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DS. Cortes Generales, Comisiones Mixtas, núm. 46, de 10/03/2009
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DIARIO DE SESIONES DE LAS CORTES GENERALES


COMISIONES MIXTAS


Año 2009 IX Legislatura Núm. 46

PARA LA UNIÓN EUROPEA

PRESIDENCIA DEL EXCMO. SR. D. MIGUEL ARIAS CAÑETE

Sesión núm. 11

celebrada el martes, 10 de marzo de 2009

en el Palacio del Congreso de los Diputados



ORDEN DEL DÍA:


Comparecencias para informar sobre la materia de crecimiento y empleo de la estrategia de Lisboa. A propuesta de la Comisión Mixta para la Unión Europea.



- Del señor presidente del Consejo Económico y Social, CES (Peña Pinto).
(Número de expediente del Congreso 212/000482 y número de expediente del Senado 713/000240.) ... (Página 2)


- Del señor presidente del Consejo Catalán del Movimiento Europeo (Llimona Balcells). (Número de expediente del Congreso 219/000155 y número de expediente del Senado 715/000069.) ... (Página 9)


- Del señor secretario internacional de la Confederación Sindical de Comisiones Obreras (Doz Orrit). (Número de expediente del Congreso 219/000156 y número de expediente del Senado 715/000070.) ... (Página 15)


Página 2



Del señor director de Economía del Gobierno Vasco (Beristain Etxabe).
(Número de expediente del Congreso 219/000158 y número de expediente del Senado 713/000177.)... (Página 22)


- De la señora catedrática de Economía Aplicada de la Universidad Autónoma de Barcelona (Etxezarreta Zubizarreta. (Número de expediente del Congreso 219/000157 y número de expediente del Senado 713/000241.) ... href='#(Página29)'>(Página 29)


Se abre la sesión a las diez y treinta y cinco minutos de la mañana.



COMPARECENCIAS PARA INFORMAR SOBRE LA MATERIA DE CRECIMIENTO Y EMPLEO DE LA ESTRATEGIA DE LISBOA. A PROPUESTA DE LA COMISIÓN MIXTA PARA LA UNIÓN EUROPEA.



- DEL SEÑOR PRESIDENTE DEL CONSEJO ECONÓMICO Y SOCIAL, CES (PEÑA PINTO) (Número de expediente del Congreso 212/000482 y número de expediente del Senado 713/000240.)


El señor PRESIDENTE: Comenzamos la sesión de la Comisión Mixta para la Unión Europea con la comparecencia de don Marcos Peña Pinto, presidente del Consejo Económico y Social, a quien le agradecemos que esté con nosotros hoy para darnos de
su punto de vista y el de la institución que representa en materia de cumplimiento de los objetivos de la estrategia de Lisboa en lo que se refiere a crecimiento y empleo. Señor presidente del Consejo Económico y Social, tiene la palabra.



El señor PRESIDENTE DEL CONSEJO ECONÓMICO Y SOCIAL, CES (Peña Pinto): Señorías, es un honor personal e institucional comparecer ante esta Comisión mixta como presidente del Consejo Económico y Social. Saben ustedes que el Consejo Económico
y Social es el máximo órgano de consulta del Gobierno en materia social, económica y laboral y que su obligación, por tanto, es contestar a aquellas consultas que le son sometidas, e intenta hacerlo, como es habitual, con un diagnóstico compartido,
que es la seña de identidad de la casa, la voluntad de acuerdo, y con una vocación transversal en el trato de todas la materias. He dicho que contesta a consultas para anunciar que consulta específica respecto al cumplimiento de la estrategia de
Lisboa y seguimiento de la misma el CES no ha tenido, por tanto, no cabe una comparecencia centrada en este informe general.



Lo que sí existe es una actuación que podríamos llamar derivada. El CES participa, por ejemplo, en el momento que se pasan a dictamen proyectos de ley acogidos dentro del programa nacional de reformas, como puede ser la trasposición de la
directiva de servicio. Participa cuando hace un informe que tiene que ver con los contenidos de la estrategia de Lisboa.
Participa incluso anualmente porque la memoria que elaboramos, la memoria socioeconómica y laboral del CES, tiene un apartado
específico sobre estrategia de Lisboa. Por tanto, aunque no haya una intervención central respecto al seguimiento de la estrategia, existe esta presencia derivada, que es la que intentaré explicarles durante esta comparecencia.



Estrategia de Lisboa para promover un entorno socioeconómico más competitivo y promover la iniciativa empresarial y la creación de empresas. Lo que destacamos en nuestros análisis, es que tiene una doble naturaleza de abajo arriba y de
arriba abajo. De abajo arriba porque la estrategia se conforma, en primer lugar, en virtud de las distintas propuestas de los gobiernos de los estados miembros; posteriormente, esto cristaliza y se convierte en directrices que retornan de arriba
abajo a los Estados miembros, y en ese momento es cuando siempre, desde el CES, hemos solicitado una mayor presencia de los agentes sociales. Mayor presencia que, a nuestro entender, tiene una importancia grande, porque son los propios
protagonistas, es decir, los representantes de los empresarios y de los trabajadores, los que, al final, van a tener que aplicar las propias directrices y, siempre es conveniente su presencia, tanto en el momento de la elaboración como en el momento
de la aplicación.



Les he comentado anteriormente nuestra intervención en la estrategia cuando hacemos un dictamen o una ley, cuando hacemos un informe o cuando elaboramos la memoria. Simplemente a título orientativo e indicativo, voy a citarles algunos
dictámenes, y algunos informes hechos al respecto. En cuanto a dictámenes destaco la estrategia española de desarrollo sostenible, la Ley de fondo de reserva, el Estatuto del trabajo autónomo o los proyectos de ley del suelo e igualdad. En cuanto
a informes que tienen que ver con lo contenido en la estrategia de Lisboa, la nueva estructura de rentas y costes en el sector primario, juventud en el sistema productivo español, proceso de creación de empresas, desequilibrios ocupacionales y
política activa de empleo, inmigración y mercado de trabajo y efectos de la ampliación de la Unión Europea sobre la economía española. Intentando sintetizar los criterios del CES en este asunto, voy a contenerlos en tres apartados. El primero es
un informe


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que elaboramos en el año 2001 sobre la estrategia europea del empleo cuya importancia es porque entonces se enmarcó ya lo que iba a ser la opinión del CES en esta materia y, posteriormente, hemos ido reelaborándola. En segundo lugar, por su
cercanía e importancia, me referiré brevemente al dictamen que hicimos cuando se presentó el anteproyecto de ley de trasposición de la Directiva de Servicios. Y en último lugar, quiero comentarles un informe, recientemente aprobado en el CES, sobre
sistema educativo y capital humano, que comprendo que es una obviedad y que se repite insistentemente, pero para nosotros la educación y el capital humano ocupa el lugar central, no solo en momentos de crisis como el actual sino en todo tipo de
momentos de nuestra vida.



Entro a hablarles brevemente del informe sobre la estrategia europea del empleo porque, repito, marca lo que nosotros conocemos como doctrina CES.
Nos encontramos ante un sistema, el europeo, de determinación de objetivos indicadores en
materia de política de empleo, que sigue el recorrido que comentaba anteriormente de arriba abajo. Esos objetivos, esos indicadores generales, al final se concretan en lo regional o en lo local, y eso exige un esfuerzo me atrevería a decir de doble
cooperación, lo que conocemos como coherencia institucional y lo que podríamos llamar compromiso social. El tema de la coherencia institucional es un asunto muy repetido entre nosotros cuando elaboramos la memoria o cuando elaboramos cualquier tipo
de informe. Viene a decir que este país necesita subrayar la cooperación y la colaboración de las distintas administraciones. Ese es un elemento esencial tanto para la determinación como para la aplicación. En un momento de transversalidad en
todos los asuntos en el que no se puede hablar de empleo sin hablar de educación, no se puede hablar de educación sin hablar de investigación y desarrollo, no se puede hablar de investigación y desarrollo sin hablar de empleo, es cada día más
necesario. Empezamos entonces señalando la necesidad de que se reforzara la colaboración y cooperación de las distintas administraciones públicas, abandonando lo que podíamos llamar el ensimismamiento formal de las competencias e incluso la
coordinación piramidal, porque un asunto distinto es la cooperación y la colaboración y otro la coordinación, y desde entonces, insisto, lo venimos repitiendo siempre que nos corresponde opinar o dictaminar cualquier tipo de asunto que pasa a
nuestra consideración. Esa cooperación, esa coherencia institucional, al final también necesita que se concrete en una colaboración social con una mayor presencia de los agentes sociales, tanto en la elaboración, en la comprensión del problema y en
la determinación de las medidas a aplicar, en la elaboración de lo que llamamos diagnóstico compartido, como en la aplicación. Porque como todos saben las leyes para andar necesitan patas y en los momentos actuales, en estos asuntos y en todo, las
patas son las de los empresarios y las de los trabajadores. El lux fiat no existe y la ley no se aplica porque se diga en el Boletín Oficial del Estado. Estos dos asuntos, esta doble colaboración -habría una triple, la internacional pero nos
centramos en esta doble cooperación- surge en aquel momento de 2001 y viene acompañada de otro elemento central del que después hablaremos, que es el valor estratégico de la educación y de la formación profesional. Repitiendo esas frases
excesivamente manidas de que las personas son el factor estratégico por antonomasia, seguimos obligados a repetir que la única riqueza de las naciones radica en su inteligencia y en su conocimiento.
Sobre ese valor estratégico de la educación
hablaré sintéticamente cuando me refiera al informe sobre capital humano y sistema educativo español.
En ese informe iniciamos un comentario que después tiene un desarrollo de todos conocido sobre la necesaria reducción de lo que se conoce como
costes de transacción, cargas o trabas administrativas, que estaba muy en el espíritu de la estrategia de Lisboa, tanto en la creación de empresas como en un asunto importantísimo cual es la unificación y simplificación de toda normativa
administrativa y la aplicación masiva de las nuevas tecnologías en la Administración.



Aunque no tiene que ver exactamente con el tema que nos ocupa, les quiero poner un ejemplo sobre la importancia que consideramos que tienen estos asuntos. El profesor Carlos Sebastián ha dirigido un trabajo sobre los obstáculos a la
actividad empresarial, y lleva tiempo especializándose en cómo el aparato administrativo en todos sus aspectos cobra una importancia determinante para gestionar la crisis y evidentemente para promover la reactivación económica. Pues bien, dentro de
los obstáculos que impiden la actividad empresarial, en encuesta dirigida a empresarios, el primer obstáculo -42 por ciento de las respuestas- es la tramitación de licencias y permisos; rozando el 40 por ciento, el segundo obstáculo es el
funcionamiento de la Administración de Justicia. Todo esto tiene que ver con la predictibilidad en la actividad económica; no voy a repetir tanto a Coase como a Weber, pero es importante la certeza y la seguridad; la predictibilidad es un
elemento esencial para el desarrollo.
Ello quiere decir que a menudo asuntos que parece que no tienen que ver con los temas que estamos tratando son determinantes. Por eso lo comentaba simplemente a nivel ilustrativo.



La trasposición de la Directiva de Servicios evidentemente sigue el tono de los comentarios que hemos venido haciendo hasta ahora. Nosotros hicimos una valoración positiva de la misma; hicimos una valoración positiva de la liberalización
de servicios; hicimos una valoración positiva obviamente de la ventanilla única y de todo aquello que dentro de la terminología europea sería legislar mejor. Durante la discusión de la directiva existieron algunas controversias sobre esa
compatibilidad entre derechos laborales y la Directiva de Servicios. Nosotros pensábamos que eran perfectamente compatibles. Así ha sido; los derechos laborales no han corrido ningún tipo de riesgo por la liberalización de los servicios o cuando
esta se produzca. Tampoco pensamos que esto afectara a esa otra relación, la de Administración-administrado o Administración-ciudadano. Creo que es razonable hacer una valoración positiva de un asunto que, a nuestro entender,


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tiene una importancia enorme y que, a la postre, gira en torno a lo que estamos hablando sobre promover la iniciativa privada y la actividad empresarial, garantizando la certidumbre y el mantenimiento de los derechos.



Les dije que querría detenerme -no mucho tiempo- en el informe que acabamos de aprobar sobre sistema educativo y capital humano, básicamente por la importancia que hemos dado a este informe y por el cariño que el tema suscita en la casa que
presido. Les quiero explicar un poco, porque creo que es significativo, el proceso de elaboración de un informe de estas características en el CES. En noviembre de 2007 decidimos hacer el informe sobre sistema educativo y capital humano. El
proceso de decisión de un informe y su elaboración no es sencillo. En primer lugar, hay que tener claras dos cosas; la importancia, que es sencillo, porque nadie puede argumentar que no es importante hacer un informe sobre educación; y la
previsión de que el informe va a ser acordado, que no es tan claro, porque la única importancia real que damos al informe es que este suscite una mayoría aplastante de consenso. Resueltas esas dos incógnitas, se inicia un proceso que, justamente al
ser un proceso destinado al consenso, es farragoso porque no es fácil acordar puesto que los intereses representados en la casa son contradictorios. En este caso se han producido veinticuatro reuniones de la comisión que debía elaborar el informe;
se han producido doce o trece comparecencias, básicamente agrupadas en tres partes; las de los catedráticos Serrano Anguita, Víctor Pérez Díaz, etcétera; las de los responsables políticos de educación y las de los responsables de primera línea de
la formación profesional. En el ecuador de la elaboración del informe se ha hecho un seminario especial en El Escorial sobre esta materia, y así llegamos al mes de febrero de 2009, cuando votamos en pleno el informe con un solo voto en contra. Eso
es lo que somos capaces de adoptar, es decir, esto que decimos sobre información, primero, no es un informe subcontratado sino que es un informe que hacemos nosotros, con las debilidades técnicas que comporta esta realización, pero refleja la
opinión de los trabajadores a través de los sindicatos, de los empresarios a través de las organizaciones patronales, de las organizaciones de consumidores y usuarios, de la economía social, del mundo de la agricultura, de la pesca, etcétera. Ese
es el valor que tiene y es el valor que nos gustaría exportar. ¿Qué más datos de interés tiene este informe? En primer lugar, me gustaría hacer una advertencia porque ya saben ustedes que a todos satisface mucho lo que podríamos conocer como la
literatura del desastre, pero también hay que pensar de dónde venimos, lo que hemos ido haciendo y que este país ha hecho las cosas con prudencia, relativamente bien.
Nosotros hemos cuadriplicado nuestra inversión en educación, que sigue siendo
poca y seguimos estando por debajo de la media europea, pero hemos pasado del 1,2 al 4,2 -hablo del año 1978 hasta ahora-; no está mal, es para sentirse de alguna manera orgullosos. Y hemos duplicado el número de profesores, que tampoco está mal.
Según datos más o menos recientes, contamos ahora con 659.590, el doble justo que en 1978, y también hemos cuadriplicado el número de becas. Con ello quiero decir que si bien venimos obligados a subrayar las deficiencias, hay que recordar que hemos
hecho algo en la materia y que ha tenido sus efectos en nuestro país.



Al hablar de educación siempre hemos intentado establecer la relación que ya apuntaba al comienzo de la intervención. La educación no es una pieza separada, tiene que ver nuestro patrón de crecimiento; es tanto reflejo de nuestro patrón de
crecimiento como determinante de nuestro propio factor de crecimiento. Para nosotros, esa interacción tiene importancia y la tiene también en lo que entendemos como la propia política de empleo y el desarrollo que ha habido respecto a la política
de empleo entre nosotros en Europa, en los últimos treinta años. Nosotros comenzamos convencidos de que el empleo era una derivada del crecimiento económico y que, por tanto, el objetivo era solamente crecer; había que crecer y después el empleo
ya vendría. Paulatinamente nos dimos cuenta de que era compatible el crecimiento sin crecimiento del empleo, y se inició una época que empezó a tener potencia en cuanto a las políticas de empleo -1993-1994, Presidencia Rocard, cuando hablaba de que
la política de empleo debía ocupar el epicentro de la política-, de reforzamiento de políticas activas de empleo. Todo esto se fue desarrollando hasta llegar a un nuevo convencimiento, y es que la calidad del empleo determina la calidad del
crecimiento, es decir, es el propio empleo y la política de conocimiento la que determina nuestro modelo productivo y nuestro patrón de crecimiento. Es al revés de lo que habitualmente veníamos defendiendo.
De ahí la importancia que siempre damos
al asunto de la educación; educación que podemos contemplar en tres grandes estadios -la base, el tronco y la cúspide-, que forman en nuestro país una imagen que yo siempre he identificado como la imagen del reloj de arena: base amplia,
estrechamiento por el centro, cúspide alta que no está en consonancia en absoluto con las necesidades de nuestro mercado de trabajo, sino al revés.



Les voy a poner algunos ejemplos. El tema dramático de la base de nuestro mercado de trabajo saben ustedes que es el fracaso escolar; fracaso/abandono, en el que tenemos un 30 por ciento, duplicamos la media europea. Y tampoco es algo que
caiga del cielo ni que competa exclusivamente al sistema educativo español. Es que un tipo especial de desarrollo en nuestro país ha promovido una ocupación de nula cualificación atractiva para jóvenes que preferían ocuparse a seguir estudiando.
Lo hemos sufrido de manera notable no solo en fracaso escolar, sino también en comprensión lectora, donde estamos bastante alejados de las previsiones contenidas en la estrategia de Lisboa.
Nosotros tenemos dificultades de comprensión lectora en el
26 por ciento de nuestros alumnos. No se crean que está muy alejado del objetivo de la estrategia de Lisboa, que era el 17 por ciento, que también sigue siendo un objetivo que a cualquier ciudadano


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no especializado le sorprende. La relación entre educación, paro y empleo ya les he dicho antes que consideramos que es de hierro. El 70 por ciento de nuestros parados hoy en día son parados de cualificación básica, el 37 por ciento de los
no empleados sin cualificación tienen menos probabilidades de acceder al empleo y el 50 por ciento de los empleados con baja cualificación tiene más posibilidades de ser despedidos. Más parados sin cualificación, más dificultades para ocuparse sin
cualificación, más posibilidades para ser despedidos sin cualificación.
Es una relación casi incontrovertible.



El tronco, hemos dicho que se caracterizaba por su estrangulamiento, y justamente es el que representaría las cualificaciones medias y la formación profesional, es el que está menos desarrollado entre nosotros y hay que centrar el esfuerzo.
Otra vez les digo lo mismo; yo comprendo que son argumentos que todos ustedes están ahítos de escuchar, pero sigue siendo la famosa paradoja de Kierkegaard, la dramática persecución de lo obvio, pero es lo que hay. Para que se hagan una idea, en
población ocupada solamente el 7,7 por ciento de los empleados sigue algún tipo de formación continua. Eso es compatible con lo que estamos cansados de repetir de la formación laboral de toda la vida. Y el panorama en la cúspide, licenciados
superiores, pues tampoco es muy alentador. Es alentadora una primera conclusión. En España, el 27 por ciento de los hombres -censo de 2001- y el 32 por ciento de las mujeres tienen titulación superior. Esto es un valor absoluto y está bien,
cuanto más se forma uno, mejor, pero es un valor absoluto que como siempre tiene problemas. Tiene problemas por la paradoja de la cualificación y la dificultad de que muchos titulados superiores se ocupen en su especialidad. Y aquí viene el asunto
más importante, que es la disociación entre lo que podríamos llamar universidad y empresa. Si hablamos de artes y humanidades, el 65 por ciento de los licenciados casi con toda seguridad no se ocuparán en lo suyo. Si nos refiriéramos a carreras
técnicas, se reduciría notablemente la probabilidad; se calcula en torno al 25-26 por ciento. Si nos referimos a oferta de trabajo -hablo de estos licenciados- el 60 por ciento de la oferta de trabajo es para carreras técnicas; el 30 por ciento
de la oferta para ese bloque de economía, derecho, empresa; el 8 por ciento se dirige a carreras sanitarias, médicas o paramédicas; y solo un 2 por ciento a humanidades.
Esta es la oferta de nuestro mercado de trabajo y no se compadece con la
formativa. Resulta una obviedad y también lo parece defender que tiene que haber una sintonía entre empresa y universidad, por eso sorprenden contestaciones que vienen a decir que las nuevas exigencias de Bolonia lo que significan es sacrificar la
universidad en aras de la empresa. Es que la formación está para trabajar en una sociedad y ese trabajo en una sociedad se articula en torno a una actividad empresarial, como es obvio.
Y también encontramos otra cifra malhadada que se refiere a un
asunto de mucha importancia cual es la innovación. En empresas españolas innovadoras, que las hay, si establecemos su relación con la importancia que dan a la innovación en la universidad nos encontramos con una cifra muy reducida; solamente el
2,8 por ciento de las empresas innovadoras consideran a la universidad, digámoslo entre comillas, como un aliado esencial, como un cómplice. Y evidentemente reforzar esa complicidad entre universidad y empresa pensamos que es esencial.



Sí debo concretar ya para acabar -perdónenme si me he excedido más de lo necesario- que para nosotros lo fundamental es articular una política europea en torno al empleo porque pensamos que el trabajo es lo que cohesiona y da sentido a la
sociedad. La elaboración de esa política exige un esfuerzo de colaboración de todas las administraciones.
Consideramos necesario -y lo repetimos siempre- reforzar la presencia de los agentes sociales y reforzar también su colaboración. Y
consideramos un factor estratégico la educación y la formación.



El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, don Marcos Peña. Ha sido muy interesante su exposición y creo que los diputados y senadores han podido tener una visión algo más completa del impacto del sistema educativo en nuestro sistema laboral,
que es probablemente uno de los temas que tendremos que incorporar a los estudios que haga esta Comisión en el marco de la estrategia de Lisboa.



El Grupo Parlamentario Mixto no está. Tampoco veo a Esquerra Republicana de Catalunya. Señor Anasagasti tiene la palabra en nombre del Grupo Parlamentario Vasco.



El señor ANASAGASTI OLABEAGA: Perdonen mi retraso y encantado de escucharle, señor Peña.



La estrategia de Lisboa para 2010 integra tres aspectos fundamentales: convertirse en la economía basada en el conocimiento más competitiva y dinámica del mundo, capaz de crecer económicamente de manera sostenible, con más y mejores empleos
y con mayor cohesión social. Estas tres grandes metas se concretaron en directrices y en políticas en determinados asuntos de gran relevancia que establecían objetivos cuantitativos para el horizonte 2010, y 2010, si no me equivoco, es el año que
viene. Parece que cuando se establecieron se veía mucho más despejado el horizonte de lo que está en la actualidad. Entre esos objetivos figuran en particular la proporción de PIB destinada a la investigación y desarrollo, 3 por ciento; la tasa
de empleo global, 70 por ciento; la tasa de empleo de la mujer, 60 por ciento; y la tasa de empleo de los trabajadores con edades comprendidas entre los 55 y 64 años, 50 por ciento. Asimismo se fijaron 14 indicadores estructurales que servían
tanto para realizar el diagnóstico de situación como para evaluar en qué medida se estaban alcanzando los objetivos establecidos.



Respecto a la aplicación o despliegue aguas abajo de esta estrategia y conscientes de que la Unión Europea carece de competencias en la mayor parte de los asuntos a los que alude, el Consejo confiaba en el denominado


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método abierto de coordinación. Señor Peña, ¿cómo cree usted que eso se está implementando? ¿Se van a cumplir estos objetivos? ¿Tiene la Unión Europea alguna capacidad para tratar de ir condicionando lo que usted ha dicho y llevarlo de
las musas al teatro?


El señor PRESIDENTE: En nombre del Grupo Entesa Catalana de Progrés tiene la palabra el senador don Joan Sabaté.



El señor SABATÉ BORRÀS: Quiero dar la bienvenida en nombre de nuestro grupo parlamentario en el Senado a don Marcos Peña, presidente del Consejo Económico y Social, y darle las gracias por atender nuestra invitación para comparecer respecto
a un tema en el que sin duda su opinión y su exposición son muy importantes para permitirnos avanzar en el informe que debemos elaborar.



Me centraría básicamente, porque es donde ha puesto un énfasis más especial en la segunda parte de su exposición, en la relación entre sistema educativo y el capital humano; una de las bases de la estrategia de Lisboa que en toda la Unión
Europea, pero sobre todo en nuestro país, viene siendo un tema recurrente, esa necesidad de adaptar la oferta educativa al mercado de trabajo, tanto en la enseñanza media y en la formación profesional como en la enseñanza superior. Es un tema
recurrente esa necesidad de la relación entre la empresa y la universidad, tanto en el tema de la investigación como en el de la formación adaptar esta oferta formativa a las necesidades de la empresa, pero también en las enseñanza medias, que es a
lo que quería referirme.
En nuestro país, la Ley Orgánica General del Sistema Educativo, la Logse, que estableció una reforma de la enseñanza no universitaria y sobre todo de las enseñanzas medias, estableció en ese momento una flexibilidad de la
oferta de la formación profesional reglada -enseñanza secundaria, ciclos de grado medio y superior- para adaptarla a las necesidades de la empresa y de nuestros sectores económicos. A mi entender, esto no ha acabado de funcionar. Era una buena
intención y, de hecho, forma parte de este discurso hasta cierto punto recurrente, en el que nos encontramos esa necesidad de dignificar la formación profesional y de adaptarla y mejorarla para responder a las necesidades de la empresa. Le
preguntaría hasta qué punto esto es responsabilidad de la Administración, que de alguna forma establece el marco y los programas educativos, y hasta qué punto el mundo de la empresa puede que no haya creído suficientemente en la formación
profesional y no haya mecanismos de colaboración entre el mundo de la empresa y el educativo; en todo caso, por dónde se debería avanzar. Entiendo que instituciones como el Consejo Económico y Social pueden tener una visión suficientemente
completa y equilibrada del tema, por lo que me gustaría conocer su opinión sobre hasta qué punto el peso de la carga recae más en la Administración, más en la empresa, o posiblemente en ambas a la vez. Este es un tema mal resuelto y en el que se
debería seguir avanzando en la línea básica de su argumentación.



