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Intervención del presidente del Congreso en la Sesión Solemne de Homenaje a las Víctimas del Terrorismo

27/06/2012

Señor presidente del Gobierno, señorías, representantes de las Asociaciones de Víctimas del Terrorismo, señoras y señores:

Por tercer año consecutivo, el Congreso de los Diputados celebra este acto solemne en el que se rinde homenaje y recuerdo a las víctimas del terrorismo.

El objetivo es poner de manifiesto el reconocimiento que la sociedad española brinda a las víctimas, y contribuir a mantener viva su memoria, haciendo nuestro el testimonio de integridad y firmeza que ofrecen a todos los españoles.

Es el deseo de esta Cámara que con este acto se haga llegar, a todas y cada una de las víctimas del terrorismo, y a todos y cada uno de sus familiares, el afecto, la cercanía y la comprensión de los ciudadanos españoles.

Sé que mis palabras servirán de poco para aminorar su terrible sufrimiento.

Pero quisiera que el apoyo y reconocimiento de las Cortes Generales ayudasen a paliar, en la medida de lo posible, el comprensible sentimiento de dolor e injusticia.

Porque rendir homenaje a las víctimas del terrorismo no obedece únicamente a razones afectivas, ni tiene como propósito saldar una deuda.

Nuestra mirada a las víctimas del terrorismo tiene, en realidad, un significado mucho más profundo.

El terrorismo es un ataque frontal a los valores esenciales que presiden nuestra convivencia y que los españoles hemos erigido en pilares básicos de nuestra vida colectiva.

Es un ataque a la paz, a la democracia, a la libertad y a los derechos inviolables de la persona.

Los españoles hemos venido padeciendo este ataque durante muchos años.

El terrorismo ha sido, sin duda, la más grave lacra que ha empañado nuestra convivencia democrática y que ha querido obstaculizar el deseo, de la inmensa mayoría de los españoles, de vivir en paz y en libertad.

Pero los españoles hemos sabido resistir a ese asedio.

Hemos conseguido hacer triunfar nuestros valores y principios de concordia política, sin permitir que la barbarie terrorista nos apartase del camino que emprendimos juntos hace 35 años hacia una convivencia democrática, en paz y en libertad, que garantizase el progreso y el bienestar de España.

No nos hemos plegado a las exigencias de los asesinos, ni hemos admitido que pudiesen defenderse posiciones políticas con la fuerza de las armas.

En esa resistencia al ataque del terrorismo, en esa determinación con la que hemos afrontado nuestros objetivos comunes, la contribución de las víctimas ha sido fundamental.

Su serenidad, su fortaleza, su valentía y su altura de miras han sido un ejemplo para todos los españoles.

El acto de hoy pretende subrayar la inigualable trascendencia que su testimonio, el de las víctimas, tiene y seguirá teniendo para la sociedad española y para nuestra convivencia democrática.

Nuestro reconocimiento quiere ser, en suma, una manifestación de gratitud por su ejemplo y una manera de reafirmar nuestro compromiso y adhesión a los valores democráticos.

En el homenaje de hoy quiero dirigir un especial recuerdo a los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad así como a los de las Fuerzas Armadas, que han padecido con especial intensidad la violencia terrorista, y no han cejado en servir a España aun a riesgo de su integridad o de su vida.

En la primera ocasión en la que el Congreso celebró este acto solemne de homenaje y recuerdo a las víctimas, el 27 de junio de 2010, Su Majestad el Rey señalaba que "al honrarlas, con la debida solemnidad, no sólo cumplimos con la deuda de inmensa gratitud que tenemos contraída con ellas, sino que enaltecemos los mejores valores de nuestra sociedad. Son un referente cívico, un símbolo de la firmeza de nuestro compromiso con la democracia y la libertad".

Esas palabras de Su Majestad resumen el mensaje que yo también deseo transmitir hoy.

Renovemos nuestra condena, radical y sin paliativos, de cualquier acto terrorista o de exaltación o enaltecimiento de los terroristas.

Rechacemos cualquier intento de equiparación moral o política entre las víctimas y sus verdugos.

Reafirmemos, pues, nuestra determinación de vencer, definitiva e inexorablemente, el terrorismo de cualquier signo, con las armas que nos ofrece el Estado de Derecho.

Y confirmemos nuestro sólido compromiso con los valores democráticos. Los únicos que pueden garantizar una convivencia en paz, en libertad, y respetuosa de los derechos inherentes a la dignidad de la persona.

Con un emocionado recuerdo a las víctimas del terrorismo y en manifestación de la gratitud que todos los españoles les debemos por su entereza y firmeza para ayudar a la consolidación de un largo camino hacia la paz y defensa de los valores democráticos, les ruego guardemos a continuación un minuto de silencio.