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DS. Congreso de los Diputados, Comisiones, núm. 296, de 04/10/1994
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CORTES GENERALES
DIARIO DE SESIONES DEL
CONGRESO DE LOS DIPUTADOS
COMISIONES
Año 1994 V Legislatura Núm. 296
EDUCACION Y CULTURA
PRESIDENTE: DON JOSE LUIS MARTINEZ BLASCO
Sesión núm. 27
celebrada el martes, 4 de octubre de 1994



ORDEN DEL DIA:
Ratificación de la Ponencia encargada de informar el proyecto de ley de
incorporación al Derecho español de la Directiva 92/100/CEE, de 19 de
noviembre de 1992, sobre derechos de alquiler y préstamo y otros derechos
afines a los derechos de autor en el ámbito de la Propiedad Intelectual.

(Número de expediente 121/000052) (Página 8750)
Comparecencia de la señora Ministra de Cultura (Alborch Bataller), para
informar:
--Sobre las líneas generales de la política de su Departamento. A
petición propia. (Número de expediente 214/000068) (Página 8750)
--Del deslinde de colecciones del Museo Nacional del Prado y del Museo
Nacional Centro de Arte Reina Sofía. A solicitud del Grupo Parlamentario
Popular. (Número de expediente 213/000271) (Página 8771)
--Sobre la situación actual de las obras de remodelación del Teatro Real
de Madrid, así como sobre las previsiones que tiene el citado Ministerio
acerca de su inauguración y funcionamiento como teatro de la ópera. A
solicitud del Grupo Parlamentario Popular. (Número de expediente
213/000310) (Página 8772)



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Se abre la sesión a las diez y treinta y cinco minutos de la mañana.




--RATIFICACION DE LA PONENCIA QUE ESTUDIA EL PROYECTO DE LEY DE
INCORPORACION AL DERECHO ESPAÑOL DE LA DIRECTIVA 92/100/CEE, DE 19 DE
NOVIEMBRE DE 1992, SOBRE DERECHOS DE ALQUILER Y PRESTAMO Y OTROS DERECHOS
AFINES A LOS DERECHOS DE AUTOR EN EL AMBITO DE LA PROPIEDAD INTELECTUAL.

(Número de expediente 121/000052.)



El señor PRESIDENTE: Señorías, buenos días.

Comenzamos la sesión de hoy, que tiene como primer punto la ratificación
de la ponencia que estudia el proyecto de ley de incorporación al Derecho
español de la Directiva sobre derechos de alquiler y préstamo y otros
derechos afines a los derechos de autor en el ámbito de la propiedad
intelectual.

De acuerdo con lo indicado por los diferentes grupos, salvo error u
omisión que se pueden señalar ahora, la ponencia estaría compuesta por
las señoras y señores Diputados siguientes: Alberdi Alonso, Isabel;
Alcaraz Masats, Luis Felipe; Baltá i Llopart, Pere; Clotas Cierco,
Salvador; Cortés Martín, Miguel Angel; García-Alcañiz Calvo, Elena;
González de Txábarri Miranda, José Juan; Martínez Martínez, Enrique;
Mauricio Rodríguez, José Carlos, y Mur Bernad, José María.

¿Se ratifica la ponencia? (Asentimiento.)



COMPARECENCIA DE LA SEÑORA MINISTRA DE CULTURA (ALBORCH BATALLER), PARA
INFORMAR:



--SOBRE LAS LINEAS GENERALES DE LA POLITICA DE SU DEPARTAMENTO. A
PETICION PROPIA. (Número de expediente 214/000068.)



El señor PRESIDENTE: Pasamos al segundo punto del orden del día, que son
las comparecencias de la señora Ministra de Cultura. En primer lugar, la
comparecencia, a petición propia, para informar sobre las líneas
generales de la política de su Departamento.

Tiene la palabra la señora Ministra.




La señora MINISTRA DE CULTURA (Alborch Bataller): Al comparecer por
primera vez ante esta Comisión, hace aproximadamente un año, para
exponerles la política del Ministerio, me propuse y propuse a SS. SS. no
sólo un conjunto de compromisos concretos para abordar a lo largo de este
año, sino también aquellas ideas-fuerza y líneas de actuación que
consideraba básicas para trabar un proyecto cultural suprapartidario de
largo alcance. Les propuse concretamente trabajar con SS. SS. en el
desarrollo de un proyecto cultural plural para nuestro país que fuera
potente, abierto e integrador, así como optimista y seguro de sí mismo en
su proyección exterior.

También les dije en aquella mi primera intervención en esta Cámara que
1994 sería un año centrado en la reflexión y el diálogo. Ambos aspectos
han sido básicos en la orientación de la política cultural del
Departamento y en el establecimiento de las líneas de actuación que van a
desarrollarla, como podrán comprobar a lo largo de mi intervención; una
intervención que quizá sea más larga y prolija de lo habitual, por lo que
les pido disculpas por anticipado. Pero he creído imprescindible entrar a
fondo en los diferentes planteamientos que, fruto de este diálogo y
reflexión, nos van a permitir afrontar las necesidades culturales de un
país moderno y desarrollado como España.

Sigo pensando, señorías, que la cultura española es una cultura viva y
con un gran potencial creativo, que tiene en su integración plural y en
sus plurales manifestaciones una verdadera marca de calidad, un plus de
riqueza que estamos obligados a potenciar. Una cultura que, por otra
parte, ha entrado en los años 90 haciendo frente, con una saludable
energía, a muchos de los desafíos que están alterando profundamente la
naturaleza de la creación y el disfrute de las obras culturales y, lo que
quizá resulta más importante en el contexto de la reflexión que empiezo a
presentar ante SS. SS., las exigencias y las reglas del juego que durante
un largo período han marcado el papel de las instituciones y de los
poderes públicos en el ámbito de la cultura.

Si profundizamos en esta dirección, es obvio para cualquier observador
bien informado que hemos entrado en la época de la complejidad en la cual
ya no hay verdades absolutas y al alcance de una sola persona, sino que
las ideas son siempre el fruto de un acuerdo, de un consenso y de la
participación del mayor número posible de personas en los proyectos. Se
trata de una época en que, porque las soluciones son cada vez más
abiertas y plurales, se hace preciso que los gobernantes y los
representantes de la voluntad popular asumamos la responsabilidad de los
proyectos con todas sus consecuencias.

En este contexto debo decir que el plan de trabajo que ahora les expongo,
congelando intelectualmente un proceso que no tiene en la realidad
solución de continuidad, parte también de una meditación profunda y
cotidiana sobre las nuevas reglas del juego que todos y cada uno de los
protagonistas del hecho cultural debemos ir conformando de cara al
futuro.

Considero, asimismo, que en el desarrollo y aplicación de las políticas
culturales las relaciones entre los poderes públicos y la iniciativa
privada han de ser interactivos. Creo, asimismo, que las instituciones
culturales han de propiciar que los ciudadanos y ciudadanas descubran y
participen activamente de su pasado, presente y futuro culturales. Pero
también, y simultáneamente, deben abrir cauces y crear condiciones que
favorezcan un mayor protagonismo de la sociedad civil en el desarrollo
cultural.

Me reafirmo, igualmente, en el principio de que la política cultural del
Ministerio debe traducir y ser el resultado del diálogo y el más amplio
consenso posible, tanto parlamentario como autonómico.




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Pues bien, señorías, sin dejar de afrontar los compromisos a corto plazo
que entonces asumí, compromisos de los que a lo largo de mi intervención
les iré dando cuenta, hemos dedicado grandes esfuerzos durante este
tiempo a poner las bases, en muchas ocasiones junto con las comunidades
autónomas, sobre las que asentar el proyecto cultural futuro; un proyecto
en el que sus singularidades han de ser compatibles con el necesario
equilibrio interterritorial de bienes y servicios culturales y capaz de
garantizar el acceso a su uso y disfrute por los ciudadanos en
condiciones de equidad.

El concurso de las comunidades autónomas en este empeño era y sigue
siendo de capital importancia. De ahí que desde el primer momento me
propusiera, y creo que se puede afirmar que con resultados positivos,
constituir las respectivas Comisiones mixtas del Ministerio de Cultura
con todas y cada una de las comunidades autónomas.

Esta estrecha colaboración interinstitucional, a la que además del
impulso dado desde el Ministerio han contribuido otros factores, se ha
visto reforzada por nuestra decidida voluntad política de hacer realidad
varias líneas de trabajo que apuntan en una misma dirección: un proyecto
de Estado para la cultura.

En este sentido, un primer paso en la realización de este proyecto ha
sido el Mapa de Infraestructuras, Operadores y Recursos Culturales que
hemos elaborado y que se encuentra actualmente en proceso de edición, por
lo que muy pronto estará a la disposición de sus señorías. Este Mapa nos
proporciona una descripción objetiva y fiable de nuestra realidad
cultural en el ámbito público y privado.

Sobre este análisis que nos brinda el Mapa de Infraestructuras,
Operadores y Recursos Culturales, y no sobre particularismos de ningún
tipo, se levanta este proyecto de trabajo que es el Mapa de Necesidades
Culturales, cuyas líneas maestras me gustaría presentar hoy ante ustedes.

Elaborado a partir de las reuniones mantenidas en las comisiones mixtas
con las comunidades autónomas, este documento recoge las necesidades del
país en su conjunto, teniendo como marco de referencia unos equipamientos
culturales equiparables a los de la media de los países de la Unión
Europea. Ello nos va a permitir, en un horizonte medio de diez años,
consolidar y mejorar las infraestructuras y servicios culturales
existentes, así como los ya previstos. Y todo ello, racionalizando su
distribución de acuerdo con los principios de equilibrio territorial.

Transcurrida una década de desarrollo autonómico, la elaboración de este
tipo de documentos era una necesidad urgente e inaplazable. Había que
revisar el camino andado en esta década, analizarlo desde una perspectiva
global y crítica y perfilar un programa de trabajo conjunto, riguroso,
solidario y responsable.

Estoy plenamente convencida, señorías, de que hoy se dan las
circunstancias que van a permitir aunar y, en consecuencia, optimizar los
esfuerzos de inversión, cooperación, formación y promoción cultural
desplegados tanto desde la Administración General del Estado como desde
las comunidades autónomas y corporaciones locales. A esta finalidad
última obedece, sin duda, la redacción de este Mapa de Necesidades
Culturales, cuyo contenido ha sido plasmado en el proyecto de convenios
que hemos trasladado a las comunidades autónomas para su análisis y
estudio el pasado mes de julio.

Con la misma metodología estamos trabajando en la elaboración del Mapa
del Patrimonio Histórico Inmueble Español. A través de éste, y, por
consiguiente, del modo más objetivo posible, determinaremos conjuntamente
qué necesidades y mediante qué recursos habría que afrontar su
conservación y revalorización, con una programación a 20 años vista, pues
la naturaleza de los problemas de nuestro patrimonio histórico requiere
un trabajo a largo plazo.

Finalmente, y dentro de este propósito de dar al proyecto cultural del
Ministerio esa dimensión de proyecto de Estado, integrado desde la
pluralidad y con capacidad de proyección exterior, estamos abordando
también el documento de la «Cultura en cifras», como punto de partida
para el informe sobre «Cultura y Desarrollo» que pretendemos presentar a
lo largo de la Presidencia española de la Unión Europea. Estos tres
documentos constituyen los ejes básicos sobre los que articularemos
nuestro proyecto cultural.

Como les decía, el Mapa de Necesidades Culturales recoge aquellas
previsiones que consideramos necesarias para asegurar unos servicios
culturales territorialmente equilibrados y socialmente satisfactorios.

Creo por ello que este documento está llamado a convertirse en un
referente importante para el desarrollo de las políticas culturales en
nuestro país.

Por la misma razón, este documento constituye un valioso instrumento para
definir las grandes líneas políticas y alcanzar los objetivos que nos
hemos marcado para el resto de la legislatura; líneas políticas y
objetivos que me gustaría adelantarles a grandes rasgos, sin perjuicio de
que, a lo largo de mi intervención, los aborde más detenidamente.

En primer lugar, es nuestra intención avanzar en la colaboración y el
consenso como principios básicos de la política del Ministerio.

La profundización en estos principios nos va a permitir alcanzar con
eficacia el segundo objetivo que nos hemos marcado: consolidar, completar
y mejorar las infraestructuras culturales, racionalizando su uso y
supeditando la creación de nuevos equipamientos a los principios de
equilibrio territorial y la demanda existente.

Ello nos va a situar en las mejores condiciones para reforzar los
mecanismos y redes de coordinación y cooperación de los equipamientos y
operadores culturales, así como poder crear otros nuevos.

Asimismo, nos proponemos apoyar la formación de los creadores y
profesionales de la cultura como factor estratégico de desarrollo
cultural. Ello significa apostar por la calidad y la competitividad, así
como por la creación de una cantera que dé sus mejores frutos no sólo en
el presente, sino también en el futuro. Los grandes cambios que están
teniendo sectores en expansión y renovación tecnológica, como son los de
la cultura, exigen la existencia de profesionales altamente cualificados
y, en general, de individuos que tengan una capacidad constante de
aprender y de adaptarse a los cambios.




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El quinto objetivo se refiere a la promoción de nuestra cultura, sin duda
una de las principales tareas y razones de existir del Ministerio de
Cultura. En este terreno es nuestra intención reorientar nuestra política
de subvenciones y ayudas a las industrias culturales. Obviamente, dicha
promoción pasa por incrementar su presencia y valoración en el exterior,
especialmente en Europa e Iberoamérica.

El séptimo y último objetivo que nos hemos trazado para el resto de esta
legislatura tiene como finalidad alcanzar un mayor grado de dinamización
cultural. Ello implica que la cultura tenga lazos fuertes y sólidos con
la sociedad, implica seguir intentando que llegue a un público lo más
numeroso posible y que los ciudadanos y ciudadanas participen en ella de
manera activa y no sólo en calidad de consumidores. Obviamente, la
consecución de este objetivo requiere el concurso interinstitucional y,
especialmente, el de la sociedad civil en su conjunto.

Hay quien dice que la sociedad civil constituye la red donde fabricar la
cultura del siglo XXI. En cualquier caso, el creciente protagonismo de
particulares, fundaciones y colectivos en el terreno de la cultura
constituye un signo de vitalidad, riqueza y compromiso cultural y social.

Es muy importante para la cultura que la sociedad esté implicada en la
producción, programación, gestión, distribución y difusión cultural. En
ello radica gran parte de su fuerza y su vigor. En este sentido, estoy
convencida de que el proyecto de ley de fundaciones e incentivos fiscales
a la participación privada en actividades de interés general servirá de
acicate para estimular la participación privada en la cultura.

Sin duda, estamos asistiendo a la emergencia de un fuerte movimiento de
asociaciones culturales de voluntariado. Se trata de agrupaciones libres
que hacen cultura para los ciudadanos y ciudadanas y para los demás y que
no están movidas por fines lucrativos, sino por la voluntad de acción.

Esta red de colectivos constituye un soporte y un complemento
imprescindible de la actuación de las instituciones públicas culturales.

En este sentido, en 1995 entrará en vigor un ambicioso Plan de
Voluntariado Educativo y Cultural que apoye, incentive y canalice las
iniciativas que potencian la vida cultural y social.

Por lo que se refiere a la promoción de los hábitos culturales, soy de la
opinión, señorías, de que el hecho de que no contemos con una receta
infalible no nos debe impedir seguir intentándolo, sino todo lo
contrario. Siendo conscientes, eso sí, de que se trata de una tarea larga
y en ocasiones difícil que requiere la conjunción de múltiples voluntades
e iniciativas. En este sentido, mi Departamento está trabajando
estrictamente con otros ministerios y entidades, de cara a la captación
de un público cada vez mayor y más preparado para la cultura y para
facilitar su acceso a colectivos que requieran un tratamiento específico.

Sin duda, la televisión tiene una influencia considerable en el
desarrollo de determinadas pautas y prácticas culturales. Por otra parte,
este medio constituye para muchas personas el canal más utilizado para
disfrutar de las experiencias artísticas y culturales, desde ver una
película a escuchar un concierto o una ópera o seguir un programa
cultural más específicamente. Se trata de una manera informal y doméstica
de acceder a la cultura que debemos siempre tener en cuenta. En este
sentido, me consta que existe una voluntad política de que la televisión
pública y más concretamente la televisión española incrementen los
contenidos culturales en su programación, y puedo informarles de que
antes de finalizar el año formaremos un convenio que prevé la realización
de determinados programas culturales.

Una vez señalados los grandes objetivos que informarán la acción del
Ministerio de Cultura para la próxima legislatura, quisiera pasar a
referirme a nuestro patrimonio histórico, cuya conservación constituye
una de las prioridades de mi Departamento, como puse de manifiesto en mi
reciente intervención en el Senado el pasado día 13 de septiembre. En
dicha intervención tuve ocasión de exponer las políticas y actuaciones
que mi Departamento está llevando a cabo y tiene previsto acometer, por
lo que me permitirán que hoy no entre con tanto detalle en las mismas.

Como les acabo de referir, hemos comenzado la elaboración del Mapa del
Patrimonio Histórico y Mueble Español, que reflejará todos y cada uno de
los monumentos de interés histórico, así como un diagnóstico de su
estado. Dado el elevado volumen de recursos necesarios, la propia
naturaleza de los bienes patrimoniales y su marco normativo y
competencial, hacen imprescindible una política de cooperación permanente
y a largo plazo con las comunidades autónomas, cuya formalización
pensamos que puede hacerse a través de convenios con un plazo de 20 años.

Aparte de este proyecto básico sobre el patrimonio, en este primer año de
legislatura hemos puesto en marcha otras actuaciones que repasaré
brevemente. En primer lugar, hemos dotado de una serie de ayudas y becas
para la formación de técnicos en protección de patrimonio histórico
español.

Por otra parte, el pasado mes de marzo firmamos convenios de colaboración
con la práctica totalidad de las comunidades autónomas para el
asesoramiento técnico del Instituto de Conservación y Restauración de
Bienes Culturales; asesoramiento que comprende toda una serie de
servicios, como la supervisión o redacción de proyectos de restauración,
instalación de laboratorios científicos, análisis especializados,
etcétera.

En breve tenemos prevista la firma --esperemos que sea en breve-- de un
convenio con la Iglesia, en el que se determinarán las prioridades y los
recursos disponibles para los bienes que son propiedad de ésta.

Por último, puedo avanzarles que en el proyecto de presupuestos para 1995
hemos incrementado en 1.000 millones de pesetas la partida presupuestaria
dedicada a Patrimonio, con objeto de hacer frente a aquellas actuaciones
que, por su urgencia, no puedan esperar a que entre en funcionamiento el
aludido proyecto base sobre patrimonio. Además, pretendemos incluir el
patrimonio entre las actividades y programas prioritarios de mecenazgo
contemplados en el proyecto de ley como susceptibles de obtener un
aumento de cinco puntos en los porcentajes de deducción y la cuantía
porcentual de los límites máximos de deducción establecidos.




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En el aspecto normativo, y por lo que se refiere al llamado 1 por ciento
cultural, abordaremos en breve plazo la modificación del Real Decreto
111/1986, de desarrollo parcial de la Ley de Patrimonio, de acuerdo con
los criterios previstos en las diferentes iniciativas parlamentarias que
han ido convergiendo sobre este tema, la última de las cuales, como
ustedes bien saben, ha sido aprobada por el Pleno del Congreso de los
Diputados el pasado 20 de septiembre.

No quiero acabar este apartado del patrimonio sin remarcar la importancia
que tiene la presencia del mismo en la vida cotidiana y su acceso por
parte de los ciudadanos. Sólo cuando éstos llegan a integrar los bienes
patrimoniales como símbolos asumidos del proceso histórico y cultural de
la sociedad y de la propia comunidad en la que viven, el patrimonio
adquiere toda su relevancia. Es por esto por lo que su conocimiento y
valoración social constituyen una eficaz e inestimable garantía de
protección y conservación.

Paso ya, señorías, a referirme al sector de museos, archivos y artes
plásticas, siguiendo el esquema planteado en el Mapa de Necesidades
Culturales.

En lo que respecta a los museos, hay que decir que, de las
aproximadamente 1.300 instituciones museísticas referenciadas en el Mapa
de Infraestructuras, Operadores y Recursos, un buen número de ellas no
siempre reúnen las condiciones adecuadas para cumplir estas tareas de
conservación, documentación, investigación y exhibición. Este problema se
agrava como consecuencia de la enorme variedad de situaciones y de la
diversidad de titularidades y órganos gestores de los centros existentes.

Por su parte, la necesidad de mejorar las infraestructuras de los más de
100 edificios que suman los 92 museos de titularidad estatal dependientes
del Ministerio de Cultura, sobre un total de 181 museos de titularidad de
la Administración general, exige priorizar con rigor las inversiones. Si
ello siempre es necesario, aún más en este caso, dado el carácter
mayoritariamente monumental y la antigüedad media de más de 100 años de
nuestros museos. Recordemos que desde 1985 a 1993 se han dedicado 23.000
millones de pesetas a la rehabilitación de 33 museos estatales o museos
adheridos al Sistema Español de Museos.

Respecto al futuro inmediato, próximamente se reabrirá el Museo de
América y en el curso de este año se acabarán las obras del Museo de
Menorca y la reforma del Museo de Huesca, así como la instalación
museográfica del Museo de Bellas Artes de La Coruña. En 1995 finalizarán
las obras de los museos de Albacete, Zamora, Tiermes y Tarragona, y la
instalación museográfica de los museos de Huesca y Palencia. En diciembre
se iniciarán las obras del Museo Nacional de Cerámica en Valencia y la
ampliación del Nacional de Escultura de Valladolid a partir de la reforma
del Palacio de Villena. Ambas actuaciones finalizarán previsiblemente en
1996.

