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DS. Congreso de los Diputados, Comisiones, núm. 614, de 14/11/1995
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CORTES GENERALES
DIARIO DE SESIONES DEL
CONGRESO DE LOS DIPUTADOS
COMISIONES
Año 1995 V Legislatura Núm. 614
D E F E N S A
PRESIDENTE: DON JUAN MUÑOZ GARCIA
Sesión núm. 31
celebrada el martes, 14 de noviembre de 1995



ORDEN DEL DIA:
Comparecencia del señor Secretario de Estado de Administración Militar
(Octavio de Toledo y Ubieto), para informar sobre:
--Líneas de actuación de la Secretaría de Estado de Administración
Militar. A solicitud del Gobierno. (Número de expediente 212/001746)
(Página 18626)
--Para explicar las variaciones que se introducen en el Real Decreto
924/1995, de 9 de junio, por el que se establecen las plantillas de las
Fuerzas Armadas para el ciclo 1995-1996. A solicitud del Grupo Popular.

(Número de expediente 212/001531) (Página 18645)
--Traslado de las Caballerizas Reales enclavadas históricamente en
Córdoba. A solicitud del Grupo Federal Izquierda Unida-Iniciativa per
Catalunya. (Número de expediente 213/000590) (Página 18650)
Preguntas:
--Del señor Ríos Martínez (Grupo Federal Izquierda Unida-Iniciativa per
Catalunya), sobre el nombramiento del General Emilio Alonso Manglano como
asesor del Ministerio de Defensa. (BOCG serie D, número 265, de 11-9-95.

Número de expediente 181/001591) (Página 18657)



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--Del señor Ríos Martínez (Grupo Federal Izquierda Unida-Iniciativa per
Catalunya), sobre partida presupuestaria con cargo a la que se abona el
sueldo al ex Director del Centro Superior de Información de la Defensa
(CESID), como asesor del citado Ministerio. (BOCG serie D, número 268,
de 15-9-95. Número de expediente 181/001595) (Página 18659)
--Del señor Ríos Martínez (Grupo Federal Izquierda Unida-Iniciativa per
Catalunya), sobre motivos por los que el Ministro de Obras Públicas,
Transportes y Medio Ambiente utilizó un F-18A del Ejército del Aire
español. (BOCG serie D, número 283, de 23-10-95. Número de expediente
181/001748) (Página 18661)



Se abre la sesión a las diez y cinco minutos de la mañana.




El señor PRESIDENTE: Señorías, comienza la sesión.




COMPARECENCIA DEL SEÑOR SECRETARIO DE ESTADO DE ADMINISTRACION MILITAR
(OCTAVIO DE TOLEDO Y UBIETO) PARA INFORMAR SOBRE:



--LINEAS DE ACTUACION DE LA SECRETARIA DE ESTADO DE ADMINISTRACION
MILITAR. A SOLICITUD DEL GOBIERNO. (Número de expediente 212/001746.)



El señor PRESIDENTE: Primer punto del orden del día: Comparecencia del
Secretario de Estado de Administración Militar para informar sobre las
líneas de actuación de la Secretaría de Estado de Administración Militar.

Damos la bienvenida al señor Secretario de Estado en esta Comisión para
la presentación de sus líneas de actuación dentro del Ministerio de
Defensa. Su pasada comparecencia tuvo lugar en esta Comisión, pero fue
por delegación de la Comisión de Presupuestos.

Reiterada esta bienvenida, damos la palabra al señor Secretario de
Estado.




El señor SECRETARIO DE ESTADO DE ADMINISTRACION MILITAR (Octavio de
Toledo y Ubieto): Señorías, comparezco hoy a petición propia ante esta
Comisión porque entiendo que, como nuevo responsable de la Administración
militar, debo darles cuenta de su marcha actual, de las actuaciones que
se encuentran en curso y de los proyectos de futuro, así como atender a
los puntos de vista que los miembros de esta Comisión tengan a bien
exponer.

Cuanto a continuación diré reflejará, en una síntesis apretada, buena
parte de la razón de ser de esta Secretaría de Estado, una ratio essendi
cuya adecuada captación y materialización normativa condiciona
notablemente la consolidación del modelo de Fuerzas Armadas decidido para
nuestro país. Soy consciente de que, en el horizonte de la presente
legislatura, será difícil lograr la conclusión de algunas de las
actuaciones ya en curso o de iniciar otras que se encuentran en avanzada
fase de estudio. No obstante, quiero trasladarles mi firme voluntad de
afrontar cuantas cuestiones sea posible, a fin de avanzar al máximo en
el proceso de modernización de los Ejércitos.

Se trata, señorías, de un objetivo prioritario, cuya consideración, como
la del conjunto de responsabilidades en materia de política militar, debe
hacerse desde una perspectiva amplia que, más allá de las circunstancias
coyunturales, permita determinar las necesidades de la seguridad y
defensa nacionales y encontrar la manera más adecuada de satisfacerlas.

Antes de nada, quiero destacar la orientación general de nuestra política
de personal, el objetivo al que sirve la gestión de los recursos humanos
en el ámbito militar. Se trata de la consecución de unas Fuerzas Armadas
plenamente integradas en el entorno social y aptas para afrontar la
pluralidad de demandas que se les formulan y la variedad de misiones que
se desea encomendarles.

Nuestro actual modelo de Ejércitos quedó definido en sus líneas generales
el 27 de junio de 1991 por esta Cámara, en la cual el Pleno del Congreso
definió en su acuerdo la necesidad de constituir, de cara al próximo
siglo, unas Fuerzas Armadas de composición mixta adecuadas a las
necesidades y posibilidades de la sociedad española y a las
responsabilidades derivadas de la participación de España en las
estructuras internacionales de seguridad y de defensa.

Hoy, cuatro años después de fijarnos aquellas metas, puedo decirles con
satisfacción que nos encontramos en pleno proceso de consolidación del
modelo de Fuerzas Armadas definido entonces. Para llegar a este momento
ha sido preciso acometer una serie de transformaciones que han afectado
profundamente a la organización interna de los ejércitos y que han
supuesto, igual que ha ocurrido con el resto de las naciones de nuestro
entorno, un importante reajuste en las estructuras de defensa y en las
misiones y cometidos de las Fuerzas Armadas.

Los nuevos ejércitos, ahora en fase de consolidación, no sólo deben estar
preparados para garantizar la soberanía e independencia de España sino
que han de ser capaces también de actuar allí donde sea preciso para
defender nuestros intereses y participar en las misiones que se deriven
de nuestra presencia en las organizaciones de seguridad colectiva.

A lo largo de estos años, el modelo decidido en 1991 ha ido perfilándose
y precisando tanto su arquitectura normativa (iniciado a partir de la Ley
17/1989, reguladora del



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Régimen del Personal Militar Profesional, y desarrollada con la Ley
Orgánica 13/1991, del Servicio Militar, y la Ley 14/1993, de Plantillas
de las Fuerzas Armadas) como el propio planteamiento de la defensa
militar.

Sobre la base de los criterios establecidos en la Directiva de Defensa
1/1992 se han decidido medidas concretas para sacar el máximo rendimiento
a los recursos y adaptar la estructura, volumen y despliegue de las
Fuerzas a los nuevos planteamientos de seguridad nacionales e
internacionales.

Como resultado de estas acciones tenemos hoy no sólo un modelo de Fuerzas
Armadas asentado sino, además, una doctrina militar adaptada a los nuevos
tiempos, resultado éste que sin duda debe calificarse de notable, que se
ha alcanzado a partir de un importante consenso parlamentario entre las
principales fuerzas políticas del país, que en su día permitió acometer
sobre tan sólido fundamento un proceso de reformas imprescindibles y que
debe permitir ahora el desarrollo y consolidación del modelo de Fuerzas
Armadas que España necesita y puede mantener.

El que se ha llamado modelo mixto, por alusión al doble origen de la
tropa y marinería, es hoy por hoy el más conveniente para nuestro país
y además es el único posible, porque tanto los factores demográficos como
las previsiones económicas constituyen determinantes insalvables para
cualquiera otra opción. España es la nación de Europa Occidental que
proporcionalmente perderá más población juvenil en las próximas décadas,
lo que, unido al incremento del gasto que supondría la plena
profesionalización de las Fuerzas Armadas hace inviable un modelo
distinto al actual.

En este sentido podemos afirmar que hemos avanzado hacia un modelo que
coincide con el adoptado por muchas naciones europeas. Valgan como
ejemplo los casos de Alemania, Francia o Italia en los que, a partir de
una situación comparable y un análisis similar al nuestro acerca de los
nuevos escenarios estratégicos, se ha optado por unas Fuerzas Armadas que
caminan en la misma dirección que las españolas, lo que corrobora la
oportunidad, la viabilidad y el pragmatismo de nuestro planteamiento.

Como saben, el modelo de Fuerzas Armadas del año 2000 queda definido del
siguiente modo: Un total de efectivos máximos de 180.000 personas, tal
como se concreta en la Directiva de Defensa Militar y en la Ley de
Plantillas, y un porcentaje de profesionalización superior al 50 por
ciento. Esto supondrá que el Ejército de Tierra dispondrá de 115.000
efectivos, la Armada de 32.260 y el Ejército del Aire de 28.300. Si a
esto añadimos 4.000 cuadros de mandos de los cuerpos comunes, se concluye
la cifra de 180.000.

Si se estudia la relación entre la población y la dimensión de las
Fuerzas Armadas, el modelo acordado por el Congreso tiene unos parámetros
similares a los de los demás países europeos. Francia ha decidido
encuadrar en sus ejércitos al 0,66 de esos ciudadanos; Italia, al 0,5;
Alemania, al 0,6. Estas cifras son similares a las de España, que se
situará en el 0,45. Sin embargo, el trabajo de consolidación y
perfeccionamiento de nuestro modelo de Fuerzas Armadas no sólo se
circunscribe al ajuste de plantillas y a la consecución de los
porcentajes de profesionalización que se encuentran previstos. La mejora
global de los ejércitos precisa también --y es uno de los objetivos
esenciales-- atender al perfil profesional de nuestros militares. La
mejora de la eficacia de la organización se sustenta tanto en el
entramado normativo cuanto en el grado de cualificación de todos y cada
uno de los profesionales que la integran.

Del mismo modo, quiero también llamar su atención sobre un hecho que a
menudo pasa inadvertido cuando se analiza y valora el proceso de
transformación llevado a cabo en nuestras Fuerzas Armadas. La necesidad
de conseguir un empleo más eficiente de los recursos humanos en unos
momentos en los que se han de atender nuevas y más complejas misiones
añadidas a las que tradicionalmente tenían encomendadas los Ejércitos.

Es éste un fenómeno común a todas las naciones occidentales derivado
tanto de las nueva situación estratégica mundial (menores amenazas,
mayores riesgos) como de factores económicos bien conocidos. Ambos
condicionamientos han llevado a disminuir el volumen de las Fuerzas
Armadas y a optar por unas menos numerosas pero mucho más especializadas
y con posibilidades ciertas de incrementar su número con relativa
celeridad mediante la incorporación de reservas.

Este último aspecto de la incorporación de reservas debe ser objeto de
un profundo estudio y reglamentación, ya que la situación actual demanda
mayor atención a los mecanismos de refuerzo de las Fuerzas Armadas en
tanto que han de garantizar respuestas adecuadas a previsibles
situaciones de conflicto a partir de un volumen de fuerzas reducido.

En lo que se refiere a la defensa el factor humano es un bien que debe
administrarse lo mejor posible, como cualquier otro aspecto, pero aquí
particularmente. Esto obliga a realizar un esfuerzo de racionalización
y de mejora general de gestión del personal que integra la organización
de la defensa. En otras palabras, señorías, debemos hacer más con menos
y debemos hacerlo mejor.

Conviene recordar que hace diez años los efectivos de los ejércitos
sumaban un total de 375.000 hombres, con un número de cuadros de mando
superior a los 66.000. De acuerdo con las previsiones, al final del
presente año la disminución alcanzará el entorno de 155.000 personas y
estaremos en una cifra de algo más de 220.000 efectivos, los cuales, como
ustedes saben, habrán de continuar reduciéndose hasta situarse en los
180.000 a que antes me refería.

Pero no sólo se trata de hacer cuadrar los números. Es preciso planificar
adecuadamente las acciones para establecer la cifra necesaria de
militares de carrera por cuerpos, escalas y empleos militares y también
--más adelante me referiré a ello con mayor amplitud-- para decidir los
efectivos de tropa y marinería que deben cubrirse con personal
profesional y los que corresponden a la prestación del servicio militar,
así como los cupos de militares de empleo en la categoría de oficial.

Conforme a estos objetivos se definió un plan cíclico destinado a
garantizar la continuidad de las actuaciones en materia de personal
militar profesional, de modo que sea



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posible ajustar los efectivos existentes en la actualidad a los fijados
en la Ley de Plantillas y acomodar progresivamente los modelos de carrera
a lo dispuesto en la Ley 17/1989.

La aplicación anual de este plan, de 1 de julio a 30 de junio del año
siguiente, ha permitido hasta el momento efectuar el seguimiento y
previsión de la evolución de cada escala y consecuentemente ha permitido
también determinar los cupos de paso a la reserva con carácter
voluntario. Asimismo, las plantillas anuales, las zonas del escalafón
para el ascenso y cuantos elementos requieren la permanente regulación
de este personal.

Para el ciclo 1996-97 y de acuerdo con estos fines, se ha elaborado una
guía de planeamiento en la que se recogen las premisas necesarias para
desarrollar las propuestas de los cuarteles generales y de la Secretaría
de Estado. La precoordinación de la guía permitirá una determinación más
rápida, más ágil, más sencilla, de las plantillas transitorias, de las
plazas de reserva, de la reserva transitoria y de las zonas de
evaluación. La guía aporta también la novedad de permitir un ajuste
progresivo a la plantilla y al modelo de carrera de forma escalonada
durante los sucesivos ciclos.

Complemento necesario de estas medidas es el control de los ingresos en
las Fuerzas Armadas, de modo que, sin apartarnos del objetivo de
reducción, se asegure una adecuada renovación del personal de los
Ejércitos. Ello exige fijar un modelo general de los cupos de ingreso que
cada año ha de aprobar el Gobierno teniendo en cuenta que no pueden ser
decididos únicamente en función de lo que existe hoy, sino de acuerdo con
lo que necesitaremos mañana. Es una tarea a la que daremos prioridad
desde el convencimiento de que sólo con una adecuada planificación en el
presente será posible alcanzar aquello que queremos consolidar en el
porvenir.

En este mismo sentido próximamente verá la luz un nuevo reglamento de
ingresos que regulará los distintos sistemas de acceso y promoción en las
Fuerzas Armadas y la Guardia Civil. El todavía vigente Reglamento General
de Ingresos, de 4 de mayo de 1990, se ha visto afectado en alguno de sus
contenidos por la Ley Orgánica del Servicio Militar y los Reglamentos que
la han desarrollado. Igualmente, otras normas, como la Ley de Régimen
Jurídico para las Administraciones Públicas de diciembre de 1992, la Ley
de Plantillas de 1993 o la nueva Ley de Régimen del Personal de la
Guardia Civil de 1994, han influido en la reglamentación del acceso a los
ejércitos y al Instituto Armado, por lo que conviene ahora aprobar el
nuevo reglamento de ingresos, que unificará y homologará cuatro aspectos
que convergen en la ordenación de esta materia.

Por lo que respecta al desarrollo de la tantas veces citada Ley 17 del
año 1989, su aplicación ha requerido, a lo largo de estos seis años, un
considerable esfuerzo, ya que buena parte de las materias que regula
tienen una significación particular de cara al modelo de ejércitos en el
que estamos empeñados y que trasciende lo que sería una mera
normalización de los diferentes aspectos que integran la carrera militar.

Así, elementos fundamentales de cara al futuro de los ejércitos, como las
directrices para la elaboración de los planes de estudios o la regulación
de la tropa y marinería profesionales, se han visto directamente
afectados por esta ley, cuyo pleno desarrollo, que está próximo a
finalizar, se ha materializado en la aprobación de 49 disposiciones: 23
con rango de real decreto, 15 órdenes ministeriales y otras 11 normas
complementarias.

Con relación a los temas pendientes, el objetivo fundamental de mejorar
la gestión está muy presente en los trabajos que se realizan para
completar la aplicación de esta ley. Con esta orientación, actualmente
se trabaja en la reglamentación de la asignación de destinos del personal
militar, de tal forma que, en beneficio de los intereses de la
organización, se primen los méritos acreditados con la preparación
profesional y el desempeño de los cometidos asignados y se incentive la
promoción de los más aptos. Esta materia se encuentra hoy regulada por
la Orden Ministerial 120/1993, relativa a la clasificación y provisión
de destinos del personal militar profesional, que constituyó un primer
intento de regularlos de acuerdo con la ley. A raíz de la publicación de
esta norma, ya se anunció la intención del Departamento de perfeccionarla
de acuerdo con la experiencia que habría de proporcionar su puesta en
práctica. La experiencia acumulada tras dos años de aplicación va a
permitir, pues, abordar con carácter inmediato su perfeccionamiento a la
luz de criterios contrastados y va a permitir también incorporar las
soluciones adecuadas para la casuística que se ha producido hasta este
momento.

El personal civil de la Defensa es un colectivo al que no siempre se hace
alusión, pese a estar constituido por cerca de 45.000 personas --más de
7.000 funcionarios y unos 37.500 laborales--, con tareas que son
esenciales para el funcionamiento de la organización. En la medida en que
los ejércitos están reduciendo sus efectivos militares, sus integrantes
deben centrarse mayoritariamente en los cometidos que les son propios,
dejando al personal civil o a contratas de servicios la realización de
funciones no estrictamente militares que, no obstante, resultan
indispensables para el buen funcionamiento de las unidades. Existe un
gran número de necesidades de todo tipo que, sin ser de naturaleza
estrictamente castrense, precisan ser atendidas y que son esencialmente
las que realiza este personal civil. En consecuencia, la búsqueda de un
mayor grado de eficacia en la gestión de los recursos humanos aconseja
adoptar una visión de conjunto a la hora de planificar el futuro de la
organización y determinar los puestos que deben ser ocupados por uno u
otro personal.

En lo que respecta al personal civil afectado por los cierres y traslados
de centros militares, como consecuencia del proceso de redespliegue de
las Fuerzas Armadas, en julio de 1994 se firmó con los representantes
sindicales un acuerdo sobre condiciones aplicables en caso de
reestructuración de establecimientos, al amparo del cual se han
recolocado ya 1.152 trabajadores de un total de 1.260 afectados hasta el
momento por estos procesos. Está pendiente de aprobarse el próximo día
21, en la mesa de retribuciones y empleo constituida en el Ministerio
para las Administraciones Públicas, al amparo de los acuerdos
Administración-sindicatos, el plan de empleo operativo del Ministerio de
Defensa, donde se contemplan todo tipo de acciones para afrontar estas
circunstancias, incluido el plan de



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formación, que faciliten la recolocación de excedentes en las áreas
deficitarias.

Todas las líneas de trabajo en favor de la mejora en la utilización de
nuestros recursos humanos necesitan, obviamente, de un esfuerzo para
introducir criterios de eficacia en una gestión que debe verse apoyada,
además, por nuevos y mejores instrumentos de apoyo a la toma de
decisiones. Esta necesidad, sentida desde hace tiempo por los
responsables de la política de personal del Departamento, tendrá una
adecuada respuesta en breve plazo gracias al programa de información del
personal de Defensa, Siperdef, que se encuentra en fase avanzada ya de
realización. Este nuevo sistema se configura como una base de datos
única, sobre la que, con procedimientos comunes, se realizará por parte
de todos los usuarios la actualización de datos, las consultas y la
gestión integrada y descentralizada del personal al servicio del
Ministerio de Defensa, incluyendo la gestión de plantillas y nóminas y
el seguimiento presupuestario del capítulo I, proporcionando información
rápida y fiable, de carácter individual o colectivo, a todos aquellos
centros, directivos o de gestión, que pudieran precisarla.

El sistema engloba a todos los colectivos, a excepción del que realiza
el servicio militar e incluye al personal de carrera de los tres
ejércitos y cuerpos comunes, personal militar de empleo, militares
profesionales permanentes de la categoría de tropa y marinería, alumnos
de los centros docentes militares de formación, alumnos para el acceso
a militares de empleo y personal civil funcionario y laboral. Con esta
estructura se pretende alcanzar dos objetivos fundamentales: la
integración, permitiendo el acceso desde cualquier terminal del sistema
al conjunto de los datos, lo que posibilitará la obtención de información
en tiempo oportuno, y la fiabilidad y actualidad de los datos al
contemplar la unicidad del registro y de las tablas. Pero el empleo de
estas nuevas herramientas no sólo permitirá mejorar la eficacia de los
procesos de gestión sino que, además, facilitará el acceso a una
importantísima fuente de información y posibilitará el ahorro de
importantes recursos humanos dedicados en la actualidad a la gestión,
pagaduría de haberes, etcétera.

En sintonía con lo anterior, la mejora en el empleo de los recursos
humanos está también relacionada, señorías, con la determinación de lo
que podríamos llamar perfiles a que deben responder los profesionales de
las Fuerzas Armadas, los cuadros de mando, la tropa y la marinería. Este
perfil incluye tanto los valores que definen a la persona y la formación
cultural que le permita vivir integrado en la sociedad, como las
características de su capacitación profesional, sus condiciones físicas,
sus condiciones psicológicas, sus cualidades de liderazgo y su capacidad
para adaptarse al desarrollo de la ciencia y de la técnica. Ha de tener
un tronco común, pero ha de recoger las peculiaridades de los distintos
ejércitos y, dentro de los mismos, las de los cuerpos, escalas y
especialidades.

Esta última es precisamente una de las líneas de trabajo sobre las que
actualmente se está desarrollando un gran esfuerzo desde la Secretaría
de Estado, por cuanto tiene que ver con el ejercicio profesional en las
Fuerzas Armadas y, en particular, el cometido de la carrera militar. Como
SS. SS. saben, en el conjunto de los militares profesionales, los de
carrera, con una relación de servicios con las Fuerzas Armadas de
carácter permanente, constituyen --y así lo señala el artículo 207 de las
Reales Ordenanzas-- la base orgánica de las Fuerzas. Se agrupan en
cuerpos, según los cometidos que les corresponde cumplir, y en escalas,
dependiendo de la formación necesaria para desempeñarlos. Pues bien, la
delimitación detallada de estos cometidos y de las facultades necesarias
para desarrollarlos, así como la determinación del ámbito concreto de
actividad en que deben desenvolverse, es el principal objetivo de un
proyecto de reglamento que, tras amplias reflexiones previas, viene
siendo estudiado desde enero pasado por una comisión designada al efecto
y que el Ministerio se propone presentar al Gobierno tan pronto como sea
posible y, en todo caso, antes de que finalice la presente legislatura.

Más allá de cualquier planteamiento puramente funcional, este reglamento
constituye un paso más en el esfuerzo por lograr una óptima cualificación
profesional de los cuadros de mando. La actividad de los militares debe
de ser cuidadosamente reglada para que puedan desempeñar con eficacia
funciones de responsabilidad creciente. En una institución como las
Fuerzas Armadas, la actuación profesional de sus miembros,
particularmente en el ejercicio del mando, no puede quedar al azar. Un
mando militar debe ser producto de un proceso dirigido que combine
adecuadamente los períodos de formación con los de obtención de
experiencia en el ejercicio de sus cometidos. Para cada cuerpo y escala,
y para cada especialidad, deberá, por lo tanto, diseñarse el perfil o
perfiles de carrera que mejor respondan a las funciones de sus miembros.

La tipificación de estos perfiles sirve aún a otra finalidad, como es la
evaluación y clasificación de los oficiales y de los suboficiales. En el
sistema de selección implantado por la Ley 17/1989 para el ascenso a la
asignación de mandos y otros destinos de especial responsabilidad o
cualificación, la evaluación es comparativa. Es indudable que la
homogeneización de los servicios de personal evaluado proporcionaría
términos claros para su comparación.

Todo lo anterior está relacionado íntimamente con la enseñanza miliar.

Buena prueba de ello es la inclusión de la mayor parte de las
especialidades fundamentales en los reales decretos de directrices de los
planes de estudios de la enseñanza militar de formación. La enseñanza
militar, señorías, ha de proporcionar --creo-- una formación integral.

Las Fuerzas Armadas son, por propia naturaleza, depositarias de los
medios de fuerza y administradoras de ella al ser constitucionalmente
responsables de la defensa del Estado. De aquí que no le baste al futuro
profesional con adquirir la necesaria formación técnica, sino que a este
futuro profesional de las Fuerzas Armadas también le resulta necesario
una sólida formación humanística que le proporcione una adecuada
percepción de la sociedad en la que se encuentra inmerso.

La entrada en vigor de la Ley de la Función Militar proporcionó los
criterios clave con los que diseñar el modelo del militar de carrera que
ha de conformar el núcleo de los Ejércitos. Para este nuevo perfil de
militar ha sido necesario



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construir un modelo de enseñanza que equilibre las diferentes aéreas de
formación hasta lograr un sistema unitario y continuado; un sistema
integrado en el sistema educativo general y, a la vez, abierto, para
permitir ciertas capacidades de elección personal. Estos aspectos, junto
a la exigencia de una unidad de doctrina, criterios y procedimientos
internos de los ejércitos y, una vez más, de la economía de medios,
constituyen los principios en que se ha basado y se basa la reforma del
sistema de enseñanza militar.

Vuelve a plantearse aquí, de nuevo, el principio general de la
racionalización de los recursos, reflejado en los últimos años a través
de la correspondiente política de reorganización de los centros docentes,
para rentabilizarlos y lograr una mayor permeabilización con el entorno
social. Se ha tenido también en cuenta que si la universidad forma
técnicamente en áreas determinadas, como el Derecho, la economía, la
ingeniería, etcétera, sería redundante pretender una formación paralela
en estos campos. Por ello, los llamados cuerpos facultativos se nutren
de titulados ya formados en los centros civiles que complementan esta
formación con la necesaria para la incorporación a la Administración
militar.

Por el contrario, la formación precisa para el acceso a otros cuerpos
militares es tarea enteramente encomendada a la propia organización
militar. Esta función es la razón de ser de una estructura docente que
dispone hoy en día de más de 70 centros propios, donde se imparten
enseñanzas de formación, perfeccionamiento y altos estudios militares en
más de 300 cursos distintos, impartidos por cerca de 3.000 profesores
para unos 30.000 alumnos al año, lo que supone, sin duda, una fuerte
inversión anual.

La integración de este conjunto en el sistema educativo general se ha
puesto de manifiesto en la elaboración de las directrices generales de
los planes de estudios, que fueron informadas por el Ministerio de
Educación y Ciencia y aprobadas mediante real decreto. En estos momentos,
se han promulgado todas las directrices generales de los planes de
estudio para la enseñanza militar de formación de los grados superior,
medio y básico, así como de los planes de estudio de grado superior, de
formación de los cuerpos comunes y de los cuerpos de intendencia. Se está
trabajando en la elaboración de los planes de estudio de la escala media,
que serán 36 planes, y de la básica, que implicará 44 planes, así como
las de los cuerpos de ingenieros. Asimismo, se han redactado las
directrices generales de los planes de estudio de la Guardia Civil,
escalas superior y ejecutiva y escala de suboficiales y básica, y los
planes de estudio de la escala superior de este mismo cuerpo. Todo este
conjunto, deberá quedar aprobado en los próximos meses.

En paralelo con estas iniciativas, resulta también imprescindible
favorecer la colaboración por el Ministerio de Educación y Ciencia y,
dentro del sistema educativo general, especialmente con el nivel
universitario. Se trata, por una parte, de permitir el establecimiento
de sistemas de convalidación que faculten la obtención de titulaciones
civiles y, por otra, de posibilitar los oportunos conciertos con las
universidades, a fin de lograr tanto la integración del profesorado civil
en los cuadros de profesores de los centros militares, como del
desarrollo de determinadas materias o áreas en centros del sistema
educativo general. En este sentido, se han celebrado ya convenios con
todas las universidades próximas a las academias militares y se han
llevado a la práctica algunas de sus cláusulas, como ocurre con la
docencia del profesorado civil; convenios, por ejemplo, con la
Universidad de Castilla-La Mancha, la de Murcia, la de Valladolid, la
Politécnica de Madrid, etcétera. Todos ellos arrojan excelentes
resultados, como especialmente se puede comprobar en la Academia General
del Aire y en la Academia General Militar.

De otro lado, la diversificación del acceso a la enseñanza militar se ha
llevado a cabo mediante sistemas de promoción interna, de acceso directo,
y los correspondientes paramilitares de empleo. Por otra parte, también
se ha desarrollado un proceso de unificación de dicho acceso, mediante
el establecimiento de pruebas de ingreso comunes para todos los
Ejércitos. En esta área es preciso subrayar el incremento de opositores
que concurren cada año para acceder a las Fuerzas Armadas, siendo
previsible que se consolide esta tendencia en los próximos años. Les
pongo ejemplos.

