Ruta de navegación

Publicaciones

DS. Congreso de los Diputados, Comisiones, núm. 295, de 04/10/1994
PDF





CORTES GENERALES
DIARIO DE SESIONES DEL
CONGRESO DE LOS DIPUTADOS
COMISIONES
Año 1994 V Legislatura Núm. 295
DEFENSA
PRESIDENTE: DON JUAN MUÑOZ GARCIA
Sesión núm. 17
celebrada el martes, 4 de octubre de 1994



ORDEN DEL DIA:
Comparecencia del señor Ministro de Defensa (García Vargas), para
informar:
--Sobre las líneas generales de la política de su Departamento. A
petición propia. (Número de expediente 214/000071.)
--Sobre la nueva entidad, estructura y despliegue de la Fuerza Terrestre
y su programa de transición. A petición propia. (Número de expediente
214/000081.)
--Sobre el acuerdo del Consejo de Ministros por el que se establece una
nueva entidad, estructura y despliegue de la Fuerza del Ejército de
Tierra y se aprueba el Programa de Transición para su implantación, así
como las previsiones del resto del Plan para la nueva organización del
Ejército de Tierra, conocido como «Plan Norte». A solicitud del Grupo
Parlamentario Federal IU-IC. (Número de expediente 213/000407.)
--Sobre el contenido, plazos y desarrollo del Plan Norte para el Ejército
de Tierra, aprobado en Consejo de Ministros. A solicitud del Grupo
Parlamentario Popular. (Número de expediente 213/000410.)
--Sobre la repercusión en Canarias del «Plan Norte de Defensa». A
solicitud del Grupo Parlamentario de Coalición Canaria. (Número de
expediente 213/000416.)



Página 8716




Se abre la sesión a las diez y cinco minutos de la mañana.




El señor PRESIDENTE: Señorías, se abre la sesión. He de advertir que los
cinco puntos del orden del día se tramitarán conjuntamente. Versarán
sobre la comparecencia del señor Ministro de Defensa para informar sobre
las líneas generales de política de su Departamento, y en la que se
integrarán, por tanto, las solicitudes de comparecencia referentes al
Plan Norte; solicitudes de comparecencia realizadas por el propio
Gobierno, el Grupo Popular y el Grupo Federal de Izquierda
Unida-Iniciativa per Catalunya.

En nombre de la Comisión, le doy la bienvenida al señor Ministro, le
agradecemos su presencia y, a efectos de este orden del día, tiene la
palabra.




El señor MINISTRO DE DEFENSA (García Vargas): Gracias, señor Presidente.

Señorías, quiero agradecer al señor Presidente, a la Mesa de esta
Comisión, que se agrupen las comparecencias, lo que me va a permitir
explicar a SS. SS. las líneas generales del Departamento y los planes de
reorganización en marcha; asuntos que interesan a todos los grupos que
han pedido mi comparecencia en la fecha de hoy.

En primer lugar, me gustaría destacar una vez más la importancia que
concedo a esta relación con SS. SS., pues la política de defensa tiene
una dimensión de política de Estado que requiere enfoques realistas
derivados de la reflexión y, por qué no, también del debate. Cuando
intervine ante SS. SS. al comienzo de la legislatura, manifesté mi
esperanza de que los trabajos de esta Comisión sirvieran para consolidar
el proceso de modernización de las Fuerzas Armadas con consenso y
acuerdos generalizados en sus líneas básicas. Hoy quiero reiterar esa
oferta desde el convencimiento de que, en materia de defensa, sólo desde
ese consenso se alcanzan metas estables y duraderas. En esta línea de
actuación, la aprobación por el Pleno del Congreso, en junio de 1991, del
acuerdo sobre modelo de las Fuerzas Armadas en su conexión con el
servicio militar supuso un hito de extraordinaria importancia para el
futuro de nuestros ejércitos. Este modelo, que empezó a ser aplicado
inmediatamente por el Gobierno, ha constituido el eje de la política
militar desarrollada por mi Departamento desde esa fecha. En esto,
señorías, podemos afirmar, con seguridad en nosotros mismos, que hemos
avanzado por un camino de reformas que posteriormente ha sido adoptado
por otras naciones. En los años transcurridos desde 1991 hemos comprobado
cómo las líneas generales de las políticas de seguridad, de defensa y
militar, que contiene el acuerdo de 1991, siguen siendo perfectamente
válidas. La reciente publicación de libros blancos de defensa en Francia
y en Alemania confirma que, partiendo de un análisis similar de la
situación internacional y de los escenarios estratégicos, el modelo de
Fuerzas Armadas al que van a dirigirse estos países va en la misma
dirección del modelo mixto de España, lo que corrobora la oportunidad,
viabilidad y pragmatismo de nuestro planteamiento.

Consolidemos, pues, señorías, nuestro modelo y huyamos de un continuo
debate sobre el mismo que sólo puede conducirnos a crear un clima de
incertidumbre, interinidad y, consecuentemente, desconfianza en una
materia de tanta trascendencia como las Fuerzas Armadas. Contamos no sólo
con un modelo sólido de Fuerzas Armadas, contamos además con una doctrina
militar adaptada ya a los nuevos tiempos, contenida en la Directiva de
Defensa Nacional de 1992 y en la Directiva de Defensa militar de carácter
ministerial de ese mismo año. En ambos documentos se promovía
decididamente la consecución del modelo mixto de Fuerzas Armadas, con
especial énfasis en su entidad de 180.000 hombres, su mayor tasa de
profesionalización y la necesidad de dotarlas con un adecuado grado de
movilidad, polivalencia y capacidad para la acción conjunta y combinada.

Nuestras Fuerzas Armadas deben poseer la capacidad de disuasión,
presencia avanzada, proyección, movilización y disponibilidad para
garantizar la soberanía e independencia de España, para proteger la vida
de la población, nuestros intereses vitales y para participar en los
esquemas de seguridad colectiva. El modelo de ejércitos y la nueva
doctrina quedarán plasmados en el ciclo de pla-neamiento de 1994, cuyo
plan estratégico conjunto estará concluido a finales del presente año,
aunque algunas de sus previsiones ya han sido adoptadas con carácter
previo. Me refiero, en particular, a la aprobación de la primera fase del
Plan Norte que establece la nueva organización del Ejército de Tierra y
que expondré con detalle posteriormente.

Partiendo de estas consideraciones generales, estructuraré mi exposición
ante SS. SS. en cinco apartados. En los cuatro primeros me limitaré a
aquellos aspectos esenciales de nuestra defensa y, por último, explicaré
más detenidamente el Plan Norte, teniendo en cuenta las solicitudes de
comparecencia presentadas por SS. SS. sobre esta materia concreta. En el
primer apartado expondré el escenario estratégico internacional desde el
punto de vista común español y aliado --analizado en la reunión de
Ministros de Defensa de la Alianza Atlántica recientemente celebrada en
Sevilla--, y en él haré especial hincapié en cuáles son, a nuestro
entender, los riesgos y desafíos más importantes a los que debemos
enfrentarnos en el futuro. En segundo término expondré la contribución
española a la defensa colectiva y nuestra posición respecto a cuestiones
a resolver en el futuro. En tercer lugar analizaré la política de
personal que articula el modelo mixto de Fuerzas Armadas. A continuación
expondré las líneas generales de los programas de armamento actualmente
en curso y de los que emprenderemos en el futuro, a la vista de las
previsiones actuales de recursos financieros. Por último presentaré la
nueva estructura y despliegue de la fuerza terrestre, con énfasis en los
criterios tenidos en cuenta para la elaboración del Plan Norte.

Respecto al escenario estratégico internacional, el mundo presenta hoy
más incertidumbres que en los años ochenta. Baste señalar que sólo desde
1989 se han registrado nada menos que 230 conflictos y enfrentamientos
armados de diferente entidad. Si a ello añadimos la información inmediata
y directa sobre los conflictos y la conciencia de que las sociedades
democráticas deben hacer algo



Página 8717




por solucionarlos, es lógico que surjan escenarios de actuación
impensables tan sólo hace unos años. El golfo Pérsico, Camboya, Somalia,
Yugoslavia, Ruanda o, ahora, Haití son un buen ejemplo.

La situación en Europa Central y Oriental se percibe como inestable. El
renacimiento de los nacionalismos ha prendido en los Balcanes y en el
Cáucaso, donde se mantienen unas guerras muy destructivas y cuyo final no
se ve próximo. Existen problemas de minorías, de redefinición de
fronteras, de desmembramiento de Estados y de aparición de otros nuevos.

No obstante, hemos de convenir que, aunque los focos de riesgo se han
multiplicado en Europa y la existencia de un imperfecto sistema de
control de armamentos hace imposible impedir los focos de crisis, e
incluso las guerras limitadas, la amenaza de un enfrentamiento a gran
escala ha desaparecido casi por completo y, en consecuencia, la situación
actual en Europa es menos preocupante, desde el punto de vista de nuestra
seguridad, que hace un lustro.

Funciona además, por iniciativa de la Alianza Atlántica, la Asociación
para la Paz, dirigida a intensificar la cooperación política y militar en
el continente europeo, profundizando los lazos políticos y militares
entre la OTAN y los países del centro y el este de Europa. Como se ha
puesto de relieve en la reunión de Ministros de Defensa de la OTAN, en
Sevilla, la Asociación para la Paz está funcionando eficazmente: se han
empezado a realizar ejercicios militares con los miembros que componen el
llamado Grupo de Visagrado, hay delegaciones de la mayoría de sus
miembros en la sede de la Alianza en Mons, los contactos militares con
todos los asociados, incluida la Federación Rusa, son ya habituales y
crecientes. La cuestión que se plantea en la Asociación para la Paz es su
carácter de antesala para los países que desean ser miembros de la
Alianza. Es lógico que las naciones ya asociadas a la Unión Europea
deseen tener un calendario para su ingreso en la OTAN y que éste sea
breve. Hay que tener en cuenta, no obstante, dos consideraciones. La
primera es que la Alianza es una organización a la que cada país aporta
medios, además de recibir seguridad, y esos países están en
circunstancias que dificultan dicha aportación. Problemas económicos y
circunstancias generales no facilitan la transformación rápida de los
sistemas de armas, esquemas organizativos, doctrinas de sus ejércitos y
la formación de su personal. Necesitan tiempo para adaptarlos a la OTAN.

En segundo lugar, hay que tener en cuenta los efectos que la integración
de esos países tendría en sus vecinos del Este. Si el efecto es la
inmediata desconfianza o temor, no se haría un favor a la cooperación y
distensión general en el continente. A estas dos consideraciones debería
añadirse una tercera: la ampliación de las diferentes instituciones
supranacionales europeas, como la Unión Europea, la UEO o la OTAN,
debería hacerse con una visión global que estableciese una cierta
simetría y diese coherencia a todos los procesos.

Respecto a la participación de los miembros de la OTAN en la resolución
de conflictos en Europa o fuera de Europa, bajo iniciativa de la ONU o
por decisión de la Unión Europea Occidental, se ha puesto en marcha la
organización de la llamada Fuerza Operativa Combinada Conjunta. Este
concepto supone un gran cambio en la Alianza, hasta ahora pensada
básicamente para que todos sus miembros, actuando al unísono, pudieran
responder a un ataque de un bloque enemigo. Esto supone establecer
cuarteles generales desplegables conjuntos y multinacionales. A través de
esta iniciativa, un grupo de miembros de la Alianza, actuando incluso con
países que no lo sean, podrán participar en operaciones diferentes a la
defensa del territorio de la OTAN y se circunscribirían a todas las
operaciones de apoyo a la paz o de tipo humanitario, dando así una nueva
dimensión y proyección a la Alianza.

La seguridad en el Mediterráneo, zona de especial importancia para
España, estuvo relegada a un segundo plano durante los años de la guerra
fría. Si bien, desde un punto de vista militar, los riesgos en el
Mediterráneo nunca han sido extremadamente graves para el conjunto de la
Alianza, siempre han sido motivo de preocupación para los países aliados
ribereños del Mediterráneo, por razón de su proximidad al norte de
Africa, donde cierta inestabilidad política y social ha sido un foco
frecuente de conflictos potenciales. El nuevo concepto estratégico de la
Alianza recoge la existencia de riesgos en la periferia sur de Europa,
entre los que destaca el posible desarrollo de armas de destrucción
masiva y sus medios de lanzamiento. A esta percepción contribuyó
notablemente el lanzamiento de misiles iraquíes contra Israel durante la
guerra del Golfo. Reconociendo que, desde un punto de vista militar, esa
proliferación es el riesgo potencial más grave que puede surgir a medio
plazo, conviene recordar que existe otro riesgo potencial más sutil, que
debe prevenirse con medidas políticas para evitar que en el futuro sea
necesario aplicar medidas militares. Me refiero, obviamente, al
fundamentalismo religioso que, asociado a otros factores
socio-económicos, puede convertirse en el detonante de graves conflictos
que afecten a nuestros intereses e incluso a nuestra seguridad. La
reciente atención de la Alianza hacia su periferia sur puede suscitar
recelos en estos países. Algunos grupos políticos norteafricanos pueden
percibir las nuevas iniciativas de la OTAN como medidas de carácter
militar dirigidas contra sus países. Sin quererlo podríamos estar
fomentando un sentimiento de inseguridad muy inconveniente. Para
evitarlo, en la reciente reunión de Ministros de Defensa de la Alianza,
celebrada en Sevilla, España ha presentado una iniciativa para establecer
contactos, caso por caso, con países norteafricanos y con las siguientes
finalidades: explicar cuáles son los objetivos, la doctrina y las
preocupaciones de la Alianza en esta nueva época y nuestro deseo de
convivir en paz con ellos; explorar las posibilidades de participar, en
determinados casos, conjuntamente en operaciones de paz o en acciones
humanitarias; estudiar la posibilidad de invitar a observadores militares
de algunos de estos países a ejercicios aliados en el Mediterráneo, y
analizar la posible participación de pequeñas unidades en ejercicios OTAN
de operaciones de paz; y por último, crear una relación de confianza
entre nuestros militares, que sirva a la vez de canal de intercambio de
información y de mecanismo de consulta. Aunque algunas de estas medidas
ya se realizan con carácter



Página 8718




bilateral por ciertos países de la OTAN, como ocurre con España, se
trataría de dar carácter aliado a estos contactos. La iniciativa española
fue bien acogida en la reciente reunión de Sevilla. No hay que olvidar
que se trataba de una reunión informal, por lo que será el Grupo «ad hoc»
sobre el Mediterráneo, que depende del Comité político de la OTAN, el que
se encargará de elaborar las propuestas oportunas.

Me referiré ahora a la situación en la antigua Yugoslavia, que, pese a
algunos acontecimientos esperanzadores, sigue estancada. En Mostar, donde
se aplica el esfuerzo principal del contingente español, la situación es
estable y tranquila. Se ha completado la desmilitarización del área bajo
administración de la Unión Europea, que está siendo supervisada
conjuntamente por nuestros cascos azules y la policía de las facciones
locales. La Federación bosnio-croata se mantiene a pesar de su
fragilidad, aunque aún no existen unas relaciones de plena confianza
entre bosnios y croatas. Unprofor actúa de catalizador para mantener la
buena relación entre ellos. En este sentido, el Gobierno español respalda
los intentos del Grupo de Contacto para alcanzar un fin negociado de esta
terrible guerra. En cambio, observamos con preocupación los renovados
intentos para que las Naciones Unidas autoricen el levantamiento del
embargo a los musulmanes, lo cual sería una medida poco afortunada,
reactivaría los frentes de guerra, hoy pacificados, y entrañaría grandes
riesgos para las fuerzas allí desplegadas, obligando a su retirada.

Afortunadamente, en la visita del Secretario de Defensa de Estados Unidos
a Madrid, la pasada semana, y en la reunión de Sevilla ha quedado claro
que el Gobierno norteamericano no desea ese levantamiento y espera que el
Congreso de los Estados Unidos posponga su decisión durante seis meses.

El mismo Presidente del Gobierno bosnio se ha expresado en esa dirección.

Ello permitirá dar tiempo a la acción diplomática del grupo de contacto.

Estamos seguros de que el embargo ha sido muy útil para forzar el
diálogo, como lo prueba el hecho de que Belgrado se haya visto forzado a
ceder en sus planteamientos iniciales. Por ello apoyamos mejorar la
impermeabilización de fronteras entre Serbia y Bosnia, aumentando el
control de todos los pasos con el despliegue de un mayor número de
observadores. Esta postura es compartida por nuestros aliados, y así se
va a proponer a Naciones Unidas, según decisión adoptada en la reunión de
Sevilla. Habrá que seguir, señorías, muy de cerca la veracidad de la
interrupción de la ayuda de los serbio-bosnios por parte de Serbia.

La solución al conflicto, sin duda aún lejana, pasa por evitar la guerra
generalizada. Para ello no hay otras medidas que las ya puestas en
práctica: bloqueo eficaz y decidido a los serbios como inductores y
suministradores principales de las partes en conflicto y apoyo a la
Federación croato-musulmana para que se consolide. Por otra parte, hay
que mostrar a los serbio-bosnios que Unprofor no tolera la agresión a sus
miembros ni acepta que se imposibilite su acción humanitaria. Por ello la
OTAN, encargada por Naciones Unidas de las misiones aéreas en la zona,
tendrá preparados los objetivos de posibles ataques aéreos y llevará
éstos a cabo con mayor sorpresa y celeridad, respetando el principio de
proporcionalidad entre los incidentes producidos y la respuesta que
reciben. Se trata, en todo caso, de acciones puntuales de carácter
disuasorio. España seguirá cumpliendo sus compromisos en la zona durante
el período de seis meses en que el Consejo de Seguridad de Naciones
Unidas ha renovado el mandato a Unprofor, a partir del 30 de septiembre,
fecha en que expiraba el mandato anterior.

Recuerdo a SS. SS. que hoy tenemos desplegados en la zona una Agrupación
del Ejército de Tierra y un Escalón Logístico Avanzado con 1.400 hombres
y más de 200 vehículos, dos fragatas y un submarino de la Armada, con más
de 500 hombres, y aviones del Ejército del Aire en operaciones de
patrulla marítima y de participación en la operación Deny Fligh, además
de los dedicados a cometidos de transporte entre España y Bosnia. La
presencia de oficiales en los distintos puestos de mando multinacionales
ronda la cifra de treinta, y más de veinte engrosan la lista de
observadores. Desde el comienzo de las operaciones, nuestros vehículos
han recorrido más de siete millones de kilómetros a través de pistas y
carreteras, más de dos millones de litros de carburantes han sido
consumidos y se han escoltado más de 3.000 convoyes y transportado más de
500.000 toneladas. Más de 3.000 buques han sido interrogados, 200
visitados y 50 desviados por las unidades navales españolas. Nuestros
aviones han transportado más de 20.000 pasajeros y 2.000 toneladas de
cargas, y han efectuado unas 4.000 horas de vuelo.

Nuestro esfuerzo, sin embargo, puede incrementarse en otros campos. Tan
sólo hace unos días se ha firmado el contrato para levantar la
cartografía de la zona de Mostar, trabajo que realizarán el Servicio
Geográfico del Ejército de Tierra y el Centro Cartográfico y Fotográfico
del Ejército del Aire, al haber ganado España el concurso convocado al
efecto por la Unión Europea. El Gobierno español tampoco descarta la
posibilidad de incrementar nuestra presencia en la operación Deny-Fligh
con ocho aviones F-18 del Ejército del Aire, cuando se resuelvan los
problemas logísticos y de despliegue con que actualmente nos encontramos.

El ejercicio Red-Flag, llevado a cabo en Estados Unidos el pasado julio
por aviones, pilotos y personal logístico, ha mostrado la capacidad de
nuestro Ejército del Aire para participar en dicha operación.

Desgraciadamente, además de este generoso esfuerzo, hemos pagado también
un alto tributo en sangre. Durante este tiempo, trece militares españoles
dieron su vida en el cumplimiento de la misión y otros 64 resultaron
heridos de consideración. Por último, España, siguiendo las directrices
fijadas en la Directiva de Defensa Nacional, contribuye ya a estas
misiones de una manera creciente. Además de nuestra contribución a
Unprofor y a la antigua Yugoslavia, también mantenemos un grupo de
observadores en Mozambique, en El Salvador y en la misión de la Comunidad
Europea en Yugoslavia, y recientemente se ha enviado un avión CN-235 con
diecinueve hombres para participar en la misión de asistencia de Naciones
Unidas en Ruanda.

En cuanto a la contribución española a la defensa colectiva, la Directiva
de Defensa Nacional de 1992,



Página 8719




aprobada por el Presidente del Gobierno, incluye, entre las directrices
para el desarrollo de la política de defensa en el ámbito internacional
promover y participar en las actuaciones que contribuyan a lograr un
mayor nivel de estabilidad y seguridad en Europa e impulsar las
iniciativas que tiendan a la asunción de competencias por la Unión
Europea en materia de seguridad y defensa, con mención específica de la
participación de España en la Unión Europea Occidental de forma
compatible con otros conciertos defensivos. En esta línea, el Ministerio
de Defensa, en colaboración con el de Asuntos Exteriores, ha
intensificado la presencia de España en los foros de defensa y seguridad
que nos afectan.

Nuestro modelo de contribución a la Alianza Atlántica ha quedado
completado, desde julio pasado, con nuestra participación en el Programa
de Infraestructura de la OTAN previsto desde 1988. Asimismo, hemos
decidido participar activamente en las nuevas iniciativas que se han
producido en esa Organización tras la cumbre de enero de este año. De
esta forma contribuimos al nuevo programa de Asociación para la Paz, que
pretende aumentar e intensificar la cooperación política y militar en
toda Europa. Hasta la fecha son ya veintidós los países que han firmado
el documento marco de la Asociación. Ello supone nuestra contribución
económica a este programa y la posible participación en ejercicios con
países del este de Europa. Existe además un gran número de contactos
bilaterales entre miembros de la OTAN y de la Asociación para la Paz.

España los mantiene especialmente con Polonia, con la República Checa,
Eslovaquia y Hungría, con los que hay programas de cooperación para la
defensa. Esta cooperación se desarrollará principalmente en las áreas de
política de defensa, política de personal, enseñanza y formación,
asistencia sanitaria, legislación militar y servicio militar, para lo
cual se han establecido sistemas de cooperación entre las Fuerzas Armadas
de ambos países en los campos científico, técnico e industrial. También
hay contactos institucionalizados con Rumania y Bulgaria. La principal
aportación que España hace a los países mencionados es nuestra
experiencia de transformación institucional de las Fuerzas Armadas en
democracia y su adaptación a la Alianza. Con la Federación Rusa España
mantiene una relación especial basada en el impulso de medidas que
fomenten el conocimiento mutuo y la confianza entre ambos países. Las
áreas principales de cooperación son similares a las antes citadas.

España se ha comprometido a contribuir al desarrollo de la iniciativa de
la Asociación para la Paz y pretende participar en el concepto de Fuerza
Operativa Combinada Conjunta, en igualdad de condiciones con el resto de
los aliados, obviamente con respeto estricto a nuestro modelo de
participación en la OTAN. Ello implicará la designación de personal para
los cuarteles generales que se organicen en tiempo de paz y la
participación en los ejercicios que se realicen. Es muy probable que
entre los grupos parlamentarios hoy presentes en esta Comisión haya
alguno que no esté de acuerdo con la participación plena de España en
este nuevo mecanismo, que facilitará llevar a cabo operaciones de apoyo a
la paz junto a otros miembros de la OTAN y otros que no lo sean. Creo que
tampoco estarán de acuerdo con otras decisiones del Gobierno como
participar en la infraestructura de la Alianza --lo que está, por cierto,
previsto desde 1988, insisto-- o presentar candidatos españoles a puestos
de responsabilidad en la Alianza, ajenos a la estructura militar. A los
representantes de esos grupos les recomiendo la relectura de los
documentos que regulan el marco de nuestra presencia en la Alianza. Al
efectuar dicha relectura comprobarán que en nada se altera nuestro
sistema de pertenencia a la Alianza con las decisiones que se están
aplicando. Si no es así, que se me diga exactamente, con detalle, en qué
se vulnera el modelo español.

