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DS. Congreso de los Diputados, Pleno y Dip. Perm., núm. 92, de 21/02/2013
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CORTES GENERALES


DIARIO DE SESIONES DEL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS


PLENO Y DIPUTACIÓN PERMANENTE


Año 2013 X LEGISLATURA Núm. 92

PRESIDENCIA DEL EXCMO. SR. D. JESÚS POSADA MORENO

Sesión plenaria núm. 86

celebrada el jueves,

21 de febrero de 2013



ORDEN DEL DÍA:


Comunicación del Gobierno (Continuación):


- Comunicación del Gobierno para el debate de política general en torno al estado de la Nación. 'BOCG. Congreso de los Diputados', serie D, número 222, de 15 de febrero de 2013. (Número de expediente 200/000001) ... href='#(Página2)'>(Página2)


Comparecencia del Gobierno ante el Pleno de la Cámara, de conformidad con lo dispuesto por el artículo 203 del Reglamento:


- Comparecencia, a petición propia, del presidente del Gobierno ante el Pleno de la Cámara, para informar sobre el Consejo Europeo celebrado los días 7 y 8 de febrero de 2013. (Número de expediente 210/000052) ... href='#(Página2)'>(Página2)



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SUMARIO


Se reanuda la sesión a las nueve de la mañana.


Comunicación del Gobierno (Continuación) ... (Página2)


Comunicación del Gobierno para el debate de política general en torno al estado de la Nación ... (Página2)


Comparecencia del Gobierno ante el Pleno de la Cámara, de conformidad con lo dispuesto por el artículo 203 del Reglamento ... (Página2)


Comparecencia, a petición propia, del presidente del Gobierno ante el Pleno de la Cámara, para informar sobre el Consejo Europeo celebrado los días 7 y 8 de febrero de 2013 ... (Página2)


Interviene el señor Esteban Bravo, en nombre del Grupo Parlamentario Vasco (EAJ-PNV).


Contesta el señor presidente del Gobierno (Rajoy Brey).


Replica el señor Esteban Bravo y duplica el señor presidente del Gobierno.


Intervienen los señores Urbina Fernández, Bosch i Pascual, las señoras Fernández Davila, Oramas González-Moro, los señores Baldoví Roda, Álvarez Sostres, Salvador Armendáriz y la señora Barkos Berruezo, del Grupo Parlamentario Mixto.


Contesta el señor presidente del Gobierno (Rajoy Brey).


Replican los señores Urbina Fernández, Bosch i Pascual, Baldoví Roda, Álvarez Sostres, Salvador Armendáriz y la señora Barkos Berruezo y duplica el señor presidente del Gobierno.


Interviene el señor Alonso Aranegui, en nombre del Grupo Parlamentario Popular en el Congreso.


Cierra el debate el señor presidente del Gobierno.


Se levanta la sesión a la una de la tarde.


Se reanuda la sesión a las nueve de la mañana.


COMUNICACIÓN DEL GOBIERNO. (CONTINUACIÓN).


- COMUNICACIÓN DEL GOBIERNO PARA EL DEBATE DE POLÍTICA GENERAL EN TORNO AL ESTADO DE LA NACIÓN. (Número de expediente 200/000001).


COMPARECENCIA DEL GOBIERNO ANTE EL PLENO DE LA CÁMARA, DE CONFORMIDAD CON LO DISPUESTO POR EL ARTÍCULO 203 DEL REGLAMENTO.


- COMPARECENCIA, A PETICIÓN PROPIA, DEL PRESIDENTE DEL GOBIERNO ANTE EL PLENO DE LA CÁMARA, PARA INFORMAR SOBRE EL CONSEJO EUROPEO CELEBRADO LOS DÍAS 7 Y 8 DE FEBRERO DE 2013. (Número de expediente 210/000052).


El señor PRESIDENTE: Se reanuda la sesión.


En representación del Grupo Parlamentario Vasco, PNV, tiene la palabra el señor Esteban.


El señor ESTEBAN BRAVO: Señor presidente, es evidente que nos encontramos en un contexto sociopolítico desconocido hasta la fecha. Todos los sondeos y encuestas de opinión señalan un desapego



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de la ciudadanía hacia la política como no había existido; un hartazgo ante los casos de corrupción e ilegalidades que rodean a no pocos representantes públicos. Ni todo esto es casual ni tampoco es baladí. No es casual porque durante
años, mientras duró la bonanza económica, muchos miraron hacia otro lado ante este tipo de comportamientos. Miró hacia otro lado el mundo político -y de esos polvos estos lodos- pero también amplias capas de la sociedad. Es más, podría decirse que
este tipo de comportamientos no eran ajenos únicamente a la clase política sino al sector financiero e inmobiliario, e incluso a un número no despreciable de ciudadanos que consideraban socialmente aceptable ya fuera no declarar un impuesto o
aprovecharse de subvenciones públicas que objetivamente no les debían haber correspondido. Hay que aceptar que la sociedad española ha sido muy dada a hacerse la sueca y no a hacer como los suecos. Efectivamente, el contexto en el que nos
encontramos tampoco es baladí, pues de cómo se actúe hoy depende en gran medida cómo sea el futuro.


Su partido se encuentra en mitad de los comentarios, rumores, declaraciones, dimes y diretes acerca de ilegalidades y abusos. Por ello, es necesario que aclaren todas y cada una de las informaciones que van apareciendo en los medios de una
vez para siempre. No es de recibo ni el goteo de datos que se filtran ni las reacciones contradictorias y a impulsos del Partido Popular. Un día el señor Sepúlveda es un empleado del partido con todos sus derechos injustamente atacado y a los dos
días resulta cesado en sus funciones. Un día el señor Bárcenas es historia en el PP al haber pedido su baja en el mismo y otro nos desayunamos con que dos años después tiene un despacho en la sede del partido, y el siguiente día nos enteramos de
que, además, ha estado cobrando un sueldo y han sido ingresadas a su nombre las correspondientes cuotas de la Seguridad Social. Señor presidente, no es de recibo. Ayer se dedicó a lanzar una batería de modificaciones legislativas y no dice nada de
lo que afecta a su partido, incluido algún miembro de su Gobierno. Debe usted aclarar punto por punto esta situación. Es absolutamente necesario porque el goteo de datos y contradicciones hacen que se contemplen como meras poses las declaraciones
que sus representantes van realizando. Dice la sabiduría popular que más vale ponerse rojo una vez que mil colorado. Pero si además resultara que en el futuro algunas de estas informaciones, repetidamente negadas, se confirmaran, la situación de
su Gobierno sería más que problemática, realmente insostenible.


Algunas formaciones políticas -y usted mismo a la cabeza- se han enredado en una loca carrera por ver quién pide el mayor striptease político, en la creencia de que los ciudadanos les recompensarán con más votos en las urnas. En vez de
hacer un análisis de la situación y enfrentar públicamente lo que afecta a su partido, se dedica a lanzar un improbable listado de iniciativas legislativas. En definitiva, quien está bajo sospecha se dedica a dar lecciones a los demás sobre lo que
hay que hacer. Personalmente creo que el ciudadano medio ya pasa de todos nosotros y de esta carrera legislativa que, en mi opinión, tiene mucho de teatro. Lo único que le interesa al ciudadano ya a estas alturas es que los casos en curso se
aclaren, se sancionen debidamente y no vuelva a pasar más. Y para que no vuelva a ocurrir más no basta, señorías, con una nueva vuelta de tuerca a la legislación; no basta con eso. Todo es perfectible en la vida, por supuesto, y no seremos
nosotros quienes nos neguemos a mejorar la legislación en lo que atañe a controles en la actuación de los representantes públicos, pero esto no basta. Aquí la palabra clave para todos nosotros es actitud; más actitud y menos pose. Hasta que desde
las ejecutivas de los partidos no se envíe una señal clara a todos sus militantes en el sentido de que cualquiera que incurra en conductas ilícitas en vez de ser protegido será señalado, un mensaje y una conducta ejemplar por quienes lideran que no
deje lugar a dudas, no seremos realmente efectivos. No seremos realmente efectivos hasta que todas las formaciones entiendan que llevar imputados en las listas electorales no es éticamente aceptable, aunque técnicamente por el hecho de la
imputación esas personas no hayan perdido ninguno de esos derechos políticos ni tengan que ser considerados culpables. Pero la gravedad de la situación exige que ninguna sombra de duda se cierna sobre los representantes públicos, y así lo deberían
entender también los propios imputados.


En definitiva, hasta que los partidos no envíen un mensaje claro a sus militantes y simpatizantes de que habrá tolerancia cero con el infractor, no se solucionará este problema. Actitud, diligencia y claridad, y eso vale para todas las
instituciones -para todas-, incluida la Corona, a la que usted, señor presidente, ni siquiera mentó en su discurso. El serial tragicómico que nos está ofreciendo roza el esperpento. Durante años, la Monarquía ha sido una institución intocable en
el Estado. Los medios nunca se habían atrevido a criticarla, ni siquiera a mencionarla, si no era -eso sí- para cantar loas y alabanzas. Hoy, después de tantas peripecias con fundaciones, favores, patrocinios, e-mails subidos de tono y hasta
elefantes, ya no vale con un lo siento mucho, no volverá a ocurrir. La institución más opaca del Estado necesita reinventarse



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si quiere mantener su posición. Por de pronto, y en su beneficio, hasta que llegue ese momento, hasta que se reinvente, lo que necesita es más luz y taquígrafos sobre su presupuesto y estructura, la misma luz que sea exigida a cualquier
otra institución pública.


Pero, dicho esto, también ha de reseñarse que no es justo extender la tacha de una supuesta corrupción sobre todas las formaciones políticas o todas las instituciones. Nadie está libre de que algún desalmado encuadrado en una organización
política pueda prevalerse de su situación para su propio beneficio. El ciudadano se equivocaría si pensara que todos los partidos han incurrido en financiación ilegal o que detrás de cada político hay actuaciones inconfesables en beneficio propio.
Se quejaba recientemente en el diario El Periódico una concejal de un ayuntamiento asturiano, joven, licenciada en Económicas y becaria, que decía lo siguiente: No todos somos iguales. No conozco a Emilio Botín, ni a Rodrigo Rato, ni tengo
negocios a medias con ellos; no tengo ninguna agenda plagada de contactos superinfluyentes dispuestos a garantizarme una carrera laboral amplia, bien pagada y enchufada. Y finalizaba diciendo: Yo también soy una ciudadana indignada, pero más me
indigna aún que nos metan a todos en el mismo saco. La ciudadanía ya no confía en los políticos ni cree que la política sea un instrumento para arreglar problemas; al contrario. No les culpo, pero no todos somos iguales. Hasta aquí las palabras
de la concejal. No deja de ser una paradoja verdaderamente que porque el señor A haya -al parecer- dado un sobre con dinero B al señor C, tenga que verse afectada la señora Z, alguien que ni remotamente está bajo sospecha, y que también sea
obligada a los mismos requerimientos que los anteriores. Y esta situación tan tensa, señor presidente, se da en toda su crudeza -para más inri- en plena crisis económica.


El año 2013 será de recesión para el conjunto de la Unión Europea; no solo para los países con más dificultades sino también incluso para los del norte de Europa. Entre los que no van a escapar a la recesión están también Alemania y
Francia. Las políticas de los recortes y de la austeridad para el sur -Grecia, Portugal, Italia, España e incluso podemos incluir en ese grupo a Irlanda- han generado caídas de PIB también en el norte, lo que refleja el nivel de interrelación de
las economías del que solo ahora parecen ser conscientes los poderosos en Europa. Desgraciadamente -es verdad que en opinión de nuestro grupo-, se ha instrumentado una política fiscal y monetaria desde la UE, sí, pero no al servicio de la propia
Unión Europea sino básicamente al dictado de Alemania y de lo que coyunturalmente le convenía. Frente a la Reserva Federal americana, el Banco de Inglaterra o el Banco de Japón, que establecen el crecimiento económico o el empleo como objetivos y
estrategias de la política monetaria, el Banco Central Europeo se ajusta estrictamente al mandato de mantener la inflación en un 2%. De esta manera, frente a la preocupación de los primeros por la situación económica, el Banco Central Europeo se
limita al control de la inflación. Se necesita, señor presidente, cambiar el mandato del Banco Central Europeo mediante la decisión política en el marco europeo pertinente para orientar su actuación al servicio de la resolución de la crisis
económica, y en esa labor debe poner todo su empeño. Tendría nuestro apoyo, desde luego. Será difícil, lo sabemos. Es evidente que no parece que Alemania, Holanda y otros estén pensando en colaborar en ese sentido, pero ello hace más imperiosa,
si cabe, la necesidad de su función y la búsqueda de aliados, que, seguro, no faltarán.


Hemos oído en los últimos tiempos muchas propuestas dirigidas a que Europa se convirtiera en el mecanismo que hiciera despegar una política de crecimiento de la actividad económica y del empleo. Así, se habló de rebajar la presión sobre los
escenarios de déficit para dar oxígeno a los países con problemas, con el fin de evitar el recorte de las políticas básicas del Estado del bienestar. Se habló de los eurobonos y con ellos de intentar reducir la prima de riesgo de países como
España, teniendo en cuenta que el pago de los intereses se come una parte creciente del presupuesto. Ello agravado, además, por la reforma que, en contra de nuestro criterio, se hizo del artículo 135 de la Constitución, que rígidamente obliga a que
los intereses se paguen antes de poder afrontar cualquier otro tipo de gasto. Una cosa es el equilibrio presupuestario y otra bien diferente atarse de pies y manos sin margen de maniobra. Con el equilibrio presupuestario estaremos siempre de
acuerdo, pero eso es una cosa y otra es atarse de pies y manos.


Se habló también de las capacidades del Banco Europeo de Inversiones para endeudarse en los mercados y así poder impulsar los proyectos de inversión en infraestructuras, en I+D+i y en educación en aquellos países en los que la contención del
déficit no se lo permite. Se habló de muchas cosas, cierto, pero tan cierto como que se desinflaron a una con la esperanza Hollande, quien, lleno de promesas, pretendía impulsar la demanda expandiendo los recursos comunitarios, es decir, utilizando
el presupuesto europeo para la economía. Y la realidad es bien diferente. La reducción recientemente propuesta del presupuesto europeo para el periodo 2014-2020 apunta en el sentido contrario al de Hollande, definitivamente, hacia una menos
Europa. La pelea de los Estados por recibir más y aportar menos refleja



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su nula vocación europea; frente a la solidaridad y el compromiso por Europa, ha ganado en esta ocasión en el presupuesto europeo el sálvese quien pueda.


Cuando usted, señor presidente, ha loado desde esta tribuna en su discurso el acuerdo sobre el marco presupuestario, lo ha hecho basándose en las cifras que España recibirá, subrayando también como un éxito la menor aportación que habrá de
hacerse a ese presupuesto común. Defender esta Europa no está contra del europeísmo, dijo. O sea, que, en consecuencia, debe ser europeísta el que en vez de doblar el presupuesto europeo, como era la idea inicial, lo reduce. ¿Es realmente un
presupuesto para seguir avanzando, como se ha apuntado por algunas voces? El proyecto de presupuesto aprobado parece más bien una reliquia del pasado. Su estructura es digna de otras épocas, de hace décadas. Representa un porcentaje ínfimo de la
riqueza de la Unión y sigue dominado por los gastos agrícolas, que disminuyen poquísimo las ayudas regionales, aun con la meritoria excepción -se lo reconozco- del fondo para combatir el paro juvenil y el ligerísimo aumento -pequeño- en I+D+i.
Nuestro grupo piensa que teníamos derecho a esperar algo mejor de ese presupuesto. Atravesando como atraviesa Europa la crisis económica más importante desde la Segunda Guerra Mundial, habiendo estado su moneda a punto de hundirse, sin embargo,
solo se hacen ajustes marginales a lo que había sido habitual hasta la fecha. Hubiera sido necesario, en nuestra opinión, plantear un presupuesto que nos prepare para el futuro, un presupuesto que mostrara una solidaridad federal para las regiones
afectadas por el desempleo masivo, un presupuesto que constara de ingresos propios a través de impuestos europeos para acabar con el mercadeo en las aportaciones de los Estados. No ha sido así. El Parlamento Europeo aún está a tiempo de mandar la
señal correcta cuando discuta el proyecto. Se echa en falta una vocación europeísta, una conciencia europea en la propia Unión por encima de las fronteras y egoísmos estatales. El MEDE, la unión bancaria, la supervisión bancaria, bien por la
lentitud de la instrumentación, bien por la falta de claridad en los objetivos, no facilitan como debieran la salida de la crisis. Es cierto que se está construyendo la pata que faltaba, la bancaria financiera, pero se está desmantelando la que ya
existía, la presupuestaria, y no se está utilizando adecuadamente la política monetaria. El resultado de todo ello es una Unión Europea en plena recesión en el año 2013 y cuya recuperación hoy por hoy no es posible atisbar.


La economía española, desgraciadamente, aún está peor. No vale el espejismo del superávit reciente de la balanza exterior en los últimos meses. Hay superávit simplemente porque ha caído la inversión interna y la consiguiente atonía en la
capacidad de compra, no porque hayamos ganado nuevos mercados, que sería la buena noticia. Seguimos además sin ver lo que la semana pasada apuntó el señor Draghi en su comparecencia: los efectos beneficiosos que -según él- las reformas y
sacrificios impuestos por usted y su Gobierno han tenido en la economía española. No lo vemos porque los datos son los datos, y en este caso son muy evidentes: el PIB va a caer en torno al 1,5% o 2%; el paro seguirá aumentando y superará
lamentablemente con creces los actuales 6 millones de desempleados; el déficit público y el endeudamiento serán difíciles de controlar, tal y como se desprende de los últimos datos conocidos, lo que implicará, siguiendo sus recetas, más recortes
sanitarios, educativos, etcétera; se seguirán recortando igualmente las inversiones públicas y las dotaciones de I+D+i, lo que dificultará las posibilidades de superar la crisis a futuro; se continuará con las reformas del mercado laboral
financiero, es decir, más sacrificios, más dinero, y algunas comunidades autónomas, las que tengan problemas fiscales y financieros considerables, continuarán recortando prestaciones sociales, sueldos de los trabajadores públicos, no cubriendo
vacantes, lo que, en definitiva, va a ir en perjuicio del servicio público.


La reforma laboral, anunciada como la solución definitiva e inexcusable en el mercado español, se ha desvelado como un fracaso, en nuestra opinión. Sé que no lo comparte, pero el hecho cierto es que, desde su entrada en vigor, la intensidad
de destrucción de empleo se ha incrementado en un 30% respecto a años anteriores. Nuestro grupo la rechazó advirtiendo que no generaría empleo ni por sí misma ni en compañía de otras reformas, y la tendencia a la precarización ha ido en aumento.
Esta es la época de los eufemismos, la de los minijobs que nos vendían como la panacea alemana, que son más bien big jobs con mini wages. Lo que se presenta como racionalización de la Administración pública son en muchos casos simple y llanamente
recortes en el ámbito social.


Tiene ante sí, señor presidente, una serie de grandes retos inmediatos en el campo social. Uno de ellos es hacer frente a la problemática que la legislación hipotecaria está generando en el país en pleno agujero económico, con un paro
desbordante. La semana pasada, en el debate sobre la toma en consideración de la iniciativa legislativa popular sobre desahucios, con la encendida intervención de su portavoz, se pusieron ustedes a la cabeza de su defensa. Ni puede ni debe ahora
echar un jarro de agua fría sobre lo esperado. Una toma en consideración que no recoja la esencia de lo planteado en la iniciativa



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sería una burla a la misma. Señor presidente, hay que actuar. No es admisible ningún suicidio, y menos esta cadena de suicidios, que supone día a día un aldabonazo a las conciencias, a las de todos nosotros. Se ha de dar una solución, y
se ha de dar pensando en el eslabón más débil de la cadena. Si se acudió, a fin de evitar el caos, en auxilio de aquellas entidades financieras que provocaron esta situación con su concesión de crédito fácil, no podemos dejar de acudir en auxilio
de la otra parte, de los ciudadanos.


Otro frente abierto es el de la sanidad, señor presidente. La imposición del copago de manera lineal a todas las comunidades autónomas supone un hecho inaceptable para mí grupo, no solo desde el punto de vista jurídico, sino también del
social. Esa decisión no se ajusta a derecho y va a ser recurrida en todas las instancias por parte del Gobierno vasco. Por otra parte, la limitación del acceso a la salud para las personas inmigrantes mayores de edad en situación irregular
vulnera, en nuestra opinión, el derecho internacional y constituye una medida regresiva, pero es que además esa decisión pone en riesgo la salud del resto de los ciudadanos que conviven con un colectivo que corre el riesgo de contraer enfermedades
de las que no será tratado.


Nos preocupa también un servicio que debería estar tan cercano a los ciudadanos como el anterior, el de la justicia. Recientemente, y a pesar de su tozudez inicial durante la tramitación de la ley, el ministro de Justicia, a toro pasado, ha
anunciado el cambio de algunas de las medidas previstas en la Ley de Tasas. La realidad se ha mostrado en su crudeza a una velocidad inesperada y ha hecho recular al Gobierno en este punto, pero esta Ley de Tasas nunca debió nacer. Evidentemente,
tasas ha habido, y las ha habido desde hace décadas, pero no esta Ley de Tasas. Si un servicio público debe ser gratuito o tender a la gratuidad es precisamente el de justicia, que constituye el último mecanismo de amparo de los derechos de los
ciudadanos ante los recortes, limitación de derechos o situaciones de arbitrariedad. La Ley de Tasas convierte un servicio en principio gratuito en un servicio sujeto a contraprestación económica lo que, en nuestra opinión, altera el contenido del
derecho a la tutela judicial efectiva. Tampoco podemos considerar aceptables las decisiones adoptadas en cuanto a la no actualización de todas las pensiones. El Gobierno no puede saltarse la ley simplemente porque no le conviene; es que ni
siquiera se tomaron ustedes la molestia de modificar la ley, simplemente la incumplieron -ayer se hicieron muchos llamamientos por parte del señor presidente al respecto a la ley- y además la incumplieron unilateralmente. ¿Dónde queda la seguridad
jurídica? Su decisión no fue ni legal ni, en nuestra opinión, justa, y nos aboca a que tenga que pronunciarse el Tribunal Constitucional. En definitiva, señor presidente, es necesario combatir la desigualdad con un modelo más justo y equitativo,
que requiere recaudar con justicia, afianzar en la medida de lo posible las políticas sociales a través de la redistribución adecuada de los recursos disponibles y fortalecer la democracia con transparencia y participación ciudadana.


Trascurrido más de un año desde su investidura, he de decirle que contemplamos con profunda preocupación la trayectoria de su Gobierno en cuanto al desarrollo legislativo que ha impulsado. Por una parte, no es signo propiciatorio para la
democracia que un Gobierno se dedique a abusar del instrumento del decreto-ley de tal manera que el número de estas iniciativas supere al de los proyectos de ley presentados. No lo sería en ningún caso; cuando se dispone de mayoría absoluta aún
parece menos justificado. Por otra parte, el sello distintivo de esas iniciativas ha sido el de la invasión competencial del campo correspondiente a las comunidades autónomas. En efecto, amparado en la terrible crisis económica que nos afecta, su
Gobierno está desarrollando una agenda recentralizadora, y lo hace no modificando el marco competencial, sino apelando a títulos competenciales genéricos que en ningún caso pueden superponerse a otros más específicos que están en manos de las
comunidades autónomas como, por ejemplo, el ubicuo título de ordenación general de la economía que utilizan ustedes una vez sí y otra vez también. Basta mentar la palabra economía y ya está, para muchos, todo justificado. Porque, ¿cómo no va a
aceptar fácilmente la opinión pública en estos tiempos que se arrumbe una competencia de una comunidad autónoma en nombre de la mejora de la economía? Es lícito que el ciudadano, lego en leyes, discurra así; es lógico. Lo que no es lícito es que
lo entienda y fomente así el Gobierno y su pléyade de abogados del Estado, bien versados en estas lides. En su investidura ya nos anunciaba una batería de medidas para que nos quedáramos preocupados: revisión del modelo de televisiones públicas;
paquete de reformas económicas que empezaría por el sector público para evitar duplicidades; reforma administrativa que eufemísticamente incluiría eliminación de obstáculos de libre circulación; reforzar las enseñanzas comunes en el territorio del
Estado; sistema nuevo de acceso a la función pública docente; plan integral de turismo, sanidad, Administración de justicia. Puede sonar juicioso a oídos legos, pero nosotros ya sabemos en qué suele acabar invariablemente este tipo de iniciativas
gubernamentales: en el conflicto con las autonomías y en la recentralización. Ha sido así, sigue con su maquinaria adelante, la



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que nos anunció enviando un proyecto tras otro. En cada ocasión este grupo parlamentario intenta, como puede, salvaguardar las competencias vascas y enmendar, en la línea que nos parece adecuada, el resto del texto. Sus ministros y
secretarios de Estado guardan la compostura, es bien cierto. Cada vez que se les llama, atienden amablemente a nuestra llamada, y es de agradecer. Otra cosa es que atiendan las reclamaciones que hacemos, o alguna de ellas al menos. Buenas
palabras, siempre; hechos, solo en contadísimas ocasiones.


