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DS. Congreso de los Diputados, Comisiones, núm. 585, de 16/10/1995
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CORTES GENERALES
DIARIO DE SESIONES DEL
CONGRESO DE LOS DIPUTADOS
COMISIONES
Año 1995 V Legislatura Núm. 585
D E F E N S A
PRESIDENTE: DON JUAN MUÑOZ GARCIA
Sesión núm. 30
celebrada el lunes, 16 de octubre de 1995



ORDEN DEL DIA:
Comparecencia de personalidades y funcionarios de la Administración del
Estado, al objeto de informar sobre temas relativos al proyecto de Ley de
Presupuestos Generales del Estado para 1996. (BOCG serie A, número 135-1,
de 30-9-95. Número de expediente 121/000120.)



Se abre la sesión a las cuatro y cinco minutos de la tarde.




COMPARECENCIA DE PERSONALIDADES Y FUNCIONARIOS DE LA ADMINISTRACION DEL
ESTADO, AL OBJETO DE INFORMAR SOBRE TEMAS RELATIVOS AL PROYECTO DE LEY DE
PRESUPUESTOS GENERALES DEL ESTADO PARA 1996 (número de expediente
121/000120):



--DEL SECRETARIO DE ESTADO DE ADMINISTRACION MILITAR (AREVALO ARIAS). A
SOLICITUD DEL GRUPO POPULAR. (Número de expediente 212/001716.)



El señor PRESIDENTE: Se abre la sesión. El punto del orden del día de hoy
son las comparecencias ante esta Comisión en relación con la tramitación
del proyecto de ley de Presupuestos Generales del Estado para 1996.




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En primer lugar, y a solicitud del Grupo Popular, comparecerá el
Secretario de Estado de la Administración Militar.

Por el grupo solicitante de la comparecencia, tiene la palabra el señor
González.




El señor GONZALEZ PEREZ: Antes de intervenir, señor Presidente, me
gustaría oír las directrices básicas que el propio Secretario de Estado
va a a exponer ante esta Comisión para, a continuación, hacer las
reflexiones pertinentes desde nuestro Grupo.




El señor PRESIDENTE: En este tipo de comparecencias no se trata de
exponer la política general, sino de que los comparecientes respondan a
aquellas cuestiones o dudas que tengan planteadas los respectivos grupos
parlamentarios. Por tanto, como se trata de clarificar el contenido de
los presupuestos el orden en este caso concreto es la inversa: el grupo
solicitante de la comparecencia tiene que decir para qué la solicita. Por
tanto, tiene la palabra.




El señor GONZALEZ PEREZ: Efectivamente, señor Presidente, y ruego me
disculpe el lapsus.

En primer lugar, quiero dar la bienvenida al Secretario de Estado de
Administración Militar, que, aunque novísimo en esta responsabilidad que
ostenta, no por ello deja de ser antiguo en el Ministerio de Defensa por
haber ostentado otro tipo de responsabilidades.

Una vez estudiado el presupuesto en general, y en concreto el de la
Secretaría de Estado de la Administración Militar, una de las cuestiones
que más claramente se pone de manifiesto en este presupuesto de Defensa
para 1996 es el desmesurado coste de la política de personal que viene
desarrollando el Departamento en los últimos años. Por decirlo en pocas
palabras: no es razonable que cada año el gasto de personal se convierta
en una porción mayor del total del presupuesto. En 1987 los gastos de
personal eran menores que los de material, únicamente un 48 por ciento.

En el proyecto de 1996 el gasto de personal es muy superior al del
material, pasamos a un 56 por ciento. Por lo tanto, hay un absoluto
--desde nuestro punto de vista-- fracaso en el objetivo de reducir y
modernizar las Fuerzas Armadas. El gasto de personal crece, este año un
4,91 por ciento, muy por encima de la media del gasto de personal del
conjunto de los Presupuestos Generales del Estado. Este elevado
crecimiento del crédito del personal hace que la aparente congelación del
presupuesto de Defensa destacada por el Ministerio de Defensa, en
comparación con la reducción de otros departamentos, se convierta en
realidad en una reducción de las intervenciones mayor que la del conjunto
de Presupuestos Generales del Estado. En este sentido, nos gustaría oír
una explicación detallada de dónde exactamente se producen estos
incrementos en el capítulo uno.

Una segunda preocupación de nuestro grupo es la creciente burocratización
del gasto militar que está provocando su política de defensa. Así, frente
a una disminución muy significativa del programa de modernización de las
Fuerzas Armadas o del programa de apoyo logístico, se produce un notable
incremento del programa de administración y servicios generales. Como
máximo responsable de la Administración Militar creo que le corresponde
una importante cuota de responsabilidad en reducir este peso cada vez
mayor de la Administración en favor de las unidades operativas de los
Ejércitos. Y la pregunta es: ¿qué medidas piensa aplicar la Secretaría de
Estado para la Defensa para poder reducir los excesivos gastos
administrativos de este departamento?
Por otro lado, otro programa que tiene un crecimiento y un peso
desmesurado en el conjunto del presupuesto de Defensa es el de personal
en reserva, que este año supone la friolera de más de 110.000 millones de
pesetas (un 12,7 por ciento del total del Presupuesto). Esta situación
nos está llevando al absurdo de que hoy prácticamente uno de cada tres
sueldos militares que paga el Ministerio de Defensa va a personal que se
encuentra en su casa. Con las graves restricciones presupuestarias que
sufre el departamento, ésta es una política muy difícil de mantener.

Siguiente pregunta: ¿qué medidas piensa adoptar el Sedam para reducir
este enorme peso del personal en reserva?
Por otro lado, observamos que por tercer año consecutivo los gastos de
alimentación quedan congelados en 475 pesetas por hombre y día. Como el
precio de los alimentos, por el contrario, sí se ha incrementado
notablemente, podemos deducir que la calidad de la alimentación del
personal de tropa se está deteriorando. Esto nos demuestra una vez más
que los primeros perjudicados en el descenso del presupuesto de defensa
son los soldados y marineros de reemplazo. A lo mejor, esa campaña que se
está realizando desde los medios de comunicación para incentivar a
nuestra juventud a que participe activamente en el servicio militar y que
no sigan aumentando, en este caso, otras modalidades de servir al Estado,
queda de alguna manera deslegitimada por lo que acabo de decirle, entre
otras cosas.

También observamos que se produce una disminución de las retribuciones de
los soldados de reemplazo, que en las unidades operativas del Ejército de
Tierra pasan, por ejemplo, de 6.612 millones de pesetas en 1995 a 6.417.

Nos gustaría conocer con exactitud cómo evolucionan en los diferentes
ejércitos tanto los gastos personales como las gratificaciones al
personal de reemplazo.

Y señor Presidente, en aras a la brevedad que al principio de esta
comparecencia solicitó al Grupo Popular, termino esperando las respuestas
del Secretario de Estado de Administración Militar.




El señor PRESIDENTE: Señor Secretario de Estado de Administración
Militar, tiene la palabra.




El señor SECRETARIO DE ESTADO DE ADMINISTRACION MILITAR (Arévalo Arias):
Muchas gracias, señor Presidente, y gracias también a S. S. por su
salutación y bienvenida, que quiero agradecer especialmente.

Se refiere usted al aumento desmesurado --a su juicio-- del gasto de
personal y que esto va en detrimento de la reducción y modernización de
las Fuerzas Armadas. Ciertamente ha aumentado el gasto de personal dentro
del



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Ministerio de Defensa, pero debe aclararse que, aunque disminuyen los
gastos de modernización, no disminuyen los gastos operativos, destinados
a la parte operativa, que aumentan ligeramente. Y ello además
considerando que se mantienen los programas fundamentales de
modernización.

En cuanto al incremento de los gastos de administración y de servicios
generales --en su mayor parte imputable a estas retribuciones de
personal--, se explica por distintas causas. En primer término está el
crecimiento, por todos conocido, del 3,5 por ciento de todas las
retribuciones; ha aumentado considerablemente el catálogo de personal en
el extranjero; se han ejecutado sentencias de contenido económico
impuestas por los Tribunales en relación con personal mutilado; pero
sobre todo y fundamentamente lo que ocurre es que la reestructuración de
las Fuerzas Armadas, acordada por el Parlamento Español, conduce a un
conjunto de militares a la reserva, lo que ocasiona un considerable gasto
en este personal en las cifras que acertadamente ha apuntado S. S. Sin
perjuicio de ello se está realizando un intenso esfuerzo para mejorar,
sin duda alguna, la gestión y para reducir los gastos de sostenimiento
para que los programas de inversión se mantengan prácticamente en su
totalidad. Debe tomarse en consideración una y otra vez el modelo de
Fuerzas Armadas definido por esta Cámara el 27 de junio del año 1991, que
es una referencia vigente, en todo caso, que responde a las necesidades
de España y a sus posibilidades financieras en el horizonte del medio y
del largo plazo. No debe cuestionarse este modelo, en definitiva, por
dificultades coyunturales por las que pueda atravesar la economía. El
Ministerio de Defensa una y otra vez trabaja siempre en dirección a
preservar este modelo, de la misma manera que a preservar las plantillas
definidas por la ley del año 1993. Si esas plantillas se tienen que ir
cumpliendo, no cabe la menor duda que un conjunto --y aprovecho para
contestar también a alguna de las cuestiones que plantea-- de militares
en activo tiene que pasar a la reserva. Ello supone un considerable
esfuerzo presupuestario que, en parte, junto con los otros argumentos que
le he dado, justifica ese aumento del gasto de personal. Por lo tanto, no
hay un fracaso en la reducción de las Fuerzas Armadas, en la
reestructuración de los Ejércitos, sino al contrario, un cumplimiento
estricto de las leyes y de los acuerdos que se han adoptado en esta
Cámara. Esa reestructuración supone, sin duda alguna, un esfuerzo en
perjuicio de determinados gastos de inversión y en beneficio, sin duda
alguna, de estos gastos de personal. Pero, señor Diputado, no se puede
estar en misa y repicando, lo que no se puede pedir es la multiplicación
de los panes y los peces. La reducción de las Fuerzas Armadas y la
negación del pase de determinados militares a la reserva es una relación
perfecta de causa-efecto: no se puede pedir que se establezca la causa y
que no se ocasione el efecto.

En cuanto a la alimentación, conviene tomar en consideración los
siguientes puntos de vista: actualmente el importe previsto para la
ración es un dato de naturaleza estrictamente orientativa, que anualmente
se regula por orden ministerial con atención al tipo y a las
circunstancias de las unidades dentro de las consideraciones
presupuestarias globales que existen para este efecto, para la
alimentación. Se cuenta, por consiguiente, con un amplio margen de
flexibilidad para adaptar en cada unidad los recursos disponibles a las
plazas en ranchos reales. Estas plazas van disminuyendo como consecuencia
de la regionalización del servicio militar, lo que produce que una buena
parte del contingente, una buena parte de la tropa y marinería, ya no
precise continuamente de estos servicios de alimentación, sino que pueda
prescindir de los mismos en mayor o menor medida. Por otra parte, se
tiende a la contratación de víveres en grandes cantidades, lo que
produce, sin duda alguna, junto con una mejora en la gestión de estas
atenciones, un abaratamiento en los costes. El importe previsto para la
ración del conjunto de la tropa y marinería profesionales, en efecto, se
mantiene en esas 475 pesetas, producto de esta mejora de la gestión, de
esa compra y de las características que se le dan actualmente a la
prestación del servicio militar o, en general, al cumplimiento de las
obligaciones de los soldados y marineros.

En cuanto a la retribución de los soldados, dice que disminuye. No es
así. La realidad es que por primera vez se establecen los gastos
personales, tal como establece, si yo no me equivoco, el artículo 37.1 de
la Ley del Servicio Militar, y el artículo 50 del Reglamento que
desarrolla esta ley, en 1.500 pesetas, y además se establecen también
gratificaciones, por primera vez, no sólo para aquellos que se encuentran
desplazados fuera de la península, sino para el conjunto de los soldados
y marineros de reemplazo que tienen que cumplir su servicio militar fuera
de sus lugares de residencia. A este efecto se destinan del entorno de
2.500 millones de pesetas. Por otra parte, con un esfuerzo suplementario
prevén los presupuestos otros 2.500 millones de pesetas para
retribuciones de tropa y marinería profesionales, lo que hace que en
efecto, tomando en consideración las dos cosas, tanto la prestación del
servicio militar en régimen de reemplazo como la condición de soldado o
marinero profesionales mejoren ostensiblemente con estos presupuestos.

Creo que he contestado a cada una de las preguntas.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor González Pérez.




El señor GONZALEZ PEREZ: No dudo de los datos que ha suministrado el
Secretario de Estado, pero también ha de reconocer que en algunos casos
han sido respuestas tangenciales.

Efectivamente, hay una coincidencia que creo que es de aplicación
estricta del sentido común: no se puede estar en misa y repicando y no se
pueden tener los panes y los peces. Lo que hemos venido a decir es que en
el orden de prioridades, yo creo que el propio Ministerio, y en este caso
el Secretario de Estado tendría que decir exactamente cuál es ese orden
de prioridades; no lo hemos visto según lo que se refleja en los números.

Parece ser que precisamente como consecuencia de esos números se quiere
estar en misa y repicando, pero desgraciadamente el resultado es el que
vemos. La interpretación de los números se



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puede variar desde donde se mire, señor Secretario de Estado, y estamos
de acuerdo. Lo que sucede es que, una de dos: o nosotros no hemos
interpretado los números como se debiera, o usted no los ha explicado
como nosotros entendemos que se deben explicar. Por eso, en el caso
concreto de las gratificaciones que antes le he manifestado y que me ha
confirmado que han sido aumentadas, si tiene usted los datos, me gustaría
que especificara con muchísimo más rigor la pregunta que le he hecho
anteriormente con respecto a tropa, marinería y las gratificaciones que
se van a plantear dentro de ese capítulo en concreto.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Secretario de Estado.




El señor SECRETARIO DE ESTADO DE ADMINISTRACION MILITAR (Arévalo Arias):
Las gratificaciones de militares de reemplazo responden a los siguientes
criterios: hay un grupo A, al que correspondería unas 20.000 pesetas, que
es personal que esté desarrollando su servicio militar en la Brigada
Paracaidista y tenga título; en buceadores de la Armada (son unos 160);
en buceadores del Ejército de Tierra (unos 40); y personal embarcado en
submarinos (unos 100). El grupo B, que corresponde a una gratificación de
14.000 pesetas, se refiere a los esquiadores-escaladores, a la Legión, al
personal integrado en la Brigada Paracaidista sin título, personal
embarcado en buques, EVAs, TEAR (Tercio de la Armada), UEOs, Centro de
Transmisiones de la RCTM, Polvorines del Ejército de Tierra. El grupo C,
con una aplicación de 5.000 pesetas de gratificaciones, está previsto
para cabos. El grupo D, personal peninsular destinado fuera de la
península y personal extrapeninsular destinado fuera de su archipiélago o
de Ceuta y Melilla, 9.000 pesetas. Y grupo E, que se determinará en 1996,
es personal destinado fuera de la provincia de residencia.

Espero que con esto tenga los datos concretos. Como ve, se utilizan todo
los módulos que el artículo 37.2 de la Ley y el artículo 50.2 del
Reglamento prevén; esto es: condiciones de movilidad, condiciones de
peligrosidad, condiciones de especial dedicación o situaciones que exijan
una formación especializada.




El señor PRESIDENTE: Gracias, señor Secretario, por esta su primera
comparecencia ante la Comisión de Defensa.

Se suspende la sesión durante cinco minutos para continuarla con la
comparecencia de los Jefes de Estado Mayor. (Pausa.)



--DEL JEFE DEL ESTADO MAYOR DE LA DEFENSA (RODRIGO RODRIGO). A SOLICITUD
DEL GRUPO POPULAR. (Número de expediente 212/001713.)



El señor PRESIDENTE: Señorías, se reanuda la sesión con la comparecencia
del Jefe del Estado Mayor de la Defensa y los Jefes del Estado Mayor del
Ejército, de la Armada y del Aire; en este orden se producirán las
comparecencias.

En nombre de toda la Comisión, damos de nuevo en esta casa la bienvenida
a los Jefes de Estado Mayor. Por el grupo solicitante de la
comparecencia, tiene la palabra el señor López Valdivielso, que entiendo
será quien realice las preguntas que estime pertinentes a los demás
comparecientes.




El señor LOPEZ VALDIVIELSO: Tenientes Generales, Almirante, hago mías las
palabras de bienvenida pronunciadas por el señor Presidente de la
Comisión. Y para aprovechar el tiempo al máximo, voy directamente a lo
que hoy nos trae aquí. Y yendo de lo particular, de lo concreto, a lo
general, quiero, señor Presidente, que el Teniente General Jefe del
Estado Mayor de la Defensa nos aclare algunas dudas que tenemos en
relación con algunos de los programas concretos que son gestionados
directamente por el Estado Mayor de la Defensa.

Observamos que para guerra electrónica hay en el Estado Mayor tres
programas en marcha que suman un total de 47.538 millones. En la
programación plurianual figuran para 1996 un total de 1.805 millones,
cuando en la programación, también plurianual, que se preveía el año
pasado, se hablaba de 3.236. Es decir, que se han reducido prácticamente
a la mitad las inversiones previstas. La pregunta es, por tanto, mi
General, obvia y doble: ¿cómo va a afectar este recorte a los programas
en marcha? ¿Cuál es --a su juicio-- la capacidad de guerra electrónica de
nuestras Fuerzas Armadas: suficiente, razonable, sería preciso un mayor
esfuerzo?
Pasemos a los satélites. Por un lado tenemos el Hispasat. El año pasado
se preveían para 1996, para este año, 3.127 millones. Sin embargo, este
año (aquí pasa al contrario) hay asignados 4.342, y el coste total del
programa ha pasado de 24.973 millones a 30.034. ¿Por qué se produce un
incremento tan importante, casi un 20 por ciento, en un programa que está
ya muy avanzado?
Nos gustaría saber también si las Fuerzas Armadas están obteniendo todo
el potencial de comunicación que un satélite de estas características
puede proporcionar y cuál será o cuál es su vida operativa.

Por otro lado, hablando de satélites, tenemos el Helios. Con relación al
Helios I-B, para el que hay asignada una partida de 750 millones, nos
gustaría que nos informara, con la brevedad que este trámite
parlamentario exige, sobre el desarrollo del programa, sus costes, así
como cuál es su criterio sobre nuestra participación en el Helios 2.

Hay una cuestión menor en términos económicos, en términos
presupuestarios, señor Presidente, pero de extraordinaria importancia
desde otros puntos de vista y que nos preocupa: y es el Ceseden. El
programa plurianual de estudios del Ceseden se reduce de 195 millones del
año pasado a sólo 60. En 1995 estaba previsto, y lo estaba desde años
anteriores, que la cantidad dedicada a estos estudios se incrementara
hasta 60 millones; pero finalmente se ha quedado en 15. No sólo como
antiguo colaborador del Ceseden, que también por eso, lamento y me parece
un error no potenciar como estaba previsto la capacidad de estudio



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e investigación de este centro. Si ha sido cosa del Ministerio de
Defensa, pues la verdad es que me parece mal. Pero si ha sido cosa suya,
me parece todavía mucho peor. Le ruego, mi General, algún comentario al
respecto.

Y de lo particular, de lo concreto que decía antes, señor Presidente, no
me queda más remedio que ir a lo general y hacer algunas reflexiones
sobre este proyecto de presupuestos. El año pasado, en la comparecencia
para explicar el proyecto de presupuestos para 1995, poníamos de
manifiesto nuestro escepticismo en relación con el moderado incremento
que experimentaba el presupuesto de Defensa. Muy moderado pero no menos
triunfalista; aún recuerdo las palabras del Ministro de Defensa: «Por fin
hemos invertido la tendencia.» Tengo que decir, y lo tengo que decir en
su favor, que al señor García Vargas le podían sus buenos deseos. No
tuvimos que esperar mucho tiempo, apenas un mes, para confirmar nuestras
sospechas sobre lo ficticio de este incremento. En el mismo, en el
mismísimo mes de enero, el Gobierno realizaba un sustancial recorte del
gasto de Defensa.

El proyecto de presupuestos que hoy nos ocupa, señor Presidente, vuelve a
confirmar un hecho que el Grupo Popular ha denunciado en reiteradas
ocasiones: que los recursos de la Defensa son, año tras año, cada vez más
escasos; y que este Gobierno y el partido que le apoya no tienen, digan
lo que digan, la voluntad política de dotar a las Fuerzas Armadas con los
medios necesarios para poder acometer con eficacia las misiones que
tienen asignadas. Y que todo ello implica una clara irresponsabilidad,
que yo calificaría de histórica, al colocar nuestras capacidades
defensivas por debajo de mínimos intolerables. El proyecto de
presupuestos para 1996, que supone una congelación del presupuesto del
año pasado supone, sin embargo, de hecho, una importante caída de la
capacidad de sostenimiento e inversión de las Fuerzas Armadas. Las
inversiones de los tres Ejércitos se reducen en 13.298 millones, lo que
en términos reales significa una reducción de casi el 10 por ciento. Y el
sostenimiento cae en más de 3.000 millones, un 6 por ciento en términos
reales.

