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DS. Congreso de los Diputados, Pleno y Dip. Perm., núm. 19, de 21/10/1993
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CORTES GENERALES
DIARIO DE SESIONES DEL
CONGRESO DE LOS DIPUTADOS
PLENO Y DIPUTACION PERMANENTE
Año 1993 Núm. 19 V Legislatura
PRESIDENCIA DEL EXCMO. SR. D. FELIX PONS IRAZAZABAL
Sesión Plenaria núm. 17
celebrada el jueves, 21 de octubre de 1993
Página
ORDEN DEL DIA:



Debates de totalidad de iniciativas legislativas.

(Continuación):



--Proyecto de Ley de Presupuestos Generales del Estado para
1994. «Boletín Oficial de las Cortes Generales», Serie A,
número 27.1, de 1 de octubre de 1993 (número de expediente
121/000013) (Página 634)
--Proyecto de Ley de Medidas Fiscales, de Reforma del Régimen
Jurídico de la Función Pública y de la Protección por
Desempleo. «Boletín Oficial de las Cortes Generales», Serie A,
número 28.1, de 11 de octubre de 1993 (número de expediente
121/000014) (Página 634)



Página 634




SUMARIO



Se reanuda la sesión a la diez y cinco minutos de la mañana.




Debates de totalidad de iniciativas legislativas.

(Continuación.) (Página 634)



Proyecto de ley de Presupuestos Generales del Estado para 1994
(Página 634)



Proyecto de ley de Medidas Fiscales de reforma del Régimen
Jurídico de la Función Pública y de la Protección por
Desempleo (Página 634)



Para fijar su posición sobre estos proyectos de ley
intervienen los señores Roca i Junyent, del Grupo Catalán
(Convergència i Unió); Zabalía Lezámiz, del Grupo Vasco (PNV);
Olarte Cullen, del Grupo de Coalición Canaria, y Almunia
Amann, del Grupo Socialista. Interviene el señor Ministro de
Economía y Hacienda (Solbes Mira) para agradecer a todos los
intervinientes de esta mañana su ejercicio de responsabilidad
y la negativa a aceptar la filosofía de cuanto mejor, peor, a
la que se ha hecho referencia por uno de los intervinientes.

Es cierto que no todo el Presupuesto coincide con las demandas
de los grupos que esta mañana han intervenido. Sin embargo,
cree que se trata de unos presupuestos que responden a la
filosofía a la que ayer hizo referencia y que piensa que
comparten los grupos intervinientes esta mañana. Son unos
presupuestos que pretenden reducir el déficit, mantener la
protección social, mantener la inversión pública y privada y
mejorar el empleo. Termina señalando que queda un largo
proceso de negociación en el que el Grupo Socialista, como
siempre, y el Gobierno estarán abiertos, así como para el
estudio de las propuestas que se leshagan, siempre teniendo en
cuenta que el resultado final tiene que reflejar un adecuado
equilibrio entre los recursos de que disponemos y las
necesidades que existen. Sometidas a votación las enmiendas de
totalidad que postulan la devolución al Gobierno del proyecto
de ley de Presupuestos Generales del Estado para 1994, quedan
rechazadas por 157 votos a favor, 178 en contra y cinco
abstenciones. Sometidas a votación las enmiendas de totalidad
al proyecto de ley de Medidas Fiscales de Reforma del Régimen
Jurídico de la Función Pública y de la Protección por
Desempleo, son rechazadas por 152 votos a favor, 179 en contra
y ocho abstenciones.

Se levanta la sesión a las doce y treinta y cinco minutos del
mediodía.




Se reanuda la sesión a las diez y cinco de la mañana.




DEBATES DE TOTALIDAD DE INICIATIVAS LEGISLATIVAS
(Continuación.):



PROYECTO DE LEY DE PRESUPUESTOS GENERALES DEL ESTADO PARA 1994
(Número de expediente 121/000013)



PROYECTO DE LEY DE MEDIDAS FISCALES, DE REFORMA DEL REGIMEN
JURIDICO DE LA FUNCION PUBLICA Y DE LA PROTECCION POR EL
DESEMPLEO (Número de expediente 121/000014)



El señor PRESIDENTE: Se reanuda la sesión.

¿Grupos que desean fijar su posición? (Pausa.)
Por el Grupo Catalán (Convergència i Unió), tiene la palabra
el señor Roca.




El señor ROCA I JUNYENT: Señor Presidente, señores y señoras
Diputados, por primera vez desde 1982, nuestro Grupo
Parlamentario no ha presentado en esta ocasión una enmienda de
devolución de los Presupuestos Generales. Esta es, por tanto,
desde nuestra perspectiva, una circunstancia excepcional que
se apoya también en una situación muy especial: España, como
toda Europa, está viviendo una larga, dura y profunda crisis
económica, que en nuestro país reviste, además, una especial
singularidad que la hace incluso más apremiante.

Nada de lo que hoy estamos sufriendo es ajeno a la política
económica mantenida durante los últimos años. Los errores
tienen su coste, yhoy estamos pagando los desaciertos
anteriores. No obstante, ahora no es el momento de la
exigencia de responsabilidades; en primer lugar, porque lo que
ahora urge es rectificar y reorientar la política económica.

Lo que los ciudadanos reclaman de esta Cámara son soluciones,
no ejercicios dialécticos sobre las causas de la crisis. Pero
es que, en segundo término, el ejercicio democrático de la
exigencia de responsabilidad lo practicaron los ciudadanos el
pasado día 6 de junio. Ellos quisieron, en el ejercicio de su
libre y soberana voluntad, que ésta fuera la composición de la
Cámara, y es en base a esta decisión que deberán encontrarse
las soluciones posibles.




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Lo cierto es que los ciudadanos otorgaron al PSOE, para que
cambiara, un mayor margen de confianza que a cualquier otra
formulación alternativa. Y cabe reconocer que, desde nuestra
discrepancia con lo que el PSOE representa, desde el 6 de
junio hasta la fecha sólo hemos tenido motivos para
incrementar nuestra desconfianza hacia el paisaje vacío e
inédito de un contradictorio proyecto alternativo.

Con arreglo a esta situación de partida, ¿pueden estos
presupuestos enfrentarse eficazmente a la crisis? Señorías, es
la hora de dirigir al país un mensaje de esperanza que a la
vez se apoye en una explicación cruda y real de nuestra
situación. Y empecemos por reconocer, con sinceridad y con
coraje, que, como consecuencia de errores y desaciertos, lo
que es cierto es que durante estos últimos años España ha
vivido por encima de sus posibilidades. Esta afirmación es
perfectamente compatible con la denuncia de que todavía
existen colectivos que viven en condiciones precarias e
incluso injustas. Es verdad que son muchos los que reciben
prestaciones que nos duelen por su estrechez; es verdad que
falta mucho por hacer en el campo del progreso social; todo
ello, y mucho más, es verdad, perohoy, precisamente porque
estamos en mejores condiciones que hace quince años, hemos de
hacer un alto en el camino. Será doloroso, seguro, pero más
temerario sería seguir avanzando a ciegas, exhaustos y sin
reservas. No renunciemos al objetivo de nuestro progreso
individual y colectivo, pero para que ello sea posible
aceptemos que ahora nos corresponde ralentizar el presente
para preparar el futuro. Pero para que este esfuerzo tenga
sentido hemos, a la vez, de poner el acento en una política de
reactivación económica al servicio y con el objetivo de la
competitividad. Nuestra preocupación prioritaria tiene que ser
la de crear puestos de trabajo, pero no vamos a crearlos si no
somos más competitivos, si no fomentamos la actividad
económica, si no estimulamos la inversión, si no ayudamos al
ahorro, si no creamos un marco fiscal, financiero y laboral
que lo haga posible. Esta es al final la fórmula: encontrar el
punto de equilibrio entre rigor presupuestario para controlar
el déficit, y fomento de la economía productiva para fomentar,
para forzar la imprescindible reactivación. Pero en el bien
entendido de que no existen fórmulas mágicas. Nada va a
cambiar de la noche a la mañana ni nada se obtendrá
fácilmente, ni previsiblemente vamos a tener durante un largo
período de tiempo altas tasas de crecimiento como las vividas
en los últimos años. El progreso pasa ahora por fijar los
objetivos más reales, prudentes y moderados. Sólo el realismo
nos permitirá seguir progresando.

¿Pueden, repito, dar satisfacción a estos objetivos los
presentes presupuestos? ¿Nos permitirán salir de la crisis? La
respuesta no es fácil. He oído y leído bastantes críticas a
estos presupuestos. No han sido las más destacadas las que se
han formulado desde esta tribuna, pero coincidirá con aquellas
que afirman que el ajuste puesto al servicio de la reducción
del déficit es limitado. Es verdad, debería ser más, pero,
¿quién avala un recorte superior? No ha habido voces que
afronten con coraje esta difícil papeleta.

Son muchos los que citamos --y yo en primera persona, si
mepermiten-- a menudo el ejemplo del primer Ministro francés,
señor Balladur, cuando ha puesto al servicio del relanzamiento
económico importantes medidas de reducción de la presión
tributaria; es verdad. Pero guardamos un discreto y opaco
silencio cuando previamente, para compensar este menor
ingreso, ha practicado un drástico recorte en las prestaciones
sociales. ¿Quién propone esta actuación en España? Se dice en
estos casos que no se trata de recortar prestaciones, sino
otros gastos. De acuerdo, es posible, pero tengamos la
honestidad de reconocer que el ahorro fundamental, aquel que
permitiría reducir déficit y aligerar la presión tributaria
que gravita sobre el aparato productivo del país puede venir
si, en todo caso --y también esto se podía hacer así--, se
afronta la reforma de las prestaciones sociales. Esto en
España sólo se puede hacer en una pequeña parte; más no sería
posible. Por ello, la reducción del déficit que estos
presupuestos se proponen también es limitada, prudente y
realista. Con sinceridad, si se cumpliera sería un paso eficaz
en la buena dirección. Prudente reducción en los gastos y, por
consiguiente, muy limitada posibilidad de afrontar una
sensible reducción en los ingresos tributarios. Pero, a pesar
de ello, por primera vez, y después de muchos años de insistir
en ello, como consecuencia de las negociaciones mantenidas
entre nuestro Grupo Parlamentario y el Gobierno se incorporan
a estos presupuestos un conjunto de medidas que pueden tener
una clara incidencia en la economía productiva del país.

