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DS. Congreso de los Diputados, Comisiones, núm. 142, de 10/03/1994
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CORTES GENERALES
DIARIO DE SESIONES DEL
CONGRESO DE LOS DIPUTADOS
COMISIONES
Año 1994 V Legislatura Núm. 142
DEFENSA
PRESIDENTE: DON JUAN MUÑOZ GARCIA
Sesión núm. 9
celebrada el jueves, 10 de marzo de 1994



ORDEN DEL DIA:
--Comparecencia del señor Secretario de Estado de Administración Militar
(Arévalo Arias), para informar sobre medidas adoptadas para la
reestructuración de la sanidad militar. A petición propia. (Número de
expediente 212/000461) (Página 4522)
--Comparecencia del señor Secretario de Estado de Defensa (Flos Bassols),
para informar sobre la aprobación de posibles convenios para la
utilización civil de los hospitales militares. A solicitud del Grupo
Parlamentario Catalán, Convergència i Unió. (Número de expediente
212/000335.) Esta comparecencia será cumplimentada por el señor
Secretario de Estado de Administración Militar (Página 4522)
--Comparecencia del señor Secretario de Estado de Administración Militar
(Arévalo Arias), para informar sobre la implantación progresiva de las
Delegaciones de Defensa. A petición propia. (Número de expediente
212/000470) (Página 4530)



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Se abre la sesión a las cuatro y treinta minutos de la tarde.




--COMPARECENCIA DEL SEÑOR SECRETARIO DE ESTADO DE ADMINISTRACION MILITAR,
PARA INFORMAR, A PETICION PROPIA, SOBRE MEDIDAS ADOPTADAS PARA LA
REESTRUCTURACION DE LA SANIDAD MILITAR. (Número de expediente
212/000461.)



--COMPARECENCIA DEL SECRETARIO DE ESTADO DE DEFENSA (FLOS BASSOLS) PARA
INFORMAR SOBRE LA APROBACION DE POSIBLES CONVENIOS PARA LA UTILIZACION
CIVIL DE LOS HOSPITALES MILITARES. A SOLICITUD DEL GRUPO PARLAMENTARIO
CATALAN (CONVERGENCIA I UNIO). (Número de expediente 212/000335.)



El señor VICEPRESIDENTE (Fernández de Mesa y Díaz del Río): Señorías,
vamos a abrir la sesión.

Damos las gracias al señor Secretario de Estado por acompañarnos esta
tarde.

Se tramitarán conjuntamente la primera y la segunda comparecencias. La
primera del Secretario de Estado de Administración Militar para informar
sobre medidas adoptadas para la reestructuración de la sanidad militar, a
petición propia; y la segunda, del Secretario de Estado de Defensa para
informar sobre la aprobación de posibles convenios para la utilización
civil de los hospitales militares, a petición del Grupo Parlamentario
Catalán de Convergència i Unió.

Tiene la palabra el señor Secretario de Estado.




El señor SECRETARIO DE ESTADO DE ADMINISTRACION MILITAR (Arévalo Arias):
Muchas gracias, señor Presidente.

Comparezco ante SS. SS. para informar de una medida que entendemos
trascendente, adoptada por el Ministerio de Defensa, a efectos de
organizar la asistencia sanitaria en el contexto de las Fuerzas Armadas,
y que se ha iniciado por la racionalización de la red hospitalaria de la
Defensa. En primer lugar, vamos a referirnos al problema que justifica
las medidas adoptadas.

El problema de la asistencia sanitaria en las Fuerzas Armadas era
complejo, yo diría que incluso grave, en el que se daban y dan todavía,
aunque en vías de solución en virtud de las medidas adoptadas, una serie
de contradicciones. En primer lugar, la existencia de una red
hospitalaria sobredimensionada de cara a satisfacer las necesidades de
las Fuerzas Armadas. Sobre un total de 7.300 camas instaladas, sólo 5.166
se encontraban en funcionamiento efectivo, y de ellas se reducirán a
4.000 tras la evaluación de las necesidades efectivas del complejo
Fuerzas Armadas, incluyendo un 30 por ciento de reserva logística.

En segundo lugar, una mala distribución de los médicos y de todos los
efectivos sanitarios de las Fuerzas Armadas. Piénsese, por ejemplo, que
en el caso de Madrid, con el 36 por ciento de la población atendible,
están radicados el 44 por ciento de los especialistas que desarrollan su
cometido dentro del complejo de las Fuerzas Armadas.

En tercer lugar, por mor de la insistencia de una visión conjunta del
sistema hospitalario de las FAS, la existencia de inversiones repetidas o
duplicadas y, consiguientemente, una subutilización del esfuerzo
financiero y del gasto realizado. (El señor Presidente ocupa la
Presidencia.)
Esta visión general del problema se podría sintetizar, como buen
paradigma de lo que hasta aquí hemos dicho, en el caso de Madrid. En
Madrid disponemos de seis hospitales, incluyendo los sanatorios de Los
Molinos y Guadarrama; 2.236 camas instaladas, de las cuales sólo 1.493
están en funcionamiento, y son 1.105 las que necesitamos para satisfacer
las necesidades del complejo FAS, incluyendo el 30 por ciento de reserva
logística en el caso de Madrid. Como ya he dicho antes, concentrábamos y
concentramos todavía --que van a disminuir-- el 44 por ciento de
especialistas, frente al 36 por ciento de la población atendible.

Lógicamente, la existencia de estas contradicciones y disfunciones no es
gratuita ni se produce en un momento concreto, sino que es consecuencia
de un proceso. Me permito recordar a SS. SS. el hecho de que hasta no
hace tantos años ha habido tres ejércitos con tres departamentos
ministeriales, cada uno con su doctrina, con su estructura orgánica y con
su logística independiente, que en ocasiones incluso era una logística
antagónica o contradictoria. Ello también, por supuesto, afectaba a la
logística hospitalaria. No se entiende bien, desde el punto de vista de
una gestión adecuada de los recursos, la existencia en una misma calle de
Madrid, la de Arturo Soria, de dos centros hospitalarios, uno pequeño y
reducido y otro amplio e importante, de acuerdo con lo que sería una
buena asignación de los recursos económicos.

En segundo lugar, he de recordar que las Fuerzas Armadas están sometidas
a un importantísimo proceso de reducción de efectivos. Quiero recordar a
SS. SS. que todavía en 1984 disponíamos, aproximadamente, de 400.000
hombres sobre las armas en el sistema militar; que ahora nos encontramos,
aproximadamente, en un poco más de la mitad y que nos dirigimos hacia un
total, en virtud del acuerdo del año 1991, de 180.000 efectivos.

Hay que considerar también lo que supone en el cambio de la logística
hospitalaria y de la sanidad militar el proceso de racionalización en el
despliegue y redespliegue de los ejércitos, acometido desde hace ya
algunos años y que se va a plasmar en eso que conocemos como Plan Norte o
Planes Norte de los ejércitos y que desde hace tiempo ha llevado al
cierre de algunas instalaciones hospitalarias.

Contando con estos antecedentes y con la situación, se ha instrumentado
una reforma cuyos objetivos esenciales son los siguientes: Reducir la
capacidad hospitalaria total instalada a los niveles necesarios para
atender las necesidades de las Fuerzas Armadas, incluyendo un 30 por
ciento de reserva logística que a todos los efectos se considera
suficiente. Ello supone, como he dicho a SS. SS.,



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pasar de 7.300 camas instaladas, de ellas 5.166 en funcionamiento, a
4.000 aproximadamente.

Redistribuir los efectivos médicos y otro personal sanitario hacia las
zonas y funciones donde se es deficitario desde aquéllas en que se es
excedentario, y en una cierta distribución, que es pertinente en este
caso concreto, comparando Madrid con lo que sería el resto de la
periferia territorial española, reducir ese 44 por ciento de médicos,
claramente subutilizados, radicados en Madrid y que atienden a un 36 por
ciento de población asistible o atendible. Estamos hablando de Madrid,
donde tiene lugar la más importante concentración sanitaria y
hospitalaria del país desde el punto de la medicina civil y que, por
consiguiente, conforma un complejo de oferta hospitalaria y sanitaria
adicional además de la propia de las FAS.

En tercer lugar, y tiene que ver con el hecho de por qué se adoptan las
medidas pertinentes, porque debemos adecuarnos a lo previsto en la ley de
plantillas, recientemente aprobada por nuestro Parlamento, y en cuyo
desarrollo, ya en curso, plantearemos lo que corresponde, efectivamente,
al cuerpo de sanidad.

Si éstos son los objetivos, las propuestas básicas adoptadas son las
siguientes:
Respecto a Madrid, como ya queda dicho, reducir la capacidad hospitalaria
de 2.216 camas instaladas a 1.105, de las cuales se distribuyen 800 en el
Hospital Gómez Ulla y 374 en lo que se conoce como Hospital del Aire.

Quiero señalar a SS. SS. que, aunque el Hospital Gómez Ulla es conocido
normalmente como el Hospital del Ejército de Tierra por antonomasia, y el
Hospital de Aire, lógicamente, corresponde a lo que era el Ejército del
Aire, en este caso ya cabe hablar de red sanitaria de las FAS y no existe
ninguna correspondencia biunívoca de un centro hospitalario determinado a
uno de los tres ejércitos que conforman el sistema de las Fuerzas Armadas
Españolas.

En segundo lugar, y siempre dentro de Madrid, racionalizar la red,
evitando duplicidades, unificando la oferta y aflorando los excedentes
médicos existentes en Madrid para que pasen a atender aquellas funciones
hospitalarias o de sanidad logístico-operativa que en este momento están
claramente desatendidas. En ese sentido, como hospitales quedan, ya he
dicho, el actual del Aire y el Gómez Ulla; la Policlínica de la Armada
quedará dedicada a consultas ambulatorias y a actividad pericial
exclusivamente; el llamado Hospital del Generalísimo se quedará como
ambulatorio para atención de crónicos y los sanatorios de Los Molinos y
del Alto de los Leones quedarán en la previsión y en la planificación
establecida como centros de asistencia geriátrica, que serían gestionados
preferentemente por la iniciativa privada, según intención del Ministerio
de Defensa.

Todo ello va a suponer un ahorro de cien médicos aproximadamente, lo que
supone un 20 por ciento de la población actual de los mismos, y
llegaremos a una equiparación 36/36 por ciento, que parece razonable en
la correspondencia población asistible/médicos que la asistan.

