamente ha disminuido el litro en 5
pesetas. Nos supone una baja del combustible del 16 por ciento. Por eso
hemos quitado 500 millones, porque son suficientes para hacer estas
ciento y pico mil horas, que es lo mismo que teníamos el año pasado,
aunque el año pasado hubo que reponer reservas que habíamos gastado de
años anteriores.

Horas de vuelo. Ya he dicho más o menos las horas de vuelo que hace el
Ejército del Aire. De estas horas de vuelo, la cuarta parte las hacen los
aviones de combate; la tercera parte, el 33 por ciento, la hacen los
aviones de transporte; el 9 por ciento lo hacen los helicópteros y el
otro 33 por ciento que queda la hacen los aviones dedicados a enseñanza y
los aviones de acciones diversas, como pueden ser los apagafuegos, del 45
Grupo de transporte de personalidades, fotografía y cartografía,
etcétera.

Misiles de combate. También es verdad que adquirimos misiles al mismo
tiempo con determinadas partidas. Por ejemplo, cuando se ha comprado
ahora los aviones a Qatar, vienen 40 misiles supermatra. Hemos adquirido
40 misiles que no están en ninguna partida porque figura: adquisición de
aviones del escuadrón, y con el escuadrón se adquiere un simulador
también. Antes había hablado de los simuladores y casi todas las unidades
tienen su simulador; algunas tienen más de uno, como la Academia que
tiene dos o como Salamanca que tiene tres, pero viene un simulador
también para los F-1 de Qatar; tenemos otro en Albacete para los otros
F-1 que ya teníamos; en Zaragoza y Torrejón, por supuesto, los F-18
tienen simuladores también.

En cuanto a la guerra electrónica, quisiéramos tener más dotación para
guerra electrónica, pero es razonable lo que nos queda en función de las
prioridades; si pongo más en guerra electrónica o el Ejército del Aire se
gasta más en guerra electrónica, tendría que quitar de otra partida.

Por lo que se refiere a la capacidad de transporte del Ejército del Aire,
esto es importante. Primero, cuando se planeó la aviación de transporte
del Ejército del Aire se planeó una visión de transporte para sus propias
necesidades, no para necesidades de otros ejércitos. No obstante, el
Ejército del Aire tiene ahora mismo aproximadamente 91



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o 92 aviones de transporte, cuando va a tener 138. Ahora mismo tendrá
127, 128 aviones de combate, y noventa y tantos aviones de transporte, 92
ó 93, de los cuales, para transporte ligero tiene 64 aviones y 32 de
transporte medio, que son el Air 20 235 y Air 12 Hércules. Se termina de
pagar este año el 235. Acabamos de adquirir dos escuadrones completos de
aviones de transporte. Naturalmente que nos gustaría tener más Hércules,
pero los Hércules son muy caros. Hemos tratado de hacer prospecciones en
Hércules de segunda mano, por supuesto en Hércules del mismo tipo que
tenemos, porque se pueden encontrar Hércules A y B; ahora mismo se pueden
encontrar los Hércules de Gran Bretaña, que también los va a poner a la
venta, pero son aviones muy viejos, son aviones diferentes a los que
tenemos y prácticamente nos haría crear una nueva cadena logística para
esos seis, dos o tres aviones, y en realidad lo que necesita el Ejército
del Aire quizá sean dos o tres más nada más, porque ahora mismo, en una
sola dotación, la capacidad de transporte del Ejército del Aire es del
orden de 1.300 a 1.400 hombres, que es bastante. Por supuesto, en función
de la distancia a la que haya que llevarlos, esto varía.

En cuanto al SAR, efectivamente, es uno de los organismos que más
satisfacciones da al Ejército del Aire, quizás porque en tiempo de paz es
el que más se ve. De hecho, este año --como sabe-- se ha concedido la
medalla aérea --y es la primera Medalla Aérea que se concede a una
unidad-- al 802 escuadrón de las islas Canarias, que es el escuadrón de
rescate y salvamento de las islas Canarias. Hay un proyecto para mejorar
la capacidad SAR de combate, que es lo más importante del Ejército del
Aire, visto desde el punto de vista del Ejército del Aire, pero no
tenemos financiación este año y está previsto que se haga en el futuro.

Con eso creo que he contestado prácticamente a casi todas las preguntas
que me ha hecho. No sé si no habré contestado a alguna, porque he tratado
de hacerlo lo más rápidamente posible y entonces puede ser que me haya
dejado alguna.




El señor PRESIDENTE: El señor López Valdivielso tiene la palabra.




El señor LOPEZ VALDIVIELSO: Quiero agradecer una vez más a todos sus
informaciones y a usted en estos momentos, mi General. También quiero
animarles a que sigan administrando los presupuestos como los están
administrando, aunque sé que no hace falta que nadie les anime, que
ustedes son muy conscientes de las misiones que el pueblo español les
encomienda y que, por tanto, ése es su ánimo. Quiero reconocer el
esfuerzo que están haciendo en estos tiempos difíciles para las Fuerzas
Armadas, desde el punto de vista presupuestario. Nosotros, desde nuestra
posición política, seguiremos insistiendo en que cuanto antes se consiga
ese objetivo, esa cifra mítica del 2 por ciento, y que, al ser posible,
vaya un poco más rápido que a una centésima, no al año, porque nos
jubilaríamos todos sin ver ese 2 por ciento. Tiene el apoyo de este
Grupo, sin ninguna duda...




El señor PRESIDENTE: Señor López Valdivielso, es suficiente, porque
justamente el agradecimiento es el que tiene que hacer este Presidente y
esta Comisión en nombre de todos por su comparecencia.




El señor LOPEZ VALDIVIELSO: Yo, señor Presidente, sólo lo hacía en nombre
de nuestro Grupo, sin querer robarle funciones.




El señor PRESIDENTE: Tenga usted en cuenta que este agradecimiento --y
los demás grupos han tenido la delicadeza de no intervenir-- lo tenemos
que hacer en nombre justamente de todos. Yo sé que lo hace en nombre de
su Grupo y en nombre de todos.




El señor LOPEZ VALDIVIELSO: No, lo hago en nombre de mi Grupo.




El señor PRESIDENTE: Particularmente, pero esta Presidencia tiene que dar
las gracias a los Jefes de Estado Mayor por todas sus explicaciones,
amplias y precisas, y, después de este agradecimiento, vamos a suspender
la sesión brevemente.




--DEL SECRETARIO DE ESTADO DE ADMINISTRACION MILITAR (Arévalo Arias). A
SOLICITUD DE LOS GRUPOS PARLAMENTARIOS: POPULAR (número de expediente
212/001045) Y DE IZQUIERDA UNIDA-INICIATIVA PER CATALUNYA (número de
expediente 212/001179).




El señor PRESIDENTE: Señorías, se reanuda la sesión con la comparecencia
del Secretario de Estado de Administración Militar, a quien damos la
bienvenida en la Comisión. Esta comparecencia ha sido solicitada por el
Grupo Parlamentario Popular y por el Grupo de Izquierda Unida-Iniciativa
per Catalunya, que se encuentra ausente.

Por el Grupo Parlamentario Popular, tiene la palabra el señor Fernández
de Mesa.




El señor FERNANDEZ DE MESA DIAZ DEL RIO: Señor Secretario de Estado de
Administración Militar, nos encontramos en esta comparecencia para hablar
de los Presupuestos Generales del Estado.

A estas alturas, una de las primeras cosas que nos gustaría conocer del
Secretario de Estado de Administración Militar es el grado de ejecución
del presupuesto del año 1994 al día de la fecha o al día que lo tenga el
señor Secretario de Estado. Probablemente, a fecha de 30 de septiembre.

Al hablar de este presupuesto, que para este año es de 866.000 millones
de pesetas, aproximadamente, en el que hay un incremento pequeño, pero
notable, que hace tener nuevos visos de recuperación o, por lo menos, de
cambio en la curva de tendencia a la baja que teníamos durante los
últimos años, es importante saber si el dinero que vamos a invertir este
año es necesario, que lo es, sin ninguna duda, pero, sobre todo, si el
incremento tiene una justificación



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previa de acuerdo con lo que la ejecución del presupuesto del año 1994 ha
representado en la Secretaría de Estado de Administración Militar.

Yo sé que la contestación del Secretario de Estado de Administración
Militar, por lo general, es muy prolija, densa y no debe estar exenta,
aunque sea en pinceladas, de tocar lo que se refiere a la Secretaría
General Técnica, a la Dirección General de Personal, a la Dirección
General de Enseñanza, a la Dirección General del Servicio Militar, de
Servicios y no entrar para nada en la Asesoría Jurídica en general.

Yo voy a ser muy breve, señor Secretario de Estado, puesto que los Jefes
de Estado Mayor de los tres Ejércitos han dejado patente, por lo menos en
muchas de sus intervenciones y de los puntos que han tocado, algunas de
las preguntas que aquí se podrían formular. Sin embargo, hay algunas que
no por reiteradas otros años dejan de ser importantes en este ejercicio
en que nos encontramos de 1995.

Seguimos viendo con preocupación, señor Secretario de Estado de
Administración Militar, el importante incremento anual del presupuesto
destinado al personal. No al personal en activo, pero sí al personal, que
cada vez hay más, de la reserva transitoria. Yo quiero recordarle que el
Ministro Serra, cuando anunciaba la creación de la reserva transitoria,
hace años, se había prefijado un tope máximo de llegar a los 11.000
millones de pesetas en cuanto a retribuciones de este personal y hoy en
día superamos ya los 48.000 millones de pesetas.