En la escala superior de los cuerpos generales de los Ejércitos
(infantería de Marina y de la Guardia Civil), se ha experimentado la
siguiente sucesión. De 1.401 opositores en 1992 para 248 plazas, a 2.048
en 1993 para 297 plazas; 3.067 opositores para 249 plazas el pasado año
y 3.185 aspirantes para 234 plazas en el presente año.

En cualquier caso, señorías, la enseñanza militar de formación no agota
los distintos niveles que fija la Ley 17/1989. Junto a ella se sitúa
también la enseñanza militar de perfeccionamiento y, como decía, los
altos estudios militares. Hay todavía un largo camino que recorrer en
estas áreas y se han iniciado ya los trabajos respecto de la ordenación
de los altos estudios militares de capacitación de ascenso a general y
de los cursos de Estados Mayores, intentando, una vez más, racionalizar
los recursos y unificar y concentrar las fases que se identifican en
ámbitos comunes. Está previsto finalizar en breve el desarrollo de los
cursos para oficiales generales, con el establecimiento de un período
común para los tres Ejércitos, que se iniciará en el segundo semestre del
próximo año.

Respecto de los cuerpos comunes, cabe subrayar un proyecto, que se
encuentra en fase de programación, consistente en ubicar en un mismo
«campus» los centros de enseñanza propios de los cuerpos comunes y
aquellos destinados a enseñanzas que son conjuntas para todos los
miembros de las Fuerzas Armadas, con el fin de racionalizar los recursos
disponibles y dotar de una identidad propia a estos cuerpos de las
Fuerzas Armadas, así como de crear un espacio capaz de constituir un
grupo de escuelas que esté coordinado y posea servicios comunes. Este
«campus» contribuirá positivamente y mejorará la calidad de la enseñanza
de estos Cuerpos.

Quiero señalar, por último, que la preparación, planteamiento y
desarrollo de la política de enseñanza no sería eficaz sin un proceso
posterior de supervisión y dirección de su ejecución. A través de la
Dirección General de Enseñanza



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del Ministerio de Defensa, esta Secretaría de Estado, junto con las
correspondientes direcciones de enseñanza de los Ejércitos, lleva a cabo
un control y evaluación rigurosos de esta política, lo que hace de la
tarea inspectora una pieza fundamental en la labor educativa.

Señorías, todo lo anterior nos lleva a identificar otra línea de trabajo,
cual es la racionalización de la organización de las Fuerzas Armadas para
alcanzar la mayor eficacia operativa en consonancia con los medios de que
dispone y con la estructura y funcionamiento de los órganos centrales y
periféricos del Departamento. Para ello, es preciso incrementar su
funcionalidad y su efectividad, lo que se traduce en identificar y, en
su caso, eliminar duplicidades en los cometidos que en el ámbito del
órgano central (los cuarteles generales y las delegaciones de defensa,
a las que me referiré más adelante con más detalle) se desarrollan. La
racionalización exige, pues, la redistribución de dichas funciones, la
atribución a cada escalón de aquellas que le son propias y la
simplificación del funcionamiento general de la organización.

En este sentido, y aunque su contenido trasciende del ámbito estricto de
la política de personal, quiero anunciarles que está en fase de avanzada
elaboración un real decreto por el que se modificará parcialmente la
estructura orgánica del Ministerio de Defensa. Se trata de actualizar y
definir con mayor claridad las atribuciones que corresponden al Jefe del
Estado Mayor de la Defensa y a los jefes de los Estados Mayores de cada
uno de los Ejércitos, con el objeto de mejorar la eficacia conjunta de
la Fuerza. Como recordarán, el Decreto 1/1987, de 1 de enero, por el que
se determinaba la estructura orgánica básica del Ministerio de Defensa,
acentuaba el carácter eminentemente operativo de las funciones del Jefe
del Estado Mayor de la Defensa. No obstante, y en sintonía con los
cambios que se vienen produciendo en las estructuras operativas de los
ejércitos de las naciones de nuestro entorno, el Plan Estratégico
Conjunto, aprobado a mediados del presente año, insiste en la necesidad
de reforzar su figura como máximo responsable de la cadena de mando
operativo de las Fuerzas Armadas. En consecuencia, se ha procedido a
revisar la asignación de competencias del JEMAD y de los jefes de Estado
Mayor de los Ejércitos, de manera que se facilite la identificación de
las funciones propias de la cadena de mando operativo y de aquellas otras
que corresponden a la estructura orgánica. Estas últimas constituirán el
grueso de las competencias de los cuarteles generales, a fin de preparar,
adiestrar y administrar los recursos humanos y materiales que nutren las
Fuerzas Armadas. Ello requerirá también la revisión de la estructura de
los cuarteles generales, del apoyo a la fuerza de los tres Ejércitos y
de la correspondiente a los mandos regionales, para determinar las
modificaciones precisas de cara al nuevo diseño y misiones de las Fuerzas
Armadas.

De otra parte, la racionalización en la estructura y funcionamiento de
nuestra organización de defensa debe pasar también por el análisis
riguroso del tipo de servicios de que debe dotarse y evitar, en cualquier
caso, recargarla con aquellas tareas que encuentran una adecuada
satisfacción en el conjunto de la sociedad. No tiene sentido alguno,
señorías, mantener en el seno de las Fuerzas Armadas estructuras
encargadas de ofrecer prestaciones generales en materia de educación o
de servicios sociales que son competencia de otros organismos de la
Administración central o autonómica y que, además, tienen en ellos una
cobertura satisfactoria. En este marco, podemos incluir también los
reconocimientos médicos del personal que constituye el reemplazo anual
del servicio militar y que este año han comenzado a realizarse por parte
del Insalud. Así, de los 216.207 jóvenes a los que se asignará destino
para 1996, algo más del 31 por ciento han pasado examen médico en los
centros sanitarios civiles. Es deseo del Ministerio que en el futuro
estas actividades continúen realizándose hasta alcanzar a la totalidad
del reemplazo, ya que, junto a lo que ello tiene de racionalización de
los servicios, supone una mayor implicación del conjunto de los
organismos e instituciones del Estado en las tareas que tienen que ver
con nuestra seguridad y con nuestra defensa. Es la sociedad española en
general y no únicamente la organización de las Fuerzas Armadas la que
debe contribuir conjunta y solidariamente a este esfuerzo.

La aportación colectiva de todos a la defensa nacional encuentra su
máxima representación en el reconocimiento constitucional del derecho y
del deber de defender a España a través del servicio militar, cuya
reforma y puesta al día han tenido una gran importancia en el proceso de
modernización de las Fuerzas Armadas. El acuerdo del Congreso del año
1991 a que antes he invocado propugnaba una modernización y una mejora
de las condiciones generales de realización del servicio militar para
adecuarlo a las nuevas necesidades de la defensa y a las características
de la sociedad española de finales del siglo.

Estos aspectos quedaron recogidos en la Ley Orgánica del Servicio
Militar, donde se estableció un nuevo modelo de servicio militar en
España que redujo su coste personal y social para los jóvenes adaptándose
mejor a los requerimientos operativos de los Ejércitos. El conjunto de
principios contenidos en la Ley del Servicio Militar, la configuración
de un servicio militar de nueva planta y el desarrollo de la tropa
profesional para hacer viable el modelo mixto, requirió un posterior
desarrollo reglamentario. Así la imperiosa necesidad de poner en marcha
el modelo mixto obligó a adelantar al año 1992 el reglamento de tropa y
marinería profesionales para compensar las pérdidas de hombres que iba
a suponer la reducción a nueve meses del servicio militar.

Asimismo y con posterioridad hubo que regular con mayor detalle todo lo
referente a las tareas previstas a la incorporación de los jóvenes a las
Fuerzas Armadas, así como las actividades y régimen de vida de los
soldados de reemplazo durante su permanencia en los lugares donde
realizan el servicio.

El primero de dichos aspectos quedó concluido con la aprobación en 1993
del reglamento de reclutamiento, que ha supuesto un importante avance,
tendente a facilitar a los futuros soldados del reemplazo un abanico de
opciones entre las que elegir a la hora de solicitar su servicio militar.

Es lo que popularmente se ha dado en llamar mili a la carta y que
posibilita que un alto porcentaje de jóvenes vea atendidas



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total o parcialmente sus preferencias sobre el ejército, demarcación
territorial, mes de incorporación y área de cometidos a la hora de
realizar el servicio militar. La ley configura así un sistema doble para
que los jóvenes manifiesten sus preferencias con respecto al servicio
militar, bien solicitando algunas de las plazas de la oferta de plazas,
de la OPLA, bien señalando el lugar o el momento para su realización.

Así, del reemplazo de 1995, un 87 por ciento de los jóvenes vio
satisfechas todas las preferencias manifestadas, y un 92 por ciento
algunas de ellas. En lo que se refiere al reemplazo de 1996 se han
ofertado 60.216 plazas para la realización del servicio, que, junto con
las opciones de preferencia sobre mes de incorporación y lugar de
realización del servicio, han sido solicitadas por un 77,8 por ciento de
los 216.207 jóvenes a que antes me refería.

Todo lo relacionado con la mejora general de las actividades de los
soldados y marineros del reemplazo durante su estancia en los ejércitos
quedó recogido hace ahora un año en el reglamento del servicio militar.

Este texto supuso sin duda un hito en la legislación española al regular
de forma específica y por primera vez materias como los derechos y
deberes de los militares de reemplazo, ya contenidas en la Ley Orgánica
13/1991 pero necesitadas de desarrollo, así como los tiempos de trabajo
o los métodos de instrucción y adiestramiento.

Llegados a este punto quisiera hacer una muy breve reflexión sobre lo que
supone la realización de este servicio a la comunidad durante este
período de encuentro con lo militar por parte de quienes «a priori» no
han elegido este ámbito para su futura dedicación profesional. Las
experiencias vividas por cada ciudadano durante su servicio militar no
sólo conforman un estado de opinión sobre éste, sino que a la vez
influyen en la imagen pública de las Fuerzas Armadas, con todo lo que
ello tiene de trascendencia a la hora de recabar el respaldo y apoyo del
resto de la sociedad a los proyectos del futuro de la defensa.

Desde esta perspectiva, como desde otras muchas, cuantas iniciativas se
tomen al respecto en la regulación de este período de la vida de los
jóvenes españoles deben contemplar también estos aspectos y procurar que
las condiciones de vida se adecuen a las existentes en el conjunto de la
sociedad, con el fin de que sea mejor comprendido y mejor aceptado. En
este sentido, recientemente se ha puesto en marcha un plan de calidad de
vida de la tropa y marinería, con acciones concretas destinadas tanto a
mejorar las condiciones de alojamiento, de alimentación y de viajes como
a articular nuevas vías para la formación ocupacional, acceso a
información de carácter sociolaboral, desarrollo de actividades
socioculturales, prevención de drogas y asistencia a los soldados y
marineros durante su permanencia en los Ejércitos.

Esta política, al igual que la ya iniciada el año anterior para paliar
el coste económico que el servicio puede suponer para el personal de
reemplazo y gratificar económicamente a quienes lo realizan en puestos
que exigen una especial dedicación o un especial sacrificio, debe contar
con una adecuada asignación de recursos. Es ésta una línea de acción que
da cumplimiento al mandato parlamentario del año 1991 y que debe
comprometernos a todos en la tarea de hacerla posible mediante la
correspondiente política presupuestaria.

En cualquier caso y pese a las dificultades, la conclusión, señorías, es
que el servicio militar goza actualmente en España de buena salud. Las
perspectivas de reclutamiento son satisfactorias y permiten afrontar con
confianza no sólo las necesidades del reemplazo actual, sino también la
cobertura de aquellas otras plazas que en el futuro deberán ocupar la
tropa y marinería profesionales en la medida en que se avance en la
consecución de los porcentajes previstos de militares de empleo de esta
categoría.

Complemento necesario del servicio militar en el modelo mixto de Fuerzas
Armadas. La figura del militar de empleo en la categoría de tropa y
marinería profesionales quedó regulada en el año 1992 a través del
correspondiente reglamento, que desarrolló lo previsto en las leyes de
la Función Militar y del Servicio Militar y estableció un marco más
amplio para que los jóvenes españoles que así lo deseen puedan hacer
carrera profesional en los ejércitos. Se trata, en síntesis, de que el
modelo permita satisfacer tanto las expectativas de los propios soldados
y marineros profesionales como las necesidades de las Fuerzas Armadas.

La respuesta de la juventud española al perfil del profesional militar
que se oferta y al modelo diseñado ha resultado ampliamente satisfactoria
desde su implantación. En 1992, los efectivos de tropa y marinería eran
17.260; un año después, en 1993, se habían incrementado hasta 18.355, y
a finales de 1994 ascendían a 28.344. Con este ritmo se prevé finalizar
el año con 31.574 soldados y marineros profesionales, cifra que, de
acuerdo con los incrementos anuales estimados, debería elevarse el año
próximo en unos 3.500 más.

Quiero trasladarles mi preocupación por lo que se refiere a la
disponibilidad de recursos económicos de cara a la consecución de la tasa
de profesionalización prevista para el modelo mixto. Los esfuerzos en
este campo se orientan actualmente a continuar con la incorporación de
soldados y marineros en número suficiente, lo que requiere unas
inversiones crecientes en este capítulo y que anualmente deben revisarse
al alza. Quiere ello decir que si este año hemos dispuesto de unos 45.000
millones de pesetas para los actuales soldados y marineros profesionales
con que acabaremos el año 1995, para el próximo ejercicio será necesaria
--y así estaba previsto en el proyecto de ley de presupuestos generales
para el año 1996-- una cantidad mayor para hacer frente a estas nuevas
incorporaciones. Será, por tanto, necesario continuar trabajando en este
sentido hasta alcanzar los objetivos que nos habíamos fijado.

De cara a su consecución el Ministerio ha puesto en marcha también
diversas medidas para facilitar el acceso de los jóvenes a las Fuerzas
Armadas como soldados y marineros profesionales; ha mejorado las
condiciones materiales de realización del servicio; ha incrementado las
retribuciones y ha desarrollado una serie de actuaciones concretas
destinadas a facilitar la reincorporación al mercado laboral de quienes
finalizan sus compromisos. De otro lado y con vistas a favorecer la
promoción profesional en



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el seno de los Ejércitos para los militares de empleo en la categoría de
tropa y marinería, se ha procedido a establecer una reserva de plazas del
60 por ciento para el ingreso de este personal en las escalas de
suboficiales y del 50 por ciento para la Guardia Civil.

También se está trabajando actualmente en la mejora de las condiciones
de desarrollo de su carrera profesional en los Ejércitos con medidas
destinadas a completar y perfeccionar el régimen profesional de los
militares de empleo de esta categoría. Ello implicará la definición de
unas normas que atienden a aspectos como destinos, especialidades,
ascensos, etcétera, y el desarrollo de nuevos y más amplios mecanismos
que faciliten su retorno a la vida civil.

Paso ahora, señorías, a referirme a los asuntos relativos a la justicia
militar que, quiero recordarles, es una justicia que se limita
estrictamente al ámbito de las Fuerzas Armadas y a la que únicamente le
competen los asuntos particularmente vinculados a los fines de la
institución militar. Como saben el problema de la constitucionalidad de
la jurisdicción castrense quedó zanjado por nuestro Tribunal
Constitucional, a través de su sentencia del 6 de julio del presente año,
en donde señaló que la jurisdicción militar tiene pleno reconocimiento
constitucional a través del artículo 117 de la norma fundamental. Una vez
consolidado el modelo procede perfeccionarlo.

La realidad actual de las Fuerzas Armadas, así como la nueva regulación
de carácter administrativo, incorporada por la Ley de la Función Militar
y la Ley Orgánica del Servicio Militar y los criterios jurisprudenciales
mantenidos por la Sala Quinta del Tribunal Supremo y por el Tribunal
Constitucional, recomiendan que manteniendo las líneas generales de la
reforma de la pasada década, se proceda a una paulatina revisión de las
leyes penales y disciplinarias militares, así como de la Ley Procesal
Militar.

Por lo que se refiere a la modificación del Código Penal Militar está
justificada por la aprobación de la nueva Ley Orgánica del Código Penal,
cuya repercusión en alguno de los preceptos integrantes del Código Penal
Militar parece evidente. En este sentido habrá que contemplar la nueva
redacción del concepto y naturaleza jurídica del delito culposo, al
sustituirse en el proyecto de Código Penal común el término culpa por el
de imprudencia, mucho más perfecto, y la adecuación de circunstancias
eximentes, atenuantes, y la agravante de reincidencia, así como la
consideración del encubrimiento como delito autónomo, influyendo, además,
la adopción de un nuevo sistema penológico, contemplada genérica y
específicamente para cada delito, con la supresión de las penas de
muerte, confinamiento y destierro y la sustitución y diferenciación de
las accesorias de suspensión de empleo o cargo público.

De otro lado la reforma del Código Penal Militar debe tener en cuenta la
adaptación de la terminología jurídica utilizada a la derivada del actual
Derecho Internacional, al sustituir la tradicional locución «en tiempos
de guerra», por la técnicamente más acertada de «en caso de conflicto
armado», que es la empleada en el Derecho Internacional, que ha asumido
España. Igualmente influye la introducción de nuevas figuras delictivas
militares, como la malversación de caudales, o la introducción de drogas
en lugar militar.

Con relación a la reforma del régimen disciplinario de las Fuerzas
Armadas conviene mejorar su técnica legislativa y será preciso
reexaminarlo, con objeto de adecuar sus preceptos a las reformas
orgánicas y legislativas que se han llevado a cabo.

Quiero señalar también que la nueva organización y distribución de las
Fuerzas Armadas en el territorio nacional podría recomendar una
reubicación de los órganos jurisdiccionales y posiblemente una reducción
de los mismos, lo que supondrá una revisión de la Ley de Planta y
Organización Territorial de la jurisdicción militar. Consecuencia de esta
modificación sería una redistribución de las plantillas del Cuerpo
Jurídico Militar, orientada a atender las cada vez mayores necesidades
de asesoramiento jurídico.

Por último, con relación a la Ley Procesal Militar son causas de su
modificación la necesidad de agilizar la tramitación y resolución de
procedimientos judiciales, desde la fase de instrucción hasta la fase de
vista, sobre todo para conseguir un pronunciamiento, en el supuesto de
militares de reemplazo, antes de su pase a la situación de reserva.

Dentro de lo que son las políticas de apoyo al personal que se
desarrollan desde esta Secretaría de Estado procede hablar, aunque sea
también muy brevemente, de los asuntos relativos a las viviendas
militares. A este respecto las líneas de actuación del Departamento están
orientadas fundamentalmente hacia la mejora y agilización de la
rehabilitación y adjudicación de viviendas logísticas, manteniendo, al
mismo tiempo, un adecuado programa de nuevas construcciones para atender
las nuevas necesidades derivadas del reagrupamiento de las unidades. Para
cubrir estas necesidades previstas el Invifas tiene como meta construir
entre 200 y 300 viviendas anuales. Este año finalizaremos con la
construcción de 358, y la previsión de obra nueva para 1996 se estima en
un coste de 2.200 millones de pesetas.

Asimismo se trabaja en la solución de las ocupaciones irregulares de
forma que el cumplimiento estricto de la norma sea compatible con la
adopción de medidas individualizadas en aquellos casos en los que puedan
concurrir situaciones sensibles.

En el apartado de fomento del acceso a la propiedad se van a desarrollar
un conjunto de medidas complementarias a las actualmente en vigor
--oferta de suelo del Invifas y subsidiación por el Isfas de intereses
en préstamos hipotecarios--, con el objetivo de fomentar el
cooperativismo entre el personal militar y de aumentar sustancialmente
la oferta de suelo en condiciones ventajosas a dicho colectivo mediante
convenios de colaboración entre Invifas y Gerencia de Infraestructura de
la Defensa, y entre el Ministerio de Defensa y otras entidades de
carácter público. Actualmente existen 61 cooperativas que se han dirigido
al Instituto solicitando terrenos.

Por lo que respecta a la política sanitaria en el ámbito de las Fuerzas
Armadas, uno de cuyos elementos es la red hospitalaria militar, quiero
señalar que nuestro objetivo actual



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es lograr una red adecuada a las necesidades reales de los Ejércitos.

Esto ha requerido la puesta en marcha de un proceso destinado a
rediseñarla, de manera que se potencie la sanidad logístico-operativa y
se obtenga un mejor rendimiento de los recursos humanos y de los recursos
materiales de que disponemos.

Conviene recordar en este sentido que la red sanitaria militar fue
diseñada para atender las necesidades de unos Ejércitos de 370.000
militares en activo, cifra que se ha reducido en los últimos años, como
antes he dicho, a 220.000 y continuará descendiendo hasta los 180.000
efectivos previstos en el modelo FAS 2000.

Además, los Ejércitos se encuentran hoy inmersos en un proceso de
redespliegue de sus unidades, que obliga a volver a plantearse la
distribución de los centros sanitarios militares, de modo que éstos se
encuentren donde realmente son necesarios. Las actuaciones concretas en
esta materia se materializarán, con vistas al año 1999, con la reducción
a 13 --en 1991 existían 17-- del número de centros hospitalarios
militares.

Quiero abordar, por último, los asuntos relativos a la organización
periférica del Ministerio de Defensa, constituida por la red de
delegaciones creada por el Real Decreto 2.206 del año 1993, de fecha 17
de diciembre, con la que se pretende homologar la estructura del
Departamento a la del resto de la Administración central para adaptarla
a la organización territorial del Estado y lograr una mayor aproximación
al ciudadano.

La consecución de estos objetivos ha llevado a concentrar en las
delegaciones todas las actividades administrativas comunes y las
estructuras periféricas del Departamento, con lo que se ha logrado,
además, simplificar y agilizar el funcionamiento de los diferentes
servicios y descargar a los Ejércitos de funciones burocráticas. Esta
iniciativa coincide con la filosofía de diferenciar entre las funciones
operativas o logísticas, que corresponden al área militar de la defensa,
y las de carácter burocrático, administrativo y de gestión que son las
que se concentran en las delegaciones de cada provincia.

Hasta la promulgación del Real Decreto existían más de 300 centros,
servicios y establecimientos periféricos, dependientes de los órganos
centrales de la defensa que desarrollaban sus funciones de manera
singular e inconexa. Esta situación implicaba problemas de gestión
económica y administrativa que provocaban un funcionamiento defectuoso
de los servicios. Para corregirlo la nueva administración periférica, más
simplificada, aspira a potenciar la cohesión interna de las estructuras
administrativas de carácter común, afectas a la defensa, y a poner en
marcha una utilización más eficaz de los medios y recursos humanos y
materiales. La entrada en funcionamiento de esta nueva organización
periférica se inició en mayo de 1994, de acuerdo con un calendario que
preveía su desarrollo de manera escalonada a lo largo de dos años. Esta
implantación gradual, que pretendía minimizar los problemas derivados de
cualquier reforma y compatibilizar la creación de las delegaciones con
la disponibilidad de inmuebles adecuados para sus instalaciones, dio
lugar a la inauguración en ese mismo año de 22 delegaciones
correspondientes a las diferentes categorías establecidas. Sólo en Ceuta
y Melilla, con carácter excepcional, las atribuciones de los delegados
serán desempeñadas por los respectivos comandantes generales.

De acuerdo con el programa previsto, a lo largo de 1995 se habrán creado
24 nuevas delegaciones, de modo que al final de año el Ministerio contará
prácticamente con toda la red provincial de delegaciones de defensa,
sobre la que descansará la nueva organización periférica del
Departamento. Esta estructura se verá completada en los primeros meses
de 1996 con la entrada en funcionamiento de las tres últimas,
correspondientes a La Coruña, La Rioja y Valencia, cuya inauguración ha
debido ser pospuesta por problemas, como antes señalaba, de ubicación.

A modo de reflexión última, señorías, me gustaría indicarles que todas
estas políticas particulares, que hoy se desarrollan desde la Secretaría
de Estado de la Administración Militar, tienen el objetivo común de
avanzar día a día hacia la consecución de unas Fuerzas Armadas en
consonancia con nuestras posibilidades reales y con el peso específico
que, como nación, debe ocupar España en el concierto internacional. En
este sentido, nuestro país ha afrontado cuantos cambios se han venido
produciendo en un entorno estratégico mundial, desde una posición
histórica favorable, porque el pueblo español ha superado el
aislacionismo de casi un siglo para incorporarse activamente al sistema
político, al sistema económico, al sistema de seguridad occidentales.

Después de décadas de ausencia, España se ha sumado a los foros
internacionales con energía renovada y participa hoy activamente en
cuantos proyectos de seguridad colectiva contribuyen a elevar los niveles
de seguridad en Europa y en el mundo.

Este nuevo concepto de seguridad basado en la responsabilidad compartida
ha precisado un cambio en la naturaleza de los ejércitos. De unas Fuerzas
orientadas exclusivamente a la defensa territorial se ha pasado a otras
en las que priman los criterios de funcionalidad y de movilidad,
capacitadas para desarrollar nuevas misiones dentro y fuera de nuestro
territorio y para actuar de manera coordinada en contingentes
internacionales. Se trata, en síntesis, de un ambicioso proceso de
reformas cuya paulatina consolidación permitirá contar, en los inicios
del próximo siglo, con unas Fuerzas Armadas plenamente operativas y
capaces de responder con eficacia a los retos del futuro. Un objetivo que
sin duda, señorías, es merecedor de los esfuerzos y sacrificios que será
todavía necesario realizar para su consecución y que han sabido asumir
con ilusión los integrantes de los ejércitos.




El señor PRESIDENTE: ¿Grupos que desean intervenir?
Por el Grupo de Izquierda Unida, tiene la palabra el señor Ríos.




El señor RIOS MARTINEZ: La verdad es que después de la explicación del
señor Secretario de Estado uno tiene la posibilidad de hacer dos cosas:
entrar en controversia con el conjunto de todas sus explicaciones sobre



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este proceso en la situación política actual, entrar en alguna precisión
o en alguna pregunta sobre lo que ha expuesto, sobre la revisión que ha
hecho del Ejército y la conclusión final que ha señalado acerca de
nuestras Fuerzas Armadas o simplemente hacer unos comentarios sobre los
cuatro ejes que yo considero centrales de todo el resumen que ha hecho
hoy de la situación en la que nos encontramos y la comparación que ha
venido haciendo en toda su intervención con la situación que teníamos
antes, dónde nos encontramos ahora y, más o menos, las metas hacia donde
podemos estar caminando.

Voy a optar por esta última línea, pero quisiera comentarle, respecto a
la parte final de su exposición, que me imagino que tendremos que avanzar
muchísimo en el campo de la seguridad colectiva de Europa y del mundo,
porque los conflictos siguen estallando a una velocidad tremenda, a pesar
de habernos incorporado y tener una capacidad, una movilidad y una
reacción colectiva amplias. De todas formas, es controvertida la
discusión de si debemos tener esos conciertos internacionales una
presencia defensiva, de promoción de la paz y de ayuda humanitaria o si
debemos tener otro tipo de presencia. Como lo primero que aprende uno es
que la mejor defensa es un ataque, ya liamos la discusión. Pero no voy
a entrar en eso. Voy a referirme a cuatro ejes de su intervención,
fundamentalmente buscando explicaciones que precisen o aclaren su
argumentación a lo largo de la mañana, por el orden seguido por usted.

Ha hablado del personal civil y su evolución, de su adaptación al propio
redimensionamiento de nuestras Fuerzas Armadas. Se ha referido también
a un plan de empleo de recolocación de excedentes en áreas deficitarias.

Como toda gran definición, a uno le gustaría que se le precisara. ¿Cuáles
son los excedentes que tenemos y cuáles son las áreas deficitarias? ¿Cuál
puede ser ese plan de empleo, de qué volumen?
Yo sé que esto está muy limitado, porque usted mismo ha hablado de 1.200
personas, de las que 1.100 ya tienen recolocación. Pero después de darnos
esa explicación ha dicho que están preparando un plan de empleo para este
personal civil --con esta frase que yo he anotado--. Me gustaría una
aclaración, porque cuando hablamos de excedentes nos referimos a personas
que nos sobran en algunos sitios y cuando hablamos de áreas deficitarias
nos referimos a sitios donde queremos colocarlos, readecuarlos con la
formación que sea precisa, con los procesos que podamos desarrollar.

En segundo lugar, se ha puesto en marcha un proceso de entendimiento de
nuestras Fuerzas Armadas, de nuestros profesionales de las Fuerzas
Armadas en el mismo ámbito que el resto de la Administración del Estado.

Siguiendo lo que fue la Ley 30, hemos intentado, con la adecuación de los
cuerpos y escalas de la carrera militar y toda nuestra propia estructura
militar, dotarnos de una evolución semejante. Usted ha sido optimista en
su intervención --y eso es bueno, porque para estar al frente de un
gobierno siempre es bueno ser optimista-- y nos ha anunciado que nos va
a presentar el reglamento en esta legislatura. Ya le advierto que hay que
darse prisa, porque esta legislatura, parece ser, si no me equivoco
mucho, que tiene su final en diciembre. Por tanto, tendrá que correr para
presentarnos ese reglamento, que ya tiene preparado, al Gobierno y a la
Cámara.