Parece ser, según todos los indicios, aunque vayan ustedes a saber al
final qué pasa, que estos presupuestos no se van a probar y que durante
1996 el Estado y, por tanto, Defensa, tendrán que funcionar con
presupuestos prorrogados. Pues ¡bendito sea Dios!, porque aquí, como en
el viejo chiste: ¡madrecita, madrecita, que me quede como estoy! No sé lo
que pasará en otros departamentos, pero está claro que en Defensa es casi
mejor que no se aprueben los presupuestos para 1996. ¿Por qué digo esto?
Pues poque el proyecto plantea unas reducciones (a ellas me he referido y
me seguiré refiriendo en el transcurso de la tarde) que van a tener unos
efectos especialmente dramáticos sobre la operatividad y la modernización
de nuestros ejércitos y, sobre todo, porque llueve sobre mojado, dado que
las reducciones se producen sobre presupuestos ya de sí
extraordinariamente deteriorados.

La capacidad inversora real de las Fuerzas Armadas se ha reducido a la
mitad desde 1990. Su capacidad de sostenimiento lo ha hecho en una
tercera parte. Es decir, que los ejércitos invertirán en 1996 la mitad de
lo que invirtieron en 1990 y tendrán para mantener su material y
desarrollar su adiestramiento un tercio menos del dinero del que
disponían en 1990. ¿Es posible que con la mitad del dinero pueda
mantenerse la misma operatividad? ¿Es que la evolución de nuestro entorno
estratégico en los últimos cinco años nos permite reducir a la mitad
nuestras capacidades de Defensa sin que se ponga en riesgo la seguridad
nacional? No es menos cierto, por otra parte, que nuestras Fuerzas
Armadas han adquirido en estos últimos cinco años muy importantes
compromisos. Pregunto: ¿es posible con estos presupuestos atender de
forma satisfactoria todo este conjunto de compromisos internacionales?,
¿es coherente incrementar incesantemene el número de misiones para
nuestros Ejércitos y, al mismo tiempo, reducir a la mitad sus
presupuestos de material y a un tercio sus gastos de sostenimiento? Y no
son preguntas, mi General, con respecto a las cuales necesite respuesta,
porque ya sabemos que efectivamente no es posible. Estamos ante lo que he
dicho en alguna otra ocasión, una manifiesta esquizofrenia, una política
de exteriores y de seguridad cada día más expansiva y ambiciosa y, al
mismo tiempo, un política de Defensa y presupuestaria cada vez más
raquítica y depauperada. Y claro, esto chirría, esto quiebra.

Previsiblemente, como decía, estos presupuestos no se van a aprobar,
porque la mayoría de los grupos políticos, la mayoría de los Diputados,
vamos a pedir su devolución al Gobierno. ¿Cabe mayor demostración del
fracaso de una política presupuestaria? Pero, en definitiva, se aprueben
o no, la verdad es que casi nos da lo mismo. Casi nos da lo mismo porque
esto es pasado, esto ya no tiene solución, sean como sean los
presupuestos de 1996. Por eso --y termino, señor Presidente-- me gustaría
hablar de futuro, del futuro que va más allá de estos fallidos
presupuestos de 1996. Es claro que nadie, absolutamente nadie, puede
pretender que en un futuro próximo se puedan producir aumentos
espectaculares de los presupuestos de Defensa. Todos somos conscientes de
las dificultades económicas por las que atravesamos. Eso sí, no me queda
más remedio que insistir en lo dicho también en múltiples ocasiones desde
nuestro grupo parlamentario, y es que esa situación económica no nos ha
caído llovida del cielo y que alguna responsabilidad tendrán quienes han
gestionado la economía de este país en los últimos 13 años. Pero en fin,
la situación es la que es y, por tanto, no podrá haber crecimientos
espectaculares. Por eso, lo que yo le pregunto al Jemad es si, a su
juicio, al menos con incrementos reducidos, esfuerzos sostenidos,
programaciones que se cumplan a rajatabla, pequeños ajustes en los
presupuestos, todo esto en su conjunto podría llegar a producirse que se
entre en una senda de recuperación de la actual situación. Nosotros
creemos honestamente que sí y que, además, en una proporción geométrica.

Es decir, que un pequeño incremento presupuestario, un mayor rigor en la
política presupuestaria puede producir efectos muy importantes en el
freno del deterioro de todo lo que estamos año tras año denunciando.

Por ejemplo, le quiero preguntar si el panorama sería radicalmente
distinto si, por ejemplo, sobre los 403.200 millones iniciales para
inversiones y sostenimiento del año 1995, en lugar de reducirlos un 6 por
ciento, hubiesen crecido,



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digamos, una cifra ridícula, un 1,5 por ciento, 3 puntos por debajo de la
inflación, 6.000 millones, con lo que tendríamos 409.000 millones frente
a los 380.000 del proyecto para 1997, es decir, 30.000 millones más. Esos
30.000 millones, que es una cantidad grande o pequeña, según como se
mire, ¿producirían unos efectos importantes o no para atajar los males
que nos preocupan? O si hablamos sólo de inversiones, en lugar de 18.000
millones menos, un 1,5 por ciento más. Esa es la cuestión, porque tenemos
que prepararnos para el futuro Y tenemos que saber si efectivamente los
crecimientos moderados de los presupuestos pueden poner fin a esta
situación, ya que no se van a poder hacer esfuerzos muy importantes. Si
es posible programar de tal forma que no nos embarquemos en proyectos que
luego no tengan continuidad. Y ahora termino de verdad, señor Presidente.

Y quiero, mi General, que diga a este Parlamento si las Fuerzas Armadas
pueden comprometerse, no ya a soportar sacrificios presupuestarios
impuestos, sino a participar, a corresponsabilizarse de una política
presupuestaria realista en la que prime el rigor, el cumplimiento de los
programas, ágil, eficaz y coherente con nuestras necesidades defensivas.




El señor PRESIDENTE: Señor López Valdivielso, entiendo que ha realizado
una intervención de tipo general para exponer sus propias premisas, pero
el objeto de esta comparecencia es estrictamente formular preguntas
concretas que clarifiquen el contenido de los presupuestos. A estos
efectos, y para contestar, tiene la palabra el señor Jefe del Estado
Mayor de Defensa.




El señor JEFE DEL ESTADO MAYOR DE DEFENSA (Rodrigo Rodrigo): Muchas
gracias, señor Presidente, muchas gracias, señoría. Voy a procurar ser
muy breve en las respuestas para que no nos salgamos del límite de tiempo
que se ha establecido.

Me ha hecho una pregunta inicial referente a guerra electrónica, que
tiene tres programas a los que este año dedicamos 1.805 millones de
pesetas, cuando las previsiones que hicimos el año pasado eran de 3.236
millones. Pregunta si podremos tener unos resultados aceptables con esta
reducción. En primer lugar, quiero decir que de los tres programas, dos
prácticamente no tienen importancia ninguna, que son los dedicados a
infraestructura; uno tiene una dotación de 34 millones y no sé a cuánto
asciende exactamente el otro. El dedicado a guerra electrónica es el más
importante. El capítulo más importante de este programa está dedicado, y
lo podrá explicar con más detalle el Jefe del Estado Mayor del Ejército
del Aire, al sistema Scapa, montado sobre un avión. En este programa
hemos hecho una modificación forzada. No depende de nosotros. Como usted
sabe perfectamente, este tema se está llevando a cabo en el extranjero,
concretamente en Israel, y teníamos que haber obtenido una serie de
resultados ya para finales de este año. Desgraciadamente, hubo un
accidente en un momento determinado que retrasó mucho el programa, y
después ha habido un fallo en las previsiones de los técnicos. El avión
no va a poder ser empleado hasta bastantes meses después de lo previsto.

Por tanto, cuando yo me he encontrado con la necesidad de ajustar el
presupuesto en inversiones del Estado Mayor de la Defensa a las
disponibilidades reales he hecho los cambios que me han parecido lógicos
de forma de no distorsionar el conjunto de programas. Por esta razón
hemos entendido que podíamos afrontar sin gran quebranto el reducir la
asignación de este programa de guerra electrónica, en la seguridad de que
el año que viene tendremos que hacer lo contrario. Creo que no va a
afectar demasiado. Esa es mi opinión sincera y por eso hemos hecho esta
reducción.

La segunda pregunta que me ha hecho ha sido al revés: para el programa
Hispasat estaba prevista una dotación de 3.127 millones de pesetas y se
ha aumentado a 4.342 millones. La razón es bien sencilla. Lo
presupuestado era la cuota anual correspondiente al Hispasat, y ha habido
un aumento, que me ha proporcionado el Ministerio de Defensa, de 1.289
millones de pesetas para compensar una deuda pendiente de una cuota del
año 1994, donde no hubo consignación para el Hispasat. Esta es la razón
de este cambio.

En cuanto a si obtenemos el potencial adecuado de este sistema y cuál es
su vida operativa, mi respuesta es que estamos recibiendo el potencial
correspondiente a lo que llamamos el segmento terrestre. Como usted sabe,
se creó en su momento el programa Secomsat, que tenía por objeto llevar a
cabo las comunicaciones por satélite para las Fuerzas Armadas. Durante
una serie de años Secomsat no tuvo dotación económica. Su señoría
preguntó hace dos años por las razones de que no estuviera dotado. El año
pasado di una explicación de lo que había sucedido, de cómo este programa
había sido sustituido en su momento, y como consecuencia de las
operaciones en Bosnia-Herzegovina, con un programa reducido, Cicsat, que
era la capacidad inicial de comunicaciones por satélite, que el Gobierno
dotó en su momento con 1.500 millones de pesetas y en el que el INTA se
encargó de poner los fundamentos, lo que sería el segmento terrestre para
utilizar adecuadamente el Hispasat.

El año pasado hicimos una aportación importante a este programa, que se
repite este año y que nos va a permitir en un plazo de tiempo
relativamente breve tener terminado lo que he dicho que es el segmento
terrestre. Empezamos inicialmente con una estación de anclaje provisional
que se instaló en Torrejón y que permitía atender los pocos equipos con
que contábamos en ese momento. El programa Cicsat nos permitió contar con
unas estaciones terrestres pequeñas, que se emplearon desde el principio
en Bosnia-Herzegovina. Para eso la estación de anclaje era suficiente. A
medida que con el paso del tiempo, y concretamente el año pasado, con
ocasión del ejercicio «Tramontana», tuvimos necesidad de conseguir en un
plazo breve más estaciones terrestres, otras cuatro más otras portátiles
para los ejércitos, nos encontramos con que la estación de anclaje se nos
había quedado pequeña. Por eso, en el programa que expliqué el año pasado
hablé de la política que íbamos a seguir respecto a Secomsat, de lo que
estábamos empeñados en hacer durante el año 1995 y siguientes, y en ese
sentido estamos trabajando.




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Este programa está pensado para obtener una confirmación determinada el
año 1998. Hemos comenzado ya este año con la estación de anclaje en
Bermeja, que permitirá realizar el control, el seguimiento y
funcionamiento de todos los aparatos de que disponemos o dispondremos en
un futuro inmediato. Hemos comenzado también la estación fija de
Canarias, porque no podemos dejar esta parte del territorio nacional sin
enlace con sistemas satélites. Y estamos manteniendo y procurando que
esté en las mejores condiciones posibles la estación inicial de anclaje
de Torrejón, que no vamos a perder puesto que el gasto está ya hecho y
nos servirá como estación redundante a la estación fija de anclaje de
Bermeja.

Para 1998 esperamos tener siete terminales para la Armada, que estarán
asignadas al Príncipe de Asturias, Aragón y Patiño, previstas para las
cuatro fragatas que normalmente acompañarán al Príncipe de Asturias.

Tenemos también previstas para esa fecha dos estaciones de gran capacidad
para el Ejército del Aire, que aplicará en la base de Gando y en la base
de Zaragoza, donde se considera más interesante; y otras dos para el
Ejército de Tierra que estarán atribuidas al Regimiento de Transmisiones
de la División Mecanizada (que será la que participe en el Eurocuerpo) y
al Regimiento de Transmisiones Tácticas 21, que será el que apoye a la
fuerza de maniobra.

De capacidad media tendremos siete estaciones para el Ejército de Tierra:
tres serán para las unidades de transmisiones de la FAR, que está
constituida por tres brigadas, o sea, una para cada brigada de la FAR;
otras dos del Regimiento de Transmisiones de la División Mecanizada (para
reforzar lo anteriormente dicho) y otras dos para el Regimiento Táctito
21 que apoya a la fuerza de maniobra.

El Ejército del Aire tendrá dos estaciones más para los Escuadrones de
Reconocimiento Fotográfico, y la Armada una para el Tercio de la Armada.

Además, tendremos una serie de estaciones portátiles, de las que cinco
serán para el Ejército de Tierra, tres para las unidades de la Fuerza de
Acción Rápida, otra para el Regimiento de Transmisiones de la División
Mecanizada y otra para el Regimiento de Transmisiones Tácticas de la
fuerza de maniobra. Y para el Ejército del Aire otras dos que tienen por
objeto ser distribuidas cuando tenga un destacamento reducido en
cualquier zona del territorio nacional o en el extranjero.

Por su parte, los cuarteles generales se han preocupado de reforzar ese
capítulo, y el Ejército del Aire ha adquirido ya dos terminales tácticos,
que si no estoy equivocado, uno es para el Grupo del Centro de
Transmisiones Aéreas y el otro para el Grupo del Centro de Mando de
Control. Y Tierra también ha hecho unas gestiones y están en fase de
adquisición tres terminales portátiles con cargo a sus presupuestos. Con
esto creo que vamos a poder sacar un mayor rendimiento a Hispasat, que no
hemos sacado hasta ahora por esta falta de estaciones del segmento
terrestre.

En cuanto a su duración, como usted sabe, es limitada; dura lo que tiene
la vida táctica del satélite. Con el Hispasat en este momento tenemos
cubierto por lo menos ocho años. Tenemos que pensar seriamente, y yo ya
estoy pensando en ello y he planteado alguna nota al Ministro de Defensa,
cuál va a ser la continuidad del Hispasat, si vamos a seguir el Hispasat
2 o habrá que acudir a otro sistema.

En este momento Hispasat tiene dos satélites funcionando y existe la
posibilidad de un tercero, el satélite de reserva, que con un gasto
reducido podría ponerse en funcionamiento, con lo cual aumentaríamos
otros 4 ó 5 años la vida real del sistema Hispasat. Yo en este momento no
puedo darle más detalles porque estamos trabajando para saber cuál va a
ser la solución de Hispasat. Como usted sabe, hay varias soluciones por
el mundo. Cabe la posibilidad de un satélite de transmisiones OTAN. La
UEO también está interesada en lo mismo. Francia e Inglaterra tienen los
suyos funcionando hace tiempo. Hay un proyecto multinacional que pudiera
ser más bien binacional, porque Francia e Inglaterra quieren seguir
adelante por ese camino sin esperar al resto de las naciones de la
Alianza.

Nuestra realidad es que somos capaces en este momento de sacar adelante
nuestras necesidades. Tenemos que meditar cuidadosamente qué es lo que
nos conviene más: seguir adelante con un sistema nacional, o entrar en
uno de los extranjeros o multinacionales. Esto está siendo objeto de
estudio y creo que en un plazo de tiempo relativamente breve se podrá dar
una respuesta después de estudiar naturalmente los pros y contras de cada
solución.

Pregunta por Helios 1-B, que tiene una dotación de 750 millones de
pesetas. Esto ya lo explicamos el año pasado: el Helios B no es más que
una continuación de Helios 1. Helios 1 tenía dos satélites, uno que se ha
lanzado este año a primeros de julio, y un segundo que se lanzará en un
plazo de 2 ó 3 años, todavía no lo sabemos porque esto depende de una
decisión multinacional.

El desarrollo del programa está superando las expectativas previstas. El
lanzamiento del Helios 1-A (que entra en operación realmente este mes) ha
dado unos resultados extraordinarios. Las fotografías obtenidas son de
mejor calidad de la que habían estimado los técnicos. Y ahora empezaremos
a hacer la interpretación correspondiente y cumplir los compromisos que
tenemos con el resto de los países.

Helios 2, ¿cómo se prevé? Es una pregunta que también se hizo el año
pasado, y ya dijimos que no se había tomado una decisión en cuanto a
Helios II, que parecía que España se iba a retirar del programa.

Posteriormente, las circunstancias han cambiado y, como S. S. sabe, en
febrero de este año el Ministro comunicó a la parte francesa la intención
de continuar, y más recientemente --si no estoy equivocado--, en la
última reunión de la cumbre hispanofrancesa, el Presidente del Gobierno
ha reiterado este compromiso. Estamos ahora en la fase de negociación en
cuanto a participación y en cuanto a la forma de repartir los costos.

Estas negociaciones son siempre largas, difíciles. En este momento no
podemos decir exactamente cuál será la cantidad que tendremos que abonar.

Primero, porque no está definida todavía la cuota de participación. Nos
ofrecen una participación similar a la que tenemos en Helios 1. Los
estudios técnicos efectuados en el Estado Mayor de la Defensa nos llevan
a la conclusión de que es demasiado, que no necesitamos un 6 por ciento,
que nuestra situación ideal estaría más bien alrededor del 3 por ciento.

Con ese 3 por



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ciento recibiríamos el número de imágenes suficiente para nuestras
necesidades y, sobre todo, el número de imágenes que seríamos capaces de
procesar en nuestro centro.

Las negociaciones, como he dicho, serán largas y hasta que no terminen no
sabremos exactamente la cuota de participación. Tienen que ser largas y
difíciles porque la parte francesa nos tiene acostumbrados a fijar unos
costes altos, contra los que tenemos que luchar y que al final
conseguimos reducir. Sí debo reconocer que este año no hay previsiones en
el presupuesto en cuanto a Helios 2. Si seguimos adelante, habrá que
pedir un compromiso de crédito para sacar este programa.

Me ha hecho una pregunta referente al Ceseden: los 15 millones que tiene
dedicados a otras actividades. Y es cierto, estaba reconocido como una
petición del Estado Mayor de la Defensa para el año siguiente y los
sucesivos elevar esa cantidad a 60 millones. Hace tres años eran
aproximadamente 30; cuando se produjo una reducción importante en los
presupuestos de Defensa se quedaron reducidos a la mitad. Yo sí le puedo
decir que en las peticiones de este año del Estado Mayor de la Defensa
que recogen los del EMAD pretendíamos que la cantidad de 60 millones se
mantuviera, pero no ha podido ser, y tendremos que buscar la forma de
compensar con algún otro programa de enseñanza, porque entendemos que es
bueno que el Ceseden disponga de más dinero para estas actividades.

En la última pregunta que ha hecho usted creo que me pide una
interpretación política de lo que es el presupuesto que no me corresponde
hacer. Por tanto, no voy a entrar a discutirla. Por supuesto que sería
bueno que nos aumentaran el presupuesto de inversiones, en mantenimiento,
y no sólo en la cantidad que usted ha dicho, 30.000 millones por una
parte y 18.000 por otra. Quizá con la mitad nos sentiríamos bastante
felices. El presupuesto, ya lo dijimos hace dos años, lo repetí el año
pasado, no es un presupuesto bueno, pero es el que hay. Estamos haciendo
todos los esfuerzos para que el resultado de la aplicación de estas
cantidades no repercuta, o por lo menos repercuta lo menos posible, en la
operatividad de las unidades. Creo que hasta ahora hemos conseguido un
resultado aceptable, y me remito a las actuaciones de nuestras fuerzas
fuera de nuestro país. No hemos tenido todavía una queja, sino todo lo
contrario: felicitaciones constantes (tanto las fuerzas de Tierra como
las de Mar o Aire) por el cumplimiento de sus misiones, que no desmerecen
en absoluto con ninguno de los ejércitos participantes.

Estamos haciendo un esfuerzo importante. Usted tiene razón, y nadie va a
negarlo en esta mesa, que tenemos un problema de mantenimiento; problema
de mantenimiento que hemos ido resolviendo con gran esfuerzo,
principalmente con esfuerzo de los Cuarteleres Generales de los Ejércitos
que están resolviendo por sí mismos muchas cosas que antes se hacían en
el exterior. Con lo cual se ha ahorrado una cantidad considerable de
dinero. Pero tampoco podemos perder de vista que llevamos tres años
reduciendo el número de las unidades. Eso supone desaparición de muchos
vehículos, de mucho armamento que no hay que mantener; luego estamos
ahorrando dinero. Sin embargo, mentiría si no dijera que estamos al
límite de nuestras posibilidades. Cualquier reducción posterior en el
tamaño de los presupuestos dedicados a mantenimiento puede llegar a
repercutir en la operatividad de las unidades y, sobre todo, en la
duración de los materiales. Con lo cual, en un futuro próximo
necesitaríamos mayor cantidad de dinero para adquirir los relevos
correspondientes.

Si no he contestado a todas sus preguntas, por favor, le ruego que me lo
diga.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias.




--DEL JEFE DEL ESTADO MAYOR DEL EJERCITO (FAURA MARTIN). A SOLICITUD DEL
GRUPO POPULAR. (Número de expediente 212/001711.)



El señor PRESIDENTE: Pasamos a la comparecencia del Jefe del Estado Mayor
del Ejército.

Para plantear las preguntas y cuestiones que estime pertinentes, tiene la
palabra, por el grupo solicitante, el señor López Valdivielso.




