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DS. Congreso de los Diputados, Comisiones, núm. 490, de 18/12/2013
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CORTES GENERALES


DIARIO DE SESIONES DEL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS


COMISIONES


Año 2013 X LEGISLATURA Núm. 490

SANIDAD Y SERVICIOS SOCIALES

PRESIDENCIA DEL EXCMO. SR. D. MARIO MINGO ZAPATERO

Sesión núm. 21

celebrada el miércoles,

18 de diciembre de 2013



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ORDEN DEL DÍA:


Debate y aprobación, en su caso, del informe elaborado en el seno de la subcomisión:


- Subcomisión para el análisis de los problemas estructurales del sistema sanitario y de las principales reformas que deberán acometerse para garantizar su sostenibilidad. (Número de expediente 154/000003) ... href='#(Página2)'>(Página2)



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Se abre la sesión a las cuatro y diez minutos de la tarde.


El señor PRESIDENTE: Señorías, vamos a dar comienzo a la Comisión de Sanidad y Servicios Sociales número 21, cuyo orden del día conocen perfectamente. Tiene un solo punto: el debate y aprobación, en su caso, del informe elaborado en el
seno de la subcomisión para el análisis de los problemas estructurales del sistema sanitario y de las principales reformas que deberán acometerse para garantizar su sostenibilidad. La organización del debate será como voy a transmitirles a
continuación. En primer lugar, daré la palabra a un miembro de la subcomisión para que presente el informe de la subcomisión. A continuación tendrán la palabra los grupos parlamentarios que han presentado voto particular, de menor a mayor, por un
tiempo no superior a quince minutos. Después daré la palabra a los grupos parlamentarios que no han presentado voto particular para fijar posición y cerrará el debate, para la valoración de las enmiendas transaccionales que pueda haber a lo largo
de esta Comisión, el representante del Grupo Parlamentario Popular. La votación no será antes de las cinco y media. Sus señorías tienen bastante claro cuál va a ser el perfil de la tarde que nos espera. Deseando que el debate de hoy sea
fructífero, le doy la palabra al representante de la subcomisión, don Rubén Moreno.


El señor MORENO PALANQUES: Además de ser una obligación, quisiera agradecer a todos los portavoces de los distintos grupos parlamentarios, tanto a quienes se encuentran hoy aquí como a aquellos que han anunciado que no iban a estar por no
haber participado previa y posteriormente en este informe, el trabajo que han realizado especialmente durante los últimos días. Asimismo pido perdón, porque el trabajo de consenso de las distintas propuestas que se han plasmado en los votos
particulares ha sido extraordinariamente difícil de integrar en este informe y los distintos portavoces no han tenido el tiempo necesario ni siquiera el más mínimo para poder evaluarlo en unas condiciones mínimamente aceptables.


Quisiera añadir que esta subcomisión para el análisis de los problemas estructurales del sistema sanitario y de las principales reformas que deben acometerse para garantizar su sostenibilidad comenzó en marzo de 2012, una subcomisión cuya
creación fue solicitada por el Grupo Parlamentario Popular Catalán, el 16 de marzo del 2012, en la Comisión de Sanidad. A través de los distintos procesos de este tipo de solicitudes acabó en el Pleno, en el que se aprobó su creación el 14 de junio
del 2012, aunque se constituyó formalmente el día 27 de junio. Entre febrero y julio del 2013 la citada subcomisión se ha reunido en doce ocasiones, en las que han comparecido veinticuatro expertos, entre ellos presidentes de colegios
profesionales, economistas de la salud, gerentes de centros asistenciales, representantes de la sanidad privada, miembros de la industria farmacéutica y de la industria tecnológica sanitaria y otros especialistas, que analizaron la situación
presente y las necesidades futuras del Sistema Nacional de Salud; realizaron propuestas coyunturales y estructurales que, a su entender, debían llevarse a la práctica para asegurar la sostenibilidad y el desarrollo del modelo asistencial. En este
proceso algunos grupos que formaban la subcomisión por distintas razones decidieron abandonarla -unos al comienzo y otros al final- y estaban en su legítimo derecho. El 27 de noviembre -último día del plazo- fue la última reunión en la que estaban
presentes los grupos parlamentarios de UPyD y del Partido Popular. En esa reunión se acordó elevar a la Comisión un informe con veintisiete puntos, que después se distribuyó a los distintos grupos parlamentarios para que emitieran los votos
particulares con una serie de propuestas que inicialmente podrían agruparse, al menos desde nuestro punto de vista, ante la necesidad de un pacto. Con ello quiero reforzar la idea de que este informe no es propiamente un pacto entre los grupos
parlamentarios -haré una valoración final, pero no es propiamente tal-, sino que es un documento que se elabora basándose en las comparecencias que han tenido lugar en esa subcomisión. También hacía referencia a distintas cuestiones sobre el
modelo, a profesionales, a financiación, a gestión, a salud pública, a investigación, desarrollo e innovación, a calidad, evaluación e indicadores y salud electrónica. Como último punto, para intentar establecer lo que era necesario, unos
principios comunes que la mayoría de grupos parlamentarios pudiéramos compartir, se creó una comisión de seguimiento. En esos votos particulares, y en el escaso tiempo que lamentablemente hemos tenido, el Grupo Parlamentario Popular, aunque es una
cuestión que podría verse en la última parte de la intervención, aceptaría once propuestas de La Izquierda Plural, dos de UPyD, once de Convergència i Unió, once del Partido Socialista Obrero Español y trece del PNV. El número de propuestas que
podrían ser aceptadas y que, desde luego, nosotros aceptaríamos encantados, no tiene que ver con el convencimiento de que unas sean mejores que otras, sino con su número; en el caso del PNV, dos votos particulares, con una declaración en el segundo
que es ampliamente apoyada por nuestro grupo parlamentario, como lo es la mayoría de los votos particulares. Una cosa es lo que puede aceptarse por nuestro grupo parlamentario en este informe, que no es



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propiamente una posición del Grupo Parlamentario Popular, sino que recoge aquellas -y, no todas- manifestaciones de los comparecientes. Todas estas propuestas, que sobrepasan las cuarenta y tantas, podrían estar incardinadas en lo que los
comparecientes han dicho y podría ser una base mínima para que todos pudiéramos compartir esos principios generales. Se han eliminado las propuestas iniciales del informe original. El objetivo no era mantenerlas a ultranza, sino que, para que
fueran asumidas por la mayoría de grupos, las hemos suprimido y se han sustituido literalmente por algunas de las propuestas sobre las que hemos hablado brevemente durante este tiempo. Insisto en que no es un informe de grupo inicial, ni tan
siquiera debería ser el de todos o de la mayoría de grupos, sino el elaborado sobre unas intervenciones previas y en el tienen cabida la opinión y los principios sostenidos por los grupos parlamentarios, con independencia de que hayan sido
compartidos por los intervinientes durante esas sesiones.


Esto debería servir como base al Legislativo no para decirle al Gobierno actual sino a los que vengan en el futuro: Señores del Gobierno, estos son los principios básicos que el cuerpo legislativo considera que deberían guiar su labor. A
mi modo de ver, no es tan importante la valoración que los distintos grupos, desde posiciones encontradas, puedan hacer de la labor que está desarrollando el actual Gobierno y que el Gobierno Popular asume en su totalidad. Esto debe quedar al
margen y deben ser esos principios los que realmente muestren a este Gobierno y a los siguientes hacia donde debería ir dirigida la política sanitaria.


Acabo. El último punto del informe original hace referencia a esa Comisión de seguimiento y evaluación, al estilo de la que se planteó en su momento en el Pacto de Toledo para, basándose en esos principios y siguiendo el cumplimiento o no
de los distintos Gobiernos, incorporar conceptos a los puntos de vista que en este momento sustenta cada grupo parlamentario. Agradezco enormemente a todos los grupos parlamentarios las aportaciones que han hecho, con honestidad y con el ánimo de
mejorar nuestro sistema sanitario. Hemos intentado elaborar un acuerdo de bases. El documento que han recibido -lamentablemente con tan poco tiempo- incluye todos aquellos puntos que han presentado los portavoces y que el Grupo Parlamentario
Popular considera que pueden ser compartidos, no solo por nuestro grupo, sino por la mayoría. Invito a los portavoces de cada grupo parlamentario a que reflexionen. Asumo -y entono el mea culpa en estricto tono personal- que no han tenido el
tiempo suficiente para valorar el informe que les he mandado con la integración de esas aportaciones, no en la parte que les corresponde a cada uno de ellos, sino a lo que han dicho los demás, que pueden compartir o no. (Aplausos).