El señor PRESIDENTE: En nombre del Grupo Parlamentario Catalán tiene la palabra el señor Xuclà.



El señor XUCLÀ I COSTA: Muchas gracias, señor Peña, por su aportación en esta Comisión. Han sido especialmente relevantes sus referencias a la importancia de la educación y a la calidad de la misma como base para el crecimiento y el
crecimiento de calidad. Tomamos nota de la importancia de su reflexión respecto a este asunto, pero me gustaría plantearle la situación del mercado laboral en España y la eventual necesidad de acometer un reajuste, una reforma.



Si tenemos en cuenta la estrategia de Lisboa y la entrada en vigor, esperemos que no muy lejana, del futuro Tratado de Lisboa, se habla de la necesidad de adaptar el mercado laboral a los criterios de la flexiseguridad. En el Grupo
Parlamentario de Convergència i Unió decimos que el mercado laboral español no se basa en los criterios de la flexiseguridad sino en los criterios de la precariorigidez. Hace dos semanas compareció ante esta Comisión el responsable de la Oficina
Económica del presidente del Gobierno, que nos recordaba algo que ya sabemos, pero que nos ilustraba en profundidad, y es que en España existe un mercado laboral en el cual dos terceras partes del mismo vive con una comodidad notable y con un
contrato indefinido y una tercera parte del mercado laboral vive en una precariedad notable y de contrato precario en contrato precario. Decía el señor Vallés, y yo coincido con él, que quizá sería bueno aproximar estos dos extremos y estos dos
escenarios tan dispares. En definitiva, planteaba, y planteo yo también, la eventual necesidad de acometer para la modernización, para la mejora de los objetivos de Lisboa, una eventual reforma del mercado laboral. Sobre este particular le planteo
la pregunta y sin más le agradezco mucho sus aportaciones.



El señor PRESIDENTE: En nombre del Grupo Parlamentario Popular tiene la palabra el señor Albendea.



El señor ALBENDEA PABÓN: Gracias, señor presidente del Consejo Económico y Social, por su aportación y por el informe que nos ha entregado sobre avances de la estrategia de Lisboa.



Quería hacer referencia, puesto que está íntimamente vinculado a la estrategia de Lisboa, al Plan europeo de recuperación económica, que aprobó el Consejo por iniciativa de la Comisión el 11 de diciembre pasado, por tanto, un informe
relativamente reciente. En relación con ese Plan europeo de recuperación económica, ¿considera usted que el Gobierno español está aplicándolo adecuadamente?


Quisiera hablarle también de algo fundamental, y es que la economía española ha perdido competitividad de manera relevante, ha perdido un 14 por ciento respecto


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a la eurozona, y si nos fijamos en algunos países como Alemania, ha perdido un 26 por ciento. Me gustaría que nos dijera cómo podemos recuperar posiciones en relación con la competitividad.



Otro tema que me preocupa y que nos debe preocupar es el siguiente. ¿No considera usted que en el mercado laboral español hay poca flexibilidad para adaptarse a la situación de cada momento? Y sobre todo algo muy importante, que es el
fraccionamiento del mercado laboral, al que me parece que usted se ha referido. Me gustaría que nos dijera en qué consiste ese fraccionamiento laboral y cómo se puede modificar también algo relacionado con esto, que es el mercado único. No sé si
tanta norma desigual en las comunidades autónomas son un obstáculo para el mercado único, que es fundamental para una situación económica de normalidad.



Me sorprende que haya dos instituciones europeas que no están haciendo el papel que deberían. Se habla mucho de las ayudas que están prestando a la situación económica el Banco Central Europeo y otros bancos centrales, pero hay dos
instituciones de las que casi no se habla. Una de ellas es el Banco Europeo de Inversiones, que en el Plan de recuperación económica se dice que lo van a incrementar en 15.000 millones de euros, y otra institución es el Banco de Reconstrucción y
Desarrollo, respecto al que se dice que va a aportar 500 millones de euros. ¿No cree usted que se deberían potenciar estas instituciones financieras? Lo digo porque no he oído a ningún responsable de nuestro Gobierno recomendar acudir, por
ejemplo, al BEI para solucionar los problemas de financiación de muchas empresas.



Finalmente, me refiero a algo sobre lo que usted ha hablado con mucho interés, que es la educación. Me ha parecido verle a usted bastante conformista con la evolución de los últimos treinta años en esta materia.
¿A qué atribuye usted
entonces el índice de fracaso escolar tan alejado de la media europea? En algún momento me parece que usted se ha referido a la la nula cualificación como uno de los motivos del abandono escolar.
A su juicio, a la hora de la colocación en el
mercado laboral ¿esa nula cualificación es el principal factor?


El señor PRESIDENTE: En nombre del Grupo Parlamentario Socialista, señor Moscoso.



El señor MOSCOSO DEL PRADO HERNÁNDEZ: Seré breve. Quiero agradecer en nombre de mi grupo, el Grupo Parlamentario Socialista, la presencia del señor Peña Pinto en esta Comisión, cuya participación es muy importante de cara a la elaboración
del informe sobre la estrategia de Lisboa que estamos realizando desde ahora hasta el verano. Como el señor Peña ha explicado muy bien, sus opiniones y sus valoraciones son la expresión conjunta del consenso de los agentes sociales. Ese es el
trabajo del Consejo Económico y Social, trabajo que se expresa a través de informes como los citados de estrategia europea y empleo, el de sistema educativo y capital humano y también las memorias que cada año se hacen y que contienen muchas
valoraciones sobre este informe.



Me ha parecido muy interesante cuando ha explicado que la calidad de empleo es la que determina la calidad de crecimiento económico y cómo la formación y la educación es fundamental para poder llegar a un modelo de crecimiento económico más
equilibrado, más estable y, de más valor añadido a medio plazo y cuáles son las deficiencias y carencias de nuestra economía en ese sentido.



Quiero recordar que el informe que elaboremos va a estar abierto hasta finales del mes de mayo o junio, con lo cual si el Consejo Económico y Social desde ahora hasta entonces elabora nuevos informes o nuevos documentos y quiere hacer alguna
aportación será bienvenida, porque el reto al que nos enfrentamos de cara a salir de la crisis económica en la que estamos, y sobre todo de cara a renovar esta importante estrategia europea, es fundamental para determinar a medio y largo plazo la
estabilidad y el crecimiento de nuestra economía, la calidad de nuestro empleo y, en definitiva, el bienestar de nuestros ciudadanos. Creo que hay muchas preguntas, y con ello nos damos por satisfechos.



El señor PRESIDENTE: Don Marcos Peña, tiene la palabra para contestar a los portavoces. Si lo puede hacer en diez minutos, mejor, porque siempre vamos acumulando retrasos en esta Comisión.



El señor PRESIDENTE DEL CONSEJO ECONÓMICO Y SOCIAL, CES (Peña Pinto): Quisiera hacer una advertencia. A mí me gustaría contestar con libertad -entre comillas- a todo, pero yo represento a un organismo y en principio soy portavoz de lo que
ese organismo opina, lo que no empece para que no diga también lo que pienso sobre algunas materias y les aporte algún dato.



Senador Anasagasti, yo tengo mis dudas sobre que se cumplan los objetivos que estaban previstos del 70, del 60, del 3 por ciento, del 50 por ciento de tasa de jóvenes, porque es difícil, pero considero que es fundamental que en nuestra
Presidencia se relance el espíritu de la estrategia de Lisboa. Considero que es fundamental y era una pieza potente. En situación de dificultad, es verdad que existe la tentación de lo local ante la complejidad de estas instituciones globales
europeas, pero hay que reforzar la estrategia, mantener los objetivos y promover conocimiento, sostenibilidad y cohesión.



En cuanto a la intervención del senador Sabaté, yo creo sinceramente que existe una ausencia de complicidad entre universidad y empresa y administraciones y empresas. Subrayo administraciones porque son muchas; la Administración General
del Estado, la autonómica, la local, la de justicia, la de la fe pública, hasta la deportiva. Yo creo que existe esa ausencia. Este país no ha sido capaz de articular una complicidad y esa teoría de la complicidad debe articularse y para mí es
conveniente.



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Respecto a la intervención del representante de Convergència i Unió, le diré -yo tengo una cierta historia en este asunto; creo que llego aquí como chusquero y sé algo de reformas laborales- que es verdad que es algo recurrente, es como el
funcionario probo o la ardiente oscuridad. Siempre que se habla de reforma, se habla de reforma laboral. Es complicado, los datos a menudo precisan una reflexión y es preciso pasar todo por la mesa de autopsias, no soltar muchas ocurrencias porque
es nervio sensible. El tercio de temporalidad en España es lugar común y, como tal, inatacable.
Esto es interpretable porque es una temporalidad nominalista. Hay países con menor tasa de temporalidad que no sabemos si tienen menor tasa de
precariedad. La comparación no es tan sencilla.



Tenemos índices de indicadores de rigidez de la OCDE que, siendo sincero, valen para lo que valen todos. En cuanto a empleo regular, España tiene una rigidez del 2,61, pero Alemania tiene el 2,68 y Suecia el 2,86, Francia tiene un poquito
menos, el 2,47; es decir, no somos campeones al parecer de la rigidez en empleo regular. Y no les quiero decir si hablamos de despidos colectivos, ya que tan de moda están los ERE. Para aclarar, en España por despido colectivo por ERE, el año
pasado se despidieron al 3,5 por ciento, es decir, representa un problema que afecta al 3,5 por ciento; el 55 por ciento fueron por finalización de contrato y el 35 por ciento por improcedente. En rigidez de despidos colectivos, España ocupa un
3,13, bastante más que Francia, con un 2,13; Alemania, un 3,75; Suecia; un 4,50; Dinamarca, un 3,88; según datos de la OCDE en su Informe Perspectivas de Empleo. ¿Somos más rígidos? ¿Qué reforma favorece la fijeza, que es fundamental, porque
afecta a la cohesión y a la formación, aparte de a la certidumbre del trabajador? Lo que no sabemos es si existe una posición común, pero si me tengo que referir tanto a lo que usted decía como a lo que decía el señor Albendea, yo creo que no
sabemos qué hay que hacer pero sí sabemos cómo hay que hacerlo. Esa es una diferencia importante y cómo hay que hacerlo es lo que permitirá encontrar la solución. Pensamos sinceramente que es menester un entendimiento político que establezca un
diagnóstico compartido de la situación, que no existe. Después para aplicar es menester una coherencia, un acuerdo institucional, que tampoco existe, y posteriormente pasaríamos al compromiso social, al diálogo social, porque hay que dar un paso
del diálogo al compromiso ante la gravedad de la situación que existe y repartir la carga y el sacrificio de manera equitativa. Eso exige que solamente pensemos en lo que está pasando, que es de una gravedad que somos incapaces de expresar en
palabras.



Estoy de acuerdo en que se habla poco del BEI y del Banco de Reconstrucción y en que hemos perdido competitividad. Claro que la hemos perdido, aunque tampoco teníamos mucha. Lo importante es cómo la ganamos y cómo recuperamos los 20
millones de trabajadores ocupados. Eso es lo que más nos tiene que importar. El tema de la productividad tiene la misma respuesta que lo otro. No creemos que exista una relación causal directa entre más facilidad de despido y más productividad o
menos salario y más productividad. Puede incluso ser lo contrario, pero -insisto- de lo que estamos hablando afecta al nervio sensible de la sociedad y las ocurrencias provocan mucho nerviosismo.



Yo no soy conformista, lo que creo es que tenemos que hacer un esfuerzo por valorar aquellas cosas que tenemos para que mejoren, valorar lo que hemos hecho en educación con los problemas e incluso con el desastre en algunos asuntos que ahora
tenemos. Que se haya duplicado el número de profesores nos tiene que satisfacer a todos, que se haya cuadruplicado el número de becas nos tiene que satisfacer a todos. ¿Que hay muchos problemas? Claro que los hay. En el CES lo venimos diciendo.
Es un asunto muy importante que exige estabilidad y exige pacto de Estado, pero no es un asunto de conformismo, sino de defender la cosa pública como elemento fundamental para que la cosa pública funcione.



Respecto a nuevas aportaciones y a la relación con la Comisión, como ustedes comprenderán, quedamos a su absoluta disposición y solamente puedo concluir agradeciendo la amabilidad y la comprensión de sus señorías. Muchísimas gracias.



El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Peña.



Si los portavoces lo permiten, pasaríamos al segundo interviniente, salvo que alguien pida una intervención excepcional. (El señor Peral Guerra pide la palabra.) Un minuto.



El señor PERAL GUERRA: Rapidísimo, señor presidente. Señor Peña, le iba a hacer una propuesta y es que el Consejo Económico y Social divulgase, al igual que se hace en otros países como Estados Unidos, la correlación existente entre el
nivel de estudios alcanzado, la retribución media en los años siguientes y los porcentajes de colocarse, porque es algo que en España, por el motivo que sea, no se hace y no se conoce. Ocurren cosas que contradicen que a un mayor nivel de estudios
hay mayores posibilidades de colocación. Por ejemplo, los casos extremos son Baleares y Asturias. En Baleares hay un porcentaje alto de abandono de los estudios, precisamente porque ha habido posibilidades de colocarse en el sector turístico. En
cambio, en Asturias, donde la economía ha tenido los problemas que todos conocemos, los alumnos permanecen en el sistema educativo.



El señor PRESIDENTE DEL CONSEJO ECONÓMICO Y SOCIAL, CES (Peña Pinto): Señor Peral, está hecho e inmediatamente se lo haremos llegar.



El señor PRESIDENTE: Le agradecemos muchísimo al señor presidente del Consejo Económico y Social su comparecencia.



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DEL SEÑOR PRESIDENTE DEL CONSEJO CATALÁN DEL MOVIMIENTO EUROPEO (LLIMONA BALCELLS). (Número de expediente del Congreso 219/000155 y número de expediente del Senado 715/000069.)


El señor PRESIDENTE: A continuación, damos paso a la comparecencia del señor presidente del Consejo Catalán del Movimiento Europeo, para informar sobre la materia de crecimiento y empleo de la estrategia de Lisboa. Tiene la palabra don
Joaquín Llimona Balcells.



El señor PRESIDENTE DEL CONSEJO CATALÁN DEL MOVIMIENTO EUROPEO (Llimona Balcells): Señoras y señores senadores y diputados, en primer lugar quiero agradecer a esta Comisión Mixta la oportunidad de comparecer para exponerles algunas
reflexiones sobre el momento actual de la construcción europea y sobre los retos que esta organización debe afrontar que, en definitiva, son también nuestros retos; y de la capacidad que tenga la Unión Europea de dar respuesta a las preocupaciones
centrales de la ciudadanía depende, en buena medida, su legitimidad y su fuerza democrática. Por supuesto, en este ámbito cabe situar en el momento actual, de una forma acuciante, las cuestiones relativas al empleo.



Quiero presentar, con unas breves palabras, la institución que me honro en presidir, que es el Consejo Catalán del Movimiento Europeo integrado en el Consejo Federal del Movimiento Europeo. El Consejo Catalán del Movimiento Europeo fue
creado en el año 1949 como una entidad dedicada a difundir los ideales europeos y europeístas. En las circunstancias actuales, e integrado por partidos políticos, sindicatos, organizaciones patronales, universidades y poderes locales, tiene el
objetivo de promover el debate y la información sobre la Unión Europea. En este año, que es especialmente intenso para nosotros, trabajamos ante dos retos: el de las elecciones al Parlamento Europeo del próximo 7 de junio, y el de contribuir a
informar sobre los objetivos de la Presidencia española, que antes se ha citado en relación al relanzamiento de la estrategia de Lisboa. La Unión Europea se sitúa en estos momentos en un punto de especial complejidad, en primer lugar, por el
fracaso de la Constitución y el impasse en el que se haya el Tratado de Lisboa. Se ha avanzado poco en la necesidad de dotar a la Unión Europea de nuevos instrumentos, de nuevas políticas, para dar respuesta a los retos que se presenten de forma
acuciante en nuestras sociedades y, por otra parte, se ha avanzado mucho en la ampliación de esta misma Unión Europea. En pocos años, prácticamente hemos doblado el número de Estados sin aumentar de forma significativa la población y aumentando aún
menos el producto interior bruto. Esto, evidentemente, tiene una serie de traducciones en el funcionamiento de la Unión Europea y plantea una serie de necesidades.
Todo esto transcurre en medio de una cierta y creciente indiferencia ciudadana, con
participación decreciente en los comicios al Parlamento Europeo y, evidentemente, en medio de una coyuntura no únicamente económica sino también política que genera nuevos retos a los que se debe dar respuesta inmediata. Por lo tanto, subyacen tres
crisis o retos a los que la Unión Europea debe dar respuesta y, en definitiva, deben darse los instrumentos necesarios para poder dar esta respuesta. Una primera crisis es de carácter institucional; una segunda, política; y una tercera crisis o
reto es la caracterización de la Unión Europea para afrontar el nuevo contexto internacional, tanto económico como político.



Sobre la crisis institucional, simplemente quiero decirles lo que probablemente ya conocen. Tras prácticamente treinta años de estabilidad en el derecho originario, a partir de la segunda mitad de la década de los ochenta la Unión Europea
entra en un proceso continuado de reformas de los tratados, que es el periodo que se conoce como las matriuskas o las muñecas rusas, es decir, cada vez que se reforma un tratado contiene el germen de la próxima reforma y, además, lo contiene de
forma explícita. Este proceso teóricamente tendría que haber quedado cerrado con el tratado que establecía una Constitución para Europa; no es un punto final, pero sí que nos permitía entrar en un periodo largo de estabilidad institucional,
reformaba las instituciones, reformaba los procedimientos de decisión, incorporaba nuevos ámbitos de acción a las competencias de la Unión Europea, y esto es especialmente importante para poder dar respuesta a los nuevos problemas que se plantean.
El análisis de la historia de la integración europea nos demuestra que es una organización evolutiva y que en la medida en que surgen nuevos debates, como medio ambiente, protección de consumidores, etcétera, se van adquiriendo nuevas competencias,
incluso a veces sin necesidad a veces de reformar los tratados; es decir, la Unión Europea anticipa respuestas sin necesidad a veces de reformar el derecho originario. Pero, ciertamente, el Tratado constitucional y el Tratado de Lisboa, que
prácticamente reproduce en este ámbito el mismo contenido de la Constitución, incorporan nuevos ámbitos y refuerzan algo importante, que tiene que ver con la economía, que es la dimensión política de la Unión Europea; una Unión más fuerte y más
presente en el contexto internacional. La situación de crisis no se ha cerrado. Al fracaso de la Constitución le sigue el impasse del Tratado de Lisboa. Teóricamente tendría que haber entrado en vigor el 2 ó el 1 de enero de este año. Esperemos
que pueda hacerlo coincidiendo con la Presidencia española en el año 2010, no solo porque innova y refuerza las capacidades de actuar, sino porque permitirá superar una sensación de estancamiento que no es buena en un contexto tan lleno de
complejidades y dificultades.



La segunda crisis o el segundo reto es más estrictamente político, y tiene que ver con la percepción ciudadana que el proyecto europeo genera, que es una percepción decreciente. Tenemos una cita próxima, que son las elecciones del 7 de
junio. Se trata de frenar un proceso de


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participación decreciente: desde el 63 por ciento que votó en 1979 al 40 por ciento que ha votado en las últimas elecciones. Más allá del análisis de estas cifras -y esto tiene que ver con lo que diré más adelante-, o se genera un
sentimiento de pertenencia a la Unión Europea, que es compatible con otros sentimientos de pertenencia, o bien la Unión Europea quedará definitivamente anclada solo en el terreno de las organizaciones internacionales. Evidentemente, esto le restará
capacidad de actuar en temas tan claves como la economía o el reforzamiento de la competitividad. A mi manera de ver, el mayor problema en este ámbito no es el tan aludido de la proximidad o transparencia -los ciudadanos, en definitiva, cuando
están llamados a participar en la construcción europea a través de las elecciones lo hacen poco; en las últimas elecciones lo han hecho en un porcentaje claramente menor a la mitad del censo electoral- sino de percepción de utilidad de lo que la
Unión hace, de las políticas que la Unión lleva a cabo y de una realidad que debe quedar menos filtrada por la acción de los Estados. Tiene que haber una percepción más directa de lo que hace la Unión Europea que a veces queda filtrada, insisto,
por las políticas estatales. La Unión para recuperar legitimidad y fuelle político debe poder ocuparse de los temas que realmente preocupan a la ciudadanía y sobre los que existe una percepción de la necesidad de actuar, no únicamente a nivel
local, regional o estatal, sino también a nivel supranacional. Tradicionalmente, o si hubiera comparecido hace aproximadamente un año o año y medio, habría enfatizado en el medio ambiente, la lucha contra el cambio climático o la inmigración, la
necesidad de una política europea de inmigración. Por supuesto, hoy con especial intensidad -y no es que hace un año no debiera ser el caso, pero digo con especial intensidad- debemos también citar una política europea de creación de empleo que
debe ser compartida con políticas estatales.



El último reto es la ubicación de la Unión Europea en el contexto del proceso de globalización, o cómo debe responder la Unión Europea ante la crisis económica y financiera global, por situar este tercer reto de una manera más coyuntural.
Es decir, la estrategia de Lisboa, como les han explicado, es una estrategia estructural. Lisboa se aprueba en 2000 y se revisa en 2005. Parece claro que los objetivos temporales y cuantitativos quedan superados por una insistencia en las acciones
políticas que deben permitir avanzar en las prioridades de Lisboa, pero además hoy esto coincide con esta crisis. Esta crisis es clave para responder a una pregunta que los europeístas nos hacemos con cierta intensidad y a veces preocupación, y es
si la Unión Europea de hoy sigue siendo la estructura adecuada para responder a los retos del siglo XXI, es decir, si tiene los elementos y las capacidades institucionales y de ámbitos de acción necesarias para seguir avanzando en la integración,
frente a las tentaciones proteccionistas que en estas últimas semanas hemos visto que asoman en determinados Estados. También les tengo que decir que esta no es una situación nueva en la Unión Europea. A raíz de la primera crisis del petróleo y
durante los años setenta afloró el neoproteccionismo de forma clara en algunos Estados miembros y el resultado de todo aquello fue el proceso de dar un nuevo impulso al mercado común a través del reto o de la construcción de un mercado interior
europeo. Es decir, en los años setenta también tuvimos una oleada de neoproteccionismo, las ayudas para salvar el sector naval y el sector siderúrgico, las campañas de compra nacional, etcétera -la jurisprudencia del Tribunal de Justicia está llena
de sentencias en estos sentidos en esta época-, y Europa fue capaz, con menos mecanismos que los que tiene ahora, de invertir la situación y avanzar en un proyecto de reforzamiento de la integración económica con el reto visualizable del mercado
interior. Hoy, el equivalente al mercado interior sería la estrategia de Lisboa, y con esto paso al último punto de mi comparecencia, que es proporcionarles algunas claves para situar una Europa inmersa en el contexto global.



Las comunidades europeas han avanzado en la integración económica de una manera formidable desarrollando el mercado interior más perfecto y desarrollado que existe, creando una moneda única, creando una serie de políticas en una serie de
ámbitos que han asegurado una cohesión social y territorial y, en definitiva, generando -esto es algo importante- una fuerza motriz propia del proceso de integración. El proceso de integración europeo no depende únicamente de la voluntad política
de los Estados sino del mercado. Decisiones como la implementación de la moneda única es más el resultado de la confluencia de una serie de fuerzas y de necesidades del mercado que una decisión política, aunque obviamente para crear una moneda
única deba haber un consenso político, pero, detrás subyace esta fuerza motriz propia que también nos debe permitir contemplar el futuro con un cierto optimismo. No obstante este balance brillante, las economías europeas presentan una serie de
debilidades y déficits en terrenos clave para la competitividad, entre los cuales destaca la baja inversión y los resultados escasos en el ámbito de la investigación el desarrollo y la innovación. La estrategia de Lisboa -de la cual ya ha hablado
el anterior compareciente y ustedes conocen bien- surge en el año 2000 para avanzar esencialmente en dos ámbitos, incrementando el peso del porcentaje de la investigación en el producto interior bruto e incrementando el empleo, con un objetivo que
se cifra para el año 2010 en un 3 por ciento de gasto del PIB y en un 70 por ciento de tasa de empleo. Cuando se relanza en el año 2005 la estrategia de Lisboa, tras un balance bastante crítico de los avances producidos en la primera mitad del
periodo teórico determinado para alcanzar los objetivos previstos en el año 2000, de alguna manera pierden prioridad los objetivos cifrados y pierde urgencia el calendario para mantener las prioridades en materia de crecimiento y empleo sin
ubicarlas en un momento cronológico determinado. Se avanza en ámbitos y objetivos como conseguir un mercado interior más eficaz y menos reglamentado. Se avanza también de forma concreta en ámbitos como la investigación y el desarrollo, la
aprobación del VII programa


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marco con una dotación de más de 50.000 millones de euros para el periodo 2007-2013. Es un factor que complementa y completa los esfuerzos nacionales en este ámbito y que permite avanzar hacia el objetivo del 3 por ciento.



