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DS. Congreso de los Diputados, Comisiones, núm. 110, de 16/02/1994
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CORTES GENERALES
DIARIO DE SESIONES DEL
CONGRESO DE LOS DIPUTADOS
COMISIONES
Año 1994 V Legislatura Núm. 110
ASUNTOS EXTERIORES
PRESIDENTE: DON JORDI SOLE TURA
Sesión núm. 12
celebrada el miércoles, 16 de febrero de 1994



ORDEN DEL DIA:
--Comparecencia del señor Ministro de Asuntos Exteriores (Solana
Madariaga), para conocer la posición del Gobierno a la vista del
establecimiento de relaciones diplomáticas con la ex república yugoslava
de Macedonia por cinco países de la Unión Europea. A solicitud del Grupo
Parlamentario Federal IU-IC. (Número de expediente 213/000149) (Página 3507)
Dictámenes sobre:
--Canje de Notas constitutivo del Acuerdo entre España y Tailandia sobre
modificación del Acuerdo sobre transporte aéreo entre el Gobierno del
Reino de España y el Gobierno del Reino de Tailandia de 6 de septiembre
de 1979. (BOCG, serie C, número 41-1, de 8-11-93. Número de expediente
110/000034) (Página 3514)
--Convenio entre el Reino de España y la República Argentina para evitar
la doble imposición y prevenir la evasión fiscal en materia de impuestos
sobre la Renta y sobre el Patrimonio y de su Protocolo anejo, hecho en
Madrid el 21 de julio de 1992. (BOCG, serie C, número 42-1, de 8-11-93.

Número de expediente 110/000035) (Página 3516)
--Acuerdo Marco de Cooperación Cultural, Científica y Técnica entre el
Reino de España y el Reino Hachemita de Jordania, firmado en Ammán el 21
de enero de 1993. (BOCG, serie C, número 43-1, de 8-11-93. Número de
expediente 110/000037) (Página 3517)



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--Comparecencia conjunta de los señores Ministros de Asuntos Exteriores
(Solana Madariaga) y Defensa (García Vargas), ante la Comisión de Asuntos
Exteriores, para informar sobre los últimos acontecimientos relativos al
conflicto de Bosnia-Herzegovina. A petición propia. (Número de expediente
214/000043) (Página 3518)
Dictámenes sobre (continuación):
--Convenio marco de cooperación científica, técnica, cultural y educativa
entre el Reino de España y la República Argelina Democrática Popular,
hecho en Argel el 5 de abril de 1993. (BOCG, serie C, número 44-1, de
8-11-93. Número de expediente 110/000038) (Página 3546)
--Tratado de buena vecindad, amistad y cooperación entre el Reino de
España, la República Francesa y el Principado de Andorra, hecho en Madrid
y París el 1 de junio de 1993 y en Andorra la Vieja el 3 de junio 1993.

(BOCG, serie C, número 46-1, de 23-11-93. Número de expediente
110/000039) (Página 3547)
--Acuerdo entre el Reino de España y el Principado de Andorra relativo al
Estatuto del Copríncipe Episcopal, firmado en Madrid el 23 de julio de
1993. (BOCG, serie C, número 50-1, de 23-11-93. Número de expediente
110/000044) (Página 3547)
--Convenio entre el Reino de España y los Estados Unidos Mexicanos para
evitar la doble imposición en materia de impuestos sobre la Renta y el
Patrimonio y prevenir el fraude y la evasión fiscal y su Protocolo Anejo,
firmado «ad referendum» en Madrid el 24 de julio de 1992. (BOCG, serie C,
número 46-1, de 23-11-93. Número de expediente 110/000040) (Página 3547)
--Tratado general de cooperación y amistad entre el Reino de España y la
República Federativa del Brasil y Acuerdo económico integrante del mismo,
firmado «ad referendum» en Madrid el 23 de julio de 1992. (BOCG, serie C,
número 47-1, de 23-11-93. Número de expediente 110/000041) (Página 3549)
--Tratado general de cooperación y amistad entre el Reino de España y la
República Oriental del Uruguay y Anejo, así como Acuerdo económico
integrante del mismo, firmado en Madrid el 23 de julio de 1992. (BOCG,
serie C, número 48-1, de 23-11-93. Número de expediente 110/000042)
(Página 3550)
--Acuerdo para la promoción y la protección recíprocas de inversiones
entre el Reino de España y la República Oriental del Uruguay, hecho en
Madrid el 7 de abril de 1992. (BOCG, serie C, número 49-1, de 23-11-93.

Número de expediente 110/000043) (Página 3550)
--Acta por la que se modifica el Protocolo sobre los Estatutos del Banco
Europeo de Inversiones y se faculta al Consejo de Gobernadores para crear
un Fondo Europeo de Inversiones, firmada en Bruselas el 25 de marzo de
1993. (BOCG, serie C, número 62-1, de 21-12-93. Número de expediente
110/000056) (Página 3551)



Se abre la sesión a las nueve y cinco minutos de la mañana.




El señor PRESIDENTE: Señorías, iniciamos la sesión.

En primer lugar, y de acuerdo con el artículo 68 del Reglamento, debo
someter a aprobación de la Comisión una modificación del orden del día.

Como ustedes saben, por parte del Gobierno se presentó una petición de
comparecencia conjunta urgente de los Ministros de Asuntos Exteriores y
de Defensa para informar sobre la situación actual en Bosnia, y la Mesa
decidió incluir esa comparecencia en la sesión de hoy. Para ello
deberíamos proceder a una cierta modificación del orden del día. En
principio, mantendremos la comparecencia señalada en el orden del día con
el número uno, suprimiremos las preguntas números tres, cuatro y cinco
--el propio autor de las preguntas, señor Robles Fraga, también me
comunicó ayer que le parecía bien-- y mantendremos también los dictámenes
sobre convenios, acuerdos, canjes de notas, etcétera. Esta modificación
iría complementada con la siguiente. Como después de las comparecencias
tendrá lugar --a las diez y media-- la comparecencia conjunta de los dos
Ministros, les ruego que al mismo tiempo me autoricen a utilizar esta
modificación del orden del día, si la aprobamos, con cierta flexibilidad,
porque quizá sería más conveniente realizar la comparecencia número uno
y, si vemos que para la comparecencia número dos tenemos demasiadas
limitaciones de tiempo, quizá también solicitaría su supresión y
empezaríamos a trabajar con algunos de los convenios que tenemos, para
avanzar en el orden del día, ya que me temo que va a resultar muy
cargado, puesto que tenemos la comparecencia, los convenios y la
comparecencia conjunta. De modo que el orden del día quedaría de la
siguiente manera: empezamos ahora con la comparecencia número uno y, en
función del tiempo que le dediquemos y viendo lo que nos queda entre el
desarrollo de esta comparecencia y las diez y media, que es el momento en
que empezaremos la comparecencia conjunta, haremos la segunda o, si vemos
que no da tiempo, propondría introducir en ese



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momento alguno de los convenios que tenemos en el orden del día en
números posteriores.

¿Cuento con la anuencia de la Comisión? (Asentimiento.) Se aprueba por
asentimiento. Muchas gracias.




--COMPARECENCIA DEL SEÑOR MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (SOLANA
MADARIAGA), PARA CONOCER LA POSICION DEL GOBIERNO A LA VISTA DEL
ESTABLECIMIENTO DE RELACIONES DIPLOMATICAS CON LA EX REPUBLICA YUGOSLAVA
DE MACEDONIA POR CINCO PAISES DE LA UNION EUROPEA. A SOLICITUD DEL GRUPO
PARLAMENTARIIO FEDERAL DE IZQUIERDA UNIDA-INICIATIVA PER CATALUNYA.

(Número de expediente 213/000149.)



El señor PRESIDENTE: Por consiguiente, empezamos con la comparecencia
número uno. Doy la bienvenida al señor Ministro de Asuntos Exteriores a
ésta su casa y vamos a iniciar, repito, la comparecencia número uno,
solicitada por el Grupo Federal de Izquierda Unida-Iniciativa per
Catalunya, para conocer la posición del Gobierno a la vista del
establecimiento de relaciones diplomáticas con la ex república yugoslava
de Macedonia por cinco países de la Unión Europea.

Tiene la palabra el señor Espasa.




El señor ESPASA OLIVER: Voy a explicar muy brevemente la razón de esta
solicitud de comparecencia, porque lo que nos interesa fundamentalmente
es conocer la posición del Gobierno para, en todo caso, fijar después
mejor la nuestra.

Yo diría que estamos ante un caso típico, dada la desgraciada
peculiaridad de la región en la que se encuentra este país, en el que
podríamos y deberíamos ejercer lo que yo llamaría diplomacia preventiva o
practicar y continuar ejerciendo aquel conjunto de acciones para
conservar la paz mucho antes que para tener que restablecerla después. En
este sentido, dado el establecimiento de relaciones diplomáticas por
cinco países de la Unión Europea, dada la actual Presidencia, rotativa,
de Grecia de la Unión Europea y dado lo que todos hemos deseado, al menos
en esta Comisión, implementar al máximo las capacidades y virtualidades
de la política exterior y de seguridad común de la Unión Europea, me
gustaría conocer cuál es la posición del Gobierno sobre este
establecimiento de relaciones diplomáticas, sobre el modus operandi para
nuestro propio país y cómo ve nuestro Ministro de Asuntos Exteriores el
devenir de la situación en esta República ex yugoslava, para que podamos
tener mejor y mayor información.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Ministro.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Solana Madariaga): Contesto con
sumo gusto a la solicitud de comparecencia del Diputado portavoz de la
coalición de Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya.

Empezaré por decir que en todos los problemas relacionados con los
conflictos en la antigua Yugoslavia España ha mantenido siempre un
compromiso firme en favor de la vía de la negociación, de la vía
diplomática, como mejor garantía para una paz justa y duradera. La acción
diplomática del Gobierno de España siempre ha ido dirigida a favorecer
todas aquellas iniciativas que primen el diálogo frene a la
confrontación, la dinámica política por encima de lo que pudiéramos
llamar la dinámica militar, y ésa fue también la posición que mantuvimos
en relación con la República de Macedonia.

Reconocimos la República de Macedonia el 8 de abril de 1993, cuando el
Consejo de Seguridad, y posteriormente la Asamblea General de Naciones
Unidas, votó a favor de la admisión de esta antigua república yugoslava
como Estado nuevo, miembro de pleno derecho de Naciones Unidas. Como S.

S. conoce bien, en la doctrina internacional de España, que yo creo que
es mayoritaria y en cualquier caso de acuerdo con nuestra práctica
diplomática, ese voto debe considerarse como un acto formal de
reconocimiento, sin que sea necesaria una declaración formal posterior
que refuerce esta decisión. Cuando España reconoce a la antigua República
de Macedonia constata, lógicamente, la identidad de la misma, su
capacidad de acción como sujeto de derecho y expresa la voluntad del
Gobierno de considerar que el nuevo estado sustituye a la antigua
Yugoslavia en la responsabilidad de las relaciones internacionales en el
territorio de las fronteras que quedaban definidas. Le diré también que
España reconoce a la antigua República de Macedonia con el mismo espíritu
con que las Naciones Unidas votan la admisión de ese nuevo Estado, es
decir, lo hace adjudicándole un nombre provisional y haciendo un
llamamiento que aparece recogido en la Resolución 817 del Consejo de
Seguridad para que la nueva República y Grecia negocien de buena fe sobre
sus diferencias bilaterales, diferencias que les recuerdo muy brevemente.

Grecia considera que el artículo primero de la Constitución de la nueva
República, el denominado sol de Vergina utilizado en su bandera y
cualquier otro nombre que incorpore de una u otra manera la denominación
de Macedonia atentan de forma directa a la integridad territorial y a la
identidad histórica tradicional de la nación griega. Estas son,
fundamentalmente, las tres diferencias que existen (el artículo primero
de la Constitución, el nombre y alguno de los símbolos emblemáticos que
están contenidos en el escudo y en la bandera). Desde que se planteó este
contencioso, como quizá sepa S. S., España ha dejado oír su voz tanto en
el Consejo de Seguridad, yo creo que de manera importante, como en la
Unión Europea en favor de lo que es la lógica de la salida de este
conflicto, una salida negociada que satisfaga los derechos de ambos
países vecinos en tanto en cuanto sea posible.

Por otra parte, el Gobierno, no ha considerado oportuno establecer aún
las relaciones diplomáticas con la antigua República de Macedonia por
varias razones que yo



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creo que son fáciles de comprender. Pero antes de enumerar esas razones,
permítanme que les diga que, en ningún caso, ese no establecimiento de
relaciones, a la vez que un grupo de países de la Unión Europea, no debe
verse en absoluto como un acto inamistoso para con la antigua República
yugoslava de Macedonia, sino al contrario, debe verse como un acto que
trata de cooperar y de ayudar a la resolución pacífica de las diferencias
que existen entre Macedonia y Grecia. Sí quisiera dejar esto claro para
que no cupiera ninguna duda en la mente de SS. SS.

Es verdad que seis países de la Unión Europea decidieron establecer las
relaciones diplomáticas mediante el intercambio de embajadores en un
momento que, a nuestro juicio, no era el más oportuno, días antes de la
toma de posesión por parte de Grecia de la Presidencia de la Unión
Europea, en un momento en que estábamos dando los primeros pasos en la
política exterior y de seguridad común y en un momento en el que todavía
entendemos que había que hacer un último esfuerzo, un esfuerzo tenaz y
perseverante para que los diferendos se pudieran resolver por la vía del
diálogo. España mantiene unas relaciones estrechas con Grecia, por
razones que a S. S. no se le escapan, y, en el Consejo de Seguridad de
Naciones Unidas, en el reparto de lo que pudiéramos llamar los distintos
papeles del denominao Grupo 4+1 (Gran Bretaña, Francia, Estados Unidos,
Rusia y España), que es el que quizá ha estado realizando las gestiones
más intensas en la cuestión del conflicto en la ex Yugoslavia, ha estado
en algún momento más responsabilizada en lo que pudiéramos llamar el
intento por resolver las diferencias entre Macedonia y Grecia. Nos
parecía, por tanto, que era nuestra obligación mantener esa posibilidad
abierta de seguir jugando un papel de aproximación entre las dos
naciones, así como probar lo que se podría conseguir durante los seis
meses de Presidencia griega de la Comunidad. Sí le puedo decir que estos
esfuerzos que España va a seguir manteniendo, lógicamente, no deben ser
eternos sino que debe llegar un momento en el que el paso hacia el
establecimiento de relaciones se produzca, porque, insisto, no es la
voluntad del Gobierno el que, de ninguna manera, se pueda pensar que esta
decisión trata de perjudicar o va en contra de los intereses legítimos de
la antigua República de Macedonia. Esta es la posición del Gobierno y se
va a seguir trabajando durante estos meses en esa dirección; algunas
gestiones se han podido realizar ya a lo largo de estos meses, si bien no
le puedo garantizar el éxito de las mismas, pero, en cualquier caso, nos
parecía que bien merecía la pena el seguir haciéndolo. Como saben
ustedes, la última novedad que se ha producido tras la Presidencia griega
de la Comunidad en relación con Macedonia es el reconocimiento de la
misma por los Estados Unidos de América, que no habían ni tan siquiera
dado el primer paso en el reconocimiento, que nosotros hicimos en abril
de 1993.

Es todo lo que le puedo decir, señoría, volviendo a insistir en que
nuestra voluntad es que las diferencias existentes encuentren una vía de
solución a través de la negociación, aunque no está siendo fácil, pero,
en cualquier caso, no debe entenderse como ningún reproche, en absoluto,
a la nación de Macedonia.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Espasa.




El señor ESPASA OLIVER: Nosotros empezamos por reconocer con el señor
Ministro que la situación en toda la ex República de Yugoslavia es
extremadamente compleja, como dramáticamente lo están demostrando día a
día distintos acontecimientos que después trataremos. En ese sentido, nos
parece bien la posición adoptada hasta ahora, esa posición digamos
intermedia, dada ya la decisión del reconocimiento con el ingreso de este
nuevo país o esta nueva soberanía en Naciones Unidas; es evidente que las
consecuencias y los pasos diplomáticos posteriores están prácticamente
dados y preconcebidos y es lógico que a una diplomacia realista de Estado
y de hechos ya constituidos no le quede otra salida que ir avanzando en
lo que es la lógica normal del reconocimiento de una nueva soberanía. Sin
embargo, como el mismo señor Ministro de Asuntos de Exteriores reconocía,
esto no se produce de forma tranquila, e incluso entre los países de la
Unión Europea hay posiciones distintas, como también las hubo en el
reconocimiento inicial de las nuevas soberanías en la ex Yugoslavia. Sabe
que este Diputado y su Grupo, especialmente en lo que a mí atañe, hemos
criticado repetidamente la precipitación en el establecimiento de
relaciones diplomátics como una de las causas, no la única, pero para
nosotros una de las fundamentales, del actual drama de Yugoslavia. Me
estoy refiriendo al reconocimiento por parte de Alemania y El Vaticano de
Croacia y Eslovenia, que está en el inicio de la explosión del conflicto
y que, en nuestra opinión, supuso dar alas a las partes para que hayan
llegado donde han llegado, aunque naturalmente no es responsabilidad
única de ese reconocimiento todo lo acontecido, pero sí una parte
importante --por eso hablaba yo de diplomacia preventiva y de
mantenimiento de la paz y que no tengamos que restablecerla--. Por tanto
en Macedonia hemos de ser muy cuidadosos. España lo está intentando ser,
pero seguramente ella sola no puede controlar todos los acontecimientos.

Hemos leído hoy mismo cómo una importante movilización y manifestación en
Salónica reivindica cosas contrarias a las que estamos comentando aquí.

La Presidencia griega puede ser un elemento importante de distorsión en
la conducción pacífica de este contencioso entre dos países limítrofes,
pero sobre todo lo que quizá más nos preocuparía es que, una vez más
--esta vez tratándose ya en plena constitución de la Unión Europea, de
una propuesta prospectiva y preventiva sobre el reconocimiento de un
nuevo Estado--, la Unión Europea no sea aún capaz de aplicar plenamente
elementos de la PESC (política exterior y de seguridad común) y aparezcan
unas ciertas diferencias entre los distintos Estados sobre cuál es la
mejor forma de encontrar soluciones al contencioso entre Macedonia y
Grecia. Por supuesto --y en eso estaremos todos de acuerdo-- que todos
queremos una



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solución pacífica de diálogo, por supuesto que sí, pero se trataría de
aunar más las voluntades de los Doce o, mejor aún, hablar en nombre de
una sola voluntad.

Esta es nuestra posición; vamos a continuar atentos al desarrollo de los
acontecimientos, como espero y estoy seguro que el Gobierno también hará,
y continuaremos teniendo un intercambio de opiniones sobre esta
complicada cuestión.

El señor PRESIDENTE: ¿Grupos que desean intervenir? (Pausa.)
Por el Grupo Parlamentario Popular, tiene la palabra el señor
Muñoz-Alonso.




El señor MUÑOZ-ALONSO Y LEDO: Señor Ministro, ante todo muchas gracias
por sus explicaciones en torno al problema de Macedonia, pero debo
decirle sinceramente que no me acaban de convencer las razones por las
cuales el Gobierno español no ha establecido todavía relaciones
diplomáticas con esta República, miembro de las Naciones Unidas. La
distinción entre reconocimiento y establecimiento de relaciones
diplomáticas lo cierto es que, al final, pierde sentido, porque el no
reconocimiento, una vez que este país es miembro de las Naciones Unidas,
perdería absolutamente toda razón de ser.




El señor PRESIDENTE: Perdone, señor Muñoz-Alonso, me dicen que no se le
oye bien. Tenga la amabilidad de acercarse más al micrófono.




El señor MUÑOZ-ALONSO Y LEDO: Digo que no tendría sentido el no
reconocimiento una vez que la República de Macedonia es miembro con pleno
derecho de las Naciones Unidas, sobre todo después de que, como se ha
señalado ya, seis países de la Unión Europea han dado ya ese paso de
establecimiento de relaciones diplomáticas.

Quisiera recordar que desde 1991-1992, en el paso de un año a otro, la
Comisión Badinter, creada por la propia Unión Europea, una comisión de
juristas prestigiosos, estableció las condiciones sobre las cuales se
podía llevar a cabo el reconocimiento y el establecimiento subsiguiente
de relaciones con las antiguas repúblicas componentes de Yugoslavia y,
desde luego, Macedonia estaba en esa lista que había establecido la
Comisión Badinter. Creo, además, que, dada la situación que se está
viviendo en aquella zona de los Balcanes, no establecer plenamente las
relaciones con esa República abre una vía clarísima a la inestabilidad en
la región y a la generalización de conflicto que ahora se está
produciendo en Bosnia. En todo caso, la posición de Grecia, que es
respetable y que se basa en argumentos históricos, yo diría más bien que
en recelos históricos, muy antiguos algunos de ellos, creo que desde
muchos puntos de vista debería flexibilizarse, y me imagino que la Unión
Europea estará haciendo esfuerzos en ese sentido.

Quisiera recordar que Macedonia, como denominación geográfica, ha
permanecido durante toda la Historia, desde el antiguo reino de Filipo,
que al mismo tiempo era también una entidad política. Desde mediados del
siglo XIX, Macedonia tiene otra vez un sentido político. En torno a 1850
se produce lo que se llama «el renacimiento macedonio», que tiene un
carácter netamente político, y los macedonios toman una parte muy activa
en la lucha contra el Imperio Otomano.

Del mismo modo que desde muchos puntos de vista estamos viviendo las
consecuencias de la Primera Guerra Mundial, aquí creo que hay que señalar
que estamos viviendo las consecuencias de los conflictos balcánicos de
principios de este siglo que no están suficientemente resueltos. El
primero de esos conflictos libera a Macedonia de los turcos, pero el
segundo, por mala suerte para los macedonios, resulta que lleva a una
situación en la que Macedonia, la Macedonia histórica, se ve repartida
entre una gran parte que va a Serbia, otra parte no tan pequeña que va a
Grecia y una, la más reducida, que va a Bulgaria. A partir de ahí se ha
producido una situación de tensión no suficientemente resuelta, pero creo
que lo primero que debemos decir es que hay que hacer un esfuerzo para
que los conflictos del pasado no enturbien la paz posible del presente.

Como digo, la propia evolución histórica de Macedonia nos puede ayudar en
ese sentido.

Hay otras condiciones de esa región, como es el mosaico de etnias o de
comunidades que allí existen que, evidentemente, complican también el
problema. Creo que no se puede perder de vista que Macedonia es una
región tan compleja étnicamente que los gourmets europeos de principios
de siglo a la ensalada de frutas la llamaron «macedonia» precisamente
para señalar esa enorme complejidad de la población de aquella región. La
minoría albanesa, por ejemplo, está en torno al 20 o al veintitantos por
ciento en estos momentos; hay una importante minoría turca, pero no cabe
duda de que la mayoría, en torno a casi el 70, el sesenta y tantos por
ciento, está compuesta por los que se llamó eslavo-macedonios, es decir,
macedonios y netamente eslavos y diferenciados hasta lingüísticamente
tanto de los búlgaros como de los serbios.

Toda esta situación de la región o de la República de Macedonia no cabe
duda que podría favorecer ambiciones expansionistas, pero quiero señalar
que dichas ambiciones no son, como parecen temer los griegos, las
ambiciones expansionistas de Macedonia sobre Tracia, por ejemplo, y,
sobre todo, Salónica, sino que yo creo que son, al revés, ambiciones
expansionistas de los vecinos sobre Macedonia; razón de más para que a
Macedonia se le dé un pleno status internacional para frenar de alguna
manera esa situación, ese posible expansionismo. Me parece que a los
griegos sobre todo les preocupa el problema de Salónica. Salónica
históricamente pertenecía siempre a esa Macedonia geográfica y podríamos
recordar que, por ejemplo, en 1941, cuando Hitler intenta que Yugoslavia,
todavía Reino de Yugoslavia, firme el Pacto Tripartito, les ofrece
Salónica. Después se produce una serie de acontecimientos y todo eso
queda en el aire. Lo cierto es que el tema de Salónica como salida al
Egeo es el



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problema clave de toda esa situación. En cualquier caso, en el momento
presente, las medidas preventivas de la ONU, ya aplicadas, y la presencia
allí de marines norteamericanos, creo que han sido fundamentales para
mantener la paz en esa zona; una paz difícil, ya que está tan lindante
con el conflicto de Bosnia, y, como hemos visto insistentemente en la
Prensa en estos días, se suele decir que el Kosovo y Macedonia podrían
ser las próximas piezas en ese dominó bélico de los Balcanes de la
antigua Yugoslavia.

Por todas estas razones, estimamos que le falta solidez y coherencia a la
posición española al retrasar, no se sabe muy bien hasta qué momento, el
establecimiento de relaciones diplomáticas con la antigua república
yugoslava de Macedonia. No hay más remedio que preguntarse si en esa
posición del Gobierno español no existen motivaciones políticas y si no
hay un intento de echarle una mano al señor Papandreu. La falta de
solidez de esta posición me parece que queda todavía más a la vista si
pensamos cuál va a ser la salida de ese mal entendimiento. Me parece que
no hay más salida que llegar de una u otra manera al reconocimiento de
Macedonia, me imagino que con ese nombre o con alguna modificación, pero
no hay más remedio que reconocer eso a estas alturas y, por lo tanto, no
veo mucho sentido en ese empecinamiento de la posición griega y, desde
luego, no entiendo tampoco la posición de nuestro Gobierno. No vemos por
ninguna parte que Grecia pueda temer el expansionismo de esta República,
débil, indudablemente con problemas económicos muy serios; se suele decir
que es, después de Albania, la zona más pobre de toda Europa. Por lo
tanto, pensar en un expansionismo macedonio no parece que tenga mucho
sentido. Aquí hay, evidentemente, un conflicto, pero ha habido otros
conflictos en Europa que se han resuelto. Quiero recordar que mayor
conflicto era el que había históricamente en Alemania y Francia o entre
Alemania y Polonia, y están resueltos. ¿Por qué no se va a poder resolver
este otro problema?
Por lo que hace al problema del nombre, Paul Garde en el libro sobre
Yugoslavia «Vie et mort de la Yougoslavie» dice: ¿Qué vamos a decir
nosotros, los franceses, si hay un país, Gran Bretaña, que tiene el
nombre de una de nuestras provincias? Por lo tanto, el problema del
nombre parece que es llevar demasiado lejos una cosa que, al fin y al
cabo, tiene raíces históricas pero no deja de ser puramente anecdótica.

No obstante, reconocemos que estamos en el terreno de los símbolos, que
es un terreno siempre muy delicado, porque no es sólo el problema del
nombre; como se ha apuntado, es también el problema de la bandera,
etcétera, y todo eso, evidentemente, es complejo, pero entendemos que se
puede solucionar, no cabe duda, con el diálogo.

Antes de terminar, quisiera señalar, aunque ya se ha dicho de pasada, que
esta situación proyecta una mala imagen sobre la política exterior y de
seguridad común digamos que recién estrenada. Antes se decía --todavía se
decía el año pasado-- que si tuviéramos la política exterior y de
seguridad común funcionando estas cosas no sucederían. Está funcionando
desde el 1 de noviembre y resulta que este tipo de cosas siguen pasando y
no cabe duda que van en desprestigio de la Unión Europea y, por lo tanto,
al final, van en desprestigio de todos nosotros.

Por nuestra parte, quisiera recordar que tenemos presentada una
proposición no de ley pidiendo el establecimiento de relaciones
diplomáticas con la antigua República de Macedonia lo más rápido posible.

En la antigua Yugoslavia --y voy terminando-- sin duda se podrían haber
hecho las cosas de otra manera. Se podría haber pensado en una
confederación o en un pacto balcánico en vez de en un mosaico de Estados
en conflicto y en buena medida Estados con dificultades para su propia
viabilidad, pero las cosas han sucedido de esta manera, y en este momento
creemos que no hay más camino que reconocer la existencia de esas
entidades separadas, que quizás en el futuro podrían llegar a entenderse
de nuevo. Para llegar a ese entendimiento, ratificamos que es el diálogo,
y en este momento el diálogo entre Grecia y Macedonia, lo que hay que
favorecer con todas sus consecuencias.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Mixto, tiene la palabra la señora
Rahola.

La señora RAHOLA I MARTINEZ: Entiendo perfectamente la prudencia, puesto
que primero, es la principal virtud de la política internacional y,
segundo, realmente toda prudencia en una zona tan conflictiva como la de
los Balcanes es necesaria. A pesar de ello, estoy en absoluta sintonía
con mi colega señor Muñoz Alonso, en el hecho de que probablemente la
prudencia respecto a Macedonia ha llegado demasiado lejos, y, en este
sentido, sentiendo que hoy en día no haber reconocido ya plenamente la
pequeña República de Macedonia ayuda más a la inestabilidad que a la
estabilidad en la zona. Estamos hablando de una zona realmente muy
compleja en la cual hay desde el equilibrio turco, pasando por el griego,
por el conflicto albanés no resuelto; hay incluso --recuerdo-- en
Macedonia, en ese microcosmos de etnias tan complejo, una minoría
albanesa muy importante, hay una minoría serbia, hay planteamientos
anexionistas por parte de Serbia respecto a Macedonia, hay el conflicto
con Grecia y hay la propia peculiaridad macedonia. Todo ello hace que la
situación de inestabilidad en la que se encuentra la pequeña República,
con una crisis económica terrible, fruto, fundamentalmente, primero de la
situación de la que viene pero después también de la inestabilidad
diplomática, del hecho de no estar reconocida que le impide,
evidentemente, existir como nación normal en el concierto de naciones.

Además, la situación es delicada por cómo está situada, por el hecho de
que los Balcanes están, como todo el mundo sabe, sumidos en una crisis
grave de guerra y porque entiendo que las excusas y la actitud creo
francamente que muy inflexible de Grecia respecto a Macedonia no se debe
tanto, me parece, a planteamientos de estabilidad en la zona sino a
planteamientos legítimos, pero en todo caso, discutibles, de panhelenismo
y de nacionalismo intransigente por parte de Grecia, tema que, por otro
lado, se remontaría a la historia, puesto que la relación de Grecia con
sus minorías macedonias en el



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interior de Grecia han sido discutibles. En este sentido, quisiera
recordar, como mínimo, la expulsión de miles de macedonios después de la
guerra civil griega, en su momento.

En todo caso, lo que pediría al Gobierno y, desde luego, suscribo la
posición del Partido Popular, es que superen ya la prudencia, que siempre
es una virtud recomendable, porque la prudenia nos puede convertir, por
inhibición, en aliados de la inestabilidad en la zona. En este sentido,
no quiero dejar sin replicar a mi colega Ramón Espasa, puesto que
entiendo que de ninguna manera el conflicto de los Balcanes es producto
del reconocimiento de las repúblicas, sino que es fundamentalmente y
primero producto de una agresión, de un nacionalismo agresor, que ha
querido por la vía de las armas ampliar su nación, Serbia. Por tanto,
cualquier otro parámetro que ha ayudado al conflicto es posterior a este
primero que es fundamental y básico.

Respecto a Macedonia, pues, conozco Macedonia, he estado allí algunas
veces y la situación económica es gravísima, la situación de
inestabilidad es también muy preocupante y, desde luego, plantear que
Macedonia puede ser un peligro cuando es una República que casi no tiene
ni ejército ni policía, no tiene dinero, no tiene casi relación
diplomática internacional y lo único que está intentando es sobrevivir en
una situación francamente complicada y conflictiva, entiendo que son
excusas, como diríamos en Cataluña, de mal pagador.

Por tanto, pediría al Gobierno que, entendiendo la prudencia, superemos
esa actitud previa de prudencia y pasemos ya a una actitud decidida de
reconocimiento pleno, porque --repito--, si no, la prudencia nos podría
corresponsabilizar con la inestabilidad en la zona. No reconocer
Macedonia es ayudar a la inestabilidad. Precisamente, reconocerla es
ayudar a la estabilidad.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Socialista, tiene la palabra el señor
Martínez.




El señor MARTINEZ MARTINEZ (don Miguel Angel): En nombre del Grupo
Socialista, quiero hacer unas cuantas reflexiones, pero, de entrada, he
de decir, como parece lógico, que la posición del Gobierno recibe nuestro
apoyo y que es una posición que nos parece razonable y juiciosa. En
primer lugar, deseo matizar que el reconocimiento es un reconocimiento
pleno, no es un reconocimiento que se haga parcial ni reservadamente, es
un reconocimiento pleno, público, que tiene su concreción o una de sus
concreciones en la Organización de Naciones Unidas, en el voto de
Naciones Unidas, pero que tiene otra concreción no menos importante, que
es la del Consejo de Europa. En el Consejo de Europa los españoles han
actuado de manera decisiva cuando ha llegado el momento --no sin
tensiones-- de conceder el status de invitado especial, que quiere decir
el status de candidato a la plena adhesión a la República ex Yugoslava de
Macedonia. Quiero decir que en ese ámbito, por otra parte, se mantienen
relaciones cordiales, relaciones cotidianas, con los colegas
parlamentarios de esa República y que por parte del Estado, como por
parte de su proyección parlamentaria, no hay una actitud reticente ni
quejosa con respecto a España, sino que lo que apreciamos es un interés
por ir dándole contenido a unas relaciones y a un reconocimiento que ya
existen.

Otra cosa puede ser el hecho formal del establecimiento de relaciones
diplomáticas. Nosotros estamos a favor, como por otra parte entendemos
que también lo está el Gobierno, del establecimiento de esas relaciones,
y el único punto donde puede haber una divergencia entre unos y otros es
sobre la oportunidad de cuándo es el momento de ese establecimiento
formal de relaciones. Nos parece prudente esperar, efectivamente, a que
termine la Presidencia griega de la Unión Europea. Nos parece que no hay
una prisa extraordinaria y, en cambio, creemos que en una política clara
y de firmeza respecto de cómo debe resolverse el contencioso entre
Macedonia y Grecia, sí es un gesto que aprecien nuestros amigos griegos
no adoptar esa decisión, ese gesto formal del establecimiento de
relaciones diplomáticas durante el momento de la Presidencia de la Unión
Europea por parte de Grecia.

Cuando digo nuestros amigos griegos, no me estoy refiriendo al señor
Papandreu, que además de amigo es compañero mío. Nuestros amigos son los
griegos de manera general, porque Mitsotakis no estaba en una posición
diferente de la que tiene, en este momento, el Gobierno de Papandreu. Hay
una posición nacional griega importante y no debemos olvidar que dentro
de la propia Unión Europea, Grecia es un país que comparte con nosotros
preocupaciones, orientación mediterránea y, desde luego, un país con el
que nosotros estamos llamados a cooperar y a colaborar estrechamente. Y
digo que esta relación con Grecia, este gesto de amistad con respecto a
Grecia no puede ni malentenderse ni está siendo malentendido, por otra
parte, por los propios macedonios.

