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DS. Cortes Generales, Comisiones Mixtas, núm. 6, de 31/05/2000
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DIARIO DE SESIONES DE LAS CORTES GENERALES



COMISIONES MIXTAS



Año 2000 VII Legislatura Núm. 6



DE RELACIONES CON EL DEFENSOR DEL PUEBLO



PRESIDENCIA DEL EXCMO. SR. D. ROGELIO BAÓN RAMÍREZ



Sesión núm. 2



celebrada el miércoles, 31 de mayo de 2000, en el Palacio del
Congreso de los Diputados



ORDEN DEL DÍA:



Examen y votación de las propuestas de candidaturas a Defensor del
Pueblo. (Número de expediente del Congreso 262/000001 y número de
expediente del Senado 728/000001.) ... (Página 20)



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Se abre la sesión a las doce treinta y cinco minutos del mediodía.




El señor PRESIDENTE: Se abre la sesión.

Buenos días señoras y señores comisionados. Vacante el puesto de
Defensor del Pueblo desde diciembre último y constituidas las dos
Cámaras de esta VII Legislatura, esta Presidencia ha recibido una
propuesta para que las Cámaras elijan, según el procedimiento que ya
está tasado en la ley, a don Enrique Múgica Herzog. Es una propuesta
que firman, por este orden -coinciden de más a menos, representación
cuantitativa-, el Grupo Popular, el Grupo Socialista, el Grupo
Catalán (Convergència i Unió) y el Grupo de Coalición Canaria. Dicha
propuesta, como no se les oculta a ustedes al recibir la
convocatoria, viene acompañada de una breve biografía que comprende
los aspectos personales pero, fundamentalmente, los académicos y los
políticos. Por tratarse el Defensor del Pueblo de un alto comisionado
de las Cortes Generales, la ley orgánica ya había regulado -en
desarrollo de una norma que habían dictado las Mesas conjuntas del
Congreso y del Senado- un procedimiento de examen de idoneidad. En
ese sentido sí debo decir que esa norma era pionera, moderna, quizá
también por tener un origen anglosajón. Pero, habiendo llegado las
fuerzas políticas a un acuerdo -sobre todo después de la oferta de
llegar a un consenso que hizo el presidente del Gobierno en el acto
de su investidura-, para celebrar los exámenes parlamentario previos,
las audiencias previas, más en nuestra jerga política las
comparecencias previas, eso es lo que estamos celebrando con arreglo
a una normativa que han dictado esas Mesas conjuntas, precisamente
con fecha 25 de los corrientes y que yo voy a leer como pauta de
actuación para esta Presidencia y para sus señorías.

Para este escrutinio personal se desarrollarán las comparecencias con
las siguientes reglas, que luego serán aplicables también cuando el
Defensor eleve a esta Comisión, y por supuesto a las presidencias de
las cámaras, las propuestas de sus adjuntos: Los miembros de la
Comisión podrán solicitar al candidato aclaraciones sobre cualquier
extremo relacionado con su trayectoria profesional o académica o
sobre sus méritos personales. La Presidencia velará en todo caso por
los derechos del compareciente y no admitirá aquellas preguntas que
pudieran menoscabar o poner en cuestión indebidamente el honor o la
intimidad del candidato. La comparecencia se celebrará con sujeción
al régimen general de publicidad de las comisiones -está a la vista,
los medios de comunicación están presentes- y aquellos candidatos que
fuesen llamados a comparecer y no lo hicieran quedarán excluidos
durante el resto del procedimiento. Esta Presidencia debe decir que
sólo se ha presentado esta propuesta de candidato a favor de don
Enrique Múgica. Por todo ello, hoy inauguramos
un procedimiento nuevo que creo que es muy útil, muy saludable para
nuestro sistema democrático y parlamentario. De todas maneras, si
bien es cierto que la comparecencia pretende analizar la legitimidad
del nombramiento, aunque la legitimidad se la da la elección con tres
quintos en ambas cámaras -es una votación muy cualificada-, también
tiene que tener un desarrollo para conseguir la votación, que es la
consecuencia última de esta comparecencia.

En primer lugar se concederá la palabra al compareciente para que
haga la exposición de su biografía y de lo que le anima a aceptar la
postulación como candidato. Luego intervendrán los firmantes de la
propuesta de mayor a menor, es decir, primero el Grupo Popular, luego
el Grupo Socialista, después el Grupo Catalán (Convergència i Unió) y
finalmente el Grupo de Coalición Canaria. Los restantes grupos,
también siguiendo la regla de mayor a menor, intervendrán a
continuación. Bien es verdad que el candidato y compareciente hará al
final de todas las intervenciones las aclaraciones que tenga por
conveniente y responderá a las preguntas que se le hayan formulado;
sólo al final. En ese sentido, los tiempos van a ser tasadísimos por
lo avanzado de la hora; yo creo que debe ser así. Por otra parte,
(muchos de los que me conocen saben de mi tolerancia y de mi
flexibilidad en la dialéctica parlamentaria) voy a ser estricto
llamando a la cuestión a aquellos que hagan juicios de intenciones,
conjeturas que no se basen, por supuesto, en hechos y, está claro, a
los que emitan alguna opinión ofensiva.

Sin más asuntos que aclarar por parte de esta Presidencia, se concede
la palabra al compareciente y candidato a Defensor del Pueblo, don
Enrique Múgica Herzog.




El señor CANDIDATO A DEFENSOR DEL PUEBLO (Múgica Herzog): Muchas
gracias, señor presidente.

Señoras y señores diputados y senadores, voy a hacer una breve
introducción en esta sesión manifestando, expresando la idea que
tengo yo del Defensor del Pueblo y, por tanto, a partir de ella
ustedes podrán decir, naturalmente, lo que tiene de criticable o lo
que tiene de censurable, porque lo que tiene de elogiable les ruego a
ustedes que se lo guarden.

Sería miope no constatar un creciente alejamiento ciudadano respecto
de las instituciones políticas, que está vinculado a insuficiencias y
errores en el funcionamiento de las administraciones públicas.

Bastante gente se suele quejar de lo que considera poca preocupación
de los responsables o representantes políticos, del Parlamento
también, respecto de los problemas cotidianos de los ciudadanos.

Revitalizar la confianza en nuestras instituciones es esencial para
afrontar los retos que como país tenemos por delante; el primero de
todos, el de la solidaridad entre territorios, grupos sociales y
generaciones. La institución del Defensor



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del Pueblo puede corresponder a esta necesidad y a las exigencias
reales de la gente. No basta que nuestro Estado sea de derecho,
también tiene que ser social y democrático y basado en el pluralismo,
como dice el artículo 1 de la Constitución. Es una competencia del
Defensor del Pueblo comprometerse a insuflar innovación en los
contenidos del Estado social, en la reforma de la Administración y de
la justicia a través de la persuasión y de la supervisión que la
Constitución Española ha puesto en sus manos para defender los
derechos individuales e intereses colectivos que se reconocen en la
Carta Magna.

