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DS. Congreso de los Diputados, Pleno y Dip. Perm., núm. 39, de 29/07/2020
cve: DSCD-14-PL-39 PDF



CORTES GENERALES


DIARIO DE SESIONES DEL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS


PLENO Y DIPUTACIÓN PERMANENTE


Año 2020 XIV LEGISLATURA Núm. 39

PRESIDENCIA DE LA EXCMA. SRA. D.ª MERITXELL BATET LAMAÑA

Sesión plenaria núm. 37 (extraordinaria)

celebrada el miércoles,

29 de julio de 2020



ORDEN DEL DÍA:


Comparecencia del Gobierno ante el Pleno de la Cámara, de conformidad con lo dispuesto por el artículo 203 del Reglamento:


- Comparecencia, a petición propia, del presidente del Gobierno ante el Pleno del Congreso de los Diputados, para informar del Consejo Europeo Extraordinario celebrado el 23 de abril, para informar del Consejo Europeo Ordinario celebrado el
día 19 de junio, así como del Consejo Europeo Extraordinario celebrado los días 17, 18, 19, 20 y 21 de julio de 2020. (Número de expediente. 210/000023) ... (Página3)


Dictámenes de Comisiones no Permanentes. (Continuación):


- Votación del texto del dictamen sobre Reactivación Económica. (Número de expediente 153/000001) ... (Página74)



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SUMARIO


Se abre la sesión a las nueve de la mañana.


Comparecencia del Gobierno ante el Pleno de la Cámara, de conformidad con lo dispuesto por el artículo 203 del Reglamento ... (Página3)


Comparecencia, a petición propia, del presidente del Gobierno ante el Pleno del Congreso de los Diputados, para informar del Consejo Europeo Extraordinario celebrado el 23 de abril, para informar del Consejo Europeo Ordinario celebrado el
día 19 de junio, así como del Consejo Europeo Ordinario celebrado los días 17, 18, 19 y 20 de julio de 2020 ... (Página3)


El señor presidente del Gobierno (Sánchez Pérez-Castejón) interviene ante el Pleno de la Cámara para informar del Consejo Europeo Extraordinario celebrado el 23 de abril, del Consejo Europeo Ordinario celebrado el 19 de junio y del Consejo
Europeo Ordinario celebrado los días 17, 18, 19 y 20 de julio de 2020.


Hace uso de la palabra el señor Bal Francés, del Grupo Parlamentario Ciudadanos.


Intervienen los señores Casado Blanco, del Grupo Parlamentario Popular en el Congreso; Abascal Conde, del Grupo Parlamentario VOX; Asens Llodrà, Echenique Robba y Santiago Romero, del Grupo Parlamentario Confederal de Unidas Podemos-En
Comú Podem-Galicia en Común; y Rufián Romero, del Grupo Parlamentario Republicano; la señora Borràs Castanyer, y los señores Errejón Galván, Baldoví Roda y Rego Candamil, del Grupo Parlamentario Plural; Bal Francés, del Grupo Parlamentario
Ciudadanos; Esteban Bravo, del Grupo Parlamentario Vasco (EAJ-PNV), e Iñarritu García, del Grupo Parlamentario Euskal Herria Bildu; el señor Botran Pahissa, la señora Oramas González-Moro, y los señores Quevedo Iturbe, Sayas López, Mazón Ramos,
Martínez Oblanca y Guitarte Gimeno, del Grupo Parlamentario Mixto; y la señora Lastra Fernández, del Grupo Parlamentario Socialista.


Contesta el señor presidente del Gobierno.


En turno de réplica hacen uso de la palabra los señores Casado Blanco, Abascal Conde y Rufián Romero; la señora Borràs Castanyer; los señores Bal Francés, Esteban Bravo e Iñarritu García, y la señora Lastra Fernández.


En turno de dúplica contesta el señor presidente del Gobierno.


Dictámenes de Comisiones no Permanentes. (Continuación) ... (Página74)


Votación del texto del dictamen sobre Reactivación Económica ... (Página74)


La Presidencia informa de que se va a proceder a la votación de conformidad con lo dispuesto en la resolución de la Presidencia del Congreso de los Diputados en relación con las votaciones producidas en la sesión plenaria del día 22 de julio
de 2020 y en aplicación del artículo 88.1 del Reglamento.


Sometido a segunda votación el texto del dictamen sobre Reactivación Económica, se aprueba por 134 votos a favor más 38 votos telemáticos, 172; 73 en contra más 96 votos telemáticos, 169; y 8 abstenciones con voto telemático.


Se levanta la sesión a las tres y cincuenta y cinco minutos de la tarde.



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Se abre la sesión a las nueve de la mañana.


COMPARECENCIA DEL GOBIERNO ANTE EL PLENO DE LA CÁMARA, DE CONFORMIDAD CON LO DISPUESTO POR EL ARTÍCULO 203 DEL REGLAMENTO.


- COMPARECENCIA, A PETICIÓN PROPIA, DEL PRESIDENTE DEL GOBIERNO ANTE EL PLENO DEL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS, PARA INFORMAR DEL CONSEJO EUROPEO EXTRAORDINARIO CELEBRADO EL 23 DE ABRIL, PARA INFORMAR DEL CONSEJO EUROPEO ORDINARIO CELEBRADO EL
DÍA 19 DE JUNIO, ASÍ COMO DEL CONSEJO EUROPEO EXTRAORDINARIO CELEBRADO LOS DÍAS 17, 18, 19, 20 Y 21 DE JULIO DE 2020. (Número de expediente 210/000023).


La señora PRESIDENTA: Buenos días, señorías. Se abre la sesión.


Comenzamos con la comparecencia, a petición propia, del presidente del Gobierno ante el Pleno del Congreso de los Diputados para informar del Consejo Europeo extraordinario celebrado el 23 de abril, para informar del Consejo Europeo
ordinario celebrado el día 19 de junio, así como del Consejo Europeo extraordinario celebrado los días 17, 18, 19, 20 y 21 de julio de 2020.


Para informar sobre los Consejos Europeos, tiene la palabra, en nombre del Gobierno, el señor presidente del Gobierno. (Aplausos).


El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Sánchez Pérez-Castejón): Señora presidenta, señorías, buenos días.


Estos días hemos vivido hechos que serán recordados por las generaciones futuras por el dolor de las pérdidas y el sacrificio de la población y también por la altura de miras en la respuesta. Hemos dado un paso más en la historia de éxito
de nuestro proyecto común que es la Unión Europea, y por eso quisiera -aun no siendo ortodoxo- adelantar la conclusión acerca del acuerdo europeo, antes de describir su gestación y sus pormenores. Al fin y al cabo, sus señorías conocen cuál es la
resolución: la esperanza venció al miedo, Europa encontró su lugar. Cuando Europa se ha visto confrontada al mayor desafío de su historia durante estos últimos cien años, Europa ha sabido dar la respuesta. Y, por su parte, cuando España propuso
un plan Marshall para encarar esta calamidad de pandemia -la mayor calamidad en el último siglo-, Europa aprobó un plan Marshall.


Comparezco por tanto, señorías, para dar cuenta de los Consejos Europeos del pasado 23 de abril, del 19 de junio y del más reciente, celebrado del 17 al 21 de julio -como bien reza el título de la comparecencia y ha subrayado la presidenta-,
en cuyas conclusiones se ha aprobado finalmente el paquete de apoyo a la recuperación frente a las consecuencias económicas y sociales del COVID-19, que se ha llamado Próxima Generación Unión Europea. Y, por otro lado, también daré cuenta de la
propuesta del Consejo Europeo, pendiente ahora de su aprobación en el Parlamento Europeo, que es el marco financiero plurianual para el periodo financiero 2021-2027.


Si me lo permiten, quisiera comenzar echando la vista atrás. Me parece necesario, ya que desde que comenzó el año 2020 la historia de la humanidad se está escribiendo a una velocidad vertiginosa. Es importante, por tanto, pararse a
reflexionar, aunque sea por unos instantes; es necesario analizar con perspectiva histórica cuáles son las respuestas a determinadas circunstancias, especialmente en los momentos en los que el mundo está cambiando de manera tan vertiginosa. Este
año 2020 es uno de esos momentos, es un punto de giro, y merece la pena ponerlo en valor a través de las tres lecciones que contextualizan la importancia para España y para Europa del acuerdo logrado en el Consejo del mes de julio. En primer lugar,
desde esta tribuna he hecho alusión durante los últimos meses a una situación muy semejante a la de la Segunda Guerra Mundial; fue la devastación que esta dejó la que hizo que los Estados europeos trabajaran unidos por un futuro común, por la paz,
y en este contexto nació lo que conocimos como el Plan Marshall, al que otras veces también me he referido y al que desgraciadamente España no pudo acogerse como consecuencia de la afinidad de la dictadura franquista con el régimen nazi.
Precisamente para evitar una nueva guerra se creó la CECA en 1951, y a partir de ese momento comenzó a formarse esta comunidad de Estados europeos que hoy nos sigue amparando. Las transformaciones, que han sido muchas en la historia de la Unión
Europea, están ahí, pero los cambios decisivos han sido pocos y muy trascendentales.


Señorías, el Tratado de Maastrich de 1992, por el que nace oficialmente en la Unión Europea, la puesta en marcha del mercado único, la puesta en marcha de la moneda única, yo diría también hasta



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incluso la integración de España y de Portugal en la Unión Europea, son quizás los únicos hitos comparables a lo que ha ocurrido hace apenas diez días en Bruselas. Europa no tuvo la respuesta adecuada frente a la gran recesión de 2008 y ha
tenido otra muy distinta frente a la gran pandemia de 2020. Lo de 2008 fue un retroceso para Europa; lo de 2020, señorías, ha sido un avance y es justo reconocerlo. Lo de 2008 enseñó cómo fracasó lo que el éxito oculta, y lo de 2020 debemos
conseguir entre todos que sea un éxito absoluto.


En consecuencia, la primera lección que me gustaría compartir con ustedes es recordar el Tratado de Lisboa del año 2007 -el último hasta la fecha-, que establece la necesidad y el deber de la Unión Europea de trabajar conjuntamente a favor
de la salud pública. Uno de sus artículos reza lo siguiente, y cito textualmente: El Parlamento Europeo y el Consejo Europeo podrán adoptar también medidas de fomento destinadas a proteger y a mejorar la salud humana y, en particular, a luchar
contra las pandemias transfronterizas. La primera lección ha sido volver, en consecuencia, a ser quienes somos, volver a ser Europa para que Europa proteja a Europa, volver a creer en la Unión y en el principio de reciprocidad, unidos; ha sido
apostar por seguir escribiendo la historia de Europa, señorías, desde nuestra identidad en el mundo, recogiendo el testigo de aquellos Estados que hace más de setenta años se unieron para superar la devastación de la Segunda Guerra Mundial.


En segundo lugar, señorías, permítame que analice otro acontecimiento histórico que viene dándose en estos últimos años. En las elecciones federales alemanas de 2009, el partido ultraderechista Alianza por Alemania consiguió un 0,1 % de los
votos; en las últimas elecciones, en 2017, obtuvo alrededor del 12 %. En las elecciones parlamentarias italianas de 2008, la ultraderecha no llego al 10 % de los votos, localizados además en una zona específica del país italiano, en el norte; en
las elecciones de 2018, la liga Norte de Salvini obtuvo un 17 % de los votos en todo el país y poco después llegó a tener un 34 % en estimación de voto. En las elecciones presidenciales francesas de 2012, el Frente Nacional, que tenía ya un cierto
arraigo en la política francesa, obtuvo algo más de 17 % de los votos y quedó apeado de la segunda vuelta; en las elecciones de 2017, en cambio, la líder del Frente Nacional logró disputar la segunda vuelta y alcanzó un 34 % de los votos. En
Suecia, la ultraderecha tenía apenas 1,5 % de los votos en las elecciones de 2007; entró por primera vez en el Parlamento sueco en 2010 con el 5,7 % de los votos y en 2018 fue la tercera fuerza política, con casi el 18 % de los votos en ese país.
En España, por acabar este repaso sin hablar de otros países significativos como pueden ser Holanda y también Austria, los partidos de ultraderecha no alcanzaban ni siquiera 2 décimas porcentuales en 2008. Todavía en 2015, la ultraderecha, en sus
primeras elecciones generales, obtuvo menos de 60 000 votos en nuestro país; en las últimas elecciones, en noviembre del año pasado, se convirtió en la tercera fuerza política nacional, con un 15 % de los votos. (Aplausos de las señoras y los
señores diputados del Grupo Parlamentario VOX). La verdad es que se agradece que reconozcan que son la ultraderecha de este país. (Aplausos).


Esta evolución inquietante, señorías, responde, sin duda, a diversas razones complejas, pero no cabe duda de que una de las principales razones ha sido el aumento de las desigualdades, la exclusión social y, en consecuencia, la exclusión
política y el abandono que los ciudadanos han sentido por parte de las instituciones nacionales y europeas en la última década. Hubo una crisis económica brutal en 2008 y la respuesta que se dio desde las instituciones no fue la adecuada. Europa
dio la espalda a los ciudadanos y a las ciudadanas, propugnó la austeridad precisamente cuando necesitábamos políticas expansivas y solo consiguió abrir heridas dolorosas en los más vulnerables. En esta década, volvieron a Europa el nacionalismo
radical y la ultraderecha también regresó a Europa, porque Europa se equivocó. En 2020, con la crisis dramática creada por la pandemia, Europa no podía volver a equivocarse de nuevo, no podía abandonar de nuevo a los ciudadanos, y no lo ha hecho;
no podía volver a dejar caer a los más vulnerables, y no lo ha hecho. Y creo que este es el mensaje político que hemos trasladado todos los líderes en el mes de julio.


La segunda lección es, por tanto, la siguiente: en una gran crisis como la de 2008 se hizo una política que no pensaba en las personas, sino en la macroestructura económica, y cuando la política se olvida de las personas, las personas se
olvidan de la política.


En tercer lugar, y ya para finalizar esta introducción, señorías, permítanme de nuevo que eche la vista atrás, esta vez solo unos pocos meses, cuando empezó la legislatura, en el discurso de investidura. Este Gobierno tenía un proyecto de
país cimentado en distintas transformaciones cruciales, decíamos entonces. Como verán, la pandemia no ha cambiado sus prioridades, sino que, por el contrario, las ha reforzado y consolidado alineando nuestra agenda política de transformaciones con
la agenda política de transformaciones de la Unión Europea. La primera, la digitalización de la economía. Hemos visto en estos



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meses cómo la digitalización se ha vuelto imprescindible -diría- para mantenernos en contacto con el mundo, y ahí están los datos de la EPA y el número de millones de trabajadores que lo hicieron a través del teletrabajo.


Por tanto, la digitalización se ha vuelto imprescindible para mantenernos en contacto con el mundo; para mantener, como decía antes, la actividad productiva a través del teletrabajo e, incluso, para continuar con la actividad educativa de
nuestros hijos, con todas las dificultades, con todas las debilidades que hemos visto en el sistema educativo y, en consecuencia, con toda la voluntad de transformar y de garantizar la igualdad de oportunidades también a nuestros niños y nuestras
niñas. Junto a esta primera transformación, la digitalización de nuestra economía, tenemos la segunda, que es la transición ecológica. Para el coronavirus encontraremos una vacuna -y espero que sea pronto, señorías-, pero para el desastre
climático no habrá vacuna. Solo nos queda detenerlo y estamos a tiempo de hacerlo, generando además salud, bienestar social y un gran número de empleos de calidad. La tercera tiene que ver con la igualdad entre hombres y mujeres. Las mujeres han
vuelto a ser en esta pandemia, junto con los jóvenes, las más perjudicadas, a pesar -o precisamente por- haber cargado ellas con la mayor parte de las tareas de cuidados. Necesitamos igualdad de género ya. Y la cuarta es la cohesión. A la
cohesión social se tiene que unir también la cohesión territorial. No queremos que haya brechas insalvables entre distintos colectivos: privilegiados y vulnerables, entre zonas urbanas y zonas rurales; no queremos que haya brechas insalvables
entre las comunidades autónomas.


El proyecto de país que teníamos al comenzar la legislatura es el mismo proyecto que tenemos hoy -lo reafirmamos, lo reivindicamos- y en él venimos trabajando, además, desde hace más de dos años, antes con un anterior Gobierno monocolor, hoy
con un Gobierno progresista. Es la España que nos merecemos, por la que hemos luchado a pesar de ser golpeados por una pandemia. A pesar de atravesar una crisis mundial sin precedentes, nuestro diagnóstico, señorías, era el correcto y nuestros
objetivos no se han movido; nuestra ilusión, si me lo permiten, incluso es todavía mayor que antes de la pandemia.


Por tanto, la tercera lección que me gustaría compartir con ustedes es que ya tenemos un camino recorrido; lo que Europa nos pide es lo mismo que nosotros nos pedíamos a nosotros mismos desde el cambio de Gobierno, después de la moción de
censura. Lo que Europa pide es la España que queremos, es la España en la que creemos. Una España con igualdad de género, una España con cohesión social y territorial, una España que apueste decididamente por la transición ecológica y digital. En
definitiva, un propósito único que es recuperar el crecimiento, crear empleo, crear empresa; crear empresa, crear empleo y que ese empleo, señorías, sea un empleo digno, un empleo estable.


Señorías, con este último Consejo hemos cerrado un periodo de muchos meses de negociación que comenzó antes de que se desatara la crisis sanitaria, con el Consejo Europeo del pasado 20 y 21 de febrero. Ahí, como recordarán, no se consiguió
alcanzar un acuerdo en el marco financiero plurianual. El proceso que nos ha llevado desde ese desacuerdo hasta el consenso actual ha estado marcado, desde luego, por la emergencia sanitaria de la pandemia, que generaba nuevas necesidades y que,
como he dicho antes, acentuaba otras, pero también por un constante intercambio de información sobre las posiciones de cada uno de los Estados miembros. Ha habido, en definitiva, una incesante negociación. El cierre de este periodo la semana
pasada yo creo que es -honestamente lo digo- un éxito rotundo para aquellos que creemos en la Unión Europea, tanto por la propia dinámica que genera en el continente europeo como también por el horizonte de esperanza que provoca y que crea en
nuestro país a millones y millones de ciudadanos y ciudadanas.


La conclusión ha sido muy positiva, señorías. Hemos extraído lecciones, pero también es muy importante poner en valor una pregunta que me gustaría compartir con ustedes: ¿cómo hemos llegado hasta aquí? Yo voy a tratar de resumir el
proceso paso a paso.


En primer lugar, el Consejo Europeo de 23 de abril. Permítanme referirme a este Consejo, que fue, por cierto, la cuarta videoconferencia de Jefes de Estado y de Gobierno durante la pandemia y que marcó un punto de inflexión. Ese fue el
primero de los varios Consejos Europeos que han transformado Europa. Al tener un carácter informal no hubo conclusiones; el presidente del Consejo resumió nuestras discusiones de forma oral, lo que no implica que no se tomasen decisiones
relevantes, como se tomaron entonces y que voy a exponerles.


Se llega a él con la propuesta de este país, de España, y también de otros países de dotar una respuesta europea consecuente y proporcional con la gravedad de la situación derivada de la emergencia sanitaria. La primera decisión fue endosar
el acuerdo del Eurogrupo de 9 de abril para poner en marcha lo que llamamos la triple red de seguridad, dotado con 540 millones de euros, para la protección, en primer



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lugar, de los trabajadores a través del Fondo de Reaseguro de Desempleo. En segundo lugar, la protección de las empresas con los avales del Banco Europeo de Inversiones y, en tercer lugar, la asistencia a los Estados miembros en la
respuesta sanitaria mediante el acceso no condicional, como debatimos en anteriores comparecencias, del Mecanismo Europeo de Estabilidad. Se trataba de un logro previo que fue muy necesario en su momento para darnos estabilidad en el medio y en el
largo plazo, para dotarnos del espacio y para continuar la negociación en torno al paquete de recuperación y el marco financiero plurianual. Esta red de seguridad ha sido clave para la estabilidad de la zona euro en los primeros meses de este año
-en los momentos, por cierto, de mayor incertidumbre y de mayor impacto de la pandemia en el continente- y constituyó también la primera señal de la voluntad de todos los socios europeos de recorrer unidos el camino de la crisis y hacerlo sin dejar
a nadie atrás. La utilidad del mecanismo del Fondo de reaseguro, el mecanismo SURE, lo demuestra el hecho de que -¡fíjense!- ahora mismo hay dieciocho Estados miembros que han solicitado acogerse a este Fondo de reaseguro. Sin duda alguna también
España se va a acoger al mismo porque, gracias a ello, vamos a poder financiar los expedientes de regulación temporal de empleo que están ahora mismo protegiendo a un millón de trabajadores y trabajadoras en nuestro país.


La segunda decisión adoptada en aquel Consejo Europeo del mes de abril fue perseverar en los esfuerzos de coordinación europea frente a la pandemia. Se dio la bienvenida a una hoja de ruta conjunta de los presidentes de la Comisión y del
Consejo Europeo para la desescalada y también para la recuperación económica. Esta hoja de ruta había sido fruto de una petición expresa del Consejo Europeo del 26 de marzo. Tenía cuatro puntos que me gustaría compartir con ustedes.


En primer lugar, avanzar en el mercado único -porque, evidentemente, esta pandemia lo que ha puesto en riesgo es el mercado único- mediante una estrategia industrial fuerte que incluiría el pacto verde, la transición digital y la autonomía
estratégica de la Unión Europea, derivada de lo que ha ocurrido con la pandemia. En segundo lugar, un esfuerzo inversor sin precedentes anclado en el nuevo marco financiero plurianual. En tercer lugar, una acción global que prestase especial
atención a la vecindad europea y que ayudase a los más vulnerables, en definitiva, no perder de vista también la solidaridad exterior de la Unión Europea con aquellos países que están sufriendo las consecuencias de la pandemia. Y, en cuarto lugar,
un sistema de gobernanza que fuera operativo. Cuatro puntos que, a su vez, se convirtieron en la base de la discusión sobre un posible Fondo de recuperación que entonces era una entelequia, algo abstracto, y hoy es ya una realidad. El presidente
del Consejo, el señor Michel, resumió los primeros consensos en torno a ese debate en su comparecencia tras el Consejo Europeo por videoconferencia. El fondo debía ser -y cito textualmente- de suficiente magnitud, dirigido a los sectores y a las
zonas geográficas más afectadas de Europa y dedicado a atender las necesidades de esta crisis sin precedentes.


Todos estos objetivos, señorías, se han cumplido con el acuerdo alcanzado en la madrugada del pasado 22 de julio, como más adelante me referiré. A partir de ese momento, se abrió en el mes de abril una negociación compleja, que ha durado
meses y que culminó en este último Consejo, al que me referiré posteriormente. Pero permítanme que me detenga antes en ese momento inicial de la discusión, porque las negociaciones complicadas nunca se resuelven solo en un último instante; hay un
trabajo continuo, un trabajo minucioso que permite ir fraguando el desenlace.


Hay dos aspectos del acuerdo que hoy nos parecen obvios pero que en aquel momento, en ese Consejo del 23 de abril, no lo eran. Al Consejo Europeo de julio llegamos con el convencimiento de que el fondo de recuperación debía ser un fondo
ambicioso, porque, de lo contrario, no serviría de nada; mejor dicho, no serviría lo suficiente teniendo en cuenta la envergadura de la crisis que tenemos por delante. Pero fue en el mes de abril cuando esa idea se abrió paso, porque en aquel
momento había reticencias de todo tipo. Fue en esa reunión de abril cuando se validó la idea de que el fondo estuviera basado, en gran medida, en transferencias directas y vinculado al marco financiero plurianual que poco antes de la pandemia se
había discutido con posturas bastante dispares. Por tanto, hay un momento que es importante recordar. Mucho antes de ese Consejo, apenas declarado el estado de alarma el pasado 14 de marzo en nuestro país, España, junto a otros países europeos,
emitió un primer mensaje: reclamamos el 23 de marzo un plan Marshall europeo. Tras el acuerdo del 21 de julio algún analista recordaba que fue España quien más hizo en aquellas semanas de primavera para que esas ideas acabarán asentándose. Fue
España quien primero formuló la petición de un nuevo plan Marshall como respuesta a la crisis del COVID-19 y fue España quien, junto a Italia y otros siete Estados miembros, envió a las instituciones una carta abierta abogando por -y cito
textualmente- un instrumento de deuda común ante la emergencia



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económica. Como ustedes saben, los instrumentos de deuda mutualizada han sido históricamente rechazados en el seno de la Unión Europea. En aquella fecha los Estados miembros seguían dividiéndose entre los favorables y los contrarios a la
mutualización de la deuda. Puedo asegurar, desde la humildad, que la posición de España fue determinante en el resultado final de esas negociaciones. (Aplausos).


Después de aquella primera carta, la propuesta formal del Gobierno de España del 19 de abril dirigida a las instituciones y a otros Estados miembros fue la primera que abiertamente planteó transferencias en el marco presupuestario y que
permitió tender puentes de acuerdo entre los grupos favorables y desfavorables a la mutualización de la deuda. Marcamos en ese momento el camino por el que acabaría transitando también la propuesta francoalemana y la de la Comisión Europea. En
aquel Consejo Europeo del 23 de abril este Gobierno reclamó también que el futuro fondo se acordase rápidamente; ese fue el mandato para la Comisión que salió de allí. Estarán de acuerdo conmigo en que, para los parámetros europeos habituales,
hacer una propuesta el 23 de abril y tenerla aprobada por unanimidad tres meses más tarde es todo un éxito colectivo del que nos congratulamos. Europa no solo ha decidido bien, sino que ha decidido rápido.


Por último, en ese Consejo de abril puse énfasis también en la urgencia de acordar un marco financiero plurianual que es importantísimo para nuestro país y que se encontraba bloqueado desde hacía meses. Ese presupuesto prosigue ya su camino
en el Parlamento Europeo. Aquel Consejo del 23 de abril fue, en suma, señorías, decisivo para el rumbo de los acuerdos posteriores.


Señorías, es importante dedicarle a continuación unos minutos al Consejo Europeo del pasado 19 de junio, que también se celebró por videoconferencia. Siguiendo el mandato del Consejo de abril al que acabo de referirme, el 27 de mayo la
Comisión Europea presentó una propuesta; el Consejo de junio fue la primera reunión en la que el conjunto de líderes europeos abordamos la propuesta de la Comisión Europea. Teníamos por primera vez un borrador de plan de recuperación, el bautizado
como Nueva Generación Unión Europea, y la nueva propuesta del marco financiero plurianual por parte de la Comisión 2021-2027, en la que este plan de recuperación se insertaba. Como ustedes saben, la propuesta de la Comisión consistía en un fondo de
recuperación de 750 000 millones de euros compuesto por 500 000 millones de transferencias y 250 000 millones de préstamos, y para ello la Comisión acudiría, por primera vez en su historia, a la financiación en los mercados de estos programas. Todo
ello en el marco de un nuevo presupuesto europeo que ascendería a 1,1 billones de euros, sumando, por tanto, el paquete 1,85 billones de euros. Me gustaría recordar que el acuerdo final alcanzado asciende a 1,82 billones de euros, es decir, casi la
misma cifra global propuesta por la Comisión Europea en aquel momento. Ha habido pequeños ajustes, pero no ha habido recortes.


En el camino de este Consejo Europeo de junio y durante las semanas anteriores a la reunión, mantuvimos desde el Gobierno de España conversaciones muy frecuentes con varios líderes europeos para intercambiar impresiones, y pude constatar ya
entonces lo que luego se constató en el Consejo Europeo del mes de julio: que las negociaciones para llegar a un acuerdo antes del verano iban a ser largas, muy difíciles, muy complejas, pero que podría alcanzarse el éxito. Por ello, la posición
española en aquel Consejo fue, como ha venido siendo siempre desde el inicio de esta crisis sanitaria, económica y social, una posición constructiva y empática. España ha tratado de entender, desde la firmeza y la convicción de sus posiciones, las
posturas diferentes y legítimas del resto de Estados miembros y ha estado dispuesta siempre a dialogar hasta la extenuación para llegar a acuerdos. Ese ha sido el papel de este Gobierno desde que comenzara la pandemia: ambicioso en los objetivos y
firme en nuestros objetivos más esenciales, proeuropeo y proactivo. Nunca hemos dudado de la voluntad de Europa, nunca hemos renunciado al éxito de Europa; hemos defendido los intereses de España, pero hemos defendido también lo que creíamos de
corazón que eran las soluciones para todos los ciudadanos del continente europeo. En este sentido, España acogió favorablemente la propuesta presentada por la Comisión -se ha hecho público, lo saben ustedes-, ya que nos parecía un paso en la buena
dirección. Sin embargo, nuestro deseo de alcanzar un acuerdo cuanto antes con aquellos que mostraban más reticencias no podía pasar por diluir nuestros objetivos; es decir, no íbamos a renunciar a un buen acuerdo por lograr un acuerdo rápido. Es
una tentación que se puede tener en momentos de apuro, pero es siempre una mala decisión caer en ella.


Por lo tanto, mantuvimos, señorías, una reivindicación clara y firme en la defensa de nuestras prioridades ya conocidas: un fondo ambicioso constituido principalmente por transferencias y no por préstamos y destinado a aquellas regiones y a
aquellos sectores más afectados por la emergencia sanitaria. Expresamos, además, nuestra disconformidad con la arquitectura del presupuesto europeo



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tal como estaba diseñado entonces por la Comisión, y que también fue trasladado por parte del presidente del Consejo, pues podía ser más favorable aún para España tanto en materia de política de cohesión como también de política agrícola
común. Y, señorías, quisiera destacar que esta posición española de crítica constructiva, que es la que hemos mantenido, fue compartida por un amplio número de países.


El Consejo Europeo permitió constatar que había un consenso entre la gran mayoría de Estados miembros en torno a los siguientes aspectos que me gustaría compartir con ustedes. En primer lugar, la urgencia de una actuación europea ambiciosa,
contundente, dirigida y, sobre todo, fundamentada en las transferencias y no en los créditos. En segundo lugar, que fuera la Comisión Europea como gobierno comunitario, como gobierno colectivo, quien obtuviera la financiación de los mercados, es
decir, la mutualización de la deuda. En tercer lugar, que el esfuerzo se centrara en los sectores y en las áreas geográficas más perjudicadas por la pandemia. En cuarto lugar, que el plan de recuperación se integrara en el marco financiero
plurianual 2021-2027. Y, por último, que se aprovechara esta oportunidad para acelerar las dos grandes transiciones que tenemos en mente todos, que es la transición digital y la transición verde.


Lamentablemente, más allá de este consenso de base que tuvimos todos los Estados miembros, las posiciones tampoco se movieron significativamente en aquel Consejo Europeo, por lo que un reducido número de países, los denominados frugales,
siguieron manifestando serias reticencias a la propuesta de la Comisión y pusieron en duda la posibilidad de llegar a un acuerdo antes de verano. En ese momento, señorías, las cuestiones en las que había diferencias muy importantes eran cuatro: en
primer lugar, el tamaño y la duración del plan de recuperación; en segundo lugar, la manera de distribuir las transferencias y los préstamos; en tercer lugar, la condicionalidad y el mecanismo de gobernanza de este nuevo instrumento, el Fondo de
recuperación, y en cuarto lugar, el tamaño y el contenido del marco financiero plurianual. Por lo tanto, señorías, el Consejo Europeo finalizó en ese mes de junio con el mandato del presidente del Consejo, el señor Michel, para preparar una nueva
caja de negociación que estaría sobre la mesa de cara al Consejo Europeo previsto para el 17 y 18 de junio, y en ese Consejo -que se prolongó dos días más, como todos ustedes saben- debía resolverse todas estas diferencias, como se pueden ustedes
imaginar, nada menores.


Entramos de lleno en el Consejo Europeo del 17 al 21 de junio. Una semana antes de ese Consejo, el viernes 10 de junio, el presidente del Consejo expuso dicha caja de negociación ante la opinión pública y también ante los Estados miembros.
Esta mantenía, en esencia, las grandes cifras y la estructura de la propuesta de la Comisión Europea.


En lo que respecta al Fondo de recuperación, mantuvo los 750 000 millones de euros, mantuvo los 500 000 millones de euros en transferencias y también contenía algunos elementos menos favorables para nuestro país. En primer lugar, una
reducción del marco financiero de 1,1 billones de euros a 1,074 billones de euros; también planteaba un cambio en los criterios de asignación del mecanismo de recuperación; un aumento de unos 10 000 millones de euros y la consolidación de las
compensaciones para cinco países, y un adelanto de dos años, a 2026, de los reembolsos de la deuda del Fondo de recuperación.


Con esta caja de negociación llegamos, señorías, al Consejo de julio. Ese Consejo comenzó todavía desde posiciones muy alejadas, y no pocos analistas y también medios de comunicación presagiaron que había un margen muy estrecho, muy
estrecho, para el acuerdo. Yo mismo tuve ocasión de constatarlo. En las semanas previas, como saben ustedes, al 17 de julio realicé una ronda de encuentros, algunos en Madrid, con países con los que teníamos una afinidad en cuanto a los objetivos,
por ejemplo, con el primer ministro italiano, también con capitales con las que compartíamos esos objetivos, como pueden ser Lisboa, Berlín y París, pero, evidentemente, también con países que tenían una distancia en cuanto a los objetivos y los
mecanismos a poner en marcha radicalmente diferentes a los que proponíamos desde España, como son, por ejemplo, el Gobierno holandés o el Gobierno sueco. Y sí, es verdad que las posiciones parecían alejadas porque estaban claramente alejadas, las
declaraciones de los países llamados frugales alentaban una negativa a flexibilizar su postura en aquel momento y muchos, como les decía, daban por perdida la cumbre. Pero no hay que dar todo por perdido cuando hay tanto por ganar; nos jugábamos,
a mi juicio, el sentido de Europa y nos jugábamos el sentir originario de nacimiento de Europa. Y si redoblé los contactos en esa coyuntura, si aposté decididamente por sentarme a hablar con todos, socialistas, populares, liberales, del norte y del
sur, fue porque Europa y España no podían permitirse un fracaso, fue porque Europa necesitaba a Europa en este momento tan crítico.



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Algunos de ustedes recordarán que a principios de abril escribí un artículo que se publicó en distintos medios de comunicación europeos y en él defendía la necesidad de un esfuerzo común, solidario y sin precedentes en la Unión Europea para
hacer frente a esta crisis. El artículo se titulaba Europa se la juega. Pues bien, tres meses después podemos decir que Europa ha ganado esa partida. Al comienzo del Consejo Europeo nadie lo daba por hecho, pero ha sido así. Y no, no ha sido
nada fácil, señorías. Este plan constituye un hito tanto para España como para Europa, es evidente; un hito económico, un hito social, porque por primera vez la Unión asume una deuda importante de manera colectiva para canalizarla a través de
programas sobre la base de transferencias, difiriendo su reembolso en el tiempo y dando un salto cualitativo para hacer frente a un desafío también sin precedentes durante los últimos setenta años. Pero también constituye un hito político,
señorías, porque hemos sabido superar posiciones muy encontradas, alejadas en el espectro político. Yo mismo me he sentado durante cuatro días con líderes políticos que nada tienen que ver con mi pensamiento ni con mi forma de entender Europa, pero
hemos logrado un punto de equilibrio y un punto de acuerdo; y es también, por cierto, algo a lo que me gustaría apelar en esta Cámara. (Aplausos). El Consejo Europeo, que empezó a las diez de la mañana del viernes 17 de julio, tenía que haber
terminado el sábado 18 de julio. Sin embargo, fruto de estas dificultades, de la complejidad de las negociaciones y también -hay que decirlo- del compromiso de todos, de todos los países por alcanzar un acuerdo, se acabó prolongando hasta las seis
de la mañana del pasado martes 21 de julio, quedándose a muy pocos minutos de superar el récord de la cumbre europea más larga de la historia, que fue la de Niza en diciembre del año 2000. Estos cinco días de encierro, señorías, han sido
extenuantes, pero han merecido la pena. Europa merece la pena, señorías, y España se merece todo el esfuerzo y todo el ímpetu. Los españoles se merecían que estuviésemos a la altura y Europa ha estado a la altura. (Aplausos).


Entro a continuación en los elementos principales del acuerdo. A pesar del extremo enquistamiento de las posiciones como se podrán imaginar, estos elementos nos han permitido mantener los principales -voy a llamarlos así- objetivos o
desafíos que teníamos en esta negociación. En primer lugar, me gustaría referirme al instrumento de nueva generación de la Unión Europea, al fondo específicamente destinado a la recuperación económica en la lucha contra el COVID-19. Contra las
expectativas de muchos, hemos logrado mantener el volumen de 750 000 millones de euros. Para España el tamaño de 750 000 millones de euros, compuestos fundamentalmente por transferencias, era el tamaño mínimo que, junto con el paquete descrito
antes de 540 000 millones de euros acordado en el Eurogrupo y también las intervenciones del Banco Central Europeo -que creo que merece la pena subrayar-, permitía responder con eficacia a la magnitud de la crisis que tenemos por delante. Sin
embargo, éramos conscientes de que este era un objetivo muy difícil de alcanzar ante un grupo de países que se oponían a cualquier tipo de transferencias. No es que se opusieran a 300 000 millones de euros en transferencias, es que querían cero
euros en transferencias. El objetivo final de 750 000 millones de euros se resume en 390 000 millones de euros en transferencias y 360 000 millones de euros en préstamos, que, sumados al marco financiero plurianual de 1,074 billones de euros, lleva
a una cifra total -como les adelantaba antes en mi intervención- por encima de los 1,8 billones de euros; por tanto, muy cerca de los 2 billones de euros que pedía el Parlamento Europeo para resolver la crisis del COVID. Por tanto, señorías, es un
acuerdo ambicioso, yo diría que sin precedentes, las cifras son enormes, pero es un acuerdo ambicioso, dada la resistencia de muchos Estados miembros a adoptar este tipo de políticas. Concretamente, los 750 000 millones de euros del fondo equivalen
al 60 % del PIB español del pasado 2019 y a un 4,6 % del PIB europeo del mismo periodo. Como en otras ocasiones he dicho, se trata de un plan Marshall que permite afrontar con un respaldo sólido la difícil tarea que tenemos por delante, la enorme,
dura y compleja tarea que tenemos por delante de recuperación económica y social en nuestro continente y en nuestro país, una recuperación que acaba de comenzar, tras unos meses muy difíciles en todos los ámbitos, como hemos visto ayer en los datos
de la EPA, y cuyas consecuencias negativas continúan desplegando sus efectos.


Señorías, además de una herramienta para reflotar nuestra economía, la vinculación de estos fondos con el marco financiero y su estructura -de la que ahora les daré más detalles- quiere ser mucho más que una medicina para curar la enorme
herida que ha provocado el virus. Y me parece que es importante también tener esto en mente de cara a la gestión y a la definición de los objetivos que tenemos por delante. Señorías, estamos ante una oportunidad, yo diría que ante una enorme
oportunidad no solo de retomar la senda de crecimiento económico, sino de hacerlo sobre pilares muchos más sólidos y mucho más sostenibles para hacer realidad los objetivos que se marcó este Gobierno y la mayoría de esta



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Cámara al inicio de la legislatura y porque las prioridades de Europa son también las prioridades de España. Nuestro horizonte no debe ser seguir percibiendo ayudas porque estemos por debajo de la media europea, señorías, sino aportar más.
Este es el objetivo que tiene España. En consecuencia, debemos utilizar esos recursos para estar a la cabeza entre los países más avanzados de la Unión, con menos desempleo, con más trabajos más especializados técnicamente y de mayor calidad, con
más inversión en educación, en formación profesional, en universidades, en ciencia, en investigación, en desarrollo, en innovación, con más energías renovables y con un entorno económico más digitalizado; en definitiva, para ser más fuertes, más
competitivos, apostando por la transición ecológica, por la transición digital, por la lucha contra las desigualdades, específicamente la desigualdad de género que sufre la mitad de la población española, por la cohesión social y por la conexión
territorial, es decir, para que nadie se quede atrás, ninguna persona ni ningún territorio de nuestro país en esta tarea enorme que tenemos de reconstrucción y de transformación de nuestra economía. (Aplausos).


Estos son los pilares, señorías, del Fondo de Recuperación. Y aterrizando en el caso concreto de España, nuestro país tendrá a su disposición, según los criterios de reparto acordados, aproximadamente 140 000 millones de euros adicionales,
más allá de los que nos corresponden -y me gustaría subrayar esto para que lo tengamos en mente- en el marco financiero plurianual durante los próximos seis años. Esta cantidad asciende al 11 % de nuestro producto interior bruto del año 2019, por
lo que su potencial para apalancar esas transformaciones y relanzar el crecimiento en el medio plazo es más que significativo. Se abre ante nosotros y nosotras, señorías, una oportunidad histórica que debemos saber aprovechar. Me gustaría apelar
en esta Cámara a aprovechar esta enorme oportunidad de dar un salto en competitividad, en prosperidad y en progreso seguro. Del mismo modo que en los años ochenta y noventa del siglo pasado un Ejecutivo también socialista aprovechó los fondos de
cohesión para modernizar nuestro país con la red de transporte ferroviario terrestre, no me cabe duda de que volveremos a aprovechar la oportunidad para responder con eficacia a los nuevos desafíos que tenemos por delante. En 1990, señorías, España
no tenía ni una sola línea de alta velocidad en servicio. Hoy, España es líder en Europa, según varios rankings, y está entre los cinco primeros países del mundo en alta velocidad, con más de 3000 kilómetros en servicio y otros cientos en
construcción. Dentro de una década deberíamos poder decir que España también está a la cabeza de la economía digital, de la economía verde, y eso querrá decir que hemos invertido bien estos fondos, que hemos aprovechado la oportunidad que se nos
abre por delante durante los próximos seis años.


En cuanto a la estructura, el Fondo de Recuperación se va canalizar a través de dos grandes instrumentos; luego hay otros que tienen que ver con instrumentos clásicos del presupuesto comunitario, como son los fondos de desarrollo rural o el
Programa Horizonte. Estos dos grandes instrumentos son, en primer lugar, el Mecanismo de Recuperación y Resiliencia, que finalmente contará, en términos agregados, con 672 500 millones de euros a seis años para su reparto. De ese total, 312 500
millones de euros serán en transferencias, de los cuales, a su vez, 59 000 millones de euros quedan destinados a nuestro país. Es, en definitiva, el medio que nos va a permitir poner en marcha todo lo que he dicho antes, un plan nacional de
transformaciones, de reformas, de inversiones para el crecimiento, para renovación de nuestra economía, para la transformación digital, para la transformación ecológica. Pero, igualmente, nos va a permitir poner en marcha mejoras profundas en temas
tan relevantes como la formación profesional, la educación, la investigación o la ciencia, que se ha destapado como fundamental en época de crisis y también en época de no crisis, y la reforma de nuestro tejido productivo, infraestructuras y
cohesión social y territorial. El segundo instrumento es el programa Unión Europea. En este caso, nuestro país también es uno de los principales beneficiarios. Está dotado, en términos agregados, con 47 500 millones de euros, de los que,
aproximadamente, unos 12 500 millones de euros corresponderán a España. El objetivo de este programa es hacer frente de forma directa a las consecuencias económicas y sociales de la crisis del COVID.


Señorías, se ha hablado mucho en estas últimas semanas sobre el nuevo mecanismo de gobernanza de este fondo y también sobre la condicionalidad de estos fondos, así que creo que es importante también aclarar ciertas cuestiones en torno a la
ejecución y los requisitos de recepción de los mismos. Desde el primer momento de la negociación, señorías, España apoyó la necesidad de la supervisión de los fondos, ya que eso ayudaría a acelerar las reformas necesarias de los Estados miembros, e
insistimos, eso sí, en que debía ser un proceso ágil, que permitiera la absorción de los recursos y la apropiación nacional de las medidas, sin vetos ni imposiciones de ningún tipo. Pues bien, señorías, esto es exactamente lo que se ha acordado.
El procedimiento queda perfectamente pautado. En primer lugar, cada Estado presentará unos



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planes de inversión y de reformas, elaborados en función de sus intereses nacionales, pero sobre la base de unos criterios acordados entre todos los Estados miembros. Dichos criterios dan particular relevancia a acciones que contribuyan a
la transición digital, a la transición verde, a la mejora en la educación, a la mejora del capital humano; medidas, en definitiva, que van a favorecer el crecimiento de la economía en el largo plazo, la resiliencia, en consecuencia, y la inclusión
social, es decir, señorías, nuestra agenda de reformas, en plena consonancia con la estrategia de desarrollo contemplada por la Unión Europea. Es un plan, señorías, en el que el Gobierno de España lleva ya varias semanas trabajando con el fin de
acelerar el segundo paso de este trámite, que es presentarlo a la Comisión para su evaluación antes de proceder a su aprobación por parte del Consejo Europeo.