El señor LOPEZ VALDIVIELSO: De aprobarse estos presupuestos --ésa es la
premisa de la que partimos en todo momento--, el Ejército de Tierra, mi
General, va a sufrir en 1996 una pequeña reducción de su presupuesto
cercana a los 2.000 millones de pesetas. Sin embargo, si tenemos en
consideración que los gastos de personal del Ejército se incrementan en
más de 8.000 millones de pesetas, esta reducción resulta muy grave en
términos de inversión. Así, las inversiones del ejército se reducen
respecto al año pasado 8.617 millones, lo que en términos reales
representa un 16% de decrecimiento en un solo ejercicio. En un momento en
el que el Ejército está realizando un proceso de reestructuración y
modernización, nos imaginamos el efecto negativo que este recorte tan
sustancial va a ocasionar en dichos planes. En concreto, nos gustaría oír
su opinión sobre el efecto que tendrá este recorte sobre el Plan Norte.

Por cierto, en los presupuestos de 1995 había unos créditos
extraordinarios, consecuencia del Plan Norte, que no vemos este año, no
sabemos si es que no hay nada o no lo hemos encontrado en la maraña de
estos presupuestos que, además de escasos y mal gestionados, encima son
confusos.

En relación con los gastos de funcionamiento del Ejército de Tierra nos
asalta una duda, que esperamos que nos aclare. Por un lado, los gastos de
transporte, en el programa de gastos operativos, se reducen de 5.147
millones del año pasado a 5.000 millones. Sin embargo, en la memoria de
objetivos se declara el objetivo de incrementar en un 21 por ciento el
transporte de personal y en un 2,2 por ciento el de material. No
entendemos cómo es posible, reduciendo los presupuestos la partida,
pretender conseguir esos porcentajes, un 21 por ciento más para
transporte de personal y un 2,2 por ciento en el de material. Por otro
lado, el gasto de vestuario se mantiene también estable, pero se pretende
incrementar a mucho más del doble el número de equipos adquiridos.




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Y tercer enigma: el de la alimentación. Se produce un decrecimiento de
1.000 millones, al mismo tiempo que un aumento de 3.000 personas por día.

¿Cómo es posible dar de comer a más gente con menos dinero, manteniendo
las mismas pesetas por hombre y por día? Esperamos, mi General, la
solución a estos enigmas.

Centrándonos en las inversiones se nos ocurren varias preguntas, que
formulo lo más rápidamente posible:
El programa denominado «Mobiliario y enseres UCIS» pasa de un total de
1.800 millones en la programación plurianual del año pasado a 4.600
millones en la de este año (de 1.800 a 4.600). Las anualidades para el 96
se incrementan de los 600 millones previstos a 1.000 que figuran ahora.

Nos gustaría saber qué es este programa, que no sabemos qué es este
programa, y a qué se debe este más que notable incremento. Sí, es
«Mobiliario y Enseres UCIS», pasan un total de 1.800 millones en la
programación plurianual a 4.600, y la anualidad para el 96, de 600 que
estaba previsto el año pasado pasa a 1.000 este año.

En segundo término, tenemos el programa del misil MBC, que pasa de 17.192
millones, en la programación anterior, a 19.000, en la actual. También
nos gustaría conocer cómo está este programa y a qué se debe este aumento
de precio.

El programa del vehículo de combate de infantería sufre, por el
contrario, un recorte muy espectacular, pasando de 114.220 millones a
sólo 60.000. Querríamos saber las razones de este recorte --sé que
significa que se va a modificar el número de vehículos a adquirir-- y
también, a poder ser, el estado en que se encuentra el desarrollo de este
programa. Hay otros programas, el de radioteléfono táctico avanzado, que
se reduce de un coste en la programación de 25.113 millones a 17.000. La
pregunta es la misma: ¿Por qué esta reducción y qué implicaciones tiene
para el programa?
Nos sorprende que unos programas se reducen y otros aumentan. En sentido
contrario, el coste de la red básica de área pasa de 12.308 millones a
27.769, más que el doble; el costo se multiplica por más de dos. Y
nosotros aquí lo que nos planteamos, de alguna manera, es un programa a
muy largo plazo en su desarrollo. Si considera que, en un momento de una
auténtica revolución en las comunicaciones y de tal estrechez
presupuestaria al mismo tiempo, para el Ejército es lo más prioritario el
desarrollo de este programa, cuyo coste, como hemos dicho, se ha
disparado. En la misma línea de constantes cambios en los programas,
porque cuando uno ve el de 1995 no se parece nada a lo que viene después
en 1996, lo que se preveía en 1995 que iba a ser para 1996, tenemos el
radar de infantería-caballería, que queda muy disminuido, al pasar su
costo total de 9.100 millones a sólo 2.445.

El programa de material del Plan Norte (antes me he referido a él) es un
buen ejemplo de la incoherencia que, a nuestro juicio, se mantiene en el
Ministerio de Defensa en la política de inversiones. Por un lado, el
costo total del programa asciende de 20.000 millones a 39.500 millones,
pero, por otro, en 1996 sólo se invertirán 500, un 1,2 por ciento del
total del programa, de los 500 que estaban previstos en la programación
para este año, y a este ritmo nos encontramos con que el Plan Norte se
culminará dentro de aproximadamente 83 años.

Nos preocupan también mucho las anulaciones de algunos de los programas
relacionados con la potenciación de las Fuerzas de Acción Rápida, como es
la adquisición de vehículos de caballería y el cañón ligero de 105, que
han desaparecido sin más de la programación plurianual; también quiero
saber cómo afectará esta cancelación a la capacidad de combate de las
Fuerzas de Acción Rápida, porque, lo he dicho ya en otras ocasiones, si
hay algo prioritario, es precisamente las Fuerzas de Acción Rápida.

Ha sido suprimido asimismo de la programación plurianual de este año el
denominado programa Superpuma, que ascendía a más de 26.000 millones de
pesetas. ¿Significa esto, mi General, que el Ejército de Tierra ya no
necesita nuevos helicópteros de transporte, que el Ejército de Tierra
prefiere otro modelo, o simplemente hay otras necesidades más
perentorias?
Este programa es, por su cuantía, muy importante. Tiene para nosotros un
enorme interés y en él querríamos detenernos, señor Presidente,
brevemente.

Primero, nos pareció en su momento muy poco sutil denominar un programa
con el nombre de uno de los modelos de helicóptero de un fabricante
determinado, cuando realmente podía ser ese helicóptero u otro el que al
final se adquiriese. De hecho, según nuestras informaciones, en estos
momentos hay sobre la mesa dos ofertas: la de la empresa francesa
Aerospatiale, que oferta el Superpuma; y la norteamericana Sikorsky, que
oferta el Blackhawk. Por lo que conocemos, y tengo que decir que
conocemos bastante, en estos momentos la oferta norteamericana es más
ventajosa desde todos los puntos de vista. No sólo es más barata, sino
que, además, las compensaciones que se ofrecen (industriales,
tecnológicas y de todo tipo, operativas incluso) son también más
ventajosas. Además, por lo que sabemos, el Blackhawk se adapta mejor a
nuestras necesidades.

A nosotros nos da lo mismo, al final, qué helicóptero se compre para el
Ejército de Tierra, nos da absolutamente lo mismo. Lo que queremos es que
sea la oferta más ventajosa, desde todos los puntos de vista, la que al
final salga adelante y que, además, lo que vayamos a comprar cubra de la
mejor manera posible nuestras necesidades operativas.

Preguntaremos en su momento sobre las ofertas económicas. Lo que quiero
preguntarle, dicho todo esto, es ¿por qué ha desaparecido el programa de
los presupuestos?, como primera pregunta. Y, como segunda, ¿si tiene el
Ejército de Tierra alguna preferencia sobre uno de los dos helicópteros?
Otro asunto que nos preocupa es el famoso proyecto de cofabricación del
Leopard 2. No hay nada en los presupuestos salvo una pequeña partida,
unas pequeñas cantidades, creo que son 1.000 millones, de un programa de
2.000, pero que se refieren, creemos, al alquiler de los carros que nos
va a ceder Alemania, adiestramiento de tripulaciones, formación,
etcétera. No hay nada más. Ete es un programa también muy importante, que
nos interesa mucho, que es fundamental para el futuro de nuestro Ejército



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de Tierra. Y nos gustaría que nos informase cómo está, por qué su
ejecución va a trascender a lo que podríamos llamar las actuales mayorías
políticas. Y de ahí, también, nuestro interés en el seguimiento de este
programa.

Según nuestras noticias, no se han dado los pasos que tendrían que
haberse dado a partir de la firma del memorándum de entendimiento firmado
entre el Ministro de Defensa alemán y el Ministro de Defensa español. Y
querríamos saber si de ello es responsable el Ejército de Tierra.

Y termino, señor Presidente, tras este paréntesis sobre dos programas que
--insisto-- son muy importantes, a nuestro juicio, para el futuro. En
definitiva, el plan de inversiones del Mando de Apoyo Logístico del
Ejército de Tierra se reduce de 471.500 millones, programados en 1995, a
sólo 406.000; 64.000 millones menos. De los 66.493 millones que había
aprobados para 1996, sólo se han consignado en los presupuestos iniciales
55.777. Nos gustaría saber en qué medida estas reducciones van a
perjudicar, aún más, la operatividad actual del Ejército y en qué medida
afectan los ambiciosos y necesarios planes de modernización que en estos
momentos tiene en marcha nuestro Ejército de Tierra.




El señor PRESIDENTE: Para contestar a las cuestiones hechas, tiene la
palabra el señor Jefe del Estado Mayor del Ejército.




El señor JEFE DEL ESTADO MAYOR DEL EJERCITO (Faura Martín): Muchas
gracias, señor Presidente.

Voy a empezar por el Plan Norte, porque prácticamente el Plan Norte es el
compendio de toda la actividad que está desarrollando el Ejército de
Tierra ahora.

El Plan Norte, como saben ustedes, es la transformación más profunda que
ha tenido el Ejército en lo que va de siglo. No solamente por su, yo
diría, drástica reducción de unidades y de personal, sino también por el
cambio de algunas unidades y, sobre todo, y creo que es lo más
importante, por el cambio de mentalidad, incluso de dependencia
jerárquica, que se va a tener en el futuro Ejército. Esto ha producido
una importante revolución en el Ejército. Hablando un día con uno de sus
compañeros del Parlamento, cuando le explicaba lo que era el Plan Norte,
me dijo: Ustedes lo que necesitan es una reconversión. Y, efectivamente,
yo entiendo que es así, es así.

Hasta ahora se ha hecho la parte que yo diría que es más dolorosa, la
parte de reducción del personal, que en cualquier otra institución, en
cualquier otro sector industrial, hubiera sido lo más difícil, como está
pasando ahora en el sector naval. En las Fuerzas Armadas, en el Ejército
concretamente, por razones obvias, resulta relativamente fácil. Pero no
se ha hecho paralelamente, por las circunstancias económicas que todos
conocemos, la debida aportación presupuestaria para que el Ejército
pudiera reconvertirse en el aspecto del material.

Entro en algunas de las medidas o de las preguntas que me ha hecho usted.

Para el presupuesto de 1996 tenemos comprometido, de los 29.000 millones
que nos dan para inversión, 28.000 millones del año pasado. Quiere decir
que no podemos hacer muchos cambios. Habrá habido algunos cambios por
razones obvias, pero, desde luego, muchos y profundos no han podido ser
porque casi todo lo que tenemos este año está comprometido del año
pasado.

Esta carencia, esta disminución importante en inversión ha venido
compensada por una cantidad adicional. El Decreto por el cual se aprobaba
el Plan Norte, me parece que el artículo 10, dice que las fuentes de
financiación del Plan Norte serían a través del presupuesto, a través de
dinero aportado por la Gerencia de Infraestructuras y a través de
créditos extraordinarios. Dentro de esa norma, contamos o podemos contar
con unos créditos extraordinarios, que el año pasado fueron 10.000
millones de pesetas, de los que sólo pudimos utilizar 6.800; este año
contamos con 10.000 y, quizá, otros 4.000 adicionales.

Estos programas que usted dice que nota en falta están metidos en los
créditos, en la parte de inversión extraordinaria que hace el Ejército de
Tierra. El Light Gun, el cañón de 105, está metido en créditos
extraordinarios; los helicópteros están metidos también en créditos
extraordinarios, 2.000 millones, aunque ahora le hablaré del problema de
los helicópteros, del que ha hablado.

La red básica de área ha subido sustancialmente, porque al principio se
pensó en unas necesidades; han participado, como seguramente sabrán
ustedes, cinco compañías, de ellas cuatro extranjeras. Los presupuestos,
para hacer lo que se quiere, han subido ostensiblemente, y hasta el
viernes pasado no aprobó el Gobierno los 28.000 millones aproximadamente
de la cantidad que comporta el total del programa de la red básica de
área, de los cuales 800 millones me parece que son de este año.

Superpuma. El programa, nosotros por lo menos, lo denominamos
«helicóptero de transporte» y lo distinguimos de otro programa que es
«helicóptero de ataque», que se ha caído desde hace mucho tiempo de la
programación, porque no hay dinero para atenderlo. Pero no decimos el
programa Superpuma.

Nosotros hemos hecho una valoración de los dos helicópteros que han
ofertado al Ejército. El Ejército de Tierra se ha definido claramente por
el Blackhawk. Nosotros creemos que el Blackhawk es un helicóptero de más
posibilidades, de menos consumo, de más capacidad, de más autonomía;
tiene una serie de ventajas, y, sobre todo, es un helicóptero militar
hecho para militares. Y no como el Superpuma, que es un helicóptero civil
adaptado al tema militar.

Nosotros, yo planteo al Secretario de Estado, responsabilidad que asumo,
que, como había todavía una indefinición clara de lo que se iba a elegir,
uno de los dos, prefería no definirnos este año por el Superpuma y dejar
el dinero para el año que viene. Y el año que viene, con más tiempo,
confrontar bien los datos de un proyecto y de otro y definirnos por el
que más conviniera al Ejército.

El Leopard 2. El Leopard 2 es un programa extenso, importante, y
cuantioso, me refiero a dinero. El carro Leopard es prácticamente una de
las ambiciones del Ejército, que yo recuerde, desde el año 1982, en que
yo era coronel. El objetivo de habernos definido por el Leopard es porque
queríamos tener un carro de combate de tercera generación, con el cual
poder combatir con ciertas garantías de



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éxito, lo que nos daba también a su vez una capacidad importante de
disuasión y, luego, permitir o facilitar nuestra integración en las
unidades europeas, en los cuerpos de élite europeos, de los que formamos
parte desde el día 4 de octubre con la Brigada 21. Y, a partir de 1998,
con la división acorazada, la actual división acorazada, que será una
división mecanizada.

El programa se ha gestionado yo creo que muy ventajosamente. Inicialmente
tiene dos fases: Una, de alquiler de 108 carros; lo previsto es que
empiecen a venir en el mes de noviembre, a razón de 13 carros por mes,
aunque posiblemente contemos con la colaboración de la Armada, que se ha
prestado a facilitarnos el transporte de los carros, lo cual supone un
cuantioso ahorro. Quizá podamos traer 26 de golpe, con lo que, en vez de
cada mes 13, vendrán 26 cada dos meses.

Estos carros se han alquilado por un período de 7 años, a razón de 14.000
millones de pesetas, o sea, 2.000 millones de pesetas por año; sale,
aproximadamente, 18 millones cada carro, o una cosa así. Y ojalá
pudiéramos tenerlos siempre en régimen de alquiler, porque sería mucho
más barato que comprarlos.

En una segunda fase se va a hacer la cofabricación del carro de combate
en España, con empresas españolas, y está previsto que se hagan 40 carros
anuales. Con ellos queremos dotar, primero, a las fuerzas de maniobra, a
la división mecanizada; en segundo lugar, a las fuerzas de defensa de
área de Ceuta y Melilla y, en tercer lugar, a la Brigada de Caballería 2,
que forma parte también, como ustedes saben, a la fuerza de maniobra.

Cuando se termine el programa, que calculamos que será sobre el 2008, si
estas previsiones se cumplen, en el Ejército español quedarán dos tipos
de carro: el Leopard 2 y el M-60, al que se ha dejado de hacer una
modernización importante que se iba a hacer y se está haciendo una
revisión de cuarto escalón, con lo cual quedan bastante aceptables. Estos
carros irán a parar, a medida que se vayan trayendo los Leopard o
fabricándolos aquí, a las unidades movilizables.

Mobiliario. La subida del mobiliario que dice es porque el año pasado se
pensó que podíamos aprovechar bastante del mobiliario de las unidades que
se disolvían en el año 1995. Desgraciadamente, no ha sido posible
utilizar la cantidad que nosotros queríamos y, por tanto, hemos tenido
que aumentar la cantidad dedicada a mobiliario, porque las nuevas
unidades que se están instalando en acuartelamientos diferentes de los
que tenían necesitan cubrir sus necesidades.

El vehículo de combate, me supongo que se refiere al Pizarro, o al
Centauro... Al Centauro.

Hay un vehículo de combate de caballería que es el Centauro, que se va a
comprar o se pretende comprar, para la Brigada de Caballería, en Italia,
y luego, el Pizarro, que es un vehículo --como ustedes saben-- de
fabricación nacional, hecho por la «Empresa Nacional Santa Bárbara», que
ahora mismo tiene dos prototipos: uno, de seis ruedas, y otro, de siete.

Al final, se ha elegido el de siete. Esto está sometido también a un
período de fabricación, en el cual, en el año 1997, esperamos tener
cuatro modelos de los dos tipos que va a haber ahora, de mando y de
combate. Y con esos cuatro modelos, empezar en 1998 la fabricación en
serie, a razón, también, de unos cuarenta o cincuenta vehículos
mensuales. Tanto éste, el vehículo de combate Pizarro, como la
cofabricación del Leopard, son programas prioritarios para «Santa
Bárbara», en los cuales creemos que puede estar una parte importante de
su actividad en el futuro.

El Plan Norte, al que sólo se dedican 500 millones --como usted ha hecho
observar antes-- ya le he explicado que tiene una cantidad adicional, que
vamos a dedicar íntegramente a modernización de armamento. El
presupuesto, digo esto en la misma línea que hablaba el General Rodrigo,
desde luego, para nosotros, resulta escaso. Pero nosotros no podemos más
que gastar lo que nos dan.

Yo ya he dicho antes que creo que el Plan Norte necesitaría un
presupuesto extraordinario; no sé cuándo se podrá hacer esto. Pero
creemos que en algunas cosas se están acumulando carencias importantes
que nos gustaría ver resueltas cuanto antes.

No obstante, yo tengo que decir que lo que he procurado, y esto se está
haciendo en el Ejército desde hace tiempo, es que nuestros cuadros de
mando, si no tienen el material necesario o el material moderno que
necesitaríamos, lo que sí no pierden es la capacidad de utilizar ese
material cuando lo tengamos.

Arrastramos muchas deficiencias, pero quizá eso también nos da la
posibilidad de estar trabajando permanentemente. Y, gracias a eso, la
participación del Ejército en cuantas maniobras y situaciones operativas
interviene, siempre, hasta ahora, ha sido exitosa.

La alimentación. La alimentación ha disminuido porque la tropa
profesional se paga la comida ahora. Tienen un sueldo lo suficientemente
desahogado como para que puedan pagarse la comida, con lo cual este año
hemos estimado que, con las tropas de reemplazo que vamos a tener, con
1.000 millones menos es suficiente para cubrir las necesidades de
alimentación.

En vesturario prácticamente estamos en las mismas cantidades que el año
pasado. El año pasado teníamos 10.160 y este año tenemos 10.200. Yo no sé
de dónde me da usted el dato de que había disminuido mucho.

En resumen, yo quisiera decir que yo me siento orgulloso del Ejército al
que pertenezco y del cual soy el máximo responsable. Creo que estamos
haciendo un esfuerzo generoso, importante; que, gracias a nuestra acción
exterior, hemos aportado una parte de prestigio a la política exterior
española, y que nuestra voz se ha oído con cierta fuerza en determinados
foros internacionales. Me gustaría indudablemente que las carencias
fueran menos, que tuviéramos más medios, pero creo que lo que tenemos
estamos empleándolo debidamente.




El señor PRESIDENTE: Gracias, General.

Señor López Valdivielso.




El señor LOPEZ VALDIVIELSO: Unas pequeñas precisiones. Con respecto al
vestuario, efectivamente, la cantidad se mantiene. Lo que nos sorprende
es que en la



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memoria de objetivos se dice que se van a adquirir más del doble de los
equipos que se han adquirido, con el mismo presupuesto. Los presupuestos
son clarísimos, señor Presidente, y, a veces, de su estudio, uno se da
cuenta de las contradicciones que hay entre objetivos, partidas,
etcétera.

Una pregunta. Habla de fabricar cuarenta carros anuales; ¿hasta un número
total de cuántos?



El señor JEFE DEL ESTADO MAYOR DEL EJERCITO (Faura Martín): Inicialmente
lo que hay previsto son 208 ó 209. Pero luego, seguramente, habrá una
segunda fase o una tercera fase, si contamos la del alquiler como una
fase. Porque, desde luego, con los 208 no cubrimos todas las fuerzas de
maniobra.




El señor LOPEZ VALDIVIELSO: Señor Presidente, simplemente para
conocimiento de la Comisión, quiero dcir que el año pasado nuestro grupo
parlamentario presentó una enmienda que pretendía que se paralizase la
modernización de los M-60 para dedicar todo el esfuerzo presupuestario a
los Leopard y que no fue admitida por el grupo mayoritario, que apoya al
Gobierno. Y hora vemos que, efectivamente, ésa es la solución que se ha
adoptado, la propuesta por el Partido Popular.




El señor PRESIDENTE: Gracias, señor Jefe del Estado Mayor del Ejército de
Tierra.