El señor PRESIDENTE: De sus palabras se desprende que a lo largo de la tarde habrá un documento distinto del inicial de la subcomisión, que hará llegar a esta Mesa, en el que habrá enmiendas transaccionales de los distintos grupos
parlamentarios.


El señor MORENO PALANQUES: Como el señor presidente muy bien dice, hay un documento distinto en el que se han integrado todas las propuestas de los distintos grupos parlamentarios, en la mayoría de casos literalmente, y, en algunos, dado
que son repetitivas, intentando respetar su espíritu para que sean asumidas.


El señor PRESIDENTE: A lo largo del debate veremos como se sustancia esto. Voy a dar la palabra a los distintos grupos parlamentarios que han presentado voto particular, de menor a mayor. En primer lugar, en representación del Grupo
Parlamentario del Partido Nacionalista Vasco, tiene la palabra doña Isabel Sánchez.


La señora SÁNCHEZ ROBLES: Tenemos que felicitarnos todos, especialmente tenemos que felicitar al portavoz del Grupo Popular, don Rubén Moreno, por la disposición que ha tenido para analizar los distintos documentos con el fin de elaborar un
informe de consenso. Esto es un nuevo estilo que hay que agradecer y de verdad le felicito. Es una opinión muy personal, pero es la mía. Es cierto que hemos tenido muy poquito tiempo para analizar este documento que merece la pena, porque estamos
hablando de un pacto de Estado. Estamos estudiando alcanzar un consenso amplio en esta cuestión. Si no les parece mal, con independencia de que podamos debatir hoy sobre este informe muy superficialmente, porque, como personalmente no he tenido
demasiado tiempo, he hecho una lectura transversal. Si no les parece mal y porque merece la pena, en enero celebraremos un Pleno y no estaría mal que pudiéramos aplazar la votación hasta esa fecha. Tendríamos un único debate y nos daría tiempo
para hacer una lectura más sosegada y votar con mayor seguridad. Como decía el portavoz del Grupo Popular, estamos hablando al



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final de un proyecto de futuro. Se trata de que este documento recoja lo que opinan los representantes de los distintos grupos políticos de esta Comisión para ser aplicados por este Gobierno y por los sucesivos. Los proyectos a cuatro años
se pueden hacer con una mayoría absoluta, pero un proyecto tan importante como es el de perseguir la consolidación de un sistema de sanidad sostenible requiere del acuerdo de todos. Habida cuenta del escaso tiempo que hemos tenido, les propongo
este acuerdo a sus señorías. Valoro positivamente el esfuerzo de integración de los votos particulares que ha hecho el portavoz del Grupo Popular, porque eran muy distintos. Esto no es tan sencillo como una enmienda a una PNL, es un informe que
tiene su volumen. Se han hecho aportaciones ricas y sustanciosas. Sin querer repetirme, sería conveniente -y si no les parece mal al resto de los grupos acordarlo entre todos- contar con un poco más de tiempo para votar con seguridad, porque hoy
nos puede quedar la duda de, por si acaso, no voy a votar a favor. Tratándose de un tema tan relevante, lo serio es tenerlo bien analizado, llegar a los puntos de encuentro y tener una posición firme y consolidada. La verdad es que ha sido un poco
precipitado y no ha sido culpa del portavoz que ha liderado este proceso de consenso, sino de la falta material de tiempo ante unos documentos que eran bastante sustanciosos. Esta es nuestra propuesta. Vuelvo a reiterar el agradecimiento, porque
ha sido un buen estilo.


El señor PRESIDENTE: Para defender el voto particular de Unión Progreso y Democracia, tiene la palabra el señor Cantó.


El señor CANTÓ GARCÍA DEL MORAL: Pase lo que pase con esa votación, la hagamos hoy o no, quisiera explicar a priori las razones del voto negativo y pasar a enumerar cuáles han sido las enmiendas que hemos presentado. Estamos de acuerdo en
casi todos los síntomas, aunque faltarían algunos de los que se habla en este informe. Nos falta ponernos de acuerdo en las soluciones y en el tratamiento, que han aportado repetidamente muchos de los comparecientes que hemos estado escuchando
durante toda esta subcomisión. Las conclusiones del informe remitido para el análisis de los problemas estructurales del sistema sanitario y de las principales reformas que deberán acometer para garantizar su sostenibilidad adolecen, para nosotros,
de una serie de carencias que ponen en evidencia que, con independencia de la calidad y el interés de las comparecencias celebradas en la conclusión del informe, ni se ha llegado a un análisis que concrete los problemas estructurales del Sistema
Nacional de Salud ni se plantean reformas de fondo, que son las que nosotros creemos que hacen falta, más allá de las que numerosos expertos que han comparecido en esta subcomisión señalan en las transcripciones. Es cierto que la demanda sanitaria
se ha comprobado infinitamente expansible -también hemos hablado de eso- debido a factores demográficos, sociales y tecnológicos. Todo el sistema debe ser consciente de que debe afrontar una determinada situación con unos recursos limitados y que
es un tópico concebir el futuro de un sistema sanitario como una apuesta a la carta de disposición. Es necesario afrontar la sostenibilidad de todo el sistema sanitario desde diferentes frentes. Si de verdad quisiéramos diagnosticar cuáles son los
principales problemas estructurales, deberíamos comenzar por reconocer que, paradójicamente, la denominación no se corresponde con la realidad, es decir, la primera consideración importante a la hora de diagnosticar los problemas estructurales del
sistema sanitario en España y proponer reformas para garantizar la sostenibilidad y la cobertura universal es señalar la mayor deficiencia de todas, que es la existencia de diecisiete sistemas autonómicos de salud, que actúan como sistemas cerrados
en sí mismos, con altas tasas de politización a la hora de establecer criterios de gestión y planificación, altas cotas de opacidad en el rendimiento de cuentas y gestión de fondos públicos en el ámbito sanitario, así como un claro uso partidista y
electoralista de estos por los diferentes Gobiernos autonómicos. Esto lo hemos oído muy a menudo -la quiebra de la igualdad también- en todas las comparecencias a las que hemos asistido. Un ejemplo claro puede ser la decisión de construir una
nueva infraestructura sanitaria, bien sea un hospital, un centro de especialidades o un centro de salud, que teóricamente debe fundamentarse en estudios técnicos, en necesidades asistenciales, en el estado de salud de la población, en las
transformaciones y los nuevos retos de práctica clínica y gestión sanitaria, así como en la posibilidad de mantener dicha infraestructura a lo largo del tiempo, valorando alternativas, coste, impacto en el funcionamiento de la red sanitaria
existente, etcétera. Sin embargo, los intereses más descaradamente electoralistas han surgido en esta política de inversiones de una manera irresponsable y muy costosa en términos de deuda pública, pero sin efecto en la mejora de la calidad de la
atención sanitaria ni de la igualdad de todos nuestros ciudadanos. No es rara, señorías, la existencia de centros sanitarios cerrados tras una espectacular inauguración o de hospitales, centros de salud, servicios de urgencias y de atención
primaria pendientes de dotación tras haber sido construidos. Entre tanto, se busca un ahorro en cosas como el copago



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farmacéutico, el rechazo de la asistencia y farmacia a los no residentes e inmigrantes sin papeles y las restricciones presupuestarias en retribuciones, personal, inversiones o limpieza.


