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DS. Congreso de los Diputados, Comisiones, núm. 139, de 09/03/1994
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CORTES GENERALES
DIARIO DE SESIONES DEL
CONGRESO DE LOS DIPUTADOS
COMISIONES
Año 1994 V Legislatura Núm. 139
INDUSTRIA, ENERGIA Y TURISMO
PRESIDENTE: DON JOAQUIM MOLINS I AMAT
Sesión núm. 13
celebrada el miércoles, 9 de marzo de 1994



ORDEN DEL DIA:
Comparecencia del señor Ministro de Industria y Energía (Eguiagaray
Ucelay), para explicar:
--Los planes de privatización de las empresas públicas pertenecientes al
Grupo Teneo. A solicitud del Grupo Parlamentario Popular. (Número de
expediente 213/000193) (Página 4402)
--Las conclusiones del informe definitivo del incidente eléctrico que
supuso la interrupción del suministro en Cataluña el día 24 de agosto de
1993. A petición propia. (Número de expediente 214/000042) (Página 4420)
--Debate y votación, en su caso, de las propuestas de resolución
presentadas por los distintos Grupos Parlamentarios a los informes del
primero y segundo semestre de 1993 del Consejo de Seguridad Nuclear.

(Números de expediente 401/000001, 401/000002 y 401/000003) (Página 4435)



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Se abre la sesión a las nueve y cuarenta minutos de la mañana.




El señor PRESIDENTE: Buenos días, señoras y señores Diputados.

Iniciamos la sesión dando la bienvenida al señor Ministro de Industria y
Energía, que comparece ante la Comisión, agradeciéndole su presencia en
la misma.

Antes de entrar en los puntos del orden del día quiero comunicar a los
miembros de la Comisión que por acuerdo de la Mesa se va a reordenar el
horario de esta sesión, de tal manera que el tercer punto del orden del
día, debate y votación de las propuestas de resolución presentadas por
los distintos grupos a los informes del primero y segundo semestre de
1992 y primer semestre de 1993 del Consejo de Seguridad Nuclear, daría
comienzo a las 12,30 en lugar de a las 11,30, rogando a los grupos que
utilicen el tiempo hasta ese momento, como el Reglamento permite, para
intentar llegar a resoluciones que puedan ser debatidas por la Cámara con
toda congruencia. Estas resoluciones deben hacer una referencia expresa a
los informes del Consejo de Seguridad Nuclear de los semestres que se
analizan, es decir, de los dos semestres de 1992 y del primer semestre de
1993, y rogamos a los distintos grupos que intenten hacer, insisto, lo
más congruente posible sus resoluciones respecto al objeto del debate.




COMPARECENCIA DEL SEÑOR MINISTRO DE INDUSTRIA Y ENERGIA (EGUIAGARAY
UCELAY), PARA EXPLICAR:



--LOS PLANES DE PRIVATIZACION DE LAS EMPRESAS PUBLICAS PERTENECIENTES AL
GRUPO TENEO. A SOLICITUD DEL GRUPO PARLAMENTARIO POPULAR EN EL CONGRESO.

(Número de expediente 213/000193.)



El señor PRESIDENTE: Dicho lo que antecede, vamos a iniciar el punto
primero del orden del día, comparecencia del señor Ministro de Industria
y Energía ante la Comisión de Industria, Energía y Turismo para explicar
los planes de privatización de las empresas públicas pertenecientes al
Grupo Teneo, comparecencia solicitada por el Grupo Parlamentario Popular
en el Congreso.

Tiene la palabra el señor Ministro de Industria y Energía.




El señor MINISTRO DE INDUSTRIA Y ENERGIA (Eguiagaray Ucelay): Señor
Presidente, señorías, esta comparecencia a instancia del Grupo Popular
sobre este tema pretende, y ésta es la solicitud del Grupo peticionario,
que el Ministro de Industria y Energía explique los planes de
privatización de las empresas públicas pertenecientes al Grupo Teneo.

Sin duda alguna no le costaría mucho al Ministro, y desde luego no me
cuesta a mí, el hacer una larguísima intervención sobre esta cuestión,
pero traicionaría, creo, el sentido de la propuesta si tratara de
explicarles algo que no tiene nada que ver con lo que sugiere el Grupo
proponente, que plantea un plan de privatización de las empresas públicas
pertenecientes al Grupo Teneo. En la medida en que no existe un plan de
privatización de las empresas correspondientes al Grupo Teneo podría dar
por concluida perfectamente mi intervención diciendo exclusivamente esto.

No sé si lo que acabo de decir forma parte de los usos a los que SS. SS.

están acostumbradas, y no quisiera decepcionar, desde luego, al Grupo
Popular siendo tan lacónico como lo sería si, efectivamente, doy sólo
esta contestación, pero realmente me parece que esto es lo único
relevante que puedo decirles. No obstante, les añadiré alguna cosa más y
trataré de darles información sobre la única empresa en este momento del
Grupo Teneo que está en un proceso de clara reducción de la participación
del sector público.

Déjenme, de todas formas, hacer una consideración, también de carácter
más general, en consonancia con lo señalado en mi intervención ante el
Pleno de esta Cámara con motivo de la interpelación urgente sobre las
líneas fundamentales del sector público en España realizada el pasado 9
de febrero.

Quiero destacar que la justificación del mantenimiento y de la presencia
del sector público en la actividad industrial, salvo contados casos de
actividad monopolística o de interés estratégico nacional, estriba, a
juicio de este Ministro, en su eventual contribución a la generación de
un tejido industrial sólido, significativo en tamaño y competitivo; una
justificación que, lo he dicho en muchas ocasiones, difícilmente demanda
la presencia exclusiva del sector público, sino que, por el contrario,
demanda una creciente alianza con el sector privado. Pero hablar en estos
términos no tiene nada que ver con hablar de un plan de privatizaciones;
tiene que ver con una estrategia industrial.

Como es sabido, las ventas totales o parciales de empresas públicas
llevadas a cabo por el Gobierno español desde hace ya una década no se
han debido a consideraciones ideológicas de principio, por el contrario,
lo que ha primado en esas operaciones han sido criterios de rentabilidad
y criterios de sinergia empresarial, y es esa misma política la que va a
continuar en el futuro, e incluso a un ritmo acelerado.

No les oculto que esta estrategia pueda llevar a vender áreas de negocio
no prioritarias o a dar entrada en el capital a socios financieros,
tecnológicos, industriales o comerciales, realizando una dinámica
accionarial propia de todo grupo empresarial. Pero se trata, como también
me han oído decir en más de una ocasión, de una política pragmática en la
que la posible entrada de capitales privados se estudia caso por caso, y
no por un «a priori» de carácter ideológico, sino en función de una
estrategia industrial adecuada, y desde la base también, en la que
insisto, de que es necesaria una creciente alianza de capital público y
capital privado a la vista de la estructura industrial de este país.

Por otra parte, también me lo han oído decir y lo quiero reiterar hoy,
dada la situación existente se hace necesaria una reevaluación, que no
revaluación, una reevaluación del contenido actual de la cartera de
participaciones industriales del INI a la luz de su viabilidad económica
y de su



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interés estratégico y, a la par, de un denodado esfuerzo por la
viabilidad y el saneamiento económico y financiero de sus principales
empresas.

El resultado de este proceso (proceso difícilmente integrable en un plan
llamado de privatizaciones, al que algunos son muy proclives) ha de ser
un sector público industrial más reducido, desde luego más sano, en el
que la carga derivada de la necesidad de financiar todavía empresas en
reconversión o empresas incluso «a priori» que se pueden considerar
inviables, no hipoteque de modo radical, como ha venido ocurriendo, toda
situación orientada al fortalecimiento del tejido industrial nacional en
actividades con futuro y en colaboración creciente con el capital
privado.

De todas formas, les decía que quería darles alguna noticia y alguna
información, como Comisión de Industria del Congreso de los Diputados,
sobre una de las operaciones que sí está diseñada y que forma parte de
una decisión ya tomada, me refiero a la oferta pública de venta de
acciones de la Empresa Nacional de Electricidad, Endesa. En este caso hay
que partir de una consideración adicional, la consideración de que Teneo,
el «holding» o el «subholding» dentro del INI constituido por las
empresas que son rentables o que pueden serlo, definió como su estrategia
financiera para los primeros años de su vida, al menos hasta que
estuviese lo suficientemente saneado de forma que sus beneficios fuesen
estables, no endeudarse en la sociedad matriz. Si se necesitasen fondos
para aportar a las empresas (desinversiones, planes de viabilidad,
etcétera), éstos deberían venir de su propia generación interna,
actualmente del orden de 25.000 millones de pesetas año con el 75 por
ciento de Endesa o de la venta de sus activos rentables líquidos.

Dado que el presupuesto de Teneo para 1994 estima que la necesidad de
fondos para este año será de unos 180.000 millones de pesetas, se ha
considerado, teniendo en cuenta motivos estratégicos, que la mejor
alternativa, habida cuenta de esta restricción de no acudir al
endeudamiento exterior o al endeudamiento cerca de la matriz, y desde
luego dada la limitación o la prohibición financiera, desde el momento
mismo de la constitución de Teneo, de tener acceso a recursos de otro
tipo, incluidos los presupuestarios; se ha considerado, decía, que la
mejor alternativa para conseguir esos recursos, a los que me refiero de
un modo rápido y eficaz, es la venta de un paquete de Endesa. Con un
precio aproximado de unas 7.500 pesetas por acción, esa cantidad
representa vender del orden de un diez por ciento del capital social de
Endesa, quedando Teneo, después de dicha venta, con un porcentaje en el
entorno del 65 por ciento.

Ante la posible salida a Bolsa de muchas empresas públicas europeas,
principalmente italianas, francesas e incluso alguna compañía eléctrica
británica, que han anunciado que estarán en los mercados en el segundo
semestre de 1994, y con el objetivo de no coincidir con ellas, se ha
elegido realizar la venta en el primer semestre. Igualmente, con el fin
de no coincidir con el período final del pago del IRPF en España y que
existan los fondos disponibles, se intentará que la operación esté
realizada para finales de mayo o principios de junio.

Entre las diferentes alternativas posibles se eligió para esta operación
una oferta pública de venta de acciones, porque este sistema ofrece
algunas ventajas. En primer lugar, hace participar al mayor número de
inversores posible, facilitando el acceso al pequeño ahorrador. En
segundo lugar, permite establecer un precio más alto que cualquier otro
sistema de colocación. En tercer lugar, establece la máxima igualdad
entre los inversores. Y finalmente, permite colocar sin grandes
dificultades el elevado volumen de acciones que supone el diez por ciento
aproximado del capital de Endesa. Con esta operación, además de conseguir
los fondos necesarios, Teneo pretende también mejorar la distribución del
accionariado de Endesa, con el fin de estabilizarlo y, por tanto, mejorar
el precio efectivo de la acción. De hecho, se intentará incrementar el
porcentaje de accionistas españoles y también de algunos otros países
europeos, que actualmente es muy bajo respecto al porcentaje de los
mismos en otras empresas comparables.

El diseño básico, que naturalmente está siendo completado por los agentes
responsables de la operación, pretende montar cinco tramos, de forma que
los colocadores deban vender las acciones en zonas geográficas
determinadas. Habrá un tramo español, un tramo americano, un tramo
británico, un tramo del resto de Europa y un tramo del resto del mundo.

Colocando las acciones previstas en cada uno de estos tramos se consigue
la diversificación accionarial deseada por Teneo para Endesa.

Quisiera terminar esta contestación a la solicitud de comparecencia
volviendo a recalcar mis palabras del comienzo. No ha existido, ni
tampoco se va a poner en marcha, un programa de privatización al estilo
del que algunos anuncian, en el sentido de que, una por una, las
diferentes empresas del grupo Teneo, y con un calendario decidido, vayan
a ser vendidas de una manera o de otra. Por el contrario, siempre he
sostenido, y seguiré sosteniendo, que esto es demasiado serio como para
hacer un planteamiento tan simplista y, desde luego, que un planteamiento
de esa índole está bien alejado de las necesidades de una política
industrial de este país. Quiero reiterar que forma parte de la estrategia
del grupo público (desde luego del grupo público Teneo) el tratar de
configurar, en base a las actuales empresas públicas, grupos más sólidos,
grupos más rentables, grupos en los que sea posible, y además a mi juicio
es necesario, crecientes alianzas con el capital privado. Pero eso está
muy alejado de un plan en el que se señale, en cada una de las empresas
del grupo y sin mayor discriminación de su significado, de su contenido,
de sus problemas y de su situación, en qué momento pueden privatizarse.

Muchas gracias, señor Presidente.




El señor PRESIDENTE: Vamos a proceder a los turnos de intervención de los
distintos grupos, iniciando los mismos por el Grupo que ha solicitado la
comparecencia, es decir, el Grupo Popular.

Tiene la palabra don Luis Gámir.




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El señor GAMIR CASARES: Señor Presidente, señorías, señor Ministro,
realmente no es extraño que no haya planes de privatización, porque para
crear un plan tendría que haber, por lo pronto, una postura no
contradictoria dentro del Consejo de Ministros sobre el tema de las
privatizaciones.

No voy a reiterar lo ya dicho en comisiones y en plenos al respecto, pero
sírvanos de telón de fondo las primeras declaraciones del actual Ministro
de Industria sobre que no hace falta privatizar más que cuatro empresas,
de las cuales dos ya estaban a medias; o las declaraciones de otro
Ministro, del cual depende también en gran parte la política de
privatización, sobre la no venta de las joyas de la abuela --en su
expresión--, y cómo contrastan esas declaraciones con las del anterior
Ministro de Industria, el señor Aranzadi, sobre que bastaba que siguieran
existiendo cinco empresas públicas en todo el área del INH y del INI; o
las declaraciones del Presidente del Gobierno, Felipe González, sobre que
la Administración pública es un mal gestor de empresas públicas. Estas
contradicciones internas, este telón de fondo, esta ceremonia de la
confusión, esta --permítaseme llamarla-- Torre de Babel, que la podríamos
mezclar con multitud de declaraciones de otros miembros de la Ejecutiva o
ministros del Partido Socialista, es lo que establece la dificultad,
indudablemente, de marcar una postura; y, si es difícil marcar una
postura, más difícil aún es tener un plan, en el sentido más genérico
incluso de la palabra plan.

Siendo éste el primer punto, y dado que se ha hablado de Endesa, debo
señalar que sobre Endesa existen una serie de declaraciones --hoy hemos
oído la cuarta versión, confiemos en que sea la definitiva-- que entre sí
parecen contradictorias. El Presidente de Endesa, Feliciano Fuster, habló
de que en la --entre comillas, y las comillas tienen que ser muy
marcadas-- «privatización de Endesa» habría un tramo institucional, hasta
el 30 por ciento, y que en este tramo estarían ampliamente representadas
tres empresas públicas, como Teléfonica, Repsol y Argentaria. Nosotros
criticamos de manera marcada este intercambio de cromos entre empresas
públicas --tema al que me referiré después--, pero esperando una
respuesta ministerial nos encontramos con que poco después, en unas
declaraciones a finales de enero, que son recogidas por toda la prensa
del 1 de febrero, se expone: Eguiagaray dice que la colocación de Endesa
incluirá a los particulares. En el texto literal especificó que un tramo
de la misma --de esta colocación-- consistiría en cruces de
participaciones con otras empresas --las citadas por Feliciano Fuster--,
pero eso no impide que otro tramo vaya a los particulares. La noticia
extra es que, además de que haya una parte que vaya a particulares, había
otro tramo institucional que incluía este intercambio de cromos al que se
había referido Feliciano Fuster. Este tipo de declaraciones son muy
claras y este además de aparece en toda la prensa, incluso con titulares,
el día 1 de febrero de este año.

El día 9 de febrero, en esta especie de falta de plan (que sin duda hay
falta de plan, porque repito que habiendo falta de posición no se puede
hacer un plan, incluso en el sentido más genérico de la palabra plan, y
podríamos remitirnos al diccionario sobre lo que plan significa), en esta
especie de falta de plan, repito, el Ministro de Industria, en el último
turno (que ya no da lugar a ninguna contestación) declara, y cito
textualmente el «Diario de Sesiones»: «el cruce de participaciones
públicas entre empresas, y usted se ha referido» --citaba a este Diputado
en este caso-- «a algunas cosas que algunos de estos días se comentan en
los medios de comunicación y que, por cierto, no sé por qué usted les da
alguna validez a algunas de esas cosas que pueden ser perfectamente
especulaciones, porque el Gobierno, que yo sepa, no ha tomado todavía
ninguna decisión sobre cómo se puede producir el proceso de salida de una
parte del capital de Endesa... En el momento en que esto se decida tendrá
usted ocasión de opinar, pero no especule con decisiones como si fueran
decisiones ya tomadas».

Señor Ministro, reconozco que --dicho sea, como siempre, sin acritud,
pero con molestia como parlamentario y con respeto al Parlamento-- yo
lamenté aquellas declaraciones en las que no hubo turno de réplica
posible, porque esas declaraciones al Parlamento no coincidían --y
recordemos la importancia de las declaraciones al Parlamento-- con sus
declaraciones a un grupo de periodistas, que todos ellos recogen lo
mismo, el día de la reunión con «The Economist». La transferencia de la
culpabilidad a la prensa, de que la prensa recogió mal (cuando aquí hay
unanimidad en toda ella), es difícil en este caso, y es un recurso quizá
a veces un tanto manido. Yo no puedo considerar especulaciones lo que
pronuncia un ministro, en un tema que son sus funciones, enfrente de toda
la prensa económica, porque entonces se me plantean graves problemas
sobre la credibilidad del Gobierno y de sus ministros. Y ahora, sin que
nunca hayan sido rectificadas, cambiadas, declarado que no eran exactas
las declaraciones del Presidente de Endesa, al contrario, con aquellas
declaraciones del Ministro de Industria que también hablan de dos tramos,
uno institucional y uno privado, en esta cuarta versión --esperemos que
no haya quinta-- se nos dice que, de momento, lo que va a haber es el
tramo privado. Tampoco sabemos si, de momento, además de ese tramo, que
parece que sería un tramo privado, habría luego otro nuevo tramo
institucional en otro momento, de intercambio de cromos entre empresas
públicas.

Pues bien, si desde el punto de vista de la forma nos parece que es claro
que así no puede haber plan, no puede haber proyectos, que hay
contradicciones y que hay --llamémoslos muy suavemente-- imprecisiones en
las declaraciones al Parlamento sobre este tema, desde el punto de vista
de fondo esa política, no negada en esta ocasión porque no es
contradictoria con lo dicho por el señor Ministro en otro momento sobre
que se haga ese intercambio de acciones entre empresas públicas, pensamos
que llevaría a privatizar sin que se privatice, a una urdimbre de puestos
en los consejos de administración, a que la palabra privatización --y
volveré sobre esto-- fuera sólo una palabra y no fuera un hecho, a una
profundización en el control público de la economía desde el PSOE por el
poder de estas empresas, controladas a través de los consejos de
administración, además del control de Teneo.




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Dejo aquí este punto. Comprendo la imposibilidad de un plan y de posturas
por este cambio oscilante, por esta yenka, por este zig-zag continuo en
las posturas respecto a este tema por parte del Partido Socialista y de
su Gobierno.

Paso a otro tema. También por la prensa hemos conocido una declaración, a
la que hoy el señor Ministro no ha hecho referencia, en cuanto a la
utilización de la acción dorada. Ni siquiera es una pequeña broma; es una
pequeña observación anecdótica decir que había que pedir derechos de
autor político-parlamentarios al señor Ministro porque en el debate del
Pleno del día 9 se habló insistentemente de la acción dorada por el
representante del Grupo Popular, y que en ninguna de las tres
intervenciones que tuvo el señor Ministro en aquel Pleno se refirió a la
acción dorada o «golden share». Es después, no en el Parlamento, sino en
la prensa, donde saca una versión curiosa de esa acción dorada, porque,
en primer lugar, dice que lo que va a hacer es utilizar el ejemplo
francés. El «golden share» es desarrollado básicamente en Inglaterra.

Después, Francia también lo utiliza --luego entraremos, si hay tiempo, en
el debate de este punto-- en cuanto a la idea de privatizar. Pero para
intentar proteger ciertos intereses, llamémoslo así, ha utilizado sobre
todo la técnica del núcleo duro, mientras que Inglaterra --y de ahí el
nombre anglosajón-- ha utilizado la «golden share» o acción dorada.

Lo que dijo el Ministro, según las declaraciones de prensa recogidas por
todos los periodistas al respecto, no era lo que se llama en el Derecho
comparado una acción dorada, sino que (quitando algún caso especial, como
el caso de Elf, en el que se ha utilizado la acción dorada de una manera
más extensa) dicha acción dorada implica unos poderes temporales
limitados. Normalmente va ligada a unas normas en los estatutos de las
empresas e implica que no se pueden cambiar esos estatutos por la
existencia de esa acción dorada.

Por ejemplo, si en España se hiciera un plan de telefonía rural, y si
estuviera en los estatutos de Telefónica, eso no podría cambiarse por la
acción dorada. También se puede evitar que entre por una opa hostil
alguien que no se quiere que esté presente en un sector de interés o
estratégico, o incluso un derecho de veto temporal, etcétera. Pero la
idea de la acción dorada es muy limitada, no es lo que nos propone el
Ministro de Industria en sus declaraciones, que podríamos llamar no
«golden share», no acción dorada, sino acción de platino, con diamantes,
con esmeraldas y con toda la joyería, porque en esas declaraciones viene
a decir que privatizará, pero quedándose con el poder, pudiendo seguir
nombrando, por ejemplo --entre otros muchos poderes--, al Presidente de
la empresa. Pensemos lo que esto significa. Una empresa tiene capital
privado, pero ese capital privado no puede cambiar a un presidente
político y, sin embargo, le puede cambiar el Gobierno, y, seamos
sinceros, según las luchas o posturas internas entre las diversas
sensibilidades del Partido del Gobierno, de pronto puede aparecer
cualquier persona de presidente, que no tiene que coincidir en absoluto
con los deseos de los auténticos dueños de la empresa, los accionistas,
si esta empresa está mayoritaria o totalmente privatizada, con lo cual
habría una contradicción entre el poder y la propiedad en este caso. Por
tanto, despoliticemos a los presidentes y al poder. No es ninguna crítica
a ninguno de los presidentes actuales, que se podría hacer a varios de
ellos; es simplemente el hecho de quién puede nombrar y quitar, poque el
accionista se puede encontrar con otro presidente que lo nombre el
Gobierno.

Hay que pensar, por ejemplo, qué sucedería a nivel internacional, como se
hablaba, si se utiliza esta práctica de acción dorada. Hay que pensar,
por ejemplo, que un fondo de pensiones británico piensa que si en España
compra esta empresa, el Gobierno, por razón política --no quiero utilizar
esta expresión, pero a veces ha ocurrido en el sector público--, a una
persona no excesivamente colocada en el mundo político al que se le
quiera dar un destino le puede conceder la presidencia de esta empresa.

Sin duda, esto hace bajar el valor de las acciones de esta empresa y
dificulta esta privatización. La politización del nombramiento del
presidente, su posible cambio por el Gobierno, no depende tanto de su
gestión como de su influencia relativa entre renovadores y guerristas o
cualesquiera sensibilidades a las que podríamos referirnos.

Dado que el señor Ministro ha hablado de Endesa, nos parece que son
interesantes otras declaraciones también de un algo cargo de la
Administración, en este caso de Miguel Cuenca, precisamente sobre el tema
de Teneo y Endesa, en las que habla de la posible privatización de
Endesa. Sin embargo, añade que la contribución de Endesa es esencial a la
consideración de Teneo. Este argumento se puede hacer, pero hasta cierto
punto. Ahora vemos que se vende un trozo de Endesa para que Teneo siga
dando, básicamente, números no rojos. Esta no es nuestra idea sobre
privatización. La privatización es que se dediquen sus fondos a disminuir
la deuda pública.

Siguiendo con el señor Cuenca, he recogido hoy las declaraciones del
señor Ministro en las que nos dice que la contribución de Endesa es
esencial para la consolidación de Teneo. Nosotros seguimos pensando que
éste no es un sistema sano. Endesa sigue teniendo privilegios de
importancia, a pesar de la disminución de los mismos, a pesar de la
desaparición del 1,34 famoso --en el turno de réplica puedo hacer una
cuantificación de estos privilegios de importancia que sigue teniendo
Endesa--, estamos creando un Teneo artificial y decimos que esto es lo
que gana el INI, pero lo gana colgado de la percha de los beneficios de
Endesa, porque no le podemos quitar esa percha y no sólo de los
beneficios, sino de tener que vender parte de las joyas de la abuela
--utilizando la terminología de algún compañero suyo-- para que Teneo no
dé números rojos. Haga un Teneo, si quiere hacerlo, con empresas sanas, y
que no tenga necesariamente que colgarse de la percha de Endesa para
mantenerse y que la privatización de dicha empresa no haya que dedicarla
a que Teneo no tenga números rojos, sino a disminuir la deuda pública,
que es lo fundamental.

Ante ese enfoque, que no nos parece adecuado como plan en el sentido más
genérico de la palabra, el Partido Popular ha planteado una idea europea,
pragmática, porque no tenemos las contradicciones ideológicas de un grupo
que proviene del socialismo, y en el que, en el



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fondo, la palabra privatización acaba no encajando bien. No quiero
repetir lo que ya he dicho sobre los planteamientos del Partido Popular
en cuanto a privatización, pero como también en el último turno de la
discusión en el Pleno el señor Ministro aludió a la eficacia comparativa
de empresas públicas cuando eran privatizadas, le recuerdo, y seguro que
su lectura le será muy útil recordando sus antiguos estudios y trabajos
de economía, el interesante libro, por ejemplo, de Boardman y Vining
«Ownerschip and Performance in Competitive Environments», en el cual se
plantea precisamente esto: empresas públicas que han sido privatizadas y
cómo incrementan su eficacia y su competitividad. También dice que no hay
conclusión general, no en todos los casos, pero sí en el caso de la
mayoría; en los casos empíricos no hay ideología, hay un estudio
empírico-científico analizado sobre ese incremento de la eficacia y de la
competitividad.