--DEL JEFE DEL ESTADO MAYOR DE LA ARMADA (SEÑOR ROMERO CARAMELO). A
SOLICITUD DEL GRUPO POPULAR. (Número de expediente 212/001714.)



El señor PRESIDENTE: Pasamos a la comparecencia del Jefe del Estado Mayor
de la Armada.

Para plantear las cuestiones que estime oportunas, tiene la palabra el
señor López Valdivielso, por el Grupo Popular, solicitante de la
comparecencia.




El señor LOPEZ VALDIVIELSO: Almirante, el guión es el mismo: el
presupuesto de la Armada para 1996 experimenta un recorte en relación con
el del año anterior, lo que viene a romper una tendencia de tímida de
recuperación del gasto naval, desde los mínimos alcanzados en el año
1993. Si descontamos, como hay que hacer en todo caso, el incremento que
se produce en los créditos de personal, nos encontramos con que la
disminución de los créditos totales para material...




El señor PRESIDENTE: Perdón, López Valdivielso, me indican que no se le
oye bien. Le ruego que hable más despacio o que se acerque más al
micrófono.




El señor LOPEZ VALDIVIELSO: Haré ambas cosas, señor Presidente.

La disminución de los créditos totales para material es de 6.000 millones
con respecto al año anterior. Las inversiones en la Armada para 1996 se
reducen en más de 4.000 millones, lo que representa una rebaja de casi el
6 por ciento. Teniendo en cuenta que su antecesor reconocía en esta
Comisión que casi el 50 por ciento de nuestros buques de guerra son
barcos que se encuentran más allá de su vida operativa, ¿considera que
los programas de adquisiciones en marcha son suficientes para evitar que
buena parte de nuestra flota pueda quedar obsoleta en bloque? Y no es la
primera vez, Almirante, que le formulamos esta pregunta.

Por otra parte, los créditos para el sostenimiento de la Armada se
reducen este año un 9 por ciento, con respecto a 1995. Esto significa
que, en 1996, los gastos de sostenimiento se habrán reducido respecto a
1990 en un 50 por ciento, en términos reales. ¿Puede, Almirante, con
estas cantidades, garantizar la disponibilidad y operatividad de toda la
flota? ¿Qué hacíamos antes, cuando disponíamos de más dinero, si ahora
somos capaces de mantener toda la flota con la mitad de lo que teníamos
hace cinco años?
La Armada tenía programado para mantenimiento en la programación
plurianual del año pasado 17.240 millones para 1996. Sin embargo, a la
vista del proyecto de presupuesto, únicamente van a poder disponer, de
aprobarse estos presupuestos, de 13.199. Esto es una reducción
importante, si lo comparamos con los 15.364 millones del Presupuesto de
1995. La pregunta es la misma, ¿cómo afectarán estas reducciones al
mantenimiento de nuestra flota?
Algo similar ocurre con el aprovisionamiento, que pasa de 9.000 millones
a 7.900. ¿Qué consecuencias tendrá?
Algo parecido sucede con el combustible: una importante reducción de casi
el 50 por ciento, respecto al año anterior. ¿Es que hay existencias de
años anteriores y por eso este año con el 50 por ciento del combustible
van a tener suficiente?
Seguimos un año más, y ya suman seis, en el que la Armada no dedica una
sola peseta a la adquisición de misiles. ¿Es que no nos hacen falta?
¿Cómo tiene previsto adiestar a nuestras tripulaciones, si no se va a
gastar una sola peseta en misiles? Nuevo recorte, con respecto al año
anterior, en las partidas de municiones y explosivos.

Supongo que todo esto ya le suena, porque son las mismas preguntas, año
tras año; lo que pasa es que a nosotros cada vez nos preocupa más, porque
como cada año se va reduciendo, nuestra preocupación es aún mayor. Porque
ustedes suelen decirnos, es posible que acertadamente, que,
efectivamente, no pueden gastarse más de lo que les dan, que con ello van
tirando, y que, a pesar de todo, siguen manteniendo operativas las
unidades. Esperemos que esto se corte aquí. Pero, por otra parte, me cabe
a mí la curiosidad de hasta cuándo podrían ir soportando estas
reducciones.

No se invierte una sola peseta en submarinos, tampoco. ¿Significa esto
que la Armada va a renunciar a renovar los submarinos clase delfín, ya
por otra parte, muy envejecidos? Helicópteros Lamps se reduce en 1.000
millones el programa. ¿Es que se va a producir una reducción en los
requerimientos iniciales? ¿Qué cambios se producen en el programa para
que se pueda reducir el programa en su conjunto en 1.000 millones?
El programa de cazaminas, muy importante en los últimos años, se reduce,
de los 58.569 millones previstos en la



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programación plurianual, a 48.500. ¿Cómo va a afectar esta reducción al
programa?
El programa de la fragata F-100, ¡cómo no!, se reduce también, de los
287.198 millones previstos, a 252.000. ¿Cómo va a afectar al programa
este recorte de la cifra global?
¿Se ha producido algún cambio cualitativo en cuanto a los sistemas? Me
refiero, en concreto, al sistema de combate. Como consecuencia de los
recortes presupuestarios, ¿ha habido que introducir alguna modificación
en relación con el sistema de combate? De los 3.000 millones previstos
para el programa en 1996, sólo figuran para este año 1.595; casi la
mitad. Yo supongo que no habrá intención en la Armada de abandonar este
proyecto. Pero, a la vista de las cifras, ¿cuál es el estado actual del
programa, Almirante?
Y una duda en la memoria de objetivos del presupuesto de defensa. A lo
mejor es otro error, porque, como he dicho ya en el transcurso de la
tarde, al ver distintos papeles, uno ve distintas cosas, y por eso es
difícil llegar a entenderlo. De todos es sabido que un Diputado, y más de
la oposición, no es gran cosa, pero por lo menos para entender unos
presupuestos, si los papeles se nos dan bien, creo que es suficiente. En
esa memoria de objetivos del presupusto de defensa figuran 6.540 millones
dedicados a fragatas. Si a la F-100 se van a dedicar 1.545, ¿a qué
fragata se va a dedicar los 5.000 millones restantes?
Un programa que nos causa, también, cierta extrañeza. Es el de la fase de
producción del AV-8B plus, cuyo programa cae de 51.442 millones, en la
programación plurianual de 1995, a 19.840. ¡Ah! Es un error. ¡Vaya!, otro
error. Me alegra que sea un error y que no sea verdad.

Vemos un nuevo programa, vehículo anfibio Lutp, de 2.560 millones. ¿Qué
es este programa? Porque nos sorprende; en un emomento en que muchos
programas se retrasan, se les quita presupuesto, se recortan, se
cancelan, aprecen programas nuevos. ¿Qué es este programa y qué razones
hay para poner en marcha este nuevo programa?
Programa de revisión de precios y liquidación de construcciones. Es un
programa extraño también, pasa de 6.835 millones previstos a un programa
plurianual que asciende nada más y nada menos que a 20.444. De 6.800 a
20.000. ¿A qué se debe este enorme crecimiento?
Y una pregunta casi por curiosidad: ¿No hay, a veces, una tendencia, a
iniciar programas con cantidades insuficientes, para ver si cuela, y
luego tiene que irse incrementando? ¿A qué revisiones y a qué deudas
exactamente se refiere este programa?
En definitiva, como conclusión --al igual que hice con el Ejército de
Tierra y que haré con el Ejército del Aire-- el total del programa de
inversiones para la modernización de la Armada cae de 595.000 y pico
millones a 419.000. ¿Cómo van a afectar todos estos recortes? Ya sé que
con prudencia, sacrificio, pero, en fin, insisto que cada día, cada año,
más preocupación con respecto al futuro.




El señor PRESIDENTE: Para responder a las cuestiones hechas, tiene la
palabra el Jefe del Estado Mayor de la Armada.




El señor JEFE DEL ESTADO MAYOR DE LA ARMADA (Romero Caramelo): Trataré de
ir contestando a sus preguntas una detrás de otra.

La primera pregunta era si con un 50 por ciento de los créditos que había
que mantener los barcos operativos se consideraba que era suficiente para
evitar que se queden obsoletos todos los barcos al mismo tiempo.

Como se ha dicho repetidamente esta tarde, los créditos son los que hay.

Y de la bolsa que me dan, de la misma manera que al ama de casa le
entregan una bolsa para que administre, soy el responsable de administrar
esos dineros; y S. S. tiene interés en que haya barcos y no se queden
obsoletos, le aseguro que por lo menos tanto lo tengo yo también.

Dicho esto le diré que se establecen unas prioridades, que es lo que se
ha hecho, y, apretándonos el cinturón de una manera que se puede imaginar
y se lo puedo leer, porque dudo que tenga este papel, con el crédito que
me dan, para conseguir tener, precisamente en la reposición de barcos,
que al fin y al cabo es la modernización, ha habido que disminuir un 44
por ciento las adquisiciones de combustible, como he dicho; ha habido que
disminuir en un 10 por ciento que son 1.100 y pico millones de pesetas,
los gastos de funcionamiento y ha habido que diminuir el mantenimiento en
un 14,5 por ciento para nombrarle los tres más importantes. Pero el resto
de los créditos están disminuidos entre un 9 y un 6 por ciento, como
poco. Y ¿qué hemos hecho? Pues estirar de la goma, como veníamos
haciendo, a ver si se rompe o no se rompe; hasta ahora hemos tenido la
suerte de que no se ha roto, pero eso no quiere decir que no se vaya a
romper.

En funcionamiento, que es una de las preguntas que me ha hecho, este año,
siguiendo ese procedimiento, si no tenemos una desgracia hasta fin de
año, se va a cumplir lo que se hizo, y hemos cumplido todos los
compromisos que han surgido, previstos o no previstos, como fue el caso
de los patrulleros que tuvieron que ir a Terranova nada menos, en un
ambiente completamente hostil, no por el enemigo, que no lo era, sino por
el ambiente, y se cumplieron afortunadamente.

Lejos de mí tratar de presumir. Quiero decir que a veces asombra hasta
dónde se puede llegar disminuyendo el dinero. Se da uno cuenta de que fue
rico sin darse cuenta y ahora vive las penurias que le corresponden a lo
que hay, pero es lo que vive España y es lo que tenemos.

Mantenimiento. Me dice que hemos pasado a 13.000 millones; en mi papel yo
voy a tener este año 22.000 millones, 22.603. Yo no sé si tenemos los
mismos datos, pero para gastos de mantenimiento he pasado de 26.439
millones a 22.000; ha disminuido un 14,51 por ciento, que es 3.836
millones de pesetas. Va a ser difícil, señoría, pero lo vamos a intentar.

¿Cómo se consigue esto? Pues descapitalizando. Los pañoles de la Armada
estaban llenos de repuestos y cada vez tienen menos. No es un secreto lo
que lo cuento. Y eso es lo que estamos haciendo con el combustible;
100.000 metros cúbicos que teníamos ahorrados se van a gastar este año, y
no consta en presupuesto, y por eso los barcos van a hacer los mismos
días de mar que el año pasado, pero a



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costa de perder 100.000 metros cúbicos de combustible, que son unos
2.200-2.300 millones de pesetas, que teníamos guardados en nuestros
tanques. Nos ha pasado eso con los repuestos; nos pasa eso con vestuario.

La Armada tenía almacenados, en la primera puesta de los marineros, para
seis reemplazos. Ahora mismo tiene uno y medio. Uno y medio. Pero es así;
milagros no sabemos hacer. Tratamos de administrar lo que tenemos.

Si me olvido alguna pregunta, que no escribo muy deprisa, le ruego que me
lo diga.

Misiles y municiones. Efectivamente, hace seis años que no se compran
misiles ni municiones. ¿Qué hacemos? Pues se lanzan todos los años
misiles y se lanzan municiones. Y de algunos estamos verdaderamente
escasos, y no voy a dar cifras, porque lo que se dice aquí trasciende
demasiado, y a lo mejor hay alguien interesado en saberlo, pero estamos
dentro de los límites y dentro de los stocks que podíamos estar. Nos
sentíamos más cómodos cuando teníamos más, pero todavía estamos dentro de
límites. Y con las municiones le puedo decir lo mismo: los stocks de
guerra están cubiertos. En ese aspecto puede estar tranquilo.

En cuanto a los submarinos Delfín, efectivamente han alcanzado el último
tercio de vida, pero a pesar de eso se les va a hacer todavía una gran
carena más. En estos momentos, que no hay dinero ni posibilidades hasta
después del año 2000, por lo menos, de tratar ni de pensarlo siquiera, un
rayo de esperanza lo puede dar que la Empresa Nacional Bazán consiga un
contrato para fabricarlos para el exterior. ¿Y qué conseguiría la Armada
con eso? Pues que la empresa que le construye los barcos no perdiese el
conocimiento de cómo se hace un submarino moderno. Nos contentamos con
eso. Al mismo tiempo, si Bazán consigue ese contrato, la Armada
probablemente sería la encargada de adiestrar esas dotaciones, con lo
cual, sin pagar una peseta, la Armada podría aprender el «know-how» de
ese submarino. Está en el aire, no digo que sea una cosa cierta; es
posible que sea. En caso de que la Bazán no consiga el contrato,
probablemente llegará los años 2000 y nos quedaremos sin los submarinos
Delfín.

Los cazaminas. El programa de cazaminas sigue su curso, se están haciendo
cuatro en Cartagena. Las diferencias que yo tengo entre lo que tenía S.

S. y lo que tengo yo aquí se deben probablemente a que, al ir avanzando
el programa, las cantidades del año anterior ya no entran aquí. En
algunas me casa exactamente lo que me dijo, como por ejemplo, en las
fragatas, que dice que el año pasado había 3.000 y este año sólo se ponen
1.500; los 1.500 millones de pesetas que hay para la F-100 son
exactamente los que hace falta pagar cuando firme la orden de ejecución.

Este año no aspiramos a más, esperamos a que se firme la orden de
ejecución, que son exactamente 1.500 millones de pesetas.

En cuanto al cambio de sistema de combate (aquí me voy a alargar un
poquito más), las marinas europeas decidieron hacer una fragata que se
llamaba NFR-90; era del año 1990. Después de reunirse todas las naciones
europeas, todas las que eran de la OTAN, se desistió del proyecto. ¿Por
qué? Porque las naciones industrializadas, cuando llega el momento de
comprar equipos, pretenden que todos compren el equipo que fabrican
ellos, y entonces se rompió el acuerdo y se hicieron, a consecuencia de
aquello, dos grupos: un grupo que trata de hacer una fragata que se llama
Horizon, que son el Reino Unido, Francia e Italia; y, por otra parte, los
que pretenden hacer la fragata que nosotros llamamos F-100 (cada país le
da un nombre), que somos Alemania, Holanda y nosotros. Los que hacen el
proyecto de la fragata Horizon se comprometieron a que tienen que ser
exactamente iguales, precisamente por el temor de que, al llegar la
última hora, cada uno quisiese tirar de los equipos y se volviese a
romper el acuerdo. En cambio, los de la F-100 nos hemos comprometido a
tener una fragata similar, no exacta, el casco y algunas cosas más serían
exactamente iguales, pero cada uno podría decidir, llegado el momento,
qué equipo se lleva.

Pues bien, ha llegado un momento en que el sistema de combate, que está
basado en un radar tridimensional, ese radar tridimensional que pretende
Alemania y Holanda, que fabrican los dos países con Canadá (España
tendría que comprarlo), está en la mente de esta gente; el equipo no está
funcionando y la Armada española tiene sus dudas de que cuando llegue el
momento de botar los barcos ese equipo pueda estar. Y la Armada española
se ha decidido por un miniaegis. El Aegis es un sistema que está
funcionando en unos casi cruceros que tienen los Estados Unidos, pero que
se puede, no digo miniaturizar, pero hacer en menor escala. Y es a lo que
hemos optado. Y ése es el cambio que ha podido llegar a sus oídos en el
sistema de combate de las fragatas F-100.

Las LVT de Infantería de Marina son los mismos vehículos que tiene ahora,
lo que pasa es que están totalmente obsoletos. A éstos se les puede hacer
una reconversión y por el dinero que ha dicho S. S. se pueden dejar como
nuevos; por lo menos eso es lo que prometen; pero es aprovechar los que
tiene. Hemos tratado y estamos tratando de remozar los vehículos grandes,
que son los barcos, y ahora hay que poner el infante de marina desde el
barco a tierra, y por eso necesita ese vehículo.

En cuanto a las revisiones de precios, señoría, le voy a decir que sabe
más que yo, porque yo no tengo esas cifras. Quizás cuando hable el
Secretario de Estado le podrán ampliar las cifras, pero yo no tengo esas
cantidades. Lo que sí le puedo decir es que yo tengo en el presupuesto
del año que viene 4.800 millones de pesetas para saldar lo que estaba
pendiente de las revisiones de precios de Bazán. En el contrato
Marina/Bazán, o Defensa/INI, si quiere llamarle, la Bazán nos construye
los barcos y los va haciendo, pero, a toro pasado ya, cuando ya lo ha
hecho, salen cosas como que le han subido los materiales o que el
convenio colectivo que ha hecho ese año varía los salarios de los
obreros, con lo cual la Armada, sin comerlo ni beberlo, tiene que pagar
mayores precios. Esos mayores precios son esa revisión de precios que
dice, que le sorprenden tanto a S. S. como a nosotros, que tenemos que
pagarlo, cuando hace dos años que nos han hecho la obra. Esa es la
historia. Pero en cuanto a las cifras, siento no podérselas dar, porque
yo no las tengo, las desconozco, porque las incluyó Defensa en el
proyecto de presupuesto y yo no las tengo.




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Yo no sé si me ha quedado algo sin contestar; le contestaría encantado.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, Almirante.

Señor López Valdivielso.




El señor LOPEZ VALDIVIELSO: Simplemente quiero decir que para
mantenimiento yo tengo 13.500, es la cifra que tenemos en la
documentación que nos han enviado. Y que, por lo que se refiere a las
fragatas, efectivamente la memoria de objetivos dice que se van a dedicar
6.540 millones. Luego en el presupuesto sólo vienen 1.595. Y no sabemos
qué se va a hacer con los otros 5.000 millones. No lo sabemos nosotros y
usted tampoco. (Risas.)



El señor PRESIDENTE: Estas cuestiones, para eso está el Secretario de
Estado de Defensa, creo que se puntualizarán a posteriori.




El señor LOPEZ VALDIVIELSO: Lo haremos, señor Presidente.

Y yo espero que el sistema de combate que se ha decidido incorporar a
nuestras fragatas cumpla los requisitos operativos mínimos.

Por último, si me lo permiten, estoy pensando en mandarles una temporada
a mi mujer para que la enseñen a administrar.




El señor PRESIDENTE: Señor López Valdivielso, esas sugerencias son
universales. (Risas.)



--DEL JEFE DEL ESTADO MAYOR DEL EJERCITO DEL AIRE (SEÑOR QUINTANA
AREVALO). A SOLICITUD DEL GRUPO POPULAR. (Número de expediente
212/001712.)



El señor PRESIDENTE: Pasamos, después de dar las gracias al Almirante
Jefe del Estado Mayor de la Armada, a la comparecencia del Jefe del
Estado Mayor del Ejército del Aire.

Señor López Valdivielso, tiene otra vez la palabra.




El señor LOPEZ VALDIVIELSO: Nos queda el presupuesto del Ejército del
Aire, que está prácticamente congelado con respecto al año anterior, pero
los gastos de personal suben lo que suben, suben lo que tienen que subir,
y así nos encontramos con una disminución, en términos reales, de las
partidas para inversiones del 6 por ciento, disminución a nuestro juicio
importante, porque, como hemos dicho antes, qué menos que las cifras de
inversión creciesen un 1,5 o un 2 por ciento cada año.

El año pasado, mi General, estaba usted optimista, era el más optimista
de los miembros de la cúpula militar. Le pregunto hoy si mantiene ese
optimismo que manifestó en esta sesión por ahora hace un año. A nosotros
nos preocupa mucho las reducciones en el programa de mantenimiento de
material. En 1995, había presupuestados para inversiones en este programa
11.350 millones y en 1996 esa cantidad se queda reducida a 9.285, una
reducción, en términos reales, de casi 3.000 millones con respecto al año
1995.

Si entonces, a pesar del optimismo, reconocía que no podía mantener todas
las flotas de nuestra fuerza aérea, qué proporción de las flotas podrá
mantener operativas en 1996 con un 20 por ciento menos de presupuesto,
porque es un 20 por ciento menos. Los créditos de combustible también se
reducen en 500 millones. Yo no sé si los 5.000 millones presupuestados
garantizan el adiestramiento de nuestras tripulaciones o si, por el
contrario, esto va a significar una reducción de la actividad del
Ejército del Aire. O, como pasa en la Armada, van a tirar ustedes de los
stocks, de las existencias, de los sobrantes que tienen de otros
ejercicios.

Entrando en el detalle de las inversiones de material, estamos también
con la munición, munición de AB, se reduce de 8.124 millones, en el plan
plurianual, a 5.528. Y de 1.892, previstos para 1996, se queda en 934; la
mitad. ¿Qué efectos van a tener estos recortes? Y si no tienen ningún
efecto, no sé por qué el año pasado se pensaba que este año íbamos a
necesitar el doble, teniendo en cuenta que tampoco el año pasado nadaban
en la abundancia.