El viernes pasado se nos dio cuenta de la aprobación de una reforma de la Ley de Bases de Régimen Local que toca de raíz la estructura de la organización local y revoluciona las competencias de varias instituciones, así como hace recuperar
al Estado un fuerte control del gasto y las estructuras funcionariales encargadas de llevarlo a cabo. No se les escapará que dicha reforma toca muy directamente a la entraña del hecho foral. De hecho, no se le escapa, porque el miércoles de la
semana pasada en la sesión de control me indicó literalmente que -abro comillas- la futura ley de régimen local respetará la especialidad de los territorios históricos -y cierro esas comillas-. Pues bien, señor presidente, hasta este martes por la
tarde aún no sabíamos a ciencia cierta si lo aprobado en el Consejo de Ministros era un texto articulado o un simple informe. Desde el primer momento constatamos que no se hizo mención alguna al hecho foral por ningún representante del Gobierno.
Una vez conocido el texto, comprobamos fehacientemente que tampoco la hay en él. Todo ello a pesar de haber sido transmitida por nuestra parte la gran preocupación existente en los municipios y diputaciones vascas sobre el tema, a pesar de haberles
hecho llegar, además, nuestra interpretación escrita del alcance de lo que estábamos comentando. Señor presidente, si realmente no quiere erosionar el hecho foral, y quiero pensar que no quiere hacerlo, ¿cree que la incertidumbre en que nos tiene
el Gobierno es la actitud más inteligente? Yo creo que no. Ogen bat paira bertzea gaira, dice un refrán vasco de Iparralde, al norte de los Pirineos. Algo así como: Sufrido un desaire, ya está llamando el siguiente.


Como vamos a sobresalto por semana, ahora se nos anuncia para el viernes que viene un proyecto de ley de acción exterior que ha sido publicitado a bombo y platillo por el Gobierno como el instrumento que hará entrar en vereda en materia de
relaciones internacionales a las comunidades autónomas díscolas, que, por otra parte, siempre suelen ser las mismas para el Gobierno central. ¿No será mejor que en vez de empecinarnos una y otra vez, nos pongamos a pensar que quizás la insistencia
de algunas comunidades autónomas en realizar acciones en el ámbito internacional está justificada? ¿Van a forzar a su medida y beneficio la jurisprudencia constitucional en esta materia? Porque hasta ahora nadie ha hecho nada por parte de las
comunidades autónomas que fuera inconstitucional. No es precisamente de país moderno y democrático ir ordenando a representantes políticos adónde, cómo y con quién pueden o no ir. Todo esto viene a unirse a otra serie de textos que preocupan, y
mucho, a los ciudadanos que representamos. Una ley de educación que relega la lengua vasca a lo accesorio, negándole su carácter troncal, que va dirigida a limitar aún más la capacidad de las instituciones vascas para crear un currículum propio.


Recientemente, ayer mismo, toda la comunidad educativa vasca, tanto la escuela pública como la concertada, centros religiosos y laicos, así como la formación profesional, profesores, padres y madres han presentado un manifiesto señalando que
el proyecto de la denominada ley Wert no se adapta a la realidad en Euskadi y no asegura ni la mejora de la enseñanza ni el dominio del euskera al final de la etapa educativa básica. Todos de acuerdo, de todos los colores y de todas las ideologías.
¿Cómo no va a sentirse agredida la ciudadanía vasca cuando se quiere intervenir, de hoz y coz, en un sistema educativo que ha demostrado resultados más que positivos frente al fracaso escolar, que es lo que se dice querer combatir? Más ejemplos, la
Ley de Costas; una ley de gran relevancia que, sin embargo, curiosamente -o no, como diría usted-, ha acabado su tramitación en Comisión. Habíamos llegado a un acuerdo en algunas enmiendas entre los grupos con el Gobierno y, sin embargo, ese
acuerdo no se ha materializado finalmente al votar el Partido Popular en contra de nuestras enmiendas. ¿Cuántas veces hay que pactar algo en Madrid para que se cumpla? ¿Vamos a tener que esperar al último minuto del trámite en el Senado para ello?
Esto resulta habitual y a nuestro grupo no le parece serio. ¿Tenemos que esperar lo mismo en la tramitación de la ley de unidad de mercado, la ley de transparencia, textos que, por otra parte, también vulneran el ámbito competencial vasco? No hace
mucho, acusando a los nacionalistas vascos y a los catalanes, se oía decir en esta Cámara que una ley no puede modificar lo que ha sido establecido por la propia Constitución y los estatutos de autonomía directamente ordenados a ella, conformando el
denominado bloque de constitucionalidad. ¿Acaso se nos quiere transmitir el mensaje de que si el promotor es otro, léase uno de los grandes partidos en el Estado, entonces sí puede modificar una ley el reparto



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competencial establecido por el bloque de constitucionalidad? Eso es lo que se colige de los hechos que un día tras otro contemplamos, que la vara de medir no es la misma.


He de hacer, señor presidente -supongo que lo imaginaba-, una mención a la necesidad de que se cumpla el concierto económico. La Comisión mixta entre el Estado y la Comunidad Autónoma Vasca debería reunirse en próxima fechas, tal y como le
adelantó el lehendakari, y parece que está encarrilado. Se trata de una cuestión crucial, es necesario abordar la liquidación de ejercicios anteriores -hoy en discusión- así como concertar urgentemente los nuevos impuestos surgidos de la Ley de
Sostenibilidad Energética y otros. Asimismo, es necesario discutir una nueva ley de cupo. Ese es el fuero que debería configurarse, tal y como se ideó, en el lugar de encuentro permanente para ordenar las relaciones económicas y que no se reúne
desde hace muchos años. Y este modelo bilateral -que es consustancial a la foralidad, señor presidente- resulta insoslayable si se quiere dotar de una estabilidad razonable a las relaciones con Euskadi, no solo en el plano económico. Estos tiempos
están sacando a la luz las carencias del modelo territorial establecido en el título VIII de la Constitución y, de facto, su Gobierno, a la chita callando, está dando pasos en el sentido de modificarlo. El problema es que, como ya le he dicho,
reestructurar las competencias municipales y de las comunidades autónomas a través de leyes ordinarias no es correcto en muchos casos y menos hacerlo sin ningún consenso, si me permiten esta opinión también. Tampoco es de recibo en nuestra opinión
la dirección unívocamente centralizadora en la que lo están llevando a cabo, erosionando aún más el pacto estatutario original. Es más que probable que el Estado deba ser reestructurado institucionalmente, quizá podremos coincidir en esa
valoración, señor presidente, pero, señor Rajoy, aquí sigue habiendo una circunstancia persistente y terca: la existencia de al menos dos comunidades que tienen un sentimiento nacional mayoritario distinto al español. En cómo acomodar esta
realidad radica la clave que marcará lo que suceda en la política española en los próximos años. A estas sociedades debe dárseles respuesta. Si la actitud hacia ellas sigue siendo considerarlas como una comunidad autónoma más, sin procurar una
bilateralidad en la relación que atienda a su singularidad, seguirán siendo fuente de conflicto y la desafección cada vez mayor. Esta situación tan convulsionada en lo social y en lo político está mostrando los límites del Estado diseñado en la
década de los ochenta. De la catarsis resultante debe surgir un modelo que afronte con realismo una nueva relación con Euskadi y con Cataluña. La Constitución española, señor presidente, no se hizo con el acuerdo de todos aunque lo afirmara así en
su discurso; desde luego no con el nuestro, como bien conoce.


Señor presidente, he de plantearle ahora una cuestión que a pesar de parecer innecesaria a la mayoría de los ciudadanos españoles probablemente, es sin embargo de suma importancia para la sociedad vasca y así lo expresa repetidamente. Usted
es consciente -aunque no sea proclive a darlo a entender- de que una vez desaparecida la violencia de ETA que tanto daño ha causado es necesario procurar los elementos necesarios para afrontar la definitiva pacificación, pero sobre todo, sobre todo,
la reconciliación. El Parlamento vasco ya se ha puesto manos a la obra. Sé que no todos mantenemos la misma visión acerca de hacia dónde y cómo deben encaminarse los pasos a dar en ese camino, pero de lo que no puede haber ninguna duda es de que
hay que andar y para ello es necesaria la colaboración de todas las instituciones y la confianza mutua. El lehendakari le ha planteado su visión de la cuestión. Mi grupo confía en que su Gobierno sea sensible a ello. No voy a ir más allá; ya
está todo dicho.


Concluyo. Y lo hago retomando unas palabras de nuestro portavoz, Josu Erkoreka, en esta misma tribuna hace algo más de un año, en la sesión de investidura que culminó con su elección como presidente del Gobierno. Lo hago así porque verán
sus señorías que el valor de sus palabras sigue hoy más vigente que nunca. Decía así: Mientras dure la legislatura que acaba de comenzar, aquí se hará, señor Rajoy, lo que usted quiera y no se hará nada que usted no quiera, lo latente radica en si
esa mayoría absoluta de la que goza le ofrece a usted, señor Rajoy, todo lo que necesita para, además de controlar la Cámara -que esto ya lo tiene asegurado-, afrontar con éxito los desafíos que se le presentan. Esa es la cuestión latente e
importante en este momento. Si además de ganar las votaciones de esta Cámara aspira usted también a acertar, a convencer y a legitimarse día a día mediante un ejercicio del poder incluyente, dialogante y participativo es probable que le haga falta
algo más que una simple mayoría absoluta. El control del Parlamento no supone en absoluto el control de la sociedad, que es siempre más rica, más variada, más diversa y plural que el Parlamento que pretende representarla. Por ello, señor Rajoy, o
se pone la mayoría absoluta al servicio de la sociedad o antes o después la sociedad acaba con la mayoría absoluta. Hasta ahí las palabras de Josu Erkoreka, que hoy resuenan como una auténtica premonición. Por ello, señor presidente, por sentido
de la responsabilidad en la actual coyuntura, quiero señalarle la disposición de mi grupo para establecer un diálogo; un diálogo que siente las bases de amplios acuerdos



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en el respeto a lo que demanden las mayorías sociales, la española y la vasca. Pero, señor Rajoy, para que ello sea así, esos acuerdos deberán formularse desde bases muy diferentes a la trayectoria exhibida por su Gobierno durante este
último año. Ya le he señalado una serie de hitos que consideramos fundamentales y otros le serán presentados a través de las correspondientes propuestas de resolución. Permítame que hoy por hoy mantenga mi escepticismo.


Muchas gracias, señor presidente.


El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Esteban.


Señor presidente del Gobierno.


El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Rajoy Brey): Señor presidente, señoras y señores diputados, señor Esteban, ha comenzado usted su intervención haciendo una referencia al desapego de una parte sustancial de la ciudadanía a la política. Yo
quisiera hacer algunos comentarios en relación con este tema. Es verdad que en España vivimos hoy un momento muy difícil; es verdad que vivimos una crisis económica muy dura, con muchas consecuencias sociales; es verdad que han aflorado a la
opinión pública muchos casos muy reprobables e inadmisibles. Todo eso es verdad, y es verdad que todo ello provoca un desgaste general que afecta al Gobierno de España y que afecta al conjunto de los grupos parlamentarios y en general a toda la
clase política. Todo eso es verdad pero de la misma manera que le digo eso afirmo también lo que usted acaba de señalar en esta misma tribuna, que la generalización injusta, la crítica desaforada, la desmesura y la falta de objetividad también
ayudan a lo anterior. Y de la misma manera que le digo esto, le digo que es responsabilidad de todos, especialmente del Gobierno, pero de todos, afrontar la situación, tomar decisiones y revertir ese estado de cosas. Insisto, esta es una
responsabilidad del Gobierno, pero no es solo del Gobierno. El Gobierno se ha encontrado con una situación económica muy difícil y no creo que nadie lo niegue en esta Cámara; una situación económica que no se arregla en veinticuatro horas: un
déficit descomunal, una enorme deuda externa, problemas de competitividad, un sistema financiero en una más que complicada situación, y todo esto nos ha obligado a tomar decisiones que yo ya sé que no son populares. ¡Cómo no lo voy a saber! Lo sé,
pero esas decisiones hay que tomarlas y si no pondríamos a España en una situación límite. Lo peor en un momento como este que estamos viviendo es no tomar ninguna decisión. Hemos tomado muchas medidas, muchísimas, es lo único que no se nos puede
reprochar. Hemos gobernado y creo que hay que seguir haciéndolo. Y yo estoy absolutamente de acuerdo con usted, hay muchas cosas que se pueden hablar, que se pueden discutir, lo hemos intentado, pero quien tiene fundamentalmente la obligación de
gobernar y de tomar decisiones es el Gobierno, y de lo único que no puede abdicar en un momento tan complejo como este que estamos viviendo es de hacer aquello que al menos el Gobierno cree que es bueno para los intereses generales de los
ciudadanos.


También ha hecho referencia en la primera parte de su intervención al tema de la corrupción, como ya otros intervinientes lo hicieron el día de ayer, empezando por la primera intervención que yo tuve en esta Cámara en la sesión de la mañana.
Como le dije ayer, el Gobierno ya ha adoptado muchas medidas a lo largo de este año, muchas de las cuales han tenido el respaldo y el apoyo de los grupos parlamentarios. La más importante es la ley de transparencia, que supondrá un antes y un
después en el funcionamiento de la Administración. Ayer he anunciado un nuevo paquete de medidas, ayer he dicho que ese paquete de medidas no es excluyente, que usted puede plantear todo aquello que estime oportuno y conveniente. Usted ha dicho
hoy en esta Cámara que a veces se toman demasiadas medidas, pero hoy ha propuesto una: que cualquiera que esté imputado no pueda presentarse a las elecciones. Puede usted plantearlo cuando haya el debate en esta Cámara. Es un tema que sin duda
alguna es opinable, es discutible, pero puede usted plantearlo si lo estima oportuno y conveniente. Habla de más actitud y menos pose y cita a personas relacionadas con mi partido. Yo no voy a citar, porque no lo he hecho ayer y no lo voy a hacer
hoy, a nadie. Sí quiero decir que las personas que ha citado usted hace ya años que no asumen ningún tipo de responsabilidad en mi partido. Eso también es actitud y no pose, señor Esteban. En cualquier caso, ayer hice una invitación al conjunto
de los grupos parlamentarios para afrontar este tema; es una invitación sincera y creo que todos tenemos una enorme responsabilidad. Me gustaría, después de lo que hemos visto a lo largo de estos días, que esto sirviese para que no tuviésemos que
volver a debatir aquí nunca más una cuestión de esas características.


No se arregla nada, como usted muy bien ha dicho, señor Esteban, con la utilización interesada y partidista del descontento social y con actitudes o discursos que alientan el descontento, la desafección o la indignación, y no me refiero a
usted. Creo que hay que defender la política, ponerla en valor como



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servicio y defensa de los intereses generales frente a los intereses particulares. Usted ha puesto el ejemplo de una concejal. Yo llevo en política muchos años y he visto miles de concejales de todas las fuerzas políticas que le han
dedicado muchas horas con mucho coste al servicio público y que no se han beneficiado en nada. Estoy de acuerdo, nada peor que la generalización; hagamos todos conjuntamente una defensa de la política. Defendamos también nuestro sistema
democrático, que ha funcionado razonablemente bien durante más de treinta años; treinta años de libertades, de derechos individuales, treinta años que han sido los mejores en términos de bienestar, libertad y progreso de la más reciente historia de
España. En este momento, señor Esteban, yo pienso que es fundamental que todos actuemos con responsabilidad, con lealtad y con altura de miras y de acuerdo, pensando más en lo que nos une que en lo que nos separa y aunando esfuerzos para trabajar
en el objetivo común, que es mejorar la situación del país y recuperar la confianza de los ciudadanos.


En la segunda parte de su intervención ha hablado de la recesión en Europa y ha dicho algo que es verdad: Europa hoy está en recesión. Hay países del norte de Europa, los países considerados más ricos, que han tenido un crecimiento
negativo en el año 2012, sobre todo y de forma muy particular en el último trimestre, en que países económicamente muy fuertes, como puede ser el caso de Alemania, han tenido una bajada de su producto interior bruto del 0,6%. Ha hablado de la
política de austeridad y ha hecho una crítica del Banco Central Europeo. Ha dicho que había que reformar las funciones y las competencias del Banco Central Europeo. Yo no voy a entrar en lo que en mi opinión debería ser el diseño del Banco Central
Europeo, pero sí quiero decirle que el Banco Central Europeo en esta crisis ha ayudado, primero, con la financiación de las entidades financieras y, segundo y muy importante, el Banco Central Europeo ha actuado en defensa del euro y ha aprobado un
programa de compra de bonos en el mercado secundario que, créame, ha sido muy importante para abordar el problema de liquidez que existía en muchos países de la zona euro.


La política económica que el Gobierno está intentando llevar a cabo se basa fundamentalmente en cinco líneas. Primero, austeridad, equilibrio presupuestario. Usted ha manifestado que está de acuerdo con el equilibrio presupuestario. Es
lógico, es de puro sentido común que nadie gaste aquello que no tiene. Es obligado hoy que cumplamos nuestros compromisos y nuestros objetivos de déficit, pero yo quiero recordarle que cuando asumí la Presidencia del Gobierno el objetivo de
déficit, nuestro compromiso para el año 2012 era del 4,4, después fue del 6,3. Por tanto, la Unión Europea ha actuado; ya me gustaría a mí que con más, pero ha actuado con flexibilidad porque se ha dado cuenta de algunos de los problemas que se
podían generar si las cosas no se hicieran así. Y tengo que recordarle que el Gobierno de España también ha hecho un esfuerzo, que se ha plasmado en los datos concretos a que acabo de referirme, para intentar que esta situación se tratara con mayor
flexibilidad. (La señora vicepresidenta, Villalobos Talero, ocupa la Presidencia). En segundo lugar, creo que es muy importante -segunda línea de política económica- hacer reformas estructurales en España; es muy importante. Necesitamos una
economía más competitiva y más flexible, y por eso hemos puesto encima de la mesa la reforma del mercado laboral, y por eso hemos aprobado la reestructuración del sector bancario, que era algo, como usted sabe muy bien, absolutamente imprescindible
para que pronto vuelva el crédito a las pequeñas y medianas empresas y también a las familias españolas. En tercer lugar, yo he planteado, y algunos pasos se han dado en la buena dirección a lo largo del año 2012, reformas en Europa. Hay que
seguir avanzando en el mercado único. Se han hecho muchas cosas, pero es que Europa no es un proceso de veinticuatro horas; es que El Tratado de Roma es del año 1957 y han transcurrido cincuenta y cinco años desde entonces, y se ha avanzado mucho.
Hoy ya no tenemos política monetaria, ni política cambiaria, tenemos toda suerte de condicionamientos en la política presupuestaria y en la política fiscal, pero Europa tiene que seguir haciendo reformas, y esa es la tercera línea. En cuarto lugar,
la resolución de los problemas de liquidez. A mí me hubieran gustado otras cosas, ya lo creo que sí, pero es que en Europa somos veintisiete. ¿Se buscan alianzas? Claro que se buscan alianzas, pero muchas de las decisiones, sobre todo las más
importantes, las que afectan a tratados, requieren de unanimidad y hay posiciones diferentes, pero yo creo que se han dado avances en la buena dirección y creo que las últimas decisiones del Banco Central Europeo son avances en la buena dirección.
¿Que a mí me gustaría otra cosa? Pues seguramente, como a usted, pero no estamos solos en el mundo; en el mundo estamos usted, yo y muchísimos más, señor Esteban.


Por último, integración europea. Yo lo he explicado ayer. Es verdad que no ha habido un debate muy importante sobre este asunto, pero yo creo en Europa y por eso he remitido mis aportaciones y muchas han sido tenidas en cuenta. Le he
dedicado muchas horas a este asunto y estamos trabajando para que



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haya una unión bancaria, y ya se han dado pasos. Y una unión fiscal. Y una unión económica. Y una unión política. Yo entiendo las críticas que usted pueda hacer a las decisiones que se adoptan en Europa. Lo entiendo perfectamente, pero
este no es un proceso que se resuelva en veinticuatro horas ni en un año. Son ya muchísimos años los que llevamos de construcción europea y, por suerte, los pasos normalmente se dan en la buena dirección.


Ha hablado usted del presupuesto de la Unión Europea para los años 2014-2020. Ha dicho que apuntan a menos Europa. Hacer un presupuesto, y sobre todo cuando los actores son veintisiete, ciertamente no es fácil, sobre todo en un momento en
que las finanzas públicas son escasas, aquí en España, pero también en otros muchos países de la Unión Europea. Es verdad que a mí me hubiera gustado un presupuesto con una mayor dotación. Es verdad, pero tampoco podemos olvidar que el hecho de
que haya un presupuesto con una menor dotación hace que la aportación de nuestro país a ese presupuesto también sea menor y eso nos facilita nuestra obligación y la necesidad inexcusable que tenemos de controlar el déficit público. Pero no es justo
decir en este momento que hay menos Europa porque haya una bajada del presupuesto de la Unión Europea porque en los últimos meses se han tomado decisiones enormemente importantes para la Unión Europea y que significan la voluntad de integración.
Antes me he referido a la decisión del Banco Central Europeo de poner en marcha un programa de compra de bonos en el mercado secundaria, pero es que el Consejo Europeo del pasado mes de junio por primera vez, señor Esteban, por primera vez, ha
hablado de avanzar: de unión bancaria, de unión fiscal, de unión económica y de unión política. Pero es que en la Unión Europea se han tomado decisiones muy importantes que revelan con meridiana claridad que lo que se quiere es integración europea
y que este sea un proceso irreversible. ¿Qué significa si no la decisión que se adoptó en relación a Grecia? Eso demuestra que hay voluntad por parte de todos en decir: el euro es irreversible y nadie se va a ir del euro. Y un país que estaba en
dificultades, que sigue estando, que tenía problemas, al final recibe -¿qué es lo que recibe?- la ayuda de todos los socios de la Unión, incluido, como es natural, España. ¿Y qué significa si no el préstamo que se ha concedido a las entidades
financieras españolas a un interés del 0,5 y con diez años de carencia? Es también una apuesta por Europa, es también una apuesta por la integración, es una apuesta por el euro. Por tanto, no es justo, señor Esteban, que usted diga que en este
momento lo que hay es menos Europa. No es verdad. Hay un presupuesto menor, como podía haber un presupuesto menor aquí y como de hecho lo hay, pero hay una apuesta clara por la integración europea. No es fácil, nunca lo fue. Como le he dicho
antes, llevamos muchos años, pero tenga la total y absoluta certeza de que al menos el Gobierno de España seguirá trabajando. Hemos hecho una propuesta en materia de integración fiscal y podríamos coincidir en que sin duda alguna Europa necesitaba
otro presupuesto distinto del que tiene en estos momentos y con otras ambiciones diferentes, pero no es un proceso fácil ni es un proceso rápido y no lo ha sido nunca.


Ha hablado de los malos datos de la economía española, de esto se ha hablado mucho en el día de ayer, el primero que lo hizo fui yo en mi primera intervención, y ha hablado de las exportaciones. Yo quiero hablar también de las exportaciones
y de los datos positivos. Señor Esteban, nuestras exportaciones han aumentado en el año 2012 un 4,3 en términos reales. Solo Alemania en la Unión Europea supera ese buen desempeño con una subida de sus exportaciones del 5%. Es decir, España es el
segundo país de la Unión Europea que más ha mejorado sus exportaciones este año, y este es un dato positivo de la economía española. Fíjese, en el año 2012 las exportaciones españolas supusieron el 31,9 del producto interior bruto y en el año 2007
eran el 27,1. En este momento las exportaciones españolas están en máximos históricos y esto apunta a un incipiente cambio del patrón de crecimiento. Por tanto, este es un dato positivo y hay que reconocerlo y no hay que minimizarlo, porque es el
dato más positivo que ha tenido la economía española en el año 2012. Y en todo esto la recuperación de la competitividad de la economía española frente a sus socios comerciales y el descenso en nuestros costes laborales unitarios ha sido muy
importante, como también el aumento de la capacidad exportadora de nuestras empresas en los últimos años.


Señor Esteban, otro dato importante. Las exportaciones de bienes han seguido diversificando su base geográfica. Nosotros exportamos fundamentalmente a la Unión Europea y fundamentalmente a la zona euro y hay un dato muy positivo: por
primera vez tenemos un balance comercial positivo con la zona euro, tenemos un balance comercial positivo con países como Francia o como Italia, y este es un dato que no se había producido nunca, y eso sucede además en un momento en que -como usted
señalaba al principio de su intervención- Europa vive una recesión. Pues España sigue aumentando sus exportaciones. Pero hay un dato que también es muy positivo y en el que creo que debemos seguir trabajando en el



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futuro: las exportaciones a Latinoamérica han crecido un 16,9 entre enero y noviembre, y eso es muy importante; las exportaciones a Asia han subido un 14,1 y a Estados Unidos, un 14; y en el caso de Alemania este año hemos exportado un
7,4 más que el año pasado. Por tanto, este es un sector que está mejorando y un sector clave para el conjunto de la economía española, y la mejora en las exportaciones de nuestro país sin duda alguna es un primer paso -y todavía hay que dar muchos
más- en la recuperación económica de nuestro país.