Respecto a la red hospitalaria provincial extra-Madrid, se establece
aproximadamente en unas 3.000 camas el número de las instaladas,
incluyendo el 30 por ciento de reserva logística. Se mantienen y
potencian los hospitales de Sevilla, Valencia, Zaragoza, Burgos, Las
Palmas, Ceuta, El Ferrol, San Fernando, Cartagena y, en su caso, Palma de
Mallorca y Melilla, aunque no dejo descartado que ambos pasarán a ser
también lo que denominamos clínica de guarnición.

En tercer lugar, mantener como clínicas de guarnición, con dotación
suficiente para atender las necesidades existentes, los todavía
hospitales de Valladolid, Santa Cruz de Tenerife, Barcelona y, en su
caso, de no llegar a un acuerdo con el SERGAS, el de La Coruña.

Todo ello va a suponer incrementar en 166 especialistas la dotación
actual, un 30 por ciento sobre la existente, pasando de 569 a 735 y
distribuyendo más racionalmente, más equitativamente el «quantum» total
de médicos y de asistencia sanitaria disponible.

Respecto a la sanidad logístico-operativa, la racionalización
hospitalaria y del total de médicos y otras figuras de la asistencia
sanitaria va a permitir dotar adecuadamente a las unidades desplegadas
por todo el territorio nacional y a los barcos de la Armada.

En relación con la utilización de la capacidad hospitalaria excedente, es
voluntad de este Departamento --como ha quedado repetidamente señalado--
hacer todo lo que esté de su parte para que las instalaciones
innecesarias para las Fuerzas Armadas, que han tenido un uso hospitalario
sanitario, conserven ese uso --al ser desafectadas como sanidad militar--
preferentemente en el seno de la sanidad pública. Los modelos posibles,
evidentemente, son varios. Aquellos hospitales que permanezcan como
necesarios para la asistencia hospitalaria de las FAS, preferimos
moverlos en la línea de conciertos con el Insalud o las sanidades
autonómicas, modelo Cartagena, en vías de llegar a un acuerdo semejante
con el hospital de San Fernando, de Sevilla; y aquellos hospitales que
van a ser desafectados por no ser necesarios para la sanidad hospitalaria
militar, mediante la cesión total o parcial de esas instalaciones,
mediante contraprestación económica, no a título gratuito, ya que, además
de cualquier otro argumento, otra cosa está prohibida por la Ley de la
Gerencia de Infraestructura, a la iniciativa preferentemente pública,
aunque, lógicamente, no cabe descartar otras alternativas. Por
consiguiente, cada caso habrá de tratarse por separado.

Tiempo y ritmo de aplicación de la reforma. Señorías, hemos adoptado las
medidas adecuadas, entendemos que en el tiempo oportuno, para disponer
del plazo suficiente a efectos de que un proceso tan importante y tan
complejo como lo es la racionalización de la asistencia sanitaria pueda
desarrollarse sin prisas, sin angustias, con calma, facilitando el
tránsito a la nueva situación a todos aquellos colectivos afectados,
reduciendo al mínimo los costes que pudieran plantearse. Disponemos de
cinco años, que es el horizonte que nos ofrece y a que nos obliga la
vigente ley de plantillas y, consiguientemente, con calma, con prudencia,
con moderación, sin ninguna prisa y sin ninguna angustia, pero sin pausa,
proseguiremos el proceso de racionalización.

Por último, quiero decirles, en cuanto al significado de la reforma, que
ello va a permitir una racionalización de



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los medios humanos sanitarios disponibles y una mejor atención y
satisfacción a las necesidades sanitarias de las Fuerzas Armadas, y,
lógicamente, una mejor adaptación a las necesidades de nuestros
profesionales de la milicia, así como de los soldados de reemplazo, en
relación con las misiones que han de cumplir.

También quiero decir que el trabajo y el esfuerzo ha sido colectivo,
dirigido desde la Secretaría de Estado de Administración Militar, con
participación encomiable y rigurosa de los diferentes cuarteles
generales, y que, mediante un proceso de síntesis y de trabajo colectivo,
repito, ha permitido llegar a una solución razonable que claramente
mejora la situación preexistente.

Nada más, señorías.




El señor PRESIDENTE: Gracias, señor Secretario de Estado.

Antes de conceder la palabra a los portavoces de los grupos, esta
Presidencia quiere agradecer al Secretario de Estado su generosa y
paciente disposición hacia la Comisión, y lamenta no haber podido cumplir
las previsiones que teníamos planteadas para la mañana.

¿Grupos que desean intervenir? (Pausa.)
Por el Grupo Popular, tiene la palabra la señora García-Alcañiz.




La señora GARCIA-ALCAÑIZ CALVO: Agradecemos también la espera que el
señor Secretario de Estado ha tenido que sufrir hoy como consecuencia de
los acontecimientos, no muy gratos, que han sucedido en el Pleno de la
Cámara.

Señor Presidente, señor Secretario de Estado, nosotros, los populares,
creemos sinceramente que las Fuerzas Armadas son una institución de todos
los españoles y, por tanto, deben estar alejadas de los vaivenes
partidistas, porque en los asuntos de defensa, cuanto mayor sea el
acuerdo, mucho mejor para todos. En definitiva, ha de ser la defensa de
los intereses de todos los españoles. Pero lo cierto, señorías, es que
ustedes cada vez nos lo van poniendo más difícil.

En este sentido, y con esta afirmación previa, creemos que la
reestructuración de la sanidad militar debe abordarse con todo cuidado,
con todo rigor, para no echar por la borda cuantiosas inversiones que se
han realizado, tanto en medios económicos, como en medios de formación de
equipos humanos de alta cualificación.

Usted mismo acaba de hacer una confesión en su exposición. Dice que se
dan contradicciones, y yo le felicito porque ha utilizado usted el tiempo
del verbo correctamente. No sé si recuerda que los socialistas llevan
gobernando en este país doce años, y usted emplea muy bien el verbo: se
dan contradicciones.

En el tema que nos ocupa, he de citar a este respecto las palabras que el
señor Ministro de Defensa pronunció en su comparecencia en el Senado, el
día 8 de febrero. Decía el señor Ministro: Este es un asunto delicado. Y
seguía diciendo respecto al mismo tema: El Ministerio es muy consciente
de que este es un asunto que debe abordarse con mucho sentido común. Yo
le ruego, señor Secretario de Estado, puesto que entra dentro de sus
competencias, que hagan más uso del sentido común, porque, ciertamente,
no parece que en el diseño que nos acaba de exponer lo hayan utilizado
demasiado. Si no, ¿cómo puede explicarse que pretendan cerrar hospitales,
como el que usted acaba de mencionar de la Policlínica Naval de Madrid,
en la calle de Arturo Soria? (Seguiré después argumentando.) ¿O es que,
acaso, existen otras razones que a esta Diputada en este momento se le
escapan?
Vamos por partes. Señor Secretario de Estado, el Grupo Popular está de
acuerdo con los fines respecto a la reestructuración, que, aunque usted
no los ha explicitado, sí los ha publicado y lo ha hecho en las distintas
intervenciones, tanto en la Cámara, algunas veces, como a la prensa.

Con alguno de los fines que usted citaba, como racionalizar el
funcionamiento de la sanidad militar y adaptar su estructura con el
despliegue de la fuerza, estamos de acuerdo. Potenciar con nuevos medios
humanos y materiales aquellos centros que carecen de la capacidad
adecuada para dar respuesta a las exigencias logístico-operativas de los
Ejércitos; de acuerdo. Incrementar la colaboración con la sanidad pública
civil en las zonas donde ésta carece de oferta suficiente. Con todos
ellos de acuerdo. Pero, señor Secretario de Estado, esto es teoría, pura
teoría. La realidad es que lo que usted nos acaba de exponer no se adecua
en absoluto a los fines que en otros momentos ha esgrimido como
argumentaciones.

Asimismo, estamos de acuerdo con los criterios básicos, que usted no ha
enumerado, pero yo sí les voy a enumerar, porque voy a basar mi
argumentación en los criterios básicos que ustedes, en diversas
ocasiones, y el propio Ministro han expuesto.

¿Cuáles son los criterios básicos que ustedes dicen que les ha guiado
para esta reestructuración? El primero, hablar de la exigencia
logístico-operativa de la zona; el segundo, de la demanda asistencial en
su entorno y, el tercero, la oferta sanitaria pública en ese mismo
entorno. Estos planteamientos nos parecen razonables. No todo lo que
hacen es irracional.

Sin embargo, lo que no nos parece razonable es que empiecen a tomar
medidas para la reestructuración de la sanidad militar cuando ello incide
directamente el Plan Meta y el Plan Norte. El Plan Meta, en cuanto a la
modernización de nuestros Ejércitos. Usted sabe cómo está lo de la
modernización de nuestros Ejércitos. Quizás no es el momento más adecuado
para hablar de ello, pero volveremos a insistir. En cuanto al Plan Norte,
parece ser que todavía está en período de diseño, de bosquejo; pero la
realidad es que no se sabe aún cuál va a ser el despliegue de los
Ejércitos, ni siquiera del Ejército de Tierra, al que se refiere
expresamente este Plan.

Si esto es así --y parece que lo es--, ¿cómo es posible que quieran hacer
primero la reestructuración de la sanidad militar sin conocer cuál va a
ser la ubicación de nuestros Ejércitos? Me gustaría que me pudiera
contestar a esa pregunta.

Vuelvo a citar la intervención del señor Ministro de Defensa, el 8 de
febrero, en el Senado. Decía el señor Ministro: Será un proceso que
acompañará a la ejecución



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del llamado Plan Norte, de redespliegue del Ejército de Tierra; por
tanto, es un proceso que se puede llevar a cabo a lo largo de los años,
para que ninguna de las medidas a tomar suponga problemas para la
población atendible o pérdida de los recursos. En ese sentido usted ha
hablado del tiempo y del ritmo, pero sin definirlo; o sea, puede ser «ad
calendas graecas». Pero, por si acaso, antes de que sepamos cuál va a ser
este redespliegue, ustedes hacen ahora una componenda que, desde un punto
de vista de sentido común y estratégico y de la propia aplicación de la
ciencia médica, no se mantiene --permítame que se lo diga-- en absoluto.

Esto que dice el Ministro, repito, es sensato, pero solamente tiene un
inconveniente, y es que no parece que se adecue a la verdad. No sé si es
verdad porque a veces cambian, a veces cierran una clínica, tienen
determinadas presiones, hacen un concierto. Usted nos ha vuelto a decir
(en este caso ha hablado de Madrid y me alegro porque yo voy a insistir
también en Madrid) que en este caso la Policlínica Naval la iban a dejar
para consultas ambulatorias, cosa que equivale tanto como decir que la
van a cerrar.