La Unión Europea Occidental, como institución para el desarrollo de la
identidad europea de seguridad y defensa y como pilar europeo de la OTAN,
progresa en su organización y ha ampliado su estructura con nuevos países
con estatus de miembros asociados, observadores o como socios asociados,
estos últimos antiguos miembros del Foro de Consultas con países del
centro y del este de Europa. Tras la entrada en vigor del Tratado de la
Unión Europea, en noviembre de 1993, la UEO ha visto reforzado su
componente militar con la puesta a su disposición de determinadas fuerzas
para su posible actuación. Otra notable mejora de la capacidad militar
operativa de la UEO es la aceptación por la OTAN de la utilización por
las fuerzas de la Unión Europea Occidental de los medios colectivos de la
Alianza, a través de la Fuerza Operativa Conjunta Combinada. Podrán
utilizar sistemas de mando, comunicaciones y cuarteles generales en
operaciones que los aliados europeos lleven a cabo en aplicación de la
política exterior y de seguridad de la Unión Europea. Es también
importante señalar que, después de un cierto tiempo de indefinición, la
Alianza respalda decididamente el fortalecimiento de su pilar europeo a
través de la UEO. En definitiva, la Unión Europea Occidental está dando
pasos importantes en desarrollo de las previsiones de defensa común
contenidas en el Tratado de Maastricht.

España ha contribuido activamente a la definición de las estructuras de
la UEO y participa en la organización, a través del Consejo de Ministros,
la Asamblea Parlamentaria y la Célula de Planeamiento. Ha nombrado al
representante militar ante esta Organización, mantiene representantes en
la práctica totalidad de los grupos de trabajo, y ha remitido ya la
relación de fuerzas que podría poner a disposición de la Organización.

Estamos, pues, decididos a impulsar la consolidación de una verdadera
organización europea de defensa. Debemos, no obstante, evitar cualquier
duplicidad de esfuerzos con la OTAN y por ello España propugna una
delimitación clara de cometidos entre las fuerzas a disposición de la
Alianza y de la UEO.

En cuanto al control de armamentos y desarme, España participa en los
foros relacionados con la materia, entre los que destaca la Conferencia
de Seguridad y Cooperación en Europa y la Conferencia de Desarme de
Naciones Unidas en Ginebra. En 1992 entraron en vigor el Tratado sobre
las Fuerzas Armadas Convencionales en Europa, el de efectivos de
personal, y el documento de Viena 1992, sobre medidas de confianza y
seguridad. Desde entonces se han llevado a cabo, en el marco del Tratado
FACE, más de 40



Página 8720




inspecciones dirigidas por España, realizándose las últimas en Eslovaquia
y Bielorrusia a finales del pasado mes de septiembre. Hemos recibido ocho
inspecciones, la última de las cuales tuvo lugar en la región militar
Levante a principios del pasado mes de septiembre. En virtud del Tratado
FACE nuestras Fuerzas Armadas habrán reducido 345 carros de combate y 65
piezas de artillería antes del 31 de octubre de este año.

En cuanto a las unidades multinacionales, la reducción de tropas
americanas en Europa ha sido determinante para la proliferación de
iniciativas de creación de unidades multinacionales, entre las que
merecen destacarse, por su importancia, el Eurocuerpo, la Fuerza Marítima
Europea y la Fuerza Rápida Operativa, de las que quiero exponerles su
situación actual.

El Consejo de Ministros, en su reunión del 1 de julio de este año, acordó
la participación española en el Eurocuerpo. Esta contribución será una
división mecanizada cuya incorporación se llevará a cabo mediante un
proceso progresivo que se prevé completar a fines de 1998, y no implicará
el estacionamiento de fuerzas fuera del territorio nacional, excepto el
personal destinado en el cuartel general. El Jefe del Estado Mayor de la
Defensa español suscribió la pasada semana el acuerdo que regula la
coordinación de esta gran unidad con la OTAN. Las otras dos iniciativas
se encuentran todavía en estado de definición. La Fuerza Marítima
Europea, promovida por los Ministros de Defensa de Italia, Francia y por
mí mismo, como forma de cooperación aeronaval entre los países miembros
de la UEO, y la Fuerza Operativa Rápida, promovida también por estos tres
mismos países, han tenido unos orígenes diferentes que quisiera aclarar
ante SS. SS. En septiembre de 1992 acordamos en Roma alcanzar una fuerza
aeronaval entre los tres países preplanificada y abierta a otros miembros
de la UEO. Esta iniciativa fue posteriormente trasladada a la Célula de
Planeamiento de la UEO, dando lugar a un plan de generación de fuerzas
que incluye un componente terrestre. España pretende estar presente en
las dos iniciativas, pero con un planteamiento realista. Por un lado,
pensamos que la fuerza aeronaval debe, tal como se pensó al principio en
Roma, tener capacidad de proyección de una pequeña fuerza anfibia. Por
otro lado, la fuerza terrestre, orientada al sur, debe tener al principio
una entidad de división, con un cuartel general reducido y crecer
posteriormente cuando convenga. A mediados del pasado mes de septiembre,
en reunión mantenida en Roma, se alcanzaron acuerdos en la misión,
cometidos, marco de empleo y aspectos financieros de la Fuerza Marítima
Europea, quedando pendientes de estudio aspectos como su activación,
organización del mando y de la fuerza y su adiestramiento. Con respecto a
la Fuerza Operativa Rápida también se ha alcanzado un acuerdo en la
misión, cometidos, organización de la fuerza, adiestramiento y aspectos
financieros, quedando el marco de empleo y la organización del mando
pendientes de estudio hasta una próxima reunión. En las relaciones de
estas fuerzas con las de la OTAN, España se muestra a favor de establecer
un vínculo claro y flexible para no separarla de la Fuerza Operativa
Combinada Conjunta, puesto que ambas cumplirán misiones similares aunque
en marcos diferentes. El empleo de estas fuerzas será en misiones
contempladas en la declaración de Petersberg, de 1992, y no en misiones
de defensa común de los artículos quintos de los Tratados de Bruselas y
Washington.

Paso ahora, señorías, a un aspecto esencial de la política de defensa del
Gobierno, orientada a consolidar el modelo de Fuerzas Armadas definido
por esta Cámara, que es la política de personal. Para explicar la
política de personal del Ministerio de Defensa es preciso hacer
referencia a cuatro decisiones básicas: el Acuerdo de esta Cámara de
junio de 1991, la Ley 17/1989, reguladora del Régimen de Personal Militar
Profesional, la Ley Orgánica 13/1991, del Servicio Militar y, por último,
la Ley 14/1993, de Plantillas de las Fuerzas Armadas.

El Pleno del Congreso determinó que, para finales de la presente década,
las Fuerzas Armadas españolas deberían disponer de unos efectivos
permanentes, en tiempos de paz, ente 170.000 y 190.000 militares, de los
que un 50 por ciento habrían de ser profesionales. A la vez que
establecía este volumen de personal profesional, el Congreso se pronunció
explícitamente a favor del servicio militar obligatorio, dando lugar al
modelo mixto de Fuerzas Armadas. El acuerdo parlamentario, desarrollado
por la Directiva de Defensa Nacional de 1992 y por la Directiva de
Defensa Militar de ese mismo año, inspiró la elaboración de las leyes
13/1991, que reguló el servicio militar obligatorio, y la 14/1993, que
determinó las plantillas de cuadros de mando y de tropa y marinería
profesional de los tres ejércitos. Previamente, la Ley 17/1989 había
establecido los criterios por los que había de regirse la profesión
militar en organización de personal (empleos, cuerpos y escalas) acceso a
la profesión, formación, ascensos, evaluaciones y clasificaciones,
situaciones administrativas y otros aspectos de similar importancia.

Como consecuencia de las disposiciones mencionadas, las Fuerzas Armadas
Españolas están constituidas actualmente por cuatro grandes categorías de
personal: cuadros de mando profesionales, tropa y marinería
profesionales, militares de reemplazo y personal civil. Al objeto de
llevar una línea coherente en esta parte de mi exposición, analizaré de
forma esquemática las políticas que se están siguiendo respecto a cada
uno de ellos.

Los cuadros de mando profesionales incluyen tanto a los oficiales y
suboficiales de carrera, que sirven a las Fuerzas Armadas de forma
permanente, como a los militares de empleo de la categoría de oficial.

Respecto a este importantísimo colectivo, se están adaptando sus
existencias a lo previsto en la Ley de Plantillas del año pasado.

Globalmente eso significa reducir ligeramente la cifra actual de
oficiales y suboficiales, pasando de los 52.873 fijados para el ciclo de
personal 1994/1995 a los 49.720 que señala la Ley de Plantillas. El plazo
disponible para ello, cinco años, permitirá realizar la adaptación de
forma progresiva, sobre la base de estimular los pases voluntarios a la
situación de reserva transitoria. En la actualidad se procede, además, a
revisar la política de acceso a los centros docentes militares de
formación, para adecuar el ritmo de ingreso anual a las nuevas plantillas
y mejorar, asimismo, las posibilidades de promoción interna.




Página 8721




En el campo de la enseñanza militar están en marcha importantes
variaciones. Se ha concebido como un sistema unitario e integrado en el
sistema educativo general español, aunque servido, en su parte
fundamental, por la estructura docente del propio Ministerio de Defensa.

La reforma de la enseñanza militar ha abordado los planes de estudio, el
régimen de alumnos, la estructura de centros y el profesorado. En lo que
se refiere a los planes de estudio, hemos experimentado un notable avance
a lo largo de la presente legislatura. Se ha publicado el Real Decreto de
directrices generales de los planes de estudio para la enseñanza militar
de grado superior y medio de los cuerpos generales, de Infantería de
Marina y de la Guardia Civil. Se han desarrollado todos los planes de
estudio derivados, incluidos los de los cuerpos comunes y de intendencia,
y se han publicado los programas de todas las materias que los componen.

Se ha redactado un proyecto de real decreto de directrices generales de
los planes de estudio de las escalas básicas y cuerpos de especialistas,
que espero pueda ser aprobado pronto, así como los planes de estudio
derivados. Se han publicado las instrucciones para la evaluación,
calificaciones y clasificación de los alumnos, y se han desarrollado
convenios con el Ministerio de Educación y Ciencia para la integración de
la enseñanza militar en el sistema educativo general. El régimen del
alumnado ha sido regulado por orden ministerial. En él se han introducido
aspectos novedosos como el externado a partir de ciertos cursos, la
limitación de horas lectivas y la implantación de un sistema continuo de
evaluación. En lo que respecta a centros, se ha racionalizado su
estructura mediante la supresión de algunos y la integración de otros,
evitando duplicidades y regulando el funcionamiento de los de la
enseñanza militar de formación, en los que se han introducido las figuras
de los departamentos y secciones departamentales. El profesorado es el
pilar sobre el que se apoya el sistema de enseñanza militar. El régimen
general del profesorado, que incluye tanto a militares de carrera como a
titulados civiles, se desarrollará en breve mediante orden ministerial.

Este régimen de profesorado se completará con la definición de un
catálogo de puestos docentes y normas concretas de provisión de destinos
de profesorado, tarea que quedará finalizada en el próximo año.

La segunda de las categorías de personal constituye un elemento clave en
nuestro modelo de Fuerzas Armadas, es la tropa y marinería profesionales.

La actual figura del militar de empleo de esta categoría aparece por vez
primera en la Ley 17/1989 en sustitución de fórmulas anteriores de
voluntariado que no habían dado el resultado apetecido. La primera
convocatoria se realizó en 1992, con una oferta de 3.028 plazas, y desde
entonces se realizan tres convocatorias anuales. La todavía corta vida de
esta figura no permite extraer conclusiones definitivas; no obstante, sí
podemos hacer un balance que resulta positivo y con tendencia a mejorar.

Su ritmo de consolidación se ha visto sin duda acelerado por la
participación de tropa profesional en el conflicto balcánico y la buena
acogida que entre la sociedad ha tenido su excelente comportamiento. La
respuesta juvenil ha sido amplia, con un número de aspirantes superior a
tres solicitudes por cada plaza ofertada, y ello ha permitido llevar a
cabo una buena selección. Aún es pronto, sin embargo, para saber si se
conseguirá retenerlos en proporción significativa, una vez finalizado su
compromiso inicial, que se sitúa en torno a los dos a los tres años,
dependiendo de la especialidad. Retener a los soldados profesionales es
la gran dificultad de los ejércitos profesionales o mixtos. Los planes
actuales del Ministerio prevén incrementar los soldados y marineros
profesionales ahora disponibles a razón de 3.500 anuales, y llegar así en
el año 2000 a los 50.000 que precisan las Fuerzas Armadas. Los efectivos
actuales están ligeramente por encima de 25.000; está en proceso de
selección una nueva convocatoria para incorporar 2.100 más, y a finales
de año se anunciará la tercera y última convocatoria anual con el número
de plazas preciso para iniciar el año próximo con los 27.365 soldados y
marineros profesionales previstos. Para conseguir el objetivo antes
señalado, el Ministerio pretende flexibilizar su acceso a las Fuerzas
Armadas, mejorar las condiciones materiales de prestación del servicio y
facilitar la reincorporación posterior en el mercado laboral. A ello va
dirigido, por ejemplo, el sustancial aumento de retribuciones en 1994,
que tendrá su continuación en 1995, año en que estos profesionales
tendrán las retribuciones correspondientes al grupo D de funcionarios
civiles de la Administración del Estado; la reserva del 60 por ciento de
las plazas de ingreso en las academias de suboficiales de los tres
ejércitos y del 50 por ciento de las de la Guardia Civil, para quienes
cumplan tres años como soldados o marineros profesionales y, por último,
la posibilidad que tienen quienes hayan servido cuatro o más años de
cursar estudios civiles durante otro año adicional, mientras siguen
percibiendo sus retribuciones.

Militares de reemplazo. La Ley Orgánica 13/1991 introdujo cambios
importantes en la normativa del servicio militar, como la reducción a
nueve meses y la opción de los jóvenes a manifestar sus preferencias
sobre ejército, tiempo y lugar de prestación o área de actividad. Una
gran parte de estos cambios ha sido ya desarrollada mediante el
Reglamento de reclutamiento, que moderniza todo este proceso, agiliza los
trámites para aplazamientos de incorporación y racionaliza la exención.

Pero la mayor innovación es el nuevo sistema de destino de la tropa y
marinería a las unidades, que toma en consideración las preferencias y
las aptitudes individuales en cuanto al lugar de destino y puesto a
ocupar. Actualmente se atienden dos tercios de las preferencias
manifestadas por los jóvenes españoles. Una vez reguladas las operaciones
previas a la incorporación a filas la atención se ha centrado en las
condiciones en las que se presta el servicio. El resultado ha sido el
Reglamento del servicio militar recientemente publicado, que establece
los criterios a los que deben ceñirse las actividades que afectan al
soldado y los deberes y los derechos de la tropa y marinería de
reemplazo. Además de poner en práctica lo dispuesto en este Reglamento,
mi Departamento está tratando de que la prestación del servicio militar
no suponga gasto para las familias de los soldados. Para ello se
dispondrá en el próximo presupuesto de 6.500 millones de pesetas para
gratificar a quienes ocupen determinados puestos, seleccionados con
arreglo a criterios



Página 8722




objetivos como la movilidad geográfica, la responsabilidad y la
dificultad en los cometidos que realicen. En ejercicios presupuestarios
sucesivos se extenderán estas gratificaciones a todos los incorporados a
filas. Se dispone también de 3.177 millones de pesetas para continuar el
pago del actual haber en mano y de 500 millones para abonar los gastos de
viaje durante los permisos reglamentarios. Como ya apunté a sus señorías
en mi comparecencia de inicio de legislatura, se han establecido las
normas para que los soldados de reemplazo que quieran participar en
misiones internacionales puedan formalizar un compromiso por el tiempo de
duración de la misión fuera de España.

El análisis del servicio militar exige, en nuestras actuales
circunstancias, una referencia a la objeción de conciencia. Este fenómeno
no entra en el campo de las responsabilidades directas de gestión del
Ministerio de Defensa, toda vez que corresponde al de Justicia e
Interior, pero es obvio que le afecta. España presenta uno de los mayores
índices de objeción de conciencia en Europa, junto con una de las mayores
tasas de crecimiento del mismo. Una parte muy importante de este aumento
se ha debido al desfase que en los últimos años se ha producido entre la
aparición de nuevos objetores y la creación de plazas de la prestación
social sustitutoria. Este desfase se ha traducido, en la práctica, en la
convicción generalizada de que quien se declare objetor no realizaría
servicio alguno, militar o civil. De ahí su auge. Para mantener la
objeción dentro de unos límites tolerables, el Ministerio de Justicia e
Interior ha diseñado un plan para la creación de un número mayor de
plazas para objetores y una mejor gestión. Hasta la fecha la objeción de
conciencia no ha planteado dificultades al reemplazo anual de las Fuerzas
Armadas. si su volumen se estabiliza, como cabe esperar, se podrá
conseguir la cifra anual de 107.000 militares de reemplazo (que con un
servicio de nueve meses cubrirán los 80.000 puestos que se les asigna en
el modelo mixto), a pesar de la fortísima reducción que durante los
próximos 10-15 años sufrirá la población en edad de cumplimiento del
servicio militar.

El cuarto grupo de personal, el constituido por los funcionarios civiles
y el personal laboral, engloba a un colectivo de unas 45.000 personas
cuyos efectivos se mantendrán constantes a lo largo de esta década, pero
que sufrirá modificaciones como consecuencia de los planes de
reorganización previstos para los ejércitos. El cierre, la reducción o el
traslado de unidades e instalaciones indudablemente les afecta también.

El Ministerio va minimizar el coste personal y social de este proceso. Se
han establecido mecanismos para el reciclaje del personal afectado o su
paso a otras áreas de la Administración del Estado y habrá medidas de
apoyo en los casos concretos de reestructuración de centros o
establecimientos militares. Todo ello está enmarcado en un convenio
firmado este año por el Ministerio con las organizaciones sindicales
representativas. En definitiva, Señorías, la gestión de personal está
consolidando el modelo de Fuerzas Armadas del 2000, cumpliendo con los
compromisos contraídos en esta Cámara.

Paso ahora, señorías, a hablarles de la dotación de armamento y material.

La participación concreta del presupuesto de Defensa respecto al PIB aún
está lejos del porcentaje correspondiente al 2 por ciento del PIB
señalado en el Acuerdo de esta Cámara, de junio de 1991, y recogido en la
Directiva de Defensa Nacional con horizonte en el año 2000. En este
sentido, el año 1993 ha sido el que registra el mínimo de las dotaciones
destinadas a Defensa. En 1994 ha habido una recuperación y en 1995 el
incremento del presupuesto de Defensa será del 7,6 por ciento. Una vez
despejadas las incertidumbres de la pasada crisis económica, será posible
mantener ritmos significativos de crecimiento en los años venideros,
aunque el problema del déficit fiscal de las administraciones públicas,
que junto al desempleo es el más grave de la economía española, supondrá
una fuerte limitación. Los porcentajes de gasto militar sobre el PIB y
los presupuestos del Estado en los últimos años reflejan la limitación de
medios con los que mi Departamento ha tenido que hacer frente a la
reorganización realizada, al fuerte incremento de nuestra proyección al
exterior y a la modernización.

La aplicación de la Ley de Dotaciones 44/1982, modificada por las leyes
6/1987 y 9/1990, ha sido imposible en algunas de sus hipótesis
económicas: 2,5 por ciento de incremento anual acumulativo, con
independencia de la evolución del PIB, y 4,432 por ciento de crecimiento
anual de los gastos de material. Sé que ello preocupa a SS. SS.; a mí
todavía más. No obstante, cuando se critica esta no aplicación se evita
siempre decir qué gastos presupuestarios deberían haberse reducido para
mantener los gastos en defensa. Estoy seguro de que hoy tampoco se me va
a decir, con lo que esa crítica pierde su fuerza. Tampoco se ha hecho
pública, por parte de los que hacen una crítica al retraso de una nueva
ley de dotaciones, su proyección de crecimiento de la economía española
en los próximos años. Es más, hasta hace días negaban que nuestra
economía estuviese creciendo y que lo fuera a hacer en los próximos años.

¿Cómo puede pedirse una ley de dotaciones si se afirma que la economía
está estancada o en regresión? En cualquier caso, un marco económico
estable para el desarrollo de un programa de modernización es para
cualquier departamento de Defensa un instrumento imprescindible,
demandado por la naturaleza plurianual de sus adquisiciones. Por ello, el
proyecto de ley se terminará antes de que acabe este año, cuando ya se
pueda ver despejado el horizonte económico de los próximos ejercicios,
cosa que no ocurría en los pasados meses. Dicho proyecto de ley se regirá
por los siguientes criterios: sustituir la definición genérica del marco
financiero en términos de tasa de crecimiento por una explicitación del
gasto en términos de presupuesto plurianual; incluir los gastos asociados
al personal, pero no los correspondientes a retribuciones, que vendrán
dados con todos los funcionarios del Estado; prescindir de un techo para
el conjunto del presupuesto; afrontar exclusivamente objetivos y
programas previamente aprobados y, finalmente, mantener una tendencia
presupuestaria moderadamente creciente. Esta ley cubrirá un horizonte
temporal de seis años. En el primer bienio figurarán con carácter
detallado los gastos de inversión y sostenimiento, con expresión de los
grandes bloques del programa de modernización de los ejércitos. En el
segundo bienio figurarán solamente el importe total de la inversión y el



Página 8723




sostenimiento y el tercero supondrá la base para el cálculo de
compromisos futuros. Incorporará como parte del procedimiento financiero
la posibilidad de adquirir compromisos de gastos para ejercicios futuros,
y el apoyo a la industria nacional y su participación en programas
internacionales. Con ello se conseguirá relacionar los objetivos de
nuestra defensa, los recursos económicos, los programas de adquisición, y
proporcionar un marco de referencia para la actividad empresarial.

La situación presupuestaria antes expuesta ha obligado a este Ministerio
a moderar su política de gastos en programas de modernización. Con
carácter general se ha tratado de reducir los gastos corrientes,
conservando, dentro de lo posible, las asignaciones dedicadas a
inversiones para la modernización de los ejércitos. Lógicamente, los
gastos de personal se han mantenido, ya que no es posible ni deseable
reducir sueldos. Resulta, pues, una obviedad decir que se ha alterado
negativamente la relación entre los gastos de personal y el
sostenimiento, mantenimiento y modernización. Naturalmente que sí.

Descubrir esto es como inventar la pólvora. Determinados programas han
debido ser reajustados atendiendo a criterios estrictos de priorización y
alargados en el tiempo, desplazando el comienzo de otros programas de
menor prioridad.

En los últimos años, se ha conseguido un porcentaje de ejecución del
presupuesto cercano al 98 por ciento, comprometiéndose elevadas
cantidades en nuevos programas, en especial de la Armada y del Aire, lo
que deja un limitado margen de maniobra para el comienzo de nuevos
programas. Por ello, el período que estamos considerando en el nuevo Plan
Estratégico Conjunto, y que se prolongará hasta 1997, puede ofrecer pocas
novedades en cuanto a nuevos programas de modernización, con excepción
del Ejército de Tierra. En adelante expondré estos programas prioritarios
que recibirán atención preferente. También resaltaré los logros
conseguidos en modernización, pues, señorías, a pesar de las dificultades
mencionadas, debo destacar el gran esfuerzo realizado por los ejércitos
durante los últimos años, lo que nos ha permitido incrementar el
presupuesto dedicado a esa finalidad. De los 93.000 millones dedicados a
modernización en el año 1993, hemos pasado a 113.000 en éste, y se
dispondrá, al menos, de 131.000 en el próximo ejercicio, lo que supondrá
un aumento de algo más del 16 por ciento en un solo año.

En los programas conjuntos se dará prioridad al sistema de mando y
control y comunicaciones, mediante los cuatro grandes programas a largo
plazo, ya en marcha: el sistema conjunto de telecomunicaciones, el
segmento terrestre de comunicaciones por satélite del Secomsat, los
programas Helios y Santiago.