Hay más datos positivos, señor Esteban, en la economía española. Hoy nadie duda sobre la sostenibilidad de nuestras cuentas públicas. Hemos demostrado ser un país serio y riguroso y ser capaces de reducir el déficit público, y lo hemos
hecho en una situación de recesión y además lo hemos hecho con muchas dificultades de financiación y en ocasiones a precios muy caros. Hoy nuestro sector financiero, y esto también es un dato positivo, es mucho más sólido y solvente que hace un
año. Es que en España hemos superado en el mes de abril una crisis del sistema financiero que podía haber tenido unas consecuencias enormemente negativas para el conjunto de la economía española. Se ha aumentado notablemente en estos últimos
tiempos la competitividad de nuestra economía, y ese es un dato muy positivo porque ahí se fijan las bases sólidas para el crecimiento sostenido y estable en el futuro. Como le he dicho antes, hay un superávit comercial con la zona euro y en los
últimos tiempos -y esto también es importante señalarlo- España ha podido financiarse en buenas condiciones, reduciendo el tipo medio de interés con respecto al año anterior y cubriendo sus necesidades de financiación para 2012 un año antes de que
finalizara el año. A lo largo de este año 2013, solo en el mes de enero, el Tesoro se ha financiado por importe de 27.000 millones de euros a unos tipos más bajos que en el año 2012, que a su vez habían sido más bajos que los del año 2011. También
nuestras empresas, que habían tenido enormes dificultades en el año pasado, en 2012, han podido emitir y han podido financiarse en los mercados por cantidades también muy importantes. En consecuencia, son verdad todos los datos que usted ha dicho
-y yo lo he señalado ayer en mi primera intervención-, pero también es verdad que algunas cosas han mejorado y esas cosas son las que suponen bases sólidas de cara al futuro.


Ha hablado usted -un poco de pasada, pero lo he apuntado; entiendo que su intervención tiene que ajustarse a un tiempo- del aseguramiento, de la sanidad y de la atención a las personas. Mire, todos los españoles y todos los residentes
legales en España tienen garantizada la asistencia sanitaria pública y además los extranjeros no residentes legales tienen cubierta la asistencia en urgencias, enfermedades de interés de salud pública -sobre esto hizo usted algún comentario- como
tuberculosis o sida y la atención a menores y a embarazadas con una cobertura de las más generosas de Europa. Yo le pido que revise la legislación europea y que explique con meridiana claridad si hay algún país en la Unión Europea con un trato
mejor que el que da España en materia sanitaria al conjunto de los ciudadanos. Solo le pido un país de la Unión Europea. Ayer di un dato que creo que hoy debo repetir porque es muy fácil decir: Que se atienda a todo el mundo. Muy bien, a todos
los que vengan de todo el mundo, pero en el cruce de datos Agencia Tributaria y Seguridad Social resulta que constaban como beneficiarios de la Seguridad Social 800.000 titulares y 200.000 pensionistas. Pues fueron dadas de baja 873.000 tarjetas de
extranjeros no residentes que habían accedido a la asistencia sanitaria sin tener derecho a ella de acuerdo a los criterios legales de la Unión Europea. Es decir, no podemos aceptar, porque no tiene lógica, porque no responde al sentido común,
porque no lo hace nadie, que cualquier ciudadano del mundo pueda venir aquí a hacer eso que se llama turismo sanitario. No podemos aceptarlo, no es lógico, no es razonable, no pasa en ningún lugar. Por tanto, no puedo comprender la crítica que
usted hace a la decisión sensata, moderada y equilibrada que ha adoptado el Gobierno en relación a esta materia.


También ha hablado de las tasas judiciales. También fue un tema recurrente en los debates que se produjeron ayer en esta Cámara. La inmensa mayoría de los países de la Unión Europea financia una parte muy sustancial del costo de la
justicia con tasas. La reforma que ha aprobado el Gobierno va a dar lugar a que se financie el 10% del costo de la justicia con tasas. Es decir, que no sea el contribuyente el que financie el cien por cien del costo de la litigiosidad y financie a
aquellas personas que litiguen; hay muchísimas personas porque son muchos los procedimientos donde no se pagan tasas, más del 75%, y además la recaudación por tasas irá a atender la justicia gratuita. Por tanto, puedo entender la crítica porque
todas las críticas seguramente tienen su fundamento, pero esto es algo equilibrado, es algo sensato, es algo que está muy por debajo de los estándares europeos, ¡muy por debajo! Alemania financia con tasas el 44% del costo de la justicia. Hay
países que incluso financian el cien por cien, como es Austria. Oiga, ¿no puede financiar España el 10% y dedicarlo a la asistencia jurídica gratuita, que se supone que va a beneficiar a aquellas personas que no tienen recursos para hacerlo?



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Ha hablado también de la agenda recentralizadora del Gobierno. Mire, yo no tengo ninguna intención de recentralizar nada. En estos momentos, partiendo de la base de que creo profundamente en el Estado de las Autonomías que diseñó nuestro
texto constitucional, que creo que ha funcionado en general de una forma razonable, que creo que tiene problemas muchos de los cuales se pueden corregir hablando naturalmente y dialogando entre todos, pienso que tenemos un modelo de Estado muy
descentralizado. Creo que es muy difícil encontrar en el mundo un modelo de Estado con un nivel de descentralización como el que tiene el nuestro, donde el Gobierno que yo presido gasta el 20% del gasto público total español. Ha hecho referencia a
algunas leyes. A la ley de Administración local. Ésta todavía no ha sido aprobada en Consejo de Ministros, ha sido remitida al Consejo de Estado, y luego tendremos que reunirnos con comunidades autónomas y otra vez con las corporaciones locales.
Y estamos dispuestos -y además creo que tiene razón en ese punto concreto al que ha hecho referencia- a hablar con ustedes sobre todas las inquietudes y problemas que les puedan generar. Pero esta es una ley muy importante, es un primer paso en lo
que pretendemos que sea la reforma de la Administración, un asunto que lleva pendiente desde hace más de treinta años en nuestro país.


Ha hablado también de la ley de educación. Todavía la ley de educación no ha sido remitida a esta Cámara. Podemos hablar de la ley de educación, pero con absoluta sinceridad. Yo respeto las opiniones y las decisiones de todos, pero creo
que aquí tenemos que pensar si es posible mejorar una Ley de Educación como la que tenemos en este momento en España y que provoca los resultados que todos conocemos. ¡Es que ayer hubo un debate importante sobre este tema! Es decir, ¿podemos mirar
hacia otro lado cuando más de una cuarta parte de nuestros jóvenes hacen unos estudios que luego no les sirven para nada porque los abandonan antes de llegar a su terminación? ¿Podemos contemplar haciéndonos los suecos -ya que de Suecia también se
ha hablado aquí en su intervención- cómo los informes PISA, año tras año, sitúan a España, a la hora de valorar el nivel de la educación, en donde la sitúan? No podemos hacerlo. Creo que debemos hacer un esfuerzo entre todos y discutir lo que haya
que discutir para intentar mejorar esa situación. Lo mismo ocurre con la Ley de Costas. La consejera de Agricultura del Gobierno vasco ha tenido una conversación con los responsables de costas del Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente, y se
están analizando las enmiendas que ha planteado su grupo político que, lógicamente, coinciden con las enmiendas que plantea el Gobierno vasco. No hay ninguna decisión tomada hasta este momento, pero hay un diálogo y si de ese diálogo sale acuerdo,
pues lógicamente lo plasmaremos en enmiendas en el Senado.


Por último, quiero decirle una cosa, señor Esteban. Ustedes y nosotros y todos los que estamos aquí tenemos el derecho, pero sobre todo tenemos también la obligación de defender nuestro texto constitucional y no pasa nada porque haya
recursos ante el Tribunal Constitucional, ni pasa nada porque haya conflictos de competencia ante el Tribunal Constitucional. Creo que es bueno -y pienso que se está haciendo- que hagamos un esfuerzo entre todos para evitar que eso sea así. Pero
tampoco pasa nada, porque precisamente la función básica del Tribunal Constitucional es resolver recursos de constitucionalidad interpuestos por quien tenga la competencia para eso, o conflictos positivos de competencias. En esta legislatura -como
le he dicho hace escasas fechas en esta misma Cámara- la Administración General del Estado ha presentado tres impugnaciones: un recurso de inconstitucionalidad y dos conflictos positivos, y la comunidad autónoma ha planteado un recurso contra el
real decreto-ley en materia de Función pública y un conflicto respecto a la asistencia sanitaria. Yo estoy dispuesto -hasta ahí podíamos llegar- a hablar con ustedes todo lo que se tenga que hablar, pero ustedes tienen que entender que no
necesariamente tienen la razón. Yo, desde luego, no tengo necesariamente la razón; lo tengo muy claro. Creo que debemos hacer un esfuerzo para entendernos, pero, si no, no va a ocurrir nada porque el Tribunal Constitucional interprete la norma
que, por otra parte, rige nuestra convivencia desde hace ya algunos años.


También se ha referido al concierto económico y al cálculo del cupo. Efectivamente, existen discrepancias respecto a la aplicación de la metodología para el cálculo del cupo, discrepancias que en el periodo 2008-2010 supusieron 62 millones
de euros y que luego en el periodo 2011-2012 suman 740 millones de euros más. Es verdad que el Estado procedió en el año 2011 y también en el 2012 a compensar las cantidades no ingresadas por el País Vasco con el importe de los ajustes a consumo de
IVA y de impuestos especiales. Así pues, hay unas discrepancias por importe de 800 millones de euros. Además, también es verdad que hay que afrontar la negociación del nuevo quinquenio 2012-2016. Hemos acordado en la Conferencia de presidentes
autonómicos, que se celebró a finales del pasado año, que este año el Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas iba a hacer un estudio a fondo del funcionamiento del



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modelo de financiación autonómico, del general, que no les afecta a ustedes ni a la comunidad Navarra. Creo que este año deberíamos dejar resueltas las discrepancias sobre todos los temas que vienen del pasado, y creo que este año también
-y es la voluntad del Gobierno- deberíamos afrontar la negociación del nuevo quinquenio que termina en el año 2016.


Por último -usted ha hecho una referencia sucinta; yo también la haré sucinta-, la unidad de los demócratas ha sido muy importante para que ETA esté en la situación en la que está en estos momentos. La colaboración con el Gobierno vasco
-en mi opinión- también es muy importante en estos momentos, pero lo más importante es que ETA tomara la decisión definitiva, lo acordara y lo transmitiera a la opinión pública, de su disolución definitiva como organización terrorista.


Muchas gracias. (Aplausos).


La señora VICEPRESIDENTA (Villalobos Talero): Gracias, señor presidente.


Señor Esteban.


El señor ESTEBAN BRAVO: Señor presidente, muchas gracias, por la exhaustividad de la respuesta.


Voy a hacerle unas cuantas reflexiones sobre sus comentarios y sobre cosas que también yo he comentado antes. En cuanto a la corrupción, no le voy a negar que es un problema que tenemos que enfrentar todos, es responsabilidad de todos los
partidos y, sobre todo, entiendo yo que -como he dicho antes-, por encima incluso de modificaciones legales, es un problema de actitud. Habrá que hablar, habrá que dialogar, habrá que hacer propuestas, etcétera. Sinceramente, el tema de los
imputados lo veo muy difícil y desde luego no es una propuesta que hará mi grupo, porque me parece muy difícil encajarlo dentro de un Estado de derecho. Otra cosa es que éticamente, estéticamente, los partidos políticos debiéramos optar por tomar
ese tipo de decisiones, pero de todo esto hablaremos. Está bien, habrá que enmendar algunas leyes, aunque sinceramente creo que ya hay mecanismos para el control y también para la sanción, pero hay que dar otros dos pasos: uno es la actitud por
parte de cada partido y otro las declaraciones y los mensajes que se envían tanto a la sociedad como a la propia militancia, y un tercer paso es que habrá que aclarar lo que está encima de la mesa, lo que tenga cada cual -lo que tengan los que lo
tengan-, habrá que aclararlo, y en eso estoy de acuerdo con la señora De Cospedal, que cada palo aguante su vela. Lo que no puede ser es que aquí, en un maremágnum de modificaciones legislativas, se borre todo, como la tinta del chipirón. Por
tanto, en mi opinión, enmendar, sí, en lo que quepa; actitud, fundamental, y aclarar lo que haya que aclarar.


Usted ha afirmado que han tenido que tomar decisiones y que las han tomado, es verdad, en solitario, es verdad, pero lo que me llamó la atención de su discurso de ayer fue que no hubo ni un ápice de autocrítica, ni siquiera de duda. Todo
fueron alabanzas: todos los pasos que hemos dado los hemos dado bien; menos mal que hemos hecho esto, porque si no estaría peor -cosa que en algunos casos se podría probar y en otros no-; pero absolutamente ni una autocrítica. Lo que le reclamo
es un diálogo previo con el resto de las fuerzas políticas. Funcionar con tanta seguridad en el mundo... La verdad es que tiene que ser una gozada estar tan seguro de que cualquier paso que se da en solitario se hace bien, y yo creo que en
política -por eso le mencionaba antes lo de la mayoría social y lo de la mayoría parlamentaria- es bueno dar un cauce al diálogo y discutirlo con otros grupos, pero no cuando está ya todo presentado y abocado a una salida apuntada por el grupo
mayoritario, sino que estas cosas habrá que presentarlas con tiempo, habrá que discutirlas, habrá que hablarlas. Por ejemplo, parece mentira que en el tema de la ley de régimen local o en el de la ley de acción exterior no haya habido manera de
acceder absolutamente a ningún borrador. Tener que andar con especulaciones y con una especie de semiocultamiento, sinceramente no nos parece que sea la vía más adecuada, y eso nos gustaría que cambiara.


Dice usted que el Banco Central Europeo ha ayudado. Sí, ha puesto un dinero. Entiendo que tiene que ser muy difícil criticar a Draghi después de las alabanzas que le echó el otro día; le echó piropos, así que entiendo que esté en una luna
de miel con Draghi. Yo entiendo que para esto de pasar del 4,4 al 6,3 hubo que hacer un esfuerzo de diálogo, pero no lo entendamos como flexibilidad europea y generosidad europea. No, no, es realismo, es darse cuenta de la situación. Lo que nos
preocupa es que el BCE aporta unas cantidades y unos créditos y que Europa flexibiliza ese tope pensando únicamente en la estabilidad, pero no pensando en un crecimiento económico. El BCE no está tomando medidas en ese sentido. Respecto de la
integración europea, insisto, me parece que este presupuesto ha sido un no a Europa, por mucho que usted diga que ha habido avances en otros aspectos, que yo no los niego, pero creo que la pata monetaria sigue sin estar realizada y, por lo tanto, el
cuadro no está completo. Desde una posición europeísta, europeísta, no se puede optar por que el presupuesto europeo, para un marco que va a ir



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hasta 2020 -no es para un añito-, siga con los mismos esquemas que hasta ahora y además con la mitad de presupuesto de lo que había hasta ahora. Es sinceramente inaceptable y es un retroceso. Todos esperábamos más, y yo personalmente
espero que el Parlamento Europeo le dé un no rotundo, que continuemos con una prorroga hasta después de las próximas elecciones europeas y, a partir de ahí, se pueda elaborar un verdadero presupuesto europeo. Se lo decimos porque la posición de mi
partido es sinceramente europeísta.


Señor presidente, yo no estoy hablando del turismo sanitario, ni muchísimo menos. Eso es otra cosa. Yo de lo que le estoy hablando es de inmigración ilegal, que lleva en el país tiempo. Y lo que le pido es que al menos deje a aquellas
comunidades autónomas que decidan que tienen medios, que puedan afrontar esta situación, porque competencialmente entendemos que les corresponde. Si tienen medios y si pueden atender a la población, por qué no lo van a poder hacer.


Con la ley de tasas tiene usted sublevados a todos los sectores; no sé cómo lo han hecho, pero todos los sectores están sublevados. Ahora tengo la duda de si ese 10% se va a cubrir con la reforma o con la reforma de la reforma que ya nos
ha anunciado el ministro. Reformar una ley en tan poco tiempo quiere decir que algo se había hecho mal, que nos hemos pasado de frenado. Entiendo que tasas tiene que haber para algunos casos, de hecho las ha sabido desde la década de los
cincuenta, pero lo que no se puede es poner tasas que dificulten el acceso de los ciudadanos a la justicia. (El señor presidente ocupa la Presidencia).


Dice usted que no tiene una agenda recentralizadora. Pues al menos en nuestra opinión, los hechos confirman lo contrario y le he mencionado unos cuantos ejemplos. Desde luego, si desde un partido que, como el nuestro, no está presente en
todo el Estado y que tiene a gala la defensa de las competencias autonómicas, le decimos que en nuestra opinión tiene una agenda recentralizadora, al menos creo que el tema puede resultar discutible. Por supuesto que la ley de Administración local
es importante para nosotros, importantísima. Me dice usted que todavía estamos en el anteproyecto. Sí, sí, pero por qué no se han hecho rondas también con los partidos políticos de esta Cámara. El tema se ha llevado en un círculo bastante
reducido, ni se ha consultado. Bueno, creo que con el Partido Socialista sí, que tuvieron algunas conversaciones, y con la FEMP, pero a los demás nos han ninguneado absolutamente. Hemos tenido que ser nosotros quienes hemos tomado la iniciativa, y
aun así para no conseguir ni los textos y caminando un tanto en la oscuridad. No es manera de funcionar en un tema tan capital como la Ley de régimen local.


En cuanto a la Ley de Educación, usted me dice que hay que reformarla en base a datos. Pero los datos que usted me da no valen para Euskadi. No puede usted hablar de fracaso escolar en Euskadi, porque las tasas son muchísimo más pequeñas
que las que hay en el resto del Estado y el sistema está funcionando. Está funcionando en bilingüismo y funciona razonablemente con la satisfacción de todos los sectores. O sea que, porque tenga problemas en otra parte del Estado, no me quiera
aplicar una receta a Euskadi, que por cierto, esta es una competencia en exclusiva teóricamente de la comunidad autónoma. Paso a paso, cada vez que se ha hecho una ley de educación ha sido para limitar las competencias que en principio iban a ser
exclusivas de la comunidad autónoma. Por otro lado, le agradezco que me diga que para el tema del cupo y de la comisión mixta hay que reunirse, pero no me ponga el plazo de durante este año, porque estamos en febrero. Vamos a ver si lo hacemos un
poco más rápido, tampoco hay que alargarse hasta diciembre. Yo creo que antes de que acabara este periodo de sesiones debería estar el asunto absolutamente resuelto.


Su opinión es que judicializar las diferencias políticas no es malo, que es normal que haya recursos. Yo pienso que no es bueno, y si se judicializan mucho las diferencias políticas lo único que significa es que no hay diálogo. No lo hay.
Por tanto, insisto, señor presidente, ¿van a seguir funcionando únicamente teniendo en cuenta la mayoría absoluta parlamentaria, sin abrir un diálogo que pueda evitar que el Tribunal Constitucional se tenga que convertir en una tercera Cámara, que,
como usted bien sabe, para nosotros tampoco resulta muy imparcial, en nuestra opinión? Todo esto es discutible evidentemente, pero no puede convertirse el tribunal en una tercera Cámara.


Yo he hablado de algo a futuro. Quizás haya que hablar -voy acabando, señor presidente- dentro de unos meses o el año que viene, pero yo he estado hablando de la bilateralidad y del futuro del Estado de las autonomías. Lo que tenemos que
afrontar realmente es que hay algunos hechos que son nacionales, en nuestra opinión, pero al menos hay unas sociedades que son diversas, y eso es un dato objetivo, cuya ubicación dentro del Estado y del sistema institucional tiene que contemplarse
de manera específica, porque este tema quedó a medias en la transición y ha quedado a medias durante todas estas décadas.



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Quizá sea éste, señor presidente, si es que estamos pensando en remover las estructuras institucionales del Estado para que este funcione mejor, el momento de la oportunidad y de afrontar este asunto con realismo, sin miedos y sin recelos,
pero desde luego partiendo de una bilateralidad. Le agradezco el tono. En estos momentos tengo que mantener la opinión de que tenemos una distancia grande entre nuestros posicionamientos políticos, pero voy a acabar también con otro refrán en
euskera que dice: Urte guzian gerta ez zedina, bethirekian, que literalmente significa: a veces, lo que no pasa en un año, sucede en un abrir y cerrar de ojos. Vamos a ver qué posibilidades hay de entendimiento o no, pero muchas cosas, insisto,
deberán cambiar.


Muchas gracias.


El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Esteban.


Señor presidente.


El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Rajoy Brey): Seré breve, señor Esteban, porque su intervención ha seguido -lo cual, por otra parte, me parece muy razonable- el hilo conductor de la primera que ha tenido esta mañana aquí en la Cámara.
¿Hay mecanismos suficientes para ser eficaces en la lucha contra la corrupción? Hay muchos mecanismos, los hay preventivos, los hay de control y hay también mecanismos represivos. Pero creo que se pueden hacer muchas cosas para dificultar que
acontecimientos que no queremos que se produzcan tengan lugar, y sinceramente creo que algunas de las propuestas que yo planteé aquí en la Cámara en el día de ayer van en la buena dirección. Por tanto, les pido que las estudien, que hagan las
aportaciones que estimen oportunas y convenientes, porque creo que sin duda alguna pueden ser útiles a estos efectos.


Ha hecho un comentario sobre tomar decisiones, sobre que yo ayer no fui autocrítico, alabanzas... No es verdad, mi discurso de ayer comenzó diciendo 6 millones de parados. Fueron las primeras palabras que pronuncié en el día de ayer en
esta Cámara. Si me pregunta si yo estoy satisfecho de los resultados de las políticas que hemos hecho, yo no estaré satisfecho hasta que en España haya crecimiento económico y se empiece a crear empleo. Lo que sí puede decir es que hemos tomado
muchas decisiones que había que tomar que son muy importantes de cara al futuro. En primer lugar, hemos superado una crisis financiera de colosales proporciones en el mes de abril; hemos superado una crisis de deuda en el mes de julio que elevó
nuestra prima de riesgo por encima de los 600 puntos, es decir, que ahí hemos superado dos momentos muy difíciles, y espero que no vuelvan momentos tan difíciles como esos. A partir de ahí, lo que hemos hecho ha sido tomar decisiones, hacer
reformas y sentar bases sólidas para que haya crecimiento en el futuro, pero de alabanzas o de autocomplacencia, ninguna, lo dije ayer expresamente en la intervención que tuve en esta Cámara. Yo siempre estaré abierto al diálogo, no se trata de que
funcionemos con más o menos seguridad, creo que tenemos claro lo que hay que hacer, lo pienso sinceramente porque lo hemos estudiado, porque procuramos pensar las cosas, porque creemos que además es urgente y es necesario y rápido, porque durante
muchos años en España se ha dejado aumentar el déficit público y ahora hay que corregirlo, porque durante muchos años en España se han dejado pendientes muchas de las reformas que son necesarias para flexibilizar nuestra economía y para que sea más
competitiva. Ayer lo expliqué, y lo reitero ahora. Es que en el año 2008 en muchísimos países de nuestro entorno se tomaron decisiones importantes en el sector bancario; nosotros llegamos con cuatro años de retraso. Por tanto, tenemos que
hacerlo rápidamente. No se trata de estar seguros, que por supuesto tenemos que estarlo y lo estamos, es que es urgente actuar con rapidez porque llevamos cuatro años de retraso. Ayer recordé aquí que en Alemania en el año 2004, siendo Schröder
precisamente el canciller, se tomaron muchas decisiones que supusieron reformas estructurales que hacen que Alemania esté ahora en una situación mucho mejor respecto a otros países de la Unión. Nosotros llevamos un retraso importante y, por eso, es
urgente que tomemos medidas y que acometamos la situación que estamos pasando. A partir de ahí, estoy de acuerdo con usted, estoy de acuerdo en hablar con el Grupo Parlamentario Vasco y con cualquiera en esta Cámara. Es probable que algunas cosas
las hayamos hecho con mucha rapidez y no haya sido posible entenderse con ustedes, procuraremos que eso no vuelva a suceder en el futuro.


Ha hablado del Banco Central Europeo; realmente no puedo añadir mucho a lo que he dicho en mi primera intervención. El señor Draghi ha estado efectivamente aquí en esta Cámara, ha dado su opinión sobre lo que le ha parecido oportuno y
conveniente, algunas de las cosas que se han hecho en España le han parecido bien. Tampoco viene mal que de vez en cuando alguien hable bien de uno, porque eso es algo que en este último año no se ha producido en numerosas ocasiones. (Aplausos).