Es muy importante, entiendo yo, afirmar rigurosamente que el conflicto,
que el contencioso debe resolverse en la línea que ya señalaban el
Ministro y el señor Muñoz-Alonso, en la línea de diálogo, del acuerdo
también aprobado por resolución de la Asamblea de la UEO indicando que,
efectivamente, es indispensable resolverlo en un acuerdo de
reconocimiento de fronteras y de intangibilidad de las fronteras entre
los dos Estados, pero es verdad, también, que no podemos olvidar las
reivindicaciones que existen en uno y otro país. Y aquí sí quiero
manifestar una diferente información con respecto a lo que dice el señor
Muñoz Alonso. Es cierto que sobre el terreno estamos hablando de un país
pequeño respecto de otros países más grandes que lo rodean, pero lo
cierto y verdad es que, por parte de Grecia, ninguno de nosotros hemos
percibido reivindicaciones territoriales más allá de sus fronteras y lo
cierto y verdad es que en la antigua República yugoslava de Macedonia hay
fuerzas políticas con presencia parlamentaria y fuerzas políticas o
sociales sin presencia parlamentaria, que reivindican para su Estado
territorios en Bulgaria y territorios en Grecia. En cambio a la
preocupación griega, que yo entiendo que en algún



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aspecto y desde la distancia puede parecer excesiva y exacerbada --y
nosotros estamos en posición de llamar a la sensatez y de llamar a la
prudencia a la que se hacía alusión aquí a nuestros amigos griegos--, lo
cierto y verdad es que paseándose por Macedonia y por Skopje, en
concreto, es inevitable no mirar en los escaparates de las tiendas y ver
pegados los mapas de la Macedonia que se reivindica y donde,
efectivamente, está Tesalónica ubicada en ellos. Por tanto, esa
preocupación desde la distancia puede ser más tenue que viviéndola sobre
el terreno con los antecedentes históricos a los que muy bien se ha
referido el portavoz del Partido Popular.

De todos modos, yo entiendo que nuestro papel debe ser un papel de
racionalización, de explicar a estos dos países que no hay más camino de
solución que el de la cooperación dentro de las esctructuras europeas,
que el de la renuncia total a reivindicaciones territoriales con respecto
a los vecinos. A mí me resulta más difícil entender lo de los símbolos,
pero es verdad que cuando uno habla con uno u otro de estos
interlocutores, lo de los símbolos adquiere una dimensión absolutamente
extraordinaria, pero, sobre todo, yo creo que así como con los griegos
hay que hablar con gran firmeza, con respecto a los macedonios hay que
indicar que existen párrafos de su Constitución que sencillamente no
están en línea con las normas y con las pautas europeas, y una de las
normas que no está en línea con las pautas europeas es el párrafo
constitucional que dice que Macedonia es la nación de los macedonios
(porque ni son todos los que están, ni están todos los que son) y ese
artículo de la Constitución provoca, por un lado, que los albaneses que
viven en Macedonia se sientan excluidos --y suponen entre un 20 y un 30
por ciento de la población-- y que los macedonios que no viven en ese
Estado sino que son súbditos griegos o que son súbditos búlgaros se
sientan preocupados al entender que hay un Estado que parece que fuera
reivindicando la pertenencia de estos ciudadanos al mismo.

De todos modos, creo que lo que se ha dicho con anterioridad es
importante, que España debe, desde la distancia, jugar un papel de
racionalidad, de prudencia, de diálogo entre estas partes. No debemos
olvidar algo que me parece que ha dicho la señora Rahola y que es
importante, y es que la situación de miseria en este país es grande,
además desde la afirmación de que probablemente es la principal víctima
del embargo establecido y decretado contra Serbia y Montenegro; no son
Serbia y Montenegro sino que probablemente sea la República ex yugoslava
de Macedonia, que realmente tiene muy pocas salidas, si no es Serbia y si
no es Grecia, y, por tanto, está en una situación muy complicada. Por
tanto, es importante seguir apoyándoles, ver de qué manera la cooperación
económica que se establezca puede contribuir en algo a paliar las
dificultades que están viviendo en este momento. No hay que olvidar el
problema albanés que se va a dar en esta República. Es necesario apoyar
la actuación que Naciones Unidas ha tenido ya por el momento y que yo
creo que ha sido eficaz para relajar la situación dentro de la propia
República y, desde luego, termino diciendo que entendemos y apoyamos la
medida del Gobierno de retrasar el establecimiento de relaciones
diplomáticas, pero creemos que éstas deberán producirse, ciertamente, en
las semanas que sigan a la terminación de la Presidencia griega de la
Unión Europea. Por tanto, es un tema de un par de meses y estamos en la
perspectiva de tener que dedicarle quizás algún esfuerzo a la cooperación
con este país, donde toda cooperación va a ser poca.

El señor PRESIDENTE: El señor Ministro tiene la palabra.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Solana Madariaga): Intervengo
con sumo gusto, señor Presidente, con la máxima brevedad, dada la hora,
pero por ahora voy a hacer uso de la palabra por cortesía parlamentaria y
por fijar algunas de las ideas que se han expresado.

Señor Presidente, señorías, creo que en las intervenciones de los
distintos grupos parlamentarias se puede encontrar básicamente una
coincidencia sobre el fondo. La antigua República de Macedonia es una
república que tiene todo el derecho a ser reconocida, como ya lo ha
estado y como lo está de hecho, desde abril de 1993. Hay un conflicto de
una cierta envergadura, que se inscribe dentro de un conflicto mayor que,
desgraciadamente, es el conflicto de la antigua Yugoslavia, y estamos
hablando más bien de matices sobre el momento o la oportunidad de cuándo
tomar una decisión que en sus términos fundamentales ya está tomada. Por
tanto, yo creo que merece la pena acotar bien cuál es el problema que
está debatiéndose en este momento en esta Comisión.

Contestaré muy brevemente al Diputado señor Espasa porque básicamente su
planteamiento está de acuerdo con el planteamiento que ha hecho el
Gobierno. Estamos intentando que este conflicto se resuelva por la vía de
la negociación, si es que es posible. Es verdad que cuando están en juego
temas de carácter simbólico a veces es más difícil resolver los problemas
que cuando hay conflictos de intereses reales, que se pueden medir de
manera objetiva, pero, en cualquier caso, no cejaremos en ese empeño de
encontrar una fórmula de resolución de estos diferendos de la mejor
manera posible por la vía del sentido común, por la vía de la
negociación.

Con respecto a la política exterior y de seguridad común ciertamente
estamos dando los primeros pasos en ella. Es verdad que la cooperación
política ya tuvo algunos éxitos importantes, la cooperación política
previa a la ratificación o a la entrada en vigor del Tratado de la Unión,
pero la política exterior y de seguridad común está dando, insisto, sus
primeros pasos; a veces son pasos de gran dificultad, a veces el camino
no es tan fácil como se pudiera haber pensado en un principio, pero creo
que es nuestra obligación al dar estos primeros pasos tratar de que sean
pasos de convergencia, es dcir, que vayan en la idea y en la dirección de
ir aproximando y haciendo más realidad, si es posible, la política
exterior y de seguridad común, no más bien al contrario. Yo tengo la
impresión de que en algunas decisiones que se han tomado en los últimos
días del mes de diciembre o en esas fechas quizá



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las decisiones no iban encaminadas, no porque se deseara pero quizá en la
práctica, a la idea de ir sumando en la profundización de la política
exterior y de seguridad común sino a lo mejor al contrario. Nosotros no
quisimos contribuir a ello por las razones que he apuntado anteriormente
y porque entendemos que hay que hacer ese último esfuerzo. Al fin y al
cabo estamos hablando de países socios de la Unión Europea y de un
conflicto que ya tiene suficientes dificultades, que ya tiene suficientes
llamas, a veces de dimensiones demasiado grandes, como para tratar de
echar más leña a ese fuego. Más bien nos gustaría apagarlo y no que,
echándole más oxígeno o más aire, tuviéramos la desgracia de ver
situaciones más difíciles de las que desgraciadamente hoy vemos y que
tendremos ocasión de debatir en las próximas horas.

Al Diputado señor Muñoz-Alonso, portavoz del Grupo Parlamentario Popular,
le agradezco mucho el tono de su planteamiento que, en el fondo, como ya
he dicho, comparto en sus líneas generales, aunque es verdad que a S. S.

no le convence la oportunidad de la decisión tomada por el Gobierno. Yo
estoy totalmente de acuerdo con su afirmación en cuanto a que la Comisión
Badinter, hace ya mucho tiempo, cuando definió las condiciones bajo las
cuales las distintas repúblicas de la disgregación de la Yugoslavia
podían o debían ser reconocidas, argumentaba que la República de
Macedonia, sin entrar en la cuestión del nombre, tenía todos los
elementos para ser reconocida. Su señoría es consciente de la dificultad
del problema, porque entre el resultado de la Comisión Badinter y abril
de 1993, en que finalmente Naciones Unidas --Consejo de Seguridad
primero, Asamblea General después-- reconoce a Macedonia, pasa un tiempo
muy superior al que ha pasado con algunas otras ex repúblicas de
Yugoslavia o repúblicas de la ex Yugoslavia. Por tanto, es verdad que ahí
había un problema específico que incluso dificultó más el propio
reconocimiento por Naciones Unidas. Por consiguiente, había y hay unas
dificultades objetivas de este contencioso entre Grecia y Macedonia que
es preciso tener en cuenta.

Lo que sí le quisiera decir es que a veces, incluso por el propio Grupo
Popular, hay una velada acusación, algunas veces explícita otras veces
tácita, sobre un planteamiento de nuestro país en los ámbitos o en los
foros internacionales que alguna vez se ha calificado de «seguidismo» de
tal o cual país. Yo creo que en este momento hemos obrado creyendo que
defendíamos de la mejor manera posible, como siempre, los intereses
generales de España y para tratar de cooperar en encontrar una fórmula
que permita la estabilidad en la región y en la zona. Hablando de la
Unión Europea y del conflicto de Yugoslavia es verdad --y creo que en eso
estaremos de acuerdo todos los grupos parlamentarios que hoy estamos aquí
reunimos-- que alguno de los pocos elementos positivos --y todo lo digo
con minúscula, porque hablando de este conflicto de los Balcanes hablar
de positivo con mayúscula parece una contradicción-- seguramente tiene
que ver con la existencia de la Unión Europea. ¿En qué sentido? En el
sentido de que en este viejo conflicto, que como S. S. ha recordado bien
trae causa de momentos históricos muy anteriores quizá no bien resueltos
del todo, el que países que hoy conforman la Unión Europea tomaran
partidos diferentes sobre los distintos agentes o las partes que están
hoy en el conflicto sin duda ninguna fue causa de que esos conflictos
tuvieran unas dimensiones que hoy no deseamos que se produzcan y
esperemos que no se produzcan. Quizá en el tema de Macedonia es donde se
podía poner de manifiesto de una manera explícita que esa distinta
concepción sobre un tema concreto del problema de los Balcanes podía
existir en el ámbito de la Unión Europea. No nos gustaba nada y yo creo
que S. S. entenderá por qué. Creo que poner claro, poner blanco sobre
negro que entre países de la Unión Europea había una diferencia
fundamental en un tema de esta envergadura era algo que había que tratar
de evitar. Creo sinceramente que no todos los países de la Unión hicieron
el mismo esfuerzo para tratar de evitar esta manifestación pública y
explícita.

Hemos discutido hasta la saciedad entre nosotros y con Grecia. No somos
de los que creemos que la posición de Grecia sea una posición del todo
sustanciada y del todo cargada de algunos elementos de inflexibilidad que
hay que tratar de vencer. Pero --insisto-- quizá uno de los activos más
importantes, dentro de la modestia con que de activos se puede hablar
tratando de Yugoslavia, es el de que países que en la historia han tenido
posiciones distintas con las partes que están en conflicto hoy no las
tengan y mantengan una posición común. Creo sinceramente que ésa es una
de las razones por las que podemos sentir alguna mayor tranquilidad al
hablar del conflicto de Yugoslavia. Tratamos de evitar eso, obviamente no
ha sido posible, pero en cualquier caso la prudencia en estas decisiones
debe seguir siendo la guía de nuestra acción.

Cuando miramos el comportamiento de otros países, cuando España, por
ejemplo, afirma que algún papel le queda todavía que jugar --y que ha
jugado-- en el intento de servir de puente o de elemento catalizador de
esas conversaciones que desgraciadamente en este momento no existen
porque están bloqueadas, le diría que quizás un papel no del todo análogo
pero con algunos elementos parecidos ha jugado Estados Unidos. Como
saben, Estados Unidos no tiene tropas, no ha querido desplegar tropas
sobre el terreno en las partes más delicadas del conflicto de la antigua
Yugoslavia y tiene una representación simbólica en Macedonia. Eso quizás
hizo que Macedonia no fuera reconocida por Estados Unidos hasta hace unos
días y quizá también por una razón de querer mantener una cierta
neutralidad, ya que tenía tropas sobre el terreno. Nosotros hemos
reconocido a Macedonia, como ya he dicho, en la Resolución de Naciones
Unidas y lo que intentaremos una vez más a lo largo de estos meses de la
Presidencia europea de Grecia es tratar de encontrar fórmulas que
permitan resolver el conflicto, conflicto que --insisto-- al tener ese
carácter simbólico a veces tiene unas dificultades mayores para su
resolución que otros --como he dicho antes-- que tienen la capacidad de
ser objetivables por razones de interés.

Sobre el tema que S. S. ha planteado sobre Salónica parte importante
tiene sobre el problema que estamos



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hablando y esa parte quizá pudiera ser más objetivable, porque ahí sí que
hay intereses concretos que van más allá del artículo 1.º de la
Constitución o de los símbolos a los que antes hemos hecho referencia. Lo
que sí le quiero decir para quitarle la duda que pueda tener es que no
han existido razones políticas en el sentido que S. S. ha dejado o
querido entrever y que de existir razones políticas, han sido más bien
contrarias a las que S. S. ha querido dejar entrever. La posición de los
gobiernos conservadores de Grecia ha sido la misma que la que tiene el
Gobierno del Primer Ministro Papandreu en este momento y nuestra posición
hubiera sido la misma. Han sido consideraciones de carácter más genérico,
de carácter europeo, de tratar de contribuir al equilibrio y no al
desequilibrio las que han movido a esta decisión, que --insisto-- es una
decisión que nos diferencia a unos y a otros estrictamente en el ámbito
de la oportunidad más que en cualquier otro ámbito.

La reflexión última que hacía S. S. sobre la proyección no del todo
positiva de la política exterior de seguridad común yo la comparto. En
general el proyecto o las acciones en relación con Macedonia no han sido
las de más alturas de miras por parte de la Comunidad o de la Unión en
este momento en relación con la PESC. Les recuerdo que la decisión se
toma sin avisar a Grecia, un cuarto de hora antes de las doce en que
Grecia tomaba posesión de la Presidencia. Si S. S. hubiera tenido la
responsabilidad en ese momento de ocupar en nombre de España la
Presidencia de la Comisión Europea, no le hubiera gustado nada que sus
socios, mediante una carta, un cuarto de hora antes de que S. S. se
sentara a presidir el Consejo de Ministros, le resolvieran de esa manera
un tema de tal calado y de tal envergadura para su país. Lo estamos
viendo en estas horas y en estos días. Su señoría hacía referencia a
manifestaciones y acciones que están teniendo lugar en una y otra parte.

Trataremos de bajar la temperatura, si esto es posible, y modestamente
hemos creído que ayudábamos, por lo menos, a que algo de temperatura, si
no es que bajara, por lo menos no subiera demasiado. Tenemos la
posibilidad de echar una mano dentro de este difícil contencioso. La
echaremos de la mejor manera que podamos, pero siendo conscientes de lo
que SS. SS. con buen sentido reconocen, porque es una posición de sentido
común.

A la Diputada señora Rahola, del Grupo Mixto, básicamente le digo lo
mismo que he contestado al señor Muñoz-Alonso, ya que ella se ha hecho
partícipe de los argumentos que tal Diputado ha puesto de manifiesto con
buen sentido. Es verdad que la prudencia no puede llegar a ser un
instrumento generador de inestabilidad. Esperemos que no lo sea. Yo sólo
le quería decir, señoría, que a veces de sus palabras, con el calor que
pone en alguna de sus expresiones, se pudiera decir que España es
responsable de la situación de Macedonia. Yo creo que no. España no es
responsable de la situación de Macedonia. Si de algo es responsable es de
tratar de poner una piedra en el camino para construir, no para que nada
se frene, sino para que piedra tras piedra podamos hacer una buena
calzada sobre la que se pueda transitar, y no está mal usar el término
calzada, pues muchas calzadas hubo por allí que colaboraron a construir
grandes zonas de estabilidad. Es verdad, a S. S. se lo quiero decir
porque lo conoce muy bien --ya alguna vez la he escuchado con gran pasión
decir estas cosas-- que los problemas simbólicos a veces tienen muchas
más dificultades que los problemas reales, que los problemas de interés.

Tratemos de que no nos ofusquen los símbolos y tratemos de encontrar
fórmulas de solución de estos problemas.

Al Diputado señor Martínez, representante del Partido Popular, quiero
agradecerle su planteamiento... perdón, del Partido Socialista. (El señor
Martínez Martínez, don Miguel Angel: Por ahora.) Espero que, por la
amistad que une, por mucho tiempo, la suya y la mía. La cuestión es
estrictamente de oportunidad, como bien ha dicho. Es verdad que hemos
cooperado con ellos en el Consejo de Europa, cuya Asamblea tan dignamente
preside S. S., y que no hay un malentendido por Macedonia; antes bien al
contrario, yo creo que hay comprensión sobre lo que se ha hecho en el
pasado y lo que todavía se puede hacer en el futuro.

Por tanto, quiero volver a insistir en que sólo tiene solución, y nos
gustaría que así fuera, mediante la negociación entre Atenas y Skopje y
esperemos que el buen sentido no se ausente una vez más de esas tierras
de donde desgraciadamente con tanta frecuencia a lo largo de la historia
se ha ausentado.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Ministro.

Damos por concluida esta comparecencia.

Haciendo uso del acuerdo que hemos tomado, puesto que queda media hora
para la comparecencia conjunta, podríamos liberar al señor Ministro y
entrar en el orden del día, a partir del punto 6, convenios y acuerdos.

(Asentimiento.) Concedemos media hora de libertad, condicional
evidentemente, al señor Ministro.




DICTAMENES SOBRE:



--CANJE DE NOTAS CONSTITUTIVO DEL ACUERDO ENTRE ESPAÑA Y TAILANDIA SOBRE
LA MODIFICACION DEL ACUERDO SOBRE TRANSPORTE AEREO ENTRE EL GOBIERNO DEL
REINO DE ESPAÑA Y EL GOBIERNO DEL REINO DE TAILANDIA DE 6/9/79. (Número
de expediente 110/000034.)



El señor PRESIDENTE: Entramos en el punto 6 del orden del día: canje de
notas constitutivo del Acuerdo entre España y Tailandia sobre la
modificación del Acuerdo sobre transporte aéreo entre el Gobierno del
Reino de España y el Gobierno del Reino de Tailandia, de 6 de septiembre
de 1979.

¿Grupos que desean hacer uso de la palabra? (Pausa.)
Por el Grupo Popular, tiene la palabra el señor Ledro.




El señor LEDRO LEON: Señor Presidente, el



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Ministerio de Asuntos Exteriores solicitó de la Comisión Permanente del
Consejo de Estado si era necesaria la autorización de las Cortes
Generales previa al consentimiento del Estado... (Rumores.)



El señor PRESIDENTE: Señorías, les ruego silencio, por favor. Tenemos ya
muchas dificultades para oír, dada la acústica de esta sala.




El señor LEDRO LEON: Gracias, señor Presidente.

... previa al consentimiento del Estado a obligarse por el canje de notas
que se trae a esta Comisión en este punto del orden del día.

Por dictamen número 1.052, de fecha 1 de octubre de 1992, el Consejo de
Estado manifiesta que la prestación del consentimiento del Estado para
obligarse por medio del Acuerdo proyectado, requiere la previa
autorización de las Cortes. En consecuencia, el Ministerio de la
Presidencia remite a las Cámaras certificación del acuerdo del Consejo de
Ministros, del día 17 de septiembre de 1993, autorizando a la firma del
acuerdo, acompañando documentación relacionada con el mismo. Todo esto da
lugar a un acuerdo bilateral, que se firma el 6 de septiembre de 1979,
entre los Reinos de España y Tailandia, relativo al transporte aéreo
entre los dos países.

Con el canje de notas a que se hace referencia en este punto del orden
del día de esta Comisión, se introduce una modificación en el anexo que
acompaña al acuerdo, que recoge los cuadros de ruta, modificación que
consiste en incluir Barcelona como punto nuevo en España en la ruta
tailandesa, aclarando que no se pueden servir Barcelona y Madrid en el
mismo vuelo.

Por lo que se deduce de la documentación aportada, las negociaciones que
condujeron a la firma del acta, donde se hace referencia a la citada
modificación de ruta por parte de Tailandia, tienen lugar en Madrid
durante los días 25 y 26 de septiembre de 1991. No se hace ninguna
indicación sobre la parte que propuso la modificación del convenio,
aunque creemos que sería Tailandia, al añadirse un punto más en nuestro
país para la ruta de los aviones tailandeses.

El artículo 12 del mencionado acuerdo dice que cualquier modificación
negociada entrará en vigor cuando haya sido confirmada por el canje de
notas diplomáticas.

Según la representación española en estas negociaciones, el tiempo
transcurrido entre la firma del acta --septiembre de 1991-- y la
autorización del Consejo de Ministros remitiendo a las Cámaras el canje
de notas constitutivo del acuerdo, se debió a la parte tailandesa, que no
interpretó debidamente aspectos relativos a los servicios aéreos no
regulares que perjudicaban a la compañía española Air Europa.

Para aclarar las diferencias de interpretación, tienen lugar diversas
negociaciones durante 1992. En la documentación remitida por el
Ministerio de Asuntos Exteriores, no se hace referencia a cómo se ha
encontrado solución al contencioso. Unicamente se señala que, salvado el
obstáculo, procede continuar los trámites para que entre en vigor la
modificación acordada en 1991.

Nos llama la atención que se diga que el acta de 1991 recoge los acuerdos
adoptados, planteándose en dicha acta como única modificación del acuerdo
de 1979 la inclusión de Barcelona como un punto más de la ruta tailandesa
en España. Creemos que se habrá conseguido alguna contrapartida a nuestro
favor por la cesión de este nuevo punto de aterrizaje, contrapartida que,
desde luego, no conocemos. Estas lagunas que se observan en el canje de
notas debían ser aclaradas.

Por lo demás, anunciamos nuestro voto afirmativo a este punto 6 del orden
del día.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Socialista, tiene la palabra el señor
Jover.




El señor JOVER PRESA: Señor Presidente, señoras y señores Diputados,
solamente quiero decir unas palabras para justificar el voto favorable de
mi Grupo a la autorización de este convenio, convenio que, por otra
parte, tiene una importancia menor, desde luego, puesto que se trata tan
sólo de una modificación de un acuerdo bilateral vigente ya desde hace
bastantes años entre España y el Reino de Tailanda, pero que tiene su
razón de ser en la existencia de unos flujos turísticos importantes entre
España y este país del sureste asiático y que, por tanto, afecta
directamente a los ciudadanos españoles.

Como aquí se ha dicho, el acuerdo es una modificación de un convenio
vigente de transporte aéreo entre España y el Reino de Tailandia,
modificación que ni siquiera afecta al contenido global del acuerdo, sino
solamente al anexo primero del convenio que aparece como cuadro de rutas.

En este anexo que incorpora el cuadro de rutas, la única modificación es
la que ya se ha dicho: que se incluye Barcelona como un punto terminal de
la ruta tailandesa, es decir, de la ruta que ha de servir la compañía
aérea designada por el Reino de Tailandia.

Yo creo que el asunto no exige mayores argumentos y, en todo caso, no se
trata de ninguna contrapartida; al contrario, esta modificación beneficia
a España. No olvidemos que son fundamentalmente españoles y no
tailandeses los que se benefician de este acuerdo aéreo. No creo que haya
mucho flujo de transporte de tailandeses hacia España; lo contrario, sin
embargo, se da bastante. De manera que el hecho de que se haya conseguido
que la ruta tailandesa incluya como punto terminal no solamente Madrid
sino también Barcelona y que además se diga que tanto Madrid como
Barcelona no serán coterminalizados nunca en el mismo vuelo, es una
ventaja para España, ventaja que, en sí misma, ya es una contrapartida
suficiente.

Es verdad que la autorización de las Cortes para obligarse el Estado
mediante este convenio se ha retrasado por una razón que aquí ya se ha
dicho, y es cierta: la parte tailandesa, el Reino de Tailandia, había
interpretado alguna cláusula del convenio de forma errónea, y esta
interpretación estaba precisamente perjudicando a las compañías no
oficiales que pudieran intervenir, concretamente la compañía española Air
Europa.

El problema interpretativo se ha resuelto



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definitivamente. No hay, por tanto, razones que aconsejen postergar la
autorización de este convenio.




El señor PRESIDENTE: Vamos a proceder a la votación.




Efectuada la votación, fue aprobado por unanimidad.




El señor PRESIDENTE: Se aprueba por unanimidad.




--CONVENIO ENTRE EL REINO DE ESPAÑA Y LA REPUBLICA ARGENTINA PARA EVITAR
LA DOBLE IMPOSICION Y PREVENIR LA EVASION FISCAL EN MATERIA DE IMPUESTOS
SOBRE LA RENTA Y SOBRE EL PATRIMONIO Y DE SU PROTOCOLO ANEJO, HECHO EN
MADRID EL 21/07/92. (Número de expediente 110/000035.)



El señor PRESIDENTE: Pasamos al punto 7, Convenio entre el Reino de
España y la República Argentina para evitar la doble imposición y
prevenir la evasión fiscal en materia de impuestos sobre la renta y sobre
el patrimonio, y de su protocolo anejo, hecho en Madrid el 21 de julio de
1992.

¿Grupos que desean hacer uso de la palabra? (Pausa.)
Por el Grupo Socialista, tiene la palabra el señor Cremades.




El señor CREMADES SENA: Señor Presidente, el Tratado General de
Cooperación y Amistad que tenemos firmado con Argentina desde junio de
1988 contemplaba entre sus principales objetivos el fomento de
inversiones de empresas españolas en Argentina para intentar el
relanzamiento de este país iberoamericano.

El establecimiento de estas empresas suponía también crear una serie de
instrumentos jurídicos capaces de fomentar estas inversiones. En este
marco, por tanto, se inscribe el convenio, que nos ocupa en el día de
hoy, entre España y Argentina para evitar la doble imposición fiscal y
también para evitar la evasión fiscal entre los inversores de ambos
países.

Este convenio ha tenido una larga negociación, puesto que estando ya
firmado en julio de 1993, en la II Cumbre Iberoamericana, y habiendo
entrado en las Cortes españolas para su tramitación, por la disolución de
las mismas, fue necesaria esta nueva remisión que hoy, afortunadamente,
vamos a zanjar.

El contenido del convenio es similar a otros convenios que España ha
suscrito con otros países, como Ecuador, China, recientemente India, y
también hoy, en esta sesión, el que se suscribirá con Méjico. Es un
convenio tipo. Evita la doble imposición y la evasión fiscal en los
impuestos sobre renta y patrimonio, afectando en España concretamente al
Impuesto sobre la Renta, al Impuesto sobre Sociedades, también al
Impuesto sobre el Patrimonio y a otros impuestos de tipo local o
territorial sobre renta o patrimonio.

También establece un tratamiento fiscal igual a los nacionales de ambos
países y garantiza la estabilidad de cara a futuras negociaciones, a
futuros impuestos o distintos gravámenes que se decisiesen en el futuro,
en este caso afectando a los españoles en Argentina, e incluso a
convenios de tipo fiscal más favorables que Argentina pudiera hacer en
estos momentos con países de la Comunidad Europea o de la propia
comunidad en su conjunto.

Creemos que este convenio, con el protocolo anejo que desarrolla algunos
artículos del mismo, a partir de hoy va a beneficiar a muchas empresas
españolas que tienen intereses en Argentina y va a clarificar
definitivamente la posibilidad de que estos inversores tengan la garantía
de que no va a haber problemas de doble impuesto; asimismo, nosotros
vamos a tener la garantía de poder evitar evasiones fiscales típicas con
países con los cuales no tenemos suscritos convenios de este tipo.

Por estas razones nos sentimos satisfechos de la firma de este convenio
con este país hermano, que es Argentina, a partir de hoy. Mi Grupo votará
afirmativamente el mismo.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Popular la señora Pulgar tiene la
palabra.




La señora PULGAR FRAILE: El convenio entre España y Argentina para evitar
la doble imposición y prevenir la evasión fiscal, es otro de los
convenios cuya tramitación parlamentaria se vio demorada por la
disolución de las Cámaras, ya que se firmó «ad referendum» el 21 de junio
de 1992.

Este convenio, como ya se ha dicho, se deriva del Tratado General de
Cooperación y Amistad entre España y la República Argentina, firmado el 3
de junio de 1988, y entre sus principales objetivos destacaba el fomento
de las inversiones españolas en Argentina mediante el establecimiento de
empresas españolas y creación de empresas mixtas. En dicho Tratado las
partes se comprometieron a la creación de los instrumentos jurídicos
adecuados entre los que puede incluirse este convenio.

El convenio permitirá que las empresas españolas que inviertan en
Argentina queden exentas de las obligaciones fiscales a las que están
sujetas con carácter general las empresas estranjeras, al mismo tiempo
que ofrece la cobertura ante posibles modificaciones de las normas
legales vigentes. En definitiva, establece un marco fiscal estable para
las empresas españolas cuya actividad se desarrolle en Argentina.

En cuanto a su estructura, el convenio con Argentina se adapta al modelo
de convención fiscal de la OCDE, cuya aplicación se recomienda aún en el
supuesto de que el país contratante no sea miembro de la organización, y
tal es el caso de Argentina.

En él se delimita el ámbito subjetivo, o sea, personas residentes en uno
u otro Estado; el ámbito objetivo, los impuestos a los que afecta (que en
España los Impuestos son IRPF, Impuesto sobre Sociedades e Impuesto sobre
el Patrimonio); también los conceptos utilizados en el convenio, el
ámbito territorial de cada uno de los estados contratantes, el alcance de
los términos persona,



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sociedad, residente y establecimiento permanente, etcétera. Además,
establece la contribución de los elementos patrimoniales, muebles e
inmuebles, y sus particularidades. En definitiva, además de los 29
artículos constitutivos de este convenio, éste viene acompañado de un
protocolo anexo en el que se concreta alguna de las cuestiones
desarrolladas en el articulado del convenio.

En particular, es importante el artículo nuevo de este protocolo, en el
que se establece que, si con posterioridad a la firma de este convenio,
Argentina concluyera algún otro de doble imposición con cualquier otro
país miembro de la OCDE, en el que se limite la imposición de la fuente
sobre intereses, cánones, rentas, garancias de capital o servicios
profesionales a un tipo inferior al establecido en este convenio, éste
será automáticamente aplicable en el convenio que nos ocupa.

Otra peculiaridad de este convenio, que se considera positiva, es la
distinción que se realiza en el artículo 18 y el diferente tratamiento
fiscal que reciben las pensiones alimenticias por separación, por un
lado, y los pagos por manutención de hijos menores de edad, por otro. Las
primeras, me refiero a las pensiones alimenticias, tributarán única y
exclusivamente en el país de residencia del receptor, mientras que las
segundas tributarán también de forma exclusiva en el país de residencia
del pagador.

Por todo lo anterior, en este convenio suscrito por España hay que pedir
una explicación por el tratamiento fiscal asimétrico que se otorga a los
residentes de uno u otro país a la hora de evitar la doble imposición. Es
obvio que con el sistema fiscal actual de ambos países no se plantea
ningún problema para los residentes en España al ser mayor la tributación
en nuestro país. Sin embargo, no deja de ser un riesgo en el futuro que,
ante un cambio impositivo en Argentina que supusiera un mayor gravamen en
aquel país que el establecido en España, la Hacienda española no tuviera
la cláusula de salvaguardia consistente en limitar la deducción por los
impuestos pagados en Argentina al importe de lo que se hubiera pagado por
las mismas rentas si éstas hubiesen tenido lugar en España.

El Grupo Popular votará favorablemente el convenio mencionado.




El señor PRESIDENTE: Procedemos a la votación.




Efectuada la votación, fue aprobado por unanimidad.




El señor PRESIDENTE: Queda aprobado.




--ACUERDO MARCO DE COOPERACION CULTURAL, CIENTIFICA Y TECNICA ENTRE EL
REINO DE ESPAÑA Y EL REINO HACHEMITA DE JORDANIA, FIRMADO EN AMMAN EL
21/01/93. (Número de expediente 110/000037.)



El señor PRESIDENTE: Pasamos al punto número 8, acuerdo marco de
cooperación cultural, científica y técnica entre el Reino de España y el
Reino Hachemita de Jordania, firmado en Ammán el 21 de enero de 1993.

¿Grupos que desean intervenir? (Pausa.)
Por el Grupo Popular tiene la palabra el señor Durán.




El señor DURAN NUÑEZ: Este es un convenio firmado ya en Ammán el 21 de
enero de 1993, por lo cual ya lleva un año y pico de retraso, no sé si
debido a las elecciones generales de junio, aunque seguramente no fue por
eso. Sin embargo, es un acuerdo importante con un país de importancia
estratégica, un acuerdo que puede servir para volver a traer hacia el
occidentalismo a un Reino como el Hachemita que ha sufrido bastante
durante la guerra de El Golfo por su posición proirakí, probablemente
obligado por la vecindad, y es un acuerdo que, por otra parte y
curiosamente, en la disputa que suele surgir entre Asuntos Exteriores y
el Consejo de Estado, esta vez el Consejo de Estado, según nuestra
información, ha indicado que la prestación del consentimiento de
cooperación científica entre España y el Reino Hachemita no requiere
previa autorización de las Cortes Generales, por lo cual lo que yo había
dicho al principio, en este caso particular no es nada más que un leve
comentario.

