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DS. Congreso de los Diputados, Comisiones, núm. 194, de 05/05/1994
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CORTES GENERALES
DIARIO DE SESIONES DEL
CONGRESO DE LOS DIPUTADOS
COMISIONES
Año 1994 V Legislatura Núm. 194
DEFENSA
PRESIDENTE: DON JUAN MUÑOZ GARCIA
Sesión núm. 12
celebrada el jueves, 5 de mayo de 1994



ORDEN DEL DIA
Comparecencias:
--Del señor Secretario de Estado de Defensa (Flos Bassols), para explicar
la liquidación del presupuesto de gastos del Ministerio de Defensa del
año 1991. A solicitud del Grupo Parlamentario Popular. (Número de
expediente 212/000448) (Página 6026)
--Del señor Ministro de Defensa, para dar a conocer las medidas adoptadas
por el Gobierno a la vista de la existencia de contabilidades ilegales y
fondos públicos desviados en determinadas unidades de nuestras Fuerzas
Armadas. A solicitud del Grupo Parlamentario Federal IU-IC. (Número de
expediente 213/000247.) Esta comparecencia será cumplimentada por el
señor Secretario de Estado de Defensa, según acuerdo adoptado por la Mesa
de la Comisión en su sesión del día 12 de abril de 1994 (Página 6031)
--Del señor Ministro de Defensa, para dar a conocer la posición de su
Ministerio ante el desmantelamiento al que se ve sometido parte del
sector industrial público español de Defensa y el consiguiente incremento
de la dependencia de industrias extranjeras del sector. A solicitud del
Grupo Parlamentario Federal IU-IC. (Número de expediente 213/000272.)
Esta comparecencia será cumplimentada por el señor Secretario de Estado
de Defensa, según acuerdo adoptado por la Mesa de la Comisión en su
sesión del día 12 de abril de 1994 (Página 6034)



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Preguntas:
--Del señor Martínez Blasco (Grupo Parlamentario Federal IU-IC), sobre
proyectos e inversiones previstas para la utilización del sector sur de
la base aérea de Zaragoza por el Ejército del Aire, tras la marcha de las
Fuerzas Aéreas de los Estados Unidos de América. (BOCG serie D, número
82, de 12-4-94. Número de expediente 181/000685) (Página 6046)
--Del mismo señor Diputado, sobre mantenimiento de la Base Aérea de
Zaragoza. (BOCG serie D, número 82, de 12-4-94. Número de expediente
181/000687) (Página 6046)
--Del mismo señor Diputado, sobre reutilización de las instalaciones
existentes en el sector sur de la Base Aérea de Zaragoza en relación con
la utilización precedente por las Fuerzas Aéreas de los Estados Unidos de
América, USAF. (BOCG serie D, número 82, de 12-4-94. Número de expediente
181/000690) (Página 6046)



Se abre la sesión a las cuatro y treinta y cinco minutos de la tarde.




COMPARECENCIAS



--DEL SEÑOR SECRETARIO DE ESTADO DE DEFENSA (FLOS BASSOLS), PARA EXPLICAR
LA LIQUIDACION DEL PRESUPUESTO DE GASTOS DEL MINISTERIO DE DEFENSA DEL
AÑO 1991. A SOLICITUD DEL GRUPO PARLAMENTARIO POPULAR EN EL CONGRESO.

(Número de expediente 212/000448.)



El señor PRESIDENTE: Comienza la sesión.

Punto 1 del orden del día: Comparecencia del Secretario de Estado de
Defensa para que explique la liquidación del presupuesto de gastos del
Ministerio de Defensa del año 1991.

El señor Secretario de Estado tiene la palabra.




El señor SECRETARIO DE ESTADO DE DEFENSA (Flos Bassols): Muchas gracias,
señor Presidente.

Señorías, hablar del presupuesto liquidado no sólo es complejo sino que
se corre el riesgo de que las cifras no permitan entender las razones de
concepto, que en realidad supongo que es lo que nos interesa en estos
momentos. Por tanto, en mi primera exposición intentaré no abrumarles con
cifras y, si acaso, después concretar.

A mi modo de ver, el presupuesto liquidado de 1991 plantea dos obvias
preguntas que son: ¿Por qué un presupuesto que empieza con 858.000
millones termina con 1 billón 308.000 millones? La segunda pregunta,
también de grandes dimensiones, es: ¿Por qué llegar a un punto tan alto
si después de restar las obligaciones reconocidas nos queda un remanente
de 185.000 millones? Antes de entrar en detalle, puedo adelantar, para
que no vayamos perdidos, que esto se debe, fundamentalmente, a dos
hechos.

En cuanto al crecimiento, en el año 1991 existe la necesidad de reflejar
en presupuesto los gastos realizados en ejercicios anteriores con cargo a
anticipos del Tesoro Público y a préstamos del Federal Financing Bank,
ligados al convenio entre España y Estados Unidos; dineros que quedaban
reflejados en cuentas extrapresupuestarias, es decir, dentro de las
cuentas de la Administración pública pero fuera del presupuesto. Esta
operación trata de reflejar en presupuesto estas cuentas, es una
operación de regularización contable, que no supone entrada o salida
efectiva de recursos, pero que, efectivamente, produce este efecto
tremendo de crecimiento del presupuesto liquidado. Esto por lo que
respecta al gran incremento que se produce.

En cuanto a la otra pregunta que me he planteado, nos encontramos con que
en el año 1991 se produce un hecho, del que se ha hablado ya muchísimas
veces en esta Comisión, y es la declaración de no disponibilidad de
créditos por valor de 107.000 millones de pesetas a mitad de año,
acordada por el Consejo de Ministros del 5 de julio. Este es el factor
que explica por qué hay tanta distancia entre el presupuesto liquidado y
las obligaciones reconocidas.

Si hacemos el ejercicio de restar estos dos elementos del billón 308.000
millones, veremos que nos iríamos a un presupuesto liquidado de 915.000
millones, que es absolutamente acorde con lo que correspondería. Es
decir, representa tan sólo un crecimiento del 6,6 por ciento, y también
veríamos que este sobrante final --por llamarlo de alguna manera-- no
sería de 185.000 millones sino tan sólo de 78.000 millones.

Yendo un poco más al detalle --no mucho, como he dicho, para no
fatigarles con cifras--, debo recordar que el presupuesto liquidado final
es igual al presupuesto inicial más transferencias, generaciones de
crédito, incorporaciones de crédito de años anteriores y ampliaciones de
crédito. Vamos a ver cada uno de estos elementos.

Transferencias. Ascienden a unos 12.000 millones y se dedican,
fundamentalmente, al pago de incrementos retributivos pendientes o
correspondientes al año 1991. No creo que merezca mayor explicación. Es
una cantidad no excesivamente importante dentro del conjunto.

Generaciones de crédito, es decir, los aumentos de crédito que se
producen como resultado de realización de servicios por parte del
Ministerio o de venta según qué tipo de productos, ascienden a 15.000
millones,



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aproximadamente. Es una cantidad también absolutamente habitual dentro de
las magnitudes en que nos movemos, y quizá de ello, en esta primera
entrada, tan sólo destacaría que 9.000 millones de pesetas, de estos
15.000, corresponden a pagos del ISFAS a los hospitales de Defensa por
servicios que han dado los hospitales de Defensa al ISFAS.

Otros elementos de las generaciones serían, por ejemplo, el más típico,
las publicaciones, u otro más sofisticado, desde el punto de vista
contable, que son los reintegros de anticipos de nóminas. Son cosas muy
típicas en los presupuestos y tampoco creo que esté por ahí el problema o
la sorpresa de estos grandes incrementos.

Las incorporaciones, que sería el tercer sumando (que son, como SS. SS.

saben, los remanentes de gastos comprometidos del año anterior que no
fueron ejecutados totalmente), en ese año 1991 suponen tan sólo 229
millones de pesetas que es el saldo de los créditos del año anterior
correspondientes al embargo de Irak. Esta escasísima cuantía de las
incorporaciones se debe a que, en aquel año, las verdaderas
incorporaciones se sumaron al presupuesto como ampliaciones. Es algo que
no tiene ninguna incidencia contable y se podía hacer por cuanto que los
créditos que quedan afectados por las incorporaciones son créditos que
están dentro de la ley de dotaciones y, por tanto, son créditos
ampliables.

En lo que he dicho hasta ahora, hemos llegado a un incremento, respecto
del presupuesto inicial, de 28.298 millones de pesetas. Donde está el
gran incremento, por tanto, es en las ampliaciones. Las ampliaciones
ascienden a 421.580 millones de pesetas.

¿Cómo están compuestas estas ampliaciones? En primer lugar, como acabo de
decir, por las incorporaciones pendientes del año anterior, que ascienden
a 123.000 millones de pesetas. También es una cantidad que, dentro de lo
que es el concepto de incorporaciones, no es exagerada, unos años es
mayor, otros es menor, dependiendo mucho del tipo de adquisición o de
programa que esté en curso; es decir, dentro del mundo de la Defensa es
absolutamente normal.

Otras ampliaciones son, por ejemplo, los gastos de embargo a Irak y la
ayuda humanitaria a la población kurda que ascendieron a 7.000 millones.

También las fragatas F-85 y F-86 recibieron 4.500 millones.

Finalmente, la magnitud realmente importante es la que he citado al
principio, la ampliación destinada a regularizar y cancelar dos
operaciones: por un lado, las cantidades dispuestas con cargo a los
préstamos del Federal Financing Bank, por un importe total de 254.000
millones, y las cantidades dispuestas con cargo a un anticipo de
Tesorería del año 1988, por un importe de 31.000 millones. Estas dos
operaciones, la regularización del préstamo del FFB y la regularización
de este anticipo, tienen el mismo tratamiento contable y, por tanto,
podemos decir que se ha hecho una ampliación de 286.000 millones. Esto,
básicamente, respecto de otros años, es lo que explica el tremendo
incremento y lo que sorprende a muchas personas externas a lo que es la
ejecución presupuestaria.

El otro tema que he citado como gran pregunta es por qué nos encontramos
con una diferencia de 185.000 millones entre este presupuesto liquidado y
las obligaciones reconocidas. Como he dicho, esto se debe a que en un
acuerdo de Consejo de Ministros del mes de julio de aquel año, se declara
la no disponibilidad --ésta es la expresión técnica-- de 107.000 millones
de pesetas. Ello quiere decir que los créditos correspondientes no se
suprimen del presupuesto, pero no se pueden comprometer.

Si volvemos a hacer operaciones como las que he indicado antes de ir
restando, diríamos que del billón 308.000 millones en que queda el
presupuesto final, restando esta no disponibilidad, nos vamos a un
presupuesto de un billón 200.000 millones de pesetas. De esta cantidad se
comprometieron un billón 190.000 millones de pesetas, es decir, el 99,1
por ciento de los créditos disponibles, y las obligaciones reconocidas
ascendieron a un billón 122.000 millones de pesetas. Con lo que, al final
de año, los gastos comprometidos que quedaron en curso de ejecución y,
por lo tanto, debieron ser incorporados al año siguiente, ascendían
solamente, no a aquellos 185.000 millones, sino sólo a 78.000 millones,
que es una cantidad mucho más reducida.

Por último, puesto que esta comparecencia está ligada con una pregunta
escrita en la que también se trataba el tema de los pagos, en relación
con los pagos debo decir --y perdonen que siga con las cifras, pero creo
que aquí es lo más fácil-- que del billón 122.000 millones de
obligaciones reconocidas, remitimos a Hacienda propuestas de pago por
importe de un billón 116.000 millones de pesetas. Lo cual quiere decir
que el Ministerio de Defensa dejó pendientes de propuesta de pago tan
sólo 5.850 millones. Como pueden ver, las cifras de ejecución del
presupuesto en sus distintos aspectos son impresionantemente altas y
eficaces, como, por desgracia, suele pasar cuando el presupuesto es muy
reducido o ha recibido un recorte tan importante como el que recibimos en
aquel año.

Sobre lo que realmente se pagó, no puedo decir nada, puesto que es
competencia del Director General del Tesoro, por lo tanto, si hablara de
ello estaría hablando de otro Ministerio. Sin embargo, suponemos que de
lo que aparentemente queda por pagar, 286.000 millones corresponden a
aquellos anticipos que he citado antes y, probablemente --y con toda la
prudencia porque es tema de otro Ministerio--, quedaron pendientes de
pago por parte de Hacienda exactamente 78.143 millones de pesetas, tema
en el que ya no puedo profundizar más. Esto es todo. Muchas gracias.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo solicitante de la comparecencia, tiene
la palabra el señor De Torres.




El señor DE TORRES GOMEZ: Señor Secretario de Estado, tengo ante mí los
documentos de la liquidación del presupuesto de 1991, que usted acaba de
explicar aquí, y que el Ministerio de Defensa nos envía a tenor de una
petición que hizo mi compañero y portavoz de esta Comisión, señor López
Valdivielso, y debo manifestarle discrepancias. En primer lugar,
discrepancias porque de todos los estudios de los presupuestos iniciales
que se hacen, los créditos definitivos, las obligaciones reconocidas de
los presupuestos de Defensa durante todo el mandato



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socialista, este año de 1991 --como usted bien ha dicho-- destaca sobre
todos, especialmente, ese incremento de crédito que se originó en el año
1991, año en el que el presupuesto inicial fue de 858.334 millones de
pesetas y los créditos definitivos de un billón 308.000, lo que supuso un
incremento de casi 500.000 millones. Por decírselo en porcentajes, un
aumento aproximado del 52,4 por ciento del crédito inicial.

Esto hace que para nosotros, y creo que para cualquier otro Grupo --y de
ello hay numerosas quejas en esta Cámara--, las cifras que aparecen en
los Presupuestos Generales del Estado representen muy poco, ya que las
modificaciones posteriores a ser aprobados por las Cámaras, unas veces
por disminución o por declaración de no disponibilidad de créditos,
aprobado por Consejo de Ministros, otras veces por incrementos originados
por créditos extraordinarios o suplementarios o por ampliaciones o por
transferencias incorporadas o generadas por ingresos, anulaciones en los
presupuestos de Defensa, etcétera, hacen que los créditos totales o
definitivos no se parezcan en nada a los iniciales.

Señor Secretario, aunque estos créditos definitivos se acercan en 1991
mucho más a la realidad de las necesidades del Ministerio de Defensa,
para nosotros son las obligaciones reconocidas las que reflejan
exactamente el gasto realizado, en este caso, el 85,8 por ciento, que por
cierto está muy por debajo del de otros ministerios; por ejemplo,
Economía y Hacienda está en el 89 por ciento, Interior en el 96 por
ciento, Obras Públicas en el 87 por ciento, Educación y Ciencia en el 93
por ciento, Trabajo y Seguridad Social en el 92 por ciento, etcétera. Y
no digamos en cuanto a los pagos realizados, ahí sí que el Ministerio de
Defensa se lleva la palma, sólo el 57,5 por ciento de los créditos
iniciales y el 67 por ciento de los definitivos, según estos documentos
que ustedes nos envían. Esto demuestra, por comparación también con otros
ministerios, que la gestión, desde nuestro punto de vista, no es buena.

Por seguir comparando con otros ministerios, en cuanto a los pagos
realizados respecto de los créditos definitivos, verá usted que mientras
nosotros estamos en el 57,5 por ciento, Interior está en el 89 por
ciento, Hacienda en el 74 por ciento, Obras Públicas en el 78 por ciento,
Educación y Ciencia en el 85 por ciento, Trabajo y Seguridad Social en el
91 por ciento, etcétera. Ello demuestra, a nuestro modo de ver, una mala
gestión.

Por eso, señoría, cuando nosotros nos referimos a los presupuestos de
Defensa lo hacemos normalmente por el importe de las obligaciones
reconocidas, que es lo verdaderamente real en lo que se refiere a gastos
de Defensa. Todo esto que le digo demuestra lo falsas que pueden resultar
las comparaciones que anualmente se hacen, cuando se aprueba el
presupuesto, relacionándolo con el correspondiente del año anterior.

Quisiera pedir al señor Secretario de Estado algunas aclaraciones a la
información que nos envía el Gobierno y que acaba de exponer usted ahora.

En el apartado a) figuran como ampliaciones de crédito los 421.000
millones a que usted hace referencia, que coinciden con la liquidación.

De ellos, estos 286.000 millones son para regularizar, según nos acaba de
decir, los anticipos de tesorería de préstamos del Federal Financing Bank
por compras a Estados Unidos entre los años 1983 a 1990, de los que
corresponden 254.000 millones de 1983 a 1988, y esos anticipos de
Tesorería, que usted acaba de citar, que son los 31.000 millones
siguientes.

Lo que a mí me resulta curioso, y por ello pido aclaraciones, bien ahora
o cuando pueda ser --si no tiene el dato aquí lo puede enviar por
escrito--, es que al final del apartado se señala que esto no es una
ampliación real, como usted también ha dicho antes, lo cual pienso que no
se ajusta a la verdad --y perdóneme la expresión, la puede cambiar por la
que quiera-- porque los pagos se realizaron en años anteriores como
anticipos de Tesorería y no se reflejó el gasto en los Presupuestos,
cuando en realidad presupuestaria se efectúa el pago por Defensa en 1991.

No encuentro tampoco explicación al hecho de por qué no se liquidó antes
la deuda con el Tesoro.

