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CORTES GENERALES
DIARIO DE SESIONES DEL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS
COMISIONES
Año 1998 VI Legislatura Núm. 578
DE MEDIO AMBIENTE
PRESIDENCIA DEL EXCMO. SR. D. JOSÉ IGNACIO LLORENS TORRES
Sesión núm. 31
celebrada el miércoles, 25 de noviembre de 1998
ORDEN DEL DÍA:
Comparecencia de la señora ministra de Medio Ambiente (Tocino
Biscarolasaga) para informar sobre:
- El Consejo de Ministros de Medio Ambiente, celebrado en Luxemburgo
el día 6 de octubre de 1998. Apetición propia. (Número de expediente
214/000092) ... (Página 16910)
- Situación actual de la estrategia sobre el cambio climático que
está elaborando el Gobierno. Asolicitud del Grupo Parlamentario
Popular en el Congreso. (Número de expediente 213/000783)
... (Página 16910)
- Posición del Gobierno en relación con el convenio de Naciones
Unidas sobre cambio climático. A solicitud del Grupo Socialista del
Congreso. (Número de expediente 213/000540) ... (Página 16910)
- Resultados de la cuarta conferencia de las partes del convenio
sobre cambio climático, celebrada en Buenos Aires. A solicitud del
Grupo Parlamentario Catalán, Convergència i Unió. (Número de
expediente 213/00858) ... (Página 16910)
Se abre la sesión a las nueve y cuarenta y cinco minutos de la
mañana.
El señor PRESIDENTE: Buenos días, señoras y señores diputados. Da
comienzo la sesión número 31 con la comparecencia de la señora
ministra, dando cumplimiento al Orden del día ante la solicitud de
comparecencia formulada por el propio Gobierno, por el Grupo
Parlamentario Popular en el Congreso y por el Grupo Socialista del
Congreso. (El señor Recorder i Miralles pide la palabra.)
Señor Recoder.
El señor RECODER I MIRALLES: Señor presidente, nuestro grupo
parlamentario, el pasado día 17, presentó una solicitud de
comparecencia de la señora ministra para informar sobre los
resultados de la cuarta Conferencia de las partes del convenio sobre
cambio climático celebrada en Buenos Aires. Lo planteo porque tengo
conocimiento de que esta solicitud ya ha sido calificada por la Mesa
y creo que se podría subsumir con las otras que motivan la presencia
de la ministra hoy en esta Comisión.
El señor PRESIDENTE: Señor Recoder, no existe ningún inconveniente
por parte de esta Presidencia. Por lo tanto, a todos los efectos, se
considerará también formulada y acumulable a las demás peticiones
solicitadas por los diversos grupos.
Esta Presidencia propone que se celebren en un único turno, en un
único debate las tres comparecencias, puesto que son muy similares y
se refieren no sólo al informe del Consejo de Ministros de Medio
Ambiente, que se celebró en Luxemburgo el día 6 de octubre, que es la
comparecencia para la que ha solicitado el Gobierno su presencia
aquí, sino también al informe sobre la situación actual de la
estrategia sobre el cambio climático que está elaborando el Gobierno.
Aprovecho la ocasión para darle la bienvenida, en nombre de la
Comisión, una vez más a la señora ministra, que ha llegado
ligeramente tarde porque ha tenido que comparecer en el Senado ante
un turno de preguntas. Bastante ha hecho con llegar a esta hora a
esta Comisión.
La señora ministra tiene la palabra.
La señora MINISTRA DE MEDIO AMBIENTE (Tocino Biscarolasaga): Muchas
gracias, señor presidente, por su comprensión y la de sus señorías.
En efecto, hoy va a ser un día, parlamentariamente hablando, cargado
de contenido, no sólo por la larga sesión que podemos tener esta
mañana, sino por que va a ser monotemático, porque he iniciado esta
mañana temprano mi comparecencia en el Senado para hablar de cambio
climático, en este momento tenemos una triple comparecencia que hace
alusión a este mismo tema, y esta misma tarde nuevamente en el Pleno
del Congreso va a haber una interpelación sobre cambio climático. Por
tanto, yo creo que hoy, al final, nos habremos aprendido todos un
poco más la lección.
Creo que las comparecencias solicitadas, como muy bien acaba de decir
el señor presidente, las puedo subsumir en una única intervención, y
luego se puede pasar al turno de intervinientes, puesto que, tanto la
comparecencia que
hace referencia al Consejo de Ministros del 6 de octubre, que
solicitó el Gobierno, como la comparecencia sobre estrategia de
cambio climático y la Cumbre de Buenos Aires, que han solicitado
otros grupos parlamentarios, pueden ser desarrolladas conjuntamente
ya que hacen referencia al mismo tema. Si les parece, las voy a
desarrollar por orden cronológico, en la medida en que tienen un
calendario de desarrollo preciso. Empezaré en primer lugar por el
Consejo de Ministros de Luxemburgo, de 6 de octubre de 1998, que, en
definitiva, fue una reunión fundamentalmente preparatoria de la
cumbre de Buenos Aires; en segundo lugar, haré referencia a la cumbre
de Buenos Aires, porque además creo que ahí podré dar respuesta a la
solicitud de comparecencia del Grupo Parlamentario Socialista, que
pregunta sobre la posición del Gobierno ante el convenio de Naciones
Unidas sobre cambio climático; por último, daré cuenta de dónde se
encuentra la actuación del Gobierno al día de hoy en cuanto a la
estrategia de lucha frente al cambio climático.
Si les parece, señor presidente, señorías, para evitar antecedentes
de qué se entiende y qué es la convención de Naciones Unidas sobre
cambio climático, dónde se inicia, cuándo entra en vigor, qué
contenido tiene, dónde estamos hoy, qué es Kioto y qué significó el
protocolo de Kioto, me voy a remitir a la comparecencia que en esta
misma Cámara celebré el 18 de febrero, porque, habiéndola releído
creo que explica con todo detalle dónde se inicia, cuáles son los
antecedentes y por qué hoy estamos dando tanta importancia al cambio
climático y así poder avanzar a lo largo de esta mañana en lo que ha
representado Buenos Aires y dónde está el Gobierno español en esa
estrategia de cambio climático.
En cualquier caso, para partir de este Consejo de Ministros de la
Unión Europea de 6 de octubre de 1998, si me permiten, voy a hacer
dos breves comentarios anteriores a ese Consejo de Ministros, que
hacen referencia al protocolo de Kioto y a las consecuencias del
mismo.
Ya tuve ocasión de comentar con SS.SS. que después de Kioto, que yo
creo que fue una conferencia de las partes realmente importante, en
la medida en que por primera vez nos dotamos de un instrumento
jurídico, como es ese protocolo, se abrió un largo proceso
negociador, y lo importante era tener la capacidad en cada una de las
cumbres posteriores, en las reuniones de las partes, de ir
concretando los puntos que quedaron sin desarrollar en el protocolo
de Kioto. Ése es para mí el primer punto importante en el que tenemos
que centrar nuestra atención y analizar en torno a esas expectativas
cómo estamos avanzando.
En segundo lugar, hay un tema tan prioritario como el que acabo de
señalar y con el que está directamente relacionado, y es qué pasa con
la firma y qué pasa sobre todo con la ratificación del protocolo de
Kioto, pues en la medida en que no haya 55 Estados que lo hayan
ratificado, y sobre todo que los mismos representen el 55 por ciento
de emisiones de gases de efecto invernadero, estaremos hablando,
permítanme la expresión, de un papel, de un documento, que no tendrá
ninguna fuerza vinculante, lo cual significa que es muy urgente no
solamente que nos centremos en qué países lo han firmado, que
evidentemente es un paso previo, sino que veamos además quién está
dispuesto a ratificarlo para saber cuándo podría entrar en vigor.
Me gustaría también explicarles brevísimamente cómo se fue elaborando
desde la Unión Europea, porque no tuve ocasión de hacerlo. La Unión
Europea sigue liderando el proceso de cambio climático, lo lideró
antes de la cumbre de Kioto con una serie de propuestas, y lo ha
liderado también, incluso haciendo una intermediación muy importante
entre los países desarrollados y los países en vías de desarrollo, en
Buenos Aires, lamentablemente no siempre con éxitos. En cualquier
caso, sigue liderando este proceso, y por ello los últimos Consejos
de Ministros tienen siempre un apartado muy importante referente al
proceso de cambio climático. Concretamente, podría decirles que el 23
de marzo se autorizó en ese Consejo de Ministros de la Unión Europea
la firma del protocolo de la Unión Europea, y que los quince Estados
miembros lo firmamos simultáneamente, porque así lo decidimos en el
Consejo de Ministros del 23 de marzo de 1998 y en Nueva York el 29 de
abril de 1998.
En este Consejo del 23 de marzo iniciamos ya una estrategia para la
cumbre de las partes en Buenos Aires, en donde empezamos a solicitar
que en dicha cumbre se fijara un límite en la aplicación de los
mecanismos de flexibilidad. Por otra parte, queríamos también sentar
el principio de que los mecanismos de flexibilidad deberían ser
siempre complementarios (suplementarios, hay quien dice de la
traducción literal del inglés) para que las actuaciones nacionales en
reducción de emisiones fueran realmente importantes y luego ya
vendrían los elementos de flexibilidad. Por último, pensamos que era
muy importante empezar a hablar de qué normas nos íbamos a dar para
la aplicación del protocolo de Kioto y qué sanciones podrían
imponerse a aquellos países que no cumplieran dicho protocolo de
Kioto.
Todo esto llevó a una mayor concreción en el Consejo de Ministros del
16 de junio de 1998, en donde quizá lo más relevante es que nos
dotamos de un nuevo reparto equitativo de la carga. Saben ustedes que
los quince Estados de la Unión Europea individualmente no solamente
somos parte contratante, sino que además somos una de las partes
contratantes como burbuja comunitaria, lo que es en sí misma la Unión
Europea, y esto significa que necesitábamos dotarnos de un nuevo
reparto equitativo de la carga, de esa reducción de emisiones de CO2
y gases de efecto invernadero, puesto que, como recordarán SS.SS.,
cambió radicalmente el escenario antes de Kioto y después de Kioto.
Antes de Kioto sabíamos que la Unión Europea, que estaba liderando
este proceso, pedía que se estableciera una reducción global del
menos 15 por ciento; pedía que se estableciera sin ningún tipo de
condicionantes, es decir, no existía el concepto de elementos de
flexibilidad antes de Kioto; se refería exclusivamente a tres gases y
no a seis; y hablaba de un calendario preciso, como era el
cumplimiento en el año 2010, y no, como luego se acordó en el
protocolo de Kioto, en los años 2008 a 2012. Esto significaba un
nuevo reparto de la carga, que quedó establecido por el Consejo de
Ministros de la Unión Europea el 16 de junio de 1998. Es ahí donde se
establece que Alemania reduzca el 21; Austria menos 13; Bélgica menos
7,5; Dinamarca menos 2,1; Finlandia y Francia que se estabilicen;
Grecia más 25; Irlanda más 13; Italia menos 6,5; Luxemburgo menos 28;
Países Bajos menos 6; Portugal más 27; Reino Unido menos 12,5; Suecia
más 4; España más l5; y, en
total, nos encontramos con una reducción global del menos 8,1 por
ciento.
Pues bien, acordado ya todo esto, el Consejo de Ministros de la Unión
Europea de 6 de octubre de 1998, aunque el escenario de la COP-4 (que
es como se conoce la conferencia de Buenos Aires) es realmente
difícil en la medida en que los Estados Unidos habían planteado como
condición sine qua non el hecho de que participaran los países en
vías de desarrollo en ese control de emisiones, porque si no ellos no
estarían dispuestos a dar un paso más en el control y reducción de
emisiones y, por tanto, no estarían dispuestos a cumplir nada de lo
dicho en el protocolo de Kioto, decide elaborar lo que podría ser un
documento de trabajo de la Unión Europea para presentar en la
conferencia de Buenos Aires que, en definitiva, venía a ser un plan
de acción detallada en el que queríamos -y así lo hicimos constar en
las negociaciones de Buenos Aires- que se incluyera una serie de
cuestiones. En primer lugar, unas directrices y unas modalidades de
aplicación de los elementos de flexibilidad. Era sumamente importante
que las lagunas, por llamarlo de alguna forma, la indefinición que
existía en el protocolo de Kioto con relación a los mecanismos de
flexibilidad, tuvieran una definición más precisa y se concretara en
qué consistía cada uno de los elementos de flexibilidad, cómo se iban
a aplicar y, en cualquier caso, qué calendario nos íbamos a dar para
que los elementos de flexibilidad empezaran a funcionar. Nos parecía
que esto era esencial y lo pusimos como primera definición de nuestro
documento de trabajo.
En segundo lugar, y por la misma razón, pedíamos que se aplicaran
unos límites determinados, unos techos en esa utilización de los
elementos de flexibilidad para que no sirviera de autoengaño el hecho
de que cualquier parte pudiera cumplir su cuota de reducción de
emisiones simplemente comprando permisos de emisión, o inclusive
acudiendo al sistema de mecanismos de desarrollo limpio, sin hacer
ninguna reducción de emisiones interna. Como de lo que se trata
precisamente es de controlar las emisiones a nivel doméstico, a nivel
nacional, con políticas y medidas concretas, queríamos, y así lo
hicimos constar, que se aplicara el principio, que se ha recogido en
el protocolo de Kioto, de complementariedad o de suplementariedad y,
por tanto, que se hablara de unos techos concretos ya en estos
mecanismos de flexibilidad.
En tercer lugar, pretendíamos, y esto nos parecía sumamente
importante, que se empezara a hablar ya con toda concreción de un
régimen de cumplimiento, es decir, qué desarrollo íbamos a dar a los
mecanismos, cuándo podía entrar en vigor, qué se iba a hacer con
aquellos países que no cumplieran con el protocolo de Kioto y qué
tipo de sanciones se les podría imponer. A grosso modo éstas eran las
líneas maestras de este plan de acción detallada y queríamos que
Buenos Aires fuera la cumbre que definiera esas directrices y
modalidades de aplicación del protocolo de Kioto.
Como hemos vuelto de Buenos Aires sin habernos dotado de esas normas
claras (ni de supervisión ni de inscripción y control de los
mecanismos de flexibilidad ni de control de comercio de los permisos
de emisión, sin ni siquiera habernos dotado de un régimen de
cumplimiento), SS.SS. habrán tenido noticias, a través de los medios
de comunicación, de la frase que pronuncié en un momento
determinado cuando me preguntaron cuál era mi estado de ánimo. La
verdad es que dije que de cierta frustración, porque, si bien no
habíamos retrocedido, porque no se había dicho nada contrario al
protocolo de Kioto, lo cierto es que nos habíamos dotado de unos
calendarios, desde mi punto de vista, excesivamente amplios. Ese plan
de acción detallado, relativo al trabajo futuro a emprender respecto
a cuestiones clave como dotarnos de un calendario preciso de
cumplimiento del protocolo de Kioto, el desarrollo de procedimientos
para tratar los casos de incumplimiento del protocolo, el desarrollo
de directrices sobre sistemas nacionales de inventarios, información
y revisión o cómo conseguir, si es lo que deseaban los Estados Unidos
y otros países que les apoyaban, que los países en vías de desarrollo
fueran acercándose paulatinamente al cumplimiento voluntario de
control de sus emisiones, no se pudo concretar en Buenos Aires. En
ese sentido, hubo una cierta frustración, porque tiene que pasar un
año, para que se celebre la quinta Conferencia de las partes, donde
se intentará negociar estos planes de actuación que nos hubiera
gustado poder sellar en Buenos Aires.
En cuanto a los resultados de la Conferencia, no ha habido ningún
progreso sobre las cuestiones importantes que acabo de enumerar a SS.
SS. No se ha asegurado lo que puede ocurrir con la acción doméstica
ni la conveniencia de coordinación sobre políticas y medidas ni se ha
definido el concepto de complementariedad. Tampoco se han estipulado
unos techos determinados en la utilización de los mecanismos de
flexibilidad. Lo que sí ha establecido la Conferencia -quizá sea
demasiado fuerte llamarlo plan de acción- es un plan de trabajo que
consiste en un conjunto de decisiones. Por ejemplo, para los
mecanismos del protocolo se ha pedido a los órganos subsidiarios que
procedan a la elaboración de un documento de síntesis de las
propuestas que las partes les hagan llegar para que esos órganos
subsidiarios las debatan en las reuniones previas a la próxima
Conferencia, en los meses de mayo y junio de 1999. Por concretar algo
más, se propuso que, dentro de la negociación de elementos de
flexibilidad, se diera mayor importancia a los mecanismos de
desarrollo limpio, de tal forma que ni siquiera en la quinta
Conferencia de las partes, que se celebrará en 1999, sino en la
sexta, que será en el año 2000, será cuando se adopte una decisión
final sobre los mecanismos de desarrollo limpio. Por tanto, hasta el
otoño de año 2000 no habrá una concreción de este elemento de
flexibilidad.
