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DS. Congreso de los Diputados, Pleno y Dip. Perm., núm. 81, de 12/05/2009
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CORTES GENERALES


DIARIO DE SESIONES DEL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS


PLENO Y DIPUTACIÓN PERMANENTE


Año 2009 IX Legislatura Núm. 81

PRESIDENCIA DEL EXCMO. SR. D. JOSÉ BONO MARTÍNEZ

Sesión plenaria núm. 76 celebrada el martes 12 de mayo de 2009



ORDEN DEL DÍA:


Juramento o promesa de acatamiento de la Constitución por nuevos señores diputados... (Página 2)


Comunicación del Gobierno:


- Comunicación del Gobierno para el debate de política general en torno al estado de la Nación. 'BOCG. Congreso de los Diputados', serie D, número 196, de 4 de mayo de 2009. (Número de expediente 200/000001.)... href='#(Página3)'>(Página 3)


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SUMARIO


Se abre la sesión a las doce del mediodía.



Juramento o promesa de acatamiento de la Constitución por nuevos señores diputados ... (Página 2)


Comunicación del Gobierno ... (Página 3)


Comunicación del Gobierno para el debate de política general en torno al estado de la Nación ... (Página 3)


El señor presidente del Gobierno (Rodríguez Zapatero) interviene ante la Cámara para hacer un balance de las medidas adoptadas y anunciar nuevas iniciativas concretas frente a los desafíos que España debe afrontar en el corto y en el largo
plazo. Se refiere también a los compromisos de orden distinto al económico-social que el Gobierno quiere asumir para el próximo período de sesiones.



Se suspende la sesión a la una y diez minutos de la tarde.



Se reanuda la sesión a las cuatro de la tarde.



Interviene el señor Rajoy Brey, en nombre del Grupo Parlamentario Popular en el Congreso.



Contesta el señor presidente del Gobierno.



Replica el señor Rajoy Brey y duplica el señor presidente del Gobierno.



Intervienen el señor Rajoy Brey y el señor presidente del Gobierno.



Interviene el señor Duran i Lleida, en nombre del Grupo Parlamentario Catalán (Convergència i Unió).



Contesta el señor presidente del Gobierno (Rodríguez Zapatero).



Replica el señor Duran i Lleida y duplica el señor presidente del Gobierno.



Intervienen el señor Duran i Lleida y el señor presidente del Gobierno.



Interviene el señor Erkoreka Gervasio, en nombre del Grupo Parlamentario Vasco (EAJ-PNV).



Contesta el señor presidente del Gobierno (Rodríguez Zapatero).



Replica el señor Erkoreka Gervasio y duplica el señor presidente del Gobierno.



Interviene el señor Erkoreka Gervasio.



Intervienen los señores Ridao i Martín, Llamazares Trigo y Herrera Torres, del Grupo Parlamentario de Esquerra Republicana-Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya Verds.



Contesta el señor presidente del Gobierno (Rodríguez Zapatero).



Replican los señores Ridao i Martín, Llamazares Trigo y Herrera Torres y duplica el señor presidente del Gobierno.



Se suspende la sesión a las once y cuarenta minutos de la noche


Se abre la sesión a las doce del mediodía.



JURAMENTO O PROMESA DE ACATAMIENTO DE LA CONSTITUCIÓN POR NUEVOS SEÑORES DIPUTADOS.



El señor PRESIDENTE: Se abre la sesión.



Señorías, tenemos un asunto con carácter previo, que es el juramento o promesa de acatamiento de la Constitución de dos nuevos diputados. En consecuencia, en sustitución de doña Pilar Unzalu Pérez de Eulate, pregunto a don José Javier
Lasarte Iribarren si jura o promete acatar la Constitución.



El señor LASARTE IRIBARREN: Sí, prometo. (Aplausos.)


El señor PRESIDENTE: Muchas gracias.



En sustitución de doña María Nava Castro Domínguez, pregunto a don Jesús Pérez Arca si jura o promete acatar la Constitución.



El señor PÉREZ ARCA: Sí, juro. (Aplausos.)


El señor PRESIDENTE: Muchas gracias.



En consecuencia, don José Javier Lasarte Iribarren y don Jesús Pérez Arca han adquirido la condición plena de diputados. Enhorabuena.



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COMUNICACIÓN DEL GOBIERNO:


- COMUNICACIÓN DEL GOBIERNO PARA EL DEBATE DE POLÍTICA GENERAL EN TORNO AL ESTADO DE LA NACIÓN. (Número de expediente 200/000001.)


El señor PRESIDENTE: Primer y único punto del orden del día, debate de política general en torno al estado de la Nación.



De acuerdo con las previsiones reglamentarias, tiene la palabra el señor presidente del Gobierno. (Aplausos.)


El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Rodríguez Zapatero): Señor presidente, señoras y señores diputados, se cumple ahora un año del inicio de la legislatura y cinco desde que asumí la Presidencia del Gobierno. Ya entonces, en 2004, éramos muy
conscientes de la necesidad de modernizar nuestro modelo productivo, de la necesidad de hacerlo más sostenible y competitivo, porque nuestra economía mantenía una serie de debilidades que comprometían nuestra capacidad de crecimiento y nuestras
posibilidades de futuro. La baja productividad, la excesiva temporalidad de nuestro mercado de trabajo, la elevada dependencia energética del exterior, el peso extraordinario de la construcción residencial, eran debilidades compartidas por todos
los analistas y el Gobierno decidió abordarlas. Por eso, en estos años hemos realizado un gran esfuerzo en educación y en investigación e innovación, hasta multiplicar por tres el volumen de recursos dedicados a la educación y por tres la inversión
en investigación, desarrollo e innovación. Por eso, hemos destinado ayudas por más de 6.300 millones de euros para promover la energía renovable.
Por eso, logramos reducir en 5 puntos la tasa de temporalidad laboral.
Por eso, en fin, decidimos
luchar contra los efectos más negativos de la expansión incontrolada del sector inmobiliario. Lo hicimos desarrollando, por primera vez en democracia, una política de fomento del alquiler que mereciera tal nombre y multiplicando los recursos para
la construcción de viviendas de protección oficial; también combatiendo la especulación inmobiliaria, los desórdenes urbanísticos y las amenazas medioambientales mediante una nueva Ley del Suelo y la dotación de nuevos medios a la Fiscalía
Anticorrupción, la Policía y la Guardia Civil. En 2007, tras diez años de crecimiento incesante de la construcción residencial en España, el sector comenzó a desacelerarse. Lo que era muy difícil de prever es que ese ajuste, iniciado entonces, se
iba a acabar produciendo solo unos meses después en las peores condiciones imaginables, coincidiendo con la peor tormenta financiera y económica que la economía internacional haya sufrido en los últimos cincuenta años. La desaceleración que
habíamos previsto se convirtió en 2008 en un brusco estallido de la burbuja inmobiliaria y este ha traído consigo un aumento igualmente brusco del desempleo en nuestro país.



Señorías, el carácter global, mundial, de la crisis justifica el esfuerzo de coordinación que hemos acordado realizar los países reunidos en Washington y en Londres, y esto a su vez explica el propio esfuerzo desarrollado por España y
culminado con éxito para ser convocada a esas reuniones del G-20. Pero cada país tiene sus propios problemas y sus propias oportunidades y el futuro de cada uno dependerá de cómo sea capaz de solventar los primeros y de aprovechar las segundas.
También en España, también aquí, por supuesto, somos responsables de nuestro propio ámbito de decisión, y el primero el Gobierno de la nación. En nuestro país, esta responsabilidad tiene un objetivo prioritario, real, sensible y apremiante: el
desempleo. Primero, para frenarlo, para frenar su aumento, e inmediatamente después, para volver a crecer y para recuperar el terreno perdido, y mientras, para ocuparse de las personas sin trabajo, de sus medios de vida y de su formación. En los
últimos doce meses se han perdido en nuestro país 1.300.000 empleos, en una parte muy importante por el desplome de la construcción. Detrás de esta cifra -todos los sabemos- vive la frustración de otros tantos ciudadanos. A ellos hay que sumar el
medio millón de personas que quieren incorporarse por vez primera al mercado laboral. Son en total 4 millones de ciudadanos que buscan un trabajo y no lo encuentran. Es verdad que incluso en el contexto de esta grave recesión mundial hay un millón
y medio de personas más trabajando en España que en 2004, pero la pérdida de empleo de los últimos meses es abrumadora. Todas estas personas sin empleo, cada una de ellas, están en la base de las decisiones que el Gobierno ha tomado y de las que
seguirá adoptando.



Señorías, la primera parte de mi intervención estará dedicada a hacer un breve balance de las medidas adoptadas y a anunciar nuevas iniciativas concretas para proponer a la Cámara frente a los desafíos que España debe afrontar, propuestas
para el corto y el largo plazo. En la segunda parte me referiré a compromisos de orden distinto al económico-social que el Gobierno quiere asumir para el próximo periodo de sesiones, pero antes permítanme una consideración introductoria adicional.
Las decisiones que adoptemos en estos meses sobre nuestro futuro modelo de crecimiento van a ser determinantes para el futuro de nuestro país. Estoy plenamente convencido de ello. No saldremos de la crisis sin cambios, sin hacer determinadas
opciones y sin ser plenamente consecuentes con ellas. El Gobierno que presido va a ser fiel a los valores que defiende y a los compromisos contraídos con sus electores. No podía ser de otra forma y no va a ser de otra forma. Pero también soy
consciente de que en esta etapa difícil y decisiva es necesario conjugar esa fidelidad con la voluntad de propiciar la conciliación de ideas propuestas y sensibilidades diversas.
Lo voy a hacer, lo voy a intentar hasta donde sea posible. Lo haré
en tres ámbitos diversos, pero compatibles: en el del diálogo social, en el de la relación entre administraciones y, por supuesto, aquí, en el Parlamento.



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En relación con los tres, formularé también hoy propuestas concretas a la Cámara.



Señorías, ha sido este un año largo y difícil, en el que la economía se ha dado la vuelta con una rapidez inusitada. Durante el primer semestre de 2008 empezó a cambiar el viento, pero nadie podía esperar que ese cambio fuese el preludio de
la tempestad que azotó al mundo a partir del final del verano. Todos queremos recuperar el crecimiento y el empleo y hacerlo cuanto antes, pero lograrlo dependerá de nuestra capacidad de adelantarnos al futuro, de mirar adelante, de acertar con
soluciones, de empeñarnos en vencer las dificultades actuales. El Gobierno está decidido a ello. Señoras y señores diputados, ante esta grave y vertiginosa crisis nuestro país se encuentra con fortalezas y con debilidades, que los meses
transcurridos en ambos casos han ido confirmando. Fortalezas. Una red de protección social reforzada en los últimos años. El mejor capital humano físico y tecnológico que nuestra economía haya tenido nunca en términos relativos. Un alto grado de
internacionalización de nuestras empresas, que lideran mundialmente algunos sectores. Un buen sistema financiero, que ha resistido el primer embate de la crisis. Debilidades.
Fundamentalmente, las que tienen que ver con un modelo productivo cuyo
crecimiento dependía demasiado de la construcción residencial, que había venido drenando excesivos recursos a costa de elevar nuestra deuda exterior. Algunos datos merecen ser subrayados ante esta Cámara y conocidos por los ciudadanos. En 2007, la
inversión residencial representó en España el 11,7 por ciento del producto interior bruto, mientras en la eurozona era del 7 por ciento. En la última década, el crédito a la construcción ha crecido a un promedio del 23 por ciento anual, mientras
que en la industria lo ha hecho al 8,4 por ciento y en los servicios al 13,7 por ciento. El saldo vivo de los créditos al sector de promoción inmobiliaria y de construcción supone en España el 46 por ciento del crédito total a las actividades
productivas en 2008. Son datos que hablan por sí solos.



Señorías, con estas fortalezas y estas debilidades, en la primavera de 2008, que hoy nos parece tan lejana, la economía española comenzó a desacelerarse. Seguía creciendo, pero algo menos, y las subidas de los precios y de los tipos de
interés no dejaban de acentuarse. Entonces, el nuevo Gobierno, en su primera iniciativa, aprobó un decreto-ley para favorecer la renta disponible de los ciudadanos, las condiciones de financiación de las empresas y el estímulo al empleo. Es decir,
reacciona fundamentalmente a través de una rebaja fiscal para trasladar mayor disponibilidad de renta a las familias y reacciona posteriormente en cada momento con una intensidad que trata de ser proporcional a una realidad que evoluciona con mucha
rapidez. Es evidente que el Gobierno se ha equivocado sucesivamente en sus previsiones durante este último año. Es un error que comparte -debo decirlo- con los demás gobiernos y organismos internacionales. No es un consuelo, pero tampoco una
justificación, porque ese error no le ha impedido reaccionar dentro de sus posibilidades. Reaccionamos en primavera a las circunstancias de entonces y volvimos a actuar, sobre todo a raíz del verano, cuando la crisis da plenamente la cara,
provocando primero el fin del crecimiento y después una severa recesión. El español ha sido uno de los primeros planes integrales contra la crisis que se han adoptado y uno de los que más recursos públicos moviliza. Lo hemos podido hacer porque
nuestra situación de partida nos daba un margen presupuestario del que otros carecían: superávit fiscal durante todos los ejercicios de la legislatura anterior y deuda pública inferior en casi 30 puntos a la zona euro. Ha habido que atender a un
ajuste fulminante, vertiginoso, y para hacerlo hemos tenido que crear o recrear instrumentos de intervención pública con los que ya no contábamos, como tampoco lo hacían las demás economías desarrolladas. Pero lo hemos hecho. Tanto, que las
principales medidas contenidas en el PlanE comienzan ya a surtir efecto en la economía real.
En muchas ocasiones he oído a dirigentes políticos, analistas y ciudadanos, opiniones críticas que lamentan la tardanza de los resultados del Plan de
estímulo a la economía y el empleo que el Gobierno ha puesto en marcha. Soy el primero en compartir la impaciencia, pero solo han pasado tres meses desde que el conjunto de medidas dirigidas directamente a las empresas y a los ciudadanos comenzaron
a aplicarse. Son solo tres meses y estamos ante la recesión económica más grave desde la Segunda Guerra Mundial. Necesitaban su tiempo -como todo- y ya están dando resultados. Ahora podremos empezar a evaluarlas en lo que afecta al crédito, en lo
que afecta a la inversión pública y en lo que afecta al empleo. Así, los datos del ICO ponen de manifiesto que cada vez hay un mayor volumen de recursos financieros puestos a disposición del tejido económico y los mercados financieros empiezan a
recuperar cierta normalidad como consecuencia del apoyo de todos los gobiernos realizado en el pasado otoño. También es mayor el número de empresas que se benefician de aplazamientos fiscales y de pagos a la Seguridad Social para mantener el
empleo. Las obras del Fondo estatal de inversión local, dotado con 8.000 millones de euros, movilizados en un tiempo récord, han ocupado ya a cerca de 240.000 personas y se aprecia, por primera vez, en las cifras de paro registrado en abril y se
notará aún más en las de mayo y en los meses próximos. En su conjunto, los 3.000 millones del Fondo para la dinamización de la economía generarán o contribuirán a mantener cerca de 100.000 empleos. Ya están llegando a las empresas los fondos del
Plan de competitividad del automóvil. En buena medida gracias a él podemos esperar importantes decisiones de fabricación de nuevos modelos en nuestro país y, por tanto, de mantenimiento de nuestras grandes factorías en el sector. (Aplausos.)
También están en marcha un gran número de obras en cuarteles, comisarías, centros penitenciarios, instalaciones militares, en infraestructuras de transporte y protección medioambiental. Y se han convocado ya una parte de los nuevos proyectos


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de I+D+i incluidos en el Fondo estatal para el empleo. Se han producido, igualmente, avances en las reformas necesarias para modernizar nuestro modelo productivo. En la agenda de reformas estructurales ambiciosa que hemos aprobado se
contienen medidas para favorecer ese proceso necesario que acompaña al cambio de nuestro modelo productivo.



Señorías, el Gobierno no solo está empeñado en consolidar estos resultados, que empezarán -insisto- a ser apreciables en las próximas semanas y en los próximos meses, sino en trabajar con mayor eficacia y rapidez. El grave deterioro que se
ha producido en el mercado de trabajo lo hace imprescindible. Queremos poner en marcha cuanto antes las medidas aún pendientes y corregir los problemas detectados en algunas de las ya en ejecución, especialmente en las activadas en el Instituto de
Crédito Oficial para dotar de crédito cuanto más rápido y más fluido a empresas y familias. En el ámbito del impulso a la financiación de las empresas, quiero anunciarles que la línea avales ICO-Ayuntamientos de 3.000 millones de euros, que goza de
un gran apoyo en esta Cámara, ya está plenamente operativa desde este lunes. En relación con el sistema financiero, el Gobierno ha trabajado en estrecha colaboración con el Banco de España. Lo hicimos para aumentar las garantías de los ahorros de
los ciudadanos, a través de un decreto-ley que tuvo un amplio respaldo en la Cámara. Ya he expresado, y hoy lo reitero, mi agradecimiento por esa mayoritaria aprobación. Y ahora avanzamos en el diseño de un esquema para la gestión de potenciales
procesos de reestructuración de entidades de crédito y el reforzamiento de sus recursos propios, para lo cual el principal grupo de la oposición está en un diálogo abierto con el Gobierno, que se extenderá a todos los grupos parlamentarios y, una
vez que se logre un acuerdo básico, remitiremos a la Cámara la norma correspondiente.



Señoras y señores diputados, el Gobierno se propone dar un nuevo impulso a su acción contra la crisis, en la voluntad de contar con el mayor respaldo posible en la Cámara. Lo hará con un doble objetivo para los próximos meses: frenar la
pérdida de empleo y preparar la recuperación con un modelo de crecimiento renovado. Creemos que los signos de estabilización que ofrece el contexto internacional y la necesidad de fijar un rumbo cierto y predecible a la economía española así lo
aconsejan. A tal efecto, les anuncio una nueva medida para apoyar el mantenimiento del empleo en las pequeñas y medianas empresas.
Propondremos la reducción en 5 puntos del impuesto sobre sociedades durante tres ejercicios a las empresas de menos
de 25 trabajadores, con un volumen de ventas inferior a 5 millones de euros, que a 31 de diciembre de 2009 mantengan o mejoren su plantilla media de 2008.
(Aplausos.) Repito, para aquellas empresas de menos de 25 trabajadores, con un volumen de
ventas inferior a 5 millones de euros, que a 31 de diciembre de 2009 mantengan o mejoren su plantilla media de 2008. Es una medida que también aplicaremos a quienes lo hagan en 2010. Esta fórmula tendrá su reflejo equivalente en el impuesto sobre
la renta respecto a los autónomos que mantengan el empleo de sus asalariados. (Aplausos.) ¿Por qué las pymes y los autónomos? Porque son los principales generadores de empleo, pero no pueden acogerse a los expedientes de regulación de empleo de
suspensión, que se están revelando útiles para evitar la destrucción de empleo en muchas empresas medianas y grandes. ¿Y por qué ahora? Porque es ahora, en el escenario menos desfavorable en el que estamos entrando, cuando la medida puede servir
de manera más útil de estímulo para evitar la destrucción de empleo y fomentar el mismo. Quiero recordar a la Cámara que esta actuación en el impuesto sobre sociedades se une a los 30.000 millones de euros de reducción fiscal que ha promovido el
Gobierno entre 2008 y 2009, y que ha contribuido a que la presión fiscal de España se sitúe hoy en el 33 por ciento, muy por debajo del promedio europeo.



Señorías, la superación de la crisis requiere repartir los esfuerzos y los sacrificios. La ambiciosa política fiscal contracíclica que estamos llevando a cabo implica, y somos conscientes de ello, asumir de forma temporal un nivel de
déficit público que no sería aceptable en otras circunstancias. Este déficit ha de ser, pues, plenamente consistente con los principios de estabilidad presupuestaria a medio y largo plazo que han guiado nuestra política fiscal desde nuestra primera
legislatura.
Este esfuerzo de consolidación fiscal debemos continuar atendiéndolo, incluso ahora, todavía en un momento tan difícil de la crisis. Por ello, les anuncio un nuevo recorte del gasto que aprobaremos en un próximo Consejo de Ministros.
Los presupuestos del Estado para 2009 ya supusieron un significativo descenso en el crecimiento del gasto. Controlamos la oferta de empleo público, redujimos los gastos corrientes y congelamos las retribuciones de los altos cargos. Aun así, en
febrero pasado aprobamos un recorte adicional por valor de 1.500 millones de euros.
Ahora, extenderemos ese recorte a 1.000 millones de euros más. Señorías, 2.500 millones en un mismo ejercicio, es el mayor esfuerzo de austeridad presupuestaria
realizado nunca en un ejercicio en democracia.
(Aplausos.)


Señorías, intentar parar el golpe de la crisis no es suficiente. Entre todos debemos trabajar para preparar activamente la recuperación. Debemos hacerlo ya y en una determinada dirección. Después de lo que está ocurriendo, la
transformación del modelo productivo es la clave para retomar una senda de prosperidad sostenible. Las crisis traen consigo oportunidades, y nosotros como país tenemos que saber aprovecharlas. El Gobierno está resuelto a aprovecharlas, y quiere
contar con el mayor concurso de los grupos de la Cámara. En los últimos años hemos intentado enfocar el camino. Ahora hay que recorrerlo con plena determinación y rapidez. Y hay que optar. El Gobierno tiene su opción, y quiere debatirla y
compartirla con los grupos de esta Cámara. Aspiramos a renovar un modelo económico que ha de ser sostenible en tres dimensiones clave: sostenible económicamente


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a medio y largo plazo. Que esté basado en la economía del conocimiento y la innovación; que contribuya a hacer más competitiva nuestra economía, y que nos permita enfrentarnos con éxito al fenómeno de la globalización.
Sostenible
socialmente. Que favorezca el empleo estable, la igualdad de oportunidades y la cohesión social, y que nos ayude a encarar con garantías el reto del envejecimiento de nuestra población. Y por último, sostenible medioambientalmente. Bajo en
emisiones para conjurar las amenazas planteadas por el cambio climático y en una permanente tarea de ahorro energético.



Para desarrollar este modelo debemos hacer tres cosas. Primero, crear un entorno que estimule una actividad económica de alto valor añadido, de más productividad y dinamismo. Segundo, reconducir la actividad y el volumen exagerado de
nuestro sector inmobiliario. Y tercero, identificar y potenciar sectores con suficiente capacidad de generación de riqueza y de empleo; sectores que se hayan mantenido fuertes incluso durante la crisis. Un marco apto para desarrollar una economía
más competitiva requiere completar el proyecto de las reformas modernizadoras y seguir concentrando iniciativas y recursos en educación, en investigación, en desarrollo y en innovación. Reformas modernizadoras y transversales para ampliar el
horizonte de nuestro crecimiento en el largo plazo y para reforzar en el presente la confianza en la capacidad de recuperación de nuestra economía. Hemos redoblado los esfuerzos en los últimos meses.
Durante las próximas semanas llegarán a esta
Cámara los siguientes textos normativos: la ley sobre el libre acceso y ejercicio de las actividades de servicios; la reforma de la Ley del comercio minorista, que fija el principio general de libre establecimiento en el comercio; una nueva ley
de puertos, que impulsa la competencia entre puertos y mejora la prestación de servicios, y una amplia reforma del sector eléctrico para eliminar gradualmente el déficit tarifario, impulsar la inversión del sector, proteger a los consumidores más
vulnerables y abrir el camino a la liberalización. Les recuerdo asimismo la muy reciente convalidación del decreto-ley sobre la reforma de la Ley Concursal. Quiero destacar también el esfuerzo realizado en materia de modernización y mejora de la
Administración, con la puesta en marcha del Plan de reducción de cargas administrativas, ya se han eliminado o simplificado trámites en cerca de 160 procedimientos. Se ha avanzado visiblemente en la aplicación de la Ley de acceso electrónico de los
ciudadanos a la Administración, en torno al 70 por ciento de las tramitaciones de ciudadanos y empresas con la Administración central ya pueden realizarse por la vía telemática.



Les anuncio los próximos pasos: el Plan para la creación de empresas en 24 horas, una nueva ley del sector audiovisual y una reforma de los organismos reguladores sectoriales. Estas son las principales reformas en marcha, pero hay otras
actuaciones que también tienen un carácter estructural para la conformación, implantación y desarrollo de un nuevo sistema productivo. La primera, la educación. El ministro de Educación está trabajando en un gran pacto en favor de la educación
española, para mejorar el funcionamiento y los resultados de nuestro sistema educativo, porque no estamos satisfechos con ellos, a pesar de haber doblado los recursos en los últimos cinco años. Las prioridades son tres: asegurar el cumplimiento
del Plan de reducción del abandono escolar temprano, que cuenta con un presupuesto de 121 millones de euros en 2009 y que se aplica después de un gran acuerdo en colaboración con las comunidades autónomas; asegurar el desarrollo del Plan Educa 3,
también en colaboración con las comunidades autónomas, para que en 2012 todos los niños de 0 a 3 años puedan acceder a una plaza de educación infantil.
(Aplausos.) El plan supone una inversión de 1.087 millones de euros, va a favorecer la
conciliación y, por tanto, las posibilidades de las mujeres en el mercado laboral. Y concluir una reforma de la formación profesional, con el más amplio acuerdo de los sectores sociales, coherente con los necesarios cambios a introducir en nuestro
modelo productivo. En 2010 estará en vigor un sistema de acreditación, que reconocerá las capacidades adquiridas a lo largo de la vida, facilitando la integración en el mercado laboral. Asimismo, el establecimiento de una red de centros de
referencia para todas las familias profesionales con el objetivo de que exista, al menos, uno en cada comunidad autónoma. Y les anuncio ahora dos nuevas iniciativas en materia educativa. El próximo curso escolar el Gobierno va a poner en marcha el
proyecto Escuela 2.0, para la innovación y la modernización de los sistemas de enseñanza. Las aulas dispondrán de pizarras digitales, conexión inalámbrica a Internet y cada alumno tendrá su propio ordenador personal portátil (Aplausos.), en el que
podrá continuar trabajando haciendo sus deberes en casa, y los profesores recibirán la formación adicional necesaria. La iniciativa, que desarrollamos en colaboración con la cofinanciación de las comunidades autónomas, comenzará a aplicarse en
septiembre, de modo que en el curso 2009-2010 los más de 420.000 alumnos de quinto de primaria, de los colegios públicos y concertados, recibirán un ordenador personal y se extenderá progresivamente en los años sucesivos hasta alcanzar el último
curso de la enseñanza secundaria. (Aplausos.) Otra nueva iniciativa se refiere al ámbito de la educación universitaria. La obtención de un título universitario es el resultado de un esfuerzo personal y familiar considerable, pero también es fruto
de una inversión pública cuya eficiencia, en términos sociales, es imprescindible defender, también frente al desempleo. Por ello, el Gobierno favorecerá que los titulados universitarios en situación legal de desempleo y con derecho a prestaciones
puedan realizar másteres oficiales que les permitan seguir formándose y reciclándose durante la actual crisis económica. A estos efectos, dispondrá 70 millones para que, mediante convenio, las universidades públicas faciliten matrícula gratuita
para estos estudios a los titulados en paro de entre 25 y 40 años. (Aplausos.)


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Junto con la educación, la investigación, desarrollo e innovación, el I+D+i, es otra apuesta estructural. El importante esfuerzo que comenzamos en 2004 ha empezado a dar sus frutos. Solo citaré dos: las patentes europeas solicitadas por
agentes españoles entre 2004 y 2007 aumentaron un 52 por ciento, el mayor crecimiento de la Unión Europea a Quince, y en 2008 España, junto a Finlandia y Francia, ocupa el primer lugar europeo en empresas conectadas por banda ancha. En el momento
actual, el impulso a la innovación es aún más decisivo. Por ello, este año hemos puesto en marcha el Plan Avanza 2, con una dotación de 1.500 millones de euros, a los que el PlanE ha añadido 490 millones adicionales. Contribuirá a generar en los
próximos cuatro años casi 200.000 empleos de alta cualificación en uno de nuestros más importantes sectores de futuro.
Seguiremos avanzando. Antes de que concluya este año, aprobaremos la nueva Ley de Ciencia y la Tecnología, que adaptará nuestro
sistema de I+D+i al reto del proceso de acelerar la transición hacia un nuevo modelo de crecimiento. Por tanto, señorías, reformas estructurales en marcha, mejora de la educación y progreso en I+D+i, como los tres pilares en los que ha de
sustentarse cada vez más el modelo de crecimiento de la economía española. Todo ello es indispensable, pero no basta. Además, hay que optar, hay que apostar por determinados sectores productivos.



Señorías, en una de mis últimas comparecencias en esta Cámara dije que la economía española tenía que aprender la lección, que todos deberíamos hacerlo, y el primero, lógicamente, el Gobierno. Un país moderno como España no puede volver a
permitir que se detraigan tantos recursos para la construcción de viviendas, para el sector inmobiliario, con subidas continúas de precios y serias dificultades de acceso a las mismas de no pocos ciudadanos, porque pese a su fuerza el bum
inmobiliario ni siquiera ha garantizado el acceso a la vivienda a todos los ciudadanos, mas bien al contrario. Baste, de nuevo, un dato: en la última década el precio de la vivienda creció un cien por cien. Repito, en tan solo diez años el precio
de la vivienda se ha duplicado en España. Hay que evitar que se den las condiciones para que esto ocurra de nuevo y a corto plazo tenemos que resolver el problema del voluminoso parque inmobiliario sin destino, que tapona la normalización del
sector y es fuente de morosidad. El Gobierno quiere aprovechar este momento para sentar las bases de la normalización de nuestro sector inmobiliario, y quiere hacerlo de acuerdo con criterios de eficiencia económica general y de equidad social.

Consecuentemente, quiero anunciar a la Cámara que el Gobierno propondrá una modificación sustancial de la deducción por vivienda en el IRPF. Lo haremos con efectos a partir del 1 de enero de 2011. (Rumores.) Hasta esa fecha, la deducción vigente
se aplicará a los nuevos compradores de vivienda. Quienes así lo hagan, pues, mantendrán sus derechos con posterioridad, como también lo harán quienes hasta ahora ya vinieran disfrutando de ellos. La posibilidad de acogerse al régimen actual
estará abierta durante los próximos diecinueve meses, si así lo aprueba, lógicamente, la Cámara. Pero a partir de entonces, solo regirá en su integridad para las rentas más bajas (Aplausos.). En concreto, para rentas inferiores a 17.000 euros
anuales se mantendrá la deducción vigente, con un límite en la base deducible de 9.015 euros. Esto quiere decir que aproximadamente el 50 por ciento de los asalariados, aquellos con rentas más bajas, podrán seguir acogiéndose a esta medida. Para
rentas superiores a 17.000 euros, la deducción se reducirá linealmente hasta desaparecer cuando la renta declarada esté por encima de 24.000 euros anuales. Con este calendario, si así lo aprueba la Cámara en su momento, el mercado se podrá
reactivar durante los próximos meses para liberar el parque inmobiliario de pisos vacíos sin vender o alquilar, ese gran stock inmobiliario que es la mejor representación del exceso del bum que hemos vivido en estos últimos diez años. (Aplausos.)
Este es un paso previo para la normalización del sector.



Por otra parte, una parte considerable de los recursos fiscales que se obtendrán -a largo plazo, lógicamente- con la medida deberán ser reinvertidos en nuevas actuaciones en el mercado de alquiler y en la vivienda de protección oficial.
Así, en coherencia con la nueva orientación de los incentivos fiscales a la vivienda se mejorará la deducción por alquiler, equiparándola a la deducción por compra. Los umbrales para aplicar en el IRPF la deducción por alquiler de vivienda serán
los mismos que para el pago de una hipoteca. Adicionalmente, para el arrendador se mejorarán los beneficios fiscales, aumentando hasta el 60 por ciento la deducción para las rentas generadas por el alquiler de viviendas, deducción que llegará hasta
el cien por cien cuando el arrendatario tenga menos de 30 años o hasta 35 años en el caso de los contratos ya existentes. (Aplausos.)


La construcción, señorías, ha ayudado, y mucho, al crecimiento del país -la construcción residencial-, al incremento de su riqueza. Pero también ha originado disfunciones importantes que se han manifestado con ímpetu en el estallido de la
crisis, especialmente por la absorción del ajuste a través de la eliminación de cientos de miles de empleos directos e indirectos. El sector de la construcción debe seguir teniendo un peso importante en la economía española. Dadas nuestras
necesidades demográficas, la mejora del nivel de vida y la potencial demanda exterior, se precisará en el futuro la construcción de aproximadamente 350.000 ó 400.000 viviendas anuales, pero no las 600.000 ó 700.000 viviendas anuales que hemos visto
iniciarse. Un peso importante, significativo, sí, de la construcción residencial, pero no desequilibrado y desequilibrante de la economía española en su conjunto, como ha ocurrido hasta ahora. Todos los informes de organismos nacionales e
internacionales recomiendan a España pasos decididos en esta dirección.
El Gobierno cree que ha llegado la hora de hacerlo. Somos muy conscientes de que el sector de la construcción es intensivo en mano de obra y que el ajuste razonable


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de su dimensión demanda a la economía española que apoye su desarrollo en el papel creciente de otros sectores con futuro. Paso, señorías, a referirme a ellos. Son sectores donde nuestro país parte ya de una posición favorable. Sectores
basados en la tecnología y en el conocimiento, y alineados con las grandes tendencias globales. Sectores como las tecnologías de la información y la comunicación, que son clave porque incrementan el capital tecnológico de las empresas y aumentan su
productividad. Durante la pasada legislatura este sector creció en nuestro país a tasas cercanas al 10 por ciento anual y su actividad superó los 100.000 millones de euros, empleando a más de 350.000 trabajadores. Sectores como los vinculados a
las ciencias de la salud -biotecnología, medicina, farmacia, etcétera- que representan cerca del 8 por ciento del PIB y el 5 por ciento de los empleos en nuestro país. La llamada economía social o tercer sector, integrado por cooperativas,
mutualidades, fundaciones y asociaciones en distintos ámbitos, está llamada también a participar más intensamente de este nuevo modelo productivo. (Aplausos.) Igualmente, hay que prestar atención al cuidado de los mayores, los servicios a personas
dependientes y con discapacidad, y que tienen también un considerable potencial de crecimiento. Prueba de ello es que siguen creando empleo en tiempos de crisis; hasta ahora 85.000 puestos de trabajo directos. En solo dos años el Sistema de
Dependencia presta apoyo a 650.000 familias en España, a las que se sumarán otras 150.000 que aún no reciben prestación. Para ello, y a pesar de la crisis, el Gobierno ha aumentado los recursos del Sistema de Dependencia: en 2009, los 1.159
millones previstos en los presupuestos han aumentado en 400 millones adicionales procedentes del PlanE.



Sectores de presente y de futuro, señorías, son también todos los ligados a la lucha contra el cambio climático, el fomento del ahorro de la energía y la economía sostenible, por los que este Gobierno comenzó a apostar en 2004 y hoy son
codiciados por todas las economías desarrolladas. Incluyen el fomento de las energías renovables, la rehabilitación y mejora energética de los edificios -actividad clave para absorber un volumen importante del empleo destruido en el sector de la
construcción residencial-, las empresas de servicios energéticos, las redes inteligentes de distribución energética, el transporte eficiente de personas y mercancías, el reciclado, la reconversión de industrias contaminantes, los servicios de
gestión medioambiental, la gestión forestal o el uso más racional de los recursos hídricos. Se trata en definitiva de la denominada economía verde o economía sostenible, que es un gran yacimiento de empleo, de empleo de calidad, más estable y
cualificado; un empleo que puede absorber parte del desempleo de la construcción a través de actuaciones de ahorro energético, como refería hace un momento, en los edificios privados y públicos. Y junto a los sectores de futuro, señorías, los
sectores tradicionales de la economía española con futuro, los sectores que, renovados, pueden beneficiarse de las ganancias en productividad y competitividad, de nuestra apuesta por la I+D+i y por el respeto al medio ambiente; sectores que deben
utilizar ese potencial para seguir generando riqueza y empleo en este país, como el del turismo, en el que somos el segundo mercado del mundo. En este sentido, en el marco del PlanE, pusimos en marcha el Plan Renove turismo, para facilitar la
transición de este sector -que representa el 11 por ciento del PIB y cerca de 2.600.000 empleos en nuestro país- hacia un modelo de turismo más sostenible medioambientalmente y de mayor calidad.
La dotación inicial fue de 400 millones de euros. Se
ha agotado en un solo mes, financiando más de mil proyectos en toda España, movilizando inversión por valor de más de 800 millones de euros y generando cerca de 15.000 empleos directos. Dado el éxito de esta medida, el Gobierno ampliará esta línea
con una dotación adicional de 600 millones de euros.
(Aplausos.) Permitirá también atender otros sectores de especial relevancia y de gran crecimiento en nuestro país, como el sector de nuestra gastronomía. También es el caso del sector del
automóvil, el tercero mayor de Europa y que dedica a la exportación más del 80 por ciento de su producto. La convocatoria del Plan de competitividad del automóvil ha destinado 800 millones de euros a apoyar la formación, la innovación y la
eficiencia energética de este estratégico sector industrial, movilizando inversiones por más de 3.000 millones de euros. Y el Plan VIVE ya ha apoyado la compra de más de 50.000 automóviles eficientes. La importante demanda que está teniendo
agotará probablemente en muy poco tiempo la dotación prevista de 700 millones de euros. Por ello, estoy en condiciones de anunciarles que el Gobierno, en colaboración con las comunidades autónomas, a las que se lo vamos a proponer, y el sector de
la automoción, que está en buena disposición, va a acordar una nueva medida para seguir mejorando la eficiencia de nuestro parque de vehículos y la actividad y el empleo del sector del automóvil.
Vamos a proponer que con carácter inmediato se
elabore un plan de apoyo directo a la compra de automóviles. (Rumores.-Varios señores diputados: ¡Oh!) Un plan de apoyo directo. El Gobierno compromete por cada vehículo 500 euros. (Varios señores diputados: ¡Oh!) Va a proponer que las
comunidades autónomas complementen con 500 euros y que el sector del automóvil aporte 1.000 euros por cada compra de vehículo (Rumores.-Varios señores diputados: ¡Oh!-Aplausos.) En consecuencia, 2.000 euros de ayuda para los ciudadanos para
adquirir un vehículo nuevo hasta un total de 200.000 vehículos. (Aplausos.) Pero es imprescindible avanzar más...
(Rumores.)


El señor PRESIDENTE: Silencio, por favor.



El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Rodríguez Zapatero): Pero es imprescindible avanzar más, especialmente en el ámbito del transporte público. Por ello, les anuncio que pondremos en marcha con carácter


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inmediato dos nuevas medidas. En primer lugar, un nuevo Plan VIVE para la renovación de autobuses, que financiará la sustitución de autobuses de más de diez años por autobuses nuevos que cumplan características de eficiencia energética. El
plan tendrá una duración limitada en el tiempo y apoyará la compra de hasta 2.000 nuevos autobuses. (Aplausos.) En segundo lugar, para apoyar el transporte público y para apoyar a los trabajadores extenderemos el tratamiento fiscal del cheque
restaurante, que hoy reciben muchos trabajadores, a un bono transporte que no tributará, pues, a efectos del impuesto sobre la renta de las personas físicas. Esto supondrá una rebaja media del 24 por ciento en el coste del transporte público para
los trabajadores cuyas empresas se acojan a este programa. (Aplausos.)


Otros sectores con fuerza, señorías, son el de la ingeniería civil y la gestión de servicios, que tiene a seis empresas españolas entre las diez mayores del mundo en gestión de infraestructuras; o el sector de la industria agroalimentaria,
que cuenta con varias empresas españolas en posiciones de liderazgo mundial en la distribución; o el sector financiero, con entidades que están viendo reforzada su posición competitiva global contra la crisis; o el sector de la moda y el textil,
con empresa españolas que son referentes mundiales; o, por supuesto, el de la industria cultural, que nos permite explotar económicamente uno de nuestro más valiosos activos de nuestra cultura, que es nuestra lengua.



Señorías, se trata, en definitiva, de aunar esfuerzos para emprender una transición hacia un modelo de crecimiento basado en sectores, con una clara vocación de futuro y con capacidad de generación de puestos de trabajo de calidad; sectores
que primen el retorno a medio y largo plazo sobre la ganancia cortoplacista e insostenible; sectores que pongan en valor nuestro compromiso de responsabilidad con el medio ambiente y la necesidad de ahorro energético de un país tan dependiente del
exterior en la energía como es España. Son sectores que el Gobierno viene impulsando activamente desde el inicio de la pasada legislatura y por los que ahora quiere apostar decididamente para luchar contra el desempleo y el deterioro de la
actividad económica.



Señoras y señores diputados, para apoyar con decisión este modelo renovado de crecimiento, el Gobierno compromete públicamente ante la Cámara tres instrumentos: financiación, una norma jurídica específica y una propuesta de acuerdo
político. En primer lugar, financiación. Para apoyar la inversión de estos proyectos -proyectos de economía sostenible- vamos a poner en marcha y proponer dos fuentes específicas de financiación. Por un lado, el Gobierno creará un Fondo para la
economía sostenible. Lo instrumentaremos a través del ICO y movilizará 20.000 millones de euros entre fondos públicos y privados, durante los años 2009 y 2010. Por otro, los Presupuestos del Estado para 2010 dotarán un nuevo Fondo de inversión
local para proyectos de sostenibilidad ambiental, tecnológicos y de inversión para centros sociales en desarrollo de la Ley de Dependencia.
(Aplausos.) Deseamos que se prolongue el buen comportamiento del fondo que ahora se está aplicando, pero que
se centre en obras e inversiones relacionadas con el nuevo modelo productivo por parte de los ayuntamientos. La cuantía del fondo será de 5.000 millones de euros.



Junto a la financiación, la norma y el acuerdo. Además de las normas específicas ya proyectadas -por ejemplo, las que irán llegando a esta Cámara, que he referido, sobre reformas estructurales-, el Gobierno tiene el propósito de remitir al
Parlamento un proyecto de ley para la economía sostenible. En ella se incluirán las normas que regulen las medidas fiscales, presupuestarias y de todo tipo a las que me he referido, y todas aquellas que contribuyan a implantar en la forma más
rápida, más viable y consolidada un nuevo modelo productivo para España.
Proporcionará claridad, seguridad jurídica y posibilidad real de someter a evaluación sus resultados. Para garantizar la eficacia inmediata de sus previsiones, el Gobierno
solicitará la tramitación por el procedimiento de urgencia. En torno a la elaboración de esta ley general, nos proponemos buscar un amplio acuerdo social, institucional y político sobre las prioridades del nuevo modelo productivo. En primer
término, propondremos un acuerdo sobre el contenido de la Ley de Economía Sostenible en la mesa del diálogo social para abordar el nuevo modelo de crecimiento de la economía, su adaptación a la empresa, la negociación colectiva, la protección social
y la formación para el empleo en nuestro país. El diálogo político se producirá con ocasión de la tramitación parlamentaria de la ley y, además, el Grupo Socialista propondrá la creación de una comisión permanente para supervisar su cumplimiento.
En este ámbito político-parlamentario, el Gobierno incluye su deseo de avanzar lo más rápidamente posible en una nueva etapa de consenso renovado con el principal grupo de la oposición, con todos los grupos de la Cámara, sobre el desarrollo del
Pacto de Toledo. Finalmente, el tercer escenario para el diálogo y el acuerdo será una futura Conferencia de Presidentes que convocaré en cuanto la nueva ley haya sido aprobada, para buscar la cooperación con las comunidades autónomas en su
desarrollo.



Señorías, debemos dialogar y buscar acuerdos en torno a las grandes prioridades del nuevo modelo productivo, junto a los agentes sociales en primer lugar y también con las comunidades autónomas, y de manera singular con éstas sobre la
atención a los desempleados. En definitiva, señoras y señores diputados, me comprometo ante ustedes a impulsar este acuerdo para la recuperación económica y la protección social, basado en el modelo económico renovado que acabo de explicar, en las
políticas de empleo de las distintas administraciones y en la renovación del Pacto de Toledo sobre las pensiones.



Señoras y señores diputados, la lucha contra la crisis y el desempleo ha sido la prioridad absoluta durante estos últimos doce meses, lo seguirá siendo sin duda en los próximos, pero no ha sido ni será lo único en lo que trabaje con
intensidad el Gobierno. El Gobierno está


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desarrollando una política exterior muy activa en un momento que consideramos crucial para el futuro de las relaciones internacionales. La llegada de la Administración Obama y la necesidad percibida por todos de responder globalmente a una
crisis global abren al multilateralismo el mejor escenario posible. (Rumores.) España acaba de estar presente en cuatro cumbres clave para redefinir el nuevo orden internacional (Un señor diputado pronuncia palabras que no se perciben): la del
G-20 en Londres, la de la OTAN en Estrasburgo y Kehl, la cumbre entre la Unión Europea y Estados Unidos de Praga y el Segundo Foro de la Alianza de Civilizaciones en Estambul. (Rumores.) La línea conductora de todas ellas ha sido la búsqueda de
mecanismos de gobernanza para afrontar los retos del siglo XXI, desde los valores compartidos de la defensa de la paz, la economía sostenible, la promoción de los derechos humanos y la lucha contra la pobreza.



El creciente reconocimiento del peso de España se debe, sin duda, al progreso alcanzado por nuestro país en estos treinta años de democracia y a la puesta en valor de nuestra capacidad estratégica de interlocución con regiones muy diversas
del planeta. Pero también a que los valores que venimos defendiendo desde 2004 en nuestra acción exterior cuentan con un respaldo cada vez más extendido. Con estas premisas, la Presidencia española de la Unión Europea en el primer semestre de 2010
va a tener lugar en un momento muy relevante para Europa y para nuestro país.
Esperamos contar para entonces con un nuevo tratado. Nos corresponderá garantizar su aplicación y la consolidación de sus instituciones. También confiamos en que
entonces se perciban ya con nitidez los resultados de los diversos planes nacionales de estímulo económico frente a la crisis, cuya gestión seguirá constituyendo un objetivo prioritario.



Ordenaremos nuestra Presidencia sobre dos ejes transversales: la innovación y la igualdad, para ganar el futuro, para garantizar la dignidad de nuestros ciudadanos, para preservar y ensanchar el modelo social europeo. Y aprovecho para
reiterar mi oferta del más amplio consenso político sobre la preparación y el desarrollo de la Presidencia y, en especial por supuesto, al Parlamento, al Congreso de los Diputados.



Señoras y señores diputados, cuando hace un año presenté el programa del Gobierno me referí a una finalidad común a todas las iniciativas: el refuerzo de la efectividad de los derechos de los ciudadanos. Desde esta perspectiva afirmé que
la reforma de la Administración de Justicia se había convertido en un objetivo crucial e inaplazable. Es una de las reformas cuyos efectos sobre la competitividad y la recuperación económica no son menores que los que puedan derivarse de las
transformaciones en el ámbito laboral, energético o del transporte. Hay que incrementar la capacidad del sistema judicial y, al tiempo, reducir su carga de trabajo; liberar a la justicia de tareas que pueden satisfacerse mejor por otras vías;
eliminar procedimientos y recursos que no sean estrictamente necesarios, y el Gobierno está absolutamente empeñado en todo ello, en un marco de acuerdo con los profesionales de la justicia. Lo hace desde la legitimidad de ser el que más ha
invertido en justicia y desde la voluntad ya hecha pública de destinar 600 millones de euros para su modernización en los próximos tres años. (Aplausos.) Además, en los próximos meses el Gobierno presentará ante esta Cámara la nueva Ley de
Enjuiciamiento Criminal, aprovechando al máximo las capacidades de nuestros fiscales y jueces; la nueva regulación de competencias de nuestros órganos judiciales, eliminando duplicidades y dilaciones innecesarias; y la nueva demarcación y planta
judicial, la regulación de los consejos territoriales del Poder Judicial y la reforma del Registro Civil.



Señorías, también la reforma del sistema de financiación autonómica es una reforma estructural. Todas las comunidades han visto cómo el sistema aprobado en 2001 no permite desde hace tiempo atender las consecuencias del aumento de la
población y la demanda de servicios públicos. Hemos trabajado lealmente para conseguir el acuerdo con la totalidad de las comunidades autónomas, con cada una de ellas y con todas ellas, bilateral y multilateralmente, como siempre se hizo, como hará
cualquier gobierno responsable. Hoy les anuncio que el Gobierno convocará con este objetivo al Consejo de Política Fiscal y Financiera antes del próximo 15 de julio para acordar el nuevo modelo de financiación autonómica (Aplausos.) El acuerdo de
financiación despejará los obstáculos para la financiación local, aunando el esfuerzo del Estado y de las comunidades autónomas. El Gobierno ya ha adelantado el pago de la liquidación definitiva y del fondo especial de municipios inferiores a
20.000 habitantes; ha canalizado a los municipios más de 8.000 millones de euros en el Fondo de Inversión Local y hoy ha anunciado el nuevo compromiso de 5.000 millones para el próximo ejercicio; ha asumido el aval, por un máximo de 3.000 millones
de euros, de las deudas de entidades locales por contratos de obras o suministros, y acabo de anunciar un nuevo fondo para las obras vinculadas con la economía sostenible para el próximo año.