Mi pregunta es: ¿Cuáles son los desajustes que hemos encontrado? Porque
a mí, como grupo parlamentario, no me han dejado de llegar informaciones
sobre desajustes producidos en la situación del Ejército anterior. ¿Cómo
se ha aplicado ese proceso de plantilla o regulación en cuerpos y en
escalas? ¿De qué manera lo que teníamos antes se acopla a lo que tenemos
ahora? ¿Cómo lo que tenemos ahora nos hace mejorar, dotarnos de mejores
capacidades?
No quiero entrar en ninguno de los cuerpos, si es el Ejército de Tierra,
si es otro, pero, ¿cuáles son las distorsiones mayores que ustedes han
detectado y que están haciendo para que esas distorsiones en la
adecuación de los cuerpos y escalas o de las plantillas de nuestros
Ejércitos se puedan abordar con los menores perjuicios para las personas
que ya estaban dentro, personas que, por regla general, obedecen más bien
a los puestos de mando intermedios --suboficiales, subtenientes--?
Después le haré otra pregunta referida a la parte final.

No voy a entrar en el tema de la enseñanza militar. Ustedes han hablado
de los conciertos con universidades, de que la formación de nuestros
militares es igual que la de cualquier ciudadano español en las
enseñanzas civiles --la Historia se aprende en un lado y en otro
exactamente igual--. Por tanto, usted ha circunscrito la enseñanza
militar a lo estrictamente militar, tendiéndose a convenir con
universidades formaciones que pueden ser compartidas. Inclusive le he
citado cuerpos facultativos cuyas plazas se están cubriendo
principalmente con personal con especialización normal y corriente en la
vida civil. No voy a entrar en ello.

Usted ha hablado de la nueva organización y ha insistido mucho en la
modificación de la estructura orgánica. Cuando se habla de reforzar
competencialmente, me gustaría que se precisara cuáles son las
necesidades para fortalecer el Jemad, cuáles son los cambios que se deben
producir para hacer frente a ese plan estratégico. ¿Qué competencias son
las que debemos añadir al Jemad y retirar a otros órganos porque es
preciso reforzar esa figura unipersonal o colectiva, según cuál sea la
evolución? ¿Por qué es mejor y por qué es más útil? ¿Cuáles son las
necesidades que nos llevan a eso?
La parte más extensa ha sido la explicación del proceso de nuestro
Ejército, del modelo mixto, añadiendo ahí lo que es nuestro modelo de
servicio militar con la incorporación de tropa y marinería. Me da la
impresión de que el personal profesional de tropa y marinería se
considera el de los antiguos reenganchados, pero que no ha calado todavía
en el Ejército la idea de que profesionales del Ejército son todos los
que trabajan dentro del propio Ejército. En ese proceso que ustedes
señalan que terminará el año 2000 --nos quedan cuatro años--, hablaban
de unos 180.000 integrantes de nuestras Fuerza Armadas de los que 100.000
serían profesionales y 80.000 de reemplazo; o, por no ir a cifras, más
de la mitad serían profesionales y menos de la mitad serían de reemplazo.

La verdad es que



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según la evolución que usted nos ha contado aquí, estamos en unas cifras
en torno a unos treinta y tantos mil. A esos 80.000 posibles de tropa y
marinería en la evolución de nuestras Fuerzas Armadas, habrá que añadir
también los mandos e irá incrementándose esa cantidad. Pero con esa
velocidad de 3.000 cada año --usted ha hablado ya para el año 1996 de
otros 3.000--, me da la impresión de que ese Ejército más profesional,
donde se vaya reduciendo el reemplazo, aunque avanza, tiene sus propias
limitaciones. Yo creo que no es un problema solamente presupuestario,
sino de diseño del tipo de ejército y un problema de casar las dos
realidades: de qué manera evoluciona dentro del Ejército un cabo o un
soldado que es profesional, y otro que es de reemplazo, por un tiempo
determinado, con papeles y con protagonismos distintos.

Mi pregunta concreta es: ¿Cuáles son los sistemas de contratación para
este personal de tropa y marinería? ¿Cuáles son sus retribuciones? ¿Cuál
es su perspectiva de continuidad en el Ejército? Si son contratos de dos
años, ¿de qué manera se da continuidad? ¿Qué cursos o qué formación se
les da para conseguir un proceso de integración más fuerte? ¿Cuál es el
tipo de plazas que cubren? ¿Cuáles son los tipos de destinos? Hay unos
destinos que salen a oferta. Usted ha hablado de que sacamos a oferta
unas 60.200 plazas --no le he entendido muy bien-- en reclutamiento, en
ese diseño que hablaba usted de mili a la carta.

Termino, señor Presidente, porque tampoco es un objetivo muy importante
para nuestro Grupo entrar en este momento de la legislatura en una
controversia fuerte. Usted ha sido muy optimista respecto a la reforma
de la mili y cómo los ciudadanos españoles que han decidido hacer la mili
han elegido el mes, el lugar, etcétera. Nos ha dado usted unas cifras
altísimas, de que prácticamente el 87 por ciento ha elegido el día que
quiere incorporarse, dónde quiere ir, el cuerpo; prácticamente ha
decidido su propio destino. Pero me gustaría entrar en la parte que
todavía no está bastante desarrollada de ese proceso de nuestros
ciudadanos que temporalmente hacen el servicio militar como una
aportación al modelo de defensa. Es lo que usted llamaba la parte social.

De qué manera se gratifica, de qué manera se les indemniza por ese
trabajo que están haciendo, cuál es la situación a la que se refería de
alojamiento, alimentación y viaje. Explican ustedes que se pueden ir a
dormir fuera, que se pueden quedar dentro, y resaltan las actividades
culturales y sociales que usted decía que se iban a desarrollar. En suma,
de lo que ha contado a lo que ahora mismo pasa en nuestros cuarteles con
los zagales que se van a hacer el servicio militar, hay una distancia o,
por lo menos, ésa es la impresión que tengo. No quiero decir que estemos
como hace diez años, tengo que reconocer que no es así.

En la medida en que haya más profesionales y menos reclutamiento, me
gustaría conocer el volumen de ciudadanos que hacen el servicio militar,
si es necesario reducir el tiempo que pasan por el servicio militar y si
vamos a limitar a determinados puestos a esos ciudadanos.

Es verdad que tenemos una ley de regulación de la mili, pero la realidad
es que la vida se hace andando, no se queda estática.

Estos serían, señor Presidente, los centros de reflexión. No quiero
entrar en mayor controversia, pero sí en mayor precisión. En todo caso,
espero que según la respuesta que nos dé, podamos entrar en otro tipo de
precisiones.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Popular, tiene la palabra el señor Díaz
de Mera.




El señor DIAZ DE MERA Y GARCIA CONSUEGRA: Señor Secretario de Estado, en
la primera ocasión que tengo de debatir con usted quiero felicitarle muy
sinceramente por su nombramiento y desearle éxitos en el desempeño de su
nueva tarea. Con independencia de sus buenas intenciones al pedir esta
comparecencia «motu proprio», me parece fuera de todo tiempo político el
producirla cuando a esta V Legislatura le quedan cuatro plenos. Y ello
sin prejuzgar el resultado de unas elecciones generales, convocadas para
el mes de marzo. No sé si usted dispone de información, más que
reservada, que le permite suponer que su línea de trabajo va a trascender
a gobiernos que tendrán que ser necesariamente distintos del que le ha
dado a usted su confianza. Como no creo que eso suceda --y en este caso
hablo muy en serio-- hay que aprovechar su comparecencia para exponer
unas reflexiones que me parecen inevitables a la hora de concluir una
legislatura y quizá también a la hora de concluir una política socialista
aplicada al área de la administración militar.

Señor Secretario de Estado, ha dedicado la mayor parte de su intervención
a hablarnos de lo que ya hay en la órbita de la Sedam que a aportar ideas
políticas, que es lo sustantivo de su comparecencia. Por consiguiente,
antes de hacer esas reflexiones, me voy a referir, sucintamente, en
términos dubitativos, a algunas de las líneas que ha planteado.

La primera de las contradicciones a la que quiero referirme es cuando,
al principio de su intervención, usted afirmaba que estamos ante un
modelo de Fuerzas Armadas que toman como referente el acuerdo del año
1991, y que tienen como horizonte de ejecución el año 2000. Este proyecto
lo considera viable, con buena salud (referido literalmente a la buena
salud del servicio militar), pero al final de su intervención incurre en
una contradicción. Primero dice que es inviable ir a un modelo distinto
de Fuerzas Armadas, y al final habla de las dificultades económicas para
hacer frente a la tasa de profesionalización que deriva de ese modelo.

Nos da la cifra de 45.000 millones de pesetas en gastos para tropa
profesional en el año 1995, y cree que es necesario incrementarlos para
años sucesivos; no estamos de acuerdo.

También ocurre que la sociología se encarga de desmentir sus
apreciaciones en términos de análisis, cuando entiende usted que los
reemplazos están garantizados, en términos cuantitativos de personal
humano. En mi Grupo entendemos que no están garantizados los reemplazos
previstos en el acuerdo de 1991, y ello por varias razones bien
diferentes, a las cuales, en términos contradictorios, también se ha
referido usted. La baja tasa de natalidad, la cada vez menor afluencia
de jóvenes, el fenómeno constitucional de la objeción, la prestación
social sustitutoria y el fenómeno



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ideológico de la insumisión, dan como resultado, sumado al problema
presupuestario y sin someterlo a revisión, la inviabilidad del
mantenimiento del modelo de Fuerzas Armadas del año 2000.

Me parece muy positiva y necesaria, y no tengo ningún inconveniente en
reconocerlo, la referencia que ha hecho con unas siglas al Siperdef,
Sistema de Información del Personal de la Defensa, es decir, a todo lo
que hace referencia al Capítulo 1, nóminas, etcétera. A nuestro juicio,
eso es absolutamente imprescindible. Es lamentable que hayamos tardado
más de doce años en poder llevarlo a la práctica.

Me produce intranquilidad la referencia sucinta que ha hecho a ese gran
capítulo de los perfiles. Es muy peligroso hablar en términos
informáticos de este tema, porque cuando en un ordenador se introducen
los perfiles del personal y de los sujetos, ese tipo de información ha
de ser reservada, ya que afecta al patrimonio personal de cada sujeto.

No hay tiempo para debatir sobre la reforma del sistema de formación
militar. Parece prolijo e inconveniente hablar de 36 planes de la escala
media, de 44 planes de la escala básica y de 300 cursos, aunque no me
parecen excesivos. En cualquier caso, sólo sugiero someter a revisión
estos números y estas posibilidades. Sin embargo, nos parece bien, como
no podía ser de otra forma, lo relativo a los sistemas de convalidación
con los estudios civiles. Igualmente someteríamos a revisión y a estudio
riguroso y en profundidad lo que hace referencia a la Alemi, a los Altos
Estudios Militares.

Quiero referirme a lo que usted ha llamado la gran línea de su discurso,
que la situamos en la racionalización de la organización de las Fuerzas
Armadas; incluso habla de un Real Decreto para evitar duplicidades, para
redistribuir funciones y para simplificar. Dice que en ese Real Decreto
se trata de redefinir las funciones de los cuatro altos jefes militares,
y fundamentalmente para diferenciar la cadena de mando operativo de lo
que es la estructura orgánica. Francamente, señor Secretario de Estado,
para este viaje no hacían falta tantas alforjas. Doce años de trabajo
socialista en el área de la defensa han sido más que suficientes para
darse cuenta de estas inconveniencias, y no se puede llegar ahora, cuando
estamos finalizando la legislatura y quizá también la plasmación de
políticas socialistas, a una conclusión de esta naturaleza, pues está
fuera de lugar. Ya he dicho que no estoy conforme con la afirmación de
que el servicio militar goza de buena salud.

Finalmente, y aunque luego le haré algunos comentarios, la referencia que
ha hecho a la justicia militar, al problema de las viviendas y a la
organización periférica de las delegaciones de defensa no son ideas que
vayan a definir la política al frente de la Sedam, sino que son un
catálogo de situaciones que ya conocemos. En cualquier caso, me parece
preocupante que las delegaciones de La Coruña, La Rioja y Valencia no se
hayan abierto todavía, como usted dice por falta de ubicación cuando su
predecesor en el cargo, compareciendo a petición de este Grupo en el
momento en que iba a aplicarse el Real Decreto que hace referencia a las
delegaciones de defensa, me dijo literalmente que la implantación de
estas delegaciones no iba a suponer coste alguno.

Cuatro serían las grandes líneas de trabajo que, en nuestra opinión
deberían enmarcar en el futuro los trabajos de la Sedam. Aunque somos
conscientes de que todas ellas trascienden, con mucho, a los meses que
le quedan a usted de trabajo, en primer lugar sería necesario deslindar
bien el concepto de dirección política y el de ejecución administrativa.

En la actualidad se confunde la administración con lo político, colocando
en puestos que requieren una especial preparación y experiencia a
personas por méritos de partido, a quienes preocupa mucho más su
finalidad política que el progreso, la estabilidad o el desarrollo
armónico en el contesto internacional de las Fuerzas Armadas.

En segundo término, la administración militar debe estar proporcionada
respecto a las estructuras de los Ejércitos. El tamaño actual del llamado
órgano central del Ministerio de Defensa, cantinela que insistentemente
venimos repitiendo, es desproporcionadamente grande. El número de cargos
asimilados a director y subdirector general es, señorías, excesivo.

También conviene revisar la proporción de organismos administrativos
respecto a los operativos dentro de los Ejércitos.

En tercer lugar, sería preciso subsanar lo que, en nuestra opinión,
constituye el principal error del concepto organizativo del Ministerio
de invierte los términos de relación entre los organismos centrales y las
Fuerzas Armadas, mientras que lo lógico y lo que ocurre en cualquier
nación de nuestro entorno bien organizada es que los organismos
administrativos estén al servicio de las Fuerzas Armadas. Aquí no. Aquí
ocurre lo contrario. La consecuencia es que los organismos militares
sufren trabas y cortapisas en su acción y no son apoyados, sino que la
mayoría de las veces son fiscalizados por los entes administrativos.

La quinta línea de trabajo relacionada con lo más sustantivo de su
intervención es la necesidad de superar una nueva política de personal
que acabe con las deficiencias que actualmente desarrollan todos sus
cometidos. Esta área, el área de personal, es sin duda la más compleja,
la más complicada de la Sedam. El problema del personal de las Fuerzas
Armadas en la actualidad es, como digo, complejísimo, pues son muchos los
asuntos que afectan al personal militar y al desmenuzarlos o
particularizarlos se pierde pronto la necesaria visión de conjunto.

En síntesis, es posible destacar la incertidumbre generadora de
desasosiego, cuya causa se encuentra en la alteración de derechos y la
indefinición de deberes, motivada por una cascada legislativa y
reglamentaria que desde 1986 mantiene al personal militar en el terreno
movedizo de la superposición de los períodos transitorios de entrada en
vigor que aún se extiende hasta el horizonte del año 2003. De cómo se ha
llegado a esta situación actual da idea la enumeración no exhaustiva a
la que me voy a referir en términos negativos --usted lo ha hecho en
términos positivos-- de las principales reformas introducidas desde el
año 1986. En primer lugar, se han aprobado dos grupos de leyes de
plantillas para el Ejército de Tierra, la Armada y el Ejército del Aire,
el primero en 1986 y el segundo en 1993, ambas orientadas a la reducción
de efectivos de personal



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militar profesional, con plazos para alcanzar tal objetivo que, al
superponerse, como he dicho, extienden la transitoriedad hasta más allá
de finales de siglo. A esto se une la reducción de edades del pase a las
situaciones de reserva y de retiro, la creación con carácter temporal de
la situación de reserva transitoria, para facilitar el logro del objetivo
anterior y, consecuentemente, la prórroga de su plazo inicial de
vigencia, la creación de los cuerpos comunes de la Defensa bajo su
dependencia integrado en cuerpos únicos y sustrayendo a la autoridad
orgánica de las Fuerzas Armadas los anteriores Cuerpos Jurídicos de
Intervención, de Sanidad o incluso el de Músicos de cada una de ellas.

Respecto a cuánto afecta a la vida profesional del militar la
promulgación de la Ley Básica, la Ley 17/1989 del Régimen del Personal
Militar Profesional, es del dominio común que esta ley lo ha alterado
todo, desde el ingreso al retiro. Ha disuelto escalas y creado otras
nuevas, forzando la integración en éstas de los procedentes de aquéllas;
ha variado los procedimientos de ingreso, el régimen de formación, el de
ascensos y el de destinos, las situaciones administrativas y las edades
de pase a la reserva; ha lesionado muchos derechos anteriores y ha
trastornado las expectativas profesionales de casi todos, por lo que su
desarrollo reglamentario ha alumbrado un caudal aún creciente de recursos
contencioso-administrativos que alimentará la inquietud y el descontento
de los afectados durante bastantes años.

Al propio tiempo, la Ley y su desarrollo reglamentario han despojado de
competencias a los mandos, consejos superiores, autoridades orgánicas de
las Fuerzas Armadas, trasladando las facultades decisorias a los cargos
políticos del Ministerio de Defensa. En materia tan sensible como las
cuestiones de personal, esta prevalencia de valoraciones políticas sobre
lo estrictamente profesional es justo lo contrario a lo que conviene a
la neutralidad necesaria y política de la institución militar.

Se han producido en el mismo tiempo dos leyes reguladoras del servicio
militar a las que usted se ha referido, con lo que se ha reducido el
plazo de permanencia a doce meses, en primer lugar, y luego a nueve
meses, y se ha mantenido abierto, por ausencia de una política
conveniente y necesaria de concienciación de defensa nacional, el debate
social sobre este deber social.

Conviene señalar que en el acuerdo parlamentario de junio de 1991, al que
tanto se ha referido usted, sobre las Fuerzas Armadas del año 2000, se
acordaba un conjunto de medidas para alcanzar el objetivo de unas Fuerzas
reducidas, pero modernas y eficaces. De todo ello solamente se ha
aplicado plenamente lo referente a la reducción a nueve meses del
servicio en filas y, parcialmente, la introducción progresiva de la tropa
y marinería profesional. De las restantes medidas, la sustitución del
personal militar por personal civil en determinadas tareas resulta
económicamente inviable.

En cuanto al paulatino incremento del presupuesto de Defensa en torno al
2 por ciento del PIB, la realidad de la situación económica nacional hace
que este asunto se dilate en el tiempo sine die. Con esto, la ejecución
del acuerdo ha resultado totalmente desequilibrado, dando lugar a que las
Fuerzas Armadas se reduzcan sin avanzar en su modernización, en su mejora
o en su eficacia. Consecuentemente, con esta cascada legislativa y
reglamentaria se ha producido, junto a la centralización en órganos
políticos, la burocratización de cuanto concierne al desarrollo y a la
ejecución diaria de la gestión del personal. Esto se manifiesta
claramente en el paso de una Subsecretaría de Defensa con una Dirección
General de Personal a una Secretaría de Estado de Administración Militar,
una Dirección General de Personal, una Dirección General de Enseñanza,
una Dirección General del Servicio Militar, más dos entes autónomos con
nivel de dirección general e instituto social, el Isfas y el Invifas,
cuya actividad afecta directamente a la política de personal.

Naturalmente, cada uno de estos organismos cuenta con las
correspondientes subdirecciones generales, jefaturas de área, asesores,
etcétera. Añadamos a esto la implantación de las delegaciones
provinciales de Defensa y verá usted cuál es el resultante de ese
mastodóntico órgano que se llama la Secretaría de Estado de
Administración Militar, cuyas funciones se orientan básica y
fundamentalmente hacia el área del personal.




El señor PRESIDENTE: Señor Díaz de Mera, le ruego abrevie.




El señor DIAZ DE MERA Y GARCIA CONSUEGRA: Iba a referirme a ello, señor
Presidente. Ya no voy a abusar más de su confianza y daré por comentada,
pero en sentido contrario, la centralización que alcanza su máximo nivel
en lo referente al personal civil. Tengo razones de sobra para referirme
a ello, pero por la correcta llamada de atención que me hace el
Presidente voy a pasarlo por alto.

Otro campo en el que es patente la disociación entre la gestión del
personal y la realidad de las Fuerzas Armadas es el de los cuerpos
comunes. Su gestión corresponde a la Sección de Cuerpos Comunes de la
Subdirección General del Personal Militar, una unidad administrativa de
bajo nivel, cuyas actuaciones condicionan y limitan la acción de
organismos de mayor nivel de las Fuerzas Armadas. Añado a lo dicho una
política de retribuciones injusta que favorece, en primer lugar, al
personal destinado en la burocracia del organigrama ministerial y, en
segundo lugar, al personal del Cuerpo de Sanidad destinado en los
hospitales militares en detrimento de quiénes ocupan destinos de la
estructura orgánica de las Fuerzas Armadas.

Para completar este balance de la política de personal ha de hacerse
mención al coste de la misma. Durante diez años se ha hecho una política
de personal desentendiéndose totalmente de su coste --ya verá usted lo
que le pregunto en la siguiente comparecencia--. Ninguna de las
disposiciones legales y reglamentarias que definen esta política se ha
acompañado del preceptivo estudio económico. El resultado es que las
reducciones de personal militar en activo van acompañadas de un aumento
real, medido en pesetas constantes, del gasto presupuestario del
personal. Este crecimiento ha sido hábilmente encubierto mediante la
transferencia de determinados conceptos a otros capítulos del presupuesto
de Defensa y a otros servicios



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presupuestarios. Así resulta que de 1982 a 1984 ó 1985 los gastos han
crecido en términos reales el 4,5 por ciento. Este es el coste que para
los Presupuestos Generales del Estado ha tenido la política de reducción
de efectivos de las Fuerzas Armadas. Más aún, de este coste total
presupuestario, en 1982 --esto es grave--, el 58 por ciento correspondía
al personal militar y civil en servicio en el conjunto del Ministerio de
Defensa y sólo el 42 por ciento al personal en situaciones ajenas al
servicio activo --véase clases pasivas, mutilados y personal en situación
de reserva--. En 1995 el reparto prácticamente se ha invertido. El 56,3
por ciento del gasto corresponde a personal en situaciones ajenas al
servicio activo y sólo el 43,7 por ciento a quiénes se encuentran en
situación de actividad. Este lastre constituye una pesada hipoteca sobre
los actuales y futuros presupuestos de Defensa.

Me callo ya, señor Presidente, para no agotar su paciencia, y doy por
concluida mi intervención, reiterando mi agradecimiento por la
comparecencia, aunque extemporánea e inconveniente, del señor Secretario
de Estado.




El señor PRESIDENTE: Señor Díaz de Mera, la comparecencia ha sido
acordada por la Mesa de la Comisión, por lo que es un mandato de este
Parlamento que hay que cumplir. Por lo tanto, su afirmación en absoluto
responde a la realidad.

Por el Grupo Socialista, tiene la palabra el señor Moya.




El señor MOYA MILANES: Ante todo, quiero saludar al Secretario de Estado
de Administración Militar y agradecer su presencia, en esta ocasión para
informarnos con carácter general de las líneas directrices de su
Departamento. Siempre es adecuado, conveniente y útil en el tiempo
realizar una comparecencia de esta naturaleza, máxime cuando su
realización cuenta con el apoyo de los grupos parlamentarios y emana del
propio Parlamento y del Gobierno.

Por otra parte, el Secretario de Estado, a mi juicio, ha presentado un
balance de la situación en que se encuentra en este momento el modelo de
Fuerzas Armadas, la realidad de nuestras Fuerzas Armadas en el terreno
de su proyección de futuro y de su situación en la hora presente, lo cual
ofrece una perspectiva, a mi juicio, útil e interesante para conocer
cuáles eran los puntos de partida, no demasiado lejanos en el tiempo,
cuál es la situación en la que nos movemos y cuáles son las líneas de
proyección hacia el futuro.

En este sentido, la presentación que el Secretario de Estado nos acaba
de hacer sobre los objetivos inicialmente trazados demuestra que, en
líneas generales, los elementos esenciales de gran parte de esos
objetivos se encuentran claramente cumplidos, claramente en vías de
desarrollo y claramente proyectados hacia el futuro de una manera
cualitativa y cuantitativamente bien conseguida. Por eso, esta
explicación del balance de los objetivos que se trazaron y la situación
en que se encuentran, necesariamente tiene que tener un cierto sabor de
exposición y de continuidad hacia el futuro, porque los planes que se
habían realizado por parte del Gobierno en años anteriores arrancan de
muy atrás, son planes a muy largo plazo, nada menos que la realización
de un nuevo modelo de Fuerzas Armadas, nada menos que la readaptación a
nivel de plantillas de un ejército mucho más reducido en cuanto a
efectivos, nada menos que la modernización para adaptarlo a las
estructuras internacionales. Son todos retos que a cualquier ejército
moderno, de cualquier país moderno, le ocupan más de una década. Por
tanto, es absolutamente lógico que las comparecencias en las que se viene
a dar cuenta de la situación en que se van desenvolviendo todos esos
retos tengan el carácter de rendición de cuentas de las líneas
directrices que en su día se trazaron y el estado en que se encuentran.

Tengo que decir que mi Grupo constata, con satisfacción, que esas grandes
líneas directrices están encontrando un claro cumplimiento, a pesar de
que, en algunos momentos, por parte de algunos se habían dejado caer
malos augurios sobre muchas de estas directrices que en su día se
trazaron.

En primer lugar, me parece que es de una enorme envergadura algo que
probablemente puede ser muy conocido por todos los grupos que estamos
aquí porque, en su día, todos consensuamos un modelo determinado de
Fuerzas Armadas y todos alumbramos, con la aprobación muy mayoritaria del
Congreso, la puesta en marcha de ese modelo. Creo que el hecho de que eso
sea así, de que haya gozado de este consenso y de que hoy se esté
desarrollando de una manera bastante satisfactoria obliga a un primer
reconocimiento, y es que se trata nada menos que de un proceso de
auténtica reconversión en las Fuerzas Armadas, puesto que se trata de
alumbrar un modelo cualitativamente diferente, ya que el índice de
profesionalización al que se apunta, superior al 50 por ciento, supone
no solamente unas variaciones cuantitativas de la situación anterior sino
claramente un nuevo modelo mixto de Fuerzas Armadas. Puesto que todos
somos conscientes de que los procesos de reconversión son siempre
difíciles, son siempre complejos, también tenemos que ser conscientes de
que en muchas áreas de la sociedad española esos procesos han sido
inevitablemente traumáticos y a veces se han producido como un parto
difícil. Tengo que reconocer que los procesos de reconversión que se han
producido en el seno de las Fuerzas Armadas, como éste que supone un
cambio de modelo o como otros que se alumbran para el futuro, que también
están en marcha, por ejemplo, el redespliegue del Plan Norte o todo lo
que han significado las leyes de plantillas, etcétera, han sido, y son,
procesos de reconversión que se han realizado en el seno de las Fuerzas
Armadas de una manera creo que ejemplar. Pienso que es bueno reconocerlo,
sobre todo comparándolo con otros muchos procesos de reconversión también
en el seno de la sociedad española. Este proceso de reconversión se ha
hecho con rigor, con seriedad y con ejemplaridad. Creo que se ha hecho
esa gran reforma silenciosa --lo que siempre es necesario en las Fuerzas
Armadas-- y mi Grupo se congratula del grado de madurez con que se viene
realizando.

Constatamos con satisfacción que, hasta el momento, la tasa de
profesionalización para dar acceso a soldados y marineros profesionales
viene ajustándose a los parámetros previstos en las cifras que nos ha
presentado el Secretario



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de Estado desde el año 1992 hasta aquí. El dejaba traslucir una cierta
preocupación porque esta tasa de profesionalización pudieran presentar
algún problema como consecuencia de las dificultades presupuestarias. En
este sentido, quiero preguntar al Secretario de Estado si considera
realmente que pueda producirse algún tipo de quiebra en cuanto al
desarrollo de este modelo como consecuencia de lo que anteriormente he
manifestado, y quiero decir algo que me parece importante tener en
cuenta. Si este modelo mixto de Fuerzas Armadas encontrara, e
indudablemente puede encontrarlas, no digo que no, algunas dificultades
en cuanto al ritmo de desarrollo como consecuencia de las dificultades
presupuestarias, indudablemente, cualquier otro modelo encontraría
muchísimas más en cuanto a su posible financiación. Aparte de
cualesquiera otras consideraciones de carácter ideológico, sociológico
o como quiera que se llamen, no deja de ser un mero ejercicio intelectual
plantear ahora mismo cualquier debate sobre otro tipo de modelo, porque
basta mirar las dificultades que, desde el punto de vista financiero,
cuesta llevar adelante el propio modelo mixto de Fuerzas Armadas que
supone un 55 por ciento de profesionalización. Si quisiéramos ir mucho
más allá y plantear un modelo de profesionalización total, indudablemente
ni siquiera podríamos hablar de ritmo, de posibilidades financieras, sino
que estaríamos en otra galaxia desde el punto de vista de la
financiación; supondría añadir probablemente del orden 400, 500 ó 600.000
millones de pesetas más simplemente para financiar un modelo diferente,
por lo cual creo que es bueno llamar la atención de todos en el sentido
de que, por una parte, éste es el modelo que hemos consensuado, pero, por
otra parte, tendremos que ayudar económicamente para que se produzcan los
estímulos económicos necesarios para que pueda llevarse a efecto. El
realismo económico impone que es el único que, con esfuerzo, se puede
llevar a efecto; creo que el realismo económico y las circunstancias
presupuestarias hacen claramente imposible cualquier otro.