Sí nos interesaría, señor Secretario de Estado, mostrarle nuestra
preocupación por el personal en la reserva activa, ese personal con
edades comprendidas dentro de poco tiempo entre los 52 y los 65 años,
cuando entre en vigor y se ponga en funcionamiento lo del retiro del
personal militar con 30 años de servicio a cada uno de los Ejércitos, que
destinados prácticamente en sus casas podrían estar realizando
actividades importantes no en destinos operativos ni en destinos de
mando, pero sí en otra cantidad de destinos para los tres Ejércitos, y
con un pequeño complemento de destino para cada uno de ellos se ahorraría
mucho en el capítulo de contrataciones laborales, temporales y anuales,
donde nos encontramos cerca de 104.000 millones de pesetas. Me refiero en
general a los presupuestos de personal, en los que más de 50.000 millones
de pesetas van destinados a personal en la reserva, más de 48.000
millones a personal de la reserva transitoria, cerca de 90.000 millones
de pesetas a la contratación laboral temporal, algo que suma demasiado en
ese monto total de lo que en su día fue la ley General de Dotaciones de
las Fuerzas Armadas, que hoy es el presupuesto general de Defensa, y
nosotros consideramos desde el Grupo Parlamentario Popular, como ya lo ha
dicho nuestro portavoz en la Comisión, que no es tanto lo que se gaste y
lo que se presupueste, sino la gestión de ese presupuesto, las economías
de ese presupuesto. Yo estoy convencido, señor Secretario de Estado, de
que las economías que se hagan desde la Secretaría de Estado de
Administración Militar y desde el rigor presupuestario de su Secretaría
de Estado influirán de manera contundente en quien recoja los beneficios,
que no será ahora otro que el Secretario de Estado que tiene usted
sentado a su izquierda, el Secretario de Estado de la Defensa, el cual,
cuanto más dinero ahorre y mejor gestione usted la parte que le
corresponde, tendrá más dinero para hacer más operativas nuestras
Fuerzas, para que pueda haber más inversiones para que se cumplan los
objetivos NATO en muchas de las horas de vuelo, de navegación, en
definitiva para hacer las Fuerzas Armadas más operativas, que es lo que
viene solicitando nuestro Grupo de una manera permanente.

Hecha esta introducción, nos gustaría que nos hablara, señor Secretario
de Estado, del personal en la reserva, es decir, hasta los 65 años, ¿qué
previsiones tiene el Ministerio de Defensa, si es que las tiene, para que
este personal pueda ocupar destinos no operativos, no de mando, pero sí
necesarios en cantidad de departamentos de los tres Ejércitos, del propio
órgano central, que ayudarían a abaratar costes en otros sitios. ¿Hasta
dónde piensa llegar la Secretaría de Estado de Administración Militar con
el personal en la reserva transitoria? Ese personal que no tiene ninguna
culpa de acogerse a la reserva transitoria, que es algo que les ponen
delante y tienen todo el derecho a asumirlo, pero que está creando graves
enfrentamientos --no diré personales-- y determinados --por llamarlo de
alguna manera-- agravios comparativos, porque hay personal que estando en
la reserva transitoria cobra un sueldo superior a personal que está en
activo. Ya no es eso de decir que hasta el año pasado había personal en
la reserva transitoria que cobraba lo mismo, aproximadamente, que una
persona que se encontraba en activo. Ya se dan casos de personal que
estando en la reserva transitoria, por tener mayor número de trienios que
personal que está en activo y ocupando cargos importantes, está cobrando
más que ellos. Me voy a referir a un ejemplo concreto de la
circunscripción de la que yo soy Diputado y que entenderá en seguida. El
Comandante de Marina de La Coruña cobra menos que sus compañeros de su
promoción que están en la reserva transitoria, teniendo él un puesto de
tanta importancia y responsabilidad como puede ser la Capitanía de
Puerto, que aun teniendo ya desafectadas todas las competencias
periféricas delegadas de otros ministerios, continúa teniendo allí el
Exxon Valdez, barcos que entran tarde, barcos que no entran de noche,
barcos que encallan, etcétera. Con todas esas responsabilidades un
Comandante de Marina cobra hoy en día menos que determinados compañeros
en la reserva transitoria. ¿Hasta dónde se piensa llegar con la reserva
transitoria y de qué manera piensa el Gobierno, en este caso concreto el
Ministerio de Defensa, arreglar ese tema concreto?
La evolución del gasto de personal para 1995 se incrementa en cerca de
33.000 millones de pesetas en el presupuesto. Me imagino que estará
incluido, por supuesto, el incremento anual del presupuesto del
Ministerio de Defensa. Tenemos una duda que no queda aclarada con el
último boletín informativo del Drisde. Se refiere a los gastos personales
e indemnización del personal militar de reemplazo. El artículo 37 (que
decía en su apartado primero que los militares de reemplazo percibirán
una cantidad mensual para atender sus gastos personales durante el
servicio



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militar, y en el segundo que reglamentariamente se establecerán las
indemnizaciones por razón de servicio, así como aquellas gratificaciones
que puedan percibir los militares de reemplazo, que tendrán en cuenta las
condiciones y prestaciones del servicio militar) queda en suspenso
durante el año 1995 por una norma que saca la Secretaría de Estado de la
Administración Militar sobre los créditos asignados para esta finalidad
durante el año 1995 de acuerdo con lo previsto en el apartado primero del
artículo 37, que es el que acabo de leerle, de la Ley Orgánica 13/1991 de
20 de diciembre, del Servicio Militar. Independientemente de lo que se ha
dicho en las ruedas de prensa por parte del personal responsable del
Ministerio de Defensa, que hablaban de las 20.000 pesetas al mes de los
soldados de la Brigada Paracaidista, de las 14.000 de los esquiadores y
escaladores, de las 9.000 de los soldados peninsulares y de las 5.000
pesetas al mes de los cabos y que por supuesto con gran acierto me
indicaba el portavoz del Grupo Parlamentario Popular, nos interesaría
saber si esto es acumulativo. Pero también es cierto que por lo que hay
que preguntarse es por lo que dice el Boletín Oficial del Estado del día
25 de enero de 1994, donde se establecen de una manera clara, por el Real
Decreto 1598 de 18 de junio, los haberes de tropa y marinería de
reemplazo.

De modo y manera que nos encontramos con que la Legión, sobre haber en
mano, de acuerdo con el punto tercero del Real Decreto citado, va a
cobrar 14.000 pesetas, algo menos de lo que se decía en la información
publicada en la rueda de prensa del Ministerio de Defensa, que hablaba de
20.000 pesetas. Después se hablaba de los soldados de la Brigada
Paracaidista, con título de paracaidista, buceadores y personal
embarcados en submarinos (me gustaría saber cuánto personal de reemplazo
hay embarcado en los submarinos e incluso cuántos buceadores que no sean
profesionales van a verse favorecidos con estas cantidades) y se hablaba
de 20.000 pesetas al mes. Aquí habla nuevamente de que el personal
destinado en estas dependencias volverán al cobro sobre haber en mano, y
habla de gratificaciones en el apartado A, que es el personal con título
de paracaidista, destinado en unidades paracaidistas y otros, por un
importe de 19.476 pesetas al mes.

Más que nada, señor Secretario de Estado, me gustaría concretar, entre lo
que dice la prensa que ha dicho el Gobierno y lo que después se refleja
en los Presupuestos Generales del Estado, dónde está la verdad, que a lo
mejor está en el término medio, que por lo general es donde se encuentra
la virtud.

Me referiré exclusivamente a dos problemas ahora, porque, le repito,
analizar fríamente los Presupuestos Generales del Estado del año 1995,
sin tener conocimiento del grado de ejecución del presupuesto del año
1994, es realmente difícil. Me gustaría tener información, señor
Secretario de Estado, en lo que se refiere al programa de las dotaciones.

Según la explicación de gasto del organismo, en el capítulo 2, relativo a
los préstamos del interior, se señalan unos intereses que realmente son
altos, 2.181.593.000 pesetas. Son unos intereses muy altos, lo cual
quiere decir que debe haber un crédito altísimo para pagar esa cantidad
de intereses anuales. Me gustaría saber en qué entidad financiera se ha
solicitado ese tipo de préstamo que origina estos intereses y, sobre
todo, saber a qué ha ido destinado, refiriéndonos sobre todo, como nos
estamos refiriendo, a un tema de viviendas militares.

En cuanto al tema de las viviendas militares, señor Secretario de Estado,
nosotros seguimos pensando que lo que hubiera sido mejor hubiera sido que
ese Real Decreto 1751/90 hubiera entrado en vigor cuando entró, pero
aplicándosele al personal que a partir de ese momento tuviera derecho a
la adquisición de vivienda. Creemos que sigue habiendo graves problemas,
señor Secretario de Estado y nos sigue preocupando conocer una cifra
exacta por parte del Ministerio de Defensa de cuántas viviendas vacías
existen hoy en día. ¿Por qué no se ofertan las mejores viviendas a los
oficiales y suboficiales cuando lo solicitan? ¿Por qué cuando hay listas
interminables en las que se están abonando las indemnizaciones
correspondientes, en lugar de ofrecer viviendas dignas para vivir se
ponen a la cabeza una viviendas que son realmente inhabilitables --que yo
he visto algunas de ellas-- para que la lista corra y, por un lado, no se
otorgue una vivienda y, por otro, no haya que pagar esas indemnizaciones.

A mí no me parece un juego de los más limpios cuando en estos momentos
--y usted lo sabe, señor Secretario de Administración Militar, aunque
sonría-- uno de los problemas más graves que tienen hoy por hoy los
militares, sobre todo los que están en permanente rotación de destinos,
es el llegar a una plaza y encontrar una vivienda; que se la den a los
seis meses de estar destinado, cuando han tenido que alquilar una y el
traslado luego a la que le dan le supone un coste más adicional, para
tener que dejarla al año siguiente; no encuentran colegios y no tienen
otro tipo de ventajas que tenían con anterioridad.

Tenemos solicitada una comparecencia para hablar de este tema concreto
del Invifas y yo espero que en esa comparecencia podamos tener la
oportunidad de entrar más a fondo en este tema de las viviendas
militares.




El señor PRESIDENTE: Señor Fernández de Mesa, le ruego abrevie lo más
posible y concluya.




El señor FERNANDEZ DE MESA DIAZ DEL RIO: Voy a concluir, señor
Presidente. Atendiendo a todas las razones que tiene el señor Presidente
de la Comisión, voy a terminar con preguntas muy concretas.

Señor Secretario de Estado, la aportación obligatoria del Estado a las
mutualidades de funcionarios --me estoy refiriendo al Isfas-- este año es
de 43.856 millones de pesetas. Me gustaría saber si en los ejercicios
anteriores el Estado ha cumplido el compromiso de ingresar, por llamarlo
de alguna forma, en la Secretaría de Estado de Administración Militar los
compromisos que tenía adquiridos en este apartado.

Por último, señor Secretario de Estado, aunque las preguntas podían ser
muchas, como el incremento de los gastos operativos o los de personal,
que no se entiende en muchas ocasiones cómo pueden estar ligados a esta
Secretaría de Estado, sobre aquello que se destina a atenciones sociales,
señor Secretario de Estado, en las becas de estudio,



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atendiendo al presupuesto actual, no remontándome al del año 1990, se ve
una cierta disminución, en cifras muy importantes, es decir, de pasar,
por ejemplo, en el año 1992 de 111.956.000 pesetas, a este año no llegar
siquiera a los 45 millones. En ayudas sociales y otros, ha habido un
decremento importante, de la misma manera que en el Patronato de
Huérfanos, donde se ha reducido prácticamente el 50 por ciento de lo
presupuestado en el año 1992/1993.