En materia de empleo confluyen varios objetivos y varias prioridades que el anterior compareciente ha desarrollado y explicitado con sumo detalle.
No obstante, destacaría la modernización de los sistemas de protección social para incentivar
la permanencia como activos en el mercado laboral y para adaptarlos a un mejor equilibrio entre la flexibilidad y la seguridad. En segundo lugar, la adaptación de los trabajadores y las empresas a mercados de trabajo más flexibles en los que las
reestructuraciones y la evolución de los mercados deben permitir trabajar sobre la base de este concepto de la flexiseguridad, política que, como ustedes saben, fue desarrollada en Dinamarca con carácter experimental, donde, por cierto, no ha dado
malos resultados. Dinamarca, antes de la crisis actual -evidentemente la situación actual está alterando sensiblemente muchos de estos parámetros-, tenía una tasa de empleo del 75 por ciento, con una tasa de empleo femenino superior al 70 por
ciento, por tanto, por encima de los objetivos previstos en 2010, así como una tasa de paro prácticamente inexistente del 4 por ciento, situación prácticamente de pleno empleo. Desde el punto de vista más estrictamente de la integración, debe
avanzarse en favorecer de la movilidad de la mano de obra, lo cual supone avanzar también en un sistema general de reconocimiento de las cualificaciones para acceder a los puestos de trabajo y ligar más la educación con el mercado laboral.



Para acabar, me gustaría darles tres ideas sobre los marcos que puede ofrecer la Unión Europea, no integrados directamente en la estrategia de Lisboa pero sí formando parte de estas políticas para relanzar el crecimiento económico y el
empleo en la Unión Europea. En primer lugar, la necesidad de impulsar la existencia del marco común que supone la propia Unión Europea para desarrollar iniciativas conjuntas, para imponer la dimensión europea en muchas decisiones y en proyectos
empresariales; dicho de otra manera, multiplicar los supuestos de fusiones o colaboraciones transfronterizas y multiplicar y reforzar los proyectos europeos, aprovechando al máximo las potencialidades del mercado interior. Les voy a poner un
ejemplo que no es un proyecto de la Unión Europea pero que no hubiera sido posible sin la Unión Europea, que es el Consorcio europeo de Airbus, que ha permitido situar a Europa en posición aventajada en la aviación civil, donde antes solo existía
prácticamente un constructor para aviones de medio y largo alcance. Esto es un ámbito que nos demuestra realmente la utilidad de la Unión Europea como generadora de iniciativas comunes, o el proyecto Galileo, de crear un sistema de navegación por
satélite. Todo esto conoce sus dificultades y en una determinada coyuntura incluso puede hablarse más de fracaso que de éxito, pero en el caso de Airbus, a pesar de que se ha pasado por momentos difíciles, los resultados están ahí.



Otra necesidad es reforzar capacidad de actuar de la Unión en relación con estos nuevos retos. Básicamente, esto es algo que se producirá en el momento en que el Tratado de Lisboa entre en vigor, pero ya existen algunos mecanismos que deben
o pueden aprovecharse. De hecho, además de generar políticas que puedan reforzar la capacidad de la Unión Europea de dar respuesta a una crisis que es global, ello incide en algo a lo que me he referido antes, y es en mejorar la percepción
ciudadana. Es decir, estamos en un momento de crisis económica, pero no debemos olvidar que de aquí a dos o tres meses tenemos unas elecciones europeas y no puede ser que se conviertan sistemáticamente en la cenicienta de las convocatorias
electorales, sobre todo en una tasa decreciente paradójica. En el año 1979 el Parlamento Europeo servía para poco, hoy sirve para mucho y servirá para más cuando el proceso de codecisión sea un proceso legislativo general que esperemos que sea de
aquí a pocos meses y, en cambio, cada vez va a votar menos gente; y, por supuesto, una Europa reforzada en el ámbito político. La disociación, es decir, la imagen de una Europa como un enano político y un gigante económico no funciona. Las
implicaciones entre la política y la economía son demasiado importantes como para mantener Europa con unas capacidades excesivamente mermadas en el ámbito de la política exterior y de seguridad común. Un ejemplo muy claro: durante el conflicto que
siguió al desmembramiento de la ex Yugoslavia, evidentemente había una dimensión política clara en la acción de la Unión Europea ante las actuaciones de Serbia, pero esta acción necesitaba instrumentos que se situaban en el terreno económico, las
sanciones comerciales, entre otras. Por tanto, un ámbito de competencia de la Unión Europea no puede avanzar de una forma plena y desarrollar todas sus potencialidades si la dimensión política de la Unión Europea no es, en paralelo, reforzada: las
relaciones de vecindad; evidentemente el proyecto de la Unión para el Mediterráneo, que es para España clave, y en particular para Barcelona también por la secretaria; o la relación estratégica con Rusia, en la que se mezclan, tanto en el
Mediterráneo como con Rusia, dos factores estratégicos para nuestro continente: la seguridad energética y la inmigración.



Para terminar, simplemente añadiré que la Presidencia española, que va a tener lugar después de las elecciones y esperemos que sea la primera Presidencia que lidie con el Tratado de Lisboa en vigor, constituirá un excelente laboratorio a
partir de unas capacidades reforzadas para avanzar en estos objetivos, y en el momento en que esperemos que se vea alguna luz al final del túnel en la crisis económica y financiera, habrá que utilizar estas nuevas políticas y capacidades reforzadas
para hacer avanzar en los objetivos de crecimiento económico y de generación de empleo.



El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra en nombre del Grupo Vasco el señor Anasagasti.



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El señor ANASAGASTI OLASEAGA: Tengo entendido que es usted el presidente del Consejo Catalán del Movimiento Europeo y ha hecho alusión a ello al inicio de su intervención. El Movimiento Europeo nace en el año 1948 en La Haya, en el año
1949 se crea el Consejo Federal del Estado español del Movimiento Europeo y después los distintos consejos; de ahí mi pregunta un poco específica en relación con que el Movimiento Europeo Catalán imagino que surge del propio Parlamento catalán. El
Parlamento catalán y el Estatuto catalán tienen una serie de competencias que son exclusivas y desearía saber si, de acuerdo con la Presidencia semestral de la Unión Europea por parte del Gobierno español el año que viene y de esa necesidad que
usted capta de que no hay un ambiente, porque este no es un asunto de cuatro técnicos o de cuatro políticos que llevan a cabo estudios determinados, sino que tiene que haber un ambiente, usted cree que los parlamentos autonómicos están implicados en
el debate sobre el Tratado de Lisboa y si aquellas entidades subestatales, parlamentos o gobiernos son conscientes de la importancia que tiene el mismo, y las implicaciones que puede tener si el referéndum irlandés se termina aprobando
positivamente. (El señor vicepresidente, Sáez Jubero, ocupa la Presidencia.) ¿Usted no cree que hay mucha frialdad pero también poco impulso desde el punto de vista de la Administración Central para tratar de incorporar, de involucrar a los
distintos órganos subestatales para que también participen de ese zafarrancho de combate que tenía que ser la idea de la defensa del concepto del Tratado de Lisboa?


El señor VICEPRESIDENTE (Sáez Jubero): Tiene la palabra en nombre del Grupo Parlamentario Entesa Catalana de Progrés el senador Joan Sabaté.



El señor SABATÉ BORRÀS: Gracias, en nombre de nuestro grupo parlamentario en el Senado, por su informe. Más que nada ha puesto énfasis en distintos aspectos, el momento que vive la Unión y el proceso de la estrategia de Lisboa. Ha
insistido bastante en esa desafección creciente de la ciudadanía respecto a la Unión y a las políticas europeas en general y su preocupación ante las próximas elecciones europeas, que de alguna forma evidentemente tiene que ver también con el
desarrollo de las propias estrategias, porque si los ciudadanos y las empresas no estamos perfectamente imbuidos de la idea europea mal vamos. Mi pregunta es, como presidente del Consejo Catalán del Movimiento Europeo, qué estrategia nos
recomendaría en este caso para mejorar esa proximidad y esa implicación, porque también es evidente que esa desafección progresiva es una preocupación compartida. Desde su experiencia y su trabajo sería interesante conocer su opinión.



El señor VICEPRESIDENTE (Sáez Jubero): Tiene su turno en nombre del Grupo Parlamentario Catalán (Convergència i Unió) el señor Xuclà.



El señor XUCLÀ I COSTA: Muchas gracias, señor Llimona, por su comparecencia ante esta Comisión a propuesta de mi grupo parlamentario, pero en todo caso acordada por la unanimidad de la Mesa y portavoces, para escuchar sus aportaciones, que
han sido interesantes en muchos sentidos y que debemos tomar nota de ellas en orden a la elaboración del infot me final sobre esta Europa que se ha ampliado. Usted apuntaba que la ampliación ha producido, por ejemplo, no un crecimiento del PIB de
la Unión Europea, y esto creo que no es simplemente un efecto estadístico, sino que es la opción política y de, ampliación hacia los ex países del Este, países que tenemos que acoger, que integrar, pero que están basculando entre el deseo de
incorporarse a la Unión Europea y a la vez un euroescepticismo nacido del deseo de vivir su soberanía al menos durante unos años y también de la frustración que produce que la actual situación de crisis económica no les permite recibir los fondos de
la Unión Europea que sí recibimos otros Estados miembros como, por ejemplo, España. También es digno de tomar en consideración la reflexión que usted ha hecho sobre las muchas políticas impulsadas por parte de la Comisión Europea que pasan por el
filtro de los Estados y que terminan siendo rentabilizadas por los Estados. Evidentemente, esto produce un efecto de alejamiento que no de aproximación de los ciudadanos hacia el importante aparato político y de decisión que es la Unión Europea.
Es relevante tomar nota de un dato estrictamente histórico y de dimensión económica muy importante, y es que las medidas proteccionistas de los años setenta, tributarias de la crisis del petróleo de principios de los años setenta, llevaron a una
segunda fase esperanzadora, si ahora se pudiera repetir, de impulso y de mayor integración del mercado interior. Es interesante estudiar lo que se produjo en aquel momento para intentar que de esta crisis nazca una oportunidad de incremento de la
integración. Estamos tocando hueso en la lógica intergubernamental y no hay el coraje suficiente para dar el salto a la lógica del federalismo europeo, de la construcción federal europea. Ha apuntado también, y aquí hago mi pregunta, que Europa se
ha articulado, como apuntaron sus fundadores, paso a paso y a veces al margen de la aprobación de nuevos tratados. A veces el impulso político ha precedido a la cristalización de políticas europeas en tratados. Esperamos y deseamos todos nosotros
europeístas que en breve entre en vigor el nuevo Tratado de Lisboa. Pero Tratado de Lisboa al margen, seguro que hay una relación de unas cuantas políticas concretas que en estos momentos debería impulsar la Unión Europea con carácter prioritario
para hacer de la Unión Europea, como usted apuntaba, no solo un gigante económico y un enano político, sino algo un poquito más armonizado. Me viene a la cabeza algo de lo que en estos últimos años hemos hablado tanto, la importancia de poder crear
un espacio energético integrado. Antes de la entrada en vigor del Tratado de Lisboa usted ha hablado de proyectos de éxito, como Airbus, como


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el proyecto Galileo. Me gustaría que nos apuntara desde su experiencia, desde su bagaje en la Administración pública, en el ámbito privado, en el Consejo Catalán del Movimiento Europeo cuáles cree que son las prioridades para la integración
económica y política conjuntamente con el tratado o previos a la entrada en vigor del Tratado de Lisboa.



El señor VICEPRESIDENTE (Sáez Jubero): Ahora es el turno del Grupo Parlamentario Popular y de su portavoz, la señora Becerril.



La señora BECERRIL BUSTAMANTE: Muchas gracias, señor Llimona, por su presencia y su información. En relación con los aspectos de participación insuficiente por parte de los ciudadanos en los asuntos europeos y en las sucesivas elecciones
europeas, tema al que el señor Llimona ha hecho referencia en su intervención, todos tenemos un déficit individual, como instituciones o colectivamente. Es verdad que los datos que ha dado de desafección, como decía el compañero diputado, son así.
¿Qué ha sucedido? Que la desafección cada vez es mayor, pero la intervención, entre comillas, en nuestras vidas de las decisiones de la Unión Europea cada vez han ido a más. Muchos ciudadanos, no digo todos, se quedarian asombrados si pudieran ver
con facilidad hasta qué punto cuestiones cotidianas vienen dadas por decisiones europeas. A mí me ha sorprendido, y pongo un ejemplo nimio, ver que esa prestación a la que nos hemos acostumbrado los españoles en casos de emergencia, que es el 112,
que vemos en nuestras ciudades y que ha sustituido a varios números a los que estábamos acostumbrados a llamar en un momento de emergencia, es una decisión europea. Yo no lo sabía, lo confieso. Es impresionante saber hasta qué nivel decisiones
europeas afectan a nuestras vidas. Es impresionante ver, por ejemplo, en asuntos relativos a la educación infantil de 0 a 3 años, hasta dónde llega la Unión Europea en las recomendaciones y en las sugerencias, no diré en las decisiones, que hace a
los países. Nosotros participamos menos en las decisiones o nos interesamos menos, sin embargo, la Unión Europea cada vez va tomando más decisiones en la vida cotidiana. Tendríamos que hacer un esfuerzo mayor del que hacemos en común las
instituciones como la que usted representa y las Cortes Generales para llevar al ánimo de los ciudadanos la importancia, la presencia, cómo se puede actuar, cómo se puede recurrir, cómo se puede instar y cómo se puede reclamar en los próximos
tiempos. Lo digo por el inicio de su intervención, que me ha parecido muy acertado y merece que todos hagamos una reflexión. Como única pregunta le haría la siguiente. En relación con el cumplimiento de la estrategia de Lisboa en sus distintos
aspectos, que son muchos y no vamos a poder entrar en todos, cuál es para usted el más necesario de ser cumplido por España en este período 2008-2010, que es el último periodo de cumplimiento de la estrategia de Lisboa. Qué medida sugiere sobre la
que deberíamos hacer todos, y desde luego las Cortes Generales, un esfuerzo para que se cumpla con las exigencias que se establecen en el programa nacional de reforma 2008, 2009 y 2010.



El señor VICEPRESIDENTE (Sáez Jubero): Turno para el Grupo Parlamentario Socialista y en su nombre la senadora señora Sánchez.



La señora SÁNCHEZ HERNÁNDEZ: Al igual que el resto de portavoces, quiero dar la bienvenida al señor Llimona, agradecerle la exposición que ha hecho en la Comisión que, a juicio del Grupo Parlamentario Socialista, ha sido un análisis
certero, fruto de los debates que ustedes promueven en el seno del consejo, además de acompañarlo al el final de su exposición de tres ideas que estamos seguros que se incorporarán a ese informe que esta Comisión ha de elaborar. Decía usted que en
este momento están centrados en los debates sobre las próximas elecciones europeas o la Presidencia española, como no puede ser de otra manera. Pero en el marco de un contexto de crisis global, inevitablemente la preocupación de los ciudadanos son
las previsiones de crecimiento y de empleo. Le he escuchado a usted atentamente y también al resto de portavoces y todos extraemos la misma conclusión. El senador Anasagasti preguntaba por la desafección de los parlamentos autonómicos, el resto de
senadores por la desafección ante las elecciones europeas y en nombre del Grupo Parlamentario Socialista nos vamos a centrar en la desafección del ciudadano de a pie, que sin duda existe como ha citado usted.
Consideramos que los ciudadanos se
preocupan por las cosas en la medida en que les afectan, como decía la señora Becerril. Todos hemos concluido en lo mismo y la crisis les afecta. Desde el Grupo Parlamentario Socialista querríamos preguntarles si ustedes en este momento, en ese
contexto del consejo están realizando estudios o análisis sobre si los ciudadanos tienen la percepción de que las soluciones pasan por la coordinación europea. Recientemente, se ha aprobado el Plan europeo de recuperación económica para dar una
respuesta a la crisis en una acción coordinada de Estados miembros. Nos gustaría saber si ustedes creen que fruto de esos estudios, incluso en momentos como este, la desafección es mayor y el ciudadano percibe que las soluciones pasan por
instituciones más cercanas, es decir, si tienen algún dato en torno a esta desafección ciudadana. Por nuestra parte nada más que reiterarle nuestro agradecimiento.



El señor VICEPRESIDENTE (Sáez Jubero): Si no hay más intervenciones de otro diputado o diputada o senador o senadora, damos la palabra al señor Llimona para que conteste a sus intervenciones.



El señor PRESIDENTE DEL CONSEJO CATALÁN DEL MOVIMIENTO EUROPEO (Llimona Balcells): Quiero agradecer las preguntas que me han hecho.



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Comenzaré comentando algo que se ha dicho al final. Creo que una de las paradojas de la crisis actual que estamos viviendo es una cierta tensión que existe entre la percepción que se ha trasladado a una parte de la ciudadanía de que la
dimensión y los fundamentos de esta crisis exigen una respuesta unitaria por parte de la Unión Europea -incluso podemos consultar las hemerotecas y ver cómo reaccionan los mercados financieros después de determinadas decisiones conjuntas; es un
ejercicio que es interesante hacer- y, por otra parte, algo que planea, que es una cierta tentación neoproteccionista por parte de algunos Estados miembros, porque los problemas próximos son muy acuciantes, y no se trata de criticar a nadie, pero a
veces es difícil dar respuestas muy globales cuando uno tiene problemas muy concretos que gestionar. La desafección existe a nivel ciudadano, a nivel de instituciones autonómicas y en una serie de ámbitos. (El señor presidente ocupa la
Presidencia.)


Quizá de una forma un poco desordenada pero voy a tratar de responder las diversas preguntas. Nosotros somos una entidad con unos medios estrictamente limitados, pero nuestra capacidad viene de la capilaridad que nos dan nuestros miembros,
de la capacidad de llegar a ámbitos distintos. Concretamente, ante el reto de las elecciones, donde nos parece modestamente -y disculpen que diga esto en esta sede- que la principal responsabilidad es de los partidos políticos y de plantear una
campaña basada estrictamente en conceptos europeos, desde nuestra capilaridad lo que vamos a hacer es impulsar debates segmentados, es decir, impulsar debates con la universidad, con el estamento de jóvenes.
Trataremos de contribuir a aclarar un
poco el debate que existe hoy, lleno de desconocimiento, sobre el proceso de Bolonia. Usted hablaba del 112; yo soy profesor de derecho, tengo muchos alumnos Erasmus y no son conscientes de que están en Barcelona porque la Unión Europea les paga.

Saben que tienen una beca, pero no acaban de tirar del hilo y no tienen un sentimiento de que estén estudiando en Barcelona, en Madrid, en Valladolid o donde sea porque hay un programa europeo que es el que permite impulsar esta modalidad. Por
tanto, vamos a segmentar nuestros esfuerzos ante los estudiantes o ante el colectivo de jóvenes. Estamos colaborando con el Consejo Nacional de la Juventud de Cataluña en la elaboración de un catálogo de argumentos dirigidos a los jóvenes, dándoles
cuatro o cinco razones para votar y participar, tanto en temas muy concretos en los que existe desconocimiento, como en asuntos más genéricos. Vamos a hacer lo mismo con las entidades locales. Consideramos que el ayuntamiento es la institución más
cercana al ciudadano, desde la cual se pueden pasar mensajes de proximidad y de relación de la Unión Europea con la ciudadanía. Vamos a actuar con sindicatos, patronales y colegios profesionales. Me ha parecido que antes se hablaba sobre la famosa
Directiva de Servicios. Vamos a hacer una sesión con los colegios profesionales antes de las elecciones, es decir, es una sección electoralista. Nosotros estamos en campaña en contra de la abstención.
Esperamos contribuir modestamente a generar
una corriente de participación, pero no vamos a explicar a los colegios profesionales lo que es la Comisión Europea, etcétera, sino que vamos a tratar de explicarles de una forma concreta y ejemplificada cómo puede afectarles la aplicación de la
Directiva de Servicios, para que los abogados, los agentes comerciales, los arquitectos, etcétera, tengan una conciencia concreta de la incidencia de Europa sobre su actividad profesional y sobre la vida cotidiana. Efectivamente, es inmenso y
variado el flujo y la tipología de normas europeas que nos afectan, desde lo más anecdótico hasta lo más profundo.



En cuanto a la participación autonómica en la definición de una política europea del Estado, indudablemente en estos últimos años se han producido avances. Yo he gestionado este tema durante trece años, entre el año 1990 y 2003, y soy
consciente de que en estos años se han producido algunos avances significativos, pero -reforzando lo que usted decía- el nivel de implicación de la acción de la Unión Europea, no solo estrictamente en las competencias sino también en la gestión de
intereses que afectan directamente a comunidades autónomas españolas, es suficiente como para requerir mecanismos que permitan una efectiva y real participación e implicación de las instituciones subestatales, como ocurre en otros Estados, y
singularmente en Bélgica, que es cierto que es un Estado más fácil porque está integrado por menos entidades, o en Alemania, que es un Estado muy comparable desde este punto de vista al español. En el Parlamento catalán, que es el que conozco de
una forma más directa, existe una sensibilidad importante y un seguimiento cercano de la Unión Europea, concretamente centrado en la preparación de la Presidencia española. Me consta que hace relativamente pocas semanas el secretario de Estado
estuvo reunido con representantes de todas las comunidades autónomas para analizar de qué manera se podría incidir en la Presidencia desde el punto de vista de las entidades subestatales. Si una entidad como el Consejo Catalán del Movimiento
Europeo, o el Consejo Federal del Movimiento Europeo u otras entidades europeístas, o una organización patronal o sindical tienen algo que aportar a la Presidencia española, aún más instituciones políticas con implicaciones tan destacadas como las
comunidades autónomas, que tienen no solamente la obligación de hacerlo, sino que se debe proveer un marco que permita una aportación más activa.
Creo que este es un tema que no está del todo resuelto. ¿En qué ámbitos es importante que actúe la
Unión Europea en esta coyuntura? Evidentemente, las previsiones -y con esto contestó también a la senadora Ana Sánchez- de la estrategia de Lisboa han quedado sustancialmente alteradas, pero no ahora sino desde 2005, en el sentido de que ni el
plazo de 2010 se sacraliza ni los porcentajes del 3 o del 70 por ciento sobre investigación y empleo se consideran dogma de fe. Lo importante es avanzar hacia los objetivos que subyacen, es decir, en el marco de una economía global a Europa
probablemente le corresponderá en los años venideros un papel distinto del que ha venido jugando tradicionalmente.
Por


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tanto, hemos de ser capaces en este nuevo contexto de crear empleo, y esto pasa -y con ello voy a responder también su pregunta- por avanzar en las capacidades de investigación -y ha habido avances en este sector- y sobre todo en la relación
de la investigación con la competitividad, es decir, que la investigación genere innovación que se traduzca en mayor competitividad de la industria, porque por otros caminos ustedes saben mejor que yo que no vamos a conseguir situarnos en este
contexto.
Obviamente, en el momento actual la generación de empleo me parece la primera prioridad. Estamos asistiendo a una destrucción de empleo sangrante y dentro de la estrategia de Lisboa lo que se debería priorizar ahora es la generación de
empleo.



En relación con la pregunta del diputado Jordi Xuclà, existe una cierta tensión y una cierta crítica a la Unión Europea por la ausencia de desarrollo de determinadas políticas, y esto también incide en la percepción que se tiene, cuando en
realidad se está acusando al todo por las partes. Es decir, sobre la gestión de una política energética o de inmigración, creo que debe jugar el principio de subsidiariedad, no como un principio que nos oriente hacia menos Europa, sino que focalice
a Europa en aquellos ámbitos en los que puede aportar soluciones a los problemas y, por tanto, que deje el camino libre a Europa en ámbitos donde se requieren soluciones multilaterales. Energía, inmigración y generación de empleo, lo importante
también en estos ámbitos es que los Estados respeten el marco de actuación de la Unión Europea, que se permita desarrollarlo. Existen los instrumentos jurídicos en los tratados. No entraremos en ello porque sería una intervención estrictamente
técnico-jurídica, pero el tener un nuevo tratado, más allá de que asiente competencias en el derecho originario, de alguna manera permitirá centrar los esfuerzos de Europa no en solucionar problemas y crisis institucionales, sino en trabajar para
los objetivos -y con esto retomo el ámbito de esta intervención- marcados en Lisboa, que es generar un crecimiento sostenible y que cree empleo e incremente la competitividad de todos nuestros países. Disculpen si me he alargado en mi intervención.
Les agradezco, en todo caso, su atención y sus preguntas.