¿Suficientes? Seguro que para algunos no, seguro que faltan
cosas, incluso medidas que a todos nos gustaría que estuviesen
contempladas y no lo están, pero nadie podrá discutir que en
el próximo año de 1994 invertir será más barato; que la
creación de puestos de trabajo tendrá un mejor tratamiento que
en los ejercicios anteriores; que se fomenta la creación de
nuevas empresas; que disminuye la presión tributaria sobre el
aparato productivo del país; que se han adoptado medidas que
reparan ciertos absurdos e injusticias al servicio de un
excesivo afán recaudatorio; que, en el marco de las
dificultades presupuestarias, se introducen manifestaciones de
sensibilidad para ciertos colectivos. Y así un largo conjunto
de medidas que no únicamente nuestro Grupo, sino también otros
de esta Cámara habían reclamado insistentemente, incluso en
recientes y todavía vigentes iniciativas parlamentarias, pero
que si van a figurar en los próximos presupuestos de 1994 será
únicamente por el resultado de nuestra negociación
responsable.




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A título de ejemplo, quiero significar que la exención que se
propone, por lo que al Impuesto sobre el Patrimonio concierne,
va a afectar a todo el conjunto, centenares de miles, de
pequeños y medianos empresarios individuales de los distintos
sectores industriales, servicios y agrarios que a partir del 1
de enero no pagarán Impuesto sobre el Patrimonio por los
bienes y derechos que constituyan su activo empresarial de
trabajo. Los agricultores verán, en aplicación de ello, por
ejemplo, cómo las tierras y viviendas, que constituyen el
único y verdadero instrumento de su trabajo, quedan exentas
del Impuesto sobre el Patrimonio, por cierto, en línea
coincidente con la proposición del Grupo Parlamentario Popular
de 5 de octubre de este año. Y no únicamente los agricultores,
sino también los pequeños y medianos empresarios
contribuyentes por este Impuesto, que a partir de aquella
fecha dejarán de serlo por sus activos empresariales. A partir
de aquí podrá denunciarse lo que falta, pero las medidas
incorporadas marcan ya una importante inflexión en la política
económica seguida hasta la fecha. En cuanto a lo que falta,
queda todavía mucha legislatura por delante y no se ha
renunciado por parte de nadie a nada de lo que falta.

Seguiremos avanzando en una línea que permita un mayor alcance
en las medidas económicas para hacer frente a la crisis. Pero
no queremos ocultar que junto a estas consideraciones otra muy
fundamental ha presidido e influido en nuestra decisión.

¿Quérepresentaría que en el ejercicio de un legítimo, pero
rígido, acto de oposición nos hubiéramos sumado a la petición
de devolución de los Presupuestos Generales del Estado para el
año 1994? España habría entrado en una fase de importante
inestabilidad política que habría desalentado cualquier
proceso inversor. Hubiera afectado negativamente a la
cotización de nuestra divisa; hubiera dificultado la bajada de
los tipos de interés; habría impuesto una prórroga automática
de los actuales presupuestos, perjudicando la capacidad
adquisitiva de los pensionistas, paralizando la inversión
pública y provocando una más que probable disolución
anticipada de estas Cortes Generales para convocar nuevas
elecciones, no antes del próximo mes de junio.

No sabemos para quiénes serían las rentas políticas de esta
nueva convocatoria, pero sabemos que los costes de una
situación que alargase la indecisión frente a la crisis los
pagarían todos los ciudadanos y la sociedad en su conjunto.

Esta no es nuestra estrategia. Nunca hemos creído que cuanto
peor esté el país mejor para nosotros. Hemos creído siempre y
creemos hoy que nuestra obligación no es únicamente denunciar
los problemas, sino también contribuir a su solución. Dijimos
durante la reciente campaña electoral que pondríamos nuestra
condición decisiva al servicio de la estabilidad, y esto es lo
que estamos haciendo. Nos consta que para algunos esto nos
convierte en cómplices --así se expresa no desde esta tribuna,
sino desde fuera-- de lo que en el futuro pueda pasar. De
acuerdo, aceptamos el riesgo, pero ello quiere decir que, como
mínimo, nosotros deseamos que las cosas vayan bien. Podría ser
que las cosas no fueran tan bien como deseamos, podría ser,
pero en aquel momento unos podremos decir que hemos hecho lo
que estaba a nuestro alcance para evitarlo y otros no. Es más:
incluso puede ocurrir que las cosas vayan a mejor, también
podría ser; deseamos obsesivamente que así sea; entonces, que
nadie se preocupe, estaremos tan contentos de ver cómo salimos
de la crisis que no excluiremos a nadie de la celebración,
porque sisalimos de la crisis el éxito no será del Gobierno ni
de los que hayamos apoyado estos Presupuestos: será de toda la
sociedad. Porque sólo un gran esfuerzo de todos hará posible
encontrar la salida de la crisis. A ese esfuerzo que de todos
reclamamos hemos querido contribuir con la aportación de
nuestro propio esfuerzo.

Vimos ayer con satisfacción cómo algún otro Grupo
Parlamentario ofrecía esta misma voluntad de buscar acuerdos
en los trámites parlamentarios. Nos satisface haber indicado
el camino y precedido por la vía del ejemplo. Este es el
sentido de nuestro voto. No es necesario que nadie lo
interprete desde la truculencia argumental; es un voto
consciente y responsable que asume muchos riesgos. ¿Pero cómo
se quiere administrar una situación de crisis sin asumir
riesgos? Seguramente habría mejores maneras de sacar rentas
partidistas y electorales legítimas de esta situación, pero
¿son las que convienen al país? Creemos que no, y por esto
preferimos el riesgo de decidir al provecho de criticar. Y,
aún más, vamos a ser congruentes con el voto de hoy. Durante
el ejercicio no vamos a presentar ni apoyar ningún tipo de
iniciativas que rompan el equilibrio presupuestario. Pero toda
la política económica no se agota con los Presupuestos. Si no
queremos que esto sea un simple parche, sino el primer paso
para la definición de una nueva política económica, quedan
otros campos en los que hemos de avanzar; en primer lugar, los
tipos de interés. Hemos producido una reducción histórica para
alcanzar el 9,5 por ciento hace escasos días, pero ahora hemos
de conseguir que estos tipos de interés lleguen al mercado, a
las empresas, a las economías domésticas.

También es urgente y necesaria la reforma del mercado laboral.

Ya nadie duda de que una legislación que no ha impedido, que
no ha podido evitar la importante tasa de paro que sufrimos en
la actualidad debe ser modificada. La rigidez está creando
paro, y denunciando simplemente laprecariedad en el empleo lo
que se ha conseguido es la estabilidad en el paro. Y no hemos
de renunciar a que durante el próximo ejercicio, en función de
la evolución de algunas magnitudes económicas,



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intentemos sustituir algún punto de la cotización de la
Seguridad Social por un incremento del IVA, de tal manera que
no se perjudique el equilibrio presupuestario, pero se ayude
al aparato productivo del país. Y deberemos profundizar en el
estudio de los desequilibrios de nuestra Seguridad Social para
afrontar propuestas alternativas que abran nuevas
perspectivas, más sólidas, para garantizar la continuidad de
una política de bienestar, a la que no podemos renunciar. Y
deberemos examinar nuevas posibilidades de privatización del
sector público empresarial para acelerar la reducción del
déficit presupuestario, y así liberar recursos que puedan
mejorar, incluso afectándonos muy directamente, nuestra
capacidad productiva y podamos reemprender la senda de mejora
de nuestras prestaciones sociales. Y deberemos participar
desde Europa en el debate de definir unas nuevas reglas del
mercado internacional, del comercio internacional.

No se trata de reabrir viejas polémicas proteccionistas, que
sabemos que están desfasadas y superadas, pero sí de sentar
las bases que garanticen una concu-
rrencia libre en igualdad de condiciones. Los costes de la
protección social europea no pueden convertirse en un estímulo
para los países que carecen de ellos, con regímenes sociales
de total desprotección y muy cercanos en ocasiones a
situaciones de explotación, contrarias a los derechos humanos.

Y deberemos afrontar también la administración diaria de una
realidad económica que requiere de respuestas sectoriales
diferenciadas y ágiles. Debemos desen-
corsetar la acción económica para que no espere a que los
problemas se produzcan, sino que intente evitarlos.

La propia reforma de la Administración pública tiene causas,
motivaciones y consecuencias económicas, por lo que se le debe
dar prioridad dentro del programa de acción del Gobierno. Todo
esto y más nos queda por hacer. Corresponde al Gobierno no
conformarse con el margen de estabilidad que estos
Presupuestos le permiten. Corresponde al Gobierno dirigirse al
país y explicarle cómo y dónde estamos, proponiéndole un
proyecto creíble que inspire confianza. Romper con la
pasividad social, fomentar la iniciativa, ayudar a liberar las
energías creadoras de la sociedad es hoy también una tarea
imprescindible para salir de la crisis. En la medida en que
ésta no tiene una sola dimensión económica, sino que afecta a
una auténtica renovación de valores, hábitos, actitudes y
comportamientos sociales, es imprescindible favorecer un nuevo
y más dinámico protagonismo de la propia sociedad. Si todo
esto no se hace, de nada habrá servido el acuerdo
presupuestario. Dar continuidad a la estabilidad de hoy es el
principal desafío que el Gobierno debe superar. Y es un reto
que vale la pena.