La inexistencia de un verdadero Sistema Nacional de Salud vertebrado, que garantice a los ciudadanos el adecuado acceso a la atención sanitaria y a unas prestaciones iguales, independientemente del territorio en el que residan, es para
nosotros una asignatura histórica en este ámbito. Para solucionar este problema es necesario que las diferentes formaciones políticas y los propios ejecutivos regionales sean conscientes de la necesidad si no de devolver de una vez por todas la
competencia de sanidad al Estado, como nosotros venimos exigiendo desde nuestro nacimiento, sí de llevar a cabo una autolimitación de la autonomía en este sentido, para que el Gobierno, con una mayor coordinación y cooperación entre los ejecutivos
autonómicos, elabore una cartera única para todo el Sistema Nacional de Salud. Actualmente, las comunidades autónomas pueden añadir a su costa a la cartera común básica tecnologías, procedimientos o tratamientos que por diversos motivos otros
territorios no pueden ofrecer o garantizar. Esta situación se traduce en que existen distintas categorías de ciudadanos en función del territorio en el que residan, aumentando la desigualdad en algo tan básico como es el derecho a la protección de
la salud, recogido en el artículo 43 de nuestra Carta Magna.


Otro de los elementos que impide una cohesión real del Sistema Nacional de Salud es la ausencia total de un órgano real de control, coordinación y ejecución de políticas y programas de ámbito nacional en la sanidad. Nuestro sistema
sanitario no es un verdadero Sistema Nacional de Salud, puesto que las normas básicas que lo regulan con frecuencia no son respetadas por las administraciones públicas que debieran darles cumplimiento y tampoco existen órganos de coordinación con
capacidad real ni instrumentos que garanticen su funcionamiento de forma armónica. El Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud no posee ni la autoridad ni la capacidad reales para coordinar y mucho menos para cohesionar los servicios
de salud autonómicos e imponer unos criterios y objetivos claros a la hora de orientar políticas y programas sanitarios en todo el territorio nacional. La lealtad institucional que debería imperar en el comportamiento de las comunidades autónomas
en relación con las disposiciones del ministerio y del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud brilla por su ausencia cuando el ejecutivo autonómico no pertenece al mismo partido que gobierna España. La falta de equidad y de cohesión
en la prestación de la atención sanitaria en nuestro país pone en duda su carácter nacional. Más allá de los símbolos, las instituciones públicas deben promover la igualdad de los ciudadanos en los servicios que reciben de la Administración,
independientemente del territorio en el que vivan. Sin embargo, en España son significativas las diferencias entre comunidades autónomas en aspectos sanitarios relevantes, como el acceso a fármacos innovadores, el calendario vacunal, la realidad de
la atención a inmigrantes en situación irregular, el gasto sanitario por habitante, la instauración o no del copago sanitario, la creación del denominado euro por receta -como medida limitadora de la demanda asistencial y con claro carácter
recaudatorio-, los problemas de acceso a especialistas en enfermedades raras para ciudadanos con este tipo de patologías por encontrarse estos en otras comunidades autónomas, etcétera. Incluso la mera comparación de datos empíricos que favorezcan
la evaluación de la gestión de los servicios sanitarios por las comunidades autónomas es literalmente imposible, ya que las propias comunidades obstaculizan la publicación de datos oficiales al respecto y raramente llevan a cabo programas reales de
evaluación del impacto de sus medidas. La transferencia de la competencia de sanidad a las comunidades autónomas se ha demostrado como una medida que ha profundizado la desigualdad entre los ciudadanos españoles en materia de salud. Repito, esto
ha sido dicho en repetidas ocasiones por los comparecientes que han asistido a esta subcomisión. Esto, acompañado de la falta de rigor presupuestario y la irresponsabilidad fiscal de muchos Gobiernos autonómicos a la hora de gestionar los servicios
sanitarios, con sus posteriores rescates desde la administración General del Estado, ha producido un aumento del gasto sanitario público per capita en relación con el PIB desde 2002 a 2009, gasto sanitario que sigue aumentando y que no alcanzará
tope si no tomamos medidas urgentes y de calado. La falta de control y de coordinación de las políticas sanitarias, así como el ineficiente reparto y la ausencia de control en el desarrollo de competencias entre los distintos niveles de la
Administración pública han supuesto, señorías, que algunos ayuntamientos hayan desarrollado servicios de carácter eminentemente sanitario, como son la atención de urgencias médicas en la vía pública o la atención a drogodependientes, cuando no les
correspondía dicha función. Sin embargo, el alcance de un pacto político que garantice el futuro de la sanidad pública en nuestro país parece no tener posibilidades si no atendemos a las medidas que el Gobierno de España y los diferentes ejecutivos
autonómicos están llevando a cabo. La actuación del Partido Popular al frente del Gobierno de España desde el principio de la legislatura actual está



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caracterizada, según UPyD, por el abuso de los reales decretos-leyes y la ausencia de diálogo parlamentario, alejando la posibilidad de cualquier tipo de pacto sanitario entre los distintos grupos parlamentarios, aunque sea de mínimos. Un
claro ejemplo es el Real Decreto-ley 16/2012, de abril, de medidas urgentes para garantizar la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud y mejorar la calidad y seguridad de sus prestaciones, una de las principales medidas en materia de sanidad
del Gobierno de Mariano Rajoy. Con esta medida, tramitada de manera unilateral, se elimina la universalidad de la sanidad, al contrario de lo que han defendido desde el Gobierno de manera recurrente, ya que solo quedan cubiertos aquellos ciudadanos
que cotizan a la Seguridad Social o están cubiertos por esta por parentesco familiar con un asegurado. Señorías, toda persona mayor de veintiséis años que no haya cotizado y que no esté cubierta por sus progenitores queda fuera. Los inmigrantes
indocumentados dejan de recibir asistencia sanitaria, incluso en casos en los que el no tratamiento de sus enfermedades en el medio y largo plazo pueda suponer riesgos para la salud pública, como puede ser, a la luz de diferentes estudios
epidemiológicos y médicos, el de los inmigrantes indocumentados infectados por VIH. Esto supondrá un gasto en el medio plazo que superará lo que se ahorra al privarles del tratamiento con antirretrovirales. Esta medida tampoco aumenta la cohesión
del Sistema Nacional de Salud ni ha conseguido frenar el deterioro de los gobiernos de sanidad en diferentes comunidades autónomas. La medida estrella del Gobierno de Mariano Rajoy en materia de sanidad ha supuesto que la sanidad en España sea
menos gratuita, menos accesible y menos universal.


Acabo y empiezo a enumerar las enmiendas. En diferentes comunidades autónomas gobernadas por el Partido Popular se ha defendido la privatización de la gestión sanitaria como solución fundamental a la hora de garantizar la sostenibilidad del
sistema sanitario, con planteamientos cargados de ideología e indiferentes a las evidencias internacionales al respecto y a las consecuencias prácticas de las transformaciones que se pretendían. La reacción de ciudadanos, profesionales sanitarios,
colegios profesionales, sociedades científicas, sindicatos y partidos de la oposición frente a estas medidas ha sido unánime, señorías. Parece paradójico que la ponencia de la subcomisión plantee la creación de un pacto de Estado con todos los
agentes del sector, que evite la confrontación partidista y revitalice consensos políticos, profesionales y sociales en torno a la sanidad como principal pilar del Estado del bienestar, cuando es el propio Gobierno de España el que demuestra no
creer en un sistema sanitario cohesionado, universal, sostenible y de calidad. Por todo ello, desde el Grupo de Unión Progreso y Democracia se realizan las siguientes recomendaciones, que hemos presentado en forma de enmiendas, que para nosotros
son necesarias para garantizar realmente el derecho a la protección de la salud de manera efectiva en todo el territorio nacional. Esa sería la primera, la que propone que el Estado vuelva a recuperar la competencia exclusiva, como mejor forma de
garantizar el derecho a la protección de la salud de manera efectiva y en todo el territorio nacional. Es la enmienda número 26.


La enmienda 27 propone rechazar la introducción del ánimo de lucro en la asistencia sanitaria pública. La gestión privada, señorías, no ha podido demostrar ser más eficaz y más barata que la pública y ha funcionado como un foco de
corrupción y como una puerta giratoria entre lo público y lo privado. Por ello, el desvío de pacientes, gestión de hospitales, tratamientos u otros aspectos sanitarios y médicos desde la sanidad pública a la privada deberá reducirse al mínimo y
deberán establecerse sistemas de control para evitar la corrupción existente actualmente.