El señor PRESIDENTE: Damos las gracias a don Joaquín Llimona por su comparecencia. Todas las comparecencias suscitan interés y por tanto se alargan en el tiempo; ruego sirva de excusa para los oradores posteriores.



- DEL SEÑOR SECRETARIO INTERNACIONAL DE LA CONFEDERACIÓN SINDICAL DE COMISIONES OBRERAS (DOZ ORRIT). (Número de expediente del Congreso 219/000156 y número de expediente del Senado 715/000070).



El señor PRESIDENTE: Pasamos a la comparecencia de don Javier Doz Orrit, Secretario Internacional de la Confederación Sindical de Comisiones Obreras, para informar sobre la materia de crecimiento y empleo de la estrategia de Lisboa. Vamos
a ver si somos capaces de que funcione el ordenador y puedan ver ustedes en sus pantallas la presentación.



EL SEÑOR SECRETARIO INTERNACIONAL DE LA CONFEDERACIÓN SINDICAL DE COMISIONES OBRERAS (Doz Orrit): Muchas gracias por la invitación a esta comparecencia. Solo he traído 10 ejemplares del libro que cada año edita el gabinete técnico de
Comisiones Obreras, sobre los presupuestos, en este caso de 2009, pero sobre todo sobre la situación económica y financiera española e internacional. A la salida podrán recogerlo.



El señor PRESIDENTE: Yo recomiendo a todos los señores diputados y senadores que si tienen ocasión echen un vistazo en profundidad, al libro que nos ha traído el señor Doz. Siempre es un libro de enorme interés, lástima que se publique
cuando ha acabado el debate presupuestario, no sé si por la prudencia de Comisiones Obreras o por la complejidad del trabajo técnico; pero debo reconocer que es de los análisis más profundos de los presupuestos que se hacen en nuestro país, es un
libro de enorme interés siempre, todos los años.



EL SEÑOR SECRETARIO INTERNACIONAL DE LA CONFEDERACIÓN SINDICAL DE COMISIONES OBRERAS (Doz Orrit): Muchas gracias. Querría transmitirles tres ideas básicas sobre la cuestión de la estrategia de Lisboa, centrada en el crecimiento y el
empleo. La primera es que el modelo de crecimiento español anterior a, pero persistente en estos primeros ocho años de estrategia de Lisboa, era/es incompatible con buena parte de la filosofía de la estrategia de Lisboa. La segunda es que la
recesión europea y mundial impedirá la consecución de algunos objetivos, sobre todo aquellos en los que se centró la renovación de la estrategia, que eran crecimiento sostenible y empleo, pero no solo empleo sino cohesión. Esto no debe impedir
caminar en la dirección principal de la filosofía de economía política que tiene la estrategia de Lisboa. La tercera idea es que hay que reformularla con urgencia. Ahora lo esencial es qué medidas toma Europa para salir de la recesión, sin la cual
no hay ni estrategia de Lisboa ni ninguna otra que queramos nombrar, cambiando el modelo y permitiendo que se desarrolle buena parte de sus contenidos perfectamente válidos.



El marco de la estrategia está roto por la crisis financiera y económica.
Hablar de crecimiento del 3 por ciento a lo largo de estos años ya no tiene ningún sentido. Los objetivos aceptados, no se les escapa, son pleno empleo, calidad del
empleo, también la cohesión social, pero aquí hay que pugnar por que sea lo menos erosionada posible. Yo soy realista y cuando crece el desempleo, como crece en nuestro país o en Europa, evidentemente la cohesión social se ve resentida. Pero no es
lo mismo que se resienta por millones de desempleados


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que están protegidos por seguro y subsidio, a que lo haga y al cabo de año y medio o dos años no haya ningún ingreso, y ya hay un millón de personas en España sin seguro de desempleo, sin subsidio. España va a alcanzar los cuatro millones
de parados en 2009, el problema es cuándo, si es antes del verano o después del verano; y podemos llegar al 20 por ciento de tasa de paro en 2010 si no hay una actuación enérgica que no solo puede ser de España o del Gobierno español.



La estrategia de Lisboa y el modelo de crecimiento ha tenido durante estos años elementos positivos. Yo solo voy a centrarme en las debilidades.
Pero les anticipo que el cuadro no es solo esto, aunque es lo que debe interesar ahora. ¿Por
qué el modelo de crecimiento español es incompatible o no congruente con elementos fundamentales de la estrategia de Lisboa? Porque hemos estado creciendo con base en un desmesurado crecimiento especulativo de la construcción de vivienda
residencial y con un crecimiento intenso en servicios que son intensivos en mano de obra pero tienen bajo valor añadido: servicios personales, hostelería, turismo. Algunos de ellos, como los servicios personales, han permitido incorporar a la
mujer al empleo y tener elementos positivos. Pero, ¿qué tiene que ver con la filosofía y con el núcleo de la estrategia de Lisboa el modelo productivo que propicia un modelo como el nuestro, que ha basado su crecimiento en estos elementos? De los
dos datos que he sacado -que podrían ser muchos más- el segundo me interesa más, y el primero me interesa para decir que si se triplica el precio real de la vivienda de 1988 a 2007 y se quintuplica en términos nominales absolutamente por encima de
cualquier crecimiento de las rentas y de los salarios, los gobiernos -de uno y otro signo- debían haber advertido esto: nos vamos a estrellar; es insostenible en términos de sentido común y de aritmética.
No se ha hecho, porque se estaba
creciendo muchísimo, claro; eso se puede entender. Pero, ¿hacia dónde van los recursos de la economía de un país? Es que de 2003 a 2007 el saldo de préstamos hipotecarios pasa de ser el 48 al 97 por ciento del producto interior bruto. Ahí van
los recursos que el sistema financiero canaliza, ahí van, a construir vivienda residencial. Lo demás habrá avanzado más o menos, en industria, en investigación y desarrollo, pero el grueso va a eso, que no tiene nada que ver con la estrategia de
Lisboa. Los informes anuales pueden decir que la cumplimos más o menos, pero no tiene nada que ver con la estrategia de Lisboa.



¿Más debilidades? Las enuncio, la baja productividad, la débil competitividad -alcanzamos el 10 por ciento de déficit de la balanza de pagos en 2007-, el mercado laboral enmarcado por la temporalizad, que no logramos bajarla, a pesar de los
acuerdos de 1997 y otras medidas, del 30 al 33 por ciento; ahora sí está bajando por el despido masivo de todos los trabajadores con empleo temporal. También está el aumento del trabajo informal. Entre los cuatro millones de inmigrantes, una
parte significativa ha engrosado la economía informal, en concreto, en torno a un millón. Los salarios protegidos por convenio se han mantenido o subido ligeramente la capacidad adquisitiva, pero no la media de las retribuciones por la
incorporación masiva a empleos de más baja cualificación y peor retribuidos. Por tanto, la media estadística baja, que es lo que explica también la disminución de los salarios en la renta nacional. También hay que hablar del aumento de los
abanicos salariales fuera de convenio. En España también ha ocurrido aquello que en algunos países llega al despropósito, que es un desmesurado e injustificado, desde un punto de vista económico y moral, incremento de las retribuciones de los
ejecutivos, incluidos aquellos que en Estados Unidos -afortunadamente, no en España- han llevado al sistema financiero a la quiebra mundial. El avance en I+D+i ha sido insuficiente. La calidad de la educación y la formación profesional no ha
tenido el impulso que debiera en este periodo. Todo ello reconociendo que éramos campeones de empleo, porque se crearon un millón de empleos al año, pero ahora se está destruyendo incluso a más velocidad, y ese es el problema. Durante trece años
el empleo que se creaba en Europa era en España, pero qué empleo, ese es el problema. La tasa de actividad ha pasado de estar muy baja a estar equiparada. Esos son datos positivos, pero cada uno tiene un complemento que no es del todo positivo,
porque ese es el tipo de empleo en el que hemos basado el crecimiento. Por supuesto, no se desprecia ningún tipo de empleo; yo no desprecio ningún tipo de empleo, porque al fin y al cabo es empleo, el empleo de millones de personas, por ejemplo,
inmigrantes, muchos de los cuales están cuidando personas mayores o limpiando los hogares. Por supuesto, hasta ese empleo es valorable, pero desde luego no tiene nada que ver con el empleo de la estrategia de Lisboa, y el que se ha creado es ese,
no otro. A mi juicio, no ha habido una política industrial que merezca tal nombre, y hablo de 2000 a 2004 y de 2004 a 2008.



El problema es que sí se podían haber tenido los recursos. Es positivo que se hayan saneado las cuentas públicas en este periodo, que es lo que nos permite tener ahora uno de los pocos datos positivos de esta situación, que es que todavía
hay margen. No estoy de acuerdo con el vicepresidente económico Pedro Solbes cuando dice que no hay margen. Sí hay margen, entre otras cosas, por el saneamiento que ha habido durante estos años, pero se podían haber hecho las dos cosas. ¿Por qué
no se han hecho las dos cosas? Yo lo digo claramente. Si no se hubieran acometido reformas fiscales innecesarias y regresivas, cuando España tiene cinco puntos por debajo de presión fiscal que la media europea, a lo mejor ahora tendríamos los
recursos necesarios y no estaríamos ya en el 7 por ciento de déficit del producto interior bruto. El peor ejemplo que tengo para plantear en este tema es que aquellos impuestos tradicionales en el sistema impositivo moderno, como son patrimonio y
sucesiones, vayan a ser suprimidos. Son impuestos que solo afectan a la franja de población con mayores recursos. Esto es muy mala imagen, muy mala señal en los momentos que está viviendo España, sobre todo para aquellos que lo


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están pasando peor. Ahora nos faltan recursos para hacer frente a la crisis; no llega a lo de Irlanda, que sí que se han estrellado por su dumping fiscal. Afortunadamente, todavía estamos lejos de eso y hay recursos, pero debería haberlos
más, porque España estaba por debajo de la Unión Europea.



En cuanto a la pregunta de si recesión y avanzar en la estrategia de Lisboa son incompatibles, en algún sentido ya he dicho que sí -para qué vamos a hablar de los objetivos del pleno empleo-, pero se pueden combinar las políticas para salir
de la recesión, que tienen que tener dimensiones nacionales, europeas e internacionales, con las de cambio del modelo productivo y con las de mantenimiento del mayor grado posible de cohesión social. La magnitud de la tarea de cambiar esta
situación es tal que sería necesario un gran acuerdo social, en su caso político, o por lo menos amplio refrendo político, y todavía no parece que estemos en la senda de ese acuerdo.



Sobre los planes de reactivación coordinados, España no va a salir solo porque introduzca un punto más de PIB el Gobierno, que creo que tendría que introducirlo en inversión pública; es imprescindible actuar en Europa y en el mundo. Hay un
esfuerzo llevado a cabo por el movimiento sindical, la confederación europea y la confederación internacional, de que las propuestas que hacemos a nivel nacional sean congruentes con las europeas y las internacionales. Voy a pasar un poco por
encima de esto por no alargarme demasiado en la exposición, pero sí tengo que sintetizar la propuesta que se hace a la Unión, al Consejo Europeo y al G-20 simultáneamente. Examinemos lo que está sucediendo en el mundo, dejando aparte, y ya es mucho
dejar, el tema de la quiebra real del sistema financiero internacional, aunque difícilmente habrá reactivación si eso no se aborda. En el crecimiento o activación de la economía, pedimos un uno por ciento en proyectos europeos financiados por el
Banco Central, el Banco Europeo de Inversión, el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo y otros bancos centrales -Inglaterra y otros- en una serie de capítulos que están ahí expresados. Podría ser acudiendo a la deuda, incluso que el Banco
Central Europeo acuda a la emisión de bonos de deuda. En España, pedimos un uno por ciento adicional a lo que se ha hecho hasta ahora en toda una serie de programas, como pueden ser rehabilitación de viviendas, eficiencia energética, educación
infantil, etcétera. Estos programas se ajustarían por países dependiendo de lo que haya hecho o haya dejado de hacer cada país. Sabemos de la resistencia de algunos, entre otros, uno tan importante como Alemania para acometer conjuntamente esta
tarea imprescindible en un momento en que los agentes privados, bancos, empresas y familias están sobreendeudados -a los bancos lo que se les puede pedir es que no contribuyan a hundir más la economía- y tienen que desendeudarse, incluidos los
bancos españoles, que no tienen activos tóxicos. Para ello no hay otro instrumento sino los gobiernos y la inversión pública. Por supuesto, a los demás hay que pedirles que no hundan más, tienen que mantener el crédito, pero no van a venir del
sector privado, después de la enorme deuda que han acumulado los recursos para la reactivación.



Los planes de reactivación coordinados en España son desde I+D+i, hasta la aplicación de la Ley de Dependencia, con la anticipación de plazos y con una repercusión en el empleo que sería muy digna de tener en cuenta, y la mejora de la
protección por desempleo. Hay que coordinar las administraciones y estudiar, por ejemplo, la ampliación del subsidio en algunos casos, de manera que el salario social lo reciban todos, que no haya familias sin ninguna renta, que ya empieza a
haberlas en estos momentos. Esto debe hacerse, aunque nos pongamos en el 7, 8 ó 9 por ciento de déficit público durante uno o dos años; España lo puede hacer, aunque pague sobreprima debido a esas agencias de calificación que todavía se permiten
el lujo de seguir calificando a los Estados soberanos, después de lo que han hecho para calificar a Madorf, a Lehman Brothers, etcétera, con las mayores calificaciones. Dentro de las propuestas de reforma del sistema financiero está otro sistema de
evaluación y otras agencias de evaluación de riesgos, por ejemplo, una europea y pública, no de personas que, al mismo tiempo, cobran de los bancos y califican sus deudas o les dan servicios de consultoría para mejorar las calificaciones.



Junto con esta reactivación nacional e internacional, son importantes los otro cuatro ejes en los que estamos empeñados en el sindicalismo a nivel internacional, pero también en España, porque hay una profundísima relación, que son las
nuevas reglas del sistema financiero internacional y los instrumentos de control; el acuerdo mundial para una economía verde y para la creación de empleos verdes, que es uno de los elementos en los que España puede tener una potencialidad de
crecimiento importante; un gobierno económico del mundo, que el G-20 se atribuye pero está al margen de Naciones Unidas; y por supuesto una globalización justa, el cumplimiento efectivo de los objetivos del Milenio, la universalización de los
derechos fundamentales del trabajo. Se me pone la carne de gallina al saber que, hasta el momento, para rescatar el sistema financiero y para reactivar las economías, los países desarrollados más alguno emergente, como China, han gastado 5 billones
de dólares. Alcanzar los objetivos del Milenio, que no se comprometen, son 50.000 millones de dólares, el uno por ciento de esa cantidad. Que no se haga esto, y se sigue sin hacer, es insostenible política, intelectual y, desde luego, moralmente.



Termino. La redefinición de la estrategia de Lisboa pasa por colocar en primer lugar las medidas europeas y nacionales de reactivación para salir de la recesión. Si no se hace así, el problema es que vaya más allá de 2010. Hay que
utilizar, sin embargo, esas inversiones extraordinarias para cambiar las bases del modelo de crecimiento en investigación, desarrollo y educación para la economía del conocimiento más competitiva y productiva


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y no la de la mala productividad. Podemos ganar dos puntos de productividad media este año por la enorme pérdida de desempleo a menos cinco y decrecimiento a menos tres. Ya hemos ganado dos puntos de productividad en estadística, pero hay
que medirla con rigor sectorial y no de esa manera.



El desarrollo sostenible yo creo que es el otro gran eje, así como las políticas industriales y la cohesión social. La prioridad inmediata es la protección de los desempleados, pero la prioridad a medio y largo plazo es que el modelo en el
que la enorme desigualdad entre cada país y entre los países que empezó a comienzos de los años ochenta se invierta radicalmente. No es posible sostener que el crecimiento económico tan aparente, capitaneado por la economía financiera, estaba
basado en esa desigualdad que ha aumentado en todos los países, desde China a Estados Unidos, pasando por Europa, pasando por nuestro país -y no es de los peores- y que este modelo siga siendo el modelo de la economía del mundo, de España y de
Europa.



El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, don Javier Doz Orrit por su interesantísima intervención e informe.



Tiene la palabra, en primer lugar, en nombre del Grupo de Esquerra Republicana-Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya Verds, don Gaspar Llamazares.



El señor LLAMAZARES TRIGO: Quiero agradecer la comparecencia del señor Doz, que me parece que ha hecho una intervención muy interesante en relación con la estrategia de Lisboa. Ha expuesto una parte que compartimos globalmente, que es la
parte de valoración crítica de nuestro modelo de desarrollo en el contexto de la crisis económica financiera internacional, y ha tenido otra parte también que creo que es del máximo interés y en la que no solamente podemos coincidir nosotros como
grupo parlamentario, sino que espero coincidan las fuerzas políticas y las propias instituciones europeas, que es la propuesta de reactivación y de cambio de modelo frente a la crisis económica por parte de los sindicatos, de las organizaciones
sindicales en el marco de la Unión Europea.



Quiero agradecerle su comparecencia y pido disculpas porque tengo que ausentarme otra vez debido a que estoy en otras comisiones simultáneamente.



El señor PRESIDENTE: Le comprendo perfectamente, señor Llamazares. Yo tengo otras dos a la vez. Estos son los problemas que tiene la actividad parlamentaria.



En nombre del Grupo Vasco tiene la palabra don Iñaki Mirena Anasagasti.



El señor ANASAGASTI OLABEAGA: Señor Doz, el diagnóstico que usted ha presentado sobre las previsiones de la evolución de la economía coinciden en sus puntos negativos con el informe que ayer aprobó la Fundación de Cajas de Ahorro, sobre
todo en el aspecto más sombrío: pronóstico para 2009, crecimiento negativo del 3 por ciento; cuatro millones y medio de parados; y déficit público que llegaría al 7,4 por ciento. Se ha entrado en un círculo vicioso de falta de liquidez, de caída
de la demanda y de la propia actividad y, sobre todo, la preocupación de que se pueda generar un paro de larga duración. Las recetas para salir de esta situación, lógicamente, no son las mismas, porque ellos proponen unas medidas que crearán
polémica, ya que plantean equilibrar las cotizaciones de la Seguridad Social entre empresarios y trabajadores, lo que requiere consenso -no sé cómo lo ven ustedes- un incremento del IVA que afectaría a la competitividad exterior una reducción del
impuesto sobre sociedades y aumentar el IRPF. Todo esto, si se aplica, tiene un rechazo social y me imagino que serán banderas sindicales que serán puestas encima de la mesa.



Me gustaría saber, señor secretario internacional de la Confederación Sindical de Comisiones Obreras, si con el otro sindicato, con UGT, la sintonía es más o menos parecida sobre el diagnóstico y no solamente en asuntos internos del Estado
español, sino en relación con Europa; si este diagnóstico que usted ha hecho sobre la redefinición de la estrategia de Lisboa tiene algún tipo de iniciativa de consenso, si usted cree que todavía -incluso cuando no ha sido aprobada la propia
estrategia de Lisboa, porque falta todavía el referéndum irlandés- hay visos de que esto pueda prosperar y, sobre todo, qué posibilidades de aplicación tiene, porque, en lo que usted plantea, la música suena bien, pero la aplicación tiene sus
reservas, y lógicamente la situación de cada país europeo no es la misma -la situación de España es distinta de la situación de Alemania- ¿Cuáles cree que son los puntos comunes sindicalmente en Europa que de alguna manera coinciden con los
planteamientos que ustedes hacen en relación con la redefinición de la estrategia de Lisboa?


El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra, en nombre del Grupo Entesa Catalana de Progrés, don Joan Sabaté.



El señor SABATÉ BORRÀS: Gracias, señor Doz, por su comparecencia, por aceptar la invitación de esta Comisión y por su exposición clara y diáfana. Se puede compartir o no, pero ha hecho un buen análisis de una serie de elementos, que
algunos por conocidos no es menos importante repetirlos en cuanto a los déficit en nuestro modelo de crecimiento en los años anteriores y seguramente, como decía el senador Anasagasti, el tema estaría ahora en las políticas a desarrollar. Usted ha
hecho un planteamiento claro e impecable, más allá de que se comparta o no, pero que en buena parte compartimos desde nuestro grupo.



Estamos insistiendo mucho, y en la línea de la estrategia de Lisboa debe ser así, en las políticas en investigación, en desarrollo, en I+D+i, en las políticas industriales,


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en el tema de la sostenibilidad, en la lucha contra el cambio climático trasladado a la economía también en cuanto a las políticas de industria verde, etcétera. Estamos de acuerdo en eso, pero desde la perspectiva de su sindicato, la
Confederación Sindical de Comisiones Obreras, ¿qué medidas deberían aplicarse en el corto plazo? Porque las políticas de desarrollo industrial, de nuevas políticas industriales, incluso las políticas de investigación, que están en la médula de la
estrategia de Lisboa y que son absolutamente ciertas -no estamos discutiendo eso-, han de tener en cuenta el momento de crisis en que estamos -usted lo ha dicho antes, es duro, pero hay que decirlo-, que podemos llegar al 20 por ciento de desempleo
en 2010, y en una situación en la que muchos desempleados están sin cobertura de seguro de desempleo, más allá de las políticas de otras prestaciones que establece el sistema de Seguridad Social o del Estado.



Desde su perspectiva sindical, más allá de compartir esta modulación de la estrategia de Lisboa y de las políticas a seguir en el medio y largo plazo, en el corto plazo ¿cuáles serían esas políticas que usted decía que no debería hacer solo
España -y en eso estaríamos de acuerdo; la crisis tiene un aspecto globalizado, tiene unas bases globales y, por tanto, es importante que la Unión Europea, entre otros agentes, compartan una serie de políticas económicas y sociales-, en el corto
plazo, en estos meses inmediatos, cómo deberían modularse estas políticas de la estrategia de Lisboa y qué decisiones entienden ustedes que deberían tomar las instituciones de la Unión Europea y también, evidentemente, los gobiernos de los países
que forman parte de la Unión?


El señor PRESIDENTE: En nombre del Grupo Parlamentario Popular tiene la palabra doña Luz Elena Sanín Naranjo.



La señora SANÍN NARANJO: Gracias, señor secretario, por su comparecencia y por su intervención, que nos ha parecido muy interesante dada la situación de crisis que padece actualmente España.



En el Consejo Europeo de Lisboa de marzo de 2000, los Estados miembros y la Comisión Europea acordaron adoptar medidas para la erradicación de la pobreza y la exclusión social, pero además acordaron objetivos estratégicos de crecimiento
económico sostenido que debían alcanzarse en 2010. Eran, y siguen siendo, por supuesto, unos objetivos muy concretos, como por ejemplo, mayor empleo y de más calidad, cohesión social, igualdad de hombres y mujeres, igualdad de oportunidades para
todos, lucha contra la pobreza y contra todas las formas de discriminación que lleven aparejadas la exclusión. Además, se garantizó el acceso a todos los recursos, a todos los derechos y a todos los servicios necesarios para la participación en la
sociedad, así como un proceso de intercambio de políticas entre los Estados miembros y de aprendizaje mutuo.
Lamentablemente, señor secretario, tras nueve años no existen cambios de orientación para el crecimiento y el empleo y, por supuesto, no ha
tenido ningún resultado positivo ese método abierto de coordinación previsto en aquel Consejo del año 2000. España hoy, se encuentra con que es el segundo país de la Unión Europea con más riesgo de sufrir pobreza. Usted dice que no es de los
peores; sin embargo, solamente le sigue Letonia, según los expertos, evidentemente. En la Unión Europea, nueve de cada diez parados son españoles. España se ha convertido en el primer país en destrucción de empleo. El número de parados asciende
hoy a 3.481.859; un parado cada cinco segundos; 5.502 al día; y febrero terminó con 154.088, tres veces superior al mismo mes del pasado año. Lo más preocupante, señor secretario, es que se sigue destruyendo empleo y se siguen cerrando empresas.
El concurso de acreedores va en aumento y se disparan los ERE.
Baja el consumo y se prevé -como usted bien dice- un número de parados de un 20 por ciento para el año 2010; algunos dicen que es un 20,7, no el 20.



Señor secretario, este no es un problema solo de España, es un problema también de la Unión Europea. Y es la Unión Europea, junto con el Estado, quien debe dar a los españoles una respuesta que, evidentemente, no será fácil dada la
inactividad del Gobierno para afrontar la crisis y para fomentar el empleo. Los objetivos de crecimiento y empleo son la condición sine qua non para erradicar la pobreza y la exclusión. Y ninguno de esos objetivos de aquella Agenda de Lisboa de
2000 debe quedar en un mero decálogo de buenas intenciones. Por eso es tan necesario, señor secretario -como usted bien decía en su intervención-, que los Estados miembros y los interlocutores sociales consensuen políticas para crear puestos de
trabajo y de mejor calidad. Puso énfasis en la educación y la formación, que son la base para el crecimiento y el empleo. Pero no podemos olvidar que los fondos que tiene España para la inversión y la investigación son insuficientes. Mientras
esas políticas no se reactiven, difícilmente pueden alcanzar los objetivos de crecimiento y empleo propuestos por la Agenda de Lisboa. Se necesitan políticas más ambiciosas si de verdad Europa quiere poner freno a los retos a los que se enfrenta en
el contexto de la globalización, como la pobreza o el cambio climático, y sobre todo los efectos que la pobreza va dejando en cada persona en particular la crisis financiera y el desempleo.