El Ejército de Tierra dispondrá en 1995 de 40.216 millones en presupuesto
para modernización frente a los 32.870 de 1994. Centrará sus esfuerzos en
dotar y completar de material las unidades que tengan previsto actuar
integradas en fuerzas multinacionales. En este sentido, las prioridades
del Ejército de Tierra irán dirigidas inicialmente a equipar y modernizar
las brigadas integradas en la FAR y la Brigada Mecanizada número XXI,
asignada al Eurocuerpo. Sus prioridades se centran en la renovación de su
parque de vehículos rueda, las transmisiones tácticas y los sistemas de
mando y control. Se va a iniciar un plan Renove de vehículos del Ejército
de Tierra. Tendrá una ejecución de cinco años y supondrá una inversión
mínima de 6.000 millones en 1995, cifra que irá aumentando en años
sucesivos. En el campo de las transmisiones tácticas se acelerará el
programa, ya en marcha, del nuevo radioteléfono táctico para las unidades
de la fuerza de maniobra. En 1995 se iniciará el programa de la red
básica de área, haciendo hincapié en el sistema de comunicaciones
tácticas de las Grandes unidades. Ya se ha comenzado a dotar a la Fuerza
de Acción Rápida con los nuevos radioteléfonos, esperando completar todo
el programa en 1997, en lugar de 1999 como estaba previsto. En medios
acorazados hay que destacar que continuará la modernización de los carros
M-60 (TLE), que permitirán cubrir nuestras necesidades a medio plazo. La
introducción de otro modelo de carro está subordinada a su coste en el
largo plazo, incluida la logística. Hay una oferta de carros Leopard-2,
por parte alemana, en condiciones ventajosas, que se está considerando
con interés, pero teniendo muy en cuenta sus consecuencias económicas e
industriales en el futuro. Por tanto, no hay una decisión tomada. En todo
caso se mantendrían operativos los AMX-30 modernizados como carro ligero
de las brigadas de caballería. Espero que eso lo entienda incluso el
portavoz del Grupo Popular. (Risas.) Especial relevancia adquiere el
vehículo de combate de infantería/caballería Pizarro, cuyo primer
prototipo ha sido entregado y con el que se prevé dotar a la División
Mecanizada. No obstante, hay que aclarar aún aspectos sustanciales como
su coste por unidad. En cuanto a los BMR, que tan excelente resultado
están dando en operaciones de paz, se prevé iniciar un programa de
mantenimiento y modernización en 1995. En el área de misiles, y
especialmente en los antiaéreos, se está haciendo un gran esfuerzo con la
adquisición de lanzadores Roland, Aspide, Mistral y modernización del
Hawk. Desde 1982 hasta hoy hemos multiplicado por siete el número de
estos sistemas. Este año, 1994, dos Brigadas de la FAR y la Brigada
Mecanizada XXI, dispondrán de su dotación de misiles Mistral al completo,
mientras que el resto de la fuerza lo completará en 1995. El año próximo
continuará la potenciación de la defensa contracarro mediante la dotación
del nuevo misil Tow 2 aligerado. Además de estos grandes programas, el
Ejército de Tierra continúa modernizando su artillería autopropulsada
(piezas de 155 mm.) y la artillería antiaérea del 40/70.

La Armada no se plantea en un futuro inmediato la puesta en marcha de
nuevos programas, volcando toda su capacidad en la finalización de los
actualmente en marcha, que comprenden la última fragata, el buque
logístico, los cazaminas y un barco anfibio LPD. Con la entrega, el
próximo diciembre, de la Fragata F-86 se completará el programa de
fragatas que ha tenido una duración de siete años. Para sustituir las
fragatas tipo Baleares se ha puesto en marcha el Programa de las fragatas
F-100, actualmente en la fase de definición y que se espera comiencen a
relevar a las tipo Baleares a partir del año 2001. Este programa cuenta
con la participación conjunta de Alemania y Holanda. En 1995 está
previsto terminar el buque de



Página 8724




aprovisionamiento. Los cazaminas están en fase de acopio y preparación de
los componentes a ensamblar. En cuanto al buque anfibio LPD, su puesta de
quilla está prevista para el año que viene y la entrega a la Armada a
principios del 98. También se ha incorporado a la Armada, en fecha
reciente, por entrega de los EE. UU., un buque de desembarco LST de la
clase Newport, rebautizado como «Hernán Cortés», que ha sustituido al
antiguo «Velasco». El próximo año se recibirá de los Estados Unidos el
segundo LST. Sigue en ejecución, en colaboración con EE. UU. e Italia, el
programa AV-8B Plus, Harrier, con capacidad para combatir en todo tiempo.

Con este programa quedarán satisfechas las necesidades operativas aéreas
de la Armada durante los próximos lustros.

El Ejército del Aire centrará su modernización en la finalización del
Sistema de Mando y Control Aéreo (SIMCA), en la participación en los
programas EF-2000 y en el refuerzo de su flota de combate hasta la
llegada del EF-2000. También prepara los planes para el futuro avión de
transporte. Como parte sustancial del programa Simca, resaltaré que en
los últimos meses se ha completado la adquisición de los 12 radares para
vigilancia aérea que lo componen. En cuanto a las unidades aéreas de
combate, y como ya conocen SS. SS., se han adquirido recientemente 18
aviones Mirage F-1 a Francia y Qatar, que permiten suplir las pérdidas
habidas en este modelo de avión y mantener la capacidad operativa hasta
la entrada en servicio del EF-2000, del EFA. De esas 18 unidades, tres
son doble mando, lo que facilitará la formación de pilotos de reactores
avanzados.

En la fuerza aérea de transporte se ha finalizado la adquisición de 20
aviones CASA CN-235 cuyas misiones han aumentado en el nuevo escenario
estratégico.

También se están iniciando programas de modernización de los aviones
Mirage F-1 y C-130 Hércules existentes para la prolongación de vida y
mejorarles principalmente sus sistemas de navegación, comunicaciones y
autoprotección.

En cuanto a armamento, pueden considerarse terminadas las adquisiciones
de misiles aire/tierra (Maverick y Harm) y se comenzará el próximo año la
del segmento aire/aire (misil AMRAAM).

Pasamos, por último, señorías, a la reorganización de la fuerza
terrestre.

Aunque esta reorganización ya la he explicado personalmente a los
portavoces de los grupos de esta Comisión, es necesario analizarla hoy
con carácter global.

De acuerdo con lo que establece la Directiva de Defensa Militar 1/1992 ha
de dedicarse una especial atención a la reorganización de los tres
ejércitos. El esfuerzo a realizar en cada uno de ellos había de
ponderarse de diferente forma, en función de la evolución que sus
orgánicas particulares han seguido durante los últimos años, aunque en
todos los casos debía de orientarse hacia el modelo de Fuerzas Armadas
2000 y los objetivos contenidos en la propia Directiva de Defensa
Nacional.

Hasta el año 1980, el Ejército de Tierra estaba organizado a base de un
cuartel general y un conjunto de capitanías generales que gozaban de
amplia autonomía, incluida la presupuestaria. A partir de ese año se
inició una revisión vinculada a los sucesivos ciclos de planeamiento de
la Defensa Militar, que dio lugar a una continuada reorganización.

Sobre la organización existente entonces, y dentro de este planeamiento
permanente, entre 1980 y 1984 se desarrolló el plan META, de carácter
conceptual, que se aplicaría entre 1985 y 1990 a través del llamado Plan
de Reorganización, que supuso un cambio en la estructura básica del
Ejército, que a partir de entonces pasaría a organizarse en cuartel
general, fuerza y apoyo a la fuerza.

Posteriormente, el Ejército de Tierra inició un nuevo plan de
remodelación, el llamado Plan Reto, concebido para acometer de forma
integrada las reformas necesarias durante el período 1991-1996. El plan
establecía mecanismos de priorización de recursos para redimensionar el
Ejército según las disponibilidades de cada momento.

Aunque las transformaciones aportadas por estos planes en cuanto a
volumen, unidades, política de personal e infraestructura fueron de
importancia, el hecho de que la fuerza terrestre siguiera articulándose
en mandos regionales, con organización y despliegue asociados a una
demarcación territorial, mantuvo la concepción clásica de una defensa
ligada al espacio físico de soberanía nacional. En un contexto de guerra
fría entre bloques militares era lógico mantener esa concepción.

Sin embargo, la extensión del ámbito de actuación de las Fuerzas Armadas
por los cambios en la situación internacional, la nueva definición en los
conceptos estratégicos de la Alianza Atlántica y la UEO y, dentro de
nuestro propio contexto, la nueva doctrina militar contenida en la
Directiva de 1992, obligaban a replantear esa concepción. A lo anterior
se unen las nuevas dificultades presupuestarias, la preocupante evolución
demográfica y, sobre todo, los objetivos planteados en el modelo de
Fuerzas Armadas para el año 2000.

En consecuencia, se iniciaron los trabajos para establecer la nueva
organización terrestre, lo que pasaría a conocerse como Plan Norte, Plan
de nueva organización del Ejército de Tierra, y que nacía para reformar
no sólo la organización de despliegue del Ejército, sino también su
concepción estratégica, pasando de la idea clásica de una defensa del
territorio nacional al de una seguridad compartida con las naciones
aliadas. Sin desatender este cometido del Ejército tradicional de grandes
dimensiones, articulado en unidades tipo división y concebido para
atender a la defensa del territorio que ocupaban, había que pasar a otro
de entidad proporcionada a nuestras disponibilidades demográficas y
económicas, y dotado de un mayor grado de operatividad dentro y fuera de
España.

El proceso había de ajustarse al acuerdo del Pleno del Congreso de los
Diputados sobre el modelo mixto de Fuerzas Armadas, a las normas legales
que a partir del mismo se han promulgado (Ley del Servicio Militar y Ley
de Plantillas) y a la nueva doctrina militar y criterios básicos de los
documentos del actual ciclo de planeamiento.

El Estado Mayor del Ejército comenzó su trabajo estableciendo unos
principios orgánicos que el nuevo modelo



Página 8725




debía respetar y que se pueden resumir en los siguientes: Estructura
funcional para la fuerza terrestre, de forma que se oriente a las nuevas
misiones a cumplir y se facilite la constitución rápida de organizaciones
operativas, según cada caso, así como su integración en diversos mandos
conjuntos y combinados; estructura territorial para el apoyo a la fuerza,
distribuyendo el territorio en áreas de responsabilidad logística que
puedan facilitar el apoyo de todas las unidades, centros y organismos
desplegados en las mismas; capacidad de movilización, con procedimientos
nuevos para pasar de la fuerza permanente a la prevista, y al tiempo que
aseguraran el adiestramiento periódico de reservistas; dimensión
equilibrada, dando una adecuada ponderación a los tres grandes núcleos de
la estructura básica del Ejército: cuartel general, fuerza, y apoyo a la
fuerza, y, por último, carácter modular, yendo a unidades más pequeñas
con medios y procedimientos estandarizados que faciliten la
interoperabilidad con ejércitos de otros países.

Para decidir el despliegue final se tuvieron en cuenta criterios de
carácter militar, geográficos, de gestión y sociales.

Los criterios militares perseguían: Adaptarse a la nueva doctrina de las
Fuerzas Armadas, abandonando conceptos estratégicos como El Eje
Canarias-Estrecho-Baleares, y sustituyéndolos por la proyección exterior
y la defensa de España con nuestros aliados; aligerar la organización,
pasando de unidades tipo división a unidades tipo brigada. Eso supone
reducir los cinco cuarteles y núcleo divisionarios a uno sólo, el de la
división mecanizada; adaptarse a las disponibilidades futuras de
personal, fijadas en la Ley de Plantillas y de recursos presupuestarios;
eliminar las duplicidades de unidades, como ocurría con las de montaña o
el exceso de unidades de uso poco probable como eran los grupos de
operaciones especiales o las compañías de operaciones especiales, y, por
último, concentrar la fuerza y sus apoyos, hasta ahora excesivamente
dispersos, por todo el territorio nacional.

Los criterios geográficos consisten en mantener en lo posible una
presencia militar en todas las comunidades autónomas. Esta presencia
permite la regionalización del servicio militar y se consigue con la
presencia de la fuerza, pero también de su apoyo, los centros logísticos
y los centros de enseñanza. También mantener la entidad de la fuerza de
Canarias, Ceuta y Melilla. Por último, descongestionar la capital de
España.

Los criterios de gestión perseguían aprovechar los mejores
acuartelamientos existentes fuera de las grandes ciudades y, a ser
posible, con capacidad de brigada, evitando nuevas inversiones en este
campo, y también aprovechar todos los campos de maniobras existentes.

Por último, los criterios sociales procuraban reducir al mínimo los
posibles perjuicios sobre el personal profesional afectado, concediendo
dilatados plazos de tiempo para la ejecución del programa de transición y
facilitando su cambio de situación mediante modificaciones «ad hoc» en la
normativa de destinos; mantener, en lo posible, la igualdad de
oportunidades en cuanto a atención de preferencias para la prestación del
servicio militar entre los soldados de reemplazo; facilitar al máximo los
cambios de situación del personal civil, tanto laboral como funcionario,
y facilitar la captación de militares de empleo de tropa profesional.

Teniendo en cuenta la magnitud de la reforma que se pensaba emprender, se
consideró la conveniencia de que las modificaciones a introducir en los
componentes básicos (cuartel general, fuerza y apoyo) se llevaran a cabo
sucesivamente, y que se fueran aprobando como parte de los planes
estratégicos conjuntos correspondientes a los ciclos de planeamiento.

Esta es la razón por la que, en primer término, y como parte del PEC que
se apruebe este año, se ha comenzado con la implantación de la nueva
articulación y despliegue del núcleo fundamental del Ejército, la fuerza,
puesto que a su nueva estructura habrán de ajustarse las ulteriores
transformaciones en el apoyo logístico y en la organización de los
mandos.

La ejecución del Plan Norte se hará en fases sucesivas, a través de
programas de transición que permitan el paso de la entidad, estructura y
despliegue actuales a los que se pretende alcanzar, a la vez que se trata
adecuadamente a las personas y organismos implicados, buscando reducir al
mínimo los posibles inconvenientes.

Fue principalmente la consecución de este objetivo lo que hizo oportuno
elevar al Consejo de Ministros un texto que estableciera las líneas de la
entidad, estructura y despliegue de la fuerza del Ejército de Tierra y
aprobase el programa de transición para el período 1995-1997,
adelantándose a las decisiones que afecten al apoyo para la fuerza y el
cuartel general.

El mencionado acuerdo fue aprobado el día 5 del pasado mes de agosto, y
con su publicación se concreta la composición de la fuerza terrestre y su
despliegue, a la vez que se ordenan los traslados y disoluciones
necesarias para desarrollar la primera fase del programa de transición.

Sus señorías conocen el contenido de este acuerdo, ya publicado. No
obstante, la importancia de la reorganización, el carácter especializado
de esta Comisión y el justo reconocimiento al trabajo realizado por el
cuartel general del ejército, demandan una explicación adicional. En
beneficio de la claridad de exposición, es adecuado seguir el mismo
proceso secuencial que se ha utilizado para llegar a la solución
propuesta por el Plan Norte: definición de las características de la
fuerza; concreción de su volumen idóneo; creación de la estructura
orgánica más adecuada para la misma y ubicación de las diferentes
unidades.

Conviene insistir en que, siguiendo los principios orgánicos antes
mencionados, la fuerza que se diseña en el Plan Norte adopta una
estructura funcional orientada a las misiones a cumplir y ya no está
ligada al territorio en el que se ubican.

A partir de ahora la capacidad de proyección exterior exigida, como nuevo
principio estratégico en el concepto estratégico de 1994, se impone como
característica de la fuerza. En la nueva organización las unidades son
elementos que pueden ser empleados en cualquier espacio donde sea preciso
garantizar los intereses nacionales o donde haya que responder a los
compromisos internacionales.




Página 8726




La ubicación física de las unidades terrestres ya no guarda, pues,
relación con las misiones a cumplir. Su elección viene dada por esos
factores de índole no sólo militar, sino también social y de gestión que
antes les mencioné.

Posteriormente se completó la definición de las características de la
fuerza. Para ello se consideró que, tras la disolución del Pacto de
Varsovia, cualquier estructura militar debía tener en cuenta el carácter
variable y difuso de los riesgos y amenazas, a lo que había que responder
con una disminución en la entidad del componente permanente y una
organización versátil para responder a todas las misiones asignadas al
Ejército.

Para definir el volumen y estructura de la fuerza terrestre se tuvieron
en cuenta los cometidos a desempeñar, las capacidades a conseguir, los
riesgos a afrontar y, por supuesto, los recursos humanos y económicos
disponibles. Por ello, partiendo de la base de mantener en las
guarniciones extrapeninsulares el volumen de fuerzas compatible con un
grado de disuasión creíble, todo aconsejaba limitar a ocho el número de
brigadas del componente permanente. Por otro lado, la amplia gama de
misiones a atender recomendaba que cuatro de ellas fueran de tipo ligero
y las otras cuatro de tipo pesado, acorazadas o mecanizadas.

De acuerdo con los criterios expuestos y el mandato contenido en la
Directiva de defensa militar, había también que crear las unidades de la
reserva movilizable. Según lo expresado en dicho documento, estas
unidades debían organizarse y equiparse desde tiempo de paz, por lo que
su volumen estaba condicionado, principalmente, por la disponibilidad de
material y los recursos para adquirirlo. Sin embargo, la preocupación por
el apoyo a la fuerza aconsejó limitar a cuatro el número de brigadas del
componente movilizable, pensando en reservar una proporción adecuada de
recursos de personal y material para dotar al apoyo a la fuerza y al
cuartel general. Surge así la nueva organización de la fuerza terrestre,
a base de una fuerza permanente y una reserva movilizable. La primera
compuesta por una fuerza de maniobra, unas fuerzas de defensa de área y
unas fuerzas específicas para acción conjunta, mientras que la segunda se
formaría con las llamadas fuerzas movilizables de defensa.

Repasaremos a continuación, Señorías, las funciones, orgánica y
despliegue de cada uno de estos núcleos.

La fuerza de maniobra se constituye a partir de ahora como el núcleo
principal de la fuerza terrestre, convirtiéndose en el primer elemento de
respuesta militar ante situaciones de crisis. Entre sus misiones se
incluye, no sólo la de atender a la defensa en el ámbito de la soberanía
nacional, sino también la de contribuir a la seguridad occidental en el
marco de los compromisos que se derivan de nuestra pertenencia a las
organizaciones internacionales (OTAN, UEO, Eurocuerpo, etc.), así como
proporcionar fuerzas para la participación en operaciones multinacionales
de paz y ayuda humanitaria.

La fuerza de maniobra se debe caracterizar por lo siguiente:
Contar con unidades de acción rápida, un elevado porcentaje de cobertura
en sus plantillas y elevada tasa de profesionalidad entre sus efectivos;
disponer de unidades de características diversas para una actuación en
variados escenarios; centralizar sus apoyos en un único núcleo, tratando
de compaginar economía de medios y eficacia; contar con capacidad para
responder con flexibilidad a los cambios que se pudieran producir en las
situaciones de crisis o conflicto y mantener en todo momento una adecuada
capacidad de proyección para que sus unidades puedan intervenir allí
donde se las requiera.

La fuerza de maniobra estará integrada y desplegada del siguiente modo:
Una fuerza de acción rápida (FAR), en la que se incluirán la brigada
paracaidista ubicada en Alcalá de Henares, con su batallón de Instrucción
en Jabalí Nuevo (Murcia); la brigada ligera aerotransportable, que
seguirá distribuida entre Pontevedra y Siero (Asturias); la brigada de la
legión que se forma con el actual mando de la legión que se forma con el
actual mando de la legión, el tercio procedente de Fuerteventura y los
apoyos de la actual brigada XXIII de Almería, pasando a ubicarse todos
ellos en esta ciudad. La brigada también contará con una bandera ligera
que continuará situada en Ronda, y un núcleo de apoyo a la fuerza de
acción rápida cuyos elementos principales serán un grupo ligero de
caballería ubicado en Valencia y una bandera de operaciones especiales de
la legión situada en Ronda.

Además de la FAR, en la fuerza de maniobra también se incluirán las
unidades pesadas de Infantería, cuya entidad ha pasado de ser de tres
divisiones en plantilla a una sola división de infantería mecanizada, que
a partir de ahora estará compuesta por la brigada de infantería
mecanizada XI, que seguirá ubicada en Botoa (Badajoz); la brigada de
infantería mecanizada XXI, que también continuará localizada en su
anterior emplazamiento, Córdoba; la brigada acorazada XII, que
permanecerá localizada en el Goloso (Madrid), y el núcleo de tropas
divisionario, que, procedente de la actual división acorazada de Madrid,
se desplazará a Castrillo del Val (Burgos).

También se incluirán en la fuerza de maniobra la brigada de caballería
situada en Zaragoza y una brigada de cazadores de montaña, cuyas unidades
se distribuirán entre Jaca, Huesca, Pamplona y Viella (Lérida) y que
agrupará las fuerzas procedentes de las dos anteriores divisiones de
montaña.

Se crea un único núcleo de apoyo a la fuerza de maniobra, para optimizar
el rendimiento de los apoyos de fuego, de combate y logísticos, en el que
se incluirán las fuerzas aeromóviles del Ejército de Tierra, cuyas
unidades continuarán en Colmenar Viejo (Madrid), Almagro (Ciudad Real),
Bétera (Valencia), Agoncillo (La Rioja), El Copero (Sevilla) y La Laguna
(Santa Cruz de Tenerife); tres grupos de operaciones especiales ubicados
en Granada, Rabasa (Alicante) y Barcelona, únicos de este tipo que, junto
a la bandera de operaciones especiales de la legión ya citada como
perteneciente al núcleo de la FAR, permanecen en la nueva estructura;
unos elementos de apoyo de fuego que comprenden un mando de artillería de
campaña, cuyas unidades se distribuyen entre León capital y Astorga y un
regimiento de artillería antiaérea, que absorberá el actual



Página 8727




grupo de misiles «Roland» y que se situará en Marines (Valencia). A ellos
se añadirán diversos elementos de apoyo de combate como son el mando de
ingenieros, cuyo cuartel general se traslada de Madrid a Salamanca y
cuyas unidades se repartirán entre esta ciudad y Zaragoza; también habrá
un regimiento de transmisiones y otro de guerra electrónica, ambos de
carácter táctico, que se situarán en Marines (Valencia).

Por último, el núcleo de apoyo a la fuerza de maniobra se completará, en
su momento, con unos elementos de apoyo logístico, cuya dependencia
orgánica se concretará con posterioridad.

Una vez vista la fuerza de maniobra, entraremos en el segundo bloque del
componente terrestre, que corresponde a las fuerzas específicas para la
acción conjunta.

Se dedicarán estas fuerzas a atender aquellos aspectos de la defensa que,
por ser de interés común y exigir la coordinación de los tres ejércitos,
merecen una especial consideración. Atienden a la gestión del sistema
conjunto de telecomunicaciones militares e intervienen en los planes de
defensa aérea o de control del Estrecho, no sólo en los de carácter
nacional, sino también en aquellos derivados de los correspondientes
acuerdos de coordinación con la Alianza Atlántica.

Quedarán incluidos en ellas un mando de artillería antiaérea, con
regimientos ubicados en Madrid, Cartagena (Murcia), Zaragoza, Sevilla con
un grupo de misiles «Hawk» en San Roque (Cádiz) y Ferrol (La Coruña); un
mando de artillería de costa, con despliegue en la zona del Estrecho,
cuyo material se irá modernizando, y un mando de transmisiones, con
diversas unidades de transmisiones estratégicas en Madrid y un regimiento
de guerra electrónica, también de cáracter estratégico, en Sevilla, que
contará con destacamentos desplegados por toda nuestra geografía.

El tercer elemento permanente serán las fuerzas de defensa aérea, que
asumirán la defensa inmediata de sus respectivas zonas, asegurando en
ellas el ejercicio de la soberanía aérea. En ellas se incluyen aquellas
unidades desplegadas en las regiones extrapeninsulares y comprenderán el
Mando de Canarias, que continuará con sus unidades actuales, con la
excepción del traslado del tercer tercio de la legión de Fuerteventura a
Almería, que será sustituido por un batallón de infantería ligera; las
comandancias generales de Ceuta y Melilla, que permanecerán
aproximadamente con los mismos efectivos que tienen en la actualidad, y
la Comandancia General de Baleares, de la que desaparecen una compañía de
operaciones especiales y un grupo de artillería de costa en Mallorca, a
la vez que se disolverán sendos grupos de artillería de campaña en
Menorca e Ibiza.

Las fuerzas movilizables de Defensa constituirán el complemento de la
fuerza permanente y permitirán, mediante un nuevo sistema de
movilización, el paso gradual de los efectivos previstos en tiempo de paz
a los que se requieran en caso de conflicto. Entre sus misiones se
encuentran, además de contribuir a la integridad territorial, las
relacionadas con la elaboración de planes de movilización, el
mantenimiento de la dotación del material y equipo de sus respectivas
unidades, y su permanente disposición para constituirse en reserva capaz
de proporcionar los cuadros de mando necesarios para participar en
aquellas misiones de Naciones Unidas que no requieran el empleo de
fuerzas (observadores y monitores).

En relación con su grado de disponibilidad, hay que decir que estas
unidades mantendrán, en tiempo de paz, una cobertura reducida de personal
en relación con su plantilla teórica (alrededor de la tercera parte),
aunque se encontrarán dotadas al completo de material y se mantendrán
estructuradas con arreglo a la organización que precisen en tiempo de
guerra. Se incluirán en este grupo las siguientes unidades: Tres brigadas
de infantería movilizables, una ubicada en San Clemente de Sasebas
(Gerona); otra en Bétera (Valencia) y la tercera formada a base de
unidades de la anterior División de Montaña «Navarra» 5, que distribuirá
sus unidades entre Araca (Vitoria), San Sebastián y Bilbao. Una brigada
de caballería movilizable, que, reuniendo las unidades de la anterior
Brigada «Jarama», hasta ahora repartidas entre León, Salamanca y
Valladolid, se concentrará en esta última ciudad, y elementos de apoyo de
fuego centralizados en Medina del Campo (Valladolid) y de apoyo de
combate ubicados en Madrid.