Señorías, la mejora de la efectividad y la garantía de los derechos, de la dignidad y de la libertad de los ciudadanos es la idea fundamental que está detrás de algunos proyectos que el Gobierno remitirá a la Cámara en los próximos meses.
En primer lugar, la reforma de la regulación de la interrupción voluntaria del embarazo. (Aplausos.) En segundo lugar, la Ley Integral de Igualdad de Trato. En tercer lugar, el nuevo marco legal de la libertad de conciencia, de la libertad
religiosa. Y en cuarto lugar, la culminación del modelo de una nueva televisión pública, que si ya respondía a los principios de independencia y pluralidad, se configurará definitivamente como servicio público, exento de competencia comercial y
libre de publicidad.



Señorías, la misma idea justifica también la aprobación del Plan de Derechos Humanos 2008-2012. Ha sido elaborado con la colaboración de las organizaciones no


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gubernamentales de protección de derechos y se presentará en esta Cámara en fechas inmediatas. Es la misma idea que nos ha llevado a enviar ayer mismo al Consejo de Estado el anteproyecto de reforma de la llamada Ley de Extranjería.
Incorpora las sugerencias recibidas en el intenso proceso de consulta desarrollado en los últimos meses. Es una reforma que mantiene el consenso sobre los elementos fundamentales de la política inmigratoria: inmigración regular vinculada a la
realidad de nuestro mercado laboral, e igualdad e integración de los inmigrantes que residen en España.



Señorías, quiero acabar este repaso de los compromisos sobre la eficacia de los derechos de los ciudadanos con un reconocimiento público, el que se merecen los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, cuyo trabajo permite cada día que
los ciudadanos podamos seguir ejerciendo nuestros derechos con índices de criminalidad y delitos más bajos que los de nuestro entorno. Siempre hay nuevas amenazas y nunca se puede bajar la guardia, pero debemos congratularnos de que nuestra Policía
y nuestra Guardia Civil estén cada vez más capacitadas y actúen con tanta profesionalidad y eficacia. (Aplausos.) Fruto del trabajo de la Guardia Civil y de la Policía, de la justicia y de las fuerzas de seguridad francesas, ETA ha sido descabezada
en cuatro ocasiones solo en lo que va de legislatura. (Aplausos.) No hay mejor noticia posible para todos los demócratas, y sé que hablo en nombre de todos los grupos de esta Cámara al proclamarlo así. Estamos más cerca del fin, juntos estamos más
cerca de ver erradicarse la violencia terrorista en el País Vasco y en el conjunto de España. (Aplausos.)


Señorías, hace cinco años aseguré que lo que define y caracteriza un proyecto socialista son las políticas sociales, las políticas destinadas a promover las condiciones de igualdad en el acceso a los bienes y servicios públicos, las
políticas que garantizan la cohesión de nuestra sociedad y la hacen así más fuerte, más estable, más capaz y más justa.
Mi Gobierno se ha empeñado en cumplir su principal compromiso: mejorar las condiciones de vida de quienes menos recursos poseen
en esta sociedad y, al hacerlo, ofrecerles no solo esperanza sino también razones para sentirse parte más activa de nuestra sociedad, más ciudadanos, ciudadanos iguales, hombres y mujeres con un destino más seguro. Ese compromiso se ha ido haciendo
realidad: es un salario mínimo que ha crecido el 35 por ciento en estos años para los trabajadores que menos ganan en nuestro país; son las pensiones mínimas, que han crecido al 31 por ciento desde 2004, beneficiando a 3 millones de pensionistas
con las rentas más bajas (Aplausos.); son las más de 650.000 personas en situación de dependencia que por primera vez han visto reconocida su situación y perciben prestaciones y ayudas de la sociedad; son los más de 1.500.000 jóvenes que disfrutan
hoy de una beca, 300.000 más que en 2004; son los 100.000 jóvenes que perciben la renta de emancipación para la ayuda a vivienda en alquiler; son los 350.000 varones que han disfrutado del permiso de paternidad desde 2007 o las 800.000 familias
que han percibido 2.500 euros por el nacimiento de cada uno de sus hijos. Son pues millones de jóvenes, de personas mayores, de discapacitados, de dependientes, son millones de familias, las más necesitadas socialmente, que han obtenido el apoyo
del conjunto de los ciudadanos a través de las propuestas del Gobierno. (Aplausos.) Quiero hoy reiterar, en nombre del Gobierno y del proyecto que represento, que este es nuestro principal compromiso y que, por tanto, mantendremos y fortaleceremos
todas las políticas sociales que hemos ido conquistando en los últimos cinco años. Es mi mayor compromiso y también mi principal deber con los ciudadanos que nos dieron su apoyo electoral. Hoy extiendo ese compromiso de manera singular a los que
en este momento más necesitan de la solidaridad y del apoyo de todos, las personas sin empleo. Ellas son destinatarias, con la misma fuerza y el mismo fundamento, de nuestro compromiso social acreditado, el que ha guiado toda nuestra acción
política y la seguirá guiando en el futuro, para siempre.



Muchas gracias. (Prolongados aplausos de las señoras y los señores diputados del Grupo Parlamentario Socialista, puestos en pie.)


El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor presidente.



Señorías, se suspende la sesión hasta las dieciséis horas. Muchas gracias.



Era la una y diez minutos de la tarde.



Se reanuda la sesión a las cuatro de la tarde.



El señor PRESIDENTE: Señorías, se reanuda la sesión.



Antes de dar la palabra a don Mariano Rajoy, quisiera hacerles un aviso para que SS.SS. puedan hacer mejor sus previsiones temporales. La Junta de Portavoces ha acordado esta mañana -además, lo ha hecho por unanimidad- que este debate se
desarrollaría esta tarde con la intervención del Grupo Parlamentario Popular en primer lugar, posteriormente del Grupo Parlamentario Catalán (Convergència i Unió) y a continuación del Grupo Parlamentario Vasco (EAJ-PNV), y también ha acordado que
esta misma tarde tengan lugar la intervención y las eventuales contestaciones del Grupo Parlamentario de Esquerra Republicana-Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya Verds. Es decir, se ha modificado el orden que teníamos establecido con
anterioridad, pero se ha hecho por unanimidad. Hagan sus previsiones; dependerá del tiempo que usen los portavoces y el señor presidente del Gobierno, pero es difícil determinar la hora de finalización como teníamos establecido en nuestros
anteriores acuerdos.



Con este aviso pasamos a examinar el orden del día. Corresponde ahora la palabra al Grupo Parlamentario


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Popular. (Rumores.) Silencio, por favor. Tiene la palabra don Mariano Rajoy.



El señor RAJOY BREY: Señor presidente, señorías, nunca han hecho falta menos palabras para exponer el estado de la Nación. En realidad, para lo importante basta con mencionar algunas cifras. Hay más de 4 millones de personas en el paro.
Este es el estado de la Nación. Casi todos habían trabajado antes, lo que significa que ha desaparecido su puesto de trabajo. La mitad de los parados, señor Rodríguez Zapatero, se ha producido en el último año, es decir, desde que usted obtuvo la
investidura en esta Cámara. Casi un millón de trabajadores lleva buscando empleo entre seis y doce meses, lo que significa que a comienzos del año que viene, si no cambia nada, habrá prácticamente 2 millones de parados de larga duración. Hay ya
1,5 millones de parados que no recibe ninguna prestación, que vive del aire o de su familia, si puede, porque hay un millón de familias con todos sus miembros en el paro. Ya son 500.000 los hogares españoles que no disponen de ningún tipo de renta,
pensión o subsidio, es decir, que se encuentran en la indigencia más absoluta. Hay más; 2.750.000 personas ya no pueden hacer frente a las deudas contraídas y más de 230.000 empresas han incurrido en morosidad. Este es el estado de la Nación, y
ante estos datos todo lo demás palidece.



No quiero emplear calificativos dramáticos, señoría, los dejo a su sensibilidad. Este es el panorama en el que nos movemos. Estamos en recesión, el producto interior bruto ha caído un 3 por ciento en el primer trimestre del año. Es la
mayor caída de nuestra historia. El déficit público de momento alcanza el 8 y va camino del 10 por ciento o más, porque su pasmosa Administración cuanto menos ingresa, más y peor gasta. El déficit exterior es el más alto de la OCDE, lo que
constituye, con los datos del paro, lo más preocupante de la actual situación. En suma, señorías, recesión, déficit, deuda y un paro galopante. Este es el estado de la Nación sin maquillajes y sin aspavientos. Todas las palabras para definir la
situación se han quedado cortas. Estamos ante una crisis económica de dimensiones inéditas que empieza a derivar en crisis social gravísima, mientras usted y su Gobierno viven su propia crisis provocada por su ineficacia y la fragilidad de sus
respaldos en esta Cámara. Como decía hace un momento, ante este panorama todo lo demás parece insignificante. No quiero distraer ni su atención ni la mía de lo que es importante. Cada cosa a su tiempo.



Señorías, ¿cómo es posible que haya ocurrido esto? ¿Cómo se entiende que un país próspero, envidia de muchos, instalado en el superávit, que crecía más que Francia, más que Alemania, más que Italia (Rumores.), y que creaba más empleo que
todos juntos, pueda desplomarse tan vertiginosamente? ¿Cómo es que a los demás no les ha ocurrido lo mismo? Nuestra tasa de paro, por ejemplo, duplica la de la Unión Europea, hemos generado en un año más de la mitad de los parados europeos. Antes
ocurría lo contrario. ¿No es sorprendente? Es nuestra obligación, señor Rodríguez Zapatero, preguntarnos por qué ha ocurrido esto y ponerle freno de inmediato. Nadie en Europa tiene tantos parados como nosotros, ni tantos jóvenes sin nada que
hacer, ni tantas mujeres sin empleo. Es un dudoso honor que debería movernos a todos, y a usted el primero -para eso es el presidente del Gobierno-, a la reflexión. ¿Cómo es posible que una crisis financiera que golpea a los países por igual
produzca en nuestro tejido social y laboral semejante destrozo?


Señor Rodríguez Zapatero, usted no es un recién llegado, lleva cinco años en el Gobierno. Cabe preguntarse qué responsabilidad ha tenido en la situación actual, qué previsiones realizó, qué medidas adoptó, qué política económica hizo usted.
Mientras la economía española iba acumulando desequilibrios, usted presumía de estar en la Champions League. Si era así, si marchábamos viento en popa, ¿para qué esforzarse? Mientras en España se iba fraguando nuestra propia crisis -y yo se lo he
advertido desde esta tribuna decenas de veces- usted disfrutaba de su optimismo antropológico y no hizo ni una sola reforma, ni en el modelo económico, ni en las relaciones laborales, ni corrigió el fracaso escolar, ni el modelo judicial, ni la
competitividad, ni la productividad, ni nada de nada de nada de nada. (Aplausos.) No quiso resolver ni supo paliar el problema del agua, ni el de la energía, ni el de la unidad de mercado. Palabras muchas, hechos ninguno. Todo lo que estaba
pendiente cuando usted llegó al Gobierno seguía pendiente cuando se produjo la crisis. Señorías, ¿acaso llegó todo por sorpresa? Por supuesto que no, la crisis estaba anunciada desde tiempo antes de las elecciones de marzo de 2008. Usted sabía
perfectamente lo que se nos venía a todos encima porque se lo advertía todo el que entendía algo, incluidos sus aventajados ministros y el batallón de selectos asesores que trabaja para usted, seiscientos si no me equivoco. Y por si todos ellos no
fueran suficientes, estábamos nosotros, con esa perseverancia y esa falta de patriotismo que nos reprocha, advirtiéndole de lo que iba a ocurrir.



Señorías, la crisis no fue una sorpresa. Hubo un deliberado y mezquino cálculo electoral, un miedo pavoroso a que los españoles descubrieran la realidad... (Una señora diputada: ¡Hala, hala!.-Rumores y protestas.-Aplausos.)


El señor PRESIDENTE: Silencio, por favor.



El señor RAJOY BREY: Sí, señores, ya sé que a ustedes no les importan nada los 4 millones de parados (Aplausos.), pero escuchen las recetas que yo voy a darles. El mismo respeto para todos. (Rumores.)


Hubo un deliberado y mezquino cálculo electoral, hubo un miedo pavoroso a que los españoles descubrieran la realidad y una campaña sectaria para descalificar a todo el que osara decir la verdad. A usted, señor presidente, le persiguen ahora
como fantasmas sus palabras


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de entonces. Escúchelas: 'No hay crisis y quien lo diga es un antipatriota. La crisis es una falacia, puro catastrofismo. La desaceleración no será profunda. Prometo crear 2 millones de empleos'.
¿Qué fue de todo aquello, señoría, sino
una tremenda mentira con amplificador que le perseguirá siempre? (Aplausos.)


Después de ganar las elecciones empezaron los matices. En la sesión de investidura nos anunció que vendrían tiempos de menor crecimiento y que -¡atención, escúchese a sí mismo!- se crearía menos empleo. La crisis todavía no era crisis, era
un paréntesis breve, una turbulencia, una desaceleración, un leve descenso del ritmo. No había crisis pero ya había paro. Por eso usted, en el comité federal de su partido y en esta Cámara en el mes de abril, ya dijo aquello tan conocido de que
'la peor previsión de paro que se espera para los próximos cuatro años siempre será mejor que la que tuvo el PP'. Profético, señoría, profético.
(Aplausos.) Según usted, encoger el paro del 20 al 11 por ciento, que es lo que hizo el PP, es peor
que multiplicarlo del 11 al 20 por ciento, que es el proceso que usted está a punto de culminar. (Aplausos.)


Dejemos eso. Lo importante de verdad es que las cosas iban mal, pero usted se empeñó en verlas bien. Por eso no se justificaba ninguna medida especial y, por supuesto, no la tomó. En septiembre pasado, cuando quiso aparentar que hacía
algo, proclamó: 'La creación de empleo será el mejor termómetro de la evolución de la situación. El parámetro definitivo de la idoneidad de las medidas que estamos poniendo en marcha'. En septiembre, usted, en esta Cámara. Y a partir de
entonces, decidió poner su mano en la crisis para mal, porque lo hizo de forma errática, demagógica y despilfarradora. (Rumores.)


No voy a repetir ahora lo que dije hace unos días en esta Cámara sobre el fracaso laboral y económico de sus once planes. Un fracaso rotundo, al menos a la vista de los resultados obtenidos. ¿Quién se acuerda ya de cada uno de sus planes,
señoría? Nadie. Pero del agujero negro de déficit donde nos dejan, nos acordaremos durante muchos años. Nosotros y los que vengan detrás. Y así es como hemos llegado a esta situación. No hizo usted las reformas que necesitaba la economía
española en tiempos de bonanza. Y mire que se lo dijimos. Después, por intereses electorales, negó la realidad. Y mire que se lo dijimos. Actuó tarde cuando no quedaba más remedio. Y mire que se lo dijimos. (Risas.-Rumores.) Dejen de reírse de
ustedes mismos, que tampoco es para tanto.



El señor PRESIDENTE: Silencio, por favor.



El señor RAJOY BREY: Luego tomó medidas ineficaces, pero muy ruinosas, como todos los despilfarros que se hacen para cubrir las apariencias. Y ni siquiera nos queda el consuelo de que la situación haya tocado fondo, al contrario; hay que
decir la verdad, y luego se lo explicaré. Hace solo unos días su compañero de partido, el de todos ustedes, el comisario europeo Joaquín Almunia, certificó -él, no yo; él- que España será el último país de Europa en salir de la crisis, a pesar de
que usted nos dijo aquí mismo, aquí, en el debate de investidura que 'la repercusión de la crisis mundial sobre nuestra economía está amortiguada'. Aquí, en el debate de investidura, el señor Rodríguez Zapatero. Era la última de sus mentiras que
ha quedado al descubierto, aderezada por previsiones a cada cual más sombría. Seguiremos en recesión -dice Almunia-, se ensanchará la deuda pública y la tasa de paro alcanzará el 20 por ciento. Y este sombrío pronóstico que firma el señor Almunia
-y otros muchos- se cumplirá con lógica cartesiana o empeorará aún más si usted no cambia radicalmente su política económica. Se lo llevo diciendo en esta tribuna tantas veces como veces le advertí de la crisis que usted negó; tantas.
Señorías,
es urgente la rectificación. Y esto es lo que he venido a decirles hoy a ustedes aquí: es urgente la rectificación. Sí; como rectificaron en materia de política antiterrorista, y ahora les va mucho mejor por rectificar. (Aplausos.)


¿Qué es lo que, en mi opinión, deben cambiar? Sustancialmente tres cosas.
Lo primero, decir la verdad sobre lo que ocurre y por qué ocurre. Lo segundo, dejar de fantasear sobre las previsiones. Y lo tercero, disponer de un plan que sea
coherente con el diagnóstico y con las previsiones. Lo primero -digo- abandonar toda clase de fantasías evasivas sobre el origen de la crisis. Sin un buen diagnóstico es imposible aplicar buen tratamiento, señor Rodríguez Zapatero, es de puro
sentido común.



Nuestra crisis económica no nace con la crisis financiera internacional, aunque esta haya contribuido a agravarla. (Rumores.)


El señor PRESIDENTE: Silencio, por favor.



El señor RAJOY BREY: Si yo ya sé que ustedes de esto no saben una palabra, pero, ¡hombre!, podían callarse. (Aplausos.-Rumores.)


El señor PRESIDENTE: Silencio, por favor. Les ruego que guarden silencio.
(Continúan los rumores.)


Espere, señor Rajoy. Por favor, les ruego que guarden silencio y escuchen con corrección al orador.



El señor RAJOY BREY: Gracias, señor presidente.



Escuchen, que les vendrá muy bien. Lo primero, señoría, nuestra crisis económica no nace con la crisis financiera internacional, aunque, como he dicho y todo el mundo salvo algunos sabe, haya contribuido a agravarla.
La crisis financiera
afecta a todos, pero mientras que en la Unión Europea el paro se ha incrementado en el último año en un 24 por ciento, en España lo ha hecho en más del 84 por ciento. ¿Por qué esa diferencia? Porque no se ha tomado en serio la falta de
competitividad de la economía española.



Señoría, si usted no se ocupa de lo primordial es inútil que, como ha dicho esta mañana, pretenda sustituir el sector de la construcción y la demanda de las familias


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por la exportación de bienes y servicios en otros sectores productivos. La falta de competitividad de la economía no lo permite. Y ahí está nuestro rasgo diferencial: falta de competitividad, baja productividad, burbuja inmobiliaria y
enorme dependencia del ahorro externo, lo que nos ha llevado a un inasumible déficit exterior. Llevo cuatro años, cuatro, diciéndolo en esta Cámara. Y si esto no se admite, señoría, será imposible actuar con eficacia. Si no sabemos qué es lo que
se debe corregir, todos los pasos serán inútiles. Podrá usted improvisar, inventarse medidas nuevas todos los días y arruinar a los españoles, pero no logrará ningún resultado. No quiso hacerlo cuando pudo y no pretenda arreglarlo ahora con cuatro
gestos.



Segundo paso, si se quiere generar la confianza es indispensable que se le pueda creer. Además de ser veraz en el diagnóstico, debe serlo en sus previsiones. De lo contrario no podrá contar con el principal substrato para la recuperación
que es la confianza. Hace menos de cinco meses -¡fíjense cinco meses!- ustedes aprobaron aquí los Presupuestos para el año 2009. En ellos se decía que este año el producto interior bruto crecería el uno por ciento, que la tasa de paro sería el
12,5 por ciento y el déficit público el 1,9 por ciento. Esto es lo que ustedes aprobaron.
Nos criticaron por no apoyarlo y no había transcurrido un mes y ya tuvieron que cambiar sus previsiones. Donde decían crecimiento del uno, dijeron menos
1,6; donde decían paro del 12,5, dijeron 15,9; y donde decían déficit del 1,9, dijeron 5,8. Pues bien, estas previsiones suyas que modificaron las anteriores, también suyas, ya no se sostienen, como todo el mundo sabe. Y esto no lo digo yo, lo
dicen la Comisión Europea, el Banco de España, el Fondo Monetario Internacional y cualquier analista normal. Todas estas previsiones se parecen entre sí y no se parecen nada, ninguna, a las de su Gobierno. O contemplan panoramas distintos, o
ustedes hablan sin abrir los ojos, o quieren engañarnos. Mientras no pierda usted la obsesión de acicalar los números para disimular la realidad, mientras no ofrezca unas previsiones sólidas, no se recuperará la confianza.



Tercer paso. Tras un diagnóstico correcto y unas previsiones adecuadas, es preciso que rectifique sus intervenciones en la economía. Señorías, cuando las cosas salen mal el cambio es de sentido común y a usted le están saliendo muy mal, va
usted contracorriente. El crecimiento del paro y la destrucción de empleo en España son mucho más elevados que en los países de la Unión Europea y de la OCDE. El deterioro de las cuentas públicas es mucho más profundo en España que en el resto de
la Unión Europea. Las restricciones crediticias -este es un tema muy importante, señor presidente- son más severas en España que en los demás países de la unión monetaria, porque debemos lo que no está en los escritos y la caída de la confianza en
las empresas y en las familias es mucho más intensa que en el resto de la Unión Europea. Es de cajón, señoría. Si lo que usted hace una y otra vez produce más paro, más deudas, más agobio industrial, deje de hacerlo, no tiene más remedio que
rectificar. ¿De qué le sirve aferrarse a esa fantasía que llaman el PlanE?. Eso no es más que un refrito de los once planes que ha presentado en un año, un refrito de improvisaciones sucesivas. El resultado global todos lo conocemos.
Escuchen el
resultado: destrucción de empleo, cierre de empresas y una masa de parados que supera ya la cifra de 4 millones, además de un brutal incremento del gasto público. Señoría, usted presume de ello, de gastar.
Su Gobierno -lo dice en el PlanE y, como
digo, presume de ello- es el que más dinero ha gastado en esta crisis en todo el mundo, salvo Arabia Saudí, y es el que peores resultados cosecha. Está mal el despilfarro, pero peor está que no sirva para nada. ¿Tiene usted algo que decir sobre
este punto concreto? Usted quizás no, pero yo sí; yo sí tengo algo que decir. Señor Rodríguez Zapatero nosotros no somos jeques árabes, nos cuesta mucho pagar nuestros impuestos y usted ha demostrado su incapacidad para sacar el rendimiento
prometido a semejante desembolso de dinero público. Tengo más que decir: resultados aparte, semejante incremento del gasto público provoca un déficit que va a rondar el 10 por ciento y eso es sencillamente insostenible y financiar ese déficit
exigirá una reducción de los créditos a las familias y a las empresas, es decir, menor inversión, menor consumo y más estancamiento. Este es un tema clave de su política económica, señor presidente del Gobierno. Lo que procede, en mi opinión, es
gastar menos y mejor, como hacen las empresas y las familias españolas, con más motivo ahora que debemos dedicar mucho más dinero de lo que ustedes previeron -ustedes- al capítulo de prestaciones por desempleo; razón de más para ser muy cuidadosos
con el resto del gasto público.



Señorías, los gestos aislados no son eficaces y nos salen muy caros. De nada sirve que nos anuncie una nueva medida cada media hora si no es capaz de articularla en un proyecto global. Esta mañana ha traído usted aquí un nuevo catálogo de
medidas, uno más, el duodécimo. Con algunas podemos estar de acuerdo -me referiré a ellas a lo largo de esta intervención-, pero una vez más estamos ante medidas aisladas, fragmentarias, que no responden a un plan global, que es lo que la economía
española demanda. Señorías, la economía española necesita un plan. Lo necesitan los 4 millones de parados, los pequeños y medianos empresarios, los trabajadores autónomos; lo necesitan muchos españoles que lo están pasando mal; lo necesitan, en
suma, las clases medias de este país. Un plan tiene que ser completo y coherente para generar confianza, y ese plan pasa por lo que he dicho aquí: reconocer la realidad, corregir su análisis sobre el origen de la crisis, ser sincero en sus
previsiones, controlar el gasto, gastar mejor, corregir nuestras rémoras estructurales, es decir, hacer reformas, las reformas que España necesita y que debieran estar en marcha. ¿Cuáles son? Las hemos explicado muchas veces. (Rumores.) Figuran
en nuestro plan anticrisis. Como mi tiempo está tasado me referiré solamente a las


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más ineludibles. (Rumores.-Un señor diputado pronuncia palabras que no se perciben.)


El señor PRESIDENTE: Silencio, por favor.



El señor RAJOY BREY: ¡Pero si ustedes no saben leer, cómo van a enterarse de ellas! ¡Qué gente! (Aplausos.-Protestas.)


El señor PRESIDENTE: Silencio, por favor. (Rumores.-Continúan las protestas.)


Silencio, por favor. (Continúan los rumores.) Espere, señor Rajoy.
(Pausa.)


Prosiga, señor Rajoy.



El señor RAJOY BREY: La primera, señor presidente, la reforma laboral.
Todo el mundo se la pide, incluso sus propios compañeros de partido, el señor Almunia, el señor Fernández Ordóñez, el señor Taguas, hasta su premio Nobel favorito, Paul
Krugman. Todos ellos dicen que padecemos uno de los mercados de trabajo más rígidos, anquilosados e improductivos del mundo, a lo que yo añado injusto; un mercado dual con un tercio de los asalariados en régimen de temporalidad que provoca lo que
hemos visto: cuando se produce un parón económico los trabajadores temporales se van a la calle a gran velocidad y con una indemnización mínima. La reforma de 1997 supuso un paso en la buena dirección, pero hay que profundizar en ella porque de
otro modo será muy difícil volver a la senda de la creación de empleo estable. No se distraiga, señoría, es preciso abordar la reforma laboral para crear empleo. No hay nada más importante ni más social ni más solidario ni más nada. Aquí, en la
reforma laboral, se mide si la voluntad de crear empleo es genuina o se queda en meras proclamas para ganar tiempo y salir del paso.



Señorías, necesitamos una gran reforma del sistema educativo porque sin ella será imposible mejorar nuestra productividad. Usted se cargó en veinticuatro horas la única reforma que estaba en curso, y nos ha mantenido durante cinco años a la
cabeza de Europa en fracaso escolar.
Hoy nos ha vuelto a anunciar planes que ya nos había anunciado anteriormente. Ha prometido además que habría un ordenador por alumno. En el año 2004, es decir, hace cinco, prometió uno por cada dos alumnos.

Espero que esta vez sí cumpla su promesa. (Aplausos.) Me parecen muy bien las pizarras electrónicas, pero me importa más lo que se escriba en ellas. (Varios señores diputados: ¡Ah!) El reto, señor Rodríguez Zapatero, es la calidad de la
educación. (Aplausos.-Varios señores diputados: ¡Muy bien!) Cualquier intento serio para cambiar el modelo económico o crear empleo productivo pasa por la reforma en educación.
Como muy bien ha dicho Obama, aquellos países que produzcan la mano
de obra mejor educada gozarán de ventaja en una economía cada vez más competitiva. Claro está que él habla de una educación exigente y no de un coladero, que es lo que usted patrocina. (Aplausos.) Señorías, es una reforma urgente porque sus frutos
son muy lentos y no se verán hasta pasados unos años, razón de más para no perder el tiempo. Señoría, lleva usted cinco años de retraso. Y, por cierto, me sorprende no haberle oído una sola palabra en su intervención de esta mañana sobre el
proceso de Bolonia.



Señoras y señores diputados, es preciso también reformar el sistema de pensiones; pero no decirlo, reformarlo. La Seguridad Social ha perdido en menos de un año 1.200.000 afiliados, en uno de los países en que más envejece la población.
Disminuyen los ingresos y crecen los gastos. El superávit que hasta ahora tenía la Seguridad Social puede dejar de serlo, y no es que lo diga yo, lo dicen los números, lo dicen las cuentas, y es natural que estos números y estas cuentas preocupen
al gobernador del Banco de España, al señor Sevilla, al señor Solchaga o al señor Granado, como preocupan a cualquier persona que no haga trampas con las cifras.
Como es natural también que la Comisión Europea exija que, para evitar el colapso del
sistema -frase de la Comisión Europea- no debe usted retrasar las reformas. No lo haga, es urgente, y más urgente que el que usted lo reconozca es que actúe en consecuencia ya.



No puedo entrar en más detalles, pero las reformas de la Administración de Justicia y del sector energético, el fortalecimiento de la unidad de mercado son, entre otras, de una necesidad imperiosa. Hoy ha hecho usted una breve referencia a
algunos de estos asuntos. Le diré una cosa: me conformo con que usted cumpla en materia de Justicia su promesa presupuestaria del año 2004; con eso ya me conformo. Esta mañana también nos ha planteado un par de medidas fiscales. En materia de
vivienda ha venido usted a decir a los españoles que ganan más de 17.000 euros al año que o compran una vivienda antes del año 2011 o se quedarán sin deducción fiscal. Eso es lo que ha venido usted a decir aquí esta mañana.
(Aplausos.) Por lo que
se refiere al impuesto sobre sociedades, que según ustedes no se podía bajar nunca y que era política neoliberal -qué le vamos a hacer-, la alegría de los posibles beneficiarios por lo que usted ha anunciado aquí esta mañana ha durado el tiempo
exacto que han tardado en comprobar lo limitado de su alcance. Señor Rodríguez Zapatero, España necesita una reforma fiscal de verdad y esta reforma está aquí (mostrando un documento a la Cámara) y yo se la brindo. (Aplausos.-Rumores.) A ustedes,
que tanto les gusta hablar de arrimar el hombro, les pido que hagan lo propio con estas propuestas porque las suyas ya se ve que no funcionan. Pongamos entonces en marcha esta alternativa, que funcionó en su día y que es la del Partido Popular.
(Aplausos.) Fíjense que son propuestas y que, como tales, pueden ser objeto de debate y de mejora, pero representan un cambio y una base organizada y coherente donde cimentar la salida a la crisis. Mire, hoy, por ejemplo, nos ha anunciado usted el
cuarto plan para la industria del automóvil, después del VIVE, el Revive y el Plan de Competitividad. Bueno, pues en febrero de este año, preguntado aquí, en las Cortes, el ministro de


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Industria sobre si iba a haber ayudas al automóvil, dijo: Señoría, si a lo que usted se refiere es a ayudas directas para la adquisición de vehículos, la respuesta es no. (Aplausos.) Pues bien, era una propuesta nuestra y ustedes han
rectificado. Igual que han aceptado estas propuestas, podían considerar las otras. En cualquier caso esa reforma que ha anunciado hoy se queda muy corta, señor presidente.
(Rumores.-Varias señoras y señores diputados: ¡Ooooh!) Esa que nos votó
en contra se queda muy corta. Le ruego que considere usted nuestras propuestas, porque continuar como hasta ahora solo nos conduce a un desordenado descalabro. Hemos perdido ya mucho tiempo o, mejor dicho, ha malgastado usted mucho tiempo, y no sé
qué es más grave, si el desperdicio del dinero, el mal uso de las oportunidades o el despilfarro del tiempo.



En suma, señorías, esto es lo que se debe hacer, amén de otras cosas en las que por razones de tiempo no voy a extenderme. (Rumores.) Lo que sí les digo es que hay que hacerlo inexcusablemente y que debe hacerlo usted, que es el responsable
del Gobierno. Pero no quiere. Esta es la segunda parte del drama que vive nuestra nación: que es usted quien administra la crisis. Le guste o no le guste tendrá que hacerlo, señoría, y cuanto más tarde, peor. Las excusas no le van a durar
siempre, ni las cortinas de humo, ni los gestos grandilocuentes, ni los vaticinios engañosos, ni siquiera la descalificación de quienes, como yo, le critican. Nada de eso crea empleo, señorías, y lo que no crea empleo ya cansa. Debieran hacernos
caso, tienen ustedes nuestro plan anticrisis sobre la mesa, que está en la misma línea que señalan todos los expertos internacionales, incluidos algunos compañeros suyos. Es un plan global y un plan abierto. Se puede discutir, naturalmente con
razones y no con descalificaciones. Le he ofrecido muchas veces nuestro respaldo político para aplicarlo en beneficio de los españoles, pero usted, por no dar su brazo a torcer, no ha querido hacer caso. Usted no quiere escuchar a nadie, ni lo que
yo diga ni lo que diga el Fondo Monetario; ni a la OCDE, ni a la Unión Europea, ni al Banco de España, ni a los catedráticos de economía, ni a los socialistas que saben de esto. Usted no escucha ni a sus ministros; no tiene más obsesión que
mantener la cabeza fuera del agua y esperar que escampe, por eso se ha convertido en el lastre principal de la economía española. (Aplausos.)


Todos los organismos internacionales -cuya opinión tan poco aprecia- destacan que para España la salida puede ser especialmente lenta. El Fondo Monetario habla incluso de que no volveremos a crecer el 2 por ciento -el umbral del empleo-
hasta el año 2015. Yo le digo una cosa y es mi obligación decírsela: no va a escampar por más que usted se empeñe en anunciarlo todos los días. Ni para eso tiene ya crédito. Ya está todo el mundo acostumbrado a que, en su caso, el engaño sea la
regla y la verdad la excepción. Supongo que no le gusta lo que le he dicho; tampoco a mí me gusta tener que decirlo, pero es mi deber cuando está en juego el futuro de todos. Sí me gustaría que usted hiciera como yo y aportara alguna razón a este
debate. No es indispensable que descalifique por sistema ni retuerza las intenciones ajenas, ni desvíe la atención, ni presuma de misericordia. Olvídese de mí y responda a mis razonamientos, cualquier otra actitud únicamente se puede entender como
un intento más de eludir su responsabilidad ante los españoles.



Muchas gracias. (Prolongados aplausos de las señoras y los señores diputados del Grupo Parlamentario Popular en el Congreso, puestos en pie.)


El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Rajoy.



Silencio, por favor. Tiene la palabra el presidente del Gobierno.



El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Rodríguez Zapatero): Muchas gracias, señor presidente.



Este es el primer debate sobre el estado de la Nación que tenemos en esta legislatura, que comenzó en marzo de 2008. El anterior se celebró en la primavera de 2007, hace exactamente dos años. Y la verdad, señor Rajoy, es que me ha hecho
usted retroceder dos años atrás. El mismo tono, el mismo estilo faltón, despreciativo. (Protestas.) En este caso no solo hacia mí, lo cual en el ardor del debate puede ser hasta entendible conociendo su estilo, sino hacia los diputados que
representan a 11 millones de ciudadanos de este país. (Aplausos.) Ese es su estilo. Y viene aquí a dar lecciones. Hace dos años ya le dije que usted no era precisamente un maestro para dar lecciones; no era un maestro para dar lecciones, se lo
dije. Mejor dicho, usted solamente es maestro en una cosa: en perder elecciones. (Aplausos.) En eso le reconozco, señor Rajoy, la superioridad. (Rumores.)


El señor PRESIDENTE: Silencio, por favor.



El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Rodríguez Zapatero): Me gana usted dos a cero. Por ello me sorprende tanto que algunos de sus colaboradores estén hablando de elecciones. Pero, cómo les quedarán ganas todavía después de sus dos derrotas
electorales. (Protestas.)


El señor PRESIDENTE: Silencio, por favor.



El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Rodríguez Zapatero): Señor Rajoy, la frase que más ha dicho en este discurso que ha pronunciado hoy sobre el estado de la Nación es que no tenía tiempo; es la que más ha repetido. ¿Y sabe cuándo suele
suceder eso? Cuando no se tienen ni ideas ni propuestas a presentar a la Nación. (Aplausos.) En la anterior legislatura practicó una oposición de descalificación y de crispación, provocando ante la ciudadanía momentos de tensión, lanzando
falsedades ante la opinión pública, especialmente en un tema tan sensible para nuestro país como es la unidad de España. (Protestas.) Se recorrió el país como consecuencia


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de la aprobación de los nuevos estatutos de autonomía y llegó a plantear un referéndum nacional con el eslogan de España se rompe, enfrentando a las comunidades autónomas. (Protestas.)


El señor PRESIDENTE: Silencio, por favor.



El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Rodríguez Zapatero): La pregunta que hay que hacerse es si ese estilo de oposición, si esa estrategia que hizo usted de oposición benefició a España y unió más a los españoles. Pues bien, la contestación
es clara, señor Rajoy: no, no lo hizo. Generó tensión entre comunidades y lanzó una falsedad para intentar desgastar al Gobierno en un tema de alta importancia, como es la cohesión de nuestro país. Es verdad que en esta legislatura usted ha
cambiado algunas cosas.
Algunas cosas ha cambiado, otras no; sus compañeros de la primera fila ya no son los mismos. (Risas.-Aplausos.-Un señor diputado: Mira también tu primera fila.) Es curioso que subsista usted cuando fue el número uno.

(Aplausos.-Protestas.)


El señor PRESIDENTE: Silencio, por favor.



El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Rodríguez Zapatero): Y ahora hemos pasado, señor Rajoy, del España se rompe al España se hunde. (Protestas.) Y practican la misma estrategia. Cada dato económico negativo -y hemos tenido muchos en el
último año- es jaleado, a veces se diría incluso que anhelado. (Rumores.) ¿Cómo explicar si no la declaración del señor Montoro hace algunos días, después de conocer los resultados de la EPA, los 4 millones de parados, cuando dijo aquello de que
quedan al alcance de la mano los 5 millones de parados? (Aplausos.-Protestas.) Señor Montoro, al alcance de la mano; al alcance de la mano, ya casi acariciándola con los dedos, le faltó decir para aclarar el verdadero sentimiento, el verdadero
sentimiento de la estrategia de oposición del señor Rajoy y del Grupo Popular ante la grave crisis económica.



Señor Rajoy, usted no tiene ningún interés en combatir, en luchar y en ayudar para vencer la crisis económica, usted lo que tiene es el interés de servirse de la crisis económica para ganar posiciones políticas.
(Aplausos.-Protestas.)


El señor PRESIDENTE: Silencio.



El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Rodríguez Zapatero): Y la pregunta que hay que hacerse nuevamente, señor Rajoy, es si esa actitud de jalear la crisis, de llevarla incluso fuera de nuestras fronteras -como hace unos días hizo usted cuando
fue a la reunión del Partido Popular Europeo, adonde solo fue a que metieran un párrafo en la resolución del Partido Popular Europeo para criticar gravemente la economía española; a eso fue- (Aplausos.-Protestas.), si esa actitud en su tarea de
oposición fortalece o ayuda a España a superar la grave crisis económica que tenemos.
(Rumores.) Pues bien, señor Rajoy, le tengo que decir que no ayuda a España. Cualquiera que le escuche, cualquier inversor extranjero, cualquier organismo
internacional, cualquiera que le escuche lo único que recibirá es un mensaje de desconfianza, de desaliento, sobre la situación, las posibilidades y las capacidades para vencer la crisis económica. (Rumores.-Un señor diputado: ¿Pero quién te
escucha a ti?) Señor Rajoy, es que se les nota mucho, se les nota mucho. El Gobierno, los trabajadores, los empresarios y la mayoría de las fuerzas políticas tratan de derrotar la crisis, y usted de aprovecharse de ella.
(Aplausos.-El señor
Moraleda Quílez: ¡Muy bien!) Y ha vuelto a reiterar las previsiones que el Gobierno había hecho, las manifestaciones y expresiones que sobre el futuro de la economía hice durante la campaña electoral e inmediatamente después. Fíjese, si no hubiera
perdido tanto tiempo en su discurso en citarme y hubiera dedicado algo de esa parte a plantear alguna idea o alguna propuesta, qué útil hubiera sido, como responsable de 10 millones de ciudadanos, a los trabajadores, a los empleos y a las empresas.
(Aplausos.-Rumores.)


Ha hablado de las previsiones, y esta mañana, señor Rajoy, he dicho que el Gobierno se equivocó en las previsiones, que yo me equivoqué en las previsiones y se equivocaron todos los organismos internacionales.
(Varios señores diputados:
¡Nooo!) Todos los organismos internacionales.
(Protestas.)


El señor PRESIDENTE: Silencio, por favor.



El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Rodríguez Zapatero): Se equivocó la Comisión Europea, la OCDE, el Fondo Monetario Internacional, que en 2008 y en 2009 han llegado a revisar sus previsiones sobre la evolución de la economía española hasta
cinco y seis veces. ¿También trataban de engañar al conjunto de los ciudadanos? (Protestas.) ¿Previsiones, señor Rajoy? ¿O es que tengo que recordar que en la campaña electoral ustedes hicieron su previsión con un escenario de crecimiento para la
economía española del 2 por ciento para 2009? (Rumores.) ¿Qué pasa, señor Rajoy, que nos pusimos todos de acuerdo para engañar a los españoles? (Varios señores diputados: ¡Uuuh!) Es verdad que hoy le he escuchado que casi ha justificado su
derrota electoral en la afirmación o en la reflexión de que yo había engañado a los ciudadanos de este país. (Varios señores diputados: ¡Siií!)


El señor PRESIDENTE: Silencio, por favor.



El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Rodríguez Zapatero): Señor Rajoy, cada vez que pierde unas elecciones siempre busca una excusa y nunca asume su responsabilidad y hace su autocrítica. (Aplausos.) En marzo de 2004 fue la tragedia del 11-M
y estuvieron con eso tiempo, y ahora con que las previsiones económicas


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que hacía el Gobierno y las que hice yo no acertaron y estábamos engañando. (El señor Martínez-Pujalte López: Gobierna ya de una vez.)


¿Qué diría usted de la canciller Merkel, que ha rebajado sus previsiones del menos 2,5 al menos 5,6 este año? ¿Que estaba engañando a los alemanes? ¿Que estaba engañando a sus compatriotas porque ha rebajado sus previsiones como lo ha
hecho el Gobierno de Francia, como lo han hecho todos los gobiernos europeos, que en 2008 y 2009 hemos rebajado las previsiones porque nadie esperaba una crisis económica como esta, que no tiene precedentes desde la Segunda Guerra Mundial? ¡Y el
señor Rajoy dice que perdió las elecciones porque yo no dije a los españoles que iba a quebrar Lehman Brothers y se iba a producir el crac del sistema financiero internacional! (Aplausos.-Un señor diputado: Se equivocaron un rato, pero un rato.)
Por favor, un poco de seriedad, señor Rajoy, un poco de seriedad.



La mejor prueba de esa actitud es que no ha habido una sola intervención sobre el debate en torno a la economía española, a la grave crisis del empleo que tenemos, en la que usted haya puesto encima de la mesa alguna fortaleza de la economía
española de las que tenemos, que son objetivas.
Como nuestro sistema financiero, que ha resistido mejor que otros países de la Unión Europea. (Rumores.) O como nuestra capacidad de dar un impulso fiscal porque veníamos de una situación de
superávit y de una deuda pública 30 puntos por debajo de la media de la Unión Europea. O como el avance en la capacitación, en la formación y en la educación de la inmensa mayoría de la sociedad española y también de nuestros jóvenes.
Porque,
señor Rajoy, en este país no tenemos un problema de trabajadores o de jóvenes, o de licenciados poco productivos o poco competitivos, no, el problema que tenemos es que hay trabajos poco productivos, trabajos poco competitivos, y lo que hay que
hacer es cambiar el modelo de crecimiento económico (Aplausos.) para que una parte de la economía sea más productiva, más innovadora, para que puedan ser ocupada por esos licenciados universitarios. Y algunas de las cosas en las que deberíamos
intentar centrar este debate tienen que ver precisamente con las propuestas, tienen que ver con el diagnóstico y con la solución, con el rumbo que ha de tomar la economía española en el futuro.



Es verdad que el señor Rajoy, y estábamos todos con una cierta expectativa para ver cuál era, dice que tiene un plan para abordar la crisis y para lanzar un proceso de reactivación económica y, en fin, ha hecho, vuelvo a repetir, comentarios
de crítica o de referencia descalificatoria sobre la realidad y la sinceridad de las previsiones. Señoría, las previsiones se están cambiando y modificando, y ayer usted escucharía al señor Trichet decir algo que hace un mes nadie hubiera imaginado
que iba a decir un mes después, porque ayer el señor Trichet, el Gobernador del Banco Central Europeo, dijo que había síntomas de inflexión y de recuperación (Rumores.) y, sin embargo, el Banco Central Europeo...



El señor PRESIDENTE: Silencio, por favor.



El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Rodríguez Zapatero): ... venía analizando y vaticinando unas previsiones mucho más negativas. ¡Ojalá!, aunque les pese a algunos, se consoliden y sean ciertas las previsiones y los comentarios que ayer
hizo el Gobernador del Banco Central Europeo.
(Aplausos.) En fin, no ha hecho ninguna propuesta concreta, ni siquiera algo que se aproxime a una propuesta, porque ha hablado de la reforma laboral, de la reforma del sistema educativo y del sistema
de pensiones.
Tres temas, sin duda, de trascendencia, pero, señoría, al decir que hay que hacer una reforma laboral, yo estaba esperándole, con expectativas, para ver qué iba a plantear, porque o se tiene un programa o no se tiene; o se tienen
ideas o no se tienen; o se atreve uno a decir las ideas que se tienen sobre la reforma laboral o no se sube uno a la tribuna para criticar de esa manera al Gobierno. (Aplausos.) El antecedente más cercano que tenemos de su reforma laboral -porque
usted ha estado ocho años en un Gobierno- fue el decretazo, en el año 2002, para restringir los derechos de los trabajadores y facilitar el despido. (Aplausos.) Diga qué reforma laboral quiere. ¿Reducir la indemnización por despido? ¿Qué reforma
laboral quiere? (Rumores.) Dígalo, porque le diré que, desde mi punto de vista, la cuestión no está en la legislación laboral; no, la legislación laboral es la consecuencia de nuestro modelo productivo.
(Protestas.)


El señor PRESIDENTE: Silencio, por favor.



El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Rodríguez Zapatero): Nuestro mercado laboral tiene una segmentación injusta, en eso coincido con usted, y una parte de temporalidad excesiva, de precariedad excesiva, que está hoy en el 25 por ciento. Pero
eso no es fruto de la legislación laboral; no, eso es fruto del modelo productivo, porque lo que hay es una segmentación económica, hay una parte de la actividad económica que es muy poco productiva y genera ese modelo de relaciones laborales y ese
modelo de mercado laboral que tenemos. (Aplausos.) Ese es el problema de fondo. Los sectores productivos innovadores, de alto contenido tecnológico, tienen estabilidad en el empleo, mejores condiciones laborales; no hay más que analizar los
distintos sectores. Por tanto, por ahí, desde luego no vamos a ir. Quiero dejarlo hoy muy claro aquí, en la tribuna, delante de todos los ciudadanos de este país y delante de los grupos parlamentarios: si hay alguna propuesta de abaratar el
despido o de recortar derechos de los trabajadores, como hicieron en 2002 (Protestas.), le digo que no va a pasar porque la mayoría del Grupo Socialista no lo va a aceptar.
(Aplausos de las señoras y los señores diputados del Grupo Parlamentario
Socialista del Congreso, puestos en pie.)


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El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Rodríguez Zapatero): Reforma del sistema educativo. (Continúan los rumores.)


El señor PRESIDENTE: Silencio, por favor.



El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Rodríguez Zapatero): Señor Rajoy, estamos de acuerdo en que hay que mejorar el sistema educativo y que hay que hacerlo especialmente en dos ámbitos. Uno es el de la lucha contra el abandono escolar. Creo
que esta mañana lo he recordado aquí y además es fruto de un acuerdo, un acuerdo que en todos los temas educativos debería de ser el intento y la norma que tendríamos que llevar a la práctica, un acuerdo para reducir el abandono escolar que han
firmado el Gobierno y todas las comunidades autónomas y esperemos que dé resultados. La segunda cuestión que es clave es extender el periodo de formación, más allá de la educación obligatoria, a un porcentaje más elevado de jóvenes en nuestro país,
y ahí hay un factor decisivo que son las políticas de inclusión, que han de favorecer en la escuela a aquellos jóvenes, a aquellos adolescentes con más dificultades; por eso, llevamos a la práctica el programa PROA para apoyar y ayudar a los
estudiantes con más dificultades. No es un problema, señor Rajoy, de más coladero o menos coladero. Es un problema de mejorar, de apoyar más al profesorado, de mejorar a los alumnos con más dificultades, de hacer una escuela que tenga la máxima
cohesión social y de estimular y apoyar con más becas, como ha hecho este Gobierno, para que la gran mayoría de los jóvenes adquieran una formación superior a la educación obligatoria. Ese es el terreno en el que deberíamos de buscar todos los
acuerdos necesarios.
(Aplausos.)


Esta mañana he planteado dos propuestas, una pensada para licenciados en paro, que espero que cuente con su respaldo, y otra relativa a los ordenadores. Le haré un matiz porque quizá se ha confundido o no expliqué bien la propuesta -ya sé
que va a acogerse a esta segunda hipótesis-.
Pero nada tienen que ver los dos ordenadores, un ordenador por cada dos alumnos en el aula, con lo que es un ordenador portátil para cada alumno para favorecer la formación, la investigación y la
comprensión del modelo. Supongo que es perfectamente entendible. (Aplausos.-Rumores.)


El señor PRESIDENTE: Silencio, por favor.