También en el bienio 1995-96 acometeremos la segunda fase de reforma de
los museos Cerralbo, Ruiz de Luna, Romántico, Casa del Greco y Zuloaga,
los proyectos de los museos de Murcia y Almería, la climatización del
Museo Romano de Mérida, el montaje del Museo de Zamora y el inicio de la
réplica de las cuevas de Altamira. Paralelamente a estas actuaciones a
desarrollar en el curso de la legislatura, y de acuerdo con las
previsiones estimadas en el Mapa de Necesidades Culturales, sería
necesario actuar sobre 16 museos de competencia exclusiva y en 40 de
gestión autonómica durante los próximos 10 años, con ina inversión
aproximada de 38.900 millones de pesetas.

En lo que respecta a la política de coordinación y cooperación, y como
consecuencia de la heterogeneidad existente en los museos, a la que ya he
aludido, el Ministerio de Cultura ha decidido reordenar su actuación
directa. Para ello tomaremos como referencia los siguientes criterios:
que las colecciones sean de singular relevancia, de interés
supracomunitario, altamente significativas para el conjunto del país y
que sean núcleo de la protección cultural española en el exterior. La
aplicación de estos criterios la haremos conjuntamente con las
comunidades autónomas en el marco de una revisión general del actual
esquema de titularidad y gestión de los centros museísticos. Como primera
fase de esta revisión se ha iniciado un Programa de Museos Estatales del
Consejo de Patrimonio, del que forman parte las comunidades autónomas,
como saben sus señorías.

En otro orden de cosas, se ha constatado no sólo la necesidad de aumentar
las plantillas de personal del museo, sino el carácter absolutamente
prioritario de crear unos estudios específicos en museología; estudios
que deben contemplar la especialización de unos profesionales acorde con
la especificidad y exigencias de los complejos museos actuales. Estas
características y necesidades de los museos afectan, además de a la
formación y selección de los profesionales, a su actualización y
perfeccionamiento. Ambos aspectos deben ser objeto de planes especiales
de prácticas, intercambios, cursos y ayudas. Valga como ejemplo el
convenio firmado este año con la Fundación Selgas para crear la Escuela
del Museo del Prado.

El elevado número y complejidad de los programas que requieren las
actuaciones directas en museos obedece en gran parte a razones
históricas. La mayor parte de los fondos que componen las colecciones del
Patrimonio Histórico del Estado son de Bellas Artes y Arqueología, y, en
consecuencia, a estas disciplinas corresponden la mayoría de los museos.

Estos han ido asumiendo colecciones que no se ajustaban a una temática
precisa, ya que no existían centros adecuados para las mismas y, además,
se iba ampliando el concepto de patrimonio artístico. Ello ha producido
en ocasiones una amalgama y dispersión de fondos muy difícil de
armonizar, y a la que nos estamos enfrentando con plena conciencia de que
sólo a medio y largo plazo podremos obtener resultados significativos.

Las actuaciones directas en política de museos tienen que articularse
sobre el eje del conocimiento preciso y riguroso de las colecciones. Y
para ello el instrumento fundamental es también el programa o plan
director de cada museo.

La actualización de inventarios y su control informático son requisitos
previos e inexcusables para el proceso de reordenación de las
colecciones, así como para la



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planificación de adquisiciones, en ambos casos con el objetivo de lograr
un máximo aprovechamiento científico y didáctico de cada museo. Las
diferentes fases de esta reordenación y planificación deben desarrollarse
en paralelo a un plan de dotación de medios técnicos para la conservación
preventiva y la restauración de las colecciones.

Como en los museos, también en el caso de los archivos nos encontramos
con que un buen número de los más de 33.500 censados no cuentan con los
medios materiales y humanos necesarios para cumplir las funciones de
conservación, investigación, difusión y apoyo a la gestión básica en los
archivos. Igualmente existe, incluso en un número superior al de los
museos, una gran variedad de entidades titulares y órganos gestores de
los archivos. Otro factor a añadir a esta compleja situación es el gran
crecimiento de la producción de documentos y su repercusión en las tareas
de control, valoración y eliminación. Manteniendo el paralelismo con los
museos, la mejora de los alrededor de 70 edificios que integran los
archivos de titularidad estatal se enfrenta al hecho de su carácter
monumental y estado de conservación. Respondiendo al Plan de actuación
diseñado en la última década, se han construido o rehabilitado 26
archivos de la red estatal entre 1983 y 1993. Este año han finalizado las
obras del nuevo edificio del Archivo de la Corona de Aragón y
terminaremos las del Archivo Histórico Provincial de Pontevedra.

Culminaremos el plan general de informatización del Archivo General de
Indias y el equipamiento básico para la informatización del Archivo de
Simancas y del Archivo Histórico Nacional. En los próximos 10 años, según
las previsiones actuales de crecimiento presupuestario, estimamos
necesaria la inversión de 16.916 millones de pesetas, que afectarán a 9
archivos nacionales y 42 de gestión autonómica.

La dispersión en la gestión a la que me he referido obliga a reforzar las
tareas esenciales de coordinación y cooperación, para así lograr el
objetivo de normalizar el tratamiento archivístico, racionalizando y
controlando los documentos producidos por las Administraciones mediante
la coordinación de los respectivos programas de actuación. En este
sentido, el Ministerio de Cultura se propone restringir su acción directa
a un número limitado de archivos, cuyos fondos respondan a criterios
similares a los establecidos en el caso de los museos. Las líneas básicas
de actuación acordes con las previsiones normativas se centran en el
establecimiento de un Registro de Archivos, la estructuración de los
sistemas autonómicos y del Sistema Español de Archivos y el
funcionamiento de una Comisión de Coordinación del Sistema, en la que se
integran la Administración general y la autonómica.

En el terreno de la formación de profesionales contamos con la positiva
experiencia del programa de escuelas-taller de archivos desarrollada en
varios archivos generales, experiencia que bien puede servir de modelo
para la homologación y regulación oficial de los estudios
correspondientes por parte de los órganos de la Administración con
competencia en educación.

Los programas de actuación sobre los fondos documentales de los Archivos
Estatales, tanto sobre los de conservación permanente o de carácter
histórico como sobre los más recientes de carácter administrativo, se
concretarán en diferentes planes de trabajo. Estos van desde el registro,
inventario y descripción de los fondos hasta la aplicación de las
tecnologías disponibles en la reproducción de documentos que faciliten su
conservación y almacenamiento, pasando por la normalización del
tratamiento de la documentación, la modernización de los Sistemas de
Información Archivística y la reordenación y adquisición de fondos
documentales.

Un punto y aparte merece nuestra institución cultural más relevante: el
Museo del Prado. A finales del pasado mes de junio comparecí en esta
Comisión, señorías, para informar sobre la situación, problemas y
necesidades del Museo del Prado. Quiero ratificar, como ya lo hice
entonces, que este Museo es una de las máximas prioridades de mi
Departamento. No creo necesario volver a entrar en el detalle del Plan
Global de Necesidades del Museo, que era, como les dije, nuestro primer
objetivo y del que ya tuvimos ocasión de ocuparnos en aquella
comparecencia. Me referiré al segundo de los objetivos, es decir, a la
necesidad de concretar un nuevo procedimiento para la reordenación de las
colecciones estatales y su planteamiento museográfico. En este sentido,
les anuncié, señorías, en esa comparecencia, la decisión de constituir
una comisión de expertos que dictaminara el mejor criterio de ordenación
de las colecciones estatales, es decir, la del Museo del Prado y la del
Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, colecciones que, como es
sabido, pueden tener algunas coincidencias y solapamientos. Tal y como
estaba previsto, los patronatos de ambos museos y el propio Ministerio de
Cultura hemos designado a los miembros de dicha comisión, que ya se ha
constituido. El pasado día 20 convoqué y presidí la primera reunión y, en
un principio, el plazo acordado en esta reunión para concluir los
trabajos y elaborar un dictamen sobre la reordenación de las colecciones
está fijado para finales de noviembre.

También se está trabajando, en colaboración con la UNESCO y con distintos
especialistas, en la preparación del concurso internacional de ideas para
la ampliación y reforma del Museo que también anuncié y que
previsiblemente podremos convocar el próximo mes de diciembre.

En lo que respecta al Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, la
dirección de dicho centro, la comisión asesora y el Patronato (es decir,
los órganos rectores y asesores del mismo) precisarán, con carácter
prioritario, el concepto del Museo, insistiendo fundamentalmente en los
criterios para la formación de la colecciones, además del resto de
actividades más regulares.

Paso ahora a referirme al sector del libro y bibliotecas, un sector que
quizá identificamos de una forma más inmediata con el saber y la cultura.

El libro ha sido, y continúa siendo, el elemento imprescindible para la
transmisión y preservación de los conocimientos que la Humanidad ha
acumulado a través del tiempo y también de sus emociones y valores.

La responsabilidad de los poderes públicos de garantizar el acceso de los
ciudadanos a los diferentes bienes



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culturales se concreta en este terreno, en primer lugar, en la
construcción, equipamiento y mantenimiento de bibliotecas. El número de
éstas debe ser acorde con las necesidades detectadas y con el grado de
desarrollo de nuestro país, y deben contar, además, con los servicios y
dotaciones fijados internacionalmente por los organismos competentes, en
este caso la UNESCO y la IFLA.

En función de estos estándares internacionales, de la capacidad de
inversión y de la estructura territorial del Estado, el Ministerio de
Cultura inició en 1983 el Plan de Inversiones en Bibliotecas Públicas del
Estado (BPE), plan que incluye a todas las capitales de provincia, más
las ciudades que, sin serlo, son capitales de Comunidad Autónoma, como es
el caso de Mérida y Santiago de Compostela.

Desde 1983 a 1992 se han construido 15 bibliotecas y se han rehabilitado
otras 12. En 1993 se inauguraron las Bibliotecas de Soria y Salamanca y
el mes de mayo pasado la de Granada, estando prevista la de La Coruña
antes de finalizar el presente año. El total de la inversión desde 1983 a
1994 asciende a 23.000 millones. A partir de 1995 se iniciará la
construcción de otras 13 bibliotecas y la reforma de 10 y esperamos poder
inaugurar para el bienio 1995-96 las de Murcia, Lérida y Mérida.

Los criterios básicos que estamos aplicando a las Bibliotecas Públicas
del Estado se centran fundamentalmente en la ubicación en la construcción
de un segundo depósito, creación o adecuación de instalaciones
funcionales y en la formalización previa de un convenio con la
correspondiente Comunidad Autónoma. Esta (es decir, la Comunidad
Autónoma) asume como Administración gestora los gastos de mantenimiento,
dotación de nuevo personal y servicios, mientras que el Ministerio de
Cultura se hace cargo de los gastos de construcción o reforma y de
equipamiento. En numerosas ocasiones, como ustedes también saben, el
Ayuntamiento colabora mediante la cesión del solar que considera más
adecuado.

El reforzamiento del actual Plan de Inversiones nos va a permitir en los
próximos años, señorías, alcanzar el objetivo de completar la Red de
Bibliotecas Públicas de Titularidad Estatal.

Para mantener una posición similar a la de otros países de la Unión
Europea y acortar la distancia con los países que están en la cabeza, por
ejemplo, con Alemania, el objetivo de los próximos 10 años debería ser
alcanzar una biblioteca pública por cada 10.000 habitantes. Ello implica
que, además de completar la Red de Bibliotecas Públicas de Titularidad
Estatal, deberían construirse 1.000 nuevas bibliotecas.

Volviendo a las bibliotecas públicas del Estado, competencia específica
del Ministerio de Cultura, quiero señalar la importancia que tiene su
automatización para una mejor y más ágil operatividad de la red. En este
sentido, el proyecto de informatización PROINRED, que se inició en 1987,
se ha desarrollado en 36 bibliotecas y precisa de un esfuerzo
presupuestario para, en colaboración con las comunidades autónomas,
lograr el objetivo de automatizar toda la red con un equipamiento
adecuado a las necesidades actuales.

En lo que atañe al número de volúmenes por habitante con que cuentan
nuestras bibliotecas, es prioritario alcanzar a corto plazo la media
comunitaria; media que, aun no estando determinada con total precisión,
se sitúa muy probablemente en los 3 libros por habitante, por lo que
hemos calculado que sería necesaria una inversión conjunta de las
distintas Administraciones públicas en torno a los 25.000 millones de
pesetas para conseguir tal objetivo.

La mejora de la oferta lectora producirá un hecho ya constatado en otros
países: el aumento del índice de lectura, y se traducirá, igualmente, en
un apoyo al sector editorial --actualmente con un número de títulos
publicados muy por encima de la media europea--, dando lugar a un
previsible aumento, a medio plazo, de las tiradas y al consiguiente
abaratamiento del precio de venta.

Después de este esbozo de la política de inversiones públicas para hacer
frente a las necesidades existentes en el sector del libro y bibliotecas,
voy a referirme, también necesariamente con brevedad, a las restantes
líneas de actuación en este sector, es decir, a la política de promoción
y, por último, a la política legislativa.

Creo, señorías, que la piedra angular de la política de coordinación y
cooperación es la creación de una agencia gestora de la red
bibliotecaria. El proyecto de dicha agencia, que se ha propuesto a las
comunidades autónomas es fruto de la evidencia de que el planteamiento
actual no responde a las necesidades de la lectura pública en España.

Esta agencia ha de ser concebida como una doble articulación de las redes
bibliotecarias de los municipios en redes bibliotecarias de las
comunidades autónomas y de éstas en una red de redes de carácter estatal.

Con este planteamiento se hace imprescindible la existencia de un órgano
común de debate, información y coordinación, órgano que, además de
incluir a la Biblioteca Nacional y a las redes bibliotecarias de las
administraciones, debe ampliar su actividad integradora al resto de redes
bibliotecarias existentes, es decir, las universitarias, las escolares y
las especializadas. Con independencia de su régimen jurídico, todavía en
estudio, el funcionamiento de esta agencia gestora se plantea con un
carácter institucional común a los sectores bibliotecarios representados.

Igualmente, como instrumento de coordinación y cooperación, además de las
obligaciones derivadas de la Ley de Patrimonio Histórico, pienso que es
necesario reorientar el proyecto de catálogo colectivo del patrimonio
bibliográfico, y ello tanto en sus aspectos puramente técnicos y
administrativos como en la dimensión de dotaciones humanas y
presupuestarias actuales, que reforzaremos en la medida de lo posible.

La adopción de un sistema informático capaz de integrarse y ser
gestionado por el Centro de Proceso de Datos del Ministerio de Cultura,
en el que ya se está trabajando, puede suponer un paso decisivo para una
nueva metodología del catálogo, con la informatización total de sus
distintos procesos. Si el favorable clima de cooperación existente por
parte de las comunidades autónomas se complementa con una mayor
aportación presupuestaria por su parte, podremos disponer a medio plazo
de la mayor parte



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del patrimonio bibliográfico español en la correspondiente base de datos.

En lo que respecta al catálogo colectivo de fondo moderno, su carencia
impide desarrollar una importantísima función informativa, con la que sí
cuentan la mayoría de los países de nuestro entorno.

Por lo que se refiere a la formación, y aun contando con la reciente y
positiva implantación de estudios universitarios de primer y segundo
ciclo de biblioteconomía y documentación, vamos a seguir insistiendo en
el reciclaje y la formación continuados. Los avances tecnológicos en el
tratamiento de la información y, en ocasiones, el carácter autodidacta de
algunos profesionales así lo recomiendan, y para ello contaremos, como
hasta ahora, con las asociaciones profesionales del sector y con el
impulso de un futuro convenio con el Ministerio de Educación y Ciencia
dirigido a la formación de bibliotecarios escolares, que se integrará en
el convenio marco que firmaremos con este Departamento. También se
incluirán en él la promoción de la lectura entre los niños y los jóvenes,
a través de mejores dotaciones de personal y de fondos de las bibliotecas
escolares y los cursos específicos para lograr una mayor sensibilización
de los profesores en el fomento de la lectura, fomento de la lectura para
el que es preciso encontrar vías concretas de apoyo también en el sector
público audiovisual, fundamentalmente las televisiones, y en cuanto apoyo
específico a los editores, además de las ayudas a la edición, estamos
estudiando las posibles formas de contribuir a la difusión de los fondos
editoriales.

Por otra parte, con el fin de incrementar la presencia de la cultura
española en el exterior, seguiremos apoyando la participación del sector
en ferias internacionales y exposiciones, fundamentalmente en
Iberoamérica.

Coincidirán conmigo, señorías, en que en el mundo actual, así en el libro
como en el resto de sectores, es imprescindible atender a esta doble
dimensión del hecho cultural que se refleja en el carácter singular de
las industrias culturales y que nos exige diseñar políticas culturales
que atiendan tanto a la difusión de la cultura como a la producción de
los bienes que la integran.

Un último apartado de la promoción lo constituyen los premios a los
autores y los diferentes tipos de ayudas a la creación, la traducción y
la edición, en cuyo detalle no creo necesario entrar. Unicamente me
permito llamarles la atención sobre el hecho de que, junto al
reconocimiento social de la labor de creación, implícito en los premios y
que creo es de justicia mantener, la política de ayudas también se
reorientará en este sector hacia aquellas propuestas que por su novedad,
riesgo creativo y aportación cultural precisen del apoyo público. Pero no
podemos olvidar que si la investigación y la innovación son importantes
en el campo industrial y tecnológico, son elementos consustanciales en el
de la creación y será progresivamente más factible centrarse en estos
aspectos de la creación en la medida en que se fortalezcan las industrias
culturales, en este caso el sector editorial, y que en paralelo se
produzcan un incremento de la demanda y de la participación social.

Un pequeño apunte, finalmente, sobre la Biblioteca Nacional, que, con
independencia de su encaje en la política general del sector, recién
descrita, y de su participación en la Agencia de Gestión de la Red
Bibliotecaria ya mencionada, tiene una singularidad histórica como
institución cultural, tal y como reconoce su propio estatuto jurídico de
organismo autónomo.

En la misma línea que las grandes bibliotecas nacionales de otros países,
la española se ha reorientado hacia la accesibilidad, potenciando su
carácter de servicio público. En este sentido, seguiremos trabajando en
la mejora, ampliación y creación de servicios y medios para facilitar el
trabajo, la investigación y la consulta en la Biblioteca Nacional, y en
la aplicación de todo tipo de medios y soportes para transferir la
información y suministrar documentos a distancia, doble vía que ya se ha
traducido en las nuevas normas de acceso que entraron en vigor en
diciembre de 1992, en los nuevos servicios ideados como autoservicios del
propio usuario, en el desarrollo de un sistema informático propio, en la
instalación de una moderna red interna de comunicación y en la aplicación
de nuevas tecnologías para la comunicación cercana o remota con los
usuarios.

Una mención especial merece la conservación y preservación del
importantísimo patrimonio bibliográfico de la Biblioteca Nacional, para
el que se continuará aplicando un exhaustivo plan que combina la
microfilmación y la digitalización de los fondos.

Quisiera referirme ahora a las líneas políticas de actuación previstas
para el sector de las artes escénicas y la música, terreno en el que los
retos revisten una especial complejidad. Nos enfrentamos, por un lado, a
la necesidad de potenciar la creación de una auténtica industria teatral
en España y, simultáneamente, a la de completar una red de equipamientos
musicales y escénicos de carácter público acorde con un razonable
equilibrio territorial. Ambos objetivos son perfectamente compatibles con
el de incrementar la asistencia del público. En el campo de la cultura,
la responsabilidad de facilitar el acceso a la misma implica también la
necesidad de generar una oferta que sirva de estímulo a un incremento del
uso de los servicios culturales.

Las difíciles respuestas ante un panorama tan complejo requieren, en mi
opinión, señorías, una insistencia en las líneas de trabajo emprendidas y
una continuación del diálogo existente con los sectores profesionales de
la música, el teatro y la danza. Así lo aconseja la respuesta tan
positiva que tuvieron y están teniendo las mesas de trabajo convocadas
por primera vez este año en el sector teatral.

Con objeto de paliar el déficit existente en nuestro país en
infraestructuras musicales y escénicas --déficit histórico--, en 1984 se
pone en funcionamiento el Plan Nacional de Auditorios; a partir de este
año entran en funcionamiento ocho nuevos auditorios. Actualmente se
encuentran cuatro en construcción. El objetivo de este Plan es, como
saben, que, al menos, exista un auditorio en cada Comunidad Autónoma,
atendiendo prioritariamente en los próximos años a Canarias, Castilla y
León y Extremadura, que presentan en la actualidad los índices más bajos.

Este año se ha inaugurado el auditorio de Cuenca y está previsto
inaugurar el de Murcia. Los de Lérida y Barcelona se finalizarán en el
próximo bienio y el de Las Palmas en 1997.




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Por lo que se refiere a las artes escénicas, desde 1985 el Ministerio de
Cultura se ha incorporado al Programa de Rehabilitación de Teatros de
Titularidad Pública, acometido por Obras Públicas en 1983, en
colaboración con las restantes Administraciones, haciéndonos cargo de la
financiación y asesoramiento técnico del equipamiento escénico. Este
programa, que afecta a 51 teatros, permite contar con locales
rehabilitados para acoger otros espectáculos, con la única excepción, por
el tamaño de los escenarios, del gran repertorio sinfónico, que cubre el
Plan de Auditorios.