En el apartado segundo, que supongo que querrá decir anexo II.3 de la Ley
de Presupuestos, se justifican 123.000 millones, pero también incluye
como ampliaciones de crédito 12.000 millones, a los que usted también
hacía referencia, para fragatas, Irak, los kurdos, Torrejón, y deudas en
diversas empresas. Nos agradaría también que nos explicara cómo estos
incrementos de crédito se han efectuado por ampliaciones de crédito y no
por créditos extraordinarios y qué explicación tienen estos 569 millones
que figuran en el epígrafe «para compensar deudas con diversas empresas».

La contestación a la quinta cuestión, a la que se alude en la pregunta
del portavoz del Partido Popular, señor López Valdivielso, se refería a
que los pagos realizados ascienden a 752.244 millones, sin indicar a qué
momento de la ejecución material de los pagos están referidos. Me
sorprende esta ignorancia ya que todas las preguntas que hace el Diputado
señor López Valdivielso se fundamentan en la liquidación de 1991, y en la
hoja correspondiente a situación por secciones figura esa cantidad que se
supone referida a 31 de diciembre de 1991.

En cuanto a la deuda a proveedores usted lo acaba de decir también.

Siempre se escudan en que Defensa ha realizado la propuesta de pago y que
la culpa es de Hacienda que tarda en realizar dicho pago. Estamos
hablando, señorías, de la liquidación oficial de los presupuestos del 91
presentada por Hacienda. En ella figura que los pagos realizados son los
citados 751.000 millones. Por ello, la deuda real a proveedores a 31 de
diciembre de 1991, al ser el importe de las obligaciones reconocidas de
un billón 122.000 millones, era de 370.000 millones, sin importarnos si
la culpa es de Hacienda o de Defensa. En último término la culpa es del
Gobierno. Nos preocupa por la incidencia tan grande que tiene en las
empresas que están suministrando los materiales al Ejército ya que si no
se paga, estas empresas tienen que recurrir a los bancos, con las
consiguientes pérdidas que se sufre por el hecho de tener que solicitar
un crédito de un banco.

En cuanto a la relación de acreedores, ésta es una relación larga pero
que, a mi modo de ver, no refleja de ningún modo la realidad, pues
debería incluir a los que no les ha



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pagado Hacienda, y en la que figuran no sólo acreedores, sino también
deudores, porque aquí presentan saldo negativo. Estos deudores son esas
17 empresas que han percibido 67.689,636 pesetas, sin justificar, y
supongo que será porque el Ministerio de Defensa se lo ha adelantado. Por
eso le pregunto qué explicación legal y contable tiene esta deuda de las
empresas con Defensa. Le digo que la deuda es pequeña, son apenas 70
millones, pero me gustaría saberlo.

Para colmo veo que hacen la suma algebraica de los números positivos con
negativos, como si los que deben fueran a pagar a los que no han cobrado,
según entiendo.

Ya por último, al final de esta relación nominal de acreedores figuran
doce partidas del Banco de España por importe de 3.690 millones que
desearía saber qué origen tienen y en qué normativa legal se fundamentan.

Existe también una deuda de 130 millones a la pagaduría de servicios a
extranjeros de Madrid, y desearía saber por qué existe y a qué se debe
esa deuda.




El señor PRESIDENTE: ¿Grupos que deseen intervenir? (Pausa.)
Por el Grupo de Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya, tiene la
palabra el señor Romero.




El señor ROMERO RUIZ: De manera muy breve para fijar la posición de
nuestro Grupo Parlamentario en esta comparecencia solicitada por el Grupo
Popular sobre la ejecución del presupuesto del Ministerio de Defensa
correspondiente al ejercicio de 1991.

Está claro que es importante en el Ministerio de Defensa tener unos
presupuestos que se correspondan con la capacidad de gestión y de gastos,
aunque se trata de un Ministerio que SS. SS. convendrán conmigo que puede
fijar pagos plurianuales. Que se hagan pagos plurianuales y que haya una
cierta planificación indica que pueda haber algunos desajustes, pero
éstos deben estar siempre acomodados a las disponibilidades que existan
para ese ejercicio en concreto. Es verdad que ese año de 1991 se produce
una congelación y recorte en los distintos ministerios para controlar el
gasto público que aquí repercute en algo más de 100.000 millones de
pesetas.

En este ejercicio se produce un hecho que a nosotros nos llamó la
atención, sobre el que intervino el Tribunal de Cuentas y que fue la
existencia de dinero en Estados Unidos como consecuencia de los
compromisos que se tenían con los norteamericanos para la adquisición de
material de defensa. Está claro que ese dinero que se logra repatriar,
254.000 millones de pesetas, de los bancos norteamericanos es un dinero
importante que se depositaba como una garantía --yo creo que excesiva--
que solicitan el Pentágono y el complejo industrial militar cuando
negocian con países terceros, porque nosotros podemos cubrir nuestras
obligaciones ordenando los pagos necesarios, sin necesidad de habilitar
una partida tan importante y depositarla para hacer frente a los gastos
que ocasiona la compra de material en Estados Unidos.

Yo creo que cuando un presupuesto se inicia legalmente con alrededor de
800.000 millones de pesetas y que más tarde, con los remanentes y las
ampliaciones, se supera el billón 308.000 millones de pesetas, después,
el reconocimiento de las obligaciones por Hacienda, no quiere decir que
se hayan cumplido de manera religiosa, porque Hacienda puede reconocer
una obligación pero puede tardar en hacer efectivo el pago a las empresas
deudoras.

Como quiera que hay una serie de preguntas concretas que ha formulado el
portavoz del Grupo Parlamentario Popular, a nosotros nos parecería
interesante, como hábito a inaugurar en esta Comisión, hacer debates de
carácter más monográfico sobre los distintos ejercicios presupuestarios
que aprueban las Cámaras, sobre su gestión y su liquidación final, para
que no aparezca, a los ojos de nuestras Fuerzas Armadas y de la sociedad,
que existiendo disponibilidades líquidas y necesidades urgentes no hay
capacidad para priorizar los gastos.

Nosotros somos partidarios de los presupuestos por programas; tener un
programa, asignarle un presupuesto y dejar un margen de maniobra
apropiado, incluso amplio en ministerios de estas características, pero
eso debe llevar aparejado el compromiso del gasto del dinero que se
asigne, y no que nos quedemos en el 60 o en el 75 por ciento un año
después de la ejecución del presupuesto, con las necesidades que existen
en las Fuerzas Armadas.

Yo recuerdo que un parlamentario andaluz intervino en el Parlamento de
Andalucía y se llevaba las manos a la cabeza porque había sobrado dinero,
y decía muy gráficamente: si saliéramos a la puerta y diéramos un
zapatazo tendríamos 700 alcaldes --puesto que hay más de 700 pueblos
andaluces-- pidiendo cada uno una cosa útil para su pueblo y nos faltaría
dinero; no tendría por qué sobrarnos de un ejercicio que hemos
presupuestado. Yo estoy seguro de que en un presupuesto como el de
Defensa, con las necesidades que tienen nuestras Fuerzas Armadas, si se
diera un zapatazo vendrían todas las unidades con cosas perentorias en
que gastar ese dinero, que estando disponible es necesario que se utilice
y que no se deje como remanente para el año siguiente.

Hay que hacer un gran esfuerzo de gestión, incluso habría que mejorar y
asesorar técnicamente esa gestión del gasto. Se puede incorporar la
cultura de lo plurianual con programas elásticos, pero que sepamos dar
agilidad al dinero y, desde luego, no aceptar el que se deposite en el
extranjero. Debemos seguir la orientación del Tribunal de Cuentas y
conseguir repatriar cualquier fondo público que exista, cubrir los
compromisos periódicamente, y en esa línea nos parece interesante la
comparecencia que se ha solicitado sobre este asunto.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Socialista, tiene la palabra el señor
Sanz.




El señor SANZ DIAZ: Nuestro Grupo Parlamentario entiende la preocupación
en relación con la apariencia en la presentación de la liquidación
presupuestaria del año 1991, pero las explicaciones que ha dado el señor
Secretario de Estado con gran detalle técnico justifican, de manera
suficientemente clara, esta apariencia, es decir, qué es lo que subyace a
esta apariencia en la presentación de la



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liquidación y, por tanto, su carácter de justificación como tal.

En este sentido, nos ha llamado la atención la clarificación sobre las
ampliaciones de crédito de los 421.000 millones de pesetas. También hay
que tener en cuenta estas peculiaridades específicas del Ministerio de
Defensa en lo que se refiere al carácter plurianual de sus compromisos, a
los compromisos internacionales, a la necesidad de reajustar
presupuestariamente determinadas partidas y, en definitiva, al alto grado
de ejecución, que, como muy bien ha dicho el señor Secretario de Estado,
se ha logrado precisamente por la justeza a que se ha visto sometido el
presupuesto.

Nuestro Grupo destacaría particularmente esos 107.000 millones de pesetas
de los que no ha dispuesto el Ministerio de Defensa en cumplimiento
riguroso del acuerdo de julio del Consejo de Ministros, que constituye un
importante recorte. Ahí es donde se ha manifestado de manera clara cómo
la solidaridad del Ministerio de Defensa con las decisiones generales de
la economía española han permitido que este recorte, que no estaba
inicialmente previsto, haya podido realizarse.

En resumen, podemos decir que las explicaciones que ha dado el señor
Secretario de Estado aclaran bastante. En todo caso, ahora, en la
ampliación que haga, podrá complementar algunos de los aspectos de las
preguntas concretas que se han hecho. Pero nos parece que lo
verdaderamente destacable es cómo el Ministerio de Defensa fue capaz de
cumplir ese recorte de 107.000 millones de pesetas, que es una cantidad
muy importante y con la cual contribuyó a los equilibrios económicos de
la política general del Gobierno.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Secretario de Estado.




El señor SECRETARIO DE ESTADO DE DEFENSA (Flos Bassols): Si yo hubiera
sido Secretario de Estado en el año 1991 me habría molestado
tremendamente que me hubieran ampliado el presupuesto liquidado en
286.000 millones de golpe. ¿Por qué razón? Porque es evidente que al
Ministerio de Defensa lo que le habría gustado es que cada año, a medida
que se iban gastando los fondos presupuestarios del FFB o de los
anticipos, se lo hubieran ido poniendo en el presupuesto. Efectos
profundos sobre el déficit no tiene. El Tribunal de Cuentas no dice nada
al respecto; se limita a señalar este desajuste temporal. Pero,
evidentemente, la imagen externa que da es realmente lamentable, y es lo
que le permite a usted, señor Torres, hacer estos porcentajes de
realización que no se ajustan a la verdad. Y no se trata de que el
Ministerio de Defensa tenga una capacidad de gestión extraordinaria, pero
resulta que es el ministerio que, por desgracia y por estrecheces
económicas, está ejecutando más del 99 por ciento de todo. Es decir, si
en lugar de tomar los porcentajes sobre el importe final se toman sobre
el importe final menos los 107.000 millones que no pudimos gastar, que no
pudimos comprometer, que no pudimos, por tanto, reconocer, nos vamos
enseguida al 99. Esta es una de esas cosas que realmente duele. A mí me
habría dolido mucho, después de ejecutar y de pasar estas estrecheces,
dar esa apariencia de recursos sobrados, porque no es así.

El tema de los porcentajes y de la capacidad de gestión hay que verlo
así, hay que calcular respecto de qué se hacen los porcentajes.

Lógicamente no estoy de acuerdo en que la gestión no sea buena, creo que
es buena y, además, creo que es inevitablemente buena; cuando no se tiene
dinero, se saca el pan de las piedras, que es lo que está pasando en
estos momentos. Se llega al 99,1 porque no hay dinero y, por tanto, se
ejecuta todo. En estos momentos yo me estoy tirando piedras encima porque
saben ustedes que nunca podré venir aquí a decir lo bien que hemos
gastado el 99 por ciento, porque ustedes me podrán decir que, como no
tengo nada, por supuesto, tengo en qué gastarme ese 99 por ciento.

En cuanto a los pagos, efectivamente, aparece ahí esta otra cifra
tremenda de los 375.000 millones, cosa que, en realidad, a quien debiera
dolerle más no es al Ministerio de Defensa, porque siempre puede decir
que le ha quedado por hacer propuestas de pago por 5.800 millones y que,
por tanto, qué puede hacer además de esto si ya lo ha hecho todo. Ahora,
también hay que contar bien las cosas, y de los 375.000 millones hay que
quitar los 286.000 que no son pagos a proveedores sino que son,
llamémosle, «pagos», entre comillas, que el Estado se hace a sí mismo.

Por tanto, quedarían realmente 78.000 millones.

Me ha hecho también otras preguntas mucho más concretas que no le puedo
contestar ahora mismo, pero que, si me permite, lo haré por escrito,
porque son cosas más pequeñas de las que no cuento con datos en estos
momentos.

Al señor Romero he de decirle que nos encontramos siempre con que tenemos
dos imágenes: la imagen del presupuesto inicial, que es la que, en
definitiva, cuenta en esta Cámara cuando se aprueban los Presupuestos,
pero también tendríamos que tener en cuenta que, desde el punto de vista
de los especialistas de la Administración, a mí no me presenten nunca un
presupuesto inicial. Es la primera columna siempre de un cuadro que tiene
muchas más, y usted me habla en términos no de contabilidad de
presupuestos, sino de contabilidad de las administraciones públicas, y me
separa siempre lo que son gastos de lo que son pagos.

Entiendo que en su planteamiento hay una cierta mezcla y una cierta
confusión, que es muy universal y me parece que es muy normal. De hecho,
lo que SS. SS. plantean son preguntas muy similares a las que yo he
planteado a mis especialistas, y también debo reconocer que en algunos
casos el tema es muy complejo, por ejemplo, en los fondos
extrapresupuestarios. El mecanismo de desregularización yo creo que
habría que haberlo hecho año a año. No veo razón por la que hay que
esperar. Tampoco el Ministerio de Defensa es quien decide en qué año se
hace la regularización. Esto es así.

Yo creo que el tema interesante es el de los depósitos que se hacen en
USA para pagos FMS. Nosotros acudimos a los pagos FMS, a este tipo de
compras, por dos razones: porque nos es más barato comprar según qué tipo
de material englobado dentro de las compras americanas, y porque nuestro
país no tiene, como muchos otros países, la



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capacidad de analizar lo que compra --estas máquinas tan sofisticadas-- y
hacer una recepción como es debido. Por tanto, confiamos en el gobierno
de los Estados Unidos; si él hace la recepción bien hecha de su material
estamos de acuerdo y, si no, es él quien asume esta responsabilidad.

Dentro de este planteamiento de compras que se produce con los Estados
Unidos ellos tienen unas normas draconianas, normalmente es la norma del
fuerte contra el débil, y dentro de estas normas draconianas están muchas
exigencias, entre ellas hacer estos anticipos. Ojalá no tuviéramos que
hacerlos y ojalá no tuviéramos que comprar nada a los Estados Unidos.

También es cierto que para España, por ejemplo, adquirir un avión de
combate y recepcionarlo con sus propios medios es una tarea tremenda y
sería muy cara.

Yo creo que más o menos he contestado a todos. No me importa que vuelvan
a insistir y yo volver a contestar. En cualquier caso, creo que hay
problemas ahí detrás que son muy de técnica contable.




--DEL SEÑOR MINISTRO DE DEFENSA PARA DAR A CONOCER LAS MEDIDAS ADOPTADAS
POR EL GOBIERNO A LA VISTA DE LA EXISTENCIA DE CONTABILIDADES ILEGALES Y
FONDOS PUBLICOS DESVIADOS EN DETERMINADAS UNIDADES DE NUESTRAS FUERZAS
ARMADAS. A SOLICITUD DEL GRUPO PARLAMENTARIO FEDERAL IZQUIERDA
UNIDA-INICIATIVA PER CATALUNYA. (Número de expediente 213/000247.)



El señor PRESIDENTE: Pasamos a la comparecencia para dar a conocer las
medidas adoptadas por el Gobierno a la vista de la existencia de
contabilidades ilegales y fondos públicos desviados en determinadas
unidades de nuestras Fuerzas Armadas, a solicitud del Grupo Federal de
Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya.

El señor Secretario de Estado tiene la palabra.




El señor SECRETARIO DE ESTADO DE DEFENSA (Flos Bassols): En este caso,
puesto que es un tema delicado y soy muy consciente de que lo que vaya a
decir va a ser leído fuera de este contexto, voy a ceñirme muy bien a un
texto que he hecho yo mismo, en el que he intentado cuidar muy bien las
expresiones y del que intento hacer un planteamiento de conjunto porque
creo que lo que he leído de comparecencias sobre estas materias siempre
es muy parcial y a menudo está ligado a casos concretos.

El texto en el que se solicita la comparecencia da por cierta la
existencia de irregularidades dispersas en unidades de las Fuerzas
Armadas. Esto es algo que no me parece ajustado a la realidad, puesto que
afortunadamente, los casos que puedan darse en la actualidad son
excepcionales. Sin embargo, el planteamiento genérico que se hace en la
solicitud tiene la ventaja de permitir un análisis general de la
problemática ajeno a las particularidades o a la presión de un caso
concreto. (El señor Vicepresidente, Fernández de Mesa Díaz del Río, ocupa
la Presidencia.) Por otra parte, también tiene la ventaja de no mezclar
un tipo de irregularidad o ilegalidad administrativa que se ha dado en
las Fuerzas Armadas y que quizás yo debo admitir que puede darse
actualmente con otro tipo de ilegalidades y delitos que pueden ocurrir en
todo tipo de organización, pública o privada, y que suelen estar ligados
a la apropiación indebida y al lucro personal.