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En el tema del déficit público en el fondo del asunto estamos de acuerdo -en el fondo del asunto-, y probablemente en el resto. Usted sabe que tener déficit público no es bueno y está de acuerdo conmigo por una razón perfectamente
entendible, no se puede gastar lo que no se tiene, y menos durante demasiado tiempo. Pero es que dada la situación de los mercados financieros en este momento, tener déficit público supone que hay que acudir a los mercados financieros, y no están
los mercados financieros, y no lo estaban el año pasado, en la mejor de las situaciones posibles. Por tanto, cuanta menos necesidad tengamos de financiarnos fuera, mejor y más tranquilos vamos a vivir. Por eso, es muy importante que la balanza por
cuenta corriente vaya a estar prácticamente en equilibrio el año pasado e incluso en superávit este año 2013. Depender de fuera no es lo mejor que le puede ocurrir al conjunto de la economía española. Tampoco es bueno que haya déficit público
porque eso nos aumenta la partida de intereses de la deuda, como usted recordaba, hasta casi 40.000 millones de euros en el presupuesto del año 2013; tampoco es bueno que haya déficit público porque eso supone que las emisiones de deuda pública que
compran nuestras entidades financieras va a dar lugar a que haya menos crédito, puesto que lo absorbe la Administración, para las familias y para las empresas. Por tanto, estamos de acuerdo en eso, y estamos de acuerdo también en que no se puede
reducir el déficit público en una semana y que hay que hacerlo a un ritmo razonable. En cualquier caso, debemos seguir haciendo ese esfuerzo porque ahí nos jugamos buena parte de la credibilidad de la economía española.


Ha hecho una serie de consideraciones sobre la integración europea, sobre el presupuesto, ha dicho que su partido es europeísta; lo sé, yo también, yo creo que el futuro está en mucha más Europa de la que tenemos en estos momentos. Pero,
como le decía antes, somos veintisiete, hay opiniones para todos los gustos. Hay incluso países, y países de importancia no menor, como puede ser el Reino Unido, como puede ser Dinamarca o como pueda ser Suecia, que ni siquiera están, porque no lo
han querido, en la moneda única y en el euro. Pero yo detecto, lo veo, lo palpo porque estoy allí, porque es uno de los temas a los que más tiempo le dedico, que hay una voluntad real de integración europea. Lo que piden los socios europeos para
que haya esa voluntad real y para que haya esa integración, es que todos cumplamos nuestros compromisos, y uno de los compromisos que tenemos que cumplir es precisamente el control del déficit público, porque, si no, es muy difícil que funcione una
unión económica y una unión monetaria como nos gustaría a todos que lo hiciera.


No puedo compartir, ya lo he dicho antes, que el Gobierno de España tenga una voluntad recentralizadora, al menos que tenga una voluntad recentralizadora y no se dé cuenta de que la tiene, lo cual sería, como usted puede entender,
ciertamente preocupante. Yo estoy donde siempre he estado desde hace muchos años, hasta que no vea una solución mejor, en un texto constitucional que recibió el apoyo de una inmensa mayoría de ciudadanos y que dio lugar al mayor nivel de
autogobierno de la historia de España y, además, el mayor nivel de autogobierno de la historia de cualquiera de los países de nuestro entorno o de los países a los que nos pudiéramos equiparar.


Hablaremos de la ley de Administración local. Hablaremos del cupo con la mayor rapidez y celeridad posible. Me gustaría que hubiese los mínimos recursos y conflictos positivos de competencia, y creo, efectivamente, que solo se debe llegar
a esa situación cuando no queda más remedio porque las posiciones están muy lejanas. A partir de ahí, este Gobierno, que ya ha tenido conversaciones con el lehendakari hoy y cuando no lo era, está dispuesto a mantener un diálogo franco y claro con
el objetivo de defender los intereses generales de todos.


Muchas gracias. (Aplausos).


El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor presidente.


Es el turno del Grupo Mixto. Dada la importancia de este debate, van a intervenir todas las agrupaciones que están dentro del Grupo Mixto. Algunos de los portavoces han renunciado a su tiempo de dúplica, acumulándolo en esta primera
intervención. Cada portavoz sabe el tiempo que tiene y les ruego que cumplan con el tiempo que hemos pactado.


En primer lugar, tiene la palabra el señor Urbina.


El señor URBINA FERNÁNDEZ: Señor Rajoy, ayer ya se dijeron en esta tribuna muchas cosas. Empezaré directamente. ¿Sabe usted cuál es el principal problema que tiene el Estado español? El déficit, su déficit democrático. Sí, señor Rajoy.
Y esto, además, viene de largo. En lo esencial, por lo menos desde hace siglos. En lo fundamental, por lo menos desde el franquismo. Y no me refiero solo al hecho de que todavía no se hayan esclarecido los crímenes cometidos en el franquismo,
que, por cierto, señor Rajoy, hoy es el día en el que en muchos de nuestros pueblos sus calles llevan todavía los nombres de los



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responsables de esos crímenes. ¿Acaso esto no es un agravio para las víctimas? Pero me refiero fundamentalmente al hecho de que además de atar en aquella época quién iba a ser el sucesor, como jefe de Estado, se ató y se dejo bien atado
que por encima de todo y todos se garantizarían dos principios políticos fundamentales que se recogieron en la Constitución; por cierto, esa que no fue avalada en Euskal Herria, señor Rajoy. Me estoy refiriendo a la unidad de España y a la defensa
del modelo socioeconómico neocapitalista, precisamente las dos crisis que tiene en este momento el Estado español. Por eso para ustedes -y cuando digo aquí para ustedes me estoy refiriendo a los poderes fácticos del Estado español; también me
refiero al Partido Socialista- todo ha estado y está permitido en la defensa de estos fundamentos. No han dudado ustedes en pasar por encima de los derechos de las personas, de los trabajadores y de los pueblos. Todo vale, hasta la corrupción.
Sus instituciones, desde la Monarquía hasta el Poder Judicial, muestran signos de putrefacción. No lo digo yo, lo dice el editorial del 4 de febrero del Financial Times. Y es que seamos claros, señor Rajoy, en este país la corrupción trasciende de
lo puntual. A los Gürtel y Urdangarín de ahora se les suman los Urralburu, los Roldán, los fondos reservados de antes. En este país la corrupción forma parte de la idiosincrasia del funcionamiento del Estado, señor Rajoy, precisamente para
garantizar este modelo de Estado, el actual. Bueno, eso y lo de pasar por encima de la voluntad popular en las decisiones fundamentales, señor Rajoy. Esto va contra la misma esencia de la democracia. Por eso en todo el Estado español cada vez más
gente está despertando ante esta realidad y les está exigiendo respeto, a pesar de la brutal represión con la que ustedes están tratando de impedirlo.


Todo esto además coincide en el tiempo con un momento de una crisis económica sin precedentes, fruto precisamente de la crisis de ese modelo neoliberal. La crisis tiene causas externas, sí, señor Rajoy, pero también tiene causas internas, y
esas son de exclusiva responsabilidad del Gobierno, del suyo y de los anteriores. Sí, por la dejación que han hecho ante los verdaderos poderes fácticos del momento, señor Rajoy. Bajo su mandato se ha producido la tormenta perfecta, y a diferencia
de lo que decía usted ayer, su barco hace aguas por todas partes. No eche la culpa a la tripulación, la de ahora y la de antes; al oleaje. Siempre ha habido oleaje, siempre lo habrá. Su Gobierno no tiene prestigio. Por cierto, no son como
hilillos de plastilina lo que sale de su barco, y usted lo sabe. Esto es lo que ocurre, señor Rajoy, cuando se da de comer a la carta de lo público a pirañas de moqueta en consejos de administración y cúpulas militares. Esto es lo que ocurre,
señor Rajoy. Tiene usted un gran problema, un problema de democracia, ya no solo en Euskal Herria y en Cataluña, también en su país; en Madrid, en Andalucía le están exigiendo voz, le están exigiendo democracia. El Estado español se encuentra a
las puertas de convertirse en un Estado fallido, en lo político, en lo económico y en lo social. Y usted y los suyos lo saben. Lo del café para todos ha acabado siendo un descafeinado y con la leche cortada. Por eso no me cabe la menor duda de
que ante semejante panorama usted tratará de hacer pactos sociales y políticos, que al igual que hace treinta y cinco años traten de evitar ir a la raíz del problema, del conflicto, para parchear la actual situación, y no le faltarán pretendientes,
no; tampoco en Euskal Herria, pero a uno y a otros les decimos desde Amaiur: no se confunda, señor Rajoy, lo que necesita el Estado español es una segunda transición, pero esta vez democrática, sin déficit alguno, que respete los derechos de las
personas y de los pueblos, también el derecho de autodeterminación. Pero ustedes no quieren solucionar este problema, ustedes viven bien en esta situación antidemocrática. No obstante este es el modelo de Estado que ustedes defienden, para qué
permitir que se pueda modificar, señor Rajoy. Por eso ustedes, ante las demandas de la gente, ante las demandas de la mayoría social y política en Euskal Herria, han iniciado un proceso de involución democrática; ustedes han retrocedido en el
tiempo, señor Rajoy. Como se decía ayer, de manos de la reforma laboral ustedes se han liquidado, entre otras, la mayor parte de las conquistas sociales y económicas logradas en las últimas décadas por la ciudadanía y por la clase trabajadora.
Bajo la disculpa de un cambio de modelo de gestión, y vía recorte, ustedes están acabando con lo público, quieren privatizar el Estado del bienestar, señor Rajoy; quieren privatizar ustedes hasta los ayuntamientos. Mire, si no son capaces de
dirigir esta segunda y última transición privaticen ustedes su Gobierno. Ya sabemos exactamente dónde y cómo se toman las decisiones que luego ustedes adoptan, pero me refiero a que lo hagan legalmente, vía real decreto un viernes cualquiera de
estos. Privatice usted La Moncloa, privatice usted esta Cámara. Dejará usted de ser presidente y los que se sientan en la primera fila dejarán de ser ministros, pero pasarán a ser ustedes miembros de un consejo de administración, marca España, sí,
pero sociedad limitada, señor Rajoy.


Dijo usted que el 20 de noviembre de 2011 se había producido un cambio de ciclo. ¿Este es su cambio de ciclo? En este ciclo ustedes ya ni disimulan, directamente cogen el dinero de la ciudadanía y se lo



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entregan a la gran banca, esa que luego desahuciará a la gente. Ustedes han convertido la deuda privada de esa gran banca en la deuda de todos y de todas, y no dudan ustedes en amnistiar a estafadores. ¿Para que sigan pasando sobres
dinerarios a algunos de los gestores del Estado? Señor Gallardón, ¿esta amnistía sí es posible? Además ustedes siguen permitiendo el fraude fiscal de las grandes élites económicas -no de los trabajadores, ya nos lo dijo ayer-. Señor Rajoy, les
ponen ustedes la alfombra roja. Pero sobre todo -y aunque usted lo niegue- está aprovechando esta situación de crisis económica para emprender un proceso de centralización del Estado. Claramente. Usted dice que no, pero la práctica demuestra lo
contrario. Y es que además ustedes en esta maniobra se quieren cepillar cualquier mínimo ámbito de decisión ciudadana, hasta concejos y ayuntamientos, señor Rajoy. Ustedes quieren acabar con lo más elemental de la democracia: la participación
ciudadana, la voz de la gente, la voz de los pueblos. Todo esto tiene mucho que ver con aquello que mi compañero -el señor Antigüedad- denominaba la otra crisis, la territorial. Si vemos la dimensión que ha adquirido esa otra crisis en lo que va
de legislatura y cuál ha sido su posición en ella -ayer mismo lo pudimos ver-, uno tiene la convicción de que usted está más a tratar de reeditar viejas fórmulas que fracasaron, pero con aspecto renovado, que a abordar una verdadera solución de un
problema que existe, señor Rajoy, y que tiene una simple solución: el respeto a un derecho democrático. En esquema, señor Rajoy, en Euskal Herria como en Escocia.


Ustedes en esta cuestión como en otras muchas niegan la mayor. Aquí no existe ningún problema político. Esto tiene un doble problema porque por una parte condiciona la propia solución de ese conflicto político, y por otra condiciona la
solución de aspectos inherentes a ese conflicto político, que tienen bastante más carga humana y de sufrimiento. Somos conscientes de que mucha gente ha sufrido y sufre en Euskal Herria y en el Estado español, pero este sufrimiento no ha sido solo
generado por la actividad armada de ETA. La tortura, la represión política, la represión policial, las muertes llevan mucho tiempo instaladas en nuestro pueblo, mucho antes de que surgiera ETA. Por eso, señor Rajoy, señoras y señores diputados,
con absoluta contundencia nuevamente digo que Amaiur defiende y reivindica el reconocimiento del cien por cien de las víctimas: de Fernando Buesa, de Jorge Díaz, de Jon Anza, de Joxe Arregi, de todas las personas que han sufrido tortura en
comisaría, de todas las personas que han sufrido.


No hay que ponerse en posiciones que no lleven a ninguna parte, lo dijo usted. Todos debemos ponernos en posiciones que lleven a alguna parte, señor Rajoy, que lleven también a la resolución integral del conflicto. Sí, señor Rajoy, esas
posiciones en las que se dan pasos difíciles y dolorosos, pero que a la postre consiguen consolidar un escenario de paz justa y duradera. Comiencen ustedes a dar pasos en esa dirección, señor Rajoy. Deje ya de lado las medidas del pasado, ponga
fin a esta política penitenciaria que sigue vulnerando derechos fundamentales. Se lo dice Europa. Atienda usted las recomendaciones de la Conferencia Internacional de Paz de Aiete, y sobre todo atienda la demanda de solución que le hace la
sociedad vasca. Señor Rajoy, estamos condenados a entendernos. Nuestra mano sigue tendida, nuestro compromiso con la resolución integral del conflicto es absoluto. Seguimos en el 99% de perseverancia y en el 1% de obstinación, señor Rajoy.


Acabo. Dijo usted en su debate de investidura, el tan aplaudido en su bancada: yo no les debo nada. Y le digo yo hoy aquí: sí nos debe, señor Rajoy. No a Amaiur, sino a la sociedad vasca. Hace años, hace décadas que ustedes, que el
Estado español le debe respeto a la palabra y a la decisión de los vascos. ¿En términos democráticos, señor Rajoy? Esa sigue siendo la cuestión.


Muchas gracias.


El señor PRESIDENTE: Gracias, señor Urbina.


Señor Bosch.


El señor BOSCH I PASCUAL: Gracias, señor presidente.


Señorías, señor Rajoy, hoy aquí nos preguntamos si hay vida después de la crisis. Esa es la pregunta que nos debemos hacer. Es una pregunta que debemos contestar porque hay 6 millones de parados, porque hay gente estafada por las
participaciones preferentes que requiere esa respuesta y la pide, porque están los pensionistas, los jóvenes, los desahuciados o aquellos que están a punto de serlo. Todos ellos piden nuestra respuesta. Y estamos obligados a dar motivos a la
esperanza. La esperanza es una obligación para nosotros. Nos deberían examinar a todos de esperanza antes de ocupar el escaño que ocupamos. ¿Qué motivos hay? Usted ayer nos explicó algunas medidas para luchar contra la crisis. ¡Ya era hora!
Algunas de ellas llevaban más de un año en la despensa; a ver si funcionan. Esperamos que sí. Pero, ¿por qué no derogan y eliminan aquellas medidas que claramente no han funcionado, desde la amnistía fiscal hasta la reforma laboral, que solo han
producido chorizos la una y parados la otra? Se



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pueden hacer cosas y también no hacerlas; se puede no arruinar a Cataluña, por ejemplo. ¿Por qué no pagan a la Administración catalana lo que se le debe? Es ley, esta presupuestado -8.000 millones de euros-, o el déficit fiscal, dinero
que pagan todos los catalanes y que no vuelve. Con eso se podría invertir en empleo y la locomotora económica funcionaría en Cataluña. Con eso no habría recortes, no habría ni uno, y los hospitales funcionarían dignamente a pleno rendimiento. El
hospital de Viladecans, el Moisès Broggi, el hospital de Can Ruti, el hospital de Bellvitge funcionarían. ¿Por qué en vez de dedicar 700 millones de euros a subvencionar la fiesta de los toros, no los dedican por ejemplo a rescatar a gente
desahuciada? Eso se puede hacer, rescatarían con ese dinero a cinco mil familias. Se puede hacer, y eso es dar esperanza. ¿En vez de gastarse 450 millones de euros en un submarino S-80 -y en tantos otros juguetes de destrucción que no se usan-
por qué no destinan esos mismos recursos, por ejemplo, a la educación? No habría recortes en educación en Cataluña con esos 450 millones de euros que cuesta un solo submarino. ¿No valdría eso la pena? ¿No daría eso esperanza?


Hay otra pregunta que también flota aquí en el ambiente, y es si hay vida después de la corrupción. A esa pregunta también estamos obligados a responderla todos y a dar una respuesta, y a responder que sí, rotundamente sí, pero hay que
hacer cosas. Y no es cierto -vamos a decirlo- que todos seamos igual de corruptos; que todos los partidos sean igual de corruptos. No es cierto, pero sí que es cierto que todos debemos trabajar igual para resolver el problema. En ese sentido
nosotros ofrecemos nuestra colaboración, un paquete de medidas y de propuestas que podemos contrastar con las suyas. Podemos hablar del tema, pero vamos a remangarnos y vamos a trabajar en eso. Por cierto, ayer usted no mencionó en ningún momento
uno de los mayores escándalos de corrupción en dinero público que afecta a este país: el caso Urdangarín. ¿Por qué no habla de la Casa Real? ¿Por qué no hablan de la Monarquía? ¿Por qué se olvida usted del rey de España, señor Rajoy? ¿Acaso se
ha vuelto republicano? No hay derecho de admisión, ningún problema. La corrupción es grave, pero la peor de las corrupciones es la que usa la corrupción con finalidades políticas y partidistas. Y eso ustedes lo están haciendo en Cataluña. Están
impulsando guerra sucia contra un proceso democrático y participativo. Y eso no se lo podemos permitir, porque ataca al corazón de la misma democracia participativa. Sí, señor Rajoy, no taparemos la corrupción con autodeterminación, ya se lo
aseguro, no lo haremos. Pero tampoco podemos tapar la autodeterminación con la corrupción usándola a nuestro antojo. Eso no se puede hacer, eso no lo deben hacer y no lo harán. Nosotros somos los primeros interesados en limpiar, porque queremos
una oportunidad para empezar de nuevo, para hacer algo nuevo, para hacer un país nuevo; donde el polvo, donde la suciedad, donde la pobreza den paso, en un parto precioso, a una nueva criatura, a una república catalana justa, próspera, libre y
limpia. Eso es lo que nosotros queremos, y eso es lo que la gente pide y se merece en Cataluña. Porque la gente en Cataluña, por fortuna, mira más al futuro que al pasado. Allí ni se pide ni se juzgan las raíces de cada cual, de dónde viene el
uno o el otro, qué idioma hablan, qué creencias tienen.


El señor PRESIDENTE: Señor diputado, tiene usted que terminar.


El señor BOSCH I PASCUAL: Acabo ahora mismo, muchas gracias.


Lo que se hace es preguntar a la gente dónde quiere ir, y eso es lo que queremos: un proceso para decidir nuestro futuro colectivo. (Pronuncia palabras en catalán).


Gracias.


El señor PRESIDENTE: Gracias, señor Bosch.


Señora Fernández.


La señora FERNÁNDEZ DAVILA: Gracias, señor presidente.


Señorías, señor presidente del Gobierno, mentiras, incumplimientos electorales, injusticias sociales, pobreza, y como colofón este corolario de corrupción del que no se salvan ni el Gobierno ni la Corona. Estos son los elementos con los que
contamos para hacer balance de su gestión en estos catorce meses de gobierno, y que nos muestran con claridad el lugar en el que nos encontramos y a lo que nos enfrentamos. Nos enfrentamos a un Estado neoliberal y despótico en estado puro, a la
esencia misma de un sistema perverso, fraudulento desde el punto de vista democrático, y corrupto, que precisa de la pobreza de muchos para garantizar el sobreenriquecimiento de unos pocos.


Su mandato, señor presidente, comenzó con una reforma laboral de la que dicen sentirse orgullosos. Llevan un año augurando las bondades de una legislación que solo ha servido para empeorar los derechos de los trabajadores y trabajadoras,
rebajar los salarios de todo el mundo, aumentar las cifras del paro,



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abaratar los despidos, y precarizar las condiciones laborales. Recordaba usted ayer, señor presidente, los 6 millones de parados, drama que azota con especial virulencia a los jóvenes, que cada vez emigran más, y un preocupante aumento de
la pobreza en el Estado español, señor Rajoy, sin que ustedes hayan hecho nada para atajar esta situación, como lo demuestran los 850.000 parados más que se han registrado en estos meses que gobiernan. Sus recortes están desmantelando lo más
preciado del Estado del bienestar: sanidad, educación y servicios sociales, y dependencia; servicios públicos que -no lo olviden- son competencia de las comunidades autónomas, que tienen que gestionar y garantizar su calidad a los ciudadanos y
ciudadanas; unas comunidades autónomas que ustedes están asfixiando con sus exigencias de cumplimiento del déficit, y las están abocando a practicar recortes a mansalva, al tiempo que utilizan la crisis como pretexto para implantar su modelo
centralista, recentralizando competencias. Sin embargo, señorías, la crisis ha puesto de manifiesto que es necesario avanzar en la descentralización, por ejemplo, de los tributos, para que naciones como Galicia cuenten con agencia tributaria propia
y puedan recaudar sus impuestos. Hablamos de caminar hacia la soberanía financiera con mayores cotas de autogobierno, que permitan contar con los recursos necesarios para destinarlos a los servicios públicos que los ciudadanos necesitan. No
olvide, señor Rajoy, que empresas como Fenosa, Iberdrola o Audasa, que explotan recursos en Galicia, tributan en Madrid.


Quiero recordar, señor Rajoy, unas palabras dichas ayer por usted mismo: la Constitución española está abierta a reformas. Y se refirió veladamente al modelo de Estado, advirtiendo que toda solución pasa por lo establecido en la
Constitución. El BNG considera que toda ley es susceptible de ser modificada para ser adaptada a la evolución de los acontecimientos. Por eso planteamos la necesidad de una reforma constitucional partiendo de la realidad plurinacional y del
reconocimiento de la soberanía de las naciones, que por cierto ya están actualmente reconocidas como nacionalidades históricas, en un momento además, señorías, señor presidente, donde la crisis institucional es clara como consecuencia de la
corrupción, que como ya hemos dicho afecta tanto al Gobierno como a la Corona. Por tanto, señor presidente, señorías, no se sacralice tanto la Constitución, que reforman a su conveniencia cuando se trata por ejemplo del déficit, pero que incumplen
flagrantemente en cuanto al derecho a un trabajo y a una vivienda digna.


Estamos donde estamos por culpa de la economía de la especulación y de la actuación irresponsable y fraudulenta de la banca, una banca que solo han reestructurado -y sobre todo su Gobierno se ha empeñado especialmente- para finiquitar las
entidades territoriales, las cajas de ahorros y despedir a miles de trabajadores, como los de Novagalicia Banco, mientras entregan todo a los grandes oligopolios financieros. Han despilfarrado recursos públicos para sanear a una banca que desahucia
a ciudadanos de sus casas y que ha engañado a muchos, víctimas de la gran estafa de las participaciones preferentes. Son ustedes, señor presidente, señores del Gobierno, un activo tóxico para la calidad de vida de la gente, de las personas. No
crean empleo, aumentan bárbaramente el IVA, las tasas judiciales, las matrículas universitarias, el copago farmacéutico; hacen pagar a enfermos crónicos por el traslado en ambulancia a un hospital; reducen los salarios de todo el mundo; rebajan
el poder adquisitivo de los pensionistas, y relegan a personas en situación de dependencia a la absoluta miseria. Son fuertes, señor Rajoy, con los débiles pero condescendientes con los fuertes.


¡Y qué decir, señor Rajoy, de sus compromisos electorales con Galicia! En relación al sector naval seguimos esperando los anunciados contratos con la petrolera mexicana Pemex. El tax lease sigue sin poder aplicarse porque continúan
pendientes cuestiones que este Gobierno aún no ha solucionado. Con respecto a los astilleros de Navantia, en Ferrol, le recuerdo que prometieron un dique flotante hace apenas tres meses, pero ya se han arrepentido y ahora lo descartan. ¡No nos
engañen más, señor Rajoy! Por más que se empeñe, los trabajadores lo que saben es que a partir de septiembre no tienen trabajo. Han paralizado, señor Rajoy, las obras de la A-54 Santiago-Lugo; pretenden rebajar la alta velocidad ferroviaria en la
entrada a Ourense, y nos venden un acuerdo de descuentos con la concesionaria de la autopista AP-9 que es puro humo. Señor Rajoy, la pesca gallega representa el 80% de la flota del Estado y el sector de bajura es asimismo el 80% de la pesca en
Galicia. Sin embargo ni la distribución de las cuotas pesqueras de la Unión Europea ni las que ustedes realizaron en el pasado mes de enero tienen en cuenta esta realidad del sector, les han cortado y recortado cuotas por doquier, y parece
realmente que el propósito del Gobierno es destinar esta flota al desguace. Hoy mismo, señor Rajoy -tenga en cuenta este dato-, la flota está amarrando en los puertos de Galicia en protesta por políticas que no les dejan ejercer su actividad. En
la Unión Europea, señor presidente, no deciden nada, no tienen peso, solo van a escuchar y a tomar nota de lo siguiente que toca llevar a efecto. ¿Qué me dicen si no de los acuerdos de pesca con Mauritania, donde la flota cefalopodera gallega queda
excluida, señor Rajoy? Su negociación respecto a



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los fondos europeos fue otro fracaso clamoroso: Galicia va a recibir, entre 2014 y 2020, 1.300 millones de euros menos: estamos hablando del 40%.