En cuanto al régimen de cumplimiento, sobre el que la Unión Europea
considera que es esencial empezar a dotarnos de unos instrumentos
claros para sancionar a aquellas partes que no cumplan con el
protocolo de Kioto, una vez que entre en vigor, todo lo que se ha
acordado es que se constituya un grupo de trabajo, dependiente
también de los órganos subsidiarios, que comience la identificación y
el debate de los aspectos relativos al cumplimiento del protocolo. En
cuanto a la transferencia de tecnología, también se le ha querido dar
una gran importancia, porque, en definitiva, si lo que les preocupa a
muchos países es que los países en vías de desarrollo no estén
decididos a aceptar un nivel de emisiones determinado y a limitar sus
emisiones de gases de efecto invernadero, la única fórmula para que
esos países no contaminen y no tengan que pasar el calvario que han
sufrido los países desarrollados en la medida que sus
tecnologías han ido contaminando y han producido las graves
consecuencias de cambio climático, es ayudarles a través de la
transferencia de tecnología. De ahí que se haya dado gran importancia
a la transferencia de tecnología. Lo que se ha acordado sobre esta
materia es adoptar una decisión que urge a las partes a la
cooperación en todo tipo de cuestiones relativas a la información y
tecnología, con el fin de eliminar los obstáculos y acrecentar lo más
posible la transferencia de tecnologías apropiadas a los países en
desarrollo. De la redacción del pronunciamiento se desprende ya la
ambigüedad de los acuerdos. Por eso no retiro la expresión de cierta
frustración.
Si tienen interés SS.SS., en las respuestas a las preguntas que me
hagan, podré detallarles cuáles fueron las negociaciones, porque he
leído en algunos medios de comunicación que la falta de liderazgo en
la Unión Europea resultó frustrante. De entrada, he de decir que no
comparto ese criterio, porque la Unión Europea sigue liderando este
proceso de cambio climático y estableció una serie de medidas, de
planes de trabajo, que fuimos negociando con unos y con otros en la
medida en que hicimos de puente para unir a los países en vías de
desarrollo con los países del llamado paraguas, entre los que se
encuentran, además de Estados Unidos, como líder, Japón, Canadá,
Noruega y Nueva Zelanda; creo que no me olvido de ninguno. Es el
llamado grupo Juscannz. A lo largo de los días íbamos cambiando
estrategias, de forma que pudiéramos amarrar algo en esta conferencia
de Buenos Aires. Las cosas quedaron en la línea que ya les he
enunciado a SS.SS.
Tenemos entre manos una asignatura pendiente muy importante. Para
decir que el cambio climático esta ahí a la vuelta de la esquina y
que las consecuencias pueden ser catastróficas, no les tengo que
hablar de dentro de 50 ó de 100 años. Precisamente anoche tuve
ocasión de cenar con el presidente de Mozambique y me contó cómo en
algunas de las zonas de su país se está elevando el nivel del mar,
con lo cual estos riesgos pueden traer consecuencias negativas antes
incluso de lo que algunos expertos están posponiendo para dentro de
50 ó incluso de 100 años. En cualquier caso, es cierto que en este
momento es imprescindible tomar medidas para que, siendo una llamada
a la responsabilidad de todos, podamos concretar qué medidas podemos
adoptar para evitar y paliar los efectos negativos que pueden
producirse de aquí a unos cuantos años.
En cuanto al siguiente punto del Orden del día, por lo que respecta a
la posición del Gobierno, no puede ser otra más que de satisfacción
por la firma del protocolo por parte de los Estados Unidos. También
tuve ocasión de decir que, si bien es un paso importante en la medida
en que es previo a la ratificación, no nos parece, como pudimos leer
en algún medio de comunicación, como para echar las campanas al
vuelo. Está muy bien esa firma, pero cuando simultáneamente se dice
que ni siquiera se va a presentar al Senado para su ratificación -no
es que el Senado vaya a rechazarlo, sino que se decide no
presentarlo-, o se hacen afirmaciones tan categóricas como que nunca
se tomarán unas medidas en el protocolo de Kioto que puedan
perjudicar a la economía de los Estados Unidos, y ése es el sentir de
algunos países, bienvenida sea la firma por parte de los Estados
Unidos, pero personalmente no creo que sea para decir que la cumbre
de Buenos Aires se saldó positivamente porque los Estados Unidos
hicieron un gesto. No se
puede comprar la inacción por parte de los países más desarrollados
y, por tanto, los que más contaminan o, incluso, tratar de solapar o
de ocultar su falta de solidaridad con otros países en vías de
desarrollo que tienen la necesidad de que les ayudemos. Por eso,
España está dispuesta, por lo que firmó con los otros países de la
Unión Europea, a ratificar el protocolo de Kioto, si bien estamos
pendientes de hacerlo de una manera conjunta. Quizá en el próximo
Consejo de Ministros, que celebraremos el 21 de diciembre, se hable
de este tema y podremos tener una fecha más aproximada de cuándo
piensa ratificar la Unión Europea.
Sería positivo que los quince Estados de la Unión Europea ratificaran
el protocolo de Kioto, pero ello tampoco significa que pueda entrar
en vigor. No sólo hace falta la ratificación de cincuenta y cinco
Estados, que es la más fácil de alcanzar, sino que es imprescindible
que los Estados que lo han ratificado sean responsables del 55 por
ciento de las emisiones. Si tenemos en cuenta que simplemente los
Estados Unidos, con Canadá, cubren ya el 53 por ciento de emisiones,
hay que decir que mientras los Estados Unidos no ratifiquen es
inviable la entrada en vigor del protocolo. Por tanto, seguiremos
negociando, seguiremos debatiendo sus concreciones, pero lo cierto es
que no será coercitivo para ninguna de las partes, hayan firmado o
no.
En cualquier caso, es importante que todos los Estados seamos
conscientes de una u otra forma de que podemos empezar a hacer algo
en el seno de nuestros gobiernos. Hemos repartido entre SS.SS. un
documento que se llama: Políticas y medidas de lucha frente al cambio
climático: un primer avance. En ese sentido, saben ustedes que el 5
de febrero de 1998 se constituyó mediante un decreto el Consejo
Nacional del Clima, que es el órgano colegiado del Gobierno para la
lucha frente al cambio climático. El Consejo asesorará al Gobierno en
negociaciones internacionales, ayudará a la divulgación en materia de
cambio climático y facilitará la participación de entidades y
sectores sociales, económicos e industriales, en esta estrategia de
lucha frente a dicho cambio climático.
El nivel institucional es el máximo. Constituyen este órgano nueve
ministros más Presidencia del Gobierno, presididos por la ministra
que les habla: el Ministerio de Asuntos Exteriores, el Ministerio de
Economía y Hacienda, el Ministerio de Interior, el Ministerio de
Industria y Energía, el Ministerio de Fomento, el Ministerio de
Agricultura, Pesca y Alimentación, el Ministerio de Educación y
Cultura y -como he dicho- Presidencia del Gobierno. La función
esencial del Consejo es elaborar, desarrollar y realizar
posteriormente el seguimiento de una estrategia española frente al
cambio climático. Creemos sinceramente que, ante la gran amenaza del
siglo XXI, tenemos que actuar cuanto antes para prevenir, paliar y
evitar ese desastre.
Hay que actuar cuanto antes, de una manera ambientalmente ambiciosa
-si me lo permiten-, pero, simultáneamente, realista. Cuando hablamos
de una estrategia frente al cambio climático, podrán comprobar SS.SS.
que es imposible pensar que, de la noche a la mañana, puede cambiar
la mentalidad sobre el desarrollo económico e industrial o que,
incluso, llenos de buena voluntad, los procesos productivos van a
cambiar el desarrollo industrial. Se necesitarán probablemente
décadas. De ahí la importancia de tomar conciencia cuanto antes para
que estos nuevos modelos, esta nueva mentalidad, dejando lo que yo
suelo denominar
la cultura del despilfarro y acudiendo a un uso mucho más
eficiente de todos los recursos naturales y energéticos, puedan
llegar a todos no sólo en forma de políticas y medidas, sino también
en nuestro propio quehacer diario, empezando por la conciencia de
cada uno.
El momento ha sido realmente oportuno. La Conferencia de Kioto
representó un aldabonazo a toda la sociedad mundial. Ayudó a
sensibilizar a instituciones públicas y privadas, sectores políticos,
agentes económicos y sociales y, en general, a la opinión pública y a
los consumidores. Es el momento de tomar conciencia todos para
adoptar cuanto antes esas políticas y medidas, unidas sobre todo al
cambio de actitud. Al final, son los comportamientos de las personas
los que pueden llevarnos a asumir, con responsabilidad y entre todos,
ese cambio que beneficie la estrategia de cambio climático. Las
consecuencias que adoptemos nos van a implicar a todos: ciudadanos,
empresarios, científicos y políticos. Estamos hablando de una
estrategia, marco de referencia para nuestra propia protección, que
tendrá que desembocar en planes plurianuales, por sectores definidos
y con actividades muy concretas.
El método de trabajo que hemos adoptado en el Consejo Nacional del
Clima comprende tres fases: la primera, de reflexión, una segunda de
participación y la tercera, de decisión. En la fase de reflexión,
puesto que todo esto no se va a conseguir más que a través del
consenso y del diálogo, hemos hecho hincapié en la política de
diálogo. Un diálogo triple: institucional, sectorial y social. Es
clave que en el diálogo institucional trabajen el Consejo Nacional
del Clima, la conferencia sectorial y el Consejo Asesor de Medio
Ambiente. En cuanto al diálogo sectorial, hay que negociar y dialogar
con todos los sectores, empezando por los más contaminantes; de ahí
que el Consejo Nacional del Clima se haya constituido en una serie de
grupos de trabajo específicos que quieren tomar buena nota del nivel
de emisiones que se están produciendo en sectores como industria,
energía, transportes y agricultura. Además, hay un grupo
institucional que relaciona los trabajos que se vayan haciendo en el
Consejo Nacional del Clima con los de las comunidades autónomas y
autoridades locales -que tienen que gestionar y poner en marcha
muchas de estas políticas sectoriales- y con los del Consejo Asesor
de Medio Ambiente.
En cuanto al diálogo político-social, empezamos hoy trayendo este
primer borrador a las Cortes Generales y presentándolo, por la misma
vía, a los medios de comunicación, en el bien entendido de que lo que
hacemos hoy es informar de los trabajos realizados para la
elaboración de la estrategia en esta parte de reflexión y análisis.
No traemos a esta Comisión un texto definitivo de estrategia de lucha
frente al cambio climático, es un primer avance provisional, un
borrador que ponemos a disposición de SS.SS. para trabajar sobre él y
ver de qué forma se puede ir concretando el documento final que
aprobará el Consejo Nacional del Clima, que contendrá inventario de
emisiones y revisión de su evolución y a partir del cual se adoptarán
decisiones políticas. En el documento que les hemos entregado no van
a encontrar una relación de medidas con la evaluación de su coste y
efectos, lo que sería esencial. Cuando les decía que hay que ser
ambientalmente ambiciosos, a continuación les he dicho que también
muy realistas. No sepuede decir, de la noche a la mañana, que se
paralice todo
el desarrollo económico industrial. Tenemos que dar las pautas para
ver cuanto antes cómo se cambian los modos de producir y consumir.
Para eso, hay que tener muy en cuenta los costes económicos, sociales
y de empleo que pueden conllevar esos cambios radicales.
En este momento no se ha adoptado una decisión política sobre planes
y medidas, sino que traemos los elementos de análisis en los que ha
trabajado el Consejo Nacional del Clima. Una vez elaborado, este
borrador, que incluye los efectos de las políticas y medidas -algunas
de ellas ya aprobadas o en ejecución- sobre la evolución de los
inventarios durante los próximos quince años, nos va a servir de
pauta para ver sobre estas proyecciones dónde y de qué forma se
pueden adoptar políticas más restrictivas. Ahí entramos ya en la
segunda fase del Consejo Nacional del Clima; la participación. Una
participación que nos llevará a elaborar campañas de sensibilización,
puesto que, si no hacemos educación ambiental, si no logramos cada
día una mayor conciencia ambiental de todos los sectores implicados,
difícilmente podremos hacer operativa una estrategia de lucha contra
el cambio climático.
Por último, una vez que se han cumplido esas fases llegaríamos a la
fase final de la decisión que sobre los planes plurianuales de acción
con medidas concretas adoptaría el Consejo Nacional del Clima, que se
llevarían al Consejo de Ministros y donde el Parlamento tendría
oportunidad de debatir, puesto que serían presentadas también al
Congreso de los Diputados.
Diría, por tanto, que en este momento de reflexión y de diálogo lo
que se ha hecho es un análisis de la evolución y de la situación
actual de emisiones de gases de efecto invernadero dentro de España
en los sectores más contaminantes y un estudio de esas proyecciones
al año 2010 de los seis gases que están contemplados en el protocolo
de Kioto, para posteriormente tener una propuesta de posibles
actuaciones en sectores muy concretos que están citados ya en este
primer borrador.
Con esos resultados preliminares ya analizados y que evalúan las
tendencias, como les digo, se podrá ver, efectivamente, dónde existen
incrementos muy altos y cómo y de qué forma tendremos que empezar a
contemplar medidas concretas. Voy a comentar algunos de estos
análisis que verán ustedes resumidos en este documento que les hemos
entregado. Efectivamente, al final, de lo que estamos hablando es de
la importancia que tiene el concepto de eficiencia. Les decía antes
que tenemos que acabar ya con esa cultura del despilfarro en todos
los órdenes, pero cuando hablamos de recursos naturales hay que
hablar de ese despilfarro de los recursos naturales para acudir al
concepto de eficiencia. La eficiencia, por ejemplo, nos va a llevar a
la introducción de nuevas tecnologías industriales más competitivas
y a la renovación de equipos, a la mejora de esos equipos, por ejemplo,
en un terreno tan concreto como el de los electrodomésticos, a la
sustitución de la generación eléctrica con carbón por ciclos
combinados de gas, a la cogeneración en toda la industria y grandes
servicios, a un aumento de la penetración de energías renovables,
viendo cómo en los próximos años tiene que continuar el descenso de
la utilización del carbón por menor actividad de los sectores
consumidores para ser sustituido por otros combustibles, ver cómo va
creciendo por encima de las demás energías la utilización del gas
natural o cómo aumenta el peso
en el balance de energía final en los sectores residencial, comercial
e industrial, un uso cada vez más eficiente de la electricidad.
Esto lleva a que, por ejemplo, en generación eléctrica haya que ir
concretando la sustitución de plantas alimentadas con carbón y la
introducción en cambio de plantas de ciclo combinado; a un incremento
en cogeneración y energías renovables, con una importancia por su
desarrollo en España de la energía eólica; a una mayor penetración
del gas natural sustituyendo al carbón y a los productos
petrolíferos; en definitiva, importantes medidas de ahorro y
eficiencia energética en todos los sectores. Esto lleva, en
generación eléctrica, a la incentivación de los ciclos combinados,
a un cierre, cuando corresponda, de centrales térmicas que no cumplan
con la directiva de control integrado de la contaminación, directiva
conocida como IPPC y desde luego cada vez más a la utilización de
energías renovables en sus distintas vertientes. Por una parte, con
la potenciación de la minihidráulica o necesidad de centrales
hidroeléctricas, menos contaminantes que otros instrumentos de
producción de energía; potenciación, como acabo de decir de energía
eólica; potenciación de los biocarburantes; potenciación también de
la biomasa, cuyo objetivo sería el aprovechamiento de esta fuente de
recursos con un potencial importante, tanto en el ámbito urbano como
en el rural; el potencial de reducción de emisiones incluyendo usos
térmicos y de generación eléctrica que hay que ir concretando en
función de la reducción de emisiones de dióxido de carbono que
pudieran producirse; todo ello analizado con la generación de empleo,
tanto en la construcción como en la explotación posterior que sin
lugar a dudas va a crear puestos de trabajo, en la medida en que
cuando se habla de medio ambiente saben ustedes que figura siempre
como uno de los nuevos yacimientos de empleo.