Tanto en un tema como en otro --este que consideramos peculiar o
frecuente en un ámbito y el genérico--, la posición del Gobierno no puede
ser otra que la actitud más enérgica y la voluntad más clara de
controlar, perseguir y, sobre todo, prevenir todo tipo de ilegalidad.

Antes de entrar en materia debo aclarar que yo no utilizaría, aunque se
haya hecho con frecuencia, el término contabilidad ilegal aplicado al
marco de la Administración pública, ya que no creo que sea del todo
correcto desde un punto de vista técnico. La contabilidad pública es
única y recoge los gastos uno a uno, por cierto, fiscalizados por el
Interventor General. En otras palabras, las irregularidades o
ilegalidades no se cometen en la contabilidad, sino fuera de ella, en
actos económicos concretos. Ello no impide que alguien pueda cometer
irregularidades sucesivas y las anote a sus efectos particulares, pero
esas anotaciones particulares nunca podrán tener ninguna incidencia en la
contabilidad pública. Por tanto, dejaría ese tema de lado y me centraría
en las desviaciones de fondos a que se hace referencia en la solicitud.

Debo entender que S. S. se está refiriendo a los llamados fondos P o
fondillos, o cajas B en otras ocasiones, que se dieron o que puedan darse
en determinadas unidades. Obviamente, el conocimiento casuístico o
particular de estos asuntos se da en los ejércitos, en cuyo seno se
detectan los problemas, se investigan y, en su caso, se ponen en manos
del juez. Mi planteamiento se centrará en las medidas de carácter
económico-administrativo, pero quiero adelantar que no estamos sólo ante
un problema de normativa.

Sus señorías podrán comprobar que las medidas de carácter normativo,
tomadas hace años y también recientemente, son contundentes y afectan
tanto a las razones que pueden conducir a la irregularidad como a la
posibilidad de cometerla. Por ello, creo que los casos que podemos
encontrar actualmente son excepcionales y responderían a la inercia de
una determinada concepción subjetiva de la legalidad, frente a la cual no
cabe más respuesta que una actitud enérgica e inequívoca de los mandos
afectados en cada caso concreto.

Pasando a los aspectos más técnicos, les diría que, en términos
generales, un fondo de esta naturaleza se puede generar a partir de los
sobrantes de determinadas provisiones de fondos efectuadas a las unidades
para su gasto corriente; sobrantes que no son devueltos a su origen o
regresados en el Tesoro público y que se utilizan para cubrir otras
necesidades de la unidad. Ahí está el concepto de desviación.

Es muy posible que la cultura del fondillo venga de tiempos muy lejanos y
sea una derivada de un tipo de administración económica en la que la
unidad militar tendría una acusada autonomía. En nuestra historia
reciente parece



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que este mecanismo tuvo su punto álgido en los años de la postguerra,
donde se juntaron la miseria económica de las unidades y la ausencia de
procedimientos de gestión y control eficaces. Con el tiempo fueron
desapareciendo estas motivaciones extremas, pero persistieron problemas
de liquidez para atender necesidades inmediatas y, por supuesto, las
unidades, al igual que otros órganos de la Administración, nunca han
nadado en abundancia. Pero lo que favoreció a la persistencia de los
fondillos durante años fue especialmente un determinado planteamiento
cultural en relación a ellos, que podría definirse aproximadamente del
siguiente modo: No cabe duda de que los fondillos constituirían una
irregularidad, pero, puesto que no iban dirigidos al lucro personal de
nadie, constituirían una irregularidad permisible. Es más, es muy
probable en muchos ámbitos que la creación de un fondillo se viera más
como signo de buena administración y de preocupación por la unidad que
como irregularidad.

La lucha contra este problema se inició hace ya muchos años y
actualmente, insisto, los casos que puedan darse son, sin duda,
excepcionales, y fruto no tanto de la necesidad como de residuos de la
cultura a la que me he referido.

A mi modo de ver, la eficacia contra estas irregularidades requiere tres
tipos de actuación: Primero, la supresión de las necesidades que conducen
a la irregularidad; segundo, la supresión de los medios que permitan
cometerlo, y, tercero, la acción decidida del mando correspondiente en
cada caso para cada situación concreta.

Las principales acciones en relación al primer aspecto, es decir,
supresión de razones que llevan a la irregularidad, se dieron de siempre,
pero creo que de forma especialmente importante en los años ochenta.

Junto a una actitud enérgica al respecto se produjo una mejora sustancial
de las condiciones de vida de las unidades y un incremento en los gastos
de vida y funcionamiento, con la consiguiente desaparición de necesidades
acuciantes.

La segunda acción importante contras las causas de la irregularidad es la
creación, en el año 1989, del anticipo de caja fija que suprime los
problemas de liquidez de las unidades. El anticipo, creado por el Real
Decreto 725/1989, es una provisión de fondos de carácter
extrapresupuestario y permanente que se realiza en las pagadurías, cajas
y habilitaciones para atender a gastos corrientes, con la lógica
posterior aplicación al presupuesto del año. Es decir, el anticipo de
caja fija permite cubrir, de modo ágil y sin problemas de liquidez, las
compras de material no inventariable, los gastos de conservación, las
dietas, los gastos de locomoción, etcétera.

Con unos gastos de vida y funcionamiento aceptables y sin problemas de
liquidez difícilmente se puede producir una presión fuerte para generar
un fondo como los que estamos examinando. Por lo que respecta a la
primera línea de acción creo que éstos son los elementos importantes.

En cuanto a la segunda línea de acción, que es la supresión de los medios
que permiten constituir los fondillos, debo señalar que estos fondillos
se creaban fundamentalmente a partir de recursos sobrantes de los gastos
de alimentación.

Hasta el año 1992 estos gastos de alimentación tenían la consideración de
devengo personal y se reclamaban en efectivo en virtud de la lista de
presente, pero no del consumo realmente efectuado. A partir de 1992 pasan
a tener la consideración de gasto corriente y se integran, lógicamente,
en el capítulo segundo. La Directiva 84/1992 de este Secretario de Estado
establece su procedimiento de gestión, del que cabe destacar la
centralización de las adquisiciones, la no distribución de fondos en
efectivo a las unidades consumidoras para evitar desviaciones de fondo,
la justificación de las peticiones de alimentos en base al consumo real
que debe ser fiscalizado por el interventor y luego una serie de
mecanismos de gestión y control que permite un ahorro económico
importante.

Aparte de esta modificación sustancial, que incide en el núcleo del
asunto, la prevención de irregularidades en general y la mejora de la
gestión aconsejan ir a una progresiva racionalización y centralización en
determinadas áreas. En este sentido, cabe destacar, por ejemplo, el
cambio que vamos a introducir en materia de vestuario, con la
centralización total de su adquisición y su distribución desde un único
almacén por región. Este tema ha requerido un estudio largo y complejo,
pero estamos ya tramitando el primer expediente de esta forma de proceder
correspondiente al Ejército de Tierra, y esperamos, si tenemos un éxito
suficiente, aplicarlo también a los otros ejércitos.

Quizás me he extendido en exceso al hablar de estos aspectos económicos
porque, en definitiva, son los que me atañen de cerca y porque entiendo
también que en la solicitud de comparecencia era esto lo que se pedía en
gran parte, pero soy perfectamente consciente de que los mecanismos de
gestión y control tienen un límite técnico y de coste, y que, en
definitiva, lo que cuenta es cada hombre y su modo personal de ver las
cosas, como ya he señalado anteriormente al referirme a un tipo
determinado de cultura.

Por ello considero fundamental la tercera línea, a la que me referí al
principio, esto es, el mantenimiento de una actitud decidida y enérgica
en cada caso concreto por parte de los mandos que corresponda, dejando
bien claros algunos principios muy elementales, y es que el límite de lo
que es legal viene fijado por la Ley y la Ley no admite otra
interpretación que la del juez. El señor VICEPRESIDENTE (Fernández de
Mesa Díaz del Río): ¿Grupos que deseen intervenir? (Pausa.) Por el Grupo
Parlamentario de Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya tiene la
palabra el señor Romero.




El señor ROMERO RUIZ: Señor Presidente, efectivamente, el señor
Secretario de Estado ha entendido muy bien nuestra solicitud de
comparecencia y ha hecho una radiografía y un diagnóstico del problema,
acertados y rigurosos, con alguna introducción histórica y de la cultura
de la que provienen estas prácticas, y ha propuesto una serie de medidas
que nosotros compartimos.

Lo que nos ha llevado a traer aquí esta iniciativa es exigir del Gobierno
una serie de decisiones, en la práctica, para aumentar los mecanismos de
control, porque los



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fondos, al margen de los presupuestos, que existen en algunas unidades,
centros y acuartelamientos de nuestras Fuerzas Armadas, hay que
erradicarlos; no deben existir fondos en ningún caso, como usted bien ha
dicho, extrapresupuestarios, procedentes de enajenaciones menores, de
economatos, de alimentación, de donaciones incluso, en especie o en
metálico, de vecinos de las zonas donde se asientan estas unidades. Todo
ello debe quedar registrado, con entradas y salidas, en un capítulo
concreto y, por tanto, deben tener sitio en los presupuestos.

No debe haber cajas B utilizadas discrecionalmente. Cuando existen,
nosotros las denominamos contabilidad ilegal, porque esas cajas tienen
una contabilidad, la contabilidad de aquello que desde el cero al cien o
desde los fondos que manejen, que suelen ser varios millones de pesetas
anuales si tenemos en cuenta que son prácticas ancestrales que se han
puesto en marcha en algunas unidades importantes y acuartelamientos, con
miles de soldados, fijando el criterio de un soldado y día, que ahora se
ha cambiado por una norma interesante en un capítulo de gasto corriente
dedicado a la alimentación y que habrá que observar desde el punto de
vista del gasto real que supone. No debe haber desviaciones de
asignaciones públicas para intendencias diversas, y es necesario que haya
programas adecuados que permitan hacer frente a problemas cotidianos, sin
necesidad de violentar las partidas ni de transferirlas de su asignación
correcta. Me refiero, por ejemplo, a lo que se llama anticipos a
pagadurías o a centros de gasto, que deben tener también un objetivo y un
calendario amplio para que puedan utilizarse, y que no haya necesidades
que no sean cubiertas con esos anticipos y con esos fondos que deben
ponerse a disposición de los centros de gasto en las unidades.

Se han eliminado legalmente los llamados fondillos, pero en la práctica
hay que encontrar soluciones alternativas adecuadas, porque surgen
noticias e informaciones, que han llegado a nuestro Grupo Parlamentario,
que demuestran que siguen existiendo. Se han situado algunos casos
concretos, que ustedes llaman aislados pero que nosotros creemos que son
reiteraciones del pasado, que, como el Guadiana, aparecen y desaparecen
dependiendo de los mecanismos de control que se ejerzan desde el
Ministerio de Defensa, y que muchas veces no son desviaciones para lucro
personal o corrupción de algunos jefes o mandos que los manejen, sino
costumbres y tradiciones para atender con discrecionalidad la idea de que
cada uno se las apaña como puede en su entorno, ya que, si hay que
esperar que desde Madrid nos asignen lo que nos corresponde o desde
instancias superiores, las cosas no se solucionan. Muchas veces se hace
por criterios de una mayor operatividad, pero se está en un terreno
claramente B, claramente ilegal, claramente al margen de los presupuestos
establecidos y, por tanto, se sigue insistiendo en una cultura que no
acabamos de erradicar.

Yo creo que se ha avanzado bastante, y he de reconocer que el análisis
teórico y las medidas legales que ustedes han puesto en marcha desde el
Ministerio de Defensa son acertadas. Pero creo, señor Secretario de
Estado, y usted convendrá conmigo en reconocerlo con sinceridad, que
siguen fallando algunos mecanismos de control y de introducción de esta
nueva cultura, que debería formar parte de las publicaciones del
Ministerio de Defensa, de las academias, de la enseñanza, de la cadena de
mando y de algunas circulares que recuerden reiteradamente que todo debe
estar a la luz pública y de que las necesidades que haya que cubrir con
estos fondos en una unidad, de comida extraordinaria, de asignaciones o
de enajenaciones, son bienes del pueblo y del interés general, y por eso
deben administrarse conforme se establece en un único presupuesto y no en
cuestiones ajenas y de carácter extrapresupuestario.

No voy a citar aquí algunos ejemplos, que se han publicado recientemente,
de algunas unidades de Valencia, de Andalucía o de Madrid, en el sentido
de que fondos de estas características pueden utilizarse para algunas
actividades. Si se trata de uno, de dos o tres millones es una cuantía
importante; pero no es un problema cuantitativo, sino cualitativo,
nosotros, desde Izquierda Unida, somos solidarios con el Ministerio de
Defensa en la tarea de introducir esta nueva cultura que acabe con las
cajas B en las unidades de nuestras Fuerzas Armadas, para conseguir que
todas estas medidas, con operativos concretos, se vayan erradicando y se
eliminen; aunque reconocemos que se ha avanzado bastante todavía hay
resistencias que es necesario vencer y --repito-- no para lucro personal
en la mayoría de los casos, aunque pueda haber algún caso aislado, sino
para la defensa corporativa y territorial de unas necesidades cotidianas
a las que se hace frente con métodos que no son legales y que deben
erradicarse.




El señor VICEPRESIDENTE (Fernández de Mesa Díaz del Río): Por el Grupo
Parlamentario Popular, el señor Gilet tiene la palabra.




El señor GILET GIRART: Señor Secretario de Estado, los tiempos que corren
son tiempos difíciles y cuando se lee en una comparecencia como la que
estamos tratando que un grupo determinado desea conocer las medidas que
ha adoptado el Gobierno en relación con la existencia de contabilidades
ilegales o fondos públicos desviados, uno teme que se caiga en la
demagogia fácil que permitirían estos tiempos que he calificado al inicio
de difíciles.

Este grupo parlamentario entiende que no debe caer en esa demagogia,
fácil por lo demás como toda demagogia y, consecuentemente, no debe ir
hacia una generalización de los problemas planteados de esas
irregularidades, sino pretender contraerlos exclusivamente a una
excepcionalidad que el señor Secretario de Estado ha mencionado. Pero esa
excepcionalidad no es excusa, en modo alguno, para que desde nuestro
grupo se inste al Gobierno a proseguir en esas medidas adoptadas para que
desaparezcan esos casos aislados, esas irregularidades. Por tanto, dentro
de ese espíritu, que entiendo es el espíritu que debe guiar a toda
oposición, en este caso concreto al Grupo Parlamentario Popular, en esta
Comisión y en las iniciativas parlamentarias correspondientes, pretende
un seguimiento exhaustivo de las medidas anunciadas por el Secretario de
Estado en cuanto a esos tres ámbitos concretos de actuación a los fines y
efectos de eliminar de raíz esa cultura, por desgracia



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ya demasiado extendida, referente a irregularidades o casos especiales.

Para ello es imprescindible no sólo una dureza, una energía, sino también
una perentoriedad, una rapidez en la actuación y en las medidas que se
puedan adoptar.

Independientemente de dureza, energía, rapidez, también es necesaria una
transparencia. El término opacidad, por desgracia, lo estamos utilizando
en demasiadas ocasiones estos últimos tiempos difíciles. Vayamos a esa
transparencia, evitemos los malos entendidos, los prejuicios y los
perjuicios, actuemos en beneficio, en primer lugar, de los posiblemente
implicados, las Fuerzas Armadas, que son las primeras que desean un
esclarecimiento; en segundo lugar, de la Administración, del Gobierno,
que, sin duda alguna, pretenderá esa transparencia y, finalmente, y no en
último lugar sino en el primero en la medida de las prelaciones, en
beneficio de la sociedad. La sociedad requiere, necesita y reclama
transparencia en la actuación del Gobierno, de la Administración en
relación precisamente con todos esos temas que por desgracia son
cotidianos y diarios. Por ello, insistiendo en que el grupo parlamentario
hará un seguimiento específico de las medidas que se han anunciado,
solicito, señor secretario de Estado, que, por favor, basta ya de cajas
B, basta ya de cuentas B, basta ya de dinero B en las Fuerzas Armadas y
en nuestra sociedad.




El señor VICEPRESIDENTE (Fernández de Mesa Díaz del Río): Por el Grupo
Parlamentario Socialista, el señor Sanz tiene la palabra.




El señor SANZ DIAZ: El Grupo Parlamentario Socialista encuentra en la
exposición del señor secretario de Estado que, por primera vez, hay un
cuerpo coherente de pensamiento sobre la materia.

La exposición que el señor secretario de Estado ha hecho demuestra con
claridad los orígenes históricos y el contenido específico del problema
que estamos tratando, indicando, por un lado, que no hay que generalizar,
sino que se trata de casos aislados; que no hay que confundir
irregularidades o ilegalidades administrativas con apropiación indebida
de fondos, sin por ello justificar que puedan seguir dándose estas
prácticas y, fundamentalmente, la referencia que ha hecho a esa cultura
tradicional de que estas prácticas pueden constituir una irregularidad
permisible, que va en beneficio de la unidad, que incluso se pudiera
entender como buena administración, pero que, evidentemente, en nuestro
ordenamiento jurídico no cabe y en las prácticas democráticas no debe
estar de ninguna manera permitida.

En segundo lugar, quiero señalar cómo los tres tipos de actuación a que
se ha referido han ido a los puntos álgidos en los que se centraba el
problema, y que se han resuelto o son posibles de resolver con las
medidas, en cuanto a la supresión de la necesidad de que pudiera tener
que acudirse a estos procedimientos, fundamentalmente mediante los
anticipos de caja fija a que se ha referido y la ampliación de los medios
con que se ha venido dotando, desde los años ochenta, a las unidades. Por
otra parte, al referirse a la supresión de los medios que permitan actuar
de esta manera, especialmente mediante una racionalización en la gestión
de los gastos de alimentación, a partir del año 1992, y las medidas que
han anunciado en cuanto a la adquisición del vestuario.