La institución del Defensor del Pueblo -ombudsman en la terminología
internacional-, con sus peculiaridades propias, está presente en 75
países del mundo, de los cuales 27 son europeos. Sólo en Italia y
Bélgica no hay Defensor del Pueblo a nivel nacional. La propia Unión
Europea desde Maastricht se ha dotado de un defensor del pueblo, para
lo cual la cooperación con los defensores del pueblo nacionales es
considerada crucial para una correcta aplicación del derecho
comunitario, como dice la norma de su creación. También el Consejo de
Europa a través de su Comité de Ministros se ha mostrado a favor de
la existencia de esta figura en todos los Estados miembros. El
Defensor del Pueblo es sin duda una institución representativa de la
democracia occidental.

El acierto del constituyente español fue completo al decidir crear el
Defensor del Pueblo. En el artículo 54 de la Constitución,
desarrollado por la Ley 3/1981, de 6 de abril, el Defensor del Pueblo
es alto comisionado de las Cortes Generales, aunque no tiene una
dependencia jerárquica o subordinada a éstas, pero actúa como longa
manus del Parlamento ante las situaciones concretas a las que el
Parlamento no puede llegar, por ser concretas, y al que presenta un
informe anual, en el que puede incluir recomendaciones sobre la
conveniencia de modificar criterios legales o administrativos.

También puede presentar recursos ante el Tribunal Constitucional, lo
que le da una gran capacidad de acción de defensa de los derechos y
libertades; presentación de recursos que ha de hacer con la máxima
prudencia.




En efecto, rompiendo el esquema clásico de los ombudsman
tradicionales, cuya primera o única función es controlar a la
Administración, la Constitución Española le da al Defensor la misión
primordial de defender los derechos y libertades reconocidos en su
título I. El artículo 1.º de la Declaración Universal de los Derechos
Humanos de 1948 dice: Todos los seres humanos nacen libres e iguales
en dignidad y derechos. Los derechos humanos son pues no una mera
superestructura formal y jurídica, sino una barrera, infraestructura
de valores, en la que se asienta nuestro ordenamiento jurídico. La
Constitución lo asume así al situar a los derechos y deberes
fundamentales en el primer lugar de la arquitectura política del
Estado. Los derechos fundamentales
son el núcleo de la democracia, o sea, del poder del pueblo.

Corresponde a las necesidades vitales de los hombres y mujeres. La
tutela de los derechos humanos encargada al Defensor del Pueblo no es
sólo una preocupación noble, es sobre todo la clave para contribuir a
resolver conflictos de la sociedad moderna, atravesada por profundas
transformaciones económicas, innovaciones tecnológicas, migraciones
de pueblos. La tutela de los derechos fundamentales es el instrumento
esencial para la creación del Estado sensible. Los derechos y
libertades en un país como España son la base sobre la que edificar
una sociedad renovada y el punto de referencia para resolver los
problemas ligados al Estado de derecho, al autogobierno de
nacionalidades y regiones, al pluralismo económico, a la seguridad, a
la convivencia civil, a la tutela del medio ambiente y los bienes
culturales. Además, la visión de la realidad desde los derechos
humanos es esencial si se quiere recorrer en su integridad la vía de
la integración europea, que no es sólo coordinación de las fianzas
públicas, sino armonización de políticas sociales y satisfacción de
necesidades fundamentales como el trabajo, la asistencia sanitaria
y la protección social. Sin ello difícilmente habrá acercamiento entre
el pueblo y la política porque la inseguridad es lo que fomenta la
intolerancia y las discriminaciones hacia los diferentes, que son
percibidos como amenaza al bienestar propio. En definitiva, los
derechos humanos no son sólo una cuestión ética, sino una cuestión
política y la batalla para su afirmación se desarrolla en el plano
institucional y político, especialmente en un momento como el actual,
en el que la mundialización de las decisiones políticas puede poner
en crisis el propio estatuto de ciudadanía. Porque determinados
derechos se garantizan sobre todo a quienes pueden hacer valer sus
expectativas en cuanto asociados a grupos u organizaciones sociales,
económicas o profesionales, pero no a quienes sólo reivindican sus
derechos desde su soledad individual. En ese sentido, la institución
del Defensor del Pueblo tiene que volcarse en defender a los más
vulnerables, a reconocer, por tanto, al ciudadano en sí mismo.

El control del funcionamiento de las administraciones públicas es la
otra gran tarea del Defensor del Pueblo. A pesar de la modernización
de la Administración pública, sigue habiendo estructuras obsoletas
que sacrifican las esperanzas de eficacia, calidad en el servicio,
transparencia, decisiones rápidas, responsabilidad y apertura a la
participación. Esto hace que queden insatisfechos valores y derechos
sociales, viejos y nuevos, o derechos de la persona en nuestra época
tecnológica e informática, como la intimidad y la dignidad de la
persona. Es esencial una forma no judicial de garantía de tales
derechos, que sea un contrapeso para lograr el necesario equilibrio
ante la inferioridad del ciudadano frente a la Administración. En la
sociedad compleja hay exigencias de fondo en la relación individuo-
Estado, que la tutela judicial no



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puede satisfacer adecuadamente y que tiene que ver con la pretensión
de una actitud activa y prestadora, cualitativa, de servicios por la
Administración que se rija por las tres ees -eficacia, eficiencia y
economicidad-, a las que habría que añadir una cuarta, ética, es
decir, la deontología funcionarial.

El Defensor del Pueblo tiene que controlar lo que los ingleses llaman
la mala administración en defensa de los intereses de los que se
encuentran en situación de debilidad y de los llamados intereses
difusos. Aquí está el sentido del Defensor del Pueblo: una
institución al servicio de la persona, instrumento de persuasión y
promoción para una administración cercana y amiga y para una nueva
cultura de la responsabilidad activa y de la capacidad de los propios
ciudadanos paralela a la profesionalidad en los servidores públicos.

Por todo ello, el Defensor del Pueblo deberá colaborar estrechamente
con los defensores del pueblo autonómico y con el europeo y también
con las organizaciones sociales y cívicas, lo mismo que con los
medios de comunicación, porque el Defensor del Pueblo tiene la
obligación de encontrar adecuadas cajas de resonancia, siempre
continuando el patrimonio de lo que ha sido el trabajo durante los
años de vida que tiene la institución. Se trata, en definitiva, de
crear las condiciones para fortalecer la confianza en todas las
instituciones del Estado democrático y autonómico, confianza en su
capacidad de afrontar los problemas con equidad y de hacer visible,
como toda experiencia histórica ha demostrado, que la política de
integración y de inclusión crea ventajas recíprocas para el que
incluye y para el que es incluido. El Defensor del Pueblo se debe
configurar como un medio de tutela, de promoción y de diálogo para
lograr esos objetivos y, por tanto, con una magistratura de
persuasión y de influencia que actúa como auctoritas más que como
protestas.