El programa Simca, un programa muy importante para el Ejército del Aire,
pasa de 43.000 millones a 29.000, y la anualidad, de 9.537 a 5.000; casi
la mitad. La pregunta es la misma. Vemos que este año se suprimen, éstos
no se recortan, se suprimen, un buen número de programas que estaban
previstos el año pasado: el sistema Sara, el designador láser Flis, la
adquisición de misiles aire-aire, la compra de equipos informáticos, el
programa de autodefensa de bases, la adquisición de equipos y medios GEL,
la modernización de los P-3, el programa de defensa NBQ, la reparación
rápida de pistas, la construcción de refugios de aviones, la potenciación
del SAR de combate y de la escuadrilla de zapadores. Todo esto se
cancela. ¿Cómo va a afectar la cancelación de todos estos programas a la
operatividad del Ejército del Aire y qué razones han existido para
suprimirlos? Se nos ocurre una: ¿quizá la no programada adquisición de
nuevos F-18 ha sido un factor decisivo para la cancelación de estos
programas o de algunos de ellos?
El programa de construcción de bases se reduce de 4.380 millones a 710;
nos gustaría saber a qué bases y en qué medida va a afectar este recorte.

También el programa simulador banco de pruebas-equipo de apoyo se reduce,
de 5.000 a sólo 945 millones; una quinta parte.

La modernización de los Hércules C-130. Aquí se produce una situación que
nos gustaría que nos aclarase, no sea que fuese otro error. Según la
programación de 1995, habría culminado este año con 500 millones de
pesetas. No sólo no se ha iniciado aún, según la programación de este
año, sino que va a costar, según los papeles de 1996, 6.000 millones. De
500, en un programa que tendría que haberse terminado, no se inicia, y se
pasa a 6.500 millones de pesetas. Memoria y presupuestos.

La adquisición de Mirage F1, que el año pasado tenía un coste global de
19.000 millones, 19.104, pasa a



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23.271. Antes hablábamos de guerra electrónica; aquí sí está el sistema
AEW, supongo que es al que se refería el Jefe del Estado Mayor de la
Defensa; desaparece, se elimina, 110.000 millones. Creo que se refería el
Teniente General Rodrigo a esto cuando hablaba de los programas de la
electrónica. Y luego tenemos la adquisición de los nuevos F-18; el año
pasado eran 60.000 millones y se ha incrementado a 64.000. Querría
preguntar si en esta cantidad se ha incluido la adquisición de los nuevos
motores. Falta la necesaria reforma estructural que van a tener que
experimentar estos aviones (no sabemos si está incluido aquí), el apoyo
logístico necesario para desplegarlos en Morón. ¿Cuál va a ser, mi
General, en definitiva, el coste global del programa, no ya de la
adquisición, sino de la puesta en servicio de los F-18? Por cierto, nos
llevamos un buen susto hace unos días al ver la reseña del Consejo de
Ministros; habíamos comprado aviones sin motores; luego ya vimos que al
viernes siguiente se compraron los motores.

Vemos que desaparece también el programa de retrocesión de bases, para el
que había aprobados más de 5.000 millones. ¿Cuáles son las razones por
las que este programa se ha cancelado?
Y última pregunta. La programación plurianual del Ejército del Aire pasa
de 566.000 millones a 203.000; de 566.000 a 203.000. La inversión
programada era de 40.000 para 1996, pero sólo hay consignados 34.541.

¿Cómo afectará a la operatividad presente y futura del Ejército del Aire
esta reducción de su programa de inversiones?



El señor PRESIDENTE: Para responder a las cuestiones planteadas, tiene la
palabra el Jefe del Estado Mayor del Aire.




El señor JEFE DEL ESTADO MAYOR DEL EJERCITO DEL AIRE (Quintana Arévalo):
Muchas gracias por sus preguntas. Voy a tratar de responderlas todas,
aunque son muchísimas.

Lo que pasa normalmente es que, como decía el Almirante Romero Caramelo,
el dinero es el que hay y hay que adaptarse a lo que hay. Tengo el mismo
presupuesto que el año pasado. Como usted decía, yo fui optimista el año
pasado. Decía el año pasado exactamente que estábamos en un punto de
inflexión en el cual se iniciaba una recuperación, puesto que el
presupuesto era un 6,5 por ciento superior al del año anterior.

Desgraciadamente, el punto de inflexión se ha quedado ahí, no continúa
hacia arriba; el ideal hubiera sido que fuera un 6,5 por ciento superior.

Al ver ese tanto por ciento, 6,5 superior, no cabe duda de que muchos de
esos programas que usted dice que se han caído (que no es que se hayan
caído, se han retrasado en el tiempo), hubieran podido iniciarse o
hubieran podido continuarse. Eso es así.

El Ejército del Aire, con el mismo programa, siempre tiene un hecho que
es la lucha entre la inversión o el mantenimiento o sostenimiento. ¿Qué
debe primar cuando el dinero es tan escaso y no podemos atender todas las
necesidades? Yo tengo un grupo de planeamiento en el Ejército del Aire y
es el que estudia qué prioridades hay que dar a cada cosa y qué es lo que
prima: si la inversión o el mantenimiento.

El Ejército del Aire es un poco diferente a los demás. El Ejército del
Aire, si no se atendiese la inversión, se consumiría. En el Ejército del
Aire, en la tasa de pérdida de aviones anual, se mantiene en 0,45 por
10.000 horas de vuelo. El año pasado hicimos 116.000 horas; este año,
aproximadamente, calculo yo que vamos a hacer unas 113.000. Y
prácticamente, alrededor de cinco aviones es la tasa media, tasa media
que está en todas las naciones de la OTAN, más o menos lo digo porque si
nosotros tenemos 146 ó 147, ellos tienen 145; Estados Unidos tiene 142,
perdón, 0,42. Eso por 10.000 horas es lo que nos da esa tasa.

Siempre, no cabe duda, al final hay que dar prioridad a la inversión. Y
dentro de la inversión, ¿a qué damos prioridad? Pues, dentro de la
inversión, damos prioridad a lo que más necesario es. Por ejemplo, para
el Ejército del Aire, como tal ejército, lo más importante es lo que tira
algo o lo que se emplea para la batalla, que son los aviones de caza y
ataque. Hemos dado prioridad a los aviones de caza y ataque.

En el año 1964, el Ejército del Aire tenía 310 aviones de caza y ataque;
en el año 1978, el Ejército del Aire tenía 208; en junio del año pasado,
el Ejército del Aire tenía 120. Si no damos prioridad a la inversión, el
Ejército del Aire se acabaría, pasado el año 2000 se acabaría. Por ello
no ha habido otra alternativa que entrar en el programa CX, que en este
caso es el F-18.

De acuerdo con Defensa, el año pasado se compraron los F1 y este año se
han comprado los F-18; se inicia el programa de adquisiciones. Nosotros
vamos a recibir, se han comprado, 24 aviones, opción a 30; efectivamente
llevan los motores. Ya se han comprado los aviones y los motores, y
equipo de apoyo logístico. En esos 64.000 millones... y el año pasado
eran 60.000 porque no sabíamos exactamente, en ese momento estábamos
calculando el programa, no se había decidido lo que se iba a comprar en
total. Ahora mismo ya sabemos que son 24 aviones, opción a 30, y todo el
equipo lógistico. De equipo logístico vamos a recibir el año que viene, a
final de este año, primeros del que viene, vamos a recibir seis aviones;
a finales del año que viene, otros seis; y seis a final de cada año hasta
completar los 24. Y en el año 1998 habrá que decidir si se va a los seis
opcionales o no.

Respecto al equipo de apoyo logístico, se ha calculado todo el equipo
para colocarlos en el Ala 21, que es, efectivamente, en Morón. Por lo
tanto, los aviones en sí, prácticamente alrededor de esa cantidad,
alrededor de 20.000 millones son repuestos y apoyo logístico. El resto es
el valor de los aviones y el valor de los motores.

Me decía que si podremos mantener la fuerza con la proporción que hay de
mantenimiento. Si damos la prioridad a las inversiones, por lo menos
hemos mantenido las mismas inversiones que el año pasado. Quiero decir
que el año pasado teníamos 35.000 millones de inversiones y este año
tenemos 34.500. O sea, que, en realidad, tenemos 500 millones menos. Las
inversiones hemos tratado de mantenerlas en lo posible. Sobre todo, el
esfuerzo que ha habido que hacer para adquirir estos F-18, programarlos
en el tiempo. La



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adquisición ha dado lugar a que tengamos que reajustar el resto de los
programas y retrasarlos, en general.

El mantenimiento ha disminuido en 2.000 millones; tenemos en
mantenimiento o sostenimiento 2.000 millones menos que el año pasado. La
razón efectivamente, como usted ha dicho, es porque los gastos de
personal, al subir 2.500 millones y mantenerse el presupuesto a nivel,
estos 2.000 millones los absorbe mantenimiento. ¿Vamos a poder mantener
la misma operatividad que mantenemos hoy? Yo diría que prácticamente sí,
prácticamente sí en el sentido de que, por ejemplo, el combustible, como
ha dicho, ha disminuido, pero en el combustible tenemos reservas, aparte
de que nos cuesta siete pesetas más barato al hacer el contrato
plurianual con las empresas. Con ello, prácticamente el combustible es
casi el mismo en cantidad, aunque en dinero sea inferior.

En horas de vuelo, ¿qué pasará? Posiblemente, al tener menos dinero para
comprar repuestos, en vez de hacer las 113.000 o las 116.000 horas,
volveremos a bajar a las 100.000 que hicimos en el año 1993,
posiblemente. ¿Eso va a disminuir el entrenamiento de las tripulaciones?
Espero que no, en el sentido de que tuvimos que hacer un gran esfuerzo;
si usted recuerda, tuvimos una gran baja de tripulaciones operativas en
el «boom» que hubo en la aviación civil; entonces se nos marchó bastante
gente. Hemos tenido que hacer un gran esfuerzo en entrenamiento de esos
tripulantes nuevos, para tratar de que llegasen a mantener un
entrenamiento de aptos para el combate. Hemos tenido que hacer un gran
esfuerzo en horas de vuelo. Yo calculo que quizá disminuyendo un poco las
horas de vuelo podemos mantener, más o menos, la operatividad al mismo
nivel.

Me ha preguntado en qué bases hemos disminuido las construcciones y,
efectivamente, no se lo puedo decir. Hay una serie de bases donde estaba
previsto construir una escuadrilla de tropa, pero en otras estaba
previsto otra cosa. No le puedo decir ahora mismo porque no tengo la
relación, pero son construcciones que, efectivamente, se retrasan en el
tiempo. Lo único que pasa es que continuaremos con la misma escuadrilla,
más o menos vieja, manteniéndola y tratando de salir adelante con ella.

Eso es más o menos.

Después, efectivamente hay un programa muy importante, que es la
construcción de los refugios para aviones en las bases aéreas, que
también se retrasa en el tiempo. No quiere decir que lo hayamos
abandonado, lo único que pasa es que de momento se retrasa en el tiempo.

Lo mismo pasa con la modernización del P-3, para cuya realización no ha
habido dinero en estos años y estamos haciéndola con retales, podríamos
decir, de otros programas que no se han podido cumplir. Hasta el año 1998
no habrá posibilidades de entrar en una modernización del
P-3. Lo que estamos haciendo ahora mismo es actualizar todos sus sistemas
de navegación y todos sus sistemas de comunicaciones. El sistema de
antisubmario del P-3 será el que posiblemente iniciaremos en el año 1998.

Respecto al NBQ, diré que hay prioridades y que la prioridad NBQ se ha
quedado detrás. Entonces, se traza la raya y todo lo que queda por debajo
no se puede realizar.

En cuanto a la reparación de pistas, este año hemos reparado la pista de
Torrejón, y en ello nos han ayudado los Estados Unidos. Nos hubiera
costado alrededor de 1.500-1.600 millones el recrecido y la reparación de
la pista de Torrejón y nos ha salido por 500 nada más, realizándolo en
conjunto con los Estados Unidos.

La Base de Zaragoza es otra de las que también hay que reparar. Pensamos
hacerlo el año que viene, pero de momento no tenemos financiación. No
obstante, si se dieran las mismas circunstancias y tuviéramos las mismas
ayudas que hemos tenido este año, a lo mejor lo podríamos hacer.

El SAR de combate es una asignatura pendiente del Ejército del Aire. Yo
diría que el Ejército del Aire tiene un equipo de salvamento, tiene un
equipo SAR, que está entre los mejores del mundo actualmente, pero es un
equipo de salvamento que está preparado más para la paz que para la
guerra. Entonces, nos hacen falta SAR de combate, pero ocurre igual, que
llevamos ya varios años sin financiación para poderlo acometer. Entonces,
queda retrasado de momento. Estamos buscando soluciones alternativas, que
no voy a decir aquí, para mejorar el SAR de combate.

Los simuladores. Efectivamente, en los simuladores hemos reducido el
dinero. ¿Cuáles son las razones del programa de simuladores? Que
prácticamente casi todas las unidades tienen ya su simulador. Este año
hemos modernizado uno de los dos que tenían en la Escuela de
Helicópteros, donde tenían dos simuladores muy antiguos y les hemos
puesto uno nuevo. Pero prácticamente todas las unidades de combate ya
tienen simulador. También he de decir que saldría más oneroso comprar el
simulador e instalarlo en España que hacer las prácticas con simuladores
en el extranjero, que es lo que venimos haciendo. Mandamos a los pilotos
a utilizar el simulador fuera, en los casos en que eso nos resulta más
ventajoso que tener el propio simulador aquí en España.

Respecto al Hércules C-130, su modernización se inicia este año. Es un
programa de 6.000 millones y es consecuencia de la actuación de nuestra
división de transporte en la antigua Yugoslavia. Nos hemos dado cuenta de
que nuestros aviones están indefensos. Si recuerda, tuvimos un incidente
con un avión que estuvo a punto de ser derribado por un misil; no tienen
alertadores de aviso de amenaza, no tienen ningún tipo de blindaje y no
tienen ningún tipo de medidas para guerra electrónica. Entonces, la idea
es mejorar en esos aspectos el Hércules KC-130, y también en parte
mejorar un poco los sistemas de navegación, actualizar los sistemas de
navegación GPS, etcétera.

Exactamente igual, también hay un programa para modernización del Mirage
F-1.

Había dos asignaturas pendientes dentro de la aviación de caza y ataque.

Por un lado, el reconocimiento, que hemos reforzado este año. Solamente
teníamos ocho unidades de reconocimiento y vamos a tener catorce RF-4C a
finales de este año, porque cuando se nos solicitó reconocimiento para
Bosnia, la antigua Yugoslavia, nos dimos cuenta de que prácticamente no
podíamos mandar ninguna unidad o que lo que podíamos mandar era mínimo.

Entonces ha habido que reforzarlo.




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Por otro, los Mirage F-1, que necesitan una modernización en el tiempo.

Los Mirage F-1 son del año 1975, llevan ya veinte años. Nos tienen que
durar hasta que venga el Eurofighter, el avión europeo, que se ha
retrasado y no llegará hasta el año 2003. Iniciará su llegada en el año
2003, pero no terminará su llegada hasta el año 2013. Entonces en la
práctica, los F-1 han de irse sustituyendo por el EFA, el Eurofighter,
pero no hay más remedio que modernizarles, tienen ya 20 años y, por lo
menos, nos tienen que durar del orden de 10 a 15 años más. Entonces se
trata de beneficiar ese programa, que se inicia este año también. Es un
programa grande de 17.000 millones.

En cuanto a la retrocesión de bases, hasta ahora hemos tenido dinero para
ello. Es el programa de Zaragoza y Torrejón, que dejaron los Estados
Unidos, pero este año no teníamos dinero para la retrocesión de bases. Es
posible que el mantenimiento de las infraestructuras haya sido el que más
ha pagado esta reducción, al tratar de mantener las inversiones del
Ejército del Aire.

El programa plurianual, efectivamente, se reduce. ¿Por qué se reduce? No
es que se reduzca, sino que se alarga en el tiempo. Como va a un
horizonte con un número determinado de años, hay una parte del dinero que
pasa a los años siguientes. Entonces desaparece, podríamos decir, del
programa plurianual, porque se ha retrasado, pasa al otro lado y por eso
se reduce.

Y, por último, ¿cómo está actuando el Ejército del Aire? El Ejército del
Aire, con un presupuesto similar al del año que viene, ha actuado este
año manteniendo dos destacamentos muy importantes. Uno de ellos lo
estamos manteniendo y lo vamos a mantener todo el año, ya está decidido y
ya se está haciendo. Es el destacamento que estamos manteniendo en
Italia, en Aviano, de ocho aviones más dos de transporte, un avión de
transporte CASA-212 y un P-3 Orion, que se está manteniendo y se va a
mantener durante todo este año.

Al mismo tiempo, mientras que el año pasado sólo hicimos el Red Flag
porque no estábamos actuando todavía desde la base aérea de Aviano, hemos
actuado en el Colision Flag, que es el ejercicio similar de este año en
los Estados Unidos. Yendo por nuestros propios medios, volviendo y
actuando allí en una actuación similar a la de la ex Yugoslavia, dentro
de que es un ejercicio y no una guerra real. Además, hemos aumentado
nuestra participación en ese ejercicio en un 30 por ciento y hemos
conseguido mantener al mismo tiempo los dos destacamentos. Luego, yo creo
que la operatividad del Ejército del Aire, en esos límites y en esos
niveles, se puede mantener, y creo que este año se va a poder mantener
más o menos de forma parecida, si hiciese falta. De hecho estamos
dispuestos a participar en el mismo ejercicio, aunque no sabemos lo que
va a ocurrir en el caso de que continuemos o no en la antigua Yugoslavia,
porque eso está sin decidir todavía.

En fin, yo estoy orgulloso del ejército que tengo, estoy orgulloso de su
operatividad, estoy orgulloso de que funciona. No hemos hablado de los
misiles, pero le diré que, a pesar de lo delicado del tema, la reserva de
guerra está cubierta dentro del Ejército del Aire. De hecho, hemos tirado
misiles, vamos tirando misiles, hemos hundido un barco este año, ya que
la Armada tuvo la gentileza de dejarnos, y lo hundimos en aguas de
Canarias, utilizando misiles Harpoon, para cuyo lanzamiento el Ejército
del Aire modificó el «software» del F-18. Lo probamos allí, lanzamos los
dos misiles, que hicieron impacto y el barco se hundió prácticamente en
tres o cinco minutos. Hemos tirado misiles aire-aire también. Lo mismo.

Hemos probado el «software» nuevo que se ha hecho por el Centro de
Experimentación del Ejército del Aire, el Claex, y ha funcionado. Estoy
orgulloso de cómo funciona y de la operatividad que tiene para estas
misiones el Ejército del Aire.

En lo que sí somos deficitarios, y no se ha podido reponer todavía, es en
el armamento que hemos utilizado en la antigua Yugoslavia, que está
pendiente de adquisición. Termino dando las gracias. No sé si he
contestado a todas sus preguntas, pero, si he dejado alguna, me lo dice y
trataré de contestarle.




El señor PRESIDENTE: Señor López Valdivielso, brevemente.




El señor LOPEZ VALDIVIELSO: Brevemente, señor Presidente.

Sí, en general, ha contestado a todas las preguntas. Decirle,
simplemente, que las diferencias que parece que había entre las cifras
que yo daba y lo que usted me contestaba son consecuencia de que yo
hablaba de presupuestos iniciales, hablaba de que de 40.500 millones para
inversiones el año pasado, pasamos a 34.000. Usted habla de los
presupuestos modificados, pero no se fíe porque, de aprobar estos
Presupuestos, nadie le dice que en enero no se vayan a reducir y, por lo
tanto, las diferencias no sean las suyas sino las mías.

En todo caso, señor Presidente, yo quería decir que todos estamos muy
orgullosos --lo digo y lo hago extensivo a los tres Ejércitos-- de la
actuación de nuestros soldados en las misiones en que están participando,
todos nos sentimos muy orgullosos. Pero no nos engañemos, porque su
capacidad operativa, sus actuaciones, no representan el conjunto de lo
que sería la capacidad operativa de nuestras Fuerzas Armadas. Allí están
cumpliendo sus misiones ejemplarmente, pero supliendo muchas carencias a
base de profesionalidad y de entrega. Eso nos ha de enorgullecer, pero no
nos ha de conformar.




El Señor PRESIDENTE: Demos las gracias, en nombre de toda la Comisión, a
todos los jefes del Estado Mayor. Se suspende por unos minutos la sesión.

(Pausa.)



--COMPARECENCIA DEL SEÑOR SECRETARIO DE ESTADO DE LA DEFENSA (GARCIA
SECADES). A SOLICITUD DEL GRUPO DE IZQUIERDA UNIDA-INICIATIVA PER
CATALUNYA (número de expediente 212/001660) Y DEL GRUPO POPULAR (número
de expediente 212/001715).




El señor PRESIDENTE: Señorías, se reanuda la sesión con la comparecencia
del Secretario de Estado de Defensa,



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a solicitud del Grupo Federal de Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya
y del Grupo Popular.

Por el Grupo Popular tiene la palabra el señor Díaz de Mera, dado que el
Grupo de Izquierda Unida, por lo que veo, no tiene aquí ningún portavoz.




El señor DIAZ DE MERA Y GARCIA CONSUEGRA: Señor Secretario de Estado. La
primera pregunta que quiero formular es reiterada, machaconamente
reiterada, por irresponsablemente incumplido el compromiso que la
ocasiona: ¿Cuándo piensa el señor Ministro de Defensa remitir al Congreso
una ley de programas para nuestras Fuerzas Armadas? Me dijo el señor Flos
hace un año menos dos días, el 18 de octubre de 1994, que estaba escrita,
a falta del anexo. ¿No han podido hacer el anexo en un año, señor
Secretario de Estado? Lo iban a hacer en tres meses.