No voy a entrar en muchas más cosas, porque sé que el señor Secretario de
Estado, de cada palabra que yo diga, contestará con las que son
características en sus intervenciones.

Me gustaría, finalmente, saber dos cosas puntuales, señor Secretario de
Estado. Esos 27 millones de pesetas destinados a su asesoría, ¿a qué se
refieren? Es decir, ¿han entrado nuevos asesores que no son meramente
militares? ¿Tiene usted otro tipo de complementos para esas personas que
se dedican a la Secretaría de Estado de Administración Militar? En todo
caso, muchos asesores hay ya en la Secretaría de Estado de Administración
Militar, por no hablar de otros departamentos, como el Invifas o algún
otro.

Por último, señor Secretario de Estado --y termino ya--, me gustaría
saber cuáles son las normas que se siguen desde esa Secretaría de Estado
para realizar ascensos sin que haya existencia de vacantes. Es una
práctica sobre la que en el último año he hecho una pregunta escrita,
para que se aclaren cuáles son los motivos por los que el personal
destinado en la Secretaría de Estado de Administración Militar asciende
sin que existan vacantes, algo reiterado en los últimos años.

Gracias, señor Secretario de Estado, y lamento que mi intervención le
haya hecho tanta gracia.




El señor PRESIDENTE: Señor Fernández de Mesa, su intervención ha sido una
intervención precisa.

Ruego que en adelante, tanto a los Secretarios de Estado como a los
portavoces, sean lo más breves posible, para terminar antes de las cuatro
de la tarde.

El señor Secretario de Estado de Administración Militar tiene la palabra.




El señor SECRETARIO DE ESTADO DE ADMINISTRACION MILITAR (Arévalo Arias):
Señor Presidente, con la mayor brevedad posible ante las preguntas
planteadas por el señor Diputado.

Primero, en relación con el grado de ejecución del presupuesto, permítame
el señor Diputado que por razones de responsabilidad administrativa, por
un lado, y, por otro, porque entiendo que es más válida una visión global
de la ejecución del presupuesto, sea el Secretario de Estado de la
Defensa, a quien corresponde esa responsabilidad administrativa, quien dé
respuesta a la pregunta planteada. Sí le anticipo que, como verá a
continuación cuando el Secretario de Estado intervenga, ha sido muy alta.

Sobre el problema del incremento anual del presupuesto de personal, y en
referencia específicamente a los temas de reserva activa y reserva
transitoria, creo que el incremento se puede calificar de enormemente
discreto teniendo en cuenta que en el mismo incide una importante
actualización de retribuciones, por valor de 15.000 millones de pesetas;
que, por otro lado, también inciden las retribuciones correspondientes a
la tropa profesional, la precedente y la prevista, de los 3.500 nuevos
efectivos para el año en curso, con lo cual es preciso un nuevo
incremento de 7.227 millones de pesetas; que también inciden las
previsiones presupuestarias establecidas para los militares de reemplazo
por el capítulo de gratificaciones, que es otro grupo importante que se
incorpora a este presupuesto y que figura en la cifra de 5.703 millones
de pesetas, y, por supuesto también, las prestaciones de gastos sociales
y otros aspectos derivados del colectivo del personal laboral. Yo creo
que es un incremento razonable que permite cumplir los objetivos del
sistema de defensa en relación con el tema de personal.

En relación con la reserva transitoria, inevitablemente el ajuste al que
están sometidas las Fuerzas Armadas, de acuerdo con las distintas
legislaciones establecidas y con los acuerdos adoptados, singularmente el
del año 1991, nos lleva a una visión de un ajuste que no va a ser,
lógicamente, a corto plazo, sino a medio, incluso en algún aspecto a
largo plazo, del total de los efectivos de cuadros de Mando sujetos al
régimen de reserva transitoria. (El señor Vicepresidente, Carrera i
Comes, ocupa la Presidencia.) Y aquí, el Ministerio de Defensa continuará
con el proceso de la reserva transitoria todo lo que proceda de cara a
realizar el modelo de Fuerzas Armadas definido en las directivas de
defensa nacional, de defensa militar y, singularmente, en la Ley de
Plantillas hace prácticamente un año; todo lo que sea menester, y los
ajustes son ajustes inevitablemente caros, son ajustes, por otro lado,
que no son excepción dentro de España, sino que se ven obligados a
llevarlos a efecto otros departamentos.

El asunto del personal en la reserva, que es una de las monomanías más
fervientes del señor Fernández de Mesa, tiene una respuesta simple. Ahí
tenemos que hacer el mayor esfuerzo posible para colocar --y en algunos
casos esto es posible-- personal en la reserva, pero hay que abandonar
cualquier visión que no tenga en cuenta la diferente calidad de los
puestos de trabajo, en cuanto oferta laboral del departamento, con la
calidad del personal en la reserva. En definitiva, que es evidente, por
poner un extremo, que no veo a un cuadro de Mando ni de fontanero de las
Fuerzas Armadas en una maestranza ni en otros puestos que requieren una
preparación y una formación profesional, en la inmensa mayoría de los
casos del personal laboral o bien sujeto al régimen estatutario de la
Función Pública que no se corresponde con las capacidades de los
profesionales de las Fuerzas Armadas que pasan a la reserva. En
consecuencia, señor Fernández de Mesa, le reitero una vez más que aquí
colocaremos, y de hecho colocamos, a todos aquellos cuadros en la reserva
que satisfacen las necesidades de las Fuerzas Armadas, pero que jamás se
va a conseguir, por la disimilitud que existe entre los puestos de
trabajo ofertados y las capacidades del personal en la reserva de las
Fuerzas Armadas como profesionales de las Fuerzas Armadas, una colocación
importante al respecto.




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En relación con la retribución de la tropa y marinería de reemplazo,
donde creo que ha confundido conceptos y mezclado situaciones diferentes,
voy a intentar clarificarlo lo más posible. Las previsiones establecidas
son: el módulo de 20.000 pesetas de retribución como gratificación va
dirigido singularmente a buceadores de la Armada, buceadores del Ejército
de Tierra y personal embarcado en submarinos. Ignoro en este momento cuál
es el total de personal embarcado en submarinos, pero le puedo decir la
cifra, muy reciente, del personal embarcado en un submarino en el que yo
estuve, que era de trece personas; es decir, que había personal embarcado
en submarinos correspondiente a tropa y marinería de reemplazo. El módulo
de 14.000 pesetas va dirigido a esquiadores, escaladores, a la Legión
reemplazo, Bripac sin título de paracaidistas, que son los que hay,
porque con título de paracaídista de reemplazo no lo hay; personal
embarcado en buques, los EVA (escuadrones de vigilancia aérea), el Tercio
de Armada, las Coes, el RTM, que es el EVA del Ejército de Tierra, como
bien se sabe, y los polvorines. El grupo C, con un módulo de 5.000
pesetas, va dirigido a cabos, y sí es acumulativo, señor Fernández de
Mesa. En definitiva, puede darse el caso de un buceador de la Armada que
además sea cabo y, lógicamente, cobra por los dos conceptos, puesto que
devenga ambas retribuciones. Y el módulo final de 9.000 pesetas es para
personal peninsular destinado fuera de la península, o bien para el
extrapeninsular destinado fuera de su archipiélago, o el caso especial de
Ceuta y Melilla.

Por completar la información sobre el tema de la tropa y marinería de
reemplazo, además de los 6.500 millones que van a suponer estas
gratificaciones, habría que sumar 500 millones correspondientes a una
estimación que hacemos sobre el coste de los permisos, que, como sabe S.

S., van a correr a cargo de la Administración del Estado. Habría que
asumir también los gastos de desplazamiento por incorporación a filas y
subir el haber en mano o los gastos personales, en la nueva terminología
de la Ley del Servicio Militar, que, como sabe S. S., han quedado
congelados. A estos 6.500 millones establecidos habría que sumar casi
3.100 por haber en mano, 270 millones por gastos de desplazamiento,
ordinarios, de incorporación a filas y 500 millones correspondientes a
gastos de permiso. En definitiva, nos vamos por encima de un total de
10.000 millones de pesetas, cifra importante a efecto de nuestra
retribución.

Cuando se refería al coste de los créditos de unos préstamos, se ha
olvidado a qué organismo se refería, señor Fernández de Mesa, pero colijo
por el tema que se trata del Invifas. Ese coste de los créditos
corresponde a la herencia del Invifas de los antiguos patronatos por
créditos que tenían concedidos y no amortizados, con cuya amortización ha
tenido que correr el Instituto e incluyen los costes correspondientes a
los intereses y la amortización que corresponda.

En relación con la visión que ha dado de la política del Invifas, ha sido
absolutamente contraria a la realidad. Las listas interminables a que ha
hecho referencia el señor Fernández de Mesa existen exclusivamente en su
notable imaginación. Le voy a dar una serie de datos significativos.

Cuando se pone en marcha la legislación del Instituto llegó a haber
21.000 demandantes de viviendas que estaban a la espera de ver satisfecha
su demanda. Se comenzó a atender esta lista de demandantes, teniendo en
cuenta el parón que hubo ante el recurso presentado, que se saldó con la
correspondiente sentencia del Alto Tribunal, dando la razón a la
Administración, y comenzamos el presente ejercicio con una lista ya
disminuida hasta 10.000 demandantes. Vamos a cerrar el ejercicio
presente, señor Fernández de Mesa, con una lista de exclusivamente 5.000
demandas no atendidas. No vamos a poder disminuir mucho más esta lista
que, como ve S. S., deja de ser esa lista interminable, a la que no se
puede calificar de tal, ni en cuanto a la extensión temporal, ni en
cuanto a la extensión del agregado global. Y digo que va a ser difícil
reducir esta lista mucho más porque en un proceso como es el de la
vivienda militar, sometida a la dinámica de los desplazamientos, siempre
va a existir un stock de rodadura, podríamos denominarlo así, de demandas
que permanentemente quedan sin satisfacer, que no son satisfechas
inmediatamente, porque están pedidas. Lo importante es que el tiempo de
atención de esa demanda no satisfecha se reduzca, que es de lo que se
trata. No sólo hemos reducido el stock disponible, y no cabe pensar en
reducciones mucho más significativas, sino que lo que sí es más
importante y tiene correlación es que el tiempo de atención de esa
demanda se ha reducido de una manera más espectacular, y ya hay bastantes
provincias en las que se satisfacen las demandas dentro del primer mes en
que se plantean.