El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Rodríguez Zapatero): Sistema de pensiones. Señor Rajoy, en esta Cámara tenemos constituidos los trabajos del Pacto de Toledo, que ha sido un éxito de la democracia, porque ha consolidado la fortaleza y la
solvencia del sistema de pensiones, y que necesita cada cierto tiempo -y ahora se está trabajando en ello en la Cámara- un proceso de reformas para su consolidación, pero he de afirmar como presidente del Gobierno que este es el momento de todo el
periodo democrático en el que tenemos la Seguridad Social con más fortaleza y más solidez para el pago de las pensiones a los ciudadanos que dejan de trabajar en este país. Le doy algún dato, señor Rajoy, que deberíamos compartir, porque esto es un
mérito de todos: es que el Pacto de Toledo es tan suyo como mío, es tan del Partido Popular como del Partido Socialista y ha dado buenos resultados. Digámoslo porque es bueno para España, porque tranquiliza a los pensionistas, gobierne quien
gobierne.
Esto es lo que debería hacer usted si fuera un líder de la oposición con sentido de la responsabilidad y para hacer una oposición útil.
(Aplausos.) El Fondo de Reserva es de 58.000 millones de euros. Hace cuatro o cinco años estaba en
10.000 millones. La tasa de empleados por pensionistas es la más alta -más que en 2003 y nadie dijo que el sistema de pensiones corría peligro-: 2,7 de activos por cada pensionista, y eso en un horizonte y en un momento en el que este Gobierno ha
subido las pensiones mínimas un 30 por ciento en los últimos cuatro años, y afirmo: en un año de durísima crisis económica como es 2009, la Seguridad Social va a tener superávit y, por supuesto, señor Rajoy, está en nuestro proyecto que si hay las
condiciones, a pesar de las afirmaciones que se hacen y de su intervención aquí, el Gobierno seguirá subiendo las pensiones mínimas por encima de la evolución de los precios en este país, porque es de justicia y lo podemos hacer como país.
(Aplausos.)


Trabajemos en la reforma del Pacto de Toledo para que las generaciones que en estos momentos están en plena actividad laboral tengan el horizonte de tranquilidad. ¡Claro que puede este país! Además, España es un buen ejemplo de que funciona
mejor un sistema público como el que tenemos. En esta crisis financiera se ha demostrado que algunos sistemas de capitalización, en el ámbito privado o en el sector financiero, están atravesando serios problemas y perjuicios muy notables para
quienes los han suscrito. Se ha denotado esa superioridad. Es la joya de la corona de nuestro sistema de protección social y le puedo asegurar que mi grupo político va a defender con todo su empeño su fortaleza, su solidez, su garantía y que los
españoles tengan cada vez unas pensiones más dignas, ya que venimos de décadas con pensiones absolutamente bajas. (Aplausos.)


Voy terminando. (Rumores.) Señor Rajoy, diagnóstico, decía. Fíjese, respecto a algunas de las cosas que ha dicho del diagnóstico, hay una parte que comparto -comparto menos todo aquello que se refiere lógicamente a las críticas al
Gobierno-, y es bueno, es un buen punto de partida. Ha citado expresamente la baja competitividad y la burbuja inmobiliaria. Es verdad que luego, cuando ha llegado a comentar la propuesta sobre la deducción de vivienda en el IRPF, no ha dicho
nada. No habrá tenido tiempo. (Risas y aplausos.) En su plan sí hay una propuesta sobre la deducción por vivienda, que es incrementarla. Nosotros proponemos reducirla, respetando todos los derechos adquiridos, a partir del 1


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de enero de 2011, porque se ha demostrado, después de diez años -en 1999 fue cuando se estableció el actual modelo de desgravación fiscal por vivienda-, que tiene efectos perniciosos para la economía, para la equidad social y para el precio
de la vivienda, porque, al final, lo que significa la desgravación, especialmente en las viviendas de precio medio o de la clase media y de la clase alta, se traslada al precio y quien lo recibe es el vendedor. Por eso, entre otros factores, como
causa fundamental, desde el año 1999 aquí, en una década se ha duplicado el precio de la vivienda. Cada vez es más difícil acceder a una vivienda para la clase media y para las clases con más dificultades. (Aplausos.) Este sí es un tema crucial,
señor Rajoy, sobre el que no ha dicho nada.
Fíjese, en 1999, antes de que hubiera esa gran deducción por vivienda, adquirir una vivienda costaba cuatro años de salario a un trabajador; en 2008, siete años de salario. (Varios señores diputados
pronuncian palabras que no se perciben.) Seamos serios, señor Rajoy. Ustedes han gobernado hasta 2004 y nosotros desde 2004 a 2008. Seamos serios porque el boom inmobiliario se fragua desde 1999 y la burbuja llega hasta 2007, en que empieza a
ceder. La hipoteca para los ciudadanos en este país en el año 1999 costaba un 20 por ciento de la renta mensual y en el año 2008 un 41 por ciento, con la reducción de la renta de cada ciudadano. Por tanto, hay que tomar medias, hay que optar (Un
señor diputado: ¡Ahora!) y hay que frenar la burbuja inmobiliaria. Hay que cambiar el modelo productivo, como he planteado aquí esta mañana, yendo a sectores que tengan apoyo a la inversión de alto contenido innovador, sectores sostenibles,
sectores tecnológicos y sectores que ahorren energía, porque cada vez que conseguimos un ahorro energético, con la dependencia que tenemos del petróleo, estamos ahorrando, ahí sí, muchísimo dinero a los ciudadanos.



Fíjese, y con esto termino, empleo. En el año 2007, el empleo en la construcción en España era el 13 por ciento de la población ocupada y en la Unión Europea el 8 por ciento. Desde 1999 a 2007 se multiplicó por 2,5 el empleo en la
construcción, de 1.100.000 trabajadores hasta 2.700.000.
Esto no lo tiene ninguna economía y se ha fraguado desde 1999 a 2007.
Esto nos ha quitado productividad. Ha desviado ahorro de las familias, de las empresas, del sector financiero al sector
inmobiliario, detrayéndolo de sectores más productivos, y es la causa fundamental, junto con nuestra dependencia energética, del endeudamiento exterior que tantas veces le ha preocupado a usted, señor Rajoy, porque el 46 por ciento de la actividad
productiva es financiación para el sector inmobiliario y de la construcción, y el 90 por ciento del ahorro de las familias está en la vivienda y solo el 10 por ciento en activos financieros. Esto hay que cambiarlo porque lo que no podemos consentir
entre todos es que cuando la recuperación se produzca volvamos a ver como la construcción residencial es el sector adonde vuelve a ir la mayoría de la inversión y del ahorro de nuestro país para producir el grave endeudamiento que tenemos de las
familias, de las empresas y de España. Tenemos que ir a sectores productivos, innovadores; por eso el fondo de 20.000 millones de euros para esos sectores de la economía sostenible; por eso el fondo local de 5.000 millones de euros, para hacer
que el ahorro de este país, los recursos del sector público y del sector privado vayan en la salida de la crisis a sectores más productivos, más innovadores, que crean mejor empleo y que nos mantendrán en un equilibrio económico mucho más estable
ante cualquier crisis. (Aplausos.) Eso es optar, eso es un programa político, un programa económico, un rumbo, haciéndolo con la colaboración de los agentes sociales en primer lugar, por supuesto de las comunidades autónomas y de los grupos
parlamentarios. De ahí la propuesta de una ley para la economía sostenible, una ley en la que podemos coincidir en muchos ámbitos.



Hemos coincidido en propuestas, señor Rajoy, y el Gobierno no tiene ningún inconveniente en aceptar o en reconocer cuando una propuesta puede ser positiva venga de donde venga. Me parece que este fin de semana le oí pedir 1.000 euros de
ayuda directa para la compra del automóvil (Rumores.), 1.000, me parece. Supongo que eso es gasto público, supongo.
El Gobierno quiere ser un poco más austero y ha propuesto que compartamos 500 euros el Gobierno central, de ayuda a la compra del
automóvil, y 500 euros las comunidades autónomas, porque también tienen una parte muy importante del gasto público en este país y también se ven beneficiadas de un incremento de las ventas de automóviles, y que el sector aporte 1.000 euros, es
decir, 2.000 euros para cada ciudadano que decida comprar un automóvil, renovando uno menos eficiente por uno más eficiente tecnológicamente. Eso es impulso fiscal, es impulso fiscal y supongo, señor Rajoy, que sabe que su propuesta de los 1.000
euros también va al déficit. (Varios señores diputados pronuncian palabras que no se perciben.) ¡Ah! O sea, ¿que lo que proponen ustedes de gasto no va al déficit y lo que proponemos nosotros directamente sí? (Risas y aplausos.) Es notable.
Espero que no sea esa una doctrina del señor Montoro.
(Risas.) Estamos de acuerdo en esa propuesta y, por tanto, he formulado que vayamos adelante con ella, pero le quiero hacer un matiz sobre el plan del automóvil, que ha dicho que había tres
planes. Esto es importante, porque con ello hago referencia a lo que representa el PlanE.



El plan del automóvil consiste en un plan de ayuda a la compra de automóviles ante la caída brutal de las ventas de automóviles y en un plan de competitividad industrial para mantener el sector del automóvil en nuestro país, que representa
directa e indirectamente 300.000 empleos y que es nuestro principal sector exportador en la economía industrial.
Ese plan son 800 millones de euros. Es un esfuerzo de déficit, es verdad, pero gracias a ese plan vamos a ver -y estamos viendo ya-
como las factorías principales de nuestro país se consolidan, olvidan en este momento de crisis la posibilidad


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de un cierre e incorporan para el futuro nuevos vehículos que garantizan la viabilidad. Eso es el PlanE, señor Rajoy, y el PlanE son los 8.000 millones de euros que están en estos momentos manteniendo empleos, puestos de trabajo y
posibilidad en su caso de prestaciones por desempleo a más de 300.000 españoles, y estoy convencido de que la inmensa mayoría de esos españoles saben que hay que hacer ese esfuerzo intentando frenar el desempleo.



Por último, todas las medidas que he propuesto esta mañana -en algunas podemos coincidir: reforma del impuesto sobre sociedades o el plan de ayuda a la compra de automóviles- responden a un modelo para cambiar nuestro patrón de crecimiento.
Hasta este instante, después de que la crisis toma su cara más dura, más amarga, que es en el otoño (Rumores.), hemos puesto en marcha medidas para parar el golpe, para paliar en la medida de lo posible la caída del crecimiento y sobre todo la
destrucción de empleo, que es lo que más preocupa a todos los que nos sentamos aquí, por supuesto, y a todos los españoles. Tengo la confianza de que esas medidas, que usted ha descalificado sin más hablando de once planes, que están en el PlanE de
estímulo de la economía y el empleo, vayan produciendo sus frutos. Lo he dicho esta mañana y me gustaría que hiciera un esfuerzo de comprensión. Yo también tengo impaciencia, pero llevamos tres meses de puesta en práctica de las medidas, para
sostener al sistema financiero, para hacer que fluya el crédito a las empresas a través de las líneas del ICO, para hacer el plan de apoyo al automóvil y que ese sector industrial se conserve en España y para crear empleo con el fondo local y con el
fondo estatal. Están ahora, señor Rajoy, entrando en el tejido económico y van a tener algún efecto de mejora de la situación.
Eso no quiere decir que no tengamos por delante una dura batalla, que solo podremos ganar, para recuperar el ímpetu de
prosperidad y las ganas de bienestar de este país, si cambiamos el modelo de patrón de crecimiento económico. Hay que hacerlo ahora y hay que hacerlo urgente.
Ese cambio es lo que he propuesto hoy aquí a la Cámara y es un cambio que deseo, porque
será seguramente para décadas si conseguimos acertar entre todos, que tenga el más firme acuerdo, el más firme consenso. Le invito -por mí no va a faltar- a que en la tramitación de la ley de la economía sostenible, donde se va a contener la
plasmación concreta de todas las medidas y del horizonte de por dónde tiene que ir nuestra economía, trabaje con la voluntad de acuerdo. El Gobierno lo va a hacer y los españoles lo agradecerán.



Muchas gracias. (Prolongados aplausos de las señoras y los señores diputados del Grupo Parlamentario Socialista, puestos en pie.)


El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor presidente del Gobierno.



Señor Rajoy.



El señor RAJOY BREY: Señor presidente, señoras y señores diputados, después de escuchar la intervención moderada, ecuánime, equilibrada, educada y presidencial del señor Rodríguez Zapatero, me pregunto si no estoy siendo injusto con este
hombre, que es una bendición para España.
(Risas y aplausos.) Impresionante. El señor Rodríguez Zapatero ha vuelto al año 2007. En aquel debate sobre el estado de la Nación al que él se refería -y por tanto yo también tengo que hacerlo, porque yo
le contesto a usted- me calificó de faltón, especialista en plastilina, tono despreciativo, apocalíptico. Me dijo que mentía, que era una oposición que predecía catástrofes y que todo lo que yo dijera nunca se cumpliría.
Lo mío era la mentira y la
crispación. Sigue usted en la misma línea, señor Rodríguez Zapatero, dando talante, pero a todo eso le doy la misma importancia que a la afirmación que hizo usted en aquel debate del año 2007, la siguiente: Se lo diré ahora que estamos en el
último debate sobre el estado de la Nación que usted y yo vamos a hacer. No lo digo por mí -decía usted-, lo digo por usted. Pues mire, aquí estoy y sus previsiones en esto y en lo demás me parece que se han quedado bastante atrás.
(Rumores.-Aplausos.)


Señor Rodríguez Zapatero, la defensa que usted ha hecho de su política de vivienda ha sido verdaderamente notable. Sin duda de eso se ríe la señora ministra de Defensa, que estuvo allí una temporada. Después de hablar de la especulación
del ladrillo, después de hablar de la derecha, después de hablar de lo que dedicábamos, de los créditos, etcétera, etcétera, resulta que entre los años 2000 a 2003 la construcción de vivienda residencial en España fue el 6,7 por ciento del PIB, y
cuando llegó el antiespeculador, el que estaba en contra del ladrillo, cuando él gobernó, la construcción de vivienda residencial fue el 9 por ciento del PIB. Otra más de sus mentiras, señor presidente. (Protestas.-Aplausos.) La política de
vivienda la han hecho ustedes muy bien. Ha conseguido que nadie se pueda comprar un piso, que las viviendas estén más caras que nunca -como usted mismo ha reconocido-, que a nadie le den un crédito y ahora encima le dice a la gente que no deben
poder desgravar cuanto compran una vivienda. Esa es su política de vivienda, señor presidente.
(Protestas.-Aplausos.)


Habla usted del decretazo. Voy a hacerle algunas preguntas. Señor presidente, ¿quién votó en el año 1992 el real decreto en el que se hicieron los siguientes recortes sociales? (Protestas.-El señor Moragas Sánchez: ¡Escucha, escucha!)


El señor PRESIDENTE: Silencio, por favor.



El señor RAJOY BREY: Recortes sociales: aumento del periodo de cotización a doce meses para tener acceso a la prestación contributiva por desempleo; reducción de la cuantía de la prestación contributiva, reducción de la duración de la
prestación y, al año siguiente, las prestaciones por desempleo que por anterioridad a dicha norma


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estaban exentas del pago del IRPF, sometidas a dicha retención. (Un señor diputado: ¡Muy bien!-Otro señor diputado: ¡Ahí, ahí!) Esas medidas, votadas por el señor Rodríguez Zapatero y por muchos de ustedes, dieron lugar a dos huelgas
generales, en el año 1992 y en el año 1993. Esas medidas, señor Rodríguez Zapatero, las votó usted y ahora quiero que usted explique en esta Cámara (Aplausos.) en qué el famoso decretazo recortó derechos de los trabajadores, y si no lo explica, yo
le diré a usted en mi dúplica que miente. (Protestas.-Aplausos.) Yo de momento le he demostrado a usted que usted recorta derechos sociales. Señor presidente del Gobierno... No, vayan pensando la respuesta, porque si no le voy a acusar de mentir.
(Protestas.) Ha hablado de despido libre. (Un señor diputado: ¿Qué propone?)


El señor PRESIDENTE: Silencio.



El señor RAJOY BREY: Hay dos formas de entender el despido. Una, pasar del 22 por ciento de tasa de paro al 11 -el Partido Popular-; otra, pasar del 11 hacia el 20, al que va el señor Rodríguez Zapatero -el Partido Socialista-. Usted ha
contribuido al mayor recorte social y a la mayor pérdida de bienestar con una política que ha contribuido a generar 4 millones de parados. (Rumores.) Señor presidente del Gobierno, no vuelva a hablar de despido libre insinuando nada por parte de
este grupo, porque no hay despido ni libre ni más barato que aquel que se cobra cada día 7.000 parados más, que es el que está provocando usted. (Aplausos.-Varios señores diputados pronuncian palabras que no se perciben.) No hay despido más barato
que aquel que ha conducido a nuestra economía a ser la que más empleo ha generado en Europa y hoy la ha convertido en la que más paro crea de Europa. No hay política de despido más barato que la que conduce a una disminución del número de
afiliaciones a la Seguridad Social con el consiguiente riesgo en el futuro del sistema de las pensiones. No hay política de despido más barato que la que usted practica, condenando a cientos de miles de jóvenes a no poder independizarse y por tanto
a seguir viviendo en el hogar familiar (Protestas.-Aplausos.)


Señor Rodríguez Zapatero, la última de sus mentiras. Nosotros votamos en el Parlamento Europeo a la ley de las 65 horas en contra. Sí, la votamos en contra. (Varios señores diputados: Sí, sí.) Sí, la votamos en contra.
Una ley propuesta
por el Partido Socialista. Sí, ahora se lo voy a decir.
Pero en la carta que usted dirige a todos los electores con motivo de las elecciones europeas dice: Hace unos meses la derecha pretendió implantar en toda Europa la jornada laboral de 65
horas. (Protestas.) Los socialistas nos enfrentamos y conseguimos frenarlo. (Continúan las protestas.)


El señor PRESIDENTE: Silencio.



El señor RAJOY BREY: Usted ha mentido, señor presidente, ha mentido.
(Continúan las protestas.-Varios señores diputados pronuncian palabras que no se perciben.)


El señor PRESIDENTE: Silencio.



El señor RAJOY BREY: Voy a seguir contestando a los brillantes argumentos del señor Rodríguez Zapatero. Ha dicho que el Partido Popular no tiene alternativa. El único que no tiene alternativa es usted, y los resultados a la vista están,
porque usted ha llevado a España, con su política, con su diagnóstico, con sus medidas y con la eficacia de las mismas, a 4 millones de parados. Usted no tiene alternativa y yo hoy aquí he hecho un debate en serio y no he venido, como ha venido
usted a la réplica, a decir lo que yo creo que se debe hacer en este momento en España. Usted lo único que tiene son excusas y a lo que ha venido aquí ha sido a excusarse, a contar que se equivocó, que volvió a equivocarse y que va a hacer lo que
ya infinidad de veces nos dijo que no iba a hacer.



Señor Rodríguez Zapatero, usted no me puede hablar a mí de falsedades, que fue otra acusación. El que dijo: vamos a seguir creciendo en el sector inmobiliario; vamos a superar en renta per cápita a Alemania; el escenario macroeconómico
para los dos próximos años es muy positivo; seguiremos creando mucho empleo; la próxima legislatura lograremos el pleno empleo, quien ha dicho eso ¿cómo me puede acusar a mí de falsedades? (Un señor diputado: ¡Ahí, ahí! -Aplausos.) ¿Cómo me
puede acusar de falsedades el que ha dicho que no hay ningún atisbo de recesión económica, ninguno, ni problemas a medio plazo, el que me ha llamado antipatriota?


Señor Rodríguez Zapatero, ahora voy a contestarle a algo que usted ha dicho en esta Cámara y que me parece impropio de un presidente del Gobierno, y no es la primera vez que se lo oigo, se lo oigo en mítines, en actos y en diferentes
actividades. Se trata de una acusación muy importante, que es que jaleamos el paro, que parece que nos alegramos del paro. (Varios señores diputados: Sí, sí.-Rumores.) Pues me van a escuchar.



El señor PRESIDENTE: Silencio, por favor.



El señor RAJOY BREY: Señor presidente del Gobierno, yo estoy diciendo lo mismo que los autónomos, las pymes, los transportistas, la Comisión Europea, el Banco de España, Solchaga, Almunia, Fernández Ordóñez.
(Rumores.-Varios señores
diputados: No, no.-Aplausos.)


El señor PRESIDENTE: Silencio.



El señor RAJOY BREY: Todos esos se alegran del paro, todos esos jalean el paro. (Aplausos.-Varios señores diputados pronuncian palabras que no se perciben.) Señor presidente, ese argumento es impropio de un presidente del Gobierno y son
excusas de mal pagador. Es lo que usted quiere utilizar para intentar


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eludir su responsabilidad, que la tiene como presidente del Gobierno, porque para eso está usted, para gobernar, y yo no le acepto esa afirmación, impropia de un presidente y mentira y mentira, señor presidente. (Aplausos.-Varios señores
diputados pronuncian palabras que no se perciben.)


Yo he estado en una reunión del Partido Popular Europeo, y en las reuniones del Partido Popular Europeo se debate sobre muchas cosas, igual que se debate en ellas sobre el socialismo, y usted no es quién para reprocharme a mí que dé mi
opinión sobre cómo se está llevando la política económica en España y venir a decírmelo en esta Cámara, porque lo que nunca haré yo siendo líder de la oposición es irme, como se fue usted a Marruecos, en pleno problema de España con Marruecos, a
reunirse con el rey de Marruecos con un mapa detrás en el que figuraba parte de España como Marruecos. (Aplausos.-Protestas.) Eso no lo haré yo.
(Aplausos.)


Señor Rodríguez Zapatero, lo cierto es que todo lo que ha dicho aquí hoy no crea empleo, y lo que le están pidiendo los españoles es que haga una política que cree puestos de trabajo. Yo le he dicho lo que tiene que hacer (Varios señores
diputados: No, no.), lo que le está diciendo muchísima gente. (Rumores.) Si ya sé que a ustedes no les gusta y por eso así les va y así son los resultados de sus políticas. Rectificación completa, como lo hizo usted -y se lo he recordado antes-
en materia de lucha contra el terrorismo. Un poco de humildad no le vendría mal.



Muchas gracias. (Prolongados aplausos de las señoras y los señores diputados del Grupo Parlamentario Popular en el Congreso, puestos en pie.-Varios señores diputados: ¡Bravo! ¡Bravo!)


El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Rajoy.



Silencio, por favor.



Tiene la palabra el señor presidente del Gobierno.



El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Rodríguez Zapatero): Muchísimas gracias, señor presidente.



Hemos descubierto una cosa bastante importante y le agradezco el rasgo de sinceridad, señor Rajoy, porque, después de pasarse no sé cuántos años diciendo que son un partido de centro, ha venido aquí a reconocer que son un partido y se
sienten un partido de derecha. (Aplausos.-Rumores.) Con la carta. En esa carta que dirijo a los electores en las elecciones europeas yo no hablo del Partido Popular, hablo de la derecha, ¿por qué se dan por aludidos? (Aplausos.-Risas.) Ha sido un
rasgo de sinceridad que en el fragor del debate le tengo que agradecer.



Segunda cuestión. Es verdad que le dije en el año 2007 que seguramente era el último debate del estado de la Nación que hacía con usted. Es verdad.
Me he equivocado, pero me alegro de la equivocación, me alegro de haberme equivocado, no
tengo ningún problema en que siga siendo con usted con quien tengo que debatir en la Cámara, como representante del principal partido de la oposición.



Vamos a algún tema de fondo. Vivienda. Ha hecho aquí alguna afirmación que, señor Rajoy, le voy a precisar, por ser incorrecta. Además, es bueno que hagamos una comparación sobre cuál ha sido el modelo por el que hemos trabajado unos
gobiernos y otros gobiernos en el periodo de los últimos diez años, o de los últimos doce años. Vamos a ver la inversión pública en investigación, desarrollo e innovación, en su periodo y en los cuatro años de gobierno del Partido Socialista y
luego vamos a ver lo que representaba la inversión en vivienda como crecimiento interanual medio.
La media de 2001-2004, que es la que más le favorece, 2.500 millones de euros en inversión en I+D+i, en su Gobierno, que es la apuesta clave para
cambiar el modelo productivo y para mejorar la competitividad junto con la educación; investigación, desarrollo, innovación, formación y educación. Eso es lo que hace un país más competitivo y un tejido económico productivo. Media 2001-2004,
2.500 millones de euros; media 2005-2008, 5.600 millones de euros; año 2009, 8.200 millones de euros.
Este Gobierno ha hecho una apuesta por un cambio del modelo productivo, haciendo una inversión que triplica las cifras que se encontró en
investigación, desarrollo e innovación. (Aplausos.)


Crecimiento de 2000 a 2003 de inversión en vivienda, 8,5; media 2005-2007, 6,8. Señor Rajoy, nosotros, cuando llegamos al Gobierno, hicimos varias cosas para cambiar lo que estaba pasando con el sector de la vivienda y con el sector
inmobiliario en nuestro país. Y empezamos en 2005. Hicimos una ley del suelo, para ordenar más racionalmente todo el proceso de la plusvalía y de la especulación. Cambiamos el Plan de Vivienda, fomentando la vivienda en alquiler, especialmente
para los jóvenes, lo que hemos complementado con una ayuda de 200 euros, que, como esta mañana recordé, disfrutan 100.000 jóvenes en nuestro país. Y, además, pusimos en marcha, ahora precisamente, una política mucho más activa de vivienda
protegida, que es realmente la vivienda que permite el acceso a los sectores con menos renta en nuestro país, que es la vivienda que facilita la equidad social; no la desgravación por vivienda que ustedes potenciaron y que ha generado, es causa
fundamental, la burbuja inmobiliaria. Esos son los datos, señor Rajoy. Y en 2007 ya empezaba a haber un proceso de desaceleración y de pérdida de peso en la economía de la vivienda residencial. Se producía una desaceleración, que afectaba a la
desaceleración de la economía, lógicamente por lo que pesa la construcción y ha pesado en nuestro país en el momento en que se produce el shock de la crisis del sistema financiero, que origina la parálisis de todo el sector de la vivienda, de todo
el sector de la construcción, y provoca -ahí está la causa- el 70 por ciento de la destrucción de empleo que hemos tenido, que explica que la tasa de paro -como usted ha dicho- se haya situado en el 17 por ciento, la


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más alta de la Unión Europea, junto a que nuestra población activa crece como en ningún país europeo, y eso origina una tasa de paro mayor.



Señor Rajoy, usted lo ha dicho; lo único que parece que se le ha olvidado es recordar que este Gobierno, con el Gobierno que presido, en la pasada legislatura, llegamos a la tasa más baja de paro de la historia, al 7,9 por ciento. Cuando
llegamos al Gobierno estaba en el 11 por ciento.
Cuando ustedes llegaron al Gobierno estaba en el 19 (Protestas.) y en ocho años la bajaron al 11 por ciento. Este Gobierno ha sido capaz de llegar a la tasa de paro más baja de la historia y ahora
tenemos la responsabilidad, señor Rajoy -que no he eludido en ningún momento-, la responsabilidad de frenar la destrucción del empleo, de cambiar el modelo productivo, para volver a recuperar crecimiento; un crecimiento más sólido, más estable, más
innovador, que genere más empleo. Y le puedo asegurar, señor Rajoy, que vamos a poner todo nuestro empeño y que, como tengo confianza en la sociedad española, en lo que ha sido capaz de conseguir y en que puede volver a conseguirlo, estoy
firmemente convencido de que volveremos a ver la recuperación económica, la creación de empleo y la prosperidad. Y espero que sea con su ayuda, porque sin duda alguna es lo que esperan la inmensa mayoría de los ciudadanos.
(Aplausos.)


Yo, señor Rajoy, he dicho que no hay que hacer una reforma laboral y que en todo caso lo que afecta a la empresa en el nuevo modelo de patrón de crecimiento hay que llevarlo al diálogo social, pero usted es el que ha afirmado que hay que
hacer una reforma laboral. Y lo lógico -no por mí, sino por la Cámara, por los ciudadanos- es que diga qué reforma laboral, qué cambiaría de la reforma laboral. Eso es lo que le he preguntado. Me parece que es bastante lógico y además conveniente
para su proyecto, si es que de verdad hay un proyecto o si es que de verdad lo puede decir.
Ese es el debate. Yo me he posicionado; no hace falta rebajar, no es necesario, no apoyo rebajar el coste del despido. No lo apoyo, no lo apoyo. Y usted
dice: Hay que hacer una reforma laboral. Diga en qué, diga en qué. Diga qué contratos cambiaría, qué modificaría de la legislación laboral. (Un señor diputado: ¡Otra vez!)


Sí, señor Rajoy, le he dicho que ha utilizado un tono faltón y despreciativo y en esta ocasión además se lo recuerdo porque es impropio de usted. Ya le dije, que lo haga conmigo... en fin, estamos en el fragor del debate, llevamos muchos
años en este combate dialéctico, siempre procurando, por mi parte, el máximo respeto personal (Rumores.-Protestas.-Un señor diputado: ¡Pero cómo dice eso!) Sí, sí, siempre.



El señor PRESIDENTE: Silencio, por favor.



El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Rodríguez Zapatero): Ni en el momento de más calor de ningún debate político se me hubiera ocurrido decir a mí, desde esta tribuna, como usted dijo, que yo traicionaba a las víctimas del terrorismo.
(Aplausos.) En ningún momento se me hubiera ocurrido decirlo. En ningún momento. Yo he procurado tener en el debate el máximo respeto, dentro de lo que es la dialéctica y el debate político. Y, señor Rajoy, me sorprende que por segunda vez, en su
segunda intervención, haya sacado a colación la política antiterrorista y la rectificación en la política antiterrorista. (Rumores.) Sí, ha dicho textualmente: de la rectificación de la política antiterrorista. (Protestas.) Me sorprende, porque
veo que tampoco en esto ha cambiado. (Rumores.-Un señor diputado: Tú has cambiado.) Y ahora que tenemos un clima de entendimiento, que la lucha antiterrorista va mejor que nunca y que ETA está peor que en ningún otro momento de su historia, con la
dirección política y del Ministerio del Interior de este Gobierno, repito, de este Gobierno, señor Rajoy, me sorprende que haga referencia a ello. (Aplausos.) A la primera vez no le contesté, pero como lo ha reiterado le he tenido que contestar. Y
le pido, le insto a que, como debe ser, como quieren los ciudadanos, y mucho más con los positivos cambios que hemos vivido en el País Vasco, desde mi punto de vista, le insto, digo, a que no vuelva a hacer una referencia a rectificaciones o no
rectificaciones en la política antiterrorista.
(Aplausos.-Protestas.)


El señor PRESIDENTE: Silencio.



El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Rodríguez Zapatero): Creo que los ciudadanos están muy satisfechos con que no haya un debate en los términos en que se produjo en la legislatura pasada en relación con la política antiterrorista.



Señor Rajoy, que usted hable de excusas, de mal perdedor, de mal pagador... Pero si se ha pasado desde que perdió las primeras elecciones intentando justificar en las cosas más insólitas -como las teorías del 11-M, que abrazó durante un
tiempo- su derrota electoral. (Rumores.) Sí, esas teorías. Afortunadamente, el tiempo ha puesto a cada uno en su sitio. Bien es verdad que habrá gente que siga pensando en las cosas más abominables que se dijeron y formularon sobre el 11-M, igual
que hay gente que todavía piensa que Elvis Presley vive o que hay gente que todavía no cree que el hombre llegó a la Luna. (Aplausos.) Esa es la realidad. Pero no hable usted de excusas de mal pagador.



Señor Rajoy, sí, decir que los 5 millones de parados en este país quedan al alcance de la mano es una afirmación que trasluce lo que usted ha hecho aquí, jalear y tener un sentimiento impropio para lo que debe ser y tiene que ser y ejercer
la crítica política. Yo lo he denunciado y lo mantengo; mantengo que tienen un sentimiento cada vez que hay un dato negativo, como el señor Montoro dejó traslucir -con sinceridad, que le agradezco- jalear los datos negativos. (Aplausos.) Lo
mantengo, porque es lo que piensa la inmensa mayoría de los ciudadanos, que su objetivo no es colaborar para vencer la crisis, sino utilizar la crisis, servirse de la crisis.



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Señoría, ha hablado del comportamiento que unos y otros tenemos fuera de España en defensa de los intereses españoles. Sí, es verdad, hay notables diferencias. Creo que nunca hemos visto, y nunca veremos, a un dirigente, máximo líder de su
partido, defender en una cumbre a un ex presidente del Gobierno, al señor Aznar, como yo hice en la cumbre de Chile ante los ataques que le produjeron. (Aplausos.) Más bien, lo que ustedes han hecho siempre es atacar al ex presidente González,
fuera de España, dentro de España y en cualquier circunstancia, en cualquiera. (Prolongados aplausos de las señoras y los señores diputados del Grupo Parlamentario Socialista.-Rumores.-Varios señores diputados pronuncian palabras que no se
perciben.) Y por ello, señor Rajoy, sí, le critico que vaya al Partido Popular Europeo -porque lo puede hacer aquí, lo hemos hecho en miles de debates- a decir las desgracias, en su punto de vista, de la situación económica de nuestro país. Estoy
esperando que una sola vez, estando usted como líder de la oposición, fuera de España diga algo positivo, algo positivo, de lo que es y representa nuestro país, de lo que hemos logrado durante estos años, y se olvide por una vez del color político
del Gobierno, que es lo que siempre está en su intención y cuántas veces en su insidia. (Un señor diputado: ¿Y de lo nuestro qué?)


Ahora, señor Rajoy, en este nuevo turno que ha tenido de réplica, tampoco ha tenido tiempo, imagino, aunque ahora es verdad que no lo ha dicho; pero la conclusión más evidente que hemos visto hoy aquí es que, frente a un proyecto ambicioso
de propuesta económica, para cambiar el modelo productivo, con medidas que hagan que nuestra economía sea más innovadora, pueda crear empleo más estable, se luche contra el desempleo a corto plazo y se cambie el modelo de crecimiento con coherencia,
como hemos puesto hoy encima de la mesa con política de vivienda y apoyo al sector tecnológico; frente a ese proyecto y a ese rumbo, no hay nada.
Nada, ni una idea, ni un proyecto; y varias contradicciones, porque, señor Rajoy, si usted cree que
hay una burbuja inmobiliaria, ¿cómo puede proponer, en su papel, aumentar la deducción por vivienda? Y si usted reclama la austeridad, por cierto, no ha hecho referencia, se le ha olvidado -seguramente de forma intencionada- a que hoy he vuelto a
anunciar un recorte de gasto (Un señor diputado: ¡Hala!) de 1.000 millones de euros, que se suma a los 1.500 que habíamos hecho haciendo política de austeridad. (Rumores.) Porque, señor Rajoy, la austeridad, la salud de las cuentas públicas, forma
parte de un principio fundamental del Gobierno que presido. Tanto es así que en cuatro años de la legislatura pasada obtuvimos, por primera vez en la historia de la democracia, superávit en las cuentas públicas; y, fiscalmente, le recuerdo que
hemos rebajado 30.000 millones de euros en impuestos, IRPF, sociedades, patrimonio, entre 2008 y 2009. Por eso ha bajado la presión fiscal. (Rumores.) Hemos bajado impuestos y desde luego seremos siempre sensibles a las necesidades de la economía
y la política fiscal.



Termino, señor Rajoy. Le invito a que debata nuestras propuestas; a que formule alguna iniciativa concreta -concreta-, aunque sea en reforma laboral; a que tenga algo de coherencia y no nos critique de gastar demasiado, a la vez que
ustedes piden cada día aumentar el gasto público en sus iniciativas. (Varios señores diputados pronuncian palabras que no se perciben.) Que asuman, como todos los gobiernos de derecha y de centro derecha, en Europa y en el mundo, que esta crisis se
combate con estímulo fiscal, con austeridad, sí, para volver al Pacto de Estabilidad en 2012 y seguir con una moderada deuda pública en relación con el producto interior bruto -principio que compartimos- en el seno de la Comisión Europea. Y le
invito a que participe, a que formule propuestas y a que tengamos un diálogo para ese nuevo modelo de patrón de crecimiento, que el Gobierno sí ha formulado, usted no, que el Gobierno quiere acordar con todos los grupos de la Cámara. Y me da la
impresión, por su intervención, de que usted no. Pero le puedo asegurar que no vamos a cejar en ese empeño de dialogar y acordar, porque todos los ciudadanos saben que, si logramos acuerdos, facilitaremos la recuperación económica, la vuelta a la
creación de empleo y la prosperidad, el Estado del bienestar y las políticas sociales, que son el compromiso de garantía por parte del Gobierno. Le insto a ello, señor Rajoy, igual que a todos los grupos de la Cámara.



Muchas gracias. (Prolongados aplausos de las señoras y los señores diputados del Grupo Parlamentario Socialista, puestos en pie.)


El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor presidente.



Tiene la palabra don Mariano Rajoy.



El señor RAJOY BREY: Señor presidente, señoras y señores diputados, algunas cosas han quedado claras en este debate. La primera es que el señor Rodríguez Zapatero no ha dado respuesta a la pregunta que le hice aquí cuando le dije: usted
aprobó recortes en las prestaciones de desempleo. El famoso decretazo no supuso ningún recorte en las prestaciones de desempleo, luego aquí el único que hizo recorte en las prestaciones de desempleo fueron ustedes. Ha quedado claro. (Aplausos.)
Ha quedado muy claro también que el Partido Socialista por carta miente a las personas que están convocadas a las urnas el próximo 7 de junio, ha quedado muy claro también. (La señora Monteserín Rodríguez: No, no.) Sí, sí.



Señor presidente, ha hablado usted de muchas cosas, de manera desordenada.
Solo voy a hacerle tres apuntes. Con la normativa de vivienda que ha presentado hoy aquí, usted está dándole la puntilla a las clases medias españolas, les está
dando la puntilla. (Aplausos.) No hay viviendas, no hay créditos y encima el que gane más de 17.000 euros, es decir 3 millones de pesetas, o de 24.000, ya no puede desgravar su vivienda. Esa es la puntilla a las clases medias. Como lo es toda su
política fiscal, señor presidente del Gobierno. Yo le he presentado


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una alternativa fiscal. Dice que no. Está aquí, por escrito. Le digo lo que debe bajar el impuesto de sociedades, lo que debe bajar la renta.
Usted hoy lo que ha hecho es apalear a las clases medias españolas, igual que a los autónomos y
a los pequeños y medianos empresarios lleva haciéndolo durante muchos meses. Y mi obligación es denunciarlo, como estoy haciendo ahora, porque para eso soy el líder de la oposición.
(Aplausos.)


Señor presidente del Gobierno, la acusación que ha hecho usted al señor Montoro la considero inaceptable. Usted dice que la mantiene y yo la doy por no recibida, porque es inaceptable y porque quiero liberar que en las actas de esta reunión
queden esas afirmaciones impropias de un presidente del Gobierno. (Aplausos.)


Ha revelado, señor presidente del Gobierno, un rasgo de humor, verdaderamente desconocido hasta ahora, cuando ha presumido de austeridad y de reducción de 1.000 millones. ¡Pero si nos lleva usted al mayor déficit público de la historia de
España moderna, si vamos a un más del 10 por ciento de déficit público! ¿Dónde está la memoria económica de todas las medidas que ha anunciado en el día de hoy? ¿Está en alguna parte? ¿La conocemos, podemos opinar sobre ella? ¿A cuánto va a ir el
déficit público este año? Esto del déficit parece que no cuenta, que es algo que no le importa a nadie, pero más déficit es más deuda. ¿Y sabe lo que significa eso? Que los empresarios, los pequeños, los medianos, los autónomos y las familias
tienen muchísimas menos posibilidades de acceder al crédito. Eso es lo que significa y eso es a lo que va a dar lugar la política económica que está usted llevando a cabo, señor presidente del Gobierno.



Yo he venido hoy a este debate a decir lo que en mi opinión creo que hay que hacer, tengo derecho a hacerlo, y he pedido una rectificación global.
Oiga, no haga demagogia. Yo no he venido aquí a hablar del terrorismo, yo le apoyo a usted
en materia de terrorismo, le apoyaré siempre y cuando mantenga esta política antiterrorista. Le apoyo porque rectifica. (Varios señores diputados: ¡Ahora!) Claro que ahora, ahora. Y le pido que haga lo mismo en materia de política económica, le
pido que haga lo mismo, porque es bueno para España. Porque no se ha dado cuenta usted de los datos que tenemos en comparación con el resto de los países de la Unión. Le he dicho algunas cosas que son muy razonables, se las ha dicho la Comisión,
el señor Almunia, se lo ha dicho el gobernador del Banco de España, al que usted ha criticado públicamente, y a sus opiniones, y a sus servicios de estudios. Le he dicho cosas que se pueden debatir, sobre las que se puede hablar y razonar. Yo le
he hablado de la reforma laboral. ¿Sabe por qué? Porque me parece enormemente injusto que más del 30 por ciento de los trabajadores españoles tengan contratos temporales. Y a esas personas se les manda a la calle a la mínima, son los que están
perdiendo su puesto de trabajo hoy. Por tanto, algo habrá que hacer. Usted dice: Que lo resuelvan sindicatos y empresarios. ¿Y usted para qué está? ¿Qué pasa? ¿Abdica de su responsabilidad de gobernar? (Aplausos.) Yo estoy de acuerdo con que
esto se haga mediante pacto en el que estén todos representados. Puede haber intereses contrapuestos, pero este es el modelo de 1997, que fue al que yo me referí en su momento. Eso es inevitable, lo demanda todo el mundo, señor presidente. Usted
no puede decir: no, yo de eso no sé nada; que lo resuelvan otros. Y no puede porque usted es el presidente del Gobierno de España; no soy yo, desgraciadamente, es usted. (Risas.)


Señor presidente, voy terminando. Hay un problema de fondo muy importante y el problema no soy yo, no, ni el Fondo Monetario Internacional, ni la Comisión Europea, ni el gobernador del Banco de España, ni los analistas nacionales e
internacionales, ni la mayoría de los grupos parlamentarios, que desde posiciones diferentes llevan tiempo sosteniendo lo que usted sabe que sostienen, ni los españoles. El problema es la actitud del Gobierno, es el diagnóstico de la situación, son
sus previsiones, son sus políticas y son los resultados de sus políticas. El problema de España es que hay más de 4 millones de españoles que no pueden trabajar. Ese es el problema de España. (Rumores.) Sí, si a usted le trae sin cuidado, pero
ese es el problema de España. El problema de España es que este año vamos a tener un crecimiento de menos 3 por ciento. El problema no soy yo, ni gana usted nada, ni arregla el paro arremetiendo contra mí de la manera en que lo ha hecho en el día
de hoy, insisto, impropia de un presidente de Gobierno. (Rumores.-Aplausos.) Ese no es el problema. El problema, señor Rodríguez Zapatero, es usted y mientras no haga un mínimo de autocrítica y mientras no cambie las políticas las cosas no se van
a arreglar. Y los españoles le agradeceríamos que dejase de convertir las opiniones discrepantes, como la mía y la de otros muchos, muchísimos, en excusas, y todo lo que ha dicho usted en el día de hoy suena a excusa, y lo siento. (Prolongados
aplausos de las señoras y los señores diputados del Grupo Parlamentario Popular en el Congreso, puestos en pie.)


El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Rajoy.



Señor presidente del Gobierno.



El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Rodríguez Zapatero): Muchas gracias, señor presidente. Con la máxima brevedad en este turno.



Señor Rajoy, yo he expresado mi posición sobre el mercado laboral, sobre que no es la cuestión principal para favorecer nuevamente un proceso de creación de empleo, como hemos tenido durante muchos años en nuestro país; que la cuestión
fundamental es el modelo productivo, el modelo productivo, el equilibrio de nuestro modelo productivo, mayor inversión en I+D+i, en innovación, y que eso es lo que hará ganar competitividad, junto con la educación. No cambios en la legislación
laboral, que, obviamente, como todos los marcos jurídicos, será mejorable. La temporalidad, que llegó al récord con su


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Gobierno, por cierto, con su Gobierno, es sin duda alguna el efecto del modelo productivo; es el efecto, no la causa, de lo que representan los desequilibrios y la injusticia de nuestro mercado laboral. Y ha vuelto el señor Rajoy a hacer
referencia a 1992. Señor Rajoy, lógicamente mi compromiso como presidente del Gobierno es desde que soy presidente del Gobierno y he mantenido no hacer ninguna modificación del marco laboral sin acuerdo con empresarios y sindicatos. Lo he
mantenido y lo mantendré, y mantendré que no se producirá con esta mayoría una reforma que debilite los derechos de los trabajadores o facilite, abaratándolo, el despido; lo mantengo y lo mantendré. (Aplausos.) ¿El decretazo de 2002? Sí, eliminó
los salarios de tramitación y limitó las condiciones para mantener el subsidio y las prestaciones del paro; por tanto, debilitó y perjudicó los derechos de los trabajadores. (Aplausos.) Por eso hubo una huelga general y, si no, pregúnteselo a los
trabajadores que fueron a aquella huelga general. ¿Por qué fueron? Claro que limitó y restringió los derechos de los trabajadores.



Señor Rajoy, es una posición antigua y, además, si estuvieron ocho años en el Gobierno, ¿por qué no hicieron la reforma laboral que acabó con la temporalidad y que originó los problemas? Hombre, ¡es que sube aquí como dando lecciones de
autoridad! Pero si en ocho años llevaron la temporalidad a la tasa más alta que ha tenido el mercado laboral en nuestro país y, por tanto, no deben dar ninguna lección. (Rumores.) Hagamos la política en torno a un modelo productivo económico
renovado, y colaboren para ello. No ha podido refutar en ningún momento lo que supone el exceso de sector inmobiliario, no lo ha podido refutar, pero parece que le cuesta asumirlo y decir -porque en el fondo creo que está convencido de ello- que
eso no podía seguir así y no puede volver a ser nunca en España; la burbuja, el exceso para que tengamos las viviendas tan poco accesibles para los ciudadanos, da igual la clase media que la clase menos media, y 800.000 viviendas en stock o 700.000
es un desperdicio económico del capital y de la inversión de nuestro país.



Hay que hacer reformas, hay que optar; yo he optado aquí esta mañana por hacer una reforma y he propuesto que un camino, un estímulo para esa reforma es modificar la deducción por vivienda, que no tiene nada que ver con castigar a la clase
media, porque la clase media y la clase con menos capacidad económica ha visto que con esta desgravación y con este modelo se duplicaba el precio de la vivienda, se le hacía dedicar cada vez más esfuerzo de su salario y de sus ahorros a tener una
vivienda, generando una grave situación económica en nuestro país. Claro que hay que cambiar progresivamente ese modelo, hay que ir a más alquiler, a equilibrar la vivienda en propiedad que se hace nueva y la vivienda en alquiler, a equilibrar la
vivienda protegida y la vivienda libre. Eso es lo que hay que hacer en nuestro país y eso es lo que queremos hacer con este modelo para terminar con esta situación que ha generado el diferencial de pérdida de empleo tan abultado que hemos tenido.



Déficit y austeridad. Señor Rajoy, reconozca las cosas alguna vez.
Reconozca que este Gobierno es el primero que ha tenido superávit en la historia de la democracia cuatro años seguidos, cuatro ejercicios presupuestarios y, por tanto, que
hemos practicado y practicamos una política de austeridad, que hemos recortado 2.500 millones de euros en este presupuesto y que volveremos a la estabilidad presupuestaria, como exige la Unión Europea, en 2012. Porque para salir de la recesión
económica, para salir de la atonía de la demanda y del crecimiento negativo es necesario un impulso fiscal y no hacer demagogia de que se gasta más o se gasta menos. Ahorramos, tuvimos superávit; ahora es necesario hacer ese esfuerzo de inversión
pública y de apoyo social, y cuando la economía vuelva a recuperar vitalidad, crecimiento, volveremos a ahorrar y volveremos al Pacto de Estabilidad preservando, como hemos sabido hacer, un nivel bajo de la deuda pública en nuestro país. Quiero
recordarle que la llevamos al nivel más bajo de su historia; el menor endeudamiento que han tenido los españoles de las cuentas públicas ha sido bajo este Gobierno y sigue en niveles muy bajos comparativa e históricamente, y 30 puntos por debajo de
la media de la Unión Europea.
(Aplausos.) Por tanto, no incorporemos ningún elemento de tranquilidad.