Un Partido o un Gobierno que anuncie que el déficit público es el doble
en 1993 que en 1992 es raro que no piense dedicar estos instrumentos para
disminuir la deuda, para disminuir el déficit. Y un país con los mercados
financieros como el español es extraño que no piense en el incremento del
accionariado popular y la masa crítica de los mercados. Nosotros hemos
hecho un análisis caso a caso y estamos dividiendo a las empresas
públicas en cuatro grupos, con dos criterios: facilidad y conveniencia de
su privatización. Hemos anunciado ya algunas empresas que están en el
primer grupo y algunas en el cuarto, que consideramos que en este momento
no deben ser privatizadas, como Hunosa, Figueroa, etcétera, y también en
el turno de réplica puedo darle más detalle sobre este trabajo caso a
caso, real al respecto.




El señor PRESIDENTE: Le ruego que vaya finalizando, señor Gámir.




El señor GAMIR CASARES: En resumen, lo que planteamos es que hay que
hacer una política racional, evitando el sistema de aluvión por el que
hoy pasa la empresa pública en España, y que no vemos ninguna medicina
frente a ese sistema en el anuncio del señor Ministro sobre que se van a
conseguir más fondos para Teneo a través de la venta de unas acciones de
Endesa, que en realidad dificulta una auténtica privatización, la pone
más difícil, no encaja, en absoluto, en la política europea, que va a
privatizar por valor de 30 billones de pesetas en los próximos años. Y
ante esta especie de falta de rumbo, de caos en declaraciones y en la
práctica de esta política, nos encontramos con una política alternativa,
la del Partido Popular, indudablemente distinta, indudablemente clara,
transparente, europea, centrada, caso a caso y sin contradicciones
ideológicas.

Yo acabaría esta primera intervención, aunque habría bastantes más temas
que tratar en la misma, recordando a un economista al que ahora no
solemos citar ni los miembros del Partido Socialista ni los miembros del
Partido Popular, que es John Maynard Keynes, que aparte de decir muchas
cosas sobre economía, de vez en cuando las decía llenas de sentido común.

Por ejemplo, cuando le preguntaban cómo veía el futuro, decía que el
futuro no se ve, que el futuro se hace. Y hay dos formas de hacer el
futuro de la privatización en este país: una, la que no tiene planes,
cierto casos, confusiones, contradicciones, acciones doradas que incluyen
quererse quedar con el dinero y con el poder simultáneamente, etcétera, y
otra que es el planteamiento del Partido Popular. Y nos parece que es
mucho más conveniente para la sociedad española, sin duda, la forma de
hacer el futuro propuesta por el Partido Popular.




El señor PRESIDENTE: ¿Grupos que desean intervenir. (Pausa.)
Por el Grupo de Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya, tiene la
palabra el señor García Fonseca.




El señor GARCIA FONSECA: En primer lugar, quiero agradecer, una vez más,
al señor Ministro su comparecencia en esta Comisión.

Quisiera empezar, simplemente, haciendo algún pequeño comentario respecto
a los puntos que me parecieron más relevantes de la sucinta exposición
del señor Ministro. Mi Grupo quiere subrayar dos de los planteamientos
que ha hecho, que son los que, a mi juicio, tienen mayor relevancia.

El señor Ministro dice que no hay un plan de privatizaciones y que,
además, le parece que no tiene mucho sentido hacerlo; que lo que sí tiene
pertinencia, lo que sí corresponde es hacer una estrategia industrial, y
dentro de ella se contemplaría el tema de las privatizaciones. Con este
planteamiento teórico, con este marco, mi Grupo estaría, en principio, de
acuerdo, ya que me parece mucho más razonable y lógico que no hablar de
privatizar en el aire.

De todas formas, señor Ministro, usted ha sido muy sucinto --quizá
tampoco es hoy la ocasión de ser más extenso y tampoco creo que debe
haber una sola ocasión, sino que éste debe ser uno de los debates
permanentes--, pero se trata de abordar esa cuestión previa, esa cuestión
marco, esa cuestión fundamental: la estrategia industrial a seguir.

Por ejemplo, usted hablaba de estrategias oblicuas, donde intentaba, de
una manera al menos semántica, resituar la vieja polémica de si programas
horizontales o programas sectoriales, y a mí la expresión no me parece
mal; es decir, que hay que hacer políticas horizontales y políticas
sectoriales creo que es una cosa obvia, también hay que imbricarlas, y en
ese sentido la palabra oblicua puede tener cierto significado y me parece
razonable. Pero en ese caso, señor Ministro, lo que hay es que plantear,
estudiar y proponer para esta estrategia industrial qué prioridades, qué
objetivos, qué instrumentos, qué medidas se van a adoptar. Este es el
tema fundamental. Después habría que ver qué hacer con el patrimonio
público. Y usted ya ha adelantado un poco cuál es su criterio, también
muy genérico, en relación al dinero público, es decir, a toda la empresa
pública, y fundamentalmente a la industrial, que es la que atañe a
nuestra Comisión.

Usted más o menos ha dicho que el objetivo sería un sector público más
reducido y más sólido. En cuanto a lo de más sólido no será mi Grupo
quien le ponga ningún tipo



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de objeción. En cuanto a lo de más reducido depende, señor Ministro,
porque ahí puede haber --y lo hemos señalado en muchas ocasiones-- una
especie de contradicción interna, puesto que usted mismo ha reconocido, y
creo que esto es una cuestión difícil de rebatir o negar, que en el mundo
en que nos movemos, en una sociedad y en un mercado abiertos, el hecho de
tener grupos de unas determinadas dimensiones (obviamente no es una
condición suficiente, pero sí necesaria) es algo fundamental, y, desde
luego, quien puede asegurar --no digo que de hecho lo asegure porque
posiblemente falten otras condiciones-- esta cuestión de tamaño, de
dimensión, que es una cuestión no sólo cuantitativa sino cualitativa, hoy
por hoy es el sector público en España, no hay otro «de facto».

Por tanto, señor Ministro, la pregunta se la hago en términos de opinión
pública, publicada --valga la redundancia-- en un periódico de amplia
tirada, que refiriéndose a la política de ustedes hace pocos días decía:
El PSOE lo que ha hecho en los 11 años de gobierno, y en sus últimas
actuaciones, es constitución de Teneo con las empresas rentables o con
futuro del INI, creación de Argentaria con todos los bancos públicos, la
anunciada segregación de Renfe por actividades, etcétera. Y la cuestión
es si se preparan unas privatizaciones o se trata de tener grupos
públicos que puedan competir. Yo creo que ésta, insisto, es la cuestión
de fondo y es la que a todos nos interesa.

En esta cuestión general viene lo que me parece el tema fundamental, y en
nombre de mi Grupo lo voy a desglosar en algunas cuestiones más
particulares, que creo que sería del mayor interés que las debatiéramos a
fondo, en profundidad, siempre sobre la base empírica, y a partir de ahí
sobre los criterios políticos que desde cada grupo se consideren los más
convenientes.

Una cuestión es la de las empresas públicas rentables privatizadas que
han fracasado. Sería interesante conocer esta realidad, estudiarla y
valorarla. Una segunda cuestión es la de las empresas privadas saneadas y
de nuevo privatizadas. ¿Cuál es su situación y el resultado de estas
operaciones? El portavoz del Grupo Popular parece que da por supuesto que
en conjunto --obviamente no puede afirmar que en todos los casos-- le
parece que esta solución no ha sido positiva. A mí me gustaría hacer un
estudio similar en nuestro país, y posiblemente no coincida con las
afirmaciones que ha hecho el portavoz del Grupo Popular.

Otra tercera cuestión es la de las empresas privadas estatalizadas; es
decir, privadas antes y después estatalizadas. Quiero repetir, una vez
más, que 18 empresas del INI son las causantes del 80 por 100 de las
pérdidas, y estas 18 eran antes empresas privadas; en todo caso, empresas
ahora estatales estructuralmente no rentables. ¿Qué se hace con ellas?
Creo que es otra cuestión de muchísima envergadura en la que no
convendría tomar decisiones, ni siquiera exclusivamente por parte del
Gobierno, que no estuvieran seriamente estudiadas.

Cuarta cuestión, las empresas públicas rentables en sectores donde en
muchos casos --y en casos muy relevantes-- no lo son las empresas
privadas. Se trata precisamente de los sectores donde ahora mismo se está
planteando --y el caso que ha puesto hoy el Ministro de relieve es uno de
ellos-- que ha habido enormes agujeros negros por parte de empresas
privadas, y me refiero a los sectores eléctrico y bancario, donde casos
recientes creo que son del conocimiento y están en memoria de todos. Ahí
es donde se plantea la privatización de empresas públicas rentables, como
es el caso de Argentaria y de Endesa. El señor Ministro ha dado una
explicación, pero, repito, a mí me parece un tema de la mayor importancia
el que se estudiase a fondo si ésta es una medida adecuada, si esto no es
pan para hoy y hambre para mañana, etcétera.

También creo que otro tema a estudiar antes de tomar ningún tipo de
medidas es si en las empresas públicas participadas, es decir, donde se
ha dado introducción --en mayor o menor porcentaje-- a capital privado,
«de facto», lo realizado en nuestro país ha mejorado su eficiencia; si ha
habido incorporación tecnológica y, sobre todo, si la participación ha
sido con empresas extranjeras, etcétera.

Por último, considero mucho más pertinente, mucho más urgente, mucho más
necesario, en vez de discutir de una manera que, repito, a mi Grupo le
parece que es caer en una serie de discusiones abstractas, sesgadas
ideológicamente, en el peor sentido de este concepto, abordar qué hacer
para la reforma de las empresas públicas.

Me llama la atención que habiendo tanta preocupación por la privatización
de las empresas públicas no exista la misma preocupación en los distintos
grupos de esta Cámara por hacer una reforma en profundidad de la gestión
de esas empresas públicas, que es uno de los elementos --mi Grupo está
convencido de ello-- más decisivos a la hora de que estas empresas sean
rentables o no.

En casos de empresas donde incluso ha habido inversiones importantes,
donde ha habido una atención pública en ese sentido económico realmente
notable, cuando no muy fuerte, sin embargo, la gestión resulta al final
decisiva para que puedan ser eficientes y, en todo caso, sostenibles.

Por eso mi Grupo planteaba, y sigue planteando, la conveniencia de
constituir una ponencia o una comisión --quizá lo más fácil sería una
ponencia dentro de esta misma Comisión-- donde estos interrogantes que
plantea mi Grupo u otros, en todo caso tanto el tema de la estrategia
cuanto, y sobre todo, el tema de las posibles privatizaciones, se
estudiaran a fondo, con todos estos elementos previos, y a partir de ahí
lográramos diseñar una estrategia en la medida de lo posible consensuada.

Además, es absolutamente necesario por la seriedad e importancia del
tema, ya que nos estamos jugando el patrimonio nacional de muchas
generaciones y, por tanto, debiera ser un tema de Estado, ni siquiera un
tema de Gobierno. Todos los grupos debiéramos corresponsabilizarnos y
estudiar a fondo estas cuestiones y a partir de ahí centrar, no digo unas
decisiones, pero sí unos criterios que permitieran una política, que
fuera cual fuera el Gobierno en cada momento, tuviera unos puntos de
referencia comúnmente aceptados, puesto que el tema, repito, es de
patrimonio nacional, de Estado, un tema de interés común por encima de
cualquier otro.

Estas son, señor Ministro, señor Presidente, las cuestiones, más que
afirmaciones, que mi Grupo quiere presentar como un marco que nos parece
mucho más adecuado para



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abordar con rigor, con seriedad y de manera que pudiera ser más operativa
esta cuestión que hoy nos reúne aquí con un término tan genérico, tan
ambiguo, tan esquivo como discutir las privatizaciones.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Parlamentario Catalán (Convergència i
Unió), tiene la palabra el señor Sánchez i Llibre.




El señor SANCHEZ I LLIBRE: En primer lugar, quiero agradecer la presencia
del señor Ministro en la Comisión de Industria para hablarnos del tema
que hoy nos ocupa.

De sus manifestaciones he sacado tres conclusiones en claro. En primer
lugar, que es necesario reducir el peso del sector público en el tejido
empresarial, postura de la que participan otros miembros de su Gabinete
en recientes declaraciones.

En segundo lugar, el Ministro ha manifestado que no existía en su
Departamento ningún plan de privatizaciones. Aquí sí denoto ciertas
contradicciones con otras declaraciones de diferentes miembros del
Gabinete en los medios de comunicación. Parece ser que unos dicen que sí
hay un plan de privatizaciones en marcha, otros dicen que no existe, y
ahora el señor Ministro nos ha manifestado aquí públicamente que no había
un plan de privatizaciones del sector público en su Departamento.

La tercera conclusión es que en 1994 la única privatización, si se puede
llamar así escuetamente, es una oferta pública del diez por ciento de las
acciones de Endesa. Serían las únicas acciones que el Ministerio de
Industria dirigiría al sector privado, me imagino que a través de
distintas entidades financieras.

Esta generación de recursos del diez por ciento de la venta de Endesa
iría a capitalizar o a rentabilizar el grupo Teneo por una cantidad que
rondaría los 180.000 millones de pesetas.

La posición de Convergència i Unió, que ha sido mantenida ya en
diferentes intervenciones del señor Ministro, tanto en el Pleno del
Congreso de los Diputados como en esta Comisión, es que estamos
convencidos de que hay un peso excesivo del sector público empresarial en
España y creemos que es necesaria una racionalización y una modernización
del mismo que lleve a orientar unas determinadas acciones, unas
determinadas participaciones de dicho sector público en ámbitos
determinados, a efecto de evitar esta diversificación de empresas
públicas en el tejido empresarial español. En este tema de la
diversificación también estamos de acuerdo con algunas manifestaciones
que ha hecho el Ministro en sus intervenciones.

Por este motivo, Convergència i Unió ya presentó el pasado mes de enero
una proposición no de ley, que se verá en esta Comisión de Industria,
orientada, básicamente, a racionalizar y modernizar el sector público
español. En ella proponemos que se elaboren unos criterios que
justifiquen la presencia del Estado en determinados sectores. Nosotros
entendemos que hay que determinar los sectores en donde es necesaria la
presencia pública del Estado, y en los sectores donde no sea necesaria
sería preciso ir privatizando estas empresas. En aquellos sectores en los
cuales, por criterios económicos, sociales o estratégicos, insisto, no
fuera necesaria la presencia pública del Estado, sería interesante una
privatización paulatina, pero a través de un programa.

Tampoco estamos de acuerdo en ir privatizando indiscriminadamente una
serie de empresas de diferentes sectores. Creemos que es mucho mejor
elaborar un plan de privatizaciones en base a unos criterios
determinados, económicos, sociales y estratégicos, y, una vez definidos
esos criterios, ir privatizando todas aquellas empresas donde no sea
necesaria la presencia pública del Estado.

También para reordenar el sector público empresarial español señalamos en
esta proposición no de ley que es necesaria la redacción de un estatuto
público de las empresas españolas. Entendemos que a través de este
estatuto público será posible reordenar el Instituto Nacional de
Industria en todas aquellas empresas o sectores en los cuales no sea
posible la privatización por motivos económicos o porque, realmente, tal
como ha dicho el señor Ministro, no sea viable. Entendemos que a través
de este estatuto podremos reorientar y reorganizar el sector público, y
también, por descontado, pretendemos que en aquellas empresas públicas
que están operando en todas las comunidades autónomas del Estado español
haya la presencia de dichas instituciones en donde radique su actividad
principal.

A su vez, en esta proposición no de ley incorporamos la necesidad urgente
de establecer un plan de competitividad del sector público para mejorar
su eficiencia y su productividad. Cuando debatamos esta proposición no de
ley en esta Comisión espero que habrá pasado tiempo suficiente para que
el Gobierno haya elaborado este plan de privatizaciones que pueda
devolver la competitividad al sector público español.

Antes de terminar mi intervención quiero hacer una serie de reflexiones
respecto a algunos resultados de empresas públicas publicados en estos
últimos días.

El grupo Teneo oficialmente se segregó del grupo INI para rentabilizar y
dar autonomía financiera a todas aquellas empresas públicas que
teóricamente eran rentables. Repasando la lista de resultados de las
empresas públicas de Teneo del año 1992 y de los resultados que tenemos
del año 1993, desgraciadamente vemos que sólo hay dos o tres empresas con
resultados positivos, que, en definitiva, están financiando resultados
negativos de muchos sectores que hoy componen dicho grupo Teneo, tanto el
sector de transportes como los de industria auxiliar, aluminio, químico y
minero, aeroespacial y electrónico. Entendemos que el objetivo del Grupo
Teneo de rentabilizar las empresas, segregándolas de las empresas
deficitarias, tenía unas consecuencias verdaderamente importantes si
realmente se conseguía esta rentabilización, pero a la vista de los
resultados, entendemos que no es justo que vayamos capitalizando empresas
muy rentables para sostener una serie de empresas que están en el Grupo
Teneo que no dan resultados positivos y que, en definitiva, están
descapitalizando las empresas rentables de dicho Grupo. Por ello
--insisto-- sería muy importante elaborar este plan de



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privatizaciones por sectores para decidir en qué sectores es interesante
la presencia o no del Estado.

Dentro del Grupo Teneo hay unos resultados que son muy preocupantes. Me
refiero a las empresas del sector aéreo. Estos últimos días hemos visto
los resultados de Iberia, con unos resultados negativos de 61.000
millones de pesetas, el doble que en el año 1992, y entendemos que en
este tema el Gobierno ha de buscar soluciones al respecto para intentar
rentabilizar este sector --que en unos momentos determinados se creyó que
podía ser rentable-- incluso buscando socios extranjeros para poder
realizar alguna operación empresarial importante, pero si los resultados
son tan negativos, difícilmente vamos a encontrar la posibilidad de
buscar un socio importante para una empresa como es Iberia.

Respecto a los resultados del INI --publicados recientemente en los
medios de comunicación-- quiero decir aquí que me parecen preocupantes el
incremento de los resultados negativos del Instituto Nacional de
Industria durante el año 1993, con unas pérdidas de 250.000 millones de
pesetas, que superan con creces los resultados del año 1992. Quiero
decir, a continuación, que considero importantísima la elaboración de un
estatuto público de empresas públicas para la reordenación del INI y para
intentar que las pérdidas se puedan ir rentabilizando a través de
diferentes acciones elaboradas mediante este programa de privatizaciones.

Para finalizar mi intervención, señor Ministro, quiero preguntarle si
realmente hay algún departamento de su Gobierno que esté elaborando este
programa de privatizaciones. Me gustaría saber si este tema forma parte
del proyecto de algún ministerio. Nosotros estamos convencidos de que con
un programa objetivo de privatizaciones podremos combatir el déficit
público y podremos incrementar la competitividad de la empresa pública y
privada del Estado español.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Parlamentario Socialista, tiene la
palabra el señor Sáenz Lorenzo.




El señor SAENZ LORENZO: Señoras y señores Diputados, voy a tratar de
fijar la posición de nuestro Grupo en un debate que ya se ha repetido; se
planteó en el Pleno mediante una interpelación, se planteó cuando se
discutieron las mociones, por tanto, creo que se repiten posiciones una y
otra vez. Tengo que decir, una vez más --como dijimos en el Pleno al
fijar la postura de nuestro Grupo--, que nuestra posición respecto del
sector público no es ideológica, sin embargo, da la impresión de que en
otros grupos sí son posiciones ideológicas las que sustentan sus
presupuestos fundamentales.

Ni estamos por aumentar el sector público empresarial ni estamos por
disminuirlo y por realizar una privatización sistemática de ese sector
público empresarial. Por lo tanto, nos sorprende que algunos grupos (tan
contrarios en todo momento a la planificación y, más aún, en momentos en
los que la economía cada vez es más flexible y necesita de un marco más
flexible, de menos rigideces y de una actuación más innovadora, cambiante
y en consonancia con las situaciones que se van produciendo en cada
momento) traten de plantear aquí unos esquemas rígidos de planificación,
de privatizaciones, con los que estamos en desacuerdo desde el punto de
vista político y desde el punto de vista táctico.

Si se pretendiera hacer alguna privatización, lo que no habría que hacer
sería un anuncio previo en todos los lugares, puesto que las estrategias
industriales podrían aconsejar justamente lo contrario. ¿Cuál es nuestro
planteamiento? Defender los intereses industriales de nuestro país. Yo
creo que ése es el planteamiento que debe tener un gobierno. En nuestro
país necesitamos tener empresas industriales lo más eficaces posibles,
grupos industriales que tengan tamaño suficiente y que sean eficientes,
sean de capital público o sean de capital privado. Porque si echamos un
vistazo al panorama industrial de nuestro país, nos encontramos con que
no hay muchos grupos industriales con tamaño suficiente. Hay algunas
multinacionales, y nos parece muy bien que en el sector del automóvil,
particularmente, haya presencias multinacionales, pero también es bueno y
necesario que haya grupos industriales españoles con un tamaño
suficiente.

Busquemos esos grupos industriales. Esta ha sido la estrategia, no hay
ninguna contradicción a lo largo del tiempo en la actuación del Gobierno
socialista. Llevamos bastantes años en el Gobierno y creo que la
actuación del Gobierno socialista en relación con el sector público se ha
mantenido coherente y sin ningún tipo de contradicción. Vamos a reformar
el sector público, vamos a mejorar la gestión. El elemento básico de esa
mejora es la profesionalización de los gestores, que la empresa pública
esté en el mercado en las mismas condiciones en que lo está la empresa
privada. Eso ya se ha realizado. Cuando haya alguna actuación pública,
alguna exigencia por parte del Gobierno, establézcase un
contrato-programa con la empresa, cuantifíquese cuál es el coste de esa
actuación del Gobierno para que la eficiencia de la gestión quede clara.

Háganse planes de reconversión específicamente en los casos en los que la
intervención pública sea indispensable, y busquemos un saneamiento de
esos grupos industriales, pero lo que no hay que hacer en ningún caso,
desde nuestro punto de vista, señoras y señores Diputados, es
desmantelarlos. Y me da la impresión de que si se actuara como alguno de
los grupos de esta Cámara están proponiendo, ello supondría desmantelar
el sector público y se produciría un daño difícilmente reparable en el
tejido industrial español. Yo creo que en estos momentos, momentos de
crisis y también momentos de crecimiento, el tejido industrial tiene que
estar presente en la preocupación de todos los representantes públicos y
de todos los Diputados, y lo está, sin duda alguna, en la preocupación de
nuestro Grupo.

Quiero recordar --no sé si todos conocemos y recordamos la historia--
cuando se habla de tanta privatización, que muchas de las empresas que
están ahora en el sector público estuvieron en el sector privado y
pasaron al sector público justamente porque estaban mal gestionadas o
porque producían un alto nivel de pérdidas. La impresión que tengo es que
algunos grupos pretenden dejar en el sector



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público aquellas empresas que efectivamente funcionan mal o no tengan
ninguna capacidad de presencia en el mercado y que se mantenga un
desprestigio que, afortunadamente, no tiene hoy el sector público
español. Quiero decir que algunas empresas públicas españolas son las más
importantes, desde el punto de vista industrial, de nuestro país y las
que tienen más prestigio en su gestión. La salida a la Bolsa
internacional lo demuestra claramente. ¿Cuáles son las empresas que están
bien valoradas en nuestro país? Las que también en ese mercado libre que
es el mercado bursátil están bien valoradas, y algunas de ellas son
públicas. La estrategia de salida al mercado bursátil de Endesa está
justamente entroncada, desde mi punto de vista, en ese fortalecimiento de
los grupos industriales de nuestro país, sean de capital público o sean
de capital privado. Por tanto, nuestro Grupo está en contra de que
pongamos corsés a la actuación económica en unos momentos en los que
justamente se hace todo lo contrario, se pretende dar máxima flexibilidad
a la actuación económica; no predeterminemos qué es lo que se va a hacer,
no nos interesa ni desde el punto de vista estratégico ni desde el punto
de vista táctico.

Por lo tanto, nosotros estamos en contra de planes de privatización,
estamos a favor de fortalecer los grupos industriales de nuestro país y
no volvernos a equivocar, porque a veces nos hemos equivocado pensando
que capital financiero era capital industrial, y no hace mucho tiempo en
nuestro país. Por todo ello, démonos cuenta de que las soluciones
esquemáticas para privatizar pueden ser perjudiciales incluso para
nuestros intereses económicos e industriales.




El señor PRESIDENTE: El señor Ministro de Industria tiene la palabra para
un turno de réplica.




El señor MINISTRO DE INDUSTRIA Y ENERGIA (Eguiagaray Ucelay): Como
preveía, a la vista de que la solicitud de comparecencia estaba mal
enfocada, esto ha sido una ocasión para que cada uno de los grupos diga
lo que entiende, pero no sobre lo que al Gobierno se le ha pedido que
explique a esta Cámara sino sobre otras muchas cuestiones que nada tenían
que ver con la solicitud de comparecencia. El Grupo Popular pretendía que
se explicase un plan que no existe y, en consecuencia, quedaba bastante
vacía de contenido la solicitud de comparecencia. Si se hubiera planteado
otra cosa, si se hubiera planteado cuál es la estrategia dentro del
sector público en todas y cada una de las empresas o en todos y cada uno
de los sectores en los que están las empresas, quizás hubiéramos podido
tener un debate más rico y, en todo caso, un debate algo más sensible a
la realidad industrial y a los planteamientos de la política industrial
de este país y, desde luego, de este Gobierno. Pero era obvio que hoy
esto estaba llamado a ser una ocasión para que el Grupo solicitante de
esta comparecencia explicara sus ideas, lo cual, por otro lado, es algo
bastante conocido, aunque no necesariamente compartido, sobre lo cual
alguna cosa tendré que decir. Permítanme, señor Presidente y señorías, de
todas formas, que recuerde algunas ideas nada más, antes de contestar
directamente a algunas de las expresiones que se han hecho.