Es cierto que en la aplicación del Plan Norte, cuando se haga, será
necesaria una reestructuración de la sanidad militar que sea acorde con
los efectivos de nuestro Ejército, en estos momentos de 110.000. Pero
empieza usted haciendo, primero, el Plan Norte y después adecuando el
resto a las necesidades del mismo, y no al revés. Con lo cual, una vez
más, puede, si se hace de forma desordenada, se despilfarra el dinero
público, cosa, por otra parte, que a nosotros nos preocupa mucho, no así
a ustedes.

Permítame que le diga, señor Secretario de Estado, que no se precipite en
sus decisiones (aunque ya usted las ha demorado y ha hablado de tiempo y
ritmo largo sin definir cuáles puedan ser) y que estudie con más sosiego
esta reestructuración de forma ordenada, adecuada y coherente. Porque
algunos argumentos utilizados por Defensa para definir la red
hospitalaria militar no tienen consistencia, se desploman.

Usted ha hablado de Madrid y yo voy a seguir su ejemplo. No sólo porque
esta Diputada se siente orgullosa de ser de Madrid, sino porque también
nuestro Presidente Aznar está muy preocupado por este tema. He de
recordarle que el Presidente del Gobieno es también Diputado por Madrid,
aunque no estoy tan segura de que esté muy interesado en este asunto.

Decía usted en su intervención que en Madrid había un 44 por ciento de
especialistas médicos y que están concentrados en los hospitales
madrileños, mientras que la población asistida representa un 36 por
ciento.

Señor Secretario de Estado, es muy peligroso hablar de porcentajes,
porque lo que Defensa se calla y usted también lo ha hecho es que ese 8
por ciento, que desde un punto de vista estadístico podía ser un dato
totalmente espúreo, no tiene en cuenta el número de pacientes que vienen
a Madrid procedentes de otros hospitales evacuados del entorno y fuera
del entorno de Madrid.

Puestos a utilizar datos, quizá hubiese que señalar algunos que pueden
ser, a mi juicio, significativos y que tienen una relación directa entre
mi argumentación y los criterios básicos que ustedes han señalado
reiteradas veces en cuanto a esa reestructuración militar que piensan
hacer, empezando por el tercer criterio básico: oferta sanitaria pública
en ese mismo entorno. Señor Secretario de Estado, en el caso que usted
acaba de decir quiero recordarle que en Madrid hay más de 50.000 enfermos
en lista de espera, aguardando una operación que todavía tardará bastante
más de medio año en poderse realizar. En toda España los datos superan
los 250.000 enfermos, y sabe Dios en qué condiciones están esperando para
ser operados.

Si acudimos al informe que el Defensor del Pueblo hizo en el Congreso a
este respecto, vemos que en oftalmología, traumatología y algunas otras
especialidades el tiempo que se suele esperar es el de uno, dos y hasta
tres años. Estas son palabras que están en el informe del Defensor del
Pueblo.

Con este panorama, señor Secretario de Estado, no se pueden tomar
decisiones tan a la ligera con cierres de hospitales o con una
argumentación tan pobre como la que usted ha esgrimido en su
comparecencia.

El Ministerio de Defensa tiene aquí una gran responsabilidad. No puede
permitir que desaparezcan recursos sanitarios públicos, como el que usted
ha citado de la Policlínica Naval, que hoy en día son necesarios para la
existencia de la población. Al hilo de los criterios básicos de por qué
no puede cerrarse ese hospital en Madrid (quizá podía hacer extensiva
esta argumentación a otros; probablemente hay otras razones que yo
intuyo, pero que no voy a explicitar), voy a seguir con el segundo
criterio: Demanda asistencial en su entorno.

En la zona que usted ha citado, en Arturo Soria (llevo muchos años
viviendo en Madrid y supongo que usted también), están los distritos de
Hortaleza, San Blas, Ciudad Lineal y Barajas. Usted sabe que la población
de estos distritos supera el medio millón de personas. Medio millón de
personas es un dato altamente significativo, pero es todavía más
significativo que en estos distritos no haya un solo hospital público,
señorías, y es de hecho la Policlínica Naval la que actúa como recurso de
este área. Por tanto, adecuándose a los criterios que ustedes dicen,
ninguno de ellos lo cumplen.

Permítame que le diga cuáles son las características de este hospital,
porque conviene, aunque creo que muchas de las señorías que están aquí
esta tarde en la Comisión de Defensa lo conocen, recordárselas. Es un
centro con 110 camas, dotado, por supuesto, de una alta tecnología e
integrado por equipos humanos altamente cualificados.

Es altamente rentable y eficaz, como se desprende de los siguientes
datos: 46 médicos atienden 26 servicios, algunos tan importantes en
cuanto a demanda asistencial, como decía el Defensor del Pueblo respecto
a las carencias de esos enfermos que esperan dos y tres años, como son
Urología, Oftalmología, Traumatología o Cirugía Plástica, esos servicios
en los que los enfermos tienen que esperar tres años para ser operados.

Tiene también gran repercusión social en cuanto a lo que es la
rehabilitación; de esto no le voy a dar las cifras, porque ya se me
escapan, y tiene cuatro especialistas de farmacia atendiendo a otros
tantos



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servicios tan importantes en las Fuerzas Armadas como la Toxicología o la
Farmacocinética.

Durante 1993 --usted ha hablado de ahorro; no sé, me parecería
estupendo--, este hospital sólo cuesta al Ejército 300 millones, y con
esos 300 millones y con los especialistas que he citado ha dado durante
el año 1993 los siguientes servicios: 13.000 estancias hospitalarias,
68.000 consultas y 20.000 peritajes; 803 intervenciones quirúrgicas bajo
procedimientos anestésicos; 615 intervenciones quirúrgicas de hospital de
día y 2.105 urgencias, de las cuales 198 enfermos quedaron ingresados.

Estos datos, por no dar más y no aburrir a SS. SS., ponen de manifiesto
el grado de rentabilidad y de eficacia de un hospital que consta de seis
quirófanos y con una unidad intensiva con capacidad para cinco camas.

Este, señoría, señor Presidente, es un hospital abierto, en el amplio
sentido de la palabra, que el Ministerio quiere cerrar con la decisión
que quiere tomar. En este hospital se ha atendido a numerosos heridos
como consecuencia de atentados terroristas, muchos de los cuales han
salido recuperados del hospital. En este mismo hospital se atendió
también a don Juan de Borbón, el Rey padre, que en paz descanse, y donde
el pasado día que lo visité --porque aunque la conocía quería saber más
directamente cuál era la situación-- pude saludar a un marinero de
reemplazo que estaba allí hospitalizado.

En este mismo hospital se ha atendido y se atiende a muchísimas personas
de la sociedad civil que en este entorno de más de medio millón de
personas carecen de hospital público y también se atiende regularmente a
otras organizaciones de la sociedad civil, como la correspondiente al
Instituto Español de Oceanografía, al que hacen las revisiones médicas
previas a las expediciones a la Antártida, y algún miembro del Gobierno
ha viajado para ver la eficacia de su actuación en esas aguas.

Usted ha dicho: hospital pequeño y reducido. Señor Secretario de Estado,
ese criterio era de los años sesenta y estamos en los noventa. En los
años noventa los hospitales no son de esos que ustedes dicen
redimensionados, es decir, voluminosos, y que carecen de muchos recursos,
entre ellos uno muy importante: la calidad de la asistencia humana. No
son opiniones de esta Diputada; yo le voy a citar a usted la revista
«Medicina científica», que, en su volumen 102, del 15 de enero de 1994,
dice expresamente lo siguiente: Los hospitales grandes, de más de 500
camas, poseen la prevalencia más elevada de infecciones hospitalarias y
los pequeños, de 200 camas, la más baja. Mire por donde, señor Secretario
de Estado, los criterios científicos son absolutamente los contrarios a
lo que usted esgrime para cerrar algunos hospitales.




El señor PRESIDENTE: Señora García-Alcañiz, ha sobrepasado ampliamente el
tiempo; le ruego que abrevie.




La señora GARCIA-ALCAÑIZ CALVO: Muchísimas gracias, voy terminando.

Asimismo hay que darse cuenta de que los hospitales privados, que, como
es natural, tienen que buscar la rentabilidad económica, eso que usted
llama el ahorro, están todos en torno a este tamaño; le citaré sólo Santa
Elena, 90 camas; Ruber Internacional, que se acaba de construir hace
poco, 96 camas. Por tanto, señor Secretario de Estado, yo le rogaría que,
para hablar con un cierto rigor, no volviera a esgrimir ese criterio.

Tampoco pueden mantenerse las argumentaciones que usted ha hecho con
respecto a los criterios básicos. Yo creo que ninguna de ellas se adecua
a lo que usted simplemente dice que es la voluntad política o a alguna de
las cosas en las que ustedes se empecinan y después tienen que modificar.

Yo espero que la sensibilidad del Ministro de Defensa, que antes fue de
Sanidad, no permita que esta tropelía se pueda llevar a cabo.

Y hablando de ahorros, quisiera citarle también el caso de otro hospital,
el de Valladolid, donde ustedes, en los cuatro últimos años, han
invertido alrededor de 1.200 millones y en este momento no saben qué
hacer, si lo van a concertar, si lo van a cerrar... Probablemente, ése es
su plan de ahorro, pero, desde luego, no es el modelo más adecuado a
seguir en un país occidental sensato y con un gobierno serio.

Por tanto --y con esto termino, señor Presidente--, el Grupo Popular cree
sinceramente que la reestructuración de la sanidad debe hacerse después
de que se haya tomado la decisión acerca de cuál va a ser el plan norte,
después y no antes de conocer cuál va a ser el despliegue y redespliegue
de nuestro Ejército; debe hacerse con sensatez, con cuidado y con rigor,
porque esta reestructuración no sólo afecta al estamento militar, sino
que también afecta muy directamente a toda la sociedad civil.

En estos momentos en los que, por muchas razones, debiera intensificarse
la colaboración y aproximación entre el Ministerio de Defensa y la
sociedad civil, parece contradictorio que caminos que ya estaban
abiertos, y con excelentes resultados, vuelvan a quedar cerrados,
destruyéndose, al mismo tiempo, elementos vitales, como es el caso de la
Clínica Naval, que usted quiere cerrar, y como algunos otros que son
absolutamente rentables para la sociedad.

En esta línea de responsabilidad, el Grupo Popular ha presentado una
proposición de ley por la que se insta al Gobierno a establecer
conciertos para que no se desperdicie ni una sola cama.

Por último, le haría un ruego, y es que sean ustedes más rigurosos, más
sensatos y que ahorren de verdad, no sólo con palabras vanas que se las
lleva el viento.