Autocrítica, aceptar... Señor Rajoy, le he aceptado incluso -aunque la compartiéramos- la propuesta de los avales a las pymes con las deudas municipales; le he dicho que la ayuda directa para la compra del automóvil que le escuché la he
incorporado hoy. Por tanto, escucho, acepto cuando hay una propuesta. Lo que rebato es la demagogia, lo que rebato es la inconsistencia, lo que rebato es la incoherencia y lo que rebato es la falta de proyecto (Aplausos.), y lo que rebato más
desde esta tribuna, sin duda alguna (Rumores.), es, sí, jalear la crisis, y en ningún caso estar dispuesto a arrimar el hombro más allá del color político del Gobierno que tenga que afrontar esta situación. (Protestas.) Le pido, por tanto, que haga
también su autocrítica; también, digo, su autocrítica; que escuche, que escuche a muchos sectores sociales que le piden que no sea solo su tarea, que es compatible, la de la crítica destructiva como ha hecho durante cinco años, sino que sea tarea
también de oposición constructiva, de disposición a la colaboración, para que este país que puede, salga unido con el concurso de todas las voluntades, fortalecido de esta crisis económica, apoye mientras tanto a los que pierden su empleo, con toda
la protección social de la que seamos capaces de poner encima de la mesa, y tengamos un horizonte, cuanto antes, de prosperidad. Haga su autocrítica y todos estaremos dispuestos a compartir una tarea de responsabilidad. Desde luego, el Gobierno,
sí; lo he demostrado hoy aceptando alguna de sus propuestas, de mayor o menor alcance. Y lo haré, igual que lo he hecho hoy; usted nunca acepta nuestras propuestas, las descalifica y siempre busca la atribución de la responsabilidad de la crisis
económica mundial, que genera una recesión como nunca, al Gobierno, y el Gobierno está dispuesto


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a asumirla y llevar a este país nuevamente a la senda del crecimiento y del empleo, como hicimos en la legislatura pasada, manteniendo e incrementando las políticas sociales. Lo vamos a hacer; lo vamos a conseguir con el esfuerzo de todos,
y espero que con su colaboración.



Muchas gracias. (Prolongados aplausos de las señoras y los señores diputados del Grupo Parlamentario Socialista, puestos en pie.)


El señor PRESIDENTE: Muchas gracias.



Tiene ahora la palabra el portavoz del Grupo Parlamentario Catalán (Convergència i Unió), don Josep Duran i Lleida.



El señor DURAN I LLEIDA: Señor presidente, señorías, señor presidente del Gobierno, ha transcurrido poco más de un año desde el inicio de la presente legislatura y, sin embargo, la percepción es la de haber transcurrido un tiempo mucho más
largo. (La señora vicepresidenta, Cunillera i Mestres, ocupa la Presidencia.) Las percepciones son indicativas, señor presidente, el tiempo pasa rápido cuando las cosas van bien y se disfruta de ellas, y pasa lento cuando las cosas no funcionan.

En este momento el país no está bien gobernado y el tiempo pasa lento y los problemas se eternizan y agudizan. En la comunicación remitida por el Gobierno a la Cámara, tras hacer referencia al carácter global de la crisis afirma que ésta ha
permitido comprobar la solidez de nuestro sistema financiero, y es cierto; pone en evidencia algunas debilidades de nuestro patrón de crecimiento, y también es cierto; y lo que es más importante, ha provocado -dice- un muy fuerte aumento del
desempleo. Este es para el Gobierno el elemento diferencial más relevante de nuestra situación y, sin duda, lleva razón en ello. España es la campeona europea en desempleo, aunque desgraciadamente no es este el único elemento diferencial de
nuestra situación respecto del conjunto europeo. De no ser así, no se entendería cómo el pasado 4 de mayo la Comisión de la Unión Europea pronosticara que España será el último país de la Unión Europea en salir de la recesión.



En este primer debate de política general de la actual legislatura ya le anticipo que nuestro balance es negativo. Por lo que más allá de mi tono que procuro respetuoso siempre, los contenidos de mi intervención no serán de un simple
balance sino, de hecho, los de una moción de censura.
En la anterior legislatura usted mantenía dos activos muy relevantes.
Primero, el talante abierto al diálogo; segundo, los compromisos de futuro con una visión de la llamada España plural que
a muchos ilusionó tal como demuestra la reforma de los estatutos de autonomía. Del talante ya no se habla porque dialogar significa alcanzar acuerdos, y cuando quien puede y debe ejecutarlos no los cumple el diálogo se trunca. La España plural ya
no conviene. Fue un concepto clínex de la anterior legislatura y ahora toca la uniformización. Lo que fue, pues, ilusión, ahora evoluciona hacia la decepción. Poder por el poder parece ser el único objetivo que le importa. Por el poder pactó en
Cataluña con Esquerra Republicana, Iniciativa per Catalunya Verds y Esquerra Unida Alternativa. Por el poder ha pactado en el País Vasco con el Partido Popular. Para mantener el poder y ser reelegido escondió durante meses la grave crisis que
padecemos. Además, señor presidente, siempre lógicamente a nuestro juicio, ha equivocado la forma de abordar la crisis económica que nos afecta. De hecho, ni tan siquiera ha formulado un diagnóstico serio y veraz. Desde esta misma tribuna y desde
mi escaño le he venido solicitando desde julio del año pasado, y hoy lo vuelvo a hacer, que liderara un acuerdo amplio, político y social que minimizara los efectos de la crisis y garantizara el salir en condiciones de ella. Usted ha preferido la
soledad. Ha ido aprobando propuestas inconexas que presentan como un plan anticrisis que ni son eficaces ni compensan el esfuerzo fiscal que suponen. Ha ideologizado, señor presidente, además, la crisis con consignas partidarias. Ha recurrido a
una estrategia dialéctica refugiándose en una innegable crisis financiera internacional, pero olvidando que la economía española tiene su crisis específica, su falta de competitividad, como indica nuestro elevadísimo déficit comercial y el parón
brusco del sector inmobiliario, amén de la vertiente más amarga, ya mencionada, del desempleo. Cuando se habla de reformas estructurales, y concretamente de la reforma del mercado de trabajo, reduce el debate diciendo que no consentirá que se
abarate el despido. Es una concesión más a la simplificación de la gravedad del problema y una servitud a la ideologización que el Gobierno hace de la crisis, erigiéndose como garante exclusivo de los derechos sociales, cuando lo más antisocial que
puede producirse es situar el paro en las tasas que en España existen en la actualidad.



Siento decirle que el señor Rodríguez Zapatero que pretendía la investidura de 2004 con un talante de diálogo y con un compromiso con la España plural, está muy lejos del presidente Rodríguez Zapatero después del primer año de su segundo
mandato. Si acude, señor presidente, a los datos del barómetro del CIS del mes de abril encontrará el mejor de los avales a mis posiciones. Los datos arrojan una percepción muy negativa de la situación económica actual. Un 96 por ciento cree que
es regular, mala o muy mala; un 80 por ciento juzga muy críticamente la gestión del Gobierno, y un 66 por ciento tiene poca o ninguna confianza en el presidente del Gobierno. Y aquí aparece una cuestión básica de la que hablaré al final de mi
intervención: la confianza. Es fundamental que usted recupere la confianza de la ciudadanía, que la recuperemos todos, porque este no es un mal que le afecte en solitario. La ciudadanía nos reclama a gritos unión, motivación y esfuerzos. Unidad
por encima de criterios partidarios, objetivos claros, precisos y eficaces que motiven e ilusionen, y esfuerzo de las administraciones para que todos los ciudadanos entiendan que sin él no hay salida a la crisis.



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En mi intervención voy a hablarle de unión, motivación y esfuerzo. Lo haré, primero, señalando objetivos que provoquen la motivación y acabaré haciendo una apelación a la unión y a los sacrificios. No le extrañe, señor presidente, que no
haga de este balance de su primer año de legislatura de su segundo mandato una batería exhaustiva de propuestas sobre la crisis. El 'Diario de Sesiones' de esta Cámara permite una recopilación de todas las que he formulado en nombre de nuestro
grupo parlamentario. Todas siguen siendo válidas. Ni le extrañe tampoco, señor presidente, que a diferencia de otros debates de esta naturaleza concentre mi intervención en los temas de matiz o naturaleza económica.
Las circunstancias lo imponen
y así usted lo entiende. No obstante, y antes de entrar en lo puramente económico, permítame que muestre nuestra satisfacción y, por tanto, valoración positiva de la lucha antiterrorista. Felicitamos al Gobierno y a su ministro de Interior y a las
diversas fuerzas de seguridad que aportan eficazmente resultados positivos en este terreno. Y, por supuesto, destacamos, como tuvimos ocasión de hacerlo con motivo de la reciente visita del presidente Sarkozy, la valiosísima aportación de la
colaboración francesa en los éxitos contra la banda terrorista ETA. También durante este primer año la diplomacia española ha conseguido algún éxito que quiero remarcar. Más allá de los esfuerzos que haya tenido que ejercer para deshacer los
despropósitos que provocan otros ministerios, como el reciente caso de Defensa con el anuncio unilateral de la retirada de tropas de Kosovo, la participación en las principales, aunque no todas, reuniones del G-20 ha sido positiva para España. Como
lo ha sido lograr que se crease la Secretaría permanente de la Unión para el Mediterráneo y que se ubicase en la ciudad de Barcelona. Objetivos estos últimos que, como conocen bien el presidente del Gobierno y el ministro de Asuntos Exteriores, el
grupo parlamentario que represento fue pionero en proponer.



Retomando, no obstante, el hilo conductor de mi intervención, me permitirá que le plantee el análisis del año transcurrido desde cuatro ámbitos concretos. Primero, análisis y lucha contra la crisis. Segundo, política de empleo y de
protección de desempleo. Tercero, la inversión y la política de infraestructuras y, en cuarto lugar, la defensa del Estatuto de Cataluña y de la financiación. En los cuatro ámbitos intentaré reconocerle aquellas acciones o medidas que valoro
positivamente en su acción de Gobierno, pero ya le avanzo, como le decía antes, coincidiendo con la gran mayoría de los ciudadanos encuestados por el CIS, que mi calificación global es de suspenso y, por tanto, de censura.



Análisis y lucha contra la crisis. No hay ninguna razón para que el Gobierno español haya sido el último de la fila en reconocer que padecíamos una crisis económica de gran calado. Retrasar la constatación de nuestra situación económica a
causa de la celebración de elecciones el año pasado ha significado retrasar un año las decisiones a tomar. Nadie en su Gobierno previno al país de la crisis que se nos venía encima; al contrario, cuando ya todos la padecíamos y la denunciábamos
seguía ninguneándola. Al final, cuando no tuvo más remedio que reconocer que la economía se hundía, su Gobierno fue incapaz de prever, planificar y ejecutar un plan de lucha contra la crisis. Navegábamos sin rumbo. Prueba de ello es el PlanE que
equivale, aproximadamente, a una sucesión aleatoria de medidas y que constituye el ejemplo exactamente opuesto a lo que debiera ser un plan anticrisis. Una familia, una empresa, un gobierno responsable ante una situación de crisis primero establece
unas prioridades, analiza los recursos de los que dispone, plantea un plan, a continuación lo dota presupuestariamente, en cuarto lugar, lo ejecuta, y finalmente efectúa una evaluación continua sobre su impacto. El PlanE nace y se hace exactamente
al revés. El Gobierno improvisa y aprueba de forma dispersa determinadas medidas en cada Consejo de Ministros.
Publicita el positivo impacto que tendrán. Nadie sabe con qué margen presupuestario contamos, nadie sabe cómo beneficiará a la economía
y a todo ello se le bautiza con un nombre, y ya tenemos el PlanE del Gobierno de España.



He dicho, no obstante, que destacaría los aspectos positivos impulsados por el Gobierno en cada uno de los ámbitos. En el ámbito económico y de la lucha contra la crisis valoramos positivamente tres decisiones: garantizar los avales al
sistema financiero y, en particular, garantizar los depósitos de las instituciones financieras hasta los 100.000 euros; suprimir el impuesto sobre el patrimonio y prorrogar más allá del año 2012 los incentivos fiscales en las actividades de I+D+i.
En cambio, valoramos muy negativamente la estrategia global de política económica y la particular en política presupuestaria, fiscal y financiera. En aspectos concretos el Gobierno está teniendo una mala gestión ante la continuada destrucción de
empresas y de empleos: mala gestión en la utilización de la inversión por parte del Estado y de las empresas públicas; mala gestión de los avales otorgados al sistema financiero, ya que no llegan a las pymes y autónomos; mala gestión de la
política financiera del ICO respecto a las pymes y autónomos; mala gestión ante la morosidad; mala gestión respecto a la agilización de la Administración de Justicia; mala gestión en lo que atañe a mejorar la productividad y a transformar el
tejido productivo español. Mala gestión de la política de investigación: nadie ha entendido la creación y posterior destrucción parcial del Ministerio de Ciencia e Innovación, y la Confederación de Sociedades Científicas de España, al contrario de
lo que usted nos dice y afirmaba esta mañana, denuncia que su Gobierno ha congelado las inversiones en I+D+i. Mala gestión de la política de universidades: Bolonia era una oportunidad, sigue siendo una oportunidad, pero bajo su gestión ahora es un
problema. En definitiva, durante el ejercicio parlamentario 2008-2009 el Gobierno se ha limitado a hacer política financiera y presupuestaria al margen de sus propios presupuestos, presupuestos que no sirven. No ha utilizado la política fiscal, no
ha planteado reformas estructurales más allá de las que exigía


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la trasposición de directivas europeas. Hace ya más de cuatro meses que el Pleno de esta Cámara aprobó -y leo textualmente- convocar de forma inminente la mesa de trabajo anunciada por el presidente del Gobierno, en la que los grupos
parlamentarios consensúen reformas estructurales para conseguir un nuevo modelo de crecimiento más competitivo y sostenible. Al mismo tiempo -decía-, dicha mesa llevará a cabo una evaluación, seguimiento y efectividad de las medidas adoptadas hasta
la fecha. Era el 9 de diciembre de 2008. De momento no se ha convocado, señor presidente, esa mesa. En febrero el Congreso aprobó, a propuesta de Convergència i Unió, que el ICO debía reestructurarse con el fin de garantizar que la liquidez
llegase a las empresas. El ICO no se ha reestructurado. La liquidez no llega a las pymes y son muchas las pymes y los autónomos que cierran y destruyen empleo. ¿Cuándo va a reestructurar y potenciar el ICO para que los avales públicos también
alcancen a las empresas de menor tamaño?


Le he recordado, señor presidente, que el 'Diario de Sesiones' da fe de las propuestas de nuestro grupo parlamentario y que no tiene sentido abundar hoy en ellas, al menos que en la réplica así me lo solicite. No obstante, hablando de
liquidez y constatando que el crédito dispuesto a través del ICO con intervención de la banca privada no fluye como desearíamos, le propongo instrumentalizar y agilizar los mecanismos del ICO para que este asuma el cien por cien del riesgo para
determinadas operaciones. Le pongo tres supuestos en los que en una situación normal la banca privada concedía crédito: empresas con solvencia patrimonial y con resultados de explotación positivos y consolidados, empresas con solvencia patrimonial
y resultados de explotación justos y, en tercer lugar, empresas con resultados de explotación consolidados sin solvencia patrimonial. Hoy, la banca privada solo concede crédito al primer grupo de empresas. Se trataría, pues, de que en los otros
dos supuestos fuera la banca privada y no el ICO quien clasificara el riesgo de las operaciones, aligerando así la intervención burocrática del ICO, pero que fuera este el que pudiera financiar el cien por cien.



Una segunda propuesta de cara a la liquidez, señor presidente, es titularizar los activos de que disponen las compañías financieras a través del Fondo de adquisición de activos, ya que todavía quedan pendientes 30.000 millones de euros.
Esta actuación se puede efectuar a través de los activos que poseen las compañías financieras, de sus pólizas de crédito al consumo o de los stocks de que disponen los distribuidores en general. Esta propuesta posibilitaría, por ejemplo, que muchas
operaciones de venta de automóviles que hoy no pueden ser financiadas por la banca privada pudieran materializarse, procedimientos que además no solo servirían para los automóviles sino para muchísimos otros sectores de venta al consumo que tienen
dificultades similares. Y hablando de automoción, ya le anticipo que nuestro grupo parlamentario insistirá en sus resoluciones en la puesta en marcha de un nuevo plan Renove muy distinto del suyo, con incentivos directos de 1.500 euros por
operación de sustitución de un vehículo de más de 10 años de antigüedad, turismo, comercial o agrícola, de hasta 3.500 kilos; 3.000 euros para vehículos industriales y agrícolas de hasta 16.000 kilos; 12.000 euros para vehículos pesados de más de
16.000 kilos y 500 euros para ciclomotores y motocicletas. (El señor presidente ocupa la Presidencia.) Sea cual sea, mejor el suyo que ninguno, señor presidente, y más allá de avalar y creer que el nuestro es más interesante avalaríamos también el
que usted propone, pero no hay que olvidar -y lo hace en su propuesta- al sector de los ciclomotores, al sector de las motocicletas, a los vehículos agrícolas y a los vehículos industriales, y no olvide que está proponiendo, antes de resolver la
financiación de las comunidades autónomas, que éstas pongan parte de lo que se exige de las administraciones públicas para su Plan Renove. Eso sí, señor presidente, si el Congreso aprueba esta medida es imprescindible que en el primer Consejo de
Ministros la acuerde para su ejecución, pues el anuncio sin materialización lo único que haría sería perjudicar todavía más al sector por el compás de espera que producen los potenciales compradores.



En marzo, también a propuesta de Convergència i Unió, el Congreso aprobó que las empresas afectadas por clientes morosos pudieran aplazar pagos de impuestos afectados por dicha morosidad. El Gobierno aún no ha ejecutado este mandato
parlamentario. También a mediados de marzo el Congreso aprobó la articulación de un plan de rescate para los trabajadores autónomos, con el triple objetivo de mantener estas empresas, aumentar la creación de empleo dependiente de los autónomos y
mejorar su protección social frente al paro. Solo tenemos un par de novedades -y le remarco como positivas- suscritas esta misma semana con las asociaciones de los autónomos respecto a ese plan, pero no vamos a parar hasta que a los autónomos se
les reconozca la protección para su desempleo. Igualmente en marzo se aprobó reducir la fiscalidad de las empresas de la actividad económica experimentada en 2009, y el Consejo de Ministros sigue sin contemplar el acuerdo. En el debate que
mantuvimos en febrero le cité siete ámbitos que exigen actuar a corto plazo. Los siete ámbitos siguen vigentes de actuación, y no los releo para evitar en este contexto pérdida de tiempo en mi intervención.



Segundo punto al que me refería, señor presidente, política de empleo y de protección del desempleo. Ya superamos los 4.000.000 de personas en paro.
Solo en un año el número de desempleados ha aumentado en 1.836.000 personas, ha crecido en
un 84 por ciento en España y en un 114 por ciento en Cataluña. El ministro de Trabajo, en una entrevista el primero de mayo en el diario, La Vanguardia, ya no se atrevía a pronosticar si llegaríamos a los 5.000.000 de parados. Hace un año nuestra
tasa de paro era ligeramente superior a la media europea. Ahora, la dobla. La crisis es muy sangrienta en términos de empleo para España y mucho menos para


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Europa. El paro es la imagen singular de la crisis en España. Hay además un paro estructural, crónico, y un paro coyuntural; y no olvide, señor presidente, que el desempleo suele ser una de las últimas variables que se recuperan tras una
recesión. Pues bien, ¿dónde está el Gobierno respecto a la lucha contra el paro? Hace pocas semanas, en un acto de partido, la ministra de Defensa decía en voz alta dirigiéndose al ministro de Trabajo y ante el aplauso de los asistentes:
ministro, estás haciendo un buen trabajo. Supongo que una afirmación como esta debe estar sacada de algún manual de recomendación de libro de autoayuda, pero leerlo en la prensa me da vergüenza ajena, en especial ante el problema del paro y en
particular de un Gobierno que dice ser de izquierdas.



Justo después de la investidura el presidente reunió a sindicatos y patronales para abordar el diálogo social. Fue publicitado como prioridad del Gobierno, y el 30 de mayo de 2008 -dentro de quince días hará un año- se firmó un primer
documento de intenciones. Ha transcurrido un año y el diálogo social no ha alcanzado ni un solo acuerdo, señor presidente.
¿Considera que este es un buen trabajo? ¿Acaso hay alguien en este país que considere que el Gobierno ha hecho un buen
trabajo en política de empleo? Hasta el momento, el Gobierno en este ámbito se ha limitado a aprobar un triste real decreto-ley con medidas positivas -por eso lo apoyamos-, pero que no alcanzan ni a parar la hemorragia. Está muy bien que las
prestaciones por desempleo, de quien las tenga, puedan traspasarse a las empresas que contraten al parado para subvencionar las cotizaciones sociales de su contratación. Es un planteamiento sensato, pero ¿qué ocurrirá con los parados de larga
duración? ¿Qué ocurrirá con los jóvenes sometidos a continuos contratos temporales y con escasos derechos en forma de prestaciones por desempleo? ¿Quién les contratará? Señor presidente, las empresas que sean capaces de mantener el empleo han de
ser premiadas, merecen una reducción significativa de las cotizaciones a la Seguridad Social; las empresas que creen nuevo empleo han de ser premiadas, toda creación de empleo nuevo debe percibir una bonificación durante los años 2009 y 2010. La
más importante de las políticas sociales es la política de creación y mantenimiento de empleo. Un país que limite su política social a la ampliación de los subsidios no tiene futuro.



Señor presidente, permítame plantear una segunda constatación. No parece posible que en una sociedad globalizada y cambiante podamos considerar el empleo como un elemento estático. Sin embargo, esto es lo que ocurre en las políticas que
sigue impulsando el Gobierno. El Estado español se encuentra en la cola de las políticas activas de empleo, es decir, de las políticas de formación, de inserción y de intermediación laboral. Es más, también gestionan mal. Les pongo dos ejemplos.
Un solo portal privado de empleo, con muchos menos recursos de los que disponen los sistemas públicos de este país, gestiona veinte veces más contratos que los propios sistemas públicos. Segundo ejemplo, que ya le he puesto en otras ocasiones:
Bajo su mandato han sido cientos de millones los euros procedentes de cotizaciones sociales y destinados al Forcem, es decir, a formación continua, que no han sido gastados ni transferidos a las comunidades autónomas de acuerdo con la sentencia del
Tribunal Constitucional.



Finalmente, las reformas estructurales. Comprendo, señor presidente, que hay temas difíciles de afrontar, pero si pretende conservar el empleo de los 19 millones de personas que todavía lo tienen en nuestra economía y si pretende favorecer
la recolocación de los 4 millones de parados, no es suficiente limitarse a hablar de prestaciones por desempleo. Si la prioridad es el empleo -y para nosotros lo es- necesitamos una reforma laboral. Si los agentes sociales no se ponen de acuerdo
no rehúya su responsabilidad, no la descanse en la inexistencia o el desacuerdo entre empresas y sindicatos, no se refugie en la simplificación de abaratar o no abaratar el despido. Nuestra prioridad no es que el despido sea más barato; lo que
priorizamos es que haya menos despedidos, más contratos y más estables. Cuando se habla de reforma laboral se trata de eliminar rigideces en cuanto a la movilidad funcional y geográfica y de la negociación colectiva; se trata de la disminución de
la dualidad existente en trabajadores fijos y temporales; se trata de la colaboración de los sectores públicos y privados de colocación y de muchas más cosas que cuanto más tardemos en abordarlas, más tardaremos en recuperar la creación de empleo.



Tercer punto, señor presidente: la inversión y la política de infraestructuras. Todo el mundo sabe que en tiempos de crisis la reactivación de la obra pública suele ser un instrumento clásico destinado a contrarrestar la caída de la
actividad en el sector privado.
Pues bien, en los tres primeros meses del año la licitación de obra pública del Estado ha disminuido en un 70,2 por ciento y la del grupo Fomento ha disminuido en un 75,5 por ciento. Comprendo que haya despedido a
la anterior ministra de Fomento. Si nos atenemos a Cataluña, ya el año 2008 el descenso de la licitación de obra pública del Estado fue del 42,7 por ciento. Siguiendo mi reflexión, desde la perspectiva catalana en este caso, señor presidente,
permítame utilizar las palabras del economista de la Universidad Pompeu Fabra, Modest Guinjoan, publicadas en un artículo de la semana pasada. Decía: En Cataluña el grueso de las infraestructuras vienen del Estado con dos verdades de Perogrullo.
Primero, se diseñan desde y para el ombligo de la península. Y, segundo, se prima la redistribución sobre la ganancia de competitividad. Que en infraestructuras no se ha tratado a Cataluña como debía lo dice el president de la Generalitat, lo
reconoce el Estatut, lo denuncian los presidentes de las cámaras de Comercio, de Fomento, de Pimec, del Círculo de Economía, y en las escuelas de negocios es de dominio público.
Gobiernen dictadores, derechas o izquierdas, se perpetúa un trato
estratégicamente equivocado, incluso desde una visión centralista. Si Cataluña estuviera en punta de lanza en infraestructuras


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y se le diera libertad de gestión, de ella saldría beneficiado el conjunto del Estado gracias al mayor progreso de una de las partes. Considerar que la disposición adicional tercera del Estatut, que establece una inversión del Estado
equiparable al peso del PIB catalán durante siete años, es una concesión de máximos, es otro error. Al Estado le convendría invertir en infraestructuras en Cataluña muy por encima de dicha proporción, con el objeto de mejorar los rendimientos
globales. Si el Estado pretende seguir redistribuyendo debe cuidar el ingreso futuro, dotar a Cataluña de más y mejor gestionadas infraestructuras, más allá de la ecuanimidad, es buena e interesada manera de actuar. Es una reflexión interesante
que comparto y que estoy seguro de que también comparten un buen número de ciudadanos catalanes y también españoles.



Supongo que en el activo de este ámbito el presidente espera que cite el traspaso de Cercanías, pero me lo reservo. La semana pasada el ministro Blanco pactó con el presidente Montilla el acuerdo de cesión de la gestión de los trenes de
cercanías a la Generalitat con el fin de preparar resultados para el presente debate. El acuerdo alcanzado es un documento de 59 líneas que el presidente tenía comprometido para el mes de enero de 2008. Ha tardado año y medio en redactar 59 líneas
que, de momento, lo único que nos dicen es que la Generalitat se subrogará en la posición de la Administración Central del Estado en el contrato-programa de Cercanías a partir del 1 de enero de 2010.



Retomando la primera reflexión en torno a la incidencia de la inversión en infraestructuras que realmente sean productivas, apostamos, señor presidente, por la urgencia de un plan estatal de inversión en infraestructuras que tenga carácter
plurianual, de una magnitud en torno a un punto anual del PIB y que busque mecanismos de financiación mixta, con participación del sector público y privado. El plan estatal de inversión en infraestructuras debería apostar, de una vez por todas, por
el corredor del Mediterráneo. Hace muchísimos años que venimos reivindicando como eje básico de nuestra posición en infraestructuras ese corredor del Mediterráneo.



Permítame que entre en el cuarto punto antes de las conclusiones, señor presidente. Defensa del Estatuto de Cataluña y financiación. De la España plural a la uniformización del Estado; este es nuestro temor. Una de las grandes
decepciones de la sociedad catalana es que el presidente del Gobierno no ha sido constante y coherente. Nos resulta muy difícil tomar en serio sus compromisos. ¿A qué Rodríguez Zapatero debemos creer? ¿Al que prometía respetar el Estatuto que
saliese del Parlamento de Cataluña o al que incumple los contenidos del Estatuto? Nos preocupa que el Gobierno no haga suyo el modelo autonómico y lo mire con recelo. Lo que debe hacer es dar respuesta a los planteamientos contenidos en las
últimas reformas estatutarias y no lo hace. Cuando planteamos en esta Cámara la reforma estatutaria lo hicimos como una operación de largo alcance y el Gobierno lo ha asumido como un hecho circunstancial. Eso significa no haber entendido nada.
Tanto el PP, recurriendo el Estatuto ante el Tribunal Constitucional, como el PSOE, regateando su cumplimiento, hacen un flaco favor a la España que dicen defender. Les aseguro que en Cataluña lo único que hacen es alimentar cada vez con mayor
intensidad el proyecto político de quien tiene la independencia como objetivo político. Son cada vez más los que piensan que no podemos esperar mucho del resto de España y que el proyecto que nace de la Constitución de 1978 y de la transición se ha
dilapidado. Todo ello debería hacer reflexionar muy seriamente a usted, señor presidente, a su Gobierno y al conjunto de la Cámara.



De los incumplimientos, el que clama al cielo es el de la financiación.
Nadie entiende en Cataluña la ligereza con la que el Gobierno ha incumplido una y otra vez todos sus compromisos en materia de financiación, a los que estaba obligado
por sus propias leyes y compromisos. Hoy usted ha agravado todavía más la situación volviendo a aplazar el acuerdo para el mes de julio.



Señor presidente, el grueso del gasto en educación, en sanidad, en servicios sociales no lo tiene el Estado, lo tienen las comunidades autónomas -en Cataluña lo tiene la Generalitat- y más que nunca la crisis exige, por tanto, que se
confirme de una vez por todas la financiación, porque paralizar la financiación autonómica equivale a luchar contra la crisis recortando el gasto social. En los últimos años las administraciones territoriales han tenido la financiación mucho más
tensionada que la Administración Central. La población en Cataluña entre los años 2001 y 2008 ha aumentado en un 15,8 por ciento y, en consecuencia, las necesidades de atención en el ámbito sanitario, educativo o de asistencia social han
evolucionado en paralelo. El anterior Estatuto de Cataluña preveía la revisión quinquenal de la financiación. En el año 2006 la financiación se debería haber revisado.
La aprobación definitiva del nuevo Estatuto en agosto de 2006, que establecía
un sistema de financiación mejor -por eso se hizo el Estatuto-, permitió retrasar esta revisión, pero han transcurrido casi tres años y se han sobrepasado todos los plazos. En el caso de Cataluña el tema es más grave en las formas y en el fondo,
señor presidente. El Estatut es una ley y debe cumplirse, pero además usted dio su palabra a Cataluña en todo lo que dice y representa el Estatut, y ha faltado a su palabra, han fallado las formas y también ha fallado en el fondo, en el contenido.
Cataluña necesita la financiación que le corresponde. En este balance dije que le reconocería los aspectos positivos en cada ámbito, en este caso, quiero reconocerle de nuevo el cumplimiento del compromiso de publicar las balanzas fiscales. Lo ha
hecho, y sé que muchos hubieran preferido que no lo hiciese; ahora, a usted y a su Gobierno les corresponde interpretarlas. Señor Rodríguez Zapatero, deje de ser injusto con Cataluña y cumpla con sus compromisos, con la ley, con el Estatuto.
Y,
si me lo permite, señor Rajoy, en este caso, dejen de utilizar la financiación de


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Cataluña y la lengua fuera de Cataluña para captar votos en el resto de España.



Cataluña era motor de España y ahora es donde más crece el paro, nuestro PIB evoluciona por debajo de la media española. ¿Es este el propósito de la política económica española para Cataluña y para su futuro? Hace demasiados años que en
España prima la política del subsidio y de la solidaridad sin control y ello no es ni eficiente ni social. Para redistribuir la riqueza, lo primero que hay que hacer es crearla y en España no se apuesta por Cataluña como foco de creación de
riqueza. Son demasiados años de democracia para que España siga sin hacer justicia con Cataluña, para que España siga sin leer lo que explican las balanzas fiscales. No pedimos subsidios, en Cataluña no creemos en las políticas de subsidio, en las
sociedades subsidiadas; creemos en el esfuerzo, en el trabajo de hombres y mujeres, pero exigimos respeto a los compromisos, respeto al Estatut, respeto a la financiación justa, respeto al autogobierno y a los traspasos emblemáticos comprometidos y
respeto a los más de 7 millones de catalanes que dispondrían de un mejor bienestar si el Estado fuera más eficiente y justo en su actuación política.



Como estoy hablando de financiación, permítanme, señorías, que lo haga respecto a las corporaciones locales. Están muy bien sus planes de inversión local -ya me he referido a ello en anteriores ocasiones en lo bueno y en lo malo-, pero lo
que de verdad necesitan los ayuntamientos es una reforma de la Ley de las Haciendas Locales, tal como aprobó, a instancias de Convergència i Unió, el Senado el 10 de noviembre de 2008, que garantice la autonomía local en plenitud y el principio de
subsidiariedad, proporcionalidad y suficiencia. Como le he dicho, señor presidente, que reconocería aquellos aspectos positivos, coincido con usted en que en este sentido la línea abierta de avales a los ayuntamientos por parte del ICO está
funcionando muy bien, y quiero recordarle también, señor presidente, que a instancias del Grupo Parlamentario de Convergència i Unió se aprobó una medida de este tipo en esta Cámara que después el Consejo de Ministros trasladó al correspondiente
decreto ley.



Concluyo, señor presidente, con unas reflexiones finales. He remarcado al principio de mi intervención la trilogía: unión, motivación y esfuerzo como elementos básicos que deben conjugarse para afrontar la crisis.
Ligué la motivación con
los objetivos, recordé propuestas formuladas y formulé nuevas a corto plazo, pero hay que adoptar medidas que tengan ambición a medio y largo plazo. Me parece fundamental que se produzca una reestructuración del sector financiero, y estaremos al
lado del Gobierno para que desaparezcan las elevadas primas de riesgo que hoy dificultan la fluidez del crédito, como me parece también imprescindible ahondar en una relación directa entre el ICO y las empresas. Todo ello son actuaciones fiscales
puntuales y transitorias y una adecuada respuesta a la creciente morosidad que daría garantías de liquidez a nuestro sistema productivo, especialmente a los autónomos, pequeñas y medianas empresas. Hay que ayudar sin complejos a la economía
productiva y ponerse al lado de nuestros exportadores.



Pero hay que ir más allá, señor presidente, la competitividad en este mundo global exige ponernos de acuerdo en un conjunto de reformas estructurales. Le hablé antes de la del mercado de trabajo, pero no pretendía limitarme a ella. Desde
el primer día de la pasada legislatura he abogado por una reforma educativa que garantice la formación y la futura competencia profesional de nuestros hijos y que permita que valores como el esfuerzo, la disciplina y la autoridad retornen a las
aulas, como deben retornar a la familia y a la sociedad. Desde la primera legislatura cada Gobierno ha hecho su propia ley de educación sin intentar o conseguir pactarla con un amplio consenso que otorgue estabilidad y calidad al sistema educativo.



Necesitamos una reforma de la función pública y de la Administración que dé autoridad a las exigencias de competitividad que se formulan desde la política. Poca autoridad moral tenemos para pedir competitividad a nuestras empresas si no
somos capaces de garantizar la de nuestras administraciones. Aprovechemos esta reforma para asumir, de una vez por todas, los retos de una España plural, con un mandato constitucional inequívoco de construcción de un Estado autonómico que
simplifique y no duplique las estructuras administrativas. Debemos priorizar, de una vez por todas, la solución a los retos de nuestra Administración de Justicia, no solo para dotarla de más medios humanos y materiales, sino para que España sea un
referente de seguridad jurídica en todos los ámbitos, y también y especialmente en el económico, en la reclamación de lo debido en el tiempo y las formas adecuadas. Hay que abordar sin apriorismos el debate sobre nuestra dependencia energética, el
incumplimiento de Kioto, la planificación del futuro sin posiciones numantinas, de gran efectividad electoral pero de dudosa eficiencia, en materia de energía nuclear, con un mix energético menos basado en los combustibles fósiles.



Quien quiera defender el sistema público de pensiones necesariamente debe promover también las reformas imprescindibles para garantizar su sostenibilidad, desde una apelación, como usted ha hecho, a la tranquilidad y a la seguridad de ese
sistema; pero lo contrario, instalarse en la comodidad de la actual relación entre cotizantes y pensionistas o en las cifras del Fondo de Reserva, es una enorme frivolidad y un desprecio a las generaciones futuras. No se instale, señor presidente,
en el populismo facilón. Díganos claramente que habrá que trabajar todavía más, que es posible que haya que prolongar la edad de jubilación, que sea incluso compatible el cobro de una pensión con el puesto de trabajo cotizando para las futuras
generaciones; sin alarmismos, pero sin esconder la cabeza debajo del ala. El pasado viernes el propio secretario de Estado de la Seguridad Social reconocía que el cóctel de más jubilados y menos cotizantes es insostenible. El sistema -añadía- no
es de goma y no tiene capacidad infinita.



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Para todo ello precisamos un gran pacto de Estado. Necesitamos renunciar a posiciones de partido y primar el interés común. Solo así recuperaremos la confianza como condición necesaria para intentar superar con éxito esta situación. Hoy
no existe la confianza necesaria de la sociedad hacia el Gobierno, pero, no nos engañemos, tampoco hacia la política en general. Y la confianza se obtiene con diálogo y acuerdos, actuando y no desviando la atención, convenciendo y no negando la
realidad. Pero más allá de esta unidad que exigiría un pacto de Estado, no puede prescindirse de la apelación al esfuerzo. No hay que ocultar la profundidad de la crisis y por ello expresamos nuestra preocupación e inquietud respecto a su
gravedad. Yo que usted, señor presidente, no ideologizaría la crisis, no recurriría a frases fáciles; tomaría medidas, más medidas, buscaría complicidad con el resto de las formaciones políticas, complicidad en la sociedad diciendo la verdad,
llegando allí donde sea necesario y no llegue el diálogo social.



A usted, señor presidente, le interesa salir cuanto más airoso mejor de este debate para reforzar las posiciones ante las próximas elecciones. A la oposición principal, arrojarle las cifras del debate económico para debilitarle cuanto más
mejor. Pero esto es cortoplacismo, lo que España necesita son líderes que estén dispuestos a perder votos a costa de tomar medidas que no siempre sean populares. Yo, en su caso, señor presidente del Gobierno, admitiría que ha habido errores por
parte de todos, como ya dije en una ocasión en esta tribuna: errores económicos, errores políticos pero también errores de prioridad de valores. Un grupo de intelectuales afirmaba con razón que hemos transitado desde la cultura del sacrificio a la
del menor esfuerzo, de la cultura del ahorro a la del consumo, de la cultura del ser a la del tener, de la previsión a la imprevisión. Ha sobrado vanidad, un excesivo deseo de aparentar, de arrogancia, de nuevo rico, y todo ello exige medidas
técnicas pero también nos obliga a una reflexión moral.



Voy acabando, señor presidente. Afortunadamente, no estamos, señor presidente del Gobierno, ante ninguna guerra pero, a pesar de ello, le ruego que relea el discurso de Churchill ante la Cámara de los Comunes del 13 de mayo de 1940. Decía:
Tenemos ante nosotros una prueba de la más penosa naturaleza. Tenemos ante nosotros muchos, muchos largos meses de combate y sufrimiento. ¿Cuál es nuestra aspiración? Victoria, victoria a toda costa, victoria a pesar de todo, victoria por largo y
duro que pueda ser el camino. Asumo mi tarea con ánimo y esperanza. Y reclamaba la ayuda de todos con una expresa apelación: Venid pues y vayamos juntos adelante, con nuestras fuerzas unidas, sin más que ofrecer que sangre, esfuerzos, lágrimas y
sudor. Olvidémonos, como es lógico, de la sangre, pero digamos claramente que vamos a salir de esta crisis, aunque no será fácil y no lo haremos sin sacrificios, sudor, alguna lágrima y muchos esfuerzos, cambiando objetivos y comportamientos,
sabiendo, además, que no hay solo una crisis financiera económica, que también la hay de valores, como antes comentaba; que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades y que ahora toca hacerlo por debajo; que no podemos endeudarnos más; que
ahora debemos desendeudarnos, necesitamos producir un 10 por ciento más y ello requiere mejorar sustancialmente nuestra competitividad. Es la hora de la austeridad. La crisis es una posibilidad de revisar errores cometidos, de hacer uso de la
creatividad para inventar nuevas soluciones. Por ello, insisto en afirmar que tanto peor que la crisis en sí misma es la desorientación y el desconcierto. Recuperemos la confianza. La tarea prioritaria de la política ha de ser restaurar la
confianza de los mercados y de la sociedad. Así es como la sociedad contemplará con esperanza una salida -que sin duda la habrá- a la crisis.
Unámonos, pongamos de nuestra parte nuestro compromiso para contar con el de la sociedad; cuente con el
nuestro, el uno sin el otro no servirá de nada. Todos juntos, señor presidente, asumiendo cada uno sus compromisos, saldremos reforzados. En sus manos está, señor presidente, lo que le corresponde y en las nuestras, sin duda, lo que estamos
dispuestos a aportar.



Muchas gracias, señor presidente, por su benevolencia. (Aplausos.)


El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Duran.



Señor presidente del Gobierno.



El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Rodríguez Zapatero): Muchas gracias, señor presidente.



Señor Duran i Lleida, le agradezco el tono de su intervención, más allá de las cuestiones en las que voy a expresar mi desacuerdo con algunas de las valoraciones que ha hecho, subrayo que con algunas. También voy a comentar algunas de las
iniciativas, propuestas o respuestas de política económica que ha recordado y subrayado en su intervención y que vienen formando parte habitual de su discurso económico.



Ha ocupado una buena parte del debate anterior, pero en relación con las previsiones, señor Duran, debe reconocer que todos los organismos internacionales se equivocaron en las previsiones de la economía internacional y que todos los
gobiernos han tenido que rectificarlas.
¿Cuesta tanto reconocer esto? ¿El primero que se equivocó fue el Gobierno de España? Lo acepto si eso es tranquilizador, lo asumo. ¿El que más? Lo asumo también, pero, señor Duran, que le caracteriza el
rigor a la hora de aproximarse en la mayoría de los temas a la evolución de la economía, debe reconocer que esa realidad es así y que nadie, ninguna institución internacional, ningún Gobierno, ningún líder político, ningún premio Nobel de economía
esperaba lo que sucedió en el mes de octubre después de la caída de Lehman Brothers en el sistema financiero internacional. Un auténtico colapso del sistema financiero internacional. ¿Alguien imaginaba acaso ver caer los colosos financieros
norteamericanos y buena parte de los bancos europeos? Era inimaginable. Por tanto, pondere el juicio a la hora de lo


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que ha representado la evolución de la economía internacional y su efecto en España desde la primavera de 2008 a nuestros días, muy especialmente por el impacto de otoño.



Y, señor Duran, se lo he dicho al señor Rajoy, se lo tengo que decir también a usted porque sabe que no me callo ante determinadas afirmaciones: ni engañé ni oculté ninguna crisis para ganar las elecciones. Señor Duran, ganamos las
elecciones porque transmitimos la confianza suficiente y porque votaron 11 millones de españoles.
(Aplausos.) Por eso ganamos las elecciones. Y usted, que es un demócrata acreditado, debería huir de un argumento similar al que ha utilizado el
señor Rajoy. Es el único reproche que tengo que hacerle, digamos, de tono un poco más alto. A partir de ahí, en el resto, puedo asumir muchas de las cuestiones que usted ha planteado. El plan es un plan sistemático, que incorpora las decisiones
que empezamos a tomar desde el mes de septiembre, cuando la economía se desaceleraba, y tiene cuatro grandes áreas que intentan dar respuesta a la problemática general y singular de la economía y de la recesión. Cuatro grandes áreas, las que
representan el apoyo al sistema financiero y al crédito, es decir, avales, compra de activos y líneas extraordinarias del Instituto de Crédito Oficial. Ya hemos hablado mucho del ICO; estoy de acuerdo con usted, hay que reforzar el ICO. Pero
asumir riesgos del cien por cien en determinadas líneas, permítame que le diga, señor Duran, lleva a un principio de responsabilidad del dinero público que hay que medir, evaluar. Hay diferentes líneas donde el riesgo que asume el sector público, a
través del ICO, son distintas, y seguramente entiende el señor Duran que el Instituto de Crédito Oficial -y el Ministerio de Economía y Hacienda del que depende- tiene que preservar al máximo posible porque estamos hablando de dinero público. Es
así, y lógicamente, usted sabe muy bien, las entidades financieras quieren asumir el menor riesgo posible y que lo asuma el dinero público, pero nuestra obligación, porque es el dinero de los impuestos de los ciudadanos, es velar porque el riesgo
del Instituto de Crédito Oficial en las distintas líneas no sea un riesgo inexplicable, inasumible, sino que sea ponderado y razonable. Sabemos muy bien que va a haber una cierta asunción de ese riesgo en los resultados finales, pero debemos
matizar. De todas formas estamos de acuerdo en reestructurar, o fortalecer, la estructura del ICO. Le agradezco su reflexión sobre los avales al sistema financiero y le agradezco de manera singular su oferta de colaboración para el nuevo conjunto
de medidas, a través de un decreto-ley que queremos poner en marcha, de previsión para la reestructuración del sistema financiero y, en su caso, respaldo a entidades de nuestro sistema. Es muy valioso. El Gobierno, desde luego, quiere seguir en
diálogo con su grupo y con usted sobre esta materia y llegar a un acuerdo. Como he dicho esta mañana, el compromiso del Gobierno es remitir el proyecto de decreto-ley a la Cámara cuando ese acuerdo se produzca. Le agradezco también la referencia a
la supresión del impuesto del patrimonio y el mantenimiento de las deducciones en el impuesto de sociedades del I+D+i. Y le recuerdo -lo he citado- que entre 2008 y 2009 la reducción de impuestos (IRPF, sociedades, patrimonio), alcanza la cifra de
30.000 millones de euros, que explica, como es natural, una parte importante del déficit que vamos a tener, porque hemos entendido que era conveniente el apoyo a las rentas de las familias y el apoyo a las empresas ante esta situación. Hago un
matiz sobre investigación, desarrollo e innovación. La inversión en 2009 en I+D+i crece el 19 por ciento, el 19 por ciento incorporando como es lógico el fondo que afecta a I+D+i dentro del PlanE, pero crece el 19 por ciento, igual que ha crecido
en 2005, 2006 y 2007 el 25 por ciento la inversión pública dependiente del Gobierno central en I+D+i.



¿Bolonia es una oportunidad? Sin duda, y lo es para la gran mayoría de los docentes, lo es para la gran mayoría de los estudiantes. Seguramente en el debate se han relacionado, se han entremezclado temas que poco tienen que ver con el
desarrollo del espacio europeo de Educación Superior, que es una gran fuente de prosperidad, de mejora de las universidades, y ante todo de oportunidades para los jóvenes en la movilidad laboral, en el reconocimiento de sus titulaciones. Hace pocos
días ha habido una evaluación de la Comisión Europea sobre su aplicación en España, sobre cómo va el proceso de Bolonia. Esa evaluación es razonablemente satisfactoria para España, (La señora vicepresidenta, Cunillera i Mestres, ocupa la
presidencia.) y desde luego el Ministerio de Educación está empeñado en agotar el diálogo con todos los sectores universitarios para que se incorporen al apoyo al proceso de Bolonia, sin que esto tenga que mezclarse con otros debates que hay por
medio sobre el futuro del servicio de carácter público de las universidades, sobre las becas, sobre los precios de los másteres, etcétera, que son debates diferentes y donde además hoy hemos vuelto a hacer un esfuerzo de apoyo al sistema
universitario, a los universitarios. Vamos a firmar con las universidades ese proyecto de 72 millones de euros para licenciados en paro, que puede beneficiar en torno a 80.000 licenciados entre 25 y 40 años, y que sin duda alguna irá en la buena
dirección de fortalecer nuestras universidades públicas, de hacerlas cada día más relevantes en calidad, de que tengamos en un momento cercano universidades que estén entre las cien mejores del mundo, en que nuestros universitarios sigan ganando
todas las oportunidades en el espacio europeo, y que en España encuentren empleos de más calidad. Luego me referiré a esa cuestión, que tiene que ver con el modelo de crecimiento.



Usted ha invocado la mesa anunciada por mí en diciembre, y seguramente entenderá, señor Duran i Lleida, que se tienen que dar las condiciones para que podamos trabajar en grandes acuerdos en esta materia. Le puedo asegurar que conseguimos
un acuerdo bastante amplio en el decreto-ley de avales al sistema financiero y de compra de activos, que costó trabajo, esfuerzo, en


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un tema que es muy institucional, que tiene escaso contenido político partidario. Ahora también está costando esfuerzo y trabajo llegar al acuerdo para el modelo de reestructuración. En otros espacios ha sido muy difícil intentarlo
formalmente, y quizá si se hubiera intentado hubiera dado lugar a la frustración. Me ha sorprendido, señor Duran, que no ha hecho casi referencia a mi intervención de esta mañana, donde he intentado incorporar un volumen coherente de medidas para
la recuperación económica que constituyen el nuevo modelo de crecimiento por el que el Gobierno opta; ahí he anunciado -supongo que ha sido plenamente consciente- que ese nuevo modelo de crecimiento económico va a traducirse en un proyecto de ley
que se enviará al Parlamento, una ley de economía sostenible, una ley de carácter general para que aquí podamos llegar al máximo posible de consenso y de acuerdo, y desde luego con el grupo de Convergència i Unió será mi interés y mi intención. Va
a ser una ley que afecte a temas esenciales para el futuro de la economía, fiscales, presupuestarios y energéticos, de gran calado, y por tanto estoy ya deseoso de iniciar ese diálogo. El Gobierno se ha comprometido a que esa ley se tramite con
carácter urgente y desea el máximo consenso.