Entre 1984 y 1993, este Gobierno, el Gobierno socialista, ha hecho
cuarenta y una privatizaciones de empresas que estaban en el sector
público (no les voy a dar la lista en este momento, pero, si quieren
ustedes, se la podré facilitar de una manera pormenorizada), lo cual
supone ciertamente que una política pragmática de decisión, caso por
caso, tiene un efecto importante, mucho más teniendo en cuenta que
algunos de los que hoy son furibundos partidarios de un plan de
privatizaciones no tuvieron antes ningún empacho en incrementar también
el tamaño del sector público industrial y en introducir dentro del INI
algunas empresas que, posteriormente, el propio Gobierno socialista ha
tenido que privatizar o que sacar, bien sea por su falta de interés
estratégico, bien sea porque en el marco de una determinada política
industrial han ido a configurar otros grupos empresariales.

Les aportaré también algún dato. En el INI (Instituto Nacional de
Industria), la plantilla del año 1983 ascendía a 216.698 personas; con
datos provisionales del año 1993, el empleo industrial o la plantilla
final del INI asciende a 127.000 personas. Eso quiere decir que, a lo
largo de este período, se ha producido una reducción en el tamaño, en la
significación en términos de empleo, de cerca de 100.000 personas, lo
cual no es algo que me satisfaga especialmente desde la perspectiva del
empleo, pero sí desde la perspectiva de la significación del sector
público empresarial en nuestro país. Pero quizás en algún momento, más
allá de las diferencias ideológicas, que espero que nos sigan separando
durante bastante tiempo, sea posible hablar de estrategia industrial y no
necesariamente de público o de privado, y, lamentablemente,
permanentemente existe el sesgo que hace muy poca justicia al
conocimiento de la realidad industrial de nuestro país de que lo
relevante es discutir en términos de privado o público y no de empresas
públicas o privadas, o alíadas, más o menos eficientes, en un país dotado
de muy pocos grupos industriales, con empresas de escaso tamaño, en el
que algunas de las más significativas da la casualidad de que, por azares
de la historia, o quizás por algunas decisiones de intervención en el
pasado, forman parte del sector público. Pues bien, si les digo que la
estrategia de este Gobierno en materia industrial es una estrategia
dirigida a tratar de consolidar un sector público, un sector empresarial
--ya público, ya privado-- fundamentalmente nacional, español, quizá
pudiéramos empezar a entendernos entre los diferentes grupos de esta
Cámara.

No sé qué sesgo en favor de lo público pueden argüir algunos desde una
perspectiva ideológica, o qué sesgo en contra de lo público, y por
definición, pueden argüir algunos otros, también desde una perspectiva
ideológica. Yo quisiera proponerles que razonáramos más allá de los
sectores o de las áreas de actuación en las que bien sea por existencia
de razones monopolísticas o intereses estratégicos especialmente bien
perfilados, la intervención directa del sector público pudiera estar más
justificada que una exclusiva dejación en manos del sector privado, pero
estos sectores o áreas de actividad que les anuncio, desde luego,



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son muy pocas. Me parece que el problema para analizar correctamente una
política industrial está en cómo somos capaces, a partir del tejido
industrial que tenemos, de configurar grupos que sean, de alguna manera,
significativos en un mundo cada vez más globalizado, cada vez más
abierto. Por eso, he puesto tanto énfasis en decirles que lo que me
parece relevante es, fundamentalmente, una estrategia de carácter
nacional tendente a la configuración de grupos industriales, de empresas
industriales con capacidad de competencia en nuestro país y desde luego
en la esfera internacional.

El grupo público, con los datos que en este momento están disponibles,
tiene alguna significación en nuestra economía, tiene una contribución al
producto industrial bruto del orden del 7,8 por ciento --casi el 8 por
ciento del producto industrial bruto--, aproximadamente el 5 por ciento
del empleo industrial, lleva a cabo del orden del 8,8 por ciento de las
exportaciones totales del país y, a la vez, contribuye mucho más que
proporcionalmente al gasto en investigación y desarrollo que
correspondería de acuerdo con su tamaño; prácticamente un 8 por ciento
del gasto en I+D, según los últimos datos de 1992-1993, se lleva a cabo
por el grupo.

Por lo tanto, la discusión, a mi juicio, con todo el respeto hacia SS.

SS., no puede ir exclusivamente en esta falsa dicotomía de público o
privado sino en otro análisis que necesita, obviamente, hablar de otros
criterios, que son criterios de política industrial. ¿Se puede desde un
grupo público mantener una estrategia de permanente diversificación,
abarcando todo tipo de sectores, áreas de actividad? A mi juicio, no. Por
lo tanto, uno de los elementos centrales en este momento de la estrategia
del grupo público es reducir el nivel de diversificación. En segundo
lugar, si es necesario especializarse y tener un papel relevante, como en
cualquier grupo industrial, habría que considerar cuáles son de las
diferentes empresas o áreas de actividad, aquéllas en las cuales se tiene
la dimensión, las características, la capacidad para configurar grupos,
empresas, suficientemente significativas en este mundo de la competencia.

Esto nos lleva, naturalmente, no a una dicotomía público-privado en
abstracto y en general, sino a analizar --si se estaba hablando del Grupo
Teneo, no de todo el INI-- qué es lo que pasa en el sector eléctrico, qué
es lo que pasa en el sector del transporte aéreo, qué es lo que pasa en
los bienes de equipo, qué es lo que pasa en la electrónica, qué es lo que
pasa en lo aeroespacial o en el sector químico, minero o en el de
transporte marítimo o en el del aluminio o en el de la celulosa y la
pasta de papel o en los servicios corporativos varios, etcétera, y quizá
sería bastante útil, más que una distinción o que una discusión en los
estrictos términos en los que se ha producido esta distinción, ver si
podemos compartir estrategias industriales en todos y cada uno de estos
ámbitos.

Yo creo que esto sería un debate, señor Presidente, bastante más rico, en
todo caso bastante más pegado a la realidad, algo menos ideologizado y en
el que habría que demostrar no solamente las ideas que cada uno tiene
desde un punto de vista ideológico sino lo que significa hacer política
industrial en todo en todos y cada una de esas áreas de actividad, por
cierto bien distintas las unas de las otras y que naturalmente exigen
comportamientos y actitudes distintas partiendo de fortalezas y
debilidades también claramente diferenciales.

Por eso, quizás, señor Presidente, le pida una comparecencia voluntaria
para explicar no ya la dicotomía público-privado, sino para explicar la
estrategia del grupo público, que me parece que puede ser bastante más
ilustrativa que todo lo que hemos discutido hoy con el debido respeto
naturalmente a SS SS. Quizá podamos hablar de lo que estamos preparando y
de lo que estamos tratando de hacer desde esta concepción de la política
industrial: qué se puede hacer a partir de las fortalezas y debilidades
que tenemos; cómo se configuran alianzas crecientes con el sector
privado; cómo se puede avanzar, por tanto, en una dirección distinta y
cómo rompemos esta especie de maleficio según el cual hablar del sector
público o de política industrial en este país últimamente se convierte en
hablar exclusivamente de un plan de privatizaciones, y cuando no existe
un plan de privatizaciones así entendido, en términos de cuántas se van a
sacar a bolsa y en qué calendario se va a anunciar, el debate queda
absolutamente falto de contenido.

Señor Gámir, sabe usted que le tengo no sólo un personal afecto sino, al
mismo tiempo, aprecio, pero naturalmente oírle repetir por enésima vez
exactamente los mismos argumentos, oírle hablar de la ceremonia de la
conclusión, de la Torre de Babel, del baile de la yenka, la verdad es que
me resulta un poco cansino, pero, bueno, sus expresiones ciertamente son
muy legítimas aunque yo no las pueda compartir.

Naturalmente conoce usted esta técnica de construir el maniqueo, un
maniqueo al que se le atribuyen determinadas formulaciones, declaraciones
e ideas. Con independencia de haber tenido la ocasión de que mi propio
Grupo se las haya desmentido a usted personalmente, con independencia de
lo que haya aparecido en algún medio de comunicación, usted sigue
persistiendo --lo cual es muy legítimo en su tarea de oposición, pero no
tanto en la relación personal que mantiene conmigo-- en poner de
manifiesto contradicciones entre lo que yo les he dicho en esta Comisión
de Industria desde que hice mi primera comparecencia y lo que les vengo
diciendo a lo largo de sucesivas comparecencias.

Usted está dispuesto a ver que hay todos los días contradicciones en el
Consejo de Ministros, entre el ministro anterior, el ministro actual y no
sé qué otro ministro, etcétera. Ya les he dicho que en Grupo INI o en el
grupo público industrial la estrategia forma parte de las competencias de
este Ministerio de Industria y verá usted pocas contradicciones entre lo
que yo he dicho, lo que ha dicho el Ministro de Economía, lo que ha dicho
el Vicepresidente o lo que ha dicho el propio Presidente del Gobierno
sobre la inexistencia de un plan de privatizaciones al estilo del que
pretende el Grupo Popular. Verá usted muy pocas contradicciones, aunque
pueda seguir hablando de la yenka todo el tiempo que quiera.




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No sé exactamente lo que dijo el señor Fuster y, desde luego, yo no
participé en esa conversación. Sé lo que piensa y, naturalmente, con
independencia de lo que piensa el señor Fuster, sé lo que pienso yo. Lo
que he dicho es que algunas de las consideraciones y especulaciones que
se pueden hacer sobre si en la participación o en la salida a Bolsa de
Endesa puede haber presencia de otras empresas, es algo que no forma
parte de una decisión tomada o de una decisión del Gobierno, más allá de
que se hayan puesto ejemplos de la posibilidad de participación de una u
otra empresa dentro del sector público.

Pero déjeme, en todo caso y solamente a título dialéctico, decirle algo.

¿Si se tratase de una empresa privada usted mantendría las mismas
objeciones que está manteniendo por el hecho de que una empresa pública
pueda tener participación de otra empresa que hoy pueda estar en el
sector público? Porque si usted lo está analizando solamente desde esa
perspectiva me va a permitir decirle que es un análisis bastante miope.

O, dicho de otra forma, lo que puede ser perfectamente legítimo desde una
perspectiva industrial --y no digo que haya una decisión tomada sino que
puede ser una consideración--, perfectamente coherente en términos de
estrategia industrial, a lo mejor perfectamente defendible desde una
perspectiva global, quizá, por el hecho de que se plantee entre empresas
del sector público a usted le puede parecer sometido a sospecha.

Hoy, pretendía usted encontrar de nuevo contradicciones entre esas
declaraciones y lo que yo he dicho. No estoy excluyendo el que haya
tramos institucionales y el que haya sinergias con otras empresas
españolas o extranjeras, ni forma parte, a mi juicio, de un intento serio
de hacer una política industrial en la que se fortalezca también la
relación de Endesa con otras empresas extranjeras o españolas, que, por
cierto, no hay ninguna decisión sobre si va a entrar en este momento
Repsol en el capital de Endesa, no hay ninguna, a pesar de muchas de las
cosas que yo también he leído, con sorpresa por mi parte, y se puede
usted imaginar con cuánta sorpresa, a veces también, por el propio
Presidente de Repsol. Pero no quiero hablar de otras empresas. Lo que les
he dicho es lo que en este momento les puedo decir sobre lo que está
previsto en relación con Endesa.

Yo no he culpabilizado, señor Gámir, a la prensa. Lo que digo es que la
prensa en alguna ocasión ha atribuido a declaraciones mías cosas que yo
no he dicho. Eso sí lo he dicho en público, y cuando he hablado en los
medios de comunicación de la acción dorada --y por cierto, en público y
en la prensa me han oído hablar muy poco de cosas como la acción dorada--
jamás les he dicho que la acción dorada sea un mecanismo para el
mantenimiento del control de la gestión; jamás lo he dicho y ninguno de
mis interlocutores sería capaz de desmentirme. Cosa distinta es que
algunos hayan pensado como usted, tal vez muy malintencionadamente, que
un proceso tan natural como el que se ha producido no solamente en el
Reino Unido o en Francia, sino que hay experiencias en otros muchos
países --le puedo poner unos cuantos más: Italia, Suecia, etcétera--, es
una experiencia digna de consideración y una experiencia que hay que
analizar, y si en España existen algunos sectores estratégicos de interés
nacional y hay una empresa en esos sectores en la que la participación
del Estado pueda y debe disminuir, como estamos contemplando --no me
estoy refiriendo a ninguna de las empresas sobre las que hemos hablado
hoy-- tal vez sería conveniente considerar, lo mismo que lo han
considerado otros países, qué figuras jurídicas pueden ser tomadas en
consideración para la defensa de aquellos intereses que se pueda entender
que son intereses nacionales para prevenir también posibles ataques a
posibles participaciones hostiles a los intereses nacionales que pudieran
eventualmente producirse. Esto es algo que se ha producido. Lo inició,
por cierto, la señora Thatcher en el Reino Unido, los franceses lo han
hecho en algunas de sus empresas, otros muchos países también lo han
hecho y no me he pronunciado por ninguno de los mecanismos concretos que
se pueden tomar en consideración. Es un debate que creo que tendremos que
tener. Es un debate en el que espero oír sus opiniones, pero ciertamente
esto es todo lo que yo he dicho sobre esa cuestión con independencia de
cómo se interprete y que algunos hayan pensado que ésta es una forma
--como algunos de ustedes decía-- de privatizar por un lado y, después,
tratar de mantener el poder, cosa que me parece bastante absurda, señor
Gámir, lo mismo que a usted.

Ha hablado sobre Teneo. Se refería usted a Endesa en relación a unas
declaraciones de otro directivo del Grupo INI que decía que Endesa es
fundamental para Teneo y a usted le parece que esto no es sano y
calificaba usted a Endesa como una empresa con privilegios. Yo no quiero
entrar en este momento en esa discusión. Ni siquiera los representantes
del propio sector eléctrico que sostenían esa tesis hace algún tiempo
siguen sosteniendo esa cuestión. Lamento que usted esté más pegado a
algunos de los que han defendido esa tesis desde el sector eléctrico y
que ya han dejado de defenderla. Póngase usted un poco más al día porque
ya están en otra actitud bien distinta en ese tema.

Le tengo que felicitar, en todo caso, porque ha hecho usted un ejercicio
de realismo, señor Gámir. Usted nos ha dicho que su Grupo está dispuesto
a privatizar caso por caso, lo cual ya empieza a ser una cosa distinta.

Cuando yo le he oído hablar en público sobre las privatizaciones que
haría inmediatamente, se ha referido a cuatro, a partir de un valor de
capitalización en bolsa, que permitirían no sé cuántas ventajas para este
país. Siempre le hago la misma consideración. Cuando usted haga eso,
simultáneamente me tiene que dar respuesta a lo siguiente. Como las demás
empresas no las piensa privatizar no se puede privatizarlas rápidamente,
¿con cargo a qué las sigue sosteniendo, salvo que simplemente las cierre?
Pero hoy ha hecho un ejercicio de realismo, ha hecho el ejercicio de
reconocer que su Grupo no está dispuesto a privatizar Hunosa, lo cual yo
creo que ha congratulado a los asturianos y ha dejado muy tranquilo al
resto del sector privado, que estaba ansioso por comprar Hunosa. (Risas.)
Yo creo que ustedes tienen una política alternativa, estoy seguro.

Solamente tienen que ganar las elecciones para llegar al Gobierno y
ponerla en marcha. En cuanto a



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que esta política sea centrada, moderna y europea, permítame usted que
pueda discrepar, legítimamente, y sabe usted que se lo digo con toda
cordialidad, sin dejar de reconocer, sin embargo, la existencia de
enormes contradicciones en su posición. Quizá convenga usted conmigo en
que más allá del sesgo ideológico tiene usted, además, un sesgo
financiero muy notable que le impide hablar de una estrategia industrial.

Usted habla solamente de lo público y de lo privado: Lo público es
necesariamente malo, hay que reducirlo todo al sector privado; lo privado
es necesariamente bueno. Con ese nivel de simplificaciones es muy difícil
saber qué es lo que hay que hacer, por ejemplo, con el sector electrónico
o con la celulosa o qué es lo que hay que hacer con el sector
aeroespacial o qué es lo que hay que hacer con tantos otros sectores que
componen hoy el grupo Teneo. Por eso me parece que será útil, señor
Gámir, señorías, el que hagamos en otro momento otro debate en el que yo
me comprometo a hablar de la estrategia en el grupo político, pero
partiendo de niveles de simplificación diferentes, partiendo simplemente
de cuál es nuestra fortaleza y nuestra debilidad en todos y cada uno de
los sectores en los que estamos y haciendo posible una estrategia que
tienda a consolidar un tejido industrial nacional, que no me estoy
refiriendo a si es público o si es privado.

Algunas empresas dentro del Grupo Teneo, en este momento, tienen ya
compromisos de reducción del capital público. Por ejemplo, en el sector
electrónico, este año se disminuirá la participación relativa del sector
público y tendrá una participación menos del 50 por ciento. Forma parte
de compromisos y de alianzas establecidos ya con el sector privado y, sin
embargo, forma parte de una estrategia industrial dirigida a la
consolidación de un grupo, como es el Grupo Ingra; dirigida a la
consolidación y dirigida a dotar de socios tecnológicos y de presencia
del sector privado significativo, y va en una buena dirección, a mi
juicio. ¿Significa eso que uno tenga que planteárselo en términos
estrictamente de si lo público o lo privado? Señoría, lo público
introduce ahí algunas sinergias, lo mismo que la presencia privada
introduce también algunas otras sinergias en un sector
extraordinariamente difícil, que, por cierto, espero que en este año 1994
obtenga beneficios, lo mismo que otros sectores que estaban en pérdidas
en el año 1993, pero que en el año 1994 mejorarán sus resultados.

El señor García Fonseca coincidirá conmigo en que no es necesario un plan
de privatizaciones, sino una estrategia industrial. Yo creo que, en ese
nivel de generalización, quizá podamos coincidir más allá de la necesidad
de diferenciación en grupos, en bastantes grupos.

Es verdad que he sido sucinto, y lo he sido porque, a mi juicio, estaba
mal planteado el debate y, en consecuencia, he contestado exactamente a
lo que me han preguntado. Sin embargo, tiene usted razón, esto hay que
analizarlo desde otra perspectiva si queremos comprender toda la
complejidad de un problema como éste, en el cual hay problemas
financieros, en el cual hay problemas industriales y no es solamente una
cuestión de calendario, sino un problema de cómo se establece una
estrategia en cada uno de los grupos diferenciados que pueda maximizar el
beneficio nacional, si me permite utilizar una expresión genérica, pero
creo que comprensible.

Es verdad que muchas de las empresas que hoy están en el grupo público
han sido anteriormente empresas privadas, empresas que no fueron
rentables y que pasaron, lamentablemente, al sector público. Creo que
fueron las equivocaciones de épocas anteriores, en parte, las que están
determinando algunas de las limitaciones del momento presente. He dicho
que una política industrial que se quiere activa y que quiere utilizar
también la palanca del sector empresarial público en este momento, no
para aumentarlo necesariamente, sino para consolidar o para hacer más
fuerte nuestra industria, naturalmente tendría muchísimos más grados de
libertad si no existieran las hipotecas que derivan de la necesidad de
financiar cosas que jamás debían haber pasado al sector público. Han sido
privatizadas 41 empresas entre 1984 y 1993, y algunas más tendrán que ser
privatizadas, incluso si no hay un calendario ni un anuncio como el que
pretende el señor Gámir.

Usted se refiere también a la reforma en profundidad de la gestión de las
empresas públicas. Yo creo que toda la gestión de las públicas y de las
privadas en este país es manifiestamente mejorable, seguramente como casi
todo en la vida, y estamos poniendo, ciertamente, un gran empeño en eso.

Algunas señales creo que se han dado a lo largo de estos meses, desde el
punto de vista de modificación en la cúpula de algunas de las principales
empresas, grupos de empresas e, incluso, en la propia cabeza del grupo
público, con un objetivo que tienen en este momento los gestores, que es
garantizar resultados.

Déjeme, de todas formas, que le diga que hay algunas cosas que no
solamente tienen que ver con la profesionalidad o con las permanentes
acusaciones de interferencia en la gestión por parte del Gobierno. Creo
que nunca han tenido más libertad los gestores dentro de una estrategia
que no puede estar atendiendo a la vigilancia de los detalles concretos,
sino al marco general en el cual se producen las decisiones, marco en el
que tienen que operar gestores profesionales. De todas formas, es verdad
--y aprovecho en esta Comisión de Industria para decirlo--, que hay cosas
que hay que modificar en lo que han sido las prácticas tradicionales del
sector público. Como por otro lado no es exclusivo del sector público
sino también del sector privado, aprovecho para decirlo simultáneamente.

Cuando hay sectores sujetos a tantos problemas, como pueden ser problemas
de sectores tradicionalmente objeto de reconversión (el sector naval, el
sector siderúrgico o la propia minería) u otros no sujetos
específicamente a reconversión, pero en los que se producen prácticas que
históricamente han tenido consecuencias muy negativas desde el punto de
vista de los resultados y de la propia dinámica de las relaciones
industriales, me parece que hay un problema de cambios de comportamiento;
cambios de comportamiento de los propios gestores del sector público,
cambios de comportamiento, en este sentido también, de las centrales
sindicales.

Déjenme decirles algo que quizá les sorprenda, pero de lo que estoy
absolutamente convencido. Tenemos un sector siderúrgico en el que hemos
hecho un gran esfuerzo,



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hemos estado discutiendo durante años un plan que tenemos que poner en
marcha, hay inversiones extraordinariamente comprometidas, hay prácticas
corporativas internas en el sector público que tienen que estar cada vez
más acordes con las prácticas dentro del sector privado. Y lo mismo que
en este momento el Gobierno está instando a la reforma del mercado de
trabajo, tiene que hacer un llamamiento a la responsabilidad de todos los
que intervienen en las empresas; responsabilidad que quiere decir, a
veces, ser consciente de que las empresas públicas no tienen por qué
tener una bula especial para garantizar resultados en términos de empleo
o en términos de alzas salariales superiores a las del sector privado,
sino para funcionar con criterios como los de las demás empresas. Y
cuando alguna de las empresas del sector público están todavía en peor
situación, ésta es una buena razón para hacer un llamamiento adicional a
la responsabilidad dentro del sector.

Avanzar en esta dirección, no crea, señor García Fonseca, que es fácil,
se está sometido a muchas contradicciones, pero este Ministerio está
firmemente decidido a impulsar un proceso en esa dirección, por una razón
con la que espero que esté usted de acuerdo: tenemos que legitimar
también el comportamiento del sector público, y yo sé que la peor forma
de legitimar el comportamiento del sector público es hacer que el
comportamiento sea más ineficiente que el del resto de la economía. Y
cuando en algunas áreas hay comportamientos más ineficientes desde el
resto de la economía, uno tiene que reclamar en el sector público
exactamente aquello que está predicando para el conjunto de la economía.

Naturalmente, ésa es mi responsabilidad, lo mismo que la de los gestores
del sector público empresarial.

Terminaba el señor García Fonseca pidiendo una estrategia consensuada de
privatizaciones. Yo no sé si es posible hacer una estrategia consensuada.

Me parece que, más bien, no lo es; pero, en todo caso, en el análisis de
la situación de cada una de las áreas o de las empresas, quizá, podamos
empezar a ponernos de acuerdo, sobre todo si salimos del campo de la
generalización y entramos en el análisis concreto de la situación de cada
uno de los grupos de cada una de las empresas. Quizá sea una vía un poco
más prometedora que esta especie de baile de «yenka» en la descripción
del señor Gámir.

El señor Sánchez i Llibre coincidía conmigo en la necesidad de un sector
público empresarial algo más reducido. Deducía de mis palabras que no
había un plan. No quiero volver otra vez a las cuestiones semánticas. Si
por plan se entiende una determinación del número de empresas anunciadas
que van a pasar al sector privado, con un calendario y en una fecha,
efectivamente, eso no existe. Si, por el contrario, se entiende que hay
un plan o una estrategia industrial dirigida en la orientación que he
explicado, entenderá usted que eso no solamente es una obligación del
Gobierno, sino que es un plan que estamos llevando a cabo y que, además,
ha dado lugar ya a reflexiones y decisiones muy importantes en el seno
del grupo público. Pero no sé si eso es lo que yo entiendo que es el plan
posible y que, además, es necesario en este país. Yo le rogaría al señor
Sánchez i Llibre que no le llamemos un plan de privatizaciones sino un
plan serio para hacer del sector público o del privado, en definitiva, de
la industria nacional, una industria más importante, que me parece que es
el objetivo que hay que pretender.

El tercer elemento, en el que usted coincidirá conmigo, es el que
estábamos hablando de un proceso de privatización parcial como es el de
Endesa. Habrá más, y ya me he referido antes, con un caso concreto, a un
compromiso que no he anunciado porque son cosas que están ya decididas, y
hay más, hay procesos de privatización en este momento en curso que en
algún momento he tenido ocasión de anunciar, desde Artespaña a la última
operación realizada en el mundo de las empresas del transporte marítimo
que están dentro del Grupo Teneo, y hay otros procesos, pero hay que
analizarlos caso por caso, sin que esto signifique una lista de empresas
como las que aparecen a veces en las revistas económicas como parte de
los procesos de privatización de aquellas mismas empresas que fueron
nacionalizadas en Francia hace unos pocos años. No estamos en eso, no
estamos en la misma situación que Francia o que el Reino Unido, ni
nuestro sector público --o industrial al menos-- tiene la misma
significación o importancia de la que tiene en esos países.