De cara a futuras actuaciones, y siguiendo el criterio de sala
polivalente, se ha fijado un módulo de referencia de 1,24 millones de
pesetas por plaza para aforos de 1.000 espectadores y de 2,3 millones
para aforos de 2.000. También se han establecido como parámetros
fundamentales la población y la demanda o afición existente; y como
parámetros correctores, la capitalidad autonómica, la insularidad, el
tener una población superior a 100.000 habitantes, con la excepción de
las cercanas a una gran ciudad, y la existencia de universidad.

A la vista de los indicadores de teatros por cada 100.000 habitantes y
teatros por superficie, daremos preferencia a las Comunidades de
Asturias, Canarias, Cataluña, Galicia, Navarra y País Vasco.

Las inversiones más importantes previstas en los próximos 10 años, para
atender a las necesidades constatadas en este sector de las artes
escénicas y de la música, son las siguientes: 3.000 millones para la
finalización de las obras de los seis auditorios que completarán el Plan
Nacional; 10.000 millones para otras infraestructuras musicales, según
los acuerdos con las comunidades autónomas; 8.600 millones para la
conclusión del Teatro Real, reforma del Teatro de la Zarzuela, sede de la
JONDE, y equipamientos para las unidades de producción; 4.300 millones
para rehabilitación de 14 teatros públicos no incluidos en el mencionado
Programa de Rehabilitación correspondiente al Plan, en capitales de
provincia que carezcan de ellos; 3.000 millones para el equipamiento
polivalente de la sede del Ballet Nacional y 400 millones para una red de
espacios teatrales polivalentes en Canarias y Baleares.

Dentro de la política de coordinación exterior, de la que es ejemplo la
constitución del Consejo Iberoamericano de la Música, que se realizó el
pasado mes de junio, vamos a iniciar los trabajos preparatorios para la
creación a medio plazo del Consejo Iberoamericano del teatro. Igualmente,
realizaremos planes de difusión internacional y de presencia en los
principales festivales europeos e iberoamericanos, contando con la
participación del sector privado y de las comunidades autónomas en su
elaboración.

En el ámbito interno, la Red Española de Teatros y Auditorios de
Titularidad Pública está empezando a dar resultados muy positivos en la
coordinación y programación de actividades. Los treinta miembros
inicialmente firmantes del protocolo de creación de la Red en 1992 han
aumentado hasta sesenta, incluyendo a los más importantes teatros y
auditorios.

La creación de nuevas redes autonómicas, además de las cinco ya
existentes e integradas en la red española, reforzarán la coordinación y
circulación de las producciones realizadas que abrirán el horizonte de
una posible inclusión del sector privado en la red.

Creo, señorías, que la Red de Teatros y Auditorios constituye un buen
ejemplo de cómo puede desarrollarse la política de cooperación y
coordinación de las Administraciones en la gestión de los servicios
culturales; es decir, de cómo establecer circuitos estables, con
criterios homogéneos, que faciliten la circulación de las producciones,
el abaratamiento de los costes y la posibilidad de contar con un mayor
número de espectadores.

En cuanto a las diferentes vías de promoción y apoyo al sector privado,
se reforzarán en los casos que, como la concertación y la apertura de
líneas de crédito, contribuyan a su estabilidad y fortalecimiento
industrial. Deberíamos dedicar 2.800 millones anuales de pesetas para las
ayudas al sector privado, reorientándolas hacia el apoyo a las empresas
de producción.

Complementariamente, y con el objetivo ya señalado de crear nuevos
públicos, se evaluarán y desarrollarán programas pedagógicos
especializados y promoveremos convenios con las televisiones públicas y
privadas.

La política de coordinación en el terreno de la lírica ha de contar con
el hecho que Barcelona y Madrid tienen temporadas estables, y con la
potencialidad de crearlas o consolidarlas en ciudades como Sevilla,
Bilbao o Valencia, si se consigue establecer un circuito que conecte los
medios de producción existentes. Esto nos ha hecho pensar en la necesidad
de elaborar un plan de colaboración entre las distintas Administraciones
para, a medio plazo, establecer un auténtico circuito lírico en nuestro
país, en el que habría que invertir más de 5.000 millones anuales de
pesetas a lo largo de los próximos diez años.

Por su parte, las unidades de producción del INAEM, que tienen como
objeto la promoción, fomento y difusión de la creación y el patrimonio
cultural español en teatro, música y danza, reforzarán las actuaciones en
todo el territorio español aprovechando las posibilidades de la Red de
Teatros y Auditorios e insistirán en la presencia iberoamericana.

Con carácter general se mantendrá la estructura actual de las unidades de
producción, con los ajustes necesarios derivados de la experiencia
acumulada, como es el de la integración y una mayor coordinación entre el
Centro Dramático Nacional y el Centro Nacional de Nuevas Tendencias
Escénicas, o propiciados por nuevas situaciones, como la entrada en
funcionamiento del Teatro Real, como saben, prevista para octubre de
1995, que dará lugar a una reordenación de la actividad lírica.

El Teatro Real, junto con el Teatro de la Zarzuela, configurará la oferta
lírica en Madrid. Participarán en su gestión el Ayuntamiento, la
Comunidad Autónoma y el Ministerio de Cultura mediante la fórmula de
fundación.

Por lo que se refiere al estado actual de la obra, estamos en condiciones
de asegurar que la situación del Programa de Remodelación del Teatro Real
al día de la fecha cumple el plan previsto.

Entro ahora en el último gran sector de la política cultural; el
audiovisual, y con mayor detalle, dentro de él, en



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razón de las competencias de mi Departamento, en el cinematográfico.

Pues bien, la política de protección y fomento de la cinematografía
española, cuyo objetivo general es la consolidación y desarrollo de una
auténtica industria cultural progresivamente independiente de las
subvenciones públicas, ha encontrado en 1994 una sólida base con la
aprobación de la Ley de Protección y Fomento de la Cinematografía.

Y no sólo por el contenido de la Ley, que también, sino fundamentalmente
porque con ella se ha logrado un consenso entre todos los grupos
parlamentarios sobre la importancia social, cultural y económica del cine
y sobre la necesidad de su protección y fomento por parte de los poderes
públicos; un hecho que también ha sido reconocido en el plano europeo a
propósito de las negociaciones del GATT, que han tenido un resultado
francamente positivo, y que ha sido ratificado por la Conferencia
Audiovisual Europea del pasado mes de julio.

Se ha conseguido, pues, el consenso de los distintos sectores
cinematográficos, en muchas ocasiones con dificultades e incluso
discrepancias sobre puntos concretos, pero con la obtención de acuerdos
sumamente importantes de cara al objetivo común de promover una
cinematografía española sólida y con capacidad de captar el interés de
los diferentes públicos.

Creo, en definitiva, que estamos en condiciones de hacer frente a las
necesidades de un sector que en la década de los 80 ha sufrido un
profundo proceso de transformación, colocándose en una situación difícil
y compleja.

Paso ya, por tanto, a analizar las necesidades concretas y nuestra
política para el resto de la legislatura.

En el terreno de las inversiones en infraestructuras, creemos necesario
continuar con la rehabilitación de salas de exhibición y completar la
informatización de taquillas. Por diversas y poderosas razones, que van
desde el cambio de los hábitos de ocio hasta la proliferación de nuevas
tecnologías, el retroceso de la exhibición aparece como una tendencia
consolidada, que no permite pensar en volver a recuperar cifras
anteriores. Sin embargo, su función sigue siendo esencial, ya que
condiciona el resultado económico posterior en vídeo y televisión. Por
todo ello, el objetivo es aumentar el número actual de salas hasta un
nivel razonable, elevando su comodidad y nivel técnico, de acuerdo con
las demandas del público. Como último apartado de la inversión,
incrementaremos el apoyo a las cargas financieras de las industrias
auxiliares del sector cinematográfico.

Estas han sufrido una difícil transformación para, desde su anterior
concepción más artesanal, adaptarse a las exigencias de un mercado
audiovisual plural y competitivo con una tecnología en permanente
renovación. Lo están consiguiendo y es imprescindible apoyar el esfuerzo
que las ha colocado prácticamente a la altura de sus competidoras
europeas.

Respecto a la política de formación de profesionales, con una demanda
creciente de trabajo altamente cualificado, es posible confirmar la
suficiencia actual en los niveles inferior y medio, y no así en el
superior, integrado genéricamente por los jefes de equipo.

Para potenciar la formación de estos profesionales, que actúan en el
terreno de la creación dentro de un sector en clara expansión y
renovación tecnológica, es preciso lograr una interacción permanente
entre teoría y práctica y una conexión con otros profesionales del ámbito
europeo. Y para ello seguiremos utilizando tanto los convenios de
colaboración con universidades e instituciones de enseñanza reglada y de
formación permanente no reglada, como los programas de la Media Business
School, que tiene su sede en Madrid y está integrada en la estructura del
Programa Media, programa central europeo en materia de formación
audiovisual.

Dentro de la política de promoción de la cinematografía, las subvenciones
tienen, como es sabido, una incidencia decisiva para un sector como el
cinematográfico, que a su alto riesgo económico une la dificultad de
penetración en los mercados exteriores y la imposibilidad de amortizar
los costes en un insuficiente mercado interior.

La experiencia de que disponemos y la necesidad de racionalizar el
sistema de ayudas públicas, otorgadas con criterios objetivos, nos han
llevado, con el acuerdo mayoritario del sector, a plantear un cambio de
la política de subvenciones a proyectos, que tuve ocasión de presentar
durante el reciente Festival de San Sebastián. No se trata, de ninguna
manera, de eliminar las subvenciones a proyectos, sino de pasar a primar
el acceso a las subvenciones sobre película realizada, complementando
esta nueva orientación con una línea de créditos privilegiados que
compense la debilidad industrial y la atomización de unas empresas
mayoritariamente jóvenes, obligadas a una alta inversión y a la
producción de un número suficiente de obras que permita diversificar
riesgos.

El objetivo es lograr una auténtica industria cultural capaz de producir
anualmente un mínimo de 90 largometrajes y alcanzar la cuota natural
mínima de un 25 por ciento del mercado interior en salas de exhibición,
con una media de ayudas del Estado equivalente a un tercio de la
inversión del productor.

Una vez normalizado el sistema de ayudas automáticas, revisaremos, de la
forma más concertada posible con el sector y con las comunidades
autónomas el sistema de ayudas selectivas, que creo debe aplicarse
prioritariamente a nuevos realizadores y películas de especial calidad y
significativo contenido cultural. También se potenciará el sistema de
ayudas al sector de la distribución, cuya debilidad en nuestro país se
agudiza por la fuerte trasnacionalización de capitales. Impulsaremos
gradual y progresivamente la constitución de redes de distribución
cinematográfica españolas y europeas, para las que ya ha abierto el
Instituto de Crédito Oficial una línea específica de crédito. Debemos
conseguir el objetivo de producir y difundir nuestro cine hasta llegar a
situarnos en la media de los países que nos superan.

En reciente incremento de nuestro fondo hasta los 4.000 millones de
pesetas, y en función de los criterios de racionalización y contención
del gasto público, hace que nos planteemos como objetivo duplicar dicho
fondo hasta los 8.000 millones a que aludí anteriormente, y un incremento
de 900 millones respecto a los 900 actuales del



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Fondo de Garantía para facilitar el acceso a los créditos de las
empresas; incrementos que ya empiezan a reflejarse en el próximo
presupuesto y que nos permitirán afrontar con garantías las necesidades
de nuestra cinematografía.

La política de promoción dentro de España corresponde también, como
ustedes saben, a las comunidades autónomas. Con ellas y con los
ayuntamientos colabora el Ministerio de Cultura en aquellos festivales y
manifestaciones más destacados de entre los numerosos que se organizan.

En el exterior mantendremos la presencia de la cinematografía española en
los más importantes festivales y mercados, la organización de semanas y
muestras monográficas, la instalación de agencias de promoción y
comercialización en ciudades de especial interés y los convenios con
diferentes entidades culturales para la difusión de nuestro cine.

El fortalecimiento de nuestra presencia cultural en el exterior, a través
del vehículo privilegiado que es el cine, precisa de una progresiva
integración de la industria cinematográfica española en los espacios
transnacionales, en primer lugar en los más próximos política y
culturalmente, es decir, la Unión Europea e Iberoamérica. Los problemas
cinematográficos de nuestro continente sólo pueden resolverse
coordinadamente a escala europea. El audiovisual es una prioridad de la
Unión Europea y lo será de la Presidencia española, para lo que nos
proponemos coordinar nuestras acciones con Francia e Italia, que tienen
una potente industria cinematográfica y que ocuparán la Presidencia en el
semestre anterior y posterior respectivamente.

Un modelo distinto al europeo requiere el espacio audiovisual en
Iberoamérica. Se trata de un mercado potencial, como SS. SS. saben, de
más de 300 millones de personas con una lengua común, que es necesario
vertebrar a través de un esfuerzo continuado y una clara definición de
prioridades. Con este objetivo organizaremos, en el primer trimestre del
próximo año, la Conferencia audiovisual Hispánica, en colaboración con la
Secretaría de Estado de Comercio y otros departamentos.

El cine español tiene ante sí la oportunidad de un acceso privilegiado a
los más de 700 millones de personas que suman la Unión Europea e
Iberoamérica, lo cual, junto a la previsible duplicación del mercado
audiovisual en los próximos 10 años, producida por el desarrollo de las
telecomunicaciones, nos obliga a coordinar los esfuerzos para que esta
oportunidad se convierta en una realidad.

Por último, en esta área, solamente deseo indicar la importancia que para
la conservación del patrimonio fílmico español tiene, a pesar de los en
ocasiones escasos recursos de que se dispone, la Filmoteca Española. Este
año finaliza el proyecto de su nueva sede en la Ciudad de la Imagen, cuya
construcción iniciaremos el próximo año con el objetivo de finalizarla en
1997. Durante 1995 y 1996 se desarrollarán las actividades que con motivo
del Centenario de la Cinematografía está preparando la Comisión creada
para su celebración.

A lo largo de la descripción de las diferentes políticas sectoriales me
he ido refiriendo tanto a su desarrollo en el ámbito internacional, como
a las acciones concretas de coordinación y cooperación con otras
administraciones e instituciones y con los propios sectores
profesionales. Vuelvo ahora a ambas para cerrar la presentación del mapa
de necesidades culturales, es decir, a la política exterior y a la
cooperación. No cabe duda de que es en el ámbito internacional donde se
confrontan y establecen los criterios de calidad de las manifestaciones
culturales y, por tanto, donde debe asegurarse la presencia de nuestros
creadores.

Es preciso reconocer que, por razones históricas, la proyección de
nuestra cultura no ha sido todo lo satisfactoria que sería de desear.

Además, ciertos desajustes y carencias han contribuido a que no
tuviéramos el papel activo y protagonista que nuestro potencial creativo
permite y exige.

Dentro de la Unión Europea, con la entrada en vigor del Tratado de la
Unión, la cultura adquiere carta de naturaleza comunitaria y cuenta con
una base jurídica propia a través del artículo 128 del Tratado, que
establece un procedimiento de codecisión para la adopción de
resoluciones. En el Comité de Asuntos Culturales estamos trabajando en la
preparación de los mecanismos de aplicación del sistema de codecisión
establecido. Este es ciertamente complejo, pero permite a la cultura
alcanzar un lugar garantizado y mejor conectado con otros aspectos de la
política comunitaria.

Estamos ante un punto de inflexión significativo respecto a la cultura y
su papel en Europa, que nos enfrenta a nuevas situaciones, desafíos y
responsabilidades. La cultura constituye uno de los elementos
fundamentales y definitorios de la identidad europea, tanto por su papel
en la comunicación entre los pueblos de las naciones y regiones europeas,
como en la transmisión y asentamiento de valores como el diálogo, la
tolerancia, la libertad y la solidaridad.

Todo ello adquiere una mayor dimensión ante la perspectiva de la
presidencia, que corresponde a España en el segundo semestre de 1995,
presidencia en la que, además de desarrollar un conjunto de iniciativas
sobre patrimonio mueble e inmueble y de apoyo a los creadores, nos
centraremos en el reforzamiento del audiovisual como prioridad de la
política comunitaria. Y, finalmente, como aportación más significativa de
nuestra presidencia, quiero anunciarles, señorías que nos proponemos
presentar un marco específico de reflexión sobre cultura, economía y
desarrollo.

Para ello hemos empezado ya a trabajar en lo que sería la descripción del
estado actual de la cuestión, el cual se concretará en una cuantificación
rigurosa y detallada, que tenga como referencia las características y
perspectivas de los diferentes sectores culturales. El documento
resultante, «Cultura en Cifras», será la base para definir futuras líneas
de actuación en las que se atenderán las implicaciones sociales y
económicas de la producción y difusión de los bienes culturales.

Dispondremos, en definitiva, con este documento de un importante
instrumento para integrar y reforzar los nexos de unión entre cultura y
desarrollo.

Con relación a Iberoamérica, además de las medidas y programas
sectoriales ya anunciados, pretendemos fortalecer las redes de
información y documentación en los diferentes campos, y crear vínculos
estables entre los agentes de la cultura, instituciones y organizaciones
culturales. El objetivo es consolidar un espacio cultural iberoamericano.




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En este último trimestre se pondrá en marcha un primer programa de
formación, ayudas y asistencia cultural para Iberoamérica. En este
programa se integran los aspectos de formación y de apoyo a proyectos,
garantizando la continuidad de asistencia técnica por parte del
Ministerio de Cultura y la creación de mecanismos estables de
cooperación.

Con carácter bilateral se promoverán encuentros anuales que conjuguen los
aspectos técnicos y los creativos, y que contribuyan al reforzamiento de
las relaciones existentes y a una mayor presencia de nuestras industrias
culturales. En 1994 estas actividades se han centrado en Uruguay y Chile
y, en el último trimestre, en Paraguay.

La acción internacional se completará con la participación en los
distintos organismos internacionales, tales como el Consejo de Europa y
la Unesco y con la profundización de los trabajos destinados a la
creación de un foro de diálogo cultural entre los países ribereños del
Mediterráneo.

Un último apunte, obviamente no en razón de su importancia, para la
lengua española. El hecho de que exista y participemos en un organismo
específico, como el Instituto Cervantes, encargado de su difusión y
enseñanza fuera de España, hace que el Ministerio de Cultura no
desarrolle una política concreta en este ámbito, con independencia de su
difusión asociada a disciplinas como la literatura, el teatro, el cine,
etcétera.

Esta presencia de la lengua española a través de diversas manifestaciones
de nuestra cultura, unido a la positiva labor que está realizando el
Instituto Cervantes, nos permite ser ciertamente optimistas. Optimismo al
que contribuye la expansión del español en distintas zonas del mundo y el
incremento de la demanda.

La consolidación de esta demanda y el surgimiento de demandas específicas
de las restantes lenguas del Estado español, darán lugar, sin duda, a la
implantación de programas que garanticen la presencia de las mismas en el
exterior dentro del marco de nuestra pluralidad cultural.

Una especial atención, por último, requiere la cooperación y coordinación
con las comunidades autónomas, no sólo por el carácter concurrente de
nuestras respectivas competencias en la materia, sino porque la riqueza y
variedad cultural de nuestro país necesitan unos cauces estables que
favorezcan la comunicación y hagan más rentables los esfuerzos y los
recursos existentes.

Esta voluntad común de colaboración, que se ha puesto de manifiesto en la
histórica sesión del Senado de la semana anterior, preside también la
política y las actuaciones de mi Departamento. Como les dije al inicio de
mi intervención, el establecimiento de comisiones mixtas con las
comunidades autónomas nos ha permitido elaborar el mapa de
infraestructuras, operadores y recursos culturales, y el mapa de
necesidades culturales.

El importante avance y desarrollo de la política de cooperación con las
comunidades autónomas nos está permitiendo establecer todo tipo de
instrumentos de colaboración y coordinación para la acción exterior, las
políticas sectoriales, la realización de programas concretos y ambiciosos
planes conjuntos, a largo plazo, como el que afecta al patrimonio. La
cooperación y la política internacional cierran la presentación que les
quería hacer, señorías, del mapa de necesidades culturales.

Estoy completamente segura, como les dije al inicio de mi intervención,
de que este documento, que les facilitaré la próxima semana, va a ser una
referencia y una herramienta de enorme valor en sus resultados, de la
misma manera que lo ha sido ya en su propia realización, lo cual ha
supuesto un ejercicio permanente de colaboración y diálogo con todas las
administraciones, entidades y operadores del mundo de la cultura y de sus
distintos sectores.

Espero haber sido capaz de transmitir a sus señorías cómo, a partir de
este mapa, cobran perspectiva las políticas sectoriales que vamos a
desarrollar y, sobre todo, cómo se plasma y se potencia en el mapa de
necesidades culturales un proyecto de Estado para la Cultura; un proyecto
fruto del esfuerzo y de la colaboración de todas las personas e
instituciones comprometidas en las tareas de que nuestra cultura pueda
desplegarse en toda su riqueza y pluralidad.

El compromiso de seguir impulsando y conformando este gran proyecto no
es, en modo alguno, obstáculo para, de forma simultánea, continuar
desarrollando las líneas de actuación y los programas específicos del
propio Ministerio de Cultura, sino, más bien, el estímulo y el marco de
referencia en el que todas estas líneas y programas cobran sentido y se
potencian. Para lo cual apelo una vez más a la imaginación para buscar
nuevas soluciones a los nuevos problemas y para actuar con flexibilidad
reorientando, cada vez que sea necesario, nuestras actuaciones, y siempre
partiendo de un conocimiento lo más exhaustivo posible de la situación,
para, en segundo término, y en colaboración con todos los agentes
implicados, planificar y priorizar las actuaciones necesarias.