También me parece acertado o positivo que haya dedicado reflexiones
abundantes en relación con la reforma de la enseñanza militar. A veces,
en otras comparecencias, por parte de los grupos no se ha insistido
excesivamente sobre el carácter troncal que, a mi juicio, tiene la
reforma de la enseñanza de las Fuerzas Armadas y es bueno que, a la hora
de realizar este balance y estas perspectivas de futuro, tenga un lugar
importante en la reflexión del Secretario de Estado. La integración, el
carácter abierto, el mantenimiento de la especificidad de la enseñanza
militar propia, y, al mismo tiempo, la incardinación en lo que es la
estructura civil en cuanto a la integración de la enseñanza militar en
la enseñanza civil siempre ha sido compartido como criterio general por
todos los grupos parlamentarios, indudablemente por el mío también. Me
produce satisfacción constatar que en este terreno se han producido ya
avances sistemáticos, avances importantes, sobre todo en lo que se
refiere a planes de estudio, que prometen extenderse a la escala media
y básica --si no he entendido mal ya están en marcha o concluidos para
la escala superior-- y, al mismo tiempo, a los convenios que con las
universidades potencian toda la interconexión entre la universidad civil
y las Fuerzas Armadas y que se han firmado, se han realizado y están en
marcha en multitud de ellas. Creo que es bueno animar al equipo de
gobierno del Ministerio de Defensa para seguir insistiendo en esta
dirección, porque entre los pilares básicos que una reforma de las
Fuerzas Armadas debe tener en un país se encuentra la configuración de
su modelo, que en el caso de las Fuerzas Armadas españolas está
configurado y en marcha; su imbricación en las estructuras
internacionales, que también en nuestro caso tiene un desarrollo
importante para la presencia clara de España tanto en los ámbitos de la
Unión Europea Occidental o de la Alianza Atlántica como en las
operaciones de paz de Naciones Unidas; y un tercer pilar, a mi juicio
también importante en el capítulo de lo que es la modernización y la
reforma de las Fuerzas Armadas, que sería todo lo referente al perfil de
carrera de los integrantes de los efectivos militares, al grado y al tipo
de enseñanza recibida. Por tanto, creo que las reformas que se están
produciendo en este ámbito van a cerrar el arco de lo que es el esfuerzo
modernizador de las Fuerzas Armadas en nuestro país.

También quiero hacer alguna reflexión sobre la realización del servicio
militar, porque me parece que también es útil recordar alguna cosa. Para
mí ha sido muy satisfactorio comprobar que el sistema de preferencias ha
funcionado. Ha funcionado de una manera probablemente más satisfactoria
de lo que, quizá, todos los grupos de esta Cámara pensábamos. Yo
recuerdo, y todos podemos recordar, que cuando por parte del Gobierno se
presentó a esta Comisión este sistema de preferencias --no voy a entrar
en polémica ni en debate con ningún Grupo, además no me corresponde y el
Presidente me llamaría la atención para que me ciñera exclusivamente a
la posición de mi Grupo-- hubo en algunos momentos ciertas reticencias
y, en algún caso, fue tildado de mili a la carta, no se sabía si de una
manera un poco despectiva por parte de algunos. En cualquier caso, parece
que fue recibido con una cierta frialdad porque muchos no creían que se
fuera capaz de universalizar ese sistema de preferencias, que iba a
posibilitar que el acceso de los jóvenes a las Fuerzas Armadas para
realizar el servicio militar se produjera en unas condiciones muy
favorables para sus propios intereses, lo cual venía a facilitar mucho
la cohesión de la sociedad española con sus Fuerzas Armadas. Las cifras
que usted ha dado del 87 por ciento respecto al total de las preferencias
solicitadas y un noventa y tantos largo por ciento de algunas de las
solicitadas, son más que suficientemente expresivas para felicitarnos por
la implantación en muy poco tiempo de un sistema de preferencias que yo
creo que es de los ejes que probablemente más han ayudado a mejorar esa
cohesión y esa imagen entre la juventud y sus Fuerzas Armadas. Eso hay
que unirlo a las reformas que se vienen produciendo y que el propio
Secretario de Estado anuncia seguir manteniendo para el futuro en cuanto
a los planes de calidad de vida en la mejora de la realización del
servicio militar referido a alojamiento, viajes, etcétera.

Dentro de este capítulo del servicio militar, yo quisiera hacer una
pregunta al Secretario de Estado. Me ha parecido



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que en su intervención no ha hecho ninguna referencia al tema y por eso
se la planteo. En la Legislatura pasada se inició un proceso de
retribución selectiva en el personal de los efectivos de soldados que
realizan el servicio militar atendiendo a unos criterios, si no recuerdo
mal, de responsabilidad, de peligrosidad y de distancia, a la hora de
realizar el servicio militar con respecto a sus lugares de origen y se
puso en marcha un sistema de retribuciones que, ya digo, con carácter
selectivo, venía a compensar el gasto económico que para las familias
pudiera derivarse de la realización del servicio militar. Quería conocer
este plan de retribuciones que se puso en marcha el año pasado, saber en
qué momento se encuentra y qué perspectivas de futuro tiene para los
próximos años.

Quiero mencionar también que el esfuerzo no solamente se ha realizado en
todo lo que es la proyección exterior de las Fuerzas Armadas, el cambio
de modelo y la mejora en el servicio militar, así como en la enseñanza,
sino que todo lo que es organización y trama organizativa del Ministerio
de Defensa en cuanto a su proyección interna dentro del territorio
nacional, a través de una más ágil y más racionalizada organización
periférica de la red de delegaciones provinciales, es otro de los
elementos importantes, desde el punto de vista organizativo, que ayudará,
sin duda, a acercar más en la práctica lo que es la gestión de las
Fuerzas Armadas en su proyección hacia la sociedad. (El señor
Vicepresidente Carrera i Comes ocupa la Presidencia.)
Finalmente, quiero darle las gracias por su presencia, felicitarle por
su exposición, constatar que los grandes ejes de las reformas iniciadas
hace años están en buen camino, están en marcha, se están potenciando,
y animarle a que continúe en la misma dirección.




El señor VICEPRESIDENTE (Carrera i Comes): Para responder a las distintas
cuestiones planteadas por los portavoces, tiene la palabra el señor
Secretario de Estado.




El señor SECRETARIO DE ESTADO DE ADMINISTRACION MILITAR (Octavio de
Toledo y Ubieto): Siguiendo el orden de intervención de los tres
Diputados que han intervenido, me refiero en primer término a lo que el
señor Ríos ha expuesto respecto al Plan de empleo y recolocación de
excedentes en áreas deficitarias, tal como ha tomado literalmente.

No conviene magnificar las cosas. Es simple y llanamente que hay un
redespliegue de las Fuerzas Armadas; que, por lo tanto, va a haber
traslados --los está habiendo ya--, cierres, etcétera; que hay personal
civil al servicio de estas instalaciones militares y que, por lo tanto,
tratamos de establecer un plan para que las personas que pudieran
resultar afectadas, porque un regimiento o un batallón se traslade o se
fusione con otro regimiento u otro batallón, etcétera, o se conforme una
división diferente de la que existe ahora o cualquier otra instalación
del Ejército del Aire o de la Armada, tengan tiempo suficiente para
lograr esta recolocación. A eso es a lo que, seguramente con algún
eufemismo, me he referido con esta frase. En definitiva, es tomar con una
cierta previsión lo que puede suceder con este personal civil, de la
misma manera que lo hacemos también con el personal militar al hacer una
previsión de su reducción, donde seguimos un plan trazado desde hace
muchos años, que se va cumpliendo, de reducción del conjunto de los
miembros de las Fuerzas Armadas, bien sean profesionales bien sean de
reemplazo. Por tanto, se trata de eso. Nos apoyamos ya en el acuerdo del
año anterior para aplicarlo, en el ámbito de la red hospitalaria, a la
reducción de hospitales. Ese acuerdo está dando buenos frutos con los
sindicatos y ahora tratamos de ampliarlo también con otras
consideraciones respecto de otros establecimientos.

Los problemas que hemos encontrado a la hora de hacer una transformación
de la situación anterior en la que el ejército tenía un planteamiento
esencialmente de defensa territorial para llegar a un despliegue
completamente distinto como el que pretendemos ahora son numerosísimos
y yo creo que sería extraordinariamente prolijo explicarlos. Unos son de
carácter técnico, otros de carácter político, otros de carácter
logístico, etcétera, y han llevado a la necesidad de hacer unos planes
extraordinariamente detallados de cómo se tiene que realizar este nuevo
despliegue, de cuáles son sus consecuencias y de cómo se puede hacer con
el mínimo costo. Es decir, si se plantea, por ejemplo, la cuestión de la
reserva para que militares profesionales de los cuadros de mando vayan
pasando a esta situación, entonces tomamos en consideración cuál es el
costo de esta situación de reserva, hacemos una planificación a largo
plazo, hemos visto en qué medida se puede soportar esta situación y
sabemos que coyunturalmente puede llamar la atención que nuestro capítulo
de personal, sobre todo cuando se paga desde el organismo central, sea
extraordinariamente grueso en comparación con lo que debería ser. Pero
es que estamos en plena transición, por lo que se presentan problemas de
toda índole, presupuestaria, de ubicación de cada una de las personas,
de incentivar el pase a una reserva voluntaria de una determinada manera
retributiva, que puede llamar la atención si la comparamos con otros
colectivos si no se toma en consideración, sin embargo, que las edades
de jubilación, por decirlo genéricamente, de los militares son mucho más
tempranas que las que se producen en otro personal.

La siguiente cuestión que planteaba el señor Ríos se refiere a algo que
también ha tocado el portavoz del Grupo Popular, que es el Real Decreto
relativo al Jefe del Estado Mayor de la Defensa y a los jefes del Estado
Mayor de cada uno de los tres ejércitos, por lo que aprovecho para
contestar a los dos. En definitiva, tampoco hay que magnificarlo, ni
hemos tardado doce años en descubrirlo, sino que la experiencia, que es
la madre de la ciencia (sin experiencia es imposible alcanzar la
ciencia), nos ha ido poniendo de manifiesto que determinados puntos de
vista, que ya aparecían en la definición de estas figuras del Jefe del
Estado Mayor de la Defensa y de los jefes del Estado Mayor de cada uno
de los tres ejércitos, iban acentuando la necesidad de concentrar
elementos operativos al alcance del Jefe del Estado Mayor de la Defensa.

Esto significa una pequeña redistribución de competencias --ninguna cosa
gigantesca-- en este ámbito estrictamente operativo,



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producto de la continuada y cada vez mayor presencia de nuestros
contingentes en operaciones internacionales que ha puesto de manifiesto
un lado de operatividad que permanecía en la sombra hasta ese momento.

Se trata de acentuar determinados elementos que ya están en la Ley --por
eso no se necesita otra cosa--, para conseguir una mayor operatividad en
manos del Jefe del Estado Mayor de la Defensa. Eso implicaría la
constitución de un cuartel general propio del Estado Mayor de la Defensa,
con la consiguiente redefinición de determinados aspectos, tampoco
excesivamente trascendentes, de los cuarteles generales de cada uno de
los tres ejércitos.

En cuanto a la profesionalización paulatina del modelo mixto, creo que
también está estudiado y se está cumpliendo con absoluto rigor. No hay
retraso alguno. Hay un cuadro --que seguramente SS. SS. conocen, pero que
puedo poner a su disposición-- en el que se recoge la evolución que se
ha ido cumpliendo en cada uno de los años precedentes, desde 1991, que
es la siguiente: en 1994 había 27.365, en 1995 habrá 30.865, en 1996
habrá 34.365, etcétera, porque se van sumando 3.500 por año, excepto en
el 2000, donde serán 5.235. Las previsiones presupuestarias se han ido
cumpliendo hasta ahora y en el proyecto de ley de Presupuestos Generales
del Estado para 1996 teníamos prevista esta cantidad. De ahí que mi
inquietud derive de que, al haber sido rechazados esos Presupuestos,
ahora tengamos que inventar la forma presupuestaria necesaria para apoyar
esta profesionalización continua. Sus señorías han demostrado una gran
inquietud y mi inquietud está en que SS. SS. hayan rechazado esos
Presupuestos. Con algo más de coherencia --naturalmente, cada uno lo
vemos desde el sector al que nos referimos--, puesto que desean esos
ejércitos más profesionalizados, no deberían haber rechazado todo el
presupuesto; por lo menos en esta parte, no lo deberían haber rechazado,
porque evidentemente satisface las pretensiones de absolutamente todos
los grupos parlamentarios. (El señor Presidente ocupa la Presidencia.)
En cuanto a las gratificaciones de los soldados de reemplazo --con ello,
aprovecho para contestar la pregunta que me hacía el portavoz del Grupo
Socialista--, efectivamente han ido en aumento. En el proyecto de ley de
Presupuestos Generales del Estado para 1996 y en la ley de acompañamiento
de medidas fiscales y administrativas de carácter social se contemplaban
partidas y acciones específicas para producir estas gratificaciones,
estas indemnizaciones, para eliminar los llamados haberes en mano,
etcétera, y la responsabilidad de SS. SS. ha hecho que ahora tengamos que
inventar otro procedimiento para tenerlo. Sin duda, lo generaremos y
podremos continuar en la línea que nos habíamos trazado. En efecto,
existe un plan para gratificar o compensar puestos de especial
dedicación, de especial sacrificio, para aquellos que impliquen un
desplazamiento, por ejemplo, de la Península a las islas, sean Canarias
o Baleares, o a las plazas del norte de Africa, Ceuta y Melilla,
etcétera.

El avance en la línea de apoyar otro género de actividades,
socioculturales, deportivas, etcétera, es bastante amplio. Que yo
recuerde, la última acción que tenemos prevista --lo mencionaba también
en mi intervención anterior, que era la relativa a las drogas-- es un
convenio con la Delegación del Plan Nacional sobre Drogas para introducir
todos los acuerdos parciales que hasta ahora se han hecho, por los
gobiernos autónomos y los jefes del Estado Mayor de los tres ejércitos
o por los mandos regionales con distintos organismos, dentro del Plan
Nacional de prevención de drogas, consumidas por jóvenes evidentemente,
para conseguir una mayor implantación. ¿Es una situación absolutamente
satisfactoria? No, y lo ha puesto de manifiesto S. S. en su intervención.

No estamos en la situación de hace diez años y dentro de cinco, no
estaremos en la situación actual. Es una situación de mejora paulatina,
de sensibilización hacia las necesidades de la juventud y para eso se ha
organizado este plan de calidad de vida que gestiona la Dirección General
del Servicio Militar, que sin duda alguna lleva a una mejora continua.

A través de los instrumentos de información sobre las opiniones de las
tropas que se han puesto en marcha en las unidades, se ha puesto de
manifiesto muy claramente la disminución paulatina, cada vez más notable
y más acentuada, de las observaciones de carácter negativo o de
peticiones en relación con carencias, etcétera.

En función de esa profesionalización de la que antes hablaba, ¿es
necesario este reemplazo? Pues, no. Paulatinamente se reducirá el
reemplazo al aumentar la profesionalización, hasta alcanzar ese 55 por
ciento, que evidentemente procede de la suma de los cuadros de mando más
la tropa y marinería profesionales. Es evidente que con 30.000 no
alcanzaríamos 50.000 cuadros de mando; hablo en cifras absolutamente
gruesas. En el año 2000, cuando alcancemos el total, tal como está
previsto con ese incremento de 3.500 anuales, estaremos en esa situación
de que la tropa y marinería profesionales y cuadros de mando constituyan
el 55 por ciento profesional del conjunto de las Fuerzas Armadas
españolas.

¿Es necesaria esta duración del servicio militar? Por los datos de que
dispongo, de todos los países europeos próximos (no quiero hacer
comparación con culturas que nos resultan más lejanas, donde es más duro
este servicio; ni siquiera entraría en una comparación con Turquía por
las especiales realidades de este país) donde existe un servicio militar
que tiene una parte de reemplazo, el servicio militar español es el que
tiene menos duración. Alemania acaba de acordar la disminución del
servicio militar; era de doce meses y ahora tiene diez meses. Es verdad
que en algunos países oscila entre cifras más bajas --por ejemplo, cuatro
o cinco meses--, pero también en cifras más altas, de doce, catorce y
quince meses, en el mismo país; es decir, un servicio militar de duración
variable, pero cuyo límite máximo es siempre más elevado que el español.

Desde esa perspectiva, habría que estudiar cuáles son las posibilidades
de adiestramiento de los soldados en un tiempo menor, sobre todo en
ámbitos tan caracterizados por su tecnificación como los buques, la
atención a las aeronaves, etcétera. En principio, nosotros estimamos que
es una duración adecuada, que es la menor de los países de nuestro
entorno y que, lentamente, se irá produciendo, al mismo tiempo, una
disminución de la necesidad del reemplazo,



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en función del aumento de la profesionalización. Pero también es verdad
que va a haber una disminución de la demografía y, por tanto, no nos
vamos a encontrar con monstruosos excedentes de cupo que no sepamos qué
hacer con ellos.

Por otra parte, este año, en la determinación del número del reemplazo,
se ha tenido en cuenta que el servicio militar puede realizarse, en
organizaciones no gubernamentales. La cifra acordada este año es de 4.000
soldados que pueden realizar el servicio militar en la Cruz Roja, que es
la más característica de estas organizaciones no gubernamentales, que
manifiestamente prefiere que realicen sus tareas los soldados y no otras
personas que no tienen esta cualificación.

Señor Díaz de Mera, a usted le puede parecer extemporánea mi
intervención, lo cual no es más que una opinión. Yo también preferiría
que usted no hubiera hablado; pero usted ha hablado ejercitando su
derecho, yo he ejercitado el mío al solicitar y el Parlamento ha admitido
mi comparecencia. A partir de ahí, formalmente, ya no puede calificarse
de extemporánea. Es extemporáneo en este momento procesal parlamentario
calificar de extemporánea mi intervención, eso es extemporáneo. Se tiene
que producir antes, si es que hay canales para ello y, si no, queda
zanjada la cuestión, a mi juicio. De todas maneras, le agradezco, sin
embargo, que estando fuera de tiempo, de lugar, de oportunidad, etcétera,
usted haya hecho unas observaciones, lo cual quiere decir que aprecia mi
intervención en alguna medida.

¿Que va a trascender lo que yo haga a otros gobiernos distintos del que
a mí me ha nombrado? Seguro que sí, que va a trascender a otros gobiernos
distintos. Sin embargo, no estoy muy seguro sobre qué coloración tendrá
ese nuevo gobierno al que pueda o no trascender la actividad que yo
realice en la Secretaría de Estado de Administración Militar; será un
gobierno distinto, sin duda, al que me ha nombrado y yo espero que sea
un gobierno sustentado en el mismo partido que sustenta al actual. Por
tanto, no me preocupa demasiado esta cuestión. Sin embargo, con las
previsiones, como decía el señor Ríos, que existen respecto del horizonte
de esta legislatura --lo he anunciado al principio de mi intervención--,
hay que trabajar deprisa. Trabajaremos no deprisa, sino con la prisa
necesaria como para producir los resultados mejores en el tiempo de que
disponemos, por consiguiente, dentro de un ritmo normal, que, en materia
de defensa, nunca es rápido.

Yo no veo que haya contradicción alguna entre las perspectivas optimistas
de la implantación del modelo FAS 2000 con la admisión de dificultades
en los recursos; son unas dificultades de recursos absolutamente
coyunturales, y a la responsabilidad para asignar estos recursos con los
que poder cumplir el modelo FAS 2000 es a la que he apelado en mi
intervención. Por tanto, está en sus manos, señorías, que dispongamos de
esos medios, fundamentalmente en sus manos, por lo que no encuentro
contradicción alguna, sino, simplemente, una apelación a la
responsabilidad para poner en nuestras manos la continuidad del proceso
de transformación en la línea aprobada por esta misma Cámara en el año
1991, y que se viene cumpliendo con rigor matemático desde ese momento.

Yo creo que están absolutamente garantizados los reemplazos. Hemos
calculado el descenso de la demografía; tenemos planes realizados;
sabemos cuál es el número de población. Actualmente, están pendientes de
cumplimiento del servicio militar 999.000 personas, con lo que significa
que el fenómeno, magnificado por S. S., de la objeción de conciencia
supone, más o menos, el siete y pico por ciento. No es grave, desde la
perspectiva que sitúa S. S. el problema, el fenómeno de la objeción de
conciencia o de la insumisión. En el período que va desde el año 1989 al
actual han realizado la mili más de 1.300.000 ciudadanos; en ese mismo
tiempo se han producido unas 700 condenas firmes por insumisión. No hay
problema. La mili, dicho vulgarmente, el servicio militar, dicho más
educadamente, goza de buena salud y no tiene un rechazo generalizado en
la población, sino extraordinariamente minoritario. La apelación a la
demografía se escapa a las posibilidades del Ministerio de Defensa, que
entra en otros ámbitos, y sería muy satisfactorio, en efecto, que
aumentase la demografía por éste y por otros muchos problemas; pero ésta
es una cuestión de política social que no afecta a las responsabilidades
del Ministerio de Defensa. De todas maneras, tenemos los datos y, con el
modelo mixto de Fuerzas Armadas, con la profesionalización paulatina, con
el horizonte del 55 por ciento de esa profesionalización, estamos en
condiciones de afirmar que el reemplazo no corre peligro.

La intranquilidad que tiene S. S. sobre los perfiles se debe, sin duda,
a que yo he explicado mal a qué me refiero cuando cito los perfiles. Yo
no me refiero a perfiles de ninguna de las índoles que ha señalado en su
intervención. Me refiero, simplemente, a que hay que establecer cuáles
son las especialidades fundamentales en cada uno de los cuerpos y escalas
de cada uno de los tres ejércitos, y eso hay que hacerlo de una u otra
manera. Es decir, ¿debemos, como se ha dicho en los decretos de planes
de estudio de la escala superior del Cuerpo General de las Armas del
Ejército de Tierra, mantener cinco especialidades fundamentales? ¿Debemos
mantener las actuales especialidades fundamentales en la Armada?
¿Debemos, en ese mismo ámbito de escala superior, Cuerpo General, hacerlo
en el Ejército del Aire? ¿Deben ser en el Ejército del Aire todos
pilotos? ¿Debe haber un servicio de tierra? Esta es la cuestión. Nada de
perfiles de los que, precisamente, el ideario que sustenta el partido
que, a su vez, sustenta al Gobierno estaría más que lejano y, desde
luego, mucho menos próximo que otros grupos a la determinación de
perfiles de carácter ideológico, espiritual o cosa similar. Nada de eso.

Yo no considero que sea prolijo hablar de tantos planes de estudios de
la escala media y de la escala básica. Tenga en consideración S. S. que
se trata, como en el sistema educativo general, simplemente de que se
abre el abanico; es decir, hay pocos planes de estudios en la escala
superior, más planes de estudios en la escala media y muchísimos más
planes de estudios en la escala básica o en las escalas básicas y medias,
y además, le subrayo el plural, escalas básicas y medias, porque son de
los distintos cuerpos de los distintos ejércitos; de ahí que haya ese
volumen de planes



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de estudios. En la escala básica, quienes consiguen su empleo han de
tener una formación equivalente a una formación profesional superior,
técnico superior. Conoce S. S. positivamente --si no, estoy dispuesto a
darle datos al respecto-- la inmensa variedad de ramas, familias,
títulos, etcétera, que existen en formación profesional, parte, sólo
parte, de las cuales son necesarias a los efectos de estas escalas y
cuerpos, pero, no obstante, hay una variedad muy grande. Se reduce un
tanto cuando se trata de obtener un título equivalente al de diplomado,
ingeniero técnico o arquitecto técnico, que es lo que corresponde a las
escalas medias, pero, naturalmente, son más que los que corresponden a
las escalas superiores. De ahí que no sea nada prolijo decir que son
necesarios cuarenta y tantos o treinta y tantos planes en cada una de
estas escalas. Al contrario, se reducen respecto de especialidades que,
por ser prestadas por el personal civil, por no ser estrictamente
militares, ya no es necesario que los suboficiales u oficiales de la
escala media ostenten para desempeñar la tarea militar que tienen
encomendada. Por consiguiente, no hay prolijidad alguna al respecto.

En cuanto a si van a tener o no coste las delegaciones de La Coruña, La
Rioja o Valencia, y lo que ha manifestara mi predecesor en el cargo, no
se trata tanto de si van a tener coste o no lo van a tener; se trata de
que estamos arreglando los locales, como ha habido que hacer en las 22
primeras y en las 24 siguientes delegaciones. En el caso de Logroño,
además, tenemos que encontrar un local que, seguramente, no supondrá
tanto gasto como el que suponía con anterioridad el trabajo que venían
desarrollando en el ámbito de la Comunidad Autónoma de La Rioja quienes
ahora van a ser sustituidos por la delegación provincial correspondiente
en esta comunidad autónoma española.

Se entiende corrientemente, y esto parece una cantilena continua, que hay
un excesivo burocratismo en el órgano central de la defensa, que existen
una barbaridad tremenda de órganos superiores, una extraordinaria
cantidad de directores generales, subdirectores generales, etcétera.

Vamos a ver. ¿Cómo se podría haber avanzado con una sola dirección
general de personal sin desgajar, por ejemplo, una dirección general de
enseñanza, que tuve el honor de desarrollar durante casi tres años en el
mismo Ministerio de Defensa? ¿Cómo se podría haber avanzado con un nuevo
sistema educativo general en todos los ámbitos y órdenes de la enseñanza,
un sistema educativo que en el Ministerio de Educación y Ciencia ocupa
los trabajos de dos secretarías de Estado distintas? Se necesita un grado
de especialización bastante grande, a lo que responde justamente la
generación de la Dirección General de Enseñanza como desgajamiento de
esta otra Dirección General de Personal. Si hemos reconvertido de arriba
abajo el servicio militar, si las cuestiones más numerosas que se están
planteando son sobre el servicio militar, por lo menos, con carácter
transitorio y coyuntural, habrá sido absolutamente imprescindibles
generar una dirección general que, con autonomía y con especialización,
pudiera acometer esta transformación tan absolutamente profunda de lo que
era el servicio militar con anterioridad, de lo que es ahora y de lo que
será en el futuro, e hiciera frente, entre otras cosas, a nada menos que
la implantación del modelo mixto de Fuerzas Armadas a través de la
profesionalización de la tropa y marinería profesionales.

Es la función la que ha hecho al órgano. El Ministerio de Defensa no ha
operado en la filosofía o lógica contraria, que es la que parece que S.

S. quiere asignar al Ministerio de Defensa. La función ha generado el
órgano, nunca se han generado órganos sin función a los que después haya
habido que rellenar con estas funciones. Hemos seguido un sistema de
crecimiento biológico bastante aceptable.

Si después de producir la ya larga, pero profunda y bien hecha,
transformación de las Fuerzas Armadas españolas, una vez consolidado el
modelo en el año 2000, comienzan a sobrar estos organismos o parte de
ellos, se procederá a una reabsorción y habrá simple y llanamente un
esquema nuevo al que el Ministerio de Defensa irá respondiendo
paulatinamente, pero nunca son buenas, y en defensa menos, las prisas por
eliminar organismos y después encontrarnos con que no tenemos personal
suficientemente especializado para realizar las funciones.

En el Ministerio de Defensa hay tres órganos superiores como principales
colaboradores del Ministro, que son la Jefatura del Estado Mayor de la
Defensa, la Secretaría de Estado de Defensa y la Secretaría de Estado de
Administración Militar. No parece que estos órganos resulten excesivos,
dada la importancia y la complejidad de funciones que tienen en este
objetivo. Confundir estos tres organismos con una especie de árbol que
se va extendiendo de manera que envidiarían los habitantes del Edén es
querer confundir la realidad con un pensamiento que no respon-de a esta
realidad. No existe esa ramificación gigantesca ni esa burocratización
y, desde luego, cuando existe, se corrige en el sentido que estimamos más
oportuno. Rechazo, por tanto, esta observación de S. S.

En la última parte de su intervención ha expuesto un punto de vista sobre
la forma de organizar, de entender, de implementar la política de defensa
completamente distinta de la que se está realizando. No me extraña, por
eso está usted en la oposición, quiero decir que ejerce la oposición y
acaso por eso esté en la oposición, pero en cualquier caso está en su
legítimo derecho de defender un modelo completamente distinto. No voy a
entrar ahora en cada uno de los aspectos que usted ha dicho que están
mal, es que es completamente distinto. Me detendré sólo en uno
absolutamente general.