Se refería el señor Sánchez i Llibre a la necesidad, en todo caso, de
avanzar en esta dirección. Yo he creído encontrar alguna contradicción,
que le apunto, en sus palabras. Usted decía que no es legítimo o sano que
el Grupo Teneo, que ha surgido con la voluntad de ser un grupo rentable,
globalmente hablando, mantenga unas empresas con unos resultados
positivos y otras con unos resultados menos positivos, y que una parte
del esfuerzo de saneamiento, de puesta en marcha, de adecuación de las
empresas menos rentables se haga con cargo a los resultados positivos de
algunas de las que están teniendo buenos dividendos. Seguramente, el
análisis de los resultados de un año, precisamente de uno de los años más
negativos en el ciclo industrial, es una mala forma de analizar lo que es
el Grupo Teneo y lo que significa el proyecto Teneo. Con esto no quiero
eximir de ningún tipo de responsabilidad al Gobierno ni a los gestores de
las empresas, lo que sí quiero es decirle que hay que analizar por qué se
producen las cosas, y hay que analizar, teniendo en cuenta la composición
de esa cartera, si esos resultados hubieran podido ser distintos y
mejores en otra situación. Ahí es donde creo yo que incurre usted en una
cierta contradicción, porque si a usted le parece que eso no es
sostenible tiene usted dos alternativas: Una es privatizar y sacar, por
tanto, del grupo público aquellas que tienen mejores resultados, por
ejemplo el caso de Endesa, y dejar las otras a su suerte, que es una
posibilidad, pero entonces tiene que contestar de nuevo a la siguiente
pregunta: y con esas otras que todavía no tienen los resultados
necesarios para hacer posible el proceso de fortalecimiento y de
saneamiento, ¿cómo lo hacemos, si no hay algunas que aporten los recursos
necesarios? ¿Acudiendo de nuevo a un endeudamiento en la matriz?
¿Acudiendo a los Presupuestos del Estado? ¿No le parece que es bastante
más sano que hagamos el esfuerzo de conseguir la viabilidad del Grupo
Teneo, incluso si eso significa que durante algún tiempo tengan que ser,
unas



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más que otras, apoyadas o sostenidas, como lo haría cualquier grupo
industrial, con los resultados de las mejores empresas? Esta es la
estrategia que estamos siguiendo, que no es, como ve, incompatible con
procesos de participación del sector privado, sino todo lo contrario.

En el caso de Iberia, me dice que hay que tomar cartas en el asunto. Yo
creo que hace mucho tiempo que este Ministro tomó cartas en el asunto y
unas cuantas decisiones, que evidentemente necesitan algún tiempo para
madurar, pero sabe usted que es una de mis principales preocupaciones, lo
reconozco, incluso de cara a la viabilidad del Grupo Teneo, que pasa por
muchas cosas, desde luego por una negociación en Argentina, pero también
por un proceso de alianza de carácter internacional, proceso en el que,
como sabe, estamos en este momento avanzando. Estoy convencido, además,
de que los resultados de este año 1994 serán, en los dos sentidos, tanto
en el latinoamericano como en el interno, notablemente mejores de lo que
han sido este año, pero de eso quizá podremos hablar con mayor detalle en
otro momento.

Finalmente, dos palabras en relación con la intervención del
representante del Grupo Socialista. Me alegro de que sigamos coincidiendo
y de que el Grupo Socialista no solamente apoye lo que el Gobierno está
tratando de hacer desde una posición que tiene que ir más allá de la
superficie y de este debate sobre lo público o lo privado, que vaya
fundamentalmente al mantenimiento de intereses nacionales y de los
intereses industriales y su fortalecimiento. Ciertamente, coincido con
usted, señor Sáenz, en que solamente la idea de desmantelar lo público
como objetivo fundamental, sin analizar cuáles son las consecuencias
sobre el tejido industrial español --no digo público--, es una política
bastante miope que, desde luego, un Ministro de Industria difícilmente
puede preconizar.




El señor PRESIDENTE: Para un breve turno de réplica de los distintos
grupos, tiene la palabra el señor Gámir, en representación del Grupo
Parlamentario Popular.




El señor GAMIR CASARES: En primer lugar, quería plantear que, ante lo que
hemos visto --que comentaré más--, que son las dificultades que plantea
el Gobierno socialista a una política de privatización, el Partido
Popular desea exponer una idea recogida del bono Balladur, que es la
posibilidad de que los fondos de inversión mobiliaria, el dinero que está
en estos momentos en ellos pueda pasar a la compra de acciones
provenientes de la privatización de empresas públicas sin que por ello
tenga las repercusiones fiscales sobre plusvalías que tendría en otro
caso. La aplicación de esta técnica, que ha dado francamente buen
resultado en Francia, podría ser muy útil en España, y tiene una doble
lógica: la lógica de que los fondos de inversión en gran parte están
financiando el déficit público, y por qué no pueden en gran parte ser un
instrumento para que tenga más éxito la política de privatizaciones, y
segundo, la idea, general ya en el mundo financiero, de que debe haber
una mayor movilización entre los fondos de inversión, que de hecho ya se
tiene. Han aparecido anuncios en la prensa de que, a través de
Luxemburgo, uno puede crear un fondo y tener esa movilidad. Nos parece
fundamental, como un paso en esa dirección, por lo que implica de aporte
de fondos, que de los fondos de inversión actualmente existentes pudiera
salir dinero hacia las acciones privatizadas sin que por ello se
plantearan los problemas fiscales de plusvalías.

Después de ello, y respondiendo a algunas de las afirmaciones del largo
discurso del señor Ministro, en cuanto a las privatizaciones de 1984,
telegráficamente, le diré: Incluye sin duda las de Rumasa ¿no? Quieren
repetir la experiencia? ¿Es ése el modelo?
Segundo punto. Grupo industrial público eficaz: pérdida de 250.000
millones en el último año.

Tercer punto. Yo no lo entiendo. Para el socialismo no es ideológico el
tema del sector público. Yo creo que el señor Ministro hizo estudios de
Economía, no sé si en Ciencias Políticas, pero hay una asignatura llamada
Historia de las Ideas Políticas en la cual se puede ver, en la historia y
en la actualidad, lo importante que es para el pensamiento socialista el
tema del sector público, y al contrario, lo pragmático que es para el
pensamiento popular el tema de lo público y lo privado, y cómo quien
ideologiza ese tema es el pensamiento socialista y no el pensamiento
genéricamente denominado popular.

Estamos de acuerdo con el Grupo Catalán sobre la necesidad de analizar
por sectores, actividades y grupos geográficos incluso, dónde debe
existir la empresa pública, que sin duda debe seguir existiendo, y dónde
puede privatizarse, entre otras cosas porque el sector público está
creado por criterios de aluvión, como aquí se ha aludido con diferentes
expresiones, y no de racionalización, y trazar un plan al respecto. ¿Por
qué aterrarnos tanto de la palabra plan? Con calendario o sin calendario,
eso ya se discutirá, pero un plan al respecto parece lógico y elimina o
disminuye incertidumbres. No cree el maniqueo una vez más, señor
Ministro, no hemos planteado la dicotomía en ese terreno, es un enfoque
pragmático de qué es a lo que debe dedicarse el sector público, que sin
duda hay sectores, actividades o lugares en que debe estar, y qué es lo
que del sector público puede pasar al sector privado, dado el actual
sistema, irracional y por aluvión, en que existe el sector público en
España. En líneas generales, nos ha parecido positiva la postura del
Grupo Catalán al respecto.

Perdón, pero es contradictorio lo que usted declaró a la prensa el último
día del mes de enero y lo que usted dijo ante el Congreso, porque los
periodistas no dicen su opinión, dicen: «Eguiagaray dice que»... Todos
dicen eso, y hablando personalmente con ellos dicen que dijo eso, con lo
cual o usted dice que los periodistas no dicen la verdad o resulta que, a
lo mejor, la no exactitud con la verdad responde a sus declaraciones.

Repito, que el chivo expiatorio sea la prensa tiene un problema, uno
puede consultar con la prensa, con los periodistas y le dicen: lo que
publicamos en grandes titulares todos nosotros es lo que dijo realmente
el Ministro en aquel caso.

Los privilegios en Endesa es cierto que no hay tiempo en este momento
para tocarlos, pero podíamos dedicar



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algún día una sesión monográfica. Es cierto que las empresas privadas,
porque en este momento es más interesante para sus intereses, hablan
menos del tema, lo cual no quiere decir que no exista y podíamos analizar
en este terreno la política de la empresa pública y la empresa privada
eléctrica en este campo.

Se extraña usted de que sea caso por caso la política del Partido
Popular. Usted no conoce el documento del Partido Popular, léase el
documento del Congreso del Partido Popular del año pasado y encontrará
que se hace un análisis caso por caso, sector por sector, de empresas
privatizables y empresas que deben permanecer en el sector público.

Han tenido, curiosamente, un rasgo de humor al hablar de la privatización
de Hunosa. Le dije que durante la réplica, si quería, le daba la lista de
todas ellas. No la voy a dar, es larga, pero, como es lógico, estarían
entre ellas Hunosa, Figaredo, Presur, Bazán, Santa Bárbara, el Grupo
Astilleros, Minas de Almadén, partes de Renfe, etcétera, por razones de
conveniencia y por razones de facilidad.

Creo, realmente, que ustedes lo están haciendo a través del sistema de
intercambios de cromos entre empresas públicas, que no ha negado al
final, porque ha dicho que en todo caso puede que lo hagan, y a través de
esa acción dorada que toda la prensa entendió que incluía unos
extraordinarios poderes. Una vez más, señor Ministro, sea claro con la
prensa, porque dice que realiza unas determinadas declaraciones sobre
este intercambio de cromos, dice que la postura del Ministerio es
determinada con la acción dorada; la prensa y usted tienen un problema
realmente grave.

Pero con la suma de esos dos temas, ustedes, al final, no es que quieran
el poder y la gloria, quieren simplemente el dinero y el poder, el dinero
de la privatización y el poder del control. Al final hay un antiguo
trabajo llamado «Disciplina Pública» del año 1989 de su partido que sería
interesante volver a sacar a la luz.

Para finalizar, señor Presidente, una anécdota curiosa de ese libro
tantas veces citado de Alicia en el País de las Maravillas. En ese libro
dice Alicia: «Cuando utilizo una palabra ¿significa lo que significa
realmente o lo que quiero que signifique?» Y le contesta Humpty Dumpty:
«Desengáñate Alicia, lo importante es el dueño.» Esa expresión es
perfectamente válida para la política socialista de privatizaciones,
porque vosotros habéis querido que la palabra «privatización» no
signifique lo que significa, que es pasar de lo público a lo privado, con
todas sus consecuencias, poder incluido, habéis querido que signifique,
en un curioso juego de manos, otra cosa de lo que significa, porque
sabéis que al final lo importante es el dueño, lo importante es el poder;
más allá de un problema terminológico es un problema de filosofía
profunda, con lo cual nos parece, señor Ministro, que su política no está
bien.




El señor PRESIDENTE: ¿Desea intervenir el señor García Fonseca?



El señor GARCIA FONSECA: Señor Presidente, mi Grupo por supuesto que
desea intervenir y hacer algunos comentarios al debate que estamos
teniendo esta mañana. Mi Grupo constata una vez más que para los diversos
grupos de la Cámara, obviamente, un tema como éste es esclarecedor,
porque define posiciones, algunas de las cuales, desde luego por mi
parte, creo que merecen algún comentario.

Hay al menos dos grupos que siguen planteando que el sector público en
nuestro país tiene un peso excesivo. Sigo esperando que se nos explique
en relación a qué, si es en relación a lo que hubo en otras épocas, a lo
que hubo en otros países o a lo que pueda suponer para el déficit
público, pero son preguntas no contestadas.

Se dice que se debe reducir el sector público a sectores necesarios. Aquí
sí que las palabras son del dueño, valga la cita de Alicia, porque me
gustaría saber qué es lo que se entiende por necesario, porque luego
cuando se enumera en concreto lo que es necesario resulta que coincide,
qué casualidad, con las empresas no rentables. Es decir, parece que el
sector público debe cargar con las empresas que no producen beneficios,
por sistema, estructuralmente, y, por supuesto, no es necesario que las
empresas públicas sean aquellas que puedan ser rentables. Ya me
explicarán a mí, por otra parte, cómo de esta manera se puede reducir el
déficit público, cargando lo público con lo no rentable y vendiendo, pan
para hoy y hambre para mañana, las empresas rentables.

En cuanto al tema de Endesa, y muy rápidamente, señor Presidente, me
parece enormemente sesgado atribuir los resultados de Endesa a algunas
peculiaridades que haya podido tener la empresa pública. Creo que es una
cosa tan obvia que en el sector eléctrico todas las empresas juegan con
colchón, trabajan con red (que es la tarifa a través del actual sistema
de marco estable) que insistir en este tipo de cosas me parece que es un
juego malabar. Simplemente quiero recordar que no es precisamente la
empresa pública en este sector, sino las empresas privadas, casi todas
ellas, las que nos han llevado a cargar el país con la mayor deuda de
cualquier otro sector. Un tercio de nuestra deuda es la famosa aventura
nuclear. Ahí se han portado como auténticos aventureros con red, y si no
como aventureros, en todo caso, como parásitos, porque los mismos grupos
financieros que están detrás apuestan al caballo negro para las pérdidas,
pero a su vez sacan pingües beneficios con el caballo blanco. Estas cosas
son tan claras, tan rotundas que no hay palabras, sea cual sea el dueño,
que las pueda camuflar.

Para terminar, simplemente decir, señor Ministro, que me alegro de
coincidir en gran parte con lo que usted ha dicho. Me alegro de que usted
hable de que lo que interesa es una estrategia industrial y una
estrategia del sector público, sector por sector, para ver en cuáles de
ellos podemos tener realmente una incidencia positiva a partir de
nuestras capacidades, etcétera, y que ésa es la manera, además, de
consolidar una industria nacional, dejando de lado, por lo menos a un
nivel secundario, la discusión pública o privada, porque, señor Ministro,
esto lo vengo planteando como portavoz de mi Grupo desde hace bastante
tiempo y tengo que decirle que, salvo en ocasiones como ésta, me he



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sentido un poco --y perdonen la cita bíblica-- como la voz que clama en
el desierto.

Ahora quiero decirle --para terminar ya de verdad-- que va usted con
malas compañías políticas, señor Ministro. Lo digo al margen obviamente,
señor Presidente, de lo encantadoras que puedan ser estas compañías a
nivel personal, a mí me lo resultan sin ningún género de duda, pero
políticamente hablando, en política industrial desde luego, lo va a tener
usted difícil y creo que lo que ha pasado en esta Comisión lo ha puesto
claramente de manifiesto. Sí que le garantizo una cosa, no va a quedar
usted solo. En esta política de racionalización, de eficiencia, de
consolidación del sector público industrial no va a quedar solo, en ese
sentido no tenga miedo, salvo que usted nos considere a nosotros mala
compañía. Desde luego sería una contradicción con las cosas que está
diciendo en esta Comisión.

Por último, mi Grupo, en cuanto a la mejora de la eficiencia de la
empresa pública y la superación de todos los defectos de gestión, de
todos (comportamientos burocráticos, corporativos), señor Ministro,
estamos dispuestos a ir al fondo y llegar, sin ningún tipo de
restricciones no fundadas, a los planteamientos que sean los adecuados
para asegurar la eficiencia y la buena gestión del sector público. Señor
Ministro, nuestra postura no puede ser otra, al margen de cualquier
consideración secundaria o de cualesquiera otras posiciones
históricamente mantenidas en términos ideológicos. No puede ser de otra
manera porque, como usted dice, y lo subrayo, nos jugamos el ser o no ser
no solamente del sector público, sino, a través de él y en buena medida,
de la industria nacional.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Catalán de Convergència i Unió, el
señor Sánchez i Llibre tiene la palabra.




El señor SANCHEZ I LLIBRE: Señor Presidente, en primer lugar, para
confirmar algunas de las incoherencias que ha manifestado el señor
Ministro en su intervención respecto a mis palabras cuando detallaba la
explicación o desarrollo del Grupo Teneo. Lo que he dicho es que no puede
ser que en un Grupo como Teneo, que fue segregado del INI con criterios
de rentabilidad y de autonomía financiera, el 90 por ciento de las
compañías tenga pérdidas y sólo haya un pequeño porcentaje que dé
beneficios. Hay que decirlo a la opinión pública, lo que no puede ser es
que digamos que el Grupo Teneo tiene unos beneficios consolidados en el
año 1992 de 20.000 millones de pesetas, en el año 1993 de 6.000 millones
de pesetas, según las últimas informaciones que he podido leer en algunos
medios de comunicación, y que en definitiva, las únicas empresas
rentables que existen en Teneo, de las 106 empresas consolidadas que hay
en dicho grupo, son las eléctricas, y el resto de las compañías todas son
deficitarias, y a los datos me remito.

Por ejemplo, resultados del año 1992: Iberia, 34.000 millones de
pérdidas; Inespal, 25.000 millones de pérdidas; Ence, 5.000 millones de
pérdidas; Almagrera, 1.600 millones de pérdidas; Grupo Potasas, 6.000
millones de pérdidas; Ceselsa-Inisel, 2.000 millones de pérdidas; Casa,
3.600 millones de pérdidas; Trasatlántica, 2.700 millones de pérdidas;
Elcano, 4.000 millones de pérdidas, y Babcock & Wilcox, 9.000 millones de
pérdidas. No hay que confundir a la opinión pública. Teneo es un grupo
industrial que fue segregado del INI con una idea de rentabilidad y de
autonomía financiera, pero, en definitiva, solamente hay un pequeño
porcentaje de estas empresas que son rentables; las otras no lo son.

En mi intervención no he dicho que hubiera que privatizar las empresas no
rentables del Grupo Teneo. He dicho que el Gobierno tenía que programar
un plan sobre los sectores en los cuales no había posibilidad de
presencia de la Administración pública en el tejido empresarial. Nunca he
hablado de privatizar los sectores rentables del Grupo Teneo, porque, en
definitiva, lógicamente, si hay unos beneficios consolidados de Endesa de
ciento y pico mil millones de pesetas y al final se transforman solamente
en 6.000, quiere decir que el resto de empresas del Grupo Teneo son
deficitarias por un valor de 90.000 millones de pesetas. Yo nunca podría
haber dicho --y si lo he dicho rectifico-- que había que privatizar
solamente Endesa y dejar el resto para que vaya a engrosar el déficit
público que ya provocan las empresas del INI. Yo he dicho solamente que
hay que programar, planificar y elaborar un programa de privatizaciones
por sectores, y de acuerdo con este programa de privatizaciones por
sectores, las empresas en las cuales la presencia pública de la empresa
estatal no sea definitiva, privatizarlas y pasarlas al sector privado.

Tampoco pienso que sea lógico que en este número de empresas del Grupo
Teneo que denominamos como rentables ya contemos con la capitalización o
con la venta de un porcentaje determinado de acciones de Endesa para
poder acometer las inversiones de este Grupo, ya que, por sí solas, es
totalmente imposible acometerlas, pues no generan los recursos
suficientes para poder realizarlas.

En definitiva, para acabar mi intervención, le diría, señor Ministro, que
si para ustedes estudiar el plan estratégico industrial de la empresa
pública quiere decir lo mismo que racionalizar el sector público español
y modernizarlo para ir privatizando progresivamente las empresas en las
que no sea necesaria la presencia del sector público, estamos de acuerdo.

Si no es así, lamentablemente no iríamos en la misma dirección y
divergiríamos en este asunto.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Parlamentario Socialista, tiene la
palabra el señor Sáenz Lorenzo.




El señor SAENZ LORENZO: Muy brevemente, señor Presidente, simplemente
para señalar que no son grupos conservadores quienes tienen que decir
cuáles son los contenidos del socialismo democrático, que, por otra
parte, está en un proceso de renovación muy fuerte. Señor Gámir, no trate
de asociarnos con otras experiencias internacionales con las que no
tenemos nada que ver. Creo que nosotros abordamos el tema de la empresa
pública, no desde un planteamiento ideológico y programático. En nuestra
concepción nosotros pensamos que los presupuestos tienen que se
significativos, que no deben disminuir, pero la orientación de esos
presupuestos está dirigida fundamentalmente a la consecución del Estado
de bienestar.




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El funcionamiento económico debe ser realizado, desde nuestro punto de
vista, en función de los intereses económicos de nuestro país. En este
caso estamos hablando de política industrial en función de los intereses
industriales, y nosotros abordamos el papel de la empresa pública desde
los intereses económicos e industriales de nuestro país y no desde un
planteamiento ideológico. Da la impresión, por el desarrollo del debate,
que ustedes sí que lo abordan desde un planteamiento ideológico, porque
ustedes quieren privatizar a toda costa, sin pararse a pensar cuáles son
las consecuencias industriales de ese proceso, planteando prácticamente
un proceso de desmantelamiento porque, programáticamente, tienen la
privatización como un objetivo a conseguir.

Desde el punto de vista ideológico y programático los socialistas
pretendemos que exista un Estado de bienestar y, por tanto, pensamos que
el papel del Gobierno y de los Presupuestos Generales del Estado y del
sector público en definitiva debe ser importante y dirigido
fundamentalmente a eso.

En el terreno económico lo que pretendemos es defender los intereses
económicos y en este caso los industriales de nuestro país, en ningún
caso olvidarnos de ellos y, desde luego, no abordarlos desde una posición
ideológica que desgraciadamente pensamos que es en la que ustedes basan
sus planteamientos.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Ministro de Industria y
Energía.




El señor MINISTRO DE INDUSTRIA Y ENERGIA (Eguiagaray Ucelay): Con mucha
brevedad ya, señor Presidente.

No se trata de volver a reiterar argumento tras argumento; únicamente
alguna clarificación al señor Gámir y alguna otra respuesta adicional.

Señor Gámir, le va a costar a usted enfrentarme a mí con los medios de
comunicación con los que, afortunadamente, tengo una excelente relación,
respecto a los que ninguno de ellos ni ninguna de las personas que usted
ha pretendido citar podrá decir que esté sosteniendo en esta
comparecencia cosas distintas de las que he hablado con ellos. A usted
supongo que le ocurre de vez en cuando, que le interpretan mal o que
algunos que ni siquiera han hablado con usted dicen lo que usted nunca ha
dicho; supongo que alguna vez le ocurre. A mí me ha ocurrido alguna vez y
recientemente a propósito de las golden shares que se ha dicho que yo he
dicho determinadas cosas que jamás he dicho. He dicho lo que hoy he
repetido en esta comparecencia; cosa distinta son las interpretaciones
que algunos hayan podido hacer, incluso muchas personas que ni siquiera
han hablado conmigo de ese tema.

Por tanto, le va a costar a usted enfrentarme, y yo no estoy considerando
ni los consideraré nunca a los medios de comunicación como el chivo
expiatorio. Sé sostener mis opiniones; unas veces me aplauden y otras me
critican, pero ciertamente sostengo mis opiniones con alguna coherencia
o, por lo menos, trato de hacerlo, y cuando digo lo que he dicho lo
volveré a sostener, y difícilmente nadie podrá desmentir el que yo haya
dicho una cosa distinta, ni en privado ni en público, hablando con medios
de comunicación, de la que hoy he dicho.

Segunda cuestión, señor Gámir. Yo me alegro de que usted sea consciente
de que a veces las palabras pueden significar diferentes cosas y yo tengo
hoy una satisfacción y es la de que usted ha empezado hablando de un plan
de privatizaciones que se suponía que afectaba a todo el sector público y
finalmente ha acabado hablando de que el Grupo Popular haría
privatizaciones caso por caso. Ya nos ha dicho cuáles son las empresas
que dejaría dentro del sector público y nos ha citado en su última
intervención algunas de ellas, además de Hunosa, que naturalmente es una
de las joyas de la corona; nos dejaría también unas cuantas más, nos
dejaría las de material de defensa, nos dejaría Presur, nos dejaría unas
cuantas empresas de todas estas que son naturalmente rentables. Supongo
que las otras las sacaría del sector público. En todo caso usted está
hablando de un plan caso por caso lo cual me parece que es mucho más
legítimo que hablar de un plan, de una especie de idea omnicomprensiva en
la que no se sabe exactamente qué es lo que hay. Quizás hablando de cada
una de las cosas en concreto, tal vez podríamos llegar incluso a una
mayor aproximación.

Y permítame nada más una leve corrección sobre su cita de Alicia.

Humpty-Dumpty no le dice que lo importante es saber quién es el dueño. Le
dice que lo importante es saber quién es el que manda. Eso es un poquito
distinto. Le hago esta leve corrección que naturalmente no afecta al
sentido de sus palabras y de la cita, porque me ha parecido bastante
interesante el darse cuenta de que cuando al final hablamos de las cosas
con un poquito más de profundidad usted también es capaz de considerar
que lo relevante no es hacer un macroplan, sino, sobre todo, analizar qué
es lo que hay que hacer en todas y cada una de las empresas, lo cual es
un poquito más complejo que analizarlo como si fuera una única decisión:
privatizar o no, en qué fechas y cuándo.

Señor García Fonseca, me alegro de que usted esté de acuerdo, y yo no
tengo ningún temor a que usted esté de acuerdo si efectivamente lo está.