También hay que acudir a la potenciación del biogás; el
aprovechamiento del gas procedente de las emisiones de los vertederos
puede ser una medida, tanto para evitar emisiones de dióxido de
carbono, para aprovechamiento eléctrico, como para evitar las
emisiones fugitivas de metano en vertederos. He de decir que también
es importante (estamos hablando siempre de las medidas que habrá que
tomar en España) la potenciación de la energía solar térmica.
(Rumores.) Comprendo, señor presidente, que nos metemos en materias
realmente complejas, pero la estrategia de cambio climático tiene que
abordar toda esta serie de cuestiones y por tanto no me queda más
remedio, aunque pueda parecer un poco denso -veo por la expresión de
SS.SS. que quizá les parece excesivamente técnico-, que hablar de
estos temas, porque son las medidas concretas que hay que ir tomando.
En cualquier caso, hablaremos también de la potenciación de la
energía.
El señor PRESIDENTE: Señoras y señores diputados, les ruego que se
mantengan en silencio porque están distrayendo la atención del
interviniente. (Pausa.)
Puede continuar, señora ministra.
La señora MINISTRA DE MEDIO AMBIENTE (Tocino Biscarolasaga): Gracias,
señor presidente.
Hablaba de cómo habrá que acudir también a la potenciación de la
energía solar fotovoltaica con objetivos concretos de instalación de
esta energía para el año 20l0. Quiero
recordar también que aquí se analiza la generación de empleos, muy
importante, asociada a las inversiones en esta energía fotovoltaica.
Cuando hablamos, por ejemplo, del sector industrial, hemos de decir
que las emisiones de este sector proceden del consumo final de
combustibles en la industria, que implica la exclusión del consumido
en la transformación y autoproducción de energía; de los procesos
industriales, hierro y acero, metales no ferrosos, químicas orgánicas
o inorgánicas, productos minerales no metálicos, etcétera; de la
utilización de disolventes y de la producción y uso de gases
sustitutos de los carburos clorofluorados e hidroclorofluorados.
La introducción de estos gases en el proceso de cuantificación de las
emisiones se produjo, como ya saben todos ustedes, en el protocolo de
Kioto al pasar de tres a seis gases y por eso en este documento
oficial, donde se están estimando las emisiones de estos nuevos
gases, conviene continuar los análisis, puesto que se necesita un
mayor detalle sobre su producción y utilización.
Con relación a la elaboración de las proyecciones para el año 20l0 en
dióxido de carbono se han efectuado consultas a los diversos sectores
industriales, aunque en algunos casos la producción no se conoce
completamente, por ejemplo, en el sector de la fabricación de cal,
por ser sectores que tienen consumos propios. En general, se puede
decir que las emisiones de dióxido de carbono por procesos de
contacto van a ser proporcionales a las producciones de los sectores
en los que se da este tipo de procesos, siendo en la mayoría de los
casos muy difícil separar la producción de dióxido de carbono por
descarbonatación de la producida por combustión. Quiero decir con
todo esto, señorías, que a veces todos podemos tener la impaciencia
de saber cómo no se toman medidas ya, por qué no tenemos la
concreción de las medidas. Por eso les estoy dando los análisis que
se vienen haciendo y cómo, inclusive cuando se va a la valoración de
cuáles son las emisiones en el día de hoy -éste no es solamente un
tema que le ocurra a España sino a todos los países-, nos encontramos
todavía con las dificultades de saber en muchos sectores cuál es la
valoración de su situación actual en este tipo de emisiones, por
ejemplo, de dióxido de carbono, no digamos en otro tipo de emisiones
de gases de efecto invernadero. Por tanto, difícilmente puede existir
en todos los sectores industriales y energéticos una proyección
exhaustiva de cuál va a ser, con todo rigor, la proyección que están
haciendo de cara al año 20l0. Por eso se está continuando en estos
estudios, exigiendo cada vez mayor concreción para saber si las
medidas que se han tomado ya y que están en marcha de cara a los
próximos años son suficientes o si por el contrario en determinados
sectores es necesario acudir a medidas complementarias, que son las
que se concretarían en ese plan plurianual de medidas determinadas.
Les podría hablar de distintos sectores con los que se ha contactado,
no solamente del cemento, sino de la cal, de fabricación de tejas y
ladrillos, de fabricación de cerámica, de siderurgia. En todos ellos
se han ido analizando los distintos gases de efecto invernadero que
están produciendo. Lo mismo hemos hecho con los distintos gases de
óxido nitroso, carburos perfluorados, carburos hidrofluorados,
hexafluoruro de azufre y llegamos, dejando este sector de la energía
y de la industria, a uno de los sectores que nos
parece especialmente relevante, en la medida en que es el sector del
transporte el que tendrá que hacer la adaptación más necesaria o, si
me permiten, el cambio de actitud más importante para conseguir esa
reducción de dióxido de carbono y gases de efecto invernadero. Las
emisiones del sector del transporte proceden de la quema y
evaporación del combustible en todas las posibles actividades, lo que
incluye el transporte aéreo -aviación civil más el tráfico comercial,
el privado y el agrícola-, el transporte por carretera -vehículos
rodados-, el transporte ferroviario, navegación interna y costera y
la navegación internacional.
La realidad es, lamentablemente, que el análisis que se ha hecho en
este momento, al día de hoy ... (Rumores.)
El señor PRESIDENTE: Señora ministra, perdón. Señor Ros. Ruego a
todos los señores diputados que se mantengan en silencio. Llegará el
turno de intervención de los grupos y a través de sus portavoces
podrán expresar sus opiniones. (Pausa.)
Señora ministra, puede continuar.
La señora MINISTRA DE MEDIO AMBIENTE (Tocino Biscarolasaga): Reitero
que es extenso, y les aseguro, señorías, que no quiero hacer más que
un resumen, pero han sido nueve meses de trabajo muy intenso,
contactando con muy distintos sectores, pidiendo análisis muy
exhaustivos y lo cierto es que me gustaría, porque son las bases de
las concreciones posteriores, contarles dónde nos encontramos al día
de hoy y por qué esto es lo que se ha elaborado después de los
trabajos de los grupos sectoriales que se han reunido en distintas
ocasiones, y que han llevado las conclusiones al plenario del Consejo
Nacional del Clima, que tuve ocasión de presidir hace no mucho
tiempo. Además, próximamente, en este mes de diciembre -no sé si el
día 14, pero sí en la primera quincena-, me volveré a reunir
nuevamente con el pleno del Consejo Nacional del Clima para que, a la
vista de este borrador que presento a SS.SS., éste conozca la
redacción final, puesto que en el último pleno lo que hicimos fue
escuchar a los ponentes de los distintos grupos de trabajo las
propuestas que hacían como resultado de los análisis del trabajo
desarrollado en estos nueve meses. Apartir de ahí y con este
documento, el Consejo Nacional del Clima se pondrá a trabajar en esa
concreción, ya mucho más detallada, de cuáles podrían ser los planes
y las medidas que convendría concretar, con un coste, como les decía
antes, económico y social, y cuando esté suficientemente elaborado,
consistiría ya en la estrategia de cambio climático que llevaría a la
concreción de planes plurianuales, que presentaríamos al Consejo de
Ministros y posteriormente al Congreso y al Senado.
Por tanto, decía que en este sector del transporte es donde, sin
lugar a dudas, hay que hacer el mayor esfuerzo para luchar frente al
cambio climático porque, sin haber terminado todos los controles, las
previsiones al día de hoy nos dicen que el escenario más plausible
para el sector del transporte indica, para las fechas que nos hemos
dotado en el protocolo de Kioto, un crecimiento del 41 por ciento en
las emisiones globales, con la particularidad de que aquí las
emisiones son las más graves, porque fundamentalmente son emisiones
de dióxido de carbono. Aquí es donde habrá que poner en marcha
políticas de limitación de emisiones de una manera muy concreta y
que, en principio, se
apuntan como áreas de trabajo. En primer lugar, la mejora de la
eficiencia energética de los distintos modos de transporte, sin
incidir en los equilibrios internos del sistema de transportes y
sabiendo que sus principales destinatarios son los dos modos de
transporte con mayores consumos específicos, carretera y aviación. En
segundo lugar, habrá que ahondar en una mejora de la eficiencia
energética del sistema de transportes en su conjunto, mediante la
potenciación de los modos con menores consumos específicos y además
habrá que plantear medidas cuyo objetivo sea reducir la demanda de
transporte.
Cuando hablamos de la mejora de la eficiencia energética en este
sector, lo ponemos en primer lugar porque representa un ahorro en los
costes del transporte realmente importante. Por eso, creemos que las
principales medidas que habrá que tomar en este grupo serían la
mejora tecnológica de los vehículos, la mejora del rendimiento de los
carburantes y la optimización de las condiciones de explotación,
pero, desde luego, nada de esto se ejecutaría fácilmente si no
estuviera acompañado de auténticas campañas de formación e
información a profesionales y a usuarios. Pienso que es llegada la
hora, señorías, para que a través del ecoetiquetado, por ejemplo, en
la compra de vehículos -y luego podríamos hablar de ello-, se
acostumbre al usuario a interiorizar en sus opciones de compra -en
este caso hablamos de vehículos, pero podríamos hacerlo de
electrodomésticos-, utilizando las tecnologías verdes. Es decir, que
empiece a darse cuenta de que si quiere tener una vida más sana, de
mejor calidad, tiene que colaborar con su conducta como usuario, como
consumidor a la hora de optar por un producto u otro. Eso se habrá de
conseguir con campañas de sensibilización. La Unión Europea trabaja
ya en esta línea e incluso a la hora de elaborar directivas que
lleven a estas conclusiones, habrá que ayudar optando, por ejemplo,
por un vehículo que consuma menos combustible. Por la misma razón, y
se han firmado ya algunos acuerdos importantes con las asociaciones
de fabricantes de automóviles, para hablar sobre la mejora
tecnológica en los vehículos rodados. Por ejemplo, para permitir
reducciones del consumo, ya adicionales a las conseguidas durante los
últimos años, se necesita aplicar nuevas medidas tecnológicas
y además, como les decía, reorientar el mercado hacia vehículos, en
este caso, más pequeños.
Todo ello nos llevará, si queremos aprovechar debidamente las nuevas
posibilidades tecnológicas de los vehículos, a un mantenimiento y un
seguimiento de cómo se viene haciendo este aprovechamiento. Por ello,
se tendrá que tener siempre por parte de las administraciones dos
tipos de medidas: por una parte, incentivos a la renovación del
parque y, por otra, un control del estado de conservación del parque
circulante mediante las inspecciones técnicas de vehículos, la
implantación de dispositivos a bordo y también las previstas
inspecciones en ruta para vehículos de mercancías. Todo esto son
conceptos que tienen que irse acuñando en el día a día. En cualquier
caso, también tendrán que abordarse en el transporte aéreo las
políticas de retirada de flotas como consecuencia, por ejemplo, de la
normativa sobre ruidos, porque la retirada de esta flota puede
suponer, sin duda, reducciones de los consumos de hasta un 15 por
ciento. En la mejora de carburantes, he de decir que, de entrada, no
cabe esperar reducciones muy significativas, siendo la utilización de
biocarburantes la línea más
prometedora para una posible reducción adicional de las emisiones
netas de dióxido de carbono, pero también esto va a llevar un tiempo
porque ni siquiera existen estaciones de servicio que pudieran
procurar estos biocarburantes.
Hablando de la optimización de la explotación, habrá que tomar otra
serie de medidas, como les digo, incluso en el transporte aéreo, por
razones tan de moda en estos días con la tercera pista de Barajas,
como la mejora de los sistemas de control de tráfico y operación de
los aviones, porque, como les digo, toda esta actualización de esas
tecnologías en el transporte aéreo puede llevarnos a reducciones de
consumos en torno al 20 por ciento. Sin lugar a dudas, el capítulo de
formación e información tiene que ser clave, puesto que es importante
acudir a la formación de los transportistas por carretera. Se ha
hecho un estudio para educar en los modos de conducción, en el uso
más eficiente del transporte por carretera, que puede llevar a
reducir los consumos hasta en un 7 por ciento. He hablado ya de la
mayor información en el momento de la compra del vehículo y también
se puede hablar de campañas de sensibilización sobre el estilo de
conducción y el mantenimiento de los vehículos. Quizás es importante
también -y habrá más ocasiones de hablarlo, no quiero agotar todos
los temas hoy, señorías, porque va siendo larga la intervención- la
intermodalidad del sistema de transportes. Yo creo que aquí habrá que
conocer en profundidad y de la mano de los expertos lo que puede
representar en algunos casos la intermodalidad del sistema de
transportes, porque se han hecho estudios. Y, por ejemplo, si se
trasvasa un 11 por ciento del actual tráfico ferroviario y un 14 por
ciento del actual tráfico de transporte de mercancías por carretera,
sólo se reduce un 0,6 por ciento las emisiones en el transporte. Todo
esto indica que estamos hablando también de tomar medidas con una
concreción en la política de costes y de posibles consecuencias
negativas en política social; habrá que ser conscientes de que, a lo
mejor, en la nueva política de transportes, no es precisamente ese
tipo de trasvases lo que más nos vaya a ayudar a la lucha frente al
cambio climático, sino que tendremos que trabajar muy seriamente con
otro tipo de trasvases como puede ser el del vehículo privado al
transporte colectivo. Nos parece que el vehículo privado es, a todas
luces, bastante ineficiente, y que, en cambio, habría que hablar de
otra política mucho más eficaz, mejorando la oferta del transporte
colectivo.
Por la misma razón, y más, si hablamos del territorio español, habrá
que tener una mayor integración del sistema de transporte y mejorar
las condiciones de explotación, dialogando con todas las autoridades
que se ocupan realmente de la política de transportes y estudiando la
posibilidad de, efectivamente, tener más aparcamientos en la medida
que se quiera ir dando salida a que se utilice menos el coche privado
para utilizar más el transporte público, así como, evidentemente del
fomento de los modos no motorizados como puede ser la bicicleta en
muchas ocasiones, no digo siempre, en Madrid, y el peatón, al que se
le conoce como modo no motorizado. (Rumores.)
En cualquier caso, las medidas de limitación de la demanda también
habrá que analizarlas en su contenido y habrá algunas ligadas al
precio del transporte. Unos piensan que pueden darse medidas de
limitación normativa de la demanda en ocasiones muy puntuales, por
ejemplo, un día sin automóviles, como ocurrió en París, donde los
niveles
de contaminación han llegado ya a una situación tal que evidentemente
hizo necesaria la retirada de los automóviles, pero no es
precisamente la medida más adecuada, ya que es coactiva, para
establecer un sistema de control de emisiones de dióxido de carbono.
El establecimiento de un sistema de precios con acceso a las
infraestructuras puede ser un mecanismo eficaz y, desde luego, como
les decía, una adecuada política de precios para el aparcamiento,
evitando que los coches entren en el centro de las ciudades.
Muchas son las medidas adicionales, y si pensamos que la ordenación
del territorio, que está transferida a las comunidades autónomas,
debe ir ligada a las medidas medioambientales, quizá con una adecuada
ordenación del territorio, haciendo auténticas ciudades sostenibles
de cara al siglo XXI, se puedan reducir las necesidades reales de
movilidad. No crean que es ciencia ficción pensar en el teletrabajo
o en esas viviendas que tienen mucho más cercano todo lo que tienen que
ser sus áreas de servicio. Por lo tanto, cuando estamos hablando de
cambio de mentalidad lo hacemos en el sentido de no tener que venir a
trabajar al centro en las grandes ciudades, de cara al siglo XXI, y
de ser realistas al saber que todo esto lleva un proceso de
desarrollo que hay que ir incentivando paulatinamente.