En cuanto a la condicionalidad en el desembolso de los fondos, quedará circunscrita al cumplimiento de las metas e hitos del plan elaborado por el Gobierno y acordado con la Comisión Europea. Para hacer posible el acuerdo, se introdujo la
llamada cláusula de freno de emergencia. Este instrumento significa, simplemente, que un Estado miembro puede solicitar -y tiene que hacerlo de manera motivada- un debate político -y subrayo este término, político- en el Consejo Europeo en el caso
de considerar que otro país está incumpliendo flagrantemente las metas y reformas a las que se había comprometido y acordado con la Comisión Europea. Pero, en ningún caso -y esto quiero recalcarlo para que no haya lugar a dudas- habrá necesidad de
decisiones por unanimidad, y, por tanto, no hay capacidad de veto. Finalmente, la Comisión, sobre la base del voto mayoritario del Ecofin, procederá a realizar los desembolsos, tal y como quedó establecido en el procedimiento. Con el acuerdo final
se refuerza también el papel del Consejo Europeo en la supervisión del fondo de recuperación como máximo órgano político, pero sin menoscabar -y esto es algo que nosotros hemos defendido en el debate y en la negociación del Consejo- el importante
papel de la Comisión para no romper el necesario equilibrio institucional, que, en definitiva, es la que evaluará los planes y el cumplimiento de los hitos para realizar los desembolsos. Todo ello va a permitir algo fundamental, señorías, porque
tenemos un reto enorme, y es absorber todos estos recursos en seis años; absorberlos, gestionarlos y transformar nuestra economía. Y el objetivo fundamental, a juicio del Gobierno, es agilizar unos plazos muy breves, seis años, con el fin de que
las ayudas se puedan aprobar e implementar lo antes posible, evitando la hipótesis de que ningún Estado miembro bloquee unilateralmente el desembolso de las mismas. Señorías, el salto cualitativo entre 2019 y 2020 es total, es absoluto. Donde hubo
rescates ahora hay un fondo común con nuevos recursos para el conjunto de la Unión Europea. Donde hubo austeridad ahora hay medidas para la recuperación económica y social y para la transformación de nuestro continente. Donde hubo troika y
'hombres de negro', ahora hay un diálogo multilateral entre Estados miembros, que actúan de común acuerdo como socios y como aliados.


No quisiera terminar sin una referencia al marco financiero, objeto también de una importante negociación en el Consejo. Ciertamente, su dotación es algo inferior a la deseada por los países que apoyamos una Europa fuerte, ambiciosa, entre
los que se encuentra España. No obstante, sí quisiera decir que los 1,074 billones de euros acordados siguen suponiendo una cifra sólida, especialmente si tenemos en cuenta que su potencia de alcance real acompañada de este fondo de recuperación se
eleva -como he dicho antes- a 1,8 billones de euros. Por lo tanto, podemos concluir que el paquete, en su conjunto, es claramente positivo para España y para Europa. En este sentido, quisiera hacer mención muy específica -porque sé que los
distintos grupos parlamentarios comparten la preocupación y el desafío que tienen por delante nuestros agricultores y nuestros ganaderos- a la política agrícola común. El Gobierno, señorías, acudía con el compromiso de dotar de fondos suficientes a
nuestros agricultores, a nuestros ganaderos y al medio rural, en su conjunto. Esta ha sido una de las obsesiones negociadoras -créanme- de España desde el principio del proceso hasta el final, y déjenme decirles que también una de las luchas más
complicadas y más difíciles. El sector agroalimentario y la revitalización del mundo rural están entre las prioridades del Gobierno -lo dije en mi discurso de investidura-, no solamente entre los objetivos del Ministerio de Agricultura, Pesca y
Alimentación, sino también en una vicepresidencia específica creada para el reto demográfico. Su trabajo durante el confinamiento -me refiero al de la agroindustria- ha sido ejemplar, ha permitido que los ciudadanos y ciudadanas estuviéramos
abastecidos de los alimentos necesarios, y sus reivindicaciones de mayor justicia en los precios del sector son plenamente asumidas por el Gobierno -como saben ustedes- gracias a los acuerdos que logramos con las organizaciones agrarias y también
con las modificaciones legislativas que hemos traído y que traeremos para mejorar la transparencia y la formación de precios del sector. Finalmente, el Next Generation de la Unión Europea recoge 7500 millones de euros para la política agrícola
común, y hemos conseguido además la meta que nos habíamos marcado, que era mantener la misma cuantía en el conjunto de la PAC



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para ayudas directas a agricultores, medidas de desarrollo rural y medidas de mercado con las que contábamos previamente en el marco financiero que acaba de vencer. Se trata de unas demandas que hemos tenido que defender en un contexto
político y presupuestario -como se pueden imaginar ustedes, señorías- notablemente complicado, más complicado que entonces, agravado lógicamente por la pandemia. Por lo tanto, creo que podemos concluir, de manera honesta, que hemos logrado el apoyo
europeo merecido y suficiente para afrontar los retos de sostenibilidad económica, ambiental y social de nuestros agricultores y de nuestros ganaderos (aplausos), lo cual, señorías, estoy convencido de que va a representar un motivo de satisfacción
también para todas las fuerzas políticas presentes en esta Cámara.


Señorías, la negociación es en democracia el único camino para llegar a acuerdos, acuerdos que tienen que mirar siempre hacia el bien común. La clave está en las propuestas, en la contraposición de ideas y en la actitud para abordar ese
camino, y cualquier conflicto que se plantee bien gestionado durante la negociación acaba siendo una fuente de crecimiento y de inspiración para todos. La negociación leal es capaz siempre de mejorar las propuestas particulares, es capaz, en
definitiva, de impulsar mejor el bien común del que hablaba. Eso es, señorías, lo que ha ocurrido en Europa durante este último Consejo. Todos hemos sido capaces de lograr dar un salto cualitativo. La negociación ha consistido -como he mencionado
estos días de atrás y como me gustaría también subrayar ahora- en la capacidad de defender y también de exigir la posición que España necesita y merece en esta coyuntura tan crítica, pero también la capacidad de ceder, comprendiendo la complejidad
de Europa y la complejidad de esta emergencia. Era imprescindible crear entre todos una alternativa viable, una alternativa positiva, una alternativa resolutiva; unanimidad hacia una causa común. Acordar, señorías, siempre significa ceder; no
acordar, en cambio, siempre significa perder. España, señorías, debía negociar en Europa desde la escucha, desde la empatía y el entendimiento con el resto de países, desde la habilidad de saber gestionar el tiempo político, que en el caso de esta
pandemia siempre juega en contra. Todos los países debíamos ser capaces de entendernos, todos los países, viniésemos de la familia política de la que viniésemos, necesitábamos un acuerdo. Este es el mejor ejemplo, señorías, para ilustrar que una
causa común une familias de distinto color político. Europa debía entenderse con Europa y España debe entenderse con España, señorías. Y si en Europa se puede, en España se debe poder, debemos hacer que se pueda llegar a acuerdos. Este Gobierno,
el Gobierno de España, actuó y recorrió insistentemente el camino del acuerdo. Por eso viajé a Lisboa y dialogué con el primer ministro Costa, por eso estuve en La Haya con el primer ministro Rutte, por eso me senté con mi colega italiano en Madrid
o por eso estuve con la canciller Merkel o con el primer ministro sueco, por eso también viajé a París. Por eso, muchos ministros del Gobierno de España, por eso también los funcionarios españoles destacados en la Reper española y también en los
distintos ministerios implicados, a los cuales quiero rendir un tributo, porque los servidores públicos que tiene este país también son partícipes y protagonistas de este acuerdo (aplausos); por eso, señorías, muchos ministerios, muchos
funcionarios y funcionarias, hombres y mujeres servidores públicos, trabajaron sin descanso para negociar propuestas y aspectos concretos. Puedo asegurarles que la distancia que separaba la posición de Holanda o de Finlandia y la posición de Italia
o de España era al principio enorme, muy grande, y, sin embargo, llegamos a un acuerdo. Si fue posible reducir esa distancia, nadie entendería que no se pueda llegar a hacer lo mismo en nuestro país. Si un Gobierno liberal conservador como el
holandés ha podido entenderse con un Gobierno progresista de izquierdas español, resulta difícil explicar que entre partidos españoles que defienden los mismos intereses no sea posible llegar a acuerdos. (Aplausos). Por tanto, señorías, me
gustaría que este acuerdo histórico de Bruselas sirva como acicate, como inspiración y que nos ponga a todos frente al espejo.


En conclusión, señorías, cuando Europa se ha visto confrontada al mayor desafío de su historia, Europa ha sabido estar a la altura. Y cuando España propuso un plan Marshall para encarar la mayor calamidad en un siglo en el continente
europeo, Europa aprobó un plan Marshall. Europa lo necesitaba, España se lo merecía, hemos trabajado durante meses por alcanzar la excelente noticia de este acuerdo europeo, por traerla aquí, señorías, a casa, donde vivimos todos, donde compartimos
las mismas necesidades, los mismos problemas, las mismas alegrías y también las mismas angustias, o así al menos debería ser. Este no es un triunfo del Gobierno, señorías, es la base y el estímulo para el éxito de un país entero que precisa ponerse
en pie y recuperarse. Queda ahora un reto gigantesco de gestión. En los próximos años, en los próximos meses viviremos, sin duda, nuevos desafíos y amenazas, habrá más momentos de extraordinaria dificultad, pero si España quiere, España puede,
señorías. Europa ha querido, Europa tiene hoy razón de ser, más razón de ser que nunca; Europa está viva y se mantiene unida porque va a defender los derechos de todos los europeos y europeas, porque ante esta brutal crisis que golpea



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el mundo -y ahí están los datos, más de 16 millones de contagios en el mundo- ha optado por la solidaridad y por la justicia. Hemos ido a luchar por el futuro de Europa, señorías, que es también el futuro de nuestro país, de España. Si no
ganábamos todos, todos íbamos a perder. Hay acuerdo, hay unidad, así que hay esperanza para Europa, para España, es decir, para todos y para todas. Señorías, si España quiere, España puede. Ahora es nuestro turno. Ese horizonte de unidad y de
acuerdo debe ser también nuestro horizonte. Solo necesitamos una cosa, que además es bien sencilla: creer en nosotros mismos y en nuestras propias posibilidades, que son infinitas.


Gracias. (Prolongados aplausos de las señoras y los señores diputados de los grupos parlamentarios Socialista y Confederal de Unidas Podemos-En Comú Podem-Galicia en Común y de los miembros del Gobierno, puestos en pie).


La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor presidente del Gobierno. (El señor Bal Francés pide la palabra).


Sí, señor Bal.


El señor BAL FRANCÉS: Por el artículo 72 del Reglamento, pidiéndole la aplicación de una norma jurídica con rango de ley, que es el artículo 6.1.a) del Real Decreto-ley 21/2020, de nueva normalidad -como lo llama el Gobierno-, que establece
que donde se tiene que mantener una distancia de metro y medio debe mantenerse, y no es suficiente el uso de la mascarilla. Así lo acordamos también en las últimas reuniones de la Junta de Portavoces, que solamente íbamos a permitir un aforo del 50
% de los grupos parlamentarios. El Grupo Socialista no ha cumplido, probablemente porque querrá atronar con aplausos al presidente del Gobierno, pero mi grupo sí ha cumplido, somos cinco de diez. Difícilmente vamos a hacer cumplir las normas a la
gente si nosotros mismos no las cumplimos, cuando las aprobamos. (Aplausos).


La señora PRESIDENTA: Muchas gracias.


Señor Bal, como usted sabe y como todas sus señorías saben, la presidenta tiene la obligación de hacer cumplir el Reglamento, y no hay ningún precepto en el Reglamento que permita a la Presidencia prohibir la asistencia de sus señorías. En
cualquier caso, puesto... (Rumores). Pido silencio, por favor. Puesto que la distancia interpersonal no se puede respetar, lo que sí es obligatorio durante toda la sesión es el uso de la mascarilla. Muchísimas gracias. (Aplausos).


A continuación intervendrán los representantes de los grupos parlamentarios.


Por el Grupo Parlamentario Popular en el Congreso, tiene la palabra el señor Casado Blanco.


El señor CASADO BLANCO: Gracias, señora presidenta.


Señores del Grupo Socialista, ¿qué aplauden tanto? ¿De qué se ríen tanto? Yo traía un discurso escrito sobre los Consejos Europeos, y, sinceramente, como padre de dos niños, como nieto, como hijo, como español, no entiendo lo que está
pasando en esta sesión. (Rumores).


La señora PRESIDENTA: Silencio, por favor.


El señor CASADO BLANCO: Sinceramente, señor presidente del Gobierno, señores miembros del Gobierno, creo que viven en una realidad paralela. No hay nada que aplaudir, no hay ningún pasillo de honor que hacer. Estamos en un país que ha
perdido 45 000 compatriotas por un virus, hay siete millones de españoles que quieren trabajar y no pueden, la situación de los rebrotes es francamente preocupante y tenemos a medio mundo poniéndonos en la lista negra de países turísticos y países
confiables. Creo, sinceramente, que es un rasgo casi pueril y ofensivo hacia la sociedad española que vengamos aquí a competir en corrillos, en aplausos y en esas ceremonias de autobombo, que no muestran lo que ustedes tienen, sino exactamente lo
que les falta, y es el respaldo no solo de una mayoría social y electoral, sino también el respaldo de otros países a lo que está pasando. (Aplausos.-Rumores.-La señora vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de la Presidencia, Relaciones
con las Cortes y Memoria Democrática, Calvo Poyato, pronuncia palabras que no se perciben). Señora vicepresidenta, yo sé que tienen ustedes el respaldo de una investidura, nunca lo he puesto en duda; lo que estoy diciendo es que un Gobierno con
120 escaños debería tener más humildad, menos arrogancia y más sensibilidad con quien lo está pasando mal, porque en España estamos viviendo un drama.


Entro ya en materia, señora presidenta. Usted ha venido aquí otra vez a hablar de la Segunda Guerra Mundial, y yo le voy a recordar una frase que usted conocerá, que es: 'Esto no es el final, ni siquiera es



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el principio del final, como mucho es el final del principio'. Estamos todavía sufriendo una pandemia a nivel internacional y este país sigue siendo el que más muertos por número de habitantes tiene registrados después de cuatro meses de
lucha contra el virus. Este es el país que según el FMI, la OCDE, la AIReF, el Banco de España, el BCE, peor va a salir de la recuperación económica, y este es un país que ahora mismo tiene un Gobierno que tropieza por segunda vez con la misma
piedra. Yo he prevenido en los siete debates parlamentarios que hemos tenido la Cámara de tres de las cosas que creo que un Gobierno no puede tener: la mentira, la negación de la realidad de los hechos, la arrogancia en esa propaganda -que llega a
ser hasta ofensiva- en los medios de comunicación que dependen del Gobierno, y la incompetencia y la ineficacia a la hora de asumir medidas. Ese volver a tropezar en la misma piedra lo estamos viendo ahora con los rebrotes y con un triunfalismo que
-insisto- llega a ser ofensivo; un triunfalismo que en la campaña gallega llevó al presidente del Gobierno a decir que había derrotado la pandemia, me imagino que para ver si rascaba algún voto más. Pero, claro, ese triunfalismo que se ha
proyectado a los medios de comunicación públicos, que se ha proyectado en las campañas de propaganda ha tenido algo que ver a lo mejor con la relajación de los hábitos sociales, porque en este país solo se veía el drama en Bérgamo y en Estados
Unidos y en Brasil, y aquí todo iba fenomenal. Los de Cambridge mentían, los de la John Hopkins mentían, los de Oxford mentían, eran antipatriotas, eran patriotas de hojalata; la oposición, por supuesto, aunque apoyáramos tres prórrogas del estado
de alarma, aunque le apoyáramos siete decretos económicos, aunque le apoyáramos el decreto de la nueva normalidad, que ya vemos que era insuficiente -por eso pedíamos tramitarlo, de urgencia, como proyecto de ley-, aunque apoyáramos tantas y tantas
cosas, como ninguna otra oposición en el mundo con las cifras de muertos, contagios y de afectación habidos aquí. Cita usted a Portugal, a Grecia; claro, con 700, con 1000 o con 1200 muertos yo también le apoyaría a usted, señor Sánchez. Pero a
partir de los 40 000 no podíamos hacerlo. Por tanto -se lo digo sin acritud-, acabemos ya con este triunfalismo y pongámonos a intentar evitar los rebrotes. España ya es el país más descontrolado de la Unión Europea en número de rebrotes, más de
390, y los ministerios vuelven a estar completamente desbordados. Del Ministerio de Sanidad, ni está ni se le espera. La ministra de Turismo se entera de las cuestiones relacionadas con la cancelación de viajes de turoperadores casi por la prensa.
(Rumores).


La señora PRESIDENTA: Señorías, por favor, silencio.


El señor CASADO BLANCO: A la de Exteriores se la pilla negociando con el alcalde de Gibraltar. Y, claro, de ahí vienen las declaraciones contra Johnson. Y, a lo mejor esto es lo que está pasando, señor Sánchez, que no se entera más que
por la prensa de algo tan dramático para el turismo como lo que han anunciado el Reino Unido, Bélgica, Noruega, Alemania y Francia. El Ministerio del Interior se desentiende de la llegada de inmigrantes que pueden estar contagiados por el virus,
siendo una competencia estrictamente nacional. El Ministerio de Fomento se desentiende de los protocolos eficaces para entrar en Barajas. Ya hay muchos casos documentados hasta por los medios de comunicación de personas que han tomado tres
conexiones, cuatro vuelos, y en las que se ha determinado no por los controles aeroportuarios, sino en el hotel, en su residencia o en el centro de salud que estaban enfermos, viniendo a lo mejor de Latinoamérica o de otro punto de la geografía
mundial. Por tanto, hagamos lo que hay que hacer contra los rebrotes. No puede ser que el Gobierno esté pasivo y ahora esté diciendo que se encarguen otras administraciones, cuando han estado intentando agarrar el estado de alarma hasta el final.


Nosotros hemos sido leales como oposición y le hemos planteado un plan alternativo desde el principio (rumores), un plan alternativo que va en la regulación jurídica, el marco jurídico, que es lo que hace que otros países se encuentren
seguros en nuestro país viniendo como turistas o con acuerdos de la movilidad de pasajeros. Ese acuerdo jurídico venía desde el convencimiento de que nuestra legislación en vigor, como ha pasado en Alemania, por ejemplo, que es un Estado federal,
era suficiente para mandatar un mando sanitario único. Y no nos tiene que decir que eso no se puede hacer porque lo hicimos nosotros en 2003 con el SARS y lo hicimos nosotros en 2015 con el Ébola.


Hay tres leyes sanitarias que permiten el mando único; por cierto, para pandemias declaradas internacionalmente no es que nos mandate, es que obliga al ministerio a coordinar a las comunidades autónomas con ese mando único. Y con lo que
ustedes tenían dudas -y así lo he hablado con el presidente del Gobierno, con la vicepresidenta y con otros ministros- era con la limitación de la movilidad. Nosotros pensábamos que había tres leyes que lo permitían: una orgánica sanitaria, una de
protección civil y una de seguridad nacional, y además el Reglamento Internacional de la OMS, y además el Convenio de Derechos



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Humanos de Naciones Unidas. Si esto fuera poco, antes de ayer le hemos propuesto que, en base al Reglamento Internacional de 2005 sobre pandemias y enfermedades transmisibles, pudiéramos hacer una reforma exprés -que ustedes pedían- de la
ley orgánica de 1986 para concretar en qué aspectos se puede limitar la movilidad de personas o la cuarentena, sin tener que declarar el estado la alarma, que, por cierto, es lo que recomienda la Comisión Europea y el Consejo Europeo. Se podría
hacer en quince días, y ustedes lo saben, lo han hecho en cuatro meses; no sabemos por qué. Ahora mismo, cuando estamos viendo que hay confinamientos, ustedes dicen que se entiendan con los jueces de lo contencioso-administrativo. También le
proponemos otra modificación de la Ley de jurisdicción contencioso-administrativa. Lo que decimos es que cuando haya una resolución tomada por las comunidades autónomas o por el Gobierno de la nación, en vez de entender de ellas los jueces de lo
contencioso-administrativo, puedan entender de ellas los tribunales superiores de Justicia de las comunidades autónomas y el Tribunal Supremo, lo que garantiza la seguridad jurídica, pero también da mucha certidumbre y agilidad en los procesos de
confinamiento o de limitación de movilidad, que es lo que le hemos ofrecido hace cuatro meses; no sé, hace tres, dos meses. No han contestado, tienen oportunidad.


El tercer tema sobre sanidad que le quería transmitir es el plan alternativo en sanidad. (Rumores).


La señora PRESIDENTA: Señorías, por favor, les ruego silencio.


El señor CASADO BLANCO: Ya le digo que hay tres leyes en vigor que funcionan: la de 1986, que regula la orgánica; la del 2003 y la de 2011. Aun así, nosotros le planteamos que se modificaran esas tres normas, y otras cuatro, para dar más
impulso a la coordinación sanitaria. Para controlar a los proveedores, para que no haya compras fraudulentas. Para las cuestiones relativas a las alertas internacionales, que se ejecuten automáticamente. Para que las residencias de ancianos
tengan personal sanitario, incluso si se tiene que compartir con las instituciones sanitarias. Para que las farmacias y los centros de salud cooperen en la atención primaria. Para que la sanidad concertada y privada y todas las administraciones
autonómicas estén en un mismo objetivo, incluso con un pool de personal a nivel nacional y con una reserva estratégica de material. Para que nunca más los sanitarios españoles vuelvan a estar a la cabeza de contagios a nivel internacional. Para
que haya corredores seguros frente a infecciones en las urgencias. Para que haya mejor financiación, menos temporalidad y también más plazas de los sanitarios. En definitiva, el pacto Cajal por la sanidad que yo le propongo por enésima vez; que
nos encerremos aquí en agosto y lo podamos sacar adelante, como hicimos hace veinticinco años con el Pacto de Toledo por las pensiones. Eso también lo hemos propuesto, ese pacto por la atención sanitaria por la investigación médica -que también
falta hace que se apueste en España por ella-; por la industria nacional y también por la atención de los mayores. Esto en cuanto a las cuestiones relativas a la sanidad.


En economía, señor Sánchez, recuerdo otra frase de otra británica estadista: El socialismo se acaba cuando se le acaba el dinero de los demás. Y dirá: ¿Es que usted está rechazando lo que hoy he expuesto aquí? No, todo lo contrario, pero
hay que ver de dónde veníamos; analicemos la economía antes de la pandemia, durante la pandemia y después de la pandemia. Antes de la pandemia, España estaba creciendo al 2,1 %, usted se comprometió -heredó- con un déficit comprometido del 1,3;
pidió que se ampliará al 1,8; lo incumplió, casi duplicándolo al 2,62 y, al final, ocultó 3000 millones de euros a Europa y entregó un 2,84. (El señor presidente del Gobierno, Sánchez Pérez-Castejón hace signos negativos). Eso son datos, no
cabecee, porque es lo que está escrito y eso es lo que dicen en Europa. ¿O no? ¿No han entregado un déficit de 2,84 teniendo una senda de déficit de 1,3?


Pues bien, después de haberse fundido 20 000 millones en decretos electoralistas, se ha quedado sin margen fiscal para actuar. ¿Por qué Alemania ha podido poner tanto dinero a las empresas y usted ha tenido que ir a negociar a Europa?
Porque no había margen fiscal. ¿Por qué aquí en España ya teníamos una desaceleración en creación de empresas, en índice de producción industrial, en compraventa de viviendas, en índice de la confianza del consumidor y en otros países de Europa
esto estaba yendo bien? Porque ustedes estaban haciendo populismo con el presupuesto y en los programas de investidura con sus socios. Por tanto, eso es lo que teníamos antes de la pandemia, y llegamos a la pandemia. Y usted dice: no, la
pandemia es simétrica. No es verdad, señor Sánchez, no es verdad. Según Eurostat, el paro ha crecido diez veces más en España durante la pandemia que en el resto de los países europeos. Según el FMI y el Banco Mundial somos el país que peor va a
salir de la crisis económica. Según el Banco de España o el Banco Central Europeo, vamos a tener el déficit y la caída del PIB más estrepitosa de todo el mundo desarrollado. Por tanto, no es una cuestión de simetría, es una cuestión de cómo ha
reaccionado usted a la pandemia. Si usted espera a tomar medidas -como está pasando ahora, esto es un déjà vu de



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marzo- y, luego, son drásticas y duraderas, el cierre económico es brutal, porque la economía no es como un coche que enciendes y apagas, es más como un organismo, que para hacer un trasplante puedes paralizarlo, puedes tener una respiración
o una circulación extracorpórea, pero para reactivarlo es muy difícil. Eso es lo que está pasando en España y llegamos aquí a la gran recesión.


Sin embargo, cuando nos dan cifras como la EPA de ayer, usted viene aquí y se aplaude. Señor Sánchez, que hay un millón de españoles que han perdido el empleo en el último trimestre, sin contar los que se han acogido a ERTE, que han sido 3
700 000, más los 3 600 000 que ya están en paro y, encima, están con crisis en el sector turístico y dicen que es de poco valor añadido y dicen que es que hay que cambiar la economía estacional, como dicen sus señores vicepresidente y ministro de
Consumo. Representa un 13 % del PIB y un 11 % de la contratación nacional. ¿Qué hacemos con esto, señor Sánchez? ¿Seguimos diciendo, como el señor Simón, que no vengan los turistas, que nos ahorran esto o que los rebrotes ya se esperaban, como
dice la señora Calvo, o que los rebrotes no preocupan? No le preocuparán a usted o al señor Simón, pero a nosotros sí que nos preocupan y a los autónomos -un millón sin actividad hasta hace nada- o a las familias o incluso también a esas 137 000
empresas que han cerrado. Señor Sánchez, claro que la situación durante la pandemia es catastrófica, pero mucho más que en otros países.


¿Y hacia dónde vamos? Vamos a una recuperación como la que se ha hecho en otras recesiones. Ya ve que no hablo todavía de Europa, hablo de lo que tiene que hacer España para salvarnos a nosotros mismos. Le propuse hace dos meses un plan
de choque económico con cinco puntos muy importantes, pero muy sencillos. Primero, fiscalidad. ¿Por qué propone subir impuestos cuando los bajan Francia, Italia, Alemania, Estados Unidos y todo el mundo? (Aplausos). Fiscalidad a la baja.
Segundo, flexibilidad laboral. ¿Por qué negocia con Bildu derogar la reforma laboral cuando lo que hace todo el mundo es intentar flexibilizar la contratación y abaratarla? Tercero, burocracia. ¿Por qué quiere poner más trabas ahora? Por cierto,
ahora vienen los fondos europeos; 12 000 millones de euros no ejecutó España en el 2019 de fondos de cohesión. Es que para ejecutar fondos europeos lo que usted debe tener es la capacidad burocrática y la eficacia administrativa para poder
hacerlo. Cuarto, formación. ¿Cómo que la ley Celaá ahora? Otra vez a hablar de lo mismo, de los temas dogmáticos ideológicos. Oiga, FP dual, bilingüismo, materias troncales en tecnología, materias troncales en ingeniería, en emprendimiento, que
es de lo que los chavales tienen que trabajar en el futuro. Y quinto, competitividad. Hablamos de digitalización, de sostenibilidad, de reindustrialización, de internacionalización, de seguridad jurídica. Así es como salió España de la anterior
crisis. No nos lo cuente, igual que no nos cuente la pandemia, no nos cuente las recesiones, porque hemos superado dos que ustedes nos dejaron, la de 1996 y la de 2011.


Seguridad jurídica, sí. Señor Sánchez, no puede usted tolerar que su vicepresidente ayer en Twitter se pusiese del lado de los que están en la cárcel por hacer algo que va contra la Constitución y no puede usted no valorar que uno de los
que han vuelto a prisión les diga a los jóvenes: 'chavales, la ley que no os guste tenéis que incumplirla', porque eso cotiza en bolsa. Porque el inversor, cuando oye que un Gobierno no dice nada ante alguien que ha delinquido, que está en la
cárcel y que se le da un trato diferenciado penitenciario a favor y encima amenaza con incumplir la ley, dice: oiga, ¿que yo me voy a meter en España con esa seguridad jurídica? Por eso la inversión internacional aquí en España se desplomó antes
de la pandemia casi un 53 %.


Y vamos al tema europeo y le digo una frase... (Rumores). Es que todo es Europa, señores, si ustedes no ven la política...


La señora PRESIDENTA: Señorías, por favor, ruego silencio.


El señor CASADO BLANCO: Usted el otro día citaba a Monnet. Hay una frase de Monnet muy buena que dice que hay algunos hombres que solo cambian cuando ven la necesidad y solo admiten la necesidad cuando viene una crisis. Ojalá usted sea
uno de ellos, señor Sánchez. Usted citó el otro día a Adenauer, a Monnet y a Schuman, todos ellos demócratas cristianos, conservadores y liberales que pertenecieron a la familia política fundadora de la Unión Europea, es decir, la del Partido
Popular europeo, que es la formación que luego surgió de esa alianza fundacional. Por eso nosotros claro que estamos satisfechos con ese fondo de recuperación y de resiliencia, porque lo propuso el Partido Popular europeo (aplausos.-Risas), lo
propusieron tres mujeres, tres mujeres del Partido Popular europeo, ahora que hablamos tanto de feminismo y que para negociar en el Eurogrupo parece que el factor mujer era un ishu, como lo fue para no apoyar al señor De Guindos y como lo fue para
no apoyar al señor Cañete; nosotros sí apoyamos la candidatura de la señora Calviño. Pues sí, tres mujeres: la señora Merkel, que el señor Iglesias decía que



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detrás de cada Salvini y detrás de cada Le Pen hay una Merkel, esa. La señora Merkel, de la que usted decía: Esta es la que echa una mano al cuello a los griegos. ¡Qué obsesión con los griegos, señor Sánchez! Que si al Pasoc le va a pasar
lo mismo si pacta con nosotros. No se preocupe por nosotros y preocúpese por su Varoufakis, a ver cómo acaba en esto la negociación española. La misma Merkel, sí, que preside el semestre europeo y que ha impulsado este acuerdo. Igual que la
señora Ursula von der Leyen, que es del Partido Popular europeo. Igual que la señora Christine Lagarde desde el BCE, desde Fráncfort, apoyando, remando a favor de estas contribuciones. Claro que nosotros como Partido Popular europeo estamos
satisfechos, pero lo que no entendemos es por qué en la negociación usted hizo como el ciclista cansado -acabo ya, señora presidenta-: se puso a chupar rueda y dejó que otros negociaran por usted, que estas tres mujeres negociaran por usted, esa
escucha pasiva. ¿Y por qué? ¿Es que usted no tiene un país que es la cuarta economía del euro y ahora la tercera después del brexit? Pues no, se quedó ahí. Y usted dijo aquí: voy a traer 1,5 billones de euros incondicionados y a deuda perpetua.
Y viene aquí con un rescate en toda regla y con un tercio de la piel del oso que no ha cazado usted, que usted ha estado pasivo mientras lo cazaban otros. Aun así, nos parece bien, sí nos parece bien, pero hay que hacer un análisis de lo que es
esta ayuda.


Son 140 000 millones de euros, 72 000 de ellos en transferencias, de los cuales la mitad va a ser neto porque de lo otro ya somos contribuyentes netos, y en el plan financiero plurianual vamos a tener que contribuir; por lo tanto, 35 000 en
siete años, 5000 al año. Para que se hagan una idea, el PlanE fueron 13 000 millones de euros, por lo tanto, no es lo que nos viene, es cómo lo usa. ¿El PlanE para qué valió? Para nada. Si usted estos fondos los utiliza para hacer keynesianismo
intensivo, mano de obra y no un empleo a medio y largo plazo, no valdrá para nada. (Rumores).


La señora PRESIDENTA: Silencio, por favor.


El señor CASADO BLANCO: Por tanto, señor Sánchez, lo que tenemos que hacer ahora es emplear bien estos fondos. Y para emplear bien estos fondos lo primero que habría que hacer es saber qué es lo que dice el apartado 3 de las
recomendaciones españolas que mandó el Consejo Europeo en mayo; ¿en qué se pueden utilizar, según dice esto? Primero, hay que recordar: tiene usted 120 000 millones de euros del BCE que ya están comprando deuda soberana; segundo, tiene usted el
SURE, otros 25 000, 20 000 o 15 000, depende de cómo negocie; tiene usted el BEI, puede ser otro tanto para empresas en dificultades; tiene usted el MEDE, si quiere acudir al MEDE. Esto sí que es un Plan Marshall, casi 200 000 millones de euros
de liquidez para la economía nacional. Por cierto, un plan Marshall, que recuerde el original: se puso en marcha en Europa para evitar los comunismos no para patrocinarlos. (El señor García Egea: ¡Exacto!).


La señora PRESIDENTA: Señor Casado, tendría que terminar, por favor.


El señor CASADO BLANCO: Muchas gracias. Sí, voy acabando.


Por tanto, si usted tiene esos fondos, lo que habrá que hacer es aplicarlos correctamente, y en esa aplicación correcta de los fondos le proponemos que lo haga en base a ese artículo 3 del memorándum que decía: conexiones energéticas; por
ejemplo, el Gobierno de Ceuta va a pedirle la conexión con la península; por ejemplo, eficiencia energética industrial, Galicia le va a pedir la reconversión de As Pontes, de Alcoa, de la industria electrointensiva. ¿Movilidad sostenible? La
Junta de Andalucía le va a pedir el corredor mediterráneo, transporte que no contamina. ¿Recursos hídricos? Murcia le va a pedir el Plan Agua y mejorar el Mar Menor. ¿Lucha contra la pandemia? Madrid le va a pedir el hospital de pandemias.
¿Cohesión territorial, vertebración? Castilla y León le va a pedir apostar por la PAC. Por cierto, la PAC, ¿le parece a usted que es para celebrar un 10 % de minoración de la PAC, 600 millones de euros menos para agricultores y ganaderos que no
pueden ser los paganos otra vez de esto? (Rumores.-Aplausos).


La señora PRESIDENTA: Señorías, por favor, ruego silencio.


El señor CASADO BLANCO: Acabo ya, señora presidenta.


Señor Sánchez, no se puede decir que usted tiene una agenda económica para cumplir con el rescate mientras tiene una agenda política para cumplir con sus socios de investidura, porque no se puede disociar. No se puede pretender crear
prosperidad y riqueza en un país en el que se está negociando liquidar con otros socios. Usted tiene que elegir entre Europa y sus socios. Usted tiene que elegir entre la moderación, la centralidad o los extremos. Usted tiene que decidir si va a
cumplir con sus intereses



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personales o los de España porque nunca han estado en más conexión y usted tiene que decidir también en el ámbito europeo si es consciente de que Europa no es un club neutral. Europa surge contra los populismos, los nacionalismos y el
comunismo, justo los que a usted le apoyan. No es un club neutral. Usted tiene que decidir, una vez que Europa ha cumplido con España, si quiere cumplir usted con los españoles. Hágalo por una vez, señor Sánchez. España necesita ya que haya una
política de sensatez, de crecimiento económico, de creación de empleo y de convergencia con las grandes democracias liberales europeas, justo lo que falta en este banco azul.


Muchas gracias. (Aplausos).


La señora PRESIDENTA: Gracias, señor Casado. (Pausa.-Una trabajadora del servicio de limpieza procede a desinfectar la tribuna de oradores). Muchas gracias, señora Cepeda.


Por el Grupo Parlamentario VOX, tiene la palabra el señor Abascal Conde. (Aplausos).


El señor ABASCAL CONDE: Muchas gracias, señora presidenta.


Señor Sánchez, ¿le doy los buenos días o quiere que también le aplaudamos? ¿Quiere que también participe el Grupo Parlamentario VOX del numerito que hoy ha querido usted montar en el Congreso y que el otro día montaron en el Consejo de
Ministros? ¿No les da a ustedes vergüenza vivir en un paripé permanente con el que se han atrevido incluso a incumplir el acuerdo entre los grupos de que asistieran un 50 % de los diputados? Tiene razón la Presidencia, no puede prohibir a ningún
diputado que asista a este hemiciclo, pero ustedes han demostrado su irresponsabilidad. En cambio, ustedes sí pueden desde el Gobierno prohibir a los españoles que salgan de sus casas. ¿Saben ustedes lo que es el decoro? No lo saben y lo
demostraron durante el luto real de la sociedad española en el que se negaron a venir aquí con una mísera corbata negra para luego terminar en un nuevo paripé, en un acto exculpatorio de las acciones del Gobierno que usted preside y que el señor
Iglesias vicepreside.


Sus aplaudidores de estos días, señor Sánchez, son como las plañideras que iban antaño a los funerales que, para los que no lo sepan, eran mujeres contratadas y que lloraban por encargo. Lágrimas falsarias aquellas y aplausos falsarios los
de sus correligionarios estos días y que no tapan la tragedia humana y económica que los españoles están viviendo y que, sin ninguna duda, se va a acrecentar este otoño.


Pero, antes de analizar la penosa situación en la que ustedes han colocado a los españoles, es conveniente recordar cómo ha llegado usted hasta aquí, señor Sánchez. Ya sé que se lo hemos recordado muchas veces y he de decirle que va a
volver a oírlo hoy en la tribuna y todas las veces que haga falta. Usted ha llegado a la Presidencia del Gobierno mintiendo a los españoles, mintiendo sin freno, mintiendo sin límite, mintiendo sin vergüenza y mintiendo sin ningún tipo de decoro.
Usted prometió hasta la saciedad en todos los medios, por todas las vías -seguro que ha podido usted verse en esos vídeos que tanto circulan-, que no pactaría ni con comunistas ni con separatistas. Gobierna con unos y depende de los otros y por eso
se lo vuelvo a repetir: preside usted un Gobierno ilegítimo porque es legal mentir a los españoles, pero es absolutamente ilegítimo haber mentido a los electores españoles y a los electores socialistas como usted ha hecho para llegar al poder.
(Aplausos).


Y gobernando con esa falta de legitimidad, ustedes han protagonizado la peor gestión del mundo frente a la epidemia que llegó de la China comunista -por cierto, comunista como sus socios de Gobierno-, han decretado un estado de excepción
encubierto que ha restringido derechos y libertades, han sido los artífices de la gestión más mentirosa del planeta, excluyendo a China, evidentemente, y siguen ustedes sin reconocer el número de muertos y sin ofrecer datos fiables. Han sido los
responsables de la gestión más mortal, con casi 50 000 muertos. Ya lo reconoce hasta el diario El País que hasta hace poco atizaba a VOX, que fue la única fuerza política que en sede parlamentaria ofreció esa cifra que ya muchas instituciones
estaban denunciando. Han sido ustedes los culpables de la gestión más ruinosa frente a la epidemia, con familias desesperadas, con miles y miles de españoles en ERTE -muchos de ellos sin cobrar-, con miles y miles de ellos acabando en las filas del
paro y, por cierto, con muchos parados que no cobrarán la prestación hasta noviembre. Han sido ustedes los protagonistas.


Hoy se autoaplaudían, pero han sido los artífices, los responsables y los culpables de la gestión más vergonzosa; y lo han sido con la complicidad de la gran mayoría de los medios de comunicación, que han ocultado la gravedad de la
situación y que les han ayudado a ocultar el drama y los muertos. Luego se extrañan ustedes de que algunos españoles no sean conscientes de la gravedad de la situación en la que vivimos. Y lo que es peor, ahora son ustedes los protagonistas del
peor rebrote, como también advertimos desde VOX. En otoño, si ustedes no dimiten como les venimos pidiendo, seremos de nuevo los campeones



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de la epidemia y de la ruina. Por desgracia, el desastre de su gestión aún no ha llegado a su fin. Ustedes siguen agravando el problema con cada decisión que toman.


Como no están dispuestos a cambiar su manera de gobernar y su manera de vivir, que es mintiendo, vienen ahora a esta Cámara para que les aplaudamos un acuerdo lleno de mentiras; lleno de mentiras, porque fundamentalmente es un rescate. Le
veo a usted agotado; debe ser por la escucha activa. Ya sabíamos en esta Cámara que a usted no le gusta escuchar, y yo lo he padecido personalmente. Por cierto, ha dicho que la ayuda va a ser del 11 % del producto interior bruto y no del 60 %
como dijo hace poco en un lapsus televisivo. Lo que no ha dicho es que es en seis años y, por lo tanto, anualmente la ayuda va a ser poco más del 1 % del producto interior bruto. Un rescate que traerá ruina, porque ustedes no van a recortar un
solo euro del gasto político, ideológico y partidista que atenaza a los españoles y que les cose a impuestos desde hace décadas. Un rescate que implica la pérdida de soberanía, porque ahora dependeremos más si cabe de los países del norte. Un
rescate que contempla más efecto llamada -porque ya prácticamente nos lo exigen- a la inmigración ilegal, con más inseguridad y con más pobreza para los españoles más necesitados. Un rescate con el que ustedes han abandonado una vez más al campo y
han condenado a la industria con sus obsesiones ideológicas. Un rescate que ustedes aplauden de manera indecorosa e insensatamente porque no respetan a los españoles. Piensan que son niños a los que pueden castigar o encerrar o hámsters a los que
pueden enjaular. Ustedes aplauden en realidad, con esos aplausos indecorosos, la enfermedad, la ruina y la dependencia de nuestra patria. (Aplausos). Y no es raro, porque ya les conocemos. Hace poco vino usted a esta Cámara, señor Sánchez, a
gritar su particular ¡Viva la muerte! con aquel ¡Viva el 8 de marzo!, que se había convertido en el principal foco de la epidemia en España. (Aplausos). Ahora sin decoro ninguno lo que ustedes aplauden son 50 000 muertos y millones de españoles en
el paro y en una situación de pobreza. Aplauden lo que traen y quizá ustedes no puedan hacer otra cosa, y en eso tienen incluso nuestra comprensión. Dentro de poco, por no hacer caso a muchas de las propuestas que les hemos venido haciendo -como,
por ejemplo, los PCR en origen u otras que ha venido haciendo el doctor Steegmann y otros diputados de este grupo-, van ustedes a pretender volver a encerrarnos. Se lo digo solemnemente desde esta tribuna: no se les ocurra, porque no se lo vamos a
permitir, señor Sánchez. (Aplausos).


Por cierto, se lo digo también a usted, señor Iglesias. El Tribunal Constitucional ha acreditado una vez más su inutilidad o su partidismo, faltando gravemente al respeto de esta Cámara, faltando gravemente al respeto a la sede de la
soberanía nacional, no contestando a un recurso de inconstitucionalidad planteado por cincuenta y dos diputados de VOX y guardando silencio absoluto, quizá para no estropear los planes futuros del Gobierno. Deberían los señores magistrados
plantearse la utilidad de la institución y también plantearse su propia utilidad dentro de la institución.


Pero, señor Sánchez, creo que le voy a dar una buena noticia desde su perspectiva; para mí no lo sería. Usted no es el toro que mató a Manolete, usted no es culpable de todo, como probablemente dirá una vez que suba a esta tribuna en
relación con nuestra intervención. No. China es culpable. El Gobierno comunista chino -comunista como su socio que tanto se ríe, que se proclamaba comunista claramente y que ahora lo esconde y lo tiene de tapadillo- es responsable de la pandemia
a nivel mundial. El Gobierno comunista chino ocultó los datos al resto de las naciones. El Gobierno comunista chino controla y maneja a su antojo a la Organización Mundial de la Salud, que ha colaborado en esa ocultación. Por eso, nosotros
pensamos que España debería abandonar la OMS inmediatamente y destinar todos los fondos que entrega a ese canal de propaganda chino a colaborar con la investigación de la vacuna, por ejemplo. (Aplausos). Hay que señalar la responsabilidad de la
tiranía comunista china. Hay que exigir que indemnice por sus mentiras y por su ocultación. Hay que analizar las consecuencias de un virus que, para muchos investigadores, ya tiene un sospechoso componente artificial. Y hay que impedir que
arruinen más nuestra industria, poniendo aranceles innecesarios a nuestros productos, porque mientras China despega en uve, España se hunde sin remedio, con ustedes a la cabeza.


Por cierto, señor Casado, el otro día el secretario general del Partido Popular afirmó que, mientras VOX exista, Sánchez tiene asegurada la Moncloa con sus socios. Nosotros no somos colaboracionistas de la peor izquierda, de la izquierda
sectaria. Nosotros no somos los que hemos rendido todas las banderas frente a la izquierda y ahora padecemos este tipo de Gobierno socialcomunista. Nosotros no somos los que nos reunimos a escondidas con el señor Zapatero, que hace las veces de
embajador de Maduro. Ni nosotros somos los que firmamos acuerdos de amistad con tiranías comunistas. ¿A qué espera usted, señor Casado, para romper el acuerdo de amistad con el Partido Comunista Chino, que sigue vigente, firmado por su partido?
(Aplausos). ¿A qué espera para proteger exclusivamente los intereses de los



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españoles? Todos los que estamos aquí, y sin ningún tipo de excepción, porque para eso nos han elegido, debemos proteger a los españoles. Debemos proteger su salud, debemos proteger su economía y su prosperidad y debemos proteger sus
datos. España y todas las naciones democráticas deben impedir que los datos de sus compatriotas, de millones de españoles, de millones de europeos, acaben en manos de una empresa controlada por una tiranía comunista, aprovechando la implantación de
la nueva tecnología 5G. Debemos, por lo tanto, hablar también de soberanía de datos y, específicamente, de soberanía individual. Las naciones democráticas, aunque se escandalice el señor Iglesias, protegen la intimidad de sus ciudadanos y, por lo
tanto, tienen que tomar todas las medidas para que la intimidad de sus ciudadanos no acabe en manos de los que han sido responsables de 644 000 muertos en todo el mundo y de los que protagonizan aún una de las peores tiranías que hay sobre la
tierra. (Aplausos).