Sus señorías nos han oído decir en otras ocasiones que
nosotros creemos en el futuro de este país, creemos en
nuestras posibilidades, en nuestras posibilidades colectivas,
pero, de ahora en adelante, no nos engañemos, nada será fácil,
nada se ganará sin dificultad, pero se puede ganar. Se ha
terminado el crecimiento sin esfuerzo, pero se podrá crecer.

Será dura la competencia, pero podremos defendernos bien en
ella. Porque sin ilusión, sin confianza en nosotros mismos no
ganaremos esta batalla. Nos gustaría contribuir con nuestra
decisión a iniciar este proceso de recuperación. Corresponde
al Gobierno la dirección de este proyecto. A nosotros sólo nos
queda el riesgo, la complicidad, como se dice, en el fracaso,
pero también la tranquilidad de conciencia de haber intentado
evitarlo y hacerlo, además, desde una positiva, constructiva,
ilusionada y esperanzada propuesta de futuro.

Termino. No nos asusta la decisión que hemos tomado. Lo que
nos hubiera ofendido es la cobardía de no hacerlo.

Nada más y muchas gracias. (La señora Villalobos Talero: ¿Y el
15 por ciento?)



El señor PRESIDENTE: Gracias, señor Roca.

Por el Grupo Vasco (PNV), tiene la palabra el señor Zabalía.




El señor ZABALIA LEZAMIZ: Señor Presidente, señorías, nos
encontramos ante los Presupuestos Generales del Estado para el
año 1994 presentados por el Gobierno a esta Cámara. Quizás
sean estos presupuestos los más esperados de los últimos 12
años. Por una parte, se presentan a un Parlamento...

(Rumores.)



El señor PRESIDENTE: Un momento, señor Zabalía. (Pausa.) Puede
continuar S.S.




El señor ZABALIA LEZAMIZ: Gracias, señor Presidente.

Decía que, por una parte, se presentan a un Parlamento, cuya
composición propicia una participación más decisiva de los
grupos políticos, al no existir una mayoría absoluta en el
Grupo parlamentario que sostiene al Gobierno. Por otra parte,
porque la situación económica del Estado requiere cambios
sustanciales en la política económica del Gobierno urgentes y
drásticos.

No hay que olvidar que los Presupuestos Generales del Estado
son el instrumento fundamental de la actuación del sector
público sobre la economía como expresión anual cifrada y
sistemática de los planes económicos del Gobierno, en el que
se configuran las líneas maestras de política económica que se
han de desarrollar a lo largo del año, sus previsiones y
objetivos, en definitiva, lo que los agentes económicos pueden
esperar del mismo.

En estos momentos estamos sufriendo la crisis económica más
grave de los últimos años, que tiene su punto



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más sangrante en la alta tasa de desempleo alcanzada.

La otra cara de la misma moneda es la fuerte caída de la
inversión, cercana al 8 por ciento este año, pero que ya fue
del 4 por ciento el año pasado y que en su componente de
bienes de equipo viene resintiéndose desde 1990. Y, señorías,
si no hay inversión no hay empleo. Por esto, desde nuestro
Grupo parlamentario hemos estudiado detenidamente estos
Presupuestos, tanto desde la óptica de la concepción del
Estado de lo que debe ser la política económica y social como
desde el contenido técnico del mismo. Sin embargo, debo decir
que no han sido estos los únicos elementos que han conformado
nuestra postura a la hora de decidir sobre la presentación o
no de una enmienda a la totalidad. Nuestra decisión está
profundamente pensada, discutida y valorada. Sin embargo,
antes de exponer estas razones, me va a permitir, señor
Ministro, que analice brevemente estos proyectos de ley que se
presentan hoy en la Cámara.

El contexto económico internacional en que se enmarcan estos
presupuestos no ha mejorado, ni existen signos evidentes de
cambio de tendencia. Por lo que respecta a la economía
española, en lo que va de año se ha caracterizado por un
comportamiento similar al del entorno europeo, aunque más
agudizado en los síntomas recesivos: caída del producto
interior bruto y de la actividad industrial, crecimiento
negativo de la construcción, debilitamiento del sector
servicios. Pero lo más preocupante del panorama económico
nacional está en el mercado de trabajo; el desempleo puede
alcanzar a más de 3,7 millones de parados, lo que se traduce
en 591.000 empleos menos que el año pasado.

Ante esta situación, el Gobierno establece en los Presupuestos
Generales del Estado un escenario macroeconómico que ya ha
sido esgrimido en las diferentes reuniones en el Pacto Social
y que bascula sobre tres ejes principales: la recuperación
económica internacional en 1994; el crecimiento de los
salarios, en un 2,5 por ciento; y la reducción del déficit
público en 0,8 puntos, situándolo en el 6,4 por ciento. Según
el último informe del Fondo Monetario Internacional, se prevé
una recuperación de la economía mundial en el segundo semestre
de 1994,con un crecimiento del producto interior bruto en los
países industriales del 2,2 que dependerá fundamentalmente del
grado de cooperación entre los países industrializados, de la
reducción de los tipos de interés en Europa y de la
continuación de la política de ajustes estructurales.

Para Europa esta recuperación económica es más complicada. No
se vislumbran descensos espectaculares de los tipos de
interés, si persiste sobre todo la actitud del Bundesbank en
cuanto a la coordinación de las políticas económicas de los
países de la Comunidad Europea; más bien parece que después de
las turbulencias del Sistema Monetario se ha pasado a la
política de sálvese quien pueda.

Así y todo, y aun dándose esta recuperación como cierta, ¿con
qué retraso llegará a España? No resulta aventurado pensar,
con la experiencia de anteriores crisis, que si la
recuperación comienza en el segundo semestre de 1994 hasta
bien entrado 1995 aquí no vamos a percatarnos de ella. En
definitiva, y en lo que a nuestra economía toca, lo realista
es pensar que posiblemente seguiremos varados en el fondo de
la crisis. El segundo eje hace referencia al crecimiento
salarial. En el marco de las negociaciones para el Pacto
Social, el Ministerio de Economía presentó tres escenarios
macroeconómicos que diferían básicamente en salarios y déficit
público. En la variable relativa a la remuneración media por
asalariado se presentaban dos opciones: con acuerdo de rentas,
crecimiento salarial del 2,5 por ciento; sin acuerdo de
rentas, crecimiento salarial del 4 por ciento.

El crecimiento de la remuneración media por asalariado, en
1993, está siendo del 5,7 por ciento; y fue del 7,2, en 1992,
según el propio escenario, y los aumentos salariales en
convenios son del 6 por ciento, hasta agosto de 1993, y del
7,1 por ciento, en 1992, sin tener en cuenta las cláusulas de
salvaguardia, lo que en el último año supone un deslizamiento
de 1,5 puntos.

Con esta perspectiva es más que necesario que tanto por parte
del Gobierno como por parte de los agentes sociales, se sigan
realizando todos los esfuerzos posibles para alcanzar los
acuerdos necesarios y llegar a un pacto de rentas.

Con referencia a los tres escenarios anteriormente señalados,
se preveían tres políticas de déficit para las
administraciones públicas sobre el anticipado para 1993. Un
déficit de escenario tendencial, sin pacto, con aumento de 0,8
puntos; un déficit de escenario normativo, también sin pacto,
con descenso de 1,3 puntos y un déficit con pacto de rentas,
con descenso de 1,5 puntos. Finalmente, el adoptado en el
escenario presentado en los presupuestos es diferente a los
anteriores y supone una disminución del déficit en 0,8 puntos.

Esto requiere un esfuerzo importante, sobre todo por parte de
los entes territoriales, ya que mientras para la
Administración central el esfuerzo es del 0,5 del producto
interior bruto, para los entes territoriales es de 0,3 puntos
del producto interior bruto. Quiere decir que el déficit
central se reduce el 3,7 por ciento en 1994, con respecto a
1993, y el déficit autonómico de los entes territoriales se
reduce el 26,7 por ciento.

Para conseguir los objetivos de política económica
contemplados en los Presupuestos Generales del Estado y que el
Gobierno establece como prioritarios se aplican una serie de
instrumentos de los cuales los más importantes, a nuestro
entender, son los cuatro siguientes. Primero, la contención
del gasto público con la reducción antes expresada de 0,5
puntos del producto interior bruto del déficit de la
administración pública



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central. Es un paso adelante contener el gasto público, pero
no podemos quedarnos en eso, hay que seguir avanzando; hay que
gastar mejor; es necesaria una profunda racionalización de las
administraciones públicas evitando la descoordinación, las
duplicidades en el gasto y la ineficacia del mismo. Al mismo
tiempo también es necesario un control más riguroso sobre los
suplementos de crédito: ampliaciones, créditos
extraordinarios, e incorporaciones de remanentes.

Es necesaria una decidida lucha contra el fraude, tanto desde
su vertiente del ingreso, en lo referente a los impuestos y a
las cotizaciones sociales, como desde el gasto en lo que
concierne a las prestaciones por desempleo, los planes de
empleo rural y los beneficios sociales. Creemos que una de las
medidas más eficaces para disminuir el fraude fiscal es
vincular las competencias de gasto con las del ingreso; esto
es, avanzar en una efectiva corresponsabilidad de las
administraciones pú-
blicas.

En segundo lugar, el mantenimiento de la protección social,
básicamente en pensiones y desempleo. El gasto social crece
este año el 6 por ciento, 1,2 puntos por encima del
crecimiento del producto interior bruto nacional. En este
sentido somos partidarios, por supuesto, de mantener la
protección social, pero es imprescindible una racionalización
de estos servicios que permitan asegurar la financiación de la
cobertura de los grupos más desfavorecidos. Para ello
proponemos la delegación en las unidades administrativas más
próximas a los perceptores del servicio y la persecución del
fraude en estos servicios.