Podríamos referirnos también brevemente a otros sectores importantes,
donde también hay que tomar en cuenta medidas en cuanto al control de
emisiones en sectores como el comercial y el residencial. Ahí
pensaríamos en el uso eficiente de la energía, por ejemplo, cuando
hablamos de las medidas aplicables en los edificios ya existentes y
de otras distintas de cara a los nuevos edificios, como pueden ser la
redacción de una normativa para la remodelación de viviendas, la
sustitución, por ejemplo, de las calderas de calefacción y de agua
caliente sanitaria con una antigüedad superior a l5 años en
comunidades de propietarios (podría ser una medida a estudiar); una
inspección energética y ambiental del funcionamiento de las calderas
en viviendas que tengan esa situación de más de l5 años; en materia
de calefacción, instalación de ventanas con doble cristal e
instalación de burletes en los cerramientos de ventanas y cajas de
persianas; un aislamiento opaco, etcétera, y en cualquier caso,
pensar ya en medidas de distribución del gasto en calefacción
colectiva según el consumo individual. Son todo ello medidas que no
hay que desechar, que hay que ir analizando cuándo y de qué forma se
pueden ir introduciendo, y ha llegado el momento de planteárselas ya
seriamente.
Cuando se habla de electricidad en iluminación, existen en este
momento -la propia ciencia nos ha permitido llegar a este tipo de
bombillas incandescentes- lámparas de bajo consumo e inclusive se
puede acudir paulatinamente a la utilización de electrodomésticos que
estén dotados de unos equipos más eficientes que hagan un uso más
racional de la energía que utilizan. Lo mismo podríamos aplicar a los
edificios existentes en el subsector comercial o a los nuevos
edificios, y aquí, aunque todavía no existe una definición exacta de
la cuantificación de los sectores comercial y residencial, hay
también una serie de aproximaciones sobre dónde nos encontramos hoy
para ver de qué manera podemos controlar esa proyección que, si no
podría dispararse en emisiones de gases de efecto invernadero.
Otro sector importante en el que hay que tomar medidas es el de la
actividad agraria. Aquí nos encontramos con
que no es tanto el dióxido de carbono como las emisiones de metano de
origen agrario que proceden fundamentalmente de la fermentación
anaerobia de detritus animales y de la fermentación entérica en el
ganado rumiante, y realmente hay que hablar también de la situación
de la ganadería extensiva, de los residuos y estiércoles ganaderos y
sobre la quema de residuos agrícolas. Todo esto nos lleva en el
momento determinado a tomar una serie de medidas que puedan absorber
ese dióxido de carbono a través de la creación de cubiertas vegetales
agrarias, a la menor emisión de dióxido de carbono por disminución de
la fabricación de abonos minerales y de labores agrícolas mecanizadas
o a la reducción de metano por utilización de residuos en la
agricultura. Todo ello dentro de una serie de medidas de política
general que luego se podrían concretar, por ejemplo, dentro de la
agricultura con el establecimiento de un inventario de zonas
sensibles, con una serie de políticas de información, promoción e
incentivación para el cumplimiento eficaz de las normativas
comunitarias; de las determinadas zonas vulnerables dentro del Estado
español, con unos planes de acción concretos, con un código de buenas
prácticas agrícolas, con una reducción de abonado mineral. Habrá que
profundizar en el plan de reforestación en tierras excedentarias,
habrá que coordinar las políticas agrarias con otros sectores de
actividad que generan subproductos susceptibles de uso en la
agricultura. Indudablemente hay que ir a un incremento de la
actividad de investigación y desarrollo relacionada con la
interacción agricultura-medio ambiente. Esto nos llevará también a
tomar medidas concretas de lucha contra la erosión, de planes de
acción en zonas vulnerables, de utilización agrícola de compost de
lodos de depuradoras, de utilización agrícola de compost procedente
de residuos sólidos urbanos, de desarrollo de inventarios de emisión
a escala comarcal para diseñar planes de acción concretos, acciones
todas ellas que se sabe van a producir unos efectos muy concretos de
limitación sobre las emisiones de dióxido de carbono y metano
fundamentalmente.
Termino, señor presidente, diciendo que no podemos obviar el
importante papel que juega también la política de residuos a la hora
de controlar y reducir estas emisiones de gases de efecto
invernadero, ya que se toman medidas de reducción de residuos en
origen. Para ello nos tiene que ayudar necesariamente la nueva Ley de
Residuos y además el desarrollo paulatino de la Ley de Envases y
Residuos de Envases. Es cierto que todo ello va a contribuir a una
disminución de la masa total de residuos que en condiciones actuales
se ha venido destinando a vertederos con una concentración mucho más
alta de ese residuo orgánico, acudiendo, por ejemplo, al compostaje y
desde luego adecuando o sellando los vertederos incontrolados. En ese
sentido el Plan nacional de residuos urbanos contempla precisamente
la desaparición de esos vertederos incontrolados, siguiendo una
directiva comunitaria que está en estudio en este momento y que, sin
lugar a dudas, va a obligar a España, como a los países de la Unión
Europea, a ir acabando con estos vertederos incontrolados, lo cual
nos va a llevar a una inversión muy importante en los próximos años.
En cualquier caso, quiero decir, señor presidente, que en este
momento, como verán todos ustedes, no se puede hacer una
cuantificación precisa de todo lo que ello va a suponer con esta
serie de posibles medidas a tomar en
cuanto a la fijación de dióxido de carbono atmosférico. Por tanto, no
se pueden contabilizar en las tablas las emisiones previstas al estar
todavía sin resolverse completamente a nivel internacional la
interpretación exacta del artículo 3.3 del protocolo de Kioto que
habla, como saben SS.SS, por ejemplo, de un tema tan importante para
España como puede ser el método de medición del efecto sumidero. Todo
esto quedó sin concretar y, evidentemente, a la hora de saber cómo y
de qué forma vamos a cumplir con ese compromiso de emisiones de
dióxido de carbono y gases de efecto invernadero, también el efecto
sumidero tendrá una repercusión muy importante dentro de España.
En conclusión, señor presidente, verán en el resumen que les he
presentado y que tienen SS.SS. que todavía existen incertidumbres,
por ejemplo, en el cálculo de las emisiones fugitivas de metano en el
sector energético, fundamentalmente las debidas al carbón. Esto
representa un problema desde el punto de vista de los resultados
según qué factores de emisión se consideren, por lo que es
estrictamente necesario estudiar las emisiones in situ y adoptar unos
coeficientes realistas de la situación española. Esto es mucho más
importante si se considera que en las previsiones para el año 20l0
figura una considerable disminución de la producción de carbón
aplicando el Plan del carbón y el abandono de la producción de
lignito pardo, por lo que el crecimiento de las emisiones nacionales
en el 20l0 con respecto a l990 dependerá apreciablemente del valor de
las emisiones de metano.
Señorías, lo que quiero decir con esto es que el grupo de trabajo
sobre industria y energía está manejando estas cifras como
provisionales, puesto que tienen que continuar con su estudio para
establecer con criterio exacto cuáles van a ser dichas previsiones.
Si bien la cuantificación de las políticas y medidas que se han
evaluado en este primer borrador están indicando un cumplimiento
suficiente del compromiso asumido con el protocolo de Kioto, sabemos
también que la actualización de las cifras correspondientes, por
ejemplo, a estas emisiones fugitivas de metano que acabo de citarles
implica la necesidad de adoptar políticas adicionales para asegurar
dicho cumplimiento, lo que da aún más importancia al estudio a
realizar. En definitiva, señoras y señores diputados, es importante
que el Consejo analice las conclusiones de este primer borrador y,
una vez analizado, aporte una decisión sobre un futuro plan de
acción. Puedo anunciarles que eso es lo que va a hacer el Consejo
Nacional del Clima en la próxima reunión que se desarrollará el 14 de
diciembre de 1998.
Señor presidente, creo que España está en un momento realmente
importante para adoptar una serie de medidas que, si bien no tienen
por qué frenar el desarrollo económico e industrial, lo que sí tienen
que hacer necesariamente es reorientarlo. Por lo tanto, en los modos
de producción y también en los modos de consumo hay que ser mucho más
realistas si queremos atajar las consecuencias tan graves del cambio
climático. De aquí a los próximos años van a tener muchas más
posibilidades de estar en el mercado y con beneficios importantes
aquellos sectores que sean más innovadores, que apliquen tecnologías
verdes, tecnologías limpias, que sean más respetuosos con el medio
ambiente. Esto va a significar para las industrias un elemento
diferencial con respecto a las que no apliquen dichas tecnologías
verdes, y, al ser una garantía de su subsistencia, va a hacerlas más
competitivas al mismo tiempo que van creando
nuevos puestos de trabajo. Lo que hay que hacer es una transición
paulatina para que los sectores industriales vayan readaptándose e
incorporándose a las nuevas tecnologías verdes, y también tendremos
que ayudar a que todo el sector social se vaya adaptando a estas
nuevas tecnologías.
Señor presidente, espero haber dado una explicación que, sin
pretender ser exhaustiva, refleje cómo el Ministerio de Medio
Ambiente quiere responder a esa preocupación de los ciudadanos,
porque el medio ambiente no afecta sólo a la ministra de Medio
Ambiente y a las administraciones implicadas, sino que toda esta
serie de medidas tiene que ser un compromiso de cumplimiento social.
Por eso, si desde el Congreso de los Diputados se ayuda a la adopción
de las mismas, estamos seguros de que con ese esfuerzo de todos los
sectores claves de la industria, de los sectores económicos y
sociales y también con la participación del sector privado más la
movilización ciudadana, en la medida de nuestras posibilidades
podremos, si no llegar a tiempo, al menos ayudar a paliar los
desastres que podrían producirse en el próximo siglo XXI como
consecuencia del cambio climático.
El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señora ministra.
Vamos a proceder a la suspensión de la sesión por un tiempo máximo de
cinco minutos, a partir del cual los portavoces de los grupos
parlamentarios podrán fijar posiciones en sus respectivas
intervenciones. (Pausa.)
El señor PRESIDENTE: Señoras y señores diputados, se reanuda la
sesión, no sin antes comentarles que, atendiendo diversas sugerencias
de los portavoces de los grupos parlamentarios que, como presidente
de la Comisión trasladé a la señora ministra, tienen todos ustedes a
su disposición el anteproyecto del informe objeto de la comparecencia
de hoy. Por si alguien no lo tuviera, en la mesa hay varios
ejemplares. El señor Ros los tiene. No obstante, quedan aquí algunos
ejemplares y ruego a sus señorías tengan en cuenta que son escasos.
El señor ROS MAORAD: Señor presidente, sólo me estaba sentando, no
ambicionaba tener un dossier. (Risas.)
El señor PRESIDENTE: Perdón, señor Ros, por haber entendido mal sus
intenciones; ha sido una mala interpretación.
La señora MINISTRA DE MEDIO AMBIENTE (Tocino Biscarolasaga): Es una
sana ambición.
El señor PRESIDENTE: Como viene siendo habitual en esta Comisión, el
orden de intervenciones de los grupos va a ser por orden cronológico
en la solicitud de comparecencia de la señora ministra. Ateniéndonos
a ese criterio, tiene la palabra, en primer lugar, la portavoz del
Grupo Parlamentario Popular, doña María Teresa de Lara, por un tiempo
máximo de diez minutos.
La señora DE LARA CARBÓ: El Grupo Parlamentario Popular había
solicitado la comparecencia de la ministra de Medio Ambiente para que
nos informara sobre el
estado de la estrategia para cambio climático que estaba elaborando
el Consejo Nacional del Clima. Cuando solicitamos la comparecencia no
teníamos ninguna información al respecto, pero con el documento que
se nos ha repartido hoy sobre esta serie de medidas que ha elaborado,
los grupos de trabajo y las explicaciones de la señora ministra,
muchos de los aspectos que queríamos que se nos definieran se nos han
explicado. En este momento sería necesario algo más de tiempo para
poder analizar el documento que tenemos y para no repetir muchas de
las cuestiones que ha enunciado la señora ministra.
No obstante, quiero indicar que el Consejo Nacional del Clima, desde
que se creó en el mes de febrero -solamente han transcurrido nueve
meses-, tenía la función de elaborar esa estrategia que estamos
demandando y elevarla al Gobierno para su aprobación. Han
transcurrido desde entonces nueve meses y, según nos ha informado la
señora ministra de Medio Ambiente, los grupos de trabajo que se
formaron, grupos de trabajo que abarcan una serie de sectores que
inciden de una forma absoluta en esta producción de los gases de
efecto invernadero, han elaborado este documento, en el que se
analizan de forma exhaustiva cuáles son las actividades emisoras de
cada uno de los sectores estudiados, cuáles son las medidas
-aisladas, podíamos decir- que se están llevando a cabo y cuáles las
medidas que pueden introducirse para intentar reducir las emisiones
de estos gases.
Se nos ha indicado que el documento presentado tiene una
característica, la de que son unos trabajos previos a la elaboración
de esta estrategia, es decir, que todavía no existe una estrategia
porque hace falta una decisión política sobre todos estos aspectos
tratados. Pero de todas las explicaciones y del vistazo global que
hemos echado al documento, quiero resaltar que hay dos sectores que
tienen la máxima incidencia, el sector energético y el sector
transporte. Aquí se ha indicado ya una serie de propuestas para
disminuir las emisiones del sector transporte y de todas ellas
querría destacar aquellas que hacen referencia al transporte en las
grandes ciudades, dado que es en las grandes ciudades donde la
emisión de dióxido de carbono es más elevada. Creemos que es
importante mejorar la eficiencia energética en este sector, para lo
cual hay que hacer una mejora tecnológica de los vehículos y del
rendimiento de los carburantes. Estimamos que es bueno incentivar la
renovación del parque automovilístico, tal como está haciendo el
Gobierno en este momento; es bueno controlar el estado de
conservación del vehículo y es bueno promover la utilización de
biocarburantes. El Grupo Parlamentario Popular cree que la
utilización de biocarburantes es una vía que permitirá, en un futuro
no muy lejano, mejorar el medio ambiente, y los estudios que se están
haciendo permitirán adaptarlos al caso concreto de los vehículos.
Creemos también que son buenas todas las medidas que, dentro de las
grandes ciudades, se están adoptando para fomentar el transporte
colectivo, medidas que pasan por ampliar las redes de metro. Decíamos
el otro día, en un debate que tuvimos en el Congreso Nacional de
Medio Ambiente, que en este aspecto era modélico el comportamiento de
la Comunidad de Madrid, que estaba fomentando y ampliando la red de
metro; en esta legislatura se ha ampliado en muchísimos kilómetros.
Es importante fomentar los trenes de cercanías y utilizar más
autobuses cada vez
más ecológicos en las grandes ciudades. En este aspecto, creemos que
se ha mejorado mucho. Todos podemos comprobar cómo en la ciudad de
Madrid los humos que emitían los autobuses han desaparecido en gran
medida. Por consiguiente, hay que avanzar en este sector, que es muy
contaminante, y tanto en esto como en la ordenación del territorio
nos queda todavía mucho camino por recorrer.
Respecto al sector energético, que es el mayor de los sectores que
produce CO2, habría que aclarar cuándo se habla de gases
contaminantes. El dióxido de carbono no es ningún gas contaminante;
el dióxido de carbono es un gas que produce el efecto invernadero. Es
bueno potenciar el ciclo combinado, incrementar la cogeneración, en
la medida de lo posible, y una mayor penetración del gas natural.
Todas estas medidas se están iniciando ya y tal vez sería necesario
potenciarlas. Y, sobre todo, hay que fomentar las medidas de ahorro y
eficiencia energética.
En cuanto a la potenciación de las energías renovables, en algunas
comunidades se está haciendo más que en otras. Es un hecho que hay
comunidades autónomas en las que sobre todo se está potenciando la
energía eólica, así como los biocarburantes, aunque en menor medida,
por lo que sería conveniente insistir más en este aspecto, así como
en potenciar la biomasa. También es importante utilizar el biogas
procedente de los vertederos, que a su vez evitará estas emisiones de
metano, que aunque son menos importantes cuantitativamente también
contribuyen en gran medida a este efecto invernadero.
En cuanto a la exposición de la señora ministra, lo que urge en este
momento es analizar, entre todas estas medidas que ha propuesto,
todas estas políticas que se pueden aplicar, cuáles de ellas son
factibles económicamente para poder presentar ante la sociedad, con
el consenso de todos los sectores implicados, un conjunto de medidas
que reorienten los modos de producción y de consumo. Creemos que de
aquí a poco tiempo los sectores que tendrán más porvenir serán todos
aquellos que sean respetuosos con el medio ambiente, que van a ser
fuente importante de empleo.
No quiero alargarme más en esta primera intervención porque creo que
no sería bueno repetir lo que ya se nos ha indicado, pero desearía
solicitar, en nombre del Grupo Popular, al presidente de esta
Comisión y tal vez a la ministra que este ejemplar que nos ha hecho
llegar pueda proporcionárselo a cada uno de los miembros de esta
Comisión, porque creemos que es muy interesante el documento que se
nos ha repartido.