Señor Duran, al Gobierno le gustaría el mayor número posible de acuerdos.
Es verdad que me tiene que reconocer dos cosas: la primera, que la intensidad y rapidez de la crisis, de la recesión y de la pérdida de empleo ha obligado al
Gobierno a tomar medidas en distintos ámbitos, y que desde luego están produciendo efectos; y, en segundo lugar, que hay escenarios más complicados para el acuerdo. Medidas por tanto de apoyo al sistema financiero y al crédito. Segundo, medidas
de choque para paliar la pérdida de empleo, 11.000 millones de inversión pública, 8.000 para ayuntamientos y 3.000 que hace directamente el Estado. Eso va a suponer 400.000 empleos durante este año, y capital productivo, y mejora de las ciudades, y
mejorando las ciudades se mejora la actividad económica, señor Duran. Y junto al empleo promovido por la inversión pública, el apoyo al empleo con los planes sectoriales, señor Duran. Plan de competitividad del automóvil, porque está muy bien
fomentar la compra de automóviles y de motocicletas, pero seguro que comparte conmigo que es mucho mejor conseguir que las grandes factorías, las de Cataluña y las de toda España, mantengan su actividad en cada sitio, como Seat en Barcelona, y que
anuncien la fabricación de vehículos como el Audi Q3 que, señor Duran, ha sido en buena medida gracias al PlanE, un plan para el apoyo a un sector industrial decisivo. Sin el Plan de competitividad y sin la actitud de los trabajadores desde luego
Volkswagen no hubiera apostado por fabricar el Audi Q3 en Barcelona. Pero el Gobierno ha sido decisivo, señor Duran, y le diré más -seguro que no duda de mi palabra-, la actitud, la tarea, el trabajo personal y directo del ministro de Industria, la
clave. No tenga problema en reconocerlo porque es así, igual que otros planes de apoyo a otros sectores. Se lo digo porque ha hecho un catálogo de reconocimientos, que agradezco, pero me parece sinceramente que el Plan de competitividad del
automóvil, por lo que representa para la industria española y para Cataluña, es uno de los aspectos que debería estar en ese catálogo. Agradezco también sus palabras en torno a la iniciativa que esta mañana he planteado para dar un impulso a la
venta de vehículos en nuestro país. Sabe muy bien el señor Duran que sobre determinados vehículos industriales existe una potencial dificultad en el marco de la Unión Europea en cuanto al régimen de ayudas de Estado. No obstante, podemos estudiar
lo de los ciclomotores. Nos gustaría apoyar al sector, y por tanto el ministro de Industria se pone a esa tarea.



Señor Duran, hemos llegado a un acuerdo con las asociaciones de autónomos para desarrollar un conjunto de medidas. Tengo ahí el acuerdo firmado hace unos días. Sabe que ha sido una tarea prioritaria del Gobierno el Estatuto del autónomo, y
sabe que este es el Gobierno que desarrollará el cese de actividad de los autónomos y que los hemos incluido siempre en todas las políticas de fomento empresarial, de mejora de las condiciones laborales, y que el ministro de Trabajo, que estuvo en
el diálogo que comprometimos en un mes y cumplimos en un mes para llegar a esos acuerdos, tiene una especial dedicación a todo ese colectivo de emprendedores, de autónomos, que aportan a la economía española.
(Aplausos.)


Estoy muy de acuerdo con que España tiene un paro estructural y otro coyuntural. Siempre hemos tenido una tasa superior a la media de la Unión Europea, hasta el año 2007 en que nos habíamos situado en la media europea. Pero donde discrepo,
señor Duran, o mejor dicho sobre lo que llamo su atención es sobre que se ha aproximado al problema, pero no ha profundizado en él, y podía haberlo hecho al evaluar el mercado laboral y en su reflexión sobre la reforma del mercado laboral. Señor
Duran, esta tarde lo he dicho de una manera en mi opinión ponderada, pero muy directa: la dualidad de nuestro mercado laboral, la precariedad de un 25 por ciento hoy de temporalidad de nuestro mercado laboral no es fruto de la legislación laboral,
no; es fruto del modelo productivo. La mayoría de los modelos laborales, de las relaciones laboral son fruto de cuál es la actividad económica, y por tanto nuestra opción, señor Duran -y espero tener diálogo y colaboración en eso-, es hacer un
gran esfuerzo con la máxima celeridad y en profundidad del cambio del modelo productivo.



Para ello esta mañana he enunciado una serie de medidas, todas ellas coherentes en la misma dirección, y me ha sorprendido que no haya hecho referencia a las mismas. El fondo de 20.000 millones de euros para financiar proyectos
empresariales de una amplia gama de los sectores innovadores, que deben tomar el relevo al sector de la vivienda residencial en la parte que tiene que dejar paso a otros sectores de actividad, toda la economía verde y sostenible, el ahorro y la
eficiencia energética, las empresas de servicios energéticos, la


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reforestación, el tratamiento de aguas, las energías renovables, 20.000 millones de euros para financiar a las empresas desde el Instituto de Crédito Oficial, y 5.000 millones del Fondo local, esta vez ceñidos a actividades del sector
medioambiental, del sector tecnológico e inversión en centros sociales. Son 25.000 millones, señor Duran, porque debemos compartir -y, en fin, no es un reproche, insisto, es una consideración, una reflexión- que tenemos que trasladar una parte del
exceso de ahorro e inversión que se ha ido al sector de la vivienda residencial al sector inmobiliario, a sectores más productivos; así mejorarán los empleos, así serán más estables, así tendremos más competitividad, y así tendremos más
productividad porque, señor Duran, el tejido económico es tan importante como la formación y la educación, y yo tengo el convencimiento de que tenemos una formación y una educación de nuestros jóvenes, de nuestros trabajadores equiparable a muchos
países, pero lo que no es equiparable, donde nos distinguimos es en el exceso de recursos, de familias, de entidades financieras y de sector público que se ha dedicado a la vivienda residencial, de ese dinero que no se dedica a otros ámbitos
productivos más innovadores.



Para afrontar el paro -dice usted-, hagamos la reforma laboral. No, hagamos el cambio de modelo productivo para mejorar los trabajos de los ciudadanos, los tipos de trabajo, para que personas con cualificación tengan trabajos con
cualificación, y no como sucede a tantos jóvenes en este país, que con capacitación, con buena formación tienen que tener trabajos de poca cualificación, porque no hay más trabajos cualificados, porque no hay sectores económicos suficientes,
innovadores, de alto valor añadido, que son los que generan esa actividad cualificada. Ese es el fondo. Por tanto, señor Duran, me ha parecido que ha planeado, pero no ha aterrizado en el fondo del tema, que tiene menos que ver con ese aspecto,
aunque no le dejo de reconocer que por supuesto hay temas como la negociación colectiva donde yo creo que debe haber reformas, o algunos otros en el ámbito laboral. (El señor presidente ocupa la Presidencia.)


Cotizaciones a la Seguridad Social. Señor Duran, yo tengo aquí el listado, se lo voy a facilitar porque no voy a leerlo, pero el volumen, el número de bonificaciones a las empresas que tenemos en estos momentos para mantener el empleo o
estimular la creación de empleo es elevadísimo, elevadísimo y con un alto coste como es lógico a la Seguridad Social. Se lo voy a dejar para que lo vea, porque en el año 2007, por tomar una referencia, había casi medio millón de contratos
bonificados en nuestro mercado laboral, y es una política de incentivo. Segundo, señor Duran, sé que lo sabe, pero quiero recordarlo aquí, la Seguridad Social está practicando una política de aplazamiento de las cotizaciones a muchos sectores.
Puede que maneje la cifra de memoria, pero estaremos por encima de los 5.000 millones de euros de aplazamientos para favorecer el empleo en muchos sectores, y se negocia sector a sector. Entendemos que esto es más operativo que hacer una rebaja
indiscriminada a los sectores que pueden tener una actividad económica y de rentabilidad favorable, y centrarnos en los sectores con dificultades, que es lo que hacemos desde la Seguridad Social. En todo caso yo estoy de acuerdo en que debemos
procurar que el trabajo tenga el menor coste posible, pero también debemos procurar, señor Duran, mantener la fortaleza del sistema de Seguridad Social; así como en la reforma laboral creo que he estado muy firme, una gran determinación sobre que
ese es un camino equivocado, como prioritario, que el camino acertado es el camino de la reforma del modelo productivo, no encuentre en mí, en cuanto a las cotizaciones, una posición numantina, no; pero en este momento le he querido aclarar que
estamos haciendo una política muy amplia de bonificaciones. Por cierto, quiero subrayar que la última reforma que pasó por el diálogo social, que es el incremento de la bonificación del contrato a tiempo parcial, está dando muy buenos resultados, y
acaba prácticamente de empezar. Recordarán que hemos insistido en este tema, que España tiene un gap, un diferencial porque tenemos una contratación a tiempo parcial muy por debajo de la media europea. Pues bien, esa bonificación, por los datos de
que disponemos ya, está resultando favorablemente.



Señor Duran, yo valoro el esfuerzo que ha hecho en todas sus propuestas que tienen que ver con el empleo, porque es la gran preocupación, y le puedo asegurar que el Gobierno estudia, ha estudiado, estudiará todas las medidas que puedan dar
el resultado a más corto plazo posible. Me habrán oído en alguna ocasión decir que notaríamos el efecto del esfuerzo del PlanE en marzo o abril; en abril hemos notado algo, y en mayo seguirá notándose una mejoría en la evolución de lo que ha sido
y ha representado este último año, no por un factor estacional, no; más allá de la estacionalidad; sí, lo digo porque oigo eso habitualmente, pero como pueden comprender el Gobierno también trabaja con esa mirada, sabiendo que la estacionalidad es
un factor. En abril ha habido una mejoría y en mayo va a haber una mejoría mayor, para satisfacción de todos, y eso es debido fundamentalmente al esfuerzo de inversión pública y al esfuerzo de apoyo al crédito. Pero, señor Durán, estoy de acuerdo
en alguna de las cosas que plantea. Por ejemplo, estoy completamente de acuerdo en que hay que reformar las políticas activas de empleo, y lo que es o cómo tenemos concebida en este momento la formación para el empleo. El grado de eficacia es
relativo, es muy bajo, y se dedica un importante volumen de recursos. Eso está en el compromiso del diálogo social con empresarios y sindicatos. En este punto estamos seguramente en disposición de ver posturas comunes.



Ya me he referido a la reforma laboral. Política de infraestructuras, licitación y ejecución. El señor Duran sabe que lo que genera empleo es ejecutar, y la ejecución del Ministerio de Fomento a estas alturas es un 20 por ciento superior a
la del año pasado. Licitar podemos licitar durante todo el año, pero la ejecución del Ministerio


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de Fomento de la obra pública está a un 20 por ciento, y la ejecución es lo que genera la actividad y el empleo. Tenemos todo el año para licitar.
Espero que esto me lo admitirá.



Cataluña. Yo comprendo qué formación, qué coalición representa y cuál es el horizonte de competición electoral en Cataluña, pero hay algunas cosas que obligadamente le tengo que responder, sobre todo en lo que afecta a mi palabra con
Cataluña. No hace tanto que eso se evaluó en las urnas, hace tan solo un año; me remito a esos resultados, por cierto con un brillante liderazgo de la ministra de Defensa -a quien he visto que le ha dirigido dos críticas consecutivas-; el Partido
Socialista tuvo un gran resultado, también fue bueno el suyo, pero lo tuvo. (Aplausos.) Respeto profundamente que usted hable, en nombre de Convergència i Unió, de Cataluña diciendo cuánta frustración o apoyo hay o no al Gobierno de España en su
política con Cataluña, pero permítame que le ponga en duda que usted pueda hablar en nombre de Cataluña, no; porque hay muchos catalanes que respaldan a este Gobierno y a su política. (Aplausos.) Le voy a decir por qué: porque en la legislatura
pasada y en esta, en las dos, ha habido por parte del Gobierno una especial sensibilidad con Cataluña, y una especial dedicación para resolver tres grandes problemas estructurales -palabra que utilizamos tanto- de Cataluña, desde la visión del
conjunto del país, de las instituciones centrales. Uno, la financiación. Dos, las infraestructuras. Y tres, el reconocimiento de la identidad en sus distintas manifestaciones. Esos son tres problemas que se encontraban pendientes, desde mi punto
de vista, y que he liderado con un pleno convencimiento. Y permítame decirle que los resultados van a estar más del lado del cumplimiento de los compromisos que de la denuncia del incumplimiento.



En materia de financiación le recuerdo, señor Duran, que sea cuando sea el acuerdo, y esperamos que lo haya para ir al Consejo de Política Fiscal y Financiera que se va a convocar antes del 15 de julio, los efectos del acuerdo sobre
financiación son desde el uno de enero de 2009. Por tanto creo que el matiz es tranquilizador, aunque me imagino que lo conocía. Le voy a decir una cosa: va a ser la mejor financiación para Cataluña de la historia -espere, que añado-, y con mucha
diferencia de la que tenemos vigente. Por primera vez Cataluña va a estar por encima de la media de financiación per capita, y va a ser con mi compromiso y con mi respaldo.
(Aplausos.) Y verá, señor Durán, dos cosas: una, que cuando el acuerdo
llegue a su punto final, y va a llegar, verá cómo recibimos duras críticas de aquellos a los que hoy usted pone en equidistancia con nosotros por el modelo de financiación que se va a producir, y por el efecto de ese modelo en Cataluña. Lo digo
desde la tribuna del Congreso de los Diputados. Eso va a ser así. Va a ser un modelo respetuoso con el Estatut, con las disposiciones del Estatut, y sé que va a ser difícil que ustedes lo reconozcan. Lo entiendo, entre comillas, pero va a ser
así.
Como debatiremos en su día sobre la financiación quiero decirle que mi compromiso con la financiación es un compromiso firme, que se va a llevar a la práctica: mejorar sustancialmente la financiación de Cataluña.



Segundo, infraestructuras. No quiero alargarme excesivamente, pero tengo aquí los datos de lo que ha representado para Cataluña la disposición adicional del Estatuto. Tras el acuerdo de la metodología de cálculo, la inversión en Cataluña,
tanto directa como mediante los acuerdos de la comisión bilateral, que acordó un conjunto de proyectos por un importe de 800 millones, en el año 2009 se va a situar en 4.800 millones de euros -en 2008, 4.000 millones de euros-, como consecuencia de
la inversión adicional de 787 millones de euros. Aquí está el cuadro de la inversión y el cumplimiento del Estatuto. Fíjese en la pirámide, señor Durán, dónde nos hemos situado en la inversión directa en Cataluña, y la que se produce por vía de
convenios, donde nunca se ha estado en la historia, cumpliendo el 18 por ciento, y dando un vuelco en infraestructuras, y en cercanías, cuyo traspaso se ha acordado con efectos del uno de enero de 2011. Podía haber sido antes del debate o después,
me imagino que eso no le importa. Lo importante es que Cataluña va a tener la gestión de las cercanías. Además, va a tener unas cercanías renovadas, con una gran inversión y modernizadas. Es verdad que nos encontramos con unas cercanías que eran
absolutamente lamentables. Y en poco tiempo también estaremos inaugurando el aeropuerto de El Prat, que va a ser un aeropuerto del máximo nivel en medios, en modernización y en posibilidades. A partir de ahí abordaremos, que también está
pendiente, lo que afecta a la gestión de los aeropuertos y lo que afecta a la gestión de El Prat. Lo abordará el ministro de Fomento, cuya eficacia es conocida en la ejecución de los temas, y estoy seguro de que dará una respuesta satisfactoria
para Cataluña. Por tanto, en infraestructuras un cambio histórico, señor Durán, en tan solo cinco años. Si cogemos las cifras del año 2002 -no sé en qué posición política estaban ustedes en 2002, no me acuerdo ya- se ha duplicado la inversión en
infraestructuras hasta el año 2008 y el 2009. Se va a contar con cercanías y se van a resolver las aspiraciones en cuanto a El Prat.



Tercer ámbito en el que hemos practicado una política de convencimiento, de visión de la España plural con Cataluña: el reconocimiento de su identidad, de su singularidad, de su proyección en Europa, en el mundo, de su papel no solo como
una gran potencia industrial y económica sino como una gran fuerza cultural. Lo hemos practicado desde el primer momento, haciendo políticas de descentralización como la Comisión del Mercado de Telecomunicaciones en Barcelona; lo hemos hecho con
la política de reconocimiento para el uso del catalán en la Unión Europea; lo hemos hecho -y le agradezco el reconocimiento que ha tenido-luchando activamente para que la Secretaría de la Unión para el Mediterráneo estuviera en Barcelona, capital
del Mediterráneo, y fuera una gran fuerza de proyección exterior de Cataluña con su


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gran relevancia en todo el Mediterráneo; lo hemos hecho con el Estatut de Catalunya, que da las mayores cotas de autogobierno de la historia que ha tenido nunca Cataluña, y estamos trabajando en el traspaso de competencias. No voy a hacer
referencia de lo que se ha traspasado hasta este momento. (El señor Duran i Lleida hace gestos negativos.) Sí, se lo voy a hacer ya que dice que no. La última ha sido, como conoce, Cercanías, pero debería saber que ha habido traspasos en
inmigración, en ordenación y gestión del litoral, en comunicaciones electrónicas, en homologación y convalidación de títulos, en gestión del Hospital Clínico y Provincial de Barcelona, en gestión del INSS, en la declaración de utilidad pública de
asociaciones y aplicación de los beneficios fiscales, en la ampliación de medios materiales y económicos de la Administración de Justicia y, vía convenio, en política hidráulica, en materia de registros y notarías, en seguridad privada y emergencias
radiológicas.
Aquí están y puedo traerle, si quiere, la ampliación en las correspondientes referencias de los boletines oficiales. Están aquí, son las que se han producido y seguimos haciendo traspasos. Ahora bien, políticamente entiendo que el
señor Duran diga que el Estatuto no marcha, no funciona, etcétera. Lleva un desarrollo, una aplicación. Fue un estatuto ampliamente deseado, durante tiempo promovido por unos y otros partidos catalanes; fue durísimamente discutido en el seno de
esta Cámara; originó un debate en la sociedad española de gran calado; se está cumpliendo y se va a cumplir. Es un estatuto ambicioso y llevamos para su desarrollo algo más de dos años. Señor Duran, simplemente le quiero trasladar esta idea.



He procurado cumplir siempre con mis compromisos en Cataluña. Mantengo firme mi visión de la España plural, mi reconocimiento a Cataluña, mi defensa del uso de su lengua, mi voluntad de que incremente el autogobierno, de que recupere el
tiempo perdido en financiación autonómica, que no ha dependido de mí ni de este Gobierno; por supuesto en materia de infraestructuras y de mejora en la liberación de peajes que con este Gobierno ha tenido también una parte importante del esfuerzo
que hemos hecho. Queda por cumplir, pero le puedo asegurar que en esta legislatura vamos a colmar las asignaturas pendientes y las aspiraciones más intensas en el autogobierno, en la modernización y en el desarrollo de Cataluña y para Cataluña. Lo
vamos a hacer. Ese es mi compromiso y estoy seguro, señor Duran, de que le satisface mantener vivas mis posiciones en este tema. Le puedo asegurar que con el máximo interés vamos a compartir todas las cosas que sean posibles con Convergència i
Unió, como hicimos en la reforma del Estatut, más allá de que entiendo la competencia electoral que se produce en Cataluña y quiénes son los principales protagonistas de esa competencia. Sabemos que es así, pero podemos trabajar en otros muchos
ámbitos. Por tanto, máximo respeto a Cataluña, máximo respeto al Estatuto, máximo respeto a los contenidos del Estatuto, máximo respeto a la identidad de Cataluña, máximo respeto al desarrollo estatutario de Cataluña, máximo respeto a la
financiación del Estatuto de Cataluña... Y junto al respeto, mi impulso para que tengamos todos esos compromisos en marcha.



Ha terminado el señor Duran haciendo una referencia a tres elementos más psicológicos: la motivación, el esfuerzo y la unión. La reforma educativa, el mercado de trabajo, la energía, ha vuelto a plantear las pensiones... Señor Duran,
decir que la Seguridad Social está fuerte no es populismo. Decir que, en mi opinión, se equivocan los que afirman que es insostenible el modelo a largo plazo, no es para nada populismo. Lo que se está demostrando en estos momentos como
consecuencia de la crisis financiera es que son mucho más insostenibles determinados modelos de capitalización privada y aquellos vinculados a determinados planes de pensiones. Hay ciudadanos que lo saben muy bien. ¿Esconder la cabeza debajo del
ala? Nadie ha escondido la cabeza debajo del ala. ¿Para qué tenemos el Pacto de Toledo? ¿Para qué está trabajando el Pacto de Toledo, señor Duran? ¿O es que se reúne a tomar café? No, se reúne precisamente para hacer eso que decidimos hacer
cuando se firmó el Pacto de Toledo: cada poco tiempo hagamos una evaluación y reformas. Nadie esconde la cabeza debajo del ala, pero defendemos lo que hemos hecho. Yo tengo el amor propio de defender las cosas buenas que entre todos hemos
conseguido, y una de ellas es el sistema público de pensiones, cómo funciona la Seguridad Social, qué salud financiera tiene, y el Pacto de Toledo como gran paraguas del modelo y del futuro. Ahora bien, si usted me dice que es una posición de
partido el compromiso de subir las pensiones mínimas, como hemos hecho durante todos estos años, se lo respeto, pero le puedo asegurar que es uno de los compromisos y una de las posiciones para nosotros socialmente más necesarias.



Creo no haber tenido ningún ápice de ideologización, como usted dice, en mi intervención de esta mañana. He planteado un modelo de cambio de crecimiento. No sé qué ideologización tiene bajar el impuesto de sociedades a las pymes. ¿En qué
ideología lo situaría el señor Sánchez i Llibre? ¿Qué ideologización es bajar el impuesto a las pymes? ¿Establecer la deducción por transporte público a los trabajadores es de izquierdas, de derechas o de Convergència i Unió? (El señor Duran i
Lleida pronuncia palabras que no se perciben.) Señor Duran, yo le tengo que decir una cosa, y lo siento, pero creo que el señor Duran se ha visto sorprendido por el conjunto de medidas que esta mañana... (El señor Duran i Lleida hace signos
negativos.) Sí, porque no ha hecho referencia y le conozco muy bien. Se ha visto sorprendido por el conjunto de medidas que el Gobierno ha puesto encima de la mesa, por su alcance y por su calado, y por ello las ha obviado, no las ha mencionado.
Que un grupo tan preocupado por la actividad productiva, por el sector productivo, que siempre han defendido, no haga referencia al Fondo de 20.000 millones de euros para la economía sostenible, ni siquiera una mención, ni una mención a otras cosas
que hemos hecho, me ha sorprendido. En todo caso, como vamos a tener la oportunidad


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en la ley de la economía sostenible, estoy convencido de que suscitará nuevamente propuestas para mejorar y enriquecer ese cambio de patrón de crecimiento que -permítame que le provoque con este tema- creo que es el gran problema de fondo,
el gran tema a debatir, el gran tema que esta país tiene por delante, y prioritariamente los diferentes grupos parlamentarios.



Termino, señor Duran, con dos cuestiones. Primera, la cultura del esfuerzo y la cultura de lo fácil. Esto, que es algo que he oído reiteradamente en los últimos tiempos, me suscita alguna duda. ¿O acaso usted no ve a la inmensa mayoría de
la sociedad en general que hace un gran esfuerzo día a día trabajando en la empresa, en las universidades? Yo creo que hay cultura del esfuerzo en este país y que la gente se esfuerza para sacar adelante su vida, la de sus hijos, y para que sus
vecinos también tengan una vida digna. Me gustaría que me aclarara qué es eso de la cultura del esfuerzo. Segunda, que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades.
También es una idea que he oído en más de una ocasión. Pero, ¿a quién nos
referimos cuando decimos eso? ¿A quién? Porque en abstracto... ¿Quién es el que ha vivido o vive por encima de sus posibilidades? Se lo digo porque es una frase que oigo a menudo en estos últimos tiempos y me suscita dudas. Me gustaría saber
cuál es su opinión, a qué se refiere. No será fácil, no es una guerra, afortunadamente, y aunque la cita histórica y brillante de Winston Churchill siempre fortalece un discurso, le puedo asegurar que este combate, duro, contra una recesión dura,
durísima, muy severa, que se ha originado de manera inopinada, la sociedad española lo va a ganar. No tenga ninguna duda al respecto. Señor Duran, mi convencimiento íntimo es que lo vamos a ganar antes de lo que una parte importante de la opinión
pública puede pensar -me refiero a los centros de opinión, los que hacen las previsiones- y dos, que debemos ganar ese combate saliendo renovados, fortalecidos, creciendo de otra manera, apoyándonos en palancas nuevas, más innovadoras, más
productivas, más competitivas. En mi opinión, si esa reflexión colectiva que tienen que liderar las fuerzas políticas y en primer lugar el Gobierno se interioriza por el conjunto de la sociedad, si sabemos buscar la comprensión y el apoyo,
ganaremos ese combate cuanto antes, porque lógicamente todos tenemos una parte de responsabilidad en la definición de un modelo productivo, de las prioridades y de los objetivos.



Señor Duran, agradezco sus reconocimientos, valoro su tono y espero que podamos compartir entendimientos. No hago referencia a la primera parte de su intervención, siempre respeto la nota que me ponen. La respeto profundamente y, desde la
humildad, procuraré mejorar la nota para el próximo debate del estado de la Nación, dentro de un año y que el juicio -no sé cuándo son las elecciones en Cataluña- de su grupo en ese momento sea mejor que el que ha sido hoy. Para ello el diálogo no
va a faltar y, desde luego, el acierto en las políticas, que procuraré, también debe ser un elemento que esté presente en su reflexión y en su aprecio. Señor Duran, le agradezco mucho el tono de su intervención. (Aplausos.)


El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor presidente.



Señor Duran.



El señor DURAN I LLEIDA: Gracias, señor presidente.



Señor presidente del Gobierno, señorías, soy consciente de que debo priorizar. El tiempo es el que corresponde y soy consciente de que me excedí en mi primera intervención. Permítame que empiece con la referencia a Cataluña. Yo no regateo
méritos a sus candidatos, señor presidente del Gobierno. Otra cosa es que, legítimamente, considere una decisión que ya ha sido debatida en la Cámara respecto a una retirada de tropas de Kosovo improcedente. Reitero mi respeto, como por otra parte
ellos saben, a todos los candidatos. Lo que pasa es que siempre le había oído decir, señor presidente, que el mérito del resultado era suyo.
Estaba convencido de que el mérito del resultado de los socialistas en Cataluña era de don José Luis
Rodríguez Zapatero. (El señor presidente del Gobierno, Rodríguez Zapatero: Yo no lo he dicho nunca.) Dice usted que no lo ha dicho nunca, pero yo siempre he estado convencido de que el mérito era suyo. El mérito es del PSC, por tanto de los
candidatos y les felicito, no tiene nada que ver el señor Rodríguez Zapatero.



Segundo, trato injusto, desafección. No es un discurso en exclusiva de Convergència i Unió sino del propio presidente de la Generalitat, señor Montilla, socialista. No he dicho cosas muy distintas de las que se dicen desde el propio
Gobierno de Cataluña respecto al incumplimiento de los plazos de financiación. En esta Cámara he oído en ocasiones intervenciones de otros grupos parlamentarios catalanes y en el espíritu, independientemente de la letra, coinciden al cien por cien
con esa apreciación como, por otra parte, no puede ser de otra manera. ¿Que la financiación va a ser mejor? Sin duda, para eso hicimos el nuevo Estatuto. Seguro que va a ser la mejor de la historia de Cataluña, no me cabe la menor duda. Lo que
me importa es si esa financiación se ajusta o no al Estatuto, independientemente de que sea -que lo será, estoy convencido- la mejor de la historia de Cataluña. ¿Que la prueba del algodón, la prueba del nueve será que el Partido Popular criticará
ese acuerdo? Estoy convencido, como ustedes, los socialistas, criticaron en su día el acuerdo al que Convergència i Unió llegó con el Partido Popular, como el Partido Popular ya criticó en su día también el primer acuerdo que hicimos con los
socialistas, hasta el extremo de que algunas comunidades autónomas no suscribieron ese acuerdo de financiación. No me cabe, por tanto, la menor duda.



Infraestructuras, cambio histórico. Voy a repetirle una pregunta que en algunos debates económicos -no


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en este- ya le he planteado y a la que usted todavía no ha dado respuesta.
¿Me puede citar una sola obra pública nueva planificada por ustedes -porque no lo es el aeropuerto, no lo es, en cualquier caso, la continuidad del AVE-, una sola
obra pública importante, de peso, que hayan planificado durante su mandato, una sola? Cercanías. Lo único que he dicho es que espero para valorar un acuerdo ciego, porque hasta el momento lo único que se ha hecho ha sido avanzar un preacuerdo que
entrará en vigor el próximo año. Lo que he recordado es que usted en esta Cámara, en respuesta a una intervención mía, dijo que la transferencia se produciría en enero de 2008. Cuando digo que no se cumple la palabra este es uno de los ejemplos,
no el único, pero sí uno de ellos.



No quiero entrar, por falta de tiempo, en el modelo aeroportuario, pero es evidente que por lo que hoy se conoce no hay ninguna previsión que permita una presencia activa en la decisión en el modelo aeroportuario de El Prat y en la
transferencia del resto.



Transferencias. ¿Dónde esta la transferencia de becas, muy importante, por otra parte, para sostener desde Cataluña toda la política de Bolonia? ¿Dónde está esa transferencia, señor presidente? Me habla a veces de las tumbonas de las
playas como transferencia, pero yo hablo de cosas importantes ¿Dónde está la transferencia de becas, hablando de traspasos?


Esfuerzo de la sociedad. Admito que no he sabido explicarme, pero durante muchos años la sociedad en su conjunto ha hecho un esfuerzo, y habrá muchísimas excepciones. Este grupo parlamentario defiende a los autónomos que, dicho sea de
paso, no acaban de estar satisfechos con lo que usted ha anunciado esta mañana, empezando por la Confederación de Trabajadores Autónomos de Cataluña, de la UGT, que considera falta de concreción de Rodríguez Zapatero la propuesta de las rebajas
fiscales para los autónomos. Estas personas desde primera a última hora demuestran ese esfuerzo. ¡Claro que lo valoramos! ¡Claro que valoramos el esfuerzo de las pequeñas y medianas empresas y de muchísima más gente! La cultura que ha impregnado
el propio sistema educativo no era la del esfuerzo sino la del aprobado fácil, y eso hay que reincorporarlo en las aulas. Ese era el sentido que quería dar a mi intervención.



Dice que me han sorprendido sus propuestas y que por eso no he hecho alusión a ellas. Señor presidente, no cambie la naturaleza de este debate ni me diga lo que debo decir. Yo administro mi tiempo como creo conveniente. Este no es un
debate de investidura para analizar sus propuestas de futuro, es un debate para evaluar el estado de la Nación, un debate de política general respecto a lo que ha sido este pasado año.
Esas medidas que hoy anuncia ya veremos si finalmente van a ser
efectivas o no. Nos tendrá a su lado si son positivas, como nos ha tenido cuando sí lo han sido, pero todavía hay medidas -y se lo he recordado antes- que se han aprobado en esta Cámara, que usted ha anunciado y que no se han hecho efectivas.
¡Claro que no quiero valorar sus medidas!, porque no me las creo todavía, las quiero ver negro sobre blanco. Ese día ya haremos nuestra valoración. Respecto al turismo, la medida de 600 millones de euros es algo a lo que el propio ministro de
Industria en su día ya se comprometió en el Senado, en una respuesta parlamentaria; por tanto, para nosotros no es nuevo. Pero otras medidas, como la de las pizarras en las aulas de las escuelas o la de los ordenadores para los escolares, nos
parece que son más propias de las comunidades autónomas que tienen competencia para ello. Lo que debe hacer es practicar una buena financiación para que las comunidades autónomas decidan libremente qué hacer en ese terreno. Cuando hayan concretado
las medidas, tendrá nuestra valoración. Reitero, no me diga qué debate debo hacer porque soy libre para escoger mi tiempo y administrarlo de la manera que crea más conveniente. Esa es la razón.



En cuanto al PlanE, sigo insistiendo en que es un plan acumulativo y en sus diversas comparecencias en este Congreso ha ido desgranando a cuenta gotas determinadas medidas, medidas que desde el mes de julio -quiero insistir en ello- se
centran fundamentalmente hoy en garantizar liquidez.
Aunque es cierto que han avanzado en algunas cosas con los autónomos, ayer mismo los autónomos continuaban manifestando que no les llega la línea de crédito ICO. Hay, por tanto, dificultades y
las propuestas que yo le he hecho, señor presidente -quizás no me he explicado bien-, por supuesto quieren velar por el dinero público, que es dinero de los ciudadanos. No formulo propuestas para el ICO que hagan perder un solo céntimo, lo que
sucede es que lo que antes hacía la banca privada hoy, porque no hay liquidez suficiente, no lo puede hacer. Los que he diseñado son supuestos solventes en cada uno de los casos. Subsidiaria y excepcionalmente debe intervenir el ICO como banca
pública -si me permite la expresión-, pero, como el ICO no tiene estructura suficiente, que medie la banca privada en la valoración de esas operaciones. No se nos pasa por la cabeza que el ICO no pueda cobrar, todos esos créditos son recuperables
al cien por cien, porque los tres casos de ese tipo de empresas son casos solventes que en una situación normal de la banca privada tendrían el correspondiente crédito.



Me habla usted de I+D+i, y me parece muy bien. Como afirmé antes, los científicos denuncian que España ha congelado las inversiones en I+D+i y nuestras cifras añaden que han reducido en 160 millones de euros la partida destinada a I+D+i.



Reforma laboral. Señor presidente, sinceramente, no estoy de acuerdo en que el modelo productivo explique lo que está pasando. ¿Usted se cree realmente que el modelo productivo explica que tengamos la tasa de paro más alta de la OCDE? Yo
creo que no. ¿Justifica que el modelo productivo cree un paro estructural del 10 por ciento cuando en tiempos de bonanza, cuando las cosas iban bien, teníamos también ese 10 por ciento de paro? ¿Usted explica que el modelo productivo dé el doble
de temporalidad que la media de la OCDE? ¿Explica la


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poca presencia de trabajo parcial en nuestro caso? Entendemos que hay que abordar esas cuestiones en el contexto del diálogo social. Pero si los agentes sociales, por la razón que sea, no se ponen de acuerdo, usted no puede descansar su
responsabilidad en que eso debe hacerse porque así conviene. Insisto, no en la única reforma estructural, pero también en la reforma del mercado laboral. Reitero algo que he afirmado en anteriores ocasiones. Me decía en su primera reflexión que
todos se equivocaron y que todos han tenido que rectificar. Estoy de acuerdo, señor presidente.
En cada uno de los debates he reconocido desde Convergència i Unió que hay una causa internacional y que la crisis es global. Me gustaría que me
reconociese -y si no acuda al 'Diario de Sesiones'- que en los últimos cuatro o cinco años, en cada uno de los debates económicos, este grupo parlamentario por la voz de sus portavoces respectivos les han dicho por activa y por pasiva que el modelo
de crecimiento que ahora se empeñan en corregir -estaremos a su lado para la corrección- tenía pies de barro, se fundamentaba en mano de obra barata, en la construcción poco cualificada, en mucha, en excesiva inmigración. ¡Claro que habíamos
advertido eso! La propuesta de pacto de Estado la hice en campaña electoral, la mejor prueba por tanto de que alguna de las cosas que digo aquí nosotros al menos las habíamos previsto, porque las habíamos formulado ya con mucha antelación.



Muchas gracias, señor presidente. (Aplausos.)


El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Duran.



Tiene la palabra el señor presidente del Gobierno.



El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Rodríguez Zapatero): Muchas gracias, señor presidente.



Señor Duran, he intentado dar una explicación de cuáles han sido los compromisos y las políticas que he llevado a cabo en Cataluña para abordar tres problemas estructurales de fondo. El reproche que me hace el señor Duran es el retraso en
algún compromiso, en traspasos. Puede ser entendible como un reproche menor si, como espero, en este año 2009 culminan en gran medida todas las políticas de reconocimiento del autogobierno, de financiación y de mejora de infraestructuras. ¿Algún
proyecto en infraestructuras de este Gobierno? El Plan de modernización de Cercanías, 4.000 millones de euros de inversión, abandonadas históricamente por todos los gobiernos. Hemos tenido que cambiar catenarias del año 1929 en las Cercanías de
Barcelona. Supongo que valorará mucho las infraestructuras de Cercanías y un proyecto de esta naturaleza que sirve al transporte público de cientos de miles de personas en Barcelona.



Me interesan ante todo las consideraciones que ha hecho sobre la tasa de paro vinculada al patrón de crecimiento. Ha preguntado el señor Duran qué explica la tasa de paro más alta de la economía española frente a la Unión Europea y en el
conjunto de la OCDE. Tres factores de manera evidente, señor Duran, y ninguno tiene que ver con el modelo de relaciones laborales o con nuestra legislación laboral. Primero, un crecimiento de la tasa de actividad más alto que la media de los
países europeos. Segundo, un exceso del sector de la construcción que genera un empleo poco productivo, y cuando se ve afectado por una crisis en el mundo financiero se pincha la burbuja; es un fenómeno estudiado, conocido: como es intensivo en
mano de obra, genera destrucción de empleo. Del 1.300.000 empleos que se han perdido en este último año, el 70 por ciento gira en torno a la construcción directa o indirectamente.
Si no hubiéramos tenido ese sector tan sobredimensionado de la
construcción, la economía española vería una elevación de la tasa de paro similar -algo mayor- a la de la media europea. Y tercero, un problema más estructural e histórico que explica una tasa de paro superior es lo que ha costado, por la
discriminación histórica y por el papel al que se las relegó, la incorporación de las mujeres al mercado de trabajo en España.
Hay muchas mujeres de generaciones que vienen de un modelo de relaciones familiares, de sociedad, de dominación, de
discriminación, cuya empleabilidad cuesta mucho más porque no pudieron acceder a estudios, a una formación básica en comparación con los países europeos. Y este es el tercer factor que explica una tasa de paro superior. Los factores explicativos
son el crecimiento de la población activa, el sector de la construcción -el que más lo explica- y los problemas de la incorporación de la mujer por nuestro retraso histórico; no los tipos de contratos. Y si hay un número tan elevado de contratos
temporales es precisamente porque el trabajo es de mala calidad. Ese es el problema. Es verdad que tenemos también una parte del sector servicios que genera empleo temporal, dado que somos una potencia en turismo, pero no es eso lo relevante. Lo
relevante es que hemos tenido un sobredimensionamiento. He dado los datos anteriormente en el debate con el señor Rajoy. Hemos pasado de 1.100.000 trabajadores a 2.700.000 en una actividad que, como genere la burbuja y esa burbuja -como ha pasado
como consecuencia del crack financiero- se pinche, se va al desplome, como hemos vivido. Señor Duran, esto siempre será discutible porque ya no es repetible empíricamente, pero en 2007 se estaba produciendo una desaceleración del sector de la
construcción, estaba bajando el número de viviendas, afectando algo al empleo, y una desaceleración progresiva, que era lo que buscaba el Gobierno, al tiempo que hacía un esfuerzo en investigación, desarrollo e innovación; por cierto, le reitero:
13 por ciento de aumento -lamento discrepar de lo que se ha dicho; le traeré las cifras de la Intervención General- y 25 por ciento cada año desde que estamos en el Gobierno. He dado las cifras. Hemos pasado de 2.500 a 8.700 millones de euros en
I+D+i; de 2.500 a 8.700 millones. Si en 2007 las cosas hubieran transcurrido sin la llegada en 2008 del crack financiero, seguramente ahora tendríamos una situación en la que hubiera habido una desaceleración de la construcción, no crearíamos
tanto empleo como estábamos creando


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en 2007, pero otros sectores productivos empezarían a ocupar el espacio que naturalmente tenía que dejar la construcción residencial, que ahora ha sido un espacio dejado prácticamente de golpe. Trabajábamos en ese rumbo, pero llegó la gran
tormenta del crack financiero y, obviamente, se produjo la caída del sector de la construcción de golpe.



En todo caso, señor Duran, me alegra escuchar su disponibilidad al diálogo y a los acuerdos en torno a ese nuevo modelo de patrón de crecimiento; seguro que harán un trabajo en la ley que ha anunciado de la economía sostenible. En relación
con las medidas, señor Duran, yo no le quiero marcar -solo faltaría- en qué utiliza usted su tiempo, pero me parecía normal que, tratándose de una grave recesión económica, un grupo de la autoridad de Convergència i Unió en materia económica
expresara su opinión sobre las medidas que el presidente del Gobierno pone encima de la mesa en el Pleno del Congreso de los Diputados. Parecía esperable, natural, pero lejos de mi intención está intentar decir qué tiene que abordar en cada turno
que utiliza en esta tribuna en defensa de su grupo.



Le agradezco el respeto que ha expresado por la ministra de Defensa, y por supuesto que tiene todo el derecho a criticar su gestión. Tengo la impresión, a tenor de lo que expresan los ciudadanos, de que tiene una muy buena valoración la
gestión que realiza la ministra de Defensa.
Además, sé que esto le puede enorgullecer porque es catalana como usted.
Por tanto, le puedo asegurar que estoy muy satisfecho de su gestión.
Fíjese, en Cataluña ¿quién obtuvo ese muy buen resultado que
tuvimos? Pues lo obtuvimos los socialistas, que tratamos de ser un equipo unido.
Lógicamente, cada uno tiene su ámbito de responsabilidad. El señor Montilla, usted lo ha dicho, en más de una ocasión exige el cumplimiento de los plazos de los
traspasos del Estatut; es su responsabilidad, es presidente de la Generalitat, tiene que hacerlo, pero le puedo asegurar que trabajamos con una gran voluntad de cooperación, con resultados como los que acaban de producirse en relación con el
acuerdo con el ministro de Fomento sobre cercanías. En mi experiencia, señor Duran, un presidente de un gobierno autonómico, del color político que sea, no es conocido que diga que está plenamente satisfecho, siempre hay un aliento reivindicativo;
lo tiene el señor Montilla y cumple su compromiso, para eso le votaron los catalanes, y, por supuesto, yo cumplo el mío, que es, como presidente del Gobierno de España, atender el interés general; defender, cuando hay que dialogar para llegar a
acuerdos, los intereses del Gobierno de España con una visión, como tengo, de la España plural, de respeto; más que de respeto, de profundo aprecio a Cataluña, que es lo que sucede en mi caso. Por tanto, me cuesta muy poco aproximarme para
trabajar de manera coordinada, de manera conjunta, de manera que satisfaga al gobierno de la Generalitat el trabajo de este Gobierno en interés de Cataluña.



En todo caso, señor Duran, le agradezco nuevamente su réplica. Sabe usted que cualquiera de las propuestas que ha hecho, tanto en materia del ICO como del plan del automóvil, van a ser consideradas por nuestro grupo. Le agradezco de manera
especial su actitud ante el sistema financiero y el apoyo que ha ofrecido, para mí tiene un alto valor. Y le insto, señor Duran, a que en los próximos meses evalúe con algo más de ponderación la traslación, el resultado del Plan de estímulo de la
economía y del empleo, el PlanE, que veo que a S.S. no le satisface plenamente pero que yo creo que va a dar buenos resultados, y, por supuesto, a que trabajemos conjuntamente en ese cambio del modelo productivo.



Muchas gracias. (Aplausos.)


El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor presidente.



Señor Duran, tiene la palabra.



El señor DURAN I LLEIDA: Gracias, señor presidente.



Señor presidente del Gobierno, respecto a la inversión que ha citado en Cataluña, las inversiones en cercanías, simplemente quiero concretarle que ni tan siquiera se han iniciado las obras principales, las de la línea 12 y las del
desdoblamiento Barcelona-Vich. Le pido, señor presidente, que en esta misma Cámara nos explique si realmente estas obras van a iniciarse antes del año 2011. Es cierto, y yo no puedo refutar su tesis, que, a pesar de lo que sucedió en Cataluña
previamente, con cercanías, en el aeropuerto, de incumplimientos, etcétera, a usted y a los socialistas les votaron más que a ninguna otra fuerza política, ese es un argumento de peso, lo único que deseo es que usted no piense que si pasando lo que
pasó se le apoyó, con Cataluña ya puede hacerse cualquier cosa porque le seguirán votando de la misma manera.



Respecto a la reforma laboral, que es el segundo de los temas que quiero aprovechar para tratar en este trámite final, quiero decirle lo siguiente. Usted hablaba de la construcción; en Cataluña se está destruyendo ocupación en la
industria, donde se empieza por expulsar del sistema, por despedir a los trabajadores contratados vía ETT y después a los trabajadores con contrato temporal. Mi pregunta, señor presidente, es si esto es justo para las personas y si es eficiente
para las empresas; si cree usted realmente que este sistema es eficiente para ese patrón, para ese cambio de modelo productivo que usted pregona y que -yo también estoy de acuerdo- debemos hacer. Le reitero otra vez que si en tiempos de bonanza
económica hay determinados territorios que llegan a un paro superior al 14 por ciento, sinceramente, ¿esto no nos induce a una reflexión serena y, por tanto, a abordar en este contexto una reforma laboral?


Por otra parte, usted sabe como yo que el índice Okun tiene un modelo de comportamiento singular y que no sirven en este caso algunos de los planteamientos que usted ha dado en su respuesta. Más argumentos respecto a la reforma laboral.
¿Cree usted, señor presidente, que


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no es cierto que el propietario de un pequeño comercio, con dos, tres, cuatro trabajadores; el propietario de un pequeño taller mecánico, con dos, tres, cuatro trabajadores, en muchas ocasiones no contrata, cuando a veces necesitaría un
nuevo trabajador, por la rigidez del sistema laboral, por la rigidez del mercado laboral? Eso sucede. Si usted conoce -y no tengo la menor duda de que conoce- ese tipo de microempresa, sabrá que eso pasa cada día en momentos especiales y, por
tanto, es algo en lo que también hay que profundizar y revisar a fondo.



Por otra parte, usted, España, va a presidir el primer semestre del próximo año la Unión Europea, como ha hecho referencia en su intervención esta mañana. Le tocará revisar la estrategia de Lisboa y en esa estrategia de Lisboa se incorporó
el término flexiseguridad, ¿me puede dar respuesta, señor presidente, a dónde están los mecanismos de la flexiseguridad incorporados en el sistema o, en cualquier caso, en la legislación laboral española? Y en la línea de lo que antes le decía,
¿usted cree sinceramente que es útil que la legislación laboral sea la misma para la gran empresa que para la microempresa? ¿No cree que debería aprovecharse también la reforma laboral para hacer un marco jurídico legal laboral específico para esa
microempresa? Nosotros creemos que sí.
Creemos sinceramente que la garantía y generación de ocupación están precisamente en esa empresa que tiene más dificultades que ninguna otra como consecuencia de la rigidez del mercado del trabajo.



Muchas gracias, señor presidente. (Aplausos.)


El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Duran.



Tiene la palabra el señor presidente del Gobierno.



El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Rodríguez Zapatero): Gracias, señor presidente.



Uno. Señor Duran, sí se iniciarán las obras antes de 2012 en cercanías.
Dos. Estoy convencido de que los trabajadores, de que los representantes de las organizaciones sindicales pueden hablar del mercado laboral con el cambio de modelo
productivo y, en especial, de lo que afecta a la negociación colectiva. Pero, refutar la mayor, que he intentado explicar en esta parte del diálogo que hemos tenido, de que la clave está más en el modelo productivo que en la legislación laboral...
Señor Duran, invóqueme el modelo que quiera, pero la realidad es la que es. ¿Que ha habido pérdida de empleo y que está habiendo pérdida de empleo en sectores que no son solo el de la construcción? Claro, como en toda Europa y en todo el mundo.
Creo que he explicado que, si no tuviéramos el sobredimensionamiento que hemos tenido del sector de la construcción, nuestra tasa de paro se hubiera elevado seguramente algo más que la media europea, pero, por supuesto, no en este incremento tan
grave que hemos tenido en el último año, y lo he explicado en alguna ocasión. Yo creo que debemos poner en valor la actitud de empresarios y trabajadores, de empresarios y sindicatos, que debemos valorar extraordinariamente el diálogo social, la
paz social. Incluso en una situación de recesión tan severa como tenemos, si uno coge las horas de huelga que se están produciendo ve que las pérdidas laborales, con esta recesión, son bastante reducidas y esa paz social forma parte, señor Duran,
también del modelo productivo y del cambio del modelo productivo. Porque negociación colectiva y flexibilidad interna en la empresa supone también más participación de los trabajadores en la empresa. Eso es flexiseguridad también, más
participación de los trabajadores en la empresa. Por cierto, señor Duran, nunca se habla ni se dice cuando se comparan algunas legislaciones laborales y se ponen esos ejemplos -las legislaciones europeas, centroeuropeas y del norte de Europa de
algunos países en particular- de qué política de protección social hay en esos países, qué políticas sociales hay. ¡Ojo!, son países con presiones fiscales del cuarenta y tantos por ciento y del 50 por ciento del PIB, como Austria o como Dinamarca.
Cuando se ponen esos ejemplos como modelos, igual un trabajador español diría sí, pero con toda la política que hay en materia de becas, de ayuda familiar, social, de todo. A lo mejor se puede evaluar más flexibilidad, pero, insisto, con una
presión fiscal del cuarenta y tantos por ciento, hasta del 50 por ciento del PIB. No se lo digo aquí ahora especialmente como referencia al portavoz del Grupo de Convergència i Unió, sino como reflexión general en el debate que tenemos. Por tanto,
o ponemos todo el modelo encima de la mesa: política social, protección por desempleo, mercado laboral, negociación colectiva, o si no es un debate desigual, y desigual para los trabajadores, desigual. ¿No es flexible un mercado laboral con la
tasa de temporalidad que tenemos aquí? Claro que es flexible y además injusto. Pero, señor Duran, no busque la respuesta en la ley laboral, no la encontrará, no la encontrará, y si pudiéramos trabajar con el método de prueba y ensayo lo veríamos.
No está ahí la solución, no. Está en el modelo productivo, está en el tipo de trabajos que hay, no en el tipo de contratos, porque es la naturaleza del modelo productivo, la naturaleza de los trabajos, la cualificación de los mismos y el tipo de
actividad económica lo que va conformando un modelo laboral, una legislación laboral y es así en todos los países. El mercado más flexible del mundo es el norteamericano; mes de abril, 600.000 desempleados, lleva una progresión de la tasa de paro
espectacular, me parece que es la más alta desde los años cincuenta; el mercado más flexible del mundo, pero tenía boom inmobiliario y burbuja. Esa es mi posición. Yo respeto, porque hay muchos que piensan de otra manera, pero mi posición y mi
convencimiento son estos y estoy dispuesto además a debatirlo hasta la saciedad, y en mi experiencia como presidente del Gobierno debo decirlo, después de contrastar, de ver, de dialogar, de conocer situaciones de empresas y demás. No me parece que
sea el camino, no me parece justo. Hay un reciente informe del BBVA que le aconsejo, señor Duran, sobre la evolución de la economía en los últimos años y, frente a lo que se dice, lo que pone de manifiesto es que en la causa de la tensión


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inflacionista que hemos tenido durante mucho tiempo se sitúan, más que la negociación colectiva en el ámbito salarial o las subidas salariales que han pactado los sindicatos y trabajadores, los beneficios empresariales.
No lo digo yo, lo
dice un informe del BBVA. No dejo de compartir ni de ratificar, pero está ahí como elemento de debate, en este caso para analizar la evolución de la inflación en nuestro país y las causas que han generado un diferencial que ahora ya no tenemos,
afortunadamente, de inflación.