A su colaboración también apelo, señorías, para que del debate y el
contraste, consustanciales al mundo de la cultura, puedan surgir las
mejores soluciones políticas y legislativas para afrontar las necesidades
de nuestro país.

Muchas gracias.




La señora VICEPRESIDENTA (Rodríguez Ortega): Gracias, señora Ministra.

¿Los grupos parlamentarios que van a intervenir a continuación desean que
interrumpamos por unos minutos la Comisión para que puedan ordenar sus
notas y aclarar sus intervenciones, o no es necesario? (Pausa.)
¿Grupos que desean intervenir para fijar su posición? (Pausa.)
Por el Grupo Parlamentario de Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya,
tiene la palabra el señor Alcaraz.




El señor ALCARAZ MASATS: Gracias, señora Presidenta.

Señora Ministra, comparece usted, según nos indicó y a través de los
medios de comunicación llegamos a conocer, para informar de la política
del Departamento en los próximos dos años. Desde el principio, se lanza
un mensaje político de primera magnitud, en el sentido de que la
legislatura no está en cuestión. Se está presentando en esta



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Cámara la planificación política de los distintos ministerios para los
próximos dos años; ahora mismo lo está haciendo el Ministro de Defensa y,
sucesivamente, lo harán otros.

Por tanto, el primer mensaje que se lanza es que no estamos en campaña
electoral, como parecía que nos anunciaban los grupos de la oposición a
lo largo del pasado período de sesiones, y que nos encontramos ante un
largo camino de desarrollo legislativo y de inversiones, en definitiva,
de desarrollo de la política de cada Departamento. Lo que pasa es que hay
ya un contraste sobre el tablero, como si de nuevo ustedes hubieran
cambiado el paso con respecto al Presidente del Gobierno, porque la
última aparición del Presidente del Gobierno a través de un medio privado
de comunicación daba una impresión patética electoral. Ustedes quieren
evitar esa impresión, en el sentido de que no se van a disolver las
Cámaras en esta legislatura, y ustedes lo demuestran con la planificación
para dos años, pero se ha dado de nuevo la impresión de que estamos ante
una campaña electoral continuada.

Quiero ser breve, porque con grandes pormenores usted ha desarrollado los
términos en que se produjo su primera comparecencia, hace aproximadamente
un año. Hay más planes y, como telón de fondo, permanece la misma
filosofía. Reconozco que son palabras bellas, aunque se olvidan dos
puntos de referencia para que estas palabras al mismo tiempo sean
ciertas: el presupuesto, el dinero público que debe acompañar a estas
palabras. Me daba la impresión de que usted hablaba en su intervención de
muchos miles de millones, quizá también porque mezclaba las competencias
en cultura de las comunidades autónomas con las competencias del
Ministerio de Cultura, con lo cual se extiende mucho la presentación,
pero artificialmente.

En principio, sus palabras no están en consonancia con el dinero público
empleado en Cultura --ahora me detendré brevísimamente en este primer
aspecto--, y tampoco se corresponden con el marco político y filosófico
general del Gobierno de la nación. En este sentido, usted ha citado la
palabra «suprapartida», refiriéndose a la filosofía cultural, pero que en
este marco quiere decir si tiene usted margen filosófico y político de
maniobra en el seno del actual Gobierno, intentando matizar su política
en otra dirección que no sea del liberalismo.

A mi juicio, sus palabras sobrepasan con mucho los Presupuestos Generales
del Estado en cuanto a Cultura, a menos, repito, que haya sumado los
presupuestos de cada comunidad autónoma. En este sentido, hay que
recordar que los presupuestos de Cultura del año pasado suponía, con
respecto al monto total, un 0,35 por ciento, aproximadamente 60.000
millones, de los que había que detraer 19.000 millones para personal;
14.000 millones para la Colección Thyssen; y entre 4.000 y 5.000 millones
para el Teatro Real, en su última fase de construcción. A partir de ahí,
la pregunta es lógica: ¿Cuánto dinero se presupuesta y qué porcentaje
supone con relación a los Presupuestos Generales del Estado del año que
viene para Cultura? Y ya sabe usted la cifra, porque ha hecho una alusión
a ella.

En cuanto al cine, habla usted de una subida de 4.000 a 8.000 millones,
pero no sabemos si es para 19 a partir de 1995, con un crecimiento
escalonado, hasta el final de la legislatura. Este es el primer problema
que nosotros nos planteamos. Para que estas palabras coincidan con la
realidad tienen que tener un soporte presupuestario, y no lo tienen. Yo
le hago esa pregunta concreta.

Al mismo tiempo, no aparece en su diseño político y filosófico, por lo
menos de una manera concreta, el impulso cultural necesario desde el
Ministerio, desde la voluntad de la señora Ministra y de los distintos
altos cargos del mismo, en cuanto a los temas en lo que sí pueden actuar,
que son también presupuestarios, están ya previstos, pero necesitan una
voluntad política del Ministerio para que reviertan y se correspondan con
las necesidades ministeriales. Me refiero al uno por ciento cultural ¿Qué
esfuerzos se van a hacer en el seno del Gobierno de la nación, o donde
corresponda, de cara a los distintos ministerios, para que este uno por
ciento, que puede suponer unos 4.000 millones de pesetas, tenga su
fundamento adecuado? Esto supone una intervención política de la señora
Ministra o del Ministerio en general, y no se ha citado para nada. Esto
supone un impulso político que no figura en la intervención de la señora
Ministra, como tampoco está el impulso político necesario para decirle al
señor Solbes que, incluso en época de crisis, hay que dedicar más dinero
a la cultura. Al señor Solbes y a quien está detrás de todo, don Felipe
González Márquez, hay que decirles que con el 0,35 por ciento de los
Presupuestos Generales del Estado no se puede hacer nada excepto
apariciones públicas y declaraciones constantes; eso y un poquito más.

Porque, repito, detrayendo el dinero del personal, de la Colección
Thyssen, del Teatro Real y de algunas otras cuestiones, queda poquísimo
dinero para toda esa planificación que usted ha expuesto a lo largo de un
tiempo bastante amplio.

Son palabras bellas, pero habría que preguntarse si esa filosofía a la
que usted alude de descentralización, de participación --aunque después
hace coincidir una palabra con la política general actual, la
competitividad de la cultura, de gente dedicada a la cultura--, si esa
filosofía se puede desarrollar o puede ser diferente en el seno del
actual Gobierno, porque si no es así, se reduciría a meras palabras.

Usted ha hablado de un proyecto suprapartidario, indicando que se puede
desarrollar un margen de maniobra que matice, que singularice, la
política de cultura en el seno del actual Gobierno que, como sabemos,
marcha en la dirección --a pesar de las declaraciones últimas que suponen
una teatralización de un cabreo que yo no comparto porque no coincide con
la realidad-- de los objetivos que ha marcado el Fondo Monetario
Internacional.

Desde ese punto de vista, nosotros pensamos que con lo hecho --puesto que
se participa de una lógica interna irremediable, en función de la
política actual-- se está construyendo una filosofía de dualización
cultural, homologable a la dinámica de dualidad económica que aparece y
que, correlativa con ésta, hará más pobres culturalmente a los más pobres
y «elitizará» o «vanguardizará» mucho más la política cultural,
convirtiéndola en consumo, metiéndola directamente en lo que es, en este
caso, el mercado cultural.




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En esta dirección iba --aunque no en una medida exagerada, que nosotros
desde luego no compartimos-- el cobro de las entradas en los museos, que
no tenía por qué haberse realizado. Se ha ofrecido como excusa que lo
exige la Unión Europea, pero no es cierto. En Gran Bretaña y en muchos
otros sitios no se cobra. Usted necesitaba esos 1.000 millones, pero yo
le preguntaría si ha bajado el número de asistentes a los museos a partir
del momento de cobro de las entradas, que lógicamente sí ha bajado. Esta
vez, no de una manera rotunda pero sí marcando ya una política
determinada, ustedes están alimentando la dualización cultural y la
política del prestigio, en la misma dirección --ya lo dijimos en su
momento y ustedes no han hecho ningún tipo de declaraciones-- de una
herencia pesada que tienen pero que han asumido paciente y
silenciosamente. Por ejemplo, la Colección Thyssen supone 14.000 millones
cada año --creo recordar--, lo que naturalmente supone un veintitantos
por ciento del total del presupuesto del Ministerio de Cultura que lastra
gravísimamente las posibles inversiones y toda la dinámica cultural a la
que usted se ha referido.

Hay detalles que ya han surgido otras veces pero que yo vuelvo a citar,
que hacen ver que no hay planificación cultural y que se tiende mucho a
esa dualización. El Teatro Real se va a terminar de construir a finales
de 1995, con un presupuesto que ha cambiado varias veces y que, al final,
puede llegar a los 20.000 millones de pesetas o en torno a esta cantidad.

Sin embargo, desde el 6 de noviembre de 1989 se tiene contratado a don
Antonio Ros Marbá por 22 millones de pesetas anuales, como director
musical. ¿Qué tipo de música es la que se está tocando ahora en el Teatro
Real, señora Ministra? ¿Cómo se justifican estos ciento y pico millones
de inversión hasta la consumación de la obra? Repito --y no me extiendo
más en estos detalles-- que sus palabras no coinciden exactamente con la
realidad y que esa realidad tiende a una dualización y a una política de
prestigio, pero sin presupuesto; una política que no está basada en la
posibilidad de una lógica distinta, ni en un presupuesto real y adecuado
a lo que necesita la cultura estatal.

Usted ha hablado de convenios con Televisión y de la intervención. Y aquí
vuelve el tema de la intervención política, de la necesaria intervención
pública en Radiotelevisión Española. A partir del año que viene
--nosotros siempre lo hemos estado pidiendo--, para homologarnos a los
modelos de toda Europa, la televisión pública debe financiarse con dinero
presupuestario --sea subvención o no-- y naturalmente, como consecuencia,
ésta debe tener una calidad y un liderazgo ético y estético absolutamente
determinante. Y el éxito último que van a tener ustedes es el estreno,
hoy, del sexólogo en la primera cadena de Televisión Española.

Por tanto, no veo una intervención decidida, real, importante del
Ministerio de Cultura en la producción propia, en la calidad, en la
ausencia en determinados momentos de publicidad, no cortando películas ni
espacios dramáticos o informativos en la televisión pública, máxime
ahora, cuando hemos superado aquel farol de Calviño cuando dijo que no
necesitaba dinero público, sin acordarse de que llegaban las televisiones
privadas con una competencia feroz de cara a la captación de audiencia.

Captación de audiencia --y voy a terminar, señora Ministra-- que ha
empezado a hacer crujir el consenso parlamentario en torno a la Ley del
Cine. Porque ustedes han cambiado la dinámica de las subvenciones y ahora
hablan de «conforme», según he leído. Usted podrá ahora aclarármelo.

«Conforme se vaya obteniendo dinero en taquilla por una película
determinada, obtendrá las subvenciones o los tramos correspondientes a
cada subvención.» Estamos otra vez en la lógica de la captación de
audiencia, con independencia de la calidad, aunque no siempre la calidad
supone mayor número de espectadores o telespectadores.

Lo mismo que cuando usted dice que el consenso es lo que prima, tanto
parlamentario como con respecto a los representantes sociales de todo
tipo, pero me da la impresión de que ustedes también están cambiando el
tema de la cuota de pantalla a través de contactos extraparlamentarios
que empiezan a romper el consenso parlamentario que se consiguió en torno
a la Ley del Cine.

La presión en esta ocasión, el viento, no viene por la izquierda, sino
que viene un viento de costado por el otro lado, pero ustedes,
efectivamente, en cuota de pantalla o en el cambio de la lógica de las
subvenciones, en función de la competitividad o de la captación de
espectadores o de audiencia, están empezando a cambiar aspectos
importantes de aquel consenso parlamentario con la izquierda --me refiero
a Izquieda Unida-Iniciativa per Catalunya--, que se produjo a lo largo
del proceso de debate. En fin, son temas que usted me podrá aclarar en
este momento.

Termino, señora Ministra, diciendo que usted ha pormenorizado mucho mejor
la intervención que tuvo hace un año, ha sido mucho más extensa, pero yo
le repito que faltan los datos, que le pido, del presupuesto de 1995, la
intervención política que se va a tener con respecto al 1 por ciento y de
otros gastos que se van a realizar, así como la intervención real que va
a hacer el Ministerio de Cultura en la calidad y la programación de
Televisión Española.

Que nadie me hable de dirigismo cultural. Yo no estoy hablando de ello,
sino sólo de la intervención pública, desde el punto de vista de la
necesidad de promover y tutelar el acceso a la cultura de todos los que
tienen derecho a ello. Una cultura tal cual y no esa cultura competitiva
que se basa fundamentalmente en estos momentos en la captación de
audiencia.




La señora VICEPRESIDENTA (Rodríguez Ortega): Por el Grupo Parlamentario
Popular, tiene la palabra el señor Cortés, al que rogaría que por favor
se atuviera al tiempo establecido de diez minutos para su intervención.

El señor Alcaraz ha ocupado algo más de ese tiempo, pero rogaría a los
portavoces que fuesen rigurosos en el cumplimiento del tiempo.




El señor CORTES MARTIN: Señora Presidenta, la señora Ministra ha dicho
que tenía una intervención excepcionalmente larga. La Presidencia
valorará este hecho. No creo que tenga mucho sentido que en una
intervención para hablar del balance de un año, después de su primera



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comparecencia, no exista la más elemental proporcionalidad entre el
tiempo que ha tenido la representante del Gobierno y el que puedan
disponer los Grupos parlamentarios. No obstante, estoy seguro de que,
como siempre hace la Presidencia, tendrá en cuenta estas circunstancias y
será tolerante y equitativa con las distintas partes en el debate.

Señora Presidenta, la señora Ministra ya anunció --hoy nos lo ha
recordado-- que para ella el primer año iba a ser de reflexión. Yo tengo
las más serias dudas de que podamos pagar becas de un año a los
ministros, porque una legislatura dura, como máximo --es de todos
sabido-- cuatro años. En el mejor de los casos, se habría perdido la
cuarta parte de la legislatura en la reflexión de la señora Ministra a
cargo de los Presupuestos Generales del Estado.

Sería deseable que las ministras y los ministros llegasen al cargo con la
reflexión ya hecha, sobre todo cuando la señora Ministra dijo que venía a
continuar la tarea de más de diez años de gobiernos socialistas. Cabe
pensar que hasta entonces se habría hecho algo, se habrían tomado algunas
medidas, se habrían realizado estudios. Evidentemente, cada nuevo
responsable tendrá que dar un impulso --por usar la terminología a la
moda--, pero de ahí a un año de inactividad, simplemente dedicada a la
diletante reflexión, parece que debería mediar alguna distancia.

No obstante, como se habían hecho tantas cosas tan irreflexivas y tan mal
en el Ministerio de Cultura, pensamos que a lo mejor, si se dedicaban a
la reflexión, cabía la esperanza de que una reflexión tan prolongada
permitiera que hoy se nos anunciasen medidas que pudiesen satisfacernos.

La verdad es que su intervención ha sido muy extensa, de mucho más de una
hora, pero nada nuevo y nada preciso. Parece que el latiguillo que usa la
oposición es decir que no ha habido nada nuevo y nada preciso. Sin
embargo, al margen del despliegue cartográfico que vamos a tener en esta
Comisión cuando nos hagan llegar los distintos mapas que se han
elaborado, cuya entrega se anunció para mucho antes, pero estamos dentro
de los plazos razonables y a la espera de conocerlos para poder
valorarlos adecuadamente, no podemos pensar que las definiciones que ha
hecho la señora Ministra, por ejemplo de los objetivos que se marcaba el
Ministerio, sean un dechado de precisión.

La señora Ministra ha dicho que iba a apoyar a los creadores culturales,
nada más. No nos ha dicho de qué forma ni por qué vía, ni a qué acciones
se refería. Ha hablado de reorientar la política de subvenciones y
ayudas, pero ahí se ha quedado toda la precisión. Ha hablado --es muy
importante y constituye una gran novedad-- de que se va a ir a un mayor
grado de dinamización de la cultura. Ahora bien, ¡cuidado!, que nadie
piense que la señora Ministra va a hacer esto de cualquier forma. Lo va a
hacer con el concurso interinstitucional. Con esto ya las preocupaciones
que pudiéramos tener han quedado despejadas respecto a la concreción. Y
todo ello, por supuesto, apelando a la sociedad civil, que ahora es lo
que ha descubierto el socialismo agotado y caduco, como dicen sus socios
de Convergencia y Unión.

Otra novedad de la señora Ministra es que ahora va a dedicar una política
a la captación de un público que tiene que estar cada vez más capacitado
para acceder a la cultura y disfrutarla. En cuanto a las relaciones con
otros Ministerios, ha dicho que sí, que las va a tener, pero nada ha
concretado.

La mejor contribución, señora Ministra, que podría realizar usted, o el
Gobierno del que forma parte, a la cultura española sería convencer a su
colega de Educación de que restaurase la importancia de las humanidades
en la enseñanza. Sólo con eso se podría dar por justificada toda su
legislatura y todas las legislaturas anteriores. Sin embargo, nada de eso
se ha dicho.

En televisión nos ha contado que existe una voluntad política. Ha dicho
que van a firmar convenios. En esta Comisión llevamos escuchando que se
van a firmar convenios al menos desde que yo soy miembro de ella, pero
hojeando los «Diarios de Sesiones» comprobamos que es algo que ya se
decía también con anterioridad.

Nada ha dicho de qué es lo que hace, por ejemplo, con los responsables
del turismo, aspecto fundamental para la promoción y conservación de
nuestro patrimonio.

Nos ha enunciado luego otra serie de objetivos que se plantean en los
distintos sectores. Señora Ministra, llevamos doce años esperando que los
ministros de Cultura en vez de decir lo que se tiene que hacer, en lo que
básicamente todos podemos estar de acuerdo, digan lo que han hecho.

Afirmar que se van a ordenar los fondos museísticos; que se va a proceder
a la catalogación e inventario de los mismos; que hay que acometer un
programa para la formación de conservadores y demás personal
especializado en los museos, y todo ello bajo la palabra mítica de la
modernización, que todavía sigue la señora Ministra planteando como uno
de los objetivos.

Nos ha dicho, gran novedad, que se va a fomentar la lectura --esto es una
de las novedades que aporta la señora Ministra después de doce años de
gobierno socialista--; que se va a procurar incrementar la asistencia del
público al teatro; que promoverán convenios con televisiones públicas y
privadas; y que abordarán en breve plazo el real decreto para la
modificación del uno por ciento cultural.

Yo creo, señora Presidenta, que tiene toda la razón al expresar su
protesta preocupada el digno representante de la izquierda imaginativa y
transformadora que me ha precedido en el uso de la palabra (Risas.)
cuando dice que lo del uno por ciento cultural en este Gobierno lo único
que demuestra es que los sucesivos ministros de Cultura no pintan nada en
las reuniones del Consejo de Ministros. Porque no es ya que todos y cada
uno de ellos vengan manifestando aquí su voluntad de que el uno por
ciento se haga efectivo, tal y como exige la Ley del Patrimonio
Histórico, sino que, en el caso de la señora Ministra, tiene un acuerdo
de esta Comisión, del mes de febrero, con el respaldo casi unánime de la
Comisión --creo que hubo una abstención--, y todavía no ha sido capaz de
sacar el decreto. Ahora dice que después del acuerdo de hace unos días en
el Pleno lo va a hacer. Pero, ¿por qué hemos tenido que perder seis
meses? ¿Por qué vamos a perder el Presupuesto de 1995 para tener una
aplicación correcta del uno por ciento cultural, cuando cuenta con el
respaldo de toda la Cámara? Ya sabemos que no cuenta con el respaldo de
los Ministros de Hacienda y de Obras Públicas, eso lo



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sabemos, pero creíamos que contando con un respaldo político suficiente,
aplicando estrictamente la ley, quien se queja de que no tiene recursos,
y con toda la razón, lo menos que puede hacer es enviar al cobrador; lo
dice la ley, pero ni siquiera eso ha sido capaz de hacer.

Ha anunciado, eso sí, una serie de plazos para el inicio de las obras o
de los programas en determinados museos, a finales de 1994 o principios
de 1995. Le recuerdo simplemente que el 21 de septiembre nos dijo (figura
en la página 71 del «Diario de Sesiones» en su intervención) que en la
primavera de 1994 se inauguraría el Museo de América --va para el
otoño--. En cuanto al resto de museos a los que se ha referido hoy, dijo
que también se iniciarían todos los proyectos en la primavera de 1994.

Tengo especialmente señalada aquí la ampliación del Museo Nacional de
Escultura de Valladolid, por razones obvias, que dijo usted que se
iniciaría a primeros de 1994. No sé si tenemos que dar más crédito a lo
que dice hoy o a lo que dijo entonces, pero comprenda que no podemos
acoger este único dato cierto que ha dado usted con especial entusiasmo.

Todo lo demás, pura palabrería sin ningún contenido.

No obstante, en todo este dilatado período de reflexión, esta prolongada
beca que le han pagado los españoles para que la señora Ministra pueda
decidirse entre si prefiere dedicarse a las tareas ministeriales o a la
producción y venta de alpargatas, ha habido algunas cosas que se han
hecho, y ciertamente ha habido algunos frutos de esa reflexión. (Un señor
Diputado: ¡Qué disparate!) Sobre todo, lo que ha habido son víctimas. (Un
señor Diputado: ¿Cuáles?) Ha habido víctimas. Entre ceses, dimisiones y
relevos, desde que la señora Ministra se hizo cargo del asiento en el
Consejo de Ministros, han cambiando --estoy hablando de directores
generales-- don José María Luzón, don Federico Ibáñez, don Juan Miguel
Lamet, señor Hernández Gil, don Felipe Gabín, don Francisco Calvo
Serraller, doña Carmen Lacambra, la Directora General de Cooperación
Cultural, y luego la traca última que hemos tenido en el Reina Sofía, con
el cese de su directora y las dimisiones del presidente, vicepresidente y
dos vocales más de su Patronato. La reflexión, si no muy productiva,
convendrán conmigo que no ha sido, desde luego, pacífica.