La enmienda 28 plantea propugnar una mayor participación directa de los profesionales sanitarios en la gestión racional y la optimización de los recursos disponibles dentro de cada centro sanitario, lo que consideramos un objetivo
irrenunciable y verificable. Para ello es necesario garantizar la gestión profesionalizada de los centros hospitalarios mediante la elección de gestores profesionales, mediante concursos basados en el mérito, la capacidad y la transparencia, que
eviten la ocupación partidista de estos puestos de gestión.


La enmienda 29 propone llevar a cabo una regulación homogénea del régimen laboral de los profesionales sanitarios, garantizar su libertad de opción a cualquier plaza del Sistema Nacional de Salud para la que se encuentren cualificados y
finalizar con el abuso en las contrataciones temporales, una precariedad laboral que caracteriza a todas las categorías profesionales en el ámbito de la sanidad.


La enmienda número 30 plantea eliminar la proliferación de empresas públicas sanitarias que recortan los derechos laborales del personal sanitario, aumentando a su vez las ratios a atender y por tanto disminuyendo la calidad del servicio
mientras se sortea el control democrático de los accesos del personal a estas empresas, que inflan de personal directivo y administrativo sus estructuras, con dudosos cuando no directamente inexistentes procesos de selección.



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La enmienda número 31 propone dotar al Consejo Interterritorial de Salud de una verdadera capacidad de gestión, coordinación y cooperación de las políticas sanitarias que lleven a cabo las comunidades autónomas.


La enmienda número 32 plantea la elaboración de un sistema nacional de infraestructuras sanitarias dentro del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud, para que la construcción de una nueva infraestructura sanitaria del Sistema
Nacional de Salud requiera un estudio previo de demanda asistencial prevista, alternativas posibles para satisfacerla, impacto de la puesta en funcionamiento de dicha infraestructura sobre la red existente y viabilidad económica a medio y largo
plazo. Deben establecerse mecanismos de coordinación entre las comunidades autónomas para que la construcción de nuevas infraestructura sanitarias se realice de forma armónica y pueda repercutir en una mejora en la atención sanitaria de los
ciudadanos que viven en comunidades limítrofes.


La enmienda 33, que creo que finalmente ha sido aceptada, propone potenciar la atención primaria como una herramienta clave para llevar a cabo las acciones de prevención y educación para la salud, a fin de mejorar el autocuidado por parte de
los pacientes y prevenir la aparición de hábitos y comportamientos que desemboquen en patologías, con el consiguiente ahorro en términos sanitarios y económicos.


La enmienda número 34 -me quedan solo tres y acabo, señor presidente- plantea mejorar los sistemas de información sobre los servicios sanitarios, para que permitan una evaluación real de la gestión de estos, así como del impacto de las
medidas que las administraciones públicas desarrollan en este sentido, mediante la elaboración de un sistema nacional de evaluación de la gestión sanitaria y la utilización de indicadores técnicos y no únicamente políticos.


La enmienda número 35, que también ha sido aceptada, propone proseguir con las reformas estructurales que han demostrado ser eficaces hasta el momento, como la central de compras, la celebración de acuerdos comerciales que permitan abaratar
el coste de adquisición de suministros y fungibles y mejorar la cadena de suministros.


Por último, la enmienda número 36 -y con esta acabo- propone crear una agencia similar a la National Institute for Health and Clinical Excellence, el NICE británico, que sea de ámbito nacional y altamente tecnificada, como elemento
prioritario para determinar la dirección del gasto público sanitario, y cuyo objetivo básico sea informar las decisiones políticas sobre financiación, desinversión y reinversión sobre la base de criterios de eficacia, seguridad y coste-efectividad.


El señor PRESIDENTE: Para defender el voto particular de La Izquierda Plural, tiene la palabra don Gaspar Llamazares.


El señor LLAMAZARES TRIGO: Sinceridad por sinceridad. Estamos ante un pacto fallido, diría más, estamos ante un diálogo fallido. No puede haber ni diálogo ni pacto cuando no hay interlocutores, y no los ha habido. Durante este período,
los interlocutores fundamentales, que somos los grupos parlamentarios, hemos estado separados, no nos hemos reunido, no hemos dialogado y no hemos llegado a acuerdos. Por tanto, lo que hoy ponemos en evidencia es que no solamente hay un pacto
fallido, sino un diálogo fallido en este Parlamento. No sería bueno dar una impresión diferente. La realidad debería parecerse cada vez más a los discursos o los discursos cada vez más a la realidad, por lo menos para que los ciudadanos nos
entiendan. Lejos del pacto que anuncia este documento, lo que se da entre las fuerzas políticas que estamos en esta Comisión y en este Parlamento es la confrontación. No solo estamos en una situación de falta de diálogo y de acuerdo, sino que
estamos enfrentados. Además, si fuéramos nosotros solos los que estuviéramos enfrentados, sería preocupante, porque somos los principales sujetos del acuerdo, pero es que el enfrentamiento es prácticamente general en el sistema sanitario. Estamos
intentando poner un titular a una mala noticia, que una mala noticia no estropee un maravilloso titular de acuerdo, pero es que la mala noticia es que estamos en desacuerdo, es que estamos enfrentados. Además no solamente estamos enfrentados
nosotros, está enfrentado el sistema. El malestar de los ciudadanos, manifestado recientemente en sucesivas encuestas, demuestra que tampoco entre ellos existe el acuerdo que existía con respecto a la valoración del sistema sanitario. No es que
haya un total desacuerdo con el sistema sanitario, pero hay malestar en relación con el mismo y esto deberíamos tenerlo en cuenta. Habría que buscar la causa. La causa no está en este Parlamento ni creo que esté entre los grupos parlamentarios de
esta Comisión, la causa es una política de hechos consumados que ahora pretende cerrarse mediante un acuerdo en falso. Es esa política de hechos consumados la que todos los días está aumentando la sima que separa a los grupos parlamentarios en
relación con el sistema sanitario. Se trata de una política de hechos consumados -que si tenemos que ponerle nombres y apellidos se llamaría



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Real Decreto 16/2012- que ha volado nuestros acuerdos. La base de nuestros acuerdos ha volado con el Real Decreto 16/2012 y la base de nuestros acuerdos en un sistema sanitario universal, público, accesible y de calidad. Esas eran las
bases de nuestros acuerdos y eso, el Gobierno, mediante una política de hechos consumados, lo ha volatilizado. Resumiendo, en primer lugar, no tenemos un acuerdo, tenemos fundamentalmente un desacuerdo y un alto nivel de confrontación, y en segundo
lugar, la causa de ese desacuerdo es la política de hechos consumados del Gobierno, es decir, la adopción de medidas que cuestionan las bases de nuestra comunidad, la comunidad sanitaria. La base de la comunidad sanitaria de este país ha sido
volatilizada por el Real Decreto 16/2012.