Por último, su referencia a que, en definitiva, esto corresponde a una
actitud correcta del mando; es decir, que debe ser decidida y enérgica
para que lo que ha indicado de que el límite de lo que es legal viene
marcado por la ley, y la ley sólo la interpreta el juez, sea lo que cada
uno de los mandos internalice en su conciencia y actúe de esta manera. Es
decir, que todos los mandos adecuen lo que es su comportamiento
independientemente de lo que sean las intenciones, que, como muy bien ha
indicado, en la mayoría de los casos respondían a una cultura histórica,
incluso justificada en el seno de las Fuerzas Armadas, pero que no se
puede actuar de esta manera, que no es una actitud correcta y que cada
uno de los mandos debe internalizar y, por tanto, responsabilizarse de
este tipo de actuaciones.

Nuestro grupo quiere felicitar al señor secretario de Estado por su
análisis, o por los criterios de actuación que ha indicado y por su
decidida actitud de que la transparencia llegue hasta el último rincón de
los acuartelamientos.




El señor VICEPRESIDENTE (Fernández de Mesa Díaz del Río): Para contestar
a las diferentes intervenciones, el señor Secretario de Estado de la
Defensa, tiene la palabra.




El señor SECRETARIO DE ESTADO DE LA DEFENSA (Flos Bassols): Debo
agradecer las palabras de aliento que ha habido por parte de todos, el
nivel de exigencia, que veo, todos compartimos, y también alguna idea
concreta. Por ejemplo, me ha parecido muy interesante lo que ha expresado
el señor Romero en el sentido de las publicaciones.

Pienso, sinceramente, que podemos ir dictando normas; lo vamos a hacer.

Creo que hay dos problemas básicos que son la falta de recursos y la
falta de la norma apropiada, pero espero que lo vayamos consiguiendo.

Podemos hacer muchas normas, muy bien hechas, pero si nos falla el hombre
y esa cultura --llamémosle así-- nos fallará todo. En este sentido estoy
muy de acuerdo. En este tema vamos a tener siempre y durante tiempo,
espero, problemas de transmisión de lo que se entiende aquí por
determinado concepto de legalidad a una práctica diaria marcada por otras
prioridades. Este va a ser un problema, pero creo que vamos a conseguir
dar la vuelta a las cosas.




El señor VICEPRESIDENTE (Fernández de Mesa Díaz del Río): Muchas gracias,
señor Secretario de Estado.




--DEL MINISTRO DE DEFENSA, PARA DAR A CONOCER LA POSICION DE SU
MINISTERIO ANTE EL DESMANTELAMIENTO AL QUE SE VE SOMETIDO PARTE DEL
SECTOR INDUSTRIAL PUBLICO ESPAÑOL DE DEFENSA Y EL CONSIGUIENTE INCREMENTO
DE LA DEPENDENCIA DE INDUSTRIAS EXTRANJERAS



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DEL SECTOR. A SOLICITUD DEL GRUPO PARLAMENTARIO FEDERAL IZQUIERDA
UNIDA-INICIATIVA PER CATALUNYA. (Número de expediente 213/000272.)



El señor VICEPRESIDENTE (Fernández de Mesa Díaz del Río): Pasamos al
punto 3 del orden del día, que es la comparecencia, en este caso, del
Secretario de Estado de la Defensa ante esta Comisión de Defensa, para
dar a conocer la posición de su ministerio ante el desmantelamiento a que
se ve sometido parte del sector industrial público español de defensa y
el consiguiente incremento de la dependencia de industrias extranjeras
del sector, solicitada por el Grupo Parlamentario Federal de Izquierda
Unida-Iniciativa per Catalunya.

Tiene la palabra el señor Secretario de Estado para la Defensa.




El señor SECRETARIO DE ESTADO DE LA DEFENSA (Flos Bassols): Voy a iniciar
mi intervención con cuatro palabras sobre el marco en que nos movemos del
que, a menudo, solemos tener una imagen un tanto etérea.

La industria europea de defensa perdió 415.000 puestos de trabajo
directos en los últimos diez años y pasó de 1.077.000 a 662.000; son
cantidades estimadas, pero suficientemente aceptables. Probablemente en
estos momentos, y hasta dentro de dos o tres años, Europa perderá cada
año del orden de 30.000, 40.000 ó 50.000 puestos de trabajo directos en
la industria de defensa. Este descenso durante diez años tiene sus
explicaciones obvias. Primera, se busca un incremento de productividad,
cosa que se pone de manifiesto, porque mientras bajaba el empleo la
producción se mantenía estable hasta casi el año 1990. Por qué este
incremento de productividad o cómo se hace? En primer lugar, cada
empresa, por su cuenta, intenta incrementar la productividad y toca la
plantilla; y, en segundo lugar, la demanda --esto es muy importante-- no
es la misma que hace diez años y se ha desplazado de los sectores menos
productivos a los más productivos. Otra razón de esta reducción brutal de
415.000 puestos de trabajo directos es el descenso de las exportaciones
al Tercer Mundo, en especial después de la guerra de Irán-Irak. La
tercera razón, que suele aducirse mayormente, es la reducción de los
presupuestos de defensa de los países occidentales desde el año 1990.

La producción de nuestros países, en Europa, solamente depende del 20 por
ciento, respecto a la exportación; por tanto, lo que suceda con el
presupuesto de defensa de cada país es absolutamente definitivo. En estos
momentos la situación del mercado es negra, como todos ustedes saben, los
presupuestos irán a la baja, y fíjense bien lo que les voy a decir, irán
a la baja, probablemente, hasta que se acerquen a la asíntota del 2 por
ciento desde arriba, ésta es mi opinión, pero he oído voces que pueden
hacer que sea así.

Otra cosa difícil, las exportaciones han descendido y no parece que vayan
a recuperarse. Si se recuperan es que hay conflictos bélicos graves, cosa
que nadie desea. Otro dato tremendo es que los «stocks» existentes al
final de la guerra fría eran impresionantes. Yo he retenido para la
exposición la cifra de 75.000 carros de combate. El mercado, además, se
ha visto inundado, cosa que creo también se trató aquí, por los
excedentes resultantes del Tratado FACE --después voy a tocar el tema--,
y, como digo, la demanda ha cambiado y ha pasado de un tipo de sector a
otro.

¿Qué hacen las empresas europeas y también americanas en esta situación?
Hay dos extremos: Por un lado, unas empresas, normalmente las estatales,
las que se crearon por razones estratégicas, lo que hacen es replegarse
en sus productos más sólidos (por supuesto todo esto, como han visto, va
acompañado de reducción de plantillas) y se vinculan con otras empresas
para ganar cuotas de mercado en otros países; nunca, como ahora, cada
país europeo se ha cerrado en sí mismo. Por otro lado, están las empresas
que tienden a retirarse del sector, que son normalmente empresas
privadas, que piensan en un beneficio, que ven que en este sector el
beneficio cada vez está más lejos y lo que hacen es invertir más en sus
divisiones civiles o diversificarse hacia el sector civil pero, atención,
es una diversificación basada en el movimiento de capital, no en la
conversión de las fábricas una a una. Este es un tema muy difícil del
que, si acaso, les hablaría posteriormente.

En España nuestra evolución, salvando todas las distancias con nuestros
vecinos, ha sido similar, con la diferencia archisabida de que partimos
de un presupuesto mucho más bajo y que la reducción que hemos tenido ha
sido brutal, es decir, muy brusca y en muy pocos años. Estoy seguro de
que no debo recordar aquí lo bajo que es el presupuesto de defensa en
comparación con otros países europeos.

Sobre las ideas concretas de desmantelamiento y dependencia que se tocan
en la solicitud de comparecencia, probablemente la idea de
desmantelamiento se fundamente básicamente en el caso de Santa Bárbara
que obviamente, no tenemos por qué decir que no sea así, está flotando en
todas las discusiones que estamos manteniendo en España en estos momentos
en industria de defensa; pero sería incorrecto extrapolar la situación,
lamentable y triste, de esta empresa con lo que está sucediendo en otros
subsectores de la industria de defensa española, subsectores como el
aeronáutico, el electrónico o el naval que engloban a la inmensa mayoría
del empleo y de la producción; el 83 por ciento de la producción está en
estos otros sectores que he comentado y no en el sector de armamento y
material convencional.

Estamos aún en un período económico muy difícil y, por tanto, todas las
empresas --y esto se puede ver repasando lo que están haciendo una a
una-- están reajustándose, haciendo regulaciones temporales, etcétera,
cosa que si bien es triste e indeseable, desde el punto de vista laboral,
por el contrario, se está poniendo de manifiesto que existe bastante
agilidad entre las empresas de defensa en general para adaptarse a la
nueva situación.

Como decía, no pueden ponerse todos los subsectores en el mismo saco, ni
tampoco todas las empresas. Cada empresa es un caso. Estamos hablando de
un sector que tiene muy pocas empresas. Yo siempre recuerdo que las que
se han apuntado a Afarmade son 45, es decir, cada



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caso es un mundo, yo se lo aseguro, en función del tamaño, de la
diversificación, de la tecnología, de la exportación, o simplemente por
mi experiencia también de la política de gestión de cada empresa, que es
muy importante.

Si repasamos el conjunto del sector y estoy pensando siempre en el
término desmantelación, les diré que el aeroespacial es un sector de los
calificables de futuro. Tiene una empresa cabecera, que es CASA, una
empresa con recursos, tecnología, productos, etcétera, muy diversificada.

Sólo el 41 por ciento de CASA está en defensa --algo que en estos
momentos es básico-- y una tremenda capacidad de exportación. En 1992
exportó --tengo apuntado aquí-- el 75 por ciento. Por tanto, este sector
no se desmantela.

El segundo gran sector de futuro, creo que lo he señalado en otras
ocasiones, es el electrónico, donde, con muy poco empleo, está aportando
el 17 por ciento de toda la producción. Ahí también tenemos una empresa
de cabecera que funciona muy bien, que es Ceselsa. En estos momentos
tiene problemas de creación, puesto que está en pleno proceso de fusión
con otra empresa, cosa que es muy positiva, pero es un sector que está
creciendo. La electrónica está cada vez más presente en todo lo militar y
en otros ámbitos. Por tanto, tampoco podemos hablar de desmantelamiento.

Un tercer gran sector es el naval, especialmente la Empresa Nacional
Bazán. Ahí tenemos el 37 por ciento de todo el empleo industrial de
defensa; estoy hablando siempre del empleo directo. Con Bazán nos
encontramos con un caso muy típico de los astilleros y es que tienen
demanda en dientes de sierra, lo cual les crea unos problemas de vacíos
de trabajo importantes y problemas de financiación también bastante
importantes. De todos modos, afortunadamente para Bazán, se encuentra,
como sucede en otros países, en una situación de monopolio. Ello le da un
volumen de pedidos secundarios, entre ellos el mantenimiento, que hace
que se suavice esta situación. Por tanto, sí se produce cierta regulación
de empleo en un astillero concreto, pero, en principio, la empresa capea
aceptablemente bien el temporal. Además, SS. SS. conocen que está
haciendo fragatas, está acabando unas, está empezando otras, termina un
buque logístico, empieza unos cazaminas, está exportando un portaaviones,
está haciendo mantenimientos, etcétera.

Por tanto, tenemos tres subsectores que, como decía, aportan una parte
muy importante de toda la producción y el empleo de este sector
industrial de defensa que ni de lejos se van a desmantelar. Entonces,
entramos donde le duele, que es el subsector de armamento y munición
convencional, donde a efectos de presentación, incluiría todo, desde las
plataformas hasta la munición y todo lo que está asociado. Este es, de
lejos, el sector más castigado por la crisis en estos momentos, por
razones muy graves que voy a enumerar.

En primer lugar, he señalado anteriormente que la demanda militar se está
orientando hacia otro tipo de sector. En segundo lugar, la competencia
existente dentro del subsector es muy fuerte porque todos los países
mínimamente industrializados tienen su propia industria de armamento y
munición convencional. He recogido unos ejemplos muy significativos. En
Europa hay 14 modelos distintos de vehículos de infantería y caballería,
en una gama amplia, que responden a esta categoría; hay 14 compitiendo.

Están compitiendo, por ejemplo, siete rifles de asalto y están
compitiendo tres modelos de ATP, obús autopropulsado de 155. Otra razón,
porque son muchas las razones negativas que inciden en este sector, son
los excedentes del tratado FACE sobre armamento convencional. En este
momento, en el mercado existen, a precio de destrucción, por tanto a un
precio absolutamente trivial, más de 9.000 carros, más de 5.000 piezas de
artillería y 16.000 vehículos acorazados. Es evidente que a nadie le
gusta estar en un mercado de estas características. Esto por lo que
respecta a lo que acabo de decir del segmento de armamento.

Por lo que hace referencia al segmento de munición, resulta que los
países occidentales, y los orientales también, terminaron la guerra fría
con unos «stocks» de munición impresionantes, porque no estaban comprando
para adiestramiento, estaban comprando --España incluida-- para hacer
reserva de guerra, con mayor o menor prudencia, pero hay una acumulación
tremenda de munición en todo occidente. Por supuesto, este sector también
se ve afectado por la reducción de presupuestos y de exportaciones
etcétera.

Obviamente la gran empresa del sector en España es Santa Bárbara. Es una
empresa que nos consta a todos ha hecho un gran esfuerzo de adaptación,
ha reducido su plantilla en los últimos años intentando acercarse a unos
mínimos de productividad; pero Santa Bárbara, además de toda la tremenda
lista de factores negativos generales que he citado, tiene uno que
también es muy conocido por esta Comisión que es el de su origen. Santa
Bárbara es una empresa que nace como suma de fábricas militares
dispersas, fábricas que no estaban concebidas como empresa ni estaban
concebidas para competir en el mercado y al unirlas se crea inevitable y
automáticamente una estructura compleja y costosa. Quizá podamos después
hablar algo más de este tema que quizá es el que en estos momentos más
daño hace en este sector. (El señor Presidente ocupa la Presidencia.)
Por tanto, resumiendo toda esta parte, diría que en materia de
desmantelamiento creo que no podemos hablar de tal desmantelamiento. Los
temas se centran en el material convencional, del tipo que sea, y dentro
de este material hay un problema específico que es el de Santa Bárbara.

Curiosamente otras empresas pequeñas de este subsector de armamento
convencional están pasando apuros, pero son apuros muy distintos a los de
Santa Bárbara; cada empresa tiene su problemática, pero sus porcentajes
de exportación del total de la producción son tremendos. Hoy día ni tan
siquiera ser una empresa capaz de exportar muchísimo es una garantía, es
una condición, pero no es una garantía, porque alguna empresa pequeña de
este sector que exportaba del orden del 80 por ciento, se ha encontrado
con que se le ha desplomado el mercado exterior.

Pasando al tema de la dependencia del extranjero, realmente ahí creo que
quizá hemos pecado de no explicar suficientemente bien las cosas. No les
voy a dar excesivos datos porque requeriría muchas precisiones contables,
se



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puede jugar mucho con los datos, pero les daré lo más sencillo.

Obviamente los gastos de funcionamiento, que suponen compras de material
y de servicios, representan el 34 por ciento de todas nuestras compras y
se hacen en España. Lo mismo sucede con los mantenimientos o con el I+D,
que entre los dos suman el 32 por ciento. Las inversiones en el
extranjero se centran en el programa de modernización que viene a ser el
33 por ciento de toda la contratación. De este programa estimamos que en
el año 1994 el 70 por ciento aproximadamente irá directamente a compras
en España, pero es que el otro 30 por ciento no va al extranjero. Sí,
nosotros compramos al extranjero, pero como lo hacemos siempre a través
de acuerdos o convenios de compensaciones o de cooperación, resulta que
entre el 85 y el 90 por ciento regresa automáticamente a España como
compras. De cada 100 pesetas que gastamos en modernización 95 van a
España de modo directo o indirecto; por tanto, no podemos decir que
tengamos una dependencia tremenda del extranjero, aunque luego lo voy a
matizar.

Un dato más importante que esta cifra absoluta centrada en un año es la
única cifra tomada de la contabilidad, que puedo decirles, y es que,
tomando los comprometidos de modernización que tenemos en estos momentos,
quitando la infraestructura, que no es armamento, la tendencia que
tenemos entre 1994 y 1997 es creciente, y en cuatro años crece el 20 por
ciento. Hay que darle una importancia relativa, y ello porque
evidentemente no sabemos qué presupuesto vamos a tener en 1997, pero es
un dato importante. Otro dato relevante es que no tenemos previstas
importaciones que nos hagan pensar que esta tendencia creciente vaya a
modificarse en sentido negativo.

Por último, creo que el tema que se plantea es, en cuanto a descripción
del escenario, qué compramos en el extranjero, es decir, porque a pesar
de todo compramos un 30 por ciento de la modernización en el extranjero.

Pues, lo que compramos en el extranjero es exactamente lo que no podemos
o no sabemos producir en nuestro país. En estos momentos, de estos gastos
comprometidos que compramos en el extranjero, el 56 por ciento
corresponde a aviones sofisticados del tipo Harrier o F-18, es decir, se
mueve alrededor de este tipo de avión más el caso de algún helicóptero.