Lo dicho, señor Sánchez, le daba la buena noticia de que usted no es el culpable de todo, pero es usted el culpable y el responsable de muchas cosas, a partes iguales con el señor Iglesias. Ustedes no han tomado ninguna medida sanitaria
respecto a los temporeros extranjeros que venían a trabajar legalmente a España, y eso ha acabado convirtiéndose en uno de los principales focos de la epidemia en estos momentos. Les hace gracia, pero yo creo que los españoles no se ríen. Sobre
todo, ustedes son culpables de llamar a gritos, sistemáticamente, a la inmigración ilegal, señor Iglesias, abandonando a los españoles más humildes. Son ustedes los responsables de una inmigración ilegal, que estos días está tomando tintes de
verdadera invasión silenciosa y silenciada por sus cómplices en los medios de comunicación. Llegan a nuestras costas cientos de contagiados, con el consiguiente colapso sanitario en esas zonas, con los CIE cerrados a cal y canto y con los ilegales
campando a sus anchas, con inseguridad en los barrios y bandas de ilegales incontroladas por ciudades como Albacete, Cartagena, Málaga, Murcia y Almería. ¿Cómo van a ir los turistas a Canarias si lo único que ustedes permiten llegar a Canarias son
cayucos con personas infectadas? (Aplausos). ¿Cómo va a confiar el Reino Unido, Alemania y los Gobiernos de otras naciones europeas en el Gobierno del señor Sánchez y del señor Iglesias? ¿Dónde está la tecnología de rastreo de la que hablaba la
ministra de Exteriores en la BBC? ¿Cuánto van a tardar en cesar al nefasto Simón, que se ha alegrado de que los turistas no vengan, que se ha atrevido a decir que así nos quitan un problema? Es que ustedes aplauden cualquier cosa y aplauden a
cualquiera, porque no tienen decoro, no tienen vergüenza y no defienden los intereses de los españoles. (Aplausos). Que no vengan los del norte, con controles sanitarios, a gastar dinero en España, pero, eso sí, que vengan del norte de África sin
ningún tipo de control, ilegalmente, infectados y a cobrar del dinero que no llega a los españoles, del dinero de los españoles que no llega a los españoles más modestos y más humildes. Eso es lo que ustedes provocan y lo que ustedes quieren:
turistas, ni uno; inmigrantes ilegales, todos. (Aplausos).


Señor Sánchez y señor Iglesias, aunque se rían debajo de la mascarilla, ustedes son la cara del desastre; un desastre que irá a más en este otoño. Por eso, ustedes aplauden insensata e indecorosamente. Hemos avisado desde hace un año que
su Gobierno llegó cabalgando sobre la mentira, promoviendo la división sectaria entre los españoles; y, ahora, también el paro y los ERTE, la ruina y la miseria, la enfermedad, la falta de libertades, la violencia política contra la oposición, que
ustedes no solo no condenan sino que instigan. Qué pena que no esté el señor Echenique, que se atrevió a decir que la pedrada en la cabeza contra una diputada de esta Cámara era kétchup. Qué vergüenza, qué vergüenza, señor Iglesias. (Aplausos).


Los medios de comunicación han callado que este grupo ofreció un Gobierno de emergencia y de salvación nacional, y el resto de las fuerzas políticas lo han ignorado. Entre tanto, los que aún estamos en la calle con la gente, señor Iglesias,
hemos palpado el miedo, la desesperanza y la impotencia ante el Gobierno socialcomunista que ustedes protagonizan. Y pedimos, desde esta tribuna, a los españoles que no caigan en el derrotismo, que no se dejen robar ni la soberanía ni el futuro ni
las fronteras, que no se dejen encarcelar, que no se dejen arruinar por ustedes y que sigan dando ejemplo, como lo han hecho, y que no le den ni una sola excusa a este Gobierno criminal para volver a encarcelarles en sus casas.


Este Grupo Parlamentario VOX ha compartido muchas veces y ha sentido la impotencia de la sociedad española ante un Gobierno ilegítimo y desaprensivo, pero a nosotros nos quedaba la palabra en esta tribuna, y, gracias al apoyo de muchos
españoles, hemos podido decirles a ustedes lo que los españoles habrían querido también decirles desde esta tribuna. Incluso, hemos tenido el instrumento de las movilizaciones, pero no es suficiente, no basta, la sociedad española exige y merece
mucho más de todos nosotros. Por eso les anuncio solemnemente, desde esta tribuna, que no nos queda más remedio que usar el instrumento de la moción de censura, que presentaremos en el mes de septiembre. (Aplausos de



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las señoras y de los señores diputados del Grupo Parlamentario VOX, puestos en pie). Entre tanto, a esa moción invitamos a todos los diputados y a todos los grupos de todos los partidos, a todos aquellos que crean que aún estamos a tiempo
de evitar que España caiga en la ruina, en la muerte y en la opresión que ustedes nos traen.


Señores del Partido Popular, ya les emplazamos el 6 de mayo desde esta tribuna llamando a la responsabilidad del segundo partido de España. Se lo digo con humildad y con ánimo de diálogo: los españoles no pueden entender de estrategias y
de tácticas políticas; los españoles no pueden esperar más; los españoles no pueden tener esperanza en el 'cuanto peor, mejor'. Evitemos lo peor y devolvamos la voz al pueblo español.


Muchas gracias. (Aplausos de las señoras y de los señores diputados del Grupo Parlamentario VOX, puestos en pie).


La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor Abascal. (Pausa.-Una trabajadora del servicio de limpieza procede a desinfectar la tribuna de oradores). Muchas gracias, señora Cepeda.


Por el Grupo Parlamentario Confederal de Unidas Podemos-En Comú Podem-Galicia en Común, tiene la palabra, en primer lugar, el señor Asens Llodrà.


El señor ASENS LLODRÀ: Gracias, presidenta.


En primer lugar, quiero expresar mi solidaridad con los familiares de Jordi Cuixart, Oriol Junqueras, Raúl Romeva y de Quim Forn (aplausos) y con sus partidos, porque, ayer, vimos la noticia de cómo los tribunales absolvían a los guardias
civiles por lo que sucedió en Tarajal, pero también otra noticia por la que el tercer grado era revocado.. Eso no es un acto de justicia; es un acto de venganza que nos aleja de una solución política al conflicto que vive Cataluña. Por eso,
presidente, le pido -ahora que estamos saliendo de la peor fase de la pandemia- más valentía, más determinación. Necesitamos que la política vuelva a ser útil, que vuelva a ganar y superar el legado de la judicialización del Partido Popular.


En segundo lugar, quería recordar que el bacilo del fascismo, de la intolerancia, despierta de nuevo. Lo vimos la semana pasada en el intento de agresión a la ministra Yolanda Díaz, lo vemos noche tras noche en el acoso durante estos
últimos dos meses al domicilio del vicepresidente y la ministra de Igualdad y lo vemos en la feroz andanada de ataques, de insultos, de amenazas incluso de muerte a los dirigentes de Unidas Podemos. El señor Abascal hablaba de decoro y el señor
Casado hablaba de la falta de empatía de este Gobierno. La verdad es que empatía habría sido dar alguna muestra de apoyo a la ministra, y yo hoy se lo habría agradecido, pero no es solo que no les pueda dar las gracias; es que quienes han
provocado este clima de coacción son ustedes, son ustedes cuando nos insultan, cuando nos llaman criminales, cuando hablan del Gobierno ilegítimo, de la dictadura constitucional o del totalitarismo. Eso inocula odio entre sus seguidores porque,
evidentemente, contra una dictadura hay mucha gente que cree que vale cualquier cosa, y eso es lo que hay detrás del ataque a la ministra. Si los protagonistas hubieran sido otros, ustedes hoy estarían todavía hiperventilando, sus periódicos lo
llevarían en la portada, pedirían medidas excepcionales y ustedes estarían hablando de golpismo o de filoterrorismo.


Que nadie se engañe, esa estrategia de intimidación es la expresión de su impotencia tras la derrota de sus ideas, porque los nuevos consensos transversales en España y en Europa se construyen en oposición a lo que ustedes hicieron en 2008.
De hecho, este acuerdo va en la dirección contraria al acuerdo de la Unión Europea, donde se mutualiza la deuda y los eurobonos, que parecían inviables, hoy son una realidad. Es menos de lo que queríamos pero es más de lo que esperaba la mayoría.
Por eso, presidente, enhorabuena. En su corto tiempo de Gobierno -en el corto tiempo de vida del Gobierno que usted preside- ha tenido más liderazgo que todos los Gobiernos de la derecha juntos cuando hacían de recaderos de la señora Merkel.


Es verdad que hay límites en ese acuerdo, límites evidentes, límites que tienen que ver con la presión del partido de los nostálgicos de la troika, de los paraísos fiscales, que en Europa se llama partido holandés y que en España, ¿saben
cómo se llama? Partido Popular. (Aplausos). A diferencia de la anterior crisis -con la humillación de Grecia-, ahora hay una alianza de Gobiernos progresistas del sur que abre un horizonte de esperanza; ese sueño de Europa como continente de
prosperidad y de libertad, ese sueño que ha sido sepultado muchas veces a lo largo de la historia pero que siempre ha despertado. Despertó hace ochenta años en la resistencia de sus pueblos contra el fascismo o en la dignidad de los supervivientes
de los campos de exterminio y despierta ahora también en España de la mano del primer Gobierno de coalición desde la República, despierta también en Portugal, la tierra de la Revolución de los Claveles



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y José Saramago, y en la Italia antifascista que entonaba desde los balcones el Bella Ciao. Y esa batalla, en verdad, no está nada, sigue abierta; las posiciones están fijadas ya en el ajuste neoliberal que pretende la internacional de los
recortes -representada en esta Cámara por la bancada holandesa- y, por otro lado, por una alternativa civilizatoria que pretende que nadie quede atrás y que sirva como vacuna frente a los discursos de odio que hoy hemos escuchado otra vez en este
hemiciclo.


Esta batalla, esta encrucijada, es la que tienen el mundo y Europa por delante. La Unión Europea se puede descomponer bajo el despotismo financiero o se puede refundar actualizando esa promesa de 'Nunca más' frente a la barbarie de los
pueblos amantes de la libertad tras la Segunda Guerra Mundial. Y en ese avance de esa Europa solidaria el papel de las ciudades va a ser clave y con eso quiero acabar mi reflexión en esta intervención: realmente no se puede gobernar de espaldas a
los ayuntamientos. Decía Pascual Maragall que el futuro de Europa es el futuro de las ciudades. Él defendía que todo aquello que se pueda hacer desde las administraciones más cercanas no debe hacerse desde las más lejanas, y la verdad es que la
propuesta de Hacienda va en la dirección contraria a esa tradición federalista; ya tuve oportunidad de decírselo a la ministra. Se está pretendiendo tutelar a los ayuntamientos como menores de edad, se les está pidiendo que renuncien a sus ahorros
y que los presten al Estado, haciendo de banco para que el Estado se los pueda devolver en diez años. Esto es muy poco federalista, la verdad. Cualquier individuo o empresa, de la más grande la más pequeña, cuando están dificultades recurren a sus
ahorros y, si no son suficientes, se endeudan. Eso también pasa con las administraciones, desde el Estado o las comunidades a los ayuntamientos, en Europa es lo que sucede. En España, en cambio, los ayuntamientos están atados de pies y de manos,
son los únicos obligados a no endeudarse y a gastar menos de lo que ingresan. Hay que romper el candado del artículo 135 de la Constitución. Si se pudo poner en cinco minutos hace diez años, ahora debería poder romperse también para defender los
derechos sociales.


Termino, presidenta. Señor presidente, escuchen más a sus alcaldes, a las asociaciones de vecinos, a las federaciones de municipios y al clamor mayoritario de esta Cámara. Hay que blindar la autonomía local, reforzar su financiación con
fondos estatales y europeos porque no se puede salvar la España autonómica y desentenderse de la España de las ciudades, porque las ciudades representan hoy la vanguardia, la avanzadilla del progreso, son la primera trinchera frente a las
desigualdades, la exclusión de la extrema derecha. Por eso, el imperativo político de los tiempos por venir no puede ser otro que preservar precisamente la promesa de justicia y de libertad que proviene de ellos, de las ciudades; hay que darles
espacio y hacer que duren.


Muchas gracias. (Aplausos).


La señora PRESIDENTA: Gracias, señor Asens. (Se procede a desinfectar la tribuna por una trabajadora del servicio de limpieza).


Por el mismo grupo parlamentario, tiene la palabra el señor Echenique Robba.


El señor ECHENIQUE ROBBA: Gracias, presidenta.


Hoy hablamos aquí del acuerdo europeo pero antes, como científico, tengo que decir que me deja estupefacto cuando la ultraderecha se pone el gorrito de papel Albal. (Risas). No es solamente el negacionismo del cambio climático, hoy ha sido
la edición humana del genoma del coronavirus. Es difícil definir en términos históricos esta combinación entre neofranquismo y trumpismo, pero yo creo que este terraplanismo de la ultraderecha nos permite hacer una buena definición. Señor Abascal,
ustedes son lo contrario de la Ilustración. (Aplausos). Creo que esa es su definición histórica.


Hoy hablamos aquí, como decía, del acuerdo alcanzado en el seno del Consejo Europeo y creo que es obvio que hay que hablar primero de la situación epidemiológica, porque sin salud pública no hay economía, ni hay fondos europeos que alcancen.
La batalla contra el virus sigue siendo lo primero y la principal diferencia entre la situación terrible de marzo y la situación actual, desde mi punto de vista, es clara: ahora sabemos perfectamente lo que tenemos que hacer. A nivel individual,
usar la mascarilla, lavarnos las manos y mantener la distancia de seguridad. A nivel institucional, es obligación de los Gobiernos autonómicos utilizar adecuadamente los 9000 millones de euros que se les han transferido. Todos los expertos
coinciden, los Gobiernos autonómicos tienen que reforzar la atención primaria y contratar un número suficiente de rastreadores. Esto es lo que hay que hacer, ya lo sabemos. Lo que se necesita para controlar la epidemia es simple y es directo. No
hace falta -y sería ineficaz- meterse en el largo proceso de reformar un montón de leyes, como propone el señor Casado para salir en el telediario. No hace falta inventarse ideas estrafalarias y posiblemente ilegales, como la cartilla covid de la
señora Ayuso. Basta con que todos hagamos lo que ya sabemos que tenemos que hacer, lo que es nuestra



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obligación para controlar la epidemia, porque la salud es lo primero y además es condición necesaria para que pueda haber recuperación económica.


En esta dirección, el acuerdo alcanzado la semana pasada en el Consejo Europeo es, con sus limitaciones, claramente una buena noticia para España y también para Europa. Por eso, y como ya hice brevemente hace una semana, quiero comenzar
felicitando al conjunto del Gobierno, a la delegación española y en particular a usted, presidente, por el esfuerzo desplegado y por el acuerdo conseguido. (Aplausos). Una vez más, enhorabuena. Ya sé que estos aplausos no gustan nada en las
bancadas del partido holandés, aquí a mi derecha y, sinceramente, creo que deberían hacérselo mirar, señorías del PP y VOX. Cuando Forza Italia, de Berlusconi, o los neofascistas Fratelli d'Italia, aplaudieron en el Parlamento italiano a Giuseppe
Conte, no estaban aplaudiendo al Gobierno, estaban aplaudiendo un acuerdo que también era bueno para Italia. Si ustedes fueran patriotas de verdad, y no solamente de pulserita, señorías del partido holandés, hace un minuto habrían aplaudido.


Dicho esto, es cierto que no conviene ser ingenuos respecto del acuerdo y desde Unidas Podemos no lo somos. Para empezar, está por ver si los 750 000 millones van a ser suficientes o no para afrontar la crisis económica derivada del
coronavirus, pero no es menos cierto que el carácter histórico de lo conseguido no radica tanto en la cuantía de los fondos como en la naturaleza del acuerdo, que incluye, como ya comentado el presidente, una serie de elementos que eran impensables
en la crisis anterior. Esta vez se van a inyectar fondos a la economía productiva en vez de hacerlo a la economía especulativa, se mutualiza la deuda, más de la mitad de los fondos son transferencias y vienen sin recortes asociados. Sé que el
partido holandés anda gritando ¡rescate, rescate!, e insiste mucho en una supuesta letra pequeña en la que habría hombres de negro, recortes y hasta un blindaje de la reforma laboral del Partido Popular. Yo me he leído el acuerdo del Consejo
Europeo entero y tengo que decir que más que letra pequeña es tinta invisible, que es un bulo, vamos, que es un bulo. Eso es lo que les gustaría que hubiera en el acuerdo, eso es para lo que trabajaron en Europa que hubiera en el acuerdo, pero
afortunadamente fracasaron. Lo que sí es verdad es que mientras en la crisis anterior la Unión Europea pisó el cuello de los países del sur, esta vez ha decidido ayudarnos. Podemos debatir si la ayuda debería ser mayor, y nosotros pensamos que sí,
pero es un hecho que la dirección escogida es diametralmente opuesta a lo que se decidió en la última crisis, y eso supone una buena noticia para España y también un hito histórico para la construcción del proyecto europeo. Pero aún queda la tarea
más importante por hacer. Escribía recientemente el periodista Enric Juliana: La industria del ruido y la proliferación de chatarra informativa podrían bloquear ahora al siguiente e imprescindible debate: qué hacer con el fondo europeo.


Voy a dedicar lo que me resta de intervención a intentar aportar en este debate. Si algo ha quedado patente durante esta crisis sanitaria, con las dificultades, por ejemplo, de conseguir material en un mercado global caníbal, si algo
debemos aprender de la debacle económica que podría suponer un desmoronamiento del turismo internacional, es que no podemos fiarlo todo como país a agentes externos y estamos, por lo tanto, obligados a levantar en los próximos años las capacidades
necesarias para recuperar el control de nuestra economía y ser más resistentes ante las crisis. Por eso nos parece indispensable que se destine parte de los fondos europeos a acometer una ambiciosa reindustrialización del país en clave de
transición ecológica y que se aborde también una verdadera revolución digital. Pero también pensamos que estos ejes no agotan los vectores productivos por los que debemos apostar como país. Hay muchos ejemplos que nos parecen claros. (Rumores).
La industria cultural española nos parece que tiene un potencial enorme de crecimiento; el sector biomédico; el sector alimentario en su fase...


La señora PRESIDENTA: Señorías, por favor, guarden un poco de silencio. Hay un rumor constante.


Gracias.


El señor ECHENIQUE ROBBA: Gracias, presidenta.


... el sector alimentario -decía- en su fase de mayor valor añadido. Desde lo público pensamos que la economía de los cuidados debe ser una de las patas principales de la recuperación, con una inversión equiparable a la de los otros dos
vectores principales. Los datos al respecto son humanamente inaceptables. Por un lado, los datos que afectan a las personas receptoras de cuidados. Más de 250 000 dependientes reconocidos sin cobrar la prestación; 31 000 de ellos fallecieron en
2019 en esta vergonzosa lista de espera, 85 cada día. Casi la mitad de los niños menores de tres años no acuden a escuelas infantiles, la mayoría por problemas económicos. Esto tiene también un enorme impacto, evidentemente, sobre las personas que
cuidan: los hombres dedican una media de dos horas al día al hogar y a la familia, las mujeres el doble; de todas las excedencias por cuidado familiar, el 89 % son mujeres y esto repercute,



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claro, en efectos laborales muy graves para las mujeres. Paro masculino, el 12,7 %; paro femenino, el 16,5. Tasa de parcialidad entre hombres, el 7 %; entre mujeres, el 24 %. Salario medio de un hombre, 26 400 euros; el de una mujer,
casi 6000 euros menos al año.


Nosotros estamos convencidos de que es hora de converger en inversión pública en cuidados con los países más avanzados. Pensamos que hay que revertir los recortes en la Ley de Dependencia, apostar por la atención en el domicilio, dignificar
la labor de las cuidadoras familiares, caminar hacia un sistema de residencias de calidad, de gestión pública y con condiciones laborales dignas para sus profesionales. Pensamos también que hay que alcanzar un sistema universal y público de
educación infantil de 0 a 3 años y que hay que hacerlo en esta misma legislatura. Nosotros estamos convencidos de que tiene que haber una verdadera revolución en la economía de los cuidados y no solo para que se cumplan los derechos de las personas
dependientes, de los niños y las niñas, de las cuidadoras, los derechos de las mujeres a una igualdad real y efectiva sino también porque la economía de los cuidados puede ser un motor económico formidable. Estas medidas podrían crear más de 600
000 empleos no contaminantes, no deslocalizables, de arranque rápido y no estacionales. La inversión pública en economía de los cuidados es enormemente eficaz en términos económicos, porque tiene una alta tasa de retorno en impuestos y en
cotizaciones, porque es muy intensiva en empleo y, precisamente por eso, porque puede reactivar el conjunto de la economía mediante el consumo interno. Por todo ello sería muy positivo para España dedicar una buena parte de los fondos europeos a
este vector morado de la economía y sería una imperdonable oportunidad perdida el no hacerlo.


Ya para finalizar, señor presidente, pensamos que para sacar adelante un programa así, un programa valiente de servicios públicos fuertes y, por tanto, de fiscalidad justa y progresiva es muy importante elegir bien los compañeros de viaje.
Estos días hemos podido comprobar el poco éxito -vamos a decirlo así- de la hipótesis de la geometría variable en la Comisión de Reconstrucción, y creemos con toda humildad que las dos partes de la coalición tenemos que tomar nota, hay que elegir
entre los que gobiernan apoyados por la ultraderecha en comunidades autónomas y ayuntamientos y los que apoyaron un programa progresista en su investidura. La tarea que tenemos por delante es crucial para nuestro país y pensamos que requiere de una
geometría coherente.


Muchas gracias. (Aplausos).


La señora PRESIDENTA: Gracias, señor Echenique.


Tiene la palabra el señor Santiago Romero.


El señor SANTIAGO ROMERO: El acuerdo de la cumbre ha mostrado todos los déficits y contradicciones que tiene la Unión Europea, los económicos y sociales y el democrático, con un Parlamento que ha sido una vez más ninguneado. A diferencia
de otras ocasiones, aunque el acuerdo no sea plenamente satisfactorio, permite elaborar unos Presupuestos Generales del Estado expansivos y progresistas que mantengan el escudo social gracias a los 70 000 millones de euros no reembolsables, y nos
permite adoptar las medidas que necesita nuestro sistema económico para ser menos dependiente, recuperar soberanía industrial, capacidad productiva y generar empleo de calidad y con derechos. Es un acuerdo aceptable, conseguido a pesar de la
actitud saboteadora y apátrida de la derecha española, que en todo momento ha tratado de socavar la imagen de nuestro Gobierno, buscando que fuera derrotada la posición de nuestro país. La derecha se inventa un acuerdo que no existe, un rescate y
unas condicionalidades inexistentes, porque buscan que la Unión Europea les haga el trabajo sucio y acabe con el Gobierno que votaron los españoles. La realidad es que el acuerdo europeo, con sus muchas limitaciones y deficiencias, nos permite una
salida de la crisis diferente a la que el Partido Popular realizó en 2012, con rescate y regalos a la banca incluidos, gracias a que tenemos un Gobierno que antepone el interés de la mayoría social al de la banca y al de los grandes capitales.


Quiero hoy recordar al gran Julio Anguita, quien nos explicó cómo el modelo de integración sobre el que se construyó la Unión Europea desde Maastricht impide políticas fiscales europeas, limita a las sociales y lamina la soberanía popular.
No somos ingenuos, estaremos vigilantes y pelearemos para que nadie pueda introducir por detrás condiciones que hoy no figuran en el acuerdo, en el que, hasta ahora, no hay ni troika ni condicionalidades austericidas. Pero para ello necesitamos el
apoyo de las organizaciones sindicales y de empresarios preocupados por su pueblo, la movilización activa de quienes saben que solo este Gobierno va a impedir recorte de derechos, invirtiendo el dinero que trae el acuerdo en políticas sociales y
laborales. Por primera vez una crisis social y económica no la terminan pagando trabajadores y trabajadoras. Trabajaremos por una reindustrialización verde y por la digitalización, construyendo



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soberanía productiva. En un mundo dirigido por la tecnología ya no dependemos de las empresas, sino de sistemas nacionales de I+D+i, capaces de garantizar inversiones macroeconómicas para controlar sectores estratégicos. Necesitamos que el
Estado ponga en marcha una política industrial que no sea saboteada por el fracasado neoliberalismo. Proponemos una reindustrialización rápida e inteligente, basada en la innovación sostenible, respetuosa con el medio ambiente e inclusiva,
generadora de empleos de calidad. Sin embargo, a la derecha le interesa más desgastar al Gobierno que situar a España a la cabeza de la vanguardia tecnológica industrial. Un patriotismo de charanga y pandereta. Enterremos definitivamente el 'que
inventen ellos', y eso solo se hace pensando en el bien común y utilizando las herramientas que en los artículos 128 y siguientes nos da nuestra Constitución.


Muchas gracias. (Aplausos).


La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor Santiago. (Pausa.-Una trabajadora del servicio de limpieza procede a desinfectar la tribuna de oradores). Muchas gracias, señora Cepeda.


Por el Grupo Parlamentario Republicano tiene la palabra el señor Rufián Romero.


El señor RUFIÁN ROMERO: Muchas gracias, señora presidenta. Buenos días a todas y a todos.


Una previa: constatamos desde el Grupo de Esquerra Republicana que la derecha está de rebajas. Ayer la extrema derecha ofreció una cartilla de vacunas sin vacuna, una medida terriblemente discriminatoria, como todo el mundo puede llegar a
imaginar; y hoy la derecha extrema ofrece una moción de censura que todo el mundo sabe que no va contra el señor Sánchez o contra el señor Iglesias, sino que va contra el señor Casado, en esa operación de fagocitación que tiene VOX contra el
Partido Popular. Lo único que falta saber es qué hará Ciudadanos. Supongo que mañana ofrecerá una noche gratis en un hotel de Kike Sarasola. (Risas).


Pero estamos aquí para hablar de Europa. Los hechos: Next Generation European Union, un fondo acordado durante noventa y seis horas en el corazón de Europa por los Estados miembros para los Estados miembros: 750 000 millones de euros en
total, 390 000 en ayudas directas y 360 000 en préstamos; 140 000 solo para España: 72 700 en ayudas directas y 67 300 en préstamos. Un dineral a cargo de la capacidad de deuda de la Comisión Europea, con los Estados miembros como garantía de
pago y amortizado en el presupuesto ordinario de la Unión durante años, vía nuevas tasas extraordinarias y verdes, tales como la del carbón, la digital y la de emisiones de CO2. Hasta aquí los hechos. Vamos con las buenas noticias, porque
realmente las hay.


Las buenas noticias. El cambio de paradigma respecto a lo que se hizo, a lo que se ideó en la crisis estafa del año 2008 es total, y dos hitos dentro del acuerdo así lo atestiguan. El primero: mutualización parcial, pero mutualización de
la deuda; la emisión de eurobonos para todo esto, a una escala jamás vista, a cargo de la Comisión Europea -repetimos- así lo atestigua. El segundo hito: la creación de impuestos propios, verdes y progresivos por parte de la Comisión, y todo ello
a cargo del presupuesto europeo. Hitos ambos que avanzan en la construcción europea y en la unidad fiscal de la Unión. En definitiva, la Unión Europea le da la razón, diez años después, a la izquierda y reconoce que pisarle el cuello a la gente no
sirve de nada, solo sirve para ahogarla, y con ella a la Unión Europea. Hasta aquí las buenas noticias. Vamos con las malas.


Las malas noticias. Y todo esto, ¿a cambio de qué? 140 000 millones de euros, ¿a cambio de qué? ¿Dónde está el truco? Siempre hay truco. Básicamente hay dos trucos. El primero: ¿cómo se cobra? Todos los Estados miembros deberán
elaborar y presentar un plan nacional de recuperación que enumere y argumente las necesidades, inversiones y reformas que justifiquen recibir su parte del fondo; un plan que deberá ser aprobado por mayoría cualificada -repito, cualificada- en el
Consejo Europeo; un Consejo Europeo controlado manu militari por el eje francoalemán y cuya alternativa más potente es el aún más neoliberal eje holandés, austriaco, sueco y danés; un eje liderado por el primer ministro holandés Mark Rutte, jefe y
guía espiritual de los señores Casado y Abascal; por cierto, curiosos patriotas que aplauden con las orejas al más antipatriota de los españoles durante ese acuerdo.


Hago una pregunta: un Consejo Europeo con esta aritmética y con estos equilibrios de poder, ¿va a aceptar y votar un plan presentado por los Gobiernos de los Estados miembros de políticas fiscales, sociales y económicas expansivas o
restrictivas? ¿Qué políticas puede llegar a aprobar ese Consejo Europeo liderado y comandado por quien hemos dicho? Pues si Merkel y Macron son los que nos tienen que salvar de Rutte y compañía, la respuesta está clara: lo segundo, el plan será
restrictivo. Y un verdadero horizonte de políticas sociales, económicas y laborales realmente progresistas está terriblemente lejos y así hay que decirlo. Aquí está el primer truco, la fórmula final pactada sigue atribuyendo a la Comisión la



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capacidad de seguimiento y aprobación de las políticas económicas de los Estados miembros, pero reconoce un freno a todos ellos en el Ecofín, que supondría posponer de facto la aprobación final del acceso al fondo, es decir, España, Portugal
e Italia como ovejas en medio de lobos, y así hay que decirlo.


El segundo truco. El plan presentado en Europa por el Gobierno, obviamente, estará muy ligado a los Presupuestos Generales de 2021, de 2022 y de 2023. Hacemos otra pregunta: unos Presupuestos Generales del Estado ligados a un plan europeo
que debe dotar gente como Rutte, ¿cómo serán, expansivos o restrictivos? ¿De inversiones o de recortes? Pues o el primer ministro holandés se hace de izquierdas en seis meses, que no lo creo, o lo segundo. ¿Y con quién podrá pactar el Gobierno
más progresista, plurinacional y dialogante de la historia unos Presupuestos Generales del Estado restrictivos y tutelados por Europa, con Esquerra o con Ciudadanos? Pues o Arrimadas se hace socialdemócrata en tres meses, que no lo creo, o con
Ciudadanos, y ese es el segundo truco. He aquí la activación y la presencia de Ciudadanos en los últimos acuerdos con el Gobierno. El menos socialista de ustedes, pero el más honesto, el señor Borrell, el más sincero -quizá por lo chulo que es-,
en la Comisión de Reconstrucción a mí mismo me lo dijo. Ante esta pregunta de: ¿a qué viene lo de Ciudadanos? ¿Puede ser por lo de Europa? Dijo: sí, claro, usted es un inútil en economía; sí claro, toda ayuda comportará un recorte. Josep
Borrell.


He aquí la lucha más inmediata, la derecha no soporta no tener el poder, pero cierta izquierda no soporta tenerlo. Se lo dijimos hace unas semanas al ministro de Consumo, al señor Garzón, a quien le preguntaron hace unos meses qué le
parecían los pactos con Ciudadanos y respondió: Me parece bien, es una buena noticia; me abriría a pactar unos presupuestos con ellos para acometer las reformas necesarias. Y yo les vuelvo a preguntar, señorías de Unidas Podemos: ¿qué reformas
se puede pactar con Ciudadanos? ¿Qué tipo de reformas? ¿La eliminación de competencias autonómicas? ¿El contrato único? ¿Condecorar abusos policiales? ¿Vientres de alquiler? ¿Vetar comisiones de investigación? ¿Abrir bares y cerrar
ambulatorios como Ciudadanos ha hecho con el PP de Ayuso en Madrid? ¿Reducir el presupuesto en políticas contra la violencia machista como Ciudadanos ha hecho con VOX en Andalucía? ¿De verdad que vale la pena blanquear todo esto a cambio de no
incomodar? ¿De verdad? Se lo vuelvo a preguntar, señorías de Unidas Podemos: ¿a cambio de qué se puede pactar con Ciudadanos? ¿Cuánto durará el ingreso mínimo vital con Ciudadanos? ¿Y la prohibición de cortar la luz y el agua a quien no las
puede pagar? ¿Y la derogación de la reforma laboral? Señorías de Unidas Podemos, la principal amenaza a su coalición de Gobierno y al famoso escudo social no somos nosotros, es Ciudadanos. (Aplausos). Si ustedes siguen callando, irán a por
ustedes también.


Solo hay tres salidas frente a esto. Una, políticas fiscales expansivas. Dos, consumo masivo financiado e inducido por los Gobiernos. El dinero no debe estar atenazado por el miedo. Se debe dar seguridad y romper con el absurdo mantra
neoliberal de que el dinero está mejor en el bolsillo de la gente. Como comentó el señor Errejón hace unos meses, nadie puede comprar un trozo de UCI ni un año de vida. Y tres, emisión de bonos de deuda reales y específicos de los bancos
centrales. No hay más, pero tampoco menos. Es obligado que Europa esté a la altura y movilice recursos reales sin precedentes para que nadie se quede atrás. Hay que mutualizar la deuda, realmente. La Unión Europea también tiene que ser unión
fiscal y unión social.


Una idea a modo de ejemplo y una pregunta. El Banco Central Europeo inyecta 750 000 millones de euros a un ritmo actual de 40 000 semanales. Es dinero que va directamente a los bancos o que se usa para comprar bonos de grandes empresas.
Banco Central Europeo, 750 000 millones de euros. Es justo la cantidad por la cual se quiere endeudar la Comisión Europea en este Plan de reconstrucción. Si esto es así, ¿por qué el Banco Central Europeo no inyecta este dinero directamente a la
Unión Europea? Hay antecedentes: Banco de Inglaterra, Reserva Federal estadounidense, Banco de Japón... Se crea dinero y se da a interés cero a la institución pública que vaya realmente a realizar planes de reconstrucción que no acaben siendo una
losa para los pueblos. La única respuesta a por qué esto no pasa es porque esta Europa sigue prefiriendo mantener el sector financiero y las grandes multinacionales a abaratar y facilitar la reconstrucción económica. En Esquerra Republicana lo
tenemos claro. La Unión Europea debe ser un polo geopolítico de la defensa de la democracia, de los derechos humanos y de la igualdad social con la solidaridad como base material de todo ello. Y Cataluña, España, Francia, Italia y Portugal deben
convertirse en un eje indisoluble en la pelea por que no exista condicionalidad alguna en la cesión de ayudas económicas. Vivimos en la época de los eufemismos. Condicionalidad son recortes. Repito, condicionalidad son recortes. En Europa, ni
debe haber más insolidaridad ni puede haber más una división del trabajo basada en que los países del sur seamos los camareros de los países del norte. No hay que



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compartir solo la bandera, el salón o la cocina, también hay que compartir las deudas y la nevera. Todo el mundo sabe que solo un régimen de gananciales te une con alguien. Decía Marx que la historia se repite siempre dos veces, la primera
como tragedia y la segunda como estafa. Si una democracia se sustenta sobre el criterio de la mayoría del dinero y no sobre el criterio de la mayoría democrática, simplemente deja de ser una democracia, y eso pasa en demasiadas ocasiones en Europa.
Que nadie vuelva a aquella farsa de que se ha vivido por encima de nuestras posibilidades. El norte de Europa debe dejar de ser el vecino del primero que no quiere que se ponga el ascensor. Ni más ni menos.


Acabo, señora presidenta, y acabo con una advertencia. Hoy nuestros compañeros y compañeras duermen otra vez en la cárcel. La fiscalía se ha cargado su tercer grado. Hoy, España huele a toga rancia y a izquierda cobarde. Cierto, hay un
deep state que nos ha declarado la guerra, a nosotros, pero también al Gobierno, y su silencio y su inacción los envalentona. No les pedimos que sean más de izquierdas, les pedimos que sean más valientes. Donde no hay justicia no puede haber paz.
Dejen de callar y planten cara, porque los siguientes pueden ser ustedes.


Muchas gracias. (Aplausos).


La señora PRESIDENTA: Gracias, señor Rufián. (Rumores). Silencio, por favor. (Pausa.-Una trabajadora del servicio de limpieza procede a desinfectar la tribuna de oradores).


Por el Grupo Parlamentario Plural, tiene la palabra, en primer lugar, la señora Borràs Castanyer.


La señora BORRÀS CASTANYER: Muchas gracias, presidenta. Buenos días, señor presidente.


Junts per Catalunya es una formación europeísta y estamos convencidos de que el futuro pasa, sí o sí, por Europa, por una Europa de los pueblos, una Europa que respete los derechos fundamentales de sus ciudadanos, aunque últimamente esto es
casi una quimera al vivir en un Estado como el español, que parece que solo se acuerda de Europa cuando tiene que recibir su ayuda económica, pero que ofrece, día sí y día también, ejemplos poco alentadores de este respeto a los derechos
fundamentales. Si no respetan ni sus propias leyes cuando las deben aplicar a los presos políticos independentistas catalanes, ¿cómo van a respetar la justicia europea? Pero déjeme que le diga que nos preocupa que el autoproclamado Gobierno más
progresista de la historia se entienda con los dirigentes de países como Turquía, al que consideran -como dicen ustedes mismos- un socio, amigo y aliado. No sabemos si esta amistad con los dirigentes turcos tiene algo que ver con que, después de
más de dos años desde su presidencia, la represión contra la disidencia política en el Estado español, por el hecho de defender ideas democráticamente, no haya disminuido sino que, al contrario, haya aumentado: condena por sedición ante un acto
democrático y pacífico el 1 de octubre; denominación de terroristas a los CDR; robo de escaños a eurodiputados; querellas contra la Mesa del Parlament y, ayer mismo, la fiscalía, que ya sabemos de quién depende, lamina los derechos de los presos
políticos y les deja sin los permisos o sin el tercer grado que les corresponde. (El señor vicepresidente, Rodríguez Gómez de Celis, ocupa la Presidencia). No tuvieron suficiente con condenarlos por delitos inexistentes, sino que ahora les privan
de los derechos que tiene cualquier preso en España.


El momento, sin embargo, es excepcional y, ciertamente, el acuerdo que se ha conseguido también lo es, porque la propagación del virus, aparte de generar la crisis sanitaria mundial más importante sufrida en los últimos tiempos, está
teniendo unas fuertes consecuencias a nivel social y económico. Respecto al impacto en la actividad económica de Cataluña, ya se han visto los datos del primer trimestre. Ha habido una reducción del PIB del 4,2 % respecto del año anterior, y el
turismo, la restauración, el comercio y toda actividad relacionada con la cultura y actividades artísticas recreativas y el sector deportivo están entre los sectores más diezmados, aunque difícilmente encontraremos algún sector productivo que, de un
modo u otro, no se haya visto afectado por la situación. Este impacto ha tenido mayor incidencia en los hogares con una menor renta, aumentando significativamente las personas que necesitan y van a necesitar a la Administración para subsistir.
Sirva como ejemplo el Banco de Alimentos, al que han acudido un 50 % más de familias que antes de la pandemia. Pero el acuerdo alcanzado en el marco del Consejo Europeo nos preocupa en la parte que tiene que ver con la distribución de los recursos
que se han puesto a disposición de su Gobierno. Nos preocupa que se haga, como hasta ahora, una gestión centralista y que no se tengan en cuenta las realidades y el conocimiento de la situación que se tiene desde los ayuntamientos o desde los
distintos gobiernos territoriales; unos ayuntamientos a quienes debe de autorizárseles a usar los remanentes, como venimos exigiendo.


La semana pasada, el Govern de Catalunya también aprobó un acuerdo histórico, el Pla de Recuperació Econòmica i Protecció Social. En él se detallan las necesidades consensuadas con agentes externos a la



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Generalitat y que se han cifrado en más de 30 000 millones. No se trata de una cifra al azar; son los recursos que necesitamos para atender a los ciudadanos, voten lo que voten, y para ayudar a estos sectores más castigados. Hasta hoy, no
sabemos cuál va a ser el criterio de distribución de estos recursos, pero nos tememos lo peor. Usted, que pedía cheques en blanco, hoy se tiene que conformar con que no le envíen a los hombres de negro.


Pero Europa le exige reformas. Sabemos que las ayudas y los préstamos deben ir acompañados de reformas que no son menores, que deben ser estructurales y que afectarán al terreno laboral, social y financiero. Pero, ¿cuáles serán esas
reformas? ¿Las piensan decidir unilateralmente? Porque, señor Sánchez, el acuerdo del Consejo no fue fácil -usted lo sabe bien-, pero es que nunca es sencillo combinar posiciones, intereses y necesidades de todos los miembros de un proyecto que se
supone común. Sin embargo, es necesario hacerlo. Y se lo digo porque usted nos tiene acostumbrados a no negociar la distribución de fondos, por ejemplo, los destinados a la lucha para la COVID. En Europa se encierran y no se levantan de la mesa
hasta llegar al equilibrio entre todos los miembros. Aquí, usted prefiere avanzar en rueda de prensa la distribución o las medidas que al día siguiente anuncia a los presidentes. A la hora de elaborar el plan de reconstrucción y de reforma
español, les pedimos que sean un poco más europeos, señor Sánchez, que no nos informe de lo que piensa hacer, sino que tenga en cuenta las perspectivas, las necesidades y los intereses de todos los grupos de esta Cámara y, por extensión, de todos
los territorios.


Llegados a este punto, se trata de ser eficientes y efectivos. Europa ha concedido una nueva oportunidad, pero su credibilidad está en entredicho. Hágalo bien por el bien de todos, señor Sánchez. Europa le exige reformas económicas.
Nosotros le exigimos reformas democráticas. Le exigimos que la justicia española deje de provocar vergüenza en Europa.


El señor VICEPRESIDENTE (Rodríguez Gómez de Celis): Señora, Borràs, debe terminar, por favor.


La señora BORRÀS CASTANYER: Ya termino, señor presidente.


La justicia española necesita un plan urgente de reconstrucción, empezando por la fiscalía; esa fiscalía que usted tanto presume de saber de quién depende. La suspensión del tercer grado demuestra que, en el caso de los presos políticos,
no se administra justicia, sino venganza.


El señor VICEPRESIDENTE (Rodríguez Gómez de Celis): Señoría, lleva un minuto de más.


La señora BORRÀS CASTANYER: Termino.


Y su venganza es también su vergüenza, señor Sánchez.


Muchas gracias.


El señor VICEPRESIDENTE (Rodríguez Gómez de Celis): Gracias. (Pausa.-Una trabajadora del servicio de limpieza procede a desinfectar la tribuna de oradores).


Tiene la palabra el señor Errejón Galván.


El señor ERREJÓN GALVÁN: Gracias, señor presidente.


Antes de comenzar, planteo una cuestión. Señor Casado -y sabe que le tengo mucho respeto-, creo que el oficio de contar fallecidos es lamentable, pero es también peligroso. En la Comunidad de Madrid han muerto 11 500 mayores en las
residencias, que son casi uno de cada cuatro. Quizá, por eso, Ayuso tiene que salir ahora con la ocurrencia de la cartilla. Antes de contar muertos, yo miraría primero lo que están haciendo los Gobiernos del Partido Popular. (Aplausos).


Con respecto al acuerdo del Consejo Europeo, creo que no digo nada sorprendente si afirmo que es un acuerdo que está muy por debajo de lo que España propuso en abril y muy por debajo de lo que el Parlamento Europeo propuso. Y no lo pusieron
por capricho, lo pusieron porque era lo que se estimaba como necesario. No solo está por debajo en presupuesto, sino que también está por debajo en recortes. Es incomprensible que de este acuerdo salgan recortes en I+D+i, salgan recortes en
transición ecológica y es absolutamente surrealista que salgan recortes en un programa de salud comunitario. Lo importante, sin embargo, no es tanto la cuestión de las cifras como la cuestión política. Tengo la sensación de que la Unión Europea,
en realidad, ha decidido seguir existiendo porque, si no reaccionaba así, dejaba de tener sentido como espacio político y económico compartido, pero para seguir existiendo, ha hecho un giro político -ya lo empezó con la política expansiva del Banco
Central Europeo- exactamente contrario o en una dirección que se supone que era imposible hace diez años. La historia, muy a menudo, es desagradecida. Yo tengo muy poco tiempo, pero querría gastar seis



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segundos en reconocer a toda la gente que desde el año 2008 combatió la mal llamada austeridad, porque a toda esa gente se le dijo que eran tontos, que no sabían de economía, que no sabían lo que estaban haciendo, que eran unos
irresponsables y que por ahí no se podía seguir, y cuando la Unión Europea decide que tiene que salir de su peor crisis, resulta que lo hace dándole la razón a tanta gente indignada que a lo mejor no sabría de economía pero que tenía mucho que decir
sobre cómo se ordenaban las cuentas de la casa y de los países.