En estas condiciones, ¿qué podemos hacer? En nuestra opinión, hay que remover los obstáculos para el acuerdo, en primer lugar, y hay que iniciar un proceso de confianza y de diálogo, en segundo lugar. No lo hemos hecho, sino que hoy, como
he dicho antes, sancionamos que no ha habido voluntad de acabar con los hechos consumados, que no ha habido voluntad de volver al punto de partida, que no ha habido voluntad por tanto de que se produjera un nivel de diálogo, de negociación y de
acuerdo. Esa es la sensación que tiene mi grupo parlamentario y por eso hemos presentado nuestras propuestas y nuestro voto particular. En ese sentido, valoro las últimas intenciones del Partido Popular únicamente como un cambio de talante, un
cambio de talante que, en nuestra opinión, no permite recuperar el nivel de confianza y de diálogo necesarios para firmar un acuerdo. Esa es nuestra opinión. Saludamos el cambio de talante, pero la pregunta es si un sumatorio de propuestas es
realmente un pacto. El sumatorio de propuestas no contradictorias no significa un pacto. Un pacto es no solamente la concesión por parte del cada uno de nosotros de nuestras posiciones de principio, sino además un salto cualitativo en relación con
las bases del sistema sanitario. Eso no se ha producido. Saludamos que el Partido Popular quiera sumar propuestas, pero eso no es el acuerdo. Por tanto, mantenemos nuestro voto particular, un voto particular que significa una diferencia de forma
y de fondo con respecto a la situación del sector sanitario. Por otra parte, mantenemos todos y cada uno de nuestros votos, valorando la actitud y el esfuerzo que ha hecho el portavoz del Grupo Parlamentario Popular, como no puede ser de otra
manera. Una miscelánea no es un pacto, una miscelánea es una miscelánea, por muy acabada que esté y por muy integradora que sea. No habrá consenso, no habrá acuerdo, no habrá pacto sanitario en este país, ni siquiera tendremos las bases del pacto
mientras cada día nos veamos ante nuevas noticias de las que el Gobierno ni siquiera nos ha hecho partícipes; no digo ya que el Gobierno haya dialogado con nosotros en torno a ellas, es que ni siquiera nos las ha comentado antes de que salieran en
el Boletín Oficial del Estado o aparecieran como una enmienda a la disposición final séptima de los Presupuestos Generales del Estado. Son continuas bofetadas a la confianza, y con bofetadas a la confianza no hay diálogo y no hay posibilidad de
acuerdo. El sentido de nuestro voto particular hubiera tenido alguna posibilidad de avanzar en el contexto anterior, en el contexto del Sistema Nacional de Salud con que llegamos al principio de esta legislatura. En la situación actual nuestras
propuestas, como he dicho antes, no tienen un suelo sólido sobre el que sustentarse y por eso hemos elaborado un documento en cuyo prefacio decimos claramente que cualquier acuerdo debe basarse en volver al punto de partida, a nuestras coincidencias
tácitas y legales, las coincidencias en un Sistema Nacional de Salud de carácter universal, público y de calidad. En estos momentos eso no existe o está en trance de perderse. No sería tan pesimista de dar por perdido el Sistema Nacional de Salud,
pero el Gobierno está haciendo un esfuerzo para cambiar el modelo sanitario y esto es una mala noticia para nosotros y también para los ciudadanos. Si tuviéramos que aportar nuestras ideas, irían en el sentido, en primer lugar, de reforzar la
universalidad del sistema sanitario, es decir, el sistema sanitario como derecho ciudadano, y en segundo lugar, de buscar los modelos necesarios para gestionar bien el sistema dentro de un sistema descentralizado. No somos partidarios de la
nostalgia y mucho menos de la nostalgia del Instituto Nacional de Previsión, que no creemos que haya sido una gran noticia para la integración y para la universalidad del sistema sanitario del país. Somos partidarios de una gestión descentralizada,
pública, participativa y profesional. Por otra parte, creemos que es necesaria una reorientación del sistema sanitario, en el sentido de reorientación a crónicos, y un gobierno del sistema sanitario que podríamos denominar federal, un gobierno en
el que haya una integración de las políticas del conjunto de las comunidades autónomas, de los determinantes sociales y de las políticas de salud pública. Esos son los elementos que proponemos en nuestro documento.


Quiero terminar como empecé. Que no nos engañe otra vez la neolengua. No cometamos el crimen del pensamiento, como decía Orwell. El crimen del pensamiento es una palabra que no tiene otro significado que el contrario a su definición.
Queremos llamar a este acto como el acto que es, no como el que desearíamos que fuera. Este no es un acto que entronice ni que sancione un pacto, es una reunión



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con buen talante de los grupos parlamentarios en la Comisión de Sanidad, una reunión en la que se denota un desacuerdo profundo en relación con el sistema sanitario. Quizás sea el mayor nivel de desacuerdo sobre el sistema sanitario que ha
habido desde los inicios del Sistema Nacional de Salud. Creo que eso es así. Saludemos el ambiente, pero seamos realistas con respecto a la situación.


El señor PRESIDENTE: Para defender el cuarto voto particular, tiene la palabra doña Conchita Tarruella, en nombre del Grupo Parlamentario Catalán.


La señora TARRUELLA TOMÁS: Más que una defensa del voto particular, en mi intervención quiero agradecer el trabajo que en estas últimas horas ha hecho el portavoz del Grupo Popular, Rubén Moreno. Quiero agradecérselo, porque me consta que
ha hecho un gran trabajo para que fuera posible el pacto entre todos los grupos. Este documento que nos ha presentado poco antes de empezar la Comisión es importante. Para nuestro grupo parlamentario es muy importante que podamos llegar a un
pacto, no simplemente a acuerdos entre grupos, que nos llevarían a votar este punto, este otro o a decir este es mío, este es de otro y a dejarnos cosas sobre la mesa. Podríamos llegar a acuerdos puntuales entre grupos, pero nuestro grupo
parlamentario no aspira solo a eso, le gustaría algo más. Fuimos, como ha explicado muy bien el portavoz en la exposición, los que pedimos en esta legislatura la creación de esta subcomisión. Me remonto a principios de legislatura, a una
interpelación en el Pleno del portavoz de mi grupo, el señor Duran Lleida, a la señora ministra, que fue la primera intervención para pedir un pacto para la sostenibilidad del sistema, un pacto en el que todos los grupos llegáramos a un mínimo
acuerdo para sacar del debate político la sanidad, para que pudiéramos hablar de política sanitaria y dejáramos de hacer política con la sanidad. Ese es el espíritu que nos movió en la moción de después defendí yo y que todos los grupos apoyaron.
En ella ya se habló de la creación de la subcomisión. Entre esa interpelación y esa moción y la creación de la subcomisión pasaron muchas cosas, como fue la aparición del famoso Real Decreto 16/2012, que cambió la postura de todos los grupos de la
oposición. Sin embargo, continuamos con la esperanza de llegar a un acuerdo entre todos los grupos, aunque sea de mínimos, para sacar esos puntos en los que estemos de acuerdo del debate diario. Si estuviésemos de acuerdo en esos puntos, dejarían
que ser motivos de confrontación y se convertirían en puntos para ir trabajando. Soy consciente de que no puede ser un acuerdo muy amplio, tendrá que ser de pocos y de mínimos, pero confío en que poco a poco podamos llegar más lejos. Por eso
apoyamos totalmente la petición que ha puesto sobre la mesa la portavoz del Grupo Vasco de aplazar esta votación para la primera ocasión posible. Así podremos hablar entre los grupos y podremos llegar a acuerdos. Si hay un punto en el que hay
discrepancias, eliminémoslo y busquemos los puntos en los que todos estemos de acuerdo. Por lo menos que no se pueda decir que los grupos parlamentarios somos incapaces de llegar a algún acuerdo sobre la sanidad y de hacer sostenible nuestro
Sistema Nacional de Salud. Sería, ya digo, un pacto de mínimos. Ojalá pudiera ser de máximos.


Nuestro grupo ha hecho una lectura muy transversal de las conclusiones -no de todo el contenido, porque en veinte minutos no la hemos podido hacer con detalle- y, excepto dos puntos sobre los que tendríamos que hablar más, serían asumibles.
Sin embargo, no creo que nos interese llegar a acuerdos solo entre dos o tres grupos. Nos interesa a todos llegar a acuerdos conjuntos, a acuerdos de verdad. Que sea realmente un pacto, un pacto para la sanidad. Nosotros somos pactistas y nos
gustan los acuerdos. Sabemos que es difícil y que cuesta conseguirlos, pero con esa esperanza pedimos formalmente que se aplace la votación, para que podamos ir trabajando los puntos por separado y en conjunto y podamos llegar a unos mínimos
acuerdos y sacar algunos puntos de la sanidad de la confrontación política.


El señor PRESIDENTE: Gracias, señora Tarruella.


El quinto voto particular es del Grupo Parlamentario Socialista, para cuya defensa tiene la palabra el señor Martínez Olmos.


El señor MARTÍNEZ OLMOS: Creo que estamos en una sesión importante, porque estamos hablando de una cuestión importante, como es la situación de la sanidad española y la posibilidad de alcanzar un pacto de Estado. Creo que son palabras
mayores. La posibilidad de alcanzar un pacto de Estado por la sanidad es una aspiración muy sentida por el conjunto de trabajadoras y trabajadores públicos del sistema sanitario y por el conjunto de la ciudadanía, por tanto, por el conjunto de las
fuerzas políticas que estamos aquí representadas, así como también de los agentes sociales, empresarios y sindicatos. Desde esa perspectiva, la posición del Partido Socialista es intentar llegar a ese acuerdo. En aras de poder alcanzarlo,



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adelanto que estamos en disposición de apoyar la petición que han hecho antes el Grupo Parlamentario Vasco y ahora la portavoz del Grupo de Convergència i Unió para aplazar la votación y dar una oportunidad al acuerdo.