El señor PRESIDENTE: En primer lugar, traslado la petición de la
portavoz del Grupo Parlamentario Popular a la señora ministra, lo que
pasa es que todavía no ha facilitado los ejemplares suficientes. Por
parte del presidente no habrá ningún inconveniente, sino todo lo
contrario, para trasladar ese ruego a la ministra.
La señora MINISTRA DE MEDIO AMBIENTE (Tocino Biscarolasaga): Que lo
fotocopie la Cámara.
El señor PRESIDENTE: Dice la señora ministra que lo fotocopie la
Cámara. Puede ser otra posibilidad, pero ya veremos si hay
presupuesto. En cualquier caso, las señoras y señores diputados de
esta Comisión van a tener un ejemplar del informe sobre la estrategia
del cambio climático.
Le recuerdo, señora portavoz, que no está previsto otro turno de
intervención, como usted ha dicho. Sólo hay un turno por grupo, salvo
circunstancias excepcionales que debe valorar la Presidencia, que en
este caso no se dan.
Tiene la palabra, en nombre del Grupo Socialista, por un tiempo
máximo de diez minutos, su portavoz dona Cristina Narbona.
La señora NARBONA RUIZ: En primer lugar, queremos manifestar nuestro
agradecimiento al presidente de esta Comisión por haber trasladado al
Ministerio nuestra insistencia en solicitar un documento para el buen
desarrollo de la comparecencia de la ministra. Es la primera vez, en
dos años y medio de legislatura, que podemos contar con un documento
en tiempo real. Por tanto, agradecemos también a la ministra que haya
tenido en cuenta esta solicitud y esperamos que en siguientes
comparecencias esto también se produzca.
A partir de aquí, lamento tener que cambiar el tono de mi
intervención, puesto que más que frustración, por utilizar la misma
expresión que ha usado la ministra en relación con los resultados de
la cumbre de Buenos Aires, en lo que se refiere a los acuerdos a
nivel internacional, nuestro grupo quiere manifestar su indignación
frente a la falta de compromiso efectivo de este Gobierno durante dos
años y medio en materia de lucha contra el cambio climático; dos años
y medio durante los cuales lo que se ha hecho -y la propia ministra
así lo señala- ha sido rebautizar, en febrero de este año, la
Comisión Nacional del Clima, pasar a denominarla Consejo Nacional del
Clima y modificar obviamente su composición. Pero quiero recordar a
todos los presentes que la Comisión Nacional del Clima fue creada en
1992 por el Gobierno socialista, se desarrolló su trabajo en grupos
con las comunidades autónomas y con la participación de las
organizaciones ecologistas y en 1995 elevó, primero a la Conferencia
sectorial de medio ambiente y después al Consejo de Ministros, un
programa nacional del clima. Programa nacional del clima donde, por
supuesto, estaba ya recogida la lista de medidas y propuestas que en
estos momentos recoge el documento que usted, algunos años después,
trae a esta Cámara. Por decirlo de una manera simple, señora
ministra, son medidas y propuestas casi no discutibles, porque decir
que hay que aumentar la superficie forestal en nuestro país o que hay
que aumentar la eficiencia energética en todos los sectores, así como
las otras medidas que usted ha ido enumerando, repito, no son más que
elementos que están ya suficientemente incorporados en el discurso
político de los países de nuestro entorno; son medidas que incluso en
la anterior legislatura tuvieron ocasión de comentarse en una
Comisión que existió en el Senado sobre cambio climático, donde se
pudo debatir sobre este tema durante bastantes meses. Nosotros
tenemos que manifestar nuestro disgusto por el hecho de que cuando en
esta legislatura se ha planteado en el Congreso la posibilidad de
crear una subcomisión específica sobre cambio climático el Partido
Popular y los partidos que apoyan al Gobierno no la hayan aceptado.
En cualquier caso, la diferencia entre este documento y el documento
que quedó aprobado en la Conferencia sectorial de medio ambiente y
por el Consejo de Ministros en 1995, con un Gobierno socialista,
obviamente es que hoy nos encontramos en un escenario temporal
distinto. En ese
momento los compromisos para España tenían como horizonte el año
2000. De hecho, uno de los compromisos que se asumieron en el
Programa nacional del clima fue que se modificara el escenario del
Plan energético nacional, de forma que no se alcanzara, como el mismo
preveía, en el año 2000 un incremento del 25 por ciento de emisiones
de CO2 -entonces solamente se contemplaba este gas- respecto al nivel
de l990, y que ese escenario fuera algo más reducido, con un
incremento sólo del l5 y no del 25 por ciento. Naturalmente, ahora
tenemos otro escenario temporal, tres años más tarde, y estamos ya
hablando de un escenario del año 2010.
Manifestamos nuestra indignación por la ausencia de compromiso
político, porque el compromiso político, señora ministra, a lo largo
de dos años y medio se mide en términos presupuestarios y en términos
legislativos y ni en el campo presupuestario ni en el campo
legislativo nos sentimos en absoluto satisfechos por lo que se ha
hecho desde este Gobierno, que hubiera podido contribuir ya a la
lucha contra el cambio climático y no lo ha hecho. Es más, en algunas
cuestiones se ha retrocedido. El Gobierno al que usted pertenece ha
reducido algunos de los programas que existían y existen en relación,
por ejemplo, con la investigación en materia de nuevas energías. En
el Congreso Nacional de Medio Ambiente, al que antes hacía alusión la
portavoz del Grupo Popular, se nos dijo por un interviniente que los
presupuestos de este año recogen una disminución muy significativa en
el apoyo al programa de investigación y desarrollo en materia de
nuevas energías, de 8.000 millones de pesetas a sólo 1.800 millones
de pesetas. He tenido ocasión de comprobarlo y lamento que
efectivamente esto sea así, como lamento que no haya habido
incremento, sino todo lo contrario, respecto a las dotaciones que en
l995 existían en el Ministerio de Industria y Energía en relación con
el Plan nacional relativo a eficiencia y diversificación energética.
En materia de presupuestos, a lo largo de estos dos años no ha habido
una voluntad explícita y tampoco la hay, lamentablemente, en los
presupuestos previstos para 1999, que seguramente -o por lo menos
existe esa posibilidad- van a ser los últimos presupuestos que este
Gobierno traiga a esta Cámara en la presente legislatura. Y aunque no
fuera más que por eso, igual que aparecen obras hidráulicas
prácticamente en todas las localidades del país, aunque sólo fuera
por eso, hubiera sido el momento de dar una señal sobre el próximo
escenario electoral por parte del Partido Popular y del Gobierno en
relación con la lucha contra el cambio climático. Pero ha sido todo
lo contrario, incluso ha disminuido ligeramente la única partida que
el Ministerio de Medio Ambiente contempla en sus presupuestos, en el
anexo de inversiones, para el Programa nacional del clima, que apenas
alcanza los 300 millones de pesetas. Y, por supuesto, durante el
debate presupuestario, no se han aceptado las enmiendas de Izquierda
Unida ni las presentadas por esta portavoz para dotar al Ministerio
de Medio Ambiente de un mínimo de recursos en el capítulo VII, para
atender a la posible cofinanciación de actuaciones llevadas a cabo
por las comunidades autónomas que, como usted nos recuerda siempre,
en materias tales como el transporte o la ordenación del territorio
tienen competencia exclusiva. Por tanto, igual que se hacen planes
nacionales, aunque luego no se ejecuten, en materia de residuos peli
grosos
u otros, ciertamente parecería adecuado -y volveremos a pedirlo-, que
cuando usted vaya a la conferencia sectorial con las comunidades
autónomas con el documento que nos trae tenga la posibilidad de
ofrecer una colaboración financiera explícita desde el Gobierno,
desde su Ministerio, para impulsar actuaciones de enorme interés como
las que se están llevando a cabo, por ejemplo, en el caso de la
Comunidad Autónoma de Navarra.
Por tanto, en estos últimos dos años y teniendo en cuenta también el
presupuesto para 1999, no ha habido una voluntad política mínima en
relación con la lucha contra el cambio climático, sino que incluso
han disminuido partidas vinculadas a programas importantes en esta
materia. Por ejemplo han disminuido las partidas relativas a los
trenes de cercanías, algo que creo que tiene mucho que ver con
algunas de las cuestiones que usted ha anunciado como conceptos que
hay que elaborar. Sin embargo, yo creo que no son conceptos que hay
que elaborar, son medidas que hay que asumir políticamente y con
todas sus consecuencias.
Cuando usted vino aquí en febrero de este año anunció, e incluso los
medios de comunicación lo recogieron, que ya se iba a cumplir con el
compromiso de las trasposición de la Directiva Seif en lo que se
refiere a la definición en España del certificado energético.
Incluso, como usted comentó, ese certificado energético distinguiría
con un número mayor o menor de estrellas entre edificios que fueran
más o menos eficientes desde el punto de vista energético, pero
seguimos sin ver las estrellas del certificado energético.
Por lo que se refiere a las leyes que se han presentado durante esta
legislatura, ni la Ley de Hidrocarburos ni la Ley del Sector
Eléctrico favorecen realmente la lucha contra el cambio climático. Es
verdad que la Ley del Sector Eléctrico recoge el compromiso que
dentro de la Unión Europea se establece para llegar a un determinado
porcentaje de utilización de energías renovables, lo que, por
supuesto, nos parece correcto, pero la definición del proceso de
liberalización tanto en el caso del sector eléctrico como en el caso
del sector de los hidrocarburos no contempla, por ejemplo, ninguna
obligatoriedad para que la demanda de energía se vea satisfecha de
forma real con biocarburantes o con energías limpias en lo que se
refiere al proceso de oferta eléctrica. Se ha aprobado una Ley del
Suelo pero yo sé que el Ministerio de Medio Ambiente no opinó sobre
la misma en Consejo de Ministros (El señor Medina Toledo: ¡Pero si
son secretos!), pero déjeme que le diga que una Ley del Suelo que se
plantea desde la voluntad de que haya en España el máximo suelo...
El señor PRESIDENTE: Perdón, señora Narbona.
Señor Medina, por favor, manténganse en silencio.
Puede seguir, señora Narbona.
La señora NARBONA RUIZ: Una ley que se plantea desde la voluntad
explícita de que en España haya cuanto más suelo urbanizable mejor,
parece bastante contraria a cualquier planteamiento de los que
aparecen enunciados como medidas para incrementar, entre otras cosas,
la superficie forestal en esta legislatura.
Por lo que se refiere, señora ministra, a sus propias competencias,
aquellas que dependen estrictamente del
Ministerio de Medio Ambiente, en materia de política de residuos
usted ha puesto en presente el contenido del Plan nacional de
residuos. Ha dicho que el Plan nacional de residuos urbanos contempla
toda una serie de cosas. Eso esperamos, que las contemple algún día,
porque el Plan nacional de residuos urbanos no existe, no ha sido
aprobado, no está todavía consensuado con las comunidades autónomas
y, por tanto, no se puede hablar de él en términos de presente sino
de un futuro hipotético.
Respecto a la política hidráulica, quisiera saber, porque lo
desconozco, si el Ministerio ha hecho algo para mejorar la eficiencia
energética de las centrales hidroeléctricas respecto de las cuales
algo tiene que decir en lo que se refiere a la explotación de los
embalses.
En materia de política forestal, usted no ha traído a esta Cámara
hasta ahora, como se comprometió al inicio, un proyecto de ley
forestal. Tampoco han concluido los trabajos previos que ya existían
para la elaboración de un Plan nacional de lucha contra la
desertificación, que tiene mucho que ver, como bien sabe, con la
lucha contra el cambio climático.
Respecto al diálogo, que usted ha anunciado como un elemento
fundamental para que esta estrategia de cambio climático se convierta
en medidas precisas, quisiera preguntarle si esto significa que ha
encontrado ya el momento y la ocasión para reconciliarse con las
organizaciones que abandonaron el Consejo Asesor de Medio Ambiente ya
que, de lo contrario, veo difícil que esta estrategia se pueda ver en
un pleno del Consejo asesor, porque el pleno no se reúne desde hace
bastante tiempo y, además, en estos momentos ni siquiera creo que se
pudiera reunir por ausencia de miembros con ganas de participar en
él. En cuanto a las comunidades autónomas, supongo que el próximo día
1 de diciembre, que hay una convocatoria de conferencia sectorial,
habrá ocasión de debatir con ellas la estrategia, porque, aunque está
todavía en estado de borrador, estimo que sería un buen momento para
hacerlo.
Por lo que se refiere al diálogo con los partidos políticos en este
Parlamento, hoy mismo se va a debatir una interpelación, presentada
por el Grupo de Izquierda Unida, a la que seguirá una moción. Espero
que esa moción, en la que solicitamos plazos, medidas y compromisos
concretos, sea atendida por el Gobierno o por lo menos sea tenida
algo más en cuenta que la iniciativa de hace un año del Grupo
Socialista que pedía medidas concretas de potenciación de tejados
fotovoltaicos, que fue rechazada de pleno por el Partido Popular.
Tengo que formularle, señora ministra, alguna pregunta, porque usted
no nos ha dicho en qué momento estamos desde el punto de vista de las
emisiones de gases de efecto invernadero. Su directora general de
Calidad Ambiental anticipaba el otro día que seguramente en estos
momentos España ya está emitiendo por encima del nivel máximo al que
se ha comprometido dentro de la burbuja europea. Nos gustaría que nos
hiciera saber si efectivamente esos son los datos que se derivan de
los trabajos internos del Consejo Nacional del Clima.
Respecto a las medidas que están contempladas en este borrador son
tan pacíficas que no vale la pena entrar en su comentario, sino más
bien exigir que nos dé fechas concretas en las que ese proceso, que
debería llevar a la aprobación de planes plurianuales de acción, se
concrete. Fechas
concretas, ministra, porque nos salimos de la legislatura al ritmo al
que se está trabajando y teniendo en cuenta que puede tener un
escenario no demasiado largo en este momento.
Respecto a propuestas concretas, querríamos saber, porque usted...
El señor PRESIDENTE: Señora Narbona, le ruego vaya concluyendo.
La señora NARBONA RUIZ: Estoy terminando, señor presidente.
Solamente quería preguntarle a la señora ministra -puesto que no lo
ha mencionado, pero quizás es que no lo ha recordado en este momento-
sobre los impuestos sobre la energía y sobre la emisión de gases de
efecto invernadero. ¿Existe en estos momentos algún compromiso que el
Gobierno esté dispuesto a aceptar?
Nada más.
El señor PRESIDENTE: En nombre del Grupo Parlamentario Catalán
(Convergència i Unió) tiene la palabra su portavoz, don Lluis
Recoder.
El señor RECODER I MIRALLES: En primer lugar, quiero agradecer
-porque creo que es merecido- la rápida comparecencia de la ministra
ante esta Comisión. El día 13 finalizó la conferencia de Buenos Aires
y hoy estamos a día 25. Deberían tomar ejemplo algunos de sus colegas
que se sientan en el Consejo de Ministros, respecto de esta prontitud
en comparecer para hablar de un tema que para mí es fundamental. Nos
referimos al cambio climático que afecta a muchos países, tema que si
hoy es de actualidad, lamentablemente lo será más aún en los próximos
años, sin entrar en un futuro demasiado lejano, sino próximo.
Comparto esa frustración que usted ha expresado y que ha planeado hoy
en esta comparecencia e incluso en las intervenciones de otros
portavoces en relación al resultado de la cumbre de Buenos Aires. Si
el resultado de la cumbre de Kioto, del año 1997, de la III
Conferencia de las partes sobre el Convenio de cambio climático no
fue para echar campanas al vuelo -así tuvimos ocasión de valorarlo en
esta Comisión-, aunque se cumplieran los objetivos de crecimiento o
de reducción fijados para los países industrializados (y digo de
crecimiento porque también dentro de esas burbujas, en nuestro caso
la burbuja comunitaria, se pactó un incremento del 15 por ciento), el
incremento de las emisiones previsto para los países no
industrializados, para los países en desarrollo, anulaba toda rebaja
prevista. Reitero, no era para echar las campanas al vuelo el acuerdo
de Kioto. Cifras que he podido leer recientemente, publicadas por el
departamento de Energía de los Estados Unidos, fijan para el año 2010
un incremento global del 30 por ciento de las emisiones a nivel
mundial, cantidad en absoluto despreciable que nos indica lo lejos
que estamos de resolver un problema de esta magnitud.