Como es obvio, la adopción de esta nueva estructura y redespliegue obliga
a una serie de disoluciones y traslados que, según el programa de
transición elaborado por el Cuartel General del Ejército, habrán de
llevarse a cabo entre 1995 y 1997. No obstante, el texto del acuerdo
aprobado por el Consejo de Ministros me permite, como Ministro de
Defensa, modificar el ritmo de aplicación de estas transformaciones, con
lo que se asegurará un proceso flexible.

Respecto a las disoluciones, y aunque el texto del acuerdo las enumera al
detalle, por resumir diremos que se centran en la desaparición de los
cuarteles generales, núcleos de tropas divisionarios y aproximadamente
una brigada de todas las divisiones hasta ahora existentes menos una, la
mecanizada. De este modo van a desaparecer: el cuartel general y el
núcleo de tropas de la división motorizada «Guzmán el Bueno» 2, de
Granada y Sevilla, a la vez que su brigada de Cádiz al completo, con
parte de la que tenía en Almería. La división mecanizada «Maestrazgo»
número 3, de Valencia, con la brigada que tenía repartida entre
Cartagena, Lorca y Murcia. El cuartel general y núcleo de tropas de la
División de Montaña «Urgel» número 4, de Lérida, con gran parte de la
brigada que se ubicaba en Huesca, y el cuartel general y núcleo de la
división de Montaña «Navarra» 5, de Pamplona y Burgos, con la mayor parte
de la brigada que se ubicaba en San Sebastián y Logroño.

Los traslados que el programa de transición prevé para el período
1995-1997, también explicitados en el acuerdo citado, se deben
principalmente al movimiento de unidades de artillería e ingenieros desde
Madrid a Valencia para constituir el núcleo de apoyo de la fuerza de
maniobra; la concentración de la brigada de la legión en Almería; la
ubicación de brigadas de movilización en Valladolid, Bétera y San
Clemente de Sasebas, a base de unidades procedentes de Salamanca y León,
Castellón y Gerona,



Página 8728




respectivamente y el desplazamiento del núcleo de tropas de la división
acorazada desde Madrid a Burgos.

Por resumir en cifras lo que supone el conjunto de las disoluciones en el
proceso de transformaciónes ya iniciado con el Plan RETO y que ahora se
continuará con el Plan Norte, podemos decir que el número de dependencias
del Ejército de Tierra ya cerradas en 1993 fue de 38, que en 1994 se
prevé que sean unas 80 y que entre 1995 y 1997 el número total de
unidades de la fuerza (desde regimiento a unidades menores) que se
clausurarán ascenderá a 82.

En cuanto a los traslados, baste señalar que entre 1995 y 1997 habrán de
moverse cinco cuarteles generales de brigada, seis regimientos y siete
batallones.

Respecto a las repercusiones sobre el personal, el dato más
significativo, por lo que respecta al ámbito de personal, es el que se
refiere al porcentaje del mismo involucrado en disoluciones o traslados
de unidades en relación con el total de su categoría existente en la
plantilla global del Ejéricto de Tierra. Los cálculos del cuartel general
del Ejército de Tierra prevén unas cifras que rondan el 14 por ciento en
los cuadros de mando y el 12 por ciento para la tropa. El personal civil
afectado por los cambios resulta relativamente pequeño, con sólo 16
personas para el personal funcionario y 228 para el personal laboral.

Como dato especialmente relevante para tener una perspectiva, cabe decir
que, tras la aplicación del Plan Norte, el Ejército de Tierra se habrá
reducido durante el período comprendido entre 1980 y 1998, en un 46 por
ciento en lo que se refiere a los cuadros de mando y un 65 por ciento en
lo relativo a la tropa. Pocas instituciones han hecho un mayor esfuerzo
de adaptación a los nuevos tiempos.

En relación con el personal afectado por disoluciones o traslados, hay
que señalar que, desde que se iniciaron los primeros estudios, siempre
estuvo presente la preocupación por causarles los menores perjuicios.

Para resolver posibles problemas se intentó, por un lado, reducir al
máximo la cantidad de personal afectado por las transformaciones;
conseguido esto, se decidió dar al grupo de implicados una especial
consideración, tratando de suavizar la aplicación de la normativa vigente
pensando en la provisión de sus futuros destinos y facilitando todos los
posibles cambios de situación mediante la aplicación de diversas medidas,
no sólo para adjudicación de destinos sino también para facilitar la
disponibilidad de viviendas.

El Plan Norte debe ir acompañado de una modernización del material y de
la racionalización de la infraestructura existente.

Como expliqué a sus señorías en mi comparecencia de marzo de este año
sobre operatividad de nuestras fuerzas armadas, el Ejército de Tierra
sufre carencias en muchos aspectos. Sin embargo, es preciso romper una
tradición frecuente en grandes organizaciones, que consiste en querer
alcanzar demasiados objetivos a la vez. El Ejército de Tierra debe evitar
esa tentación y acometer las adquisiciones de armamento y material
programando con tiempo y asignando prioridades a los sistemas de armas
cuya carencia o antigüedad se consideren críticos para la operatividad,
como es el caso de los vehículos rueda y transmisiones tácticas.

En dicho plan se preconiza cambiar el sentido de la actual relación entre
inversión y sostenimiento tendiendo más a la adquisición de nuevos
sistemas. El plan se financiará de acuerdo con las previsiones económicas
contenidas en el Plan Estratégico Conjunto, que le asigna entre 45.000 y
50.000 millones anuales para modernización. Es una cifra moderada que
exige una cuidadosa planificación.

Para la financiación de todos estos gastos, el acuerdo aprobado el día 5
de agosto por el Consejo de Ministros prevé las siguientes vías:
dotaciones presupuestarias que para modernización de las fuerzas armadas
se asignen anualmente al Ejército de Tierra en los Presupuestos Generales
del Estado; cantidades que la Gerencia de Infraestructura de la Defensa
fije a estos efectos en su presupuesto de gastos, y, por último,
cantidades que adicionalmente deberá habilitar el Ministerio de Economía
y Hacienda en virtud de programas previamente aprobados.

Cabe decir que la nueva infraestructura derivada del Plan Norte supondrá
el cierre de más de cien instalaciones militares, como he dicho antes,
hasta el fin de 1994. El resto, hasta los más de 300 locales previstos,
serán susceptibles de ser suprimidos o concentrados en un período
adicional de 2 ó 3 años.

La desafectación a los fines de la defensa de tan importante número de
propiedades precisará la realización de una compleja labor de gestión. Su
enajenación se debe hacer pausadamente, sin precipitaciones, tratando de
generar una corriente estable de recursos más que fuertes ingresos
inmediatos. Esa enajenación debe realizarse, en la mayoría de los casos,
de acuerdo con las corporaciones locales competentes.

Por otro lado, deberán aplicarse criterios diferentes en las localidades
afectadas que estén en declive y aquellas con solidez económica. Esto es,
deberá tratarse caso por caso.

Con la aprobación del acuerdo del pasado 5 de agosto y la futura
concreción del mismo en el Plan Estratégico Conjunto del presente ciclo,
viene a culminarse la primera fase, la más importante, de la nueva
organización del Ejército, centrada en la reestructuración de la fuerza.

Una vez matizada la nueva organización, volumen y despliegue de la fuerza
terrestre y partiendo de éstos, se atenderá, como próximo objetivo, la
reorganización del apoyo a la fuerza (lo que normalmente se conoce como
la logística). El cuartel general del ejército ya ha iniciado los
trabajos y el bosquejo de las líneas generales.

Como ya he indicado al referirme a los principios orgánicos en que se
fundamente el Plan Norte, se prevé organizar el apoyo a la fuerza sobre
la base de una estructura territorial, de forma que todo el territorio
geográfico nacional se distribuya en áreas de responsabilidad logística,
dentro de las cuales se prestará el apoyo necesario a todas las unidades,
centros y organismos que allí se encuentren desplegados.

Por lo que se refiere a su orgánica, se prevé la existencia de tres
escalones: superior, intermedio y básico. El escalón superior, que se
corresponde con la logística de



Página 8729




obtención, incluirá los órganos de dirección y de ejecución de alto nivel
que apoyarán al Ejército de Tierra como un todo único, siendo sus
instalaciones de carácter eminentemente fijo. Los escalones intermedio y
básico, que se dedicarán a la logística de consumo, se organizarán a base
de un número de mandos logísticos racionales, aún por determinar, que,
unificando la totalidad de las funciones logísticas, se encargarán de
asegurar un apoyo adecuado sobre las zonas que tengan asignadas y
contarán con un conjunto de instalaciones, tanto fijas como móviles.

Finalizada la reestructuración de la fuerza y el apoyo a la fuerza, se
acometerá la adaptación del Cuartel General a la nueva organización, con
lo que quedará completo el nuevo Ejército, pero es aún demasiado pronto
para poder adelantarles ideas sobre este aspecto.

Con esto finaliza lo que es mi intervención sobre el Plan Norte. Pero
antes de terminar, señorías, es justo expresar desde aquí mi
reconocimiento al Cuartel General del Ejército de Tierra por el esfuerzo
de análisis e integración realizado, y, sobre todo, por su determinación
para llevar a cabo una transformación de su estructura de tan gran
trascendencia.

No quiero terminar, señorías, sin referirme a la necesidad de actualizar
la legislación que regula la aportación de recursos a la Defensa Nacional
y al marco general en que las Fuerzas Armadas pueden contribuir y prestar
apoyo a la población civil en situaciones de emergencia. La Directiva de
Defensa Nacional señaló explícitamente la necesidad de consolidar las
estructuras de defensa civil y del planeamiento civil de emergencia, en
los que los tres Ejércitos participan como receptores de servicios o
recursos y también como prestadores de servicios en la lucha contra
catástrofes. Esta colaboración se ha puesto de manifiesto en el envío de
unidades militares para cooperar en las tareas de extinción de incendios
que han asolado parte de nuestro territorio el pasado verano.

Sin duda alguna, el aspecto que más preocupa es el concepto de
movilización, dado que el que se ha manejado hasta ahora está anclado en
las experiencias de las guerras mundiales pasadas y no contempla las
necesidades que se derivan de los actuales conflictos ni las exigencias
de las intervenciones en operaciones de paz. Para todo ello estamos
preparando un borrador de proyecto cuyos aspectos más importantes se
refieren a este apoyo a las unidades militares que intervienen en
misiones fuera del territorio nacional, a la constitución y preparación
de la reserva movilizable y también a la cooperación con otras
instituciones y organismos del Estado en situaciones catastróficas. El
alcance de esta norma, como comprenderán SS. SS., impide fijar un plazo
muy estricto para su publicación, aunque estamos acelerando el proceso de
redacción todo lo posible.

Muchas gracias, señor Presidente, y muchas gracias, señorías, por su
atención.




El señor PRESIDENTE: Vamos a darnos todos y vamos a darle, sobre todo, al
señor Ministro un pequeño descanso. (El señor López Valdivielso pide la
palabra.)
Señor López Valdivielso, ¿qué desea?



El señor LOPEZ VALDIVIELSO: Quería hacer un ruego, señor Presidente, y es
pedirle al señor Ministro que, si puede, me repita lo de los carros,
porque me parece que no lo he entendido bien. (Rumores.)



El señor PRESIDENTE: Eso queda para la reiniciación de la sesión, señor
López Valdivielso.

Se suspende la sesión.




Se reanuda la sesión



El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Popular, tiene la palabra el señor
López Valdivielso.




El señor LOPEZ VALDIVIELSO: Como cuestión previa quería manifestar que en
la última reunión de esta Comisión, una señora Diputada calificó al señor
Presidente de arbitrario, y quiero decir, para que conste en acta, que
este Grupo Parlamentario no sólo no comparte tal manifestación, sino que
consideramos que la Presidencia es modélica en el ejercicio de sus
funciones.




El señor PRESIDENTE: Esta Presidencia le da claramente las gracias.




El señor LOPEZ VALDIVIELSO: Dicho esto, señor Ministro, tengo que añadir
que cuando tuve noticia de que el señor Ministro de Defensa iba a
comparecer ante esta Comisión para explicarnos las líneas generales de su
departamento, tengo que confesar que fui presa de la ansiedad y de la
impaciencia, y estaba deseoso de que llegase este momento. Por fin iba a
hacerse la luz, el misterio iba a ser desvelado e íbamos a conocer las
líneas generales de la política de su departamento. Pero después de
escucharle, señor Ministro, lamentablemente tenemos que volver a decirle
que el problema es que sus discursos, al margen de su contenido sobre la
situación internacional ya conocida, la repetición de asuntos ya sabidos
y de la prácticamente una hora que ha estado hablando --excluyendo el
Plan Norte-- sobre las líneas generales de su departamento, ha dedicado
treinta minutos o algo más para contarnos lo que es del dominio común y
otros veinte minutos para hablarnos también de lo que ya sabemos sobre
política de personal, la Ley 17/1989; la 13/1991, etcétera, de todo lo
relacionado con la tropa profesional.

Al margen de eso, que ya es conocido y sabido, el problema es que sus
discursos, hace ya mucho tiempo, señor Ministro, que no nos los creemos.

En todo caso, ahí están sus palabras, pero el problema es que las
palabras, los planes e incluso los deseos expresados por el señor
Ministro de Defensa no pueden tener ninguna validez. En un Ministro de
Defensa las palabras no tienen valor si no se plasman en los documentos
pertinentes para la formulación de una política de defensa, que me parece
que es a lo que veníamos aquí, a que nos dijese las líneas generales de
su departamento, que yo interpretaba que iba a ser de la política de
defensa.

El problema es que el Gobierno y el señor Ministro carecen de esa
política de defensa y por eso no acaban de



Página 8730




exponerla. Y carecen de esa política, en primer lugar, porque se muestran
incapaces de elaborar un plan estratégico conjunto, al que ni siquiera ha
hecho la más mínima referencia. Ni siquiera son capaces de aprobar un
objetivo de fuerzas conjunto, ni de remitir al Parlamento una ley de
dotaciones o de programas para el material de las fuerzas armadas. Se ha
referido a ella, pero es que ya lleva mucho tiempo refiriéndose a la
futura ley de programas. Podríamos buscar en los «Diarios de Sesiones» y
veríamos que llevan casi dos años hablando de la ley de programas. Esto
es urgente, sobre todo cuando la ley de dotaciones no se está cumpliendo,
y no es algo que digamos nosotros. El señor Flos, Secretario de Estado de
la Defensa, ha reconocido públicamente que la ley de dotaciones lleva
años sin cumplirse. Y no derive responsabilidades. Las suyas como
Gobierno son las que son y las nuestras como oposición también son las
que son. Y el que tiene la obligación de hacer una ley de dotaciones para
las fuerzas armadas es usted y no la oposición.

Aparte de todas estas carencias, no existe tampoco en estos momentos un
plan general de la defensa, ni tenemos un libro blanco de la defensa
--promesa electoral del año 1982--, ni una nueva ley de movilización. Y
sin todos estos elementos, y algunos otros, es muy difícil, por no decir
imposible, que se pueda afirmar, y mucho menos exponer, cuál es la
política de defensa del departamento.

El señor Ministro sigue haciéndonos anuncios de futuro, pero de ahí no
pasamos. Y una vez más viene a contarnos lo que piensa hacer en algunos
aspectos, pero nada de lo que se haya conseguido en lo que llevamos de
legislatura.

Pero volvamos al Plan Estratégico Conjunto, para recordárselo. El Plan
Estratégico Conjunto vigente data de 1990, eso sí que lo sabe, y lleva
dos años caducado, según lo dispuesto en la Directiva 13/1990, que exige
la formulación de un nuevo plan estratégico conjunto en los años pares.

Esto se lo recuerdo por si lo ha olvidado.

El Ministerio de Defensa, después de tomarse un ciclo de defensa
sabático, porque en el año 1992 no hubo PEC, parece tener gravísimos
problemas para ponerse al día. Así, la directiva vigente de defensa
militar, que debía de haber sido aprobada en mayo de 1993, pertenece, en
realidad, al ciclo anterior, es del año 1992; el concepto estratégico,
que se debió formular en julio de 1993, se aprobó en enero de 1994, y la
directiva de objetivo de fuerza, que estaba prevista para noviembre de
1993, se retrasó hasta abril de 1994. Estos retrasos se producen después
de haberse saltado todo un ciclo de planeamiento. Después de la directiva
de objetivo de fueras, nada.

El objetivo de fuerzas conjunto, que debía de estar listo en abril de
1994, y así lo dijo usted en la comparecencia de hace aproximadamente un
año en esta Comisión, al comienzo de la legislatura, aún no ha sido
formulado. El plan estratégico conjunto, que debía de estar ultimado en
junio de 1994, tampoco ha sido aprobado ni es previsible que se acuerde
en este año, por no estar, como he dicho, ni siquiera aprobado el
objetivo de fuerzas conjuntas.

Todo esto es extraordinariamente grave, y usted no lo da ninguna
importancia. Un país serio, como se supone que debe ser España, no puede
permitirse el lujo de carecer de un planeamiento de la defensa. ¿Cómo es
posible coordinar nuestra política militar con la OTAN cuando nuestro
ciclo de defensa acumula cuatro años de retraso? ¿Qué sucederá si el
Ministerio de Defensa no es capaz de elaborar un nuevo plan estratégico
conjunto en este año? ¿Tendremos que esperar al año 1996 o, mejor, al
2000? Bien es verdad que en ese tiempo las cosas suponemos, deseamos y
esperamos que habrán cambiado.

En todo caso, ¿qué están esperando, a que para esas fechas el escenario
estratégico mundial se haya estabilizado? El Gobierno, señor Ministro, y
usted especialmente, está faltando así a una de las más graves
responsabilidades, cual es la formulación de una política de defensa en
forma y tiempo.

No tener PEC supone, además, que no sabemos qué riesgos o amenazas pesan
sobre nuestra seguridad; no tener un objetivo de fuerzas conjunto
significa no tener una estructura de fuerzas armadas definida. ¿Cómo es
posible, entonces, que el Gobierno apruebe un plan para el Ejército de
Tierra, un plan que debería haber emanado del PEC y del objetivo de
fuerzas conjunto? Esta carencia de una política de defensa definida está
llevando al Ministerio a la improvisación, al despilfarro y a la política
de parcheo, con graves consecuencias.

El problema de no tener un criterio político director es que cada cuartel
general se vea obligado a caminar, navegar o volar, según sea el caso,
por tierra, mar o aire. Los estados mayores de los ejércitos se ven
obligados a rellenar el vacío que produce la incompetencia del Ministerio
de Defensa, adoptando sus propias iniciativas, iniciativas sensatas,
inteligentes, bien estudiadas, meditadas en la mayoría de los casos, pero
que carecen de la globalidad y el impulso político que debería
proporcionarles la acción del Ministerio.

Y otro problema es también que la incompetencia del Ministerio de Defensa
nos sale muy cara a todos los españoles, porque nada es gratis, y eso
también tiene su precio que lo pagamos entre todos.

Carecer de una política de defensa significa que hoy decidimos modernizar
un avión de combate y mañana decidimos darle de baja; que hoy iniciamos
determinados programas multinacionales de investigación y desarrollo y
mañana los abandonamos porque no hay recursos para seguir en ellos.

Significa también que en cuatro años hayamos modernizado tres tipos
diferentes de carros de combate para, al final, decidirnos, como parece
ser que así va a hacerse, por adquirir uno que sea realmente moderno y
competitivo. Significa, en definitiva, derrochar muchos miles de millones
de pesetas de un presupuesto especialmente escaso.

En definitiva, hace ya más de tres año y medio, señor Ministro, que está
usted al frente del departamento y va siendo hora de que se ponga al día.

Su entrada en el Ministerio ha supuesto, de hecho, y entre otras cosas,
la práctica paralización del ciclo de defensa, y hay, por tanto, una
grave responsabilidad política que exigirle por esa incompetencia.

En relación con la política de seguridad, a la que ha dedicado gran parte
de su intervención, hay tres reflexiones



Página 8731




que, desde nuestro Grupo, queremos hacerle. En primer lugar, no resulta
factible continuar comprometiendo a las fuerzas armadas españolas en
distintas iniciativas multinacionales de seguridad mientras la capacidad
operativa de nuestras unidades continúe deteriorándose. El actual
divorcio entre una política de seguridad cada vez más ambiciosa y una
política de defensa cada vez más raquítica, no conduce a ningún lado. El
Gobierno debe estar dispuesto a asumir los costes de sus ambiciones
exteriores y actuar con coherencia y sentido de la responsabilidad
respecto a los compromisos internacionales adquiridos, y esto, hasta
ahora, no se ha hecho así.

En segundo término, creemos que ha pasado ya el momento en que
incorporarse a cualquier nueva iniciativa de cooperación multinacional en
materia de defensa era bueno por el mero hecho de contribuir a romper el
aislamiento. Pero, por el contrario, creemos que es el momento de
establecer prioridades y analizar con detenimiento los costes y la
utilidad de cualquier nuevo compromiso español en materia de defensa y
seguridad.

En tercer lugar, tenemos que decir que escuchamos con satisfacción, en su
momento y hoy, la propuesta del Ministro de Defensa tras la última
reunión con sus colegas de la OTAN en Sevilla, en el sentido de
incrementar la integración española en las estructuras de la NATO.

Consideramos que las limitaciones impuestas por el Gobierno socialista,
en su día, por intereses de partido a nuestro país, harán difícil
concretar esa voluntad. Pero, en la medida en que compartimos esa
voluntad de mayor vinculación, es, desde luego, nuestro deseo ofrecer
nuestro apoyo, la total colaboración del Grupo Popular para continuar
trabajando y reflexionando en esa dirección.

Nos preocupa, por otro lado, señor Ministro, y lo hemos dicho ya en
alguna otra ocasión, el excesivo énfasis que en ocasiones pone el
Ministerio de Defensa en las operaciones de paz. Creemos que es una
misión importante, ha contado siempre con nuestro apoyo y es bueno para
nuestro Ejército de Tierra, pero tampoco queremos que nuestro Ejército de
Tierra se convierta o se pueda convertir o forme parte de un mero cuerpo
de policía internacional. La misión fundamental de las Fuerzas Armadas
continúa siendo hoy la defensa de nuestros intereses esenciales de la
seguridad y sólo, en segundo término, la cooperación para la pacificación
de otras zonas del planeta. Esta prevalencia en las misiones debe estar
presente a la hora de definir dotaciones de material, el adiestramiento y
la organización de nuestras unidades y de nuestros ejércitos en general.

Y voy a hacer referencia también a algo con lo que ha empezado usted su
intervención. Y queremos decir que, muy al contrario de su afirmación,
nosotros denunciamos la marginación en la que el Gobierno trata de
mantener al Parlamento en relación con la política de seguridad y
defensa, y pongo dos ejemplos. España ha firmado varios documentos por
los que las unidades de nuestro Ejército de Tierra se van a integrar en
el eurocuerpo. Esta decisión tiene una dimensión histórica porque supone
someter por primera vez a miles de soldados españoles al mando de
oficiales de otros países, incluyendo en determinados supuestos a los
mandos integrados de la OTAN. Pues bien, ni siquiera se ha dignado el
Gobierno a informar al Parlamento sobre esta cuestión, y si aquí se ha
hablado del euroejército ha sido siempre a instancias nuestras; pero se
han tomado decisiones sin contar y sin informar en absoluto al
Parlamento.

Igual sucede con la práctica totalidad de los grandes programas de
material en los que se compromete el Departamento, en los contratos y
firmas, sin que el Parlamento tenga noticia de ellos. El presupuesto
anual se convierte así en una mera rutina en la que todos los créditos se
encuentran ya comprometidos por el Ejecutivo con anterioridad. Esto
tendrá que ser corregido por la famosa ley de programas que el Gobierno
algún año de estos remitirá.

Y queremos denunciar también la irregularidad que, a nuestro juicio,
supone el hecho de que la fecha del acuerdo del Consejo de Ministros en
relación a la adquisición de al menos los últimos Mirage --los que se han
comprado a Francia-- sea posterior a la llegada de los aviones a nuestro
territorio; o sea que primero lleguen los aviones y después se tome el
acuerdo por el Consejo de Ministros, y todo esto sin que el Parlamento
sepa nada. Por el momento, por ejemplo, no sabemos ni con qué se van a
pagar. Veremos a ver los presupuestos de 1995, pero, en fin, ése es otro
debate.