En tercer lugar, el mantenimiento del esfuerzo inversor de las
administraciones públicas. Según recogen estos presupuestos se
reduce la inversión pública en su conjunto, si bien aumenta la
inversión en infraestructuras el 9,8 por ciento y se propone
situar la inversión pública en el 5 por ciento del producto
interior bruto, compromiso adquirido ya por el Partido
Socialista en su programa electoral. En este capítulo
sugerimos al Gobierno que dirija el esfuerzo inversor a
infraestructuras adecuadas; menos obras faraónicas y más apoyo
al sistema productivo. Finalmente la creación de empleo e
incentivación fiscal de la inversión creando un entorno
favorable para el empleo y la adopción de un conjunto de
medidas fiscales que favorezcan la inversión y,
consecuentemente, generen empleo. Pero la recuperación de la
inversión y el empleo sólo son posibles con una profunda
reforma del mercado de trabajo. En este sentido, ¿son
adecuados estos presupuestos para los objetivos que persiguen?
¿Están orientadas correctamente las medidas recogidas en las
doce políticas presupuestarias que comprenden? Son dos
preguntas que quedan encima de la mesa y que a través del
desarrollo en el año de los presupuestos, iremos comprobando
si son ciertas o no.

Uno de los objetivos fundamentales que persiguen estos
presupuestos, y coincidimos con ellos, es el relanzamiento de
la actividad productiva. Para ello el Gobierno ha incluido un
paquete de medidas tributarias en estos presupuestos
complementadas con las recogidas en el proyecto de medidas
fiscales de reforma de la función pública y protección del
desempleo; medidas, desde nuestra óptica, importantes, pero
quizá no suficientes. Las modificaciones del Impuesto sobre la
Renta de las personas físicas para 1994 no contemplan
determinadas medidas fiscales que han sido solicitadas
reiteradamente por el Grupo Vasco, entre otras la deflacta-
ción de las tarifas en la inflación esperada y la
actualización de las deducciones. Ello hace que se graven
plusvalías meramente monetarias, debidas a la inflación, lo
que implica un aumento de la presión tributaria en este
impuesto.

Sí nos parece interesante la posibilidad en el Impuesto sobre
Sociedades, de que el sujeto pasivo pueda optar por realizar
pagos a cuenta en función de los resultados del ejercicio en
curso. También se regulan en este impuesto las deducciones por
inversiones, la creación de empleo y los gastos de formación
profesional, que me parece son medidas acertadas. Respecto a
las deducciones hay que señalar, sin embargo, que permanece la
deducción por inversiones en activos fijos, materiales nuevos,
en el 5 por ciento y, por otra parte, la deducción por
creación de empleo sólo alcanza a la que experimentan las
plantillas de trabajadores minusválidos, contratados por
tiempo indefinido, de acuerdo con lo dispuesto en la Ley 13
del año 1981. Ahora bien, si el Gobierno tiene una
preocupación por la reactivación económica y por la inversión,
debería incrementar más la deducción por inversiones en
activos fijos materiales nuevos y extender la deducción por
creación de empleo a todo tipo de trabajadores con contrato
laboral indefinido.

Opinamos que la supresión del incentivo a la creación de
empleo de la Ley 22/1992, de 30 de julio, no fue oportuna en
una coyuntura adversa de destrucción de empleo y así lo
manifestamos en el debate de presupuestos del año pasado. El
Gobierno debería rectificar y volver a establecer la deducción
por creación de empleo a todo tipo de trabajadores con
contrato laboral indefinido.

En cuanto a la deducción del 5 por ciento por gastos de
formación profesional, estamos de acuerdo en que se inicie de
una vez el apoyo fiscal a la formación profesional. Es
necesario, no obstante, definir con precisión reglamentaria la
formación profesional. La cues-tión de la formación de capital
humano es uno de los grandes retos a abordar si queremos tener
empresas competitivas.

Se sigue sin abordar la actualización voluntaria del valor de
los activos empresariales con el fin de corregir



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los efectos negativos de la inflación sobre los balances de
las empresas. Ya sé que me va a decir, señor Ministro, que
esto está reiteradamente explicado en los anteriores
presupuestos que todos los años se presentan en esta Cámara.

Por tanto, simplemente le tengo que decir que seguimos
reiterando algo que nosotros desde la Comunidad Autónoma Vasca
estamos aplicando a las empresas o se aplicó en su momento a
las empresas y creemos que debería ser aplicado al resto de
las empresas del Estado.

Al señor Ministro también le recuerdo la prometida y esperada
reforma de la fiscalidad empresarial, que siempre se aplaza.

Parece ser que definitivamente tendremos la reforma del
Impuesto sobre Sociedades para el primer trimestre del año
1994.

Un tema que sí nos preocupa de forma especial es precisamente
el interés por la financiación de la Deuda Pública a que antes
he aludido. Van a ser estos intereses superiores al 20 por
ciento del incremento entre el presupuesto del año 1994,
respecto a 1993, a lo que habrá que añadir las amortizaciones
estimadas en el ejercicio, alrededor de dos billones de
pesetas. Además de la importancia de la deuda y de su costo,
la Deuda del Tesoro adolece de una adecuada composición de
plazos de vencimiento con una excesiva carga en el corto
plazo. En momentos difíciles, que cíclicamente siempre se dan
a lo largo del tiempo, dificulta e incluso imposibilita la
renovación de posiciones obligando a tomar otro tipo de
acciones no deseables, como es mantener un saldo con el Banco
de España o simplemente no pagar.

Me voy a referir, finalmente, a las medidas de protección al
desempleo contempladas en el proyecto de ley. Las reformas
contenidas suponen una garantía, indudablemente, para
conseguir la reducción del gasto que el Gobierno pretende en
el ámbito de la protección por desempleo. Supone reducir la
cuantía mínima de la prestación del 100 al 75 por ciento del
salario mínimo interprofesional; supone exigir a los
trabajadores desempleados beneficiarios de la prestación, el
pago de cotizaciones sociales y cargas tributarias que hasta
esta reforma pagaba la entidad gestora, lo que a su vez supone
reducir objetivamente la cuantía de la prestación en su
consideración líquida para los trabajadores desempleados.

Supone también no considerar desempleados a trabajadores que
sí tenían esta condición hasta esta reforma. A partir de ahora
disminuye el ámbito subjetivo de la protección del Inem puesto
que no se tendrán que abonar prestaciones ni subsidio alguno a
quienes legítimamente extingan su relación laboral por las
causas previstas en los artículos 41.3 y 50 del Estatuto de
los Trabajadores.

Se exige que coticen a la Seguridad Social y a la Hacienda
Pública personas a las que una parte de sus ingresos se los
pagaba el Instituto Nacional de Empleo, en concreto a los
trabajadores excedentes en planes de reconversión, a los que
en parte les paga el Fondo de Promoción al Empleo
correspondiente y en parte el Inem, lo que supone una
disminución objetiva de los ingresos de estos trabajadores,
muy abundantes por otra parte en Euskadi.

Todo lo anteriormente expuesto permite calificar esta reforma
que propone el Gobierno como eficaz en términos
presupuestarios, discutible desde una perspec-
tiva de equidad en términos sociales y, me atrevo a decir,
quizá inconstitucional en términos jurídicos, ya que dos
sentencias del Tribunal Constitucional, de 1987, interpretando
el artículo 41 de la Constitución, consagran el principio de
la irregresividad de la protección del sistema aseguratorio
público cuando se acomete cualquier reforma jurídica del
mismo.

En el ámbito de la protección del desempleo, nuestro grupo ha
presentado en diversas ocasiones planes de reforma del Inem;
de represión del fraude en la prestación, de transferencia de
sus competencias a las comunidades autónomas, de saneamiento
de estructuras financieras, etcétera, que consideramos más
atinadas conceptualmente, justas socialmente y eficaces desde
una perspectiva económico-financiera que lo que pretende el
Gobierno. Sí quiero decir que, en definitiva, éstos son los
presupuestos del Gobierno, que éstos no son nuestros
presupuestos, aunque coincidimos en muchas de las medidas
establecidas. A pesar de ello, en esta ocasión el Grupo
Parlamentario Vasco no ha presentado una enmienda a la
totalidad, y no lo hemos hecho por varias razones.

En primer lugar, por coherencia política; coherencia con el
apoyo manifestado en el debate de investidura, en el cual
expresamos nuestras coincidencias con gran parte del
diagnóstico realizado por el Presidente del Gobierno sobre la
situación de la crisis económica y, sobre todo, porque
captamos un importante cambio de actitud, en particular hacia
el pleno desarrollo competencial de las comunidades autónomas.

En segundo lugar no la hemos presentado por responsabilidad
social. Estamos diciendo, y creo que en esto coincidimos todos
los grupos políticos, que ésta es una crisis que requiere del
esfuerzo de todos para podersuperarla. Estamos pidiendo
sacrificios a todos los estamentos de la sociedad; estamos
pidiendo sacrificios y responsabilidad a los agentes sociales,
a los empresarios y trabajadores, porque son las piezas
fundamentales para remontar esta situación; en definitiva,
estamos pidiendo sacrificio a los ciudadanos porque es
necesario que se involucren en esta tarea. No nos ha parecido,
por tanto, que el rechazo frontal al presupuesto sea
consecuente con este planteamiento.

En tercer lugar, no hemos presentado enmienda de totalidad
aunque no solicitar la devolución al Gobierno no significa que
estemos de acuerdo con su contenido. He apuntado
anteriormentte que éste es un



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presupuesto mejorable y, por tanto, presentaremos las
enmiendas oportunas trasladando en las mismas nuestras
propuestas, con la advertencia de que si los presupuestos
quedan como están el Grupo Parlamentario Vasco no los va a
apoyar.

Y, finalmente, no la hemos presentado por puro pragmatismo.