Lo de las viviendas inhabitables, señor Fernández de Mesa, hay que
ponerlo en su fértil imaginación. No hay viviendas inhabitables de uso
logístico. Aquellas que tras la evaluación correspondiente del parque de
viviendas, de que se ha hecho cargo el Invifas, tienen el carácter de
inhabitabilidad, o bien previamente a su reincorporación a la oferta de
viviendas son convenientemente reparadas y puestas en condiciones de
habitabilidad, o bien si el coste de la reparación o las necesidades
objetivas de las Fuerzas Armadas en relación con este tipo de viviendas
no justifican esa recuperación para ser consideradas como de uso
logístico, son puestas en el mercado correspondiente.

En relación con el grado de compromiso del Estado, he de decirle que el
Estado, por encima de cualquier Gobierno y de cualquier partido del
Gobierno, sabe cumplir razonablemente sus compromisos, y en este caso el
compromiso a que hacía referencia se ha cumplido.

En relación con el ajuste de becas y la dotación para el Patronato de
Huérfanos, son ajustes y dotaciones de pequeña cuantía para situaciones
singulares que tienden a decrecer, por un doble fenómeno coincidente. La
oferta generalizada de becas por parte del Ministerio de Educación y
Ciencia y, en su caso, de otras administraciones públicas no sólo crece
en extensión, sino que crece en cantidad. Consiguientemente, una serie de
vías subsidiarias que puede haber y que han tenido una justificación,
sobre todo histórica, desfallecen, por así decirlo, ante la satisfacción
por parte de otras instituciones, singularmente por el Ministerio de
Educación y Ciencia, de las demandas que puedan plantearse. Igual cabe
colegir de lo correspondiente al Patronato de Huérfanos, institución
histórica no sólo



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necesaria sino incluso inevitable para atender adecuadamente las
necesidades que pudieran derivarse, por razón de la causa mayor que
implica el carácter de huérfano para el beneficiario, y que en esta
circunstancia puedan encontrar otro tipo de salida, teniendo en cuenta lo
que tantas veces se ha dicho en esta comparecencia de que se ha reducido
singularmente el total de efectivos de las Fuerzas Armadas que
devengarían, por así decir, huérfanos.

En relación con las remuneraciones de mi asesoría, como le consta a S.

S., que de vez en cuando usa de la misma, ante lo cual yo me congratulo,
y demanda información y es contestado, creo que a su plena satisfacción
--si tal no fuere, le ruego que me lo ponga en conocimiento para que así
sea--, esto es lo reglado por razón del coste de personal. La Secretaría
de Estado ni quita ni pone al respecto. Están establecidos unos puestos.

La asesoría está en este momento al completo de efectivos con el personal
que le corresponde, que, quiero recordarle, señoría, no está reservado
exclusivamente a profesionales y funcionarios militares, sino que a la
misma tienen acceso también profesionales y funcionarios civiles.

En cuanto a la realización de ascensos, no entra dentro de las
competencias de esta Secretaría de Estado ascender a nadie, y si se
refiere singularmente a personal militar, carezco de potestad.




El señor VICEPRESIDENTE (Carrera i Comes): Tiene la palabra el señor
Fernández de Mesa.




El señor FERNANDEZ DE MESA DIAZ DEL RIO: Señor Secretario de Estado,
después, si tiene otro turno, que me imagino que lo tendrá, nos hablará
de la ejecución del presupuesto, no por supuesto de Defensa, ni de la
inversión en el Ejército de Tierra, ni de la inversión en el Ejército del
Aire, ni de la inversión en la Armada, porque aunque mi imaginación sea
muy fértil, sé perfectamente lo que pregunto. Yo le pedí al principio
--lo que pasa que entre tanta carcajada seguramente no se enteró el
Secretario de Estado-- que me hablara de la ejecución de su presupuesto
en la Secretaría General Técnica, en la Dirección General de Personal, en
la Dirección General de Enseñanza, en la Dirección General del Servicio
Militar y en la Dirección General de Servicios, que me imagino a ese
respecto el señor Secretario de Estado algo tendrá que decir.

No voy a contestar una por una las alusiones que ha hecho a cada una de
mis preguntas, pero sí voy a dejarle claras dos o tres cosas.

Hablo de listas interminables. Usted dice que hay 10.000 demandantes
exclusivamente. Ha dicho que de 10.000 demandantes se ha pasado a unas
demandas no atendidas de 5.000 personas en el tema de las viviendas
militares. Es igual. Si usted considera que es pequeño el número de
personas que se mueven a lo largo de España, en este caso concreto en las
Fuerzas Armadas, lo que sí puedo decirle --y estoy seguro de que usted lo
conoce, aunque sólo sea moviéndose dentro de Madrid, pero a lo mejor
algún día sí conocerá la periferia de España y se hará cargo de lo que
hay-- es que las viviendas que se están ofertando no son las mejores; que
a familias con seis o siete hijos se les están ofertando viviendas de 90
metros cuadrados.

No entiendo esa risa que a usted le provoca, señor Secretario de Estado,
esto que le estoy diciendo, sinceramente le digo que está llegando a
molestarme, y le ruego que tenga la amabilidad de llegar a constatar si
lo que digo es cierto o no.

Hay viviendas que no están en buen uso y hay viviendas prácticamente no
habitables. No me refiero a que tengan goteras o a que se caigan de
viejas, señor Secretario de Estado. Probablemente usted desconoce o se ha
olvidado con el paso de los años de que se están ofreciendo viviendas de
50 y 60 metros cuadrados no para oficiales generales, ni oficiales
superiores, ni oficiales, sino para las clases más bajas de la tropa o de
los suboficiales o para personal funcionario, donde, para poder entrar en
el cuarto de baño, tienen que cerrar la puerta de un dormitorio, y para
poder entrar en un dormitorio, tiene que estar cerrada la puerta de la
calle, porque, si no, no pueden entrar ni moverse por esa casa. Si eso le
produce a usted gracia, a mí me produce doblemente lástima: la gracia que
a usted le produce y las condiciones en las que se encuentran muchos de
los militares que solicitan viviendas hoy en día.

Y si las demandas atendidas decrecen permanentemente, señor Secretario de
Estado, no será por la gran política de viviendas militares que el
Ministerio de Defensa en este caso concreto está siguiendo, sino porque
reducen ustedes las listas ofreciendo viviendas militares que en un
momento determinado no sirven para quienes las piden o no son las más
idóneas. Así están ustedes limpiando de peticionarios y reduciendo esas
listas de espera para viviendas, pero, por otro lado, están ustedes
quitándoles algo que en un principio todos se creían que iban a tener,
que es la compensación económica para vivir en Madrid, donde un sueldo de
250.000 pesetas mensuales no da para grandes inversiones ni para grandes
alquileres, y también se están viendo privados de lo que supone esa ayuda
para alquiler de viviendas.

Señor Secretario de Estado, habrá tiempo para hablar en profundidad de
muchos de estos temas. Lo que sí puedo decirle es que de la ejecución de
su presupuesto para el año 1994, de lo que a usted compete, no ha dicho
prácticamente nada. De las inversiones para el año próximo y su
justificación no ha dicho prácticamente nada y, desde luego, lo que sí se
le pide a la Secretaría de Estado de Administración Militar, donde parece
que está prácticamente todo hecho referido al capítulo 1, personal, es
que la gestión y el rigor presupuestario también sean imprescindibles en
esta Secretaría de Estado. La gestión y el rigor presupuestario. No digo
que sea ni bueno ni malo, digo simplemente que sea usted capaz de
explicarlo ante esta Cámara, porque lejos de venir a echarnos piropos o
lejos de venir a sonreírnos para que nos hagan gracia las intervenciones
que puedan tener otros, unos u otros, venimos a hacer un acto tan serio
como es el control, por parte de los grupos parlamentarios, incluido el
del Gobierno, del propio Gobierno. Si a usted le hace gracia eso, lo
lamento profundamente.




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El señor VICEPRESIDENTE (Carrera i Comes): Para completar la información,
tiene la palabra el señor Secretario de Estado.




El señor SECRETARIO DE ESTADO DE ADMINISTRACION MILITAR (Arévalo Arias):
Su señoría desconoce las competencias administrativas que corresponden a
la Secretaría de Estado de Administración Militar y las que corresponden
a la Secretaría de Estado de Defensa.

Las competencias administrativas en materia presupuestaria --ya es hora
de que las vaya conociendo-- corresponden a la Secretaría de Estado de
Defensa, y esta Secretaría de Estado es perfectamente responsable y
respetuosa con el reparto de competencias administrativas. Conozca usted,
señoría, a quién tiene que preguntar lo que tiene que preguntar. (El
señor Presidente ocupa la Presidencia.)
Sobre el carácter de listas interminables, le voy a contestar simplemente
con una cifra. Va a haber 5.000 dentro de un mes, sobre 44.847 viviendas
afectadas al Invifas. Juzgue usted con sentido común, con rigor y con
seriedad si ésa es una lista interminable, cuando además le digo --y
entra dentro del sentido común, pensando simplemente un poco al
respecto-- que esas 5.000 viviendas es un «stock» que va a ser muy
difícil reducir por la misma naturaleza del tema.

No hay listas interminables, señoría. Hay falta de imaginación y de rigor
en las afirmaciones.

Señoría, entre las cosas que desconoce está el que yo me muevo mucho
fuera de Madrid. Acabo de llegar de eso que se llamaba antes provincias y
que siguen siéndolo al respecto y le puedo garantizar que me molesto --y
creo que lo consigo-- en conocer de viva mano y directamente aquellas
situaciones que afectan a esta Secretaría de Estado.