Un 29 por ciento se va a misiles, el 11 por ciento a electrónica naval y
el 3,5 a otros sistemas que tampoco se producen en España; es decir,
aviones y misiles son las cosas que nosotros compramos fuera de España.

De las diez principales empresas del mundo resulta que, si no recuerdo
mal, nueve de ellas producen aviones, misiles y electrónica. Este es un
dato que puede ser bastante significativo.

En cuanto a las medidas que adopta el Ministerio de Defensa de cara a
apoyar a la industria de defensa, la primera, y yo creo que la más
importante de todas, es endeudarse al máximo para fortalecer la cartera
de pedidos de las empresas. A finales de 1992 teníamos un volumen de
comprometido de 86.000 millones de pesetas; un año más tarde era de
223.000; ahora estamos en 239.000. Es decir, esto es quizá lo más
importante que se ha hecho, pero, por supuesto, el endeudamiento tiene un
límite, un límite contable. En segundo lugar, otra cosa que hacemos es
apoyar la exportación, no sólo mediante acciones puntuales de los
responsables del Ministerio sino, yo citaría dos hechos concretos: la
creación de una oficina de apoyo a la exportación, que es un servicio que
damos a las empresas y que trabaja apoyada en la red de agregados, que
sobre el papel existe desde hace unos meses y que en la práctica está
empezando a funcionar ahora; y también otra acción concreta que hemos
hecho en materia de apoyo a la exportación que es crear una exposición
permanente de material de defensa, en Madrid, que está en fase de
proyecto arquitectónico y esperamos tenga sus puertas abiertas a finales
de este año.

Otra cosa que hacemos es impulsar las compensaciones y la cooperación.

Simplemente les voy a dar un dato: en los últimos diez años hemos
negociado retornos por valor de 500.000 millones de pesetas, de los
cuales tenemos ya ejecutados del orden de 385.000 y el resto está en fase
de gestión.

De cara a nuestra dependencia del exterior, también entramos en
determinados programas de cooperación y el más significativo es el EFA.

Es decir, si resulta que el 56 por ciento de lo que compramos fuera son
aviones de combate lo primero que hay que hacer es entrar en un programa
europeo que haga aviones de combate, en el que nosotros hagamos una
aportación equivalente a la que vamos a obtener en aviones y en
tecnología.

Otra manera de intentar estar donde no estamos ahora es el favorecimiento
de la entrada de capital extranjero para crear en España una fábrica de
misiles desarrollados de un tipo específico, que es el misil contracarro,
que creo que se trató en esta Comisión.

Otra medida tomada, sorprendente dado el bajo nivel de presupuesto que
tenemos, es mantener un volumen de I+D elevado. En estos momentos hay
países --el más paradigmático es Estados Unidos-- que si bien reducen
muchas partidas del presupuesto de gastos, con gran dolor para los
ejércitos, lo que hacen es mantener relativamente alto, incluso
creciente, el apartado en I+D. ¿Por qué? Para no perder su nivel
tecnológico y para, en caso de que las cosas cambien, poder ponerse
inmediatamente al día.

Les diré que el I+D de Defensa respecto del total español viene a ser de
una cuarta parte, que es lo mismo que sucede en Suecia, es inferior al de
Francia o Inglaterra, que gastan más en I+D militar, pero es superior al
de Alemania e Italia.

Yo diría que éstas son las medidas más concretas que ha tomado el
Ministerio de Defensa en este terreno y ahora quizá dé una opinión sobre
el asunto globalmente considerado. El sector pasa, en términos generales,
por una situación difícil que obliga a las empresas a reaccionar, y ya he
señalado al principio las dos vías extremas de reacción. Pienso que las
medidas que adopten las empresas no deben ser sólo de carácter interno,
ni mucho menos, aunque sean las más fáciles, es decir, cortar cosas, sino
que, sobre todo, deben ir a buscar vinculación, especialmente con grupos
de otros países, con lo cual se fortalecen y además tienen entrada en
mercados que en estos momentos están absolutamente cerrados.




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En esta situación --ya lo he dicho-- el subsector más afectado es el de
armamento y munición, y Santa Bárbara, sin lugar a dudas, es la empresa
que padece todos los problemas del subsector más otros peculiares.

Entiendo que su reestructuración plantea, por encima de todo, no un
problema económico o tecnológico, sino un problema social de pérdida de
empleo. Por ello, el Ministerio de Defensa está analizando el modo de
apoyar cualquier tipo de iniciativa productiva y viable que se pueda
tomar en las instalaciones que Santa Bárbara debe abandonar. Digo esto y
debe leérseme con toda prudencia porque ésta es una cuestión que no es
fácil desde un punto de vista jurídico y desde un punto de vista
organizativo, pero nuestra voluntad va por ahí.

No quisiera terminar esta intervención sin advertir sobre la necesidad de
ser muy prudentes cuando hablemos de la conversión o la diversificación a
otros sectores, la diversificación a lo civil. Cuando se habla de
diversificación hay que pensar que no basta con tener capacidad
productiva, no basta con tener una fábrica y contar con los mejores
especialistas. Hay que tener producto, hay que tener mercado y hay que
tener un empresario que asuma, no sólo el riesgo, sino el hacer funcionar
este motor que haga que aquello funcione. Lo contrario, exagerar en estos
momentos las posibilidades de diversificación, me parece una imprudencia.

He citado muy poco hasta ahora de los problemas del presupuesto de
Defensa, pero no quisiera terminar mi intervención sin decir dos cosas.

Primero, que el presupuesto de Defensa tiene que ser coherente con el
modelo de Fuerzas Armadas que pretendamos, el que sea, pero tiene que ser
coherente; y segundo, que el volumen de presupuesto, además de todo esto
que he dicho, condiciona definitivamente la demanda interior y, por
tanto, la industria militar que queramos tener. Creo que ahí está el
fondo del asunto.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo solicitante de la comparecencia,
Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya, tiene la palabra el señor
Romero.




El señor ROMERO RUIZ: Señor Secretario de Estado, la lectura literal de
nuestra solicitud de comparecencia se refiere a parte del sector
industrial público español; no hablamos de todo el sector, sino que tan
sólo nos referimos a una parte del mismo y, por consiguiente, de una
dependencia extranjera que se incrementará si no defendemos esta
tradición, esta tecnología propia y los centros de trabajo que ahora
mismo peligran, no sólo como problema social sino también como un
problema de carácter político y de tejido productivo en nuestro país.

Es verdad que el sector de la industria de la Defensa en Europa se ve
afectado por los fenómenos que usted ha descrito de manera clara: el
problema del «stock» heredado de la guerra fría, los problemas de la
exportación al tercer mundo y los problemas tecnológicos y productivos.

Está claro que todo ello está ocasionando unas reducciones drásticas de
las plantillas, al tiempo que está introduciendo cambios en una
competencia muy fuerte en algunos subsectores de la industria del
armamento.

En España en concreto, la radiografía y el diagnóstico que nosotros
hacemos de la industria de la Defensa en esas más de cuarenta empresas
asociadas en Afarmade, las públicas, las que tienen dependencia del INI o
participación pública, se encuentran con problemas graves para organizar
su futuro y su dimensión productiva, tanto Santa Bárbara como los
astilleros, con los problemas que hemos tenido y que no creo que se
solucionen con esa carga de trabajo de diente de sierra a que usted se
refería para hablar de Bazán, el centro de Cartagena, los centros de
Galicia. Todo eso no tiene un horizonte claramente despejado, y se trata
de estudiar a fondo, con algunos planes de carácter plurianual, su
existencia y su funcionamiento, así como la defensa de esta tradición, de
esta tecnología propia. Está también todo lo que significa la industria
de CASA y los problemas que puede generar en un futuro cuando la
exportación se resienta, porque en la industria aeronáutica de carácter
militar los problemas de la exportación también existen, y ya veremos qué
suerte corre el avión de combate europeo y la tecnología que los europeos
están logrando con ese esfuerzo importante que están realizando y que no
sabemos si culminará con éxito, teniendo en cuenta la resistencia de
algunos países a seguir colaborando en ello porque podría ir en
detrimento de sus intereses nacionales. Me refiero al caso de Alemania en
el acceso a la tecnología del Mig-29, ya que la ingeniería alemana y los
intereses de gran potencia, en el seno de la Unión Europea, le pueden
llevar a desarrollar un producto propio, abandonando este proyecto, en el
que participa por razones políticas más que económicas, de avión de
combate europeo que nosotros vemos como una manera de romper la
dependencia casi exclusiva de la industria aeronáutica militar
estadounidense y, por tanto, como una idea interesante, siempre que
consiguiéramos abaratar costes y aunar de verdad una voluntad europea
para dotarnos de una industria compartida con los miembros de la Unión
Europea en relación con el avión de combate que se estaba diseñando.

Con respecto a los fondos que pueden venir para la reconversión, para
diversificar algunas producciones, nosotros hemos planteado que los
fondos Konver, que han llegado en muy poca cuantía a nuestro país y que
se han utilizado en otros lugares para la reconversión de las industrias
militares, se deberían poner en marcha en sectores y en zonas de gran
dependencia de la industria de Defensa, y deberíamos conseguir una
financiación adecuada, sobre todo para lograr que esos centros
productivos tengan un uso civil alternativo y se aprovechen todas las
ingenierías y las profesiones que hay en su seno.

Usted ha dejado caer aquí algo importante, porque hay un gran conflicto
en este momento sobre el expediente que hay presentado sobre Santa
Bárbara. En el Pleno del Congreso nosotros solicitamos que se paralizara
su puesta en marcha para negociar, en un plazo de seis meses, un plan
industrial que diera algún horizonte y perspectivas a estos centros de
trabajo de Santa Bárbara, que es el sector más afectado en este momento,
donde peligran todos los puestos de trabajo. Usted ha dicho que en los
centros donde Santa Bárbara deje de tener titularidad se puede conseguir
poner en marcha algunas producciones por



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parte del Ministerio de Defensa con apoyo a sus actividades, pero no
sabemos cómo va a quedar eso, si se va a privatizar, si se va a conseguir
sacar a concurso o se implantarán empresas mixtas en los centros que hoy
Santa Bárbara tiene.

Para nosotros, la gran preocupación no es sólo el problema social, que ya
tiene una gran importancia, teniendo en cuenta el paro que existe en
nuestro país, la dramática situación de las zonas donde se ubican estas
instalaciones, en Granada, en Toledo, en Valladolid, en Palencia y en
otros lugares donde hay centros de trabajo de estas características, en
Sevilla, en Asturias, donde el paro es fuerte y es necesario contemplar
el problema social que se genera. Aunque nos parezca que hay una
competencia excesiva y una gran tradición nacional de cada país europeo
respecto al armamento y el material convencional, nosotros podemos
perderlo. Corremos el riesgo de perderlo y si lo perdemos la dependencia
del extranjero aumentará, será una ecuación lógica: en el momento en que
se deje de producir --porque haya suficientes reservas o por la
competitividad en la cartuchería, en las balas, en todo lo que significa
la fabricación de armamento y de material convencional-- se pueden
adquirir del exterior.

En el fondo, de lo que se trata es de que proporcionalmente en España
corremos el riesgo de perder mayor número posible de puestos de trabajo y
de tejido industrial dedicado a la Defensa que el resto de los países
europeos. El problema consiste en mantener el mayor número posible de
puestos de trabajo y en encontrar usos alternativos a la industria que
hoy se dedica a la Defensa. El ejemplo que nos sitúa ante un hecho
evidente de desmantelamiento industrial está en los centros de Santa
Bárbara y los problemas de astilleros y de la Bazán están en los
aplazamientos, en los encargos y en las cargas de trabajo que se les
asignen, aunque, al parecer, se augura mayor futuro a las grandes
exportaciones y demandas del exterior que tiene CASA y a su participación
en algunos proyectos de carácter europeo e internacional.

Está claro que si se dedican a la modernización los recursos del
Ministerio de Defensa, se debe planificar. Nosotros somos partidarios de
la planificación democrática, porque si no planificamos nosotros lo hacen
otros de acuerdo con sus intereses. Todo supone una planificación para la
conquista de los mercados y el aumento de los beneficios, tanto a nivel
de países como de grupos empresariales.

Hay que dar garantías al sector privado que trabaja en el mundo de la
Defensa, que intenta salir como puede de este mundo para hacerse un hueco
al sol en el sector de la economía en general alejado de la Defensa. Las
fábricas públicas que dependen de la Defensa donde haya intereses
públicos, necesitan de un apoyo decidido.

Nosotros echamos de menos tres cuestiones, y con esto termino, señor
Secretario de Estado. Echamos de menos una planificación a medio y a
largo plazo, y un plan industrial de la Defensa analizando la situación
del sector. Lo echamos de menos incluso en la sesión que celebramos para
hablar del Plan Estratégico Conjunto y de la radiografía general de
nuestras Fuerzas Armadas, de su capacidad operativa. Es una asignatura
muy importante que debemos aprobar haciendo un inventario de lo que
tenemos, viendo cómo van a evolucionar las cosas a medio y a largo plazo
y tomar medidas.

Yo creo que usted ha hecho una reflexión acertada sobre los problemas que
existen, pero los políticos no somos notarios. Los notarios levantan acta
de lo que ven, pero los políticos deben actuar para transformar y crear
las condiciones objetivas más adecuadas con objeto de que los proyectos
se pongan en marcha, para mantener el mayor número de empleo,
diversificar, seguir manteniendo en el sector público una parte
importante de la industria de defensa, tanto por razones ideológicas y de
todo tipo como por la defensa del interés general en un sector de este
tipo, y conseguir que haya, a medio y a largo plazo, una financiación
adecuada, que hasta ahora no hemos logrado, de los fondos Konver, con
objeto de garantizar algunas medidas que no sean tan traumáticas como las
que ahora se proponen para Santa Bárbara, que nosotros no compartimos en
absoluto.

Agradecemos todos los datos que se nos ha facilitado y manifestamos que
sería bueno estudiar un plan que orientara a los empresarios del sector,
que tranquilizara a los sindicatos y a los trabajadores de estas
industrias, y que permitiera decirle a la sociedad española que vamos a
salvar lo que podamos de nuestra industria de la defensa y que tenemos un
plan a medio y largo plazo. Porque una de las cosas más importantes en la
vida --y en Defensa, yo creo que con especial relevancia-- es tener un
plan, y yo dudo que tengamos un plan a medio y largo plazo para este
asunto. Digo esto para ver qué pasa con nuestra industria, qué va a pasar
con Santa Bárbara sobre todo, pero también con Basante, que tiene
problemas hasta que deja de tenerlos cuando le viene una carga de
trabajo, pero en cualquier momento tarda mucho tiempo en venir esa carga
de trabajo y una sequía de este tipo pone en peligro a toda una comarca,
como ocurre en Cartagena, en Ferrol y también en Andalucía.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Parlamentario Popular, tiene la palabra
el señor Fernández de Mesa.




El señor FERNANDEZ DE MESA DIAZ DEL RIO: Gracias, señor Secretario de
Estado.

Nosotros coincidimos con el planteamiento que hace el Secretario de
Estado sobre el análisis mundial en general de los presupuestos de
Defensa o de la industria de la defensa. Sin embargo, no es menos cierto
que ese análisis traducido a las industrias españolas correspondería
hacerlo en cada caso concreto y, sobre todo en las industrias públicas de
la Defensa, a los presidentes de los diferentes consejos de
administración --de CASA, de Bazán, de Santa Bárbara o de
Ceselsa-Inisel--. Nos gustaría en esta Comisión de Defensa conocer, más
que un análisis pormenorizado de qué es lo que pasa en cada una de estas
empresas, las previsiones del Ministerio de Defensa en cuanto a las
inversiones a corto o a medio plazo previstas por el Ministerio en cada
una de estas tres empresas del sector público de la Defensa.




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Decía usted, señor Secretario de Estado, como resumen a su intervención,
que lo primero y fundamental era el presupuesto de la Defensa y que fuera
coherente con el modelo de las Fuerzas Armadas. Yo tengo que decirle que,
coincidiendo con su análisis, con la primera parte de su exposición, lo
que no es coherente con el modelo de las Fuerzas Armadas es el
presupuesto de Defensa que tiene hoy día en España, puesto que en el año
1991 se aprueba un modelo de Fuerzas Armadas propuesto por el propio
Ministro de Defensa ante el pleno de la Cámara, en el que habla de unos
efectivos de cara al año 2000 y de la elevación del presupuesto general
de Defensa al 2 por ciento del PIB. Porque, como muy bien decía el
Secretario de Estado de Defensa, todos los países están rebajando de
manera asintótica los presupuestos generales de Defensa, prácticamente
hasta el 2 por ciento del producto interior bruto, pero es que en España
pasa todo lo contrario. Nuestra asíntota tiene que llegar desde el 1,26,
en el que estamos este año, hasta situarse en el 2 por ciento. De manera
que nos quedamos cortos por defecto en los presupuestos de Defensa que
tenemos.

Realmente es lamentale, porque yo estoy convencido de que toda la obra
social, toda la acción social, todo lo que pueda haber dentro de Sanidad,
todo lo que puede haber dentro de cantidad de ministerios en cuanto a
inversiones como Obras Públicas, etcétera, todos los males que pudieran
tener no estarían aquejados si se incrementara el presupuesto de defensa
anualmente en partidas suficientemente necesarias como para mantener un
nivel adecuado de operatividad y, por supuesto, para tener el modelo de
FAS que el propio Gobierno ha diseñado de cara al año 2000, de acuerdo
con la totalidad de los grupos parlamentarios de la Cámara.