¿Qué situación se hubiera producido en caso de ser devueltos
los presupuestos al Gobierno? ¿Prorrogar los actuales, mucho
peores que los presentados? ¿Provocar una crisis de gobierno
para forzar unas elecciones anticipadas? Este, señorías, no es
nuestro juego. Allá con su responsabilidad quienes antepongan
intereses partidistas al interés común, y me adelanto a los
que interpreten esta reflexión como una incongruencia con
nuestras actitudes para decirles que, considero perfectamente
compatible, y no sólo compatible, sino consecuente esta
postura, con las reivindicaciones de los derechos reconocidos
del pueblo vasco, que el Partido Nacionalista Vasco defenderá
siempre y en cualquier lugar.

Nada más. Muchas gracias.




El señor PRESIDENTE: Gracias, señor Zabalía.

Por el Grupo de Coalición Canaria tiene la palabra el señor
Olarte.




El señor OLARTE CULLEN: Señor Presidente, señorías, los
presentes presupuestos hacen su aparición en el contexto de
una situación política complicada, y, lo que es peor, de una
situación económica realmente grave, situación económica que,
justo es reconocerlo, se deriva de la errónea política del
Gobierno en años pre-
cedentes. Ahora se trata de corregir el rumbo equivocado, en
el que se han producido fenómenos de deriva, no precisamente
por circunstancias ajenas a las decisiones gubernamentales.

Coincidiendo todos quienes componemos esta Cámara en la
necesidad de reducción del déficit público, de la potenciación
de la actividad productiva y de la racionalización de las
relaciones laborales --me sigo resistiendo a utilizar el
término mercado laboral--, tenemos que coincidir que en estos
Presupuestos, que no se parecen precisamente a los
precedentes, hay una voluntad incuestionable de dar solución a
tales cuestiones. Por lo que se refiere a un sistema social
que se trata de adaptar, como no podía ser menos, a la crisis
que padecemos, siempre serán pocas las voces que desde esta
tribuna reafirmen la necesidad de la lucha más denodada contra
el fraude, al igual que contra ese alarde de ineficacia que a
lo largo de tantos años ha hecho el Inem, cuya transferencia a
las comunidades autónomas, precisamente para ganar eficacia en
beneficio de la causa, se está haciendo esperar y tiene que
producirse con la mayor premura. Coincidimos con otros
grupos --y hay una coincidencia y voluntad de dar solución a
la cuestión en los Presupuestos-- en la necesidad también de
los incentivos fiscales a la producción y en la reducción de
la presión fiscal. Sin ello, no pueden tener el menor porvenir
--otra coincidencia más al respecto-- nuestras pequeñas y
medianas empresas. Cuando hablamos de empresas tenemos que
hacer una apuesta decidida por la reforma de esa gran empresa
pública que es el conjunto de las Administraciones Públicas,
en las que los criterios de racionalidad y de eficacia, que,
evidentemente, persigue la mal denominada, con ese feo nombre,
Ley de acompañamiento a la que ayer hacía referencia el señor
Ministro, ponen de manifiesto, de entrada, una posición de
rigurosa ortodoxia, acorde con las exigencias del Tribunal
Constitucional, pero, al igual que en lo sustantivo, son
valorables positivamente los criterios sobre flexibilidad en
la Función Pública, con el máximo respeto a los derechos
adquiridos, el tratamiento de la excedencia, la reducción de
la jornada y, en definitiva, un diseño que
ayer hacía el señor Ministro, que es preciso mejorar y que
estamos seguros de que por la vía de las enmiendas
correspondientes encontrará la mejora oportuna.

Hablando de empresas públicas, en cuanto a las empresas
públicas «stricto sensu», Coalición Canaria apuesta sin la
menor duda por su privatización, por la privatización al
máximo, compatibilizándola, obviamente, con la importancia y la
preocupación que el papel estratégico de algunas juega en el
concierto nacional, donde es preciso incidir en los rigores
del control público y, desde luego, con una regionalización
que, desde la perspectiva de Coalición Canaria, parece absolutamente
fundamental, habida cuenta de algunos sectores, como
la producción del agua o el sector eléctrico (tanto en el
primer caso como en el segundo nosotros nos autoabastecemos
sin necesitar la ayuda desde el exterior) y, desde luego, la
necesidad de dar una observación especial a las empresas del
transporte marítimo y aéreo, de una manera muy especial
también a ese sucedáneo de Iberia para realizar el tercer
nivel de las islas, que fue Binter, y que nunca debió haber
nacido.

Aplaudimos, en términos generales pues, esa ley que ayer se
calificaba de acompañamiento, esa ley adjunta, ya que otros
adjuntos, señor Ministro de Justicia, nos preocupa mucho más -
-y ojalá sea una tentativa imposible del Ministerio-- y vemos
como positivo el conjunto de mejoras que se quieren establecer
en el Impuesto sobre la Renta de las personas físicas,en el
Impuesto sobre Sociedades, avanzando en lo que no sea la mera
consideración de los pagos a cuenta en función del ejercicio
presente, sino aliviando las condiciones exigibles para las
modificaciones proyectadas, aliviándolas más, alabando también
la ampliación de las exenciones subjetivas ya existentes que
se producen por lo que al patrimonio respecta al igual que la
imposibilidad de que se beneficien de tales exenciones, de
tales mejoras las actividades meramente especulativas y, en



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definitiva, las actividades consistentes en la mera tenencia
de bienes o mera adscripción del patrimonio; en suma, el
fomento real, sincero y eficaz de la actividad productiva. Es
una ley que no es nuestra ley canaria ni va a solucionar, en
absoluto, la cuestión canaria y los rigores de los problemas
por los que atraviesa la Comunidad Autónoma Canaria; pero ello
no empece para que en un sentimiento de solidaridad nosotros
queramos aportar nuestra modesta contribución a la mejora de
una ley que va a beneficiar al contexto del estado español.

Nuestra ley, ya nos referiremos a ella, es otra, es una ley
que descansa en nuestros fueros y a la cual se ha abierto un
cierto crédito a la esperanza en virtud de la toma en
consideración que tendrá lugar en el próximo Pleno. Esto
ocupará una parcela reducida, pero creo que importante, de mi
intervención.

Cuando hablábamos de la eficacia de las administraciones
públicas, esa eficacia, señor Ministro, es impensable sin
revisar y aprobar, aunque sea en septiembre, porque ya lo será
en septiembre, la vieja asignatura pendiente de la situación
de auténtica quiebra en que se encuentran nuestras
corporaciones locales.

Se han encendido ya todas las luces rojas, no queda ninguna
más por encenderse y las últimas noticias de la negativa de la
corporación local de Málaga a atender obligaciones de
ineludible cumplimiento, por importe de varios miles de
millones de pesetas que se produjo hace unos días en virtud
del vencimiento de tales obligaciones, es algo que no
constituye un caso aislado, sino que es el fenómeno general.

Por eso, aquí no vale decir que más vale tarde que nunca,
porque o tomamos medidas ya o será tarde.Creo que es
satisfactorio el compromiso riguroso que ayer formuló el señor
Ministro de Hacienda cuando se comprometía a reformar, en el
año 1994, los pertinentes artículos de la Ley del Régimen
Local. Esto con un dato importante como es la necesidad de
equiparación de las corporaciones locales canarias que no se
nutren de los presupuestos generales de la comunidad autónoma,
sin perjuicio de que tengan la financiación adicional por
razones de la insularidad, de la lejanía y de funciones que
allí tienen que realizar algunas de nuestras corporaciones,
las más, como es incluso la material fabricación del agua y no
el suministro del agua de un punto a otro, hace que nosotros
veamos con esperanza ese compromiso y que, por tanto,
planteemos la necesidad de tener en cuenta estas
peculiaridades que he apuntado también dentro del contexto
general.

Queremos avanzar en ese pacto de Estado, pendiente todavía por
lo que respecta a las fórmulas de financiación de las
comunidades autónomas. Queremos aportar nuestra contribución
en ese pacto de Estado --digo-- desde la perspectiva del
concepto de Estado federal que tiene Coalición Canaria, del
cual no nos movemos un ápice, al margen de esos conceptos
descafeinados, el doctrinal, el de los federalismos
corporativos y otros más, pero sin mengua, en absoluto, del
principio de solidaridad. Queremos que se siga profundizando
de verdad en el tema de la nivelación de servicios en el cual
estimamos que no ha habido voluntad de avanzar mínimamente y,
por supuesto, aportamos también nuestra colaboración en todo
lo que lleve de importancia la negociación de la financiación
de las inversiones relacionadas con los fondos estructurales,
habida cuenta del carácter de la Comunidad Canaria como
objetivo 1, pero con la necesidad de ahuyentar los fantasmas
de los clientelismos y de los amiguismos que tantas veces
producen un sector de sombra importante sobre el principio de
justicia distributiva.