Luego hay otra sugerencia. Nos parece muy bien, señor Ministro, que usted
participe en todo tipo de foros internacionales, que viaje por Europa,
que exponga y represente a nuestro Gobierno y a nuestros intereses de
seguridad, pero yo quiero recomendarle, señor Ministro, que visite un
poco más nuestras unidades para que pueda conocer de primera mano y
compruebe personalmente cuál es el estado de nuestras unidades, la moral
de nuestro personal, el estado de nuestro material. Yo le recomiendo,
señor Ministro, que viaje un poco más también por España para poder
palpar y sentir personalmente la realidad de nuestra Fuerzas Armadas.

En definitiva, señor Ministro, seguimos donde estábamos, por un lado, más
de lo mismo y, por otro, nada de nada, y, aunque esto parezca una
contradicción, sería un poco lo que definiría su gestión al frente del
Departamento. Nuestras Fuerzas Armadas, sumidas en una inoperatividad
histórica --y conste que no se lo digo porque sé que esto le molesta
profundamente, sino porque es la dura realidad, y ojalá no fuese así--;
los mandos de las Fuerzas Armadas sumidos en una especie de hastío
profesional, porque su honradez profesional, su entrega, su esfuerzo,
sinceramente, no son suficientes para suplir las carencias de medios que
sufren sus unidades; el presupuesto --ya veremos el de 1995--, hasta
ahora, mal repartido y peor gestionado; nuestro material, envejeciendo en
parte, y parte del modernizado destinado a ser dado de baja. Porque nos
ha contado usted lo de los carros. Insisto que no sé si lo he entendido
muy bien, pero, al final, ¿cuántos carros vamos a tener si, además,
vienen los Leopard y los AMX-30 les convertimos en carros de
caballería...? Habría que verlo, porque una de las características de un
carro de caballería es la movilidad y el AMX-30 tiene que pararse para
disparar y luego seguir. Por tanto, ésa no es una característica muy
clara de un carro de caballería.




Página 8732




También me gustaría que en un momento determinado nos dijese cuántos
carros necesitamos, cuántos vamos a tener, porque, si seguimos sumando
carros, vamos a tener un muestrario de carros históricos pero realmente
operativos veremos cuántos, cuando a nuestro juicio --y me aventuro a dar
una cifra-- con 400-450 carros tendríamos más que suficiente, teniendo en
cuenta precisamente la nueva estructura de nuestro Ejército de Tierra.

Así que, señor Ministro, no valen las autocomplacencias. Yo creo que ha
llegado el momento de decir las cosas aún más claras, si cabe, de lo que
las hemos venido diciendo y aquí o se formula una política de seguridad y
defensa de verdad y el Ministerio de Defensa es capaz de definir cuáles
son las líneas de actuación y esas líneas se plasman en los documentos
que en todo país que se llame civilizado están plasmados, o no sabremos
adónde nos puede conducir el mantenimiento en esta situación. Nuestra
defensa, señor Ministro, como Luis Roldán, ¿quién sabe dónde? ¿Dónde está
nuestra defensa y a dónde va a llegar?
Por lo que se refiere al Plan Norte, yo quiero empezar por decir que el
Partido Popular ha manifestado ya en multitud de ocasiones su acuerdo en
términos generales. Es un plan absolutamente necesario. Las sucesivas
reducciones que ha experimentado el Ejército de Tierra hacían
imprescindible un plan de reestructuración de estas características. Eso
está claro. Pero dicho esto, desde el Partido Popular hemos manifestado
también, y lo volvemos a hacer, nuestro escepticismo con respecto a que
se dé en el futuro la voluntad política, por un lado, y se pongan a
disposición del Ejército de Tierra, por otro, los recursos necesarios
para que este plan pueda ser ejecutado en los plazos previstos en los
próximos años. Realmente el hecho de que es posible en un futuro próximo
cambios en el partido del Gobierno anula en cierto modo estos temores que
serían más fundados en otro caso si nos atenemos a la experiencia
histórica próxima y a otros planes como el Meta o el Reto que nunca
fueron ejecutados en todos sus términos ni alcanzaron sus objetivos
últimos o finales.

El hecho de que sea un plan a medio plazo hubiera hecho preciso que se
hubiera tenido más cuidado en intentar el mayor consenso político posible
en todo él. Si esto se ha conseguido, si hay más o menos un acuerdo sobre
el Plan Norte, al menos entre el Gobierno y el Partido Popular (se han
dicho también excelencias del Plan Norte por parte de otros
representantes de grupos políticos), no ha sido, desde luego, por la
actitud y el proceder del señor Ministro de Defensa. Cada vez que, por
iniciativa nuestra, aquí se ha hablado del Plan Norte durante todo el
proceso de su elaboración, el Gobierno no ha sido claro ni explícito. Nos
ha dado largas y nos ha informado lo menos posible, y yo quiero aquí
criticar y denunciar esa actitud del señor Ministro de Defensa, que choca
frontalmente con sus buenos deseos expresados pública y privadamente de
tratar aquellos asuntos que son de Estado y que se refieren no ya a la
política del día a día, sino que afectan a la defensa nacional y que han
de tener proyección de futuro, por lo que no pueden ser ni pueden estar
sometidos a los posibles y, en todo caso, deseables cambios políticos que
se puedan producir. Y tengo que decir al respecto, en relación con el
Plan Norte, que la primera y única información que formalmente recibimos
del Ministerio de Defensa fue el mismo día --por lo menos este portavoz
que está hablando-- que el Plan Norte salió publicado en el «Boletín
Oficial del Estado» y que la información previa que teníamos la habíamos
recibido por otras vías, lo que no tendría que haber sido así.

Otra cuestión que queremos señalar sobre el Plan Norte es que realmente
no es del Ministerio de Defensa --quizá por eso ha llegado a ser
aprobado--, sino que ha sido elaborado prácticamente por el Estado Mayor
del Ejército de Tierra y que el Gobierno ha aprobado sin más, con ligeras
modificaciones. Sólo así se puede entender, por otra parte, la
publicación del mismo en el «Boletín Oficial del Estado» el pasado 6 de
septiembre, antes incluso de que el Gobierno hubiera elaborado un nuevo
objetivo de fuerzas conjuntas, como he dicho antes, en el que el Plan
Norte debería haberse integrado y después de que en el mes de julio el
Estado Mayor lo hubiera dado a conocer en un número especial de su
boletín de información. Nos parece bien como iniciativa para informar a
los componentes de las Fuerzas Armadas, pero no deja de ser chocante y en
cierto modo extraño que el Estado Mayor del Ejército de Tierra publique
el Plan Norte en un boletín interno cuando no había sido aprobado por el
Consejo de Ministros ni había sido publicado en el «Boletín Oficial del
Estado». El hecho de que creemos que éste es un plan llevado a cabo por
el Ejérecito de Tierra es la razón por la que el Grupo Popular solicitó,
aunque ya sabemos que no se nos va a conceder, la comparecencia del Jefe
de Estado Mayor del Ejército de Tierra, al considerar que éste estaría
mucho más capacitado para informar sobre el contenido y el desarrollo de
dicho plan que el propio Ministro de Defensa.

Lamentablemente, es preciso reconocer que el Ejército de Tierra se
encuentra, como consecuencia directa de la gestión de los sucesivos
gobiernos socialistas en el Ministerio de Defensa, prácticamente
inoperativo, si exceptuamos algunas unidades de elite, y una de las
causas añadidas de esta falta de operatividad es la desproporción que
existe entre su estructura, por un lado, y los medios disponibles, por
otro, de lo que ya se ha hablado en reiteradas ocasiones. Así, en los
últimos diez años, el Ejército ha reducido sus efectivos a la mitad, lo
que ha obligado a una adecuación de su organización y despliegue a esa
nueva dimensión.

Este es, en nuestro criterio, el objetivo fundamental del Plan Norte, que
compartimos con el Gobierno, dado que pretende una reducción de esas
estructuras, con las consiguientes disoluciones y concentración de
unidades, según los casos, lo que va a permitir que nuestro Ejército de
Tierra tenga una estructura más racional.

Por tanto --ya lo he dicho al principio--, no caben muchas discrepancias
políticas sobre la necesidad o la filosofía de este plan, sin embargo
surgen algunas cuestiones que me gustaría destacar. La primera es, lo
repito, la falta de credibilidad de este Gobierno para impulsar un plan
tan ambicioso, aunque el Plan Norte podría convertirse en un



Página 8733




nuevo plan de reducción del Ejército sin ningún esfuerzo de
modernización, pero esperemos que esto no sea así.

Nos preocupan también, al margen del asunto principal al que me he
referido, dos cuestiones a las que ha hecho alusión el señor Ministro de
Defensa, que son accesorias pero no por ello sin importancia. Por un
lado, las resistencias, quejas o planteamientos que se pueden hacer, y de
hecho ya se están haciendo por los responsables de algunos municipios,
sean del partido que sean, de aquellas localidades afectadas por la
desaparición o reubicación de unidades; esto va a afectar en mayor o
menor medida a las economías locales, aparte, naturalmente, de las
cuestiones históricas, de tradición o sociales. Ya sé que éste no es un
asunto de directa incumbencia o responsabilidad del Ministerio de
Defensa, que bastante tiene con resolver sus propios problemas, pero
desde el Grupo Popular instamos al Gobierno para que, efectivamente, se
pongan en práctica medidas que compensen esas repercusiones negativas en
aquellos lugares en que la economía local quede afectada de forma grave.

Me alegra que el señor Ministro nos haya dicho ya que se van a tratar y a
contemplar cada uno de los casos.

Hay otra cuestión de mucha más importancia, y entiéndaseme bien, desde la
perspectiva de esta Comisión y de lo que son responsabilidades directas y
propias del Ministerio, cuál es la repercusión negativa que los
traslados, numerosos sin duda, pueden suponer al personal, tanto militar
como civil. Sabemos que el Cuartel General del Ejército de Tierra lo ha
previsto, pero desde el Grupo Popular también demandamos al Ministro de
Defensa que tenga la máxima sensibilidad y no escatime los medios
necesarios para paliar dichas consecuencias negativas para nuestros
militares y sus familias, por un lado, y para el personal civil también
afectado, por otro.

Una última cuestión que nos preocupa y que también quería plantear es la
posible desconexión que pueda existir en este plan; el Plan Norte no
puede ser algo aislado en la necesaria reforma que necesitan nuestras
Fuerzas Armadas en su conjunto, sino que debería integrarse en un
proyecto global de reestructuración y modernización de todos nuestros
Ejércitos. No es posible, creemos, que cada Cuartel General desarrolle su
propio plan sin una coordinación con los demás. La Armada y el Ejército
del Aire, aunque en menor medida que el Ejército de Tierra, también
necesitan un proceso de reforma --y el Gobierno tendría que haber
aprobado previamente algunas otras cosas que no voy a repetir-- del que
hubiese surgido una nueva organización de los tres Ejércitos y no aprobar
una reforma aislada, pero esto se ha hecho así. Lo que queremos es que,
al menos, se lleve adelante y se coordine lo mejor posible con los
futuros planes de reorganización que se puedan dar en el resto de los
Ejércitos.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo de Coalición Canaria tiene la palabra
el señor Mardones.




El señor MARDONES SEVILLA: Quiero, en primer lugar, agradecer al señor
Ministro su comparecencia aquí a petición propia y la amplia información
que ha dado, tal vez demasiado amplia para una Comisión como ésta y una
sesión sujeta a un horario, y digo esto porque ha tratado los dos temas,
tanto la política de su Departamento, ampliamente explicitada, como lo
referente al Plan Norte.

Entro, sin más preámbulos, en las observaciones que me surgen al hilo de
su intervención. En primer lugar quiero felicitarle por el planteamiento
de la reunión de la OTAN en Sevilla. Creo que, dentro del esquema de
relaciones internacionales, el que se haya podido celebrar esa llamada
reunión informal de los Ministros de Defensa del Tratado del Atlántico
Norte en nuestro país, y concretamente en Sevilla, es digno de
resaltarse.

En segundo lugar, le felicito, señor Ministro, en la parte que le toque,
y no me duelen prendas en decirlo, porque entre los tres puntos
fundamentales tratados está, además del de Yugoslavia y la entrada de los
países del antiguo Pacto de Varsovia, el mirar hacia el Sur. Creo que ahí
España tiene que jugar un papel muy importante y mantenerlo, señor
Ministro, y para ello tendrá usted todo el apoyo de Coalición Canaria en
la medida en que la Alianza Atlántica, empleando esa frase del Secretario
de Estado de Defensa, William Perry, mira hacia el Sur. En ese Magreb
creo que es donde está hoy día la amenaza y lo que puede justificar una
alianza de defensa como la OTAN o la Unión Europea, desaparecido el Pacto
de Varsovia.

Por supuesto, señor Ministro, yo le pediría una posición de firmeza y de
contundencia frente a cualquier política británica de tratar de decir que
eso queda lejos, frente a la política de distanciamiento --la percepción
de la lejanía que llaman los militares y políticos británicos-- del
Magreb.

Quisiera, señor Ministro, que usted nos explicara si en la reunión de
Sevilla ha habido por parte del representante británico alguna reticencia
al plan de meter en cintura a los serbios en Bosnia con una política
contundente de respuesta inmediata por parte de fuerzas de la OTAN a
cualquier conculcación por parte de las fuerzas serbias o serbio-bosnias
del «statu quo» que se trata de mantener en Bosnia-Herzegovina.

Yo comprendo, señor Ministro, que los mandos militares de los cascos
azules desplazados allí --que, vuelvo a decir, son fuerzas de Naciones
Unidas-- pueden sentirse, digamos, preocupados ante un objetivo que usted
muchas veces ha dicho aquí y los mandos militares han repetido: la
preocupación por mantener la integridad de sus fuerzas en Bosnia; que un
ataque inmediato de la OTAN, que ya no sería sobre un carro de combate
que han observado en tal sitio, sino sobre objetivos dispersos, que no
tienen por qué estar circunscritos al área del conflicto, puede generar
represalias o ataques sobre las fuerzas de las Naciones Unidas, Unprofor.

Quisiera saber si esto ha, digamos, motivado alguna posición española,
dado que España, en este caso igual que el Reino Unido, tiene fuerzas
militares en la ex Yugoslavia que podrían sufrir las consecuencias de
esta política de dureza. Allí, o herrar o quitar el banco, señor
Ministro, porque o nos vamos o, si nos quedamos, que sea con todas las
consecuencias y toda la contundencia, para evitar ridículos a la OTAN, a
la Unión Europea y a la política internacional que allí seguimos, porque
las posiciones



Página 8734




ambiguas pueden repetir situaciones de menoscabo y de ridículo. Esto es
lo que justifica mi frase: en la ex Yugoslavia, o herrar o quitar el
banco.

Por otra parte, quisiera saber, señor Ministro, si en Sevilla se ha
tratado de alguna manera o si se va a tratar en algún foro, antes de la
fecha señalada para el nombramiento del Secretario General de la UEO, el
hecho de que nosotros compartimos que el nuevo Secretario General de la
UEO, que sustituya al holandés de ahora, suponga una situación de
equilibrio con los nombramientos que se han hecho tanto para la Unión
Europea como para la OTAN, que son dos personas, vamos a decirlo así, del
norte europeo. Creo que va siendo hora de que países del Sur y del sur
Mediterráneo jueguen su papel.

Dado que en este momento hay anunciadas tres candidaturas, la del señor
Giovanni Jannuzzi, italiano, la del portugués don José Cutilheiro y la
del español don Enrique Barón, creo que, en este momento, España tiene
que jugar su baza de intensificación política a favor de que sea español
--en este caso hago abstracción del nombre, pero lo suscribo plenamente--
Secretario de la UEO que permita, por un lado, una política de
equilibrios con los otros nombramientos de personalidades políticas del
norte europeo. En segundo lugar, si en la Conferencia informal de Sevilla
se ha adoptado el punto de atención al Magreb, que sean países que --voy
a emplear eufemismos, por no ser peyorativo--, dentro del área de sus
posibles acciones que motiven actuaciones de defensa, tenga mayor grado
de contacto con los países del Magreb, que es donde está el caldo de
cultivo del integrismo, que puede poner en crisis la zona.

Ya entrando, señor Ministro, en la exposición que usted ha hecho, le
preguntaría, en tercer lugar, sobre cuestiones que no ha tocado o que yo
no he oído. ¿Nos puede decir algo sobre cómo está el plan de desarrollo
de las delegaciones de Defensa en España? Se había dicho, señor Ministro,
que, a partir del 1 de mayo, se irían haciendo paquetes provinciales de
dónde se introducirían los delegados de Defensa. ¿Nos puede informar
respecto a cómo está la actuación, en qué provincias se está cubriendo y
con qué criterios? Pregunto por criterios incluso dentro de la jerarquía
militar. En la reunión que usted mantuvo aisladamente con los portavoces
de los grupos parlamentarios a primeros de mes, tuve ocasión de situar
una preocupación de este problema con el rango y categoría militar que
pudiera llevar un delegado en una provincia donde existiera otro mando
militar operativo.

La cuarta pregunta, señor Ministro, está cogida al hilo de su
intervención ante esta Comisión en mayo de 1992, cuando vino a
explicarnos la Directiva de Defensa Nacional 1/1992. Mi primera pregunta
al respecto es sobre lo que dijo allí, cómo va el tema de la reserva
movilizable, si en las nuevas exposiciones que ha hecho el señor Ministro
de la política de su Departamento se contempla eso, dado que usted
significó allí cuando se refería a la tercera de las directrices de la
Directiva de defensa militar, que había que estructurar nuestras Fuerzas
Armadas en dos categorías, la Fuerza permanente, de identidad y
operatividad, y la Reserva movilizable. Como no le he escuchado ninguna
cuestión concreta a este respecto, le pregunto cómo está situado en la
nueva política del Departamento de Defensa el asunto de la Reserva
movilizable.

La siguiente pregunta es respecto a lo que fue también entradilla de su
intervención en mayo de 1992, cuando, refiriéndose al documento de la
política militar, dijo que el planeamiento de la defensa militar se
realiza siguiendo ciclos bienales, comenzando los primeros meses de los
años impares y terminando a finales de los años pares. ¿Existe ya la
posibilidad de un resumen, dado que 1994 es año par? ¿Tiene algún resumen
de ese bienio en este momento y pudiera informarnos aquí sobre la
Directiva de defensa militar como en el Plan Estratégico Conjunto? ¿Ha
habido un cumplimiento en este bienio para una rendición de cuentas? No
obstante, como a la fecha en que estamos puede ser nada más que una
especie de avance o de prólogo, dejo esto a que, una vez que se cierre el
año 1994, y por tanto esté cerrado el bienio cíclico, el señor Ministro,
en una próxima comparecencia ya el próximo año, pueda informar respecto
del balance del cierre de este bienio.

La siguiente pregunta, señor Ministro, va a incidir sobre Canarias. Dado
que la comparecencia que habíamos pedido nosotros se efectúa
prácticamente en las mismas fechas en que se publica en el «Boletín
Oficial del Estado» la Orden del Plan Norte, y el señor Ministro ya me lo
explicitó suficientemente, a juicio de este Diputado, en la reunión que
mantuvimos en su despacho del Departamento sobre las repercusiones del
Plan Norte en Canarias y el efecto sobre la salida de Fuerteventura de la
Legión y su sustitución por el batallón de Infantería Ligera, lo doy por
supuesto pues da toda la información y no se la exijo aquí. Sin embargo,
señor Ministro al hilo de la Directiva de defensa militar, usted habló de
que la IV Directiva incidía en la necesidad de consolidar la estructura
de los mandos operativos y --leo textualmente del «Diario de Sesiones»
del 19 de mayo de 1992-- es necesario, señorías --dice usted--,
profundizar esta ordenación con prudencia. Sigue añadiendo después: ...

criterios específicos desde hace décadas en nuestras Fuerzas Armadas y el
resultado final debe ser una estructura de mando operativo más sencilla,
racional y eficaz y un Ejército que se integre en organizaciones únicas.

Mi pregunta conduce al Munican, es decir, Mando Unificado de Canarias.

Señor Ministro, en el mes de febrero, creo recordar, se da una noticia en
el «Boletín del Drisde», el número 18 de 20 de mayo de 1994, que dice: La
defensa del Archipiélago Canario queda incluida en la estructura general
de mando operativo de las FAS. Se dice ahí que el pasado mes de enero se
aprueba un concepto estratégico. Yo no tengo noticia, no sé, señor
Ministro, si el concepto estratégico que se aprueba el pasado mes de
enero es materia clasificada. En resumen, señor Ministro, lo que deduzco
de las notas de prensa es que en el concepto estratégico se coge al Mando
Unificado de Canarias, se le suprime prácticamente y se le hace depender
(hoy día, como sabe usted, había estado bajo el mando del Teniente
General del Ejército de Tierra con sede en la antigua Capitanía General
de Santa Cruz de Tenerife, hoy zona militar de



Página 8735




Canarias, pero como mando unificado de Canarias) directamente del mando
operativo del Jefe del Estado Mayor de la Defensa.

Señor Ministro, no le voy a pedir una explicación exhaustiva aquí porque
hasta entraría dentro de la doctrina militar, ya que en la nota de prensa
que da el Drisde se invocan cuestiones de doctrina militar OTAN. Yo no he
encontrado por ningún lado que de la doctrina militar OTAN vaya a
depender, a lo mejor, una zona geoestratégica importante, como es
Canarias, más ahora que se empieza a hablar, en la reunión de Sevilla, de
la vista al Sur, hacia el Magreb, por la posición y la latitud que ocupa
el Archipiélago Canario en la zona previsible de un conflicto. Entonces,
no se me alcanzan las razones de que esto tenga que depender del mando
operativo del Jefe del Estado Mayor de la Defensa. A ver si el señor
Ministro lo puede explicar aquí. Quiero ser cauto en mi pregunta porque
es una materia reservada, pero en este momento me preocupa. A ver si se
puede explicar desde un punto de vista de doctrina militar o si esto ya
queda clasificado dentro del Plan Estratégico Conjunto o de la Directiva
de defensa militar y pudiera estar clasificado ahí.

Mis últimas preguntas, señor Presidente, señor Ministro, se refieren al
tema de presupuestos y de las adquisiciones de material. Quisiera saber
si la política de su Departamento establece una prioridad en las compras
de material. en el Plan Norte, para el ejército de Tierra, para ubicar y
dar movilidad a esas unidades, entiendo --no sé si el Ministerio lo ha
hecho así-- que habría que distinguir dos tipos de material: el operativo
de fuego, piezas de artillería, carros de combate, etcétera, y lo que son
vehículos, es decir, lo que es un material móvil, para que esas unidades
tengan verdadera capacidad, no solamente operativa sino de movilización,
para llegar a los objetivos que el mando les señale. Quisiera saber si
hay una prioridad en estas compras. Me figuro, señor Ministro, que, a lo
mejor, lo que puede parecer lo más sencillo es lo más útil, por ejemplo,
los vehículos móviles, sin meternos en grandes sistemas de armas, caros,
a lo mejor, por la dependencia de pagar royalties a tecnologías
extranjeras. No es que le esté proponiendo un Plan Renove para el
Ejército, como el de su colega el Ministro de Industria, pero por ahí
podríamos ayudar mucho a nuestra industria nacional de automoción, que
necesita dar salida a los vehículos; si no hace turismos, que haga
vehículos todo terreno para el servicio de nuestras Fuerzas Armadas, que
falta les hace, sobre todo cuando nos encontramos con parques muy
obsoletos de vehículos móviles.

También querría que nos dijera algo sobre la prioridad que haya sobre el
sistema de armas, dado que, a continuación de la publicación en el
«Boletín Oficial del Estado» del Plan Norte, al Jefe de la zona militar
de Canarias convocó una importante rueda de prensa, donde informó de la
defensa del Archipiélago que basó en la instalación de misiles
tierra-aire para la defensa antiaérea. Quisiera saber si esto también
tiene una prioridad. No quiero hacer de menos a ninguna zona del
territorio español, pero hay que dar prioridad, frente a una obsoleta
artillería de costa en Canarias (y en esto coincido con los deseos del
Teniente General Jefe de la zona militar de Canarias, General Romero,
hombre de probada inteligencia y prudencia en estos temas), a dotar al
Archipiélago de un sistema de misiles tierra-aire verdaderamente eficaz.

En esta línea de material, tengo la noticia de que, en la pasada Feria
Aeronáutica celebrada en París, los representantes del consorcio Airbus
hablaron de un posible proyecto de un avión europeo de transporte pesado,
tipo un airbus militar, por llamarlo de alguna manera. Quería saber si
esto, junto al programa del Eurofighter 2000, forma parte también de una
previsión de inversiones en su Departamento.