Creo, sin embargo, que Kioto sí tuvo algún aspecto positivo, como fue
la discusión del cambio climático, un problema grave, así como la
fijación de objetivos concretos cuyo cumplimiento se debía vigilar, y
que el incumplimiento se iba a sancionar. Al menos destaquemos dos
aspectos
mínimamente positivos de Kioto, aunque no podríamos decir lo mismo de
su posterior cumplimiento.
Centrándonos en Buenos Aires, no hay motivo para el optimismo, sino
todo lo contrario. Usted nos ha expuesto una realidad cruda, como es
el hecho de que no se ha llegado a concretar ningún acuerdo. En un
tema de esta envergadura el hecho de no moverse, de no ir hacia
adelante, ya supone ir hacia atrás. Quiero destacar como aspecto
positivo -debemos reconocerlo- el papel jugado por la Unión Europea.
Objetivamente debemos reconocer que la Unión Europea está jugando un
papel de liderazgo dentro en la solución del problema. Fue el
colectivo significativo, dejando de lado las pequeñas islas del
Pacífico, el que formuló unas propuestas más valientes, más
radicales, sobre todo si las situamos en paralelo a las efectuadas
por los otros países que tienen un nivel de desarrollo similar al de
la Unión Europea, como son Estados Unidos y Canadá o Japón. No
exagero porque en este tema quiero ser siempre muy prudente y no
dejarme deslizar por el tobogán de la demagogia. Creo, sinceramente,
que el papel que ha jugado Estados Unidos y que está jugando Japón es
de una grandísima irresponsabilidad, de un una gran miopía y para
algunos de nosotros incluso sorprendente. Por contar una simple
anécdota, este diputado, acompañado de otros diputados, participó en
el año 1991 -si no recuerdo mal-, en Washington en una conferencia de
constitución de un grupo mundial de parlamentarios
medioambientalistas, que se denominó Globe, grupo que, como saben SS.
SS. existe en este momento. El promotor de esa iniciativa, líder de
las iniciativas más beligerantes en el campo medioambiental a nivel
mundial, no era otro que el actual vicepresidente de los Estados
Unidos, Al Gore. En el momento que hubo un cambio de mayoría en los
Estados Unidos y los demócratas recuperaron el poder que habían
perdido hace años, muchos creímos, de forma ilusa, que al nombrar a
Al Gore vicepresidente, por fin, los Estados Unidos iban a asumir el
papel de liderazgo en la resolución de la problemática medioambiental
que le tocaba, por su dimensión industrial y por su peso específico
dentro de la economía mundial, y por el liderazgo que están
ejerciendo en otros ámbitos. Lamentablemente, no ha sido así y el
papel es totalmente irresponsable.
Lamento que no se haya avanzado en Buenos Aires en las tres líneas
necesarias donde se había depositado alguna esperanza y donde se nos
había anunciado que era posible llegar a algún acuerdo, en las
fuentes sostenibles de energía de tipo alternativo a los combustibles
fósiles, en la eficiencia energética, o en la adopción de algún
acuerdo que evitara el avance de la desforestación, especialmente en
los países tropicales. Dentro de este capítulo de lamentos que está
constituyendo mi intervención, lamento también que no se haya
producido ningún avance en otro de los aspectos donde había alguna
esperanza depositada, como es el relativo a la implementación de ese
proceso de asignación de cuotas de contaminación a todos los países.
No olvidemos que los países ricos que representan el 20 por ciento de
la población mundial representan, a su vez, el 60 por ciento de las
emisiones contaminantes y, paralelamente, ese mecanismo tan debatido
de venta o transferencia de cuotas de contaminación.
Vamos a acercarnos más a nuestro terreno y hablar más de lo que
tenemos en casa. En el año 1979 se celebra la primera
conferencia sobre el Clima; en el año l990, la segunda conferencia
sobre el Clima; en 1992, la cumbre de la Tierra, en Río. Hasta aquí,
todas estas conferencias tenían un objetivo fundamental, como era
discutir algo que podríamos denominar el sexo de los ángeles, que se
concretaba en si el cambio climático era un problema o no, si existía
el cambio climático o no. A partir de 1992 se produce una novedad y
es que el panel intergubernamental sobre cambio climático, integrado
por 2.500 expertos de reconocido prestigio a nivel mundial
-seguramente estaban si no todos, casi todos- emite su informe y dice
a los gobiernos que existen evidencias científicas de que el clima
está cambiando y de que, si bien el clima ha cambiado a lo largo de
la historia de la humanidad -por situarlo en un terreno más amplio en
el espacio-, de la historia de la Tierra, existen evidencias de que
en este momento el clima está cambiando por obra y gracia de la mano
del hombre, y que hay toda una serie de gases, cuyo causante de su
emisión a la atmósfera no es otro que el género humano, que está
acelerando este proceso. A partir de ahí en Kioto se produce la
tercera Conferencia de las partes y en Buenos Aires la cuarta.
Mi primera pregunta es por qué no se está actuando en serio -no me
refiero a nivel mundial, los problemas los conocemos y he intentado
hacer un repaso rápido por encima-, por qué no estamos actuando
suficientemente en serio. Mi segunda pregunta es si nos creemos, de
una forma clara y convencida, que existe un problema y que debemos
hacer alguna cosa. Del informe que usted nos ha traído esta mañana a
la Comisión, que valoro y voy a leer con detenimiento, que constituye
una larga relación de posibles soluciones después de detectar cuáles
son los principales focos de emisión o producción de gases de efecto
invernadero, sinceramente creo que la fase de reflexión está
superada. Así lo dije el día en que debatimos en el Pleno la
propuesta de creación de una subcomisión. Mi posición fue muy clara
en ese momento. No tenemos que reflexionar nada. Ya está todo
reflexionado; ya lo sabemos; ya sabemos que existe una evidencia.
Ante la duda de la evidencia, que prevalezca el principio de la
prevención ante el riesgo de problemas graves. Ya lo sabemos, ya nos
lo han dicho los expertos. Lo que tenemos que hacer es empezar a
actuar y a adoptar medidas.
Mi queja viene en este sentido. ¿Por qué estamos perdiendo tiempo, no
ahora, por qué estamos dejando pasar los días, los meses, los años
sin actuar? Repito que su documento está bien, lo leeré con atención,
seguramente podremos hacer alguna aportación práctica, pero mi
demanda es de acción. Creo que estamos en el momento de la acción,
superada ya la identificación del problema, de las causas y, por
tanto, la reflexión.
Me pregunto, señora ministra, ¿por qué no somos capaces de adoptar
medidas que limiten la demanda de combustibles causantes del efecto
invernadero, tanto en la industria como en el transporte privado?
¿Por qué no somos capaces de penalizar aquellas fuentes de energía
más contaminantes? ¿Por qué no utilizamos las posibilidades que nos
da la vía de la fiscalidad para hacer una política medioambiental? Es
algo que estamos reivindicando, no ahora con usted, sino que lo
reivindicábamos ya en la anterior legislatura cuando el señor Borrell
se sentaba en esa silla y ya habíamos tenido debates. Vuelvo a
reiterar nuestro planteamiento.
Usted ha sacado a relucir un tema que es fundamental, que es el
transporte público, los hábitos de transporte de los ciudadanos, los
desplazamientos de trabajo. Lanzo una pregunta al vuelo. Hemos
invertido mucho en mercancía y creo que es algo muy importante. Doy
prueba como ciudadano de la conurbación del gran Barcelona, de Sant
Cugat del Vallès. Se ha invertido mucho y funciona. ¿Cuántas líneas
de tren se han creado nuevas en este país en los últimos años aparte
del AVE, del Madrid-Sevilla, y ahora estamos avanzando hacia
Barcelona y frontera francesa? No lo sé, pero me parece que muy
pocas. Sí le puedo dar una relación de líneas que se han cerrado. Y
se han cerrado porque eran líneas en las que no se había invertido
durante muchísimo tiempo. Como no se invierte, para ir en el tren del
oeste la gente coge el coche o el autobús. Nos dicen: como es una
línea socialmente no rentable porque la gente no usa el tren, la
cerramos. Pues bien, si nos gastáramos dinero en esa línea quizá la
gente la utilizaría porque sería competitiva con el automóvil.
El señor PRESIDENTE: Señor Recoder, le ruego vaya concluyendo.
El señor RECODER I MIRALLES: Estoy concluyendo, señor presidente.
Me estoy refiriendo a estos ejemplos porque en nuestro inconsciente
colectivo este problema no está suficientemente interiorizado y creo
que debemos hacer un esfuerzo para creernos el problema.
Cuando ha venido usted esta mañana a la Comisión -la he escuchado con
toda la atención que he podido y me han dejado-, a veces he tenido
sensación de marginalidad compartida con ustedes, porque no sé si lo
que a los que estamos en esta sala nos preocupa también a los que
están en la Comisión de al lado, de Industria -que no sé si estará
reunida-, de Economía o de Justicia y si son conscientes del problema
o esperan a que el nivel de las aguas suba y se les empiecen a mojar
los pies para ser conscientes de él; es una metáfora exagerada, si se
quiere, pero, en absoluto, demagógica. Creo que el nivel de
concienciación política no es suficiente, a pesar de los efectos del
Mitch, del verano más caluroso del siglo, del otoño más seco...,
estamos batiendo récords constantemente. No existe una concienciación
social y política suficiente que vaya más allá de la gente que está
especializada en este tema o de aquellos ciudadanos que compran
bombillas de bajo consumo, que compran electrodomésticos verdes, que
usamos el transporte público, que seleccionamos la basura en casa y
la tiramos en el contenedor que toca aunque tengamos que caminar unos
cuantos metros, o que escribimos en el papel de las fotocopias por el
otro lado. Más allá de este colectivo que, gracias a Dios, es cada
vez más amplio, no sé si existe una concienciación ciudadana
suficiente. Yo querría que existiera y, por tanto, creo que usted
también como ministra tiene un papel importante que desempeñar.
Sobre el Consejo Nacional del Clima, vuelvo a formular la pregunta
que he hecho antes con carácter general pero ahora se la dirijo a
usted como miembro del Gobierno. Quiero saber si el Consejo Nacional
del Clima es algo que está asumido por el Gobierno, empezando por el
presidente del Gobierno, continuando por los dos vicepresidentes, por
su compañero que desempeña la cartera de Industria, por la
ministra de Agricultura, etcétera, o si es algo que la señora Tocino
se ha inventado y que tiene que hacer por que le toca. Si usted
necesita apoyo para que convenzamos al Gobierno de que éste ha de ser
un objetivo de todo el Gobierno, con el presidente del Gobierno
delante, los dos vicepresidentes detrás y el resto de sus colegas a
su lado, haremos lo que podamos; ya intentaremos ayudarla. Yo
quisiera que fuera un objetivo fundamental del Gobierno y no algo que
la ministra del Medio Ambiente tiene que hacer porque le toca, porque
cuando usted empiece a proponer medidas de tipo práctico van a
afectar a todos los Ministerios. Yo he citado el tema de la
fiscalidad o el del transporte, pero podríamos continuar. Mi
compañero Ramón Companys me sugería toda una serie de propuestas
sobre la agricultura que, como saben ustedes, es su especialidad. Lo
dejamos aquí y ya tendremos ocasión de hablar sobre ello.
Termino, señora ministra. Quiero compartir también con mis compañeros
de otras fuerzas políticas, la pregunta que lanzaba S.S. sobre si lo
creemos suficientemente porque a veces tengo dudas de que sea así,
por ejemplo, cuando observo discursos medioambientales muy decididos
en esta Comisión y luego alguna Administración adopta medidas para
cargar el consumo del agua, favorecer su depuración o incluso hacer
bajar ese consumo, para lo cual saca a todos los ciudadanos a la
calle de una forma absolutamente demagógica. Creo que es también
obligación de las fuerzas políticas realizar una labor de
concienciación de los ciudadanos en temas en los que lógicamente no
tienen a su alcance toda la información.
El señor PRESIDENTE: ¿Grupos que deseen intervenir para fijar su
posición con respecto a las solicitudes de comparecencia objeto de la
sesión del día de hoy? (Pausa.)
En nombre de Izquierda Unida, tiene la palabra su portavoz, doña
Izquierda; perdón, doña Presentación Urán, por un tiempo máximo de
diez minutos.
La señora URÁN GONZÁLEZ: Espero que a lo largo del tiempo que nos
queda por estar juntos en esta Comisión termine usted por saber
realmente cuál es mi nombre como portavoz, porque en todas me lo
suele cambiar.
El señor PRESIDENTE: Señora Presentación Urán, lo sé, lo que pasa es
que ha sido un lapsus; no es que no lo sepa. Lo he aprendido muy bien
porque el número y la calidad de sus intervenciones me ha hecho
fijarme especialmente en su nombre.(Risas.)
La señora URÁN GONZÁLEZ: Gracias, señor presidente.
Quiero agradecer la presencia de la señora ministra en la que, como
es habitual en comparecencias de esta índole y a las que ya nos tiene
acostumbrados, nos facilita gran cantidad de datos -en ésta y por
primera vez, por escrito algunos de ellos- que nos parecen
interesantes, pero difícilmente valorables de forma rápida, aunque
vamos a intentar hacerlo.
En primer lugar, nuestro grupo parlamentario y nuestra organización
política no habla de frustración en la conferencia de Buenos Aires,
sino de indignación; indignación porque del resultado de esta
conferencia se puede concluir que han ganado las presiones y los
intereses económicos
por encima del respeto al medio ambiente, por encima del interés
general de la población mundial a tener una vida sana en un mundo sin
cambio climático. Ésa es la conclusión a la que nos lleva no
solamente la intervención de la señora ministra, sino las
informaciones que han ido apareciendo en los medios de comunicación.
Nuestro grupo parlamentario estaba convencido, después de los
resultados de la cumbre de Kioto, de que Buenos Aires tampoco iba a
solucionar el problema, porque no es lo mismo discutir -como
comentaba el portavoz del Grupo de Convergència i Unió hace un
momento- de si tenemos cambio climático o no lo tenemos, a cuando ya
está claro que sí existe debido a la intervención humana y los países
tienen que adoptar medidas. Nuestro Estado, como Estado que forma
parte de la Unión Europea y que participa en las cumbres de manera
individual, puede dar un flaco ejemplo y hacer muy poca presión
cuando estamos aumentando nuestras emisiones no solamente dentro de
la burbuja europea, sino, a este ritmo, por encima de ella. No
podemos reclamar de otros Estados que reduzcan sus emisiones cuando
no podemos esgrimir nuestra falta de desarrollo, porque se supone que
somos un país desarrollado, y en realidad deberíamos estar trabajando
para hacer políticas de reducción -ni siquiera de mantenimiento- de
estas emisiones.
Por entrar en concreto en el trabajo que se viene desarrollando,
señora ministra, me alegro de que al final, después de tantos años de
que nuestro grupo parlamentario y nuestra organización estuviera
clamando en el desierto de los poderes públicos que era necesario
hacer cambios de política para evitar desastres ecológicos, hayan
llegado ustedes a la conclusión de que teníamos razón. Llevamos
muchos años diciendo que hay que cambiar el modelo económico, que hay
que cambiar el modelo de producción energética y de consumo, que hay
que cambiar el modelo de ordenación territorial y que tenemos que
cambiar el modelo de transporte. Va a tener usted que trabajar
arduamente. Creemos que su papel es tan sumamente débil dentro del
Gobierno que poco va a poder incidir, pero estamos convencidos de que
ha de trabajar arduamente -y debería hacerlo si realmente estuviera
convencida- para concienciar tanto al ministro de Industria como al
ministro de Fomento. Señora ministra, si en realidad estuvieran
ustedes convencidos de que hay que hacer una lucha decidida para
combatir el cambio climático, no hubieran consentido una Ley de
Hidrocarburos ni una Ley del Sector Eléctrico como la que se ha
aprobado en esta Cámara.