Ese plazo de reflexión, que es una forma de justificar piadosamente la
inactividad, ha tenido una excepción notable, que ha sido la Ley de la
Cinematografía. La verdad es que bien a las claras está que es una
lástima que no se hubiese parado a reflexionar precisamente en esa ley y
que se tuviese que precipitar, como lo hizo, con excusas de que venía el
GATT --como diciendo que viene el lobo--, un real decreto-ley que luego
hubo que convalidar y tramitar como proyecto de ley, anunciando --como se
comprometió la señora Ministra-- que sería consensuado. ¿Esto también
sería suprapartidario? Pues no, no fue suprapartidario aquí, y tampoco
fue consensuado con los distintos sectores, aunque luego se haya podido
llegar a algunos acuerdos; y es verdad que se ha llegado a algunos
acuerdos sobre la base de que del proyecto que aprobó la Cámara --sin el
apoyo del Grupo Parlamentario Popular--, en estos momentos, como apuntaba
el señor Alcaraz, no quedan ni las raspas.

Al poco de salir publicada en el «Boletín Oficial del Estado» dicha ley,
el Gobierno modificó la cuota de pantalla, pasando de cuatro por uno a
tres por uno; pactó la desaparición de las cuotas de distribución al
generar ahora cada película comunitaria hasta tres licencias de doblaje,
en vez de la única que preveía la ley; y últimamente ha anunciado también
la señora Ministra, aunque ahora lo ha matizado, que lo que le gusta son
las subvenciones automáticas, y que eso de las subvenciones anticipadas
hay que moderarlo y reducir significativamente su peso dentro del
conjunto de subvenciones.

Esa era la posición del Grupo Parlamentario Popular, como bien recuerda
la señora Ministra y el resto de los miembros de la Comisión. Sin
embargo, en septiembre del año 1993, decía la señora Ministra, en esta
misma Comisión, lo siguiente: «Nuestro programa en relación con la
cinematografía se concentrará en las subvenciones anticipadas para la
producción de largometrajes». Nada decía de las subvenciones automáticas.

Luego ha reflexionado, ayudada y asesorada por los sabios consejos del
Grupo Parlamentario Popular, y ha llegado a la conclusión de que,
efectivamente, son las subvenciones automáticas las que convienen para
que no se creen los problemas que se crean en la concesión de estas
subvenciones, las derivaciones que esto puede tener de favoritismo o de
amiguismo, y el daño que se produce, como falta de estímulo a la
producción de películas que interesen a los espectadores, porque --en
esto sí coincido con la señora Ministra-- el principal problema del cine
en España es la falta de espectadores; por ahí es por donde debería ir
dirigida cualquier reflexión y, sobre todo, pasando ya de las musas al
teatro, cualquier actuación del Ministerio.

Las declaraciones que hizo la señora Ministra, creo que en San Sebastián,
ahora las ha matizado de una manera inquietante. No obstante, nuestra
tranquilidad es grande porque creo que ha dicho, literalmente, que la
política cinematográfica del Ministerio --ahí está nuestra salvación-- va
a mantener una interacción permanente entre la teoría y la práctica con
la ayuda de la Media Business School. Esto ya nos ha llenado de
esperanza, y creo que es una gran ocasión para el cine español. La
ocasión perdida que supuso la Ley de Cinematografía, donde se podía haber
llegado a la ley del audiovisual que planteamos, creo recordar, el señor
Alcaraz, algún otro grupo parlamentario y nosotros mismos, y que fue
rechazada por los votos socialistas, ahora, a lo mejor, con esta
interacción permanente, podemos superar esta oportunidad.

Sí me ha quedado una duda y es cómo va a lograr la señora Ministra
superar la contradicción evidente entre el apoyo cerrado a la excepción
cultural europea y la opción preferente por Iberoamérica. Ha hablado
incluso de la creación de un espacio cultural iberoamericano también en
el campo del audiovisual. Observamos aquí una clara contradicción, pero
quizá se deba a que nosotros no hemos reflexionado lo bastante y podemos
aprovecharnos todos en estos momentos de las reflexiones de la señora
Ministra.

Hace años que venimos echando en falta un proyecto nacional del
Ministerio de Cultura --lo reiteramos en la primera intervención de la
señora Ministra--, y hoy nos da



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la impresión de que seguimos en el parcheo. Falta la coordinación dentro
del gabinete --me he referido antes a ello-- y la coordinación con
Educación, no me cansaré de insistir en ello. Si lograse la señora
Ministra que se recuperasen las humanidades en los planes de estudio
sería la mejor contribución que podría hacer a la cultura española y a su
futuro.

En cuanto a la coordinación y comunicación cultural entre las comunidades
autónomas, hemos observado que, en todas las referencias que ha tenido la
señora Ministra --nos parece que es una buena cosa, porque es una de las
obligaciones constitucionales que tiene el Estado aquí--, no ha habido
una sola referencia a la multilateralidad en esta comunicación, en esta
coordinación; todo ha ido por la vía de la bilateralidad. No hay que
abandonar la bilateralidad, pero quiero recordar a la señora Ministra que
los acuerdos autonómicos a los que llegó el partido al que yo represento
y el partido que soporta a la señora Ministra y al Gobierno del que forma
parte, acordó precisamente fomentar las vías de cooperación y de
colaboración multilaterales, en concreto, el Consejo del Patrimonio
Histórico y las conferencias sectoriales. Nada de esto se ha dicho, ha
habido una referencia puramente nominal al Consejo del Patrimonio y, sin
embargo, sí ha habido recientes iniciativas parlamentarias, muy en
concreto en el caso del uno por ciento cultural, donde se ha incidido en
esta desviación no deseable de la multilateralidad en favor de una
bilateralidad siempre selectiva y propensa a crear suspicacias, que creo
que no es la misión que debe tener un Ministerio de Cultura en España.

En cuanto a la conservación del patrimonio, nada ha dicho la señora
Ministra de los planes de catedrales o de los planes de monasterios; no
sabemos si es que eso significa que se han abandonado o qué es lo que
pasa.

Con respecto a los programas para los museos de titularidad estatal, ha
anunciado que se van a introducir también algunos cambios, pero ha
señalado unos criterios tan generales e imprecisos que, de momento, no
podemos pronunciarnos. Lo que sí queremos reiterar, al igual que en el
caso de los archivos y las bibliotecas de titularidad estatal, es que
para nosotros --estoy seguro de que también para la señora Ministra pues
me consta que es así-- éste es uno de los puntos que sí requiere una
reflexión pública, un debate nacional y unos acuerdos estables que se
tienen que lograr, como todos los acuerdos estables, en sede
parlamentaria.

Paso, señora Presidenta...




La señora VICEPRESIDENTA (Rodríguez Ortega): Señor Cortés, le rogaría que
pasara ya, pero con mucha brevedad, al tema que le quede por exponer.




El señor CORTES MARTIN: Pasaré con mucha brevedad y teniendo en cuenta la
proporción y la relación entre la intervención de la señora Ministra y la
mía, teniendo en cuenta, además, que la siguiente comparecencia, que
hemos solicitado nosotros, de la señora Ministra, en el supuesto de que
en este punto que voy a tratar ahora la respuesta que recibamos sea
satisfactoria, la daría por deÐ
caída.

Decía, señora Presidenta, que hay un punto que, como bien sabe la
Comisión, ha quedado, al menos por nuestra parte, fuera de la pendencia
política: se trata del Museo del Prado. Tengo que manifestar en estos
momentos que las cosas están funcionando razonablemente en este punto
concreto. Hoy tenemos la posibilidad de que este mismo tratamiento, este
mismo debate público, con la perspectiva de un acuerdo, también público y
en sede parlamentaria, se extienda al Reina Sofía sobre las mismas bases
del Museo del Prado en la perspectiva de buscar una solución
satisfactoria y estable para el conjunto nuclear de las colecciones
nacionales. Tal acuerdo, insisto, debe lograrse en sede parlamentaria con
plena transparencia y tras un debate nacional. El acuerdo parlamentario,
si se logra, proporcionará estabilidad al marco en el que deben exhibirse
las colecciones nacionales, estabilidad que, si el Prado la necesitaba,
desde luego, la vida convulsa del Reina Sofía se hace mucho más acreedora
de ella.

Basta, señora Presidenta, repasar los «Diarios de Sesiones» y las
hemerotecas para ver que nuestra posición respecto al proyecto --en el
supuesto de que se pueda llamar así, o los proyectos, porque de todo ha
habido-- del Reina Sofía ha sido muy crítica. Lo que ahora ha pasado
demuestra que estábamos en lo cierto al decir que ese proyecto no era
viable y que no se podía mantener, que no satisfacía las necesidades
culturales a las que debía servir un museo potencialmente tan importante
como es el que alberga las colecciones nacionales del siglo XX y ya
veremos qué parte del XIX.

Ahora no sabemos bien qué es lo que se va a hacer allí, aunque el
ajetreado cese de la directora del museo y las ruidosas dimisiones de su
Patronato hacen presumir que las cosas tienen que cambiar. Esperemos que
el cambio sea en el buen sentido y en ese cambio, señora Presidenta,
estamos dispuestos a echar una mano, pero queremos saber adónde se
pretende ir.

Hasta ahora el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía ha sido un museo
sectario; quizás en el mejor sentido de la palabra, pero sectario. El
fracaso evidente de este proyecto hace que el Reina Sofía, si se quiere
que tenga una nueva etapa viable, pase a ser, en tanto que museo
nacional, un museo histórico y no museo de tesis, como ha sido hasta
ahora. Es decir, el Reina Sofía tendrá que reflejar la historia de la
plástica y del coleccionismo español, abierto a las corrientes
internacionales y no exhibir sólo las escuelas, las corrientes y las
obras del gusto de sus sucesivos directores, dejando fuera o condenando a
los sótanos las obras de artistas que simple y llanamente no eran de su
gusto, sin que hubiese más justificación para ello.

Es curioso que esta posición que yo estoy ahora manteniendo se las hemos
podido leer y oír al Ministro Semprún e incluso, con un poco más de
timidez, a la señora Ministra. Sin embargo, los responsables que tenía el
Reina Sofía hacían de su capa un sayo de las instrucciones que podían
recibir de quienes les habían nombrado y allí nunca se reflejó este deseo
de que el Reina Sofía fuese un museo histórico. Creemos que en esta nueva
etapa esto tiene que cambiar y queremos conocer la opinión de la señora
Ministra sobre este punto.




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Tiene que cambiar también la relación entre el Prado y el Reina Sofía.

Este punto, que es objeto de la siguiente comparecencia, como decía
antes, y que ya acordamos en esta Comisión, en la reunión a la que hacía
referencia la señora Ministra, se tendrá que decidir al final del
procedimiento que allí acordamos para el Museo del Prado: informe de los
expertos y de los órganos del museo, remisión por parte del Gobierno de
un plan a esta Comisión, comparecencias en la Comisión de las personas
expertas que todos los grupos parlamentarios considerasen oportunas, plan
del Gobierno finalmente y acuerdo final del Congreso para dar estabilidad
a ese acuerdo. Se tendrá que decidir al final la relación definitiva
entre el Prado y el Reina Sofía.

Cuando tratamos este asunto dije en nombre de mi Grupo que no se podía
descartar de antemano, en ese debate nacional, ninguna posibilidad,
apuntando expresamente a una que cada vez va tomando más cuerpo, me
refiero a la unificación de ambos museos bajo el nombre prestigioso de
Museo del Pardo y con distintos edificios para exponer sus colecciones,
cosa que ya ocurre en el Prado, que tiene el Casón, que presumiblemente
podrá tener también otro edificio en la proximidad y que podría tener lo
que hoy es el edificio del Reina Sofía.

En este caso habría que resolver --no se nos oculta-- el problema de la
necesidad de un centro de arte con carácter experimental, para lo que
bien podrían aprovecharse las instalaciones del antiguo Museo Español de
Arte Contemporáneo, cuyo destino tampoco está claro en estos momentos.

Esta solución, la de la unificación, daría continuidad a las colecciones
nacionales, evitaría polémicas y dificultades sobre titularidades y
ayudaría a resolver el problema del siglo XIX. No nos olvidemos que
dentro de sólo seis años el siglo XX va a pasar a ser el siglo pasado, lo
que el siglo XIX ha sido durante nuestro siglo, y es muy difícil el que
se pueda mantener con rigidez una separación arbitraria en una fecha
concreta.

Un argumento más en favor de esta solución se nos ha dado recientemente
con el anuncio de una exposición de obras de Picasso de la que se esperan
importantes beneficios para el patrimonio histórico español. Cuando se
quiere organizar en España una exposición sobre la obra del más grande
pintor del siglo XX se elige como título --esto es lo que por lo menos ha
trascendido--: «Picasso y el Prado.» Creemos que está correctamente
elegido el título, pero todavía recordamos algún debate en esta misma
Comisión sobre la forma en que se produjo el traslado del «Guernica», por
pura conveniencia política, y que tanto daño hizo a la imagen interior y
exterior del Museo del Prado y a sus órganos rectores.

Comprendo, no obstante, que la unificación no es una solución fácil ni
pacífica, que, junto a indudables ventajas, tiene riesgos e
inconvenientes, y por eso no sería razonable por nuestra parte plantearlo
como una exigencia para alcanzar ningún acuerdo. No lo planteamos así.

Sin embargo, sí hay dos cuestiones sobre las que nos gustaría conocer la
opinión de la señora Ministra y que afectan a esta relación entre el
Prado y el Reina Sofía. En primer lugar, que la existencia de uno o dos
museos, en ningún caso más, se decidirá al final del proceso del debate
parlamentario, quedando abierta formalmente hasta entonces la posibilidad
de la unificación. En segundo lugar, y de manera más inmediata, que en el
Patronato del Reina Sofía debe haber una representación orgánica del
Patronato del Museo del Prado, más allá del patrono que con la actual
normativa tiene que designar el Patronato del Prado. Nos parecería muy
razonable que el presidente y el vicepresidente del Patronato del Prado
fuesen patronos «ex officio» del Reina Sofía, teniendo en cuenta que El
Prado es el titular de las piezas más importantes que se exhiben en el
Reina Sofía.

Aunque con un cierto retraso, debido sobre todo al nombramiento de los
representantes del Ministerio en la Comisión, sin embargo, una comisión
de deslinde, como ha anunciado la señora Ministra, se ha constituido y ha
empezado sus trabajos. Esa comisión fue el fruto de un acuerdo
parlamentario que señalaba una buena forma de actuar. Hay algunos
extremos, sin embargo, que tenemos que precisar en el Congreso sobre sus
objetivos, y ésta es una buena ocasión para ello. Lo tenemos que hacer en
el Congreso y lo tiene que hacer la señora Ministra puesto que su origen
fue un acuerdo en esta Cámara y sus trabajos están destinados a ser
sometidos a la consideración de esta Comisión después de que hayan sido
sometidos a la del Ministerio.

Pensamos, señora Presidenta, que una comisión con personas del prestigio
y la experiencia de las que componen esta comisión de deslinde no puede
limitarse a un simple reparto de cuadros entre dos instituciones. Creemos
que la Cámara y la nación deben aprovechar sus conocimientos recabando de
ellos, además, propuestas, no sobre la organización o el diseño
definitivo de los museos, sino, sobre todo, para el Reina Sofía, pues la
colección y el diseño del Prado están mucho más definidos a la largo de
su historia, señalando criterios sobre cómo exponer debidamente la
figuración española y el realismo, así como sus antecedentes inmediatos
del siglo XIX, que en estos momentos tienen una exhibición inexistente o
muy deficiente, como sin duda la señora Ministra estará de acuerdo
conmigo.

En todo caso, la propuesta que formule esta Comisión de deslinde sobre el
siglo XIX, tiene que ser una propuesta viable, viable en un tiempo
razonable, se tiene que poder acometer con rapidez, y viable
presupuestariamente. Esto nos lleva a concluir por nuestra parte, y nos
gustaría conocer la opinión de la señora Ministra, que no cabe un nuevo
museo, como alguna vez se habló de un museo de arte figurativo o un museo
del siglo XIX. Esta es una posibilidad que hay que descartar en el
encargo que se le hace a esta Comisión y, al mismo tiempo, hay que decir
que las colecciones tienen que exponerse presentando íntegra y dignamente
la historia de la plástica española en los espacios que se tengan
disponibles. No todas las obras podrán ser exhibidas, ningún gran museo
del mundo exhibe la totalidad de estas colecciones, pero la selección se
tendrá que hacer por la calidad de las obras y no discriminando escuelas
o corrientes enteras porque no sean del gusto de los responsables del
museo; es decir, reafirmar la condición de



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museo histórico para el Museo Nacional de Arte Moderno y Contemporáneo...




La señora VICEPRESIDENTA (Rodríguez Ortega): Señor Cortés, perdone un
momento.

Ha cumplido usted sobradamente el tiempo de esta comparecencia y de la
siguiente, que tenían solicitada para el tema monográfico del Museo del
Pardo y del Reina Sofía. Lleva usted hablando concretamente 28 minutos.

Por tanto, le ruego que en 30 segundos acabe o tendré que acabar yo con
su turno de intervención.




El señor CORTES MARTIN: Voy a concluir, señora Ministra, en una
intervención que ha sido, en cualquier caso, la tercera parte de la
intervención de la señora Ministra, y me parece que es la más elemental
cortesía parlamentaria para con ella contestarle a las cosas que ha
dicho.




La señora VICEPRESIDENTA (Rodríguez Ortega): Señor Cortés, usted conoce
perfectamente que el Reglamento sí tasa el período y el tiempo de
intervención de los portavoces de los distintos grupos parlamentarios y
no ocurre así con los miembros del Gobierno. En la Comisión tenemos que
aplicar el Reglamento, y yo creo que coincidirá usted conmigo en que la
Presidencia lo respete o lo intente hacer respetar por parte de los
portavoces.

Por tanto, le ruego que concluya con rapidez.




El señor CORTES MARTIN: Concluyo, señora Presidenta, valorando la equidad
y la tolerancia de la Presidencia a la hora de valorar las distintas
intervenciones.

Planteo telegráficamente sólo dos cuestiones que faltan, directamente
relacionadas con ésta que acabo de apuntar.

Si se pide a la Comisión de deslinde que plantee un proyecto además
viable de exhibición de las piezas, y se ha anunciado que tendrá que
haber un concurso internacional de ideas para la ampliación del Prado,
esto exige que se conozca, con un compromiso firme por parte del
Gobierno, qué edificio o qué solares son los que están disponibles para
la ampliación. Si no, malamente podrán los miembros de la Comisión de
deslinde saber con qué espacio cuentan para poder exhibir las piezas y,
por tanto, formular una propuesta museológica razonable, y malamente se
podrá convocar el concurso internacional de ideas cuyas líneas generales,
según se comprometió la señora Ministra, tienen que venir a esta Comisión
antes de ser convocado. Parece que lo razonable es que sea el actual
Museo del Ejército, y es el Gobierno colegiadamente quien tiene la
palabra, y esperamos, por tanto, un compromiso inmediato de la señora
Ministra a este respecto.

Mientras tanto --y es ya la última observación--, mientras la cuestión
del Prado y del Reina Sofía no se decida, mientras sigan pendientes unos
esfuerzos presupuestarios inversores tan grandes para la ampliación, las
cubiertas, la ordenación de las colecciones, tiene que quedar muy claro
por nuestra parte, para que respaldemos esta posición y nos ofrezcamos a
que se logre en torno al Reina Sofía el mismo acuerdo que se ha logrado
en torno al Prado, unas claras prioridades presupuestarias para el Prado
y el Reina Sofía, lo que tiene que suponer, por tanto, que se tienen que
congelar de momento otros proyectos que habían sido anunciados --estoy
pensando en el Museo de Antropología, Pueblo Español, Reproducciones,
etcétera--, sencillamente porque los recursos de que se dispone son
escasos.

Esto, señora Ministra, es nuestra posición respecto al Reina Sofía y sus
relaciones con el Prado. Si de la información que nos facilite, los
compromisos que adquiera, y que figuren en el «Diario de Sesiones», la
señora Ministra obtenemos satisfacción suficiente, le ofrecemos el mismo
acuerdo al que se llegó sobre el Prado, acuerdo que tiene que ser, en
todo caso, transparente --por eso queremos que sea en sede
parlamentaria--, y acuerdo al que se tiene que llegar en su diseño final
después de un amplio debate nacional en la opinión pública y también en
esta Comisión, recabando la opinión de todos los expertos que se
consideren, en la línea de lo que se ha hecho en la Comisión de deslinde
y lo que se hará posteriormente, una vez que tengamos el informe de dicha
Comisión.

Muchas gracias, señora Presidenta, por su generosidad. (El señor Alcaraz
Masats pide la palabra.)



La señora VICEPRESIDENTA (Rodríguez Ortega): Señor Alcaraz.




El señor ALCARAZ MASATS: Para una cuestión de orden, señora Presidenta.

El digno representante de la derecha moderna y minifaldera acaba de decir
que retiraría su comparecencia en caso de que la diera por cumplimentada
a través de la respuesta de la señora Ministra.