Dicho esto, que me parece lo relevante, añadiré que una de las cuestiones que me parece que conviene dejar clara por parte de mi grupo parlamentario es que ello no puede tapar una gestión del Gobierno en estos dos años en el ámbito
sanitario, que es al que nos estamos refiriendo, enormemente controvertida, puesto que, en nuestra opinión, se han tomado decisiones desacertadas en relación con el impacto que puede estar teniendo en la población, en los pacientes, en el conjunto
del sistema sanitario. Eso fue lo que hizo que nos surgiera la duda sobre la utilidad de esta subcomisión. Pero a pesar de que nosotros decidimos ausentarnos de sus trabajos, quiero reconocer y agradecer la labor de los componentes de la misma y
de todas las instituciones que vinieron, creo que con generosidad para el conjunto del sistema y de la ciudadanía, a exponer sus puntos de vista, a proponer al Parlamento posibles soluciones para los desafíos que actualmente tiene un sistema de
salud como el español. Creo que también hay que dejar constancia de nuestra gratitud hacia quienes vinieron a dejarnos sus propuestas, sus reflexiones, que siempre son útiles, como no puede ser de otra manera.


Creo que no podemos engañarnos. La posición del Partido Socialista de dar una oportunidad al diálogo para alcanzar un pacto de Estado, por lo que supondría de mensaje positivo para el conjunto de la ciudadanía, no puede esconder una enorme
insatisfacción con la situación que actualmente vive la sanidad española, fruto de las decisiones derivadas de la aprobación del Real Decreto 16/2012. Los grandes logros, los grandes objetivos, las utopías -creo que alcanzar un pacto por la sanidad
es una utopía en el sentido grande del término, de querer llegar a algo que es necesario, que es difícil, pero que merece la pena- tienen que basarse en un cierto realismo. Y el mayor realismo posible es que el Partido Socialista, dada la
importancia que tiene desde el punto de vista de su peso político en la vida española, representa a una parte muy importante de la sociedad y tiene una trayectoria demostrada en lo que tiene que ver con la construcción de un Sistema Nacional de
Salud que, más allá de que requería y requiere mejoras y reformas, era un sistema de gran calidad y muy apreciado por los profesionales y por el conjunto de la ciudadanía. En nuestra opinión, eso se basaba en que en el año 2003 se había alcanzado
un acuerdo, a veces tácito y a veces expreso, con la mayor parte de las fuerzas políticas, pero fundamentalmente entre el Partido Popular y el Partido Socialista, porque en la Ley de Cohesión y Calidad se consensuaron aspectos relevantes del modelo.
Creo que un pacto de Estado tiene sentido para la ciudadanía no para evitar la discusión diaria -esa tiene que seguir existiendo, porque el Gobierno gobernará y la oposición tendrá que controlar la gestión del Gobierno, puesto que eso forma parte de
la democracia-, sino para asegurar que cuando tenga que abordarse un cambio estratégico que entendamos que es bueno para la sociedad se haga desde el diálogo, dando protagonismo al Parlamento para que ese diálogo sirva de base a la toma de
decisiones del Gobierno de turno.


Desde esa perspectiva, el acuerdo tiene que basarse en un modelo -que es donde está el núcleo del desacuerdo actual que tendremos que superar para convertirlo en un acuerdo- que reconozca a los ciudadanos el derecho a la atención sanitaria
por el hecho de ser ciudadanos. Otras cosas no tienen por qué ser malas, pero no son el mismo modelo, sino otro diferente, que es una nueva concepción de lo que habíamos pactado. Por tanto, invito al Gobierno y al Partido Popular a reflexionar
sobre cómo encontrar de nuevo ese punto de acuerdo que tantas cosas buenas trajo a la ciudadanía española desde el punto de vista de la organización de la salud.


Segundo elemento que me parece importante tener en cuenta. No es baladí el malestar que existe en nuestra sociedad, y en determinados ámbitos de nuestra sanidad, ante determinadas iniciativas para dejar en manos privadas la gestión de los
servicios sanitarios públicos. Creo que eso también merece una reflexión, porque se puede demonizar la marea blanca, se puede decir que se debe a intereses, etcétera, pero creo que sería un error. Hay formas y formas de colaborar con el sector
privado y esta que ha elegido algún Gobierno autonómico está generando un malestar más allá del propio ámbito autonómico. Si no superamos esto, nosotros encontraremos otra dificultad para llegar a un pacto sobre ese modelo.


En tercer lugar, un modelo como el que nosotros entendemos no puede tener barreras de acceso, porque estas rompen el elemento central de ese modelo, que es la equidad, la igualdad. Cuando adoptamos medidas, sean las que sean, puede que su
aplicación conlleve barreras de acceso, cuando a lo mejor ese no era el objetivo buscado. Merece la pena plantearse -y me refiero ahora a decisiones sobre el copago- cómo evitar que esas decisiones se conviertan en barreras de acceso y se consiga
el objetivo contrario al que se pretende, que es una gestión sostenible, pero cumpliendo con el acceso equitativo a los servicios



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sanitarios; que nadie, por razones económicas o de necesidad, se quede sin acceder a los servicios sanitarios.


Si llegáramos a alcanzar un acuerdo, con el periodo que nos podríamos dar -vamos a ver qué nos plantea el Grupo Popular-, sobre estos elementos nucleares, el Grupo Socialista estaría en disposición de suscribir un pacto de Estado, porque el
resto de las cuestiones que forman parte de nuestro voto particular, siendo importantes, no tienen la misma dimensión que las que acabo de señalar. Está muy bien gestionar mejor los servicios, está muy bien evaluar las tecnologías sanitarias, está
muy bien ponernos de acuerdo en el desarrollo de la Ley de Salud Pública, pero eso no tiene la misma categoría que estas cuestiones que estoy comentando.


Hay una última cuestión que me viene a la mente a raíz de la intervención del portavoz de UPyD, el señor Cantó. Creo que merece la pena reflexionar sobre que la descentralización forma parte del modelo sanitario de nuestra España, que ha
tenido éxito que las comunidades autónomas gestionen con autonomía los servicios sanitarios. Nunca hubo tanta desigualdad sanitaria en España -y los datos están publicados- como cuando se gestionaba desde un órgano centralizado, como el INP en su
momento, en tiempos franquistas y posteriormente en los primeros años de la democracia, o lo que después se convirtió en el Insalud. Me parece importante tener en cuenta que también forma parte del modelo profundizar en el papel de las comunidades
autónomas en el Sistema Nacional de Salud, al mismo tiempo que exigir medidas que refuercen la cohesión y la coordinación en el sistema sanitario.


Para nosotros estos son elementos nucleares; si no, no se entendería que la posición del Partido Socialista fuera la que es. Y no es una posición caprichosa, solo de crítica, que corresponde a quien ejerce la oposición, porque en su buena
intención de mejorar las cosas siempre ve los aspectos críticos, sino que en la sanidad española han pasado cosas importantes que han condicionado que nuestro grupo no haya estado en esta subcomisión del pacto. Pero nuestra convicción, nuestro
compromiso, nuestra trayectoria con la sanidad pública en España, acreditada después de muchos años de Gobierno, nos hacen seguir siendo constructivos, responsables y dejar la puerta abierta al diálogo, pero sin engañarnos, porque creo que no
podemos hacerlo.


Agradeciendo mucho el trabajo del portavoz del Grupo Popular y reconociendo su esfuerzo, creo que todavía nos queda mucho trabajo. Ese es el motivo por el que nos parece razonable solicitar al Grupo Popular que reflexione sobre la
posibilidad de ampliar el plazo para trabajar durante un tiempo y ver si es posible alcanzar un acuerdo. Si no lo alcanzamos, como decía el portavoz del Grupo de Izquierda Unida, simplemente transmitiremos a la sociedad los motivos del desacuerdo
en los objetivos del pacto de Estado, que, por otra parte, es algo en lo que merece la pena trabajar.