A su juicio se hacen prevalentes las valoraciones políticas sobre las
profesionales. Sí, en este orden de política de defensa como en cualquier
otro. ¡Pues estaríamos buenos si en materia de justicia tuvieran que ser
las corporaciones de letrados, por ejemplo, las que determinaran qué es
lo que se debe hacer! Es la diferencia que hay entre una visión política
y una visión corporativa de la organización del Estado. Yo prefiero la
primera.

Creo que ya he contestado al portavoz del Grupo Socialista. (El señor
Ríos pide la palabra.)



El señor PRESIDENTE: Dadas las características de las comparecencias que
se rigen por el artículo 203 del Reglamento, que dice que
excepcionalmente la Presidencia



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puede conceder un turno, yo siempre accedo a estas peticiones, pero si
me atengo a la duración de la comparecencia, a lo extenso y lo prolijo
de la misma y a la hora que es a los puntos del orden del día que quedan
por tratar, permitirá a esta Presidencia que en este caso utilice el
artículo 203 en sentido restrictivo, es decir, que no les dé la palabra.




El señor RIOS MARTINEZ: Si hubiéramos tardado menos tiempo en contarlo.




--PARA EXPLICAR LAS VARIACIONES QUE SE INTRODUCEN EN EL REAL DECRETO
924/1995, DE 9 DE JUNIO, POR EL QUE SE ESTABLECEN LAS PLANTILLAS DE LAS
FUERZAS ARMADAS PARA EL CICLO 1995-1996. A SOLICITUD DEL GRUPO POPULAR.

(Número de expediente 212/001531.)



El señor PRESIDENTE: Pasamos al segundo punto del orden del día,
comparecencia del señor Secretario de Estado de Administración Militar
para que explique las variaciones que se introducen en el Real Decreto
924/1995, de 9 de junio, por el que se establecen las plantillas de las
Fuerzas Armadas para el ciclo 1995-1996.

Señor Secretario de Estado, a estos efectos tiene la palabra.




El señor SECRETARIO DE ESTADO DE ADMINISTRACION MILITAR (Octavio de
Toledo y Urbieto): Esta pregunta tiene una cierta dificultad en su
interpretación. Yo la he interpretado de una determinada manera y me
dirán si es la adecuada, porque si se habla de variaciones que se
introducen por el Decreto citado, ¿variaciones respecto de qué? Hay que
buscar ese punto de referencia. Entiendo que el segundo elemento de la
comparación es el Real Decreto 1.266/1994, por el que se establecieron
las plantillas de las Fuerzas Armadas para el ciclo 1994/1995, que fue
modificado por el Real Decreto 242/1995 para cumplir, en definitiva, una
proposición no de ley relativa al ascenso en las escalas auxiliares del
Ejército de Tierra que se aprobó en esta Comisión de Defensa del Congreso
el 29 de septiembre del año 1994. En este sentido oriento mi
contestación, aun cuando pudieran existir otras interpretaciones lógicas
respecto de esta pregunta sobre las variaciones que se han producido.

La Ley 14/1993, que, como recuerdan SS. SS., es la Ley de Plantillas de
las Fuerzas Armadas, estableció los efectivos máximos de los cuadros de
mando para cada Ejército y para los cuerpos comunes. Para adaptar los
efectivos que entonces existían a las plantillas globales aprobadas por
cada Ejército y para los cuerpos comunes, el Gobierno dispone de un plazo
de cinco años contados a partir del 1 de enero de 1994, tal como señala
la disposición transitoria correspondiente de la Ley de Plantillas a la
que estoy aludiendo. Esta adaptación se está ejecutando mediante la
fijación de objetivos anuales tendentes a reducir los cuadros de mando
para adaptarlos a las plantillas globales que se señalan en la Ley, y
simultáneamente, y esto es muy importante, para aproximar los ascensos
en cada escala y empleo a los modelos de carrera que se establecen en la
Ley 17/1989, que regula el régimen del personal militar profesional.

De acuerdo con estos objetivos, el Consejo de Ministros ha aprobado
varios reales decretos a los que antes hacía referencia. Cada decreto
señala las plantillas por cuerpos, escalas y empleos para el período
correspondiente. El Real Decreto 924/1995, que establece las plantillas
para el ciclo 1995/1996, introduce las siguientes variaciones --que,
salvo que necesiten mayor detalle, les digo en totales-- respecto a la
plantilla en vigor del ciclo 1994/1995. Hay un total de disminución de
1.074 cuadros de mando, distribuidos en menos 1 oficial general, más 127
oficiales superiores, menos 1.132 oficiales, menos 266 suboficiales
superiores y más 198 suboficiales. Creo que es conveniente destacar que,
aun cuando se reducen las plantillas globales de cada ejército y de los
cuerpos comunes, aumentan las plantillas asignadas a oficiales superiores
y suboficiales del Ejército de Tierra, la de oficiales de la Armada y las
de suboficiales superiores del Ejército del Aire y oficiales superiores
y suboficiales de los cuerpos comunes. Estos aumentos de plantilla --de
ahí que antes llamase la atención hacia este aspecto-- son debidos a la
progresiva adaptación a los modelos de carrera para cada tipo de escala
conforme a la Ley 17/1989.

Hay que tener en cuenta que si el exceso de cuadros de mando se acumula
en los empleos bajos de cada escala, los ascensos se ralentizan
inmediatamente y se produce un envejecimiento en estos empleos con la
consiguiente repercusión negativa en las capacidades psicofísicas de los
cuadros de mando, que es especialmente grave cuando se trata de los
cuerpos generales y del cuerpo de infantería de marina.

Las plantillas aprobadas para el ciclo 1995/1996 reducen la diferencia
entre las plantillas establecidas por la Ley y las que rigieron para el
ciclo 1994/1995 en los siguientes porcentajes: un total de 32 por ciento
--si lo necesitan SS. SS., se lo daré por ejércitos--, y la reducción
acumulada desde la entrada en vigor de la Ley de Plantillas es del 43 por
ciento. Por tanto, se va produciendo --enlazo con la anterior pregunta
del Diputado señor Ríos-- una disminución paulatina.

Además de las modificaciones numéricas se han introducido otras dos
variaciones que afectan al procedimiento de amortización de vacantes y
a las plantillas de las escalas técnicas de los cuerpos de ingenieros ,
que, como saben, es de reciente introducción. Por una parte para evitar
diferencias entre ejércitos y empleos, no paralizar los ascensos por
orden de clasificación y simultáneamente facilitar la gestión, se ha
optado por incluir una única norma de amortización en el Real Decreto.

De acuerdo con esta norma, en los empleos en los que existan excedentes
se amortiza una de cada dos vacantes que se produzcan hasta 31 de
diciembre de 1995. Superada esta fecha se amortizarán todas las vacantes
hasta que los efectivos igualen a las plantillas que se encuentran
autorizadas.




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La segunda variación --y con esto termino-- que contiene el Real Decreto
es una norma por la que se asigna plantilla a las escalas técnicas de los
cuerpos de ingenieros, cuya constitución debe producirse antes del mes
de junio de 1996, de acuerdo con el Real Decreto de 19 de mayo de 1995.

Las plantillas que en su momento se asignen a estas escalas técnicas se
detraerán de las plantillas asignadas a las escalas a las que actualmente
pertenecen los cuadros de mando que deben integrarse en estas nuevas
escalas técnicas. Estas son, en resumen, las variaciones fundamentales
que se producen como consecuencia de este Decreto.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Popular, solicitante de la
comparecencia, tiene la palabra el señor Díaz de Mera.




El señor DIAZ DE MERA Y GARCIA CONSUEGRA: Señor Secretario de Estado, es
un poco duro escucharle a usted decir que le hubiera gustado que yo no
hubiese hablado, que yo no hubiese dicho lo que he dicho en mi anterior
comparecencia. Creo que cuando usted relea su expresión lamentará
profundamente haberla producido, porque la esencia del trabajo
parlamentario es debatir, decir, escuchar, discrepar, coincidir.

No me dé usted lecciones de semántica ni de gramática, porque la
literalidad que sostiene la comparecencia pedida por el Grupo Popular
para que se explique las variaciones que se introducen en el Real Decreto
924/1995, y que su fina percepción de la realidad le ha permitido
interpretar correctamente, hace inútil que yo le diga que no he hecho
ninguna referencia --ahora sí, porque usted me da pábulo para ello-- a
que eso es menos grave que llamar líneas de actuación a esa reflexión y
catálogo de actividades que ha hecho la Subsecretaría, y posteriormente
la Secretaría de Estado de Administración Militar, durante más de 12
años.

En puridad esta comparecencia, señor Presidente, como ha sido fielmente
interpretado, no tiene más finalidad que la que deriva de obtener un
conocimiento razonado de los motivos que, amparados en el soporte legal
que concede básicamente la ley 17/1989 y la 14/1993 en su disposición
transitoria primera, han llevado al Gobierno a producir el Real Decreto
924/1995, con unas variaciones en la plantilla de las Fuerzas Armadas,
del 1 de julio de 1995 al 30 de junio de 1996, con sensibles diferencias
respecto de las que se contemplaban en el precedente 1.266/1994, de 10
de junio. Creo que queda aclarado que S. S. ha interpretado correctamente
el motivo de la comparecencia.

Es conocida, y figura en los «Diarios de Sesiones», nuestra oposición al
actual sistema de establecimiento de plantillas. Recapitulando y
sintetizando, señor Secretario de Estado, ustedes acabaron con la
histórica asignación de plantillas que siempre se habían fijado por ley
para cada arma, para cada cuerpo y para cada empleo, dando así una
garantía de carrera al personal militar.

Ustedes establecieron por ley, sí, las plantillas máximas por categorías
militares para cada uno de los Ejércitos y cuerpos comunes de las Fuerzas
Armadas, pero incluyendo en las mismas a todos los componentes de las
diferentes categorías, dicho sea en términos convencionales, oficiales
generales, oficiales superiores, oficiales y suboficiales superiores y
suboficiales, agrupando en cada número todos los componentes y ello sin
especificar empleos y, además, mezclando, sin determinar existencias, a
los militares de carrera con los de empleo. Ustedes han autorizado al
Consejo de Ministros para que por real decreto fije el número
correspondiente al cuerpo general de las Armas de Intendencia,
ingenieros, especialistas, escalas a extinguir de cada uno de los
Ejércitos y de los cuerpos comunes de las Fuerzas Armadas.

Como he dicho hace un momento, nosotros nos opusimos en su día a este
sistema tan peculiar. Mi compañero, hoy ausente, el señor Fernández de
Mesa, en aquella ocasión, el 15 de noviembre de 1993, tuvo oportunidad
para defender con brillantez, aunque sin éxito formal, nuestras
propuestas alternativas.

Formulada esta declaración, que me parece muy oportuna para quienes la
quieran interpretar en términos de prospectiva, conviene ahora referirse
singularmente a la modificación de plantilla que hoy nos interesa conocer
en sus motivaciones.

¿No estamos llegando, con lo dicho, con lo intuido y con lo que sigue,
al punto de poner, una vez más, en revisión el modelo consensuado en el
año 1991 por las desviaciones a las que me voy a referir? Añado a esto
que el gasto de defensa se ha reducido un tercio en el último lustro (y
no estoy derivando la cuestión, sino que estoy hablando de cuestiones que
tienen que ver con el personal); estamos en el 1,19 del PIB, según unas
estimaciones, y ante esta situación caben dos alternativas: o vamos a un
tremendo incremento del gasto militar, cosa que ya vemos que es en
términos reales imposible, o a una reducción sensible del modelo en
cuestión, y ya sabemos que tenemos serios puntos de discrepancia en la
interpretación de la realidad.

¿Sabe usted, señor Toledo, que en 1995 los gastos de personal están en
torno al 57 por ciento del presupuesto de la Sección 14? ¿Sabe que
crecerán mucho más con la conjunción de factores tales como el Real
Decreto que nos ocupa, 924/1995, la progresiva profesionalización, el más
que obligado incremento de la retribución del soldado y la oscilante
reserva transitoria? Dígame, señor Secretario de Estado, cuál es el
estudio económico --no se ha referido a él-- que deriva del Real Decreto
que hoy le trae a comparecer ante esta Comisión.

Veamos algunas cifras, no todas, referidas al personal de los tres
Ejércitos. Con toda sinceridad y con toda humildad, le propongo lo
siguiente: voy a leer con mucha atención todo lo que usted ha dicho en
su anterior intervención, ya que no es fácil asimilar, sin una lectura
sosegada, la pléyade de números que ha producido, y por lo mismo creo que
usted tampoco va a poder asimilar los que yo voy a soltar a continuación.

Por tanto, le propongo, en términos coloquiales, que yo relea con
profundidad los números que usted da y que usted lea los míos por si
posteriormente podemos tener puntos de coincidencia o pedir aclaraciones,
que es lo que importa.

Ejército de Tierra, escala superior. Qué significan estos números: 60
coroneles más; igual número de tenientes coroneles;



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127 comandantes más; 101 capitanes menos; 51 tenientes menos. ¿No se
suprimen con el Plan Norte unidades tipo regimiento que están mandadas
normalmente por coroneles?
La aplicación de estas pautas legales supondrá el ascenso, en el ciclo
legalmente decretado, de 60 coroneles, 60 comandantes y 187 capitanes,
además de las vacantes que se produzcan por edad y por otras causas. Con
ello, el número de capitanes disminuirá en los 187 que ascienden, más los
101 que se rebajan de las plazas de este empleo, dándose las vacantes a
la amortización, y 51 de tenientes en que se disminuye la plantilla,
fundamentalmente en base a reducir el número de los que salen de la
Academia General.

En el cuerpo de especialistas se incrementan en 56 las plantillas de
capitán y se disminuyen en 239 las de teniente. ¿Por qué?
Con referencia a la Armada, en el cuerpo de especialistas hay seis
comandantes menos, 28 capitanes más y 292 tenientes menos. ¿Por qué?
Esta cuestión que sigue es compleja y no pretendo que responda ahora. Con
el Real Decreto 924/1995 aplicado --y voy a hablar de datos del Sedam,
su Secretaría de Estado--, ¿cuál es la relación entre oficiales y
suboficiales del modelo 2.000, cuya ratio es la siguiente: 1/1,6, en el
Ejército de Tierra; 1/1,6 en la Armada; 1/1,2 en Aire; 5/1 en cuerpos
comunes; 1/1,4 en Fuerzas Armadas? ¿Cuál es la relación entre oficiales
superiores y oficiales --reitero, modelo 2.000-- y la relación entre
oficiales superiores y oficiales? Los números previstos por el Sedam,
modelo 2.000, es 1/1,6 para el Ejército de Tierra; 1/1,6 en la Armada;
1/1,9 en Aire; 1/1,3 en cuerpos comunes y 1/1,7 en Fuerzas Armadas.

Siguiente pregunta: ¿Cuál es la relación entre suboficiales superiores
y oficiales según el modelo 2000, cuya ratio es 1/3 en el Ejército de
Tierra; 1/3,5 en la Armada; 1/3,5 en Aire; 1/3,5 en cuerpos comunes y
1/3,2 en Fuerzas Armadas. ¿Cuál es la relación entre oficiales y tropa?
¿Cuál es la relación entre suboficiales y tropa? ¿Cuál es la relación
entre oficiales y tropa profesional? ¿Cuál es la relación entre
suboficiales y tropa profesional? ¿Cuál es la relación entre oficiales
y tropa de reemplazo? ¿Cuál es la relación entre suboficiales y tropa de
reemplazo?
Ya termino. Queremos saber con estas preguntas adicionales, señor
Secretario de Estado, si aplicando el Real Decreto que nos interesa se
está o no en el camino previsto, defendido y publicado por la propia
Secretaría de Estado, para llegar al año 2000 sin desviarnos de los
parámetros establecidos.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo de Izquierda Unida-Iniciativa per
Catalunya, tiene la palabra el señor Ríos.




El señor RIOS MARTINEZ: Solamente voy a hacer tres preguntas y un
comentario en torno a la discusión. Me voy a poner la venda antes de
recibir la china refiriéndome a lo de antes.

Usted ha venido a decir que si los presupuestos estuviesen aprobados,
tendríamos una realidad. Espero que en la evolución que vayamos a tener
en las plantillas los presupuestos también tengan algo medido. No hay
unos presupuestos rechazados porque haya malos que no los ve bien, sino
una mala propuesta presupuestaria que el Gobierno no ha sabido consensuar
con grupos suficientes para poder sacarla adelante. Por tanto, hay una
mala propuesta del Gobierno.

En todo caso, me gustaría saber por qué es mejor adecuar por decreto las
plantillas que nacen de una ley. Usted ha dicho que este Decreto intenta
adecuar la evolución del modelo de ejército definitivo al ciclo 1994-1995
--sería el papel que cumpliría--. ¿Por qué utilizar el decreto y no
hacerlo por ley?
En segundo lugar, usted ha dicho que hay una reducción de oficiales --no
he tomado bien las cifras, me parece que de 1.132-- después de aplicar
este Decreto. En suma, un 32 por ciento de reducción que no ha ajustado
en la distribución por ejércitos. Si no pudiera contestarme ahora, le
ruego que entregue al señor Presidente la distribución, porque, como soy
muy malo en esto de tomar apuntes de números, prefiero con papeles, que
se me quedan mejor.




El señor PRESIDENTE: No se esfuerce, señor Ríos. Yo creo que son
respuestas de ordenador que el señor Secretario de Estado, evidentemente,
atenderá.




El señor RIOS MARTINEZ: Pues el ordenador se transfiere al papel y yo
visualizo en él lo que el ordenador ha producido. Y, si no, muy sencillo:
me da la pastilla del ordenador y yo la meto en el mío. No se preocupe,
que así conoceré muy bien la evolución. Es lo que he estado planteando
en el control presupuestario. Yo he venido proponiendo que nos dieran
acceso al ordenador de la Intervención General para, con un botoncito,
enterarme de cómo está el ajuste presupuestario. Vería usted cómo nos
ahorrábamos muchas comparecencias.

En concreto, ¿cuál es la distribución de ese 32 por ciento? Ha dicho
usted que hay un incremento en oficiales superiores, según las cifras que
se han estado barajando, tanto en su explicación como en la intervención
del Grupo Popular. ¿Cuál es la distribución de esos oficiales superiores
que se han incrementado por los tres ejércitos? En concreto, voy a la
evolución que ha tenido uno de los ejércitos, que es el de Tierra. Yo
creía, por la información que tenía --que puede no ser no exacta--, que
había un mayor dimensionamiento; que el Plan Norte iba a ajustar tanto
la instalación como la evolución de las propias plantillas, ¿De qué
manera han evolucionado en el Ejército de Tierra estas plantillas y cómo
va a ir concatenado el desarrollo de ese Plan Norte con esta evolución
de plantillas? Porque, lógicamente, me imagino que saltos en el aire no
hay. Es decir, que una evolución es progresiva e irán pasando a una
situación determinada, pero aquí ni hacer desaparecer ni despedir será
una evolución razonable.

En nuestra opinión, los gastos de defensa pueden simplificarse en la
medida en que se modernice el ejército. Es verdad que en un tránsito de
modernización y profesionalización del ejército el gasto de defensa
tendrá que estar más o menos estabilizado. Me refiero al capítulo 1. En
su



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intervención anterior ha dicho que hay una evolución en esta transición
un tanto abultada que al final del proceso ya veremos más normalizada:
el peso del capítulo 1, los 477.000 millones de los 975.000 que irán
adecuándose en el devenir del tiempo.

En ese sentido, me gustaría conocer la aplicación de este Decreto al
final y el tránsito al nuevo Decreto para el ciclo siguiente; en qué
situación quedará ese capítulo 1 al final de la aplicación y si lo que
está en el papel se va a aplicar con total normalidad en todo el proceso
de ejecución del mismo decreto. Es decir, una cosa es la previsión
originaria y otra cómo puede quedar al final. A lo mejor no hay ninguna
desviación y todo está tan medido matemáticamente como el obús, que va
derecho, derecho al sitio, aunque algunas veces se despistan también los
radares y tiene una evolución de ordenador diferente.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Socialista, tiene la palabra el señor
Lagunilla.




El señor LAGUNILLA ALONSO: Voy a procurar ser breve. En primer lugar,
quiero reiterar la bienvenida al señor Secretario de Estado, igual que
han hecho mis compañeros de Comisión en sus intervenciones anteriores.

En esta comparecencia del señor Secretario de Estado para responder a
esta cuestión, habría --como él ha dicho-- que, en primer lugar, fijar
la filosofía en la que se inspira este Real Decreto. Como él ha
manifestado, yo creo que o se está de acuerdo con la filosofía o
discutimos de términos totalmente distintos y siempre es muy difícil
ponerse de acuerdo y coincidir en algo, porque estamos ante filosofías
que inspiran las medidas políticas que se están tomando absolutamente
distintas.

Este Real Decreto que establece las plantillas para el ciclo de
planeamiento actual tiene su origen, como ya se ha dicho a lo largo del
día en la Comisión --tanto en esta respuesta parlamentaria como en la
comparecencia anterior, en la que se han explicado las grandes líneas de
actuación de la Secretaría de Estado de la Administración Militar y del
Ministerio de Defensa--, en un modelo de fuerzas armadas, como se ha
reiterado y no voy a insistir. Posteriormente, tiene también una
referencia clarísima y una filosofía inspirada en la Ley 17/1989,
reguladora del régimen del personal militar profesional. Si olvidamos eso
y la filosofía que esa ley inspira, estamos equivocando todo el
procedimiento de discusión. Y ya más concretamente, en lo referido a
plantillas, tiene su origen, su justificación procesal, legislativa y
política en la Ley 14/1993, de plantillas de las Fuerzas Armadas.

Esta Ley, en sus artículos 1 y 2, ya establece los datos numéricos de los
cuadros de mando y del personal de tropa y marinería profesional y
posteriormente --y aquí está mi primera coincidencia con el señor
Secretario en apoyar este procedimiento-- el artículo 4 de esa Ley
otorgaba al Consejo de Ministros la potestad de determinar las plantillas
que correspondan a los distintos empleos, etcétera, teniendo en cuenta
los ciclos de planeamiento, las necesidades, las condiciones
presupuestarias, etcétera. Yo entiendo que es un procedimiento correcto.

Esa Ley preveía que eso se pudiese hacer por Real Decreto, por una
economía legislativa, una economía procesal y una adaptación mucho más
rápida a las necesidades de planeamiento en cada momento.

Tenemos un ejemplo muy claro. Este Real Decreto 924/1995, como muy bien
ha dicho el Secretario de Estado, comparándolo con el 1.266/1994, que
establecía las plantillas para 1994 y 1995, fue modificado por otro Real
Decreto entre medias de ambos precisamente para su adaptación y para
responder ágilmente y desde el propio Ministerio de Defensa y de la
Secretaría de Estado de Administración Militar a una proposición no de
ley aprobada por esta Comisión que hacía referencia a los ascensos que
se debían producir en las escalas auxiliares en un intento de resolver
un problema que tenían los integrantes de esta escala auxiliar. Ese es
un ejemplo claro por el que nosotros seguimos apoyando y defendiendo lo
que decía el artículo 4 de la Ley 14/1993, referido a la potestad
reglamentaria del Consejo de Ministros y del Ministerio de Defensa para
poder ir regulando estas plantillas mediante la adopción de los decretos
correspondientes.

Digo, por tanto, que o se comparte esta filosofía que inspira el modelo
y los posteriores desarrollos legislativos que han ido conformando ese
modelo o discutimos de cosas muy distintas. Por supuesto, como el Grupo
Socialista está de acuerdo con la filosofía que inspira ese modelo y con
los desarrollos que este Gobierno ha ido aprobando durante estos años
para adaptar y conseguir llegar a ese modelo, concluimos que estamos de
acuerdo con las filosofías y con lo que concreta el Real Decreto que nos
ocupa en estos momentos.

Este Real Decreto, como ha dicho el Secretario de Estado, y nosotros
estamos totalmente de acuerdo con él, hay que entenderlo como un camino
en el proceso. No se debe analizar este real decreto, ni el anterior, ni
los que le puedan suceder en el futuro como una foto fija, en abstracto,
porque entonces no vemos la perspectiva de dónde venimos y adónde vamos,
aunque sea muy manido lo que he dicho, pero está muy bien hecha la
mención al hilo de lo que estamos discutiendo.

Ha hablado el Secretario de Estado de unas reducciones importantes, que
es lo que tenemos que analizar, que desde nuestro Grupo se comparten
totalmente. Ha dicho que ese Real Decreto supone una reducción del 32 por
ciento del total de los cuadros de mando que, acumulado a lo que han ido
suponiendo los anteriores reales decretos posteriores a la Ley de
Plantillas, dan una reducción total del 43 por ciento. Si éste no es un
camino apropiado, una adaptación reglamentaria a las leyes, tanto la
17/1989, como el modelo de Fuerzas Armadas definido por este Parlamento,
como la Ley de Plantillas, no sé qué es lo que puede ser una adaptación.

Estamos asistiendo a una rapidísima adaptación, realizándola en una
crisis económica que condiciona los presupuestos; incluso, como ha dicho
el Secretario de Estado, sin presupuestos. Nuestro Grupo apoya totalmente
la línea que se está siguiendo porque es la acertada, la correcta, la que
nos va a permitir al final tener ese modelo de Fuerzas Armadas que muchos
aprobamos en el Parlamento hace unos cuantos



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años, y que todos debemos seguir apoyando decididamente.

Muy brevemente --y termino, señor Presidente--, quiero decir que hay
otros dos aspectos de este real decreto, sobre todo uno de ellos, que nos
parece oportuno, ya que simplifica muchísimo y nos parece muy bueno que
haya sido incluido. Es el relativo al establecimiento de un único
procedimiento de amortización de vacantes, que antes existían muy
diferenciadas, según los distintos Ejércitos. Todo lo que sea clarificar,
todo lo que sea regular de una forma uniforme, es conveniente y facilita
ese proceso. En estos años se han producido otras muchas legislaciones
desde el Ministerio de Defensa en esta misma línea. Por lo tanto, creemos
que es importante destacar esa parte del real decreto y por eso lo hago
en este acto.

Como el Grupo Socialista está de acuerdo con la filosofía que inspiran
todas estas modificaciones, y está de acuerdo, como no podía ser menos
porque lo ha apoyado a lo largo de estos años, con las medidas
legislativas que han ido adoptándose para que esa filosofía se concrete
en un nuevo modelo de Fuerzas Armadas, es por lo que estamos de acuerdo
con los pasos de aproximación que supone este real decreto, para
acercanos a ese modelo final que todos deseamos que culmine felizmente
en el año 2000, cifra mágica que todos hemos tomado como referencia.

Reiteramos las gracias al señor Secretario de Estado. Nada más, señor
Presidente.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Secretario de Estado.




El señor SECRETARIO DE ESTADO DE ADMINISTRACION MILITAR (Octavio de
Toledo y Ubieto): Procediendo por el mismo orden de las intervenciones,
y con el ruego, señor Díaz de Mera, de que me devuelva la primera parte
de mi apellido, que no es sólo Toledo, sino Octavio de Toledo, voy a ser
muy breve.

No sé exactamente cómo lo habré reflejado en su opinión, pero no digo que
lamente oírle. Estoy encantado. Lo que digo es que si usted considera
extemporáneo oírme a mí, seguramente es que no me quería oír, y que yo,
entonces, estaría encantado de no oírle a usted. En cualquier caso, lo
que no me ha gustado nada es oír una visión apocalíptica de una realidad
de las Fuerzas Armadas que no comparto en absoluto. Las Fuerzas Armadas
están en una realidad y el proceso ha sido llevado muchísimo mejor que
el que S. S. ha descrito. Eso, sinceramente, no me ha gustado oírlo. Otra
cosa distinta es que no me guste oírle a usted en cuanto a parlamentario
o a persona. Ambas cosas me agradan.

No creo que estemos llegando al punto de revisar el modelo trazado en el
año 1991. Que encontremos algunas dificultades en el camino que pueden
ser presupuestarias o de otra índole, como en cualquier procedimiento o
situación de transformación, de redimensionamiento, de redespliegue o de
modificación de una realidad, en este caso de las Fuerzas Armadas, no
quiere decir que debamos revisar la premisa mayor. Con la precisión
adecuada señalada por la ley, estamos llevando a cabo esta transformación
y nada indica todavía que debamos desanimarnos en este camino.

¿Qué es lo menos satisfactorio? Lo que S. S. señala, y yo comparto: la
asignación presupuestaria. A S. S. y a mí nos gustaría que fuera mayor.

Mi responsabilidad es intentar conseguirlo. En ello estoy, señoría.