De manera que, coincidiendo con que dependen fundamentalmente de la
coherencia del modelo de las FAS, a ver si llega el momento en que se
invierta esa tendencia de los presupuestos generales de Defensa. Pasar
del 1,24 al 1,25 el producto interior bruto del año pasado a éste no ha
supuesto en lo más mínimo ningún tipo de incremento, en términos reales,
de presupuestos porque, a la larga, nos encontramos con minoraciones
presupuestarias a lo largo de los últimos años, que, como usted sabe,
señor Secretario de Estado, mediado el año una minoración de 50 ó 70.000
millones deshace todos los planes que pudiera tener su Secretaría de
Estado, con gran disgusto para usted y para las personas que colaboran.

De manera que el tema está perfectamente situado.

No obstante, yo quiero decirle, señor Secretario de Estado, que lo que al
Grupo Parlamentario Popular le preocupa, en cuanto a lo que usted ha
dicho --manifestaba textualmente que se está apoyando a la industria de
defensa con inversión en material y con modernización, con conseguir una
mejor operatividad--, es si realmente esto es necesario para la defensa o
es que la defensa lo hace para apoyar única y exclusivamente una
industria y unos puestos de trabajo que tienen que mantenerse ahí.

Nadie está pidiendo que se mantenga algo que no es necesario. Nosotros
partimos de la base de que la Empresa Nacional Bazán es necesaria, de que
CASA es necesaria y de que Santa Bárbara es necesaria para las
necesidades del Ministerio de Defensa. No es que se esté haciendo ninguna
obra de caridad con estas empresas. Me imagino que al Ministerio de
Defensa le interesa mantener una industria puntera en el sector de la
defensa. Ahí tenemos el caso de la Empresa Nacional Bazán, que es una de
las factorías que existen en Europa, dentro de la construcción del sector
naval de la defensa, capaces de poner la quilla de un barco y de sacarlo
completamente armado incluso hasta con el sistema de combate, cosa que no
pasa en el resto de Europa, que hay que acudir a «pools» de astilleros
para poder terminar un barco definitivamente e integrárselo a las
armadas. De manera que es realmente rentable tener un astillero como la
Bazán, tener una fábrica como puede ser CASA, que actualmente llega a
cifras de más del 50 por ciento de producción civil, probablemente
gracias a esos proyectos civiles esté subsistiendo, y lo que está claro
es que en Santa Bárbara hay que hacer otro tipo de análisis.

Pasando por CASA, que es la que menos problemas tiene, con cerca de 8.000
trabajadores en plantilla hoy en día, y que ha logrado diversificar y
penetrar en el mercado civil, pasamos a la Empresa Nacional Bazán, por
ejemplo. Hablaba usted de la dificultad que tiene la Empresa Nacional
Bazán de acudir a condiciones buenas de financiación para la construcción
de barcos. Es el Gobierno quien no se lo permite. No hace ni dos meses se
acaba de aprobar en la Cámara una moción en la que se redactaban las
nuevas condiciones para las primas y la financiación del sector naval, a
las que la Empresa Nacional Bazán no se puede acoger en virtud de unos
decretos y unos compromisos del Ministerio de Defensa con el INI mediante
los cuales la Empresa Nacional Bazán no puede dedicarse a la construcción
civil de buques.

Nosotros planteamos exactamente lo mismo en las tres empresas. Antes de
que Defensa diga: Señores, no hay más dinero para seguir dando carga de
trabajo al personal que allí hay y para seguir manteniendo esas
instalaciones, pueden ustedes penetrar en el mercado civil de
construcción de buques, aeronáutico o incluso en el de armamento y
munición. Porque esas condiciones no se han dado hasta ahora, señor
Secretario de Estado; hay tímidas penetraciones. En virtud de no sé qué
artilugio legal --no sé si es legal porque se ha consumado por la vía del
hecho algo que el Derecho prohíbe-- en Cádiz, en San Fernando, se están
construyendo buques de casco de doble uso. Hoy en día en Cartagena se
está acometiendo la transformación de un buque de Transmediterránea. En
el año 1984 se llevaba a cabo una de las más importantes operaciones en
construcción de barcos, corte y nueva construcción, en la Empresa
Nacional Bazán de Ferrol con la operación «Elcano». Por qué no dejan
ustedes definitivamente que la Empresa Nacional Bazán pueda optar a la
construcción civil de buques? ¿Por qué no les permiten ustedes entrar en
el mercado civil no sólo para que ya tengan más mercado, sino además para
que puedan acogerse a esas medidas que se acaban de aprobar para la
financiación de construcción naval?
Es realmente paradójico que, por un lado, se diga que Defensa es incapaz
de mantener la carga de trabajo en esos



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sitios, que no es capaz de dar inversión suficiente para ello y que, por
otro lado, se les coarte y se les prohíba la penetración en el mercado
civil. Si esto pasa con la Bazán, si con CASA está medianamente resuelto
el problema, nosotros no acusamos a Defensa ni queremos que Defensa
solucione los problemas de la Empresa Nacional Santa Bárbara.

Hay un tema al que usted se ha referido: en 1986 Santa Bárbara suma a su
grupo dos factorías, la de Murcia y la de Valladolid; a principios de
1987 se suma la de Trubia, y entonces se realiza un plan estratégico por
parte de la empresa; plan estratégico que me imagino que estaría
fundamentado en unas previsiones de inversión por parte del Ministerio de
Defensa. De lo contrario, sería ridículo hacer ningún tipo de
planificación en una industria que se dedica única y exclusivamente al
sector de la defensa. Ese plan estratégico funciona durante dos años,
aunque es un plan previsto para cuatro, y resulta que en 1989 cambia la
inflexión, se ve que baja la contratación, concretamente en el caso de
defensa pasa de 12.000 millones de pesetas de inversión en Santa Bárbara
a los menos de 700 que tiene en la actualidad; la facturación cae; cae la
carga de trabajo; crece de una manera disparada la subactividad, y de la
noche a la mañana nos encontramos con que la incapacidad manifiesta de
quienes han estado rigiendo la Empresa Nacional Santa Bárbara ocultan,
durante el período que va de 1989 a 1994, cinco años, la caída de la
empresa, y hoy nos encontramos con un plan estratégico que no tiene razón
de ser. Todo esto podría haberse planificado antes, con mucho tiempo.

Seguramente habría que haber hecho reestructuraciones, diversificaciones
como las que se han hecho con Surgiclinic, de la misma manera que se han
hecho con AMT y un largo etcétera, que han dado puestos de trabajo a 40 o
a 70 personas y con unas facturaciones anuales de año-tipo de entre
1.000, 2.000 ó 3.000 millones de pesetas.

Pues bien, ¿por qué no se ha acometido realmente ese plan de
diversificación? Usted citaba Estados Unidos, que se ha replegado a los
sectores más favorables, pero, aparte de la diversificación, le falta
decir uno de los puntos más importantes que está siguiendo en Europa y en
Estados Unidos, que es el acudir al «joint venture», señor Secretario de
Estado. Como usted sabe muy bien, son sociedades de riesgo que, sumando
actividades de dos empresas que no tienen nada que ver, son capaces de
penetrar en un mercado y conseguir colocar su producción en él. Se está
favoreciendo eso desde la Empresa Nacional Santa Bárbara? Creo
radicalmente que no, no sólo no se está haciendo sino que no se está
planificando nada para el futuro, a no ser la reducción de 2.000 puestos
de trabajo.

Realmente, lo que a mí me interesaría, y es lo que demanda en este
momento el sector de la defensa, sector público de la defensa porque de
las veinte grandes empresas de la defensa que existen hoy en día --de
esas cuarenta y cinco de Afarmade, de las que usted ha hablado,
probablemente sólo sean veinte las que realmente están en un lugar
puntero de la industria de la defensa--, solamente hay tres que son del
sector público, porque de la fusión que ha habido y de cómo se está
desarrollando en Ceselsa e Inisel habría que hablar en una Comisión
monográfica. Prefiero no tratar ese tema porque hemos hecho algunas
preguntas de carácter monográfico para Ceselsa e Inisel.

En el caso concreto de Bazán, de CASA y de Santa Bárbara hay un tema
clave, la planificación a corto y medio plazo del Ministerio de Defensa.

Eso no se consigue más que de una forma: que esa obsoleta Ley 44/1982, de
dotaciones y sostenimiento para las Fuerzas Armadas se actualice, se
ponga en vigor y deje de prorrogarse, todo aquello que el Ministro Serra
solicitó en 1982 en un discurso en Afarmade a todas las industrias de
defensa ahí agrupadas: la necesidad de la reestructuración de plantillas,
la necesidad de la modernización y la inversión en I+D para que tuvieran
un futuro rentable a corto y medio plazo. Se comprometía en aquel mismo
discurso --y creo que usted lo conoce-- a hacer unas inversiones
importantes por parte del Ministerio de Defensa en la industria de la
defensa, que habría que reducirla pero que la poca o mucha industria que
quedara estaría potenciada y bien estructurada, porque es imprescindible
que el sector de la defensa, en este caso el sector público de la
defensa, sepa a qué acogerse.

Sólo hay dos caminos: o Defensa me dice lo que piensa invertir a corto y
a medio plazo; bien Defensa sabe si es necesario un plan Altamar y si hoy
voy a invertir para hacer cazaminas o lo retiro en el presupuesto del año
que viene, o si de verdad esos 52.000 millones van a estar planificados
para que se construyan o no; o si se hacen fragatas en otra factoría
sabemos si van a tener su total dotación, es decir, si hasta el final se
van a poder comprar los helicópteros que les corresponden o no; o esta
política de parcheos no sólo está conduciendo a que las Fuerzas Armadas
no sepan lo que va a pasar con ellas de cara al futuro --antes eran
imprescindibles los submarinos, ahora ya no lo son--, sino que realmente
no se sabe cómo planificar y no saben qué presupuesto va a destinar
Defensa para poder planificar sus empresas. Es algo tan sencillo como que
Defensa diga claramente: Mi planificación a corto plazo en armamento y
munición, en buques para la Armada, en aviones o programas aéreos,
aeroespaciales, es ésta. Y cúmplase, con una ley que no sea la 44/1982
prorrogada, sino con una nueva. Eso es imprescindible.

Si no son capaces de conseguir eso, señor Secretario de Estado, hay otro
camino mucho más fácil: Señores gestores de la Empresa Nacional Santa
Bárbara, señores gestores de la Empresa Nacional Bazán, señores gestores
de CASA, vuelen con sus propias alas, no los voy a necesitar
exclusivamente para el sector de la Defensa, penetren ustedes en otros
mercados. De lo contrario, estamos ayudando al hundimiento y la
desaparición de una industria importante en España y en Europa entera,
como es la industria de la defensa española.

Al margen de esto, hay que tomar medidas como la homologación necesaria
para la importación de material. Cuando nosotros queremos colocar
material en países extranjeros, resulta que se necesitan 365 días para
poder homologar una pieza y cuando alguien nos coloca en España una bala,
resulta que en veinticuatro horas están homologados, y los países de
economías emergentes --China, Arabia Saudí, Japón, Taiwán, Corea del
Norte, Corea del Sur--, que han elevado sus presupuestos de defensa,
están



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empezando a competir y nos están empezando a hacer daño. También les
recuerdo que hay otros países europeos, como Italia o Noruega, y desde
luego Turquía, dentro de la OTAN, que, no nos olvidemos, también están
subiendo sus presupuestos de la defensa.

Señor Secretario de Estado, antes de hacer ningún balance de cómo se
encuentra la industria de la defensa, que eso corresponderá al INI y a
cada una de las direcciones de estas empresas, lo que de esta Comisión,
de esta Secretaría de Estado, de este Ministerio, se reclama es
planificación a corto y medio plazo para que cada empresa pueda hacer los
planes de viabilidad que considere oportunos. Y, en todo caso, si esto no
es posible, que el propio Ministerio de Defensa libere a estas empresas
para que puedan dedicarse a la construcción civil y acceder a un mercado
competitivo, pero en el que tendrán que demostrar que efectivamente sus
empresas son punteras y que no se hunden, porque la dependencia directa
del Ministerio de Defensa las ha terminado hundiendo.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Socialista tiene la palabra el señor
Marsal.




El señor MARSAL I MUNTALA: Hemos escuchado con atención el informe que
nos ha explicado el Secretario de Estado, tanto de análisis de la
situación en general como en nuestro país, y también el diseño de cuál es
la política y las prioridades del Ministerio en el campo de la industria
de defensa. Además también hemos visto con satisfacción que por parte de
los demás grupos existen unas coincidencias básicas que yo centraría en
dos puntos importantes. La primera coincidencia se da en la necesidad de
mantener un tejido industrial de la industria de defensa en nuestro país,
con lo cual seguramente algún grupo puede superar antiguas aversiones
respecto a temas militares y, por lo tanto, es satisfactorio que exista
esa coincidencia. Y, en segundo lugar, otra coincidencia importante es la
relativa a los temas de la industria de defensa de carácter público y que
depende en todos los sentidos de los presupuestos del erario público, por
lo tanto de todos los ciudadanos. Después de la exposición realizada hoy
por parte de algunos grupos, tenemos la seguridad y el convencimiento de
que cuando, en posteriores trámites, por parte del Ministerio se vayan
aportando propuestas, planes de inversión o se vayan adaptando a las
situaciones los propios presupuestos del Ministerio --aunque sea hacia
arriba, aunque sea subiendo, aunque sea acercándonos a este compromiso
del modelo de Fuerzas Armadas de un dos por ciento-- esos grupos van a
apoyar esos planes con el mismo entusiasmo con que pueden apoyarlos otros
grupos de la Cámara como el Socialista y algún otro.

El señor Secretario de Estado ha hecho un amplio análisis de la situación
general, por lo cual nosotros no vamos a insistir en ello. Sólo vamos a
hacerlo en dos aspectos tal vez más marginales, pero que tienen su
importancia en la crisis y en un cambio de dirección de las prioridades
del sector, como sucede en lo civil. En el tejido industrial civil
también está sucediendo que sectores que antes eran prioritarios en la
industria hoy dejan de serlo y en cambio emergen otros nuevos, más
tecnológicos y que normalmente necesitan mucha menos mano de obra de la
que necesitan otros sectores tradicionales. Si esto sucede en el campo
civil, también sucede en la industria de defensa.

Otro elemento que también querría señalar, es que en los últimos diez
años se ha venido produciendo progresivamente un cambio importante de
relación entre las industrias civiles y las industrias militares. Así
como hace diez años había la inversión en I+D y la investigación, no
únicamente la más puntera sino la de segunda línea, era siempre
investigación que se hacía primero en el campo de la industria de defensa
y después se trasladaba hacia la industria civil e incluso, en la
aportación de materiales algunos se usaban y se utilizaban primero en lo
militar y después se pasaban hacia lo civil, en los últimos diez años se
está empezando a producir una inversión importante, de forma que ya tanto
la investigación como la utilización de ciertos materiales primero se
hacen en el campo de lo civil y después se aportan al campo de lo
militar, lo cual tiene también unas consecuencias para la estructura e
incluso para la mano de obra del tejido industrial de la industria de
defensa.

Además, en el caso de España yo creo que tenemos que estar de acuerdo
también en ciertas características, en algunos aspectos positivas y en
otros negativas, que inciden en la problemática de esta industria y que
tienen sus consecuencias en la cantidad de mano de obra que se necesita.

La industria de defensa española tiene una escasa dimensión no únicamente
en el sentido de que, como señalaba el Secretario de Estado, hay
básicamente unas 45 empresas; de estas 45 empresas, cinco de ellas
representan entre el 75 y el 80 por ciento de la producción, con lo cual
tenemos que las otras 40 son empresas de unas dimensiones y, por tanto,
de unas capacidades muy limitadas.

Al mismo tiempo los niveles de productividad de nuestra industria de
defensa son relativamente bajos, tanto en relación con otros sectores
industriales comparables en nuestro país como, sobre todo, en relación
con el sector de defensa en Europa. En este sentido es claro que mientras
la producción española en este sector supone un tres por ciento --en
números redondos-- de la producción de la industria de defensa de la
Unión Europea, sin embargo ocupa un seis por ciento de la mano de obra
aproximadamente, lo cual es un índice claro del nivel de productividad de
estas empresas y, por lo tanto, de las consecuencias que de ello se
pueden deducir.

Al lado de estos aspectos que son más negativos existe un elemento
positivo que creo que tenemos que apoyar y el Secretario de Estado así lo
ha manifestado. El nivel de exportación de nuestras empresas, a pesar de
sus limitaciones, es relativamente bueno, porque así como la exportación
de industria de defensa en Europa sobre el conjunto de toda la
exportación de la Unión Europea significa un 1,02 por ciento, en el caso
de España la exportación de nuestra industria de defensa supone un 1,42
por ciento del total de la exportación de nuestro país. Por lo tanto el
punto de partida no es nada malo y con la ayuda de la Administración
pública pero, sobre todo, con la propia capacidad de iniciativa de
adaptación y de gestión de nuestras



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empresas de defensa, sean públicas o privadas, estamos en buenas
condiciones para competir dentro de un mercado de exportación que,
evidentemente, en los próximos años, si ahora es difícil, aún puede serlo
más.