Señor Presidente, al haber aunado las dos intervenciones, ¿dedico unos
minutos a la segunda?



El señor PRESIDENTE: Yo pensaba que el tiempo se agrupaba. Hágalo lo más
breve posible, señoría, puesto que la tramitación de las dos
comparecencias en un solo procedimiento no significa que se multiplique
por dos el tiempo.




La señora GARCIA-ALCAÑIZ CALVO: Agradezco su generosidad, señor
Presidente, y espero no utilizar más de un minuto.




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El señor PRESIDENTE: Sea breve y muy concisa, como sé que S. S. es capaz
de ser.




La señora GARCIA-ALCAÑIZ CALVO: En el tema de los convenios solamente voy
a decir dos cosas, y es que creo que se deberían basar en el
convenio-marco que firmaron en diciembre de 1992.

Es cierto que ustedes hacen publicaciones --algunas de ellas valen
ciertamente para poco--, sin embargo yo he intentado buscar dónde estaba
publicado ese convenio y, creáme, señor Secretario de Estado, no lo he
encontrado. Por la información que del mismo tengo y por la vaguedad de
las cosas, esto más bien parece un acuerdo de buenas intenciones, sin
existir ninguna especificación ni concreción sobre lo que debía ser el
marco directriz de cómo deben hacerse esos convenios.

Yo no sé si en la reestructuración han tenido ustedes en cuenta algo que
usted dijo, en su comparecencia del día 26 de octubre en el Senado, con
respecto a los convenios. Decía usted: Se ha regulado un nuevo
procedimiento para la determinación de la aptitud psicofísica de los
alistados. Por cierto, me va a permitir que, con toda humildad y
sencillez, le pida que no vuelva a utilizar el término coeficiente cuando
hable usted de aptitud psicofísica, porque es mucho más sencillo, es una
división, es un cociente: la edad mental partido por la edad cronológica.

Y añadía usted: Es nuestro propósito, de conformidad con la Ley Orgánica
del Servicio Militar, establecer un sistema de reconocimientos médicos
que se implantará progresivamente, una vez que se establezcan los
convenios.

Yo no sé si ese detalle ha sido tenido en cuenta por usted a la hora de
hacer los convenios. Lo que sí le rogaría es que cumpliera sus palabras,
que son suyas, señor Secretario de Estado, es voluntad del Ministerio de
Defensa y que hiciese todo lo posible para que las instalaciones que,
como resultado de la reforma ya no sean necesarias para las Fuerzas
Armadas, continúen como centros hospitalarios, porque muchas de las que
ustedes creen no lo son, y algunas de las que no lo creen, lo son. Hagan
un estudio serio porque yo creo que en la presentación de estos temas no
se puede jugar ni con la sanidad de los españoles ni con el dinero
público.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo de Izquierda Unida-Iniciativa per
Catalunya, tiene la palabra la señora Maestro.




La señora MAESTRO MARTIN: Gracias, señor Secretario de Estado, por su
comparecencia.

La verdad es que el Grupo Parlamentario al que represento en esta
Comisión no comparte en absoluto ninguno de los criterios fundamentales
que rigen la filosofía por la cual se aborda la reestructuración de la
sanidad militar y que, a juicio de nuestro grupo parlamentario, son
anteriores a la propia definición de objetivos que usted ha mencionado.

A nuestro Grupo le parece absolutamente impresentable, en momentos como
los actuales, en los que la sanidad pública se encuentra ante una
situación de dificultad extrema, producto de la ampliación de la
cobertura sanitaria pública a siete millones de personas más desde 1982,
sin el correspondiente incremento en la dotación de recursos sanitarios
públicos, que se aborde desde el Ministerio de Defensa una
reestructuración de la sanidad militar que supone una disminución
importante de los recursos de la sanidad pública en este país.

La Ley General de Sanidad de 1986 recogía uno de los criterios
fundamentales para incrementar la eficacia en la sanidad, como es la
integración de todas las redes públicas en una sola, con el objetivo
evidente de evitar despilfarros, de evitar duplicidades administrativas y
planificación ineficaz, como digo, de los recursos sanitarios.

En estas situaciones, desde objetivos y presupuestos que exclusivamente
tienen en cuenta las necesidades de las Fuerzas Armadas y no las
necesidades globales en nuestro país, nos parece que es algo
absolutamente injustificable en momentos de crisis económica y de
necesidades de reducir el gasto público, tal y como hemos visto en los
Presupuestos Generales para sanidad.

Nosotros creemos que las camas que existen en la sanidad militar son
indispensables como recursos y como patrimonio público. Además de los
hospitales que se pretenden cerrar como tales, como los hospitales de
Madrid, a los que se ha hecho mención, los de La Coruña, Valladolid,
Barcelona y Santa Cruz de Tenerife, habría que sumar el hospital de
Córdoba --cerrado--, el hospital de Granada --cerrado--, el hospital de
Málaga, que primero se vende a una entidad privada para que después el
Servicio Andaluz de Salud concierte con esa institución privada, por
cierto con fecha de noviembre de 1993, que define ya el número de camas
que va a concertar cuando la finalización de las obras del nuevo hospital
privado se prevé que no estén terminadas hasta el mes de abril.

No quiero insistir, para no repetir los argumentos de la Diputada del
Partido Popular en relación con la Policlínica Naval de Madrid, pero es
injustificable, desde el punto de vista sanitario, el cierre de un centro
cuyos niveles de eficacia --mis datos coinciden con los de la señora
Diputada-- se han demostrado con la dotación de alta tecnología y de
personal altamente cualificado.

La redistribución de personal sanitario a la que usted se refiere se
concreta en una reducción de personal sanitario absolutamente
indispensable desde el punto de vista de las necesidades de la población.

Nosotros no entendemos cuál es el criterio por el cual el Ministro de
Defensa, como uno de los Ministros que solidariamente comparten la
gestión del Gobierno, puede justificar políticamente esta reducción de
recursos materiales y humanos en la sanidad militar.

No entendemos cómo pueden estar operaciones urbanísticas detrás de cierre
de hospitales militares. No entendemos cómo se ha podido plantear la
posibilidad de trasladar a la Junta de Galicia la gestión del Hospital de
La Coruña a cambio de una cantidad como 2.000 millones de pesetas,
mientras el Hospital de Lérida se vende por 371 millones de pesetas.

Es verdad que la ley de Gerencia de Infraestructuras habla de la
imposibilidad de cesión gratuita de cualquier



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instalación del Ministerio de Defensa, pero también es verdad que la Ley
crea la Gerencia de Infraestructuras por un plazo de diez años, que
precisamente termina el próximo mes de mayo, según creo.

Nosotros pensamos que este planteamiento es absolutamente inaceptable,
que está guiado por criterios exclusivamente economicistas de ahorro,
desde una visión miope de la sanidad y desde una visión parcial de la
utilidad de los recursos sanitarios públicos, y recursos sanitarios
públicos son los recursos del Ministerio de Defensa.

Por otro lado, también quería preguntarle acerca de algo que me ha
sorprendido profundamente: los hospitales de Los Molinos y del Alto de
Los Leones se van a dedicar a la atención geriátrica con gestión privada.

¿Puede justificar el señor Secretario de Estado cuáles son los motivos
por los cuales el Ministerio de Defensa plantea la gestión privada de
recursos públicos, en este caso de la sanidad militar?
Para terminar, diré, al igual que he señalado al principio de mi
intervención, que mi Grupo no comparte la filosofía fundamental de
partida desde la cual se aborda, con criterios exclusivamente del
Ministerio de Defensa, una reestructuración que, en la práctica, es una
reducción drástica de recursos sanitarios públicos, justo en momentos en
los que los presupuestos del Ministerio de Sanidad disminuyen un 25 por
ciento en inversiones para 1994 y, como decía la Diputada del Partido
Popular, las listas de espera, de una dimensión y período de tiempo de
espera intolerables, son la expresión de cuáles son las necesidades
sanitarias de la población española.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Socialista, tiene la palabra el señor
Navarro Tornay.




El señor NAVARRO TORNAY: Señorías, nos parece bien que el Ministerio de
Defensa haya abordado la reforma de la asistencia sanitaria en las
Fuerzas Armadas empezando por la racionalización de la red hospitalaria.

Con esta reestructuración se pretende redistribuir al personal médico y
sanitario desde las zonas donde existen excedentes a aquellas otras con
déficit de facultativos. Por ejemplo, Madrid concentra el 44 por ciento
de especialistas frente al 36 por ciento de población asistida. Se reduce
la capacidad hospitalaria instalada a los niveles suficientes para
atender las necesidades de las Fuerzas Armadas, incluida la reserva
logística suficiente, que se establece en el 30 por ciento de las camas.

Esta medida supone pasar de unas 7.600 camas instaladas, de las cuales,
como ya ha dicho el señor Secretario de Estado, 5.166 se encuentran en
funcionamiento, a un número aproximado de 4.000 camas, también en
funcionamiento.

La red hospitalaria se adaptará a lo previsto en la Ley de Plantillas de
las Fueras Armadas, recientemente aprobada por el Congreso de los
Diputados, cuyo desarrollo reglamentario fijará el total correspondiente
al cuerpo de sanidad militar. Para conseguir esta reforma de la red
hospitalaria existen unas propuestas básicas: en Madrid se reducirá la
capacidad asistencial de las 2.236 camas instaladas actualmente, de las
que aproximadamente 1.400 se hallan en funcionamiento, a 1.105,
incluyendo la reserva logística. Se racionaliza la red evitando
duplicidades, se mantienen como tales centros hospitalarios el Hospital
Militar Central Gómez Ulla y el Hospital del Aire, mientras que la
Policlínica de la Armada se transformará en centro dedicado a consultas
ambulatorias y peritajes. El Hospital del Generalísimo centrará su
actividad en la atención ambulatoria de enfermos crónicos. Por otra
parte, como ya han dicho SS. SS., los sanatorios de Guadarrama y de Los
Molinos tendrán a su cargo funciones de geriatría.

Todas estas medidas supondrán un ahorro de cien médicos, aproximadamente
el 20 por ciento de la dotación actual, que pasarán a atender las
necesidades de la red hospitalaria provincial y de sanidad
logístico-operativa. De esta forma se logra el equilibrio entre
especialistas y población asistencial.