A veces no he encontrado posiciones tan ponderadas como la que usted hoy
ha expresado en otras intervenciones de responsables de su Grupo y quizás
a veces me he enfrentado y me seguiré enfrentando en la medida en que vea
posiciones distintas, pero es verdad que me parece que este tema hay que
analizarlo en términos de estrategia industrial. Yo celebro que usted
esté de acuerdo, no le considero alguien con el que no se pueda llegar a
acuerdos en esta cuestión, si efectivamente estamos de acuerdo. Por el
contrario, no entiendo que el Gobierno esté en mala compañía; quizás haya
algunos problemas semánticos o de entendimiento, ya que a veces hablamos
en términos que no dan suficiente cuenta de cuál es el contenido que hay
que analizar. Quizás en esa parte coincida más con usted. Creo que,
efectivamente, hay que hablar de cada una de las empresas, de cada uno de
los grupos y de cómo se hace política industrial en cada uno de los
sectores, mucho más que afectar una consideración de carácter global como
acabo de decir. Esta podría



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ser un poco la confusión que ha surgido en la discusión con el señor
Sánchez i Llibre.

Señor Sánchez i Llibre, se equivoca usted cuando dice que el 90 por
ciento de las empresas del Grupo Teneo están en pérdidas, se equivoca
rotundamente; incluso algunas de las que ha citado no sólo no están en
pérdidas sino que están en beneficios. Piense una cosa. El Grupo Teneo,
como cualquier grupo industrial, no es probable que en el año 1993 tenga
unos resultados espectacularmente mejores de los que están teniendo
muchas empresas del sector industrial. Supongo que eso es algo que usted
tendría que descontar cuando hace el análisis, porque si extrapoláramos
su argumento, podríamos llegar a la conclusión de que lo que hay que
hacer son cosas distintas de las que todo el mundo pretende hacer, por
ejemplo, con todas menos una de las empresas del automóvil en nuestro
país, con todas menos una, dos o tres empresas de otros sectores
industriales, de bienes de equipo, etcétera, que están en el sector
privado. Sería una conclusión bastante lamentale. Por eso creo que el
juicio que usted realiza debe ser de alguna forma ponderado.

En segundo lugar, le querría corregir en algo que usted ha dicho. Las
pérdidas principales del Grupo Teneo en este momento derivan
fundamentalmente de dos empresas; una es la correspondiente al grupo de
transporte aéreo y otra es la del sector del aluminio. Esto es lo
fundamentalmente relevante para comprender este tema. Lo demás, créame
--en términos de análisis de lo que está ocurriendo-- es relativamente
menos relevante. Sin embargo, puedo citarle algunas empresas a las que
usted se ha referido como empresas en pérdidas y que hoy son empresas en
beneficios. Una de ellas es Babcock & Wilcox, otra es Casa, otra es
Ausini, otra es Musini --aunque usted no la ha citado--, y otras muchas
más empresas que están en beneficio, felizmente para el grupo. Lo que
ocurre es que su aportación al resultado neto del grupo es notoriamente
menos importante que las pérdidas derivadas de algunas de las que
efectivamente dan el tamaño al grupo, como pueden ser las del aluminio o
las del transporte aéreo.

En consecuencia, como estos resultados, en éstas y en otras empresas, han
de mejorar --ya le he dicho que las previsiones de resultados para el año
1994 son notablemente mejores, especialmente si la política que se está
realizando en el sector del transporte aéreo da resultados, como espero,
y si algunas de las empresas que hoy todavía están en pérdidas empiezan a
dar beneficios--, hay perspectivas de que Casa seguirá dando beneficios,
hay perspectivas de que en el año 1994, Ingra, que hasta ahora ha estado
en pérdidas, pueda estar en beneficios; hay perspectivas de que Babcock $
Wilcox se siga manteniendo en beneficios, lo mismo que Ausini, o que
Potasas entre en una situación notablemente mejor, o que otras empresas
que no voy a citar en este momento por no recorrer las muchísimas que hay
dentro del grupo puedan entrar en distinta situación.

La estrategia industrial no se puede medir sólo por el resultado
financiero, en términos económicos, de una, dos o tres empresas; ése es
un problema de saneamiento, en unas condiciones muy específicas como las
que están teniendo lugar en el mundo del transporte aéreo, y
especialmente, en el caso del aluminio --como sabe usted-- derivado de
algunas de las deficiencias del propio sector en nuestro país y de sus
limitaciones para competir en un mundo en el que la escala y el tamaño
internacional es notablemente superior al que tiene nuestra empresa del
aluminio.

Yo creo, señor Sánchez i Llibre, que éste es un problema fundamentalmente
de saber y de ponernos de acuerdo en lo que estamos hablando. No creo que
exista una discrepancia fundamental, creo que hay ciertamente un sesgo;
usted es mucho más partidario de lo que yo puedo ser de que el sector
público no tenga ningún tipo de participación. Lamentablemente lo que no
encuentro es cuál es la fórmula con la que usted responde a un proceso de
privatización que quiere que se haga, si simultáneamente no se ponen en
rentabilidad algunas de las empresas. Como yo creo que el proyecto Teneo
es un proyecto que tiene sentido, seguiremos apostando en esa dirección
y, a través de ella, entraremos en una fase del ciclo económico que lo
hará más fácil, en una fase en la que, ciertamente, tendremos que
continuar con el esfuerzo por una mayor participación del sector privado
si, desde el punto de vista industrial, está justificado en cada una de
las empresas o en cada uno de los sectores. No se trata tanto
--naturalmente yo no rehúyo las cuestiones ideólogicas-- de una
afirmación por lo público o lo privado, sino fundamentalmente de si
tenemos en nuestro país empresas de significación, aunque eso hoy parta
en algunos de esos sectores de un cierto predominio del sector público.

Finalmente, señor Sáenz, creo que es en esta perspectiva en la que nos
tenemos que mover. Tal vez sea útil que esta discusión la podamos
mantener señalando cada uno lo que entiende, pero, a mi juicio, no desde
la perspectiva extraordinariamente simplista de considerar que lo único
que hay que hacer en el sector público industrial es privatizar. Si
ustedes entienden que eso es lo que hay que hacer, ciertamente no van a
contar conmigo; no van a contar conmigo porque me parece que ésa es una
política miope desde el punto de vista industrial, lo cual no quiere
decir que no haya que hacer un esfuerzo --como he dicho tantas veces a lo
largo de esta comparecencia-- de alianza incluso creciente con el sector
privado para tener empresas y grupos industriales en nuestro país que
tengan la posibilidad de participar seriamente en el juego de la
competencia en un mundo cada vez más abierto, cada vez más globalizado.




El señor PRESIDENTE: Antes de finalizar esta primera comparecencia
quisiera hacer una reflexión sin entrar, por supuesto, en el contenido
del debate, ya que es un papel que no corresponde al Presidente, aunque
he sido incitado simpáticamente para hacerlo.

Es obvio, según se desprende de las iniciativas de los distintos grupos,
que este tema que ha sido tratado preocupa y ocupa la actividad política
de todos los grupos de la Cámara; incluso el señor Ministro sugería la
posibilidad de solicitar él mismo una comparecencia que yo creo que sería
muy útil. En ese sentido, quisiera recordar que no



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solamente existen los mecanismos de los artículos 202 y 203 para
solicitar estas comparecencias sino también el del artículo 196 en el
que, previa remisión de una comunicación del Gobierno, ese debate puede
dar lugar a la presentación de resoluciones por parte de los distintos
grupos. Ello quizá podría ayudar en esa necesaria reflexión sobre este
tema tan extraordinariamente importante. Insisto en que, como Presidente
de la Comisión, no hago más que reflejar el interés de todos los grupos,
así como el expuesto aquí por el señor Ministro.

Sepa, señor Ministro, que, obviamente, como Presidente de la Comisión,
apoyaré la realización de ese debate a que usted hacía referencia y que
con sumo gusto la Comisión aceptaría, puesto que creo que sería útil para
todos los grupos de la Cámara y también para el Gobierno.




El señor MINISTRO DE INDUSTRIA Y ENERGIA (Eguiagaray Ucelay): Si me
permite, señor Presidente, como antes lo he sugerido, quisiera solicitar
formalmente en este momento --aun cuando lo haremos llegar por los
mecanismos adecuados-- la comparecencia a petición propia para hablar de
este tema.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Ministro. Así constará.

Vamos a suspender la sesión durante dos minutos.




Se suspende la sesión.




El señor VICEPRESIDENTE (Dávila Sánchez): Señorías, reanudamos la sesión.




--CONCLUSIONES DEL INFORME DEFINITIVO DEL INCIDENTE ELECTRICO QUE SUPUSO
LA INTERRUPCION DEL SUMINISTRO EN CATALUÑA EL DIA 24 DE AGOSTO DE 1993. A
PETICION PROPIA. (Número de expediente 214/000042.)



El señor VICEPRESIDENTE (Dávila Sánchez): Segundo punto del orden del
día, comparecencia del señor Ministro de Industria y Energía, a solicitud
propia, para explicar las conclusiones del informe definitivo del
incidente eléctrico que supuso la interrupción del suministro en Cataluña
el día 24 de agosto de 1993.

Tiene la palabra el señor Ministro.




El señor MINISTRO DE INDUSTRIA Y ENERGIA (Eguiagaray Ucelay): Si me
permiten, antes de entrar propiamente en el contenido de mi intervención,
quisiera poner de manifiesto que hace dos meses solicité comparecer en
esta Comisión para poder explicar algo que me parecía extraordinariamente
relevante, de interés para SS. SS. y desde luego para el conjunto de los
ciudadanos de este país, en torno a las condiciones de seguridad, de
calidad, del sector eléctrico, como consecuencia del incidente que se
produjo el 24 de agosto de 1993. Ciertamente, cuando pasa el tiempo, tal
vez las cosas pierdan proximidad y tal vez lo que en un momento
determinado se interpreta que tuvo un enorme interés y dio lugar a una
enorme preocupación e incluso a un debate público hoy haya perdido
interés. A mí, por el contrario, me parece que es extraordinariamente
importante que SS. SS. conozcan no solamente qué ocurrió, sino qué es lo
que está previsto que se haga para que no vuelva a ocurrir hasta donde
estas cosas se pueden asegurar. El sector eléctrico tiene una enorme
importancia en nuestro país a todos los efectos. La calidad del servicio
eléctrico es fundamental. Las consecuencias que se derivan de incidentes
como aquel son ciertamente consecuencias que se pueden entender como
serias. Por lo tanto, analizar por qué se producen las cosas y cuáles son
las enseñanzas que se pueden sacar de ellas me parece que tiene una
enorme importancia.

Como saben, el 24 de agosto, a las 16,24 horas, se inició una falta
eléctrica en el nivel de tensión de 220 kilovoltios del transformador
número 1 de la subestación de Sant Andreu, situado en Barcelona. A partir
de ese momento empezó a actuar el sistema de protección de la red de
transporte y se propaga el incidente de forma generalizada en la red de
220 y de 400 kilovoltios de la zona. Posteriormente, se desencadenó una
serie de incidentes que dieron lugar a la pérdida de la casi totalidad
del mercado catalán, afectando a unos cinco millones de consumidores. La
normalización del suministro interrumpido se consiguió tras un período
global de tres horas y treinta minutos.

Este incidente fue grave, fue serio, dio lugar a una cierta polémica
sobre la responsabilidad y la culpabilización de unos u otros agentes
intervinientes en el sistema. Quizá en aquel momento se produjeron
comentarios un tanto atrevidos, en todo caso apresurados, sobre los
orígenes, las causas y las responsabilidades y dieron lugar a la creación
de un cierto ambiente que a mí me parece que es importante sopesar con
alguna mesura y una vez que tenemos el conocimiento suficiente de lo que
de verdad ocurrió. Desde luego, el Ministerio de Industria, que tiene la
responsabilidad sobre este sector, pretendió no contribuir a un debate
emocional sino, por el contrario, indagar para el futuro. De ahí que
encargase a la delegación del Gobierno en la explotación del sistema
eléctrico, institución legalmente competente, la elaboración de un
informe completo, documentado y fiable. Este informe, que les distribuiré
al final de esta comparecencia a SS. SS., es un análisis exhaustivo de
qué ocurrió, por qué ocurrió, cuáles son las lecciones que se pueden
sacar y cuáles son las medidas que se recomienda que se pongan en marcha.

Me parece de una extraordinaria importancia el saber tanto lo que
entonces ocurrió como el saber qué es lo que está previsto para que no
vuelva a ocurrir, hasta donde un incidente en el sector eléctrico es
evitable.

Déjenme empezar la explicación de toda esta cuestión, a la que le
atribuyo una enorme importancia, relatándoles que el sistema eléctrico
español, al igual que el de los países desarrollados, está compuesto por
una red básica de alta tensión, que es la que incluye las redes de 400 y
de 220 kilovoltios, que interconecta los centros de producción con las
redes de reparto y distribución y, asimismo, está



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interconectada con los sistemas de los países fronterizos, formando parte
de un gran sistema interconectado occidental europeo. Su explotación
exige una gran coordinación en tiempo real de los elementos que la
integran y los parámetros eléctricos que definen el comportamiento del
sistema están en equilibrio dinámico, que debe ser mantenido en todo
instante de forma estable, aun cuando ocurran perturbaciones. En cada
momento hay que controlar los parámetros de tensión, de potencia --esto
es, la intensidad que circula por las líneas-- y de frecuencia, expresión
del equilibrio básico generación-consumo, manteniéndolos en los niveles
adecuados.

Para conseguir el funcionamiento estable del sistema se siguen diferentes
estrategias, basadas tanto en métodos automáticos de regulación primaria
y secundaria como en la actuación de los operadores de acuerdo con las
estrategias preestablecidas. Sin embargo, la aparición de incidentes
aleatorios --esto es, la desconexión de centrales de generación o de
líneas o transformadores de la red interconectada o aparición de
cortocircuitos, que éste es el concepto de incidentes aleatorios-- puede
originar desequilibrios que pongan en peligro la continuidad del
suministro; incidentes que tienen lugar con más o menos periodicidad, con
más o menos probabilidad, con más o menos frecuencia en todos los países,
como sin duda alguna ustedes conocen y como se puede claramente
documentar recurriendo al análisis de incidentes de cierta magnitud que
han tenido lugar en España y en los países desarrollados que nos rodean.

Para preservar el sistema de su desestabilización, tanto en el caso de
ocurrencia de cualquier tipo de incidentes como para posibilitar las
necesarias operaciones de mantenimiento, se cuenta con unos criterios de
seguridad del sistema predefinidos y con un sistema de protecciones
automáticas, tendentes a aislar las faltas para evitar su propagación.

¿Cuáles son los criterios de seguridad? Los criterios de seguridad
empleados en un sistema eléctrico deben comenzar en su etapa de diseño
--esto es, en la planificación de la red-- y continuar en su etapa de
explotación --durante la operación de la red--, existiendo una coherencia
entre los aplicados en ambas etapas. Estos criterios han de ser
coherentes en toda la red de alta tensión, independientemente de quién
sea su propietario, y por ello son conocidos y aplicados por cada una de
las empresas eléctricas. En el caso de España, el responsable de definir
los criterios de seguridad de la red de transporte es Red Eléctrica de
España, S. A., como operador del sistema producción-transporte. Por otro
lado, de forma conjunta, las empresas eléctricas han definido una parte
de la red de alta tensión, que forma la denominada red mallada y que es
aquella red cuyo funcionamiento tiene también una influencia importante
sobre el sistema general de producción-transporte. Por tanto, la
planificación y la explotación de esta red debe efectuarse con sujeción a
dichos criterios de seguridad, en un proceso permanente y escalonado de
inversiones.

Por decirlo de una manera muy sintética, los criterios de seguridad para
toda la red mallada incluyen el definido como criterio N-1, que implica
el correcto funcionamiento del sistema ante la pérdida de un elemento
cualquiera de la red. Concretamente, la red de transporte de Red
Eléctrica se diseña, además, para soportar otros fallos más severos, como
los de líneas de doble circuito, y el fallo simultáneo del grupo de mayor
tamaño de una zona y de una línea de interconexión con el resto del
sistema. En cualquier caso, los criterios utilizados suponen que el
régimen de funcionamiento del sistema es permanente, es decir, que, tanto
en situación normal como en la situación posterior a una perturbación, el
régimen transitorio perturbado ha sido superado y la situación es
estable. Este supuesto es válido dado que, para hacer frente a una
perturbación, el sistema eléctrico cuenta con un sistema de protecciones
automáticas, cuyo funcionamiento general les describo muy brevemente.

Los sistemas eléctricos se ven sometidos a perturbaciones cuyas
consecuencias inmediatas son dificultar o impedir el transporte de
energía y dañar la paramenta del sistema y que, mantenidas, se
extenderían hasta hacer inoperativo el sistema en su totalidad. La
función de las protecciones es, por lo tanto, detectar rápida, segura y
eficazmente las situaciones anómalas y aislar, auxiliadas por los
interruptores de potencia, la zona perturbada del resto del sistema,
tratando de minimizar los daños sobre la red de transporte y sobre sus
elementos. Los sistemas de protección deben, por tanto, no sólo detectar
y aislar los defectos, sino también hacerlo en el menor tiempo posible
para evitar la inestabilidad de los sistemas, que se ve más amenazada
cuanto más se prolonguen los defectos. Aun así, naturalmente, no es
posible garantizar la estabilidad total del sistema, pues un suceso que
produzca una perturbación suficientemente severa siempre puede provocar
un proceso en cadena de desestabilización parcial o total del sistema,
como se pone de manifiesto en la lista de incidentes de grandes
dimensiones producidos en los seis últimos años en los países de Europa
occidental, a la que, si quieren, podemos hacer alusión en algún momento,
pero no quiero entretenerles con otros casos que han ocurrido y que nos
sirven de poco consuelo cuando tenemos, efectivamente, que enfrentar
nuestros propios problemas. Ciertamente, esto es una realidad. En
consecuencia, y dado que no es posible eliminar la probabilidad de un
incidente, la estrategia desarrollada en la explotación de un sistema
eléctrico es la de, en caso de aparición de una perturbación, minimizar
su efecto en primera instancia, a la vez que permitir una reposición del
servicio lo más rápidamente posible, a continuación.

Permítanme hacer una breve referencia antes de entrar en el incidente, en
su análisis y en sus consecuencias. La calidad del servicio de la red de
transporte en España se puede considerar que mantiene un buen
comportamiento. Los indicadores aceptados internacionalmente para su
medición así lo reflejan en comparación con los obtenidos para los países
incluidos en las estadísticas de Unipede, como saben, Unión Internacional
de Productores y Distribuidores de Energía Eléctrica. Estos indicadores
de la calidad del suministro están basados en el concepto de energía no
suministrada debido a interrupciones y se refieren a: en primer lugar,
tiempo medio de interrupción, expresado en



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minutos y definido como la relación entre la energía que no se suministra
y la potencia media del sistema; a los minutos del sistema, expresado en
minutos que mide el tiempo de interrupción de la potencia punta del
sistema y que equivaldría a la energía no suministrada; o al índice de
severidad, que mide la energía no suministrada en términos relativos con
respecto a la energía suministrada.

Los resultados de los valores de estos indicadores, en general aceptados
internacionalmente, para comparar los niveles de calidad de los distintos
sistemas de transporte en los países de Unipede colocan a España en una
posición intermedia, en una posición razonable, muy buena en lo que hace
referencia al sistema de transporte que deriva de las redes de Red
Eléctrica Española, S. A., un poco menos buena si, junto a las redes de
Red Eléctrica Española, se añaden otras redes que forman parte de la red
mallada, que son de titularidad de las empresas eléctricas de nuestro
país, lo que hace disminuir las ratio excelentemente buenas, en términos
comparativos, de Red Eléctrica Españo-la, S. A. cuando se añadan otros.

No crean que en esta distinción que hago estoy tratando de establecer
ningún tipo de sesgo sino solamente una distinción, porque es lo que se
deduce de las estadísticas.

Déjenme entrar directamente en lo que es el incidente, a partir de estas
consideraciones generales sobre la ocurrencia y la inevitabilidad de
algún tipo de incidente, salvo que se quisiera pagar un precio infinito
por la seguridad, y en el conocimiento, por lo menos general, de en qué
consisten los sistemas de prevención, los sistemas de seguridad y los
mecanismos para prevenir y, en todo caso, aminorar la consecuencia de los
incidentes.

Una vez que se produjo el incidente de agosto de 1993, inmediatamente se
desarrolló un conjunto de actuaciones, con la creación, el día 25 de
agosto de 1993, de una comisión permanente entre las empresas eléctricas,
formada por Red Eléctrica, Fecsa, Enher e Hidroeléctrica de Cataluña,
para analizar el incidente y tomar las medidas oportunas. Esto dio lugar,
como primera medida, a que se realizase un análisis de la perturbación,
centrada en el comportamiento de las instalaciones del sistema, a la
simulación en ordenador de incidentes como el que se acababa de producir
en Sant Andreu y en otras subestaciones de 220 kilovoltios, en las que
una falta severa mantenida más de 0,5 segundos podría tener repercusiones
sobre la estabilidad del sistema. Desde su constitución el 14 de
septiembre de 1993 hasta el 30 de enero de 1994 los grupos de trabajo que
se formaron mantuvieron diferentes reuniones periódicas quincenales que
han culminado con una propuesta de una serie de medidas inmediatas. Como
saben, y como les he dicho al comienzo de esta intervención, la
delegación del Gobierno en la explotacion unificada del sector eléctrico
es la responsable de analizar, de inspeccionar y, por lo tanto, de sacar
todas las conclusiones, una vez que se tienen los suficientes
conocimientos de lo que de verdad ocurrió. Este ha sido un trabajo
prolijo, un trabajo realizado con muchos medios y del que quiero darles
cuenta en términos de conclusiones.

El 24 de agosto, como les decía hace un momento, se inició una falta
eléctrica en el nivel de tensión de 220 kilovoltios del transformador
número 1 de la subestación de Sant Andreu, en Barcelona, a causa
probablemente de la caída de uno o de varios rayos sobre la citada
subestación. Se desencadenaron, en consecuencia, una serie de incidentes
en la red de 220 y 400 kilovoltios, que dieron lugar a la pérdida de la
totalidad del mercado catalán, a excepción de la provincia de Gerona y la
parte norte de Barcelona, 35 por ciento, afectando a unos cinco millones
de consumidores. La normalización del suministro interrumpido se
consiguió tras un período global de tres horas y treinta minutos.

Esta es la síntesis de lo que ocurrió. Quizás algunos elementos ayuden a
comprender la secuencia de los acontecimientos. En primer lugar, cabe
destacar que la situación climatológica en la zona, en el momento del
incidente, se caracterizaba por la existencia de una tormenta
generalizada, con aparato eléctrico de excepcional intensidad. El sistema
de protección diferencial del transformador ordena, casi simultáneamente,
a los 0,12 segundos, el disparo del interruptor, que, sin embargo, no
actúa al haber quedado también afectado el circuito de alimentación de
fuente única de los sistemas de control de protecciones y de actuación de
interruptores.

El sistema de protección principal de la subestación de Sant Andreu
respondía a una dotación de elementos reglamentaria en la fecha en la que
entró en funcionamiento. No obstante, las subestaciones de nueva
construcción, de capacidad similar, se dotan hoy de elementos de
seguridad de mayor redundancia e independencia que los que existían en la
estación de Sant Andreu. Así, para los sistemas de protección principal
se dispone de elementos duplicados, tales como doble fuente de
alimentación y doble bobina de disparo de interruptores.

A partir de este momento en el que falla la protección local, empiezan a
actuar los sistemas de protección de la red más alejados. Las
protecciones de apoyo de la red de 200 kilovoltios más próximas a la
falta actúan en los tiempos previstos, excepto el interruptor
correspondiente a la línea Rubí-Sant Fost, que al hacerlo en el tiempo de
0,89 segundos, esto es, 0,29 segundos en exceso sobre el tiempo máximo de
eliminación de la falta, influye decisivamente con su retraso sobre el
incidente, al no despejar el defecto antes de que se inicien los procesos
de parada irreversible de los grupos nucleares. El análisis posterior de
los casos de desajuste observados en algunas protecciones de la red de
transporte y de las centrales indica que esta ocurrencia ha podido
también estar relacionada con la propia topología de la red de la zona a
la que después me referiré. Paralelamente, se produce la desconexión de
las líneas de 400 kilovoltios, que conectan la zona catalana con el resto
del sistema peninsular.

La posterior normalización de la red y la reposición del servicio se
efectúa en un tiempo no excesivo, teniendo en cuenta la dificultad de
partida, debido a la extensa zona afectada, a la compleja estructura de
la red y a la exteriorización de ciertas carencias en la sistemática de
comunicaciones entre los despachos de las empresas eléctricas, a la que
también me referiré posteriormente.




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Ciertamente, del análisis en términos muy sintéticos --tendrán ocasión,
si quieren una descripción mucho más detallada, de leer el contenido de
la totalidad del informe-- se pueden sacar algunas conclusiones.

La primera conclusión, en relación con la causa inicial, es la necesidad
de mejorar la seguridad de los sistemas de protección principales
mediante protecciones de respaldo. Esta es una de las primeras
conclusiones, en relación con la ocurrencia misma de la falta en la
central de Sant Andreu, derivada del diseño que tenía y de la ausencia de
redundancia de algunas de las medidas de seguridad.

En relación con la propagación del cortocircuito, como les he dicho, al
no eliminarse el cortocircuito por las protecciones del primer nivel, se
produce el arranque y actuación de protecciones de apoyo, esto es, de las
subestaciones próximas. El cortocircuito debería haberse eliminado en un
tiempo de 0,6 segundos, produciendo por lo tanto el corte de suministro
mayor pero sin afectar a la estabilidad de la red. La realidad es que, de
seis protecciones, tres actúan con retraso, fundamentalmente una, que lo
hace, como también he dicho, en 0,89 segundos, retraso decisivo en la
pérdida de estabilidad y en el corte de mercado generalizado.

La conclusión que se saca, después de los analísis, y que consta en el
informe, es que en el retraso en la actuación ha podido influir la
topología de la red, esto es, el conexionado de líneas con tres
terminales T, una topología en T relativamente frecuente o más frecuente
de lo deseable en la zona catalana, por lo que se hace preciso la
coordinación de ajustes y selectividad de protecciones, con eliminación
de algunas de las conexiones en T en función de estudios previos.