Yo no creo que este sea un plan Marshall, pero es verdad que emite deuda conjunta o similar, que recauda recursos propios -que es muy importante- y que, además, por primera vez asume que es legítimo invertir en política social, y no solo que
es legítimo, sino que es extraordinariamente necesario. Yo no creo que sea la solución, no creo que sea ni siquiera la línea de llegada, pero es la línea de partida y, en ese sentido, es un acuerdo que supone una gran oportunidad. Es como -si se
me permite la expresión, citando al escritor Houellebecq- una ampliación del campo de batalla, pero ahora viene la batalla, y la batalla, en mi opinión, son dos: una, que Europa no sea solo un reino de mercaderes y que el mercado único tenga
gobierno político, y dos, una batalla en España para que las condiciones no signifiquen más empobrecimiento y, sobre todo, para romper con la división continental del trabajo, que nos ha condenado desde hace mucho tiempo a ser una colonia de trabajo
barato, de sangría y de ladrillo.


Esta es una oportunidad que no podemos desperdiciar, y no hace falta recordar -creo que eso está en la mente de todo el mundo- lo fácil que es desaprovechar una oportunidad así. Recordarán ustedes los fondos para la reconversión industrial.
La inercia, el peso de los poderes acumulados puede hacer que una gran oportunidad se convierta en un desperdicio de recursos y en un desperdicio de ocasión histórica. De cómo se inviertan esos 140 000 millones dependerá el futuro de varias
generaciones, pero también dependerá incluso -me atrevo a decir- la viabilidad de España como país. ¿Por qué nuestra economía sufre tanto cuando algunos países recomiendan no viajar a España? ¿Por qué no estamos tomando medidas que todo el mundo
sabe que se tendrían que tomar pero que a lo mejor los Gobiernos no se atreven a tomar porque no se puede frenar la temporada turística o la temporada hotelera? Pues, fundamentalmente, porque somos dependientes de muy pocos sectores de escasa
innovación, de bajo valor añadido, de bajos salarios, además de depender de un clima que no para de empeorar y que no parece que nos vaya a dar tregua.


Por eso, la elección que tenemos ante nosotros es si vamos a ser una colonia de gente precaria dedicada al monocultivo de la sangría y el ladrillo o vamos a ser un país soberano con un Estado emprendedor que lidere una política industrial
propia para una industria 4.0, para la industrialización en energías verdes y limpias -fabricar, por ejemplo, aerogeneradores para alta mar-, que lidere el transporte eficiente y no contaminante -por ejemplo, reconvirtiendo las plantas de Nissan
para que hagan autobuses eléctricos-, o que lidere una política para tener una farmacéutica pública con laboratorios y con investigación biotecnológica propia. Todo eso se puede hacer aquí. Tenemos los fondos, tenemos el consenso social
mayoritario y tenemos la mayoría parlamentaria para hacerlo -mejor dicho, la tienen ustedes-, pero para eso hay que dejar de maltratarla en el día día en el trámite parlamentario y dejar de maltratarla también ensañándose o golpeando a los líderes
de algunas de las formaciones a las que luego se les piden los votos para -me imagino- los Presupuestos Generales del Estado.


Miren, la pandemia nos cogió débiles en pobreza, en desigualdad, en falta de industria propia, en debilidad de los servicios públicos, y aquí dijimos discursos históricos: el virus lo cambia todo, vamos a salir mejores... ¿Quiénes nos
cuidaron en los momentos más difíciles? Nos cuidaron los profesionales de la sanidad pública y los trabajadores esenciales, a menudo en precario. Les hago una pregunta: ¿Están mejor alguno de esos dos sectores? No están mejor ninguno de los dos.
Los médicos del MIR aquí mismo, en Madrid, están en huelga y los trabajadores esenciales siguen en condiciones precarias, muy difíciles y teniendo miedo por si llegan o no llegan a final de mes. Eso significa que tenemos que demostrar que nosotros
no dependemos del miedo. No puede ser que cuando viene el miedo aquí hagamos discursos históricos -el virus lo cambia todo, lo vamos a cambiar todo- y en cuanto se pasa el miedo volvamos a las andadas. Esta es una oportunidad histórica, pero exige
decisión.


El señor VICEPRESIDENTE (Rodríguez Gómez de Celis): Señoría, debe terminar, por favor.


El señor ERREJÓN GALVÁN: Gracias, señor presidente; solo una frase.


Acaba de anunciar VOX que presentará una moción de censura. El Gobierno pasará esa moción de censura; sin embargo, el éxito del Gobierno -se lo he dicho varias veces- no depende de que pase esa moción de censura, depende de que la gente de
abajo deje de vivir con miedo.


Muchas gracias.



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El señor VICEPRESIDENTE (Rodríguez Gómez de Celis): Muchas gracias.


A continuación, tiene la palabra el señor Baldoví Roda. (Pausa.-Una trabajadora del servicio de limpieza procede a desinfectar la tribuna de oradores).


El señor BALDOVÍ RODA: Moltes gràcies, senyor president.


Una cuestión previa, veo que no está el señor Abascal, pero la señora Olona se lo puede comunicar; va a presentar una moción de censura y ya le anuncio mi voto, que será un no como una casa. (Rumores.-Aplausos). Nunca votaría a un
candidato que habla de los autónomos y de levantar la persiana y que nunca ha cobrado un sueldo que no sea del partido, un sueldo público o de un chiringuito sin hacer nada, como él mismo reconoce. No me merece ninguna confianza. (Aplausos).


En Compromís queremos empezar dando la enhorabuena y algún pésame. Enhorabuena al presidente porque nos alegramos sinceramente; creemos que es un buen acuerdo y nos alegramos sobre todo por los ciudadanos y por esa idea de Europa que
estaba en peligro. En estos momentos no puedo dejar de acordarme de una anécdota que cuenta repetidamente mi compañera, Ana Oramas, y es que, en la anterior crisis de 2010, el señor Montoro dijo: Que caiga España, que ya la levantaremos nosotros.
Pues eso, mi pésame, primero, a la caverna antieuropea porque salen de esta cumbre europea con menos armas, pero sobre todo mi pésame a esos que tenían su esperanza puesta en el 'cuanto peor, mejor' o en las palabras de Montoro, a esos aquejados de
tortícolis sobrevenida de tanto girar la cabeza para ver si la caverna les sopla en el cogote.


Y después de la cortesía obligada, hablemos de lo importante, hablemos del futuro porque usted se ha referido poco al futuro; ha hablado del acuerdo, pero no ha hablado de cómo se va a invertir ese fondo, qué criterios va a tener, cómo se
priorizarán, si hay condiciones de Europa más allá de esas tres anunciadas, si habrá ajustes, si se va a contar con las comunidades autónomas y con los ayuntamientos. Esta pandemia ha supuesto un desastre sanitario y económico, pero puede suponer
también un reto de modernización del país y, desde Compromís, queremos aportar nuestra mirada valenciana. Creemos que en transición ecológica tenemos que dejar de depender de las energías fósiles, quemamos casi 40 000 millones todos los años en
energías fósiles y nuestra dependencia está en el 73 %. Por eso, en movilidad sostenible, creo que los valencianos tenemos dos grandes retos: uno, el corredor mediterráneo; otro, el tren de la costa, las conexiones con el aeropuerto de El Altet
porque los turistas -acabo- no tienen más opción que el coche. Y luego también es necesaria una ley de transporte urbano. Las ayudas al transporte tienen que llegar a todas las ciudades, a todos los rincones. Por último, acabo mencionando el
abaratamiento de los costes; las industrias españolas no pueden pagar la energía más cara.


Esperamos salir más iguales y no más desiguales, y esperamos, sinceramente, que las personas sean su prioridad. Esperamos sus prioridades.


Moltes gràcies, senyor president.


El señor VICEPRESIDENTE (Rodríguez Gómez de Celis): Muchas gracias. (Pausa.-Una trabajadora del servicio de limpieza procede a desinfectar la tribuna de oradores).


Tiene la palabra el señor Rego Candamil.


El señor REGO CANDAMIL: Grazas, señor presidente.


Señor presidente, en primer lugar -por saber de qué estamos hablando-, el BNG lo tiene claro: esto es un rescate. Por muchos eufemismos que se empleen para dulcificarlo, y aunque es evidente que las condiciones sean a priori menos
draconianas que en el pasado, lo cierto es que el Estado español está siendo rescatado por la UE; va a recibir unos fondos que habrá que devolver de una forma u otra; una parte iría a devolución de lo prestado y otra parte, a través de la
aportación al presupuesto comunitario, recibiendo menos en otras partidas. Ya se anunció una bajada del 10 % de los fondos de la PAC y previsiblemente ocurrirá lo mismo con los fondos de cohesión. En ambos casos estamos hablando de una situación
gravemente lesiva para la economía de mí país, para la economía de Galiza. Además, están las condiciones que habrá que cumplir, y ese es el gran problema; la condicionalidad presente del destino de los subsidios, o futura, en este caso a través de
lo que establezca el plan nacional de recuperación y resiliencia, porque hoy nos venden aquí lo que juzgan positivo -la inyección de recursos que supone- y quedará para otro momento establecer cuáles van a ser las reformas. Ese eufemismo que
siempre esconde recortes de derechos sociales y de calidad de vida que afecta siempre y, en primer lugar, a las clases populares y de manera más importante a las de los países ya castigados por su situación de dependencia, como Galiza.



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En todo caso, frente al triunfalismo exhibido, este rescate, a nuestro juicio, no supone realmente un cambio de paradigma. En un giro lampedusiano, cambian algunas cosas para que lo fundamental no cambie. Y la UE no cambia su posición
respecto a una verdadera mutualización de la deuda a través de coronabonos ni al rol del Banco Central Europeo ni a la posibilidad de revisar la deuda de los países más golpeados por la COVID-19, a través de quitas o de deuda perpetua. En la UE el
mercado siempre prevalece sobre la sociedad y esta crisis no es una excepción. Si hoy se toman estas medidas no es por solidaridad, sino para salvar el mercado interior de la Unión Europea. Además, si este es un fondo importante, y es evidente,
también es claramente insuficiente porque el agujero es mayor. Los recursos que va a recibir el Estado español quedarán cortos para hacer frente a la crisis de liquidez que vivirá en los próximos años y llegarán tarde para mucha gente. El hecho de
que la mitad sean subsidios condicionados limitará la capacidad de atender lo urgente: la situación de los millones de personas afectadas por la crisis social y económica. Por cierto, con los préstamos ¿podrán, por lo menos, emplear estos recursos
para intervenir y nacionalizar empresas estratégicas en crisis y salvar los puestos de trabajo? Recuerden a Alcoa San Cibrao y a toda una comarca que continúa clamando: ¡As cubas non se paran y Alcoa non se pecha! Y aún -termino- quedan incógnitas
importantes, especialmente cómo se van a repartir esos recursos de forma que se haga con justicia y compensando los déficits históricos de países como Galiza. En todo caso, el BNG estará atento a todo esto en los próximos tiempos.


Obrigado.


El señor VICEPRESIDENTE (Rodríguez Gómez de Celis): Muchas gracias. (Pausa.-Una trabajadora del servicio de limpieza procede a desinfectar la tribuna de oradores).


A continuación, por el Grupo Parlamentario Ciudadanos, tiene la palabra el señor Bal Francés.


El señor BAL FRANCÉS: Gracias, presidente.


Buenos días, señorías. Buenos días, señor Sánchez. Sí, es verdad que hoy venimos aquí a celebrar un acuerdo histórico para España y para el conjunto de la Unión Europea. Es el acuerdo sobre los fondos de reconstrucción y el marco
financiero plurianual, que es un hito que refuerza, efectivamente, el proyecto comunitario y ayudará a las familias españolas, a las familias europeas, a las empresas y a los trabajadores, a poder resistir ante esta crisis. Es una buena noticia y,
por lo tanto, en Ciudadanos nos alegramos, como siempre nos alegramos de las buenas noticias para nuestro país. Nunca nos van a encontrar en la política del 'cuanto peor, mejor', a ver si el Gobierno lo hace mal y puedo yo sustituirle la próxima
vez que haya elecciones. No, da igual cuál sea el Gobierno de turno, si lo hace bien, ahí vamos a estar nosotros ayudando a un Gobierno que lo haga bien y, sobre todo, apoyando ese magnífico proyecto europeo, esa construcción política fundada en
los ideales de muchas personas que generosamente renunciaron a sus fronteras nacionales en pos de una idea más grande; construyendo, tendiendo puentes, aportando soluciones, siendo útiles, que son también las señas de identidad de mi partido, de
Ciudadanos.


La Unión Europea ha estado a la altura, ha actuado rápidamente, ha actuado con contundencia, con una enorme movilización de fondos; incluye la emisión de la deuda conjunta, se articula gracias al empeño decidido de muchos líderes europeos.
Y sí, hay que dar las gracias a estos líderes que, sin embargo, parece que son el demonio de los populistas y de los nacionalistas: al presidente del Consejo, Charles Michel; a la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen; a Angela Merkel,
a Emmanuel Macron, a esas personas que tanto odian sus socios de Gobierno y que han contribuido, precisamente, a realizar la solidaridad europea, eso que siempre han echado en falta y tanto se ha achacado a Europa desde la izquierda. Pues aquí está
la solidaridad europea, con la generosidad de grandes líderes políticos europeos. Yo recuerdo cuando era joven y España entró en la Unión Europea; yo he ido creciendo y ha crecido el proyecto europeo y ha crecido España; ha crecido en democracia
y en modernidad porque cuando a España le va bien es porque a Europa le va bien, porque cuando a Europa le va bien, a España le va bien. Si bien, aquí en la Cámara, nos encontramos con grupos, con nacionalistas y con populistas, que tratan de
destruir el proyecto europeo, que tratan de destruir la democracia española o que tratan de destruir las dos cosas. Es curioso que se encuentran, precisamente, en los extremos del arco parlamentario. No están contentos -ya se ha visto en algunos
de los discursos que hemos escuchado-: la condicionalidad es mala, se acaba con la soberanía nacional. No, es una buena noticia que el proyecto europeo sea fuerte y que España sea una gran democracia porque eso es lo que hacemos liberales,
conservadores y socialdemócratas en Europa, somos europeístas, apoyamos ese proyecto común. Así debemos seguir haciéndolo y no, señor Sánchez, con sus socios de Gobierno o con los apoyos de su Gobierno Frankenstein que no creen ni en España, unos,
ni en Europa, otros.



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Señor Sánchez, no es el momento de los aplausos, no. Me congratula el hecho de que veo ya un poquito más respetado el aforo en las filas del Grupo Socialista, aunque, muy probablemente, cuando usted tenga que hacer su réplica volverán a
atronarle con sus aplausos y volveremos a no respetar las normas del aforo ni para hacer pasillitos ni para la autocomplacencia ni para la presunción. No, es el momento de la discreción, del trabajo y de la responsabilidad porque han muerto 45 000
españoles; porque se han destruido más de un millón de empleos; porque siguen pendientes los ERTE y, los que están acogidos a ellos, no saben si se van a convertir en ERE; porque hay millones de familias con miedo, con incertidumbre, que no saben
si van a tener lo suficiente para vivir, si van a poder vivir dignamente. Hay que respetarles, hay que tenerles respeto, hay que trabajar por ellos con discreción y con mucho, mucho esfuerzo.


Tenemos dos retos de país importantes: cumplir con las condiciones que nos pone Europa, en primer lugar, y acordar la mejor inversión de esos fondos y ejecutarla, que no se quede por el camino. La ayuda, señor Sánchez, es entre el 11 y el
12 % del producto interior bruto. Ya sé qué habrá sido un gazapo, pero es que la gente quiere ver a un presidente del Gobierno que sabe lo que dice y que sabe lo que hace y, por tanto, tiene que acertar también con estas cifras. Hemos oído al
señor Rufián y hemos oído al Bloque Nacionalista Galego diciendo que estas condiciones que nos pone Europa -típico populismo y nacionalismo- son un yugo, van a ser el recorte el día de mañana. No, no lo son, como tampoco son -otros lo han dicho
desde la tribuna- una cesión de la soberanía nacional intangible; no, son la expresión de la solidaridad europea. Necesitamos estas reformas, tenemos una oportunidad de reformar nuestro país. Le agradezco que lo haya dicho desde aquí, desde la
tribuna, como también algún otro grupo parlamentario. Acometamos con responsabilidad esas reformas desde la sensatez, desde la moderación, buscando soluciones y pensando en dejar a nuestros hijos una España mejor. Tenemos esa obligación
insoslayable y, sobre todo, la tiene usted como presidente del Gobierno. No podemos dejar pasar ese tren, tenemos que llegar a acuerdos de Estado, tenemos que llegar a pactos. No podemos abandonarnos en manos de los populismos y de los
nacionalismos porque solo tenemos dos caminos: un camino recto, la distancia más corta entre el Gobierno y el sufrimiento de la gente, el camino de la moderación, de la sensatez, el camino por el que le acompañará Ciudadanos; o ese otro largo y
tortuoso camino en el que usted quiera apoyarse en sus socios de Gobierno o en los que apoyaron su investidura, en los populismos demagógicos o en los nacionalistas que tratan de romper nuestro país. En ese camino nunca estará mi partido.


Tenemos esa gran oportunidad de hacer esas reformas a las que el Partido Popular y el Partido Socialista no han llegado nunca, siempre las han dejado pendientes. Se lo dije el otro día en la sesión de control del miércoles; el paro, el
déficit, la deuda, la corrupción, el abandono escolar, todo tareas pendientes. Ningún Gobierno ha cumplido con los objetivos de déficit, la única vez que se cumplió fue cuando Ciudadanos apoyó en el año 2017 los presupuestos del Partido Popular.
Pero qué me dice con respecto a la reforma del mercado laboral, también hemos perdido la oportunidad de adaptar el marco laboral al siglo XXI y a los retos de la era digital, con una enorme tasa de paro duplicando la media europea, con un empleo
precario, con contratos basura. Hay que acabar con la temporalidad en el empleo. ¿Va a seguir usted, señor Sánchez, defendiendo que hay que derogar íntegramente la reforma laboral con la que está cayendo en España? Espero y deseo que no. Espero
que se suba a esta tribuna y diga, por fin, que no, que tenga visión de futuro y escuche a los agentes sociales. Además, ocho contrarreformas ideológicas en materia de educación, los peores resultados en los informes PISA, el fracaso en la
inserción en el empleo de nuestros estudiantes, la emigración de la gente que no tiene oportunidades en España y tiene que irse fuera. Diecisiete modelos de selectividad diferentes, inversiones por alumno que en unas partes del territorio español
son hasta el doble que en otras; un clima de desigualdad en la educación. Hace falta una reforma universitaria que acabe con la endogamia en la universidad y que aporte transparencia, que eduque para el empleo y que dé una enseñanza universitaria
de calidad. Hace falta apoyar a la enseñanza concertada y a la educación especial, que por eso no salió el dictamen del grupo de trabajo de políticas sociales de los pactos de reconstrucción. El 25 % de los alumnos estudian en esta enseñanza,
muchos profesores ejemplares y muchos padres que eligen esta enseñanza que también es pública. Puede usted rectificar en los presupuestos. La innovación, la gran olvidada, una partida, además, que se ve muy reducida en el marco financiero
plurianual. Por favor, por favor, dedique en los presupuestos cantidades a la innovación, la asignatura eternamente pendiente de nuestro país y que hace que la gente también se vaya de nuestro país buscando otras oportunidades. Refuerce el sistema
sanitario con más recursos, con más profesionales y mejor retribuidos. Hay que cuidar a aquellos que nos cuidan.



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Yo le propongo, como hizo mi grupo político en la anterior legislatura, ese pacto nacional contra la despoblación. Dediquemos una parte de estos fondos europeos precisamente a la igualdad de oportunidades en todos los lugares de España,
para tratar de igualar a los que viven en los pueblos con los que viven en las ciudades, porque cuarenta años de bipartidismo, con las concesiones que se han hecho al nacionalismo mirando en el corto plazo a una investidura o a unos presupuestos,
nos han llevado a una inversión del dinero público que ha creado desigualdades territoriales injustificables. No puede ser que haya gente en los pueblos que no tenga acceso a un pediatra, a la banda ancha de Internet o a infraestructuras
mínimamente decentes. Ellos cumplen con España y España no cumple con ellos. Reformemos la Administración, en lugar de agigantarla, en lugar de crear gasto superfluo, en lugar de aumentar el aparato político, cuyo ejemplo más significativo es el
de su Gobierno, el más caro de la historia de la democracia. Debemos tener una Administración ágil y eficaz. ¿Sabe por qué? Porque en las ayudas europeas del sexenio 2014-2020 resulta que España es el segundo peor país europeo en su aplicación,
con un 31 % de gasto que no se ha comprometido y un 67 % de dinero que no se ha desembolsado. Para poder ejecutar esos 140 000 millones que nos vienen de Europa nos hace falta una reforma en profundidad de la Administración, agilizarla, que sea
eficaz, que sea independiente, que sea técnica, que no sea una Administración que sirva simplemente a objetivos políticos.


Ya le he mostrado cuál es el camino recto: la moderación, la sensatez, lo contrario al populismo y a la radicalidad; ese camino que forjamos juntos en Europa los liberales, los conservadores y los socialdemócratas. Es el momento del
acuerdo, es el momento de conseguir hacer en España lo mismo que hemos hecho en Europa, lo mismo: ponernos de acuerdo los que pensamos diferente. Usted lo ha dicho desde aquí, desde la tribuna; que se ha sentado con personas que piensan diferente
a usted y ha llegado a acuerdos. Hágalo aquí en España también, yo se lo pido, mi grupo se lo pide, los españoles se lo exigen: ponga a España por encima de las siglas, de la ideología, de la mera ansia de permanecer en el poder. Apostemos por la
unidad y no por la división, por las soluciones y no por los problemas y, sobre todo, por la sensatez y no por la bronca porque los insultos no salvan empleos, las broncas no curan los rebrotes y las batallas partidistas y la guerra de trincheras no
son más que parte del problema, y a nosotros nos pagan por encontrar soluciones.


No se olvide de los agricultores. Ya se ha dicho también desde aquí, el marco financiero plurianual baja mucho estas partidas, está usted obligado a ayudar a agricultores, a ganaderos y a pescadores; han sido unos héroes, han mantenido
viva la llama de la esperanza mientras acabábamos con la pandemia. Hable con la oposición y con los agentes sociales, le pedí el miércoles también desde mi escaño que abriéramos ya una mesa de trabajo para empezar a negociar la aplicación de estos
fondos en unas cuentas públicas, sensatas y responsables, y se lo pido también al resto de grupos de esta Cámara: que estén a la altura, que sean generosos, que piensen en España por encima de las siglas. Ahí estará Ciudadanos, y si está con
Ciudadanos en esas cuentas no estarán los de los privilegios, los de la desigualdad, los de los chantajes; no querrán estar ahí porque solo puede coger uno de esos dos caminos: el camino recto o el largo y tortuoso camino de los populistas y de
los nacionalistas.


Hacen falta pactos de Estado, planes de choque, inversiones que lleguen de verdad a los españoles, previsión, pragmatismo y altura de miras, pensar en el interés general. Y le pongo como ejemplo lo que ha sucedido en el sector turístico;
ustedes han llegado tarde, ahora la ministra de Asuntos Exteriores trata de salvar los muebles negociando con Gran Bretaña, ojalá que lo consiga, pero ¿cómo podemos tragarnos las declaraciones del señor Simón, que se alegra de que los británicos no
vengan a España? ¿Es que no se pone en la piel de las familias que viven del turismo, de esas personas que no saben cómo van a llegar a fin de mes o van a alimentar a sus familias? Súbase a la tribuna y desmienta al señor Simón, dé un soplo de
esperanza a esas familias, póngase en su piel, tienen miedo. Salga del palacio de la Moncloa, mire a los ojos de esa gente y deles esperanza. Ojalá que consigamos que esta nefasta gestión del Gobierno respecto al turismo se pueda corregir, yo lo
deseo.


Es hora de empatía, de ponerse en el lugar de la gente. Es hora de previsión, no de ir apagando incendios o salvando muebles. Es hora de igualdad; nunca le agradecerán los nacionalistas con lealtad todas las concesiones que les pueda
conceder, y el resto de España no se lo perdonará. No es la hora del desprecio ni de la prepotencia ni del populismo ni de la desigualdad, no es hora de ceder a los chantajes. Tome el camino recto que le ofrezco y andaremos juntos ese camino.
Toda la nación depende de usted, necesitamos que el país salga adelante y es el momento de que usted esté a la altura, es su responsabilidad darle una oportunidad a España.


Gracias. (Aplausos).



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El señor VICEPRESIDENTE (Rodríguez Gómez de Celis): Muchas gracias, señor Bal. (Pausa.-Una trabajadora del servicio de limpieza procede a desinfectar la tribuna de oradores).


A continuación, por el Grupo Parlamentario Vasco (EAJ-PNV), tiene la palabra el señor Esteban Bravo.


El señor ESTEBAN BRAVO: Señoras diputadas, señores diputados, señor presidente, la semana pasada regresó de Bruselas a esta Cámara realmente satisfecho, diría que incluso eufórico considerando el largo baño de aplausos que recibió, primero,
en Moncloa de sus compañeros de gabinete y, luego, de sus correligionarios al entrar en esta misma Cámara. A pesar de lo pintoresco, por exagerado, que hizo sonrojarse a algunos, no puedo reprocharle la satisfacción que podría embargarle
personalmente. No me duelen prendas en afirmar que el paso que está a punto de dar Europa, porque aún no lo ha hecho, es una decisión absolutamente revolucionaria en la historia de las instituciones europeas, y no lo disminuye el hecho de que las
cantidades inicialmente proyectadas hayan sido finalmente algo menores a las anunciadas, pues el volumen sigue siendo muy considerable. Que Europa vaya a endeudarse y emitir bonos por primera vez para financiar déficits futuros en forma de deuda
mancomunada, como garantía del presupuesto de la Unión Europea, es una gran novedad que probablemente no habríamos visto hacerse realidad si la profundidad de la crisis no hubiera obligado a ello, y gracias a que en esta ocasión Alemania y Francia
sí vieron en peligro no solo el proyecto europeo, sino sus propias economías, ahora ya indefectiblemente unidas al proyecto continental. El riesgo de una involución social y, en consecuencia, política que se podía adivinar en el horizonte, con
peligro evidente de crecimiento de partidos totalitarios que enterraran el ideal y principios de la idea europea ha actuado de sirena de alarma. Habrá que ver si Europa es capaz de captar rápida y eficazmente ese dinero, pero, sobre todo, habrá que
ver si finalmente todos los Parlamentos de los Veintisiete votan favorablemente el acuerdo.


La caída del PIB va a ser mucho mayor de lo que anuncian desde el Gobierno. El dato de pérdida de empleo conocido ayer es abrumador, sin precedentes, en el último trimestre 1 100 000 personas. Ojalá no fuera así, pero su curva de
crecimiento en uve es más un deseo que una realidad, más aún con la caída brutal de un sector como el turismo con el que se esperaba remontar significativamente este mismo año. Y no va a ser así tampoco en el ámbito industrial. Les dijimos varias
veces que sus previsiones eran incorrectas tanto en caída del PIB como en recaudación. No nos han querido hacer caso. Para ustedes a partir de julio esto iba a ir como la seda porque ya se notaba una clara mejoría de la economía a finales de
junio. No es así, no va a ser así y, si no lo tenían claro, hoy ya deberían considerar el mantenimiento en algunos sectores de los ERTE más allá del plazo hoy establecido.


Creo sinceramente que la decisión final de que Bruselas deba controlar y dar su visto bueno al destino de los fondos es una buena idea. Esa idea de que el dinero iba a llegar como una especie de maná libre de condiciones era poco menos que
una quimera y, además, creo que no hubiera sido precisamente un acierto. En este esfuerzo colectivo europeo el último riesgo que debemos correr es malgastar, y ya hemos conocido algunos ejemplos.


Decía que hay que presentar planes de reforma destinados a crear empleo y sostenibilidad, de ellos el 30 % destinados a emergencia climática. Y no se trata solo de presentar esos planes, deben ser aprobados por el Consejo sobre la base de
propuestas de la Comisión por mayoría cualificada que represente quince estados y el 65 % de la población. Y esto no quiere decir que quienes estén en desacuerdo no tengan ningún mecanismo, el denominado freno de emergencia envía cualquier duda o
discrepancia de otro país en cuanto a la aplicación de los fondos a su debate y revisión en el Consejo Europeo. Si pensamos que este dinero es para cubrir esa caída del PIB, nos equivocaremos; debe servir para poner las bases y que España remonte
impulsando a través de nuevos sectores tractores la economía española, de manera que prepare el futuro y pueda mejorar su resiliencia ante futuras crisis consolidando el mercado interior y dando un salto en competitividad. Debe utilizarse, en
definitiva, para impulsar y poner nuevas bases de la economía productiva y, en este sentido, la colaboración público-privada se antoja fundamental para hacer un planteamiento correcto. El compromiso empresarial y la aportación que puedan realizar
de nuevos proyectos concretos es parte fundamental del trabajo a desarrollar en los próximos meses. Ojo, no se me escapa que corremos el riesgo de que cada agente económico intente captar ayudas para su sector sin importarle la coherencia de la
inversión. De hecho, habrá muchas presiones para desviar ayudas directas a sectores con poco futuro que no sirvan para dar un vuelco a la situación. Pero, insisto, en que el trabajo de las instituciones debe ser precisamente impulsar la
colaboración público-privada, discernir y saber elegir.



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Estamos ante una oportunidad para transformar las bases de la economía y la sostenibilidad, y hay que aprovecharla. Hay que hacer desaparecer esa tasa de paro que con carácter estructural se ha mantenido por décadas como una de las más
altas de Europa. Si volvemos a hacer lo mismo, si proponemos lo de siempre para gastar el dinero en lo de siempre, Bruselas dirá no. Si alguien cree que esto va a ser un simple reparto interinstitucional del dinero sobre la base de clasificaciones
genéricas de adónde se destinará el gasto, está equivocado. Se trata de que sean aprobados proyectos concretos orientados en direcciones ya establecidas a nivel europeo. Si alguien cree que, una vez concedido, Bruselas mirará hacia otra parte,
está equivocado. Bruselas validará anualmente la ejecución de los proyectos. Habrá una rigurosa supervisión de carácter decisorio. Si alguien cree que el desembolso del dinero será inmediato, está equivocado. Vayan pensando más bien en el cobro
a plazos a través de un sistema que nos puede recordar a algo parecido a las certificaciones de obra: cobrar solo tras ejecutar fases y si el trabajo está bien encaminado. Por eso, no dejan de sorprenderme unas manifestaciones de fuentes de la
Moncloa que afirman que ahora la legislatura está salvada puesto que va a haber dinero suficiente para contentar a todos en el presupuesto. En primer lugar, como ya he explicado, no se trata de eso; más bien, de lo contrario. Y, en segundo lugar,
la aprobación de un presupuesto y la continuación de una legislatura no se reducen a repartir dinero. El dinero no va a arreglar los problemas endémicos del Estado que existían antes de la pandemia, que existirán después y que se manifiestan
frecuentemente en esta Cámara, comenzando por la cuestión nacional en lo que respecta a Euskadi y Cataluña: la gestión de la diversidad ideológica. No, el dinero no lo arregla todo, tampoco un presupuesto o una legislatura. Es hora de que el
objetivo del Gobierno deje de ser superar la próxima curva en la carretera. Ahora esa curva es el presupuesto. Es hora de que el Gobierno empiece a pensar menos mediáticamente y más con visión de futuro, fijando una ruta con objetivos más allá de
mantenerse en el poder, asumiendo que está en minoría y que debe buscar y consolidar su apoyo con una actitud diferente hacia sus posibles socios parlamentarios, en lugar de dar continuos bandazos en cada votación. Eso exige compromisos y aceptar
la terca realidad.


Más allá de todo eso y recogiendo el hilo de mi intervención, la gran pregunta es: ¿va ser capaz España de utilizar todos los fondos que pudieran corresponderle? Otra cosa sería incomprensible, pero no es una pregunta retórica. La
experiencia indica que año tras año España deja sin ejecutar fondos europeos, bien por falta o inadecuación de los proyectos, bien por exceso de burocracia o lentitud en la toma de decisiones. El dato es que en el último sexenio España solo pudo
gastar el 33 % de los fondos europeos que venían a cubrir proyectos cofinanciados al 70 %; fondos tan emblemáticos, por ejemplo, como Feder o Feader, que tienen ya como base las líneas clave del futuro programa Next Generation EU: creación de
empleo, resiliencia económica y social -esto es, capacidad transformadora-, transición ecológica y transición digital. Insisto en que esos fondos no han llegado a superar por mucho el 30 % del gasto de la cantidad que estaba disponible.


La clave es construir proyectos de futuro y esos proyectos de futuro deben ser vehiculizados a través de la colaboración institucional. El documento sobre Europa, aprobado en el seno de la Comisión para la Reconstrucción recientemente en
este mismo Congreso, señala específicamente que, a la hora de preparar y elevar dichos proyectos -esto es, lo que se suele denominar fase ascendente-, deberá contarse con las comunidades autónomas y también deberán participar en el proceso de
ejecución y control de los proyectos, en lo que se viene a denominar fase descendente. Pero estas ayudas no van a llegar mañana por la mañana. Su aprobación se hará en un 70 % en 2021 y 2022, fundamentalmente sobre la base de la tasa de paro, y en
2023 el 30 % restante, subrayando el grado de pérdida de PIB. Sin embargo, es necesario actuar ya, y para ello será necesario recurrir al endeudamiento y a la relajación de medidas estabilizadoras en todos los niveles institucionales. No tiene
sentido que las instituciones locales, autonómicas y forales que gozan hoy de superávit no puedan utilizarlo por limitaciones pensadas para tiempos muy diferentes a los actuales y que su Gobierno, señor presidente, se niega a actualizar. Por
cierto, suena a broma pretender que las entidades locales cedan su superávit al Gobierno y este, a cambio, levante parcialmente los límites de gasto para una cantidad parcial en un porcentaje parcial, más aún cuando la mayoría de la Cámara le está
pidiendo que no vaya por ese camino. Por eso, es también fundamental que se reúna la Comisión Mixta del Concierto Económico Vasco y del Convenio Navarro para fijar los acuerdos sobre deuda y déficit. Cuando se escucha a portavoces del Gobierno
español y a su entorno manifestar a la presa que se está trabajando ya y que se diseñará en agosto el dibujo presupuestario para cumplir con el calendario establecido por la ley, sorprende que a las instituciones vascas y navarras, que dependen de
su estricta recaudación fiscal y no de transferencias, se les impida conocer su panorama presupuestario, imposibilitando su planificación. Es injusto desde todo punto de vista. Y lo es, desde



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luego, ese acuerdo de autorización de deuda que debe cubrir la totalidad de la caída de la recaudación. Es aún más injusto cuando no se está pidiendo dinero, sino poder endeudarse, y serán las instituciones vascas y navarras las que
respondan a esos pagos. Por cierto, como le dije en su momento al señor Rivera -se acordarán de él-, las instituciones vascas no solo hacen frente a su deuda sin ayuda de nadie, sino que también contribuyen al pago de la deuda del Estado en el 6,24
del pago de sus intereses y en el 6,24 de su amortización.


Concluyo, señor vicepresidente. Aplaudimos el acuerdo adoptado en el Plan Next Generation EU y el marco financiero plurianual para el periodo 2021-2027. Nos congratulamos de que exista un sistema de codecisión en cuanto al destino y uso de
los fondos. Creemos que es una oportunidad para eliminar los déficits estructurales de la economía que obstaculizan la reducción del desempleo. Y quiero dejar muy claro que desde Euskadi estamos preparados para aportar nuestro conocimiento y
nuestra visión en el marco de programas y con proyectos concretos que encajan con los ejes fijados por Europa. Confiamos en que las decisiones adoptadas y proyectos presentados por el Estado cuenten con nuestro punto de vista.


Nada más y muchas gracias.


El señor VICEPRESIDENTE (Rodríguez Gómez de Celis): Muchas gracias. (Pausa.-Una trabajadora del servicio de limpieza procede a desinfectar la tribuna de oradores).


A continuación, por el Grupo Parlamentario Euskal Herria Bildu, tiene la palabra el señor Iñarritu García.


El señor IÑARRITU GARCÍA: Egun on. Muchas gracias, señor vicepresidente.


Señor presidente del Gobierno, gracias por comparecer hoy aquí para relatarnos lo ocurrido en el Consejo. Reconozco que iba a comenzar también hablando de los aplausos y mostrando mi sorpresa, pero viendo que representantes de formaciones
de extrema derecha y de derecha neoliberal han aplaudido discursos apoyando recortes y austeridad y discursos claramente xenófobos y racistas, no le diré nada sobre los aplausos. Pero sí le diré, sin acritud, que nos sorprende el entusiasmo
teniendo en cuenta cuál es la situación. En el plano socioeconómico, hemos tenido hoy la noticia de la pérdida de un millón de empleos en estos meses, algo preocupante. De igual forma, con respecto a la situación sanitaria, se habla de un segundo
brote; el señor Illa nos dirá que no, pero hay repuntes que nos hacen estar preocupados. Asimismo, respecto a la situación política, ayer hemos visto que varios de los presos políticos catalanes se veían de nuevo sufriendo una nueva venganza al
ser restringidos sus derechos penitenciarios. También nos preocupa la impunidad que estamos viendo ante las fechorías cometidas en la Casa Real y que se intente, en vez de dar más transparencia, más luz y acabar con esa impunidad, crear una imagen
de un felipismo ejemplar frente a un juancarlismo ya derrotado y malo. Y, cómo no, la centralización; estamos viendo que se habla mucho de plurinacionalidad, de respeto, pero, luego, vemos cómo algunas de las medidas tienen mucho de centralistas.


Sobre el acuerdo europeo, ¿qué quiere que le diga? No creemos que sea malo; malo no es que vengan fondos de la Unión Europea. ¡Cómo van a ser malos ante esta situación! Pero también creemos que no lo solucionan todo, que no son
suficientes y que, de igual forma, habrá que aplicar otras medidas, en las que habrá que decidir si se recorta por arriba o se recorta por abajo. Decía uno de los portavoces de la derecha nacionalista que, con la que está cayendo, cómo van a
aplicar la reforma laboral en este momento. Pues precisamente por ello, para proteger a los y a las trabajadoras en este momento.


Nos llegan noticias desde Euskal Herria de empresas como ITP, Tubacex, Siemens, Gamesa, Aernnova, en claro riesgo; riesgo de pérdida de miles de empleos y de familias que corren riesgo en su trabajo. Creemos que es importante ese blindaje
social justo y precisamente en este momento. Decía otro portavoz que a algunos les preocupa la condicionalidad de esos fondos, de esas ayudas y de esos créditos. Por supuesto, ahí está el secreto; no hay dinero gratis, no ha tocado una lotería,
más allá -como decía- que no es suficiente con la que está cayendo.


Como ciudadano vasco, también me preocupa el reparto. Ustedes, que repiten mucho esto de que son de los Estados más descentralizados del mundo y de Europa -que yo creo que no es cierto, pero, bueno, ese no es el debate de hoy-, ¿van a
aplicarlo en este contexto de fondos? ¿Se va a tener en cuenta esa descentralización? Decía -y es cierto- que la Unión Europea ha aplicado ese reparto, en el cual a España le va a tocar una quinta parte, a las zonas más afectadas por la pandemia.
¿Se va a tener también ese criterio ad intra, dentro del Estado? Me gustaría que en su siguiente intervención esclareciera un poco cuál es el panorama para el reparto.



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Señor presidente, estoy convencido de que la negociación no ha sido fácil; estoy seguro de que ha sido compleja, pero también creo que hay que hablar con claridad a la ciudadanía. Y todo eso de lo que hemos hablado tanto, de la
condicionalidad y de lo que puede suponer, sobre todo en todo lo que tiene que ver con créditos, que va a producir un endeudamiento en el Estado y que eso sí podría tener consecuencias a posteriori de reformas. Porque dicen: esto no tiene nada que
ver con la crisis de 2008 y con las medidas de rescate aplicadas por la Unión Europea. Obvio. No van a venir los señores de negro. Ojalá que no vengan, pero esos señores no han desaparecido; están haciendo teleworking, están teletrabajando y
están aplicando las medidas que ya tenían. Y ellos sí tienen un plan y tienen unas reformas, y esas reformas implican privatizaciones, ampliar la edad laboral, bajada de las pensiones, privatización de las pensiones. Y su portavoz -que ya no está
en esta Cámara-, el señor Casado, que defiende esas medidas, ya nos las avanzaba.


En definitiva, todo ingreso es positivo y más ante esta situación, pero creemos que no es tiempo de triunfalismos ni de entusiasmo, como se intenta vender en algunos casos, sobre todo porque esos fondos tienen aparejados unos compromisos por
parte de los Estados y nos parece que no han sido suficientemente explicados.


Usted hacía un relato sobre lo ocurrido estos últimos meses en la Unión Europea. En algunos puntos estoy de acuerdo y lo comparto, en otros no tanto. Yo no creo que la Unión Europea haya dado un ejemplo ante lo que se tenía que hacer, ante
la pandemia. Creo que ante la primera prueba de estrés que ha tenido la Unión Europea desde su fundación no respondió como debía. Es más, ¿usted recuerda cuando hablaba de que esto no iba de territorios, que iba de personas, y lo primero que
hicieron fue cerrar las fronteras y lo segundo enviar al Ejército a las mismas? Es cierto que ahora, debido a la necesidad -y esa necesidad la comentaba el señor Esteban-, cuando ha habido Estados, y la Unión Europea en su conjunto, que han visto
que la zona euro corría riesgo han aplicado y han potenciado este acuerdo. Y también recuerdo aquella cita del general Patton que recordaba el portavoz anterior en otro Pleno cuando decía que la presión hace diamantes. Pues bien, la presión nos ha
llevado a este acuerdo, el cual -ya digo, sin ser pesimista y decir que es negativo- tiene unas condiciones.


De igual forma, con relación al acuerdo, yo creo que no ha sido ejemplar. Ver una lucha de Estados ricos contra pobres, de norte contra sur, creo que no es lo que esperaba la ciudadanía, y respecto a eso de que el acuerdo o de que la Unión
Europea ha llegado rápido y bien, yo creo que ha llegado lenta y no de la mejor manera porque hay algunas complicaciones -y lo comentaba usted-, como es el freno de emergencia. Esto que en la práctica se ha aprobado supone que el mecanismo permite
a cualquier Estado paralizar las ayudas durante tres meses si discrepa del gasto efectuado por el país receptor. ¿Usted cree que ningún Estado va a poner pegas a algunos de los planes o de los mecanismos que se apliquen? Obviamente, sí.


De igual forma, las cantidades son a seis años vista y además cuando se acaben no habrá más, porque es un acuerdo one-off, y además las posibilidades de reedición en siete años se agotan porque están ligadas al plan financiero plurianual.
De la misma manera, como decía también el señor Errejón -esto es lo que tiene hablar de los últimos, que muchas de las cosas que se quieren decir ya las han adelantado otros y otras portavoces-, no es a lo que aspiraban y es un tercio de lo que
había aprobado el Parlamento Europeo. De los 2 billones de euros que pedía el Parlamento Europeo para el fondo -una cifra más que justificada-, es un tercio. Ya digo, está bien pero no es suficiente.


¿Y qué se echa en falta? Pues, en el ámbito europeo yo creo que no se puede negar desde un punto de vista progresista que impuestos a las grandes empresas tecnológicas, por ejemplo, o acabar con el dumping fiscal, o -cómo no- acabar con
esos paraísos fiscales que también hay dentro de la Unión Europea y que tanto les gustan a algunas casas reales y a algunos señores de la pulserita o de la bandera en la mascarilla, a lo que veo que usted también se ha animado. Y, ¿qué es lo que
preocupa? Como decía, las condiciones preocupan y, sobre todo -y como decía nuestro europarlamentario la semana pasada, el señor Barrena-, que los fondos van a llegar fuertemente condicionados macroeconómicamente por el semestre europeo en el caso
de las transferencias y por el límite de gasto y endeudamiento en el caso de los créditos y la deuda soberana se va a disparar. Y cuando esto pase, el acuerdo permite a Estados como los Países Bajos retirarse y otros Estados podrían imitarlos o
amagar para forzar la intervención, y precisamente eso es lo que preocupa, que, por lo pronto, la condicionalidad macroeconómica que acompañará a esos fondos pueda poner en serias dificultades un programa de políticas progresistas por parte no
solamente de su Gobierno sino de cualquier Gobierno, porque quedan seis años, y si ha cambiado todo tanto en dos años -¡dónde estábamos hace dos años!-, a saber qué puede ocurrir dentro de otros seis años.