El señor PRESIDENTE: A continuación, en el orden previsto, el
portavoz del Grupo Popular, don Celso Delgado, tiene la palabra.




El señor DELGADO ARCE: Señor presidente, señorías, señor candidato,
sean mis primeras palabras pronunciadas en una sesión oficial de las
Cortes Generales de salutación a todos ustedes y de expresión del
alto honor que supone para este diputado ourensano el formar parte de
esta Comisión. Nunca mejor ocasión que ésta puesto que, como decía
acertadamente el presidente de la Comisión, asistimos a un acto
parlamentario novedoso -la comparecencia previa en la Comisión Mixta
del candidato a Defensor del Pueblo-. Celebramos, como apuntaba la
Presidencia, que las Mesas conjuntas Congreso-Senado hubieran
adoptado esta nueva resolución de 25 de mayo de 2000, que viene a
mejorar la tomada en su día en el año 1992 y a regular de una manera
más detallada los trámites de esta comparencia previa.

Hace muy pocos meses, los que entonces éramos candidatos a
parlamentarios hacíamos llegar a los electores nuestras propuestas.

El Partido Popular trasladó a los electores el mensaje de que el
Parlamento siguiera siendo, insistiendo todavía más, el centro de la
vida política y de continuar avanzando en la mejora de la institución
parlamentaria. Con la finalidad de facilitar la valoración de los
méritos y de las circunstancias requeridas para ocupar puestos
esenciales dentro de las instituciones del Estado, cuya aceptación o
propuesta correspondía al Congreso o al Senado, nos comprometimos
a promover la regulación de esta comparecencia previa para este
supuesto del Defensor del Pueblo y para otros.

El pasado día 25 de abril en el discurso de investidura nuestro
candidato, José María Aznar, reafirmaba el compromiso de proceder
inmediatamente a regular la comparecencia de estos candidatos. Por
ello celebramos poder estar hoy aquí, dando impulso a este trámite
que, desde luego, nuestro grupo parlamentario ha propiciado desde el
primer momento y buscando el consenso en torno a la figura de un
candidato que va a cubrir la vacante de un puesto de relevancia
constitucional y que desde luego exige, repito, la mayor unanimidad
posible.

Debatimos hoy, pues, esta propuesta de candidatura, y con toda
claridad el Grupo Parlamentario Popular manifiesta que el candidato
reúne las condiciones de capacidad, de legitimidad y de dignidad
política para ocupar esta responsabilidad. El señor Múgica posee una
sólida formación jurídica, que, aun no siendo imprescindible para
ocupar este puesto, desde luego, sí es muy recomendable. Su
experiencia en el conocimiento de las instituciones del Estado es
amplísima: es en la actualidad uno de los contados diputados que
mantiene su acta desde el inicio de las legislaturas de la
democracia; ha tenido responsabilidades importantes en este Congreso
de los Diputados; ha sido ministro, lo que le hace conocedor del
Poder Ejecutivo y de la maquinaria administrativa a su servicio; es
conocedor privilegiado del Poder Judicial, por su experiencia antes
citada como titular del departamento de Justicia y también por su
profesión de abogado, colaborador al fin de la Administración de
justicia. La trayectoria personal del señor Múgica resulta también,
desde nuestro punto de vista, intachable. Ha sido desde su juventud,
y en años difíciles, un comprometido defensor de la democracia, de la
justicia social, de las libertades y de los derechos humanos. Es
también el candidato un defensor enérgico de la Constitución, que,
más allá de su supremo valor normativo, es también la expresión
histórica de un gran pacto de convivencia, de concordia, que sentó
los cimientos de un sólido Estado de derecho, apto para la
convivencia en libertad de un pueblo con una historia multisecular
vivida en común. Y se ha distinguido por ser el valedor de esta
Constitución, que configura un proyecto nacional con holgura



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suficiente para identificar y para desenvolver las peculiaridades de
las nacionalidades y regiones que integran España. Estamos seguros,
por lo tanto, señorías, de que un hombre con estas convicciones será
un perfecto defensor de los derechos fundamentales reconocidos en el
título I de la Constitución.

El señor Múgica es también un hombre de mentalidad abierta, culto,
europeísta y, por supuesto, de arraigadas convicciones ideológicas.

Todos los que estamos aquí conocemos su ideología socialista,
explicitada hoy en su militancia y también en la propia integración
como diputado en las filas del Grupo Parlamentario Socialista. En
efecto, la Ley Orgánica reguladora del Defensor del Pueblo, en su
artículo 7, determina, entre otras, la incompatibilidad de esta
figura con todo mandato representativo, con todo cargo político, con
actividad de propaganda política y con la propia afiliación a un
partido político. Pero esta independencia exigible al Defensor del
Pueblo no lo es ab origine, sino con posterioridad a su nombramiento,
pues la ley antes citada sólo dice que deberá cesar, dentro de los
diez días siguientes a su nombramiento y antes de su toma de
posesión, en toda situación de incompatibilidad que pudiera
afectarle. El candidato ya ha manifestado su disposición a cesar como
diputado y también a renunciar a su afiliación, con lo que cumplirá
estrictamente con los requisitos de neutralidad e independencia que
debe reunir quien haya de ser designado comisionado de las Cortes
Generales y garante de los derechos fundamentales reconocidos en la
Constitución. Esta Constitución, en su artículo 16, consagra y
proclama la libertad ideológica, y es por ello que en modo alguno se
puede negar al candidato a ocupar esta institución del Defensor del
Pueblo la posibilidad de profesar convicciones ideológicas.

Personalidades relevantes que han sido ya defensores del pueblo
militaron en opciones políticas diversas y sus posicionamientos
ideológicos eran de dominio público, y ello no ha sido ningún
obstáculo para que actuaran con total independencia.

Nuestro grupo parlamentario, haciendo ejercicio, como no puede ser
menos, de tolerancia, de independencia, no tiene inconveniente alguno
en que al frente de la institución que ha de supervisar justamente la
actividad de la Administración se encuentre una persona que profese
la ideología del principal partido de la oposición. La institución
del Defensor del Pueblo, como muy bien decía el señor Múgica,
dependiente orgánicamente de las Cortes Generales pero absolutamente
libre e independiente en su funcionamiento, goza, afortunadamente, de
un considerable prestigio y ha conseguido integrarse de una manera
muy satisfactoria en la sociedad española, lo cual evidencia una
creciente sensibilidad en materia de derechos humanos. Esta
institución ha generado día a día la confianza de los españoles. Así
lo acreditan las encuestas de opinión, que ponen de relieve que tres
de cada cuatro españoles conocen esta institución y que uno de cada
diez en
algún momento de su vida ha tomado contacto con ella. El anterior
Defensor del Pueblo, don Fernando Álvarez de Miranda, al que, por
cierto, nos gustaría reconocer en este acto su brillante ejecutoria,
decía que el arraigo de esta institución en la realidad de nuestro
entorno social se debe a la confluencia de dos elementos
definitorios: el diálogo como actitud básica en las relaciones con
las administraciones públicas y también el interés en ser cada día
más eficaces en el funcionamiento institucional.