Familias con seis o siete hijos a las que se le ofrecen viviendas de 90
metros cuadrados. Lo lamento como usted, señoría. Aquí tengo que
coincidir con usted. Desgraciadamente, señoría, con un mínimo rigor y
seriedad --habría que evaluar adecuadamente la situación--, no nos
podemos inventar las viviendas que hay. Las viviendas que hay son las que
son, en gran parte heredadas de los antiguos patronatos. Tenemos lo que
tenemos, lo lamento con usted y me pesa el hecho de que a familias con un
número de hijos determinado no les podamos ofrecer una vivienda de
características semejantes en todas las demandas que tenemos. Lo que sí
le puedo garantizar es que el Invifas sigue con rigor, seriedad y
aplicación, desconocidos por el antiguo sistema de patronatos, la
política de todas aquellas viviendas de superficie suficientemente amplia
para atender a estas situaciones. Ahí no se consideran grados, jerarquía
ni estrellas; se consideran necesidades objetivas y esto se lleva con un
rigor, del que son conscientes todos los beneficiarios, desconocido en
otras circunstancias al respecto. Desearía que estas situaciones no se
dieran, pero, desgraciadamente, como tiene que entender S. S. pensando un
poco, son situaciones que están ahí y no podemos inventar las viviendas
en absoluto.

En relación con lo que usted dice --lo he tomado textualmente-- de que
«reduce usted las listas ofreciendo viviendas que no se pueden habitar»,
eso es una calumnia, señoría, mientras no se pruebe. Dígame usted un solo
caso al respecto de que tal fuere. Y, si tal es, yo tomaré las medidas
administrativas oportunas, en el área que me corresponde, para otra cosa.

Mientras estas cosas no suceden, esto carece de rigor, carece de verdad y
carece de seriedad al respecto. (El señor Fernández de Mesa Díaz del Río
pide la palabra.)



El señor PRESIDENTE: El señor Fernández de Mesa tiene la palabra.




El señor FERNANDEZ DE MESA DIAZ DEL RIO: Simplemente para aclarar al
señor Secretario de Estado, independientemente de los términos utilizados
de calumnia o no calumnia, que cuando yo me refiero a que son imposibles
de habitar quiero decir que es imposible que familias numerosas habiten
viviendas de 80 ó 90 metros, pero también hay de las otras. Le recuerdo
nada más esas viviendas, que no sé si el patronato o el Invifas ha hecho
algo por ellas, que son las viviendas de Santiago Apóstol, en una
barriada de suboficiales, en El Ferrol, donde las aguas fecales entraban
en las viviendas, y usted lo sabe.

Sólo quiero decir que yo no calumnio y que datos hay porque los he puesto
en conocimiento de la Secretaría de Administración Militar y aquí se han
debatido. De manera que un poco más de rigor a la hora de utilizar
determinados calificativos que yo creo que nadie a faltado a nadie en
esta Comisión.




El señor PRESIDENTE: Espero que así sea.

El señor Marsal tiene la palabra.




El señor MARSAL I MUNTALA: Señor Presidente, es tradición de esta
Comisión y de todas las Comisiones que durante las comparecencias de
presupuestos sólo intervengan los Grupos que han solicitado la
comparecencia a efectos de información. Esto hace, como usted ha señalado
antes, que se produzcan ciertas situaciones. Yo no pretendo intervenir
respecto a los asuntos que se han planteado, pero sí constatar que no se
introduzcan temas de debate que en el fondo no tienen que ver con las
peticiones respecto a los presupuestos, puesto que ello introduce un
debate político en una situación en la que los demás Grupos no podemos
afirmar nuestras posiciones.

Por ello agradeceríamos que por parte de los grupos intervinientes se
solicitaran datos que tienen que ver con los presupuestos. Aceptamos que
se incluyan valoraciones entremedias, pero nos preocupa que se abran
debates como el que se acaba de abrir y que se generalice esta dinámica.




El señor PRESIDENTE: En todo caso, no está vedada la intervención de los
demás portavoces. Siempre que se solicita una comparecencia por un Grupo,
ese Grupo solicita la comparecencia, pero es para toda la Comisión. Por



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tanto, los demás portavoces pueden intervenir si así lo desean.




--DEL SEÑOR SECRETARIO DE ESTADO DE LA DEFENSA (FLOS BASSOLS). A
SOLICITUD DE LOS GRUPOS PARLAMENTARIOS: VASCO-PNV (número de expediente
212/000953); MIXTO-UNION VALENCIANA (número de expediente 212/000971);
POPULAR (número de expediente 212/001044) E IZQUIERDA UNIDA-INICIATIVA
PER CATALUNYA (número de expediente 212/001180).




El señor PRESIDENTE: Comparecencia del señor Secretario de Defensa,
solicitada por los Grupos Vasco (PNV), Mixto y Popular.

Dado que están ausentes los portavoces del Grupo Vasco y del Grupo Mixto
--este último me ha hecho llegar por escrito una serie de preguntas que
paso al Secretario de Estado, por si estima conveniente contestarlas--,
tiene la palabra el señor Díaz de Mera, en nombre del Grupo Popular.




El señor DIAZ DE MERA Y GARCIA CONSUEGRA: Señor Secretario de Estado de
Defensa, como cuestión previa quiero decirle que, como lamentablemente
hemos podido apreciar, el diapasón, la música suena de diferente manera
cuando los grupos que piden comparecencias se dirigen a jefes generales
que cuando se dirigen a los políticos que tienen responsabilidades en el
Ministerio de Defensa, pero como no quiero abrir ningún debate, no lo voy
a abrir, señor Presidente, y termino.




El señor PRESIDENTE: Estas manifestaciones previas de alguna manera
podían suponer algún juicio de valor sobre lo que significa la
comparecencia de los Jefes de Estado Mayor, que están entroncados en la
estructura del Ministerio de Defensa, y la de los Secretarios de Estado.

Por tanto, le ruego que entre directamente a las cuestiones a las que
tenemos que atenernos, que son precisamente los presupuestos.

Las comparecencias de los presupuestos son para informarse, para aclarar,
para preguntar sobre cuestiones que en ese arduo lenguaje de los
presupuestos quedan, digamos, oscuras, con dudas para parte de los
señores diputados. Este tipo de comparecencias se hacen para que luego, a
través de ellas, ustedes puedan presentar las enmiendas que estimen
convenientes después de las clarificaciones que se hagan.

Realmente, hay una cierta tolerancia en la Presidencia hacia los
portavoces a la hora de hacer valoraciones porque, lógicamente, en algún
contexto tiene que producirse las preguntas, pero esa tolerancia no puede
ser el objeto de esta comparecencia, es simplemente el soporte que a
veces se tiene para hacer las preguntas a los señores comparecientes. Por
eso, yo les ruego, les insisto mucho en que se centren en el objeto de la
comparecencia.




El señor DIAZ DE MERA Y GARCIA CONSUEGRA: Señor Presidente, S. S. tiene,
más que acreditada, merecida y ganada la benevolencia en la
interpretación del Reglamento. No quiero que S. S. rompa esa brillante y
limpia trayectoria, que yo le reconozco, en las espaldas de este Diputado
(Risas.), de modo que permítame, siquiera sea muy brevemente, decir lo
que tengo que decir.

No ha sido este Diputado el que ha abierto el debate ni el que ha
utilizado determinado tono; «omne quod movetur ab alio movetur» (todo lo
que se mueve, se mueve por otro), y ni el que se encuentra a mi derecha
ni este Diputado hemos iniciado ese tono ni ese debate. Y voy al grano,
señor Presidente.

La primera cuestión que quiero plantearle, señor Secretario de Estado,
tiene que ver con una preocupación compartida y sin cuya solución
difícilmente podemos abordar una política presupuestaria rigurosa y
eficaz para nuestra defensa nacional; me estoy refiriendo, señor
Secretario de Estado, a la siguiente cuestión: ¿cuándo piensa el señor
Ministro de Defensa remitir al Congreso una ley de programas para las
Fuerzas Armadas?
Señoría, las desviaciones presupuestarias en el plan de inversiones son
tan acusadas como los reiterados y sistemáticos incumplimientos que
ustedes hacen de la Ley 44/1982, sobre dotaciones para inversiones y
sostenimiento de las Fuerzas Armadas, y de nada han servido las prórrogas
que amparan su proceder a través de otras leyes que vamos a llamar
subsidiarias, como son la Ley 6/1987 y la 9/1990. Hubo un tiempo en que
ustedes reconocieron la inconveniencia de seguir con estos
comportamientos presupuestarios y hasta contrajeron compromisos con
fijación cronológica en el tiempo, pero, lamentablemente, creo que las
declaraciones de intenciones chocan con la cruda realidad. Hace hoy nueve
días S. S. se comprometió conmigo a enviarme los datos de ejecución
presupuestaria y ahora estamos hablando de la Secretaría de Estado de
Defensa. Apoyo, naturalmente, y sostengo lo dicho por mi compañero
Fernández de Mesa.

Pues bien, esos datos que eran necesarios para producir el riguroso
control parlamentario de la ejecución y que hubiesen servido de contraste
importante para valorar la oferta presupuestaria de 1995, no han llegado.

Le anuncio, aunque quizá ya lo sabe, que el pasado día 5 de septiembre mi
Grupo presentó en el Registro de la Cámara una proposición no de Ley para
que el Congreso inste al Gobierno a remitir a la Cámara, antes del 31 de
diciembre, antes de que finalice el año, un proyecto de ley de programas
para nuestras Fuerzas Armadas que exprese la política de adquisiciones,
asegure el uso racional de los recursos, genere la estabilidad y la
confianza necesarias para el desarrollo de nuestra industria de defensa y
permita un riguroso control parlamentario de la política de inversiones
militares. ¿Para cuándo esa ley comprometida por ustedes, señor
Secretario de Estado?
Otra cuestión sucinta y rápida, y que ya ha anunciado mi portavoz que
será objeto de posterior y mejor trámite parlamentario, es: ¿cuál es la
desviación --si usted puede dármelo ahora de una forma un poco más
precisa-- que experimenta el presupuesto de 1995 respecto a las
previsiones de la Ley 9/1990, de 15 de octubre, sobre dotaciones
presupuestarias para inversiones y sostenimiento de



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las Fuerzas Armadas? Y ello tanto en lo referente a la totalidad de los
créditos como en lo que afecta al material y a la congelación que
establece la ley para ese personal, aunque eso ya sea competencia de
quien nos acaba de abandonar.

Continúo, señor Secretario de Estado. Este es un tema un poco complicado
y un poco complejo, pero no quiero resistirme a preguntárselo: ¿qué es lo
que ha ocurrido en este presupuesto con los llamados gastos reservados o
fondos reservados? ¿Por qué han disminuido este año en torno al 30 por
ciento? Servicio 1401, Ministerio y Servicios Generales, 205 millones.