Quiero saber si los demás vamos a tener posibilidad de, aunque sea
brevemente, tomar posición en este tema, porque, como se hará sobre la
marcha, no sabemos si podemos ser excluidos de un punto que sí figura en
el orden del día.




La señora VICEPRESIDENTA (Rodríguez Ortega): Señor Alcaraz, la señora
Ministra en su intervención ha hecho referencia al aspecto de esa
comparecencia, quizá no todo lo ampliamente que quisiera el señor Cortés,
pero ha hecho referencia. Usted tuvo también posibilidad en su turno de
hacer referencia. Si se mantiene la comparecencia sobre ese aspecto
puntual y concreto, usted podrá fijar posición, en nombre de su Grupo
Parlamentario.

En todo caso, S. S. conoce que hay un turno excepcional en esta
comparecencia sobre temas muy puntuales y concretos, que S. S. podrá
utilizar si lo considera oportuno, turno excepcional y limitadísimo en el
tiempo.

Por el Grupo Parlamentario Socialista, tiene la palabra el señor Clotas.




El señor CLOTAS CIERCO: Señora Ministra, no es fácil responder en el
tiempo tasado a una intervención muy rica, muy concreta, muy llena de
pormenores interesantes todos ellos, una intervención que yo calificaría
de ambiciosa y no exenta de un optimismo por el que le felicito y en el
que nos encontrará siempre dispuestos a ayudarla



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para que ese optimismo tenga en su día la realidad como comprobación de
que no era un optimismo basado sólo en la palabras.

No se sorpenda, señora Ministra, de las descalificaciones y las alusiones
muy poco pertinentes que hemos oído al portavoz de la derecha. La derecha
tiene poca credibilidad en materia de cultura. Sabemos que su política es
la apelación al mercado, la apelación a esa sociedad civil, que, por
cierto, no creo que sea una expresión inventada desde la derecha. Se me
ocurriría decir que resultan sorprendentes algunas de las palabras que
hemos oído, algunas de ellas perfectamente compartibles, cuando el que
las expresaba pertenece al mismo partido que gobierna en Madrid y en
Castilla-León, que no creo que sean ejemplos de una política cultural ni
rica, ni intensa ni coherente.

Volviendo a las palabras de la señora Ministra, quisiera expresarle, en
nombre de mi Grupo, nuestra complacencia en los objetivos expresados por
la Ministra; objetivos todos ellos importantes, pero que a mí me gustaría
concretarlos en dos o tres, a los que concedemos la máxima importancia.

En primer lugar, la preocupación constante por la formación que debe
acompañar a toda política cultural. En segundo lugar, el afán por buscar
la solución --y empleo la palabra con toda conciencia-- hacia el problema
que representa estar en un Estado de las autonomías y defender una
política que no quiere renunciar a una política de Estado. Creo que en
las palabras de la señora Ministra ha habido una respuesta absolutamente
satisfactoria a este problema.

Yo quiero --y no me preocupa que los grupos de la oposición califiquen
como quieran mis palabras-- felicitar al Ministerio de Cultura y a su
responsable por el diálogo y el resultado de ese diálogo por las
comisiones mixtas creadas con todas y cada una de las comunidades
autónomas. Creo que ésta es la forma de gobernar que nos pide la
Constitución en esta España que hemos democráticamente constituido como
España de las autonomías. Y, a la vez, quiero manifestar mi satisfacción
por la preocupación de un proyecto de Estado que ha de asegurar, en
primer lugar, el equilibrio territorial y la respuesta a las demandas de
un país que sigue siendo muy desigual. No podemos olvidar que una
política regida por otros principios llevaría sin duda a España a una
dualización en materia de acceso a la cultura. Por eso la preocupación
por el equilibrio territorial y por una política de Estado nos satisface.

Y por eso nos satisface todo lo que la Ministra ha anunciado en cuanto a
conocimiento del problema; esa serie de estudios y de mapas que van a
concretar de una manera objetiva e incontestable dónde están las
necesidades y, por tanto, adónde debe dirigirse prioritariamente la
política del Gobierno.

También en lo que se refiere a nuestra proyección exterior, de la cual la
señora Ministra no se ha mostrado totalmente satisfecha, y comprendo ese
grado de insatisfacción, solamente con un proyecto de Estado claro y
contundente podrá tener la necesaria respuesta.

Señora Ministra, no voy a detenerme, para respetar el tiempo que me
concede la Presidencia, en cada uno de los sectores que la señora
Ministra ha tratado con bastante detalle y concreción. Sin embargo, no
quiero dejar de hacer alusiones a algunos de los que me parecen
especialmente importantes. Son importantes las palabras respecto a la
preocupación por la conservación del patrimonio. España, lo hemos dicho
muchas veces, y creo que es uno de los temas en que hay mayor
coincidencia en esta Comisión, tiene la responsabilidad de uno de los
mayores patrimonios de la Humanidad y es lógico que eso constituya
también una de las mayores preocupaciones. Estamos completamente de
acuerdo con los proyectos manifestados por la Ministra. Pensamos que la
solución al uno por ciento va a ser eficaz y quiero resaltar simplemente
que compartimos plenamente también sus palabras respecto a los archivos,
que a veces no quedan en el lugar que deberían en esa preocupación por el
legado del patrimonio.

Valoramos también la política del libro y de biblioteca, la voluntad de
la señora Ministra respecto a la lectura. ¿Puede extrañar a algún
portavoz que esa voluntad tenga que reiterarse una y otra vez?
Francamente, no puedo compartir esa extrañeza. La lectura es hoy un
problema en todos los países, incluso en aquellos que tienen niveles de
lectura mucho mayores, porque está estancada o en retroceso. Todos los
esfuerzos serán pocos y todos los esfuerzos deberán repetirse una y otra
vez para conseguir resultados. Por tanto, estamos de acuerdo en esa
política, que yo calificaría de voluntarista y seguramente no de otra
manera se puede entender un apoyo a la lectura en un contexto cultural
dominado de tal modo por la cultura audiovisual. Creemos que la promoción
de la lectura, especialmente entre los jóvenes, debe ser uno de los
elementos prioritarios de nuestra política.

Igualmente --lo sitúo inmediatamente después, porque creo que también
necesita de ese esfuerzo de voluntad--, apoyamos la política respecto al
teatro y su promoción entre los públicos más jóvenes y al público en
general, por supuesto. Me refiero al público más joven porque de alguna
manera es una garantía de futuro y porque creo que el teatro bien
promocionado tiene una buena respuesta en el público joven. Yo he tenido
últimamente la experiencia de asistir a muchas sesiones de teatro y he
visto una composición del público realmente muy mayoritaria de jóvenes.

Veo que ese público, cuando tiene la posibilidad de acceder al
espectáculo escénico, responde bien y le gusta. Seguramente la escasez de
oferta teatral que ha vivido España explica el hecho de que el teatro,
como decía antes, tenga que ser hoy objeto de una política voluntarista
que yo le pido a la señora Ministra, aunque en sus palabras está bien
claro que en ella está también esta idea.

Respecto al cine, comparto --me parece que he entendido bien-- que va a
haber una política activa también respecto a la rehabilitación de salas.

Es, evidentemente, una necesidad. Quiero recomendar al digno
representante de la derecha que se lea el «Diario de Sesiones», donde
verá que tanto en las intervenciones de la señora Ministra como en las de
quien les habla la evolución de la política de subvenciones estaba
perfectamente prevista y, por tanto, no existe contradicción entre la ley
que en su día --recientemente, por cierto-- hemos aprobado y lo que nos
ha expuesto hoy la señora Ministra.




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Me voy a referir con mucha brevedad, señora Ministra, porque era objeto
de unas comparecencias que no sé si se van a mantener, al Museo del
Prado. Compartimos que es una de las máximas prioridades del Ministerio.

Respecto al Reina Sofía, quisiera señalarle que también al Grupo
Socialista le gustaría que se superaran algunas de las ambigüedades y
limitaciones que ha tenido y, desde luego, ofrecerle toda nuestra
colaboración para que de esta nueva etapa tome con valentía las
decisiones que deba tomar.

Respecto al Teatro Real, nos congratulamos también de la fecha reiterada
por la señora Ministra de inauguración. Conozco el estado de las obras y
creo que es satisfactorio. Quizá sería el momento, señora Ministra, de
empezar a pensar no en quitar a las personas que ocupan razonablemente
responsabilidades, sino incluso empezar a pensar en la persona que deba
dirigir este importante teatro de ópera.

Señora Ministra, no quiero alargar más esta intervención. Tenga la
seguridad de que el Grupo Socialista apoya sin ninguna duda todas sus
palabras, sus propósitos, sus compromisos, que creemos realistas y, desde
luego, en todo momento tendrá a este Grupo para llevar a cabo un proyecto
que nos parece el proyecto que necesita la España de las autonomías en
los próximos dos años.




La señora VICEPRESIDENTA (Rodríguez Ortega): Para responder a las
intervenciones de los distintos portavoces parlamentarios, tiene la
palabra la señora Ministra.




La señora MINISTRA DE CULTURA (Alborch Bataller): Voy a intentar
contestar a los distintos representantes de los grupos parlamentarios que
han intervenido. En primer lugar, quisiera hacer una aclaración antes de
entrar a contestar las observaciones del señor Alcaraz. Yo creo que no
son en absoluto incompatibles la reflexión y la actuación y creo que si
hiciéramos un balance, como hemos hecho a lo largo de esta exposición en
muchas ocasiones, sobre las actuaciones realizadas por el Ministerio de
Cultura a lo largo de este año, no se podría considerar en absoluto que
hemos estado exclusivamente reflexionando. La reflexión, además, no es un
acto aislado, sino que se basa fundamentalmente en la adquisición de los
mayores conocimientos posibles para adoptar la política más correcta.

Contestando al señor Alcaraz, le puedo asegurar que el propósito del
Gobierno es completar la legislatura y que, desde luego, no estamos en
campaña electoral. Está clarísimo y es algo que compartimos todos los
miembros del Gobierno del que me honro en formar parte.

El señor Alcaraz ha dicho también que mi discurso se centra
fundamentalmente en bonitas palabras. Yo, desde luego, no estoy de
acuerdo con eso. Creo que, además, hay que intentar utilizar bien el
lenguaje y ser optimistas en nuestros proyectos, pero no creo que sólo
sean bonitas palabras.

Evidentemente, este año podemos tener en cuenta que en el proyecto de
presupuesto del Gobierno el Ministerio de Cultura ha tenido un incremento
del siete por ciento, lo cual me parece significativo y que refleja una
voluntad del Gobierno de que la cultura cada vez tenga mayor apoyo
presupuestario.

Es cierto que se ha aludido a determinadas cifras que en ocasiones --y
podemos tener otro debate con todo detalle tras analizar por su parte el
mapa de necesidades culturales quizá responden no sólo a un compromiso
por parte del Ministerio de Cultura, sino también a un compromiso por
parte de las comunidades autónomas. Digo en algunas cifras, quizá.

¿Esto qué quiere decir? Pues que, evidentemente, yo no hablo por hablar y
que si hago referencia a estas cifras es porque como resultado de las
reuniones con las comisiones mixtas también las comunidades autónomas se
van a comprometer presupuestariamente para que podamos firmar y ejecutar
los proyectos en tema de infraestructuras culturales para los próximos
diez años. Diríamos que sería un ejemplo de una actuación conjunta en la
que hay un respaldo presupuestario no sólo por parte de la Administración
del Estado, sino también por parte de las comunidades autónomas.

Evidentemente, lo que también está claro es que nos parece que es
absolutamente imprescindible, como he dicho, tener claro lo que es la
ambición de un país y lo que es tener un proyecto cultural para un país,
y no sólo de una manera inmediata, sino a un plazo que podemos estimar
medio. Y ¿por qué? Porque precisamente, de acuerdo con los principios que
hemos enunciado, nos puede hacer posible este proyecto cultural.

Me dice también el señor Alcaraz que parece que estamos estableciendo una
cultura dual. Nada más lejos de mi intención. Yo creo que en los
principios y en los objetivos que he enunciado se ha hecho referencia al
equilibrio territorial y también a facilitar cada vez con más intensidad
el acceso de todos los ciudadanos y ciudadanas al uso y disfrute de los
bienes culturales. Estos serían dos ejes absolutamente básicos y que creo
que por su propia fuerza contrarrestan el argumento de una cultura dual.

En el tema del 1 por cien cultural ya les he dicho que precisamente
gracias a la iniciativa parlamentaria se van a introducir las
modificaciones correspondientes, pero también les quiero anunciar que,
tras laboriosas conversaciones con el Ministerio de Obras Públicas,
estamos en condiciones de, antes de que finalice el mes de octubre,
firmar también un convenio, porque ha habido toda una serie de
actuaciones que se han realizado, siempre de acuerdo con el Ministerio de
Cultura, pero que en este caso tendríamos que cambiar la tendencia porque
también, de acuerdo con las peticiones de los grupos parlamentarios,
consideramos que hay que invertir fundamentalmente ese 1 por cien
cultural en conservación de nuestro patrimonio.

Por otra parte, en el tema de la descentralización, obviamente, no son
palabras y, como usted comprenderá, cuando yo hablo no hablo de una
manera aislada, sino que estoy hablando como un miembro del Gobierno y,
por tanto, estoy perfectamente en sintonía con el Gobierno cuando
hablamos de un proyecto de Estado y cuando hablamos de la
descentralización.

Respecto al tema de la colección Thyssen y de las entradas a los museos,
ya hemos tenido ocasión de hablar muchas veces, señor Alcaraz, de este
tema, y lo que también quisiera indicar en este momento es que el pago de
la



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cuota de la colección Thyssen el año pasado tuvo un reflejo
presupuestario, porque en principio la cantidad prevista para el
Ministerio de Cultura rondaba alrededor de los 55.000 millones y tuvo el
incremento prácticamente correspondiente a lo que era el pago de la cuota
anual de la colección Thyssen el año pasado, con lo cual la colección
Thyssen incrementó nuestro patrimonio, pero también incrementó nuestro
presupuesto para atender a esta neceÐ
sidad.

Por otro lado, señor Alcaraz, también quisiera decirle que no son sólo
palabras; insisto, las palabras se corresponden con la realidad, y
reitero que para eso se establece un presupuesto y también unas
prioridades dentro de los presupuestos.

Respecto al tema de la televisión pública y, en concreto, de la
Televisión Española, yo creo que la tendencia que existe en la actualidad
es precisamente en la línea en la que apuntaba del señor Alcaraz y,
evidentemente, creo que en Televisión Española prácticamente está
finalizado un convenio; me gustaría darles ya la noticia de que el
convenio está firmado, pero es un convenio que fundamentalmente va a
tender a que lo realizado por nuestras unidades de producción pueda
transmitirse por Televisión Española, con lo cual daría un mayor
contenido cultural a su programación, en la que, por otra parte, yo creo
que se puede demostrar que cada vez existe una mayor sensibilización
sobre el tema.

Quisiera decirle que no estamos en un tema de captación de audiencias
cuando hacemos referencia a la ley de la cinematografía, sino que, de
acuerdo con el sector de la producción, pensamos que sería importante que
a la hora de pensar en los proyectos también se tuviera en cuenta al
público, pero el que haya una asistencia de público o una mayor audiencia
no tiene por qué suponer un descenso de la calidad o del esfuerzo
creativo en las producciones cinematográficas en absoluto, y también
porque se ha tendido a una mayor objetivación sin abandonar otras líneas
que, como he dicho, se precisarían en el apoyo a los jóvenes realizadores
y también a esas películas que podemos considerar de alto riesgo
comercial por su especial contenido cultural. Nada más lejos de mi
intención, señor Alcaraz, dejar la cultura en manos de las leyes del
mercado exclusivamente, y espero que a lo largo de la legislatura podamos
ir demostrando que esto no son palabras en absoluto, sino que son
estudios, reflexiones y también diálogos que consideramos necesarios para
enmarcar y para poder desarrollar con una mayor exactitud y rigor y un
proyecto cultural que, por supuesto, me gustaría que fuera con el mayor
consenso de las fuerzas políticas, porque, además, ese consenso sí lo
estamos logrando con las comunidades autónomas. Cuando hablamos de un
proyecto de Estado y de un proyecto suprapartidario es porque ya tenemos
el dato de que con las comunidades autónomas, con independencia del
partido político al que pertenecen, podemos llegar a acuerdos con el
objetivo de aunar esfuerzos y de utilizar de la mejor manera posible los
recursos disponibles.

Paso ahora a contestar al señor Cortés. Ya he dicho que, evidentemente,
éste no ha sido un año inactivo. Yo entiendo que él tenga un especial
interés en descalificar, entiendo que a lo mejor es la obligación de la
oposición, pero insisto en que la reflexión, el estudio y el diálogo no
son incompatibles con la actividad, sino que nos van a ayudar a que
nuestros planes, nuestras programaciones y nuestra actividad se haga de
una manera mejor. No creo, insisto, en que hayamos desatendido en
absoluto la actividad constante y hayamos cumplido a veces con un retraso
de tres meses, como, por ejemplo, en la inauguración del Museo de América
respecto a nuestros planes inicialmente previstos.

Respecto a los creadores y a los profesionales, se ha hablado del apoyo a
los mismos, pero no se han hecho alusiones concretas a los programas.

Resulta, señor Cortés, que se ha hecho referencia en cada uno de los
sectores a lo que creíamos que debía consistir y también qué es lo que
estamos haciendo para ese apoyo a los creadores y a los profesionales.

Por otra parte, no he hecho referencia al turismo cultural, es verdad,
pero ustedes saben que firmamos un convenio con el Ministerio de Comercio
y Turismo porque precisamente nos parecía, y también ligado con la
cultura y el desarrollo económico, que el turismo cultural podía ser una
fuente de ingresos, de conocimiento y de revalorización de nuestro
patrimonio, y en ello precisamente estamos.

Respecto al tema de las víctimas, me gustaría contestar de una manera muy
breve. Usted sabe que, a lo largo de los tiempos, en el Ministerio de
Cultura hemos ido diseñando un proyecto político en el que ha habido
personas que han estado más próximas al mismo y más dispuestas a
colaborar con el mismo y otras no. De todas maneras, usted sabe también
que los máximos responsables de la política o del Gobierno --y ya sé que
su Partido en ocasiones ha disentido de esta idea--, cuando se habla de
confianza, de implicación en un proyecto, necesitamos de personas que
hagan posible la realización de ese proyecto cuyas líneas, cuyas
directrices generales, por propia responsabilidad y por las consecuencias
de un sistema democrático, deben fijar los máximos responsables. Las
dimisiones o los ceses, cada uno de ellos ha tenido su causa y ha tenido
su momento, pero, insisto, en que no se pueden considerar víctimas de la
Ministra.

Por otro lado, respecto a la Ley de la Cinematografía, estoy de acuerdo
con lo que ha dicho el representante del Partido Socialista: no ha habido
este cambio tan radical como dice el señor Cortés y, evidentemente, en
San Sebastián dije lo mismo que he dicho aquí.

No hay ninguna contradicción, por otra parte, entre la proyección de
nuestra cultura en Iberoamérica y lo que es el trabajar en un proyecto
común en la Unión Europea. Son dos espacios más afines y en los que
tenemos más posibilidad y argumentos para poder trabajar en común.

Sobre el Ministerio de Educación estamos pendientes de toda una serie de
reuniones en las que hay algunos temas más concretos que otros. Nos
preocupan fundamentalmente los hábitos culturales en la escuela y en el
instituto y estamos trabajando en un plan que se irá diseñando y que
tiene como finalidad el acrecentamiento de estos hábitos culturales. Es
un plan que está previsto a tres años vista y



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sobre el que no he concretado más precisamente porque está en este nivel
embrionario.

Respecto a las relaciones con las comunidades autónomas, tengo que decir
que, por supuesto, hemos preferido el trabajo de las comisiones mixtas,
pero no es un trabajo que excluya la celebración de comisiones
interministeriales. Por otra parte, el que se hayan realizado en las
comisiones mixtas no quiere decir que se oculten los proyectos de unas
comunidades autónomas respecto a otras. Cuando estén perfilados y
firmados los convenios se publicarán y se verá que se han aplicado los
mismos criterios, teniendo en cuenta las especificidades de las distintas
comunidades autónomas. No hay que ocultar nada, sino poner de manifiesto
las necesidades y los proyectos para hacer posible la satisfacción de
estas necesidades.

Insisto en que ha habido reuniones también con todas las comunidades
autónomas, sobre lo que ha hecho referencia respecto a la política del
Ministerio en el exterior, fundamentalmente en la Unión Europea y también
para establecer este convenio con el Instituto de Restauración y
Conservación de Bienes Culturales por el que se facilita a las
comunidades autónomas la utilización de los expertos que están en este
Instituto.

En relación al Patrimonio, dice usted que no he dicho nada. He explicado
algunas cosas que me han parecido esenciales. En cuanto acabe mis
comparecencias le puedo facilitar la contestación a la interpelación que
realicé el otro día a petición del representante de su Grupo
Parlamentario en el Senado y que es lo suficientemente extensa con la que
la inquietud del señor Cortés sobre este tema podrá disminuir. (El señor
Presidente ocupa la Presidencia.) También es importante proyectar hacia
el futuro, en el sentido de realizar este mapa del patrimonio que estamos
ya confeccionando y ver la manera de adaptar las necesidades de la
conservación de nuestro patrimonio para los futuros veinte años. Asimismo
es importante el convenio con la Iglesia. Ya hemos realizado un primer
borrador, de acuerdo con las conversaciones que en su momento mantuvimos
y estamos esperando a que la Conferencia Episcopal lo valore y nos dé una
contestación.