Estamos convencidos de que el candidato cuya propuesta apoyamos será,
si resulta nombrado por las Cortes Generales, un dignísimo alto
comisionado para la defensa de los derechos fundamentales proclamados
en el título I de la Constitución. Confiamos en que en esta Comisión
se obtenga el mayor consenso posible en torno a la persona que ha de
ocupar esta esencial figura de nuestro esquema constitucional. Y
permítame, presidente, que, haciendo uso del derecho que reconoce la
resolución de las Mesas que acaba de ser aprobada, formule al señor
candidato un par de aclaraciones que inciden en alguno de los temas
que ha planteado.

Señor Múgica, usted es diputado, ha participado en las Cortes
constituyentes y ha permanecido, como decía antes,
ininterrumpidamente hasta la fecha. Por lo tanto, asistió usted a la
redacción y a la inclusión en el artículo 54 de esta institución, ha
podido, como observador privilegiado, conocer año tras año los
informes de esta institución y formular toda clase de observaciones
a la misma. Considerando esta posición de privilegio, le pregunto cuál
es la valoración que usted tiene actualmente del prestigio de esta
institución y si considera que sería necesario aumentar la pedagogía
y la información sobre ella, tanto para facilitar su acceso como
también para evitar que se acuda indebidamente en proporción tan
elevada como revela el número de quejas que llegan pero que
procesalmente no son de la competencia de la institución.

También deseo plantear una segunda cuestión más puntual y relacionada
con su propia trayectoria personal. En el currículo que se nos
facilitó a los diputados de esta Comisión se hacía referencia a un
libro del que es usted autor y que yo he tenido oportunidad de leer.

En él relata que su abuelo, sastre de profesión, judío polaco, aunque
de nacionalidad austrohúngara, por aquellas cuestiones de que por
entonces Cracovia era de la Galicia austríaca, al estallar la primera
guerra mundial, por el simple hecho de su nacionalidad y supongo que
también por su condición de judío, fue represaliado, enclaustrado en
un campo de concentración, junto a la madre de usted, del que
debieron de huir o escapar hacia España. Se asentaron en San
Sebastián en el año 1914. Allí, después, su madre se casó con su
padre, vasco, y usted nació en 1932. Pues bien, con estos
antecedentes, que, repito, he leído en su libro, veo que usted tiene
experiencia familiar en haber sufrido la persecución de personas por
razones xenófobas



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y también en la emigración forzada. En este sentido, y teniendo en
cuenta que es un hecho en la España actual que la realidad
demográfica así como la evolución del mercado laboral hacen que
España necesite un creciente número de inmigrantes y que este
fenómeno de la inmigración exige una auténtica política de Estado,
por lo que nuestro Gobierno recientemente creó una delegación
justamente para abordar los temas de inmigración y para coordinar y
promover la cooperación entre los órganos de las delegaciones
competentes, me gustaría preguntarle en qué medida, en el supuesto de
que usted fuera nombrado Defensor del Pueblo por estas Cortes
Generales, enfocaría la defensa de los derechos y libertades de los
extranjeros en España que proclama el artículo 13 de la Constitución
y el artículo 14, que impide las desigualdades por razón de
nacimiento, sexo, raza y religión.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Parlamentario Socialista, tiene a
continuación la palabra la señora Alberdi.




La señora ALBERDI ALONSO: Señorías, en primer lugar voy a hacer una
valoración del trámite que hoy nos ocupa. La Ley Orgánica del
Defensor del Pueblo, de 6 de abril de 1981, ya prevé el trámite ante
la Comisión Mixta Congreso-Senado de la valoración del candidato,
candidatos o candidatas para Defensor del Pueblo, para su posterior
propuesta al Pleno de las Cámaras. Así se ha venido haciendo hasta
ahora, sin la presencia del candidato. Todos los grupos valoraban y
proponían, de acuerdo con la normativa vigente que rige la elección
de Defensor del Pueblo. Hoy asistimos a un avance sobre el trámite
anterior, a una profundización en la participación parlamentaria, en
la valoración de la idoneidad de candidatos o candidatas. Este avance
se enmarca en la resolución de las Mesas conjuntas del Congreso y del
Senado con el acuerdo de todos los grupos políticos para iniciar un
camino de elección de candidatos o candidatas a cargos
institucionales de elección parlamentaria, para permitir objetivar
las condiciones que concurren en cada cual y poder así hacer la
elección con conocimiento fundado de las circunstancias que concurren
en cada persona y, por tanto, aproximar la elección al máximo
acierto. La decisión de las Mesas del Congreso y del Senado es, pues,
muy oportuna y celebramos que abra un nuevo camino en la elección de
cargos institucionales que corresponden a las cámaras legislativas.

En el caso del Defensor del Pueblo que hoy nos ocupa, el trámite ya
previsto se perfecciona con la asistencia del candidato, con su
presentación, que él nos acaba de hacer, y con su sometimiento
a aquellas preguntas que, relacionadas con su trayectoria profesional o
sus méritos, tengan a bien hacerle los portavoces de los distintos
grupos parlamentarios.

En primer lugar, queremos valorar muy positivamente que sea
precisamente en torno a la elección de Defensor del Pueblo cuando
estrenamos esta nueva fórmula de comparecencia y valoración. La
institución de Defensor del Pueblo es una de las más valoradas por la
ciudadanía y ha sabido a lo largo de sus años de existencia
consolidar su prestigio y atender a los múltiples problemas que se le
iban presentando. Ante una sociedad compleja, con demandas muy
diversas, el Defensor del Pueblo ha ejercido el control sobre los
actos de la Administración desde la perspectiva de los derechos
fundamentales, pero sobre todo, y como establece el artículo 54 de la
Constitución, ha realizado con eficacia la función de alto
comisionado de las Cortes Generales para la defensa de los derechos
fundamentales comprendidos en el título I de la Constitución.