Acepto su pacto sobre las cifras. Leeré con atención las que ha dicho,
que no he podido anotar. Hace tiempo que perdí la habilidad de tomar
apuntes en clase. Antes era muy habilidoso, pero ahora llevo mucho tiempo
ocioso en ese terreno. Estudiaré con toda atención las que ha señalado
su señoría. En cualquier caso, estamos en el buen camino para conseguir
el modelo trazado de Fuerzas Armadas para el año 2000.

Le voy a reiterar, con un poco más de detalle, algunas de las cifras a
las que se ha referido S. S., en el sentido que antes apuntaba. Le he
dado sólo los detalles globales, pero se los ofrezco más en concreto.

Las diferencias entre las partidas 1994-95 y las de 1995-96 en el
Ejército de Tierra, en cuanto a oficiales generales, disminuye uno; en
este mismo Ejército, los oficiales superiores aumentan a 123; disminuyen
en 12 en la Armada; disminuyen en 31 en el Ejército del Aire y aumentan
en 47, en cuerpos comunes. En total, un aumento de 127.

En cuanto a oficiales, disminuyen en número de 750 en el Ejército de
Tierra; aumentan en dos en la Armada; disminuyen en 286 en el Ejército
del Aire; y disminuyen en 98 en cuerpos comunes. Una reducción total de
1.132. Los suboficiales superiores en el Ejército de Tierra disminuyen
en 256; en la Armada en 57. Aumentan en el Ejército del Aire en 90;
disminuyen en los cuerpos comunes en 23; con un total de 266. Y
suboficiales, aumentan en el Ejército de Tierra en 271; disminuyen en la
Armada 14; disminuyen en el Ejército del Aire, 66; y aumentan en siete,
en cuerpos comunes. Lo que arroja una cifra positiva de aumento de 198.

En el Ejército de Tierra disminuye un total de 613 cuadros de mando; la
Armada, un total de 81 cuadros de mando; el Ejército del Aire, 293; y los
cuerpos comunes, 67. Un total de disminución de 1.074.

Aprovecho para dar algunas de las cifras por las que ha preguntado el
señor Ríos. Las plantillas aprobadas para el ciclo 1996-96 reducen la
diferencia entre las plantillas establecidas por la ley y las que lo
hicieron para 1994-95, en los siguientes porcentajes concretos por
ejércitos. El Ejército de Tierra 31 por ciento; la Armada 11 por ciento;
y el Ejército del Aire 73 por ciento; cuerpos comunes, 30 por ciento.

Total 32 por ciento. La reducción acumulada desde la entrada en vigor de
la Ley de Plantillas, en el Ejército de Tierra es de 37 por ciento;
Armada, 48 por ciento; Ejército del Aire, 73 por ciento; y cuerpos
comunes, seis por ciento. Total 43 por ciento.

En relación con estas mismas cifras, les puedo señalar que en el año 1984
había 32.848 oficiales en las Fuerzas Armadas; en el año 1995 hay 21.914;
en el modelo del año 2000, se aspira a alcanzar 20.454. Queda muy poco
camino por recorrer, si comparan estas cifras. En el año 1984 había
33.657 suboficiales; en 1995 hay 30.104; y en el modelo FAS 2000 tiene
que haber 29.266. Por consiguiente,



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suman en 1984, 66.505; en el año 1995, 52.018; y modelo FAS 2000, 49.720.

Tropa y marinería profesionales. En 1984 había 12.500; en 1995 31.574;
en el modelo FAS 50.000. Reemplazo, 294.000, en 1984; 166.067, en 1995;
y 130.280, en el año 2000. El total, en 1984 era de 373.005; en 1995,
218.085; y en el modelo FAS 2000, 180.000. La tasa de profesionalización
paulatina era, en el año 1984, del 21,18 por ciento; en 1995, es del
38,33 por ciento; y en el modelo FAS 2000 debe alcanzar el 55,40 por
ciento.

Creo, señor Presidente, que la pregunta del Diputado, señor Díaz de Mera,
sobre las plantillas transitorias para el ciclo 1995-96 por empleos,
sería extraordinariamente engorroso y prolijo proporcionárselas. Estoy
dispuesto a hacérselas llegar por escrito porque es una gran cantidad de
cifras.




El señor PRESIDENTE: Señor Secretario de Estado, creo que esta propuesta
es la sensata.




El señor SECRETARIO DE ESTADO DE ADMINISTRACION MILITAR (Octavio de
Toledo y Ubieto): Señor Ríos, ¿por qué por real decreto y no por ley?
Porque la ley dice que sea por Real Decreto. La Ley 14/1993, de
Plantillas de las Fuerzas Armadas, lo dice por dos veces, una en términos
genéricos, en el artículo 4: «El Consejo de Ministros determinará las
plantillas de los cuadros de mando que correspondan a los distintos
empleos Cuerpos y Escalas teniendo en cuenta, ...» El Consejo de
Ministros lo hace por real decreto; y lo dice otra vez en la disposición
transitoria primera, normas de adaptación de plantillas: 1) «El Consejo
de Ministros dictará las disposiciones necesarias para adaptar
progresivamente los efectivos...» y después señala el plazo en que el
Consejo de Ministros puede realizar esta adaptación, tal como he dicho
al principio de mi intervención. Por tanto, si hacemos una ley para cada
adaptación, el trabajo de esta Cámara será mucho mayor, la discusión más
amplia y el proceso más lento, sin duda alguna, cuando la Cámara ya ha
confiado en el Gobierno para que lo realice mediante real decreto. En
cuanto a los porcentajes por los que preguntaba, si falta alguno lo haré
llegar, tal y como he apuntado, donde estarán reflejados también los
oficiales superiores del Ejército de Tierra a los que usted se refería.

Respecto a la situación del capítulo I al final del proceso, puedo
decirle cómo estará el número de efectivos, como acabo de indicarle
ahora. Lo que cobrará cada uno y, por tanto, lo que importa me temo que
no estoy en disposición de hacerlo. A lo mejor hace dos años no
preveíamos que las retribuciones de los funcionarios aumentasen 3,5
puntos, como finalmente se acordó. No le puedo decir de aquí al año 2000
porque, entre otras cosas, dependerá de la correlación de las fuerzas
políticas y sindicales, las sindicales en otros ámbitos que no sea el de
las Fuerzas Armadas, pero sí del personal civil y la evolución e la
política retributiva.

En todo caso, los estudios, las estimaciones, los escenarios económicos
y presupuestarios que hacemos de cara a ese modelo del FAS 2000 nos
indican que paulatinamente irán disminuyendo unos determinados capítulos
y nos encontraremos con que estamos ante un fenómeno transitorio sobre
el que se pregunta continuamente como si estuviéramos al final del
proceso.

Algunos dicen que hay demasiado dinero en costos de personal dentro del
órgano central. ¡Claro!, porque pagamos a los que pasan a la reserva,
entre otras cosas.




--TRASLADO DE LAS CABALLERIZAS REALES ENCLAVADAS HISTORICAMENTE EN
CORDOBA. A SOLICITUD DEL GRUPO PARLAMENTARIO FEDERAL IZQUIERDA
UNIDA-INICIATIVA PER CATALUNYA. (Número de expediente 213/000590.)



El señor PRESIDENTE: Punto tercero del orden del día: comparecencia para
informar sobre el traslado de las Caballerizas Reales enclavadas
históricamente en Córdoba. A solicitud del Grupo Federal de Izquierda
Unida. Iniciativa per Catalunya.

Señor Secretario de Estado, tiene la palabra.




El señor SECRETARIO DE ESTADO DE ADMINISTRACION MILITAR (Octavio de
Toledo y Ubieto): Si me permite, querría hacer una breve introducción a
este asunto para que se entienda bien a qué responde, sin perjuicio de
que les pueda responder con más amplitud todavía a las preguntas,
intervenciones u observaciones que quieran hacer.

En primer lugar, tenemos un organismo autónomo, que es el Fondo de
Explotación de los Servicios de Cría Caballar y Remonta, que se encuentra
adscrito a la Secretaría de Estado de Administración Militar a través de
la Dirección General de Servicios. En 1988 y después de un estudio
bastante detallado sobre este Servicio de Cría Caballar y Remonta, se
comprobó la existencia de una serie de problemas que se arrastraban desde
bastante tiempo atrás y exigían una solución urgente.

Les enumero los problemas y deficiencias más importantes detectados en
ese momento en el ámbito concreto de los centros de reproducción equina,
son los siguientes. En primer lugar, un excesivo número de centros y de
dependencias. Esta primera circunstancia implicaba una gran dispersión
de los establecimientos de cría caballar, insuficiencia creciente de
personal especializado y costes muy elevados de explotación. Les puedo
dar datos al respecto.

En segundo lugar, una disminución progresiva de los recursos destinados
al servicio de cría caballar porque se había producido una minoración
presupuestaria de este Servicio de Cría Caballar desde el año 1990.

En tercer lugar, una considerable antigüedad e inadecuación de los
inmuebles e instalaciones. La absolescencia de los establecimientos de
cría caballar se manifiesta en muy diversos aspectos, tales como la
vetusted de las construcciones, la insuficiencia de las instalaciones
técnicas, la falta de capacidad de los inmuebles, su ubicación en lugares
inadecuados, cascos urbanos, acuartelamientos, etcétera.




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En cuarto lugar, se daba también la circunstancia de la reducción
creciente del número de soldados de reemplazo que estaban destinados en
estos establecimientos, como consecuencia de la disminución del
contingente anual de reclutas y la prioridad de atender destinos de mayor
interés para los Ejércitos.

Detectadas estas deficiencias, el Ministerio inició una serie de acciones
encaminadas a la modernización y racionalización de las dependencias de
cría caballar entre las que cabe destacar esta reducción del número de
establecimientos, la construcción de algunos nuevos centros y la
renovación general de sus instalaciones técnicas.

En relación, en concreto, con el centro de reproducción equina de Córdoba
y con independencia de su incuestionable tradición y de su evidente
interés arquitectónico e histórico, los problemas anteriormente expuestos
inciden plenamente sobre la funcionalidad y eficacia. No sólo se
encuentra situado en pleno casco urbano de la ciudad y en una de las
zonas de mayor concentración turística, con las consiguientes molestias
para el vecindario y para los visitantes derivadas de la considerable
contaminación del ambiente --podemos denominarla así--, sino que carece
de espacios adecuados para el entrenamiento y expansión de los équidos
y cuenta con unas instalaciones que, a nuestro juicio y a juicio de los
técnicos que informaron para llegar a esta conclusión, se encuentran
totalmente obsoletas.

Por otra parte, el carácter histórico-artístico del inmueble al que hacía
antes referencia, plantea serios inconvenientes y dificultades para su
reconversión. Todas estas circunstancias han determinado que se haya
considerado oportuno trasladar el establecimiento a otra localidad
andaluza que contase con una adecuada ubicación geográfica y donde
existieran los terrenos, instalaciones y medios necesarios para su normal
funcionamiento. El emplazamiento elegido ha sido la ciudad de Ecija, en
la que el Ministerio de Defensa cuenta con instalaciones adecuadas y
personal especializado procedente del antiguo centro de remontaje que
recientemente se ha suprimido.

Por otra parte, he de significar que este traslado el centro de
producción equina de Córdoba no va a implicar, de ninguna de las maneras,
daño o menoscabo para la ganadería cordobesa porque se mantendrá el
número de paradas existentes en la provincia, se mejorará la calidad de
los sementales disponibles y se impulsará, sin duda, la inseminación
artificial.

Qué previsiones tenemos respecto del inmueble de las caballerizas reales
en que se encuentra instalado el centro de producción equina en Córdoba.

Estamos en conversaciones muy avanzadas, sobre todo con la Universidad
de Córdoba, que consideran también las necesidades del propio Ministerio
de Defensa. Hace muy pocas fechas he remitido al rector de la Universidad
de Córdoba un borrador de convenio para alcanzar la conclusión deseada
por los dos organismos e instituciones, de poder instalar unos
laboratorios para la investigación y, en su caso, docencia y, de la misma
manera, para instalar también laboratorios donde ya se realiza
investigación por parte de los miembros del Cuerpo Militar de Sanidad de
las Fuerzas Armadas, por los veterinarios militares, en definitiva, es
el laboratorio de grupos sanguíneos. Al mismo tiempo, se valora las
posibilidades de ubicación de la Delegación de Defensa en Córdoba, si
debe ser en este edificio o en otro lugar.

En este momento estamos valorando las distintas posibilidades de atender
una ya larguísima tradición de cooperación con la Universidad de Córdoba
en materia veterinaria esencialmente y de atender a las necesidades en
esta misma materia de las Fuerzas Armadas y en otras materias del
Ministerio de Defensa.

En cuanto al coste de la operación de traslado del centro de reproducción
equina de Córdoba a las nuevas instalaciones del centro de reproducción
equina y remonta de Ecija no puede considerarse de forma aislada, sino
que debe contemplarse dentro del conjunto de actuaciones llevadas a cabo
por el Ministerio de Defensa para reestructurar este Servicio de Cría
Caballar y Remonta al que hacía referencia.

Desde esta perspectiva, el conjunto de centros suprimidos o integrados
en otros establecimientos de cría caballar, entre los que se incluye éste
de Córdoba, únicamente implica ventajas, las cuales puedo detallar en
números si lo consideran oportuno.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo de Izquierda Unida-Iniciativa per
Catalunya, tiene la palabra la señora Aguilar.




La señora AGUILAR RIVERO: Gracias, señor Secretario de Estado, por la
información que nos ha dado, pero tengo que decirle que mi Grupo
Parlamentario tiene la sensación, yo diría que casi la convicción, de que
ésta es una decisión del Gobierno no suficientemente meditada.

Es verdad que hoy estamos hablando de las caballerizas reales de Córdoba
y del traslado del depósito de sementales cuando prácticamente la
operación ha concluido por parte del Ministerio de Defensa, pero no por
ello pierde virtualidad el que podamos dialogar aquí en torno a esta
medida que ha tomado el Ministerio de Defensa y que, desde nuestro punto
de vista, no se han evaluado las repercusiones de todo tipo que tenía en
la provincia y en la ciudad de Córdoba, fundamentalmente económicas. Las
razones que ha dado en su exposición el señor Secretario de Estado no nos
parecen suficientemente consistentes como para que haya conducido a una
decisión del propio Ministerio que --insisto-- nos parece que no está
evaluada adecuadamente por los daños que ha ocasionado en nuestra ciudad
y en nuestra provincia. Parece que se están buscando excusas, que no
razones, para haber tomado esta decisión que adoptó en su momento el
Ministerio de Defensa y que en ningún caso fue suficientemente explicada
a las instituciones de la ciudad.

Creemos también que no hay razones técnicas para el traslado efectuado
del depósito de sementales y, sobre todo, que se ha perjudicado, desde
el punto de vista económico, a una ciudad como Córdoba, cuya situación
se hace cada vez más insostenible. Suponemos que el señor Secretario de
Estado sabe que las Caballerizas Reales de Córdoba han mantenido, durante
425 años ininterrumpidamente,



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su misión de alojar sementales para la mejora en la producción equina y
que, desde 1886 hasta estos momentos, ha sido el Ejército, por medio de
los servicios de Cría Caballar, el que ha suministrado, para Córdoba y
el Estado, el noble edificio donde han estado enclavadas las caballerizas
reales. Desde 1929, por Decreto-ley, están declaradas monumento histórico
nacional, por tanto, patrimonio nacional, y hace meses adquirió, junto
con el casco histórico de la ciudad de Córdoba, la consideración de
patrimonio de la humanidad. Por tanto, estamos hablando de dos
cuestiones: el uso que el Ministerio pretende dar al edificio, y el
traslado del depósito de sementales.

Además, señor Secretario de Estado, está claramente demostrado que
Córdoba y su provincia cuentan con los medios ambientales y humanos para
producir los mejores caballos y en torno al caballo se nueve un sector
de producción muy importante para una provincia, como le decía
anteriormente, que se encuentra sumida en una grave crisis económica
--estamos hablando de una provincia con un alto índice de desempleo--
cuando, en este asunto que nos ocupa, hay cien ganaderías con la venta
de ejemplares, lo que supone cien picaderos, doscientos coches de
enganche, un censo equino de 19.000 caballos, guarnicionería,
profesionales que se dedican a este tema. Es decir, hay todo un sector
de la producción que gira en torno a esto, en una ciudad y provincia como
Córdoba que no se puede permitir perder ni un solo puesto de trabajo más
como consecuencia de medidas ministeriales, desde nuestro punto de vista
no suficientemente evaluadas, no suficientemente meditadas, no
suficientemente pensadas. Hay un número de empleos, tanto directos como
indirectos, que están relacionados con el mundo del caballo.

Asimismo, hay que reseñar que Córdoba cuenta con el único laboratorio de
hemotipo existente en España, que ha sido pionera en el estudio e
investigación de la cría caballar y cuenta con un trabajo continuado e
inestimable de la Facultad de Veterinaria, reconocida internacionalmente
a estos efectos.

Igualmente, hay que decir que el valor arquitectónico del inmueble donde
se encontraba enclavado el depósito de sementales obliga, desde nuestro
punto de vista, al Ministerio de Defensa, y aquí ahora al señor
Secretario de Estado, a tener un compromiso claro, urgente y preciso para
saber qué uso se pretende dar al edificio. Algo ha apuntado el señor
Secretario de Estado cuando ha hecho alusión al posible convenio a
suscribir con la Universidad de Córdoba, incluso la posibilidad de que
sea instalada en ese edificio la Delegación del Ministerio de Defensa en
nuestra ciudad, pero creemos que es éste el momento de ir un poco más
allá y de que el Ministerio adquiera el compromiso de que no se pretende
hacer otro uso de ese edificio o incluso hacer desaparecer el edificio
como tal, pues desde la perspectiva de su valor arquitectónico está
declarado como patrimonio de la humanidad dentro del casco histórico de
la ciudad. Es decir, queremos que haya un compromiso expreso del
Ministerio de que no se va a intentar de ninguna de las maneras cambiar
el uso al edificio para que pueda tener, en un plazo medio o largo de
tiempo, algún otro uso de tipo urbanístico, que no sería ni mucho menos
deseable para la ciudad, aunque bien sabemos que habría que cambiar desde
la perspectiva legal, algunas de las condiciones que en este momento se
dan.

Señor Secretario de Estado, desde el punto de vista político, ha sido
inadmisible la actuación del Ministerio y del partido del Gobierno, del
PSOE, en relación con esta materia. En primer lugar, no ha querido,
durante todo este tiempo --desgraciadamente ha transcurrido mucho ya--,
sentarse a dialogar con los representantes de las instituciones de
Córdoba. En segundo lugar, en abril --curiosamente en abril-- el Ministro
de Defensa en ese momento recibió al secretario provincial del PSOE,
candidato a la alcaldía de Córdoba. Abril fue, justamente, el mes
anterior a las elecciones municipales. Después de este encuentro, se
manifestó públicamente, por parte de quien era candidato del PSOE en
aquellos momentos a la alcaldía de Córdoba, el compromiso del Ministerio
de Defensa de estudiar el proyecto de la Universidad para la creación de
un centro de estudios del caballo; una promesa que ha sido incumplida y
que se hizo en un contexto claramente electoral, con esa voluntad
exclusivamente electoralista de paralizar y neutralizar cualquier
respuesta ciudadana en la ciudad en torno a la situación que se producía
en relación a las caballerizas.

A nosotros nos parece que no es riguroso, no es serio, intentar hacer
campaña electoral con un tema que afectaba a la ciudad, al conjunto de
los ciudadanos de Córdoba, cuando, sin lugar a dudas, había instituciones
que representaban a esa ciudad que habían manifestado claramente la
voluntad de diálogo con el Ministerio para clarificar el futuro de las
Caballerizas Reales y para conocer el uso que se pretendía dar, después
de la decisión del Ministerio de Defensa, al inmueble donde estaban
enclavadas dichas caballerizas. Es más, 50.000 firmas de la ciudad de
Córdoba llegaron al Ministerio oponiéndose al traslado y la respuesta del
Ministerio ha sido el silencio, no ha contado para nada esa manifestación
del pueblo de Córdoba en relación al traslado de la caballeriza real y
del depósito de sementales de nuestra ciudad a Ecija, un pueblo de la
provincia de Sevilla. Por consiguiente, el Ministerio ha hecho caso omiso
de la petición de las asociaciones, de las instituciones y de los propios
ciudadanos.

Desde 1991, mi Grupo Parlamentario, Izquierda Unida-Iniciativa per
Catalunya, ha estado planteando este tema con la voluntad clara de
abordarlo desde el diálogo entre la ciudad y el Gobierno y no se ha
querido, en ningún momento, que este diálogo pudiera ser materializado.

Cuando hablo del concepto ciudad, me estoy refiriendo a las
organizaciones de todo tipo que se habían comprometido a ese diálogo con
el Gobierno para dar una salida adecuada al tema de las Caballerizas
Reales. Por eso le decía que nos parecía inadmisible el comportamiento
del Ministerio en este caso, que ha tenido las puertas cerradas a
cualquier tipo de diálogo...




El señor PRESIDENTE: Señora Aguilar, le ruego que vaya concluyendo lo más
rápidamente posible, pues ha consumido ya su tiempo.




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La señora AGUILAR RIVERO: Voy concluyendo rápidamente, señor Presidente.

En el acuerdo al que se llegó entre el Ayuntamiento y el Ministerio de
Defensa para el desalojo de los cuarteles de la ciudad, se manifestó por
ambas partes la voluntad de preservar las Caballerizas Reales. En ningún
momento se puso en cuestión por parte del Ministerio de Defensa la
inadecuación del inmueble o las deficiencias técnicas de su ubicación
cuando se acordó, a través del diálogo pertinente con el Ayuntamiento de
Córdoba, el desalojo de otros cuarteles enclavados en el casco urbano de
la ciudad, sino todo lo contrario. Hubo una manifestación de partes, de
voluntad clara del Ministerio de Defensa y del Ayuntamiento de la ciudad,
de preservar las Caballerizas Reales. Poco tiempo después, el Ministerio
de Defensa ha cambiado de opinión y desconocemos, porque no nos parecen
suficientes las razones que daba el señor Secretario de Estado, el porqué
de la realidad del cambio.

Nosotros, señor Secretario de Estado, le preguntamos qué hacer en estos
momentos. Creo que el diálogo debe de abrirse paso, no sólo con la
Universidad sino con las instituciones y organizaciones que están
comprometidas en esta cuestión con una voluntad de llegar a una solución
definitiva, cosa que hasta ahora no ha sido posible. Hay que aprovechar
la posibilidad objetiva de llegar a un compromiso entre todos, fuerzas
políticas, organizaciones sociales, Universidad e instituciones de la
ciudad, y hay que ver definitivamente un compromiso expreso, y no desde
un punto de vista táctico, un compromiso político a largo plazo de la
utilidad, del uso, del edificio donde se encontraban enclavadas las
Caballerizas Reales.

Concluyo, señor Secretario de Estado, diciéndole que además nos preocupa
muy mucho que toda una serie de bienes que habían sido depositados en las
Caballerizas Reales por personas de la ciudad en la idea de que era un
enclave de la ciudad y para la ciudad, como carruajes y otros útiles
relacionados con el caballo, se hayan retirado sin más de las
Caballerizas Reales, se hayan trasladado a Ecija. Nos parece que esto es
un poco --permítaseme la expresión-- una sustracción indebida de algo que
históricamente ha estado en la ciudad y que pertenecía a cordobeses,
algunos ilustres, que lo dejaron allí porque se preveía el enclave
ininterrumpido en Córdoba de las Caballerizas Reales; ahora se nos ha
privado de ello, por lo que creo que el Ministerio tiene una deuda con
la ciudad y debe reponerlo.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Popular tiene la palabra el señor
Jordano.




El señor JORDANO SALINAS: No repetiré argumentos ya expresados. Realmente
la tradición de la estancia de caballos de cría junto al Alcázar se
remonta a la época de Alhaken I, por tanto, estamos hablando de un uso
ininterrumpido de un espacio durante 1.200 años. Parece que al Ministerio
de Defensa, según lo manifestado por el señor Ministro el 26 de abril en
el Pleno de esta Cámara a instancias de una pregunta de este Diputado,
este tipo de argumentos no le interesan.

Usted ha desgranado una serie de razones. Ha empezado por decir que se
producen molestias al vecindario y que está enclavado en un casco urbano.

Si conociera la ubicación exacta se daría cuenta de que no está dentro
de un casco urbano, como dice, sino justo en aledaños y no rodeado por
viviendas. Por otra parte, la Asociación de Vecinos de San Basilio, que
es la zona directamente afectada, se ha manifestado públicamente en el
sentido de pedir el mantenimiento, entre otras razones por motivos de
seguridad vecinal.

Usted habla de que los espacios no son adecuados, de que las
instalaciones son obsoletas. Evidentemente no conoce el espacio al que
se está refiriendo. El espacio es adecuado. Se cuenta con un picadero
cubierto; se cuenta con espacios abiertos; se cuenta con una pista de
prácticas incluso para carruajes; se cuenta con cuadras adecuadas para
la existencia de sementales. No sé a lo que se refiere al hablar de
instalaciones obsoletas. Si se refiere a que es un edificio histórico,
evidentemente lo es. Si se refiere a las instalaciones como la clínica,
el departamento de hospitalización de caballos, el sistema de congelación
para determinadas pruebas experimentales que se realizaban, la verdad es
que no entiendo muy bien por qué considera obsoletas esas instalaciones,
porque yo las he comprobado y no he visto la obsolescencia por ningún
lado. Por otra parte, ha habido recientes inversiones del Ministerio de
Defensa en este tipo de instalaciones, sobre todo en la clínica, y no
parece que el informe de los expertos respecto a estas instalaciones sea
tan negativo como usted dice. Evidentemente es un edificio histórico y
eso conlleva determinadas condiciones. Quizá si el Ministerio de Defensa,
en su diálogo con las Administraciones locales hubiera empezado por decir
que un edificio histórico cuesta más de mantener y conservar que un
edificio moderno, probablemente y casi con toda seguridad, se hubiera
llegado a un entendimiento.

Usted habla ahora de programas en relación con la Universidad. Resulta
que ya había, ya se desarrollaban en esas instalaciones unos programas
de colaboración con la Facultad de Veterinaria de Córdoba, programas que
evidentemente se van a tener que abandonar ya que empieza a haber un
pequeño problema de competencias, puesto que Ecija no está en territorio
de la Universidad de Córdoba sino de la Universidad de Sevilla, con lo
cual va a ser un tanto complicado poder llegar a ese tipo de acuerdos a
los que usted se refería con la Universidad de Córdoba.

Valoran ahora la instalación de una delegación del Ministerio de Defensa
en el edificio, y habría que preguntarle que si ustedes deciden cerrar
este edificio al uso que tenía, ¿no tenían previsto hasta ahora qué es
lo que iban a hacer con él o van a dejar pura y simplemente que se vaya
degradando con el paso del tiempo y nos encontremos dentro de poco un
edificio totalmente arruinado al que no sea posible dar otro uso? Por
otra parte, al valorar esta instalación de la delegación de Defensa, ¿han
valorado ustedes que un espacio bastante considerable del ocupado por el
Depósito de Sementales es propiedad de la Diputación de Córdoba y que
actualmente estaba en uso dentro del Depósito de Sementales? ¿O no tienen
idea de que sólo una parte es del



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Ministerio de Defensa y la mayor parte de la superficie es de la
Diputación de Córdoba?
Por otro lado, tengo que insistir --y sólo lo voy a repetir en este
punto-- en la falta de entendimiento con la ciudad de Córdoba. Habría que
preguntarle, ¿piensa el Ministerio de Defensa atender algún día la
petición de entrevista en relación con el cierre de Sementales que le
hizo el alcalde de Córdoba en el mes de julio y respecto a la cual
todavía no ha tenido respuesta?
Tenga en cuenta, porque parece que no lo tiene en cuenta su Ministerio,
que en Córdoba hay una serie de instalaciones militares. Hay una gran
base militar; hay un campo de maniobras; hay un campo de tiro; hay un
gran polvorín. Evidentemente son instalaciones militares que pueden
generar molestias o problemas para la ciudadanía y justo la instalación
militar que aparte de ser querida por la ciudad es en la que era fácil
apreciar la utilidad de la inversión que el Ejército realizaba por las
funciones relacionadas con el caballo que se desprendían de ella, es la
que ustedes hacen desaparecer de la ciudad manteniendo en sus
proximidades el resto de instalaciones que generan molestias. Es difícil
entender su política de relaciones ciudadanas.

Finalmente, en relación a los objetos, sobre todo carruajes y otro tipo
de objetos depositados en el Depósito de Sementales, hay algunos que
especialmente por razones familiares me afectan. Tengan en cuenta a la
hora de haber decidido este traslado, con independencia del problema
jurídico que pueda plantearse, que cuando en un testamento se dona o se
cede al Depósito de Sementales un carruaje con un cierto contenido
histórico y con un valor considerable, con una frase que se recoge en ese
testamento, y se entrega a Sementales precisamente para que siempre se
vea por Córdoba enganchado a buenos caballos, es evidente que había un
destino específico en este objeto como en otros muchos que el Ministerio
de Defensa ha desconocido al trasladarlo fuera de la ciudad de Córdoba.