El señor PRESIDENTE: A raíz del debate que hemos tenido esta tarde, y que vamos a seguir teniendo, creo que se han aportado importantes novedades que pueden modificar la evolución de esta iniciativa que vamos a votar en el futuro.
Distintos grupos políticos han puesto de manifiesto posiciones claramente favorables a que el Grupo Parlamentario Popular posponga la votación de este informe de la subcomisión a una futura reunión de la Comisión de Sanidad. Además, el Grupo
Parlamentario Socialista ha abierto un posible debate con UPyD.


Si les parece, manteniendo la hora de votación en las cinco y media, voy a dar la palabra, en primer lugar, al Grupo Parlamentario Popular para que manifieste claramente su posición no en relación con el proyecto inicial ni con unas posible
transaccionales, sino sobre las propuestas realizadas por el Grupo Vasco, el Grupo de Convergència i Unió y el Grupo Socialista. A continuación daré la palabra, de menor a mayor, a todos los grupos parlamentarios para que, en virtud de lo que diga
el Grupo Parlamentario Popular, puedan manifestar su opinión.


Tiene la palabra el señor Moreno.


El señor MORENO PALANQUES: Creo que no es que deba, es que me sale de dentro agradecer a los grupos parlamentarios todas y cada una de las afirmaciones que han hecho; todas. No lo he dicho en mi primera intervención, pero quiero dar las
gracias a quienes participaron y a las comunidades autónomas que mandaron sus informes para que fueran incorporados a este documento.


Déjenme que les dé mi visión personal en treinta segundos. Yo no viví el Pacto de Estado por las pensiones, el Pacto de Toledo, pero sí he vivido una prioridad establecida en Estados Unidos, que decidieron que para ellos lo más importante,
con independencia del Gobierno que tuvieran, era el impulso a la biotecnología. Llevan treinta años impulsando la biotecnología, no importa qué presidente tengan, no importa la configuración del Senado ni del Congreso norteamericano. Para nosotros
la investigación es



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importante, y debe seguir siéndolo, pero sobre todo para España y para el entorno europeo es importante el bienestar y las políticas del bienestar. Por tanto, siendo una iniciativa parlamentaria como muchas otras que se han planteado aquí
-no quito importancia a las demás, pero esta es especialmente importante, y se ha dicho por varios portavoces esta tarde-, esta es de tal calado, con independencia del resultado, que solo desde la honestidad se puede decir que no se admite otra
opción que no sea la de trasladar el debate y la votación de la misma a la próxima reunión de la Comisión. En primer lugar, porque creo que los mimbres están sobre la mesa, incluso con las discrepancias; en segundo lugar, porque honestamente creo
también que una mayor posibilidad de diálogo nos puede llevar incluso a acercar más las posiciones.


Insisto en que no creo que sea un pacto, para mí no lo es -de hecho, uno de los puntos que establece el dictamen es que debería haberlo, pero esto no lo sería-, pero, como ha dicho la diputada Tarruella, entendemos que puede haber unos
principios básicos que todos compartamos. Cuando digo lo de la prioridad en biotecnología y la prioridad en bienestar de este país, lo que quiero decir es que al margen de las políticas que los Gobiernos anteriores han desarrollado, que el Gobierno
actual desarrolle o que los Gobiernos posteriores puedan desarrollar, creo que tenemos la responsabilidad como diputados, como Cámara legislativa, de expresar nuestra opinión, que obviamente va a ser distinta, porque representamos ideologías
distintas y puntos de vista distintos, aunque no me cabe la menor duda de que todos y cada uno de los miembros de los grupos parlamentarios aquí representados lo único que buscan, desde su perspectiva, es el bienestar del ciudadanos.


Agradezco a la señora Sánchez Robles la proposición que ha hecho, y al resto de grupos parlamentarios que han manifestado su apoyo, de trasladar este debate y esta votación, con la lógica negociación que pueda haber entre los distintos
grupos, a la primera reunión de la Comisión de Sanidad que tenga lugar. También agradezco, una vez más, a los grupos la disponibilidad y la comprensión que han tenido con la falta de tiempo, insisto, durante estas últimas cuarenta y ocho horas, así
como la disposición a seguir hablando sobre estos puntos para construir ese acuerdo que realmente haga de España un país mejor, al menos en su Sistema Nacional de Salud. (Aplausos).


El señor PRESIDENTE: El señor Cantó tiene la palabra para dos cosas. En primer lugar, para responder, si quiere, a la alusión que ha realizado el Grupo Parlamentario Socialista; en segundo lugar, para manifestarse en relación con la
propuesta que han hecho diferentes portavoces y que ha aceptado el Grupo Parlamentario Popular.


El señor CANTÓ GARCÍA DEL MORAL: No seremos nosotros, señor presidente, quienes nos neguemos a que se retrase la votación, pero no me sentiría del todo bien si no manifestara que me llama la atención que aquellos partidos que piden ese
retraso sean precisamente los que no han estado presentes en la subcomisión o los que durante su funcionamiento se han retirado de la misma. Solo quería señalar esta curiosa coincidencia.


En segundo lugar, me gustaría contestar brevemente a la falacia que ha utilizado el portavoz del Grupo Socialista, porque el responsable del desarrollo de este país no es el Estado autonómico, es la democracia. Pretender que simplemente un
desarrollo como el del Estado autonómico es garantía de igualdad o de riqueza es falso. Vivimos al lado de un país, que es Francia, que tiene un Estado completamente distinto, centralizado, y no creo que nadie tenga dudas sobre su desarrollo
económico, sobre la igualdad de la que puedan disfrutar sus ciudadanos o sobre el tipo de políticas, de derechas o de izquierdas, que se hagan en dicho lugar. Nosotros creemos que el Estado autonómico es responsable de muchas de las cosas buenas
que han sucedido en este país durante la democracia -repito que es la democracia la verdadera responsable del avance espectacular que hemos vivido-, pero también que las leyes están, a tenor de las consecuencias que puedan tener, para poder
revisarlas. Es evidente que el Estado autonómico ha generado problemas de gestión y de gasto. Y de esto nos han hablado repetidas veces todos los expertos que han pasado por esta subcomisión. A eso es a lo que hacía alusión. Hay un problema de
gestión -en otros lugares las duplicidades todavía son más obvias- pero, sobre todo -y así lo hemos denunciado siempre-, tenemos el problema de que la igualdad se ha quebrado. No hay igualdad en la forma de ser atendidos los ciudadanos españoles,
porque depende del territorio en el que se encuentren o en el que hayan nacido.


El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Llamazares. Perdón, me he equivocado, lo siento. Tiene la palabra la señora Sánchez.



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La señora SÁNCHEZ ROBLES: Señor presidente, me ha venido extraordinariamente bien que se equivoque, porque tendría que decir al señor Cantó, en primer lugar, que no creo que él sea quien para juzgar la participación de ningún grupo político
ni en las comparecencias ni, por ejemplo, en la Comisión, que tanto Convergència i Unió como el Partido Nacionalista Vasco manifestamos nuestra voluntad de abandonar, en la que, por cierto, él no se encontraba. Por favor, pido respeto para la carga
de trabajo y para las condiciones de cada uno de los grupos y de los diputados y diputadas que estamos en esta Cámara. Creo que no es quien para juzgar.


En segundo lugar, tengo que decirle que el respeto a la ley es debido, pero que nos corresponde a todos. Esa obsesión permanente por atacar cualquier cuestión de gestión de las comunidades autónomas puede tener -estamos en la Comisión de
Sanidad- un punto de enfermiza. Tengo que decir que tenemos un Sistema Nacional de Salud de calidad, que a lo largo de estos treinta años ha avanzado muchísimo -creo que podemos presumir de ello- y que, evidentemente tiene sus problemas
estructurales, sus problemáticas sobrevenidas por la crisis y por otras circunstancias que nos rodean, pero no creo que sea cuestionable en su totalidad. Lo digo claramente.


Por último, vuelvo a reiterar el reinicio de un nuevo periodo que es esperanzador, en el que creo que se avanzará -ya veremos cómo evoluciona- hasta la convocatoria de la próxima Comisión. Agradezco la disposición de los grupos
parlamentarios para tratar de buscar puntos de encuentro, y vuelvo a manifestar la disposición del Grupo Vasco para poder avanzar en un acuerdo, si puede ser para llegar a un pacto de Estado mejor que mejor, y si no lo es, que nos permita tener
puntos de encuentro que siempre son positivos. Es mucho mejor 'con', convivir, congeniar, concertar, que 'sin'.