Hace el tiempo que digo le decía literalmente a su predecesor, lo mismo
que hoy le repito a usted; y lo hago así para que una vez más sea del
dominio común y quede de manifiesto uno de los problemas más sustantivos
que afectan a nuestros Ejércitos, y que trae causa en la total y absoluta
indisciplina presupuestaria: Señor García Secades, hacen ustedes los
Presupuestos muy mal, cada año peor; y los ejecutan muy mal, cada año
peor. Me cito, con toda modestia: «Las desviaciones presupuestarias en el
plan de inversiones son tan acusadas como reiterados y sistemáticos los
incumplimientos que ustedes hacen de la Ley 44/82 sobre dotaciones para
inversiones y sostenimiento de las Fuerzas Armadas. Y de nada han servido
las prórrogas que amparan su proceder a través de otras leyes, que vamos
a llamar subsidiarias, como son la Ley 6/87 y la 9/90. Hubo un tiempo en
que ustedes reconocieron la inconveniencia de seguir con esos
comportamientos presupuestarios y hasta contrajeron compromisos con
fijación cronológica, pero, lamentablemente, creo que las declaraciones
de intenciones chocan frontalmente con la realidad.» Fin de la cita.

Hoy nos traen un presupuesto que previsiblemente nunca será aprobado,
amparando el sostenimiento de las Fuerzas Armadas, nada más y nada menos,
que en las leyes tan castigadas como incumplidas que acabo de citar.

Fíjense ustedes que estamos hablando a efectos presupuestarios, y que
estamos hablando, como digo, del sostenimiento, del mantenimiento y la
reposición del material, de la instrucción de las unidades y los gastos
de funcionamiento y, por si fuera poco, del aprovisionamiento de la
fuerza y el mantenimiento de las instalaciones de apoyo; es decir, lo
sustantivo, la columna vertebral de la defensa de España.

Creo, señor Secretario de Estado, que, tal y como tenemos anunciado,
tendremos que asumir y hacer nosotros una ley de programas para nuestras
Fuerzas Armadas que exprese la política de adquisiciones con claridad,
asegure el uso racional de los recursos, genere la estabilidad y la
confianza necesarias para el desarrollo de nuestra industria de defensa,
y les permita a ustedes, los socialistas, lo que ustedes nos han negado
reiteradamente a nosotros: el riguroso control parlamentario de la
política de inversiones militares.

Otra pregunta quiero plantearle, señor García Secades. Es la que sigue:
¿Cuál es la desviación que sufre el proyecto de la Sección 14 para 1996,
respecto de las previsiones de la Ley 9/90 sobre dotaciones
presupuestarias para inversión y sostenimiento de las Fuerzas Armadas?
Vayamos primero a un análisis rápido y global, diciendo que conviene
saber cuáles han sido los porcentajes del presupuesto de Defensa en
relación con los del Estado en los últimos seis años. En el año 1991, el
6,31 por ciento; en 1992, el 5,08 por ciento; en 1993, el 4,50 por
ciento; en 1994, el 4,24 por ciento; en 1995, el 4,50 por ciento, y en
éste, fatal y definitivo, el 3,32 por ciento para el año 96. Estas
informaciones cobran especial y negativa relevancia si no olvidamos que
este porcentaje en el año 1983 era del 10,60 por ciento, es decir, 7,28
puntos porcentuales más que en el año 1996.

Si nos centramos en el porcentaje del presupuesto sobre el producto
interior bruto, y en el marco del consenso parlamentario de 1991, la
disfunción entre lo previsto y lo que sucede no puede ser más
decepcionante. Resumiendo: en 1991 suponía el 1,50 por ciento del PIB, y
hoy, en cifra de esta misma mañana y que reconoce el Ministerio, el 1,16
por ciento del PIB. Muy lejos, obviamente, del pretendido 2 por ciento
para el año 2000, lo que puede ser causa que, sumada a otras que no
vienen al caso hoy, den como resultado la quiebra del modelo de Fuerzas
Armadas que tanto nos preocupa y que tanto trabajo nos costó consensuar.

Otra cuestión repetidamente aplicada, repetidamente denunciada y
torpemente justificada, es la que sigue: mientras que el Presupuesto
reduce globalmente los gastos, los del órgano central no cesan de
aumentar. Datos: si en el año 1990 el gasto que denunciamos absorbía el
24 por ciento del total de los recursos de Defensa, en el año 1996 se
llevará algo más del 26 por ciento. ¿Por qué pretenden justificar
reiteradamente, aunque sin éxito ni razones, los sacrificios del órgano
central, cuando la realidad machaconamente les desmiente?
La penuria de nuestros Ejércitos contrasta con situaciones de pretendida
austeridad. ¿O es austeridad incrementar el programa de mobiliario y
enseres para el Ministerio en 1995 de 537 a 820 millones para el plan
plurianual de inversiones de este año? Pero es que además el plan de
obras del núcleo central, cuyo coste total teóricamente sería de 190
millones, ha invertido ya en el año 1995 más de 300 millones de pesetas.

Testimonio final: el programa de reposición de material de transporte ha
pasado de 668 a 904 millones de pesetas. Queda, pues, claramente
establecido cómo se vive la austeridad presupuestaria en el órgano
central.

Es un hecho absolutamente incontestable la burocratización de nuestros
Ejércitos. Ciertamente. Frente a la disminución experimentada por los
presupuestos de los tres Ejércitos, de más de 5.000 millones de pesetas,
el presupuesto del órgano central crece, justamente lo contrario, en más
de 6.000 millones de pesetas. Y frente a un retroceso de los gastos
operativos de las Fuerzas Armadas del 16 por ciento en términos
corrientes, el programa de administración y servicios generales se
incrementa en un 6,5 por ciento. Estamos, en puridad, no sólo ante un
presupuesto



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escaso, sino que además es, por repetido en su concepción y gestión, un
presupuesto ineficaz y seguramente un presupuesto de difícil aprobación.

Sin embargo, la crítica más contundente que podemos formular a este
proyecto de Presupuestos para 1996, en su Sección 14 es la caída de las
inversiones, como ya se ha dicho reiterada y repetidamente por mi
portavoz. El conjunto de la inversión en Defensa se reduce en 18.986
millones respecto al año 1995, lo que supone una disminución del 10 por
ciento en términos reales. Obviamente, ante este tipo de medidas ustedes,
y sólo ustedes, se convierten políticamente en los responsables de la
baja operatividad de los Ejércitos a corto plazo, y, lo que es peor,
ustedes están comprometiendo y dificultando la necesaria capacidad de
modernización y de operatividad a largo plazo. Es tremendo constatar cómo
el programa plurianual de inversiones reales se reduce en más de medio
billón de pesetas: de los 2.128 millones que contemplaba el plan del 95
se pasa a 1.518 programados en el anexo de 1996. ¿Cuáles son, señor
García Secades, las consecuencias pormenorizadas, programa a programa, de
este recorte? ¿Cuáles son las consecuencias para nuestra industria
nacional? ¿Cuáles son los criterios, caso a caso, aplicados para los
programas abandonados?
En la programación plurianual de este año habían previsto ustedes para
1996 una inversión de 235.000 millones de pesetas, pero en la
programación que nos envían este año la cantidad presupuestada desciende
a 230.000 millones de pesetas. Esto es, 23.000 millones menos. ¿Cuáles
serán los programas que se verán afectados, señor Secretario de Estado,
por ese recorte? ¿Cuáles serán retrasados, mutilados o cancelados?
En el anexo de inversiones reales del 96 aparecen 221.877 millones de
pesetas. Sin embargo, en la Ley aprobada por las Cortes el año pasado
esta cantidad ascendía a 248.905 millones de pesetas, lo que supone que
hay 27.028 millones de pesetas de diferencia. ¿Debemos atribuir esta
cantidad a los recortes y congelaciones experimentados por el presupuesto
a lo largo de 1995 y sobre los cuales, a pesar de su corto tiempo al
frente de la Secretaría de Estado, usted y yo ya hemos debatido? ¿Cuáles
son los programas afectados y en qué cuantía lo han sido?
Otra duda que tenemos, señor Secretario de Estado: el programa de
inversiones de uso general de la Digeneco se reduce de 9.530 a 2.167
millones de pesetas, y de 2.041 millones de pesetas programados para 1996
a sólo 217 millones de pesetas realmente presupuestados. ¿En qué consiste
este programa y a qué se deben estas reducciones?
Vayamos al EFA. Estaba previsto que este programa pasara a 16.900
millones de pesetas en 1996, pero se mantiene en los 20.000/21.000
millones que ya son tradicionales. Por otra parte, aunque el coste total
del programa lo siguen manteniendo en 60.100 millones de pesetas, ya hay
programados más de 80.000 en las distintas anualidades. ¿Cuál será, señor
Secretario de Estado, el coste total de este programa de investigación?
¿Cuándo estará final y completamente culminado? ¿Cuáles son las
perspectivas reales que existen de cara a la fase de producción?
Otro asunto, y termino muy rápidamente, señor Presidente. ¿Por qué el
coste del programa plurianual de actuación sobre el medio ambiente se
reduce de 1.989 a 609 millones de pesetas? Tampoco coinciden las
anualidades establecidas y programadas con el coste total del programa.

¿Por qué? Y, en sentido contrario: el programa de las obras diversas de
la Dirección General de Infraestructuras se incrementa, pasa de 1.312 a
2.735 millones de pesetas. ¿Por qué? Hay dos programas que revisan sus
precios, el Roland, dotado con 5.000 millones de pesetas, y los chasis
del AMX-30, dotado con 644 millones de pesetas. ¿Por qué se producen
estas modificaciones de precios?
A este respecto le reitero la pregunta formulada y derivada por el Jefe
del Estado Mayor de la Armada y que ha propiciado el señor López
Valdivielso. El programa de revisión de precios y liquidación de
construcciones pasa de 6.835 millones previstos en el presupuesto de 1995
a un programa plurianual que asciende nada más y nade menos que a 20.000
millones. ¿A qué se debe este enorme crecimiento? ¿No hay a veces una
tendencia a iniciar programas con cantidades claramente insuficientes que
luego se tienen que ir incrementando? ¿A qué revisiones y a qué deudas
exactamente se refiere el programa?
Sin embargo, lo más preocupante de todo este imparable caos
presupuestario son los efectos. Además de lo dicho con efecto inmediato y
directo sobre nuestros Ejércitos, su operatividad y su modernización,
negativos, muy negativos, son los efectos sobre nuestra ya maltratada
industria de defensa. Voy a resumir mucho, pero los recortes del Pizarro,
de los cazaminas o de las fragatas F-100 pueden resultar determinantes,
catastróficos, para mantener nuestras industrias nacionales. Para tener
una idea precisa, contrastada con la ya reconocida verdad oficial,
dígame, señor Secretario de Estado, ¿cuál es el porcentaje de gasto en
inversiones para 1996 que quedará en España, en las industrias
nacionales? ¿Cuánto gastaremos de este presupuesto en el extranjero?, y
¿cuál es la incidencia porcentual de la inversión que viene del exterior
sobre el presupuesto que tanto nos preocupa?



El señor PRESIDENTE: Señor Secretario de Estado de Defensa, tiene la
palabra para contestar a las cuestiones planteadas.




El señor SECRETARIO DE ESTADO DE DEFENSA (García Secades): Voy a ver si
soy capaz de contestar con la misma precisión y concreción las preguntas
que S. S. ha planteado, si bien para ello voy a hacer una reflexión
previa, si me lo permite.

Es evidente que este Presupuesto está enmarcado en un contexto respecto
del que tengo la impresión de que tanto usted como el portavoz que
intervino en ocasiones anteriores, no quieren enmarcarlo. Esto está en un
contexto de reducción de gasto público; está en un contexto de política
económica de Gobierno que apunta a una reducción del déficit público,
como sin duda S. S. conoce perfectamente, que nos llevará a un déficit
del 4,4 por ciento sobre el PIB. Esto, por tanto, genera para el conjunto
de la Administración General del Estado y para el resto de las
Administraciones un esfuerzo por la reducción de gasto. Esfuerzo de
reducción de gasto que sin duda afecta también en alguna



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medida al presupuesto del Ministerio de Defensa. Vaya esto por delante,
señoría. Es evidente que el presupuesto del Ministerio de Defensa ha
contribuido en los últimos años, y va a seguir contribuyendo, a la
ejecución de la política económica del Gobierno.

Dicho esto, también tengo que decir que la inflexión que se plantea, en
mi opinión, en la evolución del presupuesto del Ministerio de Defensa
para 1995 respecto a los Presupuestos Generales del Estado para 1995, es
una evolución que en alguna medida, en nuestra opinión, se mantiene en
1996. Esta inflexión, de la que hablaba el General Quintana, que se
produce --insisto-- en el año 1995, se mantiene en buena medida en el año
1996. Si S. S. ha tenido la precaución o el tiempo de comprobar el
proyecto de Presupuestos con el que el Gobierno está trabajando,
observará que el presupuesto del Ministerio de Defensa decrece para el
año 1996 respecto al presupuesto inicial del año 1995 en un 0,02 por
ciento, siendo así que el resto de los Departamentos decrece en torno a
un 3 por ciento, un poquito menos. Quiere decir esto, en mi opinión, que
hay una sensibilidad por parte del Gobierno respecto al esfuerzo
importante que el Ministerio de Defensa ha hecho, sin duda alguna, en los
últimos años para contribuir a la contención de gasto. Por tanto, creo
que en este contexto es donde se debe analizar el proyecto del
presupuesto de Defensa para 1996.

No suscribo en absoluto, y yo creo que de las explicaciones que los Jefes
de Estado Mayor daban anteriormente también se deduce, que haya una
quiebra del modelo. Es evidente que hay años de restricción, sin duda
alguna, hay años de restricción y algunos han sido más importantes que
estos últimos. Y, como definición mayor, yo creo que también se puede
deducir y por supuesto así lo mantengo, el hecho de que la operatividad
de nuestras Fuerzas Armadas no se ve amenazada en aspectos vitales. Son
ciertos, como también los Jefes de Estado Mayor han puesto de manifiesto,
los esfuerzos que los distintos Cuarteles Generales y el Estado Mayor de
la Defensa están realizando para contención, reducción de gastos en base
fundamentalmente a mejoras de gestión y, en algunas ocasiones, y creo que
así también se ha dicho, a trabajar contra «stocks». Son esfuerzos
importantes, por los que, por cierto, de paso, agradeceré públicamente a
las Fuerzas Armadas esta colaboración que mantienen con la política
presupuestaria del Gobierno. Esfuerzos importantes, esfuerzos sensatos y
esfuerzos que comportan en muchas ocasiones sacrificios que van mucho más
allá, seguramente, de lo razonable. Yo creo que esos esfuerzos están
asumidos razonablemente como, en mi opinión, se ha podido deducir de la
intervención de los Jefes de Estado Mayor que ha tenido lugar
anteriormente.

No es verdad que los Presupuestos se hagan muy mal, en nuestra opinión,
y, por supuesto, no es verdad que se ejecuten peor. Ciertamente, su
señoría y yo ya hemos debatido sobre esto y yo espero que alguna vez nos
pongamos de acuerdo sobre cuál es el concepto de ejecución, que S. S. y
yo tenemos del Presupuesto. Yo creo que tenemos más o menos el mismo,
aunque probablemente por razones de planteamiento o de presentación, S.

S. y yo no parece que coincidamos. Otra cuestión distinta sería que
efectivamente hubiese algunos conceptos que S. S. no tuviera claros desde
el punto de vista de ejecución presupuestaria y de técnica
presupuestaria, pero no creo que sea ésta la razón.

Dice S. S. que este proyecto de Presupuestos con el que estamos
trabajando nunca será aprobado. Yo creo que este presupuesto tiene
prácticamente dos posibilidades, quizá alguna más: una es que sea el
último presupuesto de esta legislatura; y otra es que sea, si su S. S. me
lo permite, el primer presupuesto de la próxima. Puede haber alguna
posibilidad más, pero yo creo que, prácticamente, éstas son las dos que
tenemos.

Es cierto que se ha hablado repetidamente en esta Comisión de una ley de
programas y que el Ministerio de Defensa ha trabajado en ella, yo diría
que denodadamente. No es menos cierto que todavía no la hemos hecho, pero
es probable que la oportunidad política y la oportunidad económica no se
hayan presentado. Dicho de otra manera, señoría, y tenemos una buena
experiencia con legislación anterior, la mejor ley de financiación es la
Ley de Presupuestos. Y la única, seguramente, seria y creíble.

Yo tengo que discrepar, voy a hacer alguna referencia a ello, respecto a
la utilización que S. S. hace de algunos porcentajes que ha citado en
cuanto a participación de los presupuestos del Ministerio de Defensa en
los Presupuestos Generales del Estado. Es evidente que la participación
del Ministerio de Defensa en los Presupuestos Generales del Estado ha
bajado sensiblemente, yo creo que citaba S. S. del año 1991 y desde años
anteriores, pero en esto conviene también que seamos cuidadosos con el
tipo de referencia que utilizamos. Usted citaba una participación para
este año del 3,53 por ciento del Presupuesto de Defensa en los
Presupuestos Generales del Estado. Francamente, no sé de dónde saca ese
número. De acuerdo con los presupuestos iniciales que este año tenemos y
con el proyecto de Presupuestos Generales del Estado, la participación
del Presupuesto de Defensa es del 4,84 por ciento. En cualquier caso, eso
no desvirtúa totalmente a su argumento. Es cierto que desde años
anteriores, por ejemplo, en los años 1990 y 1991, y con mi método de
cálculo, que es tan sencillo como dividir presupuesto inicial por
presupuesto inicial de los Presupuestos Generales del Estado, tenemos
participaciones del 6,76, del 7,52 y del 7,87; en torno a los 8 puntos,
con lo cual estaríamos en una reducción, en esta comparación, en torno a
3 puntos. Esto es cierto y, por supuesto, no voy a decir otra cosa. No
coincido, como digo, con S. S., en ese 3,53 que, francamente, no sé de
dónde saca. Pero no es menos cierto también que, a lo mejor, esta
comparación no es del todo indicativa. Yo animaría a S. S. a que hiciera
un ejercicio respecto a comparar la evolución o la participación del
presupuesto de Defensa en los gastos generales de la Administración
Central, excluyendo algún tipo de gasto. Usted me dirá que, naturalmente,
esto favorece mis tesis. Pues claro, favorece mis tesis porque, en
concreto, si excluye usted gastos de deuda y algún otro tipo de gasto,
como pudiera ser la financiación de comunidades autónomas y demás, o,
dicho de otra manera, comparando el presupuesto de Defensa con el
conjunto de los



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Departamentos ministeriales, entonces comprobaría, haciendo ese cálculo,
que estamos en el mismo entorno de los últimos años.

Por tanto, sí es cierto que el presupuesto de Defensa se ha reducido
respecto a su participación a los Presupuestos Generales del Estado, pero
también es cierto que en cuanto a Departamentos ministeriales estamos,
prácticamente, en la misma banda, que se mueve, para el año 1996, en 9,84
puntos. ¿Qué quiere decir esto? ¡Hombre! Quiere decir que la
Administración Central ha cambiado su estructura de gasto, o, dicho de
otra manera, si me permite, porque a veces se pueden interpretar estas
cosas de forma que, en mi opinión, no son absolutamente adecuadas, cuando
los distintos Ministros se reúnen en el Consejo de Ministros a repartir
--valga la expresión-- las disponibilidades presupuestarias, no se grava
a Defensa de manera distinta a como se grava o a como se trata a Obras
Públicas, a Educación, o a cualquier otro ministerio. Salvo en este caso
y en el año 1995, para mejorar sus posiciones.

De hecho, repito, señoría, desde el año 1987 hasta el año 1996, y si
usted hace este ejercicio, verá que el porcentaje de participación en los
gastos generales de los Presupuestos Generales del Estado está en torno,
en 1991, al 10,77 --le voy a citar la cita máxima--, y la más baja, que
es la de 1993, de 8,34. Este año estaríamos en el 9,84. También es verdad
que esta manera de comparar que yo estoy exhibiendo en este momento no es
del todo correcta, porque en estos años, aunque pocas y de poca cuantía,
se han producido transferencias a las comunidades autónomas que ya no
cargan sobre los presupuestos de estos ministerios, lo cual,
efectivamente, trabajaría en contra de mi tesis y a favor de la suya.

Respecto a la participación sobre el porcentaje del PIB, no hay mucho que
decir, salvo una cuestión también de matiz. Es verdad que si planteamos
en términos homogéneos las comparaciones, la participación sobre el PIB
del presupuesto de Defensa ha venido cayendo en los últimos años. Es
absolutamente cierto, y la cifra de 1,16 que S. S. maneja era cifra
nuestra y espero que en ese caso compartamos esta cifra. Pero no es menos
cierto que, en ocasiones, se comparan estas cifras con las de otros
países, cuya metodología de cálculo no es la misma. Por ejemplo, en
general, los países OTAN utilizan prácticamente el presupuesto liquidado
para calcular su participación sobre el PIB, aunque no es exactamente su
presupuesto liquidado. Haciendo un ejercicio similar, no tengo la cifra
para este año lógicamente, pero mientras que en el año 1995 teníamos 1,27
sobre PIB, con metodología OTAN --por entendernos-- hubiéramos tenido un
1,54 por ciento.

La estimación que nosotros hacemos en estos momentos es que a final de
1996 en porcentaje de PIB estaremos en torno al 1,40-1,45 por ciento.