Estoy de acuerdo, señor Cortés, con el planteamiento que ha realizado
sobre las cuestiones referentes al Museo del Prado y al Museo Nacional
Centro de Arte Reina Sofía y en esa línea es en la que estamos
trabajando. No comparto algunas de sus afirmaciones, pero respecto a los
puntos a los que usted ha hecho referencia podemos estar en razonable
sintonía. Voy a hacer un repaso de los mismos.

Sí creo que el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía debe contener en
sus colecciones una historia de la plástica y del coleccionismo español.

No hay ningún problema ni descartamos ninguna posibilidad. Ya he tenido
ocasión de manifestar que yo en este momento no vería como lo más
adecuado el realizar la unificación de ambos museos por toda una serie de
razones, que también podemos ver en su momento, pero desde luego no tengo
por qué descartar ninguna posibilidad al respecto. Siempre tenemos que
partir de la idea de que todo son colecciones estatales; es decir, son
patrimonio de todos los españoles.

Respecto al Patronato del Reina Sofía, sería una fórmula a estudiar el
que hubiera una representación más intensa del Patronato del Museo del
Prado, para lograr una mayor coordinación entre ambas instituciones que,
insisto, son los museos que acogen las principales colecciones estatales.

Sobre los objetivos de la comisión técnica que va a delimitar los fondos
de las colecciones estatales pertenecientes al Reina Sofía y al Museo del
Prado, estoy de acuerdo con su planteamiento. Esta es la línea en la que
mantuvimos las conversaciones en la primera reunión de la comisión de
expertos que tuvo lugar hace unas semanas. Tiene que ser una propuesta
viable, tiene que haber unos criterios museológicos y tiene que existir
entre ambas colecciones una historia de la plástica española.

En cuanto a las claras prioridades presupuestarias, es evidente que así
se refleja en el proyecto de presupuesto en lo que es asumible para el
próximo año, tanto en el tema de cubiertas como en otros que nos parecen
más urgentes.

Quisiera aprovechar esta ocasión para decirle que las conversaciones con
el máximo responsable de Defensa, titular del Museo del Ejército, van por
muy buen camino y en este momento lo único que habría que hacer es asumir
un compromiso firme y que, además, se hiciera público. La tardanza en
asumir este compromiso es porque al mismo tiempo se están dilucidando
otros temas que afectan a Cultura y al Museo del Ejército, que también es
titular de museos, archivos, etcétera, y tenemos que clarificar esa
relación pero, sobre todo, porque se está buscando el espacio alternativo
que parezca más adecuado para la instalación del Museo del Ejército. En
esa línea tenemos perspectivas que van a ser satisfactorias para todos.

Respecto a la intervención del señor Clotas, le agradezco sus palabras de
apoyo y la valoración de los principios, objetivos y del proyecto que hoy
queremos acometer.

También quisiera decir que en este proyecto cultural estamos en una línea
de continuidad respecto a los gobiernos anteriores en los que se intenta,
basándose en una realidad que en muchas ocasiones es cambiante y teniendo
como perspectiva también los cambios de futuro, iniciar algunas nuevas
líneas de actuación.

Muchísimas gracias.




--DEL DESLINDE DE COLECCIONES DEL MUSEO NACIONAL DEL PRADO Y DEL MUSEO
NACIONAL CENTRO DE ARTE REINA SOFIA. A SOLICITUD DEL GRUPO POPULAR.

(Número de expediente 213/000271.)



El señor PRESIDENTE: Pasamos a la segunda comparecencia sobre deslinde de
colecciones del Museo Nacional del Prado y Museo Nacional Centro de Arte
Reina Sofía.

Tiene la palabra el señor Cortés.




El señor CORTES MARTIN: Señor Presidente, como había anunciado en la
anterior intervención, yo creo que la señora Ministra ha dado respuesta
satisfactoria a los planteamientos que nosotros habíamos hecho como las



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condiciones mínimas para que se pueda avanzar en un proceso de acuerdo
sobre el Reina Sofía similar al del Prado.

La señora Ministra ha confirmado ahora su opinión de que tiene que ser un
museo histórico; que no se debe descartar ninguna posibilidad y que debe
buscarse una mayor coordinación en la presencia de patronos del Museo del
Prado en el Patronato del Reina Sofía, a ella le corresponde nombrarlos y
nosotros hemos hecho una sugerencia en este sentido.

En cuanto a los objetivos de la Comisión de deslinde: que sean viables
los criterios museológicos que planteen la exhibición de las colecciones
y que se respete el criterio histórico; que se respeten las claras
prioridades presupuestarias para el Museo del Prado y el Reina Sofía, y
el que la señora Ministra está haciendo las gestiones necesarias y espera
poder presentar próximamente un compromiso público sobre la
disponibilidad del actual Museo del Ejército para la ampliación,
satisface lo que nosotros pedíamos para que esto se pueda hacer así.

Por otra parte, entendemos que la Comisión de deslinde, en la medida en
que se acaba de constituir, no es mucho lo que nos podría informar la
señora Ministra en este momento. Por lo tanto, señor Presidente,
retiramos la solicitud de comparecencia de la señora Ministra insisto,
tal y como anuncié en mi intervención durante la réplica a la
intervención de la señora Ministra.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra, señor Alcaraz.




El señor ALCARAZ MASATS: Señor Presidente, quiero plantear dos temas muy
concretos, ya que no hemos tenido oportunidad de intervenir al retirarse
la comparecencia.

Señora Ministra, ¿cuánto aumentan los presupuestos del Museo del Prado,
si lo recuerda, para 1995? Nos gustaría saber, como consecuencia de todo
lo que ha dicho hoy y de las argumentaciones que se han cruzado, si se
cambia de idea o se adopta ya una idea fija con respecto a la ampliación
del Museo del Prado.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra, señora Ministra.




La señora MINISTRA DE CULTURA (Alborch Bataller): Señor Alcaraz, en el
presupuesto del Museo del Prado para este año próximo el incremento
fundamental va a ir a lo que se considera necesario y más urgente, que es
el inicio de la reparación de las cubiertas. En ese sentido, se ha
previsto un incremento del presupuesto. Ahora no le podría concretar en
qué capítulo está, pero lo puedo hacer en el momento que usted lo
considere oportuno, por escrito o verbalmente. Además, no sólo queremos
intervenir en el edificio, sino también queremos perfeccionar y completar
la plantilla. El incremento presupuestario, que ascendería a más de mil
millones de pesetas entre los diferentes capítulos, para cumplimentar los
diferentes objetivos, iría fundamentalmente a cubiertas y al incremento
del perfeccionamiento para completar el cuerpo de profesionales que están
en el Museo del Prado.

Respecto a la segunda pregunta no sé si le he entendido bien, creo que se
refería a la ampliación.

El «iter» que hemos establecido y que en su momento presenté también en
la Comisión era que, primero, habría que delimitar por parte de la
Comisión de Expertos las colecciones estatales y su mejor ubicación y, a
partir de ahí, tendríamos que convocar el concurso internacional de ideas
porque nos parece el procedimiento más riguroso y más adecuado. En ello
estamos trabajando también, como he apuntado. Desde luego, la
recomendación y la idea básica es hacer posible esa ampliación, teniendo
en cuenta el Museo del Ejército, como acabo de hacer referencia, y por
otra parte, el que en ese concurso de ideas también se establezcan las
posibilidades de comunicación entre los diferentes edificios con la
finalidad de ganar el mayor espacio posible y adecuar las necesidades del
Museo a su superficie.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señora Ministra.

Quiero recordar a la Comisión que el próximo día 18 la sesión se dedicará
específicamente al análisis de los presupuestos de 1995.




--SOBRE LA SITUACION ACTUAL DE LAS OBRAS DE REMODELACION DEL TEATRO REAL
DE MADRID, ASI COMO SOBRE LAS PREVISIONES QUE TIENE EL CITADO MINISTERIO
ACERCA DE SU INAUGURACION Y FUNCIONAMIENTO COMO TEATRO DE LA OPERA. A
SOLICITUD DEL GRUPO PARLAMENTARIO POPULAR. (Número de expediente
213/000310.)



El señor PRESIDENTE: Pasamos a la tercera comparecencia de la señora
Ministra, para informar sobre la situación actual de las obras de
remodelación del Teatro Real de Madrid, así como sobre las previsiones
que tiene el citado Ministerio acerca de su inauguración y funcionamiento
como teatro de la ópera, a petición del Grupo Popular.

Tiene la palabra la señora Ministra.




La señora MINISTRA DE CULTURA (Alborch Bataller): En relación con los
asuntos planteados por S. S. en la petición de comparecencia sobre el
Teatro Real, voy a tratar, con mucho gusto, sobre todos ellos.

Paso, pues, a informar a SS. SS., en primer lugar, sobre la situación de
las obras cuyo estado actual, como decía en la comparecencia anterior, me
permite asegurar que el programa de remodelación del Teatro Real al día
de la fecha se está cumpliendo según el plan previsto, y se resume del
modo siguiente. Maquinaria escénica: el montaje mecánico estará acabado a
final de año y la fase de ajuste y pruebas de maquinaria supondrá tres o
cuatro meses a partir de esta fecha. Respecto a la obra civil, en los
primeros meses de 1995 estarán terminadas las áreas de uso interno,
camerinos, salas de ensayo, talleres, oficinas, almacenes,



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mientras que las zonas de público lo estarán hacia mediados de año.

Respecto al equipamiento, en el último trimestre de este año se iniciará
la contratación de la mayoría de los equipamientos, de manera que su
entrega y montaje se realice durante el primer semestre del año 1995. El
cumplimiento de las distintas fases del equipamiento, obra civil y
maquinaria escénica del Teatro Real, va a permitir cumplir la previsión
de que su inauguración se realice en octubre de 1995. En este sentido,
puedo avanzarle que se encuentra muy adelantada la programación, que es
uno de los aspectos a los que se ha dedicado el señor Ros Marbá, incluida
la temporada de 1996, y que existe un alto grado de acuerdo sobre la
misma entre las administraciones que participamos en el proyecto.

Respecto al último de los puntos planteados por S. S., quisiera
informarle de que se han dado distintos pasos para la constitución del
órgano de gestión que regirá el Teatro Real, pasos que van desde la
inicial sociedad estatal prevista en el primer acuerdo firmado el 4 de
junio de 1991 hasta la forma jurídica actualmente propuesta de fundación
para la que existe el acuerdo de todas las partes constituyentes.

Se regirá dicha fundación por el Derecho público estatal en cuanto a la
organización y funcionamiento de sus órganos de gobierno, a los contratos
y concesiones que versen sobre sus servicios esenciales y al régimen
presupuestario, y en lo relativo al funcionamiento ordinario de sus
actividades y al régimen de personal, se regirá por el Derecho privado.

El gobierno de la institución estará encomendado a un consejo rector en
el que estarán presentes las tres administraciones y se prevé también la
existencia de una comisión permanente y de un director general.

La estructura básica de funcionamiento que se propone consta de tres
áreas fundamentales: la artística y de producción, en la que estarían
encuadradas la dirección musical y escénica; el área técnica, la
administración artística, la orquesta y el coro. El área de comunicación
en la que se inscriben el mecenazgo, importantísimo para este proyecto, y
el marketing, las relaciones públicas y el servicio de documentación. Y,
por último, el área administrativa y financiera con sus servicios de
personal, taquilla, contabilidad, finanzas, compras y contratación.

Sin haber podido determinar aún una cifra cerrada sobre lo que será el
presupuesto global del Teatro en sus primeras temporadas, existe ya un
acuerdo sobre el esquema de financiación, que es el siguiente: un 25 por
ciento de recursos generados por el propio Teatro, un 70 por ciento
proviniente de las aportaciones de las administraciones públicas y un 5
por ciento procedente de patrocinios privados, como una primera
aproximación.

Además, el Ministerio de Cultura dispone de un estudio del funcionamiento
y de los presupuestos de los teatros de la ópera más significativos de
Europa, entre ellos el de la Monnaie, de Bruselas, el Covent Garden, de
Londres, y la Scala, de Milán, que han servido de base para un primer
diseño de la gestión y análisis económico-financiera, tanto del Teatro
Real como de la Zarzuela que se integrarán en esta nueva fundación.

Este proyecto, que recoge tanto los costes fijos como los variables, así
como los ingresos para un determinado nivel de actividad de ambos
escenarios, ha sido remitido a la Comunidad y al Ayuntamiento de Madrid
para su estudio, sin que en este momento dispongamos de los criterios
definitivos de ambas instituciones al respecto. No obstante, quisiera
también anunciarle a S. S. que mañana se va a celebrar una reunión más,
en este caso con el Subsecretario del Ministerio de Cultura y
representantes de las otras administraciones, para concretar todas las
opciones y para llegar a un mayor acuerdo posible.

Puedo anunciarles, señorías, que en esta reunión, que tendrá lugar
mañana, lo que consideramos es no sólo concretar estos aspectos y cerrar
todos los temas, sino también buscar y hacer efectiva la fórmula prevista
de fundación.




El señor PRESIDENTE: Gracias, señora Ministra.

Además del grupo solicitante, el Grupo Popular, ¿qué grupos desean
intervenir? (Pausa.)
Tiene la palabra, en nombre del Grupo solicitante, el señor Gómez-Alba.




El señor GOMEZ-ALBA RUIZ: Señora Ministra, me alegro de escucharle que se
cumplen las previsiones en cuanto a la fecha de inauguración.

En una comparecencia en septiembre de 1993, nos avanzaba que a lo mejor
podrían terminarse en el 94 y que, si no, sería en el 95.

Respecto a la inauguración del teatro, las obras y todos estos asuntos,
hemos hablado ya innumerables veces. Yo no quiero entrar en ese debate en
este momento, para no consumir el tiempo que la Presidencia me da, pero
hay otra serie de temas en los que ha entrado de pasada en su exposición
y otros que han quedado sin comentar, aunque son de gran interés. Yo los
podría resumir en seis grandes temas: el modelo artístico, el modelo de
financiación, el proyecto cultural y político que se tiene para el
teatro, el modelo de comunicación y marketing; y, por último, un tema que
la prensa --y no yo-- ha dado en llamar secretismo.

¿Cuál es el modelo artístico? Un Teatro Nacional de Opera que se inicia
ahora, ha de definirlo. ¿Equilibrio entre tradición, nuevos autores,
posibilidades de grandes óperas audiovisuales, que serán los espectáculos
del futuro? ¿Visión clásica o de vanguardia? ¿Opera de repertorio u ópera
de temporada? ¿Qué orquesta, la Sinfónica, la de la Zarzuela? ¿Habrá un
coro estable? ¿Habrá o no un cuerpo de danza también estable? ¿Todo el
personal debe ser de plantilla? Ahí hay una serie de preguntas con
respecto al modelo artístico y me gustaría escuchar su opinión. En cuanto
al modelo artístico, no quiero dejar de mencionar que nosotros entendemos
que el director artístico tiene plena responsabilidad en escoger las
óperas, los intérpretes, los directores de orquesta, los contratos de los
artistas, fechas, conciertos sinfónicos, recitales, etcétera, pero es
imprescindible, para él, el conocimiento de las óperas, de las voces, de
los jóvenes valores, de las nuevas obras. La experiencia lírica del
actual director artístico ¿está en esa línea?



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En cuanto al modelo de financiación, al que se ha referido también la
señora Ministra, yo le preguntaría: ¿Sabe ya a cuánto ascenderán los
costes de funcionamiento y mantenimiento del Teatro, es decir, los gastos
de estructura? Lo digo porque el 25 de enero me respondían a esta
pregunta oral que yo realicé en el Pleno diciendo que aún no lo tenían
claro, por no sé qué del consorcio. No tiene nada que ver que el
consorcio se funde o no se funde con los gastos de funcionamiento de un
teatro, pero, en fin, esto es lo que se me respondió: que no lo tenían
claro. Tengo entendido que posteriormente se han hecho estudios y
quisiera saber si lo tienen claro ahora y me puede contestar. ¿Cuáles van
a ser los gastos anuales de estructura del Teatro de la Opera? También
hay otra cuestión de cierto interés. Con una ópera financiada con dinero
público, en Madrid, en Barcelona, en Sevilla, y las que se sumen, y un
presupuesto exangüe como el que tiene el Ministerio de Cultura, ¿la
señora Ministra tiene hecho un cálculo de lo que le va a costar esto al
Ministerio, de qué puede el Ministerio destinar a ópera? Esto es de
cierto interés.

Por lo que se refiere al organigrama, ya hemos visto que unos puestos del
mismo están cubiertos y otros, sin cubrir. Le voy a poner un ejemplo
curioso. ¿Sabe la señora Ministra que en la Opera de La Bastilla no
funciona lo digitalizado porque no saben hacerlo funcionar? ¿Está
contratado el personal técnico que manejará la maquinaria escénica, para
poder ser formado por la empresa que instalará las máquinas? Porque si
eso les pasa a los franceses, fíjese lo que nos puede pasar a nosotros.

¿Por qué no se ha hecho ya y a qué se debe la demora en cubrir la plaza
de sobreintendente, que es el cargo máximo dentro de la organización del
teatro, y quien debe, y no otro, formar un equipo de colaboradores de su
plena confianza, con criterios únicos respecto al funcionamiento del
teatro?
Hay otro tema vital. ¿Cuál es el proyecto cultural y político? Este es un
proyecto muy costoso y nos inquieta no tener claro cosas de semejante
calado. ¿Va a tratar de conseguir un acuerdo de las administraciones, que
cuente también con las asociaciones de Amigos de la Opera, con los
futuros patrocinadores, que defina qué es un teatro lírico nacional y su
relación con el resto de los teatros que hay en España? ¿Qué servicio
prestará a los otros teatros? ¿Qué va a hacer con el Teatro de la
Zarzuela?
Otra cuestión importante. ¿Se está haciendo algo para fomentar la
asistencia del público al Teatro Real, que lleva largos años cerrado?
¿Piensan que se llenará porque sí, a diario, que hay masiva afición a la
ópera en Madrid? ¿Se está pensando o realizando acciones para conectar la
juventud a la ópera, a los universitarios, a los colegios, funciones
populares, etcétera? Por cierto, ¿hay una política de precios? El Real
puede tener 9.500 abonados --no hay que extrañarse de la cifra, hay
teatros de la ópera que tienen 18.000 abonados--, ¿se está haciendo algo
al respecto? Hay que definir un modelo de comunicación.

¿Por qué el Ministerio no autoriza la información y difusión del nuevo
proyecto y su memoria? Denegada la organización del curso monográfico
sobre el Teatro Real de la Universidad de verano de El Escorial; denegada
a arquitectos insignes, que querían estudiarla; denegada a revistas de
arquitectura, que querían escribir un artículo; denegada a la Real
Academia de Bellas Artes, que se interesó en el tema.

Lo que está claro es que en el proyecto ha habido cambios, demoliciones
sustanciales, que lo han encarecido tremendamente y que han alargado, por
otra parte, la fecha de su terminación. Por poner un ejemplo banal, ¿se
prevén salas para hacer decorados? Eso lo sabríamos si tuviéramos el
proyecto, el plano, etcétera. Estos son pequeños ejemplos, porque el
secretismo que rodea a todo lo concerniente al Teatro Real es un arcano
en todo lo referente a los planos del nuevo proyecto y su memoria.

Incluso sabemos que ha habido instrucciones de que no se entregue.

Por la prensa de este verano, nos enteramos de la existencia de una
comisión de expertos de reconocido prestigio, creada por el INAEM,
encargada de asesorar al Ministerio sobre aspectos técnicos,
organización, programación; reflexionar, de nuevo. Por cierto, ¿es verdad
que anteriormente se había encargado un informe de funcionamiento a
muchas de las mismas personas que luego se pusieron en la comisión?
¿Cuánto costó ese informe? ¿Es cierto que se perdió posteriormente?
Respecto a la comisión de expertos, no conocemos sus actividades, ni
cuándo se reúne, ni sus medios, ni cuál ha sido el criterio para elegir a
los integrantes. ¿Cuenta esta comisión con una representación de los
aficionados, es decir, la Asociación de Amigos de la Opera? ¿Ha habido
vetos o imposiciones en la inclusión de personas en esa comisión?
¿Estarán retribuidos sus miembros?
En fin, señora Ministra, dejémoslo aquí, porque un proyecto de esta
envergadura yo creo que merece una transparencia democrática y, a estas
alturas, una clara definición de estos temas que aquí hemos expuesto. Soy
partidario de la reflexión y no creo que sea incompatible con la acción.

Se ha dicho que la acción sin reflexión es barbarie y la reflexión sin
acción es diletantismo. Las dos son caras de la misma moneda, que es la
eficacia. Pero el tema es: ¿hay acción y reflexión que se traduzca en una
línea nítida, en una transparencia o hay una serie de dudas,
rectificaciones y, por tanto, una trayectoria zigzagueante, que es lo que
creemos que está pasando en el caso del Teatro Real?



El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Federal de Izquierda Unida, tiene la
palabra el señor Alcaraz.




El señor ALCARAZ MASSATS: Con la máxima brevedad, pero planteando un par
de temas que espero sean aclarados por la señora Ministra.