Es un convenio como todos los demás de asistencia técnica. España es la
que va a proveer prácticamente los gastos de personal, la ejecución de
programas, etcétera, y nuestro Grupo va a dar su voto favorable al mismo.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Parlamentario Socialista, el señor
Martínez tiene la palabra.




El señor MARTINEZ MARTINEZ (don Miguel Angel): Añadiendo un par de
comentarios.

El convenio se firmó precisamente aprovechando la presencia del Ministro
en visita oficial en Jordania, y nosotros creemos que tiene importancia
no sólo en alguno de los aspectos que ha señalado el señor portavoz del
Grupo Popular, sino además porque en la perspectiva de pacificación de
Oriente Medio, en la que, por otra parte, estamos tan comprometidos,
nosotros creemos que Jordania va a convertirse en un polo importante de
desarrollo, y de desarrollo también en lo cultural, fundamentalmente en
el triángulo que se va a formar con Israel y la nueva entidad palestina.

El convenio que estamos a punto de ratificar lo que hace es sustituir a
uno que se había quedado bastante obsoleto, puesto que el anterior tiene
casi 25 años, es del año 1971; en éste se van a mantener todas las
actividades que venían desarrollándose con anterioridad y que han dado
lugar, hay que decirlo, a una no desdeñable presencia de España y de lo
español en Jordania. Además, se van a desarrollar algunas otras
iniciativas. Quisiera dar importancia al énfasis que se pone en la
enseñanza del español en Jordania y también en el apoyo para la
conservación y restauración de patrimonio cultural, sobre todo en materia
de conservación, a sabiendas de que hay una serie de proyectos con
presencia destacada de arqueólogos españoles que están ya actuando y que
van a poder actuar con mayores recursos en alguno de los importantes
centros que Jordania tiene dentro de un pasado no



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sólo con antecedentes romanos sino que van incluso más allá, antes del
Imperio Romano.

Decía el portavoz del Grupo Popular que, efectivamente, con este convenio
se ha producido algo sorprendente, que es que el Consejo de Estado ha
determinado que no era necesario el consentimiento o la ratificación por
parte de las Cortes. Nosotros creemos, señor Presidente, que las Mesas
han estado acertadas al recalificar este convenio, porque si bien es
cierto que el convenio no supone incremento de gasto y, por tanto,
formalmente pudiera haberse calificado como dentro de lo dispuesto en el
artículo 94.2 de la Constitución, sí entendemos que era necesario
--conveniente en todo caso-- este apoyo de la Cámara para ratificar la
importancia que se da desde nuestro país a las relaciones entre España y
Jordania; relaciones que tienen muchas dimensiones y de las cuales no es
la menor la que se da entre las dos familias reales, relación esta que ha
contribuido sin duda a estrechar los lazos entre los dos pueblos.




El señor PRESIDENTE: Procedemos a la votación.




Efectuada la votación, fue aprobado por unanimidad.




El señor PRESIDENTE: Queda aprobado por unanimidad.

Señorías, propongo que hagamos un breve descanso de cinco minutos antes
de empezar la comparecencia conjunta de los dos Ministros, de Asuntos
Exteriores y de Defensa. (Pausa.)



--COMPARECENCIA CONJUNTA DE LOS MINISTROS DE ASUNTOS EXTERIORES Y DEFENSA
PARA INFORMAR SOBRE LOS ULTIMOS ACONTECIMIENTOS RELATIVOS AL CONFLICTO DE
BOSNIA-HERZEGOVINA. A PETICION PROPIA. (Número de expediente 214/000043.)



El señor PRESIDENTE: Señorías, vamos a reiniciar la sesión, después de
esta brevísima pausa.

Ya he saludado la presencia del Ministro de Asuntos Exteriores, no lo voy
a repetir, sabe que siempre es bienvenido aquí. Saludo la presencia del
señor Ministro de Defensa. Esta no es su propia Comisión, pero sabe que
es también su casa.

Señorías, por consiguiente, vamos a proceder a desarrollar el punto del
orden del día de la comparecencia conjunta de los dos Ministros de
Asuntos Exteriores y Defensa para informar sobre la situación en Bosnia.

Tiene la palabra el señor Ministro de Asuntos Exteriores.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Solana Madariaga): Gracias,
señor Presidente. Gracias, señorías.

Comparecemos el Ministro de Defensa y el de Asuntos Exteriores en esta
Comisión conjuntamente a solicitud del Gobierno para informar a SS. SS.

de los últimos acontecimientos trágicos en el conflicto de la ex
Yugoslavia. Creo que todos estaremos de acuerdo si afirmo que nos
encontramos todavía marcados por la tragedia que tuvo lugar el fin de
semana del 5 de febrero en Sarajevo y sobre la influencia que esa
tragedia haya podido tener en el desarrollo del conflicto.

Recordarán, señor Presidente, señorías, que en aquellos días algunos
avances se estaban produciendo en el conflicto, tales como el inicio de
la resolución del problema de Srebrenica, pero también había algunos
retrocesos, de los que cabe señalar, entre los más importantes, que se
mantenía la ofensiva musulmana en Bosnia central y se constataba con gran
preocupación la presencia de unidades croatas en lo que pudiéramos
denominar el frente sur. Todos estos datos los pude constatar en una
conversación franca, y creo que útil, que tuve en Zagreb, días antes de
la tragedia a la que estamos haciendo referencia, con el representante
personal del Secretario General de Naciones Unidas, el señor Akashi.

Esta era, señor Presidente, señorías, la situación, que estaba llena de
claroscuros, primando desgraciadamente los oscuros sobre los claros,
cuando estalló una granada de mortero de 120 milímetros en el viejo
mercado de Sarajevo, precisamente la mañana del día en que los serbios
habían aceptado discutir la administración de la ciudad por Naciones
Unidas.

En Sarajevo, señor Presidente, señorías, desgraciadamente, ha habido ya
10.000 muertos, un cinco por ciento de la totalidad de los fallecidos
desde que empezó la guerra en la ex Yugoslavia y, desde ese punto de
vista, la granada del mercado no supuso un salto cuantitativo especial,
pero sí, sin duda, supuso un aldabonazo más en todas nuestras
conciencias. Esta matanza, señor Presidente, señorías, podría haberse
producido cualquier otro día y si en esta ocasión ha habido tantas
víctimas, más sufrimiento, quizá ha sido porque lucía el sol y el mercado
estaba concurrido y porque la granada estalló antes de llegar al suelo,
en el aire, y de esa manera multiplicó su fuerza destructora.

Se ha creado por parte de Naciones Unidas, como saben SS. SS., señor
Presidente, una Comisión que está investigando todo lo relativo a esta
tragedia y en la que, como saben bien, participa un militar español de
Unprofor. A petición de las partes se ha aceptado que tanto serbios como
musulmanes nombren oficiales de enlace que puedan seguir los trabajos de
los investigadores, aunque sin participar de forma directa en esa
investigación. Sería deseable que esta Comisión pudiera obtener
resultados que nos ofrecieran, con la mayor brevedad, datos precisos, sin
dudas, sobre la autoría de esta masacre.

Señor Presidente, señorías, como era lógico, inmediatamente después de la
masacre se inició una actividad diplomática, casi frenética, a lo largo
del sábado y del domingo, tendente a un objetivo fundamental: evitar que
una situación como la que estoy describiendo, una situación de esas
dimensiones de tragedia pudiera volver a repetirse. Ese fue el objetivo
que desde el propio sábado día 5 todas las cancillerías europeas, y
entiendo que todas las del mundo occidental, trataron de conseguir desde
el



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primer momento. Así, durante el propio sábado, las conversaciones
telefónicas con mis colegas de Gran Bretaña, de Francia, de Estados
Unidos e, incluso, con el Ministro de Asuntos Exteriores ruso tuvieron
lugar durante la tarde y noche del sábado, así como con los embajadores
de todos los países en Naciones Unidas, Nueva York. Les puedo decir que
también se reunieron inmediatamente, convocados por los cuatro países
miembros del Consejo de Seguridad más España, el denominado Grupo-4 más
uno, con dos objetivos. En primer lugar, preparar una posible sesión del
Consejo de Seguridad y, en segundo lugar, toda esta actividad venía
encaminada a preparar la reunión de la Unión Europea del día 7, es decir,
del lunes siguiente.

En la reunión del Consejo de la Unión Europea del día 7 tuvimos ocasión
de debatir extensamente --acompañados de los dos negociadores, David Owen
y el señor Stoltenberg-- con los colegas de la Unión sobre la tragedia,
el problema creado en Sarajevo, y pusimos de manifiesto, una vez más,
nuestra voluntad de hacer todo lo que en nuestra mano estuviera para
impedir --insisto-- que una masacre de estas características pudiera
volver a suceder.

Allí se empezó a tratar la idea de que una aproximación hacia lo
imperativo, que era levantar inmediatamente el asedio a Sarajevo, era
seguramente la aproximación correcta e idónea en esos momentos, y
propugnar a la vez la búsqueda de una solución anticipada para el
problema de Sarajevo como paso previo a la solución política definitiva
que se pueda encontrar para el conjunto de Bosnia-Herzegovina. Es decir,
la idea de Sarajevo first o Sarajevo primero debía y podía ser una
iniciativa nueva a poner en marcha en todos los foros internacionales, de
manera tal que no volviera a repetirse algo que, como decíamos
anteriormente, causó tal impacto en la conciencia de las gentes de buena
voluntad de la comunidad internacional.

Debo decir, señor Presidente, que esta idea de Sarajevo primero para
tratar de encontrar una solución de estabilidad para Sarajevo implica una
desmilitarización y también la administración de la ciudad de Sarajevo
por Naciones Unidas. Entiendo que a estas alturas se puede afirmar que ha
sido bien recibida prácticamente por la totalidad de la comunidad
internacional. Los serbios y los croatas han aceptado esta idea sin
condiciones, aunque los musulmanes --es justo decirlo-- inicialmente
dijeron que sólo aceptarían discutir la administración por Naciones
Unidas después de que la retirada de los serbios fuera completa y en el
contexto de un arreglo global; es decir, la situación o la posición de
los musulmanes sobre esta materia está ligada a estas dos cuestiones a
las que acabo de referirme. Posteriormente, el propio Primer Ministro de
Bosnia-Herzegovina, el señor Silayzic, ha aceptado, y creo que es una
buena noticia el discutir sobre esta idea de encontrar una solución
estable para Sarajevo, pero sólo después de que transcurra el plazo dado
por la Alianza Atlántica para la retirada de las armas pesadas serbias
del perímetro que todos conocen en torno a Sarajevo o después de la
puesta de estas armas bajo el control de Unprofor. Creo, señor
Presidente, señorías, que ésta es una línea de acción que debemos seguir
explorando en el futuro en contacto con el Gobierno que representa el
Primer Ministro Silayzic.

Sin embargo, señor Presidente, señorías, como les decía, el pasado día 7
se reunió el Consejo de la Unión Europea, que aprobó una declaracin sobre
Sarajevo todavía bajo la impresión terrible que todos teníamos de la
desgracia del día 5. Se trata de una declaración en tres puntos en la que
la Unión Europea expresa su indignación por los bombardeos que sufre la
población civil de Sarajevo, primero; pide una reunión del Consejo del
Atlántico Norte para el levantamiento de este asedio en Sarajevo, en
concertación con el Secretario General de Naciones Unidas, segundo; y
pide que por todos los medios se pongan en práctica todas las medidas
necesarias para levantar este asedio a Sarajevo incluyendo la fuerza
aérea, tercero. Finalmente, la declaración reitera que el levantamiento
de este asedio a Sarajevo se inscribe dentro del plan de acción de la
Unión Europea y tiene por objeto colocar esta ciudad bajo el control de
las Naciones Unidas.

Quiero recordarles también, señor Presidente, señorías, que por su parte
el propio Secretario General de Naciones Unidas, el señor Boutros-Ghali,
se dirigió el día 6, es decir el domingo, al Secretario General de la
Alianza Atlántica, el señor Wöerner, para recordarle los párrafos noveno
y décimo que luego, si SS. SS. lo desean, les puedo leer, de la
Resolución 836 del Consejo de Seguridad del 4 de junio pasado, pidiéndole
textualmente en la carta que se tomen las medidas necesarias para, dentro
del marco establecido por esa Resolución 836, impedir en el futuro
ataques como el que acababa de sufrir la ciudad de Sarajevo. Les quiero
recordar que la Resolución 836 se aprobó por unanimidad en el Consejo de
Seguridad de Naciones Unidas.

A estos efectos, señor Presidente, el Secretario General de Naciones
Unidas pide una decisión del Consejo Atlántico para que el Comandante en
Jefe del Mando Sur de la Alianza pueda lanzar ataques aéreos, a petición
de Naciones Unidas, contra pisiciones artilleras o de mortero dentro o en
torno de Sarajevo que Unprofor, es decir las fuerzas de Naciones Unidas,
culpabilice de ataques contra objetivos civiles en la ciudad.

Señor Presidente, señorías, esta carta del Secretario General, a la que
acabo de hacer referencia, junto con la declaración del Consejo de la
Unión Europea, al que antes me he referido, ha motivado que la reunión
del Consejo del Atlántico Norte del día 9 de febrero haga una declaración
que paso a referir.

En esa reunión, señor Presidente, se aprobaron unas decisiones de gran
importancia, cuyo objetivo, insisto, no es otro que terminar con el
asedio, con el cerco de Sarajevo y con los ataques indiscriminados de los
que, de forma tan cruel y reiterada, venía siendo objeto la población
civil. Estas decisiones, por las que la Alianza Atlántica manifiesta su
voluntad de recurrir, si fuera necesario, al uso de la fuerza para
conseguir dicho objetivo, se refieren a un doble supuesto; me gustaría
tratar de dejarlo claro.




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En primer lugar y de acuerdo con la solicitud recibida por el Secretario
General de Naciones Unidas, el Consejo Atlántico autoriza al mando aliado
en el sur de Europa, que como saben SS. SS. es el que tiene su sede en
Nápoles y desempeña actualmente el almirante Boorda, de nacionalidad
norteamericana, a ejecutar con carácter inmediato ataques aéreos contra
posiciones de artillería o mortero situados en Sarajevo o sus alrededores
que sean, insisto, identificados por Unprofor como autores de ataques a
objetivos civiles en la capital bosnia. Estos ataques aéreos de la
Alianza se llevarían a cabo, en todo caso, a petición de las Naciones
Unidas.

Hay un segundo aspecto de la declaración en el que el Consejo Atlántico
advierte que todas las armas pesadas, es decir, carros de combate, piezas
de artillería, morteros, lanzacohetes, misiles y armas antiaéreas que, a
la una de la madrugada, hora de España, del lunes 21 de febrero no hayan
sido retiradas más allá de 20 kilómetros del centro de Sarajevo o puestas
bajo el control de Unprofor, podrán ser objeto de ataques aéreos por
parte de la Alianza. De producirse tales ataques, se realizarían --dice
la declaración-- en estrecha coordiación con el Secretario General de
Naciones Unidas. Me importa subrayar, señorías, que en esta declaración
de la Alianza están involucradas todas las partes, están involucradas las
armas pesadas de los serbios y también las armas correspondientes a los
musulmanes que están en Sarajevo.

Señor Presidente, señorías, la decisión de usar la fuerza en estos
supuestos, como saben bien, no se produce en el vacío sino en un contexto
jurídico con márgenes bien definidos, cuyo elemento fundamental, como ya
he dicho, es la Resolución 836 del Consejo de Seguridad, aprobada el 4 de
junio de 1993, que permite la utilización de la fuerza aérea en las
llamadas áreas seguras, entre las que se encuentra Sarajevo, como
recordarán, y sus alrededores.

El párrafo 10 de dicha Resolución 836, señorías, especifica que los
Estados miembros, actuando --y leo textualmente-- con carácter nacional o
por conducto de organizaciones o acuerdos regionales, entre los que
obviamente figura la Alianza, bajo la autoridad del Consejo de Seguridad
y en estrecha coordinación con el Secretario General y Unprofor, podrán
adoptar todas las medidas necesarias mediante el empleo de la fuerza
aérea en las zonas seguras de la República de Bosnia-Herzegovina y
alrededor de ellas para proporcionar apoyo a Unprofor en el cumplimiento
de su mandato.

Por otro lado, señorías, aunque se referirá a ello el Ministro de Defensa
con más detalle, quiero señalar que, al adoptar estas medidas, España ha
tenido especialmente presente la necesidad de velar por la seguridad de
las fuerzas de Unprofor desplegadas en Bosnia, en particular, como es
lógico, por las de nuestro continente y más concretamente por las de
España.

En relación con ello, he de destacar que, en respuesta a la petición que
en tal sentido le formuló el Secretario General de la OTAN, a iniciativa,
entre otros países, de España, el Secretario General de Naciones Unidas
ha delegado en su representante especial, el señor Akashi, la autoridad
para solicitar de la Alianza la cobertura aérea en caso de ataques contra
el personal de Naciones Unidas en cualquier punto del territorio de
Bosnia-Herzegovina. De esta forma, señorías, esta protección, que como
conocen estaba ya prevista desde hacia tiempo, se hace más ágil y rápida.

Al acortarse los plazos de la toma de decisión para proceder a la
cobertura aérea, esta medida aumenta, sin duda, la seguridad de los
contingentes desplegados en Yugoslavia y concretamente también del
español.

Señor Presidente, señorías, me referiré brevemente al proceso de
negociaciones diplomáticas, que continúa afortunadamente en el marco de
la Conferencia Internacional para la ex Yugoslavia en estos momentos. Se
persiguen en estos momentos seis grandes objetivos.

El primer objetivo es conseguir que las partes continúen negociando sobre
la base del denominado paquete del Invencible --recuerden que es el
nombre del portaaviones o del barco donde se suscribieron aquellos
acuerdos de hace ya varios meses--, esto es, que los tres contendientes
acepten la existencia de una república de mayoría musulmana que comprenda
al menos, el 33 por ciento del territorio de Bosnia-Herzegovina, es
decir, un tercio, y que constituya un territorio viable, esto es, una
zona compacta desde el río Sava hasta el mar Adriático.

Segundo, obtener un acuerdo inmediato para Sarajevo, al que he hecho
referencia, independiente del resto del conjunto de la negociación. Es lo
que los copresidentes han denominado Sarajevo primero, en consonancia con
otras negociaciones de paz de otras latitudes de la tierra que se han
realizado últimamente. Esta idea tiene dos componentes esenciales: la
desmilitarización de la ciudad y de sus alrededores --se inscribe en ello
la Resolución del Consejo Atlántico del día 9-- y un acuerdo sobre la
administración de la capital, Sarajevo, por Naciones Unidas.

Durante las conversaciones mantenidas los días 11 y 12 en Ginebra,
serbios y croatas aceptaron en principio esta filosofía, como he dicho
anteriormente, que está detrás de la idea de Sarajevo primero. La parte
bosnia-musulmana, como he tenido ocasión de decir, insistió primero en
que sólo podría discutirlo una vez que se hubiera completado la retirada
de las armas pesadas serbias, como había decidido el Consejo de la
Alianza Atlántica, pero parece que en estos momentos se puede avanzar
incluso sin que ese requisito se cumpla.

El tercero de los seis objetivos consiste en mantener unida a la
comunidad internacional en el proceso negociador --me parece que es
importante subrayarlo en este momento-- y especialmente lograr una
involucración más intensa y una cooperación quizá más estrecha de los
Estados Unidos y de Rusia.

En relación con Rusia, señor Presidente, existe un acuerdo básico sobre
los objetivos últimos a los que me estoy refiriendo, incluida la acción
que pueda llevarse a cabo sobre bombardeos aéreos. En Naciones Unidas
estamos en contacto permanente con la representación rusa y yo mismo he
tenido la ocasión, en los últimos tres días, de hablar largo y tendido en
un par de ocasiones



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telefónicamente con el Ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Kózirev.

En lo que se refiere a los Estados Unidos, creo, señor Presidente,
señorías, que es bueno afirmar que en los últimos días se ha producido un
giro de relativa importancia, y entiendo que positivo, en la posición de
Washington. La Administración norteamericana nos comunicó oficialmente la
semana pasada que había decidido involucrarse de una manera más
definitiva en el proceso negociador. Durante este último fin de semana
pude también estar en contacto telefónico en dos ocasiones con el
Secretario de Estado, señor Christopher, lo mismo que con los ministros
de la Alianza y de la Unión Europea, y creo que se dan los elementos
necesarios para que desarrollemos una posición común entre la Unión
Europea y los Estados Unidos, junto con Rusia, para dar un impulso, que
desearíamos que fuera definitivo, al proceso de paz.

Washington parece estar dispuesto a trabajar con el Gobierno bosnio para
desarrollar una propuesta realista basada en el plan de paz, en el plan
de acción de la Unión Europea. Si los Estados Unidos llegaran a un
acuerdo sustancial con el Gobierno bosnio, la parte musulmana, sobre lo
que pudiéramos llamar calidad del territorio dentro del marco del tercio,
es decir, el 33,3 por ciento del territorio --ya hay acuerdo de que sea
para los bosnios--, daríamos un paso de capital importancia en la
dirección de una paz negociada.

Cuarto de los seis objetivos a los que quería hacer referencia. Los
negociadores están intentando buscar una solución para el problema, tan
difícil y tan próximo a nosotros, cual es la administración de Mostar por
parte de la Unión Europea, problema de gran importancia para España, ya
que nuestro contingente tiene una responsabilidad especial sobre esa
ciudad. Se trataría de construir sobre lo ya acordado y de aprovechar el
impulso que eventualmente se pueda encontrar en Sarajevo para extender
quizá este concepto de administración internacional y poder avanzar
también, con independencia del futuro acuerdo global en
Bosnia-Herzegovina.

El quinto objetivo de los negociadores, señor Presidente, es tratar de
obtener la cooperación de los Estados fronterizos y de Turquía. Con los
estados fronterizos estamos en contacto en las últimas semanas. Ayer
tuvimos un intenso contacto con Hungría, que seguirá durante el día de
hoy, para involucrarles también en el proceso negociador. Creo que
tenemos que mantener unida a la comunidad internacional para que no haya
ninguna diferencia con los países vecinos ni con Turquía en este delicado
momento en que podemos dar un salto cualitativo en la vía de la paz.

Como saben SS. SS. el día 9 se celebró en Ginebra una reunión con
representantes de todos los países vecinos, todos ellos, lógicamente,
preocupados por el peligro de la posible extensión del conflicto y
lógicamente preocupados también por el efecto que sobre sus economías
están teniendo las sanciones en la región.

El sexto y último objetivo, señor Presidente, busca, especialmente con la
Unión Europea y los Estados Unidos, precisar el paquete de incentivos que
permitiera suspender gradualmente las sanciones como medio para alcanzar
un acuerdo global de paz. Esto es algo que también debe tratarse con los
países fronterizos, pues su apoyo y su cooperación es crucial para
mantener un régimen riguroso de sanciones y porque, justo es reconocerlo,
todos ellos están sintiendo en sus economías los efectos negativos del
embargo.

Señor Presidente, señorías, quizá nos debiéramos preguntar cuál es la
situación actual del proceso negociador. Trato de contestar a esa
pregunta. Debo decir ante todo que se hace muy difícil separar los
aspectos diplomáticos de los políticos y de los militares; unos aspectos
inciden sobre los otros y no es posible ignorar los efectos de la
decisión del Consejo de la Alianza o las discusiones en Naciones Unidas
sobre las negociaciones que se mantienen sobre el terreno o entre los
representantes de las partes en Ginebra. Con todo, creo que podemos hacer
las siguientes precisiones.

Primero, prosiguen los esfuerzos para obtener un acuerdo de
desmilitarización y administración por Naciones Unidas de Sarajevo; yo
creo que esto es lo más importante en este momento. Si hubiera que
subrayar el elemento más esperanzador de estas últimas horas, es que
sigue habiendo un alto el fuego en Sarajevo, algo que no ocurría desde
hacía demasiado tiempo. Creo que debemos apoyar con decisión estos
esfuerzos pues son los que pueden lograr que no se tenga que utilizar la
fuerza, es decir, que el ultimátum que se ha producido tenga en sí mismo,
sin necesidad de utilizarse, los efectos beneficiosos que todos deseamos
que tenga.

Hay algunas señales positivas, señor Presidente; se está cumpliendo, como
he dicho, el acuerdo oral de alto el fuego que se obtuvo el día 9 en el
aeropuerto de Sarajevo con la mediación del General Rose. Es pronto
todavía para hacer una valoración. La parte serbia ha comenzado a poner
bajo control de Naciones Unidas parte de su armamento pesado; cierto es
que lo hace a una velocidad muy lenta, pero cierto es también que una
parte del armamento pesado que ha sido causante de tantos destrozos en
Sarajevo hoy está bajo control de Naciones Unidas. Se está manteniendo
también el acuerdo serbo-croata, y por otra parte hay indicios de una
cierta aproximación entre musulmanes y croatas. Soy testigo de excepción
de ello porque he tenido, no hace muchas fechas, ocasión de hablar con el
Presidente Izebetgovic y también con los responsables de Zagreb sobre el
deseo que tienen de acelerar, dentro de lo posible, las mejores
relaciones entre musulmanes y croatas. Lógicamente, la situación de
guerra en el frente sur y en el frente central, sobre todo el cerco a
Vitez, no coopera a que esta mejora de relaciones entre musulmanes y
croatas se pueda llevar a efecto en las próximas horas. Como saben SS.

SS., algunos de estos contactos, que están teniendo lugar en estas horas,
se realizan en el cuartel de las fuerzas españolas, en la sede del
batallón español, que prestan así, una vez más, servicios impagables a la
comunidad internacional para la resolución de este conflicto.

Se están produciendo también en estos días contactos



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muy intensos sobre la cuestión de la futura forma constitucional de
Bosnia-Herzegovina. Yo creo que aquí hay un tema de capital importancia
sobre el que tenemos que avanzar. Como saben SS. SS., se debate todavía
si la fórmula acordada en El Invencible --les recuerdo lo que significa
el paquete del Invencible, esto es, una unión de tres repúblicas-- sigue
siendo válida o si no sería el momento para optar por una unión de dos
repúblicas, la de mayoría croata y la de mayoría musulmana, que a su vez
estuviera vinculada a Croacia mediante un arreglo confederal, lo que
implicaría que la república de mayoría serbia pudiera unirse directamente
a Serbia y Montenegro. Por múltiples razones, señorías, no es ésta la
posición de la Unión Europea; la Unión Europea sigue prefiriendo la
opción primera, la opción de la unión de tres repúblicas, pero no podemos
ignorar que la cuestión está sobre la mesa, siendo discutida también por
las partes.

Igualmente, señor Presidente, señorías, los negociadores están intentando
avanzar en la cuestión de las delimitaciones territoriales. Vuelvo a
insistir que el acuerdo alcanzado e inamovible de que el 33,3 por ciento,
es decir, un tercio del territorio, sea para los bosnios musulmanes, y un
17,5 del territorio sea para los croatas, es algo que está acordado y es
inamovible. El problema que ahora se están planteando las partes y los
negociadores es lo que pudiéramos llamar no la cantidad del terreno, sino
la calidad del mismo, y están en este momento identificándose algunos
puntos críticos; concretamente, para que se hagan idea SS. SS. quince
puntos. En este momento, la negociacion está estrictamente sobre quince
pueblos, siete y ocho de diferentes facciones (no les doy los nombres
para no aburrirles). Se trata de estos lugares, sobre los que hay que
encontrar la fórmula que nos permita desbloquear la situación y encontrar
la senda de la paz.

Los dos copresidentes, Owen y Stoltenberg, han propuesto una idea que
puede ser rica: la idea de una comisión de arbitraje para dilucidar sobre
estos quince puntos. Existen divergencias sobre las posibles
consecuencias de esta comisión de arbitraje. El Gobierno de
Bosnia-Herzegovina quiere que estos territorios en litigio que, insisto,
ya son solamente quince, se desmilitaricen previamente, mientras que
croatas y serbios pretenden mantener el «statu quo» antes de someterlos a
la comisión de arbitraje. Aquí reside en este momento el problema al que,
entiendo, seremos capaces entre todos de encontrar una solución. A lo
largo de esta nueva senda de la comisión de arbitraje, quizá pueda
encontrarse una formulación que permita aproximar las posiciones, lo que
sin duda sería una magnífica noticia, pues la fórmula de arbitraje podría
hacer avanzar decisivamente las negociaciones, desbloqueando cuestiones
que desgraciadamente todavía hoy se encuentran muy enconadas.

Señor Presidente, señorías, voy a terminar esta parte de mi intervención.

Me resulta muy difícil hacer predicciones sobre el modo en que va a
evolucionar el proceso negociador. Estamos, sin duda, en un momento
crucial y, como he dicho anteriormente, no podemos separar los aspectos
diplomáticos de los aspectos militares y políticos. Lo que sí puedo
asegurarles es que España sigue defendiendo firmemente la necesidad de
alcanzar un acuerdo negociado entre las partes, basado en el plan de paz
que puso sobre la mesa la Unión Europea, y basado también sobre las
decisiones del Consejo del Atlántico Norte del pasado día 9, en lo que ha
de entenderse que es nuestra firme posición.

Estamos convencidos por otra parte, señor Presidente, de que el momento
actual exige una relación lo más estrecha posible con Estados Unidos y
con Rusia. Quizá ello nos obligue a replantearnos el actual marco
negociador para involucrar de una manera más directa a Washington y a
Moscú. Pero no quisiera adelantar acontecimientos y apunto sólo esta idea
como una posibilidad más. Creo que debemos estar abiertos a todas las
opciones con tal de conseguir el objetivo, y el objetivo sigue siendo el
objetivo de la paz en una zona donde desgraciadamente la guerra y el
sufrimiento se ha instalado ya por demasiado tiempo.

Señor Presidente, en el caso concreto de Sarajevo, queremos poner fin a
esta sangría de vidas y presionar a las partes para que ese arreglo
negociado, ese arreglo previo al que estoy haciendo referencia, al
acuerdo global para el conjunto de Bosnia-Herzegovina, pueda ser una
realidad lo antes posible. Debe quedar claro, señor Presidente, señorías,
que seguimos pensando, y compartimos esta idea con los distintos grupos
parlamentarios, que este conflicto no tiene una solución militar y que,
lógicamente, por parte de España y por parte de la Unión Europea no
existe ningún cambio en la estrategia de fondo. La lógica de la paz y no
la lógica de la guerra es la que debe seguir inspirando nuestras
acciones. Así lo vamos a seguir haciendo y esperamos tener éxito lo antes
posible, en concordancia con los demás países de la Unión Europea, de la
Alianza Atlántica y de todos los países de la comunidad internacional que
generosamente están contribuyendo a tratar de encontrar la paz en esos
territorios tan cercanos para el corazón de tantos de nosotros.




El señor PRESIDENTE: Gracias, señor Ministro de Asuntos Exteriores.

Paso la palabra al señor Ministro de Defensa.




El señor MINISTRO DE DEFENSA (García Vargas): El señor Ministro de
Asuntos Exteriores ha informado a la Comisión sobre las distintas
decisiones adoptadas por los ministros de la Unión Europea y por el
Consejo Atlántico, como respuesta a la petición que formuló en su momento
el Secretario General de Naciones Unidas. Ha informado también sobre el
estado general del proceso negociador.

Mi intervención, muy sucinta, se centrará en la situación sobre el
terreno en Bosnia-Herzegovina después de estas decisiones, con referencia
especial a la zona de responsabilidad asignada a la agrupación española.

Como ha explicado el señor Ministro de Asuntos Exteriores, la comunidad
internacional ha manifestado su voluntad de poner fin al cerco de
Sarajevo, en cumplimiento de las resoluciones del Consejo de Seguridad
números 824, 836



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y 844, evitando nuevos sufrimientos a su población y lograr un acuerdo de
desmilitarización de la ciudad y su entorno, evitando así que cualquiera
de las partes en conflicto pueda obtener ventajas operativas como
consecuencia de la prolongación o el término del asedio. La comunidad
internacional espera que no sea preciso el uso de la fuerza para que esta
voluntad sea respetada.

Conviene insistir que, en opinión del Gobierno español, las resoluciones
de Naciones Unidas atribuyen autoridad suficiente a su Secretario General
para que, en estrecha coordinación con representantes de la OTAN, decida
sobre el eventual uso de la fuerza aérea como disuasión a los bombardeos
que castigan a la población civil de Sarajevo. La decisión adoptada tanto
por Naciones Unidas como por el Consejo Atlántico sobre uso selectivo de
la fuerza, es un apoyo a las soluciones negociadas y no supondrá una
escalada de tensión. Subrayo que este uso es un complemento, contundente
sin duda, de la acción diplomática para obtener un alto el fuego duradero
en Sarajevo y un levantamiento de su sitio como paso previo a la
desmilitarización de otras ciudades.

Debe reiterarse que el posible uso de la fuerza se dirige especialmente a
la parte serbia, pero no excluye a croatas ni a bosnios musulmanes. Todos
los efectivos militares que hostigan a la población civil e impiden la
ayuda humanitaria pueden ser un objetivo. Al igual que el de Sarajevo,
otros cercos de ciudades deberán levantarse en el futuro. La nuestra es,
en definitiva, una acción decidida en favor de la población civil.

Ante la eventualidad del uso de las fuerzas, las naciones que
contribuimos a Unprofor hemos analizado las posibles repercusiones que
estas acciones tendrían sobre los contingentes desplegados. En este
análisis se ha ponderado, en primer lugar, la situación y modo de
actuación de las partes enfrentadas; en segundo, las zonas de despliegue
y cometidos de las unidades internacionales. Los bosnios serbios basan
fundamentalmente sus acciones en su manifiesta superioridad en medios
pesados, artillería y morteros, y su forma de actuación es muy similar a
la de un ejército regular. En consecuencia, de producirse acciones de
represalia, sería mediante la utilización de este tipo de armas sobre
algún destacamento de limitada entidad para evitar una escalada en el
conflicto o incluso mediante emboscadas a patrullas. En este sentido, las
áreas de intervención más probables serían aquellas en las que, además de
su proximidad a destacamentos de Unprofor, se encuentren desplegadas
facciones opuestas, de modo que su autoría no pudiera ser determinada con
claridad.

El área de mayor riesgo es la de Sarajevo, donde la separación de
contendientes es más imprecisa. A continuación se identifican las bolsas
de Vitez, en Bosnia central, y Olovo y Tesanj en el Norte. En zonas de
Herzegovina hay mucha menos probabilidad. De producirse intervenciones
aéreas contra asentamientos de armas pesadas, decisión mucho menos
probable, las acciones de represalia se llevarían a cabo por unidades de
infantería en zonas en las que igualmente no fuera fácil identificar a
sus autores. Estas zonas coinciden con las del Norte y el Centro antes
citadas.