Creo que es un patrimonio considerable, en la misma forma que no creo que
sean adecuadas determinadas acciones que se han realizado desmontando
algunas vigas en determinadas cuadras o desmontando determinados azulejos
que estaban incorporados al edificio desde hacía mucho tiempo. No creo
que sea adecuada esa labor que ya se ha realizado por parte del
Ministerio de Defensa quitándole a Córdoba algo que tiene. Yo espero que
alguna vez las administraciones socialistas, incluida la Administración
Militar, cuando piense en Córdoba y en las instalaciones en Córdoba no
piense en cerrarlas, porque automáticamente es la única decisión que
toman ustedes cada vez que consideran que una instalación de Córdoba
afecta a la Administración del Estado. En relación al hospital militar
su decisión fue cerrarlo; no vieron ninguna otra posibilidad. En relación
al Depósito de Sementales han prescindido de cualquier consideración y
lo han cerrado. Esa es la única dinámica que ustedes aplican. Espero que
alguna vez --ya les queda poco tiempo, pero en el poco tiempo que les
queda-- cambien esta dinámica y decidan abrir alguna nueva instalación
en Córdoba.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Socialista, tiene la palabra el señor
Moya.




El señor MOYA MILANES: Yo quisiera rebajar la carga emotiva que las
intervenciones de los Diputados anteriores han realizado sobre el tema
y no porque no la merezca, que indudablemente la merece. Los dos
portavoces que han intervenido y yo somos Diputados por la ciudad de
Córdoba y, por lo tanto, tenemos una conexión muy particular con el hecho
que nos afecta. Pero creo que, además de tener esta conexión y de
mantener una defensa de lo que es el patrimonio de la ciudad de Córdoba
referente a este centro de reproducción equina, es bueno también que
analicemos el tema con la suficiente objetividad y el suficiente rigor
para que veamos qué es lo esencial, qué es lo secundario y cuáles son las
perspectivas de futuro que se presentan para este centro.

Se han realizado estudios por parte de expertos para constatar el estado
de las instalaciones, para comprobar cuál es la dispersión que en España
existía de centros de esta naturaleza, los costes de personal, los gastos
diversos, la vetustez de instalaciones, la ubicación en cascos
históricos, etcétera. Yo creo que todas ésas son razones que no deben
menospreciarse a la hora de valorar una decisión de esta naturaleza,
porque la ubicación en un sitio o en otro de un centro de reproducción
equina lógicamente tiene que estar en conexión con este tipo de razones
e indudablemente su ubicación en un casco urbano me parece que no es una
razón a despreciar.

Es verdad que el problema que plantea este asunto está relacionado
claramente, y yo diría que casi exclusivamente, con el carácter de
símbolo por razones de historia que este edificio ha mantenido y la
funcionalidad que ha venido desarrollando a lo largo de muchísimos años.

Por tanto, ese carácter de símbolo, de alguna forma ligado sin duda al
caballo y a la reproducción equina, junto con el carácter arquitectónico,
patrimonial y hermoso de ese edificio, es lo que motiva que hoy traigamos
aquí este tema. Probablemente en otros muchos lugares de España se habrá
producido ya la distinta ubicación de estos centros de reproducción
equina y no habrán planteado ningún tipo de iniciativas parlamentarias,
pero yo comprendo que en el caso de Córdoba sí las planteen, como
consecuencia --repito-- del carácter emotivo, del carácter de símbolo,
del carácter histórico que tiene el edificio y del carácter funcional que
ha venido desarrollando durante mucho tiempo, Pero creo que es oportuno
insistir en las razones de orden técnico, reorganizativo, de ubicación
y de calidad del edificio, que me parece que son básicas a la hora de
tomar decisiones en este terreno.

En segundo lugar hay otro elemento que a veces despreciamos y que me
parece que es importante. En un centro de reproducción equina creo que
es esencial mantener su función primordial y que, en lo que respecta a
la ganadería, el número de paradas no se vea disminuido y que la
provincia de Córdoba no sufra merma en ese sentido. Se nos dice que es
número de paradas no va a sufrir disminución alguna, sólo que, en lugar
de realizarse en el centro de Córdoba, se van a realizar a 40 kilómetros
de la ciudad de



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Córdoba, pero que la ganadería como tal, que es en definitiva el objeto
específico de esa función, no va a sufrir merma.

En cuanto a las previsiones de futuro es donde yo creo que deberíamos
incidir de una manera más positiva. Me parece que lo fundamental en el
tema que nos ocupa es conservar dos premisas a mi juicio importantes. La
primera es que, en lo esencial, no se pierda la vocación original que
este centro ha venido desarrollando y que ha estado ligada al caballo,
como consecuencia directa de ser un centro de reproducción equina. ¿Qué
quiero decir con ello? Quiero decir que si este centro, como parece, va
a mantener y potenciar, a través de un posible convenio con la
Universidad de Córdoba, labores de docencia y de investigación ligadas
al mundo de lo que es una facultad de veterinaria, es decir, al estudio
del caballo, con el mantenimiento y potenciación de laboratorios, creo
que de alguna forma se está respetando el hilo conductor esencial para
lo que fue destinado este edificio. En un momento histórico, muy largo
indudablemente, ha ejercido unas funciones determinadas de reproducción
equina y en otros momentos de la historia, por razones diversas que han
sido explicadas aquí esta mañana, realiza otras funciones pero ligadas
también a esa vocación original. Creo que si realmente se van a lograr
unos acuerdos con la Universidad de Córdoba para realizar unas labores
de investigación y docencia ligadas al mundo del caballo no va a haber
ruptura y que se va a mantener, en definitiva, la misma filosofía que
venía manteniendo a ese edificio. A mi juicio, ésa es una premisa que,
si se va en la dirección que ha anunciado el Secretario de Estado, es
importante para conservar lo que es la función primordial de ese edificio
desde el punto de vista de filosofía básica. La segunda premisa a tener
en cuenta es que se conserven el carácter y el valor arquitectónico y
patrimonial que tiene el edificio, indudablemente. Yo creo que al dotarlo
de ese uso, que puede estar ligado a la investigación y docencia sobre
el caballo, va a tener unas posibilidades reales muy claras de que se
siga consolidando su mantenimiento desde el punto de vista del patrimonio
arquitectónico e histórico. A mi juicio, éstos son los dos elementos
fundamentales que, si se produce un cambio en las funciones concretas de
un centro determinado --en el caso que nos ocupa este centro con una
carga histórica tan importante--, se deben mantener.

En consecuencia, es necesario conservar este patrimonio, el valor
arquitectónico y la naturaleza del edificio y, en segundo lugar, hay que
mantener un cierto hilo conductor de lo que fue la vocación original,
ahora orientada no a la realización de paradas, que técnicamente, por
multitud de razones, parece más adecuado hacerlas en otros lugares, pero
sí es necesario mantener la filosofía de esa dedicación al mundo animal
y al mundo del caballo a través de esos acuerdos con la Universidad, que
permitan la instalación de laboratorios y centros de investigación y
docencia para continuar en la investigación de ese mundo. Salvando esas
dos premisas, me parece que se cumplen los objetivos básicos de lo que
es este edificio histórico.




El señor PRESIDENTE: Señor Secretario de Estado, tiene la palabra. (El
señor Vicepresidente Carrera i Comes ocupa la Presidencia.)



El señor SECRETARIO DE ESTADO DE ADMINISTRACION MILITAR (Octavio de
Toledo y Ubieto): Antes de decir ninguna otra sobre esta cuestión, quiero
aclarar una. No sé si desde Alhaken o desde hace 425 años, pero
seguramente porque las Fuerzas Armadas han tenido un establecimiento en
ese edificio, el edificio se ha conservado como lo ha hecho hasta ahora.

Por consiguiente, el Ministerio de Defensa manifiesta, clara y
tajantemente, y cualquier suspicacia al respecto es ofensiva
--evidentemente, ofensiva--, que el Ministerio de Defensa no tiene
ninguna pretensión de hacer desaparecer ese edificio, monumento
histórico-artístico o monumento de la humanidad, con el conjunto del
resto de la ciudad de Córdoba. A mi modesto juicio, plantear esto es una
enorme barbaridad, es un modo de ver las cosas que hace el Ministerio de
Defensa justo al revés de lo que ha sido tradicional por parte de las
Fuerzas Armadas, cuyo patrimonio histórico-artístico se ha conservado
extraordinariamente bien. Por tanto, me parece que es una sospecha que
ni siquiera debe ser pronunciada. Eso se puede pensar, pero no se puede
decir, porque hay hechos que demuestran contundentemente una reputación
en contrario.

Es evidente que, con carácter general, nos encontramos ante una situación
no deseada por el Ministerio de Defensa. Absolutamente todos los
estatutos de autonomía de las comunidades autónomas, absolutamente todos,
atribuyen la realización de estos servicios a sus propios servicios de
agricultura. Por la razón que sea, no se quieren realizar y entonces el
Ministerio de Defensa, que carece de interés específico en estas tareas,
habida cuenta de la transformación extraordinaria del arma de caballería
de su situación primigenia a la actual, tiene que realizar estos
servicios y se encuentra sumergido en una situación realmente
contradictoria. Por una parte, SS. SS. --y hemos tenido prueba en la
intervención de esta mañana-- manifiestan su conformidad con el modelo
de Fuerzas Armadas acordado en el año 1991, con la reducción de los
efectivos, con la reducción de los cuadros de mando, con la reducción de
las instalaciones militares y, por otra parte, cada vez que una
instalación militar se traslada de algún lugar, se produce una especie
de afrenta sentimental, económica, social e incluso desde el punto de
vista de la defensa y seguridad de ese lugar. Eso tampoco me parece que
sea coherente. Hay una contradicción interna en esa situación y conviene
que se sea coherente con el modelo de Fuerzas Armadas que se pretende,
los servicios que se quiere que produzcan las Fuerzas Armadas --que no
es precisamente la reproducción de équidos-- y la situación que se da
cuando, producto de esa reestructuración y ese redespliegue de las
Fuerzas Armadas, se tienen que abandonar determinados establecimientos.

En este sentido, señorías, les quiero significar lo siguiente. La
reducción del número de centros de reproducción equina ha supuesto que
los trece centros existentes en el año 1989 han quedado reducidos
únicamente a seis. Durante



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el último quinquenio se han suprimido los centros de reproducción equina
de Tudela, en 1990; de Burgos, en el año 1991; de Alcalá de Henares, en
el año 1993; de Bétera, en el año 1994; de Manacor, en el año 1994; de
Hospitalet de Llobregat, en 1994; de Baeza, en 1995, y el de Córdoba, se
producirá en este año. En los próximos meses está previsto suprimir el
centro de reproducción equina de Hoya Fría (Santa Cruz de Tenerife) y su
integración al centro de reproducción equina y remonta de Ecija
(Sevilla). No es una manía persecutoria con Córdoba. Eso, señoría, es
demagogia. En segundo lugar, lo que se produce es una concentración de
centros de reproducción equina. La política de supresión de centros de
reproducción equina ha ido acompañada de otras medidas de concentración
e integración de centros suprimidos --lo mismo que en otros muchos
servicios que prestan las Fuerzas Armadas o que realiza el Ministerio de
Defensa--, concentración en otros ya existentes o de nueva creación,
situados en áreas geográficas idóneas, para que atiendan a las
necesidades. Y así, en esta materia se ha producido concentración, en el
nuevo centro de reproducción equina de Torre del Abejar, de Zaragoza, del
antiguo Depósito de Sementales de Zaragoza, de la Sección de Sementales
de Tudela (Navarra), y de los centros de reproducción equina de Bétera
(Valencia), de Hospitalet de Llobregat (Barcelona) y de Manacor
(Baleares); concentración, en el nuevo centro de reproducción equina y
remonta de Ecija, de los suprimidos centros de reproducción equina de
Córdoba, Baeza (Jaén) y, progresivamente, de Hoya Fría (Santa Cruz de
Tenerife); integración en el centro de reproducción equina de León de la
antigua Sección de Sementales de Burgos (León, la tercera o cuarta
Universidad con Facultad de Veterinaria tradicional, junto con Madrid,
Córdoba y Zaragoza); creación de un centro de reproducción equina en
Avila, integrado por la supresión del centro de Alcalá de Henares, y
potenciación y mejora de los centros de reproducción equina de Jerez de
la Frontera, Cádiz y Santander, y supresión de la yeguada militar de
Cordovilla La Real (Palencia), integrándola en Ecija (Sevilla); tampoco
hay persecución en este sentido.

Yo le puedo decir que llevo escasamente un mes al frente de la Secretaría
de Estado de Administración Militar y, en este tiempo, ya me he reunido
con el Rector de la Universidad de Córdoba, mi colega, Amador Jover, al
que conozco desde hace mucho tiempo, no sólo por haber tenido alguna
reunión universitaria al amparo y hospitalidad de la alcaldía de Córdoba,
sino por ser hijo de veterinario militar que ha estado destinado en estas
zonas; lo conozco perfectamente, y también las instalaciones. Por
consiguiente, los informes técnicos, las observaciones que se hacen
pueden entenderse en un sentido u otro, pero si nosotros estamos
realizando una racionalización y una concentración de medios en el
conjunto de las Fuerzas Armadas, en el ámbito de la sanidad militar o en
el del apoyo que se presta a una cuestión agrícola, esencialmente por
parte del Ministerio de Defensa, también tiene que haber
reestructuración, concentración, etcétera.

Las conversaciones con la Universidad de Córdoba están suficientemente
avanzadas. ¿De qué se trata? El Ministerio de Defensa, con la
Universidad, con la que tenía un convenio desde hace mucho tiempo, está
negociando un nuevo convenio (el antiguo era del año ochenta y poco) en
el ámbito de sus respectivas competencias. La cooperación en la que se
piensa, sobre la que discurrió la conversación con el Alcalde de Córdoba
y hacia donde se dirige el borrador del proyecto, ya está en poder de la
Universidad de Córdoba. Por cierto, las fronteras no son problemas para
la Universidad, porque, primero, se pueden mantener caballos para atender
a las necesidades docentes investigadoras de la Universidad de Córdoba
en ciertas dependiencias de las todavía Caballerizas Reales y, en segundo
lugar, porque no se ve problema alguno como para que, en su caso, si es
que fuera necesario, hubiera de trasladarse alguien a Sevilla; las
universidades no tienen una circunscripción con murallas como si se
tratara de China, sino que pueden tener instalaciones en distintos
lugares, como, por ejemplo, instalaciones de la Universidad Complutense
en la provincia de Castellón, instalaciones de la Universidad de
Valladolid en la provincia de Burgos, y así sucesivamente.

Pues bien, esa cooperación con la Universidad de Córdoba estará centrada:
primero, en la investigación dentro del campo de la inmunogenética
equina; segundo, en la identificación individual del control de filiación
de los équidos; tercero, a la mejora y perfeccionamiento de las técnicas
de inseminación artificial; cuarto, a la organización y desarrollo de los
cursos de formación, perfeccionamiento y especialización en el ámbito de
la genética y reproducción equinas; quinto, en general, al estudio,
divulgación y extensión cultural dentro del campo de la gana-dería
equina. La cooperación que se contempla en este convenio tiene un
carácter predominantemente, como ven SS. SS., científico y docente, y se
llevará a cabo a través de dos distintas actividades, como son: por una
parte, la investigación y la aplicación experimental en el ámbito de la
ganadería equina, a la que nos estamos refiriendo y, por otra parte, la
docencia y la investigación en este mismo terreno. Además de esto, dentro
del conjunto de actividades de investigación, se integrará, como ya
apuntaba al principio, el laboratorio de grupos sanguíneos. Las funciones
actuales de este laboratorio, que consisten básicamente en determinación
de los genotipos y en la realización de controles de verificación de la
filiación de los équidos, se ampliarán y complementarán con otras
actuaciones relacionadas con el estudio de la reproducción equina, con
la biomecánica de la locomoción y con la nutrición e investigación
toxicológica. Con esta finalidad, está previsto crear dos nuevas
instalaciones, en colaboración con la Universidad de Córdoba: primero,
de reproducción equina y, segundo, de nutrición e investigación
toxicológica.

En este sentido, quiero decirle que los empleos que puedan resultar
afectados, en la medida en que sean responsabilidad directa del
Ministerio de Defensa, serán atendidos en el ámbito en que son atendidos,
y ya me referí en mi anterior intervención al plan de colocación o a los
acuerdos con las organizaciones sindicales producto de la
reestructuración, del redespliegue, etcétera.

Finalmente, es posible que me quede poco tiempo, pero, cuidado, señor
Diputado, no se ponga la piel del oso



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antes de matarlo, no vaya a ser que ocurra como en 1993, que se queden
sin piel y enseñando las vergüenzas. (El señor Ríos Martínez: Se quedarán
sin oso.--Risas.)



El señor VICEPRESIDENTE (Carrera i Comes): Señorías, quiero notificarles
que el punto 4 del orden del día ha sido retirado por el propio Grupo
proponente, en este caso, el Grupo Parlamentario Popular.




PREGUNTAS:



--DEL SEÑOR RIOS MARTINEZ, DEL GRUPO PARLAMENTARIO FEDERAL DE IZQUIERDA
UNIDA-INICIATIVA PER CATALUNYA, SOBRE NOMBRAMIENTO DEL GENERAL EMILIO
ALONSO MANGLANO COMO ASESOR DEL MINISTERIO DE DEFENSA. (Número de
expediente 181/001591.)



El señor VICEPRESIDENTE (Carrera i Comes): Entramos en el punto 5 del
orden del día, Preguntas, sobre el nombramiento del General Emilio Alonso
Manglano como asesor del Ministerio de Defensa, para lo que tiene la
palabra el señor Ríos.




El señor RIOS MARTINEZ: Señor Presidente, en el devenir de toda la
mañana, yo he ido recibiendo como buen alumno informaciones que he ido
procesando, por lo que he sabido que el Secretario de Estado lleva un mes
en el cargo, que es profesor universitario e incluso su origen. En este
sentido, he constatado una cosa: que el señor Secretario de Estado no
tenía cargo alguno en el Ministerio de Defensa cuando se nombra al
Teniente General don Emilio Alonso Manglano como asesor del Ministerio;
no estaba entonces. Sin embargo, mire usted por donde, azares de la vida
le van a llevar a usted a responder sobre una decisión que toma el
Ministerio.

Nuestro deseo de saber (fíjese que sacado ya de la fecha, en la que hay
una controversia centrada en una persona que participa en la organización
y en la dirección del Cesid, sacado del momento) nos puede facilitar
conocer cómo funciona el Ministerio y cómo es de austero el Ministerio,
por lo que mi pregunta va dirigida a saber si el nombramiento del
Teniente General Alonso Manglano obedece a necesidades de asesoría del
Ministerio no cubiertas. Es decir, si el Ministerio tenía un cupo de
asesores, no lo tenía cubierto y había una necesidad que cubrir, o si
obedecía más bien a ubicar a una persona de responsabilidad dentro del
Ministerio que, por sus conocimientos, podía tener otro tipo de
dedicación; qué tareas nuevas va a realizar este asesor, de quién depende
este asesor y quién es su jefe directo. El Ministro, en una respuesta
decía que no era asesor del Ministro, sino que era asesor del Ministerio,
por tanto, asesoraría a todo el Ministerio. En un Ministerio tan complejo
como éste, que si miramos los presupuestos y la evolución, vemos que sus
programas se fletean por muchos centros directivos, por servicios,
etcétera, es muy abierta esa idea de asesor del Ministerio, que puede
facilitar muchas cosas. ¿Qué criterios de elección ha habido? Si el
Ministerio tiene necesidad de asesor, ¿cuáles han sido los criterios de
elección? ¿Qué méritos confluían en el señor Alonso Manglano como para
nombrarle asesor del Ministerio? ¿Qué asuntos iba a asesorar que no
estuviesen ya asesorados? ¿Qué recursos materiales humanos se han puesto
a disposición de este asesor?, porque tendrá una dependencia en donde
instalarse, tendrá una persona a su disposición, aunque nada más sea para
coger el teléfono y pasárselo, tendrá unas personas dependiendo de él.

Esas personas, ¿estaban ya en el Ministerio? ¿Las ha elegido él, las ha
nombrado? ¿Tiene secretaria, chófer, coche...? ¿Cuál ha sido la evolución
de todo esto?
¿Por qué digo todo esto? Porque puede obedecer simplemente a una fórmula
de funcionar, de pagar méritos, colocando en un sitio a una persona para
que mantenga una dedicación o puede obedecer a una necesidad o a un
funcionamiento. En este caso, y fíjese que estoy demandando la
información precisa --yo puedo tener una opinión «a priori», puedo tener
la opinión de que más bien se ha pagado una dedicación que una necesidad
del propio Ministerio--, lo quiero cotejar, en función de todas las
preguntas que le he ido haciendo, para poder ver si, de verdad, es un
engranaje que faltaba en el Ministerio y que se ha cubierto con una
persona, la mejor que se ha podido encontrar, o si es lo contrario.

En todo caso, a mí me gustaría saber cuál es la capacidad de disposición
que tiene como asesor del Ministerio, si su relación es con los servicios
de inteligencia o no, es decir, si está asesorando en asuntos de
inteligencia, porque una persona que ha dicho que nunca consideró ilegal
espiar a políticos y grabar conversaciones, que sea ahora el asesor de
la Inteligencia puede suponer un funcionamiento de defensa un tanto
anómalo. Por tanto, la pregunta sería: ¿Por qué se nombra? ¿Sobre la base
de qué necesidades? ¿Con qué criterios de selección? ¿Qué tareas realiza
ahora, es decir, qué horario y qué dedicación tiene? Así precisaríamos
la posición que demandaremos sobre el asunto. Como toda medida de control
del Gobierno, en función de la respuesta que se nos dé tomaremos otro
tipo de medidas en el tiempo que dure la legislatura y, en la siguiente,
evolucionaremos en función de la siguiente. Yo no quiero entrar en la
vida que usted tendrá como Secretario de Estado, porque que le digan a
uno que va a terminar cuando apenas hace un mes que le han nombrado, la
verdad es que no es para recibirlo con buenos agasajos. Permítame esta
relajación, pero el tema no es de relajación, sino de tensión.




El señor VICEPRESIDENTE (Carrera i Comes): Para contestar a las preguntas
formuladas, tiene la palabra el señor Secretario de Estado.




El señor SECRETARIO DE ESTADO DE ADMINISTRACION MILITAR (Octavio de
Toledo y Ubieto): Señor Diputado, agradezco mucho el tono de su
intervención, que en todo caso creo que es constructivo y que se debe,
de todas maneras, a una tarea de control de la acción de gobierno.




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La cuestión es bastante sencilla, no tiene demasiado misterio. Yo creo
que además está contestada ya por el Ministro de Defensa en el Pleno del
Congreso de los Diputados, no obstante, con mucho gusto se lo reiteraré
a S. S. El artículo 103 de la Ley 17/1989, de 19 de julio, reguladora del
Régimen del Personal Militar Profesional, faculta al Ministerio de
Defensa para destinar a militares en situación de reserva atendiendo a
las necesidades del servicio y teniendo en cuenta el historial militar
que reúnen. Pues bien, de acuerdo con esta normativa hay en estos
momentos 680 militares en situación de reserva que están destinados en
el Ministerio de Defensa. Los criterios seguidos tanto en el caso del
general Alonso como en los restantes casos son los de atender necesidades
concretas con militares idóneos por su capacidad, por sus conocimientos
y por su experiencia, que nadie de momento ha puesto en entredicho, que
se sepa.

A juicio del Ministerio los conocimientos y experiencia del general
Alonso sobre temas internacionales en materia de defensa pueden
calificarse simplemente de extraordinarios, siendo difícil que podamos
encontrar a otro militar en activo o en la reserva que acumule unos
conocimientos y experiencias similares a los del general Alonso. En
función de ellos fue nombrado asesor para el planeamiento de la defensa
nacional mediante orden ministerial de 7 de julio. Sus funciones y
competencias como asesor son atender a las necesidades de información y
asesoramiento de todos los órganos directivos del Departamento en materia
de defensa nacional.




El señor VICEPRESIDENTE (Carrera i Comes): Para la puntualización que
crea necesaria, tiene la palabra el señor Ríos.




El señor RIOS MARTINEZ: No es mi costumbre entrar a valorar actuaciones
personales. En todo caso, la cualificación o la tarea que haya tenido al
frente de su dedicación como responsable del Cesid el señor teniente
general Alonso Manglano está ciertamente en entredicho en algunos casos.

Está en libertad bajo fianza a causa de unos procesos que ha tenido. No
quiero entrar, por tanto, en los temas personales, sino en el tema de la
elección. Usted me ha dado dos datos: uno, temas internacionales, y otro
muy abierto, que es planeamiento militar y asesorar en cuanto a la
defensa nacional. No me ha respondido si ese asesoramiento es, por
ejemplo, a la estructura militar, al Jemad, al Ministro, al Secretario
de Estado, si está destinado a una vertiente determinada. Usted me ha
dado una cifra de 680 militares en la misma situación, pero todos no
serán asesores del Ministerio ni tendrán la misma dedicación, me imagino
que estarán en otro destino. Sin embargo, a él se le ha sacado de esa
situación similar a los otros 680 y se le ha premiado o se le ha ubicado,
insisto, en función de los intereses del Ministerio de Defensa.

Usted ha puesto como referencia el artículo de la ley que faculta al
Ministro para nombrar asesores. El Ministro insistió en la comparecencia
que hizo aquí en que no era asesor suyo, sino asesor del Ministerio en
general. Me gustaría que usted precisara ese destino. ¿El Ministerio en
general qué es? ¿Hacer informes? ¿Los reparte? ¿Depende de algún
organismo de todos los que tenemos aquí? ¿Su asesoría tiene también
relación con el Cesid, en el que ha estado trabajando? Su mayor
experiencia ha sido al frente del Cesid en los últimos años. ¿Tiene
relación con eso? ¿Qué personal tiene alrededor? ¿Se ha puesto personal
a su disposición como asesor? Porque no todos los asesores serán iguales,
me imagino que ustedes tendrán una gama de asesores diferentes. Aquí
tenemos una evolución y, según qué departamentos, unos tendrán personal,
otros no. ¿Tiene personal a su cargo? ¿Qué tipo de personal tiene a su
cargo? ¿Qué tipo de aparatos o recursos materiales se han puesto a su
disposición para ese trabajo que va a hacer?
En suma, al margen de que el Ministro ha respondido una pregunta en el
Pleno e incluso en esta Comisión hemos hablado de esto, hemos mantenido
la pregunta porque hay elementos de precisión que no se nos habían
respondido. Por eso la hemos mantenido, a pesar de que la oportunidad y
la información a lo mejor ya no son tan candentes, para ir al centro de
la cuestión: ¿qué hace ahora mismo este señor, qué asesora y de qué
manera aplica sus conocimientos al propio Ministerio? Ese era el objetivo
de nuestra demanda de información.




El señor VICEPRESIDENTE (Carrera i Comes): Para ampliar, si lo cree
necesario, la contestación dada, tiene la palabra el señor Secretario de
Estado.




El señor SECRETARIO DE ESTADO DE ADMINISTRACION MILITAR (Octavio de
Toledo y Ubieto): Señor Diputado, le contesto con precisión a lo que
acaba de puntualizar. Algunas cosas me las había planteado antes y me
excuso por no habérselo aclarado debidamente. En cambio, otras se las he
comunicado yo y parece que no lo he hecho adecuadamente, porque no lo
refleja en su segunda intervención.

He dicho con anterioridad que atiende las necesidades de información y
asesoramiento de los órganos directivos del Departamento. Con cualquier
organigrama del Departamento como el que nos exhibía hace un momento y
con conocimientos elementales de la Administración del Estado se sabe lo
que es un órgano directivo, cualquier órgano directivo. Realiza funciones
de asesoramiento, por tanto, no siendo el Consejo de Estado ni otro
órgano asesor similar que tenga establecida la necesidad de ser órgano
informante respecto de determinados asuntos, sólo asesora cuando es
consultado, como suele ocurrir con los asesores que no tienen esta
presencia institucional como la alta institución consultiva, la máxima,
que he citado con anterioridad.

No tiene ningún apoyo de género personal, es decir, no tiene secretaría
propia, sino que contará, como el conjunto de los asesores que hay en el
Ministerio de Defensa, con el apoyo del conjunto de la secretaría que
tienen los asesores, eso que con barbarismo anglosajón suele llamarse un
pull de secretarias. Es decir, no tiene secretaria propia ni ningún otro
género de apoyo en su trabajo.

Quiero significarle que, por lo menos desde la perspectiva del Ministerio
de Defensa, el general Alonso no ha



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sido premiado de ninguna de las maneras, sino que con su conocimiento y
experiencia beneficia a las necesidades del planeamiento de la defensa
nacional porque puede informar adecuadamente sobre la situación en
materia internacional, como le he significado con anterioridad.