En tercer lugar, también relacionado con la propagación del
cortocircuito, el comportamiento, la actuación de protecciones de la
alimentación de servicios auxiliares en grupos-término de la zona,
convencionales y nucleares, hace pensar que el comportamiento esperado y
el real responden a lo especificado por sus características de diseño,
contenidas en la licencia de explotación, conocidas por los explotadores
del sistema eléctrico. La actuación de las protecciones, una vez
superados los tiempos de permanencia en subtensión, produce el inicio de
la parada irreversible de los grupos nucleares y determina por sí solo el
colapso de la zona eléctrica catalana. Esto, que efectivamente ocurre,
lleva a una conclusión: que es deseable una respuesta dinámica de los
grupos nucleares menos restrictiva en relación con la estabilidad del
sistema eléctrico, o si lo quieren en un lenguaje más inteligible para no
especialistas, el alargamiento de los tiempos de permanencia en
subtensión, antes de producirse el disparo automático de las centrales
nucleares.

Alguna referencia también, de nuevo con la propagación del cortocircuito,
sobre la actuación de protecciones en la red de 400 kilovoltios. La
actuación de las protecciones de distancia llamadas modelo Razfe, aunque
no previstas como mecanismos de aislamiento de la zona catalana, es
correcta; de acuerdo con las simulaciones realizadas funcionaron bien. La
última actuación de estas protecciones en un tiempo de 0,79 segundos es
la que produce el aislamiento de la zona catalana en el nivel de 400
kilovoltios, instante posterior al desacoplamiento de los grupos
nucleares. La conclusión que se saca de este efectivo funcionamiento es
que la actuación de estas protecciones ha permitido aislar la zona
perturbada del resto del sistema peninsular, evitando una perturbación
generalizada para dicho sistema y favoreciendo también la reposición del
servicio en la zona catalana. Quiero resaltar esta conclusión no como
consuelo, sino por lo que significa la potencial gravedad que pudo tener
el incidente. Caso de no haber tenido lugar los disparos en las líneas de
400 kilovoltios, existe casi la certeza de que el incidente habría
afectado al conjunto del sistema peninsular, provocando la desconexión
incluso del sistema europeo y la actuación de los relés del deslastre de
cargas por su frecuencia. No les quiero enfatizar la importancia, a pesar
de que las consecuencias tuvieron lugar en el mercado catalán, que
hubiera tenido una extensión del incidente de no haber operado las
actuaciones de protecciones en la red de 400 kilovoltios tal y como lo
hicieron.

Sobre la normalización de la red y la reposición del servicio una vez
descrito y analizado lo que ha ocurrido en las fases anteriores, la fase
de normalización de la red, como ya les he dicho y de reposición del
servicio dura un tiempo que en las condiciones de la gravedad del
incidente se puede decir que no es exagerado, pero en todo caso hay que
entender que un tiempo de interrupción de tres horas y treinta minutos no
es precisamente un tiempo corto. Esta fase del incidente ha resultado
especialmente compleja por las siguientes razones: una extensa zona
afectada, una estructura de red en cuya operación están involucradas
cuatro empresas eléctricas, circunstancias que han provocado ciertas
carencias en la sistemática de comunicaciones entre los despachos de las
empresas eléctricas y la operación de instalaciones; y una coordinación,
que ciertamente es manifiestamente mejorable, entre las empresas gestoras
en esta fase del incidente, lo que lleva necesariamente como
recomendación y como conclusión a la necesidad de revisar en profundidad
los planes de reposición del servicio para cada zona eléctrica.

Hay algunas otras consideraciones que quiero relatarles porque me parecen
también de suma importancia en materia de seguridad industrial y en
materia de seguridad eléctrica.

En materia de seguridad industrial se trata, a partir de las enseñanzas
de este incidente, de hacer una revisión de criterios sobre las
instalaciones de red mallada y que tienen ya un plazo de ejecución; antes
del 30 de junio de 1994 tendrá que existir un informe a la delegación del
Gobierno con exposición además de los criterios y de la dotación de
sistemas de seguridad que afectarán a sistemas de protección para
descargas eléctricas, apantallamientos, redes de tierras, incendios y
adecuación de los sistemas de seguridad a la operación telemandada.

De nuevo, en relación también con la seguridad eléctrica y como
consecuencia del análisis al que antes hacía referencia sobre la
incidencia de la topología de la red y la singular presencia de
conexiones en T, que han sido un elemento también significativo de la
propagación del fallo,



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las conclusiones son ciertamente las de eliminación de algunas de las
conexiones en T, fundamentalmente en nudos del área metropolitana de
Barcelona para la red de 220 kilovoltios, en cuatro puntos, que tiene que
realizarse dentro del primer trimestre de 1994 y que está en este momento
en ejecución, si no se han terminado ya los últimos trabajos.

Algunas otras conclusiones sobre seguridad eléctrica. En relación con el
sistema de protecciones, se trata de la revisión de la estabilidad de la
red y la criticidad de instalaciones para la mejora del sistema de
protección que afecta a la zona eléctrica del área metropolitana de
Barcelona, con un plazo estimado de ejecución hasta junio de 1994; la
definición de la arquitectura común de protecciones en red eléctrica en
la zona catalana, con especificaciones de protecciones y criterios de
equipamiento hasta enero de 1995, y la implantación del concepto anterior
a través de esta revisión en instalaciones previamente clasificadas, que
afecta a la integración de sistemas de protecciones con posible
finalización en este caso ya en 1998.

Quiero referirme también a otros criterios de seguridad eléctrica en
sistemas de protecciones con recomendaciones específicas, como las que
tienen que ver con la comprobación de las protecciones existentes de
distancia, a la que ya he hecho referencia, Razfe relés direccionales de
neutro en línea, modificaciones en sistema de protecciones de 220
kilovoltios para disponer de protecciones instantáneas y selectivas, con
un campo de actuación que abarca a toda la red de 400 kilovoltios y 220
kilovoltios, con fechas previstas para la ejecución de todas estas
revisiones, de criterios y actuaciones en diferentes áreas, que van desde
febrero de 1994 hasta junio de 1995, dependiendo de las zonas o de las
áreas geográficas especialmente afectadas.

Finalmente, en relación con la reposición del servicio, es necesrio, como
ya les he dicho, una revisión del plan de reposición, actuaciones que
están en este momento en curso; es necesario un equipamiento de
automatismos, que está en este momento llevándose a cabo con actuaciones
en curso; es necesario un nuevo plan de formación y entrenamiento de
operadores, con actuaciones que están en este momento también encurso, y
es necesaria una revisión definitiva del plan de reposición del servicio
para la zona eléctrica catalano-aragonesa, que afecte a los
procedimientos, a la dotación de automatismos, a la formación y
entrenamiento sistemático y a la actualización sistemática, con un plan
de actuaciones y de ejecución que finaliza en junio de 1994.

Finalmente, este incidente, el análisis exhaustivo llevado a cabo y las
conclusiones derivadas de todos los grupos de expertos, tal y como se
contiene en el mandato que se dio a la delegación del Gobierno en red
eléctrica, llevan también a la conclusión de que es necesario extraer
lecciones no solamente para el mercado catalano-aragonés sino para el
conjunto del sistema eléctrico, lo cual quiere decir que de la
información a la Administración sobre medidas de seguridad tomadas por
empresas eléctricas se dará traslado permanentemente a las
administraciones autonómicas; se llevará a cabo un informe anual de la
empresa operadora de la red de transporte presentado al organismo
competente de la Administración, que es la delegación del Gobierno en la
explotación del sistema eléctrico, y estas recomendaciones serán tomadas
en cuenta en los criterios de seguridad, de diseño y de operación de las
distintas zonas eléctricas del sistema peninsular.

Por tanto, les quiero decir, como conclusión de este incidente, que, no
obstante tener un nivel de calidad en general de nuestro sistema
eléctrico que se compara razonablemente con el que existe en los países
vecinos, ante incidentes como éste es obvio que es necesario sacar
prontamente las conclusiones para mejorarlo; mejorarlo en el nivel de
prevención, en el nivel de diseño y también en el nivel de operación para
la reposición del sistema cuando se producen incidentes que, por otra
parte, en alguna ocasión resultan inevitables. Creo que éste ha sido un
incidente grave, y de este incidente, por tanto, tenemos que sacar
lecciones no solamente los operadores generales del sistema, Red
Eléctrica Española, sino, al mismo tiempo, todas las empresas eléctricas.

A partir de ahí, como han podido observar, hay una serie de
recomendaciones que se han trasladado ya en forma de programas de
actuación y que cubren todas las áreas, desde la prevención, el diseño,
la operación y otras hasta la dotación de nuevos mecanismos de
automatismo, de telemando, etcétera, y nuevos procedimientos y protocolos
de actuación para los operadores del sistema.

Esta es una lección que debe servir para mejorar nuestro sistema
eléctrico. Me parece que es uno de los temas importantes que tiene
planteados este país, como otros muchos, cuando ocurren cosas de éstas
que inicialmente aparecen como espectaculares, pero después se olvidan.

Yo hoy quería trasladar a SS. SS. la importancia que el Ministerio de
Industria, como regulador del sistema y también como responsable de
algunas de estas cuestiones, le ha concedido, la necesidad de tener una
evaluación seria, sistemática y acordada, además, por todas las partes
que han intervenido, con suficientes garantías de que ese análisis es
correcto para adoptar las medidas que les acabo de poner de manifiesto.

No he querido entrar en otro terreno como el de inversiones particulares
o el de decisiones concretas en las diferentes empresas porque todas
ellas se enmarcan en este plan de actuación, que tiene fechas y plazos y
tendré, quizá, ocasión en otros momentos de darles cuenta de cuál es su
nivel de cumplimiento.

Me gustaría compartir con SS. SS. que el sistema eléctrico español es no
sólo algo de lo que tenemos que preocuparnos en términos de la estructura
del sector, de los beneficios, de la regulación, de las tarifas, sino
también algo que para los ciudadanos, para los ciudadanos individuales lo
mismo que para las empresas productoras, para los servicios, etcétera,
tiene una extraordinaria importancia que reúna las mejores condiciones de
calidad y que, en consecuencia, uno de los incentivos o elementos que
forman parte de una política industrial seria es exigir mayores niveles
de seguridad, mayores niveles de calidad. Aun cuando tengamos niveles
razonablemente comparables con los que existen en otros países, no me
parece que podamos hacer oídos sordos a incidentes como éstos; por el



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contrario, tendremos que tomar todas las medidas que estén en nuestra
mano, dentro naturalmente de algunas limitaciones económicas. El coste de
seguridad a cualquier precio nos llevaría a planteamientos de coste
infinito, pero sí hay que tomarnos este tema en serio y adoptar,
evidentemente, las medidas que son procedentes.

Esto es lo que les quería comunicar, con la seguridad de que algunas de
las cosas más en detalle que puedan tener interés en saber forman parte
del documento o informe hecho, por encargo del Gobierno, de la
explotación del sistema eléctrico y que está a disposición de sus
señorías.




El señor PRESIDENTE: ¿Grupos que desean intervenir? (Pausa.)
Por el Grupo parlamentario Popular, el señor Milián tiene la palabra.




El señor MILIAN MESTRE: Señor Ministro, la amplitud de su información y
la precisión tienen un valor evidente y mucho más «a posteriori» porque
permite un análisis previo de los hechos y, por tanto, es más científico
y más riguroso. Sin embargo, políticamente yo creo que no hace más que
evidenciar graves imprevisiones --usted ha catalogado el incidente de
grave y serio-- que presuponen no diré desidia, pero sí abandono y una
falta de concreción respecto a los sistemas de seguridad en la
distribución eléctrica y a la caución de incidentes de esta naturaleza.

Quisiera decirle que pequeños precedentes del caso ya los ha habido
abundantemente en Cataluña. No es infrecuente que la ciudad de Barcelona,
total o parcialmente, se haya quedado en años pasados a oscuras y, en
consecuencia, alguna razón había para pensar que algo estaba fallando en
el sistema de producción y de tutela.

Lo ocurrido el 24 de agosto, yo creo que, por su importancia, carece, sin
embargo, de antecedentes. Usted ha dicho que es un incidente
extremadamente serio y grave. Afecta al 80 por ciento de Cataluña, que
queda a oscuras; afecta a provincias vecinas, algo a Teruel, mucho a la
parte norte de Huesca; tiene graves consecuencias para la industria,
obviamente, que después pasaré a concretar. Se produce un fallo
generalizado del sistema eléctrico de la red eléctrica española. Hay tres
horas y media, como usted dice, de interrupción eléctrica, lo cual
presupone serios incidentes, caóticos en la vida urbana de Barcelona,
como son semáforos, sistema de metros y comunicaciones, más de 130 trenes
paralizados y múltiples incidentes domésticos por causa de los ascensores
afectados, etcétera.

Todo esto, evidentemente, son hechos que ocurren en la vida cotidiana
ante un incidente de esta gravedad y si no han ocurrido de esta magnitud
en nuestro país, sí hay antecedentes en los países vecinos. Usted ha
hecho alguna alusión, y supongo que después nos dará más ejemplos, a
otros casos que han podido servir al menos de casuística informativa para
documentar la precaución que podría haberse establecido por parte del
sistema de seguridad, bien sea tutelado por el Estado o de las propias
compañías.

Verbigracia, tenemos el caso típico y famoso de la costa este de Estados
Unidos y de Nueva York en 1970, el llamado «superapagón», cuyas
consecuencias fueron evidentemente revisar, como se ha hecho por parte
del Gobierno, lo ocurrido y su causalidad, pero inmediatamente se aplicó
un sistema de desdoblamiento práctico de toda la red de distribución
eléctrica mediante un complejo sistema que podía calificarse de red
básica alternativa, para evitar casos de esa naturaleza y de esa
gravedad.

En Francia, desde 1978, que yo sepa por lo menos, hay tres casos
tipificados de apagones importantes generalizados, lo cual dio
inmediatamente paso a una consecuencia directa: la puesta en marcha del
llamado «Plan Orsec», que comprende, entre otras cosas, un plan de
protección civil sistematizado que lleva incluso a la anécdota de que,
ante un incidente de esta naturaleza, se avisa por sirena en muchas de
las ciudades francesas.

En Italia, en 1980, ocurrió un apagón general parecido al que estamos
comentando y puso en marcha un rápido sistema de protección civil que, en
este caso, supone un sistema de control y precaución de 24 horas de
duración, con dos salas alternativas desde la ciudad de Roma.

Se trata, por tanto, de un tema de vigilancia permanente, lo cual supone,
como he dicho, una serie de experiencias anteriores y previas a nuestro
incidente, que bien pudieran haber servido de lección para precaver lo
que ocurrió de una forma casi dramática en Barcelona.

Usted, que últimamente nos hace abundantes silogismos o razonamientos
lógicos, no se olvidará de que Aristóteles nos enseñaba a pensar
correctamente cuando decía que de ser a poder ser existe una correlación,
no a la inversa. «De esse ad posse valet illatio», textualmente, en
traducción escolástica antigua.

Acudiendo a esto, quiero decir que existe la realidad antes que el
incidente. Y la aplicación de un sistema lógico de razonamiento invita a
que tomemos precauciones antes de que ocurra el incidente. Fenómeno
tipificado por todas las compañías o, al menos, por los técnicos --yo soy
de Letras y usted me podrá rebatir fácilmente la terminología, pero, a lo
mejor, no la lógica-- calificado en el famoso «black-out» en estos casos
por avenidas en cadena, por sobrecargas en los sistemas de distribución
eléctricos, como parece ser que es el caso concreto que nos ocupa y que
los técnicos denominan situación cero general.

La situación creada en Cataluña fue tan sorprendente que el señor Nadal,
Alcalde de Tarragona y vecino mío en este escaño, al día siguiente
declaraba: «Estamos rayando lo imposible.» Su denuncia fue clara y la
cito de «La Vanguardia» del 27 de agosto de 1993. Es incomprensible
--afirmaba-- que las comarcas de Tarragona, la primera zona productora de
energía eléctrica de España, con tres centrales nucleares y un complejo
petroquímico, se paralicen cada vez que hay una tormenta y en este caso
por un rayo que cayó a cien kilómetros de distancia. Cita textual
cerrada.

El Alcalde de Barcelona, Pascual Maragall, se lamentaba de la imprevisión
de las empresas eléctricas y, textualmente, decía: Fueron demasiadas
horas sin información. Eso fue causa de gran alarma, la falta de
información, que incluso en el caso de la Generalitat pasó al día
siguiente; ni siquiera durante la propia jornada del



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incidente supieron dar una correcta explicación y la postergaron
veinticuatro horas.

Miguel Roca i Junyent declaraba en «La Vanguardia» el día 27: La imagen
de un país que se paraliza por una tormenta es muy mala. Es inaceptable.

Estas serían tres opiniones --ya ve usted que no son precisamente de mi
Grupo Parlamentario-- o juicios de valor acerca de lo que ocurrió.

¿Cuáles son las consecuencias, desde la perspectiva económica o
empresarialista, que ha producido un hecho como éste? Hay muchas,
abundantes y lamentables consecuencias. Primero, parón de la industria
petroquímica de Tarragona, lo que está valorado, según los cálculos del
momento, en 2.000 millones de pesetas, en coste. Naturalmente, el
polígono petroquímico de Tarragona y de Flix, como se sabe, es el más
importante de España y ahí se concentra Repsol Petróleo, Repsol Química,
Hoetch Ibérica, Carburos Gries Heim, Dawn Chemical Erkimia, IQA, Aessa,
Aragonesas, etcétera. ¿Eso qué quiere decir? ¿Eso qué quiere decir? Eso
quiere decir que quedan, de momento, penalizadas las instalaciones
industriales, bien sea por la interrupción del proceso industrial lógico
en procesos químicos, bien sea por averías derivadas de esta interrupción
que, a veces, provocan vías de moratoria en la puesta a punto para seguir
una producción normalizada. Concretamente, en la refinería Repsol se
necesitaron más de 48 horas para volver a funcionar al cien por cien. Y
curiosamente ésta era la tercera parada que sufría este polígono durante
el pasado verano.

En segundo lugar, Fecsa, que es la empresa directamente afectada y
determinante del problema, tuvo una repercusión económica cierta --se
calcula en unos 400 millones la avería de Sant Andreu y otras están sin
evaluar--, pero alguna más podría añadirse al sistema Enher-Hidruña que
produjo como consecuencia la paralización de sus centrales nucleares.

Usted ha citado Ascó-1, Ascó-2, Vandellós-2, y también otras, como fue la
central térmica de Serchs o la central térmica de Andorra, ya en Teruel,
afectadas también por el mismo parón.

La red eléctrica española soportó la desconexión general y de alguna
manera obligó a importar de Francia 1.100 megavatios, lo cual es lógico
en un proceso de cooperación integrada, como es este sistema nuestro,
pero no lo es tanto cuando uno analiza el hecho curioso, según los
informes que yo he podido releer esta mañana, de que justamente en ese
momento había dos líneas de alta tensión que conectan Cataluña, de las
cuatro del sistema, con el resto de España paralizadas por reparaciones,
y curiosamente dos centrales que pueden funcionar de una forma aleatoria
y circunstancialmente más rápida como respuesta cual son la de Cubelles y
la del Besós estaban paralizadas también en ese momento.

Si hubiera funcionado ese sistema, al menos estas dos centrales,
probablemente se hubiera podido minimizar el problema. No soy un experto
en la materia, pero éste es un argumento que recojo del propio Alcalde
Maragall cuando dijo que esto no hubiera ocurrido en los Juegos
Olímpicos, puesto que estas incidencias o estos factores no se
produjeron.

Renfe sufrió una pérdida de dos millones y medio, de billetes que fueron
devueltos. Se suspendieron las líneas de largo recorrido y también los
centros regionales y, por supuesto, de cercanías, que hubo que
suplementar con los trenes con lanzaderas para aligerar la acumulación de
pasajeros durante esas tres horas.

Ya se ha hablado de los complejos petroquímicos, pero, sin embargo, las
pequeñas y medianas empresas quedaron muy seriamente afectadas en
sistemas informáticos, lo cual no es una novedad, puesto que los pequeños
incidentes que yo mencionaba al principio de mi intervención, tan
habituales, por desgracia, en nuestra zona, afectan gravemente muchas
veces los sistemas de información informatizada. Este es un problema que
no solamente afecta al gran incidente, sino al microcorto eléctrico que
también de forma puntual repercute en este caso.

Finalmente, la costa turística, puesto que estamos hablando del verano,
sufrió las incidencias de un caso como éste, particularmente otra vez en
Tarragona --la Costa Brava está muy poblada de turistas-- y quedó
directamente afectada por esta cuestión.

En conclusión, querría hacer algunas preguntas a muchas de las cuales
creo que ha contestado en su exposición previa; no obstante, entiendo que
como son fruto del análisis, del pensar común de los medios de
comunicación y especialmente de los estados de opinión pública en estos
momentos en Cataluña, bueno es volver a recordar estos puntos para que
usted, en cualquier caso, pueda quizá pormenorizar un poco más la
respuesta.

Primero, ¿por qué se puede producir una situación como ésta, existiendo
precedentes, ajenos a nuestro caso, y la prospectiva de la casuística es
factible en esos casos, y mucho más cuando existen los sistemas de
análisis precautorios a través de los sistemas informáticos? ¿Cómo se
puede demorar más de tres horas una explicación causal, al menos
suficiente, por parte de las compañías? Se estuvo más de tres horas sin
información y casi una jornada sin información oficial correcta por parte
de la Generalitat e incluso de la Delegación del Gobierno.

Segundo, ¿es serio que las empresas eléctricas afectadas pacten una
explicación del apagón para que no existan culpables? Eso no me lo
invento yo; puedo ofrecerle todas las fotocopias que usted quiera de la
prensa de aquellos días, porque era chocante que ante los hechos se
pactara una primera explicación justificativa sin que hubiera ningún
responsable directo. Entiendo que en este caso debe haber culpables y
debe hacer responsables, y sería bueno que usted nos precisara el tema.

Tercero, ¿por qué se produjeron tantas tensiones en la redacción de este
informe sobre el apagón entre las empresas afectadas? ¿Cuáles son las
razones para tanta discrepancia en torno a la causalidad de los hechos?
Usted ha hecho una aportación interesante «a posteriori» para prevenir en
el futuro, pero lo cierto es que en el momento en que se produce el
incidente allí no existe una razón suficiente, al menos por lo que dicen
las propias compañías, de causalidad directa. Hay diferentes criterios
sobre la causalidad. Por ejemplo, primero se dice que la causalidad fue
un rayo que cayó a las 14,26 minutos de la tarde y después



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resulta que no, que el rayo había caído por los menos 30 ó 40 minutos
antes y que a las 14,26 minutos se produce el cortocircuito e incendio y
el apagón. Hubo desconcierto real sobre si el rayo era causante o no del
incidente.

Cuarto, ¿es legítimo atribuir a la precariedad de la red de alta tensión
el gran apagón? La Generalitat de Cataluña repartió, en su informe, las
responsabilidades entre empresas implicadas en el apagón general.

Dicho esto quisiera que no viera en nosotros un ánimo de hipercrítica
respecto a un hecho que ciertamente ha sido común en muchos países con
sistemas eléctricos como los citados por mí anteriormente. Sí quisiera
hacer alguna pequeña y última consideración. Hubo un fallo en las
protecciones de las empresas eléctricas de distribución de la zona, que
no actuaron en el tiempo previsto. Hay unas características excesivamente
rígidas de la protección de las centrales nucleares, que disparan ante
bajadas de tensión muy cortas, como usted mismo también ha dicho. Hay un
inadecuado sistema de reposición del servicio extremadamente lento, por
una falta de coordinación entre los centros de control de las distintas
empresas, por unas comunicaciones deficientes, justo en el momento en que
éstas son más necesarias por la no disponibilidad de equipos esenciales
ante un fallo eléctrico, como son los equipos autónomos en las
instalaciones de la red eléctrica de España.

La primera consecuencia a extraer sería que es inaceptable que se
necesite que suceda un incidente de esta importancia para que se analicen
tales problemas y se realicen unas inversiones que son una ridiculez, si
las comparamos con las generales que efectúa el sector eléctrico o la red
española de distribución eléctrica.

Las soluciones adoptadas para evitar que estos problemas se repitan se
han basado en una revisión de todas las protecciones de todas las
compañías eléctricas de la zona para asegurar su adecuado tiempo de
respuesta; una modificación topológica de la red de 200 voltios catalana;
el aumento del tiempo que puede durar una bajada de tensión en la red sin
que las centrales nucleares disparen o se aíslen. Y son conclusiones que
usted mismo ha aportado. Y, finalmente, la elaboración coordinada entre
todas las empresas de la zona de un plan de reposición del servicio que
mejore los tiempos para la restauración. Tales actuaciones se han
realizado sólo a nivel de Cataluña, aunque el plan de reposición se está
extendiendo a otras zonas, de forma puntual. Ello ha determinado que se
eviten problemas en otras áreas y de hecho, desde agosto hasta el día de
hoy, se han dado fallos importantes de suministro en Asturias, en
Galicia, en Aragón y en Madrid, si mi información no falla.

En especial --y termino-- es muy preocupante la actual situación de
Madrid. La construcción de una subestación en Arañuelo, en Extremadura,
está obligando a que varias líneas de alta tensión no estén disponibles,
especialmente algunas que son importantes para el suministro en el sur de
nuestro país, lo que se está compensando con el transporte de energía
entre la zona norte de España y Andalucía. Por este motivo, las líneas
que, atravesando Madrid, van de norte a sur están sobrecargadas y
cualquier problema puntual determinaría una falta de suministro, en
amplias zonas, de larga duración. Habría que preguntarse aquí por qué no
se retrasa esta fase de construcción de la subestación a otro momento de
menor demanda y con menor generación, especialmente hidráulica, en la
zona norte del país. Por otro lado, diversos estudios técnicos señalan
que podría paliarse el problema si se pusieran en operación centrales de
fuel situadas en la mitad sur de España y que actualmente están
disponibles pero paradas. Parece como si sólo un grave incidente, con
falta de suministro prolongado y grandes pérdidas económicas, fuera lo
que se necesita para actuar sobre la red de alta tensión con
responsabilidad y con respeto a los derechos de los usuarios.