Nuestro Grupo también querría señalar la importancia que damos a la
política iniciada desde hace años de colaboración de la industria
española con la industria europea especialmente. En este sentido un
programa como el EFA en este momento, Eurofighter 2000, es una
experiencia importante, porque si experiencias anteriores de programas de
cooperación, como habían sido la adquisición de los F-18, que,
evidentemente, significaban unas compensaciones, pero que éstas siempre
tenían unas limitaciones y, sobre todo, unas dificultades de gestión muy
importantes, los programas de cooperación, como es el del EFA, tienen
mucha más facilidad de gestión; garantizan, como en el caso del EFA, que
la aportación que hace cada país significa el mismo tanto por ciento de
inversión de gasto en el propio país y además tienen también un aspecto
secundario, no por ello menos importante, que supone una aportación a
través de la vía fiscal en las arcas del propio país. En este sentido yo
creo que es satisfactorio lo que ayer oímos a algunos Diputados y
Senadores de las Comisiones de Defensa cuando asistimos al primer vuelo
oficial del Eurofighter 2000 y a la intervención del Secretario de Estado
de Defensa de Alemania, quien a pesar de seguir señalando la necesidad de
recortar al máximo los costos de ese programa, manifestó con toda
claridad el compromiso de Alemania para mantenerse en este programa para
que siguiese adelante. Por lo tanto algunas nubes que podrían cernirse
sobre este programa en este momento creo que van despejándose de una
forma francamente positiva.

Y, para terminar, nosotros creemos que en este marco el Ministerio debe
realizar una política que se guíe por una serie de principios que ya ha
señalado el Secretario de Estado, pero de los que nosotros, aunque sea
puramente de manera enunciativa, no querríamos terminar sin dejar
constancia también.

En primer lugar, es evidente que es necesario que en el marco de unas
previsiones realistas para el futuro, de la previsión de la evolución de
la economía y de las distribuciones presupuestarias que pueda haber para
los próximos años haya una programación de adquisiciones, de inversiones,
para dar una mayor seguridad a las empresas, sean privadas o sean
públicas. En este sentido, el desarrollo de la ley-programa sigue siendo
un tema interesante y que nuestro Grupo considera como algo que el
Ministerio debe impulsar, sobre todo para que no se confunda lo que son
estudios y propuestas con lo que son acuerdos y compromisos, y que esto
no se repita, como hoy hemos oído (igual que en otras Comisiones), al
citar el plan Alta Mar. El plan Alta Mar es un estudio, son unas
propuestas, pero nunca llegaron a ser unos acuerdos y unos compromisos.

Por tanto, para tener un debate claro, debemos diferenciar entre lo que
se propone, lo que sería deseable, y lo que se acuerda, dentro de una
programación realista y eficaz.

En segundo lugar, desde el Ministerio creemos que debe ayudarse a la
concentración de nuestras empresas para aumentar su productividad, su
competitividad y su calidad. En tercer lugar, debemos impulsar al máximo
la diversificación y estamos de acuerdo con el Secretario de Estado en
las dificultades de la pura conversión o reconversión de empresas
militares en empresas puramente civiles. La experiencia de los países del
Este, especialmente de las zonas que estaban más basadas en industria
militar, está demostrando que este proceso puro de conversión resulta
casi imposible; incluso en los países del mundo occidental, con
trayectorias científicas y laborales muy distintas, también se está
demostrando que la pura reconversión no acaba de funcionar y que lo que
es importante es la diversificación.

En cuarto lugar, debemos impulsar los proyectos de cooperación, dentro
del marco de alianzas con los países que forman parte de la Unión
Europea, la UEO y la OTAN. En quinto lugar, hay que señalar las medidas
de apoyo a la exportación en la línea de lo que ya está realizando el
Ministerio. Yo creo, por lo que he oído a diferentes empresas, tanto del
sector público como privado, que están satisfechas y creen que la
colaboración y el marco de actuación que el Ministerio está llevando a
cabo, está en la buena dirección y, por tanto, nosotros requerimos al
Ministerio para que siga en esta línea de utilización de las propias
infraestructuras interiores y exteriores del Ministerio para ayudar a la
exportación de lo que producimos en nuestro país en este campo.

En sexto lugar, también debemos seguir avanzando en los programas de
inversión en I+D y en calidad de productos y, en último lugar, pero no
por ello menos importante, si no desde un punto de vista de la industria
de defensa, sí desde un punto de vista de las consecuencias sociales y
laborales que tiene este nuevo marco en el que vivimos, debemos subrayar
la importancia que también damos a la aplicación de los programas Konver,
una vez sean claramente aprobados y totalmente definidos por parte de la
Comisión Europea, y que podamos utilizar lo que consigamos en este marco
para invertir en aquellas zonas que se vean más afectadas por las
consecuencias negativas de la nueva situación de defensa y, por tanto,
por su incidencia en la industria de este sector en nuestro país.




El señor PRESIDENTE: Señor Secretario de Estado, tiene la palabra.




El señor SECRETARIO DE ESTADO DE LA DEFENSA (Flos Bassols): Veo que hay
bastante coincidencia o puntos comunes tratados en las tres
intervenciones. Por tanto, intentaré hablar un poco de todo, porque he
tomado muchas notas, y procuraré agruparlas.

Yo quizá he olvidado citar al principio de mi intervención algo que he
dado por supuesto y es que el Ministerio de Defensa no es el Ministerio
de Industria. Es decir, el Ministerio de Defensa actúa en función de dos
cosas, básicamente: de que representa la demanda, a menudo la única
demanda, y de que tiene una relación muy fuerte con las empresas, que yo
calificaría de relación de tutela, de apoyo y de confianza, que le
permite ayudarlas en una serie de actividades. Esto quiere decir que hay
algunos temas en los que yo soy muy cuidadoso. Por ejemplo, estoy



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absolutamente de acuerdo en que las empresas tienen que concentrarse,
tienen que vincularse entre ellas; pero, después de lanzar alguna
expresión en este sentido, yo pienso que esto tendría que formar parte de
lo que sería una política industrial de este sector.

También hay otro tema que quizá he olvidado señalar y es que, por
supuesto, cuando el Ministerio de Defensa está hablando de la industria
de defensa no es que sólo le preocupen los aspectos económicos de la
industria de defensa; es que para el Ministerio de Defensa las empresas
de defensa forman parte del sistema de defensa. No es concebible hablar
de modelo de las Fuerzas Armadas sin decidir qué cosas queremos producir
en España, qué cosas no, cuántas empresas queremos, etcétera, todo este
tipo de asuntos. Para nosotros la industria de defensa tiene una
importancia fundamentalmente estratégica. No olvidemos que estamos
hablando, si sumamos todas las empresas, de algo que es inferior en
empleo y por supuesto en producción a SEAT; digo esto para situarnos. Por
tanto, el tema estratégico es fundamental.

Hay otro aspecto que señalo hoy y es que al Secretario de Estado de
Defensa, que tiene muchísima información sobre todas y cada una de las
empresas, le es muy difícil entrar en ejemplos concretos, porque todos
los secretarios de Defensa de todos los países, por lo menos
occidentales, hacen lo mismo que yo, que es tener unos señores que les
subrayan las intervenciones de los secretarios de Estado de Defensa en
sus respectivos parlamentos. Y en función de lo que digan estos señores,
yo les aseguro que sube y baja el precio de las cosas y que uno de pronto
recibe visitas inesperadas de empresas que manifiestan preocupaciones o,
en alguna ocasión, alguna alegría. En cualquier caso, soy muy prudente.

Por lo tanto, no se piensen a veces que no quiero dar ejemplos concretos,
es que el tema es muy delicado.

Se ha tocado como tema de fondo, en las tres intervenciones, un asunto
fundamental. Hace ya muchos meses que yo me comprometí, o por lo menos
anuncié que haríamos una ley de programación. La Ley de Dotaciones se
manifestó decaída, no sólo caducada sino que fue una Ley que ya no se
cumplió cuando estaba vigente y había que ir a otro planteamiento. No
tengo por qué ocultar las razones que hacen que en estos momentos ustedes
no conozcan por lo menos un anteproyecto de ley de programación, que
puede adoptar muchas formas, pero un mínimo anteproyecto. Cuál es el
asunto? Habría que conseguir que esta ley, desde el momento de su
nacimiento, encajara perfectamente con lo que fuera, por lo menos, el
primer presupuesto del Estado que se aprobara, y este es un tema, como no
se le escapa a nadie, bastante complicado. Por supuesto, yo en estos
momentos he tenido tiempo de hacer alternativas, todo tipo de
alternativas, sobre lo que serían las compras del Ministerio de Defensa
según distintos marcos económicos. Ha llegado el momento de coger el
marco que sea, aunque no sea muy bueno. Está claro que un país que quiere
reducir su déficit, por razones obvias, sabe que el presupuesto de
Defensa no va a ser aquel que se había pensado en un momento dado, pero
pienso que se puede ya avanzar en la ley-programa.

Dicho esto, también quisiera recordar algo que ya he dicho y es que,
quizá, de todas las medidas que habíamos tomado, la que yo consideraba
más importante era la de incrementar nuestro compromiso de gasto, nuestra
contratación. Es importante por dos cosas: por un lado, porque salva las
carteras de las empresas, que están muy agobiadas, como es conocido; por
otro, porque la mejor programación es la contratación. Es decir, ¿qué
mejor programación para una empresa que haberle contratado algo que le
dure hasta el año 1997? Por otro lado, no tengan SS. SS. la imagen de que
las empresas sólo conocen de la intencionalidad del Ministerio aquello
que aparezca publicado como norma o como, llamémosle, estudio de posición
del Ministerio. No, no. He dicho ya en alguna otra ocasión que existe una
relación muy intensa en la que, por supuesto, a una empresa no se le
puede decir que algún día se le hará un pedido de no sé qué cosa, pero sí
que se le pueden marcar las grandes líneas, y esto es algo que estamos
haciendo continuamente. Incluso lo hacemos de una forma bastante
estructurada, en un foro que funciona bastante bien, que es la CADAM,
foro en el que se reúnen representantes de las patronales y
representantes de grandes empresas, y ése es el lugar en el que se habla
y se comenta sobre las grandes líneas, siempre con la prudencia
necesaria, pero digamos que las empresas tienen un volumen de información
bastante aceptable.

Yo quisiera señalar un asunto importantísimo que también se ha tocado de
un modo u otro en las distintas intervenciones. Yo les recuerdo que fue
en el año 1991 --creo-- cuando se definió un modelo de Fuerzas Armadas, y
fue en ese mismo año cuando el Ministerio de Defensa se quedó sin 107.000
millones, que significaban que, en lugar de ir hacia aquel 2 por ciento
tangencial, íbamos hacia el 1,26 por ciento; es decir, que cuando un
Parlamento decide un determinado modelo, no puede ser que el mismo año se
produzca la separación entre lo que son los objetivos y los medios, tema
que hemos tratado muchas veces y, simplemente, me lamento de que las
cosas sean así, y todos padecemos las consecuencias de que las cosas sean
así.

El señor Fernández de Mesa --voy tocando los distintos asuntos-- ha hecho
hincapié en la homologación. En primer lugar, quiero recordar que
nuestras importaciones se concentran, en su inmensa mayoría, en aviones y
misiles; desde luego, por este lado, no tenemos problemas de que los
aviones y los misiles extranjeros «machaquen» a nuestra industria
nacional; por ahí, no. El mejor sistema de homologación o de selección de
lo que nos puede entrar en España no cabe duda de que es cada uno de los
pliegos de prescripciones particulares. Ahí está la clave del asunto. Por
una parte, hacemos homologación, tenemos unas comisiones que homologan y,
por otra, también tenemos la declaración de uniformidad, que incide en
este tipo de cuestión. Es muy delicado hablar sobre estos temas, porque,
evidentemente, están siempre asociados a limitaciones sobre la libertad
de comercio.

Por otro lado, sobre diversificación a lo civil, también aquí el problema
tiene sus puntos, no de conflicto, pero sí que debieran ser tratados
desde el punto de vista del



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Ministerio de Industria y Energía. Yo he hecho una advertencia que veo
que coincide con la del señor Marsal: Cuidado con hablar de ese tipo de
diversificación. No engañemos a nadie; o sea, cuidado, porque las cosas
son dificilísimas. Y no sólo, señoría, es en los países del Este donde ha
fallado; el problema es que es en los países del Oeste, y no sólo por la
razón que he dicho, porque falta producto y mercado, etcétera, sino
porque hay otros problemas que forman parte del modo de funcionar de las
industrias de defensa. Por ejemplo, piensen ustedes en el mundo de escasa
competencia en que se mueven; la tutela continua del Estado y su
interferencia en su forma de funcionar (las empresas de defensa venden de
la mano del Estado; el Estado les controla la calidad y si el Estado dice
que reúnen las condiciones de calidad, venden y, si no, no venden);
procedimientos de contratación tremendos de material de defensa; carácter
secreto, muy frecuente en las empresas de defensa. Yo creo que es falso,
absolutamente falso, que las empresas de defensa generen una tecnología
aplicable inmediatamente al sector civil. Dentro de las grandes empresas
que producen tecnología de defensa en el mundo hay una clara separación
entre lo que es la división militar y la división civil, y de la división
militar a la división civil pasa muy poca información. La tecnología
militar pasa al sector civil cuando está algo obsoleta, cosa que no
sucede en sentido contrario. La mejor tecnología civil pasa inmediatamete
a la militar.

Otro tema importante es que son empresas que trabajan a largo plazo, muy
tranquilas de que una vez empiezan un proyecto se les van a aceptar
muchas modificaciones de contratos --no hablo de España sino de todo el
mundo--; tienen una cierta garantía de que los costes adicionales en que
incurran van a ser asumidos; se sabe que lo que importa es la calidad; se
sabe que a lo largo del programa se les modificará veintisiete veces el
objetivo, que se les exigirá mayores cosas. Todas ellas, por ejemplo,
trabajan sobre series cortas y precios altos y, en definitiva, yo diría
que son empresas u organizaciones que están poco preparadas para entrar
en la durísima competencia que supone el sector civil. Por lo tanto, yo
veo un montón de problemas. Simplemente lo que señalo es que hay que ser
prudente y que la diversificación tiene que hacerse en todo caso
impulsada por el Ministerio de Industria, como es lógico.

Se ha hablado, directa o indirectamente, de la productividad. Para mí el
tema de la productividad y, por lo tanto, de la competitividad es clave.

No queda más remedio que asignar a cada producto el volumen de personal y
el coste que realmente le corresponda. Si acaso, porque una empresa tenga
un carácter estratégico, lo que tenemos que hacer es financiar su
existencia, no su existencia a locas con el coste que sea, no, su
existencia razonable. El ejemplo concreto, y entro ya a tocar el tema de
Santa Bárbara, es que es cierto lo que ha aparecido en declaraciones y se
ha dicho en los periódicos en el sentido de que incluso con la
reconversión de Santa Bárbara la futura Santa Bárbara tampoco será
rentable. Lo que sucede, en mi opinión, es que es el mínimo necesario que
este país necesita mantener abierto. Por lo tanto, España, ya sea a
través del Ministerio de Defensa o a través de la subvención directa del
INI, vía pérdidas, tiene que mantener, por lo menos, las fábricas que van
a permanecer porque España las necesita. España no puede dejar de
fabricar cartuchería ni puede dejar de tener una fábrica que le mantenga
los carros de combate, y si pueden ser dos, mejor. Hay que tener cuidado
porque no se pueden poner todos los huevos en la misma cesta y tenemos
que tener una capacidad diversificada.

Sobre el plan industrial de Santa Bárbara, por supuesto estoy totalmente
de acuerdo en que hay que elaborar un plan. Sobre esto tengo que bajar
otra vez al realismo y decir que si nos mantenemos en las cifras de
inversión que nos son posibles actualmente, y por la razón que he
expuesto antes de que la demanda, en todas partes, se está yendo a otros
sitios, lo que irá al sector de armamento y munición convencional va a
ser muy poco. En las prioridades actuales que tienen los ejércitos, y muy
especialmente el Ejército de Tierra, no hay una previsión de incremento
de la demanda genérica a este sector. Por lo tanto, debemos suponer que
lo que se pueda comprar a Santa Bárbara se va a mantener en unos niveles
bastante similares a los actuales, con una particularidad, y es que se
iniciará la adquisición de vehículo Ascod, que fabrica SBB, empresa del
grupo Santa Bárbara, y esto hará que suba este segmento de vehículos,
pero, en general, si no se produce un mínimo incremento de presupuesto,
es muy difícil desviar unos recursos hacia aquello que el Ejército
considera que no necesita de forma prioritaria. Probablemente incluso
podríamos llegar a la conclusión, y creo que también se ha dicho aquí de
que carecería de sentido. Esto qué quiere decir? Que hay que buscar
soluciones razonables, donde se calcule lo que cuesta mantener esta
industria estratégica y se busque la forma de que este mantenimiento se
efectúe por la vía más razonable para los intereses de la industria en
general y de ésta en particular.

He señalado que el Ministerio de Defensa hará todo lo posible por ayudar
a las nuevas iniciativas que se puedan desencadenar, a partir de las
instalaciones actuales de Santa Bárbara. Esta es la voluntad en este
tema, pero ya he advertido --y ahora voy a insistir un poco más-- que
existen problemas jurídicos. Es un tema complicado; pueden surgir
reversionistas, en algunas ocasiones muchísimos, y hay que buscar la
forma organizativa y política de articular el asunto. Probablemente, hay
que buscar unos paraguas que merezcan la confianza política, técnica,
empresarial, etcétera, para poder ir adelante con este tipo de
actuaciones.