Señor presidente, ayer se refirió a la corrupción como un ente abstracto, como un gran luminoso que mira como si no fuera con usted, obviando que su partido es el protagonista de la historia, y que pide que no miente a la bicha.


El señor PRESIDENTE: Señora diputada, tiene que terminar.


La señora FERNÁNDEZ DAVILA: Voy acabando, señor presidente. (Pausa). Gracias, señor presidente, por su benevolencia.


En un contexto como el actual, con 6 millones de parados, con personas que se quitan la vida cuando van a ser desahuciadas de su casa, señor Rajoy, ¿no cree que resulta obsceno e inmoral que ustedes cobren salarios tan desorbitados mientras
reparten recortes y piden sacrificios a la población? ¡Han perdido la confianza de la ciudadanía, señor Rajoy! La mancha de la sospecha se ha extendido sobre varias personas de su gabinete, como la ministra de Sanidad o el ministro de Hacienda; y
sobre usted mismo pesa la duda, lo cual evidentemente le resta credibilidad.


Dada la gravedad de los hechos, señor presidente, entendemos que es necesario que dimitan, que convoquen elecciones a fin de que la ciudadanía pueda pronunciarse sobre lo que está pasando. Señor Rajoy, ¡asuman responsabilidades! En una
situación como esta no pueden seguir mirando para otro lado como si la cuestión no fuera con ustedes. Y la corrupción fundamentalmente es de su partido: no diga que es para todos igual.


Muchas gracias, señor presidente.


El señor PRESIDENTE: Gracias, señora Fernández.


Señora Oramas.


La señora ORAMAS GONZÁLEZ-MORO: Gracias, señor presidente.


Señorías, señor presidente del Gobierno, su empeño en ocultar la información que ha ido brotando en los medios, y sobre todo su negativa a responder ante el Congreso y ante los ciudadanos, ha provocado que hoy afrontemos con muchísimo dolor
y vergüenza un debate distinto al que nos correspondía.


Señor presidente, como ciudadana y como diputada es mi obligación aprovechar una de las escasas ocasiones en la que usted rinde cuentas en esta Cámara para exigirle y reclamarle que clarifique, cuanto antes, los asuntos internos de su
partido y actúe como jefe de Gobierno con la responsabilidad y la eficacia que le demanda la inmensa mayoría de los ciudadanos. No obstante, pese a la convulsión que se vive en la calle, los nacionalistas canarios, que siempre hemos demostrado
nuestra responsabilidad y nuestro sentido de Estado en los momentos más difíciles, le pedimos que cambie y que abandone la soledad en la que se ha instalado su partido y retome el diálogo, la transparencia y dignifique el papel que ha restado a esta
Cámara. Le exigimos que fortalezca el papel del parlamentarismo, pero también el de los interlocutores sociales. Los ciudadanos han entregado al PP el timón de la gobernabilidad del Estado, pero el Gobierno no puede arrastrar a todo un país en la
dirección que marca un solo partido.


Señor Rajoy, usted hace un año adquirió siete compromisos con Canarias. El primero fue el régimen económico y fiscal y dijo que tenía un compromiso total y pleno y que no solo lo iba a cumplir, sino a mejorar. Literalmente dijo: Mi
compromiso es invertir para que la media de la inversión del Estado en Canarias converja con la media del país. Un año después la brecha de Canarias con el resto de las comunidades autónomas ha aumentado. Usted se comprometió a mantener el
convenio de espacios públicos turísticos, y un año después han desaparecido los 80 millones que había para ese convenio. Usted dijo que entendía que las ayudas Posei eran vitales para la agricultura, y un año después ha suprimido su ficha
financiera. Usted dijo que iba a prorrogar la bonificación de las tasas aéreas con Canarias y que entendía que Canarias tenía que tener una política aeroportuaria distinta; un mes después de su toma de posesión se eliminaron las bonificaciones a
las tasas aéreas y no hay ninguna política aérea distinta con Canarias. Usted habló de la quinta libertad, y no hemos vuelto a oír nada. Usted recordó que en su época de vicepresidente con el señor Aznar se habían aprobado los convenios de
infraestructuras, carreteras, costas y planes de empleo. Un año después el plan de empleo prácticamente ha desparecido y el convenio de carreteras, costas e infraestructuras se ha reducido en un 75%. Usted terminó su intervención de entonces
diciendo: Creo que la igualdad de los españoles significa tratar de manera desigual a los que son desiguales. Pues bien, señor Rajoy, yo le digo hoy, como se lo dije el pasado mes



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de diciembre: denos herramientas a los canarios para estar en igualdad de condiciones con el resto de los españoles para luchar contra la crisis.


¿Cómo cree que nos sentimos los canarios cuando se bajan las subvenciones al agua desalada en Canarias y se mantienen en Ceuta y Melilla? ¿Cómo cree que nos sentimos los canarios cuando se excepcionan en la Ley de Costas zonas del
Mediterráneo y de Baleares y se ignora Canarias? ¿Cómo cree que nos sentimos los canarios cuando en el siglo XXI, con los adelantos telemáticos, se nos vuelve a pedir el certificado de residencia como hace treinta años? ¿Cómo cree que nos sentimos
los canarios cuando su Gobierno suprime los planes de empleo en Canarias, cuando tenemos un 35% de paro? ¿Cómo cree que nos sentimos los canarios cuando se autorizan las prospecciones petrolíferas en la costa canaria y se suspenden, por razones
medioambientales, en la costa de Valencia y de Baleares? ¿Cómo cree que nos sentimos los canarios cuando se disminuye un 50% la subvención al transporte de mercancías poniendo en riesgo la subvención del sector industrial y agrícola de Canarias?
¿Cómo cree que nos sentimos los canarios cuando ignora la importancia y el coste distinto de las energías renovables en Canarias y nos mete en el mismo saco del sistema eléctrico nacional? ¿Y cómo cree que nos sentimos los canarios cuando pedimos
que se bajen las tasas aéreas en Canarias y, sin embargo, las suben y en Baleares las bajan un 10%?


Le voy a decir cómo nos sentimos: ignorados por su Gobierno y cada día más lejos y desiguales al resto de los españoles. Esta desigualdad queda de manifiesto, número a número, en el sistema de financiación económica, un sistema que no es
equitativo, no responde al principio de igualdad de todos los españoles y, por lo tanto, está resultando injusto. Las cifras son incontestables. Cada canario recibe 387 euros menos que la media del conjunto de las comunidades autónomas y 1.009
euros menos que la autonomía mejor financiada. Esto supone una merma de recursos de 812 millones y 2.000 millones anuales para ofrecer los mismos servicios esenciales en educación y sanidad a los que constitucionalmente tiene derecho cada español.
El Gobierno de España no puede seguir mirando a otro lado y manifestar que la modificación del sistema de financiación no es una prioridad. Lo es para más de 2 millones de personas que viven en las islas, una comunidad autónoma que, a pesar de ser
la peor financiada, cumple con el objetivo de déficit y es la menos endeudada de España.


Quiero hablarle ahora del régimen económico y fiscal de Canarias. La propuesta que ya ha trasladado el Gobierno de Canarias al Gobierno del Estado viene precedida de un amplio consenso social y respaldada por la unanimidad de los grupos
políticos de las islas, un apoyo que confiamos que tenga su prolongación en el Estado y que este garantice su firme defensa ante la Unión Europea. Hay que dar continuidad a aquellos mecanismos que han resultado beneficiosos y mejorar e implementar
nuevos instrumentos que se adapten a la nueva realidad, que sirvan para dinamizar el mercado laboral y económico, que permitan una disminución de las cargas fiscales y de los costes sociales de las empresas ubicadas en Canarias y que sean un
atractivo para el sector de las actividades innovadoras, para las energías renovables, etcétera. Y para eso, señor Rajoy, necesitamos que este sea un asunto de Estado y que usted se implique personalmente. Termino emplazándole a que se comprometa
a la reforma del REF, que sea valiente en su política de conectividad con Canarias y que pactemos una política de empleo específica para las islas y, sobre todo, que impulse el renacimiento de nuestro agonizante sistema democrático con más
transparencia, más diálogo, más parlamentarismo y con políticas que generen esperanza y no más ansiedad a una ciudadanía cansada por la ausencia de respuestas y desesperada porque su Gobierno no escucha.


Termino, señor Rajoy, diciéndole que hace un año en su debate de investidura los nacionalistas canarios le dimos un voto de confianza y nos abstuvimos; un año después, esa confianza no se mantiene por parte de los nacionalistas canarios.
Recupere usted el diálogo y haga que Canarias sea política de Estado; políticas desiguales para los que somos desiguales, como dijo usted en el debate de investidura.


Muchas gracias, señor presidente.


El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señora Oramas.


Señor Baldoví.


El señor BALDOVÍ RODA: Muchas gracias, señor presidente.


Algo huele a podrido en el Reino de Dinamarca, le dice Horacio a Hamlet. Y lo mismo podemos decir aquí: algo huele a podrido en el Reino de España. Es el olor repugnante de la corrupción, y el olor llega aquí dentro, señor Rajoy, ¿no
huele usted también?, ¿o ya tiene las pituitarias embotadas porque vive permanentemente rodeado de ella? Estamos aquí para debatir sobre el Estado del país, y si hay alguna cosa que defina de manera clara cuál es, no tengo duda, es esta, los
sobres. (Muestra cuatro sobres).



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Hoy he traído cuatro, y no están llenos de dinero, sino de palabras, de palabras de indignación, de hartazgo, de cabreo, de palabras que se oyen todos los días en la calle, en los bares, en el metro y en los trenes, y en las casas; son
cuatro sobres que resumen su año infame al frente del Gobierno y el estado en el que ha dejado el país.


El primer sobre lo hemos titulado: Dónde están mis chuches o cómo hacer promesas que luego no cumpliré para ganar las elecciones. Tengo esta foto aquí (Muestra una foto), que decía: No más IVA, no más impuestos, no más paro, no más
mentiras. ¿Recuerda, señor Rajoy? Ha subido el IVA, las chuches, la luz, el gas, el teléfono, hasta 13 puntos en la cultura -los artistas falleros de mi tierra me dicen que no pueden subsistir-, y además del IVA ha subido el IRPF y ha bajado los
sueldos. Aprobó una reforma laboral para crear empleo y en el primer aniversario celebramos que su reforma laboral ha creado 850.000 parados más. Mentiras, mentiras, mentiras, señor Rajoy, como las que ha dicho usted durante todo el caso Bárcenas.
De no tener nada que ver con el PP a pagarle coche, despacho, secretaria, sueldo y Seguridad Social hasta hace apenas un mes. ¿Qué sabe Bárcenas para que ustedes mientan tanto, señor Rajoy? ¿De dónde los tiene cogidos, de los sobres? Hable claro,
señor Rajoy, mire a la gente a la cara y dígale la verdad, dígale la verdad de una puñetera vez.


Mi segundo sobre dice: ¡Que se jodan!, o cómo gobernar para los bancos, los defraudadores y los poderosos mientras hundimos a la gente corriente. Con esta frase se resume su manera de gobernar: ¡Qué se jodan!


El señor PRESIDENTE: Señor Baldoví, le vuelvo a repetir que esa frase se dijo aquí, ya quedó resuelto ese incidente y se quitó. Por favor, emplee un lenguaje adecuado.


El señor BALDOVÍ RODA: Muchas gracias, señor presidente.


Que se... los parados y los autónomos, mientras expresidentes y exministros de los dos partidos se colocan una y otra vez en Endesa, Telefónica o Gas Natural. Que se... los jubilados y los estudiantes, mientras se perdona a los
defraudadores. Que se... los trabajadores y los funcionarios, mientras se amnistía a los que no pagan sus impuestos. Que se... la gente normal y corriente que pierde sus casas, mientras se ayuda una y otra vez a los bancos con el dinero de
todos.


Mi tercer sobre dice: 4.600 euros en confeti, o ¿aquí hay alguien que tenga vergüenza? Mientras la gente sigue perdiendo su empleo, hemos visto que 4.000 personas de Orizonia van a perder sus empleos próximamente si no se hace nada,
mientras muere gente porque va a perder su casa, mientras los jóvenes emigran porque no encuentran trabajo, mientras hay gente que no tiene para comer, una ministra se gasta 4.680 euros en confeti y Bárcenas se va a esquiar a Canadá con el dinero
que le paga el PP, en finiquitos o en sueldos -eso ya no lo sé- o con los 22 millones que ganó de manera oscura, siendo tesorero del Partido Popular. Y Urdangarin y la infanta bajan la pista de Baqueira. Y los estafadores no devuelven el dinero
robado. Y el único condenado en el caso Gürtel es precisamente el juez que lo destapó.


Pero los ciudadanos también quieren que los que estamos aquí demos alguna señal positiva. Por eso quiero enseñar un nuevo sobre, el cuarto. El cuarto lo hemos titulado: Reiniciemos la democracia, o cómo hacer que las personas vuelvan a
entrar en este Parlamento. Ayer por la mañana escuché a una ciudadana lo que esperaba de este debate: Quiero que pidan perdón por las mentiras y, sobre todo, que garanticen que ningún niño o niña, que ninguna persona mayor, que nadie se quede sin
educación o sanidad. Y si seguimos por la senda que nos metieron cuando Partido Popular y PSOE reformaron la Constitución, dando prioridad al pago de la deuda por delante de las personas, me temo que el deseo de esa ciudadana no se cumplirá, porque
con esa reforma se santificó una infamia y ahora la estamos pagando todos. ¿En qué estaban pensando ustedes aquel maldito día de agosto, señor Rubalcaba? La gente tiene la sensación de que cada vez que se han unido ustedes, PP y PSOE, ha sido para
blindarse como casta política, para servir a las grandes empresas, como las autopistas o los bancos, y para pactar las leyes electorales para estar aquí turnándose. Les propongo que digamos basta y negociemos una moratoria en el pago de la deuda,
porque, si no, no hay dinero para las personas. Les propongo que hagamos una auditoría de la deuda pública que permita evaluar qué parte es deuda ilegítima y pagar solo la deuda legítima, porque, si no, no habrá dinero para reactivar la economía.
Si todas las ayudas se las quedan los bancos, no habrá dinero para los autónomos, para las pymes. Pero usted sigue de espaldas a la gente, no quiere enterarse de que la gente ya no confía en usted, señor Rajoy. Usted sigue con su discurso triunfal
en el que ya no cree nadie, no ve que se ha abierto un foso insalvable entre este Parlamento y los ciudadanos. Aquí se ha roto alguna cosa de manera irreversible y usted no lo ve. Esta Constitución y sus leyes de desarrollo, pactadas siempre entre
los dos grandes partidos, ya no valen, están agotadas. Estoy terminando, señor presidente.



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Este sistema está podrido, enfermo y ya no da más de sí. Y la única respuesta es devolver la soberanía a las personas, iniciar un proceso constituyente para que los ciudadanos digan qué Estado quieren hoy, qué instituciones...


El señor PRESIDENTE: Tiene usted que acabar, señor Baldoví.


El señor BALDOVÍ RODA: Me quedan treinta segundos.


Hay que reiniciar la democracia, señor Rajoy, con un sistema electoral proporcional y justo en el que los ciudadanos vean que su voto cuenta; un sistema que garantice su participación en la toma de decisiones; un sistema que garantice los
derechos básicos a los que se ataca ahora; un sistema que haga una reforma fiscal que sea de verdad. Por cierto, ¿qué va a hacer con la ILP que firmaron 1.400.000 ciudadanos y que ustedes el otro día dijeron aquí que la iban a aprobar? ¿Qué van a
hacer, señor Rajoy?


Acabo. ¡Vergonya, cavallers, vergonya! Este es el grito que en mi tierra nos exhorta para que no violemos la fidelidad hacia nuestro pueblo, porque es lo más vergonzante y convierte en traidor a quien lo maltrata. Por eso justamente, se lo
recuerdo, vergonya, señor Rajoy, vergüenza.


El señor PRESIDENTE: Tiene usted que acabar ya, señor Baldoví.


El señor BALDOVÍ RODA: Me queda esto.


El señor PRESIDENTE: No, no, es que es mucho ya. Se ha pasado. Va a tener usted réplica. Eso dígalo en la réplica, que va a tener dos minutos.


El señor BALDOVÍ RODA: Muchas gracias, señor presidente.


El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Baldoví.


Señor Álvarez Sostres.


El señor ÁLVAREZ SOSTRES: Gracias, señor presidente.


Señor presidente del Gobierno, señorías, el calendario político sitúa que en estos días 20 y 21 se debata en esta Cámara sobre el estado de la Nación. Es la primera vez en la historia política española que un partido de Asturias, Foro,
tiene el privilegio de participar en este momento parlamentario. Para ello nada mejor que preguntar desde Asturias, señor presidente: ¿estamos mejor que hace un año o peor? Usted responde que lo bueno empieza ahora, que hay que dejar que la
siembra de sus reformas financiera, energética, educativa y laboral germine y produzca en los años 2014 y 2015. En palabras suyas de ayer, dar la vuelta a la situación. Pero la realidad es terca y nos habla de casi seis millones de parados. El
52% de los jóvenes entre dieciocho y veinticuatro años están en paro y hay casi millón y medio de parados sin cobertura social. Esta es la travesía de una gran sequedad laboral.


Todo esto que le acabo de trasladar y que usted mismo citó ayer adquiere tintes dramáticos en Asturias. Tenemos 114.000 parados, lo que supone el doble que la media nacional. Somos la comunidad autónoma con menor tasa de actividad, el 52%,
muy lejos de la media de España, y ahora también la que tiene el récord de crecimiento del paro en 2012: 26%. El paro juvenil es aterrador, 54%. La paralización de la obra pública regional y nacional es total en Asturias, y ahora, señor Rajoy,
afloran los estragos de la convergencia del Partido Popular y del PSOE para dejar a la comunidad en prórroga presupuestaria del año 2012, que ustedes ya sabían. Estamos eternamente estancados en la red viaria, en la red de ferrocarril de larga
distancia y alta velocidad. Sufrimos graves problemas en agricultura, ganadería, industria del aluminio, del zinc y del acero, y estos días nos llega la guinda con un plan de cierre fraudulento que supone el despido de 289 trabajadores en Santa
Bárbara de Trubia y un ERE temporal de otros 300 en la industria del armamento, ante la ominosa pasividad, y no me diga que es una decisión empresarial estando el Ministerio de Defensa por el medio. La consecuencia final es la parálisis económica
en Asturias y la visible caída drástica del comercio por falta de demanda. Señor Rajoy, háganos una visita, venga usted y verá lo que es una comunidad autónoma en venta o en alquiler. Dejo para el final por su trascendencia su obra estrella, el
cierre adelantado de la minería del carbón, con incidencia gravísima no sólo en las cuencas mineras, sino en toda Asturias. Usted sabe que yo soy historiador, y le aseguro que esto le pondrá a usted en la historia de España, y crea que lo siento.


Estos son el estado de una pequeña parte alejada y aislada de España llamada Asturias y sus dramáticas cifras, que nos alejan increíblemente, cada vez más, de nuestros compatriotas. Es el lado más



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hiriente de la crisis, y todo ello en un marco de desasosiego, hastío y desesperanza por la atmósfera de envilecimiento moral que estamos viviendo y que lacera éticamente el espíritu del ciudadano, que hace catorce meses creía en usted y, en
mi opinión, ha dejado de creer. Usted me dijo en esta Cámara, señor Rajoy, que hacía mucho que nos conocíamos. Es verdad, la educación une y sincera.


Por cierto, ¿qué se hizo de su loado bachillerato de tres años y del reconocimiento del derecho de las familias a escoger el centro y la educación que quieren para sus hijos? No está en el anteproyecto de ley. ¿Sabe por qué ese cambio en
la consideración y apreciación social? Sí, ya lo sabe, porque usted mismo lo reconoció en su entrevista en The Economist y ayer en este debate: no cumplí mi programa electoral con los ciudadanos, pero sí cumplí con mi deber. Don Mariano, a los
ciudadanos no les interesa que usted cumpla con su deber singular, les interesa que cumpla con sus compromisos. Este es el deber en política y en el servicio público más sagrado que yo conozco. Dígame: ¿por qué no se comprometió a cumplir con su
sentido del deber en vez de comprometerse con una Arcadia feliz para todos?


Si hay algo claro, señor presidente, es que no podemos seguir a este ritmo. Decía Maquiavelo que el peor defecto que tienen las repúblicas débiles es que son irresolutas, de modo que todo se pospone en el tiempo, es un defecto moral más que
técnico. Usted siempre ha dicho que actúa por necesidad, obligado entre lo malo y lo peor. Desde el máximo respeto y con el máximo cariño, no siga hablando con don Nicolás, ni siga escribiendo su autobiografía, yo y el tiempo. En Asturias ya
sabemos lo que nosotros podemos hacer por nosotros mismos, porque oportunidad es cuando tienes el poder para aprovecharla, si no, no lo es y siempre hay un amanecer de retorno. Pero, señor Rajoy, le hago una pregunta: ¿qué puede hacer y piensa
hacer en verdad por Asturias? Respóndame, se lo ruego. Le invito de corazón a que tome usted la iniciativa tras la positiva cumbre, impulsando la actividad económica, impulsando la regeneración democrática y política que lastra nuestra economía y
nuestra imagen de moralidad ante el contexto de nuestro entorno.


Señor presidente, su mayoría parlamentaria no surgió de las urnas para ser un baluarte defensivo, sino el punto de apoyo para una acción activa de gobierno. En Asturias esperamos su contestación; olvídese de los líos domésticos y de sueños
de futuro, los electores tienen una curiosa manera de resolver lo que es propio de su interés. Somos conscientes del difícil momento que nos toca vivir -y termino-, pero es en estos momentos cuando el ciudadano espera ver y espera conocer el
verdadero liderazgo...


El señor PRESIDENTE: Señor diputado, tiene que terminar.


El señor ÁLVAREZ SOSTRES: Termino.


... que solo se ve en situaciones concretas y ante actuaciones concretas. Créame, don Mariano, que le deseo lo mejor.


Muchas gracias.


El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Álvarez Sostres.


El señor SALVADOR ARMENDÁRIZ: Gracias, señor presidente.


Señorías, señor Rajoy, sé que no se sorprenderá ni se extrañará si le digo que a mi partido, Unión del Pueblo Navarro, y a mí personalmente, nos gustan las buenas noticias. Trabajamos muy duro, se lo puedo asegurar, allí donde tenemos
responsabilidad frente a la hostilidad manifiesta y sostenida de algunos para que las mejores previsiones en beneficio de los ciudadanos se puedan cumplir. Así es que cuando leemos que fuera de España nuestra imagen económica mejora, o nos lo dice
aquí el propio señor Draghi, y la confianza, aunque lentamente, se recupera, somos los primeros o los segundos o los terceros en querer que esa percepción se convierta en una auténtica realidad. Falta, es verdad, aún el paso necesario para
trasladar esos datos esperanzadores globales cuanto antes a las economías de las familias, los autónomos y las pequeñas y medianas empresas, que no ven todavía su futuro mínimamente despejado.


Por desgracia, señor Rajoy, unida a las dudas que todavía genera la economía española, la política interna no da señales de recuperación, ayer y hoy lo comprobamos una vez más. Nuestro tiempo histórico sigue marcado por la desaparición del
espíritu de concordia, el impulso político y la armonía de la sociedad que alumbró la Constitución de 1978. Este es, señor presidente, a nuestro juicio, el principal reto al que se enfrenta su Gobierno y con él la nación. Para revertir esta deriva
debe usted encontrar fórmulas lúcidas con las que reordenar el edificio constitucional que consigan una renovada adhesión ciudadana a sus principios, sus valores y sus instituciones, y a la vez nuevos mecanismos de racionalización de la
Administración pública para que esta pueda seguir siendo un instrumento útil para generar bienestar y progreso para todos los españoles.



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En Navarra existe una mayoría social amplia, y diversa políticamente también, que confía en la bondad de construir el futuro dentro de un proyecto común, un proyecto de todos, pero que también valora como algo muy positivo la preservación de
un entorno propio con el que defender con lealtad institucional y voluntad de pacto los problemas que de manera más cercana afectan a los ciudadanos. En Unión del Pueblo Navarro defendemos, por un lado, la madurez política de las comunidades de
España para gestionar lo propio y, por otro, la utilidad de la unión de todas ellas para defender lo común, es decir, todo aquello que compartimos, que es muchísimo. Dentro de este diseño de lealtades compartidas, señorías, ratificamos hoy nuestro
compromiso leal para presentar propuestas en todos aquellos asuntos que creamos sirvan para mejorar el bienestar de los ciudadanos, manteniendo la defensa de nuestras señas de identidad y nuestras convicciones, como ya hemos hecho y hemos propuesto
en infinidad de ocasiones, en educación, en energía, en la lucha contra la corrupción, en transparencia y especialmente en materia de desahucios con unas propuestas que creemos que son realistas y posibles. Seguiremos actuando así cuando lleguen a
la Cámara todas las reformas que ayer nos anunciaba, con proactividad, con firmeza y con lealtad.