Este es nuestro balance de un incidente como el que nos ocupa, balance
que quiere ser muy constructivo en nuestra crítica y que quiere buscar la
precaución, la experiencia propia y ajena de incidentes de esta
naturaleza para prever posibles incidentes futuros con las medidas
necesarias de alcance a toda la nación.

Usted ha señalado un dato que yo no conocía como ha sido el riesgo real
que eso pudo tener de incidencia generalizada en toda la península.

Evidentemente, eso hubiera sido una auténtica hecatombe económica. Fíjese
usted, yo he hecho una pequeña reflexión en torno a un problema norte-sur
que posiblemente afecta a Madrid y, por tanto, he sido mucho más modesto
en esta estimación.

Quiero decir con ello que, como ocurre con los incidentes
medioambientales, no tienen fronteras y, consiguientemente, una relación
tan directa entre todos los sistemas eléctricos como son los nuestros en
España incorporados a la red europea, ciertamente pueden ocurrir en
cualquier momento si no se prevé y pueden tener consecuencias
verdaderamente dramáticas, al menos para la economía de las empresas.




El señor VICEPRESIDENTE (Dávila Sánchez): Por el Grupo Parlamentario de
Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya, tiene la palabra el señor
García Fonseca.




El señor GARCIA FONSECA: Intervengo brevemente en nombre de mi Grupo para
hacer algunas consideraciones. Primero, quiero agradecer al señor
Ministro el ofrecimiento de pasarnos a todos los grupos en esta misma
sesión el informe completo elaborado por la Delegación del Gobierno. Creo
que la comparecencia quizá hubiera sido más rica, más interesante, al
menos para mi Grupo, si hubiéramos podido disponer antes del informe,
pero, en todo caso, más vale tarde que nunca.

Mi Grupo, para hacer una valoración más en profundiad de este accidente,
se reserva a la lectura del informe, a su estudio pormenorizado; espero
que entonces tengamos ocasión de opinar de manera mucho más fundada y más
concreta.

En todo caso, valoramos positivamente que el informe, tal y como ha dicho
el señor Ministro de manera resumida, no oculte la importancia real, la
grave importancia real del incidente o del accidente e incluso la
importancia potencial que hubiera podido tener. Es una de las
consideraciones absolutamente necesarias.




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He de señalar que, al menos de la exposición del señor Ministro, una de
las lagunas que considera mi Grupo que existe en el informe es detectar y
exigir responsabilidades donde las hubiera, porque de la propia
exposición se deduce que algunas ha habido. Es cierto que en términos
genéricos, en una hipótesis general nunca es excluible al cien por cien
un accidente de esta naturaleza, pero también es cierto que cuando se
produce un accidente hay factores concretos que son criticables por el
procedimiento que hayan seguido en su actuación. Me refiero a factores
relativos a los sistemas de protección. Algunos de los que ha señalado el
señor Ministro me parecen lo suficientemente llamativos: de los seis
sistemas de protección, seis actuaron con retraso, etcétera. También
existen responsabilidades por la desinformación a la que ya han aludido
otros grupos o a reacciones inadecuadas. Fue un caos considerable.

Por último, quiero decir que mi Grupo va a seguir muy de cerca la
aplicación de los programas de actuación derivados de las recomendaciones
del propio informe. También nos parece positivo que estos programas de
actuación no se restrinjan al mercado catalán sino también a las demás
zonas eléctricas del país.

Estas son las consideraciones que quería hacer mi Grupo. Leeremos
atentamente el informe y creo que tendremos ocasión de volver sobre
aspectos concretos del mismo y de manera mucho más justificada.




El señor VICEPRESIDENTE (Dávila Sánchez): Gracias, señor García Fonseca,
especialmente por la concisión y brevedad de su intervención.

Por el Grupo Catalán de Convergència i Unió, el señor Molins tiene la
palabra.




El señor MOLINS I AMAT: Inicio mi intervención coincidiendo con el señor
Ministro respecto a su valoración de la inevitabilidad del incidente,
aunque a partir de aquí quizá ya no habrá muchas más coincidencias. Lo
que era inevitable era que cayera el rayo, eso es evidente, e incluso que
cayera sobre la subestación, pero lo que ya no era inevitable era que se
incendiara la subestación y, sobre todo, las consecuencias que vinieron
después, como indicaba el propio señor Ministro en la valoración que ha
hecho del incidente.

Sobre la gravedad de las consecuencias, que sí que eran evitables en
parte, como digo, ya se habló suficientemente en la primera intervención
que hubo en esta Cámara inmediatamente después del incidente en el mes de
septiembre; huelga que yo lo haga porque el señor Milián, muy
amablemente, ha repetido las palabras de un Diputado de nuestro Grupo y
alcalde de una de las ciudades más afectadas por las consecuencias del
incidente y, por tanto, no voy a insistir.

Sí creo que debe debatirse una cuestión. Me refiero al propio hecho de
que el Ministro, por iniciativa propia, haya querido venir ante la
Comisión a hablarnos de lo que se está haciendo precisamente para
disminuir las consecuencias de ese accidente inevitable. Yo se lo quiero
agradecer porque, como él decía muy bien, éstos son los típicos
incidentes que provocan en el momento en que ocurren la rasgadura de
vestiduras de mucha gente; después esa misma gente no pone ningún
mecanismo para solucionarlo. Me alegro mucho de que el Ministerio sí lo
esté haciendo y sí esté intentando que de la inevitabilidad del incidente
no se deriven unas consecuencias que todos quisiéramos haber podido
evitar, ya, en ese día de agosto.

Como decía, el rayo cayó, eso es inevitable; el incendio probablemente
también era inevitable, aunque quizá mejorando la protección de las
subestaciones también hubiera podido evitarse. En cualquier caso, el
propio Ministro sí nos ha dicho cómo hubo un par de mecanismos que no
funcionaron bien: unos son los relacionados con el de aislamiento del
incidente; funcionaron con retraso y no aislaron el incidente. Otros, los
de inicio de parada irreversible de los grupos nucleares, porque
funcionaron demasiado rápidamente. Tengo entendido que hay algunas
centrales en las que, cuando se produce descarga en la red, esos
mecanismos de parada irreversible se disparan milisegundos después de lo
que se disparan los de los centrales de Ascó y Vandellós.

En este sentido --y aquí viene mi primer grupo de preguntas--, quisiera
saber cuál es la filosofía actual de las protecciones de este tipo de
instalaciones y si han evolucionado. Nos lo comentaba el señor Ministro.

Nos gustaría conocer si Red Eléctrica de España establecerá criterios
homogéneos sobre las protecciones para todas las subestaciones
construidas y por construir de la zona catalana y del resto de la
península, que, además, sean compatibles con el sistema de transportes.

En su lugar, en la red de transportes se ha comprobado --también se ha
referido a ello el señor Ministro-- falta de coordinación entre las
protecciones de las diferentes instalaciones a 400 kilovoltios y a 220
kilovoltios; de hecho, el comportamiento ha sido como si se tratara de
una sola red mallada. Nuestra pregunta sería si Red Eléctrica Española ha
estudiado el conjunto de las dos redes como una sola, en cuanto a
compatibilizar y coordinar las protecciones. Y, en tercer lugar, si Red
Eléctrica ha estudiado --ya ha hecho alguna referencia el señor
Ministro-- la posibilidad de desmallar las redes ante perturbaciones
similares, para reducir la amplitud de incidentes como el que nos ocupa.

Otra cuestión a la que también ha hecho referencia algún interviniente
anterior ha sido que algo que probablemente hizo más graves las
consecuencias del incidente fue la indisponibilidad en ese momento de
determinados enlaces o de estar en parada diversas instalaciones cercanas
al lugar del incidente, enlaces con el exterior, el enlace de Almazán,
por ejemplo, o el enlace con Francia; la inexistencia o la
indisponibilidad de esos enlaces representó que la tolerancia de la red a
una variación importante y repentina de la carga o de la generación se
encontrara disminuida. De hecho, la presencia de centrales en
funcionamiento con capacidad de regulación próximas a los centros de
carga, ya se ha hecho referencia aquí, las térmicas de San Adrián y de
Cubelles, habría facilitado y acelerado la reposición del servicio. Hay
que recordar que tanto la disponibilidad de los enlaces como la decisión
de qué centrales están en servicio en cada momento es de Red Eléctrica



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de España. En este sentido, pregunto qué normas de explotación de la red
y centros de generación en funcionamiento aplicará Red Eléctrica
Española, atendida la falta de estabilidad del sistema en la zona
catalana. También nos gustaría conocer cuáles son los resultados de los
estudios de simulación realizados al respecto de este incidente; si las
conclusiones de esos estudios de simulación se extrapolaran al resto de
la península y, sobre todo, si hay o no intención de acelerar la
construcción de la línea 400 kilovoltios entre el centro de Aragón y
Casarill, en Francia, para hacer más estable el conjunto del sistema.

Una pequeña referencia. Según parece, las dificultades de comunicaciones
debidas a la falta de suministro eléctrico entorpecieron la puesta en
marcha y el restablecimiento del servicio. Quizá se echó en falta la
existencia de generadores eléctricos autónomos como reserva de energía
para comunicaciones, etcétera, y que, como digo, retrasaron e hicieron
peligrar ese proceso de restablecimiento del servicio. Querría saber qué
medidas se han adoptado al respecto y si se ha planificado o no la
formación continuada del personal especializado en la reposición del
servicio.

Por último, y aunque parezca que no viene a cuento, quiero insistir en
aquello que ha sido preocupación repetidamente puesta de manifiesto por
nuestro grupo parlamentario, que es una preocupación por el cumplimiento
de un principio constitucional y estatutario de participación de las
comunidades autónomas en las empresas públicas que sean particularmente
importantes en el territorio de esas comunidades autónomas. Creo que
viene a cuento por una cuestión sobre la que quiero hacer reflexionar a
todas SS. SS., porque no sólo el señor Ministro sino también algún otro
interviniente han dicho que, por fortuna, este incidente fue aislado. Por
fortuna este incidente fue aislado y afectó a cinco millones de
ciudadanos, que es el 80 por ciento de la población de Cataluña.

Obviamente para los catalanes no fue por fortuna, claro, porque eran casi
el cien por cien de los ciudadanos. Por tanto, no nos debe conformar (y
al Ministro no le conformaba, cierto es que así lo ha dicho), pero estoy
seguro de que si las comunidades autónomas, en concreto la Comunidad
Autónoma de Cataluña, tuvieran representación en Red Eléctrica Española y
en las compañías suministradoras eléctricas, no se conformarían con que
el aislamiento del incidente fuera a todo el territorio catalán, y seguro
que hubieran tenido mecanismos que lo hubieran aislado, o la subestación
de Sant Andréu (que hubiera afectado a menos de medio millón de personas)
o, en cualquier caso, no al conjunto del territorio de Cataluña. Por
tanto, ése no es ningún consuelo. Estoy seguro de que esa participación
habría hecho que en la forma de aislar los incidentes no se hiciera
referencia a territorios tan extensos. No hablo sólo de que fuera el 80
por ciento del territorio de Cataluña porque, como ya se ha dicho, afectó
también a una parte de Aragón, en Teruel, etcétera, sino que se hubiera
podido reducir, y tendrían planes específicos de desconexión de las
redes, no al conjunto del territorio, sino a menos territorio afectado.

Simplemente quiero recordar cómo para los Juegos Olímpicos estaban
previstas y en marcha las centrales de Sant Adriá y Cubelles; no
conectadas a la red, pero en marcha por si acaso se producía un
incidente. En un momento como ese del 24 de agosto, en el que todas las
previsiones meteorológicas amenazaban con la existencia de una gota fría
y, por tanto, con la posibilidad de que el aparato eléctrico provocara el
incidente inevitable que provocó, las consecuencias se hubieran reducido
si Red Eléctrica Española hubiera determinado que las centrales de Sant
Adriá y Cubelles hubieran estado en marcha, por ejemplo; o si (y éste es
otro punto) ciertamente las compañías eléctricas tienen la obligación de
introducir y modernizar los mecanismos de protección más modernos, pero
también es responsabilidad de Red Eléctrica Española, como distribuidora
del servicio, obligar a las compañías a hacerlo, si ellas no lo hacen de
motu proprio.

Por consiguiente, como hemos visto, buena parte de las consecuencias del
incidente derivan de que el tiempo de reacción en el aislamiento del
suceso fue excesivo y de que el tiempo de puesta en parada irreversible
de las centrales nucleares fue excesivamente corto; uno excesivamente
largo y otro excesivamente corto. Con la suma de esas dos cosas, o
incluso con el buen funcionamiento de una sola de ellas hubiéramos
evitado el incidente.

Quiero terminar mi intervención, señor Ministro, reclamando nuevamente,
no sólo por razones políticas, sino también por razones de efectividad y
de eficacia, la participación de los diversos gobiernos autónomos en los
consejos de administración y en los organismos que toman decisiones
respecto al servicio eléctrico en sus territorios respectivos.

Agradecemos nuevamente al señor Ministro su comparecencia porque
representa la voluntad del Ministerio de actuar para disminuir las
consecuencias de los incidentes inevitables. Y mi agradecimiento también
al señor Presidente por su benevolencia en el tiempo de que he dispuesto
en mi intervención.




El señor VICEPRESIDENTE (Dávila Sánchez): Por el Grupo Parlamentario
Socialista el señor Marsal tiene la palabra.




El señor MARSAL I MUNTALA: Con brevedad, señor Presidente.

En primer lugar, quiero agradecer al señor Ministro su comparecencia por
iniciativa propia para exponer a la Comisión los resultados del estudio
que se ha realizado. Aunque nos separe cierto tiempo del incidente, no
podemos olvidar que fue un incidente que despertó reacciones y especial
preocupación en amplios sectores de la opinión pública. Como sucede
siempre en estos casos, algunos sectores (no de la opinión pública)
trataron de aprovecharlo, seguramente con legitimidad, haciendo
interpretaciones más o menos arriesgadas y rápidas sobre lo que estaba
sucediendo. Hoy reconocemos todos que el suceso fue inevitable, que tuvo
componentes inevitables. También todos han reconocido que sucesos
parecidos han acaecido en otros países en los que seguramente todos
manifestarían que el grado de protección del sistema eléctrico era ya, en



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aquellos momentos, superior al que tal vez podría haber aquí en España,
si esto fuera ciertamente así.

En cualquier caso, para nosotros lo importante de momento es poder
trasladar a la opinión pública el mensaje de que se ha estudiado a fondo
el tema y que se han tomado una serie de conclusiones y de decisiones
operativas para mejorar el sistema, para que, dentro de lo inevitable de
estos sucesos, las consecuencias sean las menores posibles.

El mismo hecho de la distancia de unos meses entre el suceso y esta
comparecencia nos permite tener un debate más desapasionado, más objetivo
y, sobre todo, con una mayor información. Alguno de los intervinientes ha
dicho que pudo haber contradicciones en un primer momento en alguna de
las manifestaciones de las empresas y de algún organismo. A veces las
explicaciones excesivamente rápidas son contradictorias y tienen los
efectos contrarios a los pretendidos.

Creo que el Gobierno ha hecho lo que tenía que hacer. Ha hecho un estudio
a fondo del tema y no se ha conformado, como era lógico, con estudiar lo
que había sucedido sino que también ha sacado algunas conclusiones. El
estudio se ha hecho al nivel en que acaeció el incidente de Cataluña,
pero el Ministro ha manifestado ya la extrapolación de algunas de las
conclusiones que se pueden hacer a todo el territorio y la voluntad de
que las actuaciones no se hagan solamente en la zona afectada por este
incidente sino también en otras.

No creo que sea esta Comisión el lugar para tener un debate de
características técnicas sobre el informe y sus propias conclusiones, lo
cual nos podría llevar (tal vez a algún interviniente le pueda haber
sucedido, en mi caso no va a suceder) a hacer afirmaciones de carácter
técnico que sean arriesgadas y seguramente en muchos casos equivocadas.

Nuestras valoraciones creo que deben ser de carácter político sobre la
actuación, sobre el informe y sobre todo sobre la aplicación de este
informe. En este sentido, el propio informe, como se ha dicho, pone de
manifiesto que hubo cosas que funcionaron y que, por tanto, no todo el
sistema es un sistema que no funcione, que solamente tenga defectos. Hubo
muchas cosas que funcionaron; muchas cosas del sistema estaban en buenas
condiciones. Señala aquello que es mejorable que, evidentemente, es lo
que nos debe preocupar. Lo que funciona tiene la obligación de funcionar,
y lo que nos debe preocupar a nosotros es el seguimiento de lo que es
mejorable. Por ello creo que es importante destacar que, en las
conclusiones para mejorar lo que es mejorable, no solamente las
recomendaciones tienen un carácter general, sino que, además, marcan unos
plazos. Son planes que señalan unos plazos determinados para llevar a
cabo cada una de las recomendaciones que se hacen. Por tanto, esto va a
permitir, tanto por parte del Ministerio como de los grupos
parlamentarios, hacer un seguimiento del correcto cumplimiento de estos
plazos.

Termino, señor Presidente, señor Ministro, afirmando nuevamente que lo
importante de esta comparecencia, desde una perspectiva política y desde
una perspectiva de lo que preocupó a la opinión pública en aquellos
momentos y que puede seguir preocupándola, es el mensaje de tranquilidad
y seguridad a la opinión pública que debemos lanzar todos, especialmente
el Ministerio, como ha hecho, manifestando tres elementos importantes.

En primer lugar, que cuando suceden incidentes de estas características
las administraciones públicas, sean las que sean, no permanecen
impasibles sino que actúan, sacan conclusiones, y a partir de estas
conclusiones siguen actuando. En este sentido estamos seguros de que
independientemente del debate, de la necesidad o no de la presencia de
las comunidades autónomas en diferentes organismos industriales, como
puede ser Red Eléctrica de España, el Gobierno central es el Gobierno de
toda la nación y, por tanto, se preocupa por igual tanto por el conjunto
como por cada una de las comunidades autónomas cuando hay cualquier tipo
de incidente.

En segundo lugar, creo que es importante transmitir a la opinión pública
que cuando suceden acontecimientos de estas características, en la
evolución posterior existe una información y una coordinación entre las
administraciones públicas. Este es un elemento de los que más preocupa a
la opinión pública, especialmente en ciertas comunidades. Por tanto,
afirmaciones como las que ha hecho el señor Ministro y las que se
contienen en el propio informe de transmitir la información a los
distintos gobiernos, comunidades autónomas y también, en algunos casos,
de administraciones locales importantes.

En tercer lugar, hay unas recomendaciones que van dirigidas a las
empresas, a las compañías eléctricas, sobre una serie de actuaciones que
tienen que realizar. El mensaje de que el Gobierno va a hacer un
seguimiento de estas actuaciones y estas inversiones que se van a
realizar es uno de los aspectos importantes en la preocupación de
determinados sectores de la opinión pública que a veces tienen una
opinión muy crítica y no correcta de la actuación de estas empresas
eléctricas.

Agradezco de nuevo la comparecencia del señor Ministro y no me extiendo
más.




El señor VICEPRESIDENTE (Dávila Sánchez): Señor Ministro de Industria y
Energía, tiene la palabra para completar la información que crea
procedente después de haber oído las opiniones de los portavoces.




El señor MINISTRO DE INDUSTRIA Y ENERGIA (Eguiagaray Ucelay): Agradezco a
todos sus intervenciones, en las que ciertamente han expresado algunas
preocupaciones. No sé si este debate va a conducir a conclusiones
específicas distintas de las que ya apuntaba en mi intervención, en todo
caso a una conclusión que yo creo que es ampliamente compartida. Es
responsabilidad de todos, cada uno en su campo, tratar de conseguir que
el nivel de calidad, de seguridad, de nuestro sistema eléctrico sea
creciente. Es obvio que puede haber una tentación --y en algunas de las
intervenciones ha existido--, una inquietud legítima de ver si existen
responsabilidades de alguien ante un incidente como éste, sean
responsabilidades políticas que se quieran atribuir al Gobierno, sean
responsabilidades que se quieran atribuir a algunas de las empresas que
operan en el sistema, sean negligencias, fallos de diseño u otro



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tipo de consideraciones. No he visto en ninguno de los intervinientes que
hubiera una especial asignación de responsabilidad sino, en todo caso, el
deseo de saber qué es lo que ha ocurrido y de sacar las conclusiones
oportunas.

El señor Milián ponía bastante énfasis en algo que siempe es verdad y,
por tanto, la afirmación de lo obvio no conduce a ninguna conclusión. Si
no se hubieran producido determinadas circunstancias que se han
producido, no se hubieran deducido--siguiendo su silogismo-- determinadas
consecuencias. Es decir, si no ya el rayo sino otra serie de cosas no
ocurren no se hubieran producido determinadas consecuencias. Es verdad
que éste es un incidente de una cierta seriedad. Creo que si es verdad el
decir eso, se podría decir con incidentes menores e incluso se podría
decir con incidentes mayores. Déjeme que le haga un silogismo muy
sencillo. Si ahora se ponen en marcha todas las medidas que están en el
plan, a partir de las lecciones que hemos sacado, seguramente habrá que
esperar que por lo menos un incidente idéntico a éste no se produzca.

Naturalmente eso no nos garantizará, al cien por cien, que no se pueda
producir algún tipo de incidente. Por tanto, si alguna vez, dentro de
algún tiempo, vuelve a ocurrir otro incidente (esperemos que no en
Cataluña, en otro lugar), siempre se podrá decir que no se han tomado
todas las medidas de previsión para evitar el incidente y,
consecuentemente, tendrá usted toda la razón. No creo que ese nivel de
análisis nos conduzca a sacar conclusiones adecuadas, porque ya les he
adelantado que el coste de la seguridad total es infinito y, por tanto,
imposible de pagar. Ni siquiera estoy seguro de que técnicamente fuera
posible prever todo tipo de incidentes, incluso a un coste
extraordinariamente alto. Algunas de estas cosas que ya les he
adelantado, que a mi juicio no nos sirven de consuelo para seguir
trabajando, se producen en otros países. Se producen incidentes tan
graves como éste o incluso más graves en países en los cuales se han
tomado también medidas de previsión y de mejora, y que pasan por ser no
solamente líderes desde el punto de vista del sector eléctrico, sino
líderes en medidas de seguridad, en medidas de protección civil,
etcétera.

No quiero con esto sacar ninguna conclusión que beneficie la situacion de
este país. Me parece que nuestra obligación sigue siendo, en todo caso,
seguir avanzando. Pero, a título de ejemplo, por tomar algunos de los
muchos incidentes de grandes dimensiones, como son clasificados en la
literatura internacional, que han tenido lugar entre el año 1986 y el año
1993, permítanme destacar que, en Italia, un cortocircuito en una
subestación de 220 kilovoltios produce una interrupción de al menos una
hora treinta minutos de duración. Me pueden decir que en Italia lo
consiguieron hacer en una hora treinta. En Alemania, el 5 de febrero de
1992, como consecuencia de una avería, por tanto de un fallo, no de un
problema de diseño, por una avería en las protecciones se produce una
interrupción de tres horas en un mercado suficientemente importante del
orden de mil megavatios. Se pueden espigar otros muchos casos. En Grecia
--quizá les puede parecer un caso alejado de nuestra situación-- se
produjo el 14 de febrero del año 1989 el fallo de un interruptor que
dejó, durante seis horas y media, a un buen número de personas en
posición bastante delicada. Y hay otros muchos casos en países más y
menos desarrollados que España.

Por consiguiente, ya les he dicho que en índices generales estamos en una
situación bastante razonable, en una situación bastante buena, desde
luego en una situación de notable ventaja, comparativamente, con la media
de los países de la OCDE en el tramo superior. Ciertamente eso no afecta
de la misma manera en materia de seguridad a todo lo que es la red
eléctrica española en relación con el resto de la red mallada de 220
kilovoltios, en muchos casos a disposición de las centrales eléctricas, y
no es homogénea la situación en todo el territorio nacional. Por tanto,
¿se puede achacar a problemas de previsión? Yo creo que siempre ocurre
que cuando se producen experiencias se va mejorando el sistema. De hecho,
antes de que se produzcan incidentes hay un proceso permanente de
revisión de instalaciones, de revision de diseños, de introducción de
mejoras tecnológicas, de mejora para que las nuevas instalaciones, como
ya he hecho referencia, tengan mecanismos reduntantes mejores, más
perfectos. No siempre ocurre no obstante se sustituyan todas y cada una
de las cosas. Para analizarlo en términos políticos, tendríamos que ver
si efectivamente se puede achacar algún tipo de responsabilidad, sea al
Gobierno, sea a Red Eléctrica, sea a las empresas del sector, por haber
incumplido la normativa o haber hecho algo en contra de lo que
razonablemente era previsible que ocurriera. Desde esa perspectiva, a
juzgar por este análisis, que no es el fruto de ningún consenso sino de
la responsabilidad que tiene la Delegación del Gobierno en el sistema
eléctrico, no surgen suficientes razones como para pensar que alguien
haya incumplido una normativa o haya operado incorrectamente en relación
con el diseño del conjunto del sistema, lo cual no quiere decir que a
pesar de ello no sea mejorable, y es exactamente lo que estamos tratando
de hacer.