La red hospitalaria provincial, excepto Madrid, se establece en
aproximadamente 3.000 camas instaladas; incluye, además, el 30 por ciento
de reserva logística. Este número de camas se pretende mantener y
potenciar en los hospitales de Sevilla, Valencia, Zaragoza, Burgos,
etcétera. Se mantendrán enfermerías de base reforzadas con dotación
suficiente para atender las necesidades existentes en Valladolid, Santa
Cruz de Tenerife, Barcelona y, en su caso, La Coruña. Estas medidas
requieren incrementar, como ha dicho el señor Secretario de Estado, en
166 especialistas la dotación actual, pasando de 569 a 735. En la sanidad
logístico-operativa, las medidas de racionalización adoptadas y por
adoptar harán posible dotar adecuadamente las unidades desplegadas por
todo el territorio. Debemos hacer todo lo posible para que la capacidad
hospitalaria excedente, que ha tenido una utilidad sanitaria para las
Fuerzas Armadas, conserve ese mismo fin preferentemente en el seno de la
red asistencial pública, al ser desafectados estos centros como parte de
la sanidad militar.

Los modelos posibles para conseguir este fin son varios: conciertos con
el Insalud o sanidades autonómicas, cesión total o parcial de
instalaciones mediante contraprestaciones. De todas formas, cada caso se
deberá estudiar por separado. Debe recordarse que la ley que regula el
patrimonio de la defensa prohíbe taxativamente su cesión a título
gratuito.

Por otro lado, las redes asistenciales del Estado han evolucionado hacia
un incremento de su nivel tecnológico y de su calificación profesional
así como del volumen de sus instalaciones.

El esfuerzo realizado en la integración de las diferentes redes
asistenciales públicas se ha traducido en una mayor eficiencia del
sistema ofertado a la práctica totalidad de los españoles.

Esto que estoy leyendo, señorías, es parte del convenio marco de
colaboración entre el Ministerio de Defensa y de Sanidad y Consumo.

Termino, señor Presidente. Está previsto que la reforma sea aplicada a lo
largo de cinco años. Es el mismo período por la Ley de Plantillas para su
aplicación. Durante este tiempo se facilitará el tránsito a la nueva
situación de todos los colectivos afectados, teniendo en cuenta su nueva



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dimensión y misiones. En resumen, estamos de acuerdo con el objetivo
esencial de la reforma, que es mejorar la atención sanitaria de las
Fuerzas Armadas y el de todos los colectivos que la forman.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Secretario de Estado.




El señor SECRETARIO DE ESTADO DE LA ADMINISTRACION MILITAR (Arévalo
Arias): Señora García-Alcañiz, tiene usted muy difícil oponerse a las
medidas de racionalización adoptadas por el Ministerio de Defensa y,
lógicamente, al final, su oposición se reduce a que no se haga nada.

Su coherencia --y así lo ha expuesto usted-- es que no se haga nada y que
se espere. Consiguientemente, usted está votando a favor de que siga el
despilfarro, la subutilización de recursos y la mala atención a las
unidades y a los soldados de las Fuerzas Armadas españolas. Nosotros
estamos en absoluto desacuerdo con ese planteamiento que hace usted,
señora García-Alcañiz. Todo lo contrario. Lo que queremos es evitar el
despilfarro, mejorar la utilización de los recursos existentes, humanos y
materiales, y garantizar la atención a unas unidades y a unos soldados en
términos genéricos, incluyendo cuadros de mando, que en este momento, con
aquello que usted quiere que no se mueva, están mal atendidos.

Es precisamente porque queremos solucionar esos aspectos por lo que
tenemos que movernos y disponemos de la información suficiente y
razonable para adoptar las medidas que se han adoptado, información que
lógicamente no ha salido de la nada, sino del diálogo y permanente
contacto con los diferentes cuarteles generales.

Fíjese usted en el caso de Madrid, en el que ha puesto especial atención.

¿Usted cree que se puede continuar en el no hay nada con una situación en
la que en el Hospital Gómez Ulla, de 1.555 ó 1.959 camas instaladas hay
en funcionamiento 938? El Hospital del Generalísimo está prácticamente
sin utilizar. La Policlínica Naval, a la que usted ha hecho referencia,
utiliza de media 36 camas/año, señora García-Alcañiz, un tercio de las
camas establecidas y, además, está el Hospital del Aire, que es una
magnífica instalación y que es del tamaño razonable. Porque en ningún
lado se hacen por la sanidad pública hospitales de bolsillo y tampoco se
hacen ya monstruos hospitalarios como los que hemos conocido; se va a un
tamaño razonable y medio que está en las 400-600 camas y no otras
dimensiones.

Usted estará de acuerdo en que es una barbaridad que, con la población
que existe en Madrid y con la excepcional oferta sanitaria que tiene de
carácter civil, no se puede sostener; va en perjuicio de las Fuerzas
Armadas españolas que aquí se concentre un 44 por ciento de los médicos
disponibles, cuando resulta que la población es atendible, con una oferta
civil, incomparable en relación con cualquier otra oferta civil de la
sanidad pública en España, que aquí también compite con la sanidad
pública militar a efectos de atender los activos. Lógicamente, por ello
hemos adoptado las medidas adecuadas para racionalizar este proceso.

Usted ha hecho referencia a un hospital de Madrid y ha demostrado un
especial cariño y atención por él; ha transmitido sentimientos e
intereses que siempre son respetables. (La señora García-Alcañiz Calvo:
Datos, además de cariño.) No es el único caso, señora García-Alcañiz; su
compañero, el señor Hermández Cochón, se manifestaba en el Senado,
tomando en cuenta también otros datos e intereses. Decía el señor
Hernández Cochón: También nos llama la atención que se potencien todos
los hospitales navales, que se potencien todos los hospitales del
Ejército del Aire y, sin embargo, se degradan o se eliminan los
hospitales del Ejército de Tierra. La podría decir que hay otros
intereses y otros sentimientos que hacen referencia a otros hospitales
dentro de la sanidad y del ámbito de Galicia, hospitales y sentimientos
referentes al hospital de El Ferrol. En el de Madrid también hay otros
sentimientos e intereses.

La única visión razonable para llegar a una mejora sustancial de la
actual situación es una consideración del fenómeno hospitalario y de la
sanidad militar en su conjunto. Sólo esa visión en su conjunto y en la
medida en que con esa visión en su conjunto sean compatibles intereses
particulares, siempre respetables, y sentimientos más respetables
todavía, se pueden aceptar, pero sólo en la medida en que son
compatibles. Lo que priva y privará son los intereses básicos y
esenciales de la institución y de la asistencia a las Fuerzas Armadas de
este país; y lo que este Gobierno y este Ministerio desea es que los
soldados y las familias de los soldados (y empleo el término «soldado» en
sentido amplio, incluyendo cuadros de mando) tengan la mejor atención
sanitaria. No queremos ver unidades sin médico, no queremos ver barcos
sin médicos, no queremos ver hospitales infrautilizados por un exceso de
concentración de médicos donde no tienen que estar. Sí queremos ver
hospitales que no tiene sentido mantener, reducidos o suprimidos, porque
no están justificados desde el punto de vista de asistencia a la sanidad
de las Fuerzas Armadas. De ahí que hemos adoptado las medidas adecuadas
que van en esta dirección.

Sí quiero tranquilizarla en relación con el hospital al que usted ha
hecho referencia, al que, lógicamente, se ha dado una solución razonable.

Del total de actos médicos que tienen lugar en el mismo se va a mantener
prácticamente el 90 por ciento; otros actos médicos van a tener una
asistencia de primera magnitud con un hospital que está situado al lado y
que cuenta con unas instalaciones de absoluta excepcionalidad, con el
tamaño razonable y dominante en estos términos. Por supuesto, se
adoptarán todas las medidas para garantizar que la formación y la
preparación de los especialistas en cualquier hospital de que se trate no
sufra en absoluto con el cambio de situación a la que va a llevar la
reforma adoptada.

En definitiva, señora García-Alcañiz, haciendo caso de la recomendación
de sentido común que usted nos hacía, se ha adoptado un planteamiento que
tiene mucho tiempo de estudio precedente, se siguen adoptando medidas,
porque no hemos parado, para llevarlo a efecto, y no solamente obedece al
común de los sentidos, sino que, además, es absolutamente razonable;
sobre todo, lo que interesa a



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este departamento y a este Gobierno va encaminado y sirve para mejorar la
asistencia sanitaria de las Fuerzas Armadas de este país, dotando y
potenciando aquellos hospitales que deben ser potenciados y dotados y
dotando y haciendo posible que todas las unidades, instalaciones,
cuarteles y barcos de las Fuerzas Armadas de este país cuenten con una
asistencia sanitaria adecuada que, en algunos casos, en estos momentos,
no es posible por la asimétrica distribución de recursos; sobre todo, va
a un uso más racional de los mismos.

Señora Maestro, no era fácil, ni lógicamente será fácil en el futuro, y
es de lamentar, que compartamos filosofías en reforma sanitaria, pero sí
la sugeriría moderación y atención, ya que lo que usted ha dicho que
vamos a hacer es precisamente lo que no vamos a hacer.

Señora Maestro, no tenemos ningún interes en reducir camas; lo que sí
queremos es racionalizar, ahorrar y no despilfarrar recursos públicos,
llegando al establecimiento de aquellas camas que son sanitarias para la
asistencia a las Fuerzas Armadas.

Entiendo que S. S. no estará a favor de que se despilfarren los recursos
públicos y de que no se atiendan las necesidades de las Fuerzas Armadas
en su conjunto donde están planteadas. En definitiva, no querrá que no se
haga absolutamente nada, porque esa filosofía no la compartimos en
absoluto.

Señora Maestro, hemos manifestado, y estamos dispuestos a reiterarlo
hasta setenta veces siete, que este Gobierno y este Departamiento tienen
la mejor disposición y han ofrecido y seguirán ofreciendo a las sanidades
públicas, en primer lugar, que el exceso de capacidad instalada pueda
convertirse de sanidad militar, donde no se emplea, en sanidad civil.

Esto, me parece, no es impresentable; al contrario, me parece
razonablemente presentable.

Sí quiero advertir que queremos dar este paso y plantear este proceso,
pero dos partes no se entienden si una no quiere entender. No sólo hago
referencia a la necesaria contraprestación, que es lo que nos está
permitido por mor de ley, sino que puede darse el caso, y puedo poner un
ejemplo, de que hemos ofrecido e intentado llegar a un acuerdo con la
Comunidad Autónoma de Baleares para la utilización del hospital de
Baleares y no entra dentro de sus cálculos, según nos han manifestado al
respecto. Hemos tenido demandas de otros centros hospitalarios para su
utilización, no como tales centros hospitalarios, sino para otro tipo de
utilización.

En definitiva, la falta de acuerdo no sólo es cuestión de precio --si de
nosotros depende, nunca dejaremos de llegar a un acuerdo--, sino porque
en ocasiones en las administraciones sanitarias civiles no encaja la
propuesta que podemos hacerles al respecto. Nos parece razonable y, en
cualquier caso, considerable.