En todo caso, señor Duran, espero que podamos seguir trabajando y pongo todo mi empeño para que el próximo año podamos obtener una calificación alta en la gestión frente a la crisis. Estoy convencido de que va a ser así.



Gracias. (Aplausos.)


El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor presidente.



Corresponde ahora el turno al Grupo Parlamentario Vasco (EAJ-PNV). Tiene la palabra don Josu Erkoreka.



El señor ERKOREKA GERVASIO: Gracias, señor presidente.



Señorías, señor presidente del Gobierno, en opinión de mi grupo parlamentario el momento político actual se resume en una sola frase, una frase tan sencilla como drástica pero tan drástica como inquietante: ¿Quo vadis, Zapatero? ¿A dónde
va usted y con quién, señor presidente del Gobierno? (Aplausos.)


Señorías, vivimos momentos de incertidumbre y de confusión. Europa atraviesa momentos difíciles y en todo el planeta se respiran aires de crisis. A la crisis económica que amenaza ya con devastar literalmente los fundamentos de nuestro
desarrollo se suman otros tipos de crisis de muy diverso orden: crisis políticas, sociales, culturales, crisis de valores y hasta de paradigmas. La coyuntura nos está situando ante retos que nunca antes habíamos vivido y nadie, absolutamente
nadie, sabe a ciencia cierta cómo afrontarlos con eficacia. Todos buscan recetas nuevas para plantar cara a los nuevos tiempos. Todos suspiran por liderazgos sólidos con empuje y capacidad de iniciativa, además, por supuesto, de ideas frescas, que
es lo que se presupone a todo líder sólido.



Señorías, señor presidente, el Estado español no es en esto una excepción, entre nosotros se perciben también los ecos de las crisis globales con todo su halo de preocupaciones y de aspiraciones. Pero a los signos generales de los tiempos,
ya de por sí bastante inquietantes, se añade aquí un problema propio y específico, un problema que no se da en otros lares, un problema que no existe en otras latitudes: la impronta personal de un presidente del Gobierno veleidoso e imprevisible,
un enamorado de la improvisación, que constituye un factor adicional de incertidumbre, de inestabilidad y de preocupación. Todo el mundo sabe que cuando arrecia el temporal hacen falta rumbo claro y mano recia, pero aquí parece ocurrir todo lo
contrario. Pese a la virulencia con la que nos golpea el ciclón, la nave sigue flotando al garete y el pasaje, incluso la tripulación, empiezan a preguntarse con creciente inquietud si el piloto está de fiesta o sencillamente no está, porque nadie
corrige la deriva del buque ni parece dispuesto a cerrar la inmensa vía de agua por la que se nos han filtrado ya más de 4 millones de parados. Y en este contexto la frase que a juicio de mi grupo parlamentario condensa el momento político actual
-quo vadis, Zapatero- encierra una particular gravedad, adquiere un tinte singularmente dramático, porque en tiempos de bonanza la desorientación del puente puede constituir incluso una anécdota irrelevante, pero cuando acecha la crisis los pilotos
despistados son una auténtica catástrofe, son fuente inagotable de preocupación y hasta de angustia.



Señorías, se ha cumplido ya el primer año de legislatura. Un año es el plazo que habitualmente utiliza el Ejecutivo para trazar el rumbo del mandato e iniciar la navegación con arreglo a la ruta fijada; sin embargo, la situación política
actual dista mucho de reflejar la claridad y la estabilidad que serían deseables en el momento actual, porque un año después de su constitución el Gobierno sigue manteniendo el mismo paso vacilante y desnortado con el que inició la legislatura,
todavía parece lastrado por las especiales circunstancias que rodearon la investidura.



Señor presidente del Gobierno, las elecciones del 9 de marzo las ganó usted, esto es indudable, pero lo hizo -recuérdenlo- gracias en buena medida a la ventaja que sacó al Partido Popular en dos comunidades autónomas: en Cataluña y en
Euskadi. Si estas dos comunidades autónomas no computasen en el marco general, el triunfo electoral hubiese correspondido al Partido Popular. Echen cuentas, pongan sobre la mesa los resultados electorales, cojan bolígrafo y papel, y hagan las
cuentas. Las razones de este hecho no son difíciles de explicar, no lo son: fue en Euskadi y en Cataluña donde más intensamente cuajó el mensaje de alarma que el señor presidente del Gobierno lanzó durante la campaña alertando sobre los peligros
que entrañaba el acceso al poder de un Partido Popular tremebundo que consagró toda la legislatura a acusarle de romper España y de venderse a los terroristas. Pero aquel resultado, señor presidente, le situó a usted ante una curiosa paradoja:
todo el mundo pudo constatar que lo que le hacía sumar votos en unos sitios -su apuesta por el Estatut y por el proceso de paz- le restaba apoyos en los demás o, dicho de otro modo, las mismas razones que le habían hecho ganar en Euskadi y en
Cataluña, le habían llevado a estancarse e incluso a perder escaños en otros territorios del Estado. Y las posiciones de unos y otros eran irreconciliables, no era posible satisfacer simultáneamente a todos; o seguía usted apostando por aquel vago
halo de tolerancia, pluralismo y respeto a la diversidad territorial que inspiró prácticamente toda su legislatura, o sencillamente cortaba de plano con los devaneos aperturistas que tan vulnerable le habían hecho, al parecer,


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ante el electorado español. Había que elegir, no era posible complacer a unos sin incomodar a los otros, las actitudes y las políticas que en una parte le llevaban al triunfo, en la otra le conducían a la derrota. Y gobernar es elegir,
señor presidente, y elegir significa inexorablemente optar por unas vías y descartar otras. Y usted, señor presidente del Gobierno, eligió; eligió, aunque eso sí, procuró que no se notase demasiado, decidió abordar la investidura rehusando
completamente los apoyos externos. Fue una opción muy clara, una opción inequívoca, prefirió salir elegido en el segundo intento, con el apoyo exclusivo de los diputados socialistas, a proyectar la imagen de un presidente del Gobierno hipotecado
por los pactos claudicantes con los radicales de izquierdas y con los nacionalistas periféricos. Aquel gesto fue claramente una concesión al españolismo más cerrado e intolerante, aunque procurara dulcificarlo prodigando carantoñas a diestro y
siniestro. Fue un guiño descarado a los votantes que le habían dado la espalda acusándole de vender España a los nacionalistas y a los terroristas. (La señora vicepresidenta, Cunillera i Mestres, ocupa la Presidencia.) Fue, en definitiva, una
rectificación en toda regla de la estrategia que había seguido en la legislatura precedente porque, al actuar de esta manera, venía usted a reconocer directa o indirectamente que la fotografía con la que había arrancado su primera legislatura como
presidente, es decir, de la mano del tripartito catalán y con el apoyo de otras formaciones políticas nacionalistas y de izquierda, fue una equivocación que no estaba dispuesto a repetir. Usted, señor presidente del Gobierno, hizo lo que creyó
conveniente, y era libre de hacerlo, pero ha de admitir que aquella decisión fue el adiós definitivo a la España plural y diversa, que en aquel momento sustituyó por la España central y convexa.



La opción de salir investido en la segunda convocatoria no era la ideal, era obvio, solo tenía un precedente en esta etapa constitucional. La primera y única vez que un presidente del Gobierno había salido elegido en esas condiciones fue en
febrero de 1981, cuando Calvo Sotelo formó aquel gabinete precario y efímero que sucumbiría en tan solo año y medio.
No era, pues, un buen modelo de referencia, es evidente, pero, pese a todo, usted prefirió apuntarse a él que verse manchado con
compañías enojosas y perjudiciales. Era el tributo que quiso pagar, y que pagó, ante los sectores de la opinión pública que miraban, y siguen mirando, con malos ojos el entendimiento con los rojos y con los separatistas.



Aquella fue una decisión estratégica, para lo bueno y para lo malo. Y aunque intentó disimularla, vaya si lo hizo, sus efectos fueron evidentes. ¿Cuál fue su efecto inmediato más directo en esta Cámara? Usted decidió que las formaciones
que integramos la amalgama minoritaria de la Cámara, es decir, las izquierdas y los nacionalistas, no sirven para los acuerdos estables, solo son útiles para pedirles auxilio, para recabar su auxilio cuando el agua llega al cuello del Gobierno, y
aun en ese caso solo en tanto en cuanto dure el peligro, nada más. Su estrategia era meridiana; no buscaba aliados o socios, buscaba samaritanos; no demandaba compañeros de viaje, quería muletas que le ayudaran a salir del barrizal. El papel que
asignaba a estas formaciones políticas era el de meros palanganeros y, claro, a nadie le gusta ejercer tan triste papel.



Señor presidente, los lodos que hoy dificultan su camino arrancan de aquellos polvos, y las distancias que usted marcó al inicio de la legislatura empiezan ahora a pasarle factura, porque los diputados no somos socorristas. Hemos sido
elegidos para defender un programa electoral y no para pasarnos el día lanzando el chaleco salvavidas a un gobierno que se hunde irremisiblemente arrastrado por su desorientación y por su soberbia. En la sesión de investidura, señor presidente,
usted rechazó las fotografías compartidas. Solo optó por la fotografía de su grupo parlamentario y los que entonces se sintieron rechazados le recuerdan ahora todos los días que no son ONG dedicadas a la filantropía, sino formaciones serias que no
se conforman con contactos efímeros sino con compromisos serios y de fondo. No quieren ser utilizados como trapos de cocina que se cogen y se echan al gusto del consumidor. Pero el Gobierno sigue refugiándose en la misma ambigüedad con la que
arrancó el mandato. Quiere salvar la cara recurriendo a expresiones eufemísticas, como la de la geometría variable, pero en realidad solo consigue salvar el día a día recurriendo a increíbles ejercicios de funambulismo parlamentario, que no son
expresión de una estrategia coherente y estable, sino fruto de lo que pueda dar de sí la presión angustiosa que en cada sesión ejerce sobre los grupos parlamentarios, hoy con unos, mañana con otros, sin apuestas serias, sin compromisos estables, sin
método ni estrategia.



El resultado de esta política no puede ser más inquietante. El entorno parlamentario del Gobierno es hoy un auténtico galimatías, un mosaico policromado y, además, cambiante, que ofrece cualquier cosa menos una imagen de coherencia y
estabilidad. Hoy predominan los rojos, mañana se imponen los verdes y pasado mañana los azules, en función de los apoyos que cada día haya podido cazar el Gobierno en su peregrinar cinegético por entre los escaños, los despachos y los pasillos. Y
cuando todos fallan, santo remedio: el Gobierno cambia de criterio, reorienta el sentido del voto y se suma a la oposición, y a otra cosa mariposa. Así, señor presidente, se puede salvar un pleno, así se puede resistir durante un mes, incluso
durante tres, pero es absolutamente irresponsable hacer un planteamiento de legislatura sobre estas bases.



En la sesión de investidura, señor presidente, le pregunté, recurriendo a un símil extraído del mundo del naipe, si en esta legislatura estaba usted dispuesto a jugar a la mayor o se iba a circunscribir a hacer apuestas a la pequeña. No me
respondió, evidentemente, se refugió en la ambigüedad una vez más, pero hoy reconozco que el error fue mío, la equivocación fue mía, no de usted. Pensé ingenuamente que usted estaba dispuesto a jugar y a apostar limpiamente, por eso le formulé la
pregunta.



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Craso error. Su propósito consiste en jugar simultáneamente varias partidas, con barajas distintas y diferentes compañeros, no porque sea un gran aficionado a los naipes, sino porque cree que esa es la mejor manera de engañar a todos al
mismo tiempo. Usted elige en cada momento y lugar la baraja que más le conviene para burlar a los compañeros de juego que ha elegido: a veces la baraja francesa, otras la bávara, la napolitana o la del tarot, que es una de sus preferidas. Eso sí,
para Euskadi reserva siempre la baraja española y solamente busca compañeros que le aseguren complicidades patrióticas. (Aplausos.) Pero todo esto, señor presidente, su inclinación por los equilibrios en el cable y por las contorsiones imposibles,
ha sido peccata minuta mientras la bonanza económica permitía a los ciudadanos relativizar e incluso hacer mofa, como con frecuencia hacen por desgracia nuestra, de los caprichos y excentricidades de la clase política, pero las cosas han cambiado,
señor presidente, han cambiado radicalmente, y con la economía al rojo vivo y el desempleo desbocado como se encuentra, la sociedad ya no tolera que sus gobernantes se dediquen a hacer ejercicios de funambulismo. Los ciudadanos reclaman y exigen
con una intensidad creciente una estrategia clara, valiente y ambiciosa de lucha contra la crisis, impulsada por un Gobierno que sea capaz de ejercer un liderazgo fuerte y estable, y esta demanda se centra singularmente sobre usted, señor
presidente, porque no en vano es el presidente del Gobierno. Usted no puede seguir mareando la perdiz por más tiempo. No puede seguir jugando al bingo en cada sesión parlamentaria esperando que la diosa Fortuna le sonría para salvar las votaciones
más delicadas. Está obligado a formar sin demora un bloque parlamentario sólido y coherente con el que plantar cara a la crisis, un bloque que cumpla, insisto, ambos requisitos, que sea sólido, es decir, que garantice la mayoría en número de
escaños, pero además sea coherente en lo ideológico, en los planteamientos programáticos. Se lo está exigiendo todo el mundo, señor presidente, los españoles y hasta los que no se sienten españoles, que son muchos y creo yo que crecientes, en
Euskadi, por ejemplo, o en Cataluña, pero se ven también, les guste o no, les plazca o no, afectados por sus decisiones y perjudicados por sus equivocaciones.



En este hemiciclo, señor presidente del Gobierno, no le faltará dónde elegir a la hora de formar este bloque parlamentario sólido y coherente al que vengo refiriéndome. La Cámara le ofrece básicamente tres opciones.
Usted puede optar por
recuperar el eje de izquierdas con el que trabajó durante la primera parte de la legislatura. Es una opción válida, una opción legítima. Ese eje tiene sus propias recetas para afrontar la crisis económica y con su apoyo el Gobierno podría disponer
de una estrategia clara y además de un apoyo parlamentario firme y estable para plantar cara a los retos económicos. Alternativamente, también puede optar por suscribir un gran acuerdo de coalición con el Partido Popular siguiendo el modelo alemán,
una forma extraordinaria, excepcional, de emergencia, que le obligaría a buscar trabajosos consensos con esa derecha a la que la secretaria de organización de su partido acaba de acusar de, y digo textualmente, ultraliberal, ultraconservadora,
insolidaria y antisocial. (Rumores.) Y, en tercer lugar, cuenta también, señor presidente, con la posibilidad de recabar apoyo de los partidos nacionalistas de vocación centrista que ocupan un espacio político intermedio en toda Europa entre lo que
representa Sarkozy y Ségolène Royal. Estas son básicamente las tres opciones que tiene el Gobierno a su disposición para alcanzar un respaldo parlamentario sólido y coherente, que cumpla, insisto, ambos requisitos, que sea sólido y que sea
coherente.



Hasta la fecha, es obvio que no ha optado por ninguna de ellas. No hay más que echar un vistazo al hemiciclo para darse cuenta de ello. Desde el frente progresista le acusan todos los días de que sus ramalazos izquierdistas son poses
vacías y sin recorrido. Le acusan de tener un discurso de izquierdas, pero de poner en marcha políticas de derechas, y le piden que, además de en los mítines y en las declaraciones demagógicas, se acuerde de la izquierda también en el día a día
político, en el momento de la política cotidiana. Con el PP tampoco parece dispuesto a pactar, excepto en Euskadi, claro está, donde las izquierdas y las derechas españolas comparten la altísima misión patriótica de evangelizar a los bárbaros del
norte en los sagrados principios de la unidad de destino en lo universal. Pero aquello es Euskadi y esto es España, claro. (Rumores.) Y los que allí en Euskadi son ángeles liberadores, aquí, en España, son seres perversos demoníacos y repelentes.
¡Dios mío! ¡Cuánta razón tenía Josep Pla cuando decía aquello de que lo más parecido a un español de derechas es un español de izquierdas! Por lo que se refiere al tercer colectivo, a las formaciones políticas de centro, para qué hablar. Es
clarísimo que tampoco con nosotros buscan acuerdos estables, a menos, claro está, que el presidente del Gobierno comparta la idea de que las relaciones permanentes, sólidas, de amistad y de colaboración arrancan siempre pisando los callos, porque
empezaron agraviando a Convergència i Uniò en Cataluña y ahora acaban de repetir la maniobra con nosotros en Euskadi, eso sí, a unos de la mano de la izquierda independentista y a otros de la mano de la derecha españolista. Inmensa coherencia la
del señor presidente del Gobierno.



El Gobierno es muy libre de seguir pescando en los caladeros del Congreso intentando probar suerte cada día para llenar la bodega del barco a cualquier precio, aunque sea con las especies más heterogéneas: hoy un atún y una sardina, mañana
un besugo y un verdel. Es una manera como cualquier otra de afrontar la temporada. Usted, señor presidente, puede seguir empeñándose en engañar a todos a las vez, jugando al mismo tiempo partidas diferentes con barajas distintas y compañeros
diversos. Puede seguir haciéndolo si quiere. Es más, yo sospecho que es precisamente lo que va a hacer, pero tenga en cuenta tres cosas. Primera, su prolongada ambigüedad le podrá resultar divertida, pero está desangrando la economía y llenando
las oficinas del paro. Segunda,


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me temo que ya no le queda mucho margen para seguir tentando a la suerte, porque son cada vez menos los que se fían de usted en este hemiciclo y fuera de él. Y, tercera, los ciudadanos, angustiados por la situación, ya no están para reírle
las gracias al Gobierno o permitirle nuevos devaneos con la frivolidad. Hacer política bajo su presidencia, señor presidente, es como montar en una de esas atracciones de feria que desorientan al usuario apagando la luz y moviendo el suelo en
sentido circular. La desorientación es total, pero su ligereza no nos autoriza a los demás a eludir nuestras propias responsabilidades. Sea cual sea el contexto parlamentario en el que tenemos que desarrollar nuestra labor -y el creado por el
presidente del Gobierno es francamente un jeroglífico-, los grupos no podemos sustraernos a la obligación de definir nuestras propias pautas de actuación parlamentaria, y a ello dedicaré la segunda parte de mi intervención. (El señor presidente
ocupa la Presidencia.)


Mi grupo parlamentario va a seguir manteniendo la misma actitud constructiva y responsable que ha guiado nuestros pasos durante los últimos años en esta Cámara y fuera de ella. Los partidos políticos siempre han de actuar con
responsabilidad, siempre, cuando están en el Gobierno, por supuesto, pero también cuando están en la oposición. Esa es una convicción tan arraigada en mi grupo parlamentario que creo que nadie podrá poner en cuestión que la hemos cumplido a
rajatabla durante los últimos tiempos, pero usted, señor presidente, nos ha mandado a la oposición, bueno, usted y la Sala del 61 del Tribunal Supremo que para los efectos es lo mismo (Rumores.), siguiendo ambos el guión previamente escrito hace
ocho años por Mayor Oreja, como muy gráficamente lo expresó José María Aznar estos últimos días para vergüenza y escarnio de quienes rigen la Administración en estos momentos. (Rumores.)


La responsabilidad del partido de la oposición no es igual a la del partido gobernante, no lo puede ser. La responsabilidad del partido gobernante está siempre mediatizada por los requerimientos del pragmatismo y la del opositor es más
exigente, más principialista, más libre para marcar pautas y fijar objetivos, más libre también para proponer iniciativas. Pero ¡qué le voy a decir yo a usted, señor presidente del Gobierno, si usted conoce mejor que nadie cuál es la diferencia que
existe entre la responsabilidad de un partido de Gobierno y la de un partido de oposición! Cuando usted prometió solemnemente en Barcelona que asumiría sin un solo retoque el Estatut que aprobase el Parlamento de Cataluña, estaba en la oposición.
Es así, ¿verdad? Pero cuando el Estatut, aprobado por el Parlamento, llegó a esta Cámara usted ya no estaba en la oposición, estaba en el Gobierno y obviamente no asumió sin retoques la propuesta que aprobó el Parlamento de Cataluña, sino que la
sometió a un riguroso cepillado. Esa es la diferencia entre la responsabilidad del partido opositor y la del partido gobernante que usted conoce perfectamente y que me permite, por lo tanto, ahorrarme explicaciones.



Mi grupo, en consecuencia, actuará con responsabilidad, como ha sido su tónica habitual hasta ahora, pero lo hará con la responsabilidad propia de una formación opositora, con estricto apego a sus planteamientos ideológicos y a sus
principios programáticos. Hará una oposición exigente y crítica sin más concesiones que las estrictamente indispensables a la dictadura del realismo. Aportará ideas y también votos para respaldar las iniciativas serias -subrayo lo de serias- que
se planteen honestamente en el combate contra la crisis económica y el paro. Venimos de una etapa en la que mi grupo parlamentario ha apoyado el 90 por ciento de las iniciativas que se han adoptado desde el Gobierno en este sentido, pero no hará el
juego a uno solo de los excesos propagandísticos del Gobierno, que son muchos y crecientes y ya aburren, y prestará como siempre especial atención a todo lo que tiene que ver con el autogobierno, el desarrollo y el bienestar del País Vasco, pero no
tendrá razones obviamente para mostrarse comprensivo con un ejecutivo cuyas dificultades son en buena medida fruto de sus errores, de su soberbia y de su propia incapacidad. Seremos muy críticos con las campañas publicitarias impulsadas desde el
Gobierno para falsear la realidad y transmitir una imagen engañosa de la situación. ¡Basta ya de patrañas, señor presidente! Yo no aspiro como otros a ponerle de rodillas, pero me parece esencial que cuando menos se tome las cosas en serio, sea
sentado, de pie, de rodillas o tumbado, que se tome las cosas en serio. Los ciudadanos merecen que sus gobernantes les digan la verdad sobre la situación económica. La sociedad no puede seguir estupefacta ante la esquizofrénica imagen de un
presidente cuyas escandalosas previsiones, optimistas hasta la fabulación, se vean desautorizadas todos los días por los más prestigiosos organismos especializados del exterior y del interior.Y si los hechos le diesen la razón, nada tendríamos que
objetar, pero es que desgraciadamente no es así. Basta contrastar la situación económica actual con lo que usted viene predicando durante los últimos años para concluir que, una de dos, o su Gobierno tiene un problema de incompetencia o, lo que es
todavía mucho peor, tiene un problema con la veracidad de los mensajes que emite a la sociedad. En cualquier caso, tiene un problema cuyas consecuencias están sufriendo los ciudadanos en sus propias carnes.



Cuando usted hace predicciones, señor presidente, me recuerda a la Sociedad Americana de Física, que en 1990 se reunió para anticipar lo que iba a ser la década que comenzaba precisamente aquel año y no acertó en ninguna de las predicciones
que hizo. Tampoco usted da una en el clavo.
Sus previsiones, como las de los físicos americanos, se han visto todas desautorizadas por la realidad, pero hay una diferencia sustancial: los físicos americanos de la asociación hacían ejercicios
meramente especulativos, sus errores no perjudicaban a nadie, y los de usted, señor presidente, son una fuente inagotable de perjuicios para el tejido empresarial y los puestos de trabajo, están llenando literalmente las oficinas del paro.



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No hace todavía dos años sostenía que España estaba en la Champions League de la economía mundial y se planteaba -todos lo recordamos aquí en la Cámara- objetivos ambiciosísimos para competir con otros países de nuestro entorno en los
índices de renta per cápita. ¿Qué ha ocurrido con aquellos vaticinios? Pues que han sido pisoteados por los hechos. El desplome del PIB durante el último trimestre, el primero de este año, acaba de ponernos ante el peor dato -fíjense, señorías,
ante el peor dato- desde que se inició la serie estadística allá por el año 1970, y la Comisión Europea nos acaba de advertir de que seremos los últimos de la Europa de los Veintisiete en salir de la recesión. Con el paro ha ocurrido exactamente
igual. A finales de 2007 aseguró que en la próxima legislatura -se refería a esta- lograríamos el pleno empleo y añadió textualmente: No lo quiero con carácter coyuntural, lo quiero definitivo.
No faltaba ambición, como se puede comprobar. Es
más, uno de los principales lemas de su campaña electoral apuntaba precisamente en este sentido, rezaba: Por el pleno empleo. Pues bien, la dura realidad vuelve a desmentirle estrepitosamente. En el primer trimestre de este año se han producido 6
parados por minuto, 400 parados cada hora y casi 9.000 al día y la tasa de desempleo es la mayor de toda Europa, se sitúa casi en el 18 por ciento, el doble de la media europea.



Decía Cicerón que la fortuna es ciega y además deja ciegos a los que favorece. Señor presidente, es unánimemente reconocido que a usted la ciega fortuna le ha sonreído notablemente a lo largo de su trayectoria, pero al parecer le está
dejando también ciego, porque desde su ciego optimismo nos dijo primero que la crisis económica era una patraña de los catastrofistas, luego matizó y sostuvo que era algo opinable; finalmente, cuando no tuvo más remedio que admitirla, quiso desviar
la atención alegando que no era un problema español sino mundial y que estábamos en mejor condición que los demás para plantarle cara. No está mal como consigna de campaña, si no fuera porque la realidad le está contradiciendo a cada paso. Cuando
finalmente asumió la crisis nos aseguró -todos lo recordamos- aquí en la Cámara y fuera de ella, a través de los medios de comunicación, que la recuperación se iniciaría en el segundo semestre del año 2009. Señor presidente, el segundo semestre del
año 2009 dará comienzo dentro de cuarenta y ocho días. ¿Cree de verdad que estamos a punto de iniciar el repunte? Yo no. Creo que los brotes verdes están todavía muy verdes, y prácticamente nadie a nuestro alrededor piensa que dentro de cuarenta
y ocho días se iniciará seriamente la recuperación. El presidente de una gran corporación industrial me decía hace unos días que algunas compañías sobreviven gracias a la cartera de pedidos que tenían antes de que se declarara la crisis. Cuando
esa cartera se agote dentro de unos meses, esas empresas pasarán a engrosar la lista de las que ya están con problemas, contribuyendo a empeorar la actividad económica y el empleo. Creo más en las previsiones de la Comisión Europea que en las
optimistas de nuestro presidente, pero usted, señor presidente, sigue erre que erre insistiendo en que la recuperación se encuentra aquí, a la vuelta de la esquina, y la pregunta que todos nos hacemos y que inevitablemente han de formularse también
los ciudadanos es la siguiente. Si hasta hoy todas sus previsiones han sido ensoñaciones telúricas, radicalmente apartadas de la realidad, ¿a santo de qué hemos de reconocer ahora credibilidad a las que está formulando en estos momentos? ¿Por qué
hemos de suponer que acertará ahora si su currículum invita más bien a desconfiar de usted cuando hace previsiones y anuncia vaticinios? Es evidente que algún día acertará. Es evidente que no siempre continuaremos en recesión, pero cuando se
acumulan sucesivos fallos como es el caso, no ofrece credibilidad quien está formulando estos vaticinios. Señor presidente, yo no conozco un solo empresario que no se indigne, que no acabe irritado ante sus infundados arrebatos de optimismo.
Refúgiese si quiere en la ceguera y siga confiando en los golpes de suerte, pero no pretenda arrastrarnos a todos al abismo porque sería una inmensa irresponsabilidad.



El Grupo Parlamentario Vasco será crítico también con los intentos gubernamentales de trivializar los grandes desafíos con los que se enfrenta la economía, ocultándose tras parapetos demagógicos. Todos los organismos especializados
coinciden con inusitada unanimidad en la necesidad de abordar una serie de reformas estructurales que resultan imprescindibles para recuperar la senda del crecimiento sobre bases sanas. Hablan de reformas del mercado de trabajo, pensiones,
educación, energía, competitividad, etcétera, etcétera. En esta Cámara este debate ha sido suscitado por varios grupos parlamentarios y hasta la fecha el Gobierno solamente ha dado dos tipos de respuesta a esta demanda: o ha devuelto la pelota
argumentando que además de pedir reformas estructurales hay que precisarlas, hay que concretarlas, como si el Gobierno no fuera el principal responsable, el fundamental obligado a presentar propuestas en este sentido, o se ha refugiado en soflamas
demagógico-sociales que parecen decir mucho y no dicen nada. En cualquier caso, la respuesta ha sido deficiente y criticable.



Señor presidente, hay otros tres puntos que centrarán también y de manera muy intensa la atención y el trabajo de mi grupo parlamentario en este contexto de responsabilidad en el que va a seguir actuando, como anuncié en el centro de mi
intervención. Tres temas. En primer lugar, la defensa del autogobierno vasco. Hoy más que nunca es necesario desarrollar una intensísima labor de vigilancia para impedir que una legislación invasora o unas transferencias devaluadas quebranten aún
más el ya maltrecho autogobierno de Euskadi. De hecho, ya parece anticiparse por el horizonte algún intento en este sentido. Mi grupo parlamentario y este diputado hemos sido testigos aquí en el Congreso del nulo respeto que ustedes profesan por
las competencias autonómicas. Es habitual verlos legislar como si no existieran las comunidades autónomas. Es más, hasta los estatutos de la


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última generación, los que han sido promovidos e impulsados por el propio Partido Socialista han sido vulnerados en repetidas ocasiones por la legislación emanada de este Gobierno, y ahora en Euskadi han puesto al zorro a cuidar del
gallinero, lo que ha encendido todas las luces de alarma. Si mi grupo no extrema la vigilancia, el daño puede ser catastrófico e irreversible. Téngalo claro, señor presidente, el Grupo Parlamentario Vasco se opondrá rotundamente a transferir a
Euskadi mercancía averiada. Es posible que en este empeño devaluador del autogobierno vasco encuentre apoyos en otros grupos de la Cámara, es posible que lo haga, pero tenga claro que a nuestro grupo lo tendrá siempre enfrente cada vez que intente
devaluar el autogobierno vasco y que denunciaremos sistemáticamente los atropellos que se produzcan en este sentido.



En segundo término, pondremos especial cuidado también en asegurar que los intereses estratégicos de Euskadi no queden sepultados en la agenda del Gobierno bajo otros asuntos de mucho mayor relumbrón publicitario, algo que nadie hará si no
lo hace mi grupo parlamentario. Le voy a poner un ejemplo, señor presidente, un ejemplo que usted comprenderá muy bien. En la última cumbre hispano-francesa ustedes han hablado mucho del País Vasco, pero en esas conversaciones el País Vasco se ha
visto circunscrito casi de modo exclusivo a ETA. Hablaron del País Vasco pero solo de ETA y algo más, muy poco más. Está bien que hablen de ETA, yo lo apoyo, yo lo aplaudo, pero no que ETA agote la agenda sobre el País Vasco. Le digo esto porque
sabemos que en esa cumbre han tratado también de otros asuntos que interesan al País Vasco pero que, curiosamente, al hacerlo se han olvidado de Euskadi. En el capítulo de las infraestructuras de transporte, por ejemplo, han acordado impulsar el
eje mediterráneo, un proyecto prioritario y único de alta velocidad que es esencial para garantizar la continuidad de la red ferroviaria transeuropea, pero ese eje, señor presidente, tiene dos ramales, el estrictamente mediterráneo y el atlántico,
que transcurre por Vitoria, Bilbao, Irún, Dax, Burdeos, Tours y París. A nosotros, como grupo parlamentario, nos hubiese gustado que usted, presidente del Gobierno, planteara este tema al presidente francés y le exigiera cumplir todos los
compromisos y abordar seriamente la integridad de este proyecto, que abordara el eje mediterráneo en su totalidad, no solamente en el ramal mediterráneo, que nos parece muy bien, sino también en el ramal atlántico. Ya veo que no lo ha hecho y yo lo
denuncio aquí y le prevengo y le advierto que seguiremos denunciando olvidos semejantes, en la convicción de que si estos olvidos no son denunciados por mi grupo parlamentario, ningún otro lo hará.



En fin -concluyo ya, señor presidente-, quisiera poner en valor la importancia que reviste para nosotros el puntual cumplimiento de los acuerdos. Sabemos por experiencia que ustedes los socialistas solo cumplen los pactos que se ven
apremiados a cumplir cuando se encuentran entre la espada y la pared; cuando no es así, se olvidan de lo acordado tan pronto como la contraparte cumple con lo que le corresponde. Todo esto, insisto, lo sabemos por experiencia, aunque admito que
nunca nos acostumbraremos a estilos tan poco serios y tan escasamente formales.
Pero, señor presidente, ¿a qué están esperando para dar cumplimiento puntual a los compromisos todavía pendientes del último acuerdo presupuestario? Hace ya más de
seis meses que pactamos con ustedes la elaboración de un plan de regeneración integral urbana y portuaria de la bahía de Pasajes y su Gobierno, según información que viene del propio puerto, sigue apalancado en una actitud inoperante y reactiva que
impide avanzar lo más mínimo en esos proyectos. Hace más de seis meses, señor presidente del Gobierno, que pactamos con ustedes la reducción de la edad de jubilación de la Ertzaintza y las cosas siguen como estaban. ¿A qué están esperando para
cumplir estos acuerdos, señor presidente? ¿Están esperando a lo que todos sospechamos? ¿Pero cómo son tan zafios, señor presidente? ¿Cómo no son capaces de entender que los acuerdos políticos hay que cumplirlos por principio, por lealtad, por
credibilidad y hasta por ética y no solo por interés coyuntural?


Concluyo, señor presidente y lo hago sin especiales aspavientos, limitándome a reproducir la frase que a juicio de mi grupo parlamentario condensa el momento político actual. ¿Quo vadis, Zapatero? ¿Adónde va usted, señor presidente, y con
quién?


Muchas gracias, señor presidente.(Aplausos.)


El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Erkoreka.



Señor presidente del Gobierno.



El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Rodríguez Zapatero): Muchas gracias, señor presidente.



Señor Erkoreka, voy a hacerle una réplica breve, porque es verdad que ha dedicado la mayoría del tiempo a un discurso a modo de consejo o de analista político sobre la composición de la Cámara. Le agradezco mucho los consejos, ciertamente,
pero las cosas son como son, señor Erkoreka, y la decisión o la situación de tener una investidura como la que tuve, con el único apoyo del Grupo Socialista, no solo es una voluntad del Grupo Socialista ni mía. Por tanto, me parece que todo eso que
ha dicho usted de los rojos, los nacionalistas y demás es una historia que usted se inventa aquí para venir a justificar no sé qué, pero no tengo ningún inconveniente en tener acuerdos, como los he tenido, ni con Izquierda Unida ni con Esquerra
Republicana de Catalunya ni con CiU ni con ustedes, que los hemos tenido, no tengo ningún problema. Todo eso permítame que le diga que es una historieta. En la investidura la verdad es que la mayoría de los grupos preferían una relación de esa
naturaleza, una posibilidad y un trabajo que al Gobierno le exige, lógicamente, buscar los apoyos, aunque tiene 169 diputados y el 44 por ciento del respaldo popular. Creo que es un porcentaje significativo. No voy


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a entrar en ello y menos, por supuesto, en las cariñosas referencias que ha hecho a mi persona, que doy por descontadas, dado el tipo de intervenciones que hace de un tiempo a esta parte.



Hay un problema de fondo en su intervención, señor Erkoreka. Se lo voy a decir una sola vez y con todo el respeto que tengo a su partido político, a la historia de su partido. Es la primera vez que está en la oposición en Euskadi. Es la
primera vez que en democracia está en la oposición. Es verdad que esto sí que era extraordinario, porque todos los partidos políticos que estamos aquí, todos hemos estado en el Gobierno y en la oposición. Digo en diversas instancias. A ustedes,
por su vocación natural, no les podemos medir como referencia en el Gobierno de España porque no tienen esa aspiración, su implantación es la que es. En su vocación natural como partido -el Partido Socialista tiene, lógicamente, como partido del
conjunto del Estado otras referencias-, han estado siempre en el Gobierno. Usted, en la mitad de la intervención, que es el momento en que le he notado que era donde transmitía la almendra de su posición política y de las lindezas que me dedica, se
hacía la pregunta, después de haberse construido toda la teoría -reconozco que le ha echado imaginación, más que en lo de quo vadis, que no es muy original-, se planteaba cómo es posible, en ese juego de posiciones, que el Partido Popular y el
Partido Socialista..., y ha vuelto con la frase famosa de un español. ¿Y ustedes no se han planteado en algún momento qué habrá pasado en diez años de gobierno del señor Ibarretxe para que el Partido Popular y el Partido Socialista, que tienen una
distancia tan grande, se pongan de acuerdo en el relevo? ¿No se lo han planteado? No, ¿verdad? No.
(Aplausos.)


Quizás sea la tendencia inevitable de la política, donde casi todo el mundo -ojo, no me excluyo- huye de la autocrítica y de afrontar los problemas de fondo que tiene como formación política. Ojo, que no me excluyo, subrayo, pero yo tengo
que plantear si han hecho esa reflexión, simplemente. Y, a partir de ahí, de todo lo demás, sinceramente, como creo que tiene en gran medida ese leitmotiv, lo único que le puedo subrayar o que le quiero decir en este momento, señor Erkoreka, es que
respeto mucho lo que es el Partido Nacionalista Vasco y el lehendakari vasco va a respetar mucho al Partido Nacionalista Vasco, tengo el convencimiento profundo, sí. En el trabajo y en la relación con el Partido Nacionalista Vasco, el Gobierno de
España, con el señor Ibarretxe y con los presidentes del Partido Nacionalista Vasco, con Josu Jon Imaz y con el señor Urkullu, ha tenido una relación de cumplimiento de acuerdos y de respeto, y en tareas a veces extraordinariamente difíciles. Y sin
embargo, señor Erkoreka, admitirá conmigo que cada vez que el señor Ibarretxe salía a la opinión pública a decir que quería negociar con el Gobierno lo mismo que había negociado con ETA -no, señor Ibarretxe-, en muchas ocasiones, después del trabajo
responsable, serio, que se hizo constructivamente entre el Partido Nacionalista Vasco -y al frente estaba Josu Jon Imaz- y los socialistas de Euskadi para intentar acabar con la violencia, qué quiere usted que le diga que pensaba yo cada vez que le
escuchaba a su máximo representante institucional hacerme esa increpación. ¿Sentido de la responsabilidad? ¿Respeto? ¿Intentar justificar su proyecto político de la consulta y en el intento de diálogo para ver el fin con ETA, que habíamos hecho
en gran medida juntos? Seguro que se acuerda de las veces que lo hizo el señor Ibarretxe, al que he tenido también en la máxima consideración y respeto. Por tanto, cumpliremos los compromisos presupuestarios, desde luego el que afecta a la bahía
de Pasajes, el que afecta a la Ertzaintza. Creo que en la bahía de Pasajes el retraso es compartido al menos, según me acaban de informar, no puedo asegurárselo. Por supuesto, tomo nota de la referencia relativa al eje atlántico, que
incorporaremos con el mismo interés que el corredor mediterráneo.



Yo respeto que ejerzan la oposición. Entiendo lo que ha pasado en Euskadi y sabía que su posición iba a ser esta. Lo entiendo, pero no me hable de engaños ni de geometrías variables; hablemos de las cosas claramente.
Ustedes han tenido
una actitud de colaboración con el Gobierno, y ahora no es que la hayan dejado de tener porque nosotros seamos más o menos soberbios; no, no, es porque hemos formado una alternativa y ya no está en el Gobierno de Euskadi. Bien. Es comprensible,
pero creo que a las cosas hay que llamarlas por su nombre y será una manera mucho más adecuada de evaluar las cosas y, por supuesto, de poder tener un diálogo que en todo caso, siempre, por lo que representa su grupo, el Partido Nacionalista Vasco,
el Gobierno de España está dispuesto a considerar.



Como he expresado antes, mi visión sobre la España plural, mi búsqueda de entendimiento con Euskadi y con las fuerzas políticas de Euskadi ha sido una constante y lo seguirá siendo. Mi respeto a la identidad de Euskadi, profundo. No habrá
visto nunca una sola actitud, ni directa ni indirecta, que no exprese de manera constante esa posición y por supuesto mi compromiso en el futuro del autogobierno y en la mejora del autogobierno.
Además, se va a producir, señor Erkoreka, pero del
autogobierno, mejora del autogobierno, dentro de la autonomía política, del Estatuto de autonomía política. En eso he sido sincero siempre, cuando vino aquí el plan del Estatuto político y cuando se intentó ese proyecto insólito, jurídica y
políticamente, que era la consulta de Ibarretxe, en la que ustedes tuvieron que seguir al lehendakari, con poco entusiasmo pero le tuvieron que seguir. Y de esos polvos, señor Erkoreka, vienen estos lodos; hablemos claro. Seguramente la situación
sería otra.



Yo lamento mucho que su formación política esté y tenga que estar en esta actitud en el Congreso de los Diputados, pero simplemente le diría que los argumentos deben ser los argumentos que todo el mundo intuye. Sabe, señor Erkoreka, que
todos los españoles y por supuesto también todos los ciudadanos vascos, cuando le escuchan saben que la actitud que tienen ahora ustedes es por lo que es, es por lo que ha pasado allí. Y fíjese lo


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que le digo, lo entiendo, pero son las cosas de la política y de la formación de las mayorías. Por tanto, a partir de ahí yo creo que no tiene que hacer un sobreesfuerzo de argumentación, ni de retórica, ni de construcción; es mucho mejor
hablar claro, porque todo el mundo le va a entender, menos que con la geometría variable. En todo caso, señor Erkoreka, sabe que por parte del Gobierno siempre habrá disposición para el diálogo con el Partido Nacionalista Vasco, con el Grupo
Parlamentario Vasco. Sé muy bien cuál es la situación en Euskadi, sé muy bien que es muy difícil, pero le puedo asegurar que para mí merece la pena.



No voy por ello a referir ni a contestar algunas de las apreciaciones que ha hecho. Creo que necesitamos abrir una puerta a un tiempo de reflexión, de sosiego, de tranquilidad y, como las tribunas para esto a veces son un peligro, porque
todos tenemos lógicamente la pasión del debate, la pasión de contraatacar, la pasión de refutar, la pasión de zaherir, prefiero en este momento simplemente transmitirle, señor Erkoreka, que le entiendo, pero esperemos que, en el devenir, las cosas
puedan ser de otra manera.
Le puedo asegurar que el Partido Socialista sabe muy bien dónde va y muchos estamos esperando ver a dónde va a ir el PNV.



Gracias. (Aplausos.)


El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor presidente.



Señor Erkoreka.



El señor ERKOREKA GERVASIO: Gracias, señor presidente.



Señor presidente del Gobierno, no he venido a darle consejos -¡Dios me libre!-, he venido a hacer la lectura que mi grupo parlamentario hace de la situación política, del momento político presente. Y una de dos, o no me he explicado bien
-cosa posible- o no me ha entendido como es debido.
Yo tenía entendido que a usted en esta Cámara le están faltando apoyos.
Es posible que los medios de comunicación me engañen todos los días a través de sus titulares, es posible que todo el
mundo, que toda la sociedad española esté engañada a este respecto, es posible que usted tenga apoyos sólidos, firmes, estables y permanentes, que no esté atravesando dificultades, pero yo y mi grupo parlamentario hacíamos una lectura de la
situación en virtud de la cual constatábamos que usted tenía un Gobierno muy poco sólido, muy poco estable, en precario. He venido a hablar de eso. Mi lectura de los resultados electorales y de las circunstancias que rodearon la investidura tiene
que ver con eso, porque hay una relación de causa-efecto entre lo primero y lo segundo. Usted tiene estas dificultades porque individualmente, conjuntamente, o de modo compartido con otros, toma la decisión de concurrir en solitario a la
investidura. Lo uno está estrechamente vinculado a lo otro y, además, en virtud de una relación causal. La situación que usted está atravesando ahora, en este momento, que su Gobierno atraviesa en este momento en la Cámara, de soledad, de
precariedad en la conformación de las mayorías, trae causa de una decisión que usted tomó en el momento de la investidura. Pero yo creo que es un problema real. ¿Usted está pasando estas dificultades o no? Si no las tiene, retiro todo lo dicho.
Si la prensa me engaña todos los días con sus titulares, retiro todo lo dicho, pero tengo la percepción, tengo la intuición de que no es así.



Veo que ha encontrado una coartada soberbia para explicar el acuerdo que acaban de suscribir con el Partido Popular en Euskadi. Aquello de que repasen su actividad de los últimos años para ver qué razón justificativa puede haber ahí para
encontrar base suficiente para que se produzca este acuerdo. Nosotros lo veníamos denunciando desde hace mucho tiempo. Le voy a decir más, esto no es algo que se produce circunstancialmente ahora.
Este proyecto -lo ha dicho, lo ha desvelado
recientemente el propio Aznar- está diseñado desde hace ocho años, señor presidente del Gobierno.
Hace ocho años hubo unas elecciones en Euskadi en las que su partido concurrió en una coalición virtual con el Partido Popular, con el único objetivo
y confesado objetivo de desalojar, de arrancar de las instituciones al Partido Nacionalista Vasco. Fracasaron, les faltó un poco para ganar, pero como tienen todos los instrumentos a su alcance, como son ustedes quienes controlan todos los resortes
del poder, promovieron una reforma legal de la Ley de Partidos Políticos para hacer posible lo que en aquel momento no fue posible. Si en aquellas elecciones, las del 13 de mayo del año 2001, ustedes, la coalición virtual entre el Partido
Socialista y el Partido Popular, llegan a ganar las elecciones, no hay ninguna duda, ni hubiese habido Ley de Partidos Políticos, ni hubiese habido ilegalizaciones, ni se hubiese adoptado ninguna de las medidas extraordinarias que se han tomado en
virtud de la aplicación de esa ley. Ninguna de ellas. Sencillamente se hubiesen hecho con el poder, doblegando al nacionalismo e imponiendo el sentido españolista que comparten ustedes, como formaciones políticas españolas que son. Lo hubiesen
hecho. Pero como entonces fracasaron, como fracasaron, tuvieron que recurrir a estos mecanismos, lo cual les ha obligado a adulterar los mecanismos del Estado de derecho, a ejercer presión sobre los tribunales, sobre el Tribunal Supremo, en fin,
sobre todo el modelo de separación de poderes. Y el resultado es el que ha sido.



Esto no es circunstancial, no es casual, no pasa porque una noche sale el sol. No, esto pasa porque es producto de algo que se venía planificando desde el año 2001 conjuntamente entre su partido y el Partido Popular.
Pero es que lo acaba
de confesar, en un gesto de franqueza, el señor Aznar, que ha felicitado a Mayor Oreja por ser el que diseñó la operación. Entonces le salió mal y ahora la han planteado más perfeccionada, más sutilmente; pero el proyecto es el mismo, el
planteamiento es el mismo. Por tanto no recurra a razones justificativas forzadas que hablan de no sé qué trayectoria que ha debido llevar el Partido Nacionalista Vasco o su máxima


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representación institucional durante los últimos años como razón justificativa, repito, de lo que acaban de hacer con el PP. Esto estaba cerrado desde hace mucho tiempo, mucho tiempo, mucho.



Me dice que el nuevo presidente de Euskadi va a respetar al PNV. Pues ha empezado bien respetando al PNV soslayando a la formación que ha ganado las elecciones con una diferencia notable en términos porcentuales, en términos de votos y de
escaños. La soslayan y acuerdan formar gobierno alternativo nada menos que con la formación con la que se están enfrentando a cara de perro todos los días en todas las instituciones del Estado. ¡Vaya una manera de respetar a una formación
política! ¡Vaya una manera! Empezamos bien ¿no?