Quiero recordar, señor Diputado, que el artículo 25.2 de la Constitución
(permítame hacer uso de eso que usted se ha enterado, yo de su vida no
me he enterado de nada, pero usted de la mía sí, soy catedrático de
Derecho penal, y entonces lo recuerdo, porque es mi obligación hacerlo)
establece que incluso los penados conservarán todos aquellos derechos que
no estén afectados por la sentencia en los términos en que se acepta la
sentencia penal por parte de la propia Constitución. Esto es, un penado
a multa, por ejemplo, conservaría todos los derechos que no fueran
aquellos de pagar la multa, aquellos que limitan su patrimonio. Un penado
a cualquiera otra pena, según sea limitadora de la libertad, restrictiva
de la libertad, restrictiva de determinados derechos, conservaría todos
los derechos que no fueran aquellos que están afectados por la sentencia.

Punto más un procesado, que no lo es el general Alonso; punto más todavía
alguien que ni siquiera está procesado, sino imputado. Por consiguiente,
no es de recibo, sino insidioso, en términos democráticos y
constitucionales, hablar de libertad bajo fianza cuando se está tratando
de un asesor. Un imputado, un procesado y un penado conservan
respectivamente todos los derechos, salvo aquellos afectados por las
medidas cautelares adoptadas por el juzgado o el tribunal
correspondiente. Insinuar que se pueden limitar los derechos de estas
personas es tanto como afectar a derechos fundamentales, y eso es un
comportamiento muy grave del que estoy absolutamente convencido que se
encuentra muy lejano S. S.




--DEL SEÑOR RIOS MARTINEZ (GRUPO IU-IC), SOBRE PARTIDA PRESUPUESTARIA CON
CARGO A LA QUE SE ABONA EL SUELDO AL EX DIRECTOR DEL CENTRO SUPERIOR DE
INFORMACION DE LA DEFENSA (CESID), COMO ASESOR DEL CITADO MINISTERIO.

(Número de expediente 181/001595.)



El señor VICEPRESIDENTE (Carrera i Comes): Punto sexto del orden del día.

Partida presupuestaria con cargo a la que se abona el sueldo al ex
Director del Centro Superior de Información de la Defensa (Cesid), como
asesor del citado Ministerio.

Para formular la pregunta, tiene la palabra el señor Ríos.




El señor RIOS MARTINEZ: Le agradezco la explicación constitucional que
me da sobre los derechos y espero que todos podamos ejercerla, pero he
sacado a colación lo de la imputación fundamentalmente porque esto ha
ocurrido en la etapa de su gestión, como militar en ejercicio, al frente
de un centro, pero no voy a seguir por esa línea, sino por la que me
había marcado, y por eso esta pregunta va después de la primera.

Me gustaría conocer si ha habido una previsión presupuestaria que
comienza al principio de 1995 de vacantes y puestos, que tiene unos
programas como el 211 A, administración y servicios generales, y otros
que se distribuyen tanto en altos cargos como en personal eventual,
etcétera, por algún centro; puede estar en el Cuartel General del EMAD
o en el Ministerio en servicios generales. Pero es verdad que esta
previsión se tomó en el mes de julio, por tanto, no estaba prevista al
principio del año presupuestario.

El objetivo de mi pregunta --pregunta que se podía haber hecho por
escrito-- es saber a qué partida concreta pertenece la asignación del
teniente general Alonso Manglano: ¿a personal eventual, del artículo 11
de ese programa, a qué servicio de ese programa?, ¿qué objetivos y
actividades?, aunque esto ya me lo ha respondido, puesto que me ha dicho
anteriormente que se destina fundamentalmente a temas de defensa nacional
y a información a nivel internacional. Es un buen destino la información
internacional. Creo que a lo mejor hay militares que también tienen la
capacidad de informarnos sobre situaciones de defensa a nivel
internacional, pero se le ha elegido y se le ha nombrado por decisión del
Ministro. En concepto de que percibe ahora mismo esa asignación.

Hay una cosa que en este Ministerio creo que es normal, aunque es
exagerado, y es el uso de los artículos 23 y 15. Los porcentajes son muy
altos, el artículo 23 se refiere a las indemnizaciones por razón de
servicio y hay un porcentaje muy grande. Creo que las distintas
previsiones que tiene son 18.000 millones de pesetas, si no me he
equivocado al sumar, en todos los departamentos servicios y programas,
y lo que pudiéramos llamar gratificaciones o indemnizaciones, que están
en el artículo 15 de nuestro presupuesto que indemniza una situación
determinada, ligada a la productividad, una gratificación, distinta de
la indemnización por razón de servicio. ¿De qué manera evoluciona la
ubicación, es decir, lo que percibe por un lado como funcionario, y lo
que es gratificación, si es que la tiene, en función de la dedicación que
pueda tener?
Creo que, al margen de lo que se pueda decir, como usted tiene una
opinión y yo otra, que indudablemente no tiene por qué ser compartida,
no ha sido buena la ubicación del señor Alonso Manglano al frente de esa
asesoría, ya que esa asesoría la podía hacer otra persona y lo mejor
hubiese sido ubicarle en otro sitio, pero como yo no soy miembro del
Gobierno no he podido hacerlo así. Permítame usted, por lo menos, que le
diga que toda la información que vamos teniendo nos dice que esa
ubicación es para mantener en un sitio determinado a una persona que ha
prestado unos servicios durante unos años al frente del Cesid, que es lo
que ha sido su dedicación fundamental, aunque anteriormente estuviese en
otro sitio, antes incluso de que existiese su Gobierno.

Con toda delicadeza le quiero decir que nosotros sí tenemos una
prevención, ya que la evolución histórica ha sido no facilitar
aclaraciones; por tanto, sería bueno que esto cambiase. En todo caso,
esto no viene al caso en esta actuación, la histórica ha sido una cosa
y la ubicación en este momento sería otra.




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Como hay unos objetivos y unas actividades que hay que cumplir, y me las
ha definido y situado muy bien diciendo que el señor Alonso Manglano
informa a órganos directivos y que solamente actúa cuando alguien demanda
asesoría, por tanto está callado cuando nadie le pregunta su opinión, me
gustaría conocer, no sé si lo sabrá ahora mismo, cuántos asesoramientos
ha hecho desde que está como asesor del Ministerio.




El señor VICEPRESIDENTE (Carrera i Comes): Para contestar, tiene la
palabra el señor Secretario de Estado.




El señor SECRETARIO DE ESTADO DE ADMINISTRACION MILITAR (Octavio de
Toledo y Ubieto): Empezaré por el principio y terminaré por el final.

Mantenemos que la situación es absolutamente clara y transparente. Hay
un decreto de 11 de octubre de 1991; con el número 1.494, por el que se
estableció el Reglamento general de retribuciones del personal de las
Fuerzas Armadas. Pues bien, en su artículo 10.5 este Real decreto dispone
que el personal en situación de reserva que ocupe destino percibirá en
su totalidad las retribuciones correspondientes a la situación del
servicio activo. En consecuencia, las retribuciones del teniente general
don Emilio Alonso, como las de todos los demás militares en situación de
reserva que actualmente ocupan destinos, son las que corresponden a su
empleo en situación de servicio activo en lo que se refiere a las
retribuciones básicas, el complemento de destino y el complemento
específico, que se actualizan y se publican anualmente en la ley de
Presupuestos Generales del Estado.

Respecto a indemnizaciones por razón de servicio podrá recibir las que
le correspondan, de acuerdo con el Real decreto 236 del año 1988, de 4
de marzo, sobre indemnizaciones por razón de servicio. En lo que se me
alcanza, no ha percibido ninguna en este momento.

Las retribuciones del general Alonso, en situación de segunda reserva,
se abonan con cargo al programa 212B-S, Servicio 01 y artículo 12, que
corresponde a las retribuciones del personal en la reserva y que son
abonadas a través de la pagaduría centralizada de la defensa.

El general Alonso ocupa un despacho en la sede central del Ministerio de
Defensa, que corresponde al normalizado para el puesto que desempeña, que
es un nivel 30, y no tiene, como ya le apuntaba con anterioridad,
secretaría propia.

Ni el general Alonso, ni ninguno de los asesores, suele comunicar la
contabilización de las asesorías que ha realizado, asesorías que pueden
ser verbales, escritas y, en ocasiones, como por ejemplo los asesores
encargados del protocolo, mímicas. Por consiguiente, no se contabilizan
el número de asesorías. Desde luego, yo no tengo el dato de ninguna
asesoría de esta índole.




El señor VICEPRESIDENTE (Carrera i Comes): Tiene la palabra el señor
Ríos.




El señor RIOS MARTINEZ: No voy a entrar en controversia en cuanto a la
respuesta que me ha dado sobre la ubicación. Es verdad que el artículo
por el que cobra es como funcionario, mantiene la misma asignación que
tenía, pero el puesto por el que se le ha nombrado es por libre
designación y, por tanto, dejará de estar cuando el Ministro deje de
tenerle como asesor. Por tanto, la ubicación que nosotros pretendíamos
es en función de los objetivos y actividades que se programan, no en
función de la parte funcional administrativa. Si está en la reserva,
cobrará por donde cobran todos los que están en la misma como segunda
percepción.

Le he preguntado que cuántas veces ha asesorado. Yo de profesión soy
maestro de escuela y no he ido a la universidad más que a estudiar, pero
eso de la mímica como asesoría es un tema importante que debemos de
incorporar. Usted me dice que solamente asesora cuando hay unos órganos
directivos que le demandan el informe, pero me podía haber dicho:
solamente puedo tener constatado que ha hecho cinco informes sobre esto
y que se han remitido por escrito, o no hay ningún informe por escrito.

Yo sé que eso, a bote pronto y no estando en el texto de la pregunta, es
una barbaridad que yo se lo pregunte aquí. Pero como los presupuestos a
la hora de ubicar una persona, un destino, un puesto de trabajo lo miden
con unos objetivos y con unas actividades a realizar, he querido ver de
qué forma el engranaje del trabajo del señor Alonso Manglano tomaba
cuerpo dentro del Ministerio de Defensa. Yo estoy por la presupuestación
por programas, más que por una presupuestación meramente funcional,
capítulo I, capítulo II y capítulo III. Qué quiero hacer, qué hago para
poder cumplirlo y miro al final si el objetivo lo he cumplido o no. Por
tanto, le mediremos como asesor al final de su trabajo en función de si
la asesoría que ha hecho ha sido brillante o no, útil o no. Ese era el
objetivo de mi precisión en torno a esto. Pero esto no es lógico que se
introduzca. Usted mismo u otra persona tendrá conversaciones con el
Ministro. No he entendido el trabajo que, a full time, puede hacer. He
ido sólo a esa parte que usted me decía, qué órganos directivos pueden
demandar una actuación determinada. En todo caso, el tiempo nos dirá esa
ubicación y esa efectividad como asesor del Ministerio. De hecho, la
primera pregunta, que no he mantenido después, era si tenía alguna
relación, porque usted me la ha precisado cuando hablaba de la defensa
nacional, con el Cesid, que también tiene proyección externa.

Lo que he pretendido, entiéndalo, ha sido saber si la ubicación está
dentro del engranaje, si está funcionando y si la persona elegida ha sido
la mejor o no. Como es de libre designación, pediremos responsabilidades
políticas al Ministro. Por otro lado irán otras responsabilidades por las
que deberá responderse en función de los distintos datos que se demanden
por las distintas administraciones, sea la del Estado, sea la de Justicia
o sea otra.




El señor VICEPRESIDENTE (Carrera i Comes): Si cree conveniente ampliar
la respuesta, tiene la palabra el señor Secretario de Estado.




El señor SECRETARIO DE ESTADO DE ADMINISTRACION MILITAR (Octavio de
Toledo y Ubieto): Quiero significarle, señoría, que acaba de asistir hace
un



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momento a una asesoría mínima. El letrado acaba de asentir con la cabeza
a una pregunta del Presidente. Eso es una asesoría mímica. Cualquiera que
está exponiendo un discurso puede recibir una señal mímica de alguien que
señala su reloj para indicarle que se está excediendo en la hora y así
sucesivamente. Hay muchísimas asesorías de muchos géneros.

No le quepa la menor duda: la asesoría del general Alonso es clara y
específica. Asesora en materia de defensa nacional, sobre todo en la
vertiente internacional de la defensa. Evidentemente, aunque el Cesid
tenga una vertiente internacional, sin duda alguna, no es precisamente
a su asesoría a la que se va a dirigir su antiguo director. No es lo
corriente --lo sabe usted-- en este orden, como en cualquiera de los
órdenes de la vida, siquiera sea por una cuestión estrictamente personal
y de respeto a la persona.

Por consiguiente, aleje de usted esas sospechas. Simplemente es un
ciudadano que ha sido seleccionado en función de su específica
cualificación militar para el Ministerio de Defensa, en función de sus
profundos, amplios conocimientos en materia de defensa nacional,
especialmente en la vertiente internacional. Aleje S. S. --creo yo--
cualesquiera otras sospechas de cosas raras. Es una situación
absolutamente clara, absolutamente transparente que tiene reflejo en
presupuestos, en organismo, en organigrama, etcétera.

Evidentemente, de ésta, como de cualquiera otra acción de gobierno, son
responsables quienes la realizan y, naturalmente, el Parlamento está en
condiciones de pedirles que lo hagan lo mejor posible y, cuando no es
así, de exigir su responsabilidad política. Esa es la función del
Parlamento, entre otras.




--DEL SEÑOR RIOS MARTINEZ (GRUPO IU-IC), SOBRE MOTIVOS POR LOS QUE EL
MINISTRO DE OBRAS PUBLICAS, TRANSPORTES Y MEDIO AMBIENTE UTILIZO UN F-18A
DEL EJERCITO DEL AIRE ESPAÑOL. (Número de expediente 181/001748.)



El señor VICEPRESIDENTE (Carrera i Comes): He de dar cuenta a SS. SS. de
que las preguntas números 7 y 8, formuladas por los señores Fernández de
Mesa y Soriano Benítez de Lugo, respectivamente, han sido aplazadas y,
por tanto, entraríamos en la número 9, motivos por los que el Ministro
de Obras Públicas, Transportes y Medio Ambiente utilizó un F-18A del
Ejército del Aire español.

Para formular la pregunta, tiene la palabra el señor Ríos.




El señor RIOS MARTINEZ: Por continuar con la apreciación anterior, aquí
vamos a entrar en un tipo de asesoría que es la presencia física. Antes
era la mímica y la documental. Aquí estamos con la asesoría de presencia
física.

La verdad es que el señor Ministro respondió a la pregunta de otro
diputado sobre el uso que el Ministro de Obras Públicas hizo de, por así
llamarlo, un vuelo o bien regular o bien reglado de un F-18 de las
Fuerzas Armadas. La información que el Ministro vino a dar en el Pleno
de la Cámara fue que eso era normal, que tampoco era para extrañarse. Más
o menos, que otras personas también lo habían hecho y que las Fuerzas
Armadas están contentas deque en el vuelo de un F-18 puedan participar
personas que hayan manifestado ese deseo. Es más, precisó que, como en
una visita anterior el Ministro manifestó su voluntad, en un momento que
encontraron hueco le invitaron a participar.

En concreto, me gustaría que se precisase esa aseveración, porque en el
trámite de pregunta-réplica muchas veces no da tiempo, mucho menos en el
Pleno, que tenemos dos minutos y medio. ¿Es normal de verdad que
cualquier miembro del Gobierno --si entendemos por tal nada más que
secretarios de Estado y ministros, vamos a ver el número que sale-- que
lo solicite sea invitado? ¿Es normal, por tanto, que en vuelo regulares
de los F-18 vaya una persona ajena? En este caso concreto, parece ser que
la invitación al Ministro vino del propio Ejército. ¿Esta participación
se hizo en un vuelo regular y reglado o en un vuelo especial? Porque
incluso el Ministro dijo que le había servido para ver desde el aire las
Hoces del Cabriel. La verdad es que a la velocidad que va un F-18 me
imagino que la visión de pájaro es, desde luego, como la de un escáner
de un satélite.

¿Fue un vuelo de entrenamiento o de aprendizaje reglado o un acto normal?
Una cosa es una instrucción y otra simplemente un uso permanente. No me
gusta entrar en lo que pudiéramos llamar exageración para la
argumentación política, que es lo que se denomina demagogia: si el costo
fue muy grande, si los kilómetros fueron muchos, si fueron pocos, porque
en realidad no sé si es normal que un vuelo reglado, ése en concreto,
fuese de Zaragoza a Madrid o fuese de Zaragoza a Calatayud. No sé cuál
será la discusión. Me gustaría que me precisara --no entro en los
kilómetros-- si ese vuelo es el normal, el que se hace en los
entrenamientos para los demás vuelos con F-18. (El señor Presidente ocupa
la Presidencia.)
Es verdad que también es una información que ha perdido virtualidad
informativa, pero como mi trabajo como parlamentario no solamente está
en la oportunidad informativa, sino también en el devenir de la actividad
parlamentaria cuando ubica mejor en cada una de las comisiones, la he
mantenido y se la formulo a usted con el ánimo de obtener esa información
como complemento a la que ya dio el Ministro en el Pleno. Tampoco puedo
evadirme de que yo estaba en el Pleno cuando se formuló esa pregunta y,
por tanto, la escuché. Aunque no es habitual eso de escucharnos unos a
otros en las preguntas.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Secretario de Estado.




El señor SECRETARIO DE ESTADO DE ADMINISTRACION MILITAR (Octavio de
Toledo y Ubieto): Quiero significarle que además de contestarle el señor
Ministro de Defensa, contestó también el Ministro de Obras



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Públicas, Transportes, Comunicaciones y Medio Ambiente. De manera que
tiene dos respuestas en el Pleno. Ya veo que no es muy habitual escuchar
las contestaciones a las preguntas.

Era un vuelo normal, absolutamente normal. Siempre que se realiza este
género de vuelos con una personalidad o alguien relevante de la vida
deportiva o informadores públicos de los medios gráficos o de los medios
escritos, siempre que se hace esta puesta a disposición de estos medios
de las Fuerzas Armadas, se hace, normalmente, aprovechando unas
operaciones normales, un vuelo en este caso programado, una navegación
programada. Muchas de SS. SS. de esta Comisión han podido realizar en un
viaje regular del buque escuela de la Armada desplazamientos desde el
Norte de España al Sur. Nadie se ha echado las manos a la cabeza ni ha
dicho: ¡Qué gasto para la Armada! ¡Terrible! ¡Qué desperdicio! Qué va.

A la Armada o al Ministerio de Defensa le parece extraordinariamente
oportuno que los Diputados, máxime los integrantes de la Comisión de
Defensa, conozcan, por ejemplo, su buque escuela, que desempeña un papel
importante dentro de la enseñanza de la Escuela Naval. También han podido
visitar dispositivos de lanzamiento de misiles, carros de combate o
acuartelamientos. Lo que pasa es que parece distinto cuando se utiliza
un avión, que es un medio caro, aunque no necesariamente el que más
--depende del número de utensilios y dispositivos que se pongan a
disposición--. Yo he asistido con Diputados y Senadores, por ejemplo, a
maniobras de la OTAN, donde se ha puesto a disposición de Senadores y
Diputados de las Cámaras españolas helicópteros, transportes de tropa,
aviones de última generación, se han hecho demostraciones de
paracaidismo, etcétera, que suponen muchos millones de pesetas, por las
tropas aliadas, por un solo ejército, por el propio país, porque interesa
que los responsables públicos de cualquiera de los órdenes políticos
conozcan bien cuál es la función que están realizando en las Fuerzas
Armadas. Pero, en general, salvo estos trabajos de demostración, estas
tareas a las que acabo de aludir y a las que representantes del pueblo
español han asistido sin que a nadie le parezca mal, sino todo lo
contrario, se realizan aprovechando trabajos normales de instrucción.

Este fue el caso al que se refiere S. S. Se realizó aprovechando un vuelo
de instrucción, es decir, que lo que para el pasajero es una
demostración, para el piloto siempre es una instrucción, poniendo de
manifiesto lo que en este caso un avión es capaz de hacer mediante su
preparación. A modo de ejemplo, en el caso del vuelo del Ministro de
Obras Públicas, Transportes y Medio Ambiente, del que por cierto depende
--no sé si se ha fijado S. S.-- la Aviación Civil y todas las vías de
comunicación aéreas, además del medio ambiente, al que se refieren cuando
se habla del polígono de las Bardenas Reales --donde estuvieron--,
preguntándose si se deteriora o no, si los aviones supersónicos hacen
ruido o no. Parece que al Ministro del Medio Ambiente no le debe
interesar, interesa lo que hacen los aviones militares. A modo de
ejemplo, en el caso del vuelo del Ministro de Obras Públicas, Transportes
y Medio Ambiente, entre otros ejercicios se hicieron dos interceptaciones
aire/aire y unos tráficos de tiro aire/tierra, precisamente en ese
polígono de las Bardenas Reales. El vuelo estaba programado en función
de las previsiones de los planes de instrucción de la unidad y tenía
carácter de especial por la participación del Ministro en ese vuelo. Era
un vuelo programado, pero especial, porque no es normal que los Ministros
vayan a los vuelos programados. Por eso tenía un carácter especial. Con
esto yo creo que contesto satisfactoriamente a lo que decía S. S. en
último lugar.

En cuanto a si es normal hacer esta invitación, es absolutamente normal,
y no sólo en las Fuerzas Armadas Españolas, sino en cualquiera de las
fuerzas armadas del mundo con el que se relaciona civilizadamente España
dentro de su ámbito de cultura, de sus relaciones internacionales o de
los organismos internacionales a los que pertenece España en materia de
defensa. No significa ninguna alteración ni ningún gasto superfluo y, sin
embargo, se profundiza en el conocimiento de las Fuerzas Armadas. Y no
sólo en el conocimiento de si lo hacen bien, mal o regular, sino también
de cuáles son las consecuencias de la actuación de las Fuerzas Armadas.

Por ejemplo, ¿le llamaría mucho la atención, por ejemplo, que la Ministra
de Asuntos Sociales se interesara por la adaptación de los sistemas de
armas, incluidos los aviones de combate, a las mujeres piloto, que ya son
un número considerable? ¿Se han adaptado adecuadamente los elementos de
evacuación natural del hombre a las mujeres, cuando antes no eran
pilotos? ¿Sería sorprendente que la Directora del Instituto de la Mujer
o que la Ministra de Asuntos Sociales, de la que depende el Instituto,
se ocupara de esta materia? ¿Sería sorprendente que el Ministro de
Industria se ocupara de saber cuál es la evolución tecnológica de uno de
los aviones más importantes con que cuenta la Fuerza Aérea Española?
¿Llamaría la atención, teniendo en cuenta que tiene que informar, ya que
sin su informe no podría seguir adelante, que el Ministro de Educación
y Ciencia se interesara por lo que constituye una enorme cantidad de
créditos de los planes de estudios de los pilotos del Ejército del Aire,
como lo es el funcionamiento de los C-101, de los F-18 o de cualquier
otro avión, helicóptero o avión de transporte donde realizan sus tareas
de adiestramiento y entrenamiento? Yo creo que no, y no parece
sorprendente en ningún país civilizado del mundo, y no se lo parece
tampoco a los medios de comunicación que han usado en vuelos ordinarios
estos mismos aviones, ni les parece sorprendente a determinadas figuras
muy populares a las que en una política de propaganda, de buena imagen
y de aproximación al resto de la sociedad por parte de las Fuerzas
Armadas se las quiere incorporar al conocimiento de su funcionamiento
interno. Y le puedo anticipar a S. S. que, según los casos, pero
mayoritariamente, no es nada agradable subirse a un F-18.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Ríos.




El señor RIOS MARTINEZ: Hay que ver cómo ha evolucionado el gusto
manifestado por el Ministro de Obras Públicas, Transportes y Medio
Ambiente de montar



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algún día en un F-18. Según usted, lo que falta es que se haga un
programa de visitas de todos los Ministros y todos los miembros del
Gobierno para que vean los efectos que tienen las Fuerzas Armadas en sus
distintos ministerios: el de Industria, el de Educación, etcétera.

Prográmenlo ustedes, si lo ven normal como actuación de promoción del
propio Ejército.

Ha dicho que es normal esa promoción que el Ministerio de Defensa quiere
hacer de sus distintos medios. El señor Ministro de Obras Públicas creo
que es ingeniero, y además de la materia. A lo mejor también se le ocurre
montarse en la cabina de un avión de Iberia y conducirlo. Para justificar
una actuación determinada no podemos generalizar como lo ha hecho usted,
porque lo que me ha venido a decir es que los Diputados también se han
montado en el buque escuela. No es lo mismo. No sé cuántas personas
pueden viajar en el buque escuela, a lo mejor cabemos diez. En el F-18
creo que no caben diez. No sé los que podrán subir como fórmula para
poder montar en cada viajecito. De todas formas, no es el mismo volumen
de viaje el del F-18 que el del buque escuela.

Hace poco tiempo que pertenezco a la Comisión de Defensa y he visitado
lo que he podido. Indudablemente, me interesa conocer todo lo que se hace
en Defensa. Lo que no me parece bien, y es una opinión, es que un
determinado ministro, cuando es algo que no desconocía porque ha
estudiado y porque es profesional del ramo, diga que le gustaría montar
en un F-18 y sea una proyección definitiva desde las muy ágiles, por así
decirlo, estructuras del propio Ejército, y digan: ¡pues vamos a invitar
al Ministro para que conozca bien el F-18! Tenga cuidado, no vaya a ser
que los 120 miembros del Gobierno o sólo la mitad lo dijeran también para
que los inviten. A lo mejor no les pueden invitar a ese vuelo del F-18.

En todo caso, aceptando parte de la argumentación que usted expone en el
sentido de que es bueno que se conozcan los nuevos medios de que dispone
el Ministerio de Defensa y se ponga en conocimiento de los que toman
decisiones, quiero hacerle una pregunta. Puesto que usted ha dicho que
además era el Ministro de Medio Ambiente y que pasaban por el polígono
de tiro de las Bardenas ¿como Ministro de Medio Ambiente fue después a
escuchar los efectos que tiene un bombardeo o un ejercicio de tiro en las
Bardenas? ¿Se bajó del avión y se paró a ver cuántos aviones pasaron y
cuántos disparos se hicieron? Porque ésa es la forma de medir los efectos
del polígono de tiro. A lo mejor no lo hizo porque no era necesario ni
lo tenía previsto, y muy bien hecho.

En resumen, entienda que cuando hacemos esta pregunta es para saber si
puede haber un gesto de favor en exceso hacia una persona que tiene una
responsabilidad, con independencia de que yo acepte que sea bueno. En
todo caso, tomo nota para incorporar en los próximos presupuestos que
podamos enmendar en el trámite de enmiendas un incremento de la partida
del uso en la escuela del F-18, para que dispongamos de una previsión de
vuelos que puedan ser utilizados por más gente, incluidos los miembros
de la Comisión de Defensa que quieran montar. Yo le anuncio que no tengo
ninguna apetencia por montarme en un F-18.




El señor PRESIDENTE: La Comisión de Defensa tiene una larga experiencia
en este tipo de usos, pero es otra cuestión que comentaremos en su
momento.

Tiene la palabra el señor Secretario de Estado.




El señor SECRETARIO DE ESTADO DE ADMINISTRACION MILITAR (Octavio de
Toledo y Ubieto): Encuentro en su argumentación, sinceramente se lo digo,
dos defectos capitales, al margen de otros. El primero es que saca de su
lugar aquello a lo que se está refiriendo: subirse al avión y conducirlo.

No. El señor Ministro no subió al avión y lo condujo, para lo que está
perfectamente incapacitado. No tiene una preparación profesional para
realizarlo. Lo que hizo fue subir al avión para comprobar cómo era el
funcionamiento y para conocerlo.

Como usted sugiere, no se trata de tener el don de la ubicuidad y estar
en dos sitios, en el avión y en el suelo para comprobar el eco, sino de
saber si la velocidad que adquiere el avión es necesaria para los
ejercicios que estaba realizando sobre ese mismo polígono de tiro,
conocimientos que ya tiene con toda seguridad como Ingeniero Aeronáutico
para saber si se ha traspasado o no la barrera del sonido y ha producido
un efecto sonoro, un eco determinado.

El segundo defecto, o aquello de lo que adolece capitalmente su
argumentación, es que la realiza sobre la base de un proceso de
intenciones. Es decir, usted piensa, pero no demuestra ni tiene elementos
para hacerlo, que el Ministro se montó por capricho. Las intenciones,
señor Diputado, como los hechos, también hay que demostrarlos. El dolo
como la imprudencia, elementos subjetivos, hay que demostrarlos. Si no
se demuestran está invirtiendo, en este terreno como en cualquier otro,
la carga de la prueba. Y eso es incorrecto, no sólo en términos
argumentales, no sólo en términos jurídicos, sino también en términos
parlamentarios.




El señor RIOS MARTINEZ: ¿Pero montó o no?



El señor PRESIDENTE: Este turno ya es extraordinario.

Muchas gracias, señor Secretario de Estado.

Se levanta la sesión.




Eran las dos y veinte minutos de la tarde.