Servicio 1409, Dirección General del Centro Superior de Información de la
Defensa, 1.000 millones. Señor Secretario de Estado esta disminución del
30 por ciento ¿obedece a la desaparición de ciertas «necesidades»
--necesidades entre comillas y subrayado--, o, por el contrario, es la
resultante de una corrección de rumbo que deriva de que hasta el
presente, por lo menos en un 30 por ciento, no se estaban utilizando
adecuadamente esos fondos reservados? ¿Cabe relacionar o asociar el
porcentaje del 30 por ciento con irregularidades en su uso hasta el
presente? ¿Por qué se multiplican por dos los gastos de mantenimiento y
conservación del órgano central y disminuye en torno al 5,9 por ciento el
de nuestros ejércitos? ¿Por qué los arrendamientos del órgano central --y
se lo pregunto a usted-- crecen en torno al 70 por ciento? Explique
claramente por qué aumentan en más de 800 millones las indemnizaciones
por razones de servicio; explique por qué aumentan en más de 400 millones
los estudios y trabajos técnicos, y qué es lo que justifica el incremento
en 100 millones de las llamadas reuniones y conferencias. ¿Por qué los
655 millones de contribución a la NATO en el año 1994 se multiplican por
dos y se sitúan en el año 1995 en 1.205 millones de pesetas? ¿Y por qué
sucede igualmente lo mismo con la contribución a la Union Europea
Occidental, que pasa de 350 millones a 825 millones? Me parece que,
aunque podemos interpretar algunas razones que justifiquen ese
multiplicar por dos, será necesario una precisión mucho más amplia.

Necesitamos saber por qué el conjunto de gastos de sostenimiento del
órgano central --se ha dicho y ahora lo preciso yo-- crece un 25 por
ciento y el de las Fuerzas Armadas sólo un 5 por ciento. Y ésta es la
pregunta del millón de dólares. ¿Cuál es la incidencia del desarrollo del
EFA, del avión europeo de combate, en el total del programa de
investigación de nuestras Fuerzas Armadas. ¿No consume, como dicen
fuentes oficiales, el 60 por ciento, y como decimos nosotros, el 70 por
ciento de los programas de investigación? ¿Y qué es lo que pasa con el
resto de esos programas?
Voy a omitir cuestiones que me gustaría decir, pero que el tiempo me lo
impide.

En comunicaciones y en guerra electrónica, tema insistente y
preocupantemente tocado aquí esta mañana, yo quiero asomarme con unos
datos y con unas precisiones. Estamos ante un proyecto que, en principio,
tuvo un coste inicial de 36.000 millones de pesetas; en el año 1994 se
redujo a 18.000 millones y en 1995 aparece con 6.650 millones de pesetas.

Igualmente, en 1994 se prevía un crédito de 2.312 millones para el
ejercicio 1995 y finalmente lo vemos reducido a 1.535 millones. ¿Cómo
puede explicar el señor Secretario de Estado estas limitaciones y
retrasos que afectan a los tres ejércitos, a cinco subproyectos en fase
de desarrollo y a tres en fase de investigación? Le ayudo. Página 199.

Otro asunto. En el programa 542C (investigación y estudio de las Fuerzas
Armadas) destacan los siguientes números: 21.500 millones para
inversiones de carácter inmaterial, que se asignan a la Dirección de
Asuntos Económicos. Este crédito de 21.500 millones se desglosa en el
anexo de inversiones en tres proyectos. Uno hace referencia a los
vehículos de combate (20.000 millones); otro al EFA (500 millones), y un
tercero al Convenio de Asistencia Técnica (1.000 millones).

En la memoria de objetivos, igualmente en la página 202, encontramos
abundante e interesante literatura que omito para no resultar prolijo.

Hay cinco subprogramas, y yo pregunto: ¿Dónde está el EFA, que consume,
como ya hemos dicho, el 60 o el 70 por ciento? ¿Puede cuantificarnos los
cinco subproyectos de los vehículos de combate a los que me acabo de
referir?
Finalmente --y ahora ya sí que cumplo fielmente mi palabra, señor
Presidente--, las adquisiciones en el extranjero suponen más de 50.000
millones, es decir, el 22 por ciento del total de las inversiones y el 40
por ciento del programa de modernización de nuestras Fuerzas Armadas.

Estos porcentajes y estas cantidades, ¿son superiores o inferiores a las
de 1994? Ya sabrá por qué se lo pregunto. ¿Cómo afectará esta
consideración del presupuesto, en estos términos, a nuestra desfallecida
industria nacional?



El señor PRESIDENTE: Para contestar a las cuestiones planteadas, tiene la
palabra el señor Secretario de Estado de Defensa.




El señor SECRETARIO DE ESTADO DE LA DEFENSA (Flos Bassols): Me hace usted
una larga lista de preguntas, algunas de ellas muy concretas y muy
difíciles de contestar, a menos que buceemos en amplia documentación.

Algunas se las puedo contestar de memoria, pero otras será más difícil
hacerlo.

De todas formas, me gustaría hacer alguna precisión de carácter general,
si S. S. me lo permite, sobre cuestiones que han aparecido antes y que
mucho me temo que han quedado un poco sin respuesta, lo cual es lógico
porque cada Jefe de Estado Mayor atiende a su área, pero hay algunos
temas que tengo la impresión de que no han sido contestados y que sería
importante que se tuvieran en cuenta. Por tanto, si S. S. me lo permite,
voy a decir alguna cosa relativa a lo que ha dicho el señor Valdivielso.

Quisiera llamar la atención sobre el tema que S. S. ha tomado
anteriormente como punto de referencia para valorar el presupuesto de
1995: el año 1990. Yo trabajo siempre con cuadros que empiezan en el año
1990, aunque, lógicamente, mi preocupación se centra en los tres últimos
años, que son en los que he tenido que luchar, especialmente en los dos
últimos. El año 1990 es un mal año de referencia porque S. S. recordará
que hubo un recorte a



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mitad de año de 107.000 millones. Por lo tanto, si quiere invalidar
muchas de las conclusiones que S. S. obtiene, cogería otro año como
referencia.

Antes de contestar a cosas concretas he de decir que el año pasado me
presenté a esta misma sesión con el optimismo lógico de aquella subida
del seis y pico por ciento. Me apresuré a decir que eran unos recursos
aún muy insuficientes respecto de lo que deseábamos, y lo mismo digo hoy.

También había en aquel momento, duda que flotaba, el interrogante de si
sería un año aislado o si iba a ser el principio de una tendencia. Este
Secretario de Estado no es tan ingenuo como para pensar que dos puntos
significan el inicio de una tendencia, pero sí que no podemos decir que
las cosas han empeorado. Todo lo contrario: estamos en una situación
sustancialmente mejor, que, en cierto modo, es lo que se ha puesto de
manifiesto --entiendo yo-- en intervenciones anteriores.

No se saben ustedes de memoria todo lo que ha crecido o no. Quisiera
señalar algo muy periodístico, pero muy cierto: el presupuesto de este
año, después de educación y sanidad, es el Ministerio que más ha crecido
en términos absolutos; que no es suficiente, sigo diciendo, de acuerdo,
pero supone una respuesta importante del Gobierno en cuanto a
mentalización sobre las necesidades.

Sobre esto quisiera hacer una puntualización, que me ha sorprendido que
no haya salido más, puesto que siempre es una preocupación de su grupo y
nuestra. Por supuesto, la razón básica de que crezcan los presupuestos es
la posición política de dotar a las Fuerzas Armadas de los medios
necesarios para cumplir sus misiones sociales, eso no lo vamos a
discutir. Pero luego hay otro tema muy importante. Su grupo ha señalado
la necesidad en algunos momentos --y que el JEME ha destacado-- del
incremento de eficacia interna de lo que podríamos llamar responsables
económicos y de gestión, que van desde el responsable llamémosle central
hasta los órganos de gestión, que son elementos que empujan hacia arriba
el presupuesto y que han conseguido dos cosas muy importantes que no
quisiera dejar de decir aquí en honor a ellos: por un lado, algo que ya
señalé en alguna comparecencia hace poco, que es que consigamos ejecutar
el 99 por ciento del presupuesto, pero también que hoy este programa de
modernización que se presenta está ya contratado en un 70 por ciento,
algo indispensable si queremos llevar un ritmo bueno de ejecución. De
esto a veces se habla poco, pero en los ejércitos es fundamental y
realmente en el órgano central también y desde luego es algo que, a mi
modo de ver, es encomiable y explica muchas cosas.

Otro punto importante no sólo es que consigamos contratar, sino que en
algunos temas --y esto también es algo que su grupo ha puesto de
manifiesto alguna vez-- hemos conseguido congelar gastos, no porque no
tengamos dinero, sino porque afortunadamente ha habido mejoras de
racionalización que afectan a todos. En estos momentos no hablo tanto del
aspecto político, aunque sé que hay una norma por encima. Pero, por
ejemplo, conseguir reducir, sin bajar la calidad, los gastos de
alimentación gracias a mejoras de racionalización y a una directiva de la
alimentación que ustedes conocen, es muy importante. Casi es tan
importante o más que conseguir concentrar un poco más de gasto en otros
temas. Señalo esto porque me parece de justicia para los que lo han
conseguido.

Me hubiera gustado no ser el último en intervenir y poderles explicar las
líneas generales del presupuesto, pero algo les voy a decir si me lo
permiten, porque creo que explica mucho de lo que se ha hecho y el porqué
de las cosas.

Nosotros, al elaborar este presupuesto nos hemos fijado tres grupos de
objetivos, algunos ya se han expuesto, pero desde un punto de vista
operativo, y yo se lo voy a decir en cómo se traduce en términos
económicos.

En cuanto a estructura global del presupuesto, ha habido el mismo
criterio que el año pasado y que creo que gobierne quien gobierne tendrá
que mantenerlo en los años inmediatos. Es típico conseguir que la
modernización crezca más que la inversión, que la inversión crezca más
que los gastos de inversión y sostenimiento y que entre personal y gastos
de inversión y sostenimiento nos mantengamos al mismo nivel. Esto ha sido
muy difícil de hacer este año porque, como ya se ha señalado aquí, hemos
tenido tensiones al alza en el capítulo I de personal que nos han
obligado a hacer déficit, pero se ha conseguido, y para mí esto es lo
importante.

Otro grupo de objetivos ha sido el señalado por el Jemad en cuanto a
favorecer la profesionalización. Son estos elementos que ustedes conocen
de mantener el crecimiento de la tropa profesional, compensar
determinados destinos de reemplazo, etcétera.