Sobre las apreciaciones que ha hecho en relación con la actuación del Gobierno vasco, la política implementada por el Gobierno vasco durante los últimos diez años, no voy a darle respuesta, porque no estamos aquí para eso, no es este el foro
en el que tengamos que desarrollar esos temas, hay otros foros y ya se debatirá allí. Es verdad, no se lo voy a ocultar, que la actitud de mi grupo parlamentario -la que tiene en estos momentos- guarda relación con la situación generada en Euskadi
a partir del 1 de marzo. Es verdad, no se lo voy a ocultar -como no es la primera vez que me lo dice, no tengo absolutamente ningún empacho en reconocerlo-, pero no en el sentido en el que usted apunta, no. Se lo voy a confesar. Lo ocurrido en
Euskadi bajo su supremo amparo nos ha permitido confirmar a los nacionalistas vascos encuadrados en el Grupo Parlamentario Vasco, de modo patente, algo que sospechábamos que ya se producía de tiempo atrás pero que ahora se nos presenta de manera
inequívoca. Señor presidente, ya no nos parece fiable usted. Se lo digo en serio, no nos parece fiable, no nos ofrece ninguna credibilidad; nos parece un hombre versátil, voluble, imprevisible, veleidoso. No es fiable, señor presidente. Su
trayectoria de los últimos tiempos nos parece una humorada. A nosotros nos parece muy bien que usted diseñe una estrategia territorial en el Estado español en virtud de la cual, por ejemplo, se alíe en cada territorio con los nacionalistas para
arrinconar al PP. Bueno, si lo hace en todas partes, coherente. O la contraria, que se alíe con el PP para neutralizar a todos los nacionalistas. Coherente también. Pero que haga según el territorio una cosa y otra rompe todos los esquemas de
credibilidad y coherencia. Que se alíe en unas partes con los nacionalistas más radicales, con los independentistas más rotundos para arrinconar al PP y en otras se alíe con el PP para arrinconar al Partido Nacionalista Vasco o a las formaciones
nacionalistas no hay quien lo entienda en términos de lógica y de coherencia. Digo que en términos de lógica y de coherencia.



Voy a concluir mi intervención, se me acaba ya el tiempo, pero sí le voy a hacer una reflexión que no quisiera que cayera en saco roto. Le voy a leer un fragmento del 'Diario de Sesiones' de esta Cámara, que está extraído del Pleno del 15
de enero del año 2007. Usted recordará aquel Pleno en el que compareció dramáticamente para dar cuenta de la estrategia antiterrorista después del atentado de la T-4. Decía usted, desde esta misma tribuna, en aquel momento: Quiero resaltar desde
esta tribuna, no agradecer, sino resaltar, el comportamiento del Partido Nacionalista Vasco. Quedará, se lo aseguro, en la memoria de muchos ciudadanos de este país, quedará en la memoria del Partido Socialista cuál ha sido su comportamiento en
este difícil esfuerzo que el Gobierno que presido ha intentado llevar adelante. Quedará grabado para mucho tiempo, se lo puedo asegurar, y esas son las cosas que también merece la pena haber vivido: saber que existen formaciones políticas
integradas por personas tan responsables.



Señor presidente, somos exactamente los mismos, hay alguna diferencia personal en el grupo parlamentario, pero somos los mismos, los mismos. Y ustedes acaban de cerrar un acuerdo con el Partido Popular en Euskadi, uno de cuyos capítulos se
dedica monográficamente a la cuestión de la lucha antiterrorista, en la que implícita o más o menos veladamente pero de modo inequívoco se deja trasladar la idea de que mientras las instituciones vascas estaban en manos de los nacionalistas, del
PNV, no había un compromiso real, serio, efectivo y como cabe exigir en la lucha contra ETA, y que ahora, merced al pacto que ustedes celebran con el Partido Popular, esto va a ser posible. En aquella época, cuando usted leía estas cosas,
reprochaba al Partido Popular abierta y desabridamente aquí la utilización de la lucha antiterrorista en el debate partidista, se lo reprochaba con crudeza, acritud y, probablemente, con razón ¿no? Y sin embargo ahora cierran filas con ellos para
arrinconarnos a nosotros en el presupuesto de que no éramos fiables, de que gracias a que llegan ustedes se acabó la diversión. Somos los mismos, señor presidente, no puede haberse producido este cambio en tan poco tiempo. Esto me lo decía a mí,
estaba en otra parte, pero me decía esto a mí, estas palabras me las dirigía a mí, como portavoz que soy del grupo parlamentario. Vamos a ser coherentes, vamos a ser respetuosos.



Muchas gracias.



El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Erkoreka.



Señor presidente del Gobierno.



El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Rodríguez Zapatero): Muchas gracias.



Señor Erkoreka, fíjese que le he dicho desde esta tribuna que entendía su posición de oposición firme, dura, por los cambios que se han producido en Euskadi, lo entendía. ¡Hombre!, pero no me lleve al extremo de lo absurdo. Usted dice que
el Partido Socialista tiene un acuerdo, es muy excepcional -porque excepcional es lo que se ha vivido trágicamente y lo que aún se vive en Euskadi, desde todos los puntos de vista-, con el Partido Popular, para gobernar el País Vasco y en otros
sitios gobierna con partidos y formaciones nacionalistas. Señor


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Erkoreka, ¿y? Ustedes han pactado con Aznar y le dieron la investidura, que a mí nunca me han dado. O sea que ustedes tiene bula para pactar con todos y nosotros no podemos pactar mas que con los que ustedes quieran.
(Aplausos.) Esto no
tiene mucho sentido, me parece que no tiene mucho sentido.



Señor Erkoreka, ratifico palabra a palabra lo que ha recordado aquí del 'Diario de Sesiones' de la sesión de enero de 2007. El comportamiento del Partido Nacionalista Vasco en el proceso de paz, en el intento de acabar con la violencia, con
el Gobierno de España presidido por mí y con el Partido Socialista, fue un comportamiento impecable, intachable.
Especialmente de su presidente en aquel entonces, de Josu Jon Imaz. Pero, fíjese, le añado que no tengo ningún reproche en esa etapa
en la lucha por alcanzar el fin de la violencia al lehendakari Ibarretxe, no tengo ningún reproche, ninguno. Sí tengo un reproche posterior, cuando uno de los argumentos preferidos por el señor Ibarretxe para defender su consulta absurda y que no
iba a ningún sitio era que quería negociar conmigo lo que yo había estado dispuesto, según él, a negociar con la banda terrorista. Eso me pareció... Y estuve en silencio en más de una ocasión, pero eso me pareció profundamente..., en fin,
profundamente triste; profundamente triste, repito, cuando habíamos trabajado codo con codo, con Josu Jon Imaz al frente, para intentar acabar con la violencia.
En consecuencia, no me oirá a mí en ningún momento dudar de la voluntad y de la
intención del Partido Nacionalista Vasco en el fin del terrorismo, pero le puedo asegurar que no tengo nada que ver con la etapa de Aznar, Mayor Oreja y Nicolás Redondo. Perdóneme, nada que ver, nada que ver. Si hoy hay ese Gobierno en Euskadi es
sencillamente por los proyectos que una y otra vez -usted habla de que yo erre que erre- el lehendakari, con el apoyo de su formación política, con su apoyo, venía presentando, que cada vez eran más estrambóticos, inviables y que se salían del marco
constitucional y estatutario.



Esta es la posición y la razón fundamental. ¿Cómo trabajar con un Gobierno y con un lehendakari, en el terreno de Euskadi, que lo que tiene en la cabeza, y además lo propone y lo vuelve a proponer, es un proyecto que no compartimos
radicalmente -radicalmente, insisto- de un derecho a decidir, de una posición que se sale de lo que son las reglas que hemos pactado, del Estatuto de Gernika, y de un camino hacia no se sabe dónde? Ahí estamos en lo fundamental, en la almendra del
problema que hemos vivido.
Puedo asegurarle que lo he vivido muy en primera persona. Y eso lo sabía el Partido Nacionalista Vasco, sabía muy bien que eso terminaba así, lo sabía. Por tanto, permítame que le diga, señor Erkoreka, nada que ver con
la antorcha de la que hablaba el señor Aznar, ni tienen nada que ver Mayor Oreja ni Nicolás Redondo -en mi opinión, esto ya es una mera observación desde fuera- con Patxi López y Basagoiti. Son momentos distintos y personalidades muy distintas.
Seguramente esas personalidades distintas es lo que ha hecho posible que exista ese acuerdo y la posibilidad política, en términos electorales, de que exista ese acuerdo.
Y menos la Ley de Partidos; nadie ha tenido esa intención para hacer la Ley
de Partidos. Pero la mayoría que se ha formado en Euskadi es una mayoría extraordinaria, es una mayoría excepcional. ¿Por qué? Porque veníamos de una situación absolutamente insostenible con las propuestas reiteradas, y que el PNV secundaba con
más o menos entusiasmo, del lehendakari, que nos producían una dificultad institucional insuperable, de no saber qué va a pasar mañana, si se va a respetar o no.



Yo, señor Erkoreka, he tenido en algún momento una preocupación cierta sobre si un Gobierno que se rige por las reglas del Estatuto, de la Constitución y del bloque constitucional, es decir, por el conjunto de las leyes, iba a decidir
convocar una consulta que no tenía ninguna viabilidad legal y que no tenía competencias para ello. Yo, como presidente del Gobierno, he estado en la preocupación, porque es mi obligación, de ponerme en la hipótesis de qué pasaría si eso se
produjera. ¿A usted le parece eso una situación normal? Yo creo sinceramente que es muy excepcional. Simplemente le traslado esta reflexión y creo que algunas de las justificaciones sobre los elementos que ha puesto encima de la mesa no responden
a la realidad de lo que ha pasado allí. En todo caso, esta es mi explicación, mi análisis, que les podrá parecer más o menos ajustado a la realidad. Yo creo que hay gente que conoce bien su formación política y que ha tenido altas
responsabilidades en su formación política que también piensa que algo de autocrítica debería hacer el Partido Nacionalista Vasco, de lo que ha pasado en estos últimos años, y entender que para lo que representa un proyecto político como el PSOE los
proyectos sostenidos, reiterados y apoyados que ha puesto encima de la mesa el lehendakari Ibarretxe son manifiestamente incompatibles con nuestro convencimiento.



En todo caso, le reitero sobre la declaración que hice que la suscribo al cien por cien. No estoy en ese terreno en absoluto; es más, afirmaré que desde luego no comparto, lo diga quien lo diga, que no ha habido en el Partido Nacionalista
Vasco la mayor colaboración en mi etapa como presidente del Gobierno en la lucha contra el terrorismo de ETA, y desde luego en la lucha por acabar con la violencia de ETA en el proceso de paz especialmente. Ha sido mucho más difícil la colaboración
institucional en los temas que afectan al Estatuto vasco, a la convivencia, que son temas donde estamos en el límite de las posibilidades de entendimiento. A partir de ahí he sido radicalmente sincero, radicalmente sincero. Señor Erkoreka, muchas
de las cosas que le he explicado, que le he transmitido, las puede yo no digo por supuesto que apoyar, aceptar, pero tengo el convencimiento de que aunque sea en una pequeña parte algo entiende -un poco- mi posición, nuestra posición.



La fiabilidad es algo que depende estrictamente de las convicciones y de los hechos. Yo en los hechos con el Partido Nacionalista Vasco he sido siempre claro en


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decirle sí o no, tanto al lehendakari como al presidente del Euskadi Buru Batzar, en cada circunstancia, en lo que se podía decir sí y en lo que se podía decir no. Esto ha sido así, no se me podrá cuestionar, pero en fin, todos los malos
tragos pasan, todos pasan. No se puede vivir siempre solo con el mal trago porque además las convocatorias electorales llegan muy pronto, todo se sucede rápido; o sea, que para la relación política en lo que afecta al menos al Partido Socialista y
al Gobierno vuelque toda la acritud, yo lo entiendo, vuelque toda la acritud, pero piense también un poco más allá si puede, un poco más hacia delante y admita algo, aunque sea un centímetro, dos centímetros, que en este caso también otros pueden
tener sus razones y que puede hacer un esfuerzo de comprensión. Estoy seguro, conociendo las cualidades que el señor Erkoreka exhibe cuando tiene que utilizar el tono amable o cuando tiene que utilizar el tono duro, que ese esfuerzo de comprensión
lo podrá hacer también en este momento.



Por mi parte, desde el respeto al Partido Nacionalista Vasco mi voluntad, en lo que pueda ser de interés para Euskadi, la capacidad de diálogo, su pluralidad, su identidad, su autogobierno, las propuestas que puedan hacer; si hay capacidad
de diálogo y de entendimiento por mi parte no faltará, porque es evidente que una cosa es Euskadi y otra es el Parlamento de la nación.



Muchas gracias. (Aplausos.)


El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor presidente.



Señor Erkoreka.



El señor ERKOREKA GERVASIO: Gracias, señor presidente.



Señor presidente del Gobierno, menudo chollo que está encontrando en este tipo de debates. Venimos a debatir el estado del país, de su nación, venimos a enjuiciar su labor de gobierno y acabamos analizando la situación interna del Partido
Nacionalista Vasco y el cambio de rumbo que a su juicio tiene que marcar su trayectoria. (Risas.) Menudo chollo.
(Rumores.)


El señor PRESIDENTE: Silencio, por favor.



El señor ERKOREKA GERVASIO: Le voy a agradecer el esfuerzo de clarificación que ha hecho en dos puntos. Primero, nos ha dicho claramente que la decisión de promover ese cambio que, conjuntamente con el Partido Popular han impulsado en el
Gobierno del País Vasco, es una decisión tomada aquí. A ustedes les molestaron las iniciativas que promovía el Gobierno vasco con el respaldo, no se equivoque no eran de Ibarretxe, total del Partido Nacionalista Vasco. Les molestaron esas
iniciativas y, sencillamente, como consecuencia de aquello que no les gustó, que no compartían, la decisión la tomaron aquí, no como a veces se nos dice, en Euskadi, que son autónomos y libres para tomar sus propias decisiones. Esto no tiene
sentido que me lo digan, porque como bien sabe he pactado con ustedes, con su grupo parlamentario, con su Gobierno, en numerosas ocasiones, muchos compromisos que vinculaban a los socialistas vascos. Que me digan ahora que son libres y autónomos
para tomar sus decisiones está bien, pero acaba de reconocerme que esa decisión la tomaron aquí. Segundo, que la decisión la tomaron en un sentido claramente revanchista; querían resarcirse de determinadas iniciativas que tomamos en Euskadi, que
se promovieron desde el Gobierno vasco regido por el Partido Nacionalista Vasco, que no les gustaron, y se quieren tomar la revancha. Dicen que la consecuencia lógica de esto va a ser que me voy a aliar con mi mayor enemigo para arrancarles a
ustedes de las instituciones vascas. Doble reconocimiento, que le agradezco por la lealtad, por la sinceridad que encierra. Primero, la decisión se tomó en Madrid y, segundo, fue una decisión inspirada en criterios revanchistas, se querían
resarcir, se querían sacar la espina de lo que tanto les inquietó. Es decir, es una manera de reconocer la pluralidad, la diversidad, de ser tolerante con las planteamientos ajenos.



Hay un segundo punto, señor presidente, que le tengo que reprochar, cuando dice que las iniciativas que venían desde el Gobierno vasco eran estrambóticas; vamos a ver, son iniciativas que contaban con el respaldo de la mayoría absoluta del
Parlamento vasco. Si usted reivindicaba, si reclamaba respeto a las mayorías electorales en su debate con el señor Rajoy, y decía que no podía criticar, utilizar determinados calificativos contra su grupo parlamentario porque era un grupo
parlamentario que tenía un amplio respaldo de la población, está haciendo ahora exactamente lo mismo con esas mayorías que estaban detrás del Parlamento vasco cuando tomaba estas decisiones. Está usted, por lo menos no siendo respetuoso con esas
mayorías cuando utiliza calificativos como el de estrambótico y similares que ha venido utilizando aquí.



No es la primera vez que saca a colación nuestro apoyo a la investidura de Aznar. Le voy a aclarar como se produjo aquello. (Rumores.) No lo voy a negar, mi grupo parlamentario prestó apoyo a la investidura de Aznar en el año 1996, es
cierto, lo hicimos, pero le invito a que haga memoria para no incurrir en anacronismos al hacer valoraciones sobre lo que ocurrió. Mire, primero, Aznar ganó aquellas elecciones y Felipe González, que era el candidato alternativo, pidió expresamente
que se respetase el triunfo electoral, renunciando a todo tipo de aventuras extravagantes, justo lo contrario de lo que ha defendido recientemente en Euskadi, que no se respetase al que ganaba las elecciones. Felipe González dijo que se respetase
al que había triunfado. Segundo, aunque Felipe González no hubiese renunciado a aquella aventura, era evidente que la única candidatura viable en aquellas circunstancias era la de Aznar porque, señor presidente, me reconocerá que ustedes habían
saqueado la Hacienda pública hasta el extremo de que lo habían dejado todo irreconocible.
(Protestas.) ¿Me invento los casos de corrupción? ¿Las comisiones de investigación


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que se generaron en aquel momento? ¿Los procesos judiciales que se abrieron con ocasión de los inmensos casos de corrupción que se produjeron? (Rumores.) No era viable otra alternativa.



El señor PRESIDENTE: Silencio, por favor.



El señor ERKOREKA GERVASIO: Ya sé que fue un mal trago para ustedes también, lo admito, pero cada uno tiene que apechugar con sus responsabilidades. Tercero, el Aznar con el que nosotros pactamos era el Aznar que hablaba en catalán en la
intimidad y el que fue capaz de promover, le voy a suministrar datos concretos, una reforma del Concierto Económico vasco, del cupo que el Grupo Socialista no apoyó, no pudo apoyar porque les pareció que iba demasiado lejos. Es más, secretario
general hubo del Partido Socialista de Euskadi que tuvo que salirse del hemiciclo abochornado porque no quería participar en aquel Pleno, y menos compartir con su grupo parlamentario el voto negativo que dieron a aquella reforma del concierto
económico, que fue esencial para garantizar su supervivencia. Por tanto, nosotros pactamos con ese Aznar.



Después Aznar cambió; sí, cambió. Con la mayoría absoluta se convirtió en un personaje reaccionario, intolerante, autoritario, no le voy a poner más epítetos, todos ustedes saben qué tipo de personaje fue. Pero nosotros ya no pactamos con
ese Aznar, señor presidente del Gobierno. El que pactó con ese Aznar reaccionario, intolerante y autoritario fue usted. Sí, sí. Pactó la reforma judicial. Pactó con él varias reformas del Código Penal que equipararon la política criminal
española a la de los países más autoritarios. Y pactó la Ley de Partidos. Lo pactó todo.
Se plegó a él. Pero como muestra, además, de que se plegó a él, al Aznar autoritario de la mayoría absoluta, y no es que lo diga yo, le voy a traer un
testimonio de una persona cualificada, del actual presidente de la Comunidad Autónoma vasca que en una entrevista de hace solo seis meses, fíjese lo que de decía: Cuando estábamos cenando llamó Juan Fernando López Aguilar por teléfono diciendo que
el PP había propuesto la Ley de Partidos. Nos la habían clavado. -El Partido Popular se la había clavado al Partido Socialista que estaba como en la sobaquera del Partido Popular aceptándolo todo.- Nos la habían clavado -la expresión no es mía, es
suya-, porque Juan Fernando había dicho que sí, sin discutirlo con nosotros. Había un cabreo generalizado en aquella cena, aunque luego públicamente tienes que salir poniendo buena cara, especialmente Zapatero que tiene esa responsabilidad. Fíjese
hasta qué punto el que pactó, de verdad, con el Aznar malo fue usted. Nosotros apoyamos su investidura.
Sí, pero pactamos con el Aznar que hablaba catalán en la intimidad, el abierto, el tolerante (Rumores.) y el que era capaz de promover reformas
del Concierto Económico vasco y del cupo que ustedes ninguno apoyó porque les parecía que eran demasiado ambiciosas, que iban demasiado lejos. El que pactó con el Aznar autoritario fue usted, hasta el extremo de que, como reconoce el actual
presidente de la comunidad autónoma, les clavaron leyes tan importantes, como la Ley de Partidos Políticos, que tan eficaces han sido después para la estrategia que han seguido.



Muchas gracias.



El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Erkoreka.



Señorías, correspondería ahora el turno al Grupo Parlamentario de Esquerra Republicana, pero comenzamos la sesión a las cuatro de la tarde.
Prácticamente todos hemos ido saliendo y entrando alguna vez, pero no así el señor presidente del
Gobierno. De modo que durante dos minutos de reloj se suspende la sesión. (Pausa.)


Reanudamos la sesión y tiene la palabra don Joan Ridao.



El señor RIDAO I MARTÍN: Muchas gracias, señor presidente.



Señorías, señor presidente del Gobierno, este es sin duda alguna un debate especial y no solo porque pinten bastos o porque no estemos en tiempos de bonanza económica. ¡Qué lejos queda aquel debate de 2007 cuando hablaba del pleno empleo y
alardeaba también del superávit! Es un debate especial sobre todo porque, y sin ánimo de ponerme excesivamente trascendente, nos hallamos en medio de una encrucijada muy difícil, la más difícil desde la transición hasta aquí y con sinceridad, señor
presidente, no vamos nada bien. Claro que enseguida me va a decir aquello tan recurrente de que España es una democracia sólida situada en el epicentro del mundo civilizado, en el G-20, en el corazón de Europa. Cierto, eso es así, aunque hablando
de Europa usted y el Partido Popular llevan más de quince años disparando con la pólvora del rey, que son esos casi 130.000 millones de euros de maná europeo en forma de fondos de cohesión y fondos estructurales. Le digo eso porque no le vaya a
pasar lo que le pasó al señor Aznar, que en su día, cuando chuleaba, por decirlo de alguna forma, de ese crecimiento económico exponencial que tuvo España hace algunos años, tuvo que venir el canciller alemán, el señor Schröder, a decirle que al
menos el uno por ciento del PIB español era un regalo de Alemania.



En cualquier caso, estamos en un momento francamente difícil. Créame que la situación es muy frágil y se lo voy a decir con dos argumentos, por dos motivos. En primer lugar, por la crisis económica. No solo porque la crisis económica no
ha tocado fondo, como demuestra por cierto el espinoso rosario de malos datos económicos, empezando por los 4.000.000 de parados -6 parados cada minuto-, sino por otra cosa fundamental que usted hoy de una u otra forma ha negado: por las
debilidades estructurales y competitivas de nuestro modelo de crecimiento económico.
Hace no muchas semanas, debatiendo conmigo en esta Cámara, culpaba en exclusiva de la crisis económica al entorno internacional.



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No había una crisis propia de nuestro modelo de crecimiento económico, de nuestro patrón de crecimiento económico, y yo le dije que era cuestión de tiempo. Llevamos catorce años acumulando desajustes y, por tanto, un día u otro vamos a
tener que pagar la factura de esas carencias formativas que usted hoy recordaba de ese retraso en innovación, en desarrollo, de esos mercados ineficientes en la energía, en el transporte, de ese abultado déficit por cuenta corriente a nivel
exterior, de esa administración y sector público auténticamente sobredimensionado y elefantiásico, y sobre todo por ese peso asfixiante en el PIB que supone la construcción. Aquellos polvos en forma de ese modelo de crecimiento económico que el
Partido Popular pero también ustedes han venido patrocinando en estos últimos años, nos han traído estos lodos, que son que España es la fábrica de más de la mitad de parados en toda Europa y, por tanto, algo tendrá el agua, señor presidente, cuando
la bendicen.



En segundo lugar, estamos también en medio de una encrucijada porque usted no tiene modelo de Estado. Lo ha demostrado esta mañana cuando se ha zafado del modelo territorial. No ha hablado absolutamente de nada más allá de hacer una nueva
oferta, un nuevo plazo con relación a la financiación autonómica y, por cierto, ya llevamos diez. Con relación a la política territorial, no sabemos si vamos hacia delante o si vamos hacia atrás. Ha acabado consiguiendo al cabo de los años que
todo el mundo esté incómodo. Es un redomado y consumado prestidigitador que se pasa el día tirando las bolitas al aire y cuida de evitar que le caigan al suelo. Lo ha demostrado esta mañana cuando para salir de la crisis nos ha propuesto recetas
económicas del Partido Popular, una lista de gasto que creo que ni usted mismo sabe cómo va a pagar, y la semana pasada, sin ir más lejos, casi simultáneamente culminó un pacto con el Partido Popular en Euskadi que ha acabado como una auténtica
apoteosis exultante de españolismo; luego en Cataluña, casi al mismo tiempo, un poco de traspaso de Cercanías, pero solo un poquito, no vaya a ser que alguien se pueda enfadar fuera ante la ausencia de noticias sobre la financiación autonómica, y
para acabar la semana el diario, El Mundo, apuntaba y el Partido Popular disparaba con relación a la inmersión lingüística, y ustedes han ido detrás y han caído de cuatro patas en ese seguimiento casi canino del Partido Popular en lugar de hacer una
defensa cerrada de un modelo lingüístico que es un modelo de éxito desde hace veinticinco años, aplaudido por la Unión Europea y que, lejos de ser discriminatorio, es una garantía para la igualdad de oportunidades de cualquier niño o niña en
Cataluña, porque garantiza al final de la etapa educativa obligatoria que todos hablen exactamente igual el catalán y el castellano.



Al mismo tiempo que se supone que usted hacía un nuevo Gobierno y remodelaba su Ejecutivo -y el señor Chaves encarnaba ese giro autonomista, una mirada más empática desde la periferia-, en su partido también hemos visto algunas voces que se
alzaban para decir que ya es hora de la cooperación territorial, que hay que cerrar la carpeta de la reivindicación, que hay que dar carpetazo a la descentralización y hay que muscular el Estado. ¿Cómo se va a acabar la reivindicación si todavía
estamos pendientes de solucionar un tema como la financiación? ¿Cómo se va a acabar la etapa reivindicativa si, a pesar de lo que usted dice, los Estatutos están totalmente esclerotizados? -Luego se lo demostraré-.
Quiero decir con ello que la
España plural que patrocinaba hace unos años se ha convertido en un eslogan vacío de contenido. No hay detrás de la España plural un proyecto, una estrategia, porque sencillamente, le repito, usted no tiene modelo. Es un equilibrista nato, se lo
decían antes: ahora pacto con la izquierda parlamentaria, luego me abrazo a PNV y CiU volviendo a la época del felipismo, luego le estrecho la mano otra vez a Esquerra Republicana, luego se la muerdo... Haciendo así las cosas créame que hay que
entender que esté usted solo, y lo tiene merecido por esa reconocida afición a la improvisación, por ser un diletante y sobre todo por no cumplir con su palabra y con sus compromisos.



Volviendo a la crisis económica, no voy a profetizar mayores desastres. No estamos en Esquerra Republicana, a diferencia de otros, por el cuanto peor, mejor. Como usted comprenderá, no deseamos un escenario ruinoso para nadie. Nos mueve
un sano interés. No queremos la alternancia en el poder, no aspiro a sucederle, me mueve un sano interés con relación a la situación económica. Incluso le diré más, señor Zapatero, me importa relativamente poco si usted minimizó o minusvaloró en
su día la crisis o incluso si se enrocó en ese negacionismo absurdo ante la crisis económica, aunque -eso sí quiero decirle- permítame que con toda modestia le diga que ya le dijimos en su día -y eso lo puede atestiguar el 'Diario de Sesiones'- que
detuviera esa auténtica euforia de regalos y de pedreas asistencialistas. Me refiero a medidas como el cheque bebé, como la famosa deducción de 400 euros del IRPF, medidas que hoy, por cierto, no superan el mínimo análisis por parte de nadie,
medidas que están vacías de todo contenido contracíclico y que además -los datos lo dicen- no han estimulado el consumo ni la demanda interna; lo que han hecho ha sido precisamente propiciar el ahorro: en 2007 teníamos una tasa de ahorro del 11,2
y en este momento es del 19 por ciento. Además, déjeme decirle otra cosa. No hace mucho, Hacienda publicó unos datos y nos dice que sin esos regalos que usted hizo, que nos costaron decenas de miles de millones de euros, la recaudación del IRPF
hubiera caído solo un 1,8 por ciento. Con todo ese dinero que usted ha gastado de forma suntuaria podría ahora atender una cosa prioritaria y fundamental como es la financiación autonómica. Poco importa esto ya, como le decía, y ahora ¿qué es lo
que nos preocupa en relación con la crisis económica? En primer lugar, que a usted no haya nada que le hiele la sonrisa. Se lo digo con el debido respeto. Es muy preocupante que usted y su Gobierno insistan en que la crisis va a durar poquito y
que usted insista en crear ese


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clima artificial de confianza, aunque sea con calzador, porque eso genera, entre la gente que nos escucha fuera, más bien escepticismo; genera, sobre todo, desazón.



Y en segundo lugar, ¿qué nos preocupa? Nos preocupa que más allá de que usted predique ese optimismo excesivo, no tenga relato en relación con la crisis. Creo que el señor Duran tenía razón cuando decía, y usted se lo negaba, que hay que
invertir algunos valores de toda una sociedad y de toda una generación. Creo que mucha gente hemos vivido por encima de nuestras posibilidades. Quiero decir que ha habido un sobreendeudamiento de familias y empresas, y eso es innegable. Por
tanto, hay que recuperar -y usted como gobernante tiene la obligación de hacerlo- la cultura del esfuerzo, del ahorro y también de la inversión. Y ausencia de relato en relación con otra cosa. Usted no tiene relato para explicar cómo va a
gestionar lo que viene, porque usted, señor Zapatero, es incapaz de planificar más allá de un trimestre. A usted el corto plazo es lo que le priva. Le digo eso porque no basta con esas recetas de alquimista que hoy nos ha puesto encima de la mesa,
de ese socialismo un poco mágico, de esa mezcla de hierbas medicinales, porque la impresión, señor Zapatero, fuera, en la calle, es que usted ha estado alimentando la banca y que de las medidas que usted ha tomado nada, nada, casi nada, ha llegado
al tejido productivo. Estos días circula por la red una intervención antigua en televisión, del año 1977, de un ministro de Economía -usted le recordará-, Fuentes Quintana. Además con mucho éxito. Es una intervención que tuvo lugar en vísperas de
los pactos de la Moncloa. Y Fuentes Quintana informaba a la opinión pública con dureza, con vocación pedagógica. Pedía sacrificios y además apuntaba responsabilidades. Y lo hacía sin partidismo, lo hacia sin electoralismo, lo hacia sin sacarse
las pulgas de encima, como ustedes han hecho en más de una ocasión.



En otro orden de cosas, finalmente, usted se ha decidido a abordar algunas reformas, llamadas estructurales, en nuestro modelo de crecimiento. Digo algunas porque, aunque sea tarde, se lo venía diciendo la izquierda, la derecha, el señor
Krugman, el Fondo Monetario Internacional, todos los servicios de análisis y de prospectiva, aunque sea tarde, aunque sea mal y aunque sean insuficientes, bienvenidas sean porque, como decía el gobernador del Banco de España recientemente, todos los
países están igual, están mal, pero nosotros estamos peor. ¿Y sabe por qué? Porque la diferencia entre España y Estados Unidos o Alemania es que ellos van a salir, como usted sabe, antes que nosotros de esta crisis -eso ha sido así desde el año
1929, desde la primera crisis importante-, porque mientras tanto, en estos últimos años, durante la etapa de Gobierno del PP y también durante la etapa de Gobierno socialista, España ha perdido hasta 15 puntos de competitividad en relación a la
media europea y, por tanto, Bruselas le ha dicho recientemente que España es el último de la clase y que va a salir el último también de esta recesión y de esta profunda depresión. Por eso quiero decirle que ya puede usted tener uno, dos, tres u
once planes como los que ya llevamos acumulados hasta ahora, porque esta crisis, que es tan grave, supera la capacidad de decisión que tiene cualquier gobierno. Digo eso porque voy a insistir una vez más desde esta tribuna en la necesidad de
adoptar un auténtico pacto de Estado sobre el empleo, sobre la productividad y sobre la protección social. Ni aunque sea a largo plazo, pensando en toda una generación, queremos un acuerdo integral. No sea usted conservador. Sea progresista.

Adopte reformas. Las reformas son importantes porque hemos de ser capaces de comprometer una base industrial sólida que invierta, por ejemplo, en innovación y en desarrollo; así como reformas también en el sector público y también en algunos
sectores estratégicos como la energía, como el transporte; también reformas secularmente atrasadas como, por ejemplo, la educación, la formación profesional y la fiscalidad. Señor presidente, un día me dijo: aporte usted las propuestas de
Esquerra. Yo las tengo aquí, se las voy a brindar, y si usted nos llama como grupo político, nosotros vamos a colaborar, evidentemente. Aunque es verdad que al lado de esas reformas estructurales, que requieren amplio consenso -ese pacto de Estado
que hoy vamos a reclamar otra vez, y lo haremos también en una propuesta de resolución-, hay otras políticas a las que el Gobierno puede llegar, puede alcanzar por sí solo y puede hacerlo a corto plazo, pero tienen que ser políticas eficaces,
coherentes por cada euro que usted invierta. Eso quiere decir que hay que crear riqueza, pero al mismo tiempo hay que ahorrar evitando el gasto improductivo.



No se amilane y no se azore usted si hay algunos gurús neoliberales o desde la bancada del Partido Popular que denominan al Gobierno la brigada del gasto. Nosotros no tenemos ningún problema; entre otras cosas, el Fondo Monetario
Internacional le está diciendo que hoy por hoy es la política más eficaz a corto plazo para estimular la demanda y también para espolear el crecimiento económico. Hay que gastar bien y no perder de vista, como usted ha dicho, ese objetivo de
estabilidad del 3 por ciento que marca la Unión Europea a corto o a medio plazo, en 2012; pero gastar bien quiere decir no insistir otra vez más en otro cheque, como este cheque-ordenador que usted ha anunciado hoy en esta casa, porque es volver
una vez más a ese asistencialismo que yo venía denunciando.
También hay que recortar gasto superfluo. Y ahí le quiero hacer una pregunta, porque no me ha quedado nada claro lo que usted dice de que va a adelgazar al Estado y va a hacer una
operación bikini antes de este verano. Dígame de dónde va a recortar, exactamente en qué partidas, esos mil millones de euros. Me preocupa si los va a recortar de dependencia o de inmigración, y no hago demagogia, porque eso fue lo que usted hizo
hace muy poco tiempo recortando el 30 por ciento del Fondo de inmigración.



Plan Renove. Dígame cómo puede usted comprometer a las comunidades autónomas diciendo: Voy a hacer las cuentas del Gran Capitán: 500 euros el Estado, 500 euros la comunidad autónoma y 1.000 euros el sector; 2.000


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euros, ya se arregló. Dígame, ¿una vez más el Estado va a puentear a las comunidades autónomas? ¿Una vez más va a insistir en esa deslealtad institucional comprometiendo recursos que no son de usted, entre otras cosas, antes de solucionar
un problema acuciante como es la financiación autonómica?


Señor Zapatero, en relación con la crisis coja usted el toro por los cuernos, lidere, aunque sean temas rocosos, con aristas e impopulares, haga usted reformas en profundidad. Cuando se habla de fiscalidad no se trata solo de rebajar el
tipo de algunos impuestos, como usted ha anunciado hoy en relación con el impuesto sobre sociedades, nos referimos también a perseguir el fraude fiscal; stop a la economía sumergida y a la economía delictiva. Somos el patio de atrás de todas las
mafias europeas; se lo vino a decir hace muy poco el señor Sarkozy, y lo recordaba también, por cierto, el escritor Roberto Saviano: el 25 por ciento de los billetes de 500 euros de toda Europa están aquí, en el Estado español.
Tienen ustedes
ministerios y tienen 150.000 funcionarios que están concurriendo deslealmente con comunidades autónomas. Se da la paradoja de que a más competencias autonómicas mayor gasto hace el Estado, y ustedes todavía insisten en que el Estado se tiene que
reservar hasta el 50 por ciento del gasto no financiero del Estado. Eso es insostenible.



Cuando hablamos del mercado de trabajo -le pongo otro ejemplo-, evidentemente no estamos por abaratar el despido -ahí va a coincidir usted con nosotros-, pero sí por adaptar algunos contratos a las necesidades productivas o para dar más aire
a la negociación colectiva, incluso para poner fin a esos planes de empleo cautivos, a esos PER, porque realmente lo que hoy frena la movilidad geográfica son esos planes cautivos y no las lenguas, por cierto. Y cuando se habla de mejorar el
mercado de trabajo estamos hablando también de mejorar la formación con una visión integral, como hacen en Euskadi, por ejemplo, y además de forma excelente y eficiente. Digámoslo todo: la formación hoy en buena parte sirve para financiar a
algunas patronales y sindicatos, digámoslo claro. Eso también hay que modificarlo.



Hasta ahora -y con esto acabo, señor presidente- he hablado mucho de economía, y he hablado mucho de economía consciente de que no he hablado de cultura y de lengua, y le diré por qué. Porque el encaje de Cataluña y de España no es solo
cultural, no es solo político, es sobre todo un encaje económico, porque hoy España para Cataluña es un pésimo negocio, empezando por los flujos fiscales que son totalmente injustos -hay zonas apadrinadas por el Estado, hay un auténtico expolio a
algunas comunidades autónomas- y siguiendo con otro tema fundamental como son las infraestructuras, y eso que en plena crisis he oído estos días que alguien cuestionaba incluso el Estado de las autonomías que, créame, veinticinco o treinta años más
tarde es una auténtica bendición. Fíjese quien va adelante en Europa. Va adelante esa Alemania Federal, esa Alemania en red y no esa Francia de secular tradición jacobina, centralista, rabiosamente centralista del señor Sarkozy. En ese sentido,
las infraestructuras son muy importantes. Cercanías es un PowerPoint, es humo, señor presidente del Gobierno. Usted no ha comprometido todavía en el Presupuesto ni esos 4.000 millones que ha dicho del famoso plan de cercanías, ni los más de 6.000
millones en inversiones que deben acompañar en su día el traspaso. Cuando usted comprometa ese dinero, evidentemente, ya hablaremos, pero hasta entonces como Santo Tomás.



Otro ejemplo. Hace años que nos desgañitamos desde esta tribuna hablando del eje Mediterráneo, exigiendo que se acabe con ese prejuicio político de que Barcelona y Valencia estén comunicados a solo una hora de tren de AVE. Todos los
gobiernos en democracia han apostado por un modelo radial, centralista, de km 0, donde todo empieza y acaba en la Puerta del Sol, a escasos metros de esta Cámara, hasta el franquismo consiguió hacer una autopista como la del Mediterráneo y en
democracia ningún Gobierno lo ha hecho posible. Contra eso, le diré que el litoral mediterráneo es el que soporta el mayor tráfico de todo el Estado: 8.000 camiones diarios y 12 millones de toneladas cada año. ¿Sabe cuántos trenes de mercancías
hay en ese territorio? Hay 20 cada día. Como vergonzoso es el modelo de gestión también centralista, también radial, que tienen los aeropuertos y los puertos españoles. Hoy, en Europa, en los grandes estados, las grandes infraestructuras de
transporte son más eficientes si se gestionan de forma descentralizada y compiten entre ellos. Y el modelo aeroportuario español pasa por el monopolio de una empresa pública, Aena, que, por cierto, es contrario a las reglas de la competencia.
Supongo que algún día Bruselas dirá alguna cosa.



El señor PRESIDENTE: Lo siento, señor Ridao. Tiene que acabar.



El señor RIDAO I MARTÍN: Voy acabando, señor presidente.



Y es un modelo el de Aena que supedita los intereses de toda la red aeroportuaria a Madrid-Barajas, que es un aeropuerto que solo concentra el 22 por ciento del tráfico total pero que ha acumulado el 46 por ciento de toda la inversión en
estos últimos 15 años. El modelo aeroportuario de ustedes es el modelo que importó, por cierto, Franco. ¿Y sabe de dónde? De Rumanía. Por tanto, el modelo que usted tiene es el modelo Ceauceascu.
Ese es el modelo de aeropuertos que usted tiene
en este momento y que usted no quiere solucionar. Y para muestra un botón. ¿Usted cree que es normal y realista que para ir de Palma de Mallorca a Roma haya que venir hasta Madrid? ¿Usted cree que es posible que Barcelona todavía tenga solo el 9
por ciento de los vuelos intercontinentales?


Finalmente, financiación autonómica. Hoy, una nueva fecha, y ya van diez.
Déjeme decirle que hemos tenido una paciencia bíblica. Llevamos meses dando vueltas y vueltas a esa misma rotonda sencillamente porque usted todavía no sabe lo que
quiere. O quizá sí, porque quizá


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lo que a usted le parece es que si hay una financiación justa para Cataluña se le va a echar todo el mundo encima. Es el miedo de siempre al que dirán. Pero créame que esto de la financiación no es una cuestión de catalanes. Es un pacto
político y es una ley. Es el Estatuto, que usted debe cumplir. Y, por tanto, hay prisa. Hay prisa porque usted no tiene estabilidad política, le faltan apoyos. Y hay prisa porque en Cataluña, ciertamente, hay una tensión de tesorería muy
importante. Por tanto, faltan los recursos pero no es bueno como dicen aquí en Madrid...



El señor PRESIDENTE: Señor Ridao, le ruego que vaya acabando ya.



El señor RIDAO I MARTÍN: Acabo, señor presidente.



No es bueno que se junte el hambre con las ganas de comer y, por tanto, la prisa no es sinónimo de rebajas; nada por debajo del Estatuto. Y pedimos dinero, sí, pero pedimos también un modelo nuevo y un cambio en las reglas del juego y, por
tanto, que se compense a Cataluña adecuadamente con su esfuerzo fiscal. Y en ese afán, señor presidente, nos jugamos mucho. Usted quizá se juega su futuro político. Nosotros nos jugamos el bienestar de toda una generación y no debería usted
extrañarse de que esta situación, en Cataluña, hoy en día, provoque este retraso, y este auténtico cinismo provoque una sensación de desánimo, de fatiga, de desafección se ha dicho, que es lo que domina hoy en Cataluña. Y créame, ya lo veremos más
adelante, pero el globo Zapatero ha pinchado en Cataluña. Hay cientos de miles de catalanes que apostaban por el optimismo y hoy se sienten irritados.



El señor PRESIDENTE: Señor Ridao, lo siento.



El señor RIDAO I MARTÍN: Acabo, señor presidente.



El señor PRESIDENTE: Pero acabe ya.



El señor RIDAO I MARTÍN: Conste que lo hago no desde el victimismo. Conste que me disgusta tanto el victimismo como la prepotencia. Lo que le vengo a decir, señor presidente, es que usted ha consumido ya nuestra paciencia; se ha quedado
solo, se ha quedado sin crédito. No espere usted en ningún caso de nosotros ningún tipo de concesión.



Muchas gracias.



El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Ridao.



Señor Llamazares.



El señor LLAMAZARES TRIGO: Gracias, señor presidente.



Señorías, Izquierda Unida esperaba de este debate parlamentario que supiéramos trasladar a la ciudadanía, que el presidente del Gobierno supiese trasladar a la ciudadanía esperanza, expectativas y probablemente también cambios, pero hemos
visto cómo hasta ahora el debate parlamentario ha estado volcado en un bipartidismo estéril, que ve las cosas en la primavera o en la glaciación pero que no permite ver la realidad, o bien en el reproche. Voy a intentar evitar cualquiera de esas
tentaciones, la tentación del trazo grueso -aunque tengo el tiempo que tengo- y la tentación del reproche.



Señor presidente del Gobierno, hoy lo que se esperaba de usted era un giro político, un proyecto a un año de legislatura que permitiese afrontar la crisis, lograr la mayoría parlamentaria necesaria y promover un liderazgo social para
afrontar unidos el grave reto de la crisis. Nada de eso ha aparecido hoy aquí. El presidente del Gobierno, en vez de afrontar la realidad, no ha hecho como hasta ahora eludirla sino que se ha situado en el centro de la realidad para evadirse. Se
ha evadido, en primer lugar, en relación con el pasado. Daba la impresión de que el señor Zapatero no tenía nada que ver con el señor don José Luis Rodríguez, y en ese sentido el señor presidente del Gobierno ha establecido en esta Cámara un debate
y una descalificación general de la política urbanística que da la impresión de que en los últimos cinco años no ha gobernado él. Yo le quiero recordar, señor Zapatero, señor Rodríguez Zapatero -las dos cosas, por no dividir el nombre y los
apellidos-, que usted ha gobernado durante los últimos cinco años y que solamente han adoptado una Ley del suelo al final de la legislatura anterior por mucho que les planteamos lo contrario; que se negaron a una ley que tuviera que ver con las
hipotecas -que también eran el cebador de la crisis urbanística-, y solo lo hicieron muy al final y de forma muy débil, y que lo que ahora proponen de las deducciones de vivienda viene siendo un planteamiento de la izquierda parlamentaria que
ustedes han rechazado por el temor a desinflar el sector de la vivienda. Pues bien, no desinflaron a tiempo el sector de la vivienda, no redujeron racionalmente ese sector y hoy el sector de la vivienda ha estallado y sus medidas son medidas
tardías.
Pero, señor presidente, además de no reconocerse en su propia gestión, ha eludido la realidad dando un salto en el aire hacia el modelo de desarrollo, hacia el futuro, hacia la recuperación económica. Pero la pregunta hoy no es solamente
qué vamos a hacer en el momento de la recuperación económica sino qué hacemos hoy en el momento más grave de la crisis, cuando se destruye empleo, cuando tenemos todavía un volumen muy importante de empleo precario, cuando nuestro empleo también es
de baja calidad y cuando, por otra parte, señor presidente del Gobierno, hay efectos en la economía muy negativos y muy preocupantes. (La señora vicepresidenta, Cunillera i Mestres, ocupa la Presidencia.) A este problema, al problema de la crisis y
de la recesión, usted no ha dado respuesta, se ha escapado hacia el modelo de desarrollo. Nosotros pensamos que hay que dar respuesta a las dos cosas. ¿Qué pretendía usted eludir, señor presidente? Pretendía eludir el PlanE.



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Usted debería haber explicado en esta Cámara, a un año de gestión, cuál es el balance de su gestión en materia económica frente a la crisis, y no ha dicho una palabra en relación con el PlanE. Señor presidente, dentro del PlanE el fondo
bancario no ha logrado sus objetivos, no se ha utilizado en su totalidad y, por otra parte, no ha llegado a donde tenía que llegar, a la pequeña y mediana empresa de este país. Por tanto, el fondo bancario, en nuestra opinión, debería reorientarse
hacia la inversión pública, debería repensarse para una mayor participación de la iniciativa pública en el ámbito de la banca, en las cajas de ahorros y en el sector bancario.



Segunda cuestión, usted ha hecho de los regalos fiscales y de la reforma fiscal uno de los instrumentos de su política económica, instrumento que nosotros hemos criticado y que han criticado los sindicatos de este país, pero usted no ha
cejado en ese instrumento regresivo de política económica. Muy al contrario, además de dejar de ingresar 30.000 millones de euros, que hoy serían preciosos para la política de salida de la crisis, usted se empecina en nuevos recortes fiscales y en
nuevos regalos, en nuevos cheques fiscales. Señor presidente, le recuerdo -y hay muchos estudios en ese sentido- que es más útil un euro de inversión directa que un euro regalado o deducido, que en muchas ocasiones no se orienta al consumo, sino
que se orienta al ahorro, es decir, si es malo en condiciones de crecimiento, peor aun es en condiciones de crisis. Es un Gobierno de la izquierda el que está planteando en estos momentos nuevas rebajas fiscales en este país. Comprenderá usted que
no le acompañemos en las rebajas fiscales.



En relación con otra materia en la que usted ha dicho que nuestro país es fuerte, las políticas sociales, estamos convencidos de que eso no es así, señor presidente del Gobierno. Somos frágiles en las políticas sociales.
Se ha demostrado,
en relación con las políticas de protección al desempleo, que hoy tienen a un millón de personas sin ningún tipo de prestación, a un millón de familias sin ningún ingreso. Señoras y señores diputados, esta es una emergencia a la que usted debería
responder y a la que debería haber respondido en esta Cámara ampliando la protección al desempleo y creando un fondo de inserción y formación con las comunidades autónomas. Pero no ha hecho nada de eso.



Señor presidente del Gobierno, el problema es que usted no ha hecho un análisis de las causas de fondo de la crisis. No es solamente la especulación financiera, ni siquiera nuestra especulación urbanística, la causa de fondo de la crisis es
la política neoliberal y las graves desigualdades que ha provocado, desigualdades que se han orientado, por parte de las rentas altas, a la inversión especulativa y, por parte de los ciudadanos, al endeudamiento ante la banca, al endeudamiento
privado.
Por tanto, para salir de la crisis, señor presidente del Gobierno, no son buenas las medidas que usted se propone. Para salir de la crisis es preciso un cambio de izquierdas. Es preciso, en primer lugar, proteger a los más débiles
mediante la protección al desempleo, mediante medidas que eviten los desahucios y las hipotecas, que en estos momentos son imposibles de pagar para un sector de la sociedad, y defendiendo la política social y la política de pensiones. Primero la
gente. En segundo lugar, es imprescindible relanzar la iniciativa pública, señor presidente del gobierno. No hay posibilidad de salir de la crisis, desde una perspectiva social, si no hay iniciativa pública, si no hay fiscalidad progresiva -y
usted no va en ese sentido-, si no hay banca pública en nuestro país y utilización de la financiación para que llegue a las pequeñas y medianas empresas, si no hay inversión pública, que usted se propone recortar.