En los últimos años, el Defensor del Pueblo -y quiero recordar
también aquí, como ya se ha hecho, la gran labor que realizó Álvarez
de Miranda-, ha elaborado estudios monográficos sobre determinados
temas de especial interés o de actualidad que han sido de enorme
utilidad para los parlamentarios y las parlamentarias y, sobre todo,
para llevar a cabo todo tipo de iniciativas. Según la actualidad lo
iba demandando, la defensoría ha analizado en profundidad temas como
la inmigración, la protección de datos, minas antipersonas, el
Tribunal Penal Internacional, la cooficialidad lingüística y tantos
otros. Especial sensibilidad ha mostrado en la atención al tema de
menores, sobre el que ha abierto la adscripción de una adjuntía
permanente en el anterior mandato y en el que se ha pronunciado en
aspectos tan sensibles como la protección de la juventud y de la
infancia y su relación con los medios de comunicación o la nueva Ley
de justicia de menores y los centros de internamiento. También ha
incorporado una sección especial del tratamiento del medio ambiente
y, cómo no, se ha ocupado con solvencia y rigor del tratamiento de
uno de los temas que mayor alarma social ha creado en los últimos
años: la violencia contra las mujeres en el ámbito doméstico. Su
informe monográfico sobre la violencia de género ha servido para
impulsar el compromiso de todas las administraciones en la lucha
contra esta lacra social y el desarrollo de acciones específicas para
su erradicación. El problema persiste, qué duda cabe, y hay que
incidir en el cambio de mentalidad y la lucha contra la desigualdad
histórica entre hombres y mujeres, verdadera causa de los atropellos
a la dignidad de las mujeres que significan los malos tratos. El
anterior Defensor así lo comprendió. Se trata de un atentado a los
derechos fundamentales de la persona. Estoy segura, y así quiero
preguntárselo al candidato, de que él continuará esta línea de
compromiso firme y decidido en este tema y en tantos otros que
requieran la acción del Defensor del Pueblo en defensa de los
derechos y libertades fundamentales.




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La institución del Defensor del Pueblo ha impulsado también en estos
últimos años la cooperación con otras defensorías autonómicas y con
la defensoría europea -a ello se ha referido el candidato, don
Enrique Múgica, en su intervención inicial- y de una forma muy
especial y eficaz ha trabajado con los defensores del pueblo
iberoamericano, como un instrumento complementario en materia de
derechos humanos a las cumbres iberoamericanas.

En suma, el Defensor del Pueblo es una institución clave de la
democracia, especialmente valorada y consolidada en España, en las
autonomías, en Europa y en su proyección iberoamericana. Hoy damos un
paso más en esa línea de consolidación y prestigio. Hoy sometemos
a una valoración de idoneidad a quien puede regir los destinos de la
institución durante los próximos cinco años. Hoy el candidato a
Defensor del Pueblo, Enrique Múgica, comparece ante esta Comisión y
nos ha expuesto las líneas generales de su proyecto, de su concepción
de la defensoría del pueblo y nos toca a nosotros, a los grupos
parlamentarios representados en esta Comisión, valorar su idoneidad
para el cargo. Nuestro grupo, el Grupo Socialista, valora muy
positivamente la trayectoria personal y profesional del candidato
Enrique Múgica. Él es un viejo luchador por los derechos y las
libertades en España. En épocas afortunadamente superadas de
dictadura como forma de Estado defendió las libertades, pasando por
ello en prisión varios años. Enrique Múgica es un veterano luchador
antifranquista, es una de las personas que, arriesgando mucho, ha
contribuido a que hoy vivamos en democracia. Ésta es la primera
cualidad que mi grupo quiere poner de relieve, pero además Enrique
Múgica ha venido desempeñando numerosas responsabilidades a lo largo
de su vida política, como parlamentario y como presidente de la
Comisión de Defensa de esta Cámara y también como vicepresidente de
la Comisión Constitucional, especialmente significativa a los efectos
de su idoneidad para el cometido de Defensor del Pueblo que ahora nos
toca analizar. Sin duda, lo más destacado de su currículum y que le
hace especialmente idóneo para el cargo es su defensa de la
Constitución, de los valores constitucionales, de los derechos y las
libertades y del trabajo para conseguir el consenso necesario que nos
llevó a todos a la aprobación de nuestra vigente Constitución.

También merece destacarse -ya se ha hecho por el anterior portavoz-
el desempeño durante varios años de la cartera de Justicia, donde
desde luego conoció el funcionamiento de la Administración y del
Ejecutivo y pudo conocer a fondo la realidad de la Administración de
justicia en España y los múltiples problemas que padece, desde la
lentitud hasta las normas obsoletas y desfasadas que aún hoy rigen su
funcionamiento. Su pericia y experiencia en esta materia serán de
enorme utilidad para avanzar en propuestas de soluciones ante un mal
endémico que año tras año nos
plantea el Defensor del Pueblo en su informe a las Cortes Generales.

Así pues, por todo lo expuesto y para concluir, mi grupo
parlamentario considera al candidato propuesto, Enrique Múgica, como
altamente idóneo para ejercer la defensoría del pueblo y en tal
sentido se pronunciará, confiando en que ese sea también el sentir
mayoritario de los grupos políticos representados en esta Comisión.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Parlamentario Catalán (Convergència
i Unió), tiene la palabra el señor Pere Grau.




El señor GRAU BULDÚ: Pocas cosas se pueden agregar ya con respecto a
la idoneidad del candidato, señor Múgica, a Defensor del Pueblo, tan
solo que nuestro grupo participa de la propuesta favorable del mismo
para este cargo. Su presentación de hoy y esta nueva fórmula que se
introduce en el Congreso, concretamente en esta Comisión Mixta, de
valorar la idoneidad del candidato es muy favorable por cuanto
permite a todos los grupos matizar puntos que escapan a la fría
presentación de un currículum además tan florido y tan brillante como
es el del señor Múgica.

En nuestro caso, como grupo minoritario catalán, apreciamos de
entrada la propuesta que ha hecho el señor Múgica de voluntad de
diálogo y de que la persuasión sea en definitiva uno de los medios
con los cuales va a trabajar. Esto acredita muchísimo su sensibilidad
hacia el ciudadano e incluso revaloriza todas las cualidades técnicas
de su larga ejecutoria en la política y su gestión en el Gobierno que
cubren todo su historial. Esta propuesta de persuasión ha de tener
una plasmación algo más concreta -este es el objetivo de mi pregunta-
sobre cómo vería el señor candidato el presentar unas prioridades de
su actuación al inicio de su gestión y cómo coordinaría con los
distintos departamentos del Gobierno las posibilidades de la
publicitación o dar a conocer un poco más lo que es la gestión o la
capacidad del Defensor del Pueblo.

En segundo lugar y dado nuestro tinte autonómico y nacionalista,
desearíamos saber si en sus planteamientos nos puede concretar un
poco más los acuerdos o las posibilidades de acuerdo a que puede
llegar el Defensor del Pueblo con los defensores tradicionales, como
el Justicia de Aragón, el Ararteko del País Vasco o el Sindic de
Greuges de Cataluña, para llegar a uniformar las gestiones y evitar
que la ciudadanía perciba de alguna forma una dispersión o la
posibilidad de tener respuestas paralelas o al menos no unívocas en
un solo sentido de los diferentes defensores del pueblo, que
intentamos entre todos, como administración democrática del
ciudadano, que tengan la máxima rapidez, la máxima eficacia y que, en
definitiva, no tengan ningún paralelismo o respuestas que estén
condicionadas a unos y a otros. Por tanto, nuestro grupo entiende que
es



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importante participar de una coordinación sobre la cual nos gustaría
oír del señor candidato cómo intentará establecer estos acuerdos.

Finalmente, quería reafirmar nuestro voto favorable a la elección del
señor Múgica Herzog como Defensor del Pueblo.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra don Victoriano Ríos.