El señor PRESIDENTE: Senadora Sanín, vaya terminando porque ha duplicado el tiempo que tenía asignado.



La señora SANÍN NARANJO: Ya termino, señor presidente.



Para terminar, quería hacerle una pregunta. En la cumbre del Consejo Europeo de primavera -como decía anteriormente- se dijo lo que cada uno de los Estados miembros tenía que hacer para llevar adelante las reformas en cumplimiento de los
objetivos de crecimiento y empleo. ¿Qué recomendaciones se le han hecho


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a España y qué medidas ha adoptado en cumplimiento de aquellos compromisos?


El señor PRESIDENTE: En nombre del Grupo Socialista, don Juan Antonio Barrio de Penagos tiene la palabra.



El señor BARRIO DE PENAGOS: Muchas gracias, señor Doz, y encantado de coincidir en esta sede parlamentaria, distinta de aquella en la que coincidíamos en tiempos.



No me resisto a hacer un breve comentario a la intervención de la portavoz del Grupo Popular en relación con las preguntas que quería hacerle. Estoy totalmente de acuerdo con usted en cuanto a la modulación de la estrategia de Lisboa por la
crisis, por la recesión. Evidentemente, es un problema europeo, pero el Partido Popular, cuando se generaba mucho más empleo que en todos los demás países importantes de la Unión Europea juntos, jamás atribuyó al Gobierno ningún mérito en esa
creación de empleo. En cambio, ahora sí que tiene todos los deméritos en la destrucción de empleo. Será por eso -porque se creaban esos empleos- por lo que estamos -según dice la portavoz del Partido Popular- solo por detrás de Letonia. En cuanto
al modelo de crecimiento también estamos de acuerdo, pero la connivencia de quién o de qué gobiernos con lo peor del modelo de crecimiento que estamos intentando cambiar es un hecho más que evidente. Dejo la pregunta en el aire pero la respuesta es
obvia.



Paso ya a las preguntas al compareciente. En relación con la matización de la estrategia de Lisboa y los siete ejes del programa nacional de reformas, hay un asunto que preocupa mucho a mi grupo, y es la trasposición de la Directiva de
Servicios. Se dice que la trasposición puede crear 200.000 empleos en tres años. Pero hay algunos problemas que yo sé que a usted y a Comisiones Obreras les preocupan, como es el principio del país de origen, rechazado en el estudio que ha hecho
el Parlamento Europeo en su resolución sobre la Directiva de Servicios. Pero algunas sentencias del Tribunal de Justicia Europeo pueden meter por la ventana lo que se ha echado por la puerta. Yo quería preguntarle sobre esta preocupación en
relación con la trasposición de la Directiva de Servicios. No al proteccionismo, claro, pero lo que no podemos dejar de decir es que la libertad de movimientos de los mismos tiene que ir manteniendo los derechos de los trabajadores, manteniendo la
capacidad de negociación colectiva, manteniendo las posibilidades de que esos trabajadores trabajen, al menos, en las condiciones en las que se está trabajando en el sitio en donde se realiza la actividad.



Otro punto importante -lo ha dicho otro de los comparecientes- es el tema de educación, I+D+i y empleo, que son tres asuntos estrechamente ligados.
Por ejemplo, en educación tenemos un déficit claro en cuanto a escolarización del tramo de 0
a 3, aunque se ha hecho un esfuerzo importante. En uno de los papeles que he leído con motivo de esta comparecencia, elaborado por Comisiones Obreras, se habla del 17 por ciento o algo más; el objetivo de 2010 sería el 33. En formación
profesional querría preguntarle qué desfase tenemos ¿Se está a cometiendo adecuadamente, a su juicio, el desfase en formación profesional? ¿Qué medidas se tendrían que adoptar para completarlo? Ya sé que es un tema casi monográfico, pero nos
gustaría que nos dejase alguna indicación.



Dos cuestiones más. Una es el tema del programa Ingenio 2010. Se habla en el papel que he leído de insuficiente movilización de la inversión empresarial privada y habría que hacer una reflexión en torno a esto. La otra cuestión es la
internacionalización de las empresas, con especial atención a las pymes, que son las que lo tienen más difícil, lógicamente; el eje siete del programa nacional de reformas. También hay una alusión algo crítica en cuanto a si esto se está
acelerando o no. ¿Qué datos tienen sobre este último punto?


El señor PRESIDENTE: Para contestar a todos los portavoces que han intervenido tiene la palabra el señor Doz Orrit.



El señor SECRETARIO INTERNACIONAL DE LA CONFEDERACIÓN SINDICAL DE COMISIONES OBRERAS (Doz Orrit): Respecto a la intervención del señor Anasagasti, tengo que decir que S.S. me sitúa en la parte pesimista del diagnóstico, con la Fundación de
las Cajas de Ahorro, Funcas. Esta mañana decía Krugman en The New York Times que un plan descomunal como el que el Gobierno norteamericano ha definido y quiere poner en marcha, que le lleva al 12,5 por ciento de déficit público en los presupuestos
de este año, le parecía muy insuficiente, que no iba a servir para reactivar y para detener esa especie de bola de nieve que, como en toda caída de la demanda en sus distintos componentes de inversión y de consumo público y privado, está
produciéndose a nivel universal. Esto quiere decir que en el peor de los casos podemos enfrentarnos a una situación -que no está escrita y respecto a la que habrá que actuar- como la que se vivió en los años treinta del siglo pasado; no es
descartable esa hipótesis, al menos por lo que leo muy ávidamente en un lado y en otro. Sin duda, ahora hay elementos más positivos que no se dieron entonces, aparte de que tenemos a Europa, que no va a producir guerras. La criticamos por la
insuficiencia de las medidas comunes, pero no se va a pelear por la hegemonía económica, política y militar. El proteccionismo puede empezar a plantearse, pero no tiene nada que ver con lo que había entonces, y yo soy de los que creen que es un
elemento muy negativo. Por tanto, el problema que hay es de no saber. A los que más he hecho caso en reuniones discretas que se han producido últimamente con delegaciones sindicales ha sido a los señores Almunia y Strauss-Kahen cuando en
Washington en noviembre reconocieron que no sabían, y ellos tendrán más información o al menos parecida a la nuestra.



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A los gobiernos solo les queda Keynes; no hay recetas nuevas. Los Estados tienen que activar la demanda porque se cae en una proporción peligrosísima, y es lo que están haciendo todos, con gobiernos situados más a la derecha o más a la
izquierda -no hay otra-, y sostener el sistema financiero para que no se hunda. Si hay medidas más contundentes de activación de la demanda y pueden financiarse por parte de los gobiernos, que estarán buscando financiación todos juntos y al mismo
tiempo, se estará en condiciones de salir de esa peor hipótesis. Eso es lo que algunos dicen; no soy yo quien venga aquí a profetizar. Lo que está claro es que los problemas están situados en otro nivel que las soluciones que propone Funcas,
otras que he escuchado aquí y otras que se están oyendo, tales como que el problema va a ser el coste del despido cuando se ha despedido sin ningún coste a 1.100.000 trabajadores en un año, o que se reequilibren las cotizaciones de los trabajadores
a la Seguridad Social. Si de una forma masiva todos los trabajadores pierden 3, 4, 5 ó 6 puntos, a ver quién consume en España, porque más caída del consumo va a perjudicar a muchísimas empresas. El nivel de las cotizaciones sociales tiene que ver
con un menor nivel de los salarios reales en España, y los salarios reales en España son un 78 por ciento de los europeos. Lo que preocupa a las pequeñas y medianas empresas es la falta de crédito, no que tengan que seguir pagando las cotizaciones
sociales, y ese es el problema fundamental. Por ejemplo, no comparto algunas de las recetas que ha mencionado en su análisis Funcas, pero sí compartimos puntos de vista con UGT y con la Confederación Europea de Sindicatos, y en este sentido en la
próxima cumbre de alto nivel sobre el diálogo social, en la que va a participar España porque le corresponde la troika en el año 2010, vamos a estar presentes y vamos a plantear estas propuestas a la Comisión, entre las cuales corresponde a Europa
la propuesta que he resumido aquí y que en estos momentos está en pantalla.
En Europa direccionamos las energías renovables, las redes europeas, Internet de alta velocidad, los vehículos limpios, con una aportación directa adicional de fondos
europeos a través de los recursos del Banco Central o del BEI y del BERD.



El señor Sabaté me preguntaba sobre medidas más concretas. Respecto a Europa ya lo he planteado, y en España lo más inmediato no son ya las de medio plazo, como la formación, educación, I+D+i sino que debido a la caída tan enorme que se ha
producido en el sector de la construcción sería necesario poner en marcha un plan mucho más intenso del Estado en coordinación con las comunidades autónomas de rehabilitación de viviendas y edificios que además tuviera en cuenta criterios de
eficiencia energética, lo cual podría reactivar sectores dedicados a esto, así como construcción de escuelas infantiles y aplicación de la Ley de Dependencia, a lo que habría que dedicar cerca de un uno por ciento del PIB, o la cantidad que se
estime oportuno. No podemos permitirnos seguir perdiendo 150.000 ó 200.000 empleos cada día. Las cifras que ha dado la senadora Sanín no son correctas; no son 9 de cada 10 parados. En España hay 3,5 millones y en Europa en estos momentos hay 19;
pero los nuevos parados tampoco. No obstante, España es el país que más parados produce con diferencia. En Francia se escandalizaban recientemente porque en enero alcanzaron los 90.000 parados y tienen 60 millones de habitantes.
La suma de los
incrementos de paro alcanza ahora algo más que el nivel de paro en España, o sea, no son 9 de cada 10. De todas formas, el dato tremendo es este. Por otro lado España no es de los peores en desigualdad. En estos años de aplicación de la
estrategia de Lisboa la sociedad española no es más desigual. El incremento de la desigualdad, medido en coeficiente de Gínis, entre las rentas más altas y más bajas es superior en otros países europeos y por supuesto en otros países del mundo que
en España, pero sí ha aumentado la desigualdad. El riesgo de pobreza y exclusión es muy grande, de los más grandes debido al número de parados que tenemos. Por otra parte, en cuanto a las medidas que ha adoptado el Gobierno español en relación con
las indicadas en la cumbre de primavera, no le puedo contestar porque no lo sé.



Finalmente, y contestando al señor Barrio de Penagos, tengo que decir que tenemos muchísima preocupación por el tema, pero no solo por la trasposición de una directiva de servicios. A nosotros nos preocupa que queden claras algunas cosas,
que las sentencias del Tribunal de Justicia Europeo sobre los casos Laval, Viking, Ruffert, Luxemburgo, estos dos últimos contra leyes regionales o del Estado de Luxemburgo, son absolutamente discutibles, más que nada porque excluimos el problema de
la Directiva de Servicios quitando de en medio el tema, pero la vigente Directiva sobre desplazamiento de trabajadores lo ha reproducido y agudizado por una sentencia que interpreta que los mínimos son máximos.
Ese es el problema. Si viene una
empresa contratada no puede venir pagando los salarios de su país de origen, claramente inferiores, saltándose leyes y convenios nacionales, lo que supondría dinamitar todo el sistema de derecho laboral europeo -esto se está dando mucho en las
contratas de la construcción, que no es un servicio- y el resultado sería que habría un dumpin colosal. Lo que está injustificado en las sentencias es no ver que no se puede impedir que haya mejores condiciones, que se diga: como mínimo, esto.
Hablan de los salarios mínimos, etcétera, pero no como máximo y contra la legislación de un país. Procuraremos amarrar este aspecto en la directiva de servicios española, pero a lo mejor el Tribunal de Justicia Europeo echa abajo la forma de
amarrar la garantía de cumplimiento de la ley en los convenios nacionales, como en el caso de Luxemburgo. Lo que hay que hacer es modificar la Directiva de desplazamiento de los trabajadores, uno de los puntos fundamentales que estamos planteando.



En cuanto a la educación infantil, uno de los objetivos inmediatos para evitar el desnivel es que se invierta en esta materia. Se necesita promover la escolarización en la etapa de 0 a 3 años, lo cual también es inversión. En el desfase
que hay entre nuestra formación profesional,


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es decir, el desfase cuantitativo, es mucho más difícil medir la validez, sobre todo en un momento de crisis. Ahora los servicios de empleo tienen que reforzarse mucho, tienen que seguir a los parados, tienen que darles formación. El
empleo no se pinta, ese es el problema. Ahora hay un problema de absoluto desbordamiento y la calidad puede verse muy resentida, pero tampoco era excelsa la calidad del funcionamiento de los servicios de empleo hasta el momento. Cuantitativamente,
respecto a los países más avanzados de Europa -no la media- España, en cuanto a gasto en formación profesional per cápita está a la mitad, o sea que falta mucho en este terreno. En I+D+i hay un problema con el Plan Ingenio 2010 y con lo que está
haciendo -lo digo con toda claridad- el ministerio; es decir, no se sabe muy bien qué está haciendo. Aunque es una actividad clave, ha habido muchas críticas de los investigadores y de las universidades en cuanto a la información, las conexiones y
el desarrollo. Aunque ha mejorado cuantitativamente en estos cuatro años la inversión pública en I+D+i -la etapa 2004-2008 es significativamente mejor que 2000-2004 en cuanto a crecimiento-, hay desde el último cambio del Gobierno una especie de
impasse muy serio que impide analizar cualquier cosa.



Respecto a la última pregunta, que era el eje siete...



El señor BARRIO DE PENAGOS: Era el tema de internacionalización de las empresas, de fomento empresarial, pero especialmente internacionalización de las pymes.



El señor SECRETARIO INTERNACIONAL DE LA CONFEDERACIÓN SINDICAL DE COMISIONES OBRERAS (Doz Orrit): Efectivamente. Ahora mismo queda muchísimo por hacer en este terreno y hay una retracción general. Buena parte de las pymes están pensando
en cómo sobrevivir, más que en expandirse al exterior. En situaciones como esta el error sería pensar en sobrevivir y no en que uno de los medios para sobrevivir es este. Este desfase tiene que seguir trabajándose para que ahora y en medio de la
crisis no siga aumentando precisamente por la tendencia a hacer lo mínimo. De todas formas, hemos hablado no solo con Copyme sino también con Cepyme, que plantea a veces cosas diferentes de CEOE, y vemos que hay un clamor, y es que les paguen a
tiempo las administraciones públicas, que no aumente, como lo está haciendo, el periodo de demora en percibir la obra ya realizada y el crédito. Esto es lo que las pequeñas y medianas empresas están reclamando, y hay que tener una actitud especial
para intentar solventar esa situación. Hay problemas de la línea ICO en la gestión en los bancos y hay quejas al respecto, etcétera. Habría que abrir la puerta a más internacionalización de esas pequeñas empresas precisamente a lo mejor por esta
situación que se vive.



El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Doz Orrit, por sus brillantes aportaciones. Le agradecemos su comparecencia en el día de hoy, y le pedimos a don Iñaki Beristain Etxabe que se incorpore a la Mesa, pidiéndole excusas por el
retraso que inevitablemente estamos acumulando en todas las comparecencias desde que se inició la ponencia. (Pausa.)


- DEL SEÑOR DIRECTOR DE ECONOMÍA DEL GOBIERNO VASCO (BERISTAIN ETXABE), (Número de expediente del Congreso 219/000158 y número de expediente del Senado 713/000177.)


El señor PRESIDENTE: Señores diputados, continuamos la sesión y le damos las gracias a don Iñaki Beristain Etxabe, director de Economía del Gobierno vasco, por haber aceptado la invitación a comparecer en esta Comisión parlamentaria. Don
Iñaki, tiene usted la palabra.



El señor DIRECTOR DE ECONOMÍA DEL GOBIERNO VASCO (Beristain Etxabe): Le decía al señor presidente que básicamente voy a hacer un esfuerzo por ser muy concreto y sintético, sin perderme en las divagaciones o en la parte quizás más conocida
de la estrategia de Lisboa por lo reiterado del tema y por la expertise del auditorio que nos escucha. Permítanme comenzar la intervención agradeciendo a esta Comisión mixta, en nombre del Gobierno vasco, la amable invitación a expresar nuestra
opinión sobre una cuestión de tanto calado como es todo lo que rodea a la aplicación de la estrategia de Lisboa y a su futuro. Aunque ahora la atención de las instituciones está centrada en la respuesta inmediata a la crisis económico-financiera
que nos atenaza, creemos que la reflexión sobre esta estrategia económica y social y de largo plazo, una reflexión común para toda Europa, es necesaria y muy oportuna. Ustedes saben que en el próximo año 2010 se cumplirá la década que contempla la
estrategia de Lisboa y que corresponderá a España ocupar la Presidencia de la Unión, y antes de que llegue ese momento tiene pleno sentido, desde nuestro punto de vista, que se haga un balance de los resultados por parte de los agentes que hemos
participado en su aplicación y que reflexionemos sobre la necesidad, el significado y el contenido de una futura estrategia común renovada.



El punto de vista que les voy a ofrecer, como no puede ser de otra forma, es el del Gobierno vasco y de la Comunidad Autónoma de Euskadi, una comunidad que, como ustedes saben, cuenta con un poder legislativo y con amplias competencias
exclusivas y compartidas en asuntos vitales para la aplicación de la estrategia de Lisboa. Haré primero un breve balance de nuestra propia experiencia y luego avanzaré dos propuestas de carácter general para el futuro a fin de que, si ustedes lo
estiman oportuno, sean consideradas. Durante la última década, el Gobierno vasco ha cambiado profundamente la estrategia económica. Este cambio ha surgido a partir de la valoración interna que se ha hecho de las transformaciones que tienen lugar
en la economía en las dos décadas


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precedentes. En este periodo ha habido un proceso importante de la reconversión de la industria, un proceso de modernización importante. Los enormes cambios institucionales habidos como, por ejemplo, la autonomía, el concierto económico,
el ingreso en la Unión Europea, favorecen, pero además nosotros contábamos -el Gobierno vasco o la autonomía del País Vasco- con costes inferiores a los europeos en los que de alguna forma asienta su competitividad. Gracias a ello se registran
tasas elevadas de crecimiento en la producción y en el empleo y ello propicia una clara convergencia per cápita con la media europea y permite la absorción del paro hasta niveles próximos a esta media. A principios de la década de 2000, agotados
los efectos asociados a factores institucionales y con niveles de costes que se acercaban a los costes medios de la Unión Europea, la conclusión a la que llegó el Gobierno vasco fue que se imponía un cambio de rumbo, una nueva estrategia a largo
plazo a la cual hemos denominado segunda transformación económica, una estrategia que pone el énfasis en la innovación, por un lado, como una fuente de ventaja competitiva capaz de garantizar niveles de renta superiores, y en la modernización del
modelo social, por otro. Ello da una gran importancia al concepto de educación a lo largo de toda la vida para impulsar simultáneamente la nueva sociedad del conocimiento y también la inclusión social. La estrategia de Lisboa nos ha servido para
reforzar o apuntalar este giro y para darle una visión marco, de conjunto. Nos ha ayudado para poner en la agenda política los temas de la innovación, la sostenibilidad y la reforma del modelo social, como he dicho, y también, de una forma muy
importante y creo que novedosa -por lo menos a nivel regional en lo que conocemos-, alinear la política presupuestaria de medio plazo de acuerdo con estas prioridades marcadas por la estrategia de Lisboa, que es una primera experiencia que luego les
contaré cómo nos ha ido. Hemos dado visibilidad y proyección a este giro estratégico a través de la elaboración de los catorce indicadores estructurales de Lisboa y con la redacción de un balance anual de progresos en el que se pueden apreciar los
resultados que estaba aportando esta nueva estrategia. En resumen, el giro estratégico se debe a una reflexión interna sobre el modelo de desarrollo de las dos últimas décadas y sobre su agotamiento. La reflexión exterior de la estrategia de
Lisboa nos sirve, por su parte, para confirmar lo acertado de ese giro y también para monitorizarlo y darle una comparabilidad en el marco europeo a través de los citados indicadores estructurales propuestos en Lisboa. En resumen, la estrategia ha
sido una fuente muy importante de inspiración para el diseño de las políticas públicas, al igual que también pueden ser otras instituciones internacionales como la OCDE o el FMI, etcétera.



En el año 2005 hay un replanteamiento de esta estrategia que, sin embargo, nos afecta, pero no de una forma muy importante. La revisión que tiene lugar se debe a que los resultados por todos conocidos en su aplicación durante el primer
quinquenio son francamente malos, decepcionantes, y la brecha respecto a Estados Unidos, que era el objetivo inicial que se pretendía corregir, permanece inalterada. En primer lugar, la estrategia revisada ofrece dos novedades importantes:
reafirma su validez, y si bien se propone, por un lado, simplificar los objetivos y concentrar los esfuerzos en la productividad y el empleo, poniendo el énfasis en la competitividad económica basada en la innovación, esta rectificación relega a un
segundo plano los pilares de la sostenibilidad ambiental y social y se deriva del diagnóstico realizado sobre los resultados del primer lustro, que consideran que la proliferación de objetivos y la dispersión de esfuerzos son en parte responsables
de estos pobres registros que la Unión Europea ha logrado en materia de crecimiento y materia de empleo. El segundo punto busca el compromiso de los Estados miembros en la aplicación de la estrategia, que se ha echado en falta durante el primer
lustro. El motivo es obvio. El Consejo Europeo, durante el primer quinquenio, se ha responsabilizado y ha asumido el coste político de los resultados, insuficientes, que muestran el balance a medio camino. Sin embargo, la mayor parte de las
competencias en materias que tienen que ver con esta estrategia de Lisboa no corresponden solo a la Unión Europea sino también a los Estados miembros y a los niveles regionales o locales. Por ello, para deslindar las responsabilidades y como
palanca para mejorar los resultados, esta estrategia revisada propone un procedimiento para implicar plenamente a los Estados miembros con la estrategia de Lisboa. Se diseña en este procedimiento lo que se denomina proceso de gobernanza, y el punto
de partida consiste en un único documento que comprende las orientaciones generales de política económica y las directrices para el empleo, donde esta estrategia se concreta en veinticuatro directrices integradas, que son clasificadas en ámbitos de
macroeconomía, microeconómicas y de empleo. El Consejo Europeo acuerda que tanto la Comisión como los Estados miembros, cada uno en el ámbito de sus competencias, presenten un programa de acción que tiene una extensión de un ciclo de tres años y
que tiene que responder a estas directrices integradas. Los Estados miembros deben establecer bajo su propia responsabilidad los programas nacionales de reforma de acuerdo con las necesidades, de acuerdo con su situación específica, planteando sus
objetivos y medidas para poder alcanzarlos. El nuevo procedimiento contempla la elaboración de informes de seguimiento que los Estados miembros presentarán anualmente a la Comisión, la cual, a su vez, elaborará un informe de síntesis y evaluará a
cada uno de ellos con sus recomendaciones individualizadas, como lo viene haciendo, señalando aquellos aspectos en que existen debilidades y que hay que proceder a corregir. Este es el marco global.



En este periodo ¿qué es lo que ha hecho el Gobierno vasco? El Gobierno vasco ha mantenido y ha desarrollado el giro estratégico al cual me refería antes, y los departamentos han elaborado sus planes a medio plazo, partiendo de un
diagnóstico previo de situación, pero inspirándose


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fundamentalmente en las directrices de la estrategia de Lisboa para la definición de sus políticas y para el establecimiento de sus objetivos.
Desde el área de economía y planificación, contando con la colaboración de todos estos
departamentos, como no puede ser de otra forma, hemos elaborado un documento estratégico para la legislatura 2006-2009, que imagino les han entregado a ustedes en este momento o estarán a punto de hacerlo. Se ha considerado como la más adecuada
visión tridimensional original de la estrategia de Lisboa. Es decir, nosotros seguimos apostando por los tres ejes en los cuales se sustentaba la estrategia original, que tiene que ver con la competitividad económica, con la solidaridad y con la
sostenibilidad ambiental, y hemos establecido una serie de objetivos generales en cada uno de ellos. En cada uno de estos ámbitos, además, se han definido unos ejes de actuación en los que se integran los planes departamentales, y a cada eje le
hemos asignado una serie de indicadores de resultados. Anualmente elaboramos un documento de seguimiento de esta estrategia replicando el modus operandi que hace la Comisión con los Estados miembros, dentro de los programas nacionales de reforma.
De alguna forma estamos intentando, incluso en la filosofía de plantear el tema, emular el proceso organizado por parte de la Comisión respecto a los Estados miembros. Por nuestra parte, y teniendo en cuenta la existencia de una estructura
administrativa descentralizada como la vasca, hemos intentado aplicar los principios de gobernanza también aguas abajo. Es un tema muy importante sobre el que quizá podamos hablar luego.
Hemos intentado involucrar y asociar a las diputaciones
forales y a los ayuntamientos en la elaboración, el despliegue y el seguimiento de esa estrategia común. En este empeño, como ejemplo, hemos diseñado un sistema de información territorial, que contiene información estrictamente oficial, un sistema
georreferenciado y regido por los principios de transparencia sobre la base no ya a nivel regional, no ya a nivel provincial, sino de los municipios de Euskadi. Es un sistema que se llama Udalmap, lo tienen a su disposición en Internet, y su
objetivo fundamental es profundizar en el conocimiento de la realidad económica, social y medioambiental y además facilitar el proceso de toma de decisiones, facilitar la implementación de las políticas en el territorio en el nivel más próximo a los
ciudadanos, tal y como se ha dicho a lo largo de esta mañana, teniendo en cuenta la importancia de la proximidad al ciudadano, tratando, a su vez, de hacerle llegar el mensaje de que las decisiones que se están iniciando a nivel comunitario tienen
un reflejo directo en la vida de nuestros ciudadanos. A lo largo de la discusión de esta mañana he oído opiniones en ese sentido. Entendemos que es una experiencia pionera en el ámbito regional europeo, donde, tal y como ha quedado de manifiesto
en una reciente cumbre europea sobre ciudades y regiones que tuvo lugar la pasada semana en Praga, el presidente del Comité de las Regiones, el señor Van der Brande, decía que la intervención de las regiones y la intervención de las ciudades en la
implementación de la estrategia de Lisboa en los ámbitos más próximos a la ciudadanía es una condición sine qua non para la consecución de los objetivos en ella trazados. Todo ello se ha hecho de nuevo por iniciativa propia.