Por todo lo demás, nosotros, señor Ministro, apoyamos la política sensata
y moderada dentro de lo que es la dotación presupuestaria de nuestras
Fuerzas Armadas y la integración en sistemas homologables europeos.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo socialista, tiene la palabra el señor
Moya.




El señor MOYA MILANES: El marco de mi intervención se va a ceñir,
lógicamente, a la exposición exhaustiva que el señor Ministro ha
realizado, sin entrar en manifestaciones que desde otros grupos se hayan
podido realizar, para que el señor Presidente, reglamentariamente, no me
llame a la cuestión.

Empezaré agradeciendo al señor Ministro la información que nos ha
facilitado, y voy a limitarme a realizar algunos comentarios al respecto,
aquellos que me parecen más significativos, así como a solicitar
aclaraciones adicionales sobre algunos puntos concretos.

Por seguir el esquema de su propia intervención, y empezando por la
aportación española a las instituciones colectivas internacionales de
seguridad, OTAN y UEO, y en concreto a la reunión de Sevilla, creo que
hay algunos aspectos indudablemente interesantes, novedosos, que se han
producido en esta cumbre informal, en relación con participación española
en estas estructuras de seguridad. En primer lugar, a mi Grupo le
interesa dejar de manifiesto que una buena parte, a nuestro juicio, de la
política exterior española de los últimos tiempos se viene haciendo
precisamente desde el área de Defensa, no digo ya política de Defensa
desde el área de Defensa, sino política exterior de España, que viene
teniendo una plasmación importante gracias precisamente a la política que
desde el Ministerio de Defensa se viene realizando tanto por misiones
llevadas a cabo por Naciones Unidas como por la contribución permanente,
positiva, a las peticiones, a las sugerencias y a los esquemas de
planteamiento que tanto desde la OTAN como desde UEO se viene realizando
en los últimos tiempos y a los que España siempre viene contribuyendo de
manera positiva de acuerdo con sus propias posibilidades. Yo creo que eso
es importante reconocerlo, porque a veces se pueden escuchar voces que
van en sentido contrario, y precisamente en un país como España, con una
situación de su defensa como la que tiene, con los medios de que dispone,
el esfuerzo realizado por tener esa presencia internacional activa en los
foros internacionales cobra una especial dimensión por la presteza y la
inmediatez con que



Página 8736




España responde de manera positiva a todas estas iniciativas que tienen
lugar en dichos foros.

En segundo lugar, en relación con las afirmaciones que ha realizado el
Ministro sobre la reunión de Sevilla en cuanto a las fuerzas a emplear
sobre los serbios-bosnios en la antigua Yugoslavia, y prácticamente en la
misma línea de la petición que ha realizado el portavoz de Coalición
Canaria, solicitaría también alguna precisión sobre las consecuencias que
pudiera tener para nuestras tropas españolas de cascos azules de Naciones
Unidas en la zona la nueva reflexión en relación con los ataques sin
previo aviso, directos y más contundentes y sobre multiplicidad de
objetivos para reprimir con más dureza las inconsecuencias, los
incumplimientos y las violaciones por parte de los serbios-bosnios. al
mismo tiempo, solicitaría precisiones sobre la naturaleza de la decisión
a que, a este respecto, se ha llegado en Sevilla; si estamos ya en el
umbral de una decisión prácticamente ya tomada o se trata de una
reflexión que va a necesitar ulteriores concreciones en otros ámbitos y
que está prácticamente a punto de ser tomada.

En tercer lugar, también dentro de este ámbito de la reunión de Sevilla,
a mi Grupo le parece positivo el incremento de la contribución española,
tanto en lo que supone de entrada en la gestión de infraestructura de la
OTAN --para 1995, según tengo entendido-- como la disposición favorable
española para las operaciones de las fuerzas combinadas conjuntas. En
este sentido, quisiera poner de manifiesto una vez más lo que decía
anteriormente sobre la prontitud de la contribución española con carácter
positivo a estas iniciativas, que son plenamente acordes, a nuestro
juicio, con el modelo de contribución española a la Alianza y, al mismo
tiempo, plenamente acordes con la letra y con el espíritu del referéndum
de la Alianza Atlántica celebrado en España.

Quisiera también, dentro de este mismo marco, en relación con la
información proporcionada por el Ministerio sobre la nueva orientación
mediterránea, o por lo menos la intensificación de la orientación
mediterránea por parte de la Alianza, subrayar el carácter de la
iniciativa española, que es complementaria, a nuestro juicio, ahora desde
el ámbito de la defensa, con otras iniciativas españolas en el mismo
marco de actuación que vienen ya de tiempos atrás, como pudieran ser los
foros de la Conferencia de Seguridad y cooperación en el Mediterráneo y
otros foros que están todavía por cuajar, y que de alguna forma supone
actuar en paralelo con iniciativas políticas en las que también España ha
adoptado una actitud pionera en este marco mediterráneo.

Finalmente, también dentro de este ámbito, quisiera conocer algunas
precisiones sobre el ritmo del proceso de Asociación para la Paz, y en
concreto sobre las previsiones de calendario de ingreso de algunos países
que se encuentran en la antesala de la Asociación o de la Alianza con
carácter pleno; si de alguna manera se pudiera decir que el clima entre
los países aspirantes es de impaciencia o si en este momento se encuentra
mucho más calmado, puesto que todos somos conscientes de que, en lo que
se refiere a previsiones de calendario, tan malas son las aceleraciones
por querer llegar antes de tiempo como los retrasos, que a veces pueden
fomentar la impaciencia de algunos de estos miembros. En este sentido.

quisiera saber si en la reunión de Sevilla, de alguna forma, se vislumbra
ya algún esbozo de calendario en relación con las primeras
incorporaciones.

El segundo bloque de observaciones es referido al modelo de Fuerzas
Armadas, y seré muy breve en el comentario que haga al respecto. Me
parece positivo recalcar que en este momento este Grupo aprecia que se ha
producido, yo creo, un mejor clima en relación con el debate sobre el
modelo de Fuerzas Armadas y una menor obsesión sobre la puesta en
cuestión de ese modelo. Creo que hemos atravesado meses atrás por una
etapa de obsesión --toda obsesión es excesiva, pero en este caso yo creo
que lo ha sido de manera particular-- sobre el replanteamiento del
modelo. Yo creo que estamos saliendo, a mi juicio afortunadamente, de
esta obsesión y de esta puesta en cuestión, y me parece que de alguna
forma también estamos superando o rebasando, por parte de algunos grupos
o por parte de la propia sociedad española, un cierto planteamiento
fatalista que se venía haciendo en relación con el Ejército profesional,
planteamiento que a nuestro Grupo siempre le ha parecido fundamentalista,
apriorístico y un tanto dogmático, en un tema en el que ni la economía ni
la demografía acompañan a los defensores de ese esquema.

Quisiera saber si el Ministro comparte en ese sentido el mejor clima en
relación con la consolidación del modelo que vamos apreciando a medida
que el propio modelo se va consolidando y a medida, quizá también, que el
problema de la objeción de conciencia parece que empieza a remitir en sus
aristas más preocupantes.

En tercer lugar, aparte de resaltar o manifestar mi acuerdo con las
orientaciones que ha explicado el señor Ministro, quisiera poner de
manifiesto dos aspectos concretos: uno, resaltar el esfuerzo importante
de reducción que se plasma claramente en dos cifras, a mi juicio,
enormemente significativas, que son conocidas, sin duda, por todos los
miembros de esta Comisión, pero que no está mal, una vez más, poner de
manifiesto. El porcentaje de efectivos de las Fuerzas Armadas sobre
población activa en estos momentos que, a diferencia de lo que a veces
pudiera pensarse por parte de la sociedad española de que estamos ante un
Ejército de una dimensión excesiva, nos encontramos a finales de 1993 y
en 1994 en un 1,6 por ciento, en cuanto efectivos, repito, de Fuerzas
Armadas sobre población activa, con lo cual estamos en la banda media
baja. Al mismo tiempo, la disminución operada en los últimos años y la
prevista hasta el año 2000, con las cifras verdaderamente espectaculares
en lo que supone de reducción total de efectivos, hace poder afirmar con
toda justicia que el plan de reducción que se ha venido operando y que se
va a seguir operando en los efectivos de nuestras Fuerzas Armadas es de
los más ambiciosos en cuanto a reducción de todos los ejércitos europeos.

El segundo aspecto que quisiera resaltar en relación con la política de
personal o con el planteamiento sobre política de personal, es la
referencia que el propio Ministro ha realizado en relación con las
retribuciones o gratificaciones



Página 8737




al personal de reemplazo, lo cual supone entrar en una nueva dimensión
cualitativa, creo, de la filosofía del propio Ejército de una manera
razonable, prudente, que irá año a año plasmándose en los Presupuestos
del Estado y que supone, de alguna forma, el inicio de una nueva
filosofía, a nuestro juicio, absolutamente acertada. Algún Grupo en algún
momento determinado, en relación con las gratificaciones al personal de
reemplazo (no digo en esta sesión, sino en otros momentos) ha tratado de
torpedearla contestando por elevación las cifras que se habían venido
anunciando por el Ministerio de Defensa en relación con estas
gratificaciones del personal de reemplazo. Espero que el debate
presupuestario sirva para que aquellos grupos que en su momento quisieron
contestar por elevación a las cifras que inicialmente se produjeron por
parte del Ministerio de Defensa puedan corregir el tiro, corrección de
tiro que fácilmente se puede conseguir con el empleo acertado y correcto
de una simple calculadora.

Finalmente, dentro del tercer bloque, referente a los programas de
armamento, quisiera simplemente que el Ministro avanzara (comprendo que
es un debate que me parece que mañana tendrá lugar en el desarrollo de la
interpelación que hay formulada al Gobierno en relación con la industria
de defensa) la filosofía del Ministerio de Defensa en relación con el
proceso de unificación de la industria de defensa en Europa y cuál es, en
ese sentido, el marco en el que la filosofía de defensa española, dentro
de la industria de defensa es más acorde para nuestros intereses.

Comprendo perfectamente que quizá éste sea el núcleo del debate de esta
interpelación, pero al hilo de la intervención del señor Ministro
referente a las inversiones, sostenimiento, programas de armamento y
repercusiones sobre nuestra industria, quizá no vendría mal para
completar esta información un breve apunte, repito, sobre la filosofía en
relación con la industria de defensa y el proceso que se avecina de
unificación de las industrias de defensa en Europa y cuál es, en ese
sentido, el papel que a España le corresponde jugar de forma más acertada
para nuestros intereses.

Finalmente, en relación con el Plan Norte, creo que a lo largo de
sesiones anteriores, y a través del Ministerio de Defensa, por parte de
todos los grupos se ha recibido una información exhaustiva del contenido
de dicho Plan, contenido que, a nuestro juicio, se centra en tres pilares
básicos que ha resumido el Ministro en su intervención, pilares,
absolutamente necesarios, como es el cambio de concepción estratégica, el
cambio de organización y el cambio de despliegue, no vinculando la
capacidad de proyección al territorio de ubicación, sino conectándola con
la unidad del territorio nacional y con los compromisos internacionales;
al mismo tiempo, un cambio de despliegue que pasa de ser territorial a
funcional y una organización que se basa sobre unidades más ágiles, más
versátiles, con mayor capacidad de movilización y de respuesta rápida.

Haré algunos comentarios en relación con la filosofía del Plan Norte,
simplemente un par de ellos. En primer lugar, a nuestro juicio, creo que
se estaba aquí ante una tarea enormemente compleja y difícil porque había
que conjugar una serie de factores que a primera vista no son nada
fáciles de conjugar. Evidentemente, se podría haber hecho un plan
diferente si se hubiese atendido de manera monotemática a cada uno de los
criterios que se pudiesen haber manejado. Si uno se detiene
exclusivamente en manejar criterios estratégicos puros, probablemente
saldría otro plan, seguro que hubiera salido otro plan; si se manejan
exclusivamente criterios políticos, probablemente también hubiera salido
otro plan. Lo mismo se puede decir si sólo se ponen sobre la mesa los
criterios de gestión o los criterios sociales. Pero el plan, para que sea
acertado y equilibrado necesitaba realizar el ajuste y el ensamblaje
equilibrado y razonable de todos esos criterios, y ésa es, a nuestro
juicio, la mayor virtud de este plan, que ha sabido dar con el justo
equilibrio de una combinación acertada de cada uno de los factores que
acabo de mencionar.

En segundo lugar, y lo digo con toda sinceridad (el Ministro se ha
adelantado en ese sentido a las palabras que pensaba pronunciar, pero
quiero hacerlo, a pesar de que él también lo haya hecho), me parece de
justicia reconocer el esfuerzo de adaptación por parte del Cuartel
General del Ejército de Tierra a la nueva situación a la hora de elaborar
este plan. Y lo quiero decir, con toda justicia, porque con frecuencia
por parte de la sociedad y por parte, a lo mejor, de algunos grupos
parlamentarios --no quiero en este momento hacer ningún juicio de valor,
ni se ha mencionado tampoco en esta sesión--, muchas veces en el
subconsciente de muchas personas --de muchos políticos-- se asocia a las
estructuras y a las instituciones militares, de manera «apriorística»,
quizá apresuradamente, con el conservadurismo en su toma de decisiones,
con la falta de audacia, con el excesivo apego a inercias congénitas, con
el mantenimiento del «statu quo» y la resistencia a los cambios. Quisiera
decir en cuanto a esta imagen, que este plan es el vivo ejemplo de todo
lo contrario: es audaz a la vez que equilibrado, rompe con cualquier
inercia paralizadora y es avanzado y nada conservador en su concepción
estratégica, funcional y organizativa. Creo que desde mi Grupo es
absolutamente necesario y justo expresar públicamente en esta Comisión
nuestro reconocimiento a la tarea que desde el Cuartel General del
Ejército de Tierra se ha desarrollado al respecto.

Finalmente, agradecer una vez más la información que se nos ha
proporcionado, solicitar esa información adicional a la que he hecho
referencia y, una vez más, por supuesto, expresar el apoyo claro y
decidido de nuestro Grupo a las líneas que se han expresado por parte del
Ministro en esta Comisión, apoyo que no nace de la fe ciega, porque
parece que algún Grupo ha hecho apelación a esa fe necesaria para creer
al señor Ministro, para creer al Gobierno en materia de defensa; no nace
de la fe, sino que nace de la comprobación de lo realizado, a pesar de
los escasos medios de los últimos años.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Ministro.




El señor MINISTRO DE DEFENSA (García Vargas): Gracias, señor Presidente.




Página 8738




Contestando por orden a las señorías intervinientes, quiero agradecer el
apoyo que el señor López Valdivielso ha dado al Plan Norte en general. Yo
comprendo que tiene grandes dificultades para luego encontrarle alguna
pega, y le he dado un apoyo general. Ahí ya entran en juego sus
contradicciones: da el apoyo a un plan que hace el Gobierno y luego dice
que el Gobierno no hace nada.

Tengo que agradecerle también el apoyo que da a la política del Gobierno
con respecto a la OTAN, aprovechando la flexibilidad de los acuerdos de
coordinación que tan magníficamente se negociaron en su momento; en eso
también se ve en una pequeña contradicción, porque agradece que el
Gobierno haga una política que el Partido Popular considera que es la
correcta y luego tiene que decir que el Gobierno no hace nada, con lo
cual se encuentra en una situación un poco incómoda.

Sobre todo, tengo que agradecer y muy sinceramente, señoría, que me haya
comparado nada menos que con don Manuel Azaña. Eso se lo tengo que
agradecer. Ahora el problema es suyo, porque con eso ha cometido una
torpeza. En primer lugar, ha tenido que recurrir, por falta de ideas, a
la descalificación personal y no es la primera vez que le sucede. Recurre
a descalificarme personalmente porque no tiene ninguna idea que ofrecer
en contra de lo que este Ministro tan modestamente hace, pero parece que
no tan mal, puesto que no hay nada que criticarle sobre sus decisiones
que tenga realmente trascendencia. Además creo que es una torpeza porque
deja en muy mal lugar al Presidente de su partido, que hace unos meses
presentó un libro sobre Manuel Azaña e hizo un gran esfuerzo, a lo largo
de varios meses, para incorporar esa figura histórica al mensaje general
del Partido Popular. Sin embargo, usted vuelve a la vieja calificación,
que me recuerda tiempos mozos, cuando oficialmente, en el antiguo
régimen, se calificaba siempre a don Manuel Azaña con las mismas palabras
que a usted, sin querer y subconscientemente, se le han deslizado:
nefasto político y mediocre intelectual. Me recuerda mucho lo que decían
en el antiguo régimen de don Manuel Azaña. En fin, quizá lo que ocurre
con algunos de ustedes es que sus viejos orígenes, de vez en cuando, sin
querer aparecen.

No sé qué va a hacer S. S. cuando termine el Plan Estratégico Conjunto,
que sinceramente no es ya una tarea demasiado complicada, puesto que las
reformas más importantes están ya diseñadas y en marcha. Al principio de
legislatura yo tuve una comparecencia sobre las grandes líneas de la
política de defensa, introduciendo novedades doctrinales importantes, y
no hubo nada que oponer. Tuve este año una comparecencia calificada por
esta Comisión de exhaustiva --insisto-- sobre algo tan sencillo como la
operatividad y tampoco hubo gran cosa que oponer. Ahora explico el Plan
Norte, que es una decisión ciertamente importante, y tampoco hay nada
sustancial que oponer. ¿Y qué se encuentra para oponer a la política del
Gobierno en el campo de la defensa? Que no ha terminado el Plan
Estratégico Conjunto. Señoría, claro que no se ha terminado,
naturalmente. El Plan Estratégico Conjunto, se lo he dicho muchas veces,
se puede hacer sin tener los elementos centrales de su contenido o
teniéndolos. Si yo hago un plan estratégico conjunto sin haber hecho el
Plan Norte, malo; se me dice que muy mal hecho. Si yo hago primero el
Plan Norte y luego hago el Plan Estratégico Conjunto, peor, porque me
retraso en el Plan Estratégico Conjunto. Luego, haga lo que haga, usted
lo tiene cómodo. Si de lo que se trata es de oponerse, lo tiene cómodo.

No he entendido algunas cosas que usted ha dicho, por ejemplo, que se
reconoce por el Secretario de Estado de Defensa que no se cumple la Ley
de Dotaciones. ¡Pero si lo he dicho yo en mi texto! Por supuesto que no
se puede cumplir. Es que ha habido un pequeño detalle en estos últimos
años. Ha habido una de las crisis económicas más serias que han afectado
a la economía de mercado desde los años 40 ó 50. ¡Qué pequeño detalle! y
esto ha afectado a la política presupuestaria. La política presupuestaria
tiene que prestar mayor atención a la política social, a la política de
infraestructuras, a la política de defensa y a reducir el déficit.

¡Caramba!, ya se sabe que el planteamiento es cómodo cuando se está en la
oposición y quizá se tiene el reflejo de estar mucho tiempo en la
oposición y se quiere seguir así.

En cuanto al libro blanco, le puedo citar un ejemplo bien sencillo. Un
libro blanco de 20 ó 30 páginas, como ha hecho el Ministerio alemán de
Defensa, sinceramente, señoría, se lo tenemos preparado en 15 días. Basta
con ensamblar los documentos ya aprobados, de directivas de defensa
nacional, directivas de defensa militar y concepto estratégico. Es muy
sencillo, es el resultado final de todo el proceso de hacer planes,
ensamblarlos y finalmente ponerlos en un documento. En fin, señoría, lo
veremos el año que viene. Cuando a principios de 1995 ya tengamos el Plan
Estratégico y el objetivo de fuerza conjunto redactados no sé qué me va a
decir. Probablemente pueda decir que ya está plenamente de acuerdo y será
estupendo porque tendremos las mejores relaciones, cosa que yo deseo.

Efectivamente, no hubo Plan Estratégico en el ciclo anterior, y tampoco
parece que fuera una época muy normal, en términos internacionales. Había
desaparecido el bloque adversario, se había caído estrepitosamente, y se
estaba revisando el concepto de la propia defensa colectiva occidental.

Sin embargo, hubo una directiva de defensa nacional que, en muy poquitas
líneas, cambió radicalmente la doctrina clásica de los ejércitos
españoles, lo que tampoco parece una pequeña cosa. Y posteriormente hubo
una directiva de defensa militar que la desarrolló y que daba a cada uno
de los ejércitos una nueva doctrina, derivada del planteamiento diferente
que hacíamos de nuestras Fuerzas Armadas.

Y me pregunta usted cómo coordinar con la OTAN cuando no se tiene el Plan
Estratégico Conjunto. Pues es que otros países sufren el mismo problema.

Es que la dificultad para redactar planes estratégicos nuevos no ha sido
sólo de España, ha sido de muchos países, que han tenido las mismas
dificultades, porque --¡qué casualidad!-- estaban también en una crisis
económica y estaban --¡qué casualidad!-- también afectados por el cambio
dramático en el escenario estratégico internacional.

Dice que no sabe qué riesgos corremos. Señoría, si eso está en el
concepto estratégico de 1994. Está ya redactado y aprobado desde enero de
este año.




Página 8739




Después, S. S. entra en un terreno que no termino de dominar muy bien,
que es el de los números del presupuesto, y dice que abandonamos
proyectos. Me temo que le va a tener usted que escribir una carta al
Secretario de Defensa americano, porque en Estados Unidos la lista de
proyectos que se han abandonado en los últimos tres años es realmente
espectacular. Regáñele, porque no va a llevar a cabo el Caza F-22; o
regáñele porque no va a llevar a cabo el nuevo B-2, que sustituía al
B-51; o regañe a mis colegas europeos porque no van a llevar a cabo el
Patriot europeo, y regáñeme porque yo me he retirado de ese proyecto,
porque consideré que era un proyecto excesivamente caro, que no se sabía
muy bien adónde nos llevaba.

Cuando cambia el entorno cambian los proyectos; elemental. Y ahí otra vez
me vuelve a pillar: si me retiro, mal, y si no me retiro, peor. Si me
retiro de los proyectos que se considera que no son necesarios en la
nueva situación, malo, y si no me retiro, peor. Ya me ha ocurrido con
usted y el EFA. Si me hubiera retirado del EFA usted me hubiera dado unos
cuantos capones.

Sobre los carros de combate no quiero discutir mucho porque puedo pedir
una comparecencia específica para hablar de carros de combate, pero estoy
seguro de que si aceptamos ofertas que se nos hacen, malo, y si no las
aceptamos, peor.

Sólo quiero darle unas cifras muy sencillitas que S. S. conoce porque se
las he explicado. Porque este Ministro que le habla puede tener muchos
defectos, pero no es sectario y pone a disposición de la oposición todos
los datos --aquí o en mi despacho-- y esto cualquier grupo de la Cámara
lo puede atestiguar. Quizá ése sea el aspecto en el que menos críticas me
puede hacer, aunque puedo equivocarme en otras cosas.

Señorías, el límite que tenemos por el Tratado FACE es de 794 carros, y
se decidió hace un año y medio que no alcanzáramos ese techo sino que nos
mantuviéramos en 684. Por tanto, si hay una oferta extranjera cabe
perfectamente dentro del Tratado FACE.

Y también se puede ver cuál es el parque de carros que tenemos. En este
momento tenemos 50 M60-A1, que va a costar modernizar, porque el A1 es el
modelo más antiguo, el menos dotado; tenemos 260 M60-A3 blindados que se
van a modernizar en Santa Bárbara; tenemos 164 M48-A5, un carro antiguo,
un carro que tiene una dirección de tiro mecánico, pero un carro bueno,
de todas maneras, y tenemos 210 AMX 30, de los cuales 150 están
modernizados y hacen fuego en movimiento, por lo que sí parece que están
adaptados a una unidad de caballería. Si eso me lo pregunta yo se lo
explico. Por tanto, cuando hable aquí no tiene por qué equivocarse y
quedamos bien los dos. De todas maneras, no tengo ningún inconveniente en
tratar este asunto en esta Comisión, porque decidir lo que se va a hacer
a largo plazo con los carros españoles es ciertamente difícil y que, por
tanto, yo no he adoptado. A medio plazo los que tenemos cubren nuestras
necesidades, pero a largo plazo estamos ya en un concepto distinto de la
defensa; estamos en un proceso de mayor consolidación de la defensa
europea. Eso lleva consigo una consolidación de la industria europea, y
ahora hablaré de ello. Además, se expresa a través de iniciativas cómo es
el cuerpo de Ejército. Por tanto, hay que pensar que en el futuro las
cosas no van a ser como han sido en el pasado. Tenemos que estar en todos
los sistemas de armas más en contacto y más integrados con los programas
europeos.