El señor RÍOS PÉREZ: Señor presidente, señorías, señor candidato, la
decisión de Coalición Canaria de suscribir, junto con los grupos
parlamentarios Popular, Socialista y Convergència i Unió, la
candidatura del señor Múgica para Defensor del Pueblo creo que ha
sido un completo acierto y le auguro un pleno éxito en sus difíciles
trabajos y decisiones.

La figura de don Enrique Múgica ha sido esbozada en una biografía
sintética, con un simple folio, austero, conciso y evocador, y no
puedo evitar, por la evocación, recordar aquel febrero de 1956, a que
hacen referencia los hechos acaecidos y que fueron denominados algún
tiempo más tarde como la primera gran crisis del régimen autoritario
anterior, en aquel supuesto enfrentamiento entre grupos de
estudiantes de diversas ideologías. Si singularizo aquella fecha que
presencié personalmente, es porque se relaciona de alguna manera con
lo que hoy vivimos, pues en el puesto de Defensor del Pueblo se van a
fundir en el tiempo dos grandes figuras que destacaron en aquellos
acontecimientos. Una ha sido el que inauguró el cargo de Defensor del
Pueblo y que dejó muy alto el talante de demócrata, independiente,
justo y solidario, las cuatro grandes virtudes que tuvieron otras
figuras de aquellos sucesos y que el que hoy proponemos como
candidato proyectará con seguridad en el ejercicio de su función.

Plantearé al candidato dos cuestiones sobre la visión del cargo que
se le propone. En el cargo ha existido una cierta continuidad de
acción a lo largo de la institución del Defensor del Pueblo, hasta la
fecha, Ruiz-Giménez, Gil-Robles y Álvarez de Miranda. ¿Se ve al señor
Múgica en esa misma senda, independientemente de la impronta personal
que matiza necesariamente toda acción responsable? En segundo lugar,
en relación con las instituciones similares en las diversas
autonomías, quiero preguntarle si su proyecto es profundizar -y en el
caso de Canarias- sus relaciones con el Diputado el Común.




El señor PRESIDENTE: A continuación, concluido el turno de los
proponentes, voy a preguntar quiénes quieren intervenir y por qué
grupos. (Pausa.)
En este segundo turno de intervención, tiene la palabra el señor
Alcaraz.




El señor ALCARAZ MASATS: Señor presidente, siento no poder hacer hoy
la intervención que querría hacer. Por lo tanto, mi intervención es
incómoda pero
creo que justa. Nosotros recibimos con agrado la noticia, a través de
los medios de comunicación, de que el señor Múgica Herzog iba a ser
propuesto como Defensor del Pueblo en función de un acuerdo entre el
Partido Popular y el Partido Socialista. No hemos podido firmar la
propuesta -he de reconocer que se nos ha ofrecido esta posibilidad
por el Grupo Popular- y le hemos explicado la razón de por qué no
podíamos firmar, razón que ahora explicaré aquí, aunque sea
sintéticamente.




En esta ocasión no vamos a emitir ningún voto, pero estoy aquí para
explicarlo, porque podíamos no haber asistido a esta Comisión, pero
eso no era de recibo, y aquí estamos para dar la cara en este momento
difícil de no poder votar a Enrique Múgica Herzog. Y no podemos
votarlo porque las negociaciones que se están llevando a cabo suponen
un único paquete que integra el cargo del Defensor, el resto de los
cargos aledaños al Defensor y otra serie de organismos, algunos tan
importantes como el consejo de administración de Radiotelevisión
Española o las propias mesas de la Cámara. Con respecto a las mesas
de la Cámara el Grupo de Izquierda Unida, el tercero el votos del
Estado y el cuarto en diputados, no está en ninguna Mesa, cuestión
absolutamente injusta. El concepto de pluralidad es posiblemente el
que más se repite en esta Cámara en los días que llevamos de rodaje y
el que menos se cumple, por ahora. Porque la pluralidad no es un
concepto aritmético, que cada uno hace una regla simple y dice: estos
me corresponden, y si se quedan fuera los demás no importa. No, ese
no es el concepto de pluralidad que está contenido en la Constitución
o en las propias leyes, como en el caso del consejo de administración
de Radiotelevisión Española. Por lo tanto, no estamos de acuerdo en
cómo se están definiendo estas cuestiones en un único paquete y
tampoco estamos de acuerdo con la estrategia que hasta cierto punto
nos sitúa en una posición como mendicante, mercedaria o franciscana,
como si tuviéramos que recoger migajas -no es este el caso, en
absoluto- de un reparto que se ha hecho al margen, sin que
participemos los demás, los demás; nos enteramos por los ágiles
medios de comunicación de que disponemos en nuestro Estado, pero nada
más.

Sí quiero opinar sobre el señor Múgica porque aunque hoy no vamos a
emitir el voto espero que podamos hacerlo de manera positiva en el
Pleno del Congreso. Para nosotros es un buen candidato, por razones
de su trayectoria personal. Es un hombre que ha estado en la cárcel
por defender la libertad, y no poco tiempo; para nosotros eso es de
una enorme importancia, porque las palabras hay que ponerlas en la
misma bolsa que los dineros, decía un poeta. Él ha puesto las
palabras en la misma bolsa que los hechos. Para nosotros eso es
importante a la hora de definir su trayectoria personal. El mero
hecho de ser un diputado culto, que lee -y esto parece que es una
cosa usual en la Cámara, no lo



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es; constantemente lee-, para mí es de enorme importancia. Son
palabras que él va a saber interpretar de manera adecuada: Defensor,
pueblo, derechos, libertades. Por ello decía que mi intervención
podía ser incómoda. Decía Bertolt Brecht: terrible es la tentación de
ser bueno. Yo tengo que emitir esta falta de posición, por ahora, que
no es el indicador de ningún tipo de presión de cara a la
negociación, en absoluto; simplemente que todo va en la misma
estrategia o en el mismo paquete. No podemos compartir esa situación
y por eso lo dejamos aquí dicho, saludando la candidatura que se nos
presenta y prometiéndole una cosa al señor Múgica, que no le vamos a
llevar nuestro caso como el primero de su trayectoria como Defensor
del Pueblo. Por lo menos puede estar cómodo en esta situación.




El señor PRESIDENTE: A continuación, por el Grupo Parlamentario Vasco
(EAJ-PNV) el señor Erkoreka Gervasio, tiene la palabra.




El señor ERKOREKA GERVASIO: He de expresar, en primer lugar, la
satisfacción del Grupo Parlamentario Vasco por esta nueva iniciativa
de las Cortes Generales que prevé la comparecencia previa de los
candidatos a cargos institucionales del Estado sujetos a propuesta,
aprobación o nombramiento por parte de las Cámaras. Es ésta una
práctica muy saludable, muy arraigada ya en otras sociedades de gran
tradición democrática y que sin duda contribuirá -creemos que lo
hará- a incrementar no solamente el prestigio y la consideración
social de estas altas instituciones y de estos altos cargos del
Estado, sino además también su eficacia, porque en buena parte la
eficacia de este tipo de instituciones está estrechamente vinculada y
depende casi directamente del prestigio y del reconocimiento social
de que sean objeto.