Me ha parecido entender que el señor Romero aceptaba un poco mi punto de
vista sobre que nuestra dependencia era pequeña, pero avisaba que si
dejamos de producir sí vamos a depender. Por supuesto. En lo que he dicho
estoy hablando de lo que sucede en estos momentos y de lo que puede
suceder en los dos próximos años. Evidentemente, si desaparecen algunas
de nuestras empresas --y estoy seguro de que en mi descripción ya he ido
diciendo qué cosas no iban a desaparecer-- tendremos una dependencia en
algunos puntos concretos. De todos modos, debo recordar que estamos
hablando de una parte muy pequeña de lo que sería el sector de defensa.

Cuando hablo de la necesidad de incrementar inversiones, no lo digo por
hacer una afirmación genérica. No. He



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señalado que nos hemos endeudado al máximo para salvar la cartera de
pedidos de las empresas, porque, de una forma mecánica, si no hay una
ligera mejoría en el capítulo de inversiones del Ministerio de Defensa en
los dos próximos años, es evidente que, en lo que ahora ha supuesto un
alivio para las empresas, llegará un momento en que se verá que ya no hay
recursos para seguir contratando. Por tanto, un mínimo incremento de
inversión es absolutamente imprescindible desde un punto de vista
contable.

Creo que he tocado ya casi todos los temas, pero si me he dejado alguno
podemos insistir en él.




CONTESTACION A LAS SIGUIENTES PREGUNTAS SOBRE:



--PROYECTOS E INVERSIONES PREVISTAS PARA LA UTILIZACION DEL SECTOR SUR DE
LA BASE AEREA DE ZARAGOZA POR EL EJERCITO DEL AIRE, TRAS LA MARCHA DE LAS
FUERZAS AEREAS DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMERICA. FORMULADA POR EL SEÑOR
MARTINEZ BLASCO, GRUPO IZQUIERDA UNIDA-INICIATIVA PER CATALUNYA. (Número
de expediente 181/000685.)



--MANTENIMIENTO DE LA BASE AEREA DE ZARAGOZA. FORMULADA POR EL SEÑOR
MARTINEZ BLASCO (GRUPO IU-IC). (Número de expediente 181/000687.)



--REUTILIZACION DE LAS INSTALACIONES EXISTENTES EN EL SECTOR SUR DE LA
BASE AEREA DE ZARAGOZA EN RELACION CON LA UTILIZACION PRECEDENTE POR LAS
FUERZAS AEREAS DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMERICA (USAF). FORMULADA POR EL
SEÑOR MARTINEZ BLASCO (GRUPO IU-IC). (Número de expediente 181/000690.)



El señor PRESIDENTE: Pasamos al siguiente punto del orden del día.

Preguntas.

La pregunta número 4, del señor López Valdivielso, queda aplazada para
una próxima sesión.

En cuanto a las preguntas del señor Martínez Blasco ¿las piensa agrupar
S. S.?



El señor MARTINEZ BLASCO: Sí, señor Presidente.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, porque esto permite una economía de
tiempo que todos agradecemos.

El señor Martínez Blasco tiene la palabra.




El señor MARTINEZ BLASCO: En todo caso, permítame que, con todo respeto,
proteste por la forma en que se han incluido las preguntas en el orden
del día, y me voy a explicar. Era un bloque de seis preguntas
relacionadas y que tenían una cierta unidad ideológica. Y muy sabiamente
la Presidencia no ha incluido ni las tres primeras preguntas, ni las tres
últimas, sino alternativamente, de tal forma que ha destrozado el
argumento.




El señor PRESIDENTE: Señor Martínez Blasco, puede usted emplear todo su
argumento en esta Comisión, porque le aseguro que simplemente hemos
elegido las del ámbito de competencia del señor Secretario de Estado de
Defensa. No ha sido por otro motivo. Las demás preguntas se producirán en
su momento y podrá usted reiterar el argumento global.




El señor MARTINEZ BLASCO: Perfectamente. Gracias, señor Presidente.

Efectivamente, el argumento global habrá de ser repetido. El marco en el
que se producen estas preguntas es que, en octubre de 1992, cuando se
marcharon las Fuerzas Aéreas de los Estados Unidos, había una
infraestructura de mantenimiento del sector sur de la base aérea de
Zaragoza bastante alta, cercana a los 500 trabajadores. Evidentemente, al
marcharse de forma precipitada, como todo el mundo ha reconocido, puesto
que aunque era demandado por los ciudadanos fue hecho en un corto período
de tiempo, el resultado ha sido que se despidió a los trabajadores que
estaban a través de una sociedad interpuesta, que disminuyó el empleo
generado en el mantenimiento de la base aérea, e incluso, como he
escuchado en las referencias que se hacían al presupuesto del Ministerio
de Defensa, le ha tocado a esta base aérea, al sector sur, las vacas
flacas de ese presupuesto.

Por tanto, las tres preguntas que han sido incluidas en el orden del día
tratan de abrir las perspectivas, en primer lugar, en cuanto a proyectos
e inversiones de utilización, sobre todo en esa unidad ideológica que
decía antes, en el aspecto de mantenimiento de la base aérea.

Evidentemente, los gastos posibles y las necesidades de ocupación de mano
de obra en mantenimiento estarán en función de los proyectos de
inversiones para la utilización del sector sur. Las tres preguntas se
refieren a eso: proyectos de inversiones; necesidades de mantenimiento,
importe de los gastos de mantenimiento, la evolución en estos últimos
años, y los niveles de reutilización previstos para el sector sur de la
base aérea de Zaragoza.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Secretario de Estado.




El señor SECRETARIO DE ESTADO DE LA DEFENSA (Flos Bassols): Me acaba de
trastocar un poco lo que iba a explicar, pero voy a intentar centrarme en
lo que ha dicho, aunque no es mi materia.

Después del abandono de la utilización de la base por parte de la USAF,
como es sabido, estaba previsto acometer una serie de inversiones
dedicadas a tres puntos básicos que son: la adquisición de determinado
material que abandonaban las Fuerzas Aéreas de los Estados Unidos y que
interesaba quedarnos con él; la adaptación de las instalaciones
americanas a la reglamentación española, y una mejora complementaria de
estas instalaciones.




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Respecto de lo que nos quedamos y que había tenido la USAF, hemos hecho
unas inversiones del orden de unos 900 millones de pesetas que han ido,
básicamente, dedicados a la adquisición de elementos críticos de la base,
sin los cuales no funcionaría bien, como son un radar y unos equipos de
comunicaciones y de radio-ayudas, como temas más importantes. También
hubo algunas adquisiciones de material secundario bastante disperso. Esto
ascendía a unos 900 millones de pesetas.

Otra cosa, mucho más costosa, es la adaptación de las instalaciones que
nos quedamos a la reglamentación española. El caso más típico que suele
citarse cuando se habla de este tema es el cambio del tipo de corriente
eléctrica. Pero luego hay problemas de adaptación a nuestras normas en
algunos temas como comunicaciones, radio-ayudas, instalaciones de
combustible, de agua, sistemas contra incendios, teléfono, etcétera.

Estas adaptaciones tienen previsto un coste total de 3.252 millones, de
los que ya hemos invertido 1.602. Cuando digo invertido, tanto en el caso
anterior como en éste, me refiero a que este año lo acabaríamos habiendo
invertido estos 1.602 millones.

Hay otro tercer ítem, que es la mejora de las instalaciones, puesto que
en algunos casos había elementos deteriorados o parcialmente servibles,
que afectan a la reparación de pistas, iluminación de balizaje, barreras
de frenado y temas de seguridad. La inversión total prevista es de 3.870
millones, y lo que hemos invertido hasta ahora son 423. Queda un
remanente importante de mejora de instalaciones.

Hay otro capítulo de pequeña cantidad, prácticamente todo invertido, que
son unos 260 millones de pesetas.

La base de Zaragoza tiene, como todo este tipo de instalaciones
militares, una parte de mantenimiento de instalaciones sofisticadas, que
requieren gente muy especializada, como pueda ser, por ejemplo, radar y
ayudas a la navegación --hemos dedicado, hasta ahora, a este tema 150
millones de pesetas--, y luego hay mantenimiento de elementos generales
en cualquier base de este tipo, en los que entre los años 1992 y 1993
hemos invertido exactamente 763 millones de pesetas.

No sé si interesa a S. S. que le hable de lo que irá a la base de
Zaragoza dentro del plan de concentración de unidades, pero quizá fuera
bueno que por lo menos hiciera una lista: primero la Escuadrilla de apoyo
a los despliegues aéreos, que es de nueva creación; segundo, el Centro de
Adiestramiento de Seguridad y Defensa, que procede de Los Alcázares,
Murcia; tercero, la Escuela de adiestramiento de perros-policía, que
procede de Burgos; cuarto, la Escuela de Técnicas de Apoyo número uno a
las operaciones aéreas, que procede de distintas instalaciones, entre
ellas la base de Reus y algunas otras que esperamos esté finalizada en el
año 1995; quinto, el grupo del Cuartel General del Mando Aéreo de
Levante, que ocupaba el acuartelamiento de San Lamberto, en Zaragoza;
sexto, la Escuadrilla Logística de Palenzuela, y finalmente el grupo de
apoyo a la lanzadera espacial de la NASA, en cuyo caso Zaragoza actuaría
como base de emergencia. Esto significa que realmente existe este plan de
concentración de unidades, y éstas son las principales que irán.

Pensamos que de la zona sur vamos a utilizar la totalidad de aquellos
edificios que se encuentren en buen estado, aunque irán destinados a
actividades distintas a aquellas para las que venían siendo utilizados.

Ya se están utilizando talleres y garajes de la zona sur par dar cabida a
elementos desplazados del acuartelamiento San Lamberto; se están ocupando
viviendas que pertenecían a la USAF; también los almacenes y polvorines
que han sido necesarios para albergar el armamento y munición procedentes
de las escuadrillas logísticas desactivadas se van a utilizar, y se va a
mantener la capacidad de almacenamiento de combustible, que en este
momento es marcadamente superior a las necesidades de la base, como
reserva de guerra y para utilización en grandes ejercicios y maniobras.

Conozco muy poco el tema de personal, pero quizás le pueda adelantar que
ahí había personal de distinto tipo trabajando para la base. Las
instalaciones a que nos referimos habían sido atendidas en parte por
personal de la USAF, luego por personal civil americano al servicio de la
USAF, por personal laboral local y por empresas de servicios y
mantenimiento contratadas por la USAF; es decir, había una mezcla de
personal en distintas situaciones. El personal laboral local se
contrataba por el Ministerio de Defensa, y después de la salida de los
americanos se firmó un acuerdo entre el Ministerio de Defensa y los
trabajadores que establecía, simplificando, indemnizaciones a los que
quedaran afectados por reducción de plantilla; hubo un compromiso del
Ministerio de Defensa de ofertar en su ámbito puestos de trabajo acordes
con las categorías laborales de los afectados, y también se estableció la
percepción de determinadas cantidades en concepto de ayuda a los
trabajadores de más de 54 años en el momento de la rescisión. Esto es
para un tipo de personal que estaba ligado directamente al Ministerio de
Defensa.

Otro tipo de personal estaba en empresas contratadas por la USAF, con
quienes el Ministerio de Defensa no tenía ningún tipo de relación. Lo que
no le puedo decir exactamente es cómo está la cosa, pero creo que no es
el Ministerio de Defensa quien esté ligado jurídicamente a la
problemática actual de este tipo de empresas, si es a lo que S. S. se
refiere.

Más detalles no le puedo dar porque no los tengo. No son de mi
competencia.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Martínez Blasco.




El señor MARTINEZ BLASCO: Efectivamente, el señor Secretario de Estado ha
comprendido que mi preocupación era la parte final, al manifestar que no
es de su competencia.

La parte primera tiene también mucha importancia. Me alegra ver que se va
a dar un uso a la zona sur. Los primeros meses con esta sorpresa hubo una
especie de sobresalto. Se decía: qué hacemos con esta base tan grande. Es
una base inmensa, que tiene 36 kilómetros de perímetro, desorbitada para
lo que es usual en las veintitantas bases aéreas que tenía el Ejército
español. Al principio podía caber el peligro de que se abandonase por
incapacidad para



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poderla mantener. Pero, evidentemente, empezó a hablarse de posibles
utilizaciones y celebro que haya proyectos.

En todo caso le pediría al señor Secretario de Estado si puede afinar
(supongo que está incluida la escuela que en su día se trasladó y, por
tanto, no ha hecho referencia a ella) en cuanto a las fechas --en las
técnicas de apoyo ha hablado de 1995--, si todos estos proyectos serían a
corto, a medio o a largo plazo. Como una de las frases que ha dicho es
que se iba a utilizar en la actualidad la zona sur, en este aspecto quedo
conforme.

Dice el señor Secretario de Estado que se han invertido ya en estos
últimos ejercicios en mantenimiento de los elementos generales unos 763
millones, y en otros mantenimientos especializados unos 150 millones.

Evidentemente, estas cifras de mantenimiento me atrevo a calificarlas de
ridículas. La zona norte, la que siempre fue española, debe tener para
mantenimiento del orden de varios miles de millones de pesetas, de 3.000
ó 4.000 millones de pesetas. Entiendo que con estas cifras que el señor
Secretario de Estado ha dicho poco mantenimiento se va a poder hacer.

En todo caso, en la pregunta concreta del mantenimiento estaba una de las
claves: cómo se piensa gestionar. Lo que está ocurriendo en estos
momentos (como el señor Secretario de Estado manifiesta que no lo sabe yo
se lo voy a decir) es que hay 282 trabajadores en desempleo y que éste
termina el 30 de septiembre de este año. El señor Secretario de Estado ha
dicho que con estos trabajadores no había obligación jurídica por parte
del Ministerio de Defensa. Yo voy a apuntar sólo dos datos de otro tipo
de vinculación: uno, que justo antes de las elecciones anteriores el
Ministro de Defensa se dirigió por carta al Presidente de la comunidad
autónoma diciéndole: no se preocupe porque para las necesidades futuras
de mantenimiento de la base se van a necesitar por lo menos 257
trabajadores. Por tanto, de los 282 que yo he dicho que están en
desempleo en estos momentos se podrían reabsorber 257 trabajadores. Otro
apunte para este compromiso no jurídico, sino político, es que en febrero
de 1992 en esta misma Cámara el Ministro de Defensa dijo que, aunque no
había vinculación jurídica, se estaban celebrando conversaciones con el
fin de cumplir eso precisamente; es decir, que habría unas necesidades
futuras de mantenimiento, que incluso están por escrito, cifradas en 257
trabajadores, y que no se preocupasen que se estaban estableciendo
conversaciones.

En resumen, ahora se está utilizando paulatinamente el sector sur. En
todo caso, se está invirtiendo poco en el mantenimiento y a los
trabajadores se les agota el desempleo; pero ¿qué está haciendo el
Ministerio con el mantenimiento, señor Secretario de Estado? En los
últimos meses está ocurriendo una cosa muy rara, y es que el Ministerio
de Defensa está sacando a concurso público el mantenimiento de la base a
través de empresas. En estos momentos hay diez o doce pequeñas empresas
con unos 150 trabajadores. Esos 282 trabajadores que tienen la promesa
ministerial de intentar resolver el problema que existe no entienden cómo
es posible que el Ministerio de Defensa esté gestionando el mantenimiento
de la base con nuevas empresas, las cuales no conocen perfectamente las
instalaciones --ellos llevan trabajando durante muchos años-- ni incluso
a veces la capacitación profesional y la especialización que se requiere.

Insisto que son 10 ó 12 empresas con 150 trabajadores las que hacen el
mantenimiento. Cómo explica el Ministerio esto?
No voy a discutir si hay vinculación jurídica o no, pero si hay una
previsión de utilización de la base, si hay unas necesidades de
mantenimiento, que yo espero que se incrementen respecto a las cuantías,
¿cómo explica el Ministerio de Defensa que se estén utilizando empresas?
Constantemente se están publicando en los diarios oficiales los concursos
de mantenimiento.




El señor PRESIDENTE: El señor Secretario de Estado tiene la palabra.




El señor SECRETARIO DE ESTADO DE LA DEFENSA (Flos Bassols): Voy a
contestarle más con la imprudencia del que cree que es así que no de
tener la certeza, pero de todos modos creo que alguna luz puede haber.

Usted habla de 10, 15 empresas que se están contratando. Por la poca
información que tengo sobre este tema específico, son empresas de
especialidades muy distintas, que cada una cubre su terreno.

Los trabajadores que se encontraban en la situación de despedidos es
porque la empresa desapareció. Por tanto, el problema que se plantea es
más complejo que el de dar trabajo a una organización existente.

Yo sé --si no, no podría estar hablando así-- que el Ministerio está
preocupado por este tema.

También es evidente que los gastos de mantenimiento van a subir, tienen
que subir si vamos a utilizar estas instalaciones. Lo que no le puedo
contestar es a ninguna solución concreta, que no debe ser nada fácil,
puesto que la empresa ha desaparecido. (El señor Martínez Blasco pide la
palabra.)



El señor PRESIDENTE: Un segundo, señor Martínez Blasco.




El señor MARTINEZ BLASCO: Sugiero al señor Secretario de Estado que como
quedan las otras tres preguntas --supongo que pronto serán tratadas en
esta Comisión--, en esa segunda fase veamos la forma de solucionar este
tema.




El señor PRESIDENTE: Probablemente será el Secretario de Estado de
Administración Militar el que le conteste a las tres preguntas que
restan.

Señorías, muchas gracias. Señor Secretario de Estado, muchas gracias.

Se levanta la sesión.




Eran las siete y veinticinco minutos de la tarde.