El contingente español en la zona, como conocen SS. SS., está integrado
por una agrupación táctica, oficiales encuadrados en Unprofor y
observadores militares de Naciones Unidas y de la Comunidad Europea. El
despliegue de la agrupación táctica tiene lugar en una zona muy alejada
de Sarajevo y dominada en su totalidad por bosnios, croatas y musulmanes,
con los que nuestra agrupación mantiene un estrecho contacto. No se
estima que esta zona pueda ser escenario de posibles represalias. En
cualquier caso, debemos estar atentos en la línea del Neretva,
especialmente en Mostar y en Jablanica. Nuestros soldados están alertados
y tienen ya gran experiencia en el conflicto. Como precaución, el
Gobierno decidió, el pasado día 10, reducir al mínimo las escoltas de
convoyes y reforzar sus medidas de seguridad. Además de los medios de
autodefensa, la agrupación cuenta con dos equipos de control aéreo
táctico en Jablanica y en Dracevo; ello le permite contar con el apoyo
aéro inmediato de los aviones de la Alianza en caso necesario. Existen,
además, planes operativos para su evacuación, que serían activados en el
supuesto de una degradación de la situación. Son planes de carácter
nacional o multinacionales en el marco de Unprofor. El Gobierno ha
establecido como medida preventiva que el portaaviones «Príncipe de
Asturias», con una dotación de helicópteros y aviones «Harrier», esté
preparado para un posible desplazamiento inmediato a la zona, acompañado
de dos fragatas de escolta.

Los tres miembros de nuestras Fuerzas Armadas que se encuentran en el
puesto de mando avanzado de Naciones Unidas, en Sarajevo, y los 18 que
cumplen su misión en el puesto de mando de Kiseljak, cerca de Sarajevo,
están protegidos por las medidas previstas para estos cuarteles
generales. Los observadores, 15 de Naciones Unidas y cuatro de la
Comunidad Europea, mantienen también contacto con nuestra agrupación y se
les ha recomendado extremar las medidas de precaución.

Por otra parte, la Alianza Atlántica ha remitido periódicamente a España,
como al resto de sus miembros, una pregunta rutinaria sobre la posible
asignación de aviones españoles a las fuerzas desplegadas en bases
italianas. Rutinariamente también se le hizo llegar la respuesta de no
incrementar en estos momentos el esfuerzo español en la ex Yugoslavia,
que se considera adecuado a nuestra capacidad. He utilizado el término
rutinario, señorías, porque es el que mejor identifica este intercambio
de consultas sobre el que no ha habido insistencia alguna. Por otra
parte, el número de aviones de combate disponibles por la OTAN es
suficiente, contando los basados en tierra y los embarcados.

Sin embargo, sí hemos aceptado una petición de Naciones Unidas para
incrementar, por el momento, entre cinco y diez el número de nuestros
observadores militares en la zona, que tendrían como misión verificar la
desmilitarización de la capital de Bosnia. Quiero insistir, señorías, en
que la Alianza Atlántica no persigue imponer un arreglo por la fuerza.

Desde comienzos del



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conflicto, hemos estado convencidos de que una solución de este tipo era
imposible. Si se lograra un alto el fuego estable en Sarajevo y su
desmilitarización, el conflicto habría entrado en una fase más
esperanzadora, aunque aún estuviésemos lejos de una solución completa. La
calma que se vive estos días en Sarajevo, gracias a la determinación de
Naciones Unidas y de la Alianza, debe estabilizarse y permitir su
administración por Naciones Unidas, lo que contribuiría a iniciar un
definitivo proceso de pacificación del conflicto en Bosnia. Confiamos y
esperamos en que no sea preciso recurrir al uso de la fuerza y que los
líderes de los pueblos enfrentados den prueba de sensatez cooperando con
Unprofor para alcanzar acuerdos definitivos.

Por último, la seguridad de quienes forman parte de Unprofor, ACNUR,
Naciones Unidas, Comunidad Europea y agencias y organizaciones no
gubernamentales que se encuentran en la ex Yugoslavia estará siempre
presente en la toma de decisiones.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Ministro.

Abrimos el turno de intervenciones. ¿Grupos que desean tomar la palabra?
(Pausa.)
Por el Grupo Popular, el señor Rupérez tiene la palabra.




El señor RUPEREZ RUBIO: Señor Presidente, como antes tuve ocasión de
manifestarle, consumiremos el tiempo que nos corresponde entre quien
ahora hace uso de la palabra y el señor López Valdivielso, como portavoz
ante la Comisión de Defensa, para referirse más específicamente a los
temas militares. (La señora Rahola i Martínez: No se oye nada.)



El señor PRESIDENTE: Señorías, éste es un debate importante. Ruego el
máximo silencio. Pido a los oradores que se acerquen lo más que puedan al
micrófono y también que hablen alto para que todos podamos enterarnos de
lo que dicen.




El señor RUPEREZ RUBIO: Quizá en algún momento nos tengamos que plantear
la situación técnica de esta sala, porque la verdad es que sufrimos
permanentemente estos problemas; pero no es éste el tema del día.

Señor Presidente, nosotros querríamos, antes que nada, agradecer la
presencia de los dos señores ministros así como la disponibilidad que han
tenido, que exigía el carácter de urgencia que la situación en este
momento reviste, precisamente en función de los plazos marcados por la
Alianza Atlántica respecto a la situación que ellos mismos han descrito,
desde el punto de vista del conocimiento de esta Cámara. También quiero
agradecerles a ambos señores ministros el carácter detallado y preciso de
sus explicaciones.

Voy a hacer algunas consideraciones, por fuerza breves pero que nos
parecen absolutamente indispensables para exponer cuál es la postura del
Grupo y del Partido Popular y, al mismo tiempo, hacer saber el grado de
amplia coincidencia que tenemos, en este momento, respecto a los
planteamientos del Gobierno.

Si me lo permiten los señores ministros, comenzaría por una reflexión de
tipo general que seguramente ellos también comparten. Es triste que
hayamos tenido que contemplar una matanza concentrada en el tiempo y en
sus efectos mortíferos para que, finalmente, la parte significativa de la
comunidad internacional a la que nosotros pertenecemos comenzara
realmente a actuar. Quizá es fácil en este momento recordar que si estas
decisiones se hubieran tomado hace dos años nos hubiéramos ahorrado una
enorme cantidad de sangre, de sudor y de lágrimas. Ya sé que el Gobierno
español tiene cierta tendencia a caer en la autocomplacencia respecto a
sus propias acciones y respecto a las acciones de los gobiernos miembros
de la Unión Europea, pero no es menos cierto que nos corresponde a todos
nosotros recordar estos datos evidentes. Nos decía el señor Ministro de
Asuntos Exteriores que 10.000 muertos en Sarajevo son el 5 por ciento de
los muertos habidos en el curso del conflicto en la ex Yugoslavia en los
dos últimos años; eso significa 200.000 muertos en un total de una
población que raramente ha superado los cuatro millones de habitantes.

Esta es una reflexión que antes y ahora tiene que pesar de manera
definitiva sobre nuestras conciencias y, consiguientemente, sobre nuestra
capacidad de acción. Porque no es cierto que hayamos contribuido a
finalizar el conflicto; no es cierto que hayamos contribuido de manera
definitiva a introducir gramos de racionalidad en el comportamiento de
los contendientes, y es cierto, sin embargo, que si el conflicto sigue
como está, sus peligros de generalización van a afectarnos de manera
radicalmente nueva, profunda y grave a todos nosotros. Consiguientemente
ésta es una reflexión que, con los muertos por delante --con esa tristeza
de los muertos por delante--, cabe hacerse una vez más.

En segundo lugar, como recordará el señor Ministro de Asuntos Exteriores,
hace todavía pocos días, nosotros tuvimos ocasión de manifestar nuestra
satisfacción porque una parte de las decisiones del Consejo
extraordinario de la OTAN, precisamente, se hubiera referido a la
disponibilidad de la organización atlántica para llevar a cabo este tipo
de acciones, antes de que se produjera el desgraciadísimo incidente que
ha dado lugar a esta nueva situación. Creo que desde ese punto de vista
es importante también reflejar, hacer de nuevo visible y patente, cuál es
la actuación de la OTAN, cuál es la previsibilidad de la OTAN, cuál es el
valor de la OTAN. A nadie le gusta hablar de la utilización de la fuerza.

A nadie le gusta promover o predicar la utilización de la fuerza; pero
estamos llegando a una situación --y hemos llegado a ella por el peso de
esos muertos, de esa violencia, de esa masacre-- en donde una parte de la
comunidad internacional a la que pertenecemos ha llegado a la triste
conclusión --no es la primera vez y desearíamos que fuera la última-- de
que la proposición de que es posible, necesaria o urgente la utilización
de la fuerza para acabar con la fuerza, a veces, es un camino inescapable
al cual nos lleva nuestra conciencia y, al mismo tiempo, la defensa de
unos valores a



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los cuales todos confesamos pertenecer y por los cuales, en alguna
ocasión, hemos estado dispuestos incluso a dar nuestras vidas.

Desde ese punto de vista, a mí me parece importante, señores ministros,
que desaparezca cualquier tipo de autocomplacencia, porque creemos
sinceramente que hay poca razón para que esa autocomplacencia se
produzca; creemos también que es importante obtener las lecciones
correspondientes; creemos que es importante, desde ese punto de vista,
admitir las responsabilidades que nos corresponden y no tanto recrearse
sobre las responsabilidades que a otros corresponden.

Ayer mismo, en televisión, el señor Ministro de Defensa --en una
intervención que por lo demás seguimos con el máximo interés-- decía que,
al fin y al cabo, los responsables son los contendientes --ya sabemos,
que los responsables son los contendientes-- y decía también que no
tengamos mala conciencia. Yo no estoy de acuerdo con ese planteamiento.

Creo que es bueno e incluso saludable que tengamos mala conciencia,
porque, efectivamente, estamos contemplando una situación que, como digo,
bien por razones de tipo puramente humanitario o bien por razones de tipo
genérico, que tienen que ver con nuestros propios intereses, al final
--querámoslo o no-- sí nos afecta; esto no es nada distinto ni distante.

Por eso yo creo que también tenemos que hacer una reflexión global --la
han hecho parcialmente los señores ministros-- no únicamente sobre lo que
ocurre en este momento y no únicamente sobre las decisiones que se están
tomando en torno a Sarajevo sino sobre el post-Sarajevo y,
consiguientemente, el post-ultimátum, pase lo que pase respecto al
ultimátum; porque si no podemos caer también en una complacencia del dato
preciso, del dato técnico, del dato exclusivamente militar, que en el
fondo también contribuye a borrar o a difuminar cuáles son los perfiles
del problema.

Finalmente y antes de entrar en algunas conclusiones que quería someter a
la consideración del Gobierno y de esta Cámara quiero decirles que
nosotros desearíamos que el Gobierno español fuera más claro en sus
posturas y en la explicación de las mismas; que fuera más temprano en la
explicación de esas posturas, y que fuera también más convincente en la
transmisión de las mismas. Nosotros comprendemos perfectamente que éste
no es un caso fácil, pero la vida internacional, desgraciadamente, no
está hecha precisamente de casos fáciles, en estos momentos. Por eso, el
Gobierno español debería estar en situación de demostrar una capacidad de
liderazgo, de explicación, de transmisión de comunicación que en este
momento no se produce. También nos gustaría que el Gobierno español, que,
al fin y al cabo, lo que hace es seguir las decisiones que toman la OTAN
y la Unión Europea, recordara que España es miembro de la OTAN y de la
Unión Europea y que, consiguientemente, exactamente en igualdad de
condiciones con los demás países miembros, contribuimos a formar la
decisión de la Unión Europea o de la OTAN. Desde ese punto de vista sería
bueno saber no sólo lo que al final se produce como decisión sino las
aportaciones que el Gobierno va haciendo en ese proceso de toma de
decisiones.

Para finalizar esta primera intervención, querría resumir cuáles son
nuestras posturas sobre algunas de las cuestiones que tienen que ver
respecto al ultimátum y respecto a algunas cuestiones que se deben
producir inmediatamente después del ultimátum.

En primer lugar, nosotros coincidimos con el deseo del Gobierno --que
posiblemente sea un deseo mayoritario-- de que el ultimátum alcance sus
objetivos sin necesidad de tener que poner en práctica los ataques aéreos
a los que el mismo ultimátum se compromete. Nos parece que, desde ese
punto de vista, algún ejemplo positivo ya se ha producido en el curso de
los últimos días y tenemos razón para esperar que la misma firmeza en la
formulación de las posturas sea la que efectivamente produzca el efecto
buscado, sin necesidad de proceder a la última «ratio» que sería la
utilización de la fuerza.

En segundo lugar, nosotros queremos decir también (y esperamos que el
Gobierno comparta junto con los gobiernos de la Unión Europea y de la
OTAN la misma postura) que naturalmente, si no se materializa la
estimación de las condiciones suficientes para que el ultimátum no llegue
a desarrollar la acción, la última «ratio» de la fuerza, tal como ha sido
anunciada por la OTAN, con el paraguas o la legitimación de las Naciones
Unidas, se lleve a efecto. Si eso no se produjera perderíamos no sólo la
razón moral y la razón política, sino, además, la eficacia para la
consecución de nuestras acciones.

Nosotros también coincidimos con el planteamiento del Gobierno español,
de los gobiernos miembros de la OTAN y de la Unión Europea en el sentido
de afirmar que no hay solución militar al conflicto y que la amenaza de
utilización de la fuerza, que en estos momentos se produce, tiene como
efecto, como finalidad, tiene como objetivo, forzar a las partes a la
negociación, producir una mejor canalización de la ayuda humanitaria y,
en consecuencia, producir también un retome de la negociación en
condiciones satisfactorias.

Tercero, que en cualquier caso se proceda adecuadamente a la
planificación del futuro, porque pase lo que pase, la historia de
Bosnia-Herzegovina desgraciadamente no se acaba el próximo domingo. Desde
ese punto de vista nos parece que es absolutamente fundamental diseñar
cuáles son los términos reales para la continuación de la negociación,
los términos reales para el mantenimiento y la canalización de la ayuda
humanitaria bajo el patrocinio de Naciones Unidas y la búsqueda de un
esquema progresivo de estabilidad.

A veces se habla de la interposición, en el mejor de los casos posibles
que en este momento podemos imaginar. Tal vez se llegue a una situación
en donde lo que tengan que hacer las fuerzas de Naciones Unidas sea
proceder a una acción de interposición entre las partes que han llegado
ya a un tipo más o menos satisfactorio de alto el fuego. Ese sería uno de
los escenarios posibles a los cuales no podemos ni queremos quedar ajenos
en este momento.

En cuarto lugar, nosotros creemos que la Unión



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Europea debe replantearse los términos de la negociación constatando el
éxito relativo o el fracaso relativo, según se considere, de los pasos
que hasta este momento se han dado. Al mismo nosotros solicitaríamos el
relevo de lord Owen, como representante de la Unión Europea en el equipo
negociador, no porque nos guíe ningún tipo de animadversión personal
sobre lord Owen, sino porque creemos que su misión pacificadora, su
misión negociadora ha llegado a su fin y convendría que incluso por
razones de puro agotamiento psicológico o intelectual, esa negociación
tomara distintos cauces a través de otras personas.

No se oculta a los señores ministros que lo que estamos contemplando en
este momento, desde el punto de vista de las propuestas negociadoras, a
veces alcanza un carácter abstruso y talmúdico difícil de comprender y de
explicar y difícil también de trascender como propuesta de estabilidad
para el futuro.

Cuando estamos hablando del 33,5 por ciento, del 17,5 por ciento de
territorios a los cuales, además, en estos momentos se añade no
únicamente la cantidad, sino la calidad de dicho territorio, podemos
imaginarnos --séame permitida la comparanza-- los procesos de
concentración parcelaria que se producen en nuestros pueblos donde al
final resulta que picos de tierra perdidos en el paisaje manchego son
objeto de feudos y de contiendas seculares por parte de los vecinos. No
nos parece que sea ése el camino para la paz definitiva; nos parece que
ésa sea la comprensión para la paz definitiva.

En quinto lugar, y en consecuencia, que esa negociación recupere los
términos indispensables; el respeto a la integridad territorial, a la
independencia soberana de Bosnia-Herzegovina. Tendemos a olvidarnos que
hemos reconocido a un país que se llama Bosnia-Herzegovina, que lo hemos
hecho en los términos que han marcado Naciones Unidas y que procedían
exactamente de los límites territoriales que Bosnia-Herzegovina tenía
bajo la federación yugoslava; que no hay resolución de Naciones Unidas a
ningún nivel que autorice la desaparición de esa entidad que se llama
Bosnia-Herzegovina o que autorice a su desaparición en determinadas
entidades.

Al mismo tiempo, también, que se produzca un rechazo activo y pasivo, muy
firme, de cualquier fórmula que suponga la aceptación implícita de las
fórmulas de limpieza étnica. Tampoco hay en Naciones Unidas ningún tipo
de acuerdo que permita, que autorice o que incite a que el acuerdo final
que se produzca sobre Bosnia-Herzegovina produzca esa consecuencia. Lo
que yo creo que se ha producido de una manera casi insensible,
inconsciente, pero no por ello menos patente por parte de la negociación
de la Unión Europea, es que estamos aceptando inconscientemente la
partición de Bosnia-Herzegovina y también inconscientemente estamos
aceptando los principios de limpieza étnica. Sé que todo eso tiene
diversas formulaciones, pero serían los resultados a los cuales nos
abocaríamos. En definitiva, eso sería tanto como sentar las bases no para
la paz, sino para un futuro conflicto.

En definitiva, ésas son nuestras básicas aproximaciones a la situación.

Repito que nosotros querríamos que el ultimátum finalmente producido,
después de dudas y vacilaciones múltiples, efectivamente conduzca a una
situación donde la paz, la razón, la libertad y el respeto a los derechos
de todas las personas que habitan en ese machacado país que se llama
Bosnia-Herzegovina lleguen a ser una realidad en la vida internacional.




El señor PRESIDENTE: El señor López Valdivielso tiene la palabra.




El señor LOPEZ VALDIVIELSO: Ayer por la noche estuve releyendo el «Diario
de Sesiones» de las diferentes Comisiones en las que, por una u otra
razón, se ha hablado de este asunto, de la guerra en la antigua
Yugoslavia, y me detuve especialmente en sus intervenciones, señor
Ministro de Defensa. Fue muy interesante y yo le recomiendo que lo haga.

Podría dedicar todo el tiempo de esta intervención a hacer referencia a
la evolución de los contenidos de sus discursos y recordarle afirmaciones
que usted ha pronunciado tajantemente en esta Comisión o en la de
Defensa. No lo voy a hacer, pero no resisto la tentación de referirme a
su comparecencia, el 19 de febrero de 1992, cuando decía: Naciones Unidas
ha hecho saber oficiosamente que va a pedir la participación de algunos
países de la Comunidad; no se incluye entre ellos a España. No parece
probable que Naciones Unidas vaya a pedir una aportación española para la
misión de pacificación en Yugoslavia.

Quiero referirme a lo mucho que se enfadó el señor Ministro de Defensa el
día 22 de julio, también en 1992, cuando yo puse en duda la eficacia del
embargo y hablaba de la incapacidad de Europa y sus instituciones para
mediar, para influir en el conflicto y a la insuficiencia de las medidas
que se estaban tomando. Le recuerdo que dijo: No puedo compartir las
críticas feroces que se han hecho en esta sesión por parte de varios
grupos, especialmente del Grupo Popular, a la actitud de Europa o de los
organismos de seguridad, Naciones Unidas y todo lo que se ha puesto por
delante. Ustedes, señores del PP --y se refería a mí porque fui quien
intervino--, puestos ya en lo que consideran una carrera electoral hacia
el fin de la legislatura, cada día están más catastrofistas, más
demagógicos y han decidido tirar la casa por la ventana. Creo que cuando
juzgamos a Naciones Unidas, a CSCE, a OTAN, a UEO hay que ser un poco más
prudentes. No puede equivocarse de una forma tan radical el conjunto de
la comunidad internacional; no puede equivocarse. Pues no me queda más
remedio que decir, señor Ministro, como el poeta Senador: Se equivocó; se
equivocó la paloma, se equivocaba. Catastrofista, demagógico,
electoralista, todas esas cosas me llamó usted, señor Ministro, cuando yo
dije que el embargo no iba a servir para nada. Hoy estamos aquí, dos años
después, celebrando los éxitos del embargo y esperemos que no se celebren
con fuegos artificiales.

Pero lo que nos preocupa en estos momentos, señores ministros, es la
seguridad de nuestros cascos azules. Nos preocupa a nosotros, preocupa a
la opinión pública y estamos seguros que preocupa al Gobierno. La
diferencia



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es que ustedes además de la preocupación tienen la responsabilidad de su
seguridad; es más, la seguridad de nuestros cascos azules es, en estos
momentos, su máxima responsabilidad. Hay que ponerse en lo peor, porque
lo peor es lo que puede suceder tarde o temprano en este conflicto. Hay
que ser pesimistas. Además, desde el punto de vista del Ministerio de
Defensa, ésa es casi la razón de ser del Ministerio, de las Fuerzas
Armadas, de los Ejércitos, porque existen para cuando las cosas están en
lo peor.

Ayer por la noche además de leer sus intervenciones también le vi en
televisión. Tuve una velada muy completa. No digo yo que haya que alarmar
innecesariamente (Rumores.), pero yo le he visto hoy y le vi ayer
demasiado optimista, señor Ministro, y las cosas no están para el más
mínimo de los optimismos.

Lo que yo hoy quiero plantear, señor Ministro, son las repercusiones, las
implicaciones que el ultimátum dado por la OTAN va a tener en nuestras
tropas. La primera cuestión es, si se producen los bombardeos, y eso es
ponerse en lo peor, ¿vamos a mantener nuestras tropas o vamos a
retirarlas? Nuestras tropas, en caso de que se queden allí, o tuviesen
que quedarse allí, con el armamento, el apoyo, la dimensión, el
despliegue, ¿pueden hacer frente a esta nueva situación? Yo lo pongo en
duda, y no sólo yo; lo pone en duda, por ejemplo, el Coronel Luis
Carvajal, jefe del contingente en Bosnia, que en unas declaraciones que
hizo advirtió del grave riesgo que correrían los cascos azules si se
realizaran ataques aéreos contra las posiciones serbias, porque las
fuerzas de la ONU no tienen preparación para repeler un ataque. Lo dice
el General Martínez Teixidó, más o menos en la misma línea: A pesar de
que los cascos azules están perfectamente entrenados, no tienen los
medios y armamento necesarios para repeler una agresión.

¿La retirada, señor Ministro? Si la situación se endurece y es preciso
evacuar a nuestras tropas... Se ha referido a ello, pero ya sabe que yo
tengo por costumbre pedirle que se ratifique y que sea claro en sus
manifestaciones. ¿Está el señor Ministro de Defensa en condiciones de
garantizar que tal evacuación, la evacuación de nuestras tropas se puede
llevar a cabo? Una cosa es la decisión política de evacuar a las tropas y
otra cosa muy distinta es la ejecución de dicha decisión.

Ha hablado usted de la utilización de helicópteros y del apoyo de las
fragatas; parece ser que va el «Príncipe de Asturias», como
reiteradamente hemos pedido y que los helicópteros van a salir. Por
cierto, hace muy pocos días leímos que el «Príncipe de Asturias» estaba
sometido a unas operaciones de mantenimiento y reparación; me gustaría
saber, señor Ministro, si realmente el «Príncipe de Asturias» está en
condiciones de hacerse a la mar y si va a zarpar, o simplemente la
noticia que han dado ha sido por decir que está todo preparado, aunque a
lo mejor en la realidad no está tan preparado.

Supongo que no se oculta al señor Ministro, si la evacuación se hace con
helicópteros, la vulnerabilidad de un helicóptero de transporte sin
cobertura, sin apoyo de fuego, bien desde otros helicópteros o con el
apoyo de una división táctica, y, que yo sepa, nosotros no tenemos ahí
medios para poder dar esa protección. Parece que contamos con el apoyo de
otros países; me gustaría alguna precisión más al respecto.

Sólo deseo una cosa, señor Ministro: que no sea necesario. La evacuación
tiene que ser siempre preventiva, porque la evacuación de las tropas en
un escenario de guerra es más que complicada, y hablamos de nuestros
cascos azules, pero también tendríamos que referirnos a los objetores que
allí están. Por cierto, no hemos tenido oportunidad de decirlo, pero
también me gustaría saber qué pintan allí los objetores. A mí me parece
más fruto de una operación de propaganda y motivo para hacerse algunos
unas cuantas fotos que por la labor que están haciendo allí. Dicen que no
hay ningún problema, que están en una zona segura. ¿Le consta a usted?,
¿está también en condiciones de garantizar que si la situación se
endurece vamos a poder sacar de allí a los objetores sin ningún problema,
que les va a dejar salir de allí? Insisto en que me parece está usted muy
optimista. Determinados países están evacuando a su personal diplomático,
a las familias, al personal civil, por ejemplo, de Belgrado, que fíjese
si está lejos de la zona de conflicto, y nosotros estamos tan tranquilos
con nuestros soldados donde están y con nuestros objetores donde están.

Insisto: ¿es posible una evacuación sin riesgo en un escenario de
guerra?, ¿está todo preparado?
Hay otro debate y termino enseguida, señor Presidente. Caso de que no
procedamos a la evacuación de nuestras tropas, ¿cuál va a ser su papel a
partir de ahora? La misión inicial, como de todos es sabido, fue la
escolta de convoyes, después pasamos a misiones de interposición, de
patrulla, pero, claro, la amenaza de los ataques aéreos suponen un salto
cualitativo muy importante en las misiones de nuestros soldados que no
puede realizarse sin un debate político al respecto. Le adelanto cuál es
la posición del Partido Popular en ese debate. Nosotros somos contrarios
a que las tropas españolas actualmente desplegadas participen en
cualquier tipo de misión o de intervención militar. Primero, porque no
fueron allí para eso y porque nuestro compromiso con la ONU era para la
escolta de convoyes. Segundo, porque no existe el grado de consenso
necesario entre la ONU y la NATO, entre Estados Unidos y Europa, ni
incluso entre los países europeos para llevar a cabo misiones de esas
características. Y, tercero, porque, como he dicho antes, consideramos
que no están preparados ni equipados, ni el contingente tiene entidad
suficiente para ese tipo de operaciones.

Señor Presidente, quiero terminar diciendo, con carácter general, que no
nos queda más remedio que criticar con toda rotundidad el enfoque que del
problema y de todo lo relacionado con nuestras tropas se ha dado
últimamente desde el Ministerio de Defensa. Todos estamos orgullosos, y
lo decimos una vez más, de la actuación de nuestros cascos azules, pero
no nos parece legítimo que el Ministerio de Defensa haya utilizado en los
últimos meses a nuestros cascos azules como instrumento de su propaganda,
y les haya utilizado para echar un bote de humo sobre la situación real
del conjunto de nuestras Fuerzas



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Armadas; que les haya exhibido como muestra, cuando el Ministro sabe
mejor que nadie que esos 1.000 ó 1.200 soldados, esos 1.000 ó 1.200
hombres es el máximo que podríamos llegar a desplegar, apoyar y sostener.

Que no hay más profesionales para sustituirles, que habría dificultad
para conformar un nuevo contingente, que incluso tendríamos dificultades
para desplegar muchos más vehículos blindados de los que allí están,
porque los que hay allí en estos momentos tampoco están en las mejores
condiciones. No deja de ser sintomático que, ante la petición del Partido
Popular de no desplegar un nuevo contingente, el señor Ministro de
Defensa, o incluso el Presidente del Gobierno, hayan dicho que eso
dañaría nuestra imagen en el exterior. Buena prueba, señor Ministro, de
que lo que más les preocupa en todo esto es la imagen, y de lo que no
estoy seguro es si incluso es la imagen de España o su propia imagen.

Aquí, señor Ministro, se trata de algo más importante que la imagen en
estos momentos, insisto; hoy estamos hablando de la seguridad de nuestros
cascos azules; eso es lo que más nos preocupa y ésa es su
responsabilidad.




El señor PRESIDENTE: Quisiera de todas maneras, señor López Valdivielso,
corregirle un dato: el poeta que usted ha citado fue Diputado, no
Senador.




El señor LOPEZ VALDIVIELSO: Senador Real.




El señor PRESIDENTE: No, Diputado.

Por el Grupo de Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya, el señor Espasa
tiene la palabra.




El señor ESPASA OLIVER: Intentaré hacer una intervención en cuatro puntos
fundamentales ante una situación tan importante y compleja como la que
nos reúne y que ha propiciado, a petición del Gobierno, la presencia de
dos ministros que nos han expuesto ampliamente la posición del Gobierno
en sus vertientes de política exterior y estrictamente de defensa, en el
contencioso de la ex-Yugoslavia.

Estos cuatro puntos van a ser una posición global inicial de nuestra
formación política; un análisis del campo de actuación de las realidades
en presencia; un aporte de nuestra visión sobre las preocupantes
diferencias entre la OTAN y Naciones Unidas, en cuanto a la
interpretación de la tantas veces repetida resolución de Naciones Unidas;
y, para terminar, me referiré al plan de la Unión Europea sobre la
solución de este conflicto.

Primer punto: posición global inicial. Lo hago así también para que se
comprendan mejor los matices y las posiciones que iré desgranando en los
otros tres aspectos que he citado. Izquierda Unida-Iniciativa per
Catalunya está clara y rotundamente a favor de una solución política y
negociada en el marco del plan de paz puesto en marcha por la Unión
Europea, cuyos seis objetivos nos ha recordado rápidamente el Ministro de
Asuntos Exteriores. No creemos en una solución militar, exclusivamente.

Podemos compartir, hasta cierto punto (y después diré en qué medida y con
qué condiciones) el recurso diplomático del posible uso de la fuerza,
pero siempre enmarcado en una solución global política, de búsqueda de la
paz y de la negociación.

Por cierto, respecto de la negociación, y después me referiré a ello, el
Ministro de Asuntos Exteriores ha revelado un dato de enorme importancia
cuando, muy de pasada, como él acostumbra a veces a hacerlo, nos ha
recordado y desvelado las posibilidades de solución final de las tres
partes, o el dos más uno, y las posibles confederaciones alternativas. Yo
creo que ahí está una de las claves fundamentales de la posible solución
final política.

Volviendo a los dos puntos iniciales, esto lo reafirmamos, a diferencia
de otros grupos, con la convicción de que nuestro país debe permanecer en
la zona y cuando digo nuestro país, me refiero a todas las expresiones de
nuestro país y en primer lugar, a los cascos azules que están realizando
una muy meritoria labor, lo hemos dicho varias veces, hemos estado allí
con ellos, y lo hemos podido comprobar. En segundo lugar, y con la misma
importancia política, a los objetores de conciencia. Creo que es una
demostración de los que hemos defendido la objeción de conciencia como
una postura tan digna como el uso de la fuerza o el servicio de las
armas, que están demostrando unas pocas personas, quizá porque no se ha
permitido ahora que sean más, que la objeción de conciencia es también
una forma muy positiva de contribuir a la solución de los conflictos. Por
tanto, cascos azules, objetores de conciencia, personal diplomático en la
Embajada de Belgrado y observadores españoles, a requerimiento de
Naciones Unidas. No vamos a regatear ningún esfuerzo, ninguna solidaridad
como Grupo Parlamentario a lo que pueda decidir el Gobierno en el marco,
naturalmente, de las dos observaciones anteriores.

En cuanto a la acción fundamental del grueso más importante de nuestra
presencia allí, es decir, los cascos azules españoles, creemos que deben
continuar con su actividad de ayuda humanitaria, ampliándola a las tareas
actuales o futuras, si pudiese ser con más efectivos, no sólo españoles,
por supuesto, porque quizá nosotros hemos llegado al límite de lo que
podemos aportar como Estado, como país, en acciones de interposición en
estos 15 lugares aún conflictivos o de negociación para ir avanzando en
la solución política. Esta sería nuestra posición global o nuestra
posición de principios.

Quiero remarcar que nuestra apuesta por la solución política, nuestros
enormes recelos por la primacía que quiere tener la OTAN (yo no sé si
cuando el señor Rupérez habla de que habría que sustituir al señor Owen
está pensando en el señor Manfred Wöerner para sustituirle. ¡Dios nos
libre de estas sustituciones!) a nosotros sí nos preocupa esta
preeminencia, esta búsqueda, quizá, de un lugar bajo el sol en un mundo
que ha cambiado y que algunos políticos, algunos funcionarios, quizá
algunos Estados o algunas fuerzas políticas, quieren continuar
encontrándole a la Alianza Atlántica, a la OTAN. Después me referiré a
todo lo que representaría la actuación fuera de zona, etcétera. Por
tanto, quiero subrayar que nosotros apostamos por la solución política,



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comprometiendo en ella nuestro propio país. Nosotros no decimos, como
algunos, solución militar, pero las tropas españolas fuera. Eso es un
contrasentido que pensaba no iba a escuchar pero acabo de oírlo y
realmente es francamente sorprendente; quizá es fruto de noches de
pesadilla. Cada uno pasa la noche como quiere, desde luego (La señora
Belletbó Puig: O como puede.), o como puede, según me apuntan aquí
personas que, quizá, no están en la misma disposición.

Sobre el campo de actuación, sobre la solución al conflicto, yo creo que
deberíamos avanzar y hemos avanzado algo en esta Comisión. Todas las
fuerzas políticas deberían avanzar en hacer una aproximación cada vez más
laica y pragmática al conflicto yugoslavo. Evitar las demonizaciones y
las ideologizaciones de todo tipo. Yo, al menos, creo percibir en algunas
intervenciones, también en algunas posiciones o exposiciones de miembros
del Gobierno, que continúan impregnados de una aproximación ideológica al
conflicto yugoslavo y que no saben avanzar en un intento de análisis
mucho más laico, pragmático y, por tanto, estrictamente político. Son
tres partes en conflicto terriblemente crueles las tres. Siempre hemos
dicho, no es nuevo en nuestra posición y lo saben SS. SS., que demonizar
a unas partes más que a otras, o a una parte en detrimento de las otras
dos a nosotros siempre nos ha parecido una errónea aproximación al
problema porque, por esta vía, podríamos acabar en unos análisis
absolutamente faltos de base: para unos el demonio sería Serbia, para
otros podría ser la clave de la aproximación estadounidense a los
musulmanes, los intereses petrolíferos en el Golfo; es decir, podríamos
reproducir aquí análisis de la guerra fría que hemos visto lo erróneos
que son y que todos hemos compartido en uno u otro lado, pero que todos
también hemos visto cuán erróneos eran cuando se ideologiza demasiado la
aproximación a los problemas. Por tanto, laicidad, pragmatismo y
aproximación lo más realista posible al problema. Es un problema no
étnico, sino cultural, religioso, como tantas veces este portavoz ha
repetido; no hay etnias, son todos eslavos. Hay cuestiones de culturas,
de nacionalismo y de religión; tres religiones, tres conceptos
nacionales, tres aproximaciones culturales, no tres etnias. Por tanto, no
hablemos de limpieza étnica; es mucho más complejo aun que la propia
limpieza étnica; es mucho más profundo.