Es verdad que en España se ha abierto de forma interesada un debate y un desafío político de primera magnitud sobre el encaje constitucional de algún territorio. Yo le digo, señor presidente, y me dirijo también al señor Rubalcaba, que en
ningún caso la personalidad institucional de Navarra puede ser el precio político o jurídico para pagar y conseguir así una paz política que, desde luego, mi partido desea para todas las comunidades de España. En ningún caso. Por otro lado, señor
presidente, sería muy útil ponernos de acuerdo en aquellos temas o asuntos de interés nacional que debiéramos dejar fuera de la batalla partidista. Un tema importante sin duda es la educación. Otro es la construcción europea. O, por ejemplo,
siendo verdad que existe un órdago del separatismo catalán, los dos grandes partidos se han manifestado contrarios a la ruptura de España o a la secesión de una de sus partes. Si lo tienen tan claro, les pediría que se pusieran de acuerdo para
trabajar conjuntamente allí precisamente donde la unidad de España está en cuestión para buscar en esos territorios, como en Navarra, lo que nos une a todos los que creemos que juntos llegaremos más lejos que separados o enfrentados. Sería lo
coherente, sería lo lógico.


Nosotros, señor presidente, queremos ayudar al país a salir de esta crisis, y lo hacemos, créame, garantizando que Navarra esté bien gestionada y con las cuentas en orden. Por eso, desde que aprobamos introducir en la Constitución el
principio de estabilidad presupuestaria, somos los primeros en autoexigirnos el cumplimiento de este deber constitucional que, como su Gobierno bien conoce, nos ha permitido cumplir nuestros compromisos de déficit en 2012 y no sin mucho esfuerzo, se
lo puedo asegurar. Son muchos los problemas de nuestro país: el paro, los desahucios, la fuga de talentos, la sostenibilidad del Estado del bienestar, los extremismos, la educación; es verdad. Pero nosotros somos optimistas sobre el futuro de
España, porque somos una gran nación. En lo que esté en nuestra mano preferimos ayudar a impedir y construir a destruir y, desde luego, mirar hacia delante antes que buscar excusas en el pasado para justificar estar todo el día a la greña.


Termino, señor presidente. Que la acción política, que nuestro trabajo sea visto como una actividad indigna o incapaz para solucionar los problemas más básicos de la sociedad es un drama que debemos abordar con urgencia. Mi partido acepta
el reto de mejorar las cosas y para ello seguiremos haciendo propuestas como hasta ahora hemos hecho, por cierto, sin mucho éxito. Pero, créame, señor presidente, si le digo que somos optimistas también incluso en materia de dignificación de la
vida política, de la actividad política. Se puede hacer si todos actuamos con altura de miras y este desde luego es un gran desafío que a nadie más que a nosotros nos corresponde. Pongámonos en serio a ello.


Muchas gracias.


El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Salvador.


Señora Barkos.


La señora BARKOS BERRUEZO: Gracias, presidente.


Señorías, señor presidente del Gobierno, en septiembre de 2011 usted despidió de este salón de plenos al entonces jefe del Ejecutivo con una pregunta importante. El tenor literal de lo que le preguntó al señor Zapatero fue el siguiente:
¿Está satisfecho el presidente del Gobierno con el balance de una legislatura que termina con casi 5.000.000 de parados? Pues bien, la pregunta se la voy a actualizar hoy, señor Rajoy: ¿Está satisfecho en su primer balance de legislatura con casi
6.000.000 de parados? Nos dijo usted ayer, es cierto, que estas cifras le preocupan, pero nos dijo también que sin ustedes todo podría



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haber ido peor. Francamente, no se me ocurre nada peor que un crecimiento de casi un millón de personas en la lista del paro en un año de gobierno. Usted ha venido a este debate, señor Rajoy, con una argucia tan previsible como corta de
recorrido: traernos la trampa de la estadística con unos datos macro leídos en su cara más amable. Nos dice que en 2012 el déficit quedaba por debajo del 7%. Obvia que el objetivo está fijado en el 6,3. Nos anuncia que la balanza de pagos
empieza a ser positiva. Calla que las importaciones han caído en picado. Nos asegura que el señor financiero empieza a estar saneado, pero usted olvida que nos ha costado un punto de déficit -por cierto, que no ha sumado al 7% del que se
congratulaba-, pero es que hay más cifras, presidente, que se refieren a su gestión en este primer año de Gobierno, que es a lo que hemos venido a hablar aquí.


Son cifras como las que se recogen en sus presupuestos para 2013, que destinarán 38.600 millones de euros al pago de los intereses de la deuda, mientras que a las prestaciones por desempleo destinan ustedes 27.000, un 20% menos; cifras que
hablan de recortes en sanidad y educación muy por encima de lo que usted y su Gobierno han decidido rebajar en defensa, o cifras que se refieren al empobrecimiento real de la sociedad. Hay cifras, presidente, muy modestas en el número, pero
insoportables e inaceptables en su hondura humana, inaceptables para el buen gobernante: la de las personas que este año se han suicidado por un desahucio. No hubiera estado de más, francamente -tenemos todavía tiempo, presidente, es lo que
pretende Geroa Bai en estos momentos- hacer un homenaje a las víctimas de un sistema que no ha sabido y no ha podido ayudar; homenaje, por supuesto, y medidas contra este drama. Hay cifras y cifras, presidente, y tratar de ver en alguna de ellas
un alivio a lo que ha sido su primer año de Gobierno sería un error. Citando palabras suyas, señor Rajoy, de aquel último debate en la sesión de la legislatura anterior, la primera lección es que en economía hay que hacer un buen diagnóstico y no
engañar. Son palabras suyas, presidente. Engañar sería sin duda volver a entrar en la trampa de la estadística sobre los datos macro que se prevén para 2014.


Se vislumbra el final de la crisis, bien, pero ¿a qué precio, presidente? Saldremos de la crisis, sí, pero ¿cómo, presidente?, ¿cómo quedan pensiones, sanidad, educación y dependencia?, ¿cuál es el estado de estas infraestructuras del
bienestar que usted mismo marcó como prioritarias en su debate de investidura? Presidente, no tiene más que mirar a la calle para saber cuál es el coste de contener el déficit por la vía de los recortes y solo de los recortes. Nos ofrece un
paquete de medidas para el estímulo de la economía y arranca con el anuncio de una noticia que tendría que haberse producido ya, presidente, a lo largo de este año. Las tenían ustedes aprobadas en 2010 aquí, por cierto, por boca de quien hoy es
ministra de Empleo: el pago del IVA será condicionado al cobro de las facturas. Han tenido un año para ello, no lo han hecho. Nos anuncia medidas para reducir los costes de la intermediación financiera. Ha tenido un año para ello. Nos dice que
estudia medidas para movilizar un crédito económico a las empresas y a las familias, pero de momento el único gesto real y efectivo que hemos conocido de su Administración ha sido para con los bancos que serán los principales perceptores de fondos
de la zona euro, una cuarta parte del PIB, según la cifra que nos dio aquí el señor Draghi en su reciente comparecencia. ¿Se compromete, presidente, con el mismo empeño a que este crédito circule entre empresas y familias? Porque si no hay
compromisos de calado de nada sirve anunciar deseos y buenismo gubernamental; buenismo y falta de crédito, falta de autoridad moral que también hay que combatir. Por eso el anuncio que nos hizo ayer, ese llamamiento a reforzar las herramientas
legales contra la corrupción, en opinión de Geroa Bai, presidente, se queda corto.


La corrupción ya es ilegal, las corruptelas ya están perseguidas por la ley. Habrá que perfeccionar, adaptar y mejorar. Estamos absolutamente de acuerdo con usted, pero es que no es un problema de alegalidad, es un problema de ausencia de
valores. Es un problema de falta de ética. La corrupción no es un problema de la política. Allá con los que aplican la táctica del ventilador. Negamos la mayor, no se trata de regenerar la política con mayúsculas; lo que hay que hacer es
limpiarla de quienes la utilizan para intereses personales con nombre y apellidos, presidente. Tienen nombre y apellidos. Y si acaso lo que ampara el caldo de cultivo en que mejor crece la corrupción es un sistema de alternancia, el bipartidismo.
Señor Rajoy, si su única ambición es parapetarse en él, dilapidará la mayoría absoluta que un día le dio la sociedad, pero sobre todo va a malgastar un tiempo que no es suyo, un tiempo precioso que es el del conjunto de la sociedad para salir de
esta crisis. Una crisis, por cierto, que ha de ser el empeño principal de su quehacer, del trabajo de su Gobierno y de la ocupación del conjunto de esta Cámara con una obsesión, y lo hemos dicho en más de una ocasión, el desempleo.


Quiero decir además que este reto, que es el más urgente, no es el único ni puede hacer invisibles el resto de los retos. El anhelo del conjunto de los ciudadanos del Estado y especialmente -no puede ser de otra



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manera- de los ciudadanos vascos tiene que ver con el reto de la pacificación también. En este sentido, y en el caso de Geroa Bai desde Navarra el anhelo solo puede tener expresión de colaboración en ese camino, colaboración y exigencia,
presidente, en ver el fin de herramientas inaceptables como es la dispersión.


El señor PRESIDENTE: Señora diputada, tiene que acabar.


La señora BARKOS BERRUEZO: Por supuesto que termino, señor presidente.


No quiero salir de Navarra para traerle ahora a otra cuestión. Señor Rajoy, en este primer año -catorce meses de su Gobierno- su Ejecutivo ha tramitado dos presupuestos. A los recortes que ya ha subrayado antes se suma el ajuste en
inversiones territoriales. Un ajuste, presidente, que en el caso de las inversiones que a su Gobierno le competen en mi comunidad ha sido del 80%. De ajuste nada, ha sido un hachazo presupuestario, un auténtico castigo. Pronto ha olvidado usted
aquella invocación -un tanto pomposa a mi entender- que hizo en esta misma tribuna en su debate de investidura cuando afirmó: Creo en una Navarra foral y española. Y castigada debía haber dicho usted, castigada -como digo- con un recorte del 80%
en inversiones en dos presupuestos en tan solo un año y por supuesto castigada con una serie de recursos de inconstitucionalidad que suman dos en tan solo un año.


El señor PRESIDENTE: Señora Barkos, tiene usted que acabar.


La señora BARKOS BERRUEZO: Esta actitud política -termino señor presidente- no se merece otra cosa -esta es desde luego la posición de Geroa Bai- que el pase foral, acatar pero no cumplir.


Gracias, presidente.


El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señora Barkos.


Tiene la palabra el señor presidente del Gobierno.


El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Rajoy Brey): Señor presidente, señoras y señores diputados, voy a intentar responder a las cuestiones que han planteado los distintos portavoces del Grupo Mixto.


Señor Urbina, no sé si usted es el más indicado para dar lecciones de democracia, personalmente que es de los menos indicados para dar ninguna lección de democracia en esta Cámara, ninguna. (Un señor diputado: ¡Muy bien!-Aplausos). El
problema de déficit democrático no lo tiene España, sinceramente lo tiene usted y algunos como ustedes que todavía no han pedido a ETA que se disuelva y que todavía no han condenado los crímenes de ETA. Exíjale a ETA que se disuelva, que se
esclarezcan los 326 asesinatos que todavía no se han esclarecido; realice usted un reconocimiento por la responsabilidad en el daño causado; manifieste un arrepentimiento por la actuación de los suyos durante estos años, pida perdón a las víctimas
del terrorismo y, a partir de ahí, hable usted de democracia, de libertad y de todo lo demás. No tiene ninguna autoridad para hacerlo. (Aplausos). Desde luego, para hablar del respeto a los derechos de las personas me parece que tiene menos
autoridad todavía.


Señor Bosch, ha hecho usted una pregunta al principio de su intervención: ¿Hay vida después de la crisis? Sí, con franqueza. Si eso es lo que me pregunta la respuesta es sí. España es un gran país que vive ahora momentos de dificultad y
de eso hemos estado hablando a lo largo de estas dos jornadas en esta Cámara. Hay mucho españoles, muchísimos, que quieren trabajar y que no pueden hacerlo. Hay muchos españoles que tienen muchas dificultades en su vida diaria, hay -sin duda
alguna y nos hemos visto obligados a tomarlas- decisiones que no le han gustado al conjunto de los ciudadanos. España ha superado a lo largo del año pasado dos momentos especialmente duros. Una crisis financiera de primer orden en abril y una
crisis de deuda soberana en el mes de junio, pero estamos tomando -como he dicho en reiteradas ocasiones a lo largo de mi intervención- decisiones. Y esas decisiones que estamos tomando -de las que soy plenamente consciente de que son duras, de que
son difíciles y no son agradables- son las que me permiten decir que sí hay vida después de la crisis. Aquí hay 46 millones de personas que han demostrado muchas cosas a lo largo de la historia. Aquí hay una sociedad civil pujante que cuando tuvo
oportunidad de hacerlo y se generaron condiciones para ello creó 5 millones de puestos de trabajo. En España en el año 1975 trabajaban 12,5 millones de personas. Veinte años después, en el año 1995 seguían trabajando 12,5 millones de personas.
Llegó un momento reciente de nuestra historia donde trabajaron 20 millones y hoy son 17 millones. Si la sociedad española fue capaz de crear en un determinado momento de nuestra historia reciente 5 millones de puestos de trabajo, tengo la total y
absoluta convicción de que eso me permite decir que sí hay vida después de la crisis. Hay algunos datos positivos -porque es verdad y lo dije ayer en mi primera intervención- que todavía no llegan a la gente,



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y eso sin duda es uno de los temas que más atormenta al presidente del Gobierno. Pero sí hay cosas que son preludio de que la situación va a mejor en el futuro: me he referido a la reducción del déficit, me he referido a las mejoras de
competitividad, me he referido a la mejora de nuestra balanza de pagos que, sin duda alguna, es el indicativo más claro, más entendible y que más se puede utilizar para saber que pronto habrá una recuperación económica en nuestro país. Por tanto,
señor Bosch, sí hay vida después de la crisis y estamos trabajando para que la haya con la mayor celeridad posible.


Ha dicho usted que ayer por fin presenté medidas para afrontar la crisis. No comprendo cómo puede decir esto cuando llevamos un año a lo largo del cual lo único que hemos hecho ha sido adoptar medidas para luchar contra la crisis. Todas
las decisiones sobre déficit público, todas las decisiones sobre reestructuración de nuestro sistema financiero, todas nuestras reformas estructurales, la reforma laboral, las decisiones que hemos tomado en materia energética, en materia de sanidad,
en materia de educación, en materia de la cadena alimentaria, todas las reformas que vamos a traer a lo largo de las próximas fechas, la unidad de mercado, la Ley de Educación, todas, son reformas estructurales de enorme calado que han sido bien
reconocidas por todos aquellos organismos internacionales, con muchísimos servicios de análisis y estudios y que son las que nos van a servir para salir de la crisis. ¿Cómo puede decir usted que ya era hora de que trajéramos medidas contra la
crisis? Ayer apunté aquí algunas medidas concretas que iban en nuestro programa electoral, como la medida referida al IVA. Ayer anuncié en esta Cámara 45.000 millones de euros a disposición de pymes y de autónomos para que haya crédito y para que
puedan generar inversión y riqueza. Si no lo hicimos antes fue porque no pudimos, pero el juicio a un Gobierno, como también señalé ayer en mi intervención, se hace una vez que termina una legislatura. No se puede plantear que cumplamos -a nadie
se le puede exigir eso y a nadie se le ha exigido su programa electoral- cuando solo ha transcurrido el 25% de la legislatura. Hemos tomado decisiones muy difíciles, y si no las hubiéramos tomado la situación sería mucho más compleja para España.
Parece que aún hay gente en esta Cámara que no se ha enterado de cómo estaban las cosas a finales del año 2011 y parece que aún hay gente en esta Cámara que no entiende lo que hemos superado el pasado año 2012. Parece mentira, pero todavía hay
gente que no entiende cuál era la situación.


No sé si entrar en el debate sobre el pagar lo que deben, pero yo simplemente le digo una cosa: no hay un Gobierno que haya sido tan solidario y haya ayudado tanto a las comunidades autónomas, sobre todo a la Generalitat de Catalunya, como
este. Señor Bosch, hoy el Estado es el que acude a los mercados -porque desgraciadamente hay muchas instituciones en España y muchas comunidades autónomas a las que no les presta nadie- para que se pueda refinanciar la deuda de muchas comunidades
autónomas y para que puedan cubrir su déficit público. Lo hacemos porque es nuestra obligación, lo hacemos porque creemos en ello y lo hacemos firmemente. Lo hacemos porque yo no estoy dispuesto a que ninguna comunidad autónoma caiga porque, entre
otras cosas, algunos -su partido alguna responsabilidad tuvo en el famoso tripartito- elevaron la deuda hasta unas cifras absolutamente inadmisibles. (Aplausos). De vez en cuando usted debería también juzgar lo que hizo cuando gobernó. Si todo lo
que dice usted es tan cierto como la afirmación que esta mañana ha hecho en esta Cámara sobre que el Gobierno dedica 700 millones de euros a los toros, es que usted no ha dicho una verdad en su vida. (Aplausos). Su credibilidad, cero.


Señora Oramas, escuchándola a usted diera la sensación de que todas las decisiones del Gobierno de España tienen un único y exclusivo objetivo que es hacer que en Canarias las cosas vayan mal. Porque por lo visto no hay ninguna decisión, de
las que ha tomado este Gobierno, que sea buena, positiva o que pueda ser útil al conjunto de los ciudadanos canarios. Lo único bueno de su intervención ha sido, probablemente, que no la compartan la inmensa mayoría de los ciudadanos de Canarias.
Lo primero que quiero decir es que en las negociaciones sobre el presupuesto comunitario que han tenido lugar hace escasas fechas -a las que me he referido en mi intervención del día de ayer- en Bruselas, Canarias es la región a la que mejor le ha
ido por el empeño que ha puesto este Gobierno en las negociaciones. (Aplausos). Es lo primero que tengo que decirle. Hemos ayudado, porque era obligado, a la isla del Hierro. Hemos obtenido unos resultados importantes en el Consejo Europeo
respecto a las regiones ultraperiféricas. Hemos mantenido las subvenciones al precio del billete del transporte marítimo y aéreo en un 50%. Se está haciendo un gran esfuerzo para mejorar la gestión y evitar un mal uso de los fondos, porque los
recursos son escasos y muchas son las necesidades. En relación con el transporte de mercancías quiero hacer una mención especial al transporte del plátano. El Gobierno lucha en el ruedo europeo para conseguir unos buenos resultados para un sector
clave. El pasado 5 de febrero el pleno del Parlamento Europeo aprobaba la propuesta de reforma del Posei que cuenta con una fecha financiera



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de 268,4 millones de euros anuales para Canarias; hay 141,1 millones para ayudas a los productores de plátanos a los que se les suma una ayuda adicional de 20,24 millones de euros para 2013.


El esfuerzo inversor que estamos haciendo en Canarias ha disminuido, como ha disminuido en todas y cada una de las comunidades autónomas de España, pero en el caso de Canarias en menor proporción. En 2013 se continuará dotando el Plan
integral de empleo de Canarias. El Consejo Europeo ha creado un fondo nuevo para impulsar el empleo juvenil, del cual España se beneficiará en 918 millones de euros. Eso es muy importante para Canarias porque, desgraciadamente, es la comunidad
autónoma que tiene un mayor nivel de desempleo de estas características. En ese Consejo Europeo se ha conseguido para Canarias duplicar las ayudas para los desempleados: la cantidad de 1.100 euros anuales por desempleado frente a los 550 del
periodo anterior. Respecto a la agricultura, España, gracias a las negociaciones en el último Consejo Europeo, mantiene una dotación de 35.000 millones de euros. En el terreno de la pesca, el Gobierno ha conseguido claros beneficios para Canarias
y tal es el acuerdo de pesca entre España y Portugal para el ejercicio de la actividad de la flota pesquera artesanal de Madeira y de Canarias. En cuanto al REF mi compromiso es total, pleno y absoluto en todos los aspectos. Mi compromiso irá en
dos direcciones: cumplir todos aquellos aspectos del REF que no se cumplan -en el supuesto de que así sea- y actualizar los aspectos del REF que son mejorables. Para ello el Gobierno español acordará su reforma con el Gobierno de Canarias.


Eso es cuanto tengo que decirle. No se puede uno subir a una tribuna y decir: el Gobierno no hace nada. ¿Solo lo hace usted?, ¿el único que hace bien las cosas es el Gobierno de Canarias? Nosotros estamos atendiendo a Canarias; hemos
dado la batalla europea; Canarias está atendida en todo aquello que supone un hecho diferencial, que comparto; los convenios se mantienen. No se puede venir aquí a hacer una descalificación global porque al final queda en la nada y pierde usted
credibilidad cuando se comporta de esa manera.


Señora Fernández, ha hecho una enmienda a la totalidad de la política económica que está haciendo el Gobierno. No puedo compartirla. La política económica que está haciendo el Gobierno es una política muy clara y pasa, como ya he dicho en
reiteradas ocasiones a lo largo de este debate, por reducir el déficit público, entre otras cosas porque es muy difícil financiarlo; pasa también por continuar el proceso de reformas estructurales, por dar la batalla en Europa para que el proceso
reformista también siga avanzando en la Unión Europea, por resolver nuestros problemas de liquidez, donde ya se han dado algunos pasos importantes, y también por apostar por una mayor integración europea. Por tanto, esa es la posición, vamos a
mantener esa política económica, creemos que es la acertada, es una política económica que ha supuesto una recuperación de la confianza en España en los mercados internacionales y fuera de nuestro país, y no la voy a cambiar; vamos a seguir
haciendo esfuerzos para reducir el déficit público, vamos a seguir haciendo reformas estructurales y tenga la total y absoluta convicción, por lo menos yo la tengo, de que eso va a producir efectos positivos en un futuro no muy lejano.


Ha planteado una reforma de la Constitución, usted puede hacerlo, si quiere. La Constitución es una ley que se puede reformar y además hay unos procedimientos establecidos en la misma; por tanto, no puedo oponerme, y no me opongo, a que
usted plantee una reforma de la Constitución. Si tan convencida está, si lo tiene tan claro, si cree que es una prioridad, si cree que es lo que hoy desea todo el mundo, si cree que es lo que nos va a servir para resolver los problemas de nuestro
país, si cree que la reforma va a crear puestos de trabajo o va a suponer una mejora substancial en el funcionamiento de los servicios públicos, hágala, está en su derecho, y cuando lo estime oportuno y conveniente, plantéelo, aquí, en Galicia o
donde le parezca mejor.


No le gusta la reestructuración del sistema financiero. También tengo que reiterar argumentos que he utilizado a lo largo de estos días, porque lógicamente se habla de muchas cosas por parte de distintos intervinientes y en muchas ocasiones
hay coincidencias. Sin un sistema financiero un país no puede funcionar, es como el sistema circulatorio al cuerpo humano. Todos los países del mundo han hecho la reestructuración de su sistema financiero, en el año 2008 -fue un dato que di ayer-
los países de la Unión Europea habían invertido un billón 500.000 millones de euros de sus recursos públicos, porque sin sistema financiero se muere un país, porque no hay crédito, y sin crédito no hay inversión y empleo. Lo que estamos haciendo es
una reforma estructural de primer orden, va a haber muchas menos entidades financieras, ya hemos creado el banco malo y eso, sin duda alguna, es el prólogo para ir resolviendo uno de los problemas más importantes que se han planteado en España a lo
largo de estos años, como es el del sector de la vivienda. No puedo estar de acuerdo con ese argumento que ha utilizado usted de que somos fuertes con los débiles y débiles con los fuertes; no estoy de acuerdo, y además me parece



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profundamente injusto. Ayer expliqué aquí con meridiana claridad a quienes afectaron fundamentalmente las subidas de impuestos: más de la mitad de las subidas de impuestos de este Gobierno afectó al impuesto sobre sociedades de las grandes
corporaciones y en el caso del IRPF el 20% de los contribuyentes que más pagan cargaron con el 80% del aumento de la tarifa. Hemos hecho un esfuerzo para mantener el Prepara, hemos hecho un esfuerzo para mantener el seguro de desempleo, hemos hecho
un esfuerzo para mejorar las pensiones que junto con los intereses de la deuda es la única de las partidas del presupuesto que ha mejorado. Por tanto, no puedo compartir esa opinión, me parece además profundamente injusta. Sé que forma parte del
argumentario de algunos, pero algunos también debieran hacer un esfuerzo para reformar su argumentario.