En un principio pensábamos que con el contexto de la estrategia revisada se podría avanzar en la gobernanza multinivel, incluso pensamos designar, al igual que se hizo en el Estado, el equivalente al mister Lisboa estatal del primer momento,
que era el señor Sebastián. El Gobierno vasco designó al viceconsejero de Economía, Presupuestos y Control Económico como el mister Lisboa regional para coordinar todas las políticas relacionadas con la estrategia de Lisboa en el ámbito de la
comunidad autónoma. Pero en la realidad el proceso de gobernanza y de cooperación se ha limitado única y exclusivamente a los Estados miembros y a la Unión Europea. Esa es nuestra opinión. El Estado, en nuestra experiencia, no ha tenido, a
nuestro juicio, una voluntad real de establecer una relación de cooperación con el Gobierno vasco en este ámbito; no solo con el Gobierno vasco, que no somos distintos de nadie en ese sentido, sino en general con las comunidades autónomas. Las
relaciones se han limitado a la demanda de algunas informaciones sobre objetivos o indicadores de determinadas materias para la conformación del programa nacional de reformas del Estado, y a la invitación a presentaciones del propio programa
nacional de reformas o de documentos y seguimiento. Entendemos, por tanto, y este es un primer mensaje que me gustaría compartir con ustedes, que en este nivel de relaciones no puede hablarse propiamente de una colaboración interinstitucional y una
colaboración de gobernanza coparticipativa, tal y como nosotros la entendemos. Tampoco ha habido ninguna relación especial respecto a la Unión Europea, que de facto ha ignorado también la escala local y la escala regional. No ha existido durante
todo el periodo en el que está en vigor la estrategia de Lisboa ningún incentivo exterior para enfrentar el cambio que hemos descrito y asumir compromisos, ni tampoco ha habido un proceso de gobernanza multinivel liderado por la Unión que nos haya
convocado, involucrado y movilizado en el proceso de elaboración y en la aplicación de esa estrategia, tal y como nos hubiera gustado que ocurriera.



A partir de esta valoración general, hay dos propuestas de carácter general que me gustaría poner brevemente encima de la mesa para su reflexión. La primera es un posicionamiento claro a favor de la elaboración de una estrategia de carácter
integral, en lugar de centrarnos exclusivamente en la competitividad económica; y la segunda, abogar por una gobernanza que involucre y movilice a los gobiernos regionales y locales, es decir, a los ámbitos subestatales. En cuanto a la primera, en
la estrategia de 2005 se decide poner el énfasis en el crecimiento y en el empleo, el famoso growth and jobs, y relegar a un segundo plano la parte de la sostenibilidad y la parte del modelo social.
Somos plenamente conscientes del carácter
fundamental de este pilar, y más en la situación de crisis y de incertidumbre en la que nos encontramos en estos momentos. Sin embargo, nosotros somos partidarios de abordar la situación desde una


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perspectiva más integral. La estrategia, entendida como conjunto de medidas y políticas que se diseñan para la consecución de una meta, también tiene que ser desarrollo sostenible además de competitividad.
Entendemos que en la definición
de ese desarrollo sostenible deberían participar todos los gobiernos, todas las administraciones competentes y todos los agentes interesados en un proceso de abajo arriba y no únicamente de arriba abajo, como está ocurriendo desde la Unión Europea a
los Estados miembros, y cortándose de alguna forma la lluvia que quedaría retenida en ese segundo nivel o gran parte de la lluvia que a nuestro juicio debería seguir permeando aguas abajo.



La estrategia tridimensional, con la incorporación en el Consejo de Göteborg de la sostenibilidad medioambiental, entendemos que es un buen punto de partida. De hecho, la energía y el cambio climático han vuelto a situarse en los últimos
años, y por motivos muy fundados sobre los que no me voy a detener en estos momentos, en el primer plano de la agenda política y económica. La reforma del modelo social europeo para asegurar su viabilidad es igualmente una preocupación latente, y
más ahora en la situación de paro y crisis que estamos viviendo. Por tanto, ambos elementos, sostenibilidad medioambiental y preservación de un modelo social inclusivo, deben de ser, desde nuestro punto de vista, parte de esta meta y constituir la
seña de identidad europea. También habría que integrar en esta meta la cohesión territorial. En la actualidad en el lado del proceso de Lisboa existe la llamada política de cohesión territorial con sus propias directrices estratégicas, muchas de
ellas coincidentes con la propia estrategia de Lisboa, que sirve de orientación para la asignación y para la distribución de los fondos comunitarios.
Creemos que tendría que haber una mayor integración entre la política de cohesión y la política de
la estrategia de Lisboa. En la estrategia de Lisboa, como saben, convergen dos procesos antes separados. Son las llamadas grandes orientaciones de política económica, por un lado, y la estrategia europea del empleo. Entendemos que podríamos
continuar por ese camino e integrar también la tercera pata en esa estrategia de Lisboa, que sería la política de cohesión territorial como una nueva dimensión de esa estrategia. En este momento la sensación que tenemos es que los ritmos de ambos
grandes grupos de políticas no son sincrónicos; son asincrónicos, están desfasados, y por tanto consideramos que es necesario simplificar, en la medida de lo posible, la definición y la implementación de las políticas europeas, y esta
simplificación vendría dada por la unión de los tiempos, la unión de los periodos de las tres grandes políticas impulsadas por la Unión Europea como elemento que genere una sinergia y una simplificación y una mayor visualización por parte de la
ciudadanía.



El segundo ámbito tiene que ver con la gobernanza que implique la escala regional y local. Para que una estrategia sea exitosa y alcance los objetivos establecidos no es suficiente con que se formule de una forma apropiada sino que tiene
que asegurar la aplicación sobre el seguimiento y la evaluación y, en su caso, la reformulación en un ciclo de mejoras sin fin. De poco vale formular una estrategia fantástica si luego carecemos de medios para desplegarla sobre el terreno, como ha
ocurrido en la década precedente, y es difícil llevar a la práctica este despliegue de la estrategia porque Europa no es un ámbito político centralizado; todo lo contrario, es una realidad descentralizada donde las competencias se dispersan entre
multitud de niveles administrativos.
Solo un liderazgo fuerte, una cooperación interinstitucional a gran escala podrían afrontar el reto. Simplemente como anécdota les diré que el otro día, en esta cumbre de regiones que celebramos en Praga, la
sensación que obtuvimos -o por lo menos que yo personalmente obtuve- era que todos estábamos de acuerdo en que nos estábamos enfrentando a un problema internacional que se ha producido de una forma simultánea en todo el mundo, con un origen
financiero por todos conocido, es decir un problema de escala global, y sin embargo, las regiones y las ciudades, desde su perspectiva de acotado ámbito territorial, intentaban aportar soluciones de lo que ellos pueden hacer para contribuir a lograr
una solución de esa situación problemática global. Entiendo que ese es un concepto erróneo, que evidentemente las regiones deben intervenir en este proceso como desarrolladoras de la estrategia, pero que tiene que ser en un ámbito superior, el
ámbito de la Unión Europea, donde se delimite y establezca la estrategia general para poder abordar ese problema global desde una perspectiva global. No cabe abordar problemas globales con perspectivas regionales o con perspectivas de ciudades. En
mi opinión eso es un error de bulto que la Unión Europea tendría que reconsiderar, si les parece oportuno.



Este era el mensaje de fondo sobre el segundo elemento, es decir, necesitamos un liderazgo fuerte ejercido por parte de las instituciones comunitarias y es lo que echamos de menos, sea en el ámbito político, sea en el ámbito de la
implementación de la política monetaria, donde a nuestro juicio el papel del Banco Central Europeo no está siendo lo relevante que debiera y está actuando con un cierto retraso en la puesta en marcha de medidas para poder solventar o paliar tal
situación. También echamos de menos en los mercados financieros un agente que actúe como Tesoro único europeo, como está ocurriendo en Estados Unidos. Desde ese gran marco estratégico dibujado, diseñado y consensuado por todos pero en un primer
nivel, hay que establecer métodos para garantizar que se lleve a cabo ese cumplimiento en los distintos niveles administrativos hasta llegar al ciudadano. Porque, para seguir ilustrando la anécdota anterior, había representantes de una región
griega que, con su mejor voluntad, decían: nosotros para resolver el problema del empleo vamos a prohibir el despido; mientras que en otro lado de la sala, un representante de otra región decía: nosotros queremos flexibilizar al máximo el mercado
laboral. Por tanto, la distancia entre ambas


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posiciones es tal que, a pesar de actuar con la mejor voluntad por parte de los representantes regionales, es necesaria una posición global de la Unión Europea desde una situación más elevada.



Estos serían nuestros puntos de reflexión, estas son nuestras aportaciones. Quisiera agradecerles su atención, dado lo tardío de la jornada. Por supuesto, quedó a su disposición para lo que consideren oportuno.



El señor PRESIDENTE: En nombre del Grupo Vasco tiene la palabra el señor Anasagasti.



El señor ANASAGASTI OLABEAGA: En primer lugar, me felicito a mí mismo por haber tenido la iniciativa de invitar al señor Beristain porque ha hecho una exposición magnífica, sobre todo ha señalado en dónde aprieta el zapato y cómo se puede
abordar una situación como la que estamos viviendo. Se pasa de la teoría a la práctica y se muestra una experiencia, con lo cual yo le felicito, señor Beristain. Ojalá continúe con el próximo Gobierno.



En segundo lugar, así como el señor Llimona nos ha dicho que se han entrevistado con el señor secretario de Estado, señor López Garrido, para ir preparando la Presidencia semestral de la Unión Europea por parte del Estado español, le
pregunto si ustedes han tenido encuentros y si están trabajando también en ese sentido.



En tercer lugar, la estrategia de Lisboa, la Unión Europea, tiene como objetivo una economía basada en el conocimiento y mucho más competitiva, basada fundamentalmente en dos temas: la innovación y la investigación.
La innovación,
convertir el conocimiento en riqueza, y la investigación, convertir el dinero en conocimiento. Me gustaría saber -porque además siempre existe el debate de que es más fácil que los países aprendan a investigar que a innovar- qué se está haciendo
desde el punto de vista de la investigación y de la innovación, y con respeto lo que usted ha dicho, si este es un aspecto primordial dentro que la estrategia que ustedes están aplicando.



El señor PRESIDENTE: En nombre del Grupo de Entesa Catalana de Progrés tiene la palabra el señor Sabaté.



El señor SABATÉ BORRÀS: Gracias, señor Beristain, por su presencia aquí, por aceptar la invitación a comparecer y, por supuesto, por su exposición, por habernos explicado cuáles son las bases de la actuación del Gobierno vasco en el
desarrollo de las bases de la estrategia fijada en Lisboa y también para combatir la actual situación de crisis económica. En el fondo todo va relacionado y todo tiene que ver.



Ha insistido usted en diferentes momentos de su intervención en la voluntad del Gobierno vasco de implicar a otras instituciones provinciales y locales, supongo que a las diputaciones y a los municipios. Por otra parte, en una de sus
reflexiones finales insistía en la necesidad de un liderazgo fuerte por parte de las instituciones europeas y en no dejarlo en manos de los poderes regionales, para evitar esa dispersión que usted ilustraba con una anécdota suficientemente
reveladora. En esa gradación de las instituciones europeas hasta los poderes locales, pero sobre todo desde el punto de vista del Gobierno vasco, ¿qué tipo de colaboración se ha pedido y se pide a esas instituciones que de alguna forma estarían en
un nivel no inferior, pero sí en otro nivel, en definitiva, las diputaciones y los ayuntamientos? Deseo saber en qué medida su Gobierno ha requerido de estas instituciones para colaborar en unas estrategias que, evidentemente, forman parte de una
estrategia global y que luego tanto el Gobierno español como los gobiernos autonómicos -en este caso el Gobierno vasco- han venido desarrollando en su territorio.



El señor PRESIDENTE: En nombre del Grupo Parlamentario Popular doña Soledad Becerril tiene la palabra.



La señora BECERRIL BUSTAMANTE: Gracias, señor Beristain, por su presencia, por los datos y la información que nos ha ofrecido. En primer término, en los tres documentos que nos acaba de hacer llegar hay uno que está claramente referido al
País Vasco. De los otros dos documentos -le veo echándole una rápida ojeada-, supongo que el de indicadores estructurales está referido al conjunto nacional. Y el otro documento, el Informe anual de actualización y evaluación, también me parece
que tiene datos interesantes, supongo que es un informe de carácter general, nacional, para toda España. No me ha dado tiempo a verlo, por eso le formulo esas preguntas, digamos, introductorias.



En relación a su exposición, usted ha dado mucha o bastante importancia para los próximos años a los aspectos de investigación, desarrollo e innovación de la estrategia de Lisboa y de la estrategia de Lisboa renovada. A mí esta materia me
parece absolutamente clave para toda España, para la Unión Europea y debería ser objeto de preocupación por parte de todos en España. ¿Podría decirnos cuáles son sus experiencias en esta materia, las experiencias del Gobierno vasco, cuáles han
tenido éxito y cuáles son sus políticas de investigación y desarrollo? Entiendo que es una política para la que no cabe el ámbito regional o de una comunidad autónoma exclusivamente por que la investigación tiene cada vez menos fronteras,
afortunadamente, y es más internacional, pero puede haber iniciativas, las habrá habido desde el Gobierno vasco. Cuáles son, cuál es su experiencia y qué valoración hace usted de estas iniciativas en este campo.



El señor PRESIDENTE: Finalmente, en nombre del Grupo Parlamentario Socialista, señor Moscoso.



El señor MOSCOSO DEL PRADO HERNÁNDEZ: Muchas gracias, señor Beristain, en nombre del Grupo


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Parlamentario Socialista por su comparecencia, que considero muy interesante y constructiva, en particular las propuestas que ha formulado que con seguridad forman parte de nuestro informe, sobre la necesidad de crear una estrategia integral
que no solo vaya de arriba abajo sino de abajo arriba y que integre otro tipo de entes y ámbitos, y también la necesidad de conseguir un ámbito de gobernanza supraestatal que implique mejor a las regiones, comunidades autónomas y entes locales. Le
formularé preguntas sobre algunas cuestiones que creo que son interesantes de la experiencia vasca y que sin duda deben estar en nuestro informe a la hora de elaborar propuestas y de hacer también una valoración crítica de lo que ha sido la
estrategia de Lisboa en estos últimos ocho años.



Por un lado, la importancia que ha desempeñado en el desarrollo y el éxito de algunas iniciativas del País Vasco la existencia de algunos centros tecnológicos. También el papel que en su opinión juegan entidades como las cooperativas, el
movimiento cooperativo, que tienen una manera particular de establecer una relación concreta entre capital humano, formación, empresas y transferencia de conocimiento desde las entidades educativas hasta las empresas, así como el caso concreto de
cómo se articula en el País Vasco la relación entre universidad y empresa.



El señor PRESIDENTE: Para contestar a los portavoces que han intervenido tiene la palabra el señor Beristain Etxabe.



EL SEÑOR DIRECTOR DE ECONOMÍA DEL GOBIERNO VASCO (Beristain Etxabe): Voy a intentar ir directamente a sus cuestiones. En cuanto a la preparación de la Presidencia de la Unión Europea, pregunta del señor Anasagasti, no hemos tenido
directamente hasta el momento reuniones de coordinación a nivel estatal, si es a lo que usted se refería. Sin embargo y sorprendentemente, como consecuencia de la participación cada vez más creciente en proyectos europeos de distinta índole, en
concreto en un par de proyectos dentro de la iniciativa Interreg 3, hemos tenido ocasión de colaborar con una región de Hungría, con la Toscana, una región del norte de Italia, y también con una región de Suecia que está en torno a la capital,
Estocolmo. Ellos nos han pedido, sobre todo los húngaros, juntarnos para tratar de establecer cuáles pueden ser las labores preparatorias de forma que la Presidencia española pueda ser más efectiva en el año 2010. De hecho la semana que viene nos
vamos a desplazar a Hungría a estos efectos. En definitiva hemos tenido una petición de una región que está interesada en hacer una preparación para incrementar la efectividad de esa Presidencia. Región sobre la que, por cierto, me gustaría romper
algunos mitos, por lo menos yo los tenía al principio, me daba la sensación de que algunas regiones del este de Europa recientemente incorporadas o de más tardía incorporación a la Unión Europea podrían quizá estar excesivamente atrás en cuanto a
nivel de desarrollo, etcétera. Nada más lejos de la realidad. Me gustaría ratificar en este foro el enorme progreso que hemos visto en este proyecto de colaboración que ha durado dos años y medio de estas regiones europeas; el enorme potencial
humano de preparación, de ganas de aprender que tienen. Y les aseguro, señorías, que estas regiones son muy a tener en cuenta como socios comerciales por parte de nuestras pymes o empresas medianas que quieran abrir nuevos mercados en el este
europeo. Siendo mercados de elevado potencial económico, me parece que es muy interesante que lo tengan en cuenta por que son gente francamente interesante.



En cuanto al tema de la innovación y qué es lo que se ha hecho, pues grosso modo lo que sí ha habido en el País Vasco es una apuesta estratégica clara por parte del Gobierno, por parte del Ejecutivo y en concreto por parte del primer nivel
del Ejecutivo. Se ha organizado un esquema que tiene como tres grandes pilares, un esquema que pretende fomentar la innovación, y se ha creado una empresa que se llama Innobasque, en cuya presidencia está el señor don Pedro Luis Uriarte, que es una
persona conocida en el ámbito nacional e incluso en el internacional, cuyo objetivo fundamental es potenciar y canalizar de forma coordinada todas las iniciativas institucionales que tengan que ver con la innovación. Un segundo pilar tiene que ver
con la investigación, y se ha creado otra empresa a estos efectos que se llama Ikerbasque, presidida por doña Mari Carmen Gallastegui, catedrática de Economía de la UPV y persona de reconocido y renombrado prestigio, en su momento también fue
consejera de Economía. Esta empresa Ikerbasque persigue, primero, crear las condiciones para que el talento propio se genere y se quede en el País Vasco, y segundo, hay una campaña importante de captación de personas reconocidas por su talento a
nivel internacional para atraerlas a las instituciones vascas, que trabajen aquí y se cree un caldo de cultivo en la parte de investigación. Todo ello está liderado y coordinado por un comité ejecutivo que tiene una secretaría técnica y está
presidida por el lehendakari y los presidentes de estas dos instituciones. Por tanto, hay un esfuerzo concreto, ordenado, sistematizado, para tratar de canalizar la investigación y la innovación en todas las iniciativas de una forma ordenada. En
ese sentido todavía no hay resultados que podamos compartir con ustedes porque estas instituciones se han creado hace año o año y medio y es excesivamente prematuro avanzar ningún tipo de resultado. Pero entendemos que son medidas que deberían ir
en la buena dirección.



En cuanto a la colaboración que usted me decía, Gobierno vasco, diputaciones forales y ayuntamientos, cuando hemos definido ese proyecto al que me he referido Utalmap, son en concreto 155 indicadores municipales para todos y cada uno de los
251 municipios. Estos indicadores los hemos definido teniendo como norte, como marco de referencia estratégica la propia estrategia de Lisboa, es decir que tienen los tres ámbitos: la competitividad,


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la cohesión social y la sostenibilidad. A partir de ahí, lo que estamos haciendo y lo que se va a hacer es una participación directísima de los equipos de trabajo de representantes de las asociaciones municipales, de las agencias de
desarrollo local, que representan a los ayuntamientos y trabajan para los ayuntamientos y para las diputaciones, en la definición de los indicadores y también en la de los indicadores sintéticos en la que ahora estamos avanzando. Es decir, si
tenemos 155 indicadores y decimos que son para tomar decisiones, hay un cierto contrasentido en la forma en que podemos defender perfectamente la decisión A y la decisión contraria. El siguiente paso, y lo estamos haciendo conjunta y
coordinadamente con los representantes locales y ahí está el valor añadido, es definir indicadores sintéticos que de alguna forma recojan cada uno de los tres ejes -hemos definido un indicador sintético por cada uno de los tres ejes de Lisboa- que a
su vez culmina en un indicador sintético de sintéticos. Digamos que cada municipio tiene su retrato a este nivel particularizado, individualizado de los 155, a nivel de los indicadores sintéticos por eje y del sintético de sintéticos. Cada uno
tiene un valor y por tanto se puede comparar con el vecino, la metodología es conocida, etcétera, entonces hay una clara y real participación. Evidentemente es mejorable y se podrá avanzar en el futuro si sirve de verdad para tomar decisiones y si
acaba en una especie de cuadro de mando para hacer el seguimiento del reflejo de las políticas públicas en lo local. De hecho seguimos el modelo catalán que ustedes en su momento definieron, donde tenían un esquema que partía desde el primer nivel
que también servía para hacer el seguimiento de las políticas.



En cuanto a la señora Becerril, en primer lugar, quiero disculparme porque ayer mandamos la documentación, pero ha habido algún problema técnico, por lo que es imposible que usted se haya podido mirar la documentación porque se la acaban de
entregar. La documentación que le hemos entregado solo se refiere al País Vasco. Lo que hacemos es ubicar. Por ejemplo, en el documento de los indicadores estructurales en la UE a Veintisiete están todos los Estados que la componen, pero ponemos
al lado de cada uno de ellos la posición del País Vasco a efectos comparativos. El documento de mayor grosor, que es el primero, es el documento estratégico, el que marcaba la estrategia de todas las políticas del Gobierno no por departamentos,
sino por ejes, que en su momento definimos como prioritarios. Igual que en el programa nacional de reformas se definen siete ejes prioritarios, nosotros consideramos que había que definir hasta diez ejes prioritarios, que básicamente se parecen
muchísimo a los que se definen en el Estado y alguno más. No voy a citarlos, porque los tiene usted en la documentación. Ese es el despliegue y la situación de partida cuando se hizo esa reflexión estratégica. Hay un diagnóstico, unos retos y una
definición de una serie de indicadores para hacer el seguimiento y medición de esos retos. Esos retos insertan o incorporan todas las políticas, todos los planes y programas del Gobierno que tengan que ver con la estrategia de Lisboa, y estarían
todos ellos de alguna forma analizados y filtrados desde esa perspectiva.



En cuanto a las experiencias de I+D+i, estamos todos de acuerdo, y hay una cierta moda en ello, en que tenemos que hacer investigación, desarrollo e innovación. Me ha preguntado por la experiencia en esta materia. La experiencia es dispar.
De momento no me atrevería a poner encima de la mesa ninguna práctica como best practice, como práctica a imitar. Sí hay iniciativas interesantes que tienen que ver con la organización institucional del Gobierno y que propician esas actividades de
innovación, por ejemplo, la política de los cluster. En su momento se definió la clusterizacion de la economía vasca y eso ha servido para ahora canalizar más fácilmente, en la parte de la gestión del conocimiento y en la que tenga que ver con la
investigación, los recursos hacia esa nueva institución que le he citado al principio, que se llamaba Innobasque. En cualquier caso, grandes proyectos estrella no puedo comentarle; tenemos que seguir trabajando. Sí puedo señalarle que tenemos las
experiencias del BioBasque, de bioGune y de todo lo que tiene que ver con el tema bio, pero realmente ese es un tema que está saliendo ahora, no tiene suficiente consistencia para decir que esta es una industria de futuro, una industria que nos va a
ayudar a transformar la estructura de la economía vasca, porque sería excesivamente presuntuoso decirlo en este momento. Están en la buena línea, pero todavía no hay resultados.