El currículum del candidato que nos ha sido entregado a los miembros
de la Comisión refleja muy parca y resumidamente una trayectoria
estrechamente vinculada a la actividad política y muy singularmente a
la actividad parlamentaria. Algunos de los portavoces que me han
precedido en el uso de la palabra han completado este currículum
subrayando dos aspectos de la trayectoria personal del candidato, que
a su juicio garantizan la idoneidad de éste para el desempeño del
cargo al que aspira. Sin pretender ensombrecer sus virtudes, me toca
-el deber obliga- poner el contrapunto a este panorama y quisiera
formularle solamente dos preguntas, una, vinculada a su trayectoria
personal y política y otra que guarda relación con su opinión, con la
concepción que tiene de la institución a la que aspira. La primera
tiene que ver con su trayectoria política.

Parece ser cierto, y en ello coinciden muchas publicaciones del
ámbito del periodismo de la investigación, que en vísperas del
intento del golpe de Estado del 23 de febrero de 1981 usted mantuvo
una entrevista...

El señor PRESIDENTE: Señor diputado, no puede empezar una pregunta
diciendo que parece o refiriéndose a testimonios indirectos. Yo he
dicho que en esta comparecencia iba a marcar como pauta -y además
tenemos las directrices que nos da la normativa- que había que hacer
preguntas que se basen sobre hechos, no sobre conjeturas ni sobre
juicios de intenciones. En ese sentido, yo le llamo a la cuestión y
le digo que esa pregunta a este presidente no le parece procedente.




El señor ERKOREKA GERVASIO: Muchas gracias, señor presidente.

Entonces la retiro. De cualquier manera, me iba a basar en
conjeturas; obviamente, no son hechos contrastados por mí. La primera
pregunta a formular era precisamente si eran ciertos los hechos que
se le atribuyen en este tipo de publicaciones, pero la retiro, sin
más.

La segunda pregunta, que tiene que ver con la opinión que alberga a
propósito de la institución a la que aspira, es si cree que la
composición actual de la misma, con titular y dos adjuntos, y el modo
de provisión que se ha articulado en esta ocasión refleja
adecuadamente la pluralidad política del Estado.




El señor PRESIDENTE: Por Entesa dels Catalans, tiene la palabra el
señor Ganyet.




El señor GANYET SOLE: Gracias, señor presidente.




Señorías, señor candidato a Defensor del Pueblo, Enrique Múgica nos
merece todos los plácemes. Es un hombre comprometido con los derechos
humanos desde su juventud y a través de todas las etapas de su vida.

Ha defendido con ahínco la democracia y los derechos humanos en
situaciones bien difíciles: bajo la dictadura franquista, en Euskadi
en las últimas décadas, ha trabajado contra la expoliación del pueblo
judío, etcétera. Ha sido, además, privado de libertad varias veces y
ha sufrido el zarpazo del terrorismo. Se trata, pues, de una persona
idónea, cuyo prestigio moral va a dignificar aún más la figura del
Defensor del Pueblo; figura jurídico-política de gran importancia
como garante de los derechos individuales y colectivos. Es un hombre,
a nuestro parecer, con condiciones y con convicciones. Le damos la
más cordial enhorabuena.

Quisiera formularle una pregunta muy escueta, por si tiene la
amabilidad de contestarla. ¿Tiene previsto el señor candidato algún
tipo de contacto, de información mutua, de coordinación con los
defensores del ciudadano que algunos ayuntamientos han creado a la
largo y ancho de la geografía española?
Vamos a votar favorablemente la candidatura del señor Múgica. El
amplio consenso que se augura es una excelente plataforma de salida a
su magistratura.




El señor PRESIDENTE: A continuación -como saben, no hay debate
contradictorio-, contestará el candidato a las sugerencias, preguntas
y aclaraciones



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que le han sido pedidas y con eso se termina la comparecencia. Le
despediremos y, a continuación, se celebrará la votación.

Tiene la palabra el candidato, don Enrique Múgica.




El señor CANDIDATO A DEFENSOR DEL PUEBLO (Múgica Herzog): Gracias,
señoras y señores diputados y senadores, por los elogios que me
ruborizan. Hace unas horas me ha llamado una periodista de televisión
que antes de entrar en la sala quería hacerme unas preguntas sobre mi
estado de ánimo. Le he contestado: no sé que decirle sobre mi estado
de ánimo después de cincuenta años de vida política, de haber sido
ministro, diputado, etcétera. Pregúntele eso a Iker Casillas que con
diecinueve años ha jugado por vez primera la Copa de Europa. Él le
dirá algo sobre su estado de ánimo. Qué estado de ánimo voy a tener.

Sin embargo, quiero agradecerles sus elogios, alguno de los cuales me
ha ruborizado íntimamente, aunque no he expresado el rubor en mi
rostro, porque me han emocionado.

Tengo que contestar a todos ustedes, señorías. Al señor Delgado,
portavoz del Partido Popular, debo decirle respecto a la valoración
de la institución del Defensor del Pueblo y la oficina del Defensor
que tienen que tener características y condiciones de pedagogía para
acercar el pueblo a las instituciones, tienen que utilizar los medios
de comunicación de la forma más amplia posible, porque estamos en una
sociedad mediática, y en todos los esfuerzos políticos y sociales,
cualquiera que tienda a la ejemplaridad no lo puede expresar sino a
través de los medios de comunicación; por tanto, es altamente
perentorio y también debe disponer de medios. En consecuencia, yo les
invitaría a todos ustedes que cuando venga el nuevo presupuesto de
las Cortes Generales inciten a las mesas para que los medios de que
disponga la oficina del Defensor del Pueblo, intervenidos por la
fiscalización del Interventor General de las Cortes, sean sólidos y
capaces para atender a las exigencias que al mismo se piden.

El problema de la emigración y la inmigración es muy importante. Ya
hay una Ley de inmigración y yo la voté en su día con mi grupo,
porque hasta el día 16 yo pertenezco con convicción y honor al Grupo
Socialista. La he votado porque me parece una buena ley. Ahora, si
hay que modificarla -mejor sería no hacerlo- confío en que se haga
mediante el consenso, porque la figura del Defensor del Pueblo está
vinculada al consenso, como estamos viendo hoy en esta reunión de la
Comisión Mixta Congreso-Senado. El problema que hay es que aunque
tengo que defender los derechos de los ciudadanos españoles,
contenidos en el título I de nuestra Constitución, no es menos cierto
que debajo del ciudadano español está el ser humano, y seres humanos
no sólo son los que viven en la Península, sino los que la atraviesan
o residen en ella sin ser ciudadanos españoles. El Defensor del
Pueblo respecto a la inmigración tiene que tratar de cumplimentar
dos aspectos: la defensa del ser humano, tratar de defender al ser
humano para que no sea inmigrante, para que no sea objeto de
humillaciones, quebrantos o vejaciones, y, al mismo tiempo, la
necesidad de la seguridad ciudadana, que es lógico que exista,
teniendo en cuenta que cuando se cometen desmanes o delitos por
algunos miembros del colectivo de inmigrantes no se puede considerar
a ese colectivo como responsable o culpable, porque llegaríamos a
situaciones de xenofobia o racismo que deben ser combatidas. El
Defensor del Pueblo, por supuesto teniendo en cuenta las necesidades
de la seguridad, debe tener en cuenta también fundamentalmente las
necesidades de la defensa de los desprotegidos y la lucha contra el
racismo y la xenofobia.