Esto no hace más, señoría, que ilustrar --en mi opinión-- el hecho de que
conviene, a mi juicio al menos, comparar cantidades homogéneas, y no
enmarcara para nada lo que S. S. comentaba. En lo que yo no puedo más que
coincidir con usted es en que, efectivamente, en porcentaje de PIB, se
mire como se mire, hemos venido reduciendo. Pero ese «se mire como se
mire» es importante, porque cuando decimos que los países OTAN, en este
momento, admiten un porcentaje de PIB en torno al 1,7 por ciento, lo
estamos diciendo en función de metodologías de cálculo OTAN. Es decir,
que con el 1,54 por ciento con que estaríamos en el año 1995, estamos en
un punto y pico o cerca de dos puntos, si usted quiere, por debajo de eso
que dice OTAN. Sin embargo, si utilizamos nuestra metodología, o la cifra
con la que habitualmente nosotros trabajamos, estaríamos cinco décimas
por debajo. Esto puede cambiar la impresión que se puede generar desde
este punto de vista.

El debate sobre los gastos del órgano central y los gastos de los
Ejércitos, efectivamente ya se ha exhibido en otras ocasiones aquí, según
me consta por lo que me cuentan, naturalmente. Yo creo que siempre ocurre
un poco lo mismo, que parece que no se tiene en cuenta que en el órgano
central hay gastos que no digo que no correspondan a los Ejércitos, pero
sí que están situados en el órgano central. Por ejemplo, la reserva, que
este año --si no recuerdo mal-- está en torno a 110.000 millones; pues la
reserva está ahí. Y cuando crece la reserva, crece contra el presupuesto
del órgano central, no crece contra el presupuesto de los Ejércitos. O,
por ejemplo, gastos de otro tipo, como es la asistencia social; o, por
ejemplo, los gastos de servicios periféricos, delegaciones de Defensa en
este momento; o algún otro tipo de gasto, por ejemplo, el programa
F-2000, el Eurofighter-2000, también está en el órgano central.

Yo creo que quizás no conviene extenderme más, sin perjuicio de que con
mucho gusto intentaré contestar a las preguntas puntuales que S. S. ha
planteado. Si le paree a S. S. y al Presidente, en este momento trataría
de hablar de los planteamientos globales.

Caída de las inversiones, y conecto con un planteamiento que hacía
anteriormente el señor López Valdivielso. A este respecto, usted da unos
números que a mí no me coinciden, pero estamos más o menos en la línea.

Usted cita 18.000 y a mí me salen 15.000 ó 16.000 millones, no recuerdo
de memoria. Estamos más o menos en la línea. En todo caso, y conecto,
como digo como lo que decía su portavoz, y por contestar tal y como él lo
planteaba, ustedes no han visto o no han encontrado el crédito ampliable
para el Plan Norte. Existe un crédito ampliable para el Plan Norte de
14.000 millones. Me dirán que es ampliable y es verdad. Entonces esos
14.000 ó 16.000 millones, si ese crédito finalmente se consagra como tal
en los Presupuestos del año 96 supondrá una mínima reducción respecto a
la cifra que S. S. planteaba, lo que no es del todo cierto, además,
señoría. Y no es del todo cierto porque es verdad que en el crédito
ampliable del Plan Norte para el año 1995 hemos tenido una actuación de
6.800 millones.

Luego es verdad que, de consumarse --como digo-- este crédito ampliable
de 14.000 millones para el Plan Norte y yo tengo esperanzas, más que
razonables, de que esto vaya a ser así, el programa de modernización
tendrá una reducción, en su conjunto, en torno a 8.000 millones (los
2.000 que decíamos anteriormente más la diferencia entre 14.000 y los
6.800 que se plantean para el Plan Norte). Es una reducción, es verdad,
naturalmente que es una reducción, porque estamos hablando de un
presupuesto



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que prácticamente mantiene las cifras del año pasado y que, sin embargo,
comporta o tiene en su seno distintos aumentos a los que no renunciamos,
ni queremos renunciar. Por ejemplo, a la subida del capítulo 1 en cuanto
a retribuciones de las Fuerzas Armadas, que sube un 3,5 por ciento igual
que para todos los funcionarios públicos. Pero además es que en el
capítulo 1 tenemos 10.000 millones, aunque sólo voy a hablar de los 5.000
millones que el Secretario de Estado de Administración Militar ha citado
anteriormente y que se refieren a profesionalización; quizás no estemos
de acuerdo en las cuantías, pero sí estamos de acuerdo en el programa y
en el modelo que ambos grupos, en su momento, han votado en esta Cámara.

Además tenemos una consignación presupuestaria de 2.500 millones para
utilizarse como segunda fase de las gratificaciones a la tropa de
reemplazo, como el Secretario de Estado de Administración Militar ha
señalado anteriormente.

Vamos a ver si sigo el orden con el que me lo planteaba su señoría.

Me hace usted reiteradas o sucesivas preguntas sobre los programas y las
realizaciones en los distintos programas de modernización, que
corresponden fundamentalmente a reprogramaciones como le decía, y también
a la necesidad de absorber esa diferencia que tenemos en cuanto al
presupuesto del año anterior. ¿Cuáles son? Yo creo que, en líneas
generales, los Jefes de Estado Mayor han contestado prácticamente a todas
las preguntas que les habían hecho ustedes y, en cualquier caso,
contestaremos por escrito, con su permiso y el del Presidente, a las
cuestiones que queden pendientes.

El recorte de 1995 ya lo hemos debatido, señoría. Yo creo que no hay, y
le vuelvo a decir lo que le decía el otro día, ningún programa que esté
afectado por el llamado recorte del 95. Sí estuvieron afectadas algunas
cuestiones que, efectivamente, por el recorte del 95, que era en torno a
12.000 millones de pesetas, habríamos tenido que financiar con cargo al
presupuesto de este año. Pero el llamado ajuste, no sé si por todo el
mundo, pero, en todo caso, la limitación de la capacidad de reconocer
obligaciones por importe de 42.000 millones, creo recordar de memoria,
hasta ahora no ha producido efecto sobre los programas y yo espero que no
lo vaya a producir debido a que a final de año estamos en condiciones
económicas de incorporar los remanentes que sean pertinentes.

Puntualmente, por referirme a un aspecto sobre el que el Almirante Jefe
del Estado Mayor difería, citaré las modificaciones en cuanto a revisión
de precios en el coste total de los programas. Esto es en razón de
tecnica presupuestaria exclusivamente, o sea, el coste del programa de
modificaciones. Como le digo, señoría, estoy hablando de memoria sobre
esto y puede que cometa alguna incorrección. En cualquier caso, repensaré
tanto su pregunta cuanto mi respuesta y por escrito le contestaré más
puntualmente a ello. En todo caso le adelanto que lo que ocurre en esto
es que ese coste de programas se estaba contabilizando con carácter
exclusivamente anual, pero, a la vista de que éste es un hecho
repetitivo, lo que hacemos es introducir una partida presupuestaria en
los años sucesivos para evitar que se den estas situaciones. Creo que
ésta es la razón, señoría, y en cualquier caso, le confirmaré si es así.

Planteaba su señoría respecto a los 250.000 millones, números redondos,
que vamos a gastar, cómo queda la industria nacional, cuál es el reparto
y demás. Le puedo adelantar que según las estimaciones iniciales que
tenemos hechas, el 75 por ciento de esta cantidad serán inversiones en
España. Como sin duda, S. S. conoce, estos porcentajes están oscilando en
los últimos años entre el 60-65 por ciento y el 70-75 por ciento. En este
año hemos tenido, dentro de las posibilidades que un presupuesto de estas
características ofrece, la tendencia --digamos-- a introducir, como
siempre en cualquier caso, el mayor porcentaje posible de repercusión en
la industria nacional que estaría en ese entorno.

Yo no sé si es correcto procedimentalmente lo que voy a plantear, señor
Presidente, si no con mucho gusto lo retiraré, respecto a algunas de
estas cuestiones que quedaron, en mi opinión, relativamente poco claras
en las intervenciones anteriores, aunque prácticamente con la explicación
que acabo de dar respecto al crédito ampliable de 14.000 millones para el
Plan Norte estará suficientemente claro. En cualquier caso, ya que el
señor López Valdivielso se interesaba por el tema de los helicópteros, le
diré que, efectivamente, estamos comparando dos ofertas que tienen
características distintas desde los puntos de vista tanto operativo, como
de mantenimiento, cuanto económico, como de cooperación industrial. Una
oferta de estas características, y, sin duda S. S. lo conoce
perfectamente, tiene muchas aristas y hay que valorar todas
adecuadamente. Creo que dicho esto y con la intervención que tuvo el jefe
del Estado Mayor del Ejército, prácticamente, queda encuadrado.

Termino diciendo que no se producen esas situaciones catastróficas que su
señoría comenta. Yo creo que es un presupuesto sensato y adecuado a la
situación económica en la que estamos y a la que queremos ir. Creo que ha
quedado suficientemente puesto de manifiesto que los Jefes de Estado
Mayor y los Cuarteles Generales, en definitiva, están haciendo
sacrificios extraordinariamente importantes tanto de gestión, como de
restricciones y, en ocasiones, como decía antes, de reducciones, bien de
horas de mar o bien de horas de vuelo, como señalaba el Jefe del Estado
Mayor del Ejército del Aire, que en cualquier caso no comprometen el
adiestramiento, ni la operatividad, tal como ellos mismos lo han dicho,
no lo he dicho yo. Están haciendo reducciones importantes en este
sentido, sacrificios importantes. Por tanto, es un presupuesto que yo
desearía que se aprobara porque no compartiría la opinión del portavoz de
su grupo respecto a la conveniencia o no de prorrogar Presupuestos. Yo
creo que unos Presupuestos prorrogados serían menos cómodos, sin duda
alguna, que éstos para el Ministerio de Defensa. Es un presupuesto
razonable y adecuado al contexto en el que estamos. No compromete la
operatividad de las Fuerzas Armadas, como digo, y yo los preferiría a un
presupuesto prorrogado. En todo caso, es evidente que sería mejor un
crecimiento de un 1,5 por ciento, como S. S. en sus intervenciones
anteriores señalaba. En cualquier caso, puede estar S. S. también
tranquilo porque la programación, el rigor y la gestión



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adecuada, como yo creo que también se muestra con lo que decían los Jefes
de Estado Mayor, si no están plenamente garantizados, sí estamos en la
senda. Y el próximo presupuesto del 96, con estas bases que estamos
planteando y lo que aprueben estas Cámaras, será un presupuesto que
mantendrá la senda de recuperación y de modernización de nuestras Fuerzas
Armadas. Además, lo vamos a gestionar nosotros.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Díaz de Mera, con
brevedad.




El señor DIAZ DE MERA Y GARCIA CONSUEGRA: Gracias, señor García Secades,
por sus interesantes explicaciones. Quiero añadir simplemente que su
capacidad imaginativa es tan grande que no sólo le permite contestar a lo
que yo le pregunto, y a lo que le pregunta el señor López Valdivielso,
sino que además me contesta a lo que no le pregunto. Por tanto, muy
meritoria es esa capacidad imaginativa.

Si la mayoría de las discusiones derivan de la semántica, porque no nos
ponemos de acuerdo en el valor semántico que las palabras tienen, fíjese
usted lo que sucede cuando no nos ponemos de acuerdo en el valor, parece
que hasta ahora indudable, que los números tienen. A usted seguramente le
hacen los números, pero yo los hago personalmente, por lo que tengo
absoluta fiabilidad en los números que aporto. También me fijo en los que
aporta el Ministerio y se los enseño y se los muestro: Inversión más
sostenimiento, Ministerio de Defensa, Dirección General de Asuntos
Económicos, menos 23.000 millones, señoría. La quiebra del modelo de las
Fuerzas Armadas no la deseamos. Es una preocupación a la que se ha
llegado, entre otras causas, por razones presupuestarias, razones
sociológicas y razones políticas. La operatividad de los ejércitos, que
tanto aplauden y que yo comparto, ¿es la operatividad de los ejércitos en
Yugoslavia? ¿Es eso la operatividad de los ejércitos? Esa es una
magnífica operatividad, pero no es la operatividad de los ejércitos.

En cuanto a los métodos de cálculo, metodología Otan, metodología casera,
coja usted los ítems de cálculo que tenga por conveniente, pero si
tomamos metodología casera, con metodología casera estamos presupuestando
en el año 2000 el 2 por ciento del PIB, de modo que parece pérdida de
tiempo argumentar, filosofar con el 1,40 del PIB con relación a la
metodología Otan.

Finalmente, nuestro 2 por ciento del año 91, que es efectivamente una
propensión y una pretensión inalcanzable, por el momento, con estos
dineros de los que vamos disponiendo y con estos sacrificios a los que
están sometiendo sus políticas a las Fuerzas Armadas de nuestro país,
tendría alguna justificación si pudieran responder no ya con precisión,
sino con aproximación, a la siguiente pregunta: Habiendo renunciando,
como han renunciado y como venimos renunciando, nuestros ejércitos, en
términos de austeridad, a alcanzar ese horizonte del 2 por ciento del
PIB, ¿han conseguido ustedes rebajar a costa de esos sacrificios el
déficit público para converger con Europa? ¿O no estamos intentando
converger con Europa con todas las fuerzas de nuestras economías,
haciendo divergir precisamente las potencialidades de nuestros ejércitos?
Muchas gracias, señor Secretario de Estado.




El señor PRESIDENTE: Señor Secretario de Estado, permita que en este
turno le haga las preguntas el portavoz de Izquierda Unida, que estaba en
otra Comisión. Tiene la palabra el señor Frutos, también con brevedad.




El señor FRUTOS GRAS: Señor Presidente, me disculpo por no haber hecho
las preguntas en el primer turno, como correspondía. Sustituyo al
Diputado señor Ríos, que está en otra Comisión.

Voy a hacerle cuatro preguntas relacionadas con el Cesid. Primer bloque
de preguntas: ¿Se va a cumplir el número de 3.500 soldados profesionales
más para el 95? ¿Cuál es el número de soldados profesionales destinado
para el año 96? Relacionado con las anteriores preguntas, ¿se aplaza el
objetivo de un ejército de 180.000 soldados, 100.000 soldados
profesionales y 80.000 de reemplazo? La segunda pregunta es si hay
prevista alguna partida para limpiar y retirar munición y desechos de los
campos de tiro y maniobras que reduzcan los accidentes como el que se ha
producido muy recientemente en Toledo. La tercera es el desarrollo real
que ha tenido, a partir de la Ley de Plantillas, el efecto perjudicial o
no sobre las escalas de suboficiales. Y la cuarta pregunta está
articulada sobre tres ejes en relación al Cesid. ¿Cuáles son los
criterios para la previsión de fondos reservados? ¿Cuál es la cantidad
real aplicada en el 95? ¿Cuáles son los criterios para la distribución de
las dos cuantías del artículo 23 destinadas a indemnizaciones en función
del servicio? Y finalmente, ¿cuáles son las prioridades en modernización
del Cesid?
Señor Presidente, agradezco al Secretario de Estado de Defensa su
presencia a petición también de nuestro grupo.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Secretario de Estado.




El señor SECRETARIO DE ESTADO DE LA DEFENSA (García Secades): Senador
Frutos, no hemos hablado, creo yo, en ningún momento de operatividad de
las Fuerzas Armadas exclusivamente en escenarios exteriores. Creo que
tanto los Jefes de Estado Mayor como yo hemos hablado de la operatividad
en su conjunto de las Fuerzas Armadas, sin perjuicio de que tanto S. S.

como los Jefes de Estado Mayor, yo diría con más modestia, y por supuesto
yo, con menos modestia también que los Jefes de Estado Mayor, estamos
todos muy orgullosos del comportamiento de nuestras Fuerzas Armadas en el
exterior, a nivel de cualquiera de los ejércitos participantes en las
distintas misiones. Por tanto, no hemos hablado de operatividad nada más
que en el exterior.

En cuanto a quiebra del modelo, señoría, creo que usted es el que hablaba
de quiebra del modelo. Yo le he dicho que no se preocupe, que no hay
quiebra del modelo. Por esta senda en la que estamos trabajando no hay
quiebra del modelo. Y si nos pudiéramos permitir en algún momento un
crecimiento del 1,5, como señalaba el señor López Valdivielso,



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seguramente en esa senda podríamos seguir trabajando como estamos
diciendo ahora.

Por otra parte, no me parece ociosa la reflexión respecto a la
metodología de cálculo del PIB. Es evidente, y así lo he dicho yo
también, que nuestro presupuesto en porcentaje respecto al PIB ha
decaído. En ello coincidimos S. S. y yo. Parece que los números que S. S.

hace y los que yo hago coinciden. Pero no me parece ocioso --insisto--
reflexionar sobre que, efectivamente, en algunos otros momentos o en
algunos otros escenarios aparecen números que deberían de relacionarse
homogéneamente. No voy a insistir sobre esto, señoría.

No hemos renunciado a los programas de modernización y no hemos
renunciado a mejorar la operatividad de nuestras Fuerzas Armadas. No voy
a debatir (no soy yo especialista, ni mucho menos) sobre la evolución del
déficit en este país, del que muchos seguramente podríamos decir muchas
cosas.

Señor Frutos, me va a permitir que le conteste relativamente a algunas
cosas y, en todo caso, si para completar la información se lo tenemos que
mandar por escrito, a través del Presidente con mucho gusto lo haremos.

No se aplaza el modelo de Fuerzas Armadas. No se aplaza; seguimos
manteniendo ese modelo. De hecho, en la comparecencia del Secretario de
Estado de la Administración Militar, a primera hora de la tarde, se ponía
de manifiesto el que las consignaciones presupuestarias para el año 96
van a permitir que a final del año 96 estemos en la cifra prevista de
tropa y marinería profesional, que si no recuerdo mal son 34.365 hombres.

Cumplimos, por tanto, la programación. No sé si puntualmente en este año
se van a producir las incorporaciones anuales previstas, pero si no es
así será que en el año 95 las hemos mejorado en la medida en que a
finales del año 96 tendremos la previsión de 34.365 hombres cumplida.

Entiendo que la limpieza de los desechos en los campos de tiro, y demás,
que el señor Frutos plantea, son gastos que están previstos no sé si
exactamente en los de funcionamiento de los ejércitos. Para eso hay
partidas, que seguramente no son muy amplias, serán escasas, pero sí las
hay. Desconozco en este momento --pero en todo caso le contestaré a S.

S.-- si esas partidas crecen o no dentro de cada uno de los cuarteles
generales.

Los programas previstos en la Ley de Plantillas se van cumpliendo. Como
creo haber dicho en algún momento de mi intervención, ésa es una de
nuestras prioridades. Uno de los ejes en los que nos movemos es cumplir
con las políticas definidas desde el punto de vista de tropa profesional,
de Ley de Plantillas, por tanto de modelo de Fuerzas Armadas en materia
de hombres. Otra de las políticas es, algunas veces con complicaciones,
mantener los programas de modernización, especialmente en aquellos
compromisos adquiridos y programas que están en marcha.

Respecto al Centro Superior de Investigación de la Defensa, en cualquier
caso, el director general del mismo va a comparecer a continuación, pero
ya le adelanto que las cifras de fondos reservados, por imposición de la
ley de fondos reservados, no figuran en el Centro Superior de la
Información de la Defensa sino a disposición del Ministro. Los criterios
con los que el Ministro distribuirá estos fondos y con los que se
controlarán estos fondos los desconozco en este momento. Estamos
trabajando en ellos. Creo que el Director General los conocerá mejor que
yo, pero me temo que no le pueda decir mucho al respecto. En cualquier
caso, el General Miranda que comparecerá a continuación, salvo que el
Presidente o S. S. quieran alguna cosa más de este Secretario de Estado,
supongo que podrá hablar sobre estos temas.




El señor PRESIDENTE: Gracias, señor Secretario de Estado. Pues,
efectivamente, tras su comparecencia se producirá la del Director General
del Cesid, General Miranda. (Pausa.)



--DEL DIRECTOR GENERAL DEL CENTRO SUPERIOR PARA LA INVESTIGACION DE LA
DEFENSA (Miranda Robredo). A SOLICITUD DEL GRUPO POPULAR. (Número de
expediente 212/001710.)



El señor PRESIDENTE: La siguiente comparecencia es la del Director
General del Cesid, General Miranda, a solicitud del Grupo Popular.

Bienvenido a esta Comisión, General Miranda, al ser la primera vez que
tiene la ocasión de comparecer. Por el grupo solicitante de la
comparecencia tiene la palabra el señor Díaz de Mera.




El señor DIAZ DE MERA Y GARCIA CONSUEGRA: Señor Director General, voy a
intentar hacerle confortable, cómoda y llevadera esta comparecencia. Al
ser ésta la primera vez que usted comparece ante la Comisión de Defensa
quiero, mi general, desearle en nombre de mi grupo, éxitos en su
importante tarea al frente de los servicios de inteligencia de la defensa
nacional y, sobre todo, eficacia en la exclusiva defensa de la seguridad
del Estado. O como dice el Real Decreto de 28 de julio de 1995, número
1324, «como órgano de información del Presidente del Gobierno para el
ejercicio de sus funciones de dirección de la política de defensa y de
coordinación de la acción del gobierno en la defensa del Estado, y del
Ministro de Defensa en el ejercicio de las funciones que le corresponden
en materia de defensa y de política militar».