Insisto en que las decisiones no son fáciles, pero la orientación de
futuro es bien clara. Tenemos que estar en los sistemas de armas que
hagan otros países europeos porque ahí podemos aportar nuestra industria
y podemos hacer que nuestras factorías sigan existiendo; de otra manera
su existencia puede ponerse en peligro.

En cuanto a la paralización de estos años, señoría, no ha estado mal.

Creo que en esta Comisión hemos tenido unas sesiones bien entretenidas, y
desde luego en el Ministerio y en los cuarteles generales ha habido
bastante movimiento. Tenemos un nuevo modelo de ejército, y esto no se
diseña todos los años o en todas las legislaturas. Los nuevos modelos de
ejército se diseñan y se aplican muy de tarde en tarde. Tenemos una nueva
doctrina, que no se cambia tampoco muy frecuentemente. En concreto, la
que teníamos correspondía a los ejércitos españoles de los años 50. Es
decir, ha cambiado en los años 90, cuarenta años más tarde. Tenemos una
nueva proyección exterior de las fuerzas armadas, que no habíamos tenido
desde el siglo XIX. No habíamos salido apenas de nuestro territorio.

Además, lo hemos hecho con éxito y estamos todos satisfechos. Todos los
aquí presentes hemos contribuido a ello, no es un mérito sólo del
Gobierno. Y tenemos una nueva proyección interior de las FAS. Se ha
hablado mucho del reencuentro en estos dos o tres últimos años. Se inicia
ahora una reforma que está pendiente desde hace bastante tiempo, que es
cómo se despliega el Ejército de Tierra sobre el territorio nacional.

Si esto es paralización, tiene usted un extraño concepto de esa
expresión.

Respecto a la marginación del Parlamento, le recuerdo a S. S. simplemente
lo que dice el artículo 97 de nuestra Constitución: «Del Gobierno y de la
Administración. El Gobierno dirige la política interior y exterior, la
Administración civil y militar y la defensa del Estado.» El Parlamento le
controla y el Parlamento hace leyes. Las funciones de cada uno están
perfectamente separadas, señoría, y lo respetamos todos. Todos somos
conscientes de que esto no es Chechinia, donde no se sabe muy bien qué es
lo que hace el Parlamento y qué es lo que hace el Gobierno. Por tanto, no
hay ningún conflicto en ese terreno. Yo no sé por qué S. S. se empeña en
verlo.

Dice que informamos tarde y mal. Señoría, por ejemplo, el folleto del
JEME, hablando del Plan Norte, parecía bastante necesario dada la
inquietud que había en el Ejército de Tierra entre los mandos, y me
parece lógico que un responsable de una gran organización informe de un
plan que tiene ya bastante avanzado, aunque no lo tenga terminado.

Además, como no estaba terminado y no era período de sesiones, yo no sé
cuándo le podía informar, aparte de hacer lo que he hecho, que es
informarle ahora, una vez que ya está todo concluido, con las últimas
aportaciones o las últimas decisiones que se tomaron directamente entre
el Jefe del Estado Mayor de Ejército, el Jefe del Estado



Página 8740




Mayor de la Defensa y yo mismo; una vez, repito, que ya se aprobó esto en
el mes de agosto, fíjese en qué mes, porque hasta el último momento se
estuvo trabajando.

Aquí, las directivas, por primera vez en esta legislatura y en la pasada,
se han hecho públicas. La Directiva de Defensa Nacional era reservada y,
sin embargo, se ha hecho pública. Yo no sé, señoría, de qué tiene queja
en ese sentido. En todo caso llámeme; no me convoque una conferencia de
prensa cada vez que yo voy a venir aquí para descalificarme. Llámeme,
insisto, e infórmese de las cosas. Yo creo que es una forma de trabajar
más racional y más sensata para todos.

Por otra parte, en el Plan Norte, el Gobierno tuvo el acierto de dejar la
puerta abierta para que el Ministerio de Defensa pudiera modificar sobre
la marcha algunos aspectos. Si en alguno de los que usted me dice nos
vamos a equivocar, al igual que el resto de los grupos hágamelo saber y
lo modificamos. Precisamente se trata de que no sea un plan
extraordinariamente rígido y cerrado.

En cuanto a viajar, sinceramente, con el paso de los años cada vez me
gusta menos viajar, pero le prometo que voy a viajar siempre que haga
falta estar en iniciativas como que la OTAN se comprometa en mirar al
Sur. Voy a estar, porque los intereses de nuestro país estarán por medio
y si no estás allí presente, poniendo iniciativas encima de la mesa, ya
sabe usted cómo son estas cosas, o quizá no lo sepa, pero si no estás,
insisto, no te escuchan.

Voy a seguir viajando, además, para vender industria española, como hacen
mis colegas. Lo que lamento es no tener más industria que vender. En ese
sentido, somos un país intermedio, con limitaciones, pero si no viajas,
no se saca, por ejemplo, un concurso de modernización de carros ex
soviéticos en Eslovaquia por una empresa española, o no se venden
portaaviones a países del Extremo Oriente, o no hay posibilidad de vender
BMR a países del Extremo Oriente.

Yo creo que incluso debería viajar un poquito más, y me acuso aquí
públicamente de tener una pequeña pereza. Ya le digo que con el paso de
los años me canso más con los viajes. Por eso confieso que debería hacer
un pequeño esfuerzo adicional.

Una última cosa, señoría. A mí me preocupa a veces esa especie de
distinción que S. S. quiere hacer entre los cuarteles generales y el
Ministerio. Es un pequeño empeño que tiene. Suena un poco raro y da la
impresión de querer mirar hacia organizaciones del pasado, donde los
cuarteles generales tenían una autonomía con respecto al Ministerio y con
respecto al Jefe del Estado Mayor de la Defensa.

Dígame que tenemos que dar más competencias al Jefe del Estado Mayor de
la Defensa y estaremos de acuerdo totalmente; dígame que yo tengo que
hacer una dirección política de todo lo que deciden los cuarteles
generales, porque es lo que sucede. Pero no insinúe que los cuarteles
generales hacen trabajos maravillosos y, sin embargo, el malvado órgano
central se encarga de entorpecerlos o de no estimularlos, porque eso es
absurdo. Usted sabe, además, que no es verdad, porque usted está
visitando los cuarteles generales, junto con otros miembros de esta
Comisión, y se les está explicando lo bien que se trabaja entre ellos, el
Jefe del Estado Mayor de la Defensa, el Ministerio, y yo mismo en
particular. A usted se le está explicando eso. Por tanto, no intente
entrar por ahí, porque, además, no va a agradar en ciertos ambientes del
Ejército que están en la mejor y más adecuada disposición.

Su señoría insinúa que los planes de reforma los aprueba el Gobierno por
acuerdo del Consejo de Ministros, como el Plan Norte o los grandes
programas de inversión que aprueba el Gobierno. Es que debe hacerlo por
su cuantía, no porque sean políticos. Son planes de los cuarteles
generales, pero no son políticos, no son planes del Ministerio de
Defensa.

Creo que muchos de estos malentendidos se podrían resolver si S. S.

estuviera menos preocupado por ir a la descalificación y por marcar las
diferencias en el campo de las medidas concretas o de las ideas. A lo
mejor es que no hay diferencias y en ese sentido S. S. se queda sin
margen de maniobra. ¡Qué le vamos a hacer!
Respondiendo a lo que manifestó el señor Mardones, de Coalición Canaria,
debo agradecerle la mención a la reunión de Sevilla y a que hayamos sido
capaces de llamar un poco más la atención sobre los problemas del Sur.

Efectivamente, es algo que nos preocupa a todos, estemos en Canarias o en
la Península. Todos los españoles estamos preocupados por lo que sucede
en el Sur. Por cierto, tampoco es algo tan novedoso, porque a lo largo de
nuestra historia hemos estado muy afectados por lo que ocurría en el
Mediterráneo.

No hubo una oposición por parte del Reino Unido. Por supuesto que los
países están muy determinados por su situación geográfica y ven
estratégicamente el mundo de manera distinta. Yo debo reconocer
públicamente el apoyo que recibió la propuesta española de países tan al
norte como Holanda o como Alemania, e incluso Inglaterra. Inglaterra
tiene una experiencia grande en el Mediterráneo. Crisis como la de Suez o
situaciones como las de Oriente Medio le han afectado. Por tanto, no hubo
una oposición, hubo un consenso bastante generalizado.

Respecto a las represalias a adoptar por parte de Unprofor y la OTAN
sobre los serbio-bosnios, es verdad que ahí hay una diferencia de matiz
importante. Los Estados Unidos están más interesados en mostrar una
actitud más activa y con más contundencia, porque, además, tienen un
problema en el Congreso de los Estados Unidos, que presiona en esa misma
dirección, mientras que los países que estamos en la zona tenemos
reservas, que hemos expresado públicamente en numerosas ocasiones. Esto
no es nuevo, lo que le estoy diciendo se sabe, Estados Unidos presiona
para que las represalias sean contundentes y los países que estamos sobre
el terreno decimos que eso hay que medirlo. Ya dije en mi intervención
que había que acompasar la represalia al incidente que se produjera en
cada caso. Pero es verdad que es difícil llevar a cabo ese lema de: o nos
vamos o nos quedamos con todas las consecuencias. Esto hay que medirlo,
señor Mardones, porque allí no estamos en fuerza, no estamos en guerra;
estamos en una misión humanitaria, con unas reglas de enfrentamiento que
nos permiten defendernos, permiten defender la ayuda humanitaria que
transportamos, o a la población



Página 8741




civil que está bajo la jurisdicción de los cascos azules, pero no
estamos, repito, en guerra, por tanto, decir con todas las consecuencias,
tiene límites. Tenemos unas posibilidades de actuar que tienen que
adaptarse a lo que en cada momento decida Naciones Unidas.

Es verdad que Naciones Unidas y OTAN no es lo mismo. Naciones Unidas es
una organización política y tiende a responder políticamente a los
problemas; sin embargo, la OTAN es una organización militar, también es
política, pero tiene ambas características, militar y política, y, por
tanto, cree que se debe actuar con mayor agilidad y, por qué no decirlo,
con más contundencia, pero tiene que dar siempre esa respuesta en función
de lo que decida simultáneamente el mando de Naciones Unidas.

Concretamente, lo que se decidió fue que el Cincsouth, el mando para el
Sur, que es el que tiene la responsabilidad de coordinar las actuaciones
de la OTAN en Yugoslavia, tenga una lista de objetivos seleccionados, de
objetivos que se vayan modificando con el tiempo en virtud de lo que nos
digan los Awac que sobrevuelan el territorio de la antigua Yugoslavia, y
que ello permita dar respuestas variadas en un tiempo breve y con una
contundencia mayor. Ahí ha habido una decisión en Sevilla, que era que el
Cincsouth ponga a disposición de los mandos de Unprofor una lista de
objetivos que en cada momento, y de acuerdo con esos mandos de Unprofor,
mandos sobre el terreno (General Rose, General Lapresle), se puedan
seleccionar y se pueda decir cuáles son los que más convienen de acuerdo
con la importancia del incidente que se haya producido.

Estoy totalmente de acuerdo con S. S. cuando habla de la conveniencia de
que se equilibre la Secretaría General de la UEO, con una persona del sur
al frente, con la de la OTAN, que suele tener una persona del norte. Ahí
hay un candidato español, y usted sabe, señoría, que estamos haciendo
esfuerzos para que sea el nuestro el que se seleccione; candidato que
compite sólo con candidatos del sur. Nosotros creemos que el nuestro es
el más adecuado, pero hay que tener en cuenta que compite con un
candidato portugués y otro italiano. La próxima semana se va a acelerar
este proceso, pero la designación del Secretario General de la UEO, sin
duda, se va a hacer teniendo en cuenta los puestos vacantes en todas las
instituciones europeas; es decir, la elección de uno u otro tiene en
cuenta los puestos que todavía están vacantes, tanto en la Comisión como
en la Secretaría del Consejo de la Unión Europea, como en otras
instituciones afines a las europeas.

En cuanto al plan de delegaciones de Defensa, hasta ahora se han activado
cuatro fases. En la primera de ellas, que comprendió Cantabria, Cuenca,
Jaén, Lugo, Orense, Palencia, Teruel y Zamora, el 15 de mayo de este año,
se pusieron en marcha las delegaciones en esas provincias; una segunda
fase, que supuso la inauguración el 15 de julio de las delegaciones de
Albacete, Avila, Huelva y Soria; una tercera, el 17 de octubre, con la
apertura de las delegaciones en Asturias, Badajoz, Baleares, Barcelona y
Sevilla. Me he referido a las de la tercera fase porque se están abriendo
estos días, aunque oficialmente se abren el 17 de octubre.

Para el año 1995 se abrirán otras 28 delegaciones. Estas delegaciones,
como sabe, son de tres categorías. Las ordinarias de tipo básico, que
tienen un delegado con un empleo de teniente coronel o capitán de
fragata, puede ser también coronel o capitán de navío, pero más
excepcionalmente; luego hay ordinarias de tipo medio, con delegado de
categoría de coronel y capitán de navío; y luego unas especiales que
tienen un delegado con categoría de general o almirante. La categoría
depende del volumen de trabajo a atender y también de la entidad que
tenga la provincia. Se ha dado preferencia, en estas aperturas de
delegaciones, a las provincias en las que se habían suprimido ya, de
facto, los gobiernos militares, que era el caso de Albacete, Cuenca,
Huelva, Jaén, Lugo, Orense, Palencia, Soria, Teruel y Zamora, donde no
hay ninguna presencia militar. En estas delegaciones quedan incorporados
los servicios de centros de reclutamiento, intervenciones delegadas,
inspecciones técnico receptoras de defensa, establecimientos
penitenciarios militares y servicios de cría caballar. Además de todas
las funciones de asistencia social, gestión del personal civil,
administración del patrimonio y todos aquellos servicios burocráticos que
antes tenían encomendados los gobiernos militares.

En cuanto al planeamiento bienal, señoría, la Directiva de Defensa
Militar sustituyó al ciclo del año 1991/1992. En esa directiva militar se
contiene el cambio de doctrina y, por tanto, supone un cambio radical en
la concepción de los ejércitos; en el año 1994 se tendrá que aprobar,
además del concepto estratégico, que ya ha sido finalizado, como dije
antes, el objetivo fuerza, que se ha retrasado por una razón bastante
lógica, y es que el objetivo de fuerza está condicionado a los recursos
disponibles. A lo largo de los meses anteriores, el Ministerio de Defensa
no ha estado de acuerdo con la proyección de crecimiento de la economía
española para los años próximos. El Ministerio de Defensa pensaba que la
economía española podría reanimarse a una cierta velocidad y que, por
tanto, las cifras que ofrecía el Ministerio de Hacienda se podían
mejorar. Cuando se ha discutido el Presupuesto para 1995 se ha demostrado
que esto era posible, porque la consolidación de la recuperación ya era
evidente. El mismo incremento del presupuesto de Defensa para 1995 ha
demostrado que se podían mejorar las cifras que el Ministerio de Hacienda
nos dio a principios de año y que luego nos reiteró, con pequeñas
mejoras, en la primavera. Ahora ya tenemos unas cifras, que parten de ese
7,6 (866.000 millones de presupuesto para el año próximo), quizá con
alguna ampliación a lo largo del año, porque dentro del Plan Norte hay la
previsión de que un crédito sea ampliable, no en cantidad muy importante,
pero sí para llegar a esa cifra de 45.000 millones que dije antes de
modernización en el Ejército de Tierra todos los años. Probablemente, el
crecimiento del año próximo sea algo mayor, pero siempre, insisto, ligado
a programas ya aprobados por el Gobierno, y programas ligados, además, a
la situación de la industria nacional.

Todo esto hace que ya podamos trabajar sobre el objetivo de fuerza con
unas cifras un poco más generosas, porque, si no, el señor Valdivielso me
iba a regañar también; si yo sacaba aquí un plan estratégico con unas
cifras excesivamente modestas, me iba a decir que eran demasiado modestas
y que con ese plan estratégico no se iba a



Página 8742




ninguna parte. Yo prefiero haberme retrasado, señor López Valdivielso, y
tener unas cifras mejores, porque, además, si me regañaba en ese sentido,
probablemente iba a tener razón, y yo iba a tener que decirle que estaba
de acuerdo; la muestra es que he estado insistiendo sobre el Ministerio
de Hacienda hasta disponer de una proyección un poco más generosa. En
todo caso, va a tener muchas limitaciones, como ya le dije, y, por tanto,
va a obligar a un ejercicio de planificación bastante de detalle y va a
obligar a una priorización que no va a dejar de suscitar algunos
problemas en el seno del Ejército de Tierra, porque priorizar unos
programas sobre otros supone unas ciertas unidades que quedan más atrás.

En cuanto al libro blanco, ya le digo que no es ningún problema
redactarlo; una vez que ya se han tomado las decisiones más importantes
es muy sencillo, porque supone un resumen, y esto se puede hacer a
finales de este año o a principios de 1995.

Me preocupa lo que ha mencionado con respecto a Canarias, porque yo creí
que ya había quedado claro, señor Mardones. Hay una pregunta
parlamentaria de un miembro de su Grupo, no de esta Cámara sino del
Senado, don Miguel Angel Barbuzano González, sobre previsiones del
Gobierno acerca de la posible desaparición o traslado del Mando Unificado
de Canarias, y en la respuesta que le dimos, que es corta, yo pensé que
éramos capaces de explicar lo que estábamos haciendo. Hemos cambiado la
concepción del Ejército de Tierra, y en general de las fuerzas armadas,
tratando de que no haya compartimentos estancos en todo el territorio
nacional, porque Canarias es igual que la península, Baleares es igual
que la península, y Ceuta y Melilla son también igual que la península,
dentro de la visión estratégica que tenemos de su defensa. Y eso casaba
mal con la existencia de un mando específico con una cierta autonomía o
bastante autonomía, concretamente para Canarias.

Ya se dispone de medios para atender a Canarias con celeridad en un
momento de crisis. Nuestros aviones tienen autonomía para llegar allí con
celeridad; con los barcos ocurre igual y, por tanto, se decidió
introducir una novedad organizativa que ya es usual en todos los países
de la Alianza, y es que el Jefe del Estado Mayor de la Defensa es
responsable de todo, de todas las actuaciones operativas que realicen los
ejércitos. Eso también se correspondía mal con la pervivencia de un mando
autónomo para una región concreta, que son las islas Canarias. Por tanto,
se ha decidido integrar la defensa del archipiélago canario dentro de la
estructura del mando operativo de las fuerzas armadas, y el mando
operativo de las fuerzas armadas es el Jemad.

Lo que hemos hecho, en realidad --con comillas--, es «normalizar» la
situación de Canarias; igualar a Canarias a la Península, al otro
archipiélago o a las plazas del norte de Africa y hacer depender todo del
Jefe de Estado Mayor de la Defensa, también dentro de esa política de
darle al Jemad más competencias, más capacidades. No obstante, esto lo
podemos hablar directamente.

En cuanto al presupuesto, es verdad que se tienen que establecer
prioridades, y así lo he dicho en mi texto. El ejemplo más claro es el
establecimiento de prioridades que beneficia no sólo a las fuerzas
armadas, sino también a la industria, justo el que yo he mencionado y el
que usted ha remarcado, que es el Plan Renove del Ejército de Tierra. Los
vehículos del Ejército de Tierra, en mi opinión, son la prioridad. Un
Ejército de Tierra lo primero que tiene que tener es capacidad de
desplazamiento, y además coordinado; por tanto, necesita vehículos y
comunicaciones. Esas son las dos grandes prioridades.

Yo dije que el Plan Renove del Ejército de Tierra tendría al menos 6.000
millones este año. Espero que podamos tener alguna cantidad adicional a
lo largo del ejercicio, pero esto no lo puedo garantizar a SS. SS., y
estamos trabajando en este programa con el Ministerio de Industria,
porque es una parte del Plan Renove global que está poniendo en marcha
dicho Ministerio. Ahora lo que estamos tratando con el Ejército de Tierra
es el calendario. Sabemos lo que hay que renovar, pero tenemos que ver lo
que es más urgente, e inmediatamente nos pondremos a hablar con las
empresas. Obviamente va a favorecer a aquellas que son capaces de
producir vehículos todo terreno, ya sean tipo camión o vehículos pequeños
todoterreno.

Con las comunicaciones hay una prioridad similar, está puesta en el mismo
plano. Y con respecto a los misiles sucede lo mismo. Pero los misiles no
son un nuevo programa, porque se inició hace dos años y se culminará en
1995 en la práctica totalidad de las unidades en las que estaba previsto.

El programa de misiles afecta a los programas antiaéreos, a los
anticarros y a la artillería de misil para defensa del territorio, la de
tipo Hawk. Probablemente haya que hacer algunas ampliaciones en los años
sucesivos, y esto también beneficiará a la industria nacional, pero el
programa básico lo cumpliremos el año que viene.

Respecto a la Armada, las prioridades son: mejorar su capacidad de
transporte y desembarco y apoyo. Ya la prioridad no está en la guerra
antisubmarina, y esto también se nos puede criticar, pero con la
limitación de recursos que ha habido hemos sido capaces de darle la
vuelta en muy poco tiempo a esas prioridades de la Armada. En este
momento, además de la capacidad de transporte que significa haber
recibido el LST, y uno más, la de desembarco, a través del LPD, y el
apoyo logístico, a través del buque que estará terminado el año que
viene, hemos decidido aumentar la capacidad antiminas, como nos recomendó
la OTAN y como han decidido todos los países; de forma que los programas
ya están iniciados. La Armada en este aspecto puede considerarse bien
satisfecha de su trabajo y de la receptividad que ha habido a ese trabajo
en el Ministerio de Defensa, concretamente en la Secretaría de Estado de
Defensa, que es la que administra el dinero.

Por último, en Aire, efectivamente, hay dos prioridades, que son: llenar
el período de tiempo hasta que se reciba el EFA, y esto es lo que se
consigue con la adquisición de algunos F-1, y la modernización de los
F-1, que iniciaremos en el año 1995 para hacerlos todos iguales a los que
recibimos de Qatar, que son los más modernos que se fabrican del modelo
F-1.

También vamos a completar la capacidad del avión de transporte. En esto
se trata de adelantarse al fin de la vida útil de los Hércules. El fin de
la vida útil de los Hércules no



Página 8743




llegará hasta comienzos de la década próxima. No obstante, ya se está
trabajando en la alternativa, que no sería norteamericana, no sería de la
Lockheed, sino que sería europea, y es lo que se ha empezado a denominar
el «Future Ligther Aircraft», el FLA, el futuro avión grande de
transporte. Sería un avión un poco más grande que el Hércules; cargaría
unas 5 ó 6 toneladas más que el Hércules de momento.

Señor Mardones, le digo que la consideración más importante de este
programa es que no le ocurra lo mismo que al EFA, y que desde el
principio tenga unos condicionantes de coste y de competitividad
internacional que le hagan competitivo, repito, desde el primer día en
cualquier mercado, competitivo con el Hércules, por supuesto, que va a
ser la otra gran alternativa.

Todos los países europeos que tenemos industria de aviación estamos
inmersos en ese programa, excepto el Reino Unido, que está dudando si,
definitivamente, sigue apostando por el futuro Hércules o va a elegir
alternativamente el FLA.

Las primeras especificaciones del avión están redactadas ya, pero se
trata de ir, como le digo, a las especificaciones de coste. Y por eso yo
creo que es una idea conveniente el que el FLA, desde el primer momento,
esté bajo la responsabilidad del consorcio Airbus, porque tiene
experiencia en competir, sobre todo con la industria norteamericana.

Luego, si el FLA no es capaz de competir, España no participará en él,
por lo menos las fuerzas armadas españolas. Tiene que ser capaz, insisto,
de ser una alternativa en coste razonable al Hércules.

Respecto a las consideraciones que hizo el portavoz del Grupo Socialista,
señor Moya, yo tengo que agradecer la comprensión general.

En cuanto a la participación en estructuras de seguridad, es cierto que
ésa es una parte de nuestra política exterior, y hay una preocupación en
el Gobierno, y en el Ministerio de Defensa en particular, por no quedar
al margen de las iniciativas de seguridad que puedan afectarnos o que
puedan aportarnos algo positivo. Se trata de que en este terreno no
tengamos ningún complejo aislacionista. Ya sé que algunas veces el
reiterar esta posición por mi parte provoca una respuesta de un grupo
parlamentario hoy no presente aquí, pero yo no tengo ningún complejo
aislacionista, y creo que los españoles no debemos tener ya complejos en
ese sentido. Mal nos iría si siguiéramos teniendo reflejos antiguos en
ese terreno.

Ya he contestado a la pregunta que me hacía sobre las represalias a los
serbio-bosnios, porque el señor Mardones se refirió también a ello. El
Cincsouth seleccionará los objetivos y tendrá una lista preparada en cada
momento para ponerla a disposición de los responsables de Unprofor, que
son Naciones Unidas y los generales que ha designado Naciones Unidas, los
generales que están sobre el terreno.