Hablando de naciones y de nacionalismos seamos todos cuidadosos con los
que tienen derecho a ser nacionalistas y los que creen no tener derecho,
porque todo el mundo y también en nuestro país, somos nacionalistas,
todos. No hay unos nacionalistas y otros que no lo son y simplemente
tienen el gentilicio del Estado, sino que recuerden los señores ministros
todos somos nacionalistas. Por tanto, aproximación laica y pragmática al
problema.

Respecto a las diferencias que creemos apreciar con preocupación entre
OTAN y Naciones Unidas, nosotros creemos que debe quedar claro, en la
exposición del señor Ministro parecía que quedaba, pero no del todo, que
el siguiente paso posible que nosotros no queremos y que, de poder,
rechazaríamos, el uso de la fuerza, debe estar clarísimamente que es a
petición y bajo la orden de Naciones Unidas. Esto no está claro en las
distintas apreciaciones que se han hecho. Incluso el Presidente Clinton
ha tenido que venir a zanjar o pretender zanjar una posible diferencia.

No está claro. A nosotros nos preocupa enormemente y, ya lo digo,
estaríamos en contra; estamos en contra de aceptar un automatismo en la
decisión del uso de la fuerza por parte de la OTAN. Estamos en contra;
radicalmente en contra. Creemos que no se acogería a lo previsto en la
Resolución 836, que sería una actuación fuera de zona y que sería una
actuación que podría tener consecuencias absolutamente imprevisibles, no
sólo en la zona sino en la nueva arquitectura política internacional a la
que todos queremos contribuir. Sería también una forma de alejar más a un
país que ha pedido no ser excluido de la solución. Me estoy refiriendo,
naturalmente, a Rusia y lo hago desde una aproximación laica y pragmática
como reclamo de todos ustedes. (Un señor Diputado pronuncia palabras que
no se perciben. Risas.)



El señor PRESIDENTE: Ruego a SS. SS. que se abstengan de hacer
comentarios en voz alta. El único que concede la palabra es el
Presidente.




El señor ESPASA OLIVER: Por tanto, señor Presidente, el recurso enmarcado
en la Resolución 836 puede ser aceptable en la voluntad de una solución
deplomática y política a la disuasión de las partes; pero, insisto, no
aceptaríamos de ninguna forma, y creo que el Gobierno español no puede
aceptar, no simplemente no participar en la acción de la OTAN, sino,
repito, no puede aceptar, y sería bueno que ustedes lo explicitasen aquí,
una decisión de puro automatismo por parte del Secretario General o del
Comandante del Sector Sur de la OTAN, respecto al famoso ultimátum del
domingo. Ustedes mismos han reconocido que se han producido avances: en
tres días de alto el fuego, empiezan a ponerse bajo disposición algunas
piezas pesadas de artillería. Esto es muy poco, es evidente, pero quiere
decir que se ha avanzado algo en el terreno político. Por tanto, para
nosotros debería continuar explotándose a fondo, no el éxito de una
hipotética y para nosotros catastrófica intervención militar, sino el
éxito diplomático y político, que ya se ha conseguido profundizar para no
tener que recurrir al uso extremo de la fuerza.

Sea el señor Butros-Gali, sea el señor Akashi, debe quedar clarísimo, que
para nosotros sería la única condición con la que deberíamos estar de
acuerdo, puesto que se trataría de una orden de Naciones Unidas, si se
produjese esta eventualidad, que repito no queremos ni deseamos y
pensamos que se dan elementos como para decir que no debe ser ya. Si
algún efecto beneficioso ha tenido lo ha tenido ya, lo que se trata ahora
es de explotar estos efectos beneficiosos y no de esperar con mayor o
menor fruicción que finalmente encontremos un trabajo a una alianza
militar que no se corresponde con el nuevo mundo después de la triada de
1989 a 1991. No somos de los que queremos encontrar trabajo a la OTAN, ni
mucho menos; nos gustaría mucho más verla reconvertida en un



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organismo de la CSCE y que, en todo caso, el organismo de defensa y
disuasión de los europeos fuese aquel del que se dotase libremente la
Unión Europea, no desde la imposición de alianzas militares
preexistentes.

Voy a terminar, señor Presidente, reconociendo que para nosotros
continúan siendo válidos los seis puntos u objetivos de la conferencia de
paz promovida por la Unión Europea. No voy a relatarlos para no alargarme
más, pero quisiera señalar que la posible solución, la posible
alternativa a la unión de las tres repúblicas en Bosnia-Herzegovina, sea
el dos más uno, que nos ha apuntado el señor Solana. Quizás por ahí vaya
una de las líneas de solución. Sepa, señor Ministro de Asuntos
Exteriores, que cualquiera de las dos soluciones nos parecen positivas,
en la medida que son soluciones políticas negociadas. Es muy difícil la
definición y la negociación de estos perfiles, bordes y perímetros de la
articulación política con sus respectivos Estados limítrofes; pero, en
definitiva, los Estados, que no siempre responden a las naciones, todo
sabemos que se han forjado a veces a lo largo de muchos años o siglos de
largas, duras y cruentas batallas. Por tanto, sepamos también en qué
consiste lo que hoy nos parece tan normal, positivo y civilizado, que son
los límites de un Estado que a lo mejor no comprende a toda su nación o
una nación tiene más de lo que le corresponde cuando se configura en
Estado. Recuerden la historia de los nacionalismos en toda Europa y, por
tanto, sean y seamos todos pragmáticos en este terreno.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Catalán (Convergència i Unió), el señor
Molins tiene la palabra.




El señor MOLINS I AMAT: Señor Presidente, me gustaría empezar la
intervención, no con ánimo de auflagelación, que nunca es bueno, pero sí
de aclaración, puesto que se ha puesto sobre la mesa por otros grupos,
haciendo un repaso sobre nuestra posición respecto a quién tiene la
responsabilidad en el conflicto, para decir, que no se ha dicho, que
obviamente la primera responsabilidad en el conflicto la tienen las
partes en litigio. Parece que al final vamos a ser todos culpables
excepto las partes en litigio --creo que esto debería quedar
meridianamente claro-- y de las partes en litigio unas más que otras,
porque tampoco podemos, en nuestra opinión, digamos, apoyar mecanismos o
deseos que no en todas las partes son idénticos, por activa o por pasiva,
unos y otros, pero unos más que otros. No es lo mismo comunidades que
intentan con el expansionismo su imposición respecto al resto. La
responsabilidad de éstos en el conflicto es mucho mayor que la de quienes
lo asumen por pasiva, o simplemente como receptores de esos afanes.

Obviamente, dentro del conflicto, también tiene responsabilidad la
comunidad internacional, por activa o por pasiva y en este punto, ya lo
hemos hecho en otras ocasiones, recuerdo un debate en el Pleno de hace un
par de meses. Probablemente no puede el Gobierno reconocerlo así, pero
tampoco es bueno repartir estrictamente la culpa o dirigirnos como
hacemos sobre todo a las responsabilidades de Estados Unidos y de Rusia y
olvidarnos de la propia Unión Europea, sobre todo en el inicio del
conflicto. Algunos países europeos que el Gobierno, está claro, no puede
citar por su nombre, los grupos parlamentarios no estoy tan seguro, y yo
no voy a hacerlo porque creo que está en la mente de todos, también
tuvieron responsabilidad activa en el conflicto alentando
reivindicaciones territoriales que se realizaban por la fuerza, ello
sobre todo al inicio del conflicto y no precisamente por el
reconocimiento internacional, como alguien ha dicho, porque el
reconocimiento internacional es obvio, y al menos es lo qe defiende
nuestro grupo que toda comunidad nacional tiene derecho a ese
reconocimiento internacional, sino por alentar, insisto, el uso de la
fuerza en las reivindicaciones territoriales.

Probablemente también la comunidad internacional tuvo responsabilidad por
pasiva, en el sentido de la timidez, no tanto en la intervención directa
que creo no era recomendable, como en las tomas de posición, entre otras
cosas, insisto, para la utilización de la fuerza en determinadas
reivindicaciones territoriales.

Dicho esto voy a centrar mi intervención en la situación actual. Vuelvo a
preguntar y sería una pregunta concreta a los ministros que nos acompañan
y cuya presencia e información obviamente agradezco, cuál es su opinión
respecto a la actitud de las partes en litigio en este momento. Parece
claro que aceptan la intervención de la comunidad internacional para
detener el enfrentamiento armado, más claro en una de las partes en
litigio que en otras, pero quisiera preguntar cuál es su opinión, sobre
todo en relación con el señor Ministro de Asuntos Exteriores, la actitud
de las partes en litigio respecto a los problemas de fondo. En cierta
manera --y lo decía el señor Espasa hace un momento-- esas soluciones de
futuro son las únicas que pueden dar respuesta definitiva al conflicto,
soluciones pactadas y políticas; pregunto cuál es la actitud de las
partes en litigio respecto a encontrar esa solución final y si ha
cambiado con relación a situaciones o actitudes de hace uno o dos meses.

Por lo que hace referencia en el momento actual a la actitud de la
comunidad internacional, entiendo que probablemente hemos encontrado una
forma eficaz de intervención, que se inició con el embargo, cuyos
resultados están a la vista de todos, continuó con la ayuda humanitaria y
ahora con esta intervención, con ánimo estricta y exclusivamente
pacificador, que insisto parece puede haber sido la intervención más
eficaz, estoy seguro, de todas las que hasta el momento lleva tomadas la
comunidad internacional.

Estoy muy de acuerdo en los seis puntos planteados por el Ministro
Solana, que me parece están muy correctamente planteados. Una pequeña
observación en la intervención del Ministro de Defensa. Me ha quedado
claro que la intervención de la infantería en todo caso sería sólo como
defensa de las posiciones que ocupa Unprofor. Ahí sí seríamos nosotros
muy cautos, creo que ya lo es la comunidad internacional también en las
decisiones tomadas. La infantería para ocupar el territorio sólo puede
ser utilizada, en todo caso, a petición de todas las partes.




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Somos más partidarios, y pienso que eso también está en la mentalidad del
Gobierno, de que toda la intervención ha de ir más bien a proteger la
ayuda humanitaria que estamos realizando, mucho más que a interponer
personas y ocupar un territorio, a no ser, insisto, que sea por petición
de las partes, que no parece ser el caso en este momento más que en los
apartados de las zonas acordadas para desmilitarizar.

Probablemente no lo hubiera dicho de no haber oído algunas intervenciones
anteriores, pero me parece obligado hacer un juicio de valor o expresar
la opinión de nuestro grupo respecto a la participación española a lo
largo de todo este conflicto, para decir que nuestro grupo apoya
absolutamente lo realizado hasta hoy. Además no nos parece nada indicado
criticar una decisión tomada en su día con el apoyo mayoritario y con la
participación de todos porque no haya dado un buen resultado; sobre todo
no nos parece lógico hacerlo sin pensar cómo estaríamos hoy de haber
utilizado alguna de las alternativas posibles. Hoy es fácil decir que el
embargo no ha surtido efecto, sobre todo si no nos planteamos cómo
estaríamos de haber intervenido en aquel momento; cómo estaría hoy ese
conflicto de haber propiciado una intervención, «también pacificadora»
--entre comillas--, hace dos o un año. Por tanto, apoyamos la forma de
intervenir en el conflicto por parte del Gobierno español, nos parece
correcta, acorde con nuestra realidad. No creo que a España le
corresponda el liderazgo de una intervención, me parecería un papel
desmesurado. Creo que hemos hecho lo que debíamos: estar muy activos --y
creo que lo hemos sido-- en la búsqueda de soluciones políticas al
conflicto; activos directamente con las partes en litigio e
indirectamente a través de nuestro mecanismo fundamental de intervención,
que es la Unión Europea; activos también en la participación en la ayuda
humanitaria, como se ha dicho y repetido muchas veces, por encima incluso
probablemente de nuestras obligaciones con la comunidad internacional.

Nos parece muy correcto.

También nos parece muy correcta la posición actual de apoyo a la
intervención en la medida de nuestras posibilidades. Probablemente,
solicitar un mayor liderazgo a nuestro país, que no entre dentro de estas
líneas que yo marcaba, sería desproporcionado a nuestra potencia real
como país dentro de la comunidad internacional y tampoco sería indicado
para nuestra realidad, insisto. Creo que se está haciendo lo que debemos,
ser muy activos en la búsqueda de una solución política al conflicto y
apoyarla en un momento en que incluso resulta patético ver que gente que
tantas veces ha demostrado su absoluta lealtad a la no intervención y a
su carácter pacífico hoy están haciendo un llamamiento a la intervención.

Leíamos hace unos días --voy a dar un hombre-- que don Joaquín Ruiz
Giménez, en nombre de una organización defensora de los derechos de los
niños, clamaba por la intervención, obviamente intervención pacificadora,
como la que se plantea la comunidad internacional en este momento. No
deja de ser patético ver hasta qué punto es necesaria, y nuestro Grupo
apoya las decisiones tomadas en este caso.




El señor PRESIDENTE: Señor Molins, debo decirle que se ha ajustado usted
exactamente al tiempo previsto en el Reglamento. Yo he sido hasta ahora
muy generoso en la concesión de la palabra, porque creo que aquí debemos
tener tiempo para hablar, pero rogaría a todos la máxima concisión y que
siguieran el ejemplo del señor Molins.

Por Coalición Canaria, tiene la palabra el señor Mardones.

El señor MARDONES SEVILLA: En nombre de Coalición Canaria comienzo por
agradecer la presencia y la información que ante esta Comisión de
Exteriores nos han dado los dos Ministros que comparecen en este momento,
los señores Solana y García Vargas.

Voy a arrancar de la declaración del Consejo de la Unión Europea a la que
se ha referido al principio de su intervención el señor Ministro de
Asuntos Exteriores. Nos sumamos a esa declaración de indignación y de
repulsa por el sangriento bombardeo sobre esos ciudadanos civiles de
Sarajevo. Nos parece correcta la petición que han hecho ustedes de la
reunión de la OTAN o de cualquier otro organismo internacional del que
forme parte España.

Con respecto al último punto de levantar el asedio incluso con el recurso
a la fuerza aérea, comienzo dando una opinión, señor Ministro. Por
supuesto que todos los esfuerzos deben dirigirse en este momento
prioritario --Sarajevo primero-- a levantar y conseguir que las fuerzas
que la cercan se alejen y la ciudad pueda incluso ser desmilitarizada por
los contendientes y bajo control de la ONU. Ahora bien, en el recurso a
la fuerza aérea yo le diría, señor Ministro: prudencia y barajar con
muchísima calma, porque ahí sí abriríamos una escalada del conflicto por
nuestra decisión, cuyas imprevisibles consecuencias nadie sabe, porque el
ejército serbio va a aplicar sencillamente una vieja máxima de la
doctrina militar: los ataques se rechazan con todos los medios al alcance
de las fuerzas atacadas. Ahí es donde empieza verdaderamente la
preocupación y la involucración en ese avispero para las fuerzas aliadas.

Del informe del señor Ministro de Asuntos Exteriores se deduce que
estamos ante un galimatías impresionante y que lo peor que puede ocurrir
a las fuerzas aliadas y a la comunidad internacional (refiriéndome al
decir comunidad internacional a la que está en primer lugar en el marco
de la Unión Europea, que es nuestro inmediato referente, porque formamos
parte de él, y en segundo lugar a las Naciones Unidas) es que estamos
asistiendo precisamente a una ceremonia del peloteo y de la transmisión
de las responsabilidades de las órdenes de ataque como una patata
caliente. No le falta razón, por tanto, a Rusia para decir: No, no; a mí
no me da el Secretario General de las Naciones Unidas una carta para el
Secretario General de la OTAN y que ataquen y el Secretario General se
inventa la fórmula de delegar la orden en el jefe aliado del mando del
Atlántico Sur o en aquel a quien corresponda la zona. Si no, terminamos
cada uno



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subdelegando hasta llegar a no sé qué escalón o nivel de responsable que
hubiera.

Es importantísimo para España velar como punto prioritario por el
prestigio de las instituciones en que está en este momento España,
partiendo del principio de la solidaridad y de que las decisiones no
pueden ser unilaterales: ni de avance ni de retirada. Me estoy refiriendo
en este caso a los cascos azules. Tiene que ser una decisión colectiva y
solidaria con todas las partes implicadas. Señores, la seguridad de los
cascos azules españoles es la seguridad de todos los cascos azules que
están en aquella zona de la ex Yugoslavia y la seguridad de todos los
cascos azules de las Fuerzas de Protección de las Naciones Unidas, de
Unprofor, es también la seguridad de los cascos azules españoles. Si no
entendemos este lenguaje de reciprocidad, y a la inversa, haremos un
flaco servicio al principio de autoridad, de dignidad española y dentro
del contexto internacional. Aquí avanzamos todos o nos vamos todos, pero
no unilateralmente, porque entonces el principio de credibilidad de
España es mejor que lo archivemos ya en el cajón de los recuerdos.

Estamos viendo que es necesario profundizar, y en ello España puede hacer
una aportación dentro de la Unión Europea y dentro de la OTAN, para
clarificar los escalones de mando, para que no se produzcan las
disparidades del señor Butros-Gali delegando en un representante para que
éste sea el que tenga que hacer la solicitud de los ataques aéreos,
etcétera, dándose por otro lado, en los mandos militares, los cascos
azules (que lo que llevan en la cabeza es un casco azul, que es lo que
nos da un principio de coherencia y de unificación para ser solidarios en
nuestra política exterior con las instituciones de las que forma parte
España) disparidades de criterio, en esos mandos militares de Unprofor, y
llegan a decir sus generales que la orden de ataque no la tiene que dar
un general de la OTAN, que la tienen que dar ellos. Yo les diría más. Se
está diciendo que no tienen medios las fuerzas de Unprofor, que estaban
allí para escoltar convoyes de ayuda humanitaria, y eso es cierto y
evidente --y menos mal que tienen esa fuerza moral, por si no se dan
cuenta algunos mandos militares--, que no tienen medios para detectar
trayectorias balísticas de los proyectiles que caen --vengan de donde
vengan--, que no tienen medios para localizar las baterías que hacen
fuego sobre Sarajevo. Les digo, señores Ministros: aunque tuviéramos la
certeza cartográfica de dónde están situadas las baterías serbias, que no
ataque la OTAN, porque entonces abrimos la escalada y nos implicamos de
una manera cuyo fin no se nos alcanza. Tenemos que agotar --y vuelvo a
decir: calma-- todos los instrumentos institucionales, diplomáticos y
políticos de las partes. Si España no toma ninguna decisión a este
respecto, me parece oportuno que nuestro país no retire al personal,
salvo aquel que lo pida, de sus representaciones diplomáticas en la zona.

Que quiebre el principio de autoridad si lo hacen los norteamericanos,
que se han olvidado de su propio principio de responsabilidad
internacional, que bien que lo invocaron en la guerra del Golfo con Irak.

Ahora parece que aquí ese principio no funciona. Si no funciona por culpa
de alguien, que sea de ellos, no de nosotros. Y si los Estados Unidos o
Inglaterra, Holanda u otro país retiran su personal diplomático de
Belgrado, España no debe caer en este error de insolidaridad, y error
estratégico y político de largo alcance. Estamos obligados moralmente a
agotar todos los recursos que los instrumentos diplomáticos y políticos
internacionales nos puedan hacer llegar a alcanzar una situación estable
a la que algún día se llegará.

Me ha preocupado un dato del señor Ministro de Asuntos Exteriores cuando
dice que la retirada de armamento implica tanto a los serbios como a los
musulmanes y quería que me lo aclarase. Por las declaraciones que hemos
leído últimamente en los medios de información pública de los generales
serbios, ellos condicionan la retirada de piezas artilleras y morteros
pesados a la retirada de la infantería musulmana. A ellos no les preocupa
eso tanto, por estar los musulmanes en situación de cota militar inferior
artillera, donde los efectos son de los que están en cotas superiores en
las montañas que rodean Sarajevo, pero no de los que están en el valle,
que no pueden utilizar por lógica física militar este armamento para
disparar a cotas superiores de la alta montaña. Lo que les preocupa es la
infantería. No sé si a los consejos a los que han asistido han discutido
cómo resuelven este problema de técnica militar.

Voy terminando, señor Presidente, para sujetarme a la recomendación que
nos ha hecho.

Me gustaría que nos aclarasen tanto el señor Ministro de Defensa como el
de Asuntos Exteriores, si hay un escalón militar al que se le haya hecho
responsable de la orden de ataque; es decir, si los generales de Unprofor
que están allí sobre el terreno son los que dan la orden o la pueden dar,
o es la OTAN, basándonos en el principio de que no se dé, de que las
autoridades políticas no lo hagan así.

Nosotros, por nuestra parte, propondríamos los siguientes puntos. En
primer lugar, mantenimiento de las sedes diplomáticas en plena eficacia
sobre el terreno, porque es preferible tener interlocutores cerca de los
contendientes que no tenerlos. En segundo lugar, mantenernos en el marco
siempre colectivo y colegiado de las decisiones de la Unión Europea y de
la ONU; todas las decisiones que se tomen que sean siempre colegiadas,
colectivas y solidarias. En tercer lugar, tratar de mantener lo más
alejada del conflicto a la OTAN y basarnos más en el Consejo de Seguridad
de las Naciones Unidas. Lo digo, señor Ministro de Asuntos Exteriores,
porque sabe usted que en los parlamentos, concretamente en el español, se
están haciendo estudios para revisar y actualizar la Carta de Naciones
Unidas y darle un sentido de modernidad acorde con los tiempos que corren
a este organismo, incluido su famoso capítulo VII sobre las unidades de
Estado Mayor de mando militar de las Naciones Unidas que siempre han
producido conflictos de competencias...




El señor PRESIDENTE: Señor Mardones, vaya terminando, por favor.




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El señor MARDONES SEVILLA: Termino ya rápidamente, señor Presidente. Le
pido medio minuto.

En cuarto lugar, que España, junto con los países que están allí
comprometidos, velen por el patrimonio humano e institucional de las
Fuerzas de Protección de las Naciones Unidas. Ese es un patrimonio humano
e institucional que tenemos y, por tanto, hay que velar por las fuerzas
de Forpronu y evitar tanto su sacrificio militar como su captura como
rehenes por cualesquiera de las partes contendientes, porque me resulta
extraño que les interese tanto en un momento de conflicto o de ataque que
sean rehenes de las fuerzas musulmanas bosnias como de las fuerzas
serbias si entran allí. Vuelvo a reiterar el principio de que la
seguridad de nuestros cascos azules es la seguridad de todos los cascos
azules que hay ahí de las Naciones Unidas. Finalmente, para evitar
principios de quiebra de autoridad y para que se clarifiquen los
escalones de mando en cualquier clase de decisión que se tome, que
evitemos salirnos de los parámetros, aunque se acuse de un cierto cinismo
e hipocresía. Jamás la política ha estado reñida con utilizar estos
recursos, siempre que el bien protegido sea de orden político superior,
que para mí está en este momento en el marco de la Unión Europea y de las
Naciones Unidas, porque los responsables son otros por actos de comisión.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Mixto tiene la palabra la señora
Rahola.




La señora RAHOLA I MARTINEZ: Quien baila el último siempre baila con la
peor y sé que me miran todos con cara de odio porque aún queda alguien
por hablar, por lo que intentaré ser breve.

Quiero agradecer, primero, la celeridad con que los dos Ministros han
venido hoy aquí para comparecer y darnos sus explicaciones; agradecemos,
pues, el gesto, y, segundo, quería hacer tres consideraciones previas a
otras tres más que me parecen fundamentales con la mayor brevedad
posible.

La primera, creo que es necesario decirlo en este Congreso y alguna otra
señoría ya lo ha planteado, es que ha habido inoperancia, inactividad y
demasiada pasividad ante este conflicto, no cuando el conflicto ya había
estallado sino incluso antes de que estallara. Por desgracia, para los
analistas que conocen bien los Balcanes, el conflicto era perfectamente
previsible en todas sus partes desde antes de empezar. En este sentido no
me gusta la autorreferencia pero si me permiten la humildad incluso yo
había previsto tanto la ocupación en Croacia como posiblemente la guerra
en Bosnia, y, por supuesto, no era ni de lejos la única, sino que había
muchos analistas y periodistas que lo podían prever.




El señor PRESIDENTE: Señora Rahola, se la oye muy mal desde aquí. Tiene
que acercarse más al micrófono.




La señora RAHOLA I MARTINEZ: No me puedo «comer» más el micro, lo siento;
intentaré hablar más despacio.

Por tanto, debo subrayar primero que hubo inoperancia y pasividad en la
fase previa. En este sentido cuando yo decía que se podían prever las
facetas del conflicto estoy refiriéndome, por ejemplo, al hecho de que
mucho antes de que Milosevic llegara al poder en su famoso mitin delante
de un millón de personas, en Prístina, la capital de Kosovo, ya habló de
limpieza étnica y del proyecto de la Gran Serbia. Esto lo digo porque
alguna señoría ha puesto en cuestión el concepto de limpieza étnica y yo
me remito sólo a los textos del propio Milosevic y de los teóricos de la
Gran Serbia, que son quienes utilizan sin ningún complejo un término a la
par tan indigno y tan impresentable como éste, pero el problema es que
esto se ha llevado hasta sus últimas consecuencias. Inoperancia,
inactividad, pasividad y, por tanto, corresponsabilidad de la comunidad
internacional y especialmente de algunos países de la Comunidad Europea,
en la fase previa, cuando aún era previsible y cuando aún, por tanto, una
presión por encima de las partes contendientes, especialmente las partes
más agresivas, podía tener sus efectos.

Segundo, estoy absolutamente en contra, y creo que también hace falta
subrayarlo, de lo que se llamaría una «demonización» de todas las partes
en conflicto. Leía ahora justamente en el diario «El Mundo» una frase que
creo que se podría utilizar aquí: No se culpe a nadie; la culpa es sólo
--decía Cortázar-- de aquel maldito tango: La pena que se baila. No, la
culpa no es de ese maldito tango, y desde luego se puede culpar a
alguien. Evidentemente, en un conflicto armado, en un conflicto bélico
sale lo peor de la humanidad y, por tanto, hay salvajadas en todas las
partes en conflicto, por supuesto, pero hay una parte en conflicto que
inicia una ocupación y una guerra que intenta legitimar por las armas un
proyecto político de gran imperio en este caso. Por tanto, es cómoda la
«demonización» de todas las partes, lo entiendo; desde algunas posturas
políticas es muy cómoda, pero preferiría y pediría que estuviéramos un
poco más comprometidos en señalar dónde se inicia el conflicto.

La tercera consideración es el fracaso Owen --aquí me apunto a alguna
otra señoría que también lo ha subrayado--, el fracaso de la política de
lord Owen y, por tanto, de los intentos de pacificación. Lo digo,
sinceramente, con una profunda pena, porque como decimos en Cataluña,
tant de bo, no hubiera fracasado. Pero el Owen ha acabado legitimando
conquistas militares y quiero recordar que, por ejemplo, el proyecto que
se tiene encima de la mesa y sobre el que señor Ministro incluso decía
que estaba perfectamente acordado por todas las partes, otorga a la parte
serbia muchísimo más de lo que teóricamente era como población; estamos
hablando de una población que no llegaba a un treinta y tantos por ciento
y se va a quedar con la inmensa mayoría del territorio. Yo creo que Owen,
como metáfora de todo el proyecto, ha significado por desgracia una
legitimación del uso de la fuerza para lo que sería un proyecto político
que tenía que haberse barajado en las tribunas políticas. Además, como
cuarto punto, está la inviabilidad del proyecto que planteaba el señor
Ministro, no porque quisiéramos que el



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proyecto fuera viable, sino porque me temo mucho que por desgracia se va
hacia la desaparición de Bosnia como entidad política y eso, también por
desgracia, es algo sobre lo que se teorizó incluso antes de empezar el
conflicto. Si se va hacia la desaparición de Bosnia como entidad
política, se puede ir hacia un proceso de palestinización de los
musulmanes de Bosnia. Esto como mínimo, como miedo y como alarma,
quisiera dejarlo encima de la mesa; en todo caso el proyecto planteado
hasta ahora me parece absolutamente inviable.

La buena noticia, si es que se puede hablar de buenas noticias en un
conflicto tan terrible y en una tragedia de estas magnitudes, es que
finalmente haya habido un ultimátum, y espero, sinceramente, que no tenga
que llevarse a la práctica. O sea, la buena noticia es que se produzca un
ultimátum; la mala noticia sería que se tuviera que llevar a la práctica.

Es una buena noticia porque, por primera vez, hay una presión real sobre
las partes en conflicto. En este sentido, yo quiero remitirme a una frase
de un militar serbio que, cuando se inició el embargo militar, dijo:
cuando se acabe la coca-cola en Belgrado hará meses que no hay agua en
Sarajevo. He podido comprobar que aún se bebe coca-cola en Belgrado y, en
cambio, como saben ustedes, la dificultad para encontrar agua es
importante. En todo caso, como periodista y no como político, he podido
hacer cola detrás de camiones cargados de comida que se saltaban el
embargo e iban hacia Serbia. En cualquier caso, hay más buenas
intenciones que capacidad real de presión. Por tanto, el ultimátum es,
por primera vez, un gesto capaz de presionar en las partes en conflicto
de manera decisiva.

Por último --no sé si no he entendido suficientemente las explicaciones
de los dos Ministros--, me gustaría tener más detallada la voluntad de
compromiso del Gobierno español referente al conflicto si finalmente se
produce ultimátum y hay intervención. Quisiera saber en qué grado se
comprometería exactamente el Gobierno español en la intervención si
llegara a producirse. La postura que defenderíamos sería una postura de
compromiso real. Ya que el proyecto de Europa que tenemos todos en
ciernes ha fracasado en el inicio de este conflicto, que no fracase en su
final. Por tanto, entiendo que para la construcción de esta nueva Europa
tenemos que corresponsabilizarnos todos.

Hay una última cosa que, si me permiten, viene a cuento a medias, pero me
gustaría que saliera en el «Diario de Sesiones» de este Congreso. Saben
ustedes que la firma Benetton ha sacado una nueva publicidad que utiliza
el uniforme manchado de sangre de un soldado que murió en el conflicto de
los Balcanes. Como mínimo, que alguien en esta sala exprese su
indignación, puesto que la publicidad tendría que tener sus límites, y
éstos pasarían, por supuesto, por el respeto a la vida.




El señor PRESIDENTE: De todas maneras, si el autor del anuncio perseguía
que se hablase de él, ya lo ha conseguido.

Por el Grupo Socialista, tiene la palabra el señor Martínez.




El señor MARTINEZ MARTINEZ (don Miguel Angel): Luego intervendrá también
el señor De Puig, brevemente.

Señor Presidente, la verdad es que nosotros intervenimos con
preocupación, con responsabilidad y, desde luego, sin autocomplacencia,
pero también con un espíritu muy claro, sin autoflagelación, con
conciencia, ni buena ni mala, con conciencia de la responsabilidad que le
incumbe a un país como el nuestro, movido por los principios que informan
nuestra Constitución y, desde luego, desde el Grupo Socialista, apoyando
al Gobierno, que es el Gobierno del Partido Socialista, con los
principios, que son también nuestros --no digo que sean exclusivamente
nuestros, pero sí nuestros--, de buscar la paz y de actuar solidariamente
con aquellos que son víctimas de guerra, de violación a los derechos
humanos... Por tanto, insisto, sin complacencia, sin autoflagelación. No
aprovecharemos este turno, porque se han hecho otros en otras
intervenciones, para volver otra vez al año cero, a la génesis del
conflicto, a las responsabilidades de unos y de otros. Yo creo poder
decir desde aquí que nosotros hemos estado razonablemente en nuestro
sitio, que no hemos contribuido a precipitar una situación en la que --lo
ha dicho alguien antes y yo creo que tenía razón-- casi todo estaba
anunciado una vez que se ponían en marcha determinados mecanismos. No
volveremos a analizar o a repetir, porque podemos mantenernos en lo que
ya está en el «Diario de Sesiones».

Sí queríamos hacer algunos comentarios sobre el tema que nos ocupa hoy y
terminar con algunas conclusiones. En primer lugar, yo creo que la
granada que estalla en el mercado de Sarajevo, en un momento en que, como
decía el Ministro, se abrían algunas luces o perspectivas --granada cuyo
origen todavía no está perfectamente determinado--, supone, en cualquier
caso, un peldaño más en la escalada de horror, y yo creo que ello sí
determina la respuesta más contundente en lo que supone la necesidad, la
obligación de liberar a Sarajevo del cerco del que es víctima. Nos parece
que, en línea con eso, el proyecto de mantener el alto el fuego y colocar
a Sarajevo desmilitarizada y bajo mandato de Naciones Unidas se convierte
en una fórmula, cierto, provisional, pero sin la cual parece que sea muy
difícil seguir avanzando. Es decir, es un primer paso, evidentemente, no
vale sino como primer paso, pero tampoco se ve cómo, sin ese primer paso,
podrían darse otros, diciendo --y yo creo que a nosotros nos conviene
decirlo, también por la presencia española en Mostar-- que el caso de
Sarajevo es paradigmático, pero no único, por lo que la actuación
necesaria en Sarajevo debe servir también como norma para otros casos, y
desde luego debe ser evidente para todos que resolver el problema más
dramático de Sarajevo no soluciona el conjunto del conflicto, sino que
hay que ir más allá.

Por otra parte, nuestro Grupo quiere afirmar nuestra opinión de que la
decisión de la OTAN se produce a petición del Secretario General de
Naciones Unidas y se inserta perfectamente dentro de la resolución 836
del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Por tanto,



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también queremos explicar cómo entendemos la situación en el momento
actual. Nosotros creemos que la intervención, cuando termine el
ultimátum, debería producirse, si es que se llega a la necesidad, a
petición del Secretario General, con respecto a cualquiera de las partes
que produjera un ataque sobre la ciudad de Sarajevo, y, desde luego,
identificando a quién es el atacante. Por tanto, presencia, observación,
presión, para saber no sólo quién está ubicado y dónde, sino quién,
estando ubicado allá donde esté, produce un ataque --que es, de hecho, lo
que queremos evitar-- y rompe, por tanto, la situación de alto el fuego.