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Como decía el filósofo vasco Daniel Innerarity recientemente, se ha acabado el tiempo de las certezas, y es cierto que lo de jugárselo todo a seis años va para largo, y estamos en un momento en el que -como decía anteriormente- hay que
hablar de recortes por arriba o por abajo, y hablamos del millón de empleos perdidos. Mi compañero Oskar Matute decía recientemente que la fortuna de los veintitrés españoles más ricos aumentó un 16 % durante esos mismos meses de la pérdida del
millón de empleos; según Forbes, han ganado más de 14 000 millones de euros. Esto nos da una idea de por dónde se pueden aplicar políticas progresistas, y se lo diré claramente. A nosotros esto de la geometría variable nos preocupa, de igual
forma, sus guiños a la derecha, y -cómo no- los acuerdos que firman. Usted decía que es importante impulsar acuerdos, y estoy de acuerdo, pero más importante es cumplirlos; cumplirlos sí que es importante. Por lo que, si usted acuerda con las
formaciones de derecha y ultraderecha, nos tendrán enfrente. Ahora bien -y se lo hemos dicho por activa y por pasiva-, si sus políticas tienden a crear un escudo social, nos tendrá al lado y podrá negociar con nosotros. (La señora presidenta ocupa
la Presidencia).


Otro gran asunto -y lo mencionaba antes- es cómo se van a distribuir esos fondos. Nos gustaría que nos lo explicara y también qué va a hacer con la Comisión Mixta sobre el Concierto Vasco y el Convenio Navarro; son los órganos que deberían
decir también cómo se reparten estos fondos en el ámbito vasco-navarro, pero no hay señales de que esto vaya a ocurrir. Por lo que si nos lo puede avanzar, se lo agradeceríamos. Lo mismo que ocurrió con el Fondo del COVID, que estas instituciones
siguen esperando negociar y acordar, porque recordará usted el acuerdo de endeudamiento de los ayuntamientos que se firmó en el mes de abril y del que todavía no se sabe nada. Fondos europeos, Fondo COVID, capacidad de endeudamiento de los
ayuntamientos.... Se van acumulando las cuestiones a resolver por las instituciones vasco-navarras y no vemos que haya voluntad para ello. Por eso creo que es importante no solamente cumplir los estatutos y las transferencias, sino también cumplir
los acuerdos.


Por último, estos fondos también van a marcar los presupuestos que tiene su Gobierno intención de llevar a cabo y nos gustaría, por ello, saber más sobre la condicionalidad y sobre las medidas que se van a aplicar. No solamente en lo que
tiene que ver con las ayudas o con los fondos directamente, sino también qué va a ocurrir con la reforma laboral. Insisto, es vital, es importantísimo en este momento -cuando se están perdiendo miles y miles de empleos cada día- blindar y proteger
a los sectores más vulnerables. Parece que en su Gobierno hay sectores que quieren evitar que esto se produzca. Pues creemos que es importante proteger a estas personas e impedir que haya empresas que puedan despedir gratis a miles de
trabajadores.


En definitiva -y acabo-, no seremos agoreros, nos parece bien que haya fondos, creemos que es positivo, cómo no. Ahora bien, la condición sanitaria, la condición socioeconómica hace que estemos preocupados, como todo el mundo, y creo que no
hay nadie -más allá de las palabras que comentaba antes el señor Baldoví de aquellos que esperaban que España se cayera para levantarla ellos- que se alegre de la situación. Y preocupándonos la situación, creemos que es hora de blindar el escudo
social. Por ello, le insisto: si esto va de recortes, si va de austeridad, puede mirar al otro lado de la bancada. Si va de escudo social, puede hablar con nosotros y con nosotras.


Muchas gracias, señora presidenta.


La señora PRESIDENTA: Muchas gracias a usted, señor Iñarritu. (Pausa.-Una trabajadora del servicio de limpieza procede a desinfectar la tribuna de oradores). Muchas gracias, señora García.


Por el Grupo Parlamentario Mixto, que acumula en este turno su turno de réplica, tiene la palabra el señor Botran Pahissa.


El señor BOTRAN PAHISSA: Buenos días, presidenta.


Presidente, sus numerosas referencias al Plan Marshall lo cierto es que clarifican bastante la situación política, porque de todos es conocido que el reverso del Plan Marshall fueron unas condiciones políticas muy concretas: la expulsión de
los partidos comunistas de los Gobiernos de Francia, de Italia, de Bélgica, de Luxemburgo, que precisamente eran los que más habían arriesgado, más habían luchado contra el nazifascismo, pero los Estados Unidos pusieron esas condiciones políticas a
esas ayudas económicas. También ha dicho usted que el Estado español no las recibió, pero lo cierto es que más adelante sí que recibió ayudas económicas de los Estados Unidos que fueron vitales, por cierto, para la supervivencia del franquismo. Es
decir, la prioridad de la política internacional de los Estados Unidos nunca fue defender la democracia sino que la prioridad fue la lucha contra el avance de la Unión Soviética y el comunismo.



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En todo caso, lo que nos demuestra es que las ayudas internacionales siempre van aparejadas a objetivos políticos y la duda es qué reformas se les exigirán a ustedes cuando presenten los debidos planes en la Comisión Europea, teniendo en
cuenta que en la Unión Europea continúan mandando los mismos sectores sociales y políticos neoliberales que ahogaron a Grecia en su momento. Sí que se han dado algunos cambios ante la evidencia. Estaba claro que la crisis de la Unión Europea podía
ser mucho más grave, que Alemania necesita continuar con sus exportaciones y también que después del brexit podría crecer muchísimo más todavía el euroescepticismo. Pero sabemos de qué se tratan estas reformas neoliberales que se les suele exigir a
los Estados: recortes de pensiones, recortes en el sector público, salarios bajos, lo que llaman seguridad jurídica para los inversores, que suele querer decir que no se establezcan leyes sociales y leyes ambientales para no molestarles.


Unos fondos de este tipo podrían servir para repartir el trabajo y la riqueza, para transformar la economía, pero la duda es importante: ¿puede el Estado español transformar su economía si no ha recuperado nada del rescate bancario, si ha
permitido que las empresas con filiales en paraísos fiscales se acojan a ayudas, si el impuesto a la riqueza es prácticamente un tabú, si se ha continuado con un modo de desarrollo de más cemento, más autopistas, más pistas de aeropuerto, ignorando
lo que es una evidencia: que el planeta no es infinito? ¿Puede entonces hacer estas transformaciones económicas si se mantiene la precariedad laboral, faltando a la promesa tantas veces dada por el PSOE de derogar la reforma laboral? En
definitiva, ¿se pueden hacer estas transformaciones económicas cuando la corrupción está tan instalada en el sistema de negocios, empezando por la monarquía borbónica? ¿Se pueden hacer transformaciones económicas sin una ruptura con el poder del
IBEX 35?


Nosotros, los independentistas, los pueblos que queremos la independencia, queremos esa independencia también para transformar nuestras economías, para transformarlas en economías más autocentradas, menos dependientes, con trabajo de calidad
que permita vivir mejor y que también permita un aumento de la demanda interna para poner la economía al servicio de las transformaciones ecológicas y para poner la vida y, por tanto, los cuidados, en el centro. Sin embargo, con este Gobierno lo
que nos espera son recortes, unos recortes que se le impondrán desde la Unión Europea.


Usted no lo ha dicho, pero, ¿qué valor tiene su palabra cuando se convirtió en presidente criticando la judicialización del proceso independentista catalán y ayer sabíamos que la fiscalía que han nombrado a propuesta suya actúa con total
continuidad, recordando a los presos independentistas catalanes que son presos políticos? ¿Qué valor tiene su palabra, señor Sánchez?


La señora PRESIDENTA: Gracias, señor Botran. (Pausa.-Una trabajadora del servicio de limpieza procede a desinfectar la tribuna de oradores). Muchas gracias, señora García.


Tiene la palabra la señora Oramas González-Moro.


La señora ORAMAS GONZÁLEZ-MORO: Gracias, señora presidenta.


Señorías, señor presidente del Gobierno, quiero decirles que ha sido un buen acuerdo para Europa, ha sido un buen acuerdo para España y ha sido un buen acuerdo para Canarias, contra toda previsión. Se jugaba la supervivencia del proyecto
europeo, nos jugábamos el que este país pudiera tener las ayudas para salir de la crisis más terrible y nos jugábamos que la comunidad canaria no pudiera tener las herramientas, y, sobre todo, que se compensará la lejanía y la insularidad. A pesar
de ser una cumbre sobre el futuro de Europa, en cuatro artículos de este acuerdo europeo figura Canarias como región ultraperiférica, con políticas que reconoce Europa para compensar esa lejanía y esa insularidad, cosa que su partido y Podemos en la
Comisión de Reconstrucción no hizo, excepto don Héctor Gómez conmigo en la Europea; pero en la Comisión de Reconstrucción su partido y Podemos se negó a reconocer esa ultraperificidad y esos derechos de los canarios.


Pero esto está por empezar. Hay que aclarar el tema de las ayudas POSEI del sector agrario y el tema del brexit para el sector agrario canario también -el POSEI y el brexit- y, sobre todo, que en este momento Canarias está en el 50 % de
paro y ERTE. Como dijo ayer Ángel Víctor, Canarias tiene miseria y pobreza si esto no se resuelve. Ayer se han cancelado las reservas de otoño de muchísimos de los turoperadores británicos. Canarias -me refiero al acuerdo que tuvimos con usted y
el señor Ábalos- necesita garantías de que en el sector turístico se prorrogarán los ERTE si fuera necesario hasta diciembre, pero hay que saberlo ya, porque nosotros no podemos permitir que se destruya el tejido empresarial. En este momento
estamos en el 50 % de paro de la población activa y muchos hoteles ya han decidido no abrir, ni siquiera ahora. Nuestra temporada alta es el invierno y ninguna sociedad puede aguantar un 60 o un 70 % de paro.



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Lo que le pido es que trabaje, que trabaje la ministra de Asuntos Exteriores y el ministro de Agricultura y que usted tenga en su agenda a Canarias, porque, igual que usted justificó en Europa que España era la más afectada y la que más
necesitaba esas ayudas, si usted aplica ese criterio dentro de España Canarias es la más afectada, la que tiene mayor dificultad y peores datos en el tema económico. Por eso le vamos a tender la mano, pero no nos la muerda; le vamos a tender la
mano por este país y por mi tierra, como hemos hecho siempre, con sentido de Estado y con la capacidad de llegar a acuerdos. Pero no nos la muerdan, como han hecho en los últimos meses.


Muchas gracias, señora presidenta.


La señora PRESIDENTA: Gracias, señora Oramas. (Pausa.-Una trabajadora del servicio de limpieza procede a desinfectar la tribuna de oradores). Muchas gracias, señora García.


Por el mismo grupo parlamentario, tiene la palabra el señor Quevedo Iturbe.


El señor QUEVEDO ITURBE: Muchas gracias, señora presidenta.


Señorías, señor presidente del Gobierno, efectivamente, no había una única receta para salir de las crisis ni para afrontar las crisis, claro que no. Los que nos desgañitamos aquí diciendo que la salida de la crisis del año 2008 era un
disparate que iba a provocar un sufrimiento gigantesco, una degradación enorme de los servicios públicos y de las condiciones de vida de la gente no solo no nos equivocamos, sino que parece ser que teníamos razón. Por eso la Unión Europea, antes de
adoptar las decisiones que ha tomado y un camino distinto, el llamado camino keynesiano -aunque eso, como todo, tiene muchas discusiones-, resulta que primero tuvo que pedir disculpas a Grecia, después a Portugal y ahora, para no pedir más
disculpas, parece que abandona la línea del austericidio, del disparate, de castigar a los débiles, de premiar a los fuertes y, en general, a los responsables de la crisis, como ocurrió la vez anterior. Después nos damos golpes de pecho porque no
entendemos por qué el sistema sanitario y los sistemas de protección social no resisten bien ante una pandemia y nos llevamos una sorpresa.


Pues bien, desde Nueva Canarias usted ya sabe que tenemos nuestra batalla particular, que es la necesidad de que se reconozca el estatus ultraperiférico de Canarias. Sorprendentemente, en este acuerdo no solo se han reconocido las
singularidades, sino que se ha fortalecido la presencia y las políticas destinadas a las regiones ultraperiféricas, entre las que se cuenta Canarias. Esto es absolutamente determinante, es decir, que la cifra de cofinanciación se haya mantenido en
un 85 % es absolutamente espectacular, así como que en los fondos estructurales se haya incrementado hasta 40 euros persona/año. Es decir, esto es un reconocimiento de la Unión Europea a la condición ultraperiférica. Ahora no tratamos de aguar la
fiesta, le tenemos que felicitar por el trabajo -a todo se puede sacar lascas-, pero también es verdad que, si es bueno el acuerdo, ni le cuento lo malísimo que son en la misma dimensión el presente y el futuro si no actuamos adecuadamente. Yo
confío en que el Gobierno entienda que esto no lo puede hacer solo, que hay que contar con las comunidades autónomas, que hay que contar con las corporaciones locales. Es necesario corregir y rectificar la cuestión de la utilización del superávit
de las administraciones públicas -de las corporaciones locales, básicamente-.


Y, finalmente, una cuestión muy importante. Hicimos una moción -con esto acabo, señora presidenta- sobre un trato turístico singular a Canarias. Le pido que, en atención al espíritu de esa moción, en el establecimiento de corredores
turísticos seguros, el Estado español ponga todo lo que hay que poner encima de la mesa para evitar agravios como el que está realizando el Reino Unido en este caso, que creo que es más por desconocimiento que por otra razón, porque la situación
epidemiológica en Canarias no aconseja medidas como las que se han tomado. El daño es absolutamente gigantesco. Yo confío en la cooperación con las comunidades autónomas y en el trabajo duro del Gobierno de España en defensa de los intereses en
este caso de Canarias, como del conjunto del Estado, porque es lo que realmente se precisa.


Muchas gracias por su generosidad, señora presidenta.


La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor Quevedo. (Pausa.-Una trabajadora del servicio de limpieza procede a desinfectar la tribuna de oradores). Muchas gracias, señora García.


Tiene la palabra el señor Sayas López.


El señor SAYAS LÓPEZ: Gracias, presidenta. Buenos días, señorías.


Evidentemente, señor presidente, estamos ante un buen acuerdo para España. Es un buen acuerdo porque nos da oxígeno en un momento de asfixia y es también un buen acuerdo para Europa porque



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refuerza el proyecto de la Unión. Si es verdad que en el año 2008 muchos pensamos que la Unión había actuado tarde, lenta, descompasada y a destiempo, hoy hemos visto que la Unión Europea ha estado a la altura. La pregunta que cabe hacerse
ahora es si va a estar a la altura su Gobierno, porque es precisamente a quien le toca estar a la altura, le toca hacer las reformas necesarias que este país necesita. Y para hacer esas reformas se exigen varias cosas: en primer lugar, hacer
cambios drásticos en sus políticas; en segundo lugar, apartarse del camino del populismo y empezar a recorrer la senda de la ortodoxia, y, en tercer lugar, generar confianza en Europa. Evidentemente, hemos visto que su Gobierno no genera mucha
confianza, y no me extraña que así sea, porque ni camina usted de la mano de los mejores socios ni es que no haya dado algunas muestras para desconfiar, como, por ejemplo, en el objetivo de déficit del año pasado. Pero es verdad que el dinero de
Europa por sí solo no garantizará la recuperación: esta la garantizarán las reformas. El fondo no es para regar con millones de euros políticas populistas, mientras secan el futuro de España. El fondo es precisamente para hacer las reformas que
este país necesita para afrontar los retos del presente y del futuro.


Como digo, este es un buen acuerdo, pero tampoco hay ningún motivo para la euforia. Y, desde luego, para lo que no hay ningún motivo es para los aplausos, señor presidente. Muchos españoles sentimos vergüenza, bochorno e, incluso,
indignación cuando los miembros del Consejo de Gobierno le aplaudieron a su llegada al Consejo de Ministros y cuando algunos grupos de esta Cámara le han ovacionado hoy y la semana pasada a la entrada, porque creo que supone no entender el momento
dramático que está viviendo nuestro país. La gente se pregunta qué es exactamente lo que se aplaude. ¿Se aplaude que nuestro país sea el segundo país del mundo en haber gestionado peor esta pandemia? ¿Se aplaude acaso que España cuente con 50 000
víctimas mortales y que haya tanta gente en este país y tantas familias sufriendo todavía la enfermedad? ¿Acaso lo que se está aplaudiendo es que haya un millón de empleos perdidos en tan solo un trimestre, tres millones de personas en ERTE, muchos
de los cuales siguen sin cobrar, muchos autónomos bajando la persiana de su negocio o muchas personas echándose las manos a la cabeza porque no saben qué va a pasar con su empresa? ¿Qué es lo que se aplaude, estar a las puertas de una crisis social
y económica que no tiene precedentes en la historia de las últimas décadas de nuestro país? Muchos españoles se han cansado ya de la frivolidad, de la propaganda y hasta del sarcasmo. Creo que si todos los que estamos en esta Cámara tenemos una
enorme responsabilidad en un momento como este, quienes están en el banco azul tienen esa responsabilidad multiplicada, porque tienen el deber de sacarnos adelante y de impulsar las reformas que necesita España. No está España para aplausos ni esta
Cámara puede cobijar por más tiempo tanta frivolidad.


Acabo con dos cuestiones. La primera es que, siendo positivo el acuerdo, también tiene carencias, y las tiene, por ejemplo, en el tema de la PAC. El recortazo a la PAC es un duro golpe a los agricultores y a los ganaderos, y el Gobierno no
puede darles la espalda. En el caso de Navarra, es un sector estratégico para nuestra comunidad. Hablaba usted de trabajo exhausto el de Bruselas: trabajo exhausto es el de los ganaderos y los agricultores, que encima están mal pegados y tienen
que salir haga sol, frío o llueva.


Por último, el acuerdo europeo ha sido una muestra de generosidad, y esa generosidad tiene que tenerla ahora también el Gobierno de España con las comunidades autónomas. Yo se la pido para Navarra. Navarra ha sido una comunidad
históricamente solidaria con el conjunto de España, y ahora somos una de las comunidades más afectadas por el coronavirus. Por eso le pedimos generosidad con nuestra tierra, que no quede fuera de ninguno de los fondos de recuperación, y que, en el
marco del convenio, en esas negociaciones bilaterales entre Gobiernos, se dé a Navarra lo que le corresponde justa y solidariamente.


Muchas gracias. (Aplausos).


La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor Sayas. (Pausa.-Una trabajadora del servicio de limpieza procede a desinfectar la tribuna de oradores). Muchas gracias, señora García.


Tiene la palabra el señor Mazón Ramos.


El señor MAZÓN RAMOS: Buenos días. Muchas gracias, señora presidenta.


Señorías, desde el Partido Regionalista de Cantabria también damos la bienvenida al acuerdo del Consejo Europeo de la semana pasada. Podemos discutir si este acuerdo es mejor o peor de lo que cada uno pretendía, pero lo importante es que
haya habido un acuerdo y, por tanto, eso significa que hay cosas buenas para España. Bien, ahora hay que aplicarlo. Yo he leído con detenimiento este documento de las conclusiones de la cumbre, y, aunque bastantes cosas quedan abiertas, hay
suficiente material para que nos hagamos una idea de qué se puede hacer con este paquete de ayudas y hay que ponerse a trabajar. Aprovecho para reiterar dos cosas que venimos diciendo desde el PRC en estos últimos meses: primero,



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que España es un Estado autonómico y que hay que poner en marcha medidas desde el Gobierno central y las comunidades autónomas -en el acuerdo del Consejo Europeo queda muy claro que Europa es un conjunto de regiones, y así se documenta
continuamente-, y, segundo, que con carácter general es necesario un pacto entre las dos principales fuerzas políticas de este Congreso; tendría más garantías de éxito que con los precarios acuerdos, los precarios apoyos que este Gobierno tiene,
como se está demostrando en un Pleno sí y en otro también con cualquier iniciativa.


Como ya dije en mi última intervención expresamente con relación a las ayudas europeas, no debemos engañarnos, porque el montante de estas ayudas no se acerca ni de lejos a las nuevas necesidades que han surgido desde la pandemia. Para
situar las cosas en sus justos términos baste recordar que el presupuesto de la Unión Europea, del orden de 150 000 millones de euros anuales, es el 1 % del conjunto del PIB europeo, mientras que el gasto público es del orden del 40 % del conjunto
de los Estados. El impacto de la pandemia solo en este año, pongamos, será del orden del 10 % y el montante de las ayudas en el marco financiero plurianual es del orden del 1 %. Con estos números juzguen ustedes lo que queda todavía por hacer en
el orden interno de cada país, de todos los países.


Y también tengo que repetir lo dicho en relación con las comunidades autónomas: de nuevo se presenta un asunto de reparto, y no repitan lo que han hecho en estos últimos meses, que ha sido presentar decisiones sobre hechos consumados, sin
posibilidad siquiera de hacer sugerencias. Han repartido el fondo COVID utilizando criterios y parámetros decididos unilateralmente, y eso no responde a la esencia de nuestro Estado autonómico, ni siquiera al conjunto del reparto de los gastos, del
gasto público. En Cantabria nos hemos sentido maltratados no solo por el resultado final, sino porque no nos hemos sentido escuchados, como ha pasado a otras comunidades autónomas. Y aquí decimos lo mismo que en Europa, que en la mayoría de los
criterios hay que tener en cuenta que la población ni siquiera ellos la consideran como factor relevante y que la garantía de equivocarse lo menos posible es llegar a un acuerdo entre todos.


La señora PRESIDENTA: Señor Mazón, tiene que terminar, por favor.


El señor MAZÓN RAMOS: De todas formas, en Cantabria nos estamos poniendo las pilas para aprobar unas estrategia en el menor tiempo posible y estamos expectantes por conocer la estrategia del Gobierno, también por comprobar los compromisos
que tiene con Cantabria y que deben cumplirse en este mes de julio.


Muchas gracias


La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor Mazón. (Pausa.-Una trabajadora del servicio de limpieza procede a desinfectar la tribuna de oradores). Muchas gracias, señora García.


Tiene la palabra el señor Martínez Oblanca.


El señor MARTÍNEZ OBLANCA: Muchas gracias, señora presidenta.


Señor Sánchez, a su regreso del Consejo Europeo usted fue recibido de forma entusiasta por sus ministros y por los parlamentarios que le apoyan en el Congreso. Haciendo un paréntesis de dudoso gusto en medio de la tragedia del coronavirus,
que suma ya del orden de 45 000 fallecidos, celebraba su incondicional, forzada aprobación in extremis de las ayudas europeas, pese a que sus términos no respondan a lo que le planteé en esta tribuna el pasado 18 de marzo, cuando le propuse que
exigiera a la Unión Europea un plan Marshall a la altura de las necesidades provocadas por el COVID-19.


España tiene ante sí un enorme panorama de complejidad, que se agudiza por las consecuencias económicas y sociales de la pandemia, a las que se añaden los alarmantes rebrotes, que nos han vuelto a situar a la cabeza de Europa como el país
más afectado. Ni lo de marzo ni lo de ahora son casualidades, señor Sánchez, son las consecuencias de su política de marketing y de propaganda, que sirve para llenar telediarios, pero que no para detener al virus. Distraído en publirreportajes, a
ustedes y a su Gobierno les vuelven a pillar los rebotes en Babia, con el paso cambiado, porque ni tomó las medidas preventivas necesarias ni atendió la recomendaciones de otros países para proteger a España como destino turístico, y, cuando se
entera por los periódicos y quiere reaccionar, ya es tarde para evitar la ruina de un sector que se esforzó desde hace tres meses en ofrecer protocolos, que fueron ignorados por el Gobierno. Los fondos del entusiasmo supondrán un recorte de ayudas
para nuestros agricultores y ganaderos y también para el desarrollo rural y la PAC. Los catastróficos datos de la EPA del segundo trimestre auguran un futuro desolador para la principal prioridad de los españoles, que no es otra que la



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creación de empleo. Y todo ello con un Gobierno que aplicó criterios clientelares y discriminatorios para repartir el fondo covid entre comunidades autónomas, como en el caso de Asturias, que ha salido perjudicada y sufre también la
inacción para proteger los zarandeados intereses de la industria tanto en España como en Bruselas. En definitiva, nuestro Gobierno va a remolque de los acontecimientos y su fervor por el acuerdo de reconstrucción europeo no se corresponde con el
cada vez más preocupante día a día de los españoles.


Muchas gracias, señora presidenta.


La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor Martínez. (Pausa.-Una trabajadora del servicio de limpieza procede a desinfectar la tribuna de oradores). Muchas gracias, señora García.


Por el mismo grupo parlamentario, en último lugar tiene la palabra el señor Guitarte Gimeno.


El señor GUITARTE GIMENO: Presidenta, presidente, señorías, en el último cuatrimestre hemos asistido a un conjunto de cambios trascendentales, con un alcance mundial y, sin duda, históricos, que actualmente afectan de manera gravísima a la
sociedad española: la pandemia de la COVID-19 y la crisis económica que ha provocado, cuyo efecto más reciente es la destrucción de más de un millón de empleos en nuestro país.


En primer lugar, sin duda la COVID-19 ha provocado una crisis de una gravedad excepcional y ha llevado a situaciones límite al Sistema Nacional de Salud y, en consecuencia -todos lo hemos observado-, ha reordenado las prioridades políticas y
sociales de España, así como la percepción de estas prioridades por parte de la ciudadanía, de manera que ahora la seguridad sanitaria ha pasado a formar parte de la seguridad nacional, y la sanidad pública, que ha exigido un esfuerzo excepcional a
los profesionales de la salud, espera decisiones políticas para reforzar de manera evidente el Sistema Nacional de Salud, en línea con el dictamen de la Comisión para la Reconstrucción.


En segundo lugar, el confinamiento y la crisis sanitaria han puesto de relieve el valor y el carácter estratégico de dos recursos que en buena medida permanecían ocultos para los objetivos políticos y para el conjunto de la sociedad: por un
lado, el territorio, el medio rural y el trabajo de los productores agroalimentarios, que curiosamente, ahora no es reconocido, al ser rebajada la PAC que reciben, y, por otro lado, a la vez se ha puesto en valor el poblamiento de baja densidad y
los espacios libres, de modo que ha aumentado, en general, en la sociedad el aprecio por la residencia en contacto con el campo y la naturaleza. Estas dos condiciones socioterritoriales están integradas en nuestro ADN, en el ADN de Teruel Existe y
en el del conjunto de la España vaciada.


En tercer lugar, el COVID ha puesto de relieve y, para ser más preciso, está demandando en esta Cámara la necesidad de acuerdo político, del consenso como herramienta, del consenso entre los grupos parlamentarios más allá de las diferencias
ideológicas. Quizá permita visibilizar mejor esta reordenación de prioridades políticas el contenido del dictamen de la Comisión para la Reconstrucción aprobado de manera parcial en esta Cámara, así como las intervenciones de los comparecientes en
los grupos de trabajo, que han dejado en las sesiones una gama compleja y rica de análisis y propuestas. Aunque su origen no está en la crisis del COVID, sino que procede de un largo proceso histórico, creo que es justo resaltar, en la medida en
que representa también una reordenación de las prioridades sociales y políticas de España, la moción que presentó Teruel Existe, y que se aprobó sin votos en contra en esta Cámara el pasado 25 de junio, por un pacto de Estado hacia una España
vertebrada, por el equilibrio territorial, la sostenibilidad y el reto demográfico en la España vaciada.


Señores diputados, al igual que con la sanidad, creo que los ciudadanos perciben que la despoblación es un problema nacional de primer orden, de manera que, a partir del consenso social y político alcanzado en la Cámara, quisiera que para el
trabajo que nos espera en los próximos meses coincidiéramos en varios puntos. En primer lugar, en que la despoblación es una cuestión de Estado, y no solamente son problemas demográficos y territoriales exclusivos o propios de las zonas que los
sufren; por el contrario, es una cuestión de Estado, pues la despoblación de amplísimas áreas del país nos empobrece a todos como nación. En segundo lugar, que las zonas despobladas de España son parte de la solución de esta nueva crisis
económica. No son un lastre, no son un descosido que requiera de remiendos; por el contrario, en las áreas despobladas existen recursos que, si se activan de manera inteligente, contribuirán a la reconstrucción social y económica que el país
necesita. Y, finalmente, como es el momento de pasar de las palabras a los hechos, esperamos que el espíritu, los contenidos y los detalles de la moción del 25 de junio...



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La señora PRESIDENTA: Señor Guitarte, tiene que terminar, por favor.


El señor GUITARTE GIMENO: Sí, termino ya, presidenta.


... así como las numerosas enmiendas relativas a la despoblación que se han incluido en el dictamen de la Comisión se integren plenamente en los planes que ha de presentar España ante la Unión Europea para el nuevo marco financiero
plurianual y para el instrumento Next Generation y que, por fin, territorios como la provincia de Teruel obtengan la corrección de sus déficit históricos y solución a sus problemas endémicos.


Muchas gracias.


La señora PRESIDENTA: Gracias, señor Guitarte. (Pausa.-Una trabajadora del servicio de limpieza procede a desinfectar la tribuna de oradores). Muchas gracias, señora García.


Por el Grupo Parlamentario Socialista, tiene la palabra la señora Lastra Fernández.


La señora LASTRA FERNÁNDEZ: Gracias, señora presidenta.


Me van a permitir una previa, y es que, mientras que se celebraba este Pleno, a lo largo de esta mañana un hombre ha intentado asesinar a su mujer en El Vendrell, en Tarragona: le ha prendido fuego. Esta víctima de violencia está grave en
el hospital. Y creo que hablo en nombre de todos los diputados de esta Cámara al desearle una pronta recuperación y enviar todo el apoyo y el ánimo del mundo a ella y a sus familiares y amigos. Es importante que desterremos de una vez por todas la
violencia de género de este país, pero también el discurso que niega la violencia de género, porque pone en peligro la seguridad, la independencia y la libertad de las mujeres. (Aplausos).


Dicho esto y dando las gracias a la señora presidenta, evidentemente, señorías, antes de ser una realidad, la unión de Europa fue un sueño. Fue el sueño de quienes se atrevieron a creer que era posible la paz y la justicia social en un
continente dividido por muros de odio y arrasado por dos guerras; un sueño que empezó a hacerse realidad sobre la pesadilla del peor conflicto del siglo XX. El objetivo de nuestra unión, decía Jean Monnet, no es solo unir Estados y mercados, se
trata de unir personas. Y eso, convertir los sueños en ideas, las ideas en propuestas y las propuestas en hechos que cambian la historia y la vida de la gente, tiene un nombre: se llama política, y puede ser la tarea más hermosa. La Unión Europea
no es su Parlamento ni su Comisión ni la unión aduanera ni el euro, por más importante que todo esto sea. Europa es, ante todo y por encima de todo, un compromiso con la paz, la responsabilidad colectiva y la justicia social; es unir gentes, crear
una comunidad de valores entre diferentes. Entonces lo llamaron solidaridades de hecho, porque de eso se trataba, de convertir los derechos de los trabajadores en derechos reales en toda Europa. Que nadie vuelva a quedar atrás, nos dijimos unos a
otros, y levantamos el Estado del bienestar, con la convicción de que la libertad sin igualdad es la coartada del privilegio y de que la igualdad sin la libertad es solo otra máscara del despotismo.


Señorías, sobre el momento más difícil del siglo XX los europeos hicimos realidad el mayor sueño de libertad y justicia social que ha conocido la humanidad. Y sobre el momento más difícil de este aún corto siglo XXI, nuestra Unión vuelve a
mirar hacia esos valores que le dieron sentido: responsabilidad colectiva, libertad, igualdad y justicia social. Como dijo el presidente del Gobierno, Europa se ha enfrentado a un reto histórico y ha sabido responder con un acuerdo histórico. Hay
quien habla de un nuevo tiempo, de una refundación. Creo que nuestra Unión ha vuelto a creer en sí misma y en los valores que la dieron vida. Cuando esa Europa social cree en sí misma, cuando esa Europa común actúa como una comunidad, hasta los
más euroescépticos, los que hasta el día anterior la insultaban y la denostaban no tienen más remedio que callar o aplaudir cínicamente. El presidente del Gobierno ha dado los detalles del Consejo Europeo y del gran acuerdo para la recuperación, un
fondo de 750 000 millones de euros, de los que 390 000 serán para realizar transferencias a los Estados miembros y 360 000 serán para préstamos. España es el segundo país más beneficiado por los recursos del fondo, con alrededor de 140 000 millones
de euros; un fondo para superar la crisis y para financiar la modernización de nuestra economía, para que esa recuperación sea verde, digital, moderna y social, para que nadie quede atrás.


Por cierto, señores del PP, han dicho ustedes, en varias ocasiones en esta semana, que esto era un rescate y que vamos a tener que dejar nuestro programa de Gobierno. Bueno, ya veo que también ustedes tienen sus sueños, aunque sean
pesadillas para muchos españoles. Yo le aseguro que vamos a gastar lo justo, porque, además, es lo que nos pide Europa; pero, también aclaro, gastar lo justo, para nosotros, no significa lo mínimo, sino asegurarnos de que somos justos en el
reparto. Gastar lo justo es asegurarnos de que lo invertido repercute en cohesión y en justicia social, en que nadie quede atrás. Gastar lo justo no



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es recortar. Señorías, esta vez así lo entiende y lo exige Europa; no se trata de recortes, sino de lo contrario, de invertir e invertir bien. Lo que Europa ha dicho es que, primero, nos preocupemos por la gente; y no hay ninguna
incompatibilidad entre lo que pide Europa y nuestro proyecto para España; entre lo que pide Europa y el proyecto del Gobierno de coalición para nuestro país.


Yo quiero agradecer, desde esta tribuna, al presidente del Gobierno el papel, el impulso y el liderazgo que ha demostrado para hacer realidad este acuerdo histórico para España y para Europa. Se lo agradezco como portavoz del Grupo
Socialista, se lo agradezco como española y se lo agradezco como una europeísta convencida. (Aplausos).


Señores del PP, no pasaría nada si, en vez de hacer ruido y gritar, se levantasen a aplaudir de vez en cuando. En el Parlamento italiano lo hicieron -ya se recordó en esta tribuna-; prueben a hacerlo alguna vez; les aseguro que la gente
entendería que se alegrasen por algo bueno para España. No creo que nadie, además, les criticase por ello. Bueno, sí, nadie excepto la ultraderecha, y ahí me temo que está su problema, ¿verdad, señores del PP?


Miren, parece ser que les han molestado mucho los aplausos. Es que hay aplausos y aplausos. A usted y a sus portavoces, señor Casado, parece que les molestó mucho que los ministros aplaudiesen al presidente -también hoy que aplaudiésemos
los diputados socialistas- tras alcanzar un acuerdo que todos los diarios europeos calificaron de histórico. Pero todos recordamos cómo, en esta misma Cámara, aplaudían y jaleaban cada uno de los recortes que el señor Rajoy anunciaba. Hay aplausos
y aplausos, señor Casado. (Aplausos). Cada uno elige lo que celebra y se retrata ante los españoles. Cada uno elige sus palabras y sus hechos, pero en un político siempre es deseable que haya algo de coherencia entre lo que dice y lo que hace.


Hoy ha vuelto a deslizar aquí algo que lleva repitiendo en los últimos días, a ver si cuela, y entenderá que tengo que darle respuesta, aunque ya sabemos que tienen ustedes la piel muy fina. Ha dicho que ustedes apoyaron al Gobierno en la
negociación con Europa; y estos días ha llegado, incluso, a apuntarse usted mismo el éxito de la negociación. Bueno, no le ha salido muy bien la jugada, señor Casado. Mire, usted solo tiene dos manos, dos manos, y es imposible que con una tire la
piedra, con otra esconda la mano, y con otra se ponga las medallas; no puede ser todo al mismo tiempo.


Sin embargo, hay algo mucho más serio y mucho más preocupante. Lleva usted días diciendo que lo que hace no es extremismo y reivindicando su derecho a hacer oposición en beneficio de España. Pero, mientras el presidente del Gobierno
defendía los intereses de cada uno de los españoles en esas negociaciones, usted se iba a un curso de verano a proclamar a los cuatro vientos que el Gobierno de España no es de fiar. Intentar debilitar al Gobierno ante la negociación más importante
para nuestro país en décadas, no es hacer oposición ni ayuda a España. Mandar un informe a Bruselas cuestionando el Estado de derecho en nuestro país, no es hacer oposición ni ayuda a España. Pedir a sus socios europeos que sean más duros en la
negociación, no es hacer oposición ni ayuda a España.


Un periodista europeo -un periodista reconocido, con una trayectoria de treinta años en Bruselas, no un señor australiano con un informe inventado, como trajo aquí hace unas semanas- ha denunciado que ustedes se dedicaron a maniobrar en
Bruselas para que los esfuerzos del presidente fracasasen, y aún estamos esperando que usted lo desmienta. Hoy tiene la oportunidad de hacerlo, de desmentirlo. (Aplausos). Nada de eso es hacer oposición, lo sabe usted y lo sabe todo el mundo,
dentro y fuera de esta Cámara, y nada de eso ayuda en nada a España.


Usted habla de moderación y de apoyo, pero los subtítulos de sus hechos dicen todo lo contrario. Lleva días repitiendo, hoy también, que el éxito del acuerdo se lo debemos a usted, porque la señora Merkel ha apoyado el acuerdo y es del
mismo partido que usted. ¿Sabe cuál es la diferencia, señor Casado? Que la señora Merkel ha defendido los intereses de toda Europa, también de nuestro país, mientras que usted se dedicaba a esas otras cosas que le he relatado. La diferencia es
que la señora Merkel -de quien estoy muy lejos políticamente- combate a la ultraderecha mientras usted le da la mano, los mete en las instituciones y se alía con ellos, aunque sea a costa de España y de Europa. (Aplausos). Por cierto, así se lo
paga la ultraderecha, señor Casado. No sé si se ha dado cuenta del todo, pero acaban de anunciar una moción de censura contra usted; contra usted. (Aplausos).


Señorías, en estos días también hemos visto resurgir brotes del COVID en nuestro país, y todos los oradores se han referido a ello. El presidente fue muy claro en su entrevista del pasado lunes: el 64,5 % de los casos están concentrados en
dos zonas, en el resto del país la incidencia es menor que la media europea, también que en Reino Unido, y las comunidades autónomas están mucho mejor preparadas que



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en marzo para hacer frente a esos brotes. ¿Quiere decir esto que no hay que preocuparse? No, quiere decir que hay que estar vigilantes, muy vigilantes, y yo estoy segura de que todos sabemos que este es un momento para transmitir
confianza, no inseguridad.


Señor Casado, ha dicho usted que el Gobierno está ausente, que no está haciendo nada, que está mirando para otro lado, y sabe usted que eso no es cierto. Hacemos a la semana 270 000 PCR; en estos meses se han transferido 16 000 millones de
euros a las comunidades autónomas, una buena parte para mejorar la sanidad pública; se ha reforzado la coordinación con el decreto de nueva normalidad; hemos acordado un plan de respuesta anticipada, un acuerdo-marco para la provisión de material
médico en coordinación con las comunidades autónomas, que supondrá 2000 millones de euros en los próximos dos años. Las instituciones funcionan, las comunidades autónomas y el Gobierno de España están en comunicación constante, pero usted se empeña
en transmitir aquí una imagen que no se corresponde con la realidad ni hace justicia tampoco a la política española.


Pide usted ahora un mando único, pero hace apenas unos días acusaba al estado de alarma y a ese mando único de despotismo y sus portavoces hablaban de totalitarismo y de dictadura socialcomunista. Propone una especie de ingeniería legal
imposible e innecesaria para tener una especie de estado de alarma que hace bien poco decía que no servía para nada. Mire, yo no creo que sus bandazos sean porque usted no tenga principios; creo que tiene un principio, solo uno, pero muy firme:
atacar al Gobierno. (Aplausos). Si se alcanzan pactos, ataca al Gobierno; si no se alcanzan, ataca al Gobierno; si hay acuerdo en Europa, ataca al Gobierno; si no hay acuerdo en Europa, ataca al Gobierno; si hay estado de alarma, ataca al
Gobierno; si no hay estado de alarma, ataca al Gobierno. Ese es su único principio, atacar al Gobierno donde sea y como sea, y, eso sí, lo cumple a rajatabla, señor Casado. (Aplausos).


El problema que tiene el Partido Popular es que atacar al Gobierno no es un programa de país ni un proyecto para construir España, y sin programa ni proyecto, ¿para qué deberían darles los votantes su confianza? Ese es su gran problema,
usted quiere llegar al Gobierno como sea, pero no tiene ningún proyecto para España ni para los españoles. Hace unos días en una entrevista su portavoz decía algunas cosas reveladoras; decía, por ejemplo, que nunca llegarán a un gran acuerdo de
Estado con este Gobierno -y es bueno que lo digan a las claras, así todos sabemos de qué hablamos- (rumores); pero, la señora Álvarez de Toledo también decía otra cosa interesante, que España está entrando en decadencia.


En esta Cámara estamos los dirigentes políticos del país, estamos los del presente y seguramente están buena parte de los del mañana, todo el país nos mira y nos escucha; este es un gran país que está haciendo un gran esfuerzo y está
saliendo adelante. Lo que el país necesita de sus políticos, de nosotros, es seguridad y confianza, no derrotismo. Si siguen así, lo único que estará en decadencia será el sentido de Estado de su partido, señor Casado. (Aplausos). Dejen de
apostar contra España, señor Casado, dejen el 'cuanto peor, mejor'; dejen de apostar contra España. Yo lamento que no estén ustedes en esto, y les seguiremos esperando, pero, señorías, aquí no se trata de quiénes somos ni de los escaños en que nos
sentamos, sino de lo que hacemos entre todos; eso es lo que nos define como políticos. Y sabemos que vienen tiempos económicos complicados, pero también sabemos que irán mejorando, y cuantos más nos sumemos a este esfuerzo, antes irán mejorando.


La sociedad española ha reaccionado con una unión y una responsabilidad que no habíamos visto nunca. Es una razón para la confianza. Los agentes sociales han entendido la gravedad del momento y han sabido sumar sus fuerzas. Es una razón
para la confianza. La Unión Europea acaba de llegar a un acuerdo histórico de corresponsabilidad entre todos. Es una razón para la confianza. Hay quien dice que no vivimos tiempos propicios para los valores, que en este momento debemos ser muy
pragmáticos. Yo soy muy pragmática y creo que ser pragmático hoy es defender una política de valores y principios. Creo que la indiferencia, el cada uno a lo suyo y el qué hay de lo mío nunca han construido hospitales ni escuelas; tampoco nos van
a ayudar contra la pandemia. Creo que la educación, la sanidad, el derecho a un empleo digno, con un salario justo, no pueden ser el privilegio de unos pocos porque de eso depende el futuro de todos. Creo que a nada de eso podemos renunciar sin
dejar de ser lo que somos.


Otros, antes que nosotros, supieron convertir los momentos más difíciles en el inicio de una Europa y una España de las que sentirnos orgullosos. Les decía al comienzo que eso, convertir los valores en propuestas y las propuestas en hechos
que mejoren la vida de la gente, se llama política y es algo que merece la pena. Es cierto que la política puede ser más que mejorar la vida de la gente, pero nunca puede



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ser menos. Esa es la responsabilidad, la gran responsabilidad, la mayor de todas las responsabilidades que cada uno de nosotros tenemos. Así que, señorías, hagámoslo.


Muchas gracias (aplausos de las señoras y los señores diputados del Grupo Parlamentario Socialista y de los miembros del Gobierno, puestos en pie).


La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señora Lastra. (Pausa.-Una trabajadora del servicio de limpieza procede a desinfectar la tribuna de oradores).


Tiene la palabra, en nombre del Gobierno, el señor presidente del Gobierno.


El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Sánchez Pérez-Castejón): Gracias, señora presidenta.


Señorías, quisiera comenzar, en primer lugar, agradeciendo las reflexiones constructivas de la mayoría de los grupos parlamentarios que han intervenido en esta sesión y quiero también agradecer, en un día tan significativo como hoy, la
alegría sincera que han manifestado aquellos portavoces que viven el triunfo de la sociedad española y europea como un triunfo propio. Yo creo que así es como debe ser entendido.


Como hoy se ha puesto de manifiesto, en estos meses de negociación -y también diría que en los meses que llevamos de pandemia-, los grupos parlamentarios de esta Cámara que tienen vínculos con partidos europeos representados en el Parlamento
Europeo han mostrado dos actitudes que me gustaría subrayar y poner encima de la mesa. Por un lado, está la actitud de aquellos que han actuado proactivamente para ayudar al Gobierno de España, que en este caso no era otra cosa que defender los
intereses de España y, en consecuencia, ayudar a nuestro país, promoviendo un clima de esperanza, un clima de sosiego, de serenidad, de confianza también en la interlocución del Gobierno de España en el Consejo Europeo. Ese clima -y yo quiero
agradecerlo- nos ha hecho más fuertes, nos ha mantenido fuertes en ese proceso de negociación, como he dicho al principio de mi intervención, muy complejo. Mientras otros han tenido una actitud, hoy nuevamente manifestada, dedicada a lo contrario,
a hablar mal de España en Europa, enviando, como decía antes la portavoz del Grupo Parlamentario Socialista, informes delirantes -es la única manera de poder calificar ese informe- sobre nuestra calidad democrática, una calidad democrática que yo
reivindico.