Hace siete meses se anunció que se había llegado a esa
tristísima cifra de tres millones de parados, lo cual produjo
una conmoción en todo el país y obligó al propio señor
Presidente del Gobierno a comparecer ante esta Cámara para
presentar y defender el plan de medidas urgentes, que
inevitablemente se produjeron como consecuencia de la noticia
anterior. Ahora se nos anuncia, con cierto fatalismo, que el
paro puede aumentar en más de 150.000 parados en 1994, y que
una subida superior al 3,5 por ciento de los costes laborales
en el sector privado producirá un incremento todavía mayor. No
podemos resignarnos, también con fatalismo, ante un horizonte
tan pesimista, seguros de que el escenario puede mejorar si
completamos e incrementamos las medidas de relanzamiento
selectivo en dos sectores tan importantes como son el de la
vivienda y el turismo. En el sector de la vivienda creemos que
la promoción política de la anterior Directora General no será
obs-
táculo para que se siga progresando en una línea de eficacia
que nosotros, desde la Comunidad canaria, veníamos detectando
sin reparos. Y en el del turismo, parece que tantas y tantas
cosas como han pasado a lo largo de tantas legislaturas, nos
hacen olvidar que estamos en presencia de la primera industria
española. Y si bien es cierto que las sucesivas devaluaciones
que se han producido han abierto un horizonte de esperanza en
el sector y en la economía en general --en razón de la
importancia del sector en la misma y de determinadas
desviaciones que se producen en beneficio de nuestro país,
como consecuencia de los índices de inseguridad ciudadana que
últimamente se han detectado en zonas competidoras, americanas
concretamente--, no cabe duda de que no podemos sentirnos
satisfechos con la falta de voluntad que se ha detectado en
apoyar presupuestariamente el desarrollo del sector. Estoy
seguro que una serie de comunidades, como Cataluña, Andalucía,
Baleares, y desde luego Canarias, no pueden estar conformes
con esa especie de pasotismo presupuestario. Estamos
ansiosos --y el país la necesita-- de una reconversión
profunda que produzca la modernización de



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nuestra oferta actual, ya de suyo envejecida en tantos
sectores del territorio nacional, y es preciso una apuesta por
una promoción que en estos momentos se hace fundamental por
todas esas razones. La mezquindad presupuestaria en los
sectores de educación, y en lo que respecta a las atenciones
sanitarias, es evidente, señor Ministro. Es evidente y eso lo
sufrimos y lo sufriremos, si no se establecen las correcciones
oportunas, en alguna comunidad, como la canaria concretamente,
donde al margen de que la gestión de la sanidad pública es un
auténtico desastre, nos encontramos a la cola de España en la
inversión «per capita» de los últimos diez años. En el
archipiélago canario la inversión «per capita» ha sido de
1.047 pesetas, mientras en otras zonas del territorio español
ha sido de 7.500 pesetas. Esto constitutuye un agravio
comparativo y el calificativo de sanidad tercermundista --si
se puede emplear el término-- para la que disfrutamos allí, y
que no únicamente nosotros hemos denunciado, sino que un
Ministro socialista --creo-- también acuñó ese mismo
calificativo en cierta ocasión.

Nosotros no podemos resignarnos a esa situación, ni tampoco a
la inhibición que en los Presupuestos se ha producido con
respecto a dos temas lacerantes que existen en el archipiélago
canario, como son el Hospital de Nuestra Señora del Pino, ese
hospital nuevo que desde hace más de ocho años se había
proyectado construir y que, sin embargo, se ha quedado en el
pelotón de cola para ser eliminado incluso del mismo cuando
vemos que otros proyectos han salido adelante, y el de la
Residencia de Nuestra Señora de la Candelaria, que es un
ejemplo de lo que la sanidad pública jamás debió haber sido.

En estos momentos, en los que precisamente no me presta
atención la Ministra responsable del ramo, tengo que recordar
una respuesta escrita de dicha señora Ministra a una pregunta
que se formuló en estos días, en virtud de la cual se
comprometía expresamente a poner en marcha todos los
dispositivos administrativos para que la ejecución del
Hospital de Nuestra Señora del Pino se produjera en cuatro
años; sin embargo, parece que se ha pasado una goma de borrar
por los Presupuestos, y si te vi no meacuerdo. Cierto que ayer
en la Comisión bilateral y en la Comisión mixta se habló del
tema; cierto también que por parte del Gobierno central hubo
compromisos importantes, pero esos compromisos se tienen que
materializar, y tan sólo vemos la posibilidad de una
materialización clara, concreta y segura a través de las
enmiendas correspondientes, en las que esperamos la
colaboración de los restantes grupos parlamentarios.

Las omisiones en los Presupuestos, señor Ministro, son claras,
y se ve falta de voluntad en algunos temas importantes que a
nosotros nos preocupan mucho, concretamente en la lucha contra
la droga. Me parece que algún encantador de serpientes le
regaló un caramelo envenenado a un secretario de Estado, que
se las va a ver y a desear para poder sacar adelante sus
buenos deseos en la prevención y en la curación, ya que tiene
ideas bien claras, que compartimos, en lo que respecta a la
represión en el tema de la droga.

En nuestra Comunidad Autónoma hacemos diez veces el esfuerzo
que hace allí, en los términos correspondientes, el Estado
español, lo que debía ser ejemplo y acicate para que se
pusiera a la altura del esfuerzo presupuestario de la
Comunidad Autónoma canaria, puesto que el problema es muy
grande. Pero hemos visto que en los Presupuestos no tiene
reflejo esa preocupación y esa necesidad.

Hemos estado de acuerdo, desde el primer momento, en que, con
independencia de que existen en los Presupuestos factores
negativos, y de que, evidentemente, no son los presupuestos
que hubiéramos traído nosotros a esta Cámara, existen también
factores positivos que hay que reconocer, pero la devolución
no hubiera conducido a nada. Yo me pregunto qué habría
ocurrido si hoy todos los grupos parlamentarios hubiésemos
confluido en los deseos de esa devolución, que hubiera sido un
auténtico despropósito nacional; qué habría ocurrido si se
hubiesen tenido que devolver los Presupuestos y, en
definitiva, desde la toma de posesión del actual Gobierno
hubiesen transcurrido, en conjunto, ocho o nueve meses más
para que hubiéramos estado en disposición de lograr la
aprobación de los que entonces se presentasen; qué habría
ocurrido si se hubiesen prorrogado los anteriores; ya que si
estos merecen algunos determinados reparos por parte de
diversos grupos parlamentarios, qué no decir de los
anteriores, y si hubiésemos tenido que vivir en una situación
de prórroga de los anteriores Presupuestos, lo que habría
equivalido, por razones obvias, a una especie de situación de
desgobierno.

Creo que era precisa una llamada a la responsabilidad, habida
cuenta de que no cabía ni siquiera la disolución anticipada.

Se ha hablado de esa disolución anticipada en mítines
recientes, y hablar de la misma, aparte de que en estos
momentos es un despropósito, constituye, por otra parte, un
desconocimiento de un precepto constitucional que impide
disolver las Cámaras hasta que haya transcurrido un año desde
el decreto de disolución precedente. Además, por la gravedad
de la actual situación se demandaba un esfuerzo de voluntad a
la hora de sacar adelante estos Presupuestos. La Coalición
Canaria votó no a la investidura del Presidente del Gobierno,
y yo mismo, desde esta tribuna, me expresé en términos de
dureza y de contundencia --que hoy habría repetido de
encontrarme en aquella situación--, pero tengo que decir que
estos tres meses, para nosotros, han sido positivos, han sido
extraordinariamente positivos, y no me duele prendas
reconocerlo. Tengo que decir también que, desde el momento en
que se estableció un compromiso por parte del señor



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Presidente del Gobierno de cambiar el talante precedente con
respecto a la voluntad en la resolución de los graves
problemas, que eran problemas de Estado que empañaban la
armonía de Canarias dentro del concierto del Estado español;
desde el momento en que recibió al Presidente de la Comunidad
Autónoma canaria y se comprometió de manera inequívoca, como
inequívoca ha sido laeficacia desplegada por la comisión
bilateral que como consecuencia de aquellas entrevistas se
produjo; desde ese momento, repito, han cambiado sensiblemente
las cosas, hemos detectado una mayor sensibilidad, y en un
trimestre casi hemos avanzado lo que no se había avanzado en
dos lustros. Eso es muy importante para nosotros por muchas
razones, por razones incluso de Estado.

Se han producido en estos escasos cien días acuerdos sobre la
financiación de las obras de infraestructura de interés
general, dando un giro copernicano a aquel criterio precedente
en vitud del cual parecía que Canarias no pertenecía al Estado
español, cuando se le negaba el pan y la sal en tantas cosas e
incluso en algo tan elemental como las carreteras, tema en el
que Canarias permanecía absolutamente ausente, marginada y
excluida del Plan Nacional, y en el que se ha dado un paso
importante, al igual que también se ha dado en el cumplimiento
de los artículos 95 y 96 de la Ley 20/1991 de Modificación de
los Aspectos Fiscales del Régimen Económico Fiscal Canario,
que constituyó un punto de encuentro y de discrepancia en el
debate con el señor Presidente del Gobierno el día de su
investidura. El señor Presidente --hay que recordarlo-- me
ponía el ejemplo de cumplimiento por parte del Gobierno en los
años anteriores precisamente de los artículos 95 y 96 a que me
refiero, y cuyo incumplimiento había determinado la
presentación de dos recursos de inconstitucionalidad ante el
Tribunal Constitucional, incluso sin el voto en contra de los
socialistas canarios, lo cual era de suyo significativo.

Pues bien, señorías, señores del Gobierno, ahora, y por
primera vez, se produce un programa de inversiones
específicamente recogido en los Presupuestos como esa Ley
establecía. ¿Cómo vamos a permanecer ausentes nosotros ante un
dato de tanta importancia que motivó que la Comunidad Autónoma
Canarias llegase incluso al Tribunal Constitucional? En ese
programa estoy seguro que las lagunas sanitarias, en un alarde
de sentido de la responsabilidad, se colmarán, produciendo,
además como se ha producido ya un avance en el procedimiento y
en los acuerdos, unavance significativo en la reforma
económica de la Ley de Régimen Económico Fiscal Canario, que
era un compromiso incumplido en años anteriores. Hoy tengo que
destacar cómo ha habido un entendimiento no sólo con el señor
Presidente del Gobierno sino también con el Ministro señor
Solbes y con el Mi-
nistro señor Saavedra; no me duelen prendas reconocerlo, en
absoluto. (Rumores.)
El señor PRESIDENTE: Un momento, señor Olarte.

Señorías, ruego guarden silencio, y al señor Olarte le ruego
que vaya concluyendo.




El señor OLARTE CULLEN: Voy terminando, señor Presidente. Creo
que por la vía de este entendimiento es como pueden marchar
mejor las cosas.