Señorías, no existe un planteamiento claro, el Gobierno no tiene
intención política de favorecer la generación de energía a través de
energías alternativas, ni tampoco pretende incentivar la
cogeneración, a pesar de que la semana pasada se aprobara en la
Comisión de Industria un único punto de una proposición no de ley de
este grupo parlamentario apoyando planes de cogeneración. Eso quedó
así muy bonito, pero en todos los demás puntos para incentivar esos
planes de cogeneración el Gobierno se pretende lavar las manos. Desde
luego, sin apoyo económico, sin intervención directa del Estado para
apoyar a las industrias y a las empresas, malamente vamos a conseguir
que se pueda llevar a cabo ningún plan. Tampoco se apuesta en el
sector energético no solamente por el ahorro y la eficiencia
energética, sino por los planes de gestión de la demanda, planes
reivindicados y reclamados por nuestro grupo porque van a
ayudar a un menor consumo y van a favorecer otro tipo de conciencia a
la hora del consumo energético.
Señorías, tampoco se están incentivando otros modelos de transporte.
No quiero repetirme, como han hecho los anteriores portavoces que me
han precedido en el uso de la palabra, pero no hace falta nada más
que echar un vistazo a los Presupuestos Generales del Estado para
saber por qué modelo de transporte apuesta el Ministerio de Fomento:
más autovías, más infraestructuras viarias, menos transporte
colectivo y menos inversión en ferrocarril. El portavoz del Grupo
Catalán (Convergència i Unió) decía que no podía hablar de nueva
apertura de líneas y sí de muchas que se han cerrado. Señorías,
cuando se apuesta por un transporte colectivo y de cercanías no se
puede permitir que el Gobierno diga que no tiene dinero para la
mejora de una red de electrificación porque no hay demanda de los
usuarios. No hay demanda de los usuarios porque les resulta más
rápido llegar en coche, porque se han construido buenas autovías y
tienen unos buenos accesos, que en ferrocarril, porque el ferrocarril
tarda media hora o tres cuartos de hora más en un trayecto que se
puede hacer perfectamente en coche. Por eso decía anteriormente que
va a tener que utilizar toda su capacidad de disuasión para convencer
a los ministros de Industria y de Transporte, por no hablar de otros
Ministerios, para que cambien sus modelos de inversiones y, por
tanto, ayuden a cambiar de esa forma también la mentalidad.
En la intervención de la señora ministra se ha hecho constante
alusión a la necesidad de concienciación de la ciudadanía, de las
personas que estamos en política y, en general, de toda la sociedad.
Está claro que se debe seguir apostando por las campañas de
concienciación porque no toda la ciudadanía está concienciada. Pero
al mismo tiempo, señora ministra, hay que tomar medidas para poner a
su disposición aquellos mecanismos que les permitan utilizar su
conciencia ecológica y poderla llevar a la práctica. Podemos poner un
ejemplo. Estamos hablando de la necesidad de reducir los residuos
sólidos urbanos y utilizarlos de una manera diferente, de reciclar
-de eso se habla, en teoría, en la propia Ley de residuos-, de
reutilizar, de hacer compost y, sin embargo, aquellos que practicamos
en nuestras casas la separación en origen de nuestros residuos
sólidos urbanos, en algunos sitios tenemos la posibilidad de echarlos
en cada contenedor y en otros hacemos la selección simplemente por
acostumbrarnos para luego volcarlo todo en el mismo contenedor porque
no existen contenedores diferenciados.
Hablar, sin necesidad de negarlo rotundamente, del aprovechamiento
del biogás a través de los gases que se producen en los vertederos
para esta portavoz es algo hartamente peligroso, sin negar que pueda
existir esa posibilidad, entre otras cosas porque cuando todavía no
hemos puesto en práctica el inexistente plan nacional de residuos,
cuando todavía no se han puesto en práctica en todas las comunidades
autónomas planes de residuos que permitan la reutilización, la
recuperación y poder separar la basura orgánica para hacer compost,
que se plantee como posibilidad de utilización el biogás para
eliminar los gases de efecto invernadero nos lleva a la conclusión,
vista la experiencia que existe hasta ahora, de que vamos a terminar
por tener vertederos por todos los sitios, con determinados tipos de
controles, con las centrales de biogás para producir
energía eléctrica y que no vamos a una reducción de los residuos sino
a un tipo de utilización que podrá eliminar las emisiones de gases de
efecto invernadero al medio ambiente, pero que va a tener
consecuencias en otros niveles. Señorías, vayamos con calma y con
cautela a la hora de adoptar determinadas medidas que puedan ser
negativas.
Para acabar, señora ministra -porque vamos a tener oportunidad, como
usted decía, de continuar con este debate-, le queremos decir que
dentro de ese interés que demuestra el Ministerio -que nosotros lo
ponemos en cuarentena y entre comillas- por el diálogo político y
social, por esa necesidad de concienciación, nos resulta altamente
extraño y contradictorio con ese planteamiento que la composición del
Consejo Nacional del Clima sea sólo y exclusivamente institucional,
del Estado, de la Administración del Estado. Si realmente queremos
concienciar, si realmente queremos hacer partícipe a la sociedad en
la puesta en práctica de las medidas que se deben llevar a cabo,
tendrían que participar también en su elaboración. Si tenemos que
decir a los empresarios que deben cambiar sus modelos de producción
para que sean menos contaminantes, deben participar en la toma de
decisiones y en las estrategias que se deben elaborar. Si tenemos que
decir a los sindicatos que deben negociar con sus empresas y deben
hacer los cambios económicos sin que existan costes sociales, deben
participar en la elaboración de las estrategias. Como garantes de que
las estrategias van a ser respetuosas con el medio ambiente, deben
estar las organizaciones ecologistas que, señora ministra, le tengo
que recordar son las que han conseguido que si existe un mínimo de
concienciación en la ciudadanía es porque llevan años y años diciendo
lo que está sucediendo en este país y al final se les termina
reconociendo, aunque se les aparte de la toma de decisiones. Si
existe algo de conciencia no es por el trabajo de las instituciones,
sino por el de los grupos ecologistas que llevan muchos años luchando
por el medio ambiente y hoy los vemos arrinconados por una falta de
diálogo total y absoluta por parte del Ministerio, algo a lo que ya
nos tiene acostumbrados.
Por nuestra parte, y para acabar, señora ministra, necesitamos que
nos diga cuáles van a ser los plazos con los que se van a aplicar las
estrategias y cuándo, porque, como bien decía el portavoz de
Convergència i Unió, ya está reflexionado todo lo que hay que
reflexionar, no hay que hacerlo hoy cuando se presenta este borrador,
sino que ya hace tiempo que está todo reflexionado, ya todos
conocemos cuáles son las medidas a adoptar y solamente hace falta la
voluntad política para ponerlas en práctica. Señora ministra, ¿para
cuándo se van a hacer las políticas de acción? ¿Con qué plazos?
También quisiéramos saber si tienen intención de quedarse sólo y
exclusivamente en el aumento del 15 por ciento que reconoce la Unión
Europea o si van a ser un poco más valientes, un poco más conscientes
en la lucha contra el cambio climático y se van a plantear las
reducciones drásticas.
El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra la señora ministra.
La señora MINISTRA DE MEDIO AMBIENTE (Tocino Biscarolasaga): Quiero
agradecer las intervenciones de SS.SS., cualquiera que haya sido el
contenido de las
mismas, porque, como decía el señor Recoder, lo que estamos haciendo
aquí es un muy sano ejercicio de concienciación social; empezamos a
nivel parlamentario, porque somos los representantes de la sociedad y
tenemos el deber de ahondar cada día más en la conciencia ambiental
de todos los ciudadanos. Comparecencias como la que se está
celebrando esta mañana, con luz y taquígrafos, con presencia de los
medios de comunicación -sin lugar a dudas soy menos negativa que
alguna de sus señorías-, es dar pasos sumamente importantes para que
esas políticas de acción puedan ver la luz cuanto antes.
Quiero agradecer a la portavoz del Grupo Popular su intervención.
Pide más tiempo para reflexionar sobre el documento. Yo hoy no he
hecho más que presentárselo a SS.SS. entregando una copia del mismo.
Evidentemente es un comienzo de un largo trabajo, sin lugar a dudas,
de estudio, de reflexión y de adopción de medidas concretas en las
que SS.SS. tienen un papel importante que jugar. Se fija S.S.
especialmente en las políticas de transporte y es que, efectivamente,
por la proyección y por la situación en la que se encuentra hoy,
quizá también porque por mucho que se diga no está al alcance ni
siquiera de la Administración central al cien por cien el cambiar
esas políticas de transporte porque hay que contar con las
comunidades autónomas y con las corporaciones locales, es uno de los
temas en los que la concienciación ciudadana tiene que jugar un papel
mucho más importante. De ahí -y lo diré en varias ocasiones- que
hayamos dividido las actuaciones de este Consejo Nacional del Clima
en varias partes. Hemos dicho que hecho el estudio, el análisis, la
reflexión -guste o no guste a los portavoces-, pasábamos a la fase
siguiente de sensibilización, de contacto mucho más específico con
todos los sectores sociales, económicos, usuarios y consumidores, con
campañas de sensibilización para que de verdad adoptemos políticas
coherentes. Agradezco la colaboración de S.S. porque sin duda nos va
a ser de mucha utilidad.
Con relación a la portavoz del Partido Socialista, celebro que hoy no
pueda criticar la falta de documento. Lo critica sin entrar a
comentarlo porque le parece que ya estaba todo hecho. Después de oír
la intervención de la señora Narbona, debo decirle a primera vista y
como resumen genérico que no me extraña que hable no sólo de
frustración sino de indignación. Efectivamente, con todo el listado
de iniciativas que S.S. ha mencionado que ha tomado ya este Gobierno
en medidas legislativas y presupuestarias, pensar que en catorce años
no se han adoptado estas medidas me hace comprender la frustración y
la indignación cuando se han tenido responsabilidades en el Gobierno.
El listado de medidas legislativas le parecerá a S.S. más o menos
sensible con el medio ambiente, pero, desde luego, hay un hecho
cierto y es que esas leyes son ya una realidad.
Me sorprenden afirmaciones tan categóricas de S.S. como que conoce la
intervención de la ministra de Medio Ambiente en el Consejo de
Ministros. Yo no sé si era norma en el Gobierno anterior transgredir
uno de los criterios y de los principios que asumimos bajo juramento,
cual es el no contar los debates, los apoyos y cualquier
manifestación que se haga en el Consejo de Ministros. Si es para ver
si de mentira se saca verdad, no voy a contar ante esta Cámara si
hubo debate o no en la Ley del Suelo, ni qué es lo que piensa cada
miembro del Gobierno cuando colegiadamente al
final, como no puede ser de otra forma, se adoptan una serie de
proyectos y de anteproyectos de ley que en muchísimas ocasiones -he
de recordárselo a S.S.-, concretamente en la Ley del Suelo que S.S.
cita, no tienen nada que ver con lo que sale al final de esta Cámara,
porque para eso son las democracias parlamentarias y el juego de las
mayorías y de las minorías. Cuando uno está en un Gobierno que es
dialogante y que lleva adelante todas las políticas por la vía del
consenso sucede en muchas ocasiones -y créame que no es en demérito
de las iniciativas del Gobierno- que son muy distintos los
anteproyectos de ley que entran en el registro de esta Cámara a cómo
salen; en muchas ocasiones, sin lugar a dudas, muy enriquecidos, en
otras, muy distintos de la voluntad inicial del Gobierno. Alo mejor,
en la Ley del Suelo estamos ante uno de esos casos concretos.
Entiendo la preocupación de S.S., concretamente en el caso -y es un
tema recurrente- del Plan nacional de residuos sólidos urbanos. Le
entiendo, señora Narbona, pero me resulta un poco más complicado
entenderle cuando usted y el Gobierno que estuvo gobernando España
durante catorce años no tuvieron siquiera la sensibilidad de elaborar
una ley de residuos. Una cosa tan sencilla como que para tener un
plan nacional de residuos sólidos urbanos por lo menos deberíamos
dotarnos de una ley básica de residuos. En 14 años no pudo hacerse
-la Ley de residuos era del año 1975; lo que se había legislado en
España databa del año 1975 y, afortunadamente, España ha evolucionado
en su desarrollo económico e industrial de 1975 a 1997-, pero este
Gobierno, puesto que una de las prioridades del Medio Ambiente era la
política de residuos, puso en marcha una Ley básica de residuos en
este mismo año 1998 y el pasado año, para no ser sancionados por la
Unión Europea -en esas negociaciones que tenía la secretaria de
Estado y que, al final, no vieron la luz tantos proyectos como ella
cita continuamente; estaba todo hecho, tan hecho que no vio la luz-,
hicimos la Ley de envases, porque era una verdadera obligación. Por
eso, puedo decir también a la representante de Izquierda Unida que no
es cierto que vayan a seguir aumentando los residuos, sino que en la
Ley de envases y residuos de envases existe ya un compromiso firme de
reducción de esos envases. Precisamente esa situación ya no se va a
dar porque hay una ley que tendrá que ir funcionando cada vez mejor
en la medida en que se vaya desarrollando, pero con unas medidas muy
concretas de control y de sanción en el caso de incumplimientos.
Señora Narbona, el Gobierno toma las medidas que considera más
oportunas en cuanto a prioridades dentro de cada ministerio y cada
ministerio es autónomo a la hora de elaborar sus prioridades. Por
tanto, son importantes -no son suficientes, evidentemente- los
avances hacia la defensa, hacia la lucha en relación con el cambio
climático que se van haciendo, pero evidentemente todavía falta y,
desde luego, S.S. no se va a encontrar sola, yo soy la primera y no
sabe la solidaridad que encuentro en esto, como les pasa a todos los
ministros de la Unión Europea; todos estamos en el mismo muro de las
lamentaciones, si me permite la expresión, todos, empezando por los
de los países nórdicos. Muchas veces tenemos el complejo de que todo
lo español es lo peor, de que somos la Cenicienta, pero yo les puedo
decir que ministros tan importantes como que son simultáneamente
ministros de Industria y de Medio Ambiente siguen quejándose de que
sus gobiernos no avanzan
en la misma línea y con la rapidez que a ellos les gustaría. Por
tanto, yo creo que es bueno que todos queramos meter el acelerador y
trabajemos al unísono para que, como decía el señor Recoder, esto no
sea sólo un coto cerrado de esta Comisión, e incluso se puedan
celebrar sesiones juntamente con otras comisiones -igual que se hace
en la Unión Europea-, para que escuchen la problemática que estamos
viviendo los que por, diríamos, exigencias del guión, porque nos ha
tocado este área de competencias -y las asumimos con mucho gusto-
tenemos que ser un poco la conciencia ambiental del resto de nuestros
colegas de gabinete, de las comunidades autónomas y de los
ayuntamientos, porque no olvidemos -y próximamente vamos a celebrar
los 2O años de la Constitución española- que no es que este
Ministerio específico de Medio Ambiente haya sido dotado con pocas
competencias, es que tiene las máximas competencias que puede tener
puesto que desde 1978 están transferidas a las comunidades autónomas
las competencias en gestión medioambiental, y de ahí la importancia
que damos a las conferencias sectoriales para negociar, para
dialogar, para llegar a consensos de aplicación de leyes básicas que
luego tienen que ser las comunidades autónomas y los ayuntamientos
los responsables de la puesta en práctica del ejercicio, del día a
día, de las consecuencias que se derivan de cada una de las leyes que
puede impulsar y promover el Ministerio de Medio Ambiente cuando no
puede llegar más allá. Por tanto, créame que estamos en esa línea de
trabajo. Yo espero poder contar con el apoyo de S.S. puesto que, como
digo, son muchas las cosas que quedan por hacer. Se han hecho muchas
cosas, pero hay que seguir haciendo otras.
Me pregunta cuál es el nivel de gases de efecto invernadero al día de
hoy. Señora Narbona, los datos oficiales que existen son del año 1994
y S.S. debe conocerlos perfectamente. Entonces, en el año 1994, ya
sobrepasábamos en un 5 por ciento el nivel de emisiones de gases de
efecto invernadero; por tanto, creo que es esencial que este Consejo
Nacional del Clima se haya puesto en marcha, y no vean en él
simplemente las medidas que quiere adoptar o imponer la ministra de
Medio Ambiente, porque de ese Consejo Nacional del Clima forman parte
nueve ministerios. Los análisis que se han hecho no los ha hecho la
ministra de Medio Ambiente ni los técnicos y funcionarios -muy
buenos, por cierto- del Ministerio de Medio Ambiente, sino que se
están haciendo por expertos, técnicos, funcionarios de los distintos
ministerios y luego cuando se hacen análisis serios y profundos,
cuando se toman medidas, se hace a iniciativa de quienes, por razón
de la materia, conocen el estado de la situación y proponen qué es lo
que se puede hacer. El Ministerio de Medio Ambiente reúne todos los
datos relativos a determinada problemática y lo que hace es impulsar,
ser más ambicioso ambientalmente para exigir un poco más aún, porque
creo que esa es la función del Ministerio de Medio Ambiente y,
lamentablemente, en ocasiones sólo se trata de seguir pidiendo más
conciencia ambiental, empezando, cómo no, por los responsables
políticos, cualquiera que sea el color político que tengan o la
competencia que les asigne el pertenecer a un Gobierno de la
Administración central, de una comunidad autónoma o a una
Administración local.