Señorías, este es el único Gobierno en toda Europa que ha tenido que someterse cada quince días a una prórroga y a un debate para mantener esa prórroga. Ha sido necesario aprobar esas prórrogas por parte de la mayoría parlamentaria de ese
Congreso. Por tanto, hacer informes delirantes sobre la calidad democrática de este país por parte del primer partido de la oposición, ayudando, en consecuencia, a aquellos que lo que quieren es denigrar las instituciones y la democracia española
en Bruselas, me parece que es todo menos un ejercicio de lealtad con España. (Aplausos). Y así lo quiero decir. Pero no solamente eso, no solamente enviando informes delirantes sobre nuestra calidad democrática, también tomando las posturas más
intransigentes de los llamados países frugales, defendiendo la condicionalidad de las ayudas que bloquearan reformas democráticamente votadas por los españoles, acusando al Gobierno de España en todos los foros a los que ha sido invitado -cito
textualmente- de socialcomunista, de bolivariano para desacreditar no ya la tarea de un Gobierno legítima y democráticamente votado primero por los españoles y después, por sus representantes en esta Cámara, sino su misma existencia. Es decir, lo
que llevan haciendo desde el pasado 7 de enero, fecha en que se produjo el debate de investidura, que es socavar la legitimidad democrática de este Gobierno.


Yo he esperado a esta réplica por prudencia y serenidad, y ayer, cuando estaba preparando un poco las réplicas de un debate bastante repetido, reiterativo, bastante previsible en cuanto a lo que son los argumentos por parte de la oposición,
como he dicho, he esperado a esta réplica para interpelar a estos patriotas de los recortes, que en los días y horas previos a los trascendentales consejos europeos que hemos tenido a lo largo de estos meses, y sobre todo el celebrado entre los días
del 17 al 21 de julio, volvieron a alzar su voz y exigieron de nuevo, por inverosímil que pueda parecer, al conjunto de los españoles y a mí, como presidente del Gobierno, aquellas mismas recetas para una España golpeada por la peor pandemia del
siglo, las mismas recetas equivocadas, señorías, sin pensar en los efectos económicos, en los efectos sociales que sus comentarios podrían tener en unos momentos cruciales para la negociación de este fondo tan importante y tan inédito y, asimismo,
sin pensar en las repercusiones que, en consecuencia, pudieran traer para sus compatriotas en un contexto de máxima necesidad, de máxima urgencia, como el que está atravesando nuestro país en un tiempo urgente e importante para todos y para todas.


Decidieron estos grupos que han mostrado una actitud completamente distinta, como he dicho antes, atender solo a la irrelevancia de los intereses políticos pequeños: los suyos, no los del país, no los de esta



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Cámara, los suyos, los pequeños. Y para ellos, quisiera dejar constancia, como marco general, de una reflexión sobre los dos tipos de actitudes habidas en la Cámara a la hora de enfocar el debate que hemos tenido sobre las conclusiones de
este Consejo. La de las personas, como nosotros, que construyen con sus aciertos, con sus errores, incluso con sus lapsus, señorías, y la de quienes, como ellos, promueven todo lo contrario y conviven, a su entender, con eternos aciertos. Lo
primero, un mensaje para ellos, y es prepárense para una legislatura larga y fructífera. (Aplausos). Asuman el rol que les ha asignado la sociedad española y construyan con nosotros, les tendemos la mano. Yo creo que la España del siglo XXI les
pide que comiencen por el respeto a la voluntad expresada por parte de la mayoría de los ciudadanos en las urnas, que, por cierto, se expresó en dos elecciones generales el pasado año y en tres procesos electorales complementarios: los municipales,
las autonómicas y las europeas. Una democracia, señorías, una democracia plena, consigue consensos que parecían imposibles y mantiene negociaciones con quienes parecen antagónicos. Esa yo creo que tiene que ser la visión de España, siempre lo ha
sido, al menos desde mi punto de vista, y no voy a renunciar a ella.


En esta legislatura, que será larga y fructífera, como he dicho antes, los ciudadanos nos piden la confluencia de todos en un proyecto común, la renuncia de cada uno de nosotros a aquellos aspectos más particulares que dificultan esos
consensos. Por tanto, no tengamos miedo a hablar ni a escuchar ni aceptemos vetos de ninguna clase, sobre todo los vetos entrecruzados que en algunas ocasiones explican votos contrarios que hemos visto, por ejemplo, en la Comisión de
Reconstrucción. Yo creo que esta tiene que ser la actitud, al menos es la actitud del Gobierno de España y creo que es la actitud de la generalidad de los partidos de la oposición.


Señor Casado, yo creo que usted tiene un problema. (Rumores). No, lo digo en serio, yo creo que usted no reconoce la legitimidad de este Gobierno; no la reconoce, no la reconocen, señorías, no la reconoce usted, no la reconoce en
absoluto, y yo le vuelvo a recordar lo que le he dicho en otras ocasiones: usted perdió cinco procesos electorales el año pasado (un señor diputado: ¡En Galicia!), por tanto, haga oposición, lidere la oposición y no se mimetice con la
ultraderecha. Por resumirlo mucho, señoría. Llevamos dos años así, sin alcanzar acuerdos, pero en estos seis meses, francamente, no consigo entender la postura del Partido Popular. Durante toda la negociación su ayuda -lo sabe, se lo dije en la
sesión de control que tuvimos- ha sido inexistente. Peor aún, intrigó, como ha dicho la portavoz del Grupo Parlamentario Socialista, todo lo que pudo para debilitar la posición del Gobierno de España en una importante negociación como la que hemos
tenido, y durante las negociaciones no paró de dar argumentos a los adversarios del país. Tuve la impresión de que en esta negociación decisiva para España el Partido Popular no iba con el equipo de España, querían que España perdiera este partido.
Y le pregunto: ¿Acaso pensaban que perdiendo España este partido ustedes ganaban?


Ustedes ya intentaron aprovechar la pandemia para hacer caer al Gobierno junto con la ultraderecha, oponiéndose, por ejemplo, al estado de alarma cuando era esencial. ¿Incluso, señoría, usted se atreve desde esta tribuna a decir que no
aprobaron el estado de alarma porque había un número cada vez mayor de fallecidos? ¿Realmente ese es un argumento para oponerse al estado de alarma? No deja de sorprenderme. Lo raro es que, cuando sale el acuerdo, dicen, en este caso en Bruselas,
que es mérito suyo y se ponen la medalla, como ha dicho antes la portavoz del Grupo Parlamentario Socialista. Incluso, fíjese, volviendo al estado de alarma, a las propuestas que usted reitera desde esta tribuna y que le he escuchado a lo largo de
estos días, en este entramado tan confuso -me refiero jurídicamente hablando- que ha expuesto en su intervención, yo lo que le digo es que recuerde el artículo 53 de la Constitución española que subraya, precisamente, que no se puede legislar por
mecanismos ordinarios en contra de derechos fundamentales. El estado de alarma es un instrumento eficaz, una garantía para hacer frente a la situación que vivimos en el mes de marzo.


Señoría, usted critica, pero también se pone la medalla de este acuerdo y a los dos minutos -¡ojo!- dice, como ha dicho usted aquí, que este acuerdo es espantoso, que este acuerdo es un rescate. ¿En qué quedamos? ¿Es bueno o es malo este
acuerdo, señoría? Me gustaría que lo aclarara. Y para continuar, como he dicho antes, usted lo que dice es que España ha sido rescatada, es decir, que en la lógica del señor Casado, señorías, España ha sido rescatada; Alemania ha sido rescatada;
Holanda ha sido rescatada; Francia ha sido rescatada; Italia ha sido rescatada; Finlandia ha sido rescatada; todos los países de la Unión Europea hemos sido rescatados, porque vamos a recibir todos el fondo. Ni le entiendo yo ni le entiende
nadie, señor Casado; una cosa, la contraria y las dos cosas a la vez. La postura del Partido Popular no es que sea errónea, es que resulta errática y podríamos definir su política en una palabra, que es incomprensible. Le diré cuál es la
verdadera postura del Partido Popular español. Estos



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son los hechos, los que le voy a relatar ahora. (Rumores). Primero, cuando el Gobierno de España habló por primera vez de la necesidad de un plan Marshall...


La señora PRESIDENTA: Silencio, por favor,


El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Sánchez Pérez-Castejón): ... hace ya más de cuatro meses, ustedes desautorizaron al Gobierno español, criticaron esta medida. Cuando iniciamos las negociaciones, ustedes debilitaron la postura del Gobierno
de España y nos llamaron pedigüeños, que, por cierto, es una expresión ya utilizada por una persona bastante afín a su presidencia dentro del Partido Popular contra otro presidente socialista. Cuando prosiguieron las negociaciones, ustedes enviaban
informes mendaces a Bruselas, como he dicho antes, cuestionando la democracia. Y cuando la negociación entró en una fase decisiva, ustedes mandaron mensajes de intransigencia a los llamados frugales para zancadillear el acuerdo. Así es como abona
usted, señor Casado, el acuerdo, los pactos con el Gobierno.


Pero el problema no solo está ahí, es mucho más profundo. El Partido Popular que usted preside no es un partido comparable con la derecha moderada europea, no lo es. (Aplausos). No lo es. Para empezar -se lo ha dicho antes la señora
Lastra-, la derecha moderada en Europa no pacta con la ultraderecha, como hacen ustedes. Para seguir, la derecha moderada europea pone por delante los intereses del país a los intereses del partido, y ustedes una vez y otra sacrifican los intereses
de España en beneficio de un supuesto interés de partido. Para continuar, la derecha moderada europea reniega de cualquier tipo de relación con las dictaduras que asolaron Europa en el pasado, y ustedes se oponen a la reparación a las víctimas del
franquismo. (Aplausos). Y, para finalizar, la derecha democrática europea deja a los muertos al margen de la confrontación política y ustedes los usan siempre, reiteradamente, cuando están en la oposición, sea con el terrorismo o sea con la
pandemia. Esta es la realidad del debate político que tenemos. (Rumores).


Señorías, España necesita unidad, necesita grandes consensos y justamente, cuando España necesita unidad y grandes consensos, resulta que el peor de sus temores, señor Casado, se ha hecho realidad: el señor Abascal acaba de anunciar una
moción de censura. VOX hace de VOX. ¿Qué va a hacer el PP? ¿Hará de VOX o del Partido Popular? (Aplausos). Señor Casado, le deseo suerte con sus socios, pero así es como usted abona los acuerdos con el Gobierno. (Protestas).


La señora PRESIDENTA: Silencio, por favor.


El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Sánchez Pérez-Castejón): Habla usted de salto de deuda pública de este país, pero si el mayor salto de deuda pública de este país, por valor de 410 000 millones de euros más, lo dio el Partido Popular con
el Gobierno de Mariano Rajoy hace escasos años. Habla usted de déficit público, pero si es el déficit público que nos hemos encontrado con ustedes al frente del Gobierno durante los últimos siete años. Habla usted de medidas populistas, ¿pero es
que para usted revalorizar las pensiones conforme al IPC es una medida populista? ¿Es que para usted aumentar el salario mínimo interprofesional es una medida populista? (Aplausos).


Habla usted de rescate, hoy lo ha vuelto a hacer, así que vamos con el diccionario español-Casado-español. (Risas). Dijo usted, por ejemplo, que el acuerdo es un rescate en toda regla y que es -y cito textualmente- un tercio de la piel del
oso que se había vendido, pero que es bueno para España y que fue la posición presentada por el Partido Popular. Por tanto, es un rescate en toda regla, un tercio de la piel del oso que se había vendido, pero que es bueno para España, porque,
además, ha sido una posición presentada por el Partido Popular. La verdad es que es un argumento bastante sofisticado. (Risas). Tienen una forma curiosa de dibujar el mundo y de considerar la mayor acción coordinada europea para inyectar
inversión y capital ante la peor crisis económica y social de estos últimos cien años. Nadie está poniendo paños a la crisis económica y social que vive el país, al contrario, aprobamos un estado de alarma, confinamos a millones de ciudadanos,
tenemos unas previsiones -claro que sí- calamitosas para España y para el conjunto de la Unión Europea, que ha tenido que seguir el mismo camino que nuestro país en cuanto al confinamiento y a la restricción de movilidad. No ponemos paños a la
situación económica y social derivada de la emergencia sanitaria; al contrario, somos realistas. Decimos a los españoles: nos esperan meses duros, pero vamos a salir de esta. Y cuanto más unida esté esta Cámara, más pronto y más fuerte saldremos
de esta crisis. (Aplausos). Para ustedes, señorías, esto es un rescate; en cambio, a un préstamo condicional a la banca española en 2012, que según el Banco de España costó al Estado 42 561 millones de euros y cinco visitas de la troika, es
decir, hombres de negro a nuestro país,



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ustedes lo llamaron -y cito textualmente, señorías- préstamos en condiciones muy favorables. (Risas). ¿Se acuerda, señor Casado? Puede sonreír.


Dos últimos apuntes, señor Casado, sobre la PAC y sobre la reforma laboral. En relación con la PAC, señoría, el ministro de Agricultura, Alimentación y Pesca ha sido claro, yo creo. La PAC 2021-2027 contará con más de 50 000 millones de
euros en España, 47 500 millones de euros procedentes de la Unión Europea más los fondos aportados por las administraciones central y autonómicas. Por tanto, cumplimos con nuestro objetivo de mantener la asignación. Al menos, podrían ustedes
reconocer esto, pero tampoco. Sí existe, sin embargo, un cambio de prioridades en la política agrícola común, y esto también yo creo que es importante subrayarlo porque es un debate que hemos tenido. Tenemos que hacerla más eficaz, facilitar
también la transición agroecológica. Al mantenerse el presupuesto para los próximos siete años, unido a la previsión de reducción del número de trabajadores activos, se va a propiciar que el importe medio de la ayuda que recibe cada agricultor y
ganadero se incremente. Aquí se ha dicho por parte de algún otro interviniente, creo recordar que ha sido el señor Quevedo, al cual agradezco ese reconocimiento. De hecho, así viene sucediendo desde el año 2014; tengo aquí los datos. En el
periodo 2014-2019, a pesar de que el presupuesto de pagos directos de la PAC se mantuvo constante, sin crecimiento en consecuencia anual, los pagos reales, señorías, pasaron de una media de 6331 euros por beneficiario en 2014 a 8482 euros por
beneficiario en 2019, es decir, un crecimiento anual del 6,8 %. Por tanto, esta tendencia se prevé que continúe al menos hasta el final de la década. Yo creo que esta es una buena noticia para el conjunto del sector agroalimentario en nuestro
país.


La prioridad, señorías, era cambiar la PAC porque es uno de los objetivos europeos y porque creo, además, que es uno de los objetivos que comparte el sector agroalimentario en nuestro país. Hay que hacerla más eficiente, más equitativa;
hay que facilitar la transformación ecológica. Si queremos también reducir las emisiones, como tenemos previsto en 2030 y 2050, necesitamos un mayor compromiso del sector agroalimentario en esta cuestión, lo tenemos, y será así una PAC diferente en
la que se pondrá énfasis en la agricultura familiar; en los agricultores profesionales; en la rentabilidad de las explotaciones; en la transformación, como he dicho antes, agroecológica; en la digitalización; en la innovación, sobre todo el
papel de los jóvenes, que es uno de los principales problemas. Hemos escuchado en muchas ocasiones comentar al ministro de Agricultura lo que es la renovación y la titularidad precisamente de esas explotaciones. La PAC también va a introducir una
perspectiva de género, reforzando el papel de las mujeres agricultoras y ganaderas. Por tanto, señoría, creo que desde ese punto de vista su crítica, como en otras muchas cuestiones, es injusta y desmesurada.


Sobre la otra cuestión, diré que el acuerdo de recuperación europeo está diseñado en 2020 para facilitar las transformaciones que requiere nuestra economía. Se trata, por tanto, de tomar medidas para impulsar un uso productivo de los
fondos. Si uno mira cuáles son las recomendaciones de transformaciones estructurales que hace Europa precisamente a España a lo mejor hay gente que incluso se sorprende, pero una de las recomendaciones que hace es precisamente crear un ingreso
mínimo vital; esa es una de las reformas que como transformación nos pedía Europa desde hace mucho tiempo: reordenar toda la política de ingresos mínimos que había en el conjunto de comunidades autónomas y darle un sentido más colectivo y, en
consecuencia, más eficaz en un ambiente tan importante como es el de la desigualdad, o al menos esa percepción tienen muchos españoles. El otro día salía precisamente una cifra del Centro de Investigaciones Sociológicas que a mí me llamó mucho la
atención y es que más del 60 % de la ciudadanía española considera que España es un país muy desigual, que sufre muchas desigualdades. Esas desigualdades se pueden materializar en falta de oportunidades, como estamos viendo entre los jóvenes; en
falta de oportunidades, como estamos viendo en varios colectivos, como son las mujeres, o también en muchas personas excluidas de cualquier tipo de ayudas como consecuencia precisamente de esa falta de oportunidades; estoy pensando, por ejemplo, en
los parados de larga duración de mi generación, gente de 48 o más de 50 años.


Señoría, creo que los pasos que está dando el Gobierno de España en el ámbito laboral de diálogo y de consenso social son fundamentales. Ayer mismo la vicepresidenta de Asuntos Económicos, después del Consejo de Ministros, en la sala de
prensa dijo que con las medidas que habíamos puesto en marcha España, gracias a esas medidas, había evitado que el producto interior bruto de nuestro país durante 2020 vaya a caer un 25 %. Ese es el esfuerzo que estamos haciendo. Para que se hagan
ustedes una idea, nosotros en el pico de la crisis, de la pandemia, hemos estado protegiendo a más de un 20 % de la población ocupada en nuestro país, y el ritmo de activación que hay ahora mismo de los expedientes de regulación temporal de empleo
está yendo a un ritmo de 15 000 o 20 000 reactivados diarios. Son medidas



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que dicen mucho, primero, del compromiso de los empresarios, porque además este es un país con una estructura productiva muy distinta a países con una cultura donde, efectivamente, este tipo de soluciones ha sido la alternativa al despido
puro y duro, como, por ejemplo, Alemania o Dinamarca. Tenemos sectores productivos más vinculados con el sector servicios, que lo hacen en consecuencia más difícil, y también una atomización de nuestro sector empresarial, pequeñas y medianas
empresas; es decir, las peluquerías han hecho unos ERTE durante la época del confinamiento. Eso dice mucho de esos empresarios, de esas empresarias, y dice mucho también del colectivo de los trabajadores, de los sindicatos, en definitiva, que los
representan. Esto es algo que está haciendo el Gobierno de España, es decir, estamos mirando hacia delante. Estamos planteando también cómo regular el teletrabajo; estamos, en definitiva, mirando hacia delante y abordando, desde el punto de vista
legislativo, cuestiones que se han acelerado como consecuencia de esta pandemia, entre ellas, la transición digital.


Señor Abascal, nos queda claro que para ustedes, en fin, la culpa es de los chinos (risas), de los comunistas ,de los inmigrantes, de las mujeres y mía también, claro, efectivamente; ya lo sé, ya lo sé. (Aplausos). La verdad es que, señor
Abascal, vuelve usted a decir que yo..., en fin, este es un Gobierno ilegítimo por las razones que usted considere. Usted legítimamente, porque está en su derecho y en su capacidad, porque así lo han querido los españoles, tiene la capacidad y la
representación parlamentaria para presentar una moción de censura, que es lo que ha anunciado hoy aquí, y yo le respeto y le reconozco esa legitimidad, señor Abascal. Quizá la única duda que yo tengo es, si tan urgente es para usted cambiar a este
Gobierno, ¿por qué espera al mes de septiembre? (Aplausos). ¿Qué pasa, señor Abascal, que se va de vacaciones? (Aplausos.-Risas.-Rumores). En todo caso, señor Casado, a ver qué hace, a ver qué hace usted, no se lo han puesto fácil, no lo han
puesto fácil; a riesgo de mimetizarse usted con la ultraderecha, a ver si le fagocitan, señor Casado, tenga usted cuidado. (Rumores).


La señora PRESIDENTA: Silencio, por favor. (Rumores).


Señor Hispán Iglesias de Ussel.


El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Sánchez Pérez-Castejón): Señor Abascal, en todo caso, en su intervención siempre hay esta contradicción en los sentimientos. Usted ama a España y la ama tanto que en Europa siempre que puede empuja en
contra de los intereses de España. ¿No? Que en sus alianzas comunitarias, además viene usted aquí y reprocha las alianzas parlamentarias de este Gobierno, incluso también que podamos hablar con unos y otros escaños, cuestionando de nuevo la
legitimidad que nosotros le reconocemos a usted, señor Abascal. Pues, ¡hombre!, yo le recordaría que usted en Bruselas, en fin, pertenece a este grupo donde está también una tal Unión Nacional Flamenca, uno de los principales socios que tiene el
señor Puigdemont en Bélgica. En fin, es usted todo coherencia, señor Abascal, tanto en España como en Bruselas. (Risas).


De todas formas, yo le voy a dar dos razones en relación con la cuestión que usted ha suscitado en su debate. Usted ha dicho que nosotros tratamos como menores de edad a los españoles y yo creo que es al revés, señor Abascal, usted trata
como menores de edad a los españoles, de verdad lo creo cuando le escucho, y los españoles no somos menores de edad, señor Abascal, y se lo digo con todos los respetos. Y a las personas que legítimamente han confiado en ustedes, hay que decirlo con
claridad, usted les ha mentido, sí les ha mentido y le voy a dar dos razones. En una Europa cohesionada, unida, en una Europa con un acuerdo firmado por distintas familias políticas -ahí están la familia liberal, la familia conservadora y la
familia socialdemócrata, espero que también los verdes se puedan sumar a este acuerdo en el Parlamento Europeo-, la ultraderecha en España se queda fuera como también en el conjunto de Europa. Europa representa la unidad y ustedes el enfrentamiento
continuo, ocurra lo que ocurra, se haga lo que se haga.


Y le voy a recordar algo, señoría, hace cuarenta y dos años que España vive una democracia, pero fue nuestra entrada en la Unión Europea, hace treinta y cuatro años, lo que vacunó definitivamente a nuestro país, al conjunto de la sociedad,
frente a ideologías excluyentes como la suya, y la que nos permitió a todos abrazar la libertad. Quisiera por ello compartir con usted unas palabras y también con el señor Casado. Dice así -cito textualmente-: Hay libertad de expresión en nuestro
país. A todos aquellos que dicen que no pueden expresar sus opiniones les digo: Si das tu opinión, debes asumir el hecho de que te pueden llevar la contraria. Expresar una opinión tiene un precio. Y continúa -cito textualmente-: Pero la
libertad de expresión tiene sus límites, esos límites comienzan cuando se propagaba el odio, empiezan cuando la libertad de otra persona es violada. Esta Cámara debe oponerse al discurso extremista, de lo contrario, nuestra sociedad dejará de ser
la sociedad libre que es. Cierro comillas. Señor



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Abascal, señor Casado, las palabras no son mías, las palabras fueron pronunciadas por la canciller alemana Merkel en el Parlamento alemán. (Aplausos). Y suscitaron también algunas quejas como cuando, por ejemplo, he relatado el devenir de
la ultraderecha en Europa y ustedes han aplaudido, pues directamente. ¿Saben cuál fue el comentario que hizo la señora Merkel a esas quejas? Parece que algunos se han dado por aludidos. No tengo más que decir, señor Abascal a sus palabras.


La segunda razón breve que me gustaría compartir con usted, señor Abascal, es la siguiente pregunta: ¿Qué es ser patriota? Realmente, ¿qué es ser patriota, señor Abascal? Usted viene aquí y nos da una lección de patriotismo. Usted es el
verdadero español, nosotros no somos españoles o, al menos, somos malos españoles para usted. Pero ¿qué es ser patriota? ¿Trabajar por los intereses de España o contra los intereses de España, señor Abascal? ¿Ser patriota es oponerse a los logros
de la patria? Sus parlamentarios europeos votaron en contra de la aprobación de un fondo de reconstrucción europeo, señoría, incluso yendo en contra de la votación de su propio grupo parlamentario. Y de lo único de lo que se han alegrado es de que
algunos de los dictámenes de la Comisión para la Reconstrucción en este hemiciclo no hayan salido adelante. Contradictorio patriotismo el suyo. Le diré una cosa, señor Abascal. Siento pena de que ustedes no estuvieran presentes en la ceremonia de
Estado del pasado 16 de julio. (Rumores). Lo siento. (Rumores).


La señora PRESIDENTA: ¡Silencio, por favor!


El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Sánchez Pérez-Castejón): Señorías, Europa nació para vencer al odio y con este acuerdo Europa lo que hace es convertirse en un proyecto mucho más fuerte de lo que era antes de que entráramos en este Consejo
del pasado 17 a 21 de julio.


Al señor Asens, del Grupo Parlamentario Confederal de Unidas Podemos-En Comú Podem-Galicia en Común, quiero decirle que la apuesta del Gobierno de España por el diálogo es siempre la misma. Es firme desde el principio. Nosotros sabemos que
en Cataluña existe un conflicto político. Este no es un conflicto de religioso, no es un conflicto social; es un conflicto político y tenemos que resolverlo desde el punto de vista político. Por tanto, señoría, nosotros tenemos claro cuál es el
marco, que es la legalidad vigente; sabemos cuál es el camino, que es el diálogo, y sabemos cuál es la meta, que es el reencuentro. Yo tuve la ocasión de reunirme con el president Torra en la Generalitat de Catalunya, donde ofrecí una agenda de
reencuentro a las autoridades catalanas. Hemos tenido una reunión de esa comisión bilateral entre el Gobierno de España y el Gobierno de la Generalitat de Catalunya. Lógicamente, durante estos meses hemos tenido que estar centrados en lo que
estamos centrados. Hoy precisamente estamos apoyando, hombro con hombro, arrimando el hombro con la Generalitat de Catalunya en la gestión de los rebrotes que estamos viendo en Lleida y en el área metropolitana de Barcelona. Pero insisto en que,
aun con estas circunstancias, aun con esta coyuntura, el compromiso del Gobierno de España con el diálogo es firme. Yo dije en la investidura que esta iba ser la legislatura del diálogo y va a ser la legislatura del diálogo social, institucional y
territorial con la Generalitat de Catalunya. No le quepa a usted duda. (Aplausos). Es más, ayer mismo la portavoz del Gobierno, la señora Montero, lo dijo en la sala de prensa del Consejo de Ministros. Cuando quiera la Generalitat reunirse con
el Gobierno de España en la comisión bilateral lo haremos; que pongan fecha y lo haremos. Pero parece que el problema no somos nosotros y ni siquiera lo es el socio minoritario de ese Gobierno. Parece que, en este caso, es el socio mayoritario
del Gobierno de la Generalitat de Catalunya el que se niega a sentarse con el Gobierno de España. Nosotros cuando sea necesario estaremos prestos y dispuestos a sentarnos para empezar a resolver un conflicto que nos va a llevar tiempo, que nos va a
llevar años. Efectivamente, existen tensiones, pero la voluntad es firme y la convicción también es determinada por parte del Gobierno de España.


El señor Echenique creo que ha hecho un planteamiento sobre el contexto de la emergencia sanitaria a nivel internacional. La verdad es que los datos son muy preocupantes y ahí están: más de 16 millones de contagiados, más de 600 000
fallecidos en el mundo, en Europa 1 600 000 contagiados y 182 000 fallecidos. Son las cifras oficiales. Efectivamente, en España estamos viendo los rebrotes que se están viendo también en otras partes de Europa y que, además, son de la misma
tipología. Más de un 30 % son rebrotes asociados a conductas sociales relajadas y más de un 20 % son contagios vinculados con el ámbito laboral, sobre todo, en algunos colectivos que sufren una precariedad muy importante como, por ejemplo, los
temporeros. Sabe usted que el ministro de Sanidad se ha reunido desde el estado de alarma recurrente y sistemáticamente con todos los consejeros de Sanidad. Lo ha hecho también el ministro de Agricultura con los consejeros de Agricultura para ver
cómo podemos controlar las condiciones laborales y la seguridad sanitaria de los trabajadores temporeros en el campo. Hemos tenido catorce



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conferencias de presidentes y este viernes vamos a tener otra Conferencia de Presidentes, en este caso, en La Rioja, en San Millán de la Cogolla. El planteamiento que les voy hacer a los presidentes autonómicos es que nos reunamos todos los
meses, porque tenemos mucho de qué hablar. Tenemos que reunirnos también a finales de agosto para preparar o, mejor dicho, ultimar la vuelta al colegio de nuestros hijos y de nuestras hijas. Creo que eso también es muy importante. En definitiva,
señoría, el Gobierno de España está donde debe estar, respetando lógicamente el autogobierno en un Estado compuesto como el que tenemos, que las competencias en sanidad están en manos de las comunidades autónomas y coordinando, colaborando y
cooperando con ellas.


Fíjese que a lo mejor podemos tener, además usted lo ha dicho en su intervención, algún elemento de crítica a algunos anuncios que hace algún presidente o alguna presidenta autonómica, como hemos conocido en estas últimas horas, pero el
Gobierno de España no va a entrar en ello, porque creo que los ciudadanos lo que quieren ver es al Gobierno de España de la mano de las autonomías en un desafío que afecta a la vida y a la salud pública de nuestra sociedad. Sin embargo, durante
todo este tiempo, señoría, desde que levantamos el Estado de alarma, el Gobierno de España ha aprobado un decreto de nueva normalidad. Por cierto, a aquellos que critican este decreto de nueva normalidad he de recordarles que fue pactado con las
comunidades autónomas. No es que nosotros nos encerráramos en un laboratorio en La Moncloa y pusiéramos negro sobre blanco aquellas cosas que se nos ocurrían, sino que fue producto de un proceso de elaboración, de codecisión, de cogobernanza con
las comunidades autónomas. Hemos aprobado el 16 de julio un plan de respuesta anticipada y hemos aprobado el 22 de julio un acuerdo marco para el aprovisionamiento, en todas las instituciones del conjunto del Estado, de todo el material médico que
necesitaríamos en caso de sufrir una segunda ola. Por tanto, señoría, yo creo que hay elementos que prueban que el Gobierno de España está donde debe estar. Estamos vigilando y mantenemos la serenidad, porque yo creo que también es muy importante,
señorías, que traslademos ese mensaje de serenidad, de calma. Hay mucha angustia en la sociedad española, que considera que estos rebrotes son inquietantes, perturbadores. Apelemos a la responsabilidad colectiva, que es la que nos afecta a
nosotros como representantes públicos, a los Gobiernos autonómicos y al Gobierno de España, y a la responsabilidad individual que todos tenemos para evitar la propagación del virus. Lógicamente, se necesita el compromiso de las instituciones para
luchar contra el virus, pero también se necesita el compromiso individual. En ese sentido, todo lo que podamos hacer es poco para reivindicar esta tarea individual que tenemos por delante. Señor Echenique, no por su parte, faltaría más, pero sí
por parte de otro grupo parlamentario -me parece que ha sido el señor Abascal- se ha criticado, de nuevo, la labor del doctor Simón. Les diré que me siento profundamente orgulloso de que España tenga servidores públicos como el doctor Simón al
frente de esta situación. (Aplausos).


Al señor Rufián quisiera decirle que no me ha quedado claro si, estando en mi lugar, Esquerra Republicana hubiera apoyado o no este fondo de recuperación. Es verdad que ha hablado de las buenas noticias, pero, de alguna manera, las
minusvalora. Me gustaría plantear alguna puntualización, algún comentario sobre ello. Le diré también, señoría, que empatizo con esa preocupación de distintos grupos parlamentarios y con las precauciones que han mostrado en torno a la
condicionalidad. Esta sociedad ha sufrido durante estos últimos diez años muchos recortes, muchos ajustes y contrarreformas que han devaluado derechos. Evidentemente, hay que estar alerta y pendientes de cualquier medida que tenga como uno de sus
elementos la condicionalidad, pero me gustaría, haciendo ese ejercicio de empatía con usted, decirle también que los planteamientos que está teniendo la Unión Europea son los de dar una respuesta positiva a esta crisis, sobre todo en este momento en
el que tenemos una caída tan abrupta del producto interior bruto y destrucción de empleo, con políticas anticíclicas y, en consecuencia, con políticas expansivas. No puede decir que esto no sea claramente una política expansiva, señoría. Lo
estamos haciendo a nivel nacional y lo estamos haciendo a nivel europeo cuando se ha suspendido el Pacto de Estabilidad y Crecimiento y se está planteando por parte de las instituciones europeas movilizar 750 000 millones de euros en seis años. Eso
es una política expansiva. Evidentemente, ahora tenemos que focalizar todos nuestros objetivos hacia la recuperación económica y la creación de empleo, y cuando lleguemos a los niveles que teníamos de crecimiento previos a la pandemia tendremos que
ver y abordar entre todos la necesaria consolidación fiscal, porque el esfuerzo que estamos haciendo es de una enorme envergadura, tanto en el ámbito del déficit público como en el del endeudamiento. Por cierto, aquí se habla sobre las subidas o
bajadas de impuestos de este Gobierno, ¿qué son las moratorias que está planteando el Gobierno de España al tejido productivo de este país, si no es defender, precisamente, la supervivencia de ese tejido de esas empresas en este momento tan
complicado?



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Yo creo que se minusvalora la trascendencia, señor Rufián, de algunas de las medidas que se han acordado. Esta es una mutualización pura y dura de la deuda pública europea. Lo es, señoría, ¡si es por primera vez cuando se va a emitir deuda
de la Comisión Europea para financiar proyectos vinculados con la transición digital o la transición ecológica, o la capacitación del capital humano en nuestro continente! Por cierto, que esto no tiene truco; yo no he dicho que tenga truco; esto
no tiene ningún truco, señoría, no lo tiene, porque esto lo van a pagar los españoles, lo va a pagar el Gobierno de España a partir del año 2027. Vamos a empezar a devolver, como todos los países, precisamente, la deuda y el principal a treinta
años. Esta es una operación de treinta años; vamos a adelantar recursos de los próximos treinta años a estos primeros seis años, precisamente, para hacer frente, uno, a esta crisis económica y social derivada de la crisis sanitaria; y, dos, para
hacer frente a las transformaciones que se han acelerado producto de la pandemia. Por tanto, señoría, cuando se ha planteado, por parte de los países frugales, que a nosotros nos estaban regalando dinero, yo he negado la mayor, porque este es un
crédito que también vamos a pagar los españoles a través de nuestras arcas públicas. ¿Qué pasa? Pasa que, evidentemente, quien se está endeudando no es el Gobierno de España -que, por cierto, ya lo está haciendo y mucho, precisamente, para
sostener los expedientes de regulación temporal de empleo, las líneas que están manteniendo vivo el pulso de nuestras empresas, que llevamos más de 100 000 millones de euros en movilizados, precisamente, en esta tarea-, sino que lo está haciendo el
conjunto de la Unión Europea a través de la Comisión.


Y se plantea por parte de algunos países: ¡Oigan ustedes!, si esta es la primera vez que lo hace la Comisión Europea, a mí me gustaría tener un refuerzo en la gobernanza a través del Consejo Europeo. Bueno, ¡yo tampoco le veo ningún
problema, señorías! Es un nuevo instrumento, es un nuevo fondo, tiene una nueva gobernanza, y no solamente la Comisión, sino que también los países en el Consejo Europeo quieren tener voz. Bueno, pues me parece que, como mínimo, tenemos que
reconocer que, si hay otros países que, junto con España, quieren endeudarse para dar una respuesta común y defender el mercado único, entre otras cuestiones, y el proyecto europeo, durante los próximos treinta años, puedan tener un espacio de
debate en el Consejo Europeo. También nosotros podemos plantear, legítimamente, algunos debates en el Consejo Europeo vinculados con la necesaria armonización fiscal que se necesita en Europa. Pues ahí lo dejo.


En fin, no creo que haya una dificultad en cuanto a la conceptualización del fondo, una nueva gobernanza, cuál es el papel que puede jugar el Consejo, sin desmerecer el equilibrio institucional y el protagonismo de la Comisión, en la emisión
de la deuda y en el pago de los desembolsos, pero, en todo caso, señoría, no hay ni unanimidad ni veto al desembolso que se pueda plantear algún país, entre otras cosas, porque, si usted se lee las conclusiones, se habla de motivación; que aquellos
países que tengan alguna duda, tendrán que motivar cuáles son los elementos que quieren suscitar como debate de incumplimientos de ese Plan nacional de reformas e inversiones, que se plantee por el Estado miembro equis. Señoría, insisto, es un
nuevo fondo, un nuevo instrumento; exige de una nueva gobernanza, porque quién se está endeudando no es la Comisión -es la Comisión, pero también los Estados miembros, también España- y, en consecuencia, darle ese papel al Consejo Europeo, me
parece que es también, incluso, razonable. Lo que no sería razonable -y ahí lo comparto con usted- es que fuera unánime el desembolso, que se exigiera la unanimidad o se abriera la puerta al veto.


Además, hay que recordar que, en el Consejo Europeo, sobre el marco financiero plurianual, al marco sí que se le exige la unanimidad por parte de los Estados miembros, pero para el Fondo de recuperación no se exigía la unanimidad de los
Estados miembros. Con lo cual, si no se exige la unanimidad para el Fondo de recuperación, no se puede exigir la unanimidad para el desembolso de ese fondo de recuperación. Parece un galimatías, pero creo que pueda entender usted cuál es el debate
que subyacía en esta cuestión. Y ya también le digo -y yo lo reconozco, señoría- que nosotros no estuvimos a favor ni de la unanimidad ni del veto precisamente porque lo que se ponía en cuestión era la confianza en la Comisión Europea, y se decía:
Es que yo no me fío de la Comisión Europea y por eso quiero que sea el Consejo quien unánimemente pueda votar el desembolso de esos pagos, y nosotros dijimos que eso rompía el equilibrio institucional, que devaluaba cuál era la posición de la
Comisión Europea, y el éxito ha sido preservar precisamente la institución que nos representa a todos, que es la Comisión Europea. ¿Y que hay tener un debate político en el Consejo? Pues se tiene un debate político en el Consejo, los que quieran.


E insisto, yo empatizo con usted en esa precaución que necesariamente debemos tener todos sobre de qué estamos hablando cuando hablamos de condicionalidad. Pero, también le digo una cosa, señoría,



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si fuese una condicionalidad vinculada con la transición ecológica, ¿usted estaría de acuerdo, sí o no? Por ejemplo, hay países -usted lo sabe- que no están de acuerdo con la transición ecológica. ¿A usted le parece bien que haya
condicionalidad para esa transición ecológica, para llegar al año 2030 o al año 2050 con una reducción sustantiva de emisiones de CO2? Yo creo que cuando hablamos de condicionalidad, cuando hablamos de reformas, tenemos que plantear cuáles son las
reformas que necesita nuestro continente y cuáles son las reformas que necesita nuestro país, y claramente, señoría, lo que se plantea no es que sea razonable, es que es necesario. Tenemos que hacer esa transición digital, esa transición ecológica,
porque -como he dicho al principio de mi intervención- los efectos que tiene la disrupción tecnológica en el mercado de trabajo o en la educación -como hemos visto durante estos meses-, o los efectos que tiene la transición ecológica en nuestra
economía y en nuestro país, si no los abordamos y los abordamos ya -y ya lo estamos haciendo; precisamente durante este semestre hemos aprobado en el Consejo de Ministros el anteproyecto de ley de cambio climático, la estrategia de economía
circular-, tendremos consecuencias devastadoras para las cuales no hay vacuna. Por tanto, cuando hablamos de condicionalidad, señoría, creo que también podremos encontrar un punto de equilibrio entre lo que usted dice y lo que yo lógicamente
defiendo.


En relación con Ciudadanos, señoría, yo no sé si estamos ya en campaña o no en Cataluña, pero se lo he dicho y se lo digo con toda humildad, señor Rufián: ¿Yo no puedo pactar con la derecha y usted sí puede pactar con la derecha
independentista catalana? (Aplausos). Fíjese -y ya lo he dicho públicamente, señoría-, a mí me gustaría pactar con ustedes, y se lo digo desde la tribuna: Me gustaría pactar con ustedes, pero profundicemos en esa reflexión que usted hace, porque
entonces, ¿qué es lo que estamos haciendo, qué es lo que estamos reconociendo, el mismo planteamiento político que hacen otras fuerzas parlamentarias que reprochan al Gobierno que pueda hablar con su fuerza parlamentaria aunque usted defienda un
proyecto político muy distinto al nuestro, no desde el punto de vista social pero sí desde el punto de vista de la convivencia, porque ustedes defienden la independencia y nosotros no? ¿Se discute, entonces, la legitimidad de todos los escaños que
están aquí presentes? Yo no la discuto señoría -yo no la discuto- y, por tanto, si seguimos esa lógica efectivamente acabaremos dando la razón precisamente a aquellos que reprochan al Gobierno que podamos llegar a un acuerdo con ustedes. Y le digo
algo más, señoría, y se lo digo al señor Bal: Aunque parezca mentira, algunas veces, señor Bal, el señor Rufián tiene razón; y algunas veces, señor Rufián, aunque parezca mentira, el señor Bal tiene razón. (Aplausos).


Señora Borràs, voy a ser muy claro. Para este Gobierno los intereses de todo el país serán siempre los prioritarios -siempre-, el interés general siempre está por encima de cualquier partido -aunque le pese-, pero yo creo que su problema es
que solo hablan para los suyos y solo se escuchan entre ustedes. Su problema es que solo hablan para ustedes, se pierden más de la mitad de la conversación, y yo creo que eso no es sano cuando ustedes gobiernan para toda Cataluña. El Gobierno de
España no va a desatender las urgencias ni de Cataluña ni de España, señoría, mientras ustedes en vez de asimilar una responsabilidad política, lo que hacen cada vez que tienen oportunidad, suben esta tribuna o yo escucho, en este caso, al president
Torra, es echar la culpa al Gobierno de España de todo lo que acontece en Cataluña. Ahora bien, señoría, permítanos que lleguemos a la conclusión de que, a pesar de lo que ustedes pueden pensar sobre el malvado Madrid y el malvado Gobierno central,
tienen mucho en común con la señora Ayuso. En la gestión de la sanidad madrileña y catalana solo hay una diferencia, señoría, y es la bandera que cuelga de los centros de salud, porque todo lo demás es lo mismo: privatización, privatización y
privatización. (Aplausos). Usted, señora Borràs, llegó a decir durante el estado de alarma que Cataluña, si fuese independiente, gestionaría mejor la pandemia. Esto lo dijo usted y también lo dijo el señor Torra, del partido al que usted
representa. Yo no voy a entrar en ningún reproche, señoría. Me refuerzo en mis convicciones iniciales y es que el Govern de la Generalitat puede contar con el Gobierno de España para hacer frente a esta causa común de salvar vidas y defender la
salud pública de Cataluña y de España. (Aplausos).


Me gustaría, además, hacerle cuatro reflexiones, señoría. La primera -ayer lo mencionó el señor Torra y hoy usted también en la tribuna-, en referencia a unas declaraciones sobre la Fiscalía General del Estado que yo hice, no en mi mejor
día. Es justo que usted me lo reproche, señoría, pero si usted quiere ser del todo justa, también tendría que recordar lo que yo dije dos días después, y es que, precisamente, me equivoqué en esa declaración y reivindiqué la autonomía de la
Fiscalía General del Estado (rumores), cosa en la que creo y que práctico, señoría. (Aplausos).


La segunda cuestión es que este Gobierno mantiene firme su compromiso con el diálogo. No hay discusión en este punto, señoría, no la hay. Somos un Gobierno en el que conviven y dialogan dos fuerzas



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políticas diariamente; dos fuerzas políticas que es verdad que compartimos un mismo espacio político, pero que tenemos concepciones y perspectivas muy diferentes. Dialogamos diariamente para poder llegar a medidas, a acuerdos en el Consejo
de Ministros que son en beneficio -creo yo- de la mayoría social de este país. Hablamos con los agentes sociales. Hemos celebrado catorce -van a ser quince- conferencias de presidentes. El señor ministro de Sanidad se ha reunido en cincuenta
ocasiones, en el Consejo Interterritorial de Sanidad, con todos y cada uno de los consejeros de Sanidad. Mantiene una interlocución diaria con la consejera de Sanidad y también con el secretario general de Salud Pública, que, afortunadamente,
ustedes, después de meses, han logrado nombrar en plena pandemia. Mantenemos el diálogo con todos. Hemos llegado a un acuerdo en el Consejo Europeo con personas con las que yo discrepo enormemente. Hemos llegado a un acuerdo con Gobiernos como el
de Hungría, con Gobiernos como el de Polonia, con Gobiernos como el de Holanda. Por tanto, señoría, creo que tenemos acreditada, al menos, nuestra voluntad y capacidad de diálogo, tanto desde el punto de vista interno -porque somos un Gobierno de
coalición- como desde el punto de vista institucional. Por tanto, la pregunta que le hago es si realmente usted cree que el problema con el diálogo lo tiene el Gobierno de España o si lo tienen aquellos que dicen que no merece la pena sentarse con
el Gobierno de España porque no hay nada que concluir con él.