Señora Alberdi, yo voy a continuar con las etapas anteriores que
todos conocemos a través de los informes del Defensor del Pueblo que
han sido publicados por las Cortes Generales de forma amplia o
reducida, y como ya nos conocemos suficientemente, qué le voy a
decir.

Señor Grau, de CiU, la visualización de prioridades no la sé y no la
sé porque yo no me quiero enterar de cómo funciona la oficina del
Defensor del Pueblo, de cuál es su organigrama, de quiénes lo
componen, de qué medidas están en funcionamiento, de cuáles son sus
proyectos, por respeto total y absoluto a las Cortes Generales. Yo
creo que las Cortes Generales, el Parlamento español, deben ser el
centro de la vida política, social, económica y de toda la pluralidad
cultural de España y, por tanto, tengo que esperar a que el Congreso
y el Senado me voten como Defensor del Pueblo y me den la legitimidad
para ver cuáles son las prioridades que existen, porque ir ahora, en
función de previsiones que se tienen, a ver cuáles son esas
prioridades y esa oficina me parecería por mi parte una necia
arrogancia y yo tengo que evitar toda necia arrogancia. Ahora bien,
lo que sí tengo claro es el norte y el guía de mi acción, que son los
derechos del título I de la Constitución, la necesidad de defenderlos
y la necesidad de defender a los ciudadanos españoles y a los seres
humanos que transitan o viven en España.

En cuanto a la coordinación, naturalmente que va a haberla, no
faltaba más. Éste es un Estado plural, un Estado de las autonomías,
un Estado de autogobiernos, dentro de la patria común que es España,
como dice el título II de la Constitución, y yo voy a coordinarme
absolutamente con todos ellos. Le tengo que adelantar, eso sí lo sé
porque me ha llamado el Ararteko de mi País Vasco, que el 28, 29 y 30
de junio tendremos una reunión de coordinación en el País Vasco de
los defensores del pueblo de España y de las comunidades autónomas,
y vamos a seguir trabajando por ese camino.

El señor Ríos, en representación de Coalición Canaria, me pregunta
cuál va a ser la impronta del Defensor del Pueblo: la independencia,
la absoluta independencia de partidos políticos. Por eso está claro
que yo



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tengo que dejar de pertenecer a mi viejo y nuevo partido al que estoy
unido desde hace treinta y seis años, habiendo sido uno de los
refundadores del mismo en Suresnes, cosa que para mí constituye un
alto honor. Voy a tener independencia, pero tenga usted por seguro
que voy a tener total y absoluta dependencia del bloque
constitucional, es decir, de la Constitución en primer lugar y de lo
que mandan y dictan los estatutos de autonomía, total y absoluta
dependencia de la Constitución, y naturalmente que voy a tener
relaciones, no faltaba más, con el Diputado del Común de Canarias, y
muy a gusto además.

Señor Alcaraz, usted y yo ya nos conocemos desde hace muchos años, yo
le comprendo pero no puedo entrar a discutir sus manifestaciones. Le
expreso mi agradecimiento por su expresión de simpatía y le digo que
como soy un diputado que procura ser culto, como diputado culto sabe
apreciar los buenos poemas que usted escribe y publica.

Señor Erkoreka, a mí no me permiten hablar de Lleida, como tampoco
hablaría de Santoña, por ejemplo; por tanto, vamos a dejar los
lugares geográficos históricos.

Quiero decirle que el instituto refleja la pluralidad política de
España o, como a usted le gustaría mejor decir, la pluralidad
política del Estado español, que sé que es una expresión que a usted
le gusta más que la de España y, por tanto, también aplico yo la
expresión de la pluralidad política del Estado español, y le digo que
dicha pluralidad por vez primera está magníficamente recogida en la
Constitución que nos dimos los españoles, de todos los españoles, de
quienes habitan España desde Irún hasta Algeciras o desde Badajoz
hasta Barcelona, de todos los españoles, este texto tan hermoso y
entrañable por el que yo he luchado toda mi vida. También esa
pluralidad está recogida en los estatutos de autonomía, que proceden
de la Constitución misma. Por tanto, defenderé los valores
constitucionales y estatutarios en cuanto que proceden de la
Constitución y en cuanto emblema de la convivencia de los ciudadanos
en las diversas comunidades autónomas y expresión de la mayor
capacidad de autogobierno que tienen las comunidades autónomas en
toda Europa.

Señor Ganyet, muchas gracias por sus palabras y, por supuesto, estaré
encantado de trabajar con los
defensores de los ayuntamientos, porque el ayuntamiento es el órgano
de la Administración más cercano al ciudadano, el que mejor conoce
las preocupaciones, las vejaciones, humillaciones o problemas que se
les plantea al ciudadano o ciudadana. Por tanto, no sólo será para mí
grato sino también obligatorio trabajar con los defensores del pueblo
en los ayuntamientos.

Muchas gracias a todos.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Múgica, en nombre de todas
sus señorías.

Por un minuto, lo que tardemos en abandonar la sala, suspendemos la
sesión, para proceder, inmediatamente después, a la votación.




Se suspende la sesión.




Se reanuda la sesión.




El señor PRESIDENTE: Señorías, se reanuda la sesión.

La votación, de conformidad con el artículo 84 del vigente
Reglamento, la vamos a hacer ordinaria. No creo que haya nadie que
quiera pedirla secreta. Además los precedentes que obran en esta
Comisión respecto de anteriores designaciones de candidatos a
Defensor del Pueblo también avalan esta votación ordinaria.

Votación sobre la elevación de la propuesta al Senado y al Congreso
del candidato a Defensor del Pueblo a favor de don Enrique Múgica.

Comienza la votación.




Efectuada la votación, dio el siguiente resultado: votos a favor, 37;
en contra, uno; abstenciones, una.




El señor PRESIDENTE: Quiere esto decir que por mayoría evidente esta
Comisión eleva la propuesta a favor de don Enrique Múgica a las dos
Cámaras para que sea elegido convenientemente en su momento como
Defensor del Pueblo.

Muchas gracias.

Se levanta la sesión.




Era la una y cuarenta y cinco minutos de la tarde.