A ese respecto, como anécdota y relacionado con el tema de las pymes, que nos interesa a todos muchísimo, sí hemos puesto en marcha una iniciativa que todavía no es conocida, pero que está a punto de ver la luz, y es un proyecto que se llama
Connect. Este proyecto lo vimos en su momento en la región de Midlands y lo que hace es combinar cuatro elementos muy importantes, que resumo: la primera pata serían las pequeñas empresas que tienen que mejorar, abrir un nuevo negocio o completar
una nueva línea de negocio en lo que vienen haciendo, pero no tienen capacidad para ello. Un segundo pilar son la universidad y los centros tecnológicos. Un tercer pilar, que es el financiero, tiene que ver con los grandes inversores y los
business angel, es decir, personas dispuestas a asumir riesgo financiero de sus recursos económicos a cambio de rentabilidades esperadas importantes. Por último, como cuarto pilar, estaría la propia institución central, que se llama Connect,
apoyada por un grupo de asesores externos. Les explico de forma muy rápida en qué consiste el procedimiento. La pyme no sabe cómo hacer un nuevo proyecto de ampliación de negocio y acude a Connect, que está en el centro de esos cuatro pilares, la
cual a su vez, valiéndose de los apoyos gratuitos de los asesores externos, fiscales, márquetin, financiero, etcétera, le ayudan a completar un proyecto como Dios manda. La unidad central lo que hace es valorar ese proyecto y lo califica, como si
fuera una agencia de rating, pero traspasada a proyectos pyme. En función de la tipología y de la nota que haya conseguido


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el proyecto, la agencia central, que se llama Connect, insisto, organiza eventos. Si son proyectos de poca cuantía dineraria, hace pasar por un cine a los promotores de proyectos, a los representantes de las pymes; en el otro lado están
los representantes financieros y, si alguien tiene interés, se van casando operaciones. Se va reduciendo el número de presentaciones a medida que va subiendo la necesidad financiera. Este es un esquema que está dando muy buenos resultados. ¿Cómo
sigue esto? Cuando se casa la operación entre financiador y empresa, entra a formar parte la universidad o el centro tecnológico, que es quien desarrolla ese proyecto. Una vez que el proyecto está consolidado, la pyme lo pone en marcha,
¿ayudándose de quién? Pues de aquellos señores que inicialmente les ayudaron a definir ese proyecto, es decir, de los asesores externos, que cada uno en su ámbito ha conseguido un nuevo cliente a cambio de hacer una primera aproximación gratuita.
Midlands es una región de unos cinco millones de habitantes, con un 90 por ciento de estructura de pymes muy parecida a la del País Vasco, y allí está funcionando muy bien. Se han creado muchas empresas y bastantes nuevos empleos en esta nueva
línea, por lo que nosotros tenemos la confianza de ser capaces de trasladar este know-how y este expertise que nos ha enseñado la gente de Midlands al ámbito del País Vasco, que se parece mucho. Cataluña también estaba detrás de un proyecto de
similares características. Después de haberse consolidado ese modelo en Midlands, su idea era multiplicarlo por diez y generar diez puntos Connect, fundamentalmente en los países del Este, de forma que se crearía una especie de mercado europeo de
business angels, mercado europeo de pymes innovadoras con necesidades de puesta en marcha de nuevos proyectos, mercado europeo de universidades y de centros tecnológicos capaces de investigar y de dar cuerpo a esos proyectos y mercado europeo de
asistencia técnica, todos ellos valiéndose de la misma metodología de valoración, que está reconocida y consolidada que es la de Connect. Siento la velocidad de mi exposición, pero es muy importante compartir estas experiencias, que esperemos sean
exitosas.



El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Beristain, director de Economía y Planificación del Gobierno vasco. Le agradecemos enormemente sus aportaciones a esta Comisión.



- DE LA SEÑORA CATEDRÁTICA DE ECONOMÍA APLICADA DE LA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE BARCELONA (ETXEZARRETA ZUBIZARRETA). (Número de expediente del Congreso 219/000157 y número de expediente del Senado 713/000241.)


El señor PRESIDENTE: Sin más dilación, le doy la palabra a doña Miren Etxezarreta Zubizarreta, catedrática de Economía Aplicada de la Universidad Autónoma de Barcelona, a la cual le reitero mis disculpas por la tardanza en poner en marcha
su intervención.



La señora CATEDRÁTICA DE ECONOMÍA APLICADA DE LA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE BARCELONA (Etxezarreta Zubizarreta): En primer lugar, quiero agradecer a la Presidencia la invitación para venir a participar en esta ponencia.
Creo que soy la única
persona cuyos únicos títulos para estar aquí son su trabajo académico, porque no estoy vinculada a ningún tipo de grupo de ninguna clase, por lo que quizá tenga un mayor interés, desde mi óptica.
La segunda cosa que quiero decir es que todos los
asistentes nos agradecerían muchísimo que el señor presidente cortara la sesión en este momento... (La señora Becerril Bustamante: No, no.)


El señor PRESIDENTE: No le daré gusto a doña Miren, porque estamos muy interesados en lo que tiene que decir. (Risas.)


La señora CATEDRÁTICA DE ECONOMÍA APLICADA DE LA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE BARCELONA (Etxezarreta Zubizarreta): Lo digo porque la capacidad de resistencia de la asistencia es obvia. Son tantas horas sentados aquí escuchando cosas, todas muy
interesantes, pero excesivamente condensadas en una mañanas para poder seguir con un ritmo más atractivo. Desde luego, lo que voy a decir corresponde exclusivamente a mi responsabilidad individual, pero quisiera señalar que yo me beneficio
fuertemente en mi trabajo general sobre la Unión Europea de mi pertenencia a un grupo de economistas europeos por una política económica alternativa, que está formado por 50 ó 60 economistas, porque varían, de todos los países de la Unión Europea a
Quince, con excepción de Irlanda. También hay algunos participantes de algunos países del Este, por lo que hay bastante representación de una visión europea, que probablemente es un poco más crítica que lo que hemos estado oyendo esta mañana.



Me permitiré dedicar un poco de tiempo al contexto en el que se mueve el planteamiento actual sobre la estrategia de Lisboa. Hemos oído esta mañana hablar mucho y bien sobre las distintas experiencias y planteamientos que hay en torno a la
estrategia de Lisboa, pero yo creo que merece la pena dedicar un poquito de tiempo, no mucho, a cómo la crisis realmente obliga a un replanteamiento radical de la estrategia de la Unión Europea y de la estrategia de Lisboa. Se altera de tal forma
toda la situación de futuro que es muy poco plausible mantener los planes de actuación tal como estaban fijados o en vías de establecerse. No olvidemos que la estrategia de Lisboa es del año 2000, renovada en 2005, en 2007, etcétera, pero es que
ahora ha habido como una especie de tsunami o de terremoto -como queramos decir- que altera totalmente las condiciones en las que nuestras economías se han estado moviendo. Si queremos decir algo con proyección de futuro y un poco sensato, tiene
que ser un replanteamiento crítico de toda la estrategia


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anterior. A mí me preocupa un poco que sigamos todavía encorsetados dentro del mismo esquema. Me parece válida la opción -algún compañero lo ha dicho esta mañana- de que cuando las cosas van mal es mejor mantener los proyectos, pero, sin
rechazar totalmente esa posición -que me figuro que es la de los que estudian el tema de la estrategia de Lisboa-, hay que tener en cuenta que las crisis económicas en todos los casos han supuesto una transformación radical de las políticas
económicas y de las estrategias si pensamos en la crisis de 1929, con todo el advenimiento del keynesianismo posterior, o en la crisis de 1970, que permite la entrada del neoliberalismo en todo el mundo desarrollado o por lo menos la consolida.



Lo que va a pasar en el inmediato futuro tiene bastante poco que ver con lo que hemos visto hasta ahora. Les daré pocos ejemplos pero que me parecen relevantes. La crisis está resucitando -queramos o no- el proteccionismo y el nacionalismo
económico de los Estados y esto es absolutamente crucial tanto para las relaciones internas de la Unión Europea como para las relaciones con el exterior. Ni siquiera se ha logrado resolver el tema de la ronda de Doha. Por mi análisis, me da la
impresión de que realmente estamos en el inicio de una etapa -me atrevo a usar la palabra- radicalmente distinta dentro del capitalismo. No estoy diciendo que el capitalismo este en peligro, por lo menos no inmediato, pero estamos en el comienzo de
una etapa distinta. Toda crisis impone la destrucción del esquema anterior y la creación de uno nuevo. Es interesante, desde el punto de vista teórico por lo menos, que no hay un economista, a pesar de que Krugman parece que tiene bastantes
puntos, que no hay ningún modelo económico que realmente esté respondiendo a esto.
También Keynes escribió después de la crisis de 1929. Supongo que los economistas jóvenes tienen todo un desafío para ver cómo van a hacer esto. Necesitamos una
nueva teoría y una nueva política económica que fundamente las nuevas estrategias.



Realmente estaremos cometiendo un error al profundizar en lo que ya se hacía o en lo que hacemos, con toda la buena voluntad del mundo, sin ninguna duda, pero me parece que es necesario dar un salto. Lo que sucede es que es un salto en el
vacío. No tenemos todavía coordenadas suficientes, pero es que la vida no siempre espera a que se haga el programa. Esta sería una de las premisas fundamentales de los nuevos planteamientos no solo de la estrategia de Lisboa, que me parece que
está ya -yo me permitiría decir- sacudida por lo menos, utilizando expresiones moderadas, sino también de toda la política económica de la Unión Europea. Incluso el análisis de la crisis que yo he leído en torno a la Unión Europea es deficiente.
Considera todo el tiempo que es una crisis exclusivamente financiera, aunque afortunadamente hay que decir que los diputados del Parlamento Europeo señalan que esta crisis tiene implicaciones que van más allá de los mercados financieros, pero la
documentación oficial de la Comunidad no lo refleja. En el Consejo Europeo del otoño de 2008, en plena crisis, reunidos en París estaban hablando solo de cómo proteger el sistema financiero europeo y a los depositantes y ni una palabra, ni una,
sobre la importancia de la crisis para el crecimiento y el empleo. Si estamos en la estrategia de Lisboa, el crecimiento y el empleo hubieran merecido una mínima atención, o sus consecuencias para la población que se han comentado ampliamente esta
mañana.



Las recomendaciones de la estrategia de Lisboa y todas las recomendaciones europeas se están dando -si me permiten una expresión popular- a toro pasado, dentro de un marco relativamente estable de todas las variables económicas y
financieras, y este marco se ha alterado tan sustancialmente que estas recomendaciones ya no son relevantes y mucho menos útiles en el nuevo contexto. Me van a perdonar -menos mal que ya se han ido bastantes amigos- porque yo pienso que estamos
perdiendo el tiempo todos nosotros y el poco dinero público que reuniones como esta cuestan. No es que estas reuniones vayan a desvirtuar el presupuesto, pero creo que es una cuestión de planteamiento, de que tenemos que mirar más lejos. Tenemos
el ejemplo de cómo está tratando la crisis la Unión Europea. No ha profundizado para nada en las causas de fondo, como les decía antes, y toda su solución es una política coordinada. Todos los que estamos aquí sabemos que de coordinación, nada,
que realmente cada uno está yendo al sálvese quien pueda y lo que hacen de coordinación son reuniones formales que quizá tengan buena voluntad pero, pensemos que de los 200.000 millones de euros que se dijo que la Unión Europea iba a destinar a los
problemas de la crisis actual, 170.000 son nacionales y solo 30.000 solo son de la Unión Europea. Si miramos con un poco más detalle el dinero que están dedicando los distintos países, veremos que las diferencias son enormes y que no tienen nada
que ver, y la prensa cotidiana está diciendo todos los días que hay muy poca coordinación. Perdonen que insista, pero hay momentos en que leyendo noticias de la Unión Europea me da la sensación de que estoy viendo la sala de baile del Titanic
mientras se hundía el barco, aquello de sostener la posición anterior y hacer poca cosa.



Hay muchos elementos que necesitan ser revisados muy a fondo. Por ejemplo, hemos estado hablando toda la mañana de la innovación y de la investigación. Todos estamos de acuerdo en que son importantísimas en unas sociedades ricas para
avanzar en la producción y en la productividad, pero curiosamente estamos hablando de coordinar la investigación y la innovación, y yo no he leído en ningún sitio que eso esté absolutamente en conflicto con la competencia entre las empresas, es
decir, qué tipo de redes empresariales vamos a montar si resulta que el elemento clave de la competencia empresarial está en el conocimiento tecnológico que cada una de ellas pueda avanzar. No es lo mismo gestionar la coordinación de una
investigación pública que gestionar la coordinación de una investigación privada. Me da la impresión de que se habla con relativa frivolidad de una serie de cosas que son interesantes, pero debajo de las cuales se


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deja toda una corriente subyacente que después conduce a que aquello no salga bien. Yo no creo que las dos renovaciones sucesivas de la estrategia de Lisboa no sean debidas a algo. Es que no funcionaban. Si miramos un poco la estrategia
de Lisboa del año 2000 no funcionó, y eso se dijo por activa y por pasiva cuando se hicieron los documentos de 2005, está escrito en todos ellos. La de 2005 tampoco ha funcionado demasiado bien y ahora estamos en la de 2007 y 2008. ¿Vamos a
seguir? A lo peor sí, pero yo creo que sería mejor rascar un poco más lo que hay en el fondo.



Mi planteamiento sería que tenemos que ir mucho más lejos de lo que estamos yendo. No nos podemos quedar en ese corsé, en esas coordenadas de una estrategia de Lisboa que ni siquiera ha sido útil hasta ahora, porque no ha tenido resultados.
Es verdad que ha habido años muy buenos en este siglo XXI, pero era por la coyuntura económica. Europa ha tenido años malos, Alemania y Francia han tenido épocas muy malas, España ha tenido épocas algunas malas y otras mejores, sobre todo las
últimas. Yo no creo que se pueda asignar a la estrategia de Lisboa lo que de bueno o de malo haya habido en la economía durante esta década, porque además la estrategia de Lisboa tiene muy mal análisis económico. Se hace el año 2000 en plena
potencia de un esquema neoliberal de economía que, como todos ustedes saben, ha quedado completamente arrasado con la crisis. Los planteamientos de los economistas neoliberales de mercado, mercado, mercado a toda costa se ha visto adónde nos han
llevado, que es donde estamos. Yo casi, y ya sé que estoy siendo muy provocativa pero, afortunadamente, como no va a haber mucho lío porque somos pocos...
(Risas.)


El señor PRESIDENTE: Pero muy aguerridos, doña Miren.



La señora CATEDRÁTICA DE ECONOMÍA APLICADA DE LA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE BARCELONA (Etxezarreta Zubizarreta): Aguerrida.



El señor PRESIDENTE: No, aguerridos los pocos que estamos.



La señora CATEDRÁTICA DE ECONOMÍA APLICADA DE LA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE BARCELONA, (Etxezarreta Zubizarreta): Yo casi pondría en cuestión la propia estructura de Lisboa. En el grupo de economistas europeos que he mencionado antes,
nosotros ya en el año 2000 -y está escrito en distintos documentos- poníamos muy en cuestión toda la estructura de Lisboa porque no era conducente a los objetivos que ella misma decía que la iba a ser.
Por lo tanto, estamos viendo que no ha dado
resultado, independientemente de la crisis, además de lo que ya he mencionado.



La estrategia de Lisboa, por ejemplo, resucitó el pleno empleo. Durante los años noventa hablar de pleno empleo era casi una palabra obscena, y de repente la estrategia de Lisboa el año 2000 resucita el pleno empleo, pero cambia
completamente lo que se había considerado siempre que quería decir el pleno empleo en los años cincuenta, sesenta y setenta, desde que Beveridge inventó el concepto de pleno empleo. Quiere potenciar un Estado del bienestar dinamizador, que es la
fórmula europea para el Welfare de Bill Clinton, que lo único que quiere hacer es que disminuya la gente que va a ir al Estado del bienestar poniendo unas condiciones que son prácticamente inviables. La estrategia de Lisboa -y no me voy a
entretener porque no tenemos demasiado tiempo, pero si alguien lo desea tengo el punto algo más elaborado y lo podemos comentar después- no dice nada y si dice algo lo dice a favor de privatizar todos los servicios sociales, partes crecientes del
sistema colectivo de seguridad social, bajo la excusa de que ahora no es financiable, de que ya no se puede sostener. Esto habría que discutirlo porque realmente nuestras sociedades son mucho más ricas que hace una serie de años. En cuanto al
hecho de que envejezcamos es curioso que todos estos programas parece que ponen casi en cuestión las mejores conquistas del capitalismo actual; el alargamiento de la esperanza de vida se ve solo como un problema: ya no vamos a tener dinero para
los viejos. Yo pregunto, sobre todo porque mi edad me preocupa mucho, qué van a hacer si no hay dinero para los viejos.
La privatización de las pensiones no va a resolver en absoluto ese problema. ¿Vivirán los viejos que tengan dinero y no
viviremos los viejos que no lo tengamos? Son preguntas que la estrategia de Lisboa ignora completamente. Esta es una estrategia que ha llevado a un incremento de la desigualdad. Ya se ha hablado antes de esto y no voy a abundar, pero hay multitud
de datos -no les cansaré con ellos- de que los últimos años han supuesto un enorme aumento de la desigualdad y un deterioro muy importante de la parte de riqueza de todos los Estados europeos prácticamente que va al trabajo, a favor de la riqueza
que va al capital.
Nosotros en el grupo de trabajo -y yo personalmente me adhiero completamente a esto- no tenemos una excesiva buena imagen de lo que ha supuesto la estrategia de Lisboa; más bien, en muchos momentos parece que es una cortina de
humo para que parezca que se están haciendo cosas cuando realmente se está dirigiendo el modelo en una dirección completamente opuesta.



Resumiendo, la estrategia de Lisboa no ha sido eficiente para los objetivos que ella misma planteaba. Sus sucesivos replanteamientos muestran la permanente insatisfacción, como ya les he dicho. Además, actualmente la crisis rompe todas las
premisas en las que se apoyaba y la invalida como un instrumento adecuado para avanzar. Yo me acuerdo mucho estos días del señor Solbes. No le conozco, evidentemente, pero pienso que no debe estar tragando sapos, debe estar tragando cocodrilos,
porque si alguien había abanderado el Pacto de Estabilidad y Crecimiento


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y el límite al déficit público, era el señor Solbes, por lo menos públicamente y durante todo el tiempo que estuvo en la Comunidad como comisario de Economía. Ahora estamos a algo más del 7 por ciento de déficit y todos los demás países de
Europa están con enormes déficits.
Realmente lo que se ha estado haciendo hasta ahora no me ha convencido demasiado, pero algo hemos mejorado, no voy a discutirlo, pero sobre esa base no nos podemos apoyar para continuar, es decir, tiene que haber
una ruptura muy importante. Lo que pasa es que con esa ruptura no hay modelo, porque todavía no hay teorías ni prácticas de política económica general.
En esto, salvando las distancias, nos está pasando un poco lo mismo que pasó con el socialismo
cuando cayó el muro de Berlín. Los que creían en aquel sistema económico se quedaron sin modelo, no sabían qué hacer. Hay que reconocer que en este momento la crisis económica -que me temo que sea muy larga y profunda, aunque estoy de acuerdo con
lo que ha dicho alguien de que no se sabe muy bien qué va a pasar- va a requerir otro tipo de medidas. Lo que no está muy claro es qué medidas pueden ser. Por eso, lo que tenemos que hacer es ver cómo se pueden resolver los primeros problemas, los
más urgentes, para después, a través de la solución de estos problemas urgentes, ir elaborando y construyendo un sistema dentro del capitalismo del siglo XXI, que va a ser diferente de lo que ha sido hasta ahora, por no mencionar todo el peso de los
países emergentes o los fondos soberanos. El otro día, cuando preparaba esta reunión, me resultó curioso encontrarme con que en medio de algo que hablaban sobre la estrategia de Lisboa y aparentemente sin que viniera mucho a cuento, se referían a
los fondos soberanos, y la Unión Europea decía: no, no, si nos parece muy bien, pero les vamos a pedir que hagan un código voluntario de actuación. No estoy en contra de eso, pero lo que quiero decir es que surgen cosas por todas las esquinas que
a mí por lo menos, quizá porque ya estoy sesgada en esa dirección, me hacen ver que estamos en etapas en las que la vía de desarrollo, queramos o no, va a ser muy diferente; lo malo es que no sabemos muy bien cuál.



A modo de propuestas muy abiertas, diría que incluso en estas sociedades hay siempre algún pequeño margen. Me parece que el representante de Comisiones Obreras ha dicho que nos queda Keynes. La verdad es que es lo único que nos queda,
Keynes, porque los economistas poskeynesianos que yo creía que iban a salir en tromba no han salido porque debe ser mucho más difícil. Por lo tanto, nos queda Keynes. Apoyándonos en esto yo diría que la crisis nos impone ciertas medidas de
emergencia. No podemos pensar a cinco o a diez años plazo, porque en medio hay medidas muy importantes que no solamente están causando un enorme sufrimiento humano, sino que están deteriorando el tejido económico y el tejido industrial de nuestros
países. Por eso pienso que a corto plazo habría que establecer medidas que yo menciono en torno a tres ejes, pero que probablemente ya les digo que son para iniciar un debate que no tendrá lugar.



En primer lugar, la crisis está causando situaciones muy difíciles de soportar a importantes partes de la población en todos los países de Europa, y aunque se produjese una recuperación rápida de la crisis -hipótesis, en mi opinión, muy poco
probable-, es muy injusto que una parte de la población que no ha tenido nada que ver con la crisis, absolutamente nada, resulta que la que sufra de forma tan intensa. Por ello, hay que plantearse algunas medidas de emergencia, algunas de ellas ya
las ha señalado el compañero de Comisiones Obreras. Hemos coincidido aunque no nos conocemos, pero yo las repetiré en mis propios términos. Es necesario organizar inmediatamente una ayuda suficiente e indefinida en el tiempo para los parados;
mientras sean parados tienen que tener derechos que no dependan de lo que es ahora el subsidio de paro. Estamos en una situación de crisis y de emergencia. Esto se puede elaborar mucho más, pero para no alargarlo iré rápido. Esta ayuda es
imprescindible y urgente. Se ha mencionado también que hay un millón de familias en las que no hay ningún ingreso. Yo no sé cómo vivirán ellos, pero yo no me puedo imaginar qué me pasaría si no tuviera ingresos de ninguna clase. Y me temo que ese
millón en el Estado español va a crecer, así que a ver qué vamos a poder hacer.



Me sorprende que no haya más peticiones de que se frenen los desahucios.
La gente que está siendo desahuciada, tanto porque no puede pagar la renta como porque no puede pagar la hipoteca, tampoco es responsable de unas condiciones que han
saltado por los aires en relación con lo que eran cuando ellos establecieron esos contratos. Yo creo que hay que buscar salidas y estas medidas son mucho más parciales. Para eso sí pueden existir posibilidades de redistribuir la riqueza en una
dirección que permita sobrevivir a los trabajadores que están en peores condiciones y a los otros, consumir. Lo que pasa es que al hablar de consumo, personalmente no estoy de acuerdo, por ejemplo, con el presidente Montilla, que decía que
consumamos todos mucho, ni con otros políticos que dicen exactamente lo mismo. Yo creo que puede haber consumo privado y puede haber consumo colectivo, y en este momento puede ser mucho más importante potenciar un consumo colectivo, por ejemplo, en
escuelas, hospitales, guarderías, cosas que están dentro de la estrategia de Lisboa pero que no tienen por qué quedar limitadas, como les decía antes, en ese margen estrecho. Yo diría consumamos, sí, pero consumo colectivo mucho más que consumo
privado. Quizás en vez de tratar de vender automóviles individuales, habría que estar construyendo autobuses, o en vez de estar haciendo grandes obras de infraestructura, habría que estar arreglando las cercanías. No sé cómo funcionan las
cercanías en Madrid, pero les aseguro que en Barcelona son una verdadera desesperación. Asimismo supongo que esto conllevaría mayores aumentos de productividad que incluso el AVE, con el que yo estoy encantada, porque venir ahora a Madrid es una
maravilla, pero, señorías, no nos olvidemos de que hay 400.000 personas


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en la periferia de Barcelona que tienen que transitar todos los días. Yo oigo la radio todas las mañanas y diría que unas cuatro veces a la semana hay demoras en los trenes. En mi opinión sería el momento de llevar a cabo todas estas
iniciativas de consumo público.



Habría que movilizar todos los instrumentos disponibles para ayudar a los afectados a responder a los cambios y convertirlos en nuevas oportunidades. Me parece interesante lo que se ha dicho antes de que se quiere que haya más gente que
vote a favor de las elecciones europeas o que se preocupe por Europa. La gente responde a lo que le interesa y si la gente no vota en las elecciones europeas, es porque las ve muy lejos y porque, como ha dicho antes la señora Becerril, no se da
cuenta de la importancia que tienen en nuestras propias vidas. Quizá, si se diera cuenta de la importancia que tiene en nuestras propias vidas, votaría menos; podría pasar. (Risas.)