La tercera cuestión es que el resultado de la cumbre demuestra que el entendimiento frente a los discursos excluyentes es la senda por la que debemos avanzar para garantizar el bienestar de los ciudadanos.


La cuarta cuestión es que la valoración del Fondo COVID-19, desde la perspectiva del Govern de la Generalitat, es la más injusta de todas las realizadas por las comunidades autónomas. Usted ha hecho referencia precisamente a ese fondo no
reembolsable, y es injusto -y permítame que al menos se lo traslade al conjunto de sus señorías- por distintas razones. Hay que decir que es un fondo extraordinario que este Gobierno ha puesto a disposición de las comunidades autónomas y que es un
fondo para luchar contra la pandemia. Es lógico, por tanto, que la mayoría de los recursos vayan a aquellas comunidades más afectadas hasta el momento en el que se aprobó este fondo. No valen ni los localismos ni la reivindicación de criterios
tradicionales de reparto en fondos ordinarios.


Y por último, señora Borràs, le aconsejo que no brinden -como el PP y VOX- ante las malas noticias. Los rebrotes no son un ataque al Gobierno, son una amenaza para la salud de los españoles, vivan donde vivan. Hoy, incluso los defensores
de la hoja de ruta independentista, les están pidiendo que se centren en lo importante, señoría. Son días de rastreo, de seguimiento, de esfuerzo y de decisiones, y lo fundamental hoy, como ayer y mañana, es que salvemos vidas, que todos lo
hagamos. En eso es en lo que está el Gobierno de España, apoyando y ayudando a la Generalitat de Catalunya. (Aplausos).


Ustedes, señorías, han equiparado la democracia española con China y con Turquía; siempre se olvidan de Rusia, no sé muy bien por qué. De alguna manera, ustedes validan algunas cosas que, desafortunadamente, el primer partido de la
oposición también está planteando en Bruselas con esos disparates e informes mendaces que envían. Ustedes tienen un método que consiste en designar un ente, que es el Estado español -nosotros somos el Estado español-, que viene a ser como una
suerte de monstruo de varias cabezas al que atribuyen siempre las peores intenciones respecto de sus partidos y, por extensión, del pueblo catalán. Permítame que le recuerde que el Estado español es un Estado democrático, es un Estado social y
democrático de derecho, una de las veinte democracias más contrastadas del mundo, según indicadores que nada dependen del Gobierno del país, y que, como democracia que es, se asienta en el principio de la división de poderes independientes entre sí.
El Poder Judicial es independiente del Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo es independiente del Poder Ejecutivo. Y, puestos a recordar, les diré que ustedes, al igual que otros diputados de esta Cámara como, por ejemplo, la portavoz del Grupo
Parlamentario Popular, la señora Álvarez de Toledo, o incluso a la señora presidenta del Congreso, en tanto que representantes legítimos de los ciudadanos catalanes y catalanas, son parte del Poder Legislativo del Estado español. Para completar la
descripción, les quiero hacer notar que la Generalitat de Catalunya también forma parte del Estado español, como forman parte del mismo todas y cada una de las comunidades autónomas. Es más, su presidente es el máximo representante del Estado
español en Cataluña.


Por tanto, señorías, para resolver el contencioso, el conflicto político existente -y es al punto al que quiero llegar-, para superar el problema de convivencia que deriva de ese conflicto político, les propongo que todos partamos de una
realidad, y es que ustedes están criticando -y están en su derecho- una decisión de un poder independiente, que es el Poder Judicial, y lo están haciendo en la sede de otro poder independiente del que forman parte, que es el Poder Legislativo, pero
se están equivocando en el



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destinatario de sus críticas. El Gobierno no pone ni quita sentencias; quienes lo hacen, señoría, son los tribunales. Y añado: afortunadamente. (Aplausos).


Señor Errejón, dice que no es el mejor de los acuerdos. No es el mejor de los acuerdos, pero yo creo que es un buen acuerdo para Europa y es un buen acuerdo para España. También quiero despejar las dudas respecto de la transición
ecológica. Es cierto que en la negociación nos vimos forzados a algunos recortes que, efectivamente, lamentamos, como, por ejemplo, el Programa Horizonte y el Fondo de Transición Justa, pero también hay que recordar que los dos principales pilares
de este Fondo de recuperación, que son el mecanismo de resiliencia y el React, son dos fondos que van a estar muy vinculados en su génesis y en su ejecución a la transición ecológica. Creo recordar, si la cifra no me falla, que un 30 % de esos
fondos se va a destinar a este propósito. Pienso que es un paso inédito, se lo he dicho antes al señor Rufián y me gustaría recordárselo. Estamos mutualizando la deuda. Este es el camino. Yo entiendo muy bien las dificultades que tenían algunos
países. Sabíamos que estábamos abriendo una puerta y creo que precisamente todos tenemos que esforzarnos, en el Parlamento Europeo y desde los parlamentos nacionales, para que no se cierre nunca más, que sea un camino que exija ulteriores pasos en
beneficio de esos Estados unidos de la Unión Europea. Estamos ante una enorme oportunidad -coincido con usted- y estamos, en consecuencia, ante una enorme responsabilidad. Nosotros vamos a contar con las comunidades autónomas y vamos a contar con
los ayuntamientos. Para que se hagan ustedes una idea, si queremos, por ejemplo -como aspiramos desde el Gobierno-, rehabilitar viviendas, entornos urbanos y destinos turísticos, necesitamos contar con las comunidades autónomas y también con los
ayuntamientos. Los ayuntamientos van a contar con un papel fundamental en la ejecución de estos fondos, como debe ser.


En consecuencia, creo, señoría, que este esfuerzo de ensamblar -digamos- a todas las instituciones en un gran acuerdo nacional puede ser muy positivo. Fíjense -yo lo decía uno de estos días-, más allá de las cifras, más allá de las
políticas, más allá de las aproximaciones -y, efectivamente, podríamos haber logrado más transferencias; le puedo garantizar, señor Errejón, que yo peleé porque fueran más transferencias, pero, en aras del acuerdo, nos quedamos en 390 000 millones
de euros, que son bastantes-, sobre todo es el horizonte de esperanza y de motivación que este Fondo de recuperación, que esta respuesta europea provoca en el conjunto de la sociedad europea y, en particular, en una sociedad angustiada como la
sociedad española. No solamente se van a movilizar recursos públicos, sino que va a arrastrar a la inversión privada y creo que puede movilizar muchas energías positivas de empresas, de jóvenes, de personas que a lo mejor no han encontrado la
oportunidad, que han devenido en vulnerables como consecuencia de esta pandemia. Es decir, tenemos la enorme oportunidad de dar un salto a la modernización de nuestro sector productivo, de nuestro país y, en consecuencia, garantizar la prosperidad
de nuestro país durante los próximos veinte años. Ese reto merece la pena y este Parlamento también debe contar en ese reto y en ese desafío. Desde luego, señoría, el Gobierno de España, a través de los presupuestos, a través de los planes, a
través de las iniciativas legislativas que necesariamente vamos a tener que sacar para poner en marcha toda esta ejecución de inversiones sin precedentes, tiene que contar con el Parlamento y apelo al consenso de todos.


Entiendo lo que usted dice, pero en este momento y en esta semana en la que hemos recibido una noticia desconcertante y desajustada -como la califiqué- por parte de Reino Unido respecto a la cuarentena en nuestro país, cuando precisamente el
64 % de los rebrotes están concentrados únicamente en dos territorios y en el resto prácticamente estamos en unos niveles de epidemia muy parecidos a los de Reino Unido -yo sé que usted no lo ha dicho, pero su intervención me permite también
referirme a la transformación que tenemos que hacer-, quiero reivindicar el papel que está jugando el sector turístico en nuestro país. El sector hostelero, el sector hotelero están haciendo un esfuerzo por adaptar sus instalaciones a las
condiciones de seguridad sanitaria y de higiene que necesitamos. También el Gobierno de España ha puesto recursos en sus manos, precisamente para abordarlo. Es un sector que está sufriendo mucho y me gustaría trasladarle la solidaridad y el
compromiso del Gobierno de España en la defensa de sus intereses, que creo que es lo que quieren también todas sus señorías. (Aplausos).


Al señor Baldoví quiero agradecerle su reconocimiento a la importancia del acuerdo y reiterarle que, efectivamente, el Gobierno de España va a contar con las comunidades autónomas y va a contar también con los ayuntamientos. Entiendo que
ustedes ponen encima de la mesa una serie de infraestructuras y de inversiones. Yo creo que lo importante es que nos pongamos de acuerdo en cuáles son los ejes transversales, que yo creo que podemos compartir dos fuerzas progresistas como la suya y
la que representa este Gobierno. La transición digital, la transición ecológica, la cohesión social y territorial y la



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igualdad de género pueden ser cuatro conceptos que justifiquen todas las políticas sectoriales que pongamos en marcha de cara a este relanzamiento de la economía. En este sentido, agradezco mucho sus palabras y la voluntad manifestada.


Al señor Rego quiero reiterarle lo mismo que le he dicho al señor Casado: esto no es un rescate, señoría. Si me apura, por seguir un poco el juego de palabras, le puedo aceptar que Europa rescate a Europa, porque, efectivamente, eso es lo
que hemos hecho, rescatarnos todos los europeos a nosotros mismos, porque estamos viendo una crisis económica, social y sanitaria sin precedentes en los últimos cien años. La propia canciller Merkel ha dicho que esta es la peor crisis desde la
Segunda Guerra Mundial, la mayor crisis a la que se ha enfrentado nunca, nunca, nunca, la Unión Europea. Y este Gobierno no pone paños caliente, les dice a los españoles: tenemos por delante meses duros pero vamos a salir de esta y, además, no
solamente vamos a salir recuperando aquello que perdimos, sino más fuertes, precisamente para garantizar cosas que yo creo que podemos compartir usted y yo, como fuerzas progresistas que representamos. Si nosotros estamos dando un salto de deuda
pública de 20 puntos del producto interior bruto, si la Comisión Europea se está endeudando por primera vez para financiar programas vinculados con la transición ecológica y digital, por poner un caso -es decir, estamos detrayendo recursos futuros a
las generaciones futuras-, qué menos que legarles un planeta más sostenible y, en consecuencia, más inclusivo desde el punto de vista ambiental y también social. Yo creo que ese es el desafío que tenemos por delante.


En relación con Alcoa, el Gobierno de España en absoluto se desentiende. Precisamente, estamos negociando con esa compañía. También apelamos a la colaboración de la Xunta de Galicia para poder remar todos juntos en un objetivo común, que
es defender esta industria tan importante para Galicia y para el conjunto del país. En consecuencia, estamos trabajando en esa dirección. Este es un nuevo paradigma, señoría. Entiendo y empatizo con la cuestión de la condicionalidad, creo que
todos podemos compartir esa precaución, pero creo también -como le he dicho al señor Rufián- que usted y yo podremos estar de acuerdo en que la transición ecológica es fundamental y que hay países que no están comprometidos con esa transición
ecológica, y no hace falta que los ponga encima de la mesa. Por tanto, si todos los países nos endeudamos, si también España se está endeudando por todos los países, qué menos que garantizar también una serie de supervigilancia -digamos- del
destino o del uso que se hace de esos fondos. No creo que estemos hablando de mucho más.


También le digo que esto es una mutualización en toda regla que va a abrir nuevos debates muy interesantes, que ya se están teniendo en el Parlamento Europeo; por ejemplo, el de los recursos propios. Aquí se ha dicho -me parece que ha sido
el señor Esteban u otro portavoz- que vamos a tener que hablar de recursos propios, que vamos a tener que hablar de la tasa digital. Aquí, en el Congreso de los Diputados, se ha planteado precisamente por parte de este Gobierno de coalición y de
las fuerzas políticas que lo representan en esta Cámara, una tasa digital que queremos también que sea comunitaria. Estamos hablando del impuesto a los plásticos, estamos hablando del impuesto al carbón en frontera para proteger a nuestra industria
en esa transición ecológica que necesita. Son debates que movilizan a la izquierda y que, además, ilusionan, porque, ¿cuánto hace que estamos hablando en Europa y en España de que tenemos que aumentar los recursos propios a nivel comunitario? Esto
es, sin duda, un paso decisivo para poder lograrlo, porque si la Comisión Europea se está endeudando, ¡qué menos que en los presupuestos que representan a esa Comisión Europea dentro del marco financiero haya más recursos para poder financiar esas
políticas y también el endeudamiento que vamos a tener durante los próximos tres años en el ámbito comunitario! Me parece que son pasos de una enorme trascendencia.


Entiendo que usted subraye las precauciones a algunas de las cuestiones que se han suscitado en el debate, pero es que me parece, de verdad, que para aquellos que somos europeístas -y usted lo es como lo soy yo-, esto es un paso de una
enorme trascendencia, de una enorme importancia. Creo que todos nos tenemos que felicitar de que lo hayamos logrado, no el Gobierno de España, sino el conjunto de Europa, partiendo de la base, señoría, de que había países que el 17 de julio, cuando
entraron en la sala del Consejo Europeo, querían cero transferencias; no es que quisieran 100 000 millones, 300 000 millones o 500 000 millones, es que querían cero transferencias.


Señor Bal, nos habla de los Gobiernos europeos, de los tres principales partidos. En fin, no es falsa modestia, señoría, pero a usted siempre se le olvida quién es el máximo representante de la familia socialdemócrata en Europa, y es el
Gobierno del Partido Socialista, en este caso en coalición con Unidas Podemos. (Aplausos). Señoría, usted habla de vetos cruzados. Si nosotros vamos con usted, entonces estamos en el camino recto; si vamos con otras fuerzas políticas que usted
tacha injustamente



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-injustamente, repito- de populistas, entonces vamos por el camino equivocado. Está usted en su derecho de plantear esa disyuntiva así; a mi juicio, es falsa. Analicemos cuál es la composición de distintos Gobiernos en Europa. Gobierno
sueco: gobierna el Partido Socialista con el partido de los verdes, apoyado por los liberales; no hay veto cruzado entre los liberales y los verdes. ¿Quién gobierna en Bélgica, señoría? Gobierna un Partido Liberal, una primera ministra, apoyado
por partidos nacionalistas que, precisamente, apoyan a nivel europeo aquella causa independentista que defienden los partidos nacionalistas en Cataluña. Por cierto, señor Bal, en fin, hágaselo ver, porque usted gobierna con el PP y con los que hay
ahí abajo, con la ultraderecha. Por tanto, si quiere darnos lecciones, hagan ustedes una revisión de los pactos autonómicos que han hecho en Andalucía, en Castilla-La Mancha, en Castilla y León, en Murcia y en otros tantos lugares, como en Madrid.
(Aplausos). Pero, claro, si ustedes pactan con la ultraderecha es bueno y si nosotros pactamos con otras fuerzas políticas es malo; ustedes son los serios y nosotros somos los menos serios. Señor Bal, en fin.


Sobre el mercado laboral, creo que también he respondido. Ahí están los ERTE, ahí están las prestaciones por cese de actividad a los trabajadores autónomos; me alegro de que usted ya no lo saque en sus intervenciones. Usted está en un
partido que representa o, al menos desde el punto de vista discursivo, dice representar los intereses de los colectivos de los autónomos, pero no se ha referido en ninguna ocasión en el debate a los trabajadores autónomos. Será porque,
efectivamente, este ha sido el Gobierno que por primera vez en la historia ha cubierto las necesidades perentorias de la mitad de los trabajadores autónomos en este país (aplausos), que ha creado la prestación del cese de actividad para los
trabajadores autónomos.


Agradezco su disposición, lógicamente, a que nos entendamos, a que podamos llegar a acuerdos; se lo agradezco a usted y a todos los grupos parlamentarios que han apoyado las prórrogas del estado de alarma. Creo que ustedes han dado sentido
a sus diez escaños, que han demostrado que diez escaños pueden ser más útiles que ochenta y nueve escaños del principal partido de la oposición. ¿Cómo? Pues anteponiendo los intereses del país a los intereses diminutos de un partido político en
concreto, que son legítimos pero que son diminutos respecto al desafío que tenemos por delante. ¡Ojalá, señoría, podamos seguir en ese camino!


En relación con el turismo, ¡qué quiere que le diga, señoría! No están las palabras, están los hechos: ahí están los ERTE, ahí están las líneas ICO, ahí está, en definitiva, toda la acción que estamos desarrollando en el plano económico,
social y también diplomático para poder resolver la cuestión a la que usted se refería en relación con el Reino Unido.


Al señor Esteban le agradezco que reconozca y valore la dimensión histórica de este acuerdo, que la tiene. Habla usted de cifras y de las previsiones económicas y creo que todos podemos estar de acuerdo en que son muy difíciles de hacer
ahora, no solamente en España sino en el conjunto del mundo. Todos los organismos se enfrentan a una situación inédita y, en consecuencia, es muy difícil prever cuál es la caída del producto interior bruto. En definitiva, si usted mira cuáles son
las revisiones que han ido haciendo sistemáticamente la Comisión Europea o el Fondo Monetario Internacional, verá que se han ido agravando como consecuencia de la pandemia. Es más, todos mantienen -entre comillas- sus previsiones a la espera de ver
cómo se desarrolla el otoño, que esperemos que sea mucho mejor de lo que ha sido este primer semestre en cuanto a la emergencia sanitaria y sus consecuencias en la emergencia económica y social. En todo caso, la previsión de la Comisión Europea es
una caída de un 8 % de producto interior bruto, más de 1 billón largo de euros; creo que, desde el punto de vista del Fondo de recuperación y del marco financiero, es más o menos lo que estamos cubriendo, aunque, efectivamente, el Gobierno de
España hubiese querido un mayor compromiso; de eso no le quepa a usted duda.


Efectivamente, me complace y además le agradezco que reconozca que este es un nuevo instrumento que exige una nueva gobernanza a nivel europeo y también a nivel estatal; vamos a necesitar una nueva gobernanza. Esto no es por criterio de
población; tiene que ser por programas, por proyectos, por objetivos que compartimos creo que todos los Gobiernos autonómicos vinculados con estas transiciones. Y, en definitiva, el esfuerzo y las tareas que tienen por delante las comunidades
autónomas van a ser enormes, junto con el Gobierno de España, pero me refiero al papel que usted ha reivindicado para las comunidades autónomas, que yo reconozco, en la gestión y en la definición del plan. También están los fondos estructurales que
están gestionando y lo van a seguir haciendo las comunidades autónomas, en particular algunas de ellas, y, por tanto, el esfuerzo de gestión que tenemos que hacer entre todos va a exigir muchísima colaboración, muchísima coordinación y muchísima
cooperación. En ese sentido, espero que la Conferencia de Presidentes que vamos a tener el próximo viernes sea el punto de partida para empezar



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a hablar de esos mecanismos de cogobernanza que tenemos que poner en marcha, y me gustaría que le trasladara al lehendakari Urkullu que sería buena su presencia en dicha Conferencia de Presidentes.


En relación con las otras cuestiones y los compromisos, señoría, en la última sesión de control tuvimos ocasión de hablar sobre ello. Creo que hemos reforzado los mecanismos bilaterales de entendimiento entre el País Vasco y el Gobierno de
España. Así ha sucedido, por ejemplo, con la Comisión mixta de transferencias del País Vasco, también con comisiones bilaterales sobre otras materias o también con las conferencias de presidentes. Hemos dado acceso lo antes posible a los tres
primeros tramos del fondo no reembolsable de 16 000 millones de euros, destinado a todas las comunidades autónomas. Como le dije la semana pasada, el tramo cuarto, es decir, el que se refiere precisamente a la merma de ingresos tributarios
referidos a la COVID, será objeto de análisis y cobertura vía déficit propio de Euskadi, porque, aunque ustedes no lo apoyaron, el real decreto les autoriza la incorporación del remanente de tesorería de la Comunidad autónoma vasca de 2019 para
evitar cualquier tensión de tesorería en 2020. Insisto, una vez más, en que este Gobierno cumple con lo pactado, que va a seguir siendo así y honestamente creo, señoría, que conjuntamente podemos hacer muchas cosas en beneficio de Euskadi y de
España durante los próximos años.


Señor Iñárritu, usted ha hecho referencia también a algunos grupos parlamentarios, a los aplausos y demás. Yo no hablaría ni de triunfalismo ni de autocomplacencia, pero sí de reconocimiento de un hito histórico que se ha producido en
Europa y también de crear unas condiciones atmosféricas y ambientales en el debate público español, al menos en esta Cámara, mucho más serenas y mucho más tranquilas, que aminoren la polarización para que podamos llegar a puntos de encuentro.
Insisto, este triunfo no es el triunfo del Gobierno de España, es el triunfo de Europa y de España y, en consecuencia, yo hago partícipes al conjunto de los representantes de esta Cámara y de la ciudadanía española de este éxito colectivo. Por
tanto, la actitud que subyace a ese tipo de comportamientos que hemos tenido en la bancada del Grupo Parlamentario Socialista -me tomo también la licencia de hacerlo en nombre del Grupo de Unidas Podemos-, creo que si refleja algo es precisamente
eso, una voluntad de encuentro, de crear una dinámica y un ambiente distinto de debate público que necesitamos en nuestro país y que creo que sería bien acogido por la ciudadanía española en aras del consenso.


Habla usted de centralismo. Honestamente, yo no sé a qué centralismo se refiere. Creo que usted y yo podemos estar de acuerdo en que, de nuevo, la transición digital o la transición ecológica son elementos que debemos compartir en este
plan nacional de reformas, como la igualdad de género y la cohesión social y territorial. No sé, no veo el centralismo. Al contrario, veo el reconocimiento: uno, al cogobierno y, dos, al autogobierno de todas y cada una de las comunidades
autónomas. Aquí se está reprochando precisamente al Gobierno de España -el reproche ya es de nota- haber prorrogado el estado de alarma al menos hasta en seis ocasiones y ahora se nos piden modificaciones legislativas para plantear un estado de
alarma sin decretar el estado de alarma. Es un poco lo que pide el Grupo Parlamentario Popular con esas modificaciones que, en realidad, exigirían una centralización de muchas de esas competencias. Nosotros lo que decimos es que con el actual
marco normativo podemos dar cauce a la respuesta que necesitan los brotes en las distintas comunidades autónomas. Con todas las dificultades que estamos teniendo, el plan de anticipación temprana, el acuerdo marco, el real decreto de nueva
normalidad, las conferencias interterritoriales que tenemos a nivel de salud y las conferencias de presidentes demuestran la voluntad no solamente del Gobierno de España, sino de todos por reconocer un Estado compuesto, por respetar las competencias
que tiene cada cual y, evidentemente, no cuestionarlas; y no las cuestionamos. Es más, señoría, fíjese si no las cuestionamos que nosotros hemos sido el primer Gobierno de España que ha puesto en manos de las comunidades autónomas, sin condiciones
-reitero, sin condiciones-, 16 000 millones de euros, de los cuales, 9000 millones de euros son precisamente para atender el gasto sanitario y 2000 millones de euros para atender el gasto educativo. Por tanto, no puede decir que este Gobierno es
centralista. Anteriores Gobiernos del Partido Popular decían a las comunidades autónomas: ustedes lo que tienen que hacer es endeudarse a través del FLA y, por tanto, se daban préstamos. Nosotros estamos haciendo lo que pedimos a Europa que haga,
transferencias a fondo perdido a las comunidades autónomas, reconociendo su capacidad de autogobierno para invertirlos y gastarlos en donde ellos consideren oportuno. Prueba de eso es que hemos puesto 16 000 millones de euros encima de la mesa para
las comunidades autónomas para esta cuestión, y creo que también es justo reconocerlo. Usted ha hablado además de la condicionalidad y de si el acuerdo es suficiente o no es suficiente. Yo puedo compartir con usted que no es suficiente, es el 90 %
de los objetivos que se había marcado el Gobierno de España antes de entrar en el Consejo; pero, en aras de lograr ese acuerdo, es mejor tener



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un 90 % que no tener nada. Es un 90 % bueno para España y es un 100 % bueno para Europa, y así creo que ha sido percibido por el conjunto de la ciudadanía.


Al señor Botran quiero decirle que he respondido a algunas de las cuestiones vinculadas a la decisión del Tribunal Supremo de ayer y también al planteamiento que se hace por parte de la Unión Europea. Esto no es en absoluto un rescate. No
siga la línea teórica que plantea precisamente la derecha, esto no es un rescate; esto tiene todo que ver con una respuesta solidaria, común y mutua del conjunto de los Estados miembros a una realidad tan dramática como la que estamos viviendo a
consecuencia de la emergencia sanitaria.


A la señora Oramas quiero agradecerle el reconocimiento del papel que hemos jugado. Creo que es muy importante lo que hemos logrado en el ámbito del reconocimiento de la región ultraperiférica. Entrábamos en el Consejo Europeo con el
elemento inquietante y poco tranquilizador de que Canarias no estaba inscrita en esa condición de régimen ultraperiférico, pero lo hemos logrado. Hemos logrado incluso aumentar las aportaciones a las islas Canarias y, en definitiva, tanto las islas
Canarias, señoría, como las islas Baleares tienen todo el apoyo del Gobierno de España en este trance tan difícil que estamos atravesando con uno de los principales emisores de turismo en nuestro país que es el Reino Unido. Desde luego, señoría,
estamos trabajando incesantemente con ellos para ver si podemos lograr que revisen esta decisión que han tomado. Además, creemos que está absolutamente desajustada porque, si se mira cuáles son los indicadores epidemiológicos y la incidencia
acumulada de la epidemia en determinados territorios -en particular, en Canarias y en Baleares-, no hay razones ni argumentos que sostengan desde el punto de vista científico el cierre o la cuarentena, en este caso de los turistas británicos que
viajen a sus islas o a las islas Baleares.


Al señor Quevedo quiero decirle que desde El Hierro hasta La Graciosa las islas Canarias son parte de la agenda del Gobierno de España; no le quepa duda. Por ello, creo que el acuerdo de composición de la comisión bilateral entre el
Gobierno de España y el Gobierno de Canarias, aprobado el pasado 23 de junio en el Consejo de Ministros, es una buena noticia. Reitero lo que le acabo de trasladar a la señora Oramas. Reafirmo el compromiso del Gobierno de España para actuar con
fidelidad a los tratados. En segunda instancia, quiero recordarle que es el momento de ejercer nuestros derechos, pero, sin duda, también de acometer nuestras obligaciones como ciudadanos europeos, entre las que se encuentra dar salida a una
estrategia nacional de reformas económicas y sociales en favor de lo público. En ese sentido, Canarias es esencial y queremos contar con el Gobierno canario, del que su formación política es parte y, también, con el conjunto de fuerzas
parlamentarias canarias presentes en esta Cámara.


Señor Sayas, somos conscientes de que su valoración siempre es negativa respecto a lo que haga el Gobierno. En fin, el Gobierno de Navarra de la señora Chivite sé que no le gusta. Tampoco le gusta este Gobierno y usted lo deja patente en
cada una de sus intervenciones. Pero, más allá de señalar los problemas, convendría que UPN trabajara por apuntar soluciones. Más allá de los reproches que usted habitualmente profiere al Gobierno de coalición y más allá de agitar el fantasma del
antinavarrismo, convendría arrimar el hombro de forma cooperativa. Ya sé que ustedes piensan que somos el antigobierno -antiEspaña, antiNavarra, anticonstitucional-, pero creo que tendríamos que ser un poquito más serios, señoría. En cuanto al
presupuesto para el primer pilar de la PAC, el Fondo Europeo Agrícola de Garantía Agraria, Feaga -más que nada para que quede constancia en el Diario de Sesiones, porque sé que usted lo sabe-, son 291 091 millones de euros. Y le saco de dudas,
teniendo en cuenta el porcentaje que representa nuestro país en el gasto de este fondo, a España le corresponderían 39 156 millones de euros para el periodo 20212027, de los cuales 34 181 millones de euros se destinarán a ayudas directas a los
pequeños agricultores. La PAC en su conjunto, es decir, la suma del Feaga más el Feader, se va a elevar a 47 682 millones de euros. Y como he explicado antes en mi primera intervención, esta es la cifra equivalente a la que se ha dispuesto por
parte de España en el anterior marco financiero 2014-2020, que les recuerdo que ha sido de 47 500 millones de euros. Son 47 682 millones de euros para los próximos años y 47 500 millones de euros en estos últimos años. Creo que las cifras son lo
suficientemente elocuentes como para ver y reconocer que la negociación en el ámbito de la PAC ha sido un éxito.


Percibo en sus críticas, señoría, más dudas que certezas, pero el Gobierno también está para eso, para resolver. No pierda más ocasiones porque al final sus argumentos, señoría, acaban cayendo por su propio peso, como le he demostrado con
las cifras. En todo caso, le agradezco y mucho que haya mostrado su posición y su predisposición a que Navarra pueda contar en el diseño y en la ejecución del desarrollo de este plan nacional de reformas con este fondo de recuperación.



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Al señor Mazón le agradezco también el acuerdo. ¡Qué más querría yo que lograr acuerdos con la bancada conservadora en esta Cámara, señoría, a los que apelo insistentemente! Desgraciadamente, la experiencia nos indica lo contrario. Ahí
están, por ejemplo, los debates y los resultados de las votaciones del estado de alarma. En todo caso, no perdemos la esperanza, que en términos cualitativos es también lo que se abre como consecuencia de esta respuesta inédita que está dando
Europa a la crisis. Como le he dicho antes al señor Sayas, sin duda alguna, contaremos también con las comunidades autónomas. Pero insisto -y esto me parece muy importante porque su partido es de Gobierno en Cantabria junto con nosotros- en que
estos no son fondos estructurales y, por tanto, los criterios no van a ser los mismos ni el reparto va a ser el mismo ni la gobernanza va a ser la misma; no lo es a nivel europeo, no lo va a ser a nivel nacional. En consecuencia, tenemos que
trabajar todos para encontrar el mejor mecanismo, uno que sea ágil y que nos permita absorber todos estos recursos y, también, alinear todas las agendas de transformaciones que necesita nuestro país. En el caso de la Comunidad Autónoma de
Cantabria, no me cabe duda de que compartimos en buena medida estos objetivos de transformación que antes he subrayado.


Señor Martínez Oblanca, ¿¡qué quiere que le diga!?; todo es malo, todo es negativo, esto es un desastre... Fíjese, antes usted ha hecho referencia al Fondo COVID, y Asturias ha recibido más de seis millones de euros del Fondo Social
Extraordinario, casi siete millones de euros del Fondo de Contingencia de Sanidad y tres millones de euros del Pacto de Estado contra la Violencia de Género. Creo, señoría, que el compromiso del Gobierno de España en este y en otros muchos asuntos
vinculados también con la transición ecológica, una transición que tiene que ser justa, está fuera de toda duda.


Con el señor Guitarte coincido en que han cambiado todas las prioridades: la seguridad sanitaria; la ciencia -no se ha referido a ella, pero entiendo que lo comparte-; la sanidad pública -ahí está, como he dicho antes, el Fondo no
reembolsable de 16 000 millones de euros y 9000 millones de euros vinculados a la sanidad-; la PAC -ya he descrito cuál es el resultado de esta negociación-; la cohesión territorial, que va a formar parte de ese plan nacional de reformas; el
compromiso también desde el punto de vista ejecutivo creando esa vicepresidencia no solo para la Transición Ecológica sino también de Reto Demográfico. Yo creo que tenemos los instrumentos, los cauces, la voluntad política y la representación de
una amplia mayoría de fuerzas parlamentarias comprometidas con ese reto demográfico que no solamente afecta a Aragón, sino a todas y cada una de las comunidades autónomas. También aquí, en la Comunidad de Madrid, hay un desafío de reto demográfico,
por citarle otro territorio distinto a Aragón. Reivindico y agradezco ese ánimo de acuerdo y de consenso que usted ha planteado en sus palabras. También le reconozco a usted y al conjunto de fuerzas parlamentarias el trabajo que han hecho en la
Comisión para la Reconstrucción. Una Comisión en la que no hemos llegado a un cien por cien de acuerdo o de consenso porque es verdad que hay múltiples intereses, hay vetos cruzados, injustificables, porque lo importante es lo que se vota no quién
vota. En todo caso, creo que se ha hecho un esfuerzo muy importante en esa Comisión para la Reconstrucción y el Gobierno va a tener en cuenta las recomendaciones que hace el Parlamento en relación con el plan nacional de reformas. Espero que
puedan ustedes ver reflejados esos planteamientos, esas recomendaciones, cuando presentemos la hoja de ruta de transformaciones para los próximos años.


A la señora Lastra, del Grupo Parlamentario Socialista, lógicamente, le agradezco todo el apoyo y el ánimo y, también, que asuntos que son urgentes e importantes y que tienen la misma trascendencia que el tema que nos ha suscitado esta
comparecencia, como es la violencia de género, lógicamente, estén presentes en el debate. Y comparto, como no puede ser de otra manera, no solamente el dolor, sino también la convicción y la determinación de este Gobierno por cerrar una etapa de
violencia que, desgraciadamente, está afectando a la mitad de la población por el mero hecho de ser mujer. (Aplausos). En este sentido, creo que la mayor parte de fuerzas parlamentarias estamos en esa misma línea.


Nada más y muchas gracias, señora presidenta. (Aplausos de las señoras y los señores diputados del Grupo Parlamentario Socialista y de los miembros del Gobierno, puestos en pie).


La señora PRESIDENTA: Muchas gracias a usted, señor presidente del Gobierno. (Pausa.-Una trabajadora del servicio de limpieza procede a desinfectar la tribuna de oradores). Muchas gracias, señora Gil.


A continuación, intervendrán los representantes de los grupos parlamentarios. Por el Grupo Parlamentario Popular en el Congreso, tiene la palabra el señor Casado Blanco.



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El señor CASADO BLANCO: Gracias, señora presidenta.


Bueno, dos horas y media de intervención y una réplica escrita. Ahora entiendo por qué estuvo en Bruselas de convidado de piedra, porque si tiene que leer con lo que decimos aquí, imagínese para aguantar esos debates en los que poco podía
decir. Ahora bien, déjeme que le diga algo: ¿esta era su nueva normalidad, señor Sánchez, la de los siete millones de españoles que no pueden trabajar, aunque quieran; la de los 45 000 muertos, que ya hasta un diario de cabecera reconoce con ese
recuento que han hecho las comunidades autónomas, como hizo el INE, como hizo el Carlos III o la Seguridad Social, y que usted, sorpresivamente -y nadie lo entiende-, se niega a reconocer? ¿Es la nueva normalidad no proveer ya la garantía de que
los sanitarios nunca más se contagien? Cincuenta mil lo hicieron en la última oleada. ¿O, a lo mejor, es no volver a tener humildad y seguir con esa política de barra de bar, de descalificar y de hacer oposición a la oposición, como hemos oído
hoy? ¿Qué dice usted de los rebrotes? ¿Ha traído aquí algún programa para hacer test masivos, para garantizar una aplicación de eso de la huella digital que anunciaron en junio? ¿Tiene que ir a rebufo otra vez de lo que decimos nosotros? Pasó
con las mascarillas, pasó con los test, pasó con cerrar los colegios. ¿Qué va a pasar con el curso escolar? ¿Va a decir, como el señor Illa, que era contraproducente, para luego cerrarlos en toda España? ¿Ahora no hay expertos? No hay comité de
expertos, se negaban a decir sus nombres; y ahora, la segunda del señor Simón en el CCAES dice que sí hay una segunda oleada para, al día siguiente, después de arremeter contra el turismo, decir que no la hay.


Por cierto, señor Sánchez, ya que lee usted las réplicas, lea la Constitución, porque el artículo 53 establece que el ordenamiento jurídico regulará por ley la limitación de derechos; por ley, que es lo que le estamos pidiendo nosotros. ¿O
es que la Ley de Enjuiciamiento Criminal no regula y no limita los derechos o, incluso, el Código de Circulación, el derecho a poder circular con su coche? Evidentemente, para eso está el Parlamento, para hacer leyes; no para traernos aquí a pedir
un estado de alarma cada vez que haya un problema, o para lavarse las manos, como está haciendo usted, quizá para que se lo pidan por aclamación y bajo palio. Y ¿qué dice de las siete mil iniciativas que ha presentado el Grupo Parlamentario
Popular? ¿Tiene algo que decir o que señalar de nuestras propuestas, de las de las autonomías? ¿Tiene que ir a las conferencias de presidentes para ver qué puede hacer? Por cierto, esto de que nuestro partido no es de centro-derecha moderado en
Europa, señor Sánchez, dígame un partido socialista europeo que pacte con independentistas, con comunistas, con populistas y con herederos de bandas terroristas. ¡Dígame uno! (Aplausos). Entonces, veremos quién es el moderado y quién no lo es.
Por cierto, le ofende que llamen populistas a Podemos. Pero si lo hizo usted en el debate electoral: Yo no tengo nada que ver con los populistas. Jamás, jamás pactaré con Podemos, no podría dormir. ¡Hombre!, deje ya de mentir, deje ya de
engañar, que le tienen calado también hasta en Bruselas. ¿Habla de Alemania? En Alemania no solo el SPD no ha pactado nunca con el Partido Comunista, es que la Constitución prohíbe los partidos de extrema izquierda comunistas, para que usted lo
sepa también, ahora que se ha hecho fan; va a hacer camisetas del señor Simón y camisetas de la señora Angela Merkel. (Aplausos). Por cierto, la señora Angela Merkel, de la que usted decía que como siguiera de canciller en Alemania, entonces
quebraría la Unión Europea.


Tiene usted que entender una cosa, señor Sánchez: tiene que elegir entre Europa o sus socios, y tiene que elegir por el futuro de España o por el futuro, aunque efímero, de su Gobierno Frankenstein. Hasta usted sabe que ya no hay ninguna
alternativa. Por eso, déjense de aplausos de El club de la comedia, que ya le he dicho que son ofensivos porque España no está para eso y que, además, en Europa le pasarán a cobro. Aprenda de los buenos diplomáticos, no celebre éxitos en
negociaciones, pero mucho menos celebre como éxitos lo que han negociado otros porque, si no, se lo pasarán a cobro.


Hablaba de Europa y de los países frugales. Claro, la culpa de que tres Gobiernos socialistas hayan ido contra su negociación es del Partido Popular; la culpa de que la primera ministra finlandesa -tal y como ha desvelado The Financial
Times- rompiera la negociación por sus actitudes ofensivas durante la segunda cena también es del Partido Popular; la culpa de que el señor Iglesias arremeta contra los supuestos paraísos fiscales de Irlanda también es del Partido Popular; y la
culpa de que arremetan contra un Gobierno liberal como el del señor Rutte también es del Partido Popular. Oiga, no cuela, y tampoco cuela que diga que el informe que hemos mandado a Europa es inadmisible. Mire, hemos mandado un informe que
suscribimos porque en este país han muerto 45 000 personas y no se reconoce. Ustedes y sus socios mandaron un informe sobre el Ébola por la muerte de un perro. Un perro, 45 000 personas fallecidas; es la diferencia de los informes que se han
remitido desde España a las instituciones comunitarias. (Aplausos). Usted dice: No nos han apoyado. Ah, ¿no hemos apoyado, en su día, ni a



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Solana ni a Almunia tampoco a Solbes ni a Calviño? Los tuits, ¿para qué están, para despistar? Es decir, ponemos tuits, nuestra delegación lo apoya, para despistar. ¿Usted qué hizo con Cañete? Decir que conocía de cambio climático el
calor de Jerez. ¿Qué hizo con Guindos? Decir que no era una mujer -eso es verdad- y decir que había participado en el rescate financiero. Sí, el rescate financiero, usted lo llamaba así y hay que recordar que usted era consejero de la Asamblea de
Caja Madrid cuando aprobó tres emisiones masivas de preferentes. (Aplausos). Por tanto, no venga aquí a hablar de rescate financiero, señor Sánchez; dejaron quebrado el sistema financiero y usted estaba en la Asamblea de Caja Madrid. A mí no me
dé lecciones del plioceno, querido señor presidente del Gobierno.


Habla usted también de las cuestiones de los aliados, pero no habla de su partido. ¿Sabe lo que dicen de usted sus aliados del Partido Socialista? Que como negociador dejó tirado a su compañero Timmermans. Muchos bailes con Iceta y lo
dejó tirado. ¿Esa es su credibilidad? Pero también habla de economía, del rescate financiero y, además, de los recortes. Pero ¿cómo tiene la desvergüenza de venir a esta Cámara en la que usted votó en 2010 el mayor recorte de la historia de la
democracia congelando las pensiones, recortando el sueldo a los funcionarios y metiendo un hachazo a todas las inversiones públicas? (Aplausos). Oiga, no lo he hecho yo, lo hizo usted. Habla también de la deuda pública, la misma que usted como
diputado autorizó que subiera del 40 % al 70 % y nos dejó un regalito en los cajones, debajo de las alfombras, otros treinta puntos ocultos que tuvimos que aflorar para el Plan de pagos a proveedores de sus deudas y facturas. Y ya el colmo es que
se ponga usted a hablar de la hemeroteca, dice que nos persigue la hemeroteca. Oiga, yo a usted le conocí como tertuliano meritorio de Zapatero y está en la hemeroteca -antes de que usted se subiera al Falcón- lo que ya decía que quería hacer con
este país, lo mismo que Zapatero. Por cierto, la hemeroteca también persigue al señor Iglesias de La tuerka, ese programa financiado por Irán, ese programa financiado por Venezuela que tampoco gusta mucho en Europa. Explíqueles quién es su
vicepresidente. (Rumores).


El problema de España, señor Sánchez -se le ha olvidado decirlo-, es que el 32 % de los españoles están financiando todos los sueldos o prestaciones de los demás. Hay 18 millones de españoles que perciben una prestación o un sueldo público
frente a 13 millones de españoles que están contribuyendo desde el sector privado, y esto es insostenible, esto no hay rescate que lo aguante, y mucho menos si ustedes echan gasolina al fuego del desplome del turismo, mucho menos si ustedes dan por
buena la negociación de la PAC con 5000 millones de euros menos, y mucho menos si ustedes siguen arremetiendo contra la industria nacional, en especial la del motor y la electrointensiva.


La señora PRESIDENTA: Señor Casado, tendría que terminar, por favor.


El señor CASADO BLANCO: Sí, señora presidenta. Muchas gracias.


Europa ya le ha puesto el cepo y no puede pretender que nosotros seamos su grúa. Si usted quiere que hablemos de verdad de los fondos de reconstrucción desde un punto de vista independiente, profesional, nombre un alto comisionado, como han
hecho otros países; un alto comisionado para evitar el peronismo, el clientelismo, esos planes E verdes y digitales que ustedes ya empiezan a esbozar. Nómbrelo, pactémoslo en el Parlamento. Le doy una idea: hay exgobernadores del Banco de España
y exgobernadores del Banco de Pagos de Basilea que, a lo mejor, igual que han hecho Francia e Italia, pueden ayudarle.


Por último, señor Sánchez, dice que la legislatura va a ser fructífera. La pregunta es para quién, ¿va a ser fructífera para quienes atacan el rey? ¿Va a ser fructífera para los que quieren la independencia de Cataluña? ¿Para los que
celebran el acercamiento de 53 etarras a cárceles vascas? ¿Va a ser fructífera para los siete millones de desempleados? ¿O para las familias de los 45 000 fallecidos víctimas del COVID? Lo que está claro es que no lo va a ser para la España
moderada, sensata, tranquila y humilde, que no aplaude a su Gobierno incompetente, sino que aplaude a los médicos valientes. Usted no merece aplausos por su pésima gestión y tampoco merece nuestro apoyo con ese tono insultante. Así, señor Sánchez,
no.


Gracias. (Aplausos de las señoras y los señores diputados del Grupo Parlamentario Popular en el Congreso, puestos en pie).


La señora PRESIDENTA: Gracias, señor Casado. (Pausa.-Una trabajadora del servicio de limpieza procede a desinfectar la tribuna de oradores).


Por el Grupo Parlamentario VOX, tiene la palabra el señor Abascal Conde. (Aplausos).



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El señor ABASCAL CONDE: Señor Sánchez, me sorprende usted cada vez que sube a esta tribuna. Hoy ha subido aquí y ha dicho que ayer, cuando estaba preparando las réplicas, confesando que usted prepara las respuestas antes de escuchar a los
diputados de esta Cámara. (Aplausos). Quizá por eso sube aquí y lo único que dice de VOX es ultraderecha, ultraderecha, ultraderecha, ultraderecha. Usted no tiene ni idea de lo que es la ultraderecha, pero lo sorprendente es que no parezca
consciente en estos momentos de que gobierna con la ultraizquierda, que está sentada en el Consejo de Ministros. Y se atreve usted a hablar de Podemos como si fuera una fuerza progresista. Pues, mire, el comunismo nunca ha traído progreso. ¿O
cree usted que sí? ¿O niega usted que está sentado en el Consejo de Ministros con la ultraizquierda y con ministros comunistas? Estaría bien que nos dijera algo al respecto.