El señor Milián se ha referido a cosas que yo soy el primero en
reconocer. He empezado por decir que éste es un tema que tiene
importancia, que ha afectado a empresas. Conozco la situación de muchas
empresas, grandes y pequeñas, que se han visto afectadas en Tarragona y
fuera de Tarragona, y no es, en absoluto, algo que uno pueda desear,
salvo lamentar, aun cuando es tan evidente, que ésas son las cosas que
exactamente ocurren cuando se interrumpe, durante un período como el que
se interrumpió, el suministro eléctrico en empresas y cuya puesta en
marcha obliga a un proceso temporal, a veces dilatado, como es el caso de
Repsol, para reanudar la actividad productiva, que naturalmente es un
conjunto de cosas que son previsibles. Por tanto, he añadido alguna
evidencia que me parece que es conocida.

El problema de la conexión con Francia yo creo que lo ha enfocado usted
mal. El problema de la conexión con Francia no actúa de una manera
negativa sino, por el contrario, como un factor de estabilización del
sistema. Por tanto, cuanto más interconectado está un sistema tantas más
posibilidades tiene de desestabilización. De ahí que los países
periféricos, en términos de conexión al sistema europeo eléctrico, como
es en parte España, tengan en ese sentido, como elemento dentro del
sistema, una relativa



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menor estabilidad que la de aquellos otros países que, por tener
conexiones con otras muchas redes por las distintas fronteras que lo
rodean, tienen más posibilidades de estabilizar el sistema. Pero nuestra
conexión con Francia actuó, por cierto positivamente, en la
estabilización del sistema, lo cual no evitó que se produjera esta
situación. ¿Por qué se puede producir una situación? Lo he tratado de
decir y, en todo caso, podrá usted comprobarlo en el análisis hecho en el
informe que tendrán en su poder. Se produce esta situación, de acuerdo
con los datos más fiables, por la concurrencia de un conjunto muy
importante de circunstancias. Desde luego, tenemos tendencia a eliminar
en nuestros análisis la importancia, no ya la imprevisibilidad, que puede
tener una tormenta eléctrica de las características de la que tuvo lugar.

Naturalmente, no quiere decir que todas las tormentas eléctricas vayan a
producir los mismos resultados. Lo que pasa es que esa tormenta
eléctrica, de acuerdo con los datos disponibles, afecta no solamente a la
central de Sant Andréu sino que, además, inutiliza el mecanismo de
aislamiento primario. Por tanto, no solamente se produce el
cortocircuito, sino que ese cortocircuito no puede ser aislado en la
propia central, por tanto hay una doble circunstancia.

Es verdad que el mecanismo de aislamiento secundario opera, pero opera
con un grado de retraso que es conforme con las normas de diseño, pero
que, en todo caso, teniendo en cuenta el conjunto de perturbaciones que
se difunden a través de la topología de la red, hace que esa interrupción
o ese lapso de entrada en funcionamiento de ese mecanismo de
interrupción, que en otras circunstancias hubiera bastado perfectamente
para estabilizar el sistema incluso a nivel secundario, sin embargo, con
el conjunto de circunstancias concurrentes hace que finalmente las
consecuencias alcancen una mayor dimensión. Por tanto, no es un hecho
aislado sino un conjunto de circunstancias y de concurrencias las que
finalmente explican el fenómeno, sin que se pueda atribuir una
responsabilidad específica a uno u otro de los elementos sino, más bien,
al conjunto de ellos.

Es verdad que hay tres horas de interrupción y es verdad que se produce
confusión. No sé si usted conoce, señor Milián, y con esto no quiero
establecer ningún tipo de justificación, que cuando se produce una cosa
de éstas se pueda derivar algo diferente de la confusión, entre otras
cosas porque han tenido que pasar meses hasta saber exactamente qué es lo
que de verdad había ocurrido. Como usted recordará, y como consta en los
medios de comunicación, los primeros días se sucedieron buen número de
declaraciones, algunas de ellas han tenido que ser rectificadas, otras
matizadas, hasta tener el más cabal conocimiento de lo que parece ser que
ocurrió. Esto es, razonablemente, lo que ocurre cuando se da tal número
de circunstancias, lo cual no hace más que, si queremos ser rigurosos, no
tomar tan en consideración, salvo las expresiones que entiendo
perfectamente del Alcalde de Tarragona, del alcalde de cualquier otra
ciudad, del directivo de cualquier empresa o de cualquier ciudadano que
se hubiera quedado en el ascensor, que fueran no sólo de confusión sino
también, naturalmente, de una absoluta indignación. Pero me parece que no
estamos aquí solamente para hacernos eco de algo que es obvio, es
evidente, sino para analizar qué ha ocurrido y qué es lo que tenemos que
hacer razonablemente. Por lo menos así entiendo yo mi propia
responsabilidad.

Pacto entre las empresas. Supongo que las empresas entre sí tenían la
tentación de echarle la culpa a otra, por ejemplo a Red Eléctrica, o
repartir las culpas las unas y las otras. Como cuando se produce una cosa
de éstas el primer clamor popular es el de alguien tiene que tener la
culpa y a alguien tenemos que hacer responsable, supongo que el reflejo
inmediato de todo el mundo es tratar de eludir la propia responsabilidad.

Si ustedes leen el informe se darán cuenta de que quizá lo que hay son
responsabilidades objetivas, a mi juicio, no hay responsabilidades
personales, no hay responsabilidades subjetivas por incumplimiento que se
puedan saldar, en este momento, en términos de asignar un culpable en el
sentido de que éste es el que originó el incidente. Me parece que el tema
es bastante más complejo que eso. Sin embargo, este informe no ha sido,
en absoluto, un informe que haya sido tributario de ningún tipo de pacto
entre las empresas, sino del mejor conocimiento de por qué se produjeron
las diferentes circunstancias. Por tanto, yo creo que es esto lo que le
debo contestar a su directa pregunta de quién es la responsabilidad. La
responsabilidad creo que es del sistema, una responsabilidad de un
sistema que es mejorable y tenemos que seguir mejorando.

De todas formas, yo creo que tenía usted un especial interés en saber
algunas cuestiones relacionadas con la reposición. Es verdad que en la
reposición se producen algunas circunstancias que son importantes para
valorar. Es importante saber que el proceso de reposición, cuando se
produce una falta de la magnitud de la que se produce allí, es un proceso
en todo caso lento, no se produce instantáneamente. Yo no soy un
especialista en el sistema eléctrico como usted puede imaginar, aunque no
sea de letras, y mucho menos en algunas de las locuciones o de la
terminología que utilizan los especialistas del sector; pero es bastante
fácil, por lo menos por generar una imagen, entender en que esto no es
equivalente, una vez que se produce un apagón, a volver a darle a un
interruptor e iniciar de cero a todo, al máximo, la reanudación de la
tensión en el sistema. Cuando se produce una caída como ésta, hay un
conjunto de decisiones, de actuaciones sistematizadas y necesarias que se
integran en lo que se denomina el plan de reposición del servicio, que
está constituido por un conjunto de instrucciones, de procedimientos
reglados y no reglados, con una serie de fases diferenciadas que son, en
primer lugar, el intercambio de información y comunicación entre
despachos de operación para el conocimiento exacto del estado de la red
tras la perturbación; un proceso que consume tiempo. En segundo lugar, la
comprensión del incidente y la comunicación exterior a los centros de
emergencia, organismos e instituciones que son competentes en la gestión
de situaciones que afectan a servicios esenciales para la sociedad. En
tercer lugar, la preparación de la red de nuevo para la reanudación del
servicio, que comienza de forma instantánea tras el incidente y que
supone, en primera instancia, la apertura con automatismo



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de interruptores de subestaciones en las ayudas conectadas a barras de
alimentación cuanto éstas quedan sin tensión y, en su defecto, otras que
necesitan de la apertura manual. En cuarto lugar, la energización
(perdonen el barbarismo o la utilización inadecuada de este sustantivo)
de las redes de una forma sistemática, iniciándose el proceso a partir de
nudos con tensión, no afectados por la perturbación, mediante un
procedimiento jerarquizado en la actuación sobre elementos de la red de
mayor a menor tensión, pero también simultáneo en cuanto a la reposición
de zonas independientes para producirse finalmente el acoplamiento de las
zonas, una vez cumplidas las condiciones de sincronismo.

Este proceso se inicia en perturbaciones de carácter generalizado como
ésta, con la energización de elementos de la red a nivel de 400
kilovoltios, para concluir después con los centros de distribución. Es un
proceso, por tanto, lento, en el que tienen gran importancia las
decisiones primeras, y en caso de que éstas resulten fallidas, pueden dar
lugar a nuevas desconexiones y a ulteriores retrasos, además de a
posibles daños en la propia red o en las propias maquinarias afectadas.

Todo este conjunto de cosas, que forman parte siempre que se produce un
incidente, tuvieron lugar también allí, de tal manera que --y perdone que
sea mínimamente prolijo y le describa alguna de las cosas que tuvieron
lugar-- no afectando de una manera sustancial al tiempo de reposición,
sin embargo fueron incidentes que en algún momento se destacaron mucho en
los medios de comunicación, aunque no fueron los decisivos para explicar
la tardanza en la reposición del servicio.

Durante esta reposición se identificaron, al margen de circunstancias
adversas que ya he señalado, algunas actuaciones que afectaron
negativamente al proceso de energización de la red, algunas maniobras
fallidas en los elementos de la red de 400 y 220 kilovoltios que
originaron sobretensiones, desconexiones subsiguientes y retraso en el
proceso de reposición, y se produjeron, además, fallos e interrupciones
en la operatividad de los sistemas informáticos de comunicaciones y la
operación autónoma de dispositivos auxiliares, como antes he señalado, en
algunas subestaciones. Incluso debo decir, porque no se piense que quiero
ocultarlo --tienen ustedes en el informe algún elemento informativo
adicional-- que el incidente coincidió con una situación transitoria en
las instalaciones del sistema del centro de control Cerex Este, al estar
realizándose precisamente en esos días el cambio de sede, circunstancia,
sin embargo, que debo decir no afectó a la operatividad en las
actuaciones de los técnicos de dicho centro.

Por estas circunstancias de transitoriedad se constató, por ejemplo, la
no disponibilidad del grupo electrógeno para la alimentación autónoma de
los sistemas de operación del centro de control de telemando, aunque esta
precariedad potencial fue debidamente corregida al sustituirse dicho
suministro por el de baterías de alimentación.

Por tanto, es verdad que surgieron una serie de incidentes y a algunos de
ellos se les dio en medios incluso populares y en algunas declaraciones
públicas una gran trascendencia, aunque, sin duda alguna, del análisis
del conjunto del problema no surge la constatación de que éstos hayan
sido obviamente los elementos responsables, pero sí, naturalmente, que
debe evitarse que vuelvan a producirse, porque quizá en otro momento sí
pueden ser elementos responsables de una tardanza, sea en la reposición
del sistema o de salvar defectos de comunicación entre unas y otras
empresas.

Al señor García Fonseca le parecía positivo y adecuado el que se
produjera en este momento el informe. Creo haberle contestado ya cuando
lo he hecho al señor Millián, al menos sobre los problemas de
responsabilidad. Me parece que es más una responsabilidad objetiva y
colectiva que un problema de asignación de culpas en el sentido
tradicional del término y, sin embargo, no nos debe llevar, como antes he
dicho, a bajar la guardia, sino a seguir el cumplimiento de todas las
recomendaciones del informe, y no solamente en el mercado catalán, sino
en el mercado peninsular.

El señor Molins parecía tratar de establecer una distinción en lo que era
inevitable, el rayo. Yo no sé si el rayo era inevitable, en todo caso era
imprevisible que cayera donde cayó, produciendo los efectos que produjo,
etcétera. Ciertamente es verdad que hubo distintos mecanismos que
fallaron, algunos como consecuencia del rayo, otros como consecuencia del
diseño, pero sin incumplimientos aparentes de la normativa existente, lo
cual no quiere decir que de ese conjunto de circunstancias conexas no
surgieran las consecuencias a las que me he referido.

Sobre sus preguntas respecto a si Red Eléctrica tratará de aplicar
criterios homogéneos, debo contestar que sí, precisamente en la medida de
sus responsabilidades, que no todas son de Red Eléctrica, porque
corresponden más a la Delegación del Gobierno en la explotación del
sistema unificado y la vigilancia de los cumplimientos y de los
compromisos que han adquirido ya las propias empresas del sector
eléctrico --como las que hay en Cataluña-- y las que se puedan extender,
como consecuencia de los análisis que están en curso, al resto del
sistema peninsular.

Habrá en parte que desmallar la red. Una red mallada y muy mallada tiene
algunas ventajas, aparentemente, desde el punto de vista del
conocimiento, y por lo que he podido aprender, pero puede tener también
algunos inconvenientes, y en este caso, la existencia --ya lo he
remarcado en varias ocasiones-- de una red mallada fundamentalmente en T
puede ser un factor también de inestabilidad ante determinadas
perturbaciones. De ahí que varias de las conexiones en T que en este
momento se han detectado vayan simplemente a transformarse en otro tipo
de conexiones que pretenden añadir estabilidad al sistema, y
fundamentalmente en el área de Barcelona. No le repito cuáles son
exactamente porque lo tiene usted en el informe.

Finalmente, se refería usted a si van a adoptarse otra serie de medidas
en términos de la operatividad del sistema, la reposición. Ya me he
referido también a que se están elaborando nuevos protocolos, mecanismos
de entrenamiento, formación y seguimiento continuo de los operadores del
sistema de Red Eléctrica, por un lado, y naturalmente de los de las
distintas empresas, así como la mejora



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de los sistemas de seguridad, que en este momento quizá se han revelado
insuficientes.

Después usted ha establecido una cierta ironía, y me va a permitir que yo
también sea irónico en este tema. Ha dicho: Por fortuna fue aislado.

Naturalmente que por fortuna. No creo que el mal de unos deba nadie
desear que sea el mal de todos. Pero de ahí difícilmente (como usted
recalcaba, debo reconocerlo) puede sacar la conclusión de que nadie se
haya congratulado de que ese incidente se reflejara sólo en la zona
eléctrica catalana o catalana-aragonesa.

Por cierto, aunque yo he utilizado permanentemente el mercado catalán,
sabe usted --porque lo ha recalcado y también otros-- que esto no afectó
exclusivamente a Cataluña; afectó a la mayor parte de Cataluña, pero
también a otras comunidades autónomas, e indirectamente al sistema
peninsular por la perturbación, aunque fue aislado dentro de ese mercado.

Por tanto, yo creo que la discusión sobre la participación de las
empresas o de las comunidades autónomas en el sistema eléctrico se tendrá
que producir en términos de un debate político, en términos estatutarios
o como quiera usted. Pero yo creo que es una mala forma de abordar --se
lo digo con todo afecto, como sabe usted-- este problema desde el punto
de vista de las garantías. Salvo que usted piense que los operadores --y
yo creo que no lo piensa-- o quienes trabajen en el sistema lo hayan
hecho inadecuadamente, o que de haber existido otros operadores hubieran
velado más por los intereses --digamos-- de la Comunidad Autónoma
catalana --hipótesis que no puedo de ninguna manera aceptar--, no se
sigue ninguna otra conclusión.

La discusión de la participación en el sector eléctrico, en general en
las empresas públicas, tendremos que hacerla en otros términos. Yo le
pediría al señor Molins que de ninguna manera, detrás de pretensiones
políticas --que puedo entender y que me pueden parecer legítimas--
introduzcamos, directa o indirectamente, la duda de que, dado que hoy
existe una empresa que se llama Red Eléctrica Española o una serie de
empresas que tienen una composición de su propio accionariado en los
consejos de administración, alguien puede estar operando contra
determinados intereses, y que de alguna manera eso cambiaría si las cosas
fueran de otra manera por la composición del consejo de administración.

Este es un tema esencialmente técnico, fruto de normas de funcionamiento
de la explotación del sistema unificado, y que naturalmente se deben
producir correctamente sea quien sea quien esté en el consejo de
administración. Yo creo que es una cuestión, por tanto, completamente
independiente, aunque el otro debate ciertamente tengamos que tenerlo,
pero por otras razones.

Finalmente, le quiero agradecer al señor Marsal la comprensión del
informe. Es verdad que nos separa algún tiempo del incidente. He
recalcado antes el que me hubiera gustado --y lo había solicitado--
comparecer hace meses, porque me parece que cuanto menos tiempo pase
entre un incidente y las oportunas lecciones es mejor. De todas formas,
me parece que es bueno el que hoy hayamos hecho este debate.

Estas cosas, ciertamente, ocurren en otros países, y me parece que,
estando de acuerdo en eso, ni usted ni yo deberíamos sacar la conclusión
de que nos pueda servir de consuelo, sino que, en todo caso, debe seguir
siendo un aliciente para mejorar lo que tenemos.

Quiero confirmarle que, efectivamente, las conclusiones de este informe,
«mutatis mutandis» naturalmente, tienen que ser extrapoladas al sistema
peninsular para dar garantía de que lo que aprendemos en un lugar es
aplicable al conjunto del territorio; todo el mundo tiene exactamente el
mismo derecho a la seguridad.

Quisiera concluir pidiéndoles que, con independencia de la exigencia que
tienen ustedes el derecho a establecer sobre el Gobierno, sobre el
Ministro de Industria y, desde luego, sobre todos los operadores del
sistema, sería bueno que, lamentando que estas cosas se puedan producir,
acordemos que estamos trabajando en la buena dirección. A mí me parece
que trabajar en la buena dirección es sacar las lecciones oportunas y,
naturalmente, poner en marcha las medidas correctoras hasta donde el
estado de la técnica puede permitir garantizar el que no se vuelvan a
producir incidentes como éste.

Muchas gracias.




El señor VICEPRESIDENTE (Dávila Sánchez): Señor Ministro de Industria y
Energía, en nombre de la Comisión le expreso nuestro agradecimiento por
la extensa e intensa información que nos ha suministrado en sus dos
comparecencias. (El señor Molins i Amat pide la palabra.)
¿Desea hacer uso de la palabra, señor Molins?



El señor MOLINS I AMAT: ¿No podemos disponer los grupos de un turno para
una pequeña réplica, como es tradicional?



El señor VICEPRESIDENTE (Dávila Sánchez): Señor Molins, de usted, por su
condición de Presidente de la Comisión, era de quien menos esperaba yo
que hiciese esto y me viese yo en la obligación de defender los intereses
de todos los miembros de la Comisión. (Risas.)
Señorías, llevamos un exceso de una hora sobre el horario corregido y dos
horas respecto del previsto. He tenido premeditadamente olvidados los
preceptos reglamentarios, lo que me hizo no contemplar los minutos de
retraso acumulados que yo iba contrastando en cada una de las
intervenciones. Si me permite, señor Molins, le pediría que sea S. S.

comprensivo conmigo, porque defiendo los intereses de todos por encima de
los particulares. (El señor Molins i Amat pide nuevamente la palabra.)
Veo que reitera su petición de palabra.




El señor MOLINS I AMAT: Aduzca el señor Presidente las razones que
quiera, pero no la jurisprudencia sentada por mi Presidencia, porque
siempre he dado la palabra y el turno de réplica a todos los grupos.




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El señor VICEPRESIDENTE (Dávila Sánchez): Pero es un valor acordado entre
S. S. y yo el que yo represente el papel del malo de la película y S. S.

el favorable. Son gajes de la representatividad que tenemos cada uno de
los dos en la Mesa. (Risas.)
Señorías, suspendemos la Comisión sólo a efectos de despedir al señor
Ministro e instantáneamente continuaremos con el siguiente punto del
orden del día.




Se reanuda la sesión.




--DEBATE Y VOTACION, EN SU CASO, DE LAS PROPUESTAS DE RESOLUCION
PRESENTADAS POR LOS DISTINTOS GRUPOS PARLAMENTARIOS A LOS INFORMES DEL
PRIMERO Y SEGUNDO SEMESTRE DE 1992 Y PRIMER SEMESTRE DE 1993 DEL CONSEJO
DE SEGURIDAD NUCLEAR. (Números de expedientes 401/000001, 401/000002 y
401/000003.)



El señor PRESIDENTE: Señorías, si les parece proseguimos la sesión con el
punto tercero del orden del día: debate y votación, en su caso, de las
propuestas de resolución presentadas por los distintos grupos
parlamentarios a los informes del primero y segundo semestre de 1992 y
primer semestre de 1993 del Consejo de Seguridad Nuclear.

Los distintos grupos se han puesto de acuerdo en la presentación de dos
resoluciones únicas que sustituirían a todas las presentadas ante el
Registro de la Cámara y que serían las que se someterían a votación acto
seguido.

De estas dos resoluciones, una hace referencia a los informes
correspondientes al año 1992 y primer semestre de 1993 del Consejo de
Seguridad Nuclear, y la otra hace referencia a un tema conexo, pero que
todos deseamos tramitar separadamente, es la relativa a la central
nuclear José Cabrera. Si les parece, vamos a tramitar, en primer lugar,
lo que hace referencia a los informes del Consejo de Seguridad Nuclear y
que me permito leer a sus señorías.

La primera resolución dice así: La Comisión de Industria, Energía y
Turismo del Congreso de los Diputados, recibidos en virtud del artículo
11 de la Ley 15/1980, de 22 de abril, de creación del Consejo de
Seguridad Nuclear, los informes semestrales de actividades de dicho
Consejo correspondientes al año 1992 y primer semestre de 1993, y
habiendo tenido lugar la correspondiente comparecencia ante dicha
Comisión del Presidente del Consejo de Seguridad Nuclear, resuelve:
Primero. Toma conocimiento de que, a juicio del Consejo de Seguridad
Nuclear, y de conformidad con la normativa vigente, las operaciones de
las instalaciones nucleares y radiactivas existentes en el territorio
español han tenido lugar durante los períodos antes indicados, sin que se
hubieren registrado incidentes. Las estimaciones de las dosis radiactivas
recibidas por las personas profesionalmente expuestas, tanto trabajadores
de las centrales como personal de contrata, así como la población en su
conjunto, como consecuencia de la explotación de las centrales nucleares,
son inferiores a los límites de dosis establecidos en la legislación
vigente y en las condicionadas de las propias instalaciones.

Segundo. Constata que, a 30 de junio de 1993, el Consejo de Seguridad
Nuclear tiene ubicados inspectores residentes en todas las centrales
nucleares existentes en el territorio español e insta al Consejo para
que, por los cauces que crea más oportunos, fomente la máxima
colaboración entre las centrales nucleares y los inspectores residentes,
a fin de facilitar al máximo su labor.

Tercero. Constata que los almacenamientos en las piscinas del combustible
gastado se están llevando a cabo con el necesario control y sin que hayan
existido riesgos para las personas o el medio ambiente, y solicita que el
Consejo de Seguridad Nuclear incluya en sus informes semestrales los
datos correspondientes a las capacidades libres de las piscinas y el
margen para el almacenamiento que representan en función de las
condiciones de operación actuales y de las previstas.

Cuarto. Solicita al Consejo de Seguridad Nuclear que remita a esta
Comisión, en el más breve plazo posible, un informe sobre la situación
del proceso de licenciamiento de las futuras instalaciones destinadas al
necesario almacenamiento en seco del combustible gastado en el
emplazamiento de las centrales nucleares.

Quinto. Solicita al Consejo de Seguridad Nuclear la remisión, en el más
breve plazo posible, de los informes relativos al plan de
desmantelamiento definitivo de la Central Nuclear de Vandellós I y a la
gestión provisional y definitiva de las camisas de grafito existentes en
la misma.

Sexto. Insta al Consejo de Seguridad Nuclear para que realice el
seguimiento adecuado, tanto en lo que se refiere a los plazos como a la
calidad y normas de ejecución de la sustitución, de los generadores de
vapor de las Centrales Nucleares de Almaraz y Ascó, y remita a esta
Comisión los pertinentes informes.

Séptimo. Solicita al Consejo de Seguridad Nuclear que complete el censo
de instalaciones y equipos radiactivos y que efectúe el necesario control
periódico de los mismos a la mayor brevedad posible, y más concretamente
el censo de instalaciones radiactivas sanitarias, fijado en el Decreto de
protección del paciente de 1990.

Octavo. Insta al Consejo de Seguridad Nuclear a que informe a esta
Comisión sobre la situación del proceso de autorizaciones definitivas a
las centrales nucleares y su posición al respecto.

Noveno. Insta al Consejo de Seguridad Nuclear para que potencie al máximo
posible los planes de I+D en los que tiene participación.

Décimo. Urge al Consejo de Seguridad Nuclear para que, a la mayor
brevedad posible, decida las funciones más adecuadas para lograr la
necesaria mejora de la formación de los operadores y supervisores de las
centrales nucleares por la vía de simuladores de alcance total.

Undécimo. Insta al Consejo de Seguridad Nuclear para que verifique con
detalle el proceso de garantía de calidad de la fabricación Ingeniería
Asociada a la recarga de combustible.




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¿Desean los señores Diputados que antes de pasar a la votación de esta
resolución demos lectura a la segunda o no es necesario. (Pausa.)
Pasamos a la votación de esta resolución.




Efectuada la votación, fue aprobada por unanimidad.




El señor PRESIDENTE: Queda aprobada por unanimidad.

Paso a continuación a dar lectura a la resolución referida a la Central
Nuclear José Cabrera.

Dice así: La Comisión manifiesta su preocupación por la gravedad de las
deficiencias que se están detectando en las instalaciones de la Central
Nuclear José Cabrera durante el proceso de inspección de la misma y
solicita del del Consejo de Seguridad Nuclear información periódica y
detallada que finalice como una valoración de la situación real de la
planta. Asimismo, a la vista de la experiencia obtenida, se recomienda al
Consejo de Seguridad Nuclear que intensifique los procesos de inspección
en aquellas centrales que puedan presentar fenómenos semejantes.

Este es el contenido de la resolución que a continuación sometemos a
votación.




Efectuada la votación, fue aprobada por unanimidad.




El señor PRESIDENTE: Queda aprobada.

Sin más asuntos que tratar, se levanta la sesión.




Eran las dos de la tarde.