El tercer grupo de objetivos afecta mucho a todo lo que se ha hablado y a
esto último, y consiste en que, este año, aunque podríamos haberlo hecho
no hemos querido distribuir más o menos homogéneamente el gasto de
inversión y sostenimiento, sino que hemos ido a favorecer netamente
aquello que nos ha parecido que mejoraba en mayor medida la eficacia de
las Fuerzas Armadas. Si en algunas ocasiones se dice aquello de que
escoger es renunciar, este año lo hemos hecho a conciencia, y lo hemos
hecho a conciencia haciendo caso de unos elementos que obviamente nos han
venido de los responsables militares, muy especialmente el Jemad, y que
han sido los siguientes: Hay que seguir renovando el material, objetivo
uno, sin escatimar dinero, y hay que evitar al máximo los gastos para
instrucción y adiestramiento. Sus señorías recordarán que el año pasado
habíamos pensado solamente en el primero de estos elementos y el segundo
había quedado como crecimiento poco importante. Este año hemos
sacrificado otras cosas para que crezca éste. Ello explica algo que se ha
preguntado y que creo que no ha sido contestado del todo, y es por qué
crecen los gastos corrientes, especialmente los gastos de funcionamiento.

Los gastos de funcionamiento crecen un 12 por ciento. La razón es que son
gastos directamente ligados a instrucción y a adiestramiento. Y para que
se hagan ustedes una idea --también se ha hablado mucho de combustible--
los gastos en combustible han crecido en un 24 por ciento y en la Armada
un 70 por ciento, y esto es una situación en la que, comparada con el año
1990, hay que decir que posteriormente los precios bajan y desaparece el
IVA, es decir, que la dotación de



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combustible ha sido importante a sacrificio, lógicamente, de otras
partidas de gasto corriente. Ello quiere decir, insisto, que hemos
seguido a rajatabla la idea de que precisamente el adiestramiento tiene
que contar con todos los medios posibles.

Otra cosa que me ha sorprendido y que se les ha pasado a ustedes por alto
--tampoco ha hablado de ello el Jefe del Estado Mayor del Ejército-- es
que si un presupuesto de modernización crece en un 22 por ciento, que es
muy elevado (realmente el Ejército de Tierra es el que más ha concentrado
el crecimiento), dispone además de un crédito de 5.000 millones ampliable
a 15.000, llamado crédito Plan Norte, que haría que este programa de
modernización llegara a crecer en un 53 por cien, crecimiento que no se
ha visto, ni ahora ni nunca, en el Ministerio de Defensa en un programa
de modernización o equivalente. ¿Por qué? Porque pensamos que hay que
intentar cumplir el Plan Norte. El Plan Norte prevé del orden de 60.000
millones anuales de modernización en infraestructura. Con esto nos
iríamos a los 50.000, que no es todo lo que quisiéramos pero nadie va a
discutir que se ha hecho un esfuerzo muy importante.




El señor PRESIDENTE: Perdone, señor Secretario de Estado. El Jefe del
Estado Mayor del Ejército me pasó una nota --pues se olvidó-- para que yo
se la hiciera llegar a los portavoces, lo que haría al final de la
Comisión, pero no tengo inconveniente en pasarles lo que llama el
desglose del epígrafe del Plan Norte del presupuesto para 1995. Le
manifiesto esta circunstancia.




El señor SECRETARIO DE ESTADO DE LA DEFENSA (Flos Bassols): Insisto en
estas cosas porque realmente es muy fácil coger un presupuesto partida a
partida para este ejercicio --lo hemos hecho nosotros-- y criticar que
falta dinero en muchos sitios, pero políticamente y por razones
operativas este año hemos decidido primar netamente las partidas que son
éstas: adiestramiento y renovación de equipo. No les voy a complicar más.

También, insisto, tenemos la satisfacción de haber congelado todo lo que
nosotros llamamos gastos asociados al personal, que no son triviales, son
53.000 millones, y congelarlos para nosotros ha sido lo importante. Y ya
le digo que esto se debe a, por ejemplo, una directiva de alimentación,
que no les voy a explicar en este contexto, y también a una labor, en
cada Ejército, de control de este gasto y de justificación del mismo por
su coste real, tema que me parece muy importante.

Insisto en que el Ejército de Tierra es el que más ha crecido y también
ha crecido mucho el Emad, aunque su presupuesto es más pequeño; el
Ejército del Aire ha crecido bastante y, como se ha dicho y he dicho, la
Armada ha quedado bastante congelada en términos de inversión pero si
ustedes analizan las cifras verán que la Armada parte de un nivel muy
elevado. Precisamente una de las cosas que se producen en este
presupuesto, sin que éste sea un objetivo per se, es que los ejércitos se
han acercado mucho en gastos de inversión y de modernización.

Su señoría me preguntaba --voy a contestar en cualquier orden y lo voy
marcando-- por la incidencia en la industria nacional. Aparentemente este
presupuesto, con este crecimiento de los gastos de inversión y de
modernización, supone lógicamente, y así me lo han dicho los
industriales, como siempre un alivio, una mejora de la industria, pero
¡cuidado! no nos equivoquemos porque --ya lo he señalado-- el Ejército de
Tierra, sin contar con ampliaciones, ya tiene contraído el 60 por ciento
del presupuesto, el Ejército del Aire el 70 por ciento (también tiene
ampliaciones importantes que no cuento) y la Armada el 95 por ciento.

¿Qué quiere decir esto? Que vamos a tope. Es decir, que ha habido una
voluntad --que expuse aquí en una comparecencia-- de hacer crecer al
máximo la cartera de pedidos de las empresas, que estaban ahogadas hace
un año y pico (se multiplicó por cuatro la cartera en cosa de un año y
pico) lo que quiere decir que, aunque no hay la ley programas que usted
reclama muy justamente, realmente lo que hay en cartera y lo que hay
programado sólidamente, con firma, es muchísimo. Por tanto, en algunos
casos el año 1995 va a ser, por desgracia para nosotros, un año de
ejecución. El caso más claro es el de la Armada, con un 95 por cien de
modernización comprometida, y es manifiesto que lo que hay que hacer es
gestionar, y gestionar bien, cosa que la Armada, por cierto, hace de
manera espléndida.

Siguiendo con el tema industrial, la composición que yo en algunas
ocasiones he expuesto aquí por grandes bloques de armamento es
sensiblemente parecida a la del año anterior. Para resumir, crece un poco
la inversión en aeronaves, ascendente en un 23 por ciento --esto que les
voy a decir es resultado de combinación de programas que crecen y otros
que se reducen, lo tengo aquí pero podemos evitar el detalle-- y decrece
la inversión en buques, por razones que SS. SS. conocen, básicamente la
desaparición de la F-85 y la F-86, aunque hay otros programas que crecen
pero son menos importantes. Un hecho muy significativo y que no se había
producido es que crece la inversión en lo que podríamos llamar material
convencional del Ejército de Tierra. Incide ahí la mayor anualidad del
TLE para este año, incide la adquisición de vehículos tácticos (de lo que
les hablaré porque esto sí que va a tener una repercusión industrial
importante) y el inicio del Ascod, todo ello sin tener en cuenta el
destino que vayan a tener estos 15.000 millones, a que podemos llegar, de
crédito ampliable llamado Plan Norte, que, por el análisis que ha habido
con los ejércitos y con el Ministerio, mi conclusión es que irán
destinados fundamentalmente a lo que podríamos llamar industria más
convencional, más algo más de electrónica, más algo más de
infraestructura. Esto es importante porque esta industria, que siempre ha
estado en peor situación que las demás, va a tener un cierto respiro, si
somos capaces de contraer y ejecutar correctamente este crédito
ampliable. Yo espero que sí, como hemos hecho en estos últimos tiempos.

Por tanto, yo les diría que inicialmente en las modificaciones que
favorezcan la industria está el crecimiento genérico, que es bastante
importante, un 12 por ciento; está este crédito nacional del Plan Norte,
que puede ser importante; hay también otro crédito ampliable --a veces
nos olvidamos de que el presupuesto son cifras y letras, es también una
ley-- que es el del avión CX, que no sólo es



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comprar aviones sino probablemente tener compensaciones, por lo que ahí
puede haber otro elemento que incida en nuestra industria.

Por lo que respecta a las adquisiciones en el extranjero, cosa que
también me plantea S. S., por toda esta estructura que he dicho que es
sensiblemente parecida a la del año anterior, con este cierto crecimiento
del armamento convencional, creo que nos vamos a mover en los mismos
porcentajes que yo ya expliqué aquí en un momento dado. Por un lado
tenemos lo que es gasto corriente y, por otro, mantenimiento. Nos vamos a
encontrar en que, como es lógico, es algo que se gasta en España, salvo
una parte de los repuestos, que se adquieren fuera, para el mantenimiento
que hacemos dentro de nuestras instalaciones. Esto viene a suponer un 10
por ciento del 65 por ciento de la inversión en sostenimiento. Y por lo
que respecta al programa de modernización, también es sabido que lo que
adquirimos fuera es básicamente casi todo lo que corresponde a aeronaves
y la mayor parte de lo que corresponde a misiles, lo que esto significa
que se compra directamente en España alrededor de un 7 por ciento; y si
sumamos los retornos, nos iríamos a algo que he dicho aquí, que de cada
100 pesetas en modernización directamente llegan 70 e indirectamente
otras 25 o algo de este tipo. No habrá cambios importantes porque esto ya
viene de lejos.

Investigación y estudios, 21.500 millones. Esto es el EFA. Mucho me temo
que el título esté mal puesto. Cuando se habla de vehículos, en este
caso, son aeronaves. Lamento que tenga esta denominación. Hay otros
elementos del presupuesto que también tienen algún error o alguna
denominación que francamente, yo mismo, cuando he leído los anexos de
inversiones, no he entendido. Usted podía haber sido mucho más cruel,
muchísimo más. (El señor Díaz de Mera y García Consuegra: Con usted no
puedo.) Podría, lo que pasa es que es un señor bien nacido que no dice
esas cosas, pero hay algunos programas que tienen nombres verdaderamente
esotéricos y lo lamento. Intentaremos hacerlo mejor la próxima vez. Hay
una parte de los 20.000 millones que van a I+D, propiamente dicho. Luego
está el pago a la organización internacional, gastos que van al EFA. Y
hay asesoramiento interno que no se lo puedo asegurar del todo pero creo
que buena parte de esto va a Isdefe, por las labores de seguimiento que
está efectuando; a órganos de este tipo. En todo caso, ahí hay un error
evidente.