Nos parece fundamental mantener la presión sin reservas y sin matices,
recordando algo que dijimos ya en la última intervención y que nos habían
referido nuestros colegas parlamentarios en Sarajevo mismo, y es que los
días en que los aviones de la OTAN estaban sobrevolando Sarajevo
disparaban las piezas de artillería que estaban en las colinas alrededor
de la ciudad. Por tanto, hay que mantener esa presión y operar con toda
conciencia para que no haga falta la intervención. Ahora, yo creo que es
evidente que para que no haga falta la intervención no puede decirse que,
si se reproducen o si no asumen el compromiso y baterías de una u otra
naturaleza bombardean, no vamos a actuar. Yo creo que hay que dcir que se
va a actuar y que además hay que actuar, en el momento en que se rompa el
alto el fuego a partir de la fecha límite del ultimátum, identificando
perfectamente quién es el que interviene rompiendo el alto el fuego sobre
Sarajevo. También me parece fundamental operar con Rusia y con los
Estados Unidos. Yo creo que la política en la materia por parte de los
Estados Unidos ha sido sorprendentemente errática, desde descubrir de
pronto que el conflicto era una cosa fácil y que es que no habíamos
sabido meterle mano e intentar resolverlo a base de tirar con paracaídas
una serie de paquetes, para luego dar marcha atrás y venir a sentarse,
política errática que yo espero que esté entrando en estos momentos en
vía de racionalización y, sobre todo, de solidaridad con los que son sus
aliados en esta parte del Atlántico. Y con Rusia yo creo que es
fundamental actuar diciéndole que, más allá de lo que puedan decir
extremistas dentro del espectro político ruso, se va a juzgar al Gobierno
ruso y al Presidente ruso por la capacidad de influencia que tenga en la
solución del conflicto, y sobre todo se le va a juzgar por la capacidad
que tenga para no hacer necesaria la intervención de la OTAN una vez que
cumpla el plazo del ultimátum. Por tanto, yo creo que es fundamental, y
me congratulo por ello, ese contacto diario que mantiene el Ministro con
el Ministro Kózirev ya que, probablemente, Rusia está tan interesada o
más que el resto de los países en que este conflicto se resuelva. Yo creo
que Rusia, de todos los países del contexto, es aquel en el que lo que se
está produciendo en Bosnia tiene más peligro de contagio; por tanto,
tiene un interés objetivo en que se resuelva este conflicto, más allá del
interés que compartimos con ella los demás.

Los objetivos recogidos en los seis puntos que ha enunciado el Ministro
nos parecen impecables, puesto que consideramos que es la dinámica que
hay que seguir hasta la solución final del conflicto. A nosotros nos
parece absolutamente fundamental el que, mientras estemos en esa dinámica
de ultimátum, de no marcha atrás, en paralelo estemos discutiendo el
futuro constitucional del país, el apoyo a la fórmula primera, que es la
fórmula que todos pensamos que hay que poner en práctica pero que, sin
embargo, es la que algunos denigran dándole la paternidad a Owen y sin
enunciar ninguna fórmula alternativa. La fórmula Owen-Stoltembeg, antes
Owen-Vance o Vance-Owen, resulta que es la única fórmula que se ha
conseguido poner sobre el papel y, por tanto, nosotros la apoyamos sin
reservas; no se puede poner en cuestión esa fórmula. A mí me ha
sorprendido la petición que ha hecho el señor Rupérez, aunque estoy de
acuerdo en casi todo lo que ha dicho, en el sentido de que el señor Owen
sea sustituido. Nosotros creemos que la labor de Owen es sencillamente de
primera magnitud, lo mismo que la de Stoltembeg, y queremos reconocérselo
aquí públicamente como lo ha reconocido por unanimidad la Asamblea del
Consejo de Europa, aun sabiendo algo que desde luego nos parece una gran
metedura de pata del Parlamento Europeo, y por supuesto reconociendo, a
través de la representación de los parlamentos nacionales y de todos los
grupos políticos que existen en los parlamentos nacionales de los 32
Estados miembros, que esa fórmula es la única que se ha podido precisar
sobre el papel, y diciendo también algo, y es que esa fórmula confederal
o federal dentro del Estado bosnio no pueda ser para nosotros sinónimo de
asumir o de aceptar limpieza étnica, sino que deberá ser un paso sin el
cual no vemos cómo se podría llegar a una nueva relación entre las
comunidades que existen y que se dan en ese país puesto que, como bien
decía el señor Molins, son los primeros responsables del conflicto ante
el que nos encontramos. Por tanto, yo creo que ésa es la fórmula que hay
que apoyar; es peligrosísimo separarse de ella y decir que no nos gusta
porque consagra las conquistas militares de unos u otros, cuando allí se
han sentado unos y otros y resulta que las distintas comunidades lo que
están discutiendo es el 1,5 por ciento del terreno. No salgamos nosotros
a enmendarle la plana a los mismos contendientes, más allá de decir que
lo que hay que hacer es volver a barajar las cartas y repartirlas en este
momento, porque sería muy grave.

Quería referirme también a la importancia que tiene el presionar a todos
los contendientes. Creo que ha sido el señor Molins el que ha preguntado
cuál es la actitud de los distintos grupos. Nosotros apreciamos que no
hay el mismo nivel de responsabilidad en unos y otros, sobre todo en el
comienzo de la crisis, pero es verdad que las responsabilidades se van
también difuminando, se van repartiendo, y lo que sí es cierto es que, en
el camino de la paz, la presión que habrá que ejercer sobre todos va a
tener que ser de igual potencia, porque nos podemos encontrar con que
quienes en definitiva, es cierto, han sido víctimas principales del
conflicto, que es la comunidad musulmana, sean los que estén
resistiéndose a una salida pacífica del conflicto y estén actuando
intentando ganar posiciones, no para la paz sino para una solución



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bélica con la que nosotros, evidentemente, no estamos de acuerdo.

Para el Grupo Socialista, la actuación del Gobierno en la Unión Europea,
en la Alianza Atlántica y en el Consejo de Seguridad es correcta y, por
tanto, la apoyamos sin reservas. Estamos en la lógica de la paz, hay que
mantener la firmeza, la solución tiene que ser política --lo ha dicho el
Gobierno reiteradamente-- y no cabe una solución militar, si bien una
actuación militar puede ser indispensable para propiciar la solución
política. Creemos que hay que mantener la presencia de los cascos azules
en la dimensión actual y creemos también que no tendría sentido una mayor
presencia porque la actual es razonable y proporcionada, como decía, me
parece, el señor Molins. Desde luego, a nosotros nos merece confianza la
afirmación del Ministro de Defensa en el sentido de que allí se está
garantizando la seguridad y la eficacia de la actuación de nuestros
cascos azules, así como también la de los voluntarios civiles que allí se
encuentran (objetores de conciencia en un número bastante insignificante
y responsable civiles de otra naturaleza).

Por otra parte, ante posiciones de más resistencia a involucrarse, yo
querría decir que la resolución que hemos adoptado ayer de avanzar en el
camino del 0,7 por ciento del PIB para la cooperación y la solidaridad
internacional no puede ser distinta de la que nos mueve a actuar en el
conflicto de Bosnia-Herzegovina, que es un móvil de solidaridad y de
participación en la comunidad internacional, de estar a la altura del
país que queremos ser y del país que ya somos, y por tanto estar a la
altura de lo que se exige a un país situado en el puesto que ocupamos en
el ranking mundial. Por ello me ha sorprendido que, en una de las
intervenciones que se han producido, se diga que el papel de los cascos
azules, de quienes estamos muy orgullosos, es un papel de imagen. Yo creo
que el papel de los cascos azules es fundamental por la labor que están
realizando allí y es fundamental también, cómo no, por la imagen que
están dando de España. Cómo no va a ser muy importante el que cada vez
que uno de nosotros sale a la palestra internacional pueda reivindicar el
papel que esos cascos azules están cumpliendo. ¡Cómo no va a ser
importante eso para la imagen de nuestro país! Es fundamental. Y la
imagen de nuestro país es algo que a nosotros por lo menos nos preocupa
mucho. Además, hay que decir otra cosa que yo quiero subrayar aquí y es
la importancia que tiene que el Ministerio de Defensa esté utilizando los
cascos azules como emblema de lo que el Ministerio de Defensa y las
Fuerzas Armadas suponen para nuestro país, porque en este país hemos
vivido muchas décadas de profundísimo divorcio entre las Fuerzas Armadas
y el pueblo, y hay que restañar ese divorcio; para desarrollar la
Constitución hay que restañar esas brechas. Cómo no va a ser muy
importante el papel que estos cascos azules están cumpliendo también en
esa fraternidad que se está dando, quizá por primera vez en la historia
contemporánea de nuestro país, entre lo que son Fuerzas Armadas y el
pueblo. No hay una provincia donde no se hayan hecho homenajes populares
a las Fuerzas Armadas a través del homenaje que se rinde a los cascos
azules.

Termino diciendo, señor Presidente, que es verdad que el Gobierno debe
ser claro y debe ser convincente en su actuación, y yo entiendo que lo es
razonablemente. Lo que querría es que la oposición fuese oportuna,
coherente, serena y no alarmista, y desde luego desearía que, así como
dentro del Gobierno parece que los instrumentos están todos muy bien
ajustados y suenan en la misma longitud de onda, cuando hablasen el resto
de los partidos, sobre todo el más importante de la oposición, no se
oyeran chirridos entre unos y otros portavoces, como puede haber dado la
impresión de que sucedía en algún momento de las intervenciones. Deseo
manifestar, por tanto, nuestro apoyo y nuestra satisfacción por el gran
nivel de consenso que, respecto de esta actuación, estamos apreciando
entre las fuerzas políticas del arco parlamentario.




El señor PRESIDENTE: El señor De Puig tiene la palabra.




El señor DE PUIG I OLIVE: Voy a efectuar una brevísima intervención para
dirigirme fundamentalmente al Ministro de Defensa, señalando, en primer
lugar, que entiendo que cuando la comunidad internacional ha tomado la
decisión de dar el ultimátum desde luego la ha tomado --nos lo han dicho
los ministros y pienso que es el criterio general-- desde el punto de
vista de llevar a cabo una acción fundamentalmente disuasoria. Aquí a lo
que se va es a intentar resolver el problema sin necesidad de intervenir.

Por eso me ha sorprendido un poco que hay quien dé ya por hecha la
intervención y no sólo la dé por hecha sino que nos anuncie que lo peor
viene ahora y que después de la intervención vendrá la catástrofe. Se nos
habla de una situación de guerra total en Bosnia, y que hay que evacuar
las fuerzas armadas, etcétera. A mí me parece que aquí hay alguna
incongruencia y, desde luego, yo no comparto esta idea. Pienso que el
planteamiento es disuasorio y, en el caso de que fuera desgraciadamente
necesaria la intervención, sería una intervención para la paz, no para
--como nos ha dicho el Ministro de Defensa-- iniciar una escalada militar
en el conflicto.

Quisiera hacer unas preguntas concretas en relación con la situación y el
análisis que se hace en este momento de la misma. En relación con los
efectos del ultimátum, ¿qué nos pueden decir los ministros en torno a la
actitud de los bosnios o de los serbios respecto a la retirada, si la
hay? ¿Hay retirada efectiva a los veinte kilómetros? ¿Hay entrega de
armamento? En los medios de comunicación hemos podido contrastar
informaciones contradictorias en ese sentido, desde que parecía que sí
había entrega sustancial de armas, hasta que era una minucia sin interés,
hasta que había proclamaciones por parte de los serbios de que no habría
retirada alguna ni entrega de armas. Quisiéramos saber el último momento
de información que se tenga y los criterios respecto a si esta retirada
puede ser sustancial, si va a ser efectiva o no.

Quisiera hacer al Ministro de Defensa una pregunta en



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relación con la hipótesis de la intervención. Yo creo que no debemos
abusar de las hipótesis, evidentemente, pero hay una, la de la
intervención, que está ahí, quizás porque ya no está en nuestras manos
decidir si hay que hacerla o no, pues depende del cumplimiento del
ultimátum por los demás. En caso de intervención, ¿quién interviene?
¿Podría ilustrarnos el señor Ministro acerca de este detalle? En cuanto
a los escenarios posteriores, yo creo que es un abuso establecer ya un
escenario posible. En primer lugar, porque si trabajáramos sobre
hipótesis tendríamos muchísimas. En caso de intervención, ¿qué tipo de
intervención se hará: puntual, masiva, dónde, cuándo, con quién, hay
respuesta, no la hay, son los bosnios? Hablar ahora de lo que va a pasar
después de la intervención, de lo que van a hacer las fuerzas españolas
y cualquiera otra componente de Unprofor me parece una absoluta
exageración. Yo creo --y es mi última pregunta, señor Ministro-- que no
se le habrá ocurrido a nuestro Gobierno pensar en un escenario en el que
unilateralmente los cascos azules españoles se van de Bosnia. Una cosa de
ese tipo sería de una irresponsabilidad impensable.

Finalmente, señor Presidente, debemos creer en lo que hacemos. Nosotros
creemos en lo que hacemos y hemos visto que prácticamente todas las
fuerzas políticas, en los foros internacionales, creen que este ultimátum
es una posibilidad, es una esperanza, y hay que ser optimistas. A mí me
parece muy justificado que nuestros ministros sean optimistas. Desde
luego, si se está en el Ministerio de Defensa o en el de Exteriores y no
se es optimista, es que no se cree en lo que se hace. Lo que se hace es
para mejorar y hay que tener esperanza en lo que se hace. Veo que
algunos, en los foros internacionales, están por el ultimátum, están por
la intervención, pero al mismo tiempo son pesimistas y creen que no va a
servir para nada. Hay que creer en lo que se hace. Nosotros creemos en lo
que hacemos.




El señor PRESIDENTE: Terminado el turno de intervenciones de los grupos,
doy la palabra a los señores ministros para la réplica. En primer lugar,
el señor Ministro de Asuntos Exteriores tiene la palabra.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Solana Madariaga): Trataré de
ser breve y atenerme a las reflexiones y a las preguntas que SS. SS. han
hecho.

Quiero iniciar mi intervención agradeciendo a todos los portavoces la
forma como se han producido. Yo creo que ha sido una sesión constructiva,
desde todos los puntos de vista, y que es importante que sea constructiva
y podamos encontrar la máxima convergencia de posiciones ante un tema
importante que afecta de manera muy singular a la comunidad
internacional, que afecta a Europa y que lógicamente nos afecta a los
españoles por estar involucrados de manera muy directa en la solución de
este conflicto.

Al Diputado señor Rupérez, que ha hablado en nombre del Grupo
Parlamentario Popular, le quiero agradecer especialmente las palabras que
ha dicho al inicio de su intervención. Si no he entendido mal, ha
agradecido la explicación detallada y precisa de los miembros del
Gobierno; le agradezco que lo reconozca. Y ha puesto de manifiesto una
amplia coincidencia en lo fundamental con la posición gubernamental. Se
lo agradezco muy sinceramente porque que en el primer partido de la
oposición, en un tema de la envergadura como el que estamos tratando hoy,
que insisto afecta a nuestro país, afecta a Europa, afecta a cosas tan
sustanciales, me parece de enorme importancia. Haré un pequeño paréntesis
nada más, también con ánimo constructivo. Hace demasiado tiempo que no
nos reunimos conjuntamente las dos comisiones, la de Defensa y la de
Exteriores, o los portavoces de estas comisiones. De alguna de las
cuestiones que he escuchado prefiero las que dan sentido a la política
del Partido Popular y sean las que ha expresado el portavoz señor Rupérez
--con quien me une ya mucho tiempo de trabajar en estas cuestiones--,
porque me parece que sería mucho mejor para todos que fuera así. Yo creo,
con el máximo ánimo constructivo, que no debiéramos caer en una cierta
contradicción que puede ser, en algunos momentos, una tentación cuando se
trata de discutir con el Gobierno y se aprovecha, quizás, que hay más de
un miembro del Gobierno en la sala.

Afirmar que la acción militar es indispensable, aunque sólo fuera como
acción de presión, y decir en el minuto siguiente que las tropas
españolas, poco más o menos, deben salir corriendo en cuanto haya una
intervención militar, me parece un contrasentido inaceptable. Señorías,
yo quiero decir, en nombre del Gobierno, que España asume
responsablemente sus compromisos internacionales y que los asume con
todas sus consecuencias; que es consciente de las responsabilidades que
asume cuando da su voto positivo en el Consejo de Seguridad de Naciones
Unidas, cuando da su voto positivo en una resolución de la Alianza
Atlántica y que sabe muy bien, por tanto, que eso tiene consecuencias.

Esas consecuencias las debemos asumir patrióticamente sin duda alguna,
generosamente sin duda alguna y con la mirada bien puesta en que estamos
intentando resolver un conflicto que lleva ya demasiados meses de
acumular sufrimiento sobre sufrimiento, dolor sobre dolor, como se ha
dicho tan inteligentemente y con tan buenas palabras, yo creo, por el
portavoz señor Rupérez. Y quiero no haber escuchado que el Gobierno ha
utilizado los cascos azules como propaganda gubernamental. Quiero no
haber escuchado eso. Si de verdad lo he escuchado y está en el Diario de
Sesiones (El señor López Valdivielso: Está, está.), esa frase tendrá la
réplica contundente que se merece.

Señores Diputados, señorías, señor Presidente, yo quisiera contestar con
la máxima cordialidad a don Javier Rupérez las cosas que ha dicho, porque
creo que hay elementos muy positivos en algunas de las reflexiones que ha
hecho. En los seis puntos que ha especificado estoy fundamentalmente de
acuerdo. Es verdad que hay una coincidencia prácticamente total en estos
seis puntos. Puede haber una cuestión de acento, y de acento que
lógicamente es comprensible por las responsabilidades



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que cada uno tenemos en un momento dado. Estoy seguro de que si el señor
Rupérez estuviera aquí y yo en su posición seguramente tendríamos acentos
distintos, pero haciendo un gran esfuerzo porque hubiera un consenso
básico en un tema tan importante. Yo le quisiera decir que algo ha
pasado, en estas semanas, a mi juicio enormemente positivo. Si uno toma
el mapa de esta dolorida región y ve la decisión que habíamos tomado en
agosto, la posibilidad de que las fuerzas de la Alianza Atlántica
actuaran en agosto para las zonas protegidas creo que ha dado buenos
frutos. Las zonas protegidas que estaban definidas eran, aparte de
Sarajevo, Gorazde, Zepa y Srebrenica. Estas tres zonas, en este momento,
están en paz. Hay una sensación de alto el fuego desde hace ya muchos
meses. Por tanto, algunas decisiones que hemos puesto en marcha a lo
largo de estos últimos meses, como decía muy bien el señor Rupérez, por
la mera enunciación de la amenaza, han dado frutos más importantes de los
que a veces cabía pensar.

Me voy a referir a dos decisiones del mes de enero. En el mes de enero,
la Alianza Atlántica tomó dos decisiones contundentes, importantes: una
sobre Srebrenica y otra sobre Tuzla. Sus señorías lo recuerdan bien. He
tenido la ocasión de hablar largo y tendido con el señor Akashi,
representante del Secretario General de Naciones Unidas, quien dice que
el relevo de las tropas de Srebrenica está resuelto en las próximas horas
--importante decisión-- y que cree que en cuestión de un mes podrá
resolver el problema de Tuzla. Eso quiere decir que hay cosas que están
avanzando y están avanzando quizá por la decisión que adoptamos a veces
de tomar o enunciar medidas que, insisto --y utilizo sus propias palabras
que me parecen enormemente positivas, señor Rupérez--, ante la mera
enunciación de esa amenaza o de esa reflexión traen como consecuencia lo
que se quiere conseguir. Esperemos que la última decisión que hemos
tomado, el día 9, la Alianza Atlántica y la Unión Europea conjuntamente
con el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas tenga el mismo efecto. Es
verdad que ya está pasando algo importante y positivo. Llevamos muchos
días en que por primera vez no hay muertos en Sarajevo. Me van a permitir
que haga una brevísima reflexión sobre Sarajevo al hilo de lo que pasaba
hace diez años. Hace diez años era responsable del deporte en España como
Ministro de Cultura y tuve la ocasión de visitar Sarajevo con motivo de
la celebración de la olimpiada. El dolor que produce en este momento,
diez años después, ver esa ciudad hermosa, esa ciudad que era vibrante
aquellos días, esa ciudad llena de vida, y comprobar que todo aquel
esfuerzo está absolutamente derrumbado, que hoy Sarajevo es una ciudad
destruida y rota, rota físicamente pero también moral y espiritualmente,
ese dolor nos debe mover a todos a hacer el máximo esfuerzo posible por
recomponer esa ciudad físicamente, moralmente, espiritualmente, porque al
hacerlo así también nos recomponemos un poco nosotros mismos, porque es
verdad --como decía el Diputado señor Rupérez-- que nos hemos roto por
dentro un poco a lo largo de esta guerra, y tenemos que ser capaces de
restañarnos nuestras propias heridas, y lo haremos si primero somos
capaces de restañar las heridas reales sobre el conflicto, sobre los que
no sufren sólo moralmente, como lo hacemos nosotros, sino que
desgraciadamente sufren las consecuencias físicas, materiales de una
terrible guerra.

Separar a los combatientes nunca ha sido el objetivo de Naciones Unidas,
nunca ha sido el objetivo de la Alianza Atlántica, nunca ha sido el
objetivo del plan de paz. Siempre hemos sabido, no solamente los
políticos sino los militares, los que tienen autoridad sobre las fuerzas
que están sobre el terreno, que la separación de los combatientes no era
una misión posible. Por eso optamos por otra lógica. Estaba la lógica de
la guerra y la lógica de la negociación y la lógica política. Siempre
hemos optado por la segunda y seguimos optando por la segunda. Lo que
estamos haciendo en este momento es elevar el grado de presión hasta la
amenaza que está contenida en la Resolución del día 9 con el mismo fin de
siempre, que las partes se avengan de buena fe a negociar y a resolver un
conflicto que sólo tiene solución por el acuerdo entre las partes.

Nuestra responsabilidad es presionar, y presionar con cuanta más energía
podamos, moral, de sanciones, incluso militar, como lo estamos decidiendo
en estos días.

Y, señor Rupérez, no hay autocomplacencia; de verdad lo digo. Siempre he
dicho que la palabra optimismo --algunas veces alguien me ha preguntado
si yo era optimista sobre el futuro de este conflicto-- y la palabra
Yugoslavia en estos días son palabras antitéticas. Es difícil utilizar la
palabra optimismo y ponerla junto con la palabra Yugoslavia. No la he
puesto, siempre trato de no ponerla. Por tanto, yo no tengo ese
sentimiento de autocomplacencia, antes bien al contrario siento
moralmente sobre mis espaldas la responsabilidad de hacer todo lo posible
para que el conflicto se arregle y ver que la testarudez de los hechos
hacen cada vez más difícil, espero que no indefinidamente, algunos días
la propia solución del conflicto.

Quisiera hacer una puntualización a su señoría. Desearía hacerlo con la
máxima modestia porque no quisiera que se malinterpretaran mis palabras.

En estas últimas semanas, desde el trágico acontecimiento del día 5 e
incluso del viernes anterior --porque trágicos acontecimientos, como bien
decía el Diputado señor Rupérez, ha habido muchos sobre esa región--, en
la actividad diplomática y política que ha tenido lugar desde la noche de
ese sábado quiero decir, con modestia, que España ha jugado un papel
relevante. Me cuesta decirlo porque parece que he sido yo el responsable
de ese papel relevante, pero honestamente creo que hemos jugado un papel
importante. Importante desde la misma tarde del sábado, ya que fuimos los
que nos pusimos en contacto rápidamente para intentar, primero, la
posibilidad de una reunión del Consejo de Seguridad que, posteriormente,
de acuerdo con los Estados Unidos y con Gran Bretaña y con Francia,
decidimos que era mejor posponerla hasta una reunión de la Alianza
Atlántica y, segundo, para diseñar una estrategia para el lunes día
siete. Tampoco quiero que España se ponga medallas, pero sí creo que es
de justicia decir que la aproximación de Sarajevo primero, la



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aproximación de Sarajevo first, esta idea que está ahora mismo en el
ambiente, si bucean sus señorías en los teletipos de las agencias
internacionales verán claramente que tiene un cierto origen, no es el
único origen quien les habla, pero sí tiene un cierto origen en la
posición que España ha defendido: tratar de aislar Sarajevo en este
momento, tratar de tener como único y fundamental objetivo el
levantamiento del asedio a Sarajevo y enmarcarlo en los pasos
subsiguientes y concatenados para encontrar un acuerdo de paz. ¿Y por
qué? Primero por razones morales, porque es verdad que la conciencia
internacional estaba absolutamente sometida a una enorme tensión por los
acontecimientos que vivimos; y en segundo lugar, porque después de las
múltiples reuniones que hemos tenido y en las que he participado con
Tudjman, con Milosevic, con Izetbegovic y con sus ministros y sus
adláteres y jefes militares, yo era consciente, como creo que lo eran
ustedes, de que una parte muy significativa de la resolución del
conflicto pasaba por aligerar la presión sobre Sarajevo. Si conseguimos
resolver, aunque sea con un modus vivendi provisional, la situación de
Sarajevo, yo creo que se aliviaría una parte muy importante de la presión
sobre el conflicto y nos daría energías y posibilidades para seguir
trabajando en las otras zonas donde el conflicto todavía existe con la
idea de encontrar una fórmula de paz.

Por tanto, creo honestamente --insisto en que me cuesta decirlo para que
no se interpreten mal mis palabras-- que hemos hablado claro, incluso
creo que hemos hablado alto, quizá podríamos haber hablado más alto pero
no más claro; creo que hemos hablado en el momento adecuado, el propio
sábado, y creo que hemos hablado con una cierta convicción, no solamente
convicción personal que tiene el Gobierno sino que también hemos sido
capaces de convencer a otros. Es cierto que otros tienen más capacidad
--eso es así, y los países tienen la capacidad que tienen-- para hacer
efectivas algunas medidas. Estoy pensando en Francia que sin duda alguna,
en este momento, ha tenido una acción de liderazgo muy significativa en
la toma de decisiones en el Consejo de la Alianza Atlántica. Es
importante que fuera Francia, y que fuera en el ámbito de la Alianza
Atlántica, la que juntamente con los americanos tomaran la iniciativa y
dieran unos pasos de vanguardia en esa decisión. Creo que a nadie se le
oculta por qué es bueno que eso se produzca y se produzca así en el
ámbito de la Alianza Atlántica.

Es verdad que hay un problema de mapa delicado. Voy a ser muy breve
porque no me quiero extender mucho. El problema sobre el que hay un
acuerdo básico, que es importante que lo haya porque no lo había --es un
acuerdo básico del mes de diciembre--, es sobre el tercio, 17,5 para los
croatas, tercio para los musulmanes. Está acordado y firmado por el
Presidente Izetbegovic, acordado y firmado, y está acordado y firmado por
el Presidente Tudjman. ¿Qué problemas nos quedan? Nos quedan problemas
que es verdad que a veces recuerdan la concentración parcelaria --es
triste tenerlo que decir-- porque estamos hablando de quince enclaves de
los cuales ocho son de musulmanes y serbios y siete son croatas, donde no
debiera ser imposible encontrar una fórmula; no debiera ser imposible. Y
están las salidas a los dos ríos: el Sava y el Drina. Primero era más
importante el Sava porque conduce al gran flujo del Danubio, y la salida
al Drina, que es una segunda condición que han puesto recientemente,
también la salida al Adriático. Creo que es posible encontrar fórmulas de
solución de esta manera. Lo que sí le quiero decir --contestando a alguna
afirmación o alguna pregunta que ha hecho su señoría y otros Diputados--
es que en este momento yo creo que hay que reconocer --es muy difícil
decirlo moralmente también, pero es un hecho-- que la parte musulmana
tiene, yo creo que equivocadamente, una esperanza de recuperación militar
de territorio. Yo creo honestamente que es una esperanza con poco
fundamento, pero esa esperanza existe en el mando militar musulmán. Hasta
cierto punto alentaban esa posibilidad en el Gobierno americano, pero
creo que las últimas declaraciones del Presidente Clinton son muy claras
al respecto. Van a hacer lo posible para que nos sentemos, de verdad, a
negociar seriamente con los bosnios, defendiendo, lógicamente, los
valores morales que todos tenemos que defender, lo que se quiere
significar con la idea de calidad del terreno. Esto es lo que tenemos que
poner sobre la mesa, definir claramente cuál es la calidad del terreno y,
si se logra que esto se dé, hacer todo lo posible para que los serbios
den esa calidad de terreno.

Me callo aquí, en esta parte, contestando al señor Rupérez. Una vez más,
quiero agradecerle muy sinceramente la comprensión que ha tenido respecto
a la acción del Gobierno. En los próximos días, con el primer partido de
la oposición y con los demás, estaremos dispuestos a mantenernos en
contacto por si hubiera algún acontecimiento que mereciera esa
información rápida.

Paso a contestar al Diputado portavoz de Izquierda Unida-Iniciativa per
Catalunya, señor Espasa, que ha manifestado su posición en los tres
puntos, de forma muy ordenada. En favor de una solución política de
carácter global, totalmente de acuerdo, y también totalmente de acuerdo
con el plan de la Unión Europea. No hay que olvidar que es necesaria una
solución final; también en eso estamos. Me alegro reconozca que España
debe permanecer en la zona, yo lo comparto; comparto que debe permanecer
en la zona hasta que haya una decisión colegiada de los que tenemos
responsabilidades sobre el terreno, pero tanto de las Fuerzas Armadas
cuanto también de los servicios de asistentes sociales y objetores de
conciencia que están allí. A veces se puede pensar que no realizan todo
el papel que podrían realizar, en un país donde no conocen el idioma,
pero hablando con las personas que están en los asilos de ancianos o en
los campos de refugiados, agradecen su presencia porque hay tareas de
carácter material para las cuales no es necesaria la utilización del
lenguaje para comunicarse. Estoy de acuerdo totalmente con que la fuerza
es una forma de presión para conseguir un objetivo que es político,
totalmente de acuerdo con ello. Totalmente de acuerdo también con la
aproximación laica; el término «laica» lo entiendo en sentido muy amplio.

Es verdad. Tenemos que hacer una aproximación política --creo que es lo
que



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entiende S. S.-- y es lo que estamos tratando de hacer. Le recuerdo,
porque yo creo que es muy importante que la conozca y que la lea, la
carta del Secretario General, señor Butros-Gali. Creo que hay que
recordar, una vez más, que esa carta llega a la Alianza Atlántica, por
tanto nos llega a nosotros, el día 6, que es domingo. Se recibe por la
mañana del día 6, es decir, que horas escasas después de la masacre de
Sarajevo, el Secretario General de Naciones Unidas, en carta que tengo
aquí y que obra en mi poder, en inglés --fácilmente se puede traducir--,
solicita inmediatamente al Secretario General de la Alianza Atlántica
--lo solicita el Secretario General de Naciones Unidas--, que a la mayor
brevedad pueda poner en marcha un mecanismo para lanzar ataques aéreos
para que una situación como la que acabamos de vivir no se repita. Eso
sucede el día 6, domingo, es decir, horas escasas después del
acontecimiento. Esto es, en cierta manera, lo que desencadena un proceso
(estaba pensado, a lo mejor, si no llega a producirse esta carta, que
hubiera tenido una reunión previa del Consejo de Seguridad); pero en este
momento, amparándose en la Resolución 836, que fue aprobada por todos los
países incluido Rusia, origina este mecanismo de enorme importancia.

Luego S. S. ha expresado su no al automatismo --ya la última cuestión-- y
le quiero decir que no habrá automatismo, no lo puede haber. La
Resolución de la Alianza Atlántica en su reunión del día 9, en cualquiera
de los párrafos que lea pero fundamentalmente los números 9, 10, 11 y 12,
impide el automatismo unilateral, impide que una decisión únicamente
tomada por el mando de la Alianza pueda desencadenar el ataque aéreo.

Necesitan la estrecha coordinación con el Secretario General o con el
ámbito de Naciones Unidas. Así lo entienden todos los aliados; por tanto,
no debe haber ningún temor, con relación a la preocupación del Diputado
señor Espasa, de que el mando militar de la Alianza, solo y sin consultar
con nadie, sin coordinación con las partes sobre el terreno o con
Naciones Unidas, tome una decisión que pudiera desembocar en los
bombardeos aéreos. Por tanto, las diferencias OTAN/ONU, que a veces
aparecen significadas en algunos teletipos de prensa que hemos leído en
las últimas horas, realmente no son tan sostenidas y, lógicamente, habrá
una fórmula de coordinación que permita que esta situación se pueda
realizar de acuerdo con los requisitos tanto de la Alianza Atlántica
cuanto de Naciones Unidas.

Sobre el problema, digamos, constitucional, no me voy a extender ahora.

No es que haya querido pasar de puntillas sobre él; es como están las
cosas. No quiero hacer más énfasis en cuál será la fórmula final; sí
quiero decir que, en este momento, la Unión Europea apuesta por la
fórmula inicial y no por la fórmula segunda, que plantearía un problema
--y sólo se lo digo para que reflexione-- sobre las Krajinas.

Lógicamente, una asociación bosnio-croata o musulmana-croata, a la vez
confederada con Croacia, aislando a Serbia, que se iría en la otra
dirección, traería una dificultad para el mantenimiento del «modus
vivendi» en las Krajinas, que es algo que tenemos que ser capaces todavía
de defender.

Gracias también al Diputado señor Molins por su intervención. Estoy de
acuerdo con su enfoque general, que me parece muy constructivo. Sobre sus
dos primeras afirmaciones, responsabilidad, no todos por igual, debo
decirle que hoy sí hay una responsabilidad, no la inicial, pero
desgraciadamente compartida y hay una responsabilidad, qué duda cabe
también, sobre la situación de la comunidad internacional. Yo no he
querido culpar a nadie, pero también asumo la parte de responsabilidad,
sin autoflagelación, de la propia Unión Europea.