Señora Fernández, algunas medidas importantes para Galicia, porque usted, como suele ser habitual en algunos, se arroga en sus intervenciones la representatividad de Galicia, y aquí, como ocurría en algún caso al que me he referido en el día
de ayer, también hay personas que han sido elegidas diputado por Galicia, como usted conoce perfectamente. Hemos aprobado una ley de medidas para mejorar el funcionamiento de la cadena alimentaria, esto es muy importante y tiene muchos efectos en
Galicia; hemos aprobado una nueva Ley de fomento de la integración cooperativa y de otras entidades asociativas de carácter agroalimentario, esto también es muy importante para Galicia; hemos aprobado una nueva Ley de Costas, con refuerzo de la
conservación y sostenibilidad del medio natural, así como de la seguridad jurídica de ciudadanos y empresas, eso es muy importante para Galicia; hemos apoyado medidas para el sector lácteo con una ayuda directa adicional de 31 millones de euros
para los productores de vacuno de leche, que supone un importe medio total a percibir por explotación de 1.400 euros, que se elevará a 2.440 en las explotaciones consideradas prioritarias. El sector lácteo atraviesa, lo sabemos todos, una fuerte
crisis debido a los altos precios de los costes de producción y al descenso de los precios de la leche, que en ocasiones está por debajo del umbral de rentabilidad de las explotaciones. Hemos tomado medidas de apoyo al sector pesquero, ayudas para
armadores y tripulantes para la paralización temporal de la flota que faena en el caladero de Mauritania. En materia de infraestructuras, el Gobierno de la nación mantiene su compromiso con Galicia en la convicción de la política de
infraestructuras como elemento de cohesión territorial. En los Presupuestos Generales del Estado para el 2013 se contemplan inversiones para Galicia por importe de 1.309 millones de euros, que son más de 200.000 millones de las antiguas pesetas.
En los Presupuestos Generales del Estado para el 2013 se han dotado 64 millones de euros para concluir los dos tramos de la A-8 que todavía no están en servicio; la A-8 es prioritaria para el Gobierno.


Por tanto, estamos tomando decisiones importantes para Galicia, en el ámbito comunitario y en el ámbito nacional. Estamos también negociando, créame que no es fácil, los convenios con Marruecos y con Mauritania en materia de pesca.
Nosotros vamos a seguir defendiendo los intereses de la flota española, caso de Marruecos, abogando por una rápida conclusión de las negociaciones. El ministro de Agricultura está dando la batalla y yo mismo voy a entrar en contacto con el
presidente de la Comisión, José Manuel Duraõ Barroso porque creemos que sin duda alguna estamos ante un tema de enorme importancia. En el caso de Mauritania el Gobierno mantiene su oposición a la aprobación del Protocolo ante el Parlamento Europeo.
De producirse la misma y mantener la falta de utilización, se pediría ante la Comisión la denuncia del acuerdo. En consecuencia, no puedo aceptar el discurso que ya viene siendo habitual, que mantiene usted aquí y que por lo visto es el que
mantiene cualquier persona que viene representando a un territorio; pues resulta que al final todo el mundo entiende que a su territorio no se le da el trato que es debido con lo cual alguien tiene que ser el beneficiario, y, como usted entiende,
es absolutamente imposible porque son cosas en sí mismo contradictorias.


Señor Baldoví, es evidente que no le gusta nada de lo que hago. Ha hecho una intervención, como nos tiene acostumbrados, moderada, ecuánime, equilibrada, sensata, razonable y ajustada al sentido común. (Risas). Lo único que puedo decir es
que mantendré las políticas que he llevado a cabo a lo largo de este año porque son las que convienen a los intereses generales de todos los españoles.


En el caso de Asturias, el señor Sostres me hace algunas preguntas. La primera es si estamos mejor o peor que hace un año, cuando él y su partido dieron su apoyo a mi investidura. Pues no le voy a decir algo muy distinto a lo que señalé
aquí ayer con ocasión de mi primera intervención. Me preocupa -es lo que más me preocupa en estos momentos- que los resultados de las políticas todavía no hayan llegado a la gente. ¡Claro que me preocupa! Me preocupa el número de españoles que
queriendo trabajar no pueden hacerlo. Pero de la misma manera que le digo esto le digo que eso lo sabíamos y además lo dijimos. No engañamos. Cuando presentamos aquí los Presupuestos Generales del Estado para el año 2012, que fue en el mes de
marzo, la previsión de desempleo para el año pasado, 2012, es la que se



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produjo finalmente. Le digo eso porque éramos conscientes y lo somos y es de puro sentido común que las decisiones no producen efecto en veinticuatro horas. Eso no pasa ni aquí ni en ningún país del mundo ni en ninguna faceta de la vida.
Eso no es posible. Por tanto me preocupan los resultados, ¡claro que me preocupan! Pero hay algo que va mejor que hace un año, que es la confianza en España. La confianza de los inversores, porque ha aumentado la inversión extranjera. Hoy son ya
muchos quienes acuden a comprar títulos de deuda soberana española. Hoy ya hay inversores, y ayer me refería a ejemplos importantes en el sector del automóvil que apuestan por España y lo hacen frente a otros países. Es importante que hayamos sido
capaces de reducir el déficit público; es importante que hayamos sido capaces de superar, en un momento tremendo para España porque lo fue la crisis de deuda soberana en julio o en abril, nuestra propia crisis financiera. Por lo tanto, hay cosas
que han ido mejorando, como el sector exterior. Nunca habíamos tenido superávit comercial con la zona euro, nunca. ¿Cuándo este país ha tenido superávit comercial con Francia? Nunca. Están aumentando nuestras exportaciones a otros lugares del
mundo. Por tanto, hay datos positivos que no se pueden obviar, porque no se puede extender una capa de pesimismo sobre el futuro de la economía española. Ahora, como ya he dicho en reiteradas ocasiones -y fue como empecé mi intervención en el día
de ayer-, hay casi 6 millones de personas que quieren trabajar y no pueden hacerlo, y eso para mí es inaceptable. Creo que la política económica que hemos puesto en marcha producirá sus efectos y lograremos revertir esa situación, que es lo que
queremos hacer.


Segundo punto, señor Sostres. Usted puede pensar lo que quiera de lo que piense la gente, pero yo creo que lo que les interesa a los españoles es que yo cumpla con mi deber como presidente del Gobierno, y lo que no les interesa es que no
cumpla con mi deber como presidente del Gobierno. Para mí era mucho más cómodo decir: no reduzco el déficit público, me trae sin cuidado la deuda pública, no hago reformas estructurales, vamos a seguir gastando lo que no tenemos hasta que
lleguemos al crack definitivo. Pero eso es una irresponsabilidad y yo no lo voy a hacer porque los españoles no nos han elegido para hacer eso; no se puede hacer. (Aplausos). ¿Qué vamos a hacer por Asturias? Es otra de las preguntas que me
hace. Impulsar la finalización de las obras de la A-8; ejecutar los accesos al puerto de Gijón; estudiar nuevos proyectos más económicos para las estaciones de Gijón y Avilés; seguir trabajando para finalizar las obras de la variante de Pajares
mediante la licitación de las obras y los suministros necesarios para su ejecución; desde luego, seguir trabajando en el plan del carbón; y sobre todo, y lo más importante, tomar las decisiones económicas que permitan la recuperación de nuestro
país, que dejen atrás la crisis y provoquen crecimiento económico y generación de empleo. Esa es la síntesis de lo que vamos a hacer en las próximas fechas. (Aplausos).


Señor Salvador, le agradezco el tono ponderado de su intervención y celebro una cosa que ha dicho, porque escuchando a otros de los intervinientes en este debate diera la sensación de que a ellos no les pareciera bien algo que usted ha
afirmado aquí esta mañana. Usted ha dicho: Nos gustan las buenas noticias. A todos nos gustan las buenas noticias y hay algunas buenas noticias. Desgraciadamente, hay algunas noticias que no son buenas, pero sí es importante lo que usted ha
dicho: Hay algunas buenas noticias, mejora la imagen de nuestro país fuera y se recupera la confianza. Efectivamente, lo que falta, que es el reto para los próximos meses, es que eso empiece a ser percibido por el conjunto de la sociedad española.
Es verdad que usted ha hecho propuestas en los temas importantes. Ha citado la educación, un tema sin duda capital para el futuro de nuestro país. Ha hablado de energía, uno de los temas en los que hemos tenido que emplearnos muy a fondo, y más a
fondo tendremos que plantearnos en el futuro, porque este semestre tendremos aquí la ley del sector eléctrico; un tema difícil porque el precio de la energía afecta, y mucho, a la competitividad de las empresas españolas y también al bolsillo de
los ciudadanos. Una materia en la que se han tomado decisiones de manera irresponsable que ahora hay que corregir; en donde se ha generado un déficit de tarifa de 25.000 millones de euros. Este, sin duda, es uno de los retos del futuro y, además,
del futuro próximo porque -insisto- dentro de seis meses habrá aquí una ley del sector eléctrico. Seguiremos hablando de los desahucios. ¡Ya lo creo que sería útil que hubiera consensos en este país en los temas fundamentales! Sería magnífico un
consenso en los temas europeos; sería magnífico un consenso en los temas de organización territorial del Estado; sería magnífico un consenso en política exterior, en política de defensa; hasta sería magnífico un consenso en materia de educación.
Yo he reiterado a lo largo de este debate -y vuelvo a hacerlo- mi disposición a entenderme con quien de buena fe quiera hacerlo.


Quiero celebrar, efectivamente, que en Navarra se hayan hecho bien las cosas. Navarra es una de las comunidades autónomas que ha cumplido sus compromisos de déficit público. Eso es importante para



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Navarra y eso es importante para España; da credibilidad, da confianza y contribuye a sentar las bases de la recuperación económica y de la creación de empleo. Y también coincido con usted en que soy optimista sobre el futuro de nuestro
país. Hay muchos motivos para serlo. Hay que trabajar mucho, hay que ponerle mucho coraje, hay que actuar con mucha determinación, hay que mantener el rumbo fijado, pero lo que han hecho los españoles en los momentos difíciles de su historia, su
capacidad emprendedora, su laboriosidad y sus ganas son, sin duda, los principales avales y argumentos que a mí también me mueven a ser optimista.


La señora Barkos me pregunta: ¿Está satisfecho con este primer año? No estoy satisfecho con los resultados reales que se han producido, pero sí estoy satisfecho por las decisiones que hemos adoptado porque, como he dicho tantas veces a lo
largo de esta intervención, son las que nos permitirán en el futuro decir que también estamos satisfechos con los resultados que se han producido y que esos llegarán al conjunto de los ciudadanos. (Aplausos). Ha hecho usted -como otros- una
enmienda a la totalidad de la política económica que ha llevado a cabo el Gobierno; lo entiendo. Enmienda a la totalidad, en todo, en lo que se refiere al control del déficit público, en lo que se refiere al diagnóstico, en lo que se refiere a las
medidas económicas y en lo que se refiere a la reestructuración del sistema financiero. Tiene usted perfecto derecho a hacerlo. Le puede parecer mal todo lo que haga el Gobierno, pero igual que le he dicho a algún otro de los intervinientes, el
Gobierno hace esta política económica porque cree que es la buena para los intereses generales de España, porque cree que es la que nos permitirá salir de la crisis, no por ningún empecinamiento de ningún tipo ni por ninguna razón ideológica.
Llevamos a cabo esta política económica porque creemos que es la que hay que hacer. Por eso, quiero reiterar en esta Cámara, cuando estamos ya en la parte final de este debate sobre el estado de la Nación, que este Gobierno va a mantener la misma
política económica que ha llevado a cabo durante este año, que vamos a seguir trabajando para corregir el déficit público, que vamos a seguir haciendo reformas estructurales, que vamos a hacer un esfuerzo para adoptar medidas de crecimiento, que lo
más importante hoy es que haya crecimiento en Europa y que se recupere el crédito en nuestro país. Esos serán los objetivos, las medidas son las adecuadas, estamos en cualquier caso dispuestos a oír cualquier sugerencia constructiva pero, insisto,
el grueso de la política económica se debe mantener porque es la que necesita nuestro país.


Muchas gracias. (Aplausos).


El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor presidente.


Ahora, en turno de réplica y por los tiempos estipulados -y sí, seré exigente-, tiene la palabra en primer lugar el señor Urbina.


El señor URBINA FERNÁNDEZ: Señor Rajoy, yo tampoco admito lecciones de ética de quien es presidente de un partido político cuyo presidente honorífico ha sido alguien que fue ministro con Franco y ha muerto sin tener que dar ni una
explicación por ninguno de los crímenes cometidos durante el franquismo, porque ustedes lo han permitido. Señor Rajoy, creo que no están ustedes en condiciones de dar al resto lecciones de ética; tampoco quien, siendo ministro del Interior, no
dijera ni mu ante cientos de denuncias de tortura; ni quien, siendo presidente, haya entregado a manos llenas el dinero de la gente a sus amigos, a los banqueros. Señor Rajoy, creo que usted tampoco está en condiciones de dar lecciones de ética a
nadie.


Mi intención, desde luego, no era darle ninguna lección de democracia. Me he explicado mal, mi intención era exigirle democracia, exigirle los derechos que le corresponden a mi pueblo, Euskal Herria, que en lo que a usted le corresponde
hablamos de Álava, Vizcaya, Guipúzcoa y Navarra, y resalto lo de Navarra también. (Rumores). Pero, por lo que se ve, ustedes no necesitan ninguna lección de democracia. Entiendo que la teoría se la sabe, se la debe de saber, pero la práctica,
señor Rajoy, usted no se la sabe y además esto les viene de largo, se podría decir que de toda la vida. Porque ustedes han construido su país a lo largo de toda la historia a golpe de imposición y represión, y siguen haciéndolo, y esto no es muy
democrático. ¿Van a condenar esta circunstancia? ¿Van a pedir perdón por todo esto, señor Rajoy?


Su problema no es ETA. ETA hace aproximadamente año y medio que declaró el cese definitivo de sus actividades, y lo ha ido confirmando con los hechos, señor Rajoy. Tal y como le decía, ETA no es su problema, su problema es anterior.
Ustedes tienen un problema político, tenemos un conflicto político entre Euskal Herria y el Estado español, y su posición, la actual, sigue siendo la misma que la que tenían antes del surgimiento de ETA. No lo oculte y atienda fundamentalmente a la
demanda que mayoritariamente le hace la sociedad en Euskal Herria, que es la demanda de solución. Den pasos ustedes, Partido Popular y Gobierno español, en la solución del conflicto, señor Rajoy; se lo está demandando la mayoría social de



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Euskal Herria. Reconozcan y reparen el daño causado por el Estado. Solucionen el tema de los presos, señor Rajoy. No se parapeten en viejas fórmulas, tengan valentía para abordar un proceso de resolución que tenemos que hacerlo entre
todos.


Antes le decía, y se lo recuerdo, que nuestra mano sigue tendida; lo tenemos que construir entre todos, señor Rajoy, también entre ustedes.


El señor PRESIDENTE: Gracias, señor Urbina.


Señor Bosch.


El señor BOSCH I PASCUAL: Gracias, señor presidente.


Presidente del Gobierno, yo le hablaba de propuestas, pero propuestas constructivas, porque lo que hemos visto hasta ahora son iniciativas destructivas, para cargarse la sanidad pública, para cargarse la educación y para cargarse las
condiciones de los trabajadores. Eso es lo que hemos visto hasta ahora, por eso ha subido el paro y por eso la sanidad se ha degradado. Le decía que por primera vez vemos propuestas constructivas. A ver si funcionan.


Ha hablado de que son los que más ayudan a Cataluña. Pues no sé de dónde saca ese razonamiento, señor Rajoy. A mí los números no me cuadran, al menos no como los suyos. Para empezar, ustedes -cuando digo ustedes hablo del Gobierno
español, del poder español, no de los españoles ni del pueblo español, que es un pueblo respetable, amigo, buen vecino, buena gente; estoy hablando del poder español- se quedan el 50%, la mitad de los recursos con los que contribuimos desde
Cataluña, que no vuelven en forma de inversiones o servicios. No pagan lo que deben según la ley, incluso presupuestado, y cuando ya han tumbado al quebrado, le ofrecen una mano de usurero, porque el Fondo de liquidez autonómico es un sistema de
créditos que hay que devolver; son créditos. Lo que hemos mencionado antes no vuelve, los créditos se tienen que devolver.


Sobre las subvenciones que dedican a los toros, me ha dicho que estaba mintiendo, que no decía la verdad. Sepa que también está acusando de mentiroso al Financial Times. ¿Usted lee el Financial Times? Avala las cifras. Edición del 12 de
febrero, hace una semana: 130 millones de euros a través de fondos europeos, 570 millones de euros de las administraciones españolas. Esas son las cifras con las que trabajamos nosotros. ¿Usted tiene otras cifras? Dígalas, porque no las tenemos,
hay una opacidad absoluta en lo que se refiere a las ayudas a esta -llamémosle- fiesta.


Usted no ha dicho ni mu...


El señor PRESIDENTE: Señor Bosch, le he dicho que eran dos minutos en esta réplica. Tiene usted que acabar.


El señor BOSCH I PASCUAL: Acabo ya.


No ha dicho ni mu sobre la autodeterminación. Entiendo que quien calla, otorga. Está bien, antes le veíamos republicano y ahora acepta la autodeterminación. Nos vamos a poner de acuerdo. Ayer dijo que a usted lo que le interesaba era el
derecho a ser español. A mí también. Pues vamos a votarlo y quien quiera continuar en el Reino de España que lo pueda votar, y quien no quiera, que también pueda votar. ¿O es que está hablando de una imposición? ¿Es un derecho o una imposición
lo que usted está mencionando? Por suerte, mi esperanza no procede tanto de sus palabras como de lo que me comunica mi pueblo, que es un pueblo libre y determinado, y pronto un pueblo autodeterminado también.


Muchas gracias.


El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Bosch.


Señor Baldoví.


El señor BALDOVÍ RODA: Muchas gracias, señor presidente.


Estoy encantado, señor Rajoy, de que mi intervención le haya parecido ecuánime y le haya gustado tanto, pero tengo que decirle que ha demostrado muy poco respeto a los votantes de Compromís-Equo porque no ha contestado a nada. No me
extraña, porque usted tampoco tiene respeto a sus propios votantes al haber incumplido sistemáticamente el programa con el que se presentó a las elecciones.


Habla de buenas noticias, pero las cifras son así de duras. El último barómetro del CIS dice que nueve de cada diez ciudadanos opinan que la situación es mala o muy mala y que ocho de cada diez ciudadanos tienen poca o ninguna confianza en
usted. Esa es la sensación que tienen los ciudadanos, que este Parlamento no les representa y que los políticos somos poco útiles para resolver sus problemas. La



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muestra la tiene con la ILP de la plataforma de las hipotecas. Ayer sus palabras me inquietaron mucho, porque habló de demagogia. Ya sabemos, cuando usted dice eso, cómo acabará. Me temo que cuando usted coja la iniciativa legislativa
popular para la dación en pago no la conocerá ni la mano que la parió.


Tenemos un tiempo muy escaso. Hemos hecho propuestas y usted no ha contestado ninguna. ¿Va a aprobar la ILP de la dación en pago o va a cambiarla? ¿Va a negociar una moratoria en el pago de la deuda? ¿Va a negociar una auditoría y va a
explicar de una vez por todas lo del caso Bárcenas?


Termino. Su discurso triunfal no ha abierto ni una sola ventana para que entrara aire fresco. Yo no le voy a pedir que dimita, señor Rajoy, pero hay una canción de un paisano mío, Ovidi Montllor, que dice les meues vacances, que me ha dado
una idea. Le voy a hacer una petición, una proposición de manera educada y respetuosa: señor Rajoy, por favor, tómese unas largas y plácidas vacaciones; el país se lo agradecerá.


El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Baldoví.


Señor Álvarez Sostres.


El señor ÁLVAREZ SOSTRES: Gracias, señor presidente.


Señor presidente del Gobierno, faltaría más que no hubiese algo bueno en toda su actuación política durante estos catorce meses. Pienso que usted ha quedado muy satisfecho del debate del estado de la Nación de ayer, probablemente también
del de hoy, pero la dura realidad está ahí, nos encontramos con ella ahí. El hombre de la calle también está ahí. A mí me recuerda esto, y también a usted le recordará, a un cuento de Monterroso, que más o menos decía: y cuando despertó, el
dinosaurio estaba allí. El dinosaurio, señor presidente, sigue ahí. Yo le he expuesto antes cuestiones fundamentales de deterioro de Asturias en materia de infraestructuras, en materia industrial, tanto de armamento como de las grandes empresas
multinacionales o, mejor dicho, de industrias básicas y cuestiones referentes a los problemas de la minería. Usted ha respondido con una lectura, si me lo permite, de carta. Para decirme esto, con todo respeto, yo iría a los presupuestos y sabría
lo que ya no hay. Desde luego, no hay 1.300 millones que, afortunadamente para ellas, tienen otras comunidades. En todo caso, espero que en las propuestas de resolución que plantee mañana, algunas de estas cuestiones puedan ser consideradas por
esta Cámara o al menos por el grupo que la apoya. No puedo estar de acuerdo con usted en ningún caso en que no esté en el mismo plan el concepto deber y el concepto compromiso con los electores; no puede estarlo desde el punto de vista de
honestidad intelectual. Créame.


Gracias.


El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Álvarez Sostres.


Señor Salvador.


El señor SALVADOR ARMENDÁRIZ: Gracias, señor presidente.


Señor Rajoy, le agradezco especialmente la referencia que ha hecho al esfuerzo que desde el Gobierno de Navarra hemos llevado a cabo para cumplir nuestras obligaciones presupuestarias en un entorno de extrema dificultad económica, social y
política, como usted habrá comprobado hoy con la extrema demagogia de algunas de las intervenciones. No hice ninguna mención a Europa, pero en un tono más distendido permítame que le sugiera que no recuerde que los temas europeos son de política
interna, porque al final cuando interiorizamos eso, ponemos todos nuestros prejuicios ideológicos y todas nuestras etiquetas a los problemas, y entonces es imposible que al final avancemos en ese proceso. Imagínese usted si aquí fuéramos capaces de
pactar un marco financiero para siete años entre Gobierno y oposición. Termino con una referencia a las reformas que usted hacía, que efectivamente son urgentes, necesarias y muchas de ellas estructurales, para pedirle nuevamente que tenga una
especial atención y respeto a las competencias de cada una de las administraciones. Con eso conseguirá evitar la demagogia y, al menos, el uso pervertido del fuero que se hace en algunas ocasiones como ariete contra o frente a su propia
españolidad.


Ayer hablaba el señor Pérez Rubalcaba de un estado de emergencia, de un estado crítico de nuestra sociedad, y yo pienso igual que él, igual que usted. Yo me voy de este debate echando de menos un consenso político más amplio para afrontar
todas esas reformas estructurales, porque si somos una única sociedad, si formamos una comunidad, si somos una gran nación que quiere remontar el vuelo, que quiere salir, como el águila, creo que necesitamos dos alas, a derecha y a izquierda, que
trabajen juntas y de alguna forma más coordinadas, porque si no, todo será mucho más difícil. Muchos españoles,



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señor Rajoy, esperan que usted encuentre ese camino integrador de futuro y yo, sinceramente, así se lo deseo.


Muchas gracias.


El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Salvador.


Señora Barkos.


La señora BARKOS BERRUEZO: Gracias, presidente.


Señor presidente del Gobierno, me dice que le hago una enmienda a la totalidad. No, yo no. Se la hacen 6 millones de parados; se la hace un modelo económico que sigue teniendo las mismas lacras que hace decenios y lustros; se lo dicen
los autónomos y pymes, a los que sigue sin llegar el circulante; se lo dice el sector médico en la calle y el sector de la educación; se lo dice, por supuesto, el drama de los desahucios. No, no es una enmienda a la totalidad que no se la esté
haciendo la realidad. No me responde a lo que le he señalado como el escándalo del pago de los intereses de la deuda Y no me diga que la deuda hay que pagarla; por supuesto, ¡faltaría más! Estoy hablando de unos intereses que rayan en la usura. Y
sí, la usura hay que combatirla desde la acción del Gobierno. No me responde al castigo político al que ha sometido a Navarra en los presupuestos de 2012 y 2013, con una reducción del 80% en las inversiones que le corresponden al Gobierno central
para con la comunidad foral. Francamente, es sonrojante pensar que alguien pueda agradecerle nada al Gobierno que usted dirige desde hace un año en lo que respecta a sus obligaciones para con los ciudadanos, hombres y mujeres, de la comunidad
foral. No me ha respondido cuando le alerto de los peligros de reeditar el bipartidismo como parapeto de la corrupción, y tan solo me dice, me señala literalmente, que este Gobierno va a mantener la política económica que ha llevado a cabo hasta
hoy. Francamente, presidente, yo le respondo que todo los vascos en general, los navarros en particular, gozamos de una herramienta de defensa para los empecinamientos cuando van en contra de los intereses generales de una comunidad. Repito, pase
foral -ojalá algunos de mis compañeros de grupo entendieran de qué estamos hablando-, acatar pero no cumplir.


Gracias, presidente.


El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señora Barkos.


El señor presidente del Gobierno.


El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Rajoy Brey): Señor presidente, con suma brevedad porque se ha producido, como por otra parte es bastante razonable, una reiteración de argumentos sobre las mismas cuestiones que se habían planteado en la
primera intervención.


Señor Urbina, han perdido ustedes hoy una nueva oportunidad para pedir la disolución de ETA o el reconocimiento por la responsabilidad en el daño causado o mostrar un arrepentimiento por la actuación de estos años. Es una nueva oportunidad
que han perdido.


Señor Boch, dice usted que las propuestas son destructivas. Yo creo que son las buenas; sin duda, es opinable. Lo que sí me ha sorprendido es que me haya hecho republicano, partidario del derecho de autodeterminación y además me ha dicho
que lea la crítica taurina en el Financial Times. (Risas). Estoy dispuesto a aceptar su sugerencia.