Respecto a la integración en la infraestructura, S. S. conoce
perfectamente que eso estaba ya comprendido en la carta que envió el
embajador español en el año 1986, que reiteró ya después en el año 1988
con mucho más detalle y, sobre todo, las «drive lines», las líneas guía
del año 1988. Luego esto no es ninguna novedad. Se ha ido retrasando por
diversos problemas, entre los cuales había, señor Valdivielso, problemas
económicos, pero el año que viene, con un presupuesto un poco más
holgado, se puede cumplir con lo que desde el principio deseábamos hacer,
que era estar integrados allí.

Referente a otras iniciativas de colaboración con la Alianza, no hay nada
que se oponga a que haya españoles en puestos de responsabilidad, al
margen de la estructura militar; por supuesto, no en puestos de
responsabilidad de la estructura militar, pero sí en puestos importantes,
como el de comunicaciones que ocupa el general Feliú.

Insisto, desde luego, en la reflexión que hice el otro día ante unos
medios de comunicación, y es que en la «Combined Force» España tiene que
estar también sin ningún complejo; tiene que estar en situación de
igualdad con el resto de los países. Eso es perfectamente posible con el
modelo de integración que se aprobó en el referéndum de 1986, y con el
desarrollo que ha tenido a través de los acuerdos de coordinación, porque
ahí, además, vamos a trabajar con países que no son de la Alianza; pueden
ser países de la Asociación para la Paz, pero pueden ser incluso países
no participantes en esa Asociación para la Paz. Luego las sutilezas que
hasta ahora hemos insistido en remarcar probablemente supondrían un
problema para el funcionamiento del grupo en el que formáramos parte, y
para nosotros mismos también. Insisto en que siempre respetando el que
nuestras fuerzas no van a estar bajo el mando supremo de la OTAN, por
supuesto. Eso no bordea nada, sino que significa que el acuerdo de
coordinación se aprovecha al máximo.

En cuanto al calendario para el ingreso en la OTAN de países de la
Asociación para la Paz, no se le oculta a nadie que hay dos posiciones;
la posición de los países del centro de Europa, que quieren que haya una
integración rápida, y la de los países que no tenemos tanta urgencia y
que vemos que los procesos de ingreso en las diferentes instituciones
europeas tienen que contemplarse de manera global y no por un lado el
ingreso en la Unión Europea, por otro el ingreso en la Unión Europea
Occidental y por otro el ingreso en la OTAN. Yo creo que en este momento
ésa es una posición mayoritaria en el seno de la OTAN, porque es una
posición razonable, pero no hay ninguna discrepancia entre los miembros
de la OTAN con respecto a un principio, y es que algunos de los países de
la Asociación para la Paz van a integrarse en la OTAN antes de que acabe
esta década. En eso no estamos en desacuerdo, pero el momento lo tenemos
que seleccionar bien, entre otras cosas por lo que dije antes, y es que
la OTAN es una organización a la que se da y de la que se recibe, y estos
países en estos momentos están en reformas militares muy profundas, con
graves dificultades económicas y su posibilidad de aportar a la OTAN es
muy reducida. Además, porque la Asociación para la Paz está funcionando
correctamente y hay que crear confianza con los vecinos que tienen al
Este, porque si en esos países se recibe la integración como algo que sea
amenazante, probablemente el efecto beneficioso de entrar en la OTAN se
compensará y al final no tendríamos los resultados que quisiéramos tener.




Página 8744




En cuanto a la obsesión por el modelo, es verdad que en algún momento ha
habido unas discusiones muy duras (yo creo que poco fundamentadas en
cifras concretas en muchos momentos; no siempre se ha argumentado con
datos demográficos y económicos en la mano) sobre el modelo de Fuerzas
Armadas. Es verdad que en este momento hay un clima de mayor
consolidación del modelo. Parece que va calando en la opinión pública
española que una alternativa de un modelo mixto, que diseñó el Congreso
en el año 1991, siempre será más cara y más compleja y terminará siendo
más gravosa para los españoles.

En cuanto a la objeción de conciencia las cifras se están moderando. Yo
tengo la impresión de que lo que sucede es que se están acomodando a lo
que es la evolución general en los países del resto de Europa, pero
situándose en la banda alta. La objeción en España sigue siendo
relativamente elevada; solamente tiene comparación con Alemania. El
fenómeno no es igual en Italia, no es igual en Francia, no es igual en
los otros países, pero ya no está en el crecimiento casi exponencial de
los pasados meses. Creemos que estabilizándose ahí se va a ser capaz de
llevar a cabo aplicar el plan de objeción de conciencia que ha diseñado
el Ministerio de Justicia e Interior y que el Ministerio de Defensa
apoya. Hace falta, no obstante, la cooperación de corporaciones locales y
de comunidades autónomas, y como las necesidades en el campo
medioambiental, social, cultural y otros muchos son muy grandes, yo creo
que terminaremos consiguiéndolas. Pero hay que seguir insistiendo en ello
por parte de todos los grupos.

En cuanto al Plan Norte, yo le agradezco que lo haya calificado del más
ambicioso de los países de Europa. No es exactamente así, señor Moya. En
realidad hay planes de este tipo de carácter muy similar en el Reino
Unido, en Francia, en Alemania, en Italia y también en Bélgica. En el
Reino Unido está ya muy avanzado; ha habido muchas tensiones pero se va
aplicando. En Francia su aplicación está comenzando ahora; llevan un
ritmo relativamente parecido al de España. Están más retrasados los
planes, que son muy ambiciosos, de reducción en Italia y en Alemania. En
Italia se definió ya la reducción, más o menos es la que vamos a realizar
nosotros, en un 25 por ciento. En Alemania es más fuerte porque el
ejército de la antigua República Democrática era extraordinariamente
grande, se ha reducido ya mucho, pero ahora se va a la segunda fase de
disminución.

Con respecto a las gratificaciones a la tropa de reemplazo, que aquí se
nos ha criticado mucho, es verdad que hemos estado retrasados, luego la
crítica sobre el retraso estaba bien justificada. En el año 1995
empezamos pero no terminamos, tendremos que hacer un segundo esfuerzo en
el año 1996, y cerrar definitivamente en el año 1997. Pero esto ya
empieza a diseñar perfectamente lo que es el modelo mixto, mitad
profesional, mitad de reemplazo, pero los de reemplazo tienen
gratificaciones más acordes con los tiempos presentes que las que tenían
antes, que eran simbólicas.

Todavía no hemos tomado la decisión final de cómo se reparten los cien
mil y pico millones que les dije a SS. SS., porque aún estamos perfilando
con los cuarteles de los diferentes ejércitos qué se incluye en el año
1995, qué tipo de destino, y qué se incluye en el año 1996. Seguramente
lo tendremos terminado a lo largo de este mes. En cualquier caso, es una
decisión de importancia relativa porque lo que no se haga este año se
hará el próximo, pero, en fin, como puede ser mejor o peor interpretado
hay que tener cuidado. Sí quiero decir que se dieron unas cifras, se hizo
la propuesta por algún grupo parlamentario de que se aumentara a 30.000
pesetas con carácter general. A mí no me parece justo que se gratifique a
todo el mundo igual porque no todos los destinos son iguales. Hay
destinos que son verdaderamente penosos y que exigen un esfuerzo muy
grande. Por tanto no me parece lógico que se haga una tabla rasa, un café
para todos. En cualquier caso, se dieron unas cifras de coste que no
estaban bien hechas. Se dijo que con 30.000 pesetas a todos los soldados
de reemplazo el coste era de 18.000 millones. No es verdad. Si se calcula
el volumen total de tropa en estos momentos, y se calcula los dás que
está esa tropa a lo largo del año, es un ejercicio de simple
multiplicación, pero de 45.000 ó 46.000 millones. Si quieren hacemos el
ejercicio con una pequeña calculadora cuando terminemos.

En cuanto a la industria de Defensa, éste es un asunto que yo creo que
requiere, señor Moya, una comparecencia a la que yo me ofrezco gustoso,
porque aquí nos estamos jugando mucho, ya que las empresas europeas se
están concentrando a través de sistemas de participaciones mutuas o
simplemente de absorción. Hay un intento de presencia norteamericana en
Europa, y es lógico, forma parte de la economía de mercado, pero nosotros
no podemos quedar al margen de ese proceso de concentración de empresas
de defensa. Tenemos que saber qué es lo que aportamos en cada una de las
grandes áreas. Concretamente, en el caso de la aviación aportamos nuestra
capacidad en transporte medio, donde somos líderes, nuestra capacidad en
composites, nuestra capacidad en modernizaciones y nuestra capacidad
también para hacer componentes muy sofisticados de turbinas a través de
la empresa privada. Estoy pensando en CASA y estoy pensando en ITP.

Podemos aportar en radares, componentes de radares también muy
sofisticados que estamos aprendiendo a hacer ahora. Esto se puede hacer a
través de Indra, una empresa pública pero con participación privada que
tiene la posibilidad de estar en comunicaciones y en direcciones de tiro.

Ya dije antes que precisamente Indra hará un concurso de modernización de
carros de fabricación soviética en Eslovaquia. Santa Bárbara tiene que
estar en el sector de los blindados, en el armamento ligero y en la
mecánica avanzada, pero está muy retrasada. De todas las empresas
públicas, incluso privadas, es la que está más retrasada en su
reestructuración interna. Bazán tiene que estar en todo tipo de buques
militares, en motores, en algunos sistemas de armas embarcados; y puede
estar en buques civiles tipo ferry, como se está demostrando en su
factoría de Cádiz. Como todas las anteriores tiene que afinar mucho en
coste y en precio, porque el problema es ser competitivo, y estas
cofabricaciones, esas fabricaciones en paralelo, construcciones de buques
que estamos llevando a cabo con Holanda y con otros países, son muy
interesantes en este terreno



Página 8745




porque se aplica el mismo coste para las dos empresas en cada una de las
fases y en cada una de las secciones que participan en el proceso de
fabricación. En cuanto a las privadas, hay muchas posibilidades para
Sapa, que en modernización de artillería son francamente capaces y
competitivos; para Gamesa en modernización de carros y de vehículos,
también para Talbot. Hay grandes posibilidades para Amper, que ya
parcialmente está asociada a un gran grupo electrónico internacional y
tiene grandes posibilidades en el campo de las comunicaciones.

Yo creo que esto puede ser objeto de una comparecencia que puede ser
conjunta con el Ministro de Industria. Creo que aquí nos estamos jugando
mucho, por eso los programas a veces se tienen que forzar en determinada
dirección o en determinado plazo teniendo en cuenta que no solamente
valoramos aspectos militares, sino también los industriales que afectan a
las empresas españolas.




El señor PRESIDENTE: Dadas las facultades que tiene la Presidencia de
abrir un turno extraordinario a tenor del artículo 203 del Reglamento,
¿qué grupos desean intervenir en este turno? (Pausa.) Por el Grupo
Popular tiene la palabra el señor López Valdivielso.




El señor LOPEZ VALDIVIELSO: Intentaré ser muy breve.

Señor Ministro, de verdad, lo difícil no es no ponerle pegas, sino lo
contrario. Créame, me encantaría venir aquí simplemente a decir si estoy
más o menos de acuerdo con la acción de Gobierno o no estoy en absoluto
de acuerdo. Pero el problema es que no nos queda más remedio que hacer la
acusación de parálisis.

No me diga que yo busco tres pies al gato intentando rebuscar las pegas
que se pueden poner, cuando además hemos demostrado en muchísimas
ocasiones --eso no me lo puede negar-- que cuando ha habido que llegar a
consenso hemos alcanzado acuerdos, que cuando ha habido que reconocer
decisiones acertadas del Ministerio de Defensa las hemos reconocido, y
ahí están en los Diarios de Sesiones.

Venimos aquí a criticar lo que consideramos que es criticable. Y no hay
contradicción en decir que no hacen nada cuando ahí está el Plan Norte.

Ya lo he dicho: porque lo ha hecho el Cuartel General del Ejército de
Tierra. Si hubiesen tenido que hacerlo ustedes, a ver dónde estábamos
todavía. O sea, que contradicción, por ahí, nada. Iba a utilizar una
expresión que, como es malsonante, no la digo. El Plan Norte lo ha sacado
adelante el Cuartel General del Ejército de Tierra a base de mucho
trabajo y de mucho esfuerzo. O sea, que no se apunte usted méritos que no
le corresponden.

Quiero dejar también muy claro, una vez más, que no hay descalificaciones
personales, ni en esta Comisión ni en las comparecencias ante la prensa.

Yo descalifico su gestión como Ministro de Defensa. Don Julián García
Vargas me merece personalmente el mayor respeto.

Por lo que respecta a su referencia a mi alusión a don Manuel Azaña, le
tengo que decir que las percepciones y las opiniones sobre personajes
históricos, políticos o intelectuales en nuestro Partido son libres y
cada uno puede pensar y opinar lo que le parezca oportuno. Porque mi
Partido no es como el suyo, señor Ministro. Ahí está el problema de la
discusión. En mi Partido tenemos libertad de pensamiento y no se nos
imponen las opiniones o lo que tenemos que decir. Desde luego, ni eso ni
las ejecutivas de los comités provinciales anulando congresos cuando los
resultados no son los deseados a juicio de los que mandan.




El señor PRESIDENTE: Señor López Valdivielso, en esta excursión le tengo
que llamar a la cuestión, porque estamos en un turno de aclaraciones.




El señor LOPEZ VALDIVIELSO: Sí, pero el señor Ministro ha dicho que me
iba a reñir el presidente Aznar por haberme metido con Azaña.




El señor PRESIDENTE: Por eso estamos en el turno de aclaraciones, que es
lo que dice el artículo 203.




El señor LOPEZ VALDIVIELSO: Por eso aclaro, porque Azaña no es objeto de
la comparecencia, ciertamente. Que quede muy claro: yo, sobre Azaña o
sobre quien sea, opino lo que me parezca oportuno, sin tener que obedecer
al dictado de nadie.

Por lo que se refiere a los recuerdos del antiguo régimen, será que lo ha
conocido usted muy bien, porque a mí eso me trae absolutamente sin
cuidado. O sea, que déjese de planteamientos trasnochados de progre del
68, porque el antiguo régimen me tiene absolutamente sin cuidado.

Ciclo de planteamiento. Me parece una desfachatez que usted le quite
importancia. Es que es importantísimo. ¿Es que no saben más que decir que
no se puede hacer el PEC, que la situación es cambiante? No, es que el
ciclo de planeamiento está para lo que está y ustedes habrán hecho otras
cosas, unas mejor y otras peor, pero se han saltado a la torera el ciclo
de planeamiento. Y si está ahí por algo será.

Ley de dotaciones y su cumplimiento. Dice: ¡Hombre!, es que se olvidan
ustedes del pequeño detalle de que la situación económica ha sido muy
mala en estos tiempos. Primero, la ley de dotaciones habla de
porcentajes, luego el resultado final de aplicar un porcentaje, aunque yo
sea de letras, es uno u otro, pero el porcentaje es siempre el mismo. A
usted sí que se le olvida un pequeño detalle, y es que digo yo que alguna
responsabilidad tendrán sobre la situación económica en los últimos años.

Yo no había hecho referencias al modelo, pero aquí ha surgido. Quien más
está poniendo en duda en estos momentos el modelo de Fuerzas Armadas es
el señor Leguina y algunos sectores de su partido.

Por lo que se refiere a la remuneración de las 30.000 pesetas, tal vez es
un asunto importante, pero ya tendremos ocasión de debatir sobre esos
números.

No he hablado del presupuesto tampoco.

No me hable de lo que pasa en Estados Unidos porque resulta cómico, señor
Ministro, que hablando de asuntos de defensa trate de encontrar alguna
comparación entre España y los Estados Unidos, salvo que lo utilice
simplemente como maniobras evasivas, porque en este caso



Página 8746




usted sí que no tiene nada que decir, porque ciertamente nos hemos
embarcado en proyectos que luego hemos tenido que abandonar y no por un
criterio racional, sino porque simplemente no tuvimos el suficiente
sosiego a la hora de decidir entrar o no en aquellos proyectos
internacionales.

He mencionado el EFA. Ya veremos si no tenemos que volver aquí a hablar
del EFA. Como siga encareciéndose por un lado y aplazándose más la
posibilidad de la entrega de las unidades, a ver si no tenemos que hablar
aquí del EFA y de su futuro.

No ha dicho cuántos carros necesitamos. Yo recuerdo que después de que
nos iban a traer un número determinado de M-60, se dijo que como no
hacían falta tantos íbamos a modernizar menos. El número de unidades de
cada modelo que nos ha dado suma 684. Si a eso tenemos que sumar los
Leopard, me parece que ahora nos pasamos de carros. Necesitamos un carro
competitivo, moderno y eficaz, pero en un número determinado y no irnos a
700 u 800 carros de combate.

Me acusa de contradicciones. Dice: No margina al Parlamento. La
Constitución dice muy claramente cuáles son las competencias del Gobierno
y cuáles de la oposición. Ya lo sabemos, pero hablando precisamente de la
ley de dotaciones, nos ha dicho que va a prever que se debatan en el
Parlamento los programas de adquisiciones. Pues eso es lo que nos
gustaría que se estuviese ya haciendo. Si se va a hacer en la ley de
programas, como la verdad es que su futuro no lo tengo muy claro, lo que
pedimos es que aunque no haya esa ley ya empecemos a debatir en el
Parlamento estas cuestiones que son a largo plazo y que comprometen
muchos presupuestos de defensa y muchas cuestiones de futuro.

Insisto --y casi termino-- en la paralización del Ministerio y en la
situación de las Fuerzas Armadas. A los hechos me remito. Y para que vea
que no exagero es por lo que le recomendaba que, sin dejar de viajar por
Europa para defender nuestros intereses, viaje también por algunas
unidades de nuestro territorio nacional para que vea la realidad de los
cuarteles y las unidades.

Hablaremos de industria mañana posiblemente. Dice: ¡Hombre!, me gustaría
tener una industria de defensa mejor, tenemos la que tenemos. ¡Claro!,
también hay alguna responsabilidad por su parte de por qué tenemos la
industria de defensa que tenemos y no una mejor.

También busca usted tres pies al gato diciendo que yo busco tres pies al
gato haciendo distinciones entre el Ministerio de Defensa y los cuarteles
generales. No busco ningún tercer pie. Eso también lo dice la
Constitución, que una cosa es el Ministerio de Defensa y otra cosa las
Fuerzas Armadas. Yo no intento entrar en ningún sitio ni pretendo con
ello agradar o no agradar a nadie.

Y por último, OTAN. Desde luego, si lo que está pretendiendo es que la
OTAN mire más al sur, está usted fracasando por el momento. Pero, dicho
eso, tiene todo nuestro apoyo para intentar convencer a la OTAN de que
tiene que mirar al sur porque, dada nuestra situación geográfica, es muy
importante para nuestra seguridad.

Recordamos al señor Ministro que en su comparecencia, por lo menos a
nosotros, no nos ha dicho nada nuevo y que la vida de su Departamento es
un lánguido acontecer donde no se resuelve ninguno de los graves
problemas pendientes.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Ministro.




El señor MINISTRO DE DEFENSA (García Vargas): Usted también me merece el
mayor respeto, señor López Valdivielso. (El señor López Valdivielso: No
lo dudo.) En ese sentido estamos en la línea más civilizada.

Con respecto a los acuerdos, reconozco que hemos llegado también a
acuerdos en temas importantes. Ultimamente les noto más reticentes
incluso de llegar a acuerdos en cosas que piensan que son razonables.

Pero, en fin, eso ya es política suya.

Sí que quiero decirle algo sobre el antiguo régimen. Yo lo sufrí. Mi
familia no tuvo cargos en el antiguo régimen. Yo lo sufrí y no me tiene
al fresco, porque alguien ya dijo hace mucho tiempo que los países que
olvidan repiten los errores. Pero, en fin, dejémoslo aquí. No estamos
hablando del antiguo régimen ni de Azaña, afortunadamente, y estamos en
una situación democrática.

Por cierto, poner pegas es su obligación, porque está en la oposición. Lo
normal es que se pongan pegas. Pero yo le recomiendo y le sugiero que las
pegas se adapten mejor a lo que podría ser una política inteligente de
oposición.

En cuanto a planeamiento, sí es muy importante, cómo no, por supuesto.

Pero insisto en lo que le dije antes: Me pilla siempre. Si yo hago el PEC
y después hago el Plan Norte, me dice cómo hace usted el Plan Estratégico
que luego se va a ver modificado por el Plan Norte. Si hago una cosa
antes y otra después siempre me va a decir que está mal hecho. (El señor
López Valdivielso: Si lo hace bien, no.) Es difícil hacer las cosas bien
cuando son tan complejas y no se va paso a paso sino que se quiere hacer
todo atropelladamente a la vez, y eso que usted llama languidez
probablemente sea sentido común y hacer las cosas asentándolas, dentro de
lo que se pueden asentar procesos tan complejos de reforma como éstos.

En relación con la ley de dotaciones, le quiero recordar que dicha ley
preveía un incremento del presupuesto de Defensa fijo cifrado en un 2,5
anual y un incremento del presupuesto de modernización fijo, también al
año, al margen de lo que ocurriera con el producto interior bruto. Luego,
eran porcentajes pero al margen de lo que ocurriera con la economía. Es
decir, cuando la economía cae en el ciclo descendente, difícilmente se
pueden mantener los crecimientos en un ministerio como si nada ocurriera.

En su momento fue un buen instrumento y la muestra es que a lo largo de
los ochenta se pudieron iniciar muchos programas, pero cuando se cae en
una crisis que es más aguda de lo que es el ciclo a corto normal, es
difícil que se pueda conseguir su aplicación. Por tanto, hay que prever
las cosas contando con que eso puede suceder y, sobre todo, contando con
lo que se va a hacer programa a programa. Y cuando aprobemos la ley no
vamos a discutir si se va a comprar el tornillo tal o el fusil cual, sino
el programa de modernización de tal o cual cosa.




Página 8747




En cuanto a los programas abandonados he de decirle, señoría, que yo no
tengo ninguna duda sobre la conveniencia del abandono de algunos
programas que me tocó dejar. Me costó hacerlo. Me tocó dejar la familia
de misiles y recibí presiones de todo tipo, incluso de jefes de gobierno
de otros países que escribieron al Jefe de Gobierno español. Yo creía que
no tenía mucho sentido avanzar por esa vía, con lo costosa que era,
cuando no teníamos una amenaza global de misiles como podríamos tener
respecto al bloque soviético, que podían lanzar miles de misiles. Ya
hablaremos más adelante de eso si vemos que es conveniente. Por tanto,
hay programas que se pueden explicar cuando lo desee su señoría y decir
por qué razón los dejamos. Algún programa se dejó porque las empresas
españolas estaban empezando a decir que no podían seguir adelante, que no
se sentían técnicamente capaces de seguir adelante. En consecuencia,
¿para qué insistir si las mismas empresas decían que no? Esto ya lo
veremos.

Respecto al EFA ya sabe su señoría lo que pienso, que no es un programa
exclusivamente militar, es un programa más industrial que militar. Es una
apuesta por disponer de una industria de aviación avanzada en Europa,
pero los Ministros de Defensa no le tenemos un inmenso cariño al EFA
militarmente hablando, y su señoría comparte conmigo esta opinión. Yo
espero que sigamos adelante porque nos jugamos mucho industrialmente,
pero qué duda cabe que comprar en este momento un avión ya hecho y que se
puede pagar a plazos, disponiendo ya de él, es más conveniente que
fabricar un avión que se va pagando con anticipación.

Respecto a los carros, vamos a tener una comparecencia sobre los carros
de combate. Yo creo que es un tema interesante. ¿Cuál es el límite?
Seiscientos ochenta, señoría. Si posteriormente hay otro modelo de carros
habrá que dar de baja a algunos de los que ya están y hacer un análisis
de coste y efectividad entre los carros que se pueden dejar y los carros
nuevos que se pueden adoptar. Esta es una decisión bastante compleja,
insisto, y creo que es bueno que el Parlamento, en su día, conozca qué es
lo que se decide y por qué se decide. Por consiguiente, antes de que la
decisión se tome definitivamente lo trataremos en esta Comisión. Creo que
merece la pena por la repercusión que tiene sobre todo ante la industria
española. Por eso yo he insistido mucho: los carros de combate se van a
seguir modernizando, y luego ya veremos.

Muchas gracias, señor Presidente.




El señor PRESIDENTE: Gracias, señor Ministro. Gracias, señores Diputados.

Se levanta la sesión.




Era la una y cincuenta y cinco minutos de la tarde.