Pregunta S. S. cuál es la situación ahora de las partes en litigio. Me
llevaría mucho tiempo contestarle, pero sí quiero decirle algo sobre el
futuro. Yo creo que los serbios de Bosnia quieren separarse y no quieren
que haya una república única. En el fondo de su corazón, digamos, al
responsable político, señor Karadzic, le gustaría mucho más separarse de
la república bosnia de Herzegovina, romper, digamos, las fronteras y
unirse a Serbia, que mantenerse unido. Ha llegado incluso a plantearlo,
sobre la mesa de negociación, hace tiempo, en relación con Sarajevo. En
algún momento llegó incluso a decir, no formalmente, que estaban
dispuestos a encontrar una fórmula inmediata sobre Sarajevo siempre que
se les dejara segregarse de Bosnia-Herzegovina. Eso no lo ha puesto sobre
la mesa como negociación, pero sí ha estado presente en algunos momentos.

Croacia. Lo más importante que debemos decir en este momento de Croacia
es que tiene un número de soldados regulares croatas en el frente Sur, y
eso hay que denunciarlo con la misma energía que denunciamos otros
abusos. No puede ser que haya más de unos cuantos miles de soldados
regulares croatas que estén ahora mismo participando en la batalla del
frente Sur. No verían inconveniente en un amejoramiento de las relaciones
con los musulmanes; al contrario, yo creo que las desean. Las desea más
el primer ministro que Tudjman, yo creo, pero también estimo que hay el
deseo de ir poco a poco puliendo las aristas que están separando esa
relación, basada fundamentalmente en que el conflicto en Vitez es un
conflicto terrible. El conflicto de la bolsa de Vitez sigue siendo un
conflicto croata-musulmán de dimensiones tremendas. Vuelvo a decir --ya
lo he repetido en otras ocasiones-- que a veces el sufrimiento no es
proporcionado a las imágenes de la CNN; el sufrimiento puede a veces no
estar relacionado, día a día e instante a instante, en las imágenes que
vemos, sino que a veces hay más dolor y más sufrimiento en otros lugares
de donde las imágenes ni tan siquiera nos llegan. En este momento, creo
que, vamos, no creo, estoy absolutamente convencido de que los musulmanes
están hablando con los americanos, en estas horas. Espero que antes del
domingo --espero, no tengo la garantía, pero espero que antes del
domingo--, llegaremos a tener una clara definición de cuál sería lo que
antes he dado en llamar calidad del territorio que desean, estando de
acuerdo, como están y reconocen, en que el porcentaje del territorio se
mantiene en el tercio, el 33,3, más lo que corresponda de Sarajevo. Hay
un ejército musulmán en armas, que se puede estimar en 60.000 soldados,
que sin duda tienen armas. La



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pregunta que habría que hacerse es de dónde vienen las armas. Algunas
vienen de sitios demasiado próximos, demasiado próximos y donde realmente
tienen frontera con ellos. Hay muchas armas que vienen de Serbia, no hay
duda sobre ello. Algunas de las armas que están siendo utilizadas por los
musulmanes vienen de Serbia, lo cual pone de manifiesto la brutalidad, lo
absurdo de los acontecimientos que estamos contemplando en esas tierras.

Gracias por las últimas frases de apoyo al Gobierno.

Paso a contestar al Diputado señor Mardones, muy brevemente. Su señoría
dice: prudencia. Lógicamente hay que medir las consecuencias de la
decisión. Creo que el Gobierno las ha medido. No estamos tratando de
hacer un traspaso de la patata caliente, que creo ha sido la terminología
usada, de unos a otros. En este momento hay dos resoluciones: una
Resolución de Naciones Unidas, del Consejo de Seguridad, y otra
Resolución de la Alianza, que creo están en perfecta consonancia. Ya no
se puede interpretar que hay traspaso de patata caliente. Sí es caliente,
pero lo que no hay es traspaso. Lógicamente es una decisión difícil que
tenemos que tomar.

Hacía una reflexión sobre las piezas de artillería serbia y de otros que
he dicho y que está en el punto II de la Resolución de Naciones Unidas.

Ese otros ¿qué quiere decir? Pues quiere decir que todas las piezas de
artillería que estén sobre el perímetro, que si fuera un círculo tendría
de radio 20 kilómetros, deben estar controladas, incluidas las piezas de
artillería musulmanas. Lo dice la resolución tajantemente. ¿Cuál es el
problema que plantean estos días los serbios y que también habría que
intentar dar una solución, y por eso es tan importante el alto el fuego?
El problema es que los serbios argumentan que, si les retiran las
baterías del perímetro de la ciudad, como la propia ciudad de Sarajevo es
una ciudad todavía dividida, donde no todos los ciudadanos de Sarajevo
son musulmanes (de los once barrios de Sarajevo hay nueve que son
musulmanes, dos grandes que son serbios, y en los alrededores hay muchos
que son serbios), están preocupados y quieren garantía de Naciones Unidas
para que la infantería bosnia, que es muy superior sobre el terreno en
Sarajevo, no arrase en ese momento aprovechando la retirada de las piezas
de artillería de los emplazamientos que están ahora. No justifica, bajo
ningún concepto, el mantenimiento de las piezas de artillería; no
justifica los bombardeos, bajo ningún concepto, pero creo que el propio
General Rose, que es consciente de ello, en la parte que están negociando
en este momento (el Ministro de Defensa lo conoce mucho mejor que yo y lo
podrá explicar con más detalle) están pensando fórmulas de ese tipo.

En la reflexión última, sobre el peso OTAN-ONU, yo creo que el peso, en
este momento, lo ha tenido Naciones Unidas, su Consejo de Seguridad
fundamentalmente. Insisto, la Alianza Atlántica ha entrado a solicitud
del Consejo de Seguridad, en el mes de agosto, y a solicitud del
Secretario General, en estas fechas.

A la Diputada representante del Grupo Mixto, señora Rahola, le tengo que
decir que estoy de acuerdo en que ayer no había que demonizar por igual a
todos, pero hoy quizá debemos demonizar a todos por igual. Las
barbaridades y la dureza que estamos viendo es tremenda. No quiero pasar
a contarles cosas que he vivido físicamente estando allí que, realmente,
desmoralizan a cualquiera. Yo sería partidario en esta idea de no
demonizar a todos, que no demonizáramos tampoco a Lord Owen. Podemos
acabar diciendo que la responsabilidad de este conflicto ya no es de los
serbios, de los musulmanes, ni de los croatas, sino de Lord Owen. Esto
sería un poco una exageración y creo que en esa exageración no debíamos
caer. Lord Owen ha realizado un papel de gran importancia, con una
tenacidad digna del máximo respeto y con gran esfuerzo sobre el terreno.

Vive allí, está permanentemente allí, cosa que los negociadores en otros
conflictos, en conflictos similares, e incluso en este conflicto no han
hecho. Se puede equivocar, pero creo que lo hace siempre contando con los
ministros de Asuntos Exteriores de la Unión Europea y contando, como él
dice siempre en las últimas negociaciones, con el representante de Rusia,
el señor Churkin, que está siempre con él y el representante de los
Estados Unidos, el nuevo Embajador, señor Redman, que también está
siempre con él. No participa en la negociación, pero escucha y forma
parte del debate negociador sin tomar él las responsabilidades que las
toman y Stoltenberg.

Al Diputado don Miguel Angel Martínez quiero agradecerle sus reflexiones
y sus ideas, siempre positivas con el Gobierno. Se las agradezco muy de
corazón.

Quiero manifestarle también que alguna de las cosas que dice para el
futuro son de enorme importancia. Ha mencionado Mostar. Sin duda,
Sarajevo y Mostar son los dos emplazamientos más delicados para la
solución definitiva de este conflicto. El papel en Sarajevo lo realizan
las fuerzas francesas, fundamentalmente, con otras ucranianas y egipcias;
en la zona de Mostar las realiza fundamentalmente España con un pequeño
porcentaje de tropas malasias que todavía no se han desplegado y de
alguna contribución británica, pero fundamentalmente lo tenemos nosotros.

El Ministro de Defensa conoce mucho mejor que yo toda esta cuestión y
podrá responder a ella con mayor conocimiento de causa.

La posición coordinada de Rusia la vamos a mantener. Creo que Rusia no
puede estar ausente de la resolución de este conflicto. Tiene que estar
presente de forma importante y la tenemos que implicar. Creo que está
implicada. También creo que en algunos momentos ha tenido una posición
errática. Posición errática creo que la hemos tenido todos, hasta cierto
punto y, a lo mejor, todos tenemos alguna responsabilidad; pero Estados
Unidos y Rusia han tenido, en algún momento, una posición errática.

Espero que en este momento seamos todos capaces de involucrarnos, de
verdad, alrededor, quizá, del punto catalizador o del foco magnético que
pueda suponer en este momento el plan de la Unión Europea que es lo más
razonable, aparte de ser lo único, que en este momento está sobre la
mesa. Lógicamente, en paralelo, debemos seguir debatiendo el acuerdo
final, acuerdo final que, como hemos dicho tantas veces, no puede ser
nada más que un acuerdo de paz.

Termino, señor Presidente. Pido disculpas por



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haberme alargado. Quiero decirles, señor Presidente, señorías, que el
alto el fuego de estas horas en Sarajevo yo creo que es un dato positivo.

Tenemos que garantizar que este alto el fuego se mantiene y para
garantizar que este alto el fuego se mantiene hemos de hacer todo lo
posible para que las baterías que han estado disparando no vuelvan a
disparar. Este es el objetivo fundamental que tienen la Resolución de la
Alianza Atlántica y la Resolución de Naciones Unidas. Todos tenemos que
hacer un último esfuerzo por utilizar este momento y esta energía, que se
está concentrando en la comunidad internacional, para tratar de encontrar
una paz definitiva y duradera en los Balcanes.




El señor PRESIDENTE: El señor Ministro de Defensa tiene la palabra.




El señor MINISTRO DE DEFENSA (García Vargas): Con brevedad porque SS. SS.

estarán ya un poco cansados de la sesión.

Haciendo una excepción voy a comenzar contestando a la señora Rahola que
tiene que abandonar la sala. Agradezco brevemente su actitud firme de
gran decisión, de gran energía en favor del uso de la fuerza, si fuera
preciso, porque entiendo que es, además, un refrendo a los que tienen que
aplicar esa firmeza, esa energía, esa decisión, que son las Fuerzas
Armadas de los diferentes países que están en la zona. Entiendo, por
tanto, que es un respaldo indirecto a las Fuerzas Armadas españolas que,
viniendo de su grupo parlamentario, para mí es una gran satisfacción.

Respondiendo a alguno de los comentarios que ha hecho el señor Rupérez
debo agradecer el tono general de su intervención. Por supuesto que no
hay autocomplacencia en estos asuntos, señoría. En toda crisis
internacional nada se puede prever al 100 por ciento. Algo, en cierto
momento, puede salir mal. Por tanto, mirarlo, como ha hecho, con total
seguridad y, menos aún, con complacencia es un grave riesgo. Siempre he
dicho, y lo repito una vez más, que en estas misiones hay que estar
preparados para tener mucha paciencia, porque la situación evoluciona a
un ritmo mucho más lento de lo que desean todos los que participan en su
resolución.

Hay que tener en cuenta que existe un elevado componente de riesgo. Puede
haber bajas. Tiene un elevado componente de coste, no sólo en vidas
humanas sino también en términos económicos. Por último, sobre ellos no
se puede estar nunca seguro al 100 por ciento. Incluso pueden salir mal y
en algún ejemplo de una mediación de Naciones Unidas en otro conflicto en
un caso reciente ha sucedido así; no ha tenido el éxito que se deseaba.

Por tanto, insisto, no hay autocomplacencia.

Me parece especialmente interesante el punto tres de la posición que dice
mantener el Partido Popular. Veremos que no es exactamente esa posición,
porque hay contradicciones serias entre los dos portavoces. En el punto
tres es especialmente interesante la planificación del futuro. Lo que
usted, señor Rupérez, denominaba el post-ultimátum.

Sobre la planificación del futuro, podemos trabajar con una perspectiva
no excesivamente optimista. Podemos mejorar la situación en Sarajevo,
podemos a continuación levantar los otros cercos, el cerco de Mostar por
los croatas o el cerco de Vitez por los musulmanes; podemos ir
acercándonos a una solución en Bosnia-Herzegovina, pero aun después de un
acuerdo entre las partes sobre esta república seguirá habiendo tensión,
porque las líneas de separación son tan complejas que sin duda suscitarán
discusiones y roces, incluso una vez alcanzado un acuerdo. Aun así,
después de ese acuerdo tendríamos que abordar las otras cuestiones que
están sobre la mesa, especialmente la de las Krajinas y Vojvodina y otras
que conocen perfectamente SS. SS.

Una de las cuestiones que destacamos poco, señoría, es la que se refiere
a su punto quinto, cuando habla de que se mantenga la integridad
territorial de Bosnia-Herzegovina. Es un ideal en el que todos estamos
absolutamente de acuerdo. La pregunta es, ¿lo desean todas las partes,
incluida la parte que con más frecuencia dice que lo desea? ¿Lo desean
los que realmente tienen la responsabilidad política y militar en esa
parte? Señoría, tengo la impresión de que la respuesta no puede ser
afirmativa.

Contestando al otro portavoz del Partido Popular, quisiera decir que el
Gobierno no ha venido aquí hoy con mala conciencia ni con pesimismo, como
nos pedían los dos portavoces del Partido Popular; ha venido con claridad
de ideas y con responsabilidad.

Tengo que agradecer al señor López Valdivielso que lea mis intervenciones
completas en el Parlamento y que me vea en televisión, se lo agradezco
mucho. Lamento que no le aprovechen todo lo que podía ser, porque cuando
hace referencia a principios de 1992 parece que no se da cuenta de lo que
estábamos hablando entonces, quizás porque lee solamente el trozo que se
refiere a lo que yo he dicho. El conflicto entonces no estaba tan
enconado como desafortunadamente está ahora y Naciones Unidas todavía no
había solicitado a España participar en los cascos azules que empezaban a
desplegarse por aquella época. Sí nos pidió que acudiéramos para resolver
el conflicto de El Salvador.

En cuanto a afirmaciones que hace S. S. sabe que no deja nunca de
sorprenderme su capacidad para hacer afirmaciones tajantes que van mucho
más allá de cualquier sentido de la prudencia. Dice, por ejemplo, que el
embargo no ha servido para nada. Es el único que piensa así en todo
occidente. (El señor López Valdivielso: ¡No me diga!) Probablemente tengo
que hacer una excepción, coincide con los serbios que afirman que el
embargo no ha servido para nada, excepto, en una afirmación
propagandística, para aumentar el sufrimiento de su población, y hablan
entonces de los niños. Sus señorías saben, por otra parte, que hay
organizaciones humanitarias tratando de resolver los aspectos del embargo
más negativos en el terreno humanitario, concretamente los medicamentos
infantiles. Luego S. S. coincide con la parte serbia.

Me atrevo a preguntar, y la pregunta es al señor Rupérez. ¿El Partido
Popular está en contra del embargo? El



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señor López Valdivielso ha dicho que el embargo no ha servido para nada,
luego habría que preguntar si eso forma parte de los cinco puntos que
configuran la posición del PP. ¿Es así o no? No lo he entendido, señoría.

Tengo la impresión de que no; pero después de escuchar al señor
Valdivielso me queda alguna duda.

Desde luego no me imagino la evolución del conflicto sin el embargo y
tampoco me atrevo a pensar lo que sería el conflicto en estos momentos
con combustible en abundancia a disposición de los serbios, con materias
primas en abundancia a disposición de los serbios... Probablemente no
estaríamos hablando ni de los arreglos posibles que hemos mencionado hoy
aquí, estaría todo resuelto, naturalmente, por la violencia.

Me atrevo a preguntar al señor Rupérez que me explique con cierta
claridad, ¿piden ustedes que nos retiremos o que no relevemos el
contingente, como insiste el señor López Valdivielso? ¿Sí o no? Tampoco
lo comprendo, porque por otro lado usted en sus puntos 1 y 2 ha pedido
firmeza, ha pedido incluso que haya interposición de cascos azules; en el
punto 3 precisamente se refirió a eso, a la interposición de cascos
azules en el período post-ultimátum a medida que haya desmilitarización,
¿quién lo va a hacer? Parece que los cascos azules españoles no, luego
usted pide que lo hagan otros, ¿no? Tendríamos que saber la consecuencia
que eso tendría sobre la firmeza de la posición diplomática de nuestro
país en los foros internacionales si eso se hace así.

Creo que usted ha hecho, señor Rupérez, un meritorio esfuerzo de explicar
una posición racional por parte del Partido Popular, pero estimo que ha
fallado al no tener una breve conversación previa con el señor López
Valdivielso para decir lo mismo, o aproximadamente lo mismo.

Respecto a la intervención ya directamente del señor López Valdivielso,
ha girado sobre la palabra que a él le gusta más, y la palabra es
preparación. En su opinión nada ni nadie está preparado para nada en las
Fuerzas Armadas españolas. Ese es el único argumento que viene repitiendo
desde hace ya tiempo y que va a seguir repitiendo en los próximos meses,
lo verán ustedes además en próximas comparecencias. Según él nada ni
nadie está preparado en las Fuerzas Armadas, en una actitud que además
siempre procura buscar alguna escapatoria porque dice: No, pero, en lugar
del famoso sí, pero... No a todo, dígame de qué se trata, pero...

Ha hablado de la seguridad de los cascos azules y ha hecho algunas
preguntas. La seguridad de los cascos azules españoles es, como mínimo,
la que tienen los cascos azules de todo Unprofor, con algunas garantías
adicionales y algunas ventajas adicionales del territorio donde operan.

Lo que ha dicho es: no están preparados. Le diré que las condiciones en
que desenvuelven su misión son iguales a las de otros cascos azules, sólo
que en una zona por ahora menos peligrosa. En el futuro puede ser muy
peligrosa, sobre todo cuando la situación en Mostar tenga que arreglarse
y levantarse el cerco por parte de los croatas.

El «Príncipe de Asturias» no está preparado. Mire, señoría, lo está. Las
obras a las que estaba sometido son las obras de mantenimiento anual, que
se podían hacer ahora o dentro de dos meses, por tanto, lo está.

Recientemente dijo --se le ha olvidado en la intervención-- que los F-18
tampoco están preparados. En la lista de no preparación le faltaban los
F-18. Están perfectamente preparados, igual que los F-18 de cualquier
otro país, lo que ocurre es que el Gobierno español estima que su
contribución ya es suficiente y como, además, no hay una petición que no
sea rutinaria por parte de la OTAN no ha enviado aviones para participar
en la operación de exclusión, o ahora en la operación de posibles
ataques.

Me pregunta sobre la seguridad de los helicópteros. Dije que el «Príncipe
de Asturias», señorías, está preparado con helicópteros y con aviones
Harrier, concretamente 12 helicópteros y ocho aviones Harrier. Obviamente
los aviones forman parte de la dotación del portaaviones para proteger a
los helicópteros y a las tropas de suelo y, por supuesto, como medida
precautoria adicional a los más de 150 aviones de combate que hay en la
zona. Concretamente los 12 helicópteros son cinco «Sea King», que tienen
una capacidad de transporte de 25 hombres y siete AB-212 con capacidad
para diez, de manera que en cada viaje se pueden transportar 200 hombres.

De manera muy reciente, hace muy pocos meses, en El Retin se ha hecho un
ejercicio de evacuación de 600 hombres, precisamente pensando en esta
eventualidad que tengo la impresión que no se va a producir. En cualquier
caso, hay que estar preparados, como usted bien ha dicho, hay que ser
pesimistas o más que pesimistas ponerse siempre en el principio de que lo
que puede salir mal, saldrá mal.

Ha preguntado cuál será la misión. Será la misión humanitaria que están
haciendo hasta ahora y la misión de garantía, de desmilitarización y de
alto el fuego en Mostar cuando se resuelva la situación en Sarajevo y nos
concentremos en la solución de esa ciudad.

Ha dicho que niega la utilidad de la presencia y ha negado también la
utilidad de la presencia de los objetores, en ese tono de negarlo todo.

Los objetores hacen lo mismo que otros objetores franceses u holandeses:
cooperación internacional. Como le he explicado varias veces --espero que
esta vez sí lo entienda--, la secuencia lógica de la intervención en un
país para la solución de un conflicto como éste es enviar primero cascos
azules y a continuación cooperantes. Por supuesto, también tiene que
haber capacidad de participación en la reconstrucción de ese país, ya en
una tercera fase, cuando el conflicto está políticamente solucionado.

Señoría, luego ha dicho algo muy grave. Ha dicho que el Gobierno utiliza
a los cascos azules como instrumento de propaganda. No se lo acepto,
señoría. No se lo acepto, porque sólo desde cierta mezquindad política se
puede decir eso.

El Gobierno español ha tenido respecto a los cascos azules una actitud de
responsabilidad, de respeto, de afecto y de sano patriotismo. Y sí le
reconozco una cosa: los hemos utilizado como factor de propaganda en
favor del prestigio de las Fuerzas Armadas Españolas, dentro y



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fuera de nuestro país. Le digo que yo, personalmente, he hecho grandes
esfuerzos para que fueran un factor de propaganda de la valía de nuestras
Fuerzas Armadas hacia nuestra sociedad, y lo he hecho conscientemente,
pero, en absoluto, nunca como un instrumento de propaganda en favor del
Gobierno. Hay pruebas más que suficientes y no debo insistir en ello,
pero sí quiero recordarle algo, como le dije en la última comparecencia
que hay un principio constitucional que es la presunción de inocencia en
todas las relaciones sociales, que el Ejecutivo gobierna y, por lo tanto,
toma decisiones respecto a todo el Estado, incluidas las Fuerzas Armadas.

En esas decisiones se puede equivocar o puede acertar y en todas las
situaciones tiene que afrontar su responsabilidad.

Yo lamento que usted no sea capaz de entender que aquí no se trata de que
el Ejecutivo haya acertado, sino de que hayamos acertado todos, porque
desde el principio el Gobierno ha hecho un esfuerzo permanente,
insistente, en esto: que todos los grupos representados aquí fuéramos al
unísono en esta materia.

Tengo la impresión de que usted, señor López Valdivielso --no el resto
del PP, porque me parece que no hay posiciones unánimes; están hablando
ustedes en tonos y con mensajes distintos--, no ha comprendido la
importancia de mantener este consenso hasta que este conflicto se vaya
resolviendo y, en general, mantener los consensos cuando se decide que
nuestro país participe en algo tan serio como es la resolución de un
conflicto, aportando cascos azules, después de haber estado durante tanto
tiempo ausente de la comunidad internacional y de estas tareas de
Naciones Unidas.

Yo seguiré esforzándome, señoría, en que se comprenda que aquí se
defienden los intereses de nuestro país, no sólo del Gobierno, y en
lograr mantener esa actitud también en la Comisión de Defensa. También en
la Comisión de Defensa.

Respecto a la intervención del señor Espasa, yo le agradezco la
afirmación que ha hecho, tajante, en favor de que nuestro país permanezca
en la zona, incluidos cascos azules y civiles.

Agradezco también el pronunciamiento que ha hecho en ese sentido el señor
Molins. Sí quiero tranquilizarle respecto al uso de la infantería.

Nosotros tenemos un problema respecto a la infantería, pero es la
infantería bosnia. La amenaza que pueden tener los cascos azules es la de
las armas pesadas o la artillería serbia y la infantería bosnia.

Precisamente, el esfuerzo de los cascos azules es que no se produzca la
ocupación de posiciones abandonadas por la artillería serbia por parte de
la infantería bosnia. Desde luego, la infantería de cascos azules allí
presente es insuficiente para ocupar todas las zona en las que debiera
haber interposición. Somos muy conscientes de las limitaciones.

Agradezco la preocupación del señor Mardones por la seguridad de los
cascos azules españoles y, sobre todo, ese tono, que he recomendado, de
serenidad. En una situación como ésta es una condición que ningún
gobierno puede olvidar. En esa actitud estamos, señoría, no solamente el
Ministro de Asuntos Exteriores y yo sino todo el Gobierno.

Estoy de acuerdo en que hay una preocupación para que no haya escalada a
partir de los ataques aéreos. Eso ha formado parte de toda la
planificación que ha hecho el Mando Sur de la OTAN a lo largo de los
últimos meses, evitar que hubiera ese incremento de la violencia en la
zona.

El señor Martínez ha hecho referencia a unos problemas técnicos, que son
los que están realmente encima de la mesa; también lo ha hecho el señor
Puig. ¿Cuándo se va a actuar? Se va a actuar cuando se rompa el alto el
fuego. Me alegro de que haya insistido en este punto, porque podríamos
confundirnos algo si insistiéramos sólo en que se va a actuar cuando se
interrumpa la retirada de las piezas de artillería pesada pues está el
asunto de los morteros sin resolver. Los morteros de 120 son los que han
producido más daño en la ciudad y más víctimas y no hay una contabilidad
exacta de su número ni siquiera de sus ubicaciones frecuentes; se mueven
permanentemente. De manera que hay que insistir en que se retire la
artillería pesada, pero poniendo énfasis, al mismo tiempo, en que no se
rompa el alto el fuego, porque podríamos encontrarnos con la retirada de
la artillería y con que, sin embargo, no se respetara el alto el fuego
porque se mueven los morteros y se usan.

Hay un tercer supuesto en el que hemos insistido mucho. También se
actuará si se ataca a los cascos azules, por supuesto.

Hay un problema de control no sólo de las piezas, sino también de las
posiciones. Las posiciones, tanto de artillería como de los morteros, son
muy numerosas porque se han ido creando a lo largo del tiempo, ha habido
muchos meses para mover la artillería y, por tanto, construir posiciones
en puntos extraordinariamente numerosos, y se trata de que, al controlar
la artillería, no olvidemos que los morteros se pueden mover y utilizar
esas posiciones ya construidas o pueden ser utilizadas por la infantería
bosnia --y ésta es una preocupación lógica de los serbios-- para, desde
allí, con sus propios morteros, hostigar a los serbios desde posiciones
ya más cómodas, más alejadas de la ciudad. Por lo tanto, hay que
controlar también las posiciones y aquí nos encontramos con un problema
de número en los cascos azules que están destinados en Sarajevo.

El número es bastante reducido para las necesidades. Aumentaría, pero
todos nos tememos que seguirá siendo un problema en los próximo meses.

Incluso habrá que plantearse en algunos casos destruir esas posiciones,
hacerlas inutilizables.

El señor Puig preguntaba quién interviene, dónde, contra quién.

Obviamente, interviene la OTAN como organización militar e interviene a
través de 150 aviones puestos a su disposición por Francia, Estados
Unidos, Holanda, Reino Unido, Italia y Turquía. Los tipos de aviones son
todos, hay una variedad que garantiza que cualquier tipo de misión puede
ser llevada a cabo con éxito, porque hay F-16, F-18, Tornado, Jaguar,
Mirage 2000 y también aviones especializados de ataque al



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suelo, como son los A-10, los A-6 de la Marina norteamericana. También
hay Harrier, de ataque al suelo. La variedad de tipo de avión garantiza
la fiabilidad de las misiones, que vayan a tener éxito. Hay, además,
otros 50, aproximadamente, aviones de apoyo, entre los que destacan los
aviones de guerra electrónica, esenciales para neutralizar la defensa más
moderna antiaérea de los serbios, y los aviones de observación y
reconocimiento, donde destacan los AWACS, tanto de Francia como de
Estados Unidos, incluso uno que es propio de la OTAN, y actuarían en el
área de Sarajevo. Esta es la decisión que acabamos de adoptar: actuación
para levantar el cerco de Sarajevo y estabilizar un alto el fuego allí.

¿Contra quién? En principio --incluso el documento lo decía
recientemente--, la amenaza se dirige preferentemente a los serbios,
puesto que son ellos los que tienen el volumen de fuerza más elevado,
pero también contra cualquier otro que esté dispuesto a romper el fuego.

Esto se dirige también contra las autoridades militares
bosnio-musulmanas.

Reitero, como dije al principio, que la actitud del Gobierno no es
exactamente de optimismo, señorías; es más bien de preocupación, de
serenidad y de previsión.




El señor PRESIDENTE: Puesto que el señor Ministro ha hecho unas preguntas
determinadas, concedo la palabra al señor Rupérez, pero le ruego que sea
breve.




El señor RUPEREZ RUBIO: Intervengo no tanto para contestar a las
preguntas que el señor Ministro ha tenido la amabilidad de dirigirme sino
para hacer algunas consideraciones que me parecen necesarias.

Primero...




El señor PRESIDENTE: Señor Rupérez, según el artículo 203, para tener un
turno especial de réplica se necesita el acuerdo de la Mesa. En
principio, yo no pensaba que hubiese un turno excepcional; simplemente le
he concedido la palabra porque el señor Ministro le ha interpelado
directamente. Le ruego, por favor, que se ciña a este aspecto de la
cuestión.




El señor RUPEREZ RUBIO: Como el Gobierno interpela a la oposión, la
oposición responde a la interpelación.

Comprendo que es perfectamente lícita y se utiliza muchas veces, en
términos intelectuales, políticos, en comisiones y en otros, las técnicas
de la división, del bueno y del malo. Quiero decir de la manera más
enfática posible al señor Ministro que aquí hay una sola voz, un solo



propósito y una sola voluntad y que el Grupo Popular --por mi boca, en
este momento-- cubre absolutamente todas las manifestaciones que haya
hecho cualquiera de sus portavoces; si usted lo observa bien, no hay
contradicciones, sino simplemente una voluntad de servir mejor a unos
propósitos en los que sí reconocemos una voluntad común de servicio,
aunque, a veces, tengamos que reconocer, el señor Ministro y yo, que los
medios y los fines no sean exactamente los mismos.

Segundo, tengo que decir al señor Ministro también que él sabe
perfectamente los términos en los que nosotros hemos descrito nuestra
política con respecto a la presencia y utilización de los cascos azules,
que está dicho en un documento suficientemente matizado, en donde se
explica algo que el señor Ministro sabe perfectamente y con él todos sus
colegas de la Unión Europea y de la Alianza Atlántica, fundamentalmente
aquellos que tienen tropas desplegadas en los contingentes de Naciones
Unidas. Y es que, en el mantenimiento de las actuales circunstancias,
que, sobre todo se traducen en la práctica imposibilidad de hacer llegar
las ayudas humanitarias y en la practica imposibilidad de contemplar un
progreso de la paz, es necesario replantearse la presencia de los
contingentes de UNPROFOR. Lo ha dicho varias veces el señor Ministro,
pública y privadamente, y me refiero, sobre todo, a las públicas, para no
hacer una mala utilización de otras conversaciones. Es exactamente lo que
le hemos dicho, lo que le hemos recordado, como es función nuestra,
función de la oposición.

Tercero, confieso al señor Ministro un cierto embarazo cuando veo que el
Gobierno al que él pertenece se aferra a la noción de que durante décadas
este país estuvo fuera de la actividad internacional. Tengo que decirle,
ciertamente por muchas causas históricas, que en esa ausencia tuvieron
ustedes mucho más que ver que nosotros. (Rumores.) Por tanto, pongamos
las cosas en su sitio. Porque así como se le escucha atentamente por
televisión, hay veces en las que conviene situar las cosas en sus exactas
medidas.

Finalmente, le quiero decir, señor Ministro, que no quiero que quede
absolutamente ninguna duda --como, ciertamente, no la hay-- sobre lo que
es la explicación ofrecida sobre nuestros planteamientos y sobre la
voluntad de que, efectivamente, España juegue en la esfera internacional
el papel que le corresponde. Pero eso no puede evitar que no únicamente,
no precisamente o no principalmente en terrenos que tienen que ver con la
política exterior o con la política de Defensa, sino con el sentido
general del Gobierno y de su Presidente, subsista algo que explican
muchas de las expresiones que aquí se han producido y que tienen que ver
con la desconfianza política que nosotros tenemos sobre el comportamiento
global del Gobierno y de su Presidente. Ese es el sentido con el que se
han producido nuestras afirmaciones y ése es el sentido, perfectamente
legítimo, nacional, y respetable con el que seguiremos trabajando.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Ministro.




El señor MINISTRO DE DEFENSA (García Vargas): Una sola frase, señor
Rupérez. Usted es un demócrata y yo también, los presentes lo somos. Por
lo tanto, ninguno de los que estamos aquí tenemos más o menos culpa en la
ausencia, durante los años de dictadura, de España en los foros
internacionales. Y estimo que es innecesaria esa precisión que usted ha
hecho.




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El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Ministro.

Damos por terminada la comparecencia. Agradezco al señor Ministro su
presencia, excuso la presencia del señor Ministro de Asuntos Exteriores,
que ha tenido que salir urgentemente y a quien, de acuerdo con la Mesa,
hemos concedido autorización para ello. Le despido, señor Ministro,
dándole las gracias de nuevo por su presencia y su intervención. (Pausa.)
Señorías, voy a exponerles cuál es la situación, que es lo que hemos
estando discutiendo ahora los miembros presentes de la Mesa.

Habíamos convenido que después de terminada la comparecencia conjunta
seguiríamos con los convenios, acuerdos, etcétera. El problema es que
debemos fijar un límite de hora para continuar aquí, puesto que tenemos
convocada una sesión para la próxima semana. Los convenios que figuran en
el orden del día no son extremadamente urgentes, pero sería conveniente
determinar hasta qué hora continuaremos aquí; por ejemplo, las dos y
media. ¿Seguimos con el debate de los convenios? (Asentimiento.)
En este momento el señor Muñoz Alonso y yo decidimos que continuamos
hasta las dos y media.




DICTAMENES SOBRE (continuación):



--CONVENIO MARCO DE COOPERACION CIENTIFICA, TECNICA, CULTURAL Y EDUCATIVA
ENTRE EL REINO DE ESPAÑA Y LA REPUBLICA ARGELINA DEMOCRATICA POPULAR.

HECHO EN ARGEL EL 5/4/93. (Número de expediente 110/000038.)



El señor PRESIDENTE: Entramos, señorías, en el punto 9.º del orden del
día: Convenio marco de Cooperación Científica, Técnica, Cultural y
Educativa entre el Reino de España y la República Argelina Democrática
Popular, hecho en Argel el 5/4/93.

¿Grupos que desean intervenir?
Por el Grupo parlamentario Popular, tiene la palabra el señor Durán.




El señor DURAN NUÑEZ: Este Convenio es similar al que hemos votado hace
un par de horas con el Reino Hachemita de Jordania. Es un Convenio en el
que, de nuevo, el Ministerio de Asuntos Exteriores gana 2-0 al Consejo de
Estado, porque también el Consejo de Estado ha dictaminado que no era
necesario, previa autorización de las Cortes Generales, pero estoy de
acuerdo con el portavoz socialista, como anteriormente, en que siempre es
bueno que los tratados y convenios internacionales vengan a las Cortes
Generales para ser ratificados. En este caso viene en tiempo y forma y
veo que no ha sido posible traerlo antes debido a las elecciones
generales.