El representante de Convergència i Unió habla de los impuestos y de
lo que puede estar ocurriendo en la comunidad
que él tan bien conoce. Lo cierto es que se están haciendo
estudios de hacia dónde tendría que caminar una reforma fiscal
ambiental, pero créame que en esto tampoco tenemos por qué agachar la
cabeza y pensar que estamos mal dentro de la Unión Europea. Aquí se
producen contradicciones tan curiosas como que a lo mejor Alemania va
a poner en marcha una serie de medidas en relación con los impuestos
ecológicos y, curiosamente, cuando aquí les ha parecido escasa la
palabra frustración, que yo empleé para referirme a la cumbre de
Buenos Aires, ha habido un ministro, el único de la Unión Europea y
de un partido verde, que se ha felicitado por los éxitos de la cumbre
de Buenos Aires. Es decir, creo -por lo menos en el seno de esta
Comisión- que deberíamos dejarnos de hipocresía, de cinismo y llamar
a las cosas por su nombre y ser ambientalmente ambiciosos, pero
tremendamente realistas; no hacer unos discursos de cara a la galería
y tener que hacer otros distintos en casa, porque esto puede llevar
al desasosiego en la opinión pública, que no sabe a qué carta
quedarse, que no sabe si realmente se ha conseguido mucho en Buenos
Aires o no se ha conseguido nada.
En cualquier caso, creo, señora Narbona, que todavía falta mucho para
conseguir una homologación fiscal en la Unión Europea; parece que son
bastantes los Estados que todavía no están muy dispuestos a una
homologación fiscal, por lo que, en la medida en que no existe en
otros terrenos, no podemos pedir que exista una homologación fiscal
precisamente en políticas ambientales. De todos modos, en la medida
en que las comunidades autónomas tengan impuestos, tasas, cánones u
otras figuras tributarias ya en marcha, todos, por encima de
oportunismos partidistas, con independencia de quién esté gobernando,
debemos ser sensatos, y si este tipo de impuestos puede servir para
una mejora ambiental, apoyarlos, y si hace falta ir en contra de
nuestros propios partidos, sería una forma de coherencia ambiental.
Quiero agradecer las palabras del señor Recoder y decirle que también
comparto que la cumbre de Kioto fue positiva en la medida en que
significó un paso muy importante al dotarnos de unos objetivos
cuantificados y con un calendario de cumplimiento. Lo que hace falta
-y de ahí la frustración- es que las siguientes cumbres vayan
avanzando un poco más en la ratificación de este protocolo para que
de verdad pueda entrar en vigor y podamos pasar a la exigencia
concreta de esos compromisos.
Sinceramente, no creo que no estemos actuando en serio; esta
reflexión que se ha obligado a hacer de medidas muy concretas que se
pueden poner en marcha una vez que se conozca la situación en cada
uno de los sectores más contaminantes y la proyección que, de no
tomar medidas, van a tener esos sectores contaminantes en los
próximos años, e inclusive el que los propios ministerios que forman
parte del Consejo Nacional del Clima hayan empezado ya a enumerar una
serie de medidas en las que convendría ahondar y establecer planes
plurianuales, no es para pensar que no nos lo hemos tomado en serio.
El Consejo se ha creado en febrero de este año y creo, sin afán
triunfalista, que se ha avanzado mucho; evidentemente no es todo,
pero precisamente por esto no he querido esperar a llegar al final
sin contárselo a SS.SS. sino que me he comprometido con ustedes. Hay
quien dice que es falta de diálogo; yo creoque hablamos muchas horas
en esta Comisión, y estoy dispuesta
a hacerlo cuantas veces sean necesarias para que ustedes vayan
conociendo el desarrollo de los trabajos y tengan conocimiento de las
secuencias que nos hemos planteado en el Consejo Nacional del Clima
para ir avanzando con ambición ambiental, pero con realismo y con
coherencia.
Cuando usted habla de la marginalidad, piense que no es un problema
de esta Comisión, ni de este Parlamento, ni de este país, sino que
eso que usted denomina marginalidad, entre comillas, lo ha sentido
hace mucho tiempo la Unión Europea. La política ambiental es una
política sectorial y transversal que tiene que influir e incidir en
las demás políticas sectoriales y quizá lo más positivo es que lo
mismo el Tratado de Amsterdam que la cumbre de Cardiff ya han
establecido por primera vez el compromiso firme de que la política
ambiental entre a formar parte de esa política horizontal que va a
integrase en las demás políticas sectoriales. Éste es un primer paso,
evidentemente es poco, pero ya es algo; hace unos años no contábamos
ni siquiera con esta declaración en una cumbre europea a nivel de
jefes de Estado y jefes de Gobierno; aunque sean pequeños pasos, se
dan en la buena dirección. Por eso, a partir de ahora vamos a tratar
de que todos los primeros ministros y jefes de Estado tengan que ir
examinando paulatinamente en las distintas cumbres cómo se está
avanzando en esta integración de la política ambiental en las demás
políticas. Concretamente se han establecido unos modelos o unas
políticas concretas, para no abordar todas. Estamos hablando
fundamentalmente de la política en el sector energético y de
transportes y en la política agrícola, tomando como ejemplo
precisamente el cambio climático, si de verdad es un compromiso que
se asume firmemente.
La presidencia austríaca -que sin duda pensarán todos ustedes que es
mucho más respetuosa con el medio ambiente que lo que es este país-
está pidiendo un aplazamiento de ese primer examen que debía
celebrase en Viena. Creo que no es muy satisfactorio que se tomen
decisiones y que luego cuando hay que ponerlas en marcha se
pospongan. La ministra de Medio Ambiente pretende que sea un
compromiso de presidencia que se cumpla cada semestre y que por tanto
en esas cumbres se obligue a tener una parte muy importante de
cumplimiento de esta integración de la política ambiental en las
políticas sectoriales. Esto sí que es dar grandes pasos en la
política, al igual que esos consejos de ministros -suelen llamarse
juntos- que han empezado a celebrarse, en donde no sólo asistimos los
ministros de Medio Ambiente sino que cada vez más nos acompañan
comisarios que no tienen la competencia medioambiental, sino que
tienen la competencia de industria y energía o de agricultura para
que ellos escuchen también las demandas de los ministros de Medio
Ambiente, las trasladen a sus gobiernos y las pongan en práctica en
el ámbito de sus responsabilidades.
Usted ha puesto un claro ejemplo de cómo a veces nos puede faltar
coherencia, mostrando una hipocresía social ante los problemas de
medio ambiente. Le felicito señor Recoder por su ejemplo de conducta
medioambiental, que creo que va cuajando cada vez más en los
ciudadanos españoles pero que, sin lugar a dudas, todavía necesita de
muchos pasos. El Ministerio tiene que trabajar en la línea de
sensibilizar a través de campañas ambientales para tomar medidas en
nuestra propia conducta del día a día sin
necesidad de acudir a leyes que nos prohiban o nos obliguen a hacer
determinadas cuestiones; ya podemos hacer mucho por favorecer esta
conciencia ambiental.
A la señora Urán quiero decirle que no es una valoración exhaustiva
la que se ha podido hacer esta mañana de lo que tienen que ser las
políticas y medidas de cambio climático, pero sí puede significar un
paso más en esa toma de conciencia. Creo que S.S. no va a asumir
nunca, porque es un discurso recurrente, que España no ha pedido el
aumento de emisiones, es que nos hemos dotado de un reparto
equitativo de la carga, en función del nivel industrial que tenía
España en el año 1990 y sobre todo del nivel de emisiones de dióxido
de carbono y de gases de efecto invernadero, lo tome usted como lo
tome, señora Urán, bien sea por toneladas al año de emisiones o bien
sea por índice per cápita. España tiene las emisiones que tiene, e
inclusive en ese aumento que usted llama a contracorriente, si S.S.
quiere hacer la valoración y el cómputo cumpliendo con ese más 15 que
recuerda todo el tiempo S.S. de que vamos a contracorriente, y no es
cierto, nos vamos a quedar muy por debajo del nivel de emisiones de
otros países que a lo mejor en principio se comprometen a reducir el
menos 21 por ciento, porque de lo que se trata, señora Urán, es de
llegar a ese nivel de reducción de emisiones del menos 8 por ciento
en toda la Unión Europea, y en esa línea estamos trabajando. Por eso
no es tanto cuánto más de emisiones tiene España en este momento,
sino sobre todo cómo y dónde empezamos a actuar para que en el primer
examen que tenemos que pasar, suponiendo que se ponga en marcha -y
así lo deseamos- el protocolo de Kioto, que será en el año 2005, ahí
podamos demostrar que efectivamente España está en el buen camino de
ese control de emisiones para no superar el índice que nos ha
correspondido en el reparto equitativo de la carga. Por eso yo
siempre apelo a S.S., a que junto a ese ansia de cada vez mejores
conductas ambientales en las que me tiene absolutamente de su lado,
señora Urán, al mismo tiempo seamos realistas, porque luego S.S., que
está hablando en esos términos, acaba diciendo que es muy importante
que se tenga calma y cautela al adoptar determinadas medidas que sin
duda a S.S. no le gustan y dice inclusive que se dialogue para que no
produzcan efectos de coste social, sin que existan costes sociales
-he subrayado textualmente de las palabras de S.S.- Por tanto, lucha
decidida sí, señora Urán, pero lucha realista. Antes de ir a Buenos
Aires y durante el viaje -quizá esto no sale en los medios de
comunicación- yo me he reunido con los sindicatos y con
organizaciones no gubernamentales, que han estado en mi despacho -y
que lo desmientan si no es cierto, los que han estado en mi despacho,
y los sindicatos, que también han estado en mi despacho-, que están
preocupados y señalaban en Buenos Aires -cuando he estado reunido con
ellos, concretamente con un representante de Comisiones Obreras que
pertenece también al CAMA, que trabaja con mucha intensidad en temas
medioambientales- que el gran problema que hay en estos momentos son
los costes sociales que la toma de medidas drásticas de reducción de
emisiones puede plantear. Es decir que si paralizamos la economía, si
se paraliza radicalmente el desarrollo económico industrial y se dice
no a todas las industrias, contentaría a alguien que piense que no
hay emisiones, muy bien, cero emisiones pero esto llevaría a unos
costes sociales que España y el Gobierno no
está dispuesto a asumir. Por tanto, vamos a ir cumpliendo en el plazo
que nos han dado ese control de emisiones con políticas y medidas
concretas, pero sin costes sociales, acudiendo a esa reestructuración
en los modos de producción y en los cambios de mentalidad que tienen
que irse generando.
Cuando se adoptan planes de cogeneración a S.S. no le convencen y le
parece que eso no es apoyar directamente desde la industria un
determinado modelo de producción energética.
También debo decirle, cuando critica al Gobierno porque no apoya
directamente a las industrias desde el Estado, que quizás S.S. se ha
quedado un poco atrasada de fechas. Sabe que si hiciéramos esto
tendríamos la sanción inmediata de la Unión Europea. El Estado no
puede estar subvencionando directamente industrias, y además
públicas, que tomen determinadas medidas, que serían muy
ejemplarizantes, sin lugar a dudas, como le gustaría a S.S., porque
no existe esa posibilidad en este momento desde la Unión Europea. (La
señora Urán González hace signos negativos.) Si le he entendido mal,
retiro mis palabras, pero es lo que he tomado como nota en las
explicaciones que daba S.S. en esas ayudas directas que estaba
pidiendo.
Debo recordarle lo mismo que decía también a la señora Narbona,
cuando habla del Plan nacional de residuos sólidos urbanos en el
sentido de que lleva muchos años pidiendo que se tomen estas medidas:
para tener un plan nacional de residuos sólidos urbanos, que se está
negociando en este momento con quienes tienen que ponerlo en marcha,
que son las comunidades autónomas, lo primero que hacía falta era
tener una ley, y esa ley ya está en marcha en este momento. Le he
dicho también antes cómo esa reducción de residuos se va a producir
necesariamente, porque existe ese compromiso firme y sancionable en
caso de incumplimiento de la Ley de envases y de residuos de envases.
Me parece muy anacrónico que S.S. crea que lo que se va a producir
precisamente es un aumento en los vertederos, porque no es ésta la
política del Ministerio... (La señora Urán González: Se está
produciendo.), y en absoluto va a ser la situación a la que nos va a
llevar la Unión Europea con esa obligación de directiva del Consejo
de Ministros.
El señor PRESIDENTE: Perdón, señora ministra.
Señora Urán, le ruego que se mantenga en silencio. Usted ha tenido su
turno.
La señora MINISTRA DE MEDIO AMBIENTE (Tocino Biscarolasaga): Voy
terminando, señor presidente.
En definitiva, debo decirle también, señora Urán, que no tiene que
recordarme que si existe la conciencia ambiental que existe, en este
país como en otros, es porque han existido, no solamente en España,
sino en otros países, organizaciones no gubernamentales que han
tenido con anticipación esa sensibilidad ambiental. Precisamente por
eso otros países que están evolucionando cada vez más
favorablemente proponen soluciones muy concretas en ocasiones, que
son rentables para los gobiernos, que así se sienten más presionados
para adoptarlas. En esa línea créame que no solamente digo que
estamos dispuestos, sino que estoy dispuesta personalmente. Saben que
las puertas del Ministerio están siempre abiertas. Si el Consejo
Asesor de Medio Ambiente no se ha reunido más veces y no ha celebrado
más plenos es por la composición de ese Consejo Asesor de Medio
Ambiente, que es un órgano consultivo, y usted lo ha vuelto a
reiterar. Ése es el problema que tienen quienes no quieren asistir,
que hace que al no existir quórum no puedan celebrarse esos plenos y
no puedan tomar decisiones. En una democracia parlamentaria se toman
las decisiones en las instituciones democráticas pero los órganos
consultivos asesoran. Ésa es la función del Consejo Asesor. Quizá su
frustración -y por eso su no presencia permanentemente en los plenos
del Consejo Asesor de Medio Ambiente, no así en los grupos de
trabajo, donde sigue colaborando y tenemos su asesoramiento- es que
no puedan tomar decisiones; no las podían tomar en el Gobierno
anterior y no las pueden tomar en éste, porque eso no es lo propio de
los órganos consultivos. (La señora Narbona Ruiz pronuncia palabras
que no se perciben.) Por esa razón es por lo que...
El señor PRESIDENTE: Perdón, señora ministra.
Señora Narbona, le ruego que se mantenga en silencio y reprima sus
impulsos. (Risas.)
La señora MINISTRA DE MEDIO AMBIENTE (Tocino Biscarolasaga): Por eso
es por lo que a lo mejor prefieren traducirlo ante la opinión pública
en que falta diálogo. Quiero decirle que no tengo la impresión de que
falte ese diálogo y a quien crea que falta le reitero que así como
muchos pasan por mi despacho ellos también pueden hacerlo.
En definitiva, no creo que de mis palabras se pueda deducir hoy que
todo se ha hecho, sino más bien que hay muchísimo por hacer; que lo
que hemos hecho ha sido ponernos en marcha. Sin ningún nivel de
satisfacción, creo que estamos en esa línea de hacer el gran esfuerzo
que para el desarrollo económico e industrial, y sin costes sociales,
tiene que seguir haciendo España, con un cambio auténtico en los
modos de producción y de consumo que este Gobierno y la ministra que
les habla estamos dispuestos a hacer. Para ello espero seguir
contando con el apoyo de SS.SS., incluso con críticas, que al final
considero siempre constructivas, porque siempre estimulan a exigirnos
un poco más, sobre todo en lo que tiene que ser conciencia ambiental
de todos los ciudadanos.
Gracias, señor presidente.
El señor PRESIDENTE: Muchísimas gracias, señora ministra. Le
agradezco en nombre de la Comisión su comparecencia en el día de hoy,
y doy por levantada la sesión.