Meritxell Batet: “La solidez de las instituciones democráticas es la mejor garantía de la libertad y la igualdad de todos y todas”

“La pieza fundamental en la construcción de una sociedad democrática ha sido y sigue siendo el Parlamento, la institución que representa el pluralismo político de la sociedad y en la que, a través del diálogo y el debate razonado, se deben alcanzar los acuerdos necesarios para el progreso de todas y todos”, ha reivindicado la presidenta del Congreso de los Diputados.

“Las democracias nos pertenecen a todos. Son las instituciones democráticas las catalizadoras de la voluntad colectiva de constante mejora en alcanzar cotas más altas de justicia y bienestar. Su solidez es la mejor garantía de la libertad y la igualdad de todos y todas”, ha afirmado hoy la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, en el acto de imposición de las Medallas del Congreso de los Diputados a los ex presidentes de la Cámara en el actual periodo constitucional, presidido por S.M. el Rey.

“Hoy tributamos un merecido homenaje a los ex presidentes de la Cámara y celebramos, con ello, el vigor de la institución parlamentaria y su indeclinable centralidad en la construcción de una sociedad democrática avanzada”, ha señalado. “Reivindicar al Parlamento como lugar de la palabra y de la representación” ha de ser “una labor permanente para todos los demócratas”, apeló.

En su intervención, la presidenta del Congreso ha remarcado que desde las presidencias de Hernández Gil y Álvarez de Miranda -quienes, “como presidente de las Cortes y presidente del Congreso durante la legislatura constituyente, dirigieron los debates de elaboración de la Constitución y forman parte indeleble de nuestra historia constitucional al consignar su firma en el texto de nuestra Norma Suprema”-, cada uno de los presidentes y presidentas de la Cámara “han dejado su impronta en la forma de ejercer el cargo, han marcado un estilo y han contribuido a forjar la imagen de la institución, construida sobre los pilares de la independencia y la autonomía”. 

Batet - que en su discurso ha incluido citas de los expresidentes fallecidos de manera que las palabras de todos los homenajeados pudieran escucharse en el acto- se ha referido a la responsabilidad de los presidentes y presidentas de “velar por el prestigio de la institución, favoreciendo el mejor ejercicio de las potestades que corresponden a la Cámara” y ha rememorado las palabras del presidente Félix Pons al indicar que corresponde a la Presidencia “actuar con sentido institucional, ser presidente de todos, defender los principios inspiradores de nuestro sistema parlamentario, de manera que el pluralismo encuentre cobijo real y cauce despejado de expresión”. También ha recordado la voluntad del presidente Manuel Marín de preservar el “principio de independencia y de autonomía de decisión”.

Asimismo, ha señalado la insistencia y constante preocupación de todas las presidencias por que los términos de los debates se contengan siempre dentro del respeto y la cortesía parlamentarias. “La libertad de palabra en el Hemiciclo está al servicio del esclarecimiento del interés general a través del debate razonado y contradictorio” -ha afirmado-, como señalaba Fernando Álvarez de Miranda al sostener “el derecho de todos a expresar sus ideas”; pero “deben existir necesariamente ciertos límites a lo que se puede decir o al modo en que se dice para que -en palabras de Landelino Lavilla- el Parlamento sea “el ejemplo vivo de que la palabra, proyectada en el diálogo, constituye la única vía civilizada para confrontar las posiciones y dirimir las discrepancias”. Las formas son esenciales en una democracia parlamentaria, ya que, como dijo Peces-Barba, “perder las buenas formas es perder las buenas razones”.

La presidenta del Congreso ha reflexionado sobre “la vitalidad y fortaleza de la democracia en el siglo XXI” que, en su opinión, depende de varios factores como “la preservación de ciertos consensos nucleares y transversales, el mantenimiento de una opinión pública abierta y libre, el respeto a la verdad de los hechos o el fortalecimiento de los lazos de solidaridad y empatía entre los ciudadanos”. Pero “la pieza fundamental en la construcción de una sociedad democrática ha sido y sigue siendo el Parlamento como centro político de la Nación, la institución que representa el pluralismo político de la sociedad y en la que, a través del diálogo y el debate razonado, se deben alcanzar los acuerdos necesarios para el progreso de todas y todos”.

“Pluralismo y apertura, cooperación y alcance de acuerdos desde la diversidad, son la esencia del Parlamento y fortalecer su institucionalidad es la mejor garantía de un futuro en paz, libertad y justicia”, ha concluido.