He de confesar que en este momento me siento un poco desdoblado ante el
problema del Teatro Real, porque a mí me interesa mucho la ópera, pero no
me interesan en absoluto los teatros de la ópera, por lo que
históricamente significan y por lo que también presupuestariamente
significan. El último episodio grave a este nivel ocurrió en una de las
ciudades más bellas de un Estado que vende seguridad: Suiza. En Zurich,
hace años, no muchos, los estudiantes se sublevaron contra la
construcción del Teatro de la Opera porque interfería en la construcción
de los comedores



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escolares. Y en el seno del Estado que vende seguridad hubo hasta dos
muertos. Me refiero a esto, señora Diputada del PSOE. Por lo tanto, los
teatros de la ópera son siempre símbolos, en este caso el Teatro Real o
el Liceo. Me gustaría que a la hora de hablar del futuro del Liceo
hiciera algunos apuntes comparativos con respecto al Teatro Real, cómo ha
quedado el Liceo y la participación del Ministerio de Cultura. Son
símbolos de la concentración cultural, siempre, en todo caso y en todo
país, incluida Suiza. Aquí, por descontado, son símbolo del elitismo y de
la separación que existe entre el arte, la ópera --repito que a mí me
interesa la ópera-- y el pueblo, que no puede acceder fácilmente a ese
espectáculo, fundamentalmente en una época, como la que estamos
atravesando, de enorme crisis económica y de empobrecimiento masivo de
las capas populares.

Usted dirá: Y a mí qué me cuenta; yo he recibido esa herencia. Pero en
esa herencia, por razones perfectamente históricas que no quiero ampliar
más, se producen contradicciones estructurales muy serias en esta hora
concreta de la remodelación y reestructuración del Teatro Real. La
primera es que se hizo un presupuesto en 1986 de 5.800 millones. ¿Cómo va
a quedar en definitiva el coste total de este presupuesto? Parece ser que
entre 16.000 y 20.000 millones. A nuestro juicio, más cerca de los 20.000
millones que de los 16.000 millones. Para los años 1994-95 estaban
previstos 4.150 millones para el primero y 4.479 para 1995. ¿Se mantienen
esas cantidades o ya han tenido que aumentarlas? Por lo tanto, hay
contradicciones estructurales muy serias que dan lugar a esta crítica que
iniciaba a la hora de enfocar el sentido real, socialmente hablando, de
estos monumentos que tienen que ser, ambos dos, los fundamentalmente
restaurados en este país: el Liceo y el Teatro Real. Porque el Teatro de
la Opera en Sevilla es un ente absolutamente marginal, sin ayuda de nadie
y, por lo tanto, no lo voy a sacar a colación.

La otra gran contradicción estructural que se produce también la ha
heredado, pero no ha recibido una respuesta sincera o explícita de
ustedes, en este caso del señor Linde, que no sé si andará por ahí. Me
refiero al contrato con don Antonio Ros Marbá, director musical, que
supone la cantidad anual de 22 millones de pesetas y que ha sido
comentado por don Enrique Linde en los términos de que es un contrato que
está ahí. ¿Qué quiere decir exactamente este señalamiento de que está
ahí? Quiere decir que es una herencia. Habrá que calificar esto de cierto
error mantenido --no sabemos si habría alguna cláusula de rescisión--,
que se justifica sólo por lo que la señora Ministra ha dicho: que está
preparando la programación del Teatro Real. Pero una programación que
cuesta cerca de dos millones mensuales, ¿está justificada desde el punto
de vista económico y financiero?
Por otro lado, existe el contrato del director teatral, don Rafael Pérez
Sierra, por un importe anual de 7.184.000 pesetas. ¿Qué está preparando
este señor? Al menos que se considere inserto en el arte escénico el paso
de los albañiles cargados de vigas por el escenario del Teatro Real, no
entendemos que estos contratos --aparte de una documentalista, que cobra
muy poco-- se mantengan, ya que dan lugar a esa contradicción que le
decía en la remodelación y modernización del Teatro Real de Madrid. Si
han heredado esas contradicciones podían haberse reformado con respecto a
la dirección musical operativa desde 1989, en el caso del señor Ros
Marbá, y desde 1992, en el caso de don Rafael Pérez Sierra. En todo caso,
le pido aclaración con respecto al Liceo de Cataluña.

Va a ser muy difícil no hablar de una dualidad cultural cuando en plena
crisis económica vamos a invertir estos enormes capitales, hablando
retrospectivamente, tanto en el Teatro Real como en el Teatro del Liceo
de Cataluña.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Socialista, tiene la palabra la señora
Alberdi.




La señora ALBERDI ALONSO: Señorías, el Grupo Socialista se alegra de las
palabras de la señora Ministra, que nos deja claro que las obras del
Teatro Real funcionan según lo previsto en el debate de febrero de 1994,
en los plazos que señaló entonces el Grupo Socialista que se iban a
cumplir, tanto en lo que es la maquinaria escénica, la obra civil como la
contratación de equipamientos. Nos alegramos también de que no sólo se
cumplan los plazos, sino de que ya tienen previstos muchos más aspectos
de la programación para 1996, y ya tienen decidido constituir una
fundación para el normal funcionamiento del Teatro Real, donde están
representadas todas las administraciones, no sólo la del Estado, sino la
autonómica, la local y supongo que, además, las personas o grupos
interesados y relacionados con el mundo de la ópera.

Por otro lado, también nos habla de las áreas que van a estar en
funcionamiento. Creemos que es absolutamente razonable e interesante que
en la financiación se cuente no sólo con las aportaciones de las
administraciones públicas, sino también con los recursos propios del
Teatro Real y también que sean las entidades privadas que apoyan la ópera
las que conlleven la financiación de algo tan costoso como todos sabemos
que es el teatro lírico.

Nosotros no creemos, señora Ministra, que haya habido ningún secretismo
ni falta de transparencia. Lo que ha habido es una obra muy compleja de
remodelación que muchas veces puede tener plazos más avanzados de los que
se ven en el primer momento, incluso problemas de tipo arquitectónico,
discusiones entre los profesionales de la arquitectura sobre lo que se
debe o no se debe hacer.

La animamos a que sigan reflexionado con los grupos interesados en este
sector para llevar adelante el proyecto del Teatro Real, no sólo la
finalización de las obras y su inauguración, sino lo que va a suponer
después para la cultura española de la forma más razonable y abierta,
buscando el acuerdo de todas las personas, grupos y administraciones que
tienen que ver con este proyecto.

Por otra parte, creemos que un proyecto como el Teatro Real no es algo
aislado dentro de la política cultural de un gobierno, sino que forma
parte de todos los objetivos y del proyecto cultural y político del que
usted nos acaba de hablar a lo largo de esta mañana. La animamos a que
siga trabajando por el consenso y el acuerdo para cualquier



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proyecto que lleve adelante su Ministerio, como es el caso del Teatro
Real.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra la señora Ministra.




La señora MINISTRA DE CULTURA (Alborch Bataller): Voy a intentar
contestar, en primer lugar, a las preguntas que se me han formulado por
parte del representante del Grupo Popular.

He explicado, a grandes rasgos, algunos de los temas que me parecían de
especial interés respecto a las obras del Teatro Real y el funcionamiento
del mismo. Lo primero que le quería aclarar es que no asumo la
calificación de secretismo. La Comisión de Cultura y Educación del
Congreso y el Senado fue invitada a ver las obras del Teatro Real. Si
quisiéramos mantener un secreto no buscaríamos la presencia y el examen,
todo lo detallado que ustedes quieran, sobre el Teatro Real, ya hace
bastantes meses.

Respecto al tema del curso de El Escorial, después del mismo y
simultáneamente, porque hubo algunos problemas de coordinación, se
escribió una carta a todos los componentes del curso invitándoles a que
visitaran el Teatro Real. Y yo no tengo ninguna noticia de que el Teatro
Real haya negado el acceso a determinadas personas. Sí tengo conocimiento
de que muchas personas lo han visto, como pueden ser algunos de los
mismos de la Asociación de Amigos de la Opera, con la que tenemos
intención de colaborar cada vez más, ya que ellos recogen precisamente lo
que es el público aficionado. Si en algún momento se ha producido alguna
denegación de visita al Teatro Real debe haber sido porque se ha pensado
que lo mejor sería hacerlo en otro momento, a fin de ver con mayor
claridad el estado de ejecución de las obras.

Me pregunta sobre algunos temas que voy a tratar a continuación. De todas
maneras, el Director General del INAEM, del que depende más directamente
el teatro, ha tenido ocasión, por lo menos en este último año, en dos
foros diferentes, de hablar sobre el proyecto del Teatro Real.

Conozco el problema del Teatro de la Bastilla. Precisamente uno de los
problemas que se han generado allí es que creo que no se ha configurado
con toda claridad la competencia lírica en una ciudad tan importante como
París y han surgido algunos problemas.

Respecto al tema de la plantilla, hemos defendido un modelo de prestación
de servicios por parte de empresas especializadas y capacitadas para
ello, intentando reducir la plantilla fija del teatro al mínimo posible,
precisamente porque eso supone unos costes absolutamente fijos y que
gravan de una manera muy específica los presupuestos anuales.

Ya le he dicho que todavía no teníamos una cifra cerrada sobre lo que es
el presupuesto global. Estamos haciendo aproximaciones y lo que le puedo
decir es que desde el INAEM se está preparando lo que creemos que es
importante: una especie de cuenta atrás, con la finalidad de establecer
un calendario con las actuaciones que se deben desarrollar, en un
determinado período, de la manera más adecuada.

No he dicho que la participación prevista entre las tres administraciones
quedaría reflejada de la siguiente manera, por lo menos hasta el momento.

Todo depende de la reunión que se celebrará mañana, que tiene la
finalidad, como decía antes, de concretar objetivos y solucionar algunos
problemas pendientes.

En principio, la distribución que se pactó en su momento es que
correspondería un 65 por ciento a cargo del Ministerio de Cultura, un 25
por ciento a cargo de la Consejería de Educación y Cultura de la
Comunidad de Madrid y un 10 por ciento a cargo del Ayuntamiento de
Madrid.

Por otra parte, respecto a la dimensión cultural y social que creemos que
debe tener el nuevo proyecto, el primer objetivo sería el de restituir a
la ciudad de Madrid, una de las capitales más importantes de Europa, un
centro lírico homologable al de la mayor parte de las capitales europeas.

Y, además, crear un escenario que sea un poco de difusión operística a
nivel de todo el Estado.

En la comparecencia anterior he hecho referencia a que en los
presupuestos se ha calculado una cantidad de 5.300 millones de pesetas,
aproximadamente, para atender no sólo los gastos de funcionamiento del
Teatro Real y de la Zarzuela, en la participación que nos corresponde,
sino también al Liceo de Barcelona y poder apoyar a infraestructuras que
ya existen, como el Teatro de La Maestranza de Sevilla o la temporada de
ópera que se viene realizando en otras ciudades, como Bilbao. Hay otras
ciudades, como Valencia, en que hubo momentos en que existía una afición
y programación estable operística, que luego, por diversas
circunstancias, decayó, y de lo que se trataría sería apoyar este
proyecto descentralizado. En este caso, el Teatro Real debería funcionar,
por decirlo de una manera gráfica, como la casa madre de lo que es la
lírica en España y que sus producciones, con el fin de hacer posible el
mayor acceso a los ciudadanos, no se agotaran en el escenario del Teatro
Real.

Otro tema que evidentemente me ha preocupado, y al que ha hecho
referencia tanto el representante del Partido Popular como el de
Izquierda Unida, es que la ópera, con los costes que ello genera, no se
quede exclusivamente para disfrute de unos ciudadanos. En esa línea nos
parece que es importantísima la colaboración con las televisiones, que es
una manera de difundir estas producciones y de que se tenga acceso a la
misma por parte del mayor número de espectadores.

También estamos en esta cuenta atrás en las conversaciones que llevan a
cabo los expertos en el seno de dicha Comisión. Y con ello contesto a que
el nombramiento de los integrantes de esta comisión se ha hecho teniendo
en cuenta los criterios de profesionalidad y de conocimientos.

Por otra parte, también quisiera decirles que nunca queremos renunciar al
prestigio, al éxito, a la calidad fundamentalmente. Lo que queremos es
que el Teatro Real sea un proyecto prioritariamente ciudadano. Aspiramos
a hacer de la lírica algo más cotidiano y más ligado a unos niveles de
calidad y que no tenga unos resultados elitistas. Por tanto --como ha
apuntado S. S.--, tenemos que establecer, y así lo hemos hecho y estamos
trabajando en ello,



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una relación entre el teatro público, con la idea de un público cada vez
más amplio.

Somos conscientes de que debemos aplicar unos criterios de gestión
adecuados a los momentos actuales y que se tiene que realizar una
política de animación y de captación de nuevos públicos. Por supuesto
que, dentro de este espacio que se configura como un centro vivo, se
tiene que relacionar la sociedad a la que sirve con el pulso de sus
creadores y que refleje con claridad la necesaria relación entre ambos,
para luego poderla transmitir a las personas que van a disfrutar de la
lírica.

Por tanto, insisto en que el Teatro Real debe asumir su papel de centro
para la creación, abierto a las propuestas que nuestros artistas y
nuestros creadores quieran hacer a la sociedad. En este caso, se podría
decir en una frase clara que el Teatro Real debe ser la casa de nuestros
compositores y de nuestros profesionales del teatro.

Por otra parte, también quisiera decirle que estamos trabajando ya en
distintas posibilidades de financiación por parte de la iniciativa
privada para que no recaiga todo el esfuerzo en los presupuestos públicos
de las distintas administraciones y, por supuesto, nos parece que hay
bastantes posibilidades de lograr esta cooperación por parte de la
iniciativa privada.

Insisto en que me parece que es importantísimo no sólo conectar y tener
una mayor profundidad en las relaciones con las asociaciones de los
amigos de la ópera, sino también la utilización de los medios
audiovisuales para la mayor difusión.

Respecto a la contestación al señor Alcaraz, ya he dicho que también
intentamos apoyar --y es nuestro proyecto-- otras temporadas líricas con
el fin de fomentarlas y consolidarlas.

Con relación a los presupuestos, de momento, por las cifras
presupuestarias que yo tengo, los niveles de inversión en la obra son los
que se dijeron en su momento y le puedo facilitar el detalle de la misma.

Según los datos que se me han proporcionado en el resumen de las
inversiones, el presupuesto de la obra civil del Teatro Real estaría en
17.700 millones de pesetas; es decir, en 1994 se tiene perfectamente
detalle de cuánto se ha invertido en equipamiento escénico, en obra
civil, en suministros técnicos e instalaciones. Le puedo proporcionar los
datos para que usted los examine con detenimiento.

Respecto al tema del señor Ros Marbá, evidentemente tenía y sigue
teniendo un contrato, en el que ha habido una disminución en la cantidad
respecto a otros anteriores. El se ha encargado no sólo del tema
artístico, sino también de la revisión de las obras en aquellos aspectos
que se consideran necesarios. Sus consejos --puedo decir-- han sido muy
valiosos y en esta línea yo creo que ha trabajado como un gran
profesional que es.

Por último, quisiera contestar a la señora Alberdi, dándole las gracias
por sus palabras de apoyo.




El señor PRESIDENTE: El señor Gómez-Alba tiene la palabra.




El señor GOMEZ-ALBA RUIZ: Vamos a ser breves, señora Ministra.

Algunas o muchas cosas me han quedado en el alero, pero podemos continuar
en otra ocasión, y así lo haremos.

Por ejemplo, yo no acabo de entender bien quizá si habrá o no un coro
estable o si habrá o no un cuerpo de danza estable. Sí le he entendido
que se va a contratar una serie de cosas. Me parece bien, pero eso no lo
acabo de tener claro.

Por otra parte, en cuanto al modelo de financiación, usted me dice que le
corresponde al Ministerio de Cultura, dentro de los convenios que tiene
con el ayuntamiento y con otros organismos, un 65 por ciento, más o
menos, de aportación y que eso va a ser unos 5.000 millones. ¿Es esto?
Porque yo la pregunta que hacía es: ¿de dónde va a sacar el Ministerio de
Cultura ese 65 por ciento que va a tener que poner para ópera? Este era
otro tema.

Algunos otros asuntos, como lo de si estaba o no contratado el personal
técnico, que manejará una sofisticadísima y complicadísima maquinaria
para que ya esté formándose en la empresa, tampoco he obtenido respuesta.

En cuanto a la plaza --se dice en la ópera, pero no sé cómo llamarlo en
español; quizá director general-- de sobreintendente, quisiera también
escuchar alguna cosa, porque es algo vital ese puesto.

Por otra parte, el proyecto Teatro Lírico Nacional como algo que existe
en otros países es una cosa que entiendo y comparto. Lo que no veo es
cómo van a hacer extensible al resto de óperas nacionales esas
producciones, porque la embocadura del Teatro Real difícilmente permitirá
que esos montajes sean exportables al Liceo o a la Maestranza o a Oviedo
o incluso a Murcia.

Por otra parte, todo lo que he pedido respecto a lo que se está haciendo
en relación a conectar y acercar a los universitarios, a los colegios,
las funciones populares, he oído que lo piensan hacer. Yo creo que ya
tendríamos que estar haciéndolo, pero le insto a que cuanto antes se
inicie ese tipo de acciones, porque falta muy poco tiempo de hecho, y
además esa es una política que para que dé resultados requiere un medio y
largo plazo.

Por otra parte, la política de precios es un tema que me deja sin
contestar. Es importante y difícil y tiene múltiples posibilidades.

Yo no digo que no dejen ver el teatro. ¡Claro que fuimos todos los
Diputados a verlo! Lo que ocurre es que a mí me cuentan sobre el teatro
lo que me quieren contar y me lo creo porque yo no soy un experto en esos
temas. Quizá no soy un experto en nada, pero, desde luego, en esos temas,
no.

Yo no digo que se haya denegado la visita al teatro a todo el que haya
querido verlo. Lo van a ver todos los que lo deseen y lo soliciten, le
doy la razón. Y los componentes del curso han sido invitados
posteriormente a visitar las obras del teatro. ¡Faltaría más! Ya sé que
se invita a todo el mundo. Lo que digo es que no hay información, que no
se dan los proyectos, son como una especie de secreto de Estado; que la
memoria es como otro arcano, etcétera. Eso es lo que yo he dicho.

Por otra parte, me han quedado también una serie de preguntas sin
contestar. Por ejemplo, el tema de la famosa comisión que se puso en
funcionamiento. Yo he hecho



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unas preguntas. No afirmo nada, simplemente pregunto; es mi labor de
control. No estoy afirmando nada; simplemente pregunto si es verdad que
se encargó un informe en su día a una serie de señores que luego han
pasado a formar parte de la comisión de expertos, con lo que nos
podríamos haber ahorrado el informe primero; después, qué costó ese
informe; si es verdad que este informe se traspapeló luego y no apareció
o apareció después.

También le hacía notar mi extrañeza respecto a que no estuviesen
representadas las asociaciones de amigos de la ópera. Usted me ha dicho
que los va a tener en cuenta. Lo creo y la felicito porque creo que es
indispensable de alguna manera.

Por no alargar más la intervención, aquí la dejo y he terminado.




El señor PRESIDENTE: La señora Ministra tiene la palabra.




La señora MINISTRA DE CULTURA (Alborch Bataller): Voy a contestar a
algunos temas que me parecen que son los más importantes, pero, desde
luego, a lo que me quiero ofrecer desde ahora mismo y como siempre es a
facilitarles toda la información que ustedes deseen respecto al Teatro
Real y a cualquier otro proyecto del Ministerio de Cultura.

Empezando por el final, yo no tengo ninguna noticia de ese informe. Voy a
averiguarlo para tener la información adecuada, pero no le puedo
contestar si sí o si no a sus preguntas porque no tengo ninguna noticia
del encargo de ese informe ni si se retribuyó o no o si luego esas
personas integraron la comisión de expertos. No tengo ninguna noticia y,
por tanto, me parece que no debo hablar sobre el tema.

Respecto a algunos temas que no han quedado claros, yo lo que decía,
según los datos que tengo, es que la participación del Ministerio de
Cultura en lo que se puede considerar el apoyo a la lírica estaría en
torno a los 5.300 millones de pesetas anuales. Con eso se atenderían los
gastos de funcionamiento del Teatro Real en la parte que a nosotros nos
corresponde del Liceo, y atendiendo a esos otros espacios, con la
finalidad de consolidar unos espacios operísticos, de acuerdo con una
política más descentralizada. Eso sería lo que destinaría el Ministerio
de Cultura. Por tanto, no tenemos que olvidarnos que cuando hablamos del
Teatro Real también hablamos del Teatro de La Zarzuela y que el acuerdo
entre las distintas administraciones sería para atender tanto el Teatro
Real como el Teatro de La Zarzuela, que pasarían a englobar una unidad
dentro de este tema.

Respecto a otras cuestiones, por ejemplo el tema de la política de
precios, le puedo decir que, evidentemente, como usted ha dicho, es un
tema difícil y complicado. Estamos a un año de la inauguración y estamos
viendo cuál puede ser la política a seguir, de manera que evitemos ya,
desde el inicio, los posibles problemas. Precisamente porque es muy
difícil estamos mirando cuáles pueden ser los mejores sistemas y el tipo
de políticas que tienen a este respecto en otros países.

En cuanto tengamos unos informes más concretos sobre los aspectos que me
ha preguntado el representante del Grupo Popular, como decía al inicio,
les podré facilitar por escrito los datos o en una posterior
comparecencia.

Muchísimas gracias.




El señor PRESIDENTE: Antes de levantar la sesión quiero advertir a los
miembros de la Comisión que la sesión de mañana que está convocada para
las diez, puede estar sujeta a alguna modificación del orden del día,
porque estamos pendientes de que alguno de los comparecientes no pueda
venir, y, por tanto, rogaría que los miembros de la Comisión estuvieran
pendientes, ya que el punto último es una proposición no de ley, para que
lo antes posible podamos terminar dicho orden del día.

Agradecemos muy sinceramente la presencia larga de la señora Ministra, y
agotado el orden del día levantamos la sesión.




Eran las dos y cinco minutos de la tarde.