Tranquilícese S. S. en cuanto a personal sanitario. Si el proceso tiene
lugar como deseamos, por supuesto, con tranquilidad y racionalidad, no
habrá tal reducción de personal; al contrario, sí habrá una necesaria
redistribución. Y posiblemente por la vía de los conciertos, en aquellos
hospitales de las Fuerzas Armadas que permanecen como tales, puede haber
incluso un incremento del personal y de la oferta sanitaria en los
centros sanitarios militares.

En relación con la atención geriátrica, no querrá S. S. que entre las
múltiples funciones y actividades de las Fuerzas Armadas incorporen
también la de asistencia geriátrica con un servicio geriátrico como tal.

No parece razonable que sea así, sino que esa asistencia geriátrica sea
prestada por terceras instituciones. Si existe posibilidad de acordar esa
asistencia geriátrica en instalaciones que ponemos a disposición de la
misma con instituciones públicas, de mil amores. Si no sucede así, como
parece lo más probable, utilícense tales instalaciones, no se despilfarre
en recursos y úsese, puesto que se trata de eso, y gestiónese por quien
está preparado, capacitado y tiene como objeto de su actividad económica
esa asistencia. Pero si S. S. nos procura, y es capaz de hacerlo, una
oferta de gestión que nos permita concordar con ella la utilización de
carácter geriátrico de origen público para los hospitales a que he hecho
referencia, de mil amores la consideramos de manera inmediata. Estamos
abiertos a todas las posibilidades, manifestando que quisiéramos que esas
camas, como las otras disponibles, atiendan y continúen dentro de la
población sanitaria pública, primero la militar y en este caso sería la
civil.

Quiero agradecer nuevamente el estímulo y el apoyo del Grupo Socialista a
lo que realiza este Departamento y singularmente a los aspectos de la
racionalización y mejora que están contenidos en las decisiones
adoptadas.




--COMPARECENCIA DEL SECRETARIO DE ESTADO DE ADMINISTRACION MILITAR
(AREVALO ARIAS) PARA INFORMAR SOBRE LA IMPLANTACION PROGRESIVA DE LAS
DELEGACIONES DE DEFENSA. A PETICION PROPIA. (Número de expediente
212/000470.)



El señor PRESIDENTE: Pasamos al punto tercero del orden del día:
comparecencia del señor Secretario de Estado de Administración Militar
para informar sobre la implantación progresiva de las Delegaciones de
Defensa. Esta comparecencia es a petición propia.

El señor Secretario de Estado tiene la palabra.




El señor SECRETARIO DE ESTADO DE ADMINISTRACION MILITAR (Arévalo Arias):
Es voluntad de este Departamento el informar a la Cámara de todas
aquellas medidas sustanciales y sustantivas que se adopten en el ámbito
de sus competencias administrativas, porque entendemos que esta Cámara y
esta Comisión concretamente debe conocerlas con el mayor de los detalles
para aportarnos, lógicamente, su crítica y su criterio en cuanto que tal
aportación puede ser positiva para el proceso de adopción de decisiones
del Departamento. (El señor Vicepresidente, Fernández de Mesa Díaz del
Río, ocupa la Presidencia.)
La creación de una administración periférica moderna por parte del
Ministerio de Defensa, constituyendo las delegaciones, entendemos que es
un paso importante --yo



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casi diría trascendente-- para la modernización de la Administración de
la Defensa.

Hay que tener en cuenta que la componente dentro de este Departamento
estrictamente militar cuenta con sus órganos centrales y con sus
estructuras periféricas específicas, regiones o zonas, que ejecutan
funciones específicamente militares y que, a su pesar y en algún caso,
tiene que ejecutar otras de carácter burocrático-administrativo
precisamente porque no existían hasta hace muy poco o no estaban
contempladas hasta hace muy poco la creación de las delegaciones de
Defensa y, por el contrario, no existía una estructura periférica
correspondiente a las funciones que corresponden a los órganos centrales
de la Defensa.

Hay que tener en cuenta que esa insuficiente e incoherente estructura
periférica aportaba dos disfunciones fundamentales: en primer lugar, el
desmesurado número de centros periféricos existentes --casi 200 en el
total español--, de los cuales 52 centros de reclutamiento, 43 órganos
jurisdiccionales y militares, 22 subdelegaciones o delegaciones de cría
caballar, 35 delegaciones de Invifas, etcétera; en segundo lugar, la
existencia de un apreciable número de competencias, encargadas y
correspondientes a los centros directivos del Ministerio, que todavía
requieren para su ejecución la asistencia y cooperación de distintos
organismos periféricos de los tres ejércitos, principalmente de los
gobiernos militares, precisamente por la existencia de esas delegaciones.

En ese sentido estamos hablando de pensiones, retiros, reservas,
inutilidades, residencias, becas, patrimonio, personal civil, etcétera.

Desde ese punto de vista, se ha abordado la organización de una
estructura periférica unitaria e integradora de los órganos centrales de
la Defensa que, por un lado, unifica las actividades administrativas de
carácter común y, por otro, diferencia con nitidez entre lo que son
funciones logístico-operativas correspondientes a la Administración
militar «stricto sensu» de las de carácter administrativo o de gestión
que les corresponde a las delegaciones.

En definitiva, los principales rasgos de la estructura periférica, como
ya conocen SS. SS., son: se crea una delegación en cada una de las
provincias exceptuando Ceuta y Melilla, precisamente para no sobrecargar
la administración periférica de estas dos plazas. El cargo del delegado
recaerá en un oficial general u oficial superior de las Fuerzas Armadas
en servicio activo. Corresponderá a las delegaciones de Defensa la
ejecución de las funciones relacionadas con reclutamiento, movilización,
acción social, administración del personal civil, gestión patrimonial,
difusión cultural, etcétera. Se clasifican por mor de su contenido en dos
categorías: ordinaria y especial, y en cuanto a los servicios periféricos
de los gobiernos autónomos, quedan incorporados a las delegaciones con
una situación especial en algunos casos, como es el ISFAS, INVIFAS y el
servicio militar de construcciones.

Esta precaución es obligada para evitar disfunciones de una integración
total no todavía madura, dada la juventud del proceso a que estamos
refiriéndonos.

Por último, una restricción de que en ningún caso van a suponer
incremento del gasto público y una previsión de que se van a establecer
de forma paulatina y gradual en un plazo de dos años.

Yo quisiera informarles para ponerles al día de cómo está el proceso, de
que vamos a establecer, para cumplir los dos años a que nos vemos
obligados y nos obliga el Decreto, un calendario que supone abrir, en el
año 94, 22 delegaciones, con tres fechas significativas: mayo, julio,
octubre y noviembre, y en el año 95 se abrirían las 28 delegaciones
restantes, en las fechas de abril, julio, octubre y noviembre.

Hay una previsión de elegir las primeras delegaciones de Defensa,
correspondiente a esas 22, con una serie de criterios; prever que en este
primer año se contemplen delegaciones de las tres categorías previstas
especial, ordinaria y de tipo medio que llamamos y ordinaria de tipo
básico, de tal manera que, en congruencia con este principio, hemos
seleccionado cuatro delegaciones de categoría especial, cinco de
categoría ordinaria y otras 13 de categoría ordinaria o de tipo básico.

El segundo criterio para la implantación en este primer año ha sido la
existencia de inmuebles idóneos y que exigieran inversiones de escasa
cuantía para su acondicionamiento y, en tercer lugar, que en los
delegados estuvieran representados los tres Ejércitos, puesto que
oficiales de los tres Ejércitos van a ser los titulares de las mismas.

El cuarto criterio, una atención preferente a aquellas provincias en las
que han sido suprimidos de hecho los gobiernos militares y, por tanto, ha
dejado de existir una representación institucional «ad hoc» del
Ministerio de Defensa.

El calendario concreto, señorías --y con esto termino mi intervención--,
es: en mayo pensamos que podremos abrir las correspondientes a Cantabria,
Cuenca, Jaén, Lugo, Orense, Palencia, Teruel y Zamora. En julio pensamos
que podemos abrir las de Albacete, Avila, Huelva y Soria. En octubre
intentamos abrir Alicante, Badajoz, Granada y Guadalajara, y en noviembre
intentamos abrir las correspondientes a Asturias, Baleares, Barcelona,
Cádiz, Gerona y Sevilla.

Hay preparados ya tres manuales para información y formación de los
futuros gestores de las delegaciones, uno de gestión económica
administrativa, otro manual de gestión de personal y otro manual de
acción social.

Tenemos ya, incluso, preparado el primer proyecto de orden ministerial
que crea, efectivamente, esas delegaciones de Defensa y ya se ha
publicado en el Boletín el 22 del pasado mes de febrero el anuncio de
vacantes para las primeras delegaciones para secretario general de las
distintas delegaciones correspondientes a Cantabria, Cuenca, Jaén, Lugo,
Orense, Palencia, Teruel, Zamora.

Y esto es todo lo que tendría que decirles al respecto, señorías.




El señor VICEPRESIDENTE (Fernández de Mesa Díaz del Río): Gracias, señor
Secretario de Estado.

¿Grupos que deseen intervenir?
Por el Grupo Parlamentario Popular, tiene la palabra el señor Díaz de
Mera.




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El señor DIAZ DE MERA Y GARCIA CONSUEGRA: Señor Secretario de Estado,
señorías, una cuestión previa: el Grupo Popular valora, señor Secretario
de Estado, esta comparecencia en sus justos términos, aunque con algunos
reparos, como ahora tendré la oportunidad de explicar.

En primer lugar, el tiempo. La consideramos extemporánea; aunque
conveniente, extemporánea y de acuerdo con una apreciación efectivamente
constatable. No puede ser el Parlamento en rigor, señor Secretario de
Estado, el último en tener conocimiento de una realidad que supone un
cambio en la administración periférica del Ministerio de Defensa.

Señor Secretario de Estado, si tenemos la oportunidad, como quien le
habla ha tenido, de asomarnos al número 71 de la Revista de Defensa y ver
un artículo que firma un señor, a quien, por cierto, no conozco, que se
llama Luis Sánchez, tenemos la impresión, señor Secretario de Estado, de
haber recibido mayor y mejor información que la que usted está
trasladando hoy a la Comisión de Defensa del Congreso.