Básicamente, es un Convenio exacto al firmado con el Reino Hachemita, con
una problemática y es que, dada la especial situación de la República
Argelina, creo que va a tener muy poca vigencia o que los resultados van
a ser muy escasos.

Nuestro Grupo da su aprobación y, para avanzar en esta sesión, doy por
finalizada mi intervención.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Socialista tiene la palabra el señor
Martínez.




El señor MARTINEZ MARTINEZ (don Miguel Angel): Señor Presiente,
intervengo para decir la importancia que tiene este Convenio. Se acentúa
por la situación que todos conocemos que está viviendo Argelia y, por lo
tanto, el esfuerzo que, coordinadamente, nuestro país está realizando con
otros socios en la Unión Europea y con otros países muy preocupados por
todo lo que es la cooperación y seguridad en el Mediterráneo, la
cooperación con aquellos vecinos de la costa sur, adquiere una
importancia extraordinaria.

Como ha dicho el señor Durán, las características son aquellas que ya
existían en los dos convenios anteriores --en el de 1968 y en el de
1974-- y, por lo pronto, lo que hace este nuevo Tratado es sustituir a
aquellos que han funcionado hasta el momento actual.

Nos parece importante que la firma del Tratado se hiciera coincidiendo
con la última visita que realizó a Argelia el año pasado el Secretario de
Estado de Cooperación y tenemos interés en que se le dé el máximo
contenido y, si bien es cierto que en el momento actual no se prevé un
incremento de gasto y, por lo tanto, este convenio era de los que en
principio no hubiera necesitado acogerse a lo dispuesto en el artículo
94.1 de la Constitución, nosotros entendemos que es de los convenios a
los que habrá que dar un impulso notable en el futuro, porque las
relaciones con Argelia, así como con los otros países del Magreb,
constituyen una pieza prioritaria en nuestra política de cooperación, tal
y como quedó destacado en el documento aprobado por esta Comisión y por
el Pleno para definir la cooperación al desarrollo de nuestro país.

Naturalmente, vamos a votar favorablemente a la convalidación de este
convenio.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo de Izquierda Unida tiene la palabra el
señor Vázquez.




El señor VAZQUEZ ROMERO: Como los anteriores intervinientes, mi Grupo
considera importante establecer todo tipo de cooperación, también en
estas materias --científica, técnica, cultural y educativa--, con
nuestros vecinos, especialmente con los vecinos del Magreb, con una
condición: que dada la situación especialmente turbulenta que vive este
vecino país se debería obligar a las partes, cosa que no tiene el
convenio, a, de alguna manera, proteger a los ciudadanos españoles que,
en cumplimiento de este mismo convenio marco de cooperación, puedan
desarrollar algún tipo de actividad en ese país. No hace tanto tiempo que
hemos asistido a la muerte de un ciudadano español en este país magrebí,
concretamente un conciudadano mío, cuya actividad económica



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estaba fuera de este convenio, pero cuya vida era tan apreciable como las
que puedan ponerse en peligro de ciudadanos españoles que tengan que
realizar una actividad en aquella zona en virtud de este convenio. Este
convenio no prevé la protección de las personas físicas por parte del
Reino de España ni de la República Argelina Democrática Popular, pero
sería conveniente que, sin que eso significara retrasar la aprobación del
convenio, se tomara buena nota por parte de nuestro Cuerpo Diplomático a
fin de, desde esas instancias, intentar al máximo la protección de estos
bienes personales.

Nada más.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo de Coalición Canaria tiene la palabra
el señor Mardones.




El señor MARDONES SEVILLA: Voy a ser muy breve, señor Presidente.

Coalición Canaria va a votar favorablemente este convenio, no solamente
por la concordancia con lo que han sido en esta Comisión otros
convenios-marco de cooperación científica, técnica, cultural y educativa,
en lo que estamos plenamente conformes, sino poniendo énfasis en una
doble lectura política. En primer lugar, la política española sobre el
Mediterráneo sur, la cuenca del Magreb, en razón de que, en este momento,
la Unión Europea está negociando el acuerdo de cooperación con el Magreb.

Tenemos que ser consecuentes con esta línea que sigue la Unión Europea y
España como parte de ella, incluso en la doble lectura de hacer acuerdos
compensatorios, dada la preferencia, el mayor peso específico que tienen
en este momento los firmados con Marruecos. España tiene que hacer una
política equilibrada en los países que forman el Magreb y concretamente
teníamos una ausencia de estos convenios con Argelia frente a un peso
mayor específico, incluso en los militares, con Marruecos.

En segundo lugar, señorías, porque si cupiera la duda de que mostrando
reticencias a este convenio por la situación de Argelia tuviéramos que
abstenernos o retraernos del mismo, flaco servicio haríamos a la política
de seguridad y de solidaridad en el Mediterráneo en los países del
Magreb, porque entonces estaríamos jugando a favor del integrismo
terrorista islámico. En la medida en que nosotros reforcemos estos
principios de solidaridad internacional, no porque los cooperantes
españoles que tengan que ir a Argelia vayan a ser obligados a ir, sino
por el efecto beneficioso que, frente al chantaje del terrorismo, que
quiere neutralizar los avances democráticos y de estabilidad de estas
naciones y estados, está el que van a venir, en virtud de la reciprocidad
de este convenio, cooperantes, profesores, técnicos argelinos a los
centros de formación españoles. Y eso es un ejemplo verdaderamente
positivo para reforzar con nuestro voto la lectura política de este
convenio.




El señor PRESIDENTE: Vamos a proceder a la votación de este convenio.




Efectuada la votación, fue aprobado por unanimidad.




--TRATADO DE BUENA VECINDAD, AMISTAD Y COOPERACION ENTRE EL REINO DE
ESPAÑA, LA REPUBLICA FRANCESA Y EL PRINCIPADO DE ANDORRA, HECHO EN MADRID
Y PARIS EL 1 DE JUNIO DE 1993 Y EN ANDORRA LA VIEJA EL 3 DE JUNIO DE
1993. (Número de expediente 110/000039.)



--ACUERDO ENTRE EL REINO DE ESPAÑA Y EL PRINCIPADO DE ANDORRA RELATIVO AL
ESTATUTO DEL COPRINCIPE EPISCOPAL, FIRMADO EN MADRID EL 23 DE JULIO DE
1993. (Número de expediente 110/000044.)



El señor PRESIDENTE: Pasamos al tratado número 10, que se refiere al
Tratado de buena vecindad, amistad y cooperación entre el Reino de
España, la República Francesa y el Principado de Andorra, hecho en Madrid
y París el 1 de junio de 1993 y en Andorra la Vieja el 3 de junio de
1993.

Hay otro punto, que se refiere también a Andorra y que es el número 15;
no sé si se podrían ver los dos conjuntamente.




El señor PUIG I OLIVE: Señor Presidente, por acuerdo de los grupos,
deberíamos pasar el debate al plenario de la próxima semana, debate que
podríamos hacer conjuntamente. Ahora, quizá, la votación debiera ser
separada. En cualquier caso todos los grupos están de acuerdo en que el
debate la próxima semana lo podríamos hacer conjuntamente.




El señor PRESIDENTE: Pues si les parece pasamos directamente a la
votación, con la condición de que se va a intervenir, por parte de los
distintos grupos, en el plenario.

Por tanto, votamos en primer lugar el Tratado de buena vecindad, amistad
y cooperación entre el Reino de España, la República Francesa y el
Principado de Andorra.




Efectuada la votación, fue aprobado por unanimidad.




El señor PRESIDENTE: Votamos a continuación el número 15, acuerdo entre
el Reino de España y el Principado de Andorra, relativo al Estatuto del
Copríncipe Episcopal.




Efectuada la votación, fue aprobado por unanimidad.




--CONVENIO ENTRE EL REINO DE ESPAÑA Y LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS PARA
EVITAR LA DOBLE IMPOSICION EN MATERIA DE IMPUESTOS SOBRE LA RENTA Y EL
PATRIMONIO Y PREVENIR EL FRAUDE Y LA EVASION FISCAL Y SU PROTOCOLO ANEJO,
FIRMADO «AD REFERENDUM» EN MADRID EL 24 DE JULIO DE 1992. (Número de
expediente 110/000040.)



El señor PRESIDENTE: Pasamos al punto número 11,



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convenio entre el Reino de España y los Estados Unidos Mexicanos para
evitar la doble imposición en materia de impuestos sobre la renta y el
patrimonio y prevenir el fraude y la evasión fiscal y su protocolo anejo,
firmado «ad referendum» en Madrid el 24 de julio de 1992.

¿Grupos que desean intervenir? (Pausa.)
Por el Grupo Parlamentario Socialista, tiene la palabra el señor Curiel.




El señor CURIEL ALONSO: Señor Presidente, con el ánimo de ser
extraordinariamente breve, habida cuenta del orden del día, diré que me
amparo en gran medida en las argumentaciones del señor Cremades,
compañero de Grupo parlamentario, en el sentido de que estamos ante un
convenio similar al que hemos votado no hace mucho rato en relación con
la República Argentina; se trata de convenios-tipo, que tienen unos
objetivos similares y, por consiguiente, sus contenidos no pueden ser,
básicamente, distintos.

Simplemente daré dos argumentos en cuanto a este convenio entre el Reino
de España y los Estados Unidos Mexicanos para evitar la doble imposición
en materia de impuetos sobre la renta y el patrimonio y prevenir el
fraude y la evasión fiscal y su protocolo anejo, hecho en Madrid el 24 de
julio de 1992. Primero, que la conclusión de este convenio permite a las
empresas españolas inversoras en el país quedar exentas de las
obligaciones fiscales a las que están sujetas con carácter general las
empresas extranjeras, y las pone al mismo tiempo a cubierto de posibles
modificaciones de las normas legales vigentes.

En segundo lugar, y por último, que se trata de un acuerdo sectorial,
como ya sugerí al principio, similar a otros acuerdos firmados por España
con otros países de la misma región geográfica, especialmente con
aquellos con los que se han llevado a cabo programas globales de
cooperación y tratados generales de cooperación y amistad.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Parlamentario Popular, tiene la palabra
el señor Fabra.




El señor FABRA VALLES: El Grupo Popular votará favorablemente el Convenio
entre España y Méjico para evitar la doble imposición en los Impuestos
sobre la Renta y el Patrimonio, ya que se adapta fielmente al convenio
marco de la OCDE y en el que queda perfectamente delimitado tanto el
ámbito subjetivo como el objetivo, el ámbito territorial, cuáles son las
rentas que quedan sujetas a imposición, tanto en un Estado como en otro,
las tributaciones de los elementos patrimoniales, así como el método que
se va a seguir en la eliminación de la doble imposición, que es el motivo
principal del convenio. Además, celebramos que se haya fijado un plazo de
cinco años para que, si durante el transcurso del mismo Méjico firmara un
convenio de estas características con otro país miembro de las
comunidades europeas con unos tipos impositivos inferiores,
automáticamente ese mismo tipo se aplicara al Convenio que en estos
momentos estamos tratando.

Por otro lado, también quedan claros conceptos tributarios tales como los
dividendos, los intereses, los cánones y las ganancias de capital.

Tal vez si algo tuviésemos que objetar a este Convenio es la asimetría
que existe en su artículo 23, puesto que, en un futuro muy próximo,
podría dejar a la Hacienda española en una situación de inferioridad, no
de igualdad, sino de inferioridad con respecto a Méjico.

No quisiera terminar, señor Presidente, sin rendir un homenaje a
empresarios españoles que están en Méjico, con los cuales me he reunido
alguna vez, puesto que sé que si se les va a aplicar este Convenio ha
sido por su deseo de no renunciar a su nacionalidad española, por su
deseo de querer seguir siendo españoles.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo de Izquierda Unida, tiene la palabra el
señor Vázquez.




El señor VAZQUEZ ROMERO: Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya también
va a votar favorablemente este Convenio tipo, como se ha denominado, que
intenta evitar el fraude, la evasión fiscal y la doble imposición entre
España y los Estados Unidos Mejicanos, todo ello señalando que, aunque en
el articulado del mismo se intenta llegar a un alto grado de concreción
en algunos conceptos como el de residente o el de establecimiento
permanente, etcétera, sin duda, en la práctica va a haber no pocas
dificultades --ya las hay y probablemente en el futuro las seguirá
habiendo--; dificultades para, en algunas ocasiones, concretar esos
conceptos de establecimiento permanente y de residente, hasta el punto de
tener que incluir --como, por otra parte, incluyen convenios de este
mismo tipo-- el artículo 25, relativo a la solución amistosa de los
conflictos. A pesar, repito, de ese esfuerzo de concreción de conceptos o
ideas a veces poco fácilmente trasladables, este artículo 25 sobre
procedimiento amistoso intentará resolver los problemas de aplicación del
mismo.

Nosotros creemos que este Convenio es útil para resolver problemas
actualmente ya existentes para muchas personas españolas y algunas
mejicanas que están perfectamente incluidas en el texto global del mismo,
y a pesar de esas dificultades de aplicación a las que me he referido,
sin duda va a significar una mayor facilidad en la relación entre el
Reino de España y los Estados Unidos Mejicanos.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Parlamentario Catalán, tiene la palabra
el señor Molins.




El señor MOLINS I AMAT: Lo haré con toda brevedad.

No existiendo en esta Comisión mecanismos que denoten la presencia de los
distintos grupos en el momento de la votación, ya que sólo interviniendo
en la misma quedaría constancia de nuestra presencia, y por eso tomo la
palabra, anunciamos nuestro voto afirmativo a los acuerdos ya votados en
este momento y a los que van a



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venir a continuación, de tal manera que evite, por economía procesal, el
volver a intervenir.

Por tanto, anunciamos nuestro voto favorable tanto a los ya realizados
con la República Argelina como los dos de Andorra, reservándonos, como ya
ha sido dicho en nuestra intervención en el Pleno, el que ahora nos
ocupa, el de los Estados Unidos Mejicanos sobre la doble imposición; con
Brasil, para cooperación y amistad, como, asimismo, con Uruguay, el de
protección y promoción de inversiones con Uruguay y el de modificación de
los Estatutos del Banco Europeo de Inversiones para crear el Fondo
Europeo de Inversiones.

Nuestro voto favorable queda así enunciado ya, agradeciendo al señor
Presidente que me haya dado la palabra.




El señor PRESIDENTE: Yo también agradezco al señor Molins que haya hecho
una intervención que permite resolver todas las demás intervenciones.

Muchísimas gracias, muy amable.

El señor Mardones tiene la palabra.




El señor MARDONES SEVILLA: Vamos a votar también afirmativamente la
ratificación de este Convenio entre el Reino de España y los Estados
Unidos Mejicanos. Precisamente se trata de la materia de fiscalidad y
evitar la doble imposición en materia del impuesto sobre la renta y el
patrimonio y, sobre todo, la prevención del fraude y la evasión fiscal.

Ha sido casi un contencioso permanente entre las autoridades fiscales de
ambos países, pero desde hace muchísimos años, la cuestión de la
tributación fiscal, de los beneficios obtenidos en un lado y en otro del
Atlántico en ambos países.

Yo creo que este Convenio es bastante completo, no diría totalmente
completo, pero sí bastante completo.

En el artículo 5, cuando se refiere a los establecimientos permanentes,
afortunadamente entiendo que el protocolo anejo a este Convenio, que
figura al final del texto, viene a solventar la ambivalencia que se puede
entender por establecimiento permanente, cuando aquí habla de oficinas,
fábricas o talleres, que el Convenio generaliza como empresas, porque
podían quedar excluidos de la letra del mismo las empresas agropecuarias
que han sido actividades de empresarios mejicanos en España y de
españoles en Méjico. Sí se complementa bastante bien esto con un problema
permanente, que era el de las empresas asociadas, y creo que es una
dinámica buena que se garantice por un convenio la fiscalidad de las
personas físicas o jurídicas que actúan en empresas asociadas de capital
mejicano y español.

Creo que también se subsanan omisiones como el artículo 17, referido a
artistas y deportistas. Me extraña una cosa curiosa en el anecdotario:
los problemas fiscales más gordos de contenciosos que se han producido
entre las autoridades mejicanas y españolas son las rentas de los
toreros. Supongo yo que el Convenio homologa a lo que se llama aquí
artista de espectáculos, al torero, de rancia tradición hispano-mejicana.

Hay resoluciones de órdenes comunicadas del gobierno franquista de 1946,
sobre la tributación de las ganancias de Manolete en Méjico, que son
verdaderas piezas jurídicas para el análisis fiscal de las relaciones
entre dos Estados que entonces no tenían ni siquiera relaciones
diplomáticas, por las razones políticas que conocen sus señorías.

Se recoge en el artículo 20 la tributación de los estudiantes, que ya
denuncié en un Convenio hace meses, y aquí se discutió en esta Comisión,
que no se recogía el problema de la tributación de los ingresos que
reciben de sus familiares los estudiantes residentes en un país o en otro
y que daba origen a contenciosos.

Nada más.




El señor PRESIDENTE: Pasamos a la votación de este Convenio.




Efectuada la votación, fue aprobado por unanimidad.




El señor PRESIDENTE: Se aprueba por unanimidad.




--TRATADO GENERAL DE COOPERACION Y AMISTAD ENTRE EL REINO DE ESPAÑA Y LA
REPUBLICA FEDERATIVA DEL BRASIL Y ACUERDO ECONOMICO INTEGRANTE DEL MISMO,
FIRMADO «AD REFERENDUM» EN MADRID, EL 23 DE JULIO DE 1992. (Número de
expediente 110/000041.)



El señor PRESIDENTE: Pasamos al punto 12: Tratado general de cooperación
y amistad entre el Reino de España y la República Federativa del Brasil y
Acuerdo económico integrante del mismo, firmado «ad referendum» en
Madrid, el 23 de julio de 1992.

¿Grupos que desean hacer uso de la palabra? (Pausa.)
Por el Grupo Popular, tiene la palabra el señor Martínez Casañ.




El señor MARTINEZ CASAÑ: El Acuerdo económico integrante del Tratado de
cooperación y amistad tiene, como objetivo clave, la ejecución de un
programa de cooperación que supone la movilización de 3.000 millones de
dólares en cinco años, que es el período de vigencia del acuerdo en
inversiones y créditos españoles a Brasil.

También se establece en este acuerdo el fomento de la presencia de la
empresa española, promoviéndose asociaciones de empresas españolas y
brasileñas. Un aspecto clave, a nuestro juicio, es la promoción, a través
de créditos por un volumen de hasta 500 millones entre 1992 y 1996, de
las exportaciones de bienes y servicios a Brasil. Los otros 2.500
millones se destinan a aportaciones de capital, teniendo como principales
instrumentos para su movilización el ICEX y la COFIDES --esperamos que el
ICEX funcione bien en este caso, puesto que últimamente parece que no
sirve para casi nada-- y asegurando la CESCE (Compañía Española de
Seguros de Crédito a la Exportación) las inversiones realizadas. El resto
del



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acuerdo se centra en la promoción de las posibilidades de inversión en
Brasil y de las posibilidades comerciales que incrementan los
intercambios comerciales entre ambos países. Vemos también que se crea
una subcomisión económico-financiera que permita la ejecución y el
seguimiento de este programa. Nuestro Grupo votará afirmativamente al
acuerdo.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Socialista, tiene la palabra el señor
Vallejo.




El señor VALLEJO RODRIGUEZ: El Grupo Socialista va a votar favorablemente
este Tratado general de cooperación y amistad. Realmente son dos textos
articulados diferentes. Uno de ellos, como ya se ha hecho referencia,
habla de un acuerdo económico incluido en este tratado general y en el
que, además de lo dicho en el texto articulado del acuerdo económico, hay
otro texto articulado en el que se habla de una cooperación en muchos
sectores de la vida política de ambos países: en la vida económica,
científico-técnica, educativa cultural, jurídica y consular. Es decir, es
un tratado muy completo y muy amplio, en el que casi no hay sectores de
la vida social, económica y política de los dos países que no se
considere en los próximos seis años que contempla este convenio.

Por tanto, por la importancia, la amplitud y lo completos que son estos
tratados de cooperación, es por lo que votamos afirmativamente.




El señor PRESIDENTE: ¿Ningún otro Grupo desea hacer uso de la palabra?
(Pausa.)
Por consiguiente, vamos a someter a votación este Tratado general.




Efectuada la votación, fue aprobado por unanimidad.




El señor PRESIDENTE: Se aprueba por unanimidad.




--TRATADO GENERAL DE COOPERACION Y AMISTAD ENTRE EL REINO DE ESPAÑA Y LA
REPUBLICA ORIENTAL DEL URUGUAY Y ANEJO, ASI COMO ACUERDO ECONOMICO
INTEGRANTE DEL MISMO, FIRMADO EN MADRID EL 23/07/92. (Número de
expediente 110/000042.)



--ACUERDO PARA LA PROMOCION Y PROTECCION RECIPROCAS DE INVERSIONES ENTRE
EL REINO DE ESPAÑA Y LA REPUBLICA ORIENTAL DEL URUGUAY, HECHO EN MADRID
EL 07/04/92. (Número de expediente 110/000043.)



El señor PRESIDENTE: Señorías, los puntos 13 y 14 se refieren a un
Tratado y un Acuerdo en relación con la República Oriental del Uruguay.

¿Sería posible defenderlos conjuntamente? (Asentimiento.)
Por consiguiente, vamos a consumir un turno para defender las posiciones
de los Grupos en relación con los dos tratados.

¿Grupos que desean hacer uso de la palabra? (Pausa.)
Por el Grupo Socialista, tiene la palabra el señor Yáñez.




El señor YAÑEZ BARNUEVO: El hecho de que ya en esta Comisión y en esta
Cámara se hayan aprobado diversos tratados muy semejantes, porque es un
modelo único que tiene un espíritu y una filosofía común, creo que hace
ocioso repetir las características de este Tratado de amistad y
cooperación con la República Oriental del Uruguay, pero no sería correcto
ni política ni diplomáticamente simplemente someterlo a votación sin
resaltar la importancia que damos a la relación que mantenemos con este
pequeño gran país, ejemplo de democracia en Sudamérica.

Los tratados a los que he hecho referencia con ocasión de los firmados o
ratificados con otros países es lo que llamaríamos modelo Secretario de
Estado de Cooperación, creados a partir de 1985 y que han tenido un
desarrollo, como dirían en aquellas tierras, exitoso, que tenían como
gancho o como percha la conmemoración del V Centenario, para que no fuese
una conmemoración folklórica, en todos los ámbitos de la relación entre
ambos países. Fue firmado por los Presidentes Lacalle y Felipe González
con motivo --un nuevo hecho simbólico-- de la II Cumbre de Jefes de
Estado y de Gobierno que se celebró en 1992 en Madrid.

Por tanto, vamos a votar favorablemente el monto económico, que sí lo
diferencia de un país a otro, por la dimensión demográfica de cada cual,
de 300 millones de dólares, de los cuales 200 son de tipo consenso OCDE;
por tanto, para exportación de bienes y servicios de España.

Solamente me queda por resaltar, por último, señor Presidente, que, una
vez más, en este Tratado aparece lo que llamaríamos la cláusula
democrática en su preámbulo, con referencia a la defensa de los
principios democráticos, a la defensa de los derechos humanos que nos son
comunes y que en aquel país tienen una larguísima tradición, como la
tiene también la brillantez. Yo creo que allí es donde hay mayor
concentración de buenas cabezas por metro cuadrado de todo el continente,
desde Lucho Ferreira, a Donate, a Sanguineti, Lacalle o a Enrique
Iglesias en el terreno político, hasta Oneti o Benedetti, Galeano o
Cristina Pérez Rosi en el terreno literario.

Por tanto, dada la hora, no me extenderé más, sólo me queda felicitarnos
y apoyar la ratificación de este Tratado.




El señor PRESIDENTE: El Grupo Socialista desea la intervención de un
segundo portavoz para defender el punto siguiente. Tiene la palabra el
señor Jover.




El señor JOVER PRESA: En relación con el Acuerdo para la promoción y la
protección recíproca de inversiones firmado entre España y la República
Oriental de Uruguay, he de decir que está directamente relacionado



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con el Convenio por el Tratado general que se acaba de defender.

En efecto, en dicho tratado se establecía el principio de crear un marco
jurídico que hiciera posible las inversiones recíprocas y su protección
efectiva, incluso la creación de empresas mixtas, para lo cual --se
dice-- ambas partes contratantes procederán a la conclusión de un acuerdo
específico. Ese acuerdo específico es el que estoy defendiendo en este
momento, señor Presidente. Se trata de un acuerdo que responde a un
formato ya clásico, muy similar a otros acuerdos firmados entre España y
otros países latinoamericanos y que, además, sigue bastante directamente
la metodología empleada por convenios firmados por diferentes países de
la OCDE con otros Estados que tienen una situación económica similar a la
de Uruguay.

Consta de un preámbulo y doce artículos. No me voy a referir a ellos,
señor Presidente, porque de alguna manera su justificación está bastante
clara en la memoria que ha enviado el Gobierno. Solamente me resta
insistir en que los artículos 3 y 4 se refieren al tratamiento y
protección de inversiones recíprocas. En particular, se establece el
principio del tratamiento no menos favorable que el otorgado por cada
parte contratante a las inversiones realizadas en su territorio por
inversiones de un tercer país que goce del tratamiento de nación más
favorecida.

El artículo 5 se refiere a la compensación por pérdidas debidas a casos
de guerra, conflicto armado, situaciones de emergencia, etcétera. El
artículo 6 establece el principio de libertad, transferencia de pagos,
sobre todo las que resultan de inversiones, y en los demás temas, señor
Presidente, no quiero insistir porque están bastante justificados en la
memoria enviada por el Gobierno.

Nada más, señor Presiente.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Popular, el señor Robles Orozco tiene
la palabra.




El señor ROBLES OROZCO: Voy a ser muy breve, señor Presidente, porque son
dos modelos muy similares a otros que hemos tratado en esta Comisión, por
lo que es ocioso explicar otra vez los contenidos y las características
de los acuerdos.

Lo que sí quiero decir es que ambos nos parecen un instrumento válido
para los objetivos que persiguen, que en el primer caso se trata de una
posibilidad de movilización de recursos y de aportación de inversiones y
de ayuda a la exportación española. Quizá sería de destacar la
importancia que se da a las PYME como factor positivo y que en el segundo
caso se trata de garantizar las inversiones recíprocas entre ambos países
y muy especialmente las españolas, por la situación de desarrollo en que
se encuentra España con Uruguay.

Por tanto, nos parece positivo el que se recoja la disminución del riesgo
político de involución en estos países. Ambos instrumentos, como digo,
nos parecen válidos para los objetivos que persiguen. Por lo tanto,
nuestro grupo los va a apoyar positivamente.




El señor PRESIDENTE: Vamos a proceder a la votación, en primer lugar, del
Tratado General de Cooperación y Amistad.




Efectuada la votación, fue aprobado por unanimidad.




El señor PRESIDENTE: Queda aprobado por unanimidad.

Pasamos seguidamente a votar el Acuerdo para la Promoción y la Protección
recíprocas de inversiones.




Efectuada la votación, fue aprobado por unanimidad.




El señor PRESIDENTE: Se aprueba por unanimidad.




--ACTA POR LA QUE SE MODIFICA EL PROTOCOLO SOBRE LOS ESTATUTOS DEL BANCO
EUROPEO DE INVERSIONES Y SE FACULTA AL CONSEJO DE GOBERNADORES PARA CREAR
UN FONDO EUROPEO DE INVERSIONES, FIRMADA EN BRUSELAS EL 25-03-93. (Número
de expediente 110/000056.)



El señor PRESIDENTE: Pasamos al último punto del orden del día: Acta por
la que se modifica el Protocolo sobre los Estatutos del Banco Europeo de
Inversiones y se faculta al Consejo de Gobernadores para crear un Fondo
Europeo de Inversiones, firmada en Bruselas el 25 de marzo de 1993.

¿Grupos que desean hacer uso de la palabra? (Pausa.)
Por el Grupo parlamentario Popular, tiene la palabra el señor Martínez
Casañ.




El señor MARTINEZ CASAÑ: El Fondo Europeo de Inversiones se creó en
Bruselas el 25 de marzo de 1993. En él participa el Banco Europeo de
Inversiones, la Comunidad, a través de la Comisión, así como los bancos
de los Estados miembros que deseen participar, y tiene como objeto
financiar proyectos en los ámbitos de infraestructura de transporte,
telecomunicaciones, energía, así como fomentar el desarrollo de las pyme.

Aunque sus objetivos son estructurales y de largo plazo, lo cierto es que
el impulso a esta y a otras actuaciones de tipo financiero en el seno de
la Comunidad tienen también por objeto luchar contra la postración de la
actividad económica en Europa.

Lamentamos el considerable retraso con el que se va a aprobar esta
ratificación en el caso español, y, por tanto, la puesta en marcha del
Fondo, y también la adaptación de la seguda directiva bancaria necesaria
para la puesta en marcha del Mercado Unico en 1993 que va a ser aprobado
en el primer trimestre de 1994. Por supuesto que este retraso que
lamentamos no invalida, en ningún caso, la utilidad del Fondo, pero sí
anula, de alguna manera, su utilidad como instrumento de lucha contra la
recesión, y esperamos que de cara al futuro haya una mayor agilidad en la
integración de las economías comunitarias y en la ratificación de los
convenios.




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En resumen, nos parece que la aprobación y la modificaión de los
Estatutos del Banco Europeo de Inversiones es necesaria y vamos a votar a
favor.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Socialista, tiene la palabra el señor
Curiel.




El señor CURIEL ALONSO: Aunque sea el último punto del orden del día,
quisiera, en nombre del Grupo Socialista, llamar la atención sobre la
especial relevancia que tiene la votación que vamos a producir a
continuación. Efectivamente, se trata del Acta por la que se modifica el
Protocolo sobre los Estatutos del Banco Europeo de Inversiones y se
faculta al Consejo de Gobernadores para crear un Fondo Europeo de
Inversiones, firmada en Bruselas el 25 de marzo de 1993. Digo que vale la
pena llamar la atención, aunque sea por unos pocos minutos, porque
entendemos, señor Presidente, que estamos ante una decisión de alcance,
evidentemente, político y que pone al servicio de la Unión Europea
instrumentos básicos de acción económica que tienen que ver con la propia
filosofía de Maastricht y del Libro Blanco recientemente aprobado por la
Unión Económica.

Quizá un breve resumen de estos objetivos de carácter político y
económico podría ser el siguiente: primero he de decir que estamos ante
una decisión, ante un impulso adoptado en el Consejo Europeo de Edimburgo
en diciembre de 1992 con el objetivo de contribuir --y no es pequeña cosa
en estos momentos-- a la recuperación económica de Europa, dotándose la
Unión Europea de instrumentos que permitan ese objetivo de coordinar las
políticas económicas, de estimular las iniciativas nacionales, de que
estas iniciativas nacionales cuenten con apoyo comunitario y, repito,
todo ello dentro de la filosofía básica del Libro Blanco que supone en
este momento un documento estratégico fundamental para el futuro de la
Unión Europea. A tal fin, en segundo lugar, señor Presidente, debo decir
que el Consejo Europeo invitó al Consejo de Ministros de Economía y
Finanzas, al Ecofín, y al Banco Europeo de Inversiones a establecer un
Fondo Europeo de Inversiones dotado con un capital de 2.000 millones de
ecus que aportarían el Banco Europeo de Inversiones y otras
instituciones, así como la Comisión.

Según el Consejo Europeo, el Fondo Europeo de Inversiones podría
financiar hasta veinte mil millones de ecus en proyectos.

Tercero, se ha dicho ya, pero vale la pena reiterarlo, que estamos ante
un instrumento con un objetivo preferente, además especialmente
importante para España, para nuestro país, como es el objetivo de
financiar proyectos en los ámbitos medioambientales y redes transeuropeas
en el sector de las infraestructuras de transportes en los países
comunitarios menos prósperos o más necesitados de estas inversiones, sin
duda con un claro impacto positivo de nuestro país.

También habría que llamar la atención sobre el hecho de que trata con
este fondo de fomentar el desarrollo de las PYME, de las pequeñas y
medianas empresas, habida cuenta de la importancia de ambos objetivos
para el definitivo establecimiento del mercado interior de la Comunidad y
para reforzar y conseguir otro pilar político de la Unión Europea, como
es la propia cohesión económica y social, en la que nuestro Gobierno
viene insistiendo desde hace mucho tiempo.

En cuarto lugar, el artículo a) del acta que debatimos tiene por objeto
añadir un nuevo artículo 30 en el protocolo sobre los estatutos del Banco
Europeo de Inversiones, con el fin de que el Consejo de gobernadores
pueda decidir, por unanimidad, la creación del fondo europeo de
inversiones.

Quinto, los miembros del fondo son la Unión Europea, representada por la
Comisión, el Banco Europeo de Inversiones y las instituciones financieras
de los Estados miembros.

Sexto, y para terminar, señor Presidente, en cuanto al reparto del
capital del fondo, cabe decir que el Banco Europeo de inversiones
suscribirá el 40 por ciento del mismo, la Unión Europea el 30 por ciento
y las instituciones financieras hasta el 30 por ciento restante.

En definitiva, señor Presidente, estamos ante una decisión política
estratégica y económica de indudable importancia para el futuro de la
Unión Europea.




El señor PRESIDENTE: Vamos a proceder a la votación de este último punto
del orden del día.




Efectuada la votación, fue aprobado por unanimidad.




El señor PRESIDENTE: Queda aprobado por unanimidad.

Señorías, les voy a hacer una advertencia. El próximo miércoles
convocaremos nueva sesión de la Comisión de Exteriores, pero debo
decirles que durante el mes de marzo tendremos serias dificultades para
encontrar espacio físico donde reunirnos, por lo que es muy probable que
tengamos que recurrir a horarios diferentes, por ejemplo, que tengamos
que convocar alguna comisión un lunes por la tarde o un jueves por la
tarde.




El señor RUPEREZ RUBIO: O un martes por la mañana.




El señor PRESIDENTE: O un martes por la mañana, si es posible, pero me
parece que tampoco tenemos sitio ya. Durante el mes de febrero hemos
conseguido reservar cuatro semanas seguidas el local, pero ahora vamos a
tener dificultades. Haremos lo posible para racionalizarlo todo, pero les
advierto ya que ésas son las posibilidades y, por consiguiente, las
amenazas a nuestro tiempo.

Se levanta la sesión.




Eran las dos y veinticinco minutos de la tarde.