Aunque mi grupo ya se ha manifestado, mi general, en varias ocasiones
ante esta Cámara a propósito del modelo de los servicios de inteligencia
del Estado, especialmente sobre el Cesid, y esas manifestaciones difieren
en forma sustantiva de lo que legalmente hoy tenemos, no vamos obviamente
a navegar en esta ocasión por esas aguas y sí vamos a centrarnos en lo
que le trae a comparecer ante la Comisión de Defensa del Congreso, que
son los presupuestos del servicio 14.09. Entendemos nosotros, señor
Director General, que las preguntas y las reflexiones que vamos a
formularle, contestadas --como esperamos-- con rigor y seriedad, en
absoluto entorpecerán las actividades del centro, ni se pondrá en riesgo
la necesaria eficacia de la inteligencia en el área de la defensa
nacional.




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El Cesid experimenta en 1996 una reducción muy significativa en su
presupuesto, y pasa de los 5.648 millones del año pasado a sólo 3.966
para el próximo ejercicio. Esta importante reducción afecta tanto a los
gastos de funcionamiento, donde el recorte se sitúa en el 41 por ciento,
como a las inversiones, que se reducen en un 34 por ciento. Primera
pregunta y primera preocupación: ¿En qué medida afectará a la
operatividad del centro una disminución global de su presupuesto tan
acusada? Estamos hablando del 30 por ciento menos que en el año 1995. Los
gastos reservados, congelados en 1.205 millones de pesetas, pasan ahora a
la dependencia y a la responsabilidad del Ministro de Defensa. ¿Significa
esto, mi general, que la hasta ahora invocada ignorancia del uso ilegal
de estos fondos por parte del Gobierno será a partir de ahora cuestión
conocida y autorizada por el titular del Ministerio de Defensa? Es decir,
¿que a partir de ahora será el Ministro de Defensa el que administre y
autorice el uso reservado de los fondos del Cesid? ¿Cuál será el
mecanismo de control sobre el uso de esos fondos reservados que tanto nos
preocupan?
En el anexo de inversiones del año pasado, el programa de reposición de
mobiliario tenía previsto para 1966 un gasto inversor de 138 millones de
pesetas. Sin embargo, este año se ha incrementado hasta los 151 millones
de pesetas. ¿Tiene algo que ver con este incremento el nuevo despacho que
se está construyendo el secretario general del centro? Terminando con el
anexo de inversiones de 1995, había previsto para este año una inversión
de 3.910 millones de pesetas. Sin embargo, en 1996 sólo aparecen
presupuestados 1.971 millones de pesetas. ¿Cómo afectarán a la
operatividad presente y futura del centro los retrasos indudables en su
programa de inversiones?
Pero pasemos revista, aunque sólo sea brevemente, a los cinco programas
que aparecen en la Sección 14. Programa 211A, Administración y Servicios
Generales, 1995, 3.379 miles de millones; 1996, 3.554. Aquí tenemos 174,5
millones más. Pero veamos por qué. En el capítulo 2.2, Material,
suministros y otros, desaparecen los 1.000 millones de gastos reservados
del 95 y, así, los 2.149 del 95 pasan a 831 en el 96, esto es 1.363
millones menos. Mientras que en el capítulo 6, Inversiones reales
asociadas al funcionamiento de los servicios, los 181,5 millones de 1995
pasan a 1.971 millones en el 96, ignorándose los 3.910 millones del anexo
de inversiones. Segundo programa: el 212A, Gastos operativos. En 1995
había 247 millones de pesetas y en el 96 hay 218; 29,5 millones menos.

¿Por qué se presupuestan 29 millones menos en indemnizaciones por razón
del servicio? En 1995 aparecían 130 millones y en el año 1996 aparecen
101 millones. En el tercer programa, que es el de modernización, había en
inversiones reales 1.686,5 millones de pesetas en 1995 y en el año 96 hay
cero presupuestado. ¿Por qué esta reducción? Requerirá por parte de
usted, señor Director General, una explicación exhaustiva. En cuanto al
programa 214A, Apoyo logístico, en el 95 había 270 millones y 125
millones en el 96; es decir, 145 millones menos. ¿Por qué? Y el último de
los programas, el 215A, Formación de personal de las Fuerzas Armadas, se
aumenta del 95 al 96 en 4,5 millones de pesetas.

Pero vamos a centrarnos en el asunto verdaderamente opaco y que
reiteradamente se camufla en el presupuesto invocando supongo, el
artículo 4 de la Ley de Secretos Oficiales, de 5 de abril de 1968,
actualizado por la Ley 4/78, de 7 de octubre. Me estoy refiriendo, señor
Director General, a los gastos de personal, al capítulo 1. El Gobierno ya
se blinda o se acoraza para evitar contestar a esta importante cuestión.

En la disposición adicional segunda del Real Decreto 1324, ya mencionado
(que por cierto no se ha debatido en esta Cámara, aunque en ello estamos
y hemos solicitado su comparecencia) se dice literalmente: Se otorga la
calificación de secreto a las materias contenidas en los artículos del
Estado que se indican. Y enumera, en primer lugar, a las relaciones de
puestos de trabajo para concluir en el punto e), que eso ya es lo que
representa la supercoraza informativa, para que nada quede sometido a
posible interpretación que pueda posibilitar la necesaria información, y
se dice: Son un secreto oficial también con carácter genérico (ahí es
nada) todas aquellas informaciones de cuyo conocimiento por personas no
facultadas se derive información sobre los recursos humanos del centro.

Nosotros, señor Director General, que no compartimos esa particular
manera de evitar el debate presupuestario, y ello en asunto tan
sustantivo, sin violar ni pretender violar ni que usted viole la Ley de
Secretos Oficiales, le formulamos las siguientes preguntas para que las
conteste a esta Cámara más que a este Diputado.

Referente capítulo 1, artículo 1 del Estatuto del personal del centro.

¿Cuántos, mi general, son los miembros del centro con una relación
estatutaria de servicios profesionales retribuidos con cargo a los
Presupuestos Generales del Estado para 1996?
Artículo 2 como referente. ¿Cuántos son los miembros del centro que
retribuidos con cargo a los Presupuestos Generales del Estado tienen el
carácter de temporal y el carácter de permanente para 1996?
Artículo 3, referente, la relación de puestos de trabajo del centro, que
será aprobada por Consejo de Ministros, previo informe del Ministro de
Economía y Hacienda. Sobre el coste total máximo y el importe máximo de
los complementos pregunto: ¿ha sido informado el catálogo de puestos de
trabajo (fíjese usted que no me estoy refiriendo a la relación de puestos
de trabajo sino al catálogo, en su defecto) en sustitución de la relación
de puestos de trabajo por el señor Ministro de Economía para incluir su
monto total en los presupuestos de 1996? ¿A cuánto asciende la masa
salarial retributiva que deriva del catálogo de puestos de trabajo del
Cesid para 1996? ¿A cuánto asciende la masa salarial retributiva que
deriva de la relación de puestos de trabajo del Cesid para 1996, en el
supuesto improbable de que esté elaborada ya?
Referencia artículo 9, competencias del Director del centro. ¿A cuánto
asciende el montante económico de productividad y gratificaciones por
servicios extraordinarios para 1996? Todo ello dentro de los créditos
asignados específicamente para estas finalidades en la Ley de
Presupuestos Generales del Estado para 1996 que tanto nos preocupan.




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Referente disposición adicional I del Estatuto en cuestión. ¿A cuánto han
ascendido las transferencias de crédito habilitadas por el Ministerio de
Economía y Hacienda para proveer el traspaso de fondos del Ministerio de
Justicia e Interior al Ministerio de Defensa para posibilitar la
adscripción al Cesid de los funcionarios que cobrando de Interior
trabajaban para el centro a la entrada en vigor del estatuto? ¿Cuál es la
masa retributiva presupuestaria que deriva del punto anterior y se
refleja en los Presupuestos del Estado de 1996? ¿A cuánto asciende el
capítulo 1 de los presupuestos del Cesid para 1996?
Sin referente estatutario, ¿cuánto cobrará el Director General del Cesid
por todos los conceptos con cargo a los Presupuestos de 1996?
Sin referente estatutario, ¿cuánto cobrará el Secretario General del
Cesid por todos los conceptos con cargo a los Presupuestos de 1996?
Y, finalmente, referencia al artículo 34 del Estatuto. ¿Cuánto importa
para 1996 la Seguridad Social del personal retribuido por el Cesid con
cargo a los Presupuestos Generales del Estado? Por último, mediante qué
procedimientos se protegen, señor Director General, las listas
clasificadas a los efectos de las cotizaciones a la Seguridad Social por
parte del personal del Cesid.

No creo, mi general, que todas estas preguntas violen la Ley de Secretos
Oficiales ni afecten para nada a la seguridad del Estado. Para nada
afectan a la seguridad del Estado. De modo que le rogaría muy
encarecidamente, a través de este trámite o de otro posterior, que
contestara a estas preguntas. Reitero, y con eso concluyo, que le
deseamos el mayor de los éxitos en su gestión al servicio de tan
importante tarea en beneficio de los intereses supremos del Estado y de
la defensa nacional.




El señor PRESIDENTE: Señor Díaz de Mera, como usted conoce, el acceso del
Congreso de los Diputados a los secretos oficiales está regulado y se
sustancia en la Comisión correspondiente. Dentro de estos límites, el
Director General del Cesid puede aclararle lo que él estime que no es
secreto oficial y puede comunicar.

Señor Director General del Cesid, tiene la palabra.




El señor DIRECTOR GENERAL DEL CENTRO SUPERIOR PARA LA INVESTIGACION DE LA
DEFENSA (Miranda Robredo): Muchas gracias, señor Presidente.

Muchas gracias, señoría, por sus palabras, por sus deseos de éxito y
eficacia y, desde luego, por la misión que tengo. En primer lugar tengo
que decirle que yo estoy aquí, como un destino más, por obediencia al
mando, cumpliendo con mi deber, como lo he hecho siempre (y siempre lo he
hecho por amor a España), y por considerar que esto es una institución
del Estado y que además es una institución necesaria, como todos ustedes
hace pocos días declaraban en un periódico que no voy a decir cuál es
para no hacer propaganda. En esos conceptos yo también estoy de acuerdo.

Sé que el Cesid está pasando una crisis, una crisis fundamentalmente de
confianza, que ha hecho que realicemos una reflexión interna para hacer
una verdadera crítica de lo que es la función informativa más que el
centro, y de esta forma ver que lo que se ha quebrado más es esa
confianza que creíamos nosotros muy arraigada e incuestionada en el
centro. Repito que todo ello nos ha hecho que hagamos nosotros mismos una
reflexión interna de todos los organismos del centro para poder superar
esta crisis.

Tengo que decir que el personal del centro, muchos de ellos, no conocen,
ni se creen esas desviaciones que ha habido, porque tengo que decir que
tienen una gran categoría social, ética y profesional, están totalmente
entregados a su profesión, con una gran lealtad, lo que hace que esa
crisis de confianza se esté superando y que ellos crean interiormente en
su trabajo y estén recuperando el prestigio internacional. Para ello,
hemos tenido que hacer una pequeña remodelación del centro. Lo primero
que nos hemos marcado como objetivo fundamental ha sido precisamente el
plan permanente de información. El plan permanente de información cuyos
objetivos, señoría, los tiene ya el Ministro y sé que lo va a presentar a
la Comisión de Secretos Oficiales. Igualmente hemos tenido que hacer una
nueva reorganización de la Secretaría General. Hemos puesto en marcha el
Estatuto para estudiar el catálogo de puestos de trabajo y tenemos seis
meses para efectuarlo.

Asimismo, estamos estudiando la legislación para dar una mayor seguridad
al centro y a las operaciones que en él se realizan. Y, después, hemos
tenido que hacer en esta nueva dirección una cosa fundamental, que es
elevar la moral del centro y mantener el prestigio internacional.

Dicho todo esto, tengo que decirle que yo, como nuevo director, y el
secretario general igual, estamos si no orgullosos, sí sabemos de la
dificultad de nuestra misión y tratamos de conseguir que esta misión
difícil se pueda llevar a buen efecto.

Voy a pasar a analizar uno por uno todos los puntos que usted ha dicho.

En primer lugar, le tengo que decir con rigor y con seriedad que me ha
dado unas cifras que verdaderamente no coinciden con las que yo tengo. Es
cierto que en el año 1995 el total del presupuesto fue de 5.648 millones,
y este año es de 3.966 millones, pero tiene usted que ver que en capítulo
de «Gastos de bienes corrientes y servicios» se descuentan los 1.000
millones de fondos reservados, con lo cual, la diferencia que hay en
gastos corrientes no es tanta como dice usted, es una cantidad menor con
respecto a este año 1995, es un veintitantos por ciento.

En cuanto a la inversión, el año pasado es 1.868 millones, no la cifra
que me da de 3.910.




El señor DIAZ DE MERA Y GARCIA CONSUEGRA: De programación.




El señor DIRECTOR GENERAL DEL CESID (Miranda Robredo): ¡Ah!,
programación. La inversión son 1.868 millones. Y este año da la
casualidad que son 1.971 millones, por lo tanto, tenemos más que el año
pasado. Luego ahí hay esa pequeña diferencia.

¿Cómo vamos a superar esta reducción, que es importante, de gastos de
bienes corrientes y servicios? Con una programación adecuada de los
gastos, planificando y apretándonos



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el cinturón en aquellas parcelas en las que podemos reducir. Por ejemplo,
en arrendamiento de edificios, puesto que al haber reducido las
terminales y utilizar edificios militares en las marcas nuevas, se reduce
un 30 por ciento la partida presupuestaria; en reparación de
mantenimiento de equipos de informática, exactamente igual, creamos un
segundo escalón con lo cual reducimos bastante, un 35 por ciento el
presupuesto; en otros suministros reducimos casi un 50 por ciento y en
mantenimiento de edificios y construcciones reducimos casi un 20 por
ciento. Con lo cual, prácticamente, absorbemos esta diferencia del 20 por
ciento.

En cuanto a inversiones, tengo que decirle que las inversiones de este
año son en alta tecnología y adquisición técnica 734 millones y el año
1995 eran 806, luego la diferencia no es muy grande. En material de
transporte el año pasado eran 82 millones y este año 105. En material de
informática el año pasado eran 159 millones y este año 335. Este
material, el de informática, sobre todo el que se refiere al procesador
central, se tiene por sistema de leasing y es el segundo año, en el cual,
al mismo tiempo, se tiene que pagar. En mobiliario y enseres sí que de
127 millones pasa a 151, pero nada tiene que ver con el despacho del
secretario, sino que son, sencillamente, obras que se hacen en las
terminales y obras que se hacen en las diferentes marcas que tenemos,
principalmente nuevas, en Melilla, y en otros sitios. Si quiere le doy
los nombres tranquilamente.

En material criptológico sube un poco, el material electrónico también
sube 95; en ampliación y modernización exterior, aproximadamente lo
mismo; en equipo de comunicaciones baja este año, 90 millones; los
equipos de traducción sube, 35 millones; el de reproducción sube. Y en
equipos de almacenamiento y formación se mantiene aproximadamente. Luego
vemos que las inversiones son prácticamente las mismas, de 1.808 millones
a 1.871 millones.

Contestando a la pregunta que me hacía el señor Frutos sobre los
criterios que se han seguido, le diré que hemos seguido el criterio de
las prioridades, teniendo en cuenta el mantenimiento y la modernización
del centro en materia electrónica y de alta tecnología, para mantener
precisamente esa operatividad del centro. Eso es lo que nosotros hemos
querido mantener.

Esperamos que los fondos reservados que maneja el Ministerio de Defensa
nos ponga a disposición aproximadamente la misma cifra que el año pasado,
mil millones. Con lo cual, nosotros, en nuestra designación de objetivos
para el PPI (que de ahí salen las áreas permanentes de información),
hemos reducido el número de objetivos, agrupándoles de forma que se
adapten totalmente a la misión que tiene el centro, que ya hemos dicho
que es del Estado, para que, precisamente, no haya ninguna desviación y
no se tenga que hacer ninguna actuación fuera de estos objetivos.

Esperamos que el Ministro, aparte de presentarlo en la Comisión de
Secretos Oficiales, lo presente a los ministros que les afecta, es decir,
al Ministro de Exteriores, al Ministro de Interior, al Ministro de
Industria y al Ministro de Comercio si es que le conviene, si es que le
interesa también; es decir, que todos conozcan cuáles son los objetivos
del centro. Nosotros creemos que es la manera de que el Cesid sea un
organismo de Estado, no otro organismo dependiente, y cumpla así con la
misión, como usted muy bien ha dicho, de ser informador y,
funcionalmente, depender del Presidente del Gobierno y, orgánicamente,
del Ministerio de Defensa.

Todos sabemos --y ustedes mejor que nadie-- la finalidad --con la cual a
veces coincidimos-- de esta pequeña reorganización que nosotros tenemos;
está en su mente y en la mía, y no lo voy a decir, pero ésa es la
realidad y la única solución que tienen los servicios de inteligencia.

En cuanto a todo lo que me ha dicho, sobre el catálogo de puestos, le
tengo que decir que no es que no le quiera contestar, es que precisamente
nos pilla usted ahora en esa misión. Sabe que el gasto de personal no lo
manejamos nosotros. Nosotros solamente tenemos el capítulo 2 y el
capítulo 6. El capítulo 1 depende de Defensa. Cuando tengamos el catálogo
de puestos de trabajo aprobado por el Ministro, estoy dispuesto a
contestarle por escrito --si quiere-- todas estas preguntas que usted me
ha hecho. Pero ahora no estoy en condiciones de hacerlo. Ni tampoco estoy
en condiciones de contestarle lo que voy a cobrar yo, ni lo que va a
cobrar el Secretario, que me figuro que será lo que le diga el Director
General, como un Director General más del Ministerio de Defensa. Eso es
lo que yo creo.

Y lo que sí quiero decirles es que agradezco mucho, de verdad, señor
Presidente, que mi primera comparecencia haya sido en la Comisión de
Defensa, porque me considero como en casa, ya que yo sigo siendo General
de División.

Y repito, como dije al principio, sé que tengo una misión difícil, pero
espero que esta misión pueda reorganizarse y reordenarse. Sé que esa
crisis, que más que crisis de seguridad, como se dice, es crisis de
confianza en una persona --crisis de confianza que, desde luego, nos ha
hecho romper los valores que teníamos muy incrustados-- no se volverá a
repetir. El personal del centro --repito-- es un personal con una gran
categoría y estilo, es un personal muy profesional, la edad media del
personal que tenemos en el centro, hombres y mujeres, es de 36 años. El
personal militar es un 55 por ciento y el civil un 45 por ciento. Tenemos
grandes profesionales, civiles, ingenieros, informáticos, economistas,
traductores, y militares, que con esa edad de 36 años están muy
ilusionados y muy entregados a esa misión que es la seguridad y defensa
del Estado. Queremos conseguir que se reconozca que el Cesid es un órgano
del Estado. Es la única razón por la cual yo me encuentro en este
destino.

Perdóneme si no le he contestado a alguna pregunta, pero es que ahora no
le puedo contestar. En cuanto se haga el catálogo de puestos de trabajo,
estoy a su disposición.




El señor PRESIDENTE: El señor Díaz de Mera tiene la palabra.




El señor DIAZ DE MERA Y GARCIA CONSUEGRA: Estoy muy sinceramente
agradecido a las explicaciones no siempre fáciles que ha dado el Director
General del Cesid. Sólo unas precisiones, muy pocas, muy breves y muy
cariñosas.




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Señor Director General, la crisis de confianza, que yo comparto, no tiene
nada que ver con la profesionalidad, como conjunto, de todos y cada uno
de los miembros que trabajan para el centro que con tanta dignidad como
eficacia usted dirige.

En segundo lugar, y a los efectos reglamentarios que procedan, señor
Presidente, las preguntas están formuladas; que determinen los letrados
de la Cámara cuáles pueden ser o no objeto de colisionar con la Ley de
Secretos Oficiales. En cualquier caso, si alguna --que yo no lo creo--
colisionase con esa ley, serán presentadas de nuevo ante la Comisión de
Secretos Oficiales de la Cámara.

Nosotros, señor Director General, no hablamos de los fondos reservados a
partir de ahora, hablábamos, en términos de intuición, del mal uso o del
presunto uso ilegal de los fondos reservados antes de su mandato al
frente del Cesid.

Quiero terminar diciéndole, por si le sirve a su vanidad personal y a su
satisfacción, que usted ha hecho muy bien su trabajo esta tarde aquí en
el Congreso de los Diputados. Yo sólo he cumplido con mi obligación como
parlamentario. Y concluyo diciéndole que tiene usted el apoyo absoluto de
mi grupo, el Grupo Popular, para concluir con eficacia la alta tarea que
tiene encomendada. Nada más y muchas gracias.




El señor PRESIDENTE: ¿Quiere contestar el señor Director General?



El señor DIRECTOR GENERAL DEL CESID (Miranda Robredo): Sí, muchísimas
gracias, porque no lo hago por mí, sino por el centro. Puede tener la
seguridad
S. S. de que mañana transmitiré estas palabras al personal del centro,
porque es la mejor forma de elevar su moral, que ya la tiene bastante
normal, pero que esto le hará recapacitar aún más y confiar más en su
misión, en la que ellos sí que creen. Le tengo que decir que si yo me
encuentro en el centro es por la gente que tengo.

Nada más y muchas gracias.




El señor PRESIDENTE: Gracias, señor Director General. Gracias, señorías.

Se levanta la sesión.




Eran las siete y cuarenta y cinco minutos de la tarde.