Por tanto, señor Secretario de Estado, valorando, agradeciendo y
comprendiendo la oportunidad de esta intervención, la consideramos, desde
un punto de vista estratégico, conveniente para los intereses del
Gobierno, pero inconveniente para los intereses de la nación. ¿Por qué
conveniente para los intereses del Gobierno? Pues, porque utilizando este
mecanismo parlamentario, que es el que deriva de una comparecencia, usted
tiene la posibilidad de trasladar el último de los argumentos, dando de
esta forma la impresión de que el último de los argumentos es el mejor de
los argumentos. Siendo así, este portavoz no tendrá la posibilidad de
rebatir cuando usted termine las opiniones que no merezcan su aprobación.

Dicho lo dicho, señor Secretario de Estado, el Real Decreto 2.206/1993,
del Ministerio de Defensa, sobre la creación de las Delegaciones, de 17
de diciembre, es compartido en su filosofía genéricamente por el Grupo
Popular, sobre todo teniendo en cuenta que la parte sustantiva del mismo
procede básicamente de la información y de la opinión de los cuarteles
generales. Y ello sin perder de vista la idea originaria que arranca de
las llamadas, por el Partido Popular, oficinas provinciales de defensa;
en su documento, Fuerzas Armadas Españolas. Objetivos y estructuras de
las Fuerzas para el siglo XI.

Y no quiero omitir en este aspecto, señor Secretario de Estado, que el
concepto delegaciones me parece mucho más afortunado que el nuestro de
oficinas o de bureaux. Pero me marcho inmediatamente, señor Secretario, a
lo sustantivo y nuclear de su comparecencia.

Concebimos las Delegaciones, igual que usted, como unos instrumentos
eficaces para acercar la Administración en el área de la defensa al
ciudadano, pero también creemos que era inaplazable y urgente dotarnos de
un instrumento legal capaz de separar funciones y competencias que
aparecen históricamente abrazadas y complicadas en cuarteles generales y
que tienen estructuras territoriales o periféricas bien complejas, como
son: las regiones, las zonas, los sectores, etcétera. Y ello con
funciones esencialmente militares y otras de carácter administrativo o
burocrático. Todo ello, para mayor complejidad, aderezado, además, con el
mantenimiento y la administración de establecimientos diversos y
complejos, más los que derivan de los organismos autónomos.

Se imponía y se impone, señorías, pues, la racionalización de la gestión
y administración de unos servicios públicos importantísimos para que
puedan ser utilizados por los ciudadanos en forma sencilla y también en
forma eficaz.

Sobre el papel, señor Secretario de Estado, las delegaciones quieren
diferenciar, y usted lo ha dicho, las competencias operativas y
logísticas de aquellas otras que tienen un carácter administrativo. Y
reitero que compartimos, efectivamente, este criterio, aunque hay que
decir a continuación que desconfiamos de su voluntad y de su capacidad de
gestión para llevarlo a cabo.

Me ha producido especial placer encontrarme con un calendario preciso,
del cual yo tenía muchas dudas. Ahora me referiré a él.

Esperamos con verdadero interés, no obstante, el desarrollo de la
disposición final primera del Real Decreto para ver cómo se resuelve esa
complicada separación de competencias arraigadas con fuerza
consuetudinaria en los viejos y aún presentes Gobiernos militares. Y nos
tememos que las mayores dificultades se van a encontrar con la puesta en
funcionamiento de las trece delegaciones clasificadas como especiales.

¿Confirma, señor Secretario de Estado, mi sospecha, en contradicción con
lo que usted acaba de afirmar, de haber nombrado de nuevo al Gobernador
militar de Cádiz, clasificado como delegación especial?
¿Qué tiene usted que decirme del caso Murcia-Cartagena? En Cartagena está
toda la base sustantiva de la Armada, está el cuartel de instrucción, el
arsenal, la base de submarinos, la Infantería de Marina, hay una brigada
motorizada, el Infas, los organismos autónomos, y hasta no sé si usted
sabe que el Gobernador militar, que tiene la sede oficial en Murcia, vive
en Cartagena. Fuera de Cartagena, ¿qué es lo que hay? La Brigada 32, que
está en Lorca, las instalaciones de Alcantarilla, pero incluso la
Academia de San Javier está más cerca de Cartagena que de Murcia.

Cartagena, además, como S. S. sabe, ha sido declarada oficialmente zona
en declive, un concepto bastante perjudicial y al cual no quisiéramos
estar sometidos otros territorios, pero es que usted también conoce que
hay una fuerte tensión social y local en Cartagena; el Ayuntamiento y las
fuerzas sociales y políticas están muy sensibilizadas con el asunto de
las delegaciones provinciales de la Defensa y su ubicación en Murcia.

Aquí no se puede decir nada de eficacia, señor Secretario de Estado.

Acercar los servicios a los ciudadanos no es lo que sucedería con el caso
de Murcia y Cartagena. Estamos hablando de una ciudad de 200.000
habitantes y de una ciudad que tiene en torno al 70 por ciento de los
servicios administrativos que pretendemos adjudicar a las delegaciones en
el territorio concreto de la localidad de Cartagena. ¿Cómo resolverá este
asunto el señor Secretario de Estado?



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A las sospechas anteriores, señor Arévalo, se une un catálogo de
problemas, preguntas o dudas que espero y deseo tenga usted el acierto de
resolver, e inmediatamente le hago inventario de algunas que tienen mayor
o menor relevancia. Uno, el Delegado de Defensa ostenta la representación
del Ministerio de Defensa, artículo 4.a), pero la disposición transitoria
segunda consagra un vacío jerárquico y un posible conflicto temporal de
representación y jerarquía. ¿El Delegado siempre ostenta la
representación del Ministerio, señor Secretario de Estado? ¿Qué pasa
cuando el Comandante militar de la demarcación tiene superior empleo o
antigüedad? Pues que, según la transitoria segunda, tiene un rango
superior al que corresponde al Delegado de Defensa, que es el
representante del Ministerio, y estamos entonces ante una irracional
paradoja legal y castrense; o sea que hay que incluir al Delegado
inmediatamente o cuanto antes en el lugar conveniente dentro del
ordenamiento general de precedencias del Estado. Estudie usted con
atención esta cuestión y resuélvala.

Vamos a cuestiones más pragmáticas. ¿Ayudarán efectiva y realmente las
delegaciones a la mayor eficacia de las unidades operativas? ¿Cuánto
costará la implantación? Le confío a usted, señor Secretario de Estado,
mi más absoluto escepticismo con referencia a lo establecido, y es por
sentido común, ya que hemos invocado tantas veces esta tarde el sentido
común. Yo vivo en Avila y sé lo que pasa con el Gobierno militar de
Avila; sé que ustedes han estado visitando el Gobierno militar de Avila y
que una instalación concebida para determinada función no puede ser
utilizada para otra diferente, sino que hay que invertir dinero, hacer
reformas, etcétera.

La implantación prudente --son palabras suyas de ahora, de aquí y de
fuera de aquí--, gradual y progresiva exige un conocimiento y un
calendario que me ha gustado mucho encontrar, pero quiero que me aclare
usted algo, porque o yo no he leído con el suficiente detenimiento el
Real Decreto o usted acaba de inventar una nueva figura jurídica dentro
del mismo. ¿Qué es eso de delegación ordinaria de tipo básico? El
concepto delegación ordinaria de tipo básico para nada aparece en el Real
Decreto; de modo que espero que usted nos explique qué es lo que
significa esto.

¿Las corporaciones locales van a seguir prestando el apoyo logístico que
hasta ahora prestan a la captación de levas para el servicio militar? Con
referencia a los medios humanos, al personal, sabemos, aunque usted no lo
ha dicho aquí --pero yo lo he leído--, que se verán afectadas las
plantillas de los centros y servicios integrados, pero ¿qué significa?
¿Qué alcance cuantitativo y cualitativo tiene esta plantilla mínima
adicional procedente de los órganos periféricos de los ejércitos, a la
que usted se ha referido recientemente? ¿En qué forma se articula la
interrelación con los organismos autónomos? En el artículo 2 y en la
disposición adicional cuarta se utilizan las siguientes expresiones:
vigilancia, tutela y coordinación. Pero ¿qué sucede aquí? Sucede que el
artículo 2 le pasa la pelota de las competencias a la disposición
adicional cuarta, y a la inversa, y resulta que los ciudadanos son más
normales que todos nosotros y no comprenden cómo un artículo se pelea con
una adicional y le dice: Estas competencias las tienes tú, y la adicional
le devuelve la pelota y le dice al artículo: No, no, las tienes tú. No
sabemos cuáles son esas competencias. Estamos de acuerdo con todo lo que
se refiere a las competencias específicas de las delegaciones, que omito
por considerarlas conocidas y por no ser prolijo.

Hay un asunto que no está considerado en el Real Decreto, pero que late
en la sociedad civil y que, a juicio del Grupo Popular, podría y debería
ser instrumentalizado correctamente por las delegaciones de Defensa, como
ejecutoras sustantivas y periféricas de la política de la defensa
nacional. Digo con toda solemnidad lo que a continuación indico. Me
refiero a la creación y a la construcción --más que nada a la
construcción-- de una conciencia nacional de seguridad y de defensa que
nuestro país no tiene. Así de claro y así queda dicho.

Asistimos con preocupación, señorías, al espectáculo que deriva de la
ausencia de esta conciencia. Debemos invertir inmediatamente esta
tendencia. ¿Cómo? Acercando la defensa al ciudadano con imaginación, como
un elemento esencial de seguridad nacional y colectiva, presentando y
prestando en forma atractiva el servicio militar y sin estigmatizar ni
perseguir a la objeción de conciencia, cuidando los fondos y cuidando las
formas, las recepciones al personal, las atenciones al personal, la
información al público, las comparecencias en medios de comunicación,
utilizando mecanismos de imagen y de transmisión de ideas capaces de
competir con esa inercia estereotipada e inconveniente que crece cada día
al amparo de manipulaciones irresponsables. Esa es una tarea que nos
corresponde desarrollar a todos y cuanto antes, teniendo una visión
apropiada de lo que es el Estado y utilizando como mecanismo eficaz y
nuevo a las delegaciones de Defensa, de las que usted es el máximo
responsable. Desde luego, provocando en el señor Ministro, en el
Ministerio, del que usted es Secretario de Estado de Administración
Militar, una reacción rápida e inteligente, que no se limite a resumir el
papel de los ejércitos, el papel importantísimo de los ejércitos
españoles en misiones de paz; misiones de paz que, por otra parte, tienen
bien merecida la gloria, pero que no son en modo alguno el todo de la
defensa nacional.

Nada más y muchas gracias.




El señor VICEPRESIDENTE (Fernández de Mesa y Díaz del Río): Por el Grupo
parlamentario Socialista, tiene la palabra el señor Lagunilla.