Atenderemos las propuestas de resolución del señor Sostres. Estamos dispuestos a hablar con él y con todos los miembros de esta Cámara a los que les parezca oportuno y conveniente.


Quiero agradecer las palabras del señor Salvador. Es verdad lo que he dicho sobre el déficit público y lo quiero reiterar. Podemos decir que no es un caso de política interna pero es evidente que Europa en estos momentos pesa, y pesará
mucho más en el futuro, en las decisiones que tenemos que adoptar aquí e influye cada vez más en la vida de los ciudadanos.


La señora Barkos sí ha hecho una enmienda de totalidad; luego se la atribuye a los demás. Es muy difícil que podamos llegar a un entendimiento cuando usted presenta enmiendas para aumentar, por ejemplo, la deuda pública en 4.800 millones
de euros. Eso es disparatado, eso no conduce a ninguna parte. Respeto mucho lo que usted haría en el supuesto de que estuviera en el gobierno, pero creo que esa es la política económica que nos ha conducido a la situación en la que estamos. Por
eso se trata de rectificarla y de cambiarla.


Señorías, termino. Vuelvo a reiterar, hemos hecho un diagnóstico de la situación, hemos puesto en marcha una serie de instrumentos. Los resultados todavía no han llegado al conjunto de los ciudadanos,



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pero es evidente que hay algunos datos que necesariamente nos tienen que concienciar de que podemos ser optimistas de cara al futuro si mantenemos este rumbo y esta dirección.


Muchas gracias. (Aplausos).


El señor PRESIDENTE: Muchas gracias.


Por el Grupo Parlamentario Popular, tiene la palabra el señor Alonso.


El señor ALONSO ARANEGUI: Señor presidente, señorías, señor presidente del Gobierno, hace algo más de un año mantuvimos en esta Cámara el debate de investidura de Mariano Rajoy después de que los españoles manifestasen mayoritaria y
democráticamente su voluntad de cambio. Ellos sabían entonces, igual que nosotros, que la situación era improrrogable, lo que no sabían, y nosotros tampoco, era hasta qué punto la situación era además insostenible ni que exigía medidas enérgicas
que no admitían entonces ninguna opción porque la alternativa era el colapso absoluto. De hecho, esa era la apuesta de algunos, el temor que precisamente habían querido eludir abandonando el Gobierno precipitadamente y convocando unas elecciones
que sabían perdidas de antemano. La apuesta en forma de profecía era que la crisis económica que había terminado con un Gobierno socialista incapaz de hacerle frente terminaría también con el futuro Gobierno del Partido Popular. Y lo cierto es que
el Gobierno de Mariano Rajoy tuvo que decidir las primeras medidas de emergencia apenas una semana después de su toma de posesión. Fueron medidas difíciles de adoptar para el Gobierno y dolorosas para un país ya muy castigado por el paro y la
recesión. Suponían un ajuste inmediato de gastos sin precedentes y una subida de impuestos de carácter temporal para garantizar las prestaciones sociales, pero fueron también la primera muestra del coraje y la determinación del Gobierno del Partido
Popular para cambiar las cosas. Desde ese primer momento, semana tras semana hemos puesto en marcha no solo medidas para sanear los fundamentos de nuestra economía, para garantizar la viabilidad de un Estado del bienestar que amenazaba ruina o para
paliar la situación de millones de familias en desempleo con serios apuros económicos, sino que además hemos emprendido el programa de reformas económicas y sociales más ambicioso de nuestra etapa democrática. Se partía entonces de una doble
convicción, la misma que sigue hoy dando ánimos a la acción del Gobierno. Primero, la confianza en que España es un gran país con capacidad para superar las situaciones más adversas y los españoles, cuando se marcan un objetivo claro y cuando se
les dan las condiciones para alcanzarlo, responden con un afán de superación y una madurez admirables, lo han hecho antes y lo están volviendo a hacer ahora. Y, segundo, que era y es muy importante hacer fracasar la profecía con que los socialistas
buscaban consolarse de su mala gestión porque podemos salir de esta crisis fortalecidos y debemos con ello reivindicar el valor de la política y de las instituciones, porque queremos demostrar que no todos los políticos son iguales, que no todas las
políticas son iguales, y sobre todo que no todos los Gobiernos son iguales ni en su compromiso ni en sus resultados. (Aplausos).


Un año después, en efecto, no parece que la crisis vaya a acabar con el Gobierno; parece más bien que España está empezando a entrar en vías de superarla, y más aún, estoy convencido de que los fundamentos que hemos conseguido edificar van
a permitir que este país salga mejor de la crisis. Señorías, hemos hecho ajustes y hemos aprobado reformas profundas; ajustes necesarios para ordenar las cuentas públicas y para garantizar los servicios básicos y ajustes obligados también para
recuperar la credibilidad de España ante nuestros socios en Europa y en el mundo, pero ajustes que han sido decididos siempre buscando la solución más equitativa, más justa y que hiciera recaer más los esfuerzos en los que más tienen y protegiera
más a los más vulnerables. Un Gobierno, en efecto, actúa con justicia cuando hace pagar más a los que más pueden, como los grandes contribuyentes. Por eso la mayor parte del incremento de la recaudación fiscal de 2012 proviene del impuesto sobre
sociedades. Un Gobierno actúa con justicia cuando no deja quebrar a empresas y autónomos por no pagarles lo que les debe, y por eso el Gobierno inyectó 27.000 millones de euros y evitó el cierre de miles de empresas y la pérdida de más de 100.000
empleos. Un Gobierno actúa con justicia cuando asigna un Fondo de liquidez autonómica de 41.000 millones de euros en dos años para ayudar a comunidades autónomas con problemas financieros. Un Gobierno actúa con justicia cuando ayuda a aquellos que
lo están pasando mal porque no tienen trabajo y han perdido la prestación por desempleo o el subsidio del paro, y eso significa aprobar un Plan Prepara indefinido. O cuando sube las pensiones en lugar de congelarlas. O cuando reduce las
subvenciones a partidos y sindicatos en un 40% y reduce el gasto superfluo de la Administración. O cuando se preocupa del problema de los desahucios de familias que no pueden afrontar el pago de las hipotecas porque se han quedado en el paro.
(Aplausos). Pero, la justicia de un Gobierno ante estos problemas se acredita de verdad si en vez de dedicarse a escribir teletipos más o menos sociales y sensibles -como hacen



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otros- escribe normas eficaces en el Boletín Oficial del Estado. Y digo más, es bueno que algunos que ahora hablan muy alto recuerden que este es el primer Gobierno que ha legislado a favor de estas personas, leyes que ellos -por cierto-
han votado en contra en todas y cada una de las ocasiones. Esta, señorías, es la diferencia entre justicia y demagogia. (Aplausos).


Los ajustes y las reformas han buscado siempre preservar la equidad y garantizar el Estado del bienestar: sanidad y educación universales, públicas y gratuitas, y un sistema de pensiones viable. Se han afrontado problemas que ponían en
grave riesgo el Estado del bienestar tal como lo conocemos en España; entre otros, por ejemplo, una deuda de más de 16.000 millones de euros en el Sistema Nacional de Salud. (La señora Carcedo Roces: Ya, ya, ya). La realidad es que, a la larga,
un país no puede disponer de más bienestar que aquel que su economía pueda costear porque el bienestar a crédito termina siempre con unos presupuestos públicos dedicados a pagar intereses de la deuda -38.000 millones este año- y ese es el peor de
los recortes. La mejor garantía del Estado del bienestar sigue siendo una buena política económica y una gestión eficiente, y lo demás, sencillamente, son palabras huecas. La política social se tiene que apoyar en una economía sana y pivotar en
torno al empleo, y para que haya crecimiento y empleo y de ahí bienestar y oportunidades es imprescindible un Gobierno con un rumbo claro y un programa coherente de reformas.


Señorías, hay una idea sobre la que pienso que existe un consenso generalizado en esta Cámara y fuera de ella: el modelo económico español previo a la crisis está agotado. Ya no se le llama ni siquiera modelo, se le viene llamando desde
hace un año herencia. Sé que esto les molesta algunos pero es la verdad. La herencia es ese modelo injusto que mantiene en la exclusión a millones de personas que no encuentran trabajo, que deja a los jóvenes sin perspectivas y que hace que en
España emprender un negocio sea una heroicidad improbable. No se trata de hurgar en el pasado, pero esa herencia se produjo por no hacer durante años ninguna reforma estructural seria ni del mercado de trabajo, ni de la Administración, ni de la
educación, ni de los sectores productivos. (La señora Carcedo Roces pronuncia palabras que no se perciben). Ni siquiera las reformas que hacían todos los demás y que debieron hacerse entonces, como la del sector financiero. Durante años vivimos
en una aparente prosperidad pero a merced de los elementos; cuando estos se tornaron en contra, el sistema se vino abajo. De hecho, ni en ese momento se supo reaccionar bien y las decisiones de aquel último Gobierno socialista empeoraron la crisis
y engordaron la herencia. (Aplausos). La lección que debemos sacar de todo esto es que el compromiso con las reformas tiene que ser permanente porque el mundo cambia todos los días. No se trata solamente de sustituir un sistema anquilosado por
falta de reformas por un nuevo sistema de leyes o de relaciones económicas, se trata naturalmente de cambiar aquello que no funciona y de actualizarlo, pero sobre todo de cambiar hacia una cultura de evaluación continua y de reforma constante. Por
eso, el Gobierno mantiene una amplia vocación reformista en las intenciones y en los hechos. Hay otros en esta Cámara a los que les gusta llamarse progresistas pero que cuando gobiernan son incapaces de cambiar nada y lo único que progresa es la
cola del paro. Ahora estamos recuperando el tiempo que ellos perdieron por no atreverse a progresar. En un año se han abordado reformas en los aspectos fundamentales de nuestra economía. Las ha explicado el presidente y han sido objeto de debate
ayer y hoy, al igual que han sido también objeto de trabajo de esta Cámara durante el último año. No me detendré en ellas, pero todas esas reformas que se han puesto en marcha y el programa adicional en la segunda generación de reformas que ha
presentado el presidente a lo largo del debate vienen a formar un plan colosal de renovación de España. Esa es la tarea que nos ocupa, de ella depende el futuro de nuestro país. Esa es la discusión que verdaderamente importa, para la cual, por
desgracia, no se ha visto por parte de la oposición ninguna alternativa, únicamente deshacer el camino andado y volver a aplicar las políticas que nos trajeron hasta donde estábamos hace un año. Han renunciado a un verdadero debate sobre el estado
de la Nación para proferir cada uno su particular ataque al presidente del Gobierno.


España atraviesa momentos difíciles que exigen grandes esfuerzos y todo ese esfuerzo no dará frutos de manera inmediata, pero nuestra economía comienza a recuperar la confianza. El déficit ha bajado del 7%, las instituciones internacionales
reconocen el esfuerzo que hemos hecho para lograrlo, igual que valoran positivamente el conjunto de reformas emprendidas. España recupera la capacidad de atraer inversión extranjera y las grandes empresas, como los fabricantes de automóviles, han
decidido trasladar e incrementar su producción en España. Nuestras empresas responden, en una coyuntura internacional difícil, con un comportamiento extraordinario del sector exterior, con las mejores cifras, como se ha recordado aquí, desde
principio de los años setenta y con una balanza comercial en positivo respecto de la zona euro en su conjunto y respecto de países como Francia o como Italia. Esto es resultado de las



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políticas del primer año de Gobierno y este resultado es el que nos permite abrir hoy una nueva etapa hacia la recuperación y el crecimiento. El presidente del Gobierno ha anunciado un plan de estímulos económicos para apoyar a los que
emprenden, a los autónomos, a las pequeñas y medianas empresas. Es un plan con actuaciones concretas de apoyo fiscal para el crecimiento empresarial y para la iniciativa emprendedora, un plan con líneas de financiación por valor de 45.000 millones
de euros. Y el Gobierno ha anunciado también en la Cámara una estrategia de emprendimiento y empleo joven para menores de treinta años y para autónomos. Vamos, por tanto, a dejar atrás la peor parte de la lucha contra la crisis y a afrontar el
futuro con más confianza. Esta que se abre hoy aquí es una gran oportunidad, es la oportunidad que llevamos esperando los últimos cinco años, la que esperan los 6 millones de españoles que quieren un empleo y no lo consiguen y que son la prioridad
absoluta de la acción de Gobierno. Por eso, en este momento es más importante que nunca la colaboración de todos porque es nuestra responsabilidad y porque hay mucho trabajo que hacer.


Yo ya sé que algunos no pueden aceptar bajo ningún concepto que un Gobierno del Partido Popular pueda solucionar buena parte de los problemas de España, y eso que no es la primera vez que lo ven. Por eso ya no les pido lealtad al Gobierno
sino al interés general de los españoles, que reclaman más unidad. Lo que no es de recibo precisamente ahora que vemos una oportunidad real de salir adelante es pretender sembrar de sospechas y de indignidad la vida pública con descalificaciones
intolerables, con insinuaciones inaceptables, con insidias que buscan el descrédito de las instituciones democráticas y de la actividad política. (Aplausos). Señorías, el presidente ha traído a la Cámara una batería de medidas contra la corrupción
y en defensa de las instituciones para regenerar la vida política y devolver la confianza a los españoles. Se trata del proyecto de regeneración política más ambicioso y valiente de nuestra democracia y se propone a través de un pacto por la
transparencia y contra la corrupción, un pacto sometido al diálogo y al acuerdo con las demás fuerzas políticas, con medidas concretas de control de partidos, de organizaciones empresariales y sindicales y de aquellas entidades que se financien con
fondos públicos. A pesar de todo, espero que podamos avanzar en acuerdos sobre esta materia en el debate de las propuestas de resolución. Por nuestra parte no quedará.


Es evidente que a ninguno nos gustan los asuntos que últimamente llenan los sumarios y los periódicos. Faltaron y fallaron controles y se relajó la exigencia ética, pero quiero decir porque es necesario decirlo que la corrupción política en
España es responsabilidad exclusiva de los corruptos y que extender la duda sobre todos los representantes públicos es tan inicuo como dañino, como lo es poner en cuestión todo un sistema institucional que actúa de verdad contra los delincuentes por
el mero hecho de que existan delincuentes. Es un sistema que es mejorable, que es exasperantemente lento a veces, pero que no da cabida a la impunidad de nadie. Es hora de mirar al futuro porque los que tienen que mirar esa parte oscura del pasado
son los jueces y depurar las responsabilidades hasta el final. Y el futuro se escribe con medidas concretas, como las presentadas ayer por el Gobierno: con el compromiso y la voluntad de combatir juntos la corrupción. De la misma manera que se
reforma nuestro modelo económico y social para hacerlo más viable, más justo y más competitivo, la mejora de nuestro modelo institucional se sustenta en un cambio de mentalidad hacia una cultura de la transparencia. El pacto por la transparencia y
contra la corrupción es una oportunidad única para demostrar a los españoles que la política es un espejo de valores en los que se fundamenta la sociedad española. Esa nueva cultura de la transparencia tiene que desterrar las zonas de sombra, tanto
en la Administración como en los partidos políticos. Este es un elemento fundamental para dar paso a una nueva sociedad confiada en sí misma y en sus instituciones. Necesita, por supuesto, de un Gobierno dispuesto a cambiar las cosas de verdad y
le vendría bien una oposición a la altura de las circunstancias, que no sintiera tanta inclinación a embarrar el terreno de juego ni se la viera tan cómoda moviéndose en el campo de la insidia y de la sospecha. (Aplausos). Ese Gobierno está aquí y
toma la iniciativa como ninguno antes. Y este grupo parlamentario también, reivindicando la honradez del servicio a los ciudadanos, que es lo que hacemos aquí: políticos honrados y un Gobierno honrado. Solo quiero decir a los que se dedican a
desprestigiarlo cada día que antes piensen bien si eso ha sido siempre así en España, porque ahora lo es: un Gobierno honrado y que trabaja solamente por el interés general. No estoy seguro de que todos puedan decir lo mismo. (Aplausos).


Señorías, en los últimos catorce meses la labor de nuestro Gobierno ante las instituciones europeas nos ha devuelto la consideración exterior que habíamos perdido. La voz de España, la defensa de sus intereses y su posición proactiva en la
defensa de la integración europea vuelven a ocupar un lugar protagonista en los debates y resoluciones de los consejos europeos. La agenda ha sido especialmente intensa en un tiempo de zozobra en los mercados y de dudas sobre el futuro de la moneda
común. En



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estos meses se han aprobado, entre otros, el Pacto de Estabilidad, el Mecanismo europeo de estabilidad, el Mecanismo único de supervisión bancaria y, en el último Consejo Europeo, el marco financiero plurianual hasta 2020. Estas decisiones
y la actuación del Banco Central Europeo han conseguido despejar la incertidumbre sobre la viabilidad del euro, han marcado unas pautas de estabilidad para el conjunto de los países miembros y han supuesto un primer avance histórico hacia una
efectiva unión bancaria, fiscal y financiera. Se han recogido resultados alentadores en los dos objetivos fundamentales de España, que son la defensa de nuestros intereses y el desarrollo e impulso del proceso de construcción europea. Y se ha
hecho buscando siempre el diálogo, estableciendo alianzas, planteando propuestas, negociando con decisión. Hoy se respeta a España porque hace sus deberes, responde de sus compromisos y tiene iniciativa política. En este contexto quiero, en nombre
de mi grupo, felicitar al presidente del Gobierno por el acuerdo logrado en las perspectivas financieras para el periodo 2014-2020, en que España seguirá siendo beneficiaria neta de ayudas de la Unión Europea; un acuerdo importante que mejora
nuestra posición en un tiempo de fuertes restricciones presupuestarias y que supone una buena noticia -de las que parece que solo le gustan al señor Salvador- en especial para nuestros agricultores y para los jóvenes españoles que buscan su
incorporación al mercado laboral. En palabras del presidente del Gobierno: una dura negociación, un buen acuerdo.


La iniciativa del presidente del Gobierno en este debate supone un nuevo impulso para la sociedad española y, como he repetido, abre una oportunidad que no debemos desaprovechar. Para llevarla a buen puerto se precisan estabilidad política
y confianza en el marco institucional. El Grupo Parlamentario del Partido Popular ha garantizado y va a garantizar durante los años que quedan de legislatura la estabilidad política. La experiencia nos enseña que haríamos muy mal fiando la
estabilidad a la disposición del primer grupo de la oposición; no solo no ha habido manera de llegar a casi ningún acuerdo con ellos, sino que han practicado una posición destructiva y cerrada al diálogo. Su última deriva ha sido pedir el cese del
conjunto del Gobierno con el presidente a la cabeza; es decir, su apuesta es la desestabilización y el bloqueo de la acción de gobierno (Aplausos), y eso sin traer aquí ninguna alternativa, sin ofrecer nada distinto de sus políticas fracasadas. No
hay peor muestra de debilidad que ese cerrarse todas las puertas, no hay mayor irresponsabilidad que pretender convertir este hemiciclo en territorio de broncas y de reproches, no es de ninguna manera lo que necesita España ni lo que nos pide la
mayoría de los españoles. Pero allá cada uno con sus decisiones, tiempo tendrán también ellos de rendir cuentas; nosotros, por nuestra parte, vamos a trasladar un mensaje de tranquilidad y de confianza, de solidez y de compromiso, porque de la
misma manera que hay en España una mayoría que quiere salir adelante, hay en este Parlamento una mayoría que está decidida a hacerlo posible y se necesita también confianza en el marco institucional, el marco del que nos hemos dotado, que con todas
sus imperfecciones ha hecho de nuestro país un espacio de libertad y de convivencia, una democracia avanzada, un Estado descentralizado como ningún otro en Europa. Los españoles hemos conseguido muchas cosas juntos al amparo de la Constitución de
1978: hemos superado amenazas, hemos derrotado al terrorismo de ETA, hemos construido el Estado social y democrático de derecho que ahora tenemos que fortalecer. Es obligación de todos mantener presente que ese sigue siendo nuestro mejor punto de
encuentro y el mejor consenso de nuestra historia y es responsabilidad de todos cuidar ese legado, lo demás es solamente sembrar de incertidumbres el futuro. El Grupo Parlamentario Popular cree con firmeza en ese compromiso y cumplirá cada día con
su deber.


Señorías, ya llevamos más de once horas de debate, y no se preocupen porque yo ya voy a ir terminando. La desventaja de actuar como portavoz de la mayoría es que, como uno no puede ser más brillante que el presidente del Gobierno (Risas y
aplausos), se le agradece especialmente la brevedad. Pero tiene una ventaja ser el portavoz de la mayoría, tiene la ventaja de que, como ya uno ha oído todo lo que se ha dicho en la Cámara, se puede hacer fácilmente una composición de lugar. Y
ahora que ya estamos terminando el debate y que por tanto podemos ir haciendo una valoración de conjunto, yo quiero decirles que, en mi opinión, este debate sobre el estado de la Nación -y he estado en varios- ha sido particularmente sorprendente.
En una España con 6 millones de parados y en una situación de recesión económica aquí no han sonado más propuestas para salir de la crisis que las del presidente del Gobierno. (Protestas.-Aplausos). En lo demás, el señor Rubalcaba ha dicho que
quiere reformar la Constitución para federalizarla, pero se ha quedado corto porque el señor Coscubiela y la señora Díez van más allá y proponen abrir un periodo constituyente, y el señor Duran pretende nada menos que quebrar el principio de
soberanía e incluir el derecho de autodeterminación. De manera que unos quieren reformar la Constitución para federalizar España, otros para refundarla y algunos directamente para disolverla. Y yo



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me pregunto: ¿de verdad creen que esto es lo que nos piden hoy los españoles? ¿Se han parado a pensar cuál es el valor de la estabilidad política en un momento como este? De verdad que los ciudadanos no quieren incertidumbres, necesitan
certezas, y no quieren discordias, nos piden acuerdos y nos piden que pongamos empeño para alcanzarlos. Y desde luego no quieren que ahora nosotros nos dediquemos aquí a reinventarnos España, quieren sencillamente que la saquemos de esta crisis
cuanto antes. (Aplausos).


Termino ya. Señor presidente, sé que este ha sido un año duro de gobierno, con decisiones difíciles que requerían de coraje y de convicción. Nosotros le agradecemos su trabajo y le decimos que siga trabajando con la misma fuerza, con el
mismo empeño. Que siga gobernando y que siga cambiando el país haciendo posible una España mejor y que siga haciéndolo sometido solamente al interés general. Puede usted estar seguro de que nunca le va a faltar aliento y apoyo en esta Cámara, el
de todos y cada unos de los diputados del Grupo Parlamentario Popular.


Muchas gracias. (Prolongados aplausos).


El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Alonso.


Señor presidente.


El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Rajoy Brey): Señor presidente, señoras y señores diputados, quiero dar las gracias al portavoz del Grupo Parlamentario Popular, del que yo también formo parte, al señor Alonso. Y quiero dar las gracias
también a todos los miembros del grupo. Gracias por el apoyo que han prestado al Gobierno a lo largo de estos meses. Gracias por darle estabilidad al Gobierno porque, como decía el señor Alonso en su intervención, sin duda alguna uno de los
valores más importantes con los que cuenta hoy la sociedad española es la existencia de un Gobierno que tiene estabilidad. Gracias por defender las posiciones del Gobierno. Gracias por entender que hacemos lo que tenemos que hacer. Gracias por
sus aportaciones. Sabíamos que las cosas no iban a ser fáciles; están siendo incluso más difíciles de lo que parecía. Hemos tenido que tomar decisiones duras y difíciles y ustedes las han apoyado. Hemos intentado ser equitativos, como recordaba
en su intervención el señor Alonso, y sinceramente creo que lo hemos conseguido. Quedan aún más de tres años para el término de la legislatura, este partido cumplirá su programa electoral porque a nadie se le puede exigir que en un solo año cumpla
su programa electoral. (Aplausos). Pueden ustedes estar tranquilos porque hay unos objetivos muy claros, hay un rumbo y hay una voluntad de mantener ese rumbo. (Una señora diputada: ¡Sí, hombre!-Rumores). Pueden estarlo porque vamos a superar
esta situación. Sepan que, como he dicho en reiteradas ocasiones a lo largo de este debate, hay datos positivos. Pero de la misma manera que esto afirmo, les digo: hay que actuar con determinación, con coraje y no hay que desmayar nunca.


Yo les digo a ustedes y a toda la Cámara que hay salida a la situación actual, que no será tarde, que hay que perseverar, que no va a ser fácil pero que aquí hay un Gobierno que está fuerte y se siente apoyado y respaldado por un grupo
parlamentario y no va a desmayar hasta conseguir el objetivo de esta legislatura, que es superar la crisis, crecer y crear empleo.


Muchas gracias. (Prolongados aplausos de las señoras y los señores diputados del Grupo Parlamentario Popular, puestos en pie).


El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor presidente del Gobierno.


Se levanta la sesión.


Era la una de la tarde.


Corrección de error.-En el 'Diario de Sesiones' número 91, correspondiente a la sesión plenaria celebrada en el día de ayer, 20 de febrero, en la página 64, línea 47, donde dice 'Salpicado por el cieno de Bárcenas y Gürtel ...', debe decir:
'Salpicado por el fiemo de Bárcenas y Gürtel ...'