Me pregunta S. S. cuándo vamos a remitir la ley programas. La ley
programas está escrita, aunque requiere perfilar un poco su anexo. Puedo
adelantar que vamos a ser prudentes en el anexo, que es donde están los
criterios. Es una prudencia similar a la de la ley francesa, no tan
brutal como las leyes de otros países que no tienen ni anexo. No, no.

Vamos a poner un anexo con criterios. Y estábamos pendientes --esto lo
dije hace un tiempo-- de conocer las cifras de 1995, porque mi intención
es que 1995 sea el primer año y no íbamos a poner unas magnitudes que no
fueran las debidas. En todo caso, estamos en perfecta disposición de
cumplir con la presentación dentro de este trimestre. Quisiera decir, en
relación con la ley programas, que a veces parece que su inexistencia
hace que en nuestro departamento no se programe. Es evidente que sí
estamos programando continuamente. El presupuesto mismo es algo que se
elabora continuamente. Casi le puedo decir que mañana vamos a empezar a
elaborar el de 1996. Tenemos estos volúmenes tremendos de compromiso y,
obviamente, de cara a las industrias, que en gran parte es de cara a
quien se hace, es uno de los sectores que quiere que haya esta ley,
tenemos un buen nivel de comunicación y contraídos que hace que estén
bastante tranquilas.

Me dice usted que en la última comparecencia quedé en remitirle los datos
de ejecución presupuestaria. Si no los ha recibido le pido perdón; los va
a recibir. Realmente es un error administrativo.

Sobre la desviación del presupuesto de 1995 respecto a la ley de
Dotaciones, estoy preparando una comparecencia, en el plazo de una
semana, para hablar sobre este asunto.

Me ha hecho alguna pregunta en cuanto a los gastos reservados que no le
puedo contestar porque, afortunadamente, no sé lo que hay dentro de los
gastos reservados, pero sí le puedo decir cuáles son los criterios
filosóficos, muy fáciles de ver. De los gastos reservados del Ministro se
han gastado aproximadamente la tercera parte. El criterio ha sido, como
en todos los casos, en primer lugar intentar que se reduzcan al mínimo
como principio filosófico básico y, en segundo lugar, intentar que todo
aquello que pudiera ser resuelto de alguna otra forma, que había que
inventar, pudiera ser resuelto. Desde luego, son gastos poco importantes,
205 millones de pesetas, y no creo que esto plantee problemas. Y en
cuanto al Cesid, donde hay una reducción de 400 millones, lo que hay es
un cambio de criterio; es decir, gastos que hasta ahora eran reservados
se han pasado a otros artículos del presupuesto del Cesid. Soy incapaz
--porque no me corresponde-- de decirle exactamente adónde ha ido; no lo
sé. De todos modos, esto es importante, porque quiere decir que aquello
que se hacía de forma reservada se hará ahora mediante un expediente
normal y corriente, con su intervención y sus informes de todo tipo, y
que probablemente, eso sí, gran parte de estos expedientes tengan algún
grado de clasificación, cosa que es muy normal.

Me hace S. S. una serie de preguntas que no le puedo contestar a bote
pronto; tendría que coger esta multitud de papeles, muy bien construidos,
para contestarle, pero le voy a pedir perdón.

El mantenimiento y conservación del órgano central crece, efectivamente;
había necesidades de mantenimientos que venían de lejos. También sucede
con los arrendamientos. Indemnizaciones por razón de servicios, se
incrementan reuniones y conferencias... Una serie de gastos que no son
muy importantes en términos absolutos, pero que están creciendo. Soy
incapaz de contestarle ahora de memoria sobre esto. Si usted me lo
permite, se lo voy a mandar por escrito, ya que es lo más fácil.

Le puedo contestar sobre el incremento de la contribución a la OTAN, que
se multiplica por dos, y la VEO crece en 500 millones. El crecimiento de
lo que va a la OTAN se debe al programa de infraestructura, en el que no
estábamos y ahora estamos, que asciende a 650 millones que



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corresponden a dos cuestiones que son, por un lado, la cuota fija por
participar en este programa y, por otro lado, la compensación, en muy
pequeña cuantía, por algunos servicios o aprovechamientos que ya habíamos
obtenido anteriormente del programa de infraestructura OTAN. Esta cuota
española se calcula en el 3,29 por ciento del programa y tiene su punto
de partida en lo que sucedió con el programa TLE, en el que se aplicó
esta cifra a España que nos es favorable. Nos es favorable porque si lo
que se tiene en cuenta es nuestra capacidad de pago basada en el PBI y en
la renta per cápita nos iríamos a una magnitud superior, que sería por lo
menos del 3,77 por ciento. Esto es lo que sucede en este caso. En cuanto
a la participación en la UEO, hay un incremento de 500 millones de
pesetas que va en previsión del posible inicio del programa de satélites
de la UEO. Como S. S. sabrá, seguimos estando en el programa Helios-1,
que comprende dos satélites, el Helios-1 que se lanzará en el mes de
abril del año que viene, y el Helios-1 B que se lanzará un año más tarde,
pero no participamos en el Helios-2 por razónes que no me importa
explicarles, que son contundentes. En cambio, por razones técnicas y
políticas a la vez, pensamos que si la UEO lanza un programa de satélites
tenemos que estar en él.

Me ha preguntado también por la incidencia del EFA en el I+D.

Efectivamente, de los 35.000 millones de I+D, el EFA tiene una incidencia
básica puesto que son 20.000 millones. Se puede tener la impresión de que
el Ministerio de Defensa consigue tener el 25 por ciento del I+D de todo
el Estado, pero es que lo hace para un programa que, en definitiva, es la
primera fase de un avión que va a tener a partir del año 2000. Eso que he
oído decir en este sentido creo que es bueno, que I+D más seguro, el que
va más lejos, el que ayuda más a la industria, el que nos ayuda más a
todos es el que está ligado a un programa como éste. Luego, como SS. SS.

saben, además de esto hay una serie de programas de I+D que dependen de
la Dirección General de Armamento y Material, que permanecen más o menos
al mismo nivel que el año pasado, y de los cuales lo que yo resaltaría no
es tanto la cifra de presupuesto, que son los 6.000 millones, como algo
tan importante como el dinero, y es que este año hemos recortado los
programas de 100 a 25, que ya era hora de que se hiciera una
racionalización de este tipo. Y luego está lo que va a parar el Instituto
Nacional de Técnica Aeroespacial como contribución a varios programas,
tema que pienso que también sería interesante que yo expusiera
sistemáticamente a esta Cámara y, por tanto, en estos momentos solicito
una comparecencia, a fijar el día, para poder hablar de este asunto que
es muy complejo y muy largo.




El señor PRESIDENTE: Señor Secretario de Estado, las comparecencias las
tiene que calificar la Mesa de la Cámara.




El señor SECRETARIO DE ESTADO DE LA DEFENSA (Flos Bassols): Yo me
ofrezco.




El señor PRESIDENTE: Se ofrece como anuncio, pero tiene que formalizarla
a través de un escrito en la Comisión correspondiente, que pasará por la
Mesa de la Cámara. Una vez dictaminado, con mucho gusto estableceremos el
día de la comparecencia.




El señor SECRETARIO DE ESTADO DE LA DEFENSA (Flos Bassols): Debo confesar
mi desconocimiento absoluto del procedimiento en esta materia, pero es
por no alargarme ahora con explicaciones que no vienen al caso.

Yo creo que esto es lo básico. Todas las preguntas que me ha hecho y que
no han sido contestadas van a serlo por escrito, porque todas las que
afectan al órgano central son muy de detalle, y en comunicaciones y
guerra electrónica, que usted ha citado, no sitúo exactamente el tema.

Esto es todo.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Díaz de Mera.




El señor DIAZ DE MERA Y GARCIA CONSUEGRA: Muy brevemente, si usted me
permite la broma, señor Secretario de Estado, en términos del afecto que
yo creo que ya usted presume que le tengo y que me crea dificultades
desde esta posición de oposición, plagiando al clásico: Veo que manejáis
la distracción con la misma facilidad que la espada. Le pregunto y usted
recurre a la mar océana. Nos cuenta aquí unas cuestiones que son sin duda
interesantes y que convienen a la estrategia del gobierno, y como
entiendo que usted hace su trabajo y lo hace bien, y que yo hago el mío y
me esfuerzo en hacerlo bien, no le vamos a buscar más pies al gato. Lo
que sí quiero decirle es que todo aquello que creo que no me ha
respondido se lo formularé por escrito, con el fin de tener la
información que necesito.

Dos palabras más, una con referencia a los fondos reservados. Comprendo
muy bien lo que usted cuenta referido a los gastos del Ministerio, y
comprendo menos bien lo que usted dice referido al Cesid, porque si lo
que antes era reservado ahora deja de serlo, entonces ¿por qué era
reservado antes? La conclusión elemental es la siguiente: Cuando nosotros
decíamos que abusaban del uso de los gastos reservados, estábamos en el
camino de la verdad.

Con respecto al EFA, ¿vamos a participar en la fase de producción? A lo
mejor, después de las elecciones de ayer en la República Federal Alemana,
nuestro Gobierno tiene más despejado ese camino.

Finalmente, mostramos nuestra conformidad a la partida presupuestaria que
hace referencia a la conservación de cementerios españoles en el
territorio del Reino de Marruecos.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Secretario de Estado



El señor SECRETARIO DE ESTADO DE LA DEFENSA (Flos Bassols): Sobre el tema
de los fondos reservados, como he empezado diciendo, desconozco su
contenido. Quizás mi expresión ha parecido una afirmación cuando en gran
parte tiene algo de suposición. De todos



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modos tienen que tener ustedes en cuenta que los presupuestos de Cesid se
reducen. Por tanto, es evidente que por lo menos una parte de estos
gastos reservados van a desaparecer por razones mecánicas; basta ver los
dos años.

Sobre el inicio de la producción del EFA, es un programa que es un
sufrimiento continuo porque vamos avanzando a trancas y a barrancas. En
estos momentos de la fase de desarrollo hemos pagado más de 100.000
millones y nos quedan aún 100.000 millones. Yo tengo la impresión de que,
llegados a este punto, lo razonable es terminarlo y ser capaces de tener
un avión europeo. Por tanto, no creo que haya modificaciones
sustanciales.




El señor PRESIDENTE: Gracias, señor Secretario de Estado.

Se levanta a sesión.




Eran las tres de la tarde.