No continúo, porque podríamos acabar francamente mal.


El señor PRESIDENTE: Le reitero mis disculpas por haberme saltado su turno.


Tiene la palabra el señor Llamazares.


El señor LLAMAZARES TRIGO: Voy a hablar primero de esta reunión y de la propuesta que nos hace el Grupo Parlamentario Popular, pero no me resisto a hablar también de la igualdad, porque es una de las preocupaciones de todos. Tenemos datos
de equidad en salud -no somos opinadores- que demuestran que la equidad territorial es mucho mayor que la equidad social. El principal problema que tiene este país en materia de salud es la equidad social, donde hay diferencias de esperanza de vida
de ocho y diez años. La equidad territorial aporta a las diferencias de esperanza de vida entre un año y medio y dos. No es comparable. Esto no quiere decir que no debamos mejorar en materia de coordinación territorial o en otras materias de
gestión del sistema sanitario, pero creo que a veces nos dejamos llevar por los prejuicios y no utilizamos los datos. Hay una estrategia de equidad, que fue aprobada en su momento, del Sistema Nacional de Salud que tiene datos muy interesantes.
También hay unos informes sobre la igualdad en España que deberíamos utilizar para intentar argumentar nuestras posiciones.


En relación con la propuesta del Grupo Parlamentario Popular, ha sido este grupo el que ha planteado esta Comisión, el que ha culminado los trabajos de la subcomisión del pacto y el que en estos momentos ha cambiado el talante en relación
con la confrontación que tenemos entre los grupos parlamentarios. Pero siendo importante el talante, lo son más los hechos. Espero que entre esta reunión y la próxima que convoque el Grupo Parlamentario Popular haya hechos que permitan recuperar
la confianza y el diálogo. No se trata solo de una cuestión de talante o de gestos, sino de hechos. ¿En qué medida va a haber una voluntad de recuperar, por ejemplo, la universalidad del sistema? ¿En qué medida se van a evaluar los impactos de
los impuestos en salud? Creo que eso es lo que está encima de la mesa. Esperamos que el Gobierno acompañe el talante y los gestos con hechos y, por tanto, que nos facilite la tarea. Actuamos en ello con escepticismo, pero sin descartar que pueda
haber una salida a este embrollo.


El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra la señora Tarruella.


La señora TARRUELLA TOMÁS: Siguiendo el hilo de la intervención del señor Llamazares, espero, deseo y, además, confío en que durante estos días que van a pasar hasta la votación definitiva se produzca ese cambio de talante y que podamos
llegar a los hechos. Nos queda la esperanza de poder llegar a acuerdos importantes, a algún pacto, aunque sea de mínimos, como he dicho antes, y que no nos tengamos que conformar con acuerdos entre grupos, aunque más vale eso que nada, porque ya es
importante. Creo que lo que desean todos los ciudadanos es que los grupos políticos nos entendamos, que aparquemos nuestras diferencias y vayamos a buscar los puntos que nos unen.



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Quedan esperanzas, quedan días. Pido generosidad al Gobierno, al grupo que lo sustenta y a todos los grupos, porque todos tenemos que ceder siempre en algo cuando se busca un pacto. Espero que durante estos días lleguemos a acuerdos en
aquellos puntos en los que hay más fricciones, en los que cuesta más acercar puntos de vista. Si todos sabemos ceder, podremos llegar a hacerlo. Eso espero. Estamos de acuerdo en que esta votación se aplace y nos gustaría que dé resultados.


El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Martínez Olmos.


El señor MARTÍNEZ OLMOS: Yo no he hecho una alusión personal al señor Cantó sino que he hecho una reflexión sobre la posición del Grupo de UPyD. Además, me gusta que mantenga esa postura, porque ello permite hacer reflexiones que creo que
agradecerán los ciudadanos españoles. No es la democracia la que ha generado la equidad sanitaria -la democracia es la base para eso, evidentemente-, porque había democracia cuando en enero de 2003 se transfirieron las competencias del Insalud a
diez comunidades autónomas, y a partir de ese momento se ha generado una red de servicios que ha tenido consecuencias en la equidad. Si quiere, pregunte a los ciudadanos de Castilla y León, a los de Castilla-La Mancha, a los de Murcia, a los de
Extremadura, etcétera, que tienen datos. A eso es a lo que yo me refería. Me parece un debate muy interesante que será desarrollado en otro momento.


Señor presidente, quiero agradecer al Grupo Popular su disponibilidad al diálogo, pero le quiero reiterar que hay un trabajo muy difícil. Hay que dejar la puerta abierta al acuerdo, pero sobre una base realista, porque nos separan cosas
importantes. Nos puede acercar la voluntad de superar las dificultades en beneficio de los ciudadanos. Eso es lo que esperamos y esa es la disponibilidad del Grupo Parlamentario Socialista.


El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Cantó.


El señor CANTÓ GARCÍA DEL MORAL: Quería dar respuesta a la intervención de la portavoz del Grupo Vasco. Tener distintas visiones políticas de cómo se pueden solucionar los problemas nunca puede ser una enfermedad. Es peligroso que usted
diga que estoy enfermo o que tengo síntomas de cualquier tipo de enfermedad simplemente porque tengo una visión política distinta de cómo se solucionan los problemas.


El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra la señora Sánchez.


La señora SÁNCHEZ ROBLES: No he querido sugerir que el señor Cantó esté enfermo. Lo que me parece enfermizo es tener como base de su iniciativa política el ataque a la gestión de las comunidades autónomas, que en unos casos es buena y en
otros no. Respeto profundamente su posición, desde su concepción de lo que debe ser el Reino de España. Obviamente no es la mía (La señora Tarruella Tomás: Ni la mía). Vuelvo a reiterar mi respeto profundo, pero creo que precisamente desde el
análisis de la realidad -probablemente tengamos puntos de vista diferentes-, desde esa visión integral, cada uno debemos tomar la parte más afín a nuestros fundamentos ideológicos. Pero de ahí a tratar de denostar en cualquier caso y de cualquier
manera lo que se está realizando, para empezar me parece injusto, porque, evidentemente, hay casuísticas variadas. Vuelvo a repetir que no he pretendido llamarle enfermo, señor Cantó, sino que entiendo que la actitud reiterativa de afrenta a la
gestión de las comunidades autónomas tiene un componente obsesivo. Es una percepción personal.


El señor PRESIDENTE: Señorías, hemos llegado al final del debate de la tarde de hoy. Antes de proceder a la votación y de decirles como va a ser... (La señora Sánchez Robles: ¿Tiene que haberla?). Tiene que haberla. Repito que antes de
decirles cómo va a ser la votación, como hemos llegado al final del periodo de sesiones del año 2013 y hemos hecho un buen trabajo a lo largo de todo este año, ya que ha habido muchas comisiones y un espíritu estupendo en esta Comisión, les
agradezco a todos el trabajo que han realizado, les deseo las mejores Navidades, el mejor año 2014 y que continuemos hablando y preocupándonos por la sanidad de este país. Esto se lo digo en representación de toda la Mesa, como es natural, no lo
puedo hacer solo en mi nombre, sino en el de toda la Mesa. Quiero agradecer, en esta subcomisión en la que hemos estado trabajando muchos días, la labor del letrado que tan bien nos atiende y nos cuida.


Señores portavoces, la propuesta que les hago es la siguiente. De acuerdo con lo expresado por la mayoría, se propone modificar el orden del día al objeto de aplazar el debate -¿por qué digo el debate?



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Porque ustedes tendrán que trabajar- y la votación del informe de la subcomisión a la primera reunión de la Comisión de Sanidad y Servicios Sociales del mes de febrero. Si les parece bien, es lo que podríamos votar. ¿De acuerdo? Vamos a
votarlo. ¿Se puede hacer por asentimiento? (Pausa.-Asentimiento). Queda aprobado por asentimiento. Feliz Navidad.


Se levanta la sesión.


Eran las cinco y treinta y cinco minutos de la tarde.


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