No quiero desaprovechar la oportunidad para expresar la
satisfacción de Coalición Canaria ante la sensibilidad de que
se hizo gala en la última Junta de Portavoces por parte de los
allí presentes para anteponer, a las iniciativas de otras
comunidades, la proposición de ley remitida por el Parlamento
de Canarias, de suerte que se podrá tomar en consideración en
el próximo Pleno. Ahí está, sin duda alguna, el futuro del
archipiélago canario, y ofrecemos una vez más a todos nuestra
voluntad para buscar fórmulas de consenso que garanticen la
existencia de un régimen económico y fiscal del cual nos
encontramos privados prácticamente desde que se produjo la
incorporación a la Comunidad Económica Europea y desde que
Canarias asumió la difícil decisión de incorporarse también
plenamente después del período anterior.

Termino, señor Presidente, diciendo que Coalición Canaria no
está dando aquí ni mucho menos un cheque en blanco ni
expresando el menor respaldo a la política económica del
Gobierno; estamos, simplemente, apoyando la posibilidad de que
los Presupuestos salgan adelante, y desde luego alegrándonos
de que en tres meses --lo decía durante su ausencia, señor
Presidente del Gobierno-- se haya avanzado más que en diez
años.Creo también, desde la modestia de mi intervención y
desde la modestia de Coalición Canaria, que algo ha tenido que
ver nuestro Grupo Parlamentario en este avance.

Yo sé que la responsabilidad de que en esos años anteriores se
hubiese sumido en un estado de hibernación la situación de
desarrollo del archipiélago canario es algo que fue
responsabilidad del Gobierno y del Grupo Socialista que lo
apoyaba, y fue una responsabilidad amplia, evidentemente.

Acaso también tuvo Coa-
lición Canaria cierta responsabilidad por el hecho de no haber
anticipado, en un decenio, la fecha de su nacimiento.

Muchas gracias.




El señor PRESIDENTE: Gracias, señor Olarte.

Por el Grupo Socialista, tiene la palabra el señor Almunia.




El señor ALMUNIA AMANN: Señor Presidente, señoras y señores
Diputados, en nombre del Grupo Socialista quiero, al final de
este debate, expresar nuestro voto de apoyo el proyecto de
Presupuestos que ha presentado el Gobierno y, por tanto, el
rechazo a las enmiendas



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de totalidad que se han planteado por algunos grupos
parlamentarios, así como al proyecto que le acompaña.

Antes de exponer las razones de esta actitud, sí creo
conveniente situarlas en un contexto de análisis sobre la
situación económica a la cual quieren dar solución, corregir
aspectos dolorosos de la misma y darle expectativas de futuro
los dos proyectos de ley que estamos debatiendo. La recesión
económica en la que estamos qué duda cabe que aquí y fuera de
aquí, entre otras cosas, lo que produce es una minoración de
los ingresos del Estado y un aumento de determinados e
importantes gastos de los Presupuestos. En España (que eso
sucede así y ha sucedido en el ejercicio de 1993 de forma
intensa, como ayer se comentaba), el Gobierno, al presentar
los Presupuestos, no sólo no lo ha ocultado sino que ha
expuesto en toda su crudeza el efecto de desequilibrio de
nuestras cuentas públicas producido por la inexistencia de
crecimiento económico y por las secuelas que ello trae, en
particular la más dolorosa, que es el aumento del desempleo.

En otros países de nuestro entorno también está sucediendo
esto simultáneamente. También se ha mostrado en el último año
o año y medio un deterioro importante de su situación
económica, una quiebra de sus expectativas de recuperación, un
aumento del desempleo, una destrucción de puestos de trabajo y
un correlativo deterioro de sus cuentas públicas. De modo que
ni aquí ni fuera de aquí ha habido profetas que hayan podido
sostener con sus predicciones una evolución económica que no
nos gusta; ni aquí ni fuera de aquí ha dejado de influir ese
deterioro de la situación económica en las cuentas públicas
produciendo mayor déficit y, por tanto, creando importantes
problemas a las autoridades económicas y a quienes
políticamente tenemos que decidir el marco de su actuación.

Ante esta situación hay que ser realistas y decir con
claridad, dentro de esta Cámara y a la opinión pública, que no
es fácil superar esta recesión; que esta recesión no se supera
con unas pocas medidas o con pa-labras altisonantes; que esta
recesión exige, para su superación, un esfuerzo importante
aquí, en nuestro país, del Gobierno, de las fuerzas políticas,
de la sociedad española y de sus representaciones. Y exige
también un esfuerzo importante en nuestro papel como país en
el ámbito europeo, en la Comunidad Europea y en otras
instancias para superar la crisis del Sistema Monetario
Europeo, para encontrar una solución rápida y favorable a
nuestros intereses, a la Ronda Uruguay del GATT, para
encontrar respuestas eficaces y efectivas a los procesos de
deslocalización de inversiones y de traslado de actividad
productiva desde nuestro país a otros recientemente
industrializados o en vías de industrialización; exige un
esfuerzo importante para superar las consecuencias de un
endeudamiento fuerte, intenso, que ha aumentado rápidamente,
tanto del sector público como de las familias y de las
empresas de nuestro país y de los países de nuestro entorno;
exige un esfuerzo importante del Gobierno, de las fuerzas
políticas parlamentarias y de las fuerzas sociales y
económicas para corregir rigideces y para hacer que nuestras
economías se adapten a nuevas situaciones y sean capaces de
responder, en ese nuevo entorno, en ese nuevo contexto, a la
necesidad de crear riqueza, crear bienestar y crear empleo.

Para todo ese esfuerzo que se exige --un esfuerzo de realismo
pero también de ambición, de confianza en el futuro-- no
bastan sólo los instrumentos habituales, ni sirven muchas de
las recetas tradicionales de la política económica.

Con ese convencimiento de realismo, ambición para encontrar
las respuestas reales a los problemas que vivimos, sin confiar
en viejas recetas, con imaginación y buscando la colaboración
de todos, o al menos de los que están dispuestos a darla
dentro de esta Cámara, dentro de nuestro país y fuera de
nuestras fronteras, es como cree el Grupo Socialista que hay
que enfocar este debate y que hay que manifestar las
posiciones de cada uno ante el mismo.

El Grupo Socialista coincide con el modo en que el Gobierno ha
enfocado la situación económica a través del proyecto que nos
ha presentado. Coincide en no actuar sólo a través del
instrumento presupuestario, sino también a través de la
elaboración de unos presu-
puestos de rigor, de contención del gasto, pero que mantienen
y fijan prioridades claras a las que ahora me referiré. El
Grupo Socialista apoya también el buen sentido del Gobierno en
acompañar estos Presupuestos de otras medidas que no tienen
índole presupuestaria y de anunciarnos el sometimiento a esta
Cámara, en pocas semanas, de medidas de reforma estructural
que contribuyen a dar el conjunto de la visión, de la
estrategia, de la voluntad política y de las orientaciones
concretas que el Gobierno propone a nuestra consideración. Las
prioridades del Presupuesto coinciden con nuestro modo de
entender el reparto de sacrificios y el reparto de esfuerzos
en una situacióncomo la actual. Nos parece correcto que el
Gobierno haya adoptado como prioridad, a la hora de asignar
recursos de gasto, la protección social y el mantenimiento,
incluso el incremento en un seis por ciento de los gastos
sociales. Nos parece que no puede ser de otro modo en un país
que todavía no ha hecho más que llegar al comienzo del
disfrute de sistemas de protección social, pero también un
país que, precisamente por esa inmediatez en su llegada al
disfrute de ese sistema, no tiene todavía la suficiente
solidez y la suficiente capacidad para recortar gastos sin que
éstos aminoren el crecimiento de los correspondientes a la
protección social.

Cuando una de cada dos pesetas de nuestros Presupuestos se
dedican a políticas de protección social o de



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servicios públicos dirigidos a proteger nuestra salud, a
mejorar la educación de nuestros hijos, a atender situaciones
de necesidad, sería, por un lado imposible no priorizar ese
esfuerzo por mantener la protección social y, a la vez, sería
una quimera pretender contener el gasto sin que el gasto
social estuviese encima de la mesa para contribuir en aquello
que deba a ese esfuerzo.

Nos parece que, dentro del gasto social, el Gobierno ha hecho
muy bien en priorizar el aumento de las pensiones, manteniendo
el poder adquisitivo de las mismas para el próximo año 1994,
frente a otros aspectos de la protección social que, quizás
por haber aumentado de modo más intenso que las pensiones en
años anteriores o por no estar atendiendo en toda su dimensión
auténticas situaciones de necesidad, sí son objeto, como se ha
debatido ya, de tratamiento para contener su evolución y para
erradicar alguna de las causas que están explicando esa
evolución excesiva del gasto. En segundo lugar, coincidimos
también con la prioridad del Gobierno en favor de la inversión
en infraestructuras, que es necesaria para reavivar tejido o
economía productiva en nuestro país a corto plazo ytambién
para seguir manteniendo el esfuerzo de mejora de nuestras
capacidades de competitividad, de creación de un entorno
favorable para la inversión y el empleo. En ese sentido, es
una buena noticia la que hoy acompaña a este debate, cuando la
Comunidad Eu-
ropea ha aprobado unas cantidades para los próximos cinco años
en fondos estructurales y fondos de cohesión que nos ayudarán,
sin duda, a mantener la intensidad de este esfuerzo inversor.

En tercer lugar, nos parece una buena prioridad el constituir
incentivos selectivos a la inversión generadora de empleo,
incentivos a la economía realmente productiva, realmente capaz
de crear riqueza y empleo de cara al futuro. Y nos gustaría,
además, que nadié --esté de acuerdo o no con los incentivos
que contiene el proyecto de ley-- haga demagogia, como creo
que se hizo ayer en esta Cámara, al pretender descalificar uno
de esos incentivos haciendo un esperpento de su contenido y de
su finalidad, y olvidando --como ya se ha dicho esta mañana--
que ese mismo Grupo que descalificaba ayer lo proponía
anteayer.