Un segundo eje que se impone y que es del que se les está hablando es la reestructuración financiera. Es necesario reestructurar y estoy hablando del corto plazo. Esa reestructuración financiera en un primer nivel tiene que asegurarse el
funcionamiento regular del sistema de pago, la provisión a la economía del suficiente crédito y asegurar los depósitos y ahorros de las personas. Eso es esencial. Lo que pasa es que hay que distinguir entre que eso es esencial y que solo se puede
hacer de una manera. No tiene por qué defenderse el sistema financiero de los bancos actuales y de las compañías de seguros tal como están funcionando para sostener un sistema financiero adecuado, y pienso que es por ahí por donde tendríamos que
ir, ver qué tipo de medidas se pueden tomar para que esto se resuelva, algo que ya están haciendo contra toda la filosofía de los últimos cuarenta años de teoría y de política económica, pero los Estados están absorbiendo partes importantes de los
principales bancos de su país. Como esto es así, es mucho mejor que se haga con total transparencia y que se cree una base fuerte y permanente de banca pública o semipública sobre la que deberían ejercer un control eficiente, a fin de asegurar el
cumplimiento de las funciones básicas del sistema financiero. El resto de funciones del sistema financiero en definitiva no ha sido y no es nada más que una manera de intentar rentabilizar flujos de capital ficticio creado sobre la base de
ingeniosísimas operaciones financieras y me parece que estas son las que habría que reprimir, por supuesto no por la violencia, pero sí por medio de muchas medidas que se tendrían que tomar.



Una cosa que personalmente no he entendido es por qué hay tal resistencia -tengo mi hipótesis, que luego les contaré- a que los bancos quiebren.
¿No nos dicen siempre que el beneficio es la respuesta al riesgo? Pues esta vez la respuesta
al riesgo ha sido que han perdido. Pero no, no pueden perder porque son demasiado grandes o porque hay que salvar el sistema financiero. Ahí es donde habría que buscar otras vías de salvar el sistema financiero, entre ellas, la vía de un papel
importante, como les decía antes, del sector público. Tampoco entiendo que lo más que se diga es que los gerentes de estos lugares disminuyan su salario, aparte de toda la picaresca que hemos visto que usan para disminuir su salario.
Estos señores
tendrían que responder por lo menos en términos económicos cuando no administrativos y penales, porque son personas que están creando gravísimos problemas a la colectividad, de la que ellos no sé si forman parte, pero que los demás sufrimos. No
entiendo por qué no se pueden exigir responsabilidades personales. Si han mirado ustedes los datos, se ve que en esta crisis se aprende mucho, y los que están muy arriba en términos de economía han aprendido mucho, por lo menos tienen gente. Si
ustedes observan, las empresas han perdido muchísimos millones, pero la mayor parte de los millonarios siguen siendo millonarios, quizá no tan millonarios como antes, pero también hay algunos que se han hecho más millonarios. Habría que preguntarse
cómo puede ser esto del empobrecimiento social de los bancos y enriquecimiento en una gran parte colectivo. Son elementos sobre la refundación financiera pensando en los paraísos fiscales. Creo que eso sí está muy claro que se va a regular; lo
que durante años se ha desregulado se va a regular. Lo que pasa es que habrá que ver cómo. Como ustedes saben bien, en la reunión que tuvieron en Washington salieron diciendo que tenían que regular el capital financiero, pero en el mínimo tiempo
posible, es decir, la imagen -ejemplificada por el señor Sarkozy, que dice que hay refundar el capitalismo- es: liquidemos pronto las cosas y volvamos a lo de antes. Me parece que volver a lo de antes es una pura quimera, no porque no quieran,
sino porque no puedan, porque la crisis es demasiado profunda y en las crisis pasa esto.



El tercer eje sería que el Estado entonces se hiciera cargo directamente de muchas cosas. Ya sé que no es una tesis que guste mucho, pero se está haciendo cargo. Yo el otro día pensaba que el ICO está dando dinero a los bancos para que
estos, cuando les plazca y en las condiciones que les parezca, den crédito a las empresas. Después, el Estado está dando apoyos a los empresarios mediante la disminución de impuestos o sobre todo de cotizaciones sociales, que es lo que parece que
los empresarios prefieren o intentan que se haga. Se van a disminuir las cotizaciones sociales para que generen empleo. En mi simplismo yo diría ¿por qué no generan empleo directamente? Hay montones de escuelas, de hospitales, de leyes de
dependencia, de viviendas a recuperar. Yo diría que viviendas no hay que construir porque hay tres millones vacías en este país y un millón y pico en venta. Ahora los empresarios de la construcción dicen que se construyan viviendas de protección
oficial. Habrá que ver cómo se compran las viviendas que ya están construidas, pero lo que es construir viviendas de protección oficial me parece bastante extraño. Se trata de darle de nuevo un papel mucho más participativo al Estado en la vida
económica, pero eso presupone -o por lo menos me parece a mí que tiene que presuponer- un planteamiento mucho más transparente y democrático de la vida real y algo que tenga enorme cuidado con las


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burocracias. Ya sabemos que el problema del Estado es siempre la burocracia y la falta de responsabilidades claras. No estoy diciendo solo que lo debe hacer -yo personalmente creo que lo debe hacer-, pero es que lo está haciendo, y lo que
está haciendo es como bajo cubierta: vamos a que dure poco, que se va a arreglar de esta manera o de la otra... Sería mucho mejor hacerlo claramente. Todo ello tiene que completarse a mi modo de ver con una importantísima reforma fiscal, de la
que hablaré en un segundo si me da tiempo el señor presidente.



El señor PRESIDENTE: Le doy un segundo.



La señora CATEDRÁTICA DE ECONOMÍA APLICADA DE LA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE BARCELONA (Etxezarreta Zubizarreta): A medio y largo plazo, habría otro tipo de temas que no puedo hacer más que mencionar. Habría que reestructurar completamente los
mercados financieros -tengo cuatro páginas aquí sobre mercados financieros- y replantearse en profundidad las políticas macroeconómicas. El Banco Central Europeo se ha visto obligado a bajar los tipos de interés y es útil que por fin los haya
bajado, aunque lo haya hecho tarde, pero ahora lo que importa es que esa disminución de los tipos de interés se transmita a los inversores, porque realmente si el Banco Central Europeo baja los tipos de interés, pero la banca que hace de
intermediaria cobra una serie de intereses y comisiones que lo encarecen, no se cumplirá el objetivo. Es necesaria una mayor flexibilidad y a nivel de Unión Europea se tiene que cambiar el estatuto del Banco Central Europeo. No es tolerable que el
Banco Central Europeo solo responda al objetivo de controlar la inflación. Ese es un objetivo, pero hay otros tan importantes como el crecimiento o el empleo que se tienen que tener en cuenta, que incluso el Banco de la Reserva Federal lo tiene y
que el Banco Central Europeo, en una cuestión de fundamentalismo neoliberal increíble, ha tenido en cuenta.



Curiosamente, si me permiten una anécdota, les diría que el que parece que se ha saltado la norma de no incidir en los otros objetivos de política económica desde los bancos centrales ha sido don Miguel Ángel Fernández Ordóñez, gobernador
del Banco de España, que, sorprendentemente, diría yo, con el estatuto que tienen los bancos centrales, el otro día echó su cuarto a espadas acerca de lo que tenía que pasar en el mercado laboral.
¿En qué quedamos? Si de verdad es independiente el
Banco Central Europeo -cosa que yo creo que no debe ser-, si lo es y se agarran a esto para muchas cosas, que no venga el señor Fernández Ordóñez a decir que lo que hay que hacer es aumentar la flexibilidad en el mercado laboral. Alguien tendría
que llamarle la atención.



Políticas fiscales. Yo creo que hay que hablar de una reforma fiscal, por supuesto completamente diferente de la que se ha mencionado aquí. Yo no creo que se pueda aumentar el IVA. Yo creo que hay que aumentar el IRPF, el impuesto de
propiedades o el impuesto de sociedades en su caso. Ya sé que este es un tema global, sobre todo el impuesto de sociedades, ya sé que el impuesto de sociedades tiene mucho que ver con lo que pasa en el mundo, pero estamos hablando de la Unión
Europea. Quizá la Unión Europea podría tomar decisiones acerca del impuesto de sociedades. Lo que no es de recibo es la falta de armonización del IRPF en el sentido de decir: es que son tradiciones nacionales. Yo siempre creí que las tradiciones
nacionales más importantes estaban en la moneda, y resulta que abandonamos la moneda con bastante facilidad y no podemos armonizar impuestos, lo que da lugar al dumping social -la directiva de servicios es otra cosa-, al hecho de que no haya fondos.
Lo que no es tolerable tampoco es una Unión Europea con un uno por ciento del PIB para su presupuesto. El presupuesto de la Unión Europea sería cómico si no fuera tan dramático. Han entrado doce países nuevos, y además doce países pobres, y no
solamente no ha aumentado el presupuesto, sino que ha disminuido en porcentaje, lo cual demuestra claramente que no se trataba de apoyar a esos países, sino simplemente de que sirvieran como patio trasero, sobre todo a Alemania y Austria, cuando se
les integró. El presupuesto de la Unión Europea, si quieren hacer algo serio, tiene que aumentar gradualmente, por supuesto, no de golpe, aproximadamente hasta un 5 por ciento del PIB, que no sería tan grave. Fíjense que actualmente ya están
generando unas ayudas económicas al sistema financiero que casi pasan al 2 por ciento del PIB. Si llegan a esas dimensiones, pensar en un presupuesto mucho más coherente y mucho mejor organizado no es imposible, y también reforzar un poco, como se
ha dicho aquí, el papel mucho más activo que tendría que tener el Banco Europeo de Inversiones, que por estatuto tampoco puede incurrir en deuda pero podría hacerlo. Es decir, que hay una serie de elementos dentro del sistema de políticas
macroeconómicas que podrían darse.



Por otra parte, es necesario denunciar la política laboral de la Unión Europea. Lo de la flexiseguridad, aparte de que casi es un taco, es una de las palabras que más juegan el papel de cortina de humo. Un compañero que me ha precedido ha
dicho que en Dinamarca tienen el pleno empleo gracias a la flexiseguridad. En Dinamarca tienen el pleno empleo mucho antes que la flexiseguridad, es uno de los países con un Estado del bienestar más rico, y hoy ya habría flexiseguridad si
subiéramos al 59 por ciento la presión fiscal, como tiene Dinamarca; es decir, no se deben utilizar ejemplos muy parciales. A Dinamarca no le va tan mal, pero también hay bolsas de paro, y además trasladar el ejemplo danés al resto de la Unión
Europea me parece muy exagerado. Lo que implica la flexiseguridad es que cualquier persona que quede parada encuentre un empleo inmediatamente. Obviamente, si hay 20 millones de parados en la Unión Europea, eso no pasa, y si eso no pasa no podemos
tomar ese tipo de medidas con esa alegría. El mercado de trabajo tiene que ser mucho menos precario. El dato


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oficial es que en el Estado español hay un 33 por ciento de temporalidad, pero algunas otras estimaciones cifran el grado de temporalidad en el 50 por ciento o más. Si consideramos que los autónomos tienen la espada de Damocles siempre
encima, en el sentido de que son trabajadores hoy y mañana son autónomos, realmente la temporalidad cambia muy sustancialmente. Aquello de que el pleno empleo es uno de los objetivos de la estrategia de Lisboa, sostengámoslo, pero sostengámoslo en
lo que quiere decir de verdad el pleno empleo y a este nivel que se ha llamado ahora el trabajo digno o el trabajo decente. La flexiseguridad es seguro que no es seguridad, sí que es más flexibilidad, porque además consiste en que disminuyen las
salvaguardas que tienen los trabajadores fijos para aproximarles a los que tienen menos. De hecho, se trata también de potenciar el trabajo a tiempo parcial y acaba de entrar una ley, me parece que la semana pasada, para que en España se siga esa
línea.



El señor PRESIDENTE: Vaya terminando, por favor.



La señora CATEDRÁTICA DE ECONOMÍA APLICADA DE LA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE BARCELONA (Etxezarreta Zubizarreta): No entraré mucho a debatir sobre la nueva política energética y climática, porque ya se ha hecho mención a ello. Yo no conozco
mucho el tema, pero parece que el capitalismo verde es una de las grandes esperanzas. Ojalá sea verdad que lo verde nos vaya a salvar de la crisis, lo que pasa es que lo verde hay que pagarlo también. Entonces habría que ver cómo se va a pagar ese
capitalismo verde. Hay cosas que sí, pero hay cosas que probablemente son más difíciles.



Termino con el último punto, que se refiere a la política social. Hay muchos modelos diferentes, no hay un modelo social europeo único. Esos modelos sociales diferentes deben potenciarse, pero manteniendo unos mínimos proporcionales a la
riqueza de cada país, me parece a mí. Tendría que elaborarse una constitución social europea, no una constitución en el sentido legal porque ya sabemos los problemas que tiene siempre esto en la Unión Europea, sino una estructura social europea,
como marco vinculante para la implementación de los derechos sociales básicos en la Unión que, respetando la diversidad de riquezas de los países, permitiera homogeneizar ciertas cosas, por ejemplo, que el gasto social fuera proporcional al PIB de
los países, y que hubiera unos mínimos, es decir, salarios mínimos y pensiones mínimas. Es decir que, reconociendo como no puede ser menos, que hay distintos niveles económicos dentro de la Unión, se intentase homogeneizar una serie de cosas y, a
poder ser, hacer que convergieran en la diferencia más alta, creando una especie de corredor europeo de gasto social. Posiblemente así votaría más gente, porque sentirían que ser europeo es algo importante. Pienso que el bienestar social se debe
colocar como centro del objetivo último de la política económica y social. Este bienestar depende cada vez menos del crecimiento económico global y todavía menos de unas tasas constantes de crecimiento porque depende en qué se crece. Si vamos a
crecer en armas, probablemente habrá unos trabajadores que tendrán un salario, pero no quiere decir que supondrá un gran bienestar para el resto de la población. La cuestión de la distribución de la riqueza y de la renta es más importante que el
crecimiento. Una vez erradicada la pobreza, que es intolerable en sociedades ricas, el bienestar social depende cada vez menos del consumo privado. Les hablaba antes del consumo público, y vuelvo a reiterar que habría que pensar en el consumo
público-consumo colectivo. Es muy probable que todas estas medidas sean muy difíciles de llevar a cabo, siendo mínimamente realista, pero no es más realista pensar que con la estrategia de Lisboa llegaremos a los objetivos de Lisboa. Mi
planteamiento, que indudablemente tropieza con muchos intereses económicos y también políticos, sin ninguna duda es muy difícil, pero presenta la ventaja de que por lo menos fija un objetivo; si se llegase a realizar todo este planteamiento,
conduciría a la consecución real de los objetivos que estamos diciendo que todos tenemos. Esa es la ruta por la que tenemos que transitar, más aún si queremos que un día se pueda establecer un sistema económico y social que se preocupe de la
felicidad de los seres humanos.



Termino aquí mi intervención, y perdónenme por haberme alargado.



El señor PRESIDENTE: Le agradecemos, doña Miren Etxezarreta Zubizarreta, su intervención y abro un breve turno para los portavoces, empezando por el señor Sabaté.



El señor SABATÉ BORRÀS: Gracias, doctora Etxezarreta, por su comparecencia y por su lección. Ha dicho usted que era la única de perfil académico, es cierto, y nos ha dado una lección muy interesante. Nuestro grupo en el Senado, la Entesa
Catalana de Progrés, aparte de agradecerle su presencia, comparte las líneas maestras en buena parte de lo que ha expuesto, si bien no en todo. De todas formas, quería hacerle una pregunta concreta por no alargar más la intervención. Ha aludido en
un momento determinado, dentro de la estrategia de Lisboa y de las bases, a la investigación, a la I+D+i, y ha diferenciado claramente entre lo que sería la investigación pública y la privada. ¿Me podría matizar un poco más esto? Porque hablaba
del impulso a una y otra, que son distintas. Lo digo por perfilar un poco mejor esta diferencia. En realidad, ¿donde habría que poner ese énfasis en la investigación especialmente?


El señor PRESIDENTE: Doña Soledad Becerril.



La señora BECERRIL BUSTAMANTE: Muchas gracias, señora Etxezarreta, por los datos, su información y sus opiniones. Además, ha estado esperando varias


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horas para comparecer e informar a esta Comisión y yo le agradezco su paciencia.



No comparto, en términos generales, su visión negativa de la estrategia de Lisboa. Desde luego hay que replantearla; estaba previsto que se hiciera en el año 2005 y que se revisara en el año 2008 y más todavía a la luz de la crisis
internacional financiera y de las dificultades españolas. Pero con crisis o sin crisis, el hecho de que en la Unión Europea en el año 2000 se proponga la sociedad del conocimiento es un gran objetivo y hay que revisar cómo se alcanza el mismo, que
es incluso loable y muy interesante y va a seguir siéndolo con crisis o sin crisis, como decía.



Es un poco tarde y no quiero perturbar el horario de las personas que estamos aquí y de la propia compareciente. Su intervención, aunque estemos pocas personas en este momento en la Comisión, es interesante.
Nosotros nos proponemos al
final -así el presidente lo tiene previsto- hacer un informe con todo esto, que va a recoger opiniones y también la opinión de los grupos parlamentarios. Por tanto, el hecho de que haya más o menos personas aquí no quita el posible interés,
trascendencia o difusión de lo que se ha dicho y de las propuestas que se alcancen. Son interesantes su presencia y opiniones, como las de los otros comparecientes. Hay parte de su análisis con el que yo no estoy de acuerdo, pero también eso es
natural y entra dentro de lo posible en un Estado democrático y plural como el que tenemos.



Me ha sorprendido muchísimo una pregunta que usted misma se hacía en relación con los bancos y la situación financiera. No soy catedrática de economía aplicada ni muchísimo -me gustaría mucho-, pero si los bancos quiebran las personas que
en este momento están transitando por Las Ramblas o por la carrera de San Jerónimo van a empobrecerse muchísimo. Me ha sorprendido mucho esa pregunta que usted se ha hecho. Eso ocasionaría un daño grandísimo a esas personas que tienen unos ahorros
y que han trabajado veinte, treinta, treinta y cinco o cuarenta años o simplemente dos años y que han depositado sus ahorros en una entidad financiera. Yo no participo de esa afirmación que usted ha hecho, ni muchísimo menos.



El señor PRESIDENTE: Vaya terminando, señora Becerril.



La señora BECERRIL BUSTAMANTE: Le doy las gracias por sus observaciones.
Creo que su intervención es interesante y se lo reitero.



El señor PRESIDENTE: Finalmente, en nombre del Grupo Parlamentario Socialista el señor Moscoso tiene la palabra.



El señor MOSCOSO DEL PRADO HERNÁNDEZ: Brevemente quiero agradecer a la señora Etxezarreta, en nombre del Grupo Parlamentario Socialista, su intervención, que consideramos muy interesante y que además ha abierto un ámbito de reflexión que
creo que tenemos que tener en cuenta y que formará parte de las conclusiones y de las propuestas que se hagan a la hora de elaborar el informe. Es verdad que la estrategia de Lisboa y su renovación -tanto en el año 2000 como en 2005- se elaboraron
desde unos supuestos y unos principios, en un momento en que existía un paradigma económico y se daban unas condiciones que ahora estamos cuando menos obligados a cuestionar a la luz de lo que está sucediendo, de la que está cayendo, podríamos decir
también.



Recordaba yo ahora un artículo que leí el domingo en un diario nacional, firmado por Paul Samuelson, acerca de cómo cuando Roosevelt puso en marcha el New Deal en los años treinta hubo economistas que entonces -en el marco entre la célebre
controversia entre Hayek y Keynes- no solamente cuestionaron la oportunidad del impulso fiscal, sino que incluso llegaron a negar la mayor, la existencia de la crisis, y el propio hundimiento de la economía en todas sus condiciones, como afirmó
Solow, que fue más adelante Premio Nobel de Economía. Samuelson también decía en ese artículo que ahora estaba sucediendo lo mismo y que incluso en Estados Unidos había economistas muy importantes como Mankiw, Sargent, Lucas o Barro, a los que
citaba, que ahora estaban cuestionando el paquete de medidas fiscales que ha puesto en marcha el presidente Obama y la necesidad o no de poner en marcha medidas para salvar el sistema financiero que, como vemos todos, es un tema de debate actual.



Es evidente que hay que progresar en la sociedad del conocimiento, en la productividad y en la eficiencia para crear empleo estable y valor añadido, para ser una sociedad más solidaria y poder externalizar los efectos del crecimiento
económico al resto del mundo, y desarrollarlos en un mundo más regulado, más estable, con otro papel del Estado sin duda, donde se demuestra que la socialdemocracia y muchos de sus paradigmas son los que ahora han salido triunfantes. Es verdad que
a la hora de elaborar una estrategia como la de Lisboa renovada -si es que se llama de Lisboa, igual tiene el nombre de otra ciudad, veremos cómo acaba esto-, sin duda habrá que tener en cuenta también que el modelo económico para la próxima década
ha de ser distinto, y en ese sentido creo que su aportación ha sido muy valiosa.



El señor PRESIDENTE: Finalmente tiene la palabra doña Miren Etxezarreta Zubizarreta.



La señora CATEDRÁTICA DE ECONOMÍA APLICADA DE LA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE BARCELONA (Etxezarreta Zubizarreta): Realmente no podemos tratar a toda la inversión en innovación de la misma manera porque aquí hay medidas contradictorias. Por
ejemplo en todos los documentos aparece que se quiere hacer una ley de patentes, una patente europea, y eso es totalmente contradictorio con


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la coordinación de innovaciones. Lo único que digo es que eso hay que tenerlo en cuenta. En todos los documentos aparece también que la inversión privada es baja; lo curioso es que sea la inversión privada, y hay que plantearse por qué.
¿Puede que sea por lo que yo acabo de señalar o hay otras razones? ¿O es que hay un efecto sustitutorio por el que los privados saben que lo público lo cubrirá? Mi argumento es que rasquemos un poco en lo que hay debajo de las apariencias.



Señora Becerril, por favor, no quiero que perdamos todos nuestros ahorros; yo no tengo muchos pero los que tengo, la verdad, me angustiaría mucho perderlos. Yo he dicho que cualquier sistema económico moderno -quizá no lo he dicho tan
claro- requiere un sistema financiero; sin ninguna duda, requiere un sistema financiero. Pero eso no quiere decir que la salvación del sistema financiero sea salvar al accionista privado del sistema financiero. De hecho, los depósitos ya están
garantizados en este país, están garantizados hasta 100.000 euros por persona y por banco, que son cantidades muy por encima de la capacidad de ahorro de mucha gente. En ese sentido, por favor, no quisiera que interpretara que yo pienso que está
bien que se hundan. No. Una cosa es que se hundan los ahorros de la población y otra cosa es que se hunda el capital de unos empresarios que no solamente han gestionado muy mal su propio capital, sino que han utilizado los fondos que ha depositado
la gente en ellos para crear unas estructuras financieras que han supuesto la catástrofe para todos. Espero haber expresado ahora un poco mejor la diferencia.



Sociedad del conocimiento. ¡Claro que necesitamos la sociedad del conocimiento! ¡Sin ninguna duda! (Yo estoy en la Universidad. Estaba, ya me he jubilado.) Pero usted ha preguntado cómo. Esta es mi pregunta: ¿Cómo hacemos esa sociedad
del conocimiento? Porque, por ejemplo, hablamos muy poco de una estructura industrial. Para tener innovación, para tener tecnología, para tener investigación, incluso, necesitamos una estructura industrial porque, si no, ¿qué vamos a hacer?,
¿vender patentes? Eso es muy difícil. Hay una relación muy estrecha entre la estructura industrial. No es casualidad que en este momento en el País Vasco esté teniendo menos consecuencias la crisis que en otras regiones del Estado español. ¿Por
qué? Porque allí hay una estructura industrial mucho más densa, hay un tejido industrial más potente, hay una tradición industrial. Yo estoy criticando el cómo de la estructura de Lisboa y no los objetivos de Lisboa. Ya veo que esto tampoco lo he
dejado en claro.



Finalmente quiero decir, siguiendo un poco lo que comenta, que resulta que ahora todos los economistas sabían que iba a haber crisis. Todos dicen que lo sabían. Entonces, yo digo: Pues tendríamos que estar todos en la cárcel porque por lo
menos podíamos haber avisado y resulta que no hemos avisado. Yo -y me puedo permitir el lujo de criticarme a mí misma- todavía no he leído una autocrítica sólida de algún economista convencional con motivo de esta crisis. Lo único que dicen es que
ya lo sabían, pero no se autocritican y dicen: Sí, estábamos equivocados. El hecho de que Mankiw y Barro salgan a este nivel -en Cataluña hay alguno también que ha salido en esta línea- es respetable. Hay que respetar todas las ideas, pero dice
bastante poco de la ética profesional de los economistas. Pero ya solo me falta que se me enfaden los colegas.



El señor PRESIDENTE: Damos las gracias a nuestra ponente.



La próxima reunión de esta Comisión será el martes 17 de marzo a las nueve y media.



Levantamos la sesión.



Eran las dos y cincuenta y cinco minutos de la tarde.