En relación con la propuesta que hoy ha anunciado VOX, ha salido el señor Rufián, ha salido la señora Lastra, incluso algunos comentaristas del Partido Popular, a decir que nosotros presentábamos una moción de censura contra el señor Casado.
Y quiero decir que nada más lejos de la realidad; es más, mostramos desde esta tribuna nuestro afecto y nuestro respeto por el señor Casado (Rumores.-Aplausos). Presentamos una moción de censura contra usted, señor Rufián, contra lo que
representa, contra el Gobierno socialcomunista; la presentamos contra el separatismo, contra el chantajismo político que ustedes han instaurado en la vida política española desde hace mucho tiempo, y contra los delincuentes que actúan en política,
como el presidente de la Generalidad. (Aplausos). Algunos dicen que es un error de cálculo, pero nosotros no estamos en la contienda política para ser los primeros; estamos en la contienda para salvar a España. Esta no es una cuestión numérica.


Señorías, señor Sánchez, ¿por qué anunciamos esta moción de censura para septiembre y no la presentamos ahora mismo? Precisamente porque ni yo ni este grupo al que represento tenemos ningún interés personal y, mucho menos espurio, ni en
liderarla ni en protagonizarla, y porque desde este momento mi despacho, mi teléfono, este grupo parlamentario y el partido al que represento están a disposición de todos los diputados de esta Cámara para iniciar un diálogo durante todo este verano
y poder articular esta mayoría absoluta. Exactamente por eso. (Rumores.-Aplausos). Y nos dirigimos a todos los diputados de esta Cámara que entiendan, como nosotros, que los peores pronósticos se han cumplido y que este otoño solo traerá más
ruina, más miseria y más enfermedad, que es lo único que nos ha traído este Gobierno incapaz e irresponsable. Algunos están muy tranquilos, pero les aseguro que en otoño muchos diputados serán personalmente interpelados por los ciudadanos en la
calle para apoyar esta moción de censura. Al tiempo, señorías. (Aplausos). Para nosotros, señorías, una moción de censura no es una táctica política ni es una estrategia; es una demostración de que existe oposición, es una demostración de que
existe alternativa y es una demostración de que hay esperanza para los españoles, de que hay una alternativa que tiene la mano tendida al resto de los diputados; una alternativa como la que necesita España, sin personalismos de ningún tipo, sin
egoísmos partidistas y con el único fin de devolver la voz al pueblo español y que pueda votar en unas elecciones sabiendo quién le mintió en las anteriores. (Aplausos). Señorías, más vale perder mil veces que ser espectadores pasivos de la ruina.


He escuchado a los señores portavoces de la ensalada podemita y comunista hablando de la incitación al odio. Ha salido el señor Echenique, siempre con lo de que es científico, no sé si pretende que nos pongamos de rodillas ante él, pero muy
científico no debe ser cuando se ha atrevido a negar la agresión a una compañera diputada y a decir que no la creía. Recibió una pedrada y le ha dicho: Compañera, no te creo. Ni siquiera eso. (Aplausos). Y ha subido el señor Asens a
victimizarse; ahora parece que algunos se escandalizan con unas caceroladas cuando han sido los importadores de los escraches en España, a los que llamaron jarabe democrático. Son ustedes los expertos en matonismo político, son ustedes los
expertos en las amenazas políticas, en la violencia política y en la defensa de asesinos, de criminales, de narcodictaduras y de narcotraficantes, literalmente. (Aplausos). En eso son ustedes expertos. Ni un comentario sobre la violencia política
sistemática contra VOX en todos los actos, ni un comentario de la bancada comunista ni de la bancada socialista sobre la violencia contra VOX en todos los actos de la campaña electoral vasca, uno tras otro, instigados por ustedes y tolerados por sus
Gobiernos, que han permitido que no pudiésemos celebrar en libertad nuestros actos políticos. Ustedes practican aquella máxima leninista: Contra los cuerpos, la violencia; contra las almas, la mentira. Son ustedes unos mentirosos y unos
violentos, señorías. (Rumores).


Ha confesado el señor Sánchez qué es lo que quiere Europa a cambio del rescate; Europa no, las sociedades europeas no, los globalistas de Bruselas: inmigración masiva, más políticas de confrontación de sexos y una transición ecológica que
se traduce en la destrucción de nuestra industria. ¿Más empleo, más prosperidad, ese es el progresismo que usted pregona? Este rescate que usted ha conseguido lo



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único que nos traerá será más ruina, señoría. Ustedes han traído la ruina a millones de españoles, con la complicidad de los sindicatos socialistas y comunistas y, a veces, incluso con el silencio de la patronal, pero este otoño también
habrá en España un sindicato que representará los intereses de los trabajadores españoles. (Aplausos). Habrá una alternativa sindical. Por cierto, señor Sánchez, y concluyo, usted ya tiene su sitio en los libros de historia, algo que su
narcisismo agradecerá: la mayor destrucción de empleo de la historia de España. También por eso presentaremos esta moción de censura.


Muchas gracias. (Aplausos).


La señora PRESIDENTA: Gracias, señor Abascal. (Pausa.-Una trabajadora del servicio de limpieza procede a desinfectar la tribuna de oradores). Gracias, señora Gil.


Por el Grupo Parlamentario Republicano, tiene la palabra el señor Rufián Romero.


El señor RUFIÁN ROMERO: Muchas gracias.


Intentaré ser breve porque dadas las horas que son, si alguno ya de por sí muerde, con hambre puede llegar a morder mucho más. Dos comentarios. El Grupo Esquerra Republicana hoy aquí celebra dos buenas noticias: la primera es la moción de
censura que ha planteado, que ha enunciado la extrema derecha; moción de censura contra mí, dicen -no sé exactamente por qué-. Dicen que es después del verano para que la gente les pueda hacer llamadas. Yo les recomiendo que hagan un grupo de
WhatsApp que se llame Moción de censura y seguramente en un par de horas sabrán quiénes les apoyan y quiénes no. De todas formas, quiero celebrar que presentan una moción de censura y que utilizan mecanismos democráticos, porque con ustedes antes
las mociones de censura se hacían con Tejero, así que nos alegramos de que utilicen mecanismos democráticos de una vez por todas. (Protestas.-El señor Sánchez del Real pronuncia palabras que no se perciben.-Aplausos). También celebramos...
(Continúan las protestas.-Aplausos). También celebramos... (Continúan las protestas.-Aplausos). Tejero...


La señora PRESIDENTA: Silencio, por favor.


El señor RUFIÁN ROMERO: También celebramos que dejen de culpar al 8 de marzo, porque hasta ahora lo que sabíamos aquí por ustedes es que el inicio de la pandemia mundial era por culpa de las manifestaciones feministas en España el 8 de
marzo. Ahora empiezan a culpar a China; lo tendrán que demostrar, pero también nos alegramos de que dejen de criminalizar al movimiento feminista.


Señor presidente, usted nos pregunta qué hubiéramos hecho Esquerra Republicana, porque no le quedaba clara nuestra posición. Nosotros no hemos estado ahí, simplemente hemos expresado dudas, y sobre todo lo que seguro que hubiéramos
intentado es que hubiera habido menos aplausos -y a mí me gustan, prefiero que se aplauda a la gente en lugar de que se la insulte- y más explicaciones. Usted, señor presidente, dice que no existe una condicionalidad o un freno o una especie de
veto. El acuerdo así lo contempla de una manera u otra. Y yo le quiero preguntar algo, porque usted se va a lo bonito, a la transición ecológica, pero entiendo que puede llegar a intentarse algún recorte o algún freno, en función del plan que
España presente, por parte de Alemania, Francia, quizá Austria, quizá Dinamarca, quizá Holanda, quizá Hungría, quizá Polonia. En esta Unión Europea en la que la buena -y ojalá este país tuviera una derecha así- es Merkel, quizá nos podemos esperar
que intenten que se recorte de alguna manera. Nosotros así lo decimos. Creo que ustedes también deberían reconocerlo porque habrá que afrontarlo, y esperemos que la izquierda lo afronte unida.


Usted utiliza el argumento sempiterno de que nosotros pactamos con la derecha catalana y de que usted tendría vía libre para pactar con la derecha de Ciudadanos. Yo soy poco sospechoso de ser siempre amable con las contradicciones que
supone nuestro pacto con la derecha catalana, pero siempre respondo con lo mismo cada vez que me dice esto, que es prácticamente en cada debate: ustedes pactan o gobiernan con Convergencia la tercera institución de Cataluña, que es la Diputación de
Barcelona; de hecho, la pactaron para que no la tuviera Esquerra Republicana, para que no la gobernara Esquerra Republicana. Son lentejas. Esto es así. Y nosotros con la derecha catalana hemos pactado en Cataluña un impuesto a las nucleares, un
impuesto a la banca, una renta mínima garantizada y hace muy poco unos presupuestos de la Generalitat con un espacio poco sospechoso de tener la foto de Pujol en la cartera como es el de los comunes. Ojalá en este país hubiera una derecha así.


Usted habla de la razón, de que quizá el señor Bal a veces tenga razón y no yo... ¿Saben quién tiene hoy más la razón que nunca? Montse Bassa; nuestra compañera, mi compañera Montse Bassa. ¿Saben



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por qué? Mientras ustedes se estaban aplaudiendo aquí a primera hora, yo me sentaba en el escaño y Montse lo primero que me ha dicho es: 'El abogado acaba de llamar a mi hermana Dolors para que se prepare la mochila porque entra en la
cárcel'. (Rumores). Nadie tiene más razón que ella hoy aquí. Y nosotros lo que les pedimos simplemente es que no callen, que no callen frente a esto, tanto los unos como los otros, porque sí que es cierto que hay un Poder Judicial, sí que es
cierto que hay un deep state que nos ha declarado la guerra, a nosotros y a ustedes. Perdónenme, pero con un hilo de tuits y con una intervención del señor Assens, que agradecemos, de un minuto y medio les puedo asegurar que no lo frenamos; no lo
frenamos.


La señora PRESIDENTA: Señor Rufián, tiene que terminar.


El señor RUFIÁN ROMERO: Acabo.


Hoy los apóstoles del 'cuanto peor, mejor' están celebrándolo; el ojo por ojo al final significa que todos acabaremos ciegos. Créame, señor presidente, si seguimos así, si siguen así, nos vamos todos al carajo.


Muchas gracias. (Aplausos).


La señora PRESIDENTA: Gracias, señor Rufián. (Pausa.-Una trabajadora del servicio de limpieza procede a desinfectar la tribuna de oradores). Muchas gracias.


Por el Grupo Parlamentario Plural, tiene la palabra la señora Borràs Castanyer.


La señora BORRÀS CASTANYER: Señor presidente, tres consideraciones previas. Nos ha dicho que hablamos para nosotros y que no nos escuchamos. Supongo que lo debe decir por usted, porque ¿quién ha dicho que los rebrotes no sean una noticia
negativa? Mire por donde, lo dijo usted el miércoles pasado en una rueda de prensa. Un rebrote no es que sea una mala noticia, es que es una noticia pésima. Pero como lo dijo el miércoles y luego a los dos días, el viernes, ya cambió de parecer,
como en el caso de la fiscalía, entonces no se acuerda y me lo atribuye a mí, que de ninguna manera puedo considerar que un rebrote pueda ser algo positivo. Vigile lo que dice y quién dice que lo dice, porque también ha puesto afirmaciones en mi
boca que yo jamás he dicho, pero el Diario de Sesiones lo puede confirmar.


Y en cuanto a las afirmaciones falsas que ha hecho respecto a las privatizaciones de la salud en Cataluña, desde hace cinco años la Conselleria de Salut depende de lo que usted ha definido como socio minoritario del Govern. En cualquier
caso, aunque usted pretenda dividirnos, nosotros nos hacemos solidarios de las decisiones que toma nuestro Govern, con el conseller Comín y ahora. Así es que no hable de afirmaciones falsas de privatización que no se han producido.


Ha alardeado de lo consolidado de la democracia española y le voy a recordar unas declaraciones: hay que dejar atrás la judicialización del conflicto y retomar la senda de la política. Con estas palabras se refería usted, señor Sánchez, al
conflicto político catalán hace poco más de seis meses. No sé si ya ha caducado o no. Esto lo dijo en el discurso de investidura. Y ayer la fiscalía -esta fiscalía que ahora está huérfana, porque ha dicho que ya no dependía de usted porque a los
dos días se desdijo pero, fíjese, orgánicamente depende del Gobierno y quien ocupa la fiscalía era una ministra de su Gobierno y tiene carnet del PSOE, así que yo entiendo que algún tipo de dependencia debe tener- decidió que el tercer grado, que no
se trata de un privilegio sino que es un derecho penitenciario reconocido, no era de aplicación para los presos políticos. No sé qué concepción tienen de los derechos: no son beneficios, no son concesiones; no sé qué concepción tienen de la
prisión, ¿es un castigo o es una reinserción? Porque también hemos oído hablar de reeducar. Es un castigo permanente. Todo esto debe ser muy español, porque muy democrático ya le digo que no. No sé si es esta su manera de dejar atrás la
judicialización, porque estos días se cumple un año de la no investidura y ya éramos entonces bastante escépticos respecto a su discurso y sus intenciones. Casi fuimos los únicos, pero después de este tiempo y con sus últimas actuaciones ya se han
caído todas las máscaras. Desgraciadamente, teníamos razón. Habla de diálogo, habla del Estado; de este Estado donde los poderes tan bien diferenciados el uno del otro y con la fiscalía al frente son como las plagas de Egipto. Y ahora, además
del tercer grado, también hemos sabido que les retira el permiso de trabajo. No sé, parece que se encargan de anular cualquier posibilidad de diálogo. Pero le diré otra cosa: las mesas de diálogo son más que una foto, deberían ser más que una
foto, y hasta el momento solo han sido eso, una foto.


Volvamos a Europa, sin dejar las fotografías. Se ha hecho fotografías, le han aplaudido, parece que le haya tocado la lotería, señor Sánchez, pero ahora concrete, porque en este país las empresas cierran, los autónomos no facturan y usted
podría materializar un plan Marshall más efectivo que el de Europa



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luchando contra la morosidad. Haciéndolo, pymes y autónomos cobrarían 122 millones de euros de las grandes empresas y el corredor mediterráneo -que ni está ni se le espera- ya debería ser hora de que fuera una realidad.


A nosotros nos suena bien la melodía europea de equilibrar los subsidios con los préstamos y de denuncia de los despropósitos perpetrados a menudo por los Gobiernos españoles de turno. Por eso, nos encontrará siempre dispuestos a defender y
a preservar los derechos económicos y sociales.


Europa no es un club perfecto, pero es menos imperfecto que el Estado español. España lidera el déficit económico y democrático en Europa, aproveche esta crisis para corregirlo, cumpla con lo que dice, con lo que dijo en la investidura,
cumpla con Europa. España forma parte del problema europeo y el plan de reconstrucción puede formar parte de la solución de esta crisis en España, pero solo si no es un plan hecho a la española. Porque Europa va a examinar sus planes, que deberán
ser aprobados por una mayoría cualificada del Consejo. Sea más europeo, señor Sánchez, y no haga un plan de reconstrucción sin tener en cuenta a los grupos y a los territorios de este Estado descentralizado del que tanto presume. Debata, negocie y
haga política, que la venganza de la fiscalía -ya se lo he dicho antes- es su vergüenza.


Por el fondo y por la forma, la suspensión de derechos penitenciarios eleva a un grado superlativo la degradación de la justicia española. El aparato judicial español nos agrede constantemente y de manera discrecional, y un Gobierno que se
considera progresista, ¿qué hace? Calla y, por tanto, otorga. Ayer volvimos a Lledoners -termino, señora presidenta- y justo antes de volver a entrar en prisión Joaquim Forn, Jordi Cuixart, Raül Romeva, Jordi Sànchez, Oriol Junqueras, Josep Rull y
Jordi Turull lo dejaron muy claro: ni arrepentimiento ni nada que se le parezca. Ante otra muestra más de crueldad por parte del Estado español, más determinación, más fuerza para conseguir el anhelo de libertad que llevamos tiempo reclamando.
También el president Torra lo formuló con esta contundencia: No es justicia, es venganza, y lo único que consiguen es que seamos más fuertes y que se refuercen nuestras razones. Nos invitan a prepararnos mejor para...


La señora PRESIDENTA: Señora Borràs, tiene que terminar.


La señora BORRÀS CASTANYER: ... dejar de ser prisioneros en un Estado autoritario que no acepta la voluntad democrática de los catalanes. No podría añadir nada más.


Muchas gracias.


La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señora Borràs. (Pausa.-Una trabajadora del servicio de limpieza procede a desinfectar la tribuna de oradores).


Por el Grupo Parlamentario Ciudadanos, tiene la palabra el señor Bal Francés.


El señor BAL FRANCÉS: Gracias, presidenta.


La historia es que un señor fiscal ha decidido recurrir una progresión al tercer grado, ha hecho un escrito enigmático en el que ha señalado que los delincuentes condenados por delitos gravísimos que atentan contra la Constitución española y
que tratan de romper España no llevan ni siquiera cumplida la cuarta parte de su condena y no hay arrepentimiento. La señora Borràs, incluso, lo acaba de decir desde esta tribuna refiriéndose a las declaraciones de ayer de los que reingresaron en
prisión, y ha hecho un bonito argumento sobre el carácter disuasorio que tiene el derecho penal porque, efectivamente, no puede salir gratis la comisión de un delito grave. Ante esto, el señor Rufián -lo tengo que leer porque es imposible acordarse
de esto- acaba de decir que España huele a toga rancia e izquierda cobarde, y le ha pedido al señor Sánchez y al Gobierno de España valentía y que no se calle. Yo me pregunto qué es lo que está pidiendo el nacionalismo, lo que pide Bildu, lo que
pide Laura Borràs, lo que pide el señor Rufián. Me pregunto si le está pidiendo al ministro de Justicia que le dé instrucciones a la fiscalía para no recurrir una tropelía, un privilegio intolerable, como es que salgan de la cárcel personas que se
encuentran en la circunstancia que he descrito. Me pregunto si lo que están pidiendo es que se expediente al fiscal y que se le expulse de la carrera judicial; que se sancione al juez o que se amnistíe o se indulte a presos que han cometido
delitos graves, o a lo mejor están pidiendo incluso algo más violento. Pero, desde luego, de lo que sí estoy seguro es de que da mucho mucho miedo esa ideal república catalana independiente que han querido imaginarse. Yo, desde luego, con estas
ideas no querría vivir ahí.


El presidente del Gobierno, el señor Sánchez, ha hecho un discurso defendiendo la separación de poderes que, la verdad, es la primera vez que le escucho en las dos legislaturas que llevo aquí. Pero, señor Sánchez, no se dirija solo a la
señora Borràs, que está bien que se dirija a ella; diríjase también al



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señor Asens, que nos ha venido a decir que este normal funcionamiento de la justicia y la independencia del Poder Judicial para él es una mala noticia Y es del grupo parlamentario que apoya a su socio de Gobierno, es del grupo parlamentario
que apoya al Gobierno.


Mire, señor Sánchez, el señor Rufián al menos lo entiende bien; es decir, ha entendido perfectamente que hay dos caminos que son incompatibles. No me hable de vetos cruzados ni me compare -ya se lo ha dicho el señor Casado- su Gobierno con
otros Gobiernos europeos que, desde luego, no pactan con sucesores de bandas terroristas ni con nacionalistas que quieren la independencia de una parte del territorio nacional ni nada parecido.


El señor Rufián dice que nosotros vamos a acabar con las comunidades autónomas y nosotros hemos dicho por hache y por be, por activa y por pasiva, que las comunidades autónomas son una fórmula de éxito; estamos en contra de los privilegios
territoriales identitarios que tratan de romper España porque crean agravios en otras partes del territorio.


Y se pregunta qué va a ser del ingreso mínimo vital con Ciudadanos. Pero si es que hemos votado a favor. Gabriel Rufián se acaba de ir; en fin, le pido que atienda un poco a los debates porque hemos votado a favor, y creo recordar incluso
que el Partido Popular votó también a favor del ingreso mínimo vital, y además estamos aportando en la tramitación del proyecto de ley cosas importantes. Lo mismo respecto al real decreto-ley que impedía cortar los suministros a las personas que
durante la pandemia no los podían pagar. Y en los Gobiernos donde gobernamos junto con el Partido Popular para más de 20 millones de españoles no hemos recortado ni un euro en la lucha contra la violencia de género ni en el tratamiento de la
dependencia. Hemos acabado con chiringuitos, con redes clientelares, que debe ser lo que a algunos en esta Cámara les molesta.


Mire, señor Sánchez, no presuma tanto, entiendo que cada uno tiene su carácter y a uno el carácter le sale, sobre todo después de tantas horas aquí, cuando uno está un poco cansado: que si el Partido Socialista es el principal elemento del
Grupo Socialista Europeo y es el que ha conseguido este maravilloso acuerdo, que si ustedes han conseguido la protección de los autónomos... Miren, la ampliación de la protección de los autónomos, las moratorias fiscales, la desvinculación de los
ERTE son cosas que hemos negociado para apoyar las prórrogas del estado de alarma, y ahí es donde precisamente me deja usted decirle cuál es el mejor de los dos caminos. Nosotros hemos negociado, nosotros hemos apoyado las prórrogas del estado de
alarma, del Real Decreto-ley 21/2020; hemos conseguido buenas cosas para los españoles, para los autónomos, para las familias, para los trabajadores, los dos hemos conseguido buenas cosas. ¿Qué le pide Esquerra Republicana de Cataluña o Bildu o
los grupos nacionalistas? Le piden la derogación íntegra de la reforma laboral, que es un disparate; le piden un referéndum de autodeterminación, que es ilegal; le piden la independencia de Cataluña, que es una parte del territorio nacional, una
parte de España, o le piden la amnistía de presos condenados por delitos graves. ¿Cuál es el mejor camino? Es evidente, ese es el camino, el camino de los que defienden el Estado de derecho y la división de poderes y no el camino del que trata de
acabar con ella; el camino del que cree en el proyecto europeo y no aquel que siempre vota en contra del proyecto europeo y se quiere cargar España; el camino, en definitiva, del que defiende la igualdad y no los privilegios identitarios. Ya sabe
cuál es el camino, señor Sánchez. En ese camino, en el bueno, en el recto, en el corto, es en el que va a encontrar a Ciudadanos. (Aplausos).


La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor Bal. (Pausa.-Una trabajadora del servicio de limpieza procede a desinfectar la tribuna de oradores). Muchas gracias, señora Gil.


Por el Grupo Parlamentario Vasco EAJ-PNV, tiene la palabra el señor Esteban Bravo.


El señor ESTEBAN BRAVO: Señor presidente, yo le agradezco sus palabras diciendo que compartía la interpretación que hacemos en cuanto a los acuerdos y a cómo tienen que hacerse los esfuerzos y las materias y los proyectos a los que tienen
que ir dirigidos. Pero usted me ha interpelado directamente y me ha pedido que le dijera al lehendakari Urkullu que acudiera a la Conferencia de Presidentes autonómicos que quiere hacer el viernes. Bueno, como si allí se fueran a resolver los
problemas; incluso algún portavoz de la Comunidad de La Rioja hoy viene a los medios de comunicación a decir que ahí se van a repartir los fondos, cómo se van a repartir, etcétera. Sabemos, como hemos coincidido antes, que las cosas van por otros
derroteros.


Lo cierto es que aquí estamos diez grupos parlamentarios, más el Gobierno, más usted, y en el tiempo que llevamos hablando, ¿hemos llegado a alguna conclusión? Usted nos ha tenido en la réplica no sé cuánto tiempo, pero como una hora y
pico. Claro, yo ya he visto lo que eran sus rondas de presidentes.



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El Gobierno decidía antes, después hacíamos la ronda, pasábamos todos la ronda, hasta luego y encantado de que todos estéis bien. Lo cierto es que aquí hay diez más uno, once, y ahí van a ser diecinueve más uno para hablar, y la verdad es
que en la convocatoria ni hay borradores, porque ustedes no han enviado ningún tipo de borrador, porque sobre algo se tendrá que trabajar y discutir, tendrá que haber un trabajo previo para verdaderamente sacar algo, y ni tan siquiera han mandado
los temas a tratar, en la convocatoria no viene nada de eso. Lo único que han enviado es el protocolo, eso sí, el protocolo. Y permítame que en esas circunstancias uno pueda pensar en que está buscando más la foto que ser efectivo.


Mire, sigue siendo un foro deliberativo y yo tengo que decir que discrepo con la ministra portavoz cuando dijo el otro día que en ese foro la presencia era obligatoria, exigible y necesaria. Discrepo. Fíjese, lo que sí es por ley
obligatoria, exigible y necesaria es la Comisión Mixta del Concierto Económico, porque es decisoria por ley. Sin esa comisión mixta no se pueden tomar muchas de esas decisiones. Por tanto, es obligatoria por ley para establecer déficit y deuda.
Es exigible por las partes y más cuando hay un compromiso como el que tenemos. Es necesaria porque la ciudadanía vasca tiene derecho a poder hacer previsiones y tomar medidas sobre su futuro económico.


Vuelvo al comienzo, señor presidente: en la autonomía vasca y en la autonomía navarra también hay una raíz evidentemente foral que también emana de la Constitución, como usted bien sabe, y hay una relación bilateral. Me da la sensación de
que no se está dando ninguna atención a esta relación bilateral y, sin embargo, se quiere subsumir esta en foros conjuntos de manera que se vaya laminando esa relación, y eso, para nosotros, señor presidente, es recentralizar, porque si el factor
foral y el factor bilateral desaparecen de la relación, es recentralizar. Por lo tanto, permítame que haya dudas en cuanto a la eficacia y a los objetivos de esa reunión.


No dudo de que esa imagen semanal de esas reuniones en muchas gentes pudiera generar la sensación de que se está... No, cuando se coordinaban cosas y cuando se pactaban cosas no era en la Conferencia de Presidentes, era a través de otro
tipo de conversaciones con partidos políticos, con Gobiernos también, etcétera, pero no allí, porque es que además materialmente es imposible y más si no hay contenidos sobre los que debatir, modificar o decidir; ni siquiera hay un orden del día.
Por tanto, permítame que yo le quite importancia a esa próxima Conferencia de Presidentes. Cuando haya algo más sustancial y, sobre todo, algo más viable, entonces ya veremos, porque, insisto, fíjese en el tiempo que estamos aquí hablando y estamos
solo once y allí van a estar veinte, sin haber adelantado nada previamente. Pero, eso sí, siempre que se respete previamente la relación bilateral.


Lo que haga el lehendakari Urkullu lo decidirá él. Yo le doy aquí mi opinión, pero creo que no diferirá mucho de lo que le estoy diciendo.


La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor Esteban. (Pausa.-Una trabajadora del servicio de limpieza procede a desinfectar la tribuna de oradores). Muchas gracias.


Por el Grupo Parlamentario Euskal Herria Bildu, tiene la palabra el señor Iñarritu García.


El señor IÑARRITU GARCÍA: Muchas gracias, presidenta.


Señor presidente del Gobierno, o me he explicado mal o usted me ha entendido mal. Cuando hablaba de que no veía bien el tono triunfalista, no me refería al remedio que ha puesto la Unión Europea a la crisis. Lo que digo es que la situación
actual de pandemia y la crisis socioeconómica que está ocasionando creo que no son el ambiente idóneo para celebrar nada. Sobre el remedio, yo digo que no es malo. No he venido aquí a criticarlo y no lo voy a criticar. Lo que digo es que es
parcial, que es insuficiente y que no sale gratis, sino que tiene unas condiciones, que esas condiciones pueden generar un retroceso en derechos sociales y que, por ello, hay que crear y proteger un escudo social. Como es insuficiente, les animaba
además a ser audaces y a tomar medidas.


Mencionaba usted antes de pasada la recuperación o la salvación de la banca: 65 000 millones destinados y no recuperados. Ha tenido un coste de 42 000 millones, si no me equivoco. Fíjese qué cantidad comparándola ahora con los 72 000
millones que van a venir en transferencias. Fíjese lo que supondría recuperar ese dinero. ¿Por qué no se hace un esfuerzo para recuperar y exigir a la banca que devuelva eso? ¿Y por qué no un impuesto a las grandes fortunas o esa tasa COVID que
se ha mencionado en algunas ocasiones? ¿O por qué no se refuerza la lucha contra la elusión y la evasión fiscal y -¡cómo no!- contra los paraísos fiscales que ya decíamos que les gustan tanto a algunas casas reales y a algunos de la pulserita y la
bandera en la mascarilla? A la hora de recortar, se puede recortar en grandes infraestructuras faraónicas o se puede recortar también -¡cómo no!- en la Casa Real y llegar a un



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presupuesto tendente a cero, porque ya se ve que son más que autosuficientes. ¿Y usted cree que es el momento de gastarse 2100 millones de euros en blindados para el ejército? A mí me genera dudas.


Sobre otro tema que ha mencionado, la división de poderes, creo que todos y todas en la universidad hemos estudiado la división de poderes y a Montesquieu. La teoría está bien, pero en la práctica este Estado, España, tiene un problema con
la independencia de la justicia; y no es que lo diga yo, es que lo dice el Consejo de Europa y lo dije la Comisión Europea en sucesivos informes año tras año. Lo que es una realidad es que hay un partido fundado por siete ministros de Franco,
herederos del fraguismo y del franquismo, que se envían mensajes diciendo que controlan la Sala Segunda del Tribunal Supremo por la puerta de atrás. Hay un problema de independencia judicial y, aunque evidentemente no afecta a todos y a todas las
magistradas, es obvio que en los grandes tribunales y en los tribunales de excepción de este país hay un problema. También hay un problema de cloacas del Estado. A ver, señor Sánchez, usted sabe que el Pleno de investidura se celebró la víspera de
Reyes, en Navidad, por alguna razón. ¿Había prisa? No. ¿Había una serie de presiones y de movimientos en algunos sectores del Estado para que no saliera adelante esa investidura? Obviamente. Informes policiales falsos yo creo que los ha habido
siempre; ahora bien, la diferencia y lo que es novedoso es que hay informes policiales contra el partido del Gobierno. Eso sí me sorprende. Y esas cloacas del Estado, que existen a día de hoy, han tenido siempre como objetivo el independentismo y
el soberanismo y han utilizado cualquier arma, dentro de la excepcionalidad legal y fuera de ella. Lo que sorprende es que ahora también tienen como objetivo a su Gobierno, aunque, sinceramente, con esto de la moción de censura creo que le hacen un
favor, porque no va a salir. Pero cuídese de esos idus del Estado, porque los tiene dentro.


Preguntaba un representante de una fuerza nacionalista española chovinista qué quería Bildu con el tema de Cataluña. Obviamente, queremos que vuelva a la política lo que nunca debió salir de la política. Nunca debió salir un conflicto
político de un problema político y debe quedarse en la política, no en la judicialización, que hace que esos sectores prefieran tener presos políticos en un Estado de la Unión Europea en pleno siglo XXI.


Y sobre el centralismo, ¿qué decirle? Pedía ejemplos. Creo que el mismo estado de alarma, con medidas recentralizadoras y la militarización, es un mero ejemplo. Pero si no le parece suficiente, es que ley a ley hay una invasión, una
laminación competencial. Por cierto, estatutos como el de Gernika o el Amejoramiento del Fuero de Navarra siguen incumplidos cuarenta años después; del Estatuto de Gernika, más de treinta competencias sin transferir, y del Amejoramiento del Fuero,
más de veinticinco.


Sobre la bilateralidad -lo ha dicho otro portavoz-, debe ser de tú a tú. No debe haber una imposición y no debe obligarse a aceptar unas medidas draconianas.


Para acabar, quisiera decirle que tiene que elegir: recortes por arriba o recortes por abajo. Si son por arriba, ya le he dicho antes que nos tendrá a su lado. Si son por abajo, vaya a buscar a la geometría variable, que seguro que le
apoyan.


Sin más, les deseo a usted y a todos buen verano -los que puedan-, y salud, sobre todo.


Muchas gracias.


La señora PRESIDENTA: Gracias, señor Iñarritu. (Pausa.-Una trabajadora del servicio de limpieza procede a desinfectar la tribuna de oradores). Gracias, señora Gil.


Por el Grupo Parlamentario Socialista, tiene la palabra la señora Lastra Fernández.


La señora LASTRA FERNÁNDEZ: Gracias, señora presidenta.


Cuando la extrema derecha se sube a esta tribuna y dice a los diputados de esta Cámara, especialmente a los de la izquierda, que en el otoño los diputados vamos a ser interpelados personalmente en las calles, sabemos interpretar
perfectamente lo que están diciendo. (Aplausos). Afortunadamente, en este país ya no existen los requetés, por más que lancen a sus huestes contra el diputado Tomás Guitarte durante la investidura o contra la ministra de Trabajo la semana pasada.
Eso se acabó; ustedes no representan ni a España ni a los españoles. (Aplausos). Debería darles vergüenza subir a esta tribuna y amenazar a los diputados de esta Cámara.


Dicho esto, ya apareció el ser mitológico, ya apareció la moderación del señor Casado, ya salió aquí a decir que era un hombre moderado. Señor Casado, mencionaba en mi intervención anterior una entrevista a la señora Álvarez de Toledo la
semana pasada en la que decía, además de que España entra en decadencia y que no piensan pactar con el Gobierno, que sería raro que el líder de la oposición abanderase la moderación. No le desmiento yo, le desmiente su portavoz parlamentaria, señor
Casado. (Aplausos).



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Usted, señor Casado, sigue siempre la misma estrategia, y obtiene además siempre los mismos resultados. Llegó a la presidencia de su partido diciendo que iba a recuperar un proyecto central para el Partido Popular, pero luego se puso
delante de un micrófono y en diez minutos calificó al presidente de felón, traidor a la legalidad, ilegítimo, ocupa, incapaz, mentiroso, irresponsable y desleal. Lo comparó con un presidente que comete delitos de narcotráfico, dijo que está
cometiendo delito de alta traición y que haría todo lo que fuera necesario, y lo vimos, para parar a este Gobierno, lo que fuera necesario para parar a un Gobierno democrático. Resultado: batacazo histórico en las elecciones generales de abril del
2019.


En su propio partido le pidieron moderación, y usted dijo que, por supuesto, iba a convertir al PP -y cito- en 'la gran plaza de la España razonable'. Unos días después, en mayo, ya estaba otra vez diciendo que el Gobierno es cómplice de
golpistas, que el presidente humilla a España, y sus colaboradores se dedicaban a decir que España es una dictadura, que vivimos en el totalitarismo, que este es un Gobierno ilegítimo y no sé cuántas barbaridades más de las que nos tienen
acostumbrados. Resultado: derrota en las elecciones europeas, derrota en las autonómicas y derrota en las municipales; tres en uno. (Aplausos).


Le insistieron de nuevo desde su partido en la moderación, y de nuevo usted les aseguró -y cito- que nunca ha abandonado la centralidad. Unos días después volvía a la dictadura socialcomunista, a la ilegitimidad y toda la cantinela de su
proyecto político. Resultado: 10 de noviembre, nuevas elecciones generales y nueva derrota del señor Casado; y ya van cinco.


En su partido le insistieron -porque empeño no les falta a sus compañeros de partido- en que deje el extremismo, y usted les dice que el PP va a aglutinar toda la moderación y la centralidad en España, que esta vez sí que sí. Poco después,
en la investidura, se sube de nuevo a la tribuna a decir que este es un Gobierno ilegítimo, un presidente fake; llama al presidente del Gobierno sociópata, grotesco, indecente, mentiroso e indigno.


En fin, señor Casado, en los últimos meses nos hemos enfrentado a la peor crisis sanitaria de nuestra historia. Toda la sociedad se ha unido, el Gobierno y buena parte de las comunidades autónomas, también muchas comunidades autónomas y
ayuntamientos de su partido colaboran contra la pandemia. Pero usted, en esta misma Cámara, a lo suyo. El día 6 de mayo de 2020, en menos de quince minutos hace su aportación al debate -moderado y sensato, eso sí- llamando al presidente
manipulador, mentiroso, cesarista, malversador, incompetente, incapaz, inepto, chapucero, negligente, arbitrario, irresponsable, nefasto, opaco, fraudulento y unas cuantas cosas más. Y siempre es así con usted. Está lanzado al extremismo, y,
cuando hasta en su propio partido le piden moderación, les promete que sí, que se va a portar como un político responsable, que esta vez va en serio, para inmediatamente volver al insulto, la crispación, la división y el extremismo.


Miren, elecciones en Galicia y en Euskadi hace unos días. Tras el fracaso de su estrategia extremista; sí, tras el fracaso de su estrategia extremista, porque, miren, hay algo que decimos en Asturias, aquello de 'aquí ya somos mayorinos
todos'. ¡A ver si alguien se piensa que el señor Casado ganó las elecciones en Galicia! (Aplausos). Tras el fracaso de su estrategia extremista, dirigentes de su partido le piden públicamente moderación, y usted se compromete -y le cito de nuevo-
a perfeccionar una alternativa ganadora y moderada. Pues ni lo uno ni lo otro, ni moderada, porque hoy ha llamado al presidente incompetente, ineficaz, presidente de un Gobierno desaparecido, pasivo, populista y no sé cuántas cosas más; ni
moderada ni ganadora, señor Casado, porque ya le han dicho los electores una y otra vez, incluso los de su propio partido, que esa no es la vía, que por el camino del extremismo no van a seguirle. Mire, su extremismo y la división que usted siembra
no hacen justicia ni a la política ni a los políticos de este país, que en la inmensa mayoría de los casos hemos sabido demostrar responsabilidad y unidad.


Pero, sus palabras aquí -y esto se lo he dicho varias veces- tienen un hueco en las calles, y cuestionar la legitimidad del Gobierno no es hacer oposición, es degradar nuestras instituciones y nuestra democracia. Abandonen, señor Casado,
ese extremismo en el que se han instalado -se lo acaban de decir de nuevo en las urnas-, que no se corresponde con el sentimiento mayoritario de los electores, tampoco con los de su propio partido.


Muchas gracias. (Aplausos).


La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señora Lastra. (Pausa.-Una trabajadora del servicio de limpieza procede a desinfectar la tribuna de oradores).


Tiene la palabra, en nombre del Gobierno, el señor presidente del Gobierno.



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El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Sánchez Pérez-Castejón): Muchas gracias, señora presidenta.


En primer lugar, para agradecer el tono del debate de la mayor parte de grupos parlamentarios y para hacer tres reflexiones. Una, planteando la idoneidad de crear espacios multilaterales, sin perjuicio, evidentemente, de los espacios
bilaterales que se necesitan entre el Gobierno de España y el resto de las comunidades autónomas. Este Gobierno antes de las elecciones y después de las elecciones tuvo fijado un rumbo muy claro, cuyo objetivo era reducir al mínimo posible
cualquier tipo de conflictividad que existiera entre el Gobierno de España y las comunidades autónomas. Creo que además los datos lo atestiguan en cuanto al número de recursos que se han presentado por parte del Gobierno de España ante el Tribunal
Constitucional en relación con la supuesta invasión de competencias.


Quiero contarles una experiencia personal que he tenido. Creo que en estos meses de pandemia, desde que convocamos la primera videoconferencia de presidentes el 15 de marzo, un día después del estado de alarma -hemos celebrado, como he
dicho antes, catorce videoconferencias, y este viernes vamos a celebrar una conferencia de presidentes física en La Rioja, porque teníamos planteado hacer una conferencia de presidentes a finales de año, pero, evidentemente, la pandemia ha hecho que
adelantemos ese compromiso-, hemos tenido debates muy duros, muy duros, muy difíciles, señorías, en esas videoconferencias, videoconferencias en las que todos los responsables institucionales, los presidentes y las presidentas autonómicos me
trasladaban su angustia, la necesidad de compartir también análisis, el conocimiento de una enfermedad, de una pandemia, de un virus que no atendía a ningún tipo de fronteras ni de ideología ni de orientación política ni de creencia, y creo que fue
un espacio que -pese a debates muy duros que hemos tenido y estoy convencido que vamos a tener en el futuro- se ha destapado como un lugar muy necesario, porque el diálogo nunca está de más, porque creo que compartir experiencias nunca está de más y
porque creo que cuando nos estamos enfrentando a algo tan inédito como una pandemia de las características de la que está azotando ahora mismo a la humanidad nunca está de más que nos podamos reunir para orientar. En esas reuniones, en esas
videoconferencias -y espero que también en las conferencias de presidentes que podamos hacer presenciales- probablemente no lleguemos a acuerdos, o no hayamos llegado a acuerdos, como los que se planteaban por parte de alguna de sus señorías, pero
sí hemos orientado a nuestros Gobiernos, a nuestros equipos. Por ejemplo, en esas videoconferencias se plantearon medidas en el ámbito sanitario, se planteó la urgencia de tener que llegar a acuerdos en los protocolos vinculados con el sistema
educativo y con la vuelta al colegio de nuestros jóvenes en el próximo mes de septiembre, y también por parte del Gobierno en la defensa de sectores que se han visto muy afectados como consecuencia del confinamiento, y ahí está el ejemplo de sector
turístico. En definitiva, creo que pese a la dureza de esos debates, creo que los espacios multilaterales nunca están de más, que los espacios de diálogo nunca están de más, aunque pueda parecer que no llegan a buen puerto. Y eso no significa que
este Gobierno no quiera y no defienda la bilateralidad. La defendemos con Euskadi, la defendemos con todas y cada una de las comunidades autónomas. La practica en primera persona el ministro de sanidad, por ejemplo, todas las semanas hablando con
todos y cada uno de los consejeros de Sanidad. Y yo la practico en la medida de las posibilidades con todos aquellos presidentes y presidentas autonómicos que tienen a bien querer hablar y dirigirse a la Presidencia del Gobierno. Y, sin duda
alguna, quiero que conste en el Diario De Sesiones la reivindicación de ese diálogo bilateral que necesariamente debemos tener con todas las comunidades autónomas, en particular con aquellas que tienen el carácter foral.


En segundo lugar, quería hacer una referencia, el secretario general del Partido Comunista me va a permitir hacer una referencia a la contribución del Partido Comunista. Aquí ha habido algún grupo parlamentario que ha denigrado, ha
estigmatizado, digamos que ha arrastrado injustamente por el suelo la contribución a la democracia, a la prosperidad y a la Constitución del 78 del Partido Comunista de España. (Aplausos.-El señor Santiago Romero hace gestos de agradecimiento,
puesto en pie). Desde luego, yo me siento más cerca de la España que soñaban Alberti, la Pasionaria y otros muchos comunistas (rumores), sí, otros muchos comunistas que contribuyeron a la democracia en este país, a la paz, a la convivencia y a la
concordia. Y precisamente en una semana como esta, en la que ha fallecido un secretario general del Partido Comunista como Paco Frutos, quiero que mis palabras también reivindiquen la memoria de un secretario general del Partido Comunista de
España. (Aplausos).


Finalmente, quiero desearles a todas ustedes, señorías, un buen verano, que podamos descansar. Hay algún grupo parlamentario que va a tener que trabajar, y mucho, este mes de agosto (risas), pero, en fin, así lo han decidido ellos.



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En todo caso, señor Casado, no le he escuchado a usted decir qué es lo que va a hacer con la moción de censura que va a presentar el señor Abascal. (Rumores).


La señora PRESIDENTA: Silencio, por favor.


El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Sánchez Pérez-Castejón): Insisto, señor Abascal, si tan urgente es, no entiendo por qué espera al mes de septiembre; renuncie a algunas de sus merecidas vacaciones por tener ese debate antes en estas
Cortes.


Les deseo a todos unas buenas vacaciones y, sobre todo, como se ha dicho antes por parte de algún interviniente, salud para los suyos y sus seres queridos. (Aplausos de las señoras y los señores diputados de los grupos parlamentarios
Socialista y Confederal de Unidas Podemos-En Comú Podem-Galicia en Común y de los miembros del Gobierno, puestos en pie).


La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor presidente.


DICTÁMENES DE COMISIONES NO PERMANENTES. (CONTINUACIÓN):


- VOTACIÓN DEL TEXTO DEL DICTAMEN SOBRE REACTIVACIÓN ECONÓMICA. (Número de expediente 153/000001).


La señora PRESIDENTA: Señorías, pasamos al segundo punto del orden del día, relativo a la votación del texto del dictamen sobre Reactivación Económica, de conformidad con lo dispuesto en la resolución de la Presidencia del Congreso de los
Diputados en relación con las votaciones producidas en la sesión plenaria del día 22 de julio de 2020 y en aplicación del artículo 88.1 del Reglamento.


Les recuerdo que solamente podrán votar desde el escaño que les corresponde, identificado con su nombre en la pantalla. Asimismo, les recuerdo que aquellas señorías que hayan solicitado emitir su voto mediante el procedimiento telemático no
pueden votar desde su escaño.


Por tanto, procedemos a la segunda votación del texto del Dictamen sobre Reactivación Económica.


Comienza la votación. (Pausa).


Efectuada la votación, dio el siguiente resultado: votos emitidos, 207 más 142 votos telemáticos, 349; a favor, 134 más 38 votos telemáticos, 172; en contra, 73 más 96 votos telemáticos, 169; abstenciones, 8 votos telemáticos.


La señora PRESIDENTA: En consecuencia, queda aprobado el texto del dictamen. (Aplausos).


Se levanta la sesión.


Eran las tres y cincuenta y cinco minutos de la tarde.