Nos parece muy bien, igualmente, que el Gobierno, junto a esas
prioridades de mantenimiento de crecimiento del gasto público
en la protección social y en la inversión pública, controle
otros gastos, porque para moderar el conjunto del crecimiento
del gasto sería imposible no reducir partidas, no retraer la
evolución en gasto corriente, o no intensificar, como lo hace
también, la lucha contra el fraude.

Me quiero referir también al momento político en que se
realizan estos debates y en el que se presentan los
Presupuestos. Por primera vez, y se ha dicho muchas veces ya
en el debate, no hay una mayoría suficiente únicamente a
través del Grupo Socialista para sacar adelante el proyecto
del Gobierno. Por tanto, es obvio --ha sido obvia desde el
principio de esta legislatura-- la necesidad de pactos.

Creemos que determinados grupos parlamentarios han entendido,
como nosotros, esa necesidad de pactos y se han puesto a la
tarea desde el primer día de la legislatura. Han definido y
confrontado sus propias posiciones con las nuestras o con las
del Gobierno, según los casos, y hemos llegado a suficientes
ámbitos de entendimiento como para que hoy, en el voto que
dentro de poco tendremos que emitir, estos Presupuestos sigan
su curso y vayan a ser aprobados. Pero junto a esas actitudes
favorables, que agradecemos sinceramente y a las que queremos
responder también con nuestra voluntad de diálogo, qué duda
cabe que hasta ahora hemos escuchado, también a veces,
descalificaciones de baja altura a quienes hacían ese esfuerzo
de diálogo. Hemos escuchado, en estos meses del inicio de
legislatua, derrotismos, hemos escuchado voces que parecían
molestas por la posibilidad de que se pudiese llegar a
acuerdos, cuando en anteriores legislaturas parecían molestas
porque no eran necesarios esos acuerdos para sacar adelante
los Presupuestos. Y les quiero decir, a quienes han
introducido tal tipo de críticas en el debate político, que
así no se hace oposición, que así no se genera confianza, que
así no se contribuye, desde las posiciones de cada uno, a
sacar adelante este país, cada uno con sus propuestas, cada
uno defendiendo sus intereses con sus compromisos electorales,
con su manera de ver el futuro. Y no me refiero con ello a
quienes critican los Presupuestos desde el entendimiento de
que haría falta más intervención estatal, más gasto público,
quizá más déficit. No han hecho uso de los argumentos
descalificadores sobre el diálogo, pero les debo decir que no
nos parecen oportunas, ni acertadas, ni adecuadas a la
situación sus recetas y sus orientaciones de política
económica, sobre todo por una razón que ayer decía el portavoz
de Izquierda Unida, porque él mantenía que la política debía
estar quizá reñida con los números, descalificaba o trataba de
minorar la importancia de quien valoraba los Presupuestos con
cifras en la mano. Yo les quiero decir, en nombre del Grupo
Socialista, que las conquistas sociales que hoy ellos como
nosotros quieren defender en una situación difícil de crisis
económica y de recesión, han sido posibles a lo largo de diez
años gracias a una política económica que mi Grupo síha
defendido, pero el suyo no.

En cuanto a la alternativa de la derecha, no nos parece
adecuada. Se ha expuesto en esta Cámara ayer, y se ha expuesto
ya en anteriores ocasiones en esta legislatura, una lista de
medidas que insisten en privatizaciones generalizadas,
desregularización de sectores, menores impuestos y recortes
drásticos de gasto, aunque sin señalar dónde, cuánto ni
cuándo. Esa alternativa



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neoliberal ha sido corregida en Gran Bretaña, y lo verán
ustedes dentro de un mes cuando el Primer Ministro británico
presente su presupuesto para el próximo año fiscal. Ha llevado
a Gran Bretaña al tercer déficit público de la Comunidad
Europea, cuando hace pocos años tenía superávit. Ha llevado a
Gran Bretaña a una recesión anterior y más intensa que la que
estamos viviendo los países del continente. Y, si no quieren
ver el ejemplo de Gran Bretaña, miren a Suecia, que está un
poco más arriba, que, gracias a una política como la que
ustedes parecen defender, ha pasado de ser un país equilibrado
y modélico a tener el mayor déficit público de toda la OCDE,
mayor que Grecia, a tener un crecimiento menos 2 por ciento de
su producto interior bruto en este año, a tener un paro del 10
por ciento, cuando no tenía prácticamente paro a lo largo de
su historia, etcétera.

Ese modelo no sólo es ineficaz económicamente, sino que es
injusto socialmente, aumenta las desigualdades, mientras que
nuestra política económica, los presupuestos que nosotros
hemos venido apoyando y ustedes rechazando --y con éstos lo
harán también-- contribuye a reducir desigualdades, a proteger
a los débiles en situaciones difíciles. Es verdad que ustedes,
junto a la reiteración genérica de su oferta de política
económica alternativa de corte neoliberal, ayer hicieron una
oferta. ¿Es un farol, como se diría en términos coloquiales, o
es una oferta seria? Hay mucha gente que duda, la mayoría de
la gente dudasi era un farol. ¿Es una oferta sincera o es una
manifestación de cinismo político? Hay gente que duda, repito,
en esta Cámara y fuera de ella. Habría que ver qué contenido
real tiene esa oferta. Sus actitudes hasta ayer eran
radicalmente contrarias a las de la mano tendida. Sus
propuestas eran contrarias a la aproximación de posiciones,
además de ambiguas. Pero vamos a preguntarnos en voz alta para
ver si era sincera, si era seria, si era una manifestación de
cinismo político o si no era nada: ¿Cómo se mantienen, cómo se
aumentan las pensiones para garantizar su poder adquisitivo
reduciendo las cuotas de Seguridad Social? ¿Cómo se corrige el
déficit si se proponen reducciones indiscriminadas de ingresos
públicos en determinadas figuras tributarias? ¿Cómo se mejora
la educación y se protege la salud de los españoles si se
proponen reducciones drásticas de gasto corriente? ¿Cómo se
mejora la calidad de nuestros servicios públicos si se propone
una privatización generalizada sin decir las condiciones,
quién es la autoridad reguladora, qué se hace después de haber
vendido el conjunto de nuestro patrimonio de empresas públicas
al sector privado? Señores de la derecha, no basta con buscar
un titular de prensa un día; hay que ser consecuente, hay que
dar la cara, hay que decir la verdad de lo que se opina
políticamente. (Aplausos en los bancos del Grupo Socialista.--
Protestas en los bancos del Grupo Popular.) Hay que mojarse,
hay que decir cuándo, cuánto y cómo se aproximan posiciones. Y
a esa tarea estamos dispuestos los Diputados del Grupo
Socialista; en una tarea de buscar titulares fugaces y seguir
poniendo palos en las ruedas, no encontrarán ustedes nuestro
apoyo.

Muchas gracias. (Aplausos.)



El señor PRESIDENTE: Gracias, señor Almunia.

El señor Ministro de Economía y Hacienda tiene la palabra.




El señor MINISTRO DE ECONOMIA Y HACIENDA (Solbes Mira): Muchas
gracias, señor Presidente.

Sólo alargaré un par de minutos la sesión, en primer lugar,
para agradecer a todos los intervinientes de esta mañana su
ejercicio deresponsabilidad y esa negativa a aceptar la
filosofía de cuanto peor, mejor, a la que ha hecho referencia
uno de los intervinientes, que nos llevaría a aumentar esa
ilusión o ese planteamiento de catastrofismo.

Es cierto, y lo comprendo, que no todo nuestro presupuesto
coincide con las demandas de los grupos que esta mañana han
intervenido. Sin duda alguna, hay elementos que sobran y hay
algunos que faltan. También a nosotros nos parecen
insuficientes algunas cosas y en algunas otras nos parece que
hemos ido más lejos de lo que deberíamos habernos planteado.

Sin embargo, creemos que son unos presupuestos que responden a
la filosofía a la que ayer hice referencia y que creo que
comparten los que hoy han intervenido. Son unos presupuestos
que pretenden reducir el déficit, que pretenden mantener la
protección social, que pretenden mantener la inversión pública
y privada para mejorar el empleo.

Evidentemente, aún queda un largo proceso de negociación y en
él el Grupo Socialista, como siempre, y el Gobierno estaremos
abiertos a discusiones adicionales, siempre teniendo en cuenta
que el resultado final tiene que reflejar un adecuado
equilibrio entre los recursos de que disponemos y las
necesidades existentes.

Muchas gracias.




El señor PRESIDENTE: Gracias, señor Ministro.

Vamos a proceder a las votaciones.

Votación, en primer lugar, de las enmiendas de totalidad que
postulan la devolución al Gobierno del Proyecto de Ley de
Presupuestos Generales del Estado para 1994.

Comienza la votación. (Pausa.)



Efectuada la votación, dio el siguiente resultado: votos
emitidos, 340; a favor, 157; en contra, 178; abstenciones,
cinco.




El señor PRESIDENTE: Quedan rechazadas las enmiendas de
totalidad.




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Votación correspondiente a las enmiendas de totalidad que
postulan la devolución al Gobierno del Proyecto de Ley de
Medidas Fiscales de Reforma del Régimen Jurídico de la Función
Pública y de la Protección por Desempleo.

Comienza la votación. (Pausa.)



Efectuada la votación, dio el siguiente resultado: vo-tos
emitidos, 339; a favor, 152; en contra, 179; abstenciones,
ocho.




El señor PRESIDENTE: Quedan rechazadas las enmiendas de
totalidad. Se levanta la sesión.




Eran las doce y treinta y cinco minutos del mediodía.