Y por último, señor presidente del Gobierno, es necesario, es verdad, cambiar el modelo. Pero antes de proponer un fondo para el futuro, cumpla usted con los compromisos para cambiar el modelo. Cumpla usted, por ejemplo, con el compromiso
de Kioto; cumpla usted con el compromiso del ahorro y de la eficiencia energética. Cumpla usted con compromisos con los que no ha cumplido todavía, no nos plantee nuevos señuelos para el futuro.



Termino, señor presidente del Gobierno, señorías. Termino definitivamente.



La señora VICEPRESIDENTA (Cunillera i Mestres): Sí, por favor, señor Llamazares.



El señor LLAMAZARES TRIGO: Esperábamos que el presidente del Gobierno hiciese una propuesta de giro a la izquierda. No ha sido así. Nuestra mano está tendida para una propuesta de giro a la izquierda porque estamos convencidos de que es
muy importante una mayoría parlamentaria de izquierdas y que es requisito indispensable para un acuerdo social que responda a los intereses de los trabajadores y a los intereses de los ciudadanos.



Muchas gracias.



La señora VICEPRESIDENTA (Cunillera i Mestres): Muchas gracias, señor Llamazares.



Señor Herrera.



El señor HERRERA TORRES: Gracias, señora presidenta.



Señor presidente, este es un debate singular. Estamos ante la peor crisis económica que ha padecido nuestra sociedad y lo cierto es que no hubo un buen diagnóstico y no se han producido las respuestas apropiadas.
Nosotros creemos que es
una crisis económica causada por las políticas económicas de derechas, por las políticas económicas continuistas. Y necesita de soluciones de izquierdas. ¿Qué esperábamos? Ese compromiso con la izquierda. ¿Y qué nos hemos encontrado? Que usted
ha venido a este debate tomando una propuesta del Partido Popular, otra de Convergència i Unió e incluso alguna nuestra. Quizá le sirva para ganar los debates, pero no sirve para gobernar porque lo que necesitamos es una orientación y nosotros
aspiramos a una orientación progresista,


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de izquierdas, en la política social, pero también en la política económica y en la política fiscal.



En el debate de investidura les ofrecimos una mayoría estable de izquierdas porque decíamos que lo que se avecinaba necesitaba de esa orientación progresista. Pero usted nos dio largas, pactó con el Partido Nacionalista Vasco y decidió
explorar el acuerdo con Convergència i Unió.
Hoy se lo digo: para hablar con nosotros, algunas cosas tienen que cambiar. Le tenderemos la mano, como siempre. Pero le decimos que lo que tiene que cambiar son sus formas, que no podrá hablar con
nosotros si lo que prima son más políticas de cheques; hoy tenemos otro cheque, el cheque del ordenador; o la lógica de la desgravación fiscal. Le tenderemos la mano, pero sabemos que los pactos con ustedes son de alto riesgo. Con nosotros pactó
la financiación para el mes de noviembre, ¿se acuerda?, y hoy tenemos el décimo plazo en materia de financiación. Para pactar con nosotros tendrá que hacerlo con lealtad institucional, y lealtad significa no comprometer los recursos de otras
administraciones.
Usted puede anunciar lo que quiera en torno a la aportación que se le tiene que dar a aquellos que adquieran un vehículo, pero con cargo a su presupuesto, no con cargo a los presupuestos de otros. En cambio, tendrá que concretar
sobre lo que no ha dicho nada. Hoy ha hablado de los ordenadores. Supongo que mantendrá ese compromiso programático sobre el software libre en todos los ordenadores que darán. Supongo que ese compromiso se mantendrá. Por eso le decimos que
necesitamos un cambio de estilo, con algo menos de efectismo, con liderazgo político, sin exceso de dispersión y entendiendo que antes de anunciar hay que escuchar, hablar y pactar. Una política no hecha por guiños y gestos sino hecha por
realidades, con una orientación estratégica que vire a la izquierda, con compromiso ambiental, y cumpliendo con Cataluña en aspectos como financiación, transferencias o cercanías. Eso es lo que le pedimos: en primer lugar, cambio de estilo.



Segunda demanda: cambio de izquierdas. Un giro a la izquierda, pero real.
Aquí le confieso que tenemos un problema, que es ese doble discurso. En los pasillos del Congreso nos decían: paren, con el Partido Socialista, las rebajas
fiscales del Partido Popular. Y hoy lo que nos anuncia es una rebaja fiscal, la rebaja del impuesto de sociedades. Quizás porque no se atreven con los bancos, que son los que tienen que garantizar que el crédito llegue a las pequeñas y medianas
empresas. Y como no se atreven con los bancos, pues ya está, la rebaja fiscal. La verdad es que yo me quedo con las palabras del portavoz socialista el 16 de diciembre: Quiero empezar combatiendo esa falsedad, yo le diría que una falacia
argumental, que me parece el principio de todo este debate. Reducir impuestos -decía el portavoz socialista-, y más el impuesto sobre sociedades en tiempo de crisis y recesión no reactiva la economía y no aumenta la recaudación; Eso es mentira,
simplemente reduce los tipos fiscales. Yo me quedo con las palabras del portavoz socialista. En cualquier caso, si aborda reformas fiscales como esta lo que tendrán que hacer es también incrementar el impuesto de los que más tienen. Por ejemplo
un impuesto sobre la riqueza de los patrimonios superiores al millón de euros, o por ejemplo el impuesto sobre aquellos que ganan más de 8.000 euros al mes; solo le basta con mirar lo que está proponiendo la socialdemocracia inglesa o la alemana y
tendrá una buena pista de ello. Pero de eso hoy no tenemos noticias, incluso en materia inmobiliaria. Hoy que ha descubierto la burbuja inmobiliaria, hoy que se ha sumado a las propuestas que le decíamos nosotros la legislatura anterior, y que
podría haber evitado el estallido de esa burbuja, con lo que nos encontramos es con el doble discurso. Hace unas semanas hacían suya una propuesta del Partido Popular y de Convergència i Unió aprobando el desahucio exprés, sin garantía alguna,
contra el criterio defendido por su grupo la pasada legislatura, y con la sanción del relator de Naciones Unidas sobre la materia, y es que no se puede ser débil con los bancos y fuerte con los desahuciados.
Si quiere un gobierno de izquierdas, un
gobierno de izquierdas es aquel que por ley evita que se pueda embargar lo que es imprescindible para vivir. Con lo que está cayendo lo que le digo es que no basta con decir que no a la CEOE, no basta con decir que no a los despidos, hay que decir
que sí a un fondo de 600 euros para todas aquellas personas que se queden sin prestación de paro. Un fondo gestionado por las comunidades y con aportación de la Administración del Estado. No basta con decir que no a ese discurso sobre la falta de
viabilidad sobre la Seguridad Social, hay que decir que sí a acabar con los abusos en el funcionamiento de determinadas mutuas denunciados por el mismo Tribunal de Cuentas. La buena noticia: usted no está con la CEOE; la mala: que no sabemos
dónde está.



Tercera demanda, un compromiso en el desarrollo federal y un compromiso de veras, porque usted empezó la legislatura pensando que el debate autonómico estaba cerrado. Y nosotros le decimos que no, que tienen que cumplir con el Estatuto, que
tienen que cumplir con la financiación autonómica, y que tienen que cumplirlo de acuerdo con lo pactado en las leyes que ustedes mismos han aprobado, sin ese apriorismo del 50 por ciento para el Estado, porque si no, no será posible el acuerdo,
entendiendo que ley es ley y que se tiene que cumplir. Y la buena noticia del traspaso buena noticia es, pero tendría que ir acompañada con más inversión. ¿O es que acaso tiene sentido que se amplíe -y bienvenida sea- la inversión en cercanías
para Madrid, pero no se amplíe en la red más depauperada, o por ejemplo en el aeropuerto de El Prat? Está muy bien la nueva terminal, pero es que necesitamos un modelo de gestión propio, porque es lo que se practica en toda Europa. Y cuando habla
del reconocimiento de la identidad lo único que le digo es que es insólito que hoy nos podamos dirigir al Parlamento Europeo en catalán, que en el Senado no haya una reforma, y que en este Parlamento no nos podamos expresar en catalán.



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Cuarta demanda, el compromiso ambiental. Simplemente decimos, señor presidente, que la economía verde tiene que ser un compromiso no retórico, sino real. Le digo: sí, hay avances positivos, pero falta credibilidad. Avances positivos que
han dicho que no a un proyecto insostenible económica y ambientalmente: el trasvase del Ródano.
Proyectos positivos: el plan estable a nivel local que permita inversiones que avancen hacia un cambio de modelo. Ahora bien, lo podríamos haber
hecho antes. Y la cuestión cuál es, cómo avanzamos en definitiva en torno a un desarrollo sostenible. Y el problema de esa ley de economía sostenible es qué va a incorporar, el problema está en que hasta el momento, hoy por hoy, lo que tenemos es
más arena que cal. Nos aprobaron la fiscalía verde, ¿se acuerda? No se trataba de pagar más impuestos, sino de pagar diferente en función de lo que se contamina, aprobado en un debate del estado de la Nación, y de realidad y efectos prácticos
nada, porque nunca la implementaron. Les hemos trasladado estrategias potentes en ahorro y eficiencia, una ley de movilidad sostenible, una nueva ley de envases y residuos, un fuerte plan de inversión en rehabilitación energética de edificios,
yendo muchísimo más allá de lo que ustedes planteaban, y aún esperamos respuesta. En materia de transporte el suspenso es clamoroso. Usted sabe que en el transporte de mercancías por ferrocarril en la última legislatura se ha retrocedido.



Acabo ya con un elemento ejemplarizante, el debate nuclear. Nosotros le decimos que ya no nos basta con continuar deshojando la margarita.
Queremos que nos diga que no van a prorrogar la licencia de Garoña con un mensaje claro: que en
España no puede haber centrales que operen más allá de los cuarenta años; simplemente eso, un compromiso concreto y firme por parte del presidente del Gobierno para que eso sea realidad en el mes de julio.



Termino, señora presidenta, diciendo que nosotros lo que no queremos es una política de guiños ni de gestos, sino una política de realidades, de compromisos concretos, de izquierdas, de compromisos ambientales no hablando de economía verde,
sino concretando el cambio de modelo de forma efectiva, lo que se tendría que haber hecho antes y lo que es urgente hacer ahora, y por supuesto un compromiso con Cataluña con una financiación que llegue, que sea justa, que sea suficiente, que fije
criterios objetivos de solidaridad, y con políticas, transferencias e inversiones en materia de cercanías que hagan de una red tan depauperada como la actual una realidad mejor. Espero que todo eso lo podamos ver, y si no, como le digo, no cuente
con nosotros.



La señora VICEPRESIDENTA (Cunillera i Mestres): Muchas gracias, señor Herrera.



Señor presidente del Gobierno.



El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Rodríguez Zapatero): Señor Ridao, es verdad que este es un debate especial, entre otras cosas por la hora en la que estamos y también porque tenemos una situación, desde el punto de vista de la economía,
desconocida desde luego para la generación que representamos, con una crisis muy severa, muy dura y muy grave. Es verdad que el señor Ridao ha puesto encima de la mesa varias crisis potenciales que se sumarían a la crisis económica como tal, y
además ha sumado a lo que es la crisis general una crisis propia de la economía española; lo he interpretado un poco en esa dirección. Y es verdad que cuando hay una crisis económica fuerte -ha pasado casi siempre en la historia- se abren debates
sobre si hay crisis de otros tipos, crisis de valores, crisis de cultura del esfuerzo. El señor Ridao hablaba de haber vivido por encima de nuestras posibilidades. En lo que seguro que estamos de acuerdo es en que hay gente que nunca vive, porque
no puede, por encima de sus posibilidades. Esto es lo más real de lo que yo conozco y de lo que puedo percibir, y nuestra obligación no es tanto pensar en la gente que a lo mejor ha cometido la irresponsabilidad de vivir por encima de sus
posibilidades, sino en los que pagan por aquellos que han podido cometer excesos, y normalmente hay un porcentaje de gente en la sociedad que es la que en estos momentos está con dificultades -en la sociedad española un 20 o un 25 por ciento- que
ciertamente no se puede ni plantear la posibilidad de vivir por encima de sus posibilidades. Este es el tema central en mi opinión, y para un núcleo amplio de ciudadanos que tienen empleo estable y que además ven cómo en el periodo último la
capacidad de la renta disponible viene incrementándose por la bajada de los precios, la situación es muy distinta. ¿Hay una crisis general y una crisis particular española? En mi opinión no. La crisis del sistema financiero ha producido impactos
en las economías, en general, en función de las singularidades de cada economía. Hay sitios donde no ha caído ningún banco, y hay sitios donde se ha llevado por delante la mitad del sistema financiero. Se ponía como ejemplo a Alemania. En
Alemania, que ha hecho las reformas de las reformas, el sector industrial más competitivo, la caída está siendo superior al 6 por ciento de su PIB, por cierto bastante menos que Francia. ¿Por qué? Porque ahora el debate económico que hay en
Alemania es que tienen demasiado sector exterior y una demanda interior muy contraída durante décadas, y cuando se produce una caída del comercio internacional, como tienen un gran sector exterior, tienen una caída del crecimiento muy fuerte.



Irlanda era el modelo, era el milagro, el país que más había avanzado en renta per cápita, el que más había invertido en nuevas tecnologías; una gran parte de los fondos europeos de Irlanda para nuevas tecnologías, y sin embargo el impacto
que ha provocado la crisis financiera... ¿O qué pasa, qué hay una crisis irlandesa? No, hay unas condiciones en unos países y en otros que impactan.



¿Qué talón de Aquiles -que empezábamos a corregir- teníamos nosotros? Un exceso del sector inmobiliario, y la necesidad de incrementar lo más rápidamente posible todos los sectores productivos más


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innovadores. Y paradójicamente -fíjese si es un argumento para el debate que tenemos durante todo el día de hoy- con esta recesión tan severa hay sectores en la economía española que están creando empleo, no ya solo que no pierdan, sino que
crean empleo, como los sectores de las TIC, de la investigación, del desarrollo, y el sector de servicios sociales. Por tanto, efectos distintos; a algunos países les afectan sus debilidades y lógicamente con distintos impactos; en nuestro caso
de manera palmaria, grave, dolorosa, en el empleo por ese exceso del sector inmobiliario.



Estoy plenamente convencido de que el cambio en el modelo de crecimiento que he planteado hoy a la Cámara, que está en el proyecto del Partido Socialista desde 2004, que íbamos llevando a la práctica con más moderación, con menos fuerza pero
que iba apuntando esas señales, ahora hay que hacerlo de manera obligatoria, urgente y con toda la fuerza de recursos públicos que tengamos.



¿Van a salir antes que nosotros? El señor Ridao ha afirmado categóricamente que no, o más bien ha seguido fielmente -me ha parecido entender que seguía con bastante fidelidad- las previsiones de la Comisión Europea, que yo respeto al
máximo, pero tenemos que esperar. Las previsiones que han hecho de la economía española en los últimos años los organismos internacionales daban un crecimiento menor, y luego hemos tenido un crecimiento mayor de nuestro PIB. En fin, después de lo
que hemos visto de cambios de previsiones, y después de oír ayer al gobernador del Banco Central, el señor Trichet, creo que todos tenemos que ser muy cautos en las previsiones que puedan ser positivas o negativas, porque estoy convencido de que
vamos a vivir nuevas revisiones de las previsiones económicas, ese es mi convencimiento.



Reformas estructurales. Esta mañana he dado información amplia de todas las reformas que el Gobierno ha impulsado en el último año. Muchos son proyectos de ley de gran alcance que hemos elaborado, que se han remitido a la Cámara o que
están a punto de remitirse: sector servicios, transportes por mercancías, el último el sector eléctrico para abordar el déficit tarifario; reducción de cargas administrativas. Reformas estructurales. Y la mejor prueba de ello es que la OCDE ha
reconocido, no hace mucho tiempo, que España ha ganado en apertura a la competencia en determinados sectores productivos de nuestra economía. Comparto plenamente la idea de evitar el gasto improductivo, de ahorrar, a la vez que volcar la inversión
en aquellas actividades que puedan generar la mayor capacidad de recuperación económica, de mantenimiento de empleo, de generación de empleo.



Volumen excesivo de los 500 euros, vinculado con la presencia de mafias.
Quizá haya otra reflexión, yo le sugiero que haga una reflexión en otra línea diferente: por qué ese número tan elevado de billetes de 500 euros en la economía
española. Pero tiene mucho que ver con todo lo que llevamos debatiendo durante todo el día.



Mercado de trabajo. También compartimos negociación colectiva, hay un espacio para la reforma; absolutamente formación para el empleo. Estamos generando los espacios, que no son fáciles en esta coyuntura, para que empresarios, sindicatos
y Gobierno podamos avanzar. Estaremos de acuerdo en que no es fácil en esta coyuntura, y que hay que dedicarle tiempo y por supuesto poner todos los elementos de equilibrio que hay encima de la mesa, en una situación en la que todo el mundo pasa
dificultades, los trabajadores en primer lugar, pero también los empresarios.



Cataluña. Me remito a lo que expuse en el turno de contestación al Grupo Catalán de Convergència i Unió, con todo respeto y con el convencimiento de que el proyecto que llevamos adelante desde hace cinco años es un proyecto de la España
plural, que no es un proyecto de un partido nacionalista, al que respeto profundamente; no es un proyecto de un partido nacionalista, es el proyecto de una España plural, diversa, de una manera abierta de entender las identidades, y en particular
en Cataluña, de reconocer los estrangulamientos, las deudas pendientes con la sociedad catalana. Creo que lo he expresado en muchas ocasiones, de manera abierta y contundente, en infraestructuras, en financiación, en autogobierno y en identidad,
con carácter general.



En infraestructuras me remito a lo que he expresado; el gran avance del Estatut en materia de inversión en infraestructuras es claramente ascendente y recuperamos tiempo perdido.



Financiación. Les puedo asegurar que mi deseo es que ya lo hubiéramos acordado, que es un proceso de diálogo técnico y político, lo cual a veces es el escenario más complicado de los posibles, porque nunca sabes si la idea técnica es la
idea que al final marca lo político, y también desde la posición política tienes que tener lógicamente un respeto al escenario que desde el punto de vista técnico se plantea. Pero, reitero, vamos a convocar el Consejo de Política Fiscal y
Financiera antes del 15 de julio, lo vamos a convocar. Por tanto tiene que haber acuerdo. Es una manera de imponernos la obligación del acuerdo.



¿Miedo al qué dirán? A estas alturas, señor Ridao, no. ¿Después de lo que vivimos con el Estatut? No, por favor. Desde el reconocimiento de la mala financiación que ha tenido Cataluña históricamente -veinticinco años así-, el Gobierno
mantendrá un principio de equidad general. Tiene que mantenerlo. Y tiene que cumplir lo que dice el Estatut. ¿Se puede hacer? Creo que estamos cerca -es mi opinión- para llegar a una meta compartida de un modelo de financiación que suponga una
notable mejoría para Cataluña de toda la situación anterior, que respete el Estatut y que por supuesto permita el funcionamiento del modelo general. El señor Ridao seguro que entiende que yo he de procurar que el funcionamiento general del modelo
de financiación y un principio de equidad razonable sean los dos principios que guíen esa actuación.



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Estoy también convencido de que podremos avanzar en las otras cuestiones que ha planteado. El ministro de Fomento de manera abierta ha situado el eje mediterráneo como una gran prioridad, comparto la reflexión que ha hecho sobre la visión
radial o la visión en red del desarrollo de las infraestructuras, y lo muy conveniente que es el eje o el corredor mediterráneo. Hablaremos por supuesto de aeropuertos y de su gestión. He expresado que culminado cercanías, ahora que vamos a hacer
el acuerdo de financiación y puesta en marcha la nueva terminal, el nuevo Prat, abordaremos aeropuertos. Fueron horas y horas en el Estatut y el entonces portavoz del Grupo Parlamentario Socialista, hoy ministro del Interior, se convirtió en un
auténtico experto en materia aeroportuaria, pero al final no pudo cuajar en un acuerdo razonable. Creo que hay muchos terrenos para poder dialogar y llegar a acuerdos. Estoy convencido de que la capacidad que podamos tener en estos momentos para
abordar ese cambio de modelo productivo, manteniendo las ideas parecidas en el mercado laboral, en políticas sociales, permitirá entendimientos, si avanzamos en los temas del cumplimiento del Estatut de Cataluña de una manera más evidente. En todo
caso le agradezco su tono. Ya nos vamos conociendo después de unos cuantos debates, y no esperaba otra cosa. No me ha sorprendido el final de su intervención, porque es el tono en el que le reconozco, más allá de las posiciones políticas que
tenemos y de la tarea de encontrar puntos en común.



El señor Llamazares dice que se esperaba un giro político a la izquierda.
Usted sabe que ese es el único giro que yo contemplo. No sé si el giro es grande o pequeño, pero es el único giro que me cabe en la cabeza claramente. He ido a
identificar con una visión de futuro cuáles son los problemas básicos, el problema nuclear de nuestra debilidad productiva y competitiva, y dónde está la vía alternativa que hay que coger. La vía alternativa es la economía sostenible, la
investigación, la innovación y hacer un gran esfuerzo en este momento.



Dice que he hecho una especie de salto desde la crisis a la recuperación.
Estamos en plena crisis. Pero es probable que lo peor de la crisis haya pasado ya, y todos los medios que hemos puesto para parar el golpe de la crisis abrupta y del
deterioro brutal del empleo están prácticamente en marcha. Están en el PlanE y están ahora empezando a producir su efecto, llegando al tejido económico. Sé que S.S. no ha compartido las medidas de apoyo al sistema financiero, lo conozco y lo
respeto. Lo han hecho todos los países, todos los gobiernos, todos los colores políticos. Si no hubiéramos tenido el riesgo de una auténtica hecatombe con los ahorros de los ciudadanos, con las capacidades de financiación de las empresas,
etcétera. Hay una ligera mejoría de los mercados financieros. Estamos en el camino de la estabilización. No hay normalidad todavía, pero se camina en esa dirección. No hay más que ver cómo, día a día, hay una distensión en los mercados
financieros, en las emisiones de deuda, que es un elemento de referencia muy importante. No hay más que ver cómo ha mejorado en las últimas semanas el diferencial del bono español con el bono alemán. Eso representa que el clima es algo más
favorable. Por tanto el PlanE globalmente, señor Llamazares, es el plan para intentar parar el golpe, atenuar la destrucción de empleo, ayudar al crédito, a las familias -como la moratoria de hipotecas-, y estimular la contratación dentro de lo que
es el diálogo social, además de apuntar reformas estructurales.



Banca pública. Lo hemos hablado en alguna ocasión; no estamos de acuerdo.
El ICO está haciendo hoy una tarea con 50.000 millones. No es una banca pública, pero es una entidad pública que está en la canalización del ahorro a la inversión
con una evidente fuerza, y colaborando con las entidades privadas financieras, que tienen sus redes comerciales y que cumplen más la parte comercial. Pero en la parte de planificación de muchas líneas, como por ejemplo el fondo que ahora vamos a
poner en marcha de 20.000 millones de euros 2009-2010, para financiar solo a empresas del sector de la economía sostenible, el ICO va a hacer una tarea de planificación, de gestión y de concertación, y la banca va a hacer más la parte comercial.



El señor Llamazares ha hablado, y también lo ha hecho el señor Herrera, de los regalos fiscales. Sé que este es un debate casi cercano a lo imposible, pero permítame que me explique. Nosotros tenemos una visión instrumental de la política
fiscal en función de las circunstancias y de los objetivos. No se puede tener una aproximación cerrada. No sé si es de izquierdas o de derechas, pero eso es inmovilismo. No voy a decir fiscalidad verde, creo que hay que abordar ese tema. Estoy
convencido de que hay que hacerlo, pero si tenemos un momento como el que vivimos a finales de 2007 y primera parte de 2008 de una subida de precios del petróleo y de los alimentos que nos llevó a una inflación del cinco y pico por ciento y tenemos
una presión enorme en las rentas más humildes, que son las que más sufren la subida de precios, porque hay sectores sociales a los que los precios, aunque suban, no les afectan para nada, ¿cuál es el mecanismo de respuesta si la inflación depende de
factores externos para que puedan tener más capacidad adquisitiva? La política fiscal. El Gobierno no dispone de otro mecanismo a no ser que alguien pretenda subvencionar o intervenir precios, que sería -como hacen algunos países, pero no en
nuestro continente- un disparate mayúsculo. Es transferir renta desde el sector público al sector privado el ahorro que el sector público había hecho. ¿Para qué? Para eso son los 400 euros. Por cierto, ahora el presidente Obama ha anunciado 800
dólares a cada familia, a cada contribuyente, de apoyo a las rentas, pero en nuestro caso además tenía un objetivo concreto: hacer esa política.



No sé por qué comparan -no tiene nada que ver- un ordenador con un cheque.
Yo no daría un regalo fiscal para nada. Es dotar de un medio útil que además familiariza con las nuevas tecnologías y que han hecho varios gobiernos, como el de
Portugal o el de Francia. Sinceramente, la izquierda portuguesa, que es bastante representativa,


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apoyó la medida. No lo veo como ningún regalo fiscal. Es un medio que va a favorecer sobre todo a sectores que les cuesta ahora mucho más adquirir un portátil que a los sectores con más niveles de renta. Sé que esta discusión la vamos a
tener y no tengo ninguna cerrazón a discutir de política fiscal. Estoy abierto a discutir de política fiscal, señor Llamazares y señor Herrera, pero debemos aproximarnos con una visión que haga factible la respuesta fiscal a cada circunstancia. Me
han oído en muchas ocasiones defender el superávit fiscal en tiempos de crecimiento como algo positivo y ahora me escuchan todos los días defender la necesidad del déficit, es decir, de la inversión y el apoyo de recursos públicos para hacer frente
a la crisis. ¿Es incoherente? No. Es que una cosa y la otra son instrumentales, en función de unos objetivos y de una coyuntura que no depende de tí, que te viene dada y en la que tienes que actuar. No tenemos política monetaria, estamos en una
zona con una moneda única afortunadamente y, por tanto, la política fiscal es una de las claves que podemos utilizar.



El señor Llamazares decía que me ha faltado un análisis de la crisis desde el punto de vista ideológico. Es verdad que el discurso duró una hora y un minuto y en algunos temas como el de Bolonia -y se me ha reprochado- no pude profundizar
ni referirme a ellos por razones de economía necesaria, pero he de decir al respecto que en muchas ocasiones he expresado mi opinión sobre cuáles son los fundamentos que hay detrás del crack del sistema financiero, que es la teoría de la
desregulación, una teoría neoconservadora con gran implantación en Estados Unidos en un momento histórico y no solo allí, que es la misma que defiende la gran desregulación en el mercado laboral, la que defiende la desregulación en el suelo para la
política inmobiliaria y la que ha defendido la desregulación en el sistema financiero para que cada uno pueda hacer lo que quiera y con ello estimular los peores comportamientos. Si eso es una política neoconservadora y hay un componente ideológico
es verdad, pero que eso sea así tampoco nos da una respuesta automática. Para proteger el desempleo hay que usar un volumen amplio de recursos públicos, y para eso tenemos que ser conscientes de que la actividad económica tiene que desarrollarse
para generar ingresos públicos. Por tanto, hay que estimular la actividad económica. Si no, ¿de dónde provienen los ingresos en una situación coyuntural como esta?


El señor Llamazares ha planteado la protección al desempleo. Interpreto que se refería más bien a la protección de los desempleados que pierden la protección al desempleo. Como sabe S.S., esto está en fase de diálogo con sindicatos y
empresarios y, como bien apuntaba algún portavoz, será necesario también un diálogo con la comunidades autónomas. Quiero tranquilizarle en el sentido de que estamos trabajando en abrir alguna hipótesis de responsabilidad compartida. Estoy de
acuerdo en la inversión pública, en una fiscalidad progresista, pero progresista en la realidad, no en la teoría, como sucede con un número elevado de figuras impositivas, que son más progresistas en la teoría que en la realidad.
Tampoco he oído
ningún pronunciamiento del señor Ridao en ese sentido, por lo que interpreto que no hay una discrepancia con el análisis en torno al boom inmobiliario, el sector de la vivienda, ni con la propuesta de eliminación de la desgravación por vivienda para
las rentas altas.



Paso a responder al señor Herrera. Cualquiera que analice el modelo, el patrón de crecimiento que he presentado esta mañana, deberá concluir que es un patrón progresista. El portavoz de Esquerra Republicana hacía alusión también a que yo
he tomado alguna medida de impuestos del Partido Popular. No. Nosotros hemos estado muchas veces con el señor Puigcercòs tomando medidas de rebaja de impuestos a las empresas y la que he propuesto esta mañana es a las pymes de menos de 25
trabajadores. (El señor Herrera hace signos de negación.) ¿No era esa en concreto? Puede ser que haya alguna otra, he entendido mal. En cuanto al conjunto de propuestas, el Fondo de 20.000 millones para la economía sostenible, que esperaba que el
señor Herrera hubiera acogido con mucho más entusiasmo, el Fondo local de 5.000 millones para economía sostenible, nuevas tecnologías e inversión en centros sociales, o medidas para fomentar el transporte público, con el Plan Renove de autobuses
para hacerlos más eficientes, con la deducción tributaria del transporte a los trabajadores, son medidas todas que comportan una visión claramente progresista de una economía sostenible, alejada cuanto antes del carbono, apostando por las energías
renovables, por el ahorro como principal fuente energética en el corto y medio plazo. Me ha planteado el tema de la orientación progresista, que creo es clara. No voy a hablar más de los llamados cheques, a los que también se ha referido el señor
Ridao, a los 2.500 euros. No sé que diferencia hay entre una ayuda directa -se decía que era más preferible- o una vía IRPF. No la veo. No creo que eso identifique unas u otras políticas y, sin embargo, permite desde la política fiscal hacer
algunas. No se me hubiera ocurrido hacer el Sistema de Dependencia si no es a través de una ley y la prestación de servicios.
El Sistema de Dependencia no podría ir por una vía fiscal, pero estamos hablando de algo muy distinto. Ni es un regalo
ni nada que se le parezca.



Señor Herrera, sobre el compromiso de otras administraciones para apoyar el plan de estímulo de la compra de automóviles, nosotros hacemos una propuesta. El jueves, el ministro de Industria se reúne con todos los consejeros de comunidades
autónomas. El que la quiera acompañar, bien.
¿Es razonable la propuesta? Sí. Las comunidades autónomas también están interesadas en mantener la venta de automóviles. Entre otras cosas porque reciben el impuesto de matriculación para ellas
íntegro, que es una fuente de ingresos. Es un impuesto autonómico cien por cien. Parece razonable que si va a haber un incremento de esa fuente de ingresos donde el Estado no recibe nada, participen. Mucho más cuando ya hay varias comunidades que
están empezando -Navarra y otras- a hacer propuestas o anuncios de que iban a


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apoyarla. Parece razonable que hagamos una cosa concertada, con la que el Gobierno ha implicado al sector. No se trata de imponer, se trata de trabajar conjuntamente. Eso también es un modelo federal. Permítame que diga algo más: eso
es, sobre todo, un modelo federal. Claro que nos atrevemos con los cambios y que la salida ha de ser progresista. Me alegro de que coincidamos en la defensa de no hacer reformas negativas para los derechos de los trabajadores. Sobre Cataluña,
estoy plenamente convencido de que tenemos que culminar bien de aquí al verano el calendario que acabamos de iniciar con fuerza con el traspaso de Cercanías. Hay condiciones, hay voluntad y, por supuesto, por mi parte también hay esa voluntad de
cara al trabajo parlamentario.



Algún portavoz de los que han intervenido en este bloque ha referido la idea de cómo empezó la investidura. El Gobierno tiene la obligación de mantener una actitud abierta y de diálogo con los grupos parlamentarios, con aquellos grupos -es
verdad que el PNV ha pasado ya a un territorio distinto- que no han mostrado una actitud evidente de oposición por oposición, de dificultad de entendimiento como, por otra parte, le corresponde hacer al principal partido de la oposición. Pero hay
una serie de grupos que muestran algunas veces una actitud de entendimiento.
El Gobierno lo hace con su mejor intención: poder dialogar porque, como es evidente, a veces estamos de acuerdo en algunas cosas y en otras no.
No es un problema
esencial. En todo caso, estar siempre de acuerdo en todo y hacer un bloque monolítico puede resultar hasta poco atractivo.
Siempre he pensado que para los grupos minoritarios de la Cámara es un escenario que les resulta más cómodo que un pacto
estable, si fuera posible. Siempre lo he pensado y he percibido que se opta por eso, después del resultado electoral de las elecciones de marzo de 2008.



Por último, ha planteado el tema de Garoña. Como sabe S.S., estamos pendientes de un informe del Consejo de Seguridad Nuclear. Sabe cuál es mi posición, la he expresado. Creo que tenemos que mantener el principio de que las centrales
nucleares cumplan la vida útil (Aplausos.), y a partir de ahí evaluar si existen posibilidades de riesgo para la seguridad del abastecimiento energético, de la dieta energética. Esa es mi posición, la he explicado, y cuando conozcamos el informe
del Consejo de Seguridad Nuclear lógicamente el Gobierno tomará su decisión. Pero no he variado mis principios ni mi criterio al respecto. No he variado.
Simplemente quiero decir eso.



Muchas gracias. (Aplausos.)


La señora VICEPRESIDENTA (Cunillera i Mestres): Muchas gracias, señor presidente.



En el turno de réplica tiene la palabra el señor Ridao.



El señor RIDAO I MARTÍN: Gracias, señora presidenta.



Señorías, señor Zapatero, quizá sea por ese optimismo que usted exhibe a ultranza en cualquier circunstancia, pero creo que no es consciente de que ha perdido la oportunidad histórica -no en este debate- que tuvo en 2004, con un Partido
Popular aislado, entre las cuerdas, un Partido Popular después de ocho años de aznarato, de deriva autoritaria, antisocial y centralista. En cambio, después de tener alianzas con la izquierda parlamentaria ha acabado reculando, y lo ha hecho
sencillamente por miedo al qué dirán. Le pongo un ejemplo bien reciente. Creo que se ha metido usted en esa coalición de alto voltaje, de alto riesgo con el Partido Popular en Euskadi sencillamente porque, como le he dicho antes, no tiene una
fórmula de articulación política alternativa a la idea unitarista de España que tiene el Partido Popular. Le hago una pregunta con toda modestia. Dígame usted, un año después de haber iniciado esta legislatura, qué gran diferencia hay entre el
PSOE y el Partido Popular en relación con el modelo de Estado. (Rumores.) Convénzame, más allá de la buena educación, más allá del talante, más allá de que le reconozco que usted no insulta cada día, como hacía el señor Aznar. Y no me venga con el
tema de la política social, después de las penalidades y vicisitudes que hemos tenido con la Ley de Dependencia o con el Fondo de Inmigración. Créame que, a pesar de esa demagogia izquierdosa que a usted le coge antes de cualquier debate como éste,
no hay bastante con arremeter periódicamente contra los obispos, ni con esa Ley del Aborto ni con esa píldora del día después. Usted tenía en Cataluña particularmente -de donde yo puedo hablar con más conocimiento de causa-, hace cuatro o cinco
años, un acuífero de la España plural y ahora avanza hasta un auténtico desierto. A usted le han flaqueado las piernas, ha hecho como el patrón de barco que abandona la nave, ha dinamitado, incluso, todos los puentes de diálogo en este Congreso,
donde usted se ha quedado solo por su mala cabeza, y en Cataluña también, porque la gente tiene, legítimamente, la sensación de que usted nos somete a un trato injusto, institucional, fiscal y muy poco equitativo.



Ya sé, señor Zapatero, que usted está cansado de nosotros, de Esquerra y quizá del conjunto de los catalanes. Créame que nosotros también, eso es recíproco; además, como independentista aspiro a acabar con esa conllevanza de la que hablaba
Ortega. Yo sé, además, que a ustedes les repugna, no les gusta para nada esa sensación permanente que tenemos muchos catalanes de cornudos y apaleados, esa sensación de maltrato, de ser el chivo expiatorio que se lleva todas las tortas, a pesar de
que hay otros que tienen la sartén por el mango; pregúnteselo al señor Chaves.
Insisto, ¿por qué esa sensación? Porque estamos atrapados en medio de ese choque de trenes que es una derecha que para ganar votos en el resto del Estado arremete
contra el Estatut, contra la inmersión lingüística, que cuando gobierna con mayoría absoluta exhibe ese autoritarismo guerrero que recuerda a algunos, sobre todo a los más mayores, el amanecer falangista, y por otro lado, desgraciadamente, una
izquierda que solo se acuerda de nosotros cuando no tiene el favor de la derecha y que como se demuestra hoy


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en el País Vasco, por ejemplo, compite con el Partido Popular en uniformismo.



Acabo diciéndole que no me voy a flagelar porque entre esa Cataluña optimista de la señora Chacón que sabe dónde va y la Cataluña derrotista, creo que hay una Cataluña que quiere ir hacia delante. Además, Cataluña tiene unas posibilidades
importantes. Es a pesar de todo, a pesar de que España es un mal negocio, un motor económico de primer orden. Somos una sociedad multirracial, multilingüe, abierta al mundo. El mercado español con ser muy importante no deja de ser el uno por
ciento del mercado mundial. Otra cosa positiva, paradojas de la vida, lo que hace un año era un problema, Cataluña, después de todo el episodio del Estatut, ahora resulta que puede ser la solución. Usted como casi todos los gobiernos en España, en
los últimos 150 años de la historia moderna de España tiene que girar otra vez la vista hacia Cataluña. En ese contexto, donde usted quiere encontrar la estabilidad política y su supervivencia, le quiero decir que, evidentemente, no vamos a hacer
la pinza ni el frente común con el Partido Popular, pero tampoco cuente con nosotros si no hay una financiación justa que es avalada por el Gobierno de Cataluña y por el presidente Montilla. Se lo diré de otra forma, claramente, no le puedo decir
ahora que sí a ese apoyo que nos reclama para que mañana sea un no, porque si hiciera esto haría lo mismo que hace usted habitualmente.



Muchas gracias.



La señora VICEPRESIDENTA (Cunillera i Mestres): Gracias a usted, señor Ridao.



Señor Llamazares, por favor.



El señor LLAMAZARES TRIGO: Gracias, señora presidenta.



Señor presidente, yo tengo la impresión de que los trabajadores y los ciudadanos cuando termine este debate no se preguntarán quién ganó el pugilato, no se preguntarán eso. Eso se lo preguntarán algunos medios, nosotros que estamos más en
el ámbito de la política concreta, cotidiana.
Se preguntarán fundamentalmente qué medidas va a adoptar el Gobierno y con quién cuenta para esas medidas. De este debate lo que sale es incertidumbre, incertidumbre en relación con la crisis económica
-creo que sirve muy poco el que usted diga que estamos en los albores de la recuperación- e incertidumbre parlamentaria y, en consecuencia, dificultades para el acuerdo y el pacto social. Esa es la conclusión de este debate.



En relación con la izquierda, señor presidente, no nos vale que usted se considere de izquierdas. Me parece muy bien. Lo que tiene que decirnos es qué medidas piensa adoptar para acercarse a la izquierda política y a la izquierda
parlamentaria y usted prácticamente no ha dicho nada en esa materia. ¿Qué medidas piensa adoptar? Porque hoy por hoy la relación, señor presidente, no es preferente, la relación es indiferente. Hay que decirlo claramente, la relación es
indiferente. Con esta serie de iniciativas que ha tomado usted en el día de hoy, que son muchas cosas contradictorias, no sabemos a qué carta quedarnos. Basándonos en estas iniciativas no hay condiciones para un acuerdo, ni siquiera para un
acuerdo light, para un acuerdo suave, mucho menos para un acuerdo de fondo. De nuevo vuelve a eludir una cuestión esencial para nosotros: la protección al desempleo y el Plan de empleo y formación. Ante una situación de desempleo tan grave, usted
deja en la ambigüedad esa medida.
Es verdad que tiene que concertarse, pero tiene que dar respuesta a esa medida. ¿Piensa ampliar el periodo de protección al desempleo? ¿Piensa reforzar las medidas de inserción? No ha respondido a nada de eso y
no nos satisface.



Dice usted: visión ideológica de la crisis. No, visión de izquierdas de la crisis: la crisis provocada por diferencia de rentas, por disparidad de rentas y por especulación. ¿Y cuál es la solución que usted adopta? Más contrarreformas
fiscales. En su caso sí que son instrumentales. Cada vez que hace una reforma fiscal rebaja los impuestos a los que más tiene.
Señoría, en el año 2006 cada empresario declaró 13.000 euros, los trabajadores 20.000 euros. Es un escándalo la
disparidad en la renta y es un escándalo la disparidad en materia fiscal.



La señora VICEPRESIDENTA (Cunillera i Mestres): Señor Llamazares, por favor.



El señor LLAMAZARES TRIGO: Por esas razones, señor presidente, no ha aclarado en este Pleno ni la línea política que va a seguir -no ha girado hacia la izquierda- ni ha aclarado la mayoría parlamentaria necesaria para dar seguridad a los
ciudadanos y a los trabajadores frente a la crisis.



La señora VICEPRESIDENTA (Cunillera i Mestres): Gracias, señor Llamazares.



Señor Herrera.



El señor HERRERA TORRES: Gracias, señora presidenta.



Señor presidente, nosotros no aceptamos esos pactos a la carta en los que le tenemos que aprobar sus medidas pero tenemos que aplaudirle además aquello que plantea que viene incluso del Partido Popular o de Convergència i Unió. Hay una
buena noticia hoy. Usted ha dicho: No hay que tener una postura inmovilista en materia fiscal. Ha anunciado que suprime el cheque de los 400 euros porque no sirve para reactivar la economía y es inequitativo. Espero que en su réplica anuncie la
supresión de ese cheque que se justificó -acuérdese usted- por un superávit que hoy no existe. Obama puede plantear medidas pero también hace otra cosa, sube impuestos a los más ricos. Lo que espero es que también hoy usted lo anuncie en
coherencia con ese compromiso de izquierdas. Le digo además -no lo decimos nosotros, sino la fundación de las cajas de ahorro- que a quienes


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más favorecieron sus reformas fiscales fueron a las rentas más altas.



Segundo elemento, compromiso con Cataluña. Espero que sea realidad, de una vez por todas, el compromiso en materia de Cercanías. Ya se lo decía en 2004, cuando ustedes afirmaban que las Cercanías funcionaban bien, y eso tiene que
traducirse en una multiplicación de su inversión. Lo que deseo es que, más allá de la T-Sur, en el aeropuerto de El Prat lo que haya es gestión con participación determinante de las administraciones catalanas, porque si no, la T-Sur acabará siendo
la T-5, la T-Barajas, con un papel subsidiario respecto al aeropuerto de Madrid.



Tercer elemento, el entusiasmo en las medidas ambientales lo tengo en función de las medidas concretas. Le he dicho que hay cosas que me parecen muy oportunas, pero llegamos muy tarde. La fiscalidad verde no se la planteamos en 2007; se
aprobó en esa Cámara en el año 2005, lo planteamos en el año 2004, y mire si han pasado años. Y no significa más impuestos, sino pagar en función de lo que se contamina. Respecto a esa ley que ha esbozado, nos parecerá bien, mal o regular en
función de si lo que hace es introducir medidas concretas como porcentajes en materia de ahorro y eficiencia, planes de movilidad para los polígonos, planes de movilidad para las ciudades de más de 20.000 habitantes. Rastreando mi cartera he
encontrado la tarjeta T-10 -del transporte público de Barcelona- y también un metrobús que utilizó cuando voy por Madrid. ¿Sabe cuál es el problema? Que ustedes solo financian estas dos tarjetas, que en la mayoría de ciudades ustedes no financian,
y que además lo que financian de transporte no se ha incrementado. Eso es movilidad y eso es sostenibilidad. Eso es lo que le pedimos, no más cemento, que es la única lógica que prima en este país, sino más movilidad y más sostenibilidad.



Acabo ya, señora presidenta, con una última reflexión, Garoña. Usted me dice que continúa con ese mismo compromiso en lo nuclear, pero le oigo lo mismo desde 2004 y queremos algo concreto. ¿Lo concreto? Hoy se dice cerrar Garoña, y eso no
depende del Consejo de Seguridad Nuclear; es una decisión política y ustedes la tienen que tomar ahora. Por eso le pedimos el compromiso concreto y por eso le anuncio ya que para nosotros será muy importante lo que voten sobre la resolución que
diga simple y llanamente que Garoña deja de funcionar a partir del mes de julio. El entusiasmo en materia ambiental no lo mediremos por los anuncios, sino por lo concreto.



La señora VICEPRESIDENTA (Cunillera i Mestres): Señor Herrera, tiene que acabar.



El señor HERRERA TORRES: Y hoy en lo concreto lo que ha hecho su Gobierno es claramente insuficiente. Si no, miren al Ministerio de Medio Ambiente hoy y miren lo que hacía en la legislatura pasada.



Muchas gracias.



La señora VICEPRESIDENTA (Cunillera i Mestres): Gracias, señor Herrera.



Señor presidente del Gobierno.



El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Rodríguez Zapatero): Muchas gracias, señora presidenta.



Señor Ridao, en sus conclusiones finales ha puesto en cuestión lo que representa el proyecto de la España plural y ha invocado nuevamente su carácter de independentista. Desde esa perspectiva, es evidente que ahí hay una distancia clara, no
nos vamos a engañar entre nosotros. Si esa es la óptica con la que se contempla la posibilidad del entendimiento, lógicamente hay una distancia muy intensa. Cuestión distinta son las políticas concretas y el balance en torno al desarrollo político
estatutario de Cataluña. Nosotros, modestamente, también somos algo en Cataluña; tenemos 25 diputados tras las últimas elecciones generales. No nos atreveríamos a hablar nunca, ni el PSC se atrevería a hablar nunca, en nombre de Cataluña pero mi
trabajo con el Gobierno de Cataluña ha ido siempre en la dirección de desarrollar el Estatuto y lograr un acuerdo de financiación. ¿Que está costando? Sí, pero no es un tema sencillo y va a ser, con toda seguridad, un tema para décadas. Es mi
opinión. Por tanto, tenemos que tener paciencia, pero todos porque para mí también es un tema que está ahí pendiente, que no acabamos de resolver. Además, añadiré a este respecto que lo que no me parece correcto como visión política -lo digo con
toda claridad-, y en este caso me dirijo expresamente a Esquerra Republicana de Catalunya como formación a la que he conocido y respetado en su trayectoria y de manera singular desde el año 2004, lo que no me parece lo más acertado es hacer esa
disección -si me permite, un poco simplista- de equiparar al Partido Popular y al Partido Socialista en su política general. Lo digo porque a mí me da la impresión de que a la gran mayoría de los ciudadanos de Cataluña eso no les resulta creíble;
no digo a todos, pero a la gran mayoría no les resulta creíble. Son tantas las razones que dudo incluso que usted mismo pueda esgrimir ese argumento con una convicción profunda


En todo caso, trabajaremos para intentar el máximo entendimiento posible, igual que con el señor Llamazares, desde las discrepancias o las aproximaciones. Parece bastante evidente que el proyecto político que representa este Gobierno está
caracterizado por tener un DNI bastante progresista en todos sus elementos principales. La discusión que a veces hemos mantenido en determinados ámbitos no es tanto de visión progresista, sino de política instrumental: en la fiscalidad y en
algunas otras cosas, donde yo creo que los objetivos que se puedan buscar no se consiguen con determinados instrumentos. En todo caso, reitero que no tengo una actitud de no poder hablar de fiscalidad, pero que el marco adecuado debe ser, en mi
opinión, la Ley de Presupuestos, como es lógico, y también de aquellos temas que puedan estar directamente relacionados con llenar de contenido esa ley de economía sostenible.



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Ya he visto que el señor Herrera tiene ideas y nos parecen de extraordinaria importancia. Me alegra que sea un defensor del transporte público porque es una de las partes importantes del nuevo modelo de crecimiento. Podemos hacer más
cosas; hoy, en las medidas que hemos propuesto, se incorporaba alguna, y por supuesto tomaremos una decisión acertada en torno a Garoña y, lógicamente, al futuro de la energía nuclear en nuestro país. Entenderá el señor Herrera que por la mínima
prudencia tengo que esperar a conocer, y el Consejo de Ministros, el informe del Consejo de Seguridad Nuclear, pero siempre procuro ser coherente con mis convicciones y con mis compromisos.



Muchas gracias.



La señora VICEPRESIDENTA (Cunillera i Mestres): Muchas gracias, señor presidente.



Señorías, se suspende la sesión hasta mañana a las nueve de la mañana.



Eran las once y cuarenta minutos de la noche.