El señor LAGUNILLA ALONSO: En primer lugar, quiero agradecer al
Secretario de Estado de Administración Militar esta comparecencia que se
produce a petición propia, del Gobierno, y que no consideramos en ningún
punto que pueda calificársela de extemporánea, dado que desde el 17 de
diciembre, fecha de publicación del Decreto, hasta el momento en el que
el Gobierno solicita su comparecencia, ha transcurrido un tiempo
prudencialmente corto. Incluso otro grupo parlamentario solicitó, con
diferencia de pocas fechas en relación con la solicitada por el Gobierno,
esta misma comparecencia, lo cual quiere decir que está bastante ajustada
en el tiempo, porque, en



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caso contrario, cualquier otro grupo podía haberla solicitado con
anterioridad a la solicitada por el Gobierno.

Además, queremos agradecer esta comparecencia porque creemos que la
importancia del tema así lo merece, dado que va a establecer una nueva
organización de las funciones burocráticas y administrativas del
Ministerio de Defensa.

Nuestro Grupo parlamentario, insisto, está de acuerdo en que se separen
de forma clara y eficiente, ganando, por tanto, en eficacia, las
funciones puramente logísticas y operativas que, entendemos --y así se
recoge en el Decreto y en todo el ordenamiento legal del Ministerio de
Defensa--, sigue y va a seguir correspondiendo en exclusiva a las Fuerzas
Armadas en cada uno de sus aspectos, y, por el contrario, las funciones
pura y estrictamente burocráticas y administrativas son las que --de una
forma creemos que correcta-- se encomiendan a estas delegaciones creadas
por este Decreto.

Parece que todos estamos de acuerdo (así se ha manifestado por el
interviniente que ha hablado antes que yo) en la conveniencia de esta
diferenciación de funciones, pues mejora sustancialmente la correcta
utilización de los recursos, que debe ser y es un objetivo de cualquier
gobierno e, insisto, creemos que también es de este Gobierno.

Con esta diferenciación de funciones se mejorará de forma evidente la
relación de la administración de la defensa con los ciudadanos,
acercándoles y facilitándoles ese acceso a la información, ese acceso a
la relación evidente que debe existir entre la Administración y los
administrados.

Estamos absolutamente de acuerdo también con la estructura que se
establece de delegaciones provinciales; es el modelo que la organización
periférica del Estado tiene y creemos que sería absurdo modificar esta
estructura en un Ministerio como el de Defensa. Por tanto, estamos de
acuerdo también con este planteamiento.

Creo que todo esto hace más evidente la necesidad de la reforma que se ha
enfocado y se ha resuelto mediante este decreto, si recordamos las
competencias que en exclusiva son para el Estado en los aspectos de
defensa. Es decir, es de los pocos ministerios en los que sus
competencias son constitucionalmente exclusivas del Estado y, por tanto,
parece conveniente que en ese ministerio, en el que las competencias son
exclusivas del Estado, tenga una administración periférica correcta,
concorde o similar, en lo que se pueda, con el resto de los organismos
administrativos civiles, salvando las peculiaridades militares que aquí
se ha puesto en evidencia que existen y hay que ir salvando de forma
organizada.

Nuestro grupo, por tanto, está totalmente de acuerdo con el criterio
expresado por el Secretario de Estado acerca de que esta reforma se haga
de manera paulatina, tranquila y no traumática --no me gusta mucho usar
esa palabra, pero la empleo--, sobre todo por dos razones fundamentales.

La primera de ellas porque no incrementa, pretende hacerse sin
incrementar los gastos de personal ni los gastos de dinero, para
entendernos, puesto que creo recordar que en el propio Real Decreto así
se especifica de forma concreta; de manera que es una obligación,
diríamos, legal para el Gobierno hacer esta reforma sin que suponga un
incremento de gastos.

Por tanto, creemos, insisto, que la comparecencia del señor Secretario de
Estado está muy ajustada y permite tener un conocimiento puntual de
cuáles son sus criterios. Espero que en su segunda intervención aclare
algunos de los aspectos, como los de calendario, etcétera, que el propio
Secretario de Estado nos ha manifestado.

Insistimos, por tanto --y con esto termino--, en la confianza de que las
implantaciones se van a hacer con esos dos criterios fundamentales: no
incremento del gasto de forma paulatina, de forma que se deje
absolutamente libres a los ejércitos para la realización de las
operaciones logísticas y operativas que son de su estricta competencia, y
trasladar, en cambio, todos los aspectos burocráticos y administrativos
que en este momento tienen encomendados los órganos centrales del
Ministerio de Defensa a esas futuras delegaciones que se crean. Nos
parece que con esto se van a cumplir los objetivos de acercamiento de la
Administración al administrado y facilitar que el administrado sienta, de
verdad, esa Administración de forma mucho más cercana y mucho más
eficiente.

La optimización --tampoco me gusta mucho la palabra-- que esta reforma
puede suponer y va a suponer para la organización de la defensa, nos
parece que al final redundará, sin ninguna duda, en beneficio del
objetivo que yo creo debe ser fundamental y es el de que nuestras Fuerzas
Armadas se dediquen a lo que la Constitución y nuestro ordenamiento
jurídico les encomienda: las actuaciones logísticas y operativas que les
son propias y exclusivas.

Reitero de nuevo esa confianza en que el desarrollo va a ir en ese
sentido; nos felicitamos --creo que lo debemos hacer todos-- porque en
esta comparecencia el Secretario de Estado nos haya traído incluso el
avance de un calendario concreto de aplicación, de implantación de esas
delegaciones, y animamos a que el Ministerio prosiga en esas funciones
con el cumplimiento de los objetivos que el propio decreto establece.




El señor VICEPRESIDENTE (Fernández de Mesa Díaz del Río): Para contestar
a las diferentes intervenciones de los grupos parlamentarios, tiene la
palabra el señor Secretario de Estado de Administración Militar.




El señor SECRETARIO DE ESTADO DE ADMINISTRACION MILITAR (Arévalo Arias):
Señor Presidente, quiero agradecer al señor Díaz la concordancia básica
en el planteamiento de la visión del problema. He de reconocer que hacer
algo tan novedoso, tan importante y tan complicado, a pesar de su
apariencia, como ha sido establecer una administración periférica
moderna, es algo que me ha producido grandes satisfacciones porque al
igual que internamente ha habido una enorme concordancia entre los
cuarteles generales y el órgano central de la Defensa, a tenor de las
intervenciones habidas hay también una gran concordancia entre todos los
grupos políticos.

Lamento haber tenido que llegar hasta hoy para comparecer ante SS. SS.,
señor Diaz, pero bien sabe usted que en



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absoluto es achacable a este Departamento esa tardanza, sino a que
problemas de calendario han impedido que compareciésemos ante ustedes
cuanto antes como era nuestra intención. Quizá, en virtud de este
conocido adagio de que no hay mal que por bien no venga, el haber llegado
hasta hoy ha permitido avanzar un calendario, que es un calendario
ambicioso, exigente y que esperamos cumplir en la medida de lo posible
porque para eso lo hemos fijado.

Tiene usted razón en que entre las delegaciones, en general todas, pero
en especial las especiales --permítame la redundancia--, algún caso habrá
que mirarlo con mayor sensibilidad. Cierto que hay un problema de
protocolo resuelto aceptablemente por la correspondiente disposición
transitoria pero habrá que considerarlo con más detalle, es decir, supone
que se evitarán esos problemas de protocolo; pero, evidentemente, falta
una incardinación protocolaria definitiva del Delegado de Defensa en el
conjunto de autoridades del Estado.

Respetaremos, señor Díaz --garantizado--, lo previsto en la disposición
transitoria primera-dos, referente al gasto y, evidentemente, no nos
pasaremos de lo establecido.

Discúlpeme ese tercer tipo que he introducido, y lo he hecho únicamente
para entendernos cuando hablaba del calendario, para acercarnos más a la
realidad de grandes, pequeñas y medianas, los tipos contenidos en el
decreto; sin embargo, es a efectos exclusivamente prácticos, para
entender que no solamente contemplábamos la instalación de delegaciones
de Defensa en las grandes delegaciones y en las pequeñas, sino también en
provincias o delegaciones de tipo medio.

Las corporaciones locales conservan las funciones que indudablemente les
corresponden y les competen al respecto. Creo que el tema de la
interrelación de los organismos autónomos está resuelto con prudencia, y
no oculto que en esto ha jugado mucho mi experiencia en el Ministerio de
Agricultura. Yo he vivido durante muchos años lo que ha sido la
reestructuración de ese Departamento; es más, modestamente, me considero
autor de la última (hecha un mes antes de mi salida de Subsecretario del
mismo), y precisamente por haber vivido ese proceso y, teniendo en cuenta
además que aquí se abordaba algo que en otros departamentos, por ejemplo
Agricultura, estaba abordado hace veinte años ya, había que ser
extremadamente prudente para no producir disfunciones, y singularmente
prudente en el caso de los organismos autónomos, ya que se trata de crear
una estructura que mejore la preexistente y no una estructura que empeore
y haga aparecer problemas.

De tal manera que yo creo que en la incorporación de los diferentes
organismos autónomos de forma flexible y adaptada, permite evitar esas
disfunciones que puedan darse de una incorporación total, absoluta y sin
matices; y, al mismo tiempo, crear claramente la figura de la delegación
de Defensa y del Delegado como la representación institucional
omnicomprensiva de todas las preexistentes administraciones periféricas
parciales o sectoriales dentro del Departamento.

Por último, concordar básicamente con usted en relación con la
conveniencia, intención e interés de construir una conciencia o mejorar
claramente la conciencia nacional de Defensa y Seguridad.

En relación con lo manifestado por el señor Lagunilla, en cuanto
representante del Grupo Parlamentario Socialista, agradecer de nuevo su
intervención, concordar en la visión que ha dado lo que realmente hemos
pretendido y hecho con la implantación de las Delegaciones de Defensa y
solicitar tanto de su grupo como del resto de grupos parlamentarios apoyo
y estímulo para que tengan el mejor desarrollo y la mejor implantación en
beneficio de la Defensa Nacional, de los ejércitos españoles y, en
definitiva, de España.

Muchas gracias.




El señor VICEPRESIDENTE (Fernández de Mesa Díaz del Río): Gracias, señor
Secretario de Estado.

La Mesa ha acordado, por unanimidad, trasladar para la sesión del próximo
día 6 de abril la contestación de las preguntas que figuran en el
siguiente punto del orden del día.

Por tanto, agradeciendo la presencia del señor Secretario de Estado por
su comparecencia el día de hoy y emplazándole, seguramente, para el
próximo día 6, se levanta la sesión.




Eran las seis y quince minutos de la tarde.